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Full text of "Comedias de Tirso de Molina [pseud.]"

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./s-»ft 


9mpre90  ev  la  Tipografía 

de  BrclTfw»  ?  Biblioteca» 

para  tos  editores 

5re8*  Baiilf^BaiiUere  i  1»i)os. 

1907 


« 


I^aeva  biblioteca  í)c  Sutozes  lEepañolee 

büo  la  ofreccfóB  ocl 
Ejccmo.  52.  v.  dDazccUiio  <ll>eii¿nDe3  c  'Petefo. 

9 


Comedías  de  C^xrso  de  3É»olina 


Colección  orDenaDa  é  iluettaDa 


por 


B*  í^mílto  Cotarelo  tfMori 


oc  18  UmI  Bcadcmla  esfMfioUi. 


Bdilltz/XailUere  é  l^jos,  Editores 

IMija  oe  «tBta  Baa.  aikm*  lo* 

1907 


10  91  1  " 


Impresa  en  la  í.'  parte  de  Tirso  (i635j.  Fi- 
gura en  el  tumo  i  de  nuestra  colección. 

Se  dice  ó  forma  la  segunda  parte  de  la  Prós- 
pero fortuna  de  1).  A  Ivaro  de  l^una  y  adversa 
tfe  Ruy  Lópen  de  Afalos,  aunque  en  ésta  ape- 
nas ügura  D.  Alvaro. 

Es  una  de  las  comedias  que  Tihso  no  admi- 
tió como  enieramenie  suyas.  Por  el  estilo  no 
€»  fácil  saber  qué  poeta  fué  su  colaborador: 
pero  en  dondequiera  se  hallan  rasgos  de  la 
pluma  de  Tíllez. 

Como  hemos  dicho  en  su  biografía,  parece 

haberse  escrito  en  1621;  pero  antes  del  supli- 

,  ckr  de  D.  Rodrigo  Calderón,  en  cuyo  favor 

qtiizá  se  dirijan  los  versos  últimos  del  drama. 

Las  fuentes  de  esta  comedia  son  la  Crónica 
de  O.  Juan  ¡¡  y  la  particular  tic  D.  Alvaru,  y 


tal  vez  no  llegase  á  ellas  ol  autor,  contenían» 
dose  con  la  Historia  de  Mariana. 

V.n  la  Biblioteca  Nacional  existe  un  manus* 
crito  (núm.  16.546)  de  esta  comedia,  que  he- 
mos tenido  presente  para  nuestro  texto. 

Sobre  el  mismo  asunto,  y  con  el  titulo  de  La 
privanza  y  calda  de  D.  Alvaro  de  Luna,  com- 
puso otro  drama  Damián  Salustrio  del  Puyo, 
que  se  publicó  en  ifiís  en  la  Tercera  parte 
de  las  comedias  de  Lope  y  otros  autores,  y 
Luis  Vélez  de  Guevara,  El  privado  perse- 
guido. 

Don  Antonio  Gil  y  Zarate  tiene  también  uti 
U.  Alvaro  de  Luna;  Suárex  Bravo,  Verdufio  y 
Sepulturero,  y  quizás  haya  otras  que  no  co- 
nozco ó  no  recuerdo. 

Ai  buen  callar  llaman  Sancho. 

(Véase  El  6eloso  prudente.) 


<r)  Aunque  ao  tienen  grao  valor  crilico  citarcino's,  por  no  haberlo  hci-ho  en  el  pri^io^o  <Jel  lomo  1,  eitt* 
ifo(  colecciones  que  llevao  obras  de  Tikso: 

Sfuxti)  tiramatuo  \tus1rado.  Coittción  dt  cointáia*  escogidas,  escritas  por  los  principalti  autofti  antigu«* 
y  modrrnot,  nacwnatet  y  txtranftroi  y  adornadas  con  lámina»  al  boj.  Tomo  I.  Vidal  y  Compañía,  edilorti. 
tal  It  Jrl  Goétrn  ador,  núm.  14,  iSfj.  Tomo  tt,  1S64  Ful.,  i  3  cois.  CaJa  comedia  lleva  su  p«gin*cu')n  especial 
Tomo  1:  La  Vtllana  de  la  Sagra.  Afart  lltrnandt^  la  Galltga.—Tomo  11:  La  Villana  dt  Vatlteas. 

T*atru  tetecto  antiguo  y  moderno,  nacional  y  extranjero,  coleccionado  i  ilustrado  con  una  tnlroducciiiit, 
m'AOM,  observaciones  criticas  y  biografías  de  to^  principales  autores,  por  D.  Francisco  Josi-  Oreltana.  Tomo  I. 
étrxtlona^  Establecimiento  tipográfico  editorial  de  Salvador  Mañero,  Rambla  de  Sania  Montea,  2,  1 6 fifi.— 
CpetUmc:  La  prudencia  en  la  mujer,  pifi,.  tiüh.  Kl  amor  y  el  amistad, pi^.  1010.  Cautela  contra  cautela,  pi- 
«¡ín*  1049.  C*lnf  con  celos  se  curan,  páf;.  1079.  Amar  por  señas,  pá^;.  iiuv-  Por  el  sótano  y  ti  trono,  pág.  114]. 
Mari  Htrnéndt(  la  gallega,  pén.  \iyh.  Don  üil  de  las  calcas  verdes,  pa^.  iao¿.  La  Villana  di  Valtecas,  pd- 
K>aa  i9ff.  £7  vergonzoso  tn  palacio,  pin.  107$.  El  condenado  por  descon^n-^d»,  pág,  1^19. 

COMBOUS  OE  TIRSO  DS  MOLINA.— TOMO  11  I 


a.    Loa  Amnntes  de  Teruel. 

Impresa  en  la  a."  parte  de  Tibsoíió35). 

Es  comedia  que  sufrió  muchas  alieraciones 
ames  de  que  su  primitivo  autor  la  diere  á  U 
estampa.  D.  Juan  Eugenio  Hartzenbusch  la 
reimprimió  en  Autores  e$pañoics  con  exacti- 
tud paleográfica,  para  dar  muestra  de  cómo  son 
las  ediciones  antiguas  de  nuestras  comedias. 

El  primero  que  llevó  al  teatro  esta  dramá- 
tica leyenda  fué  Micer  Andrés  Rey  de  Artieda 
en  su  tragedia  de  Los  Amantes,  impresa  en 
ibSi.  Refundió  la  ohra  de  Tikso,  dándola  al- 
guna mayor  regularidad,  el  Dr.  Juan  Pérez  de 
Montalbán,  en  la  comedia  de  Los  Amantes  de 
Teruel,  publicada  en  el  tomo  i  de  sus  come- 
días. (Madrid,  1634.)  Reimprimióse  otras  mu- 
chas veces. 

Don  Vicente  Suárez  de  Deza  escribió  una 
comedia  burlesca  en  tres  actos  de  Los  Amantes 
de  Teruel,  impresa  en  sus  Donaires  de  Terp^ 
skore  (Madrid,  i6ó3).  Hay  una  mojiganga  del 
mismo  titulo,  también  del  siglo  xvn,  y  en  el 
siguiente  compusieron  un  monólogo  con  el  ti- 
tulo de  La  casta  amante  /i.*  Isabel  de  Segura, 
O.  Francisco  Mariano  Nifo,  y  otra  pieza  en  un 
acto  D.  Luciano  Francisco  Comella.  Anóni- 
ma, se  Imprimió  á  principios  del  siglo  xtx  una 
tragedia  de  corte  clásico  titulada  La  Isabel, 

Por  fin,  en  1837  se  represento  la  celebrada 
obra  de  D.  Juan  Eugenio  Hartzenbusch,  muy 
superior  á  todas  las  demás. 

Eq  iqo3  hemos  publicado  un  folleto  Sobre 
el  orillen  y  desarrollo  de  la  leyenda  de  los 
Amantes  de  1  cruel,  en  que  estudiamos  esta  y 
las  demás  formas  literarias  que  tuvo  (1). 

3.  Amar  por  arte  mayor. 

Publicada  en  la  Parte  5.*  de  Tirso  (Ma- 
drid, i636)  y  reimpresa  por  Hartzenbusch  en 
\utüres  españoles,  y  antes  en  el  tomo  xi  de  su 
Teatro  escogido  de  Fray  Gabriel  T'élle^. 

La  Cortesana  en  la  Sierra,  de  Diamante, 
Matos  y  D.  Juan  Vl'Icz.  tiene  alguna  semejanza 
ctiH  esta  cumedia  de  T^xtez. 

4.  Amar  por  raxón  de  Estado. 

Figura  en  la  /.*  parte  de  las  comedias  de 
TfeuuEZ.  Reimprimióla  suelta  en  Madrid,  sin 
año  (hacia  1 733,  35  págs.  en  4.")  D.*  Teresa 


(1)    Véase  li  Mgunda  edición  de  ettc  trabajo.  (Ma> 
értd,  ivor.S*) 


de  Guzmán,  que  ten  1,1  lunja 

Puerta  dd  Sol  y  sacó  privilegio  por  diez  años 

para  reimprimir  las  de  nuestro  autor.  Púsole 

el  encabezado,  como  á  otas,  >l<.    ('<j'hí\ííj  iin 

fama. 

Con  el  titulo  de  SuliL\,i-<  ai  uuu»  >  «<  .v/ar- 
quésdel  Camarín  y  la  fecha  de  r.''de  Enero 
de  1637,  existe  una  refundición  de  esta  obra 
en  la  Biblioteca  Nacional  (49  h.  en  4.");  y  en 
la  misma  Biblioteca  otra  refundición  mucho 
más  moderna  con  el  primitivo  de  Amar  por 
ra;{ón  de  Estado. 

Reimprimióla  Hartzenbusch  dos  veces;  una 
en  el  tomo  vi  de  su  Teatro  escoffido  de  l-'rav 
Gabriel  Télle\  y  otra  en  Autores  españoies. 
También  figura  en  la  colección  de  Ortega,  to- 
mo II. 

Don  Pedro  Calderón  imitó  esta  comedia  en 
la  suya  de  El  secreto  á  voces. 

5.    Amar  por  señas. 

Se  imprimió  en  la  Parte  xxvit  de  Vanos 
autores  (Madrid,  Andrés  García  de  la  Iglesia, 
i&Tij,  4.'»)  la  ocuva  en  orden  y  atribuida  á 
TiMSo  DE  Molina. 

Con  el  dictado  de  Comedia  sin  fama  la  re- 
imprimi<'i  en  Madrid,  1733,  4,°,  D.*  Teresa  de 
Guzmán  (Impr.  de  Joseph  González).  De  nuevo 
se  eslampó  en  Valencia,  por  Orga,  1777,  4.*» 
40  páginas. 

Figura  asimismo  en  la  colección  de  Ortega 
(torno  111);  en  la  primera  de  Hartzenbusch  y 
en  Autores  españoles. 

Fué  refundida  en  1826.  en  cinco  actos,  por 
D.  Ramón  de  Mesonero  Romanos,  dándola  el 
título  de  Es  una  de  las  tres  y  de  las  tres  nq  es 
ningun.i.  Esta  excL-lenle  refundición  se  repre- 
sentó en  el  teatro  del  Principe  en  dicho  año; 
pero  quedó  inédita. 

.\marpor  señas.  Comedia  en  tres  jornadas  y 
en  verso  del  Maestro  Tirso  ok  Molina.  Rejan* 
dida  y  puesta  en  cuatro  actos  por  1).  .\circiro 
Serra.  Madrid,  1  855,  Jmp.  de  Rodrigue^:  S.", 
80  páginas. 

Sirvió  de  base  para  la  titulada  El  rncmi,, 
sin  encanto,  de  D.  Pedro  Calderón. 

Aunque  no  publicada  por  el  autor,  es  ver 
daderamcnte  suya,  como  demuestra  la  más  li 
gera  lectura;  y  debió  de  ser  de  las  primeras 
que  brotaron  de  su  fecunda  pluma,  pues  en  la 
escena  Xdel  acto  segundo  dice  ser  nuevo  et 
Quijote,  publicado,  como  es  sabido,  en  160S. 


DEL  TEATRO  DE  TIRSO  DE  MOLINA 


m 


SW  *fio  6  def  siguiente  será,  pues,  Amar 
' señas. 

Las  Amazonas  en  las  Indias. 

imprimióse  en  la  i'aru-  4."  de  la  colccciun 
especial  de  Tn»so  (Madrid,  i63?);  reimprimióla 
D.*  Teresa  de  Guzmán  en  Madrid,  hacia  1733, 
coo  el  lílulode  Comedia  famosa.  Segunda  par' 
It  de  la!.  .4j«íi;on<T,<  en  /jx  Indias,  y  Ha\añas 
de  lof  Pitarras,  s.  a,,  4.,",  40  págs. 

Pero  de  io  que  forma  segunda  pane  e&  de  la 
irifosti  que  tivoe  por  üsunto  los  hechos  de  los 
Individuos  de  aquella  familia.  La  primera  se 
lilula  Todn  ex  dar  ¿n  una  cosa,  y  U  tercera,  La 
lealtad  contra  la  enyidia.  Las  tres  íorraan  una 
de  las  joyas  del  teatro  de  Tirso;  por  lo  grao- 
dioso  del  asunto  que  el  autor  supo  tratar  dig- 
namente con  elevación  de  estilo,  situaciones 
dramáticas,  versificación  abundante,  armo- 
niosa, y  magnifíca  y  riquezas  poéticas  de  todo 
género. 

Acerca  de  la  grandeza  ¿pica  de  estos  tres 
poemas  dramáticos  se  impone  una  revisión  de 
juiciu  Contra  el  desdén  de  Hartzenbusch  y 
Otros  críticos  que  los  leyeron  muy  de  prisa, 

7.    Cl  amor  médico. 

Salió  primero  á  luz  en  la  ParU-  4.*  (j63.<») 
I  de  Tiaso,  I^  reimprimió  en  Madrid,  sin  año, 
I  (hacia  1733,  19  hojas  en  4."),  Ü."  Teresa  de 
Gazmio;  figura  en  la  i."  colección  de  Hart- 
zenbusch y  en  Autores  españoles. 

Fué  refundida  en  cinco  actos  por  Juan  Ca- 
IxTCiefo  y  representada  en  el  teatro  de  la  Cruz 
leí  3ii  de  Junio  de  íSafi,  y  en  manuscrito  existe 
íen  la  Biblioteca  Municipal  de  Madrid.  Otro 
manuscriti  de  refundición  más  moderna  hay 
,  en  la  Nacional,  también  en  cinco  actos  y  con  el 
lltuto  de  £"/  amor  módico:  mujer  de  tret  idio- 
tas, Ms.  10.083,  copiado  hacía  i8ao. 
Esta  comedia  fué  escrita  en  IÓ25  ó  pocu  añ- 
iles. Alude  a  las  aventuras  escolares  y  amoro- 
l5as  de  D.*  Feliciana  Knriquez  de  Guzmán^^  á 
|quien  casi  nombra  al  principio. 

¿Siempre  l»on  de  estar  las  mujeres 
»in  pasar  la  raya  estrecha 
de  la  aguja  y  la  almohadillad 
Celebre  alguna  Seyitla 
que  en  las  eienciat  aprovecha. 

Vcan^  más  pormenores  sobre  este  punto  en 
iTfMso  D«  Molina:  Investigaciones  bio-bihlin. 
Ifá/ía»,  págs.  16a  y  siguientes. 


Es  comedia  lindlsmia. 
Munfleury  la  imitó  ea  la  suya  titulada  La 
i  )ame  médecin. 

H.    Amor  y  celos  hacen  discretos. 

Impresa  en  la  Parte  í.*  de  Télle/.  Figura 
también  en  un  tomo  de  varios  autores  del  <\' 
glo  XVII  que  halló  cl  erudito  alemán  Adolfn 
SchaefTer  y  describió  en  Ocho  comedias  des 
nocidas...  y  dadas  á  lux,  por  .\Jolf  Schat^ 
fer.  Leip^igy  F.  A.  ürockau.Sy  tSS^,  a  vol. 
8.'  (V,  tomo  I,  pág.  vit).  Ocupa  cl  4.^  en  cl 
orden  del  referido  tomo,  que  carece  de  portada 
y  preliminares,  aunque  al  parecer  contiene  In- 
tegras las  I  a  comedias  de  costumbre  en  tales 
colecciones.  Schaeffcr  lo  cree  imprescí  hacia 
i'>40  y  ser  una  de  las  Parles  de  la  colección  de 
Diferentes  autores  de  que  sólo  se  conocen  otras 
diez  ú  once,  aunque  la  serie  total  debió  de 
pasar  de  cuarenta. 

El  encabezado  de  esta  comedia  dice:  «Rcpr 
sentóla  Valdés,  con  que  comenzó  en  Scvilli 
pero  no  añade  en  qué  año,  que  seria  el  1616, 
según  juiciosa  inducción  del  Sr.  .Sánchez  Ar- 
jona  en  sus  excelentes  Anales  del  Teatro  tn 
Sevilla  ÍSev.,  1898,  pág,  178V  Probablemeni* 
al  salir  para  América  habría  Tihso  dejado  el 
manuscrito  al  famoso  Pedro  de  Valrfés.  más 
famoso  aún  por  ser  marido  de  Jerónima 
Burgos,  tan  amada  de  Lope. 

Hasta  la  de  Autores  españoles  no  tuvo,  qué" 
sepamos,  otra  reimpresión  la  comedia  de  Tík- 
Sü  Amor  )•  ccíos  hacen  discretos. 

Es  una  de  las  cuatro  del  lomo  11,  que  por 

entero  le  pertenecen,  pues  al  fin  de  la  comedia 

dice: 

Mientras  todos  solemnizan 

celos  que  discretos  son 

y  amor  que  hace  maravillas. 

dad  ánimo  á  vuestro  Tirso 

para  que  despacio  os  sirvo. 

>).    El  amor  y  el  amistad. 

Forma  parte  de  la  3."  de  Tkllcz(i634). 

Fué  reimpresa  con  el  titulo  de  F.l  amor,  y" 
la  amistad,  y  prueba  real  para  conocer  Jos  ver- 
daderos  .•\mantes  y  Amigos.  Comedia  sin  fa- 
ma.  Del  Mae.it ro  Tirso  de  Molina;  por  D."  Te- 
resa de  Guzmán  (Madrid,  1734,  4.%  36  pág.s.». 

Se  ha  reimpreso  suelta  en  «I  mrsmo  sfe 
glo  xvín  con  los  títulos  de  Prueba  real  par 
conocer  los  verdaderos  amantes  y  amigos  y  En- 
contrar dos  imposibles:  mujer  leal  y  amigt 
ñrme. 


CATAlOCO  RA20KAD0 


Rs  í1  mfsmo  asunto  que  el  de  Cautela,  contra 
ciintcloy  de  Tirso,  y  ¿7  mejor  amif¡o  el  rey,  de 
Murcio. 

l.>on  Dionisio  de  Solls  ia  refundió  en  «83i 
o>n  el  lllulo  de  Pntcbas  de  amor  y  amista>í. 
Kl  «ns,  de  esta  rerundiciún  se  conserva  en  i  a 
liiblioleca  Municipal  de  esta  Corle. 

Figura  también  en  la  colección  de  Drtcjía 
(tomo  III,  en  la  primera  de  Harlzenbusch 
(tomo  IV)  y  en  .tu/ores  españoles. 

Modernamente  se  publicó;  AV  amor  y  la 
amistaii.  Coi)n:dia  en  dos  actos  y  en  prosa,  ori- 
ffinalJe  C.  Claudio  Camino,  Valladolid,  1864, 
8.*,  59  págs.,  que,  en  efecto,  nada  tiene  de  co- 
mún con  la  de  Télle¿. 

10.    nntona  García. 

Pertenece  á  la  Parte  4.^  de  Tmso  (i835),  y 
desde  entnnces  no  ha  vuelto  á  estamparse. 
Pero  fuíi  imitada  por  D.  José  de  Cañizares,  é 
impresa  con  el  titulo  de  La  heroica  Antona 
Garc/tí.  (Madrid,  Antonio  Sanz,  1755,  4.°,  36 
páginas.) 

FJ  personaje  de  esia  comedia  es  histórico,  y 
parle  de  sus  hechos  también.  Antona  García 
era  natural  de  Toro  y  sus  hazañas  se  hall.m 
en  los  historiadores  de  esta  ciudad  ( V.  Fernán- 
dez Duro:  BibliograJ'ta  de  Zamora,  y  Cuadra- 
do y  Chapado:  Historia  de  Taro.) 

TiBso  ofrece,  al  final,  una  segunda  parle, 
que  no  sabemos  hayo  compuesto,  y  que  com- 
prendería la  muerte  desgraciada  de  esta  heroí- 
na. El  pasaje  es  como  sigue: 

Antona.         Señores,  los  que  me  escuchan: 
lodo  cuanto  agora  han  vido 
es  hestoria  verdadera 
de  prcvilcgios  y  libros. 
Esio  es  solo  la  mitade 
y  el  poeu  que  lo  ha  escrito 
guarda  para  la  otra  media 
muchos  cn.ios  peregrinos. 
Si  quieren  ver  en  qué  par» 
la  Antona  de  Toro,  aviso 

auü  para  el  NC);undo  lomo 
esde  luego  ios  convido. 

El  Aqulles. 

I  lállasc  en  la  Parte  5."  de  Tipso  (  i63d)  y  des- 
de entonces  no  fu¿  reeslampado. 

TiKSo»  que  concluye  friamcnle  su  comedia 
cuando  Aquiles  llega  ame  los  muroi.  de  Troya, 
iifrece  una  segunda  parte,  para  el  dia  ai- 
guicnte. 

Sobre  el  mismo  asumo  versan  Ei  eaballero- 
dama,  de  D.  Cristóbal  de  Monroy  y  El  Mons- 


truo de  los  }ardtiiet,at 
la  Carca. 


'edro  Calderón  oF 


13.     El  Árbol  del  mejor  fruto. 

Rstá  en  la  Parte  ¡ ."  de  Tinso  Í1627)  y  desde 
entonces  no  ha  vuelto  á  reimprimirse.  Figura 
en  el  tomo  1  de  nuestra  colección,  pág.  3o. 

Kn  la  Biblioteca  Nacional  se  conservan  dus 
manuscritos  de  esta  obra.  El  primero,  náraeru 
15.484.  firmado  al  ñn  por  «Juan  de  Puente» 
Año  de  t^3i  años  en  Madrid».  Puente  era  un 
cómico  que  hizo  esta  copia  para  lo  que  expresa 
la  nota  que  hay  al  final  de  la  jornada  segunda, 
y  dice:  «Esia  comedia  es  de  Domingo  Valbin, 
autor  de  comedias  por  su  majestad:  sacóla  en 
papeles  Alarcón,  y  la  sacó  muy  mal,  que  nu 
hubo  quien  los  azeriase  á  leer  en  iodo  un  día. 
Vercebú  lleve  quien  le  enseñó  á  cscrcvir  y 
el  que  lo  aprendió.»  A  continuación  van  los 
nombres  de  Domingo  Balbin,  la  Sra.  Juana 
de  H.  (¿Heredia?);  el  Sr.  Heredia  y  Juan  de 
Puente,  iodos  cómicos  y,  al  parecer,  cjcculan- 
tes  de  la  obra.  De  este  regular  manuscrito  he- 
mos puesto  las  principales  variantes  que  ofre- 
ce respecto  del  impreso. 

El  otro  códice  de  la  Biblioteca  comprende 
sólo  la  primera  jornada  (cinco  hojas),  está  re- 
gistrado con  el  núm.  3907,  desde  el  folio  370. 
Ks  más  moderno  que  el  anterior  y  mucho  me- 
nos correcto. 

Sobre  el  asunto  de  esta  comedia  versan  el 
Auto  de  Santa  Elena,  del  códice  de  .Autos  vie- 
jos de  la  Biblioteca  Nacional,  publicados  en 
rgoi  por  Mr.  L.  Rouanet  <  V,  tomo  n,  pág.  ai ). 
¡^a  ini>cnción  de  la  Cru^,  auto  que  se  presentó 
para  representar  en  Sevilla,  en  la  fiesta  del 
Corpus  de  i55g  (Sanche*  Arjona:  Anales  del 
teatro  en  Sevilla,  pág.  6).  Hay,  además,  una 
comedia  de  D.  Antonio  Cuello  y  el  auto  sacra- 
mental de  Calderón,  los  dos  con  el  título  que 
TÉLLRZ  dio  á  su  obra;  La  cni^  hallada  y 
triunfante  y  glorias  de  Constantino,  comedia 
de  D.  Felipe  Sicardo,  y  La  mayor  victoria  de 
C&n.<:lantino,  de  D.  Ambrosio  de  Arce.  imprcM 
en  la  Parte  4."  de  Varios. 

Sobre  los  demás  hechos  de  Constantino  hay 
otras  muchas  obras. 

Parece  que  el  verdadero  ó  primilivu  titulo, 
que  Tirso  dio  A  su  obra  es  el  que  nrrojan  estos 
últimos  versos  de  ella: 

Ci-OBO  Ya  tu  hallazgo  hemos  vtitO; 

4  tu  Triunfo  m  convida; 
y  «qui  da  fin  f^  >)rbol  dt  ¡a  vida. 


OKL  TEATRO  DE  TtRSO  OE  MOLIK  ' 


■mi  'i'  •'     ■         irse  de  estos  verst>s 

|Uc  T.  anda  parle,  que  seria 

Triun/o  de  ta  Santa  Cru^. 

|3.    /Iverisüelo  Vargas. 

Pwienec»;  i  la  j.*  Parte»  (Toriosa,  t634) 
>pia  de  Tirso.  Reimprimióla  con  el  iJtulo 
tí  mal  el  menos  y  Auerigüelo  Vargas,  D.* Te- 
resa de  Guzmán,  en  j.",  sin  año  (hacia  t733) 
s  39  págs. 

Figura  también  en  el   Teatro  escogido  de 
Fr.  Gabriel  Télte%,  tomo  vii,  y  en  Autores  es- 
iñoles. 

i  En  j83o  se  hizo  una  refundición  en  cuatro 
ítüs,  de  este  drama,  con  el  titulo  Of/  mal  el 
menos  y  at'erigüelo  Vargas.  Un  manuscrito  de 
ella  existe  en  la  Biblioteca  Municipal  de  esta 
Corle. 

Es  bien  conocido  el  origen  hisi«)rico  del  dl- 
ío  que  sirve  de  titulo  á  esta  comedia  y  que 
los  historiadores  ponen  en  labios  de  la  Reina 
*  Isabel  la  (Zaiólica,  con  referencia  al  alcalde 
Corte  D.  Francisco  de  Vargas,  siempre  que 
U  Reina  denunciaban  la  comisión  de  algún 
delito.  » 

14.    Loa  balcones  de  Madrid. 

Iji  primera  impresión  que  hemos  visto  de 
e^ia  comedia  es  en  uno  de  los  lomitos  del  1  ea- 
tro  antiffuo  español,  de  Grimaud  de  Velaunde 
(Madrid,  183;).  De  aquí  las  lomó  O.  Juan  Eu- 
fn»o  Hartrenbusch  para  su  edición  de  Autores 
tpañoles. 

Pero  en  la  Biblioteca  Nacional  existen  dos 
manuscritos  antiguos  de  esta  obra,  uno  de  ellos 
excelente,  y  con  ayuda  del  cual  se  podría  re- 
hacer ana  buena  edición  de  esta  linda  comedia, 
tan  malparada  en  las  impresiones. 

Ouo  manuscrito  antiguo  existe  en  el  Museo 

rilánico  (c<>dice  Add.  io334),  según  se  ve  por 
el  Catálogo  de  Gayaiígos,  pág.  04  del  tomo  1. 

La  comedia  es,  indudablemente,  de  Tirso, 
y  fué  escrita  hacia  1634,  como  hemos  indicado 
en  nuestro  libro:  Tirso  de  Molina:  ¡nvettiga- 
ciones  bio-btbliográjicas  (Madrid,  i8o3),  pues 
se  habla  en  ella,  como  de  cosa  no  lejana,  del 
asalto  de  Ormuz. 

Cuando  se  haga  una  edición  completa  y  se- 
-  1  ¡a  de  las  obras  de  TétLKz,  podrá  imprimir- 
tno'es  debido  esta  comedia.  Nosotros  no 
y  Mjcmos  hacerlo,  porque  en  el  mismo  caso  que 
tlli  se  hallan  otras  varias  de  Autores  española 
j  oecesttaríamos  mayor  espacio  que  los  dos  to- 


maos á  que  se  ha  hiinUdu  nÜMl^ 
plemenlaiia. 

La  beata  enamorada. 

( Véase  Marta  la  piadosa.) 

1 5.    Bellaco  sois.  Gomes. 

Ms.  de  la  Biblioteca  Nacional,  núm.  16.910, 
en  41  hojas  en  4.";  letra  del  siglo  xvii  y  con 
licencias  para  la  representación  fechadas  en 
Madrid  á  37  d«  Abril  de  1643. 

La  primera  indicación  de  que  esta  come^iía 
pudiera  ser  de  Tirso  la  hemos  hallado  en  ei 
excelente  Catálogo  de  lax  piezas  de  teatro  que 
se  conservan  en  el  departamento  de  Manuscri- 
tos de  la  Biblioteca  Xacional,  Madrid,  tSt^g, 
4.",  por  el  Sr.  D.  Antonio  Paz  y  Melia,  jefe 
muchos  años  de  aquella  Sección  y  hoy  Jefe  de 
la  Biblioteca.  En  dicha  obra,  pues,  pág.  5>>, 
al  describir  el  códice  de  Bellaco  sois,  Gómeií, 
puso  esta  nota:  «Gallardo  admite  la  posibilidad 
de  que  el  autor  fuera  Tmso  de  .Molina.» 

Efectivamente:  después  de  Icida,  me  pareció 
esta  comedia  producto  de  la  feliz  inspiración 
del  gran  Mercenario;  y  por  eso  la  incluyo  en 
este  tomo. 

No  sólo  el  asunto  en  que  tan  importante  pa* 
peí  juega  el  disfraz  masculino  de  la  heroína, 
como  se  observa  en  Don  Gil  de  las  Calidas  per- 
des,  El  amor  médico.  La  huerta  de  Juan  Fer- 
nández, La  mujer  por  fuerx^a  y  otras  suyas, 
sino  el  corte  de  algunos  episodios,  especial- 
mente en  la  jornada  tercera;  la  versificación, 
que  es  tan  suelta  y  armoniosa,  como  suya,  y 
hasta  el  estilo,  lenguaje  y  frases  que  nadie  más 
que  Tirso  solía  emplear.  De  esta  clase  debe- 
mos citar  algunas  en  comprobación  de  lo  di- 
cho. 

En  la  escena  ti  del  acto  segunda  dice  PelreK 
nila: 

Volvisteis  i  verme  c!  Jia 
siguiente  de  aquel  fracaso 
que  os  abrió  en  mi  casa  el  paso, 
y  añadióos  la  hipocresln 
del  cientllico  disfraz 
del  trajedizo  estudiante, 
tanto  hechizo  en  lo  galante, 
tanta  guerra  entre  la  paz 
con  qoe  ese  hábito  ase};iira. 
que  ignorando  el  m«l  que  encierra, 
tocó  en  mis  ojos  A  guirra, 
en  que  abrasarme  procura; 

aue  hace  la  superstición 
e  estos  siglos  ignorantes 
en  las  viudas  y  esiuJianies 
g«la  la  recolección. 


vil' 


CATALOGO  RAZONADO 


los  tex'.us  Je  in3o  yrosso  1034.  y  el  que  la  hizo 
luvo  á  la  vista  un  texto  mejor  tn  algunos  lu- 
gares, pues  el  de  7'tiH  /aryo  me  In  fiáis  suple 
y  corrige  con  fortuna  en  algunos  casos  el  más 
antiguo  de  t63o,  asi  cumo  en  otros  (el  mayor 
número)  no  es  tan  correcto. 

l.a  más  importante  de  las  modificaciones  que 
el  anónimo  refundidor  introdujo  fué  sustituir 
la  primitiva  y  propia  de  Tirso  descripción  de 
Lisboa,  pur  otra  de  Sevilla,  que  el  interpola- 
dor habla  tal  vez  usado  en  alguna  otra  come- 
día cuando  la  destinase  á  ser  ejecutada  en  la 
ciudad  del  Hctis. 

Se  ha  negado  que  esta  obra  fuese  de  Télle/. 
sin  más  fundamento  que  el  de  no  haber  sido 
publicada  por  él.  En  el  mismo  caso  se  hallan 
otras  muchas  y  á  nadie  se  puede  ocurrir  que  no 
le  pertenezcan.  Más  aún:  alguna  como  Ln  que 
hace  un  manto  en  Madrid  (ó  sea  En  Madrid  y 
en  unti  casa)  la  única  vez  que  apareció  impresa 
lo  fu¿  á  nombre  de  Rojas,  v,  sin  embargo,  no 
es  posible  que  nadie  que  conozca  el  estilo  y 
lenguaje  de  Tiaso  pueda  dudar  ni  un  mo- 
mcntu  sobre  la  propiedad  de  ella. 

En  cuanto  al  Burlador,  vemos  que  la  pri- 
mera vez  que  se  imprime  es  en  vida  de  T¿- 
UJLz,  con  su  nombre,  sm  que  él  proteste  en  las 
cinco  ocasiones  que  luvo  de  hacerlo,  al  publi- 
car sus  comedias.  Con  el  mismo  se  reproduce 
tres  ó  cuatro  veces  en  el  siglo  xvii  y  cinco  en 
el  xviti  sin  que  una  voz  se  alce  i  desmentir  el 
aserto. 

El  lenguaje  y  estilo  son  los  comunes  en 
nuestra  autor.  Bastarían  aquellas  palabras  de 
Ripio  en  la  escena  VIH  del  acto  primero: 

Pues  ^es  quienquiera 
urva  lavandri^  niuier, 
lavando  y /reg-itrijandn, 
defendiendo  y  ofendiendo. 
los  paños  sucios  tendiendo, 
regalando  y  remendando.' 
Dando  dije,  porque  al  dar 
no  hay  cosa  que  se  le  iguale: 
y  si  no  á  Isabela  dale 
á  ver  si  sabe  tomar. 

O  aquella  redondilla: 

Y  en  vueMro  divino  oriente 
renazco,  y  no  hay  aue  espantar, 
pues  veis  que  h.iy  de  mar  á  amar 
una  letra  solainenle. 

cuyo  juego  de  palabras  vuelve  á  emplear  en  la 
tragedia  de  /-fl  venganza  de  T>tmar. 

Y  no  insistiremos  en  esto,  poique  no*  parece 
quo  sólo  el  deseo  de  manifestar  opiniones  sin- 
gulares puede  condiK'ir  i  ln  ncgaciini  de  cosa 
tan  evidente. 


De  esta  obra  se  han  he 
un  gran  número  de  imitaciones.  De  lus  extra- 
ñas ha  dado  cuenta  el  Sr.  D.  Arturo  Farinelli, 
el  último  que  ha  tratado  histórica  y  critica* 
mente  este  asunto  del  Burlador  ó  del  Don 
Juan,  como  los  extranjeros  dicen,  en  dos  lar- 
gos artículos  del  Giornate itorico  dclla  leitera- 
tura  italiana  (toI.  xxvn,  páginas  1  y  ^H)>  '^^ 
1S96. 

El  Sr.  Farinelli  no  fué,  con  todo,  entera- 
mente feliz;  pues  las  dos  primeras  adaptacio- 
nes del  asunto  en  Italia  y  en  Francia  no  las 
pudo  hallar. 

Quizá  sea  más  afortunado  .M.  G.  de  Bévotte, 
quien,  según  nuestro  docto  amigo  Mr.  de  Maf- 
tinenche  en  su  excelente  libro  de  Moliere  et  ¡e 
théátrc  Espagnol  (Paris,  iiachetle,  imo6,  pá- 
jíina  a53),  está  terminando  un  estudio  sobre  loS 
orígenes  v  desarrollo  de  la  leyenda  de  tJon 
luán,  en  la  literatura,  en  la  música  y  en  la  pin- 
tura. 

Tampoco  creemos  puedan  aceptarse  sin  re- 
servas algunas  opiniones  del  Sr.  Farinelli, 
nuestro  amigo;  pero  que,  á  nuestro  juicio,  «e 
equivoca  cuando  dice:  «Non  credo  un  tílo  alto 
pagnolismo  tanto  decántalo  della  leggcnda,  las 
quale  probabilmente  penetró  in  Espagna  dai 
Seiicnirione;  mi  dispiace  di  non  sapcrc  diré  ne 
come,  ne  quando»  (pág.  «j). 

.\rranca  esta  incredulidad  de  que  el  Sr.  Fa- 
rinelli disgrega  y  descoyunta  la  leyenda  del 
Tenorio,  buscando»  aniecedentes  en  todas  las 
literaturas  acerca  de  los  galanes  enamoradizos; 
de  los  que  se  burlan  de  la  muerte  y  convidan 
á  un  cadáver,  esqueleto  ó  calavera:  de  los  que 
presencian  ó  creen  presenciar  su  propio  eniie- 
rru,  y  de  otras  circunstancias  que  concurren  en 
la  leyenda  del  Burlador,  suponiendo  que  Tir- 
so, á  manera  de  hábil  arquitecto,  fué  reunien- 
do iodos  esos  elementos  para  levantar  su  edi- 
ficio, 

Esto  no  puede  admitirse.  Buena  ó  mala,  ver- 
dadera ó  falsa,  Tirso  halló  en  Sevilla  una  tra- 
dición completa,  que  es  la  que  puso  en  su  obra. 
Se  citaba  la  familia  del  protagonista;  el  con- 
vento de  San  Francisco,  dundc  ocurrió  sti 
muelle,  y  hasla  el  sepulcr<í  v  cslaiua  del  Co- 
mendador Ulloa.  El  carácter  do  Don  Juan  ne- 
cesitaba basarse  en  hechos  y  circunstancias 
que  quizá  se  habrán  dado  aisladamente  en 
otros  tipos  pocHicos;  pero  que  en  él  necesitan 
estar  reunidos  para  que  sea  lo  que  es.  Valor 
indomable,  desprecio  de  las  leyes  y  de  tuda 
autoridad,  y  aun  de  la  misma  muerte;  incre- 


DEL  TEATHO  DE  TmSO  DE  MOLINA 


!X 


1 


dría  virtud  femenina  y  ninguna  ili- 
on *l  amor  puro  6  cunsiante,  pero  gran- 
propensión  á  escarnecer  á  todas  las  mujeres 
halla  i  su  paso:  falta  de  lealtad  con  pa- 
les T  amt^os  cuando  se  trata  de  sus  capri- 
0»;  en  una  palabra:  el  espíritu  de  nega- 
salánica  encarnado  en  el  tipo  de  ma- 
x  grandeza  dramática  de  la  época  moder- 

Las  imitaciones  españolas  someramente  ci- 
ú  omitidas  por  los  escritores  son  las  si- 
entes: 

El  alférez  lusitano  Jacinto  Cordero,  pero  que 
ribió  en  nuestro  idioma  (ióoh-1646),  com- 
uso,  según  atirma  Barbosa  Machado,  No  hay 
/4;o  <fue  no  llegue  ni  deuda  que  no  se  pague, 
«piten  la  cita,  aunque  no  lograron  ver  la 
«  Barrera  en  su  Catálogo,  y  García  Peres 
suyo  razonado  (pág.  i23),  dándola  como 
presión  suelea,  y  Theophilo  Braga  anadeen 
u  Historia  do  Iheatro  portugués  (li,  3<X)),  que 
úé  impresa  en  ir>67;  pero  es  sabido  el  poco 
caso  que  hay  que  hacer  de  este  prolífico  y  no- 
velesco historiador. 

Lo  mis  probable  es  que  Eiarbosa  la  haya 
confundido  con  la  de  Zamora,  sospecha  que  se 
recleota  al  ver  que  atribuye  igualmente  á 
Cordero  El  valiente  negro  en  Flandes,  que  es 
deClaramonie  y  que  Braga  da  sin  escrúpulo 
por  el  autor  lusitano. 

.Mu}  avanzado  ya  el  siglo  xvii,  un  D.  Alonso 
[de  Córdoba  y  Maldonado,  criado  del  rey,  como 
te  llama,  pero  de  quien  tenemos  poca  noti- 


(1)    Después  de  ekcrjiu  lo  que  aniecede,  ha  publi< 
lca<lo  nuctiro  ilusirr  conapañero  D.  Ramón  Men^Ddez 
Pida)  (Cultura  tipañoia.  Madrid,  Mayo  de  1906,  pági- 
na 449}  curicKo  articulo  Sobrt  los  ortgentt  Je  El  con- 
^ida4o  d*  ffititra,  utilizando,  ademas  de  los  artículos 
Ue  Farinetlí,  otro  de  J.  Bolle:  Vibtr  dtn  Umprung  (ter 
Oon  Ju<iii-5dg«,  publicado  en  la  Ztitschrift  f'úr  vtr- 
fltUUtnit*  Utttraturgtsckichit  (tomo  xm.  pin-  374>- 
B«rtin,  1899,  Aunque  el  Sr.  Meoéndez  Pidal  sólo  estu- 
4f  uno  de  ios  fírmenlos  ó  aspectos  parciales  ilel  asun- 
IQ,  para  lo  cual  aduce  un  romance  inédito,  halUdo  en 
la  provincia  de  Segoria,  al  concluir  üu  articulo  escri- 
tm^.  «I-a  verdadera  fuente  próxima  de  El  Hurtador  de- 
MA  *a  una  leyenda  referente  i  Sevilla,  que  fijaría  ya 
el  aonibre  .le  l>   Juan  Tenorio  y,  probablemente,  el 
<lel  Comendador  O.  ('loozalo  de  ülloa.  No  sería  difícil 
qoe  aparecíerio  ra.iirox  de  e«ta  leyenda  en  la  (radi- 
ctóa  asdalu/a,  debidamente  explorada,  ó  cd  algún  ar- 
chivo olvidados» 

Eatu  nos  parece  mejor  y  mis  útil  camino  que  el 
traer  á  colación  cucntuí  daneses,  picardos  ó  de  Islaa- 
41a,  ^ue  et  pobre  Tinao  00  pudo  conocer  ni  lodirecta- 
<aa«ce. 


cia  (1),  compuso  la  comedia  titulada  f,a  vtn- 
gan\i\  en  el  sepulcro,  que  por  piimera  ve/, 
aparece  impresa  en  el  presente  tomo,  copiada 
del  único  manuscriio  existente  en  nuestra  Bi- 
blioteca Nacional  y  que  procede  de  la  Biblio- 
teca de  Osuna. 

Don  José  Franquesa  y  íiomis  ha  publicado 
un  buen  articulo  crílic«  de  esta  comedia  en  el 
Homenaje  d  Menéndc^  y  Pe  layo  (1,  a54).  Por  él 
y  por  el  texto  puede  verse  cuánto  d«cay<^  el 
brioso  tipo  del  Tenorio  en  manos  de  Córdoba, 
hasta  convertirse  en  un  valentón  de  esquina. 
Níucho  más  conocida  es  No  hay  deuda  ^ue 
no  se  pague  y  Convidado  de  piedra,  que  este 
titulo  es  el  que  D.  Antonio  de  Zamora  dio  á  su 
obra  al  incluirla  en  el  segundo  tomo  de  sus 
comedias  (pág.a'">7).  Mes<:)nero,al  reimprimirla 
en  el  segundo  volumen  de  tos  Dramáticos  pos- 
teriores á  Lope  de  Vega  (pág.  41 1),  de  la  Bi- 
blioteca de  Autores  Españoles,  se  lo  cambió, 
tomándolo  de  las  impresiones  sueltas  por  el  de 
•Vo  haypla\o  que  no  se  cumpla  ni  deuda  que  no 
se  poguc  y  Convidado  de  piedra,  asi  como  tam- 
bién alteró  algo  el  texto. 

Antes  del  Don  Juan  Tenorio,  de  Zorrilla, 
este  de  Zamora  era  el  que  se  representaba  en 
nuestros  teatros.  Sin  embargo,  después  que 
Alejandro  üumas  dio  á  comiccr  su  Don  Juan 
de  Maraña,  tradüjose  en  castellano  lo  menos 
dos  veces  y  se  puso  en  nuestra  escena.  Titú- 
lase la  primera  versión: 

Don  Juan  de  Maraña  y  Sor  Marta.  Drama 
en  cinco  actos  y  en  prosa,  Del  célebre  Alejan- 
dro Dunias:  Arreglada  (sic)  al  teatro  español. 
Por  J.  A.  Ll.  Tarragona:  Imprenta  de  Chu- 
lla, 1838.  En  8.»,  88  págs. 

Dice  el  traductor  del  drama  que  «para  pri 
sentar  éste  en  nuestro  idioma  no  ha  prKÜJo^ 
prescindir  de  hacer  algunas  variaciones  en  ella, 
sin   las  cuales  tal   vez  hubiera  chocado  n^n 
nuestro  genio  y  costumbres». 


(!)  Sólo  conocemos  «uya  la  siguiente  obra,  en  ql 
añade  algun^M  pormenores  y  circunstancias  de  su  per 
sona  y  condición  Social:  We'aeiV.n  lit  la  faliva  pompa 
y  ftrporoito  ttnhtlo  con  qur  la  muy  noble  y  leal  cm- 
dad  dt  Segnina,  Cabera  de  Extremadura  ha  celeltrado 
(«  traslacidn  de  su  Palrona  y  Soberana  Reina  Virgen 
de  la  Futncisla,  é  la  nueva  y  prodigiosa  marat'illa 
dt  su  retablo  en  tu  hermita  y  titmprt  en  venerado 
sagrado  reverente  culto.  Etcriior,  Atonto  de  Cordova 
Maldonado,  Veedor  y  Contador  por  S.  M.  de  la* 
obras  y  Alcázares  rtales  desta  dictia  ciudad,  Ca^aa  y 
Bosques  reales  de  su  contorno  y  Real  Ingenio  de  Mo- 
neda. Con  licencia.  En  Madrid,  por  Marta  Je  Quiño- 
nes, afto  t66s.  4.",  5  ll  prels  y  ibi  págs, 


catAloíio  razonado 


Al  año  siguiente  se  representó  é  imprimió: 
Don  Juan  de  Maraña  ó  la  catda  de  un  ángel. 
Misterio  en  cinco  actos  y  éslos  divididos  en 
siete  cuadros  y  dos  intermedios.  Escrito  e» 
fráncis  por  Mr.  Alejandro  Diimas.  Madnd. 
Imprenta  de  Yenes^  iS^ij;en  4.",  69  pags. 

tsia  iraducciún  consia  de  verso  y  prosa,  y 
pertenece  ú  D.  Antonio  García  Gutiérrez,  se- 
gún Hartzenbusch  (Pról.  i  las  Obras  de  Gar- 
cía Guliérrex^,  Madrid,  t866;  pág.  23.)  Fue  re 
impreso  en  i85a. 

Fl  1^  de  Marzo  de  1844  se  estrenó  en  el  tea- 
tro de  la  Cruz,  á  beneficio  de  Carlos  Lalorre,  el 
Tenorio,  de  Zorrilla,  y  se  imprimió  poco  des- 
pués con  el  siguiente  titulo:  ¡)on  Juan  Tenorio. 
Drama  religioso-fantástico,  dividido  en  dos 
partes,  compuesto  de  siete  cuadros:  original  y 
en  verso  de  D.  José  Zorrilla.  .Madrid,  Imprenta 
de  Repullés,  ¡844,  8.°  mayor  {Galería  dramá- 
tica). Desde  entonces  se  ha  reimpreso  otras 
muchas  veces,  ya  suelto  ó  ya  en  colección  con 
las  demás  obras  del  autor. 

Zorrilla  tom6  el  asunto  de  su  obra,  princi- 
palmente, del  Convidado,  de  Zamora,  y  del 
Maraña,  de  Dumas.  En  cuanto  al  Burlador, 
de  Tirso,  ni  lo  conocía  siquiera;  por  más  que 
otra  cosa  afirme  en  sus  Recuerdos  del  tiempo 
i'íf/o  (tomo  I,  pág.  i03),  donde  escribe  estas 
inexactísimas  palabras: 

«No  recuerdo  quién  me  indicó  el  pensa- 
miento de  una  refundición  del  Burlador  de  Se- 
villa, ó  si  yo  mismo,  animado  por  el  poco  tra- 
bajo que  me  había  co:>tado  la  de  Las  travesu- 
ras de  Paíito/a,  di  en  esia  idea  registrando  la 
colección  de  comedias  de  Moreto;  el  hecho  es 
que  sin  más  datos  ni  más  estudio  que  el  Bur- 
lador  de  Sevilla  de  aquel  ingenioso  fraile  y  su 
mala  refundición  de  Solis,  que  era  la  que  hasta 
entonces  se  habla  representado  bajo  el  título 
de  .Vo  hay  pta\o  que  no  se  cumpla  ni  deuda  que 
no  se  pague  ó  el  Convidado  de  piedra,  me  obli- 
gué yo  á  escribir  en  veinte  dias  un  Don  Juan  de 
mi  confección.* 

Hay  en  estas  palabras  tantos  errores  como 
afirmaciones.  Ni  el  Ihirlador  formaba  aún  par- 
te de  colección  alguna  de  su  autor,  ni  es  de 
Moreto,  ni  éste  era  fraile,  ni  la  obra  fué  refun- 
dida por  Solis,  ni  Zorrilla  hizo  s.u  Tenorio  en 
veinte  dias.  Finge  desconocer  el  Maraña  de 
Dumas,  que  pudo  haber  visto  representar  va- 
rias veces  y  era  traducción  de  su  intimo  García 
Gutiérrez,  y  le  dio  el  tipo  de  0.*^  Inés  y  otras 
cosas  de  su  drama.  Claro  es  que,  aparte  de  la 
sobi-rana  versificación,  hay  algunas  escenas,  y 


no  de  las  peores,  de  su  cosecha,  que  hacen  d« 
esta  obra,  con  todos  sus  defectos,  una  de  las 
más  famosas  de  nuestro  teatro. 

Ks  muy  singular  el  juicio  que  el  Sr.  Farine 
lli  hace  de  Zorrilla.  Tomando  al  pie  de  la  le- 
tra aquellas  hipócritas  palabras  suyas:  «Por 
poeta  dramático  no  me  tuve  jamás»,  y  apoyan- 
dose  en  ellas,  escribe  candorosamente  que  á  Zo- 
rrilla le  faltaba  lo  esencial  para  ser  poeta  dra- 
mático. Y  así  no  parecerá  extraño  que  consi- 
dere de  mayor  mérito  que  la  grande  obra  del 
Maestro  una  de  sus  parodias:  «Meglíodel  dra- 
ma stesso  é  la  parodia  del  Tenorio,  Juan  el 
Perdió  che,  s'io  non  erro,  Mariano  Rico,  (sic) 
rappresento  per  la  prima  volta  neri848.»  (Pá- 
gina 330.) 

¡Quién  se  lo  hubiera  dicho  al  difunto  don 
Mariano  Pina,  que  andando  el  tiempo  le  ha 
bian  de  poner  por  encima  no  menos  que- 
del  primer  poeta  español  de  los  tiempos  mo- 
dernos! 

Además  de  esta  parodia  se  hicieron  otras  va- 
rias del  drama  de  Zorrilla,  pues  raro  es  el  año 
que  en  el  mes  de  Noviembre  no  surge  algúa 
poeta  satírico  que  toma  pie  de  aquel  asunto 
para  dar  salida  á  su  humor  maleante. 

Oe  las  más  antiguas  y  aplaudidas  fue  Don 
Juan  Trapisonda.  Obra  del  actor  y  autor  dra- 
mático D.  Juan  de  Alba,  quien  hizo  el  papel 
principal  de  su  obra  en  el  estreno  de  ella  á  fines 
de  Mayo  de  1 85o.  Se  imprimió  en  el  mismo 
año  con  el  titulo  de  Don  Juan  Trapisonda  6  ei 
demonio  en  una  casa.  Juguete  ciSmico  en  un 
acto,  por  D.  Juan  de  A  Iva.  Representado  con 
general  aceptación  en  el  teatro  de  la  Comedia 
el  2t  de  Mayo  de  1 85o.  Madrid,  Repullés, 
iSSo,  4.",  :iopágs. 

Otra  graciosa  parodia  es  la  de  Salvador  M«« 
ria  Granes,  titulada  Juanita  Tenorio,  en  un 
acto  y  dos  cuadros,  estrenado  é  impreso  en 
1886  (38  págs.  en  4.°).  Lleva  música  del  Maes- 
tro Nieto. 

Y  original  y  graciosísimo  es  el  Tenorio  tno- 
dernisla  de  Ü.  Pablo  Parellada,  estrenado  é 
impreso  en  el  pasado  año  de  ujúó, 

Fl  mismo  Zorrilla  convirtió  en  1877  su  Don 
Juan  en  zarzuela,  á  la  que  puso  música  el 
Maestro  Manen;  se  representó  con  poco  éxito  y 
se  imprimió  con  el  título  de  Don  Juan  Tenorio, 
\ar\uela  en  tres  actos  y  siete  cuadros  de  don 
José  Zorrilla,  música  del  Maestro  D.  Nicolás 
Manen.  Representada  por  primera  ve^  en  el 
teatro  de  ¡a  Zarzuela,  el  31  de  Octubre  rf» 
tH??.  Madrid,  Rodrfguex,  1877^  4.',  io5 


sbl 


jatro  hojas  al  ñnal,  con 

teocias  dei  autor,  explicando  el  por  qué 

lió  en  musical  su  drama.  Fué  cantado 

Sras.  Franco  de  Salas,  Galeu,  llordan, 

a  y  FfAnco,  y  los  Sres.  D.  Rosendo  Dal» 

u,  Ferrer,  Banquells,  Tormo  y  otros.      , 

Pur  úllimo,  añadiremos,  que  el  Tenorio  de 

se  ha  traducido  en  francés,  ingles, 

italiano. 

}.    El  eaballero  de  Gracia. 

!e  incluyó,  como  de  Tirso  de  Molina,  en  la 
rt*  XXXI  de  la  colección  de   Varios  del  si- 
llo xvu  {Madrid,  José  Fernández  de  Buendia, 
|6íjQ,  4-'),  la  quinta  entre  las  del  volumen. 
Desde  entonces,  que  sepamos,  no  ha  vuelto 
imprimirse.  Va  en  el  presente  tomo. 
Al  final,  dice  Lamberto,  uno  de  los  perso- 

Mcs: 

Es  tamo 
lo  que  deste  Caballero 
hay  que  decir,  que  lo  guardo 
par:i  Ja  tegundn  parte, 
por  lo  que  habéis  estimado 
al  Caballero  de  Gracia 
en  Madrid  sus  cortesanos. 

Tampoco  conocemos  esta  segunda  parte  ni 
I  Tu»so  llegó  á  escribirla. 
Fa  la  Biblioteca  Nacional  hay   un  manus- 
crito antiguo  de  un  auto  sacramental,  titulado 
'.I  Caballero  de  Gracia;  pero  no  lleva  nombre 
ie  autor,  ni,  aunque  bien   versificado,   puede 
Itribtyrse  á  nuestro  mercenario.  Intervienen 
tn  él,  además  del  protagonista,  el  Cuidado,  el 
ionor,  fa  Malicia,  la  Fe,  Lu\bet,  San  Pedro, 
\rrio,  el  Hombre,  el    Tiempo,  ¡a   Herejía, 
farlln  Lulero,  San  Juan  fíautista  y  la  Envi- 
lia.  Tiene  muy  poco  interés. 
Consta  también  anónimo  en  los  Catálogos 
MedeU  Huerta  y  Barrera, 
^ptonio  Enríquez  Gómez  afirma,  en  el  pró- 
^_(de  su  Samson  Nazareno,  haber  escrito  una 
comedia  del  Caballero  de  Gracia;  ytiada  la  poca 
itfiñíazi  que  merecen  fas  adjudicaciones  de 
los  editores  de  época  tan  tardía  como  la  de  la 
impresión  de  esta  obra,  no  ser¡a  imposible  que 
Ma  que  pasa  como  de  Tirso  fuese,  en  realidad 
(aanque  no  parece  verosímil  por  el  asunto  y 
su  desarrollo),  de  aquel  judaizante  segoviano. 
^ntxe  las  numerosas  obras  de  D.  Luis  Ma- 
iiaoo  de  Larra,  hay  una  titulada  El  Caballero 
de  Gracia,  drama  tradicional,  en  que  falseó 
I  por  la  vida  de  este  piadoso  varón,  y 

'»c  i'  I  por  primera  yez  en  el  teatro  Es- 

pañol ct  ai  de  Noviembre  de  1871. 


Fs  el  asunto  de  la  Cfl 
parte  de  la  vida  del  famoso  modenés  ]acolh> 
Gratis  ó  de  Trenci,  que  parece  era  su  verda- 
dero apellido  ( 1 5 1 7-1 61 9),  q uien,  establecido  en 
iVIadrid,  fué  fundador  del  cohvento  é  iglesia  del 
Carmen  Calzado,  del  Oratorio  que  aún  lleva 
su  nombre  y  de  otras  fundaciones  devolas  y 
benéficas. 

Su  vida  escribió  á  poco  de  fallecido  Gratis, 
el  mercenario  Fr.  Alooso  Rcmón,  que  sirvió  i 
Tirso  para  su  comedia;  y  con  más  extensión, 
D.  Francisco  Javier  Rodrigo  El  Caballero  de 
Gracia,  Historia  imparcial  y  vindicación  cri- 
tica de  este  venerable  v  ejemplar  sacerdote.  Se- 
gunda  edición,  corregida  y  aumentada.  Ma- 
drid, 1881.  8.%268pigs. 

18.    El  castigo  del  pensé'que. 

Impresa  en  la  Parte  /."  de  Tirso  (1637).  Re- 
impresa con  su  2.'  parte  por  D*  Teresa  de 
Guzmán  á  principios  del  siglo  xviii,  con  el  tí- 
tulo de  Comedia  sin  fama.  El  que  fuere  bobo 
no  cjin/ne  (Madrid,  s.  a.,  72  págs.  en  4.*),  y 
otra  vez,  sin  lugar  ni  año,  en  el  mismo  siglo. 

Modernamente  se  ha  reimpreso  por  Han- 
zcnbusch  (Teatro  escogido,  tomo  v)  y  en  .4m- 
tores  españoles. 

Con  la  fecha  de  1827  y  con  el  titulo  de  El 
que  fuere  bobo  no  camine  hay  en  la  Biblioteca 
Aiunicipal  de  esta  corte  una  refundición  anó- 
nima en  cinco  actos  en  verso.  Manuscrito  en  4." 
Es  del  actor  .luán  Carretero,  y  fué  representada 
en  el  teatro  de  la  Cruz  el  3o  de  Enero  de  i8a8. 

Esta  comedia  fué  imitada  en  Inglaterra  en  el 
mismo  siglo  xvu  por  James  Shirley,  con  el  ti- 
tulo de  The  Opportunithy  (1634). 

El  Castigo  del  pensé-que  es  primera  parte 
de  Quien  calla  otorga,  en  la  que  el  protago- 
nista se  enmienda  de  su  falta  de  decisión  coa 
Us  damas. 

Fué  escrita  en  Toledo,  en  161 3,  como  se  de- 
muestra por  el  siguiente  pasaje  del  acto  pri- 
mero, excena  X: 

D.  Roon.    ¿Hay  sucesos  semejantes? 
CiiiHCH.     Cuando  los  llegue  i  saber 

Madrid,  los  ha  de  poner 

en  sus  .dovelas  Cervantes; 

aunque  en  el  tomo  segundo 

de  su  manchego  Quijote, 

no  estarán  mal,  como  al  trote 

los  lleven  por  esc  mundo 

las  ancas  de  Rocinante 

ó  el  burro  de  Sancho  Panza. 

Estaban,  pues,  ya  impresas  las  Novelas  ejem- 
plares (Madrid,  Juan  de  la  Cuesta,  161 3),  y  no 
se  habla  publicado  la  segunda  parte  del  Qui- 


XII 


CATÁLOGO  I^AZONAOO 


/iJtf  (Madrid.  Juan  de  la  Cuesta,  i6í5),  ni  lam- 
pnco  el  fjuijale  de  Avellaneda  (Tarragona,  Fe- 
lipe Roberto,  ifti4),  pues  si  no,  hubiera  Tipsi"» 
aludido  á  él. 
«Representóla  Heredia.» 

tg.    Gautela  contra  cautela. 

Figura  en  la  Parle  í.*  de  la  colección  espe- 
cial de  Tirso  (i 635).  Fué  reimpresa  en  el  si- 
glo xviji,  en  4."»  sin  lugar  ni  año,  y  Martzen- 
busch  la  colocó  en  Autores  españoles, 

Moreio  la  refundió  con  el  iliulo  de  El  mejor 
amigo,  el  rey. 

Cautela  contra  cautela  es  una  de  las  ocho  co- 
medias  del  secundo  lomo  de  la  colección  pro- 
pia deTiKSO,  que  no  le  pertenecen  por  entero. 
Tiene  el  mismo  argumento  que  El  amor  y  el 
amistad,  comedia  suya  indubitada.  Todo  el 
primer  acto  y  parte  del  segundo  son  iguales  en 
ambas  en  el  fondo  y  manera  de  desarrollar  las 
escenas.  Después  varia  algo  Cautela  (que  es 
una  especie  de  refundición  de  la  otra);  da  más 
juego  la  prueba  de  las  mujeres;  añádese  el  epi- 
sodio de  la  conjuración,  que  aumcnia  el  inte- 
rés, y  es  más  rápido  el  desenlace.  Ksia  comedia 
es,  en  cieno  modo,  más  perfecta  y  acabada  que 
El  amor  y  el  amistad,  aunque  mucho  menos 
valiente  y  rica  en  efectos  dramáticos. 

Parece,  á  juzgar  por  algunos  pasajes,  que  el 
colaborador  de  Téllez  en  esta  obra  fué  don 
Juan  Ruiz  de  Alarcón.Tal  es  el  parecer  de  Fer- 
nández-íluerra,  en  su  libro  sobre  esie  poeta,  y 
aun  la  de  Hartzenbusch. 

Pero  del  estilo  y  modo  de  expresarse  propio 
de  Tirso  hay  multitud  de  pasajes  en  los  dos 
primeros  actos.  Las  frases  amor  vi^cahio,  ha- 
blar caseramente,  ojos  porquerones,  alnta  cor- 
cheta y  otras  mil,  son  suyas.  Hasta  hay  pasajes 
que  recuerdan  los  de  otras  comedias.  La  rela- 
ción del  criado  Chirimía  (acto  primero,  es- 
cena I),  en  que  cuenta  las  horas  de  servicio 
con  su  amo  es  igual  á  otra  de  la  comedia  de 
TÍLl*z  Amar  por  arte  mayor  (acto  seRundo, 
escena  V),  donde  dice  Rermudo: 

¿Ansí  se  olvidan 
veinte  anos  de  parentesco, 
dos  meses  de  hospedería, 
ocho  semanas  Je  rne<w.i, 
de  traio  sesen!»  dias* 
jAsi  dos  mil  s  cit-n  horas 
de  «posento  y  ropa  limpiad 

Lo  que  en  Cautela  contra  cauíí  Li  il¡<  »•  i  "liíri- 
Olla  es:  I 


Te  Sirvo,  dilo  tá  mismo, 
dies  años  ha.  que  «n  (¡uarismn 
montan  ciento  veinte  meses; 
pero  en  cuenta  cascellana. 
tomando  papel  y  pluma, 
lo  que  te  ne  servido  suma 
quinienias  y  diez  semanas; 
y  si  la  cuenta  confias 
de  un  zingano  eniremetidA 
te  dirá  que  te  he  servido 
tres  mil  y  seiscientos  días. 
V  si  todo  aquesto  ignoras, 
te  cacará  desta  duda 
la  aritmética  menuda; 
son  ochenta  y  seis  mil  horas, 

30.    La  celosa  de  ai  misma. 

Pertenece  á  laParíe  /  ."^de  I  a  colección  de  Tu 
so  (1627).  Reimprimióse  en  el  siglo  xvui,  sL 
lugar  ni  año,  en  4.",  y  por  Hartzenbusch  en  « 
Teatro escog i do{tomo  irjyen  Autores españolei 

En  la  Biblioteca  Nacional  hay  un  manuscriti 
de  esta  comedia,  fechado  en  1829,  con  el  liluli 
Lo  que  puede  la  aprensión  ó  sea  la  celosa  de . 
misma. 

lis  comedia  de  la  primera  época  de  T¿i.lk: 
salpicada  de  alusiones  á  cosas  del  tiempo,  coa 
hemos  visto  en  la  biografía  que  va  en  el  tumo 


ai. 


eeloa  con  celos  se  curan. 


Hállase  en  la  Parte  4.*  de  Télubz  (iM5; 
Pero  antes  se  habla  estampado  como  de  Lop 
de  Vega,  en  la  Parte  77  (extravagante)  de  Lop 
y  otros  (Barcelona,  i633).  Reimprimióla  ce 
el  aditamento  de  «Comedia  sin  fama>  D.'*  Ti 
resa  de  Guzmán,  sin  año  (hacia  I733>.  en  \ 
hojas  en  4."  sin  numerar.  De  nuevo  se  estamp 
en  Cádi\,  en  la  imprenta  de  D.  Antonio  c 
Murgula,  181 5;  4.",  32  páginas;  en  la  coIe< 
ción  de  Ortega  (t8a6,  tomo  1  de  Ti»»sn)  y  po 
Hartzenbusch  (Teatro  escogido,  ix)  y  en  Al 
lores  españoles. 

En  la  Biblioteca  Nacional  hay  un  manuf 
crito  lechado  en  1.*  de  Diciembre  de  ióa5,  y  e 
la  Municipal  otro  de  una  refundición  en  cinc 
actos,  anónima  y  fechada  en  1H18. 

Celos  de  amor  y  de  honor  ni  aun  J  jij  padt 
perdonan. 

(Véase  Habladme  en  entrando.) 

3a.    El  celoso  prudente. 

Eslampada  por  primera  vez  en  i^s  Cíg4 
rrales  de  Toledo,  obra  de  Tinso  (1631 ).  Relc 
primióU  D.'  Teresa  de  Guzmán,  en  Madric 
hacia  1733,  con  el  titulo  de  (Comedia  xin  J'amt 
El  Zeloso  prudente  en  el  miü^o»  ipitrt.,  /*•  Iíl 
celos.  Sin  8^0.4.**,  aa  hojas. 


DEL  TEATRO  DE  TIRSO  DE  MOLINA 


XIII 


ttbIioiecA  Naciooal  hay  un  manus- 
intiguo  de  csu  comedia  con  el  subtUuIu 
buen  callar  le  llaman  Sancho,  y  Barrera 
ce  que  lambién  se  imprimió  con  él. 

nbusch  lo  reprodujo  en  su  Ti:alroea' 
c-  Fr.  (labriel  Télle\,  tomo  ii,  y  en 
iaiarví  españoles, 

CaUlcron  lo  imiló  con  basianic  servilismo 
A  secreto  agravio  secrcia  venaan^a. 

El  cobarde  más  valiente. 

Sbvtó  de  nriginal  para  la  impresión  de  ésla 
jmedta  (que  va  en  el  presente  volumen)  la 
>pia  hecha  por  D,  Agustín  Duran  de  una 
Bpn  suelta  del  siglo  xvii,  que  poseía  don 
de  Sancha,  en  donde  se  atribuye  á  Fpay 

riBRlEL  DE  TÉLt.EZ. 

El  asunto,  que  son  las  aventuras  de  un  so- 
rino  de!    Cid,  llamado   Martin  Peláez,  fué 
luy  tratado  por  nuestros  dramáticos.  Parece 
tcr  el  primero  el  anónimo  que  compuso  la  co- 
medía de  L,ís  ftasiiñas  del  Cid  y  xu  muerte  cou 
Ja  toma  de  ^'alenda,  impresa  en  un  rarísimo 
>mo  de  Seis  comedias  de  Lope  de  Vega  y  otros 
Mores.  Lisboa,  ióo3.  Lope  negó  ser  autor  de 
Vi  obras  contenidas  en  este   volumen,  atif- 
la  vez  que,  aunque  suena  de  Lisboa, 
upado  en  Castilla. 
Viene  luego  El  amor  hace  mlieiUes,  de  don 
|uan  de  Matos  Fragoso,  impresa  en  la  Pn- 
ra  parte  de  sus  comedias.  (Madrid,  por  Ju- 
lián de  Paredes,  ró58,  4.*;  la  última  del  tomo. ) 
Ic  visto  además  una  impresión  suelta  del  si- 
*>  XV a,  sin  lugar  ni  año,  también  en  4."  v 
hs.  sin  foliar. 

Sta  sigue  la  titulada  El  noble  siempre  rs 
tte.  Comedia  de  IK  Fernando  de  /tárale  y 
7astronoi>o,  Manuscrito  autógrafo,  firmado  y 
jn  dedicatoria  á  D.  Alonso  de  Cárcamo,  fe- 
chada á  i3  de  .\bril  de  1660,  existente  en  la  Bi- 
jllloteca  Nacional.  Kste  leilo  es  el  mismo  que 
impreso  con  et  titulo  de  Vida  y  muerte  del 
L'ú/  >•  noble  Martin  Pehíe^.  Comedia  de  un  in- 
genio Je  la  Corte.  SaUímanca,  Imprenta  de  /.t 
fanij  Cru'^,  s.  a.,  4.'.  3ó  págs.  Quizás  haya 
iguna  anterior,  pues,  aunque  anónima,  se  cita 
su  obra  en  el  Catálogo  de  D.  Juan  Isidro  Fa- 
rdo (que  lo  compuso  á  principios  del  si- 
^ytiu)  con  el  titulo  de  El  noble  siempre  es 
tle.  Con  este  mismo  menciona  Barrera 
^If*  impresión  suelta  como  «de  un  ingenio*. 
~>urin  ciu  otra  con  el  de  El  noble  Martin  Pc- 
^»lr^  Tengo  además  otra  impresión  de  Valen- 
cia, José  y  Thomásde  Orga,  I774;34págs.,4." 


Por  su  parte  D.  Vicente  Oarcia  de  la  Huerta 
en  su  Catálogo  (Madrid,  lySS,  8.»),  por  no 
equivocarse,  rc|¡tsira  los  tituk»s  en  esta  forma: 

El  noble  siempre  es  valiente.— De  Zarate. 

/:/  noble  Martin  l'elde^  y  vida  y  muerte  del 
Cid. — Del  mismo. 

Vida  y  muerte  del  Cid.  -   I  )c  Zarate, 
como  si  fuesen  tres  obras  distintas. 

Casi  lo  mismo  habia  hecho  en  (733  Medel  en 
su  Catálogo  impreso,  si  bien  sólo  adjudica  á 
D.  Fernando  de  /árate  ia  que  intitula:  Moble 
siempre  en  valiente^  dejando  anónimas  las  otra.n 
dos. 

Fl  ya  mencionado  Huerta,  recuerda  lam» 
bien  estas  otras  dos: 

*  El  cobarde  más  valiente,  — Oe  Molina. 

La  conquista  de  Valencia  por  el  Cid.  —  Do 
Molina.» 

Pero  como  estas  citas  están  hechas  sin  nin- 
guna precisión  bibliográfica,  no  son  de  utilidad 
alguna. 

Para  terminar,  con  la  obra  de  Zarate,  apun* 
taré  aún  estas  otras  impresiones  que  he  visto 
(y»  poseo  como  casi  todas  las  sueltas  que  men- 
ciono). 

Vida  y  muerte  del  Cid  y  noble  Martin  Pe- 
láe'y.  Madrid.  Librería  de  Quiroga,  179a,  4." 

Vida  y  muerte  del  Cid  y  noble  Martin  Pe- 
láe'y.  De  un  ingenio.  Üarcelona,  Serra  y  Cen- 
tenv,  I  807,  4." 

Valencia,  Imprenta  de  Ferrer  de  Orga,  1  Hr3, 

4." 

Valencia,  IlJefonso  Mompié,  iSaa,  i6.* 

Resulta,  pues,  que  prescindiendo  del  de  i6o3 
(que  no  conocemos),  son  tres  los  textos  de  esta 
obra, 

I."  El  cobarde  man  valiente  que  va  en  esie 
tomo. 

2."  El  de  Malos.  Quiso  este  autor  aumentar 
el  interés  y  dar  causa  más  enérgica  al  cambio 
de  carácter  de  Martin  Peláez,  convirtiéndose 
de  cobarde  en  uno  de  los  más  heroicos  guerre- 
ros del  glorioso  Campeador;  y  en  vez  de  traerle 
enamorado  de  Asturias,  halla  su  dama  en  el 
campamento  mismo  del  Cid,  en  su  sobrina  t"l- 
vira,  á  quien  igualmente  pretende  el  famoso 
.Alvar  Fáñez.  Los  celos  de  éste  y  los  de  otro 
paladín  moro  despiertan,  por  fin.  el  dormido 
valor  del  asturiano,  y  en  lucha  particular 
vence  á  cada  uno  de  sus  competidores  y  ob- 
tiene la  mano  de  su  prima. 

3.*  El  de  Zarate.  Esta  obra,  más  confusa  por 
abundar  más  los  episodios  de  todo  género  que 
ahogan  la  acción  principal  que  es  ó  debe  ser 


: 


XIV 


catAlogo  razonado 


el  tránsito  en  el  alma  de  Martia  Petiez  de  la 
extrema  cobardía  al  valor  más  lomcrario. 
Viene  el  Rey  Alíunso  al  campamento  del  de 
Vivar;  interviene  una  Infanta  mora,  que  es  un 
marimacho,  y  están  falseadas  otras  circunstan- 
cias históricas. 

De  todos  éstos  el  que  mayor  belleza  dio  al 
asunto  fué  Tirso  de  Molina,  si  es  que  esta 
obra  es  suya,  cosa  que  por  hoy  no  nos  atreve- 
mos á  afirmar  ni  á  negar. 

Sólo  añadiremas,  para  concluir,  la  nivcrsión 
fie  (ios  horas,  o  comedia  nueva  historial,  fácil 
de  execularcn  qualquier  cjsa,  para  cinco  hom^ 
bres  xolos,  intitulada  El  mas  heroycn  español, 
lustre  de  la  atUifíUedad,  con  su  entremés  y  sai- 
ncíe.  Compuesta  ptjr  Joseph  Concha.  Sin  lugar 
ni  año  (hacia  1770,  Madrid,  Librería  de  Casti- 
llo), 3Ó  págs.  en  4." 

Intervienen  el  Cid,  Martin  Peláez,  D.  Or- 
doño,  el  ReyD.  Alfonso,  Chaparrón, /fracíoso. 
y  acompañamiento. 

Entre  la  primera  y  segunda  jornada  va  el 
entremés  Por  engañar  engañarse  y  el  hoste- 
lero burlado  y  antes  de  la  tercera  el  saínete 
Las  pruebas  de  un  casado. 

Para  su  obra  tuvo  José  Concha,  que  era  un 
imico  de  i\\adrid,  principalmente  á  la  vista  la 
^iday  muerte  del  Cid,  de  D.  Fernando  de  Za- 
rate, aunque  le  añadií»  episodios  de  su  cosecha 
especialmente  en  el  primer  acto  que  com- 
prende la  jura  de  Santa  Gadea. 

Por  fin,  este  asunto  ha  servido  umbién  de 
base  á  la  tragedia  de  Casimiro  Delavigne  titu- 
lada La  hija  del  Cid. 

34.     El  eolmenero  divino. 

Auto  sacramental.  Publicólo  Tirso  en  su 
Deleitar  aprovechando  (1635). 

Reimprimióse  á  principios  del  siglo  xvii  con 
este  título:  I{¡  Colmenero  divino.  Auto  sacra- 
mental. I>el  Maestro  Tirso  de  Molina.  Repre- 
sentóle Pinedo,  año  de  1621 .  Sin  lugar  ni  ano, 
en  4.',  19  págs.  Figura  además  en  la  colección 
de  Autos  sacramentales,  formada  por  la  Bi- 
blioteca (k  Autores  Rspañoles  por  D.IÜduardo 
<ionzález  Pedroso. 

£n  la  Biblioteca  Nacional  hay  un  manus- 
crito antiguo  de  este  auto  con  el  titulo  de  El 
dipino  Colmenero;  35  hs.  en  4.",  letra  de  ñnes 
del  siglo  .\vn  ó  primeros  años  del  siguiente. 

:iñ.    (Sómo  han  de  ser  los  amigos. 

Impresa  primero  en  Los  Cigarrales  de  To 
io  (itÍ3i).  I.a  reprodujo  «o  1734  D.*  Teresa 


de  Ouxmán  en  Madrid,  con  el  titulo  de  Comt' 
dia  sin  fama.  <2Ómo  han  de  ser  los  amigos,  y 
el  non  plus  ultra  de  la  amistad.  4.*,  36  págs.  Kn 
la  oficina  de  Juan  de  Ariztia. 

Rn  el  mismo  siglo  se  reimprimió  otras  dos 
veces:  una  por  Suriá  y  Burgada.  Barcelona, 
s.  a.  (hacia  i7Ho>,  4.",  16  hs-  sin  numerar,  y 
otra  también  en  Barcelona  por  Juan  Nadal, 

1778.  4.* 

Fn  la  BiblKjteca  Nacional  existe  un  manus- 
crito antiguo  de  esta  comedia,  cuyas  variantes 
hemos  utilizado  en  el  texto  del  tumo  idelacdi» 
ción  nuestra. 

Don  Vicente  Rodríguez  de  Arellano.  en  U 
refundición  que  á  fines  del  siglo  xviii  hizo  <i« 
la  comedia  de  Lope,  Lo  cierto  por  lo  dudoso,  y 
se  representó  con  mucho  aplauso,  culocó 
en  ella  muchos  versos  de  Cómo  han  de  ser  los 
amigos. 

\ín  la  nota  de  Los  Cigarrales  se  dice  que 
esta  comedia,  asi  como  la  de  El  celoso  pru' 
dente,  la  representó  Pinedo  (Baltasar  de),  có> 
mico  muy  renombrado  y  ensalzado  particular- 
mente por  Lope  de  Vega,  de  quien  fué  amigo. 

^6.    El  condenado  por  desconfiado. 

Impreso  primero  en  la  Parle  3.''  de  la  colec- 
ción peculiar  de  Tixso  (i635).  Hállase  igual 
mente,  y  bajo  el  nombre  de  Tirso,  en  el  tomo 
ó  parte  de  comedias  del  siglo  xvii,  pocoó  n«d« 
conocidaSj  que  halló  y  describió  en  i8í<7  el  se- 
ñor Adolfo  Schaeffer,  y  que  acaso  haya  perte- 
necido á  la  todavía  incompleta  colección  de 
Diferentes  autores.  (V.  Ocho  comedias  descono- 
cidas de  D.  Guillen  de  Castro...)  Leipzig,  1887 
y  tomo  t,  pág.  vui.)  En  este  tomo  se  halla 
también  otra  comedia  de  Téllez  titulada 
\mor  y  celos  hacen  discretos,  la.  cuarta  en  el 
orden  del  tomo,  asi  como  El  condenado  es  Is' 
quinta. 

Reimpresa  en  Madrid  (á  nombre  de  Tki.lbz) 
por  Francisco  Sanz,  sin  año  (hacia  1730),  en 
j.",  y  otra  vez  por  l.i  misma  ¿poca,  también 
sin  año  ni  lugar,  en  4.",  14  hojas  foliadas 
Harlzenbusch  la  incluyó  en  su  colección  de 
Autores  españoles  y  antes  en  d  Teatro  esco» 
gido,  tomo  XI. 

En  la  Biblioteca  Municipal  de  Madrid  haj 
dos  manuscritos,  copia  moderna,  de  esta  co 
media  con  el  nombre  del  autor. 

D.  Manuel  de  la  Revilla  hizo  dos  refundí' 
ciones  de  esta  obra,  que  han  quedado  manus- 
crita» y  posee  hoy  el  Sr.  .Menéndcz  y  Pclayo. 
Mr.  Alfonso  Royer,  autor  de  una  Historia  uní- 


DEL  TEATRO  DE  TIRSO  DE  MOLINA 


r»gi  <ttt  Italro^  tradujo  csU  y  otras  obr«s  de 
Vaso  j  las  publicó  en  París,  i^3,  8.* 
Imiucaones  parciales  y  episódicas  abundan 
nuestro  antiguo  teatro,  y  aun  en  el  moder- 
•  fll  mal  apóstol  y  el  buen  ladrón,  de 
■^uscb. 
De  ios  trabajos  críticos  acerca  de  este  drama 
15  dado  cuenta  cq  el  prólogo  del  tomo  i  de 
ojiección  de  Ttnso. 
Esta  comedia  es  una  de  las  ocho  en  que 
"t«so  turo  un  colaborador  que,  probablemen- 
e,  será  distinto  en  cada  una.  Por  las  razones 
largamente  hemos  expuesto  en  nuestras 
fapatigacioncs  bio-bibiiográ/icas  acerca  Je 
"irso  de  Molina  (pág.  102),  la  parte  que  de 
u«  oimcdia  corresponde  á  Tirso  no  es  pe- 
'bra  de  tal  grandeza  no  pudo  ser  ima- 
das que  por  una  sola  persona  que  es- 
ivi«s<  á  la  altura  del  asunto.  Abandonada 
por  el  autor,  sufrió  en  poder  de  los  có- 
licos algunas  modificaciones  poco  esenciales, 
I  '■  bastaron  á   Tirso  para  negarle  su 

por  entero. 
Al  ñnal  de  la  obra  dicen: 

IrtA  í*io  más.  á  Ñapóles  vamos 

A  contar  este  suceso. 
lOKi&r.o.   Y  porque  es  ¿sie  t.in  arduo 
y  difícil  de  creer, 
tiendo  rerdudero  el  caso, 
v»y*  el  que  f»iere  curioso 
aporque  sin  .ser  escribano 

y  si  no  mds  dilatado 
en  la  V/J.»  df  los  Padres 
podrá  fácilm'-nte  lullarlo. 
V  con  jquesio  da  fin 
Kl  pnayor  dciCnHfiadn, 
y  pena  y  t^loria  trocadai. 
El  cicló  os  guarde  mil  años. 

Hftlió,  pues,  Tirso  el  suceso,  con  todos  sus 
kccidentes  referidos,  en  las  obras  de  Belarmino 
en  Us  Vidas  de  los  Padres  del  Yermo,  citas 
in  p  les  de  evacuar  ciertamente. 

Pr-  .diente,  lo  que  el   Sr.  Menéndez 

*idal  establece  en  su  Discurso  como  fuentes 

:l  Condenado  por  desconfiado  son  lo  que  pu- 

Itcramuü    llamar   fuentes  de  las  fuentes   del 

i&niú. 

Arrancan  de  un  episodio  del   Mahabharata, 

|ue  aunque  por  si  mismo  no  tiene  semejanza 

)n  el  asunto  de  la  comedia,  si  la  tiene  con 

irioi»  cuentos  persas,  árabes  y  hebreos  en  que 

licho  cuento,  ú  otro  parecido,  fu¿  rcsolvién- 

y  modificándose  hasta  parar  en  ciertas  le- 

»s  de  anacoretas,  cuya  vida  penitente  se 

Igonacon  la  de  algún  miserable  ó  crimi- 

qa«,  iin  embargo,  realizan  actos  de  extre- 

la  ^rtud. 


El  episodio  de  la  vida  de  Pafnucio,  tan  be- 
llamente novelado  por  Anatúlio  Francc,  jun- 
tándole otro  del  mismo  origen,  el  de  Santa 
Tais  ó  Santa  Teodora,  que  asimismo  es  tan 
conocido  de  nuestros  dramáticos  del  siglo  xvii, 
parece  el  tránsito  natural  al  lindo  ejemplo  (el 
tercero)  que  D.  Juan  Manuel  colocó  en  su  Li- 
bro de  l*alronio  ó  Conrfe  Lucanor, 

Pero  asi  y  todo  la  semejanza  es  incidental, 
como  lo  es  igualmente  la  del  ermitaño  após- 
tata, que  también  cita  y  aprecia  debidamente 
el  Sr.  Menéndez  Pidal.  Los  dos  juntos  casi 
componen  el  Condenado.  Queda  el  engaño  del 
Demonio  y  el  bellísimo  cpiv»dio  del  Pastorci- 
llo,  que  quizá  sean  de  la  invención  de  Tirso, 
asi  como  otros  de  menor  cuantía  que  hay  en 
su  comedia. 

Como  se  ve  por  los  últimos  versos  de  la 
obra  resulta  también  que  su  verdadero  titulo 
lué  antes  de  ser  coleccionada.  El  mayor  des- 
confiado y  pena  y  gloria  trocadas. 

27.  Ua  eondesa  bandolera  6  la  IVlnta 
del  cielo. 

Ea  el  cuerpo  de  esta  obra,  que  íigura  en  el 
presente  volumen,  van  expuestas  las  razones 
que  hemos  tenido  para  preferir  como  texto 
principal  (aunque  todas  las  variantes  van  ano- 
tadas; de  modo  que,  en  realidad,  están  ambos) 
el  códice  16.698  de  la  Biblioteca  Nacional  que 
lleva  el  título  de  La  Ninfa  del  cielo  al  impreso^ 
titulado  La  Condesa  Vandolera,  edición  suel« 
ta,  sin  lugar  ni  año,  pero  de  fínes  del  siglo  xvii 
y  á  nombre  de  Tipso  de  Molina. 

La  mayor  antigüedad  aparece  comprobada 
por  otros  dos  manuscritos  de  la  misma  Bi- 
blioteca, ambos  del  siglo  .xvii,  y  uno  con  el 
dictado  de  auto  sacramental  y  algunas  varian- 
tes: el  otro  está  incompleto. 

Al  6nal  de  la  obra  dice 

Carlos,  Y  aquí 

da  fin  La  Ninfa  del  ciei>. 
cuy.-»  prodigiosa  vida, 
por  caso  admirable  y  nuevo, 
Ludovico  Blosio  escribe 
en  sus  morales  ejemplos. 

Trátase,  pues,  de  un  caso  que  había  suce- 
dido en  Sicilia  ó  que,  al  menos,  tenia  tradi- 
ción de  tai  en  su  favor. 

Fué  este  asunto  llevado  más  de  una  vez  al 
teatro,  como  se  verá  por  estas  obras  que  si- 
guen: 

La  Ninfa  del  Cielo;  auto  representado  en  el 
Corpus  de  ibig  en  Sevilla.  Lo  hizo  laCompa* 


XVI 


CATALOGO  RAZONADO 


nía  de  Juan  Acacio  Bernal.  (S.  Anona:  Anaies 
dc¡  teatro  cu  Scyill,],  pág.  317;. 

Comedia  fjmosa.  La  Vandolera  de  Italia  y 
enemiga  de  /os  hombres.  Üe  un  ingenio  de  esta 
corle,  Oebc  Je  haber  una  impresión  suelta  del 
siglo  xvii,  porque  se  atribuyo  esta  comedia  á 
n.  Podro  Calderón,  si  bien  D.  Juan  de  Vera 
Tasis  negó  que  fuese  buya,  y  porque  en  el  Ca- 
tálogo de  Medcl  (1733)  aparece  ya  citada. 

Tengo  á  la  vista  dos  impresiones  del  si- 
u,\u  XVIII,  la;^  dos  con  el  titulo  referido;  una 
de  Salamanca,  Imprenta  de  la  Santa  Cruz,  sm 
añu,  en  4.".  y  otra  de  Barcelona,  por  Francisco 
Suriá  y  Bureada  (hacia  1770),  también  en  4.°, 
y  con  30  hojas  sin  numerar. 

Figuran  en  esta  obra,  además  de  los  princi- 
pales personajes  (la  Condesa  Ninfa,  el  Duque 
de  Calabria,  Anselmo  y  Laura),  otros  como 
Rumíelo,  que  sustituye  á  Roberto,  Bato,  gra- 
t/oso,  ele. 

p-1  Demonio,  que  en  La  Condesa  apenas  tie- 
ne papel,  aquí  ñgura  mucho.  Entra  desde  lue- 
go en  acción  manifestando  sus  propósitos  de 
hacer  caer  á  la  casta  Condesa  Ninfa;  y  sigue  in- 
lerviniendo  en  todo,  hablando  al  oído,  lo  mis- 
mo de  la  dama  que  del  Duque,  para  vencer 
sus  escrúpulos.  Los  sucesos  desarróllanse  del 
mismo  modo  que  en  La  Condesa,  salvo  que 
algunas  circunstancias  y  episodios  (como  el 
de  la  vi«;i('in  de  Li  Muirre»  llevan  orden  dis- 
tinto. 

Faltan  pcrsoiM|fs,  citnn»  i¿i  L>ui4uusa;  pues 
el  Duque  es  soltero,  y  al  hnal  ofrece  casarse 
con  Laura. 

Termina  diciendo  el  Duque: 


Y  tiqui  tiene  fin  dichoso. 
1  ara  iidmiración  v  ejemplo, 
La  WsnJoiera  >ie  Italia, 
cuyo  ca^o  verdadero 
l.udovico  blosio  escribe: 
perdonad  sus  muchos  yerros. 


hcs  casi  lo  mismo  que  lo  escrito  antes, 
tsu  refundición  fué  prohibida  por  edicto  de 
la  Inquisición  de  1806  «por  pasajes  obscenos 
de  la  tercera  jorn  ida,  y  salir  el  Ángel  Custodio 
Jesús  hecho  comediante  y  cantarse  el  Te 
üewn». 

Pero  ya  acaso  antes  Lope  de  Vega  habla 

j^iratado  un  asunto  muy  semejante  en  Las  dos 

!  íw«./ii/f  r.fí  y   fmtJación  de  la  Santa  llerman- 

da:  de    Joíedo,  impresa  lardiamenie  en  in3o. 

(V.  ()brai  de  Lope  de  Vega  publicadas  por  la 

Real  Academia  Española,  Tomo  ix,  págs.  ix 


Kn  esta  obra,  en  vez  de  una  son  dos  Its  da- 
mas burladas  por  sus  galanes  y  que  se  lanzan 
al  monte  como  bandoleras:  el  desenlace  es  más 
pacifico,  pues  ios  burladores  acaban  por  ctf 
sarse  con  sus  victimas, 

lista  comedia  de  Lope  fué  refundida,  en  el 
mismo  siglo  xvii,  con  el  título  de  Comedia  fa- 
mosa. A  lo  que  obliga  un  agrario  y  tas  her- 
manas vandoleras.  De  dos  ingenios. 

Xo  conozco  la  edición  del  siglo  xvn,  que 
debe  de  existir,  porque  la  obra  aparece  citada 
en  el  Catálogn  de  Medel,  impreso  en  1735. 

También  cita  éste  otra  de  igual  titulo  atri- 
buida á  Calderón;  pero,  como  no  es  suya,  debe 
aludir  á  La  Bandolera  de  Italia. 

Sólo  hemos  visto  de  .1  lo  que  obliga  un 
agravio  una  impresión  hecha  en  Valencia,  por 
José  y  Tomás  de  Orga,  en  1 78 1 ,  en  4.",  con  3a 
páginas. 

Kn  cuanto  á  quiénes  sean  los  dos  ingenios 
se  dice  al  final  de  la  obra: 

Y  aquí  ponen  lin  dichoso 
A  ¡o  (jitf  obliga  un  agravio, 
Matos  y  Villaviciosa 
que  agradaros  solicitan. 

Barrera  da  como  anónima  esta  obra. 

Una  de  las  variantes  (la  de  Luis  Vele*)  ¿* 
la  célebre  tradición  extremeña  de  la  SerratU 
de  la  Vera,  tiene  asimismo  completa  análoga 
con  la  NinJ'a  del  Cielo  y  hasta  en  el  fin  vio 
lento  de  la  heroína,  que  en  España  muer 
ajusticiada.  Lope  que  también  dramali/ó  csü 
asunto  lo  hij:o  con  más  honestidad  y  decencia 
aunque  probablemente  con  menos  acuerdo  | 
semejanza  con  la  leyenda  ó  historia. 

Conquista  (La)  de  Valencia  por  el  Cid. 

(Véase  Cobarde  (El)  más  valiente 


Convidado  (El}  de  piedra. 

(Véase  Burlador  (El)  de  Sevilla.) 


38.    La  Dama  del  Olivar. 

Se  imprimió  en  I.1  iKirte  5.»  de  la  colcccii^ 
especial  de  Tjkso  (Madrid,  i63»>),  la  novena  e 
el  orden  del  tomo,  y  ha  servido  de  original  par 
la  reproducción  que  damos  en  el  presente 

Fué  hábilmente  refundida  por  Mesoner 
Romanos  y  representada  como  indica  el  títuli 
de  un  ejemplar  manuscrito  que  existe  en  li 
Biblioteca  Municipal. 

Loren\a  la  de  Estcrcuel.  Comedia  que  bax 
el  titulo  de  La  Dama  del  (olivar  escribió 
Maestro  Tirso  de  Molina,  refundí Jj  en  tre 


DEL  TBATRO  DE  TIRSO  Di 


O.  RoHi'ni  (u    Mesotitro  Romanoa. 
itpretentada  por  primera  voí  en  el  teatro  de 
t  aü  iie  Juniü  de  if(2j.  En  la  B¡- 
.  jnal  exisie  otro  manuscrito  del 
lismo  ano.  Duran  equivücadamente  atribuyó 
&U  refundición  á  D.  Dionisio  Solis. 
El  asunto  de  esta  leyenda  está  relacionado 
la  historia  de  los  primitivos  tiempos  de  la 
|Orden  de  la  Merced,  á  que  pertenecía  Tirso, 
juien  la  habrá  hallado  en  cualquiera  crónica 
su  Orden. 
Al  final  dice 


íaM45.    Partamos  i  ZariiK<)za, 

V  al  General  que  };obiernn 
l4  Orden  de  la  Merced, 
fcdti.i  N'olasco,  que  es  piedra 
dtvma  de  e.src  cdilicín, 
convidaremos  que  venga 
d  tomar  la  posesión 
dest.i  N'irgen  pura  y  bella; 

V  labrándose  »l  momento 
fabrica  que  permanezca 
en  honra  de  nuestra  sangre, 
la  piedad  ara^^one&A 
tendrá  un  santuario  más. 

~Í9.    Del  enemigo  el  primer  conseio. 

Hállase  esta  comedia  en  la  Parle  ,7.'  de  la 

>lec«:i''>n  particular  de  Tinso  (Torlosa,  1634), 

ra  del  tomo.  La  incluyó  D.  Juan  Fu- 

iruenbusch  en  el  xi  de  su  Teatro  es- 

agiJo  de  Fu.  GABUtEL  Téulkz,  y  después  en 

lores  españolea. 

KsTa  i)bra  parece  ser  una  de  las  últimas  de 

'rpso,  y  hahírse  escrito  hacia   iiVÍ2.    fin   el 

irimcr  acto  hay  una  relación  que  no  tiene 

lenys  de  379  versos  seguidos.  Calderón,  sin 

ibargo,  habla  puesto  otra  en   Las  manos 

\lanca$  no  ofenden,  en  que  el  cómico  que  la 

:iuse  tenia  que  decir  455  versussin  respirar. 

La  obra  de  TtHso  tiene  muy  buenos  carac- 

:rcs,  especialmente  el  D.  Alfonso,  y  está  bien 

fersificada. 

Del  mal  el  menos  y  averigüelo  Vargas. 

(V^ASc  Averigüelo  Vargas.l 

3ij.    Desde  Tulfdo  á  Madrid* 

Eslampóse  en  la  Parte  26  de  tas  Comedias 
}¡idaí  de  vanos   autores,   Madrid,  Fran- 
Nieio,  166Ó,  4.',  ocupando  el  séptimo  lu- 
jar entre  las  del  tomo  y  atribuyéndola  alMxKS- 
mo  TiKSo  DE  Molina, 
Es  indudablemente  suya  y  de  las  mejores: 
isla  la  simple  lectura  para  probarlo.  Empe- 
lzós«  á  escribir  en  Toledo  á  los  comienzos  del 
^iglo  xva;  pero  fué  concluida  ó  retocada  des. 

OOMSDIJkS  DE  TIRSO  OS  MOUXA.— TOMO  II 


pu¿4  de  X  de  Junio  de  lóaS,  en  que  se  rindió 
Bredá  í  Acto  tercero,  escena  í).  Debe  de  faltnr 
algo  en  el  tercer  acto,  según  ya  advirtió  Hart- 
zcnbusch  oportunamente,  al  incluirla  en  «,u 
tomo  de  Autores  españoles. 

También  la  publicó  D.  F.  Grima u^  ,  ->.- 
launde  en  su  Teatro  antiguo  español,  Madrid, 
j837.  i  6." 

Kn  la  Biblioteca  Municipal  de  esta  corte  hay 
el  manuscrito  anónimo  de  una  refundición 
con  el  titulo  de  Lo  ^ue  en  seis  leguas  sucede 
desde  Toledo  á  II leseas,  1831;  en  cuatro  actos 
en  verso. 

Y  fué  también  refundida  é  impresa  con  e\  ti- 
tulo: Desde  Toledo  á  Madrid.  Comedia  del 
Maestro  Tirso  de  Molina,  refundida  y  puesta 
en  cmco  actos  por  O.  Manuel  Bretón  de  los  He- 
rreros y  D.  Juan  Eugenio  Hartxenbusch.  Jic- 
presentada  en  el  teatro  del  Principe  la  noche 
del  34  de  Diciembre  de  1 847.  Madrid,  Im- 
prenta de  D.  S,  Omaña.  I  849,  S."  mayor.  (De 
La  España  Dramática.)  Según  D.  Eugenio 
Hartzenbusch,  en  la  Bibliografin  de  su  padre 
(pág.  ó8)  D.  Juan  Kugenio  «arregló  los  actos 
cuarto  y  quinto». 

3i.    Don  Gil  de  las  calzas  verdea. 

Imprimióse  primero  esta  comedia  en  la  Par 
le  4.^  de  la  colección  especial  de  Tirso  (i 635). 
Reimprimióla,  sin  lugar  ni  año  (en  Madrid, 
hacia  1734,  4-",  i*<  hojas  sin  numerar),  doña 
Teresa  de  Guzmán,  con  el  aditamento  de  Co- 
media  sin  fama,  que  puso  á  otras  muchas  d< 
nuestro  autor,  para  la  reimpresión  del  cual' 
tenia  privilegio  por  diez  años,  desde  173a. 

También  figura  en  la  colección  de  Ortega 
(lomo  I  de  loi  cuatro  de  Tmso);  en  el  Tesoro, 
de  Ochoa  (tomo  iv),  en  el  tercero  del  Teatro 
escogido  de  Fr.  Gabriel  Télleii,  de  Harircn-^ 
husch  y  en  Autores  españoles. 

Suelta  hay  una  impresión  moderna  de  Va- 
lencia, Terraza,  Aliena  y  Compañía,  1884, 
en8.« 

Don  Dionisio  Solis  arregló  algo  esta  coine-^ 
dia  para  que  pudiese  representarse  sin  escrú- 
pulo á  principios  del  siglo  xix.  Fernando  VI|J 
se  reía  mucho  en  su  representación. 

Tirso  la  escribió  antes  de  La  Villana  de  \'a'\ 
llecas,  que  se  menciona  dos  veces  (acto  pri- 
mero, escena  I  y  acto  segundo,  escena  \lll>, 
y  también  antes  de  la  caida  del  Duque  de  Lcr- 
ma  (Octubre  de  1618).  según  la  escena  tercera 
del  primer  actu, 

II 


RAZONADO 


3a.    Doña  Beatriz  de  Silva. 

Imprimió  Tipso  esta  comedia  en  la  Parte  4.' 
de  las  suyas  (Madrid,  i(i35),  la  sexta  en  el 
orden  del  tomo,  y  es  el  original  que  nos  ha  ser- 
vido para  la  reproducción  nuestra  que  se  halla 
en  el  tomo  anterior  (pág.  48(1). 

Reimprimióla  hacia  Í734  D."  Teresa  de  Guz- 
mán,  con  el  siguiente  título:  Comedia  famosa 
Favorecer  á  todos  y  amar  á  ninguno,  í)oña 
fícalri\  Je  Syli>a.  Ih't  Maestro  Tirso  de  Mo- 
lina. Madrid,  sin  año,  4.",  40  págs. 

Debió  de  escribirse  hacia  ifiíS,  pues  se  habla 
del  Motu  proprio  de  Paulo  V  en  favor  de  la  In- 
maculada Concepción  de  la  Virgen.  Al  final 
dice  D.  P.  Girón: 

Para  l.i  te)>unda  parte, 
senado  Ilustre,  0$  ¿onvida 
el  autor  con  lo  que  fnlia 
Jesia  historia  percKrma: 
lu  íuiidación,  los  milagros, 
regocijos,  alejarías, 
de  la  Concepción  y  muerte 
de  doña  Ücatri/ dé  Silva. 

IvOpe  de  Vega  trató  este  mismo  asunto,  si  es 
que  es  suya  la  que  corre  con  el  titulo  de  l'l 
milagro  de  los  celos  y  Don  Alvaro  de  Lu- 
na, de  Lope  de  IV^a  Carpió,  en  impresiones 
sueltas  del  siglo  xvin.  K\  hecho  de  haber  ha- 
llado cabida  en  la  colección  académica  de  Lope 
autoriza  la  paternidad. 

Kn  la  Biblioteca  Nacional  existen  dos  anti- 
guos y  excelentes  manuscritos  de  la  comedia 
de  Lope,  aunque  indebidamente  atribuidos  á 
Tritsü  DE  Molina.  Son  ambos  del  siglo  xvii. 
ll\  mci'or,  que  lleva  el  número  15.435,  se  imi- 
lla líi  milagro  por  los  celos,  y  de  letra  más 
lodcrna:  «De  Lope  de  Vega.»  Empieza  asi: 

Ret.  Dejadme  solo  sin  persona  alguna. 

D.  Alvan.  Defpejemci.s  U  sala,  caballeros. 

que,  como  se  ve,  enmiendan  ya  la  primera  in- 
corrección del  impres(j.  Pero  de  letra  posterior 
se  cambiaron  estos  dos  versos  asi: 

Rey.  ¡Oh.  qu¿  proposición  t«ri  importunal 

Dcjadine. 
ftAbVM.  Oe»pe¡emot,  caballeros. 

^uc  es  como  prevaleció  en  el  segundo  ciSdicc 
aunque  tampoco  esta  variante,  igualnientc 
aceptable,  pasó  al  impreso. 

Este  segundo  manuscrito,  número  16.40a, 
lleva,  aunque  de  letra  muy  moderna,  las  pala- 
bras «TiHSu  i>f  .Molina»  y  el  titulo  de  /J.'  Bea- 
triz de  Silva,  puesto  por  el  copiante,  que,  por 
error,  escribió  primero  D.*  Beatriz  de  Castro. 


Este  texto  es  muchíi   mci 
otro,  ttabicndusc  suprimido  los  pasajes  ataja- 
dos, sin  duda  para  la  rcprescniación.  y  aun  al- 
guno.'; otros. 

Podemos  coaocer  aproximadamente  la  fecHa 
del  jnás  completo,  pues  al  principio  de  la  se- 
gunda jornada  trae  el  reparto  con  la  misma 
letra  del  textJO,  en  esta  forma:  *Rcy,  Autor; 
¡I.  Alvaro,  .\Ionso;  U.  Juan  de  Silva,  Bernar- 
diño;  Siiveira,  Tomás;  Heyna,  Sra,  Micaela; 
/J.*  fíeatri\,  Sra.  Isabel;  Leonor,  Sra,  Dorotea; 
Gentilhombre,  Ortcgón.» 

EsieOrtegón,  llamado  Pedro,  murió  en  ió3ii 
y  estuvo  casado  con  Micaela  López,  que  fué  U 
que  en  el  reparto  hizo  la  Reina.  Isabel,  será 
Isabel  la  Velera;  Dorotea  tcoia  el  apellido  de 
Sierra;  Alonso  será  el  de  Olmedo,  etc.  Debe 
ser,  pues,  anterior  á  ifijó  esta  copia,  lo  que  le 
aproxima  inás  á  Lope  de  Vega,  pues  en  esa 
cpixa  apenas  habían  empezado  las  refundi- 
ciones. 

Barrera,  quecoaoció  uno  de  estos  manuscri- 
tos, el  segundo,  al  ver  la  firma  de  «Cortés»  ai 
íin  de  cada  jornada,  creyó  ser  éste  el  autor,  y 
Cijñ  el  titulo  de  Doña  lícalriií  de  Silva,  adju- 
dicó en  su  Catálogo  la  obra  á  Cortes  de  Are- 
llano. 

Posteriormente,  el  toledano  Blas  Fernández 
de  Mesa  volvió  á  dramatizar  el  asunto  con  el 
titulo  de  La  Jundndnra  de  la  Santa  Concep- 
ción, (Comedias,  primera  y  segunda  parte  de  ta 
Vida  y  muerte  de  liona  Itcatri^  de  Stli'a,  Mi 
de  los  Condes  de  Porlakgre:  Fueron  amclu!' 
das  en  Toledo:  la  primera  parte,  á  11  de  Junl 
de  1664,  y  al  final  dice: 

Y  si  esta  p.iric  es  contenta 
que  escribió  ntra  i't'f  \a  plumi 
de  Bliis  de  Mesa,  os  ofrece 
iattiis  vista,  la  segunda. 

TiBSu  habla  ofrecido  esta  segunda   parle  qi 
por  lo  visto,  nu  llevó  á  cabo. 

La  de  Mesa  lleva  la  fecha  de  14  de  Junio  dctj 
mismo  año  1664,  tres  días  después  de  la  pri- 
mera, que  serian  los  que  tardarla  en  copiarla. 
Llevan  además  censuras*  fechad^';  en  roIrrHl..^ 
en  el  referido  año. 

r.xistc  el  manuscrito  en  la  Ribiiniccq  n.icpi-! 
n,!!,  donde  igualmente  hay  otro  ejemplar  con] 
algunas  variantes,  pero  con  la  fecha  de  la  licetj- 
cia  para  la  representación,  también  de  1664.] 

Aunque  el  personaje  principal  es  histórico,! 
ni  la  c^poca  ni  los  sucesos  corresponden  con  losi 
de  la  comedia,  sino  es  que  están  engañadas  los] 
que  escribieron  de  las  cosas  de  Toledo  qu«j 


TWMOLIÑi 


TIX 


en  vitir  á  D.*  Beatriz  de  Silva  en  tiempo  de 
1  Reina  Católica  y  morir  en  149a. 
En  la  obra  titulada:  l.a  Margarita  escondí- 
da.  Vida  admirable  y  nnlagrma  de  la  lima,  y 
nttttliMma  Sra.  D*  fíealrif^  de  Siii>a...  Com- 
púsola en  el  año  ¡nbi  Sor  Catalina  de -San 
Antonio,  monja  profesa  del  Real  Convento  de 
Toledo.,,  publicada  por  las  RR.  MSÍ.  Comcp- 
I  cionistas  de  la  ca^a  molrf^  de  Toledo...  Ma» 
drid,  1903.  en  4.",  i<)3  pá|ís.,  se  cuenta  su 
trida,  poco  más  ú  mcnoa,  comn  lo  hace  Timso 
80  SU  comedia. 

Dolía  Beatriz  era,  st-yuD    su    hisiunadora, 
(tama  de  la  Reina  Isabel  de  Portugal,  segunda 
mujer  de  D.  Juan  11  de  Castilla,  y  hermana  de 
jD.  Dicjíu  de  Silva,  conde  de  Portalcgre.  Su 
[peregrina  hermoura  despertó  en  la  Reina  tales 
recios,  que  la  mandó  encerrar  en  un  cofre  ^ava 
ique  allí  muriese,  siendo  milagrosamente  sal- 
ivad ida  por  la  Virgen,  Retirada  á  San- 
I**»  ^'                1  l*eal  de  Toledo,  vivió  alli  más  de 
jireina  años  y  después  íundii  el  primer  Conven- 
llo  de  Concepción  islas,  muriendo  santamente 
1 1490,  á  los  sesenta  y  seis  años  de  su  edad. 
S»  esto  es  cierto  pudiera,  no  existir  contra- 
ficción,  sino  hasta  un  f.indo  de  verdad  en  las 
les  aventuras  de  la  comedia.  Si  tenia 
>  seis  años  i  su  muerte,  nació  en  1434. 
^SUba,  pues,  en  lo  mejor  de   su   juventud 
Euando  en  14.^7  vino  á  Castilla  como  dama  de 
ReiTia  poriugtitrsa,  y  pudo  muy  bien  irierecer 
prclcrencias,  quizá   meramente  pla- 
M  Rey,  pero  que  despertarían  el  en- 
no  de  su  iracunda  consorte. 

33.     La  elección  por  la  virtud. 

Figura  impresa  por  primera  vez  en  la  cokc- 
pión  propia  de  su  autor,  Parte  _?.*  (Toriosa, 
"\)',  la  quinta  err  el  orden  del  lomo,  y  de 
]ui  ha  sido  reproducido  en  el  primero  de  esta 
jlaesira  (pág.  343). 
Reimprimióla  á  principios  del  siglo  xvin 
I.*  Teresa  de  tluemán  con  el  título  de:  Co- 
pedia/amosa.  La  elección  por  la  yirtud.  Sixto 
"kiinío  Del  Maestro  Tirso  de  Molina.  Madrid, 
.,  4.*,  40  págs.  Y  con  las  comunes  omisio- 
y  lagunas  en  los  demás  textos,  Hgura  lam- 
pen en  el  tomo  m  de  los  de  Tirso  en  la  colec- 
Pón  de  Ortega. 
Al  fin  de  la  obra  ofrece  Tirso  una  segunda 
e,  diciendo. 

Si  los  sucesos  extraños 
auiere  saber  el  curioso 
ac  Sixto  Quinto,  en  cuatro  años 


(e  cunviJo,  que  son  tantos 
que  no  pueden  reducirse 
J  tan  corto  y  breve  espacio. 

La  fecha  de  la  composición  de  esta  come- 
dia parece  corresponder  á  fines  de  1622, en  que 
se  representó  en  el  palacio  real,  (Véase  d 
tumo  IV  de  las  Obras  dramáticas  de  Lope  de 
Vega  en  Autores  españoles.) 

Don  Juan  de  Matos  Frajíoso  plagió  esta  obra, 
como  otras  muchas,  en  la  que  tituló  El  hijo 
de  la  piedra,  que  fígura  en  U  primera  v  única 
parte  de  sus  comedias,  impresa  en  Madrid, 
en  K)58.  Fue  reimpresa  suelta  con  el  título 
algo  variado,  asi:  El  hijo  de  la  piedra  y  se- 
gundo Pío  V.  San  Félix.  De  D.  Juan  de  Ma- 
los  Eregoso.  Madrid,  Antonio  Sanz,  1756,  4.', 
36  págs.,  por  donde  se  ve  la  ignorancia  del  que 
puso  el  titulo,  pues  canoniza  por  sola  su  au- 
toridad á  Félix  Peretli.  En  la  Biblioteca  Na- 
cional hay  un  manuscrito  antiguo  (del 
glo  xvii)  de  esta  obra. 

Es,  como  hemos  dicho,  un  plagio  de  la  de 
TÉLi.Ez.  Cambió  algunas  escenas  y  escribió  de 
nuevo  su  obra;  pero  el  asunto  es  el  mismo, 
aunque  no  paró  en  la  elección  de  cardenal  en 
lavor  del  protagonista,  sino  que  llegó  hasta  su 
advenimiento  al  papado. 

El  que  fuere  bobo  no  camine. 

fVcase  Bl  castigo  del  pensé«qne.) 

34.    En  Madrid  y  en  una  casa. 

Imprimióse  en  la  Parte  35  de  la  gran  colcc« 
ción  de  Comedias  escogidas  de  diferentes  inge- 
nios! Madrid,  Lucas  Antonio  de  Bedmar,  1671): 
la  cuarta:  atribuyéndola  á  D.  Francisco  de 
Rojas. 

Con  posterioridad,  y  suelta,  se  publicó  una 
refundición  de  esta  comedia  como  de  D.  Pedro 
Calderón,  y  con  el  título  de  Lo  que  hace  un 
manto  en  Madrid.  De  ésta  hay  copia  del  si- 
glo xviii  en  la  Biblioteca  Nacional,  también  á 
nombre  de  Calderón.  (Ms.  17.314.) 

De  ósic  no  es.  porque  no  figura  en  la  lista 
auténtica  que  de  sus  obras  envió  al  Duque  de 
Veragua. 

La  primera,  esto  es,  la  titulada  En  Madrid 
y  en  una  casa,  tampoco  parece  de  Rojas,  ni  por 
sus  circunstancias  intrínsecas,  ni  porque  aquel 
poeta  no  la  incluyó  entre  las  suyas. 

En  estas  condiciones,  por  el  año  i83q,  halló 
D.  A  Iberio  Lista  un  tomo  que  la  contenía,  v  en 


JADO 


el  primero  de  los  artículos  crjticos  del  Teatro 
escogido  de  Fr.  Gabriel  TtHlex,  que  empezaba 
á  publicar  Harlzenbusch,  escribió: 

«V  ya  que  hablamos  de  Tirso  nos  atrevemos 
a  suplicar,  lanío  al  ediior  de  la  Galería  dramá- 
tica como  al  Sr.  Duran  que  tan  generosamente 
se  ha  interesado  en  el  buen  éxito  de  esta  em- 
presa, averigüen  imparcialmentc  y  con  dete- 
nimiento si  la  comedia  intitulada  t^n  Madrid 
y  en  una  casa  es  ó  no  de  aquel  autor  cómico. 
ICl  ejemplar  que  poseemos  de  esta  pieza,  y  que 
parece  arrancado  de  un  tomo  antiguo  de  co- 
tncdiaSt  la  atribuye  á  D.  Francisco  de  Rofas. 
Una  nota  manuscrita...  dice:  *í'2s  la  misma,  con 
corta  diferencia  q\te  la  que  se  halla  en  este  lomo 
con  el  titulo  de  Lu  que  hace  un  manto  en  Ma- 
drid, de  Calderón.*  El  anotador  continúa:  «yo 
creo  que  es  de  Rojas.*  A  mí  no  me  lo  parece; 
porque  Rojas  no  podia  escribir  dos  páginas  sin 
algunos  rasgiis  gongorinos,  y  esta  comedia  no 
los  tiene.  Su  estilo  es  de  Tirso:  deTiHSo  son  las 
incertidumbres  del  galán;  las  intrigas  y  trave- 
suras de  la  dama  para  traerle  desvelado;  hasta 
los  chistes  del  gracioso  son  suyos.  Si  las  inves- 
tigaciones eruditas  que  pueden  hacerse  en  la 
escogida  colección  del  Sr.  Duran  justifican  esta 
opinión  nuestra,  creemos  muy  justo  restituirle 
h  nuestro  Tirso  una  composición  algo  más  re- 
guiar,  aunque  del  mismo  género  que  otras  su- 
yas, }  que  no  cede  á  ninguna  de  ellas  en  la  sal 
cómica  y  en  la  gracia  del  estilo.»  (Lista:  Ensa- 
yos literarios,  II,  97.)  * 

Hartzenbusch  estudió  el  asunto  y  vio  que, 
•en  efecto,  no  se  puede  dudar  que  salió  de  la 
pluma  de  Tipso:  trama,  diálogo  y  lances  lo 
están  diciendo.»  Y  en  le  de  esto,  la  incluyó  en 
el  tomo  de  TÉtLEz  de  la  Biblioteca  de  Auto- 
res española. 

Creyó,  además,  que  lo  que  Rojas  habla  he- 
cho habla  sido  refundir  el  acto  tercero,  y  que 
esta  refundición  es  la  que,  cayendo  en  manos 
de  un  impresor  ignorante,  bautizó  con  el  titu- 
lo de  Lo  que  hace  un  manto  en  Madrid,  y  ad- 
judicó á  Calderón,  cometiendo  con  ello  un  do- 
ble desatinií.  pues  ni  es  de  Calderón  ni  el  títu- 
lo que  el  rclundid(jr  quiso  darle  fué  aquel,  sino 
el  primitivo,  como  se  prueba  con  los  últimos 
uTsos  de  la  refundición,  que  dicen: 

El  cétertt;  que  esto  basta, 
V  el  saber  lo  que  sucede 
í"»!  Madrid  y  en  una  casa. 

Kn  cuanto  á  que  sea  Rojas  el  autor  de  Lo  que 
hace  un  mctnto,  nos  parece  aserción  poco  fun- 
dada; V,  tanto  más,  cuaDto  qoe  el  mismo 


Hartzenbusch  añrma,  con  razón,  que  ni  a 
en  cuanto  á  la  obra  primitiva  «por  desgracia 
no  poseemos  el  texto  genuino  de  la  obra  origi- 
nal: el  acto  tercero  de  En  Madrid  y  en  una 
casa,  está  evidentemente  mutilado,  y  el  desen- 
lace resulta  frío,  soso,  mal  trabado  con  lo  que 
antecede  y  ajeno  de  lodo  artilicio,  cuando  en 
lo  demás  de  la  comedia  hay  artiñcio  con  ex- 
ceso.» 

Para  enmendar  esto  de  algún  modo,  Harl- 
zenbusch, con  acierro,  imprimió  en  el  apéndi- 
ce el  acto  tercero  de  Lo  que  hace  un  manto,  que 
es  mucho  mejor  y,  de  seguro,  más  parecido  al 
que  T¿LLEz  habrá  puesto  en  su  obra. 

Tenemos,  pues,  que  una  gran  parte  del  ter- 
cer acto  de  la  obra  que  Lista  adivinó  como  de 
Tirso,  no  es  suya.  Por  mi  parte,  añadiré,  que 
>as  interpolaciones  abundan  en  los  otros  dos 
actos. 

(Conocemos  la  fecha  en  que  se  hizo  esta  pri« 
mera  refundición,  que  fué  en  i635,  pues  en  la 
escena  XI  del  acto  segundo,  se  dice; 

h.  Gabr.  ¿Cuál  es  esa? 

Pachcco.  La  Casa  de  comedía, 

que  en  e^ta  misma  accru. 

por<juc  Apolo  la  cursa,  es  cuarta  esferA 
D    Gakh.  ^li.iilas  buenas  ahorar^ 
Paüiieco.   Kn  ellas,  cnmo  vn  todo,  se  mejora; 

puesto  que  Lofie  muerto, 

dudnsn  este  el  iCiitro  de  su  acierto. 
L>.  G>b«.  ¡Gr«n  pliimn  le  lia  laliadoi 
Pacheco     Fué  prcijimoso,  y  poco  celebrado 

SI  con  su  ini;eiiio'miden 

sus  alabanzas. 
D.  Garr.  .\unca  las  olvidan 

los  bien  inlencion.id'"'s; 

que  sin  él  quedan  viudos  l'is  tal>trtdo 

Esto  debía  de  escribirse  á  raíz  del  triste 
ceso;  y  en  esa  ¿poca  ya  no  escribía  Télikí  co- 
medias del  género  de  la  que  se  trata.  Ln  el 
mismo  acto  hay  unas  endechas  que  siempre 
coinciden  en  Tirso  con  comedia  dudosa  ó  aU 
terada, 

^Se  hallará  alguna  vez  el  texto  primitivo  de 
este  gracioso  drama:' 

ib.    Eftcarmientos  para  el  cuerdo. 

Aparece  impresa  primero  en  la  colección  e^ 
pccial  de  Tinsí),  Parte  5."  (Madrid,  i03fi),  ocu- 
pando el  tercer  lugur  cnire  las  demás  dct  tomo. 
Esta  impresión  ha  servido  de  original  para  la 
nuestra,  que  se  halla  en  la  pág.  55  del  volu- 
men présenle. 

Por  los  años  de  1734  la  había  reimpreso 
D.*  Teresa  de  Guzmán,  en  Madrid,  y  en  36 
páginas,  en  4.*  Figura  también,  algo  mutilada. 


I«  coiecrmn  ae  «.'riega,   lomo  Id  de  los  de 

"iDSO  DÉ  .MOLJNA. 

Uope  de  Vega  traió,  según  parece,  el  mismo 

sumo  en  la  comedia  fion  Manuel  Je  Sousa  ó 

itau/rcgio  prodifíioso  y  Principe  trocado, 

su  pieza,  sej^ún  D.  Juan  Isidro  Fajardo,  se 

Itulb  cTi  un  tomo  de  Comedias  de  Lope  impreso 

|cn  Sevilla,  aunque  no  dice  el  año,  y  al  decir 

fiairert,  la  misma  formaba  parte  de  un 

iiumo  colecticio  existente  en  la  Biblioieca  de 

[Osuna. 

Kl  suceso  que  recuerda  este  sombrío  drama 
|«,  en  gran  parte,  histórico,  y  ocurrió  al  me- 
jdtar  el  siglo  xvi.  Cíianle  varios  historiadores, 
(ui  llorado  por  los  poetas  como  Camocns, 
[en  Lus  LusiaJas  (canto  v,  oci,  46  y  47)  y  Je- 
lr6nimo  Corte  Real,  que  compuso  el  Naufragio 
le  iasÜmoso  suctssn  da  perdit^am  de  Manoet  de 
\Souía  de  Scpulveda  c  Dona  Lianor  de  Sá  sua 
^molhtr  e  jUhos  vmdo  da   India...  no  cab<i  de 
iioa  Esperanifü  na  térra  do  Naiol;  e  a  peregrt- 
[«MfOo  que  tiueró  rodeando  térras  de  Cafres 
mais  de  300  legoas  at¿  suj  mortet  compostn  en 
i«rr3W>  heroico  y  octaua  rima  pnr  icronimo  Cor- 
le Real.  Lisboa.  Sa  ofjicina  de  Simáo  Lope\, 
1594,  604."^ 

Krunet  cita  una  segunda  impresión  de  Lis- 
boa, J783,  en  8.*,  y  una  traducción  castellana 
de  Madrid,  en  l6i4  y  en  4." 

36.    Esto  ai  que  es  negociar. 

Hállase  esta  obra  en  la  a."  l'arte  de  la  co- 
lección propia  de  TitL*.e.z  (Madrid,  i63S),  la 
última  del  lomo. 

Reimprimióla  !>.*  Teresa  de  Guzmán  con 
d  titulo  de  Esto  </  ¡jtte  es  neifociar.  Comedia 
innfama.  Del  Maestro  Tirso  de  Molina.  Ma- 
drid, sin  año  (hacia  1734),  16  hojas  en  4.' 
"^  otra  edición  de  Barcelona,  imprenta  de 

.  Piícrfer.  177^,  4.*;  lü  hojas  sin  nume- 
rar,- j  Harizenbusch  la  incluyó  en  el  tomo  ix 
de  su  Teatro  escogido  de  Fr.  Gabriel  Téileí^ 
y  en  Autores  españoles, 

A  principios  del  siglo  pasado  fué  refundida 
para  representarse  en  el  teatro  con  este  titulo: 
La  strratia  de  Escocia  ó  Esto  si  guc  es  nego- 
eiür.  Comedia  del  célebre  Maestro  Tirso  de 
HoUna,  nuebamente  refundida  y  arreglada  en 
5  actos  por  J.  C.  \1.  -  en  4.".   etis- 

tente  en  la  Biblioteca  ;  otro  hay  en  la 

^'  FA  feíundtilur  lu-.^  d  célebre  galán 

Jij  icro,  que  lo  hizo  también  de  otras 

ubras  d«  T¿ia.Ez. 


A  su  vez  la  comedia  original  es  también  re- 
fundición del  Melancólico,  comedia  de  Ttnso, 
publicada  en  la  Parte  f.*  de  las  suyas.  Por 
esta  razón,  y  aunque  incluido  £'5/0  ,tí  fiir  es 
negociar  en  la  Parle  2.*,  que  contiene  obr«s 
refundidas  por  otros  autores,  es  de  creer  qi 
ésta  le  pertenezca  á  él  por  entero. 

Las  escenas  II,  VIH,  ÍX  y  X  del  acto  segunda 
son  las  mismas  que  las  III,  VI,  Vil  y  VIH  del 
mismo  acto  del  Melancólico.  En  los  demás  ac- 
tos hay  también  muchos  trozos  iguales. 

Favorecer  á  todos  y  amar  á  ninguno. 

(Véase  Doña  Beatriz  de  Siiva.l 

37.  La  fingida  Arcadia. 

Se  ha  impreso  esta  comedia  en  la  colección 
especial  de  Tirso,  Parte  5,*  (Tortosa,  tl534), 
la  pcnúllima  del  tomo. 

De  aquí  la  hemos  trasladado  al  tomo  i  d« 
nuestra  colección,  pág.  434  y  siguientes. 

Debió  de  escribirse  en  i(iai,  pues  en  ella  se 
dice  haberse  publicado  la  xvn  Parte  de  las 
Comedias  de  Lope  de  Vega,  que  salió  á  luz  en 
dicho  aflo.  Es,  como  hemos  visto  en  el  prólogo 
del  tomo  i,  muy  curiosa  para  historia  literaria 
y  la  biografía  de  Tirso  y  Lope. 

Kl  título  y  el  asunto,  aunque  variados  el 
desarrollo  y  sucesos,  han  sido  muy  favorecidos 
por  nuestros  dramáticos,  empezando  por  e) 
mismo  Lope  que  compuso  una  .Arcadia,  come- 
dia pastoral,  dedicada  al  Doctor  Gregorio  L<>- 
pez  Madera,  varias  veces  reimpresa;  Arcadia 
fingida,  de  D.  Antonio  Coello;  Arcadia  en  /íe- 
leu,  de  D.  Francisco  de  Guzmán  y  Matos;  La 
fingida  Arcadia,  de  D.  Agustín  Morcto,  (Cal- 
derón y  otro  autor  no  conocido;  tal  vez  D.  Je- 
rónimo de  Cáncer  que  solía  escribir  con  ellos. 

Masía  en  el  siglo  xviii  compuso  D.  Kamun 
de  la  Cruz  un  gracioso  saínete  titulado:  La 
fingida  Arcadia, 

38.  La  rirmexa  en  la  fiermosnra. 

Se  imprimió  en  la  colección  titulada:  JMice 
comedias  nuei'as  de  diferentes  autores.  Par- 
le  xuvii  Año  1646.  En  Valencia,  á  coala  de 
Juan  Son\oni.  4."  Figura  la  última  de  las  doce 
y  atribuida  á  Tirso  de  Molina. 

No  ha  podido  el  editor  procurarse  copia  de 
este  texto,  pues  del  tomo  que  lo  contiene  sólo 
se  conoce  un  ejemplar  existente,  según  dice 
fiarrera,  en  la  Universidad  de  Bolonia.  La  per- 
sona encargada  de  copiar  la  comedia  no  ha  pi>- 


dido  dar  con  él.  Reprodúcese,  pues,  el  texto 
que  di6  Hartzenbusch  en  el  lomo  vii  de  su 
Teatro  escogido  de  Fr.  Gabriel  Té¡lc\, 

Pero  este  texto,  aunque  no  malo,  es  ya  una 
refundición,  porque  se  habla  en  él  del  Palacio 
del  Uetiro,  construido  en  lóag,  y  en  esta  época 
y»  apenas  escribía  Tipso  comedias  de  este  gé- 
nero, llarizenbusch  cree  también  que  en  esta 
obra  anduvo  otra  mano  que  la  de  Téllez. 

39.    La  gallega  Marí>l1ernández. 

Impresa  en  I*  Parte  1 .'  de  la  colección  par- 
ticular del  autor,  (Sevilla  y  Madrid,  1627.) 

Reimprimivjja  D.'  Teresa  de  Guzmán  en  la 
(crccra  decena  del  siglo  xvm  con  el  titulo  de 
•%íarl-ncrtuinde\  la  Gallega;  Madrid,  sin  año, 
3a  págs.  en  4.",  y  la  incluyó  Hartzenbusch  en 
sus  dos  colecciones  tantas  veces  citadas. 

Respectodel  titulo  puede  haber  dudas  acerca 

de  cuál  es  el  verdadero;  porque  si  bien  en  el 

encabezado  de  la  comedia  y  tabla  del  tomo 

lleva  el  que  se  ha  puesto,  al  final  dice  ella 

misma: 

Marl'llentdndej  la  galle/za 
he  sido  en  aque^id  hi.storia, 
senado,  y  Tirso  el  poeta. 

La  comedia  se  escribió,  al  parecer,  en  lOaS, 
pues  consta  que  fué  representada  en  el  Real 
Palacio  el  24  de  Abril  de  dicho  año  por  Ma^ 
nucí  Vatlejo  (Averiguador,  i,  9);  y  como  en  el 
encabezado  de  la  obra  dice  el  mismo  autor 
que  la  representó  Vallejo,  aludiendo  á  que  su 
compañía  la  estrenó,  parece  seguro  que  serla 
en  aquel  año.  Como  es  una  de  las  que  tienen 
lenguaje  menos  limpio  y  se  ejecutó  en  lugar 
un  señalado,  quizá  no  sea  fuera  de  camino  el 
creer  que  ella  motivarla  aquella  especie  de 
persecución  que  empezó  para  Tirso  precisa- 
mcote  en  1625. 

Fué  también  refundida  con  el  titulo  de 
Mari'Hernánde\  la  gallega.  Comedia  en  5  Jt- 
lot  (sicí  del  Maestro  Tirso  de  Molina,  refun- 
dida por  ,1.  R.  Marti,  año  de  1824.  l)e  esta 
refundición  inédita  existen  sendas  copias  en  las 
Bibliotecas  Nacionaly  Municipal  de  esta  Corte. 

Habladme  en  entraoilo. 

^^o  hemos  logrado  ver  ningún  ejemplar  im- 
preso de  esta  obra,  que  quizás  hubiera  servido 
para  deslindar  la  maraña  que  forman  los  di 
versus  manuscritos  que  existen  de  ella. 

Sin  embargo,  parece  que  los  hubo;  porque 
en  el  Calálítgo  de  .Mcdel,  impreso  en  1735,  se 
mencionan  los  dos  textos  principales,  así: 


Habladme  en  entrando.  Del  M.vtísr^o  Tmsn 
DE  Molina. 

Habladme  en  entrando.  De  D.  Pedro  Laniní 
y  Sagredo. 

Huerta  añade  otro  que  atribuye  á  Vallejo; 
pero  esto  debe  de  consistir  en  haber  llegado  á 
su  noticia  el  códice  de  que  hablaremos  primero 
y  es  el  que  ha  servido  de  original  para  nuestra 
edición  que  va  en  el  presente  volumen,  pá- 
gina49i. 

Es  un  manuscrito  en  4."  de  j6  hojas,  letra 
del  siglo  xvii,  que  perteneció  á  D.  Agustín  Du- 
ran y  hoy  lleva  en  la  Biblioteca  .Nacional  la 
signatura  ó  número  1460  (antiguo  Vv-528). 
Dice  ser  de  Manuel  Vallcfo  en  la  portada;  pero 
en  otra,  de  letra  más  moderna,  sólo  se  da  á 
éste  la  representación,  pues  Manuel  Vallejo  era 
un  cómico,  autor  ó  jefe  de  compañía,  muy  ce- 
lebrado en  la  primera  mitad  del  siglo  xvu. 
Comu  de  costumbre  entre  sus  iguales,  pondría 
Vallejo  su  nombre  al  principio  del  manuscrito 
para  indicar  que  era  de  su  propiedad,  no  de  su 
composición.  Sin  embargo,  esta  advertencia 
debió  de  ser  lo  que  engañó  á  D.  Vicente  García 
de  la  Huerta,  como  hemos  visto. 

La  obra  parece  haberse  escrito  hacia  tóaS, 
pues  alude  al  desembarco  de  los  ingleses  en 
Cádiz,  que  se  verificó  en  dicho  año. 

Los  lectores  dirán  si  tal  como  está  puede 
darse  por  obra  del  insigne  Mercenario. 

Como  de  su  época,  esto  es,  antiguo,  debió  de 
considerarlo  D.  Francisco  Lanini  y  Sagredo, 
poeta  de  fines  del  siglo  xvn  y  primeros  anos 
del  siguiente,  que  se  propuso  refundirlo,  como 
lo  hizo,  según  demuestra  el  Ms.  número  h5i 
de  la  referida  Biblioteca  Nacional,  que  es  el  de 
la  refundición,  escrita  de  mano  de  Lanini, 
terminada  en  23  de  Abríl  de  r706.  y  aprobada 
por  D.  José  de  Cañizares,  censor  de  comedias, 
con  lecha  i.^de  Diciembre  del  mismo  año. 

Kste  es  el  texto  que  sirvió  para  las  represen- 
taciones en  los  teatros,  como  acreditan  las  co- 
pias que  de  él  existen  en  la  Biblioteca  Municw 
pal.  Una  lleva  al  fin  del  acto  segundo  un  re- 
parto de  t743,  por  el  que  se  ve  hicieron  los 
principales  papeles  Petronila  (iiba)a,  María 
Antonia  de  Castro,  Rosa  Rodríguez  y  Manuel 
de  Castro,  Calle,  Ksteban,  Plascncia  y  dciná*. 
El  mismo  ejemplar  sirvió  para  otras  represen- 
taciones en  1760  (con  nuevas  censuras  y  apro- 
baciones) y  1767,  con  nuevo  reparto  de  per- 
sonajes. 

Peroon  1774, que  volvió  á  ponerse  en  escenat. 
se  copió  de  nuevo,  y  á  la  vuelta  de  la  prii 


DEL  TEATRC  DE  TIRSO  DE  MOLINA 


xxui 


Hoja  llevA  esu  nou,  que  indica  el  origen  del 
{undo  titulo  que  suele  darse  á  esu  comedia. 
Je  puso  en  el  cartel  por  Ululo  de  esta  Corne- 
lia: Celos  de  iimnr  y  de  honor  aun  á  un  padre 
[nii  perdonan  y  Halladme  en  entrando.  Duró 
eis  días  y  jueves  se  dció  con  3.14a  reales  Je 
lUada.» 

Aaies  irae  un  reparlo  que  demuesua  iiM.11;- 
roa  tos  papeles  de  Toribia,  Jásela  Ftgueras; 
U).*  .\na,  Mariana  .Mcázar;  Lucia,  Polonia  Ro- 
id;  />.  Diego,  Vicente  Merino;  Sancho,  Eu- 
:bio  Ribera;  /J.  Alfonso,  Cristóbal  Soriano; 
>.  Pedro,  Tadeo  Palomino;  D.  Juan,  José  Ks- 
jo;  Capirote,  Chinita  (Gabriel  López);  etc. 
En  esta  refundición  se  ha  suprimido  el  viz- 
kinn  Juancho,  sustituyéndole  Lanini  por  el 
[lacayo  Capirote,  y  se  añadió  oiro grac/oso  lla- 
io  Cálvele. 
empieza  asi: 

Pues  dejarnos  los  caballos 
aiianzados  v.i  en  l.'i  orill;: 
dése  cfiÑtalino  espejo 
en  quien,  Niictso.  se  mira 
OviciJo,  lili  felí/  patrii, 
ven,  Capirote,  camina. 


Acaba: 
f  Diego. 


V  de  e5te  vulgar  addgio 

de  «lUbUdinc  en  entrando»  tenga 

lin  Id  comedia. 

Logrando 
el  que  perdone  sus  fultax 
lan  d'iCTo.  ilustre  senado. 


41.  L.08  hermanos  parecidos*  (Atdo 
tacranientaL) 

Impreso  en  Deleitar  aprovechando  (Madrid, 
1 635)  en  el  Lunes  por  la  larde,  según  la  divi- 
sión en  partes  que  Tirso  dio  á  esta  su  obra, 
de  aquí  lo  tomamos  para  nueslra  edición  en  el 
presente  tomo.  pág.  709. 

Segán  üicc  el  autor,  estrenóse  este  auto 
enire  ios  dos  coros  de  la  Catedral  de  Toledo, 
p&t  la  compañía  de  Tomás  Fernández  Ca- 
brero. Como  en  esta  mgeniosa  pje/a  estriba  el 
enredo  en  que  Jesucristo  toma  la  figura  del 
hombre  pecador  v  criminal  y  se  deja  prender 
poréKpues  los  confunde  la  Justicia) para  liber- 
tarle y  padecer  en  su  lugar,  añade  Tirso  que 
á  litt  espectadores  «no  poco  los  deleitó  la  no- 
lahlc  similitud  de  los  que  representaron  á  Jos 
dut  hermanos,  pues  fuera  do  la  uniformidad 
de  los  vestidos,  en  la  edad,  los  tales  y  casi  en 
tas  facciones  los  buscaran  de  suerte  parecidos 
que  no  hicieran  falta  los  dos  Valencianos,  sus 
primero!,  recitantes,  cuya  semejanza  tantas 
veces  tuvo  confusa  á  la  atención  misma.»  Asi, 
pues,  en  el  estreno  en  Toledo  (porque  esu  re- 


presentación fingida  de  Deleitar  aprouechanJa 
se  ver  inca  en  Madrid)  hicieron  los  dos  papelea 
principales  los  dos  hermanos  Juan  Bautista  y 
Juan  Jerónimo  Valenciano,  galanes  y  autores  ó 
jefes  de  compañía  ellos  mismos  algunos  «ño: 
Sobre  la  gran  semejanza  entre  amboa  escr 
bió  tambic'n,  en  1628.  Juan  de  Pina  en  una  de 
sus  novelas  (Casos prodigiosos,  1 .'  parle,  edi- 
ción de  1906,  pág.  i  tS):  «De  aquí  lo  debieron 
de  tomar  los  hermanos  Valencianos,  autores 
comedias  y  famosos  representantes,  parccidí 
en  tal  manera,  que  no  se  podía  conocer  el  ma- 
yor ó  el  menor;  los  nombres  Jes  diferenciaban, 
no  lo  demás,  que  las  acciones  aun  eran  lasque 
miraban  á  un  mismo  fin.  V  decía  un  discreto 
que  sus  mujeres  pudieran  sin  culpa  engañarse 
y  cometer  el  delito  sin  haber  pecado.» 

El  motivo  de  la  confusión  hubo  de  cesar 
pronto,  porque  uao  de  ellos  fué  muerto  vio- 
lentamente, como  expresa  la  siguiente  par- 
tida de  defunción  que  hemos  hallado  en  la 
Iglesia  de  San  Sebastián,  de  esia  corte:  «Juiín 
Bautista  Valenciano,  autor  de  comedias;  matá- 
ronle en  la  calle  de  Cantarranas,  en  17  de  Fe- 
brero de  1624  años.  No  pudo  recibir  ningún 
sacramento,  ni  testar.  Enterróle  su  mujer 
[),*  .Manuela  Enriquez  y  Juan  Jerónimo  Va- 
lenciano, hermano  del  difunto.  Pagó  de  Fá- 
brica siete  ducados.» 

Este  último  vivía  aún  en  1639,  y  trabajaba 
en  la  compañía  de  Alonso  de  Olmedo. 

Herodes  Ascalontta. 
(Véase  Vida  de  Herodes.) 


43.    El  honroso  atrevimiento. 


Para  la  edición  que  va  en  el  presente  tomo, 
pág.  467,  ha  servido  de  original  el  manuscrito 
número  tS.QÓOde  la  Biblioteca  Nacional  que. 
aunque  moderno,  es  copia  de  un  impreso 
sucho  que  no  hemos  logrado  ver,  pero  que 
existirá,  pues  ya  le  cita  el  Catálogo  de  Medel, 
impreso  en  1735.  Barrera  da  también  como 
impresa  suelta  esta  comedia,  aunque  no  dice 
si  la  ha  visto.  Hartzenbusch  tampoco  hace 
más  que  mencionarla. 

Esta  comedia  tiene  el  mismo  argumento, con 
leves  diferencias,  que  la  del  Piadoso  veneciano 
de  Lope  de  Vega.  Consisten  las  variaciones  en 
ampliar  el  comienzo  ó  exposición,  sólo  indi- 
cado en  Lope,  introducir  una  competencia 
amorosa  entre  dos  hermanos  y  en  ser  menos 
vcrosfmii  y  natural  el  matrimonio  de  la  hi|s 
del  proscripto  y  su  perseguidor. 


CATAL'IGO  ka?.on\do 


No  es  probable  que  Tirso  plagiase  á  Lope, 
$ino  que  ambos  habrán  tenido  présenle  un 
mismo  original  iialiano. 

43.  La  Huerta  de  Juan  Peroándex. 

Se  esiampú  pfimero  esia  cumedia  en  ta 
Parte  .?.'de  las  de  su  autor  (Tortosa,  1Ó34), 
la  ultima  del  tomo. 

No  sabemos  que  se  hubiese  reimpreso  en  el 
siglo  xviii;  pero  en  el  siguiente  aparece  en  la  co- 
lección de  Ortega  (tomo  iv  de  Ttnso)  en  el  Ted- 
tro  excogido  Je  Fr.  Gabriel  Téliei^  (lomo  v)  y 
en  Autores  españoles. 

Se  escribió  en  i6a6,  pues  en  el  acto  segundo, 
escenas  V  y  VI,  hay  dos  cartas  que  llevan  res- 
pectivamente las  fechas  de  14  de  Abril  y  agde 
Marzo  de  aquel  año.  Kn  el  acto  tercero,  es- 
cena II,  dice: 

D.'  Fetr.  Murió  en  ScvilU  mi  madre 

en  el  ri.^nr  de  c^tc  invierno 
i  manos  de  aauel  diluvio 
que  tantos  pobres  ha  hecho. 

Empezó  esta  inundación  en  Sevilla  el  do- 
mingo 25  de  Enero  de  i6j6,  á  las  dos  de  la  ma- 
ñana. Salió  el  Guadalquivir  de  madre,  rom- 
piendo la  puerta  del  Arenal,  anegand(i  dos  ter- 
ceras partes  de  la  ciudad,  derribando  casas, 
ahogando  personas  y  bestias,  destruyendo  ha- 
ciendas, dejando  ;i  muchos  pobres  y  llevándose 
del  Arenal  la  mayor  parto  de  las  mercaderías 
venidas  de  Indias,  según  atestiguan  varios 
contemporáneos  que  hicieron  Relaciones  del 
aran  diluvio  y  fueron  impresas. 

Juan  Fernández  era  un  acaudalado  propie- 
tarioy  regidor  de  la  villa  de  Madrid.  Su  Huerta, 
situada  en  el  Prado,  poco  más  ó  menos  al  pie 
de  ios  jardines  del  actual  Ministerio  de  la  (juc- 
rra  y  parte  del  paseo,  era,  á  la  vez  que  una 
casa  de  placer,  un  establecimiento  útil;  pues 
Juan  Fernández  la  do'ó  de  agua  suficiente  y 
arrendó  á  buen  golpe  de  lavanderas  que  le  da- 
bao  pingües  beneficios. 

Según  Tirso  en  Deleitar  aprovechando,  que 
describe  y  elogia  esta  era  quinta,  la  mejor  de 
la  Corte. 

La  Impía  Jeiabel. 

(Véase  La  mu|er  que  manda  en  casa.) 

44.  La  Joya  de  las  montañaai  Santa 
Oroaia. 

Para  la  edición  del  presente  tomo  sirvió  de 
original  el  incompleto  manuscrito  r  5.135  de  la 
Biblioteca  N'acinnul,  único  texto  que  hcmns 
podido  hallar.  EU  hecho  Je  citar  ya  esta  come- 


dia en  1735  el  Catálogo  de  Mcdcl  parece  in 
dicar  la  existencia  de  alguna  impresión  surlla 
que,  sin  embargo,  nadie  dice  haber  visto. 

Pero  nos  ha  servido  para  completar  el  linal 
una  refundición  antigua  que.  manuscrita, exis- 
te en  la  Biblioteca  Municipal  de  esta  Corte  (39- 
i3)  y  lleva  por  titulo:  La  Joya  de  las  montañas. 
Comedia  histórica  de  Don  Francisco  Lópe\  de 
Benavides.  El  autor  es  desconocido,  y  el  ma- 
nuscrito, en  tres  cuadernos,  de  letra  de  fines 
del  siglo  XVII. 

Consta  de  una  Introducción  y  tres  jornadas. 

Los  personajes  de  la  introducción  son:  El 
Rey  de  Aragón,  La  ciudad  de  Jaca,  El  HadOt 
La  Fortaleza,  La  Fama  y  Mitsicos. 

En  la  comedia  conserva  los  principales  per» 
sunajes  de  la  de  Tirso,  cambiando  sólo  el 
nombre  de  la  criada  Laura  en  Lucinda,  y  hace 
intervenir  á  Dos  Angeles  y  al  Demonio. 

La  introducción  está  destinada  á  cantar  la^ 
glorias  aragonesas,  y  en  el  drama  incluyó  casi 
lodo  el  de  Téllez,  con  las  adiciones  consi- 
guientes á  los  nuevos  personajes  que  intercala 
y  otras  de  menor  bulto. 

La  piadosa  leyenda  de  Santa  Orosia  fué  de 
las  que  primero  aparecieron  en  nuestra  escena, 
pues  no  menos  que  á  los  tiempos  en  que  aún 
era  vivo  Juan  del  Encina  se  remonta  la  //15- 
toria  de  la  gloriosa  Santa  Orosia,  compuesta 
por  el  Bachiller  Bartolomé  Palau,  natural  de 
fíurbáguena.  La  cual  es  una  historia  muy  sen- 
tida y  apacible  para  representarse. 

Debe  de  haber  impresión  del  siglo  xvt  de 
esta  obra,  que  fué  reimpresa  en  Barcelona,  por 
Sebastián  de  Comellas  en  í637;  y  con  arreglo 
á  un  manuscrito,  diferente  de  este  impreso,  j 
copia  Sin  duda  de  la  vieja  edición,  en  i8R3  por 
D.  .'^ureliano  Fernández-Guerra  con  el  titulo 
general  de  la  obra  y  sus  ilustraciones,  de  Caída 
y  ruina  del  imperio  ¡visigótico  español.  Primer 
drama  que  las  representó  en  nuestro  teatro.  Ei» 
tudio histór ico-critico.  Madrid,  i8.x3, 4.",  304 pá- 
ginas. (Publicóse  primero  en  una  revista,  creo 
que  La  civili\ación  cristiana^) 

Debióle  este  drama  una  ilusiracióa  completa 
á  Fernández-Guerra,  deslucida  por  la  ordina> 
ria  excesiva  credulidad  de  aquel  insigne  escri- 
tor.  Es  muy  singular  que  citando,  como  lo  ha- 
ce, todos  los  libros  que  mencionan  á  la  virgen 
Orusia,  y  tratándose  de  una  obra  dramática,  no 
se  acuerde  de  la  de  Tirso,  ni  de  la  de  Bcnavi» 
des.  Bien  que  en  cuanto  á  esta  última,  desco- 
nocida hasta  el  presente,  es  disculpable  la 
omisión  de  ella. 


DEt 

ze  seguro  que  Tihso  conoció  la  obra  de 
í,pues, aunque  cambiad  nombre  del  pro- 
elido  de  Of'isia,  que  en  Paiau  es  no  menos 
d  rey  D.  Hodrigo,  en  lo  demás  sigue  el 
iísmo  desarrollo  la  acción,  y  conservó  los 
ibres  aun  de  personajes  secundarios,  como 
rndio.  hermano  de  la  mártir,  y  el  moro  Me- 
)t,  Ggara  de  poco  interés  en  el  drama. 


45.    El  Laberinto  de  Creta.  (Auio  sa- 
ranuntal,) 

Kl  manuscriio  M.773  de  la  Biblioteca  Nacio- 
il,  que  es  del  siglo  xvii,  va  reproducido  en  el 
resenie  volumen,  habiendo  tenido  á  la  vista 
rt>  de  igual  procedencia,  aunque  ni.oin  píelo 
mis  moderno. 

creemos   que   se   haya   impremí   ii.ista 

I,  si  bien  ya  lo  menciona,  con  el  nombre 

•su  autor,  el  Catálogo  de  Medel.  impreso 

1733  Ipág.   129)  y  lo  repite   Huerta  en  el 

lyo  (pág.  209). 

Goo  el   mismo  titulo  de  El   Laberinto  dt- 
".reta,  y  con  el  dictado  de  tragicomedia,  com- 
puso y  publicó  Lope  de  Vega  en  la  Parte  xvi 
II)  de  su  colección  especial  una  obra  dra- 
Itica,  y  en  la  Parte  xxvi  ( lOó;*)  de  la  de  Co- 
•*• --  encogidas  hay  ima  Jiesta  de  xar\uei<3 
.  k  Juan  Bautista  Diamante  y  repre- 
sniaila  ante  el  Rey. 
El  auto  de  Tihso  lleva  la  fecha  de  i638,  que 
idicari  el  año  en  que  faó  compuesto. 
De  otros  dos  autos  con  el  mismo  titulo  hay 
«moria.  Uno  compuesto  por  D.  Juan  Duran 
de  Torre<i,  racionero  de  la  catedral  de  Sevilla, 

Iiaé  representado  en  las  tiestas  del  Corpus  de 
dicha  ciudad  en  164');  y  otro,  escrito  por  don 
Fernando  Diez  de  Leiva,  se  hizo  en  igual  dia 
y  en  la  misma  ciudad  el  año  1657.  (Sánchez 
lArjoaa:  Anales  del  teatro  en  Sei'.,  páys.  3iJi  v 
46.    Lo*  Lagos  de  San  Vicente* 

Hállase  impresa  esta  comedia  en  la  Parte  5.' 
de  las  de  su  autor  (Madrid,  i636),  la  segunda 
en  el  orden  del  tomo;  y  de  aqui  la  trasladamos 
al  preseote,  pág.  37. 

Reimprimióse  muchas  veces.en  el  siglo  xvni, 
aunque  por  rara  excepción  no  la  hallo  entre 
1m  de  D.'  Teresa  de  Guzmán.  Casi  todas  las 
ediciones  de  aquel  tiempo  son  sevillanas,  pues 
conozco  las  siguientes:  Imprenta  dei  Correo 
»ujo;  sin  añOj  33  págs.  ea  4.%  ¿.ticas  Mar- 


linde  Hermosi  I  la.  Impresor;  sin  año,  36  págs. 
en  4.":  Imprenta  de  Josep/i  A  ntonio  Hermosilla, 
sin  afio,  4.";  José  Padrino,  sin  año.  32  págs. 
en  4."  Y  hay  además  otras  dos  impresiones  sin 
lugar,  ni  ario,  ni  imprenta,  una  en  t6  hojas  sin 
numerar,  en  4.',  y  otra  en  igual  tamaño  con 
3a  págs.  numeradas. 

Acaba  esta  obra  ofreciendo  Téllkz,  como 
de  costumbre,  continuarla: 


Toledo  envidie  y  celebre, 
si  venturoso  el  criarte, 
llorosi"'  y  triste  el  perderle. 
La  patróna  de  Castilla 
Los  Lagos  de  San  Vicunte 
«on  éstos;  en  la  segunda, 
Tirso  su  lin  os  promelr. 


Lope,  que  trató  casi  todos  los  asuntos,  no 
olvidu  é.stc,  escribiendo  la  comedia  que  aún  se 
halla  inédita  en  nuestra  Biblioteca  .Nacional 
(Ms.  17.324)  con  el  titulo  Sania  Casilda,  De 
Lope  de  Vega.  (Este  nombre  de  otra  letra, 
aunque  del  mismo  tiempo,  y  en  la  del  texto:) 
Comedia  de  Phelipe  de  Medina  po.r*'  ( Rsie  se- 
gundo nombre  lachado.)  Intervienen:  Casilda, 
Zara,  Allma,  Abenamar,  Cclin;  Gonzalo,  i'/e/o; 
Ortuño,  Rodrigo,  .Ñuño  y  Fernando  (esclavos 
cristianos),  Tarfe,  Calambre,  gracioso,  K\  De- 
monio, Alimenón,  rey  viejo;  Dos  ángeles.  Un 
morabito,  viejo;  Laura,  villana;  Benito  y  An- 
tón, alcaldes  villanos,  y  Músicos. 

Rmpieza  la  música: 


Al  alcázar  de  Toledo 
que  <.'!  dorado  Tajo  baña, 
las  corrientes  cristalinas 
que  humildes  besan  sus  plantas. 


ICl  desarrollo  de  la  leyenda  es  el  mismo  que 
en  Tirso.  Casilda  oye  en  sueños  una  voz  que 
te  dice  que  reciba  el  bautismo.  Su  propensión 
al  cristianismo  le  hace  desechar  los  obsequios 
del  principe  moro  Abenamar  y  sólo  atiende  á 
sus  cautivos,  de  los  cuales  el  viejo  D.  Gonzalo 
le  instruye  en  los  rudimentos  de  la  religión 
católica.  En  el  acto  segundo  se  realiza  el  mila- 
gro de  las  flores  y  salida  de  Toledo  por  consejo 
de  un  ángel  que  le  manda  busque  en  Cas- 
tilla los  Lagos  de  San  Vicente.  Siguen  las  pe- 
regrinaciones y  aventuras  de  la  joven  para  ha- 
llarlos; el  Demonio  intenta  estorbarlo  por  va- 
rios medios;  pero  los  ángeles  le  hacen  huir. 
Termina  con  el  bautismo  de  Casilda;  y  al  final 
dicen: 

Antón.       Mil  eosis  lengo  que  darte. 
Calandre.  No  me  apartaré  ae  ti. 
Goh/ALO.    V  acabe  esta  historia  aquí 
ha:>ia  la  secunda  parte. 


CATÁLOGO  RAZÍ 


El  tnieligcnte  y  eruditisimo  hispanista  don 
Antonio  Restori,  Catedráticu  de  la  Universidad 
Lde  Messina,  en  Sicilia,  halló  hace  tiempo  en  la 
ÍBiblioicca  de  Parma  el  manuscrito  de  una  co- 
media anónima  titulada  Nuestra  Señora  Je 
Sopeírán,  copia  firmada  por  cierto  Alonso  Hor- 
tiz  de  Velasco,  y  esta  nota:  «Sacada  en  san  lu- 
cttr  de  barramcda  á  tremta  de  marzo  de  i635.* 

Esta  comedía  es  la  misma  que  la  manuscrita 
de  nuestra  Biblioteca  Nacional  y  titulada  La 
Virfft'n  de  Sopetrán,  de  letra  del  siglo  xvii, 
procedente  de  la  Biblioteca  de  Osuna,  y  la 
misma  también  que  con  el  titulo  de  La  batalla 
de  Sopetrán  fué  impresa  suelta,  según  Barrera, 
en  1672.  Todas  tienen  por  asunto  la  Santa  Ca- 
silda de  Trfiso,  aunque  enlazado  con  otros  epi- 
sodios de  la  vida  de  la  Santa  y  con  el  célebre 
monasterio  de  Sopetrán,  cerca  de  Ifita  (Guada- 
lajara),  donde  la  tradición  supuso  que  la  Virgen 
María  sc  apareció  á  Alí-Peirán,  hermano  de 
Casilda,  cuando  lleno  de  ira  venía  en  persecu- 
ción suya.  Tirso  no  hace  masque  indicar  esta 
par  te  de  la  leyenda  de  la  princesa  mora  (r). 

De  este  convento  se  publico  en  1(70  una  his- 
t.jria  por  fray  Antonio  Heredia  (V,  Muñoz  y 
Romero,  pág,  a5i)  deslucida  por  la  grande  in- 
{gerencia  que  el  autor  concede  á  los  falsos  ero- 
nicones. 

No  es  mucho  más  limpia,  aunque  si  copiosa, 
la  fuente  que  de  seguro  tuvo  Tirso  para  su 
comedia,  que  debió  de  ser  la  famosa  Historia 
de  Afila,  dc\  P.  Ariz(  Alcalá  de  Henares,  1607), 
pues  el  oñcio  que  Santa  Casilda  tiene  en  la  igle- 
sia metropolitana  de  Burgos  es  muy  sucinto. 

Como  TiBso  siempre  se  acomoda  con  bastan- 
te rigor  á  lo  histórico  de  los  temas  que  elige,  no 
hay  para  qué  repetir  loque  pasa  como  historia 
de  la  vida  de  la  protagonista  de  Los  lagox  de  San 
Vicente,  y  sólo  añadiremos  que,  según  la  creen- 
cia general,  Santa  Casilda  vivió  á  mediados  del 
siglo  SI,  y  su  tiesta  se  celebra  el  9  de  Abril. 

La  primera  escena  de  l-ox  la^oa  de  San  Vi- 
cente ef*  cxact«mcnic  igual,  como  puede  veise. 
i  la  primera  de  Lax  Quinax  de  Portugal. 

47.    La  lealtad  contra  la  envidia. 

Figura  esta  comedia  en  la  farte  4.*  (Ma- 
írld,  i635)  de  la  colección  especial  de  Tirso, 


(O  Meilel  cita  oira  comedia  lítulatia  Loi  yaites  :tt 
Sopetrán,  cuyo  ms.  halló  también  el  Sr,  KcsUífi  en  la 
hib.  de  Pantia.  i^u'uá  »ca  1«  mlima  que  la  (iiulaiia  L(f$ 
valles  deSapeirán,  comedia  .le  O.  lüejjfi  ile  Aguayo  y 
Teronc*,  que  txitte  mt.,  con  fecha  "■><•  •■■<  i-  ^'•|'>  'nu- 
lucipil  lie  esta  Cori«. 


ocupando  el  noveno  lugar  entre  las  del  to 
deaquipasóaj  tomo  1  de  nuestra  colección 
páginas  379  y  siguientes. 

Reimprimióla  á  principios  del  siglo  zvu 
D.*  Teresa  de  Guzmán  con  el  siguiente  titulo 
Comedia  famosa.  La  lealtad  contra  la  embidií 
y  hazañas  de  los  Pif;arros,  Del  Maestro  TYr» 
de  Molina.  Tercera  parte,  Madrid,  sin  iñO| 
48  págs.  en  4." 

Es  la  última  parte  de  la  grande  y  hermosa 
trilogía  que  nuestro  Mercenario  consagró  á  iu^ 
conquistadores  del  Perú.  No  cede  su  eleva 
ción  poética,  belle;í3  de  lenguaje,  versiñcacióc 
y  estilo  á  las  anteriores.  Todo  en  esta  obra  ci 
admirable;  y  quien  de  tal  manera  sabe  compe- 
netrarse con  el  alma  de  su  nación  y  rellejarl; 
en  las  creaciones  literarias  es,  no  sólo  un  graa 
dísimo  poeu»  y  el  primero  de  los  discípulos  de 
incomensurable  Lope,  sino  asi  como  el  geni( 
y  encarnación  del  espíritu  de  un  pueblo  be 
roico  en  los  periodos  de  su  mayor  grandeza. 

Lo  que  puede  la  aprensión. 

(Véase  La  celosa  de  sí  misma.) 

Lo  que  hace  un  manto  en  Madrid. 

(Véase  En  Madrid  y  en  una  ca»«.) 

,     Loren%^a  la  de  Estercucl. 

(Véase  La  Oama  del  Olivar. 

El  Marqués  del  Camarín, 

(Véase  Amar  por  razón  de  Estado. 

48.    Marta  la  piadosa. 

Impresa  primero  en  la  Parte  5*  (MadriJ 
1(336)  de  la  colección  de  TP.uvkz,  donde  llev» 
sexto  lugar. 

Fué  reimpresa  por  D."  Teresa  de  (iuzmíii 
ii  principios  del  siglo  xviii  C'in  ct  titulo  de  €»< 
media  sin  fama,  La  beata  enamorada.  Marti 
(a  piadosa,  liel  Maestro  Tirso  de  Molind 
Madrid,  sin  año,  30  págs,  en  4.** 

Entró  en  el  Tesoro  del  teatro  expañol,  á 
Ocho»  (París,  i«3.S),  tumo  iv.  Luego  en  el 
tomo  t  del  Teairo  selecto  de  Fr.  Gabriel  7  élle\ 
de  Nartzenbusch,  y  en  Autores  españoles. 

Fué  refundida  purD.  Dionisio  Sol ís  en  cinco 
actos:  hay  copia  manuscrita  vn  la  Bibliotec» 
.Municipal,  con  la  fecha  de  1834.  Otra  refua' 
dición  se  titula:  La  beata  enamorada.  Comedia 
de  1  irsn  de  Molina,  refundida  en  j  actos  po 
1),  Pascual  Rodrigue^  de  Arellano.  ins.  en  4.% 
en  la  misma  Biblioteca.  En  tiempos  nt¿i  mo~ 


DEL  TEATRO  DE  TIRSO  DE  Moi.INa 


•  se  publiac  Marta  la  piadosa.  Comedia 
3  actos  en  Ptrso  del  \íaestro  1  irso  de  ^ío- 
rejundida  por    í).    Calixto   BofJún  y 
e.  Reprcsí-ntada  en  el  teatro  Je  Varieda- 
Enero  Je  iS6ü.  Madrid,  imprenta  de 
ie2,  t866,  8.*  mayor,  74  págs. 
"Entre  Us  imitaciones,  la  más  célebre  es  La 
i/t/^iTM,  comedia  en  tres  actos  de  D.  Leandro 
Fernáadcí  de  Moralin. 

\jL  fecha  de  la  composición  de  la  comedia  de 

'wso  resulta  de  ella  misma,  D.  Luis  Fajardo 

batió  contra  qumce  navios  del  Coade  Mau- 

rio,  lo5  venció  y  entró  en  La  Mamora,  guar- 

:i<l4  por  los  moros,  en  6  de  Agosto  de  1614. 

.ción  larga  que  hay  al  principio  del 

ando  de  Marta  ¡a  piadosa,  y  que  se 

ipooe  escriu  á  raíz  del  suceso,  demuestra 

|ur  entonces  "56  escribió  la  obra. 

49.     El  mayor  desengaBo. 

Fué  impresa  esta  comedia  en  la  Parte  t.* 
la  colección  de  su  autor  (Sevilla  y  Ma- 
rld,  1637),  la  sexta  en  el  orden  del  tomo,  y 
le  ahí  la  trasladamos  á  la  nuestra;  tomo  1,  pá- 
tina 90. 

Reimprimióse  en  la  Parte  43.* déla.  Colec- 
»i»  de  comedias  de  diferentes  autores.  Zara- 
>IM,  i65o:  la  novena  del  tomo;  y  desde  enton- 
ces no  volvió  á  salir  de  molde,  que  sepamos. 
Nos  parece,  sin  embargo,  un  excelente  dra- 
ia,  y  en  cierto  modo  el  complemento  del  Con- 
ienaJo  por  dexconjiado.  Dion  6  sea  Raimundo 
>iocres,  pues  el  asunto  tiene  un  fondo  histó- 
rico ó,  á  lo  menos,  tradicional,  diácono  y  maes- 
Ilru  en   Parts,  se  condena  por  excesiva  con- 
Rianza:  la  que  le  daba  su  soberbia,  ncgand(>  la 
^misericordia  divina  y  hasta  su  infinito  poder. 
Tmso  dice  que  estrenó  su  obra  Cristóbal 
^Orttz;  y  en  este  caso  debió  deser  ahtes  de  1633: 
pues  consta  que  en  dicho  año  se  representó  en 
el  Ht'«l  palacio  por  Avendaño  y  su  compañía 
el  San  íiruno,  que  verosímilmente  es  El  ma- 
yor desengaño,  de  TÉLUEZ. 

En  nuestra  Biblioteca  Nacional  hay  manus> 
teriio  (número  ló.óSa)  un  Auto  sacramental  in- 
Uittttado:    El  mayor  desengaño,  atribuido  á 
ITiMO  DK  Molina,  pero  de  letra  moderna,  sin 
duda  engañado  el  que  lo  escribió  por  la  iden- 
tidad de  titulo  de  la  comedía.  Son  intcrlocuto- 
rei:  íiernieco,  sacristán;  Let'i,  hebreo;  Siquén, 
Mrto;  Luzbel;  María;  Manases,  hebreo;  Pas- 
cual; Benito;  Domingo,  villano;  Músicos  y  Dos 


Empieza 
Sackist. 

LFVf. 


jSalga  fuera  el  vil  hebreo 
pues  la  luz  no  ha  conocido! 
Si  es  \a.  luz  el  Prometido 
yo  con-jcerla  deseo. 


Este  auto  versa  sobre  un  milagro  ocurrido 
en  Segovia,  en  que  unos  judíos  clavaron  una 
hostia  con  un  puñal  y  empezó  á  salir  de  ella 
tan  gran  cantidad  de  sangre,  que  cegó  á  Siqucii 
el  apuñalador. 

Termina: 

Y  aquí,  señores,  se  xaiba 
este  milngroso  ejemplo 
tan  codrjcido  en  España. 

Mayor  semejanza  con  la  obra  de  Tirso  tiene 
la  Comedia  famosa.  Las  siete  estrellas  de  Fran- 
cia. San  Pruno,  de  Luis  de  Belmonie  Rermú- 
dez,  impresa  en  la  Parte  3 1  .*  áe  la  gran  colec- 
ción de  Comedias  escogidas  (Madrid,  ió63),  y 
de  que  se  han  hecho  impresiones  sueltas  en  el 
siglo  XVIII  (Valencia,  Viuda  de  José  de  Orga, 
1762,  4.',  3a  págs.) 

El  fondo  del  asunto  es  el  mismo,  pero  las 
aventuras  son  diferentes.  Toma  la  última  parte 
de  la  vida  de  San  Bruno  cuando  era  estudiante 
en  París  y  se  ordena  de  sacerdote.  Aparece 
también  el  terrífico  episodio  del  cuerpo  de 
Dineo  (Diocres)  que  resucita,  lo  mismo  que  en 
Tirso,  para  decir  á  los  circunstantes,  que  lo 
oyen  con  estupor,  porque  le  tenían  por  santo, 
que  se  habla  condenado. 


bo.    La  tneior  espigadera. 


Está  impresa  en  la  Parle  3."  (Tortosa,  1684^ 
de  la  colección  especial  que  Tibso  hizo  de  sus 
obras,  llevando  el  tercer  lugar  entre  las  demás 
del  volumen  y  sirvió  de  original  para  nuestra 
edición  en  el  tomo  1,  págs.  3i  1  y  siguientes. 

.\  principios  del  siglo  xviii  la  reimprimió 
D.*  Teresa  de  Gu¿m:4n  con  el  titulo  de  Come- 
dia famosa.  La  nuera  más  lei^l  y  mejor  espiga- 
dera. Del  Maestro  Tirso  de  Molina.  Madrid, 
sin  año  (hacia  1733).  40  págs.  en  4." 

A  mediados  del  siglo  xvi  fué  este  asunto  lle- 
vado á  la  escena  por  el  famoso  poeta  toledano 
Sebastián  de  Horozco,  en  su  Representación 
fecha  por  el  .Xiictor,  de  la  famosa  historia  de 
Ruth. 

Desgraciadamente  está  incompleta  esta  obra 
en  el  único  texto  conocido  de  ella  que  sirvió 
para  la  impresión  que  se  hizo  en  1874  (Can- 
cionero de  Seb.  de  Horo\co,  Sevilla,  1874,  pá- 
gina 19S,  en  4."),  fallando  las  más  interesan- 


I 


XX  vm 


CATAJ.0CO  RAZONADO 


tus  «scenas  del  ñnal  y  que,  á  juzgar  por  lu  bien 
planteado  del  asutUo  y  lo  lindamente  versiJí- 
cadcsque  están  Im  trozos  que  conocemos,  se- 
rían primorosas. 

Barrera  cita  una  comedia  suelta  titulada; 
La  mejor  espi¿^adero  de  Felipe  Godíncz,  que 
no  hemos  visto.  Calderón  tiene  un  auto  sacra- 
menial.  Las  espigas  de  Ruth,  impreso  diversas 
veces. 

Don  Ramón  de  la  Crtu:  compuso  dos  parles 
de  La  espigadera,  impresas  en  el  tomo  iv  de  su 
Colección,  en  diez  volúmenes  (.Madrid,  1786 
á  1790  y  otras  veces,  y  representadas  en  1777 
y  1783.  En  competencia  de  la  primera  parte 
de  Cruz,  que  fué  muy  aplaudida,  principal- 
mente por  la  maravillosa  ejecución  de  la  Pepita 
Huerta  y  la  buena  música  conque  la  exorn/i 
D.  Pablo  Esleve,  escribió  é  hizo  representar 
D.  Manuel  Casal  en  J778  una  segunda  parte 
de  la  Espigadera,  que  fué  mal  recibida. 

Por  últimu,  el  mismo  asunto  llevó  á  la  es- 
ceca  un  Fr.  Miguel  Magraner  y  Soler,  que  vi- 
vía á  principios  del  pasado  siglo  y  dejó  inédito 
un  drama  titulado:  Ruth  Síoabita,  bisabuela 
del  rey  David,  que  se  conserva  en  nuestra  Bi- 
blioteca Nacional. 

5i.     El  melancólico. 

Impreso  en  la  Parte  /.'  (Sevilla,  Madrid, 
1627)  de  la  colección  dramática  del  autor:  el 
quinto  en  el  orden  del  tomo.  Ha  servido  de 
original  para  nuestra  edición  en  el  primero  de 
estos  dos  volúmenes;  págs.  61  y  siguientes. 

No  consta  qui'  lo  hubiese  reimpreso  D,*  Te- 
resa de  Guzmán  ni  otro  alguno  hasta  que 
Harizenbusch  lo  colocó  en  el  tomo  ix  de  su 
'leatvo  escogido  de  Fr.  Gabriel  Télle\. 

Inscribióse  en  161 1,  pues  en  la  escena  IV  del 
■CIO  tercero  se  dice: 

El  Consejo  discreto 
los  coches  manda  quitar. 

Si  el  tuior  quiso,  como  sospecha  Harizen- 
busch. pintar  en  esta  obra  al  rey  D.  Felipe  11, 
pudo  aludir  á  la  rigurosa  pragmática  que  dio 
en  1578  sobre  los  coches  Pero  como  estas  alu- 
siones eran  casi  siempre,  entre  nuestros  auto- 
res cómicos  del  siglo  xvii,  á  cosas  de  actuali- 
dad, es  seguro  que  aludía  Tí\u\.í.í  á  las  Peales 
provisiones  do  3  y  4  de  linero  de  iñi  i,  que  re- 
xlameniaron  el  uso  de  carruajes  y  redujeron 
su  número.  Posteriormente  á  1637,  en  que  fué 
infjpresa  esta  comedia,  hay  muchai  resolucio- 
nes, pues  la  materia  llegó  á  interesar  tanto  que 


basta  libros  enteros  se  escribieron  en  pro  j< 
contra  de  los  coches. 

El  Melancólico  es  la  primera  redacción 
texto  de  la  comedia  Esto  &\  que  es  ncguciat 
(Véase)  y  forma  un  drama  de  carácter  mu 
bien  descrito  y  sostenido. 

Los  personajes,  asunto  y  parte  de  los  \'ersol 
son  iguales  en  ambas  comedias.  En  la  tituladji 
Esto  si  que  es  negociar,  el  primer  acto  es  pa 
entero  de  Tirso.  El  segundo,  en  que  se  conscr 
varón  algunos  versos  y  escenas,  pudiera  ser  á 
otra  mano,  asi  como  el  tercero,  en  todo  di: 
tinto,  del  correspondiente  del  Melancólico. 

En  la  refundición  desapareció  el  caricter 
El  hijo  del  Duque,  aunque  sabio,  no  es  serio 
concentrado,  sino  alegre  y  enamoradizo.  Tom 
cuerpo  y  aumenta  el  enredo  la  conversión  t 
la  dama  en  Duquesa  de  Clarence,  que  en  < 
Melancólico  es  un  episodio  inútil  al  final.  Eí 
resumen:  de  una  comedía  de  carácter,  se  hizn 
una  de  enredo. 

Harizenbusch  (Teatro  escogido,  tomo  ix 
pág.  33 1)  presume  que  la  causa  de  haber  Tu», 
refundido  obra  tan  e.\ célente  como  El  Melan 
cólico  seria  «que  alguna  parte  del  público  de 
bió  de  creer  que  aquel  Rogerio  tan  grave,  laj 
misterioso  y  que  daba  respuestas  con  visos  d 
oráculos  á  los  pretendientes  que  admitía  á  st 
audiencia,  tenía  alguna  semejanza  con  el  sabi< 
y  melancólico  Felipe  II,  que  haría  pocos  sñoi 
que  había  muerto, cuando  Teli.ez  escribió» 
comedia.  Por  lo  menos,  el  encargo  hecho  < 
secretario  que  emborrona  la  carta,  en  vez  d 
echar  polvos,  es  dicho  que  se  atribuyeá  a/qtu 
monarca.» 

Quizás  habría  algo  de  lo  que  Hartzeobuscl 
dice.  V  por  eso  la  comedia  del  Melancólico  01 
volvióá  imprimirseyfué  sustituida  por  la  otra, 

5a.    La  mufer  por  fuerza. 

Salió  por  primera  \c¿  á  luz  en  la  Parte  3. 
(Madrid,  i635j  de  la  colección  particular  d 
Ttu.Ez  y  este  le.Mo  es  el  reimpreso  en  eJ 
lomo  I  de  la  nuestra,  págs.  33S  y  siguientes. 
Estrenóla  el  autor  de  compañías,  Cristóbal 
Avendaño,  según  afirma  el  encabezado  de  It 
comedia;  pero  no  nos  consta  el  año  en  que  fui 
el  suceso. 

Figura  en  el  tomo  i\  de  la  colección  de  Or 
lega  (Madrid,  1820,  págs.  ia3j,  pero  llena  d 
atajos  y  mutilaciones  que  la  hacían  completa- 
mente inútil,  pues  las  supresiones  habían  re» 
caído  lustamcniecn  la*escenas  más  graciosas, 


ÍATRO  DE  TIRSO  DE  MOI 


algo  picarescas.  La  censura  de 
irectores  de  aquella  colección  era  exccsi- 
ite  ^vera;  por  lo  cual  sus  icxtos  no  lie- 
ralor,  aunque  si  las  juiciosas  observacio- 
i  crhtcas  que  acompañan  á  cada  pieza. 
Ea  U  Biblioteca  Municipal  hay  una  comedía 
iloUda:  La  muier  por  fuerza,  en  cinco  actos, 
a  aprobada  trn  1877  y  será  tai  vez  re» 
!)  de  la  obra  de  Tmso,  cosa  que  no  he 
lido  comprobar. 

53.    L.a  muier  que  manda  en  casa. 

Dí«Vse  primero  i  la  estampa  en  la  Parte  4.'^ 
rid,   IÓ35)  de  la  colección  de  su  autor, 
ñ^ura  en  el  número  tercero,  y  ha  ser- 
vido de  original  para  la  nuestra  reimpresión 
el  tomo  j,  pags,  460  y  siguientes. 
En  la  Biblioteca  Nacional  existen  dos  ma- 
■;  antiguos  de  esta  comedia,  uno  de 
grandes  atajos  y  enmiendas  para  la 
representación. 

Reimprimióla  en  Madrid  D.*  Teresa  de  Guz- 

iin,  sin  año  (hacia  1734),  en  36  págs.  en  4.°,  y 

Jo  por  esta  vez  su  titulo  verdadero. 

io  mismo  otro  impresor  de  la  misma 

que  la  dio  á  luz  con  el  siguiente:  Come- 

fiUHOSa.  La  inipta  Je^abcl  mujer  de t  infc¡i\ 

\Cabf  y  Triunfo  de  Ellas.  Del  Maestro  Tirsa 

ie  Slolina.  Imprenta  y  librería  de  D.  Isidro  l.(- 

calle  de  la  Cru^t,  en  Madrid;  sin  año,  4.", 

i.  y  en  que  el  texto  ha  sufrido  alguna. 

icacíones. 

'<^r«  refundición  se  hizo¿  mediados  del  pm- 

jlu  iviii  y  existe  manuscrito  de  ella  en  la 

>tec*  Municipal  {Ó7-3)  con  el  fituio  de  La 

•  heroica  venganza  de  ¡a  traición  más  impía; 

ero  en  la  cubierta  lleva  este  otro:  Comedia 

tpa.  La  tirana  de  Israel.  Del  Maestro  Tirso 

ft  Molina.  Kste  manuscrito  lleva  las  censuras 

l3,  a8  V  3o  de  Octubre  de  i755y  parece  que 

ntonccs  llevaba  la  obra  era  el  de 

l^raei  que  luego  les  pareció  puco 

jro.  ti  censor  Ü.  .\ntonio  Pablo  Fernánde-; 

ima  al  autor  «el  gran  Tirso»,  cosa  noiablv 

ra  aquellos  días. 

rudúcese   un   personaje    nuevo    llamado 

irágúra,  que  es  el  criado  gracioso  de  que 

irece  la  comedia  de  Téllez,  pues  Coriolln 

un  pastor.  Esta  refundición  está  hecha  con 

^rao  libertad  en  los  versos;  los  de  arle  mavor 

fuerun  suprimidos  casi  todos. 

Sobre  el  mismo  asunto,  en  todo  ó  en  parte, 
lo  esu  obra  versan  el  Auto  de  Ellas,  obra  del 


carmelita  Fr.  Pedro  de  Vargas,  que  fué  repre- 
sentada en  Sevilla,  por  la  compañía  de  Barto- 
lomé Romero,  en  el  Corpus  de  164a.  (S.  Arjuní 
An.  del  I.  en  Sev.,  pág.  36o.  I  La  Vida  y  rapta!\ 
de  Elias,  de  Matías  de  los  Reyes,  impresa 
en  1639;  el  auto  sacramental  de  Rojas  Zorrilla, 
La  pina  de  .Va^of.  representado  en  Granada 
en  164S  y  acaso  antes  en  Toledo:  ejciste  im* 
preso  y  manuscrito  en  la  Biblioteca  Nacional. 
El  carro  del  ciclo  de  Calderón;  El  vcngcuior  de 
los  cielos  y  rapto  de  Elias  de  Baoces  Candamo 
(lomo  I  de  sus  Poesías  cómicas):  El  gran  pro- 
feta Elias,  comedia  de  Don  hón,Q  sea  D.  An- 
drés González  de  Barcia,  cuyo  autógrafo,  fe- 
chado en  1697,  existe  en  U  Biblioteca  Naciii- 
nal;  Elias  y  Acab,  comedia  anónima  del  si- 
glo XTiM,  manuscrita  en  la  misma  Biblioteca, 
y  acaso  otras  que  ahora  no  tengo  presentes, 

54.  No  hay  peor  sordo... 

Hállase  impresa  en  la  Parte  5.'  (Tortosa,! 
1634)  de  la  colección  pmpia  de  Tí;llez. 

Reimprimióla,  completando  el  titulo,  Doña 
Teresa  de  Guzmán,  en  Madrid,  sin  ano, 
4.",  3S  págs.  De  nuevo  se  imprimió  en  Madrid, 
librería  de  González,  1804,  en  38  págs.  en  4," 
Figura  en  el  tomo  iii  de  Tirso  de  la  colección 
de  Ortega;  en  el  4."  del  Teatro  escogido  de 
Fr.  Gabriel  Télle\  y  en  Autores  Españoles. 

Flscribióse  por  los  años  de  i6a5,  á  juzgar  por 
los  diversos  pasos  de  la  comedia  en  que  se 
alude  al  ataque  que  los  ingleses  dieron  al 
puerto  de  Cádiz  en  dicho  año. 

Scarron  imitó  esta  obra  en  su  Jodcllet  duc-¡ 
¡liste. 

55.  IVo  le  arriendo  la  ganancia.  Auti 

sacramental. 

Precedido  de  loa  se  imprimió  CNtc  aulu  en" 
Iklcitar  aprovechando  «Madrid,  i'')35),  en  el 
Martes  por  ¡a  tarde,  según  la  división  de  cii- 
píiulos  que  Tirso  hizo  de  su  obra,  y  fué  re- 
presentado por  Baltasar  de  Pinedo  «en  Madrid»! 
delante  del  rey  Felipe  III.» 

De  aquí  lo  tomó  D.  Fduardo  González  Pe- 
droso  para  su  colección  de  Autos  sacramenta- 
les en  la  Biblioteca  de  .Xidorcs  españoles  y  por 
esta  causa  no  le  hemos  repr<xlucido  nosotros; 
como  no  lo  hicimos  con  El  colmenero  divino, 
que  se  halla  en  igual  caso. 

La  alegoría  de  este  auto  está  tan  disminuida 
que  más  parece  una  comedia  de  enredo  y  aun 
de  carácter  para  pintar  tas  veleidades  de  una 


XXX 


mujer  capricliusa.   f.a   vcr^!fll:aci«')^   cí  mag- 
niñca. 

^"      Nuestra  Señora  del  Rosario.  La 

Madrina  del  cielo.  ^1  ufo  sacra- 
iin:nta¡.) 

Ku¿  impreso  en  el  libro  titulado:  /VaWrfaJ, 

Corpus  Christi  fcstejiido  por  ¡os  mejores  In- 
lentos  de  Españ^x,  en  die'^  y  sets  Avíos  a  lo 
dif'tno,  Üie\  y  seis  Loas,  y  dieii  y  seis  Entre- 
meses. Rcprexeniados  c»  esta  Corte,  y  nunca 
kaala  aorj  irnprexwx.  Recogidox  por  Isidro  de 
Robles,  Madrid,  loscph  Feruandcí,  Je  Buen- 
dia,  1664.  \°,  4  hojas  preliminares  y  373  pá- 
ginas. 

Ocupa  el  de  Tihso  el  número  \i  entre  los 
autos  y  lleva  el  liiul.j:  S'ucslra  Señora  del  Ro- 
Sitrio,  la  Madrina  del  ciclo.  Tirso  de  Kíolina. 
De  aqu¡  lo  hcnios  irasladadoal  presente  tomo, 
al  filial  del  mismo. 

l-a  necesidad  de  un  segundo  titulo  á  esta 
clase  de  piezas  obedece  á  que  muchas  llevan 
el  primero  para  indicar  que  se  había  de  repre- 
sentar en  la  festividad  que  indica,  según  cos- 
tumbre de  muchos  pueblos  de  España.  En  el 
mismo  tomo  de  Xartdad  y  Corpus  Christi, 
hay  otro  de  Cubillo  que  lleva  por  subtitulo 
Ciento  por  uno,  y  en  la  Biblioteca  Nacional, 
manuscriMs  de  Nuestra  Señora  del  Rosario, 
se  registran  hasta  cuatro,  con  los  segundos 
dictados  do  El  tesoro  escondido,  El  salteador 
venturoso.  El  esclavo  de  su  hijo  y  El  tirano 
enamorado.  Impreso  hay  también  uno  de  Ri> 
jas  Zorrilla  en  que  añade  al  encabezado  «y  co- 
rona más  hermosa». 

Hay  asimismo  autos  de  la  Virgen  del  Pilar 
y  bajo  otr<is  muchas  advocaciones;  pues,  como 
hemos  indicado,  en  el  siglo  xva  se  festejaba 
el  patrón  ó  pairona  del  pueblo  con  comedias 
y  autos  l'i  más  á  propósito  que  fuese  posible. 
(V.  PÍRRi  Past»r:  Nuevos  datos  acerca  del 
histrionismo  en  España:  pasim.) 

S7.    Palabras  y  plumas. 

Impresa  en  la  Parte  /.'  de  la  edición  que 
Tinso  publicó  á  nombre  (Madrid  y  Sevilla, 
I '527)  la  primera  del  tomo. 

Reimprimióla  en  el  sírIo  xviii  en  Madrid 
D."  Teresa  de  Gu/mán  con  el  siguiente  y  ex- 
traño titulo:  El  petimetre  con  palabras  y  piu- 
las. Comedia  famosa.  Dri.  Maestro  üe  i.as 

iNCiAS   Tirso  de  Malina.   Madrid,  á  costa 

...  Sin  año  (hacin  1733),  4.°,  40  págs. 


Don  Agustín   Durjn  la  ntcluyó 
española  (Madrid.  i83,||  y  Harizcnbusth  en 
Teatro  escogido  de  Fr.  Gabriel  Tille\,  tomoii 
y  en  Autores  españoles. 

La  comedia  fue  compuesta  antes  de  16a: 
pues  consta  de  su  encabezado  que  la  estrés 
Jerónimo  Sánchez  (ó  su  compañía),  y  consl 
también  que  se  ejecutó  en  el  Real  palacio  d 
Madrid  el  20  d¿  Julio  de  irtaS  por  Dumi 
Baibín.  (.\veriguador,  tomo  t,  pág,  9.) 

Kl  asunto,  tomado  de  un  cuento  del 
caccio,  fué  puesto  antes  en  escena  por  ljop¿ 
de  Vega  en  su  Halcón  de  Federico:  por  mis 
que  la  circunstancia  de  no  figurar  esta  come- 
dia en  la  segunda  lisia  del  Peregrino  (t6i8) 
no  aparecer  impresa  hasta  la  xiii  Parte  de 
Lope  (i6ao)  pudiera  hacer  dudar  sobre  cuá 
de  los  dos  autores  escribió  primero.  Pero  como 
no  se  plagiaron,  la  averiguación  interesa  me- 
nos y  la  omisión  de  Lope  también  signific 
poco;  porque  en  su  inmensísimo  caudal  ni  ¿1 
mismo  sabría,  en  un  momento  dado,  cuánta: 
y  cuáles  tenía  compuestas.  Sobre  esta  come 
dia  de  Lope  y  demás  imitaciones  del  cuento 
boccacciano  del  Halcón,  ha  publicado  el  ai 
man  Rudolf  Anschutz,  en  i8ga,  un  estudio 
acompañado  del  texto  de  la  obra  de  Lope  di 
Vega. 

Sirve  el  mismo  tema  de  base  á  la  comedúi 
de  D,  Fernando  de  Zarate,  Quien  habla  má. 
obra  menos,  impresa  en  la  Parte  44.^  de  la 
colección  Comedias  escogidas  (Madrid,  1678); 
para  otra  de  D.  Andrés  de  Baeza,  titulada  Na 
se  pierden  las  finesas,  impresa  en  la  Parte  II 
(Madrid,  i65q),  v  lo  recuerdan  claramente  Fi- 
nchas contra  dcsi'ios,  de  Bretón  de  los  Herre- 
ros, y  Bandera  negra,  de  D.  Tomás  Rodrí- 
guez Rubí. 

':iS.    La  Peña  de  Franela. 

Impresa  en  la  Parle  4.*  (Madrid.  1 635)  de 
la  colección  peculiar  de  Téulez.  la  décima,  y 
reproducida  por  nosotros  en  el  tomo  i  de  Jft 
nuestra,  págs.  645  y  siguientes 

También  la  reimprimió  D.*  Teresa  deGtlz- 
man  con  el  titulo  de  La  Peña  de  Francia  y 
traición  descubierta:  Madrid,  sin  año  (hacia 
1734);  40  pá|?s.,  en  4." 

En  la  Biblioteca  Nacional  existe  un  manuS' 
crito  antiguo  (núm.  iS.63a)  de  esta  obra,atri' 
buido  á  Lope  y  á  Tihso,  en  letras  diferentes 
entre  si  y  disiint.ns  también  de  la  del  texto. 
Está  lleno  de  acotaciones  y  tachaduras,  como 


ncsentación   en   el   icauo, 
[demuestra  umbién  el  reparto  en  las  jor- 
1.*  y  3.* 

Con  el  titulo  de  La  Peña  de  Francia  se  im- 
rimiü  en  una  Parte  extraPiigcttüe  Je  Lope, 
JO,  pero  Je  Sevilla,  según  D.  Juan  Isidru 
» que  la  vio,  Ei  casamiento  en  la  muerte 
[an  poeu.  Fstu  seria  causa  de  que 
hgo  de  Medel  (i735),  _v  luego  en  el 
Ilueita»  se  conservase  esie  titulo;  no  con- 
itiadoU  coo  la  de  Tirso  oe  Molina,  que 
imbién  njencionan,  sino  por  creer  se  irala  de 
de  igual  título.  La  Peña  de  Krancia 
ene,  sin  embargo,  más  que  como  in- 
:anlc  episodio  en  la  obra  de  Lope, 
^asunto  histórico  ó,  por  lo  rñenus,  tradi- 
onal  del  hallazgo  de  la  imagen  de  Nuestra 
eñora  de  la  Peña  por  el  francés  Simón  Vela 
[Simún  Rolan,  como  escriben  otrtjs,  se  halla 
io  en  diversas  historias  impresas  y  ma- 
itas.  De  una  de  ellas  titulada:  Historia 
milagros  de  Nuestra  Señora  de  la  Peña  de 
^rancia,  con  las  indulgencias  concedidas  J  /as 
o/raJex  v  á  las  personas  que  visitan  dicha 
ft*ii  'nanea,  por  Síaiias  Gast,  ¡56y, 

ir  su  comedia  Tti  uEz.  Con  pos- 
terioridad se  han  publicado  otras  dos  hislo- 
is  de  este  santuario.  (V.  Muñoz  y  Homero: 
ic.  bibiiogr.  histór.,  y  Mcnéndez  y  Pelayo: 
}bras  de  Lope  de  Vega,  Vil,  cxuvii  y  sigtes.) 

59.    La  peña  de  los  enamorados* 

OeesTa  obra  sólo  el  nombre  conocemos  por 
ii   f*.  D.  Bartolomé  José  Gallardo  asegura 
I  •-  poseyó  un  manuscrito  de  ella,  que  se  pro- 
ponía publicar  con  la  vida  del  autor,  y  que 
perdió  lodo  el  célebre  día  de   San   Antonio 
de  i8a3  en  Sevilla,  con  sus  demás  papeles  y 
ibros  que  cayeron  en  el  Guadalquivir,  al  em- 
irse  apresuradamente  con  las  cortes  y  re- 
i,  huyendo  de  las  tropas  auxiliares  l'ran- 
>  que  se  acercaban, 
la  Biblioteca  Nacional  existe  el  manus- 
rilo  de  una  tragedia  de  aquel  titula  de  letra 
íi  siglo  XIX,  aunque  la  otra  puede  ser  aipo 
anterior;  pero  no  hay  indicio  para  considerar 
que  pueda  ser  la  de  Tirso  ni  aun  refundida. 
InterTÍenen  en  ella:  D.  Luis,  D.  Fernando, 
loqoe,  Zaide,  Tarfe,  .MI,  Cclinda,  mora,  Do- 
rotea, Teresa,  hermana  de  Fernando,  Arlaja, 
lord,  criada  de  Cclinda  y  Muza. 
Su  principio  es  el  siguiente,  que  canta  la 
lúsic«: 


¿Oué  importa  morir  lan  ptcslo 
rlorcs,  hijas  del  \bril. 
pues  vivis  estando  alecrcs 
todo  aquello  que  vi>i<* 
Dure  quien  nace  dichr^xo, 
muera  quien  vive  infeliz, 
que  vjvir  penando  ikiemprc 
cü  penar  y  no  vi\!r. 

Y  acaba  diciendo  Roque,  poco  (ucrie en  gra- 
mitica,  lo  que  si^ue: 

Con  esto,  senada  ilustre, 
tiene  611  esia  irayedia, 
que  .•'t  más  elei^anies  luces 
escribió  el  podre  M-iriana; 
cuyo  risco  ne  dcMCibre 
no  muy  lejoí  ili:  Anicquera, 
en  los  campos  .iMilaluccs. 

Ll  ms.  lleva  hoy  el  número  14.745 

Ln  el  Musco  Británico  (.Add-33,  478)  existe 
otro  manuscrito,  copia  moderna  <dcl  siglo  xix) 
y  que,  según  noticias,  es  el  inijmo  que  el  ante- 
rior, de  La  peña  de  los  enamorados;  pero  atri- 
buido á  Tipso  DE  Mol  fN*,  quizá  por  quien 
supo  que  Gallardo  habla  tenido  la  comedia  de 
aquel  titulo.  Kn  el  mismo  tomo  se  halUn  tas 
copias  modernas  de  La  dama  del  Olivar  y  de 
El  que  fuere  bobo  no  camine  y  castigo  del 
pensé-que,  tales  como  las  reimprimió  D."  Te- 
resa de  Gu¿mán. 

F.n  la  Biblioteca  Municipal  hay  un  manus- 
crito de  La  Peña  de  los  enamorados,  comedia 
en  tres  actos  en  pcrsopor  L).  Francisco  Antonio 
Górne^  y  Ihredia,  en  4.* 

Uno  de  los  primeros  ensayos  literarios  de 
D.  Aureliano  Fernández-Guerra  fué  un  drama 
titulado  La  peña  de  los  enamorados  que  dio  á 
conocer  en  Granada,  y  que  no  sabemos  haya 
sido  impreso. 

60.    Por  el  sótano  y  el  torno. 

Fué  impresa  en  la  I 'arte  í.*  (Madrid,  lóS.")) 

de  la  colección  propia  del  autor,  la  sexta;  y  es 

una  de  Las  cuatro  que  Tirso  declaró  pertene- 

cerie  por  entero,  pues  al  final  de  la  comedia  se 

dice: 

P.sto  .sirva 
de  entretener  soljimentc: 
no  porque  haya  estas  malicias, 
que  por  el  sótano  y  torno 
Tirso  escribe,  mas  no  alirma. 

Consta  en  el  tomo  1  de  la  colección  de  Or- 
tega (Madrid,  IÍÍ26),  enel  décimo  del  Teatro 
escogido  de  Fr.  Gabriel  Tétle\  y  en  Autores  es- 
pañoles. 

Fué  refundida  por  D.  Dionisio  Solis. 

Inscribióse  esta  comedia  en  162a;  porque  en 
el  acto  tercero,  escena  III,  dice  Saniillana: 


catAu^go  razonado 


El  niíriiii,  iiurique  d'spunujo, 
con  palmrt  v  medio  de  red; 
^'quei*  ¿pensaba  su  merced 
qu  las  puntjs  que  han  quitadn 
les  hacen  faltn?  ^Bonitas 
,von!  Si  en  carnis  anduvierun, 
de  la  niismd  carne  hicier.ii) 
guarnición  Us  mujcrcita!:. 

Pues  bien;  en  una  caru  de  1 6  de  Noviembre 
dcióaa  íBib.  Nac,  Ms.  x-iS?)  se  dice:  «be  qui- 
tan guarniciones  de  oro  y  piala,  y  lelas  de  piala 
y  oro  en  cualquiera  género  de  vestidos;  capas 
de  seda;  sedas  sobre  sedas,  y  excesos  de  guar- 
niciones, puntas  de  manlox*,  etc. 

r'*i.    El  pretendiente  al  revés. 

Hállase  impresa  en  la  Parle  /.*  (Madrid  y 
Sevilla,  (627)  de  la  colección  de  Tirso,  donde 
ocupa  el  segundo  lugar. 

Uoña  Teresa  de  (juzmán  la  publicó  con  el 
Ululo  de  Comedia  sin  fama.  El prelendiente  ai 
rcifés.  Madrid,  sin  año  (hacia  1733). 

Darán  en  su  Taiia  española  {i834),Gt\miud 
y  Velaunde  en  su  Teatro  antiguo  españoi 
(1837)  y  llarlzenbusch  en  su  Teatro  csconidn 
(1839),  y  en  Autores  españoics  reimprimieron, 
succsivamenlc,  esia  tavorecida  comedia,  cuyo 
verdadero  titulo  seria,  según  los  últimos  vcr- 
táe  ella.  El  rábano  por  las  hojas. 

Y  5i  no  véngase  aci 
y  cenará  á  poca  cosía, 
porque  sólo  le  daremos 
el  rdbano  p<-r  ¡as  hojas. 

Con  el  titulo  de  El  rábano  por  ¡as  hojas  hay 
dus  cuincxiias  uMdernas  que  nada  de  común 
tienen  con  lu  de  Tirso. 

(12.    Privar  contra  su  gusto. 

Aparece  imprc»a  en  la  Parte  4.^  (Madrid. 
i635)  de  las  comedias  de  Tirso;  la  primera  del 
tomo. 

Reimprimióla  á  principios  del  siylo  xvm 
D.*  Teresa  de  Gu/mAn,  sin  año.  en  36  páginas, 
en  4.",  y  Hartzenbusch  en  sus  dos  citadas  co- 
lecciones, por  lii  cual  no  tuvti  cabida  en  la 
nuestra. 

En  la  Biblioteca  Municipal  de  Madrid  hay 
\ui  manuscriius  de  dos  distintas  rel'undiciones. 
Se  titula  el  primero  Los  acasos,  y  esiá  dividida 
en  cuatro  actos,  en  verso.  Lleva  una  censura 
fechada  en  3i  de  Abril  de  1785. 

Lo  segunda  refundición  es  más  moderna, 
también  anóninta  y  en  cinco  actos,  con  la  fc- 
I  -ciía  de  1 839. 


La  comedia  del  Dr.  Juan  Pérez  de  Wvjnul- 
bán  Ei  riífor  en  ¡a  inocencia,  tiene  alguna  se« 
mejanza  con  la  de  Tikso.  Se  imprimió  suelu, 
según  Duran,  y  de  ella  hay  un  manuscrito 
nuestra  Biblioteca  Nacional. 

ú3.  Próspera  fortuna  de  Don  Atvara 
de  Luna  y  adversa  de  Ruy  L6< 
pez  Dávalos.  Primera  parte. 

h'siá  mclusa  en  la  Pút'/t;  ;?."de  las  comedia 
de  TiHSü  <  .Madrid,  íft35>.  y  desde  entonces,  qui 
sepamos,  no  se  ha  vuelto  á  imprimir  hasia  qui 
nosotros  la  hemos  puesto  en  el  tumo  primen 
de  esta  colección,  págs.  3(')3  y  siguieniet. 

En  la  Biblioteca  Nacional  hay  un  mantu 
crito  antiguo  de  esta  obra  (núm.  (7.101),  qUi 
lleva  el  rótulo:  Comedia  famosa  de  Ruy  Lope, 
de  Abalas  de  mira  de  mesqua.  ti  lítuUi  y  t 
autor,  de  letra  sobrepuesta  y  algo  posterioi 
Esta  copia  está  ñrmada  por  un  Juan  Jerónim 
García,  que  quizá  luese  cómico.  Sigue  cou 
ramente  el  texto  aut¿nlico  de  la  "bra  de  Tí 

LLEZ. 

Damián  Salustriodel  Poyo  tiene  dos  conai 
días  sobre  este  asunto,  respectivamente.  L 
próspera  fortuna  del  famoso  Ruy  Lópe\  ¿ 
Avalos  el  fiucno  \  La  adversa  fortuna  di 
muy  noble  Caballera  Ruy  L6pe\  de  Avalos 
Bueno,  impresas  ambas  en  Parte  tercera  de  h 
comedias  de  Lope  de  Vega  y  otros  autore 
Barcelona,  1612,  y  en  la  Bilioteca  de  Autori 
españoles.  De  ellas,  sólo  la  segunda  tiene  4 
guna  conexión  con  la  de  Tirso,  aunque  cad 
uno  lleva  el  asuntu  por  rumbo  diferenie. 

Esta  de  Téllez  es,  como  hemos  dicho, 
primera  parte  de  \a  Advena  fortuna  de  Uon  A 
paro  de  Luna,  ambas  muy  interesantes;  peí 
en  las  que  parece  que  Tmso  tuvo  uno  ó  mi 
colaboradores  anónimos. 

64.    La  prudencia  en  la  muier. 

Hállase  impresa  en  la  Purte  j.*  íTortosj 
1634),  de  la  particul.'ir  colección  de  Tihso. 

A  principios  del  siglo  xviii  la  reimprimí 
D.*  Teresa  de  Guzmán,  en  4.",  .J4  págs. 

Rcimprióla  en  1834  D,  Agustín  Duran,  « 
su  interrumpida  Talia  española;  de  aquí  1 
lumó  D.  Eugenio  de  Ochoa  para  su  Tesoro  dt 
teatro  español  {lom>j  iv),  y  hiartzenbusch  la  i( 
cluyó  en  su  Teatro  escogido  de  Fr,  Gc^k 
7¿lle\,  tomo  vi,  y  en  Autores  españolis. 

TiHSO,  como  de  costumbre,  ofrece  una  sfl 
gunda  parte,  que  acaso  no  llegó  ¿  escribir. 


TEATRO  DE  TIRSO  DE  MOLINA 


XXXlll 


IX  hsdot  Caravaiate* 
.  con  la  secunda  comedía 
Tirso,  «enado.  os  convida. 
«  ha  sido  á  vuestro  gusto  ésta. 

ífundióia  á  fines  del  siglo  .xviij  un  tal  i  .i- 

krianu  de  Segura,  con  el  illuln  de  l.a  pruJen- 

tia  en  la  mujer  y  más  peraegiiidci  rema.  De 

iVk  mala  refundición  existe  un  manuscrito  en 

la  Bibliotct.'a  Municipal  de  €Sta  corte. 

Don  Juan  Eugenio  Uartzcnbusch  compuso 

[^Ktulmenlc  una  rot'undtción  de  esta  comedia, 
|nc  se  representó  pi)r  primera  vez  en  el  teatro 
leí  Circo  el  ao  de  Mayo  de  1 858.  Imprimtiuc 
turna  ea  1902.  como  bemos  dicho  en  el 
tró'lugo  del  lomo  1.  pág.  i.xxx. 
Otra  refundición  hecha  en  cptKa  más  mo- 
frna  se  imprimió  dos  veces:  la  ultima  con  el 
titulo  de  l.a  prudencia  en  ¡a  mujer,  comedia  de 

\Tirso  Je  Molina,  refundida  en  cuairo  actos  y 
trtc^dida  de  un  discurso  por  Enrique  Funes. 
».•  edición,  corregida  por  el  refundidor.  Santa 

\Cru\de  Tenerife.  Imprenta  de  A,  J.  Heniles, 
i88ff;  i,",  Lvti-177  págs. 

EIn  el  discurso  preliminar  trátase,  con  poca 
rovedad,  de  los  refundidores  y  arregladores  de 
}bras  antiguas,  y  al  ím  lleva  unas  notas  ya  re- 

[Utivas  á  la  comedia  en  que  el  autor  razona 
(US  modificaciones.  La  relundiciún  no  es  mala, 

tpcro  si  excesivamente  larga;  toda  ella  no  se 

jíoporiarla  en  escena. 

De  las  miiíacicines  sólo  conocemos  una  ópera 
titulada  Doña  Mario  de  Molina,  á  que  puso 

^música  D.    Ramón  Carnicer;  y  el  drama  de 

'Igual  titulo  de  D.  Mariana  Roca  de  Tofjores, 

|M«rqu¿N  de  Molins,  estrenado  en  el  teatro  del 
Principe  el  ii  de  Julio  de  Jk37,  é  impreso  con 

«eruditas   notas  históricas,  que  también  son 

) aplicables  al  drama  de  Tirso. 

Aden%ás  del  excelente  articulo  critico  que 

I  para  esta  comedia  escribió  D.  Agustín  Duran, 
umbtén  publicó  el  eminente  hispanista  Mon- 
sietir  Alfredo  Morel-Fatio,  en  1900,  en  el  pri- 
mero de  sus  Eludes  sur  le  Ihválre  de  Tirso 
de  Xío/ina  (ffulletin  hispanique  d\Ayril-Sep- 
Untbre  de  1  fjooj,  uno  acerca  de  La  prudencia 
en  la  mu/er,  investigando  sus  fuentes,  que  fue- 
|ron  la  Crónica  de  Fernando  IV  y  la  Historia 
I  de  Mariana.  Aunque  para  los  lectores  españo- 
les no  tenpan  gran  novedad  las  observaciones 
át]  Sr.  Morel.  no  hay  que  olvidar  que  están 
escritas  principalmente  para  los  numerosos 
Cultivadores  que  en  Francia,  Italia,  Alemania, 
IngiAierra  y  Estados  Unidos  cuentan  hoy  los 
estudios  de  historia  literaria  de  España,  aqui 

COMEDIAS  DE  TIRSO  DE  MOLINA.— TOMO  11 


tan  decaídos  y  menospreciados,  á  causa  de  ¡3 
grande  ola  de  barbarie,  ignorancia  y  presun- 
ción, t<xlo  junlo,quc  nos  envuelve  v  n^.fixia. 

Gfi.    Oulen  calla  otorga. 

I';stampubc  en  la  /.*  parte  de  las  comedias 
del  autor  (ifiay),  la  octava  del  lomo  y  á  conti- 
nuación de  El  castiiio  del  pensé-quc,  de  la  que 
es  secunda  pane. 

Fue  cscriu  p<x'u  después  que  ella  y,  pe 
tanto,  en  lói  3,  aunque  parece  que  su  represco* 
tación  no  se  efectuó  hasta  1617,  pues  dice  que 
la  hizo  Olmedo  (Alonso  de),  y  éste  no  fit;ura 
como  autor  de  titulo  hasta  aquel  año. 

Ya  hemos  dicho  que  la  reimprimió  unil.i 
con  la  i.*  parte  de  D.*  Teresa  de  Guzmán,  A 
principios  del  siglo  xviii.  Poco  posterior  es 
otra  impresión  suelta  de  Quien  calla  otorga, 
sin  lugar  ni  año,  en  4.",  de  3»  págs. 

Ku¿  refundida  en  cinco  actos  por  Juan  Ca- 
rretero y  se  representó  en  el  teatro  de  la  Cruz 
el  a8  de  Agosto  de  1827,  época  en  que  empezó 
á  conocerse  y  estimarse  nuestro  poeta,  como 
se  ve  por  las  refundiciones  de  Solis,  Mesonero 
y  éstas  del  estimable  galán,  compañero  de  Rit 
Luna. 

Medel  cita  una  obra  de  este  titulo  de  dun 
Bartolomé  de  Enciso  y  otra  de  Calderón.  Qúi- 
zá  sean  ambas  la  deTÉLLKZ,  aunque  también 
la  menciona.  Huerta  repite  lo  dicho  por  Medel 
Barrera  atribuye,  en  duda,  una  á  D.  Diego  Ji| 
ménez  de  Enciso,  sevillano. 

66.  Quien  da  luego,  da  dos  veces. 

Una  copia  moderna  de  esta  comedia,  que 
existe  en  la  Biblioteca  Nacional,  núm.  13.94^, 
ha  servido  para  la  impresión  que  ofrecemos  en 
este  lomo.  En  el  Catálogo  de  Medel  (i735)  se 
menciona  este  titulo,  lo  cual  indica  la  existen- 
cia de  una  impresión  suelta  que  no  hemos  po- 
dido haber  á  las  manos.  Huerta  y  los  demás 
HO  hacen  otra  indicición  que  demuestre  ha- 
berla visto. 

Parece  ciertamente  de  Tmso,  y  tomado  el 
asunto,  en  lo  principal,  de  la  novela  de  Cer- 
vantes La  señora  Cornelia. 

Quien  fuere  bobo  no  camine. 

(Véase  El  castigo  del  pensé-que.> 

67.  Quien  habló  pag6. 

Perteaece  i  la  Parre  2,"  (i635),  especial  da 
Tirso. 

ui 


XXXIV 


CATÁLOGO  RAZONADO 


No  sabemos  que  desde  entonces  h&ja  vuelio 
i  imprimirse;  por  lo  cual  va  en  nuestra  colec- 
ción, lomo  I,  pág.  178. 

E\  titulo  no  responde  exactamente  al  fondo 
del  asunto;  pues  el  noble  y  desdichado  Conde 
de  Urgel,  mandado  asesinar  por  la  Keina  de 
Aragón,  no  habló;  es  decir,  no  se  vanaglorió  de 
los  favores  que  merecía  á  su  reina,  para  reci- 
bir tal  castigu,  ordenado  s»')lu  á  consecuencia 
de  los  embustes  v  calumnias  de  un  cortesano. 
TiBso  acaso  le  hubiese  puesto  al  principio  tí- 
tulo diferente. 

68.  Quien  no  cae  no  se  levanta. 

Se  imprimió  esta  obra  en  la  Par/*  5.*  ( 1 636), 
propia  de  Téllez,  y  desde  entonces  no  ha 
vuelto  á  gozar  la  publicidad  en  los  tipos  de 
imprenta.  Va,  pues,  en  nuestra  colección  y  en 
el  lumo  presente,  páginas  143  y  siguientes. 

Hartzenbusch  dice  que  es  «cumedia  de 
asunto  devoto,  muy  bien  escrita  y  muy  buena 
mientras  la  protagonista  es  mala;  desde  que  se 
convierte,  que  es  á  la  mitad  del  acto  segundo, 
el  drama  se  echa  á  perder.»  (Com.  escog.  lie 
Tinto,  en  Autores  españoles,  pág.  xui). 

Suscribimos  la  primera  mitad  de  esta  opi- 
nión. Es,  efectivamente,  cosa  primorosa  la 
versificación,  lenguaje  y  estilo  de  las  primeras 
escenas  de  esta  obra;  pero  no  creemos  que 
luego  se  «eche  á  perder»:  pues  hay  mucha 
fuerza  dramática  en  los  periodos  de  lucha  y 
dudas  que  siguen  á  la  poco  firme  conversión 
Margarita.  Con  la  evidente  languidez  de 
Igunas  escenas  del  acto  tercero  y  todo,  nos 
"parece  éste  uno  de  los  buenos  dramas  del 
autor. 

El  asunto  debe  de  estar  sacadu  de  la  vida  de 
Santo  Domingo  de  Guzmán,  cosa  no  imposi- 
ble, ni  siquiera  difícil  de  averiguar. 

69.  Las  Quinas  de  Portugal. 

Hxistc  en  la  Biblioteca  Nacional  el  original 
autógrafo  de  esta  comedia  que  concluyó  Tipso 
en  Madrid,  á  8  de  Marzo  de  <638,  y  lleva  indi- 
cación de  las  fuentes  en  que  ha  bebido  lo  histo- 
rial de  ella.  ICstc  manuscrito  hemos,  como  era 
natural,  reproducido  en  el  presente  volumen. 

(;ita  ya  esta  obra  (que  no  creemos  haya  sido 
impresa  nunca)  el  Catálogo  <\*:  Mcdcl,  estam- 
pado en  1735;  lo  cual  demuestra  que  en  este  ex- 
celente repertorio  dramático  fíguran,  como  ya 
hemos  indicado,  no  sólo  obras  publicadas,  sino 
iu  que  aún  no  lo  habían  sido. 


Lope  de  Vega  cita  en  la  primera  edición  d« 
El  peregrino  en  su  patria  (iGo3)  una  comedia 
suya  titulada  Las  Quinas  de  Portugal ,  y 
Barrera  añade:  que  es  la  misma  que  en  la 
Parte  xxK  de  Lope  y  otros  autores  figura 
con  el  nombre  de  La  lealtad  en  cl  agrapto,  y 
suelta,  con  los  de  f£n  la  mayor  lealtad,  ele,  y 
Favores  del  cielo  en  Portugal.  Pero  no  aparece 
en  la  colección  académica  de  Lope,  y  supongo 
que  no  tendrá  el  carácter  histórico  de  la  de 
Tirso. 

El  Rábano  por  las  hojas. 

(Véase  El  pretendiente  al  revés.) 

70.    La  Reina  de  los  Reyes. 

Se  imprimió  en  la  Parte  2.*  (i633)  de  Tir- 
so, de  donde  la  trasladamos  á  nuestra  colec- 
ción, tomo  I,  páginas  149  y  siguientes,  pues 
desde  aquella  fecha  no  tenemos  noticia  de  que 
se  haya  reimpreso. 

El  argumento,  que  es  la  aparición  milagrosa 
á  San  Fernando  de  una  escultura  de  la  Virgen, 
fabricada  por  dos  ángeles,  que  luego  desapa- 
recen, comprende  también  varios  sucesos  de 
la  vida  de  aquel  glorioso  Rey.  La  imagen  se 
veneró  en  la  Catedral  de  Sevilla  muchos  siglos, 
y  aún  quizás  exista. 

El  asunto  era  tradicional,  según  dice  Tiasc, 
que  igualmente  parece  quiso  dar  otro  titulo  i 
su  obra,  pues  dice  en  los  últimos  versos: 

Y  esta  es,  porque  fin  le  demos, 
la  tradición  que  tenemos 
de  la  Virgen  de  los  Reyes. 

A  fines  del  mismo  siglo  xvn  fué  servilmente 
imitada  la  comedia  de  Tirso  por  el  sevillano 
Guedeja  y  Q)uiroga,  que  compuso  La  mejor 
tu:^  de  Sevilla  N.  Señora  de  los  Reyes.  Come- 
dia famosa.  De  D.  Gerónimo  Guedeja  y  Qvi' 
roga.  En  4.*  y  í6  hojas  numeradas;  sin  lugar, 
ni  año,  ni  imprenta.  Parece  edición  sevillana 
de  fines  del  siglo  xvu.  Tengo  además  otra 
edición  algo  posterior,  sin  indicaciones  tipo- 
gráficas y  umbién  en  4."  y  en  16  hojas  sin  nu- 
merar. 

Al  fin  de  la  comedia,  dice  Ajonjolí: 

Y  aqui,  senado  famoso, 
da  fin  la  íiistoria  más  pía 
de  la  Vireen  de  los  Reyes, 
la  Mejorlu^  <ic  Sevilt'a, 

que  demuestra  cuál  era  et  verdadero  nombren 
de  la  imagen. 

Relativas  al  cerco  y  loma  de  Sevilla  hay  va- 
rias obras  dramáticas  y  hasta  á  principios  deij 


DEL  TEATRO  PE  TIRSO  DE  MOLINA 


XXXV 


una 


fviii,  ün  tul  n.  Manuel  Duran  compuso 
trilogía  entera  sobre  el  asunto. 


71.    La  república  al  revés. 

Figura  en  la  Parte  5.'^  (10%)  de  Téi.i.k/,  y 
de  aqui  la  hemos  reproducido  en  el  lomo  pre- 
le,  pág.  83  y  siguientes. 

Reimprimióla  D.*  Teresa  de  Guzmán,  en 
1733,  con  el  aditamento  de  Comedia  sin/ama; 
36  páginas  en  4."  La  fe  de  erratas  lleva  la  le- 
cha de  Madrid,  ¡4  de  Diciembre  de  1733. 

El  asunto  es  histórico  en  el  lóndo;  Tirso  lo 
habrá  tomado  de  alguna  historia  del  Bajo  im- 
perio; pero  muchos  episodios  sonde  invención 
suyM  ó  del  que  le  haya  servido  de  rúente.  I. a 
comedia,  salvo  alguna  que  otra  escena,  nos 
parece  mediana. 

73.     Lra  Romera  de  Santiago. 

Hilla$e  impresa  en  la  Parle  xxxui  de  la 
ctilecciün  de  Comedias  cjcf>^íi/<T.t (Madrid,  José 
Fernández  de  Buendía,  1670,  en  .j."),  la  tercera 
«n  el  orden  del  tomo  y  atribuida  á  Tirso. 

Con  el  mismo  titulo  de  ¡.a  Romera  de  SaH' 
liago,  j  adjudicándola  á  Luis  Vélez  de  Gue- 
Tara,  se  imprimió  suelta  en  el  siglo  xvm.  De 
cUa  he  visto  dos  ediciones:  una  de  Madrid, 
imprenta  de  Sam^j  ¡pSi,  iñ  hojas  eo  4.",  y 
otra  de  Valencia,  Josc  y  7owás  de  Orga, 
1777»  3í  páginas,  también  en  4." 

Hay  serídos  manuscritos  de  esta  obra  en  lai 
Bibliotecas  Nacional  y  Municipal,  que  confor- 
mac  ambus  con  la  impresa  á  nombre  de  Luis 
V¿lez. 

Cotejadas  ésta  y  la  airibuJda  á  Téllez,  se 
ve  que  la  única  diferencia  coosisie  en  haber 
suprimido  Vélez  una  gran  cantidad  de  versos 
en  las  relaciones  algo  extensas  y  haber  iniro- 
dacido  algunos  cortos  para  ser  cantados. 

El  romance  de  sabor  antiguo  ó  imitado: 

Praso  tiene»  al  buen  Conde, 
al  Conde  don  Lisuardo, 
porque  forzó  una  Romera 
camiao  de  Santiago, 

esti  en  ambos. 

Después  de  estas  impresiuncs  aparece  tam- 
bién en  la  colección  de  Ortega  {torno  iv);  pero 
mujr  mutilada.  Con  arreglo  al  más  antiguo 
testo  va  en  el  préseme  tomo,  págs.  3><x  v  si- 
guientes. 

No  ej,  exacto,  como  se  ha  asegurado,  que 
í«c  sea  el  mismo  asunto  que  el  de  La  Monta- 


ñesa de  Asturias,  tambicn  ¿v  Luin  N  ¿ici.  Con 
la  que  tiene  algún  mayor  parecido  es  con  La 
Gallega  Mari-tieniándex,- 

\í\  asunto  de  la  Romera  es  por  completo  nu» 
relescoj  pues  la  acción  ocurre  en  tiempos  de  un 
Ordoño  de  León,  coetáneo  del  Cotide  de  Casti- 
lla D.  Garda  Fernández,  y  D.*  SoHIa  Pi.mcra) 
se  dice  hija  de  D.  Manrique  de  Lara.  bit»  cuanto 
al  Conde  1).  Lisuardo.  presunto  cuñado  del 
Rey  de  León  y  foraador  de  la  Komera,  es  per- 
sónate complciamenie  desconocido  en  nuestras 
crónicas. 

La  Rumera  de  Santiago  se  estrenó  en  'Pala- 
cio afínes  de  1623  ó  principios  del  siguiente. 
(Véase  tomo  iv  de  las  Obras  de  Lope  de  Vtga^ 
en  Atílores  españoles,  pág.  xv.) 

73, 74  y  75.  La  Santa  Juana.  (TrespoT' 
les.) 

Las  dos  primeras  partes  de  esta  trilogía 
monástica  fueron  impresas  en  la  }*arie  5.* 
(i 636)  de  la  colección  propia  del  autor.  Ls 
tercera  ha  quedado  inédita;  y  de  todas  existe 
un  precioso  manuscrito,  en  gran  parte  aut6^ 
grafo,  en  nuestra  Biblioteca  Nacional  (Vitri- 
na 3.*,  núm.  23).  De  él  nos  hemos  servido  para 
la  impresión  que  va  en  el  presente  tomo,  pá- 
ginas 33<S  y  siguientes,  sin  olvidar  su  cotejo 
con  el  impreso,  que  no  resuelve  los  Itigares  di- 
fíciles. 

(Conocemos  las  fechas  exactas  de  la  compo- 
sición de  estas  obras.  La  primera  parto,  que  en 
el  manuscrito  ue  la  Nacional  es  autógrafa, 
lleva  al  principio  la  nota  que  dice:  «Acto  pri- 
mero: en  Toledo  á  bcynte  de  Mayo  de  mili  y 
seyscientos  y  trece,  por  Fr.  Gabriel  Téllez.j»  Y 
en  la  última  hoja  dice;  *ICn  Toledo  á  3o  de 
mayo  de  i(»i3.  Omnia  subjiciuntur  Stae.  roma- 
nae  eclessiae  el  cenxurac  omnmm  eius  Jiliorum 
tjui  cum  charilatc  ct  sufjicientia  illa  corrcxe- 
nnt.  Fu  Al  Gabkiel  Téi.uK2,»(Dos  palabras  ta- 
chadas.) 

Parece,  pues,  seguro  que  esta  primera  co- 
media se  escribió  en  diez  dias,  hallándose  el 
autor  en  Toledo,  y  que  fué  representada  co 
.Madrid  en  Agosto  ó  Diciembre,  del  mismo 
año,  pues  de  aquella  fecha  son  las  censuras 
para  su  representación. 

Esta  primera  parte  lleva  aprobaciones  de 
Tomás  Gracián  Dantisco,  fechadas  en  Madrid 
á  8  de  Agosto,  a3  de  Noviembre  y  a  de  Di- 
ciembre de  i6i3,  y  en  ellas  se  titula  la  come- 
dia Vida  de  Santa  Juana,  También  lleva  una 


xxxvt 


catXlogo  razonado 


I 


iccncia  para  la  represen lación,  fechada  en  Sc- 
illa  A  áa  de  (roto)  de  i6f5. 
La  segunda  m»  debii')  ái  retardarse  mucho, 
rquo  lá  tercera,  que  también  es  autógrafa 
va  ñrmada,  lleva  al  principio  de  cada  una  de 
as  jornadas  estas  fechas:  «En  Toledo,  á  6  de 
giisio  de  i'W4;  on  Tulodo,  á  u  de  Agosto  de 
614;  en  Toledo,  ¡\  34  de  Agosto  de  1*114.»  Fué, 
or  consiguiente,  compuesta  esta  tercera  cu- 
cdia  de  Sania  Juana  en  diez  y  ocho  días, 
D.  Luis  Fernández-Guerra,  en  su  libro  su- 
l>re  Aiarcdn  (pág.  fHfi),  dice,  aunque  no  loau- 
Inriza,  que  la  Scf; uii Jo  parte  ilc  la  Sania  Juana 
fué  estrenada  en  Tuiedu  á  i5  de  Diciembre  de 
6i3. 
En  las  ftr/rTc/omw  de  Luis  Cabrera  de  Cór- 
oba.  pig.  557,  se  escribe  de  Madrid,  con  fc- 
ha  aH  de  Junio  de  1^14:  .Al  otro  dia  <cs  decir 
I  de  San  Juan)...  vulviéronsc  (los  Kcycs)  á  la 
Huerta  (del  Duque  de  Lerma)  para  ver  la  co- 
media de  la  xeñnra  Juana,  que  es  cierta  monja 
de  ejemplar  vida'  que  hubo  en   un  munastcrio 
que  llaman  do  la  Cruz  &  cuatro  leguas  de 
aquí.»  Puedo  aludir  á  la  primera  ñ  segunda 
parte;  porque  la  tercera  aún  no  estaba  escrita. 
Por  consiguiente,   las  censuras  con  fecha 
161 3  que  van  at  (in  de  las  tres  partes  sólo  pue- 
den referirse  á  las  dos  primeras.  No  asi  las 
demás,  que  ya  pueden  comprenderlas  á  todas. 
Y  como  prueba  de  la  gran  difusión  de  las 
obras  dramáticas  en  aquella  ópoca,obs<:rvcnso 
la  multitud  de  licencias  que  para  la  rcprescn- 
lación  de  la  Santa  Juana  se  dieron  en  el  lér- 
minn  de  dos  años:  en  3  de  Febrero  de  161 5, 
para  representarse  en  Valladolid;   en   27  de 
Enero  de  ihiri,  en  Córdoba;  en  j5  de  Abril  del 
mismo  año,  en  Granada;  en  ib  de  Julio  del 
propio,  en  Málaga;  en  3o  de  Septiembre  en 
Jaén,  y  en  ai»  de  Junio  de  1617,  en  Cádiz,  Fsto 
en  la!»  correrías  que  hizo  la  compañía  del  due- 
ño del  manuscrito  (que  parece  fuO  Juan  de 
Morales).  Y  como  es  de  suponer  que  también 
lo  habrá  permitido  copiar  á  oíros  autorcx  de 
compañía,  bien  puede  decirse  que  en  dos  años 
habla  corrido  toda  Españü.  Lo  propio  succd!a 
Cun  casi  todas  las  demás  comcdi.-ts. 

Casi  lodo  lu  contenido  en  esta  trilogía  es 
histórico  ó  tenido  por  tal,  y  no  puede  dudarse 
que  TiBSO  lo  tomó  de  la  Historia,  pida  y  mi- 
lagros, óxiaxix  y  rerclacioncx  de  ia  Bienai'vu- 
turada  Virgen  Sania  Juana  dt  ia  Cru\,  de  la 
Tercera  Orden  de  nuestro  Serájico  Padre  San 
Francisco,  conipufxta  por  I'r.  Antonio  Da^a... 
Dirigida  *í  la  Reina  de  España ,  Üoíia  Marina- 


rila  de  Austria.  Zaragoza.  Por  [.t^l^Sañ 
che^.  Año  iGii.  Las  fuentes  de  esta  obra, 
pues  la  Santa  Juana  nació  en  1481  y  murió  en 
1534,  son  unas  memorias  biográficas  de  cierta 
Sor  María  rvangelisla,  compañera  de  la  Santa, 
y  que  TiKSO  introduce  en  su  comedia  é  inter- 
viene en  tíidos  los  actos  de  aquélla,  indicando 
el  propósito  de  narrar  sus  acciones. 

Kn  la  ÍSiblioteca  del  Escorial  hay  un  volu- 
minoso códice  (Serrano:  Escritoras  españo- 
las: n,  óf»i),  titulado  Libro  del  conorte  que 
L's  el  que  se  escriviú  de  los  sermones  que  predi- 
caba Santa  Juana  de  la  Cru\  estando  eleuada, 
escrito  en  su  vida  íi5o5),  y  que  quizás  ella 
misma  dictaba  á  sus  discípulas.  Refiérese  á  su- 
cesos relativos  li  la  vida  de  Jesucristo  y  difu- 
sión del  Evangelio.  Acerca  de  sus  famosas 
ci<e«ías  (ó  sean  las  de  su  r(>s.irio),  también  se 
compuso  un  libro  de  las  indulgencias  que  por 
ellas  se  ganaban;  pero  este  libro  fué  prohibido 
puf  la  Inquisición.  (Bib.  Nac:  ¡'apelcf.  de  la 
ínq.,  Icg.  46). 

Y  aqui  debemos  advertir  que  como  In  Monja 
de  la  Sagra  no  estaba  entonces  cani»niíada  (ni 
lo  está  aún  hoy,  pues  sólo  goza  el  titulo  de  /íca- 
ta),  en  el  manuscrito  de  la  comedia  de  Tmso 
se  puso  una  nota,  luego  lachada,  que  dice: 
«Este  titulo  (el  de  Santa  Juana),  y  el  que  se 
pusiere  en  los  carteles  á  la  publicación  de  csia 
comedia  se  manda  que  sea  conforme  al  libro 
titulado:  La  Sierva  de  Dios,  Sor  Juana  de  la 
Crun,  y  (no)  Saneta  Juana;  y  que  en  los  ver- 
sos de  la  comedia  se  ponga  siempre  Sor  Juana 
en  lugar  de  Sánela  Juana.* 

I'osieriormentc  cesaron  estos  escrúpulos, 
pues  no  mucho  después  se  publicaron  los  F 
vores  de  el  Rey  de  el  cielo,  hechos  á  sv  es^ 
la  Santa  .luana  de  la  Cry^,  Religiosa  de 
Orden  lerccra  de  Penitencia  de  N.  P.  S.  Fran- 
cisco. Con  Anotaciones  ihcolo¡ricas  y  murales  i 
la  historia  de  su  vida.  Por  Fr.  Pedro  Navarra, 
Lector  jubilado  en  St.*  Thcologia  y  Difini- 
dor  de  la  Prouincia  de  Castilla.  A  la  Católica 
Majestad  de  la  Reyna  de  las  Españas  Hoña 
Isabel  de  íiorbón,  Ñ."  5."  Con  previlegio.  En 
Madrid.  Por  Thomas  íunti,  Impressordel  Rey 
N.  S.r  Año  I  C31  (al  fin  repite  las  señas  de  ta 
impresión),  4-°;  16  h.  prels.,  871  pégs.  y  20 
hojas  más  al  final  sin  numerar. 

(Contiene  este  libro  algunas  noticias  relativas 
al  expediente  de  beatificación  de  Sor  Juana* 
promovida  á  instancias  del  Cardenal  Trcjo,  f 
dice  que  el  cuerpo  de  la  monja  estaba  en  un 
arca  de  plata  en  su  convenio. 


le  n^ 


DEL  TEATRO  DE  TIRSO  DE  MOLINA 


XXX  Vil 


Andando  los  años  compuso  D.  Francisco 
Berna lUo  de  Quirós  una  comedia  titulada  La 
Luna  lie  la  Siigra.  Vida  y  muerte  Je  Santa 
Juana  Je  ¡a  CrWy,  que  fué  impresa  en  la  Par- 
le xxii  de  Comedias  cscOf:;idas  (Madrid,  An- 
drés Garda  de  la  Iglesia,  i6ó5}.  L)c  esta  obra, 
qoe  viene  á  ser  un  compendio  de  las  de  Tirso, 
hay  un  manuscrito  en  la  Biblioteca  Nacional, 
fechado  en  H'yFt^,  6  sea  un  año  antes  de  ser  im- 
presa. 

Don  José  Cañizares  escribió  también  la  titu- 
lada El  Prodigio  de  la  Sagra:  Sor  Juana  di- 
ta Crtf.^,  que,  según  Barrera,  también  se  intitu- 
tó;  Santa  Juana  de  la  Cru\,  Con  éste  y  con  el 
de  El  Prodigio  de  la  Sagra  la  cita  aislada- 
mente, como  si  fuesen  comedias  diferentes,  el 
ColÁlogo  de  Medel,  y,  por  consiguiente,  don 
Vicente  García  de  la  Huerta.  En  la  Biblioteca 
Nacional  hay  un  manuscrito  de  esta  obra  con 
las  licencias  fechadas  en  1724,  y  en  la  Munici- 
pal, dos;  uno  con  las  aprobaciones  de  1723  y 
borrado  el  titulo  equivoco  de  La  gloria  de  Es- 
paña en  Cuba.  Cuba  era  la  aldea  cerca  de  To- 
ledo, donde  estaba  el  convento  en  que  profesó 
la  beata  Juana. 

Mor  último:  recordaremos  que  la  vida  de 
éyxz  virtuosa  monja  sirvió  de  materia  á  uno 
de  los  di>s  poemas  de  asunto  devoto  que  com- 
puso Alonso  Jerónimo  de  Salas  Barbadillo.  Se 
titula  el  de  que  tratamos  ahora:  Los  Triunfos 
de  la  fítata  Sóror  Juana  de  la  Cru,^.  En  verso 
heroico.  A  Doña  Policena  Palavecino  Fiesco... 
Año  É  ti2i .  En  Madrid,  Por  la  Viuda  de  Cos- 
me Delgado;  en  8.' 

Consta  de  cuatro  libros  ú  cantos  y  está  todo 
él  (c«m<í  el  de  la  Virgen  de  Atocha,  del  mismo 
Salas)  en  octavas  reales. 

76.    Sanio  y  sastre. 

Figura  en  la  Parte  ^i.*(i635)  de  la  colección 

T/íLUE/,  y  este  texto  hemos  reproducido 

Jiros  al  comienzo  del  presente  tomo;  pues 

.comedia,  con  estar  muy  bien  escrita  y  versi- 

ida,  no  ha  sido  reimpresa,  quizás  á  causa  de 

I  ofrecer  el  mayor  micros  su  argumento. 

Al  final  puso  Tirso  esta  nota  epigramática: 

Eila  historia  nos  enseña 
que  para  Dios  iodo  es  fácil, 
y  que  en  el  mundo  es  pasible 
ser  un  hombre  ianto  y  sastrn. 

Sío  Homobono,  hijo  de  un  mercader  y  sas- 
tre Uc  Crcmona,  vivió  A  fines  del  siglo  xt,  mu- 
C!«ndú,  como  describe  Tihso,  en  la  iglesia  de 


San  Gil,  el  i3  de  Noviembre  de  |<X)~   Fwí'i-a^ 
nonizado  por  Inocencio  llf  en  1 19S 

Tirso  pudo  tomar  el  asunto  de  su  cninedií 
en  cualquiera  de  las  Vidas  del  Santo.  Como  de 
costumbre,  sigue  con  bástame  fidelidad  los  su- 
cesos históricos  y  sólo  quizás  suavi/a  un  pocu 
el  carácter  de  Dorotea,  esposa  del  Santo,  A 
quien  ella  morlilicó  oponiéndose  i  sus  actos  de 
extrema  virtud  y  especialmente  de  caridad  y 
desprendimiento. 

La  Serrana  de  Eicucia, 

{ Véase  Esto  sí  que  es  negociar.» 

77.    Siempre  ayuda  la  verdad. 

Hállase  en  la  Parte  ¿.'^(i63S)  de  la  colección 
especial  de  Tirso.  Hartzenbusch  la  Incluyó 
entre  las  comedias  de  D.  Juan  Ruiz  de  Alar- 
cón  (pág.  23ti)>  aunque  dudando  que  esie  poeta 
hubiese  sido  colaborador  de  Tíxi.KZ  en  la  com- 
posición de  la  obra.  La  hemos  incluido  en  el 
tomo  I  de  nuestra  colección  págs.  207  y  si- 
guientes. 

Pudiera  creerse  que  hay  alguna  edición  suel- 
ta, pues  el  Catálogo  de  Medel  la  cita  dos  veces, 
atribuyéndola  unaá  Ruiz  de  Alarcón  y  uiraá 
Tirso,  como  si  fuesen  obras  distintas,  error 
que,  como  de  costumbre,  repite  Huerta. 

En  el  encabezado  de  la  comedia  se  dice:  «Re- 
presentóla Juan  Jerónimo  Valenciano,  con  que 
entró  en  Sevilla.»  Según  las  investigaciones 
de  [).  José  Sánchez  Arjona  (An.  del  teatro  en 
Sevilla,  247),  el  Valenciano  no  vino  como  autor 
ó  jefe  de  compañía  á  Sevilla  hasta  1627.  Sin 
embargo,  antes  del  Carnaval  de  i6a3  el  her- 
mano de  Juan  ferónimo  (Juan  Bautista,  el  <]ttc 
mataron  en  la  calle  de  Cantarranas  al  año  si- 
guiente), la  habla  ya  representado  en  el  Real 
l'aiacin.  [Averiguador,  1,  8.) 

Esta  comedia,  que  luego  refundió  D.  Juan 
de  Matos  Fragoso  con  el  titulo  de  Ver  y  creer, 
sin  mejorarla,  antes  al  contrario,  parece  obra 
de  dos  plumas  distintas,  por  la  diferencia  de 
estilos,  algimos  desfallecimientos  en  los  carac- 
teres y  este  pasaje: 

FIbt.  Siempre  ayuda  la  verdad. 

D.  Vasco.  Con  este  titulo  quiero 

quedé  lin  nuestra  comedia. 
Blanca.     Senado  ilustre  v  discreto: 

.si  no  ayudaren  la»!  obras, 

<iy-ii«/t'nti»s  los  deseos. 

Es  sabido  q  ue  en  estos  finales  de  nuestras  an-J 
liguas  comedias  hablaban  siempre  lus  autores 


catXlogo  razonado 


y  no  los  aciorcs.  Sin  embargo,  en  el  primero  y 
I  en  el  lercer  acto  quedó  mucho  de  Tirso. 

La  comedia  de  MaU)S  Ver  y  creer  se  impnmiA 
¡suelta  y  se  incluyó  en  Autores  expañoitx. 

Sutilezas  del  Marqués  del  Camarin. 

(Véase  Amar  por  razAn  de  Rstado.) 

Tan  largo  me  lo  Jiáis. 

(Véase  61  Burlador  de  Sevilla.) 

78.  Tanto  es  lo  de  más  como  lo  de 
menos. 

Figura  esta  comedia  en  la  Parle  i.*  (1637) 
[de  la  colección  peculiar  de  Tirso,  y  ha  servido 
[deurigjnal  para  nuestra  reproducción;  tomo  l, 

nnas  1 18  y  siguientes. 
ío  sab»emos  que  se  haya  reimpreso  desde 
entonces,  aunque  sí  que  fué  refundida,  como 
[veremos  luego. 

Respecto  de  la  fecha  de  su  composición  sólo 
[nproximadamenie  podemos  conocerla;  porque 
[diciéndose  en  el  encabezado  de  la  comedia: 
[«Representóla  Juan  Bautista»  Valenciano,  y 
Jubicndo  muerto  éste  en  1634,  claro  es  que  an- 
ís se  habrá  escrito  el  drama.  Por  otra  parte, 
fen  la  escena  vii  del  acto  segundo,  aludiendo  al 
[entrcmesisla  Luis  Quiñones  de  Benavente,  se 
[dice  que,  ai  cabo  de  nueve  ó  dieü  añas  que  ve- 
Inia  entreteniendo  la  corte,  llevaba  compuestos 
lunos  3<x)  entremeses.  Consta  que  ya  en  1609  es- 
[cribia  el  divertido  autor  toledano:  por  consi- 
Iguienie,  la  comedia  de  Tirso  será  de  16186 
(1619. 

Kn  esta  obra,  portentosa  y  hasta  hoy  mal 
[Apreciada,  reunió  Tkllez  de  manera  admirable 
líos  dos  temas  ó  parábolas  de  la  Sagrada  Kscri- 
[tura.  conocidas  por  la  del  Rico  Epulón  y  ta  del 
[Hijo  pródigo,  trabándolas  y  enlazándolas  por 
[lan  artístico  modo  que  parece  no  formaron 
[nunca  más  de  una  sola.  Plsmalió  y  bordó  lan 
[dramático  asunto  con  episodios  y  lances  de 
[todn  género;  profundamente  morales,  jocosos, 
Ipicarescos,  satíricos,  tiernlsimos  algunos,  que 
[hacen  de  esta  comedía  una  de  las  mejores  de 
su  autor  y  de  las  más  excelentes  de  nuestro 
heatro. 

Fué  refundida  en  el  siglo  xviii  é  impresa  con 
let  titulo  de  Comedia  famosa.  La  virtud  con- 
Isitte  en  medio.  El  Prodigo  y  Rico  avariento. 
|/)f  un  ingenio.  En  Valencia,  viuda  de  Orga, 
|j77a,  4.".  36  piigs.  Hay  otra  impresión  del 
[mismo  año:  Kn  Valencia,  en  la  Imprenta  de 


Josepk  y  Thomas  de  Orga,  calle  de  la  Ct'u^ 
nueva...*  también  en  4.*  y  de  36  págs. 

En  esta  refundición  se  procuró  hacer  resal- 
tar el  carácter  alegórico  de  la  pieza,  discreta  y 
sulicientemente  indicado  en  Tipso,  quien. 
como  de  costumbre,  aun  á  las  figuras  más 
abstractas  les  imprimía  un  sello  de  realismo 
y  de  verdad  humaha  que  constituye  uno  de 
sus  grandes  méritos  como  creador  de  caracte- 
res vivos,  apenas  disfrazados  con  los  nombres 
de  una  virtud  ó  un  vicio. 

Así  el  arreglo  de  que  hablamos  intervienen, 
además  de  algunos  de  los  personajes  que  TihSu 
menciona.  La  Obediencia,  dama;  La  Pobrera, 
dama;  La  Castidad,  dama;  La  Lascivia,  dama; 
La  Ayaricia,  galán; Floreta,  gitana,  graciola, 
y  ÜOH  niños  pastores.  Fallan,  en  cambio,  ÍJió- 
doro.  Dina,  Nisiro,  Torbisco,  Laurela,  Taida, 
Simón  y  Nicandro;  pero  los  versos  de  éstos  los 
pone  á  veces  el  autor  en  labios  de  las  virtudes 
y  vicios  que  simbolizan  los  dichos  en  la  come-, 
dia  de  Tirso. 

Pero  tales  son  la  fuerza  dramática  y  alcance' 
moral  de  la  obra  de  Tki.ikz,  que  ni  aun  con 
estas  frialdades  alegóricas  pudo  el  autor  des- 
truirla, y  'anto,  que  años  después,  pasudo  ya 
ú  mitigado  algo  el  furor  neoclásico,  obtOTo 
grande  éxito,  interpretada  por  Andrea  Luna, 
Bernardo  Gil,  Juan  Carretero,  Ralacl  Pérez  y 
otros  en  el  teatro  del  Principe. 

Kntonces  se  imprimió  de  nuevo  con  el  tituU 
de  Comedia  nueva.  La  virttid  consiste  en  medii 
El  Pródigo  y  rico  abariento.  De  un  infíenit 
En  Madrid,  año  de  iHoo,  imprenta  de  Kuij 
4.",  30  págs. 

Y  redejo  de  la  opinión  común  es  cierto  ci 
rioso  y  raro  folleto  crítico  que  entonces  s«l¡6l 
luz  con  el  tliulude  .Apología  de  (acomedía  tn-^ 
titulada:  La  virtud  consiste  en  medio  y  pródigo 
y  rico  avariento,  representa  la  en  el  coliseo  del 
Principe  por  la  compañía  Jel  Señor  Franctsco_ 
Ramos  en  el  próximo  Carriaru/  de  tSoo.  E^ 
Madrid,  en  la  ojicina  de  l>on  fíenilo  Garda 
Compañía,  8.°,  36  págs. 

La  firma  un  Ramón  Campillo,  que  debe 
ser  seudónimo.  Knsalza  dcbiil.imenlc  el  foüd( 
y  desarrollo  de  la  comcdi.1,  cuyo  primitiva 
autor  ignora;  tampoco  menciona  al  refundidc 
Para  escrito  en  aquellos  dias  es  curioso  esU 
pasaje:  «Kxtraño  mucho  cómo  sabiendo  qu*"' 
soy  enemigo  declarado  de  los  poetas  lánguidos, 
insulsos  c  hip<xondríacos  de  nuestros  dia.s,  y 
que  nada  me  deleita  en  este  género  de  poesía., 
cómica  sino  cuando  leo  á  Lope,  Calderón,  M( 


jKa  me  mataré'  con  mi  padrt».  ele. 

lamente  cada  una  de  las  dos  historias 
tiene  gran  eco  en  nuestro  teatro. 
Del  Rico  avariento  cita  Lope  de  Vega  ana 
jmedia  suya,  hoy  no  conocida,  en  el   Rere- 

en  su  pifiria,  primera  cdici<Sn  (i6o3). 

Del  Dr.  Mira  de  Amescua  existen  dos  obras 

>bre  el  mismo  asunto;  primero,  una  comedia 

Iluladt:  Vida  y  muerte  de  S.  Ld\aro  ú  el  Rico 

tfariento,  impresa  en  la  Parte  ix  ()*'>37)  de  la 

(ran  colección  de  varios  autores  del  siglo  xvii 

de  la  que  también  hay  manuscrito,  en  parte 

kutiigrato,  en   nuestra   Biblioteca    Nacional, 

Is.  i6.8o5),  aunque  con  censura  muy  pos- 

írior  0668);  y  segundo,  el  auto  sacramental 

*edro  Telonario  (h  el  Rico  de  Alcjandria), 

!l  que  también  hay  antiguo  manuscrito  en  la 

lisma  Biblioteca. 

No  mucho  después  el  Dr.  Felipe  GoJInez 
jinpuso  otro  auto  titulado:  El  premio  de  la 
íintosna  y  Rico  de  AlejandHa,  que  fué  im- 
preso en  1664  en  la  colección  titulada:  Navidad 
Corpus  Christi,  festejados  por  ¡os  mejores  in- 
^enios  de  España...  Año  1664.  En  Madrid, 
^^or  Joseph  Fernández  de  Buendia,  en  4." 

Y,  por  iJItimo,  D.  Francisco  de  Rojas  Zorri- 

la  tiene   asimismo  un  auto  sacramental  del 

iico  avariento,  que  quizás  se  habrá  impreso 

lucilo,  porque  le  menciona  el  Catálogo  de  Me- 

(1733).  De  esta  obra  existen  dos  manuscri- 

muy  diferentes  entre  si  en  la  Biblioteca 

"A  (Mss.  i5.i5o  y  iS.aóo),  y  como  en 

-  da  por  autor  á  Rojas  y  amb(js  son 

|uos,  no  es  fácil  adivinar  cuál  de  ellos  le 

itcA  verdaderamente, 
i  Cira  parábola  evangél  ica  del  Hijo  pródigo 
iene  aún  más  copiosa  historia  en  nuestro  ica- 
Fa  uno  de  los  autos  de  mediados  del  sírIu 
T  el  número  4a),  del  gran  cixlice  de  la 
j  .Nacional, reproducido  modernamen- 
te por  el  hispanista  Mr.  Leo  Rouanet.  (Paris, 
1901,4  vols.,  8.° — V.  tomo  it,  pág.  294.) 

Poco  posterior  debe  de  ser  la  Comedia  Pró- 
i$ga  de  Luis  de  Miranda,  impreca  en  i554,  y 
tlcada  sobre  la  italiana  del  Cecchi.OProt/ig'o, 
•I  portugués  Juan  López  de  Oliveira,  corres- 
'^ponde  á  1S90,  según  una  aprobación  inquisito- 
rial de  25  de  Agosto  (Barrera,  221 ). 

En  la   Biblioteca  Nacional  se  conserva   un 

^•uto  sacramental  del  Lie.  Kamón  (el  Maestro 

*r.  Alonvj  Hemón,  mercenario),  que  lleva  el 

lltulu  de  El  hijo  pródigo,  y  al  ñn  una  nota 

liciendoque  el  autor  lo  compuso  en  1699. 


iza  sea  anterior  £,/  /n;o  proji^^o.  reprC' 
tentación  moral,  de  Lope  de  Vega,  que  ligura 
en  El  Peregrino  (i6fj3)  y  fué  reimpreso  en  la 
colección  académica  de  las  Obr.i\  ./<-  Lope, 
tomo  n. 

También  corresponde  á  principios  ■.id  si» 
glo  xvu  el  auto  sacramental  del  Maestro  José 
de  Valdivielso,  titulado  El  hijo  pródigo,  im- 
preso en  el  lomo  suyo  comprensivo  de  Do:{e 
actos  sacramentales  y  dos  comedias  divinas, 
Toledo,  Juan  Rui^,  1(522,4.* 

E\  Sr.  D.  Amonio  Rcstori  cita  una  comedia 
manuscrita,  existente  en  la  Bibliuiecii  palatina 
de  Parma,  que  parece  de  la  primera  mitad  del 
siglo  XVII,  se  dice  obra  de  dos  ingenios  y  lleva 
el  titulo  de  El  hijo  pródigo.  Ks  la  misma  que 
otra  de  igual  nombre,  también  manuscrita,  de 
nuestra  Biblioteca  .Nacional,  aunque  copia  algo 
posterior,  y  la  misma  que  una  impresa  que  po- 
seo, titulada:  Comedia  famosa.  El  hijo  pró- 
digo. De  tres  ingenios.  Madrid,  Antonio 
San\^,  I  y 85.  Sic;  pero  hay  un  error  de  fecha 
lo  menos  de  treinta  años.  En  1786  hacia  y, 
muchos  que  el  impresor  Antonio  Sanz  habii 
pasado  de  esta  vida.  Probablemente  la  verda- 
dera fecha  será  1755. 

En  la  Biblioteca  Municipal  de  esta  corle  h 
otro  manuscrito  de  esta  misma  comedia  con 
las  censuras  de  «763  y  que  se  atribuye  á  Cán- 
cer, Matos  y  Moreío. 

Don  .Manuel  Vidal  y  Salvador,  autor  de  lines 
del  siglo  xvti,  compuso,  según  Barrera,  on 
auto  sacramental  titulado:  El  hijo  prodigo; 
que  no  sabemos  si  se  ha  impreso. 

En  el  siglo  siguiente  se  imprimió  el  hes- 
engaño  de  la  mundana  felicidad,  y  coni>tísion 
de  un  pecador  simbolizado  en  la  Parábola  de 
el  Hijo  pródigo.  Oratorio  sacro,  que  se  cantó 
en  la  Real  Congregación  del  Oratorio  de  San 
Felipe  Neri  de  Valencia.  Año  1732.  Reducido 
i  consonancia  Música  por  el  Lie.  Mos.  Jo- 
seph Pradas,  Maestro  de  Capilla  de  la  Metro- 
politana Iglesia  de  la  misma  ciudad.  Valencia, 
Antonio  Borda^ar,  8." 

Don  Antonio  Bazo  escribió  también  una  co- 
media en   tres  actos,   titulada:    El  Pródigo. 
Existe  en  la  Biblioteca  Municipal  un  manus- 
crito de  esta  obra  con  la  censura  de  177a;  pen 
la  composición  debe  de  ser  anterior. 

El  hijo  pródigo  se  intitula  un  saínete  de 
siglo  xv¡n  y  de  igual  modo  una  ópera  en  tres 
actos,  cuyo  manuscrito,  en  4,",  sin  autor  ni 
año,  se  conserva  en  la  Biblioteca  Municipal.  El 
hijo  pródigo  es  denominado  un  oratorio  en 


ha 


X!. 


ires  acios  que  cánCArOD,  ¿H  tí  teatro  de  la  Cruz, 
losdias  33.  a4  y  a3  de  Kncro  de  1817,  Loreto 
(jarcia,  Maria  Ramos  y  Teresa  l.aviña  y  Ber- 
narJoGil,  Alverá,  Dionisio  López  y  A.  Segura. 
(Véase  Isidoro  \íáique%,  y  el  teatro  de  su  /iVfM- 
fX>.  pág.  Sot).) 

De  época  mAs  moderna  recordamos  El  hijo 
r/'hligo.de  O.  Pedro  Antonio  Alarcón  (Ma- 
rid,  iHbj),  y  Perdonar  nos  mamia  Dios.  Drama 
en  tres  actos  y  en  verso  por  D.  t^arciso  Scrra. 
Imitado  del  flijo  pródigo  de  Alarcón.  Kstrc- 
nado  en  Diciembre  de  1870.  ( Madrid,  1870, 4.") 

79.    Todo  es  dar  en  una  cosa. 

Esta  comedia,  que  forma  la  primera  parle  de 
la  iriiogia  que  se  inliluló  Hazañas  de  los  Pi\a- 
rros,  fué  impresa,  primero,  en  la  Parte  4,^ 
Íi63í>)  de  la  colección  especial  de  su  autor,  el 

P.  TfetLEZ, 

Reimprimióla  á  principios  del  siglo  xviit  en 
Madrid,  D.*  Teresa  de  Guzmán,  titulándola 
Todo  ex  dar  en  una  cosa  y  hazañas  de  loa  Pi- 
porros. Primera  parte;  43  págs.  en  4."  Pasó 
luego  i\  la  colección  de  Onega  (tomo  iv  de  los 
de  TiHso:  Madrid,  1834),  y  desde  entonces  no 
ha  vuelto  á  verse  de  molde,  por  lo  cual  la 
lemos  incluido  en  nuestra  colección,  tomo  t, 
liginas  5i8  y  siguientes. 

Sin  alcanzar  esta  comedia  el  alto  valor  de 
sus  dos  hermanas  menores,  especialmente  por 
haberse  exagerado  el  carácter  del  protagonista. 
Francisco  Pizarro,  tiene,  con  todo,  un  gran 
número  de  bellezas  parciales  y  circunstancias 
y  rasgos  de  sabor  histórico  intimo  que  hacen 
muy  deleitosa  su  lectura.  V  aun  el  mismo  tipo 
del  héroe,  desgarrado,  temerario  y  medio  loco, 
tiene  un  fondo  de  verdad  que  se  refleja  allí 
mejor  que  en  las  biografías,  pues  no  de  otra 
suerte  debían  de  ser  aquellos  hombres,  ajenos 
de  t'»dr»  instinto  de  conservación  que  acometie- 
ron al  otro  lado  de  los  mares  tan'inauditas 
empresas, 

Lít  fígura  del  gran  conquistador  del  Perú  ha 
solido  verse  en  nuestra  escena.  Sin  profundi- 
zar mucho  en  nuestra  bibli>)grafla  dramática, 
hallo  que  Luis  Vélcz  de  Guevara  compuso 
una  comedia  titulada  Las  glorias  de  los  Pi\a' 
tros  o  palabras  de  los  reyes,  que  se  imprimió 
leltA,  Kcgún  Barrera.  Medel  la  atribuye  á  don 
Itian  Ví'lez,  hijo  de  Luis. 

Interviene,  como  es  sabido,  en  La  Aurora 
tn  Copacavana,  de  O.  Pedro  Calderón  de  la 

rea,  )  sobre  d  mismo  tema  de  esta  comedia 


calderoniana  vcrs.i  la  que,  manuscrita 
moderna,  existe  en  el  Musco  Británico  ÍAdd 
33.484),  titulada  Comedia  nueva  historial,  Pi 
\arro  en  Copacavatta  y  en  sii  India  triunfanli 
tCspaña,  obra  suscrita  por  un  tal  Peynad 
poeta  desconocido. 

En  la  Biblioteca  Nacional  hay  manuscrita 
La  Conquista  del  Pcn't,  Comedia  por  D.  Fren 
cisco  del  Castillo,  escrita,  según  parece,  ci 
'749  y  otro  códice  más  moderno,  de  Pí^arro 
los  Peruanos,  dramii  histórico  de  D.  Félix  Me 
jía,  autor  dramático  del  pasado  siglo  xix.  Y 
la  misma  época,  aunque  algo  posteriores,  s 
el  Francisco  Pi^arro,  de  Ferrer  del  Río,  dram 
histórico,  estrenado  en  el  teatro  del  Prlncipi 
c]  4  de  Mayo  de  1861;  Pi\arro  ít  la  Conqutítt 
del  Perú,  por  D.  Leandro  Tomás  Pastor  (M 
drid,  1871),  y  Pi\arro  el  Conquistador,  árttaá 
en  tres  actos,  de  Olivier. 

Ko.    La  venganza  de  Tamar. 

Publicó  Tirso  esta  gran  comedia  en  la  Par 
te  j{.»  de  las  suyas  (Toriosa,  1Ó34) 

No  consta  que  la  haya  reimpreso  D.'  Terwi. 
de  Guzmán,  pero  si  Harizcnbusch  en  el  tomo 
de  su  Teatro  escogido  de  Fray  Gabriel  Title( 
y  luego  entre  las  obras  de  Calderón,  en  la  Bh 
blioteca  de  .Autores  españoles,  lomo  11,  pigí 
ñas  401  y  siguientes. 

Va  también  en  nuestra  c»''"'  •  i'»n-  fnnwi  • 
páginas  407  y  siguientes. 

Una  refundicii'm  deestacnnudi:i  p.i 
el  Doctor  Felipe  (Jodinez,  á  cuyo  n 
publicó:  La  venganza  de  Tamar,   F.r. 
por  Francisco  de  LecfJael,  en  la    • 
Correo  Viejo;  4.",  sin  año  (hacia  1730),  3a  pé 
ginas  con  el  Entremés  gracioso  Jel  Moroí;wiH 
(de  Benavente),  que  lleva  al  fin.  Lo  más  im- 
portante de  esta  refundición  es  el  ñnal,  donik 
el  poeta  introdujo  también  la  muerte  del  re- 
belde Absalón,  que  ocurrió  mucho  después 
la  del  primer  hijo  de  David. 

En  la  Biblioteca  Nacional   hay  un   mi 
crito  antiguo  de  otra  refundición  de 
gedia,  con  el  titulo  de  La  fuerza  di 
que  aunque  calcado  en  la  de  Tirso,  no  $* 
rresponde  ctactamente  con  ella  ni  con  !a 
Godlnez. 

Calderón,  guiado  tal   vez  por  el  arr 
Godlnez,  que  juntó  las  muertes  de  !<»  doS 
del  rey  profeta,  compuso  Los  cabellos  de 
Ifiti,  en  que  también  incluyó  la  histof: 
Tamar  y  casi  al  pie  de  la  letra  el  acta  I 


DEl.  TEATRO  DE  TIRSO  DK  «< 


"BLt.Ez,  en  el  segundo  de  la  suya, 
iú  un  poco  más  de  lugar  a  que  se  desarro- 
la  rebeldía  y  muerte  del  hijo  más  her- 
de  Divid. 

I«a  ventura  coa  el  nombre. 

trece  por  primera  vez   impresa  en    la 
Parle  xxw  de  la  gran  colección  de  Comedias 
^  (Madrid,  Andrés  García  de  la  Igle- 
,  4.°);  la  undécima  en  el  orden  del 
lumen  y  atribuida  á  Téllez,  lo  cual  conñr- 
los  últimiis  versos: 

Si  aplaudiendo  tttt  suceso, 
dice  que  cumplió  en  su  traza 
La  Ventura  con  el  nombre 
Tmso,  y  perdonáis  sus  faltas. 

Est*  comedia  encierra  un  gran  número  de 
lusioncs  y  rasgos  biográficos  que  todavía  no 

pueden  poner  en  claro. 

S«  reimprimió  suelta  sin  lugar  ni  año,  en4.'', 

Hartzenbusch  la  incluyó  en  Aulores  expa- 
lo les, 

Et  Parecido,  d<  Moreio,  tiene  alguna  scme- 

tza  con  esta  comedia. 

JBa.   Ventura  te  dé  Dios,  hijo. 

La  dio  á  luz  Tirso  en  la  Parle  ?."  (Toctosa, 
1634 >  t^*  *u  colección  de  comedias,  en  cuyo 
>mo  ocupa  el  sexto  lugar. 
Fué  reimpresa  por  D.*  Teresa  de  Guzmán 
[Madrid,  1734,  40  págs.  en  4.*)  quien  completó 
Id  titulo  añadiéndole;  *ijue  el  saber  poco,  le 
bastii.  Comedia  famosa.  Del  Maestro  Tirso  de 
Molina.*  fisto  parece  halxT  sido  va  la  inten- 
ción del  nutor.  pues  al  final  de  la  comedia  es- 
Cribe 

:Lfj  qiio  f>urile  In  vonturaí 
— Sin<«;:'a  H"  ■  i\i:.¡  nada 


Kln^rc,  liBLiciida.  armas  ni  letras; 
pues  es  proverbio  en  España: 
Ventura  te  dé  Dios,  hijo; 
fUL'  et  saber  poco,  te  basta. 


Inciujóla  Hartzenbusch  en  el  tomo  ni  de  su 
teatro  escogido  de  Fray  Gabriel  Télle\,  pero 
en  4M/ores  íjipaño/cs;  por  cuyo  motivo  va 
_oaestra  colección,  tomo  i,  pág.  375. 

la  Biblioteca  Nacional  hay   un  maniis- 
I  antiguo  do  esta  obra  con  algunas  enmien- 
de mano  de  D.  Francisco  de  Rojas  Zorri- 
i,  vígón  Paz  y  Melia  {Catálogo,  pág.  529), 
cual  hace  presumir  en  aquel  autor  un  pro- 
^«ilo  de  refundición  de  la  obra  del  P.  Tí;i.lez. 
Lo  realizó,  pero  mucho  más  larde,  D.  Ramón 
le  Mesonero  Romanos,  en  cinco  actos,  y  fué 


representada  la  tiu'.v;i  c>jii¡i.ut;i  en  el  teatro  del 
Principe  en  el  mes  de  Diciembre  de  ifiad.  De 
esta  obra  hay  un  manuscrito  original  y  auto* 
graío,  que  tengo  á  la  vista,  propiedad  de  los  hí^ 
jos  del  autor,  y  una  copia  anónima,  con  apro- 
baciones de  1837,  en  la  Biblioteca  Municipal. 

Parece  haber  lomado  el  mismo  tema  don 
Ventura  de  la  Vega  para  una  de  sus  comedia*^ 
la  titulada  Fortuna  te  dé  Dios,  hi/o;  si  no  ti 
que  el  original  pertenece  á  Scribe  ó  i  algún 
otro  autor  francés,  de  quien  fué  Vega  cons- 
tante traductor,  aun  sin  declararlo,  y  hasta  ne» 
gándolo,  como  sucedió  con  Jugar  con  fuego 
y  Et  Marqués  de  Carayaca. 

m3.    El  Vergonzoso  en  Palacio. 

Comedia  impresa  por  ve/  primera  en  Los 
Cigarrales  de  7>j/e Jo  (.Madrid,  lOai). 

Fué  reimpresa,  hacia  1733,  en  Madrid,  por 
D."  Teresa  de  Guzmán,  Madrid,  s.  a..  4S  pá- 
ginas, en  4." 

No  tengo  noticia  de  que  se  haya  vuelto  á  re- 
imprimir en  el  siglo  xviii;  pero  entrado  ya 
el  xix  se  repitieron  las  ediciones  sueli.ns.  Te- 
nemos á  la  vista  una  de  Cádi\:  En  la  im- 
prenta de  D.  A.  Murguia,  181 1;  en  4.°  y  3a 
páginas,  y  otra  que  lleva  el  siguiente  titulo  in- 
dicativo de  algún  esmero  en  la  edición;  El 
Vcrgomiosn  en  Palacio,  comedía  del  Maestro 
Tirso  de  Molina.  Representada  varias  veces  en 
el  Teatro  de  la  Cru!{,  y  reimpresa  conforme  d 
la  edición  original  del  mismo  autor  tjue  se  ha- 
lla en  su^obra  intitulada:  Los  (Iigakpíii.ks  dk 
Toledo,  Madrid,  Imprenta  que  fué  de  Fuente- 
nebro,  iHiy.  4.",  ^ñ  págs. 

Después  entrojen  las  colecciones  de  Ortega 
(tomo  I  de  Tirso,  Madrid,  1826);  Teatro  eso 
gido  de  Fr.  Gabriel  Télle\,  tomo  x,  y  Auion 
españoles.  Últimamente  se  ha  reimpreso 
Valencia,  Terraza  y  .Aliena,  i883,  en  8.** 

En  la  Biblioteca  Nacional  existe  el  manus- 
crito de  una  refundición  moderna,  firmada  por 
un  Juan  Martínez,  que  no  sabemos  si  será  el 
autor.  Refundióla  también, después,  en  í875,el 
actor  D.  Calixto  Boldún,  y  fué  representada  é 
impresa  en  el  mismo  año. 

Esta  célebre  comedia  es  de  las  más  antiguas 
de  Tirso;  el  mismo  lo  asegura  al  imprimirla 
en  I  AIS  Cigarrales,  diciendo  que  había  sido 
«celebrada  con  general  aplauso  diez  años  ha- 
bía, no  sólo  entre  los  teatros  de  Kspañ."»,  pero 
en  los  más  célebres  de  Italia  y  de  entrambas 
Indias,  con  alabanzas  de  su  autor,  pues  merc- 


ga 

I 


ció  que  uno  de  los  mayores  potentados  de  Cas- 
tilla honrase  sus  musas  y  ennobleciese  esta 
facultad  con  hacer  la  persona  del  Vergonzoso.* 

Si  esto  se  escribía,  como  parece,  hacia  ifiío 
6  1620,  el  Vergonv^so  sería  de  iiJio;  y  enton- 
ces aquella  defensa  tan  vigorosa  del  teatro  bajo 
su  aspecto  moral,  que  en  la  comedia  hace,  se- 
ria contestación  al  libro,  recién  publicado,  del 
P.  Mariana,  titulado  De  speclaculis  (Colonia, 
1609),  y  que  es  una  virulenta  diatriba  C'jntra 
la  escena. 

La  respuesta  de  Tmso  es  muy  curiosa: 

D."  JUfcMA.        A  mí  más  yustn  me  diera 

que  te  holgaras  de  otros  modos 

V  no  con  representar. 
D*  StKAFiWi,  No  me  podrás  tú  pintar, 

para  lo»  sentidos  lodos 

los  deleites  cjU'.-  iiaj-  diversos, 

como  en  U  LoinedU. 
p.*  JtiANA.  Calla. 

().*  SKiAfiN*.  «Qué  fiesta  ó  juego  se  liatLi 

que  no  le  ofrezcan  los  versos? 

En  la  Comedia,  los  ojos, 

.¡no  se  deleitan  y  ven 

mil  cosas  que  hacen  que  eMen 

olvidados  sus  enojn»;? 

I.a  música,  ¿no  recrea 

el  oido,  y  el  discreto 

no  gusta  allí  del  conecto 

y  la  tra/a  que  desea? 

l'ara  el  altí}.',rL',  ¿no  há\  risa? 

Para  el  triste,  ¿no  liay  trisli'za? 

¿PdfA  el  a(;udo.  agudeza? 

Alli  el  necio,  ¿no  se  avisa? 

til  ipnorante,  ¿no  sabe? 

¿No  h«y  guerra  p.ifíi  el  valiente, 

consejos  para  el  prudente 
*         V  autoridad  para  c!  grave? 

Moros  hay  si  quieres  moros; 

si  apetecen  tus  deseos 

torneos,  le  hacen  torneos; 

si  toros,  correrán  toros. 

¿(Quieres  ver  los  epítetos 

que  de  lo  Comedia  he  hallado? 

De  la  vida  es  un  traslado; 

sustento  de  los  discretos; 

dama  del  entendimiento; 

de  los  sentidos  banquete; 

de  los  guatos  ramillete; 

esfera  del  pensamiento; 

olvido  de  los  agravios, 

maniar  de  diversos  precios 

que  mata  de  hambre  i  los  necios 

Í  satisface  á  los  sabios. — 
lira  lo  que  quieres  ser 
de  aquestos  dos  bandos. 

(Acto  sef;iindo,  escena  XtV.j 


84.    La  vida  de  Herodes. 

Impresa  en  la  Parte  5.*(ió36)dc  la  colección 
especial  de  Tirso.  Desde  entonces  no  tene- 
mos noticia  de  que  haya  vuelto  á  estamparse. 
Sin  embargo,  como  en  el  Caláloffo  de  Medel 
^(1733)  se  cita  una  Vida  y  muerte  de  ¡lerodes, 
leí  .Maestuo  I'irso  de  Molina,  posible  es  que 


haya  sido  reimpresa  suelta  alguna  vez;  por 
más  que,  como  hemos  dicho,  el  hallarse  una 
obra  en  dicho  Catálogo  y  atirmarsc  al  princi- 
pio del  mismo  que  «liste  índice  y  todas  lascí 
medias  que  se  comprenden  en  él  se  hallarán  ea 
casa  de  los  herederos  de  Francisco  .Medel  del 
Castillo,  frente  á  las  Gradas  de  S.  Felipe  e) 
Real»,  no  es  indicio  seguro  de  que  la  ob 
haya  sido  impresa.  Esta  preocupación  hizo  i 
currir  á  Barrera  en  muchos  errores,  dando  por 
estampadas  obras  que  aán  permanecen  inédi- 
tas. El  Caláloffo  de  Huerta  no  tiene  valor  al» 
guno,  pues  es  una  simple  copia  del  de  Medel 
vari.<ida  la  ortografía  en  algunos  títulos. 

De  todas  suertes,  la  Vida  de  Herodes  es  co- 
media rarísima.  Va  en  nuestra  colección  to* 
mo  II,  pág.  173.  Ybien  merece  ser  re  impresa,  ev 
pecialmentc  por  sus  dos  primeros  actos,  eri 
que  hay  tesoros  de  poesía,  lances  y  aventuras 
interesantes;  el  tercero  tiene  menos  valor,  si 
bien  la  pasión  celosa  del  héroe  está  muy  bien 
tratada.  Calderón  tuvo  presente  esta  parte  f 
otras  de  la  obra  de  Téllez. 

El  asunto  de  los  amores  de  Herodes  no 
cordamos  que  haya  sido  llevado  á  nuestrúi' 
teatro  más  que  en  las  obras  que  luego  cnume 
Taremos.  Pero  la  persona  del  Tetrarca  figun 
en  la  primera  obra  dramática  castellana  de  qui 
tenemos  noticia;  esto  es,  en  la  Reprt.'sentaciChi 
de  los  Reyes  Magos,  obra  del  siglo  xn.  De  Ia 
segunda  parte  de  esta  obra,  que  comprenderla 
la  Degotlación  de  los  hiucenles,  aunque  no  hay 
te.xto,  si  existe  memoria  deque  se  representa 
en  gran  número  de  iglesias  y  palacios  en  U 
Edad  .Media. 

Viniendo  ya  á  la  genuina  comedia  españula, 
conocemos  los  siguientes: 

Kn  una  curiosa  Loa  sacramental  de  Lope  d 
Vega  formada  con  títulos  de  comedias,  prind 
pálmente  de  las  suyas,  se  cita  una  que  tendri 
por  asunto  la  vida  del  Ascalonita,  en  estos  iér< 
minos: 

La  inocench  perseguida, 
á  costa  de  mil  cabe^«5, 
hixo  Herodes.  que  de  nácar 
tiñó  las  rubias  arenas. 

Después  viene  la  grandiosa  comedia  de 
Pedro  Calderón  titulada  íil  mayor  »iiun$(rua 
láscelos,  escrita  antes  de  i635,  porque  aparee 
ya  citada  en  la  Loa  de  que  hemos  hablada 
antes. 

Aunque  no  se  iniprimio  hasta  i663  la  de  //< 
rodes  Ascalonita  y  la  hermosa  Mariana  de  dú( 
Cristóbal   Lozano  Montesino,  estaba   escñi 


ISO  DE  MOLtNA 


¡;  pues  el  libro  en  que  tigura^  las 
de  ta  vida,  aparece  Ta  aprobado  por 
y  con  licencia  del  Ordinariu  para  im- 
[cn  1ÓS8,  si  bien  su  autnr  no  s;icó  pri- 
iSU  el  8  de  Junio  de  K.ióa.  Desde  esta 
jción  de  las  Soledades,  que  contie- 
boQÍus  novelas,  aunque  á  Moratin 
hariu  inocentes,  desaparecieron, 
edia  de  Herodea  como  la  de  El  Ka- 
iie  dia  y  el  auto  de  Los  Pastores  Je 
e  también  formaban  parte  del  libro. 
•imera  se  imprimió  suelta  algunas  veces 
XVIII,  y  á  la  vista  tengo  una  que  dice: 
famosa.  ííerodes  Ascalonita,Y  la  her- 
tana.  De  D,  Gaspar  Lozano  Síonte- 
^eacia.  Hermanos  Orga,  1793,  4.", 
tr  D.  Gaspar  era  sobrino  de  D.  Cris- 
su  nombre  publicó  »Jstc  las  Soleda- 
«I  mismo  sobrino,  en  el  f'rñlogo  de 
nes  sucesivas,  declaró  Ij  verdadera 
de  las  obras  allí  contenidas, 
puéx  de  mediar  el  siglo  xviii  com- 
¡scribano  madrileño  y  poeta  dramático 
flingo  María  Ripoll  una  tragedia  lilu- 
irano  de  Judea  y  bárbaro  Ascatouita, 
cíos,  de  la  que  existe  un  inanuscriio, 
iginal,  en  la  Biblioteca  Nacional  de 
.  Y  en  ta  Municipal  otro  con  el  mis- 
de  una  Comedia  en  tres  actos,  con  la 
para  su  representación  fechada  en  Ma- 
de  Diciembre  de  1794  y  suscrita  por 
D.  Santos  Diez  González. 

,a  Villana  de  la  Sagra. 

a  en  la  ^^arte  5.»  (Tortosa,  1634)  de 
iúo  de  comedias  de  TihSo. 
Ipbs  del  siglo  xvtii  repitió  la  ¡mpre- 
"eresa  de  (¡uzmán,  titulándola  Co- 
n  fama .  La  Villana  de  la  Sagra,  Del 
Tirsn  de  Molina;  4.",  i3  hs.  sin  nu- 
iálJase  además  en  el  tomo  1  del  Teatro 
de  Fray  Gabriel  Télle\  y  en  Autores 

estra  Biblioteca  Nacional  existe  ma- 
uaa  refundición  en  cuatro  actos,  con 
de  La  Villana  de  la  Sagra  ó  fmi^idu 
'O.  En  la  portada  lleva  las  iniciales:  «De 
9,  que  quizá  correspondan  á  su  autor. 
!  que  el  primitivo  titulo  que  Tirso 
mer  ¿  su  comedia  fue  el  que  arrojan 
IOS  versos: 

Si  es  ansí,  fenezca  ahora 
La  discreta  labradora, 
tíU*  no  rl  servir  tal  cenado. 


Ksta  comedia  es  tambiéti  de  las  mis  anti- 
guas de  TéLLEZ,  como  se  ve  por  la  relación 
de  D.*  Inés  en  la  escena  IX  del  acto  segund- 


an VdIUdolid,  la  ricj, 
nací.  Y  cti  brazos  dei  Atna 
manit?  deídichas  por  leche: 
jqué  mucho  ten^a  desfíiaciax? 
raltuinc  el  padre  y  la  madre 
en  mi  niñez,  y  e^ia  falla 
fu¿  oc.ixión  de  mucha»  sobran 
de  nj¡  iuvcniud  liviana. 
Mudase  la  corte  insigne 
desde  Ma.iriJ  4  mi  patria. .. 
AIK  conocí  A  lí^n  Pedro, 
esc  que  quemn  en  lus  ara« 
su  cora/on  pf^r  «romas 
V  en  tu  belle/a  idolatra. 
Vióme  tina  •  ■■    •   ^--1  !-  .! 
Palabra  iiie 
mas  olvidi'j  ;  .1 

VtéJptuse  J  Muiii'ia  l¡t  cuiU; 
supe  que  en  Titrdn  estaba.. 
Scguile  en  1  ne 

cncubieiKi  'M... 

Entré,  sin  i^..    ,    ..  .^:ese 
ser  yo  aquella  Líoña  Ju.in,* 
que  eii^ñn  en  Vjlladolid, 
i>or  paie  huimldc  en  su  cosa, 
Il<r  s.ibido  q(ie  te  adora... 

;fjuáidale,  '  ■    t  '  ;'i . 

del  h>bo,  qi 

en  corder"   ; 

con  mil  en^afiob  haU>{a! 


Trátase,  pues,  de  sucesos  que  ocurrían  á 
poco  de  la  vuelta  á  Madrid  de  la  corte,  ocu- 
rrida á  principios  de  1606,  y  de  esta  fecha  debe 
de  ser  La  Villana  de  la  Saara. 


811.     La  villana  de  Vallecas. 

.Se  imprimió  en  la  Parte  /,'  íifiay)  de  Ia« 
comedias  del  autor.  No  consta,  aunque  parezca 
extraño,  que  la  haya  reimpreso  1).'  1>resa  de 
Guznián,  ni  tampoco  la  recogieron  lus  prime- 
ros coleccionistas  de  obras  de  T¿u  EZ  on  c\ 

siglo  XIX. 

Ilartzenbusch  es  quien  la  reprodujo,  pri- 
mero en  el  tomo  vi  de  su  Teatro  escogido  Je 
Fr.  Gabriel  Télle^  y  más  tarde  en  Autores 
españoles.  Hay  alguna  otra  impresión  poste- 
rior como  las  de  tas  colecciones  citadas  al 
principio  de  este  Catálogo,  y  otra  hecha  en 
Valencia  en  tS83  (Terraza  y  Aliena,  en  8."). 

De  las  relundicíones,  la  más  antigua  y  fa- 
mosa es  La  ocasión  hace  al  ladrón,  de  D.  .\gus- 
lín  Morete,  impresa  en  ta  Verdadera  Tercera 
parte  de  sus  comedias  (Madrid,  1676). 

Túvola  también  presente  D.  Jerónimo  Ba- 
rrionuevo  y  Peralta  en  su  Laberinto  de  amor 
y  Panadera  de  Madrid,  comedia  que  se  halla 
manuscrita  en  nuestra  Biblioteca  Nacional,  j 


XLIV 


CATÁLOGO  RAZONADO 


corresponde  á  la  tercera  decena  del  mencio- 
nado siglo  XVII. 

En  1819  hizo  D.  Dionisio  Solis  una  nueva 
refundición  de  la  comedia  de  Téllez  en  cinco 
actos,  que  se  representó  mucho  en  los  teatros 
de  entonces.  Existen  manuscritos  de  ella  en  las 
Bibliotecas  Nacional  y  Municipal.  El  de  esta 
última  lleva  la  fecha  de  iSaS. 

Yo  tengo  otro  de  la  época,  pues  perteneció 
al  tercer  apunte  del  teatro  de  la  Cruz,  Andrés 
López,  quien  puso  esta  nota:  «Esta  comedia 
duró  ocho  días  y  dio  Sg.SaS  reales.» 

Efectivamente:  se  estrenó  en  el  teatro  de  la 
Cruz  el  3  de  Noviembre  de  1819  y  siguiólos 
días  3  á  9  inclusive;  volviendo  aún  á  ponerse 
en  escena  los  días  14  y  1 5  del  propio  mes. 

Hicieron  los  principales  papeles  Manuela 
Carmona  y  Antera  Baus,  Bernardo  Gil,  José 
Gal  indo,  Vicente  Fernández,  José  Diez  y  el 
gracioso  Cubas.  Con  la  comedia  se  puso  en 
escena  el  saínete  de  D.  Ramón  de  la  Cruz  La 
maja  resuelta. 

La  refundición  de  Solís  fué  impresa  con 
muchas  erratas,  sin  su  nombre,  y  con  el  titulo 
de  La  Villana  de  Vallecas,  comedia  en  cinco 
actos.  Del  Maestro  Tirso  de  Molina,  Barce- 
lona, por  Juan  Francisco  Piferrer,  1830, 
4.»,  36  págs. 


Es  muy  probable  que  Tirso  tomase  el  s 
mentó  de  su  obra  de  la  comedia  de  Cervi 
La  entretenida,  impresa  con  otras  del  m 
autor  en  i6i5;  porque  hay  mucho  par 
entre  ambas;  sobre  todo  en  cuanto  al  p 
naje  que  usurpa  el  nombre  y  condición  d< 
y  trata  de  casarse  con  su  prometida,  vive 
casa  como  pariente,  etc. 

La  Villana  de  Vallecas  se  escribió  en 
como  demuestra  la  relación  de  la  enfern 
de  Felipe  III  en  la  escena  VI  del  primer  a 
la  carta  que  hay  más  adelante  (escena  X 
chada  á  25  de  Marzo  de  1630. 

La  Virtud  consiste  en  medio. 

(Véase  Tanto  es  lo  demás  como  1< 
menos)  (t). 


(O  A  última  hora  he  visto  que  en  el  Catato 
piezas  dramáticas  manuscritas  (Je  la  Biblioteca  N 
nal  se  cita  (núm.  qKS)  la  misma  comedia  de  l.as  I 
ñas  del  Ct<í,  falsamente  atribuida  á  Lope  de  Ve 
la  impresión  de  Lisboa,  Pedro  Crasbeeck,  1603.  I> 
que  vio  este  rarísimo  tomo,  lo  hizo  copiar;  y  i  jt 
por  la  rápida  ojeada  que  hemos  podido  darle,  n 
parecido  la  fuente  ú  original  de  donde  salió  la  r 
dición  de  1).  Fernando  de  Zarate. 


OBRAS  FALSAMl'NTE  ATRlIiUfUAS  A  TIRSO  DE  MOLINA 


í 


\m<tnlejí  y  celosos,  todos  son  locos. 

tl.^  '■  '  ■'      :«  Nacional  hay  un  nianuscri- 
ri.1  de  una  ciiini-dwi  de  este  ti- 
iÜH  á  Tii'So,  aunque  quiere  ser  re- 
luesal  ñn,  dice: 

D«l  gran  Tin&o  la  memoria. 

tUM  ohra  es  la  misma  que  la  que  en 

de  dicha  Riblioieca  se  atri- 

^'ega  y  se  dice  refundida  por 

lisio  Solis,  con  ligeras  variantes.  Ni 

Ú  Tc*so  tienen  comedia  de  semejante  ti 

de  m<xlü  que  no  es  fácil   saber  deque 

!a. 

;  ocas  pendo  desengaños  loco.  Comc' 
i'Jíij  auca  ocios  por  Fr.  Gabriet  Télle\. 
..I  I..   <r^.p  u^  manuscrito  de  la  Biblioteca 
pero  se  trata  de  una  refundición  de 
de  Monlaibán. 
ice  que  van  %\  final  de  la 
irle  de  ias  comedias  de  T¿lle2.  KI 
.;...ij,  es  de  Qucvedo;  los  cuatro  que 
i  Ias  cuatro  partes  de  Los  Alcaldes  eth 
.ibacho.  Los  Cfxhes  y  La  mal- 
l.uis  guiñones  de  Bcnavcnlc, 
mismo  tos  uirus  cuatro  que  no  hc- 
'  idenliñcar. 
;<Jn  de  Jllescas  ó  el  rey  Don  Pedro 

I!n  mnmi^crito  moderno  que  poseyó  Hart- 
nla  esta  obra  á  Tihso,  y  por 

-  -n  la  colección  de  éste  en  Au- 

'  spañoles.  )*eru  en  los  antiguos  imprc- 
yj:.  ,c  adjudica  á  Lope  de  Vega,  de  quien  es. 


sc^iún  ha  dcinoslrado  el  Sr.  Men^ndex  y  Pc- 
layo.  al  incluir  esta  grande  nbra  en  la  Colec- 
ción académica  de  las  de  Lupe. 

Lo  que  son  mugcrc^.  Comedia  en  cinco  actos, 
en  verso.  Del  Maextro  Tirso  de  Molina.  Re- 
fundida, ¡iarcelona.  Nofiembre,  i  830.  l-'n  la 
njicina  de  D.  Juan  Francisco  Piferrer,  8.",  ijG 
páginas. 

Es  la  comedía  de  igual  titulo,  de  1).  Fran- 
cisco de  Rojas,  refundida  por  D.  Manuel 
Eduardo  Gorostiza,  é  impresa  con  su  verda- 
dero nombre  (París,  iNsH,  lO.^  Apéndice  al 
Teatro  escogidü,  de  Gorosiiza,  tomo  n). 

J^a  locura  por  la  honra  (.\uto  sacramental). 
Del  Sfaesíro  Tirso  de  Molina.  Asi  en  el  Cata 
lO(io  de  Mcdcl,  y,  por  consiguiente,  en  el  de 
Muerta, 

Indudablemente  lo  debieron  de  confundir 
con  el  de  Lope  (impreso  últimamente  en  el 
tomo  11  de  las  Obras  de  Lope,  edición  de  la 
Academia  Española),  ó  con  el  del  Maestro  Val- 
diviclso,  pues  Medel  no  cita  ni  uno  ni  otro  y 
Huerta  solo  La  locura  (sicj  de  Valdivielso.  Ba- 
rrera siguió  á  Huerta.  Pero  en  la  Biblioteca 
Nacional  hay  un  manuscrito  del  auto  de  este 
poeta,  con  fecha  no  menos  que  de  líioa,  época 
en  que  aún  Téllez  no  parece  hubiese  comen- 
zado á  escribir  para  el  teatro. 

El  mejor  desengaño.  Del  Maestro  Tirso  de 
Molina. 

Asi  en  el  Catálogo  de  Medel  y  en  Huer- 
ta. Probablemente  será  confusión  con  I-'l 
mayor  desengaño,  aunque  Medel  también  cil4 
esta  obra. 


XLVI 


CATÁLOGO  RAZONADO 


El  milagro  por  los  celos. 

Atribuida  en  el  manuscrito  de  la  Biblioteca 
Nacional.  Es,  como  hemos  dicho,  la  comedia 
de  Lope  de  Vega. 

Vida  y  muerte  de  Hércules.  Del  M,  Tirso 
de  Molina.  Catálogos  de  Medel  y  Huerta,  aun- 
que  citan  también  la  Vida  y  muerte  de  Hero' 
des,  con  la  que  la  habrán  confundido. 

La  villana  de  la  Sangre.  De  Molina.  (Catá- 
logo de  Huerta). 

Sin  embargo,  cita  también  La  villana  de  la 
Sagra,  como  si  fuese  obra  diferente. 

Nota.  Como  no  han  podido  salvarse  á  tiempo  al- 
gunas erratas  cometidas  en  el  Prólogo  del  tomo  i,  lo 
haremos  ahora: 


Pág,  XXV,  nota  (i),  linea  3.*,  dice:  «1623»;  debe  ieen»ij 
«163 I». 

Pág.  XXXI,  lineas  18  y  19.  Por  error  de  ajuste  se  di>i 
vidió  la  palabra  «gentilhombre»  al  principio  de  ü- 
chos  renglones  por  haberse  caido  la  primera  mitad  4c. 
ella. 

Pág.  XXXIV.  nota,  columna  3.%  linea  8.*,  dice:  «zag^ 
lera»;  léase  «zagaleja». 

Pág.  LXii,  linea  16:  «puedrá»;  léase  «podrá». 

Pág.  Lxiv,  linea  21:  «mudania»;  léase  «privansa». 

Pág.  Lxxii,  línea  17:  «(2)»;  léase  «(i>». 

Pag.  Lxxiii,  linea  9.':  <cl  clima»;  léase  «y  en  ei  cu- 
ma». 

Pág.  Lxxv,  línea  25:  «Velaude»;  léase  «Velaunde*b 

Pág.  Lxvv,  nota,  columna  2.*,  linca  11:  «VelaiufB; 
léase  «iVelaunde*. 

Pág.  Lxxx,  linea  11:  «tal  obra»;  léase  «tal  cu- 
presa». 


COMEDIAS  DE  TIRSO  DE  MOLINA 


to:sj:o  ii 


^^^^^^     COMEDIA  FAMOSA            ^^^^H 

FsAN  ro  Y 

SASIRH     ■ 

^^^B                   PERSONAS  QUE  HABLAN                                                    ^^H 

^^^^H               Homo  Bono, 

Dos  Criados.                                           ^^^^H 

^^^^^H                Dorotea,  dama. 

^^^^1 

^^^^^H                Pendón,  gracioso. 

Sabina,  dama.                                              ^^H 

^^^^H 

Esperanza,  criada.                                 ^^^^| 

^^^^^H 

^^^^1 

^^^^^H                Letto,  caballero. 

ÜN  ÁNOEL  Y   l)N  MÚSICO.                                                 ^^^k 

M        ACTO    PRIMERO 

DoROT.    ¿Tantos  traes?                            ^^^H 
PENt>ói<.                           Te  espantarás,       ^^^^H 

ahora  empiezo,  no  trae  más         ^^^^H 

una  andadera  de  monjas.              ^^^^H 

^H           ESCENA  PRIMERA 

Digo  que  éste  es  lisonjero            ^^^^H 

^^^F          Salen    Dorotka  y  Pbndóm. 

porque  su  dueño  poetiza,              ^^^^H 

4por  nodecir  MOngoríza);               ^^^^H 

Hodot.     ^Tantos  me  pretenden? 

y  es  destos  que  al  mes  de  Enero  ^^^^H 

HtNDúN.                                       Tantos; 

llaman  padre  del  candor:             ^^^H 

■              que  para  tantos  de  juego 

al  sol,  monarca  diurno;                ^^^^| 

H              aun  sobran.  Mira  este  pliego 

cerúleo  al  cielo,  y  coturno           ^^^^| 

■             lleno  de  quejas  y  llantos. 

al  Alba  del  esplendor.                    ^^^^1 

^^^_           fVa  sacando  pápete»  cerradus  dtl  seno  y 

DoROT.     ¡Jesús!  perdone  este  hidalgo          ^^^H 

^^^H            faltriqueras. ^ 

si  del  modo  que  escribe,  ama.             ^^| 

^^V        Mira  luego  este  papel 

PENtKiN.    Fiscal  cuadrúpedo  llama                ^^^H 
de  las  liebres  (éste)  al  galgo:          ^^^H 

de  un  galán  almibarado 

que  segijn  viene  enmelado 

nieto  at  amor,  de  la  espuma;         ^^^^B 

debe  de  ser  moscatel. 

alcatifas  de  tabi                              ^^^H 

Repara  en  este  billete 

á  los  prados,  y  á  un  neblí             ^^^H 

que  un  Licenciado  me  dio, 

llamó  estafeta  de  pluma.              ^^^H 

tan  culto,  que  me  llamó 

DoROT.     X^ué  necio  modo  de  hablar!          ^^^H 
Pendón.   Estos  se  llaman  poetas                ^^^^H 

Mercurio,  por  alcahuete. 

Este  me  dio  un  capitán 

con  cascara,  no  los  metas            ^^^^H 

con  más  plumas  que  un  virote. 

en  la  boca,  sin  quebrar                  ^^^M 

que  acicalando  un  bigote 

sus  versos  con  un  martillo;                 ^^| 

hissopo  de  un  sacristán. 

que  si  á  gustarlos  te  pones.                 ^^1 

muerto  porque  hoy  no  le  ha  visto, 

por  ser  poetas  piñones                       ^^H 

^B         me  dijo:  «Dile  á  mi  ingrata 

IP  han  de  quebrar  un  colmillo:     ^^^H 

^^B        que  dando  vida,  me  mala 

ya  gasté  los  que  traía                     ^^^H 

^^H         con  su  ausencia,  ¡voto  á  Cristo!» 

en  las                                              ^^^^| 

^^H        Este  es  todo  de  lisonjas. 

DoROT.                        ^Pues  hay  más?        ^^^^| 

^^^   COMEDIAS  DE  TIRSO  DE  MOLINA  —TOMO 

B 

^^^^^^^^^^F                  y 

'^^^^^^^^^^^^^^H 

H        Pendón. 

Aguárdate  y  lo  verás. 

Fuélo  mi  padre,  en  efcto.            ^| 

^^B 

Cada  faltriquera  mía 

Por  otra  parte  me  inclino           ^| 

^^H 

viene  á  ser  una  estafeta. 

á  Grimaldo.  y  le  imagino,          ^H 

^^^^HL 

Este  me  dio  un  boticario 

como  estudiante,  discreto,         ^H 

^^^^^H 

qüc  su  amor  en  clctuario 

y  que  una  vez  graduado             ^B 

^^^^^H 

te  explica  como  en  receta; 

en  las  Leyes  que  profesa             ^^ 

^^^^^^H 

lodos  estos  son  diversos 

su  facultad  ínlercsa                       ^| 

^^^^^^B 

en  estilos  y  en  autores; 

honra  y  provecho;  hame  dado  ^1 
antojo,  SI  se  despacha. 

^^^^^B 

unos  te  escriben  doctores 

^^^^^^B 

en  aforismos  y  en  versos; 

bien  su  pretensión  agora. 

^^^^^^K 

otros  escribanos  (suma 

de  que  me  llamen  Oidora 

^^^^^K 

sus  rasgos,  y  «sepan  cuántos») 

y  me  adorne  una  garnacha.        ^^j 
Pfndón.    De  eso  no  me  maravillo;              ^B 

^^^^^^K 

y  admirada  que  haya  tantos 

^^^^^^V 

llámalos  gatos  con  pluma. 

ni  hay  gente  como  Letrados       ^^ 

^^^^^H 

Si  en  intereses  reparas 

que  en  Digestos  opilados              ^M 

^^^^^^p 

billetes  hay  mercantiles 

hallan  textos  de  tornillo.             ^M 

^^^HP^ 

destos,  que  como  alguaciles 

Mas  sí  te  casas  con  él                 ^M 

^^^^^■. 

venden  engaños  á  varas. 

y  viniere  á  ser  Oidor                    ^M 

^^^^^H 

En  estotra  faltriquera 

será  conduelo  mayor                  ^M 

^^^^^f 

te  traigo  otra  letanía, 

morirte  primero  que  él;               ^M 

^^^^^^ ' 

gente  es  de  menos  cuantía, 

porque  si  viuda  te  advierto,         H 

^^^H 

darélos  juntos;  espera. 

y  antes  de  serlo  adorada,              H 

^^^  DOBOT. 

Acaba  ya. 

no  hay  cosa  más  desdichada            \ 

K       Pendón. 

Acabeo  ellos. 

que  la  mujer  de  Oidor  muerto. 

^^^K 

Este  conozco:  es  de  un  paje 

DoBOT.      Acaba  con  disparates, 

^^^H . 

que  sirve  á  un  gran  personaje; 
trae  guedejados  cibellos, 

y  advierte  que  destos  dos 

^^^B 

al  uno,  estando  de  Dios,             ^ü 

^^^B 

habla  tiple,  damo  pisa, 

tengo  de  elegir.                            ^M 

^^^^^^_ 

viste  alzacuello  y  valona, 

Pendón.                          Quilates                ^^ 

^^^^^t 

tañe  y  canta  la  capona, 

tiene  cada  cual  que  obligan, 

^^^^^^B 

>ero  no  tiene  camisa. 
Jn  barbero,  gran  lanceta 

V  si  va  á  decir  verdad,  ^ 
Lelio  es  todo  voluntad                  ^M 

^^^^^r 

^^^^^^B 

pide,  que  alivies  sus  llamas, 

pero  deudas  le  fatigan.  -  ^M 
Grimaldo  es  un  licenciado           ^B 

^^^^^1 

sabe  jugar  á  las  damas 

^^^^^H 

y  come  seis  de  una  treta; 

tan  cercano  de  la  toga                 ^M 

^^^^^H 

esotros  son  á  esta  traza. 

que  imagina  ser,  si  aboga,          ^| 

^^^^^B 

que  muertos  por  tu  hermosura 

de  las  bolsas  abogado;                 ^M 

^^^^^^f 

hacen  (utti  li  figura; 

tienes  tantos  pretensores             H 

^^^^^M 

dellos  te  desembaraza. 

que  cada  cual  me  empapela        V 

^^^^^M 

y  pues  te  intentas  casar. 

como  á  muchacho  de  escuela          " 

^^^^HV 

escoge  uno;  que  cansado 

que  va  á  vender  cobertores;             j. 

^^^r 

según  vengo,  empapelado 

pero  entre  todos  no  estaba         ^H 

^^^P 

me  pueden  poner  á  asar. 

descuidado  de  su  queja,              ^M 

^^^  DOROT. 

No  es  nuevo  en  ti  ser  burlón; 

que  allá  en  Castilla  la  Vieja        ^M 

H 

siempre  vienes  con  quimeras 

un  rincón  se  me  olvidaba.           ^M 

^^^1 

bufonas:  habla  de  veras 

'Saca  otro  paptl  d*  la  toquilla  4et  «m| 

^^^^r 

si  quiera  esta  vez.  Pendón. 

brero.) 

^^^L^ 

Hija  soy  de  un  mercader 

Este  es  de  Lelio.  que  espera 

^^^^^H 

sin  padres,  y  con  hacienda; 

tu  amor  por  lo  generoso. 

^^^^B 

que  para  que  la  defienda 

el  cual  de  puro  curioso                ^J 

^^^^^B 

de  engaños,  he  menester 

le  escribió  con  bigotera.              ^M 

^^^^^Bl 

marido  que  la  acreciente 

Estotro  el  jurisperito                  ^| 

^^^^^^H 

y  ponga  en  orden  mi  casa; 

le  sacó  de  un  borrador. 

^^^^^B 

ia  prudencia  es  quien  me  casa. 

{Saca  otro  de  entre  lAcalfM, 

^^^^^^H 

no  el  amor,  que  es  accidente 

que  si  piensa  ser  Oidor, 

^^^^^H 

que  raras  veces  acierta; 

y  en  párrafos  le  le  ha  escrito. 

^^^^HF 

pretenden  dos  este  estado 

le  trasladó  para  darte 

^^^^^^^ 

y  desvela  mi  cuidado 

el  alma,  que  en  él  se  enciende, 

^^^^^ft 

el  verlos  rondar  mi  puerta. 

y  como  ser  juez  pretende 

dirá:  «traslado  á  la  parto                . 

^^^^^H' 

Lelio  muestra  voluntad 

^^^^^B 

cuando  no  á  mi,  á  mi  dinero; 

DoROT.     De  esos  dos  hemos  de  ver           ^M 

^^^^B 

es  pobre  y  es  caballero, 

cual,  en  fe  de  su  eficacia,           ^H 

^^^^^K 

puede  darme  calidad. 

viene  hallar  en  mí  más  gracia,    ^i 
Pendón.   Y  de  estotros,  ¿qué  he  de  hacer.* 

^^^^B 

y  no  de  mi  esfera  salgo 

^^^^^^L 

cuando  sea  su  mujer. 

DoROT.     Quemarlos.                                    *j 

^^^^^H 

pucSf  en  fin,  el  mercader 

Pendón.                      Cruel  estás;              H| 

■ 

está  en  vísperas  de  hidalgo. 

rásgalos,  que  si  te  ofendea         ^M 

^^^"         cara  á  cara  le  pretenden. 

y  pudiera  en  tu  decoro                        ^^1 

V  el  castigo  es  cara  atrás. 

escribirte  con  ese  oro,                         ^^M 

^^OPOT.     tsia  noche  las  doncellas. 

Dorotea,  doróte.                                   ^^H 

^m               que  es  víspera  de  San  Juan. 

DoROi.     Yo  no  pretendo  á  mi  amante                 ^H 

^t^          SI  deseosas  están 

rico,  mas  sabio  y  con  seso.                 ^^H 

^^H         de  casarse... 

Pendó.n.   Bien  comeremos  con  eso.                    ^^H 

HWInftN.                     Lasmásdellas 

DoHOT.     Escucha  y  calla.                                  ^^^H 

cojean  de  aqucse  pie. 

Pendót<.                              Adelante.                   ^^H 

DoitOT.     Con  el  aliar  que  acostumbran 

DoROT.     (¿«e.;  «Si  me  permiten  los  Cielos           ^^M 

^K               enraman,  pulen  y  alumbran; 

que  te  ten^a  por  señora                      ^^M 

^^^          tienen  en  el  samó  fe; 

daréte,  en  fe  que  te  adora                      ^^H 

^^^L         y  cuando  hacen  la  oración, 

el  alma...»                                                   V 

^^^H         que  en  tales  casos  dispuso 

(Dice  Uno  de  dentro  como  ^uf  paga  por        M 

^^^H         la  superstición  ó  el  uso, 

la  calle.)                                                         ^^M 

^^^H         con  Silencio  y  devoción, 

Uno.         r.Orn(ro.)  Palos  y  celos.                        ^^M 

^^^H         procuran  conjeturar 

DoROT.     ¡Jesús,  qué  agüero  tan  malo!               ^^M 

^^^H         de  lo  que  escuchan  primero 

Pendón.   ECl  bellacón  que  pasó,                           ^^| 

^^^H         en  la  calle  al  pasajero 

por  Dios,  que  le  recetó                         ^^M 

^^^H         si  se  tienen  de  casar 

sin  tener  bub^is  el  palo.                        ^^M 

^^^m         ó  no;  si  será  <.'l  marido 

,; Palitos?  ¡puto  .Miguel,                       ^^^ 

^^^H         hombre  apacible  ó  molesto; 

valdate  dése  manjar!                             ^^| 

^^^H         si  se  verán  viudas  presto. 

bien  le  puedes  descartar.                    ^^H 

^^^H>        si  es  noble  ó  si  mal  nacido, 

¿Celos  y  palos?  papel                          ^^H 

^^^H         y  otras  cosas  deste  talle. 

sois  vos  pronoslicadur                         ^^| 

^^^H         que  yo  juzgo  por  locura, 

de  pesadas  aventuras.                         ^^M 

^^^H         pues  coligen  su  ventura 

DoRoi      .\nda,  que  no  hay  conjeturas             ^^M 

^^^H         de  lo  que  va  por  la  calle: 

que  puedan  darme  temor                    ^^| 
de  lo  que  se  dice  acaso.                        ^^M 

^^^V         yo  no  tengo  de  tentar 

^               al  cielo  desta  manera. 

(Lee.)  «Si  te  desposas  conmigo             ^^H 

^■>SKDÓN.   Tienes  poco  de  hechicera. 

á  que  te  envidien  me  obligo                 ^^M 

DoROT.     Con  aquél  me  he  de  casar 

en  Cremona  á  cada  paso                     '^^M 

1                      que  con  mayor  agudeza 

las  damas  de  más  estima.                    ^^| 

^                 me  escribiere  su  papel 

Visitaránie  señoras,                             ^^H 

^B                de  los  dos. 

patricias,  gobernadoras,                      ^^M 

^■Pendón.                     Pon  le  el  laurel. 

á  quien  la  nobleza  anima;                 ^^H 

^M                mas  no  sobre  la  cabeza; 

lograrás  tu  juventud                        ^^H 

^B               que  aunque  victoria  señala 

con  galas  que  arrastrarás,             -   ^^H 

^f                y  fué  blasón  excelente. 

y  en  desposándole  irás                 .    .^^H 

'                 cosa  de  rama  en  la  fren  le. 

en  el  mejor...»                                 ^^| 

aun  en  profecía  es  mala. 

Uno.          \Dentro.)       Alaud.                                    ^^^1 

DonoT.     jQué  necio  estás! 

DOROT.     ¡Jesíis  mil  veces!                                 '^^H 

PiHDÓN.                             Ya  lo  veo; 

PbNOÓN.                               Marido                      -^^| 

mas  digolo  por  si  acaso, 

de  réquiem,  por  Dios,  es  éste:              ^^M 

mientras  estotros  abraso. 

dálc,  señora,  á  tapeste.                        ^^M 

Este  es  de  Lelio. 

DoROT.     Algún  burlón  atrevido                        ^^M 

OOíOT.                                         IvStO  leo.              (Papel.) 

que  está  oyendo  lo  que  leo,               ,^^H 

(Ltt)  «Mi  amor,  bella  Dorotea, 

celoso  procura  ansí                           ^^H 

^H                que  niño  empieza  á  escribir 

turbarme;  jamás  creí                         ^^H 

^H                y  sin  verte  ha  de  morir. 

supersticiones,  ni  creo                       ^^M 

^m               aunque  escribe,  deletrea: 

que  adivinen  mi  desastre.                  ^^H 

^H                y  en  tu  nombre  afírmaré 

^^^H 

^B               que,  aunque  á  Dorotea  va. 

Pendón.         ^*7^-                                      ^^| 
DOROT.     (¿er.)  «En  mi  poder                              ^^M 

^B               le  quito  la  postrera  a, 

^B                porque  diga  A  doróte.» 

dueña  de  casa  has  de  ser                 .J^^H 

^B^tNDÓN.   Jugó  sutil  del  vocablo; 

y  tu  esposo  humilde.»                     ^^H 

^H                porque,  á  falta  de  dinero, 

Uno.        (Dentro.)  Un  sastre.                            ^^M 

^H                juega  todo  caballero 

DoROT.     ¿Sastre  dijo?  no  leo  más.                  ^^M 

^^                 equívocos;  ¡dale  al  diablol 

Pendón.  ¿Sastre  el  dueño  y  vu  pendón?           ^^ 

DoROT.     ¿Pues  no  es  el  concelo  agudo? 

(RdtgaU.y      j 

Hvoóji.  Como  una  alesna  ó  punzón. 

vendrá  la  circuncisión                        ^tfl 

Buena  estuvo  la  invención 

de  la  ropa  y  medrarás;                        ^^H 

del  adórale  desnudo! 

mas  el  pronóstico  llevo.                      "^^f 

Mas  si  enviara  un  bolsillo 

De  seis  sastres  me  contaban              ^^H 

de  doblones  brilladores. 

que  solamente  cenaban                     "^^f 

que  con  dos  caras  traidores 

entre  lodos  seis  un  huevo                 ^^M 

traen  el  semblante  amarillo, 

y  que  cada  cual  metía                        ^^H 

tú  le  amaras,  yo  lo  se: 

su  aguj  a  en  vez  de  cuchar;               ^^| 

■p 

HI 

^^^^1 

H 

gentil  talle  de  engordar. 

jno  oiste  lo  que  á  la  reja           ^^B 
dijeron?                                         ^H 

^1 

blando  el  huevo  y  la  agua  fria. 

H             DOROT. 

No  debe  de  estar  de  Dios 

DOROT. 

^M 

H 

que  Leiio  mi  esposo  sea: 

Pendón. 

¿Pues  podrá              ^^fl 

^H 

venga  esotro. 

cumplirse?  ¡buen  desvario!        ^B 

■        Pbndón. 

Dorotea, 

Vuelve  en  li.  pierde  el  espanto. 

^^^^ 

tripúlalos  á  los  dos; 

DOKOT. 

¿Pues  por  qué  no? 

^^^^L 

no  le  cases  por  ogaño, 

Penoón. 

¿Sastre  y  Santo? 

^^^^^^ 

pues  agüeros  socarrones, 

¿blanco  y  negro?  ¿fuego  y  frió? 
Los  sastres  sirven  'de  lastre 

^^^^^^^^ 

entre  agujas  y  punzones 

^^^^^^H 

le  anuncian  hurtos  de  paños; 

hacia  las  bombas  oscuras; 

^^^^^^^B 

mira  que  te  han  de  agarrar 

careado  de  sisaduras                  ^M 
ma   podrá  volar  un  sastre.         ^H 

^^^^^^V 

cuando  la  muerte  te  arrastre, 

^^^^^^^ 

como  el  ánima  del  sastre 

Incasable  has  de  pasar;                ^H 

^B 

suelea  ios  diablos  llevar. 

porque  decir  que  has  de  ser        ^H 

H            DOROT. 

La  pobreza  del  que  escribe 

de  un  Sastre  Santo,  mujer.         ^H 

^^ 

el  roto  papel,  es  tal, 

es  lo  mismo,  que  afirmar            ^H 

^^^H 

que  si  gasta  su  caudal 

que  el  conseguir  tú  marido. 

^^^^l 

y  lo  que  en  dote  recibe, 

vendrá  á  ser  dificii  tanto 

^^^H 

podrá  ser  que  después  venga 
a  ser  sastre,  por  tener 

como  hallar  un  Sastre  Santo, 

^^^B. 

que  desde  Adán  no  le  ha  habido. 

^^^^*^ 

en  qué  ganar  de  comer. 

^V        Pendón. 

Pues  dile  «Dios  le  mantenga.» 

^^^^ 

Pero,  siendo  caballero 

ESCENA  II 

^B 

jha  de  admitir  tal  desastre? 
Mas  del  Caballero  sastre 

Sale  H  )Mo  Bono,  motfo,  en  mediano  (ra/e.— Dichos.  | 

^ 

vi  yo  una  farsa. 

Homo. 

Dios  en  esta  casa  sea                          1 

^^^^    DOROT. 

No  quiero 

y  á  vuesas  mercedes  guarde;             1 

^^^^L 

sino  á  Grimaldo  que,  en  fin. 

han  me  dicho  que  esta  tarde              1 

^^^^p 

nunca  fué  pobre  el  letrado. 

la  señora  Dorotea,                        ^J 

^■^^  Pendón, 

De  un  pelón  á  un  Licenciado 

(si  es  vuesasted  no  lo  sé)            ^^H 

^t^^ 

vas  de  rocín  á  ruin; 

me  envió  á  casa  llaman             ^^M 

^^^L 

pero  los  temores  deja 

no  dio  un  negocio  lugar             ^H 

^^^^^ 

y  olvida  al  sastre  prolijo 

entonces.                                    ^^B 

^^^^^^B 

que  por  ellos  no  se  dijo 

DOBOT. 

¿Yo,  para  oué?            ^^B 
Para  cortar  un  vestido.               ^^M 

^^^^^^H 

mete  aguja  y  saca  reja.            (Papei.y 
(Le*.)  «En  vano  estudiar  intento 

Homo. 

^^^^^^^B 

DOROT. 

Quien  tal  dijo  le  engañó.              ^^ 

^^^^^H 

leyes  que  me  den  el  grado. 

Ho.MO. 

Debí  de  eng.iñarme  yo; 

^^^^^^H 

íi  en  las  de  amor  ocupado 

no  importa,  poco  hay  perdido; 

^^^^^^^B 

me  usurpas  el  pensamiento. 

vuesa  merced  me  perdone. 

^^^^^^^H 

Tirana  de  mis  desvelos. 

Pendón. 

El  pronóstico  se  va 

^^^^^^B 

¿que  leyes  podré  estudiar 

cumpliendo. 

^^^^I^B 

si  no  las  saben  guardar 

DOROT. 

Oiga,  vuelva  acá; 

^^^^V 

tus  mudanzas  y  mis  celos? 

su  buena  cara  le  abone; 

^^^K 

Dicen  que  será  tu  esposo.» 

¿pues  él  es  sastre? 

V      Uno. 

{Dentro.)  |EI  sastre,  e  sastre...! 

Homo. 

A  servicio 

H        Pendón. 

^Otra  vez? 

de  Dios  y  vuesa  merced. 

^B            DOROT. 

La  rueda  de  mi  altivez 

DoKOT. 

í'Mparíí.)  Pensamientos  detened 

^t^^ 

costra  este  nombre  enfadoso, 
'endón,  ¿qué  es  eslo?  iJesús! 

las  riendas  á  mi  juicio. 

^^^^ 

jVálgamc  Dios!  por  la  calle 

^^^^B 

ya  de  conjeturas  pasa 

un  sastre  me  pronostica 

^^^^V 

esto  A  verdad,  ¿en  mi  casa 

por  marido,  quien  publica 

^^^^B 

dueño  un  sastre? 

que  pi>r  esposo  he  de  amalle. 

^^^BpENDÓN. 

iBercebú 

y  apenas  malicias  temo 

^^^^I 

lleve  el  papell 

cuando,  sin  llamarle  yo, 

^^^^DOROT. 

Mil  pedazos 

por  mis  puertas  se  me  entró 

^F 

le  hice.                                           [Rásgate.) 

un  sastre,  ¡qué  extraño  extremo! 

H          PEr^DÓN. 

Bien,  que  pues  mujer 

Pero  su  buena  presencia 

^B 

de  un  sastre  tienes  de  ser 

causa  á  mi  temor  quietud. 

^^^^ 

ya  el  papel  dio  los  retazos; 

¡Qué  gallarda  juventud! 

^^^^^^p    1 

ño  te  cases,  que  es  encanto 

Homo. 

Iréme  con  su  licencia. 

todo  lo  que  hemos  oído. 

pues  que  no  soy  menester. 

^m       OoROT. 

Yo,  cielos,  con  un  marido 

DoROT. 

Ya  que  vino,  escuche  un  poco: 

^B 

sastre,  ¡cómo! 

ó  fué  necio,  ó  era  loco 

H        Uno. 

{Dentro.)  Sastre  y  Santo. 

quien  le  aconsejó  escoger 

^^^  Pendón. 

Ci,  nu  hagas  caso  ya 

del  proverbio,  el  temor  deja: 

oficio  tan  desvalido 

■ 

aun  hombre  de  tan  buen  talle. 

^^^^^^^^^^^^^* 

^^^^^H 

que  un  rey  pudiera  ocupalle 

¿Cómo  se  llama?                         ^^^^H 

siendo  su  favorecido 

Homo. 

Homo  Bono.           ^^M 

en  otru  de  más  valor. 

Pendón. 

Buen  hombre:  lindn  apellido;               ^^H 

^Sd&ire  un  inozo  tan  gallardo? 

porque  el  buen  hombre  es  de  modo         1 

Hoiio.       ísiéndolo,  señora,  guardo 

que  suele  pasar  por  lodo,                            J 

el  ser  que  heredé  mejor: 

circunstancia  de  marido.                      ^H 

luvü  este  oficio  mi  padre 

DOBOT. 

Pendón  ¿no  le  llamó  ansí              ^^^^B 

y  en  él  mismo  le  heredé. 

el  que  pasó  por  la  calle?               ^^^^| 

DoROT.     ¡Qué  mal  hizo! 

Pbndón. 

Homo  Bono,  oi  nombralle.           ^^^^H 

Homo.                               Pues  ¿no  ve 

DoROT. 

El  cielo  le  trujo  aquí                    ^^^^H 

que  naturaleza  (madre 

para  que  mi  dueño  sea,                ^^^^H 

que  distribuye  prudente 

y  si      cielo  lo  ordenó                   ^^^^H 

sus  dones  á  cada  cual 

no  he  resistirle  yo.                        ^^^^H 

con  repartimiento  igual. 

Pendón. 

Será  sastra,  Dorotea.                    ^^^^H 

al  ser  bajo,  ó  eminente 

Homo. 

Yo  aquí  no  soy  menester              ^^^^| 

que  cria  en  cualquier  su)elo) 

y  ya  se  va  haciendo  tarde;            ^^^^| 

me  obliga  á  esta  profesión? 

quédense  con  Dios.                         ^^^^| 

_                Nunca  aspira  á  ser  león 

ÜOPOT. 

^^^^1 

■               el  cordero. 

que  ya  que  vino  he  de  hacer         ^^^^| 

BoROT.                       ¡Qué  discreto! 

una  ropa;  la  medida                       ^^^^H 

Homo.       El  bruto  que  con  su  piel 

puede  empezarme  á  tomar.          ^^^^H 

una  vez  se  disfrazó, 

Homo. 

¿Y  que  color?                                ^^^^H 

causa  de  su  afrenta  dio 

DORQJ. 

^^^^^1 

h                 Á  los  que  burlaron  del; 

Homo. 

Imagen  de  nuestra  vida                ^^^^H 

■             la  ocasión  de  estar  perdido 

este  color,                   ^^^^H 

H             el  mundo,  es  porque  cualquiera 

verde,  que  en  breve  se  seca,          ^^^^| 

H              no  contento  con  su  esfera 

mar  que  sus  bonanzas  trueca        ^^^H 

H             se  eleva  desvanecido. 

en  naufragios;  mar  y  ñor               ^^^^H 

H              Viste  seda  el  oíicial. 

es  la  caduca  hermosura                 ^^^^H 

H              porque  anhela  á  ciudadano, 

que  en  un  instante  se  altera.         ^^^^H 

H              y  ésie  con  la  hacienda  sano 

Pendón. 

¿Sermuncitos?  Mejor  era                ^^^^H 

H              ser  quiere  al  hidalgo  igual; 

este  sastre  para  cura.                             ^^m 

■             el  hidalgo,  caballero. 

Voyme  de  aquí  que  he  sentido             ^^M 

H              y  ^1  caballero,  marqués, 

no  sé  en  mi  qué  devoción                     ^^M 

^^H         ^^t<^  principe,  y  después 

y  seré  el  primer  Pendón                        ^^ñ 

^^B        el  principe,  rey  severo; 

de  los  sastres  convertido.          (VaMt) 

^^^        el  rey  hasta  emperador 

, 

H             no  para,  siempre  anhelando. 

H              y  ansí  se  van  despeñando 

ESCEN.\  III 

H              desde  el  cscl.svo  al  señor. 

H              Si  el  hijo  del  jornalero 

Dicho»,  menos  Pbmdók. 

H              en  b  azada  se  ocupara. 

H              el  oíicial  trabajara 

DOROT. 

¿Mozo  moralizáis  tanto? 

H              y  contento  el  caballero 

dejad  á  las  canas  eso. 

H             con  lo  que  el  cielu  le  ha  dado 

Homo. 

Yo  hablo  en  lo  que  profeso. 

H              no  saliera  de  compás,  _ 

DoBOT. 

¿Mas  si  hubiese  un  sastre  santo 

H              pretendiendo  valer  más, 

y  fuese  este?  Comenzad 

H              todo  anduviera  ordenado; 

á  ajustarme  la  medida. 

H             yo,  en  fin,  que  en  mi  esfera  estoy 

y  advertid  que  guarnecida 

H              ansí  mi  oficio  entretuve: 

la  ropa  con  variedad 

H               padre  que  fué  sastre  tuve. 

curiosa,  á  vuestra  elección 

H              sastre  nací,  y  sastre  soy. 

han  de  ser  los  pasamanos. 

^BNOÓM.    Y  tal  sastre  que  pudier;i 

Homo. 

¡Ah,  señora,  y  qué  de  vanos 

■              ser  sastre  predicador*. 

trajes  usa  la  ambición! 

Hdaot.     ^Qué  es  esto  civil  amor? 
H              Ya  no  soy  la  que  antes  era; 

Si  yo  los  he  de  escoger. 

pasamanos  la  prometo 

H              garnachas  apetecía 

■              y  va  adoro  a  quien  las  cose; 

que  causen  gusto  al  discreto. 

y  hermosura  á  la  mujer. 

H              entróse  en  casa  y  entróse 

por  lo  vistoso  y  lo  vario 

H             también  en  el  alma  mia. 

en  la  invención  y  colores; 

H              ¡Bien  haya  quien  fué  profeta 

los  pasamanos  mejores 

H              de  lo  que  también  me  está! 

son  en  ellas  el  Rosario; 

H              ¿.Mas  si  éste  el  sastre  será 

que  si  las  manos  le  pasan 

H              que  el  proverbio  me  interpreta? 
H              Séalo,  y  yo  le  perdono 

de  pasamanos  podrán 

servir  al  alma,  pues  dan 

H              todo  el'susto  que  me  ha  dado. 

pasaporte  al  cielo,  y  pasan 

■              «Hay  tal  cara,  hay  tal  agrado? 

con  discreción  y  medida 

SANTO  Y  SASTRE 


nuestras  acciones  violentas, 
tomando  cuenta  sus  cuentas 
á  los  gastos  desta  vida. 
DoROT.     No  es  cara  predicadora 

la  vuestra,  porque  es  muy  buena, 
ni  en  la  facultad  ajena 
ocupéis  la  vuestra  a^ora; 
á  andar  curiosa  me  inclino 
y  en  breve  casarme  espero, 
sastre  hipócrita;  yo  os  quiero 
sastre  humano  y  nodivmo: 
tomad  la  medida  ya 
y  sacareos  el  tabi 
que  cortéis. 
Homo.  iQué  frenesí 

vestiros  de  eso  será! 
Vuestro  honor  ponéis  en  duda; 
que  galas  son  incentivos 
del  pecado;  advertid  vivos 
ejemplos:  Eva  desnuda 
andaba  cuando  era  santa. 
y  vistióse  pecadora. 
La  culpa  fué  la  inventora 
de  gala  V  soberbia  tanta: 
cortó  ropas  el  delito, 
¿y  del  queréis  componeros? 
A  nuestros  padres  primeros 
se  las  dio  por  sambenito 
Dios,  que  sus  culpas  señala 
en  el  humbre  y  la  mujer; 
¿pues  no  É!»  vanidad  hacer, 
vos  del  sambenito  gala? 
OoROT.     Esto  se  usa,  acabad  ya 

que  quien  casarse  pretende 
obliga,  pero  no  ofende 
curiosa. 
Homo.  ¿Y  parecerá 

mal,  á  quien  os  maniliesta 
deseos  del  conyugal 
amor,  si  con  traje  igual 
os  ye  curiosa  y  honestar 
Si  licitamente  os  ama, 
más  os  querrá  virtuosa; 
quien  us  busca  para  esposa 
no  us  pretende  para  dama, 
porque  en  estas  solicita 
el  vicio  su  torpe  arreo, 
que  como  el  pecado  es  feo. 
de  las  galas  necesita; 
pero  en  el  tálamo  justo 
la  virtud  sola  ha  d«  ser 
galas  con  que  la  mujer 
dé  seguridad  al  gusto. 
Vos  sois  hermosa  que  basta; 
dejad  tabies  á  las  feas, 
que  las  mejores  preseas 
son  virtudes  en  la  casta. 
DoROT.     Persuasión  la  gracia  os  dio 
con  que  eficaz  convertís; 
Sastre  Santo,  vos  vestís 
almas,  que  los  cuerpos  no. 
Escoged  pues  de  que  sea 
la  ropa  que  he  de  traer, 
que  desde  hoy  tiene  de  ser 
dicipula  Doretea 
de  vuestra  sabia  doctrina, 
si  y»,  por  ser  más  feliz. 


(Ap.) 


m 


no  fuera  vuestra  aprendiz. 

A  cuanto  quiere  me  inclina. 

Si  gallardo  me  enamora, 

virtuoso  me  reprime, 

¡ay  cielos,  haced  que  esUme 

el  corazón  que  le  adora! 
Homo.       Dejad  eso  por  mi  cuenta, 

veréis  cuan  curiosa  y  grave 

os  saco  á  vistas. 
DoROT.     (Ap.)  No  sabe 

el  alma  en  verle  contenta 

apartarse  de  los  ojos. 

¿Qué  es  eso? 
Homo.       '  Es  la  medida, 

(Saca  ana  mtiiícta  áe pergamino.) 
que  si  fuera  conocida, 
con  más  humildes  despojos 
se  vistiera  el  que  es  discreto. 
Ya  veis  que  es  de  pergamino, 
y  fué  misterio  divino, 
que  el  pergamino,  en  efelo, 
es  piel  de  un  cordero  muerto, 
porque  de  pieles  vistió 
Dios  nuestros  padres,  y  dio 
con  tal  ropa  aviso  cierto 
á  los  hombres  que  los  males 
del  goloso  y  inste  hechizo 
por  su  soberbia  los  hizo 

Scncralmcnte  mortales. 
Vida  pues  el  pergamino 

las  ropas,  y  sj  es  cordero, 

Cristo  lo  fué  verdadero 

ya  humano,  si  antes  divino; 

que  si  me  ajusto  y  me  visto 

del,  cumpliré  en  tal  demanda 

lo  que  San  Pablo  me  manda, 

que  es  que  me  vista  Cristo. 

Comencemos  por  aqui. 

(Saca  ta  tistra,  ábrela  y  ^ef fl  »<  mn<oJj 
DoBOT.     ¿Por  qué  besáis  la  tisera? 
H0.W0.       Porque  la  Cruz  considera 

el  alma  en  ella. 
DoROT.  Es  ansi: 

mirad  que  soy  de  cinlura 

estrecha,  medidla  bien. 
Homo.       Estrechez  pide  también 

Dios,  señora  á  ia  criatura, 

ceñir  nos  manda  y  tener 

en  la  mano  ardiente  luz; 

Cristo  se  estrechó  en  la  Cruz, 

lo  mismo  habernos  de  hacer 

para  escapar  de  los  lazos 

donde, el  alma  pierde  pie. 
(M  tiempo  que  la  añe  ¡a  cintura  coi»  Ui 

medida,  tropitKO  tila  y  abrácate  Con  él.}í 

DoPüT.      iVálgame  Dios,  tropecé 

por  teneros  en  mis  brazosl 
Homo.  Suelte.  ¡Jcstjs!  ¿Está  en  si? 
DoHOT.     En  mi  no,  que  en  vos  estoy; 

el  alma  os  di,  agora  os  doy 

los  brazos,  doleos  de  rnl; 

no  penséis  que  os  solicito 

para  el  amor  reprobado; 

para  el  tálamo  sagrado 

os  llamo,  en  él  os  admito; 

rica  soy,  de  un  mercader 

caudaloso  fui  heredera: 


ACT6   PRIMERO 


csDatiero  me  espera 

y  un  letrado  por  mujer: 
voi  SOIS  sastre,  .¡mai  quéimporia? 
poco  oficio  nos  divide, 
paños  el  mercader  mide 
y  el  sastre  los  mide  y  corta. 
Honesto  me  habéis  rendido, 
gentil  me  habéis  hechizado, 
mozo  me  habéis  abrasado 
y  santo  me  habiiis  vencido; 
cortad  para  nuestra  boda 
gilas,  sed  esposo  y  sastre. 
Homo.        Tal  vez  lleva  á  pique  el  lastre 
ia  nave  y  la  gente  toda. 
Tormenta  se  ha  levantado 
que  (us  apetitos  ciega, 
y  cuando  el  alma  se  anega 
remedio  es  echarse  á  nado. 
Dichoso  aquél  que  se  escapa 
del  golfo  y  del  mar  se  aleja: 
adiós,  que  en  la  mano  os  deja 
tentación,  Joseph,  la  capa. 

(Vase  Y  déjalt  ía  capa.) 

DoROT.     iQué  es  ésto?  .jTal  menosprecio 
sutrc  una  mujer  honrada? 
¡Ola,  criados,  vecinos; 
agravios  de  amor  me  abrasaol 


ESCENA    IV 

Salt  Pknoór. — Dicha. 

IDÓN.  ¿Quién  da  voces?  ^'Qué  tenemos? 
laoT.     Aquél  hombre,  aquél  que  engaña 
con  hipócritas  mentiras, 
santo  sólo  en  las  palabras; 
aquél  que  virtudes  vende; 
aquél  que  se  entró  en  mi  casa 
sin  llamarle,  aquél... 

iQuéaquelasI 
^Di  quién  es,  que  estás  extraña? 
El  que  llaman  i  lomo  Bono 
y  es  hombre  malo,  intentaba 
luego  que  de  aquí  te  fuiste... 
Qué  ¿hacerte  de  una  \sx  sastra? 
Deshonrarme. 

Por  lo  menos. 
Y  por  lo  más,  ¿qué  buscaba? 
.Miren,  si  lo  dije  yu: 
jsastre  y  santo?  ¡Cosa  rara! 
Cuervo  blanco,  nieve  negra, 
luz  oscura,  firme  paja, 
sol  de  noche,  poeta  rico, 
caballero  sin  mohatras, 
viuda  de  noche  y  sin  duende, 
doncella  no  pellizcada, 
tahúr  sia  echar  por  vidas, 
contrabajo  y  beoer  agua, 
es  decir  que  hay  sastre  y  santo. 
ODOT.     Dejóme,  cual  ves,  la  capa 
cuando  vio  que  daba  voces. 
Pkhuón.   Mira,  un  sastre  es  cosa  usada 
sisar  para  su  pendón 
cuanta  ropa  rica  ó  basta 
encomienda  á  la  tisera, 
por  eso  son  desbocadas. 
Vióte  virgen  é  intentó. 


tOÓN. 


EHDÓN. 
DoROT. 
pBNDÓN. 


imaginanáoie  int 
hacerte  viryen  pcndona 
y  por  esto  te  sisaba. 


ESCENA  V 
Salí  Roberto,  m</o.— Dicmus. 

UoBERT.  Alborotado  y  en  cuerpo 
vi,  que  salló  desla  casa 
mi  hijo,  y  sin  que  pudiese 
detenerle;  más  me  espanta 
cuanto  más  sé  su  modestia; 
¿qué  accidente  será  causa 
de  tan  nueva  turbación? 
Mil  dudas  me  ofrece  el  alma, 
Señora,  snber  quisiera 
qué  suceso  ó  qué  desgracia 
á  un  hijo  que  me  dio  el  cielo, 
huyendo  y  turbado  saca 
de  aquí,  donde  entró  á  serviros. 

DoROT.     ¿Es  hijo  vuestro  el  que  llaman 
en  Cremona  el  Homo  Bono? 

RoBEHT.   Si,  señora. 

DoROT.  Mal  se  hermanan 

nombre  y  obras. 

RoBEPT.  ¿Pues  por  qué? 

DoROT.     Porque  en  acciones  contrarias, 
cuando  virtudes  predica, 
vicios  contrarios  le  infaman: 
á  que  cortase  un  vestido 
le  llamé. 

Pendón.  Mejor  cortara 

ribetes  el  sastricida, 

?ue  remedian  boticarios, 
quedando  con  él  sola 
quiso... 

Pendó.n.  Quiso  golosmearla. 

PoBERT.   ¿Visteslo  vos? 

Pendón.  Acéchelo. 

RoBERT.    ¡Mirad  lo  que  decís! 

DoROT.  Basta. 

RoBER  r.   Reparad,  señora  mía, 
que  mi  hijo  es  en  Italia 
el  sol  de  la  compostura. 

Pendón.   Soles  hay  que  anuncian  agua. 

RoBERT.    Mirad  que  en  él  no  hasta  ahora 
vio  la  torpeza  en  su  cara 
señal  por  donde  pudiese 
la  malicia  murmurarla. 

Pendón.   Ifay  caras  ya  taberneras 

que  venden  á  los  que  engañan 
vino  que  es  vinagre  y  zupia. 

DoROT.     ¿Conoceréis  esta  capa? 

RoBERT.    Esa  es  suya. 

DoROT.  Y  es  testigo 

de  su  torpeza  villana: 
Que,  porque  me  oyó  dar  voces, 
dejó  en  ella  vinculada 
mi  deshonra  y  su  delito. 

Pendón.   Y  también  se  echa  á  las  vacas 
la  capa  como  á  los  lorus. 

RoBERT.   Si  eso  es  verdad,  la  vengatiza 
os  dará  quien  le  dio  el  ser; 
pero  afirmarlo  vos  basta, 
que  os  respetan  bien  nacida 


Pi 

V  US  autorizan  honrada, 
ílumilde  oficio  profeso. 

luego  opilan  si  se  tardan.       ^^^H 

^^^h 

DoROT.     Cumplid  como  prometéis.           ^^B 

^^H 

pero  en  mi  esfera  se  guarda 

RoBERT.    Desempeñaré  palabras                   ^^ 

^^^M 

la  opinión  como  [a  vida. 

con  obras  que  yo  apetezco.       (Voír.), 

^^^H 

que  hasta  aquí  no  admitió  mancha. 

Pendón.   Mire  que  las  que  se  casan                    1 

^^H 

i  Vive  Dios!  que  he  de  verter 

los  instantes  de  sus  bodas 

^^H 

su  sangre  para  lavarla, 

juzgan  leguas  de  la  Mancha.  .(Va^r.^ 

^^^H 

si  como  es  un  hijo  solo 

^^^^ 

fuera  del  orbe  monarca! 

■       DOROT. 

¿Luego,  vais  á  darle  muerte? 

ESCENA  Vi 

1         ROltERT 

¿Pues  no  es  justo? 

Sale  ÜRIMALOO  de  estudiante  y  Lclio  dt  caballero. 

■        DOROT. 

¡Ay,  desdichada! 
No  le  matéis  que  le  adoro. 

Dicha. 

■       Pendón 

.    Derrengóse  con  la  carga. 

Grimal.    Dorotea:  litigantes                          ^M 

K        DoROT. 

Haced  vos  que  sea  mi  dueño, 

sobre  tu  amor,  Lelio  y  yo,          ,^H 

^^^r 

gobierne  mi  hacienda  y  casa, 

la  esperanza  nos  citó              ^^^^| 

^^^p 

médreme  yo  esposa  suya, 

á  lus  estrados  amantes.          ^^^H 

^^^^ 

quedaré  alegre  y  vengada. 

Amigos  éramos  antes;              ^^^H 

■        RoBERT. 

¿Pues  no  decís  que  intentó 

mas  pleitos  de  tu  bondad              ^H 

■ 

forzaros? 

mudan  nuestra  voluntad                ^"n 

1        DOROT. 

.Mal  .me  forzara 

en  competencia  enemiga, 

K 

quien  por  derecho  del  cielo 

que  si  es  cuerdo,  no  hay  quien  digs 

H^ 

es  dueño  único  de  mi  alma. 

que  en  pleitos  hay  amistad.                J 

^^^ 

Forzóme  á  adorarle  amor. 

Él  alega  de  su  parte                       ^^J 

^^^B 

)orque  es  fuerza  voluntaria 
a  belleza,  que  un  discreto 

favores  que  tú  le  has  hecho,        ^H 

^^H 

y  yo  informo  en  mi  derecho         ^H 

^^H 

llamó  apacible  tirana; 

muchos  más  para  obligarte:         ^H 

^^^H 

mano  le  pedi  de  esposo, 

sentencia  con  declararte                ^H 

^^H 

ya  sabéis  vos  si  hacendada 

á  quién  escoger  ordenas,               ^H 

^^^1 

le  igu.ilo  en  la  protesión. 

porque  remates  las  penas              ^H 

^^^H 

no  digo  le  hago  ventaja; 

de  la  esperanza  que  agostas,         ^H 

^^^H 

desprecióme,  huyó  y  quedé 

y  condenarásle  en  costas               ^H 

^^^H 

sin  el  dueño  y  con  la  capa 

si  á  tu  olvido  le  condenas.            ^H 

^^^1 

como  al  tahúr  que  ha  perdido 

LcLio.       Yo  sé  que  con  buenos  ojos           ^H 

^^^B 

le  consuela  la  baraja; 

mi  amor  miras  y  agradeces           ^H 

^^H 

padre  (que  os  doy  este  nombre) 

mí  voluntad,  cuantas  veces           ^H 

^^^H 

seldo  en  remediar  mis  ansias; 

das  alivio  á  mis  enojos.                  ^H 

^^^H 

virtud  quiero,  que  no  hacienda; 

Píntase  amor  con  antojos             ^H 

^^H 

muchos  su  dueño  me  llaman 

en  fe,  que  es  corto  de  vista;           ^H 

^^^B 

que  mi  mano  solicitan; 

podrá  ser  que  en  tu  conquista       ^B 

^^H 

Homo  Bono  es  quien  me  abrasa. 

se  engañe  porque  ve  ma  ;             ^H 

^^^H 

no  en  torpe  fuego,  eso  no. 

por  eso  en  tu  tribunal                   ^H 

^^^B 

pero  si  en  honestas  llamas; 

viene  á  explicar  la  revista.            ^H 

^^^B 

sed  tercero  vos  en  ellas 

Noble  soy,  expectativa,                 ^H 

^^^B 

ó  prevenid  á  desgracias 

tengo  de  ser  sucesor                       ^H 

^^^H 

que  en  mí  han  de  ser  infalibles 

de  un  tío  cuyo  valor                      ^B 

^^^P 

tragedias  que  os  den  infamias. 

como  en  sangre  en  oro  estriba;     ^B 

W      RoBERT. 

.Señora,  siendo  eso  cierto, 

quieran  los  cielos  no  viva               ^B 

1 

mucho  más  mi  hijo  me  agravia 

un  hijo  que  tiene  en  poco,             ^B 

■ 

en  no  estimar  prendas  vuestras 

que  si  yo  su  hacienda  toco,          ^H 

^^^ 

oue  primero  en  violentarlas. 
Buscábale  compañía 

y  conquisto  lij  belleza,                 ^H 

^^^^ 

mi  calidad  y  riqueza                      ^H 
darán  envidia  á  este  loco.               ^H 

^^^B 

que  con  bL-jIeza  mediana 

^^H 

virtudes  trújese  en  dote, 

Gni-MAi..    De  tu  esperanza  homicida              ^H 

^^^K 

caudal  que  nunca  se  acaba; 

colegir  tu  engaño  puedes,               ^H 

^^^V 

agora,  pues,  que  hallo  en  vos 

pues  para  que  rico  quedes             ^H 

^^^B 

hermosura,  hacienda,  gracia. 

han  de  perder  dos  la  \ida.             ^B 

^^^B 

virtud,  amor  y  cordura, 

La  mía  no  es  tan  falida,                ^B 

^^H 

jqué  pretendo?  ¿Qué  le  falla? 
Siempre  me  ha  sido  obediente; 

pues  á  menos  costa  espero,           ^H 

^^H 

si  el  grado  que  pido  adquiero,       ^H 

^^^B 

como  en  vos  no  haya  mudanza. 

enriquecer  sin  matar,                      ^B 

^^H 

yo  sé  que  habrá  en  él  deseos 

que  es  bajeza  el  desear                   ^H 

^^^B 

que  los  vuestros  satisfagan. 

tanta  muerte  por  dinero.               ^H 

^^^B 

Mañana  vendrá  á  rendiros 

DoRCT.      Lelio,  Grimaldo,  yo  estoy             ^H 

^^H 

el  alma  y  pecho. 

por  entrambos  obligada,                ^H 

^^Hrot. 

j  Mañana? 
No.  sino  hoy,  prisas  doncellas; 

y  también  determinada               ^^^| 

^^Hndón. 

á  declarar  cuya  soy.                 ^^^B 

RUÓ. 
|CNi>ÓN. 


Dadme  de  término  hoy, 

y  prevenid  la  paciencia 

para  mañana,  en  mi  audiencia; 

que  si  el  pretender  es  justo, 

en  tribunales  del  gusto 

dará  mi  amor  ia  sentencia.         {Vate.) 


ESCENA  Vil 

Lblio  y  Ghimai-OCi. 

Respondiónos  en  enigma. 
Si;  mas  de  ambiguas  razones 
en  sus  ojos  mis  pasiones 
han  visto  lo  que  me  estima. 
Vana  esperanza  le  anima, 
cuando  penetra  nii  amor 
el  que  nie  tiene  interior. 
Cuando  tu  soberbia  abajes 
y  amor  se  obligue  á  mis  gajes, 
lu  engaño  conocerás. 
Yo  sé  que  me  envidiarás. 
•Lo  veredes».  dijo  Ayrajes  ( i ). 


ACTO  SEGUiNDO 


ACTO  SEGUNDO 
Pendón. 


ESCENA  PRIMERA 

kirro  Homo  Bono,  muy  galán  tii  cuerpo;  Pckdóm 
ayitáindoltá  vtslir;  Rosita ro  y  VALemo. 

Forzando  mi  inclinación, 

aunque  debo  obedecerte, 

padre,  tu  jurisdicción 

agravias. 
ípT.  «Quiero  ponerte 

en  estado  y  en  razón. 

No  tengo  hijos  más  que  á  li; 

y  aunque  el  oficio  no  sea 

generoso,  que  adquirí, 

se  iguala  con  Dorotea 

la  calidad  que  te  di, 

sastre  soy,  mas  bien  nacido: 

con  su  dote  realzarás 

tu  casa;  helo  prometido, 

después  que  rebelde  estás 

la  virtud  has  desmentido 

que  en  ti  celebra  Cremona. 
AtXKio.  Primo,  resistir  el  gusto 

de  vuestro  padre  no  abona 

vuestra  humildad. 
lOMo.  Ni  eso  es  justo. 

OBKKT.    Lelio,  que  con  ser  persona 

de  las  nobles  del  lugar 

por  dichoso  se  tuviera 

de  ser  su  esposo,  ha  de  usar 

de  violencia  y  no  quisiera 

sus  parientes  provocar. 

Ella  te  adora  y  yo  intento 

el  bien  á  que  te  encamina. 


En  eluriginai  dice: 

«MaAaoa  lo  vcr«des*  dijo 
Agraic*, 


H0.MO. 


Valerio. 
Homo. 


Pendón. 

ROBEKT. 

HOMü. 

ROBEHT. 


Pendón. 

ROBEBT. 


Homo. 


^Es  por  dicha  el  casamiento 
jr  á  conquistar  la  China 
ó  hacer  batalla  con  ciento? 
¡Vive  Dios  que  he  conocido 
hombre  yo,  que  se  casaba 
cada  domingo,  y  marido 
de  á  semana,  se  mudaba 
como  camisas! 

Yo  he  sido 
desdichado  en  no  tener 
padre  que  no  violentara 
mi  inclinación:  ¿que  he  de  hacer? 
Mi  Dios,  serviros  gustara 
sin  estorbos  de  mujer. 
Dorotea  es  cuerda  y  bella. 
Sea  más  que  el  sol  hermosa 
y  forme  de  mi  querella; 
que  yo  no  apetezco  cosa 
que  dan  dineros  con  ella, 
la  más  vil  mercadería 
tiene  algún  precio  y  valor; 
las  piedras,  la  arena  fria, 
el  heno  frágil,  ia  flor, 
la  yerba  (jue  el  prado  cria; 
sólo  á  quien  casar  se  atreve 
dote  con  la  mujer  dan, 
porque  así  se  le  haga  leve. 
Es  pagar  al  ganapán 
para  que  la  carga  lleve. 
Acábale  de  vestir 
que  es  larde;  no  seas  pesado. 
Si  á  velarme  tengo  de  ir, 
y  al  muerto  velan,  velado 
agora,  voy  á  morir. 
En  una  quinta  te  espera 
y  hoy  las  vistas  han  de  ser: 
imita  á  la  primavera 
en  galas:  porque  es  mujer 
de  buen  gusto,  y  no  quisiera 
que  hallase  en  tu  imperfección 
que  su  amor  desazonase. 
Habíala  con  discreción 
y  linge,  aunque  no  te  abrase, 
que  eres  de  la  Sol  Faeión; 
no  apartes  los  ojos  della, 
suspira  de  cuando  en  cuando; 
lómala  una  mano  bella. 
Si  estás  con  otros  habiattdo 
hazla  entender  que  por  vella 
ni  en  lo  que  dizes  estás 
ni  á  propósito  respondes, 
y  desta  suerte  verás 
cuan  presto  en  tu  pecho  escondes 
el  amor  que  huyendo  vas, 
y  empezarás  á  adorar 
lo  que  por  no  conocer 
hasta  aquí  te  dio  pesar. 
Amar,  rascar  y  comer 
no  está  en  más  que  en  comenzar. 
Mientras  que  Pendón  te  viste 
la  voy  á  avisar;  ven   luego.     (Vantt.) 

ESCENA  n 

Homo  Boko  y  PaMbóir. 

Mejor  me  fuera  el  ir  ciego, 
que  á  tales  vistas  con  vista; 


^^^^^^^^^^^^" 

'^^^^^^^^^^^H 

mi  Dios,  para  que  resista 

el  más  rico  casamiento.       ■ 

tal  viulencia,  Jadme  fuerza 

Homo.       Sólo  eso,  amigo,  apetezco,  ■ 

antes  que  mi  padre  tuerza 

y  sin  ello  me  va  mal;           1 

mi  libertad  y  la^doble; 

siendo  este  mi  natural         H 

que  no  es  la  voluntad  roble 

.                   poco  ó  nada  en  él  merezcojl 

para  dar  fruto  por  fuerza. 
Yo  estoy  contento,  mi  Dios, 

pero,  en  fin,  me  dan  mujer. 

Pendón.    Casarte  y  tener  paciencia; 

con  mi  quieta  soledad; 

que  no  es  mala  penitencia,  ■ 

aquí  de  Dios  libertad, 

pues  tantas  sueles  hacer;     S 

^^^^^H- 

¿por  qué  no  volvéis  por  vos? 
Pero  diréis  que  entre  dos 

que  en  fe  de  lo  que  aprovccna 

puedes  hacer,  si  te  casas, 

conserva  el  amor  su  estado. 

cuenta,  que  esta  \  ez  te  pasas 

que  la  soledad  da  enfado; 

á  religión  más  estrecha. 

^^^^^K 

peio  sólo  alumbra  Apolo; 

HcMO.       Más  con  eso  me  molestas.    ■ 

que  más  vale  vivir  sólo 

Penuón.    Vístete  si  habernos  de  ir.      fl 

que  no  mal  acompañado, 
¿a,  novio  Capuchino; 

Homo.       ,;Cómo  tengo  de  sufrir,        ^ 

^^1      Pendón 

cielos,  tanta  carga  á  cuestas? 

á  vistas  amor  te  llama. 

Pendón.    Como  quien  lleva  la  cruz 

sombrero  te  da  la  fama 

del  matrímonio  excelente; 

Con  plumas  para  el  camino. 

tú  serás  el  peniteme 

Su  casa  te  espera  toda 

y  yo  el  cofrade  de  luz: 

Con  la  novia  en  una  quinta, 

mas  mira,  pues  que  te  casa) 

donde  el  amor  Mayos  pinta; 

si  vivir  seguro  quieres. 

goza  del  pan  de  la  boda, 

advierte,  que  las  mujeres 

que  te  amasa  la  belleza 

son  castañas  en  las  brasas. 

de  una  mujer,  que  agora  es 
miga  toda,  aunque  después 

regalarlas  y  quererlas, 
mas  si  en  fe  de  tus  amores 

se  te  ha  de  volver  corteza. 

se  te  suben  á  mayores, 

Busca  dientes  de  diamante 

porque  no  salten  morderlas; 

porque  las  mujeres  son 

ni  tanta  mano  las  des 

por  lo  dulce,  de  turrón. 

que  vengan  á  Ser  cabeza, 

por  lo  duro,  de  Alicante. 
Vístele  si  has  de  ir  allá. 

ni  muestres  tanta  extañeza 

^ue  las  imagines  pies.  (Pánti*  la 
Si  en  estos  peligros  dos 

^^^Bdmo. 

Bien  sabes  tú,  cuan  pesado 

tiene  de  serme  este  estado. 

quieres  hallar  el  remedio. 

^^m     Pendón. 

Si  un  yugo  por  premio  da. 

la  virtud  consiste  en  medio; 

ya  Colijo  las  molestias 

que  no  sin  misterio  Dios       ^ 

de  una  mujer  que  es  verdugo, 

cuando  á  la  mujer  ser  da,     ■ 

que  no  suele  ser  el  yugo 

en  fedesta  maravilla,             ■ 

sino  para  domar  bestias. 

la  formó  de  una  costilla        ■ 

Diérante  á  ti  andar  de  día, 

que  en  medio  del  cuerpo  esta^ 

de  jubileo  en  sermón. 

y  con  esto  emplúmate 

no  dejar  congregación, 

pues  ya  le  he  puesto  las  galas. 

no  perdonar  obra  pia, 

[Piinttc  «1  tam 

disminuyendo  procesos, 

Homo.       ¡Ay  plumasl  servidme  ¿c  alas 

consultando  confesores, 

y  de  una  mujer  huiré.             2 

reprehendiendo  jugadores. 

Pendón,   No  me  espanto  que  te  pese,  M 

dando  libertad  á  presos. 

que  es  carga  de  ganapán,       1 

y  á  la  noche  en  hospitales, 

y  si  Dios  se  la  dio  á  Adán      ^ 

entre  humildes  ejercicios, 

aguardó  á  que  se  durmiese,    m 

desopilando  servicios 

V  bazucando  orinales. 

J 

En  oyendo  el  esquilón. 

ESCENA  III                ^ 

á  pesar  de  lodo  y  vientos, 

acompañar  sacramentos 

Salt  Dorotea,  muy  bizarra:  Sabina  >-  Ecpcr. 

de  Dios  y  su  Extrema-Unción: 

criAda. 

volver  á  casa  á  lo  mudo, 

ó  royendo  Ave  Marías, 

Dop.oT.     (Bella  quinta! 

cenar  dos  lechugas  frías 

Sabina.                         Deleitosa. 

y  un  huevo  entre  asado  y  crudo; 

DoROT.     En  ella  la  primavera. 

dormir  sobre  una  tarima 

que  deslas  vistas  espera 

JOCO  y  mal,  y  aunque  á  maitines 
uisie'acallando  mastines, 

verme  de  su  Mayo  esposa. 

también  hace  os'lentación 

volver  á  la  iglesia  á  prima. 

de  sus  galas  el  Abril. 

que  en  este  entretenimiento. 

Sabina.     Mira  en  tazas  de  marfil 

que  otros  llamarán  castigo, 

brindar  la  murmuración 

no  estimarás  eo  un  higo 

desias  fueotes  A  la  risa, 

^^ue  cuando  la  sed  provocas 
se  hace  por  ti  loda  bocas. 

es  cuerdo,  aunque  la  ignorancia 

haga  burla  de  sus  años; 

I^N.iMienUas  murmura  le  avisa, 
sino  es  que  te  reprehende 

él.  en  efecto,  es  bastante 

para  ser  apetecido. 

de!  pago  injusto  que  has  dado 

á  Grünaldo  y  Lelio.                             ' 

y  mejor  para  marido 

q^ue  para  galán  ó  amante. 

Estado 
'      mejor  es  el  que  me  enciende; 

Esperan,  berá  á  lo  que  yo  imagino. 

junípero  por  lo  llano. 

yo  quiero  escusar  enojos 

mentecato  por  lo  humano. 

!      de  por  vida,  y  la  quietud 

gangoso  por  lo  divino, 

de  una  cuerda  juventud 

que  andará  desatinado. 

1     gozar,  que  esta  vez  con  ojos. 

y  dirá  que  es  por  llaneza, 

amor,  si  en  las  demás  ciego. 

cabizbajo  de  cabeza 

i      hizo  elección  en  mi  abono 

el  cuello  ó  sucio  ó  ajado. 

de  un  hombre  que  es  Homo  Bono 

y  dirá  que  es  vanidad 

y  me  promete  sosiego. 

lo  que  el  mundo  ornato  llama. 

|.     ^¡  no  fuera  sastre,  bien. 

y  si  en  muestras  de  que  te  ama 

r.     De  la  virtud  hago  estima; 

saca  á  luz  la  voluntad 

hacienda  me  sobra,  prima, 

(que  no  será  en  todos  días 

con  que  envidiindole  están 

sino  en  las  Pascuas  de  flores) 

caballeros  de  Crcmona. 

en  vez  de  decirle  amores 

^Corresponda  ¿1  á  mi  amor. 

te  rezará  Ave  .Marías. 

^Vivirá  como  señor; 

DoROT.     Yo  he  de  casarme  con  él. 

P^Ue  si  el  oro  es  el  que  abona, 

y  no  tú;  contenta  csto\ 

1      no  usando  más  ese  oficio, 

¿qué  quieres.* 

el  que  yo  le  pienso  dar 

le  puede  calihcar: 

yo  no  me  caso  por  vicio 

ESCENA  fV 

sino  por  virtud,  que  es  tanta 

Satt  muy  galán  Homo  Bono;  Robcuto  y  P^Htián. 

la  que  en  él  he  conocido, 

• 

que  por  ella  le  he  elegido. 

RoBKRT.                       Un  hijo  os  doy 

Ia.     Enamorada  eres  santa; 

señora,  y  cifrada  en  él 

no  te  arrepientas  casada, 

la  voluntad  que  se  debe 

prima,  que  me  pesaría 
de  que  fuese  hipocresía 

á  vuestro  sobrado  amor. 

DoROT.     Prima,  dejando  el  valor 

la  que  perfección  le  agrada; 

con  que  el  soberbio  se  atreve                        J 

informa  antes  la  noticia 

y  á  que  mi  esposo  le  falte,                    ^^H 

sino  es  que  ciega  te  abrasas; 

mira  cuan  cuerda  le  adoro.                 ,^^H 

^HOurque  ya  como  las  casas 

{'no  es  todo  el  un  pino  de  oro?             ^^^| 

^Hay  santos  á  la  malicia, 

pues  la  virtud  es  su  esmalte.              ^^^| 

^^nos  lingen  aspereza, 

Sabina.    Buen  talle  tiene.                                   ^^^| 

y  aforran,  porque  es  más  blanda, 

RoBEBT.                              Levanta                     ^^^| 

la  jerga  y  saval,  de  Holanda, 
que  es  vinud  en  la  corteza: 

la  vista  y  si  no  te  cie^a                       ^^H 

su  belleza,  á  hablarla  llega.                  ^^H 

otros  muestran  que  á  lo  obscuro 

Ho.MO.       üius,  señora,  os  haga  santa.                ^^H 

no  comen  más  que  ensalada 

Sabina.    jPor  santidades  comienza?                  ^^H 
Esperas.  Devota  salutación                                 ^^^| 

con  pan,  y  á  puerta  cerrada 

son  secuaces  de  Epicuro. 

para  entrada  de  sermón.                     ^^^H 

Guárdate  no  haga  otro  tanto 

RoBERT.   El  novio  tiene  vergüenza;                   _^^^| 

el  esposo  que  te  espera, 

su  turbación  perdonad,                      ^^^| 

porque  hay  santos  de  hacia  afuera, 
[      Ro  de  hacia  dentro. 

que  el  más  discreto,  cuando  ama,      ^^^| 

la  primer  vez  que  á  su  dama               ^^^H 

Rf                                 Mi  santo 

ve,  dice  una  necedad.                            ^^^| 

00  es  de  esos,  denme  los  cíelos 

Pendón.   ¿Una?  El  dirá  más  de  ciento.              ^^^| 

que  viva  en  su  compañía. 

Homo.       ¿Por  necedad  juzgáis  vos                   ^^^| 

que  no  terno,  prima  mía. 

el  decir  que  la  haga  Dios                    ^^^| 

que  se  desvele  con  celos; 

santa?  ¡Jesús!                                      -^^^| 

que  jugándome  mi  dote. 

RoBERT.                       El  intento                       ^^H 

mis  joyas  empeñe  ó  venda. 

es  bueno,  pero  no  viene                      ^^^| 

que  desperdicie  mi  hacienda. 

á  propósito.                                        ^^^1 

que  mis  deudas  alborote. 

Homo.                        Confuso                        ^^H 

porque,  en  fin,  no  es  deste  mundo. 
V  aunque  esa  simplicidad 

estoy.                                               ^^^1 

RoBERT.             El  amor  y  el  uso                      ^^H 

den  nombre  de  necedad 

su  idioma  y  términos  tiene.                 ^^^H 

cortesanos  fen  quien  fundo 

Ho.MO.       ¿Pues  qué  había  de  decirla?                ^^^| 

todo  el  caudal  en  engaños) 

RoBERT.   A  fuer  de  los  cortesanos                     ^^^| 

para  cosas  de  imporiancia 

besóos,  señora,  las  manos,                 ^^^| 

^^^^^^^^^^^^          SANTO  Y 

^^^^^^^^^^^^^^^^H 

arrastrar  luego  la  silla 

de  lo  que  mando  que  digas        ^^M 

y  preguntar  como  estáis, 

con  amores  no  la  obligas           ^H 

¿qué  es  el  común  A.  B.  C.? 

y  te  confirma  por  necio,             ^W 

V       Homo. 

Besóos  las  manos  ¿por  qué? 

(que  si  haiá  porque  es  discreta),      1 

¿Necedad  en  mi  llamáis 

que  en  Cremona  no  has  de  estatal 

el  decir  que  la  haga  santa 

un  hora.                                    ^H 

Üios,  y  en  el  mundo  no  veis 

Humo,                     Marido,  en  mar            ^^M 

las  necedades  que  hacéis 

empieza  que  siempre  inquieti;        1 

ni  su  mal  uso  os  espanta? 

si  á  su  golfo,  padre,  incierto 

Kstornuda  un  caballero 

me  arrojas,  donde  no  hay  pie, 

y  los  que  les  corresponden. 

huyendo  de  aqui  saldré 

«besóos  las  manos»  responden 

como  el  que  naufraga  al  puerto. 

en  pie,  y  quitado  el  sombrero 

Bien  me  puedes  desterrar, 

y  á  los  que  «Dios  os  ayude» 

que,  escogiendo  ese  partido, 
de  marido,  admito  el  ido 

dizen,  notan  de  villanos; 

en  (in,  que  besar  las  manos 

por  no  perderme  en  el  mar. 

al  otro  por.]ue estornude 

RoBERT.   Obedece  lo  que  mando 

mirar  que  merced  les  hace. 

que  ¡vive  Dios... 

'I'raen  luces  cuando  anochece 

Homo.                                  Yo  lo  haré: 

y  descortés  les  parece 

no  jures. 

al  cuerdo  que  satisface 

RüBF.RT.                   Acércale. 

con  decir  que  Dios  les  dé 

Homo.       Al  fuego  me  voy  llenandu. 

buenas  noches,  solamente 

RüBERT.    Muestra  en  el  rostro  alegría. 

al  besamanos  consiente 

DoROT.     ¿No  tomáis  silla,  señor? 

el  uso  necio  ¿porqué 

EsfEBAN.  Albarda  fuera  mejor. 

si  tú  la  luz  ni)  me  has  dado 

DoROT.     Asentaos,  por  vida  mía. 

besarte  es  bien  que  permitas 

Homo.       No  haré  cierto,  yo  estoy  oien; 

las  manos  y  á  Dios  le  quitas 

sentaos,  mi  señora,  vos 

las  gracias  que  te  ha  alumbrado? 

ísacadme  desto,  mi  Dios) 

Ved  si  entre  necedad  tanta 

padre,  siéntese  aqui. 

son  términos  más  cristianos. 

Pendón.                                    Bien. 

que  no  bersarla  las  manos 

RoBERT.   Nü  soy  yo  el  que  á  vistas  vengo; 

el  decir:  Dios  la  haga  sania. 

lu  lugar'  es,  hijo,  ahí. 

^a          RüBKBT. 

No  desdice  el  ser  cortés 

y  éste  el  mío.  porque  aqui 

de  la  virtud  que  es  curiosa; 

que  hablar  á  Sabina  icn^o. 
DoROT.     Por  mi  vida  que  os  sentéis. 

siéntate  junto  á  tu  esposa, 

di  le  amoroso  después 

(Siéntase  el  viejo  con  Sabina,  apart»,  y 

la  buena  suerte  y  ventura. 

ti  Santo  con  Oorolea.  a  otro  taJo.\ 

que  medras  en  merecella. 

Ho.mo.       Dos  veces  habéis  jurado. 

que  estás  perdido  por  ella, 

¡Jesús!  Ya  yo  estoy  sentado. 

que  al  sol  vence  en  hermosura, 

á  trueco  que  no  ¡tiréis; 

que  su  discreción  te  admira. 

y  si  se  hace  el  casamiento 

H       Homo. 

¿liso  he  de  decirla? 

quiéroos,  señora,  avisar, 

m           ROBERT. 

¿Pues? 

que  nunca  habéis  de  jurar. 

^^^  Homo. 

No  debes  de  advertir  que  es 

porque  es  contra  el  mandamienlo 

>ccado  el  decir  mentira. 
Iste  es  encarecimiento 

segundo. 

^^BRobeht. 

DúKor.                   Si  el  alma  os  di 

que  usa  el  amor  ordinario. 

y  en  amaros  per^^evero. 

^^^HOMO. 

Afirmando  lo  contrarío 

en  prueba  de  lo  que  os  quiero. 

de  lo  que  imagino  miento. 

yo  juro  cumplirlo  ansi. 

Si  yo  por  mujer  la  tengo, 

IJOMO.       Pues  no  juréis  otra  vez. 

¿por  qué  sol  la  he  llamar? 

Sabina.     Demasiado  escrupuloso 

¿ni  cómo  podré  atírmar 

es.  Roberto,  nuestro  esposo.  . 

que  perdido  á  verla  vengo. 

ítoBEBT.    ¡Está  turbado,  pardiézl 

sino  es  por  que  el  tiempo  pierdo 

PtNuóN     ¡Ola!  ¿Tú  cómo  ic  llamas 

de  que  he  de  dar  á  Dios  cuenta? 

(.1  tsperaoia. 

Mentir  un  hombre  es  afrenta. 

Iné-?,  Dominga,  Teresa, 

téngame  por  necio  ó  cuerdo. 

Casilda,  Olaya,  Gincsa? 

caúsela  gusto  ó  enfado. 

Que  mienira's  nuestras  dos  damas 

mal  ó  bien  conmigo  esté, 

desbastan  aquel  zoquete, 

porque  vo  no  mentiré 

lú  y  yo  hemos  de  en  par  en  par. 

por  cuanto  Dios  ha  criado. 

Esperan.  ¿Qué  es  eso  de  tú? 

W         RúBF.KT. 

Anda  ignorante,  que  están 

Pendón.                                 Es  hablar 

por  ti  en  pie,  siéntate  allt 

sincopado.  ¡Buen  jarrete 

V  lo  que  te  mando  di. 

tienes:  moza  eres  rolliza! 

Sé  airoso,  afable  y  galán, 

Esperan.  ¡Arre  allá!                                {Dtt». 

que  {vive  Dios!  si  en  desprecio 

Pendón.                  tráigate  un  jo 

w 

q^ue  con  arre  emparentó! 

■ 

sino  murmurar  delitos                      ^^fl 

^KSPBKAN 

.  Lso  á  la  caballeriza 

contra  mi  buena  opinión?                 ^^B 

^" 

y  no  conmigo. 

Las  galas  supértiuas  son                    ^^B 

Pendón 

|Oh,  fregata! 

en  el  pobre  sambenitos.                     ^^B 

^^ELVCRAN 

.  ¡Oh,  sisón! 

DoROT. 

Yo  len^o  sobrada  hacienda                 ^^M 

^■PCNDÓN. 

]üh,  estropajera! 

para  que  oñcio  mudéis,                      ^^| 

^V  EsrsftXN 

.  |üh,  alca... 

y  el  que  ejercitáis  dejéis.  ^^B 
Eso  no,  ai  lo  pretenda                      ^^B 

r      PtSDÓS. 

[Paso. ccrnedcral 

H0.MO. 

L      EsPftRAN 

.  ¡Huele! 

quien  bien  me  quiera;  cabeza           ^^B 

^K  PrKOÓN. 

iPaso,  carichala! 

todo  marido  ha  de  ser                       ^^H 

■  Esperan 

.  No  hay  paso. 

á  c^uien  siga  su  mujer.  ^^B 
Diome  la  naturaleza                           ^^B 

■  Fisdón. 

Pues,  haya  envido. 

H  Esperan 

.  NI  hay  envido. 

esta  humilde  profesión,                      ^^B 

f      PCMDÓN. 

¡Oh,  vacialriz! 

y  vos  habéis  de  imitarme,                  ^^B 

1       ESI'BRXN 

.  ¡Oh,  sastre,  y  más  aprendiz! 

no  yo  á  vos,  que  es  afrentarme.        ^^B 

1      Pendón. 

Malo,  doime  por  vencido. 

DoROT. 

.\cetu  esa  condición.                            ^^B 

1         RoBEhT. 

Cásese  él,  que  esos  extremos 

¿Queréis  más?                                     ^^B 

1 

el  tiempo  lüs  curará. 

Homo. 

Querreos  mucho.        ^^M 

1      Sabina. 

Hablando  con  ella  está. 

si  lus  domingos  y  fiestas                    ^^H 

1^ 

lo  que  la  dice  escuchemos. 

os  confesáis,  porque  en  éstas             ^^B 

^ADorot. 

En  fjn,  ^no  me  decís  nada? 

andar  las  damas  escucho                   ^^B 

^■Houo. 

Nada  osdigo,  pues  que  callo; 

vagando  por  la  ciudad,                     ^^B 

^B 

yo  os  prometo  que  no  hallo 

y  no  habéis  de  querer  vos                  ^^H 

^H 

cosa,  señura  casada^ 

que  días  que  son  de  Dios             _^^^ñ 

^H^ 

que  deciros  de  momento. 
Creólo,  que  amor  desnudo 

se  den  á  la  vanidad.                      ^^^^M 

^■DOROT. 

DoROT. 

Prometo  cumplirlo  ansí.              ^^^^B 

^H 

á  los  principios  es  mudo; 

Homo. 

Habéis  de  ser  imosncra                            1 

^^^ 

el  propio  efeto  en  mí  siento, 

de  modo  que,  aunque  no  hubiera      ^J 

^^^^L 

que  estoy  muy  enamorada. 

más  de  un  pan  que  darme  á  mi,        ^^| 

^^^^P 

señor  y  duiño  de  vos. 

ó  para  comer  los  dos,                       ^^H 

'      Homo. 

Más  vale  estarlo  de  Dios. 

si  llega  un  necesitado,                   j^^^^M 

que  yo  no  os  sirvo  de  nada. 

con  respeto  y  con  agrado  ^^^^H 
se  le  deis  en  él  á  Dios;                  ^^^^| 

DOROT. 

Amaros  para  marido 

no  es  con  intento  liviano. 

veréis  cómo  se  acrecienta             ^^^^| 

^HOMO. 

jPlegue  á  Diost 

después.                                           ^^^fl 

^B>0ROT. 

Dadme  la  mano. 

DORÜT. 

Todo  eso  es  muy  justo,       ^^B 

^^OMO. 

iJeSÚs!  ¿yo  mano?                    (Retírala.) 

v  más  daros  á  vos  gusto.                   ^^B 

DOROT. 

Dncogidú 

Homo. 

Pues  asentada  esta  cuenta,                ^^B 

sois,  dalda  acá... 

ya  me  parecéis  hermosa;                    ^^B 

Homo. 

No  hay  que  hablar; 

ya  mi  aspereza  cesó;                           ^^B 

^_^ 

6  estas  son  vistas  ó  nó. 

ya  os  tengo  en  el  alma  yo;  ^^B 
ya  os  intitulo  mi  esposa;                    ^^B 

^H>OR'OT. 

Sólo  á  veros  vine  yo. 

^W^o. 

Ver,  pues,  pero  no  tocar. 

ya  os  beso  esta  blanca  mano.            ^^B 

^HlÉDT. 

.Mal  debode  pareccros. 

DüROT. 

Óigaos  yo  regalos  tales,                     ^^B 

^^^^■D» 

No  me  parecéis  muy  bien, 

y  en  los  afectos  iguales                      ^^B 

^^HB 

mientras  belleza  no  os  den 

os  halle  yo  tan  humano,                   ^^H 

^^^H 

los  adornos  verdaderos 

que  no  envidiaré  coronas.                  ^^B 

^^^H 

que  la  virtud  califican. 

Homo. 

La  mitad  del  alma  mía                       ^^B 

^^^^B 

Yo,  en  fin,  he  de  obedecer 

os  llamad  desde  este  dia.                    ^^fl 

^^^H 

¿  mi  padre;  si  mi  inuier 

DoROT. 

lOh,  amor,  que  almas  eslabonas,            1 

^^^H 

habéis  de  ser,  cual  publica 

dos  en  una  unidas  tienes!                         M 

^^^H 

deseos  que  os  agradezco, 

Prima,  Roberto,  ¿qué  hacéis             ^^fl 

^^^V 

asentemos  Condiciones. 

que  mi  bren  no  encarecéis                  ^^B 

^^MftOT, 

Cuanto  más  secas  razones     {Aparit.) 

v  me  dais  mil  parabienes?                  ^^B 

^B 

me  dice,  más  le  apetezco. 

Sabina. 

Los  que  gozas  duren  tanto,  ^^M 
que  jamas  los  desbarate                     ^^fl 

^B 

Dios  debe  de  ser  servido 

^H^ 

que  este  hombre  mi  dueño  sea. 

el  pesar.                                          ^^B 

^HOMO. 

Vos,  señor»  Doróte.'», 

ROBERT. 

Siglos  dilate,                           ^^M 

^B 

habéis  de  mudar  vestido 

hija,  amor,  yugo  tan  santo.              ^^B 

^B 

que  con  más  honestidad 

Pendón. 

Lleguen  á  ver  vucsasledcs                  ^^B 

^H  • 

se  proporcione  á  mi  estado. 

choznos  de  choznos,  que  nietos              1 

^B 

Soy  un  sastre;  no  me  han  dado 

vengan  á  ser  de  biznietos                  ^^B 

^B 

mis  padres  más  calidad; 

de  rebiznieíos.                                    ^^B 

^B 

¿qué  queréis  que  el  vulgo  diga 

Esperan 

Ya  excedes                   ^^B 

^B 

cuando  os  viera  entronizada. 

en  conformidades  presas                   ^^M 

^B 

sastre  yo,  vos  adornada. 

las  almas  años  prolijos,*                     ^^B 

L 

de  andar  en  coches  amiga. 

^ 

vean  Papas  á  sus  hijos                      ^^B 

1 

^^^^^^^^^^^                            Y 

SASTRE 

^^^^1 

H 

y  á  sus  hijas  abadesas. 

Pendón. 

Vencedor      ^^^^| 

v^ 

PfiNDÓN. 

Amén. 

de  los  dos,  acaba  agora         *    ^^M 

■ 

ROBEBT. 

Volvamos  á  casa, 
donde  con  tálamo  igual 
amor  os  jume. 

de  llevarse  el  gallinero.              ^H 
El  entró  aquí  aventurero. 
y  ella,  que  es  mantenedora. 

1 

1 

No  hay  mal 
que  ponga  á  mis  dichas  lasa. 
¡Veniurosa  yo,  que  gozo 
belleza  y  virtud! 

)ues  que  le  ha  de  susieniar, 

a  sortija  ó  el  anillo 
de  esposa  le  dio,  el  decilio 
yo  os  daré  que  sospechar; 

w 

Homo. 

Mi  r>ios, 
sed  nuestro  himeneo  vos. 

pero  no  hablando  peinado, 
digo,  á  fe  de  buen  Pendón, 

H 

Pfndón. 

¿Oyes,  moza? 

que  es  la  dama,  en  conclusión,      ' 

H 

Esperan 

No  oigo,  mozo. 

del  sastre  su  desposado. 

^B 

Pendón. 

^'Quieres  que  mairiinoñemos? 

porque  entrándole  á  tomar 

H  • 

Esperan 

.  .jPues  no? 

la  medida  de  un  vestido 

^^ 

Pendón. 

Pues  loca. 

se  le  vistió  de  marido. 

B 

Esperan. 

Pues  tome.  (Oalt.) 

y  fuera  os  mandan  echar 

^^ 

Pendón. 

¡Ayl 

de  esta  pretensión,  por  señas, 

H 

Esperan 

Sí  hay. 

que  esposos  desie  jardín 

^1 

Pendón. 

Dcsnarigome. 

se  van  ruin  con  ruin 

H 

^Pero  <|uerrásme? 

* 

que  asi  se  casan  en  Dueñas. 

V 

Esperan 

Veremos. 
(VansúfSino  «»  Peodóo.) 

Grlmal. 

Si  no  supiera  que  el  vino 
te  hace  hablar  desaliñado... 

1 

_^  Pendón. 

¿Veremos?  ¿Por  el  plural? 
Ansí  hablan  las  Paulinas. 

ESCENA  V 
Safen  Lstio  y  Gt«:MALtio.— Dicho. 

Pendón. 

Lelio. 
Pendón. 

Yo  so^'  un  pendón  honrado, 
y  ei  vino  esta  vez  no  vino. 
,iCon  un  sastre? 

¡Vive  Diosl        Má 
que  estaba  por  él  perdida;         ^H 
que  él  le  tomo  la  medida          ^H 
y  amor  agora  á  los  dos;            ^H 
y  que  no  se  le  da  un  higo        ^H 

^1. 

Lelio. 

Verás  cuánto  desalinas; 

por  vuesastedes.                         ^H 

H| 

k 

pues  los  dos  al  tribuna! 

Grim\l. 

Si  hará,              " 

^H 

■ 

citados  de  Dorotea. 

que  es  mujer  y  escogerá 

^^P 

ha  de  quedar  concluido 

lo  peor. 

^p 

* 

nuestro  pleito. 

Pendón. 

También  lo  digo. 

■ 

GniMAi.. 

Yo  he  venido 
seguro  de  que  en  mi  empica 

Lelio. 

¿Con  un  sastre,  y  mi  nobleza 
desprecia? 

^H' 

su  gusto  y  que  te  aborrece. 

Grimal. 

¡Ah,  mujerl... 

^^. 

Lelio. 

La  soberbia  es  presumida. 

PtNDÓN. 

En  fin. 

^V 

• 

pero  en  ti  desvanecida. 

Sancho  para  su  rocín. 

H 

Pendón. 

Vuestro  amor  se  está  en  sus  trece 

tal  simple,  para  tal  necia. 

^^ 

y  aunque  en  sus  catorce  esté, 

ÜRIMAL. 

jCon  un  oficial  tan  bajo?          ^j 
Eso  no  lo  sufriré,                       ^H 

^H 

^ 

la  dama  escogió  otro  gallo. 

Pendón. 

^H 

^^^^ 

el  que  á  esta  quinta  á  caballo 

que  ser  sastre  profesé                ^H 
desde  hoy  cosiendo  á  destajo;        ' 

^H 

^^^K 

vino,  volveráse  á  pie; 

^H 

^^^1 

porque  ya  el  niño  con  alas 

y  aunque  de  moneda  fallo. 

^H 

^^^H 

que  se  pintaba  desnudo, 

contra  necios  que  le  infaman. 

^H 

^^^B 

si  holgazán  hasta  aquí  pudo 

y  oficio  bTJo  le  llaman 

^H 

^^^^m 

pasar  en  carnes  sin  galas. 

se  suele  coser  en  alto; 

^H 

^^^H 

como  ya  es  boca  de  invierno, 

y  tanto  lustre  te  dan 

^H 

^^H[ 

hasta  que  vuelve  el  Abril, 

los  libros  (citarlos  quiero), 

^1 

^^H 

aprende  oficio  sastriL 

que  Dios  fué  el  sastre  primero 

^H 

^^^K 

y  entre  sus  ribetes  tierno 

que  vistió  á  Eva  y  á  .Adán, 

^H 

^^^H 

ropas  busca  que  autorice 

Dios  se  llama  Alfa  y  Omega, 

^H 

^^^H 

su  desnudez,  y  ha  querido 

y  el  sastre  es,  por  más  quilate, 
en  Portugal,  Álfayate. 

^1 

^^H 

mientras  hilvana  el  marido 

^p 

^^^^ 

que  la  mujer  ojalicc. 

con  que  el  Alfa  se  le  pega. 

V^ 

Lelio. 

¿Qué  dices,  loco? 

Y  siendo  Dios  uno  y  trino, 

^^ 

_^      PtNDÓN. 

Perdono 

que  este  oficio  comenzó,                 < 
el  nombre  de  tres  le  dio 

^H 

H 

el  titulo  que  me  dan, 

^1 

L^ 

que  presto  le  adquirirán. 

cuando  al  sastre  á  nombrar  vino; 

^1 

^^ 

¿Conocen  á  un  Homo  Bono 

aunque  corrupto  después. 

^H 

vecino  aquí  y  morador? 

5ues  por  ser  tan  singular, 
os  sastres  quiso  llamar 

^^ 

Gdimal. 

Creo  que  le  ol  nombrar. 

1 

Lrlio. 

L 

Un  sastre  es  que  ha  de  morar 
cerca  de  aquí. 

no  sastres,  sino  san  tres; 
porque  el  Santo  tres  y  uro 

ACTO    SEGUNDO 


cortó  á  nuestros  padres  fieles 

vestidos  de  aquellas  pieles 

cuando  quebranto  el  ayuno. 

La  soberbia  y  interés 

que  nos  inclinó  á  pecar; 

V  ansí  chitón  y  estimar 

los  sastres,  que  son  San  Tres.  (Vate.) 

ESCENA   VI 


Lelio. 
Gpjmal. 


Ltuo. 


jatMAL. 


LiLto  y  GnikLAtho. 

.«lio.       Si  esto  es  verdad,  ¡vive  Dios 

que  he  de  cxecutar  castigos! 
jMMAi..   Sido  habenrjos  enemigos: 

conformémonos  los  dos 

para  trazar  la  venganza. 

^Con  un  sastre?  ¿hay  tal  afrenta? 

\o  no  es  mucho  que  la  sienta, 

viniendo  con  esperanza 

de  verla  gobernadora 

de  Milán  y  de  Pavía. 

Yo  en  heredando  entendía 

hacerla  presto  señora 
.  de  un  más  que  mediano  estado. 
Burlóse  de  nuestro  amor; 

que,  en  fin,  el  lobo  peor 

se  come  el  mejor  bocado. 
<■  Dónde  vive  esc  Homo  liono? 
.  Aquí  cerca,  mas  la  casa 
de  la  ingrata  con  quien  casa. 
por  ser  de  mayor  abono 
y  más  rica,  servirá 
del  civil  tálamo  agora. 
Pues  si  ese  tálamo  adora, 
túmulo  suyo  será; 
seguidme,  amigo  Griinaldo. 
.  Jl»ues  qué  pretendes  hacer? 
Vengarme  de  una  mujer 
tan  poco  cuerda. 

Pensaldo 
primero. 

Pensado  está. 

jQuién  tal  elección  crevera? 

Quien  en  ellas  considera 

que  naturaleza  está 

corrupta. 
üw«*t  D.  Eso  no  lo  ignoro. 

cjue  escogió  (en  historias  hallo) 

Semiramis  á  un  caballo, 

Paisfae  lasciva  á  un  toro. 
^íLio.      Seguidme,  que  de  ese  aviso 

casi  estoy  por  decir  yo, 

que  peor  que  esas  escogió 

la  mujer  que  á  un  sastre  quiso. 

(Vantt.) 

ESCENA  VM 
^*ttntt  santo  Hono  Bono  >  un  PotinB  muy  roto. 

^»8.      Vime,  señor,  en  estado 
feliz  y  rico,  otro  tiempo, 
las  desdichas  ¿qué  no  mudan? 
El  mundo  es  mar  lisonjero, 
convida  con  las  bonanzas, 
embárcase  el  pasajero, 
truécase  en  tormentas  todo; 


Lruo. 

.Grimald 

Ulk). 

GUIMALU. 

L-íuo. 
Lsüo. 


porque  donde  reinan  vientos 
¿quién  hay  que  firhieza  aguarde? 
Amores,  hesias  y  juegos, 
triunvirato  de  los  vicios, 
mi  sustancia  consumieron 
cuando  rico  tuve  amigos; 
cántanle  al  sol  en  naciendo   • 
porque  le  ven  caudaloso 
de  rayos  de  oro;  mas  luego 
que  le  ven  pobre  de  luz 
huyen  avt;s;  que  en  invierno 
no  perecen  las  hormigas 
que  al  trigo  el  agosto  fueron. 
Solo,  señor,  me  dejaron; 
ya  ni  me  conocen  deudos, 
ni  estiman  acompañarme, 
sino  llantos  y  escarmientos: 
doleos  de  mi  desnudez. 
Homo.       La  compasión  que  yo  os  tengo 
es  tal,  que  no  necesita, 
mi  pobre,  de  esos  ejemplos. 
¿Vos  desnudo  y  yo  vestido? 
no  lo  permitan  los  cielos. 
-Novio  soy,  no  vio  mi  padre 
mis  peligros,  que  está  ciego; 
en  el  mar  que  os  llevo  á  pique 
echa  á  fondo  el  mucho  peso 
á  quien  de  hacienda  se  carga; 
si  agora  la  Cruz  me  han  puesto 
del  matrimonio,  que  es  plomo, 
anegaráme  en  su  centro 
no  aligerando  su  carga; 
entre  los  dos  ia  llevemos 
yo  la  Cruz,  y  vos  la  ropa. 

íDesnUdant.) 
Tomad,  vestios,  que  allá  dentro, 
en  mis  fiestas  ocupados, 
no  me  verán  socorreros. 
Desnudo  en  la  Cruz  estuvo 
mi  Dios,  humanado  verbo, 
cuando  en  tálamos  de  sangre 
"¡e desposó  amante  tierno 
con  la  Iglesia;  esposo  soy, 
Cruz  me  ponen,  y  asi  quiero 
en  mi  Cruz  estar  desnudo, 
por  imitarle  hasta  en  esto. 
Tomad,  tomad  y  partios; 
no  salga  quien  pueda  vernos 
y  piratas  os  despojen. 

(Tr titean  vesttdot.) 

Pobre.      ¡Oh,  asombro  del  siglo  nuestro! 
|Oh,  sastre  que  viste  á  Dios 
en  sus  pobresl  Los  pies  beso 
que  estrellas  han  de  pisar. 

Homo.       Pobre,  ¿qué  hacéis?  Idos  luego, 
que  siento  gente. 

ESCENA  VIII 

Suena  la  muiica,  y  tale  el  Pobre  arriba  vejtido  de  la 
ropa  del  Santo,  con  resplandores,  y  aparece  un 

CRItTO. 

Cristo.  Homo  Bono 

por  escarnio  me  pusieron 
púrpura  cual  rey  de  burlas, 
ios  mgratos  de  mi  pueblo; 


^^^L^l6                ^^^^^^^^r                           Y  SASTRE 

^^^^H 

^^^^^H          tú  de  veras  me  has  vestido. 

desposado  es  recoleto.        ^H^B 

^^^^^H          deudor  soy,  pagarle  quiero 

Surge  et  ambula,  que  están 

^^^^^H          la  ropa  que  me  has  cortado 

nuestros  convivos  diciendo 

^^^^^H               talle  de  mis  deseos; 

á  las  tripas,  «dilátate» 

^^^^^^B          bien  sabes  tomar  medidas, 

y  al  gigote  respondiendo, 

^^^^^^^^H          pues  justamente  me  veo 

«que  me  enfrío,  que  tirito» 

j^^^^^^m          vestido  y  galán  por  ti, 

y  dos  patos  reverendos 

^^^^^|r           y  asi  desde  hoy  más  te  ten^o 

cantan  al  son  de  los  frascos 

^^^^^F            por  mi  sastre,  las  hechuras 

este  estíibiilo:  «comednos» 

^^^^HL          te  pagare,  repartiendo 

Pero  ¿cómo  estás  desnudo? 

^^^^^H          contigo  de  mis  trabajos 

Homo. 

Porque  el  matrimonio  es  fuego; 

^^^^^V          moneda,  que  estima  el  cielo. 

y  en  tales  caniculares 

^^^^^^r            A percibetc  á  sufrirlos, 

se  desnuda  quien  es  cuerdo. 

^^^^^H            que  por  el  camino  mesmo 

Pendón. 

¿No  asamos  y  ya  pringamos? 

^^^^^H            que  yo,  cobrarás  en  gozos 

eso  es  sudar  por  invierno. 

^^^^^H             las  usuras  deste censo.     iUtsapartcej 

Aún  no  has  locado  á  la  novia; 
¿dónde  la  ropilla  has  puesto? 
jQué  es  del  sombrero  y  la  capa? 
Amigo,  descuida  desso. 

^^^B 

H0.M0. 

^^^^^^^^^^^^^B                                          Hrnio  Rn^n 

Pendón. 

¿Pues  tienes  de  entrar  ansi? 

^^^^^^^^^^^^^^^^■,                                                                        IIUHU    UU^va 

Homo. 

No,  sácame  de  allá  dentro 

^^^^^K            Mi  Dios,  mi  señor,  mi  bien. 

un  vestido  más  liviano. 

^^^^^^fe                                                            l7>r  rodillas.) 

Pendón. 

Vov,  pues,  por  él. 

^^^^^H          mi  Rey,  mi  Pastor,  Cordero, 

Homo. 

Con  secreto, 

^^^^^B           mi  rico  pobre. 

sin  que  le  sienta  ninguno. 

^^^^^^H           volved,  ^por  qué  os  vais  tan  presto^ 

Pendón. 

Harelo  ansí:  mas  ¿qué  es  esto? 

^^^^^H           ¡Qué  bien  pagáis  los  vestidos 

(Voce*  y  alboroto  de  dentro  como  qnti 

^^^^^B            que  os  hace  ei  humilde  celo 

gueman.) 

^^^^^Kf           de  quien  tira  vuestros  gajesl 

Uno. 

¡Agua,  que  se  está  abrasando 

^^^^^r            Si  os  vistió  del  sayal  nuestro 

nuestra  casa! 

^^^^^p              vuestra  madre,  dadivoso 

Todos. 

¡Fuego, fuego! 

^^^^Bi             pagáis  el  vestido  nuevo 

Uno. 

Tomado  nos  han  el  paso 

^^^^H^             con  hacerla  (emperatriz 

• 

las  llamas. 

^^^^^f              de  los  Querubes  supremos; 

ÜTRO. 

¡Socono,  cielos! 

^^^^^Pl             ^i  en  accidentes  de  paz 

Pfnoón. 

¿Socorro?  que  nos  socorran 

^^^^^b              os  disfrazáis  encubierto. 

socarrones  elementos: 

^^^^^^L             pagáis  la  amorosa  hechura 

¿qué  habernos  de  hacer,  señor? 

^^^^^H           dándoos,  mi  Dios,  á  ves  mesmo: 

,jH«y  pozo,  hay  noria  en  el  hueru 

^^^^^H           si  yo  un  pobre  vuestrtj  visto 

H^jMOB. 

Va,  mi  Dios,  vuestros  trabajos 

^^^^^V        '    mé  prometéis,  cuando  menos. 

comienzan,  y  yo  comienzo 

^^^^^H            coronas  del  oro  puro 

con  paciencia  á  recibirlos. 

^^^^^^B            que  se  labra  en  vuestro  reino. 

y  con  gusto  á  padecerlos. 

^^^^^^B            Pues  sois  tan  buen  pagador. 

Tonos. 

¡Agua! 

^^^^^V             yo,  gran  señor,  os  prometo 

Pendón. 

Mejor  fuera  vino. 

^^^^^B              que  he  de  vestir  al  fiado 

Uno. 

¡Agua! 

^^^^^H             cuantos  pobres  sin  remedio 

Pendón 

Aquel  es  tabernero: 

^^^^^H             libraren,  en  mí  limosnas: 

.maldiga  Dios  quien  lal  pide!     (V« 

^^^^^^1             y  si  son  trabajos  premios. 

^^^^^^P            que  ya         calificasteis, 

^^^^^B             vengan  millares,  que  en  ellos 

^^^^^^1             funda'C  V o  mis  partidas; 

ESCENA  XI 

^^^^^^B             pues  SI  hipotecáis  los  cielos 
^^^^^H             que  á  ciento  por  uno  pagan, 

' 

Suledtacabtllada  r>oi«oTEA.  Lutgo  P»WDdn    ^ 

^^^^Hr             rico  soy.  que  allá  no  hay  pleitos. 

y  KSPKRANZA.  — DrCBO. 

^^^^V                                              (Quédate  dt  rodiltaa  *l*»a4o.) 

DOROT. 

Esposo,  el  nombre  de  Buenr^ 
que  tienes,  si  se  conforma 

^^B 

con  tus  obras  verdadero 
me  defienda,  que  me  abraso. 

^^^^H                    Salt  PcMDÓH.— DicNO.  í.mgoVoc.Ks. 

me  socorra  que  me  quemo. 

^^^    Pendón.   ^Dónde  estará  nuestro  novio, 
^J^                     que  sin  saber  que  se  ha  hecho 

Homo. 

Piadoso  Dios,  no  permita 

vuestro  amor  clemente  y  tierno. 

^^^L                    le  esperan  los  convidados 

que  mi  esposa  sea  manjar 

^^^^L                   la  mesa  y  la  cena  en  medio? 

lastimoso  deste  incendio. 

^^^^^^            Oigan  aqui  la  postura, 
^^^^^^H             novio  y  hincado  en  el  suelo. 

Imite  yo  á  Job  agora. 

padezca  mi  hacienda  y  cuerpo. 

^^^^^^m             sin  ser  clavo,  los  hnojos. 

no  el  alma,  la  vida  no'. 

ACTO    TERCERO 


»7 


sacarla  en  los  brazos  quíeru 
en  vuestro  favor  liado. 

'l.lébala  ei\  bra^ot.  Sale  l'cntJún  con  un 
cántaro.) 

jSan  Antón,  San  Telmo, 
San  Cristóbal  en  los  rayos. 
Santa  Bárbara  en  los  truenos. 
íe  rogamox  audi  noxl 

(Sait  Kipcran^i  con  niro  cáutaru;  en- 
cuéntrast  cun  l'eadóo,  ifuiébriínliisy  caen. ) 

ÍSfEflAN.  jAy! 
*EMDüN.  Esperanza  ^quc  lias  hecho? 

ispeKAN.  Cascos  y  no  de  membrillos. 
SNb¿K.    lün  los  míos,  á  lo  menos, 

locaste  casco  ¿&  do  vas? 
ist^ítxs.  .¿Qué  sé  yo? 
*ENuÚN.    *  Seguirte  quiero. 

ESPERAN.  No  es  este  tiempo  de  burlas, 

que  me  abraso. 

Pie  de  puerco 

seré  pues  que  me  chamuscan. 

En  la  tinaja  niv  meto 

del  agua. 

f'Ues  no  te  siRO 

que  me  volveré  cangrejo.         (yast.) 


ESCENA    XII 

taien  Lki.iu  y  Grivaluu  ylutgn  HuMeBoHo,  y  asidnn 
DonoTitA,  Sahína,  KsrBHAK/A,  Huftfcii-lu,  Valickio  y 

.ELto.       Abrásense,  pues  me  abrasan 

en  la  Troya  de  mis  celos. 
idMo.       No  i'.-man,  mis  pasos  sigan. 
ImMAi..    Dividiéndose  va  el  fuc^o 

por  donde  iiomo  Bono  pasa. 

gue  es  santo,  y  tiene  respeto, 
lesmayada  va  mi  esposa, 
«liviad  sus  desconsuelos 
en  tal  trabajo.  Dios  mió. 
k.     Mientras  le  toco  no  temo 

las  llamas  que  huyen  de  mi. 
iT.    Contigo  seguro  vengo, 

caro  ¿Deas  desie  Anquises. 
»jf.    Eslabonóme  siguiendo 

estos  cofrades  de  luz. 
AN.  Yo  tras  ti,  Pendón,  no  lemo. 
*ENDÓN.    ¿Tu  tras  mí? 
Í5PEHAN  ¿Pues  no  lo  ves? 

*»NDÓN.    iQué  mala  contera  llevo! 
ioMo.       Ea,  mi  Dios,  abrasada 

la  hacienda,  mejor  podremos 
serviros,  que  siempre  han  sido 
los  bienes  impedimentos 
de  la  virtud.  Padre  mió, 
en  vuestra  casa  el  remedio 
destd  desgracia  tengamos. 
''wttRT.    Vamos  hijo,  pues  tan  presto 
cuando  rico  te  juzgaba 
empobreciste,  que  necio 
es  quien  de  crandelas  fía 
y  no  en  virtud. 
>ÓN.    '  Parecemos 

sin  cascaras  y  en  camisa, 
jKsperancilla,  dirclo? 

tRAíf.  Di  lo. 
COMEDIAS  DE  TIRSO  DE  MOLINA. — TOMO  M 


Pbnuón. 


Homo. 

DoKOT 


P m o n c s  monuadoT 
wt  c«^a  del  pastelero. 


ACTO    TERCERO 


ESCENA  PRIMERA 

Salen  DoRQTKA,  tn  hábito  hontsto  y  Homo  Bono 
tambitn. 

DoKOT.     ¿Qué  perdiciones  son  éstas, 

Momo  Bono,  ó  hombre  malo, 
que  tanto  pesar  me  cuestas? 
¿es  éste  el  gusto  y  regalo 
que  en  nuestras  bodas  funestas 
me  prometiste?  ¿Estas  son 
las  ofertas  que  me  hacías? 
¿Las  muestras  de  tu  afición? 
¿El  fingir  que  me  tenias 
impresa  en  el  corazón? 
..•Pues  en  qué  he  desdicho  deso? 
En  que  después  de  abrasada 
mi  hacienda,  mi  casa,  el  grueso 
caudal  que  me  hizo  envidiada, 
quizá  por  mi  poco  seso; 
cautiva,  si  antes  señora, 
en  la  casa  de  tu  padre 
donde  la  miseria  mora, 
donde  la  pobreza  es  madre, 

Suc  siempre  la  hartura  ignora, 
espués  que  solo  quedaste, 
y  tu  padre  se  murió 
su  corta  hacienda  heredaste, 
y  mi  dicha  se  trocó 
en  penas,  desperdiciaste 
pródigo,  la  humilde  herencia 
con  que  pudieras  pasar, 
¿basiarame  la  paciencia 
a  verte  á  mendigos  dar 
cuanto  tienes?  ¿No  es  conciencia 
que  á  tu  mujer  empobrezcas 
porque  á  torpes  pordioseros 
cada  instante  favorezcas? 
Socorran  los  caballeros, 
que  no  es  bien  que  tú  perezcas 
porque  oíros  coman.  (Llora.) 

Hermana, 
no  llores,  mi  bien,  señora; 
quien  ciento  por  uno  gana, 
quien  en  su  patria  atesora 
¿no  es  cuerdo?  ¿No  es  cosa  llana 
que  el  pobre  que  se  destierra 
á  las  Indias,  desde  allá 
despacha  el  oro  á  su  tierra, 
donde  después  no  hallará 
trabajos  que  le  hagan  guerra? 
Si  aquí  somos  pasajeros 
y  en  unas  Indias  estamos 
donde,  en  fin,  como  extranjeros 
buenas  obras  empleamos, 
que  valen  más  que  dineros; 
y  hipotecando  fianzas, 
Dios  que  esta  finca  asegura, 
en  sus  partidas  le  alcanzas, 
¿no  es  bueno  el  prestarle  á  usura? 


IlüMt 


^^^^^^^B               SANTO  Y 

SASTRE                ^^^^^^^^^^^^^^^1 

Los  pobres  son  las  libranzas; 

<.iái  instante  frutos  Ceres.             ^H 

Oíos  mismo  las  rubricó, 

¿No  es  justa  la  pena  mia,               ^^H 

¿no  cobran  los  que  los  aman? 

M  lo  que  en  un  año  adquieres        ^^| 

¿Dios  por  ellos  no  salió? 

dus  á  pobres  en  un  día?            ^^^^H 

letras  de  cambio  su  llaman, 

Ven  acá,  desperdiciado:            ^^^^| 

roUs  si,  falídas  nu. 

siendo  tú  un  pobre  olicial,       ^^^^B 
que  en  la  aguja  ha  vinculado         ^^H 

¿Pues  qué  penas  te  hacen  guerra? 

y  dime,  ¿qué  pcrcf-rino 

el  limitado  caudal                             ^H 

no  admiic,  sino  es  que  yerra. 

que  me  redujo  á  este  csmdo,           ^^H 

el  hambre  y  sed  del  camino 

¿por  qué  las  más  de  las  horas          IH 

por  vivir  rico  en  su  tierra? 

has  de  gastar  en  visitas 

H     DOROT. 

En  valde  gastando  estás 

de  en  ferinos  que  no  mcjorüS? 
¿Por  qué  al  sueño  el  tiempo  quitas 

ejemplos,  que  es  barbarismo. 

nuestra  ley  dice:  «amatas 

y  siempre  rezando  lloras? 

de  la  suene  que  á  ti  mismo 

¥.\  cielo  es  todo  alegría; 

á  lu  prójimo,  no  más.» 

su  tiempo  tiene  el  llorar,                     j 

Si  como  á  ti  mismo  amaras 

como  la  noche  y  el  día,            ^^^Hf 

pobres,  tú  los  .socorrieras 

y  la  devoción  lugar                  ^^^^H 

con  límite,  y  no  gastaras. 

en  ella,  si  en  Dios  la  fía;            ^^^H 

loco,  con  estas  quimeras 

¿tengo  yo  de  estar  al  lado                 ^B 

tanto,  que  hambriento  quedaras. 

de  un  hombre  que  cternainenle 

¿No  eres  tú  primero  que  ellos? 

suspirando  y  congojado 

Pues  ¿por  qué  por  ti  no  miras? 

me  consuma? 

H  Nomo. 

Razones  por  los  cabellos 

Homo,                              ¡Qué  imprudente, 

traes  que  disparan  mentiras 

Dorotea,  has  imiíado 

y  engaños,  cieca  con  ellos. 
Yo  tengo,  mi  Dorotea, 

á  la  mujer  de  aquel  sanio, 

^^^^^B 

prodigio  de  la  paciencia! 
¡Tij,  reprendiendo  mi  llanto. 

oficio,  gracias  á  Dios, 

^^H- 

que  nuestro  socorro  sea. 

y  etls  la  justa  obediencia 

y  psra  vivir  los  dos. 

que  le  ntcdró  nombre  Linio! 

tu  labor  y  mi  tarea 

«Bendice  á  Dios,  le  decía. 

nos  sobra,  l'na  posesión 

y  muérete»;  y  tú  también 

de  mi  herencia  he  reservado. 

reprendes  la  pena  mía. 

^^^H  , 

cuyos  frutos  en  sazón 

porque  tus  hijos  no  ven 

le  sacarán  de  cuidado 

cuan  mal  dice  el  alegría 

y  á  mS  de  tu  indignación; 

con  las  culpas,  que  son  jueces 
que  siempre  el  cuerdo  tembló. 

en  ella  el  cíelo  dilata 

por  la  tierra  su  tesoro. 

¿Bisa,  pecando,  me  ofreces? 

siempre  á  la  limosna  grata, 

nadie  á  Dios  riycndo  vio, 

con  trigos  de  granos  de  oro 

mas  si  llorar  muchas  veces.             ^m 

y  ovejas  que  peinan  piala; 

DoHOT.      Ka,  llora  hasta  que  estés                  ^H 

allí  (si  en  hacienda  apoyas 

ciego;  veremos  de!  modo                  ^H 

lu  interés),  de  verdes  parras 

que  puedes  ganar  después                ^H 

forma  Baco  claraboyas, 

de  comer;  gástalo  todo              ^^^H 

cuyas  bflsligas  bizarras 

en  pobres;  vive  al  revés;            |^^^| 

cuelgan  racimos  pur  joyas; 

no  repares  en  los  fines,              ^^^H 

allí,  pasado  el  Septiembre, 

que  al  fin  la  gloria  se  cania,            ^H 

heredero  del  Agosto. 

puesto  que  no  la  imagines.              ^H 
Prima  con  los  monjes  canta;           W^^ 

cuando  á  usura  el  grano  siembre. 

paga  el  campo  en  trigo  y  mosto 

con  ellos  vele  á  maitines:                ^4 

censos  q^uc  goza  el  Diciembre; 

llama  á  sus  puertas  helado,              "    1 

allí,  en  hn,  esposa  mía. 

y  deja  sola  á  tu  esposa,                           I 

pechera  Ceres  cada  año 

pues  su  amor  te  causa  enfado;               \ 

para  ti  regalos  cria, 

porque  á  media  noche  es  cosa 

sin  que  esterilice  el  daño 

santa  que  ronde  un  casado. 

frutos  que  el  ciclo  nos  fía, 

Ven  acá,  llorón  fingido: 

que,  como  soy  su  rentero, 

¿quién  te  mete  á  ti  en  mudar 

^^^H' 

no  quiere  que  se  destruya 

el  orden  con  que  ha  vivido 
el  mundo?  ¿Manda  cantar 

el  diezmo  que  darle  espero. 

porque  como  hacienda  suya 

niailines  Dios  al  marido? 

la  guarda  su  jornalero. 

Si  entre  tanto  que  lú  ausente 

■      DORÚT. 

No  niego  yo  que  pudieras 

dejas  sin  hombre  tu  casa, 

con  tu  oficio  y  la  presente 
heredad  pasar,  si  cueras, 

algiin  ocioso  que  siente 

tu  negligencia  y  se  abrasa 

menos  recio  y  más  prudente. 

porque  su  amor  no  consiente 

limosna  con  lasa,  y  vieras 

violentase  mi  opinión. 

que  hay  mañana,  y  que  no  cría 

lus  ventanas  escalase 

^^^^^^^^^^^^^v 

•9^H 

y  gozando  la  ocasión 

Homo. 

¿Qué  es  eso?                                 J^^^^ 

con  la  mujer,  le  quitase 

PhNDÓN. 

Es  cierta  ayuda            ^^^^| 

la  honra  v  la  devoción, 

que  me  enseñó  Dorotea;                   ^^^| 

¿pudran  después  restauralia 

un  pobre  nos  pide  pan                       ^^^H 

los  mailincs  y  la  prima? 

y  señora  me  ha  mandad<j                  ^^^^H 

lo.       ,;Paes  no? 

que  dé  á  lodo  remendado                 '^^^^| 

!oT.      "               Calla,  necio,  calla; 

un  «Dios  le  provea»  galán.              ^^^^H 

lu  cas»  y  mujer  estima 

H0.M0. 

¿Qué  dices  hombre  perdido?           ^^^^H 

ya  que  no  sabes  amalla 
que  á  no  ser  yo  la  que  buy, 

¿á  Dios  de  casa  despides?               ^^^H 
pan  cotidiano  le  pides                     ^^^^| 

aprovechase  ocasiones 

y  cuando  él  mismo  ha  venido        ^^^^| 

que,  cuerda,  de  mano  doy; 

por  los  réditos  del  censo                 ^^^^H 

y  advierte  que  persua-jiDnes 

que  cada  instante  nos  fía,                 ^^^^H 

rne  han  perseguido  habla  hoy 

jIc  echa  tu  descortesía                     ^^^H 
de  casa?  ¡Señor  inmenso!                 ^^^^H 

de  quien  tú  puedes  saber; 

gastos  y  pasos  acorta, 

¿hoy  que  venís  vos  á  honralla?            ^H 

porque  |4anes  de  comer 

¿hoy  que  sois  mi  huésped  vos?     ^^^^H 
Que' no  es  el  que  vino  )ios              ^^^H 

y  mira  bien  lo  que  importa 

Pendón. 

tu  honor  y  el  de  tu  mujer.       (Vast.) 

sino  un  iraga  sopas.                        ^^^H 

Hü.MO. 

^^M 
^^^H 

^^                ESCENA  II 

PünimJn. 

Barbero                                ^^^^| 
sastre  sf,  que  hurtar  desea;              ^^^^| 

ilujiu  Bono,  und  Voz  y  Hkhoún, 

al  pobre.  Dios  le  provea,                  ^^^^| 
su  mujer  me  lo  enseñó;                   ^^^^H 

O.       Celos,  mi  Dios,  serán  vanos 

falta  el  pan  para  nosotros;             ^^^H 

si  vus  mi  casa  guardáis. 

no  está  el  tiempo  para  gracias;        ^^^H 

en  ella  por  mi  quedáis 

los  pobres  y  las  desgracias               ^^^H 

contra  peligros  humanos. 

se  llaman  unos  á  otros,                 l^^^l 

Mas  ¡ay  pensamientds  vanos! 

aun  no  lo  sufren  los  perros             ^^^H 

^quién  no  recela  su  honor 

y  «un  Dios  le  provea*  es  trato          ^^^B 

si  la  virtud  y  el  valor 

al  uso  bueno  y  barato;                    g^^^H 

tal  vez  desvelarse  supo 

como  ensalada  de  berros.                ^^^H 

y  en  Joseph  con  tiempo  cupo 

Homo. 

Anda,  necio;  llámala.                      j^^^H 

seguridad  y  temor? 

Pkndón. 

¿Que  le  llame?  Si  él  se  fuera           i^^^H 

El  santo  y  se  desvelaba 

aun  vaya,  á  la  puerta  espera           j^^^H 

desmintiendo  lo  que  vía; 

que  pan  y  caldo  le  dé;                    ^^^H 

dejar  su  esposa  queda. 

no  le  echarán  dos  virotes,                ^^^^H 

puesto  que  no  le  culpaba; 

si  por  él  no  te  descarnas;                  ^^^H 

yo  vicioso,  y  que  se  alabe 

que  hay  pobres,  liñas  y  sarnas        ^^^^| 
de  toda  puerta,  pegotes.                   ^^^H 

mi  mujer  de  vanidades 

que  pretenden  mocedades. 
Dadme  vuestro  favor,  cielos. 

Homo. 

Pues  dale  pan.                                 ^^^H 

Pendón. 

Si  le                               ^^^H 

que  ya  pasan  de  recelos 

¿Eres  hombre  tú  que  dejas            ^^^H 

amenazas  de  verdades; 

ni  aun  para  guisar  lantejas            ^^^H 

si  de  noche  al  templo  voy, 

un  migajón?  ¿no  tomamos            ^^^H 

mi  Dios,  es  porque  sosiego; 

cuenta  al  arca  y  ^us  rincones         ^^^^| 

cuanto  más  á  vos  me  llego, 

acabados  de  comer:                         ^^^^| 

tanto  más  cerca  os  estoy; 

pues  por  no  hallar  que  roer             ^^^H 

pero  si  así  lugar  doy 

aun  no  hay  en  casa  ratones?           ^^^H 

i  que  mi  honor  se  destruya. 

Homo. 

PendóD,  búscalo.                            ^^^H 

^quéhede  hacer?,;  no  es  bicnquc  huya 

Pendón. 

¿Qué  dices,            ^^^H 

el  riego  que  honras  abrasa? 

si  los  pobres  que  vinieron                ^^^H 

{De  íícntro.)  No  temas,  ve  tú  á  mi  casa, 

cuanto  quedó  se  comieron              ^^^H 

que  yo  guardaré  la  tuya. 

con  más  hambre  que  aprendices?   ^^^H 
Anda  y  ten  en  Dios  mas  fe:                   ^H 

lo.       Pues  si  vos  veláis  por  mf 

Homo. 

¿qué  peligro  me  acobarda? 

abre  el  arca  y  la  hallarás                 ^^^H 

«Si  Dios  la  ciudad  no  guarda. 

I^^^H 

defenderla  es  frenesí» 

Pe.ndón. 

¿En  eso  das?                    ^^^^| 

díjolo  David  ansí, 

No  ha  un  hora  que  la  deje               ^^^^| 

y  lo  mismo  decfs  vos. 

más  despejada  y  barrida                  j^^^H 

afirmándolo  loh  dos 

que  la  barba  de  un  capón.                ^^^H 
Anda  y  míralo.  Pendón,                   ^^^H 

sin  peligros  que  temer. 

Homo. 

segura  está  la  mujer 

que  Dios  nos  dará  comida.              «^^^H 

cuya  casa  guarda  Dios. 

Pkndón. 

Si  acá  fuéramos  judíos                      ^^^H 

'«DON.   Hermano,  Dios  le  provea. 

pudiera  llover  maná;                          ^^^H 

6  le  ayude,  si  estornuda. 

más  murióse  Moisen  ya.                  ^^^H 

^^^ao^ 

^^^^saÑt^^astr^^^^^^^^^^^^^^^^J 

1       Homo. 

Ve  y  no  di};as  desvarios. 

esa  vez  se  iransfinura           ^^^H 

1       Pbnüón. 

Voy,  mas  no  quedó  migaja.      (Van.) 

nuestro  bien  en  el  favor,  ^H 
{-urque  .i'^i  quede  notoria  ^H 
>u  fe  V  venza  á  nueslru  engaño,^H 

ESCENA  III 

que  fué  dar  muestras  del  paño  ^| 
con  que  nos  viste  en  la  gloria.    ^H 

Homo  Boko. 

Lo  mismo  hace  hoy  su  caudal.  ^H 
pues  porque  seyura  csics             ^M 

Señor,  que  piadoso  creces 

dc  lo  que  á  sus  pobres  des,           ^H 

cinco  panes  y  dos  peces, 

esto  no  es  más  que  señal              ^| 

y  haciendo  á  Asucro  ventaja 

que  allá  nos  |>uarda  en  el  cielo   ^H 

á  cinco  mil  das  convite, 

lo  que  Pablo,  aunque  lo  vio,      ^H 

que  fuerzas  y  aliento  cobran. 

á  decir  no  se  atrevió.                    ^| 

V  doce  espuertas  que  sobran 

Aumenta  dc  hoy  más  el  celo       ^| 

hacen  que  más  se  acredile 

que  debes  á  sus  privados,            ^H 

la  fe,  que  introducir  quieres 

pues  sus  tesoros  inmensos          ^H 

de  tu  poder  soberano. 

obb^^a  á  infinitos  censos              ^H 

no  está  abreviada  tu  mano. 

dc  caudales  limitados.                 ^H 

Dios  fuiste  entonces,  Dios  eres. 

DoROT.     No  icngo  que  responderle,          ^H 

no  permitas  que  mi  rasa 

esposo,  sino  es  pedirte                  ^H 

hambriento  al  pobre  despida; 

perdón,  dichosa  en  servirte         ^H 

á  ti  te  diste  en  c.'mida. 

y  cuerda  en  obedecerte.               ^H 

que  iu  amor  no  tiene  i.isa; 

¡Mil  veces  feliz  mujer                   ^H 

dame,  mi  Diiis,  que  le  dé 

que  tal  dueño  goxsi  y  ama!          ^H 

á  11  mismo, 

Homo.  La,  mi  bien,  los  pobres  llama.  ^H 
pues  Dios  los  da  de  comer;  ^H 
repárteles  sus  despojos.               ^H 

ESCUNA  IV 

DüwoT.  i  Ay,  pensamientos  tiranos!  "^H 
toda  para  dar  soy  manos              ^H 

■           Salt  l'ttxnyH  Jando  voces.  Luffto  I^ohutba— Dicho. 

si  en  guardar  toda  he  sido  ojos.^H 

^^PCNUÓN. 

¡[incantamcnlo, 
milagro,  asombro,  pórtenlo! 

^^1 

(Sale  l>orolca.) 

ESCENA  V               ^^H 

P boROT. 

^De  qué  das  voces? 

IJ  DMO  BoKO  y  PKNUdX.             ^^^^1 

ft l'tNUÓN. 

¿De  qucí* 

Acude  al  arca  del  pan 

Pendón.   Agora  que  hay  que  comer     ^^^B 

y  hailará&la  llena  toda 

no  nos  dará  la  tarea                    ^H 

de  roscas,  pan  de  tu  boda. 

malas  noches;  Dorotea,               ^H 

de  (orlas  de  mazapán, 

que  trasnochaba  á  coser,            ^H 

de  rosquillas  y  de  bollos, 

se  podrá  acostar  tcmpr.-ino          ^H 

de  molletes  de  manlLca, 

y  yo  que  por  su  ocasión              ^M 

dejárnosla  boquiseca 

soy  tu  aprendiz,  y  al  l'e  ikIóii     ^M 

sin  miKaias  para  pollos; 

añado  tiras  en  vano,                      ^H 

mas  tu  marido  que  abo;;», 

me  podre  quejar  dc  ti,                   ^M 

por  pobres  que  desembarca. 

que  de  hambriento  cada  día        ^H 

de  nuestra  arca  fue  Patriarca, 

alforjas  al  viento  hacía.        ^^^H 

y  ella  es  Arquisinafioga; 

HoMij.       Palabra  esta  tarde  di             ^^^H 

arcadas  de  nuestra  te 

de  acabar  para  mañana         ^^^H 

que  el  hambre  libra  dc  arcadas, 

la  ropa  de  una  doncella,             ^^M 

duquesa  dc  Arcas. 

que  ha  de  casarse  Ci^n  ella,          ^^M 

W           DohijT. 

1  Ya,  enfadas! 

y  por  ser  honesta  y  llana,          ^H 

^^  PfeNüÓN. 

Y  es  un  arca  de  .Noc; 

que  yo  no  coso  locuras              ^H 

¿de  .Vgt«.>  No  dije  bien 
de  sí  he,  pues  hay  en  ella 
tanta  dc   a  rosca  belta: 

de  lelas  y  guarniciones.               ^H 

yesca  de  las  tentaciones              ^H 

y  lazos  de  la  hermosura,            ^H 

si  piensas  que  miento  ven. 

me  huelgo  que  se  concluya;       ^H 

señor,  venciste,  acertaste. 

mientras  que  la  acabu,  pues,       ^| 

K          HOMU. 

La  fe  nunca  supu  errar; 

los  jornaleros  que  ves                  ^M 

Dorotea,  sin  sembrar 

que  en  mi  granja,  también  tttya^^H 

jamás  la  cosecha  hallaste. 

pues  mis  herederos  son               ^H 

Dar  al  pobre  es  dar  al  rico. 

los  pnbres,  esperarán                   ^H 

porque  paga  Dios  por  él; 

su  merienda,  lleva  pan,  ^H 
vino  y  cecina.  Pendón,                ^^ 

quien  con  ellos  es  cruel 

lo  es  consigo,  aquí  le  aplico 

y  diles  que  vas  por  mi, 

ejemplos  de  lu  favor 

que  aunque  ayer  fui  á  visitarlos ^^ 

y  premios  de  nuestra  usura; 

hoy  tengo  que  hacer  aquí.           ^M 

■ 

^^^^H^^^^^            ACTO  TKHCEUfí                                              ^^^^"^^B 

HBmP 

^^^m^  cocina  ^adonde                  1 

Una  voz.  (CdnM.)  *En  vos  enclava  los  ojos      ^H 

^^ 

lo  hHbetnos  de  lullar?  Si  cu  c.isa 

traspasada  del  cuchillú,                     ^^| 

H 

como  por  portazgo  p«sa 

que  predijo  Simeón                            ^^| 

H 

cuant.*)  comida  se  esconde 

tu  corazón  alligido.                             ^^M 

B 

en  lu  despensa  y  cocina. 

Dccilda,  que  pues  os  ronipcn             ^^H 

MuMO. 

En  el  arca  la  hallarás. 

las  ropas  que  el  par»ninlu                 ^^H 

^nMoóN. 

Hn  ci  arca  hay  pan  no  más. 

vino  á  pCxiir  que  os  vist  ícsc           ^^^^H 

|L 

que  el  cielo  nu  hace  cecina. 

cuando  con  el  Ave  vino,              ^^^^H 

Homo. 

iji  csu  V  más  de  mi  Dios  fias, 
no  dudes,  ve. 

que  os  vista  agora  del  sol             ^^^^H 

H^ 

que  la  sirve  de  vestido,                 ^^^^H 

^Vrviiñv . 

Yo  no  lo  dudo; 

aunque  en  tinieblas  de  llanto       ^^^^H 

■ 

pero  ni  s>iy  cabezudo 

mal  su  sol  podrá  vestiros.            ^^^^H 

^ 

ni  pido  á  Dios  gollerías, 

jA y,  pobre  rico,  ^^^^H 
vestidme  vos  agora  de  vos  mismol     ^^m 

v^ 

corno  tú. 

Homo. 

No  seas  cansado. 

lIoMon.     A  esotro  lado  tenéis                             ^H 

Hcnlm'»n. 

Voy,  más  con  hsrto  reccUi. 

mi  Dios,  vuestro  Juan  querido,           ^^H 

H 

que  si  liny  d.a  cecifia  el  cielo 

que  os  llora  agora  despierto                ^^| 

^^ 

lilflñniin  dniii  adobado.               (Vii.ti-  ) 

L 

y  antes  os  gozó  doriiiiJo,  ^^H 
Desnudo  os  ve,  y  pues  le  rompe  ^^^H 
el  dolor  de  su  marlirio                  ^^^^H 

^^^^^1 

f            KSCENA  VI 

las  lelas  del  corazón.                     ^^^^| 

^^^^^ 

Mox»  BoHo.  Luegti  ('ha  Voz 

de  tola  podrá  vestiros.  ^^^^H 
Al  pie  de  esa  Cruz  está                  ^^^^| 

^^^^Ip 

How>. 

Anuía  y  hilo  hay  aquí; 

la  que  por  pies  se  ha  valido,         ^^^^H 

H 

Cosamos  y  contemplemos. 

y  por  darla  vos  los  pies                ^^^^B 

^1 

que  aunque  cnnlrarios  oxirt-inos. 

hn  dado  de  pie  á  sus  vicios.          ^^^^H 

H^ 

pues  Vos  habitáis  en  mí 

Haced  que  os  vista,  mi  Dios,               ^H 

^^^_ 

dueño  de  mi  corazón. 

pues  hechos  los  ojos  Nilos                   ^H 

^^H 

no  desdeñareis  mi  estilo, 

pretende  su  amor,  que  á  nado             ^H 

^^^B 

que  entre  la  aguja  y  el  hilo 

os  libréis  de  esc  peligro.                       ^H 

^^^1 

Cube  también  la  oración. 

\\y,  pobre  rico,  ^H 
vestíame  vos  agora  de  vos  mismo!      ^H 

^^^K 

í.isiénlase  tn  un   banquillo  y  cuse  una 

^V 

rupti.y  iltntrí)  i;iiii(ti  una  voz.j 

L'na  voz.  {C<i>i<<i.i  «1^1  oro  de  sus  cabellos           ^H 

HIna  vuz 

.  «.í'-nlie  los  trajes  profanos 

esmalta  el  rosicler  lino                  ^^^H 

H 

quj  en  el  mundo  inventó  el  vicio, 

de  vuestra  preciosa  sangre           ^^^^H 

^^^ 

cantaba  llorando  un  pobre 

para  que  valga  inlinito;                ^^^^H 

^^^L 

delante  de  un  cruciJijo: 

decid,  pues  son  de  brocado,               ^^B 

^^H 

Desnudo  estáis  por  mis  culpas. 

qucns  teja  ornamentos  finos,          ^^^M 

^^^H 

amoroso  dueño  mío, 

celebraréis  Misa  nueva,                  ^^^H 

^^H 

vos  que  los  montes  y  valles 

Sumo  Pontífice  Pío;                      ^^^H 

^^^B 

vestís  de  hierbas  y  lirios; 

mas  pues  no  halláis  en  el  suelo      "^^^^ 

^^^H 

pedid  que  os  vista  otra  vez 

socorro,  dulce  amor  mío,                   ^^M 

^^^B 

vuestra  madre,  pues  los  liil.is 

alzad  al  ciólo  los  ojos                    ^^^^M 

^^H 

de  su  llanto  os  tejer-'m 

y  cubríraos  de  jacintos;                 ^^^^H 

^^^H 

la  lela  de  sus  suspiros: 

mas.  ¡ay!,  que  los  ha  cerrado       '^^^H 

^^H 

¡Ay,  Dios  de  amor,  desiiu  io; 

el  riguroso  castigo                                ^^B 

^^^* 

¡Ay.  pebre  rico, 

vestidme  vos  agora  de  vosmismol» 

con  que  hacéis  ejecución               ^^^H 

^B 

Je  mis  deudas  en  vos  mismo.       I^^^H 

^BuMu. 

¡Oh,  qué  voz  tan  regalada; 

¡Ay,  Dios  de  amor  dcsnudol         ^^^H 

■ 

y  quó  á  propósito  vino 

¡Ay,  pobre  rico,  ^H 
vestidme  vos  agora  de  vos  mismo!     ^B 

H 

la  música  á  mis  deseos. 

^m 

la  letra  á  mis  ejercicios! 

(Baja  muy  despacio  un  Crista  erucijica- 

^^^^ 

(Chsifnrio  dict  eslo.) 

do, grande,  desde  lo  mas  alto  del  vttliia- 

^^B 

Cantando  trabaja  el  pobre. 

riii,  y  va  subiendn  Momo  l'.ono  at  mismo 
lOmpds,  sin   reparar  que  sube,   haaendit 

^^^^H 

siento  el  jornalero  alivio 

labor  hasta  que  á  la  mitad  dt  la  pared  se 

^^^H 

y  dcsmieniecon  el  canto 

junta  con  él,  y  entonces  se  levanta  y   le 

^^^B 

las  tarcas  de  su  oficio; 

abraca.) 

^^H 

y  vos.  amoroso  dueño, 

Homo.       iQu¿  de  contado  pagáis 

^^^B 

regaláis,  tierno  y  niclííluo. 

lo  que  negligente  os  sirvol 

^^^B 

con  música  mis  sudores 

Pelicano  de  mi  amor, 

^^H 

pagados  y  agradecidos; 

sol  eclipsado  divino. 

^^^H 

¡vos  en  Cruz  y  yo  asomado! 

comiendo  el  hombre  soberbio       ^^^H 

^^^1 

¿vos  muerto  por  mi  y  yo  vivo?" 

fruta  del  Paraíso                        ^^^H 

^^^V 

¿yo  sano  y  vos  doloroso? 

y  vas  prendado  en  la  ropa            ^^^^H 

^^^B 

..vos  desnudo  y  yo  vestido? 

inocente  y  con  castigo.                 ^^^^H 

^^^H 

i'A  y.  pobre  rico, 

Vístase,  amoroso  amante,            ^^^^B 

1 

vestidme  vos  agora  de  vos  mismol 

el  hombre  torpe  y  lascivo                 ^^M 

22 


SANTO  V  SASTRE 


I 
I 


sedas,  que  el  gusano  teja. 

que  >o  dichoso  me  visto 

desta  humilde  desnudez, 

desios  cardenales  ricos, 

desia  grana  misieriosa 

desia  púrpura  de  Tiro. 

Al  sagrado  destas  llagas 

de  mis  esperanzas  nido, 

de  mis  con^ofes  consuelo. 

de  mis  lemofes  asilo, 

huvo  de  vuestro  rigor. 

á  vuestra  clemencia  asido 

á  estos  clavos  sacrosantos; 

mi  Dios  pcqu¿'.  Iglesia  pido. 

¡A y,  Dios  de  amor  desnudo! 

¡Ay,  pobre  rico! 

¡qu<S  más  ventura  si  de  vos  me  vislol 

iKncúbrtnit  los  dot.) 


ESCE.NA  Vil 

Lklio  /  GkikaI'Dü,  como  de  nochr. 

Lelio. 

Esta  es  buena  ocasión,  que  Dorotea 
estará  sola  en  casa,  si  del  modo 
que  otras  veces,  su  hipócrita  se  emplea 
en  trasnochar,  rezando. 

Gri.maluo. 

Kl  tiempo  todo 

Sasta  devoto  en  Díus,  y  quien  desea 
su  mujer  (que  yo  no  me  acomodo 
á  pretensión  tan  bárbara)  recelo 
que  intenta  loco  combatir  el  cielo, 
hl  en  maitines,  salmos  á  Dios  canta, 
y  Dios  á  socorrer  su  honor  se  obliga. 
Dios  vive  en  esta  casa  porque  es  santa, 
y  Dios  si  tal  vez  sufre,  tal  castiga; 
cuando  él  para  alabarle  se  levanta, 
posáis  vos,  Lelio,  nr,ientras  le  bendiga 
ejecutar  el  vicio  que  os  abrasa 
y  competir  con  Dios  en  esta  casa.^ 

Lei.io. 
Por  Dios,  Grimaldo,  que  venis  devoto. 
A  Dios  me  remilis  ,;nü  veis  que  es  larde? 
Alivio  busco,  porque  llamas  broto; 
no  se  teme  ane^ar  el  que  se  arde; 
miedo  debe  engendrar  vuestro  alboroto; 
como  Letrado  sois,  seréis  cobarde; 
nunca  es  valiente  la  jurispericia; 
plumas,  00  espadas,  juega  la  justicia: 
volveos,  ürimaldo,  á  ver  vuestros  JJif^cUoi, 
que  yo  he  de  proseguir  con  mi  osadía. 

GniMAl.DU. 

.No  términos  en  vos  tan  descompuestos 
destemplarán  mi  noble  cortesía; 
yo  sé  leyes  de  honor  como  de  textos, 
reñir  de  noche  y  estudiar  de  día; 
y  si  amistad  con  vos  no  profesara, 
no  la  pluma,  el  acero  os  castigara. 
Cicjío  estáis,  no  me  doy  por  ofendido; 
competid  con  valientes,  no  con  santos: 
Homo  Hono  por  tal  es  conocido, 

gue  vence  no  con  armas,  mas  con  llantos, 
ijos  el  alcaide  de  su  casa  ha  sido; 


sus  ángeles  la  guardan,  contraíanlos 
¿osaréis  ser  vállenle? 

Leuo. 
No  sabia 
que  era  elocuente  ya  la  cobardía. 
¿Qué  santo  ó  qué  nonada?  El  vulgo  necio 
le  juzgará  por  tal,  el  ignórame: 
no  yo,  que  la  bajeza  menosprecio 
que  en  traje  de  humildad  es  arrogante. 
A  un  bárbaro  simplón,  ¿no  es  caso  recio, 
que  el  torpe  vulgo  estatuas  le  levante? 
¿qué  milagros  le  apoyan  y  acreditan? 
¿qué  muertos  por  su  causa  resucitan? 
Andad,  Grimaldo:  en  viendo  cabizbajo 
á  un  hombre,  hablar  por  tiple,  reprendiendo, 
luego  es  apósiul;  luego  halló  el  atajo 
del  cíelo,  su  limpieza  encareciendo. 
Es  el  ocio,  cuando  huye  del  trabajo, 
engaña  bobos;  no  todo  remiendo 
tiene  la  santidad  por  ejercicio; 
disfraces  sabe  hacer  también  el  victo. 
ün  sastre  miserable,  un  pobre  idiota 
que  á  titulo  de  humilde,  su  tijera 
hurta  más  que  las  otras,  sin  dar  nota, 
porque  juagan  los  necios  lo  de  fuera, 
soberbio  el  corazón,  cara  devota, 
ya  es  utru  San  Alejo  en  la  escalera 
y  puede  ser  que  a^^ora  en  bodegones 
irueque  por  embriagueces,  oraciones. 

Gki.mai.do. 
¡Dios  me  libre  de  vos!  ¡Jesús  mil  vecesl 
Lelio,  no  os  digo  nada,  la  malicia 
eclipsa  las  más  puras  sencilleces. 

Lelio. 
Y  también  es  gitana  la  avaricia. 
¡Vive  Dios,  que  de  engaños  y  dobleces 
no  he  de  creer  la  hipócrita  noticia 
que  le  apoya  en  Cremona,  que  es  un... 

Grimaldo. 

¡Paso! 
Lelio. 
¡Miren  de  quien  las  gentes  hacen  caso! 
¿Vos  no  advertís  que  con  virtud  fingida 
nos  llevó  á  nuestra  dama,  y  qué  burlados, 
él  jactancioso  y  ella  arrepentida 
nos  dejó  sutilmente  lastimados? 
Pues  en  venganza  desto,  si  la  vida 
les  costase  esta  noche  á  mis  cuidados, 
su  espoi^a  he  de  robarle  y  con  violenta 
mano  templar  mi  amor,  vengar  mi  afrenta. 
(Ierr»d.i  está  su  puerta,  pero  á  coces 
la  echaré  por  el  suelo:  ya  ha  caído. 

(/)d  una  cof  ti  la  putrta,  ábrtte.  E»iá 
tn  ella  un  angtl  cin  un«  tipuda  <tt  fvtgo^  \ 
cae   l.clio  Jesmayado,  huyt   Orinialduy 
sale  llúina  Bono.) 

ESCENA  VIH 

I'n  AMam,  QftiMAi-uojr  IIomú  Dono. 

Anuel.     iUlasfcmo!¿quccsAlcaidenú  conoces 

Dios  desta  casa? 
Gkimai..  ¡Ciclos,  favor  pido! 

{De*aptírect  ti  Ángel) 


■ 

^^^^^^^^        ^^St^ercer^^^^^^^^^^^^^^^í^^^^ 

^^^^H 

^^^0 

y  vuelva  la  voz  suave,                      ^^h 

1^^^ 

ESCENA  IX 

porque  con  ella  os  alabe;  J^H 
cantará  después  de  mrdo                  ''^^^ 

H[     S«/«  PstiDáN,  Homo  Boko,  Lki  ro>-  lue/io  Vsa  Voz, 

del  modo  que  Zacarías                       ^^M 

^L 

aouel  Bencdictus  tierno  ^^H 
Himno  d^la  iglesia  eterno                  ^H 

0*1-10»  O. 

Al  umbral   de  mi  pucria  ¿quién  il« 

^K. 

[vozes? 

que  entonan  las  jerarquías.                ^^ 

B'PSNOÓN. 

Por  Dios  que  los  peones  lo  han  bebido 

{Uincast  Lclio  de  rodUlas  y  hace  xertas         1 

^K 

como  unos  paladines. 

dt  arrtpentirse.)                                                     J 

HHomo. 

En  el  suelo 

Ea,  Señor,  que  parece                                1 

■ . 

eslá  sin  vida  un  hombre,  ¡sanio  cielo! 

que  humilde  os  pide  perdón  (OMiro.i^jJ 

HFrxoón. 

¿Seqor,  eres  lú? 

Una  voz.  Hable  por  lu  intercesión,                   ^^H 

■Momo. 

¡A y,  Pendón! 

pucsio  que  no  lo  merece.                   ^^H 

^■K 

A  mis  puertas  desmayado 

Lei.10.       Pon.  Santo,  en  aquestos  labios          ^H 

^^^^p 

eslá  un  pobre,  yo  habré  dado 

los  pies,  pues  los  has  abierto;             ^^| 

á  su  desgracia  ocasión. 

cerrólos  mi  desacierto,                        ^^H 

PaNDÓN. 

¿Tú,  por  qué? 

ellos  te  hicieron  agravios                    ^^| 

Homo. 

Porque  vendría 

y  ellos,  desde  hoy  más,  serán            ^^H 

con  hambre  y  necesidad; 

de  tu  virtud  pregoneros;                     ^^| 

fallóle  mi  caridad,. 

murmuráronte  groseros                    ^^H 

la  culpa.  Pendón,  es  mía; 

ya  desde  hoy  le  alabarán;                  ^^H 

levaniémosle  los  dos.      (Ltpáuianie.) 

ofender  torpe  y  lascivo                     ^^H 

Pexdón. 

¡Malos  aiios,  cómo  pesa! 

lu  honestidad  pretendí,                       ^^| 

¿pues  no  huele  á  algalia? 

volvió  el  mismo  Dios  por  ti,             ^^| 

Homo. 

Pendón,  agora  cesa 

liadoso  aunque  vengativo;  ^^^ 
^araiso  fué  tu  casa,                            ^^| 

de  locuras.  ¡A y,  mi  Dios! 

¿No  es  esie  Lelio? 

quise  entrar  en  ella  ciego,                  ^^H 

_^Pa>DÓN. 

En  la  irampu 

vibró  un  serafín  de  fuego               .    ^^| 

cayó  esla  vez  la  raposa; 

la  espada  que  vista  abrasa:                  ^^H 

golosmea  r  vuestra  esposa 

yo  propongo  de  imitar                       ^^| 

quería,  miren  si  escampa. 

tus  virtudes  desde  agora.                   ^^| 

Homo. 

No  malicies. 

Homo.       Mi  Dios,  quien  firme  os  adora          ^^| 

K  Pendón. 

No  malicio; 
mas  calla,  que  ét  lo  dirá. 

no  llene  que  recelar.  ^^H 
Lelio,  si  el  frágil  sujeto                       ^^| 

Homo. 

Vivo  parece  que  está. 

del  hombre  deja  postrarse.                ^H 

Pendón, 

¿Si  viene  á  aprender  oficio? 

tavor  para  levantarse                         ^^| 

HOMOB. 

¿Señor  Lelio,  á  tales  horas 

ofrece  el  cielo  al  discreto;                   ^^| 

vos  por  aquí?  ¿qué  queréis? 

que  yerre  nuestra  ignorancia             ^^| 

^ 

habladme,  ¿no  respondéis? 

no  es  mucho,  en  el  más  robusto,      ^^| 

K 

{Hact  teñas  i}ue  tstá  muciu) 

siete  veces  cae  el  justo;                      ^^H 

^ 

¡Hty  tal  desgracia! 

pero  la  perseverancia                        ^^| 

|PI%in>ÓN. 

¿Pues  lloras? 

en  el  vicio,  esa  condeno;                    ^^^ 

Homo. 

jQué  ha  de  hacer  mi  compasión? 
Decidme  á  lo  que  venís... 

volved  desde  aquí  por  vos                 ^^| 

por  la  honra  vuestra  y  de  Dios;         ^^^ 

Leuo. 

Aba,  aba,  ba. 

ponga  la  prudencia  freno                   ^^| 

Pksdón. 

¿ítabas  pedís? 

de  la  travesura  loca                             ^H 

¿mejor  no  fuera  un  jamón? 
Sin  duda  que  ha  enmudecido. 

y  hacedme  á  mi  una  merced.            ^^ 

Homo. 

Leuro.       Mandad,  decid,  disponed.                          1 

Pknoón. 

¡Oh,  si  lo  fueran  también 

HiiMo.       Lo  que  os  pido  es  que  en  la  boca      ^j 

cuantas  mujeres  nos  ven! 

que  abrió  del  cielo  la  ayuda               ^^| 

Homo. 

¿Qué  es  lo  que  os  ha  sucedido? 

viva  seguro  el  secreto:                        ^^| 

Leuo. 

Aba,  aba. 

deste  milagroso  efecto                        ^^H 

_      P«NI>ÓN. 

Que  vjó  un  Abad; 

esté  en  mi  alabanza  muda,                ^^| 

ft 

¿pues  qué  impona  que  le  vea? 

si  en  la  de  Dios  pregonera,                 ^^| 

H   LCLIO. 

Aba,  aba. 

que  vuestro  médico  fué.                    ^^^ 

■    PE.HDÓN. 

Fuen  deletrea; 

¿Prometéíslo?                                  .^^| 

señor,  ya  sabe  el  B.  A.  Ba; 

Leliu.                            Callaré,                         ^H 

escribirá  cuando  viejo. 

sí  bien  la  lengua  quisiera                  ^^^| 

1       Homo. 

¿Lelio,  no  nos  respondéis? 

en  que  bajó  la  paloma                       ^^| 

. 

¿qué  ha  sido  ésto,  qué  tenéis? 

divina,  para  alabaros.                         ^^| 

L         LiLIO. 

Aba,  aba. 

HoMü.       No,  Lelio,  que  c-s  afrentaros;             ^H 

k   Pb.ndú.v. 

Pide  abadejo. 

mirad  que  paiabra  os  loma                ^^| 

H  Homo. 

Piadoso  amante  qu«  abriste 

mi  temor  que  mientras  viva              ^H 

^1 

i  las  lenguas  los  candados 

no  contaréis  lo  que  pasa                    ^^| 

^■^ 

de  aquellos  niños  sagrados 

á  nadie;  volveos  á  casa.                      ^^| 

^^^^_ 

cuando  el  dulce  hoaanuíi  oisles, 

Ledo.       Quien  de  alabaros  me  priva              ^^| 

g 

vuestro  amor  rompa  este  nudo. 

que  os  sea  ingrato  me  mandi;          ^^| 

■ 

^^^^^^^^"                            Y                         ^^^^^^^^^^^^^^^B 

pero,  en  fin,  sois  sanio  vos: 

fe  tengo;  volad,  no  importa,          ^^H 

obedeccreos. 

que  en  la  iglesia  os  hallaré.      <Vafe.)V 

^1       FÍOMO. 

Adiós.                 (KMíLelioj 

Pfndón.  Si  todos  los  sastres  fueran  ■ 
como  estos  dcis,  qué  poquito  ■ 
se  añadiera  el  pendoncito.                    J 

ESCENA  X 

y  quó  menos  que  mintieran.  ^^fl 
Blasonen  los  zapateros                   ^^| 

Pksiiún  V  Homo  Bomo 

de  que  nos  ganan  de  mano           ^^| 

^H      Pendón. 

Vuelva  y  llevará  oira  tanda. 

San  Crispin  y  Crisplniano,  ^^H 
hermanos  y  compañeros.              ^^H 

mas.  señor,  no  medraremos 

si  en  curar  mudos  le  metes 

lOuc  prestó  que  son  felices,         ^^H 

mejor  que  en  echar  ribetes 
A  nuestras  puertas  pondremos 
un  cartel  de  letras  grandes 

más  lo  es  el  olicio  nuestrr>,  ^^| 
donde  Homo  Bono  es  oiaeslrn       ^^| 

y  ángeles  los  aprendices!                ^^^ 

donde  diga:  *Aquí  ha  venido 

^^1 

un  cirujano  que  ha  sido 

ESCENA  XII                     ^1 

Protobarbcro  de  Flandes, 

que  quita  con  cticacia 

á  las  lenguas  los  bragueros. 

5a/r  Lklio,  Grim^ldu,  nonoTKA.  Sahína          ^^W 

y  ESPF.RANZA.                                                       1 

^^^^^Tl  c )  M '  I . 

i  Ins  moros  por  dineros 
y  á  los  cristianos  de  gracia.i* 
i)ios  te  la  dé  porque  seas 

DofOT.  Los  pésames  que  basta  aquí  ^^| 
me  dábades  y  trocáis                      ^^H 

discreto,  Pendón. 

en  plácemes  que  envidiáis             ^^H 

H     Pendón'. 

Si  hará. 

por  la  dicha  que  adquirí                ^^H 

Pero  más  se  ganará 

en  el  esposo  que  tengo,                  ^^H 

en  esto  que  eri  tus  tarcas. 

confieso  al  paso  que  estimo:         ^^H 

^B     Homo. 

Ya  es  de  día  y  no  he  cumplido 

diómc  el  cielo  por  arrimo  ^^| 
al  Santo,  que  a  gozar  vengo.  ^^^ 
¡Dichosa  casa  abrasada;  ^^H 
dichosa  hacienda  perdida;              ^^H 

con  la  obligación  que  tiene 
mi  oiicio;  ¿qu¿  haré  si  viene 
ja  novia  por  su  vestido 
y  solo  está  comenzados 
Que  dilate  el  desposorio 
en  día  de  purgatorio 

dichosa,  aunque  pobre,  vid.-)          ^^| 

^H       PF.NbÓN. 

en  Homo  Bono  empleada!             ^^| 

|Ay  Lelio,  ay  Sabina,  que  es         ^^H 

para  ella  y  para  el  velado. 
Nías  tus  puertas  se  han  abierto: 

mi  dueño  un  siervo  de  Dios!          ^^| 

Sauina.     Lástima  os  tuve  á  los  dos              ^^H 

oye. 

¿Q\ié  es  esto,  mi  Dios? 

y  envidia  santa  después.                 ^^H 

^^^noMu. 

Cosas  cuentan  prodigiosas           ^^| 

de  su  ardiente  caridad.                   ^^H 

GKI.MAL..    Pues  todas  serán  verdad                ^^| 

sí  en  ios  otros  fabulosas.              ^^| 

ESCENA  XI 

Sabina.     Contadnos  algunas  dell.is,             ^^f 

^H      Bgtán   asentadas  en  du»  ban(iuill<ii,cuantto  se  aí>reH 

porque  todas  no  podréis.               ^H 

^H          /<!(  />»fr 

íúf,  das  AmiUi.Kü,  cositndo  una  ropa;  hin- 

DoROT.     Fuera  de  las  que  sabéis,                ^^| 

^H         cadu  >loM<>  noNo^«rüiil//dj, turna  mt'isiea.— Diciiox. 

digno  de  amarle  por  ellas,             ^^H 

una  os  diré  solamente.                  ^^H 

^1     Prniión. 

¡Nn  ves  los  .\ngele$  dos 

Tenemos  una  heredad                   ^^H 

cosiendo,  ó  no  C'.toy  despierto? 

no  lejos  desla  ciudad                     ^^H 

¡Oh!  Aprendices  celestiales 

pequeña,  mas  suficiente;               ^^| 

tu  profesión  autorizan. 

¡levaba  mi  esposo  amado              ^^H 

y  mientras  rezas,  sasinzan. 

tal  vez  á  los  viñaderos                  ^^| 

iQuc  lindii  par  de  oñciales! 
Sastres  desde  hoy  os  abono. 

de  Comer,  y  aunc^uo  groseros,       ^^| 

de  todos  reverenciado;                   ^^H 

H^    Homo. 

No  oso  levantar  del  sucio 

con  gusto  le  recibían                     ^^H 

los  ojos. 

y  ^.-)J<«  >:ual  conlcsabj                    ^^H 

H     Anoel. 

Asi  honra  el  cielo 

que  en  lo  poco  que  les  daba         ^^| 

las  virtudes  de  Homo  Bono. 

cuerpo  y  alma  mantenían.            ^^H 

H       PrNOÓN. 

;  Volavei'untl 

Gustaba  de  ir  en  persona              ^^| 

H     Homo. 

Vuestras  plumas 

siempre  que  hallaba  lugar,           ^^| 

me  prestad  porque  os  alcance: 

mi  esposo,  con  el  manjar:             ^^| 

no  pierda  yo  tan  buen  lance. 

salió  una  ve?,  de  Cremona,           ^^H 

ministros  de  gracias  sumas. 

con  las  alforjas  á  pie,                    ^^H 

Ksperadme  y  pagareos 

y  en  la  mitad  del  camino              ^^| 

vuestro  trabajo  y  jornal. 

vio  cansado  á  un  peregrino:         ^^| 

pues  ya  que  falta  caudal, 

con  él  platicando  fué,                      ^^| 

moneda  acuñan  deseos. 

supo  su  necesidad,                       ^^| 

jAlas  no  tiene  la  fe? 

Pues  aunque  el  temor  las  corta, 

hizolc  que  se  asentase.                   ^^| 

rogóle  que  merendase.                 ^H 

^^^^^^^^^B^^^^^^^AÜT^Tl 

Wm^^^^^^^^^        H 

^^^^^^^^Tca  ridad ; 

es  lan  portentoso  y  nuevo?            ^^^^H 
GpiMAi..    Contádnosle.                                    ^^^H 

dióle  de  lo  que  llevaba, 

con  el  vino  satislizo 

Lrliu.                           No  me  atrevo.             ^^^H 

su  sed;  era  advenedizo, 

porque  callar  prometí.                     ^^^H 

el  cansancio  le  brindaba 

^^^^k 

y  el  calor  todo  lo  agota; 
lanio  fue  lo  que  bebió 

^^^^^m 

ESCENA  Xlil                   ^^^^M 

que  con  el  vino  acabó. 

VAL8IMO.— Dichos.                ^^^^^^| 

tucse,  y  llenando  la  bota 

mi  dueño,  en  U  primer  fucnlc. 

Va(.rfiio.  Am¡i;os,  venid  á  ver                         ^^^^| 

llegó  á  sus  trabajadores, 

maravillas  que  Dios  hace                 ^^^^H 

agradeció  sus  sudores, 

en  ia  humildad  que  sublima           ^^^^| 

y  haciendo  asentar  la  gente 

cuando  en  la  soberbia  abate.           ^^^^H 

ios  repartió  la  merienda. 

Ya  el  asombro  de  Cremona,            ^^^^H 

si  bien  receloso  estaba 

el  Momo  Kono,  aquel  sastre            ^^^^| 

que  el  vino  les  desfraudaba; 

de  la  Cámara  de  Dios,                      ^^^^| 

mas  porque  nadie  lo  cnlii-nda, 

libre  de  la  mortal  cárcel                  ^^^^| 

bendiciendo  la  bebida 

del  cuerpo,  á  los  cielos  vuela          ^^^^| 

alegre  se  la  entregó. 

para  que  en  ellos  ie  pague              ^^^^| 

uno,  á  pechos  se  ia  echó 

con  su  gloria  las  hechuras              ^^^^| 

diciendo:  *No  vi  en  mi  vida 

que  ajustan  cuentas  y  alcances:     ^^^^H 

vino  de  tan  buen  saborv. 

por  los  pobres  que  ha  vestido         ^^^^H 

Afirmó  luego  el  segunda: 

quiere  Dios  que  le  acompañen        ^^^^H 

«No  puede  haber  en  el  mundo 

ángeles,  que  tal  vez  fueron             ^^^^| 

lan  generoso  licor». 

dentro  su  casa  oliciales.                  ^^^^M 

Lo  mismo  dijo  el  tercero; 

Oyendo  aquel  sacri fíelo                   ^^^H 

mas  mi  esposo  que  pensaba 

misterioso  y  inefable                       ^^^^| 

que  cada  cual  se  burlaba 

en  que  obliga  el  sacerdote               ^^^^H 

dijo:  un  pobre  pasajero 

que  al  pan  Dius  del  cielo  baje.                ^H 

pidiéndome  de  beber 

al  entonar  aquel  himno                     ^^^M 

la  aBoló,  la  sed  abrasa, 

que  ofrece  glorías  y  paces               ^^^^H 

iremos,  hijos,  ácasa 

á  los  cielos  y  á  los  hombres,          ^^^H 

^^K      7  podráis  satisfacer 

cuando  humano  el  verbo  nace,            ^^1 

^^V      esie  engaño.  Dcstos  tales. 

herido  el  pecho  de  amor,                 ^^^H 

dijeron,  nos  hagan  ciento: 

como  estrecho  en  él  no  cabe,         ^^^^H 

mi  esposo  que  en  su  contento 

tanta  inmensidad  de  fuego             ^^^^H 

vio,  de  lo  que  era,  señales. 

en  sus  llamas  naufragante,            ^^^^| 

lo  probó,  y  agradecido 

cedió  la  vida  ¿  ia  muerto;               ^^^^| 

al  ciclo,  los  obligii 

llegó  al  fin  de  su  viaje                     ^^^^H 

á  callar,  mas  no  bastó, 

voló  el  alma  y  tomó  puerto           ^^^H 

porque  muchos  lo  han  sabido. 

en  aquel  feliz  paraje                         ^^^B 

y  aunque  encubrirlo  desea. 

donde  arenas  son  estrellas,                    ^H 

el  ciclo  a  3U  fe  acomoda 

donde  no  llegan  combates,              ^^^H 

el  milagro  de  la  boda 

del  mar,  que  anega  virtudes,           ^^^H 

de  Cana  deíialilea. 

siendo  vicios  huracanes.                  j^^^H 

PERAM.  De  otra  suerte  lo  dislilan 

Quedó  hincadas  las  rodillas,            ^^^H 

los  hermanos  taberrieros, 

resplandeciendo  delante                   ^^^H 

sino  díganlo  los  cueros 

del  altar  mayor  quien  puede                ^H 

que  á  poder  de  a^uas  opilan. 

ya  calificar  altares;                                 ^M 

IMAi..    Yo  le  vi,  aunque  no  ha  estudiado. 

pero  escuchad,  sí  sois  dignos,               ^H 

que  una  vez  <^uc  disputaba 

las  fiestas  que  al  ciclo  le  hace,              ^^^ 

un  hereje  y  afirmaba 

las  norabuenas  que  goza,                     ^H 

un  error  des.t tinado, 

los  sanios  que  á  verle  salen.               ^H 

^^K       !c  confundió  con  razones 

^^H 

^^^T       de  tan  sutil  teología. 

^^^H 

que  parece  que  tenia 

ESCENA  XIV                     ^^H 

ciencia  infusa. 

^^^^^H 

BINA.                            Kn  ocasiones 

Corren   una  cortina  y  van  subiendo  coit   múaiC^^^^M 

semejantes  ya  yo  sé 

Santo  peslidii  dtuna  ropa  larfja  de  teta,  con  unaf   ^^M 

aue  Dios  en  su  lengua  está, 
uo.       Como  á  media  noche  va 

tijeras  desasttetn  la  mann  izquierda  y  en  la  otra   ^H 

«na  cru^.  Dichos.                                                           ^H 

á  la  iglesia,  yo  le  hallé 

una,  á  sus  puertas  llamandit, 

pero  como  no  le  i>ycron, 

^^H 

Pendón.    lAh,  señor  amo,  ah  mae.so!                  ^H 
¿dónde  bueno?  ¿asi  se  parte?              ^H 
¿á  buenas  noches  nos  deja?                 ^H 

ellas  mismas  se  le  abrieron; 

mas  ¿para  qué  estoy  contando 
milagros,  si  el  que  hizo  en  mi 

¿sin  su  aprendiz  se  va  el  sastre?           ^H 
Pero  allá  no  hay  que  coser,               ^H 

26. 


SANTO  Y  SASTRE 


aue  es  la  ropa  perdurable 
e  la  gloria  que  Dios  viste 
sin  peligro  que  se  rasgue. 
DóROT.     ¡Ay,  esposo  de  mi  vida! 

^cómo  si  tanto  me  amaste, 
entre  las  penas  me  dejas 
y  i  los  deleites  te  partes? 
jNo  somos  los  dos  consurtes? 
llévame  contigo,  alcance 
la  acción  debida,  que  tengo 


á  los  bienes  gananciales. 

Pendón.    Esperanza:  á  un  monasterio, 
tú  motilona,  y  yo  ftaile, 
no  hay  que  hablar  en  matrimonios, 
San  Pendón  han  de  llamarme. 

Lblio.       Esta  historia  nos  enseña 

que  para  Dios  todo  es  fácil, 
y  que  en  el  mundo  es  posible 
ser  un  hombre  Santo  y  Sastre. 


Pascual.  ¡Hao!  que  espantáis  el  cabrío. 

¡Verá  por  dó  se  molió! 

í  Valga  el  diablo  al  que  os  pariúl 

Echa  por  acá,  jodio. 

Teneos  el  abigarrado. 
isiAN.    Enriscado  me  perdí; 

Pastor,  acércate  aqui. 
IGUAL.  Sí,  acercáosle,  que  espetado;  ( i ) 

pues  yo  os  juro  á  non  de  san 

que  si  avisaros  no  bonda 

y  escopetina  la  honda 

ires  Jibras  de  mazapán. 

mijor  diré  mazapicdra... 

jfíaol  que  se  mos  descarría 

el  halo. 
INAN.  Escucha. 


Ea  It  reimpresiijii  scvilliaa  dice- 
Si,  icercaos  ,q\xi  e^pantadu! 


Fernán. 
Pascual. 
Fernán. 
Pascual. 

Fernán. 

Pascual. 

Feknan. 


Aún  sería 
el  diablo;  verá  la  medra 
con  que  mos  vino;  arre  allá 
hombre  del  diabro,  ¿estás  loco.'* 
ve  bajando  poco  á  poco, 
no  por  ahí,  ancia  acá. 
¡Voto  &  san,  si  te  deslizas... 
Acerca,  dame  la  mano. 
Que  haí»  de  llegar  á  lo  llano 
bueno  para  longanizas. 

ÍAItirgalt  eí   bastÓH  para  que  tt  leng» 
it  él.) 

Agarraos  á  este  garrote. 
¿Quién  diabros,  por  aquí  os  trujo? 
Teneos  bien,  que  si  os  rempujo, 
no  doy  por  vueso  cogote 
un  pilo. 

¿Qué  tierra  es  ésta.-* 
La  Bureba  de  Castilla. 
¡Notables  riscos! 

.Mancilla 
vos  tengo. 

iQué  extraña  cuesial 
Llámase  Hspanta  roines. 
No  sé  yo  que  haya  en  España 
lají  escabrosa  montaña. 


^^W^28                                                  LOS  LAGOS  DE  SAN  VTCENTF.                       ^^^^^^^H 

^^^    Pascual.  Main  es  para  con  chapines. 

si  por  Olalla  la  dejo;           ^^^i| 

^M                                                                            (V'<iii  baiiniiif  \ 

que  hay  mano  que  da  el  pellejo     J 

H                          Dad  aCH  Ui  mano. 

pero  no  l.i  volunta.                  ^H 
V  porque  ya  csi,-i¡s  abajo           ^H 

H         Fernán,  (o.m  f^uante.)        Toma. 

H         Pascual.  ¿Ila|  mano  con  tal  brandurar, 

adiós,  que  al  hato  me  v6.         ^H 

H                          ó  SOIS  vagamundo  ó  cura, 

Ff.hnan. 

Quiero  desempeñar  yo               ^H 

H                          luchad  por  aquesta  loma. 

las  deudas  de  tu  ti  abajo.            ^H 

H                          Con  liento,  liao,  que  caeréis. 

Toma  este  anillo.                       ^H 

H          FetíNan.    jilay  peñas  más  enriscadas? 
H        '  Pascl-al.  Marios  de  lana  y  peinadas 

PASCrAI. 

¿Este  que?     ^ 

Fkun,.n. 

Anillo  es  de  oro. 

^^^_^                    guedejas:  hao,  no  me  oléis 

Pascual 

Verá, 

^^^B                   á  poico:  prc{>ue  á  Dios 

de  prata  los  h.iy  acá 

^^^B                    que  no  encarezcáis  la  leña. 

mijores;  se  le  daré 

V         Fernán.    No  malicies. 

á  Mari  Pabrns,  scni.ír. 

H          Pascual.                     .;I'ues  hay  dueña 

.¡•Qué  es  esto  que  relumhrina? 

H                         que  las  tent'a  como  vos? 

Fernán. 

Ün  diamante,  piedra  fina. 

H         Fernán,   ^Nunca  viste  guantes? 

Pascual 

.  ¿Lo  que  llaman  csprondur 

■          Pascual.                                       ^Qu¿-? 

el  cuta  y  el  boticario? 
^•Quíén? 

H          FexNAN.    Estos;  (Simple  es  el  villano! 

Frunan. 

^B                                                  (  Vase  de^cal^jn^io  ti  (binante.) 

Pascuai 

Un  par  de  enlcndimienios' 

^J^    Pascual.  Hao,  que  os  desolláis  la  mano. 

que  á  falta  de  pensamicnlos 

^^^L                  ¿Ksláis  borracho?,  á  la  he, 

nos  habrán  tras  ordinario 

^^^H                    que  debéis  ser  hechicero. 
^^^^^H             Kl  pellejo  se  ha  quitado 

y  hay  en  nucso  pucbro  qiiion 

mos  avisa;  estos  que  oís 

^^^^^^1             y  U  mano  le  ha  quedado 

echan  al  pan  neRro  anís 

^^^^HF            sana,  apartada  del  cuero. 

para  que  mos  sepa  bien. 

^^^^^F             Las  mías  el  azadón 

^^^^^^L            les  ha  en  forrado  de  callos; 
^^^^^H            pues  que  sabéis  dcsnjlalios 

ESCENA  II           ^^H 

^^^^^^H           hedme  alguna  encantación. 

,Vit/í  v>nf  Tki.i  o.  dt%n\tda  la  espada  y  n^SSr^^ 

^^^^^^H           ó  endilgadme  vos  el  cómo 

Dichos.                                      I 

^^^^^^B           se  quitan,  que  Mari  i'abros 

^^^^^^B            se  suele  dar  á  los  diabros 

Tkllo. 

Ouicn  no  cumple  oblij4acioncs^H 

^^^^^Ic             cuando  la  barba  la  tomo. 

de  valor  y  de  amistad               ^H 

^f         Fernán.    ¡Sn/.onada  rustiqueza! 

pa{;uc  así  su  deslcaltad             ^^| 

H          Pascual.  Por  aquí,  que  poco  falla 

y  vengue  sus  sinrazones.          ^^M 

H                         de  la  sierra. 

Fkrnan. 

Tened,  don  Tello,  ,:qué  C5  csin?    1 

H         Frrnan.                      Ella  es  bien  alta 

¿Vos  con  la  espada  desnuda?   ^J 

H                         y  asombrosa  su  aspereza. 
^E^    Pascual.  Y  decid,  por  vucsa  vida, 

TeU.o. 

Señor,  un  agravio  muda          ^^1 

leyes  que  amor  había  puesto.  ^^| 

^^^L                   qué,  ,;se  puede  desollar. 

Ca/ando  os  habéis  perdido.      ^^| 

^^^B                   la  mano  sin  dcsanj^rar 

pero  podréis  os  hallar                ^H 

^^^                    quedando  entera  y  }íuariid:>? 

á  vos  mismo,  si  excusar             ^1 

H           Fernán.    Anda,  necio;  la  que  ves 

sentimientos  sois  servido 

H                           es  una  piel  de  cabrito 

de  quien  valor  interesa 

■                           ó  cordobán. 

v  busca  satisfacción. 

■          Pascual.                     Sí;  bonito 

Cazad,  Fernando,  el  blasón 

■                          soy  yo. 

de  itjual,  que  es  sabrosa  presa 

■           Ffrsan.                Adóbanla  después 

di^na  de  las  inajestades 

H                           y  ajusfándola  á  la  mano 

en  que  se  retrata  r>ios; 

^^^                     del  aire  y  sol  la  deliendc. 

verdades  huyen  de  vos,  . 

^^^b   Pascual.  ¡Qué  bucn^,  ó  sois  brují»  ó  duende. 

seguid,  señor,  las  verdades. 

^^^B                   ,;Pen¿áis,  aunque  só  serrano 

Fernán. 

Pues  ¿á  qué  fin  es  tot^>  cs<j? 

^^^H                  burlarme?  ^No  está  apegada 

Tei  lo. 

Don  t5iego,  favorecido 

H^V                 con  la  carne  esotra? 

de  vos,  muchos  ha  ofendido, 

V         Fernán.                                    No. 

que  el  privar  ofusca  el  seso; 

H          Pascual.  ¿No  os  la  vi  desollar  yo? 
^ft          Fernán.    Estaba  en  ella  encerrada 

y  vo  que  del  confié 

prendas  de  la  voluntad, 

^1                          como  tu  pie  en  esta  abarra. 

qucjo.so  de  su  amistad 

^H          Pascual.  Sí  las  aláis  por  traviesas 

en  esta  sierra  saqué 

^^^                    dejáradcslas  vos  presas 

con  su  sangre  el  sentimiento 

^^^^                   ó  metidas  en  el  arca. 

de  mi  agiavio;  no  sé  yo 

^^^H                   Mari  Pabros  me  pedia 

si  vive  sé  que  quedó 

^^^^^H             la  mia  dcmatrimcño. 

herido  y  con  escarmiento. 

^^^^^^B            y  yo,  como  amor  la  enseño, 

Temo  el  poder  coronado 

^^^^^H            dándola  aquesta 

de  un  Key  que  se  subordina 

^^^^^H           burlada  se  quedará 

á  leyes  que  amor  inclina 

^^^^^^^^^^^^^^^^jfcTt^RIMER^^^^^^^^^^^^^^^a^^^^l 

^^^comni  la  razón  de  eslado. 

Menguó  en  vulgares  lenguas          ^^^^m 

Sienlo  seguirme  su  f;cnlc 

la  fama,  que  lastiman                       ^^^^H 

y  el  ricsyo  no  da  lugar 

con  sombras  de  vcrd.-<des                 ^^^^| 

á  píxJcrub  dcviurar 

iiipócriías  mentiras.                          ^^^^H 

la  ucasión  que  tuve  urgente. 

Llegaron            nuevas                  ^^^^^^| 

Si  vus  la  verdad  sc^uis. 

despacio           noticia,                 ^^^^^^^ 

que  üs  suplico  que  busquéis. 

puesto  que  siendo  malas             ^^^^^^| 

en  tus  yermos  la  hallaréis, 

suelen  llegar  de  prisa.                      ^^^^H 

y  si  lempladu  la  oís 

Y  como  la  advertencia                    ^^^^H 

sabréis  el  a(;raviu  rniu; 

después  de  la  puericia                       ^^^^| 

mas  si  os  tiene  el  favur  ciego 

en  juventudes  nobles                       ^^^^H 

de  duna  Ulanca  y  dun  Ü¡e^u, 

lo                                                        ^^^^H 

aunque  enemigo,  os  la  fiu. 

lo  que        lo                                  ^^^^H 

Fcii}(>v>.    EK.>n  Tcllo,  esperad. 

por  refrenar  malicias,                      ^^^^H 

FcLLu.                                       No  puedo, 

quise,      no                                       ^^^^H 

^             gran  señor,  aunque  os  adoro. 

liunrada,  reprimirlas.                      ^^^^H 

H             que  US  he  ofendido:  A  Hey  moni 

vergonzosa,                      ^^^^H 

■             voy  á  servir  de  Toledo-            (Vase» 

Humé  á  don  Tello  un  dia                 ^^^^H 

^L^ 

y  entre  vislumbres  ardua>                ^^^^H 

^^^^H 

CAammando  cifras,                            ^^^^H 

^B                ESCENA   III 

le  dije:  Diligencias                            ^^^^H 

V      DOM    FCKÜANlaO,    PjISCUAI.   y  riufi«    Bl.ANLA 

juc  alientan  cortesías                      ^^^^H 

y  desinteresadas,                              ^^^^| 

KascA.  Fernando  generoso. 

sí  no  empeñan,  obligan,                   ^^^^H 

■^            á  quien  debe  Casulla 

lian  dado  al  ocio  infame                   ^^^^^| 

■            el  titulo  de  reino 

sospechas  y  premisas                      ^^^^H 

H             si  el  de  Condado  olvida. 

que  á  mi  opinión  se  atreven.           ^^^^H 

^^^      y  en  hermandad  eieiii» 

que  vuestra  fama  eclipsan.              ^^^^H 

^^H      acuartelados  pintas 

Ya  suele  juzgar  verde                       ^^^^| 

^^V      castillos  y  Icones 

la  nieve  quien  la  vista                       ^^^^1 

H            en  unas  armas  mismas, 

por  verdes  vidrieras                        ^^^^H 

^^^       escucha  agravios  tuyos. 

socorre,  cuando  mira.                      ^^^^H 

^^B       porque  enire  injurias  mías 

^M^)ué  mucho,  si  villanos                  ^^^^H 

^^V       á  ti  le  satist'agas, 

ociosos  nos  registran                       ^^^^H 

á  m!  me  des  justicia. 

con  maliciosos  ojos,                         ^^^^H 

Mi  nombre  es  doña  lilanca. 

que  juzguen  á  malicia                     ^^^^f 

ya  blanco  de  desdichas, 

desvelos  de  nobleza,                              ^^M 

¿  quien  airados  ciclos 

queriendo  que  se  midan                         ^^B 

con  triste  aspecto  miran. 

con  sus  intentos  torpes                          ^^| 

Sejíora  destos  montes, 

acciones  comedidas?                         ^^^H 

tiestas  sierras  altivas, 

Kl  veros  tan  afecto                          ^^^^| 

mis  padres  ca. timaron 

diligenciar  prolijas                           ^^^^H 

por  heredarlos  hija, 
única  fui  en  Briviesca. 

agencias  de  mi  hacienda                   ^^^^H 

por  vos  restituida,                            ^^^^H 

solar  y  casa  antigua 

remiso  en  vuestra  casa,                    ^^^^| 

de  mis  antepasados; 

solícito  en  la                                      ^^^H 

notoria  (uc  su  estima. 

cuidando  mis  aumentos                   ^^^H 

Mis  años  eran  pucos 

y  frecuentar  venidas,                              ^^H 

y  menos  la  noticia 

no  siendo  nuestra  sangre                  ^^^^1 

forzosa  á  una  doncella 

por  vínculos  propincua,                  H^^H 

va  madre  de  familias. 
Don  Tcllo  de  Vclasco 

la  edad  ocasionada                            ^^^H 

en  vos  y  en  mí  florida:                          ^H 

(cuyas  tierras  vecinas 

vos  hombre,  mujer  yo,                       ^^H 

le  hicieron,  si  no  deudo. 

y  en  ellas  perseguida                          ^^^^| 

doméstico  en  mi  villa) 

ía  fama,  si  nos  notan                       ^^^^H 

multiplicaba  en  ella 

no  os  cause  maravilla,                     ^^^^H 

frecuencias  compasivas 

que  yo  os  |uro,  don  Tello,              ^^^^H 

á  que  le  ocasionaban' 

que  á  no  ser  presumida                   ^^^^H 

el  verme  sola  y  rica. 

aventurara  aciertos                            ^^^^H 

Menesterosa  entonces 

de  este  confuso  enigma.                   ^^^^1 

de  quien  con  manos  limpias 

Porque  oficiosas  muestras               I^^^H 

mi  hacienda  administrase. 

después  de  tantos  días,                       ^^^^f 

que  en  huérfanos  peligra. 

con  tal  perseverancia                             ^^H 

tomóla  por  su  cuenta, 

aunque  el  silencio  oprima.                     ^^1 

y  al  paso  que  crecían 

señales  acreedoras                                     ^^| 

mis  réditos  y  censos, 

por  sí  mismas  me  avisan,                ^^^^H 

crecieron  sus  visitas. 

que  agencias  sin  retornos                ^^^^B 

I         3o       ^^^^^^^^^^!o^Rgo^^a^vice5t^^^^^^^^^^^^^^^B 

^^_                 ó  mueren  ó  se  eniibiao. 

por  descansar  sus  hombros  ^^^H 

^^H                Ya  yo  me  he  declaradú: 

en  él  su  peso  alivia;                      ^H 

^^H                 quien  debe,  y  noble  libra 

su  amigo  fud'  don  Tello;               ^H 

^^H                 hidalgos  desempeños, 

mas  siendo,  como  afirman,        ^H 

^^ft                 no  quiere  tran^pear  dius. 

en  ellos  sola  un  alma.           ^^^^ñ 

^^^B                Los  vuuslros  reconozco 

gobierno  de  dos  vidas.           ^^^^| 

^^B                y  sé  que  se  acrediun 

debió  tener  por  cierto            ^^^^^| 

^^H                cou  el  curies  silencio, 

que  le  pertenecía                           ^H 

^^H                qUu  cuando  beneficia 

la  acción  de  pretenderme:       ^^^| 

^^H                el  bien  nacido,  calla; 

Y  para  proseguirla                  ^^^H 

^^H                porque  ajusiar partidas 

ocasionó  frecuencias,             ^^^H 

^^H                de  amantes  pretensiones 

sirvióme  al|tunos  días,           ^^^H 
correspondilc  grata,                ^^^^^ 

^^H                serán  mercadurías. 

^^H                Mirad  en  este  caso 

sus  prendas  conocidas,           ^^^^H 

^^H                 lo  que  la  vuestra  arbitra. 

y  el  interés  de  verle,              ^^^H 

^^H               y  sea  desmintiendo 

que  con  tu  Alteza  priva         ^^^H 

^^H                 los  que  nos  íiscalizan, 

me  liicieron  estimarle              ^^^H 

^^H                ó  limitando  el  verme 

con  fe  tan  excesiva,                 ^^^H 

^^H                y  de  mi  casa  y  vida, 

que  cohechando  al  sueño           ^H 

^^H                si  administrador,  dueño 

gozaba  en  él  su  vista,             ^^^H 

^^H                creciendo  á  mi  amor  dichas.» 

Pasáronse  dos  meses,             ^^^^| 

^^H                Dije.  V  él,  cortei>ano, 

volvió,  ya  reducida                 ^^^^B 

^^H                con  lengua  agradecida 

Galicia  á  tu  obediencia,                 ^H 

^^H                no  osó  afirmar  con  alma. 

don  Tcllo  á  esta  provincia;           ^H 

^^H                (que  tal  vez  son  distintíis 

hallóme  ya  prendada,                  ^M 

^^H                palabras  de  intenciones). 

y  supo  que  admitía,               ^^^^| 

^^H                encareció  la  estima 

en  fe  de  sus  tibiezas,             ^^^^H 

^^H               de  mis  ofrecimientos, 

al  dueño  de  su  envidia.         ^^^^| 

^^H               y  Can  respuesta  ambigua 

Disimuló  pesares                    ^^^^| 

^^H               cnrftaraño  esperanzas, 

hasta  que,  vengativa,            ^^^H 

^^H               puesto  que  ya  yo  vía 

su  espada  en  esta  caza           ^^^H 

^^H               que  amante  que  no  otorga 

le  hiere  y  me  lastima.            ^^^^| 

^^H               es  fuerza  que  despida. 

A  tu  favor  se                          ^^^H 

^^K^          Partióse  á  vuestra  corte. 

contra  mi  amor  conspira,      ^^^H 

^^^^K         y  en  ella  comunica 

y  huyendo  tus  venganzas       ^^^H 

^^^^H         secretos  á  don  Diego. 

las  imposibilita.                       ^^^B 

^^^^H        cuya  amistad  antigua 

Despacha,  Rey,  enojos          ^^^H 

^^^^^H        abrió  puertas  al  alma, 

que  vuelen  y  le  sigan.           ^^^H 

^^^^^^         (si  es  licito  el  abrirla 

alas  de  fuego  lleva                  ^^^H 

^^H               en  daño  de  tercero 

ia  espada  de  justicia.               ^^^H 

^^H               quien  guarda  cortesías); 

T(ído  el  poder  lo  alcanza;      ^^^H 

^^B               dijo,  que  si  me  hallase. 

á  Dios.  Fernando,  imita               ^H 

^^B                volviendo,  maravilla 

la  furia  de  los  reyes                ^^^H 

^^H               de  ausentes  con  firmeza. 

que  igualmente  castigan         ^^^H 

^^H               entonces  dispondría 

agravios  coronados,               ^^^^M 

^^H               su  amor  y  mis  deseos; 

privanzas  ofendidas,              ^^^H 

^^H               porque  aunque  se  cdilica 

«in  reservar  lugares                ^^^H 

^^H               de  piedras  una  casa, 

los  rayos  de  su  ira.                        ^H 

^^H               se  cae  sí  no  se  habita. 

Fkknan.    Más  siento  vuestro  pesar              ^M 

^^H               Partió  Tcllo  á  la  guerra. 

que  el  que  mi  enojo  interesa:       ^| 

^^H               y  mientras  se  ejercita 

alzad,  alzad.                                   ^| 

^^H               en  merecer  laureles. 

Pascual.                       Pulla  es  ésa;            ^M 

^^H           *    acá  le  descaminan 

^qu¿  diablos  tiene  de  alzara  ^^^H 

^^H                la  paz,  curiosidades 

Estése  quedo:  ¿no  veyc         j^^^H 

^^H               que  siempre  patrocinan 

que  es  nuesa  ama?                fl^l 

^^H               amores,  cuando  el  ocio 

Blanca.                                 Sois  Rey  vS33^| 

^^H               á  la  ocasión  prohija. 

sol  de  (España.                              ^H 

^^H                llabiamc  alabado 

PASCUAL.                          Mas,  por  Dios,     ^H 

^^H               don  Tello  por  la  cifra 

^•y  qué  era  su  merced  el  Rcye?     ^M 

^^B               de  hermosas  y  discretas; 

Somos  bestias  los  villanos.          ^M 

^^B                estaba  yo  ofendida 

No  en  balde  trae  otro  par             ^H 

^^H                de  necias  dilaciones 

de  manos,  que  para  dar                ^H 

^^H                que  plazos  diferían. 

todo  el  Reyc  ha  de  ser  manos:     ^| 

^^H                pecando  de  groseras 

déme  una  pata  á  besar.                 ^H 

^^H                por  sobra  de  advertidas. 

^H 

^^^^^          Vino  don  Diego  á  verme 

^^^^B 

^^^^K        cuando  esta  monarquía 

^^^^^H 

^^^^^^^^^^^^^"^               ACTO    primero" 

^^^■H 

^^              ESCENA  !V 

Fernán. 

¿No  queréis,  Blanca,  mal  vos  ^^^H 
á  quien  preii-njéis  dar  celos?             ^^^^| 

^hsirn  Du»  Gakcí*  y  Dun  OuTiEnHE.— Dichos. 

Blanca. 

Con  tormentos  más  extraños            ^^^^H 

Bc(a.    Aunque  fué*  f^ranJc  la  herida 

rigor,                                ^^^^H 

V          no  corre  riesgo  su  vida. 

que  estos  no  son,  grati  señor,           ^^^^H 

niNAN.   Todo  hoy  ha  sido  azar; 

^^^^H 

¿adonde  don  Dicj;o  csU? 

Fbrnan. 

¿Pues  qué?                               ^^^^| 

nEM.    En  esta  quima  procura 

Blanca. 

Desengaños.          ^^^^| 

la  piedad  y  la  hermosura 

Femnan. 

Decís  bien:  y  según  eso                    ^^^^H 

de  quier>  hospicio  icda 

ninguno  cual  yo  podrá                    ^^^^H 

que  el  regalo  y  la  caricia 

ejecutarlos;  ya  está                            ^^^^H 

disminuyan  su  dolor. 

quien  os  ha  ofendido  preso.             ^^^^H 

■*K.    Cura  por  ensalmo  amor. 

Kr.ANCA. 

¿Quién,  señor?                                 ^^^^| 

Ya,  Blanca,  lengo  noticia 

Fernán, 

Don  Tello.               ^^^H 

de  que  os  conocen  por  dueño 

Blanca. 

¿Dónde?        ^H 

esia  quinta  y  su  lupar; 

Fbrnan. 

No  csiá  la  pena  distinta                    ^^^^| 

con  una  acción  he  de  dar 

del  delito;  vuestra  quinta                  ^^^^| 

dos  saludes  al  empeño 

al  unn  y  al  otro  esconde.                  ^^^^H 

de  voluntad  con  que  os  llama 

Llegó,  la  espada  desnuda,                  ^^^^H 

el  herido  su  acreedora, 

á  mi  presencia  don  Tello;                 ^^^^H 

y  al  mal,  que  siempre  mejora 

humilló  á  mis  pies  su  cuello,            ^^^^| 

viendo  á  su  prenda  quien  ama. 

que  siempre  la  ofensa  es  muda,      .^^^^H 

Yo  quiero,  siendo  el  doctor. 

y  yo.  si  no  vengativo,                      ^^^^H 

que  de  una  vez  convalezcan : 

justiciero,  le  mandé                          ^^^^H 

méritos  suyos  merezcan 

prender  aquí  mientras  dé                  ^^^^H 

el  mío  y  vuestro  favor. 

don  Diego,  puesto  que  vivo,             ^^^^H 

Hoy  le  habéis  de  dar  la  mano, 

miedo  al  peligro.  Cortarle                ^^^^H 

que  es  la  más  fusta  venganza 

pienso,  cuando  os  desposéis,            ^^^^| 

que  apetece  su  esperanza 

cabeza.                                          ^^^^| 

y  vuestro  amor. 

Blanca. 

No  querréis,                           ^^H 

twcA.                              Mucho  paño 

señor,  esc  premio  darle                    ^^^^H 

en  que  esté  tan  por  tu  cuenta, 

á  quien  os  ha  reducido                    ^^^^^| 

>4ran  señor,  nuestra  ventura. 

casi  un  reino  amotinado.                 ^^^^^| 

porque  la  envidie  segura 

Fernán. 

Su  ti  sea!  sois  y  abogado;                   ^^^^H 

quien  sus  principios  violenta. 

justicia  me  habéis  pedido;                j^^^^H 

Pero  ¿á  quién  tengo  de  dar 

pues  ^cómo  alegáis  ahora                ^^^^H 

la  mane  que  disponéis? 

servicios  suyosi^                               ^^^^| 

»AN.   ¿Cómo  á  quién?  ¿Vos  no  queréis 
a  don  Diego? 

Bl\nca. 

No                          ^^^^1 

indignos  de  compasión                     ^^^^H 

»CA,                        ¿Yo?  Obligar 

los  agravios.                                      ^^^^H 

me  supo  poco  don  Tello; 

Fkrnan. 

Pues,                            ^^^^H 

pero  en  efecto,  señor. 

6  vos  le  habéis  de  llorar                   ^^^^H 

in\N.   ¿Tenéis  á  dun  Tello  amor? 

hoy  sin  vida  á  vuestros  ojos,           ^^^^H 

.WcA,   En  los  ojos  puede  vello 

ó  para  atajar  enojos                        ^^^^| 

Vuestra  Ákcza,  si  le  pido 

con  vos  se  ha  de  desposar.               ^^^^^ 

venganza  del,  ¿de  qué  suerte 
le  tendré  amorr  Caso  fuerte 

Blanca. 

Como  perdón  se  le  dé                        ^^^^H 

los  pies  mil  veces  os  beso.                ^^^^H 

es  que  á  don  Diego  haya  herido. 

Fernán. 

Sosegaos,  que  no  está  preso             ^^^^H 

y  que  ofendiéndoos  á  vos 

^^^^H 

se  ausente  y  huya  seguro. 

Blanca. 

¿Pues  dónde?                     ^^^H 

iisAN.   Aunque  entenderos  procuro, 

Fr.RNAN. 

No                 ^^H 

no  os  doy  alcance,  por  Dios. 

Blanca. 

¿Ya  engañan  las  majestades?           ^^^B 

Si  don  Diego  os  ha  obligado 

Fekn.\n. 

Siempre  que  engañan  bellezas                ^^1 

y  vos  le  correspondéis, 

importa  que  sutilezas                              ^^| 

¿qué  más  venganza  queréis 

desembocen  voluntades.                        ^^H 

queá  don  Tello  desterrado 

De  la  vuestra  he  colegido                  ^^^^^ 

r  i  su  enemigo  mayor 

queá  título  de  ofenderle                   ^^^H 

dueño  vuestro? 

procurábades  tenerle                        ^^^^H 

A»CA.                              Ya  yo  sé 

antes  preso  que  perdido.                 "^^^^1 

que  cuando  en  posesión  ve 

Blanca. 

Confieso  aqucs.i  verdad.  ^^^^^1 
Pues  para  desagraviarla                   ^^^^H 

quien  ama  al  competidor, 

Fernán. 

se  abrasa;  y  sé  que  don  Tello 

si  intentases  disfrazarla,                   ^^^^H 

por  extremo  ha  de  sentirlo. 

y  es  bien  premiar  voltintad             ^^^H 

mas  no  atormenta  el  oirlo 

de  quien  arriesgó  su  vida                  ^^^^H 

tanto,  señor,  como  el  vello. 

por  lograr  en  vos  su  amor,              ^^^^H 

Venga  y  muera  entre  desvelos 

y  es  digno  destc  favor                       ^^^^H 

quien  nos  ofende  á  los  dos. 

mi  intercesión  y  su  herida,              ^^^H 

!EÑTE 


hoy  habóis  de  ser  esposa 
de  don  Diego,  y  yo  el  padrino; 
deslierre  su  de!>al¡nu 
á  quien  con  ira  alevosa 
aguarda  que  yo  me  pierda 
en  csias  sierras  ca/.andu, 
y  á  quien  eslimo  enf^añando 
ofende;  asi,  vos  sois  cuerda 
y  en  vuestra  discreción  lunda 
su  salud  quien  os  adora. 

Bi.ANXA.    jGran  señor!... 

Feknan.  Más  acreedora 

es  la  voluntad  secunda, 
que  á  don  Diego  confesáis, 
que  la  que  don  Tcllo  os  dehe, 
pues  á  amaros  no  se  atreve 
mientras  celos  no  le  dais. 
iNcv.   No  es  bastante  razón  esta 
para  que... 

Fernán.  Ved  á  don  Diego. 

Blanca.   No  violente  mi  sosiego 
vuestra  Alteza. 

Pascual.  ¿Rcyc  artesa? 

Kü-RNAN.   Yo  ^uslo  deslo. 

Üi.ANCA.  Alma  mia, 

contra  vos  no  huy  Majestad. 

Pascual.  ^Reyc  uricsa? 

Khknan.  Entrad,  entrad. 

íPascoal.  Entre  vuesa  arteseria.  (Vanse.) 


ESCENA  V 

Tutts  KoKOi  peleando  Con  DohTklj  q,  y  dettmintiolui 
Al¡  Piii'K.(m,  t^mbtcH  «loro. 

Alí. 
Dejadle,  deteneos, 
que  para  tal  Alcidcssois  pigmeos; 
por  Alá  soberano 
que  vibra  Jüve  rayos  en  su  mano. 
¿Hay  valor  semejante? 
|Bárbaros,  retiraos,  quitaos  delante. 

Los   TKKS. 

|]Muera! 

Al¡. 

¿Cómo  que  muera? 
A  vuestras  manos,  desdichado  fuera. 
¿Hay  más  bizarro  aliento? 

MURU    PRIMEHO. 

Cuatro  nlcaidesha  muerto. 
Alí. 

Kuctan  cienlt), 
fueran  mil  y  aún  son  pocos 
para  el  esfuerzo  suyo.  Apartad,  locos, 
retiraos,  ó  á  su  lado 
haréis  por  fuerza  lo  que  no  de  grado. 
¿De  cuándo  acá,  atrevidos, 
me  desobeilecéis? 

,Moko  sEoiNiJü. 

Muertos  y  heridos 
piden  justa  venganza. 


ALf. 

iOh,  infames!  por  Mahoma^  si  os  alcanza 

la  cimilarra  mia, 

que  habéis  de  llorar  Irágico  este  dia. 

iMuHO   1'MI.MhKO. 

Eres  Príncipe  nuestro. 
Obedecerte  es  fuerza. 


ESCENA   VI 

Al  í  y  Don  Tu  1,0 

Al.í. 

Envidia  muestro 
á  lu  valor;  sosiega, 
recóbrale,  descansa,  que  no  ciega 
la  emulación  honrosa, 
pues  también  hay  envidia  generosa. 

Don  Tello. 
Mayor  me  la  ha  causado 
tu  noble  proceder;  ya  he  respirado 
del  riesgo  que  corría, 
descanso  en  brazos  de  lu  cortesía; 
porque  en  el  bien  nacido 
lo  mismo  es  obligado  que  rendido. 
Logra  victorias,  toma. 

( Vate  ti  dar  la  t*paét 

Alí. 
No  has  de  vencerme  en  todo,  por  Mahoma; 
basld  que  en  lo  hazañoso 
salgas,  Marte  cristiano,  victorioso. 
Envaina  el  noble  acero 
y  págale  mejor,  que  más  te  quiero, 
cuando  obligarte  trato, 
conmigo  armado  que  con  él  ingrato. 
¿Adonde  ibas?  ¿Quien  eres? 

Don  TKLr.o. 
Yo  soy  un  escarmiento  de  mujeres; 
juego  de  sus  mudanzas; 
verdugo  de  mis  mismas  esperanzas. 
Por  una  que  me  quiso 
me  destierra  el  amor  del  paraíso 
de  su  hermosura  ingrata; 
una  inconstancia  ausente  me  maltralu; 
una  amistad  aleve 

faga  en  traiciones  la  lealtad  que  debe. 
In  Rey  á  quien  hechiza, 
ciego,  sus  desaciertos  autoriza; 
Y  porque  satisfago 
injurias,  me  dcstierra  y  iievoel  pago 
que  dan  pasiones  reales; 
mas  ¿cuándo  se  premiaron  los  leales? 
Yo,  moro  generoso, 
huyo,  en  efecto,  amando  por  celoso, 
por  noble  vengativo, 

Eor  vasallo  de  un  Rey  ponderativo. 
*e  quejas  de  privados 
3ue  injurian  amistades,  destemplados, 
cterminé  en  Toledo 
dar  lugar  al  rigor,  sagrado  al  miedo, 
lástima  á  su  Rey  moro, 
contento  ausente  á  la  beldad  que  adoro, 
pesar  á  mis  amigos, 
venganza  á  envidias,  al  amor  castigos, 


ACTO    PMMERO 


33 


:encia 

lüs  peligrus  de  la  ausencia, 
esesperado, 
xlo  es  uno,  loco  y  dcsdcñado; 
ne  esia  larde 

me,  lu  campo  c  hizo  alarde 
'aior,  la  locura. 
Jos  que  juzgara  por  ventura, 
riendo  el  morir  cicrtu 
onrosü  blasón  es  quedar  muerto 
DS  de  escuadrones 
^Jvidos,  afjravios  y  Iraicioncs. 

H 

íTtu  Rey  le  debo 

agravio  que  me  avisas  nuevo; 

O  á  lu  falso  amigo, 

ni  dicha  estribaba  en  su  castigo; 

0  más  á  tu  dama, 

c  conozco  porque  le  desama, 
le  será  excelente 
ín  hermosa,  como  tú  valiente, 
igor  coronado 
huyendo  que  irritó  un  privado 

1  Bey  de  Toledo 

tu  amparo,  príncipe  le  heredo. 
Irán  me  llamo, 
i6n  es  mi  padre,  nobles  amo, 
que  sobre  todos 
tas  blasones  de  los  godos, 
[¡nación  de  .Marte 

li  amparo  me  trajo  hacia  csi.n  parte; 
D  es  la  vez  primera 
le  recibe  el  Tajo  en  su  ribera. 
US  márgenes  rojos 
\Df  si  no  triunfos  de  despojos, 
sueñas  señales 

le  á  hacer  aplausos  de  cristales. 
n  visto  mis  hazañas 
llterior  Castilla  las  montañas, 
a  llorado  su  estrago 
rvados  cerros  de  Buitrngo. 
linctina  presa 
^M£  rríis  armas  intuicsa 
■Í|Ue  hoy  consigo 
HKr  sanarte  por  amiyo. 
lemos  á  Toledo, 

S  que  amante  persuadirte  puedo, 
con  diez  mil  hombres 
lo  asaltes,  tu  enemigo  asombres, 
isma  patria  tema, 
s  te  dé  en  su  silla  su  diadema, 
nbrandu  tu  tama 

Kor  reinar  tu  fácil  dama. 
Don  Tello. 
encroso, 
•o  desdichado  soy  dichriso, 
esos  pies. 

Aü. 


^B  La  mano 

PWjor?  Por  .Mahoma  soberano 

le  inclinas  á  amarte, 

irte  que  me  atrevo  á  entronizarte 

cristiana  villa 

loo,  antes  condado,  de  Castilla. 

COMEDIAS  DE  TIRSO  DE  MOLliNA. — TOMO  II 


^Quieres  hacer  hoy  prueba 
de  mi  amistada 

DoN  Tello. 
Mi  lauro  (i)cs  que  tan  nueva 
contigo  pueda  tanto. 
La  lealtad  es  blasón  ilustre  y  santo; 
nobleza  me  acompaña, 
no  ha  de  infamar  segunda  vez  á  España 
otro  Julián  secundo, 

oprobio  del  Bainismo,  asombro  al  mundo. 
Reine  inlinilos  años 
Fernando,  y  denle  luz  los  desengaños 
que  eclipsa  un  lisonjero; 
de  cuantos  me  prnmetes  sólo  quiero 
un  favor  que  me  llama 
á  nueva  dicha. 

Aü. 
¿Y  es? 
Don  Tello. 

Robar  mi  dama, 
que  será  fácil  cosa; 
porque  cerca  de  aquf,  ni  recelosa 
de  asalto  semejante, 
ni  con  pesar  de  que  olvidó  á  su  amante, 
al  pie  de  la  Bureva 

mora  una  quinta,  donde  Flora  nacva, 
los  planteles  que  pisa 
ro^as  la  sirven  y  la  adulan  risa. 
La  soledad  ociosa 
y  la  sierra  de  suyo  tan  fragosa, 
que  al  ciclo  besar  piensa, 
de  sí  misma  presidio  es  su  defensa. 
Si  de  sus  sierras  altas 
franqueamos  estorbos,  y  la  asaltas 
en  el  silencio  obscuro, 
de  agravios  y  de  celos  me  aseguro; 
mis  pesares  mitigo, 

venganza  cobro,  injurio  á  mi  enemigo, 
y  viendo  que  pudiera 
destruirle  este  reino  si  quisiera, 
dejándole  sin  daño, 
obligo  al  Rey,  si  no  !e  desengaño; 
con  que  ofrecerle  puedo 
perpetua  esclavitud,  vuelto  á  Toledo. 

Alí. 

No  digas  más;  mis  moros, 

mi  voluntad,  mis  armas,  mis  tesoros 

son  tuyos;  la  fortuna 

patrocine  tu  amor;  cubra  la  luna 

presunciones  de  plata 

aquesta  noche  á  tus  intentos  grata. 

Don  TrLLo. 
Pon  tus  pies  en  mi  cuello. 
Alí. 
Alza  y  marchemos.  ¿Llamaste?.., 
Don  Tello. 

Don  Tello, 
( Vatist.í 


(i)    En  la  iniprciion  de  bcvilla  JiccvMiJagro*. 


t 

^^^^^^P                                                 SAN                            ^^^^^^^^^^^^^H 

w 

"                           ESCENA  Vil 

que  compasión  pudo  darme,  ^| 
y  curiosa  de  saber                        ^H 

1 

Salen  Ca&ii.ua,  de  mora  Incurra,  y  Axa,  muía. 

Ivjs  misterios  en  que  estriba  ^M 
de  tanta  gente  cautiva                  ^H 

H 

CAStLUA.  Mira  si  alguno  nos  vio. 

la  profesión.  Mego  á  ver,             ^H 

B 

Ax*.         ^No  basla  que  Alá  nos  vea 

no  se  si  te  diga  engaños               ^H 

H 

si  Mahonia,  que  desea 

de  la  nuestra.                                ^H 

^L 

m                  aue  seas  reina,  se  ofendió 
H                 de  que  üeves  cada  día 

Axa.                               ,;Rstás  en  liP          ^H 

^M 

Casilua.  Será,  prima,  frenes!                     ^H 

^M 

^^^n           de  comer  á  los  cristianos 

que  quiere  eclipsar  mis  años.     ^^ 

^H 

^^Hf          y  que  por  lus  mismas  manos 

.Mas  nadie  ya  me  persuada 

^P 

^^"^          los  rcgiíles? 

después  que  en  su  escuela  asisto, 

^r 

CfcsiLUA.                      No  serla 

que  si  es  falsa  la  de  Cristo 

^L 

_^                 61  lan  sanio  y  tan  profeta 

no  es  su  ley  más  concertada.      ^^ 

^H 

■                 si  mostrase  indignación 

Hallo  mil  contradicciones           ^H 

^1 

^L^            porque  tengo  compasión 

en  la  de  nuestro  Alcorán,           ^^| 

^M 

^^H            dcslos  miseros:  respeta 

y  que  sus  preceptos  dan             ^^| 

^H 

^^^k           el  que  es  üel  todo  retrato 

licencias  y  no  razones.               ^^M 

^1 

^^^B          de  su  Principe  y  en  él 

Si  le  pregunto  ¿  un  cristiano     ^H 

^1 

^^^B          (ya  este  en  lienzo,  ya  en  papel) 

¿cómo  puede  ser  que  Dios         ^H 

^H 

^^^1          pena  de  ofenderle  ingrato. 
^^^1          Mostrar  su  lealtad  procura, 

con  naturalezas  dos,                   ^^M 

^H 

siendo  divino  y  humano,           ^^M 

^1 

^^^1          y  cuando  en  él  ve  su  cara, 

sola  una  persona  sea?                ^^| 

^1 

^^^1         no  en  el  lienzo  vil  repara, 

con  discursos  y  sentencias,       ^H 

^H 

^^^B         sino  sólo  en  su  íi;.'Ura. 

ejemplos  y  congruencias           ^H 

^H 

^^H         De  Alá  semejanza  son 

me  ocasiona  á  que  lo  crea.        ^H 

^M 

^^^1          lus  caut/vos,  Axa  mía; 

No  hay  tan  difícil  secreto           ^H 

^H 

^^^B         él  los  conserva  y  ios  cría. 

en  su  ley  que  no  permita           ^^M 

^1 

^^^B         y  en  esto  no  hay  distinción 

dispulas  con  que  acredita          ^^M 

^1 

^^^H         de  nosotros,-  poco  va 
^^^B          para  que  yo  los  estime 

su  fe  el  cristiano  discreto.          ^H 

^1 

Pregunta  tú  á  un  alfaquí,          ^H 

^H 

^^^^         (sí  un  ellos  su  copia  imprime 

ó  al  morabito  mayor,                 ^H 

^1 

^^^B          y  son  retratos  de  Alá), 

,;por  qué  causa,  siendo  amor      ^H 

^H 

^^^H          que  la  materia  sea  ó  no 

unidaJ  que  enlaza  en  si                ^H 

^1 

^^^B          de  valor,  pues  le  retrata. 

dos  almas,  es  bien  conceda         ^^ñ 

^1 

^F               que  no  al  lienzo  ni  á  la  plata, 

Alá,  contra  su  decoro,                ^^| 

^P 

P                la  imagen  respeto  yo. 

ley  para  casarse  el  moro            ^H 

^F 

Axa.         Siendo  tú  Princesa... 

con  cuantas  sustentar  pueda?    ^H 

K^ 

Casilda.                                  lAy  Axa!: 

Si  le  replicas  diciendo                  ^H 

^k 

K                ¡quién  te  pudiera  decir 

que  el  amor  pide  igualdad         ^H 

^H 

^t^           cosas  que  intento  encubrir 

y  dando  mi  voluntad             ^^^H 

^M 

^^^L           y  no  puedo!  Juzga  bdja 

al  esposo  que  pretendo          ^^^H 

^H 

^^^B          y  extraña  lui  inclinación, 

es  justo  me  satisfaga             ^^^H 

^1 

^^H          que  una  vez  c^ue  no  piedad, 

con  UR  alma  toda  unida,       ^^^H 

^1 

^^H          sino  la  curiosidad, 

entera  y  no  repartida,                  ^^| 

^H 

^^H           nic  llevó  á-ver  su  prisión. 

que  aoiur  con  amor  se  paga,     ^^| 

^M 

^^^P          aprendí  cosas  en  ella 

responderá:  no  hay  cuestiones   ^H 

^H 

^^^^           con  que  infinitas  me  t^bliga. 

para  eso  en  mi  ley  sagrada;        ^H 

^1 

■               é  que  los  ame  y  los  siga. 

sólo  consiste  en  la  espada          ^H 

^V 

"^                ,;l'odrénie  yo,  prima  bella, 

su  verdad,  y  no  en  razones:       ^^ 

V 

liar  de  tí? 

yo  defiendo  y  no  disputo. 

^L 

_  Axa.                       Si  me  amaras 

Pues  si  no  hav  más  fundamento. 

^1 

■                  pudieras  no  me  agraviar 

A.\a,  nuestro  entendimiento, 

^1 

K                 con  tener  y  recelar 

¿en  qué  difiere  del  bruto?             ^J 

^1 

H                 secretos  en  que  reparas. 

Según  aquesta  quinu-ra                ^H 

^H 

H                 ,;Tan  poco  te  estimo  yo 

que  discursos  no  consiente,       ^^| 

^H 

H                 que  cuando,  lo  que  no  creo. 

el  que  fuere  más  va'íentc           ^H 

^P 

F                 le  arrojara  tu  dcsco 

tendrá  ley  más  verdadera.           ^H 

■^ 

á  amará  un  cautivo.., 

De  donde,  por  que  te  asombrcSi^H 

H^ 

Casiliia.                                       No; 

saco  que  es,  en  conclusión,       ^^1 

^h 

■|                 no,  prima,  cierra  la  boca; 

mefür  ley  la  del  Icún                         ^ 

^M 

^L^           i  todos  juntos  los  amo: 

que  despedaza  á  lus  hombres.          . 

^M 

^■^K          pero  no  por  isto  iofamo 

AxA.         Suplicóte  que  no  tratos              ^^M 

^H 

^HV          mi  opinión,  liviana  ó  loca. 

en  eso,  que  me  das  pena.           ^^M 

^P 

^^XA.         Pues  ^qué  tienes  que  liarmcr* 

Casilda.  Su  ley,  Axa.  será  buena             ^H 

H 

Casiijia.  Mira,  después  que  frecuento 
m                  el  calabozo  violento 

mas  hucleme  á  disparates.         ^^M 

■ 

AxA.         Esa  es  blasfemia.                  ^^^^ñ 

HHHBI^^^^^*^           Oye  ahora. 

siendo  en  los  vicios  defeto?           j 

1 

¿Persuadirástc  á  creer 

¿Que  necesite  escalera                  1 

^^^1 

que  M ahorna,  para  ver 

para  subir  á  gozar                         1 

^^^^1 

los  palacios  que  AlA  mora,  • 

la  gloria  que  le  han  de  dar            I 

^^^1 

suba  por  una  escalera 

el  moro  que  en  Alá  espera?         1 

^^^^1 

á  los  sieie  Paraísos 

Anda,  prima-                                1 

^^^H 

que  nos  vende;  y  que  divisos 

AxA.                              No  disputo              " 

^^^1 

unos  de  otros,  cada  esfera. 

en  lo  que  manda  Mahoma. 

^^^1 

conforme  afirma  en  la  Suna 

CxsiKUA.  Consiste  en  que  beba  y  coma 

^^^^H 

y  en  el  Alcorán,  dilata 

la  «loria  torpe  del  bruto. 

^^^1 

por  ellos  tanto  oro  y  píala 

no  del  alma,  cuyo  ser 

^^^^1 

que  empobrece  la  fortuna? 

es  substancia  inmaieriai 

^^^H 

^Tanto  d¡a;nante  y  topacio, 

que  estriba  intelectual 

^^^H 

tanta  tnuliiiud  de  perlas 

en  amar  y  en  entender. 

^^^^1 

que  no  hay  ojos  para  verlíis; 
lauto  jardín  y  palacio. 

Ríete  de  aquel  banquete. 

^^^1 

donde  coronando  al  vicio, 

^^^^1 

tanto  arroyo  cristalino. 

desde  el  día  del  juicio 

^^^1 

^^H         que  sieie  ciclos  regando 

nuestro  Alcorán  nos  promete 

^^^^H 

^^^H        están  perennes  brotando 

tanto  manjar  sazonado, 

^^H 

^^^1        néctar,  leche,  n^icl  y  vino? 

tanto  vino  generoso. 

^^H 

^^^H         ijAquel  árbol  que  se  nombra 

tanto  vestido  curioso. 

^^H 

^^H         Tubba,  tan  grande  y  frondoso. 

tanto  joyel  esmaltado,                    ■ 

^^^^1 

^^^P        que  descansa  deleitoso 

dando  por  postre  un  limón           1 

^^^H 

^^™^        el  ciclo  todo  á  su  soníbra: 

á  cada  moro  que  huela                 ^ 

^^^H 

^1               de  tanta  t'elicidad 

y  abriéndose  (¿hay  tal  novela?) 

^^1 

^^^         que  cada  hoja  es  un  tesoro 

salga  del,  con  perfección 

^^1 

^^^B         y  siendo  la  mitad  de  oro 

extraña,  una  dama  hermosa 

^^H 

^^^H         es  plata  la  otra  mitad; 

que  con  su  moro  se  enlace 

^^H 

^^H        donde  el  nombre  de  Alá  sanio 

y  en  fe  que  le  satisface, 

^H 

^^H         y  de  Mahoma  está  escrito. 

con  vida  torpe  y  ociosa, 

^^^^H 

^^H         sin  juzgarle  por  delito 

sin  dividirse  los  dos, 

^^^1 

^^H         que  un  hombre  merezca  tanto? 

estén  así  cincuenta  años; 

^^^H 

^^H        ^  Para  qué  tapicerías 

¿son  dignos  estos  engaños 
de  la  pureza  de  Dios? 

^^^H 

^^^1         de  píirpura  y  seda  en  redes 

^^^^H 

^^^B         adornando  sus  paredes. 

Ax\.         Señora,  tií  estás  perdida. 

^^^H 

^^^B         donde  sin  noches  los  días 

Casilda.  Yo,  prima,  me  ganaré. 
AxA.         ¿Que  mucho  que  Alá  te  dé. 

^^^^H 

^^^K        no  necesitan  de  abrigo? 

^^^H 

^^B        ¿Para  qué  alcatifas  untas. 

siendo  á  su  ley  atrevida. 

^^^^B 

^^^         si  estrellas  pisan  las  plantas 

la  enfermedad  que  padeces? 

^^^H 

H               de  Alá  y  de  quien  es  su  ami{*o? 

Casilda.  Antes  por  favor  la  estimo, 

^^^H 

^^H          ¿Para  qué,  si  la  sed  falta. 

pues  los  intentos  reprimo 

^^^H 

^^^P         aquellas  dos  fuentes  bellas 

de  mi  padre,  cuantas  veces 

^^^^B 

^^^^         que  con  cada  t;ota  dellas 

me  pretende  dar  empleo. 

^^^H 

^m              de  plata,  Apolo  se  esmalta? 

que  es  intolerable  pena 

llorarme  después  ajena                  , 

^^H 

H              ¿Cómo  podré  yo  creer. 

^^^H 

H              sin  que  el  seso' se  desmande. 

si  á  mi  misma  me  poseo.              1 

^^^^1 

^^^         que  cada  fuente  es  tan  grande 

Vete  y  déjame  gozar                      1 

^^^H 

^^^B         que  llega,  prima,  á  tener 

á  solas  mis  pensamientos;               j 

^^^^1 

^^H         sesenta  mil  y  más  leguas? 

para  el  triste  no  hay  contentos 

^^^H 

^^H        ¿Hay  disparate  mayor? 

como  el  no  comunicar 

^^M 

^^H        ¿Y  que  ofrece  en  derredor. 

discursos  si  no  es  consigo. 

^^^B 

^^H        por  dar  al  cansancio  treguas, 

Ax\.         Voime,  pues  tú  me  lo  mandas. 

^^^H 

^^H         más  tazas  y  vasos,  prima, 

Amor,  que  riscos  ablandas, 

^^^^B 

^^^B         que  tiene  estrcliss  e  ciclo, 

si  sospechas  luyas  sigo. 

^^^1 

^^^H         donde  bebe  sin  recelo 

la  princesa  se  enamora 

^^^^1 

^^^H         quien  sus  deleites  estima? 

de  algún  cristiano  que  preso 

^^^H 

^^^B         ¿Donde  la  torpeza  gozc 

le  ha  mudado,  como  el  seso, 

^^^H 

^^^B         vírgenes,  si  es  que  lo  son, 

el  alma,  pues  ya  no  es  mora. 

^^^H 

^^^B         las  que  en  lasciva  afición 

Yo  averiguaré  verdades. 

^^^^B 

^^^B         el  vicio  torpe  conoce; 

puesto  que  bastantes  son 

^^^H 

^^H        donde  comiendo  de  modo 

para  su  averiguación 

^^^H 

^^H         que  nunca  el  manjar  enfada, 

tristezas  y  soledades.  (V"*'} 

^^^H 

^^H        para  el  alma  no  haya  nada 

^^^H 

^^^B         siendo  para  el  cuerpo  lodo? 

^^^H 

^^H         ¿Persuadiráse  el  discreto 

^^^^1 

^^H         que  es  fehciddd  tener 

^^^H 

^^H         necesidad  de  comer 

^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^B-                     J^^^H 

3 

■             36            ^^^^^^^^^^LOS  LAGOS  DE             VICENTE           ^^^^^^^^^^^^H 

^^                         ESCENA  VIII 

^-dc  qué  suene  ha  de  ser  esto       ^H 

^^^H                               Casilda, 

para  que  su  fe  me  cuadre?           ^^M 
IJna  peisona  que  es  padre            ^^M 

^^H                Pura  esfera  de  crislal. 

y  origen  de  todo  el  bien,              ^^M 

^^^^^_          comuniquemos  las  dos 

con  un  hijo,  pues  jen  quien        ^^M 
le  engendra,  no  habiendo  madre? 

^^^^^h         á  bolab;  un  sulu  Dios 

^^^^^V          sé  que  hay,  por  \u¿  natural; 

^'Un  hijo  de  luz  sagrada                        i 

^^^V               pinlamelu  corporal 

que  siempre  engendra  este  abismo     , 

^^H                la  ley  de  nuestro  Profeta, 

s  siempre  se  queda  el  mismo       ^J 

^^H                que  á  deleites  se  sujeta, 

sin  añadírsele  nada.**                    ^^M 

^^H                que  come  y  bebe  entre  tiorcs, 

^'Habrá  quien  me  persuada          ^H 

^^H                que  en  materiales  amores 

no  ser  el  cngendrador                  ^^M 

^^^K^           almas  y  cuerpos  inquieta. 

en  tiempo  y  edad  mayor               ^H 

^^^^^K          Ensi-ñamc  la  razón 

que  el  hijo  y  cuandolc  hereda,    ^^ 

^^^^^H          que  si  amor  se  comunica 

que  de  uno  y  otro  proceda                 J 

^^^^^H          aqui  es  porque frucliílca 

otro  que  lodo  es  amor?                ^H 

^^^^^H          la  humana  propagación; 

¡Tres  con  una  voluntad!               ^H 

^^^^^H          nu  hav  allá  generación 

¡Tres  con  un  entendimiento!       ^H 

^^^^^1         de  individuos,  porque  estriba 

¡Tres  de  un  solo  pensamiento      ^H 

^^^^^H          su  gloria  en  que  eterno  viva 

y  en  tres  sota  una  deidad!             ^^M 

^^^^H          quien  et  alma  le  dirige. 

^Quién  me  dará  claridad              ^H 

^^^^H         pues  ^'püf  qué  lo  torpe  elige 

para  no  dudar  después?               ^H 

^^^^H          y  de  lo  casto  nos  privap 

Ciclo,  que  mis  ansias  ves,           ^^H 

^^^^^1          Díceme  la  ley  cristiana 

enséñame  destos  dos             ^^^^ñ 

^^^^^1          que  en  estos  cautivos  miro. 

cuál  es  verdadero  Dios.         ^^^^M 

^^^^^ft         misterios  de  que  me  admiro 

^^^^M 

^^^^^1         y  casi  á  su  fe  me  allana, 

ESCENA  IX              ^^H 

^^^^^Hr         una  deidad  soberana, 

_^^^ 

^^^^^^K         pura,  limpia  y  absoluta 

Salen  dos  (ilAVTtvo»  con  a^aiíoiiej.— Dicha.         I 

1 

^^^^^H         me  enseña  con  que  refuta 

CAt;T.  1. 

*  Digo  que  es  uno  y  son  tres           ^j 

^^^^^H         de]  moro  los  fundamentos, 

y  que  he  acertado  el  enigma.       ^H 

^^^^^H         un  ciclo  sin  elementos 

Casilda 

¡Válgame  el  ciclo!  ,;quién  da       ^^| 

^^^^^H         que  el  tiempo  jamas  disfruta. 

respuesta  á  mis  dudas?  Va          ^^M 

^^^^^H         Una  inmaterial  limpieza 

haré  de  vos  más  estima               ^^M 

^^^^^H         que  el  alma  llega  á  tener 

^^M 

^^^^^H         ocupada  siempre  en 

Caut.  2. 

Ganáis  en  ña,              ^H 

^^^^^M         de  Dios  la  naturaleza; 

y  que  os  premien  es  razón         ^H 

^^^^H           la  beatífica  pureza 

por  sabio.                                     ^^M 

^^^^^1           en  que  su  gloria  se  funda; 

Casilda 

Cautivos  son                ^H 

^^^^^f            una  claridad  que  inunda 

que  están  regando  el  jardín,        ^H 

^^^V^             potencias,  que  deja  en  calma, 

sus  palabras  son  apoyos              ^H 

^^^V                 sobrándole  tanto  al  alma 

desla  verdad  evidente.                  ^^M 

^^^H                 que  hasta  en  los  cuerpos  raJundii. 

Calt.  i. 

°  ,;No  salen  de  aquella  fuente        ^^| 

^^^H                No  se  come,  no  se  bebe. 

distintos  los  tres  arroyos              ^H 

^^^K                que  allá  fuera  imperfección. 

quedan  á  estos  cuadros  vida?      ^^ 

^^^1                en  fogosa  suspensión 

Caiit.  2 

•  .Vcgarlo  fuera  ignorancia. 

^^^H                sólo  á  ver  su  Dios  se  mueve; 

Caiit.  i 

•  ,jNo  es  de  una  misma  subslancia^i 

^^^H                lo  eterno  juzga  por  breve 

el  agua  en  ellos  unida                   ^H 

^^^^^^           sin  que  se  canse  en  mirar 

aunque  distintos  los  ves?             ^^| 

^^^^^ft          de  Dios  el  inmenso  mar 

Luego  siendo  su  pureza              ^^M 

^^^^^H          donde  Un  no  se  conoce. 

una,  en  la  naturaleza                  ^^M 

^^^^^B          porque  por  mucho  que  goce 

serán  uno  siendo  tres.                 ^H 

^^^^^H          le  queda  más  que  gozar. 

Casilüa 

.  ICn  este  ejemplo  se  fragua           ^H 

^^^^^^t         Todo  esto  está  bien  fundado; 

mí  certidumbre,  ay  mi  Dios,       ^H 

^^^^^^B         todo  parece  seguro. 

«-quién  podrá  unirme  con  vos     ^H 

^^^^^H         porque  lo  casto  y  lo  puro 

para  gozaros?                             ^H 

^^^^^H         me  causan  notable  agrado; 
^^^^^H         ^ólo  inquieta  m:  cuidado 

Caut.  i. 

El  agua                  ^1 

fué  del  enigma  sujeto.                ^H 

^^^^^H         el  persuadirme  á  entender 

Caut.  a 

"  Venid,  que  entra  Alí  Pctián        ^H 

^^^^^H         que  un  solo  Oíos  pueda  ser 

victorioso  capilán.                       ^H 

^^^^^H         uno  y  tres,  sin  que  nínsunc 
^^^^^H         de  aquestos  tres  sea  del  uno 

Vercmosle.                                   ^^M 

Caiit.  i 

.•                    Yo  os  prometo          ^^í 

^^^^^B         distinto:  ¡extraño  creerl 

que  aunque  á  Castilla  destruye        ] 

^^^^^P          Un  Dios  simple  y  no  compuesto 

y  tantos  ha  cautivado,                ^^ 

^^^^^r          en  tres  personas  me  pinta 

su  piadoso  y  noble  agrado          ^H 

^^^^^L          su  lev,  cada  cual  distitua 
^^^^H        y  cada  cual  un  supuesto; 

valor  de  principe  arguye.           ^W 

Caut.  a 

.» Vamos,  vcrémosleeoirar,  (t^4iite.) 

^^act^kcuÑd^^^^^^^^^^^^^^^^3^^^B 

ííSCtNA  .\ 

¿Qué  de  la  circunferencia                   ^| 
de  Kspaña,  centro  se  llame,               ^H 

Uúttca.  Todo  el  munte,  Jtsdr  ta  mttait  ,t>rifa,  sf  at'if 

y  en  su  apacible  eminencia          ^^^^M 

Y  qutii 

.1  cumo  chapitel  4e  uo.i  turre,  lrt<anta>1i<; 

pródigo  el  ciclo  derrame              ^^^^f 

dtSCtlh 

•■tic  en   íu    ctHtrii   una   íal,i  aJurHaiin  pin 

lo  mejor  de  iu  iníluencia?           ^^^H 

»rrt^t 

y  por  aOafti  ilt  ttiias,  y  m   mr,tiii,  sutire 

¿Qué  importa  haber  extendido          ^H 

tinaspnrnltat.(t«<;nudo,Í\sVn:KSTKmjrtii,abr.i- 

el  imperio  que  he  adquirido,         ^^^H 

sánJosr 

por  lodo  lo  que  no  enln-nn          ^^^^| 

fragosa  Sierra  Moicna,                 ^^^^M 

CASItOA. 

Agua  que  lienc  eficucia 

Guadarrama  presumido;              ^^^H 

de  alcanzarme  vuosira  ^racín. 

que  me  tribute  Sevilla;                 ^^^^| 

¿Jóndc  la  leiiyo  de  hallar? 

Córdoba  á  mis  pies  posiraj.i.             ^H 

Vicente 

Aqui. 

cuando  ofrecen  á  mi  sil!»              ^^^H 

Casilda. 

¡A),  ciclos!  una  sierra 

parias  el  Rey  de  Granada,            ^^^^M 

abieiu  por  la  inilad, 

treguas  el  Key  de  Castilla.            ^^^H 

da  á  mis  dudas  chiridad 

si  todo  lo  que  i n leí  esa                   ^^^H 

y  mis  errores  deslíen  a. 

la  gloría  de  mi  corona,                  ^^^H 

¡Qué  majesiiioso  centro! 

tanto  triunfo,  tanta  empresa,         ^^^H 

¿<(»uién  es  aquel  que  se  abrasa 

lo  desluce  y  desazona                      ^_^H 

y  laníos  incendíüS  pasa 

el  mal  de  vuestra  Princesa.^          ^^^^| 

fénix  de  paciencia  dentro? 

¿Posible  es  que  Alá  pcrmiia         ^^^^M 

¿Hay  más  deleitoso  espacio? 

que  en  tan  hermosa  presencia     ^^^H 

\i[  risco  que  ya  es  dosel 

lanía  enfermedad  compilar'          ^^^H 

le  sirve  de  Lhapitel 

No  sé  si  su  Providencia                ^^^^^ 

y  su  interior  de  palacio. 

ofende  y  desacredita:                    ^^^^M 

¿Podré  yo  saber  de  vos 

sé  á  lo  menos  quj  afeciara          ^^^^| 

quién  sois,  y  tener  sosícro? 

blasón  de  deidad  severa,               ^^^^| 

IViCSNTE 

Lasilda,  por  agua  y  fueteo 

si  cumo  suele  ser  rara                   ^^^^| 

se  alcanza  el  leino  Je  Dios, 

maravilla  permi:iera                      ^^^^| 

Kasilda. 

Ya  á  su  doctrina  obediente 

que  siempre  el  sol  se  eclipsara.     ^^^| 

la  ceguedad  no  me  oíuscu. 

¿Para  qué  tan  extremada              ^^^H 

WICCNTR. 

Vicente  soy;  hija,  busca 

belleza  en  Casilda,  rosa                 ^^^H 

los  La^os  de  San  Vicente, 

fresca  á  un  tiempo  y  maliralada. 

porque  si  en  ellos  le  bañas 

si  cuando  la  admiro  hermosa 

de  la  cnfeimedad  que  tienes 

la  lloro  siempre  eclipsada? 

sanarás. 

Thi.lu.     No  es  mucho  que  vucsiia  alteza 

(Cuhrtst  1 

pondeie  así  tanto  daño, 

lpASiU>A. 

¡Que  extraños  bienes 

que  yo  que  vi  su  belleza. 

escondéis,  bellas  montañas! 

de  ley  y  nación  extraño, 

Muerta  por  buscaros  quedo, 

le  acompaño  en  la  tristeza... 

mis  dichas  u&  hallarán. 

¿F.s  posible  que  no  habrá 

^I^JIO. 

jViva  nuestro  Alí  Peirán 

remedio? 

por  Príncipe  de  Toledo. 

Prv.                        Ya  no  le  espero. 

iMúíica  y  cajas  dr  drnlrn.) 

Arabia  médicos  da 

Easiloa. 

Vivid  Señor,  reinad  vos. 

pfir'ser  patria  del  primero; 

jAy  La^os!  si  á  vcios  llego 

pero  la  ^alud  Alá. 

sabré  que  por  agua  y  fuego 

Un  Avicena  ha  ofrecido 

se  alcanza  el  reino  de  hios. 
1 

Córdoba,  en  ella  han  nacido 
un  Rasís,  un  Almanzor; 
mas  fué  su  fama  mavoi 
que  sus  efectos  han  sido. 
No  he  dejado  diligencia 

ACTO  SEGUNDO 

en  lodos  sus  profesores, 
mas  esta  invisible  ciencia 
en  estatua'  y  en  dociures 
vende  sola  la  apariencia. 

■ 

f 

Ai.f.          Hipócrita  es  el  que  ignora 

ESCENA  PRÍMERA 

efectos  de  su  doctrina. 
FfEV.          Dices  bien,  pues  siendo  ahora 

^^^SUcii  tt  Rbt  MOHO,  Doña  Blanca,  Ai  i  PKri«A.>,           | 

morisca  la  medicina 

y  Don  Ttli  o                                            I 

no  la  halle  la  infanta  mora. 
Treguas,  don  Tello.  me  pide 

Ber. 

¿Qué  importa  que  mi  corona 

vuestro  Key  que  le  concedo. 

su  jurisdicción  me  ofrezca 

sólo  por  vos,  como  olvide 

en  la  ciudad  que  blasona 

enojos,  y  de  Toledo 

imperios  godos,  y  crezca 

os  permita,  aunque  lo  impide 

con  triunfos  que  Alá  ocasiona? 

SU  privado,  que  salgáis 

1 

^s^^^^^^^^^^^^iíonTao^E 

SA^vSeÑt^^^^^^^^^^^^^^B 

H 

L               á  su  gracia  reducido, 

Blanca.                                 Señora. 

^1 

1                Viólenlo  en  mi  reino  estáis. 

Rey.         Contigo  el  cielo  cruel 

^H 

^^m          puesto  que  en  él  aplaudido 

rubíes  llueve  v  no  es  aurora; 

^1 

^^k         de  los  moros  que  obligáis. 

hija,  que,  en  fin,  se  eclipsó 

^1 

^^B        No  se  qu'ere  desposar 

el  sol  que  á  Toledo  dio 

^H 

^H         aquí  vuestra  dama  bella; 

luz  más  clara  que  el  Oriente. 

^1 

^H         es  lormeiilo  e!  cspeiur 

C,\siLDA.  íAy  Lagos  de  San  Vicente, 

^1 

^H          dichas  que  libráis  en  ella 

cuándo  os  he  de  go/ar  yo! 

^1 

^H          V  aquí  no  podéis  lograr. 
^^m          Iréis  á  Burgos  los  dos. 

Rkv.          Amanezca  alegre  el  día 

^H 

segunda  vez  en  tu  cara. 

^H 

^^M          aunque  á  ser  tan  cuerdo  vos 

cesará  la  muerte  avara 

^1 

^^M         como  sois  enantorado. 

que  en  tinieblas  nos  tenía. 

^1 

^^B          iffmiérades  de  un  privado 

No  hay  médico  ni  aforismo 

^1 

^H          la  enemistad,  que  si  es  Dios 

que  asi  al  enfermo  asegure. 

^H 

^^m          casi  un  rey,  con  tan  profunda 

por  más  que  recete  y  cure. 

^1 

^^B          paiión,  no  sé  en  que  se  funda 

Como  el  que  padece  el  mismo, 

^H 

^^B          el  amor  que  os  desespera 

si  resistiendo  á  la  muerte 

^1 

^^B          siendo  Dios  causa  primera 

y  dando  aliento  á  la  vida 

^1 

^H          y  obrando  por  la  segunda; 

pasiones  del  alma  olvida 

^^ 

^^^          por  la  de  un  privado  dif^o. 

y  sus  tristezas  divierte. 

r 

Tblijj.      De  doña  Blanca,  señor, 

Hazlo,  mi  Casilda,  asi; 

^_ 

■                  el  orden  y  gusto  sigo. 

no  añadas  al  mal  molesto 

^H 

L^U.           Es  primer  móvtl  amor 

suspensiones,  que  con  esto 

^1 

1                 y  puede  más  que  un  amipo; 
1                 yo  lo  soy  vuestro  y  en  fe 

me  darás  salud  á  mi. 

^1 

Casilda.  ¡Ay  padre  y  señor,  que  en  vano¡ 

^H 

^^           de  que  estimo  este  blasón, 

cuando  el  mal  se  ve  de  lejos 

^1 

^^m         i  vuestra  patria  asalté. 

suele  mal  lograr  consejos 

^H 

^^m         y  dándola  confusión 

en  el  que  padece  el  sane! 

^1 

^H          vuestra  dama  os  entregué. 

Un  solo  medio  me  ofrece 

^H 

^H          Seis  meses  Lía  que  asistís 

el  cielo  para  sanar, 

^1 

^^M          en  Toledo  y  desmentís 

pero  hásmele  de  negar, 

^1 

^^H          pesares  y  competencias 

y  asi  por  instantes  crece. 

^H 

^^B          que  US  causaran  impaciencias 

Pues  que  no  he  de  conseguirle, 

^H 

^^B          en  Castilla.  Sí  os  pariis, 

el  remedio  es  padecer. 

^1 

^^B          iréis,  don  Tello,  advertido 

r<EY.         Remedio  y  en  mi  poder, 

^1 

^^B          de  la  voluntad  que  os  muestro, 

,;>  tú  rehusando  el  pedirle? 

^H 

^^B           y  sin  ponerla  en  olvido 

Sin  razón  mi  amor  olvidas: 

^H 

^H          siempre  seré  amigo  vuestro, 

pide  á  Toledo  desde  hoy, 

^* 

^^^           pero  mal  correspondido. 

que  en  albricias  te  le  doy 

r 

Tei.i.o.     liso  no,  que  soy  leal; 

sólo  de  que  me  le  pidas. 

^H 

á  quedarme  estoy  dispuesto 

Casii.ua.  Has  de  juzgarme  i ndiscicta 

^H 

sirviéndoos. 

mientras  no  le  dificulto. 

^1 

AXA.         tdtntro.)           iTerrible  mal! 

si  cuerda  no  le  consulto 

^H 

¡triste  pérdrda! 

aunque  salud  me  prometa. 

1 

Bey.                              ¿Que  es  esto? 

Este  cristiano  es  prudente   ^^ 
y  en  tu  servicio  leal,            ^^^| 
fiaré  de  su  caudal                ^^H 

1 

^fe                     ESCHiNA  II 

lodo  lo  que  el  alma  siente,        B 
y  sabré  déi  esta  tarde                  ■ 

1 

^^B       ■^<'''  ^''^  y  <i*»pi^^^  Casilda.— Dichos. 

si  estará  puesto  en  razón           H 
decirte  mi  petición.                    H 

^1 

F  AxA.         Un  accidente  mortal. 

Rkv.         Todo  pedir  es  cobarde.             H 

^1 

1                  señor,  robarnos  procura 

.Sed.  don  1'elio,  consejero        H 

^H 

1                 con  la  infanta,  la  hermosuia 

de  la  Infanta,  persuadilda          V 

^1 

L                del  más  generoso  mayo; 

á  que  es  padre  de  Casilda          B 

^1 

^K         '   disfrazada  en  su  desmayo 

un  Rey  con  todos  severo;          1 

^1 

^H            la  muerte,  á  su  edad  perjura. 

con  ella  no.  ¡Ay  si  por  vos         ^ 

^1 

^H           en  llor  nos  lleva  esta  rama. 

cobra  salud!,  no  es  bastante 

^H 

^^m           y  la  sangre  que  es  su  vida 

premio  un  reino.  Ven,  Infante. 

^1 

^^1           no  sé  por  qué  la  desama. 

Tellü.     ¿Qué  es  esto,  válgame  Dios?  (i) 

^1 

^H            pues  ingrata  y  homicida 

ilintranst  el    Rey,   Ali  y  Axa  por  i 

^H 

^^P            por  el  suelo  se  derrama... 

purle,  y  los  demás  por  otra.)               _ 

^H 

^H            Aquí  el  sol  por  ella  llora. 

m 

^H 

^^T     (Dtscubrttt  la  Sinta  rn  una  silla,  desmayada.) 

1 

Tello.     Gualda  es  ya,  la  que  clavel. 

Rby.         iCasildal 

(0    V.n  1»  reimprc4iÓM   Jicc   c.sias  palabra»  ñ 

Ali.                      iHermana! 

Blaoca.                                                                ■ 

ACTO   SBGUNOO 


ESCENA  III 

BtAMCA. 


39 


¿Qué  oís,  temor  imJiscrelr»? 

^La  Inranta  ádon  T«lli>¿  si»lasr> 

Celos,  si  amenazái'v  olas, 

mil  naufragios  mo  promclo. 

^Quepor  diricii  no  ili^a 

el  remedio  de  su  dañu 

la  Infanta?,  ¡A y  recelo  extraño. 

cuando  la  tristeza  oblíf^a! 

Todo  el  pecho  enamorado 

y  triste  á  la  Infama  veo: 

^dudaré  de  su  deseo 

que  el  alma  al  amor  h«  dado? 

Y  si  enamorada  está, 

¿podré  dudar  yo  tampoco 

que  de  su  apetito  luco 

no  es  don  Tello  el  dueño  va? 

Mi  sospecha  es  evidente; 

¿no  dijo:  «Por  ser  ieai, 

fíaré  de  su  caudal 

todo  iú  que  el  alma  siente?» 

I^uescon  él,  ¿qué  ha  de  sentii, 

¡ciclos!  asólas  un  alma 

que  tiene  la  lengua  en  c«ii>ifi 

para  no  se  descubrir 

á  su  padre  y  sólo  fia 

de  don  Tello  sus  desvelos? 

Amor:  si  crecéis  c<jn  celos 

ponjcoñosa  madre  os  cria. 

ESCENA    IV 
Bt.«Nr»  y  Ax«. 

Blanca:  en  fe  de  la  amistad 
í^ae  he  profesado  conti;;u.  ^ 

SI  es  que  con  ella  te  obligo, 
confiésame  una  verdad. 
¿Tienes  mucha  voluntad 
-  ¿  don  Tello? 

«■ANCA.  Mereciera 

que  ninguna  Ic  tuviera 
á  quien  amante  se  llama 
y  osa,  Axa,  robar  su  dama 
porque  forzada  le  quiera. 
Por  esta  sola  ocasión 
no  me  desposo  en  Toledo 
con  él,  porque  nunca  el  miedo 
huo  firme  una  afición. 
Diranme.  y  tendrán  razón. 
que  si  aquí  le  doy  la  mano 
es  por  temerle  tirano 
de  tu  Rey  favorecido, 
y  que  mereció  atrevido 
lo  que  nunca  cortesano. 

»A.         Y  SI  á  Castilla  te  lleva, 
¿querrásie  mucho? 

l^NCA.  ¿Quién  duda?, 

Con  los  afectos  se  muda 
amor,  que  méritos  prueba. 

«A.         En  fin,  ¿le  adoras? 

'^NCA.  No  es  nueva, 

Axa,  en  m¡  esa  voluntad; 
mas,  si  te  digo  verdad, 
yo  te  juro  que  no  ha  un  hora 
que  le  amaba  menos  que  ahota. 


AxA. 

Ltl.AM.A 


•  tXA. 

Blanca 
Axa. 

P.I.VNr.A, 


Axa. 
Bt.\NrA 


Axa. 

Blanca. 


A\A. 


Blanca. 
Axa. 


Blanca. 


Axa. 


Blanca. 


Axa. 


¿<Iómo? 

La  seguridad 
se  entibia  aposesionado 
el  amor  que  después  cíocc 
en  los  peligros  que  ofre^'e 
la  sospech.n  y  el  cuidaJo. 
¿Tienes  celos? 

Hanmc  dado 
no  sé  que  vislumbres dcllos. 
¿Son  de  mi? 

Tus  ojos  bellos 
bastaran,  Axa,  á  ciigcn airarlos, 
mas  no  son  celos  vasallos 
cuando  Altezas  miro  cu  cltus 
¿Celos  oe  la  Infama? 

Diflo 
que  no  son  más  que  vislumbres 
o  asomos  de  pesadumhiev. 
Declárate  más  conmigo. 
N-o  se  de  qué  fui  testigo, 
que  por  más  que  me  atormente 
á  mi  níisma  me  desmiente; 
pero,  dime:  ¿quién  le  cnv¡.i 
con  tanta  instancia,  Axa  mfa, 
¿que  mis  cosas  le  cuente? 
Algo  debe  de  importarte 
el  Saber  si  quiero  ó  no 
al  cunienídu. 

Hago  yo 
de  cierto  ausente  la  parte: 
impórtame  preguntarle 
cosas  para  su  sosiego. 
¿Quisiste  bien  i  un  don  DicgO, 
de  tu  Ucy  favorecido, 
por  ocasión  tuya  herido? 
Algo,  si;  no  te  lo  niego. 
¿  V  en  qué  te  desmcrcci''> 
esc  algo,  Blanca,  que  c  cucho, 
don  Diego? 

En  llegar  un  mucho 
con  que  ese  algo  se  ulvidó. 
Don  Tello  se  me  ausentó, 
y  dándome  pur  esposo 
á  don  Diego,  fué  forzoso 
en  fe  de  que  soy  mujer, 
lo  fácil  aborrecer 
y  amar  lo  dificultoso. 
De  lodo  lo  dicho  advierto 
que  don  Diego  es  ya  el  querido 
y  don  Tello  aborrecido: 
aquél  dudoso,  éste  cieno. 
Hubieras  dado  en  lo  cierto 
según  en  nuestro  amor  pasa, 
mas  como  en  celos  se  abrasa 
mi  pecho,  que  es  iodo  extremo, 
amo  á  Tello  porque  temo 
que  se  me  quiere  ir  de  casa. 
Mas  ¿no  sabré  yo  á  que  efeio 
es  tan  larga  información? 
Cosas  que  te  importan  son 
fiadas  de  mi  secreto. 
Blanca,  si  es  tu  amor  discreto, 
feriante  á  I'elto  y  tendrás 
otro  que  te  estime  más. 
Por  dueño  suyo  le  adora 
nuestro  Principe;  señora 
desta  corona  serás. 


^^^0 

tos  LAGOS                  VICENTE           ^^^^^^^^^| 

^^^ 

Heina  te  eligen  los  cielos. 

Tei.1-0.      Mira  mi  desiguatdao^^^^^^B 

^^^^H 

como  tu  amor  lo  perniila. 

Casiiüa.    Descansa  mi  enfermedad         ■ 

^^^^Lanca. 

No  es  cuerdo  quien  solicita 

con  alivios  que  hallo  en  ti;      B 

^^V 

voluntad  que  abrasan  celos; 

siéntate,  Tello,  á  mi  bdo         B 

^^ft 

son  de  suene  sus  desvelos, 

que  quiero  mostrar  si  sé          fl 

^^H^ 

por  más  que  los  aconsejan. 

los  miíieriosde  la  Fe               B 

^^^^^^ 

que  del  remedio  se  alejan; 

que  el  alma  me  han  alúmbrate 

^^^^P 

y  quedando  el  gusto  en  calma. 

pero  ley  que  el  mundo  adora 

^^^^^1 

como  ocupan  toda  el  alma. 

merece  veneración 

^^V 

nada  para  el  otro  dejan. 

en  pie. 

^M      A\A. 

Pu?s  repare  tu  desdén 

Tfxlo.                ¡yué  cucfda  razón! 

^B 

en  que  Ali  Petrán  te  adora, 

Casílua.  Oye,  Tcilo:  escucha  ahora. 

^^^^ 

y  la  infanta  mi  señora 

Dios,  conforme  me  enseñaste 

^^^Bb 

quiere  á  tu  don  Tello  bien; 

que  es  principio  sin  principio. 

^^^^^p. 

en  que  don  Diego  lambién 

substancia  sin  accidentes. 

F 

asiste  aquí  disfrazado. 

tin  sin  lin,  todo  intinito, 

h          Blanca. 

¿Quién? 

sólo  una  simplicidad, 

^H    AxA. 

Don  Diepo.  á  quien  he  dado 

un  ser,  un  acto  sencillo. 

^^H 

las  llaves  de  mi  sosiepo. 

una  forma  sin  materia, 

^^B 

Templa  del  Principe  el  fuego. 

una  entidad,  un  distrito 

^^H 

porque  es  locura  pensar 

sin  limites,  no  causado, 

^^^^^H 

que  hemos  de  dejarte  amar 

no  en  tiempo,  no  producido. 

^^b 

ni  á  don  Tcllo  ni  si  don  Ijíc^ío.  (Vasr  > 

de  sí  sólo  dependiente, 
de  sí  sólo  comprendido, 
antes  que  de  los  tesoros 

^^^^^^1 

ESCENA  V 

de  su  amor  diese  al  prodigio 

^^^p 

Blahg*. 

de  tantas  esferas  ser, 

no  forzado,  porque  -quiso, 

primero  que  eslabonase 

^^^^^V 

¿De  tres  en  tres  los  recelos 

^^^^H 

y  no  ias  dichas,  fortuna. 

con  asombroso  ariilicio 

^^^^H 

si  quiera  de  en  una  en  una.'' 

esos  cielos,  elementos. 

^^^^H 

¿Dos  competencias,  dos  celos? 

planetas,  astros  y  signos. 

^^^^^B 

Unos  de  don  Tello,  ¡ay  ciclns! 

inlluencias,  calidades 

^^^^K 

que  si  los  lloré  vislumbres. 

y  especies  que  en  individuos 

^^^^B 

ya  pasan  de  pesadumbres, 

se  fuesen  perpetuando, 

^^^^^H 

pues  cuando  ofender  intenl.in 

ya  insensibles  y  ya  vivos. 

^^^^^B 

celos  en  duda  atormentan 

estaba  solo  en  sí  solo, 

^^^^B 

y  maian  en  certidumbres. 
Por  más  que  me  solicite 

siendo  asiento  de  si  mismo 

^^^^^B 

su  mismo  ser,  que  no  ocupa 

^^^^B 

el  Principe  es  disparate 

Dios  lugares  circunscritos. 

^^^^^B 

que  vencer  mis  penas  trate 

Todo  eslá  en  Dios  y  él  está 

^^^^B 

mientras  con  celos  compite. 

en  si,  porque  lo  infinito 

^^^^^B 

Allane  tropiezos,  quite 

por  esencia  es  necesario 

^^^^H 

estorbos  á  mi  sosiego. 

que  sólo  de  si  sea  sitio. 

^^^^H 

podrá  ser  loyre  su  fuego: 

y  aunque  solo,  no  por  eso 

^^^^^B 

que  mal  me  podrá  obligar 

co  sus  eternos  retiros 

^^^^^B 

no  permitiéndome  amar 

estaba  incomunicable, 

^K 

ni  á  don  Tel  lo  ni  á  don  Diego.  (Vate } 

pues  conversando  consigo, 
entendiéndose  y  amándose, 
sin  cansancio,  sin  fastidio. 

^^^^H 

ESCENA  VI 

obra  necesariamente 

^^P 

Safen  C«sii.nA  y  Don  Tri.i.o. 

(que  el  ocio  en  Dios  fuera  vicio). 
Con  todo  eso,  pudo  tanto 

^^TCasilda. 

Tan  satisfecha  en  oirlc, 

en  el  su  amor  excesivo, 

^^K^ 

tan  persuadida  en  creerle. 

que  para  comunicarse 

^^^^■» 

tan  pronta  en  obedecerte 

á  lo  mortal  y  finito 

^^^^H 

y  tan  dispuesta  á  seguirte 

cuando  fué  su  voluntad, 

^^^^H 

estoy,  cristiano  discreto. 

sin  que  hubiese  más  motivo 

^^^^H 

después  que  te  comunico 

que  su  libre  providencia. 

^^^^H 

que  en  tu  ley  me  certifico 

crió  lodo  el  laberinto 

^^^^H 

y  á  su  y  upo  me  sujeto; 

de  lo  celeste  y  terreno:            i 

^^^^^^ 

cichosa  ya  que  merezco 

sol,  luna,  planetas,  signos. 

^H^ 

llamarle  maestro  mío. 

estrellas,  esferas,  polos, 

^H     Trli.u. 

Si  yo,  Infanta,  como  fío 

elementos,  mares,  ríos. 

^^1 

en  el  cielo,  á  Dios  le  ofrezco, 

hierbas,  plantas,  Úores,  frutos. 

^H 

¿qué  más  bien? 

selvas,  prados,  valles,  riscos,  _ 

^B    Casilda 

Siéntate  aqui. 

con  lodg  lo  que  contienen;     fl 

^^^^^^^^^^f                                                                                 ^H 

^^^ry  en  la  cumbre  del  empire\í. 

La  justicia  original,                          ^^^^^ 

^^V     ¿l<^  substancias  incorpóreas 

sin  fómite  ni  incentivo,                    ^^^^M 

V           nueve  ejércitos  dislitilus. 

fué  el  privilegio  rodado                    ^^^^H 

■            Kran  éstos  de  palacio 

con  que  tan  nobles  los  hizo,           ^^^^| 

y  la  cámara  cuntinuos 

que  sin  pagar  á  las  leyes                  ^^^^| 

del  Monarca  omnipotente 

pecho,  sólo  les  previno                    ^^^^H 

asistentes  y  ministros. 

con  el  reconocimiento                    ^^^^H 

El  más  hermoso,  pues,  del  los 

de  un  árbol  del  Paraíso                   ^^^^H 

fquecon  tantos  requisitos 

que  les  vedó  reservado;                    ^^^^H 

de  gracias  y  perfecciones 

pena  que  si  atrevido                         ^^^^H 

naturales  en  el  vidrio 

el  hombre  le  profanase                     ^^^^| 

de  iu  csiimación  liviana 

fuese  mortal  su  castigo.                   ^^^^| 

se  miró  primer  Narciso, 

Rl  ángel  dragón  onionces,               ^^^^H 

de  si  mismo  enamorado). 

envidiando  el  ver  tnn  digno            ^^^^H 

contra  su  autor,  presumido. 

lo  humano  que  le  heredase            ^^^^| 

ju/gó,  necio,  á  menoscabo 

las  dichas  que  había  perdido,           ^^^^| 

dar  el  respeto  debido 

transformándose  en  serpiente         ,^^^^| 

al  Piiiicipe  su  señor 

la  torpe  blasfemia  dijo                     ^^^^| 

después  de  haberle  previstn 

de  aquel  «.Seréis  como  dioses          ;^^^^H 

un  supuesto  y  dos  substancias. 

si  d.iis  rienda  al  apetito».                  ^^^^H 

y  que  á  fuerza  de  suspiros 

Acometió     la  mujer                         ^^^^H 

y  opresión  de  sus  retratos 

como  al  más  Haco  portillo,             ^^^^H 

su  deidad  humana  quiso. 

sin  atreverse,  cobarde,                      ^^^^| 

Soberbio,  pues,  el  Lucero 

al  consorte  discursivo.                     ^^^^H 

contra  el  So),  ¡qué  desutinol 

Comió  Kva,  y  el  amor,                   ^^^^H 

osó  amotinar  parciales 

más  que  el  engaño,  al  (in  vino         ^^^^| 

y  de  rebeldes  caudillo. 

con  elocuencias  de  llanto                 ^^^^^ 

locó  cajas  contra  Dios 

á  despeñar  al  marido;                      ^^^^H 

(cómplices  de  su  delito 

delinquieron  contra  Dios,                ^^^^| 

la  tercer  pane  de  estrellas 

y  como  se  opuso  al  mismo             ^^^^| 

que  ya  asombran  basiliscos), 

la  culpa(inlin¡ta  ya                          ^^^^| 

diuse  la  campal  batalla 

es  cuanto  lo  relaüvo),                      ^^^^H 

en  palestras  de  zafiros. 

quedamos  tan  sin  remedio              ^^^^H 

el  ^Quü'/t  como  Dtosr'  venciendo 

todos  sus  humanos  hijos,                ^^^^H 

del  alféiez  para<iint'o. 

que  los  que  mejor  libraban             ^^^^| 

Cayó  el  querub  contumaz 

eran  rehenes  del  Limbo.                  ^^^^| 

relajado  al  sambenito 

Corn padecióse  el  Amor,                  ^^^^| 

de  llamas,  que  eternamente 

y  viendo  que  era  preciso                 ^^^^H 

son  morda/a  de.preciios. 

que  un  Dios  hombre  á  Dios  le  dies^^^^f 

Como  es  incapaz  de  enmienda 

por  inliniío  íntinito.                         ^^^^| 

el  ángel  nuestro  enemigo, 

humanóse  el  Verbo  eterno,             ^^^^| 

y  to  que  una  vez  aprende 

y  redin^iéndonos  quiso                      ^^^^| 

jamás  lo  pone  en  olvido. 

ser  deudor,  siendo  acreedor,             ^^^^H 

y  que  no  pudo  vengarse 

pagándose  á  sí  consigo.                   ^^^^M 

de  quien  le  echó  eternos  grillos, 

Vistióse  mortalidades,                      ^^^^H 

contra  el  hombre,  su  retrato, 

trabajos,  calores,  fríos,                  ^^^^^1 

fulmina  Hechas  y  tiros. 

oprobios,  persecuciones,                 ^^^^| 

Gozaba  Adán,  vice  Dios, 

destierros,  hambres,  martirios,        ^^^^ñ 

aunque  formado  del  limo 

en  el  intacto  obrador                    _^^^^H 

y  organizado  del  polvo. 

del  más  puro  vellocino                 "^^^^H 

si  en  la  materia  abatido, 

de  la  más  candida  oveja                  ^^^^| 

de  un  espíritu  inmortal, 

que  vio  el  sol,  que  adoró  el  siglo.   ^^^H 

de  una  alma,  que  siendo  tipo 

Dando,  pue>,  ésta  la  lana                ^^^^ñ 

de  la  primera  substancia, 

y  el  telar,  si  humano  limpio,          ^^^^| 

ya  en  lo  uno,  ya  en  lo  trino, 

organizó  el  Paracleto                       ^^^^| 

de  una  forma  y  tres  potencias 

aquella  Paloma  armiño,                   ^^^^H 

imperaba  en  el  dominio 

toda  amor,  ternura  toda,                 ^^^^| 

de  la  ínfima  redondez 

al  Verbo,  el  terreno  hospicio,                ^H 

amado  como  temido. 

alojamiento  de  un  alma                    ^^^B 

Acompañábale  hermosa 

que  unió  la  Deidad  consigo.            ^^^^H 

aquel  doméstico  hechizo. 

Sólo  el  Bspfntu  amante                  ^^^^| 

costilla  antes,  ya  mujer. 

fué  su  autor,  que  no  intervino       .^^^H 

uno  y  otro  tan  unidos. 

causa  parcial  eficiente                     ^^^^H 

que  siendo  hueso  de  huesos, 

de  varón  así  lo  afirmo.                    ^^^^M 

carne  de  carne  indivisos 

iWaria  dio  mal  eriales                        ^^^^| 

al  conyuííal  sacramento 

y  el  amor  tejió  los  hilos,                 ^^^^H 

dieron  fecundos  principios, 

quedando  entera  la  pieza               ^^^^f 

1^^^^^^ 

^^^^^^^^^^^^^H^^^^^^^^k.:^^ J 

^               42                              '                    LOS  LAGOS  DE  SAN  VICENTE                               ^^^H 

^^^^^L                 de  que  se  corló  el  vestido. 

Soltó  la  presa  después  ^^^H 

^^^^^H                 Atropcllansc  misterios 

su  amor  tierno  y  excesivo  ^H 

^^^^^H                   aqu{,eütórbansc  prod¡;;ios 

á  tanta  suma  de  asombro^^B 

^^^^^H                  unos  ¿  otros  oue  agotan 
^^^^^V                  el  di:>cu;so  mas  activo. 

milagros  y  bcnciicios,        ^H 

que  SI  tudas  las  esferas       ^H 

^^^^^H                     Concibió  virgen  el  Allia, 

sirvieran  de  per^amino,       ^H 

^^^^^^b                 parió  Virg«n  á  Dios  niño. 

sus  estrellas  caracteres,       ^H 

^^^^^H                  quedó  Virgen  después  desio, 

tinta  los  mares  y  ríos,         ^H 

^^^^^^1                 que  Cumo  era  el  Sol  divino 

.  manos  cuantas  nacen  hojd^H 

^^^^^H                 el  Hombre  Dios,  ilustrando 

plumas  cuantas  viven  nido^H 

^^^^^B                 A  aquel  cristal,  á  aquel  vidrio. 

desmayaran  al  sumarlos    ^H 

^^^^^^B                los  rayos  de  su  substancia 

pasmaran  al  escribidos.     ^H 

^^^^^H                 pudo,  sin  abrir 

Junto  los  Legados  doce,     ^^ 

^^^^^^m                 penetrándose  dos  cuerpos. 

los  setenta  y  dos  Discípulos, 

^^^^^^B                 desmentir  nuestros  seniidos; 

l'edro  futura  liara,              ^J 

^^^^^^1                   tres  substancias  y  una  unión 

los  demás  del  Orbe  Obispo^^f 

^^^^^H                   formaron  un  soío  unido, 

Permitió  que  le  vendiese    ^H 

^^^^^V                    la  divina,  la  corpórea 

ul  Apóstol  fementido;          ^H 

^^^^^K                    V  la  del  alma,  ¿hay  tal  mixto? 
^^^^^^k                  tspiritu  puro      alma. 

sacramentóse  primero        ^H 

y  hallándose  de  camino      ^H 

^^^^^^H                  barro  ei  cuerpo  quebradizo. 

para  su  Padre,  quedarse     ^H 

^^^^^H                 Dios  el  supuesto  de  entrambos. 

é  irse  supo  aun  tiempo  nt^H 

^^^^^H                 ,;quíún  vio  en  actos  tan  distintos 

Sudó  en  el  huerto  licores  ^H 

^^^^^H                  tal  unidad  de  diversos? 

'purpiireos,  que  los  delitos  ^H 

^^^^^H                 ^tal  distinción  de  propincuos? 

humanos  le  antecedieron    ^H 

^^^^^^1                  ¿tal  parentesco  de  extraños? 

allicciones  y  fastidios.          ^H 

^^^^^^B                 ^lal  conformidad  de  abismos? 

Prendióle  la  ingratitud,       ^H 

^^^^^^V                  Turnó  la 

dejáronle  sus  amigos,          ^^ 

^^^^^B                  humana  el  Verbo  divino 

rasgaron  su  cuerpo  á  azotes. 

^^^^^^K                 mas  no  la  humana  persona 

diole  corona  un  espino. 

^^^^^^B                 porque  ésta  halló  ya  impedido 

Llevó  en  la  Cruz  nuestras  peni 

^^^^^^V                 por      eterno  supuesto 

viole  el  rigor  suspendido 

^^^^^B                 su  lugar,  que  á  contundirlo 

rogando  por  sus  contrarios. 

^^^^^V                 con  dos  personas  no  fueran 

¡Oh  nmor  de  Dios  inaudito! 

^^^^^r                  una  cosa  el  Verbo  y  Cristo. 

Dejó  á  su  madre  en  custodia 

^^^^B                   En  efecto,  este  Honibre  Dios, 

de  Juan,  allí  Vice  Cristo,      ^1 

^^^^H                   apenas  se  vio  nacido, 

quedando  con  su  adopcióit^f 

^^^^H                   cuando  á  precio  de  gran.ues 

mejorado  en  tercio  y  quiit^H 

^^^^H                    compra  de  nosotros  hizo. 

Oyó  al  salteador  infame      ^H 

^^^^Hu                  derramólos  al  día  octavo. 

blasfemias  y  desatinos.       ^H 

^^^^^H                 adoráronle  pellicos, 

ganando  al  bueno  por  scrlj^H 

^^^^^H                 posiráronselc  coronas, 

el  cíelo  de  prometido.          ^H 

^^^^^^H                 huyó  amenazado  á  Rgipt<i. 

Intimó  su  desamparo        ^H 

^^^^^H                  volvió  después  de  des  años 

al  Padre,  y  el  pueblo  impi^H 

^^^^^^1                  y  llorándole  perdido 

dándole  vinagre  y  hiél       ^H 

^^^^^H                  su  Virgen  madre  á  los  doce 

delito  añadió  á  delilo.          ^H 

^^^^^H                  trocó  penas  en  júbilos 

Sed  de  pasar  más  tormeni^fl 

^^^^H                 viéndole  infante  maestro 

le  obligó  á  decir  el  Sitio 

^^^^^K                entre  sabios  aplaudido. 

de  mu!)  hiél,  de  penas  más»^^ 

^^^^^B                Catedrático  por  claustro 

}•  viendo  el  plazo  cuiiiplídc^| 

^^^^^^B                de  tanto  jurisperito 

lie  la  redención  del  hombr^H 

^^^^^^K                 salió  en  publico  de  treinta 

libertando  á  sus  cautivos  ^H 

^^^^^^B                 á  poner  en 

<c.A.cabóse»,  dijo  á  todos,     ^H 

^^^^^^B                  la  restauración  del  Orbe, 

del  vil  tirano  el  dominio. 

^^^^^H                  tentóle  el  dragón  precito. 

Penetró  su  voz  los  cielos     ^J 

^^^^^H                 vencióle  á  los  tres  combates. 

y  con  clamoroso  grito        ^M 

^^^^^m                  dio  al  tálamo  patrocinio 

el  espíritu  dio  al  Padre        ^| 

^^^^^^                  honrando  con  su  presencia 

y  á  ios  hombres  finiquito  ^| 

^^^^Bk                   las  bodas  que  antes  bendijo. 

de  tanto  ¡htinito  empeño.  ^M 

^^^^^^B                 Hizo  aquel  proto  milagro 

pues  tácitamente  dijo         ^H 

^^^^^^B                 del  agua,  que  vuelta  en  vino 

al  inclinar  la  cabeza:           ^H 

^^^^^^B                 tantos  misterios  encierra. 

«Pagado  estoy,  yo  lo  afirmo»' 

(/Jara  aguí  lacaht^a.) 

^^^^^^1                 materia  dio  á  tantos  libros. 

^^^^^H                  Santiticó  del  Jordán 

Conmovióse  lo  criado; 

^^^^^H                 los  raudales  cristalinos. 

sintió  el  sol  aquel  deliquio 

^^^^^H                dando  testimonio  el  Padre 

sobrenatural,  un  nuevo 

^^^^^H                al  mundo  de  que  era  su  Mijo. 

que  aun  hoy  asombra  i  Dúmí^ 

ACTO   SEGUNDO 


43 


:a. 


lustró  los  calabozos 
)risiun  de  lus  iiicn  nacidos, 
des  pejandü  dadivoso 
un  seno  de  losdos  Limbos. 
Tres  días  durmió  cadáver 
sin  ser  hjmbre,  dividido 
lo  Corporal  de  su  íorma 
aunque  uno  y  oiru  divinos. 
Kesuciti!)  al  cabo  de  ellos 
ya  impasible,  ya  vestido 
de  gloria  y  eternidad, 
penas  volvió  en  regocijos. 
De  su  Iglesia  y  de  su  madre 
incrédulos  satisfizo, 
jnsiiiuyó  Sacramentos, 
puerta  de  ellos  el  Bautismo. 
Subióá  la  diestra  del  Padtc; 
en  leiiyuas  de  fuego  vino 
aquel  tercero  de  amores 
no  engendrado,  procedido. 
I^romulgó  su  ley  á  todos, 
bañó  el  consagrado  ríu, 
que  da  la  primera  gracia, 
al  Orbe  nuevo  y  antiguo. 
Congregación  de  los  santos 
tiene  aqui,  que  son  arrimos 
de  la  barca  militante, 
pilotos  de  suspcligros, 
doctores  que  nos  enseñan 
yugo  leve  con  que  unirnos, 
preceptos  que  nos  declaran 
Pontiíices  y  Concilios. 
Volverá  segunda  vez 
á  juzgar  muertos  y  vivos, 
para  premio  de  ios  buenos 

{de  los  malos  castigo, 
istu  es  lo  que  me  enseñaste, 
esto  adoro,  aquesto  elijo, 
corrígeme  en  lo  que  yerro 
y  dame,  Tcllo,  el  bautismo. 
No  adquirida, no  estudiada 
es  la  doctrina  que  has  dicho, 
ciencia  infusa  te  dio  el  ciclo, 
por  su  doctora  te  admiro. 
Mas,  quedo,  ha  entrado  gente. 
Pues  ven,  Tello,  que  es  fastidio 
de  mi  descanso  el  tratar 
sino  es  de  Dios;  miscautivos 
querrán  comer,  su  socorro 
es  mi  amoroso  ejercicio; 
llevarélus,  como  suelo, 
ocultamente  el  alivio 
ordinario,  vuelva  Dios 
por  su  pena  y  mi  peligro. 
que  es  riguroso  mi  padre. 

(Yante  los  dns). 

ESCENA  Vil 

Sitien    Doña  BljiNca  y  Axa. 

¿Estás contenta?  ¿no  has  visto 
sombra  á  Tcllo  de  la  Infanta, 
ingrato,  Blanca,  contigor' 
¿negarás  que  no  se  quieren.*' 
Negaré  oue  basiliscos 
consolóla  vista  maten, 


pues  no  muero  y  esto  miro; 

dcsengaño.<>  son  vengan/as, 

venganzas  son  desatinos, 

desatinos  hace  un  loco, 

loca  estoy,  perdí  el  juicio. 

Di  me  adonde  está  clon  Die^o 

que  si  á  Toledo  ha  venido 

á  satisfacer  su  agravio 

como  vuelva  por  los  mfos 

le  daré... 
.^XA.  ¿Qué  piensas  darle? 

Bi.\NC\.    Un  alma  que  sacrifico 

á  I  a  desesperación. 
Axa.  ¿Para  qué,  si  yo  le  rindo 

(;tra  que  es  de  más  quilates? 

Compite,  Blanca, conmigo 

y  envidiarás  mis  victorias. 
Cl.vnca.  ¡Ay  cielos!  la  muerie  envidio; 

daréle  al  Príncipe  moro, 

como  me  vengue,  el  dominio 

de  mi  libertad  y  fama, 

satisfaré  sus  suspiros, 

mate  á  don  Tcllo,  y  qucrrélc.  ( Vase.) 

ESCENA  VIII 
Axa  y  Au  PkthAji. 

Ai.i.  ¿Qué  es  esto? 

Axa.  Agencias  que  libro 

cillas  medras  de  lu  amor, 
la  Infanta  halló  en  los  bajios 
de  su  salud  derrotada, 
si  no  remedios,  alivios; 
á  don  Tello  quiere  bien 
y  él  la  paga  agradecido, 
pondera  tú,  como  ( i )  hermano, 
si  esto  es  virtud  ó  delito. 
Doña  Blanca  está  celosa, 
véngala,  y  haráte  digno 
de  su  amor,  que  éste  obligado 
crece  gigante  de  niño. 
No  pierdas  esta  ocasión 
pues  ves  cuan  bien  he  cumplido 
con  la  agencia  encomendada 
dichosa  en  ver  que  le  sirvo. 
¡Ay  Tello,  con  qué  quimeras 
mis  celos  ejecutivos 
buscan  remedio  á  mi  agravio, 
y  qué  en  vano  los  resisioí 
Vengaiéme  de  la  Infanta 
mientras  con  Blanca  compilo, 
que  no  es  poco  dar  en  tierra 
de  dos,  con  un  enemigo.       {Vase.) 

Aü.  Sí  Axa  ha  sido  testigo 

de  que  Tello  á  mi  hermana  ama, 

quien  no  fué  iicl  con  su  dama, 

¿podrá  ser  leal  amigo? 

Sea  castigo 

de  su  ingratitud,  la  mia: 

ame  á  la  infanta  en  quien  fia 

su  esperanza; 

sea  premio  la  venganza 

de  su  poco  firme  fe; 


(1)    tn  ct  original:  «pomic-r.i  lu  atnor  hermano». Co- 
rregido, según  la  ediciÓQ  scviJlani. 


^^^44 

LOS  LAGOS  DE  SAN  VICENTE                           ^^^^H 

^^^B 

Consentiré, 

despeñara  mi  cuidado. 

^^^^^ 

vlla  mura  y  él  cristiano 

y  el  ver  que  es  hij.i  de  un  R 

^^^^^^^V 

que  á  mi  hermana  dé  In  mano 

de  quien  amo  me  aparlar.1 

^^H 

porque  Ulanca  me  la  de. 

y  por  cila  profanara 
los  preceptos  de  mi  ley. 
su  viclud,  su  honestidad. 

^^^^^v 

KSCENA    IX 

es  tan  di^na  que  se  estime,, 

^^r 

Ai-Í  y  Don  Tku.o. 

que  con  verla  se  reprinw 
la  más  torpe  voluntad: 

^^B       Tello. 

¿Qué  nuevas  causas  de  enojos 

no  hají»  agravio  vuestra  All 

^^^^^ 

dan  ocasión  á  la  ira 

á  mi  fe  y  á  su  valor. 

^^^^B 

do  iJIanca,  que  si  me  mira 

Al  i.           ¿<-ómo  no?  Tenia  tú  amor 

^^^^^^^^ 

fulminan  rayns  sus  njnsr* 

y  usúrpame  mi  i;randcza. 

^^^^^^K 

¿Sin  haMarmc  cuando  pasa 

No  disimules  Cunmigu; 

^^^^^^HP 

junio  á  mi? 

ámala,  dala  la  mano; 

^M      Aü. 

¿Telio?^ 

llámale,  TcIIü,  mi  hermant 

^^1^_Tkllo. 

¿Señor? 

como  te  Humas  mi  amifio. 

^^■^Ü. 

Diccnme  que  un  nuevo  mior 

Yo  le  asc;»uro  temores. 

^^^^^v 

tus  pensamientos  abrasa. 

no  trueques  la  profesión 

^^^^H 

_v  á  ser  verdad,  sentiré 

de  tu  antigua  religión. 

^^^^^P 

dosctcdiiris  de  ñrmcza 

que  bien  lograrás  amores, 

^^^^ 

que  en  nota  de  lu  nobleza 

aunque  de  ley  dilcrenie; 

^^^ 

te  culpan  de  poca  fe. 

yo  te  casaré  con  ella. 

^^^■Tello. 

¿Yo,  Principe,  amor  que  nuevo 

Tfli.o.     a  no  ser  iJIanca  tan  bella. 

^^^^B 

lenga  de  mudable  lama? 

yo  tan  fie!,  tú  tan  prudente, 

^^HAlI. 

Tal  vez  como  amor  es  lina, a 

tan  poco  afecta  lu  heriTianí 

^^^^^K 

y  ésta  se  muere  sin  cebo. 

á  todo  lo  que  desdice 

^^^^■' 

faltándola  el  interés 

su  honestidad,  contradice 

^^^^K 

hasta  en  los  nobles  se  apaga. 

á  la  permisión  cristiana 

^^^^K  Tello. 

Amor  con  amor  se  paga. 

el  favor  que  le  a^rade/co. 

^^■alí. 

¿Amor  con  amor?  ¿No  ves 

Yo  adoro  á  Blanca,  señor. 

^^^^m 

que  cuando  á  lo  deleitable 

y\LÍ.           Kn  lln:  ¿no  tienes  amor 

^^^V 

se  junta  lo  proveclioso 

á  la  infanta? 

^^^^H 

suele  un  pecho  codicioso 
rendirse  á  lo  interesable? 

Tello.                         No  merezco 

^^^^ft 

apetecer  tal  empleo, 

^^^^^B 

Pagúese  amor  con  amor 

ni  cuando  posible  fuera 
que  tal  dicha  nicrccicrA 

^^^^^1 

no  más,  si  otro  amor  se  hallase 

^^^^1 

que  con  ese  amor  juntase 

diera  riendas  al  deseo. 

^^^^H 

intereses  de  valor. 

Alí.           Pues,  Tello,  yo  soy  lu  an>i 

^^^^H 

¿cuál  de  los  dos  le  parece 

y  aunque  ten^o  voluntad 

^^^^H 

que  discreto  admitirás? 

á  tu  dama,  la  amistad 

^^^^H 

¿amor  con  amor  no  más? 

ha  de  poder  más  conmigo. 

^^^^^B 

¿ó  amor  con  amor  que  ofrece, 
ae  más  á  más  una  Alteza 

Pártete  al  punto  con  ella: 

^^^^B 

tu  Rey,  á  mi  intercesión. 

^^^^H 

Que  á  majestad  casi  aspira? 
Amor  que  intereses  mira 

te  vuelve  la  poseiión 

^^^P  Tello. 

delu  patria;  no  he  de  vella 

^^^^^ 

no  es  amor. 

por  no  ocasionarte  enojos 

^m.     all 

¿Pues  qué? 

que  temo  me  hagan  torcer 

^■^^  Tello. 

Vileza. 

de  intentos  y  parecer 

^^■Aü. 

¿Pues  qué  será  la  intención 

tiranías  de  sus  ojos; 

^^^^F 

con  que  tu  fe,  aunque  cristiana. 

joyas  y  tesoros  toma 

^^V 

deja  á  lílanca  por  mi  hermana? 

con  que  generoso  vivas. 

^H        Tello. 

¿Por  quién,  señor? 

Tf.llu.     Sciíor,  pues  ¿de  ti  me  privi 
Al  í.            Hoy  has  de  irte;  ¡por  Maho 

^B 

Tu  alición 

^^^^ 

me  contaron  fidedignos 

hoy  tengo  de  ser  espejo 

^^^^K 

testigos. 

de  amigos. 

^^^r  TfCLLO. 

Querrán  ponerme 

Tkli  o                       Tu  gusto  haré. 

^ 

mal  contigo. 

Alí.           Di  que  el  remo  te  dejé. 

H_  Aü. 

Nunca  duerme 

pues  á  tu  Blanca  te  dejo.  ( 

^^^^L 

la  envidia  en  ojos  indignos. 

^^H 

Pero  quien  me  dio  este  aviso 
es  de  mucha  calidad. 

ESCENA  X 

^^H  Tello. 

Bien  pudiera  la  beldad 

de  la  infanta  al  más  Narciso 

Santa  Cakiloa  y  Pascual,  <l«  eatitl 

^^^^B 

hacer  que  de  sí  olvidado 

Pascual.  Si,  señora;  de  zagal 

^^^^^^^^ 

se  rindiera  á  su  hermosura; 

á  doña  i'.ranca  servia 

■ 

pero  cuando  mi  ventura 

en  la  Burcba  aquel  día 

que  el  pobre  de  Juan  Pascual 

■<  ap«rIo  dv  iMafi  Pabros. 

y  á  enmoriscar  me  trujcrotl. 
C»siU)A.  \o  llores, 
'iscia.  <Qu¿i  que  no  (i )  lloren? 

Si  mes  vemos  eiurí  diabros 

de  mastines,  con  perdón, 

donde  nenguno  ic  ve 

que  rezando  á  San  Noé 

se  encomienda  á  san  Jamón? 

SI  alia  tupiera,  señora, 

las  gracias,  la  dtjnairia 

que  Mari  Pabros  teñid, 

renegara  de  ser  mora 

y  huera  Cristian  j  vieja. 
iSiLDA.  ¡Qué  sencillez! 
icuALi  Cuando  hilaba, 

¡con  la  sal  que  mos  cantaba 

al  ho^ar  una  consejal 

Y  durmiéndose  después, 

fquc  hué  brava  roncadora), 

mes  el  ¿andtl  «n  media  hora 

hilaba  que  ella  en  un  mes, 

.¡Pues  qué  sí  el  brazo  desnudo 

la  espetera  cstropajaba? 

con  medía  azumbre  lavaba, 

vaun  menos,  iodo  un  menudo. 

Kra  limpia  A  maravilla, 

al  cura  se  le  perdió 

la  escolíela  y  la  hallé  yo 

cenando  en  una  morcilla. 

Cuajares  la  vieron  hcr 

que  se  espantara  de  oíllos, 

rcllenai  stipo  obispiH!>s 

que  Papas  pudieran  sel'. 
iiu>*.  Ahora  bien.  Pascual;  de  li, 

pues  que  con  don  Tello  estás. 

me  fio,  presto  tendrás 

libertad,  espera  en  mi 

y  saca  la  provisión 

que  á  los  cautivos  llevemos, 

pues  seguros  entraremos 

á consotar  su  prisión. 

Nadie  ahora  nos  verá. 
ícuAL.  Pardiez,  que  es,  señora  mia, 

piadosa  su  morería; 

aqui  una  banasta  está 

llena  de  roscas  y  queso, 

de  carne,  arroz  y  verdura. 

Í Sacan  una  canasta  llena  tir  platos,  pitn 
eifumbres  ifue  \'»icu»\  trastada  tu  una 
cttta  curiosa,  y  cübrtnla  con  unns  manlr- 
Iti.) 

LOA.  Pues  trasladarlo  procura 

en  esotra. 
:ü*l.  Si,  qu«  el  peso 

de  esotra  es  demasiadu 

para  su  delicadeza 

y  quebrará,  si  tropieza, 

la  loza.  Mas  como  ha  dado 

en  que  pur  sus  mismas  manos 

los  quiere  dar  de  comer, 

aprtcarlu  es  meneslcr. 

Iseloriglaaldecia: 

•Que  cuando  lloren» 
Igió  por  ia  impresión  «ic  Sevilla. 


Casilda.  Quiero  muctio  á  los  crisiisnos» 
Pascual.  Helo  aqui  todo  compncslo. 
V  los  maineles  encima. 


E-SCENA  XI 
Salen  el  Ksv   uoro  y  A.xa.— Oicuos. 

Key.  Axa,  ,;qué  dices? 

Axa.  '  Que  eslima, 

no  sé  si  con  fin  honesto, 
la  Infanta  á  don  Tello  ntás 
que  á  su  ley.  padre  y  hermano; 
que  (quiere  más  á  un  cristiano 
que  a  Toledo. 

Uey.  Cieí;a  estás, 

Axa.  Todas  las  noches  les  lleva 

por  sus  manos  de  comer, 
si  ahora  lo  quieres  ver 
haz  por  tus  ojos  la  prueba. 
A  buen  tiempo  te  he  tiaido 
por  que  de  dudas  te  saque; 
lleno  lleva  aquel  tabaque 
de  relieves  que  ha  escondido 
de  tu  mesa,  para  dar 
de  comer  á  los  cristianos; 
cógela  el  hurto  en  las  m3nú:>. 

(Llt'viinlii  los  día,,  caita  uno  our  una  at^ 
y  sálelt.'i  di  encuentro  ti  Rey) 

Pasci'.m..  bambos  lo  hemos  de  llevar, 

porque  ella  sola  no  basta. 
Ret.         ¡Por  Mahoma,  que  he  de  ser 

su  verdugo! 
Pascual.  Que  comer 

tienen  bien  en  la  canasta. 

y  que  cenar. 
Ret.  Dclért,  loca, 

los  pasos  con  que  me  afrentas. 
Pascual.  Kemalamos  con  las  cuentas. 
Casilda.   ¡Padre  y  señor!.. 
Pascual.  Tapaboca 

con  padre  j  señor  le  da. 
Pey.         ,;Qué  es  lo  que  lleváis  ahi? 
Pascual.  Si  me  lo  pescuda  i  mí, 

padre  y  señor,  la  verdad 

es  que  ni  yo  lo  cndi'.'íuc, 

padre  y  señor,  ni  coci 

la  carne,  ni  el  arroz,  ni, 

padre  y  señor,  lo  compré. 

Yo  señor,  padre  y  señor, 

porque  yo,  señor  y  padre, 

Gila  Alonso  hué  n'ii  madre, 

Mari  Pabros  con  amor 

me  dixo  par  dell  molino, 

pero  aún  no  era  mi  mujer; 

ello  si  lo  quiere  ver 

no  ticn  pizca  de  tocino. 
Rey.         ^Qué  desatinos  son  éstos? 

¿tú  sustentar  los  cristianos? 

¿tú,  torpe,  infamas  tus  manos? 

¿tú  en  amores  deshonestos 

con  los  que  aborrece  Alá? 
C\sii  ^^.  Reprime,  señor,  la  ira; 

deten  la  cólera,  mira. 
Rey.  Tus  insultos  miro  ya. 

No  busques  excusas  nuevas; 

sustento  das  y  favor 

á  lüs  cristianos. 


^V              46          ^^^^^V                LOS                  DE                                        ^^^^^^^^^1 

i              Casilda..                           Señor, 

Rey.         Mi  senectud  remozaste,       ^B 

1                            advierte... 

llores,  por  vos  me  promeio^^ 

1             Rey.                       jQ\ii  es  lo  que  llevas 

nueva  vida.                          ^M 

f                              ahi.^ 

AxA.                              Yo  estoy  loca.  H 

I              Casilda.             Flores  que  he  cogido 

|Ay,  envidias  infeliccsl          ^M 

^^^                       para  divertir  tristezas. 

Pascual.  Cautivos,  á  las  narice:>          H 

^^H                        ¡Mi  Dios,  de  vuestr.ns  grandezas 

podéis  hoy  pasatr  la  buca.    H 

^^M                        haced  alarde! 

■ 

^H        Rky.                               Ofendido 

1 

^^^^H                  estoy  más  de  tus  mentiras 

^^^^^fe                que  de  tu  l^árbaro  ínsuitu: 
^^^^^1               pero  mal  estará  oculto 

ACTO  TERCERO 

^^^^H                       ciclo       Ic 

■ 

^^^^^H                Descubre,  Axa.  vuelca,  arruja. 

.IcompaÁíiMiiínf"  y  el  He*  I-fh.iani)!!  pur  u>ti^ 

^^^^^1               esa  infame  provisión. 

pnr  otro  .Monos,' D.  Tei  10,  Axa  >-S*«ta  Casi 

^^^^^^r                        (El  suelo  cfel  lat>aiiuf,  ó  canasta,  se  guita 

tnora. 

^^^^^^F                       por  iicbajn  del  lAt^laito.  y  pnr  el  mi$mo 
^^^^^^                        luffar  se  llena  de  flores  y  hierbas  Jiversas 

ESCENA  PRIMERA        M 

■ 

ir                                         que  vuelca  después  Axa!) 

Casilda.    Déme  vuestra  .Majestad        ^M 

^^         Casilda.  Ahora  verás  si  son 

la  mano.                                 ^| 

1^^                        flores  todas;  quien  te  ertoja 

Fernán.                  Dé  vuestra  .Alteza  ^| 

^^M                        contra  mf  y  da  pesadumbres 

parabienes  á  Castilla,            H 

^^H                       no  te  estima  como  yo. 

pues  ha  merecido  vtrla         W 

^^B        PASt-UAL.  Pardiobrc.  que  se  volvió 

ennoblecer  su  corona             ^ 

^^m                        nuesa  comida  en  lot^umbrcs. 

desde  hoy,  con  razón  soberbia; 

^H        Rey.          Válgame  Alá.  .;cstás  contenta, 

pues  usurpa  e!  sol  al  Tajo 

^H                        Axa  envidiosa?' 

trasladánaola  á  sus  sierras.   M 

^H        Axa.                                 Corrida, 

Deudor  quedaré  á  los  bañosl 

^^^^H                   loca,  confusa,  perdida 

desde  hoy,  puesto  que  no  sepa 

^^^^H                 estaré  con  tanta  üfrenia. 

el  sitio  que  los  oculta 

^^^^^^K                         (Dase  Cun  las  flores  por  it  rustro  y  ma- 

ni  las  virtudes  que  encierran. 

^^^^^^m 

Pues  merezco  por  su  causa 

^^^^KBey.         La  fragancia  que  m^-  ofrecen, 

que  la  hermosura  posea         j» 

^^^^H                lo  aromático  que  exhalan. 

de  vuestra  Alteza,  Castilla,   ll 

^^^^H                 al  paso  que  me  recalan 

temerosa  ya  en  perderla.       ■ 

^^^^H                mis  canas  rejuvenecen. 

Ojalá,  Casilda  hermosa,         M 

^^^^H                 Del  cielo  vino  este  olor 

la  fama  que  los  celebra          1 

^^^^^B                 que  aqut  no  los  hay  iguales; 

la  salud  os  restituva              H 

^^^^H                  primaveras  inmortales 

que  ofende  vuestra  belleza.  ^ 

^^^^H                 le  han  tributado  su  llor. 

lastimaré  los  yo  en  más 

^^^^H                 Su  Amaltea  hacerte  quiso. 

que  cuantas  preciosas  venas 

^^^^H                 imperio            en 

por  los  cuerpos  destos  montes 
oro  en  vez  de  sangre  engendra 

^^^^H                Mayo  eres  de  su 

^^^^H                Abril  de  su  paraíso. 

Casii.ua.   No  dudo  yo,  gran  Fernando. 

^^^^^1                 Dame  los  brazos,  no  dudes 

que  en  provincia  donde  reina 

^^^^^B                 de  cuanto  pedir  quisieres. 

un  Príncipe  tan  afable          m 

^^^^H                Flora  has  sido,  serás  Cervs 

salga  la  esperanza  cierta       ■ 

^^^^H                como  en  frutos  llores  mudes. 

que  los  ciclos  me  aseguran;M 

^^^^H                 Pídeme  dificultades 

no  en  humanas  experiencia^! 

^^^^^                 con  que  el  agravio  redima 

estriba  m¡  confianza,           ^M 

^^K                        que  te  hice. 

pocas  veces  verdadera;           ■ 

^^^^  Casilda.                     El  cielo  estima 

impulsos  más  superiores       ^ 

^^^^H                   sencilleces  y  piedades. 

me  sacaron  de  mi  tierra 

^^^^H                  [£n  la  palabra  que  ofreces    ' 

y  al  Rey,  mi  padre,  inclinaron 

^^^^H                      tengo  hoy  de  ejecutar. 

el  permitirme  á  la  vuestra 

^^^^K                 no  nnc  lo  osarás  negar 

donde  á  vos  su  dueño  os  llami 

^^^^HL                si  mi  salud  apeteces. 

donde  en  la  paz  v  en  la  guerra 

^^^^HRbt.         Pur  Alá,  por  su  Profeta 

vive  la  seguridad. 

^^^^V                 y  por  ti  (que  iba  á  decir 

por  ser  vos  quien  la  gobierna. 

^^^^H                  que  eres  más  que  él),  de  cumplir 

¿Quién  duda  que  también  viví 

^^^^H                  cuanto  me  pidas;  discreta 

la  salud,  si  ya  comienza        M 

^^^^^                 eres,  por  futrza  ha  de  ser 

á  retirarse,  con  veros,            ■ 

^^^^H                 lo  que  apetezcas  decente. 

la  causa  de  mis  tristezas?      ■ 

^^^^BCasiloa.  jAy,  Lagos  de  San  Vicente, 

Ya  yo  por  puntos  mejoro.    ^ 

^^^^^^                 y  qué  presto  os  pienso  ver! 
^^^^H                Vamos,  diréte  en  secreto 

Teli.o.  y  yo,  que  en  vuestra  preseocii 
gran  señor,  patrocinado 

^^^^B               lA  merced  que  me  otorgaste... 

de  la  Infanta  tengo  puestas  ^ 

^^^^^^^^^^^^^                ACTO                               ^^^^^^^^^^»                             ^H 

todas  mis  felicidades 

Por  su  embajador  me  envía,            ^^^B 

en  serviros,  si  licencia 

con  palabra  de  que  vuelva               ^^^^| 

me  dais,  diré  la  embajada 

brevemente  á  restaurarle                 ^^^^H 

con  que  vengo. 

la  sida  con  la  presencia                    ^^^^H 

Alzad  de  tierra; 

del  alma  que  se  le  aparta,                 ^^^^^| 

alzad,  don  Teilo,  decid. 

de  la  luz  que  se  le  ausenta.              ^^^^| 

to.      h.i  Bey  Almenón,  que  inlenla 

DesDídicronsc  los  dos                        ^^^^| 

irocar  en  perpetuas  paces 

y  ella,  que,  toda  clemencia,              ^^^^| 

con  vos  esias  breves  treguas, 

de  ios  cautivos  cristianos                  ^^^^| 

la  míiad  del  alma  os  fia 

aliviaba  las  miserias.                          ^^^^f 

y  con  la  Infama  os  entrcRa 

pidiendo  su  libertad                           ^^^^H 

el  reino  que  el  Tajo  abraza 

al  padre  piadoso,  deja                       ^^^^| 

y  estima  en  poco  sin  ella. 
Lágrimas  y  persuasiones, 

despojadas  las  mazmorras,               ^^^^^| 

inútiles  sus  cadenas.                         ^^^^H 

que  es  la  mayor  elocuencia 

Dos  mil  de  Toledo  saca,                  ^^^H 

que  en  la  mujer  amur  puso. 

que  ya  en  su  patria  se  alegran,        ^^^^ñ 

le  bttstaron  á  hacer  fuerza 

di(tna  que  tai  redentora                    ^^^^| 

para  dividir  de  si 

en  anales  permanezca.                      ^^^^H 

el  apoyo  en  que  suslenta 

til  Rey  de  Toledo,  en  Hn,                 ^^^H 

la  duración  de  sus  canas, 

gran  Fernando,  para  muestras        ^^^^H 

q^ue  remozaba  con  verla. 

de  la  fe  con  que  os  obliga                ^^^^| 

Ki  Principe  Ali  Petrán, 

y  la  amistad  que  os  profesa,            ^^^^H 

que  sucediendo  en  la  herencia 

os  remite  cien  caballos                     ^^^^H 

después  del  de  su  corona 

que,  con  otras  tantas  yeguas,          ^^^^| 

es  blasón  de  la  nobleza. 

Córdoba  al  Beiis  usurpa,                 ^^^^| 

csuha  ausente  en  Sevilla 

Toledo  admiró  en  su  vega;              ^^^^H 

cuanda  el  sentir  que  padezca 

cien  acémilas  cargadas                      ^^^^^| 

sii  padre  amoroso  eclipse 

de  los  desvelos  del  Persa,                 ^^^^| 

la  luz  de  Casilda  tierna. 

de  los  esquilmos  del  Parto.               ^^^^| 

y  que  e!  Abril  de  sus  años 

de  los  tesoros  de  Grecia,                   |^^^H 

malogre  las  flores  frescas 

de  los  metales  monarcas.                 ^^^^B 

del  más  gallardo  vergel 

granas,  alcatifas,  telas,                           ^^M 

que  esmaltaron  primaveras, 

A  vuestros  pies  reales  postra;                  ^^M 

al  llanto  permitió  hechizos 

y  por  que  en  su  estima  venza                ^^M 

con  que  la  Infanta  no  deja 

ias  dádivas  de  Alejandro,                 ^^^^H 

hora  ni  instantes  al  ocio 

pródigo  os  da  en  una  prenda           ^^^^H 

en  que  no  le  intin>e  quejas 

la  mejor  de  su  corona,                       ^^^^H 

amorosas  por  los  baños 

la  mayor  de  sus  riquezas,                 ^^^^| 

oue,  de  su  salud  profetas, 
dice  que  esconde  Castilla, 

el  alma  y  vida  en  la  Infanta.             ^^^H 

que  es  cifra  desús  grandezas.          ^^^^| 

cifrando  en  ellos  sus  medras. 

Fehnan.    Cuerdamente  habéis  sabido,             ^^^^| 

Afirma  que  el  cielo  mismo 

don  Tello,  aplacar  ofensas,            ^^^H 

con  m  steriosas  promesas 

pues  servicios  semejantes                ^^^^H 

le  pronosticó  en  sus  aguas 

más  obligan  que  destemplan.          ^^^^^ 

saludables  evídcncias; 

,;Adónde  está  dona  Blanca?            ^^^^H 

aue  es  imposible  cobrarla 
de  otra  suerte,  y  si  desea 

TüiJ.o.     iin  la  villa  dcBriviesca                     ^^^^f 

goza  dedos  libertades:                      ^^^^H 

su  bien,  será  menos  daño 

la  del  cuerpo  la  primera                   ^^^^H 

llorarla  ausente  que  muerta. 

á  su  patria  reducida,                         ^^^^H 

Convocó  el  Rey  los  alcaides 

y  la  del  alma,  que  exenta                  ^^^^| 

de  Madrid  y  Talavera, 

de  las  pensiones  de  amor                  ^^^^| 

Guadalajara  y  Ocaña, 

ya  es  señora  de  si  mcsma.                 ^^^^| 

Alcalá,  Yepes  y  Cuenca; 

Fkrn.\n.  ,;No  sois  voscsposo  suyo?                 ^^^H 

propúsoles  este  asunto, 

Tei.i.o.     Ño,                                                     ^^^^ñ 

y  aunque  opiniones  diversas 

Ft-itNAN.                    ,;Por  qué?                       ^^^^| 

ya  afirman,  ya  contradicen, 

Tei.lo.                                     No  fuera          ^^^^| 

finalmente  sé  sujetan 

licito  en  provincia  extraña,               ^^^^| 

al  gusto  de  quien  los  manda, 

sin  vuestro  gusto  y  licencia.            ^^^^| 

porque  la  lisonja  lleva 

Feunan.    Pues  ^cÓMio  decís  ahora                   ^^^^| 

en  lodos  los  tribunales 

que,  libre  ya,  su  alma  reina             ^^^^H 

la  razón  tras  la  potencia. 

de  si  misma,  si  es  que  os  ama?         ^^^^H 

Concluyóse,  en  fin,  la  paz. 

Tello.     Mudanzas  la  dicha  alteran               ^^^^H 

pran  señor,  con  vuestra  Alteza, 

del  mar  del  primer  amor.                 ^^^^H 

pidiendo  en  esta  jornada 

Como  cansa  la  asistencia,                 ^^^^H 

vuestra  permisión,  y  de  ella 

y  yo  siempre  la  he  servido,               ^^^^| 

*  obligado  y  satisfecho 

ya  me  olvida.                                   ^^^^H 

SU  expedición  me  encomienda. 

Fernán.                         Su  exirañeza,             ^^^H 

LOS  LAGOS  DE  SAN*  VICENTE 


don  Tello,  ha  de  estaros  mal; 
porque  aquí  la  compcicncia 
de  don  Dief;o  os  ha  de  hacer 
mal  tercio,  que  adora  en  ella. 
Yo  os  restituyo  á  mi  gracia; 
y  aunque  á  la  suya  quisiera, 
dudo  que  en  ¡urisdicciunes 
de  amor  poder  un  Rey  lenya. 
Notable  ocasión  perdiste; 
pues  cuando  las  aprovecha 
todo  solicito  amante 
malograste  las  de  ausencia. 
O  servidla,  ü  olvidadla, 
que  yo,  sin  haceros  luciza, 
neutral  condón  Diof^o y  vos, 
y  atento  á  las  diligencias 
del  que  fuera  más  íd\¿, 
premiaré  al  uno  con  eiiu. 
Y  vos,  Infama  y  señora, 
sin  extrañar  diferencias 
de  leyes  y  de  regiones, 
júzgaos  en  la  patria  vuestra, 
que  si  alli  fuisteis  Infunla. 
en  Castilla  seréis  kcina, 
dichoso  todo  mi  estadu 
en  que  serviros  merezca. 
Casii.oa.  Se'jurayode  la  fama 
que  justamenic  celebra 
vuestro  valor,  me  dispuse 
á  experimentarla  y  verla. 
Ni  á  nii  patria  ni  i  mi  padre 
echo  menos,  queofendicra 
el  favor  que  os  reconozco 
si  me  juzgara  en  la  ajena. 
Por  mi  padre  os  tengo  yo 
y  como  tal  me  conceda 
licencia,  que  sólo  busque 
estos  Lagos,  vuestra  Alteza. 
Yo  se  que  impiden  hallarlos 
ostentaciones  soberbias 
de  aplausos  y  compañías: 
el  cielo  medió  sus  señas 
y  é\  mismo  inclina  mis  pasos 
para  que  mis  dilij^encijis 
sin  presunciones  humanas 
hallar  su  sitio  merezcan, 
tsia  merced  os  suplico. 
Í|Fekn\n.    Admire  nuestra  tibieza. 
Infanta,  vuestra  fervor, 
y  no  se  impida  esta  empresa; 
por  mi.  con  vos  Tellu  vaya, 
y  como  á  mi  os  obedezcan 
cuantos  lugares  y  villas 
pozaren  vuestra  presencia. 
Que  si,  como  en  Dios  confio, 
vuestra  fe  saliese  cierta 
y  hallando  el  agua  admirable 

auc  ignoramos,  tengo  nuevas 
e  vuestra  salud,  mi  Corle 
os  recibirá  i  la  vuelta 
con  triunfos  que  satisfagan 
mis  deseos  y  sus  liesias. 
^Casilda.  KI  cielo,  invicto  Kornando, 
la  monarquía  os  conceda 
de  Kbpaña,  que  dividida 
en  tantos  reinos,  tragedias 
del  Godo  infelice  llora, 


para  que  en  vuestra  cabeza 

tolalmcntc  restaurada 

á  su  antiguo  esplendor  vuelva. 

(Vanse  el  Rey  y  tvf  suyos.} 

ESCENA  II 

Santa  Casilda,  A  xa  y  Ikih  Tb-ilo 

A  XA. 

Solo  un  mes,  prima  mía, 

de  plazo  dio  tu  padre  á  la  porfía 

con  que  aquí  hallar  esperas 

estos  Lagos  fmejor  diré,  quimeras), 

pues  que  te  descaminas 

por  patrias  y  regiones  peregrinas. 

fjusquémosios,  si  es  cierto 

que  esconde  tai  milagni  este  dcsierlu. 

Que,  ya.  Infanta,  en  sus  valles, 

ya  en  sus  montes,  remedio  y  salud  halles, 

ó  ya,  conforme  creo, 

quimérico  te  engañe  tu  deseo, 

el  término  cumplido 

nos  hemos  de  volver. 

Casilda. 

Quien  me  h«  traído 
hasta  aquí  sil  recelo 
de  tanto  inconveniente,  que  es  el  Civlu, 
nunca,  prima,  seeslreciía 
en  límites  humanos;  salisfei.ha 
üstuv,  aunque  le  asombres 
de  hallar  salud  aqui.  ya  que  en  los  hombres 
se  muere  mi  esperanza; 
,jquc  sabes  tú  si  estriba  en  la  tardanza 
que  Dios  tiene  dispuesta 
mi  salud?  Lo  difícil  mucho  cuesta. 
Ya  un  mes,  un  año  aguarde 
el  bien;  si  viene,  nunca  llega  carde: 
ojalá  la  fe  mía 

discurriera  sin  vuestra  compañía 
por  estas  soledades, 
hallara  en  ellas  yo  felicidades 
que,  por  la  vuestra  ciega, 
me  las  dilata  el  Ciclo  ó  me  las  niega. 

A. XA. 

Va  estás,  prima,  entendida; 

ya  yo  la  causa  sé  de  tu  venida; 

no  en  Lagos  mctilirosus 

estriban  tus  deseos  amorosos, 

que  éstos  imaginados 

encubridores  son  de  tus  cuidados. 

Lagos,  si,  que  de  llamas 

ilícitas  te  encienden,  pues  que  sé  que  amas 

á  don  Tello,  de  suerte, 

que  c!  honor  alr<ipi"ll:is  y  la  muerte. 

Celos  de  doña  Blanca 

en  Castilla  le  abrieron  puerta  franca, 

por  ver  que  si  venia 

con  ella,  y  tu  esperanza  enllaquecii; 

con  ilusiones  vanas 

del  Rey  tu  padre  enicrnecisic  canas, 

y  disfrazando  engaños, 

hechizos  diste  á  sus  postreros  años, 

para  que  permilicsc 

que  consigo  don  Tello  te  trajese, 


ACTO  TEKCKRO 


49 


I 


Doña  Blanca,  orendida 

de  ti,  y  don  Tello  que  por  ti  la  olvida, 

apenas  de  su  tierra 

pisú  la  raya,  cuando  se  dc&lierra 

de  agravios  que  á  la  vista 

otcndcn  más:  licm  Tello,  en  fin,  asista 

i  tos  ojos,  que  en  ellos 

duplicarás  por  ser  cristal  los  Tellos. 

Don  Teulo. 
Axa  atrevida ,  enfrena 
b  lengua  torpe  de  malicias  llena. 
¿Qxié  has  visto  en  mi  y  la  Infanta 
que  pueda  ocasionar  blasfemia  tanlaf 

Axa. 

He  visto  que  te  adora, 

que  olvida  nuestra  ley:  que  Blanca  llora 

tu  ingratitud  y  olvido; 

que  a  su  padre  y  hermano,  fementido, 

pagas  el  ampararte 

en  su  reino,  y  ahora  asegurarle 

la  patria,  hacienda  y  vida 

en  robarle  la  Infanta  que  perdida 

por  ti  con  torpe  llama 

su  ley,  su  sangre  y  su  corona  infama. 

Casilda. 

Mi  Dios,  á  Vos  os  toca 

mirar  por  mi  opinión  contra  esta  loca, 

que  su  malicia  muestra; 

por  mi  causa  volved,  y  por  la  vuestra. 

[Vuela  ¡a  Suan  i 
Vojc. 
Si  haré,  Casilda  mía. 
No  le  merecen,  ven,  y  en  mi  confia. 

Don  Tei  i.o. 
¿Qué  es  esto,  cielos  santos? 

Axa. 
Hechizos  tuyos  son;  serán  encantos 
de  la  ley  que  nos  vende 
traiciones  por  milagros; 'ya  se  entiende 
el  fin  de  tus  cautelas. 

Don  Tei.lo. 
Paloma  pura  que  amorosa  vuelas 
i  la  estación  segura 
donde  vive  sin  riesgos  la  ventura, 
¿por  qué  cruel  conmigo? 
Alas  tiene  mi  amor,  las  luyas  sigo.  (Vate.y 


ESCENA   III 

Axa. 

jSu  amor  sigue  su  vuelo? 

Luego  es  ya  certidumbre  mi  recelo; 

luego  para  gozarla 

con  hechizos  intenta  remontarla. 
,  jAjr  rabiosas  sospechas! 
L  Al  vuelo  los  matad,  tiradlos  Hechas; 

mas  tí  qué  flechas  mayores 

que  celosas  venganzas  y  rigores? 

Yo  haré  que  en  vez  de  espigas 

cubran  los  campos  armas  enemigas; 

despoblaré  i  Toledo 

COMSDIAS  DE  TIRSO  DE  MOLINA. — TOMO  II 


por  que  á  Castilla,  al  mundo,  ponga  miedo. 

Provocaré  esta  injuria 

al  Príncipe  y  al  Rey  á  tanta  furia, 

que  con  su  gente  toda 

renueve  ci  llanto  i  la  tragedia  goda. 

Marchemos  á  Toledo, 

que  si  con  celos  viva  llegar  puedo, 

verá  Fernando  presto 

el  peligro  mortal  en  que  está  puesto, 

y  que.  si  en  <:!  se  apoya, 

será  Casilda  Elena,  Burgos  Troya.  (VAte.) 

ESCENA  IV 

Alt  PliTltjtM  y  Aft^JC  Ror.RL,  moros 

Alí.  No  hay  liar  en  amistad 

de  cristiano,  pues  salió 
falsa  la  de  Tello;  no 
en  prendas  y  calidad 
de  nobleza  castellana. 
Engañóme  fementido, 
Tello,  desagradecido; 
llevóme  el  honor  y  hermana, 
que  asi  paga  beneficios 
quien  respetos  atropeila; 
amaba  yo  á  Blanca  bella, 
y  por  deslumhrar  indicios 
de  mi  pena  y  no  agraviarle, 
de  suerte  incendios  reprimo 
que  á  que  la  ausente  ie  animo, 
jqué  mal  hice  en  no  malarlel 
Pues  corriendo  por  su  cuenta 
correspondencias  de  amigo, 
yo  con  su  dama  le  obligo 
V  61  con  mi  hermana  me  afrenta. 

Ab¿n.        No  injuries,  Príncipe,  asi 
la  virtud  más  conocida 
que  dio  i  la  alabanza  vida; 
míralo  bien,  vuelve  en  ti. 
La  Infanta  es  toda  pureza, 
su  padre  el  Rey,  todo  amor; 
Fernando,  todo  valor; 
don  Tello,  lodo  nobleza. 
Ciegamente  satisfaces 
la  fama  de  tu  opinión: 
con  esa  imaginación 
no  quiebres,  señor,  las  paces 
con  Fernando  establecidas, 
que  si  en  su  poder  está 
la  Infanta  ocasión  tendrá 
en  que  vengarse. 

Alí.  No  hay  vidas 

en  toda  la  cristiandad 
que  puedan  venganza  darme; 
en  vano  intentas  templarme 
con  quimeras  su  amistad. 
Rompió  don  Tello  conmigo, 
de  la  Infanta  enamorado; 
mi  amistad  ha  profanado 
por  llevársela  consigo. 
Fingió  lazos  milagrosos 
que  al  Rey  mi  padre  engañaron; 
que  me  ausentase  aguardaron, 
traidores  y  cavilosos. 
¿Qué  lagos,  qué  aguas  divinas 
tiene  Castilla  excelentes 


a           5o                                                    LOS  LAGOS  DE  SAN  VICICNTE                                                ^^^H 

^^H               que  en  mortales  accidentes 

ESCENA  V               ^^H 

^^^B               aseguran  medicinas? 
^^^^              ¿Son  en  To\c<fu  distintos 

^^^^^H 

.\l(,  lutgt)  NUBSTRA  SeSoRA.                     ^^M 

^^^^H         cristales  de  más  virtud? 

Ai.i.           ¡Oh,  Cobarde!  ^lú  también             ^H 

^^^^^H        Si  hay  aguas  que  den  snlud, 

tiic  injurias?  Por  Alá  santo          ^^M 

^^^^^^         fuentes  tiene  de  jacinios 
^^^K              Toledo,  donde  pudiera, 

que  tengo  de  ser  espanto  ^^M 
del  bautismo  en  cuantos  ven  ^^^H 

^^^K              cuando  los  venera  España, 

mis  ojos;  no  me  mitigues       ^^^^H 

^^^^               la  Infanta  que  nos  engaña 

piedad  hasta  aquí  afectada:    ^^^^H 

^^H               cobrar  la  salud  que  espera. 

triunfe  de  ingratos  mi  espada^^^^^ 

^^^H               Más  oro  que  peces  cria 

Mahía.     Petrán,  ,;púr  qué  me  persigues? 

^^H               nuestro  Tajo  en  sus  arenas, 

{Quiere  entrarse  la  tapüita    desnuda: 

^^^H               que  para  aliviar  sus  penas, 

ábrese  ai  paso  una  hifiutra,  y  entre  las 

^^^1              curar  su  melancolía, 

ramas  se  aparece  Nuestra  Señora;  cae  Ali 

aiombrado,  i  hinca  (a  rodilla  ;  quedase 

^^H               si  ella  no  fuese  mudable 

ct)i   la  espada  como   amenazando  á    la 

^^H               dieran  remedio  á  su  mal; 

imagen.) 

^^^1               que  el  Tajo,  todo  cristal, 

Alí.          Todo  el  cielo  sea  conmigo,                 i 

^^^1               también  es  oro  potable. 

¿qué  hielo  es  el  que  me  abrasa?         | 

^^^B               Tello  y  Casilda  me  ofenden: 

¿qué  fuego  en  nieve  traspasa  ^Hj 
el  alma  que  en  él  mitigo.^             ^^^ 

^^^H               en  Cristo  la  Infanta  adora, 

^^H               ni  el  Rey  Fernando  lo  finura 

¿Quién  eres,  luz  milagrosa,         ^H 

^^H               ni  es  bien,  aunque  (o  prclendcm, 

formidable  y  apacible,                  ^H 

^^H               que  desmienta  mi  recelo 

suave  cuando  terrible,                  ^H 

^^H               mientras  venganza  no  toma 

tierna  cuando  rigurosa?                ^H 

^^^H               de  lodos  tres;  por  M  ahorna 

¿Quién  eres,  que  tal  espanto       ^H 

^^^H               que  he  de  postrar  por  el  suelo 

has  puesto  en  el  alma  mía           ^^M 

^^H               cuantas  poblaciones  dan 

que  tiembla?                                  ^H 

^^^H               á  Fernando  la  obediencia; 

María.                          \ o  soy  María,          ^M 

^^H               no  se  fíe  en  la  clemencia 

á  quien  tú  persigues  tanto.           ^H 

^^H               Castilla  de  Ali  Petrán. 

Contra  estímulos  del  ciclo            ^H 

^^"                ¿Qué  gente  hemos  cautivado? 

vana  resistencia  haces.                  ^H 

W     A»ÉN.        Trescientos,  que  é  tus  enojos 

AlL          Saulo  alarman  que  hizo  paces      ^H 

■                       sirven  de  tristes  despojos, 

con  Cristo  postrado  al  suelo         ,^M 

H                      y  la  paz  ha  descuidado 

cuando  otro  tanto  te  dijo,             ^M 

M                      de  Toledo  con  Castilla. 

si  es  bien  que  crédito  de                ^M 

m      Ai.í.           Yo  mismo  tengo  de  ser 

á  ministros  de  su  fe. 

H                      su  verdugo;  yo  verter 

María.      Ese  es  Dios,  y  ese  es  mi  Hijo.       ^i 

■                      su  sangre,  yo  destruilla. 

Ai.í.  Ese  por  ti  mi  fe  adora:  ^H 
¿que  quieres  hacer  de  m¡?           ^^M 

H                     Lavaré  esta  tarde  en  ellos 

H                      mi  injuria;  al  cielo  pluguiera 

María.     Ün  Saulo  segundo.                       ^H 

K                     que  tantos  Tellos  hubiera 

Aü.                                         En  ti              ^M 

^^K               como  hoy  pienso  segar  cuellos, 

mi  ventura  se  mejora.                  ^H 

^^H               que  con  todos  no  apagara 

MahÍa.     Cristiano  quiero  que  seas,            ^H 

^^H                la  sed  que  ocasión  me  da 

que  á  servirme  te  apercibas,  ^H 
que  en  esta  soledad  vivas. 

^^H^               á  su  muerte. 

^^BjiBÉN.                              De  aquí  está 

que  el  amor  que  en  Blanca  empleas 

^^H^               no  lejos  Guadalajara; 

lo  mudes  en  mi. 

^^H               venderlos  será  mejor 

Alí.                                      Favor                ^J[ 

^^H                en  ella,  si  pagar  quieres 

digno  de  esa  mano  franca,             ^B 

^^H                lus  moros,  que  hay  cien  mujeres 

vos  sois  pura,  vos  sois  blanca.      ^H 

^^H                y  treinta  niños.  Señor: 

vos  las  medras  de  mi  amor.           ^M 

^^Hr                templa  lu  enojo,  enriouccc 
W                      con  la  presa  á  tus  soldados. 

Con  vos,  candida  Señora,             ^H 

la  nieve  que  aurora  pisa,  ^^M 
comparada  es  eliopisa;  ^^M 
ía  noche  ella,  vos  la  aurora.        ^H 

H       Alí.           Al  paso  que  mis  cuidados. 

H                      la  venganza  de  ellos  crece. 

H                      Atadlos  todos,  dejad 

Soldados,  alcaides,  gentes,     ^^^H 

H                      que  imagine  en  cada  cuello 

moros,  venid  á  admirar         ^^^^H 

^L|^                 una  Casilda  y  un  Tello, 

un  árbol  que  sabe  dar           ^^^^^ 

^^■l^               oprobio  de  la  amistad. 

por  fruto  el  sol  en  su  Orientc^^^] 
vslrellas  lleva  por  llores                      J 

^^HiB¿N.       Véngate,  pues,  riguroso; 

^^H               tu  acero  en  su  sangre  baña 

que  exhalan  aromas  samios,         ^d 

^^H               si  es  digna  tan  torpe  hazaña 

celebrad  epitaPamios,                       >^M 

^^H              de  un  Principe  generoso.          (Vatt.) 

exagerad  mis  amores,                    ^H 

alcaides,  moros,  cautivos.     .       ^H 

Mai«ía.      No  te  canses  en  llamarlos,           ^H 

mi  vista  pudo  asombrarlos,          ^H 

pocos  de  ellos  huyen  vo'os;        ^H 

ACTO    TERCERO 


5l 


libres  mis  cautivos  gozan 

la  patria  que  les  negaste. 

Los  rayos  que  fulminaste 

Ctiamorandu  destrozan; 

causado  han  contrario  efecto 

Señora,  en  tilos  v  en  mí. 
iIa,      Quicrote  yo  sólo  á  li, 

que  el  firme  amor  es  bccrclü; 

finezas  son  voluntades, 

V  éstas  méritos  subliman; 

los  que  se  aman  más  estiman 

que  imperios  las  soledades. 

En  ésta  quiero  que  asistas: 

lU  hermana,  de  mi  I  lijo  esposa, 

sierras  habita  amorosa; 

hoy  sale  en  ellas  á  vistas. 

Imítala  tíi  oficioso, 

pues  por  mi  prenda  te  elijo; 

ella  esposa  de  mi  Hijo 

y  tú  de  su  Madre  esposo. 

Aquf  has  de  vivir,  F^ctrán. 

para  blasón  del  Bautismo. 

conquistador  de  li  mismo, 

de  mi  imagen  capellán. 

Yo  propia  he  de  bautizarte. 

illay  tan  inmortal  favor! 

Ministro  tendré  mejor 

que  el  Hombre  Dios  si  en  tal  parte 

la  primer  gracia  me  das 

que  las  almas  eterniza, 

pues  si  á  Cristo  Juan  bautiza 

a  mi  su  Madre,  que  es  más. 

¿Pero  adonde  hallar  podremos 

agua  que  materia  dé 

■1  principio  de  su  fe 

si  seco  este  valle  vemos? 
i»ÍA.      Más  puedo  yo  aue  Moisés, 

que  soy  de  Jesse  la  vara; 

fuente  milajírosa  y  clara 

brotará  el  campo  á  tus  pies. 

Vente  á  bautizar  en  cita. 

Esferas  de  eterno  ornato, 

suplid  hoy  el  aparato 

de  mi  bautismo:  luz  bella 

del  sol,  sírveme  esta  vez 

de  vela  sobre  la  fuente 

de  tu  globo  transparente; 

Aurora,  lu  candidez 

de  la  pureza  me  vista 

aue  la  gracia  al  alma  da; 
uevan  los  cielos  maná 
en  que  el  pan  de  amor  asista, 
que  es  mazapán  verdadero 
que  al  Bautismo  da  eficacia; 
la  paloma,  toda  gracia, 
será  la  sal  y  el  salero. 
El  manantial  perenne 
del  Uno  y  Tres,  que  ya  adoro, 
será  el  aguamanil  de  oro 
pues  de  El  todo  el  bien  nos  viene. 
Serafines  y  querubes, 
de  luz  argentando  el  viento, 
honren  mi  acompañamiento 
sobre  carrozas  de  nubes, 
que  la  mayor  jerarquía 
bien  puede  venir  por  vos, 
donde  es  el  padrino  Dios 


y  mebautíxa  María. 

( MUika:  dt  tios  nubti  batan  al  tablado 
stii  onítUí,  tren  dt  cada  una,  con  nidf  d> 
pan,  rrfíi,  salero,  fuente,  capillo  y  agua- 
manil, hl  minHo  árbol  baja  hasta  pontr 
tn  el  labiado  á  Nuestra  Señora;  r'nfran** 
en  dos  hileras,  detrás  Nuestra  Señora  y  á 
su  lado  el  Principc'.j 

Todos  los  que  has  convidado 

quiero  yo  que  honra  te  den. 

líaciinos  de  luz  se  ven 

que  el  Olimpo  han  despoblado. 

A  quien  es  mi  Capellán 

de  esta  suerte  sé  yo  honrallc: 

ven,  y  llámese  este  valle 

de  tu  nombre,  Sopelrán. 


ESCENA  VI 

Pascual  ^  Cakhasco,  villanos. 

Pascu  \L.  ¿L)e  aquí  á  ocho  días.»* 

Cakbasc.  Sin  duda. 

P\sci;.\i..  ^"Mari  Pabros  y  Gilote? 

C\RRAS<..  Mari  Pabros  con  su  dote. 

Pascual.  ¿Se  me  mudaP 

Carbasc.  Se  te  muda. 

PASctíAL.  j  Y  que  se  chere  casar.^ 

Cakbasc.  Flerlo  de  semana  espera. 

Paíci  AI..  ¿Hasta  que  el  otro  se  muera? 

Caírasc.  Hasta  llegarlo  á  enterrar. 

Pascual.  ¿Con  Gilote? 

Carkasc.  ¿Pues con  quien? 

Pascual.  ¿Mari  Pabros?" 

Carrasc.  Mari  Pedros. 

Pascual.  Verá  el  diabro  con  los  medros 

que  sale  quien  chere  bien; 

idvos,  queme  chero  ahorcar. 
Carrasc.  ¿Cuándo? 
Pascual.  ¿Qué  diabros  sé  yo? 

¿Que  se  mudó? 
Carrasc.  ¿Se  mudó? 

Pascual.  ¿Mari  Pabros? 

Carrasc.  ¡Pescudar! 

Pasci  AL.Pues  ya  mi  engaño  quillotra 
la  venganza  más  extraña 
que  ha  vido  nucsa  montaña. 

Carhasc.  ¿Cuál  es? 

Pascual.  Casarme  con  otra. 

Carrasc.  Si  pudieses  bien  harías. 

Pascual.  Pues  ¿por  qué  no  han  de  poder? 
Olallaes  inoza  y  mujer. 
Mas,  en  lin,  ¿de  aquí  áocho  días 
se  matrimcñan  los  dos? 

Carrasc.  Su  tía  lo  haconcertado. 

Pascual.  ¿La  del  ojo  arremangado? 

Carrasc.  Esa. 

Pascual.  Maldígala  Dios.  (Vase  Carraico.) 

•  Marica,  pues  te  mudaste 

en  medio  año  que  tarde, 
á  tu  boda  cantaré 
que  no  hay  quien  baste  (i ) 
cunlra  la  Vüluntadgiande  porfía 
de  un  Gil,  de  Mari  Pabros  v  su  lia. 


(  i)    Vcr&o  incomple  lo  en  ambas  impresiones. 


52 


LOS  LAGOS  DE  SAN  VICKNTE 


ESCENA  Vil 
Baja  Maiii  Pablos  lasptñas  hilando  ycanía  — Dicíio. 

M\Ri.       De  hoy  enochodiassi  lepraccáDios 
¡hu,hu,hu,losdos.hu,hu,hu,losdos! 

Pascual.  ¿Los  dos?  Mal  «noy  mal  mes; 
si,  hilad,  hilad;  Bcrcebú 
vos  hile;  canta  el  ¡hu!  ¡hu! 
que  muy  buena  hillaza  haces. 
Kchá  lela  para  et  doic 
y  de  mi  no  se  vos  licmbre; 
hilad,  que  muy  buen  urdiembre 
haredes  vos  y  (iiloic. 

Mari.        ¿Pascualillo?  ¿Pascualc)ü? 

¿Pascualoteel  mi  llor;(do?    (/<(,,„.) 
qué  ¿no  estabas  calivado? 
No  me  cabe  en  el  pellejo 
el^jozo:  embracijamc. 

Pasci;al.  Arredraos,  iaengilolada, 
que  muy  gcntií  ensalada 
habéis  hecho,  si  á  la  he. 

Mari.        Si  enfinito  no  lechero, 

simas  por  ti  no  he  llorado 
queun  andalubio  nublado, 
que  lodo  un  Diciembre  enlcro, 
que  junio  al  hogar  un  bizco, 
que  cuando  cebollas  topo, 
que  en  un  entierro  un  guisopo, 
que  un  arrovo  por  un  risco, 
mala  landre... 

Pascual.  En  ocho  días, 

si  le  prace,  prace  á  Dios, 
¡hu,  hu,  hu,  hu,  hu,hu,los  dos! 

Maki.        Kndiviné  que  venias 
á  la  matrímoñadura, 
que  porpuntos  aguardaba 
y  cantando  convidaba 
vecinos,   alcalde  y   cura 
porque  viniesen  á  honrarme 
después  que  te  lloré  muerto. 

Pascual.  Mari  Pabros,  ¿esto  es  cierto? 

Mari.       Como  el  finar  y  enterrarnos. 

Pascual.  Qucno  tenes  volunta 
á  Giloteeldel  hu.  hu?, 

M,vnr.        Verá:  ¿yo  á  Gilote?  ¡Pii! 

Pascual.  Escopid  la  otra  meta 


Mari. 


y  escopircis  vueso  nombre. 
Ea,( 


,  desenójese, 
no  chero  que  murrio  esté, 
que  es  garrido  y  nenlil  hombre, 
el  mi  manso,  el  mi  pachón 
encaja  aqui. 
Pascual.  Mari  Pabros. 

estaos  queda  con  losdiabros, 
queme  da  el  arrcmetón. 


ESCENA   Vil! 

Salen  ti  Rbt  Fbrkakdo  y  Üoüa  Ula.-íca.-Djchos. 

Blanca,  fluyó  de  tu  compañía 

la  Infanta  mora  y  don  Tcllo, 
tu  Alteza  puede  sabcllo 
de  los  moros  que  traía. 
Si  de  il  su  Rey  se  fia 
y  después  su  ofensa  sabe 


peligro  amenaza  grave 

á  tu  reino  y  su  opinión, 

mientras  la  satisfacción 

estas  sospechas  no  lave. 
Fernán.    Doña,  Blanca,  si  es  verdad 

lo  que  a  (Irmas,  y  no  creo, 

caro  le  saldrá  el  empico 

de  su  torpe  voluntad; 

Tellu,  en  mi  severidad, 

hallará  justos  casti|>os. 

y  yo  en  Toledo  tcsiifíos. 

cuando  á  su  Infanta  lesdé,  , 

que  amistades  guardar  sé  i 

como  vencer  enemigos. 

No  me  los  han  de  esconder 

cuantos  riscos  dificultan 

las  sierras  que  los  ocultan 

los  valles  que  llc^o  á  ver. 

Mas  primero  he  de  tener 

quien  de  esto  me  certifique, 

que  mis  enojos  publique. 
Pascual.  Mosca  le  dioá  nueso  Hcyc: 

huyamos,  aho... 
Mari-  liien  se  veye.  , 

Pascual.  Par  Dios,  que  mos  crucihquc. 

(Kanff  M(of  4oi.)      « 

ESCENA  I.X 

5<i/«  Don  Tello.  Rbt  Fckmaniio  y  Don*  Klajim. 

Don  Tello. 
Oye.  Fernando  invicto,  novedades 

3ue  ilustren,  por  divinas,  tu  memoria; 
esmenijrán  novelas  sus  verdades 
darvdo  aplausos  al  cielo,  á  España  híslorí«; 
no  en  bronces,  pero  sí  en  eternidades, 
á  Castilla  blasón,  á  Burdos  Kloria, 
la  fama  envidia  á  nuestros  siglos  canta, 
ocasionada  de  Casilda  santa. 
Esta,  que  del  blasfemo  barbarismo 
de!  pseudo  Cristo  que  idolatra  Meca, 
fénix  renace  sólo  de  si  mismo, 
única  y  fresca  llor  de  planta  seca 
para  triunfos  eternos  del  Bautismo: 
coronas  pisa;  por  desiertos  trueca 
del  solio  augusto  aclamaciones  reales, 
púrpuras  ya  en  Casilda  los  sayales. 
Estorbaba  deseos  la  malicia 
de  su  infiel  compañía,  cuando  anhela 
retiros  el  afecto,  y  la  noticia 
del  amoroso  ardor  que  la  desvela; 
volvió  por  la  inocencia  la  justicia, 
peregrina  impresión  regiones  vuela, 
garza  veloz  que  penetrando  vientos 
aires  engaña  y  vuela  pensamientos. 
Siguiéronle  mis  ojos,  mis  suspiros, 
éstos  se  lleva  y  se  remonta  á  aquéllos, 
diamante  llor  en  prados  de  xafiros, 
del  sol  opositores  sus  cabellos. 
Registré  soledades  y  retiros, 
voces  y  pasos  aventuro  entic  ellos; 
mas  ¿qué  importa,  si  en  vano,  aunque  velocei 
desmaya  pasos  y  enronquece  voces? 
Pródigo  de  la  vista,  la  dilato 
desde  una  elevación  que,  presumida, 
monarca  es  de  diamante,  cuyo  ornato 


m 


ACTO  TERCERO 


53 


[trono  es  del  sol  cuando  «manccc  vida, 
lince  de  un  valle  el  lin,  á  Flora  gralo, 
sobre  un  enano  mar  miro  vestido 
del  mismo  sdI  que  se  incorpora  en  ella 
reiraiarseen  sus  vidrios  una  estrella. 
Yacen  dos  lagos  en  disiancia  breve 
al  pie  deesa  apacible  pesadumbre, 
néctar  de  Apolo  que  abrasado  bebe 
cuando  le  causa  sed  su  misma  lumbre, 
V  es  su  pechera  en  desatada  nieve 
desJe  el  verde  coturno  hasta  la  cumbre, 
lasíerrs  su  vecina  que  entre  espumas 
aloja  escamas  y  naufraga  plumas. 
Casilda,  pues,  en  la  aic-nosa  orilla, 
norte  suyo  la  estrella  precursora, 
falaces  yo  en  los  píes  pata  se^uill«, 
mis  voces  huye  y  de  estación  mejora; 
un  césped  se  je  acerca,  maravilla 
que  pasma  al  mismo  liempu  que  enamora, 
pues  ya  leve  bajel  sin  vela  y  remo 
la  traslada  instantánea  al  otro  extremo. 
Toca  apenas  cristales  con  la  planta 
cuando  su  enfermedad  huye  vencida, 
sanias  sus  aguas  por  Casilda  santa 
pues  ya  ofrecen  salud,  ya  vo/  de  vida; 
su  virgíneo  contacto  virtud  tanta 
al  lago  comunica,  que  se  olvida 
la  sangre  fugitiva  ó  se  rcstaíía 
de  quien  llega  mortal  y  en  él  se  baña. 
Deja  aquel  valle,  pues,  y  jo  la  sigo, 
juzgando  por  atajos  los'  rodeos, 
haita  una  cueva  donde  fui  testigo 
de  mártires  victorias  y  trofeos. 
Vicente,  desde  el  tiempo  en  que  Rodrigo 
tan  mala  cuenta  dio  de  sus  empleos 
y  el  africano  tiraniza  á  España, 
con  sus  retiauias  honra  esta  montaña. 
En  ella  halle  á  Casilda,  en  ella  erige 
mausoleo  á  Vicente  donde  pueda 
su  culto  venerar  que  en  ella  elige 
la  habitación  con  que  su  amor  hospeda; 
convoca  jornaleros  y  dirige 
cuanto  oro,  plata,  joyas,  perlas,  seda, 
del  poder  de  su  padre  son  indicio 
para  que  abrevie  el  premio  su  edilicio. 
Vuela  la  fama  y  los  extremos  toca 
de  España,  que  escuchándola  se  admira 
multiplicada  en  lenguas,  que  una  es  poca, 
verdad  toda  esta  vez,  las  más  mentira. 
A  ver  este  prodigio  se  convoca 
cuanta  nobleza,  cuanto  vulgo  mira 
desde  sus  atalayas  la  Bureva, 
sus  valles  población,  corte  su  cueva. 
Estos  los  Lagos  son  de  San  Vicente, 
incógnitos  hasta  hoy,  ya  medicina 
de  toda  enfermedad,  todo  accidente. 
Ángel  la  Infanta  ya  de  esta  piscina. 
Magdalena  segunda  penitente, 
pero  candida  virgen  que  encamina 
al  Ciclo  afectos  que  la  den  corona 
y  España  la  venere  por  Pairona, 
Don  Fehnando. 
Testi^s  falsos,  Blanca,  son  los  celos 
enemigos  sofísticos  de  casa. 

Doña  Blanca. 
Dichosa  la  verdad  que  en  sus  desvelos 


el  mal  redime  y  á  la  envidia  abrasa. 

Don  Fkbnanixj. 
Vamos  á  ver  prodigios  de  los  cielos 
que,  si  como  don  Tello,  afirma,  pasa, 
pies  de  Casilda  adorarán  mis  labios. 

Doña  Blanca. 
;Ay  celos  de  alquitrán,  padres  de  agraviasl 

ESCENA  X 

Salen  cuatro  cuadrilla»  por  tntritmbas  puertas,  caáa^^ 
uHil  de  por  SI,  lodiis  iuS  íft  la  compañici  cantando 
cun  pandtru,  sunajas,  tumbnrit  y  gaiía,  vestiduí  de 
villanos. 

MUS.  !.•  «¡Ay  que  á  las  velas  de  Casilda  santa 

Quintana  de  Bureva  se  lleva  la  galal 
MCs.  a.'  ¡Ay  queá  la  vela  de  la  cimita  nucvi 

Hojas  y  Galbarros  la  gala  se  llevan! 
Mus.  3."  jAy  queá  la  vela  de  lus  lagos  nuesos 

á  todos  se  la  gana  la  gaita  de  Buesol 
Mus.  i.'  Buesü. 
Mus.  íi."  Quintana. 

Mus.  3."  Rojas  y  Galbarros. 

Mus.  4^*  [Vitor  Quintana,  cola  todos  cuatrol» 
CaHhasc.  No  tengamos  carambola, 

sí  á  velar  venido  habernos, 

son  asentarse  y  callemos. 
Mari.  ¡Vítor  Bueso  y  todos  cola! 
Uno.         Si  empezáis  á  daros,  vaya. 

en  pendencia  acabarcmoj 

la  hesta,  amigos,  bailemos 

todos  juntos. 
Cabrasc.  Vaya. 

Mari.  Vaya. 

Unos.        «Que  el  pai^dero  y  la  gaita  de  Onloria 

táñela  lii,  que  á  mi  no  me  toca. 

(Bailan. ) 
Otros.      Quien  tuviere  flujo  de  sangre 

entre  en  los  Lagos  y  en  ellos  se  bañe. 
Todos.      Tócala  tú,  que  á  mi  no  me  atañe. 
Otros.      La  mujer  que  no  es  paridera 

llegúese  al  baño  y  tirele  piedras. 
Todos.      1  ocala  tú,  que  á  mí  me  da  pena, 

que  el  pandero  y  la  gaita  de  Ontoria 

láñela  tú,  que  á  mi  no  me  toca.» 

(En  tu  alto  de  las  peñas  Pascual.) 

Pascuau.  ¿Mari  Pabros,  ha  de  abajo? 

Serranos  no  os  lo  bailéis 

todo,  aguardad. 
Marj.  Ilao,  ¿que  heisi* 

Pascual.  Echar  por  esotro  atajo. 
Mari.     '  ¿Quien  diabro  os  encaramó 

el  mi  Pascua  Ir* 
Pascual.  Pide  olores 

Casilda  y  cójola  llores 

para  el  altar  que  labró 

á  San  Vicente  en  la  cueva. 
Mari.        ¿Y  si  dais  de  colodrillo? 
Pascual.  Vo  á  cortar  aquel  lomillo 

que  enrame  la  ermita  nueva. 
Mari.        Ojo  con  la  mata,  asilda, 

no  haya  enierrorio  después. 

intíH^a  y  cat  quedándose  asido  <f«  un 
((>mi7/o  todo  ti  cuerpo  en  el  aire.) 


54 

Carpasc, 

Toóos. 

Pas<:ual. 


LOS  LAGOS  DE  SAN  VICENTE 


Ma    I. 

rABRASC 

PASrUAl.. 


Mapi. 
Todos. 

Pascual, 


Pascual 
Carbaso 
Pascual 


Huéronseme  Jambos  pies: 
¡válRasmc  Sania  CnüilJal 
jSan  Vicente  sea  contigdj 
¡Jesús! 

Todo  me  bazuco: 
lomillo,  á  ser  vos  sabuco 
sino  es  que  hué  cabiahi^o 
la  remembranza  de  Judas 
représenla  Juan  Pascual, 
Mari  Pabros,  sin  do^al 
me  ahorcan,  las  locas  viudas 
vos  poned. 

¡Trisie  soceso! 
Hombre,  encomiéndale  á  Dios, 
l-^ncomendaos  por  mi  vos 
(^uc  yo  no  esto  para  csu. 
Kl  mi  lomillo  salsero, 
vuélveteme  mechinal, 
que  de  tu  tomillo  y  sal 
componer  mi  nombre  choro. 
Tomé  de  la  Sal  seré; 
mi  mujer  será  Tomasa, 
Tomillos  los  de  mi  casa 
mi  apóstol  Sanio  Tomé. 
Santa  morn  ya  cristiana, 
Casilda  la  ermilañcsa, 
la  amorosa,  la  infantesa 
Im  virgen,  la  toledana, 
doleos  la  santa  de  mi 
pues  vine  con  vos  del  Tajo... 
Parece  que  va  ancia  bajo, 
dando  el  lomillo  de  si. 
Ocscuclgome  poco  á  poco. 

\  Vasc  alarganiíii  ti  tomillo  y  ¿I  bajando.') 

¡Milagro! 

{Milagro  extrañol 

{Llega  abajo.) 

Del  mi  suelo,  año  buen  año; 
con  los  hocicos  vos  toco. 

IBesa  ti  lurlu.) 

|EI  mi  dueño,  el  mi  carillol 
llega  y  embracijame. 
Cuido  que  no  os  oleré 
Mari  Pabros  á  lomillo, 
liien  haya  quien  en  vos  crcyc, 
Santa. 

¡flao!  <quc  gente  es  ésiaP 
.  ICI  Rey  que  viene  á  la  fiesta 
No  es  mi  algalia  para  el  Peye. 

KSCENA  XI 


Sali'H  Rrt  FRü.iAMDoy  DoSa  Bi.ahca.  -Oírnos. 

Fernán.    Celos,  doña  Blanca  hermosa, 
tienen  ímpetus  franceses, 
rigurosos  al  principio, 
después  ni  activos  ni  fuertes. 
Nieblas  enlutan  al  sol, 
mas  en  humo  las  resuelve 
la  elicacia  de  sus  rayos 
que,  aunque  acometidos,  vencen, 
bol  es  la  verdad,  en  lin, 
puesto  que  eclipsarla  inicien 
nieblas  del  amor  celosas, 
que  cuando  amenazan  mueren. 
Vos  habéis  cuerda  elegido 


prenda  en  don  Tello  á  quien  debe 
vuestro  amor  perseverancias 
dignas  que  cun  vos  se  premien. 
Don  l>iego  ya  no  compile 
con  él,  antes  interceden 
en  su  favor  amistades 
que  indignaron  accidentes; 
daréisle  en  Burgos  la  mano. 
Blanca.   Sois  vos,  Fernando  el  clemente, 
el  iris  de  nuestras  paces, 
el  espejo  de  los  Reyes. 

ESCI£NA  XII 
Sate  fioK  Tkli.o.— DroiioD. 

Tello.     Nuestra  Infanta,  gran  señor, 
tanto  con  los  cíelos  puede 
que  eslabonando  milagros 
admiraciones  suspende. 
A  costa  de  sus  tesoros 
templo  tabrica  solemne 
al  Cesar  aragonés, 
al  siempre  invicto  Vicente. 
Mas  el  común  enemigo, 
envidioso  de  que  herede 
Casilda  á  Dios  los  milagros 
con  que  esta  tierra  ennoblece, 
lo  que  labrara  de  dia, 
de  noche,  torpe  y  aleve, 
por  el  suelo  derribaba, 
porque  el  edificio  cese. 
Pidió  faVor  á  su  esposo, 
Casilda,  y  entre  la  ardiente 
suspensión  de  sus  discursos, 
éxtasis  toda  celeste, 
inmóvil  el  cuerpo  virgen, 
oye  que  Dios  la  promete 
su  fábrica  restaurarle 
sobre  ese  risco  eminente. 
Juntáronse  las  ruinas 
y  por  si  solas  se  mueven 
(los  ángeles  de  este  alcázar 
arlilices  solamente). 
Toda  la  fábrica  vuela 
por  las  nubes,  de  la  suerte 
que  de  Palestina  á  llalla 
lo  que  en  el  Oreio  tiene 
asiento  felices  siglos. 
Tanto  Casilda  merece 
que  ya  las  piedras  son  plumas, 
por  ella  lo  grave  es  leve. 

{Música:  silbe  una  ermita  lo4<t  f 
tUa,  abiertas  las  puertas,  de  rodilla»  U 
'^»t\x»  elevada,  y  asiéntase  el  edificio  aoén 
lit  inds  enriscadii  de  las  peñas.) 

Fep.nan.  ¡Oh  asombro  de  los  milagros! 

¡Oh  virgen!,  que  porque  vueles 

águila,  al  trono  clel  sol, 

hasta  su  esfera  te  atreves: 

patrón  seré  de  tu  casa. 
Tf.llo.       Toledo  envidie  y  celebre 

si  venturoso  el  criarle, 

lloroso  y  triste  el  perderte 

la  Patrona  de  Castilla. 

Los  I.a/^os  de  San  Vicente 

son  éstos;  en  la  segunda, 

Tirso,  su  Un  os  promete. 


ESCARMIENTOS  PARA  EL  CUERDO 


PERSONAS  QUE  HABLAN  EN  ELLA 


García  oe  SÁ,  ¡nejo. 
Don  Juanoe  \Us<:ai«eña<;. 
Manuel  de  Sosa. 
I-toÑA  jMakía  dkSuva. 
SapioÍn,  Rey  indio. 
BuNOA,  flíifríj. 
DiACuiTo,  niño. 
Cahíavo.  lacayo. 
Barbosa- 


Doña  Leonor  df.  SÁ. 
Doña  Isabel. 
BosAMBtJCA,  Reina. 
CnHouftu,  negro. 
QiMNOo,  negro. 
Marinepos. 
Dos  Criaix)s> 
Negros. 
Soldados. 


ACTO    PRIMERO 


ESCENA  PRIMERA 

Uúii<a  dt  todoi  géneros  y  entran  pnr  un  palenque 
con  loi  (ntlrumentos  dt  un  bautismo  en  fuentes  de 
plata,  Grntii.ü^  iioMBitRS  frt<arrot  en  cuerpn;  detrás 
dt  todos  OoN  Juan,  que  {leva  sobre  una  fuente  un 
turbante  y  tn  él  una  corona,  y  en  el  remate  una  cru(. 
Luego  vestido  á  lo  turquesco,  de  blanco,  el  Rkt  Sa- 
pioín,  descubierta  la  cabera;  á  su  lado  García  dk  &k, 
vtefo,  gobernador,  fti^arro,  en  cuerpo  á  lo  antiguo. 
Por  otro  palenque  Soldados  bizarros,  uno  de  etlits 
can  la  banda  de  las  Quinas  de  Portugal;  y  arcabu- 
egs,  trompetas  y  cajas.  Detrás,  arrastrando  una 
pica,  .MAMUtL  ns  Soüa,  muy  bizarro,  y  delante  dit 
OtAOi'iTO  Clin  arcabuz  pequeño,  espada  y  daga. 
Arriba,  tn  un  bilcán  despejado  y  grande,  la  Ríiha 
Ro&AMBucA  d  lo  indio,  coronada,  y  a  su  lado  Doña 
Lkohok,  muy  bizarra,  y  Doña  MakU,  de  hombre, 
muy  galán.  Va  d  besar  la  mana  Mahbbi.  ¿  Gahci'a 
y  tiene U. 

Manijsl.  a  los  triunfos  porluyueses, 
cuyas  belicosas  quinas, 
armas  ya,  primero  estrella*;, 
tiembla  el  Asia,  Europa  envidia, 
despulas  que  logró  la  Iglesia 
las  católicas  vigilias 


de  Enrique,  glorioso  infante, 
que  ocasiona  las  primicias 
deste  dilatado  imperio 
y  en  diez  lustros  vio  su  silla, 
Portugal,  triunfante  en  Goa, 
freno  absoluto  de  la  India; 

sus  triuutüs,  pues,  eternos, 
añada  Vueseñoría, 
Gobernado  I  generoso 
de  lamo  emporio  y  provincias, 
el  que  la  fama  le  ofrice 
con  la  victoria  más  digna 
de  perpetuarse  en  bronces 
que  conservó  el  tiempo  escritas, 
tjuiso  el  gran  Ñuño  de  Acuña 
dar  fin  dichoso  á  sus  dias 
y  gobierno,  que  en  diez  años 
honraron  tantas  conquistas, 
con  la  inexpugnable  fuerza 
de  Dio,  que  vio  cumplida, 
á  pesar  de  resistencias, 
ya  idólatras,  ya  moriscas. 
Diüla  cuatrocientas  brazas 
de  ruedo,  con  perspectiva 
y  fígura  triangular, 
y  en  sus  ángulos  fabrica 
tres  célebres  baluartes, 
sin  otro,  que  predomina 
en  medio  la  plaza  de  armas; 
y  al  cabo  la  fortifica 


W                56                                                  ESCARMIENTOS  TARA    EL  CLERDO                                        ^^H 

^^L                 de  fosos,  muros,  torreones. 

bombardas  y  chirimías.       ^^^B 

^^B                 portas,  puentes  levadizas. 

Llegó  en  seis  fustas  el  moro;     H 

^^H                  armas,  bastimento  y  cuanto 

pero  apenas  subió  arriba            H 

^^B                  mostró  el  arle  á  la  milicia. 

por  la  escala  al  galeón               ^ 

^^H                  Llamóla  Santo  Tomé, 

cuando  manda  que  le  embistan 

^^H                  Apóstol  que  santifica 

trescientos  juncos  y  paraos 

^^H                  con  su  sanare  ¿  Mcliapor 

(naves  son  de  la  milicia 

^^^K                  y  á  Oriente  con  sus  reliquias. 

indiana),  cun  que  en  un  pumo 

^^H                  Presidióla  con  mil  hombres; 

el  mar,  quede  tanta  quilla 

^^H                  y  dándome  su  alcaidía 

se  vio  oprimido,  espumando 

^^V                  premió  en  mi,  cuando  no  hazañas, 

cólera,  montes  enrisca 

^^H                   lealtad  que  la  califica. 

tan  altos,  que  pudo  en  ellos 

^^H                   Hl  Soldán  de  Cambayá, 

volverse  la  luna  ninfa. 

^^H                  que  á  la  libertad  antigua 

Seis  mil  flecheros  disparan 

^^H                  de  su  imperio  vio  poner 

á  un  tiempo  jaras  y  grita 

^^B                  tal  yugo  en  su  tierra  misma. 

tanta,  aue  sordos  y  ciegos 
temió  e  oído  y  la  vista; 

^^^^^             é  impaciente  de  que  extraños 

^^^^B            le  registren  las  salidas 

pero  haciéndose  á  la  mar 
os  nuestros,  las  naves  viran. 

^^^^H            y  entradas  que  al  Indo  mar 

^^^^H           nuestro  fuerte  le  limitan, 

y,  parteando  preñeces 

^^^^^H           por  tres  años  de  gobierno 

de  bronce,  las  olas  limpian 

^^^^^H           que  estuve  en  aquella  isla 

con  las  esconas  de  fuego. 

^^^^^B           prucuró  mi  destrucción, 

cuyas  pelotas  derriban 

^^^^^m           ya  en  fe  de  paces  fingidas, 

mil  cabezas  para  chazas 

^^^^H            disimulando  asechanzas. 

de  la  f.ima  que  eternizan. 

^^^^H            ya  en  peligrosas  caricias, 

Tembló  la  armada  blasfema. 

^^^^^H            convidándome  á  sus  fiestas 

huyendo  las  que  fulminan 

^^^^H           y  frecuentando  visitas, 

nubes  de  metales  roncos 

^^^^H           ya,  en  fin,  viendo  mi  cuidado 

los  Falaris  de  sus  vidas. 

^^^^H           con  descubierta  malicia. 

y  el  bárbaro  que  intentaba. 

^^^^H          asaltándome  de  noche 

mientras  sus  flechas  granizan. 

^^^^^V           varias  veces;  mas  perdida 

prender  al  Gobernador,             ^_ 

^^^^^H            la  esperanza  de  vencerme, 

viendo  la  mortal  ruina              ^M 

^^^^H           habiendo  llegado  un  dia 

de  sus  indios,  temeroso              H 

^^^^H           á  Dio      Gobernador 

se  arroja  al  agua,  y  encima         H 

^^^^H           don  Ñuño  con  dos  cuadrillas 

de  sus  olas  con  los  brazos         V 

^^^^^H           de  naves  de  guerra,  apresta 

lisonjas  al  mar  dedica. 

^^^^^H           el  bárbaro  la  inñnita 

lilanco  de  nuestros  mosquetes. 

^^^^H           multitud  de  sus  vasallos 

llegó  con  tantas  heridas,             fl 

^^^^B           (en  secreto  apercibida). 

que  para  escribir  victorias           H 

^^^^H           De  paz  al  puerto  se  acerca 

su  sangre  al  mar  prestó  tinta.   H 

^^^^H            y  con  él  concierta 

Tomó  puerto  ya  sin  alma          H 

^^^^^m           que  don  Ñuño  rehusó 
^^^^^B            diciéndole  que  venia 

el  cuerpo  inñcl,  y  á  la  orilla,      H 

en  mausoleos  de  arena,               H 

^^^^H            indispuesto:  dióle 

no  echó  menos  los  de  Libia.      H 

^^^^H           el  Soldán,  y  con  festivas 

Sallamos  en  tierra  todos,           H 

^^^^H           demostfiíciúneK,  creyendo 

y  barriendo  la  marina                ^M 

^^^^^1           hacer  en  el  presa  rica 

de  la  infinidad  cobarde,             ^M 

^^^^^B            y  enviarle  en  una  jaula 

la  venganza  hizo  tal  riza           ^M 

^^^^^P            de  hierro  al  Gran  Turco,  avisa 

que.  temerosas  las  almas           ^M 

^^^^^            a)  capitán  general 

de  la  estrecha  compañía             ^^ 

^^^B                  que  sus  gentes  aperciba. 

desús  cuerpos,  diez  mil  moros 

^^H                  Despacho  luego  un  presente 

á  la  muerte  hicicro:.  rica. 

^^H                 de  diversas  salvajinas, 

Asaltamos  la  ciudad,                   fl 

^^H                 cnmo  corzos  y  venados 

aue  de  nuestro  fuerte  dista        ■ 
dos  leguas,  y  entrando  en  ella. 

^^H                 al  enfermo,  y  se  convida 

^^V                 á  entrar  á  verle  á  su  nave; 

ni  la  inocente  puericia, 

^^M                 mas  antes  de  darle,  quitan 

ni  la  decrépita  plata,                   fl 

^^H                 á  la  caza  pies  y  manos, 

ni  et  sexo  hermoso  que  priva    ^ñ 

^^H                señal  ordinaria  en  la  India, 

de  las  armas  el  furor                 ^H 

^^H                 cuando  tal  regalo  se  hace, 

y  vence  á  la  cortesía,                  ^M 

^^H                 de  que  ya  es  gente  cautiva 

admitió  sus  privilegios;              ^M 
porque  igua  mente  la  ira            ^M 

^^H                 sin  pies  ni  manos  aquella 

^^B                á  quien  tal  presente  envían. 

portuguesa  añadió  á  Troya,       H 

^^H                 Disimuló  su  soberbia, 

si  no  lástimas,  cenizas.             ■ 

^^B                 y  admitiendo  su  visita 

Satisfizo  su  hambre  el  fuego,    ■ 

^^B                 le  hicieron  bélica  salva 

como  su  sed  la  codicia,              ■ 

^^^^y                                   »i  III  1  iimi  lili                                            57      ^1 

^^^^^eon  los  robados  despojos. 

por  las  riberas  egipcias                    ^^^H 

I             y  después  que  por  ircs  dias 

sesenta  y  cuatro  galeras                 ^^^H 

■              unos  lloran  y  oíros  cantan. 

y  en  ellas  turcos  alista.                    ^^^H 

^L            el  gran  Nuñó  foriifíca 

Trece  mil  rumes  (así                            ^H 

^^m        la  plaza;  añade  soldados 

á  los  turcos  apellidan                            ^H 

^^H       á  la  fortaleza  é  isla; 

en  estas  partes,  creyendo                      ^H 

encarga  á  Antonio  Silvcira. 

quede  Roma  se  originan);                   ^H 

persona  tan  noble  y  dí(>na, 

genízaros  los  seis  mil                             ^H 

de  su  gubierno,  que  puede 

y  esotra  gente  escogida,                         ^H 

serlo  desta  monarquía. 

ejercitada  en  Europa,                             ^H 

Cumplidos  ya  mis  tres  años, 

los  más  de  su  guardia  misma;              ^H 

llevarme  en'su  compañía 

Nómbrales  por  General  ^H 
el  Bajá  de  Egipto,  digna                        ^H 

quisiera  cIGobernador; 

pero  la  amistad  antigua 

persona  para  tal  cargo                          ^^ñ 

del  nuevo  alcaide  Silvcira 

por  la  experiencia  y  noticia            ^^^^M 

pudo  tanto,  que  me  oblí(;a 

en  las  cosas  militares;                     ^^^^H 

i  militar  á  su  sombra, 

pero  de  tan  peregrma                      ^^^^| 

y  la  inclinación  y  estima 

crasitud  y  corpulencia,                 ^^^^| 

que  á  Dio  y  su  fortaleza 

que  dicen  que  le  caía                      ^^^^M 

tengo,  pues  fué  hechura  mia, 

sobre  los  pechos  la  carne              ^^^^| 

y  yo  su  primer  caudillo, 

de  la  barba,  y  que  las  tripas           ^^^^^ 

me  compele  á  que  le  asista. 

con  una  faja  al  pescuezo               ^^^^| 

Murió  el  gran  Ñuño,  si  muere 

atadas,  le  daba  grita                        ^^^^H 

quien,  á  pe.>ar  de  la  envidia, 

nuestra  gente,  y  le  llamaba            ^^^^| 

en  archivos  de  la  fama 

ganapán  Je  su  barriga.  ^^^^ñ 
Este,  pues,  aunque  tan  grueso,     ^^^^| 

^m       al  tiempo  se  inmortaliza. 

^^H      y  entró  el  gran  don  Juan  de  Castro, 

inmóvil  en  una  silla,                       ^^^^| 

^^      tercer  Virrey  de  la  India, 

lo  que  en  las  fuerzas  le  falta          ^^^^M 

i              que  cargado  de  victorias 

equivale  en  lo  que  arbitra;             ^^^^| 

en  tlor  la  muerte  marchita. 

desembarcó  en  Cambayá               ^^^^M 

Muerto,  pues,  el  Soldán  viejo, 

recibióle  en  su  orilla,                 ^^^^| 

Baduz  de  la  fuerte  dicha. 

con  aplausos  y  lisonjas,                ^^^^| 

y  siendo  su  sucesor 

el  Soldán  y  su  familia:                  ^^^^H 

un  sobrino  (que  no  estiman 

y  deseosos  los  dos                        ^^^H 

ios  hijos  para  herederos 

de  dejar  la  tierra  limpia                  ^^^^H 

en  estas  anchas  provincias, 

de  lusitanos  estorbos,                     ^^^^H 

sino  á  los  hijos  de  hermanas. 

marcharon  al  otro  día,                   ^^^^^ 

pues  de  este  modo  averiguan 

llevando  en  entrambos  campos,     ^^^H 

ser  su  sangre  y  aborrecen 

sin  chusma  y  gente  baldía,             ^^^H 

sospechosas  bastardías 

cuarenta  y  siete  mil  hombres,        ^^^^M 

por  las  dudas  de  los  padres, 

ios  treinta  de  riechería,                   ^^^^| 

que  en  la  mujer  no  peligran); 
deseando  la  venganza 

los  demás  ejercitados                      ^^^^H 

en  el  mosouete,  la  pica,  ^^^^H 
y  los  demás  que  en  Europa           ^^^^| 

del  tío,  en  secreto  envía 

embajadores  á  Grecia 

honra  nuestra  disciplina.                ^^^H 

que  al  Turco  favor  le  pidan 

Llegados  por  tierra  y  mar                   ^^H 

con  quedcstierrcn  del  Asia 

tercios  y  naves  nos  sitian,                    ^^M 

las  portuguesas  reliquias. 

y  luego  al  asalto  tocan,                        ^^M 

y  sujetando  el  Oliente 

porque  no  nos  aperciban                      ^^H 

usurpe  su  monarquía. 

la  prevención  y  el  sosiegu;                     ^H 

Es  el  bravo  Solimán 

pero  al  instante  que  arriman                 ^H 

el  que  ahora  tiraniza 

escalas  á  la  muralla,                             ^H 

el  otomano  gobierno; 

las  coronan  por  encima                  ^^^^M 

aquel  que  tembló  en  Hungría 

portugueses  que,  animosos,           ^^^^M 

de  la  fortuna  de  Carlos, 

trescientos  turcos  derriban             ^^^^| 

y  afrentoso  se  retira 

la  ruciada  primera                      ^^^^^ 

de  las  águilas  del  César, 

de  nuestra  mosquetería.  ^^^^| 
Eramos  sólo  qumientos,                ^^^^| 

luz  de  Austria  y  so!  de  Castilla. 

Ksle,  pues,  considerando 

cincuenta  mil  la  enemiga                ^^^^| 

que  si  codicioso  esquilma 

muluiud;  contad  ahora                  ^^^^H 

las  orientales  riquezas. 

á  qué  tantos  nos  cabría.                 ^^^^H 

sus  drogas  y  especierías. 

Matáronnos  seis  no  más,               ^^^^| 

señor  del  globo  terrestre 

y  cobardes  se  retiran                      ^^^^| 

será  fácil  su  conquista 

a  las  tiendas  de  Cogá.                     ^^^^H 

y  del  un  trópico  al  otro 

Genera!  de  la  provincia.                 ^^^^H 

no  habrá  nación  que  no  oprima, 

Hubo  entonces  portugueses           ^^^^| 

arroja  al  Bermejo  mar 

i  quien  el  valor  anima                   ^^^^M 

^H         5S                                                  ESCAn.MIKNTOS  PA H ^^^^fflffi^^^^^^^^^^^^ 

^^^^.              (Je  suene,  que  abren  las  pucrtns 

fué  que  al  tuico  atemoriza, 
(^uedó  el  bárbaro  asúmbrado;- 

^^^^H            y  la  retaguardia  pican 

^^^^H            hasia  cugcr  ireinla  de  ellos. 

y  ciego,  al  cuarto  de  prima, 

^^^^H            que  cun  música  festiva 

el  castillo  de  Humeo 

^^^^H            colgaron  de  las  almenas. 

asalta,  y  á  escala  vísia 

^^^^H             para  mayor  ignominia. 

le  entró,  perdiendo  los  nuestn 

^^^^1            con  sus  arcos  á  los  cuellos, 

en  su  defensa  las  vidas, 

^^^^H            cimitarras  en  las  cintas, 

sin  quererse  dar  jamás. 

^^^^H            turbantes  en  las  cabezas, 

y  entre  ellos  la  valentía 

^^^^H             vestidos  de  telas  ricas. 

de  su  capitán  Pacheco, 

^^^^1             blasfemaba  el  Bajá  grueso. 

cuya  muerte  en  bronce  escr¡t|i 

^^^^1            que  nuestro  valor  admira; 

siendo  herencia  de  la  fama. 

^^^^B            perú  lo  que  smtiú  más 

á  un  tiempo  alegra  y  lastima. 

^^^^H            es  ver  que  el  mar  solemniza 

Diez  asaltos  generales 

^^^^H            nuestra  victoria  de  modo 

nos  dieron  en  veinte  días. 

^^^^H             que,  aplaudiendo  nuestra  dicha, 

sin  dejarnos  sosegar           ^m 

^^^^1             montes  de  vidrio  levanta 

uno  solo;  pero  diga           fll^^l 

^^^^H             por  que  en  los  cascos  embistan. 

si  ardides  y  estratagemas,  ^^^B 

^^^^H             enhocaron  unos  cun  otros 

tiros,  Hechas,  fosos,  minas,      ■ 

^^^^H            de  suene  que,  sumergidas 

hallaron  la  vigilancia                 ■ 

^^^^H             seis  galeras,  las  demás. 

de  nuevo  valor  vestida. 

^^^^H            destrozadas,  se  retiran 

Treinta  hombres  quedamos  so 

^^^^B            al  puerto  de  Madrct'aba, 

de  quinientos,  mas  suplía 

^^^^B            cinco  leguas  más  arriba 

el  ánimo  cantidades. 

^^^^B            de  Dio,  donde  ancorando, 

hasta  que  al  fin  nos  animan 

^^^^B            cansancio  y  temor  alivian. 

veinte  fustas  de  socorro 

^^^^B            Atrincheróse  en  el  cerco 

que  don  Juan  de  (Zasiro  en  vi» 

^^^H            el  campo;  y  la  artillería, 

con  armas  y  bastimentos, 

^^^^B            A  caballero  plantada. 

y  de  noche  dieron  vista 

^^^^H            comenzó  la  batería; 

á  nuestro  fuerte,  trayendo 

^^^^B            y  porque  nuestros  reparos 

con  presencia  ostentativa 

^^^^B            menos  al  estuerzo  sirvan, 

cada  uno  cuatro  faroles. 

^^^^B             una  máquina  echó  al  agua. 

Oyeron  sus  culebrinas 

^^^^B             que  puso  al  principio  grima. 
^^^^B            ufa  un  galeón  cargado 

los  turcos,  y  sospechando 

tener  á  toda  la  India 

^^^^H            de  pez,  pólvora  y  resina, 

sobre  si,  pegando  fuego 

^^^^B            de  salitre  y  alquitrán, 

á  su  alojamiento,  guian 

^^^^B             qui^  al  tuerte  del  mar  arriman. 

á  embarcar,  tan  temerosos. 

^^^^B            para  que,  dándole  fuego, 

que  el  bagaje,  artillería 

^^^^B             mientras  le  vuelven  ceniza 

y  cuatrocientos  heridos 

^^^H             las  llamas,  les  den  entrada, 

dejó,  por  que  no  le  sigan. 

^^^^H            y  el  humo  que  desatina 

Veinte  mil  le  degollamos 

^^^^B            estorbe  nuestra  defensa. 

en  dos  meses,  cuyas  vidas 

^^^^B             La  traza  era  peregrina, 

nos  costaron  cuatrocientas. 

^^^^H             á  no  ser  tan  grande  el  peso, 

á  cincuenia  bien  vendidas. 

^^^^H             que  aguardaron  aguas  vivas 

Recogimos  los  despojos; 

^^^^B            para  poderle  arrimar; 

y  con  fiestas  y  alegrías 

^^^^H             pero  osó  la  valentía 

en  procesión  venerable 

^^^^B             de  Francisco  de  Gobea, 

dimos  las  gracias  debidas 

^^^^H            capitán  de  infantería. 

á  Dios  y  á  su  Madre  intacta. 

^^^^B            hacer  una  hazaña  hasta  hoy 

Nú  cuento,  por  infinitas, 

^^^^B            sin  ejemplar  é  inaudita. 

hazañas  particulares: 

^^^^B             española,  temeraria, 

los  e.\traños  las  escriban. 

^^^^H            portuguesa,  ejecutiva. 

Sólo  digo  que  hubo  esfuerzo 
(el  ánimo  desatina) 

^^^^H             Aguardó  á  la  media  noche. 

^^^^B             y  arrojándose  en  camisa 

de  portugués  que,  faltando 

^^^^H             al  agua  con  una  mecha 

la  munición,  se  derriba 

^^^H            dentro  un  cañón  encendida. 

los  dientes  con  el  cañón 

^^^H             y  una  bomba  de  alquitrán. 

(es  loca  la  valentía). 

^^^^B            al  galeón  se  avecina, 

matando  á  turco  por  diente. 

^^^H            y  en  un  instante  le  pega 

Kstime  Vueseñoria 

^^^H             la  contagiosa  malicia, 

esta  célebre  victoria, 

^^^^H            con  que  los  tres  elementos, 

y  valerosa  prosiga 

las  hazañas  portuguesas 

^^^H            aire,  tierra  y  fuego,  lidian 

^^^^H             sobre  el  cuarto  de  tal  forma. 

porque  el  Asia  se  nos  rinda. 
García,    listando  vuestro  valor 

^^^^B            que  reventando  en  astillas, 

^^^H            luminarias  de  esta  hazaña 

en  Dio,  Manuel  de  Sossa, 

^^^^^^^^^^^^^^^^act!^rimÍ?r<^^^^^^^^^^^^^^^^3^^^^^B 

^^^^Oictoria  era  forzosa, 
por  más  difícil  mejor. 

Manuel.                        Corto  fué,                     ^^^H 

y  mis  hazañas  peaueñas  ^^^H 
sin  don  Juan  de  Mascareñas,              ^^^^| 

Safidin,  Rey  de  Tanor. 

(provincia  es  de  Malabar). 

columna  de  nuestra  fe.                      ^^^^M 

se  ha  venido  á  bautizar; 

Mucho  traigo  que  contaros.              ^^^^| 

que  mientras  reino  conquisto 

DiAOi  iT.   Si  mi  pequenez  merece                      ^^^^| 

en  paz,  lambicn  sabe  Crislii 

esa  mano  que  ennoblece                    ^^^^| 

coronas  á  su  ley  dar. 

á  cuantos  llegan  á  hablaras,             ^^^^| 

Kl  y  la  Peina  han  honrado 

haga  mis  prmcipios  claros                 ^^^^| 

nuestra  corle,  y  yo,  padrino 

y  honre  vuestra  señolea                      ^^^^M 

de  Safidin,  determino 

con  ella  la  boca  mia.                        ^^^H 

festejar  tan  gran  soldado. 

GxncfA.    ^Quién  sois  vos,  rapaz  hermoso,       ^^^H 

A  buen  tiempo  habéis  i|c(>ado; 

tan  portugués  en  lo  airoso,  ^^^^H 
tan  nombre  en  la  bizarría?                 ^^^H 

ponga  luminarias  Goa, 

y  de  la  mejor  canoa 
hasta  el  mayor  galeón. 

DiAOUir.   Poca  cosa  en  lo  chiquito,                         .^H 

si  grande  en  lo  portugués;                         ^^| 

con  festiva  ostentación 

hidalg'i  me  dicen  que  es                             ^^| 

adornen  de  popa  á  proa. 

mi  padre,  y  yo  soy  Diaguito.                   ^H 

KüEL.  Demc  á  besar  Vuestra  Alteza 

Gapcía.    Manuel:  ^es  vuestro?                               ^H 

U  mano. 

ManiíEI..                                      Vn  delito                 ^H 

ioIn.                  Las  vuestras  dan 

amoroso  en  Portugal                               ^H 

asombros  á  Solimán 

me  le  dejó  por  señal                            ^^^H 

yá  Cambayá  fortaleza. 

y  pena  de  mi  ignorancia.                   ^^^^M 

í'.ristiano  soy,  la  llaneza 

García.   Qué,  ¿hijo  es  vuestro?                      ^^^H 

de  Portugal  es  la  mía; 

Manuel.                                    Esdcganancia^^^H 

alistad  desde  este  dia, 

García.    Ganancia  fué  de  caudal.                     ^^^^| 

sin  reverenciar  mi  estado, 

Di  viiuiT,    Nadie  diga  que  es  mi  padre;                ^^^^H 

Manuel  de  Sossa,  un  soldado. 

que  á  mi  nadie  me  engendró             ^^^^| 

hermano  de  don  García. 

en  el  mundo  mientras  yo                   ^^^^| 

El  nombre  dejo  primero 

no  sepa  quién  es  mí  madre.                ^^^^| 

con  la  ley:  ya  soy  nuevo  hombre; 

Esa  ganancia  le  cuadre                      ^^^H 

en  las  obras  y  en  el  nombre 

al  que  es  torpe  mercader,                    ^^^H 

imitar  vuestro  Rey  quiero. 

y  ninguno  ose  poner                                ^^H 

Déme  don  Juan  el  Tercero 

en  mi,  con  viles  empleos,                        ^H 

con  el  suyo  su  valor; 

que  por  o  carpo  de  Jicos                          ^H 

don  Juan  soy,  Gobernador; 

que  os  bofes  lie  he  de  comer.                     ^H 

que  este  blasón  inmortal 

Carball.  Tomaos  con  el  rapacílo.                          ^H 

como  ilustra  á  Portugal 

SAFroÍN.    ¿Vióse  donaire  más  b.'ilo?                        ^H 

ha  de  ilustrará  Tanor. 

García.    Es  portugués,  basta  sello;                        ^H 

Cuando  en  el  agua  divina 

no  haya  más,  señor  Diaguito.                 ^H 

mi  esposa  vuelva  á  nacer. 

Leonor.  Gusto  me  ha  dado  inlinito.                     ^H 

el  nombre  le  ha  de  poner 

María.    Subid  al  balcón,  amores.                           ^H 

vuestra  Heina  Catalina. 

García.    Las  damas  arrojan  llores,                       ^H 

A  Dios  la  cerviz  inclina. 

hagámoslas  cortesía.                                 ^H 

y  á  pesar  del  Alcorán, 

Manuel.  Plegué  al  cielo,  Leonor  mía,                   ^H 

pues  ley  y  nombre  nos  dan 
vuestros  Reyes,  ¿qué  más  fama, 

que  no  paren  en  rigores.                           ^H 

(HntrAti^e  con   música,  como  piniíron,       ^^M 

si  Catalina  se  llama 

y  t¡uedan  Cahballo  y  Barbosa.)                        ^^M 

y  el  Rey  Safidin  don  Juan? 

^H 

•CÍA.    Gracia,  señor,  significa; 
gracias  al  cielo  se  den, 

ESCENA   II                           ^^H 

pues  en  vos  los  nuestros  ven 

Carvallo  y  Barioíu.                         ^^^^^| 

a  gracia  que  os  vivifica; 

^^^^^^H 

en  cuerpo  real  alma  rica 

Barbosa.  Pues,  Carballo,  ¿cómo  ha  ido           ^^^H 

de  virtudes:  envidiar 

allá  con  laniu  rebato?                      ^^^H 

os  pueden  á  un  tiempo  y  dar 

CARBAi.i..Como  eres  con  un  zapato:                 ^^^H 

parabienes  mi  contento; 

poetas  habernos  sido.                        ^^^^| 

reinar  sin  Dios  es  tormento, 

Barbosa.  ¿Cómo?                                             ^^^^| 

servir  á  Dios  es  reinar. 

Cakball.              Hicimos  maravillas.              ^^^^H 

*s.       Dadnos,  capitán  de  Dio, 

Entre  los  tiros  diversos                     ^^^^| 

ios  brazos,  si  merecemos 

hay  unos  llamados  versos                 ^^^^| 

los  que  vuestros  triunfos  vemos 

que  arrojaban  redondillas.                 ^^^H 

gozarlos. 

Otros  de  mayor  estima                             ^H 

MuEt.                 ¡Oh  don  Juan  mfo! 

que,  porque  si  disparaban,  ^H 
a  ocho  los  arrimaban,                               ^H 

El  alma  que  alegre  os  fio 

con  ellos  es  bien  que  os  dé. 

se  llaman  octava  rima.                            ^^M 

^N.       ¡Grande  valor! 

Poetizaba  un  culebrón                           ^H 

6... 


ESCARMIENTOS  PAPA  El.  CUERDO 


al  turco  de  un  parapeto 

que  $e  llamaba  soneto, 

mas  dad  al  diablo  su  son: 

porque  derribaba  á  bulto, 

echando  su  consonante, 

cuanto  topaba  dvlanic. 
Bahbosa.  Ese  tal  debe  ser  culto. 
Carbaui..  Otro  de  una  cota  armado 

cun  dos  quintales  de  bula 

de  catorce  pies. 
Barbosa.  ¿Y  cola? 

Soneto  fué  cstrambolado. 
Camíall.  Pues  ¿qué  ciertos  falconciJIos 

que  enramados  escupían 

balas  y  piedras? 
Barbosa.  Serian 

romances  con  estribillos. 
CARBAi.t..  Dcsio  hubo  abundantemente, 

y  más  que  sí  disparaban 

iodos  ellos  se  preciaban 

de  poetas  de  repente, 

asombrándose  de  vellos 

en  llegándose  á  entender. 
Iahbosa.  Sátiras  debían  de  ser 

pues  que  todos  huyen  de  ellos. 

Ahora  bien,  señor  Carballo: 

si  no  tiene  alojamiento, 

el  mió  estará  contento 

de  serville  y  de  hospedailo. 

CKKHM.L.lieixO  o  as  tu  JOS. 

Barbosa.  La  amistad  premí  i 

con  lo  que  tiene,  y  acá, 
si  en  versos  de  bronce  da 
toda  Goa  es  Academia.  (Vasr.) 


ESCENA  III 

Sale  Doña   Maiiía   en  hdbiUi  de  /ir>wiirí.— Cakballo- 

María.      ¡Ah  fidalgo! 

Carbai.l.  Ese  es  mi  nombre. 

María.      I >na  palabra  entretanto 

que  entran. 
Carball.  ¡Jcsu,  cnrpo  santal 

^qué  he  visto?  ^quión  eres  hombre? 
María.      ¡Ah,  i^arballo!  /quien  podia 

ser,  sino  una  desdichada 

sin  honor  y  ya  olvidada? 
Carbai.i..  Señora  doña  María, 

^en  la  India  vos?  ¿Vos  en  Goa, 

y  en  traje  tan  indecente? 
Mahía.     Mujer  amante,  y  ausente 

aborreciendo  á  Lisboa, 

donde  promesas  y  engaños 

acaudalaron  enojos, 

pagando  en  llanto  los  ojos 

olvido  de  tantos  años: 

cuando  llegué  á  aventurar 

lo  menos,  si  ya  perdí 

lo  más,  ^Qué'mucho  que  aquí 

me  halléis? 
Carbai.i..  ííQuc  el  inmenso  mat 

y  sus  peligros  se  atreva 

á  pasar  una  mujer? 
María.     <'í.'ué  mar  como  el  bien  querer? 

^quéoni  los  como  hacer  prueba 

en  un  hombre  que  olvidado 


de  obligaciones  de  aiiiur, 
cuando  profesa  valor, 
su  valor  ha  amancillado? 
Sali  por  ver  si  hallaría 
el  que  llama  la  conKanza 
cabo  de  Buena  Esperanza, 
mas  no  le  tiene  la  mía. 
Y  no  me  anegó  la  suma        ^ 
de  tanto  ¿olfo  y  rigor;  ^ 

que  no  anega  el  mar  á  amor 

f'orque  es  nieto  de  su  espuma, 
fombrc  con  obligaciones 
tan  precisas  de  remedio, 
con  un  hijo  de  por  medio,     ■ 
que  suelen  ser  eslabones       ■ 
que  encadena  voluntades,      ™ 
y  en  él,  el  que  trujo  ha  sido 
Leteo  para  su  olvido, 
no  para  mis  soledades. 
Sin  escribirme  en  tres  años 
siquiera  una  letra  sola, 
registrando  yo  cada  ola 
y  engañando  desengaños 
que  apaciguaban  deseos; 
y  por  la  ribera  abajo 
pidiendo  cartas  al  Tajo, 
creyendo  que  eran  correos 
las  crecientes  que  á  mis  pueriai 
o;>das  daban  sucesivas, 
para  lodos  aguas  vivas 
y  para  mi  sola  muertas. 
Cansóse  ya  la  paciencia; 
nombre  me  dio  de  su  esposa"* 
mil  veces  Manuel  de  Susa; 
tomó  como  tal  licencia  ■j 

que  aposesionaron  ruegos.    Wk 
Partióse  y  llevó  consigo  " 

de  un  año  un  solo  testigo 
de  mis  disparates  ciegos. 
Debiéronse  de  anegar 
entre  inmensidad  de  espumas, 
palabras;  que  éstas ^  plumas 
lleva  el  viento;  ¿que  hará  el  xtí* 

Carbau-  La  guerra  y  tiempo  divierte 
el  ocio  de  esos  cuidados; 
no  es  amor  para  soldados 
y  la  ausencia  es  otra  muerte. 
Mucho  os  quiso  mi  señor, 
y  viendo  vuestra  belleza 
realzada  con  la  ñncza 
de  tanta  lealtad  y  amor 
le  obligará,  cosa  es  clara, 
y  si  olvidarse  es  delito, 
hará  las  paces  Díaguito, 
que  es  ios  ojos  de  su  caru. 

María.      ¡Hijo  de  mi  corazón!  _ 

Sus  deseos  solamente  H 

causa  ha  sido  suficiente        ™ 
á  mi  peregrinación. 
¿Quien  duda  que  de  su  madre 
olvidado,  el  (Capitán, 
aqui  sus  gustos  tendrán 
empleo  que  más  les  cuadre? 

CapbalL.  No  s¿.  aunque  tientan  á  pares 
las  indianas  hermosuras, 
que  pruebe  sus  aventuras 
con  las  damas  malabares; 


^^^^^                                                   ACTO  FPIMERO                                                               o'l^^^H 

que  en  la  India,  porque  se  note. 

García.    Es  muy  agradecida.                         ^^^^H 

las  caras  que  soplan  brasas. 

Lconor,y  estaos,  Manuel,  rcconocid^^^^^H 

unas  son  ciruelas  pasas 

mas  no  tratando  de  esto,                 ^^^^H 

V  otras  son  de  chamclolc. 

sabed,  Manuel  de  Sosa,  que  he  dis-      ^^H 

Las  daifas  más  eslimadas. 

darla  seguro  estado;                [puesto      ^^M 

y  que  aqui  so  solemnizan, 

vo  estoy  de  canas  y  de  vejez  cargado;      ^^M 

si  no  negras,  mulali^an 

Leonor  es  mí  heredera                             ^^M 

y  son  ninfas  nogueradas. 

y  tínica  sucesora;  en  fm,  quisiera           ^^M 

Ninguna  el  rustro  se  adoba. 

que  la  honrara  un  esposo                        ^^M 

no  se  perfuma  ninguna, 
las  mas  huelen  á  grajuna 

lidalgo  en  sangre,  en  obras  generoso.      ^^M 

Para  esto  había  elegido                            ^^| 

y  todas  son  de  caoba.                            ¡ 

á  don  Juan  Mascarcñas,  conocido           ^^M 

¿Qué  voluntad  amarilla 

por  su  valor  y  hazañas,                           ^^M 

las  ha  de  amar,  si  es  discreta, 

no  solo  en  su  nación, en  las  extrañas;      ^^M 

habiendo  dama  con  teta 

mas  repúgnalo  tanto                                ^H 

que  la  llega  á  la  rodilia.> 

queofendesuobedienciaconsu  llanto.      ^H 

El  gusto  de  mi  señor 

Dice  que  mientras  vivo                           ^^M 

es  de  noble  portugués; 

culpará  m¡  crueldad  si  la  cautivo,           ^^M 

llegad  á  hablarle  después 

pues  en  mi  la  dio  el  cielo                         ^^M 

que  deje  al  Gobernador; 

ampara,  esposo  y  padre.  Este  desvelo      ^^M 

que  puesto  que  en  su  palacio 

me  causa  pesadumbre,                             ^^M 

se  aposenta,  tiempo  habrá 

ycldárselatambicn,porquecsla  lum-      ^^M 

q^ue  amante  us  satisfará. 

y  objeto  de  mis  ojos                     jbre      ^H 

Lllos  vienen;  más  despacio 

y  llegárame  á  ellos  darla  enojos;            ^^M 

podréis  estimar,  señora, 

vos  podéis  persuadirla,                              ^^H 

finezas  de  vuestra  fe; 

pues  os  tiene  respeto,  y  reducirla  ^^M 
i  lo  que  yo  no  puedo.                             ^^H 

que  si  de  repente  os  ve 

le  alborotaréis  ahora.              {Vansc.) 

Manuel.  [Ay  cíelos  rigurosos!                               ^^M 

Gakcía.                                    Ved  que  quedo        ^H 

en  vos,  Manuel,  confiado.                      ^^M 

^^^                 ESCENA  iV 

Don  Juan  es  vuestro  amigo,  gran  sol-      ^^M 

^^^«B/í»  »/  GOBEKXADOH  _V  MaKCJKL  UE  SoSA. 

su  edad  en  primavera,              [dado;      ^H 

su  sangre  ilustre  y  que  heredar  espera      ^H 

íARcfA.    Cuando  pasé  ahora  un  año 

un  mayorazgo  rico;                                ^^ñ 

por  Cambayá,  y  la  aseguré  del  daño 

galán,  y  en  condición  os  certifico           ^^H 

que  Dio  recelaba 

que  un  ángel  me  parece;  ^^H 
decid  que  goce  el  bien  que  Dins  la     ^H 

con  el  bárbaro  cerco  que  esperaba. 

mi  gobierno  acabado 

en  Caül,  luí  de  vos  tan  regalado, 

M.vni;eu.  Si  en  mis  ruegos  estriba         |ofrece.     ^H 

el  daros  gusto  á  vos,  mi  persuasiva,        ^^M 

que  mi  Leonor  no  sabe 

señor,  puesto  que  tosca,                         ^^M 

sufrir  conversación  que  no  os  alabe. 

procurará  que  humilde  reconozca         ^^| 

í            l>ice  que  lo  oue  estuvo 

con  vos  en  Dio,  á  nuestra  patria  tuvo 

o  mucho  que  en  serviros                       ^^M 

^^1 

de  tal  suene  olvidada. 

García.                 Venid  á  divertiros                      ^^M 

que,  en  vuestra  compañía  agasajada, 

á  la  marina  un  rato                                ^^M 

ni  echó  menos  á  Goa 

conmigo,  si  gustáis,  que  ya  su  órnalo  ^^M 
la  noche  mercadera,                                 ^^M 

ni  supo  si  en  el  mundo  habla  Lisboa. 

Ahora,  pues,  quisiera. 

ausente  el  sol  su  opuesto,  saca  afuera     ^^M 

Capitán,  hospedaros  de  manera. 

y  apercibid  mañana                                  ^^M 

ya  que  os  tiene  en  palacio. 

razones  concluyentes,  que  si  allana       ^H 

que  descansando  en  el  por  largo  es- 

Leonor  su  resistencia                              ^^ñ 

saliera  de  este  empeño,              [pació 

y  por  vos  califica  su  obediencia,  ^^M 
deberáos  don  García,                              ^^M 

que  según  le  encarece  no  es  pequeño. 
S>u  fiador  he  salido. 

una  alegre  vejez.                                     ^H 

y  asi,  mientras  gobierno  la  India,  os 

Manuel.                             |Ay  Leonor  mía;         .^H 

que  en  nuestra  compañía           Ipido 

siendo  ya  vos  mi  esposa                          ^H 

1^           cumpláis  con  mi  deseo  y  su  porfía. 
**Nt;EL.  Términos  portugueses 

igualmente  constante  como  hermo-      ^H 

qué  desacierto  ha  sido                   [sa,     ^H 

.                son  pródigos  en  ella;  por  dos  meses 

hacer  casamentero  al  que  es  marido!     ^^| 

K           que  merecí  hospedaros 

(Yante.)     ^H 

H           en  Dio  y  con  deseas  regalaros. 

^^M 

H            que  con  obras  ya  vía 

H            que  era  imposible  á  vuesa  señoría 

^^^H 

ESCENA  V                                ^H 

H             en  una  fortaleza 

Salen  Ooük  I.eokok  dando  un  popel  d  Do^a  María.       ^^| 

H             tan  pobre  agasajar  tanta  nobleza, 

I             por  término  tan  breve 

I.EONOFt.    Mira  que  de  ti  me  fio,                           ^^H 

■             noes  bien  confiescdeudas  que  nodcbe. 

Acuña.                                                   ^^H 

1        ^"^ 

ESCARMIENTOS  PARA   EL  CL'EBDO                                         ^^^| 

1        Mahía. 

Daré  el  papel 

eslo  merece                         ^^^H 

B 

puntual,  secreto  y  liel; 

mujer  que  en  mujer  se  fia.       ^H 

^^^ 

pues  siendo  vos  dueño  mío 

iKiimpil^M 

^^K 

y  debiéndoos  lo  que  os  debo 
desde  que  os  entre  á  servir. 

i^e:  «Permisiones  de  mi  amor    ^H 

^^_ 

han  dado  causa  á  un  delito        ^M 

BP 

mi  conienlo  es  asistir 

que,  por  no  ser  para  escrito,      ^M 

á  vuestro  gusto. 

la  pluma  enfrena  el  temor.        ^| 

Leonoh. 

Me  atrevo 

Vuestra  vida  con  mí  honor        ^H 

en  fe  de  esa  confianza 

corren  riesgo  don  Manuel;        ^H 

á  extrañas  cosas  por  li. 

la  honra  es  siempre  cruel          ^H 

María. 

No  fuera  no  hacerlo  así 

que  sus  agravios  conoce,           ^H 

tanta  con  vos  mi  privanza. 

diréos  viéndome  á  las  doce        ^H 

[-BONOH. 

Mi  padre  no  hay  que  avisar. 

lo  que  no  osó  este  papel.»          ^M 

si  eres  discreto. 

¡Ay,  ofendida  esperanza!,          ^H 

María. 

N'i  es  justo; 

ya  de  vos  no  hay  que  hacer  cu^H 

^m 

¿llevóles  cosas  de  gusto? 

¿en  tierra,  celos,'  tormenta?,      ^M 

^^B  LKONOti. 

No  son  sino  de  pesar. 

¿en  et  mar,  amor,  bonanza?  ^H 
Pclif^ros  de  esta  mudanza           ^M 

^^" 

Encargóle  cierta  cosa 

[ 

difícil  y  de  importancia. 

ya  los  temieron  mis  daños:         ^H 

^^^  Mamia- 

Perdónese  mi  ignorancia; 

¿al  cabo  de  tantos  años               " 

^^H 

creí  que  Manuel  de  Sosa 

me  anegan  agravios,  cielos? 

^^^L 

era  vuestro  pretendiente 

Si,  que  no  son  donde  hay  cc1>js»i 

^^H 

dichoso  y  correspondido 

Santelmo  los  desengaños.          ^1 

^^^H 

con  asomos  de  marido. 

¿Qué  dudo,  si  por  escrito           ^M 

^^hLsonor. 

¡Jesús!  Es  tan  diferente 

confiesa  doña  Leonor                 ^M 

^^^K 

de  esto  lo  que  le  encomiendoj 

permisiones  de  su  amor             ^H 

^^^B 

que  antes  ha  de  disuadir 
a  mi  padre  é  impedir 

que  condena  por  delito?            ^H 

^^|P 

Bcmcdiüs  que  solicito                ^H 

■ 

pretensiones. 

mis  desengaños  los  borren,        ^M 

K        María. 

Ya  !(>  entiendo; 

riesgo  le  escribe  que  corren        ^H 

^^^ 

no  hay  aue  declararos  mis; 
cumpliré  mi  comisión 

su  honor  y  vida,  ¡ay  de  mí!       ^M 

^^^K 

mi  amor  los  corre,  eso  si.          ^M 

^^^ 

como  tengo  obligación. 

pues  dichas  no  le  socorren.        ^M 

K         Leonopi. 

En  el  jardín  me  hallarás.  {Vase.) 

¿Qué  ríeseos  pueden  correr  ^H 
sin  terceros  sus  amores?  ^M 
Mas  amor  que  esconde  llores     ^M 

^^H 

ESCENA   VI 

mal  puede  el  fruto  esconder.      ^M 

^H 

tloÜA  María. 

Deben  de  echarse  de  ver  ^M 
hurtos  de  su  amor  liviano;        ^M 

^^H 

lülleic  doña  Leonor 

y  de  su  padre,  no  en  vano         ^H 

^^H 

para  mi  Manuel  de  Sosnj 

temerá  la  justa  pena;                  ^^ 

^^^H 

de  su  padre  recelosa 

mas  pues  sembró  en  tierra  ajena 

^^^H 

con  tal  secreto  y  temor: 

que  lo  pague  el  hortelano. 

^^H 

sospechas,  sino  es  amor. 

Palabra  me  dio  de  esposo           ^H 

^^^H 

¿que  puede  ser? 

y  un  hijo  que  en  su  resguardo  ^M 

^^H 

¡Qué  presto  empiezo  á  lemurí 

no  le  ha  de  afrentar  bastardo;     ^M 

^^^H 

mas  es  del  amor  efeio. 

don  García  es  generoso;              ^M 

^^^p 

¿papel  secreto 

ya,  secretos,  es  forzoso                    ' 

^^^g 

sin  verle  yo  y  soy  mujer.* 

que  os  saque  el  peligro  afuera; 

^^^H 

Celos  míos,  eso  no; 

á  hablarle  voy  aunque  muera; 

^^H 

que  para  desestimaros 

que  si  se  han  dado  los  dos 

^^^H 

con  mdicios  menos  claros 

las  manos,  para  con  Dios,          ^M 

^^H 

sospecho  mis  males  vo; 

dti  palabras  la  primera.  (i'a«.)  ^M 

^^^H 

amor  por  oficio  os  díó 

^H 

^B 

andar  inquietos 

y  acechar  siempre  indiscretos 

ESCENA   VH                 H 

^^^H 

lo  que  no  alcanzáis  á  ver; 

ünlen  Don  O^ncU  y  t^ON  JoAf.           ^H 

^^^H 

donde  hay  mujer 

^H 

^^H 

y  celos  nunca  hay  secretos. 

Don  García.                    ^M 

^^^H 

¿Yo,  amante  menospreciada; 

Iréis,  don  Juan,  con  una  escuadra  mía      ^M 

^^^B 

doña  Leonor  cuidadosa; 

de  galeras,  armadas  para  guarda                 ^M 

^^^H 

papel  á  Manuel  dt  Sosa; 

del  Rey  recién  cristiano,  cuando  el  día       ^^ 

^^^B 

mi  amor  y  fama  olvidada, 

salude  el  alba  con  su  luz  gallarda;            ^M 

^^^V 

y  qué  no  ha  de  saber  nada 

labraréis  en  Tanor  la  factoría                     ^| 

^^V 

don  García? 

que  Safidin  ofrece,  y  si  se  tarda,                H 

^^^^^ 

No,  celosa  pena  mía, 

y  su  gente  en  negarla  está  resuelta,          ^M 

■ 

más  mal  hay  del  que  parece; 

cargaréis  la  pimienta  y  daréis  vuelia.        ^M 

ACTO    PKIMISHO 


63 


Don  Jii\n. 
melc  prcii  i,ir,  Leonor  herniosa, 
joh,  señui!,  la  fe  cun  que  es  querida, 
trabajo  á  largo  premio  mides: 
ce  añade  con  que  se  honra  Alcidcs. 
éá  Tanor,  y  como  se  me  encarga, 
írsuadiré  á  su  Rey  cuando  le  lleve, 
i  tributo,  al  presidio  y  á  la  carga 
t  espei^ia  y  droyas  que  cumplirnos  deb« 
t  dilación  que  amor  ju^c^ará  larga; 
iporiugucs  Jacob,  tendrá  por  breve 

Ísperanza,  aumentando  en  sufrimientos, 
i  servicios  más  merecimientos. 
Don  García. 
ues,  don  Juan  amigo,  á  apercibiros, 
ít  quiere  Safidín  salir  mañana 
Ites  que  el  sol. 

ÍDoN  Juan. 
¡Oh  golfo  de  zalirosf, 
id  prisa  al  alba  de  jazmín  y  grana; 
hay  vientos  que  esperar  donde  hay  suspiros; 
lay  mares  que  temer  cuando  se  allana 
«rerme  Leonor;  de  Alción  los  días 
n  al  mar  las  esperanzas  mías.  (Vast.) 

ESCENA  VIII 

)DofiA  ItABBL  á  una  puerta  cun  un  niño  en  tus 
bracos.  —  García. 

El.      Si  cslá  avisado,  él  será. 

CÍA.    ¿Qué  es  esto,  á  tal  hura  abierta, 
cielos,  del  jardín  la  puerta.'' 

kL.       Fidalgo,  llegaos  acá. 

CÍA.     Disimular  es  mejor. 

tL.      ¿Sois  Manuel  de  Sosa? 

cIa.  Sí. 

EL.      ¡Qué  presto  le  conocí! 

¿Dónde  está  el  üobernador? 

CÍA.    Rondando  las  portas. 

EL.  Bien; 

lo  mismo  Acuña  me  dijo. 
Poned  en  cobro  este  hijo 
de  que  os  doy  el  parabién; 
que  es  lan  parecido  á  vos 
que  en  ¿I  se  verá  su  padre; 
nesgo  ha  corrido  su  madre, 
mas  ya  Citá  mejor.  Adiós. 

iCierra  y  ¡/ase.) 

EXCENA   l.\ 

García. 

¿Sucño.^  ¿Estoy  despierto  ó  loco? 
Durmiendo  debo  de  estar: 
mas,  temor,  si  esio  es  soñar, 
¿qué  puede  ser  lo  que  toco? 
A  quimeras  me  provoco 
que  desmienten  mi  sentido, 
¿Manuel  de  Losa  hoy  venido 
y  con  hijo  que  nace  hoy? 
no,  cielos,  durmiendo  estoy. 
Pero  despierto  y  dormido 
á  un  lieinpo  no  puede  ser... 
¡Qué  de  sospechas  colijol 
«Poned  en  cobro  este  hijo»; 


V  hoy  venido,  ausente  ayer 
t>ondc  es  forzoso  el  creer 
excusado  es  el  dudar, 
pcliamso  el  sospechar, 
afrentoso  el  permitir, 
pusilánime  el  suírir 
y  cuerdo  el  averiguar. 
Nueve  meses  ha  que  en  Dio 
su  alcaide  nos  hospedó; 

Ísi  la  posada  pagó 
mi  costa  el  honor  inlü? 
Cuanto  más  de  Leonor  fío 
menos  hay  que  hacer  caudal 
de  la  que  es  más  principal, 
y  más  cordura  el  temer; 

3ue  es  el  vicio  en  la  mujer 
efecio  trascendental. 
Mas  no  ofendamos  su  eslima 
hasta  aquí  sólo  iniciada: 
en  Dio  entró  acompañada 
de  doña  Isabel,  su  prima. 
Menos  la  bala  lastima 
que  está  del  cañón  más  lejos; 

firocuren  sanar  consejos 
o  que  culpas  informaron; 
que  no  en  balde  se  estimaron 
en  más  los  médicos  viejos. 
Mas  nunca  doña  Isabel 
me  alabó  tan  oficiosa 
y  necia  á  Manuel  de  Sosa 
como  Leonor  siempre  en  él. 
Si  noble,  sólo  Manuel 
con  la  nobleza  se  alzó; 
si  discreto,  él  se  llevó 
la  cátedra  de  los  sabios... 
¿Siempre  Manuel  en  los  labios 
y  no  en  el  alma?  Eso  no. 
¿De  qué  sirve  en  mi  porfía 
hacer  discursos  á  obscuras, 
si  todas  mis  conjeturas 
paran  en  deshonra  mía? 
Mi  sangre  á  Leonor  envía, 
mi  sangre,  que  no  se  infama; 
de  mi  sangre,  Isabel ,  rama, 
corre  también  por  mi  cuenta; 
pues  si  cualquiera  me  afrenta, 
¿qué  esiá  dudando  mi  fama? 
¡Oh,  quién  en  tal  confusión 
sin  riesgo  de  la  prudencia, 
imitara  la  sentencia 
que  hizo  sabio  á  Salomón! 
Supiera  en  la  partición 
del  infante  pleiteado 
por  dos  madres,  mi  cuidado, 
aunque  dos  partes  le  hiciera, 
quién  era  la  verdadera 
y  quedase  yo  vengado. 
Pero  yo  sé  que  no  osara 
dar  la  sentencia  que  dÍ6, 
Salomón,  si  como  yo 
su  infamia  participara. 
Callemos,  que  si  a  la  cara 
se  asoma  la  enfermedad, 
3lla  dirá  la  verdad 
y  yo  vengaré  mi  mengua, 
pues  la  discreción  sin  lengua 
veneró  la  antigüedad. 


64 


ESCARMIENTOS  l'ABA   liL  CUERDO 


ESCENA  X 


Saltn  AIakcbl  i>h  Sos*  y  Carballo.— G«hcU. 

Carball..  En  paje  se  ha  transformado; 

mira,  al  tiempo  que  has  venido. 
Manuel.  ¡Qué  para  puco  que  ha  sido 

el  mar,  pues  no  la  ha  anegado! 

En  lodo  soy  desdichado. 
Cambaix.  Si  con  dos  has  de  casarle, 

lo  mejor  ser¿  ausentarte. 
García.    Ksie  es. 

Mamiel,  ¡a y,  Leonor  hermosa! 

Gari.(\<     Capitán  Manuel  de  Sosa: 

una  palabra  aqui  aparte. 
Manuel.  ¿Quién  sois?" 
Gamcía.  Kstaráos  mejor 

no  saberlo. 
Manuel.  .jOiro  cuidado? 
Gakc/a.    Ksto  para  vos  me  han  dado; 

guardaos  del  Gobernador.  (Vase.) 


ESCENA  Xr 

Manuel  de  Sosa  y  Carballo. 

Manuel.  ¡Ay,  cielos! 
Carball.  ¿Hirióle? 

¡A y,  Leonor! 

Hijo  esesic;¿hay  más  azares? 
Carball.  ¿Que  tienes?" 
Manl'el.  Nada.  ¿Pesares, 

tantos  juntos?  No  me  sigas: 

vete. 
Carball.  Voime. 

Manuel.  No  lo  di^as. 

Carball.  (Mujeres  é  hijos  á  paresi 


ACTO   SEGUNDO 


ESCENA  PRLMERA 

Salen  Doña  Ma»(a,  rfe  hombre,  y  .Mamuel  de  .Sosa. 

Manuel.  Son  con  tanto  fundamento 
tus  quejas,  doña  María; 
tan  justo  tu  sentimiento, 
tan  grande  la  culpa  mía, 
tanto  mi  arrepentimiento, 
que  el  silencio  sólo  puede 
responderte,  pues  en  él, 
porque  más  confuso  quede 
de  mi  descuido  cruel, 
la  pena  el  agravio  excede. 
¡Seis  años  de  amor  perdidos, 
tus  méritos  ofendidos, 
tus  favores  mal  pagados, 
sin  premio  tantos  cuidados 
y  yo  con  tantos  olvidos! 
Si  disculpas  les  buscara, 
mayor  mi  delito  hiciera, 
más  tu  enojo  provocara 
y  mayores  causas  diera 


á  que  el  mundo  me  afrentara. 
¿De  qué  servirá  alocar 
olvidos  de  tanto  amor 
con  la  ausencia  y  con  el  mar, 
si  hago  mi  culpa  mayor, 
pudiéndome  despertar 
un  hijo  en  cuyo  retrato 
contemplando  cada  ralo 
su  hermoso  original  vía? 
¡Ay,  cara  doña  María, 
dame  muerte  por  ingrato! 
María.     No  digas  más.  que  en  quien  ama 
Manuel,  disculpa  menor 
basta  á  despertar  su  llama, 
agravios  perdona  amor, 
que  por  eso  dios  se  llama. 
Siendo  hombre  tú.  no  me  espanl 
que  ausente  no  correspondas 
á  tus  deudas  y  á  mi  llanto. 
Tantos  mares  cuyas  ondas 
sepultaron  bajel  tanto, 
¿que  mucho  que  puedan  más 
que  yo?  Disculpado  estás, 

auc  ya  de  la  ley  salieras 
e  amante  ausente  si  fueras 
más  firme  que  los  demás. 
Yo  perdono  lo  pasado 
como  enmiendes  lo  presente. 

Manuel.  No  hay  más  amor  bien  logrado 
que  el  que  en  belleza  prudente 
hace  fácil  su  cuidado. 
¡Qué  discreta  es  tu  hermosura 
generosa  en  perdonar 
agravios  de  mi  locura! 

María.      No  hay  ciencia  para  tornar 
atrás  el  tiempo,  ni  hay  cura 
q^ue  remedie  lo  pasado 
smo  sólo  el  escarmiento. 
ManueL  ya  estás  perdonado; 
culpas  venideras  siento; 
sospechas  me  dan  cuidado. 
Hermosa  es  doña  Leonor, 
su  padre  Gobernador, 
hombre  tú,  yo  tu  mujer; 
la  riquexa  y  el  poder 
se  oponen  contra  mi  honor. 
En  el  papel  que  le  escribe 
delitos  de  amor  confiesa,        i 
y  á  peligros  te  apercibe;  ' 

la  venganza  portuguesa 
no  en  cera,  en  diamante  vive: 
cosa  que  no  es  para  escrita 
y  que  riesgos  amenaza, 
mal  su  opinión  acredita, 
si  del  secreto  hace  plaza,         j 
que  amor  mostrar  solicita. 
No  es  mujer  doña  Leonor 
que  hiciera  ofensa  á  su  honor 
menos  que  estando  segura 
de  la  fe  con  que  procura 
burlar  bellezas  amor. 
Si  ésta  que  cumplas  espera 
y  en  ser  tu  esposa  se  funda, 
cristiano  eres,  considera 
lo  qué  será  la  segunda 
viva  la  mujer  primera; 
que  tengo  á  Dios  de  mí  parle 


i 


■ 

■                                          ac:tu  seüunüo                                                 65       ^H 

^H^ 

y  un  Iliju  hurinu&u  rn  que  csiriba 

sufrimícnlos  de  diamante                     ^H 

mi  acciOn  para  cundcnaric; 

que  admire,  aunque  no  los  crea.          ^^M 

que  es  Uia^o,  cédula  viva 

M.VNI.IEI  ■  Dentro  de  una  hora,  don  Juan              ^^M 

de  que  nii  podrás  librarle 

se  ha  de  partir  á  Talior,                           ^^M 

V  si  pagando  mi  amur 

de  una  armada  capitán,                          ^^M 

dejas  á  duna  Leonor, 

cuya  amistad  y  valor                            ^^H 

¿qué  remedio  han  de  tener 

alíenlo  á  mis  penas  dan.                 ^^^^| 

deshonras  de  una  mujer, 

De  su  nobleza  tiado,                        ^^^^M 

iras  de  un  üobernador? 

haciéndole  compañía,                     ^^^H 

iNUEL. 

No  he  de  negarle  verdades 

saliéramos  de  cuidado;                    ^^^^H 

que  cnirc  tuntas  confusiones 

pero  daré,  esposa  mia,                   ^^^^H 

«cusan  mis  libcriades. 

sospechas,  de  ayer  llegado,            ^^^^B 

Despeñáronme  ucasiuncs, 
cegáronme  mocedades; 

si  hoy  me  ausento  y  me  despido,         ^^H 

ret;alado  y  persuadido                    ^^^^M 

distancias  de  tu  hermosura 

de  don  García, que  ignora              |^^^H 

peligros  alropellaron, 

agravios  de  honor,  y  ahora           ^^^^H 

que  á  plaza  sacar  procura 

que  le  asista  me  ha  pedido.                  ^^H 

mi  suerte;  ¿cuándo  accrlaroii 

l.>oña  L.conoi',  si  la  dejo,                        ^H 

el  amor  y  la  lucurar* 

contará  desesperada                               ^H 

lín  Dio  fué  huésped  mío 

lo  que  ha  ocultado  el  consejo                ^^M 

el  Gobernador,  y  en  I>i(i, 

é  impedirá  mi  jornada                            ^H 

con  haber,  mi  bien,  liiii  poco 
de  Dio  á  Dios,  mi  amot  foco 

con  mi  vida  airado  el  viejo.                  ^^M 

Vete  con  don  Juan,  amores,                 ^H 

al  tirano  señorío 

sin  que  descubras  quién  eres,                ^H 

de  la  belleza  rendido, 

que  en  pasando  estos  rigores,                ^^M 

sin  resistencia  al  vulor. 

cuando  algún  tiempo  nie  esperes          ^H 

sin  prevención  al  sentido. 

podrás  con  gustos  mayores                   ^H 

la  conciencia  sin  tein<jr 

premios  debidos  gozar                            ^H 

y  la  memoria  en  olvido. 

de  mi  amor,  y  yo  mostrar.                    ^H 

al  inviolable  respeto 

si  mudable  te  ofendí,                              ^H 

con  que  el  huésped  se  asegura. 

que  sé  volver  sobre  mi                           ^H 

me  alrevi;  fié  al  secreto 

como  te  supe  olvidar.                             ^H 

delitos  que  mi  locura 

\i  vHJA.     ^I'ues  qué  mconvenienle  tienes             ^H 

saca  en  público.  I.n  cfeto, 

que  yu  me  quede  contigo?                     ^H 

persuasiones  amorosas. 

Manuel.  .MulIios,  si  a  saberse  viene                     ^H 

frecuencias  siempre  duñusa;», 

nn  insulto,  cuyo  castigo                        ^H 

promesas,  seguridades, 

será  mortal:  no  conviene                      ^^H 

y  cnire  ellas,  conlormidades 

que  lú  participes  de  él,                          ^^M 

de  estrellas  ya  rigorosas. 

Don  ijiarcia  es  riguroso,                       ^H 

en  dos  meses  alcanzaron 

lu  vejez  es  siempre  cruel,                        ^H 

conyugales  permisiones 

si  sabe  que  soy  tu  esposu'                       ^H 

que  palabras  engañaron, 

y  á  su  noble  sangre  inlicl.                      ^H 

que  dispusieron  traiciones 

ulcanzaráic  el  ligor                             ^^H 

y  derechos  profanaron. 

de  su  eiiujo.  Al  darme  el  hijo,         ^^^H 

Parliéronse,  y  yo  i^nora-ile 

triste  fruto  de  n^i  amor.                  ^^^^m 

llenuc  ayer,  porque  hoy  castigos 

un  hombre  oculto  me  dijo:              ^^^^| 

padc/ca  jni  le  inconstante, 

«Guardaos  del  guboinador>.             ^^^H 

con  dos  hijos  por  icsti^ios 

(^liuien  me  avisa  que  me  guarde       ^^^H 

y  dos  esposas  delante. 

de  él,  ami>res,  ya  hace  alarde           ^^^H 

Pero,  en  (in,  doña  María, 

de  que  su  agravio  recela;                ^^^^H 

escoja  la  suerte  mia 

siempre  es  vieja  lacauíela             ^^^^H 

de  dos  daños  el  menor, 

como  el  delito  cobarde.                  ^^^^| 

viviendo  lü,  no  es  Leonor 

Muera  yo  si  ya  está  dada                ^^^^| 

mi  esposa,  ni  mi  osadía 

la  sentencia  contra  mi,                    j^^^H 

vs  bien  que  al  ciclo  se  atreva. 

y  no  muerte  duplicada                     ^^^H 

Si  te  das  á  conocer 

con  la  tuya;  quede  en  ti                    ^^^^H 

harás  en  mi  muerte  prueba 

la  imagen  bella  amparada                ^^^H 

del  risor  de  una  mujer 

de  un  hijo  en  quien  resuello;         ^^^^M 

deshonrada  con  tal  nueva. 

luz  hermosa  que  adoramos.          ^^^^H 

Sólo  un  medio  se  me  ofrece 

•Mi  bien,  ¿no  será  delito                  ^^^^^ 

con  que  esle  daño  excusemos: 

riguroso,  si  dejamos                         ^^^H 

si  difícil  le  parece 

los  dos  huérfano  a  DlaguiloP         ^^^H 

muera  yo  y  acabaremos 

Claro  está;  mejor  pudre                  ^^^H 

M*it¡,v. 

la  pena  que  me  enloquece. 

ausentarme  cuando  cslc                  ^^^H 

Como  perderte  no  sea, 

libre  de  ti,  del  rigor                          ^^^^^ 

propon  peligros,  y  vea 

que  temo.  Vele  á  Tanor,               ^^^^H 

el  mundoen  mi  amor  constante 

que  al  punto  te  seguiré.               ^^^^H 

COMEDIAS  DE  TIRSO  DE  MOLINA.— TOMO  I 

5  ^^M 

María.     |Ay,  Manuel,  que  esloy  dudosa 
de  que  quieres  engañarme! 
l£n  Goa  l.eonor  hcrmusa: 
tú  mudable  y  yo  auscniarmc 
cuando  se  llama  tu  esposa 
con  un  hijo?  Si  el  posirero 
estiman  los  padres  más, 
de  lu  olvido  sólo  espero 
que  ingrato  añadir  querrás 
segundo  agravio  al  primero. 
Manuel.  Plegué  á  Dios,  prenda  querida, 
si  llorases  ofendida 
mi  lealtad  y  le  constante 
que  vengativo  levante 
peligros  contra  mi  vida 
cuanto  csia  máquina  encierra. 
Si  navegase,  la  guerra 
del  mar  llevándome  á  pique 
naufragios  no  notiliquc 
inauditos;  si  en  la  tierra, 
entre  caribes  adustos, 
abrasados  arenales, 
tigres  del  monte  robustos, 
rayos  de  nubes  mortales, 
rigores  del  cielo  justos, 
lodos  juntos  homicidas, 
verdugos  de  mis  enojos, 
en  las  prendas  más  queridas 
ceben  su  furia  á  mis  ojos, 
porque  me  quiten  más  vidas. 

María.      Basta,  mi  bien,  que  me  pones 
pasmo  con  las  maldiciones 
que  trueque  en  dichas  el  cielo. 
Amoroso  es  mi  recelo, 
grandes  tus  obligaciones: 
haz  de  mí  lo  que  gustares, 
que  amante  en  todo  te  sigo; 
mas  consuela  mis  pesares 
con  permitir  que  conmigo 
lleve  á  Dieguito. 

Manuel.  Que  ampares 

gusto  yo  en  su  compañía 
soledades  de  mi  amor 
que  peligran  en  la  mía 
si  intenta  d  Gobernador 
mi  muerte.  Hermosa  María, 
á  don  Juan  vamos  á  hablar. 

María.     En  fin,  ¿me  vuelvo  á  ausentar 
de  ti? 

Manukl.  Seuuiréte  lucpo. 

A  despedirme  de  Diego  (i) 
voy. 

Makía.  jQué  de  ello  he  de  llorar! 

Manuel.  ¿Y  cuál,  sin  él  y  sin  ti 

he  de  quedar?  Én  los  dos 
toda  el  alma  dividi. 

María.      Bien  mío,  líbrele  Dios 
de  este  peligro. 

Manuel.  jAy  de  mil  (Vam*.) 


(i)    ÜI  original  uo»  veceiIUnia  Diago  y  oirts  Die- 
go i  Mte  personaje. 


Halen  üamcía  un  SÁ,  Cahbali.o  y  dos  Cmaoi 

Gahcia.     Cerrad  con  llave  las  puertas  V 

de  todas  aquestas  salas. 
Cahball.  ,;Cerrar  las  puertas?  ¡Qué  malAt 

nuevas! 
García.  No  dejéis  abiertas 

las  ventanas. 
Carball.  ¿Eso  más? 

García.    A  los  dos  ñus  dejad  solos. 
Cahball.  Mal  se  ponen  estos  bolos; 

Carbflllo,  en  peligro  estás. 
García.     Kn  viniendo  quien  us  dije 

Iraedle  también  aquí. 

(Vanse  lu»  dot  Criados 


ESCENA  III 
Gahcía  y  CAnaaLLo. 

Carball.  Verdugo  será,  ¡ay  de  mi! 

García.     Sosiégale  ¿qué  le  aflige? 

Carball.  ¿Yo  alligirmc?  Los  culpados 
se  aflijan. 

García.  Temblando  estás. 

Carball.  Algunos  gatos  verás 

que  maullan  encerrados. 
Tengo  condición  gatuna; 
abran,  porque  yo,  señor, 
cerrado  soy  maullador 
y  alivíame  el  verla  luna. 

García.     Sosiégate. 

Carball.  Ya  sosiego. 

García.    ¿Eres  bien  nacido? 

Carball.  Si; 

dicen  que  cuando  nací 
mama  y  laila  dije  luego, 
y  que  a  las  voces  primeras 
desocupé  la  posada 
de  una  madre  agallegada 
anchísima  de  caderas. 

García.     ¿Gallego  eres? 

Carball.  Dea  caballo; 

porque  un  rocín,  aunque  en  pelí 
me  jubilaba  del  suelo. 

García.    ¿Cómo  te  llamas? 

Carball.  Carballo, 

porque  no  sé  en  qué  layancas 
mi  madre,  ausente  el  marido, 
jugando  pidió  el  partido 
(son  las  gallegas  muy  francas 
Y  un  lencero  algo  molesto 
que  el  matrimonio  terció 
perdiendo  se  levantó 
y  yo  me  quedé  por  resto. 
Volvió  el  propietario  ácasa, 
y  como  ausente  de  un  año 
vio  que  el  devantal  de  paño 
se  ahovaba,  dijo:  «¿Esto  pasa? 
Mujer,  ¿cómo  habéis  podido, 
en  doce  meses  de  ausencia        m 
sufrir  tanta  corpulencia?  ■ 

— Porque  hogaño  no  ha  llovidoT 


^^^^p                                                                                                  5^      ^^ 

V            (respondió);  y  sct-úti  to  prueba, 

ESCIENA  IV                        ^^H 

■            el  pronóstico  del  Cura, 

no  ha  de  parirse  crialura 

^^^H 

hogaño  mientras  no  llueva.» 

^^M 

lil,  viendo  auc  averinuallo 
era  ofender  a  su  honor. 

.Sentenciad  la  información,                     ^H 

honra,  de  vuestros  agravios;                   ^H 

dijo,  «tscarballü  es  peor»: 

si  á  hijos  matan  padres  sabios,               ^H 

por  eso  el  hijo  esCarballo. 

ponedla  en  ejecución,                             ^H 

•CÍA.    Si  sois  gallego  no  dudo 

en  grado  de  apelación,                            ^H 

publiquéis  cualquier  secreto 

Es  superior  tribunal                               ^H 

eri  viéndoos  en  aprieto. 

la  clemencia  natural;                              ^H 

RBALL.  Ninguno  allá  nace  mudo. 

declarad  sí  la  admitís.                               ^H 

•CÍA.    Pues  escuchad  advenido 

¡Ay,  honral  ¿que  nu.  decís?                     ^H 

aquellos  golpt-s  que  dan 

pero  sois  de  Poi  tugal.                             ^H 

alii  fuera. 

Huésped  que  el  honor  profana          ^^^H 

tRAt^L.                  tJigu  que  están 

de  quien  en  su  casa  vive,                  I^^H 

desahuciándome  el  oidu. 

que  infama  á  los  que  recibe             ^^^^H 

Sudando  estoy  por  mil  cabos; 

sin  ley  divina  ni  humana;                ^^^^H 

¿majan  granzas  ganapanes? 

hija  noble  que  liviana                      ^^^^| 

¿por  dicha  en  casa  hay  batanes? 

hace  su  afrenta  mortal,                          ^H 

¿rnuelcn  maíz?  ¿plañían  nabos? 

¿no  es  bien  que  con  muerte  igual           ^H 

«CÍA.    Más  riguroso  es  su  oficio; 

hallen  el  castigo  en  mi?                           ^H 

allí  os  tienen  de  enterrar. 

¿Qué  decís,  venganza?  Sí;                       ^H 

si  rehusáis  el  confesar, 

pero  sois  de  Portugal.                              ^H 

hasta  el  día  del  juicio. 

¿Que  proponéis  vos,  amor,                      ^H 

IBA!  L.  No  le  ha  de  haber  para  mí. 

porque  lo  segundo  elija?                          ^H 

Pues  diga  ¿qué  me  fallara 

¿Que  soy  padre  y  que  es  mi  hija             ^B 

si  yo  juicio  esperara? 

única  doña  Leonor?                                  ^M 

Moriré  como  nací; 

¿Que  ha  de  acabarme  el  dolor                 ^H 

porque  en  lo  que  toca  al  seso 

de  este  irreparable  mal?                           ^M 

tengo  el  celebro  algo  angosto. 

¿Que  no  hay  juez  tan  pedernal                ^H 

¿Confesar?  Si;  por  Agosto 

que  á  si  se  maie?  Está  bien;                     ^H 

y  cuaresma  me  confieso. 

no  me  espanto,  que  también                   ^H 

que  son  cristianos  respetos; 

sois  amor  de  Portugal,                             ^H 

y  cuando  no  lo  mandara 
la  Iglesia,  me  confesara 

Diga  la  prudencia  ahora.                           ^M 

Si  doy  muerte  á  quien  me  infama,          -^^M 

sólo  por  decir  secretos. 

¿no  queda  viva  la  fama                            '^| 

Mas  yo  ¿por  qué  he  de  pagar. 

de  afrentas  publicadora?                            ^M 

pecador  de  mi,  señor. 

Si  se  casan,  ¿no  mejora                           '^m 

si  mi  sa  doña  Leonor 

mi  discurso  de  consejo?                           ^H 

tan  bien  supo  aprovechar 

Si  está  manchado  el  espejo,                     j^M 

cosechas  de  su  hermosura. 

¿no  es  más  cordura  limpiarle                  ^H 

que  lo  que  en  Dio  lomó 

que  perderle  por  quebrarle?                      ^| 

con  renta  en  Goa  pagó 

Si  á  mi  nieto  infame  dejo,                         ^M 

colmado  en  una  criatura? 

¿á  mí  mismo  no  me  infamo?                    ^M 

Si  yo  no  fui  la  comadre, 

¿Asi  no  le  legitimo?                                   ^| 

sí  yo  no  hice  el  cohombro, 

Triste  en  él,  ¿no  me  lastimo                      ^M 

¿es  bien  que  me  le  eche  al  hombro? 

si  bastardo  vil  le  llamo?                             ^H 

¿que  muera  yo  sin  ser  padre? 

Dudoso  aborrezco  y  amo;                         ^H 

¿que  me  azadonen  en  vida? 

perdono  i  un  tiempo  y  castigo;                ^H 

¿que  me  maten  sin  leslar? 

soy  padre  y  soy  enemigo;                       ^^| 

¿y  que  haya  yo  de  pasar 

soy  el  juez  y  soy  el  reo;                          ^H 

dolores  de  la  parida? 

rehuso  lo  que  deseo                                  ^^M 

*cfA.    No  digas  más;  basta,  sobra; 

y  huyo  lo  mismo  que  sigo.                      ^H 

éntrate,  villano,  allí. 

Venganza:  sólo  sois  vos                             ^H 

a»*Li..  ¡Plegué  á  Dios  si  te  ofendí 

ley  del  mundo  sin  prudencia;                    ^H 

por  palabra,  ni  por  obral... 
«CÍA.    tnira,  infame, 

ley  de  Dios  sois  vos,  clemencia,                ^M 

y  yo  el  juez  entre  las  dos.                         ^M 

'••all.                         Aunque  me  cntierrcn. 

Seguir  al  mundo  y  no  á  Dios                   -^M 

los  santos  están  mirando 

es  necia  temeridad;                                    ^M 

mi  testamento.  «ítem  mando 

rigor,  ñ los  embotad                                    ^H 

que  en  Cacabelos  me  cntierren, 

y  adquirid  con  mi  mudanza,                     ^H 

y  no  como  á  los  caballos, 

no  la  honra  en  la  venganza,                      ^H 

sin  clérigos  y  en  corral. 

sino  la  honra  en  la  piedad.                       ^H 

al  cuero  colateral, 

^H 

cniierro  de  los  Carballos.»  (V<is«.> 

^^^J 

68 


I  SCAt'MIhNTOi  l'.\l<A  hL  CfEHLKJ 


liSCIíNA  V 


Sait  Manukl  uk  Suba  y  ¿chaae  á  íhs  pia. 

Ianueu.  Señor:  mi  mudo  siloncio 

irac  en  mi  icnior  escriio 

procosos  en  mi  delito: 

Cunira  mí  mism«>  scnlcncio. 

Como  juez  te  reverencio 

y  Como  padre  los  Inbins 

humildes,  pero  no  sabios, 

te  piden  en  culpa  tanta. 
ÍAJicíA.     l-cvanta,  Manuel,  levanta, 

no  despiertes  mis  af;ravios. 

Mejor  sabes  defender 

castillos  que  inclinaciones, 

vences  bárbaras  naciones 

y  no  te  sabes  vencer. 

Triunfa  de  ti  una  mujer, 

¿y  haces  de  triunfos  alarde? 

ya  llega  el  consejo  larde, 

lu  misma  culpa  ic  afrente; 

para  los  demás  valiente, 

^•para  ti  mismo  cobaidef" 

Kspcrame  a-jui  encerrado, 

no  sal^a  la  tama  fuera; 

aqui  mi  deshonra  muera, 

yo  piadoso  y  lú  casado; 

diversamente  hospedado 

serás  de  mi  cortesía 

que  yo  de  ti  el  triste  día 

que  me  fué  la  suerte  escasa: 

yo,  sin  h   ñor  en  tu  casa; 

lú,  sucesor  en  la  mia.  (Kaj.f.) 


líSCL'NA  VI 

Manubl. 

Cerca  conclusión  incierta 
del  puerto  le  hallo  más  lejos, 
donde  ni  sondan  consejos 
ni  ve  el  discurso  la  puerta; 
no  es  en  c!  ^olfo  tan  cierta 
la  muerte  como  á  la  vista 
de  tierra,  sí  el  cielo  alista 
vientos  que  entre  obscuridades 
á  escollos  llevan  crueldades 
en  nave  que  los  embista. 
Muerte  merecida  aguardo 
si  mi  mal  no  determino, 
en  mil  se  parte  un  camino 
y  en  cualquiera  me  acobardo: 
dedos  á  un  hijo  bastardo 
mi  elección  ha  de  ofender; 
de  dos  dejo  una  mujer 
deshonrada,  y  en  las  dos 
á  un  padre  ofendo  ó  á  Dios: 
elección:  ,¿qué  hemos  de  hacer? 
Si  ehjo  á  doña  María 
j  á  doña  Leonor  ofendo, 
c)  sepulcro  están  abriendo 

3ue  encubra  la  ofensa  mía; 
icho  me  h»n  que  don  García 
pretende,  jtcrrible  aprieto! 
que  en  mí.  en  Leonor  y  en  su  nielo 
un  cailijío  corresponda, 
una  tierra  nos  esconda 


y  nos  encubra  un  secreto. 
I^oco  importara  en  mi  vida 
satisfacer  su  rigor; 
pero  en  la  de  mi  Leonor 
inocente  y  persuadida, 
á  mis  engaños  rendida, 
en  mis  palabras  fiada 
y  en  un  hijo  retratada, 
y  que  borre  un  daño  igual 
la  copia  y  original, 
no,  amor;  no,  fortuna  aíradi 
Perdone  mi  herm<isa  ausent{ 
hijo  natural  es  Diego; 
no  es  bien  que  en  la  elección 
bastaido  á  su  hermano  arrcr 
si  su  madre  olvidos  siente, 
sabia,  peligros  consulte, 
monaslcrius  en  que  oculte 
la  pena  que  la  acongofu 
tiene  l'ortugal;  escojw 
uno  que  agravios  bepulle. 

liSCliNA  Vil 
.VtArttiKi.  y  CüHiiAjLO. 

CAHb/VLL.  ¿Soii)o!> cristianos  6  moros? 
Cuerpo  de  Dios  Con  la  pucrl 

Manukl.  ¿<^uc  es  esto? 

CAkHAt.L.  La  puerta  abi 

yo  en  encierro,  y  no  de  Ion 

MANtJEL.  ¿Carballij.í' 

Caaball.  ¿^tic  carbalteas 

cuando  lo  que  no  comí 
me  cuentan? 

Manuel.  ^Qué  haces  aqu 

Cahbai  1..  Cera  hitada;  tu  te  empicas 
en  gustos,  y  á  itíí,  inocente, 
un  azadón  me  d:i  pri!>a, 
y  sin  responsos  ni  njisa 
vivo  habrá  cuerpo  presente, 
¿lian  de  enterrarte  á  ti  \  lod 
¡l'luguiera,  Carballo,  á  Diosl 


s.- 
írl4 

Á 


M  ANIJKI.. 

Caiikai.i. 


Caminaremos  los  dos 
mejor;  que  ahora  no  hay  k_ 
al  otro  mundo  á  la  sombra, 
sin  riesgo  de  calenturas, 
en  hitando  sepulturas 
(sólo  el  pensarlo  me  asombrí 
puf  venias  cuando  las  haya, 
en  carnes  y  á  la  ligera, 
tij  en  lu  muerte  caballera 
y  yo  en  mi  muerte  lacaya. 
«Jiomicndo,  en  vez  de  pcrüicc 
sapos  avaros  y  feos, 
culebras,  y  por  fideos 
gusanicos  y  lombrices. 
Mas  las  puertas  abren  ya; 
trocara  yo  esta  ocasión 
en  moneda  de  vellón: 
nuestro  verdugo  será. 


ESCENA  VIII 
Salen  el  GoaanNADOK  y  DoAa  Lhoxom.  —  I>i 

García.     La  vergüenza  es  provechosa  { 
antes  de  hacerse  el  pecado; 


^^^^H                                   SI 

(,i                                                               61)     ^^^B 

^^^^^P^e  te  has  avergonzado: 

cuando  á  dármela  llegaste.                 _^^^H 

■          llega,  y  da  á  Manuel  de  Sosa 

Manuf.i..  ¡Ay,  cielo,  por  mi  ofendido!               ^^^H 

la  maño. 

lAy  esposa  despreciada!;                    ^^^H 

lOB.                    De  aquesa  suerte 

ya  empiezan  presagios  tristes                 ^H 

moriré,  aunque  desdichada, 

á  vengaros.                                                ^H 

contenta  á  un  tiempo  y  honrada. 

GarcIa.                        ¿Os  heristeis?                         ^H 

ULL.  ^ Bodas  hay.  y  lucj^o  muene? 

Ma.miel.  Un  dedo  al  volver  la  espada.              ^^^^H 

Pues  cásenme  á  mi  también. 

Lf-onop.    Alaos  en  el  este  lienüo.                       ^^^H 

no  me  enticrren  virginal. 

Mani'ki.,  blslo  es  señal,  mi  Leonor,                 ^^^^| 

cSk.     Daros  quiero  bien  por  mal, 

que  mezcla  sangres  amor.                 ^^^H 

aunque  indianos  de  este  bien. 

y  en  la  que  á  daros  comienzo            ^^^H 

A  don  Juarj  de  Mascarcñas 

veréis  cuan  unos  los  dos,                  ^^^H 

escogía  mi  elección; 

al  yugo  de  amor  atados,                  ^^^^H 

ir  contra  la  inclinación 

la  unidad  de  los  casados                     ^^^H 

ocasiona  nu  pequeñas 

logramos,  que  dijo  Dios,                    ^^^H 

dificultades  después; 

(iArrÍA.    No  hay  que  mirar  agüeros                 ^^^^| 

que  el  matrimonio  desdoran 

ni  miedos  supersticiosos;                   ^^^^| 

y  necios  los  padres  lloran 

el  cíelo  os  haga  dichosos;                   ^^^^^ 

ílcvados  de  su  interés. 

poco  tiempo  hay,  disponeros             ^^^^H 

Mi  jurisdicción  nu  llega 

para  el  viaje  es  raüón;                       ^^^^| 

al  alma,  que  el  señorío 

ved  lo  que  hay  que  apercibir,                  ^^M 

tiene  en  él  libre  albcdrio. 

que  esta  noche  ha  de  salir                        ^^M 

jMicntras  que  don  Juan  navega 

de  la  barra  el  galeón.                                 ^^M 

honestad  aircvimicntüs 

Venid,  que  no  es  bien  me  venza             ^H 

dándoos  las  manos  los  dos. 

de  llanto  que  afrentas  da.                         ^H 

V  hallen  los  padres  en  vos, 

LtvoNoit.    ¡Ay  Dios!  ¿qué  fin  tendrá                        ^H 

Leonor,  sabios  escarmientos. 

bi>da  que  en  sangre  comienza?                ^H 

Hoy  habéis  de  desposaros 

Caruai.i..  ¿Vivo  y  sano  y  enterrar?                        ^H 

y  hoy  también  salir  de  üoa; 

¡Oh  trúgicos  azadonesl                               ^^M 

un  galeón  á  Lisboa 

Manl'ei..  María:  mis  maldiciones                             ^H 

despacho  donde  embarcaros 
podréis.  Lo  más  de  mi  hacienda 

ya  me  empiezan  á  alcanzar,  (\-anxr.)      ^H 

^H 

va  en  él,  cuya  estimación 

^H 

lle<{a  á  cerca  de  un  niillón; 

I^.SCHNA  L\                         ^^1 

dote  es  vuestro,  no  me  otend;i 

presencia  que  me  ha  quitado 

Snlrn   IIü.sa  MARf.t  íit  mujer,  I>oh  Juan  )-  UunuiT^^^^^H 

el  honor  asi  adquirido. 

^^^^^1 

hasta  que  encierre  el  olvido 

JiAN.          Aguardarilc  en  Tnnor,                       ^^^^H 

enojos  que  ene  habéis  dado 

aunque  dilate  esperanzas                  ^^^^H 

y  lleyuc  mi  sucesor. 

que  martirizan  tardanzas;                  ^^^^| 

t'.umpla  así  eslc  medio  sabio. 

ha  de  ser  doña  Leonor                      ^^^^M 

deslerrándi.os,  con  mi  at>ravio; 

mi  esposa,  y  es  cada  día                    ^^^H 

desposándoos,  con  mi  amor. 
lutSALL.  Eso  si  despido  al  Cura 
y  pa{;o  en  seco  la  cera; 

siglo  eterno  mi  deseo.                        ^^^^H 

Manuel  de  Susa  hizo  Lmpleo,           ^^^^H 

liermusa  doña  María,                         ^^^^| 

señores;  ¿habrá  quién  quiera 

digno  en  vos  de  su  nobleza;             ^^^^| 

comprarme  lasepuluita? 

encubriónic  vuestro  ser,                    ^^^^| 

ANfCL.  La  justicia  y  la  clemencia 
en  ti  eternizan  memorias; 

mas  no  se  puede  esconder                  ^^^^| 

disfrazada  la  belleza.                        ^^^H 

perpetúe  el  tiempo  historias; 
de  estatuas  á  tu  prudencia. 

Más  decente  es  ese  (raje.                   ^^^^| 

hálleos  en  él  quien  os  ;ooíi;               ^^^^H 

y  tú  á  nosotros  los  pies. 

respetóos  como  á  su  dama,              ^^^^H 

*R(:Í\.    Más  vale  que  os  deis  las  manos. 
Ianuel.  ¡Jesús!  Tropecé;  inhumanos 

si  primero  como  á  paje                     ^^^^| 

de  mí  Leonor  os  tenía                       ^^^H 

pronósticos;  si  al  través 

dais  con  mi  dicha,  ¿qué  intento?' 

M,\MÍ\.                    Va  me  prometo                 ^^^H 
dichas  de  feliz  efeio                          ^^^H 

,            Desnudósemc  la  espada. 

»RCÍ\.    {Manuel!,  ¿qué  es  eso? 

en  la  noble  compañía                        ^^^^H 

AMi'EL.                     '                    No  es  naJ.T. 

de  amigo  tan  generoso.                    ^^^H 

Turbación  de  mi  contento. 

Quiéreos  mucho  Manuel.                 ^^^^| 

|Ay  cielos,  dadme,  Leonor, 

Jijan.         Caga  mi  fe;  pero  de  él                       ^^^H 

ese  crista  11 

vengo  no  poco  quejoso,                   ^^^H 

*ONOR.                      Ya  os  rendí 

pues  no  se  fió  de  mí                         ^^^^M 

con  ella  el  alma.  ¡Ay  de  mil 

ni  quien  éradcs  me  dijo.                   ^^^^| 

¿qué  es  esto.'*  Mirad,  señor. 

Tal  esposa  y  con  tal  hijo;                ^^^^H 

que  os  debéis  de  haber  herido; 

yo  tan  su  amigo,  ¿y  así                   ^^^H 

la  mano  me  ensangrentaste 

encubrirme  sus  amores?                 ^^^^| 

70 
María. 


Juan. 


María. 


ESCAKMIENTOS  PAPA  EL  Cl'ERDO 


'DlAGlJlT. 


La  brevedad  del  viaje; 
el  andar  yo  en  este  traje 
y  el  riesgo  de  sus  temores 
disculpa  le  pueden  dar(t). 
^Qué  riesgo  pudo  temer 
esposo  de  tai  mujer 
en  Goa  para  ocultar 
seguridades  de  amor; 
y  cncubricndolas  así 
querer  que  esperáis  aquir* 
Hay  quien  le  fia  el  honor 
en  Goa,  en  fe  de  promesas 
imposibles  de  cumplir, 
que  rolas  han  desunir 
en  venganzas  portuguesas. 
Tiene  padre  poderoso; 
y  en  belleza,  sangre  y  fama 
es  igual  á  vuestra  dama: 
ved,  con  eslo,  si  es  forzoso 
excusar  tan  ciertos  daños. 
¿Dama  y  padre  y  que  á  Leonor 
se  iguala  y  fia  su  honor? 
No  nay  voluntad  sin  engaños: 
logre  la  vuestra  y  con  bien 
le  traiga  á  Tañar  el  cielo. 
Señor  Oiaguilo,  recelo 
que,  según  os  halláis  bien, 
con  vuestra  ya  conocida 
madre,  os  hab¿is  de  olvidar 
do  vuestro  padre  y  dejar 
de  llorar  por  él. 

Mi  vida: 
¿Á  quién  queréis  de  los  dos 
más? 

Bueno  es  lodo.  A  mi  padre 
como  á  cabeza;  á  mi  madre 
como  alma  suya. 

Y  que  en  vos 
logra  toda  su  ventura. 
Mucho  os  quiere  Salidin. 
La  Reina,  su  esposa,  en  tin, 
es  vuestra  dama. 

ECs  figura. 
¿No  os  regala? 

Si;  mas  besa 
demasiado  señora, 
y  tiene  el  olor  de  mora. 
¡Si  ella  fuese  portuguesa, 
aún,  vaya! 

¿Vaya?  Temprano; 
de  (al  árbol  fruto  tal; 
no  os  negará  Portugal 
por  lo  tierno  y  cortesano. 

Salva  en  la  playa,  ¿qué  es  esto? 


ESCENA  X 

Entra  C.AnnALi.o.— Dimos. 

Mapia.     ¿Naves  nuevas? 
Cahbai.l.  Linda  tierra: 

valle  fértil,  fresca  sierra. 


(i)  En  el  origin.il  y  en  la<  reimprísionrs  del  si> 
{(lo  XVIII  y  de  Ortega  sr  dice:  «^cr*-;  pero  es  nottirii 
crrau. 


María. 

DlAOUlT. 

MarIa. 
Juan. 

DlAOUIT. 

Makía. 

ÜIAOUIT. 

Juan. 


Carball 

María. 
Carball 


María. 


Juan.        ¿Carballo? 

Cabball.  ¿Señor? 

Juan.  ¿Tan  presto 

vos  aqui? 

Y  con  mi  señor. 
¿Qué  dices? 

La  verdad  pura: 
altarimar  cingladura, 
tomando  puerto  en  Tanor, 
viento  en  popa  y  mar  bonanza 
sesenta  embocamos  leguas. 
Pesares,  ya  os  daré  treguas; 
amor,  ya  os  daré  esperanza. 

Capbai  L.  ¿Qué  renunciación  es  esa 
de  traje,  señofa  mia? 
¿De  Acuña  en  doña  María? 
¿de  soldado  en  portuguesa? 

María.      Volverá  mi  natural, 

pues  en  mis  dichas  he  vuelto. 

Carball.  Mi  señor  viene  resuelto 
de  vivir  en  Portugal. 
Capitán  de  un  galeón 
el  (jobernador  le  ha  hecho; 
que  no  le  ha  visto,  sospecho, 
lan  grande  nuestra  nación. 
Desembarcará  mañana 
con  un  presente  que  envía 
á  SaHJin  don  Garda 
y  á  la  Rema,  si  es  cristiana; 
que  huy  ya  es  tarde,  y  asi  sal 
á  daros  cuenta  á  los  dos 
de  esta  venida,  y  á  vos, 
señora,  á  deciros  algo 
que  os  regocije  al  oido. 
Señal  que  albricias  esperas. 
¿Viste  todas  las  quimeras 
que  los  dos  habéis  temido 
en  Goa,  la  muerte  al  ojo 
al  creer  que  don  García 
el  nielo  parlo  sabia 
y  que  fulminara  enojo? 
Pues,  no  sólo  no  lo  sabe, 
pero  juzgando  á  favor 
que  el  capitán,  mi  señor, 
lleve  á  Portugal  su  nave, 
el  cargo  le  ha  dado  de  ella, 
y  está  esperando  á  don  Juan 
para  que  esposo  y  galán 
de  la  Leonor,  doncella 
al  uso,  alegre  su  padre, 
y  aunoue  parió  de  esta  traza 
correrá  como  otras  plaza 
la  tal,  de  virgen  y  madre. 
Todo  lo  dispone  el  cielo, 
á  mis  suspiros  clemente. 
Mas  doña  Leonor,  ¿qué  siente 
de  eso? 

Darála  consuelo 


I 


Maiu'a. 
Carball. 


4 


M\RÍA, 


Carball. 

María. 
Carball. 


el  ver  que  secreto  queda 
su  atrevimiento  amoroso, 
y  que  remudando  esposo 
sirve  á  su  padre  y  le  hereda, 
buenas  nuevas  te  dé  Dios; 
toma  esta  cadena. 

Buenas 
son  nuevas  que  dan  cadenas. 
Mientras  que  no  os  veis  ios  dos," 


ACT6   SEGÜNbrt 


;i 


Que  será  en  amaneciendo, 
llevómosle  aPá  á  Diaguíio 
en  vez  de  papel  escrito, 
pues  en  él  esiá  leyendo 
el  amor  que  le  leñéis. 
ÍA.      Mañana  ¿no  le  verá? 
ALL.  Triste  con  su  ausencia  csiá. 
Si  este  regalo  le  hacéis 
darcisle  la  mejor  cena 
que  se  puede  imaginar. 
uiT.  Madre,  llévenme  á  embarcar 

con  mi  p^dre. 
ía.  En  hora  buena. 

Yo  le  voy  á  prevenir 
refrescos,  é  iré  con  él 
á  cenar. 
ALL.  Amigo  líel, 

en  fin. 
H.  Débele  servir. 

arIa.      Diego:  ^"en  efecto,  queréis 

dejarme  por  vuestro  padref* 
ikGuiT.  Mañana  vendremos,  madre, 
f  i  verla  los  dos. 

'**ÍA.  ,;No  veis 

cuan  mal  dormiré  sin  vos? 
Madre,  i  fe  que  llore. 

Andad, 

I  y  estos  abrazos  le  dad 

I  de  mi  parte. 

a»B\LL.  Adiós. 

Adiós. 

(Vanse  Garbillo  y  Diaguito.) 

Esta  es  la  primer  ventura, 
ciclos,  que  mi  amor  os  debe; 

í  ya  que  es  sola,  no  sea  breve. 

m  pues  no  lo  es  la  que  no  dura. 

t  |Uh  mar,  lu  golfo  asegura, 

t  siquiera  en  fe  de  mostrar 

■  cuánto  va  de  amor  á  mar, 
B         color  de  cielos  y  celos; 

■  deja  éstoSj  sé  de  los  cielos 

■  retrato  en  no  le  mudarl 

r 


llikll¡A. 


MB\LL. 
I>IACltlT. 


ESCENA  XI 

Salen  Oon  Juan  y  otro*.— Dicra. 


í 


!f*RÍ*. 


una  falúa  prevén 
que  me  lleve  al  galeón, 
y  en  ella  el  refresco  pon 
que  te  apercibo. 

Está  bien. 
Cúbrela  de  banderolas 
que  el  aire  alegren  inquietas; 
chirimías  y  trompetas 
hagan  aplauso  á  sus  olas. 
^Queréis  que  vamos  los  dos 


verle  esta  noche? 


Si. 


D.^.'tsta  carta  es  para  ti, 
y  ésta  también  para  vos. 
Al  embarcarse,  el  criado 
que  ahora  en  tierra  saltó 
que  os  las  diese  me  rogó. 
"AM.  ^'Carlas?  ¿Cuyas? 
nía.  |Ay  cuidadol 

Esta  es  de  Manuel  de  Sosa. 


Ji'AN.        Su  letra  es  ésta  y  su  lirma. 

Mabía.      Nuevos  recelos  confirma 
mi  desdicha  rigurosa. 
Quien  á  la  lengua  del  agua, 
pudiéndome  ver,  me  escribe, 
nuevas  penas  apercibe, 
nuevas  desventuras  fragua. 

Juan.        Aguardar  quien  las  traía 
á  embarcarse  para  darlas, 
y  en  tierra  disimularlas 
viniendo  á  vernos,  no  fia 
mucho  su  dueño  de  mi. 

Mahía.      Toda  soy  desasosiego. 

,;Cartas  y  llevarme  á  Diego? 
Leed,  don  Juan,  ¡ay  de  mil 

Juan.        (Let.)  «En  Dio  logró  el  secreto, 
don  Juan,  una  coyuntura 
que  dio  en  Goa  á  la  hermosura 
fruto,  de  su  causa  efelo; 
don  García  tiene  un  nieto 
con  que  remoza  sus  años, 
esposa  yo,  amor  engaños, 
Leonor  gusto,  vos  prudencia; 
cura  el  tiempo,  olvido  ausencia. 
y  acuerdo  los  desengaños.»— 
¡Oh  aleve!  |oh  Leonor  ingrata! 
¡oh  falso  Gobernador! 
joh  celos,  que  es  lo  peor, 
pues  vuestro  infierno  me  mata! 
.No  quede  nave  en  el  puerto 
que  amarras  no  haga  pedazos, 
remos  que  á  fuerza  de  brazos 
no  sigan  á  quien  me  ha  muerto. 
Velas  que  lleven  venganza, 
pues  más  que  los  vientos  corren; 
balas,  que  esperanza  borren 
de  quien  me  quita  esperanza. 
Quejas  que  cielos  obliguen, 
(lechas  que  tiranos  pasen, 
y  celos  que  los  abrasen, 
penas  que  ingratos  castiguen.  (Vatt^ 

ESCENA  XII 

Doña  .Mabia. 

Mudos  son  mis  sentimientos; 

que  las  ansias  que  aliviarse 

pueden,  cielos,  con  quejarse 

no  son  ansias,  no  tormentos. 

Quítenme  los  instrumentos 

con  que  el  dolor  se  mitiga; 

no  suspire,  no  prosiga 

lágrimas  que  salgan  fuera, 

quien  porque  en  si  misma  lucra  (i] 

en  si  misma  se  castiga. 

Alma  que  su  pena  apoca 

en  el  cuerpo  que  la  hospeda, 

sin  darse  muerte  se  queda 

ó  viviendo  no  está  loca, 

ciérrela  el  pesar  la  boca; 

halle  la  salida  escasa, 

en  los  ojos  ponga  tasa 

la  pena,  el  llamo  ya  tarde. 


ti)  \%l  en  tndos  las  textos,  que,  como  se  ve  cslát 
viciadas,  T«l  vez  en  el  se(;und<i  fuera  deba  lecn(¡ 
«muera». 


^r  7^ 

^^^^^^^^feSCARMtKÑTSs'pAP^T^I'Elfñí^^^^^^^^^^^ 

^1 

y  abrásese  por  cobarde 

¿Todo  viento  en  popa?  Vengw 

^^B 

quien  no  osa  salir  de  casa. 

borrascas  que  el  leño  embistar 

^H 

Veneno  es  csle  papel 

piratas  que  le  acometan,          ■ 

^B 

como  el  traidor  que  le  csciibc: 

rayos  que  le  despedacen, 
remoras  que  le  detengan. 

^^B 

quien  con  tañías  penas  vivo 

^^H 

podrá  ser  vivo  con  él. 

ballenas  que  le  trastornen, 

^H 

á  su  f 0  y  palabra  infiel 

bajios  que  le  hagan  piezas. 

^^H 

c  iníírato  á  Dios:  ¿qué  esperáis. 

¡Diego  mío! 

^^1 

alma,  que  no  le  niiráis? 

DiAriinT.  (Muy  ttjus)  Adiós,  adiós. 

^H 

Si  os  es  el  vivir  molesto, 

Mahía.      [í'légue  al  cielo  que  no  teng» 

^^^^^ 

vedle,  mas  con  presupuesto 

cruel,  próspero  viaje! 

^^^^K 

que  muerte  me  deis  y  os  vais. 

Kl  mar,  enriscando  sierras. 

^^^^H 

i/.cf  )  «.Aprietos  de  don  üarcia. 

tus  pilotos  desatine; 

^^^^H 

inocencias  de  Leonor 

desmenuce  tus  entenas. 

^^^^H 

y  un  sepulcro  que  el  rinor 

tus  velas  ul  agua  arroje. 

^^^^^K 

para  tres  cuerpos  abría. 

tus  ¡acias  todas  revuelva. 

^^^^H 

prenda  mía,  ya  no  mía, 

no  te  quede  mástil  sano, 

^^^^H 

a  mi  pesar  injuriada. 

no  le  deje  tabla  eniera: 

^^^H 

nii  fe  castigan  quebrada, 

diluvios  sobre  ti  caigan 

^^^^H 

mas  para  cortas  venturas 

porque  zozobres  en  ellos; 

^^^^H 

fundó  el  ciclo  en  las  clausuras 

en  su  piélago  agonices. 

^^^H 

presidios  de  gente  honrada.»  — 

y  si  llegares  á  tierra. 

^^^^H 

No  lo  serán  para  m! 

estériles  playas  llore>; 

^^^^H 

pues  que  sin  honra  me  dejas. 

encuentres  Libias  desiertas. 

^^^^H 

ni  el  cielo,  á  mis  llantos  sordo. 

cnribcs  tu  esposa  agravien. 

^^^^1 

pondrá  en  olvido  su  ofensa. 

indios  roben  tus  riquezas, 

^^^^H 

Va  está  la  adúltera  nave, 

la  sed  malc  á  tus  amigos. 

^^^^H 

menospreciando  íirmczas. 

de  hambre  tus  ministros  mucí 

^^^^H 

favoreciendo  mudanzas 

Las  prendas  que  más  estinies 

^^^H 

que  imita  al  traidor  que  lleva, 

esas  en  pedazos  veas               i 

^^^^H 

sm  recelo  que  les  calme 

pasto  de  hambrientos  leones^ 

^^^^H 

el  viento,  hinchadas  las  velas 

de  tigres  mortales  presas. 

^^^^k 

las  ayudan  mis  suspiros. 

.No  sepan  de  ti  las  gentes. 

^^^^H 

que  dan  por  la  popa  en  ellas; 

ni  otra  sepultura  tengas 

^^^^^1 

para  atorincnlarmc  más, 

que  las  silvestres  entrañas 

^^^^H 

las  voces  infames  licúan 

de  tas  más  bárbaras  (ieras. 

^^^^ 

je  los  ministros  villanos 

Mas,  ¡ay, cruel!,  tus  maldicionfi! 

^H 

á  mis  c.Tnfusas  orejas. 

son  éstas,  no  le  .ikancen,  que  r 

^H      Una 

.  (/lí-nífv,.)  ¡Iza,  que  el  viento  ',e  nlar^;.!! 

l:i  prcnila  más  queridii; 

por  e!l.i  ampaio  líios  tu  ingral 

H 

^L 

ESCKNA  XIIJ 

^h 

DoSa  MahI*.— Diamcito,  rfí-MT" 

ACTO   TERCERO 

^F    OlAOl'IT. 

¡Madre,  señoral:  sin  ella. 

^v 

,;donde  me  lleva  mi  p.idre? 

I-SCIÍNA  PR(Mr-RA 

^H        MAfÍA. 

¡Ay,  cielol  ¡ay,  ansiasl  ¡ay,  penas! 

^H 

¡Uejadmc  ariojar  al  agua, 

Üaltn  Doña  Mawia,  l^nN  Ckwd  \  y  Doi»  U 

^^B 

mi  bien,  mis  ojosl  ^Qui:  inteni.in 
los  que  sin  vos  lastimosa 

^^K 

GApr.ÍA.    No  aumcnlan.  doñ.i  Marta. 

^^1 

mis  desdichas  acrecientan? 

mis  ansias  vuestros  enojos. 

^^M 

,j(juc  el  rigor  no  me  permita 

que  en  vos  salen  por  tos  ojot 

^H 

este  consuelo  siquiera? 

parando  en  (i  alitia  mia; 

^^B 

Die^^o  mío,  espejo  hermoso, 

no  sabía 

^^1 

<-que  aun  no  gusta  que  me  vea 

que  desposados  los  dos. 

^^H 

en  vos  vuestro  padre  injíraio? 

(¡ay,  honral  ¡ay.  Dios!) 

^^1 

Mas  si  en  vos  se  représenla. 

cuando  su  fama  ofendiera. 

^^P 

en  vos  veré  ingratitudes, 

se  atreviera 

^V 

amores,  querida  prenda. 

al  cielo,  á  mi  honor  y  á  vos. 

^H    DiAr.utT. 

M adrecita  de  mis  ojos 

¿Qw  importa  que  para  el  m( 

^^P 

yo  inc  echara  al  mar  tras  ella 

sea  legitima  esposa. 

^V 

si  estos  hombres  me  dejaran. 

Leonor,  de  M.nnuel  de  Sosa? 

■     Mahía. 

¡Cielos  santos!  ,;No  hay  tormentas. 

Preso  en  tálamo  segundo 

^H 

no  hay  c.ilmas,  no  h.iy  huracanes. 

en  Iitos  fundo 

^H 

que  ingratos  at  puerto  vuclv.in.'* 

el  derecho  verdadero,       ^^ 

L 

^Todo  ha  de  ser  mar  bonanza? 

y  asi  infiero                    ^^H 

^^V^                                          \rrn  tkuCRko                                           ^T^^^^B 

que  es  aduUero  Manuel 

y  la  ignorancia  invencible                     ^H 

para  con  iM, 

excusa  todo  pecado.                                   ^^M 

Casado  con  vos  primero. 

Fallando  el  consentimiento            ^^^H 

De  un  ^^lpc  sólo  ha  quitado 

no  hay  culpa  en  la  voluntad;         ^^^H 

seis  honras,  sit-lt-  ofendida. 

no  consintió  su  beldad                    ^^^^| 

á  Dios  el  yU{{o  ronipidn 

sin  Conyugal  sacramento                ^^^^| 

que  al  hombre  una  e«pr»s.i  hn  d.-ido; 

que  amor  le  aposesionase;              ^^^^| 

á  mi  engañado. 

y  asi  no  me  espanto  yo                        ^^| 

ignórame  de  este  error. 

que  quien  á  ti  engañó                            ^H 

y  á  Leonor, 

á  una  mujer  engañase.                           ^^M 

que  ser  única  creía, 

Ks  crédula  ia  belleza;                             ^^| 

y  en  un  día 

,;quc  mucho  que  en  tal  p<}ifía              ^H 

pierde  esposo,  ser  y  iionor. 

se  liase  de  quien  fia                                ^H 

^^K        A  vos,  pues,  os  mcn(ispM*cia, 

el  rey  una  fortaleza?                             ^H 

^^V       dejándoos  con  lal  crueUlud; 

Manuel  de  Sosa,  ese  st,                          ^H 

á  don  Juan,  cuya  amisiad 

que  su  lealtad  airopclla                         ^H 

rompe,  que  un  bárbaro  precia. 

Contra  el  cíelo  y  Leonor  bella.             ^H 

Leonor,  necia. 

contra  tu  honra  y  contra  mi.                ^H 

llorará  bástanlo  un  hijo; 

l'cro  por  eso  el  honor                       ^^^H 

que  Colijo 

halló  amparo  en  la  venganza,         ^^^H 

de  quien  hidalp)  se  llama. 

menoscabo  en  la  lardan/a               ^^^H 

y  á  su  fama 

y  padrino  en  el  valor.                       ^^^H 

ofende...  ;ni  qué  me  flrt(jf>? 

Vo  iré  Iras  él,  pues  me  toca                ^^H 

Si  yo  el  consejo  sijjuiera 

tanta  parle  de  este  mal,                  ^^^^ 

do  mi  venganza,  <xullnra 

no  sólo  hasta  Portugal,                 ^^^^H 

mi  agravio  v  los  enterrara 

cuando  falte  alguna  roca                ^^^H 

luntos,  puesif»  que  muriera. 

que  alevosos  despedace,                   ^^^^| 

(Y  á  qué  espera 

por  lodo  cuanto  al  sol  mira            ^^^^| 

padre  que  en  su  honor  estriba. 

desde  el  sepulcro  en  que  expira       ^^^^| 

si  se  priva 

hasta  la  cuna  en  que  nace.             ^^^^^ 

lie  restaurar  desaciertos? 

Vo  le  traeré  á  lu  presencia,            ^^^^M 

A  esiar  muertos 

pi  rque  en  ella  amigo  falso,             ^^^^| 

nr>  llorara  infamia  viva. 

el  teatro  de  un  cadahalso                ^^^^H 

Era  la  honra  mi  espejo; 

represente  la  sentencia                     ^^^^| 

sienta  el  alma  su  destro/o; 

capital,  que  ya  te  intimo;                ^^^^H 

su  flumenlo  procuré  mozo, 

y  satisfecho  lu  honor                      ^^^^H 

su  pérdida  lloro  viejo. 

In  mano  á  doña  Leonor                  ^^^^^| 

Vil  consejo 

daré,  que  no  desestimo                    ^^^^H 

de  pied.nd:  esto  merece 

yo  inocencias  engañadas                 ^^^^| 

rl  que  obedece 

de  amorosas  persuasiones.              ^^^^| 

á  su  amor,  porque  enterrado 

Tú  que  en  las  ocupaciones            ^^^^| 

el  pecado 

de  aqueste  gobierno  aladas              ^^^^H 

ni  dcshonrn  ni  padece. 

tienes  \a^  manos  y  pies                    ^^^^H 

{Qué  bien  guarda r.-i  secretos 

estorb.'indo  el  ausentarte,                ^^^^H 

un  sepulcro  vengativo! 

permite,  señor,  vengarte                  ^^^^| 

Va  mi  agravio  sucesivo 

la  ira  de  un  portugués                    ^^^^ñ 

pasará  de  hijos  á  níeíos; 

que  tu  honor  va  .-'t  restaurar,         ^^^^| 

va  respetos 

y,  aunque  aborrecido,  adora.          ^^^^H 

de  honor  el  remedio  es  tardo. 

Tiende  velas,  desancora,                ^^^^| 

ya  no  aguardo 

al;:a  amarras,  vira  at  mar.         {Vate.}    ^H 

sino  descendencia  infíjtnc 

^H 

cuando  llame 

^^M 

mi  nieto  el  mundo  un  bastardo. 

ESCENA  n                         ^^M 

"'*«•        Los  scnlimicnlüs  son  vanos, 

I>rr.RoK  meno»  natt  Juak.                       ^^^^^| 

perdóneme  Vueseñoiia. 

^^^^^H 

cuando  la  venganza  cnvia 

García.     ¡Plegué  á  Dios  que  los  alcances     ^^^H 

sangre  animosa  á  las  nianos. 

y  que  venciendo  imposibles,           ^^^^| 

Mientras  vive  et  otcn&or 

surques  golfos  apacibles                   ^^^H 

no  desmaye  el  ofendido; 

viciunoso  de  sus  trances!                 ^^^H 

doña  Leonor  no  ha  perdido 

|Plegue  á  Dios  que  á  mi  presencia  ^^^H 

un  ápice  de  su  honor. 

don  Juan  generoso,  tornes              ^^^^M 

Si  la  deslealtad  supiera 

con  ellos,  para  que  adornes           ^^^^H 

del  capitán,  cosa  es  clara 

anuas  que  á  tu  descendencia          ^^^^H 

que  la  mano  je  negara. 

dejes,  y  escriban  historias               ^^^^| 

que  la  suya  no  admitiera. 

la  lama  de  tu  valor;                        ^^^^| 

No  le  juzgaba  casado; 

que  el  restaurar  un  honor               ^^^H 

su  engaño  creyó  apacible, 

mis  vale  que  mil  vicioríasl      (Vatt.)    ^M 

KSCAHMIENTOS  PAͻA  EL  CUCROO 


ESCENA  III 

Doña  Makía. 

iPlegue  á  Dios  que  favorables  (i) 

vientos,  don  Juan  noble,  lleves, 

porque  faciliicQ  leves 

sus  piélagos  formidables! 

¡Plegué  á  Dios  que  halles  concordes 

olas  de  la  mar  sagrada, 

y  que  á  la  primer  jornada 

la  nave  adúltera  abordes! 

Mas  sí  un  ingrato  ha  de  ser 

de  tu  venganza  despojos 

nunca  iplegue  á  Otos!  tus  ojos 

sus  gavias  merezcan  ver. 

Diversa  derrota  sigas 

vientos  tengas  por  la  proa, 

nunca  llegues  á  Lisboa, 

nunca  tu  intento  consigas. 

Dificultades  inmensas 

se  opongan  á  tu  furor, 

porque  más  puede  un  amor 

si  es  firme,  que  mil  ofensas.     (Vase.) 


ESCENA  IV 

Aparécete  una  naneen  toaHo, y  entila  l)o5*  I.ronor, 
Mahubl  o>  SoSA,CAiiiiAi.U]y  ntrot;  (uncAa^ui. 

Doña  Leonor. 
iFavor,  cielos  piadosos' 
|Ay,  mi  Manuel,  que  vientos  tan  furiosos! 

M.VNliEI.. 

Calmó,  Leonor,  el  Leste, 
persigúenos  Suducste  con  Nordeste; 
el  mar  al  cielo  llega. 

Caoballo. 
Maldiga  Dios  el  alma  que  navega. 

Doña  Lronor. 
¡Favor,  cielo  divinol 

Cahbai.lo. 
|Agua  de  Satanás,  tórnale  vino! 
Servirá  de  sufragio 
en  lugar  de  tormenta  tu  naufragio. 

Manmei.  de  S>>%\. 
Por  Junio  en  estos  mares 
estos  dos  vientos  siempre  dan  pesares. 

CARBM.I.n. 

No  vaya  yo  al  infierno 

por  agua,  ni  en  paraje  donde  invierno 

es  por  Junio  y  por  Mayo. 

Muerte  aguada,  ¿qué  quieres  de  un  lacayo, 

que  en  puras  ocasiones 

trocaba  tus  espumas  en  jamonesP 

Manuel  dk  Sosa. 
Distamos,  Leonor  mía, 
de  la  linca  abrasada  al  medio  día 


(I)  El  original  na  esprcu  que  «ea  H.'^  Mina  quien 
dice  e*ios  versos;  pero  del  conienido  y  oposición  con 
ios  de  D.  üarcia  se  UeJuce  que  o  ella  quien  habla. 


cerca  de  treinta  prados; 

por  invierno  y  con  vientos  encontrados 

tremónos  á  pique; 

volvamos  á  Sofala  ó  .Mozambique 

é  invernemos  en  ella. 


Vira  la  proa. 


Todos. 


Carbailo. 


¿Qué  maldita  estrella 
me  sacó  de  Galicia? 

ToixjS. 
¡Jesús  sea  con  nosotros! 

Carballu. 

Por  justicia 
entre  rayos  airados, 
ya  cocidos  nos  llevan,  y  ya  asados, 
si  peñascos,  jigote 

no  hicieren  de  nosotros  ó  almodrote. 
Gallego  Hibadavia, 
¿dónde  estás? 

Toóos. 
{Jesús! 

Manuel  de  Sosa. 
Árbol  y  gavia 
arrancó  el  mortal  viento, 
aligera  el  navio. 

Carbai.ix). 

¿Ha  tal  tormento? 

Manuel  de  Sosa. 

Echa  al  agua  esas  cajas 
de  drogas  y  pimienta. 

Carballo. 

Con  ventajas 

juega  el  mar  si  citá  airado. 

¿qué  hará  después,  ser'ior.  salpimentado? 

Otras  cosas  le  aplica 

q^ue  la  pimienta  abrasa,  enoja  y  pica. 

Lchalc  dos  poetas 

de  estos  que  silva  el  vulgo  y  son  maletas 

de  Apolo;  de  estos  bromas 

que  hacen  andar  los  versos  por  maromas. 

Échale  treinta  suegras 

y  en  ellas  cebarán  sus  olas  negras: 

¿chale  diez  madrastras, 

verás,  si  por  sus  rales  las  arrastras, 

cuan  presto  se  sosiega. 

Mabinero   i.° 

El  agua  hasta  las  obras  muertas  llega 

sin  que  á  fuerza  de  bracos 

sangrarla  puedan  bombas  ni  zúnchalos. 

La  tierra  csiá  cercana, 

varar  en  ella  importa,  aunque  inhumana. 

Manuel  de  Sosa. 

El  cabo  es  formidable, 

que  de  (iuena  Esperanza  hizo  agradable 

el  nombre  lisonjero, 

si  cabo  Tormentoso  fué  primero; 

mortal  su  Daño  y  sierra. 


ACTO  TEBCEHO 


Toóos. 
Bos  vamos  i  pique! 

Manuel  dk  Sosa. 

Vara  en  tierra; 
t\  batel.  Señora, 
P  importa,  no  la  hacienda  ahora. 


{Entrant*.y 


ESCENA  V 


CA^nALLO. 


^* Luego  me  dejas 
rme  torne  congrio?  Oigan  mis  quejas; 
le  son,  mas  no  mudos; 
idizado  el  cielo  da  estornudos; 
py  hijo  para  padre, 
|s  vomita  el  mar  sin  mal  de  madre. 
,cual  tabla  escoge 
le  la  vida  como  resto  arroje; 
•d  una»  Carbaílo, 
^is  pur  la  mar  ir  á  caballo; 
I  tu  sed  ahora 

bn  millón  que  tu  profundo  dora, 
fclo,  mar  traviesa, 
cn  esto  eres  de  casta  ginovesa. 


I  ESCENA  VI 

jlm  Di  ACUITO.  IIoña  Lkonom,  con  un  niña  en  lu\ 
i  braKoi  y  Mawuei  db  Sof». 

fUEL.  Pues  quedamos  con  las  vidas 
démosle  gracias  á  Dios; 
¡Señor,  perdonadme  vos 
tantas  culpas  cometidas! 
Basten  ya  tantos  trabajos: 
halle  amparo  en  vos  mi  fe: 
perdí  mi  hacienda  y  hallé 
los  venturosos  atajos, 
para  vos,  de  la  pobreza. 
Si  la  limosna  os  obliga, 
permitid.  Señor,  que  diga, 
no  soberbio,  que  es  bajeza, 
sino  alegando  servicios 
para  que  os  doláis  de  mi, 
que  á  necesitado  di 
remedio;  que  benelicios 
atajaron  desconciertos 
de  pobres  que  sustenté, 
las  huérfanas  que  casé, 
sacrificios  que  hice  á  muertos, 
religiosos  amparados, 
hospitales  socorridos 
y  cautivos  redimidos; 
cuarenta  y  seis  mil  cruzados 
en  vuestros  libros  de  caja 
hallaréis,  piadoso  Dios, 
en  partidas,  donde  vos, 
si  premios  de  tal  ventaja 
ofrecéis,  piadoso  y  largo, 
á  quien  el  sediento  envia 
sólo  un  vaso  de  agua  fria, 
podréis  librar  mi  descargo 


y  asentar  mi  finiquito. 
Si  por  pagado  no  os  dais; 
si  airado,  Señor  estáis, 
yo  solo  que  hice  el  delito 
el  castigo  experimente 
que  mi  soberbia  enfrenó; 
yo  pequé,  pagúelo  yo; 
no,  mi  Dios,  tanto  inocente. 

Leonor.    Ea,  mi  bien,  tu  valor 

prueba  la  suerte  importuna; 
no  venciendo  á  la  fortuna, 
no  te  llames  vencedor. 
Sorbió  nuestra  hacienda  el  mar, 
^qué  importa,  si  vida  tienes? 
No  hay  que  hacer  caso  de  bienes 
que  son  bienes  al  quitar. 
Cleanies  los  arrojó 
voluntario)  no  forzado, 
lo  que  hizo  un  gentil  de  grado, 
jpor  qué  he  de  sentirlo  yo? 
Si,  como  dices,  me  quieres, 
tu  caudal  logras  en  mí. 

.Manuel.  ¿Tú  me  consuelas  asi, 

mi  bien,  sol  de  las  mujeres? 

,;']'ú,  que  frágil  r.ecesitas 

el  consuelo?  No  te  nombres 

mujer,  pues  vences  los  hombres 

y  tu  valor  acreditas. 

En  los  trabajos  diamante, 

ni  temerosa,  ni  opresa, 

eres  en  fin  portuguesa, 

no  hay  peligro  que  te  espante. 

niego,  ^cómo  venís  vos? 

DiAniii .  Mojadillo,  pero  sano. 

Señora,  déle  á  mi  hermano 
de  mamar. 

Leonor.  Entre  los  dos, 

Diego,  mi  amor  repartido 
un  mismo  lugar  tenéis; 
vos,  porque  lo  merecéis, 
y  él  porque  yo  lo  he  parido. 

ESCENA  Vil 
Salen  cuatro  MAniMBnos.— Dichos. 

Mar.  1."  Del  mal  el  menos. 

Manuel.  ¡Hermanos! 

Mar.  2.'  Ciento  diez  hombres  se  quedan 

por  la  costa  donde  puedan 

servir  á  los  inhumanos 

monstruos  del  mar  de  sustento; 

los  cuarenta  de  ellos  son 

portugueses. 
Leonor.  ¡Compasión 

extraña! 
Mar.  2."  Pero  el  aliento 

de  ver  la  muerte  á  los  ojos 

á  quinientos  animó. 
Mar.  3.'  De  la  nave  se  sacó 

alguna  ropa  y  despojos, 

cien  mosquetes,  cien  espadas 

y  cosa  de  treinta  picas. 
Maniirl.  Estas  son  presas  más  ricas 

que  las  joyas  más  preciadas. 
Mar.  3."  Pero  está  ía  munición 

hecha  un  agua. 


fJrtlhN  l<JS  HAt<A   Kl,  «   l'KI<t>0 


LeoNun.  Knjugaráse 

cuando  esia  tormenta  pase. 
Mar.  3."  Lo  demás  y  el  {"alcón 

sorbiósclo  el  mar  ingrato. 
Lfonor.    Jugó  fortuna,  ganónos; 
alzóse,  en  fin,  y  dejónos 
oso  poco  de  baralu; 
agradezcámoselo, 
que  en  cl'juego  es  ordinario 
perder,  y  el  tiempo  es  voliarin. 
volverá  lo  que  llevó. 
¿Hay  tal  ánimo? 

^Qu6  tierra 
es  ésta? 

Si  hemos  de  dar 
íc  á  cartas  de  marear, 
de  cafres  es  csia  tierra; 
ios  bárbaros  más  crueles 
de  la  l'iliopia  africana. 
Todo  el  esfuerzo  lo  allana; 
armas  hay  que  abrasan  pieles. 
¿Cuánto  habrá  de  aquí  á  Záfala? 
Si  hubiera  en  qué  nave^iar 
doscientas  leguas  por  mar; 
pero  por  costa  tan  mala 
su  camino  pone  espanto. 
Todo  ha  de  vencerlo  el  brío 
Cien  leguas  de  aqui  está  el  río... 
Bien. 

Del  Espíritu  Santo; 
y  será  posible  h.sllar 
portugueses  que  por  él 
con  esta  gente  cruel 
marfil  suelen  rescaiar 
por  herramienta  y  espejos. 
Pues,  amigos,  imposibles 
vencen  pechos  invencibles; 
no  está  el  socorro  tan  lejos 
que  en  ese  río  e*;pcramos 
que  buscarle  no  podemos. 
Portugués  valor  tenemos. 
Quinientos  hombres  quedamos. 
Mah.  a."  .Si,  ma&<;qué  hemos  de  comer? 
Leonor.    Arboles  hay  por  los  riscos, 
y  por  la  costa  mariscos; 
hombres  sois,  mas  yo  mujer 
que  he  de  llevar  la  vanguarda; 
Manuel,  dadme  ese  bastón. 
Mai>.  i."  Si  nos  pone  corazón 

tan  hermoso  ángel  de  guirda. 
¿quién  ha  de  haber  que  peligre? 
Maniif.i..  Pues  alto;  á  marchar,  soldados. 
Mak.  a."  Vamos  todos  apiñados; 

que  hay  tanto  león  y  tigre, 
que  en  desmandándose  alguno 
bien  pueden  doblar  por  él, 
Leonop.    ¡Animo,  pues,  mi  Manucll 

no  se  descuide  ninguno. 
Manuf.i..  Dejad,  mi  bien, que  primero, 
de  las  labias  que  ha  arrojado 
el  mar,  con  lodos  airado, 
os  hagan,  aunque  grosero, 
algún  sillón  en  que  os  lleven. 
Leonor.    Correrémc  si  eso  mandas; 
á  imágenes  lleven  andas, 
damas  sus  regalos  prueben, 
que  yo  he  de  ir  á  pie  y  delante. 


Mar  4." 
Lf.o.no». 

Mar.  i." 


Leonoh. 

Manijei.. 
Mar.  i.' 


Lkondr. 
Mar.  i." 
Maniif.1.. 
Mar.  f." 


Maniri. 


Manuel.  Dame  esos  brazos,  valor 

de  Portugal. 
Lbonoí.  Soy  Leonor, 

león  al  non)brc  semejante. 
Maniiei..  Traigan  los  negros  de  carga 

lo  que  nos  perdonó  el  mar. 
Leonor.   Señores,  alto,  á  marchar, 

porque  es  la  jornada  larga. 

Cuando  falle  de  comer 

cuernos  y  donaires  tengo; 

veréis  cómo  os  entretengo 

el  hambre. 
Mmi.  2."  |No  hay  tal  mujer!         . 

Por  animarnos  serie. 
Mar.  i."  Siempre  hemos  de  ir  playa  á  pía)) 
ManhivI..  Dios  en  nuestro  amparo  vaya; 

el  ángel  santo  nos  guie.  {Vanxe.t 

ESCENA  Vllf 

.<>a/fn  BoNOA  y  QoiNr.o,  negros 

¿ Fuero nsc  los  blancos? 

Si. 
Miralo  bien. 

Ya  se  han  ¡do; 
desde  aquel  l^osque  escondido, 
hecho  un  cscu.idrón  los  vi,  ^ 

que  marchaban  ordenados       j^l 
pur  la  custa.  ^H 

Fuego  en  ellos;       ^" 
que  tanto  miedo  hé  de  vellos 
con  rayos  desatinados, 
que  ardiendo  echan  los  bodoques 
y  alcanzan  de  á  legua  y  más. 

QuiNí'io.     i>e  ellos  se  quedan  atrás 

tat  vez,  P>unga,  en  que  provoques 
el  apetito. 

HiiNi.A-  Bien  sabe 

la  carne  blanca,  es  muy  tierna; 
antaño  comí  una  pitrn.'* 
porque  se  perdió  una  nave 
cerca  de  aquí,  y  do  la  gente 
que  casi  ahoyada  salió, 
iiiodio  blanco  me  locó. 

QiJiNiiii.  Viene  mucha  del  Poniente 
por  el  iiiailll  que  resellan 
aqui  cerca,  hacia  aquel  rio 
del  rey  de  Hongo. 

ESCENA  IX 
SaU  Camali  o.—  nir.no«. 

¡Dios  mío, 

¡Ay! 


BllNIi.V. 
yi  INíiO. 

Huso  A. 

yUIN<iO. 


BUNfíA. 


Caí*  HA  II. 

Bunga. 
Garbali. 

QlJINGO. 
B'JNGA. 

QlMNGO. 

Bl'NGA. 

Ql'INfiO. 


favor! 


Ouc  me  maUralan 
agu.as  que  nunca  probé, 
¿yué  es  eso? 

Un  blanco  arrojó 
el  mar. 

¿Tiene  rayo? 

No. 
Pues  si  no,  le  p.nsaré 
con  esta  vara  instada, 
y  icndremos  que  cenar. 


INCO. 
íRBALL 


rNOA. 


lUNOA. 


.  que  nariazRú  tnc  he  Je  Jar! 

¡Ay,  iras  cada  bücan.ida 

vcho  las  lr¡pa!i! 

juiNGO.  ¿Le  pasu? 

JvKOA.      Bien  pasadu  el  pobre  está. 

Cojámosle  vivo. 
Cahball.  Ya 

nu  hay,  Carballo,  t]UL'  hacer  caso 

de  vos,  ya  csiáis  enjuagado; 

csiómagu  que  ha  sufrido 

tanta  agua,  de  él  me  despido; 

nu  quiero  vivir  aguado. 

Abárrale,  pues  te  alearas 

Con  tales  presas. 

Aquí.  {Cu^enltA 

¡Jesús,  que  vienen  por  mi 

dos  pájaros  de  uñas  ncj;ras! 

¡Cata  la  cruz! 

Tenle  bien. 

¡San  litas,  San  Arquiliiclini), 

que  volviste  oí  anua  en  vino; 

San  Pero  González! 

Ten. 

¡A y,  ocios,  qué  linda  cara 

tiene  el  blanco! 

¡San  Domingo, 

San  Miércoles! 

l>ye,  Ciuin^o. 

tlacu  csiá,  si  él  enyordiira 

s.ibioso  bocado  fuera. 
VuiNQo.    ¿I'ucs  hay  más  guc  le  cebemos 

dos  meses? 
^vvük.  Asi  lo  haremos; 

agasájale,  no  muera 

de  temor,  porque  sef;uio 

que  no  le  hen^us  de  malar 

más  fácil  podía  engordai. 
OfiNüo.     tJíen  has  dicho. 
^í'nGa.  |Guro,  i^urü! 

^i'iMco.    Cu^azú,  morcl,  morci. 
UniiXLL.  No  os  entiendo,  no  os  entiendo; 

¿que  diablos  me  estáis  diciendo? 
BlNOA.      Ji{>o... 
•^««AUL.  ,;Jiyote  de  mi? 

lAy,  ciclos,  guisarme  quieren! 
VwN(.o.    Morcl. 
^WBALL.  V  morcillas  también 

si  en  vmo  no  me  cocieren. 
íf"NCA,     Asarú,  ji^jo,  quizú. 
'-AMBALL,  ¿Asado  y  jijíole  yo? 

¡ni,')!  haya  quien  me  parió! 
Qumtio.    PasUlay,  Bun^a  mi  ¿ii. 
^*»i»ALL-  ¿Que  hay  pastel  en  mi  y  buñuelos, 
j^  dicen? 

«fX'/A.  No  quiere  entender. 

Dile  que  yo  soy  mujer, 

que  pierda  el  temor.  |Ay,  cielos! 

que  en  él  me  estoy  abrasando. 

Dile  que  no  morirá. 
Vi'iNOo.    Pastilav. 
^An«*Lu.  '    Pastel  habrá 

j^  y  empanadas. 

"^"«ía,  ¡Que  temblando! 

X^'NQo.    Albongonzü. 
i^^RBAU..  Aibondinuillas 

me  quieren  hacer  también. 
'••'A.     l*ast¡lav. 


A  en»  Tf,«ccno 
Camuai.l. 

Bu NO A. 


Bu 


Ql'INUO. 
Dl'NUA. 


Gauiiai  L. 

Bl'NíiA. 

Gakiiali., 


B(JNOA. 
(>A|IBAI.L. 

H(   Ni.A. 

Cakiíaij.. 

Bt.'NüA. 

Cahral.!.. 

BoNOA. 

Cahball. 


77 

¡No  huelo  bien, 
pues  dice  ésta  que  hay  pastillas! 
Quingo,  en  mi  lambo  estará 
mejor  si  hemos  de  cebarle, 
que  yo  sabré  recalarle 
y  asi  se  asegurará, 
¿No  te  parece? 

Pues  yo 
tengo  más  gusto  que  el  tuyo. 
¡Ay,  amor,  si  este  es  mi  cuyo 
en  buen  punto  acá  salió. 
Bunga,  yo,  canti  veri. 
Va  me  hacen  carnero  verde, 
Parece  que  el  temor  pierde. 
He^talos  me  liacc,  ¡ay  de  mi!; 
contemporizar,  Carballo, 
por  no  morir. 

fioníío,  bongo. 
Será  ñn  de  Monicongo, 
no  te  cnlicndu. 

Bun^^o. 

.Andatlo. 

Abrazóme. 

Si  con  ¿I 
me  caso,  nu  hay  más  placeres. 
Boni;o. 

¿Qué  diablos  me  quieres, 
tarima  de  San  MírucI? 
Yo  le  hartaré  de  marfil. 
Cocí,  cocí. 

Ya  cnlendei: 
dice  que  me  han  de  cocer, 
ya  yo  llevo  perejil.  iVanne.) 


tSCüNA    X 
Salen  Duna  l.uonon,  .Mandki.,  DiAuuito  y  los  cuatro 

MAtllMKHUJi. 

Manukl 
Kl  deseado  rio  descubierto, 
no  hallamos,  Leonor  mfa,  embarcaeíoncí,; 
el  hambre  cuatrocij;ntas  nos  ha  muerto, 
pasto  fatal  de  lif-rcs  y  leones; 
infruclifcro  y  sólo  este  dcsierlo, 
salada  el  agua  y  tantas  maldiciones 
como  mt  alcanzan,  niegan  la  salida 
la  muerte  al  alma  y  al  dolor  la  vida. 
Un  vaso  de  agua  cuesta  cien  escudos; 
premio  mortal  de  aquel  que  va  por  ella; 
pues  apenas  se  parte,  que  desnudos 
de  ropas  y  crueldad  le  dan  por  ella 
muerte  los  cafres  bárbaros  y  mudos. 
Acabóse  el  sustento,  esposa  bella; 
un  pellejo  de  cabra  mis  soldados 
comieron  hoy,  y  costóme  cien  cruzados. 
VA  reyecillo  vil  de  aquesta  gente 
nos  ofrece  en  sus  fuerzas  hospedaje, 
entretanto  que  el  cielo,  más  clemente, 
nos  trae  amigos  que  nos  den  pasaje; 
pero  hatlo  en  ello  más  inconveniente 
que  en  todo  lo  demás  de  este  viaje, 
porque  las  armas  en  rehenes  pide, 
ó  si  no  se  las  damos  nos  despide. 
r>icc  que  sus  vasallos,  asombrados 
de  nuestros  arcabuces,  no  aseguran 


H    7R    ^^^^^^^^B 

IHIV^V 

^^        sus  vidas  de  nosotros  si  hospedados. 

una  vecindad  de  hullin          ^H 

su  pobre  habitación  darnos  procuran. 

en  un  reino  de  Plutón.          ^H 

entre  riscos  incultos  retirados. 

Comeréis  lindos  regalos,       ^H 

firmes  en  este  tema  todos  juran 

cocos,  plátanos  y  arroz,        ^M 

que  si  nos  desarmamos  amigables, 

jigote,  mondongo  humano    ^M 

nos  darán  de  sus  frutos  miserables. 

y  una  pierna  en  salpicón.      ^H 
Gozareis  ninfas  del  Limbo    ^V 

Obligarles  por  fuerza  es  imposible 

si  miráis  de  estos  montes  la  aspereza; 

cual  su  madre  las  parió, 

rendir  las  armas,  condición  terrible, 

que  se  afeiten  con  zumaque  ^j 

pues  no  hay  seguridad  en  su  fiereza; 

y  es  su  solimán  mejor.          ^M 
Por  lo  grajo,  son  grajea,       ^H 

morir  de  sed  y  hambre  es  cosa  horrible, 

mas  será  indubitable  la  certeza 

y  por  las  narices  son             ^H 

de  nuestro  lastimero  fin,  de  modo 

dos  valones  sevillanos.          ^H 

que  todo  es  peligroso,  mortal  lodo. 

muy  ancho  cada  valón;        ^H 

Pero  de  tantos  males  y  trabajos 

mas  haos  de  costar  todo  csl4^H 

el  menor,  si  os  parece,  es  bien  que  escoja: 

las  armas  y  munición.          ^H 

simples  son;  con  caricias  y  agasajos 

que  la  confitura  nuestra        ^H 

se  amansa  un  tigre  y  su  rigor  se  afloja; 

no  les  hace  buena  pro.           ^H 

al  remedio  busquemos  los  atajos, 

Sin  azúcar  temen  balas        ^H 

alivie  la  prudencia  á  la  congoja; 

y  confites  de  cañón,              ^H 

mi  voto,  amigos,  es  que  les  rindamos 

que  no  quieren ,  ayunando,  ^H 

^m         las  armas  que  nos  piden,  y  vivamos. 

que  les  demos  colación.         ^H 

^^H                                   Maminero 

Todas  las  armas,  en  fin,        ^M 

W            Yo,  á  lo  menos,  morir  armado  quiero. 

el  rey  cordobán  pidió,            ^| 
si  queréis  vivir  con  ellos,       ^H 

I                                             Mauineho  3.* 

y  no  dándolas,  alón.               ^^ 

■             Yo  de  idólatras  bárbaros  no  fio. 

Este  sabe  nuestra  lengua 

bien  que  mal,  porque  iraló    ^j 

■                                          Mahinero  3.* 

en  rescates  portu^fuescs          ^M 

^i             El  plumo  es  mi  defensa  y  el  acero. 

y  él  os  lo  dirá  mejor.             ^M 

^^V                                                       DlA.(ilMTll. 

CiiiíGUR.    No  lenemo  má  que  habrá  ya<r) 

di  como  lo  Kmbasalor 

^^         Mataránnossin  armas,  padre  mío. 

lo  que  le  mandamo  el  reye 

■  Marinero  4.' 

■  Quien  las  da  no  es  lidalgo  caballero. 

lomamus  rcsilución. 

Si  arma  damo,  le  hospedamo, 
turo  como  el  culaijón. 

1                                             Leonor. 

si  no  damo  despedimo:           ^M 

1             No  os  engañe,  mí  bien,  tal  desvario; 

mira  qué  queremo  vos.           fl 
Manuf.l.  Esto  es  fuerza,  compañeros; 

■              sin  armas  y  entre  bárbaros  tiranos. 

K ¿no  es  querer  eso  atarnos  pies  y  manos? 

resolvámonos,  Leonor: 

■  • .                      -1                ii 

su  sencillez  nos  convida;       ^^ 

muerte  es  toda  dilación.        ^| 

^H                                ESCENA  XI 

¿De  qué  nos  han  de  servir     ^M 

^^^P                   Salen  lot  DCf^ros  y  Caubai-lo.— I>it.iiüs 

armas  contra  tan  feroz          ^M 
enemigo  como  el  hambre?    ^^ 

■             Cabbali..  «Mensajeros  sois,  amigos, 

Dios  nos  dará  embarcación, 

^^^,                         no  merecéis  culpa,  no.» 

presto  ya  el  invierno  pasa,    ^J 

^^|b                      Acá  el  rey  negro  mcenvia, 

no  ha  de  ser  todo  rigor;         ^M 

^^^K                      negra  Pascua  le  de  Dios, 

presto  vendrán  portugueses  ^M 

^^^H                       sentenciado  por  lo  menos 
^^^H                      entre  estos  a  anos  dos. 

ai  rescate;  lo  mejor 

que  el  hombre  tiene  es  la  vidt^ 

^^H                      corchetes  del  Limbo  entrambos 

se(;uid  todos  mi  opinión,       MÉ 

^^V                    y  obligados  del  carbón, 

no  muráis  desesperados;       ^H 

^^H                      vengo,  si  no  concedéis 

ninguno  diga  de  no.              ^H 

^^H                       con  su  gusto  á  un  asador 

Mar.  i.**  Yo,  á  lo  menos,  si  las  diere  ^M 

^^H                     de  palo,  que  no  de  hierro, 

forzado  será.                         ^H 

^^V                      ¿  tíluto  de  1  echón. 

Mar.  3."                       Pues  yo,          ^H 

^^B                     F'csaránine  por  arreldcs. 

puesto  que  deseo  servirte,      ^1 

^^^K                      que  asi  lo  nutilicó 

dudo  de  hacer  tal  error. 

^^^B                      por  señas  un  carnicero 

Leonor.    <JLas  armas  les  quieres  dar? 

^^H                      que  allá  se  llama  Sisón. 

pues,  mi  Manuel,  muerta  voy; 

^^^ft                      Dice,  pues;  va  de  embajada; 

no  esperes  piedad  en  fieras    ^_ 

^^^m                    quepor  hacernos  favor. 

sin  discurso  ni  razón.            ^| 

^^^■^                    en  fe  de  ser  tan  amigo 

DiAGiüT.  Padre,  mire  lo  que  hace.       ^H 

^^^r                   de  los  de  nuestra  nación. 

^H 

^^^B                      que  aqui  suelen  rescatar. 

^^1 

^^Hf                    os  ofrece  desde  hoy 

(0    Verso  lie  nueve  liltbts:  quizá  sobra  el^^| 

At    I'»  TKKCtl'Ü 


79 


»Et.  Maiadmc,  pues,  ya  que  sois, 
vuestros  homicidas  mismos 
y  lan  desdichado  yo. 
Acabemos  de  una  vez 
con  tanta  persecucióh; 
cumpla  en  mi  el  cielo  presagios, 
satisfaga  su  rigor. 
No  lenemo  que  teme  ya. 
Hijos,  si  no  por  mi  amor, 
por  el  vuestro,  que  es  perdernos 
esa  desesperación. 
Alto;  sí  en  tal  tema  das, 
más  que  nos  maten. 

Por  Dios, 
que  es  sentenciarnos  á  muerte. 
Mas  vaya. 

Arcabuz,  sin  vos 
no  hago  cuenta  de  la  vida. 
Ya  >o  sin  armas  estoy 
V  despedido  del  mundo, 
fel  discurso  le  faltó, 
Manuel  mió,  al  mejor  tiempo. 

ÍDios,  mi  bien,  lo  hará  mejor; 
llevad  las  armas,  tomadlas, 
y  al  Rey  decid  que  hizo  hoy 
el  solo  más  que  han  podido 
en  Asia  tanta  nación, 
que  nos  dé  salvoconducto. 
.  Escápeme  del  tajón 
de  muerte,  de  albondiguillas, 
de  la  sartén  y  asador. 
K;ii.  Aguardámotio  un  poquito 
que  habramo  con  reye  voy, 
arma  damo  para  ya 

kva  no  tencmo  temó. 


.^■• 

H->H. 


ESCENA  XII 
Dichos  y  Negros. 


Roft.    Mal  hemos  hecho,  Manuel. 
tüKL.  De  dos  daños  el  menor 
'  es  éste:  as!  pasaremos, 

mi  bien,  hasta  otra  ocasión. 

I  {Van  saliendo  NcRfos  arriba  } 

p,  1.°  Mueran  los  blancos  sin  armas. 
|.  3.*  Pasadlos  de  dos  en  dos 

con  las  varas  y  las  flechas. 

¡Ea,  cafres,  vuestros  son 

sus  despojos! 

E.3.»  ¡.Mueran! 

.  4."  ¡M  ueran! 

1UEL.  ¡Ay,  cíelos!  ^esta  traición 
consentís? 
loK.  Quien  dio  las  armas  (i) 

esto  y  más  merece. 
l.  a.*  Miren 

si  era  buena  mi  opinión. 
lUEL.  ¿Todo,  ciclos,  desventura? 
¿Todo,  fortuna,  rigor? 


I  A$i  en  todos  los  origiualcs;  pero  quiza  deba 
kttie  vcaso 


COOSCDlis? 


^uiea  armas  dio 


¿Todo,  desdicha,  pesares? 

jT»x1o,  en  Un,  persecución? 

fea.  arroje  el  cielo  rayos, 

rompa  límites  veloz 

el  mar,  ábrase  la  tierra, 

ci'iinplase  mi  maldición. 
Mak.  i."  Huir  que  brotan  los  riscos 

n^ros  y  flechas. 
Cakbai  (..  Temor 

todo  soy;  pies,  apostemos 

cuál  corre  más  de  los  dos  { \ ). 

ifíaian  Negros.) 
CuRonH.  A  ellos,  á  ellos. 
Manuel.  Traidor; 

moriré,  pero  vengado, 

que  aún  respira  el  corazón; 

desesperado  me  animo, 

brazos  tengo,  Manuel  soy. 

(VáHse  tudot) 
Cahrm.i  .  Entre  tanto  que  se  ceban 

en  los  primeros,  si  sois 

para  seguirme,  corred, 

llcvarcisme  por  guión.  \Vase.} 

ESCENA  XIÍI 

Vittlvt  á  saltr  Mmivkl  con  DiAovito  en  toi  brota»  y 
Doña  t.eoKOR  con  el  oiro  niAu  en  luí  xuyot,  y  t>6- 
nele  Mamukl  en  rl  tutlo. 

Manuel.  Esto  es  lo  más  escondido 
de  este  bosque  dilatado, 
los  cafres  se  han  retirado; 
que  aquí  me  esperéis  os  pido. 
Buscaré  los  compañeros 
que,  aunque  sin  armas  están, 
troncos  de  aqui  cortarán 
con  que  suplan  los  aceros. 
Ningunos  bárbaros  queden, 
quememos  su  población, 
haga  la  desesperación 
lo  que  las  fuerzas  no  pueden. 
La  militar  disciplina 
vencerá  su  multitud. 

Leonoh.    Desarmados  no  hay  virtud 
contra  ellos,  si  no  es  divina. 
|Ay  Manuel,  qué  deslumhrado 
anduviste! 

Manuel.  Ya  eso  es  hecho: 

el  salir  de  tanto  estrecho 
es  lo  que  me  da  cuidado. 
Si  de  noche  acometemos 
su  rústica  población, 
del  fuego  y  la  confusión 
huyendo,  restauraremos 
las  armas;  voy  á  buscar 
nuestra  gente;  luego  vengo,  ivase.) 


(I)    .Aquí  csti  alterado  el  icxio,  pues  dicc*Ka«r>, 
por  Cartiallo,  que  inmediatamente  vuelve  á  aparecer. 
kn  las  reimpresiones  de  Ii."  Teresa  de  Gipznián  y  de 
Orcei{a,«c  insertan  ca  csic  lugar  estos  versos: 
.Ma.nukl.      Bciiraos  con  esa  (¡ente, 

dulce  esposa;  vivid  vos; 

que  yo  quedara  entretanto 

por  blanco  de  su  furor. 

Mientras  en  mi  io  quebrantan, 

escapaos,  que,  muerto  vo, 

tendrán  fin  tantas  desdichas. 

(Bajan  negros),  etc. 


8o 


tSC  \l'  Mil-.  N  IOS  PAI' A  tL  ULibl'Üu 


Leu.nuh.    Ya  de  la  vida  no  t.c■^^o 

que  vlcfcndtr  ni  esperar. 

|Ay  hijo,  en  qué  mala  estrella 

nacistcl 
L>j\r,Li¡T.  Señora  mia: 

si  llora,  el  niño  que  cria 

vendrá  á  morirse  por  ella. 

Calle,  que  yo  espero  en  Dios 

que  nos  ha  de  socorrer. 

KSCtNA  XIV 

CuROVRU  y  o/ru  NiíOiio.— Dichoí. 

CuRót'R,   Sola  está  aqui  una  mujer; 
desnudémosla  los  dos, 
gocemos  de  sus  despojos, 
y  huyamos  la  sierra  adentro. 
L'n  liyre  sale  al  encuentro. 

(Salt  un  liffre  y  ase  d  lJia|;uito  ) 
Padre  mío  de  mis  ojos, 
que  inc  lleva  á  hacer  pedazos. 

(Ase  un  Ncgrud  Lconur.) 
Trácla. 

¡Ciclo  rigoroso, 
^qué  es  esto?  |Manuel,  esposo! 

(  Knlranxc  cun  vlla] 
No  la  sueltes  Je  los  brazus. 
¡Manuel  de  .Sosa,  (avc»r! 

(Diagiriiii  €»  lu  alto  ) 
¡Suturro.  padre,  que  muero! 


DtAGUIT. 


CUB<>tlK 

LroNoR 


Ci'ft«,uk. 
Lkonoi'. 

1)IA<jUIT. 


Manuri.. 

I.F.ÜNOK. 

.Manuk».. 
Lbonoc. 

DlAliDIT. 

Manuel, 

DlAOUlT. 


KSCliNA  XV 

Sale  M*nuk.i.  iin  S(>»a.— tJti;H.&. 

¿Qué  es  cslo?  ¡ay  ciclos!  ¿q  ut  espero.^ 
¡Dulce  esposol 

¡Mi  Leonor! 

{I.toour  en  lu  allui 

Cuando  no  puedas  mi  vida, 
ven  á  deícndcr  mi  fama. 
¡Señor  padre! 

,'<,^uicn  me  llama.'' 
Cuando  mi  muerte  no  impida, 
écheme  su  bendición, 
que  vü  rogaré  por  él 
á  Üios. 

¡A y  suene  cruel! 
¡Ay  trágica  confusión! 
¡Ay  cielosl  ¡Ay  hado  impiu! 
¡Hay  más  males,  mésenojus! 
¡Manuel! 

¡Leonor  de  mis  ojos! 
¡Señor  padre! 

¡Diego  mío! 
¡Favor! 

¡Socorro! 

Divida 
el  alma  esta  adversidad; 
dclienda  cada  mitad 
á  la  mitad  de  su  vida. 
Rárbaros  allí  amenazan 
el  honor  de  quien  adoro; 
allí  tijjres  el  tesoro 
de  mi  vida  despedazan. 
jAdónde  iré?  ¿qué  he  de  hacer.'* 
Mientras  Leonor  se  defiende 


librar  á  mi  hijo  pretende 
mi  amor,  mas  no  ha  de  pe 
nutrir  con  él  es  mejor. 

Leosoh.    Dueño  ingrato,  ¿asi  me  dcjí 

M.VNMJEi..  Justas  son  aquellas  quejas: 
socorramos  a  Leonor. 

DiAiiHiT.    I'adrt;  mió,  ¿asi  me  olvida.* 

M.\M'EL.  Alma;  alli  ef  socorro  os  cuadre. 

DiAtíUiT.    ¡Padre! 

Lkonor.  j  Esposo! 

Manuel.  lisposo  y  pudre 

aqui  lu  honra,  allí  la  vida,    B 
y  uno  yo;  los  daños  dos,      fl 
los  pel¡;;ros  divididos 
y  pura  matarme  unidos: 
¿y  no  hay  remedio,  mi  Dios.'" 
l'ueS  no  ha  de  haber  dcsconciei 
que  á  desesperar  mo  obligue: 
¿ludo  él  mundo  me  persi;;ue? 
I'ui's  persiga.  Ya  habrá  muerte 
á  Diejío  el  sangriento  bruto; 
m alemos,  valor,  muriendo,^— 
á  mi  esposa  defendiendo,      ^| 
al  ciclo  obligando  á  luto,       « 
al  mar  que  larde  se  amanse, 
la  tierra  que  tíos  sepulte, 
al  monte  á  que  nos  (>:uíte, 
U  ctucEdaJ  <i  que  descanse. 
Poique  si  por  laníos  modo>. 
hombres,  ciclos,  mar  y  tierra^ 
lodos  nos  hicieron  guerra 
nos  tengan  lástima  lodos. 


liSCKNA    XVI 


1 


üaien  Oaiiui'a.  Mun  Jitan  y  I>oña  MahI*. 


García. 
.Mamía. 


Gamcía. 

Jl'VN. 
ÜAMi.ÍA. 


Juan. 


García. 


Juan. 


¡txiraordinaria  tormenta! 
Viniendo  embarcada  yo, 
¿qué  muchor  Jamás  me  tiii 
quielud  la  suerte  violenta, 
¿ilué  barra  es  ésta? 

Ksle  el 
es  del  Kspirilu  Santo. 
Descansaremos  en  tanto 
que  sDsiega  el  n.ur  su  brío. 
Kntró  por  Gobernador 
de  la  India  Jorge  (^al>rat, 

por  el  Key  de  Portugal  

nombrado,  v  tráemc  mi  honor 
H  renvediar  desatinos 
sí  tienen  (habiendo  en  mediiQ 
tanto  imposibte;  remedio. 
MI  cielii  abrirá  caminos 
por  medio  de  la  venganza 
que  aseguren  tu  sosiego. 
Si  Á  Lislioa  vivo  llego. 
en  mi  lUy  tengo  esperanza 
que,  premiando  mis  servicios, 
castigue  al  torpe  Manuel 
de  Sosa. 

Ilatlaris  en  él 
severidad  para  vicios 
y  amparo  para  virtudes, 
y  en  mi  un  tiel  ejtculor 
porque  restaures  tu  honor 
y  en  gozo  tu  pena  mudes. 


1 


p 

»                                                     ACrO  TEKCEKO                                                                 8l 

Lu 

¿Qué  gente  habita  en  la  tierra? 

de  modo  que  nos  desnudan 

i" 

Negros  torpes  y  bozales 

antípodas  alemanes 

i 

que  entre  fieros  animales 

hasta  que  en  los  cordobanes 

1 

son  vecinos  de  esa  sierra. 

nus  dejan,  y  aun  desto  dudan: 

l_ 

Diúics  el  cielo  abundancia 

porque  con  varas  tostadas 

k 

de  marlíl.  que  portugueses, 

nos  agarrochan,  sin  ser 

V 

en  le  de  sus  intereses, 

loros,  y  juran  hacer 

cargan  con  harta  ganancia. 

convites  y  borrachadas 

y  estos  bárbaros  lo  dan 

con  nosotros,  de  manera. 

por  vidrios  y  niñerías 

que  si  yo  no  me  escapara. 

, ._ 

de  poco  piccio. 

tripas  negras  caminara 

«ÍA. 

¿(Juc  dias 

hasta  la  puerta  trasera. 

nos  pueden  faltar,  don  Juan, 

I'ues  traes  gente  y  arcabuces. 

para  entrar  con  salvamento 

defiende  á  Manuel  de  Sosa, 

en  Lisboa? 

tu  nielo,  y  su  triste  esposa 

^N. 

Si  doblamos 

de  estos  grifos  avestruces. 

este  cabo  donde  estamos 

García.    ¡Válgame  el  cielo!  Llamad 

y  nos  favorece  el  viento. 

mis  soldados,  que  si  viven, 

en  dos  meses. 

librándolos,  aperciben 

HCÍA. 

Quiera  Dios 

mi  venganza  en  mi  piedad: 

que  apacible  el  mar  hallemos, 

mueran  los  dos  á  mis  manos 

y  que  fm  alegre  demos 

V  no  entre  bárbaros  neyrus. 

á  nuestras  penas  los  dos. 

KSGKNA  XVIII 

^V 

ESCENA  XVII 

Sale  tin  Marimcho.— Dichos, 

Sat*  CAxnAi.Lo  como  ««««(arfo.- Dichos. 

Marinkk.  Diérale  la  bienvenida 

ItBALL 

.¿Portugueses?  ¡Dicha  míal 
Carballo  á  la  vida  dad 

si  llegaras  á  otro  tiempo; 

pero  pésames  te  doy 

ensancha,  si  esio  es  verdad. 

del  más  trágico  suceso 

HCÍA. 

¿Carballo? 

que  conservaron  anales. 

kMLL 

Gran  don  García 

que  desdichas  escribieron. 

ya  tienen  fin  á  tus  pies 

Ya.  noble  Gobernador, 

mis  desdichas;  ya  perdí 

maldiciones  cumplió  el  cielo. 

el  temor. 

vengó  agravios,  oyó  lloros. 

kltCÍA. 

¿Qué  haces  aqui? 

y  dio  al  prudente  escarmientos.      ^^^^ 

^KBALL 

,  Ya  le  lo  diré  después. 

Desnudaron  sin  piedad                    ^^^H 

Veo  á  socorrer  ahora 

estos  bárbaros  hambrientos            ^^^H 

tus  hijos,  que  si  están  vivos, 

la  hermosa  doña  Leonor,                      ^H 

entre  esos  cuervos  cautivos, 

sin  bastar  llantos  ni  ruegos.                 ^H 

los  comerán  dentro  un  hora. 

Vio  el  sol  la  primera  vez                       ^H 

Iaücía. 
María. 

^Qué  dices? 

los  alabastros  honestos                        ^H 

]Ay,  honra  mia, 

auc  le  ocultaron  retiros                         ^H 
ael  recato  y  del  respeto.                        ^H 

ya  el  cielo  os  allana  estorbos! 
.  Zampóse  el  mar  en  dos  sorbos 

Camau 

Pero  no  los  rozó  mucho;                      ^H 

la  nave  y  lo  que  traía. 

porque  fueron  los  cabellos                    ^H 

que  .nunca  gasta  otros  huevos; 

vicevestidos  hermosos                           ^M 

quinientos  vivos  quedamos 

que  soles  nieves  cubrieron.                   ^H 

que  infierno  ó  tierra  tomamos 

Y  lo  que  ellos  no  alcanzaron,              ^H 

para  hallar  peligros  nuevos. 

relicario  sirvió  el  suelo,                        ^H 

De  quinientos,  ciento  y  treinta 

viva  abriendo  su  sepulcro              ^^^^ñ 

quedamos  que  tigre  y  hambre 

i  la  otra  mitad  del  cuerpo.             ^^^H 

los  demás,  aunque  en  fiambre. 

('^on  su  compostura  casta,             ^^^H 

coo  ellos  hicieron  cuenta. 

la  del  monarca  primero                   ^^^H 

No  quedó  perro  ni  gato 

curioso  alargó  la  toga                    ^^^H 

que  no  supiese  á  conejos; 

hasta  los  pies;  más  espejo             ^^^H 

cueros  de  cofre,  pellejos, 

de  las  matronas,  Leonor,               ^^^M 

hasta  suelas  de  zapato 
nos  comimos;  y  e  remate 

viva  se  cnticrra,  escondiendo         ^^^^H 

si  avarienta,  recatada,                     ^^^H 

de  esta  peregrinación 

de  su  belleza  secretos,                     ^^^^| 

fue  entregar  la  munición. 

reservados  sülamcnie                     ^^^^| 

ropa  y  armas  por  rescate 

á  amorosos  himeneos.                   ^^^H 

de  comida  á  la  grajuna 

Hallóla  Manuel  de  Sosa                 ^^^H 

repiíblica  de  esta  gente. 

desla  suerte,  ya  entre  hambrienloa^^^H 

Con  nosotros  insolente 

tigres,  malogrado  un  hijo,              j^^^H 

jugó  después  la  fortuna. 

y  con  el  otro  á  los  pechos.             ^^^H 

COMEDIAS  DE  TIRSO  DE  MOLINA.— TOMO  1 

6  ^^1 

LA  IIFPÚBLICA  AL  REYES 


PERSONAS  QUE  HABLAN   EN    ELLA 


Irene,  Emperatriz. 
Constantino,  su  hijo. 
Carola,  ¡ufanía. 
LiDORA,  dama  suya. 
Melisa,  pastora. 
Flor  I  LO,  pastor. 
ÍTALio,  pastor. 
FÍONORATo,  senador. 
Cuatro  Guardas. 
Unos  Presos. 
Camila,  criada. 
RoSELio,  Infante. 
Leoncio,  camarero. 


Andronio,  caballeri\o. 
Machino,  secretario. 
Dos  Criados. 
Tarso,  pastor. 
DiNAMPO,  pastor. 
Damón,  alcalde, 
Clooio,  galán. 
Liso,  pastor. 
El  Rey  de  Chipre. 
Relator. 
La  Fortuna. 
Unos  Cazadores. 
Soldados. 


ACTO    PRIMERO 


ESCENA  PRIMERA 

martkttHdo  soldados,  y  detrás  de  eltus  iHbMü, 
mrmada  con  bastón  y  corona  Jt  Emperatriz. 

ENE.       Cesen,  griegos,  las  irompclas; 
cesen  las  cajas  lambicn; 
haced  los  pífanos  rajas 
y  los  clarines  romped; 
abatid  los  estandartes 
y  no  los  enarboléis, 
que  el  placer  de  mis  victorias 
ya  es  pesar  y  no  placer. 
¡Ay,  Constaniinopla  ingrata, 
patria  á  tus  hijos  cruel! 
¿este  es  mi  recibimiento? 
,;cste  el  triunfo  imperial  es? 
¿Asi  mis  hazañas  pagas, 
cuando  entrar  en  ti  pensó 
sobre  el  victorioso  carro 
entre  el  bclico  tropel? 
¿<luando  entendí  que  el  senado, 
debajo  el  palio  y  aosel 
me  llevara  á  Santa  Sofía 


yo  á  caballo  y  el  á  pie. 
y  adornando  tus  paredes 
de  damasco  y  brocatel, 
tus  calles,  de  tlores  llenas, 
fueran  calles  de  un  vergel? 
¿Ahora,  cuando  aguardaba 
recibir  el  parabién 
de  tantos  reinos  ganados, 
tantos  cetros  á  mis  pies; 
ahora,  senado  ingrato; 
ahora,  griego  sin  lepr, 
el  Imperio  me  quitáis 
porque  mi  hijo  goce  de  el? 
Yo  le  quiero  coronar, 
pues  vosotros  lo  quercis, 
descubra  su  excelso  trono 
el  imperial  sumiller, 
y  ruego  al  cielo  que  os  rija, 
vasallos  griegos,  tan  bien, 
que  defienda  vuestro  Imperio 
sin  qiie  me  hayáis  menester. 

{Tocan  música,  descubren  una  cortina 
detrás  de  la  cual  estará,  debato  de  un  i<o- 
4c¿,  Constantino,  yá  sus  lados,  y  en  pie, 
Leoncio,  AnJronio,  Macrino  y  oíros.  Á  un 
lado,  en  una  mesilla,  estará,  sobre  una 
fuente  dt  plata.,  la  corana,  el  estoque  y  ti 
mundo.) 


^ 


L/k  rei'i5blica  al  PEVES 


ESCENA  II 

CONSTAKTIHO,  LEoNCtu,  Akdkonio  y  Macniho. — 
Dichos. 

Constan.  Injustas  quejas  has  dado, 
madre,  en  aquesta  ocasión 
al  griego  Imperio  y  Senado 
que  muestran  el  ambición 
con  que  el  mundo  has  gobernado. 
^Qu¿  mayores  quejas  dieras 
sí,  cuando  á  Grecia  vinieras 
triunTando  con  regocijo, 
en  vez  de  imperar  tu  hijo 
un  extraño  imperar  vieras.'' 
¿Tan  mal,  madre,  galardona 
el  Imperio  tu  persona, 
sí  el  día  que  entras  triunfando 
á  tu  hijo  le  está  dando 
del  Imperio  la  corona? 
Fiasta,  que  tu  desatino 
fque  este  nombre  ha  de  tener) 
á  vituperarme  vino; 
Scmiramis  querrás  ser 
y  hacerme  á  mi  infame  Niño. 
Porque  mientras  que  atropellas 
bárbaros  y  cuerpos  huellas 
con  guerra  que  el  mundo  abrasa 
me  quede  encerrado  en  casa 
hilando  con  tus  doncellas. 
I  lijo  tienes  que  ya  alcanza 
en  la  milicia  alabanza; 
holandas,  madre,  dibuja; 
que  á  la  mujer  el  a^uja 
le  está  bien,  mas  no  la  lanza. 
ItSNE.       SI  hombre  en  e!  Imperio  hubiera, 
Constantino,  que  hasta  ahora 
le  amparara,  Irene  fuera 
Pcnélope  tejedora, 
no  Scmiramis  guerrera. 
iMas  si  cuando  el  Persa  vino 
las  telas  del  raso  y  lino 
con  oro  y  parlas  bordara, 
¿quién  sus  escuadras  echara 
del  Imperio,  Constantino? 
Los  hombres  no,  que  en  regalos 
y  femeniles  placeres, 
por  huir  sus  intervalos 
hilaran  como  mujeres 
y  fueran  Sardanapalos. 

{Tocan  miitica  y  sube  á  coron<aríe  Irene; 
pónttc  lacurona'tn  la  cabera.) 

(fágate  Dius  gran  Monarca, 
y  tanto,  que  este  laurel 
ciña  lo  que  el  Sol  abrasa, 
y  triunfes  del  moro  infiel 
sin  que  lo  estorbe  la  Parca. 

(Dale  el  estuque.) 

Toma  aqueste  estoque  agudo 
que  hoy  te  ofrece,  Emperador, 
tu  Imperio,  limpio  y  desnudo, 
en  señal  que  en  su  favor 
has  de  acudir  como  acudo. 
Dátele  limpio  y  derecho 
porque  en  ninguna  ocasión, 
si  has  de  ser  juez  de  provecho, 
le  ha  de  manchar  la  pasión 


ni  ha  de  torcerle  el  cohec 
Si  por  dádivas  le  sueltas 
vivirás  con  mil  revueltas, 
que  el  juez  que  por  interés 
tuerce  la  justicia  es 
espada  con  muchas  vueltas, 
La  cruz  de  este  estoque  mir^ 
y  verás  salir  á  luz 
un  consejo  que  me  admira; 
siempre  has  de  mirar  la  Crul 
cuando  estuvieres  con  ira; 
que  su  piadosa  presencia 
amansará  tu  violencia, 
y  fué  invención  cxtremadn 
poner  juntas  en  la  espada 
la  justicia  y  la  clemencia. 

(Üale  el  m 

Toma  este  globo,  en  quien  f 
lu  Imperio,  y  serás  gigante, 
ü  nuevo  A  ¡cides  segundo, 
pues,  cual  si  fuerasAlIanle» 
te  han  cargado  todo  el  mun* 
Siempre  has  de  vivir  asi, 
la  espada  desenvainada 
junto  al  mundo  que  te  di, 
porque  en  dejando  la  espada 
te  dejará  el  mundo  á  ti. 
Quiero  decir  que  es  en  vano 
el  librar  de  algún  tirano 
tu  Imperio  si  le  desarmas, 

3ue  el  reino  que  está  sin  arnl 
cslizase  de  Ui  mano. 
Tenlo  bien,  siendo  prudente 
que  con  la  prudencia  sola 
gobL-rnarás  bien  tu  gente, 
porque  como  el  mundo  es  b 
rodaráse  fácilmente. 
La  Cruz  que  ves  de  ese  moc 
es  la  ley  de  Dios,  y  estima 
su  ley,  á  que  te  acomodo, 
que  por  aqueso  está  encim^ 
porque  Dios  es  sobre  todo. 
Con  tres  cruces  galardona 
el  Imperio  tu  persona, 
y  cada  cual  es  pesada; 
púsote  cruz  en  la  espada, 
en  el  mundo  y  la  corona. 
Ruego  al  cielo  que  no  des, 
cuando  ruede  ki  fortuna, 
con  tanta  Cruz  al  través, 
que  si  Dios  cayó  con  una, 
¿que  harás  lú  llevando  tres? 

Constan.  Cesa,  madre,  de  agorarme, 
si  no  quieres  enojarme, 
que  yo  me  sabré  tener, 
y  cuando  venga  á  caer 
será  para  levantarme. 
Constantino  soy,  mi  nombn 
dice  constancia;  resiste 
tu  temor  y  no  te  asombre, 
que  pues  que  tú  te  tuviste, 
yo  me  tendré,  que  soy  homl 
Vamos,  amigos,  que  presto 
veréis  á  mis  plantas  puesto, 
sin  temor  de  enojos  vanos, 
el  mundo  que  está  en  mis  nU 


ACTO  HBIMBBO 


85 


Mas  ¡válgame  Dio&l,  ^q\ié  es  eslo? 

(l^vántaxc  y  al  bajar  cae  tn.  tierra  con 
elttloifuc  que  se  U  quiebra,  ti  mundv  y  la 
corona.) 

Caí  en  tierra  y  la  espada 
se  me  quebró. 

Mi  recelo 
auinenta  la  suerte  airada. 
La  corona  diú  en  el  sucio, 
y  el  mundo. 

No  se  os  dé  nada, 
que  á  tanta  soberbia  vuelo 
que  si  con  caer  no  diera, 
señal  que  me  basta  el  suelo, 
guerra  ai  mismo  cielo  hiciera 
hasta  conquistar  el  cielo. 
Diversa  interpretación 
adivina  el  corazón; 
ahora  bien:  yo  determino 
irme  á  vivir,  Constantino, 
á  una  aldea  y  recreación 
que  dos  leguas  de  este  espacio 
está,  donde  en  su  lloresta 
seic,  \iviendo  despacio, 
si  hasta  aquí  Belona.  Vcsia, 
que  va  me  enfada  el  palacio: 
y  dando  á  Marte  de  mano, 
imitaréá  Diocleciano, 
que  tuvo  por  vituperio 
la  púrpura  del  imperio 
hecho  en  Dalmacia  hortelano. 
íTAN.  Bien  haces,  anda  con  Dios, 
quealii  podrá  tu  viudez 
descansar. 

Trono,  de  vos 
cai  en  tierra  una  vez 
V  no  quiero  caer  dos. 
fen  vos  me  vi  entronizada, 
mas  caí  por  ser  pesada, 
y  es  milagro  asiento  falso 
que,  cayendo  de  tan  alto, 
no  sal^o  descalabrada. 
r*M.  ¿Vaste? 

Aguardo  á  que  me  des 
los  brazos. 

Adiós,  que  es  tarde: 
acompañadla  los  tres. 
Dios,  gric'no  imperio,  le  guarde, 
que  vas  á  dar  al  través.  {Vast.) 

ESCENA  1(1 
Salen  do»  Criakos.— DinKOt,  menos  Irbhk. 

(kü.  i.°Una  ilota  entra  en  la  barra 
y  alegre  en  el  puerto  amarra, 
dando  al  viento  los  grumetes, 
flámulas  y  gallardetes. 
A  ocasión  vendrá  bizarra, 
si  Cj  mi  esposa,  que  ella  sola 
aguardo. 

10.2."  Griego  monarca, 

la  bella  infanta  Carola 
en  el  puerto  desembarca. 

JíSTAíf.    ¿Mi  esposa  es?  ¡Caballos,  hola! 

(Vanst  lodiís  si  no  es  Leoncio,  y  quéda- 
te ti  mundv  tn  tierra.) 


ESCENA  IV 

LEonciQ.  Voces  dentro. 

Mundo,  en  tierra  os  han  dejado; 
¿cómo  estáis  lan  desprcciadoP 
Con  honra  poca  os  reciben; 
mas  no  es  mucho  que  os  derriben 
por  los  que  habéis  derribado. 
¿Lcvaniaréos,  mundo.''  Si, 
que  aunque  pagáis  mal,  me  fundo 
en  levantaros,  venid; 
mas  pues  os  levanto,  mundo, 
levantadme  vos  á  mí. 
Pero  si  he  de  caer  luego, 
dejadme  así,  mundo  ciego, 
que  será  el  subir  trabajo 
si  me  habéis  de  echar  abajo. 
Voz.         (Oífi/i-o.)  Leoncio,  Emperador  griego. 

(.ibrese  ti  mundo  en  cuatro  p.irits,  y  de 
en  medio  sale  una  mano  con  una  corona 
de  laurel.) 

Leoncio.  ¡Cielos!  El  mundo  se  ha  abierto 
y  una  mano  sale  de  él 
que,  haciendo  mi  temor  cieno, 
me  da  el  imperial  laurel. 
¿Sueño?  No,  que  estoy  despierto. 
Buenas  señales  son  éstas, 
si  no  se  vuelven  funestas; 
vamos,  que  quiero  pagaros, 
mundo,  este  bien  con  llevaros, 
aunque  sois  pesado,  á  cuestas.  ( ya$e.) 

iSuena  ruido  de  dtienibarcar.  Dicen  4t 
dentro.) 

Marinero  i." 


jChiprcl 


Makinero  2.° 


¡Constanlinopiai 
Todos. 

¡Grecia!  ¡Grecial 
Mauinepo  ?.' 
Echa  á  tierra  la  puente  y  pasadizo. 

ESCENA   V 

[Saien  por  una  pue/fa  CONSTANTINO,  Leoncio,  Al»* 
DHuNio  y  Machino;  por  otra  parte  echan  desde  la 
popa  de  una  galera  tin  pasadizo  al  tablado,  y 
bajan  por  el  C.Afiot  A,  la  infanta;  LioonA.  dama; 
Rossi  lo,  su  hermano,  y  otros.) 

Constantino. 

Palafrenes  traed,  caballerizo, 
para  la  Infanta  y  damas. 

KOSELIO. 

¡Qué  bien  precia 
esta  ciudad  el  mundo,  y  qué  bien  hizo 
el  magno  Constantino  en  ilustrarla 
y  con  su  nombre,  imperio  y  silla  honrarlal 

Carola. 

Famoso  puerto  y  espaciosa  playa: 
no  es  tal  la  de  mi  patria  Famagusta. 


Bf) 


LA  REPÚBLICA  AL  REVÉS 


ROSELIO. 

Dudo  que  i(>ual  en  toda  Europa  la  haya. 
Ya  está  en  tierra  la  que  ha  de  ser  Augusta. 

ROSELIO. 

El  César  viene. 

Carola, 

¡Ay.  Didsl  aquella  saya 
cóinpón,  Lidora,  presto;  el  cut-llo  ajusia. 

LlOORA. 

Todo  está  bueno,  no  llegues  á  ello. 

Carola. 
¿Y  el  tocado P 

Lidora. 

También. 

Capola. 

Mira  el  cabello. 

Constantino. 

Déme  su  mano  vuestra  gran  belleza. 

Carola. 

Más  razón,  gran  monarca,  es  que  yo  pida 
la  vuestra. 

Constantino. 

¿Cómo  viene  vuestra  Alteza? 

Carola. 

Para  serviros,  vengo  agradecida 

al  mar,  que  en  paz  á  ver  vuestra  grandeza 

me  trajo. 

Constantino. 

Quedará  la  mar  corrida 
de  que  la  tierra,  bella  Iníanta,  os  cobre, 
pues  sin  vuestra  belleza  queda  pobre. 

ROSELIO. 

Envidiosa  á  lo  menos  justamente 
puede  estar  del  favor  que  con  vos  gana, 
invicto  l-'mperador  de  todo  Oriente, 
i  sus  orillas  mi  dichosa  hermana; 
y  por  la  mucha  parle  que  al  presente 
me  cabe  de  merced  tan  soberana, 
I  los  pies  os  beso,  Emperador  Augusto. 

Constantino. 

Roselio,  Infante,  alzad. 

ROSELIO. 

Aquesto  es  justo. 

Constantino. 

¿Dejaste  con  salud  al  ReyP 

Roselio. 

Con  ella 
para  serviros  queda. 

Constantino. 

jY  á  Ariodante? 


Carola. 

El  Principe,  mi  hermano,  se  querella 
de  que  haya  coyuntura  semejante 
para  os  servir  y  ver,  y  que  con  ella 
le  detenga  mi  padre. — Levántale,  Lidora. 

'Cáesele  un  guante,  levántale  Lidora,  dásele  de  r* 
dulas,  y  turbare  ConstantÍDO  en  verla.) 

Constantino. 

^No  hay  criados  aquí?  Dejad,  señora; 
del  sueío  os  levantad,  y... 

Leoncio. 

¿No  oyes  esioí 
¿No  miras  cómo  el  César  se  ha  quedado^ 

Andronio. 

Tiene  la  dama  garabato  y  gesto 
picante. 

Leoncio. 

Y  aun  el  alma  me  ha  picado. 

Carola. 

¿Quó  accidente,  señor,  ha  descompuesto 
vuestro  semblante  asiP¿Quc  os  ha  turbado? 

C(jnstanti.no.  ^_ 

¡Válgame  el  cielo!  ¡Que  un  mirar  suave  ^| 
suspenda  el  alma  y  sus  sentidos  trabe!  ^1 
¿No  es  bueno  que  al  momento  que  me  vieron 
aquellos  ojos  cuya  luz  me  abrasa  I 

dio  un  vuelco  el  corazón  y  suspendieron  1 
sus  actos  mis  suspiros?  Lo  que  pasa  ' 

á  los  que  ayuda  al  homicida  dieron, 
que  entrándole  á  buscar  el  juez,  la  casa 
trasiega  toda,  de  ese  mismo  modo 
me  ha  trasegado  amor  el  pecho  todo. 

CakOi.a. 

¿No  me  diréis,  señor,  qut  os  ha  turbado." 

Constantino. 

No  sé  á  fe;  un  accidente  sentí  ahora 
que  me  inquieta,  algo  que... 

Carola. 

¿Y  hase  alívi 

Constantino.  . 

Un  poco  estoy  mejor;  venid,  señora, 
que  mientras  mi  imperial  Corte  y  Senado 
estatuas  os  levanta  y  arcos  dora, 
y  la  entrada  magnifica  os  previene, 
fuera  de  la  ciudad  que  estéis  conviene. 
Mi  palacio  de  monte  es  maravilla 
de  toda  Grecia,  y  sus  jardines  bellos 
distan  de  la  ciudad  sula  una  milla; 
á  los  de  Chipre  olvidaréis  en  ellos, 
sus  cercas  besan  de  la  mar  la  orilla. 
(Y  yo  tengo  de  ser,  si  llego  á  ellos, 
Tarquino  de  Lidora,  si  es  Lucrecia, 
aunque  se  pierda  como  Roma  Grecia.) 

Carola. 

Como  vo  viva  en  vuestra  compañía, 
de  Chipre  olvidaré  prados  y  huertos. 


ACTO    PUIMEKO 


87 


ns  emperador  del  alma  mía, 
}D  vos  son  Chiprés  los  desiertos. 

OíNSTANTlNO. 

»!  hermoso  de  mi  obscuro  día; 
, muerte  verás  indicios  ciertos 

rgozo! 
Carola. 
O  yo  soy  desdichada, 
l^^alo,  señor,  ¿qué  habéis''* 

^H  Constantino. 

^^    *  No  es  nada. 

,  Infante.  Apreste  Grecia  fiestas 

casa  del  monte,  que  á  mi  esposa 

ín. 

I  Carola. 

I    Todas  me  serán  molestas 
que  de  esa  suspensión  penosa 
sepa. 

Constantino. 

Amor,  hoy  manifiestas 
za  de  tu  mano  poderosa. 
ncio! 

Lkoncio. 

¿Qoó  tienes? 

Constantino. 

¿No  es  Lídora 
para  imperar  que  su  señora? 

I  Leoncio. 

ka  belleza  tiene,  mas  no  es  tanta 
perezca,  señor,  ser  preferida 
^faoia. 

■K  Constantino. 

Kdeq 


¿Qué  dices  á  la  InfantaP 
de  quien  recibe  su  luz  vida. 
iz  la  haré. 


Leoncio. 

Si  así  te  encanta, 
ledes,  sin  que  aqucso  impida 
Iperar  tu  esposa. 

^_  Constantino. 

PV  ¿Es  vituperio, 

R^cn  el  alma  doy  la  de  mi  Imperio? 
borrezco,  Leoncio,  vive  el  cielo, 
irnosura  que  alabas  en  Carola, 

Leoncio.  {Ap.) 

Íli,  con  ser  el  corazón  de  hielo, 
bastado  á  encender  Lidora  soK. 
Constantino. 
dices? 

I  Leoncio. 

L  Que  le  dio  hechizos  recelo. 

^B  Constantino. 

^^ad;  vio  el  alma  y  hechizóla. 


Leoncio. 


Si  esta  pasión  dura, 
la  vida  he  de  perder  por  su  hermosura. 

ESCENA  VI 
Salrn  Dinaxpo,  FLoniHO,  Takso  y  MKLtSA.  pastorea. 


DiNVMPO 

Mi  parecer  es  de  viejo. 

¿La  Kmperatriz  ali  aldea? 

Que  muy  bien  venida  sea: 

ha^ja  liesias  el  Concejo. 

Tarso. 

¿Por  aué  es  la  fiesta?,  ¿quién  viene 
al  puebro? 

Fl.OKINü. 

La  Emperadora. 

Tahso. 

¿Cuándo? 

Fl.ORINO. 

Luego. 

Tahso. 

¿Agora? 

Flohino. 

A^ora. 

Tarso. 

¿Que  l:i  Lmpcrairiz  Irene 

viene?  Pues  ¿á  qué? 

DlNAMfO. 

A  vivir. 

en  su  casa  de  pracer. 

Tahso. 

¿Y  el  Imperio? 

DlNAMfO. 

Era  mujer 

y  no  le  pudo  sufrir. 

Tarso. 

Pesa  mucho;  ¿mas  en  quién 

le  renunció? 

DfNAMPO 

En  Constantino. 

Mklisa. 

¡Oh,  qué  grande  desatínol 

Tahso. 

Plegué  á  Dios  auc  lo  haga  bieo. 
Diz  que  es  un  disparalado. 

Fl.ORINO. 

Tarso. 

Dejemos  esto  y  vení, 

que  pues  ella  viene  aquí 

he  de  ser  muy  su  privado. 
Luego,  ¿conóceos? 

DlNAMPO 

Tarso. 

Si,  á  fe. 

DlNAMPO, 

Pues  haráos  mucho  servicio. 

Florino. 

Buena  vida. 

Tarso. 

Será  vicio; 

con  ella  me  entretendré.  (Vanjir) 

ESCENA  Vil 

Salen  Lioora  y-CoMSTANTiKa. 
LlDORA. 

Tu  Alteza,  invicto  César,  se  reprima  (1); 
que  aunque  es  de  mucha  estima  que  el  augusto 
me  tenga  amor,  no  es  justo,  ni  conviene, 
que  quien  á  servir  viene,  se  prefiera 
á  su  señora. 

Constantino. 
Espera,  por  el  cielo, 
que  de  mi  fuego,  es  hielo  su  presencia. 


( I )    Nótese  el  irtificio  de  estos  versos;  que  consiste 
ea  que  lodoü  coniucaan  en  su  silaba  séptima  con  I» 
última  del  que  ic  antecede,  en  esta  fornin. 
Tu  alteza,  invicto  César  se  reprima 
que  auiMiue  es  de^ucha  estima  que  el  augiulo 
me  tenj^a  amor,  no  es  justo,  ni  convUnt 

que  quien  i  servir  vi«n« 

Sin  embargo,  leído*  á  la  ligera,  parecen  cndecagila- 
bossucltos.  Mucha  facilidad  debía  tener  Tmso,  para 
imponerse  Toluniaritmeote  tan  poco  lucid.-is  dificul- 
tades. 


S8 


LA  REPÚBLICA  AL  REVKS 


LlDORA. 

Más  muestra  la  experiencia  que  le  abraca, 

pufs  tan  presto  se  casa  vuestra  Alteza; 

porque,  si  su  belleza  le  enfriara, 

claro  está  que  aguardara  que  en  la  corte, 

pues  no  hay  para  qué  importe  que  sea  ahota, 

le  diera  ini  señora  como  esposa 

la  mano  generosa.  Mas  pues  veo 

que  le  obliga  el  deseo  á  que  en  un  monie 

y  desierto  horizonte  dé  la  mano 

á  mi  señora,  es  llano  que  le  aflige 

la  dilación,  y  elige  lo  más  breve 

por  mejor;  que  a  ser  nieve,  no  se  diera 

tal  prisa;  que  el  que  espera,  cuando  arde 

todo  lo  juzga  tarde  y,  si  aborrece, 

un  siylo  le  parece  que  es  instante. 

Constantino. 

Cuando  alzastes  el  guante  que  me  diste, 

y  viéndoos  yo,  rendisies  mis  suspiros; 

por  no  verse  perdidos  previnieron 

el  remedio  que  vieron  conveniente; 

y  como  amor  ardiente  se  repara 

con  otro  amor,  gustara  que  este  medio 

sirviera  de  remedio.  Remediarme 

quise  con  desposarme,  porque  he  oido 

que  entre  esposa  y  marido  amor  desnudo 

hace  un  sabroso  nudo.  Despóseme, 

aborrecí,  y  helóme  tan  helado, 

que  aunque  no  la  he  gozado,  ya  me  siento 

con  arrepentimiento  de  lo  que  he  hecho. 

Ivl  tálamo  y  el  lecho  que  me  espera 

osla  noche  quisiera  se  abrasara. 

Si  yo  á  Carola  amara,  ¿de  qué  modo 

á  vos,  Lidora,  toda  el  alma  diera? 

La  llama  verdadera,  y  el  perfeio 

amor,  solo  á  un  objeto  se  termina, 

sólo  á  un  blanca  se  inclina  su  sentido: 

que  el  amor  repartido  no  merece 

nombre  de  amor,  ni  ofrece  amor  sus  leyes 

tan  capaces... 

LlQORA. 

Los  Reyes,  griego  augusto, 
tienen  muy  ancho  el  gusto  y  apelilo: 
nunca  liran  á  un  hito  solamente: 
en  su  amor  aparente  hay  la  mudanza, 
que  en  su  mi&ma  privanza  veniu  lodo, 
y  el  ver  como  es  de  modo,  que  de  él  nace 
cuando  el  objeto  aplace  el  desearlo 
y  es  fácil  alcanzarlo,  porque  adquieren 
los  Reye^  cuanto  quieren;  sus  empleos 
son  Como  sus  deseos:  pues  ¿qué  mucho, 
si  á  la  experiencia  escucho,  esta  certeza 
que  quiera  vuestra  Alteza  á  mi  señora 
la  Lmpcrairiz  y  ahora  juntamente 
á  mi  obligarme  inientc? 

Crnstantino. 

Bien  arguyes, 
pero  no  me  concluyes;  porque  entiendas 
que  tus  hermosas  prendas  sólo  han  hecho 
tributario  mi  pecho  y  á  ti  sola, 
despreciando  á  Carola,  estimo  y  quiero, 
esta  noche  preiiero  tu  hermosura 
&  la  suya;  procura  que  entretanto 
que  con  su  negro  manto  está  la  noche 


I 

4 


del  transparente  coche  desterrada 

goce  el  alma  abrasada  tu  belleza; 

que  tú  serás  cabeza  de  mi  imperio, 

y  en  dulce  cautiverio  presa  el  alma 

que  tienes  puesta  en  calma,  haré  que  el  orb<^ 

sin  que  la  envidia  estorbe  dichas  tantas, 

se  postre  á  aquesas  plantas;  tu  señora 

le  servirá,  Lidora,  y  aunque  sea 

!'-mperatriz,  no  crea  ningún  hombre 

que  lo  es  más  que  en  el  nombre. 

LlOOHA. 

\Q\iV  ahundanll 
que  promete  un  amante  pretendiente. 
y  qué  apocadamente  cumple  luego 
que  se  aplacó  su  fuego!  No  harás  nada; 
quedaréme  criada,  pobre  y  sola, 
y  l'-mpcralriz  Carola;  muy  mal  labras 
ius  gustos  con  palabras,  pues  son  viento, 
tn  cumpliendo  tu  intento  seré  necia 
y  fea;  la  que  precia  el  primer  fruto 
es  cuerda  y  da  tributo  al  yugo  tierno 
del  sacramento  eterno,  que  al  (in  dur«. 

Constantino. 

La  perfecta  hermosura  nunca  enfada; 
mas  después  de  gozada,  si  es  perfeio 
el  amor,  más  sujeto  está  el  amanto, 
más  firme,  más  constante  y  apacible; 
¿no  es  siempre  apetecible  lo  que  es  bueno? 

Lidora. 

Lo  bueno  como  bueno,  es  gran  regalo; 
pero  en  razón  de  malo  mala  cosa. 

Constantino- 

¡Ay  mi  discreta  hermosa  que  me  vences 
cada  instante  y  convencesl  Yo  te  adoro, 
y  aunque  el  bello  tesoro  de  tus  brazos 
con  violentos  abrazos  hoy  pudiera 
forzarle  si  quisiera,  no  me  agrada 
la  voluntad  forzada,  y  al  contrario 
el  amor  voluntario  me  combate; 
de  remedio  se  trate,  que  mo  abraso, 
mi  sol,  mi  luz,  mi  fe. 

LlUoRA. 

Paso,  Constantino. 

Constantino. 

Si  me  amas,  determino  hacer  que  Oriente 
dé  perlas  á  tu  frente  y  cuanto  abarca; 
serás  griega  monarca  y  Reina  sola; 
mandarás  á  Carola. 

Lidora. 

¡Oh  interés  loco! 
venciste  poco  á  poco,  mucho  puedes; 
cazáronme  tus  redes. 

Constantino. 

¿f^orrespondes 
ó  mi  amor?  ¿Qué  respondes? 

LinoPA. 

Que,  pues  fueria 


4 


ACTO    PRIMERO 


89 


las  hecho,  me  fuerza  no  haberla  hecho 
gnro  del  pecho  te  iccíba. 

^H        Constantino. 

ídora,  viva  lu  hermosura! 
krta  mi  ventura! 

^K  LlDOBA. 

Kl  cómo  traza, 
que  me  embaraza  la  venganza;  (i) 
bráenclmundoque  interés  no  venzar* 

(Vase\ 

ESCENA    VIH 

•'OKSTAKTürO. 

InTíqué  vale  cuando  al  campo  sale 

puertas  á  cuestas  que  de  Gaza 

ñero,  si  una  iTMJJer  traza 

a  tahona,  ciego,  á  un  bruto  iguale? 

vale  Alcides  con  amor;  qué  vale 

leones  vence  y  despedaza, 

1  rueca  su  invencible  maza 

e  obligan  el  amor  y  Onfale? 

ñápalo,  no  tuvo  vergüenza 

sentado  cual  mujer  le  vieron 

se  la  rueca  por  recalo 

mucho,  pues,  que  una  mujer  me  venza, 

do  yo  mas  fuerte  que  lo  lucron 

,  AÍcides  y  Sardanapalo? 


r         ESCEfíA  IX 

CuHSTAMTiNo  y  Lboncio. 

^^  Leoncio. 

npetencia  á  un  César?  ¿Yo  á  su  dama 
líelos,  ¿qué  es  esto?  Mas  que  importa 
ipita  en  amar,  si  en  el  imperio 
>r  ¿Vm  voz  dulce  no  me  ha  dado 
de  limperador?  Pues  si  preiendo 
que  es  el  imperio,  ¿qué  milagro 
Lenda  lo  menos,  que  es  Lidora? 
I  vana  ambición,  déjame  un  poco, 
10  que  me  quieres  volver  loco. 

QlNSTKNTlN'O. 

LroNr.io. 
Gran  señor. 

^B  CoNSTAJlTINO. 

Ya  dio  Lidora 
do  si  de  mi  esperanza: 
10  aprestado  aquesta  noche 
rola,  quiero  que  lo  ocupe 
s  Cipria  que  me  abrasa  el  alma. 

Leoncio. 

.cucho,  cielos?  Pues,  señor,  ¿tú  esposa? 


en  elorigin»!  y  en  la  reimpretión  de  n.*  Tc- 
uzmán'ipcro  e«  claro  que  Tikso escribid  «rer- 
contonante  de  «venza». 


Constantino. 


No  me  la  nombres;  volveráse  á  Chipre 
con  su  padre. 

LEO>fCIO. 

¿Qué  dices,  gran  Monarca? 
Hoy  te  acabas  de  desposar  con  ella, 
¿y  quieres  con  afrenta  tan  notable 
que  á  su  padre  se  torne? 

Constantino. 

Pues  ¿que  agravio 
le  puedo  hacer,  si  antes  de  gozarla 
á  su  padre  la  vuelvo? 

Leoncio. 

Dirá  e]  mundo 
mil  oprobios  de  ti,  y  el  Rey,  su  padre^ 
podrá  con  justa  causa  hacerle  guerra. 
Mira,  señor,  que  tienes  en  lu  Corte 
á  Roselio,  su  hermano,  y  que  en  sabiendo 
cl  agravio  que  hacerle  determinas 
incitará  á  su  padre  á  la  venganza. 

Constantino. 

Poco  importa,  que  echándole  de  Grecia 

y  ocupándole  lejos  en  la  guerra 

no  sabrá  mis  intentos.  El  ejército 

que  está  en  Egipto  contra  el  Soldán  turco 

no  tiene  Capitán  general,  quiero 

con  este  cargo  honroso  desterrarle 

y  hacer  que  allá  le  den  veneno  ó  muerte, 

quitaremos  de  en  medio  aqueste  estorbo. 

Otra  dificultad  hay  mayor  que  ésa, 

que  es  el  estar  mi  madre  viva  y  libre, 

y  temo  que  si  ve  mis  desvarios 

ha  de  quitarme  libertad  é  imperio; 

aue  la  adoran  de  suerte  los  soldados 
e  toda  Grecia,  que  me  dicen  lloran 
por  verla  del  Imperio  retirada. 
Pero  si  con  prenderla  quedo  libre, 
prenderéis. 

Leoncio. 

¿Qué  dices? 

Constantino. 

Pues  ¿es  mucho 
que  por  asegurar  mi  gusto,  prenda 
a  mi  padre,  mi  madre  y  mi  linaje? 
De  aquesta  suerte  viviré  seguro. 
Tomaré  por  achaque  de  prenderla 
que  levantarse  quiso.  Llama  á  Andronio 
y  haz  qucá  mi  madre  ponga  en  una  torre, 
y  toma  aquesta  llave  de  mi  cámara, 
y  engañando  á  Carola,  haz  que  á  Lidora 
en  su  lugar  aquesta  noche  goce, 
que  yo  voy  luego  á  despachar  á  Egipto 
a  Koscíio;  que  importa  que  se  parta 
para  quitar  estorbos  á  mi  gusto.  <  Vase.) 

ESCENA  X 

Leo.'vcio. 

|Ay  ciego  Emperador!  ¡Ay  loco  Augusto! 
No  querrá  el  cielo  ni  mi  amor  que  goces 


9'> 


LA  RKI»UBLICA  AT.  HEVES 


aquesta  noche  á  quien  el  alma  he  dado. 

La  llavL-  de  bU  cáiDara  es  aquesta, 

yo  haré  que  entienda  ser  Lidora  hermosa 

la  que  le  aj^uarda  en  su  lasciva  cama, 

cuando  á  acostarse  vaya,  y  que  esté  en  ella 

la  pobre  Kmperalriz  que  ya  aborrece; 

que  yendo  á  obscuras  con  silencio  mudo, 

creyendo  que  es  IJdora  la  que  aguarda, 

no  se  sabrá  mi  provechoso  enredo 

y  yo  á  Lidora  go/aré  con  nombre. 

esia  noche,  del  César  (]on$iatitino. 

Liuena  traza  es  ésta  si  se  lo^ra; 

yo  voy  á  ejecutarla,  aunque  la  vida 

pierda,  que  por  tal  prenda  es  bien  perdida. 


ESCENA  XI 

Salen  Fi.orii.o,  11inami>o,  Itai  to  y  'Iakso,  pattorts;  y 
Miti  tüA,  y  dttr>U  rit  ellos  IpEür,  la  cual  st  atenía. 

Tamstí.     I'erdone  la  cortedad 

de  vucso  pruebo  grosero 
su  mercé,  y  mire  primero 
que  al  don  á  la  voluntad. 
(}ue  á  ser  tan  rica  como  ella 
con  tales  veras  mostrara 
su  amor,  que  se  aventajara 
á  todo  el  imperio  en  ella. 
Alcaldes,  Concejo  y  gente 
del  puebro,  á  su  señoría 
un  pobre  presente  envía; 
pcro  Basta  ser  presente. 
Scis  mozas  en  delantera 
van  Compuestas  y  garridas, 

3UC  en  seis  fuentes  escogidas 
c  la  más  limpia  espetera, 
llevan  cubiertas  de  ilor 
rosas  y  tortas  cuajadas 
de  miel,  que  fueron  masadas 
hoy  por  la  del  herrador. 
También  llevan  confitura 
poca,  porque  cara  cuesta, 
que  ayer  compró  media  cesta 
en  Constantinopla  el  cura. 
Luego  se  siyuen  seis  mo¿os, 
los  más  apuestos  y  ricos, 
todos  con  nuevos  pellicos 
y  lodos  con  rubios  bozos, 
que  andando  con  pasos  graves 
llevan  de  palos  pendientes 
mil  regalos  diferentes 
de  conejos,  liebres  y  aves. 
Tras  ellos  van  cien  cabritos 
de  mil  colores  y  modos, 
unos  más  que  el  ampo  todos, 
otros  de  manchas  escritos, 
que  llevan  en  medio  de  ellos 
dos  terneras  señaladas, 
con  campanillas  doradas 
de  los  arrugados  cuellos. 
Después  van  doce  zagales 
con  otras  tantas  doncellas, 
cargados  ellos  y  ellas 
de  requesones,  panales, 
quecos  que  el  tiempo  conserva, 
cuajada,  natas,  mantecas, 
y  frutas  verdes  y  secas, 


hasta  el  níspero  y  la  serva 
Todo  aquesto  humilde  ofrec 
el  lugar  á  su  mercé: 
pobre  en  obras,  rico  en  fe, 
que  es  lo  que  más  le  engranda 
y  yo  un  alma  le  presento, 
contenta  ahora  sm  lasa, 
tan  ancha  como  la  casa 
que  le  ha  de  dar  aposento. 

MF.i.ts\.    jQué  bien  \<.>  ha  despotricado 
el  diabrol 

UisAMi-o.  (>omo  discreto. 

Flohh.o.  Basta  ser  poeta. 

Di.NAMi'o.  Poeto 

diréis,  que  es  hombre  y  barb, 

Imeng.       Yo  estoy  muy  agradecida 
al  lugar  por  el  cuidado 
que  en  regalarme  ha  mostrad 
y  gusto  de  ny  venida. 
\  en  pago  de  este  presente 
que  aqueste  lugar  me  ha  hecho, 
os  hago  francos  de  pecho 
por  veinte  años. 

Otros  veinte, 
^veinte  dije?  veinte  mil 
tenga  de  vida  y  salud 
su  merced. 

En  la  quietud 
del  campo  que  viste  Abril 
si  tendré,  que  en  el  palacio, 
donde  la  ambición  se  bebe, 
la  más  larga  vida  es  breve. 
Acá  vivimos  despacio. 
Pues,  Tarso,  ya  ha  muchos  días 
que  no  nos  vemos. 

Después 
que  pisaron  vuestros  pies 
imperios  y  monarquías 
y  os  ausentasteis  deaqui 
no  os  he  visto. 

Pues  .;por  qué? 
i'orquc  en  la  corte  pensé 
que  os  olvidarais  de  mí. 
jvluda  el  mandar  la  costumbre 
y  la  púrpura  imperial 
no  hace  caso  del  sayal; 
cstábades  en  la  cumbre, 
¿quién  habia  de  subir 
tan  alto  á  habraros?  .Acá 
más  tiempo  y  lugar  habrá. 

Melisa.    .Agora  la  he  de  pedir 

que  me  quieras  por  justicia, 
veremos  si  esto  aprovecha. 

Takso.     No,  Melisa;  que  sos  hecha 
como  casa  i  la  malicia. 


ESCENA  .XII 

Salen  .\:<uru.mo  y  uíros,  *n  futrpa.—VHt 

Andhon.  Aquí  dicen  que  ha  de  estar, 
trocando  en  llorido  campo 
el  campo  armado. 


DlN\.MPO, 


lltENK. 


Tarsíj, 
Ikems. 

Takso. 


Irene. 
Tauso. 


I 


(i»    romo  íicmpfc  ooe  Tiu.az  empica  los  nomb 
T;(  .{O  suele  referirse  a  sí  miM 
4  O  ilaiiiA  sacrilUD  p«r»i 


ACTO  PRIMERO 


9' 


i 


Dinampo; 
soldados  en  el  lugar. 
¿Qué  diabros  querrán  agora? 
que  si  nos  echan  soldados 
no  hay  mujeres  ni  gan.'^dos. 
¿Qu¿  es  esio  Andronio? 

iSeñora! 
Ya  comienzo  A  agradecer 
la  lealtad  que  habéis  tenido, 
pues  el  primero  habéis  sido 
que  me  haya  venido  á  ver. 
¿Qué  tenéis.^  ¿Qué  os  entristece 
y  os  hace  enjugar  los  ojos? 
¿Qué  hay  de  nuevo? 

DN.  Mil  enojos, 

señora,  que  no  merece 
vtiesira  Alteza. 

¿A  qué  os  envía 
i  mi  casa,  Constantino? 
Que  en  veros  asi  adivino 
alguna  desgracia  mía. 
Sabe  Dio<;  lo  que  me  pesa 
que  me  lo  mandara  á  mi, 
¿Qué  os  ha  mandado?  Dccl. 
Que  lleve  á  una  torre  presa 
a  vuestra  Alteza. 

¿Qué  dijo? 
Presa  parece  que  oí. 
Mi  hijo  me  prende  á  mí? 
i,  señora. 

¡Qué  buen  hijo! 
En  una  torre  me  manda 
que  os  ponga  guardas. 

Pues  ¿qué 
le  han  dicho  de  mí? 

ON.  No  sé. 

Yo  si,  que  bueno  el  mundo  anda. 
No  es  muy  difícil  saber 
que,  pues  á  Nerón  se  iguala, 
si  me  prende,  no  es  por  mala, 
mas  porque  él  lo  pueda  ser. 
Que  viva  en  prisión  ordena 
porque  no  lo  esté  su  antojo, 
que  la  reprehensión  al  ojo 
mil  liviandades  refrena. 
Y  pues  prenderme  ha  mandado 
cuando  sus  vicios  refreno, 
despedazar  quiere  el  freno 
para  correr  desbocado. 
Corra,  que  este  vituperio 
venganza  vendrá  á  tener, 
que  yo  sé  que  ha  de  correr 
hasta  atrepellar  su  Imperio. 
¿Dónde  Constantino  está? 
Kn  la  casa  de  placer 
del  monte. 

Quiérole  ver; 
llevadme  primero  allá. 

ON.  No  puedo  en  eso  serviros, 
y  de  ello  el  alma  se  corre; 
luego  manda  que  á  una  torre 
os  lleve,  sin  consentiros, 
señora,  que  á  su  presencia 
lleguéis. 

¿Aqueso  os  mandó? 

kON.  Plugicra  al  ciclo  que  yo 
pudiese  hacerlo. 


IpENP. 


Paciencia. 

Vamos,  pues  lo  manda  así. 

Amigi;s,  adiós,  adiós. 
Tahso.      Yo,  icñora.  iré  con  vos; 

de  mi,  señora,  os  serví; 

yo  iré  en  vuestra  compañía. 
Ipenk.       No,  Tarso;  ya  querrá  el  cielo 

que  vuelva  á  ver  este  suelo 

con  más  contento  algún  día. 
Tapso.     Quedando  sin  vos  me  alujo. 
Ihenp;.       Adiós;  vamos  de  aquí,  Andronio. 

tLttvanla.) 
OiNAMi'o.  ¿Aqueste  es  hijo  ó  demonio? 
Tarso.     Demonio  si,  mas  no  hi)o.  (Vanxr.) 


li  S  C  K  N  A    X  ii  I 

5i>/«  Capola  sota. 

Blasone  el  hombre  arrogante 
que  es  un  diamante  en  sus  hechos, 
que  hoy  he  visto  en  un  instante 
que  hay  diamantes  contrahechos 

fquc  se  quit'bra  el  diamante, 
iien  puede  ser  este  error, 
y  el  hombre,  por  varios  modos, 
ser  lirme,  y  más  en  amor, 
mas  conmigo  pierden  todos 
hoy  por  el  emperador; 
porque  si  bien  me  quisiera 
con  más  amor  me  mirara; 
pero,  si  me  aborreciera, 
el  desposorio  aguardara 
que  on  Constantinopla  fuera. 
Declarad,  piadosos  cielos, 
este  caos  de  mis  recelos, 
este  nuevo  laberinto, 
aqueste  inñerno  que  os  pinto 
de  confusión  y  de  celos, 
liste  enigma  que  se  ofrece 
el  alma  confusa  aquí, 
pues  Constantino  parece 
que  amándome  á  mí  sin  mi, 
cuando  me  ama  me  aborrece. 


ESCENA  XÍV 

Sale  LiDOHA,— Dicha, 

¿Kn  qué  andáis,  travieso  amor? 
Mas  ¿diréis  que  no  es  error 
el  qué  aquesta  noche  hiciste, 
cuando  la  fuerza  rendiste 
de  mi  honra  al  Emperador; 
y  que  si  la  gente  infama 
la  mujer  con  justa  ley 
que  así  mancha  su  honra  y  fama 
no  pierde  nada  si  un  Rey  • 
su  amor  solicita  y  ama? 
Murmúrcse,  pues,  mi  exceso 
que  ( I )  haber  dado  ser  y  honor, 
porque  de  un  limperadór 
esposa  ser  intereso. 


I.idopa. 


(i)    En  los  impresos  así:  pero,  como  falta  un  verso  4 ' 
la  quiatikla,  esta  oscuro  el  seaiido.  1 


92 

Carola. 

LtÜORA. 

Caroi-a. 

I.IDURA. 

CarOi.A< 

LlDORA. 

Carola. 

LlDOHA. 

Cahoi.a. 

LlUORA. 

Carím-a. 


LA  PEPUBLlOA   Al.    REVKS 


I.IUUHA. 


Capola. 


Lllx^RA. 


Carola. 

LlUORA. 


Carola. 


Lidora,  ¿que  suspensión 

os  irac  confusa  y  en  (i)  calmar 

Nuevos  pcnsamienlüs  son 

y  pretcnsiones  de  un  alma 

que  ya  se  juzga  l'aeión. 

¿Faetón?  ¿Tan  alta  subida 

i'nienia? 

Desvanecida, 
quiere  con  él  competir. 
¿Y  no  leme  que  el  subir 
espera  mayor  calda? 
Ella  se  sabrá  tener. 
Tal  segundad  no  es  buena; 
guardaos,  no  seáis  Lucifer 
en  pretender  silla  ajena, 
que  será  cierto  el  caer. 
¿Ajena?  ¿Qué  patrimonio 
da  señal  ó  icsiimonio 
de  que  tiene  dueño  ajeno? 
¿Qué  patrimonio?  ¿No  es  bueno 
el  del  santo  matrimonio? 
¡Jesiis!  aquesc  hasta  ahora 
está  en  cierne,  otro  mejor 
tiene  el  alma  en  quien  la  adora, 
que  es  un  vinculo  de  amor 
y  mayorazgo. 

¡A  y,  Lidora, 
mira  lo  que  haces;  mira 
que  hay  Dios  y  que  si  se  aira, 
castigará  con  rigor; 
mira  que  el  Emperador 
es  mi  esposo,  y  que  suspira 
por  él  mi  alma,  Lidora. 
Miro,  que  como  no  eres 
buena  para  imperar,  quieres 
ser  para  predicadora;  (a) 
no  me  canses. 

Ya  comienza 
en  ti  á  campar  la  taita 
de  honor;  no  habrá  quien  te  venza, 
que  cuando  la  honra  falta 
también  falta  la  vergüenza. 
Si  la  lengua  no  reprimes, 
forzaréie  á  que  me  estimes, 
cortándotela  á  raiz. 
¡Villana!  ¿á  tu  l-^mpcratriz? 
¿Emperatriz?  ¡Que  sublimes 
pensamientos!  el  renombre 
me  agrada;  deja  el  humillo, 
que  eres,  para  que  le  asombre, 
sólo  Emperatriz  de  anillo, 
y  no  tienes  más  que  el  nombre. 
Y  no  hagas  tanta  cuenta 
del  titulo  que  te  afrenta, 
pues  eres,  con  tal  blasón. 
Emperatriz  á  pensión, 
y  he  de  gozar  yo  la  renta. 
Que  el  cielo,  que  galardona 
contra  la  opinión  que  tienes 
y  ennoblece  una  persona, 
podria  ser  que  á  mis  sienes 
trasladase  tu  corona. 
Como  el  mundo  anda  al  revés 
no  es  mucho  que  en  eso  des. 


y  que  suba  tu  bajeza 

á  coronar  tu  cabeza 

de  descalzarme  los  pies. 

Mas,  cuando  estés  coronada, 

¿no  le  parece,  Lidora, 

que  quedaré  más  honrada. 

pues  tendré,  siendo  señora, 

una  Emperatriz  criada? 
LiooRA.     Norabuena  sea  asi; 

resulte  la  honra  en  ti 

y  yo  goce  lu  apellido, 

que  si  hasta  aquí  te  he  servido, 

lú  me  servirás  á  mí. 
Carola.   ¿Yo  s  li,  soez,  baja,  loca? 

Cuando  el  laurel  imperial 

me  quite  mi  dicha  poca. 

¿no  soy  vo  de  sangre  real? 

¿y  lú? 
LiuoRA.  Rtfrena  la  boc; 

que  si  mi  enojo  echa  el  resto, 

haréte  arrepcnlir  presto. 
Carola-   ¿A  mi,  ramera  de  Grecia? 

^mal  nacida? 
LmoKA.  Toma,  necia. 

iPalt  Lidora  li  la  Infanta  un  bafeláñ.^ 

Carola.    |Ay,  Dios!  ¿Bofetón? 

ESCENA  XV 
Saltn  CoNSTAHTiNo,  Leoncio  y  Andkohio.— Dicn« 

Constan.  ¿Qué  es  esti 

LiuopA.     (vtp.)  Constantino  viene  aqui; 
fingiré  que  recibí 
el  biífción  que  di.  ¡Ay,  Dios! 

Constan.  jLídora  mia! 

Liiy)RA.  ¿Por  vos 

liencn  de  tratarme  asi? 
¿í*or  vos  mjuria  tan  clara? 
¿Por  vos  llamarme  ramera? 
¿Por  vos  la  mano  en  mi  cara 
la  Infanta? 

Constan.  |La  Infanta  muera! 

Carola.   (Ap.)  ¿Vi<isc  insolencia  más  rara? 
.Mas  para  que  con  razón 
todo  en  aquesta  ocasión 
ande  al  revés,  no'me  espanto 
que  ésta  forme  queja  y  llaniu 
y  yo  lleve  el  bofetón. 
Más  vale  que  pase  así; 
y  aunque  yo  sea  la  injuriada, 
que  piense  el  mundo  que  di 
bofetón  á  mi  criada, 
},  no  que  le  recibí. 
Es  verdad;  yo  castigué  {a  ríimí 
á  quien  tan  soberbia  fué 
que  se  descomidió  ahora 
contra  su  propia  señora. 

OiNSTAN.  Pues  ¿cómo  el  cielo,  que  ve 
su  bella  luna  eclipsada, 
con  un  castigo  ejemplar 
no  la  ha  dejado  dañada?  (i) 

Carola.    Pues  ¿es  nuevo  castigar 
la  señora  á  su  criada? 


^ 


a)    Fali4  un  vcriu,  pues  son  todas  quintillas. 


(I)    Ahí  en  el  original;  pero  |«  r«impre«i6a  corrJii 
con  aucrto  ncribicndo  «vcnKad**. 


0»A. 


I 


Calla,  asombi'u  de  mi  ^ubtu. 
Llévala  presa. 

Señora, 
tener  paciencia  aquí  es  justo. 
{Ap )  No  sabrá  asi  que  á  LíJora 
amx-hc  gocé,  el  Augusto. 
Vamos,  que  con  palio  honroso 
vuestro  nombre  haré  famoso 
en  venganza  desta  afrenta, 
siendo  con  tiesta  opulenta, 
bella  prenda,  vuestro  esj»osü. 
Ka.  pues,  que  ya  es  raL/on 
que  cese  aquesa  pasión, 
mi  bien,  basta  ya,  ven!. 
^Suélese  olvidar  asi 
la  injuria  de  un  bofetón? 

( Vanst  Gonsianiino  /  t.íilura.) 

ESCENA  XVI 
Caroia   y  Lkonciu. 


OLA.    Vamos,  puub  ^usia  aue  presa 
padezca,  el  Emperador. 

iNCio.  Mientras  que  su  enojo  cesa, 
sufrid  aqueste  ri^or. 
Infanta,  que  de  él  me  pesa. 

tui.A.    ¡Qué  bueno  anda  el  mundo  ahoral 
Despreciada  la  señora; 
antepuesta  la  criada; 
presa  la  que  está  injuriada, 
con  honra  la  que  es  traidora. 
La  que  descalzó  mis  pies, 
entronizada  en  el  puesto 
del  imperio.  .Mas  peco  es 
en  la  república  aquesto, 
que  es  república  al  revés. 


ACTO  SEGUNDO 


ESCENA  PRIMERA 


Salen  Liooiu  y  Clodio  vestidut  dt  comino. 

DDlo.     Tan  lleno  de  pesares 
quedé  cuando  partiste, 
que  con  el  menor  de  ellos 
fué  mucho  no  morirme. 
Maldije  el  griego  imperio 
y  á  la  Infanta  maldije, 

3ue  fué  ocasión,  señora, 
e  aquella  ausencia  triste. 
En  ella  de  mi  pena 
pensaba  divertirme 
con  ejercicios  varios, 
sin  tu  presencia  viles. 
Salí  á  cazar  mil  veces, 
y  otras  tantas  volvíme, 
porque  me  daban  caza 
pensamientos  terribles. 
Perdía  si  jugaba, 
que  como  perdió  Chipre 
tu  agradable  presencia, 
perdiéndose  él,  perdime. 


t»>uisieron  mis  amigos 
con  pláticas  sutiles 
entretener  mis  penas: 
mas  como  siempre  a1lit;c 
al  que  es  discreto  el  necio, 
al  soberbio  el  humilde, 
y  al  avariento  el  pobre, 
asi  al  amante  el  libre. 
Con  otras  hermosuras 
poner  remedio  quise 
al  fuego  que  en  el  alma, 
en  \¡éndote,  encendiste. 
Mas  era  echar  más  leña, 
porque  es  necio  el  que  dice 
que  el  amor  más  constante 
con  otro  amor  se  rinde. 
En  fin,  cuantos  remedios 
en  su  Ars  jiuaiuii  escribe 
Ovidio,  el  destarado, 
tantos  propuse  é  hice. 
Mas  como  al  que  es  de  muerte- 
de  tormento  le  sirven 
las  medicinas  varías 
que  el  médico  apercibe, 
empeoré  con  ellos; 
]mal  haya  amén,  quien  dice 
que  es  remedio  li  ausencia 
para  que  amor  se  olvide! 
]Qué  de  veces  rondaba 
las  paredes  felices 
que  habitación  le  dieron 
cuando  mi  mal  oíste! 
¡V  qué  de  veces,  loco, 
de^de  tus  rejas  quise, 
llamándote,  .\ najarte, 
representar  un  IphisI 
Las  sabrosas  palabras 
y  prendas  que  me  diste 
eran  de  mi  naufragio 
la  tabla  convenible. 
Mas  lodo  aquesto  era, 
sin  verle,  hermosa  Circe, 
cual  vela  que  se  acaba, 
arder  para  morirme. 
Vime,  en  fin,  tan  enfermo, 
tan  desahuciado  vime, 
que  hacer  una  novena 
á  tu  hermosura  quise. 
Llegué  á  Consianlinopla; 
y  apenas  de  un  esquife 
á  tierra  salté,  cuando 
en  un  carro  sublime 
de  perlas,  marfil  y  oro, 
mis  ojos  hechos  linces, 
te  vi  llevar  debajo 
de  un  rico  palio;  jay  triste! 
Creí  aue  me  engañaba; 
llegue  á  un  nombre  y  le  dije: 
¿Carola  no  es  aquélla, 
hija  del  Rey  deC.hipre? 
Respondió:  «No  es  la  Infanta 
que  esa  dama  infelice 
trajo  consigo  el  daño 
que  su  ventura  oprime. 
Una  criada  es  suya 
á  quien  el  César  rinde 
la  cerviz  de  su  imperio 


^^K9i                       i-^            *^^                         ^^^1 

^^ft^            porque  es  de  su  amor  Circe.» 

en  albricias  del  estado        ^|^| 

^^^^^L           Quedóme  casi  mucrio. 

que  Dios  le  dio,  si  es  que  precl^H 
tu  Alteza  su  autoridad,             ^H 

^^^^^H           y  vi  que  el  vul^^o  libre 

^^^^^H           te  echaba  maldiciones, 

que  les  des  un  dia  feliz               ^M 

^^^^^H           y  aun  yo  ayudarle  quise; 

poniendo  á  su  Emperatriz,        B 

^^^^^B            y  de  mi  muerte  cierto. 

y  tu  madre,  ea  libertad.            H 

^^^^H           pues  miro  ya  imposible 

V  piensa  que  hacerlo  asi            H 

^^^^^H           mi  débil  esperanza. 

como  el  Senado  te  exhorta.       ^M 

^^^^H           antes  cjue se  marchite. 

aunque  mucho  nos  importa.     ^M 

^^^^H           busque  ocasión  de  darle. 

más,  señor,  te  importa  á  ti.        ^M 

^^^^H           cruel  más  que  Bisiris, 

Porque  las  murmuraciones       ^M 

^^^^^B           el  parabién        lauro 

del  vulgo  y  de  los  soldados        H 

^^^^^K           que  en  tu  cabeza  ciñes. 

que  por  ella  gobernados            ^M 

^^^^B           nQuién  duda  que  si  antes 

vencieron  tantas  naciones,        ^M 

^^^^^H          amando,  me  tuviste 

publican  que  es  vituperio         ^M 

^^^^^H           en  Chipre  por  tu  Adonis, 
^^^^^B           aquí  seré  Tersites? 

de  Grecia  y  de  su  nación  ^H 
que  consientan  en  prisión  ^M 
a  quien  defendió  su  Imperio.     ^M 

^^^^^B          Va  pisas  oro  y  perlas, 
^^^^^B          diamantes  y  ruDies, 

Todas  la  lloran  y,  en  fin,          ^M 

^^^^H          .jquién  duda  que  con  ellos 
^^^^^H          también  mis  dichas  pises?' 

como  la  aman  en  extremo,       ^M 

si  dura  su  prisión,  temo           ^M 

^^^^^H          Casiíguente  los  cielos: 

algún  popular  moiin.               ^| 

^^^^^1          pero  no  te  castiguen. 

Ojnstan.  ¿Piden  más? 

^^^^^B          sino  que  con  mi  muerte 

lloNURAT.                      Sr,  que  á  la  Infanu 

^^^^^^            de  tanto  mal  me  libren. 

de  Chipre,  pues  es  tu  esposa, 

^^H  LiDORA-     ¡QJué  extraordinario  fíusto 

tan  discreta,  tan  hermosa. 

^^^^                  me  da,  Clodio,  el  oirte 

tan  prudente,  honesta  y  santa,  t 

^^B                  aqucsas  tiernas  quejas 

el  nombre  y  estado  des' 

^^B                 que  dentro  el  alma  imprimes! 

que  goza  quien  le  ha  usurpado; 

^^B                  ¡Oh,  qué  contento  causan 

y  que  pues  te  has  desposado 

^^^B                 los  celos  apacibles 

con  ella,  es  razón  que  estés        ^_ 

^^^1                 tras  una  larga  ausencia 

advertido  que  no  puedes,           ^M 

^^^H                 de  dos  amantes  firmes! 

mientras  viviere,  tener               ^M 

^^B                  Muy  bien  venido  seas. 

i  Lidora  por  mujer,                   ^M 

^^B                 deja  temores  viles. 

pues  los  limites  excedes            ^M 

^^B                  que  aunque  el  imperio  gozo, 

de  la  ley  que  puso  Dios,            ^M 

^^B                  no  es  ocasión  que  olvide 

cuando  justamente  veda           ^M 

^^B                 el  abecé  primero 

que  ningún  cristiano  pueda       ^M 

^^B                 que  el  alma  estudió  en  Chipre, 

vivir  casado  con  dos.                  ^| 

^^^H                 cuando  de  esclava  tuya 

Este  es  el  consejo  sabio              ^ 

^^B                  la  argolla  le  pusiste.  ' 

que  te  suplican  que  admitas,          . 

^^B                  Mi  hermano  tinge  que  eres. 

gran  Monarca;  no  permitas       ^B 

^^B                  que  yo  haré,  si  lo  tinges, 

el  intolerable  agravio                 ^M 

^^^    ^               que  rijas  el  Imperio. 
■        Ctouio.     cesó  el  obscuro  eclipse 

con  que  Irene,  presa  está:          ^M 

mira  que  tu  madre  Irene            ^M 

^^^v                   de  mis  confusos  celos; 

en  pie  aqueste  Imperio  tiene,     ^M 

^^^^                aquesos  brazos  ciñe 

que  ya  cayendo  se  va.                ^M 

^^^^^H            á  mi  dichoso  cuello. 

Si  ú  cleinencia  te  provoco        ^H 

^^^^|B           que  hoy  miro  un  imposible 

no  dejes  de  cjecutalla;               ^H 

^^^^^^           en  ti,  mi  bien,  pues  eres 

mira,  invicto  César...                ^M 

^^V                   mujer  y  mujer  firme. 

Constan.                                  Calla;        ^H 

^^m  LjOoka.     El  César,  Clodio,  viene. 

no  digas  más,  viejo  loco.          ^1 

^^B  Clooiu.     Yo  haré  lo  que  me  dices. 

¡Qué  donosa  petición                ^H 

para  gobernar  mi  Estado!        ^H 

^H                             ESCENA  II 

Hoy  verá  ul  griego  Senado  ^H 
en  mí  un  Cómmodo,  un  Nerái^| 

^^^B        SaUn  CoKSTANTino,  iloKoiiAro,  senador  viejo. 

,;EI  ha  de  regirme  á  mi?           ^M 

^^^H     LEo^clo,  MACALto.  Amoroniq  y  otro». — Inicuos. 

¿Es  este  el  mundo  al  revés?      ^M 

Honokat.  Ni  aquese  nombre  le  des          ^M 

^^H  Constan.  ,íQuc  es  lo  que  me  pide,  pues, 

ni  le  alborotes  asi;                     ^M 

^^H                   el  Senado? 

que  si  envía  á  suplicarte           ^M 

^^H  HoNORAT.                    Cosas  justas, 

lo  que  he  venido  á  advertirte,   ^M 

^^B                   que  diré,  señor,  si  gustas. 

no  es,  señor,  para  regirte.         ^H 

^^V  Constan.  Di  las. 

sino  para  aconsejarte.               ^M 

^^B  HoNOROT.            I.a  primera  es 

¿Qué  monarca  ó  rey  desprecia  ^ 

^^B                   suplicarte  toda  Grecia, 

el  consejo,  si  es  priidenie? 

^^H                  y  en  nombre  suyo  el  Senado, 

Constan.  Yo  basto  y  soy  suiicienie        ^^ 

^^^^                                                   ACTO   SKÜITNUO                                                                    <)5     ^^^H 

para  gobernar  á  (irccia. 

ESCENA  iri                           ^M 

El  Senado  no  ha  de  dar, 

^^H 

sin  pedirlo,  parecer. 

Dichos,  menos  lionoiuio.                     ^^^^| 

que  él  sólo  ha  de  obedecer 

Constan.  Andronio.                                       ^^^H 

y  yo  solo  he  de  mandar. 

Anui^on.                   ¿Gran  señor.''                    ^^^^H 

Sus  livianos  pareceres 

Constan.                                     Corro            ^^^^| 

muestran  lo  que  han  estudiado; 

donde  mi  inadrc  está  presa              ^^^^| 

yo  haré  de  su  vil  Senado 

y  con  diligencia  y  priesa,                        ^^H 

ún  Senado  de  mujeres. 

dentro  de  la  misma  torre                    ^^^^| 

Basta,  «lue  es  donoso  cuento 

la  da  un  garrote.                             ^^^^M 

que  con  livianos  consejos 

Anobún.                             ¿Qué  dices?             ^^^H 

nne  quieran  dar  cuatro  viejos 

¿A  lu  madre?                                   ^^^H 

mujer  á  mi  descontento. 

Constan.                       }()1a!  También                   ^H 

Si  á  mi  madre  tengo  presa 

á  aqueste  muerte  le  den.                       ^H 

es  porque  viva  en  sosiego 

Andkon.  ¿a  mi?                                                  ^H 

mi  Estado  é  Imperio  griego. 

Constan.             No  te  escandalices;                     ^H 

y  si  al  Senado  le  pesa 

6  á  mi  madre  m.-iia,  6  mucre.                ^^H 

de  que  la  tenga  en  prisión. 

Anoron.  Yo  haré,  señor,  lo  que  mandas.             ^^H 

no  ignora  la  deslcaltad. 

|A y  mundo,  v  qué  al  revés  andas!           ^H 

que  en  dándola  libertad 

y<^t-i¡^^m 

ha  de  intentar  su  traición. 

^^^^1 

Ya  sé  que  quiere  que  torne 

ESCENA  IV                           ^^B 

al  trono  Imperial  que  pierde, 

y  que  con  el  lauro  verde 

Dichos,  m«nr<«  Axdkohis.                       ^^^^H 

su  frente  otra  vez  adorne. 
>itAT.  Mira,  {^ran  señor... 
KírsTAN.                               Ya  es  tarde; 

Constan.  Si  el  Imperio  darle  quiere,                ^^^H 
su  silla,  justo  os  me  cuadre              ^^^^| 

vuestro  intento  es  manifiesto: 

la  seguridad  que  elijo,                       ^^^^| 

yo  lo  remediaré  presto. 
Parle  al  Senado  cobarde 

que  no  seré  el  primer  hijo                ^^^^H 

que  de  la  muerte  á  su  madre.           ^^^^| 

Leoncio,  ve  por  Carola.                     ^^^^| 

Leoncio.  Yo  voy.               (Vase.)                  ^^^H 

con  los  soldados.  Mucrino, 

de  mi  guarda,  y  prende  luego 

lodo  ese  Senado  ciego 

^^^^^H 

autor  de  tal  desatino; 

ESCENA  V                         ^^H 

y  con  basquinas  y  tocas. 

^^^^H 

para  que  el  vulgu  provoques, 

Dichos,  menos  Leoncio,                             ^^H 

ponles  ruecas  por  estoques. 

Constan.              Quiero  que  á  su  tierra               ^H 

que  sus  pretensiones  locas 

se  vuelva,  y  hágame  guerra                    ^^M 
su  padre,  que  si  cnarbola                         ^^| 

declaren,  y  de  esta  traza, 

porque  mejor  los  convenza 

el  mundo  sus  estandartes                        ^^M 

su  locura,  á  ta  vergüenza 

contra  mi,  poco  el  mundo  es,                  ^^M 

estén  todo  hoy  en  la  plaza; 

que  pues  se  cayó  á  mis  pies,                   ^^M 

porque  soy  de  parecer 

no  temo  sus  cuatro  partes.                      ^H 

que  como  mujeres  vean 

Sólo  con  rigor  se  doma                            ^H 

los  que  el  Imperio  desean 

este  extraño  monstruo  griego.                 ^H 

que  gobierne  una  mujer. 
Y  á  este  loco  v  vano  viejo 
en  ella  le  harás  colgar. 

que  CNtoy  por  ponerle  fucgu                     ^H 
como  Nerón  hizo  á  Roma.                      ^^M 

que  así  le  quiero  pagar 

^^M 

su  locura  ó  su  consejo. 

ESCENA  VI                                  ^M 

HoBAT.Señor... 

I.tuuiu,  CoMSTA.NTiNO  y  Clodio.                         ^^H 

ujNSTAN.              Llévalos. 

rtoNooAT.                            Advierte... 

LiuoRA.    ¿Tan  enojado,  señor?                               J^^ 

BSTAN.Ka,  llévalos  de  aquí. 

Constan.  La  luz  de  esos  bellos  ojos                        ^H 

moRAT.  Ejecuta  luego  en  r\V\ 

desterraron  mis  enojos;                             ^H 

este  castigo,  esa  n>ucric. 

ya  se  acabó  mi  rigor.                                ^H 

y  deja  libre  el  Señad.  ■. 

LiuoKA.    ¿Con  quién  la  cólera  ha  sido?                 ^H 
Constan.  Contra  quien  privarme  gusta                  ^^^ 

que  es  en  tu  Imperio  c-l  espejo 

de  la  prudencia  y  consejo. 

de  vos;  mirad  si  es  bien  justa.                 ^^H 

►sus.  Buenas  muestras  de  esto  han  dado. 

LiDOHA.     ¿Cómo?                                                     ^^M 

¿•Qué  aguardas?",  llévalos  pues. 
iciiNo.Va,  gran  señor,  te  obedezco. 

Constan.                Ilanme  persuadido                    ^H 

á  que,  viviendo  la  infanta,                      ^H 

"•üRKT.Por  dar  consejos  padezco. 

vos  no  podéis  ser  mi  esposa.        •          ^H 

¡A Y  República  al  revés! 

LiiioKA.    Remedia  rio  es  íácíl  cosa,                          ^H 

{Lléyale  Macriao.) 

dadla  muerte.                                         ^H 

Constan.                       Crueldad  tanta                    ^H 

m 

no  es  bien  que  de  mi  se  picase;              ^H 

^^^       96                                                         LA  HEPIJBLICA  AL  ktVlCS                                      ^H 

^^^B               á  SU  padre  la  enviaré, 

que  por  tener  esta  falla     | 

^^^B                 y  ausente  una  vez,  yo  haré 

le  suelen  pintar  sin  ojos,    i. 

^^^H                 que  el  Patriarca  dispense 

Y  pues  son  las  calidades 

^^^H                 en  ouesiras  bodas.  ^(^)uién  es 

del  amor  cierta  induencia. 

^^^H                 el  que  eslá  con  vos,  señora:' 

lazada  ó  correspondencia 

^^^HClodio.     Flermano  soy  de  Lidura; 

que  anuda  dos  voluntades. 

^^^H                 dame  á  besar  estos  píes. 

y  aquesta  el  cielo  ha  querk 

^^^*^CoNSTAN.¿yué  dices?" 

que  ñus  falte  á  mi  y  á  vos 
habiendo  este  ciego  dios 

^r       LiDOFtA.                      Hermano  es  niio. 

^M                        que  á  asistir  en  tu  servicio 

para  mi  esposa  escogido 

^M                       viene  de  Chipre. 

á  Lidora,  será  fuerza          J 

^M        Constan.                          Da  indicio 

que  admitiendo  mi  disculpi 

^M                        de  serlo  su  talle  y  brio; 

y  echando  al  ?.mor  la  culp 

^^^^                  y  pues  es  ya  mi  cuñado. 

que  á  la  razón  vence  y  fus 

^^^K                 justo  es  honrarle  desde  hoy; 

á  vuestro  reino  os  tornéis. 

^^^H                 el  cargo  noble  le  doy 

que  vuestra  mucha  hermo) 

^^^H                 de  Sccrclariu  de  lüsiado, 

y  (grandeza  os  asegura. 

^^Hr                 ^u<-'  es  uticio  de  valor. 

señora,  que  cobraréis 

^V^  Ctouiij.     llaga  tu  nombre  imperial 

pronto  el  contento  perdido^ 

^m                         la  lama  y  tiempo  inmortal. 

siendo  de  algún  Rey  esposj 

^P        LiLx)«A.     Danos  esos  pies,  señor. 

con  quien  seáis  más  dichos 

^L       Constan.  ^C6mo  es  tu  nombre.'' 

que  conmigo  lo  habéis  sidc 

^^^bClodio.                                          I.iberio. 

Yo  he  escrito  al  Rey,  vuesir 

^^^B                  (Como  me  mudé  en  otro  hombre 

Infanta,  el  caso  presente 

^^^H                 también  quiero  mudar  nombre.) 

que,  siendo  como  es  prud« 

^^^VCoNSTAN.  Tú  gobernarás  mi  imperio. 

no  dudaré  que  le  cuadre. 

Y  en  volviendo  de  la  gucrr 

el  Infante,  vuestro  hermao 

^^H                           ESCENA  Vil 

premiándole  de  mi  mano 

^^^^p                  Saltn  Leoncio  y  Carola. —Dichos. 

se  volverá  á  vuestra  tierra. 

¿Cuándo  intentáis  de  parlii 

^V        Lkoncio.  Aquí  está,  señor,  la  Infanta. 

Carola.  Cuando  la  vida  se  parta; 

^^^^  Constan.  Seáis,  señora,  bien  venida. 

que  ya  de  desdichas  harta 

^^^B                       ScnliOS.  tSifiitanse  toa  tres  ) 

se  va  partiendo  en  suspira 

^^^KCxkOLA.                   ¡Ay  Dios,  si  la  vida 

Monarca  de  lodo  Oriente, 

^^^B                  Tcneciese  en  pena  tanta! 

querido  esposo  y  señor. 

^^^BLeoNCto.   Ahora  el  Kmpcrador 

que  este  titulo  he  de  darte 

^^^B                  viene  ú  saber  mi  delito, 

aunque  otra  me  le  usurp^ 

^^^H                 y  si  el  castigo  no  evito 

La  prueba  de  mi  paciencil) 

^^^^K                 malaráme  su  rigor. 

la  fuerza  de  mi  razón. 

^^^^H                 Adiós  inútil  privanza. 

las  quejas  de  mis  agraviosj 

^^^^H                 que  no  halla  otro  remedio 

la  perdida  de  mi  honor, 
todas  tu  dureza  ablanden 

^^^H                 como  poner  tierra  en  medio 

^^^H                 de  mi  vida  la  esperanza. 

y  con  ellas  el  amor 

^^^H                 Grecia  ¡adiós!  que  de  este  modo 

que  va  creciendo  en  mi  pc< 

^^^H                 librar  mi  vida  procuro. 

al  paso  de  tu  rigor. 

^^^H                pues  mal  viviré  seguro 

Dicen  que  un  rciraio  mío 

^^^H                 donde  anda  revuelto  iodo,  tvaí,:  > 

que  miraste  fué  ocasión 
de  pedirme  por  esposa 

al  Rey,  mi  padre  y  señor. 

^^B                          ESCENA  VIH 

¡Mal  haya  el  pincel,  la  labJ 

^^^^^                            Dichos,  menos  Leoncio. 

la  idea,  mano  y  color 

que  vida  á  mi  imagen  diejl 
pues  mi  muerte  ahora  so» 

^B        Constan.  Sabe  el  cielo  el  dcsconlcnlo 

^1                         que  me  causa  el  no  poder, 

Pudo  ser  que  en  mi  bcllc» 

^B                        Infanta,  satisfacer 

mintiese  el  sutil  pintor 

^B                         vuestro  justo  sentimiento. 

y  que,  visto  el  desengaño. 

^^^^                   Viniste  de  Chipre  á  Grecia 

causase  tu  desamor.          1 

^^^B                   á  darme  mano  de  esposa. 

Mas  si  la  propia  alabanza! 

^^^B                  y  fuérades  venturosa 

es  justa  en  la  oposición 

^^^B                 si.  como  os  estima  y  precia 

presente,  porque  redima 

^^^H                 mi  conocimiento,  os  diera 

con  ella  mi  obligación. 

^^^H.^             posesión  mi  Voluntad 

Bien  sabe  Grecia,  y  tú  salM 

^^^H                y  al  peso  de  la  beldad, 

cuántos  los  Principes  sonj 

^^^B                (juc  en  vos  coniiesa,  os  quisiera. 
^^^B                  bolo  sigue  sus  antojos 
^^^H                 amor,  cuando  un  alma  exalta. 

que  por  mi  causa  han  sufl 

más  que  por  Raquel  Jacob 

Y  entre  lodos  te  escogí. 

ACTO    SeOUNUÍ) 


97 


no  por  ser  Kmfterador 

de  Grecia,  sino  por  serlo 

del  alma  que  ic  adoró. 

¿Por  qué,  pues,  con  tal  crueldad, 

ya  que  ¡mitas  á  Absalón 

en  belleza,  quieres  serlo 

en  el  desdén  y  el  rigor? 

Mas  no  puede  persuadirse 

mi  atligido  corazón 

que  le  desprecies  de  veras. 

¿Es  así?  Yo  sé  que  no. 

Si  ha  sido  para  probar 

de  mi  fineza  el  valor, 

mi  lealtad  y  sufrimiento. 

bien  ves  cuan  de  prueba  soy. 

^No  doy  ventaja  en  quererle 

a  cuantas  mujeres,  dio 

en  el  amor  conyugal 

nombre  la  tama  veloz? 

Ni  amaron  á  sus  maridos 

con  más  tirmeza  que  yo 

Porcia,  Penélope,  Julia, 

Evadnes.  Pantea  y  Michol. 

No  permitas,  César,  pues, 

que  volviendo  á  Chipre  yo, 

mi  infamia  y  deshonra  vea 

el  padre  que  me  engendró. 

Abre  primero  este  pecho, 

y  en  el  verás  que  estampó 

lu  imagen,  siendo  pinceles 

sus  llaman  tiernas,  amor. 

Ea,  vierte  aquesta  sangre; 

mas  ¡ayl  que  tengo  lemor 

que  porque  morir  deseo 

suspendes  la  ejecución. 

Mas,  pues,  con  tan  poca  dicha 

la  fortuna  el  ser  me  dio 

que  aun  para  que  me  des  muerte 

quiere  que  busque  lavor, 

( De  rodillas.) 

postrada  á  tus  pies,  Lidora, 
te  suplico,  si  es  que  yo 
merezco  &\^o,  porque  he  sido 
de  tu  dicha  la  ocasión, 
que  de  Constantino  alcance 
mi  muerte  lu  intercesión. 
siquiera  porque  os  gocéis 
con  buen  titulo  ios  dos. 
Ves  aquí  al  revés  el  mundo: 
á  lus  pies  postrada  estoy, 
y,  pues  que  pisan  el  orbe, 
sobre  mi  cara  los  pon, 
que  no  es  mucho  que  los  pies 
ponga  en  ella  quien  osó    • 
poner  las  manos  el  dia 
que  me  diste  un  bofetón. 

<£.ei/flii£íiíí.) 

iCielos!  ,;que  aun  morir  no  alcanzo? 

pero  ¿cuándo  lo  alcanzó 

el  perseguido  in felice? 

ni  ¿quién  lo  fué  más  que  yo? 

Mas  ¿qué  digo,  esposo  mió? 

tu  obediente  mujer  soy; 

donde  quisieres  me  lleva, 

contenta  á  mi  patria  voy; 

3ue  en  medio  de  las  injurias 
c  lu  desdén  y  el  dolor 

COMEDIAS  DE  TIRSO  DE  MOLINA. — TOMO  II 


Constan. 

Cakoi.a. 

Constan. 


Constan. 


LlOOKA. 

Carola. 


de  mi  padre,  est3r¿  alegre 

por  ver  que  el  cielo  me  dio 

para  consolar  mis  males 

fruto  de  la  primer  llor 

que  en  el  tálamo  cogiste. 

con  ser  dueño,  cual  ladrón. 

Dentro  en  mis  entrañas  siento 

prenda  luya:  quiera  Dios 

que  á  luz  salga... 

¿Prenda  mía? 

¿Cómo  es  eso? 

Luego,  ¿no? 

¿Estás  fuera  de  ti.  Infanta? 

¿Cuándo  te  he  gozado  yo? 
Cahola.   ¿Querrás  negarlo  también? 

No  fué  en  vano  mi  temor; 

la  obscuridad  de  la  noche 

que  el  cielo  me  desposó 

contigo  sabe  que  he  dicho 

la  verdad. 

Aquí  hay  traición. 

La  noche  del  desposorio, 

¿no  fuisteis,  señora,  vos 

quien  hizo  mi  dicha  cierta? 

Vuestra  esposa  fui,  señor. 

¿Qué  es  esto  que  escucho,  cielos? 

¿Qué  oís,  triste  corazón? 

¿Con  tan  grande  testimonio 

os  quieren  manchar,  hcnor? 

Ya  no  es  posible  tener 

paciencia;  tu  pretensión 

entiendo,  monstruo  del  mundo; 

ya  sé  que  queréis  los  dos 

acusarme  de  adulterio 

para  que  podáis  mejor 

con  aparentes  disculpas 

gozar  vuestro  infame  amor. 

Ño  en  vano  con  tal  recato 

me  entraste  á  engañar  traidor 

la  noche  de  mi  desdicha; 

ya  he  entendido  la  ficción 

que  tan  confusa  me  tuvo 

Cuando  aquesa  misma  voz 

me  llamaba  su  Lidora, 

su  luz,  su  cielo,  su  sol. 

Por  engañarme  lo  hiciste. 
Constan.  ¡Vio  el  mundo  tal  confusión! 

¿Qué  es  de  Leoncio?  Llamadle. 
Solo,  i."  A  llamarle,  señor,  voy. 
Carola.   Querrás  que  testigo  sea, 

aunque  falso,  de  este  error. 

y  no  me  espanto,  pues  hubo 

quien  jurase  contra  Dios. 

Bien  iraz.ido  va  tu  enredo, 

aunque  para  mi  no  son 

estas  marañas  bastantes, 

que  bien  te  conocí  yo. 

(Sale  quien  fué  á  buxcar  á  Leoncio  ) 

SoLU.  I."  No  hay  quien  en  toda  la  casa 

halle  á  Leoncio,  señor; 

solo  un  mozo  de  caballos 

dice  que  ensillar  mandó 

uno  de  monte  poco  ha, 

y  que,  mudado  el  color 

del  semblante,  se  fué  solo. 
Constan.  Leoncio  me  fué  traidor. 

Despachad  postas  tras  él, 


98 


LA  REPÚBLICA  AL  KEVKS 


SüLU.  1." 


Constan. 


Carola. 


3UC  á  quien  tuviese  valor 
e  traerle,  vivo  6  muerto, 
le  prometo  en  galardón 
hacerle  mi  camarero. 
No  habrá  en  la  Corte  quien  hoy 
de  la!  premio  codicioso 
no  vaya.  IVaíe.) 

Corra  esta  voz; 
que  si  en  mis  manos  cae  vivo 
y  la  tierra  no  trago 
su  infame  cuerpo,  será 
ejemplo  su  muerte  atroz. 
A  un  cuarto  de  mi  palacio, 
infanta,  os  retirad  vos, 
mientras  que  ai  Rey  vuestro  padre 
de  este  caso  aviso  doy. 
En  él  quiero  que  estéis  presa. 
Guardas,  Alesio(i)  le  pon.  (uétmnta.) 
¡Dios,  amparo  de  íntxentes, 
descubrid  esta  traiciónl 

ESCENA   IX 

Constantino,  Lidoiu  y  Clodio. 

Constan.  Venid,  Lidora  querida; 

que  el  cielo  camino  abrió 
á  medida  de  mi  gusto 
para  gozarnos  mejor. 
(En  todo  soy  venturosa, 
mi  secretario  mayor 
fingido  hermano  y  amante 
de  veras.)  Vamos,  que  hoy 
quiero  que  sepas  cuan  ñrme 
en  mi  amor  primero  estoy. 
(iCielos!  ,iqué  mudanza  es  esta.** 
jClodio,  secretario  yo? 
Pero  según  anda  el  mundo 
no  me  espanto.) 
j  Vienes.'' 

Voy. 
,;Yo  secretario  del  Cesar? 
No  caigamos  plegué á  Dios.     {Vanse.} 

ESCENA  X 
Saltn:TA»so,eon  unactsta  abitrta.ilTAiiOtpattoru. 


LlUORA. 


Clodio. 


LlDOPA. 
C  LO  010. 


Ta«so. 

Basta. 

Italio. 

Villano,  ¿por  ti 

me  ha  de  despreciar  Melisa? 

Tarso. 

Como  la  primer  camisa 
que  en  mi  vida  me  vestí 

me  acuerdo  de  ella. 

Italio. 

Pastor, 

tan  loco  de  celos  vivo. 

cjue  mientras  lo  estés,  me  privo 
de  vivir. 

Tarso. 

Bravo  favor. 

Italio. 

O  te  has  de  ir  de  la  Cámara  (3) 

ó  perder  aquí  la  vida. 

Tarso. 

¿La  vida?  ^Es  barro?  Escondida 

JrALiü. 


Tarso, 


Italio. 
Tarso. 


(t)  En  el  origintt  asi:  en  Ia  reimpresión  dice  «de 
visu*. 

(a)  A«i  en  ambos  impresos.  Tihso  habrá  escrito 
«comarcA»  que  pide  el  cunsuDantc 


debe  haber  otra  en  el  arca. 
Anda  cnn  Dios  que  estás  le 
basta  dc-cir  que  aborrezco 
á  Melisa  y  que  us  empezco 
en  vuestros  amores  poco; 
más  sublime  el  vuelo  tiene 
mi  amor,  pues  pica  más  alt< 
que,  aunque  de  méritos  íaltoiT 
por  lo  menos  ama  á  frene. 
Aquí  un  ref^alo  la  llevo;         h 
Italio  quedaos  cnn  Dios.        H 
Kso  no;  vivos  los  dos,  ^^ 

crecerá  mi  mal  de  nuevo. 
Poco  iinporta.  Tarso  esquivo, 
que  abo>  rcscas  mi  pastora, 
si  ella  tu  presencia  adora. 
Micnirts  que  estuvieres  vivoafl 
{Saca  Italio  uita  d^í 

ha  de  morir  mi  espeperanza 
muere  tú  porque  ella  viva. 
De  la  paciencia  me  priva 
tu  locura  y  mi  venganza. 

(Sítca  Tarso  otra  daga  y  m4ta 
Toma,  pues  amas  tanpoco 
la  vida... 

Tu  descoocierl 
le  mata;  y  más  vales  muerte 
que  vivir  celoso  y  loco. 
Murió;  huir  me  conviene 
antes  que^cnga  noticia 
del  matador  la  justicia. 
Mi  sagrado  será  Irene. 

ESCENA    XI 

Sait  Lboncio. 

Pies  perezosos,  ,;qué  es  esto?^ 

Huid,  ,jquicn  os  entorpece, 

que  en  el  turbaros  parece 

que  grillos  en  vos  me  han  puesti 

Mas  |ay!  que  del  malhechor 

propio  efecto  el  temor  es, 

y  para  turbar  los  pies 

¿qué  más  grillos  que  el  temor? 

Tan  atajado  me  hallo 

de  los  que  tras  mi  han  venido, 

3ue  he  tomado  por  partido 
esjarretar  el  caballo 
y  esconderme  en  la  espesura 
de  este  monte,  mas  .¡qué  import 
que  si  mi  dicha  es  tan  corta 
y  el  Emperador  procura 
matarme,  no  ha  de  haber  donde, 
vida,  estéis  segura  vos, 
porque  un  fíey  es  como  Dios 
que  ninguno  se  le  esconde. 

{Tropieza  con  tt  muí 

¡Jesús!  en  medio  el  camino 
6  durmiendo,  ó  muerto  está 
un  hombre;  agüero  será 
del  mortal  lin  que  imagino. 
Quiero  hacerle  que  despierte. 
Hombre,  ,íducrmes?  ¿Q\i¿  pretí 
si  he  visto  que  está  durmiet 


ACTO   SEGUNDO 


en  la  cama  de  ta  muerte? 

jVálgame  Dios!  ya  adivino 

de  mi  lin  el  triste  punto, 

pues  ha  salido  un  dilunto 

para  enseñarme  el  camino. 

Porque  el  salir  de  esta  suerte 

un  hombre  al  paso  en  tal  caso 

es  para  enseñarme  el  paso 

que  hay  de  la  vida  á  la  muerte. 

¡Sias,  ánimo,  corazón, 

que  para  enseñaros  muestra 

la  necesidad,  maestra 

de  enredos,  una  invención. 

Venid,  difunto,  que  en  medio 

de  esta  selva  entretejida, 

seréis,  aunque  estáis  sin  vida, 

hoy  de  mi  vida  el  remedio.  (Uipatt.} 


99 


ESCENA  Xn 


PJprASTORKsy  con  ttlo»  dosC,vK*aA%  titl  Fm- 
ptradur.  V)AM/)n  sale  como  Alcalde. 

U  i*  Ya  OS  dije  el  traje  y  las  señas. 
&N.     Bien  las  sé,  pierda  cuidado. 
IU><  Estar  debe  agazapado 

como  liebre  entre  estas  peñas. 
».  a."  Si  le  halláredes.  os  hace 

de  su  cámara  el  Augusto. 
6n.    ¿De  su  cámara?  No  gusto 

de  ese  cargo;  no  me  place. 
«LO.  Ofrezco  al  diablo  el  oficio 

de  cámaras. 
ÓN.  Yo  os  le  doy; 

si  de  su  cámara  soy, 

?uerrá  que  oslé  á  su  servicio. 
s  dignidad  noble  y  grave. 
.6n.    si  será;  mas  huele  mal. 
*.  I.*  Tiene  el  que  es  |másl  principal 

de  su  cámara  la  llave; 

mirad  si  es  gran  preeminencia, 
lóff.    Si  de  su  cámara  da 

la  llave,  nunca  podrá 

hacella  sin  su  licencia. 

¡Pardiezl  si  no  se  me  escapa, 

y  camarón  me  han  de  hacer, 

que  he  de  ir  á  Ruma  á  ser 
de  la  cámara  del  Papa.  {Vanst.f 


ESCENA   XHI 

t«  Lto^cAo  ti  muerto  emangrentadas  cara  y 
manos  y  trocados  tos  vestidos. 

"Cío,  La  cara  le  he  desollado, 
y  con  mi  propio  vestido 
el  es  Leoncio  fingido, 
y  yo  un  pastor  disfrazado. 
Aquí  no  importa  dejarle, 
porque  guardas  y  justicia 
si  á  Leoncio  hallar  codicia, 
le  venga  á  hallar  sin  hallarle. 
Adiós,  que  en  este  desierto 
los  dos  hacemos  el  vivo; 
un  muerto  yo  que  está  vivo, 
vos  un  vivo  que  esta  muerto.  {Vase.) 


ESCENA  XiV 


Salen  los  Pastokks  y  ios  úvAr^nAS. 

Flobilo.  Por  aouf  sentí  ruido. 
Damón.    Llegad  pa!>o,  no  se  asombre 

y  se  nos  vaya. 
Florilo.  ¡Hola!  un  hombre 

está  en  el  suelo  tendido. 
Damón.     Pues  agarradle  los  dos 

y  asidle  bien. 
Florílo.  Su  malicia 

pague. 
Da.món.  i'fené  á  la  justicia! 

Muerto  está. 
tii'AB.  i.°  iVálgamc  Dios! 

¡que  miro!  ¿no  es  el  que  veo 

Leoncio? 
GuAR.  a."  El  es. 

Gl'ar.  i."  ¿Quién  le  ha  dado 

muerte? 
Florilo.  El  rostro  desollado 

tiene. 
Damón.  A  fe  que  e$tá  bien  feo. 

Florilo.  Y  aun  las  manos,  ¡bravo  ultraje! 
Damón.     Pues  no  es  San  Bartolomé 
Gi  AR.  I.*  ¿S!  es  él,  ó  üi  me  engañé? 

mas  no,  que  aqueste  es  su  traje. 

Este  vestido  6  cadena 

conozco. 
GuAR.  a."  Pues  ¿qué  enemigo 

pudo  darle  tal  castigo, 

que  me  causa  verle  pena? 
Gi'AR.  1."  Aún  dudo  mucho  si  Cs  él. 
GuAR.  a."  Mírale  las  faltriqueras, 

satisfarástc  de  veras. 
GuAR.  1."  Aqui  he  topado  un  papel, 
GuAR.  3."  Por  él  lo  sabrás  mejor. 
GuAB.  !••  Mirar  lo  que  dice  quiero: 

•A  Leoncio,  camarero 

mayor  del  Emperador,» 
Damón.    No  me  quiero  encamarar 

si  me  han  de  quitar  la  vida. 
GuAR.  I.'  Sin  duda  que  el  homicida 

debió  partirse  á  buscar 

alguna  cabalgadura 

para  llevarle  á  la  corle 

por  cobrar  el  premio  en  porte 

de  esta  cruel  aventura. 
Damón.     Ten  de  ahí  que  aquesta  vez 

le  echamos  la  bendición. 
Floru.0.  Ya,  Alcalde,  sois  camarón; 

¡buen  oliciot 
Damón.  Sí,  pardiez. 

Florilo.  Ya  la  gravedad  os  urga 

allá  dentro;  Camarlengo 

sois  del  César. 
Damón.  Si,  que  tengo 

oficio  de  día  de  purga. 

(.Vanse  y  llevan  al  difunto.) 

ESCENA  XV 
Safen  Andmonio  y  Takst 

Tarso. 
Hazme  aquesta  merced,  señor. 


lOO 


LA  REKirBXlCA  M.  RKVKS 


Androniú. 

Notables 
muestras  das  de  leal;  yo  le  concedo, 
pastur,  que  á  Irene  comuniques  y  hables; 
eiura  y  despacha  luego. 

Tahsu. 

Desde  hoy  quedo 
por  tu  esclavo. 

Anohonio. 
Sea  breve  la  salida.  (Vas«  Tarso.) 

liSCENA  XVI 

ArrORONIO, 

{Que  persuadirme  á  tal  delito  puedol 
¡que  quiera  hacerme  bárbaro  homicida, 
el  Cc'sar,  de  su  madre  y  su  señoral 
¡La  vida  quite  á  quien  ¡e  dio  la  vida! 
Pero  buena  ocasión  se  ofrece  ahora, 
«mor,  lealtad,  temor  dentro  del  pecho, 
que  á  Irene  va  á  matar  y  á  Irene  adora. 
¿Es  posible  que  el  breve  trato  ha  hecho 
tan  grande  efecto  en  mi  que  amor  de  Irene 
ponga  mi  libertad  en  tal  estrecho.'' 
¿Yoá  Irene  amor.''  ¿i  quien  el  mundo  tiene 
por  maravilla  suya.**  ¿no  es  más  justo 
que  este  apetito  la  razón  refrene? 
Mas  ¿cómo  ha  de  poder,  si  corre  el  gusto 
¿  rienda  suelta,  y  la  pasión  ha  roto 
de  la  sabia  prudencia  el  freno  justo? 
Navega  mi  deseo  en  mar  ignoto, 
¿qué  mucho  que  me  anej^ue  siendo  ciego 
de  aquesta  pobre  barca  el  vil  piloto? 
¿La  estopa  no  se  abrasa  junto  ai  fuego? 
¿Está  junto  al  ladrón  seguro  el  oro? 
Flacienda  por  el  mar.  dinero  en  juego, 
todo  corre  peligro,  y  yo  que  adoro 
de  mi  divina  presa  la  hermosura, 
perdonen  mi  deslealiad  y  su  decoro, 
gozar  quiero  priniero  mi  ventura 
y  luego  darla  muerte,  pues  me  ofrece 
mi  amor  y  el  César  esta  coyuntura. 
Atrevimiento  extraño  me  parece, 
pero,  si  ha  de  morir,  mi  desatino 
no  se  sabrá  jamás:  pues  ya  anochece 
yo  quiero  dar  contento  á  Constantino 
V  á  mi  fuego  amoroso;  de  este  modo... 
Mas  ¡ay!  que  voy  á  hacer  un  desatino; 
pero  si  asi  mi  amor  hoy  acomodo, 
aunque  sea  traidor,  alma,  buen  pecho; 
que  andando  como  anda  el  mundo  todo, 
necedad  es  andar  á  lo  derecho.  (Vase.¡ 

ESCENA  XVII 

Saltn  Ikbhk  y  Tarso. 

Tarso.     Yo  sé  que  el  Emperador 

ha  mandado  darte  muerte, 
y  será  fácil  ponerte 
en  salvo  si  ac  pastor 
le  vistes,  y  en  mi  lugar 
sales,  pues  la  noche  obscura 
cualquier  engaño  asegura. 


Ka,  vamos  trocar 
lus  vestidos. 

Ikene.  Dele  Grecia, 

Tarso,  la  palma  y  laurel, 
por  el  más  leal  y  fiel 
que  el  siglo  presente  prcciu, 
que  yo,  aunque  te  cause  csf 
antes  en  morir  me  fundo, 
que  en  sufrir  que  pierda  el  m\ 
un  humbre  que  vale  tanto. 
\'ete  con  Dios,  que  me  allijoi 
de  que  con  tal  desengaño 
me  de  la  vida  un  e.\traño 
cuando  me  la  quita  un  hijo. 

Tahso.      Yo  me  tengo  de  dar  muerte 
si  no  procuras  huir; 
y  pues  tengo  de  morir, 
señora,  de  cualquier  suerte, 
goza  del  tiempo  oportuno; 
salva  la  vida,  por  Dios; 
que  no  es  bien  que  mueran  doi 
pudicndo  vivir  el  uno.  ^m 

Mi  trágico  fin  ordeno  ^H 

si  pones  más  intervalos.         ^^ 

Irene.       ¡Cielos,  que  entre  tantos  malos 
haya  un  hombre  que  es  tan  buct 


ESCENA  XVIII 

Salen  Cokstantimo  y  tí  Kmr  dk  CRirii| 

Rey. 

Escribesmc  que  mi  liviana  hija 
mi  honra,  gran  señor,  tiene  manchada; 
y  espantaste  de  que  el  camino  elija: 
déjame  hacer,  su  infamia  averiguada, 
y  verás  que  en  su  torpe  sangre  dejo 
la  mancha  triste  de  su  honor  lavada. 
Mas  ¿es  posible  que  la  que  era  espejo 
de  las  mujeres,  poderoso  Augusto, 
la  sangre  injurie  de  su  padre  viejo? 
¿Adúltera,  Carola?  ¡Ciclo  injusto! 
¿Carola  de  un  adúltero  preñada? 
Deja  que  dude,  que  el  dudarlo  es  jusí 
Carola  en  todo  el  mundo  celebrada 
por  Vesca  en  castidad  cuando  doncella, 
¿lasciva  Venus  es  cuando  casada? 
Mil  imposibles  tiene  tu  querella; 
perdóname  si  ves  que  dilictilto, 
que  una  pasión  por  todas  atropella. 


GiNSTANTINO. 


J 

1 


A  no  ser  cierto,  Rey,  aqueste  insulto, 
¿soy  hombre  yo,  que  había  de  alirniarle^ 
Grecia  te  lo  dirá,  que  no  es  oculto,       JH 
y  tuvieras  razón  para  dudarle  ^| 

si  fuera  menos  yo  y  él  más  secreto, 
y  no  se  murmurara  en  cualquier  calle. 
Trata  á  tu  Emperador  con  más  respete 
que  poner  en  mi  duda  es  desacato, 
y  te  castigaré. 

Rey. 

Vesmc  sujeto, 
y  en  ti n  llegué  á  tu  corte  sin  recato, 
que  yo  sé  que  me  hablaras  de  otra  suerte 


I 


ACTO  SEfilWOO 


JO! 


me  »lerís  con  bélico  apiirato. 
Mas,  Consuntino.  ta  razón  adviene 

ue  me  fuerza  á  Icmcr  y  estar  dudoso, 
verás  que  es  grande  y  mi  sospecha  fuerte. 
El  día  mismo  que  te  dio  de  esposo 
'       nombre  mi  hija  (nunca  te  le  diera K 
^B  eo  el  fue^o  de  amor  libidinoso 
^Kde  una  vil  mujer.  Circe  hechicera, 
^Kjcgún  vengo  informado,  ic  encendiste, 
^Bfngiendo  esta  maraña,  esta  quimera. 
^^A  lu  madre  en  prisión  cruel  pusiste, 
temiendo  que  á  tu  amor  vano  é  injusto 
pusiera  fin.  que,  aunque  mujer,  temiste. 
Si  es  prenda  luya,  pues,  invicto  Augusto, 
la  que  tiene  mi  hija  en  sus  entrañas, 
^•por  qué  deshonra  mi  vejez  tu  gusto? 
Ella  lo  jura  así,  cesen  marañas, 
pues  hay  de  su  inocencia  mil  indicios 
que  muestran  que  te  engañan  ó  me  engañas. 
Pobres,  ricos,  plebeyos  y  patricios 
á  Carola  apellidan  por  señora, 
y  aun  no  sé  si  murmuran  de  tus  vicios. 
I      Pues  si  tienes  tu  madre  presa  ahora, 
^Lsiendo  de  la  virtud  claro  dechado, 
^gy  pospones  mi  hija  por  I.idora; 
"  si  has  afrentado  tu  imperial  Senado, 
que  era  ta  basa  de  tu  griego  imperio, 
por  habértelo  justo  aconsejado, 
<qué  mucho  que  quien  tiene  en  cautiverio 

Isa  esposa  y  madre  ordene  esta  maraña 
y  ñoja  aquel  ilícito  adulterio? 


GjNSTAMTlNO. 

Si  el  dolor  que  tus  canas  acompaña 
no  me  hicieran  creer  que  estás  sin  seso, 
íueras  motivo  de  una  cruel  hazaña. 
Si  huyó  el  autor  de  aqueste  vil  suceso, 
¿no  es  bastante  ocasión  que  fue  culpado 
Leoncio,  pues  huyó?  Déjate  de  eso, 
7  agradece  que  no  te  he  castigado. 


Rey. 

Pluguiese  á  Dios  que  aquí  me  dieses  muerte 
pof  no  vivir  confusu  y  afrentado: 
quedos  hijos  me  dio  mi  infeliz  suerte 
que  vengaran  mi  vida. 

Constantino. 

Porque  creas, 
'*ey,  que  es  verdad  cuanto  te  di¿;o,  advierte: 
yo  quiero  hacer  que  aquesta  noche  veas 
'líffcnta  y  desengaño,  y  que  escondido, 
testigo  de  tu  mismo  agravio  seas. 
'^0  solamente  el  vil  Leoncio  ha  sido 
•juien  de  Carola  mancha  el  nombre  honesto 
'  K  el  Eneas  de  esa  casta  Dido; 
'On  la  Guarda  mayor  es  maniliesto 
íye  en  la  prisión  su  nombre  y  fama  infama: 
'"  propio  puedes  ser  testigo  cíe  esto; 
•^ílrás  de  las  cortinas  de  su  cama 
it  puedes  esconder,  y  por  tus  ojos 
tfcciosver  de  su  lasciva  llama. 
•-sstiga  sus  ilícitos  antojos. 
lUí  s¡  en  silencio  tuve  este  suceso 
'Uc  por  no  acrecentar  más  tus  enojos. 


Rey. 

{Válgame  Dios!  ^que  á  tan  notable  exceso 

llega  mi  infamia?  pues  me  dejáis  vivo, 

quitadme,  ciclos,  con  la  honra  ci  seso. 

A  ver  este  delito  me  apercibo: 

haz  que  no  sepa,  César,  mi  venida; 

verás  presto  mi  enojo  vengativo, 

y,  adiós,  que  voy  á  entretener  la  vida 

porque  no  se  me  acabe  hasta  que  sea 

de  aquesta  infame  hija  filicida 

y  mi  venganza  con  mi  muerte  vea. 


(VaB4 


ESCENA  XIX 


üalfn  Cl.oriio  y  Liiioka.  Cowstantino  relirativ. 

CuNSTAN.  En  brava  confusión  quedo. 

jQuién  me  ha  enseñado  á  mentir, 

y  cómo  podré  cumplir 

con  mi  fama  y  con  mi  enredo? 
LiDóPA.     Esta  noche  gozarás 

la  esperanza  que  entretienes 

si,  como  te  digo,  vienes, 

Ciodio,  solo  como  estás, 

y  entras  por  la  sala  donde 

guardan  la  Infanta  Carola, 

que  tiene  una  puerta  sola 

que  á  mi  cuadra  corresponde. 

Ves  aquí  la  llave  della, 

que  ya  te  ha  dado  mi  amor 

la  del  alma. 

Esc  favor 

estimo,  Lidora  bella. 

,;Qué  en  tu  dichoso  retrete 

tendrá  fin  mi  pena? 

Si. 

Quedo:  el  César  está  alli. 

jHate  visto? 

No. 

Pues  vete. 

Adiós;  noche  perezosa, 

á  apresurar  tu  camino 

me  parto.  {Vase.} 


Cl.ODIO. 


LlDOHA. 
Cl.ODIO. 
LlDOPA. 

Clodio. 
Lidora. 
Clouio. 


ESCENA  XX 
SaícCoRSTAMTiMo;  lutgo  Vk  Cmado.— Dicha. 

Lidora.  ¡Mi  Constantino! 

Constan.  ¡Dulce  y  bellisima  esposal 

LlDOHA.    ¿Qué  pensamiento  os  divierte 
y  os  tiene  triste  y  suspenso? 

Constan.  Una  traza,  mi  bien,  pienso 

conque  al  de  Chipre  dar  muerte, 
que  importa  á  nuestro  respeto  (i). 

(Tocan  cajixa  y  tale  un  Criado.^, 
¿Qué  es  esto? 

Criad,  i  .*  César  invicto: 

Roselio  viene  de  Egipto 
y  su  Soldán  victorioso. 

Constan.  El  viene  á  buena  ocasión: 
premio  su  esfuerzo  merece: 
un  medio  el  cielo  me  ofrece 
importante  á  mi  intención. 
A  ver  su  entrada  salgamos, 
que  es  un  famoso  soldado. 

Así  en  los  impresos:  deberá  leerse  «reposo». 


LA  REPÚBLICA  AL  REVKS 


Buena  maraña  he  forjado; 
mataránse  los  dos,  vamos.     (Vamir.) 


ESCENA  XXI 

Satén  Irbnk,  de  pastor,  y  Akokúkio. 

Iubne.       Tu  lealtad  al  mundo  asombre; 

la  fama  le  inmortalice, 

y  en  mármoles  eternice, 

pastor  famoso,  tu  nombre. 
Andron.  ¿Vaste? 
Jaene.  Sí,  que  es  largo  et  trecho 

de  nuestro  pueblo  y  es  larde. 
Andron.   Anda  con  Dios. 
Ibknb.  El  le  guarde 

y  me  saque  de  este  estrecho. 

[Vate  Irene.) 

ESCENA  XXir 

Amdro.sio. 

.;Contó  jamás  la  mentirosa  fama 
i'jiual  suceso  y  caso  de  esia  suerte 
en  cuantas  partes  de  sus  plumas  vierte 
las  nubes  portentosas  que  derrama? 

¿Contó  jamás  de  un  hombre  que  en  la  llama 
se  abrasa  de  amor,  dios  cobarde  y  fuerte, 
que  pretenda  ^ozar  y  dar  la  muerte 
Á  un  mismo  tiempo  á  quien  adora  y  ama? 

Rigor  es  inaudito  y  sin  segundo; 
mas,  por  vivir,  á  hacerle  me  provoco, 
pues  en  su  ejecución  mi  vida  fundo. 

Cuente  la  fama,  pues,  mi  intento  loco, 
que  yo  sé  que  dirá  después  el  mundo 
que  en  un  reino  al  revéi  iodo  esto  es  poco. 

(Vase.) 

ESCENA  XXIII 

Salín  Soldados  y  sacan  mtsa,  veta,  dados  y  juegan. 

SoLD.  I."  Sacar  dineros,  suldados. 

SouD.  2."  ¿.No  hay  haría  noche? 

S01.Ü.  I.*  jQué  importa, 

si  la  más  larga  es  más  corta 

cuando  se  juega?  Echen  dados. 

Pasé  á  nueve. 
SoLD.  2."  Topo  y  gano, 

los  tres  ¿  once. 
SoLD.  I.'  Topo, 

aquí  y  aquí. 

¡Voto  i  Dios!  Gané. 
SoLb.  4."  Perdí. 

Venturosa  fué  esta  mano. 

Eche. 
Solo,  a.**         A  ocho  he  de  parar, 

esio. 
Solo,  i.*  Pase,  no  le  duela. 

SoLi).  3.*  Despabilen  esa  veta. 
Soi.ij.  2."  Reparóla. 
SoLD.  I."  Topo. 

.SoLD.  4.°  ¡Azarl 

SoLD,  2.'  Siete  y  llevar. 
S01.0.  §••  Lléveme 

el  diablo  si  aquesta  pierdo. 


ESCENA  XXIV 

Salen  Tabso,  con  e¡  Irajt  de  Irkiik,  y  Awoi 

Anubon.  No  hay,  señora,  amante  cuerdo: 
amores  ciego  y  no  ve. 
Dadme  gusto,  y  vive  Dios 
que  del  fiero  matricida 
ponga  en  salvo  vuestra  vida 
huyendo  juntos  los  dos. 
Ea.  respondedme,  pues 
veis  á  lo  que  estoy  dispuesto. 

Tapso.     ¡No  faltaba  más  que  aquesto 
para  andar  lodo  al  revés! 
Ya  no  puede  durar  nada, 
habiendo  luz,  mi  disfraz; 
ánimo,  ciego  rapaz, 
quitarle  quiero  la  espada. 

{Quítale  ta  esjiadi 

Hombre  no  más  que  en  el  nombí 
tu  muerte  tiene  de  ser 
un  hombre  que  hecho  mujer 
dará  muestras  de  que  es  hombre. 
Irene  huyó;  mi  valor 
la  dio  libertad. 
Andron.  Soldados, 

dejad  los  infames  dados, 
matad  á  aqueste  traidor. 

{Echan  mano  todns  contra  ét 


re. 


Solo.  1 , 


i 


¿Traidor?  Traidora  dirás. 
¿No  es  mujer? 

Cuando  lo  fuera, 
bastante  una  mujer  era 

Eara  vosotros,  y  aun  más.  J 

\uera,  que  es  un  vil  pastor.      T 
Huid,  que  es  lo  que  os  conviene, 
que  con  el  traje  de  Irene 
me  ha  vestido  su  valor.  (Vase.) 
Andron.  Seguidle,  escuadrón  cobarde. 
Solo,  i."  Vamos.  (Vanse  ¡os Soldidos.)     M 
]Ay,  cielo  enemigo!       f 
el  César  me  da  un  castigo 
atroz,  no  es  bien  que  le  aguarde; 
huyamos,  pues,  vida  amada, 
que  estáis  en  notable  estrecho; 
iqué  buena  burla  me  han  hecho 
á  no  salir  tan  pesada!  {Vaxt.) 


Tauso. 


Anühon 
Tarso. 


Andron. 


I 


ESCENA  XXV 
Sd/cn  RosELio  y  Constantino. 

R0SEI.10.  ¿Mi  hermana,  cielos,  manchó 
su  sangre  siendo  liviana? 
¡Jesúsl  ¿mi  hermana?  ¿mi  hcrmí 
¿duermo?  mas  ¡ay,  Dios,  que  no 

Constan.  Yo  os  pondré,  Roselio,  en  parle, 
donde  del  daño  que  digo, 
siendo  vos  propio  el  testigo, 
cojáis  á  Venus  con  Marte. 

RosRLio.  Alto,  pues,  honra  perdida: 

la  venganza  es  bien  que  os  cuadi 

vamos,  no  sepa  mi  padre, 

señor,  mi  triste  venida 

hasta  que  de  mí  colija 

que  el  cielo  le  quiso  dar 

hijo  que  sabe  vengar 

las  infamias  de  su  bii'a.  (Vom.) 


I 


1 


^^^^B                                                ACTO  SEGUNDO                                                             I03            ^| 

Htan.  Bien  se  traza  de  esta  suerte; 

ESCENA  XXVn                        ^^H 

■         de  noche  es;  haré,  aunque  ladre 

Sale  Constantino.  -Dicnos.                      ^^^^H 

I         contra  mi  el  vulgo,  que  un  padre 

^^^^^^B 

K        y  un  hijo  se  den  la  muerte,  (i'aif.) 

Constan.  Que  se  mataron  colijo                       ^^^H 

los  dos,  traza  fué  excelente.              ^^^H 

"             ESCENA  XXVr                            ' 

|Ah  de  mi  guarda!  ¡hachas!  ¡gente!    ^^^H 

(Sacan  kachnt.T^^^^^M 

f  R«T  DI  CuiPKK  y  luego  RosKMo.  Lutf^o  Clodio. 

¿Qué  es  aquesto?                             ^^^^| 

Este  es  el  teatro,  honor. 

RosELio.                              ¡Padre!                    ^^^H 

donde  el  mundo  representa, 

Key.                                                                  ^^^H 

anque  á  osbcuras,  nuestra  afrenta. 

Constan.  Trocóse  mi  regocijo;                        ^^^H 

tu  venganza  y  mi  rigor. 

vivos  los  dos  han  quedado.               ^^^^| 

El  papel  tienes  mejor, 

¡Todo  al  revés,  cielo  airado!             ^^^^| 

sai,  si  decirle  procuras, 

RosELio.  ¿Señor?                                          ^^^H 

y  si  á  mucho  te  aventuras 

Rey.                      infante,  ¿en  tal  parte?          ^^^H 

i  obscuras,  no  temas,  llega, 

¿á  qué  viniste?                                       ^^ñ 

que  pues  la  venganza  es  ciega 

RosELio.                           A  vengarte.                 .^^^H 

bien  puedes  vengarte  á  obscuras. 

Rey.         Ya  yo  propio  me  he  vengado.           ^^^H 

[Sale  KoicUo por  la  utra  puerta.) 

¡Ay  invicto  Emperador!                    ^^^H 

B.IO.  Aquí  me  trajo  el  Augusto, 

que  á  mi  costa  salió  cierto                 ^^^H 

donde  á  obscuras  he  de  ser 

lo  que  dijiste:  ya  he  muerto,             ^^^H 

lince,  que  tengo  de  ver 

no  castigado,  al  traidor.                     ^^^^| 

mis  agravios,  ¡mundo  injusto! 

Pero,  ¿cómo  mi  rigor,                      ^^^H 

A  obscuras  vengarme  gusto; 

siendo  la  injuria  sangrienta,              ^^^H 

que  si  la  luz  es  testigo 

con  tan  poco  se  contenta?                 ^V^^| 

de  la  deshonra  que  digo. 

Vamos,  que  una  muerte  sola                 ^^M 

saldrájse]  á  luz  mi  despecho. 

no  basta,  ¡muera  Carola!                         ^H 

^^B   y  delito  á  obscuras  hecho 

(Vanse  ¡os  das.')        ^H 

^^B  a  obscuras  pide  castigo. 

RosELio.  Muera,  y  con  ella  esta  afrenta.         ^^^H 

^^m    Parece  que  las  pisadas 

Constan.  Mátenla  y  podré  gozar                      ^^^H 

^^f   del  adúhero  me  avisan 

seguro  esposa  é  imperio.                   ^^^^H 

^^^    que  sus  plantas  viles  pisan 
de  mi  infamia  las  moradas; 

|Ah  desdichado  Liberio,                    i^^^H 

tú  lo  hubiste  de  pagar!                      ^^^^H 

ánimo,  venas  heladas. 

¿Quién  te  trajo  á  esie  lugar              ^^^^H 

dad  á  la  venganza  rienda 

para  morir  sin  reparo?  ^^^^| 
Llevadle  de  aquí;  ¡que  avaro             iT^^I 

y  no  sufráis  que  os  ofenda 

sangre  vil.  sin  sacar  sangre; 

te  fué  el  cielo!  ¡ay  mi  Lidora!                   ^H 

que  la  afrenta  que  es  de  sangre 

dirás  que  te  salió  ahora                            ^H 

justo  es  que  la  sangre  encienda. 

tu  amor  é  Imperio  bien  caro.  (Va$ej      ^H 

(Saca  la  daga.) 

^^M 

Salid,  vengativa  daga. 

^H 

y  cuando  pase,  abrid  paso 

ESCENA  XXVIII                       ^^H 

á  su  vida,  que  en  la!  caso, 

^^^^H 

sólo  asi  mi  honor  se  paga. 

Sale  Carola    medio  desnuda.                   ^^^^H 

BSELio.  No  sé,  cielos,  lo  que  haga; 
temblando  voy;  mas,  honor, 

Ya  no  hay,  fortuna  atrevida,  ^H 
con  que  perseguirme  más.  ^H 
¿Estás  contenía?  no  harás,                      ^H 

¿dónde  está  vuestro  valor? 

'.Saca  otra  daga  RoRcliu.) 

porque  aún  me  ves  con  la  vida.  ^H 
Sólo  el  honor  me  convida                        ^H 

¿Deque  tembláis,  brazo  tlojo.^ 

Mas  también  tiembla  el  enojo 

á  guardarla,  que  no  huyera                     ^H 

cuando  echa  fuera  el  temor. 

si  honrada  morir  pudiera.                        ^H 

(Sott  CloJiú  por  en  medio  de  filos.) 

Esta  puerta  sale  al  mar.                          ^H 

'*Dio.    Esta  es  la  dichosa  hora 

Peces:  ¿queréisme  ayudar                      ^H 

para  mi  ventura  cierta, 

en  persecución  tan  fiera?                  ^^^H 

y  este  el  cuarto  de  la  puerta 

¡Qué  de  cosas  he  perdido                  ^^^H 

^^_      donde  me  aguarda  Lidora; 

juntas,  mundo  burlador!                 ^^^^| 

^^K    presa  aquí  la  infanta  mora; 

imperio,  esposo  y  honor,                 ^^^^| 

^r    gozar  quiero  la  ocasión 

padre,  hermano  y  el  vestido;           ^^^^H 

y  abrir. 

casi  desnuda  he  salido                      ^^^^H 

*^-       '            Ahora,  corazón, 

huyendo  mi  muerte:  pies                 ^^^^M 

sacad  la  flaqueza  fuera. 

huyamos  á  la  mar,  pues                  ^^^^| 

Muera  el  vil. 

quizá  en  su  golfo  profundo,           ^^^^H 

*ELio.                        El  traidor  muera. 

andará  derecho  el  mundo                ^^^^| 

(Danle    los  dos,  uno  pur  tas  espaldas. 

pues  en  tierra  anda  al  revés.           ^^^^| 

Otro  pur  el  pecho.) 

^^^^^^H 

w^io.    ¡Ay,  muerto  soy,  confesión! 

^^1 

I 


Sait  IKBNR  vtsiida  dep&stor. 
Ihbne. 

Monie  soberbio,  que  enire  pardas  nubes 

de  estrellas  coronado 

imitas  á  Nembrot  y  al  sol  asaltas, 

pues  hasta  el  cielo  subes; 

si  á  la  verdad  que  allá  se  fue  has  mirado, 

vivir  de  asiento  en  sus  moradas  altas, 

declárale  las  faltas 

3ue  en  la  tierra  introdujo  la  malicia: 
ile  que  no  hay  justicia, 
que  el  mundo  y  su  gobierno  está  de  modo 

3ue,  andando  al  revés  todo, 
el  hijo  la  madre  huve, 
porque  su  vida,  bárbaro  destruye, 
hallando  aunque  te  asombres, 
en  tus  lleras  piedad,  mas  no  en  los  hombres. 


ESCENA  II 

Sale  Takro  de  pastar.  Dentro  Cabula  y  un 
Makinebo.— Dicha. 

Tarso. 

En  tus  fieras  piedad,  mas  no  en  los  hombres, 

pienso  hallar  inontc espeso, 

que  ya  en  los  hfsmbres  tu  aspereza  fundo. 

Trocad,  brutos,  los  nombres 

por  ellos,  que  por  más  bfuiosconíieso 

¡os  que  hombres  llama  el  engañado  mundo; 

un  Principe  iracundo 

que  á  su  madre  ha  querido  dar  la  muerte, 

hace  que  de  esta  suerte 

huya,  porque  de  su  tirana  furia 

estorbe  aquesta  injuria. 

Mi  habitación  seréis  áspero  monte, 

sepa  vuestro  horizonte 

que  hoy  á  habitar  vuestra  esperanza  viene, 

Tarso,  el  pastor  que  dio  la  vida  á  Irene. 

Irene. 

Aquí,  cielos,  ¿qué  escucho? 

Fortuna  ciega,  no  le  temo  ahora. 

Libertador  solemne 

de  aquesta  vida  con  quien  peno  y  lucho, 

mi  dicha  con  tu  vista  se  mejora. 

Tarso. 

Bctlisima  señora, 

¿es  posible  que  aquí  te  trajo  el  ciclnp 

(^)ue  lo  sueño  recelo; 

vida,  en  verte  recibo. 

Ihene. 

Tarso,  ¿qué,  vienes  libre? 

Takso. 

Libre  y  vivo; 
porque  vengué  tu  ultraje 
con  el  valor  que  me  vestí  en  tu  traje*. 


Irene. 

Pues  la  fortuna  en  paz,  su  guerra  muda, 
cese  el  rigor;  piadoso  cielo,  ayuda. 

(Gritan  de  d'ntm  CaroU  y  un  Mtrin 

Carola. 
¡Cese  el  rigor:  piadoso  cielo,  ayudal 

Marinero. 

No  lemas,  que  la  tierra 
está  cerca,  señora. 

Carola. 

¡A y  mar  airada! 
jVucsiro  favor  acuda; 
sed,  Virgen,  paz  en  tan  confusa  guerra, 
por  ser  mujer,  cual  vos  más  desdic 

Marinero. 

Ya  no  hav  que  temer  nada, 
lira  de  aquesta  cuerda. 

Irenk. 

Tarso,  espera; 
una  voz  laslimcra 
sale  del  mar. 

ESCENA  III 

Sale  un  Maxikeivo  mojado  y  tirando  d*  un  cordt 
quien  pa  asida  Carola  sobre  una  tabla. — D(CM 

Carola.  ^| 

jAy  cielos,  que  me  muerd 

Irene. 

¿No  ves  un  Marinero 

y  una  mujer  asida  á  aquella  tabla 


que  ni  se  mueve  ni  habla? 

Marinero. 

Libre  csiás  ya  del  mar,  mujer;  levanfa. 

Carola. 

¡Ay,  perseguida  y  desgraciada  Infanta! 

Irene. 

^Ay,  persef^uida  y  desdichada  Injanlaf 
¿qué  desdicha  te  ha  puesto  en  tal  aprici 
Mas  ¿qué  pregunto,  si  el  que  de  esta  su 
me  hace  andar,  con  desatinos  vive? 
¡Ah  Infanta!,  jah  mi  Carola! 

Carola. 

¿(Juién  me  llami 
Ihf.ne. 
Irene  soy. 

Carola. 
¿Irene? 

Irknk. 

La  iafclicc. 

l^AROLA. 

¿La  madre  de  mi  esposo? 


Irene. 

La  que  diera 
'Ta  vida  que  él  persigue. 

Cahoi.a. 

SQConienlo  en  lu  presencia; 
razos. 

»        Irene. 
No  permila  el  cielo 
[sojos  tal  desgracia  lleguen. 

Marinero. 

a  es  Irene?  ^-esia  es  Carola, 
3sa  del  Monarca  j^triego? 
e  el  temor  de  verse  presas 
,  rompiendo  las  prisiones, 
»te  modo.  Mas  ¿qué  aguardo, 
i  avisar  á  Constaniinor 
lo  por  mi  que  aqui  se  escunden, 
tcador  con  las  mercedes 
ino  espero.  Adiós,  señores, 
Infanta,  á  quien  sin  conocerla, 
tdú,  en  vuestra  compañía 
r  libre,  yo  me  parto 
los  otros  compañeros 
I  saltaron  de  la  barca, 
Kieron  las  mojadas  rocas. 

Carola. 

p  con  qué  poder  pagarte 
me  has  dado,  El  ciclo  quiera 
líC  le  premie  este  socorro. 

Marinero. 
'  aviso  al  César  corro.)  (y^t^'-) 

'  (rene. 

ra,  ¿que  fortuna 
á  las  dusP 

Carola. 

Aquesc  monstruo, 
te  dio  nuestra  desdicha, 
hermano  ha  persuadido 
eros  brazos  le  deshonro, 
esu  furia...  Mas,  ¡ay  cielos! 
olor!  ¡Jesús,  que  muero! 

Tahso. 

tora,  esfuerzo  y  no  le  pierdas, 
t  en  lo  espes  ^  de  este  monte 
eas  de  sus  verdes  ramas, 
tseras,  camas  de  sus  hojas. 
Y  yesca  dará  lumbre 
,gar  tas  ropas  y  abrigarte; 
peligro  ponga  aquesta  vida, 
pueblo  más  cercano 
ncr,  aunque  el  vestido 


ÍPENE. 

Vamos,  poco  á  poco. 


Carola. 
lAy,  Je,üs,  qué  dolor! 

Irene. 
¡Ay,  hijo  loco!     (Vansl 

ESCENA  IV 
SaltH  Constantino,  Machino  }■  I.inoHA 

Constan.  Ya  Carola  será  muerta; 

que  aunque  del  padre  y  hermano' 

al  mar  huyó  por  la  huerta, 

iueron  tras  ella,  y  es  llano 

que  harán  su  venganza  cierta. 

Huyó  mi  madre  también, 

y  aunque  el  darla  muerte  fuera 

más  seguro,  me  está  bien 

que  por  otras  manos  muera, 

que  no  me  faltará  quien 

me  asegure  el  reino  y  tierra 

con  su  muerte;  y  pues  destierra 

su  ambición  y  asi  se  va 

de  mi  Imperio,  no  podrá 

con  su  ayuda  hacerme  guerra. 

En  fin,  que  el  morir  Liberio, 

aunque  con  tal  vituperio, 

fué  causa,  bella  Lidora, 

de  quegocemus  ahora 

los  dos  seguro  el  Imperio. 

Ljdora.     No  puedo  negar,  señor, 

la  pena  que  siento  en  vano 
por  mi  hermano,  que  su  amor 
pasaba  de  amor  de  hermano 
á  otro  más  esirei-ho  amor. 
Mas  aunque  con  ella  lucho, 
por  ser  vuestro  gusto  escucho; 
doy  por  bien  su  muerte  presta, 
porque  si  mucho  me  cuesta, 
entendáis  que  os  amo  mucho. 

Constan.  Mucho  amáis,  porque  os  amé 
mucho;  ya,  gracias  al  ciclo, 
mi  Imperio  regir  podré, 
sin  que  temor  ni  recelo 
madre  y  esposa  me  dé. 
Desde  hoy  hacer  determino 
leyes  que,  de  Constantino, 
Constantinas  llame  el  mundo, 
siendo  Licurgo  segundo 
de  Grecia.  Llama,  Macrino, 
á  audiencia  todos  los  presos; 
que,  pues  deshice  el  Senado 
que  ju/gaba  sus  procesos, 
es  bien  que  tenga  cuidado 
de  castigar  sus  excesos. 

Machino.  Yo  voy.  {Vast^ 

Lidora.  Esos  ejercicios 

dan,  mi  bien,  de  vos  indicios, 
reconociendo  en  vos  Grecia 
juez  que  las  virtudes  precia 

y  que  castiga  los   vicios.      (Siéntanse.) 

Constan.  Sentaos,  pues,  que  vuestro  amor 
ha  de  ser  mi  guia. 

(Salen  Macrino  y  un  Bcluor.) 

Machino.  Señor, 

ya  tienes  en  tu  presencia 
presos  á  quien  dar  audiencia. 


t 


9.t/»ti    /<.v   i'KK.sos,  y  >>an   llignndn  como  lux  van 
nombrando. 

Constan.  Diya,  pues,  el  Rclalor, 

jpor  qué  está  aquesle  hombre  preso? 
RELAToa.Es  un  ladrón  al;imado 

que.  como  reza  el  proceso, 

ha  estado  ya  sentenciado 

otra  vez  á  ahorcar. 
Constan,  ¿Por  eso? 

flKl-ATOK.SÍ,  que  son  de  precio  extraño 

los  hurtos  que  en  solo  un  año 

en  Gjnsianiinopl.t  ha  hecho. 
CONST\N. llágale  muy  buen  provecho; 

soltarle,  no  te  hagáis  daño. 

Licurgo  Lacedenión, 

cuyas  sabías  leyes  sij^o, 

estableció,  y  con  razón, 

que  no  le  diesen  casiij^o 

f>oT  ninyún  hurto  al  ladrón, 
'ucs  sus  leyes  os  enseño. 

soltarle,  que  no  es  pequeño 

el  peligro  á  que  se  arroja 

de  que  en  las  manos  le  coja 

el  hurto  al  ladrú.i  su  dueño. 
Machino.  ¡Buenos  jueces! 
Relator.  ¡lixtrcmadosl 

MAr.RiNO. Serán,  con  lal  libertad, 

ladrones  los  más  honrados. 
.Constan.  Quiero  que  haya  en  mi  ciudad 

castigo  de  descuidados; 

hurta  sin  que  le  corrija 

el  temor. 

Tu  Imperio  rija 

desde  el  Indo  Batro  al  Tibrc.    (Vate.) 
Constan.  Anda  con  Dios,  vete  libre. 
Machino.  (No  sé  de  esto  qué  colija.) 
Constan.  Venga  otro  preso. 
Relator.  Este  mozo 

ha  que  está  en  el  calabozo 

un  mes. 
LiDORA.  ¿Y  por  i^ué  desastre? 

Relator.  Porque  hurta,  siendo  sastre, 

sin  máscara  ni  rebozo 

la  mitad  de  todo  cuanto 

corta. 
LiDOPA.  Ya  es  inclinación 

muy  antigua;  no  me  espanto, 

si  han  de  vestir  un  pendón 

que  crece  y  aue  dura  tanto. 
Constan.  Yo  remediare  este  daño 

sin  que  haya  más  engaño, 

ni  los  piendan  más  por  eso; 

tomen  por  medida  y  peso 

de  hoy  más.  los  sastres  el  paño, 

y  después  que  esté  cosido, 

cuando  lo  vuelvan  á  dar, 

sea  pesando  el  vestido, 

y  asi  no  podrán  hurur. 

( Vatt  W  Saitre.; 
Traza  de  tu  ingenio  ha  sido. 
Giro. 

Este  es  un  casado 
que  ha  un  año  que  no  hace  vida 
con  su  mujer,  y  hanle  hallado 


Lauros. 


Rkiator 
Constan. 


Macpino 
Constan 


Relator 


LinoRA. 

GíNSTAN. 

Rri.ator- 


con  otra  mujer  perdida 
dos  noches. 

No  es  gran  pecado. 
Ven  acá,  ¿cuánto  ha  que  estás 
casado  6  cansado,  y  das 
sustento  á  mujer  y  casa? 

HoMBBK.  Señor,  de  diez  años  pas». 

Constan.  Pobre  de  ti,  ¿diez? 

Hombre.  Y  aún  más. 

Constan.  Suticicnies  eran  dos 
para  hacerle  padecer 
un  infierno;  anda  con  Dios, 
mártir  eres  de  mujer, 
no  hagáis  más  vida  los  dos. 

( Va*t  el  HoAl 

Y  pregónese  en  mi  nombre,       JU 
aunque  mi  Imperio  se  asombre^^H 
de  mandatos  tan  extraños,  ^1 
que  de  cuatro  en  cuatro  años 
remude  mujer  el  hombre. 

.¿Vos  contra  la  ley  cristiana? 
No  importa,  otra  ley  me  avisa 
que  fuera  cosa  bien  sana 
el  mudar  como  camisa 
la  mujer  cada  semana. 
jAy  Grecia,  que  vas  perdida! 
i.a  experiencia  me  convida 
hacerlo  de  aquesta  forma; 
que  no  hay  más  pesada  corma 
que  una  mujer  de  por  vida. 
¿Por  qué  estáis  preso? 

Scñot;, 
en  un  horno  echar  le  han  visto 
con  herético  furor, 
cuando  ardiendo  estaba,  un  Cristflb 
y  aún  afirma  en  el  error 
del  Emperador  León, 
autor  de  blasfemias  tantas, 
que  cuantos  adoración 
á  las  imágenes  santas 
diesen,  idólatras  son. 
Constan.  Dice  la  verdad  más  cierta 

de  cuantas  mi  ley  concierta; 
sólo  á  Dios  se  ha  de  adorar 
del  cielo,  y  no  idolatrar 
un  palo  ó  estatua  muerta. 

Y  publique  Grecia  luego 

que  honrar  simulacros  tantos 
es  error  de  herejes  ciego; 
las  imágenes  de  santos 
se  quemen,  haciendo  un  fuego 
público,  pena  de  muerte. 

Relator.  Vuelve,  gran  señor,  en  ti. 

Constan.  A  Dios  honro  de  esta  suerte. 
¿Contradiceslo  tú? 

Relator.  Si. 

Oye,  EmperaJor,  advierte: 
la  adoración  que  se  apli<*a 
á  la  imagen,  prenda  rica 
de  nuestra  humana  miseria, 
no  es  por  ella  ó  su  rnatcria. 
más  por  lo  que  significa. 
Es  la  imagen  como  histoiia 
que  nos  trae  á  la  memoria 
en  los  católicos  templos 
los  portentosos  ejemplos 
de  los  que  están  en  la  Gloría. 


ACTO  TERCERO 


107 


ftN 


Si  |>orquc  de  palo  son 

ó  plata,  los  adorar» 

la  cristiana  religión 

)  adelante  no  pasara 

nuestra  justa  devoción, 

fuera  idolatra  sin  duda 

quien  una  imagen  desnuda 

reverenciara,  y  tuviera 

por  Dios  y  favor  pidiera 

i  un  palo,  á  una  labia  ayuda. 

Mas.  como  tu  sello  real 

se  estima  en  tu  propia  cuenta, 

no  porque  es  de  oro  ó  metal, 

sino  porque  representa 

tu  dignidad  imperial, 

y  de  quien  le  depreciara 

y  en  las  llamas  le  arrojara 

se  agraviara  tu  corona, 

cual  en  tu  misma  persona 

su  locura  ejecutara, 

de  esa  suerte,  pues,  la  gente 

3ue  de  la  inmortal  presencia 
e  los  sanios  vive  ausente, 
su  memoria  reverencia 
en  sus  tablas  sulamenie. 
Y  SI  con  error  tan  ciego 
mandas  que  lu  Imperio  griego 
queme  sus  sanias  figuras, 
los  mismos  santos  procuras 
echar  lambién  en  el  fuej^o. 

[Levdnianse.) 

.Prended  á  aqueste  hablador; 
veamos  si  hay  algún  santo 
que  venga  á  áalle  favor; 
■    y  esté  sin  comer  en  tanto 
que  defendiese  este  error, 
que  debajo  de  los  pies 
los  he  de  poner,  pues  es 
idólatra  quien  los  precia- 
Bien  parece  que  eres,  Grecia, 
la  república  al  revés. 

(VanMü.) 

ESCENA   VI 

Saltn  el  Rst  de  Chiphs  y  Rosblio. 

).  Según  dijo  el  marinero, 
las  olas  del  mar  amargo 
lomaron,  padre,  á  su  cargo 
vengar  nuestro  agravio  fiero; 
que  escondiendo  en  su  profundo 
su  lascivo  cuerpo,  intenta 
que  sepultando  tu  afrenta 
no  venga  á  saberla  el  mundo. 
A  Chipre  puedes  volverte; 
que  si  Carola  ha  manchado 
su  honor,  el  mar  ha  lavado 
la  mancha,  con  darla  muerte. 
^-Cómo  ha  de  poder  lavar 
el  mar  mi  justo  dolor, 
si  para  manchas  de  honor 
es  poca  el  agua  del  mar? 
¡Ay,  Roselio,  que  no  puedo 
persuadirme  á  que  la  Infanta 
fué  autora  de  culpa  tanta, 
y  temo  que  ha  sido  enredo 


del  infame  Km 
Roselio.  Ami,  laprop;  i 

me  liene  el  alma  ucsinxjia. 
Rey.         Oye,  que  viene  un  pastor, 

y  en  este  desierto  quiero 

saber  en  qué  parte  estoy. 

ESCENA  Vil 
Salt  Lkocio  de  pastor.— fncuctt, 

Leoncio.  Cielo  airado,  ,;dóndc  voy? 

yQué  pretendo?  .jEn  quién  espero? 

SfVi  suene  vil,  ¿qué  procura? 

.j[)e  quién  huyo,  si  conmigo 

traigo  el  mayor  enemigo, 

que  es  la  falta  de  ventura? 

¡Ah  fortuna  vilt  ,;asi 

das  á  Leoncio  sosiego? 

¿E-i  este  el  imperio  griego 

V  mundo  que  abierto  vi? 

Mas,  cómo  juegas  y  burlas, 

burláronme  tus  quimeras, 

tú  me  afrentarás  de  veras, 

pues  que  me  honraste  de  burlas. 

Key.  ¡Leoncio!  ¡Oh,  dichoso  el  dia 

en  que  el  cielo  soberano 
quiere,  que  vengue  mi  mano 
vuestra  deshonra  y  la  mía. 

(Có^ín/e  titt  dot  y  sacan  las  dagas.) 

¡Ah,  traidorl  Aquí  lu  insulto 
me  pagarás  sin  huir, 
que  Dios  sabe  descubrir 
lo  más  secreto  y  oculto. 

Leoncio.  ,jRoselio?  Rey,  gran  señor 
detente,  escucha  primero. 

Roselio.  ¡Ah,  lobo  vil,  que  el  cordero 
despedazas  de  mi  honorl 
¿Qué  injuria  te  hice  jamás 
que  asi  mi  sangre  deshonras? 

Rey.  Ladrón  cruel  de  las  honras, 

yo  haré  que  no  robes  más. 

Leoncio.  Si  con  mi  muerte  te  pagas 
de  tu  agravio,  morir  quiero; 
mas  óyeme  Rey,  primero, 
para  que  te  satisfagas; 
que  ese  furor  ya  imagino 
y  sé  que  debe  de  ser 
por  haberte  hecho  creer 
que  le  afrenté,  Constantino. 
Mas  la  noche  que  á  Carola 
de  esposa  la  mano  dio 
en  su  lugar  pretendió, 
gozar  á  su  dama  sola, 
y  dándome  de  ello  cuenta, 
me  mandó  que  procurase 
cómo  la  Infanta  quedase 
ignorante  de  esta  afrenta. 
Yo,  que  en  la  amorosa  llama 
de  Lidora  me  encendí, 
al  revés  la  traza  di, 
y  trocando  cuadra  y  cama, 
su  esposa  el  César  gozó, 
que  era  Lidora  creyendo, 
y  al  mismo  tiempo  fingiendo 
que  era  Constantino  yo, 
en  nombre  suyo  gocé 


t 


^^^^1  oS 

L\  PEPÚBLICA  AL  BI::Vl'!,S                                                  ^^^H 

la  hermosura  de  I.idora, 

Camila. 

Sí;  pero  aquese  color         ^^^^B 
es  de  Cuaresma  ó  Adviento.     ^H 

y  á  la  mlania,  mi  señora. 

de  aquesta  suerte  venjtuc. 

LmoRA. 

Salga  el  turquesado,  pues.         ^M 

Y  en  este  tinnido  traje. 

Camila. 

Deja  lo  azul  á  los  ciclos,             ^M 

temiendo  fuese  sabida 

no  te  pronostiques  celos;            ^M 

mi  traza,  libré  la  vida. 

el  de  rosa  seca  es                         ^| 

Si  esto  ha  sido  hacerte  ultraje. 

buen  color  y  grave.                    ^M 

mátame,  Hey,  mas  no  creo 

LlDORA. 

guita          H 

que  lo  juzgarás  por  tai. 

allá  tanta  terquedad;                   ^M 

^^Rev. 

Antes  muestras  de  leal, 

que  la  rosa  de  mi  edad                ^M 

Leoncio,  eti  tu  rostro  veo; 

ni  está  seca  ni  marchita.            ^| 

yo  estoy  cierto  que  has  contado 

Camila. 

Ponte  el  de  flor  de  romero.        ^M 

la  verdad,  porquu  acÁ  dentro 

LlDORA. 

La  color  es  extremada,               ^M 

el  corazón  t-n  su  centro 

pero  el  nombre  no  me  agrada.  ^M 

asi  lo  habla  adivinado. 

Camila. 

¿No  le  quieres?                          '^M 

Rosclio,  ¿qu¿  te  parece 

LlOORA. 

No  le  quiero.       ^ 

si  fué  cierto  mi  temor? 

Camila. 

¿Qué  es  la  causa  porque  cobras 

^^^      ROSELIO. 

Ksioy  confuso. 

odio  al  romero?                         ^ü 

■          Rp.v. 

¡Ah  traidor 

LlDOFA. 

¿No  ves             1M 

Constantino!,  bien  parece 

que  huele  á  pobreza  y  es            ^^ 

que  eres  grie<40,  descendiente 

la  pastilla  de  los  pobres? 

de  L'liscsy  sus  engaños; 

Camila. 

Pues  iraercle  el  verde  obscuro. 

no  corte  el  hilo  á  mis  años 

LlDOBA. 

Verde  obscuro,  ¿qué  mudanza 

la  Parca,  que  venii  siente 

entristece  mi  esperanza?               J 

mi  vejez  larga  y  prolija, 

¿.No  vive  mi  amor  seguro?          ^M 

hasta  que  asuele  tu  imperio; 

Camila. 

Ponte  el  blanco.                           V^ 

vengue  mi  difunta  hija. 

LlDORA. 

Es  de  novel 

^^H  Leoncio 

¡Válgame  Dios!,  pues  ^es  muerta? 

que  se  arma  caballero. 

^^BRby. 

¡Ay,  Leoncio  amigo,  si. 

Camila. 

¿Pajizo? 

ya  murió!  mas  vive  en  mí 

Lll>OPA. 

No  desespero.                    i 

su  venganza. 

Camila. 

¿Encarnado? 

H'        Leoncio 

Será  cierta, 

LmoRA. 

Es  muy  cruel. 

sí  á  tu  reino  luego  partes 

Camila. 

¿Verde  mar? 

y  embarcando  armas  y  gente 

LlDOKA. 

No  me  contenta, 

sobre  Grecia  de  repente 

que  esperanza  puesta  en  mar 

pusieres  tus  estandartes 

ó  se  tiene  de  anegar                         J 

en  las  famosas  almenas 

ó  ha  de  padecer  tormenta.          ^m 

de  Constaniinopla.  adonde 

Camila. 

El  leonado  es  á  mi  gusto.           ^| 

nuestro  enemigo  se  esconde; 

LlDORA. 

No  me  llamo  yo  Leonora          ^M 

que  mientras  tu  campo  ordenas, 
yo  en  persona  partiré 

ni  estoy  congojada  ahora.         ^H 

Camila. 

Ponte  el  negro.                          ^^ 

a  las  legiones  que  están 

LlDORA. 

De  ese  gusto 

sin  caudillo  y  capitán 

ningún  color  se  le  iguala. 

en  Armenia,  y  las  haré 

por  eso  con  el  me  alegro. 

amotinarse  y  venir 

que  sale  sobre  lo  negro                 J 

contra  este  desatinado 

>or  extremo  cualquier  gala.       áfl 
^onle  los  botones  de  oro            H 

aue  á  todos  nos  ha  afrentado. 

Pácil  será  persuadir 

porque  no  digan  que  es  luto.     H 

al  ejército  que  haga 

■ 

esto,  y  más  que  los  soldados 

E^ENA    IX                  ■ 

se  ven  de  el  menospreciados 

y  ha  un  año  que  no  les  paga. 

Sale  CorcsTAKTiNO.                   ^H 

^^H  Rey. 

í*ues  con  aquesa  esperanza 

G)NSTAN 

.  A  darte  viene  tributo                 ^| 

yo  me  parto. 

el  amor  con  que  te  adoro.         ^| 

^^B   LCOKCIO 

Y  yo  también. 

La  sala  de  mi  consejo,               ^M 

^^M  Rky. 

Muerte,  tu  curso  deten 

llena  de  mil  negociantes            ^M 

hasta  que  me  des  venganza.  (Vansey 

y  embajadas  importantes          ^M 
sólo  por  tu  causa  dejo,            ^H 

ESCENA  VIII 

que  tiene  que  negociar              ^H 
mil  cosas  contigo  el  alma         ^M 

^F           .Va/(  LiDOKA  con  Camila it  tocanr  al  csptjo  y  tiíntatc. 

y  vive  sin  verte  en  calma,         ^M 

K         Camila. 

¿{Jai  vestido  has  de  ponerte? 

LlDOKA. 

Déjame,  mi  bien,  tocar.             ^^ 

■              LlDORA. 

Cualquiera;  saca  el  morado 

Poi  fuerza  has.  señor,  de  ver          " 

sobre  tela  acuchillado. 

mis  laltas.  ¡No  me  dejaras 

^^^B   Camila. 

Triste  estás  de  aquesta  suerte. 

locar  primero! 

^^^M    Lmoi'A. 

¿Triste?'  ni  por  pensamiento; 

Constan 

Dos  caras         ^^^J 

lo  tTior«do,  ^no  es  amor? 

suelen  dar  á  la  mujer,        ^eeM^M 

ACTOTEHCtfRfí 


tog 


DB  nérmusa  y  otra  lea; 
hcimosa  es  cuaiidu  compuesta 

i8Ct>  al  gusto  plalu  y  tK.'sta 

los  sentidos  recrea. 

ero  cuando  so  levanta 
dicen  que  pone  icmor, 
que  una  cara  en  borrador 
no  enamora,  sino  espanta. 
De  ci  otro  tatito  iuzyara 
á  no  venirle  así  á  ver, 
^xnas  ya  sé  que,  aunque  mujer, 

0  tienes  más  de  una  cara. 
leir  me  has  hecho;  alza  más 

espejo. 

¿Está  bien? 
Si;  aquesos  cabellos  ten. 
Los  ra\  os  del  sol  dirás. 
¿Estoy  á  lu  gusto? 

Si. 
LPues  no  sé  cómo,  que  dejo 
,e  mirarme  en  el  espejo, 
i  bien,  por  mirarme  en  ti. 
leha  estos  pocos  cabellos 

1  descuido,  que  es  donaire 
ene  el  rostro  cuando  el  aire 

está  jugando  con  ellos, 
Ahora  que  te  has  locado, 
mírate  bien,  cara  esposa, 

eras  si  es  mi  dama  hermosa 
y  si  estoy  bien  en>plcado. 
No  por  cierto;  más  mereces, 
que  es  fea  y  de  necio  irato, 
mírate  tú  en  tu  retrato 
y  verás  cuan  bien  pareces, 
r  Constantino  en  tt  espijo  y  espántase.) 

■AN.  ¡Ay! 

¿Qué  has  visto? 
AK.  Un  hombre  armado 

del  propio  rostro  y  figura 
de  Leoncio,  que  procura 
matarme. 
lA.  (Lindo  has  estadol 

¿pensabas  burlarme  así? 
rAM.  ¿Turbárame  á  no  ser  cierto 
lo  que  he  visto? 

¿A  Leoncio  muerto 
no  le  trajeron  aquí? 
\        Calla,  Que  ese  es  devaneo. 
Itan.  |Ay  cielos!,  quilate  allá 
I         ¿no  le  has  visto  cual  está? 

(Vuelve  á  mirarse.) 

Sola  aquí  mi  imagen  veo. 
Alguna  hechicera  vil 
me  pretende  dar  la  muerte 
con  hechi¿os  de  esa  suerte; 
y  si  es  encanto  sutil 
no  hago  de  hechizos  caso 
que  soy  otro  Ulises  yo. 
Leoncio  ya  se  murió, 
¿qué  mal  puede  hacerme? 

ESCENA  X 

}Saitn  un  Maaihkko  y  .Macmkc— Dichos. 

Paso. 
Aguárdate  allá,  {^rosero. 


.Wahi-.eu.SÍ  csiá  aquí  el  emperador 
icngulc  de  hablar.  Señor, 
yo,  que  un  pubre  marinero 
sov,  he  sabido  que  dds 
premio  á  qutcn  noticia  tiene 
dcl¡\  Eiripcrairii  Irene. 

Constan.  ¿Ticnesla  tii? 

Marine:!!.  Si;  sabrás 

3UC  en  los  montes  más  cercanos 
c  Constanlinopla  está, 

y  fácilmente  vendrá 

ella  y  Carola  á  tus  manos, 

porque  si  no  es  un  pastor 

no  tienen  otra  defensa. 
Constan.  Digno  eres  de  paga  inmensa; 

premiaráte  mi  favor. 

Y  á  fe  que  ha  de  ser  de  traza 

que  en  vida  y  trato  mejores. 

Llamadme  mis  cazadores, 

que  quiero  salir  á  caza. 
LidOHA.    I'ues  yo  os  he  de  acompañar, 

que  una  caza  como  aquesa 

promete  famosa  presa. 
Constan.  A  mi  madre  he  de  cazar; 

que  pues  su  vida  me  mala, 

malaria  por  vivir  quiero. 
LiDORA.    Camila,  dame  el  baqucro 

de  verde  y  hojas  de  plata.  {Vanse) 

ESCENA  XI 

Salen  Leoncio  de  pastor,  y  Soi-dados. 

Leoncio.  Soldados  del  griego  Imperio; 
capitanes  valerosos 
de  vuestra  patria  defensa, 
de  los  contrarios  asombro; 
vosotros  que  tantas  veces 
las  banderas  habéis  roto 
de  la  multitud  morisca. 
y  á  quien  tiembla  el  mundo  lodo: 
vosotros  que  habéis  vencido 
tantos  bárbaros  remolos, 
como  son:  tártaros,  persas, 
húngaros,  polacos,  godos: 
vosotros,  griegos,  en  lin. 
¿consentís  que  os  rija  un  mozo, 
un  Emperador  hereje, 
un  disparatado,  un  loco? 
¿Qué  es  de  vuestro  valor,  griegos? 
¿Qué  es  del  renombre  glorioso 
con  que  el  magno  Constantino 
pasó  aquí  su  Imperial  trono? 
¿Sabéis  á  qué  Augusto  César 
honran  las  hojas  de  Apolo? 
¿Queréis  ver  que  hazañas  hace? 
Escuchadme,  pues,  un  poco: 
A  la  Emperatriz  Irene, 
que  acaudillándoos  á  todos, 
con  ser  mujer,  dejó  atrás 
los  hechos  del  Macedonio, 

Erendió,  y  queriendo  matarla, 
uyó  á  los  desiertos  solos 
donde  desterrada  habita 
enlre  tigres  pardos  y  osos. 
La  hija  del  Rey  Chipre, 
á  quien  dio  mano  de  esposo, 


AL    PKVES 


Uno. 

Todos. 
Leoncio. 


Todos. 
Leoncio. 

Todos. 
Leoncio. 


Uno. 
Todos. 


fué  por  él  menospreciada 

la  noche  del  dcspüsorio, 

y  con  una  dama  suya 

casado  olra  vez,  ha  roto 

la  ley  de  Dios  retirando 

el  primero  matrimonio. 

Los  Senadores  ha  muerto, 

desterrado  vive  Andronio, 

y  premiando  á  quien  me  mate 

huyo  en  este  traje  tosco. 

Pero  todo  aquesto  es  nada, 

que  de  lo  que  más  me  asombro, 

es  que  á  Dios  pierde  el  respeto. 

Los  simulacros  devotos 

de  Cristo  y  su  madre  y  santos 

echa  en  el  fuego  furioso 

y  la  adoración  les  niega; 

prisiones  y  calabozos 

de  mil  católicos  llenos, 

para  el  martirio  están  prontos, 

por  no  seguir  las  blasfemias 

de  este  bárbaro  furioso. 

¿Este  Emperador  tenéis, 

capitanes  belicosos? 

¿éste  consentís  que  viva? 

¿Acaso  es  por  los  tesoros 

que  con  vosotros  reparte? 

Vü  sé  que  no;  porque  sólo 

los  gozan  los  lisonjeros^ 

truhanes,  rameras  y  otros 

semejantes  en  sus  vicios, 

pues  ha  un  año  que  estáis  lodos 

sin  pagas  y  despreciados. 

¡Alto,  soldados  famosos! 

sacudid  este  vil  peso 

de  vuestros  honrados  hombros, 

y  muera  aqueste  tirano 

de  Grecia  y  del  mundo  oprobio. 

¡Leoncio,  semper  Augusto, 

viva  y  reine! 

¡Viva  Leoncio! 
No,  soldados,  otro  habrá 
más  digno  del  cargo  honroso 
que  me  dais. 

iLeoncio  vival 
Legiones  de  Armenia,  hoy  pongo 
en  vuestras  manos  mi  vida. 
¡Viva  Leoncio!  ¡Viva  Leoncio! 
Pues  Emperador  me  hacéis, 
desde  hoy  á  mi  cargo  tomo 
vuestra  defensa;  marchad 
á  Constantinopla  todos, 
que  alli  el  de  Chipre  me  aguarda 
con  armas,  gente  y  socorro 
en  venganza  de  su  injuria. 
¡Cielo  benigno  y  piadoso, 
ya  miro  cierto  y  cumplido 
el  pronóstico  dichoso 
de  mi  Imperio;  no  permitas 
que  tenga  fin  lastimoso! 
¡Alto  i  Grecia,  capitanes, 
que  os  aguardan  sus  tesoros! 
¡.Muera  el  loco  Constantino! 
¡Viva  Leoncio!  ¡Viva  Lcuncio! 

(IJépanlttn  brinot:sutna  dentro  ruido 
decapa  y  gritan.) 


ESCENA  XII 

C^OK&T  AK1 IKO,  MACRINO  /  OfrOJ,  lutgo  LlDOIU 

Constantino. 

No  vengo  ¿  cazar  fieras  ni  es  mi  intento 

que  tras  el  oso  ó  tigre  el  lebrel  ladre; 

cesen  las  voces  que  atronáis  el  viento, 

que  aquesta  caza  no  es  razón  que  os  cuadre» 

Si  en  ella  pretendéis  darme  contento, 

en  vez  de  jabalí  cazad  mi  madre, 

que  ella  es  la  presa  que  pretendo  sola 

(SaU  Ljdora  de  M(S 

LlDORA. 

Cazadores,  ¿qué  hacéis?  dadme  á  Carola. 

Constantino. 

¡Oh,  mi  nueva  Diana!  A  veros  Febo 
en  ese  traje,  que  érades  creyera 
su  antigua  Dafne,  y  con  curso  nuevo 
segunda  vez  gozaros  pretendiera. 

LtOORA. 

Como  sólo  con  vos  el  gusto  cebo, 
Dafne  esquiva  para  Febo  fuera 
vueltos  laurel  mis  desdeñosos  brazos, 
que  sólo  son  de  vuestro  cuello  lazos. 

Constantino, 

El  sol,  que  aquesc  disfavor  escucha, 
intenta,  por  vengarse,  que  os  ofenda 
de  su  luz  el  calor  que  ahora  es  mucha; 
haced,  mi  bien,  que  os  armen  una  tienda 
al  pie  de  aquella  encina,  mientras  lucha 
mi  amor  con  vuestra  ausencia,  porque  empret 
el  fin  que  intento,  y  vuestro  gusto  trace      |d 
cuando  á  mi  madre  con  Carola  cace. 

LlOORA. 

Pedidme  albricias  cuando  halléis  la  Infanta, , 
que  á  fe  que  he  de  intentar  nuevos  favores, 
y  porque  Apolo  su  cenil  levanta, 
adiós,  querido  esposo. 

Constantino. 

Adiós,  amores. 
¡Alto,  amigos!  No  quede  peña  ó  planta 
que  no  busquéis,  pues  de  los  cazadores 
el  que  hoy  lo  fuese  de  mi  madre  Irene 
ser  cazador  mayor  por  premio  tiene. 

Cazador  i.* 

Dichoso  quien  tuviere  tal  ventura; 
señort's,  cada  cual  tome  el  caminu 
distinto  y  busque  sólo  la  espesura. 

Cazador  a.* 
Bien  dices;  irme  sólo  determino. 

Constantino. 

Gana  de  dormir  tengo. 

Macrino. 

Pues  procura 
al  margen  deste  arroyo  cristalino 


ACTO  Tl-.H«.r.K(» 


I  1  I 


recostarte,  ó  al  pie  de  aquellas  hayas, 
que  yo  te  guarcfarc. 

Constan  iiNú. 

Pues  no  te  vayas. 

( lichate  á  dormir. ) 
Machino. 

El  apiu:ible  sitio  me  convida 

de  aquella  zarza  con  taray  funesto 

j  parras  enlazada  y  retejida. 

Adi<'<s,  durmióse;  el  sueño  tiene  presto; 

á  mi  zarza  me  voy  que  en  ella  anida 

un  ruiseñor  y  es  agradable  el  puesto. 

¡<^>uccl  sueño  pongaáun  hombre  de  esta  suerte! 

Bien  dicen  que  es  imagen  de  la  muerte. 

{Echatt  á  dormir.} 


ESl'.KNA  XIII 

Dttcitbrese  una  rutáa  grande,  4  cuym  piet  gitará 
CoASTA.sTi^o  durmiendo,  y  tn  la  cumbre  etiará 
atentada  l*.mi*B,  armada,  con  e»pad a,  mundo  y  coro- 
na, y  á  un  lado  Cakula,  que  va  xubitHdu,  y  d  utro 
LioNcio,  catitea  abajo,  coma  <fue  st  precipita;  y  4 
una  parte  ia  VourvttA,  vendado*  los  ojo»,  la  cual 
dice  primero  de  dentro. 

Fortuna.. 
Ah,  Conslantinol 

Constantino. 

^Quién  mi  sueño  asalta? 

Fortuna. 

[La  que  es  más  variable  que  la  Luna; 
|}a  que  al  tiempo  mejor  se  muda  y  salta. 

Constantino. 

¡Qué  quieres,  diosa  ciega  é  importuna.*^ 

Fübtuna. 

'Tu  silla  derribar,  que  está  muy  alta. 

(Üescibreie  la  rueda.) 

Constantino. 

iQ\ié  rueda  es  esai^ 

Fortuna. 

La  de  la  Fortuna. 

Constantino. 

k¿No  estaba  encima  yo,  mudable  ruodai' 
iPaes  ¿cómo  estoy  abajo? 

Fortuna. 

Como  rueda. 

Constantino. 

I  ¿Quien  es  aquella,  pues,  que  en  lo  atlo  tiene 
|d  trono  que  he  heredado  de  mi  padre? 

Fortuna. 

[Esia  es,  cruel,  la  Emperatriz  Irene, 
que  ya  se  menosprecia  en  ser  tu  madre; 

I  presto  verás  que  á  castigarte  viene, 
pues  porque  al  cielo  tu  castigo  cuadre, 


á  cuyos  santos  das  tantos  enojos, 
te  ha  de  sacar  aquesos  viles  o)os. 

Constantino, 

Temerosa  visión.  Fortuna  loca, 
^;por  tan  pequeña  culpa,  pena  tanta? 

Fortuna. 

SeRún  la  que  mereces,  ¿sta  es  poca. 

Constantino. 

.;(,)uitT)  es  esa  que  Subo  y  se  levanta 
en  lu  rueda,  que  á  envidia  me  provoca? 

Fortuna. 

Carola  es  ésta,  la  inocente  Infanta 
á  quien  risueña,  su  fortuna  esquiva, 
la  mano  ha  dado  porque  suba  arriba. 

Constantino. 

Su  virtud  lo  merece;  y  ¿que  soldado 
es  aquél,  diosa  fácil,  á  auien  quilas 
la  corona  imperial  que  le  habias  dado 
y  al  suelo  de  tan  alto  precipitas? 

Fortuna. 

Leoncio  es,  que  el  imperio  te  ha  quitado, 
á  quien  prenderá  Irene. 

Constantino. 

Al  lín  limitas 
en  el  caer,  si  en  el  subir;  ¿y  es  cierto 
que  es  Emperador? 

Fortuna. 

Sí. 

Constantino. 

Pues  ¿no  era  muerto? 

Fortuna. 

Vida  tirana  por  tu  daño  tiene, 
y  ya  llega  á  prenderle. 

Constantino. 

¡Ah,  de  mi  guardat 

tCirrraíe  ¡a  aparirncia.) 

[Filipo!  jLesbio!  jAicsiof  ¿nadie  viene? 
¿ah,  Macrino? 

ESCENA  XIV 

Constantino  y  Machino. 

Macrino. 
Señor,  ¿quién  te  acobarda? 

Constantino. 

Prende  á  Leoncio,  da  la  muerte  á  Irene, 
saca  la  espada. 

Macrino. 

Ya  la  saco,  aguarda. 

Constantino. 


Mala  áCaroli 


MAChtMU. 

Ten,  señur,  suiicyo. 

Constantino. 

^A  l.tuncio  no  ves  muña  rea  griego? 

Machino, 

Soñando  estés,  que  no  hay  persona  alguna 
en  todü  aquesto  que  inquietarte  pueda. 

CoNSrVNTINO. 

Luego  ¿no  ves  la  rueda  de  Fortuna.^ 

M.vcRrNO. 

¿Qué  rueda  6  qué  fortuna? 

4  Constantino. 

Vi  su  rueda, 
y  CD  ella,  hasta  la  esfera  de  la  Luna, 
está  mi  madre,  que  en  su  cumbre  queda; 
sube  Carola,  cae  Leoncio  al  suelo, 
y  yo,  abatido,  mi  prisión  recelo. 

Machino. 

Déjate  de  eso,  gran  señor,  susiej[>a, 
pues,  es  creer  en  sueños,  desatino. 

Constantino. 

¿Leoncio,  ciclos,  en  mi  silla  grief^a^ 

ESCENA  XV 

Salen  di/s  Cujaooí,  uno  tras  c/ro.— Uicuos. 

Criauo  1." 

Huye  la  muelle,  invicto  Constantino, 
que  ya  Leoncio  en  busca  tuya  llej^a 
con  ía  gente  de  Armenia. 

Constantino. 

¿Ves,  Mac  riño, 
cómo  soñé  verdad? 

Criado  i.* 

Toda  tu  gente 
le  llama  augusto  César  del  Oriente. 
Entró  en  Constantinopla,  y  en  la  plaza 
la  corona  le  dio  su  Patriarca, 
y  sabiendo  que  aqui  viniste  á  caza, 
te  viene  ¿  dar  la  muerte. 

Criado  3." 

Gran  Monarca: 
el  de  Chipre  las  olas  embaraza 
al  pie  de  aqueste  monte,  echando  á  tierra 
nran  multitud  de  gente  en  son  de  Kuerra. 

Constantino. 

¡Todos  son  contra  mi!  mas  no  me  espanto, 
que  he  sidcj  contra  todos:  ¿No  hay  do  pueda 
huir  la  muerte,  pues  el  cielo  santo 
ti  níi  enemigo  y  su  favor  me  veda? 
Seguí  mis  torpes  vicius  hasta  tanto 
que  me  han  puesto  debajo  de  tu  rueda. 


fortuna  vil;  ¿por  qué  razón  me  infami 
¡Mas,  ay,  que  eché  los  santos  en  las  llaiiif 

ESCRNA  XVI 

Saít  Cakola  vrstida  4e  fnettn. 

\a^  creí,  Fortuna  airada, 
que  viviendo  entre  las  lieras 
me  dejaras  y  estuvieras 
con  mis  desdichas  vengada. 
Mas,  pues  hasta  aqui  me  sigues, 
mi  muerte  te  es  de  importancia 
dimc,  pues,  ¿por  qué  ganancia, 
fortuna  vil,  me  persigues? 
¿Guindo  cntienaes  de  poner 
tin  á  tu  venganza  ticra? 
Tenme  lástima,  siquiera 
por  ser,  como  tú,  mujer. 
Mas  ¡ay  cielos!  que  imagino 
que  ya  mi  fin  se  llegó. 

l Tocan  4e  dentro  cafar 

ESCENA  XVII 
Sattn  marchando  Liokciú  y  Soi  hados  ~C*»o 

Leoncio.  No  seré  Emperador  yo 

mientras  viva  Constantino. 
Buscadle,  que  mi  rigor 
en  su  oprobio  y  vituperio, 
me  trae  por  cazar  su  impeno; 
á  caza  del  cazador, 
Pero  ¿qué  mujer  es  esta 
que  aqui  llora,  triste  y  sola? 
<3ielos,  ¿no  es  esta  Carola, 
Infanta?  llaga  Chipre  fiesta, 
si  sois  vos;  albricias  pida 
la  fama  por  tantos  bienes. 

Capola.    ¿Q>ué  es  esto  Leoncio?  ¿vienes 
para  dar  fin  á  mi  vida? 
¿Envía  por  mi  el  augusto? 
Constantino? 

Leoncio.  Yo,  señora, 

soy  solo  el  augusto  ahora, 
que  de  vuestro  gusto  gusto. 
Kl  lauro  imperial  me  hadado 
Grecia  de  lodo  el  Oriente, 
y  deque  estáis  inocente 
el  Rey  de  Chipre  informado. 
Justas  venganzas  concierta 
y  con  ejército  viene 
en  mi  favor,  aunque  os  tiene 
él  y  Roselio  por  muerta; 
yo  le  dejé  satisfecho 
de  vuestro  mucho  valor. 

Ca^oua.    Si  resucita  mi  honor, 

cielo,  poco  mal  me  has  hecho. 

Leoncio.  ¿Quién  os  pudo  sustentar 
sola  en  aquesta  espesura? 

Carola.    Quiso  mi  suerte  y  ventura 

que,  habiéndome  echado  al  mar 

casi  muerta,  á  tierra  vino 

á  darme  el  vital  favor 

Irene,  con  un  pastor 

que,  huyendo  de  Constantino. 


^^^^^^^^"         ACTO  TERCKKO 

^^^^^^^W                       ^M 

en  este  desiertu  tiene 

Pero  con  tenerle  preso                    ^^^^^ 

más  ampato  que  en  su  hijo. 

castigaré  tu  traición.                        ^^^^| 

Eoscio.  (Ya  mi  perdición  colijo. 

Leoncio. 

Tus  pies  en  mi  boca  pon,               ^^^^f 

si  halla  mi  campo  á  Irene. 

pues  mi  locura  confieso,                 ^^^^| 

Imporiaráme  quitarla, 

goces  señora  mil  años                    ^^^^M 

SI  quiero  imperar,  la  vida 

del  mundo  la  redondez,                  ^^^^H 

antes  que  sea  conocida.) 

que  te  conoce  otra                          ^^^^H 

¿Dónde,  Infanta,  podré  hallarla? 

por  su  Augusta.                               ^^^^| 

laaoLA.    ¿Qué  es  lo  que  quieres  hacer? 

[nene. 

Ya  los  daños          ^^^^H 

.KONCio.  ¿Que?  respetarla  y  tendía 

de  nuestra  persecución,                  ^^^^| 
Infanta,  se  han  acabado;                  ^^^^H 

por  señora,  pues  es  ella 

quien  me  ha  dado  vida  y  ser. 

ya  ei  cielo  aclaró  el  nublado          ^^^^| 

(Oird  intenta  el  corazón.) 

de  su  obscura  confusión.                ^^^^H 

;\i»oLA.   Si  eso  es  así,  vamos  donde 

Vos  imperaréis  conmigo,                 ^^^^| 
dadme  os  brazos.                            ^^^H 

de  su  propio  hijo  se  esconde. 

EONcio.  Ya  temo  mi  perdición. 

Carola, 

Ya  he  dado           '^^^H 

{Gritan  adentro.) 

l>or  feliz  mí  mal  pasado.                       ^^H 
3uscad  á  aquese  enemigo.                ^^^H 

"ODOS.      ¡Viva  Irene,  viva  Irene! 

Ireke. 

,EONCio.  ¿Qué  es  esto,  fortuna  esquiva? 

Castigaré  la  malicia                            ^^^H 

'ODOs.      ¡Viva  Irene,  Irene  viva! 

con  que  á  tantos  ofendió.                ^^^H 

ÍTRO.        A  Irene  el  Imperio  viene. 

que.  aunaue  soy  su  madre  yo,        ^^^H 
es  m¡  madre  la  justicia.                    ^^^H 

EáCENA  XVIII 

Pero  ¿qué  es  esto?        (Sutnan  cafa».)    ^^M 

Satt  un  Soldado.— Dichos. 

ESCENA  XX                            ^1 

otjiA.DO.  Todo  tu  campo,  señor. 

Sattn  marchando  el  Rst  ob  Ciiipkk,  Rosxlio  y  Soi.-     ^^| 

se  amotina;  en  salvo  ponte, 

OAOOS,)!' 

sacan  áLinoAA y  áConítJtttJiKosin  tspa4«     ^^B 

que  hallando  á  Irene  en  el  monte 

satt  tatn 

bien  A.snKOMio.                                                        ^^H 

1                huyendo  con  un  pastor. 

el  ejército  la  aclama 

Rey. 

¡Tirano!               ^^^H 

por  Emperatriz  augusta 

De  los  hombres  destrucción,          |^^^| 

y  ya  de  tu  muerte  gusta 

y  a  voces  tu  nombre  mfama. 

para  lu  imperio  Nerón,                   ^^^M 

}ara  tu  Dios  Diocleciano.                     ^^M 
í\  cielo,  que  tu  mal  traza,                   ^^M 

twcto.  |Ah!  ¡Variable  fortuna, 

qué  poco  estuviste  queda; 

me  forzó  á  desembarcar                         ^H 

subisteme  en  tu  vil  rueda 

donde  pudiese  vengar                             ^H 

hasta  el  cerco  de  la  luna. 

mi  injuria.                                               ^H 

y  ya  me  vences  y  ultrajas! 

Constan 

¡Ah  infelice  caza!                   ^H 

DOS.     ¡Viva  Irene,  Irene  viva! 

Carola. 

¿Mi  padre  no  es  el  que  aquí,                   ^H 

ONCio.  ¿Por  qué  me  subiste  arriba 

cielos,  con  mi  hermano  veo?                  ^H 

pues  que  tan  presto  me  abajas? 
0.          Emperatriz  es  Irene, 

¡Padre  míol                                              ^H 

Rky. 

Si  el  deseo                           .  ^M 

ella  viva,  Leoncio  muera. 

no  me  hace  salir  de  mi.                           ^H 

BOLA.   ¡Cielos!,  pues  Irene  impera, 

¿Carola  es  ésta?,  Mas  no,                        ^M 

¿qué  aguardo?  Pero  ya  viene. 

que  es  muerta,  {fortuna  esquiva! 
Bella  hermana,  qué,  ¿estás  viva? 

Roselio. 

^^               ESCENA   XIX 

Carola. 

Sola  mi  pena  murió. 
Dejóme  a  vida  el  mar 

SaltH  Ikbnií  y  Soldados.— Dichos. 

que  vosotros  perseguisies. 

Rey. 

Años  largos,  canas  tristes, 

f(B.       A  lo  menos  en  prisión, 

bien  os  podéis  alegrar. 

soldados,  es  bien  que  esté 

Aquesos  brazos  enlaza 

quien  á  su  Emperador  fue 

á  aquesta  vejez  prolija. 

traidor;  que,  si  por  razón 

y  muera  yo  luego,  hija. 

me  da  que  sus  desvarios 

Tarso. 

¡Dichosa  y  alegre  caza! 

le  obligaron  ¿  negarlo 
la  obediencia  y  á  quitarle 

Carola. 

Habla  á  la  Emperatriz  griega. 

Rey. 

¿A  quién? 

su  imperio  y  sus  señoríos. 

Carola. 

A  Irene,  por  quien 

responderé  que  no  hay  ley 

hoy  nos  vino  tanto  bien, 

ni  razón  ninguna  hallo 

y  £  quien  Grecia  alegre  entrega 

con  que  despoje  un  vasallo. 

el  imperio  que  otra  vez 

por  malo  que  sea,  á  su  Rey. 
No  quiero  la  muerte  darte, 

gozó. 

Rey. 

Qué,  ¿aquí  estáis  señora? 

aunque  la  pida  tu  error, 

A  la  cumbre  ilegó'ahora 

gue  un  hereje  Emperador 

de  sus  dichas  mi  vejez. 

a  aqueso  pudo  obligarte. 

Y  pues  el  cielo  ha  querido 

COMEDIAS  DE  TIRSO  DE  MOLINA. — TOMO  I 

t. 

8 

^m     114 

^^^^^^                                             AL                                   ^^^^^^^^^^B 

^^Lag 

que  otra  vez  por  tal  misterio 

Sea  su  esposa,  y  si  lo  niega       ^B 

^^^Hl 

subáis  al  famoso  imperio 

dadle  muerte.                            ^H 

^^^^^^H 

que  este  tirano  ha  perdido, 

Leoncio. 

Yo,  señora,          ^H 

^^^^^H 

juzgadle,  señora,  vos, 

digo  que  quiero  á  Lidora.                i 

^^^^^H 

que  aunque  escondido  le  hallé 

Lidora. 

Yo  y  lodo,  ¡ay  fortuna  ciega!          J 

^^^^^^B 

y  en  ¿1  vengar  inictiié 

Irene. 

De  secretario  mayor,                   ^H 

^^^^^H 

mis  injurias,  pues  que  Dios 

Tarso,  el  oficio  tendrás,       ^^^H 

^^^^^^H 

os  hizo  juez  superior, 

y  con  el  cargo  darás           ^^^^H 

^^^^^H 

su  castigo  ejecutad 

indicios  de  tu  valor             ^R^^h 

^^^^^^H 

como  madre  con  piedad, 

digno,  que  Je  envidió  el  müMO^^ 

^^^^^H 

y  como  juez  con  rigor. 

Tarso. 

Tus  pies  imperiales  beso. 

^^^^^^H 

También  esta  mujer  loca 

[rene. 

No  estoy  contenta  con  eso,        ^m 

^^^^^^1 

por  vos  juzgada  ha  de  ser, 

en  premiarle  más  me  fundo,      ^M 

^^^^^"^ 

aunque  el  ser  como  es  mujer 

Tarso. 

Das  señora  testimonio                ^M 

^^^H 

á  lástima  me  provoca. 

de  quien  eres;  ya  estoy  rico.        ^H 

^^H  Ikene. 

Yo  recibo,  sabio  Rey, 

Rey. 

Pues  yo  también  os  suplico       ^^ 

^^H 

los  presos  de  vuestra  mano, 

que,  dando  perdón  .-i  Andronio,      1 

^^^^ 

y  si  en  Roma  hubo  un  Trajano 

le  volváis  á  su  privanza,             ^J 

^^^B 

tan  observante  en  su  ley. 

que  huyendo  de  Constantino     ^M 
i  valerse  de  mí  vino.                   ^H 

^^^B 

dejar  en  Grecia  colijo 

^^^H 

memoria  que  al  mundo  cuadre, 

Tarso. 

baste  la  burla  en  venganza       ^M 

^^^F 

sacando,  aunque  soy  su  madre. 

que  le  hice  disfrazado                ^| 

V 

los  ojos  de  un  traidor  hijo. 

de  mujer.                                    ^| 

^^^  Carola. 

Eso  no,  si  es  justa  cosa 

Irene. 

Yo,  Rey,  concedo       ^B 

^^K 

gue  en  aquesta  ocasión  llegue 
a  vuestras  plantas  y  ruegue 

cuanto  pidáis.                             ^H 

^^^L^^ 

Rey. 

Y  yo  quedo         ^H 

^^^^^K 

por  Constantino  su  esposa. 
Perdonadle,  si  merezco 

por  mil  parles  obligado.             ^^ 

^^^^^^V 

Irene. 

¿Dónde  al  Principe  mí  nieto      ^m 

H^^^^ 

su  vida;  llegad  los  dos. 

dejaste,  Tarso?                           ^| 

H            IfENE. 

Juez  de  la  causa  de  Dios 

Takso. 

Escondido            ^M 

^^^H 

he  de  ser;  no  me  enternezco 

en  un  roble  le  he  tenido,            ^h 

^^^H 

con  ruegos;  llevadle  preso 

temiendo  el  mortal  aprieto         ^M 

^^^K 

á  una  torre  y  denme  cargos 

en  que  la  persecución                ^H 

^^^^1 

lodos  de  sus  vicios  largos. 

nos  puso  de  Constantino.          ^H 

^^^H 

que  sustanciado  el  proceso. 

ÍHENE. 

En  su  nombre  determino          ^H 

^^^^ 

sin  que  me  ablanden  los  llantos 

gozar  de  la  posesión                  ^H 

^^^^^_^ 

de  su  esposa,  haré  de  modo 

del  Imperio;  ve  por  él,               ^H 

^^^^^B 

que  quede  vengado  todo 

y  á  Constanlinopla  vamos         ^M 

^^^^^^ft 

el  mundo,  Dios  y  los  Santos. 

donde  bautizar  le  hagamos.       ^í 

^^^^^^B 

Esa  mujer  que  os  sirvió. 

Carola. 

Yo  con  mi  padre  y  con  él               1 

^^^^^^V 

por  vos  sea  casiígada, 

irme  á  Chipre  determino,                 1 

^^^^^^K 

que,  pues  fué  vuestra  criada 

porque  no  podré  sufrir 

^^^^^^H 

y  siéndolo  os  injurió. 

en  lodj  Grecia  vivir 

^^^^^^K 

Infanta,  el  mayor  castieo 
que  al  presente  puedo  darla 

viendo  preso  á  Constantino. 

^^^^^v 

Irene. 

Quédese,  pues,  el  infante 

^ 

me  parece  es  entregarla 

por  general  de  la  guerra             ^1 

^^^P 

á  su  mayor  enemigo. 

en  todo  mi  imperio  y  tierra,      ^1 

^^^   Carola. 

Pues  no  lo  tengo  de  ser 

que  de  este  cargo  importante 

K 

con  ella  en  esta  ocasión; 

es  digno. 

^^^B 

ames,  si  mi  intercesión 

Roselio. 

Tus  plantas  beso. 

^^^H 

con  vos  algo  ha  de  poder, 

Irene. 

Alto:  á  mi  Corte,  soldados. 

^^^^^ 

os  suplico  perdonéis 
i  Leoncio  desde  ahora, 

que  en  ella  seréis  premiados 

^^^^^K. 

como  merecéis. 

^ 

como  reciba  á  Lidora, 

Todos. 

Con  eso           ^J 

^T 

si  os  parece,  por  mujer. 

danos,  señora,  esos  pies.          ^^| 

^^H    Irene. 

Que  se  casen  es  razón; 

Uno. 

|Viva  Irencl                              ^H 

^^H 

Emperadores  han  sido 

Todos. 

]Viva  Irene!              ^H 

^^^K^ 

y  á  un  mismo  tiempo  han  caído 

Tarso. 

Este  fin,  senado,  tiene              ^^| 

1 

del  Imperio  y  su  ambición. 

La  República  al  reyes.             ^^M 

lusms,  Tki.£m*co,  niño,  y  Nicahdko,  griego 
Ulises. 

al  tálamo  justo, 
das  de  Himeneo, 
po  y  de  Tetis  enlazaras 
(cerviz  el  gusto; 
dio  á  Peleo 
Teüs,  nunca  convidaras 
ni  injuriaras 
rdia  traviesa, 
lanzana  de  oro 
ia  dio  en  tesoro 
sta  sobremesa 
sión  tirana 

iza  i  toda  Grecia  una  manzana. 
I  fuera  piadosa 
>asior  tirano 
ibutaria  de  sus  pechos. 


I  n 


EL  AQUILES 


detiene  amor  y  el  juramenio  apriela, 

si  no  me  parto  vivo 

con  riesgo  de  mi  fama 

al  qué  dirán  del  vulgo  vil  sujeta; 

si  me  parto,  es  profeta 

el  alma  de  ios  daños 

que  en  esta  ausencia  temo: 

y  entre  uno  y  otro  extremo, 

miedos  y  desengaños 

confusa  traen  mi  vida 

partida  entre  el  sosiego  y  la  partida. 

El  honor  me  aconseja 

que  no  pierdan  los  ojos 

de  vista  esposa  que  apetecen  tantos, 

y  el  mismo  honor  no  deja 

que,  asegurando  enojos, 

tímido  quiebre  juramentos  santos; 

encuéntranse  los  llantos 

de  obligación  y  ausencia; 

aquélla  me  da  prisa, 

y  ésta  mi  muerte  avisa; 

^qué  hará,  pues,  mi  paciencia 

sin  una  y  otra  joya, 

de  tres  almas  en  Grecia,  un  cuerpo  en  Troya? 

Nicandro. 

De  dos  forzosos  daños, 

el  menos  peligroso 

escoge  el  sabio  que  el  peligro  mide; 

á  tus  maduros  años, 

Ulises  generoso, 

consultando  el  menor,  consejos  pide. 

Si  el  alma  se  divide 

partiéndole  de  Grecia 

en  las  prendas  que  adoras 

y  contando  las  horas 

que  la  quietud  desprecia, 

Penélope  está  enferma, 

^por  qué  querrás  dejar  tu  patria  yerma? 

Procure  el  injuriado 

vengar  agravios  suyos, 

y  de  Elena  castigue  la  mudanza, 

que  no  por  su  cuidado 

es  bien  crecer  los  tuyos 

y  á  tu  esposa  olvidar  por  su  venganza. 

Si  tu  experiencia  alcanza 

los  daños  que  recuerdas, 

¿será  prudente  cosa 

por  que  él  cobre  á  su  esposa 

que  lú  la  luya  pierdas? 

¿y  que  en  demanda  ajena 

a  Penélope  dejes  por  Elena? 

TEI.f.MACO. 

Padre,  no  se  me  ausente, 

que  está  mi  madre  mala 

y  senos  mocirá  si  la  desprecia; 

si  mis  suspiros  siente 

y  el  tierno  amor  iguala 

á  la  hermosura  y  caridad  de  Grecia, 

¿no  será  cosa  recia 

que  tal  esposa  é  hijo 

Ror  ausentarse  olvide? 
ti  madre  esto  le  pide, 
y  si  se  va,  me  dijo 
que  no  esperase,  padre, 
gozar  una  hora  más  viva  á  mi  madre. 


Pues  si  ella  se  me  mucre 

y  el  padre  se  me  ausenta, 

huérfano  de  los  dos,  ¿de  mí  qué  aguarda? 

Quédese  en  casa,  ¿quiere? 

Tendrála  á  ella  contenta 

y  á  mi  seguro  en  su  amorosa  guarda; 

advierta  que  si  tarda 

de  asegurar  temores 

dus  vidas  atrepella, 

pues  muerto  yo  con  ella, 

aumentaré  dolores 

diciendo  en  la  otra  vida 

quede  su  esposa  é  hijo  fué  homicida. 

ÜLlSES. 

¡Ay,  Telémaco  mío! 

Persuasivo,  elocuente, 

anegarme  en  tu  tierno  llanto  puedes: 

cada  perla  es  un  río 

que  en  líquida  corriente 

á  las  del  Kilo  en  eficacia  excedes. 

Ya  viene  Palamedes 

á  llamarme  perjuro 

sí  el  juramento  sanio 

que  al  cielo  hice  quebranto; 

no  está  mi  amor  seguro 

si  niego  mi  partida, 

ni  sí  me  parto  lo  estará  mi  vida. 

Pero  si  el  amor  fuerza 

y  el  juramento  obliga, 

venza  el  amor,  pues  es  mayor  su  exceso; 

¿qué  fuerza  hay  que  á  su  fuerza 

resista,  sin  que  siga 

yugo  inmortal  queá  tanto  dios  ha  preso? 

Quíteme  amor  el  seso 

y  no  me  quite  ahora 

mi  esposa  por  la  ajena; 

robó  Paris  á  Elena, 

sí  Mcnelao  la  adora, 

réstame  su  hermosura,  ^ 

que  no  hay  obligación  donde  hay  locura, 

(Llinait  el  niño  y  »«tti 


ESCENA  II 

Saltn  Falamedfs  y  Peuoro.— Ni<L»?iD«d 

Palam.     No  queda  en  Grecia  señor 
que  no  parta  conira  Troya, 
y  esta  acción  sólo  se  apoya 
en  el  ingenio  y  valor 
de  Ulises,  pues  sus  ardides, 
si  á  sabios  se  ha  de  creer, 
de  más  provecho  han  de  ser 
que  las  nazañas  de  Alcidcj. 
Juró  defender  á  Elena 
con  los  demás  en  la  ley, 
que  Tfndaro,  griego  Rey, 
si  no  la  cumplen,  condena. 
Robóla  Paris;  si  intenta 
Ulises  buscar  ahora 
excusas  por  ver  que  llora 
Penélope,  de  su  aírenla 
serán  los  dioses  testigos: 
pues  sus  aras  menosprecia, 
y  á  los  Principes  de  Grecia 


^^^^^m                                                                                               117        ^H 

tendrá  por  sus  enemigos. 

tan  discreto,  ni  quisiera                     ^^^H 

Kl  ejército  me  envía 

su  esposa  en  tanto  exceso.                «^^^H 

por  él. 

Pei.oRO,    Deja  la  mayor  belleza                         ^^^^| 

no.             Amor,  que  es  más  fuerte. 

que  enamoró  al  dios  rapaz                ^^^^H 

y  á  las  puertas  de  la  muerte 

el  reino  que  goza  en  paz                   ^^^^H 

con  Penélopc  porfía. 

y  un  hijo  de  su  riqueza                     ^^^^| 

6  acabarla,  ú  obligar 

y  discreción  heredero;                       ^^^^| 

á  que  su  esposa  se  quede, 

pártese  á  ajenas  venganzas,               ^^^^| 

en  tal  juramento  puede 

el  honor  teme  mudanzas                  ^^^^| 

justamente  dispensar. 

y  amor  desnudo  el  acero.                  ^^^^| 

ROR.  Dejar  sola  tal  mujer 

Quien  ama  cuerdo,  ama  poco;         ^^^^| 

ni  es  amor  ni  es  fortaleza, 

ama  mucho  y  loco  está.                   ^^^^H 

tiraniza  á  la  belleza. 

Palam.     Cobarde  temor  será                          ^^^^| 

ya  la  ausencia,  ya  el  poder. 

y  engaño  el  fingirse  loco.                   ^^^^| 

V  si  uno  y  otro' se  junta 

Ya  Grecia  tiene  experiencia               ^^^^| 

y  tantos  la  han  pretendido. 

de  sus  astucias,  malicia                     ^^^^M 

siendo  madre  del  olvido 

es                                                         ^^^H 

la  ausencia,  llore  difunta 

Ulises.       (Pregona  y  a^ótase.í                                   ^^^^H 

su  honra,  Ulises  ausente. 

Esta  es  la                             ^^^^| 

M.     Penélope  es  la  más  casta 

que  manda  hacer  el  ausencia            ^^^^| 

de  toda  Grecia. 

á  un  recién  casado  (dale;                   ^^^^H 

no.                              No  basta 

loh,  cómo  escuece  el  traidor!)           ^^^^| 

ese  valor  excelente 

que  se  ausenta  de  su  honor             ^^^^M 

para  el  recelo  que  lleva, 

y  de  su  casa  se                                 ^^^H 

ni  puede  discreto  ser. 

iQué  indígenta  está  la  penca!            ^^^H 

siendo  vidrio  la  mujer, 

Gran  delito  debe  ser                         ^^^^H 

quién  con  la  ausencia  la  prueba. 

dejar  á  propia  mujer                        ^^^^H 

•Según  esto,  no  os  espante, 

por  otra  mujer  mostrenca.              ^^^^| 

viendo  que  á  la  muerte  está, 

Libros  hay  de  ejemplos  llenos,         ^^^^| 

si  Ulises  con  vos  no  va. 

donde  leerá  el  que  los  trata                ^^^H 

lAM.     Menos  valiente  es  que  amante; 

que  es  un  asno  el  que  se  mata                 ^H 

pero  yo  no  he  de  ir  sin  él 

cual  yo  por  duelos  ajenos.                      ^H 

ó  ha  de  quedar  por  perjuro. 

Por  Üios  que  estábamos  buenos              ^H 

pues  la  victoria  aventuro 

dejándonos  en  los  nidos                         ^H 

que  tengo  cierta  por  61. 

los  pajaricos  perdidos                            ^H 

^H 

en  uñas  del  gavilán.                                ^H 

^V              ESCENA  111 

El  refrán  ^H 
diga  que  á  muertos  y  á  ¡dos                    ^H 

úfale  ITlisbs  medin  desnudo  y  Zoco.— Dichos. 

no  hay  amigos,  mas  yo  trueco                ^H 

I 

(perdóneme  Dios  si  peco)                         ^H 

ms.     Toquen  las  cajas  aprisa. 

á  estos  versos  los  sentidos,                      ^H 

K         y  pues  Grecia  á  Troya  pasa. 

y  entendidos,                                     _^^^H 

■          abrase  L'lises  su  casa. 

rezan  con  causa  mayor                   ^^^H 

^^^    ^Hércules  está  en  camisa? 

que      honor                                       ^^^^| 

^^B  Deyanira  le  pegó 

canta,  que  á  muertos  y  á  idos          ^^^^| 

^^P  la  ponzoña  del  Centauro. 

no  hay  maridos,                                 ^^^^H 

Creta  encierre  el  Minotauro, 

no  hay  maridos,  que  es  peor.            ^^^^| 

que  Pasifé  le  parió; 

Pues  si  entre  ausencias  y  olvidos      ^^^H 

pobre  Minos,  ¿qué  dolor 

de  la  honra  no  hay  noticia,                ^^^^| 

de  cabeza  os  atormenta? 

y  de  milicia  á  malicia                         ^^^^H 

El  marido  que  se  ausenta 

va  tan                                               .^^^^| 

eche  en  remojo  su  honor. 

¿ouíén  se  parte  á  la  milicia?  ^^^^| 
¿Ausencia  necia                                 ^^^^H 

Toro  se  llama  la  cama 

del  matrimonio  en  latin. 

á  mi  sacarme  de  Grecia?                   ^^^^H 

etimología  ruin 

¡Malos  años!  no  hay  justicia.           ^^^^H 

sacará  de  ella  la  fama, 

Nicano.    ¿Hay  lástima  semejante?                  ^^^^| 

díganlo  los  adivinos, 

Ulises.     ¿Yo,  entre  cajas  y  pendones,           ^^^H 

mientras  yo  mi  ausencia  lloro. 

marido  de  comisiones?                     ^^^^| 

¿la  Hasifé  con  el  toro 

Vaya  la  mujer  delante,                    ^^^H 

y  sin  azotalla  Minos? 

llore  y  cante                                     ^^^H 

iOh,  bellaco!  ¿De  malicia 

como  cuerdo  y  como  loco               ^^^H 

qué  laberintos  trazáis 

quien  tiene  su  honor  en  poco,          ^^^H 

y  á  mí  á  Trova  me  enviáis? 

que  yo,  entre  el  Hamo  y  la  risa,       ^^^H 

[Malos  añosl  ¿no  hay  justicia? 

ni  tengo  espacio  ni  prisa.                   ^^^^| 

MI.     ¿Qué  es  esto?" 

Menelao  su  enojo  aplaque               ^^^^| 

MDR.                       (.Tiises  sin  seso. 

y  vengue  su  badulaque,                  ^^^^H 

que  i  no  perderle,  no  fuera 

porque,  cual  dijo  mi  abuela,           ^^^^| 

i8 


£L  AQUlLES 


Á  quien  le  duele  la  muela, 
la  muela,  que  se  la  saque; 
ó  si  no  yo  iré  á  la  guerra, 
como  no  quede  en  mi  tierra 
hombre  que  amando  negocia; 
que  yo  ausentarme  no  quiero 
si  no  los  llevan  primero 
á  todos  á  C.apadocia. 
¿Penelopica  en  Escocia, 
y  yo  sin  Penelopica? 
(jFuego  de  Dios,  cómo  pical) 
Ella  hilando,  otros  urdiendo, 
y  amor  la  trama  tejiendo 
en  mohatras  la  avaricia 
conquistando  la  codicia. 
¿Pasife  abrazando  al  toro 
y  Venus  al  monstruo  de  oro? 
¡Malos  añosl  no  hay  justicia. 

Peloro.    ¡Desgracia,  por  Dios,  extraña! 

NiCANo.    Notable  fuerza  de  amor. 

Ulises.     De  alfeñique  es  el  honor 
y  la  mujer  es  de  caña, 
si  i  Paris  Elena  engaña 
llévese  él  la  penitencia; 
¿comllo  yo?  ^hay  tal  sentencia? 
mandar  pagar  sus  amores 
justos  hoy  por  pecadores. 
Donosa  es.  por  Dios,  la  maula, 
metjérala  en  una  jaula, 
6  colgarásela  al  cuello, 
que  yo  (si  quieren  sabello), 
loco,  mas  no  mentecato, 
no  dejo  la  carne  al  gato 
ni  i  los  osos  la  colmena; 
sí  Elena  es  mala  ó  es  buena 
allá  se  lo  haya; 
si  se  fué  á  holgar  á  la  playa 
tómese  lo  que  la  vino, 

3ue  el  borracho  junto  al  vino 
irá  la  jurispericia 
que  es  malicia; 
lo  que  el  Troyano  comió 
¿Quieren  que  lo  escote  yo? 
|Malos  añosl  no  hay  justicia. 

(Vase.) 

NiCAND.    Id  iras  él,  que  est¿  furioso; 

no  le  suceda  algún  daño. 
Pai.am.     Todo  esto  es  ficción  y  engaño. 

Ulises  es  cauteloso: 

yo  probaré  su  locura 

ó  fingido  frenes! 

que  no  ha  de  excusar  asi 

su  miedo  y  nuestra  ventura,    ivase.) 

ESCENA  IV 

SüU  UuMS  umhrando  tat. —  Dicnoa  menos 
Palamboss. 

Ulises.     Fuera,  que  soy  labrador; 

sal  siembro  en  lugar  de  pan, 
porque  así  no  picarán 
avechuchos  en  mi  honor; 
tienen  á  mi  esposa  amor 
muchos,  y  por  Dios  que  es  malo; 
la  sal  preserva  al  regalo, 
mi  esposa  se  queda  acá« 


NlCAND. 

Ulises. 


y  no  se  me  dañará 

si  aunque  me  ausente  la  salo. 

(Siem 

¿No  es  la  sal  sabiduría? 
Él  sembrarla,  pues,  rr.e  importe 
que  hay  poca,  y  anda  en  la  Cor 
en  coches  la  bebería; 
hay  notable  carestía 
de  doncellas  recatadas; 
las  más  están  decentadas, 
por  eso  me  ocupo  en  esto, 
que  si  se  dañan  tan  presto 
es  porque  no  están  saladas. 
Rey,  gran  señor,  vuelve  en  ti. 
Bueno,  ¿pues  pareceos  mal 
sembrar  mi  casa  de  sal 
y  esterilizarla  asi? 
El  amor  ¿no  es  fuego?  Sí. 
¿No  es  estopa  la  hermosura? 
Pues  si  abrasarla  procura 
el  fuego  del  amor  ciego, 
sallar  ha  la  sal  del  fuegu 
y  mi  honra  estará  segura. 
Ea.  ya  habernos  sembrado; 
démosle  ahora  una  reja; 
quien  se  va  y  su  mujer  deja 
no  cogerá  fruto  honrado; 
¿lio  entierra  al  grano  el  arado, 
que  con  el  üempo  batalla. 
y  después  colmado  se  halla? 
Pues  quien  quisiere  coger 
fruto  de  honra  en  la  mujer, 
cuando  se  ausente,  enlerralla. 
La  deshonra  es,  á  mi  cuenta, 
mastín  que  á  la  fama  ladra; 
mirad  &i  el  nombre  le  cuadra, 
pues  muerde  al  pobre  que  afrent 
luego  si  mi  amor  se  ausenta 
y  da  tras  mí,  (i) 
¿no  es  bueno  sembrar  sal?  S 
y  no  sembrarla,  ¿no  es  mal . 
si;  que  al  perro,  si  no  hay  p 
el  remedio  es  <i[sal  aquí!» 
Viisotros  me  serviréis 
de  guebras,  poneos  aqui. 

(Ara  ca 
Si  ha  de  sosegarse  asi, 
sigamos  su  humor. 

¿No  veis 
que  es  justo  que  me  ayudéis, 
pues  cultivar  mi  honor  quiero? 
Are  el  cuidado  primero 
lo  que  la  opinión  sembró; 
mas  cun  bueyes,  eso  no, 
que  en  tal  tierra  es  mal  agúero, 
mejor  es  el  aaadón 

( Toma  el  ana^tón  y  ra 
y  ahorraremos  de  molestias, 
que  no  es  bien  fiar  de  bestias 
el  honor  y  la  opinión; 
quitemos  toda  ocasión, 
ningún  terrón  nos  impida 
la  cosecha  en  mi  partida, 
que  es  tropezón  la  belleza, 
y  la  mujer,  si  tropieza, 
dadla  también  por  c«ída. 

I      (i)     Verso  iacompleíocn  el  original. 


Peloro. 
Ulises. 


ACTO    PRIMERO 


119 


ESCENA  V 


^jkVAMXDBScofi  l'SLánACo  tn  tos  frra^oj.— Dichos, 

josi.     Ea,  Ulises,  yo  también 

soy  labrador  como  vos, 

sembremos  junios  los  dos. 
SES.      Pardiez,  vaya,  decis  bien. 
iM.     Porque  buen  año  nos  den 

frutos  de  esta  sementera 

grano  es  Telémaco,  muera, 

{Saca  la  daga.) 

V  os  dará  el  tiempo  oportuno 

ios  hijos  ciento  por  uno 

á  la  cosecha  primera. 

Con  su  sangre  es  bien  regar 

la  tierra,  pues  que  no  llueve; 

muera,  y  fruto  el  campo  lleve. 
^M.     jPor  qué  me  quiere  matar? 

Padre,  llegúeme  á  vengar. 
LM.     Yo  seré  el  ejecutor, 

muera  el  fruto,  auncjue  esté  en  flor, 

y  multiplique  despojos. 

(Valtá  dar.  Tiinele  Ulists  ) 
l^M.    ^  Padre? 

jAy  hijo  de  mis  ojos, 

tierno  efecto  de  mi  a  mor  I 

Si  con  prueba  tan  costosa 

se  ha  de  excusar  mi  partida, 

Ulises  pierda  la  vida 

y  auséntese  de  su  esposa. 

Mi  locura  cautelosa, 

Palamedes,  ya  ha  cesado; 

obedezcamos  al  hado 

y  no  pierda  yo  opinión 

con  vos,  pues  cualquier  perdón 

merece  el  temor  casado. 

Con  la  victoria  presente 

mi  fama  á  ilustrar  comienzo, 

que,  pues  en  ingenio  os  venzo, 

más  que  todos  soy  valiente. 

Vamos,  Ulises  prudente, 

á  Troya,  que  la  venganza 

tiene  puesta  su  esperanza 

sólo  en  vos,  pues  más  efeto 

hace  un  capitán  discreto 

que  el  arnés,  la  Hecha  y  tanza. 

Consolad  á  vuestra  esposa, 

y  veréis  que  en  esta  ausencia, 

si  es  casta  por  excelencia, 

os  gana  fama  gloriosa. 

¡Ay  prenda  del  alma  hermosa! 

En  fin,  me  parto  y  os  pierdo; 

honor,  entrad  en  acuerdo, 

y  pues  en  el  mal  que  toco 

no  bastó  fingirme  loco, 

sed  vos  en  mi  ausencia  cuerdo. 

iVanst.) 

ESCENA  VI 

Aquilxs,  qve  ha  de  hacer  la  mufer  vestida  de 
§les  con  un  birtón,  y  Qdirón,  viejo,  tambiin  de 
t/cs,  y  Tktis,  bi^arramentt  vestida  de  campo. 


JkM. 


Ya  no  te  pueden  sufrir, 
Aquiles,  estas  montañas, 


á  nadie  dejas  vivir; 

de  tus  costumbres  extrañas 

todos  procuran  huir; 

^qué  pastor  por  ti  no  eslá 

señalado?;  ^qué  pastora, 

cuando  ásu  cabana  va, 

de  ti  no  se  queja  y  llora, 

y  mil  querellas  me  da? 

No  diferencias  los  brutos 

de  los  hombres,  ni  aun  los  frutos 

de  ti  se  pueden  librar, 

pues,  antes  de  madurar, 

forzados  te  dan  tributos. 

No  sé  yo  de  qué  aprovecha 

lo  mucho  que  te  he  enseñado, 

la  ciencia  está  satisfecha 

con  el  natural  templado 

que  el  bárbaro  ser  desecha. 

Hizo  á  la  filosofía 

para  moderar  pasiones, 

el  Sol,  que  todo  lo  cría; 

en  ella  te  di  lecciones, 

y  en  ti  lograrse  podría; 

la  música,  ya  tu  sabes 

que  con  agudos  y  graves, 

ánimos  silvestres  templa, 

y  que  el  que  en  ella  contempla 

le  da  del  alma  las  llaves. 

Tocas  el  arpa  y  la  lira 

y  tus  costumbres  no  tocas; 

quien  te  oye  cantar  se  admira, 

y  de  tus  costumbres  locas 

asombrado  se  retira. 

Debajo  de  tal  belleza, 

¿es  posible  que  se  esconda 

tan  cruel  naturaleza? 

En  las  fieras  corresponda 

al  cuerpo  la  rustiqueza, 

pero  no  en  ti,  cuya  suerte, 

si  tan  bello  quiso  hacerte, 

arrepenlidu  repara 

que  enamoras  con  la  cara 

y  con  los  brazos  das  muerte. 

Aquil.ES.  Tü  tienes  la  culpa  de  eso; 
desde  niño  me  criaste, 
Quirón,  robusto  y  travieso; 
con  leche  me  alimentaste 
de  una  onza,  asi  profeso 
el  natural  heredado 
de  la  leche  que  mamé. 
Carnes  de  fieras  me  has  dado 
á  comer,  nunca  gusté 
ni  la  liebre  ni  el  venado. 
En  éstos  el  temor  crece 
que  huyendo  los  envilece; 
tmitanao  á  esotros  voy; 
bien  haya,  pues  su  hijo  soy, 
quien  á  los  suyos  parece. 

Tetis.      ¿Hijo  de  las  fieras? 

Aquiles.  Si. 

Tbtis.      ¿y  no  mío? 

Aquiles.  El  ser  primero 

te  debo,  pues  que  nací 
de  ti,  pero  no  el  postrero 
que  del  sustento  adquirí. 
Ya  sé  que  el  Rey  Peleo  fué 
mi  padre  y  esposo  tuyo; 


^             120                                                                   EL  AQUILES                                                     ^^^^1 

^^^^^              pero  como  me  crié 

Dkidam.   |Aqut,  cazadores  míos,    ^^H 

^^^^H               entre  estos  montes,  concluyo 

favo  r!                                       ^| 

^^^^H              que  en  ellos  me  transformé. 

Aqijii-es.            No  huyáis,  persuadios 

^^^^H              A  Quirón  me  encomendaste; 

que  no  soy  monstruo. 

^^^^^m              forma  quejas,  madre,  de  él 

Deidam.                                        {Aquí,  aqu 

^^^^H             si  lan  diverso  me  hallaste, 

Aquii.ES.  Hechizo  que  el  viento  excedes. 

^^^^H             que  yo  estimo  ser  cruel 

deten  el  curso  y  temor;           m 

^^^^H             en  más  que  ser  tu  hijo. 

hombre  soy.                           H 

^^^^^irtRÓN.                                           Baste. 

Deidam.                         Dadme  favor.      ■ 

f            Aqimlks.  Vo^  á  vengar  en  leones 

vasallos  de  Licomcdes.             ■ 

^Hi                       y  tigres  lo  que  no  puedo 

Tetis.       Este  es  mi  Aquiles;  procura    ■ 

^B                      en  vuestras  reprehensiones. 

sosegarle.                                  ■ 

^^      Tetis.       Hijo,  espera. 

QiiiPüN.                     El  es  de  suerte          ^ 

r            Aquiles.                       Escuche  el  miedo 

que  ó  los  ha  de  dar  \a  muerte 

^^—                     consejos  y  persuasiones.         (Vaae.) 

ó  hacer  alguna  locura.           Ü|| 

^H                              ESCENA  Vil 

1 

ESCENA  VIH               ^ 

^^"         Dichos,  menos  Aquiles.— Z>fníro  Dbidamia  y  Vocks. 

t           Tetis.      ¡Ay  hijo  del  alma  mía! 

Salt  Aqdiuf.s  con  DsinAMiA  en  liis  bracos,  que  vet 

^^L                      esc  valor  ha  de  ser 

wstitta  de  ca^a  bizarramente.— Luego  Cazador 

^^H                     mi  muerte,  y  yo  he  de  perder, 
^^K                    perdiéndote,  mí  alegría. 

Aquiles.  Desmáyeseme  en  los  brazos. 

^^H                    Quirón;  un  mortal  asombro 

{Panela  en  el  t* 

^^B                    ocasionó  mi  camino; 

Emboscado  estoy  seguro;  ^ 
aquí  corre  un  cristal  puro  H 
que  el  cuerpo  divide  en  lazos. 

^^B                    el  oráculo  divino 

^^H                    y  mil  sabios  que  no  nombro 

^^H                    me  afirman  que  si  se  parte 

Cristal  con  cristal  pretendo 

^^H                   con  el  ejército  griego 

resucitar.                                  ^ 

Deidam.                   jAyde  mil                ■ 

¿Dónde  estoy?                         ^ 

^^H                   mi  Aquiles  á  Troya,  el  fuego 

^^V                    que  Venus  ofrece  á  Marte 

^^H                     ha  de  ser  su  perdición; 

Agiíii.ES.                           Ya  ha  vuelto  en  si 

^^K                    muerte  le  han  de  dar  cruel, 

Dos  soles  están  lloviendo.        ^ 

^^H                    puesto  que  quede  por  él 

Sosegad,  mi  cazadora,             H 

^^H                    asolada  la  nación 

que  si  da  gusto  la  presa           H 

^^H                    que  en  Troya  á  Paris  ampara. 

á  quien  la  caza  profesa,            ■ 

^^B                    Lsto  profetiza  Apolo; 

un  alma  que  en  vos  adora       ■ 

^^H                  es  hijo  Aquiles,  es  solo 

tenéis  á  los  pies  rendida;            H 

^^V                  ^  es  ios  ojos  de  esta  cara. 
^^H                   Si  siempre  que  se  me  acuerda 

mas  ¿qué  mucho  la  rindáis      1 

si  con  dos  Hechas  tiráis             fl 

^^H                    que  su  luz  me  ha  de  faltar 

que,  dando  muerte,  dan  vida^| 

^^B                   e.xcede  mí  llanto  al  mar. 

Deiüam.    Monstruo,  mas  no  digo  bien, 

^^B                  ¿qué  he  de  hacer  cuando  le  pierdaf^ 

que  ofendo  tu  gentileza, 

^^m                   Tú,  que  su  ayo  y  maestro 

aunque  lan  rara  belleza            m 

^^^                    eres  desde  que  salió 

monstruosidad  es  también.      ■ 

^^^^L                al  mundo,  y  de  quien  fió 

Deidad  de  este  bosque  umbrosor 

^^^^H             mi  fe  el  amor  que  le  muestro, 

héroe,  semidiós  ú  hombre, 

^^^^^ft             aconséjame  det  modo 

que  no  hallo  decente  nombre 

^^^^H            que  podré  librar  su  vida, 

que  cuadre  á  tu  rostro  hermosoi 

^^^^*^            Que  á  esto  ha  sido  mí  venida. 
^^m    Quimón.    Va  yo  sé  que  el  mundo  todo 

mira  que  heredera  soy             ^ 

hija  del  Rey  Licomedes,          ■ 

^^^                    ha  de  registrar  LJIíses, 

Y  que  si  el  limite  excedes  H 
honesto  y  dos  voces  doy,        H 

^^B                   que  de  buscarle  se  encarga. 

^^H                   y  á  cuya  prudencia  larga 

tengo  esta  montaña  llena         H 

^^H  .                los  más  remotos  países 

de  monteros  que  podrán           H 

^^^^                  no  han  de  poder  defenderle. 

darte  muerte  y  mezclarán        H 

^^H                 Si  su  natural  inquieto 

con  mi  venganza  mi  pena.       H 

^^H                  diera  lugar  al  secreto. 

Aquiles.  Princesa  de  mis  ojos,                H 

^^K                  lo  mejor  fuera  esconderle. 

que,  pues  en  ellos  tiene            H 

^^V                  Mas  ¿cómo  tendrá  sosiego 

su  origen  mi  esperanza            H 

^^V                   encerrada  la  inquietud, 

justo  es  que  en  ellos  reines.      H 

^^B                   con  grillos  la  juventud, 

recelos  asegura,                        B 

^^B                  y  dentro  la  mina  el  fuego? 

que  no  osan  atreverse  ^M 
a  tu  deidad  hermosa                ^M 

^H^                  ¿Pero  qué  es  ello? 

^K  Tetis.                               jAy  de  mí! 

deseos  descorteses.                   ^m 

^^m                                            (/)<  dentro  pocts  y  rutdo.) 

Efectos  tan  contrarios            ^M 

^^^^^^^^^^^^^^^^^act^bÍmep^^^^^^^^^^^^^^^^Tzt 

1 

^^^^^n  mi  ha  causado  el  verte, 

penetra  con  los  ojos 

^t 

^H        que  hielas  pur  lo  grave 

un  alma,  que  entre  pieles 

^^M 

^H        y  por  lo  hermoso  enciendes. 

rendida  te  idolatra 

^^M 

^H        Solía  yo,  y  no  ha  mucho, 

y  humilde  te  obedece. 

^H 

^H        matando  entretenerme, 

Dfiuam.    Discreto,  persuasivo. 

^H 

^H        haciendo  mal  holgarme, 

^en  qué  escuelas  aprendes 

^H 

^H        pacífico  ofenderme, 

retórica  amorosa 

^^1 

^H         cazando  día  y  noche. 

en  montes  elocuente? 

^H 

^H         hufan  igualmente 

Conclúyesmc  elegante, 

^H 

^H        de  mi  por  esos  campos 

hermoso  me  enterneces, 

^H 

^H         los  brutos  y  las  gentes. 

compuesto  me  aseguras 

^H 

^H         jQué  rústico  los  pisa 

y  sabio  me  convences. 

^^1 

^H        que  ea  viéndome  no  tiemble, 

Si  como  amante  obligas. 

^H 

^B        de  dia  no  se  esconda. 

mi  rigurosa  suerte 

^H 

^1        de  noche  no  me  sueñe? 

hubiera  excepcionado 

^H 

f             ¿Qué  serranilla  simple 

mi  gusio  antes  de  verte. 

^H 

1             me  mira  que  dispense 

y  no  tuviera  padres. 

^^1 

^^        con  ella  la  hermosura 

cuya  obediencia  prende 

^H 

^B        humilde  por  silvestre? 

en  concertadas  bodas 

^^1 

Los  más  robustos  árboles 

el  alma  que  suspendes. 

^H 

de  aquestas  selvas  verdes, 

¿qué  dicha  como  amarte? 

^^1 

tcmblándome  en  sus  hojas 

jqué  gloria  como  hacerte 
del  reino  y  alma  mía 

^H 

dan  muestras  que  me  temen. 

^H 

B         Los  tigres  y  leones. 

señor  eternamente? 

^H 

^B        sin  que  mi  lucha  esperen. 

Mi  padre  me  da  esposo. 

^1 

^        huyendo  con  bramidos 

que  ya  por  ti  aborrecen 

^1 

me  aplauden  más  valiente. 

los  ojos,  que  no  ha  un  hora 

'fl 

Tú  sola,  victoriosa, 

lloraban  hasta  verle.                       ._ 

^^1 

trofeos  grabar  puedes 

Soy  hija,  es  Rey  severo                 V 

^H 

en  bronces  inmortales, 

mi  padre  Licomedcs;                      m 

^H 

pues  sola  tú  me  vences. 

¿k  quién  no  obligan  padres? 

^M 

Salí  á  buscar  venganzas 

¿á  quién  no  fuerzan  Reyes? 

^M 

^H        de  agravios  que  reprenden 

Amante  de  imposibles 

S 

^B        en  canas  venerables 

soy  ya,  véngale  en  verme 

^^1 

^B        dictámenes  crueles. 

imposibilitada 

^^1 

^B       y  cuando  más  furioso, 

del  bien  que  mi  alma  pierde. 

^H 

mírete  en  una  fuente 

Nunca  pluguiera  al  hado 

^H 

copiando  tu  hermosura 

sacara  al  campo  redes 

^H 

cristales  por  pinceles, 

que  en  vez  de  fieras  y  aves 

^H 

templado  suspendíme. 

su  cazadora  prenden, 

^H 

suspenso  contémplete, 

pues  volveré  á  mi  Corte, 

^H 

perdíme  contemplándote, 

si  loca  por  quererte. 

^^1 

contemplando  adoróte. 

eternizando  llantos 

^H 

En  agua  me  abrasaste. 

que  tu  memoria  aumenten. 

^^1 

H         no  sé  si  fué  agua  ardiente. 

Aqliii.es.  ¿Pues  quién  será  bastante,            ■ 

^H 

^m        más  sé  que  de  ella  forjas 

si  tú,  mi  bien,  me  quieres, 

^^1 

^B        rayos  para  vencerme. 

á  violentar  tu  gusto? 

^H 

^B        Alzaste  los  dos  soles, 

yo  soy...   [Voces  y  ruido  de  dentro.) 

^H 

™        y  apenas  llegó  á  verme 

Caza,  i."                 Aqui,  aquí  gente. 

^H 

la  luz  que  en  ellos  vive, 

Caza.  2."  Aquí,  que  el  fiero  monstruo          i 

^^1 

cuando  á  los  vientos  leves, 

nuestra  Princesa  ofende; 

^H 

hurtándoles  las  alas 

cercad  todo  este  bosque,                ^ 

^H 

la  fugitiva  liebre, 

echadle  los  lebreles. 

^H 

no  osó  cuando  corrías 

Aquiles.  ¿Qué  es  esto? 

^H 

correr  más,  por  correrse. 

^^1 

^ft        Talares  de  Mercurio 
^M        me  dio  mi  feliz  suerte. 

ESCENA  IX 

H 

^m        pues  te  alcancé  amoroso 

5a/e  Carbón,  poitor.— Dichos. 

^H 

^1        y  te  detuve  alegre. 

Desmayos  y  temores, 

^^1 

Carbón.                            Señor  mío. 

^H 

si  frágiles,  prudentes, 

huye,  si  no  pretendes 

^H 

al  pecho  retiraron 

que  con  tu  muerte  lloren 

^^1 

corales  y  claveles. 

los  prados  y  las  gentes; 

^H 

Mas  ya  que  restituyes 

con  Hechas  y  con  dardos 

^^1 

á  la  animada  nieve 

cercando  el  bosque  vienen 

^H 

H         la  púrpura  usurpada 
^B        que  á  darla  esmaltes  vuelve, 

monteros  atrevidos 
de  la  Princesa  y  Reye; 

1 

^H        122 

^^*^^^^^^^^^^L  AQUILES                ^^^^^^^^^^^^^B 

asegurar  la  vida 

de  UD  mozo  ocasionado 

por  este  atajo  puedes; 

de  amor  y  de  años  verdes. 

^qué  harán,  si  aquí  le  matan, 

No  aguardes  cortesías 

sin  ti  Quirún  y  Telis? 

de  quien  á  nadie  leme, 

^HAguiLes. 

|Oh  estorbos  envidiosos 

que  pocas  coyunturas 

de  ios  mayores  bienes, 

de  amor  fueron  corteses. 

que  en  cifras  de  hermosuras 

Cebado  en  malar  hombres. 

los  cielos  comprehenden! 

lugar  y  tiempo  ofrece 

Sabréis  quién  es  Aquiies. 

para  que  al  Rey,  tu  padre 

Hermoso  Sol  que  enciendes 

y  mi  señor,  te  lleve. 

un  alma  hasta  hoy  de  bronce; 

Aquí  tengo  un  caballo 

si  para  detenerte 

que  á  los  del  sol  excede 

son  ruegos  poderosos 

y  lleva  pies  de  plumas 

y,  como  afirmas,  tienes 

con  que  ligera  vueles. 

amor  á  quien  ya  Hora 

¿Qué  aguardas? 

el  verse  de  ti  ausente, 

Deidam.                             ¡Ay  amorl. 

espérame  no  más 

lay  honral,  indiferente 

del  tiempo  y  plazo  breve 

estoy  entre  vos<ítros; 

que  lardo  en  quitar  vidas 

pero  si  la  honra  vence 

a  los  que  nos  ofenden. 

donde  el  valor  se  eslima. 

Garbón,  sé  tú  mi  Argos, 

perdone  amor  aleve. 

y  mientras  mi  amor  vuelve 

que  jura  hasta  que  goza 

á  reiterar  favores. 

y  goza  hasta  que  miente. 

guárdame  diligente 

(Vamtlt 

la  prenda  que  te  fio. 

¡Ay  cielos,  si  le  duermes, 

ESCENA  XJt           ^ 

para  pagar  descuidos 

qué  pocas  vidas  lienesl  (Vase.t 

^^^1 

ESCENA  X 

Señor...  |A  esta  otra  puerta! 
Llevósela;  si  vuelve 

Gakbóm  y  Deidamia. 

Arquillas  y  no  la  halla, 
¿aue  hará,  Garbón  probele? 
K   diabro  que  le  aguarde, 

^^■Garbón. 

Par  Dios  bueno;  ¿yo  alcaide, 

en  bosques,  de  mujeres 

mas  hétele  á  dó  viene; 

que  aprenden  cantonadas, 

aquí  hay  un  alcornoque, 

si  aún  no  sé  guardar  bueyes? 

su  hueco  ha  de  esconderme. 

Sabrá,  señora  mia. 

No  lerigo,  si  me  agarra. 

que  yo  he  sido  sirviente 
de  Arquillas  y  Esquilón 

para  el  primer  puñete. 

que  así  despacha  tigres 

un  año  y  cuatro  meses. 

como  Garbón  molletes. 

l^lame  hecho  este  muchacho 

(Escóndete  cm  e¡  tronco  dt  un  4r 

mastín  suyo;  ¿qué  quiere? 

Par  Dios,  si  se  me  escurre 
que  es  di  abro  y  me  despierne. 
Con  ella  ha  de  agarrarme 

ESCENA  Xiri 

Sale  A9UILSS.— Dicho. 

para  que  no  me  deje, 

seré  siquiera  un  rato 

Aquiles.  Huyeron,  y  sin  seguillos 

de  tal  hembra  corchete. 

sólo  he  querido  espantallos. 

^HDeidam. 

|Ay  confusiones  míasl 

que  son  de  mi  bien  vasallos       _ 

decid,  ¿aguardaréle? 

y  no  es  justo  perseguillos.        ■ 
Después  que  amo,  traigo  ^rillofl 

Mas  ¡ayl  que  si  ic  aguardo 

mi  honor  ofensas  leme. 

sino  es  para  aquí,  en  los  pies;   V 

Pues  ¿qué  queréis?  ¿que  huya?; 

aquesta  mi  prisión  es                  ■ 

mas  Si  en  el  alma  viene 

Y  aqui  me  aguarda  mi  hechizo. 
Mas  ¡ay  ciclosl,  ¿qué  se  hizo? 

al  vivo  retratado 

y  en  ella  asiento  tiene, 

Garbón.  El  alma  traigo  al  revés.              M 

[Asomándose  entre  tas  rd| 

¿quién  huye  de  si  misma 

que  en  si  misma  no  lleve. 

Temblando  estoy. 

SI  alas,  también  grillas 

Aquilis.                                ¿Mi  señora? 

que  vuelan  y  detienen? 

¿rai  sol,  mi  gloria?  ¡Ay  de  mi! 
Garbón.  Par  Dios,  si  me  encuentra  aquí, 

ESCENA  XI 

que  no  vivo  un  cuarto  de  hora. 
Aquii.es.  ¡Garbón,  Garbónl 

Sale  ywrmm.— Dicuoii. 

Gahbón.                               Agora            M 
topa  conmigo,  y  si  llega,         ^ 

^BQuirón. 

Huye,  Princesa  hermosa, 

los  ímpetus  crueles 

por  un  pie  me  agarra  y  juega 

kRBÓN. 


i  la  pelóla  y  me  arroja, 

sí  por  no  hablarle  >>e  enoja, 

al  cielo,  y  desde  allí  á  Noruega. 

Más  vale  ames  que  me  toque 

hablarle,  como  que  soy 

su  dama,  y  por  el  esioy 

convertida  en  alcornoque, 
i<;uiLES.  Si  tiO  queréis  que  provoque, 

deidades,  la  religión 

que  os  da  el  mundo  sin  razón, 

volvedme  la  prenda  mia. 

Si  á  los  dioses  desafía, 

jqué  no  hará  de  vos,  Garbón? 

Si  á  injuriar  los  dioses  llega 

con  tal  furor,  ^qué  no  hará 

de  quien  destilando  está, 

de  puro  miedo,  pez  griega? 
QUiLES.  Si  mi  sol  su  luz  me  niega, 

jdónde  irá  ciego  quien  ama? 

Mi  bien,  mi  gloria. 
(Dentro  del  árboi,  disimulando  ta  vo; 

reiponde  Garbóa. ) 

¿Quién  llama? 

¡Ay  cielos!  ¿quién  eres? 

Ful 

quien  te  adoraba. 

¡Ay  de  mi! 

Y  ando  ya  de  rama  en  rama; 

halle  allá,  que  quien  me  toca 

comete  un  grave  pecado. 

¿Hate  algún  Dios  transformado? 

¡Y  cómol 

¿En  qué? 

En  alcornoca. 

Si  Apolo  á  Dafne  provoca 

hasta  en  laurel  convertilla, 

si  Clecie  á  su  luz  se  humilla 

la  cabeza  vuelta  en  tior 

y  Apolo  le  tuvo  amor, 

no  es  nuevo,  aunque  es  maravilla. 

¿Amábate  Apolo? 

Sí. 

¿Quisote  gozar? 

También. 

¿Y  huíste  de  él? 

Con  desdén. 

¿Fuele  siguiendo? 

Hasta  aquí. 

¡Que  en  tal  ocasión  me  fui! 

¿Llamaste  algún  dios? 

¿Y  cómo? 

¿Y  qué  dios  era? 

El  dios  .Momo. 

Por  sus  efectos  lo  veo; 

mas  máteme  mi  deseo 

si  venganza  de  él  no  tomo. 

|Ay  amor  siempre  cruel!  {Alúrbni) 

mi  plantaserás divina, 

como  de  Hércules  la  encina, 

como  de  Apolo  el  laurel. 

Consagraréte  como  él, 

ya  que  tuve  tales  íines. 

No  es  bien  que  en  eso  imagines. 

¿Porqué? 

Ya  está  consagrado 

el  alcornoque,  abogado 

de  corchos  para  chapines. 


ARBON. 
Qb'ILES. 
ARBÓN. 

QUILES. 
ARBÓN. 


iQUILES. 
lARBÓN. 
iQUlLES. 
ARBÓN. 
QUILES. 


Carbón. 
Aquiles, 
Carbón. 
Aquiles. 
Carbón. 

'^QUll.ES. 

Jambón. 

"•iitílLES. 

'-«RBÓs. 

tJílES. 


ARBÓN. 


¿Qué  disparale:  son  éslos? 

É quién  hace  burla  de  mi? 
tesgajaréie,  y  as! 
veré  engaños  manifiestos. 

(Desgaja    la    mitad   del    árbol    y   sale 
Garbón.) 
Gaabón.   Señor,  los  hinojos  puestos 

tiemblo  y  te  pido  perdón. 
Aquii.es.  ¿Quién  eres? 
Garbón.  Yo  soy  Garbón. 

AyuíLES.  ¿Qué  es  de  mi  princesa  bella? 
Garbón.   Ocupada  está,  vo  á  vclla. 
AgiüLES.  ¿En  qué? 
Carbón.  Si  he  de  hablar  verdad, 

en  cierta  necesidad 

que  él  no  puede  hacer  por  ella. 
Aquiles.  ¡Ah  traidor! 
Garbón.  Ea,  ya  comienza. 

Aquiles.  ¿Qué  es  de  mi  bien,  hombre  vil? 
Gahbón.    Fuese  á  atar  un  cenogil, 

que  tuvo  de  mi  vergüenza. 

No  sé  si  era  orillo  o  trenza; 

pero  presto  volverá. 
Aou[i.ES.  ¿Huyó  de  mi  amor? 
Garbón.  Verá 

cuál  se  la  traigo. 
Aquii.es.  Detente. 

Garbón.    Dando  estoy  diente  con  diente. 

espulgándose  estará; 

luego  viene,  aguarde  un  poco. 
Aquiles.  ¿Huyes,  villano? 
Garbón.  Me  escurro. 

Aquiles.  Aguarda. 

Garbón.  Aguárdele  un  burro.  (Vaat,' 

Aquiles.  A  qué  furor  me  provoco. 

{Va  Iras   él,  sait  al  encuentro  Teiis  y\ 
liénele.) 

ESCENA  XIV 

Tktis    y    .\qiiilbs. 

Tetis.      Hijo,  detente. 

Aquiles.  Estoy  loco. 

Tetis.       Ya  me  ha  contado  Quirón 

la  fuerza  de  tu  alíción; 

por  Deidamia  estás  perdido, 

a  remediarte  he  venido; 

tin  á  tus  pesares  pon. 
Aquiles.  ¿Quién  es  Deidamia? 
Tetis.  El  espejo 

en  que  te  miras. 
Aquiles.  ¿Y  adonde 

está?  ¿Qué  es  della?  Responde. 
Tetis.       Llevóla  á  su  padre  viejo, 

Quirón. 
Aquiles.  Pagará  el  consejo 

muriendo  Quirón  tirano.  (Uo  ra.}] 
Tetis.       Refrena  el  enojo  vano, 

que  no  eres  hombre,  pues  lloras.] 
Aquiles    Adoróla. 
Tetis.  Si  la  adoras 

yo  le  la  pondré  en  la  mano. 

Disponte  vi  á  obedecerme 

y  dispondréie  á  alcanzarla. 
Aquiles.  ¿Cómo  podrás  tu  obligarla? 
Tetis.       Todo  es  posible. 


^tÍ4 

EL  AQUILES                                                             '  ^^^H 

Aquiles. 

Ofenderme 

por  galas  me  acomouaDa,      ^^^B 

I 

será,  madre,  el  prometerme 

/  en  vez  de  triunfos  me  daba       ^ 

cosas  que  no  has  dccumpiinnc. 

os  brazos  viéndome  así               B 

i       Tetis. 

Üelerminate  seguirme, 

¿Qué  diria  si  me  viese                    fl 

^^ 

hijo,  y  á  no  replicarme, 

de  infame  mujer  vestido?              B 

^^■l 

que  tu  amor  sabrá  enseñarme 

Tetis.       Eso  fuera,  hijo  querido,                 B 

^^B 

y  mi  industria  prevenirme. 

cuando  Quirón  lo  entendiese;        B 

^^P^QUILES. 

¿Qué  me  podrás  tú  mandar. 

mas  sólo  hemos  de  saberlo,          fl 

^^1 

por  imposible  que  sea 

después  del  cielo,  los  dos.              m 

^^H 

que,  como  á  Deidamia  vea. 

Aqiiii.es.  Pues  ¿no  sabrá  que  algún  dios 

^^K^ 

dificulte  ejecutar? 

en  mi  afrenta  puede  verlo? 

^^HBTIS. 

Tiéneslo  de  rehusar. 

Esta  razón  te  convenza:               M 

I^Bkquiles. 

No  tengas  temor. 

que  merece  infames  nombres        1 

F    ^Tetis. 

Si  asi 

quien  se  esconde  de  los  hombres 

k 

lo  cumples,  vente  tras  mí. 

y  de  Dios  no  se  avergüenza. 

1       Aquii  E-S. 

Qué,  já  Deidamia  alcanzaré? 

Cuanto  y  más  que,  aunque  pudiera 

L      Tetis. 

Hijo,  si,  y  ic  libraré 

ser  posible  el  ocultar 

■ 

de  los  daños  que  temí. 

de  los  dioses  el  obrar                    uM 
cosa  que  justa  no  fuera;              S 
el  que  en  valor  se  señala            ^B 
no  lo  ha  Je  dejar  de  hacer          ^M 

H 

ACTO   SEGUNDO 

porque  ellos  lo  puedan  ver.        ^M 
mas  porque  es  de  suyo  malo.       H 

H 



Deidamia  y  su  amor  perdone,      ^ 
que»  aunque  la  adoro,  no  es  justo 

V 

ESCENA  PRIMERA 

que  oprima  á  la  honra  el  gusto 
y  tal  infamia  ocasione. 

^^MSalen  .\<jv\l*s,  (tt  dama  bizarramente  vesHiia  de  ca- 

¡Vive  Dios,  que  de  afrentado 

■ 

mino,  y  Tbtis. 

de  la  vileza  presente, 
tengo  de  huir  de  la  gente 

r  ■     Aqtjiles. 

¡A  extrañas  cosas  me  obligas! 

y  nunca  entrar  en  poblado! 

I.      Tetis. 

Transformaciones  de  amor 

¿Yo  joyas,  sedas  y  rizos? 

j^K 

dan  á  los  dioses  valor. 

¿chapines  y  tocas  yo? 

^HIquii.es. 

Es  verdad;  mas  no  me  digas. 

Tetis.       Siempre  el  amor  inventó 

^HL 

madre,  que  no  degenero 

galas,  disfraces  y  hechizos; 

^^Hi 

con  aquestos  trajes  viles 

mas,  pues  no  quieres  usallos. 

^^B 

de  mi  ser.  Yo  soy  Aquiles 

procura  olvidar,  si  puedes, 

^^m 

con  gentil  arnés  de  acero. 

á  la  hija  de  Licomedes 

^^B 

¿Para  la  guerra  me  ensayas 

que,  aunque  salen  sus  vasallos 

^^H 

que  en  Troya  Grecia  me  ofrece? 

en  su  nombre  á  recibirnos, 

^^B 

¿Fama  mi  valor  merece 

y  él  desea  tanto  vernos. 

^^H 

entre  chapines  y  sayas? 

fácil  nos  será  volvernos 

^^■t 

Afuera  pasiones  locas, 

y  de  su  corte  encubrirnos. 

^^B 

que  con  cobardes  cautelas 

Quien  sus  pasiones  reprime 

^^1 

corchos  viles  por  espuelas 

no  tenga  amor,  pise  estrellas; 

^^H 

y  por  facetada  tocas 

Deidamia  es  de  las  más  bellas 

^^K 

entorpecen  mi  valor. 

que  honran  su  deidad  sublime;  ^1 

^^B 

|Vive  Dios  que  he  de  rompcllas, 

goce  Lísandro  las  glorias             ^M 

^^B 

pues  no  es  bien  que  infame  en  ellas 

que  dejas  tú,  pues  se  casa           S 

^^V^ 

mi  opinión  un  torpe  amor! 

con  ella,  y  tú  el  tiempo  pasa        B 

^BTbtis. 

Cuando  á  Hércules  se  iguale 

en  atormentar  memorias,              fl 

^^^ 

el  que  disfraza  tu  ser. 

de  puro  honrado,  homicidas.        1 

^^K 

ven  hábito  de  mujer 

le  contemples  con  Onfale, 

Galas  lascivas  desnuda,                fl 

^^K 

de  opinión  y  traje  muda,             fl 

^H, 

dejarás  de  estar  confuso; 

asalta  las  defendidas                     ^ 

^^K' 

pues  no  te  aconsejo  yo 

murallas  que  en  Troya  empieza 

^^H 

que,  si  Hércules  hiló. 

á  guarnecer  el  valor 

^^B 

juegues  tú  á  la  rueca  y  huso. 

mientras  Lisandro  al  amor           J 

^^B 

•^unca  mucho  costó  poco. 

ejecuta  en  la  belleza                     fl 

^^B 

mucho  si  amas  has  de  hacer. 

de  Deidamia.                                fl 

^^P^QUILES. 

¿Yo  vestido  de  mujer 

Aquiles.                       ¿Quién  es  ese          fl 

^^k 

y  no  me  juzgas  por  loco? 
Bien  lograré  de  Quirón 

que  á  mi  dueño  ha  de  gozar?       1 
Tetis.      Con  quien  la  quiere  casar             1 

^^B 

^^E 

las  lecciones  y  ejercicios 

su  padre. 

^^B 

con  que,  refrenando  vicios. 

AguiLES.                 Eso  no,  aunque  fuese 

^^B 

pieles  del  lifíro  y  Icón 

pública  al  mundo  la  infamia,        m 

1 

despedazados  por  mi 

de  aquestos  disfraces  viles;           fl 

ACTO  SEGUNDO 


es  sólo  merece  Aquiles 
ía  hermosura  de  Deidamia. 
Vence,  amor,  vuestro  poder, 
dioses,  los  que  habéis  amado. 
Aquiles  enamorado 
se  disfrace  de  mujer. 
No  pierda  yo  mi  opinión 
con  vosotros,  que  no  es  nuevo 
en  Nepluno,  Jove  )  Febo 
transformarse.  Dioses  son 
y  hombre  Aquiles,  que  hoy  imita 
á  Júpiter  vuelto  en  toro, 
águila,  cisne,  nube,  oro 
con  que  mi  amor  acredita. 
Celoso  estoy,  mis  desvelos 
fuerzan  lo  que  amante  dudo, 
que  lo  que  el  amor  no  pudo 
siempre  lo  acaban  los  celos. 
Madre,  al  Rey  vamos  á  hablar 
y  á  dar  á  Lisandro  muerte. 

'ms.       Lo  que  le  he  ensenado  advierte. 

iQuiLES.  Sólo  diñculto  andar 

sobre  estos  corchos,  no  quepo 
en  ellos  ni  se  regillos; 
fueran  acerados  grillos 
cadenas,  prisiones,  cepo, 
que  con  hacerlos  pedazos 
quedara  libre  después; 
mas  con  corchos  á  los  pies 
y  con  puños  en  los  brazos, 
terribles  cosas  me  mandas, 
¡que  prender  puedan  á  Aquiles 
corchos  y  telas  sutiles, 
y  en  vez  de  maromas,  randas! 

Tetis.       Todo  es  fácil  á  quien  ama. 
Cuando  estés  en  la  presencia 
del  fíey.  haz  la  reverencia 
que  te  he  enseñado  de  dama; 
vuélvela  á  ensayar  aqui. 

Aquiles.    (llace  una  reverencia  de  soldadu.) 
Si  la  errare  no  le  asombre. 

•  etis.      Esa  es  reverencia  de  hombre. 

^Qt^iLES.  Y  esiade  mujer.  Caí. 

{Cáese  dt  los  chapiitrs.) 

Juráralo  madre  yo 
que  en  haciéndome  mujer 
había  luego  de  caer. 
Mas  ¿qué  es  esto? 
*Tis.  El  Rey  salió 

de  mi  venida  avisado, 
tu  dama  y  competidor. 
*^íL,BS.  Sólo  esta  vez  el  temor 

mi  cora/ión  ha  usurpado; 
los  efectos  del  vestido 
me  pegan  su  liviandad. 
*ts.       íiijo:  en  la  diñcultad 

tu  ciego  amor  te  ha  metido; 
ten  con  las  acciones  cuenta 
_^  que  te  enseñé. 

^^iLES.  Harclo  asi. 

Í^Tis.       Si  te  conocen  aqui 

caerás  en  mayor  afrenta. 
Mira  no  eches  á  pcrdcllo. 
ííJiLES.  Amor,  ayudadme  vos, 
porque  sino,  vive  Dios, 
que  habernos  de  revolvelío. 


ESCENA  II 

Acoiupañamitnlo:  LicoMsnes,  viefa;  Diioamu,  con 
úiro  MtUdo;  ÜMSKtD A,  dama;  Psloko  y  Lisandro. — 4 
Dictios. 

LicoMED.  Ya  se  me  cumplió  el  deseo 
que  de  conocer  tenía 
á  quien,  siendo  sangre  mia, 
es  esposa  de  Peleo. 
Dadme,  señora,  los  brazos. 

Tetis.       Con  ellos  el  alma  os  doy, 
pues  asegurando  estoy 
en  ellos  moríales  lazos 
que  mi  agravio  pronostican, 
no  hallando  en  vos,  gran  señor, 
el  esperado  favor 
que  mis  remedios  publican. 
Llegad  i  besar  la  mano. 
Nereida,  al  Rey  vuestro  lío. 

AguiLES.  En  ella  el  amparo  fio 

que  ha  de  hacer  mi  temor  vano; 

pues,  fuera  de  ser  mujer, 

soy,  gran  señor,  deuda  vuestra, 

y  vos  espejo  en  quien  muestra 

la  clemencia  su  poder. 

{Ap)  ¿Cuk\  de  aquellos  dos  será 

que  Deidamia  trae  al  lado, 

el  que  á  mi  amor  y  cuidado, 

veneno  entre  celos  da? 

Gana  tengo,  vive  Dios, 

de  dar  tras  todos. 

LtcoMED.  Admiro, 

de  la  belleza  que  miro, 
hermosa  sobrma,  en  vos, 
de  vuestros  padres  la  suerte, 
pues  que  les  dio  su  ventura 
en  vos  toda  la  hermosura 
y  en  vuestro  hermano  el  más  fuerte 
héroe  que  la  guerra  apoya; 
pues,  según  dice  la  fama, 
su  Marte,  Grecia  le  llama, 
y  destrucción  suya  Troya. 

Aquiles.  No  quedará  vuestra  Alteza 
de  esa  dicha  defraudado, 
pues  en  mi  prima  ha  cifrado 
su  amor,  armas  y  belleza. 
Belleza  con  que  enamora 
y  armas  con  que  quita  vidas, 
puesto  que  por  bien  perdidas 
se  den  por  vos,  gran  señora. 

Ueioam.    No  sé  yo  con  qué  pagar, 

prima,  tan  nuevos  favores; 
mas  salgan  por  mis  ñadores 
los  brazos  que  os  llego  á  dar. 

Aqi'iles.  {Ap  )  ¡Ay!  Quién  en  ellos  pudiera 
sosiego  eterno  lener. 
Deseo  de  conocer. 
Princesa,  á  quien  sea  espero 
dueño  de  vuestra  hermosura; 
causa  de  mi  envidia  ha  sido 
y  mi  camino. 

Lis.\ND,  Elegido 

para  lan  alta  ventura 
espero  ser,  si  llamado 
soy  por  el  Rey,  mi  señor. 

Aquiles,  Yo  sé  cierto  opositor 

á  quien  celos  habéis  dado. 


126 


EL  AQUILES 


que  podrá  ser  no  consienta 
que  malogréis  su  esperanza. 

LiSAND.     Basta  para  mí  venganza 

que  él  tanto  mis  dichas  sicntat 
que  en  las  victorias  de  atnor 
son  los  triunfos  más  lustrosos 
que  tienen  más  envidiosos: 
mas  ¿quién  es  mi  opositor? 

Aquiles.  Yo  que  basto,  y  yo  que  sobro. 

Tetis.       (AH,ap.)  Hijo:  ¿te  quieres  perder? 

LisANí).     Si  de  mujer  á  mujer 

hay  celos,  yo  no  los  cobro, 
Nereida  hermosa,  de  vos; 
pues  antes  acrecentáis 
el  amor  que  en  mi  envidiáis. 

Aquiles.  {Ap.)  Que  esto  sufro,  ¡vive  Dios, 
que  estoy... 

Tetis.       (Ap.)  Hijo:  sé  discreto. 

LisANO.     Ya  por  vos  en  más  me  estimo. 

Aquiles,   ¡Ay,  si  los  corchos  arrimo, 
qué  mala  boda  os  prometo! 

LiSANO.     f)escansad,  prima  querida, 
porque  quede  satisfecho 
del  favor  que  me  habéis  hecho; 
¿sabré  de  vuestra  venida 
la  causa? 
)EibAM.  La  imagen  propia 

del  monstruo  hermoso  a  quien  di 

el  alma  retrata  en  si 

Nereida;  basta  ser  copia 

de  tan  bello  original 

para  adoralla. 

(Ap.)  ¡Hijo  mío! 

refrena  el  gallardo  brío 

de  tu  inquieto  natural. 

Pídeselo  tú  á  los  cielos; 

que  si  libre  de  pasiones, 

despedazaba  leones 

Aquiles,  ¿qué  hará  con  celos? 

Peloro:  hermosa  mujer. 

Por  extremo. 

Al  lado  de  ella, 
si  fué  sol  Deidamia  bella, 
sombra  suya  viene  á  ser. 

ESCENA   III 

SaliH  Ulisu  y  Oiomedb«,  de  camino,  y  Gambón, 
de  soldado  gracioso. 

En  fin: ¿vos  fuisteis  criado 
de  Aquiles  y  de  Quirón? 
De  Arquillas  y  de  EsquilÓQ 
los  bueyes  he  apacentado; 
mas  como  Arquillas  se  ha  ido 
y  Esquilón  llora  por  él, 
yo,  que  no  me  hallo  sin  él, 
en  busca  suya  he  venido 
de  soldado,  como  veis. 
¿Sois  valiente? 

Temerario; 
mi  padre  fué  boticario 
de  mi  pueblo,  y  le  heredé, 
no  en  tanto  bote  y  redoma 
como  dejó  el  pecador, 
que  eso  dio  en  un  acreedor; 
mas  con  su  pan  se  lo  coma, 


sin  tenerle  nadie  envidia; 
porque  tal  vez  cuando  mozo 
vi  venderle  agua  del  pozo 
por  de  llamea  y  de  endivia; 
y  porque  no  se  muriera 
un  su  amigo  que  enfermó, 
dos  rábanos  le  vendió 
por  raiz  de  escorzonera. 
No  le  heredé,  en  fin,  en  esto. 
UusES.      Pues  ¿en  qué  estribó  la  herencia?] 
Carbón.    Al  cabo  de  la  dolencia, 

el  pie  en  el  estribo  puesto, 
antes  de  expirar  me  dijo: 
«Id  á  la  guerra,  Carbón, 
ganaréis  más  opinión 
que  en  este  oficio  prolijo: 
que  no  van  los  boticarios 
al  cielo,  ni  yo  allá  iré; 
armas.  Carbón,  os  daré, 
que  maten  vuesos  contrarios 
mijores  que  las  saetas 
que  el  dios  Marte  invenló« 
y  luego  sacar  mandó 
estas  sartas  de  recetas. 

(Saca  debajo  del  vestido  dos  sartas  (te 

recetas  como  las  délos  boticarios.) 

Diciéndome:  «no  os  asombre       ^H 

con  éstas  miedo  ó  fortuna,  ^| 

que  no  hay  receta  aqui  alguna 

que  no  haya  enterrado  su  hombre» 

¿Cuando  empuñe  la  jineta 

tendrá  mi  valor  segundo 

si  despacho  al  otro  mundo 

á  troyano  por  receta? 

DioMED.   No  decís  mal. 

Carbón.  Vo  á  buscar 

á  Arquillas,  porque  reparta 

con  él  desias  la  una  sana, 

y  ambos  podremos  matar 

tróvanos  que  sea  un  joicio. 

Ulises.     Pues  ¿sabéis  dónde  está  vos? 

Gapbón.   ¿Si  lo  sé?  Bueno,  por  Dios; 

¿pensáis  que  vengo  de  vicio? 

jNo  andáis  los  dos  á  buscalle? 

Djomed.    Impórtanos  saber  de  él. 

Carbón.   Pues  yo,  que  andaba  con  él 

esta  tarde,  pienso  hallalle. 
UusEs-     ¿Cómo? 
Carbón.  Mira:  el  otro  día 

cazaba  por  esta  sierra 
la  señora  de  esta  tierra, 
que  se  llama... 
Ulises.  Esa  seria 

Deidamia. 
Carbón.  Pienso  que  si, 

hija  del  rey  Nicomedes, 
Nicenades. 
Ulises.  Licomedes 

se  llama  el  que  reina  aquí. 
Carbón.   De  ésa,  pues,  se  enquillotró 
nueso  Arquillas  de  manera, 
viéndola  en  una  ribera, 
que  con  ella  se  emboscó 
por  una  alameda  obscura; 
quiso  libralla  su  gente, 
y  el  muchacho,  que  es  valiente»! 


k 


lEO. 


icomeierlos  procura 
á  mi  me  encar^a  el  gusrdalla. 
Lsquilon  liró  con  ella 
|y  á  su  padre  fué  á  traella: 
Ijo,  luego  que  vi  llevalla, 
imetime  en  un  alcornoque 
|dc  miedo  de  su  amador; 

íió  conmigo  su  furor, 
'mas  primero  que  me  toque 
afufelas  lindamente 
y  entre  malas  me  escondí; 
é!,  que  quiso  dar  tras  mí, 
á  su  madre  lopú  enfrente. 
La  Reina  Teiis  es  ésa. 
Si  la  Reina  Telas  fué, 
yo,  lo  que  le  habró  no  sé, 
que  estaba  la  mata  espesa 
y  lejos;  pero  llevóle 
consigo:  seguílos  yo, 
que  en  tin  Arquillas  me  dio 
su  pan,  y  luego  vistióle 
de  mujer  en  la  espesura; 
el  para  qué,  üios  lo  sabe, 
j  vuelta  una  dama  grave 
no  V)  más  bella  figura. 
Anocheció  y  acogióse 
con  él  del  modo  que  digo, 
y  yo,  como  veis,  le  sigo, 
sospechoso  de  que  cose 
costuras  de  amor  agora 
con  su  dama  hecho  mujer. 
Malicias  deben  de  ser, 
que  es  la  malicia  pastora; 
mas  sea  lo  que  se  fuere, 
á  que  me  reciba  voy 
por  su  dueña,  que  aunque  estoy 
tan  barbado,  quien  me  viere 
asi,  dirá,  si  es  persona, 
que  es  invención  pelegrina 
que  á  una  dama  masculina 
sirve  una  dueña  barbona.  (vase.) 

ESCENA  IV 

Dichos  menos  Garbón. 

Diomedes:  este  villano 
malicioso  dio  en  lo  cierto. 
Aquíles  está  encubierto 
ciego  de  un  amor  liviano. 
El  oráculo  divino 
asi  lo  significó; 
el  cargo  Grecia  medió 
de  buscarle;  hoy  determino 
de  mis  astucias  valerme 
hasta  descubrir  á  Aquíles; 
entre  galas  femeniles 
vela  Amor  y  Mane  duerme. 
Si  no  se  puede  ganar 
Troya,  como  pronostica 
Apolo,  sin  él,  aplica 
marañas  con  que  sacar 
de  tal  afrenta  al  mejor 
héroe  que  conoce  Grecia. 
Puesto  que  Aquíles  desprecia 
torpemente  su  valor, 
lUlJses  soy,  mercader; 


he  de  comprar  una  joya 
que  tenga  por  precio  a  Troya. 
DiuMF.n.    ¡Tal  varón  en  tal  mujer!  [Vanst.) 

ESCENA  V 

Aquk.es,  dt  mujer  y  Deidamia. 

Deiüam.    Va,  prima,  que  se  partió 
vuestra  madre,  y  asegura 
en  mi  corte  la  hermosura 
que,  prudente,  receló, 
en  su  reino,  tendré  yo 
con  vos  entretenimiento 
que  dilate  mi  contento 
y  haga  sabrosos  los  días 
que  en  tristes  melancolías 
me  daban  antes  tormento. 

Ayini  ES.  Yo  en  vuestra  conversación, 
prima  hermosa,  transformado 
como  hombre,  por  Dios  la  he  hallado 
transformado  el  corazón, 
perderé  la  inclinación 
que  á  ejercicios  varoniles 
tengo,  juzgando  por  viles 
los  det  femenil  regalo, 
porque  en  cuanto  esto  me  igualo 
y  soy  lo  mismo  que  Aquíles. 
Cuando  el  parche  ronco  suene, 
el  estrado  y  la  almohadilla 
por  el  arnés  y  la  silla 
trocar  mi  valor  ordena. 
Como  París  robó  á  Elena 
y  vio  en  furor  encenderme 
mi  madre,  lemió  perderme, 
y  en  vos,  para  asegurarme, 
quiso.  Princesa,  emplearme, 
mejor  diré  suspenderme, 
que  á  no  haberos  visto  á  vos, 
yo  soy  hombre... 

Deidam.  ,iCómo  es  eso? 

Aquíles.  En  el  valor  que  profeso 
soy  hombre, 

Deidam.  Bien. 

Aquíles,  Que  á  los  dos 

adúlteros,  ¡vive  Dios! 

Aquíles.  Pues,  ,jjuráis  siendo  mujer? 

DEmAM.    En  llegándome  á  encender 
tengo  el  corazón  soldado; 
lo  jurado  sea  jurado; 
no  me  pude  contener. 
Tratemos  en  otras  cosas 
más  apacibles  y  blandas. 

DF.tiiAM.    En  labrar  sedas  y  holandas 
las  mujeres  generosas 
pasan  las  horas  ociosas. 
¿Qué  labor  hacéis  mejor? 

Aquíles.  Cadeneta,  con  que  amor 

me  prende,  bordo  y  esmalto, 
y  también  haré  punto  alto, 
si  alcanzo  vuestro  favor. 

Deioam.    Lisonjera  estáis;  ,isabéis 
bordar? 

Aquíles.  Lienzos  de  murallas, 

de  escalas  con  que  asallallas. 

Deidam.   ¿A  las  armas  os  volvéis? 

Aqüiles.  Como  vos  no  refrenéis 


128 


Oeio\m. 


Aquiles. 

DcibXM. 

AQUrLES. 

DErOAM. 

Aquiles. 
Deidam. 
Aquii.es. 


mi  bélica  condición, 
llévame  mi  inclinación 
á  los  marciales  extremos. 
(Extraña  cosa!,  bordemos 
en  buena  conversación, 
divertiréisos  asi. 
Sacadnos  los  bastidores. 

(Sacan  dos  baitidores  de  bordar.) 
(Ap.)  Dos  balas  fueran  mejores; 
ya  llegó  lo  que  temí. 

[Siéntanst  á  la  labor.) 

Sentaos,  prima  hermosa,  aqui; 
lo  que  el  ingenio  dibuja, 
matice  después  la  aguja. 
(Ap.)  ¡Cielosl  ¿Hay  afrenta  igual.^ 
Mejor  que  aguja  y  dedal 
fuera  la  lanza  en  la  cuja. 
No  os  asentáis  como  dama. 
La  culpa  tienen  los  pies, 
que  no  se  doblan  después 
que  toca  parches  la  fama. 
¡Notable  mujer! 

Quien  ama, 

Eoco,  á  la  labor  se  aplica, 
sta  banda,  es  cosa  rica, 
bordadla. 

Bordadla  vos; 
que  yo  no  sé,  vive  bios, 
punto,  labor  ni  vainica. 
Mas,  ¿qué  esto? 

ESCENA  VI 


Salen  esgríMiendo  con  espadas  negras  un  Maestro  de 
esgrima  y  LiSASOfco.— Dichos. 

Maestro.  De  la  lanxa 

bien  las  lecciones  sabéis; 

ahora  ensayar  podéis 

lo  que  en  la  esgrima  se  alcanza. 
LisANDR.  Para  cortar  una  pica 

rebatiendo  el  bote  asi. 

¡Oh  señoras,  rinda  aquí 

las  armas  que  Marte  aplica 

á  las  de  vuestra  belleza, 

(Suelta  la  espada  negra,  y  vasc  el  Maes- 
tro.) 

pues  siempre  fué  vencedor 
desnudo  y  ciego  el  amor  (i) 

Deidam.    Tan  bien,  Lisandro,  parece 
en  un  Principe  la  espada, 
como  la  aguja  ocupada 
en  ta  mujer  que  ennoblece. 
Ejercitad  vos,  señor, 
las  armas  y  ejercitemos 
las  nuestras,  y  cumpliremos 
nuestra  profesión. 

LisANOR.  Mejor 

es  que  goce  quien  os  ama 
la  ocasión  que  amor  ofrece: 
guerra  la  lat^or  parece 
no  menos  digna  de  fama 
que  la  que  Belona  encierra; 
en  las  telas  que  tegió 


I 


(i)    Falta  un  Terio. 


Aragnesdesahó 
á  la  diosa  de  ta  guerra. 
Señal  de  su  semejanza, 
de  lelas  la  aguja  gusta, 
y  en  la  tela  el  valor  justa 
labrando  hazañas  la  lanza. 
De  la  celada  es  retrato 
el  dedal,  y  siendo  asi, 
bien  puedo  aprender  aqui 
lo  que  entre  las  armas  trato. 
Labrad  vos,  que  de  rodillas 
tomaré  lección  más  bien. 

(Hinca  la  rodilla   al  lado  d*  Deidl 

Aquiles.  Nunca  parecieron  bien 

espadas  entre  almohadillas 
Quitaos,  Lisandro,  de  ahí, 
ó  si  no  quitaréos  yo. 

LiSANDR.  ¿No  amó  Manea  Venus? 

Aquiles.  No. 

LisANDft.  Historias  dicen  que  si. 

Aquiles.  Dejemos  historias  y» 
y  tened  en  más  estima 
las  armas. 

Deiuam.  ¿Qué  es  esto,  prima? 

Aquiles.  Desprecio  de  ver  que  está 
á  los  píes  de  un  bastidor 
una  espada  afeminada; 
que  eslimo  en  más  yo  una  espiil 
que  á  toda  vuestra  labor. 
¿Vos  sois  hombre?  Por  los  cielo! 
que  estoy...  Dejad  ese  lado. 

LisANOR.  ¿De  esto  os  habéis  alterado? 

Aquiles.  Tengo  razón,  tengo  celos. 

(Sale  un  piic 

PAre.        Gran  señora... 

Aqiiles.  Tengo  celos. 

Deidam.   A  ver  lo  que  manda  voy; 
mientras  que  con  él  estoy 
no  sentiréis  con  tal  dama, 
mi  dilación,  prima  mía; 
sustituid  vos  por  mi, 
que  al  momento  vuelvo  aqui. 
Mas  mirad  que  no  querría 
formar  celos  de  los  dos, 
que  temo  vuestra  hermosura  (vt 

ESCENA  VII 

Quédanse,  Aquiles  labrandoy  Lisand''o  Itinti 
rodilla  á  su  lado. 


:  un  piic 

J 


Aquiles.  Andad,  que  menos  segura 
estáis  de  mi  prima  vos. 

LiSANUR.  Agradecer  debo  á  Apolo, 
mi  Nereida,  esta  ocasión, 
pues  terciando  en  mi  pasión 
con  vos  me  ha  dejado  solo. 
.Antes  que  vuestra  bcWeia 
nuestra  corte  y  reino  honrase 
y  en  ella  á  vistas  sacase 
milagros  naturaleza, 
amaba  á  Deidamia  yo; 
mas,  en  viéndoos,  mis  deseos 
mejoraron  los  empleos 
del  alma  que  se  os  rindió. 
Y  si  no  es  que  presunciones 


I 


I  amor  loco  desvanecen, 
o  sé  que  me  favorecen 
uesiras  imaginaciones; 

pues  los  celos  que  mostráis 
^—porque  amo  ¿  Deidamia  bella, 
^Kendo  vos  mujer  como  ella, 
H^quiénduda  que  los  formáis 

por  quererme  bien  á  mi? 

Y  lan  loco  de  esio  estoy. 

que  «I  alma  rendida  os  doy 

olvidando  desde  aquí 

de  la  Princesa  hasia  el  nombre, 

que  mis  dichas  violentaba. 
:s.  (Ap.)  (¿Ksio  Aquiles  os  fallaba? 

^A  mi  me  enamora  un  hombre? 

A  menos  que  esto  vendremos; 

basta  que  debo  de  ser 

hermosa  para  mujer. 

¿Hay  amores  más  blasfemos? 
K     Queréis,  Nereida  divina, 

admitir  mi  fe? 
ís.  (Ap)  lOh,  malhaya 

el  disfraz  é  infame  saya 

que  me  afrenta  y  afemina! 
).     Dadme  una  mano  á  besar 

y  en  mi  vida  os  daré  celos. 
:s.  No  puedo  negarla. 

(Dásela,  y  apriitaU  y  da  gritos  Li- 

saodro.) 
>.  |Ay  ciclos! 

soltad,  ,;qucré¡sme  matar? 
ES.  No;  más  premiar  el  cuidado 

de  vuestro  amor. 
o.  No  apretéis 

de  esa  suene. 
ES.  ^Qu¿  queréis? 

yo  siempre  quiero  apretado. 

Mas  para  que  no  seáis 

mudable,  cuando  mi  prima 

por  dueño  suyo  os  estima, 

y  lecciones  aprendáis 

que  os  den  nombre  de  valiente, 

yo  enseño  de  esta  manera. 

(Levántase  y  toma  la  espada  de  esgri- 
ma, y  éckale  á  espaldarazo».) 

I».    Señora,  señora,  espera. 

ES.  |Ah  cobardel 

a.  Mujer,  tente. 

Mirad  si  mesé  tener 

de  aquesta  suerte  mejor 

que  en  corchos. 
B.  ¡Favor,  favor, 

que  me  mata  esta  mujer!  (Vast.) 

ESCENA  VIII 

ItOxiOAMiA  y  vuélvese  Aquii.es  á  la  labor. 

|i.    ¿Qué  es  esto? ¿quién  está  dando 
voces?  ¿Quién  alborotó 
el  Palacio,  prima? 

|KS.  Yo 

aqu!  nne  he  estado  bordando. 

|M.    ¿Qué  es  de  Lisandro?  ¿qué  has  be- 
nque fué?  |cho? 

■s.  Que. no  ha  sido  nada; 

ahí  tomamos  la  espada 

:OMEDIAS  DE  TIRSO  DE  MOLINA.— TOMO  H. 


Deidam. 
Aquiles. 

Deidam. 

Aquiles. 


Deidam. 
Aquiles. 


ÜEir^AM. 

Aquiles. 


Deidam. 

AQt;iLES. 


Deidam. 
Aquiles 


los  dos,  y  no  es  de  provecho 
lo  que  sabe  por  tu  vida. 
¿Luego  con  él  reñido  has? 
Que  no,  prima:  no  fué  más 
de  echar  una  ida  y  venida. 
¿Hay  semejante  mujer? 
Pues  ni  has  de  esgrimir. 

¿Qué  quieres? 
También  ha  habido  mujeres 
belicosas;  iba  á  hacer 
la  naturaleza  en  mi 
un  varón,  y  arrepintióse, 
hizo  medio  hombre  y  quedóse 
lo  que  en  mi  faltaba,  as! 
acabó  lo  que  quedaba 
en  mujer. 

Extraña  estás. 
Como  estaba  hecho  lo  más 
y  el  alma  que  me  animaba 
fué  varonil,  no  te  asombre 
que  corresponda  á  mi  ser: 
en  la  cara  soy  mujer 
y  en  lodo  esotro  soy  hombre. 
,jQué  dices,  prima?  ¿qué  es  esto? 
Que,  si  me  tienes  amor, 
sigas,  Princesa,  mi  humor; 
solas  estamos,  yo  he  puesto 
los  ojos  en  ti  de  suerte 
que,  como  si  varón  fuera, 
no  sufro  que  otro  te  quiera, 
porque  mi  vida  es  quererte. 
Supon  que  no  soy  mujer, 
sino  un  hombre  que  te  adora, 
ama,  cela,  riñe,  llora, 
podremos  entretener 
el  tiempo  asi,  y  yo  quedar 
satisfecha  en  este  empleo, 
que  extrañamente  deseo 
saber  si  sé  enamorar. 
Finge  que  mi  dama  eres 
y  yo  tu  galán. 

I  Quimera 
donosa! 

De  esta  manera 
se  entretienen  las  mujeres 
cuando  apetecen  casarse, 
engañanuo  el  gusto  asi 
unas  con  otras;  yo  vi 
muchas  damas  ensayarse 
cuando  niñas,  que  amor  ciego 
travesea  á  todas  horas. 
Los  señores  y  señoras 
llaman  los  niños  á  un  juego 
en  que  contentos  imitan 
lo  que  á  sus  padres  oyeron 
y  en  materia  de  amor  vieron, 
con  que  después  facilitan 
dificultades  mayores 
que  trae  consigo  el  recato. 
Holguémonos  asi  un  rato, 
que  aun  de  burlas,  los  amores 
entretienen,  prima  mía; 
si  esto  me  niegas,  me  enojo. 
Alto,  cúmplase  un  antojo 
y  acaba  con  tu  porfía. 
¿No  tengo  yo  la  apariencia 
para  un  galán  extremada? 


i3o 


Deidam. 


Aquiles. 


Deidam. 

Aquiles. 
Deidam. 
Aqijii.es. 


Deidam. 

Aquiles. 

Deidam. 
Aquiles. 


Deidam. 


Aquiles 
Deidam. 
Aquiles. 


Deidam. 


A  lo  menos,  retratada 
miro  en  tu  rostro  y  presencia 
la  de  un  hombre  cuya  copia 
eres  y  me  hechizó  á  mi 
DO  ha  mucho. 

¡Oh!  pues  siendo  asi, 
saldrá  la  fiesta  más  propia. 
Veamos  cómo  se  ensaya 
nuestro  amor  y  mi  ventura. 
¿Yo,  en  ñn,  hago  la  ñgura 
de  dama? 

Si. 
Vaya. 

Vaya. 

fÜACt  gut  sale  dtl  vestuario.) 

En  busca  de  un  alma  vengo 
que  en  un  monte  me  robaron 
dos  ojos  que  saltearon 
tesoros  que  en  ella  tengo; 
de  sus  descuidos  me  vengo 
si  el  vengarlos  es  llorar. 
Espera;  ¿no  has  de  tomar 
nombre  de  hombre.'' 

Prima,  si. 
Aquiles  soy  desde  aqui. 
Vaya. 

Vuelvo  á  comenzar. 
En  busca  de  un  alma  vengo 

3ue  en  un  bosq^ue  me  robaron 
os  OJOS,  en  quien  cifraron 
el  sol  que  en  el  alma  tengo; 
|oh  que  albricias  os  prevengo 
si  la  vuelvo  á  hallar,  amor! 
Sed  vos  su  descubridor; 
pues  siendo  la  luz  efeto 
del  fuego,  no  habrá  secreto 
contra  vuestro  resplandor. 
En  un  bosque,  cazadora, 
me  dio  caza  una  belleza 
quede  la  naturaleza, 
siendo  efecto,  es  vencedora; 
en  su  ausencia  el  alma  llora, 
y  huyendo  de  ella  la  sigo: 
¡ay  doméstico  enemigo! 
qué  mal  su  remedio  prueba 
quien  huye  amando,  si  lleva 
lo  mismo  que  huye  consigo. 
[Prenda  mía! 

|Amado  dueñol 
No  se  huelga  el  que  soñó 
que  sus  tesoros  perdió 
viendo  después  falso  el  sueño, 
ni  cuando  restaura  el  dueilo 
el  primogénito  huido, 
como  yo  restituido 
al  so!  que  mis  ojos  ven, 
pues  no  se  conoce  el  bien 
como  después  de  perdido. 
No  se  regocija  tanto 
el  que  en  el  naufragio  llora 
si  ve  que  el  tiempo  mejora 
y  cesajel^mortal  espanto, 
ni  el  que  tras  la  pena  y  llanto 
goza  su  gusto  cumplido, 
como  yo,  dueño  querido, 
hoy  que  mis  dichas  os  ven, 


pues  no  se  conoce  el  bien 
como  después  de  perdido. 

Aquiles.  ¿Que  tal  merezco  escuchar? 
pero  claveles  que  amparan 
jazmines  que  á  amor  separan, 
¿qué  han  de  brotar,  sino  azahar? 
Bien  pueden  dioses  gozar  j 

el  néctar  c^ue  consagrado  ^M 
su  ser  ha  inmortalizado.  ^H 

que  no  iguala  al  que  adquirí,        * 
ni  hay  tal  néctar  para  mi 
como  un  favor  sazonado. 

Deidam.    ¿Qué  llegó  la  suerte  impia, 
después  de  tantos  suspiros 
á  transformar  por  oíros 
mis  penas  en  alegría? 
Bien  puede  de  su  ambrosía 
gozar  Jove  regalado, 
que  aunque  inmortal,  no  ha  iguali 
al  que  con  vos  adquirí, 
pues  no  hay  gusto  para  mí 
como  un  amor  sazonado. 

Aquiles.  ¿Hay  tal  contraposición 
de  palabras  y  favores? 
Dioses,  envidiad  amores 
de  tan  sabrosa  sazón; 
labios,  gozad  la  ocasión 
de  los  cristales  presentes: 
manos,  de  quien  manan  fuentes 
de  eterna  felicidad,  ^j 

mis  labios  comunicad  ^H 

y  admirarán  elocuentes.  ^H 
Brazos  en  que  amor  procara  ^" 
depositar  su  consuelo,  , 

Zodiaco  sois  del  cielo,  ^H 

ceñid  orbes  de  hermosura;      ^M 
lengua  que  en  tal  coyuntura 
su  intérprete  el  alma  os  llama, 
pedid  lenguas  á  la  fama 
porque  en  hipérboles  sabios 
alma,  brazos,  lengua  y  labios 
celebren  á  quien  os  ama. 

(Btsa  ta  ma 
]Ay  nieve,  que  helada  abrasas! 
|ay  fuego,  que  ardiendo  hielas! 
¡ay  mano,  en  fin,  que  consuelas 
cuando  con  flechas  traspasasl 
Por  la  boca  al  alma  pasas; 
y  cuando  mis  penas  locas 
envidian  penas  oue  tocas, 
todos  mis  miembros  se  holgaran, 
porque  todos  te  besaran, 
hacerse  (i)  un  Argos  de  boca^^ 

Deidam.    Paso,  prima,  que  parece         ^H 
que  va  esto  de  veras.  ^H 

Aquiles.  Pues,         ' 

¿luego  esto  de  burlas  es?  J 

Deidam.    ¿No  jugábamos?  ^H 

Aquiles.  Ofrece  ^M 

amor,  que  entre  juegos  crece,  " 
nuevo  fuego  á  mis  quimeras; 
de  burlas  matarme  esperas 
cuando  de  mi  amor  le  burlas. 
Llegúeme  al  fuego  de  burlas 
y  heme  abrasado  de  veras; 


(i)    \ií  en  el  original.  Parect  deber  leerse  «á  ttt 


^^^^^                                             ACTO  SEGUNDO                                                    ^l3l^^| 

¿mas  di,  príma,  te  pesara, 

Llegó  mi  hermano  á  adoraros,         ^^^H 

ya  que  lo  más  hemos  hecho, 

vióse  en  vuestros  ojos  bellos          ^^^H 

si  mi  amor  le  ha  satisfecho, 

retratado  y  admitido,                       ^^^H 

que  en  hombre  me  transformara? 
tDAM.    Que  estás  perdida  repara; 

¿quién  creyera  que  tan  presto         ^^^H 

como  se  ausentó  borraran               ^^^H 

¿eso,  cómo  puede  ser? 

olvidos,  en  vos  ligeros,                       ^^^H 

[DiLEs.  ¿Júpiter  no  puede  hacer 

copias  que  amor  ingenioso              ^^^^ñ 

que  mi  ser  conforme  al  nombre? 
Tiresias  fué  primero  hombre 

creyó  eternizar  con  fuego?               ^^^^| 

No  hacéis  honrosa  elección              ^^^H 

y  después  se  vio  mujer. 

Haz  cuenta,  pues,  que  hombre  soy. 

(porque  el  agua  os  presta  ejemplos)       ^| 

entre  Lisandro  y  Aquiies;                       ^M 

(DAM.    Esta  es  cuenta  sin  provecho. 

siendo  éste  un  héroe  no  quiero             ^H 

DiLBS.  ¿Te  holgaras,  di,  di. 
IlDAM.                                    Sospecho 

loárosle,  que,  en  fin,  es                          ^H 

mi  hermano,  aunque  compitiendo       ^H 

aue  en  la  ocasión  en  que  estoy.,, 
déjame,  prima. 

se  permito  el  alabanza                      ^^^^| 

aue  alegue  de  su  derecho;  ^^^H 
óiganlo  las  fieras  mismas               ^^^H 

BuiLES.                          Y  si  hoy 

F            fuera  yo  hombre  generoso, 

que  tantas  veces  sirvieron              ^^^H 

r             ¿me  admitieras  por  esposo? 
■IDAH.    Como  padre  no  tuviera, 
ó  á  Lisandro  despidiera. 

á  sus  brazos  de  despojos,               ^^^H 

á  su  valor  de  trofeos.                      ^^^H 

Óiganlo  tas  inclemencias                ^^^H 

mi  amor  fuera  el  venturoso. 

de  un  monte,  pues  no  pudieron           ^H 

Pero  ¿de  qué  ha  de  servir 

defraudar  á  su  hermosura               ^^^| 

desvanecernos  en  esto? 

milagros  que  admira  el  cielo.         ^^^H 

Ya  yo  al  juego  fin  he  puesto. 

Óiganlo  los  dioses  mismos,            ^^^H 

(^t)n.ES.  Y  yo  tirano  ai  vivir. 

En  ñn,  ¿piensas  admitir 

pues,  encerrado  en  desiertos,         ^^^H 

á  sus  oráculos  hacen                      ^^^H 

á  Lisandro? 

de  su  valor  pregoneros.                 ^^^H 

IlDAM.                       Si  lósetelos 

Díganlo  sabios  y  reyes                   ^^^H 

quieren  premiar  sus  desvelos. 

y  hasta  el  injuriado  Griego            ^^^H 

¿qué  he  de  hacer? 

que,  sin  más  en  su  favor                ^^^H 

luiLES.                               Pues  oye  ahora, 

que  en  el  que  de  tantos  reinos        ^^^| 

verás  que  como  enamora 

vienen  á  vengar  su  agravio,             ^^^H 

sabe  Aquiies  pedir  celos. 

pues  sin  Aquiies  es  cierto               ^^^H 

(Hace  que  vuttvi  á  salir.) 

que  no  ha  de  ganarse  Troya,        ^^^H 

'             No  creyera  yo,  Princesa, 
de  tan  generoso  pecho 

según  vaticina  Delfos.                     ^^^H 

Dilo  tú  misma,  que  absorta,                ^H 

y  tan  divina  hermosura, 

en  medio  de  un  bosque  espeso,            ^M 

que  las  mudanzas  del  tiempo 

la  caza  hiperbolizaste                           ^H 

tuvieran  jurisdicción 

de  quien  ya  haces  menosprecio      ^^^B 

sobre  vuestros  pensamientos. 

por  Lisandro,  por  un  hombre        ^^^| 

hoy  mudables  y  olvidados. 

en  ouien,  indigno  de  serlo,  ^^^H 
saco  una  espada  de  esgrima          ^^^H 

ayer  amantes  y  tiernos. 

Yo  soy  hermana  de  Aquiies, 

i  vistas  su  infamia  y  miedo;         ^^^H 

y  Aquiies  es  á  quien  dieron 

huyendo  le  eché  de  aquí.              ^^^| 

en  un  monte  vuestros  ojos 

Mira  en  que  defensa  has  puesto    ^^^H 

vida  y  muerte  en  un  sujeto. 

tu  honra.  Si  como  á  Elena            ^^^H 

Contado  me  ha  los  amores 

te  roba  Paris,  soberbio.                 ^^^H 

que  en  una  fuente  pudieron 

dirás  que  obedeces  gustos             ^^^H 

retratar  en  vuestra  cara 

de  tu  padre,  rey  severo,  ^^^H 
cuyo  natural  dominio                   ^^^H 

engaños  y  fingimientos; 

retratos  en  agua,  en  fin. 

te  violenta  á  su  respeto;                ^^^H 

mudable  y  común  espejo. 

pero  engañaste,  Deidamia,             ^^^H 

que  cuantos  llegan  imita 

que  sólo  engendran  los  cuerpos    ^^^| 

en  aire,  acciones  y  cuerpo. 

los  padres,  las  atmas  no,               ^^^| 

y  en  apartándose  de  ella 

que  Dios  las  infunde  en  ellos,        ^^^H 

desaparece  en  el  viento 

y  no  siendo  el  hombre  causa        ^^^H 

la  imagen  representada 

del  alma,  pues  no  es  su  efecto,     ^^^| 

con  todos  lo  mismo  haciendo. 

no  tiene  jurisdicción                     ^^^H 

Llega  el  hombre,  el  ave,  el  bruto. 

sobre  ella,  si  no  es  el  cielo.           ^^^H 

y  con  líquidos  refl  ejos 
los  imita  sin  saber 

Amor  de  la  voluntad                     ^^^H 

es  acto,  cuando  es  perfecto;         ^^^| 

distinguir  merecimientos; 

la  voluntad  es  potencia               ^^^1 

foente  es  vuestra  voluntad. 

del  alma,  que  es  su  sujeto.            ^^^H 

pues  con  los  mismos  efectos 

El  padre  no  engendra  al  alma,     ^^^H 

sin  hacer  distinción  ama. 

pues  la  crían  dioses,  luego           ^^^^| 

imita  y  olvida  luego. 

fuera  estará  del  dominio              ^^^H 

EL  AQÜILES 


de  tu  padre;  y  según  estú, 
no  tienes  obligación 
de  sujetar  á  decretos 
humanos  lo  que  al  divino 

Eerienecc  de  derecho, 
•i  tú  que  la  ingratitud 
é  inconstancia  de  tu  pecho: 
el  ser  mujer  semejanza 
del  humo,  la  sombra,  el  vienlu, 
te  han  inclinado  á  Lisandro, 
y  por  parecerte  á  Venus, 
afeminados  Adonis 
amas,  no  Martes  de  acero. 
Que  siendo  asi,  si  á  mi  Aquiles 
no  dan  la  muerte  sus  celos, 
pues  he  venido  á  tu  Corte 
por  dar  á  su  amor  remedio, 
él  es  tal  y  tal  amante, 
que  antes  que  lloren  incendios 
los  iroyanos  robadores 
asolará  aqueste  reino, 
dará  la  muerte  á  tu  padre, 
pondrá  á  sus  presidios  íuepo, 
vestirá  de  tocas  viles 
á  su  opositor  molesto. 
Y  yo,  que  en  fin  soy  su  hermana, 
y  ya  como  propias  siento 
injurias  de  tus  olvidos, 
pues  obligarte  no  puedo, 
ministros  de  mi  venganza 
hará  el  agua,  el  aire,  el  fuego, 
tierra,  brutos,  peces,  aves, 
montes,  prados,  selvas,  cielos, 
que  á  todos  los  injuria  tu  desprecio, 
pues  aborreces  lo  que  adoran  ellos. 

( Vast.) 
Deidam.    O^'c,  prima,  escucha,  aguarda. 
Piadosos  dioses,  ,jqué  es  esto? 
^Son  estas  veras  ó  burlas.'^ 

JEs  esto  verdad  ó  juego? 
uego  no,  que  es  muy  pesado; 
verdad  si,  que  ha  descubierto 
amores  que  solos  sabe 
el  monstruo  elocuente  y  bello. 
Si  fué  Aquiles;  si  es  su  hermana 
la  que  por  tantos  rodeos 
segunda  vez  ha  encendido 
amores  ausentes  muertos, 
¿qué  mucho  que  al  uno  adore 
y  á  la  otra  pague  el  ingenio, 
para  Aquiles  favorable 
y  para  mi  amor  discreto? 
Todo  el  mundo  en  su  alabanza 
se  hace  lenguas,  los  supremos 
oráculos  y  los  sabios, 
pues  quien  en  plazas  y  templos 
en  vida  está  deificado 
y  solamente  sujeto 
á  mi  amor,  más  poderoso 
que  todos,  pues  que  le  ha  preso. 
¿Qué  mucho  que  el  vencedor 
vencido  goce  trofeos 
de  un  alma  que  ya  le  adora, 
de  un  corazón  que  le  ofrezco? 
Perdone  mi  padre  el  Rey 
y  perdóneme... 

(Dt  dtntro  Aquiles.) 


Aquiles. 
Deid\m. 
Aquiles. 


Deioam. 
Aquilbs. 


Deiuam. 


Aqi.iles. 
Deidam. 

A(?l!ILES. 

Deidam. 


A Q  luí  es. 


DEIOA.M. 


Aquiles, 
Deiuam. 
Aquiles, 
Deiua.m. 
Aqiiii.es. 
Deiua.mi. 
Aquiles, 
Deidam. 
Aquiles, 
Deidam. 
Aquiles. 
Deidam. 

AQUtLES. 

Deiuam. 
Aquiles. 
Deidam. 
Aquu.es. 
Deidam. 
Aquiles. 
Deidam. 
Aquiles 


lAy! 

¿Que  es 
Tirana:  tu  ingratitud 
pide  castigo  á  los  cielos; 
tu  desdén  á  .\quiles  mala; 
más  daños  tu  olvido  ha  hech< 
pues  la!  capitán  le  quitas, 
que  el  torpe  Troyano  al  gricj 
desdeñado  de  ti  el  pecho 
donde  indignamen'ie  vives. 
¿Qué  escucho?  ¡Nereida!  ¡ay  cit 
Abre  esa  puerta  y  verás 
espectáculos  funestos 
de  una  fe  menospreciada. 
Triste  de  mi,  si  eso  es  cierto; 
mas,  ¡válgame  Apolo  santo! 
¿quién  eres,  hombre  sin  seso? 
¿qué  desleal  te  dio  ayuda? 
¿Por  dónde  entraste  aquí  denlror 
{Tira  una  cortina  y  Halla  d  AquiU 
hombre  con  calcas  v  jubón  bizarro.) 
Tu  Aquiles  so\ ,  prenda  cara. 
A  tan  grande  atrevimiento 
castiguen  desdén  y  voces. 
Nereida  soy,  ten  sosiego. 
Acaba,  pues,  de  aclarar 
estos  confusos  misterios, 
que  en  sota  tu  cara  miro 
dos  rostros,  uno  y  diversos. 
¿Eres  Nereida  ó  Aquiles? 
Uno  y  otro,  que  no  quiero 
con  amorosos  engaños 
tener  tu  temor  suspenso; 
disculpen  llamas  de  amor 
disfraces  que  han  encubierto 
con  peligro  de  mi  fama 
el  valor  que  en  tanto  tengo; 
y  tú,  agradecida  y  noble, 
paga  servicios  y  excesos 
de  quien  su  ser  ha  negado 
por  dar  á  su  amor  sosiego; 
¡Vive  Dios,  si  eres  ingrata... 
No  acabes  el  juramento, 
que  me  vences  atrevido 
y  que  me  enamoras  tierno. 
¿Serás  mi  esposo? 

Y  tu  esclavo. 
Si  me  olvidas... 

¿Cómo  puedo? 
.Mudándote. 

Soy  Aquiles. 
Eres  hombre. 

Y  aun  por  eso. 
Búscate  Grecia. 

¿Qué  importa? 
Llevaráte. 

No  hayas  miedo. 
Dejarásme. 

Es  imposibl*. 
Mata  reme. 

Forma  ejemplo. 
Promete  amor. 

Es  verdad. 
Nunca  cumple. 

El  vil  hace  eso. 
Goza  y  huye. 

El  mal  nacido. 


I 


ACTO  SECUNDO 


ín  y  miente. 
ts.  El  lisonjero. 

i.   ¿No  lo  eres  túP 
K.  Yo  soy  noble. 

•.   Vendrá  Ulises. 
ES.  Sin  efecto. 

a.   Hallarále. 
ES.  No  podrá. 

4.   ¿Dónde  estarás? 
ES.  üncubierto. 

M.    ¿Como  hasta  aquí.^ 
ts.  Sí,  mi  bien. 

H.   ¿Qué  tanto.'' 

ES.  Mide  tú  el  tiempo. 

M.   Mientras  durare... 
Ki,  Mi  vida. 

M.   No,  esta  guerra. 
ss.  Yo  lo  acepto. 

M.    Largo  plazo. 
is.  Por  ti  es  cono. 

M.   Jura. 

ES.  Por  tos  ojos  bellos. 

w.    ¡Ay  perjuro! 

ts.  ¡Ay  gloria  mia! 

lá.    Tu  esposa  soy. 

I  Di,  mi  cielo. 

l^Danse  las  manos.) 
Perdone  el  Rey,  que  por  Aquiles  dejo 
á  Lisandro. 
jAy  mi  bien! 
}Ay  dulce  dueño!  (i) 

ACTO    TERCERO 


ESCENA  PRIMERA 

[Saien  Licomroes  y  Lisandro. 

ED.  ¿Con  tantas  quejas  y  prisa 
ayer,  viendo  que  no  os  doy, 
Lisandro,  á  Deídamia,  y  hoy, 
con  voluntad  tan  remisa 
me  proponéis  dilaciones 
de  tan  flaco  entendimiento 
para  vuestro  casamiento? 

o».  La  princesa  da  ocasiones, 
gran  señor,  para  pediros 
que  esta  boda  se  dilate; 
no  quiera  el  cielo  que  trate 
á  costa  de  sus  suspiros 
cosa  de  que  ella  no  gusta. 
Después  que  á  esta  Corte  vino 
Nereida,  i  lo  que  imagino, 
mi  presencia  le  disgusta. 
Tibia  me  habla;  no  responde 
Cún  el  amor  y  deseo 

^  ate  puaj«,  que  quizá  escribiría  el  autor: 
j^l  Pcrdóaeme  et  Rey,  que  dejo 
^Kpor  Aquiles  i  Lisandro. 
WF  ¡Ay,  mi  bícnl 

\.      |Ay,  dulce  dueño! 


que  antes;  cuando  la  veo, 
por  no  encontrarme,  se  esconde. 
Todo  su  entretenimiento 
es  estar  sola  con  ella, 
y  con  la  misma  querella 
que  yo,  muestran  sentimiento. 
Sus  damas,  pues,  no  hace  casOj 
por  Nereida,  de  ninguna; 
la  más  sabia  es  importuna; 
la  más  amiga,  ni  un  paso 
con  ella  ha  de  dar  que  luego 
Nereida  no  se  lo  impida; 
llámala  su  bien,  su  vida; 
si  no  la  ve  no  hay  sosiego; 
ella  la  viste,  la  toca, 
la  adorna,  peina  y  regala 
en  el  estrado,  en  la  sala; 
por  manos,  ojos  y  boca, 
muestra  el  corazón  la  llama 
en  qu::  Dcidamia  está  pi'esa, 
su  lado  ocupa  en  la  mesa, 
su  lado  usurpa  en  la  cama. 
Siempre  abrazadas,  por  Dios, 

3ue  me  atormenta  el  recelo 
e  verlas,  sin  ser  del  cielo, 

hechas  Géminis  las  dos. 
LicoMEU.  Es  la  Princesa  su  prima; 

la  sangre  y  la  discreción 

vínculos  del  amor  son 

que  más  la  amistad  eslima. 

Necia  sospecha  os  abrasa. 
LlSANDR.  Necia  ó  loca.debe  ser; 

mas  de  mujer  á  mujer 

muchas  veces  amor  pasa 

'ie  parentesco  á... 
LicoMF.ü.  Callad. 

LiSA.Nüi*.  Yo  sé  algunas  ha  habido, 

gran  señor,  que  se  han  querido 

á  lo  malicioso. 
LicoMED.  Andad, 

que  lo  estáis  vos:  prevenios, 

que  os  tiene  de  dar  la  mano 

mañana. 
LisANDR.  I  Ay  amor  tirano! 

autor  sois  de  desvarios: 

por  Nereida  pierdo  el  seso 

y  de  la  Princesa  estoy 

celoso;  un  sujeto  soy 

de  disparates. 
LicoMEO.  ¿Qué  es  eso? 

ESCENA  II 

Salen  Uuitcty  Diomkdes  de  mercaderes.— UkuM. 

Ulises.     Yo,  poderoso  señor, 

soy  un  griego  mercader, 
que,  sin  mucho  encarecer 
de  mi  caudal  el  valor, 
tengo  dentro  de  mi  casa 
cuanto  apetece  la  gente, 
pues  no  hay  tesoro  en  Oriente 
que  á  mi  poder  no  se  pasa. 
No  tiene  púrpuras  Tiro, 
ni  exhala  aromas  Sabbá, 
ni  telas  la  Pcrsía  da 
que  en  mis  riquezas  no  oiiro. 


^m        I  ^4                                                               EL  AQUILES 

■I^H 

^^L                 Toda  el  Asia  me  tributa: 

las  joyas  de  más  valor  ^^^B 
y  curiosidad,  señor,                   H 

^H                 las  minas  con  sus  diamantes, 

^^m                con  marfil  sus  elefantes. 

me  traen,  quiero  que  despacio,  ™ 

^^B                y  el  ámbar,  que  se  disputa 

oyéndola  Vuestra  Alteza, 

^^H                si  es  sudor  de  la  ballena 

juzgue  si  es  merecedora            ^^ 

^^H                ó  de  alguna  planta  goma, 

de  que  sirva  á  mi  señora           ^B 

^^m                con  ser  el  mayor  aroma, 

la  Princesa.                              H 

^^m                mi  casa  cada  año  llena. 

LlSANDR 

En  esta  pieza           H 

^^B                En  ñn:  cuanta  perla  fina 

queda  Deidamia.                        H 

^^H                en  sus  pesquerías  dan 

LlCOMEC 

Primero             ^B 

^^M                las  riberas  de  Ceylán, 

que  la  vea  gustaré                     ^B 

^^M               y  cuanta  piedra  examina 

que  la  oiga.                                 H 

^^H                la  experiencia  y  el  valor 

Ulises. 

{Ap.)  Hoy,  cielos,  sabré    H 

^V                 que  sus  quilates  sublima. 

industrioso  lo  que  espero.         ^B 

^^K                 no  se  tiene  por  de  estima 

Traednos  vos  la  cautiva.           H 

^^m                no  siendo  yo  su  señor. 

Deomed. 

Si  como  dicen  está                     ^B 

^^B                Como  el  mundo  se  alborota 

aqu!  Aquiles,  ho^  saldrá  ^| 
de  donde  no  es  bien  que  viva 

^^M               con  esta  guerra  que  abrasa, 

^^V                á  Grecia  y  Europa  pasa 

tal  valor  afeminado.                        m 

^^B                contra  el  Asia,  la  paz  rota 

LlCOMED 

.  Aquí  viviréis  seguro.  ^1 
¿Cómo  os  llamáis?                   ^B 

^^m                 que  tantos  años  duró. 

^^B                huir  su  rigor  procuro, 

Ulises. 

Palinuro       H 

^^H                que  con  .Mane  no  hay  seguro 

LtCOMEO 

.  Entrad.                                       ■ 

^^K                mercader,  ni  ¡o  estoy  yo. 

Ulises. 

Bien  lo  hemos  trazado. 

^^H               Supe  que  este  Rey,  no  sólo 

(VOMt 

^^B                estaba  libre  y  exento 
^^B                del  general  juramento 

ESCENA  III                   M 

^^B                que  sobre  altares  de  Apolo 

Salen  Aqi]ii.ks,  de  mujer,  y  Diioamia.      ^1 

^^B                hizo  Grecia,  de  vengar 

^^B               la  injuria  del  frigio  amante, 

Deidam. 

¡Sosiégate,  por  tus  ojos! 

^H               la  seguridad  bastante 

Aquiles. 

Dame  en  ellos  pesadumbre 

^H                que  en  Vuestra  Alteza  he  de  hallar. 

de  que  su  luz  bella  alumbre 

^^fl               pues  por  el  mundo  la  fama 

á  quien  á  m!  me  da  enojos. 

^H                vuela  del  Rey  Licomedes, 

jPor  üuécon  vanos  antojos 
tiene  de  mirarse  en  ellos 

^H               sus  favores  y  mercedes 

^^B               que  á  ios  extranjeros  llama; 

Lisandro,  si  poseelios 

^^m               y  asi,  embarcando  mi  hacienda, 

solo  Aquiles  mereció, 

^^1                siendo  vuestro  amor  mi  norte. 

y  estando  con  vida  yo 

^V                vengo  á  ser  en  vuestra  Corte 

se  ha  de  llamar  dueño  dellos? 

^H                vecino,  á  fin  que  pretenda 

Deioam. 

Si  amor  reciprocación 

^H                otra  ganancia  mayor 

de  las  almas  nos  ha  unido 

^H                de  la  que  en  serviros  muestro. 

y  estás  ya  dueño  querido 

^■^                pues  siendo  vasallo  vuestro. 

en  la  quieta  posesión. 

lo  soy  todo,  gran  señor. 

^qué  importa  que  en  pretensión 

LicoMGu.  A  ocasión  habéis  venido 

te  quiera  hacer  competencia 

en  que  fuera  de  estimar 

quien  provoca  tu  impaciencia? 

el  que  os  vengáis  á  amparar 

Pleitee  perdidos  bienes               j 

de  mí;  seréis  recibido 

y  goza  tú,  pues  que  tienes         S 

con  gusto,  porque  se  casa 

en  tu  favor  la  sentencia.       ^^M 

la  Princesa,  y  le  tendré. 

jOjalá  yo  no  tuviera             ^^H 

'                       que  vuestra  riqueza  dé 
nuevas  joyas  a  mi  casa; 

más  ocasión  de  temer           ^^^fl 

que  te  tengo  de  perder          ^^^fl 

muchas  os  pienso  comprar. 

y  más  segura  vivieral  ^^H 
Pues  ¿de  qué  temes?                 ^M 

UusES.     Serviráse  Vuestra  Alteza 

AQtJJLES. 

de  las  de  mayor  riqueza; 

Oejoah. 

Te  espera      ■ 

y  entre  otras  le  quiero  dar 

Grecia  contra  Troya  armada,      fl 

'                      una  cautiva  que  canta 

y  mientras  es  deseada                  H 

como  un  ángel,  tan  hermosa 

la  belleza,  belleza  es;                  ^ 

como  diestra. 

mas  no  es  belleza  después          ^B 

LicouEu.                      Bella  cosa. 

que  se  goza,  pues  enfada.           ^B 

DioMED.    En  cara  y  en  voz  encanta. 

Aquiles. 

Éso,  cuando  el  apetito                 ^fl 

1       LicoMED.  Gustará  Deidamia  mucho 

satisfecho  queda  en  calma;         ^fl 

con  ella,  que  es  inclinada 

no  amor,  potencia  del  alma,       H 

á  la  música. 

que  ese  crece  en  infinito;            ^ñ 

Ulises.                        Elevada 

amarte  más  solicito                     H 

tengo  el  alma  si  la  escucho, 

cuanto  más  llego  á  gozar,          ^B 

1                     y  entre  tanto  que  i  palacio 

pues  si  es  amor  desear               ^B 

^^^^r                                           ACTO    TERCERO                                                             l!$5 

Sin  que  de!  término  exceda, 

Aquiles.  iQüé  enfadoso  y  triste  tono! 

cuanto  más  gozo  me  queda 

Dkidam.    iQué  claro  metal  de  vozí 

en  ti  mucho  más  que  amar. 

Aquiles.  Para  mi  voz  de  metal 

Ya  yo,  mi  bien,  te  he  jurado. 

es,  pues  me  incita  á  furor. 

mientras  durare  esta  guerra, 

¿No  ves  cómo  reprehende 

guardar  la  prisión  que  encierra 

mi  amujerado  valor, 

la  gloria  que  amor  me  ha  dado; 

y  en  nombre  ajeno  me  injuria 

si  de  mujer  disfrazado 

su  tácita  reprensión? 

vengo  esposa  á  poseer 

Deioam.    Anda,  amores,  que  no  es  eso. 

lo  que  de  hombre  he  de  perder, 
mujer  mi  dicha  me  nombre. 

AQuiLts.  Pues  ¿quién  es  la  que  cantó? 

Deiuam.   Alguna  de  mis  doncellas 

pues  nunca  he  sido  más  hombre 

que  estará  haciendo  labor; 

que  después  que  soy  mujer. 

sosiégate,  no  te  alteres. 

Um.    Pues  si  inienias  parecerlo 

que  no  en  balde  digo  yo, 

y  mi  pena  asegurar, 

mi  bien,  que  para  dejarme 

siéntate  aoui,  que  peinar 
quiero  tu  hermoso  cabello. 

buscas  cualquiera  ocasión. 

¿Negarásme  esta  verdad? 

{Siéntanse  y  peina  y  toca  Deidamia  á 

Aquiles.  Para  dejarte,  eso  no; 

Aquilea.) 

más  para  enojarme,  si. 

LES.  Tu  amor  oprime  mi  cuello; 

Deidam.    Para  tenerte  en  prisión 

1         obedecerte  es  forzoso. 

he  tejido  yo  estas  trenzas. 

tAM.    jQué  dilatado  y  hermoso! 

Aquiles.  Si  por  un  cabello  estoy 

LES.  Los  griegos  siempre  criaron 

preso,  esposa,  en  tu  hermosura, 
os  demás  supéríluos  son. 
Deidam.    Ya  he  acabado  de  tocarte 

largos  cabellos. 
kM.                            Causaron 

con  tal  uso  mi  reposo. 

oigamos,  mi  bien,  los  dos, 

pues  si  tú  no  los  tuvieras 

lo  que  cantando  prosigue 

asi,  nunca  me  engañaras. 

que  me  causa  admiración. 

ni  mujer  ocasionaras 

(£l-A4««  Aquiles  en  las  faldas  de  Deidt- 

lus  amorosas  quimeras. 

miay  ella  con  ti  peine  ¡e pule  tos  cabetloi.) 

Li».  Pararon  burlas  en  veras. 

{Canta.) 

%H.    Porque  sueltos  no  me  den 

Voz.          «¿De  qué  sirvieron  los  triunfos 
del  triforme  Gerión, 

celos  y  á  cuantos  los  ven 
en  tales  lazos  no  venzas, 

del  aborto  de  la  tierra,                       .^^J 

de  ellos  he  de  hacer  dos  trenzas, 

del  vaquero  robador;                          ^^^| 

que  yo  sé  que  te  están  bien. 
Pon  en  mi  falda  el  espejo 
y  mira  en  ét  los  despojos 

si  hazañas  eternizando                      ^^^| 

después  de  tanto  blasón,                   ^^^| 

en  cobrando  buena  fama                  ^^^| 

de  tu  cara. 

á  dormir  os  echáis  hoy?                    ^^^| 
Júpiter  es  vuestro  padre;                   ^^^| 

iza.                     Si  en  tus  ojos 

puedo  verme,  mal  consejo 

pero  no  sois  su  hijo  vos,                   ^^^| 

me  das,  por  sus  soles  dejo 

pues  degenera  de  serlo,                      ^^^H 

esa  luna  en  que  fingida 
mi  imagen  miro  esculpida, 

vuelto  hombre  vil,  tal  varón.           ^^^^ 

Peinad  cabellos  lascivos                    ^^^| 

pues  en  ti  vive  en  su  centro 

que  encrespados  miré  yo                   ^^^H 

mi  amor. 

asombrar  la  esfera  eterna                 ^^^| 

U.U.                   Cantando  están  dentro. 

que  vuestro  hombro  sustentó.»         ^^^| 

'                                     (Canta  dentro  una  mu  fer.^ 

Aqi;iles.  Ya  no  se  puede  sufrir                        ^^^H 
tanta  afrenta,  vive  Dios,                   ^^^^ 

ULES.  Oye,  amores,  por  tu  vida. 

que  por  mí  lo  dice  iodo,                    ^^^^ 
viendo  cjue  sufriendo  estoy               ^^^| 
el  vil  pe  ne  en  mis  cabellos.              ^^^| 

[Cantan.) 

«En  el  regazo  de  Omphale 

el  Tebano  vencedor 

jAfuera  torpe  añción;                        ^^^| 

de  aquellos  doce  trabajos 

vengad  injurias  cantadas                   ^^^| 

que  le  intitularon  Dios, 

y  volved,  honra,  por  vosl                  ^^^^ 

afeminado  infamaba 

Deidah.    Mi  bien,  ¿quieres  sosegarte?             ^^^^ 
¿en  eso  estimas  mi  honor?               ^^^| 

la  piel  del  Ñemeo  león, 

que  por  imperial  trofeo 

¿en  eso  tus  juramentos?                   ^^^^ 

corona  y  se  viste  el  sol. 

iCielos,  perjuro  salió!                        ^^^| 

La  rueca  en  vez  de  la  clava 

lAouiles,  cielos,  Aquiles,                  ^^H 
de  Deidamia  violador,                       ^^^f 

que  á  Mercurio  consagró. 

poblada  de  infame  lino 

rompe  la  fe  que  me  ha  dado;           ^^^| 

que  hilaba  torpe  amador. 

mirad  que  satisfacciónl                    ^^^| 

en  traje  vil  de  mujer 

Aquiles.  No  des  voces,  prenda  mía.                ^^^| 

dicen  que  le  halló  Jason, 

Deidam.    Voces  y  querellas  doy                       ^^^| 

noble  por  su  vellocino. 

al  ciclo  de  ti  ofendido                        ^^^H 

y  de  esta  suerte  le  habló:» 

á  tu  rota  obligación;                        ^^^f 

I; 


EL  AQUILES 


yo,  ingrato,  me  daré  muerte 
a  tus  mismos  ojos,  yo... 
Lq>;iles.  Basta,  no  haya  más,  no  llores; 
preso  en  lus  brazos  estoy; 
cante  ó  no  cante  en  mi  ofensa 
quien  mi  pecho  alborotó. 
Hércules  hiló  vestido 
de  mujer,  mas  no  perdió 
por  eso  la  eterna  fama 
que  le  da  nombre  de  dios, 
ni  yo  perderé  la  mia 
si,  como  su  imagen  soy 
en  el  ánima  y  esfuerzo, 
lo  intento  ser  en  su  amor, 
pues  los  dioses  autorizan 
mi  amante  transformación. 

{Canla.í 

Voz.         «No  se  ganan  los  blasones 
que  de  eterna  fama  son, 
entre  afrentosos  afeites 
q^ue  la  sangre  es  su  color. 
Lchado  en  la  áspera  falda 
de  un  monte,  durmiendo  os  vio 
despedazar  entre  sueños 
los  tigres  vuestro  valor, 
mas  no  en  las  de  una  mujer 

3ue  nunca  se  levantó 
e  tan  torp«  y  blanda  cama, 
si  no  es  enfermó  el  honor. 
Al  arma  toca  Mane,  al  arma  amor: 
el  uno  es  apetito,  el  otro  dios. 
Al  arma  toca  Marte,  guerra,  guerra, 
Jo  que  el  valor  infama,  el  valor  venza.» 

(Tocan  cajas  y  írompttoí.) 
Deiuamia. 
Mi  bien,  espera,  aguarda, 
que  sale  el  Rey. 

AOLIII.ES. 

^No  ves  que  loca  al  arma? 

Deidahia. 
Sosiega  que  es  fingido. 

AyuíLES. 

Torpe  afrenta, 
lo  que  el  amor  infama,  el  valor  venza. 
Deiuam.    ¿No  te  quieres  sosegar? 
Aquiles.  ¡Ay,  cielosl  ¿en  dónde  esloyi* 
Deiuam.    Conmigo,  tu  esposa  soy. 
Aquii.es.  Déjame,  amores,  llevar 

del  Ímpetu  belicoso 

de  la  música. 
Deidam.  (Maldiga 

el  cielo  la  voz  que  obliga 

á  perturbar  mi  reposol 

Asegura  mis  temores 

que  viene  el  Rey,  ¡ay  de  mil 
Aquii.ES.  ¿Cuándo  saldremos  de  aquí, 

traje  vil,  torpes  temoresi' 

ESCENA  IV 

Salen  Licohedbs  y  LtSANbKO,  dtspués  Uusbs 
y  DiOMKOES.  —  Utcnos. 

LicoHED.  Notable  vox. 

LiSAN  D.  Peregrina. 


LfCO.vtED.  Hija,  de  industria  he  quer 
que  hayas  la  música  oido 
sin  verla.  Hermosa  sobrin», 
una  esclava  os  he  feriado, 
cuya  suave  destreza 
suspenda  vuestra  belleza. 

AguiLES.  Las  dos  la  hemos  escuchado 
y  es  digna  de  tal  señor. 

(SaU  Dk>ine4 

DioMED.    Ya  están  las  joyas  aquí, 

que  mandas  traer. 

UlISKS.      {Aparte.)  (Salí 

con  astucias  vencedor 

de  engaños  y  de  disfraces: 

la  turbación  de  la  cara 

de  aquella  mujer  declara 

que,  entre  afeminadas  paces, 

encubre  lo  qu^  pretendo; 

el  pecho  le  alborotó 

el  bélico  son  que  oyó; 

toda  el  alma  le  estoy  viendo.) ^ 

Gran  señor,  con  tu  licencia 

intenta  ser  liberal 

esta  larde  mi  caudal, 

pues  estando  en  la  presencia 

de  estas  bellezas,  no  es  justo 

dejar  de  reconocer 

con  tributos  su  poder. 

Elija  paños  el  gusto 

de  la  Princesa  y  sus  damas, 

que  esta  tienda  á  saco  doy. 

{Dtscorrt  una  cortina  y  descitbr 
tienda  de  jvyeria  con  muclia  rifuf^*,; 
MU  lado  un  tipejo  grande,  una  rodelt 
acero  y  una  lan^a.) 
LtCúMEo.  Agradecido  os  estoy; 

plumas  dais  á  muchas  famas. 
Feriad  joyas,  hija  mia; 
sobrina,  )oyas  tomad, 
que  el  valor  y  cantidad 
pagaré  yo. 

No  seria 
dar,  señor,  las  ferias  yo, 
sino  avariento  vendellas; 
vuestras  son  el  dueño  y  ellas; 
dadas,  si;  vendidas,  no. 
Alto,  pues,  yo  quiero  hacer 
principio.  Esta  banda  tomo, 
este  anillo  y  este  pomo. 
Prima,  ¿dónde  vas.'' 

A  ver, 
para  verme  en  este  espejo. 

(Uiraxe  en  ti  aptjo,  y  «fréntast  itn 
se  mujer.) 

No  te  enamores  de  ti.  ^M 

|Ay,  cielos,  mi  imagen  vi        ^| 
afrentada  i  su  retkjol 
iQué  bien  mi  infamia  declaral 
Aquiles  torpe,  ¿que  hará 
todo  el  mundo  cuando  os  da 
un  cristal  con  él  la  cara? 
¡Oh,  quién  pudiera  arrancaros, 
rizos  infames,  sin  ser 
conocidol  No  oso  ver 
en  desengaños  tan  claros 
mi  vileza;  una  rodela 


UutSES. 


Deioam. 


Aquiles. 


Deidam. 
Aquiles. 


ACTO  TRRCKHO 


t  1  V  una  lanza. 

(  a  mi  esperanza, 

vct)cio  mi  sutil  cautela. I 
Este  es  Aquiles,  Diomedes, 
de  haberse  visto  en  tal  traje 
se  afrenta. 
ES.  ¿Con  tal  ultraje, 

blando  amor,  vencerme  puedts? 

(Embraga  la  rodela  y  vibra  ia  lan^a.) 

Esta  si  que  es  digna  joya 

del  valor  deque  estoy  falto. 

{Toca  al  asalto,  al  asalto! 
{Tocan  á  gutrra  dentro  eaja%  y  clart' 

nts.  Aquitet,  dttrái  lodot.) 

jViva  Grecia! 

¡Muera  Troya! 
is.  Muera  Troya  y  Grecia  viva. 

Aquiles  soy,  ^-qué  teméis.'' 

la  victoria  alcanzaréis. 

|Ai  asalto,  arriba,  arriba! 
k&jQué  es  esto  mujer?  Detente, 
^Kerdió  el  seso. 
Pv  Muerto  soy.  [Vas* ) 

Wi  Perdí  todo  mi  bien  hoy. 

iQué  has  hecho  esposo  imprudenieP 

(Huyen  todot) 

ESCENA  V 
Vmtlt>et>  á  nalir  I.icomkdm  y  Vuins. 

r.  Mujer  loca,  vuelve  en  ti. 
No  es  mujer,  aunque  merece 
del  traje  que  le  envilece, 

que  le  intitulen  así. 

A  .\quiles  encubre  aqut 

el  disfraz  de  un  torpe  amor; 

mira  el  daño,  gran  señor, 

que  á  Grecia  toda  resulta, 

mientras  con  tocas  oculta 

su  victoria  tu  favor. 
Id.  ¿Qué  dices? 
I.  Que  el  cielo  saca 

de  entre  timidas  mujeres 

á  Aquiles. 
ED.  Y  tú,  ¿quién  eres? 

\.     Ulises  soy,  Bey  de  Maca. 
lED.  ¿Hay  mayor  traición? 
t.  Aplaca 

el  justo  enojo. 
ED.  Matad 

ese  traidor, 
t.  La  beldad 

de  ia  Princesa  ha  podido 

tener  el  héroe  escondido 

más  fuerte  de  nuestra  edad. 

!  ESCENA  VI       . 

OviLcs  venido  dt  hombre,  la  espada  desnuda 
rodela,  tendidos  los  cabellos;  Díidámia  y  Díti- 
I.— Ótenos. 

,ES.  ¿Quién  ha  de  matarme  á  mi? 
Oeidamia  es  esposa  mía, 
el  que  estorbarlo  porfía 
salga  al  campo  si  está  en  sí. 


Ulises. 


Aquiles. 


T: 


Va  con  el  traje  rompí 

prisiones  del  amor  tierno; 

tu  yerno  soy,  juzga  cierno 

el  blasón  de  tu  valor, 

pues  no  puede  ser  mayor 

que  tenerme  á  mi  por  yerno. 

Ni  más  ilustre  renombre 

que  el  que  hoy  mi  industria  ha  adqui- 

pues  huy  le  ha  restituido  |rido, 

á  tu  primero  ser  de  hombre. 

Ulises  soy,  nu  te  asombre 

que  á  engaños  venüan  engaños; 

restaura  pasados  daños, 

mancebo  ilustre,  y  no  ocultes 

tus  hazañas  ni  sepultes 

las  primicias  de  tus  años. 

¿Será  razón  que  consumas 

en  regalos  de  Cupido 

de  tu  edad  lo  más  ñorido 

y  ganar  fama  presumas? 

Ya  corta  la  intamia  plumas 

con  que  escriba  á  tu  memoria 

satírica  y  torpe  historia. 

y  en  los  brazos  de  Deidamia 

eternizando  tu  infamia 

ciegue  el  camino  á  tu  gloria. 

Grecia  te  aguarda,  mancebo, 

y  en  ti  funda  su  esperanza; 

profélica  es  la  venganza 

que  en  ti  nos  promete  Kebo; 

como  el  águila  te  pruebo 

á  los  rayos  de  la  fama 

que  contra  Troya  te  llama. 

Afréntete  aquí  escondido, 

Héctor  de  acero  vestido 

y  tú  de  cobarde  dama. 

El  Troyano  robador 

desde  los  muros  responde 

que  el  temor  es  quien  te  esconde 

en  vil  mujer,  no  el  amor; 

Eues  ¿será  bien  que  el  temor 
lasone  que  te  ha  encerrado 
cobarde  y  afeminado 
entre  basquinas  y  galas, 
por  plazas  de  armas  las  salas, 
por  el  caballo  el  estrado, 
por  los  penachos  las  tocas, 
por  los  muros  los  tapices, 
que  delicado  matices 
seda  que  lascivo  tocas? 
Todo  el  mundo  se  hace  bocas 
contra  ti. 

No  digas  más, 
que  si  así  en  cara  me  das 
con  infamia  ya  tan  clara, 
le  ha  de  salir  á  la  cara 
y  no  sé  si  vivirás. 
Va  con  el  infame  traje 
los  afectos  desnudé 
del  torpe  amor;  ya  olvidé 
de  amor  el  blando  lenguaje; 
yo  satisfaré  mi  ultraje 
de  mi  valor  represado, 
cual  río  que  violentado 
estrecha  canal  encierra: 
guárdese  de  mi  la  tierra, 
pues  las  presas  han  quebrado. 


^B 

EL  AQUILES 

■^^H 

^^L^ 

Inundará  mi  furor 

)or  no  perder  al  cobrar     ^^^B 

^^^|ta 

á  Troya,  no  en  agua,  en  fuego. 

a  deuda  con  el  amigo.            ^M 

^^^^^H 

vengaré  el  agravio  griego; 
Héctor  sabrá  mi  valor. 

Y  por  ahorrar  de  contienda,     ^M 

^^^^^H 

sino  el  amigo  el  deudor,           ^| 

^^^^H 

¡Afuera  liviano  amor; 

sobre  prendas  doy  mejor          H 

^^^^^H 

afuera  prisión  prolija, 

cuando  más  vale  la  prenda.     H 

^^^^^H 

Belona  trofeos  me  erija. 

Guardar  dineros  ajenos           fl 

^^^^H 

y  lú.  Rey,  guarda  el  decoro 

es  en  mi  cosa  vedada,              ^M 

^^^^Hr 

á  la  Princesa  que  adoro 

porque  dinero  y  cebada           ^1 

^ 

como  á  mi  esposa  y  tu  hijal  (Vanse.} 

á  más  contar  se  halla  menos. 

^^m     LlCOMED 

Si  Aquiles  me  ha  de  dar  nietos 

Contra  injurias  tengo  olvido. 

^^H 

de  eterna  fama,  ya  estoy 

sólo  nn  he  podido  hallar           ^M 
armas  que  puedan  bastar         B 

^^f 

satisfecho. 

W         Deidam. 

A  llorar  voy. 

contra  un  necio  presumido. 

^ 

mudanzas,  vu«siros  efelos. 

Aunque  huir  su  menosprecio 

^^L 

Rompió  disfraz  y  secretos 

diz  aue  es  remedio  gallardo, 
y  asi  las  espaldas  guardo 

^^^L 

el  artificio  y  engaño: 

^^^^^H 

¡Ay  costoso  desengaño, 

)ara  la  guerra  y  el  necio, 
iien  armado  está  el  modorro. 

^^^^^H 

nunca  el  Asia  á  Tro)a  viera, 

NlSIRO. 

^^^^V 

porque  nunca  padeciera 

Garbón. 

Con  esto  quito  ocasiones. 

^K 

ella  el  castigo  y  yo  el  daño!      {Vase.i 

que  entre  espadas  y  picones 
cuando  no  corro,  me  corro,     ^k 

^^^F 

ESCENA  VJI 

1 

^^f       Sattn 

iiifto  yPBLORO,  lotdaiiot,  y  GAKUón,  sin 

ESCENA  VIII              ■ 

^^^ 

armas,  graciosamente  vestido. 

1 

Tebandro,  soldados  y  Dbidakia  dt  hombre 

^^      Peloro. 

En  fin,  para  nuestra  guerra. 

^^m 

¿xe  alistaste  por  soldado? 

DeidaM. 

Esto  es  hecho,  ya  yo  estoy 

^H     Carbón. 

En  mí  vida  fui  quebrado, 

en  el  griego  campo;  excusa 

^^H 

ciclan  si;  nací  en  la  tierra, 

persuasiones.                            fl 

^^P 

qiue  engendra,  por  ser  tan  fría 
de  cuando  en  cuando  capones. 

Teband. 

De  ellas  usa        ^^ 

P 

la  fe  con  que  te  las  doy;         ^M 

L              NlSIRO. 

^-Qué  armas  ó  municiones 

que  no  sé  sí  ha  de  llevar        ^M 

^^L 

traes,  puesP 

bien  tu  esposo  el  vene  aquí.  ^M 

^^1    Gakbón. 

iGentil  boberial 

Deidam. 

¿Hame  llevado  tras  si              ^| 

^^B 

Armado  de  aqueste  modo 

el  alma  y  no  se  ha  de  holgar 

^^P 

salga  un  gigante  al  encuentro. 

que  el  cuerpo  sus  pasos  siga? 

^^     Peloro. 

¿Pues  qué  armas  llevas? 

Teband 

.  Primero  que  él  has  llegado. 

L          Gar&ón. 

Van  dentro 

Deidam. 

Celos  las  alas  me  han  dado, 

■^B 

y  son  contra  el  mundo  todo. 
Contra  enemigo  casero, 

vuela  amor,  la  ausencia  instiga; 

^^B 

lodo  deseo  es  lijero 

^^^H 

mujer  que  gruñendo  abrasa 

y  toda  ausencia  pesada.           h 

^^H^ 

son  armas,  en  yendo  á  casa. 

Teband 

Entre  tanta  gente  armada,      fl 

^^^^^_ 

entrar  riñendo  primero. 

tanta  lanza,  tanto  acero,         H 

^^^^^1 

Contra  celos,  si  excusalíes 

¿cómo  has  de  hallarle?           H 

^^^^^H 

no  puede  ser,  por  no  olllos. 

Deidam. 

MejoiS 

^^^^^B 

traigo  armas  de  no  pedillos. 

que  entre  escuadras  de  desve|^| 

^^^^^l' 

(^ue  es  dar  licencia  de  dallos. 
Contra  una  suegra  emperrada 

entre  ejércitos  de  celos           ^M 

^^^^H 

y  entre  muros  de  temor.        ^| 

^^^^H 

doy  cuñada  á  mi  mujer, 

No  tendré  yo  gusto  igual         V 

^^^^^H 

jorque  tengan  siempre  que  her 
a  suegra  con  ia  cuñada. 

si  á  Aquiles  mis  ojos  ven; 

^^^^^H 

que  en  presencia,  ei  mal  es  biett| 

^^^^^M 

Contra  el  amor  tengo  ausencia; 

y  en  ausencia  el  bien  es  mal.^ 

^^^^^1 

contra  desvergüenza,  un  palo; 

1  Bravos  murosl                      ^ 

^^^^H 

contra  flaqueza,  regalo: 

Teband 

Son  de  Troya, 

^^^^^H 

contra  la  muerte,  paciencia. 

¿  quien  el  Asia  obedece. 

^^^^H 

Contra  la  pobreza,  maña, 

Deidam 

¡Brava  gente  los  guarnece! 

^^^^^H 

que  la  industria  siempre  medra; 
a  un  testimonio,  una  piedra; 

Teband 

.  La  honra  es  la  mejor  joya, 

^^^^^H 

lodos  compilen  por  ella          h 

^^^^^H 

á  un  «vos  menlis»,  una  caña. 

en  el  campo  y  la  muralla,      H 

^^^^^B 

A  la  ambición,  paja  y  heno; 

los  unos  por  restauralla,       H 

^^^^^B 

á  la  pretensión,  espuelas; 

los  otros  por  defendella.          fl 

^^^^H 

dos  trampas  á  dos  cautelas; 

Treguas  gozan  por  diez  días  ^ 

^^^^^1 

k  la  prosperidad,  freno. 

los  dos  campos  enemigos. 

^^^^^H 

A  amigo  que  pide,  digo: 

Deidam 

.    En  ellas  serán  testigos           ^^ 

^T    J 

«Daros  quiero  y  no  emprestar;» 

de  galas  y  bizarrías,              ^H 

ACTO  TERCERO 


i3q 


que  saca  la  ostentación 

para  recibir  mi  esposo. 
lAND.   Con  su  vertida  orgulloso 

está  et  griego. 
DAM.  Y  con  razón. 

íAND.   Y  el  troyano,  con  mayor 

ánimo,  á  lo  que  parece, 

2ue  en  el  noble  pecho  crece 
mis  riesgo  más  valor. 
[>AM.    Escucha,  que  llega  ya 

al  campo  el  esposo  mío. 
IA.ND.   Majestuoso  señorío, 

miedo  y  gusto  á  ua  tiempo  da. 
|>AM.    Y  las  troyanas  murallas 

están  de  hermosuras  llenas. 
ANO.   Si  son  damas  sus  almenas 

suba  amor  á  conquíslallas. 
>AM.    En  fe  de  las  treguas  gozan 

lapaz  que  el  derecho  encierra. 
AMO.  ¿Treguas  dices.''  Llama  guerra 

bellezas  que  almas  destrozan. 
>AJi.    Lleguémonos  á  esta  pane, 

verémosle  entrar  mejor. 
A.NO.  Con  tal  guarnición,  amor^ 

no  asaltará  Troya  á  Marte. 

{Múiica  deckirimiat.) 

ESCENA  IX 

I  4  los  muros  Poucsna  y  Casamsra,  y  otrái 
damat  muy  bizarras. 


¡Qué  gallarda  ostentación, 
si  no  fuera  de  enemigos! 
El  valor  no  desmerece 
por  esta  causa,  si  es  digno 
de  alabanza. 

Ni  yo  quiero 
disminuirle,  aunque  envidio 
á  los  contrarios  la  gloría 
que  con  él  se  han  prometido. 
Si  es  cierto  lo  que  encarecen 
oráculos  y  adivinos, 
á  Troya  ha  de  conquistar. 
]Qué  soñados  desatmos! 
A  Hércules  le  comparan 
elogios  ponderativos: 
mas  no  es  tan  tuerte  el  león 
como  le  pintan. 

Vestido 
de  mujer,  dice  la  fama, 
que  [Mises  le  halló,  y  colijo 
por  la  causa  los  efectos 
de  este  ensalzado  prodigio. 
Si  amor,  absoluto  en  todo, 
y  no  el  temor,  como  he  oído, 
le  disfrazó,  no  me  espanto 
que  es  invencible,  aunque  niño. 

ESCENA  X 


B/oj  y  trompttat  marchantto,  Ulubs,  un  pagí 
fintta  y  otro  con  una  etlada  en  una  fuente,  y 
LES  armado  con  sombrero  y  battán,  todos 
f  bizarro*  y  Gabsóm. — Dichos. 

R.  É)l  tiene  bizarro  talle, 

si  al  cuerpo  conforma  el  brío 


N. 
IT>R 

w. 

RDR, 
EN. 

(DR. 


que  muestra,  dichosa  Troya 

á  tenerle  por  caudillo. 
PoLiCEN.  No  nos  hace  Aquiles  falta 

mientras  Héctor  esté  vivo; 

puesto  que  tras  si  me  lleva 

el  alma  con  el  sentido. 
Carbón.  |Oh,  Arquillas  de  mis  entrañas, 

no  quepo  de  regocijo 

por  ambos  dos  carcañales 

en  somo  de  mis  hocicosl 

Carbón  soy,  ¿no  me  conoces? 
Aquii  Eis.  ]0h,  Garbonl 
Carbón.  Ful  vaquerizo; 

mas  déjelo  por  la  guerra; 

busquete  un  mes,  y  aborrido 

de  no  hallarle,  di  en  soldado. 
Carbón.  Huélgome  de  haberte  visto. 
AQUILES.  Esquilón  llora  por  ti, 

con  ser  viejo,  como  un  niño. 
Aqdiles.  Téngole  en  lugar  de  padre. 
Carbón.  Bravamente  te  han  vestido. 

¿Dónde  compraste  ese  sayo, 

aue  tan  al  justo  te  vino? 
i  tien  costuras,  ni  pliegues, 
pardiez,  que  está  bien  tejido; 
de  vidrio  pensara  que  es, 
si  hubiera  sastres  de  vidrio. 

NicAND.    Donoso  está  el  ignorante. 

Carbón.   Si,  cual  dicen,  has  venido 
¿  ser  nuestro  General, 
también  yo  tengo  mi  oficio. 

AQirii.ES.  Y  ¿cuál  es? 

Carbón,  Cabo  de  escuadra 

me  ha  de  ser  prometido. 
El  capitán  que  nos  trujo 
por  un  hecho  peregrino 
que  me  vio  hacer  en  un  pueblo, 
y  merece  estar  escrito 
Y  aun  guardarle  en  los  archeros. 

PAtJiM.     Mentecato,  en  los  archivos. 

Carbón.  Eso  de  chivos  es  pulla. 

AgiriLES.  Es  tan  donoso  y  sencilto, 
que  el  oírle  me  entretiene. 

Ulises.     Ya  le  conozco. 

Carbón.  Es  mi  amigo. 

Aquiles.  Hermosa  coronación 

de  muros;  sí  guarnecidas 
de  tales  armas  están, 
¿quién  no  teme  su  presidio? 

Ulises.     La  Princesa  Policena, 

de  la  hermosura  prodigio, 
es  aquella  con  sus  damas 
que  á  verte  entrar  han  salido; 
treguas  hay;  si  verla  quieres, 
acércale  más. 

Aquiles.  ¡Divino, 

milagro;  belleza  rara! 
Si  tal  tesoro  conquisto 
¡qué  hazañas  más  bien  premiadasl 
De  nuevo  ánimo  infundido 
siento,  Ulises,  mi  valor 
con  la  hermosura  que  miro. 

{Mácele  Policena  señas  con  un  tien^io.) 

Ulises.     Señal  te  hace  con  un  lienzo 
para  hablarte. 

Deidam.  Celos  míos, 

¿qué  escucháis?  ¿qué  es  lo  que  veis? 


140 

Casand. 
Ayun-ES. 


EL  AQUILES 


P0LICEN. 


Aqoiles. 


POLICEN. 

Casand. 

POLICEN. 

Deiuam. 

Tebano. 
Deidam. 

UUSBS. 

Aquiles 


^Ayer  ausencia,  hoy  olvidosr 
Escucha,  que  ya  se  acerca. 
Ardid  debe  de  haber  sido, 
puesto,  señora,  que  nuevo, 
el  mostrar  al  enemigo, 
en  fe  de  que  no  le  temen, 
los  despojos  más  lucidos; 
y  no  sé  si  es  discreción, 
que  yo,  después  que  os  he  visio, 
por  la  dicha  del  ganaros  (1 ) 
pienso  atropeilar  peligros. 
Si  en  fe  de  ser  tan  fialán. 
Principe,  lo  que  habéis  dicho, 
es  cortesía  amorosa, 
á  gozar  hemos  venido 
vuestra  gallarda  presencia; 
pero  si  habláis  presumido, 
sabed  que  son  cazadores 
nuestros  iroyanos  invictos, 
y  que  os  ponen  el  reclamo 
porque  con  él  divertidos, 
os  entendemos  coger 
en  las  redes  de  Cupido. 
Poderoso  estratagema; 
discreto  y  sutil  arbitrio. 
Diera  yo  por  verme  preso 
en  vuestfos  tazos  divinos 
el  alma,  que  ya  no  es  mia; 
ya  me  parecen  prolijos 
los  términos  de  esta  tregua, 
pues  dilatar  han  podido 
conquista  de  estima  tanta, 
y  á  poderla  hacer  suspiros, 
fueran  de  poco  provecho 
máquinas,  flechas  y  tiros. 
.  ¡Ayl  si  vos  fuérades  nuesiro, 
dicraos  yo... 

¡Qué  desvarios, 
señora,  el  respeto  ofenden 
á  tu  recato  y  juicio! 
.  ¿Qué  he  de  hacer?  No  puedo  más; 
aunque  la  lengua  reprimo, 
es  móvil  primero  el  alma 
de  las  palabras  que  digo. 
jQue  esto  escucho  y  no  me  vengor 
Celos,  ¿á  esto  hemos  venidoi* 
¡Señora  I 

Estoy  por  dar  voces, 
t  Ay,  esposo  fementido! 
Despideie.  que  se  acerca 
nuestro  campo,  que  ha  sabido 
nuestra  venida,  y  el  Rey 
sale  á  él  á  recibirnos. 
Despide  tú,  si  es  que  puedes, 
la  luz  del  sol;  saca  el  Nüo 
de  su  madre;  quila  al  fuego 
el  calor,  que  es  su  principio, 
y  será  posible  entonces 
despedirme  del  hechizo 
que  he  bebido  por  los  ojos. 
Parliréme  de  mi  mismo. 


ESCENA  XI 


(í)    Ati  en  ei  original;  pero  Timo  h»brá  escrito 
j;aDtrlos*.  puei  habla  de  ios  despojos. 


«de 


Cajas  y  tromp<tas,  Souuados  mardianáo,  P* 
y  detrás  Mf.nblao,   vieju,  con  baitón.—T 

Aquiles.  Déme  vuestra  Majestad 
los  pies. 

Menei..  Brazos  apercibo 

para  coronar  los  hombros 
en  que  ha  de  tener  alivio 
el  peso  de  mi  venganza. 
Vus  seáis  tan  bien  venido 
como  en  Grecia  deseado, 
gloria  y  sol  de  nuestro  siglo. 

Patroci..  Abrazad  vuestro  Patroclo 
si  os  acordáis  de  él. 

Aquiles.  ¡Oh,  amij 

¿cómo  pueden  olvidarse 
amistades  desde  niñosP 
Juntos  nos  hemos  criado; 
y  ahora  el  veros  estimo 
en  lo  que  ganará  Troya. 

Patro<;l.  Dándoos  los  brazos,  confirr 
de  nuevo  nuestra  amistad. 

ESCENA  XII 
Sobre  los  muros,  Héctor  arn.ado  —Dichos 

HÉcTúH.    Principe,  que  en  vaticinios»  . 
profecías  y  esperanzas, 
si  no  mienten  adivinos, 
conquistador  os  blasonan 
de  nuestra  ciudad,  dominio 
del  Asia,  corte  y  cabeza 
del  célebre  reino  frigio; 
después  de  daros  alegre 
y  cortés  el  bien  venido, 
pues  venciendo  os  esperamos 
fama  que  eternizan  libros; 
para  que  no  dilatéis 
los  triunfos  que  prevenidos 
os  tiene  Grecia,  íiada 
en  vuestro  valor  invicto, 
con  permisión  de  las  tregua^ 
cuerpo  á  cuerpo,  os  desafío 
para  mañana. 

¿Quién  sois, 
confiado  comedido, 
vos,  que  me  desafiáis? 
Héctor,  mayor  de  los  hijos 
de  Priamo,  Rey  troyano. 

Aquiles.  Mostráis,  Principe,  cuan  digno 
sois  de  la  fama  que  os  honra^ 
y  aceptando  el  desafio  " 

05  retorno  parabienes 
que,  por  ser  vuestros,  eslir 
(Échale  un  guante Uéciot  y  > 
ni^  cogí  iste  Dcidamia  y  el  otro  1 
y  entrambos  Aquiles.) 
Recibid,  pues,  ese  guante. 
Y  éste  también,  por  ser  mSo, 

?ue  si,el  de  mi  hermano  os  reu, 
se  os  favorece. 

Admito 
el  uno  y  el  otro  ufano. 
Patrocl.  Estando  Patroclo  vivo. 


Aquiles. 


Iector. 


HÉCTOR. 
PoLICEN. 


Aquiles. 


ACTO  TERCERO 


desafiado  primero, 

mi  derecho  es  más  antiguo, 

y  así  este  guante  me  toca. 

(Con  banda  al  rostro,  Deidamia.) 

>EiDAM.    Y  éste  á  mi,  pues,  ofendido, 

si  para  vos  de  favor, 

de  guerra  para  mi  ha  sido. 
^QUiLES.  Suelta  Patroclo,  si  intentas 

no  ser  de  hoy  más  mi  enemigo, 

suelta  tú,  si  no  pretendes 

dar  á  mis  celos  principio. 
*ATRocL.  Yo  he  de  pelear  con  Héctor 

primero,  Aquiles,  que  he  sido 

primero  desafiado. 


Deidam. 

Aquiles. 
Deidam. 
Aquiles. 
Deidam. 
Aquiles. 

HÉCTOR. 


Patrocl. 

HÉCTOR. 

Ulises. 


141 

Yo  he  de  matarme  contigo 
antes  que  el  guante  te  dé. 
¿Quién  eres,  hombre  atrevido? 
Sabráslo  si  me  buscares. 
¿Dónde? 

¡Traidor,en  ti  mismo!  (Vase.) 
Tenedle;  ¿qué  es  esto,  cielos? 
Si  estás,  Patroclo,  ofendido, 
hagamos  nuestra  batalla 
luego  los  dos. 

Eso  pido. 
Pues  espera  que  ya  bajo. 
Dar  fin  á  esta  parte  quiso 
nuestro  autor;  con  la  segunda 
mañana  os  convida  Tirso. 


QUIEN  NO  CAE  NO  SE  LEVANTA 


PERSONAS    QUE    HABLAN    EN    ELLA 


C LEANDRO,  viejo. 

Leonfla,  criada. 
Leljo,  galán. 
Margarita. 
Valerio. 
Alberto,  lacayo, 
Britón,  lacayo. 

LlSAROA. 


Cblio. 

ludovico. 

Andronio. 

RoSELlO. 
PlNAROO. 

PlNABEL. 

Felicio. 
Un  Anoel. 


ACTO  PRIMERO 


ESCENA  PRIMERA 
Clkanoko  ¿«camino,  Marqakit*  y  Leonila. 

^LEAND.    No  hay  mucho  desde  aqui  á  Sena. 
Laurencia  tu  tia,  está 
á  la  muerte,  el  verme  allá 
tiene  de  aliviar  su  pena; 
mi  hermana  es  y  hermana  buena. 
Sola  ella  pudiera  ser 
ocasión,  hija,  de  hacer, 
aunque  cono,  este  camino, 

3ue  no  es  poco  desatino 
ejar  sola  una  mujer 
moza  y  doncella  en  tu  edad, 
donde  el  vicio  y  ia  insolencia 
habitan,  porque  Florencia 
no  tiene  otra  vecindad. 
Parentesco  y  voluntad 
me  obligan;  pero  el  temor 
de  tu  edad  y  de  mi  honor, 
viendo  el  peligro  en  que  estis, 
vuelven  los  pasos  atrás 
que  da  adelante  mi  amor. 
Hija,  si  una  despedida 
licencia  de  hablar  merece, 
por  ver  lo  que  se  parece 
á  la  muerte  una  partida, 
haz  cuenta  quédela  vida 
en  esta  ausencia  me  alejo, 
y  como  cansado  y  viejo, 
no  ¿  Sena,  al  sepulcro  voy; 


y  que  en  el  paso  en  que  estoy 
te  encamino  y  aconsejo.  ■ 

Sola  en  mi  casa  naciste  ^ 

de  una  madre  á  quien  Florencia 
aunque  muerta,  reverencia; 
pero  bien  ia  conociste; 
nobleza  antigua  adquiriste; 
lo  mejor  de  esta  ciudad, 
honrando  mi  calidad, 
pariente  mayor  me  llama, 
riqueza  heredas  y  fama, 
discrección  y  autoridad. 
El  vene  sola,  y  querida 
y  celebrada  en  Florencia 
dio  á  tu  mocedad  licencia 
más  suelta  que  recogida; 
al  iln  le  costó  la  vida  | 

á  tu  madre  el  conocerte 
tan  libre,  y  por  no  ofenderte, 
ni  con  reñirte  enojarte, 
quiso  más  por  adorarte 
morirse  que  reprehenderte. 
¿Cuántas  veces  te  llamó.       i 
poniendo  á  tu  vida  freno, 
y  á  solas,  en  nombre  ajeno, 
tus  costumbres  reprendió? 
¿Cuántas  veces  te  leyó 
sucesos  con  que  Dios  toca 
la  mocedad  libre  y  loca, 
y  temiendo  darte  enojos 
te  castigó  con  los  ojos 
lo  que  no  osó  con  la  boca? 
Pues  yo  sé  vez  que,  enojada 
de  ver  tu  desenvoltura, 
tu  libertad  y  locura 


^^^^^^^^^^^^^^agt^Trimer^^^^^^^^^^^^^^I4^^^^| 

castigó  en  una  críada, 

Anda,  que  ninguno  aprende               ^^H 

y  lü,  por  esto  agraviada, 

que  no  procure  saber;                         ^^^| 

en  un  mes  no  nos  hablaste 

la  poesía  es  mercader                          ^^^M 

ni  á  la  cara  nos  miraste, 

que  versos  por  honra  vende;              ^^^H 

hasta  que  vino  á  quebrar 

es  fuego  sordo  que  enciende;              ^^^H 

por  nosotros,  que  á  callar 

sus  vanos  terceros  son                         ^^^H 

y  á  sufrir  nos  obligaste. 

tercetos  que  al  torpe  son                    ^^^H 

Todo  esto  causa  el  no  haber 

de  los  sonetos  que  miras,                    ^^^H 

más  de  un  hijo  en  una  casa; 

leyendo  liras  deliras,                          ^^^H 

la  edad  vuela,  el  tiempo  pasa; 

dando  á  tu  afrenta  ocasión.               ^^^H 

sólo  ha  de  permanecer 

Margar.  Recoletándome  vas                            ^^^H 

la  fama,  que  en  la  mujer 

con  industria  peregrina:                     ^^^H 

corre  peligro  doblado; 

¡ea,  vuélveme  capuchina,                 ^^^^| 

tu  honra  es  mi  espejo  amado: 

que  asi  contento  estarás;               -J^^^^M 

si  le  procuras  quebrar. 

no  me  traigas  galas  más;               ^^^^^| 

¿cómo  me  podré  mirar 

quítame  el  oro  y  la  plata,                ^^^H 

en  un  espeto  quebrado? 

el  chapín  al  alpargau                        ^^^| 

icAR.  Pues  ¿á  qué  efecto  es  ahora 

reduce,  al  sayal  la  seda,                     ^^^H 

tan  estudiado  sermón? 

porque  encartujada  pueda  ^^^H 
ser  á  tu  gusto  beata.                          ^^^| 

¿Qué  afrenta  ó  disolución 

en  mí  tu  linaje  llora? 

Por  onzas  vienes  á  darme                 ^^^| 

¿Heme  ido,  como  Lidora, 

la  libertad  de  la  vida,                          ^^^H 

con  algún  hombre,  perdida? 

pues  aun  vista  tan  medida                 ^^^H 

¿De  qué  ventana,  atrevida, 
de  noche  escata  has  quitado, 

determinas  cercenarme.                      ^^^| 

¿Qué  daño  ha  de  resultarme             ^^^H 

ó  qué  persona  has  hallado 

de  que  las  varas  posea                        ^^^^H 

tras  el  tapiz  escondida? 

de  una  celosía,  y  vea                         ^^^H 

¡Oh,  qué  pesadas  vejeces! 
Umd.  Soy  pesado  y  tú  liviana. 

por  su  confusa  noticia?                      ^^^| 

A  ser  varas  de  justicia,                       ^^^| 

No  VI  escala  en  la  ventana, 

pudieran  hacerme  rea.                       ^^^M 

pero  á  ti  si,  muchas  veces; 

¿No  es  una  jaula  enredada?               ^^^| 

y  como  en  ella  pareces 
siempre,  por  más  que  te  digo, 

¿Aún  menos  quieres  que  sea              ^^^^ 

que  un  pájaro,  y  que  no  vea             ^^^| 

tu  fama  ha  de  ser  castigo 

segura  de  ser  mirada?                         ^^^B 

de  la  licencia  que  toma; 

^Qué  monja  hay  tan  encerrada         ^^^| 

que  pocas  veces  se  asoma 

que,  ya  por  rejas  de  acero,  ^^^f 
ya  por  el  rallo  grosero                      ^^^1 

que  no  dé  abajo  consigo. 

Y  si  á  caerse  comienza 

ó  vistas  á  ver  no  venga,                     ^^^| 

en  la  calle,  ¿habrá  quien  calle? 

si  aun  no  hay  torno  que  no  tenga      ^^H 

No,  que  la  fama  en  la  calle 

su  socarrón  agujero?                          ^^M 

será  fama  á  la  vergüenza; 

¿O  pretendes  con  casarme                 ^^^| 

el  recato  al  gusto  venza; 

propagar  tu  sucesión,                       ^^^f 

no  uses  mal  de  mis  regalos 

ó  huyendo  la  condición                     ^^^h 

para  libres  hijos,  malos; 

de  un  yerno,  monja  encerrarme?       ^^H 

deja  algún  tiempo  del  dia 

Si  lo  primero  has  de  darme,                ^^H 

palos  de  la  celosía 

deja  que  en  canciones  reales                  ^H 

que  dan  al  honor  de  palos. 

las  cortesanas  señales                          ^^^H 

¿Qué  oraciones  y  ejercicios 

pueda  aprender  de  un  poeta,              ^^^| 

lees?  Cuando  estás  despacio, 

que  no  han  de  hacerme  discreta        ^^^| 

las  novelas  de  Bocaccio, 

los  salmos  penitenciales.                    ^^^| 

maestrescuela  de  los  vicios; 

Pero  debes  de  gustar                          ^^^| 

tus  mangas  darán  indicios, 

que  entre  estameña  y  picote              ^^^| 

escritorio,  cofre  ó  arca 

me  entre  monja,  porque  el  dote        ^^^| 

de  los  papeles  que  marca. 

temes  que  acá  me  has  de  dar;           ^^^H 

y  con  quien  haces  tu  agosto 

la  vejez  toda  es  ahorrar;                    ^^^H 

el  furioso  del  Ariosto 

y  pues  ella  me  limita                          ^^^f 

y  las  obras  del  Petrarca. 

lo  que  un  convento  aún  no  quita,     ^^^ñ 

¿Con  tal  compañía  quieres 

que  tu  honor  no  ande  en  demandas? 

De  los  amigos  con  que  andas 

vete  con  Dios  donde  vas,                  ^^^| 

que  á  la  vuelta  me  hallarás                ^^^H 

recoleta  ó  carmelita.                         ^^^H 

podremos  sacar  quién  eres. 

(Haet  que  se  va;  detiéntla  Leonel*.)          ^^^H 

¿Qué  gusto  ó  provecho  adquieres 

Clenapp.  Hija,  Margarita,  espera;                    ^^H 

de  traer  las  faltriqueras 

Leonela,  vuélvela  acá,                         ^^H 

preñadas  con  las  quimeras 

no  te  reñiré  más  ya,                           ^^^H 

de  canciones  y  tercetos, 

que  soy  viejo  considera;                     ^^^H 

de  liras  y  de  sonetos. 

prolija  es  la  edad  postrera;  ^^^| 
llégate  acá,  abrázame,                       ^^H 

de  décimas  ó  terceras? 

^^^^H                  lodo  es  de  burlas  á  fe; 

quítate  ai  sol  los  capotes      ^| 

^^^^B                 anst  probarle  he  querido, 

que  ya  te  puedes  reír.           ^| 

^^^^^H                tu  virtud  he  conocido, 

¿Saco  mantos?                      ^ 

^^^^^^1                tu  recogimiento  sé. 

Margar.                            ¿Para  qué? 

^^^^^^1                Quita  ei  iienzú  de  los  ojos, 

Leonela.  ¿No  hemos  de  irnos  á  un  conv( 

^^^^^B                 no  llores  lágrimas  vanas, 

Maroar.  De  Venus. 

^^^^H                ó  en  la  holanda  de  estas  canas 

Leonela.                   ¡Buen  fingimiento, 

^^^^H               deposita  tus  despojos. 
^^^^H                ¿Nfo  ves  que  me  das  enojos 

y  de  harto  provecho  á  <e! 

No  hay  sino  en  riñendo  el  viejc 

^^^^^H                cuantas  veces  me  amenazas 

decir  que  á  enmonjarte  vas; 

^^^^H                entrarte  monja?  Si  trazas 

¡buen  «cala  el  coco»  hallado  b 

^^^^H               matarme  pronto,  hazlo  así, 

Margar.  No  medro  si  no  me  quejo. 

^^^^H                ca,  por  amor  de  mi. 

Leo.nela.  No  sino  haceos  miel.  ¡Qué  enfi 

^^^^^B               De  mala  gana  me  abrazas. 

es  un  padre  ó  madre  vieja 

^^^^^B                pedirte  quiero  perdón; 

cuando  á  una  hija  aconseja 

^^^^^K                dámela  mano  y  pondréla 

sin  quitársela  del  lado, 

^^^^^B               sobre  la  boca...  Lconela, 

que  habiendo  en  su  mocedad 

^^^^^                 ¿dala  el  mal  de  corazón.'' 

no  perdonado  deleite,             h 

1               Leonela.  De  tu  mala  condición 

conversación,  gala,  afeite^    H 

1                               mil  es  poco  que  la  den. 

fiesta,  sarao  ni  amistad,            i 

1              Cleand.    Pues  ¿ríñesme  tú  también? 

más  envidiosa  que  honrada, 

^^B         Leonela.  Si  está  por  ti  mi  señora 

riñe,  aconseja,  limita              _ 

^^^1                         de  esta  suerte  cada  hora 

en  la  mesa,  en  la  visita,        S 

^^^K                        y  la  afliges,  ¿no  hago  bien? 

y  porque  de  desdentada         " 

^^M   ■    Cleanü.    Buena  anda 'toda  mi  casa; 

no  puede  comer  por  vieja, 

1^^^^—^                 ¡oh  amor  de  hijos  imprudente! 

es  perro  del  hortelano 

^^^^^H                 Q)uiórola  excesivamente; 

que,  con  la  col  en  la  mano. 

^^^^^H                no  hay  poner  á  mi  amor  lasa; 

ni  come,  ni  comer  deja! 

^^^^H                con  ella  mi  vejez  pasa 

Margar.  No  esgrime  con  ejercicio 

^^^^P               en  descanso. 

quien  no  ha  sido  acuchillado. 

r             Margar.                       jAy  me! 

ni  hdy  amigo  taimado 

1              Cleand.                                       ¿Volviste? 

como  el  que  es  del  mismo  ofid 

1              Margar.  No  sé. 

Los  viejos  de  nuestros  días 

ft              CtEANb.              Ea,  no  estés  triste. 

cansados  é  impertinentes. 

^^L                        Mírame  alegre,  y  do  Sena 

que  el  gusto  á  falta  de  dientes 

^^H                        te  prometo  una  cadena 

repasan  con  las  encías 

^^^H                       como  á  la  que  Lesbia  viste; 

papilla  nos  piensan  dar          m 

^^^H                        más  si  palabra  me  das 

á  los  que  al  mundo  venimoál 

^^                         que  no  te  has  de  meter  monja. 

Leonela.  Esa  al  viejo  se  la  dimos 

1               Leonela.  No  es  esta  mala  lisonja. 

ya  que  no  puede  mascar. 

^^m         Maroab.  Como  no  me  digas  más 

Vayase  el  caduco  al  rollo; 

^^1                         vejeces,  siempre  hallarás 

y  pues  es  tu  edad  en  flor, 

^^1                        en  mi  una  justa  obediencia. 

bollo  de  azúcar  de  amor. 

^^1        Cleanu.    No  oso  salir  de  Florencia, 

busca  quien  coma  ese  bollo. 

^^B                        porque  un  monasterio  temo. 

Ni  bien  seas  primavera          ^ 

^^1        Margar.  Ya  se  ha  acabado  este  extremo. 

que  toda  en  llores  se  va,       fl 

^V        Cleanü.    I'ues  júralo. 

ni  bien  estío,  que  está           W 

■              Maroar.                      En  mi  conciencia. 

abrasado  dentro  y  fuera. 

^^         Cleand.    Pues  con  esa  condición 

Entre  Abril  y  Julio  hay  Mayo 

^^^L                        á  verme  parto  á  mi  hermana: 

y  Junio,  que  dan  tributo 

^^^^^                  hasta  después  de  mañana 

parte  en  llor  y  parte  en  Iruio, 

^^^^K                  orden  en  mi  casa  pon. 

en  lo  que  has  de  hacerte  endH 

^^^^WMargar.  Ni  ventana  ni  balcón 

¿Enticndesme  lo  que  digo?  ^| 

^^^^K                 la  calle  ha  de  ver  abierto 

Margar.  Anda,  necia,  que  ya  sé          V 

^^^^H[^               hasta  que 

que  me  aconsejas  que  dé      ^ 

^^^^^BCleand.                               Bien 

un  medio  al  gusto  que  sigo. 

^^^^^B                estoy  (jue  has  de  ejecutailo. 

Leonela. No  como  el  Abril  en  flores 

^^^^^B                Ea,  adtós.  ¡Mola  el  caballol 

pases  el  tiempo  inconstante. 

^^^^^H               Amor  todo  es  desconcierto. 

*daca  el  guante,  toma  el  gutdW 

^^^^^B                                                                                ( 

papeles,  cintas,  colores; 

^^^^H 

que  hay  mujer  que  el  tiempo  p' 

^^^^^^H 

en  aquestas  chucherías. 

^^^H                           ESCENA 

y  al  cabo  de  muchos  dias 

^^^^^^1                                   DlCUOS  $inO  CtRANDRO. 

que  á  fuego  lenlo  se  abrasa, 

quando  echa  mano  á  la  prest 

^^^^^Leonela.  Vaya  con...  iba  á  decir 

que  de  sustancia  ha  de  ser,  ^ 

^^^^■^              una  sarta  de  galeotes, 

no  se  la  dejan  comer,           fl 

porque  Icvanian  la  mesa. 

Bu«na  es  cuando  alguno  brinda 

la  guinda  antes  de  la  polla 
^Ky  <:i  melón  cutre  la  olla, 
^^nias  no  ha  de  ser  todo  goinda; 
^Hdí  lodo  también  pechuga, 
^^nino,  como  el  hortelano, 
^"^vaya  puniendo  !a  mano 

entre  col  y  col  lechuga. 
'       Gasta  tus  años  de  modo 

que,  sin  perdonar  manjar, 

puedas  después  «lirniar 
ue  sabes  comer  de  todo. 

'Alaestra  estás:  pun  escuela. 
A>  D.me  en  los  estudios  prisa. 

Aunque  me  has  caucado  risa, 

te  pienso  sepuir,  Lconela. 
I       Pero  escucha:  ^Quc  es  aquello? 
^KCalIejerns  mercaderes. 
^^B^  (De  licniro  sale  con   Hun  caja  llena  de 
^^méuhuntrta.) 

^^uCompran  peines,  alfileres, 
^^trenzaderas  de  cabello, 

papeles  de  carmesí; 

Í  orejeras,  gargantillas, 
pebetes  (inos,  pastillas, 
Ktoraraque,  men)ui, 
polvos  para  blanquear  diente 
saraña,  copay,  aniñe, 
pasta,  aceite  de canine, 
I      abanillos,  mondadientes. 
^■Sanure  de  drago  en  palillos, 
^Bnjes  de  alquimia  y  acero, 
^^quinla  esencia  de  romero, 
jabón  de  manos,  sebillos, 
franjas  de  oro  milanos, 
agua  fuerte,  adobo  en  masa 

Íc  manos.  ¡Cristo  sea  en  casa!  (i ) 
I' 


ESCENA,  ril 

Sale  Al  BKMTO.— UiciiAS. 

,  ¿Quién  llamaba  aquí  al  francés? 
Aquí,  nadie. 
tTO.  ,;Es  menester 

Soner  postizo  alpún  diente? 
arele  naturalmente, 
sin  que  al  dormir  ó  al  comer 
a  menester  quitallti 
í  haya  quien  la  falta  vea 
or  más  curioso  que  sea, 
Dnque  se  llegue  á  miralle. 
'racias  á  iJiusy  al  cuidado 
buena  dentadura  tengo. 
ITo.(.4Lconci.i.)Sefiora  hermosa,  no  vengo 
en  balde:  ,;cómo  ha  dejado 
criar  ahí  tanta  toba? 
¡Jesús,  qué  perdida  está 
la  dentadura! 
ILA.  Será 

porque  soy  tan  grande  boba 
!      que  nunca  cuido  de  mí. 
ITO.  Mas  ,jpor  quó  come  á  menudo 
I       confitura  del  desnudo? 

lu.Sí  es  del  amor,  así,  asi. 

I 

Bsia  relación  «e  halli  lambién  en  la  escena  IX 
io  kcgaodo  de  Por  el  sótano  y  el  torno. 

SOIAS  DE  TIRSO  DE  MOLINA. — TOMO  II 


ACTO  PRIMERO  T45 

Alberto.  Pues  verá  en  distancia  poca 
cuál  la  dejo;  asiéntese, 
la  toba  la  quitaré. 

LEONELX.iAy,  Jesús!  ,jh¡erro  en  mi  boca? 
Vayase  con  Dios,  hermano. 
Quítese  allá. 

ALBhRTo.  Pues  ¿rehusa 

lo  que  la  importa  y  no  excusa, 
el  remedio  de  mi  mano? 
Si  quiere  no  desdentarse, 
aquesta  polvillo  lome, 
que  la  toba  limpia  y  come 
los  dientes:  ha  de  estregarse 
al  levantarse  muy  bien 
enjugándose  con  vino 
y  con  un  paño  de  lino 
hasta  que  enjutos  esicn; 
que,  como  tenga  cuidado, 
brevemente  encarnarán 
y  de  marfil  quedarán. 

LeoNELA.  ¿Cuánto  vale? 

AtahüTo.  Un  ducado; 

pero  sírvase  con  ellos, 
no  riñamos  por  el  precio. 

I.EONELA.No  es  el  merecero  ne^io. 

Alberto.  Para  enrubiar  los  cabellos 
tengo  una  raíz  famosa. 

Margar.  Fuéme  el  cielo  tan  propicio 
que  sin  buscar  artificio 
los  tengo  cual  veis. 

Alberto.  Hermosa 

sois,  señora,  por  el  cabo. 

Margar.  ¿Trae  cintas  de  resplandor? 

Alberto.  Y  son  la  cosa  mejor 
de  Italia:  no  las  alabo 
por  mías;  este  papel 

(Dale  un  papel  con  unas  cintas.) 

si  es  verdad  ó  no  dirá, 

que  lleno  de  ellas  está. 

Escoged,  señora,  en  él... 

Mas,  ¡cuerpo  de  Dios! 
Margar.  ¿Qué  es  eso? 

AiBERTo.  Quedóseme  en  la  posada 

la  bolsa,  y  no  está  cerrada 

la  caja  donde  la  he  puesto; 

en  ella  mi  cauda!  tengo; 

el  diablo  por  Dios  sería 

que  me  la  dejasen  fria. 

Esperen,  que  luego  vengo.  (Vaie.) 

ESCENA  IV 
Oiciios.   menos   ALiiKt<To. 

M  \RtjAR.  Confianza  hizo  de  mi 
el  mercero  alborotado, 
pues  el  papel  me  ha  dejado 
yéndose,  Leonela,  asi. 

I.EONELA.  Tal  prisa  le  da  el  dinero. 

Margar.  Líbrele  Dios  de  un  ladrón. 

Lroní-la.  Veamos  qué  tales  son, 

que  hurtarle  unas  varas  quiero. 
¿Qué  miras? 

Marcar.  Letra  gallarda, 

un  sobre  escrito  que  está 
en  el  papel. 

Leosela.  Veamos  ya 

estos  listones. 


^H                146                                              QUIEN  NO  CAE  NO  SE  LEVANTA                                  ^^H 

^^m        Margar.                        Aguarda. 

y  entre  atributos  diversos   ^M 

^^K                         «A  Margarita  de  ursino.» 

que  daba  á  sus  damas  (la    ^M 

^^B        Leonela.^A  quien.'' 

decir  que  cuantas  vivían       H 

^^M        Margar.                   ^No  escuchas  mi  nomb^e^ 

en  ella,  perlas  tenían             H 

^^M         Leonei  a.  Aquí  hay  maula,  no  era  el  hombre 

por  dientes.  Y  de  manera      ■ 

^^H                          merccru  queá  vender  vino, 

se  le  encajó  ser  verdad;        fl 

^^^1                         sino  un  gentil  alcahuete. 

que  dejando  casa  c  hijos      ^M 

^^1         Margar.  Casarte  puedes  con  él. 

malbarató  unos  corlijos      ^M 

^^K         LsoNEíA.^Qué  aguardas?  Mira  el  papel 

Y  parte  de  una  heredad;       ^| 

^^K                        que  grandes  cosas  promete. 
^^H                        Con  cintas  en  vez  de  tinta 

y  creyendo  estas  novelas     ^M 

dijo  que  iba,  á  su  mujer.     H 

^^H                        le  escriben,  señal  será 

á  la  corte  á  enriquecer          V 

^^H                         que  quien  con  cmtas  le  da 

siendo  en  ella  sacamuelas. 

^^B                        le  desea  ver  en  cinta. 

Porque  si  en  doliendo  un  dieni 

^^B         Marcar.  «Valerio»  dice  la  fírma. 

y  en  sacándolo  era  perla 

^^■,        Leúnei.a.  Si  es  suyo,  bien  recibido 

no  era  difícil  de  haberla 

^^m 

una  baíca  de  Oriente. 

^^M        Margar.          .Muy  bien  le  he  querido. 

Pues  llenando  una  tinaja 

^^m         Leonela.  Asi  Florencia  lo  afirma 

de  dientes,  perlas,  podía,       ^ 

^^H                         pues  has  llegado  á  dar  nota 

vendiéndolas  en  Turquía,     H 

^^m                         con  él  de  no  recatada. 

tener  más  oro  que  paja. 

^^H         Margar.  Liste  negro  ser  honrada 

Dio  en  esto,  y  en  lances  pocos 

^^H                         mil  buenos  ratos  agola. 

tan  rematado  quedó,            ^m 

^^H                          .Mi  padre  tuvo  noticia 

Que  el  poeta  le  llevó           H 
á  la  casa  de  los  tocos.          ^M 

^^H                        de  no  sé  qué  y  se  ausentó 

^^H                         Valerio,  porque  temió 
^^B                        el  rigor  de  la  justicia. 

Margar.  Tú  puedes  irle  con  él.         ^M 

I.EONELA.  Duendes  y  poetas  son         ^M 

^H[         Leonela.  Mirale:  ¡que  tengas  flema 

unos  humo,  otros  carbón.  H 

^^E                        para  no  verle! 

Margar.  /\hora  bien,  va  de  papel.       ™ 

^V.       Margar.                       ¡Ay!  cuál  viene 

(/.«.)  «Temores,  más  de  la  jl 

^H                          el  pobre,  tal  fueg'o  tiene 

que  de  tu  padre,  me  ausentai 

^^B                          que  hasta  la  mano  me  quema. 

Florencia,  y  deseos  de  tu  vis 

^^B         Leonf.la.  Mas  qué,  ^no  viene  en  poesía? 

han  traído  esta  noche   escom 

^^M         Mar(íar.  ^En  qué  lo  echaste  de  ver? 

gozarla;  obligaciones  me  tiene 

^^K          Leo.nkia.  En  que  es  papel  mercader. 

tengo  más  de  marido  que  de  p 
diente;  si  gusta  llévalas  »¿i 

^^m                         pues  cintas  de  oro  te  envía; 

^^B                        y  vi  poeta,  cuyo  nombre 

pues  lu  padre,  según  he  sabid 

^^H                         por  ser  el  principio  en  Pü 

en  Sena.  Al  anochecer  irán  poi 

^^H                         de  la  pobreza  heredó, 

negros  cun  una  silla,  que  no  c 

^^^B                       por  más  que  escriba  no  es  hombre 

irar  en  tu  casa,  porque  desde 

^^H                         queda  de  contado  asi; 

cheque  me  halló  tu  padre,  U 

^^B                        porque  son  tan  buenas  lanzas 

por  agüero.  No   lo  seas  tú 

^^H-                       que  pagan  siempre  en  libranzas 

amor,  sino  fíate  de  los  que  tel 

^^B                        al  Sol,  Luna  y  Potosí. 

traer,   hasta   que  Dios  quiera 

^^H                         «Tus  cabellos  son  del  Sol. 

muerto  el  viejo,  vivamos  los  de 

^^H                         tus  dientes  perlas  de  Oriente, 

tos.  Kl  le  aguarde.  V-ilerio^ 

^^H                         tus  pechos  plata  luciente. 

LEONEi.A.Como  marido  dispone;        fl 

^^H^                        tus  mefilbs  arrebol. 

parece  señor  de  casa.           H 

^^H[                     1   Del  alba  rubies  tu  boca, 

Margar.  Quiérole  bien  y  no  pasa      H 

^^^B                        tus  ojos  no  son  distintos 

las  leyes  que  dmor  propontúa 

^^H                        de  esmeraldas  y  jacintos. 

Tomó  quieta  posesión 

^^^H                      '  en  cristal  tu  frente  toca.» 

de  lo  más,  ¿qué  mucho.  pu«. 

^^H                         Y  creo  que  los  planetas. 

que  de  lo  que  menos  es       S 

^^H                         según  están  de  corridos. 

se  la  dé  mi  inclinación?      ^M 

^^H                        deben  de  andar  escondidos 

Leonela. ¿Piénsasle  casar  con  él,       ^M 

^^H                         de  estos  diablos  de  poetas; 

muerto  el  viejo?                   ^| 

^^H                         pues  si  en  ello  se  repara 

Margar.                             Bien  le  quieto; 

^^B                         deben  de  pensar  que  son 

mas  que  es  también  considero 

^^V                         de  casta  de  bofetón 

determinación  cruel 

^^m                        que  los  traen  de  cara  en  cara. 

ser  su  esposa,  porque  están 
en  estado  arrepentido          h 

^^B         Maroar.  Mal  dices  de  la  poesía. 

^^M         Leonela.  Yo  coplas  no  puedo  verlas. 

cuantas  han  hecho  marido  H 

^^K                         que,  según  tratan  en  perlas. 

del  que  antes  fué  su  galán, H 

^^^B                         nos  han  de  dar  perlesía. 

y  recelóme,  en  efecto,         ^M 

^^H                        Un  rústico  oyó  unos  versos 

que  el  galán  cuando  se  casíi™ 

^^H                          en  que  un  poeta  alababa 

como  sabe  ya  la  casa. 

^^H                         la  corte  donde  habitaba; 

entra  perdiendo  el  respeto.  ^ 

ACTO  I'HIMEPO 


No  porque  Valerio  ame 

pienso  conseniirme  asar, 

en  todo  quiero  picar. 
LA. El  buey  suelto  bien  se  lame. 
iP,  Papel  y  tinta  hay  aquí. 
UA.  ¿Sabes  tú  si  volverá 

el  francés  fingido  acá? 
itt.  Paréceme  á  mi  que  si. 
UA.No  pide  el  papel  respuesta, 

que  tú  sola  lo  has  de  ser, 

si  viene  al  anochecer 

la  silla. 
i».  Poco  me  cuesta , 

por  si  vuelve  ó  no,  escribir 

dos  renglones. 
UA.  El  mercero 

es  un  gentil  embustero;    ' 

á  fe  que  le  he  de  pedir 

si  vuelve,  pues  que  me  quedo 

de  noche  en  casa  y  sólita, 

que  entre  á  ver  cómo  me  quita 

la  toba,  y  con  ella  el  miedo. 

(Suenan  prtlales.) 
itt,.  Esto  basta:  ^qué  es  aquello? 
LA.  Carrera  á  fe  de  cristiana, 
IH.  No  perderé  la  ventana 

aunque  estuviese  en  cabello, 

que  me  muero  si  en  la  calle 

suenan  pretales. 
LA.  ¿Y  aquí 

le  dejas  el  papel? 
VI».  Si; 

luego  volveré  á  cerralle.     (Vafi«.) 

^  ESCENA  V 

^H|        CLEAirnito  de  camino. 

reces  he  salido  de  Florencia, 
celo,  otras  lanías  adivino, 
ndo  las  espaldas  al  camino, 
consiente  hacer  de  casa  ausencia, 
ció  al  fraterno  amor  la  diligencia 
Dorque  amenaza  un  desatino, 
fin  su  parentesco  es  más  vecino, 
le  su  hermano  soy,  cual  de  Laurencia, 
la  á  )a  muerte  el  túmulo  previene, 
muerte  mi  honra  en  casa  espera, 
es  mirar  por  lo  que  más  conviene. 
ios  me  importa  que  Laurencia  muera, 
jien  enfermos  en  su  casa  tiene 
)•  para  qué  visite  á  los  de  fuera. 
La  puerta  falsa  hallé  abierta, 
que  mí  sospecha  encamina, 
y  temo  que  salga  cierta, 
que  no  vuelve  la  honra  lina 
que  sale  por  falsa  puerta. 
Nadie  acá  abajo  ha  quedado 
haciendo  tanto  calor. 
La  sala  baja  han  dejado;     ' 
pero  como  es  fuego  amor 
busca  su  esfera  elevado. 
¿Mas  <\\ié  están  á  la  ventana? 
¿Qué  importa  cerrar  la  puerta, 
si  la  deshonra  liviana 
trae  alas  y  la  hallé  abierta 
tan  alta  como  profana? 

(Suena  de  dentro  carrera.) 

¿Carrera  hay?  No  fué  quimera 


«47 

mí  sospecha  apercibida. 
¡Ah  mocedad  allanera! 
¿Mas  que  ha  de  salir  corrida 
mi  honra  de  esta  carrera? 
Un  papel  hay  aquí  escrito, 
leira  de  Margarita  es; 
si  es  sentencia  que  después 
eche  á  mi  honra  un  sambenito... 
No  es  prudente  padre  aquel 
que  su  hija  enseña  á  que  escriba, 
porque  en  la  tinta  y  papel 
conserva  la  ocasión  viva 
que  se  muriera  sin  él. 
Bien  puede  un  padre  excusar, 
si  quiere  vivir  alerta, 
la  vieja  que  entra  á  terciar, 
tener  cerrada  la  puerta 
y  las  ventanas  clavar. 
Pero,  cuando  escribir  sabe, 
en  vano  guarda  á  su  hija, 
por  más  que  eche  reja  ó  llave, 
que,  en  fin,  ¿por  qué  rendija 
un  papel  sutil  no  cabe? 
Estos  argumentos  son 
contra  mí,  pues  que  procura 
más  que  mi  honra  mi  aflicción; 
quiero  verle,  á  buen  seguro 
aue  no  es  de  mi  devoción. 
(l<e.)  «No  quiero  multiplicar  pala- 
bras donde  tan  presto  se  han  de  ver 
las  obras.  La  silla  espero,  y  supuesto 
que  ya  anochece,  pudiera  haber  ve- 
nido. Guárdete  el  cielo  y  detenga  allá 
al  viejo  todo  lo  que  durare  el  que- 
rerme. Tu  bien,»  etc. 
Buena  ausencia  quise  hacer; 
no  hay  de  mi  honor  que  presuma 

3ue  seguro  está  en  poder 
e  un  papel  y  de  una  pluma 
en  manos  de  una  mujer. 
Dejad,  amor  liberal, 
que  el  castigo  que  ejecuto 
sea  á  tanta  ofensa  igual, 
que  no  es  árbol  que  da  fruto 
la  mujer  si  no  es  formal. 
Ea,  remisa  aflicción, 
aplicad  medios  crueles 
al  honor,  que  no  es  razón 
que  por  Florencia  en  papeles 
ande  mi  honra  en  opinión. 
No  sé  á  quién  esto  se  escribe; 
la  silla  quiero  aguardar 
que  mi  deshonra  apercibe 
y  en  ella  la  muerte  dar 
á  quien  en  mi  agravio  vive; 

3UC  en  silla  vengarme  intento 
c  quien  en  ella  mancilla 
mi  honor,  pues  es  argumento, 
que  quien  da  á  mi  agravio  silla 
me  quiere  afrentar  de  asiento.  (Vatt.) 

ESCENA  VI 


Lklio  y  BmTÓH  con  baquerot  dt  mo^os  dt  titla, 
corr<ones  y  palos,  tiznados  como  negros. 

Britón.    Bien  pudieras  ya  decirme 
á  que  fin  has  hecho,  Lelio, 


^H 

^^^"              QUIEN  NO  CAE  NO  SE  LEVANTA                                     ^^^^| 

con  los  dos  este  guisado 

vino  á  Florencia  encubierto  ^H 

de  hilado,  pues  es  negro; 

á  verse  con  .Margarita... 

desenyuincamc  ya. 

BpiróN. 

Diligente  caballero. 

que,  mirándome  al  espejo, 

I. El  lo. 

I'aia  que  esia  noche  vaya 

temor  tuve  de  mi  mismo 

á  mi  casa,  donde  ha  puesto 

se(4Ún  estoy  sucio  y  feo. 

el  tesoro  de  sus  gustos 

Si  fueran  Carnesloiendas, 

y  han  de  gozarse  en  secreto. 

cuando  desiierran  el  seso 

Pidió  á  Grimaldu  prestada 

de  KiorcnL-Ja,  no  era  malo 

la  silla  con  los  dos  negros 

el  disfraz,  puesto  que  puerco. 

dueños  de  aquestos  vestidos. 

¿{^üé  niñas  á  espantar  vamos. 

BhíTÓN. 

Muy  bien  huelen  á  sus  ducñoí. 

ó  para  qué  nacimiento 

l.ELIO. 

Yo.  que  como  soy  de  carne 

hacemos  la  Kpifania 

y  no  de  mucha  edad,  tengo 

que  al  rey  lizne  represento.^ 

mis  tentaciones  humanas. 

O  declárate,  ó  me  lavo; 

ha  más  de  un  mes  que  deseo 

que  ¡vive  Cristo!  que  temo 

ser  de  aquesta  Meliscndra 

que  me  he  de  quedar  así 

•por  una  noche  Gaiferos, 

per  omitia  scecuia. 

y  aun  se  lo  he  dado  á  entender. 

^g            Lei.io. 

Necio: 

Botlóh. 

¿Mas  que  respondió  no  cheo? 

¿mondo  yo  nísperos?  Calla, 

Leuo. 

¡Zape!  dijo  con  la  boca 

y  ven  conmigo. 

y  m>!{  con  los  ojos. 

^B             Ukitún. 

No  quiero. 

Bhitón. 

Bueno. 

ni  he  de  quitarme  de  aqui 

Ahi  un  no  es  medio  si: 

si  no  me  dices  primero 

milagros  son  de  estos  tiempos. 

dónde  vamos  y  á  qué  causa. 

Lelio. 

No  imagino  S'  se  ve 

H                    I.EMO. 

¿Estás  borracho? 

en  la  ocasión,  como  ordeno, 

H                     BftITüN. 

Estoy  hecho 

que  se  hará  de  pencas  mucho, 

el  propio  un  galán  de  réquiem, 

aunque  es  muy  ilustre. 

no  falta  más  que  el  entierrti. 

Bkitón. 

Credo: 

H             Lelío. 

Calla,  y  siyucme. 

que  es  viña,  en  fin,  vendimiada 

H             Britún. 

Es  en  vano. 

y  da  á  todo  pasajero 

Yo  he  dado  por  hoy  en  esto: 

un  grumo,  y  más  de  racimo 

¡vive  Dios!  si  no  le  explicas, 

que  se  queda  siempre  entero. 

que  me  has  de  ver  e>tafermú. 

Lei-io. 

Pues  porque  por  diligencia 

H             Le  LIO. 

(Válgate  el  diablo  por  loco! 

lio  quede,  esta  noche  intento 

H                    BHtTÓN. 

¡Válgate  el  diablo  por  cuerdo! 

hurtarle  esta  .Margarita. 

H             Lelio. 

Ven,  sabráslo  de  camino. 

Bmitón. 

Si  te  la  cuelgas  al  cuello 

H             Britün. 

No,  hay  que  hablar;  aqui  me  asiento, 

no  será  maio  el  joyel; 

ó  sacando  a^ua  de  un  pozo 

envidia,  por  Dios,  te  tengo; 

me  quilo  todo  el  un^jücnlo 

que.  como  voy  ya  calando, 

de  esta  carátula  sucia. 

no  hay  amante  sin  ingenio. 

que  á  grajos  y  pringue  huelo. 

LEt.fO. 

(^imo  supe  que  pidió 

H             Lrlio. 

Sabrás,  pues,  ya  que  porfías... 

á  Grimaldo  silla  y  negros, 

H              Britón. 

Eso  vaya. 

llámelos  aquesta  tarde 

H              I.ei.to. 

Que  Valerio 

y  dentro  de  un  aposento 

quiere  á  Margarita  bien. 

sus  zaques  llené  de  vino. 

^^            Bhitón. 

Dime  otra  cosa  de  nuevo. 

BhitüN, 

¿DesnudástelüS? 

que  esa  ya  sé  que  ta  tiene 

Lei.io. 

Déjelos 

mas  ha  de  un  año  en  destierro. 

en  carnes. 

^^H 

Goz«')la  á  lo  que  se  dice. 

Bhitón. 

Muy  bien  guardaste 

^^H       Britón. 

Y  diráse  lo  que  es  cierto, 

tu  vino,  pues  queda  en  cueros. 

que  en  un  año  de  afición 

Leuo. 

Cerrélos  después  con  llave, 

ni  ella  es  manca  ni  él  es  lerdo. 

encomendélos  al  sueño, 

^^^B 

El  temor  de  sus  parientes, 

y  machacando  carbón. 

solicitados  del  viejo. 

con  él  y  claras  de  huevos, 

la  hacen  vivir  con  recato. 

he  compuesto  este  betijn 

hasta  que  la  muerte  y  tiempo, 

con  que  los  dos  parecemos 

que  vencen  diticullades. 

infantes  de  Monicongo; 

al  yugo  del  casamiento 

y  liado  del  silencio 

los  iguale. 

de  la  noche,  en  el  zaguán 

^^V 

Dices  bien; 

de  mi  dama  á  punto  tengo 

que  es  más  ella  y  él  es  menos, 

la  silla  en  que  á  Margarita 

^^H 

l.sta  tarde,  pues,  se  fué 

llevemos  los  dos. 

Cleandro  á  Sena,  sabiendo 

Britón. 

Apelo. 

que  está  á  la  muerte  su  hermana; 

Aún  si  me  cupiera  parte, 

supo  su  ausencia  Valerio, 

vaya;  mas  ¿no  es  caso  recio 

y,  liándose  de  mi, 

que  la  licvc  yo  ensillada 

ACTO  PPIMERO 


y  tú  la  poces  en  pelo? 

Pero,  dejaiidu  las  burlas, 

si  vicn€  por  ella  Alberto, 

cii-ido  de  su  ^alán, 

y  has  de  ir  en  su  seguimiento 

hecho  ganapán  de  silla, 

^cómo  ha  do  Icner  dedo 

tu  mal  dii^erida  traza? 

Una  riña  fingiremos 

con  él;  y  con  los  correones 

de  suerte  le  apartaremos 

de  nosoUos  en  la  calle 

que  huya  como  liebre  ó  ciervo. 
c.    ¿Y  dónde  pien>as  llevarla? 

^Kso  pregunta»?  ¿No  tcngn 

en  Florencia  oirás  dos  casas, 

una  de  la  otra  lejos? 
i.     Alto,  lii  maula  está  hecha: 

(Vive  [)ios  que  eres  discreto! 

E\  ingenio  te  h.i  aguzado 

la  muela  de  algún  barbero. 

Mas  ¿nn  es  este  Alberto? 

El  mismo. 
(.  Enguinéaiey  hablemos 

:t     i  lo  de  zape  y  Angola, 

JK         ESCENA  VII 
ALaRKTO.— Dichos. 

ro.¿En  qué  diablos  andáis,  perros, 

que  en  iodo  hoy  no  os  he  topado? 
'.     IJabra  bien,  sino  que  icmo 

que  turu  tu  palo  encaje 

en  cabeza  y  sacan  seso, 
ro.  ¿Qué  es  de  la  silla? 

Esa  acá. 
ro.  ¿Acá  está  ya? 

Acá  traemo, 

porque  ruega  ansí  tu  amo. 
To.  ¿Pues  cuándo  le  hablasies? 
jf.  Ruego. 

TO.jY  os  mandó  aguardarme  aquí? 
I.    Si,  y  sanca  de  franriquero 

ocho  rcale  para  vina, 

que  esa  nobre  capayero. 
to.  Alio;  viendo  mi  tardanza, 

dándole  prisa  el  deseo, 

los  debió  de  enviar  aquí. 

Aguardadme  en  este  puesto, 

¡re  á  avisar  á  la  dama 

que  habéis  de  llevar. 
I.    (Jueremo.  ha^ja  Valerio  co'eya 

quaquüla. 

{Vjse  Albino.) 


I 


ESCENA  VIH 
Dtciio».  mtnot  Ai  bsrto. 

Primo,  cailcmo. 


Famosamente  se  traza. 
Bueno  se  le  va  poniendo 
el  ojo  al  haca. 

jOh  qué  noche! 
No  la  dormirás  al  menos. 
Lindo  embuste. 

Para  ti, 
que  yo  soy  sólo  el  jumento 


149 

que  le  hacen  llevará  cuestas 

la  paja,  y  se  queda  hambriento. 

A  mi  costa  lias  de  cenar. 
LEi.ro.  Tú  buscarás  lu  remedio. 
Bmitók.    íQuii  he  de  hacer.  Cuando  no  hallare 

cecial,  cenaré  abadejo, 

ESCENA   IX 

Mahoabita  con  maulo,  Lconrla  en  cuerpo  y 
Ai.BEHTo.— SjCíin  Ivs  Nkgkos  ta  tilla. 

Margar.  Leonela:  cierra  la  puerta. 
Leonela.Dí  de  mí  parle  á  Valerio 

que  si  me  ha  de  enviar  barato. 
Alberto.  ¿Y  la  silla? 
Lelio.  Aquí  traemo. 

Albehto.  ¿Queréis  que  me  quede  yo 

por  barato  en  casa? 
Leonbla.  {Bueno! 

A  ahorcado  tal  barato. 
Alberto.  Del  rollo  de  vuestro  cuello. 
I.KONELA.  S'jís  grande  para  joyel. 

¡Oh  hi  de  puta  y  qué  mercerol 

Hien  vendéis  vuestras  agujas. 

¿Entraste? 
Marovr.  Sí,  cierra. 

(Kntrase  en  la  filia.) 
Leonela.  Cierro. 

Albf.wto.  ¿He  de  volver? 
LeoNEi  A.  ¿Para  qué? 

AuBRBio.  Para  la  loba. 
Leonlla.  No  cheo. 

Albehto.  En  fin,  ¿no  he  de  volver? 
Leonela.  So; 

mis  si  volviese  sea  luego. 

lEnlrast  Leonel*. ) 

ESCENA   X 

Dicno»,  Turnos  Leonela. 

Albfrto.  Ea,  perros,  por  aquí. 
l.r.i.iQ.       Ya  dije  que  no  yamemo 

perra  á  nadie,  que  también 

hay  en  mundo  branca  perro. 
Alberto.  Pues  ¿de  qué  se  entona»  el  fíalgo? 
[ípiróN.     Négoro  fa  cagayero 

y  no  hay  négoro  sudio: 

que  come  manltga  y  puerco, 
AiBKiiTo.  Hablen  menos  y  anden  más, 

que  ya  se  me  va  subiendo 

á  las  narices  el  humo. 
Lelio.       Po  lo  Dioso  jelalero 

que  han  de  paga  de  un  beyaco 

con  cozo  é  lale  con  cuero 

de  buey. 
Bhitóv.  Dale  culubán. 

Albkhto.  ¡Ayl 
Britón.  ¿Quejamo? 

Albrhto.  ¡Ay!  que  me  han  muerto. 

Lelio.       Sigúele  por  que  se  aleje, 

que  al  momento  volveremos 

por  la  silla. 
Bbitó.s.  Bien  se  traza. 

[De  dentro.) 

Alberto.  ¡Ah  perrazos! 

Britón.     Agúala  á  perro,  (vanu.) 


^^^^r 

Í^^^^^^^^^^QuS^Sif^OsSEVAWT!^^^^^^^^^^ 

ESCENA  XI 

determino  entrarme  dentro, 

Salt  Cleandho. 

que  también  sabe  el  honor 
disfrazarse  como  amor; 

La  silla  que  mi  deshonra 

trazas  tienen  descrestas 

lleva  he  seguido  encubierto 

para  mi  ofensor  molestas, 

hasta  aquí,  por  conocer 

pues  me  ha  de  llevar  su  gentí 

quién  es  su  lascivo  dueño. 
Pues  dándolos  muerte  junios 

sobre  si,  cual  penitente 

que  lleva  su  cruz  á  cuestas.  (J 

verá  Florencia  si  tengo 

la  sangre  helada,  ó  si  hierve 

con  la  venganza,  que  es  fuego. 

ESCENA  Xll 

Pero  sola  se  ha  quedado, 

porque  lus  mozos  huyeron; 

Satén  fos  NcGRoa.— Dichos. 

amor,  dejadme  vengar, 

Lelio. 

Bien  le  habernos  alejado. 
Cual  novillo  va  corrido. 

5UCS  mi  enojo  es  cual  vos,  ciego. — 
Deshonra  de  aquestas  canas 
á  quien  tan  mal  pago  das. 
Lamia  torpe:  ¿dónde  vas? 
,;por  qué  mi  sangre  profanas? 
Tus  mocedades  livianas 

Britón. 

Lelio- 

Habíase  de  haber  ido 

Bbitón. 

la  dama,  que  hemos  tardado. 
,i Donde  diablos,  si  ha  cerradq 

su  puerta?  Cual  plomo  pesa. 
Aquí  está. 

Famosa  empresa. 
Como  de  tu  ingenio  fué. 
Peldona  vuesa  mece. 

castiga  quien  de  ese  talle 
quiere  que  en  la  calle  te  halle 
y  huye  tu  desenvoltura, 

Lelio. 

Britón. 

Lelio. 

pues,  al  fin;.como  basura 
te  han  arrojado  á  la  calle. 
No  por  pesada  te  suelta 
quien  á  cuestas  te  llevaba, 

Britón. 

Anda,  pumo. 

Vamo  apriesa. 

Ltévanla  de  un  cabo  d  otro  del  tah 

Ijues  tu  liviandad  bastaba 
a  dar  á  Italia  una  vuelta. 

ESCENA  XIII 

Mas  como  te  vio  resuelta 

á  ser  de  tu  honor  tirana, 

Salt  VALKHto.— Dichos.    ^^^| 

lu  propio  peso  amilana 

^^1 

sus  fuerzas,  porque  confiesa 

Valerio 

O  el  esperar  al  que  aguarda 

que  la  cosa  que  más  pesa 

con  sofísticos  engaños 

es  una  mujer  liviana. 

le  vende  instantes  por  años, 

El  modo  y  traza  condeno 

ó  mi  Margarita  tarda. 

con  que  tu  infamia  procura 

Pero  estos  los  negros  son 

dar  muestras  de  tu  locura. 

y  esta  la  silla  en  que  viene 

pues  vas  sin  silla  y  sin  freno; 

quien  ha  ya  un  ano  que  tiene 

que  enfrenaras  fuera  bueno 

en  mi  pecho  posesión. 

la  torpeza  que  te  abrasa. 

{fíequebrando  «/ fd 

Entra  en  casa,  si  es  que  pasa 

Sol  mió:  ^qué  maravilla 

por  ello  y  te  admite  en  sí, 

de  noche  os  saca  bizarro. 

que,  por  echarte  de  si, 

y  saliendo  el  sol  en  carro, 

te  abrió  sus  puertas  mi  casa. 

sois  vos  sol  y  andáis  en  silla.^ 

Para  dar  al  vicio  entrada 

Pero,  pues  dejáis  el  coche, 

las  abrió  Leonela  ahora. 

corred  cortinas  también. 

que  siempre  de  la  señora 

poraue  los  que  en  silla  os  veoj 
puedan  ver  al  sol  de  noche. 

es  retrato  la  criada. 

Sólo  has  tenido  de  honrada 

¿No  queréis  hablarme,  amord 

el  irte  sin  responder, 

mí  bien,  mi  dueño,  mí  vida? 

con  que  has  podido  vencer 

Muda  seréis  mi  homicida. 

aquesta  daga  desnuda; 

Britón. 

Cagayero  dejan  frores 

pero  ^cuándo  no  fué  muda 

que  pensan  mucho  mujer 

la  vergüenza  en  la  mujer?* 

y  queremo  caminar. 

Gente  viene;  al  que  me  ofende 

Valerio 

Pues  por  aaui  habéis  de  echar, 
que  en  cas  de  Lelio  ha  de  ser 

no  Conozco;  hablarle  intento; 

engendrado  ha  atrevimiento 

donde  habéis  de  parar. 

el  enojo  que  me  enciende. 

Lelio. 

Bueno. 

Si  en  esta  silla  pretende 

Anda  con  Dioso,  que  aqui 

deshonrarme  mi  enemigo. 

sabemo  dó  va. 

con  ir  en  ella  Consigo 

Valerio. 

Qué,  ^así 

que  sea  en  venganza  igual. 

me  desconocéis? 

esta  silla  tribunal 

Britón. 

Sereno 

de  mi  agravio  y  su  castigo. 

no  conoce  que  está  obscuro. 

Ahora  bien:  aunque  el  temor 

Valerio. 

Valerio  soy. 

llene  en  la  vejez  su  centro. 

Bpitón. 

Para  eya. 

ACTO  PRIMERO 


l5l 


lio. 


1^10. 


»ND. 


!RIO. 


bND. 


:)ÓN. 


io. 


No  sa  para  vos  donceya, 
apartamo. 

Perros,  juro. 
No  yama  perro,  que  hay  palo, 
de  siya  y  hay  cureón. 
^No  es  iinda  disolución? 
Que  yevB  pasa  Gonzalo 
si  no  aparia  de  camino. 
Basta,  que  burlan  de  mi: 
ó  habéis  de  echar  por  aquí, 
ó  he  de  hacer  un  desatino. 

{Echa  mano  y  da  espaldarazos,) 

Ea,  perros,  caminemos 
ó  moriréis  á  estocadas. 
Compañeras  cuchuradas, 
palo  de  siya  tenemos, 
aguarda  vucsa  mccé 
y  veremos  maravilla. 

(Llégase  á  sacar  d  Marj;ari(a  y  dtscv~ 
brt  al  ¡nejo  que  sale,  y  echa  mano.) 

Amores:  sal  de  la  silla 
y  á  casa  te  llevaré, 
Mas  <-qué  es  esto? 

El  desengaño 
que  has  de  ver  en  mi  venganza; 
la  burla  de  tu  esperanza, 
de  tu  atrevimiento  el  daño. 
No  es  Margarita  mujer 
que,  deshonrando  su  casa, 
al  deseo  que  te  abrasa 
tiene  de  corresponder. 
Que  ella  misma  me  avisó 
de  tu  intención  atrevida, 
y  el  castigo  de  tu  vida 
aqui  dentro  me  metió. 
La  espada  tienes  desnuda: 
si,  como  afrentas  mujeres, 
tu  infamia  defender  quieres, 
palabras  en  obras  muda, 
que  si  me  haces  que  trasnoche, 
á  matarle  es,  enemigo. 
No  suelen  reñir  conmigo 
fantasmas  que  andan  de  noche. 
¡Jesús,  mil  veces!  No  puedo 
creer  que  Oleandro  seas, 
sino  el  diablo,  que  deseas 

Íonerme  de  noche  miedo, 
no  será  maravilla, 
que,  según  el  mal  gobierno 
de  mi  vida,  del  infierno 
demonios  traigan  la  silla. 
¡Jesús,  infinitas  veces! 
,;La  Margarita  sois  vos? 
No  más  amores  por  Dios.  (Vast.) 

¿De  un  viejo  huyes?  Bien  mereces 
nombre  infame  de  cobarde; 
soy  pesado,  no  le  sigo; 
mas  yo  te  daré  castigo; 
que  si  llega  nunca  es  tarde.       (Vase.) 
Burlaos  con  silla  ó  con  coche. 
¡Oigan  cómo  ha  enmudecidol 
¡Gentil  dama  hemos  traidu!; 
duerme  con  ellt  una  noche. 
Déjame. 

¡Burla  gallarda! 
Dado  le  han  linda  papilla. 


Lbi.io. 


Britón. 

Lelio. 
Bkitón. 


Lelio. 

BhITÓN. 


si  hasta  aqui  irujiste  silla. 
desde  hoy  más  te  pon  albarda. 
¿Hay  burla  mayor?  Melamos 
las  dos  en  este  zaguán, 
y  vamonos. 

Ganapán 
sin  fruto. 

Buenos  quedamos. 
En  blanco  nos  han  dejado; 
mas  miento,  mejor  diré, 
pues  contigo  me  tizné, 
que  nos  dejan  en  tiznado. 
Llega  ya,  y  la  silla  carga. 
Cuento  hay  para  muchos  días, 
mas  buen  despacho  tenias 
si  le  echaras  con  I»  carga. 


ACTO  SEGUNDO 


ESCENA  PRIMERA 

Safe  Leliq  quildndoie  á  I.isakoa,  su  esposa,  unas 
joyas,  y  Ubitúm. 

Lelio. 

Por  vida  de  ios  dos,  que  no  las  quiero 
para  jugar.  Lisarda,  no  me  enojes; 
he  menester  un  poco  de  dinero, 
é  importa  que  esas  joyas  te  despojes 
para  empeñarlas,  no  para  venderlas. 

LlSAPDA. 

En  lindo  tiempo,  por  mi  fe,  me  coges; 
deseo  debes  de  tener  de  verlas 
empleadas  mejor  en  otro  cuello 
más  digno  que  no  yo  de  mi  oro  y  perlas. 
Es  dama  al  uso,  que  tendrá  el  cabello 
negro,  que  ya  no  se  usan  hebras  de  oro, 
y  SI  es  moreno  el  rostro  será  bello. 

Lelio. 

¡Oh,  qué  pesada  estás!  Porque  te  adoro 
te  atreves  á  enojarme. 

LlSARDA. 

¿Es  ojizarca? 
Pero  ojinegra  es,  que  no  lo  ignoro; 
en  los  tiempos  del  Dante  y  del  Petrarca 
los  ojos  zarcos  eran  los  mejores, 
adorados  del  principe  y  monarca, 
y  á  los  negros  rasgados  dan  favores; 
que  las  bellezas  son  como  el  vestido, 
que  mudan  con  la  hechura  los  colures. 

Lelio. 

Quítale  ya  esas  joyas,  que  he  tenido 
mucha  paciencia;  ¡eal 

Lisarda. 

¿Qué  es  aquesto? 
¿Cuándo,  Lelio,  el  respeto  me  has  perdido? 
Dos  años  ha  que  el  yugo  nos  ha  puesto 
del  conyugal  amor  la  Iglesia  santa, 
tirando  á  su  coyunda  el  carro  honestOj 


l52 


QUIEN  NO  CAE  NO  SE  LEVANTA 


voluntad  me  has  mostrado  sicinprc  tanta, 
que  á  cuanias  damas  hay  envidia  Ue  dado. 
Pacs  ¿qué  mudanza  mi  ventura  espanla? 
De  un  mes  acá  le  veo  lan  trocado, 
que,  si  ames  á  las  nueve  le  acostabas, 
volver  sueles  al  alba  distrazado. 
Apenas,  I. ello,  de  comer  acabas 
cuando,  antes  que  levanten  los  manteles, 
loma^  la  capa  que  antes  olvidabas. 
Jugaste,  y  aunque  pocas  veces  sueles 
gastar  el  tiempo  en  esto,  ya  has  perdido 
ti  dinero,  la  piala  y  los  doseles, 
y  no  tan  malo,  si  en  el  juet;o  ha  sido 
esta  pérdida  sola  y  nw  en  desvelos 
que  sospecho  le  traen  desvanecido; 
que  el  jue>>o  que  hay  peor  es  ei  de  celos, 
pues  pierden  con  la  vida  la  paciencia. 

Lt.LlO- 

¿Quieres,  Lisarda,  no  llorarme  duelos? 
Ni  el  jueyo  ni  el  amo'  me  da  licencia 
para  quitarle  joyas  que  no  he  dado, 
pues  las  trajo  lu  dolé  por  herencia; 
salí  fiador,  estoy  ejecutado, 
no  quiero  que  entre  en  casa  la  justicia 
y  lo  sepan  tu  tío  y  mi  cuñado; 
ulras  joyas  habrá  de  más  codicia 
que  comprarte  prometo;  acaba,  amores. 

Lisarda. 

Ya  esa  ñanza  vino  á  mi  noticia, 

deuda  es  que  tiene  muchos  acreedores, 

y  aunque  su  honra  es  va  dita  quebrada, 

se  empeñan  más  por  ella  sus  deudores. 

No  estoy,  l.elio,  en  tu  amor  tan  descuidada, 

que  aunque  callo  y  consiento,  no  trasnoche 

celosa  con  razón,  y  desvelada. 

Bien  piensas  tu  que  del  disfraz  de  anoche 

tan  ignorante  estoy  que  no  he  sabido 

la  negra  traza  de  la  silla  ó  coche. 

Autor  de  esie  entremés  debe  haber  sido 

aqueste  bienaventurado. 

Bbitón. 

|Bueno! 
Yo  he  de  tener  la  culpa.  Si  ha  perdido, 
Brilón  le  hizo  perder:  si  del  scieno 
le  duele  la  cabeza,  este  bellaco 
de  Britón  es  la  causa;  si  el  moreno 
se  emborracha  con  vino  ó  con  tabaco, 
Britón  le  dio  á  beber:  si  falla  en 
casa  alguna  cosa,  Britv<ncillo  es  caco. 
No  lo  puedo  sufrir,  de  raya  pasa, 
un  año  ha  que  te  sirviD,  hagamos  cuenta, 
diez  reales  cada  mes  me  das  por  tasa, 
aquí  está  el  papelillo  en  que  se  asienta 
lo  que  recibo;  débesme  once  reales 
menos  tres  cuartos,  no  tcn^o  otra  renta, 
páguenmeios  y  adiós,  y  sean  cabales. 

Lelio. 
¿t£siás  sin  sesüi' 

Bbitón. 

Estoy  muy  enojado 
y  harto  de  llevar  ya  tus  atabales. 
A  un  hombre  como  yo  bien  opinado 
00  es  razón  que  le  llamen  alcahuete. 


,;HanmC  visto  llevar  al|;iJn  recado.* 
v^Cuándo  le  traje  yo  caria  ó  billete? 
Siempre  el  rosario  traigo  en  cuello  ó 
dentro  mi  faltriquera  no  se  mete, 
üe  fray  Luis,  y  porque  veas  si  miento, 
eilas  hojas  dirán  si  soy  cristiano. 

(Va  á  sacar  un  ¡itiio  d«  ta  faltriquera  y  tat* 
vuelta  al  rosario  una  bjrajaiítnaipr»,qut  $t  Itt 

LlSAPDA.  ^M 

Muy  bien  lo  dicen,  pues  de  ciento  en  cieou 
le  salen  á  abonar  descuadernados 
como  lu  vida;  y  quién  te  da  sustento 
de  esas  y  de  oirás  cartas  despachadas; 
por  el  infierno  debes  ser  correo. 


Bbitón. 


i 


¡A  afrentarme  salisies  desolladas! 

I  Volveos  al  nido,  que  en  mi  muerte  creíT 

que  de  vosotras,  en  lu¡jaf  de  tablas, 

he  de  hacer  ataúd,  según  deseo  ^h 

que  andéis  conmigo  siempre!  ^H 

Lelio. 

En  vano  entab 
dilaciones;  del  cuello  el  oro  quita, 
que  pierdo  tiempo  mientras  tanto  me  hablj 
Quila  las  perlas. 

LtSARDA. 

¿Qué  furor  le  incila? 
¿No  están  mejor  al  cuello  de  tu  esposa 
que  no  al  cuello... 

Lin.io. 
¿Di  quién? 

LlSARUA. 

De  Margantac 
Lelio. 


bablj 


a  reama? 


No  digas  necedades,  si  celosa 

estás;  que  es  lan  honrada  como  bella 

Margarita,  y  doncella  generosa. 

LlSAKDA. 

Será  virgen  y  madre,  si  es  doncella, 
que  de  Valerio  dicen  que  ha  parido. 

Lelio. 

Mientes,  y  loma:  acordarásie  della. 

(Oa/r  UN  *<(/<i) 


[Ay,  cielos! 


la  sarta. 


LlSAIiDA. 

Britó.n. 
Más  me  pesa,  que  has  rotnf 

Lf.LIO. 


Los  anillos  le  he  quitado 
y  los  zarcillos. 

Britón. 

Su  pirata  has  sido. 

Lei.io. 
Coge  las  perlas. 


ACTO  SEGUNDO                                                                  l53 

■ 

Hbitón. 

t.ELIO, 

^1 

^No  me  ves  bajado, 

Si  la  he  reñido.  ;qué  tenemos  ahora? 

^^1 

leen  Gloria patríf 

Quitóla  estos  zarcillos  y  estas  perlas 
que  llevo,  á  una  mujer;  quisu,  habladora, 

■ 

por  resistirme  consentir  romperlas. 

H 

ESCENA  JI 

y  diie  el  bofetón  que  te  ha  ofendido; 

■ 

ROIBLIO.— IXCHOS. 

estas  las  joyas  son,  sí  quieres  verlas. 

■ 

RUSELIO. 

RoSEI.fO. 

I 

¿Qué  es  aquesiu? 

¿Por  qué  la  tratas  mal? 

^J 

¿de  qué  Uorasr' 

Leuio. 

^^1 

LlSAROA. 

Soy  su  marido. 

^] 

He  quebrado 

ROSFXIO. 

^J 

le  las  perlas  en  que  he  puesto 

Una  \ti  sola  pone  el  que  es  honrado                 i 

^^H 

gusto. 

la  mano  en  su  tnujer:  si  infame  ha  sido. 

^^^1 

Britón- 

No  le  quites  el  oro  que  no  has  dad^., 

^^H 

No  hay  más  linda  pieza 

vuélveselo,  ó  si  no... 

^^1 

mujer  para  incniir  de  presto. 

Lei.io. 

^H 

^p              ROSCLIO. 

Aparta  viejo. 

^H 

Tn  ocasión  de  tu  tristeza; 

si  no  quieres, ,. 

RoSELtO. 

^H 

Tes  tü,  sobrina,  tan  liviana 

^^^1 

eso  des  muestras  de  tristeza. 

La  sangre  se  me  ha  helaJoj 

^^H 

eso  del  carnllü?  Mas  la  grana 

nías  no  por  eso  que  me  injuries  dejo. 

^^^1 

e  uñe  el  daño  que  recelas 

Has  de  darle  las  perlas. 

^^^1 

irada  respuesta  me  hizo  llana. 

J.hMO.                                                    1 

^^H 

lasla  dado? 

^^H 

^^              Lelio. 

¡Buen  aviso! 

^^H 

Pafraric  á  coces  quiero  ese  consejo. 

^^H 

■ 

{ Dtnibalt  y  áatt  dt  coctt.\ 

^^1 

^H                RoSELtO. 

LlSAPDA. 

¿A  mi  lío? 

H 

Deja  cautelas. 

Lelio. 

^^^1 

¿qué  es  esto? 
^H           BatTÓN. 

El  se  tiene  lo  que  quiso. 

^1 

RoSEl.IO. 

^1 

Es  una  niñería, 

Soy  tierra;  en  fin,  airéveste  á  la  tierra. 
Leli.í. 

^^^1 

rcUlo  que  le  dio  de  muelas. 

^1 

^m           HosELio. 

Pues  si  eres  tierra  con  razón  te  piso. 

^^1 

Tos  dos?  A  la  sospecha  mía 

BarrÓN. 

^^( 

lito;  la  cara  de  Lisarda 

ipcl  que  á  mi  venganza  envia, 

Hoy  reina  alguna  suegra,  todo  es  guerra. 

1 

la  sanare  que  la  letra  aguarda. 

[Vanite  loi  dos.) 

M 

.'o  plumas  la  escribió  el  villano 

^Jm 

con  mujeres  que  acobarda. 

ESCENA  Itl 

iH 

^m            Lisarda. 

RosKtioy  LuMiRA. 

^1 

^^ue  te  engañas. 

RosELio.  M  mi  en  el  suelo  y  de  coces? 
Lisarda:  dame  una  espada. 

1 

^                    ROSELIO. 

Lisarda.  Susicgale,  no  des  voces. 

! 

K 

que  no  es  justo  sepan  nada 

j 

^B                         Jura  en  vano, 

los  vecmos. 

i 

e^a  plana  de  tu  rostro  veo 

Roselio.                     Mal  conoces 

m 

ón  riguroso  de  la  mano. 

mi  condición,  |vive  el  cielol 

^ 

io,  Leiio!  Jes  esie  el  justo  empico 
e  en  ti  de  Lisarda  que  te  adora? 

^De  un  cobarde  mal  nacido? 
Lisahda.  b^-ja  las  leyes  del  duelo, 

1 

1 

^ft            Lisarda. 

que  tú  la  culpa  has  tenido 
de  que  te  cenase  en  el  suelo. 

^TOo  conmigo. 

RosfLio.  ¿Yo  la  culpa  en  defender 

tu  injuria?  ¿En  mi  un  mozalbete 

^^            RosEi.to. 

las  manos  ha  de  puner? 

^K                  Ya  lo  veo. 

Lisarda.  Eso  tiene  quien  se  mete 

^ 

^^^^^     1 54                                              QIHEN  KO  CAE  NO  SE  LEVANTA                             ^^^^H 

^^H                      entre  marido  y  rnujer. 

con  alborotos  y  voces,  ^^^H 

^^B                       ¿Que  tengo  yo  que  no  sea 

y  en  tierra  me  precipita,       ^H 

de  Lelio? 

darásme  otra  vez  de  coces    ^H 

RoSB»  10.                 ¿A  ti  un  bofetón? 

por  amor  de  Margarita. 

LisAHDA.  Ni  me  afrenta,  ni  me  afea; 

Valerio 

.  ¿Cómo  es  eso? 

afeites  del  honor  son 

RosEi.io 

A  su  mujer 

con  que  el  amor  se  hermosea. 

las  joyas  Lelio  ha  quitado 

1                                t«í  mi  esposo,  hacerlo  pudú. 

que  no  le  sup«  traer. 

RosKi  lü.   Hablas  al  lín  comu  honrada; 

y  un  bofetón  le  ha  costado  ^^ 

pero  el  acero  desnudo, 

el  quererlas  defender.             ^M 

ya  jubilado  en  la  espada 

Y  porque  yo,  como  lio,        ^M 

me  vengará. 

sus  locuras  reprendí,             ^M 

Lisa,rija.                     De  eso  dudo.      (íijsí) 

fué  tanto  su  desvarío,           ^M 
que  puso  los  pies  en  mí.        ^M 
¡Mira  que  valiente  brío!        ^M 

ESCENA  IV 

A  Margarita  pretende;          ^H 

Ro.sKi  10  y  Vai.brio. 

para  ella  las  joyas  son         ^H 

con  que  su  interés  entiende. 

Bosnio.  ¿Aqui  estás?  ¿Cómo  te  atreves 

Si  ef  esta  la  posesión 

^^^L                        salir  en  público  asi, 

que  tu  deshonra  te  vende. 

^^H[                       si  por  tus  costumbres  leves 

cómprala,  y  cual  Lelio  yerra; 

^^V"                       anda  Cleandro  tras  ti. 

echa  á  mal  mí  hacienda  asi 

^^B                       y  antiguos  enojos  mueves? 

y  de  casa  la  deslierra; 

^^H        Valeuio.  Quiero  hoy  volverme  al  aldea 

}isala  bien  como  á  mi 

-elio  me  ha  pisado  en  tierra,  (y^ 

^^V                       y  he  menester  que  me  des 

^"                         unos  escudos. 

Valerio 

.  ¿Lelio  á  mi  padre  ha  iiijuriad|^ 

RosEi.io.                          Granjea 

¿Lelio  en  Margarita,  ¡cielusl^^ 

tu  hacienda  asi,  que  después 

emplea  hacienda  y  cuidado?  ^^ 

no  es  mucho  que  corta  sea. 

¿Lelio  afrentas?  ¿Lelio  celos? 

¿Cuántos  los  escudos  son? 

mas  ¿qué  mucho  si  es  cuñado? 

Valerio.  Quinientos. 

VoJIe'á  buscar,  que  mejor 

KosELio.                      Pues  ¿para  qué? 

satisfará  á  mi  esperanza        ^^ 

Valepio.  Compro  cierta  posesión- 

que  á  la  lengua  mi  valor;       ^H 

KosELio.  ¿Tú,  posesión?  Ya  yo  sé 

daré  de  un  golpe  venganza  ^| 

de  tu  santa  inclinación 

á  mi  padre  y  á  mi  amor.  (V«IH 

la  posesión  en  que  estriba 

■ 

tu  liviana  voluntad. 

■ 

en  torpes  vicios  cautiva. 

ESCENA  V                 ■ 

Va.le«io.  ¡Por  Dios  que  es  una  heredad! 

RosELio.  Si  es  heredad,  será  viva. 

Leoxela  y  Makgakita.           ^H 

Valerio.  ;Oh,  que  de  ello  que  me  cuesta 

■ 

cualquier  cosa  que  me  das! 

Leonela 

.¡Buena  trazal                         ^M 

Digo  que  us  para  una  fiesta; 
'                          para  jugar;  ¿quieres  mis? 
para  una  rnüjer. 

Margar. 

.No  más  silla.     ^M 

Leonela 

.¿Escarmentarás  desde  hoy?  ^M 

.Marüar. 

Triste  desde  anoche  estoy;     ^B 

RosELio.                               Y  honesta. 

alcánzame  esa  almohadill.i 

Valerio.  ¿Tienes  otro  que  te  herede 

que  la  labor  entretiene. 

más  que  á  mí  y  para  que  estimes 

olvidaré  pesadumbres. 

lo  que  es  justo,  que  acá  quede? 
Ya  soy  hombre,  no  escatimes 

{Dalt  vainicas^  y  loma  Leonela  ranáái 

Lbonela 

.Cuando  á  ella  te  acostumbres. 

lo  que  mi  edad  me  concede. 

si  amor  quiere,  tan  bien  viea^^ 

RosELio.  ¿Tantos  pasos  y  argumentos. 

á  la  labor  como  al  ocio;         |H 

gastas,  si  en  darte  me  fundo, 

jues  tal  vez  si  le  aprovecba».^^ 
lace  de  la  aguja  Hecha 

los  reales  cientos  á  cientos? 

Valerio.  MAsque  un  hermano  segundo 

con  que  entabla  su  negocio. 

en  cobrar  sus  alimentos. 

Margar. 

Como  es  la  materia  blanda. 

Si  me  los  tienes  de  dar. 

aunque  se  suele  picar,                 . 

¿para  qué  con  esa  t1ema 

huélgase  tal  vez  de  andar      ^M 

me  los  haces  desear? 

entre  la  aguja  y  la  holanda.  ^M 

RosEi.io.  A  ti  y  Lclio  un  mismo  tema 

¿Has  las  randas  acabado?      ^M 

os  hace  locos  de  atar. 

Leonela 

,Nú,  porque  aunque  son  li^er^H 

Ea,  en  mi  las  manos  pon. 

cánsanine  cien  majaderos      ^^ 

como  hizo  Lelio  en  tu  prima; 

que  haciendo  un  manoteado 

si  te  parece  razón. 

enmarañan  mi  labor.               ^ü 

mi  cano  rostro  lastima. 

Marüar. 

Si  un  majadero  no  más          ^| 

dame  en  él  ua  bofetón. 

da  tanto  enfado,  ¿qué  harás  ^M 

El  oro  y  joyas  me  quita 

con  ciento  juntos?                  ^M 

ACTO  SEGUNDO                                                              |55         ^^| 

.A.                                 Mejor 

que  no  hay  gusto  con  consejo:              ^^H 

son  éstos  que  están  alados; 

mas  |Válgame  Dios!  ¿quién  canta?      ^^H 

>     pues  menos  tormentu  dieran 
los  necios  como  estuvieran 

Voz.           (Cauta  dt  tientro.)                                            ^^^^M 

«Margarita,  Margarita:                           ^^^H 

del  modo  que  ¿sios  coleados. 

maldita  fuera  mcjor                               ^^^| 

II.  Leonela:  ¿no  es  gentil  hombre 

que  te  llamase  Florencia,                      ^^^| 

LeiioP 

pues  eres  su  maldición.»                       ^^^| 

lA.            Tu  pretendiente  es 

Margar.  ¿Quién  puede  ser  la  que  canta?            ^^H 

rico,  galán  y  cortes; 

A  Y  cielos,  que  triste  voz!                      ^^H 
^os  cabellos  me  ha  erizado,                  ^^H 

pero  como  tiene  nombre 

de  casado,  no  me  adrada. 

palpítame  el  coraión.                             ^^H 

Para  mí  mucho  ha  perdido 

¡Holal  ¿quién  canta  allá  dentro?                 ^M 

en  serlo. 

Pero  ¡qué  medrosa  soy!;                         ^^^| 

'».                ¿Porqué? 

alguna  de  mis  criadas'                            ^^^| 

bA.                                  Un  marido 

es  que  está  haciendo  labor.                   ^^^M 

que  es  con  carga  tan  pesada 

Cante  alegre  ó  cante  triste,                   ^^^| 

ganapán  del  matrimonio, 

que  el  uno  y  el  otro  son,                       ^^^H 

sufre  mucho. 

suspenden  y  avivan  mas                        ^^^H 

n.                       Bueno  está. 

sentimientos  del  amor.                           ^^^| 

.A.  l'n  marido  sufrirá 

Voz.          iC'»»»'»-»  «Margarita  te  llamaron,           ^^H 

todo  un  falso  testimonio. 

pero  no  conforma,  no,                          ^^H 

.a.  ¿Por  qué,  que  estás  importuna? 

con  tus  obras  tu  apellido                     ,  ^^H 

¿De  todn  has  de  mal  decir? 

con  tus  vicios  tu  valor.                       ^^^M 

l.A. Hombre  que  puede  sufrir 

Libre  te  crió  tu  madre                          ^^^| 

el  ruido  de  una  cuna, 

causando  tu  perdición,                        *^^^l 

¿que  diablos  no  sufrirá 

¡pobre  de  ella,  cuál  lo  paga!                 ^^^| 

al  lado  de  una  mujer 

de  llamases  su  prisión.»                       ^^^H 

que  por  fuerza  ha  de  tener 

Marcar.  ¿Qué  es  esto?  ¿A  mi  se  dedican            ^^^| 

las  inmundicias  que  ya 

los  versos  de  esta  canción?                   ^^H 

le  constan? 

¿Mi  libertad  reprehenden?                    ^^^| 

in.                    t:so  es  sin  duda. 

¿Maldicen mi  inclinación?                    ^^^| 

;tA.¿No  sufre  más  que  un  peñasco 

Ksie  es  mucho  atrevimiento:                ^^H 

hombre  que  no  tiene  asco 

¿cuándo  sufrí  burlas  yo?                     ^^H 

de  un  rostro  con  paño  ó  muda? 

Castigaré  en  la  criada'                           ^^H 

IkB.  Galán  melindroso  hicieras. 

este  agravio,  ¡vive  Dio:»!                         ^^H 

Amor  Lelio  me  ha  mostrado. 

¡Hola!  Florisa,  Marcela,                        ^^^ 

liberal  me  ha  regalado 

Fausiina,  Andronio,  León. 

y  me  agradan  sus  quimeras, 

.  ¿No  me  responde  ninguno? 

pues  Valerio  es  sospechoso, 

¿Si  estoy  soñando?  Mas  no. 

y  mi  padre  de  éste  está 

no  debe  de  ser  de  casa 

seguro;  iráemele  acá. 

la  cantora  ó  el  cantor 

que,  aunque  el  viejo  es  receloso, 

que  mí  vida  satiriza; 

cuando  venga  y  le  halle  aqui. 

algún  vil  murmurador 

no  faltará  una  mentira 

de  los  de  mi  vecindad 

que  le  engañe. 

me  piensa  poner  temor. 

ItLA.                         Si  él  suspira 

Digan,  allá  se  lo  hayan: 

t       y  tií  te  escuchas  asi. 

libres  son  y  libre  soy. 

1       voy  por  él,  servirte  quiero. 
Ua.  Que  varié  me  has  mandado; 

De  la  más  santa  murmuran; 

del  rey  como  del  pastor; 

sabré  á  qué  sabe  un  casado 

mas  que  digan  que  mi  madre, 

1        pues  ya  sé  loquees  soltero. 

porque  libre  me  crió. 

kt.*.A  ambos  puedes  reducillos. 

se  abrasa,  esta  es  desvergüenza; 

llAii.  ¿Dos  juntos?  ¡Líbreme  Dios! 
^LA.  Lo  bueno  es  de  dos  en  dos. 

sufrirlo  será  baldón, 

castigarle  será  justo.— 

que  es  comer  á  dos  carrillos.  {Vast.j 

¡Holal  llamadme  á  Gascón, 

ese  mozo  de  caballos. 

^ 

Mas,  ¿qué  es  esto?  loca  estoy. 

^m           ESCENA  Vi 

¿No  hay  en  Florencia  mujeres 

^v 

de  mi  nombre  y  que  no  son 

M^AflAHiTA. — Luego  una  Voz  dentro. 

de  más  benditas  costumbres 

' 

ni  más  honestas  que  yo? 

3ar.  La  inclinación  de  mi  edad 

Cantes  de  ellas  y  de  mí. 

más  ^usta  oir  cada  dia 

que  yo  les  daré  desde  hoy 

sermón  en  la  Compañía 

materia  para  sus  versos. 

1,       que  misa  en  la  Soledad. 

porque  he  de  vivir  peor. 

^■Sola  estoy  y  no  soy  santa. 

Voz.           {Canta.) 

^■perdone  mí  padre  viejo 

«No  harás,  porque  antes  de  mucho 

i5C 


QUIEN  KO  CAE  NO  SE  LEVANTA 


el  infcrrial  caza.Jor 

que  caza  Hlmas.  con  tus  ojos 

perderá  tu  posiisión. 

Aunque  has  perdido  la  cuerna, 

de  tu  vida  en  un  sermón, 

por  las  cuentas  de  un  rosario, 

borrará  tus  cucnlab  Dios. 

A  un  hombre  puesto  en  un  palo 

Jias  de  tener  tanto  amor, 

que  has  de  perder  el  juicio 

en  la  vulgar  opinión.» 
Mahoad.  ^'Cómor  ^Vo  á  un  ajusticiado? 

¿A  un  hombre  en  un  palo  )0?" 

¿Yo  á  diíunlusr'  ^Vo  sin  stio? 

Ucsniayos  me  da  el  leinoi. 

^Mujcr  de  mí  calidad 

ha  de  estar  sin  lo  mc|or 

del  alma,  que  es  el  juVcJo? 

,;Yo  amante  de  quien  perdió 

la  vida  en  un  palo  vÜr* 

No  es  buena  satisfacción 

de  mis  culpas  deshonrarme; 

perdonarámc  el  sermón, 

si  sermones  han  de  ser 

causa  de  mi  conversión. 

No  he  de  oírlos  en  mi  vida; 

mlenii'  otros  medios  Dios, 

que  por  ese  no  haya  miedo 

que  me  coja,  pues  desde  hoy 

no  he  de  oír  sermón  ni  misa; 

vuélvomc  á  hacer  mi  labor. 

¡Ay!  si  I.eonela  viniese, 

SI  entrase  conversación 

y  dejase  decantar 

aquesta  agorera  vo2. 
Voz.         (Cania)  «Margarita:  ¿de  qué  sirve 

hacer  piernas  contra  Dios, 

ni  tirar,  cual  dijo  á  Pablo, 

coces  contra  el  aguijón? 

Si  de  tu  libre  albediio 

siguieres  la  inclinación 

y  sus  vicios  no  dejares, 

daránlc  mal  galardón. 

(f^escuhrtse  al  Mim  de  trixtex  inxtnt- 
m*nt'<s  uHa  eicalera  át  flores,  y  at  cabo 
un»  nina  y  corona  de  fuego.) 

>l£n  el  reino  del  espnnto, 
entre  fueyo  y  confusión, 
aquesta  silla  te  espera 
sino  excusas  lu  rigor. 
Aunque  por  flores  se  sube, 
que  el  deleite  es  torpe  flor, 
este  es  el  fruto  que  ofrecen 
llores  que  de  vicios  son. 
I£n  vez  de  oro  tiene  fuegr>, 
brasas  sus  follajes  son, 
su  corona  basiliscos, 
azufre  y  pez  es  su  olor.» 
Makoad.  ¡Ay,  cielos;  que  horrenda  vista! 
I.eonela,  Pabia,  sei^or, 
criados,  vecinos,  gente, 
^ninguno  me  da  favor? 
Pues  que  ninguno  me  ayuda, 
matarme  será  mejor; 
,¡00  hay  cordel  que  sea  verdugo 
úc  mi  desesperación? 


i 


(Al  fon  dt  música  alegrf 
unattoítera  lncHa  dt  rota 
ella  una  tilla  muyhrrmntay, 
una  corana  de  oro.) 

Vo2.         (Cania.»  «[r|  c>rdcl  que  te  reJü 
las  cjerdas  divináis  son 
de  esta  escala,  donde  sirve 
cada  cuenta  de  cucalón 
por  ella,  para  que  suba 
hasta  el  ciel^  el  pecador, 
da  la  mano  poderosa 
su  admirable  devoción. 
Silla  y  corona  de  rosas 
es  quien  paga  el  Iruto  en  flor 
á  Maria,  ñor  de  gracia, 
é  intenta  tu  conversión. 
Teje  del  rosal  divino 
del  rosario  y  su  oración 
las  rosas  de  sus  misterios» 
si  alcanzar  quieres  perdóe 

Mahoar.  |Oh,  qué  belleza  de  silla! 
E\  alma  me  consoló, 
cncubiióse  su  hermosura, 
la  voz  dio  fin  á  su  voz. 
Knlre  el  consuelo  y  iiisicza, 
la  esperanza  y  el  temor, 
me  tienen  entre  dus  aguas 
y  me  cubre  un  frió  sudor,  j 
¡Cuánto  va  de  siila  á  silla, 
válgame  el  poder  de  Dios; 
y  de  corona  á  corona, 
de  reino  á  reino!  Vcn^-ió 
el  temor  aquesta  vez. 
¡Viva  la  virtud!  desde  hoy," 
salgan  I(js  vicios  de  casa; 
salid  lucra,  torpe  amor,  i VauJ 


ESCENA   VI t 

Lklio  y  Valerio  acuchillánduse,  t. 
dando  voces.       ; 

LeONELA. 

¡Valerio,  envaina,  que  me  causas  míe 
¡Jesús!  Lelio,  ¿no  ves  que  estoy  prentdi 
Palpitaciones  tengo,  muerta  quedo; 
no  hay  coco  para  mí  como  una  c$ 

Vai-erio. 

Amigo  al  uso,  no  verás  si  puedo 
la  traza  infame  de  tu  amor  vengada;] 
que  á  castigar  en  ti  me  traen  los  cielií 
la  injuria  de  mi  padre  y  de  mis  celos. 
Lisarda  es  prima  mía,  en  quien  villano 
la  vil  mano  pusiste,  que  atrevida 
muestra  tu  infamia,  aunque  se  excuse  en 
porque  quede  tu  afrenta  conocida, 
no  pune  el  noble  en  su  mujer  la  mana 
si  no  es  para,  quitándola  la  vida, 
mostrar  que,  ocasionando  su  deshoi 
no  le  dio  menos  causa  que  en  la  h<: 
Y  porque  de  defender  mi  padre  iratl 
de  su  sobrina  el  licito  decoro, 
pisaste  vil  su  venerable  piala, 
cuando  á  tu  esposa  le  quitaste  el  oro. ' 
¡bravas  hazafias!  ¡Tu  valor  quilalA 


nasa 

1 


ACTO  SEGUNDO 


157 


Lemo. 


js  y  muicrcs;  ya  no  ignoro 

to  que  en  ti  liem.-  su  espejo 

í  una  mujtr,  písandu  á  un  viejo. 

»ano  te  pienso  dar  respuesta, 
isi  te  desbordas  y  desmandas, 
a  espada  lengua. 

ÉValefiio. 
Kn  ti  molesta 
da,  pues  tan  mal  la  mandas, 
in,  como  tu  mano  descompuesta, 
iernos  afrenta  y  canas  blandas, 
Is  de  cobarde  delicado 
peso  del  acero  honrado. 

I.Ef.lO. 

tanto  quisieres,  que  no  irrita 
i  el  valor  que  en  mi  conoces. 
>  que  adoro  á  Marj^arila 
de  procurar  que  no  la  goces. 

Valehio. 
imel  Aguarda. 

fLEONEI.A. 


iSanlalnés  bendita; 
!  ¡San  Roque! 


Lelio. 

Si  de  coces 
idrc,  mis  pies  que  le  maltratan 
1  la  boca, 


Leonela. 
¡Que  se  matan! 


iVamt.) 


ÍESCF.NA  VIII 
Hi/O  Cl.BANDXO  y  RoSELtO. 
RoSELIO. 

ngua  desnuda  de  esta  espada 
ve;  que,  mientras  tenga  vida, 
á  tu  hija  desposada 
rio,  aunque  más  palabras  pida. 

Cleandho. 

lerio  tan  ooble. 

IROSELIO. 
Nidia  honrada. 


^qué  importa  ser  nacida 
5  Alejandros  excelentes, 
para  injuríarins  asi? 


Cleandro. 

ROSELIO. 


I  Mientes! 


rs  afrentarme,  que  no  tienes 

sin  ella  un  hombre  nunca  afrenta; 

s  tan  loco  á  despeñarle  vienes. 


ten  de  tu  vida,  loco  viejo,  cuenta, 
la  lengua  que  agraviar  honras  intenta 
mejor  que  de  tu  hija. 

Cleandro. 

Por  que  enfrenes, 
el  bocado  de  acero  es  esta  espada 
que  en  orden  la  pondrá  si  es  desbocada. 


(Vamt.) 


ESCENA  IX 
Sahn  Al  6BHT0  y  Buitún  liátndo. 

Bkitún. 

Medio  lacayo,  no  lacayo  entero; 
medio  aún  es  mucho,  cuarterón,  |qué  digo! 
dos  on/as  de  lacayo;  caballero 
ando  en  honrarle  siendo  mi  enemigo; 
una  onza  de  lacayo,  y  aiin  no  quiero 
darle  una  onza,  que  seré  prodigo; 
adarme  de  lacayo  á  quien  desmayo, 
^adarme?  escrupulillo  de  lacayo; 
¿tú  con  I.eonela,  freyalriz  divina, 
célebre  desde  el  Ganjes  hasta  el  Tajo, 
que  dando  censo  en  agua  á  su  cocina, 
de  los  rayos  del  sol  hizo  esiropajof* 
,j'rú  con  una  mujer  que  Cclcsiina 
criüá  sus  pechos  y  en  sus  brazos  trajo, 
á  quicn  el  orador  como  el  poeta 
llaman  en  prosa  y  verso  alcahueta? 
¿Tú,  competir  conmigo?  ¡Vive  el  vino! 
que  he  de  hacer  un  castigo  más  sonado 
que  mocos  con  tabaco. 

Alberto. 

No  me  indino 
asi,  ni  he  de  refíir  sino  enojado. 
Veme  encendiendo  más,  habla  sin  tino; 
podrá  ser  que  de  injurias  enojado 
saque  la  espada,  en  castidad  Lucrecia, 
que  como  a  gusarapa  te  desprecia. 

BnirÓN. 

¿Yo  gusarapa?  jMientes! 

Alberto. 

No  es  nada  eso; 
dimc  más. 

BunÓN. 

Digo  que  eres  un  gabacho. 
Alberto. 

Fuélo  mi  padre,  la  verdad  confieso; 
Dimc  más. 

Brjtón. 

Digo  que  eres  un  borracho. 

Alberto. 
Glorióme  deserto. 

BruTÓN. 

E  res  con  fcso. 


458 


QUIEN  NO  CAE  NO  SE  LEVANTA 


Alberto. 


Confesor  y  no  mártir  no  es  despacho 
que  me  pueda  afrentar. 

BftITÓN. 

Eres  marido. 
Alberto. 

¿Marido  yo?  Mi  enojo  has  encendido. 
Mientes  hasts  la  enjundia,  y  echa  afuera 
la  virginal  espada. 

ESCENA  X 

LiOMKtA  jr  Margarita.— Dichos. 

Leonel  A. 

Sal,  señora, 
si  no  pretendes  que  tu  padre  muera, 
que  con  Roselio  se  mataba  ahora. 

Margarita. 

Cuando  le  maten  en  la  edad  postrera 
no  muere  mat  logrado,  ni  me  azora 
ese  temor:  peor  será  que  viva. 

Alberto. 

Échese  hacia  acá  abajo. 

Britón. 

Echo  hacia  arriba. 
Leonela. 

Valerio  que,  celoso,  está  informado 
de  que  Lelio  te  sirve,  le  provoca 
hasta  haberse  los  dus  acuchillado 

Margarita. 

Pues  ¿eso  te  da  pena?  Calla,  loca, 
que  una  mujer  que  por  el  mundo  ha  dado 
no  gana  fama,  ó  la  que  gana  es  poca, 
por  más  amantes  que  su  garbo  inquiete, 
s¡  no  han  muerto  por  ella  seis  ó  siete. 

Leo.nela. 

¿Esa  es  la  santidad  que  prometías 

á  la  visión  que  viste  y  me  has  contado? 

Maro  A  HITA. 

Debieron  de  ser  vanas  fantasías; 
soy  mnza,  no  me  pongas  en  cuidado; 
malograré  mi  edad  en  breves  días 
si  miro  en  disparates  que  he  soñado. 

Leonf.la. 
El  alma  es  de  tu  madre  que  te  avisa. 

MARGARfTA. 

Mañana  daré  un  real  para  una  misa. 

Leonela. 
¿Un  real?  Limosna  largo. 


Marhapita. 

Basta  y  sobra 

Leonkla. 

Quien  á  lo  humano  gasta,  á  lo  divino 
es  avarienta. 

MARGABrrA. 

Deja  ya  esa  obra, 
que  tanta  santidad  es  desaliño; 
si  Lelio  viene  y  los  cabellos  cobra, 
á  la  ocasión,  hacerle  determino 
cacique  de  estas  Indias. 

Leonela. 

Es  bi/arro, 
v  tú  su  Potosí  si  él  lu  Pizarro. 
Mas  ¿qué  es  esto? 

BRtTÓN. 

Desgracia  nunca  oída. 
Lelio  ha  herido  á  Valerio  malamente, 
y  dos  horas  no  más  le  dan  de  vida, 
que  está  sin  habla  y  ya  ni  ve  ni  siente; 
sus  parientes  te  llaman  su  homicida. 

.Margarita. 

No  hago  caso  de  dichos  de  la  gente. 
Pésame,  cierto;  y  Lelio,  ¿dónde  ha  huídof 

Britón. 

Está  en  Predicadores  retraído. 
Pero  no  es  la  mayor  desgracia  ésta, 
que  tu  padre  también... 

Margarita. 

¿Cómo? 

Brjtón. 

Fia  qucda< 
herido  y  preso,  y  no  por  causa  honesta; 
que  el  padre  de  N'alerio  le  ha  afrentado 
y  está  preso  también. 

Lbonela. 

Hagamos  Tiesta, 
pues  se  te  cumple  ya  lo  deseado. 

Mariíarita. 

¿Dónde  le  tienen  preso? 

Britón. 

En  el  palacio 
viejo  del  Duque, -y  por  su  Alcaide  á  ílortcio. 

Margarita. 
¿La  herida  es  algo? 

Britón. 

No,  cierto  rasguño 


de  oreja  á  oreja. 


Margarita. 
¿Cómo? 


ACTO  SEflUNDO 


i59 


BprrÓN. 

Miento,  miento; 
la  muñeca,  junto  al  puño, 
ñas  no  es  nada. 

MARüAHrrA. 

Verle  intento. 
Britón. 

mestro  amor  es  el  dimuño: 
uno  y  engañáis  á  ciento,* 
ver  á  vuestro  padre  ahora 
:oa  vos  airado,  aunque  os  adora. 

t        Margarita. 
que  en  achaque  de  ir  á  verle 
r  ái  tu  amo,  el  retraído. 

Britón. 

Mapüabita. 

Pues  <he  de  aborrecerle 
causa  para  tanto  ha  sido? 

■  BltlTÓN. 

ra  hay  lugar,  si  habéis  de  hacerte 
ed;  porque  ai  sermón  ha  ¡do 
'encia,  que  su  ^entc  aplica, 
Dmingo  de  Guzmán  prcdi::a; 
is  que  en  la  Iglesia  está  ocupada 
;ho  sermón,  á  un  lado  de  ella 

Í«in  que  nadie  note  nada. 
MaR(3ARITA. 

s;  todo  el  gusto  lo  atrepella, 

deja  tierna  y  obligada, 

c  enciende  más  de  una  centella. 

»  Britón. 

mujer,  [qué  maravilla! 
Margarita. 
I  manto  Fiorisa:  ¡hola!  la  silla.  (V'aj;«.) 


ESCENA  XI 
licnot,  mtnns  Mamoarita. 

Britón. 

fola  te  quedas,  di,  cerrojo 
traqueado,  pandillera: 
amor  es  razón  que  seas  chancera, 
rlillo  manco,  zurdo  y  cojo? 

Leonela. 

nujer  que  no  haga  trampantojo, 

m  el  remate  de  escalera. 

loramala,  salga  fuera.  (Escúpele.) 

B  Britón. 

|MS  más,  que  me  emplastaste  un  ojo, 
e  boiica. 


i  A  y,  tcrceronal 


Leonela. 
¡Ay,  cerbatana! 
Britón. 


LEONCtA. 

Y  jay,  alcabalero! 

Britón. 
¡Ay,  trola  calles! 


¡Ay! 


¡Ay! 


¡Miz! 


i  A  y! 


lAy! 


Leoneua. 
¡Ay,  estriega  lodos! 

Britón. 

Leonela. 

Britón. 

Leonela. 
¡Zape! 

Britón. 

;Ay,  flaqueza  humana! 

Leonela. 

Britón. 


¡Púpú! 

Leonela. 

|Lá,  lá! 

Britón. 

¡Ay,  yo  soy,  soy  Duero! 

Leonela. 
¡Ay,  rasca  muelas! 

Britón. 
¡Ay,  los  ayes  lodos!    Hanxe.y 

ESCENA  XII 
Salen  Celio,  Pi.sakoO  y  Lodovic»,  galanes. 

Celio.       Pues  ¿de  la  iglesia  os  salís? 
Pjnahdo.  Tengo  poca  devoción. 
Luuovic.  ¿Para  qué,  pues,  acudís 

tanto  á  ella? 
PiNARDO.  No  el  sermón 

me  trac,  si  lo  advertís. 
Celio.       Pues  ¿qué? 
PiNARDO.  Lo  que  os  trae  á  vos. 

Celio-       Yo  á  ver  las  damas  que  vienen 

acudo  sólo,  por  Dios. 
Lf.'t>ijvic.  Las  mismas  aquí  me  tienen. 
Pinardo.  < '.un formóme  con  los  dos. 
Celio.       Buena  vino  la  mujer 

de  Honorato. 
Lu»ovic.  Quién,  ¿Marfisa? 

mejor  suele  parecer. 
Pinabdo.  Debióse  afeitar  de  prisa 

y  echábasele  de  ver. 
LuDOvic.  ¿Qué  os  pareció  de  Rosalba? 


1 6o 

Celio. 

PlNAÍDÜ. 


I.UDOVlC. 
PlNARDO. 

Celio. 

Ll'DOVlC. 

Pinar DO. 
Celio. 


I.iiuovk:. 

Pl. NARDO. 

Cklio. 

LUDOVIC. 

Celio. 

PlNAKDO. 


Celio. 

PlNARUO. 

Celio. 


Luoovic, 

PlNARUO, 

Celio. 

Ll'DOVIC. 
PlNARDO. 

Cblio. 

LUDOVIC. 
PlNARDO. 

Celio. 
LrtK)vic. 

PlNARDO. 


Celio. 

PlNARHO. 
LlfDOVIC, 
PlNAPÜO. 

Celio. 

LliDOVlC. 
PlNARDO. 


QVtEN  NO  CAE  NO  SÜ  LEVANTA 


Luoúvic. 
Celio. 


PlNARDO, 


Brava  reverencia  os  hizo. 
Fuera  más  belía  que  el  alba 
si  no  trajera  postizo 
d  cabello. 

Pues  qué,  <-es  calva? 
Como  un  San  Pedro. 

¿Y  Octavia.^ 
Es  vieja. 

¡S'o  lo  es  Lucrecia. 
Esa  tiene  mucha  labia 
y  toca  en  puntos  de  necia 
porque  despunta  de  sabia. 
jCasandra  es  de  buena  cara? 
Sí;  pero  dicen  que  es  puerca. 
^La  española  doña  filara? 
No  parece  bien  de  cerca 
y  para  de  treinta  es  cara. 
^•La  del  i4Ínovés  Marín? 
Ilanme  dicho  que  trae  esa 
una  torre  por  chapín, 
y  para  chica  es  muy  gruesa. 
No  lo  es  para  el  Hureniín. 
Las  hermanas  Garambelas 
me  agradan  mucho,  por  Dios. 
Afearlas  las  viruelas, 
y  no  osan  dejar  las  dos 
verdugados  y  arandelas. 
Buena  es  Fabia. 

Malas  manos. 
<Y  la  Urbina? 

Es  muy  arisca. 
,jLaura? 

Tiene  muchos  granos. 
¿Doriclea? 

Es  medio  bizca 
y  habla  á  moros  y  cristianos, 
íloy  ius  tres  hemos  venido 
mal  contentadizos. 

Son 
lo  que  hemos  dicho. 

Ha  traído 
fray  Domingo  á  su  sermón 
todo  el  mundo. 

(■Habéisle  oido? 
Una  vez. 

^•Y  que  os  parece? 
Que  es  uñ  apóstol  San  Pablo 
que  á  darnos  luz  amanece. 
.No  tendrá  ganancia  el  diablo 
con  él. 

No  se  desvanece. 
Según  recoleta  el  mundo, 
si  ¿I  prosigue  en  predicar, 
antes  de  mucho  me  fundo 
que  al  demonio  le  han  de  dar 
de  azotes  por  vayamundu. 
Estas  cuentas  del  rosario 
pildoras  de  viciná  son. 
Concepto  de  boticario. 
Dejemos  la  devoción, 
que  estáis  hoy  extraordinario, 
y  decid  si  habéis  sabido 
la  causa  de  la  pendencia 
de  Lelio. 

Pues  ,Jha  reñido? 
Sábelo  toda  Florencia. 
<y  con  eso  habíais  salido? 


Pi.NAROo.  ^JCon  quién? 

Cmo.  Con  Valerio. 

I'INARLIO.  ^¿SifftéO 

SU  cuñado? 
LuDovic,  <Eso  no  basta? 

PlNARDO.  ¿Y  hay  sangre? 
LiJDovic,  Estáse  muriendo 

Valerio. 
PlNARDO.  Lelio  es  de  casta 

de  valientes;  pero  entiendo 

que  celos  de  Margarita 

han  puesto  á  Valerio  asi. 
Celio.       Como  á  ¿sos  el  seso  quita. 
Lijix)vic.  Pues  retraído  está  aqui 

Lelio. 
PlNARDO,  l9"^  honrada  y  bonita 

que  es  usarda,  su  mujci! 


ESCENA  Xlll 

Sale  Pi.-SASEi..  —  Dtciios. 

PiNABEL,  ,;Dc  cuándo  acá  el  diablo  á  misa? 

Celio.       Pmabcl:  ¿qué  hay? 

PiNABEL,  ííQué  ha  de  h>b< 

que  el  mundo  se  acaba  aprisa. 
Liibovic.  ¿Como? 
PiNAUEL.  Ahora  acabo  de  ver 

á  Margarita  en  sermón. 
PiNAROo,  Hace  una  raya  en  el  agua. 
Ll'uovíc.  No  la  trae  la  devoción; 

que,  si  vino,  á  fe  que  fragua 

alguna  nueva  invención. 
Celio.       Jllabian  ya  comenzado 

a  predicar? 
PiNABEi .  Buen  rato  ha. 

PiNAROo.  ¿Y  os  salís? 
Pi„AUEL,  Harto  he  llorado; 

como  estábades  acá, 

salí  de  voces  cansado. 
LUDOVic  En  fin:  Margarita  escucha 

ai  padre  predicador; 

mostraiá  devoción. 
PiNABEL.  Much.is 

señales  da  de  dolor 

ó  locura  con  que  lucha. 
PiNAKDo.  .;Y  la  criadita? 
PiNABEL.    '  Quemada 

y  hecha  polvos  la  vea  yo. 
I.i'DOvic.  iQué  relamida  y  laimacía! 
Celio.       Kn  ella  el  demonio  halló 

una  gentil  camarada. 
PiNAHDO.  iQuc  bien  sabe  la  bellaca 

toda  la  girobaldia 

del  trato  alcahuete! 
PiNABKi.  S.'»ca 

jugo  de  una  piedra  fría. 
LuDOVic.  Y  guarda  más  que  una  urraca. 


ESCENA  .\IV 

Andronio  y  pBLtcio.^ Dicho». 

Andron.   ¡Gran  sermón! 
Fki.icio.  Cuando  Dios  toca 

de  esta  suerte  un  corazón. 


w 

^"                                                      ACTO  SEGUNDO                                                                 l6l      ^^^M 

f 

habla  por  la  misma  boca 

puerto  es  de  Arrebala-capas,            ^^^H 

d«l  que  predica. 

y  asi  las  ropas  me  quita.                   ^^^H 

»»ON. 

El  sermón 

Vestidos  hizo  el  pecado                    ^^^H 

! 

vuelve  á  Margarita  loca, 

que  á  Adán  y  Eva  ensambeniían;     ^^^B 

ó  la  vuelve  sania. 

la  verdad  anda  desnuda,                     ^^^B 

«CIO. 

Todo 

adijrnada  la  mentira.                          ^^^^| 

1 

puede  ser,  que  el  mundo  llama 

En  la  calle  han  de  ver  todos            ^^^^M 

loco  al  sanio. 

que  la  hermosura  fingida                 ^^^^1 

WON. 

¿De  ese  modo 

que  en  mi  los  encadenó                    ^^^H 

i 

ya  es  toca  y  sania  esta  dama? 

piesiada  fué,  que  no  mía.                 ^^^H 

iCIO. 

Lo  primero  la  acomodo. 

Fué  hermosura  de  alquiler,              ^^^H 

Al«t>u. 

¿Qué  es  esio,  señores? 

pues  claro  está  que  la  alquila          ^^^H 

»ON. 

Es 

quien  con  galas  es  hermosa,            ^^^| 

milagros  que  hace  el  sermón 

si  sin  ellas  la  abominan.                   ^^^^B 

de  fray  Domingo,  después 

Leonela.  Hinabel,  Celio,  Pinardo,                   ^^^^| 

que  vmo  aqui. 

pues  aquí  estáis,  reducidla,              ^^^^| 

>RDO. 

La  ocasión 

que  se  le  va  por  la  posta                    ^^^H 

nos  decid,  Andronio,  puos. 

la  medula  de  la  vida.                          ^^^H 

ICIO. 

Margarita,  poco  á  poco 

PiNABEL.  Señora:  volved  en  vos,                            ^H 

en  el  strnión  convenida 

que  no  es  bien  que  Margarita            ^^^H 

de  Domingo,  á  quien  invoco. 

tan  bella  y  que  tanto  vale  ^^^^1 
la  lloremos  hoy  perdida.                   ^^^H 

• 

ó  muda  de  estado  y  vida, 

ó  la  ha  dado  un  furor  loco. 

Margam.  iQué  bien  en  el  uso  estáis,                ^^^H 

A  cada  voz  que  intimaba 

idiotas,  cuya  doctrina                       ^^^H 

el  padre  predicador, 

cuando  os  rodeabais  de  sabios,        ^^^^| 

una  joya  se  quitaba; 

la  llama  Pablo  estulticia!                  ^^^H 

y  sin  mirar  el  valor 

La  parábola  i/^noráis                         ^^^^| 

de  su  sangre  y  dónde  estaba. 

de  la  mu¡er  afligida                             ^^^H 

medio  desnuda  y  llorando, 

que,  descuidada,  perdió                    ^^^H 

el  sermón  interrumpía 

la  preciosa  margarita,                        ^^^H 

ABEL. 

voces  y  suspiros  dando. 

y  revolviendo  la  casa                         ^^^^| 

¿Ella,  santa.'' 

luz  enciende,  trastos  quita,                ^^^H 

kftÜN. 

¿No  podría? 

cofres  busca,  suelos  barre,                ^^^H 

^BEL. 

No  csloy  c!  poder  dudando 

galas  saca,  cajas  mira,                       ^^^^| 

del  cielo;  pero  primero 

hasta  que,  habiéndola  hallado,         ^^^^| 

seré  yo  fraile  que  vos 

llama  a  voces  las  vecinas;                       ^H 

la  veáis  sania. 

sale  de  sí,  fiestas  hace,                              ^H 

lo. 

No  quiero 

gasta,  festeja,  convida.                             ^H 

dudar  del  poder  de  Dios; 

Pues  si  Margarita  soy                               ^H 

el  (in  de  este  caso  espcrt). 

y,  perdiéndome  en  mí  misma                  ^H 

.Mas  ¿no  es  csla? 

estaba  fuera  de  mí,                              ^^^H 

ovtc. 

Si,  y  Iras  ella 

sin  valor  y  sin  estima,                       ^^^^| 

toda  la  genie  que  sale.                         i 

y  hoy  dentro  de  n\i  me  busco,        ^^^^H 

«o. 

Loca  viene. 

la  luz  del  sol  encendida                      ^^^H 

Ubei.. 

Loca  y  bella.                       j 

de  la  palabra  de  Dios                         ^^^H 

moN. 

Coino  su  virtud  iguale 

que  fray  Domingo  predica,                ^^^H 

á  sus  vicios,  dichosa  ella. 

¿qué  mucho  que  para  hallarme  ^^^H 
arroje  galas  malditas,                        ^^^^| 

ESCENA  XV 

barra  el  alma  de  sus  culpas,  ^^^H 
y  sin  mirar  quién  me  mira,                ^^^^| 

lARUANirit.  medio  dtínutiít.  y  Pohues  tras  f//a. 

pues  á  mí  misma  me halté  ^^^^| 
cuando  en  mi  estaba  perdida,           ^^^^| 

y  LEoni£i.<,  —  Dicuus. 

[ 

haga  fiestas  por  las  calles                 ^^^^| 

IhOAR. 

Afuera  galas  dañosas, 

y  dé  á  los  pobres  albricias?                ^^^^| 

joyas  torpes  y  lascivas, 

Margarita  soy  hallada,                       ^^^H 

plumas  con  que  la  corntja 

de  Dios  sigo  la  doctrina.                      ^^^^^ 

prestada  hermosura  envidia. 

A  nigos:  hagamos  lieslas,                   ^^^^| 

Casa  del  demonio  he  sido. 

á  convidar  voy  uniígas,      {Oaita.)     ^^^H 

y  por  que  al  huésped  despida, 
en  fe  de  mudarse  a  ella 

cantadme  mil  parabienes,                 ^^^H 

bailemos,  que  la  alegría                      ^^^H 

mi  Dios  la  desentapiza. 

aquestos  efectos  causa;                     ^^^H 

Tomad,  pobres  de  mis  ojos. 

lodos  celebren  mi  dicha.                   ^^^^| 

ONÉLA 

.  jAh,  señora  de  mi  vida! 

LEONir:i.A.  Miren  cuál  anda  el  meollo,                ^^^^| 

¿en  la  calle  te  desnudas? 

señora,  mas  que  nos  tiran                 ^^^^| 

Jno  adviertes  en  quién  te  mira? 
.  Leonela:  el  mundo  avariento, 

pepinazos  los  muchachos,                ^^^^| 

Uküar 

y  que  nos  van  dando  gritan.             ^^^H 

1 

para  quien  por  él  camina. 

Lküüvic.  ¡Hay  lástima  semejante!                    ^^^| 

1       COMEDIAS  DE  TIRSO  DE  MOLINA. — TOMO  lí 

^^^H 

■ 

^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^B^^^^^^^^^^H 

p 

^           162                                              QUIEN  NO  CAE  NO  SE  LEVANTA                                       ^^^H 

^ 

Margar.  ¿Esla  es  láslimaf  ¿Y  la  vida 

Lkonkla.¿Qu¿  quieres?  Todos  andamo^H 
a  lo  capacho;  yo  y  todo,          ^H 

■.                     que  yo  luvc  y  vos  tenéis 

^^H 

i                    os  alegra  y  no  os  lastima? 

como  ves,  ando  del  modo        ^H 

^ 

Muy  necio  sois  para  alcalde. 

que  anda  un  Domingo  de  HamW^ 

LEONEi.A.^-Qué  hacéis,  señores?  Asidla 

suspirando  por  instantes, 

y  á  su  casa  la  volvamos. 

vestida  de  devoción,                   ^^ 

¡Malhaya  nuestra  venida! 

siendo  en  toda  procesión           bH 

PiNARDo.  No  os  habéis  de  desnudar; 

paso  de  disciplinantes;              ^^ 

ni  porque  estéis  convertida 
habéis  de  hablar  dispárales. 

y,  en  lin,  si  en  la  vita  bona 

que  ya  me  hacen  dar  de  mano, 

Margar.  Quien  es  loca  que  los  diga, 

fui  bellaca  a  canto  llano                 1 

^Dónde  me  lleváis? 

ya  soy  santa  socarrona.                  \ 

Celio.                                    A  casa. 

Todo'  se  muda;  el  camino          ^^ 

Tcnedla  y  vaya. 

de  virtud  sigo,  ¿qué  quieres?      ^| 

^^H 

Marüah.                          ¡Oh  que  lin.la 

Britón.     Mejor  medrarás  si  hicieres         ^| 

^^1 

compañía  me  llevaba! 

(ayancas  á  lo  divino.                  ^^ 

^^1 

¡Afuera  Rente  lascivi»! 

Leonei.a.EI  rosario  y  fray  Domingo         ~ 

^^H 

que  si  se  pagan  los  vicios 

han  acabado  esto  y  más. 

^^M 

por  las  malas  compañías 

Bkitón.     Hecha  un  almíbar  estás 

^^1 

nu  quiero  que  me  paguéis 

del  cielo;  si  en  ti  me  pringo 

^^1 

los  vuestros,  ya  que  estoy  limpia; 

)egaráseme  cí  ser  santo. 
Leonei.a.  Pues  llegue,  que  aqui  hay  cordón 

^^H 

[Fuera,  digo,  gigantones 

^^1 

del  mundo!  La  seda  encima 

que  tiene  por  devoción 

^^H 

y  la  paja  por  de  dentro, 
*^                    amantes  a  la  malicia. 

diez  ñudilos  como  un  canto. 

^^B 

Leuo.      Qué,  ¿no  se  acuerda  de  mí 

V 

que  soy  amante  de  veras. 

tu  señora? 

H 

PiNARuu,  Dejadla,  que  desatina 

Leonela.                    No  hay  que  hablar. 

■ 

V  está  furiosa.           {Vanse.) 

con  rezar  y  más  rezar 

k 

Vor.KS.      iOtiiintro.)      A  la  loca. 

al  malo  aparta  dcsl. 
Trac  al  cuello  de  ordinario 
más  cuentas  que  un  buhonero. 

■ 

i                              ESCENA  XVI 

Lelio.      De  esa  suerte  yo  me  muero.           1 
Leonela.  Con  viértete  tú  en  rosario 

Makcahita    sv  la. 

y  á  su  cuello  te  traerá. 

Mi  Dios,  si  hizo  el  mundo  estima 

Lelio.       Luego  ¿de  nada  ha  servido 

de  mi  frágil  hermosura. 

lo  que  de  mí  has  recibido? 

hoy  al  menosprecio  incita; 

Luego  ¿en  vanu  escrito  te  ha         , 

llámenme  loca  por  Vos, 

en  esta  ausencia  mi  amor. 

seré  la  loca  divina. 

que  de  su  industria  discreta 

jAlbricias  me  pedí,  cielos,  albricias! 

te  aproveches? 

que  si  soy  la  perdida  Margarita, 

Leonela.                        No  hay  recela, 

puesta  la  iuz  de  la  verdad  me  hallaron 

por  sabio  que  sea  el  doctor. 

venga  mi  Dios  y  le  dará  su  hallazgo. 

^                   que  aproveche  si  el  enfermo 
no  la  quiere  ejecutar; 
no  tienes  que  me  culpar, 

i 

que  en  verdad  que  no  me  duermo. 

ACTO  TERCERO 

No  hay  ocasión  de  nombrarte 
que,  encajándole  la  historia, 

no  le  traiga  á  la  memoria         iH 

lo  mucho  que  debe  amarte.      V 

ESCENA  PRIMERA 

Y  aun  hubo  vez  que  mohína.       1 
después  que  me  reprendió, 

^^B 

1            Sale  LeoNiLA  á  lo  beato,  I.bmo  y  Bmit/in  de 

sin  que  ayunase,  me  dio 

■ 

F                                        peregrinos. 

colación  de  disciplina. 
Viene  fray  Domingo  á  casa, 

i     LEt.to.       Un  año,  Leonela,  he  estado 

y  endiósala  de  manera 

^^1 

en  el  duro  cautiverio 

que,  si  al  mundo  fué  de  cera, 

^^1 

de  la  ausencia,  y  de  Valerio 

para  Dios  es  va  de  masa. 
Su  padre  está  tan  contento 

^^1 

temeroso;  él  ha  sanado 

^^M 

y  yo  por  puntos  peor 

como  antes  estaba  triste; 

^^H 

moriré,  pues  Margarita 

sayal  ó  estameña  viste. 

^^1 

mudada  imposibilita 

hierbas  son  nuestro  sustento. 

^^H 

mi  vida,  como  mi  amor. 

que  carne  no  es  ya  comida 

^^M 

¿Qué  trueco  de  vida  es  éste? 

que  á  nuestras  mesas  ayuda  (i>. 

^^M 

¿qué  llanto?  ¿qué  soledad 

^^M 

manchará  su  mocedad 

(i>    En  el  originil  «de  que  nuestra  mcM  ayadft 

porque  la  vida  me  cueste? 

llariícobusch  corrigi6  como  ootoirot.              ^^ 

^^^^                                                  ACTO  TKRCERO                                                                  l63    ^^ 

Wr    Opilóse  con  la  cruda 

debajo  la  cabecera,                             ^^fl 

y  págalo  la  cocida. 

en  la  labor,  en  la  estera,                   ^^H 

ELA.No  sé;  lo  que  experimenlo 

el  nombre  de  Lelio  topa.                    ^^H 

es,  que  desde  un  año  acá 

¡Qué  golpes  no  me  ha  costado,         ^^H 

solos  rosarios  me  da 

por  más  que  niego  y  reniego!            ^^H 

)or  salario  y  por  susitnlo. 

ni  ^qué  importa  encender  fuego             1 

En  lugar  de  letuario 

si  lágrimas  ha  topado,                         ^J 

H     rosarios  he  de  almorzar; 

que  cada  ínstame  que  reza                ^^H 

V    á  comer,  á  merendar 

en  estas  cuentas  derrama,                  ^^H 

y  á  hacer  colaciOn,  rosario. 

con  que  apagando  la  llama                ^^H 

Rosario  al  hacer  labor» 

me  quiebro  yo  la  cabeza?                 ^^H 

rosario  al  agua  bendita. 

No  sé  cómo  correspondas                ^^H 

rosario  cuando  hay  visita. 

con  tu  gusto.                                    ^^H 

rosario  si  hace  calor. 

Lei-io.                            Sólo  un  medio             ^^H 

Rosario  si  Hueveó  hiela. 

á  mi  mal  dará  remedio,                      ^^H 

y,  en  fin,  me  tiene  tan  harta 

y  es  que  esta  noche  me  escondas      ^^H 

que  es  cada  hora  ya  una  sarta 

adonde  mi  persuasión                         ^^H 

de  rosarios  en  Leoncla. 

su  áspera  vida  mitigue                      ^^H 

OH.    Si  Apuleyo  le  topara 

V  á  que  me  quiera  la  obligue             ^^| 
la  fuerza  de  ¡a  ocasión.                      ^^| 

y  una  mano  te  mordiera, 

rosada estis de  manera 

Leonela.  Y  que  me  llueva  á  mi  á  cuestas.        ^^| 

que  al  punto  ic  desasnara. 

Lelio.      Con  decir  que  nada  sabes                 ^^H 

0.       Pues,  Leonela,  yo  he  venido 

cumples.                                           ^^H 

con  tan  loco  frenes!, 

Leonela.                Si  tengo  las  llaves               ^^H 

que  he  de  darme  muerte  aquí, 

y  no  hay  otras  puestas  que  éstas,     ^^M 

ó  el  fuego  que  se  ha  encendido 

^qué  he  de  responder?                        ^^| 

en  mi  alma  poco  á  poco 

Lelio.                                           Responda        ^^| 

Margarita  ha  de  apagar. 

esta  cadena  por  ti.                              ^^M 

[loy  la  tengo  de  gozar 

Leonela.  Si  me  eslabonas  así,                           ^^H 

ó  morir  hoy. 

cuando  en  el  alma  te  esconda,          ^^H 

«ELA.                       ^Estás  loco? 

no  es  nada.  ¡Buen  cabestrillo!           ^^H 

0.       No  sé  qué  furia  me  incita 

Éntrate  allí  dentro,  anda.                  ^^H 

y  me  trae  como  me  ves. 

¿Qué  postema  no  se  ablanda             ^^H 

Margarita  mi  bien  es, 

con  csie  ungüento  amarillo?             ^^H 

moriré  sin  Margarita. 

Yo  te  cerraré  con  llave                      ^^H 

No  dudes  de  esto. 

dentro  de  aquel  aposento.                ^^H 

itLk.                           Habla  paso 

Britón.    ¿Y  yo?                                             ^^H 

no  sepa  que  estás  aquí. 

Leonela.            Tengo  cierto  cuento               ^^H 

0.      ¿Qué  importa? 

que  decillc:  ya  él  lo  sabe.                   ^^H 

iStA.                           ¡Pobre  de  mi! 

Britón.     Ahi  te  las  tienes  todas.                       ^^H 

0.       Yo  me  muero,  yo  me  abraso. 

Leonela.  Aun  así  te  quiero  bien.                       ^^H 

'ELA.  Calla,  que  si  te  conoce 

Lelio:  con  ella  le  aven,                      ^^H 

y  contigo  me  oye  hablar 

veamos  cuál  te  acomodas,                 ^^H 

esta  noche  he  de  cenar 

que  yo  con  esto  he  cumplido.           ^^H 

confites  de  doce  en  doce. 

Lelio.       La  vida  te  soy  á  cargo.                       ^^H 

que  de  cuerdas  de  vihuela 

Britón.    Soy  tu  amargo.                                   ^^H 

hizo  de  alambre  y  de  pita. 

Leonela.                          Y  muy  mi  amargo;    ^^M 

0.       Si  no  gozo  á  Margarita 

Entra  presto  que  he  seniido              ^^M 

esle  es  mi  entierro,  Leonela. 

^H 

^L  De  peregrino  he  venido 

Bhitún.              ¡Qué  linda  beata!  (Vantr.)          ^H 

H   para  hallar  fácil  la  entrada 

Leonei  a.  Aunque  se  vista  de  seda                     ^^H 

^B   de  esta  casa  tan  mudada 

la  mona,  mona  se  queda,                  ^^H 

^f  sin  que  sea  conocido. 

que  el  mercader  siempre  trata.           ^^H 

Si  á  mi  vida  no  das  traza 

^^H 

de  mi  muerte  no  te  espantes. 

ESCENA  il                            ^H 

ELA.  Pues  menos  la  amabas  antes. 

).       Después  que  asi  se  disfraza 

Sate  MünaA^iT*,  tn  hábito  honttto.—LuoVKUi.    ^^^| 

y  de  estado  y  vida  muda, 

^^^M 

ó  lo  hace  la  privación 

Margarita.                            ^^H 

Ó  el  infierno,  en  su  alicjón 

Rosario  soberano:  mi  esperanza                     ^^H 

me  enciende. 

en  vuestras  cuentas  tiene  un  tirme  estribo;      ^^M 

EtA.                    Aquesoes,  sin  duda- 

esclava  fui  del  infernal  cautivo,                         ^^M 

Mas  yo  ¿qué  tengo  de  hacer.^ 

un  año  ha  que  tomó  de  mi  venganza.               ^^M 

si  tu  nombre  le  repilo 

Mucho  os  debo,  mi  Dios;  en  mucho  alcanzl^^H 

ya  en  libros  y  horas  escrito. 

á  mis  pequeños  gastos  et  recibo;                       ^^^| 

ya  llegándole  á  esconder 

no  saquéis  mandamiento  ejecutivo,                   ^^H 

^ft  en  las  mangaste  la  ropa; 

que  yo  os  daré  en  Domingo  una  tlanza.            ^^H 

^^^^^164                                               QUIEN  NO  CAE  NO  SE  LEVANTA                                        ^^^| 

^^^        Mas,  Señor,  si  os  agradan  las  m¡na|as 

plegué  á  Dios  que  Lelio  VRn^^^H 

H         de  mi  corto  caudal,  nunquc  son  cosas 

á  estar  en  casa  escondido           ^H 

H         de  pequeño  valor  y  prendas  bajas, 

por  mi  mal,  y  que  perdido 

V            ejecutadlas,  y  serán  dichosas, 

el  seso  tan  poco  tenga. 

H          que  si  el  mal  pagador  os  paga  en  pajas, 

que  Lelio  y  tú  estando  juntos. 

H         aunque  yo  os  pague  mal,  pagare  en  rosas. 

porque  yo  fui  la  ocasión. 

H                         ¿Lconcia? 

tú  me  des  un  boíctón 

H          Leonela.                  Señora  mía. 

y  Lelio  eslampe  los  puntos 

H          Margar.  ^En  quó  entiendes.'' 

del  zapato  en  mi  barriga; 

H          Leonela.                                 En  pasar 

porque  Lelio,  ¿qué  me  ha  dado? 

^^^                    de  un  lugar  á  otro  lugar 

Si  es  Lelio  ó  no  es  Lelio  honra^^j 

^^K,                   una  y  otra  Avemaria. 

el  mismo  Lelio  lo  diga.             ^H 

^^^B  Makgai«.  ^Mas  aprendido  del  modo 

Margar.  O  que  me  enoje  apeteces,          ^^| 

^^^H                  que  el  rosario  que  es  entero 

ó  loca  debes  de  estar;                ^^M 

^^^P                   se  divideP 

mándotele  no  nombrar             ^^M 

^^^    Leonela.              Aunque  grosero 

y  nombraste  tantas  veces.        ^^M 

^L^                    mi  ingenio,  ya  lo  sé  todo. 

Leonela.  Escucha,  y  no  seas  cruel,         ^H 

^^^L  Marúah.  Repite,  pues  la  lección 

ni  por  nombrarle  te  ofendas,      ^1 

^^^V                   que  acerca  de  csio  te  di. 

que  hago  Carnestolendas                j 

^^^B  Leonela.  Agora  la  repetí. 

para  despedirme  de  él.                 ^m 
Margar.  Dejcnius,  Leonela,  gracias;        ^m 

^^^B                   estoy  haciendo  oración: 

^^H                   soy  muy  flaca  de  cabeza; 

híncate  aqui  de  rodillas              ^1 

^^H                   mejor  fuera  merendar. 

y  sabrás  las  maravillas                    1 

^^H  Maogar.  Leonela:  ya  no  hay  jugar; 

que  contra  nuestras  desgracias        ' 

^^^B                    deja  las  burlas  y  empic/.a. 

aqueste  rosario  encierra. 

^^^1                    si  quieres  que  el  bien  te  cuadre 

{Hincans*  las  do%  ) 

^^H                    con  que  Dios  el  alma  ayuda. 

Leonela.  En  lin:  ¿nos  hemos  de  hincar? 

^^H    Leonela.  Soy,  señora,  por  ser  ruda, 

¡Válgate  Dios,  por  rezar!             ^,^ 

^^H                   buena  para  el  mal  de  madre. 

Hincada  estoy  en  la  tierra.         ■■ 

^^^K                   Y  según  me  haces  comer 

Mahcah.  Los  misterios  del  Hosario          ^H 

^^^H                   rosas,  debes  de  pensar 

son  quince;  ¿sábeslos?              ^H 

^^^H                  que  he  mencsterme  purgar; 

Leonela.                                   Si;          ^H 

^^^B                   yá  no  puedo  padejer 

jugar  al  quince  aprendí             ^H 

^^H!                   tanto,  que  Lelio  es  testigo. 

en  casa  de  un  boticario.            ^H 

W         Margar.  ¿No  te  he  mandado  que  el  nombre 

Margar.  Los  primeros,  que  son  cinco,    ^H 

^L^                      no  mientes  aqui  de  ese  hombrur* 

son  gozosos.                               ^1 

^^^K    Leonela.  Bien  sé  yo  por  qué  lo  digo; 
^^^H                    que,  como  Lelio  es  discreto, 

Leonela.                       No  hay  tal  gozo       " 

como  el  dar  la  mano  á  un  mo/o 

^^^B                   todas  las  veces  que  pasa. 

blanco  y  rubio  como  un  brinco. 

^^^H                  que  son  hartas,  por  tu  casa, 

Margar.  ¿Qué  dices? 

^^^H                   viendo  mí  tlacu  sujeto 

Leonela.                   Que  cinco  son 

^^^B                  me  dijo:  «no  ayune  tanto»; 

los  que  son  gozosos  solos; 

^^^H                  porque  si  una  vez  desquicio 

pero  no  cinco  de  bolos. 

^^^H                 los  umbrales  del  juicio 

cinco,  si,  de  devoción. 

^^^V                 enloqueceré  á  lo  santo; 

Margar.  Los  otros  cinco  se  llaman 

^^^H                   y  no  es  bien  que  pague  mal 

dolorosos. 

^^^B                   á  Lelio,  que  bien  te  quiere. 

Leonela.                  ¡(^ué  dolor 

^^^B  Margar.  Leonela:  cuando  te  oyere. 

es  gastar  mi  edad  en  ílor, 

^^^B                   sin  hacer  de  mi  caudal. 

cuando  dos  lacayos  me  aman. 

^^^H                  nombrarme  otra  vez  ese  hombre, 

hincada  aqui  como  estaca! 

^^^H                   no  has  de  estar  más  en  mi  casa; 

Margar.  Los  oíros  son  los  gloriosos. 

^^^B                 ya  de  los  límites  pasa 

I-f.onela.  ¡Oh  misterios  generosos! 

^^^B                  tu  atrevimiento;  ni  el  nombre 

I*ucs  que  soy  tan  gran  bellaca  ^, 

^^^H                  he  de  oir  del  instrunii:nlo 

levantadme  de  aqui  presto.       ^H 

^^^V                  de  mi  torpe  perdición. 
^^^F  Leonela.  Pues  ¿yo? 

Margar.  Los  cinco  primeros,  pues.        ^H 

quiero  enseñarte,  y  después     ^H 

^^H    Makc.ar.                   No  des  ocasión 

los  otros.                                  ^H 

^^^B                  Leonela,  á  mi  sufrimiento: 

Leonela.                Buena  me  han  pucslú^^ 

^^^B                   usa  bien  de  mi  pacii-ncia. 

Maroar.  La  soberana  embajada 

^^V                 ó  despídete. 

del  paraninfo  Gabriel 

^^H  Leonela.                   Señora: 

Contempla,  que  desde  Abel 

^^^^                  si  nombrase  desde  ahora 

tan  pedida  y  deseada 

^^^^                   á  Lelio,  ni  en  tu  presencia 

fué  hasta  este  punto  divino. 

^^^H                   ni  ausente,  aunque  Lelio  sea 

jQuc  lágrimas  no  vertían 

^^^H                   tan  galán  y  gentil  hombre, 

¡os  que  á  las  nubes  pedían: 

^^^H                   pues  te  da  de  Lclio  el  nombre 

«lloved,  cielo  cristalino,       ^^^J 

^^^B                  enfado  y  no  te  recrea, 

rocío                               ^^^^1 

^^^^V                                                                  tERCERÓ                                                               1 65          ^H 

que  nuestras  penas  consuele. 

conventuales  de  corrillos                ^^^H 

y  en  la  concha  se  congele 

y  academias  de  censores.                  ^^^^| 

soberana  y  virginal.» 

Que  aunque  sois  un  San  Gabriel           ^H 

¡Av,  qué  soberano  ejemplo 

lian  de  murmurar  de  vos,                      ^^M 

dais,  amoroso  Señor, 

pues  no  perdonan  á  Dios                        ^H 

de  vuestro  infinito  amor! 

ni  á  sus  ministros  con  El.                      ^H 

¿No  contemplas? 

Apartaos  de  los  poetas,                           ^H 

(Dvirmtitl-toneii) 

aunque  hay  tantos,  que  no  sé               ^H 

ONE.I.A.  Ya  contemplo. 

si  podréis,  pues  ya  se  ve                       ^H 

iKi'.AP.  l'ue<;  en  oración  mental 

entre  agujas  y  banquetas                       ^H 

contempla  aquel  Eccc  aucilh. 

Apolo,  por  su  desastre,                         ^^| 

de  aquella  humildad  tranquila, 

y  el  zapatero  se  mete                             ^^M 

pues  que  tuvo  fuerza  tal 

i  dalle  con  el  tranchete                         ^H 

que  al  mismo  Dios  derribó, 

y  con  su  lisera  el  sastre.»                     ^H 

pues  el  Ecce  apenas  dijo, 

Margar.  Leonela:  los  que  acá  bajan                    ^^| 

cuando  el  que  era  de  b¡us  hijo 

siempre  gozan  la  presencial                    ^^M 

en  su  pureza  encarnó. 

de  Dios  y  su  eterna  esencia;                   ^H 

|Ay,  que  el  corazón  destemplo 

no  hay  llanto  allá,  no  trabajan.            ^H 

en  amor,  ternura  y  llanto, 

Lf.onela.  ¿Luego  no  sedcspidió                           ^^| 

mi  Dios,  mi  humanado  santo! 

el  ángel  de  esotros  bellos?                    ^H 

¿No  contemplas? 

Mar(íar.  Si  estaba  siempre  con  ellos,                  ^H 

ONELA.                               Ya  contemplo. 

¿para  qué?                                              ^H 

ARGAR.  Contempla,  pues,  esto  asi. 

Lfonei.a.                      Engáñeme  yo.                   ^H 

mientras  yo  á  la  Virgen  doy 

(Huido  de  dentro  ilt  ca rrtra .)    ^^| 

gracias,  aunque  indigna  soy, 

Mas  ¿que  es  esto?  Carrerita,                 ^H 

^^K        por  aquel  divino  si 

no  la  pienso  yo  perder.                         ^^| 

^^H       que  dio  al  cielo.  ¡Ay,  rosa  bella; 

Margar.  ¿Dónde  vas?                                          ^^| 

que  siendo  Jessé  el  rosal 

Lhonei.a.                       a  ver  correr.                   ^H 

y  la  causa  virginal. 

•Margar.  ¿Estás  loca?                                          ^H 

Maria  al  Un  nació  de  ella; 

Leonf.i  a.                       Estoy  contrita.                 ^H 

aquella  rosa  sagrada. 

Pero  esto  de  cascabeles                        ^H 

por  nuestra  dulce  eccf  anciiía. 

inquiclanme  de  ordinario.                    ^H 

que  eternamente  destila 

Margar.  Cuando  rezas  el  rosario,                      ^H 

celestial  agua  rosadal 

¿es  justo  que  te  desveles                      ^^H 

¡Ay,  cuentas,  qué  provechosas 

en  cosas  vanas?  ¿Qué  intentas?           ^H 

sois  á  quien  os  satisface! 

Leonki.a.  Todo  es  pura  devoción,                       ^H 

Kúsas  sois  de  quien  Dios  hace 

pues  los  cascabeles  son                        ^H 

para  el  alma  un  pan  de  rosas. 

redondos  como  las  cuentas,                 ^H 

Con  vosotras  me  recreo. 

y  de  los  dos  imagino                              ^H 

que  sois  mi  consuelo,  en  fin, 

que  son,  y  no  es  dicho  en  vano,          ^H 

y  como  pui"  un  jardín 

el  pretal  rosario  humano,                    ^H 

por  vosotras  me  paseo. 

y  ese  otro  pretal  divino.                      ^^| 

Como  Dios  es  hortelano 

^^H 

y  su  gracia  la  que  os  riega, 

^^1 

nunca  el  duro  invierno  os  llcgn, 

ESCENA  111                            ^1 

siempre  gozáis  del  verano. 

^^H 

Primavera  sois  de  bienes. 

Sacan  Pitiauoo  y  Ai.nsRTo  á  Valerio  desmayado,     ^^^k 

siempre  sois  florido  mayo. 

^^1 

EONRLA.  jVálgate  Dios!  por  lacayo 

PiNARDO.  Si  es  verdad  que  vive  en  vos                ^H 

qué  buenas  piernas  que  tienes. 
Iargar.  ¿Qué  es  eso.'' 

la  piedad  con  que  Florencia                 ^H 

vuestra  fama  reverencia,                      ^H 

^ONELA.                       Estoy  contemplando. 

y  amando  ya  á  !o  de  Dios,                   ^H 

arca».  ¿En  la  embajada? 

sois  al  mundo  ejemplo  nuevo             ^H 

coNKt.A.                                ¿Pues  no? 

que  vuestra  vida  acredita,                    ^^| 

En  la  que  Lelio  medió.      (Aparte.) 

no  es  posible,  Margarita,                     ^H 

Iahcku.  ¿Qué  dices? 

que,  mirando  este  mancebo                ^^| 

.EONSLA.                      Digo,  aue  ando 
agora  en  cuando  de  cielo 

cuál  está  de  una  caída                         ^H 

que  dio  un  caballo  corriendo,             ^H 

el  ángel  se  despedía 

su  desgracia  socorriendo                ^^^B 

de  los  deudos  que  tenia. 

no  intercedáis  por  su  vida.          ^^^^^ 

haciendo  jornada  al  sucio, 

Pruebe  en  vos  la  devoción           ^^^^H 

lo  que  llorarían  con  él; 

lo  que  médicos  no  pueden.          ^^^H 

paréccmc  que  los  veo 

[Vase  Pinardo.)    ^^^^| 

^^K         decir:  «Que  volváis  deseo 

Alberto.  Vuestras  oraciones  queden           ^^^H 

^^H         muy  rico  de  allá,  (jabriel. 

con  él,  pues  bastantes  son           ^^^H 

^^H         Guardaos  de  murmuradores. 

á  volverle  en  si,  y  Leonela           ^^^^| 

^^H         calcillas  y  bigotillos, 

y  yo  iremos  á  buscar                    ^^^H 

i66 


QUIKN  NO  CAE  NO  SE  LEVANTA 


agua  con  que  despertar 

su  desmayo. 
.EÓNELA.  ¿(^uc  cautela 

es  ésta? 
lAlbkbto.  Por  agua  ven, 

y  sabráslo  de  camino. 
fLEONEíA.ír  por  ella  determino 

al  mar. 
[Alberto.  Y  cslarále  bien 

.i  Valerio,  porque  lardes, 

que  no  es  el  suyo  desmayo. 
ILednei  a. ¿No?  Pues  ¿qué? 
[Ai-bcrto.  Amoroso  ensayo: 

oye,  y  ven,  porque  no  aguardes. 
{Vanse  esíos  doi.) 

ESCENA   IV 
Makharita  y  Vai.kkio. 

(Margar.  ¿Qü¿  enmarañada  invención 
quiere  inquietar  mi  sosiego? 
Junto  á  la  pólvora  el  fuego, 
la  hacienda  junto  al  ladrón. 
Si  es  Valerio,  y  la  ocasión 
puede  tanto,  ¿qué  he  de  hacer? 
Agua  fueron  á  traer 
los  que  de  mi  no  hacen  caso; 
traigan  agua,  que  me  abraso 
sin  saberme  defender. 
¿Iréme  de  aquí?  Mas  dejo 
á  Valerio  desmayado, 
y  si  le  halla  en  este  estado, 
¿quó  dirá  mi  padre  viejo? 
Quedarme  no  es  buen  consejo: 
pues  no  irme  ni  quedarme 
y  consentir  abrasarme 
mi  afrenta  vuelvo  á  temer, 
que  estoy  sola,  soy  mujer 
y  no  hay  que  poder  fiarme. 
(Ah  Leonela!  Pero  fué 
por  agua  y  no  volverá, 
que  sobornada  estará 
porque  á  mi  mal  tiempo  dé. 
Aconsejadme  qué  haré, 
cielos  piadosos,  aquí: 
¿huiré  este  peligro?  SI, 
que  si  Valerio  cayó 
no  es  razón  que  caiga  yo 
y  que  me  lleve  tras  si. 
Desmayado  está,  no  quiero 
aguardar  á  que  en  si  vuelva, 
y  que  torpe  se  resuelva 
á  lo  que  intentó  primero. 

LValerio.  Espera,  entrañas  de  acero, 
si  le  obligan  á  esperar 
lágrimas  que  despertar 
este  desmayo  han  podido. 
¿Es  posible  que  yo  he  bido 
quien  tuvo  en  tu  amor  lugar? 
JVIas  si,  que  ea  esta  desgracia, 
no  tan  por  peligroso  hallo 
la  calda  de  un  caballo 
como  el  caer  de  tu  gracia. 
La  hermosura  que  f  agraria 
no  es  razón  que  esté  empleada 
en  la  vida  despreciada 


que  con  este  traje  adquieres, 
porque  no  te  digan  que  eres 
¡a  bella  nial  maridada. 
Yo  fui  tu  primero  dueño, 
ser  quiero  tu  esposo  ahora; 
Valerio  es  el  c|ue  te  adora, 
aunque  en  méritos  pequeño 
el  alma  otra  vez  empeño 
que  á  jos  principios  te  di; 
no  es  bien  que  borres  asi, 
entre  esa  estameña  obscura, 
Margarita,  una  hermosura 
de  las  mas  lindas  que  vi. 

Mahí'.a;^.  Valerio:  volved  en  vos; 

mudad  de  intento  y  estado; 

por  Dios  sólo  os  he  dejado, 

no  hagáis  competencia  á  Dios. 

Solos  estamos  los  dos, 

si  pasar  la  vida  en  llores 

queréis,  no  las  hay  mejores 

que  las  que  en  mis  cuentas  veis; 

aquí  amores  hallaréis 

SI  habéis  de  tomar  amores. 

Si  de  mi  pasado  yerro 

os  vine  cómplice  á  hacer, 

locura  será  volver 

al  vomito  como  el  perro: 

á  Dios  por  amante  encierro; 

dentro  del  alma  le  oi 

decirme:  «mi  gracia  os  di, 

y  pues  que  entre  los  del  mundo 

soy  amante  sin  segundo, 

no  dejéis  por  otro  á  mi.» 

Valerio.  Pues  si  por  ruegos  no  basto, 
por  fuerza  hoy  cruel  verás 
del  n>al  pago  que  me  das 
un  castigo  puco  casto. 
En  balde  palabras  gasto, 
y  de  intento  ó  vida  muda. 

Margar.  jCielos!  ¿no  hay  quien  me  dé  ayuJji 

ESCENA  V  1 

Lelio  con  eí  bordón  dtttnvaínado. — Píenos, 

Lelio.      ¿Cómo  le  puede  fallar, 

donde  yo  cslo^',  que  á  estorbar 
lu  agravio  quiere  que  acuda? 

Margar.  |t.elto  en  mi  casal  ¿qué  es  esto? 

Valerio.  ¿Qué  ha  de  ser,  sino  señal, 
hipócrita  desleal, 
de  tu  trato  deshonesto? 
Tu  fama  en  el  vulgo  has  puesto 
hasta  el  cielo,  y  escondido 
tu  vil  galán  atrevido; 
á  tu  viejo  padre  engañas 
que  con  tan  torpes  hazaña 
tu  santidad  ha  hngido.  — 

El  hábito  honesto  deja, 
que  para  Dios  no  hay  engaño; 
pues  para  hacer  mayor  daño 
viene  el  lobo  en  piel  de  oveja; 
vuelve  á  lu  costumbre  vieja, 
pues  no  tienes  que  perder, 
V  volverá  el  vulgo  a  hacer 
burla  de  lu  torpe  vida, 
que  la  honra  una  vez  perdida 


A 


ACTO  TERr.FRO 


mal  la  cobra  una  mujer. 
Cun  Lelio  en  público  irala, 
si  en  secreto  á  hablarle  vino, 
que  bien  viene  un  peregrino 
con  una  falsa  beata. 

o.  Mientes,  y  refrena  ó  ata 
la  lengua  descomedida, 
ó  quilaréie  la  vida. 

tKio.  Aquí  no,  vente  tras  mi 
porque  satisfaga  en  li 
tu  atrevimiento  y  mi  herida. 
Y  tú,  hipócrita,  no  dudes, 
pues  tan  convertida  estás, 
que  he  de  ocuparme  de  hoy  más 
en  pregonar  tus  virtudes, 

'  y  aunque  á  su  casa  acudes 

á  servir  á  Dios,  desde  hoy 
haré  en  la  ciudad  que  estoy 
que  sus  vecinos  te  alaben. 

.10.      Ya  sabes  á  lo  que  saben 
mis  manos. 

,Eiiio.  Ven. 

(V«*  Vtlcrio.J 

W  ESCENA  VI 

^^r         Dichos,  menos  Vai.rkio. 

JO.  Tras  ti  voy. 

iMar^ahla:  no  es  razón, 
ya  que  en  tu  defensa  cuerda 
la  vida  pierda,  que  pierda 
antes  de  ella  la  ocasión; 
si  una  justa  obligación 
á  mi  amor  basta  á  moverle, 
y  el  salir  á  defenderte 
te  mueve,  paga  mi  fe, 
ó  antes  que  me  la  dé 
Valerio  verás  mi  muerte. 
Sólo  tu  amor  ha  podido 
disfrazarme  como  ves; 
tu  amor,  Margarita,  es 
qui'.n  hoy  í«quí  me  ha  esconJido. 
Valerio  se  va  ofendido 
á  decir  por  la  ciudad 
que  con  fingida  amistad 
pagas  mi  amor  torpemente, 
y  pues  le  ha  de  creer  ta  gente, 
haz  su  mentira  verdad. 
ÍGAJ».  No  permitas.  Lelio,  que  haga 

á  Dios  y  al  rosario  ofensa, 
lo.       No  he  de  forzarte;  mas  piensa 
que  si  asi  mi  amor  se  paga, 
ha  de  acabarme  esta  daga, 
y  hallándome  aquí  sin  vida, 
la  ciudad,  de  ti  ofendida, 
le  llamará  descompuesta, 
con  Valerio  deshonesta 
y  conmigo  mi  homicida. 
Paga  bien  voluntad  tanta. 
BOAR.  ¡Oh,  torcida  inclinación! 
|Oh,  fuerza  de  la  ocasión! 
Sola  estoy,  Lelio,  levanta 
devoción  piadosa  y  santa. 
^Qué  lobo  deja  la  presa 
por  más  que  ayunar  profesa? 
¿qué  tesoro  el  avariento, 


Lelio. 


167 

ó  qué  manjar  el  hambriento 

cuando  le  ponen  la  mcsa.^ 

Soy  mujer,  bástaine  el  nombre, 

frágil  es  mi  natural; 

ni  acero  ni  pedernal 

será  razón  que  me  nombre; 

de  la  costilla  del  hombre 

la  mujer  recibió  el  ser, 

«I  centro  quiero  volver 

que  mi  inclinación  dispone, 

Dios  y  el  rosario  perdone. 

Qué,  ,;mi  amor  vino  á  vencer? 

Déjame  poner  la  boca 

en  estas  manos,  los  brazos 

sean  de  este  cuello  lazos 

donde  mi  alma  su  bien  toca. 

ESCENA  VII 


Lkonri.a  y  Albcrto  con  a((ua.— Dichos. 

Albei^to.  |Ay  mudanza  torpe  y  bcal 

A  buen  tiempo  el  agua  viene 

si  acaso  sed  tu  ama  tiene, 

que  habrá  sido  el  calor  mucho. 

Mas,  <qué  veo? 
Leonela.  y  yo  ¿qué  escucho? 

Alberto.  Hecho  me  he  quedado  grulla 

en  un  pie.  ,;Con  quién  se  arrulla 

la  santa? 

Es  un  avechucho 

que  en  figura  de  romero 

no  le  conoce  Galván. 
Alberto.  jNo  es  Lelio  éste,  aquel  galán 

de  Margarita?  «jqué  espero'' 
Leonela.  ¿\  el  desmayado? 
Alberto.  '         Eso'quiero 

preguntar. 
Leonela.  Gentil  ensayo. 

Albebto.  Mas  que  lieoes  su  lacayo 

con  el  mismo  fingimiento 

aquí. 
Leonela.         Como  se  lo  cuento. 
Alberto.  Pues  yo  también  me  desmayo. 
LeoNCLA.  ¿Dónde  Valerio  estará? 
Alberto.  Saberlo  será  mejor. 
Leonela.  ¡Ay,  señora,  mi  señor! 
Alberto.  ¿Cómo? 

Leonela.  En  la  sala  entra  ya. 

Alberto.  Leonela,  dime:  ¿no  habrá 

desván  ó  zaquizamí 

adonde  me  escondas? 

SL 

¡Eh,  lo  que  ha  de  hacer  el  viejol 

mas  haga,  allá  me  los  dejo. 
Alberto.  Escóndeme. 
Leonela.  Ven  tras  mí. 

(Vanse  los  dos.) 


Leonela. 


Leonelx. 


ESCENA  VIH 

Sale  Ci.KANnuo  y  halla  abracados  d  Mahoaaita 
y  I-F-tio.— Dichos. 

Cleanur.  Valerio  descolorido 

de  mí  casa  y  descompuesto 
contra  mis  canas,  <qué  es  esto? 


^^^68 

QUIEN  NO  CAE  NO  SE   LEVANTA                                       ^^^H 

^^ 

jAún  no  ha  escarmentado  herido? 
Pero  no  sin  causa  ha  sido. 

¡Aycasa!  jay  honra  perdida!      ^| 

^^^K 

¡ay  hija  torpe  y  livíanal              ^| 

^^^■K; 

según  lo  que  llego  á  ver. 

Si  fray  Domingo  no  os  sana,      H 

^^^^^^B 

á  inconstancia  de  mujer 

yo  me  quitaré  la  vida.  {^Vase  i     ^1 

^^^^^h 

no  es  mucho  sienta  los  lazos 

^1 

^^^^^^^H 

si  toma  el  honor  abrazus 

^^1 

^^^^^1 

que  otra  vez  vuelva  á  caer. 

ESCENA   IX                   ■ 

^^^^H 

Pidan  eterna  quietud 

Dichos,  mrnns  Ci.EANDHO.               ^H 

^^^^^^^1 

al  mar  donde  no  hay  sosiego, 

^H 

^^^^^H 

llores  y  hierbas  al  fuego, 

Lei.iú.       No  he  tenido  para  hablarle        ■ 

^^^^^^B 

prudencia  á  la  juventud, 

cara  ni  lengua.    .                       ^| 

^^^^^H 

á  la  enfermedad  salud, 

Margar.                           Eso  puede          ■ 

^^^^^H 

verdades  al  mercader. 

la  razón  que  al  vicio  excede,      ^| 

^^^^^B 

seguridad  al  poder 

y  le  enfrena  porque  calle,           ^^ 

^^^^^^K 

y  humildad  á  la  riqueza. 

no  sé  como  he  de  miralle          ^H 

^^^^^B 

como  no  pidan  (irmeza. 

al  rostro  desde  hoy.                  ^| 

^^^^^B 

ni  palabra  á  la  mujer. 

l.F.i.io.                                      Repasa^^H 

^^^^^^1 

¡yué  presto  te  arrepentiste 

la  violencia  que  me  abras«,^^^H 

^^^^H 

de  la  virtud  que  profesas: 

i  pesar  de  mi  valor,            ^^^H 

^^^^^H 

ai  vicio  pusiste  presas, 

y  ob!¡Karátcn]i  amor            ^^^H 

^^^^^H 

pero  presto  las  rompiste! 

á  dejar  por  mi  tu  casa.         ^^^| 

^^^^^H 

i.a  eslamcñii  que  se  viste 

Tu  padrees  dciL-t minado          ^H 

^^^^^H 

no  es  honra  en  ti,  mas  baldan, 

y  está  indignado  contigo,          ^H 

^^^^^H 

que  el  hábito  y  religión 

sólo  la  muerte  es  castigo             ^| 

^^^^^H 

no  hace  santo  al  que  ic  muda, 

del  padre  ó  marido  honrado;      ^| 

^^^^^B 

si  al  vestirle  no  desnuda 

pues  si  á  fray  Domingo  ha  dado 

^^^^^H 

su  perversa  inclinación. 

deestas  liviandades  cuenta. 

^^^^^H 

También  tú  te  has  disfrazado. 

¿cómo  sufrirás  la  afrenta           ^B 

^^^^H 

pero  bien  fué  que  viniera 

con  que  es  fuerza  te  dé  en  cara?^| 

^^^^^^B 

un  romero  á  una  ramera 

Huye,  que  su  mal  repara            H 

^^^^^^1 

como  ella  disimulado. 

quien  ha  pecado  y  se  ausenta.     H 
Kn  Ñapóles  viviremos.               ^| 

^^^^^B 

Corta  estación  has  andado 

^^^^^H 

para  el  traje  que  desdora 

que  es  habiloma  del  mundo.      ^| 

^^^^^B 

tu  fama;  mas  porque  ahora 

Huye  el  ímpetu  segundo             H 

^^^^^H 

excuses  jornada  tanta. 

de  tu  padre.                                   ^| 

^^^^H 

por  no  ir  á  la  casa  santa 

Ma.^oah.                       (En  qué  de  e\trem<^B 

^^^^^H 

vienes  á  la  pecadora. 

los  que  pecamos  caemos!            ^| 

^^^^^B 

A  tan  devora  estación 

Britón.     Leoneia:  yo  me  despido;            ^^ 

^^^^^H 

justo  es  que  luces  encienda. 

(iteres  habernos  sido                    ^| 

^^^^^B 

yo  encenderé  con  la  hacienda 

en  tu  confuso  retablo.               ^H 

^^^^^B 

la  imagen  de  devoción; 

Alberto. Si  el  viejo  vuelve,  algún  diablo 

^^^^^H 

no  ha  de  haber  más  ocasión 

le  aguarde.                                        i 

^^^^H 

en  mi  casa  de  pecar, 

Britón.                       Algún  descosido.        H 

^^^^^B 

toda  la  quiero  abrasar, 

I.KONELA.  Éntrense  acá,  que  les  quiero       ^ 

^^^^^H 

aunque  la  vida  me  cueste, 

decir  á  los  dos  un  poco. 

^^^^^B 

que  es  hacienda  al  íin  de  peste 

Britón.     ¡Que  me  traiga  ésta  hecho  un  local 

^^^^^B 

y  la  manda  el  juez  quemar. 

Ai.BKRTo.  ¿Y  yo  no  ando  al  retortero?        ^ 

^^^^H 

Sacar  de  aquí  una  hacha  quiero. 

Britón.     Ahora  bien:  cimipañero,            ^| 

^^^F 

inescubrr  á  Britón  de  peregrino  y  á  Al- 

alcancemos dos  bocados            ^| 

^^p 

berto  y  en  medio  á  LeoncLi  ) 

amigos  y  conformados.            ^H 

^^^  Bpitón. 

|Par  Dios,  que  nos  ha  cogido! 

Alberto. ¿Y  si  de  palusnosdan?        ^^^H 

■        Cleanor 

.,jf)ué  es  esto? 

Bhitón.     Graduado  de  galán               ^^^| 

^^H  Britón. 

No  es  nada,  un  nido 

quedarás.                                ^^^H 

^^H 

de  chinches  en  agujero; 

Alberto.                Fuego  en  los  grados,  ^| 

^^H 

un  San  Hoque,  soy  romero. 

(Kanrr^WO^H 

^^B  Alberto 

.  Yo  á  su  mastín  me  acomodo. 

I.ELio.      ¿Qué  determinas?                      ■ 

^^B  Leonela 

.Y  yo  vengo  á  hacer  de  lodo 

MakiiAR.                              Forzoso         ^| 

^^B 

mi  fit^ura  en  el  retablo, 

lo  que  dices  ha  de  ser;                ^H 

^^H 

que  en  casa  en  que  vive  el  diablo 

morir  quiero  y  no  me  ver    ^^^H 

^^H 

anda  á  lo  del  diablo  todo. 

ante  el  rostro  riguroso         ^^^H 

^^RCleanoh 

.¿Qué  hacéis  de  esa  suerte? 

de  mi  padre.                          ^^^| 

^^bBkitón. 

Al  son 

Leí  to.                          Venturoso               ^| 

^^H 

que  nos  hacen  nuestros  amos. 

fin  has  dado  á  mí  amor  hoy:      H 

^^B 

también  los  mozos  bailamos. 

pues  esperándote  estoy,             H 

^^KCleano» 

..¡Vio  e!  mundo  tal  perdición? 

¿qué  aguardas?                             ^| 

^^^K 

Va  ni  hay  seso  ni  hay  razón 

Margar.                          ¡Ay  amor  loco!   ^| 

^ 

que  darme  la  niuertc  impida. 

Déjame  aquí  sola  un  poco.        ^| 

^^^^^^F                                  ACTO                                                                                  lt'>9         ^^H 

^Httte  prisa. 

ha  de  ser  mi  confusión.                              ^M 

^K              Tras  ti  voy. 

mi  inclinación  libre  y  moza                  ^^M 

^^m                                         {Vant  Le\io.\ 

peude  infinito  conmigo;                        ^^^M 

mi  padre  ha  vuelto  en  furor                 ^^H 

lodo  su  pasado  amor,                                 ^M 

^^^    ESCKNA  X 

y  es  bien  tema  su  castigo.  H 
Todo  lo  reparo  huyendo;                            H 

^^^^^k  n  n  A  K 1  T  A 

adiós  casa,  adiós  vejez;                                H 

honra,  adiós. — Caí  otra  vez;                       ■ 

en  divina:  si  mi  vida  exenta 

¿qué  aguardo?  mas  ¿qué  pretendo?           H 

üisa  me  saca  en  que  habéis  sido 

Si  en  la  primera  caída                                  H 

ida  mía  un  añu  que  he  cogido 

Pablo  su  remedio  funda,                             ^M 

le  aquel  )ardin  que  el  bien  aumemn. 

cayendo  yo  la  segunda,                       ^^^| 

ue  me  parto  por  huir  mi  aírenla. 

¿qué  espero  en  tal  recaída?                   ^^^| 

que  cuenta  no  me  hayáis  pedido. 

Pero  en  tan  confuso  abismo                 ^^^| 

la,  no  digáis  que  me  despido 

por  menos  difícil  hallo  ^^^| 
caer  l^ablo  del  caballo                           ^^^| 

do  sin  la  huéspeda  la  cuenta. 

ntas  os  debo  de  hoy,  que  no  he  rezado; 

que  el  pecador  de  sí  mismo.                 ^^^H 

Jeñora,  aún  no  es  pasado  el  dia, 

Aunque  no  le  imito  yo                         ^^^H 

3  queréis  que  os  pague  en  este  trance. 

por  ser  más  frágil  mi  ser,                     ^^H 

viene  la  oración  con  el  pecado: 

oue,  en  fin,  Pablo,  con  caer,  ^^H 
de  su  presunción  cayó.                        ^^H 

1  lo  mejor.  Virgen  iviaria. 

mo  vuestro  alcance  no  me  alcance. 

Ra,  sospecha  ligera,                              ^^H 

(Va  á  ir  y  cae.) 

de  vuestro  padre  el  furor                      ^^^H 

¡Jesús,  mil  veces!  Caí, 

huid,  pues  os  guía  amor  ^^H 
y  Lelio  amándome  espera.                   ^^H 

el  chapín  se  me  torció. 

en  fe  de  que  también  yo 

¡Jesús,  caí!  ¿Dónde  voy?                       ^^H 

con  él  la  virtud  torcí. 

Mas  ¡ay,  torpeza  perdida,                      ^^H 

Mal  suceso  ha  de  tener 

si  va  de  tres  la  vencida,                         ^^^| 

amor  que  empieza  en  azar, 

vencida  y  en  tierra  estoy!                     ^^H 

si  es  agüero  el  tropezar. 

No  me  puedo  levantar,                         ^^H 

¡cielos!  ¿qué  será  el  caer.-' 

¡ah  intenciones  desbocadas!;                 ^^^| 

¡Ay,  si  mi  dicha  quisiera 

Dios  os  da  de  sofrenadas                       ^^^| 

que,  cayendo  de  un  chapín. 

¿y  el  freno  queréis  quebrar?                ^^H 

pues  es  corcho,  vano  al  fin. 

l^óngaos  su  castigo  miedo.                   ^^H 

de  mi  vanidad  cayera, 

^^H 

y  por  excusar  la  afrenta 

^^^H 

que  de  huir  conseguiré, 

ESCENA  XI                              ^B 

se  quedara  mi  honra  en  píe 

^^^H 

^—^y  yo  cayera  en  la  cuenta! 

Un  mancebo  muy  galán,  que  es  el  Ángel  J>e  la         ^^^H 

^M^hora  bien:  Lclio  perdone, 

Guarda,  salí  y  levanta  á  Mapcarita.                ^^^| 

^Fy  su  amoroso  interés. 

^^^H 

pues  adivinan  los  pies 

AsriKi..      Si  su  justicia  os  espanta.                      ^^^M 

el  lazo  que  amor  les  pone. 

mi  Margarita,  levanta.                          ^^^H 

Ya  la  virtud  reducida, 

Marxaft.  Gallardo  joven,  no  puedo.                   ^^^| 

pues  que  libre  me  levanto. 

Tullida  estoy  y  con  duda                    ^^H 

sirva  de  freno  al  espanto. 

de  volver  en  mi  jamás.                          ^^^| 

si  temo  la  recaída. 

A.NOEL.      Por  li  Sola  no  podrás                             ^^H 

^LMas  ¿con  qué  vergüenza  puedo 

si  ta  gracia  no  ic  ayuda.                       ^^^| 

^■aguardar  la  reprensión 

Margar.  ¿Y  podré  i^on  ella?                              ^^H 

de  quien  con  tanta  razón 

Angei.                                   Sí.                             ^^H 

me  amenaza  si  aquí  quedo? 

Maroar.  ¿Pues  quién  me  la  dará?                     ^^H 

lodo  el  gusto  lo  alropelta; 

Aniíki..                                                 Llega,        ^^^| 

si  aqui  á  mi  padre  esperara. 

que  Dios  su  gracia  no  niega                ^^^| 

jamás  alzara  la  cara, 

al  que  hace  lú  que  es  en  si.                   ^^^| 

pues  me  ha  de  dar  siempre  en  ella 

MARr<AR.  Mv¡oT  fuera  no  caer;                            ^^^^| 

con  el  honor  que  le  quita 

pues,  aunque  favor  me  ofreces,          ^^^| 

mi  liviandad.  |Ay,amorI 

si  he  caído  ya  tres  veces,                      ^^^H 

¿Qué  haré?  Quedarme  es  mejor. 

¿cómo  me  podré  tener?                       ^^^H 

Viva  la  honra! 
(Dt  dtntru.)          |Ah,  Margarita! 

Angei..     Con  la  gracia  de  Dios  santa.                ^^H 

Makuar.  ¿Cómo  he  de  volver  en  mí                   ^^H 

¿Así  cumples  tu  promesa? 

si  tercera  vez  caí?                                 ^^^| 

AR.  ¡Ay,  cielos!  Lelio  me  llama, 

Ángel.      Quien  no  cae  no  se  levanta,                 ^^^| 

Valerio  á  voces  me  infama, 

No  hay  níitural  tan  robusto                ^^^| 

mi  vicio  el  vulgo  confiesa; 

que  pueda  tenerse  en  pie.                     ^^^| 

Fray  Domingo  de  Mendoza, 

Margar.  Helio  mancebo,  ya  sé                           ^^^| 

1 si  aguardo  su  reprensión. 

que  siete  veces  cae  el  justo;                 ^^H 

170 


QUIEN  NO   CAE  NO  SE  LEVANTA 


ma:>  no  de  caídas  tales 
que  pierda  en  cada  caída 
la  esperanza  con  la  vida, 
pues  las  suyas  son  veniales, 
mas  las  mías  son  de  muerte. 
Ángel.      El  §.',i<j3nie  que  luchaba, 
de  la  tierra  que  locaba 
se  levantaba  más  fuerte. 
Dame  la  mano,  que  asi 
no  volverás  á  caer. 
Margar.  ¿Quién  eres  tú,  que  á  encender 
nii  pecho  vienes  aquí, 
desde  que  tu  mano  toca 
las  mias?  Dichoso  empleo: 
desde  que  lus  ojos  veo; 
desde  que  vierte  tu  boca, 
no  palabras,  sino  almíbar; 
desde  que  tus  labios  bellos 
contemplo  y  en  tus  cabellos 
arma  lazos  de  oro  libar, 
tan  perdida  estoy  de  amor, 
que  en  lugar  de  arrepeniirme 
y  á  la  enmienda  reducirme 
que  me  predica  el  temor, 
sea  dicha  ó  sea  desgracia, 
á  no  tenerme  lú,  hiciera 
amor  que  otra  vez  cayera, 
por  solo  caerle  en  gracia. 
¿Quiércsmc  decir,  señor, 
quién  eres? 
Anoel.  Quien  por  quererte 

ha  dado  entrada  la  muerte. 
Soy  un  fénix  del  amor 
que,  muerto  por  los  desvelos 
con  ouc  mis  méritos  tratas, 
hoy  a  tus  manos  ingratas 
me  rinden  preso  los  celos. 
Margar.  ¿Celos  de  mi?  Juraré 

que  no  le  he  visto  en  mi  vida. 
Angf.i-.      ¡A^,  Margarita  perdida! 

¿No  me  has  visto?  Pues  yo  sé 
hasta  el  menor  pensamiento 
de  tu  amoroso  cuidado, 
y  irayéndome  á  tu  lado 
en  fe  del  amor  que  siento 
y  que  le  pagues  aguarda, 
tanto  le  ha  dado  en  celar, 
que  me  pudieras  llamar 
al  propio  tu  Ángel  de  Guarda. 
Maroar.  lün  la  celestial  belleza 

con  que  á  amarte  me  provoco, 
ángel  eres,  y  aún  es  poco; 
si  celos  te  dan  tristeza, 
piérdelos,  mi  bien,  que  ya 
Lelio  es  mi  muerte  y  Valerio 
mi  tormento  y  vituperio; 
sólo  en  mi  pecho  hallará 
entrada  alegre  y  suave 
tu  amor,  que  por  dueño  queda, 
y  por  que  otro  entrar  no  pueda, 
cierra  y  llévate  la  llave. 
Anoei..      Si  tal  reciprocación 

halla  en  ti  mi  voluntad 

gozar  quiero  tu  beldad 

y  no  perder  la  ocasión, 

en  tu  tálamo  amoroso 

me  hallarás,  sigúeme  luego.  {Vate.) 


ESCENA  Xir 
.Uargakíta,  tuego  tt  AitGKt. 

Mapi.ar.  |£n  otro  amor,  oiro  fuego 
otro  cuidado  sabroso 
diverso  del  oue  hasta  aquí 
abrasar  el  alma  siento, 
¡ay  suave  encantamento! 
¿qué  es  esto  que  siento  en  mi? 
¿Hay  semejante  hermosura? 
¿hay  gracia  más  pegajosa? 
¿hay  lengua  más  amorosa? 
¿hay  más  donosa  cordura 
para  niño  lan  cuerdo 
tan  grave  y  tan  cortesano? 
No  hay  que  hablar,  aquí  meg« 
si  por  él  desde  hoy  me  pierdo; 
aunque  cal  no  me  espanta 
pues  me  levantó  el  temor, 
que  en  los  sucesos  de  amor 
quien  no  cae,  no  se  levanta. 

( Tire  una  carlina  y  esté  ti  \on.tl 
lado  en  una  cama.) 
Aquí  ha  de  ser  el  empleo 
de  toda  mi  voluntad, 
aquí  espera  la  beldad 
que  adoro,  mas  ya  le  veo. 
Y  no  entiendo  lo  que  «  eslo, 
pues,  en  tan  dichoso  paso, 
siento  que  por  él  me  abraso 
y  el  fuego  es  santo  y  honesto. 
Tan  diferente  motivo 
me  rinde  la  libertad 
que  soy  toda  voluntad 
sin  tener  el  sensitivo 
apetito  entrada  aquí. 
Mi  bien,  mi  luz,  mi  regalo, 
que  á  mereceros  me  igualo. 
Anoel.      Margarita:  advierte  en  mi 
y  las  ventajas  verás 
que  llevo  á  los  que  has  querido 
y  amantes  tuyos  han  sido. 
S'  si  persuadida  estás 
á  ser  mi  querida  esposa, 
no  en  tálamos  de  la  tierra, 
donde  amor  no  es  paz,  que  es  guS 
sino  cnlre  el  jazmín  y  rosa 
del  deleite  que  es  eterno, 
nos  hemos  de  desposar. 
Maroab.  Si  vos  me  habéis  de  guiar, 

galán  cuerdo,  amante  tierno, 
vamos  donde  vos  gustéis, 
que  ya  sin  vos  todo  es  vano. 
Anoei  .      Dame  de  esposa  la  mano. 
MahiíAR.  En  ella  el  alma  tenéis. 
Anoel.     Sigúeme,  pues,  que  encamina 

el  cielo  tus  dichas  todas. 
Maiigar.¿ Dónde  vamos? 
Anoki,.  a  unas  bodas 

donde  es  Virgen  la  madrina, 
y  su  tálamo  un  rosal 
cuyas  rosas  acrecientas 
cuando  rezas  en  sus  cuentas. 

{Sube  desttt  la  cama  el  Anitel  al  dtti 
tievaconsifo  á  Mau-garita.) 

Maroar.  |Ay,  esposo  cele&tiall 


i 

» 

\ 

I 


I 


Valerio  y  Lt.i.io,  desenvainadas  lat  espa- 
das, y  Koaet-io.— Luego  L.EONEI.A. 

;OA..  Primo  mío,  esposo  caro, 
sí  sois  una  sangre  mesma, 
¿por  qué  queréis  derramarla 
en  mi  daño  y  vuestra  ofensa? 
Mis  lágrimas  pongan  paz 
en  esta  civil  pendencia, 
que  espadas  son  de  dos  lilos 
que  mis  ojos  á  hilos  riegan. 
No  haya  más. 

nio.  Falso  cuñado, 

que  al  nombre  las  obras  muestra, 
la  muerte  lengo  de  darte 
i  la  entrada  de  estas  puertas, 
por  donde  en  agravio  mió 
entran  mi  enojo  y  tu  afrenta. 

).       Habla  menos  y  obra  más. 

LIO.  ¡Que  con  vosotros  no  putdan 
mi  autoridad  ni  mis  canast 
Soltad  las  armas  inquietas. 

(Sale  Leoncla.) 

«LA.  (Milagro,  milagro  extrañul 
Hagan  locar  en  iglesias, 
en  monasterios  y  ermitas 
las  campanas  vocingleras; 
entrad,  veréis  maravillas. 

RIO.  ^Qué  confusiones  son  éstas? 

SLA.  línlrad,  veréis  el  milagro 
de  mí  casa. 

lio.  ^Qué  voceas? 

LIO.      ^No  sabremos  lo  que  es  esto? 


ESCENA  XIV 
Clkaiioiio,  Albeiito  y  Bkitóm. 

lAND.  Las  armas,  Valerio  suelta, 

que  cuando  el  cielo  hace  paces 
no  es  bien  que  riña  la  tierra. 
El  acero,  Lelio,  envaina, 
porque  no  es  ocasión  esta 
de  aceros  duros  y  helados, 
sino  de  pechos  de  cera. 
Margarita  que,  vencida 
de  la  ocasión  hechicera, 
mujer  en  el  nombre  frágil, 
pero  gibante  en  las  fuerzas, 
irse  á  Ñapóles  con  Lelio 
quiso,  y  dejar  á  Florencia, 
según  el  Guzmán  Domingo 
me  ha  dado  dichosa  cuenta, 
amparándola  el  rosario 
y  el  Ángel  Pasto^  que  enseña, 
cuando  van  descarriadas, 
el  camino  á  sus  ovejas, 
cuando  se  iba  desbocada, 
tiró  las  airadas  riendas. 


Valerio. 


Lelio. 

ftOSELIO. 
Cl.EANÜ. 

Lisarda. 

Cl  EANO. 

Lf.onela 


Cl-EANDI» 
ROSELIO. 

Lisarda. 

ROSEUO. 
Cl.EANDH 


dando  con  sus  vanidades 
y  amor  tres  veces  en  tierra. 

Y  cuando  desesperada 
imitar  á  Cain  ordena, 
en  traje  de  su  galán, 
que  es  el  que  más  le  contenía, 
se  te  aparece  y  levanta 
y  á  un  jardín  bello  la  lleva 
donde,  transformando  en  rosas, 
esté  la  Virgen  sus  cuentas 
sueltos  los  cabellos  de  oro 
que,  como  las  aim.is  suelta, 
que  en  ellos  tuvo  cautivos 
y  no  quiere  que  más  prenda, 
los  saca  libres  al  aire 
de  una  red  de  oro  y  de  seda, 
desmayada  del  amor 
divino,  en  la  cama  se  echa, 
que  mullen  las  mismas  rosas, 
sin  que  haya  espinas  en  ellas, 
y  con  la  esposa  diciendo 
cuando  con  Dios  se  requiebra: 
«Ccrcadme,  Señor,  de  flores, 
rosas  del  rosario  vengan, 
y  sirvan  de  manzanillas 
por  fruto  dulce  sus  cuentas.» 
En  el  sueño  con  que  el  justo 
quiere  su  esposo  que  duerma, 
quedó  á  la  cosa  del  siglo, 
pero  para  Dios  despierta. 
Si  esto  es  así,  cesen,  Lelio, 
vuestros  enojos,  pues  cesa 
la  causa.  Dadme  esos  brazos. 

Y  con  ellos  paz  perpetua. 
¡Gran  mudanza! 

Y  gran  ventura. 
Ya  se  acabó  mi  tristeza, 
mi  temor,  mi  llanto  y  celos. 
Vida  loca  y  muerte  cuerda. 
Señor  de  mi  corazón: 
desde  hoy  ha  de  ser  Leonela 
una  santa  Catalina; 
no  más  burlas,  todo  es  veras; 
mujer  convertida  soy, 
diez  mil  maravedís  vengan, 
dote  de  gente  traída. 

[Descubren  un  jardin  arriba  con  mu- 
chas rosas,  Y  en  él,  echada,  á  Marf^ariii, 
sueltos  las  cabellus,  con  un  Cristo, como 
pintaK  á  ta  Magdalena,  los  ojos  en  el 
cielo.) 

Para  que  cumplidos  sean 
vuestros  deseos,  mirad 
el  jardin  que  á  Dios  recrea, 
donde  es  rosa  Margarita. 
Lágrimas:  servid  de  lenguas 
para  dar  gracias  á  Dios. 
Hosario,  hazañas  son  vuestras; 
no  en  balde  os  quiero  yo  tanto. 
De  vuestro  hábito  y  librea 
tengo  de  ser.  Orden  santa. 
.Y  yo,  porque  buen  fin  tenga 
mi  vejez,  dándoos  los  brazos, 
quiero  que  en  la  Orden  mesma, 
en  hermandad  religiosa, 
nuestra  enemistad  fenezca. 


VIDA  DE  HERODES 


PERSONAS  QUE  HABLAN   EN   ELLA 


ANTirATBü,  Rey  t'itíjo. 
Faselo,  su  hijo.  Principe, 
Herodes,  su  hermano. 
Salomé,  ínfmUa. 

JOSEFO. 
MiTIl.ENB. 

Augusto  César. 

Mebbel. 

HiRCANo,  Rey  viejo. 

Aristóbl'i.o,  Principe. 

Mari4üne<>,  fiifonlj. 

EUACEH. 


[¿KPAÍM, 

Pachón,  pastor. 
Fenisa,  pastora. 

Dos  ROMANUS. 

Un  Vehuugo. 
Zapiro. 
Jabkl. 
Bato. 

LlSENO. 

Nisü. 

Una  Miueh. 

Paítores.  (i) 


.CTO    PRIMERO 


ESCENA  PBÍMERA 


'ATUo,  víí/o;  JoshFo;  Kash  o  y  Saiomb, 
dama. 

rspués  de  besar  lus  pies, 
■que  en  el  humano  icatro 

siempre,  invencible  Anlipatru, 

pi&ando  coronas  ves; 

porque  á  la  foriuna  des 

las  gracias  de  lu  ¿>;r»ndeza 

y  porque  eslimes  la  alteza 

de  lus  inmortales  [glorias, 

co  premio  de  lus  viiorias 

le  da  el  amor  su  belleza. 

Contra  su  rueda  voltaria 

las  iriunfadú  de  íduinea, 
fconquisiado  á  Galilea 
ly  sujetado  á  Sanearla; 


y  pur^ine  cmíi  dicha  varia 
la  vejez  ^uc  se  te  atreve 
al  templo  lus  triunfos  lleve 
del  tiempo  inmortal  tesoro, 
hijos  le  diü  en  siglos  de  oro 
restauración  de  lu  nieve. 
Dióleal  Principe  Faselo, 
fénix  nuevo  en  quien  se  ve 
lu  imapen,  y  á  Salomé, 
bella  exhalación  del  cielo; 
dióte  á  llcrodes,  que  en  el  suelo, 
mientras  á  Alejandro  imita, 
para  que  con  ¿1  compita, 
y  el  mundo  admire  su  fama, 
en  vez  de  Alejandro  llama 
á  Hcrudes  Ascalonita. 
Kilipo  al  naccMe  un  hijo 
asonibro  de  Babilonia 
y  blasón  de  Maccdunia, 
que  era  veniuroso  dijo, 
no  tanto  porque  predijo 
un  él  su  f; loria  real, 
cuanto  porque  en  tiempo  lal 
ArislüleJes  vivía. 


lnter*icaen  además  Tirso,  pastor  y  una  Ji 


^^^HH|^^F                                                           VIDA  DE                                                                      ^^^1 

^H                      porque  á  su  filosofía 

Sacar  de  está  copia  puede      V 

^^B                     su  valor  hiciese  igual. 

el  Príncipe  que  se  nombra 

^^H                     Pero  lú  con  más  certeza 

su  esposo  (si  no  se  asombra 

^^H                     decilo  puedes  mejur, 

la  luz  que  su  cielo  da),           ^ 

^^1                     pues  cfia  aun  liempoel  amor, 

qué  tan  bello  el  sol  será         ^| 

^^H                     si  hijo^  tú,  Judá  belleza; 

siendo  tan  bella  su  sombra. 

^^H                     que  si  la  naturaleza 

{A  .Salomé  oiro.l 

^^H                      hace  con  ellos  sc^u^as 

.Mire  en  éste  vuestra  Alteza    ^ 

^^H                      de  Diüs  en  vivas  figuras 

á  Aristóbulo  en  bosquejo.      H 

^^H                      imagines  naturales, 

Salomé;.   Hermoso  asombro,  Joseío.     ■ 

^^P                      suerte  es  que  para  hijos  lalck 

JoSKKo,      No  pudo  la  sutileza                  H 

^™^                      le  dé  tales  hermosuras. 

del  pincel  en  tal  belleza           ^ 

Antipat.  Tú  seas,  Joseph  , venido. 

ostentar  más  su  primor. 

á  nuestro  Ascalón  con  bien, 

y  aunque  honrando  á  su  pint^ 

pues  que  de  Jerusalén 

Apeles  se  ha  aventajado,        H 

tales  nuevas  me  has  traído. 

con  ser  este  su  traslado          ^ñ 

Sagaz  medianero  he  sidu 

parece  su  borrador.                ^M 

con  el  Senado  Romano 

Aqui  sólo  no  permite              V 

para  entronizar  á  Hircano 

la  naturaleza  sabia, 

(que  ya  sepultaba  el  ocio). 

por  más  que  el  arte  la  agravia. 

en  el  reino  y  sacerdocio 

que  sus  estudios  imite,            jM 

que  quiso  usurpar  su  hermano. 

porque  ni  el  oro  compite        ■ 

Rey  y  Sacerdote  sumo 

con  sus  cabellos,  ni  toca         H 

su  Jcrusalcn  le  llama, 

su  frente  el  cristal  de  roca,      | 

1                             y  en  aliar  de  Thimiama 

ni  hay  clavel,  rosa  ó  jazmin 

aromas  ofrece  en  humo. 

que  se  opongan  al  jardin           , 

reinando  por  mi,  presumo, 

de  sus  mejillas  y  boca.           ^ 

si  agradecido  repara 

Vueltos  aqui  barbarismos      ■ 

en  mi  amistad  noble  y  clara, 

los  hipérboles  verás,                H 

que  estimé  por  justa  ley 

porque  estos  dos  son  no  másB 

juntar  Sacerdote  y  Rey, 

hipérboles  de  si  mismos;        fl 

la  corona  á  la  tiara. 

de  libertades  abismos,            H 

í)cscendiente  generoso 

porno  llamarles  prisión,       ^^ 

es  de  Judas  Macabeo, 

y  milagrosa  lección 

que  al  linaje  Asamoiieo 

donde  lomó  en  sus  trasuntos^ 

dio  blasón  limpio  y  glorioso; 

la  naturaleza  puntos               H 

el  sacerdocio  piadoso 

para  leer  de  ostentación.        H 

que  honró  en  el  desierto  á  Aarón, 

Faselo.    No  lisonjero  procedes              H 

propagó  su  sucesión 

en  su  alabanza,  si  es  cierta     V 

contra  ambiciosos  engaños 

la  fama  con  que  despierta 

por  ciento  y  setenta  años 

amor  almas  y  armas  redes, 

de  varón  siempre  en  varón. 

pues  no  estiman  las  paredes 

Ilustrar  mi  descendencia 

reales  soberbios  ornatos, 

con  renombre  soberano 

ni  en  doseles  y  aparatos          ^ 

y  emparentar  con  Hircano 

funda  la  ambición  sus  galas. ^ 

apetece  mi  experiencia: 

mientras  no  adorna  sus  salas 

á  Mariadnes,  excelencia 

con  estos  bellos  retratos. 

de  cuanta  belleza  ha  habjdo. 

Egipto  dé  testimonio. 

para  el  Principe  he  pedido, 
como  Arislübuio  de 

pues  sabe  bien  que  idolatra 

en  Aristóbol  Cleopatra, 

con  la  mano  á  Salomé 
envidia  a!  amor  y  olvido. 

en  Mariadnes  Marco  Antonio; 

lüh  lazos  del  matrimonio 

De  Hircano  hijos  los  dos  son, 

que  por  mi  amor  habéis  vuelto! 

como  Salomé  y  Faselu 

A  seguir  estoy  resuelto 

míos,  si  permite  el  cielo 

vuestra  reciproca  ley             H 

darme  en  ellos  sucesión. 

adonde  el  esclavo  es  rey         V 

del  alcázar  de  Sión 

y  cautivo  el  que  anda  suelto. 
SAtoMÉ.   Yo,  bel lisimos  despojos. 

poseerán  el  solio  real 

y  con  ventura  inmortal 

no  os  hablo,  que  estoy  en  calmi 

gozará  sangre  idumea 

mientras  la  lengua  y  el  alma 

mezclándole  con  la  hebrea 

se  trasladare  á  los  ojos;          J 

un  reino  sacerdotal. 

si  quitáis,  pintado,  enojos,     9 

Si  esto  Hircano  me  concede 

,jqué  haréis,  Principe,  presenlcT 

largas  albricias  me  pide. 

Calle  el  ;ilma  lo  que  siente 

;             JosEro.     No  sólo  á  tu  gusto  mide 

•porque  sienta  lo  que  calla. 

el  suyo,  pero  aún  le  excede. 

que  amor  que  palabras  halla 

(iWlí  UH  retrato.) 

i 

tan  faiso  es  cuanto  elocuente. 

^^^^^P                                     ACTO  PRIMERO                                                                 IjS 

V 

^f          ESCENA  II 

Pero  como  el  interés 

tiene  alas,  sus  puertas  rotas, 

^1 

E  ItKitoois,  bizarro,  á  lo  soldado.— Viicnos. 

sirvió  de  escala  una  pica 

^^^1 

)ES.  A  tus  pies,  invicto  padre, 

por  donde  subió  la  honra. 

^^^H 

trofeos  mis  dichas  postran, 

Y  franqueando  las  llamas 

^^^H 

si  imitación  de  tus  híchos, 

la  entrada  á  mi  gente  heroica, 

^^^H' 

primicias  de  tus  victorias; 

retrató  el  fuego  en  Armenia 

^H' 

•       que,  puesto  que  comparadas 
a  las  luyas,  serán  pocas 

venganzas  griegas  de  Troya. 

^^^^ 

Di  á  saco  la  fortaleza. 

^^^^^ 

las  de  Alejandro  en  Asina 

y  mientras  el  metal  roban 

^^^H' 

y  las  de  Anibal  en  Roma, 

que  la  codicia  persigue, 

^^^H 

por  ser  las  primera'?,  creo 

aunque  más  el  sol  la  esconda, 

^^^H' 

que  antepondrás  á  las  propias 

despeñando  al  Rey  armenio 

^^^H 

las  alabanzas  de  un  hi|o 

quedaron  las  peñas  toscas 

^^^1 

t       enigma  de  tus  memorias. 

cada  cual  con  un  pedazo. 

^^^H 

Salí  de  Ascalón,  mi  patria. 

que  también  ellas  despojan. 

^^^|¡ 

cuando  el  toro  que  hurtó  á  Europa 

Bañado  en  sangre  enemiga, 

^^^1 

en  oro  pagaba  al  sol 

cantando  el  valor  viioria 

^^^^1 

.       un  mes  de  hospicio  y  lisonjas. 

k  las  voces  destempladas 

^^^H 

'       y  con  doce  mil  soldados, 

de  los  míseros  que  lloran, 

^^^1 

feliz  número  si  notas 

entre  en  una  galería 

^^^1 

que  con  otros  tantos  puso 

que  por  treinta  claraboyas 

^^^H 

Ireno  al  Asia  Macedonia, 

de  alabastro,  jaspe  y  mármol 

^^^H 

cerqué  á  Pacono  en  Pétrea; 

les  bastidores  de  Flora 

^1 

Pacono,  aquel  con  que  asombran 

enamoradas  miraban, 

^^^H 

los  Partos  las  cuatro  letras 

y  en  los  cristales  que  adorna 

í^^^l 

que  Craso  en  ürecia  enarbola. 

con  marcos  de  primavera, 

^^^1 

Y  de  su  madre  sacando 

se  retratan  majestuosas. 

^^^H 

al  Ganges,  porque  se  corra 

Colgaban  de  sus  paredes 

^^^1 

que  en  los  brazos  de  su  madre 

cuadros,  en  lugar  de  joyas, 

^^^1 

un  hijo  tan  viejo  corra, 

si  desvelos  del  pincel 

^^^H 

guiado  por  el  silencio. 

emulación  de  la  gloria, 

^^^H 

una  noche  obscura  y  sorda, 

pues  retratando  bellezas 

^^^H 

restituí  á  sus  cristales 

refrescaban  la  memoria. 

^^^H 

sangre,  que  aumentó  sus  olas. 

tal  del  milagro  de  Chipre 

^^^H 

Y  degollando  á  su  Hey, 

y  tal  de  la  virgen  diosa. 

^^^H 

el  alma,  que  iba  á  la  boca, 

Allí  la  Griega  robada, 

^^^H 

saliendo  por  la  garganta 

si  del  pastor  robadora, 

^^^H 

la  jornada  halló  más  corta. 

que  hurtó  en  las  huertas  de  Venus 

^^H 

No  perdoné  ningún  sexo; 

la  manzana  á  la  discordia. 

^^^H 

lirio  cano,  joven  rosa. 

¿  amor  y  aborrecimiento 

^^^H 

caña  humilde,  roble  fuerte, 

provocaba  á  las  historias, 

^^^B 

madre  casta  ni  hija  hermosa. 

por  liviana  aborrecible 

^H 

Pero  donde  se  ve  más 

V  adorada  por  hermosa. 

H 

1       mi  venganza  victoriosa 

Allí  al  honor  consagraba 

^1 

\       fué  en  la  pueril  inocencia, 

la.  tarde  cuerda.  Matrona, 

.^^^1 

pues  de  las  madres  piadosas 

Tarquinos  atrevimientos, 

^^^1 

arrancando  tiernos  hijos. 

recuerdos  tristes  de  Boma. 

^^^H 

1       mostré  que  mi  sed  provoca 

Y  alli,  en  fin,  la  hermosa  Reina 

^^H 

sangre  en  leche  de  inocentes 

que  África  estima  y  adora. 

^^^H 

medio  blanca  y  medio  roia. 

holocausto  de  sí  haciendo. 

^^^1 

Bajé  á  Armenia  desde  alíi, 

dejaba  ejemplos  á  Porcia. 

^^H 

1       y  destruyendo  sus  tropas. 

Pero,  entre  tantas  bellezas, 

^^^1 

en  púrpura  de  sus  venas 

la  que  por  féni.\  de  todas 

^^H 

'        icñ!  sus  listadas  tocas. 

gozaba  el  lugar  supremo 

^^1 

Encastillóse  su  rey 

en  la  mitad  de  la  lonja 

^H 

en  un  castillo,  una  roca 

era  una  hermosa  judia 

^^^H 

tan  alta,  que  su  cabeza 

(perdone  el  Dios  de  llcücona) 

^^^1 

coronó  del  sol  la  zona. 

que  no  igualó  á  su  hermosura 

^^^1 

Era  de  peña  tajada 

la  Ninfa  que  le  corona. 

^^^1 

y  con  una  entrada  sola 

liien  pudo  Dina  á  Sichén 

■  ^^H 

tan  inexpugnable  y  fuerte. 

ser  tragedia  lastimosa. 

^H 

que  haciendo  dificultosa 

librar  Judilh  á  Bcthulia 

^^^k 

su  conquista,  aseguraba 

del  furor  de  Babilonia, 

^^H 

al  rey  la  vida  y  las  joyas 

hacer  Raque!  que  Jacob 

^^^1 

que  atesoró  en  su  homenaje 

juzgase  distancia  corta 

^^H 

^_ia  codicia  temerosa. 

catorce  años  de  servicio. 

J 

^H               176                                                         LK  VIDA  DE  IIERODES                                             ^^^Ij 

^H^                      poner  á  Aman  en  la  horca 

en  premio  del  favor  (según  presumo) 

^^L                       el  caslo  hechizo  de  Asueno, 

con  aue  se  ve  sacerdotal  monarca.       ^B 
sus  dos  hijos  ofrece,  luz  del  ciclo,       ^M 

^^^^                        prt-cjpitar  viloriosa 
^^^^H                   Hersabé  al  ProfMa  rey 

á  tus  hermanos  Salomé  y  Fasclo.        ^M 

^^^^H                 (que  aun  cantando  creo  que  llora), 

Importa  qtje  prevenga  su  partida          H 

^^^^H                 y,  en  lin,  bien  pudo  rendir 

por  lo  que  el  nombre  ganará  idumco,  ^| 

^^^^^H                 las  letras,  que  el  amor  pulirá. 

si  á  la  corona  aspira  apetecida              ^M 

^^^^^H                del  rey  pacifico  y  sabio 

que  restauró  á  su  sangre  el  Macabeo.  iH 

^^^^^H                la  hermosura  de  Etiopia. 

Salo.'wé.                   ^M 

^^^^^H                Mas  cun  ¿'stas  comparada 
^^^^H                es  loquee!  sol  con  la  sombra, 

Perdona  sí  no  doy  á  tu  venida,             ^M 

^^^^^H                con  la  ciencia  la  ignorancia, 
^^^^^^B                 con  la  verdad  la  lisonja. 

invicto  heimano,  á  gusto  del  deseo      ^| 

parabienes  retóricos,  que  duda 

^^^^^H                Supe  quién  era,  aunque  callo, 

de  hablar  quien  ama  agradecida  y  muda. 

^^^^^H                 porque  la  lengua  no  osa 

Fasbi-o.                  ^M 

^^^^^H                dar  celos  al  corazón, 

^^^^^1                que  los  tendrá  si  la  nombra. 

Yo,  que  sin  alma  todo  me  vuelvo  ojos. 

^^^^H                Y  como  una  alma  pintada, 

saiatnandra  de  amor,  vivo  en  su  llama. 

^^^^^H                 dejando  en  prendas  la  propia. 

puesto  que  ufano  de  que  á  tus  despojos 

^^^^H                salí  de  mi  y  del  casiíllo 

cinceles  del  valor,  plumas  la  fama. 

^^^^^H                sin  libertad  ni  memoria. 

pues  adoras  del  sol  los  rayos  rojos. 

^^^^H                Doce  mil  hombres  llevé, 

mi  cortedad  perdona,  y  con  tu  dama 

^^^^^H                y  con  ellos  vuelvo  agora 

coteja  esa  belleza,  aunque  en  pintura,  ^ 

^^^^H                sin  que  falte,  padre  invicto. 

y  alaba,  si  no  envidia,  mi  ventura. 

^^^^^1                ri  de  su  sangre  una  gola. 

{Date  ti  retraro  y-fi^ri 

^^^^^H                Sola  una  alma  vuelve  menos 

■ 

^^^^H                que  por  los  ojos  me  roban, 
^^^^^H                 para  ofrecer  á  su  origen 

ESCENA  III              fl 

^^^^^H                 su  más  que  divina  copia. 

HenouKisólo.              ^H 

^^^^H                Triunfa  en  Ascalún  con  ellos. 

■ 

^^^^H                pisa  reinos,  trofeos  goza. 

¿Si  no  envidio  tu  vcnlurar    ^M 

^^^^H                premia  heridas,  honra  hazañas, 

¿Por  qué  ocasión?  Mas  ¡ay,  ciel* 

^^^^^H                hi¿  mercedes,  da  coronas, 

¿no  es  esta  de  mis  desvelos 

^^^^H                y     mi  licencia  que  busque 

la  causa.*^  Kn  esta  pintura. 

^^^^H                 en  premio  dcsta  vitoria 

¿no  se  cifra  la  hermosura 

^^^^^H                un  alma  que,  fugitiva. 

que  mi  libertad  abrasa?         ^ 

^^^^V                    vencida  vencedora. 

Si  con  Fasclo  se  casa      ^^^B 

^^^^f                             Antipatbo. 

y  mis  dichos  tiraniza,    ^^^| 
celos,  volad  en  ceniza    ^^^^ 

^^^T"  No  hallo  coronas  á  lu  nombre  iguales. 

mi  padre,  hermanos  y  casa.      ^ 

^^1         hijo  invencible,  que  lu  forlalc/a 

¿Que  importa  que  quiera  HirCaiu 

^H         premien  mejor  que  abrazos  paternales; 

que  se  case  con  Faselo? 

^^P         ceñir  tu  cuello  en  vez  de  lu  cabeza 

¿Fs  su  padre  amor  del  cielo? 

^^          las  cívicas  no  bastan,  ni  murales. 

¿es  monarca  soberano?          h 

r               ni  cuantas  dio  de  Roma  la  grandeza 

Antes  que  le  dé  la  mano        H 

W^m          á  la  ambición  que  eternizó  su  fama, 

cuando  el  corazón  la  di         ^M 

^B          puesto  que  junte  al  oro,  al  roble  y  grama. 

un  nuevo  Caín  en  mí             ^M 

^^M         Conquista  reinos  que  dichoso  goces. 

verá  Faselo  mi  hermano       ^ 

^^m         gana  blasones  que  te  inmortalicen, 

que  no  es  padre  cuerdo  HifCino, 

^H         plumas  lu  fama  añada  que  veloces 

ni  rey,  tigre  hircano  si.           ^ 

^^m        el  valor  te  aseguren  que  predicen. 

Celos,  que  os  habéis  entradofl 

^^F         y  mientras  la  fortuna  que  conoces 

al  alma  que  atormentáis,      ^| 

1               en  tu  favor  los  tiempos  autoricen. 

¿por  que  vivo  me  abrasáis    ^M 

^^          ames  que  acabe  el  círculo  su  rueda 

si  es  mi  amor  soto  pintado?'^! 

^^L         un  clavo  al  eje  pon,  y  esurá  queda. 

El  amor  os  ha  engendrado, 

^B         í^i  enamorado  vuelves,  no  me  espanto, 
r               que  Marte  y  V^cnusal  amor  producen. 

imiíalde,  pues  procura 

cifrarse  en  esta  figura; 

L              pues  sus  hazañas  triunfarán  en  tanto 

mas  ay,  que  en  tales  motivos 

^^L         que  sus  aceros  á  sus  llamas  lucen. 

me  da  los  tormentos  vivos,  ^1 

^^M         Tus  dos  hermanos  á  su  yugo  santo 

y  la  esperanza  en  pintura.     ^| 

^H         dos  cuellos  dichosísimos') educen. 

Pero  ¿de  qué  sirven,  cielos, 

^H         los  más  hermosos  que  en  su  ardiente  carro 

quejas  y  lamentos  vanos, 

^^M        puso  coyundas  el  amor  bizarro. 
^H         Hircano,  rey  y  sacerdote  sumo, 

si  el  amor  es  loJo  manos 

V  todo  furor  los  celos? 
Lágrimas  darán  consuetos 

^^M         al  reino  y  templo  que  eterniza  el  Arca 

^^1         y  á  Dios  da  habitación  en  niebla  y  humo. 

á  cobardes  esperanzas, 
como  al  olvido  mudanzas. 

^^ft        entre  las  abs  que  el  Cherub  abarca, 

^^^^^^^                                      ACTO  PRIMERO                                                                1 77          ^^B 

pero  á  injurias  conocidas 

si  de  ti  ha  nacido  el  fuego                           H 

de  pretensiones  perdidas. 

que  mi  esperanza  maltraía?                      ^^ 

no  hay  quejas  como  venganzas. 

Muyendo  de  los  engaños                      ^^^M 

f        ^No  ha  abrasado  mi  valor 

con  que  darme  muerte  quieres,           ^^^M 

la  Armenia  que  h'- destruido? 

me  voy,  tirano,  no  esperes                  ^^^H 

¿Pues  es  bien  quesea  vencido 

remozar  en  mi  tus  años;                     ^^^H 

en  mi  casa  y  vencedor? 

padres  serán  los  extraños,                    ^^^H 

|Muera  mi  hermano  traidor 

pues  tú  lo  dejas  de  ser;                        ^^^H 

y  mi-padre,  pues  que  pasa 

no  soy  lu  hijo  desde  hoy,                   ^^^H 

las  le>es  que  mi  amor  tasa, 

alma  en  pena,  sí.  que  soy                           ^H 

porque  yo  con  ellas  muera! 

de  una  pintada  mujer.              (Vast.)         H 

|Ai  arma,  venganza  fiera; 

^H 

al  arma,  asaltad  mi  casal 

^^M 

ESCENA  V                             ^^H 

ESCENA  IV 

Antipatro                                            ^^^^H 

S»l*  Aktip/itíio.— Dicho. 

¿Qué  locuras  serán  estas                          ^H 
que  en  confusión  me  han  dejado?       ^^^| 

PAT.  ¿Qué  tienes,  hijo,  qué  es  esior 

¿Qué  hechizos,  hijo,  te  han  dado         ^^H 

|DES-  Quejas  son  á  que  me  incitas 

que  en  llanto  envuelve  mis  licslas?      ^^^H 

cruel.  ;Es  bien  que  permitas 

De  tus  acciones  opuestas                     ^^^H 

el  tormento  en  que  estoy  puesto? 

solamente  he  colegido                          ^^^H 

Cuando  á  tus  pies  manifiesto 

que  habiendo  el  seso  perdido               ^^^H 

reinos  al  romano  iguales. 

anuncias  mi  desventura.                      ^^^| 

¿asi  á  recebirme  sales, 

¿En  qué  retrato  ó  pintura                    ^^^| 

y  estos  triunfos  me  previenes? 

dices  que  te  has  convertido?                ^^^H 

En  lugar  de  parabienes 

Va  llamándome  tirano                         ]^^^| 

me  recibes  para  males. 

riguroso  te  despides;                            ^^^^H 

¿Tú  eres  mi  padre  y  desdices 

ya.  humilde,  perdón  me  pides             ^^^| 

del  amor  que  le  ha  obligado? 

con  tos  labios  en  mi  mano;                  ^^H 

Miente  el  ser  que  tú  me  has  dado 

culpas  me  imputas  en  vano,                ^^H 

y  mientes  tú  si  lo  dices, 

que  ignoro  y  saber  deseo;                     ^^^| 

hoy  llorarás  infelices 

ó  estás  loco,  ó  lo  que  creo                   ^^^| 

mis  años,  padre  cruel; 

por  más  cierto,  estás  celoso,                ^^^| 

ciprés  en  vez  de  laurel. 

que  amor  con  celos  furioso                 ^^^H 

amor  á  mis  sienes  ata. 

las  formas  hurla  á  Proteo.                    ^^H 

'        pues  si  á  otros  con  Mechas  mata, 

Si  porque  al  Príncipe  caso                    ^^^| 

á  mi  con  sólo  un  pincel. 

con  Mariadnes  se  agravió,                    ^^H 

►at.  ¿Estás  en  li? 

si  fué  c)  retrato  que  vio                        ^^^| 

boES.                       Estoy  sin  mí. 

de  su  libertad  ocaso.                            ^^^| 

sin  ser,  sin  alma,  sin  vida. 

)0h,  amor  liberal  y  escasol,                ^^H 

sin  cuerpo,  sombra  fingida 

ya  mal  podré  remediarte,                     ^^H 

soy  no  más  de  lo  que  fui; 

por  más  que  intente  curarte,                ^^H 

pero  ¿que  te  importa  á  tí 

si  es  el  daño  que  recelo.                       ^^H 

que  yo  tenga  seso  ó  no? 

porque  á  casarse  Fasclo                       ^^^| 

Quien  el  alma  me  quitó, 

á  Jerusalén  se  parte.                              ^^^| 

¿cómo  mi  padre  será? 

Pues  tienes  alas,  volaras,                      ^^^| 

Ser  el  padre  al  hijo  da; 

que  en  la  presteza  dispuso                   ^^H 

mi  ser  pierdo  por  ti  yo. 

lu  dicha,  quien  le  tas  puso,                  ^^^| 

Pues  si  no  le  debo  nada, 

y  sus  celos  remediaras.                         ^^H 

¿qué  me  quieres?  [)éjame; 

Culpa  tus  plumas  avaras                     ^^^^ 

una  alma  perdí,  y  hallé 

y  no  á  mi,  ciego  tirano,                        ^^^H 

otra  alma,  pero  es  pintada; 

que  cuando  celoso,  en  vano                 ^^^| 

mátame:  saca  esa  espada; 

pierda  á  lierodes,  me  consuelo            ^^H 

mas,   ay,  padre!  que  estoy  loco. 
Si  á  lástima  te  provoco. 

del  reino  que  por  Faselo                       ^^H 

á  mis  sucesores  gano.                (Vatt.)  ^^^M 

piadoso  mi  mal  escucha; 

^^H 

mas  no,  que  es  mi  pena  mucha 

ESCENA  VI                           ^H 

y  tu  sentimiento  poco. 

Pero  de  mi  poco  seso 

Salí  HiitcANo,  y  Eliacik  vistiéndote.               ^^^H 

está,  padre,  reducida 

la  restauración  y  vida 

HtticANo.  Al  Rey  de  Tiro  agradezco                    ^^H 

en  esta  mano  que  beso; 

su  embajada  y  petición,                      ^^^| 

que  te  he  agraviado  confieso, 

mas  tkga  en  mala  ocasión                   ^^^H 

mi  remedio  y  salud  trata. 

cuando  al  Príncipe  la  ofrezco  '-          ^^^H 

;AyI  mano  cruel  y  ingrata. 

de  Idumea,  por  quien  reino;                 ^^^| 

'        ¿cómo  á  los  labios  le  llego. 

es  mi  amigo  y  comarcano,                 ^^H 

COMEDIAS  DE  TIRSO  DE  MOLINA.— TOMO  II 

^^H 

i 

^^^^^^1 

^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^m  ^ 

i^^H^^ta^M^fl 

17^                    ^^^^                      LA  VIDA  1 

OE  MERQUES                                             ^^H 

dióme  el  Senado  roma  no 

ESCENA   VI!        ^^M 

por  su  inlcrcesión  el  reino. 

^M 

>ílain<.'  pedido  á  mi  hija 

Sait  KriL*<M.— Dichos.                H 

para  esposa  de  Fasclo, 

IúraIm.    Sal  á  uno  de  lus  balcones        1 

nucitrx  ley  guarda,  y  el  ciclo 

que  honran  tu  parque,  señoijB 

me  aconseja  que  le  v\\)u. 

que  si  en  él  los  ojos  pones.     ■ 

->Arisióbulo  también 

verás  contuso  el  amor             ^ 

á  Sülomé  sa  hija  hci  iiitjsa, 

en  iguales  opiniones, 

ha  nombrado  por  esposa. 

y  á  ios  dos  l^rincipcs  bellos 

y  A\cf>Tc  Jcrusalén 

en  dos  caballos,  y  en  ellos, 

su  entrada  espera  festiva, 

Xunlho  y  Pyrois  transformados, 

pucü  desde  su  puerta  santa 

por  más  que  á  su  Sol  alados 

arcos  y  estatuas  levanta 

procura  el  sol  detenellos. 

y  antiguos  muros  derriba. 

Uordadüs  caparazones 

b'sto  al  Kcy  de  Tiro  di, 

portátiles  tronos  son 

y  ai  de  Sidón,  que  me  pesa 

cuyas  verdes  guarniciones 

no  admitir  de  la  I'rm<.eja, 

labró  Flora  á  imitación 

su  hija,  la  mano,  y  si 

del  campo  hermoso  á  jirones. 

para  Aristóbulo,  en  fe 

l.as  crines  entre  distintas 

de  lo  que  la  estimo  y  quiero: 

lacadas,  si  al  mayo  pintas 

adelantóse  primero  ' 
el  amor  de  Salomó 

que  su  tienda  sale  á  abrir. 

no  harás  poco  en  distinguir 

y  ganóle  por  la  mann 

si  son  llores  ó  son  cintas. 

¡a  mano  que  le  apercibe. 

Ni  el  oro,  aunque  más  presuma 

lo  mismo,  Eliaccr.  csLiibc 

en  los  jaeces  mostrar               M 

al  rey  de  Persia,  .^rtabanu; 

valor  en  suma,  sin  suma,        ■ 

á  la  tntania  de  Corinto; 

se  podrá  desestimar                 ■ 

al  Rey  de  [.ibano,  Hirán, 

del  csmalie  de  su  espuma.       1 

y  á  todos  cuantos  están 

Los  dos,  en  tin,  muestras  daofl 

denlroel  cicf?o  laberinto 

uno  bayo,  otro  alazán,            ■ 

del  amor  de  mis  dos  hijos; 

cuan  bien  se  les  medra  y  lucc^ 

y  en  fe  de  oasar  con  cilus. 

que  si  el  viento  los  produce   ^ 

por  generosos  y  bellos. 

los  apacienta  el  Jordán.             ■ 
Los  dos  hermanos  sobre  ellos. 

son  pretendientes  prolijos. 

que  siendo  no  más  de  dos 

sueltos  al  sol  los  cabellos. 

mal  tantos  yernos  tendré. 

robando  almas  y  dando  ü]Os> 

Kt.iActR.  Liberal  coniipo  fué 

para  que  los  suyos  rojos 

en  hijos  y  en  reinos  Dios. 

trence  envidioso  de  vellos. 

Rey  Sai-erdüle  te  ha  hecho 

Gabanes  de  verdemar 

y  el  primero  á  quien  ampara 

honran,  que  el  oío  guarnece^ 

con  la  corona  y  tiara 

dando  á  amor  que  recelar. 

tu  honra  y  nuestro  provecho. 

que  en  m  r  que  esperanza  of 
no  es  cordura  confiar. 

Dos  hijos'también  f  ha  dado. 

milaf^ros  de  Ia  hermosura, 

Con  cuchillos  damasquino». 

con  quien  el  cielo  procura, 

cuya  hermosa  guarnición 

eternizando  tu  estado. 

al  sol  puede  ofrecer  signos, 

premiar  de  tus  ascendientes 

pues,  cuando  no  estrellas,  sol 

el  celo  con  que  amparar<jn 

sus  piedras  esmaltes  linos. 

la  ley  que  nos  restauraron 

y  de  plumas  tanta  copia 

los  Macabcos  valientes. 

que  entre  ellas  la  lama  propil^ 

El  reino  y  los  hijos  .qoces 

fácilmente  se  oiuscara, 

siglos  por  años,  señor. 

pues  si  Faetón  las  llevara 

HiBCANo.  ¿Dónde  están? 

no  fuera  negra  Ltiopia. 
Dos  sacres  llevan  ufanos 

Emacer,                          Dando  al  amor 

y  lama  plumas  y  víices. 

que,  en  lugar  de  las  pigdelas. 

Como  U  belle/a  cría 

grillos  de  sus  pies  livianos,      ^ 

amoi,  y  tan  bellos  son, 

habrán  menester  espuela»       ■ 

con  inseparable  unión 

para  salir  de  sus  manos.           ■ 

y  amorosa  compañía 

pues  ni  águila  ni  garza  real 

uno  con  olru  retrata 

les  podrá  dar  presa  igual 

un  tjéminis  que  en  el  suelo. 

cuando  la  sigan  traviesos        M 

avergonzando  al  del  ciclo, 

Como  ia  que  go^an  presos       1 

usurpar  su  si|i;no  trata. 

á  alcándaras  de  crísiaL            ■ 

A  ca/a  querían  salir 

Desta  suerte,  porque  igualen  fl 

por  dar  luz  á  este  horizonte, 

pasatiempos  con  cuidados,      H 

y  los  caballos  del  monte 

que  por  los  montes  señalen     1 

mandaban  npercebir. 

de  cazar  almas  cansados,        1 

caza  de  fieras  salen. 

lúzate  en  ver  lus  vasallos 
^mil  bendÍLioncs  cchailus; 

mas  los  dos  licúan  aquí. 
jHO  sé  ii  á  volver  por  bt. 

>ues  JO  no  supe  pintallos. 

ESCENA   VIII 

'en  á  cá.ballü,Y  venido»  comu  lifRA^u  difa, 
AmsTÓuuLo  y  MiiMAr>>tiis.— DicHus. 

i'ara  la  felicidad 
de  nuestra  caza,  señor, 
y  vuelta  con  brevedad, 
su  bendición  y  el  favor 
nos  dé  vuestra  majestad, 
porque  en  tales  ocasiones 
la  fortuna  satisfecha 
honrará  nuestras  acciones 
si  su  mano  real  nos  echa, 
en  una.  tres  bendiciones: 
de  sacerdote  primero 
y  Pastor  de  nuestra  ley, 
que  reverencio  y  prefiero; 
de  Padre  y  luego  de  Rey 
coa  que  buen  suceso  espero 
cuando  volvamos  los  dos. 
Ya  todas  tres  las  go/áis 
MarVadncs  bella,  vos. 
pues  que  apacible  os  lleváis 
la  mia,  del  pueblo  y  L>ios. 
Garzas  el  viento  embaracen 
sin  que  el  neblí  las  de  enojos, 
que  cuando  el  ciclo  amenacen 
no  es  mucho  que  vuestros  ojos 
siendo  garzos,  garzas  cacen. 
Y  vos,  Aristóbulo  mió, 
^también  salís  á  cazar? 
r6B.  Amor  alienta  mi  brio: 
no  hay  de  cazar  á  casar 
mucho;  y  pues  me  casas,  fio 
de  mi  ligera  esperanza 
empresas  dignas  de  fe 
contra  el  olvido  y  mudanza, 
que  si  es  garza  Salomé, 
más  vuela  amor,  pues  la  alcanza, 
lujad,  señor,  que  la  siga 
el  alma  que  en  ella  adora, 
SI  una  caza  á  la  otra  obliga. 
Ya,  padre  y  señor,  es  hora. 
NO.  r]l  mitsmo  amor  os  bendiga. 
No  os  alejéis  porque  este 
alegre  nuestro  horizonte 
SI  en  sus  cristales  os  ve, 
que  yo  á  la  casa  del  monte 
i  recibiros  saldré.  (Van$t,^ 

ESCKNA  IX 

Sittttt  Pacho»  y  Tm.'iw,  pantütes. 

En  lin:  jvos  tenéis  amor 
&  Fcnisa? 

Mirad,  tio, 
yo  no  se  si  es  amorio. 
si  estangurria  ó  si  sudor. 
Mas  sea  lo  que  se  sea, 


ACTO  PRIMERO  I  79 

mi  mal,  como  dijo  el  otro, 
en  viéndola  me  quillotro 
v  el  alma  se  me  menea. 
El  pecho  se  me  bazuca 
y  me  dan  ceciones  luego; 
si  este  es  amor  doile  alhucgo, 
que,  pardicz,  que  es  mala  cuca. 
Si  vuesa  edad  no  me  endilga 
lo  que  es  esto,  abrid  la  huesa 
á  Pachón. 

Tirso.  Celera  es  esa. 

Pachón.   Kstoy  hecho  una  pocilga 

de  celos,  que  por  ser  tercos, 
ponerse  siempre  de  lodo 
y  andar  gruñcndolo  todo 
se  comparan  á  los  puercos. 

Tirso.       Pues  bien:  y  ella,  ¿sabe  acaso 
que  la  amáisP 

Pacmóts.  Sí. 

Tifiso.  Bueno  está: 

y  jhabcisla  habladoP 

Pachón.  Verá: 

pt)llas  la  echo  á  cada  paso, 

Tirso.      Pescudo  si  la  habéis  dicho 
vueso  amor. 

Pachón.  Por  comparanzas, 

(al  vez  hay,  que  entre  otras  chanzas 
la  declaro  mi  capricho. 

Tirso.      ^De  qué  modo.'' 

I'ACHÓN.    '  Daros  quiero 

cuenta  de  vnesa  demanda; 
ya  vos  veis  del  modo  que  anda 
el  gaiicinio  en  Febrero. 
ICstaba  una  gata  bizca 
con  cierto  gato  rabón 
allá  en  el  camaranchón, 
tan  tierno  él  como  ella  arisca, 
cual  si  les  pegaran  ascuas 
diciéndose  cada  uno 
.  en  su  lenguaje  gatuno... 

Tirso.      SI. 

Pachón.        Los  nombres  de  las  Pascuas. 
Porque  si  explicaros  quiero, 
él  siempre  que  maullaba 
de  maulera  la  llamaba 
V  ella  con  fuf  de  fullero. 
kn  fin,  con  gritos  feroces 
andaban  dando  carreras, 
que  gatos  y  verduleras 
sus  mitas  se  echan  á  voces. 
Kscuchábalos  Fenisa, 
quizá  envidiosa  de  vellos, 
y  vü,  que  iba  á  componellos, 
ía  manga  de  la  camisa 
la  así,  porque  no  se  escape: 
y  como  el  amor  me  afrige, 
ni/;,  hocicando  la  dije, 
pero  respondiendo  ^ape, 
me  dio  en  la  cara  \in  aruño 
que  un  carrillo  me  llevó; 
agárrela  entonces  yo, 
mas  ella  cerrando  el  puño 
escopir  me  hizo  dos  muelas 
deshaciéndome  el  gallillo. 

Tirso.       Hizo  bien,  porque  un  gatillo 
de  ordinario  es  sacamuelas, 
y  ese  fué  lindo  favor. 


'        i8o 

LA  VIDA  DE  UERODES                    ^^^^^^^^^^B 

Pachón. 

^ Lindo?  A  otros  dos  si  me  loca 

Fenisa:  vuesos  hocicos            ^^ 

me  ha  de  despoblar  la  boca; 

me  Iraen  tan  emberrinchado         1 

pero  ulro  me  h¡2o  ma)or. 

desde  que  aniiyer  al  prado        ^^ 

TiBSO. 

¿Mayor,  cómo? 

llevábamos  los  borricos,          ^| 

Pachón, 

Huéal  molinii, 

que  como  amor  me  provoca    ^| 

y  yo  iras  ella,  antiyer; 

hoy  he  dado  en  retozón.          ^| 

y  acabando  de  moler 

FfNiSA.     ¡Yo,  que  te  estriego.  Pachón!  ^^ 

llegué  á  cargalle  el  pollino. 

(Dale  un  mr>;icón.l 

Y  el  cuando  el  costal  le  ponyo 

Pachón.    ¡Ay! 

dos  yemas  sin  clara  echó, 

Tinso.             ¿Dónde  te  dio? 

y  á  la  primera  que  vio 

Pachón.                                   Fn  la  boca. 

dijo:  «¡Papaos  ese  hongo!» 

machucádomela  ha  toda; 

Yo,  como  la  vi  burlar. 

á  este  andar,  sino  que  os  duela, 

las  manos  la  asi  y  béseselas, 

no  ha  de  haber  diente  ni  muela     j 

y  apartómelas  y  apárteselas, 

para  el  día  de  la  boda.                     1 

y  volviómtlas  á  apartar. 
Tiróme  una  coz  después. 

M 

■ 

pronóstico  de  una  potra, 

FSCFNA  .XI                   ■ 

y  yo  tornándole  otra 

■ 

^^^^ 

jugamos  ambos  de  pies. 

Satén  IIbrodbs  y  Joíiífu.— Dichos.     ^^ 

^^H| 

y  volviendo  á  porfiar. 

^^^^K 

volvióme  dos  y  apáreselas, 

Hehooes.  No  la  gozará  Faselo, 

por  más  que  lo  intente  Hircano,     , 

^^^m 

y  lirómelas  y  tíreselas, 

^^^F 

y  volviómelas  á  tirar. 

aunque  del  primer  hermano. 

W           Tirso. 

¿Qué  más  quieres  si  conoces 

renueve  agravios  el  cielo. 

H 

que  te  hace  tanto  favor? 

JosEFo.     Si  ya  se  la  ha  prometido, 

H            Pachón. 

Dad  al  diablo,  tío,  el  amor 

¿cómo  estorbal  lo  podrás? 

^^ 

que  entra  á  pellizcos  y  coces. 

lliiRuiiKs.  Loco  estoy  y  necio  estás; 

amor  t^ue  no  se  ha  adquirido 

^H 

ESCENA  X 

con  dílicultad  no  sé 

que  tenga  estima  ni  fama. 

^B 

Sal«  KcNiSA.-  -Dichos. 

Veré  mañana  á  mi  dama; 
mi  hermano  la  pintare 

^^^K    Fenisa. 

Val^a  el  dimonio  la  gente 

de  suerte  que  lo  aborrezca. 

^^^" 

y  quien  acá  la  envió. 

Diré  que  es  desagradable,        ^^ 

■             Pachón. 

Esta  es  mi  Fenisa. 

descortés,  tosco,  intratable,     ^H 

^^^       Fenisa. 

|Yo, 

y  porque  mal  le  parezca,        ^H 

^^^fe 

que  te  estriego! 

como  tú  el  fin  me  acredites,  ^H 

^^K 

(Ltigast  a  ella  y  dale  una  co(,) 

pintaré  en  él  el  extremo          ^^ 

^^H     Tirso. 

Impertinente; 

de  un  esposo,  un  I'olifomo, 

^^^H 

dita,  si  casarte  (ratas, 

de  un  Concleo,  un  Tersites. 

^^^B 

que  tenga  de  l¡  mancilla, 

Pero  ¿qué  gentes  son  estas? 

^^^B      Pachón. 

Llegad  vos  á  pc-rsuadilla 

JoSEKo.      Rústicas  de  esias  montañas, 

^^H 

que  tenga  Cjucdas  las  patas. 

cuyas  pajizas  cabanas 

^^H 

¡Oh!  ¿Fs  mi  tio? 

desprecian  corles  compuestas. 

^^H      Tirso. 

Pues  ¿con  quién 

Hewüuf.s.  ¿Cuánto  está  Jerusalén 

^^^f 

gruñís? 

de  aquí,  buen  hombre? 

^^^      Fenisa. 

Con  el  diablo  gruño. 

Pachón.                                           Una  jegui, 

H             Pachón. 

Burlaos  con  ella. 

que  se  la  papa  mi  yegua, 

H            Fenisa. 

líl  dimuño 

.señor,  en  un  sancti  amen. 

■ 

sacó  de  Jcrusalcn 

Mas  ¿para  qué  lo  pescuda 

H 

aquestas  damas  machorras 

si  viene  á  cazar  de  allá 

^^ 

que,  olvidando  los  chapines. 

con  la  Infanta? 

^^^H 

andan  corriendo  rocines, 

llFHonES.                              Pues¿esli      ^m 

^^^fe 

cazando  gangas  ó  zorras. 

la  Infanta  aquí?                       ^H 

^^^^^^H 

Y  con  unos  pajaróles 

Pachón.                                {Buena  dudlf^^ 

^^^^^^b 

tan  grandes  como  milanos 

Fenisa.     Fn  un  caballo  sobida.                   1 

^^^^^V 

que  atados  traen  en  las  manos 

como  hombre  desparranca<ia,^J 

^^^^|b 

con  borlas  y  capirotes. 

á  la  jineta  ensillado.                 ^H 

^^^^^^ 

No  han  dejado  lino  á  vida, 

Pachón.    Tomárala  yo  á  la  brida.         ^H 

W               TiKSÚ. 

Nuesos  principes  serán 

Fknisa.     Nos  trae  puestos  en  rencilla     ^H 

^^^^ 

que  á  volar  garzas  saldrán. 

de  vella  asi  cada  vez,               ^^M 

^^B     Fenisa. 

Yo  vengo  tan  aburrida, 

si  deja  la  doncellez                 ^H 

^^^1 

que  quizá  el  diablo  los  trajo 

la  Infama  sobre  la  silla.         ^H 

^^^1 

acá;  si  la  honda  desciño... 

IIekoues.  y  vos,  serrana  de  plata,          ^H 

^^H 

¡Mirad  vos  qué  lindo  aliño 

^vivis  aqui?                               ^M 

^ 

de  decirla  un  rcsquebrajol 

Fenisa.                      Desde  hoy  más,      ^ 

^^^^m 

i8i          J 

uÓN.  Quítese  él  de  detrás 

IvSCKNA  XIII                          ^^M 

1           que  es  falsa  de  aquesa  pald. 

^^^^H 

1          Guárdese  que  no  le  borre 

Timo,  Pachón/ F»iiu.                        ^^^H 

1          de  un  ^o^peel  encaramienio. 

^^^^H 

bo.      Sobre  un  caballo  del  vicniu 

Pachón. 

jPor  Dios  que  es  desgracia  exlrai'ial  ^^^^| 

1          suela  un  cazador  ó  corre. 

Fenisa. 

¿Quién  diablos  la  metió  á  ella            ^^^| 

1                ^^^u^do  de  dentro,  como  que  cnire  un  cn- 

en  andar,  siendo  doncella,                  ^^^H 

1             bailo.) 

corriendo  por  la  montaña                 ^^^H 

lo.       Será  el  F'rincipe,  que  hoy 
vuela  garzas  por  aquí. 

iVttces  dentro.) 

Tittso. 

á  caza  sobre  un  rocín?                       ^^^H 

La  mujer,  si  es  recogida,                    ^^^H 
no  ha  de  tener  más  calda                   ^^^H 

1          iTener,  icner! 

que  la  de  un  bajo  chapín.                  ^^^H 

tK)DES.                        ¿Cayó? 

Fenisa. 

Metióse  en  oficio  ajeno,                     ^^^H 

KKO.                                                            Si. 

tomóse  loque  la  vino;                         ^^^H 

«lA»     ¡Vilgame  Dios,  piueru  soy! 

que  lo  que  pecó  en  mi  lino                ^^^H 

jlODES.  ¡Terrible  golpe! 

lo  paga  ahora  en  mi  heno.                      ^H 

».                                No  mueve 

Pachón. 

¿No  será  biejí  avisar                            ^^^H 

pie  ni  nnano. 

á  los  que,  desparramados.                  ^^^H 

DUES.                        A  dalle  ayuda 

andan  por  montes  y  prados               ^^^H 

'           me  mandj  el  amor  que  acuda. 

y  vinieron                                            ^^^H 

(/Tntraír  llerodcs  y  Josefo.V 

con  ella,  que  á  remedialla                  ^^^H 

cía.    Mas  que  el  diablo  se  lu  lleve, 

acudan,  no  se  ncs  muera                   ^^^H 

que  así  mis  linos  maltrata. 

entre  manos?                                      ^^^H 

ION.    Si  él  vuesos  sembrados  pisa 
no  os  venjiuéis  en  mi,  Fenisa, 
apartail  allá  la  pala. 

TlHSO. 

Bueno  fuera                  ^^^H 

que  aquí  viniesen  á  hallalla                ^^^H 

Pachón. 

y  nos  pidiesen  su  muerte.                  ^^^H 
{Osie  putol  A  avisar  voy                   ^^^^| 

^^H^ 

^^H 

^B             ESCKNA   Xlí 

Fenisa. 

Yo  también  soy                     ^^^H 

tcd  Hi;itooKs  á  Makuonks  desmayada  rn  los 
1                                 ftrafo». 

Pachón. 

de  tu  opinión.                                    ^^^H 
De  esa                          ^^^H 

tú  i  los  cazadores  llama,                   ^^^H 

DDES.  Pastores,  sentid  conmigo 

yo  iré  á  Jerusalén.                               ^^^| 

hoy  la  pérdida  mayor 

Tirso. 

Yo  voy  contigo  también,                    ^^^H 

que  pudo  hacer  el  amnr: 

que  si  se  muere  en  mi  cama               ^^^H 

llamadme,  si  es  que  os  ubti^u. 

antes  que  se  certifique,                       ^^^| 

venturoso,  desdichado, 

mos  tiene  de  acrebillar                       ^^^| 

en  el  hallazgo  que  he  heclm. 

^^H 

lis*.     Que  es  el  Príncipe  sospecho. 

Fí.nisa. 

No  hay  que  dudar,                 j^^^J 

tHÓN.   Mas  ,jsi  se  ha  descalabrados                  i 

por  Dios,  que  nos  ci  ucitique.  (Vantej^^^^ 

Nis*.     No  es  sino  la  hermosa  Inínnin 

^^^^1 

de  Jenjsalén. 
IttiDES.                        Si  muere. 

ESCENA   XIV                            ^H 

ni  el  sol  dar  vueltas  espere 

Salen  ItaKooRs  y  Jo&aio.                           ^^^^^ 

á  su  hermosa  estera  y  sania, 

ni  en  sucesión  infinita 

Heüúues 

.  Esperanza  da  de  vida,                           ^^H 

piense  la  naturaleza 

puesto  Josefo  que  poca,                     ^^^H 

eslabonar  su  belleza 

a  lo  menos  con  su  boca,                     ^^^H 

cuando  la  mayor  nos  quita. 

temiendo  la  despedida                         ^^^| 

que  del  fuego  que  amenaza 

del  alma,  la  mía  selle                          ^^^| 

en  el  diluvio  segundo 

para  que,  cuando  saliera                     ^^^f 

la  destrabazón  del  mundo 

en  aura,  no  se  me  huyera,                  ^^^f 

'            llegó  al  término, 
•liSA.                                   Esta  caza 

porque  cuando  imaginé                        ^^^H 

que  bebiéndola  el  aliento                    ^^^| 

dola  al  diablo,  nunca  ha  hecho 

el  alma,  que  salir  duda,                      ^^^| 

si  este  bien  á  los  que  encaña. 

fuera  huésped  que  se  muda                ^^H 

teo.       Kn  esta  pobre  cabana. 

de  uno  en  otro  aposento.                     ^^^| 

\           aunque  grosero,  hay  un  lecho: 

Debiólo  de  echar  de  ver,                     ^^^| 

1           de  heno  y  paja  está' II ene. 

y  temiendo  sus  agravios,                   ^^^| 

R           echalda  sobre  él,  señor. 

cerró  el  recelo  los  labios                    ^^^| 

1          que  toda  hermosura  en  flor 

y  volvió  á  retroceder                         ^^^| 

[           viene  á  rematar  en  heno. 

al  corazón,  donde  ordena                   ^^^| 

IODF.S.  Decís  bien;  ¡ay  suerte  inciertal 

vivir  de  asiento  y  me  abrasa,             ^^^| 

1           qué  avarienta  os  me  mostráis, 

porque,  dueño  de  tal  casa,                   ^^^H 

L          pues  la  dicha  que  me  dais 

¿cómo  vivirá  en  la  ajena?                    ^^^H 

^^L    ó  es  pintada  ó  medio  muerta. 

Ve  por  agua,  mi  Josefo,                       ^^^| 

^^H                                       iLlittala  Hcru<Jes.J 

J 

^K|¿ike(  que  vuelva  en  si.                ^^^| 

l8?                                                        LA  VIDA  DE  RERObES                             ^^^^^^^H 

JosEFO.     Harélo.  señor,  asf: 

apetitos  al  cuidado,     ^^^^^| 

amanic  >  sdIo  le  dejo. 

ganancias  ai  interés;         ^^^| 

Que  traiga  el  agua  querrás 

para  asegurarla,  pues,       ^^™ 

de  la5  más  lejas  corrientes 

mudarme  intento  el  vestido      ■ 

que  dan  cristal  á  sus  fuentes, 

por  el  de  pastor  fingido.            ■ 

para  que  me  larde  más. 

ya  que  asegurarla  quiero,          ■ 

Voy,  pues,  que  no  es  de  perder 

que  en  viéndome  caballero       m 

por  mi  lo  que  tu  amor  fragua; 

ha  de  jungarme  atrevido.          I 

yo  volveré  con  el  agua 

Trajes  vi  de  cazadores                ■ 

cuando  no  sea  menester.        CV<i«) 

colgados  en  la  cabana. 

haced  hoy  en  mí,  ¡oh  montaña^ 

ESCENA    XV 

iransf<irmacíones  de  amores;  H 
no  paguéis  en  disfavores          fl 

Hkkoiijcs  xnlo. 

cortesanas  cortedades,              ■ 

que,  si  en  estas  soledades          H 

Alma:  agora  si  que  os  veis 

no  me  ayudáis,  siendo  Dios,     ■ 

en  más  confusa  porlia: 

formaré  quejas  de  vos  f 
y  no  me  liaré  en  deidades,  ( vatt^ 

al  amor  y  cortesía 

en  competencia  tenéis; 

la  ocasión  porque  gocéis 

ESCENAX\'I            M 

lo  que  vuestra  fe  merece. 

"^  ^                        M 

á  vuestra  dama  os  ofrece. 

Makiadkes  £o/a.             ^^^^H 

cuando  contra  la  esperanza 

^H 

la  nobleza  y  confianza 

¡Ciclosl  .¡quién  me  trajo  íqB^^ 

la  defiende  y  favorece. 

y  entre  estos  bárbaros  techos. 

Enamoróme  pintada. 

en  una  cabana  pobre 

y  la  ocasión  v  ventura 

de  aqueste  modo  me  ha  puestor 

me  la  dan  casi  en  pintura. 

¿Dónde  están  mis  cazadores.''    _ 

pues  me  la  dan  desmayada. 
La  cortedad  es  culpada 

El  Príncipe,  ,;quc  se  ha  hcchoMH 

^Cómo  sola  me  han  dejadoP    ■ 

en  quien  se  precia  de  amar. 

¿Si  imaginan  que  me  he  muerto? 

mal  el  amor  podrá  usar 

Acuerdóme  quecai 

fmezas  hoy  cortesanas; 

de  un  caballo  que  siguiendo 

entre  cabanas  villanas 

una  garza  remontada 

la  ocasión  eniru  á  gozar. 

iba  imitando  su  vuelo. 

Pero,  amor,  si  no  os  reporto. 

y  aguardando  la  Vitoria, 

mi  nobleza  os  culpará 

de  dü-í  halcones  soberbios. 

preciar  de  curtes,  pues  va 

imaginé  con  sus  plumas 

poco  de  cortes  á  corto; 

vender  despojos  al  viento. 

no  por  un  deleite  corto 

Debime  de  desmayar 

intentéis  perder  as{ 

más  del  golpe  que  del  miedo, 

los  blasones  que  adquirí; 

y  algún  pastor  que  me  *ió 

detened  el  paso,  amor. 

me  trajo  y  redujo  al  heno 

que  no  hay  viloria  mayor 

de  su  rústico  descanso 

como  es  el  vencerse  á  sí. 

pabellones  opulentos. 

Mas  si  pierdo  por  cortés 

Si  esto  es  así,  ¿dónde  está.^ 

la  ocasión,  «volveré  á  hallaliar' 

]Av  temerosos  recelosl 

No,  que  el  tesoro  que  uno  halla 

¿Si  han  hecho  afrenta  á  mi  hudl 

en  el  campo,  suyo  es. 

villanos  atrevimientos? 

Si  tengo  derecho  pues. 

Yo  mujer  y  sin  sentidos. 

al  que  aquí  acabé  de  hallar 

descorteses  y  groseros 

y  me  le  viene  á  quitnr 

labradores  licenciosos. 

Faselo  en  mi  menosprecio. 

la  ocasión  vendiendo  al  tiempo 

crt  perderli;  seré  necio: 

tesoros  que  la  honra  guarda. 

la  ocasión  entro  á  gozar. 

Yo,  sobre  el  humilde  lecho 

Mas  no  gozo,  si  lo  advierto. 

de  una  despreciada  choza. 

sino  Como  i'igmaleón. 

mis  vestidos  descompuestos. 

una  estatua  sin  acción; 

•úsenle  el  que  aquí  me  trajo, 

volved  en  vos  desconcicrio. 

conjeturad  pensamientos. 

que  gozar  un  cuerpo  muerto 

mi  desdicha  y  vuestro  daño. 

será  brutal  frenesí; 

y  dadme  muerte  si  es  cierto. 

la  vida  cortés  la  di, 

¿Qiuién  duda  que  si  violó 

dalda  también  el  honor. 

un  cuerpo  sin  alma  el  dueño 

que  no  hay  haxaña  mayor 

bárbaro  deste  hospedaje. 

como  es  el  vencerse  á  si. 

que  con  las  alas  del  miedo 

Obliguréla  cortés. 

huiría  el  )usio  castigo 

si  sabe  que  he  refrenado 

encumcndando  al  silencio 

F 

ACTO  PRIMERO                                                                    lfi3               V 

aírenlas  que  ya  la  fama 

las  flores  de  aqticstos  prados.             ^^^1 

esparcirá  por  los  vientos? 

¡1  risle  de  mi!  ¿qué  he  Je  hacer? 

las  fuentes,  guarnición  dellos,            ^^^H 

cuando  llegó  presuroso                      ^^^H 

Allí  vrccs  nialdi}4a  el  ciclo 

un  atrevido  mancebo,                          ^^^H 

:tl  invenlor  que  los  gustos 

si  villano  en  sus  acciones,                  ^^^| 

cifro  en  el  errante-vuelo 

en  su  traje  caballero,                         ^^^H 

de  un  pájaro  codicioso. 

y  honrando  con  vos  sus  bracos        ^^^H 

que  entre  leves  pasatiempos 

en  mi  humilde  alojamiento.               ^^^M 

de  plumas  que  lleva  el  aire. 

el  ébano      el  maihl                             ^^^H 

Icaroal  honor  ha  hecho. 

tuvieron  envidia  al  heno.                    ^^^H 

Mas  de  la  misma  cabana. 

Lastimado  y  compasivo                     ^^^H 

sino  del  mal  que  sospecho, 

buscara  el  temor  remedios                 ^^^H 

' 

parece  que  un  pastor  sale. 
Hombre,  ;  qué  buscas  adentro? 

en  boticas  naturales                           ^^^| 

i 

de  simples  no  descompuestos,           ^^^H 

cuando,  cargado  de  hierbas                ^^^H 

ESCENA  XVII 

como  de  lágrimas,  vuelvo                   ^^^H 
i  dar  vida  á  vuestro  honor,               ^^^H 

Sale  HsNODBStfi'  pofíor.— Makiai-tk                  1 

ep  vez  de  dár^ela  al  cuerpo,               ^^^H 

porque  el  atrevido  joven                    ^^^H 

OOES 

busco  lo  que  hallando  cii  vos. 

desnudo  intentaba  y  ciegv->,               ^^^H 

después  que  con  vida  us  veo. 

por  dejar  injurias  vivas,                     ^^^H 

ha  de  hacer,  hermosa  Infanta. 

usurpar  despojos  muertos.                 ^^^| 

corte  ilustre  este  desierto. 

Yo  entonces,  que  aunque  villano,    ^^^H 

Aí<ua  rMsad.1  sali 

tan  ilustre  el  alma  tengo                   ^^^H 

á  pedir  á  un  arroyuelo 

que  por  no  violentar  frutos              ^^^H 

que,  coronado  de  rosas, 

las  encinas  no  vareo,                          ^^^H 

1 

les  bebed  licor  de  Ncnus, 

diciéndole  mil  oprobios                        ^^^H 

paru  espantai  el  desmayo 

con  medio  roble  grosero,                    ^^^^| 

que  de  vuestro  rostro  bello 

á  lascivos  desatinos                             ^^^H 

tiranizaba  las  Mores 

puse  noble  impedimento.                  ^^^H 

de  amor,  que  es  ^u  jardinero. 

Y  despreciando  las  voces                        ^M 

Mas,  ya  que  volviendo  en  vos 

con  que  dijo;  «Hombre  grr>sero.   --^^^| 

1, 

la  luz  al  sol  habéis  vuelto. 

advierte  que  á  quien  injurias            ^^^H 

\ 

la  primavera  á  estos  pradtis. 

rs  al  Principe  Faselo,                         ^^^H 

las  estrellas  á  estus  cielos. 

que,  á  pesar  de  pretendiente,             ^^^H 

para  dar  á  la  toitunn 

á  ser  de  la  Infanta  vengo                   ^^^H 

justos  agradecimientos 

venturoso  poseedor,                          ^^^H 

quisiera  que  me  feriaran 

si  no  legitimo  dueño.                          ^^^| 

sus  lenguas  los  lisonjeros. 

No  estorbes  en  daño  tuvo                  ^^^H 

UiAn. 

^Sabéis  quién  soy? 

ocasiones  con  que  el  tiempo             ^^^H 

ÜOUES 

>.                                 por  mi  dicha. 

imposibles  facilita                            ^^^H 

kKlAO. 

¿Quién  me  trujo  aquí? 

para  que  cumpla  deseos.*—             ^^^H 

jteOOEJ 

,.                                        Recelo 

Afrentado  le  hice  huir,                     ^^^H 

li 

si  os  lo  digo,  gran  señora, 

despejando  el  aposento,                    ^^^H 

A«UD 

que  he  de  aguaros  el  contcnlu. 

porque  no  hay  descortesía                ^^^H 

¡Ay  de  mí!  ^Por  qué  ocasion? 

i  quien  no  acompañe  el  miedo.        ^^^H 

Temores,  si  salís  ciertos. 

Fué  á  buscar  vasallos  suyos             ^^^| 

yo  haré  en  mi  vida  injuriada 

porque,  volviendo  con  ellos,            ^^^H 

lo  que  el  desmayo  no  ha  hecho. 

con  agravios  dé  principio                  ^^^H 

IftODES.  Curi  iendo  sohrc  un  caballo, 

á  tu  amor,  señora,  honesto.             ^^^H 

que  del  tercer  elemento 

Aun  no  le  dejé  tomar                       ^^^H 

debió  de  heredar  las  alas. 

las  ropas  reales,  que  ofrezco            ^^^H 

1 

sino  es  que  el  Oios  mensa  jtro 

en  muestra  de  mi  valor                    ^^^H 

sus  talares  le  prestó, 

y  prueba  de  sus  intentos;                ^^^H 

¡hades  siguiendo  el  vuelo 

xun  rulid^lf^^^^M 

de  una  garza  perseguida 

que  quien  desnudó  del  alma            ^^^H 

de  dos  halcones  hambrientos. 

el  noble  comedimíenio,                    ^^^H 

. 

cuando  en  un  hoyo  que  puso 

bien  merece  por  castigo                   ^^^| 

la  envidia,  que  salió  á  veros. 

que  lleve  desnudo  el  cuerpo.           ^^^| 

tropezando,  renovaste 

Si  aguardas  su  vuelta  torpe,            ^^^| 

llantos  del  hijo  de  Febo. 

que  lardará  poco,  pienso                   ^^^| 
que  has  de  llorar  deshonrada           ^^^H 

1 

Y  retratando  de  Kidias 

un  mármol  sin  vida  belki. 

violadores  menosprecios.                        ^H 

casi  á  infundiros  el  alma 

Porque  no  intenta  casarse                      ^| 

quiso  volver  Prometeo. 

el  que  pretende  violento                         ^M 
gozar  despojos  robados                           ^| 

Lloraban  vuestra  desgracia 

ta 

las  aves  disie  desierto, 

• 

que  te  vienen  de  derecho.                      ^H 

LA  VÍBA  DE  HERObES 


Estas  son  las  ropas  suyas, 
y  los  brazos,  señora,  éstos, 
que  en  defensa  de  lu  fama 
serán  del  honor  trofeos. 
Mira  Jo  que  determinas, 
que,  si  tomas  mi  consejo, 
huyendo  de  los  peligros 
sale  vilorioso  el  cuerdo. 

Mariao.  Pastor...  no  pastor,  mas  si; 
que  pues  hoy  del  lobo  ñero 
la  inocencia  de  mi  fama 
has  defendido,  no  tengo 
blasón  mejor  con  que  honrarte: 
yo  pagaré  lo  que  debo 
á  tu  generoso  trato 
con  largos  y  nobles  premios. 
Kslos  vestidos  infames 
tu  verdad  abonan,  puesto 
que  tal  vez  juraran  falso 
si  á  Josef  doy  por  ejemplo. 
Vamos  á  Jerusalén, 
donde,  con  honroso  trueco, 
justos  premios  satisfagan 
la  nobleza  de  tus  hechos, 
y  donde,  libie  y  seguro, 
)uzgue  el  aborrecimiento 
descorteses  desacatos 
del  atrevido  idumeo. 
^Cómo  te  llamas? 
lEROOES.  Claricio. 

[Mapiao.  Hacerte  claro  prometo 

enire  cuantos  la  privan:!a 
sobre  sus  alas  ha  puesto. 

IHeaoues.  Dame  á  besar  esas  manos. 
|Üh  amor  criado  en  enredos, 
con  bien  de  aqueste  me  saca, 
labraiétede  oro  un  templo! 
Atado  al  tronco  dejé 
un  caballo  de  aquel  cedro, 
sube  en  él,  seré  la  autora 
que  va  delante  de  Febo.  (Vanse.) 


ESCENA  .Wlll 

Saífn  HtKCAKo,  Fasel»,   Ahistúi>ui.o,  Sai  om¿, 
Elucim,  EniAÍM  y  los  I'astuhbs. 

Hircano.  Muerta  la  Infanta  mi  hija, 
quebró  el  cristalino  espejo 
en  que  la  naturaleza 
se  miraba. 
;  Fasei-o.  Si  esto  es  cierto, 

en  túmulos  lastimosos 
los  latamos  de  Himeneo 
ha  convertido  la  envidia, 
cuando  á  desposarme  vengo. 
De  mi  vida  á  su  memoria 
la  haré  sacrificios  liemos, 
sin  queá  resiauralla  basten 
persuasiones  ni  consuelos. 
Aristób.   ^Aqui  dices  que  mi  hermana 

quedó? 

¡Pachón.  Como  se  lo  cuento.  (Entran.) 

ÍH(KCANO.  Entrad  por  ella,  ¡ay  de  mil 

¿cómo  vivo,  pues  que  muero? 
( Sattn,) 


EiJACER.  No  hay  en  toda  esta  cabana 
sino  es  en  su  pobre  suelo 
unas  pajas  miserables, 
y  entre  sayales  groseros 
estos  curiosos  y  nobles. 

(Saca  tos  vtslidos  dt  Meroiief.) 

Tirso.       ¡Aun  el  d¡al<lo  vería  eso! 

Hircano.  Villanos:  ^quéesde  mi  hija? 
,;no  habláis? 


Pachón 
Fenisia, 


Fasflo, 
Hircano. 


Tinso. 
Ahistób 


I 


¿Qué  quiere  que  hablemos? 
¿No  le  juimos  á  llamar? 
¿no  la  pusimos  ahí  dentro. 
quema^^lo  porque  oliscaba 
á  manojos  e!  espliego? 
Quizá  quien  la  agarró  el  alma 
volvió  después  por  el  cuerp<í, 
ó  la  comieron  á  escote 
algunos  grajos  y  cuervos. 
¿Kstos  vestidos  no  son 
de  mi  hermano? 

|Ay  sanios  cielos! 
Sin  duda,  que  por  roballe 
estos  villanos  le  han  muerto. 
I  Aún  peor  está  que  e!>tab8t 
¿Hay  más  trágico  suceso? 

Hircano.  ¿Qué  es  de  mi  hija,  traidores? 

Faseio.     Mi  sol»  mi  luz,  ¿qué  se  ha  hecho? 

Pachón.   ¿Hay  son  que,  si  se  ha  perdido, 
le  de  un  real  al  pregonero 
prometiendo  buen  hallazgo? 

HiPCANO.  |Oh  crueles!  ya  sospecho 

•  que  por  hurtarles  las  joyas, 

homicidas  y  avarientos, 
dos  soles  habéis  quitado 
que  daban  luz  á  mis  reinos: 
enterrados  los  habrán. 

Pachón.   No  les  faltará  á  lo  menos, 
si  e.s  cerote  lo  que  sudo, 
cera  hilada  en  el  entierro. 

I  IiKCANo.  Prended  esta  vil  canaHa, 

dcscoyunialda  á  tormentos 
hasta  que  la  verdad  digan. 
Fenisa:  potro  tenemos. 
Más  quisiera  tener  potra. 

líiRCANO.  |Ay  desventurado  viejol 
No  dejéis  piedra  ni  planta 
de  este  monte,  caballeros, 
que  no  busquéis. 

I  Triste  casol  ^^ 
Yo  OS  juro  á  Dios  que  me  hue^gt^H 
¿Deque?  W 

De  que  os  han  de  dar 
en  el  potro  pan  de  perro.    {VMttj_ 


ACTO  SEGUNDO 


Pachón 
Fknisa. 


Aristób. 
Pachón. 
Fenisa. 
Pachón. 


ESCENA    PRIMERA 

SckltH  Maruancs  y  lIsRooct  dt  pattor. 

Mariaunes. 

Deja,  pastor,  que  el  sol  sus  flechas  quiebre 
en  las  hierbas  menudas  que  marchita 
y  á  ese  caballo  dan  fértil  pesebre; 


ACTO  SEGUNDO 


as  el  tirano  solicita 

mra  y  su  bárbara  venganza 

:asiún  que  lu  valor  le  quila, 

as  sombras  que  el  rigor  no  alcanza, 

as  hojas  leves  représenla 

npos  el  viento  su  mudanza, 

1  lu  lealud  tome  á  su  cuenta 

is  de  favores  que  te  debo, 

:  los  asiente,  aquí  le  asienta. 

iÍERODeS. 

ánse  de  favor  tan  nuevo 

Iros  y  palmas,  ^ran  señora, 

naja  y  dicha  que  les  llevo; 

I  ellos  humillar  agora 

idas  cumbres  y  cabezas 

ar  tus  pies,  que  el  mundo  adora. 

Mariadnes. 

o  siempre  obliga  i  las  llanezas 
mbicion  desprecia,  dando  silla 
;rbia  hinchada  con  grandezas; 
á  Jcrusalen  habrá  una  milla; 
que  de  noche  entrando  en  ella 

Iligros. 
L    {Siéntale  tila  é  hinca  él  la  rudllla.) 


Hekooks. 


{Siéntase  il.\ 


La  rodilla 
>fTio  á  imagen  de  amor  bella, 
°  que  te  adore  agradecido 
>picia  y  venturosa  estrella. 

Mariaones. 

mi  gusto,  acaba. 

^K  Hepodes. 

^P  l^ue  ha  podido 

1  verme  ¡unto  al  sol  sei.'ado! 
a  deidad,  perdón  os  pido. 

ÍMariaonss. 
íes,  que  nos  conHda  el  prado 
agravios  del  estío 
as  treguas  al  cuidado, 
e  dejes  satisfecho  el  mío, 
il  contradicciones,  le  prometo, 
I  persuadir  á  un  desvario, 
he  mirado  en  tu  sujeio 
tas  y  nuevas  como  extrañas: 
^-cómo  eres  lan  discreto? 
yo  que  á  veces  las  montañas 
e  el  cielo  dando  en  ellas 
,  al  valor  y  á  las  ha/añas; 
son  á  todos  las  estrellas, 
nienios  hay  que  entre  sayales, 
i  toscos,  cubren  almas  bellas; 
r  más  que  influyen  naturales, 
icas  lenguas,  que  consisten 
lis  de  corte  artificiales, 
antiparas  toscas  cual  tú  visten, 
ibras  groseras  satisfacen 
e  en  techos  míseros  asisten; 
que  es  verdad  que  los  ingenios  nacen 
s,  tal  vez  en  cualquier  parte, 
lores  con  el  uso  se  hacen, 
waleza  pule  el  arte. 


Tú,  pues,  sin  el,  que  afrentas  la  elocuencia 
y  á  iJemóslenes  puedes  compararle, 
^•cómo,  fallo  de  letras  y  experiencia, 
sutilizas  conceptos  y  palabias 
y  á  Atenas  hurtas  el  lenguaje  y  ciencia?* 
V  aunque  el  misteiio  á  mis  enigmas  abras, 
con  respuestas  que  ignoro  y  di  lie  u  I  lo; 
dime  si  al  sol  y  al  aire  riges  cabras 
y  su  inclemencia  por  el  monte  inculto 
los  rostros  tiraniza,  pues  los  yerra 
como  si  el  ver  sus  rayos  fuera  insulto. 
Si  el  cultivar  la  siempre  fértil  tierra 
paga  surcos  en  callos  que  en  las  manos 
por  la  dureza  imitan  á  la  sierra, 
,jc6mo  injurias  afeites  cortesanos, 
siendo  excepción  de  generales  leyes? 
,j  1  ú  solamente  culto  entre  villanos? 
Alanos  groseras  que  al  arado  y  bueyes 
acostumbradas  el  trabajo  tuesta, 
jpueden  en  li  afrentar  las  de  los  re) es? 
Cara,  que  á  la  del  sol  adusto  opuesta, 
jamás  huyó  el  encuentro  á  sus  rigores, 
^compile  con  la  dama  más  compuesta? 
A  tu  Traje  desmientes,  tus  colores, 
püí  más  pastor  que  intentes  con  negallo 
encubrirte  entre  engaños  labr.idores, 
cuando  agora  la  silla  del  caballo 
la  sed  me  hizo  dejar  de  aquella  fuetlte 
que  de  ii  murmuraba  lo  que  callo, 
y  til,  templando  del  calor  ardiente 
¡a  furia  rigorosa  con  su  risa 
bañasie  en  su  cristal  manos  y  frente; 
iLsiign  contra  li  fué  la  camisa 
que,  por  el  cuello  libre  del  ultraje 
con  que  la  encieiras  en  saval  me  avisa 
no  dicen  bien  las  puntas  de  su  encaje 
con  el  buriel  hipócrita  que  atorra 
en  blanco  lino  el  penitente  traje. 
Declárame  este  enigma,  si  no  borra 
lu  poca  confianza  en  el  secreto 
lo  que  te  debo;  asi  el  cielo  socorra 
tus  esperanzas  con  dichoso  efeto. 
Las  dudas  satisface,  di  cómo  eres, 
si  rústico  pastor,  galán  discreto. 

Heroues. 
Ya  que  apurar  mis  pensamientos  quieres, 
curiosa  por  saber  sucesos  míos, 
por  imitar  á  las  demás  mujeres, 
oye  de  la  fortuna  desvarios 
que  ya  que  no  le  admiren,  te  entretengan, 
mientras  aquestos  árboles  sombríos 
por  huésped  bello  tu  hermosura  tengan. 
Ya  que  el  sutil  ingcnhi 
hijo  de  esa  alma  noble, 
curioso  inquisidor 
de  celos  y  de  amores, 
sacando  del  sagrado 
donde  el  secreto  absconde, 
sucesos  de  mi  vida, 
discreta  los  conoce, 
sabrás,  hermosa  Infanta, 
que  el  Rey  del  sacro  monte 
que  á  Salomón  dio  cedros 
para  que  el  lemplo  corte 
y  Iliram  el  mundo  llama, 
se  honra  con  el  nombre 


^           1 86                                                         LA  VIDA  DK  HERODES                                               ^^H 

^H                    de  padre  mío,  puesto 

el  dios  del  cuarto  coche     ^^^B 

^H                     que  injuria  esius  blasones. 

causara  nuevos  celos               ■ 

^H                    Fenili/ó  su  sangre 

á  Clicie  >  á  Leucote;                ■ 

^^M                     en  himeneos  conformes. 

menospreciara  á  Onfale,          fl 

^H                     el  cielo  con  ires  hijos. 

el  que  la  rueca  pone         ^^^B 

^^1                     ios  dos  Jellos  varones. 

por  el  mayor  trofeo          ^^^B 

^^H                    Y  siendo  yo  el  pequeño, 

de  sus  trabajos  doce.         ^^H 

^^B                    mis  años  corrospunden 

Mas.  para  no  cansarle, 

^^M                    al  grado  en  que  he  nacido 

SI  quieres  que  la  copie, 

^^H                      que  en  dichas  son  menores. 

mírate  en  el  espejo 

^^K                    Como  perdí  el  derecho 

de  ese  cristal  que  corre. 

^^H                    al  reino,  que  dispone 

que  estando  tú  presente. 

^^m                    su  herencia  al  mayorazgo. 

porque  su  vista  goce. 

^^M                    porque  los  demás'lloren, 

no  hay  para  qué  sutiles 

^^M                     mis  ouejas  satisfízo 

^^M                   con  darme  en  fuerzas  dobles 

buscar  comparaciones. 

Metiéronla  en  el  alma 

^^H                    para  un  alma  de  cera 

ojos  aduladores. 

^^H                    un  corazón  de  bronce. 

íagando,  comu  el  üriegí», 
Hospicios  con  traiciones. 

^^m                    Dispúsome  á  la  guerra, 

^^B                    Que  en  ella  inclinaciones 
^^H                    uan  á  segundos  hijos 

Y  yo  sin  mi  y  con  ella 

volví  á  ostentar  perdones. 

^^m                    riquezas  y  opiniones. 

dando  á  mi  patria  vuelta 

^^B                     Y  haciendo  alarde  al  viento 

que  con  festivas  voces 

^^B                    de  plumas  y  alambores, 

sus  Venus  y  Narcisos, 

^^H                    de  galas  á  Cupido 

de  amor  aduladores. 

^^H                    y  ¿  Marte  de  escuadrones, 

alegres  me  esperaban 

^^H                    suli  contra  el  de  Arabia 

con  triunfos  y  ovaciones. 

^^m                    que,  descuidado  entonces, 

^\i  padre  y  dos  hermanos. 

^^H                     pagaba  en  verdes  años 

no  sé  si  así  los  nombre, 

^^m                     censo  en  deleites  torpes. 

quisieron  por  mi  cuello 

^^H                    Vcncile,  brevemente, 

desocupar  balcones. 

^^K                     que  ahorrando  digresiones 

Y  oyendo  parabienes. 

^^B                     no  con  prolijos  cuentos 

gozando  aclamaciones. 

^^B                     pretendo  que  ic  enojes; 

cantándome  vicorias 

^^m                    dándole,  pues,  la  muerte. 

Humeros  y  Anfiones. 

^^B                     á  su  vivir  conforme. 

\'co  á  mi  padre  ingrato, 

^^B                    di  á  mis  hazañas  reinos 

¡ay  si  muriera  entonces' 

^^B                     y  á  mi  valor  renombres. 

del  Rey  Orbcl  de  Lidia 

^^B                     Y  mientras  que  permito 

honrando  embajadores. 

^^B                     que  afrenten  y  despojen 

Traíanle  el  retrato 

^H                     tesoros  y  hermosuras 

de  la  Princesa  Doris, 

^^1                     soldados  vencedores. 

y  el  si  con  el  de  esposa 

^^B                     en  una  galería 

para  mi  hermano  Orontes. 

^^B                     entré,  que  en  artesones 

^agaba  el  Bey  albricias 

^^B                     dorados  eran  suma 

con  gracias  y  con  dones. 

^^H                     del  cielo  y  de  sus  orbes. 

y  el  Principe  lozano 

^^B                      Caia  á  un  |ardín  bello 

exageraba  amores. 

^^B                     por  cuyos  corredores 

Cuando  los  dos  me  dicen: 

^^B                     jazmines  frescos  eran 

—«A  tus  victorias  nobles, 

^^B                    escalas  de  sus  llores. 

añade,  Periandro, 

^^V                    Coleaban  sus  paredes 

1.1  dicha  que  hoy  conoces 

^^B                     pinceles  triunfadores 

en  lu  mayor  hermano, 

^^B                     de  ta  naturaleza, 

pues  es  ya  su  consorte 

^^H                     cuyas  ostentaciones 

el  sol  que  á  Lidia  alumbra 

^^B                     bellezas  celebraban, 

en  tálamos  conformes.»— 

^^B                     robaban  corazones 

Dejáronme  el  retrato. 

^^B                     y  daban  almas  vivas 

solícitos  disponen 

^^B                    alientos  y  colores. 

recibimientos  reales; 

^^B                    En  medio  estaba  un  cuadro 

mandan  que  palios  borden. 

^^B                    y  en  éM  no  s¿  cómo  ose 

triunfales  arcos  labran 

^^B                    pintarle  sin  su  injuria 

con  vcrbOS  y  con  motes. 

^^B                    mi  lengua  agora  torpe) 

ya  ingenios'muestran  prenda» 

^^B                     un  fénix  de  belleza, 

que  premien  intenciones. 

^^B                    poco  dije,  perdone 

Partiéronse,  al  (in.  todos. 

^^B                     la  diosa  enamorada 

y  yo,  como  quien  oye 

^^B                      que  en  rosa  volvió  á  Adonis. 
^^P                      Yo  s¿  que  si  la  viera 

la  capital  sentencia 
si  impróvido  le  coge. 

ACTO  SEflfNDO 


'87 


estatua  fui  de  mármol 

por  dos  horas,  inmóvil, 

que  repentinas  penas 

suspciden  las  acciones. 

Pero  volviendo  en  mi, 

furioso  de  que  roben 

tesoros  de  esperanzas 

tiranos  salteadores, 

cusí  onza  que  los  hijos 

le  llevan  cazadores, 

partí  desesperado: 

>  sin  sshcr  por  dónde, 

Sin  seso  y  sin  camino, 

mil  veces  con  mil  voces 

enmudecí  las  aves 

y  lastimé  los  montes. 

Llegué  al  lin  á  un  desierto 

rascando  el  traje  noble 

(que  mal  sufrirá  abrigos 

quien  un  volcán  absconde). 

y  allí,  á  no  socorreimc 

solícitos  pastores, 

fuera  sin  duda  presa 

de  tijtres  ó  leones. 

En  )m:  determinado 

de  huir  soberbias  corles, 

destierro  de  verdades 
,jr  amparo  de  ambiciones, 
LCompuse  una  cabana 
[fie  ramos  y  de  adobes 
I  donde  pobrezas  ricas 
Lbuyen  riquezas  pobres, 
ifero,  Cuand<i  gozaba, 

Cn  vez  de  aduladores, 

por  dulces  compañeras 

mis  imaginaciones, 

una  apacible  tarde, 

umbrales  de  la  noche, 
jquc  el  cielo  se  vestía 

rosados  arreboles. 

«eo  venir  huyendo 

una  mujer  de  un  hombre, 

si  aquel  que  gustos  fuerza 

es  digno  deste  nombre, 
tOpúsemc  á  su  furia 
pCon  pasos  tan  veloces, 

que  a  un  tiempo  le  alcanzaron 

mis  pasos  y  mis  voces. 

■^  siendo  el  instrumento 

de  su  castigo  un  roble, 
I  á  su  torpeza  y  vida 
|dió  ñn  un  solo  golpe. 

Volví  á  ver  mi  agravíndn. 

y  hallé  que  los  colores 

de  nieve  y  rosicleres, 

con  un  desmayo  inormo, 

cn  ^ualdas  y  violetas 

trocaba,  dando  entonces 
^premisas  á  la  muerte, 

>bsequias  á  las  Mores. 

'ero,  reconociendo 

(US  eclipsados  soles, 

iriginales  bellos 

Je  aquella  imagen  noble 

}ue  el  alma  me  ha  robado 

agravios  y  favores, 

agradecí  con  quejas 


al  ciento  amor  sin  orden. 
iQ\ié  hallazgo  lan  divino 
con  tal  pesar  congoje? 
.Mas  ^cuándo  dio  el  amor 
deleites  sin  dolores? 
Cogíla  alegre  y  triste 
en  brazos,  y  sirvióme 
al  cuello  de  cadena 
libre  cn  tales  prisiones, 
y  en  un  grosero  albergue, 
sobre  unas  pajas  pobres, 
deposité  aquel  cielo 
de  amor  primero  móvil. 

Mariau.    Pastor  ilustre,  espeni. 
primero  que  provoques 
sospechas  que  en  el  alma 
engendran  mis  lemoies. 
Con  la  veidaJ  me  engañas, 
pues  pienso  que  propunes 
sucesos  de  mi  vida 
trocando  el  reino  y  nombres. 
Casi  lo  que  reheres, 
antes  que  rl  cuento  tornes, 
para  pintar  mi  historia, 
leda  falsos  colores. 
Vo  debo  ser,  sin  duda, 
la  que.  llamando  Doris, 
cuMndo  á  Faselo  aguardo, 
me  das  por  dueño  á  Orontes. 
¿Qué  es  esto? 

Mekooes.  Infanta  bella, 

sosiega  y  no  le  a.sombren 
sucesos  que  á  las  veces 
hermanan  ocasiones. 
No  es  esta  la  primera 
que  en  dos  distintos  nombres, 
naturaleza  sabia 
un  mismo  rostro  lorme. 
¿(Jué  mucho,  pues,  que  asi 
amor  sujetos  forje 
con  cuya  semejanza 
engendre  admiraciones? 

Mariad.   No  sé  qué  diga  en  eso. 
tú  mismo  me  responde, 
y  acaba  de  sacarme 
de  tantas  confusiones. 

Hfmoües.  Quedaba  de  mi  historia... 

Maimao.  En  cjue  dejaste  á  Uoris 
dando  Con  su  desmayo 
á  amor  p<mdcracii>ncs 

Hehodes.  Viéndola,  pues,  ansí, 
y  que  para  que  goce 
cabellos  la  ocasión 
al  viento  los  descoge, 
su  poca  resistencia, 
la  soledad  de  un  inf)nle 
y,  cn  lin,  amor  que  ciego 
casi  imposibles  rompe, 
por  poco  me  vencieran 
con  necias  persuasiones 
á  que  el  valor  olvide 
y  que  la  honra  postre. 
Mas  la  razón,  que  cuerda, 
noblezas  reconoce, 
ató  al  atrevimiento 
des«os  y  ocasiones. 
Pues  sólo  satisfecha 


^^^88 

LA  VIDA  DE  HEROOKS                                                  ^^^| 

con  que  la  vista  goce 

Herodes.                                  Aqaf 

despujus  sin  injuria 

tus  dos  ojos  vencedores. 

del  sol  que  es  bien  que  adore. 

de  amor  siempre  invencible, 

licencia  dio  á  los  labios 

verán  metamorfosis. 

para  que,  mienlras  cogen 

Yo  soy,  hermosa  Infanta, 

el  ámbar  de  su  aliento 

quien  triunfos  y  blasones. 

se  impriman  en  sus  flores. 

como  á  deidad  suprema. 

Pero  antes  que  prosiga 

hoy  á  tus  plantas  pone. 

mis  lícitos  amores. 

Pintada  me  rendiste 

bellísima  señora, 

y  viva  echas  prisiones 

¿qué  hicieras  tú  si  entonces, 

á  un  alma  que  allá  tienes. 

volviendo  del  desmayo, 

feliz  si  la  conoces. 

sirvieran  de  eslabones 

Hállele  casi  muerta 

tus  brazos  de  marfil 

y  sin  testigos,  donde 

al  cuello  de  quien  oyes? 

pudieran  apetitos 

¿Y  más,  si  satisfecha 

vencer  obligaciones; 

de  las  obligaciones 

pero  mi  amor  hidalgo 

con  que  amparó  tu  fama. 

alegre  contentóse 

supieras  que  aquel  hombre, 

con  que  pagasen  labios 

abeja  de  tus  labios. 

deseos  acreedores.             ^^H 

alrevimienios  nobles 

Juez  fuiste  de  ti  misma     ^^^| 

ejecutando  en  ellos 

en  tribunal  de  flores,        ^^^| 

go7Ó  tales  favores? 

sentencias  ejecuta              ^^^| 

^^FMAdlAb. 

Aunque  con  tal  pregunta 

y  agradecida  ponme                  ■ 

en  Confusión  me  pones, 

en  posesión  de  gustos,              ^ 

y  á  sospechosas  dudas 

que,  como  trueque  el  nombre 

indicios  das  mayores, 

de  amante  en  el  de  esposo, 

no  sé  si  agradecida 

en  láminas  de  bronce 

á  que  por  él  no  llore 

escribirá  á  los  tiempos 

mi  honra  restaurada 

de  Doris  y  de  Orontcs 

agravios  violadores, 

engaños  verdaderos 

pagara  resistencias 

tu  siempre  esclavo  llerodes. 

de  un  apetito  torpe 

Mamad.   Basta:  que  en  Palestina 

con  dalle  honestos  frutos 

también  nacen  Sinones 

á  quien  sus  rosas  coge. 

que  ofrezcan  entre  enredos 

Y  si  al  contrario  desto 

á  Troya  Paladiones. 

contigo  \o  hizo  Doris 

No  quiero  revocarte 

y  ingrata  dio  á  tu  hermano 

sentencias  que  di  á  Doris, 

de  esposa  mano  y  nombre. 

y  pagará  Mariadnes, 

engaño  á  su  honor  hizo. 

no  con  ponderaciones 

pues  necia  deiraudóle 

culpar  atrevimientos,        ^^H 

primicias  usurpadas 

agradecer  favores,              ^^H 

de  labios  ya  traidores. 

loando  resistencias,             ^^W 

Mas  de  eso,  ¿qué  coliges? 

encareciendo  acciones.              ■ 

^^^HEÜOUF.S 

.  ¡Uh,  juez  sin  pasión!  Oye... 

^  a  Fcbo  ha  permitido             m 

mas  no  podrás,  que  vienen 

que  sus  caballos  mojen           M 

tus  viles  ofensores; 

sus  crines  en  el  mar                ^h 

mi  vida  con  tu  fama 

y  estrellas  da  á  la  noche.        ^M 

á  cargo  el  valor  tome, 

Ocupa,  Infante  ilustre,           H 

pues  DO  es  bien  que  consienta 

de  aquése  los  arzones,             ■ 

que  nadie  te  deshonre. 

que  yo,  alegre  en  sus  ancas,    H 

^V   Mariao. 

¡Ay  Dios!  ¿Por  dónde  vienen? 

hoy  mostraré  á  la  corte           H 

^H      llKKObBS 

.  Vuelve  los  claros  soles. 

que  amor  es  coyuntura;         ^| 

podrá  ser  que  los  ciegues; 

sus  dichas,  ocasiones;              H 

veráslos  que  trasponen 

sus  armas,  cortesías;               H 

aquel  verde  collado. 

mudanzas,  sus  blasones.        H 

^B    Mariad. 

Y  yo,  porque  te  asombre, 
pues  e  valor  me  anima 

Perdonará  Faselo,                    ^M 

y  cuando  no  perdone,             W 

de  mis  antecesores, 

¿qué  importa,  como  sea           ■ 

ofreceré  á  las  aras 

esposo  mió  Heredes?                ■ 

que  el  mundo  al  honor  pone 

IIerodes.  Dame  á  besar  cristales,            fl 

la  vida,  antes  que  el  mío 

mientras  que  se  corone           S 

sus  viles  manos  toquen. 

mi  cuello  de  tus  brazos.          ^M 

Mas  ¿qué  es  de  ellos? 

Mariad.   Celosa  estoy  de  Doris,            W 

( Mientras  etía  vuelve  á  per  los  que  Wrnrn, 

con  ser  dama  fingida.                ■ 

sequila  el  sayo  ritstico  y  queda  en  calcas 

Hkhodes.  ¿Por  qué,  si  no  es  Uronies      fl 

y  jubón  de  lavi  muy  bizarro  ) 

quien  idolatra  en  U?                ■ 

i.        -^H 

ACTO  SEGUNDO 


189 


*\xe%  quién  eres? 


llerodcs. 
ESCENA  II 

Sale    HtncANo. 
HiRCANO. 

de  destrenzar  cabellos  rojos 
irora  fría 
púrco  üricnle 
ilir  dos  mares  de  mis  ojos 
uen  cada  día 

s  de  tu  pérdida  inclemente; 
ncel  valiente 
primavera 
egres  prados 
:n  mis  cuidados, 
que  esmalte  (lores  lisonjeras, 
.  mis  congojas 
imas  que  brota  en  Abril  hojas. 

^         ESCENA  III 

Salt  AitTiPATRo.  —  Dicho.   * 

H  Antipatío. 

mk  los  campos  el  estío 

la  guadaña 

i  gbrasallos  llegue, 

'[  prolijo  )'  caudaloso  río 

mejillas  baña, 

rido,  aquestas  canas  riegue, 

e  rico  llegue 

neroso 

■  adornado, 

}  ha  sazonado, 

al  hüTlelanu  codicioso, 

Íá  otro  fruto 
is,  mi  lierodes,  en  tu  luto. 


ESCENA   IV 


Sal*  AmsTósaLO.  — Dicuof. 

K  Apistóbulo. 

Hn  escarchada  hará  el  Diciembre 

Dordaduras 

}ras  al  invierno, 

ida,  hermosa  hermana,  que  no  siembre 

,rinias  puras 

le  den  por  fruto  llanto  tierno, 

nsuelu  eterno, 

es  querida, 

que  me  fallares 

sin  ti  con  media  vida, 
iodo  mis  gustos  en  pesares 
le  se  acuerde 
florará  del  bien  que  pierde. 

ESCENA  V 

Salt  Ka!)si.o.~1)iciios. 

Faselo. 

que  casado,  quiso  «I  cielo, 
bella, 


que  tu  pérdida  llore, 

no  merecía  tu  hermosura  el  suelo, 

sino  que  vuelta  estrella 

lu  belleza  en  su  zona  el  so!  decore, 

por  que  en  ella  te  adore 

la  esfera  que  te  abraza; 

maldij;;!  el  hado  fiero 

al  inventor  primero 

que  á  riesgo  puso  en  la  silvestre  caza 

(a  vida,  de  quien  pierde 

por  un  liviano  gusto  su  edad  verde. 

ESCENA  VI 

Salt  SALOMá.  —  DicHOi. 

Salomé. 

Si  blasonas  ser  Dios,  ^por  que  maltratas, 

amor,  á  quien  sujeto 

leda  el  alma  en  tributo? 

Si  lo  prcciav  de  dar,  ,;por  qué  dilatas 

el  premio  ^uc  el  discreto 

es  árbol  que  en  dar  luego  dobla  el  fruto? 

Galas  truc-gas  en  lulo, 

y  faltando  mi  hermano 

con  la  Infanta,  haces  vano 

con  deseo  que  alienta  mi  esperanza: 

pero  en  el  mar  de  amar  siempre  hay  mudanza. 

HlRCANO. 

Cubrid  de  jerga  negra  mi  palacio, 

fúnebres  instrumentos 

imiten  mi  tristeza, 

dad  muerte  á  esos  traidores  (an  despacio 

que  duren  sus  tormentos 

lo  que  mi  mal,  que  cuando  acaba  empieza; 

adornad  mi  cabera 

en  vez  de  la  diadema 

y  liara  suprema, 

que  tal  caída  ha  dado  á  mi  grandeza. 

de  ceniza,  y  mi  vida  .icabc  en  ella, 

pues  falla  Herodcb  y  Mariadncs  bella. 

ESCENA   Vil 
Salen  M  amadnes  y  1 1  ekodbs,  iste  se  retira.  —  Dicnos. 

Mariad.  "Si  las  muestras  de  dolor 
con  que  se  enluta  lu  curte 
sun  por  mi.  padre  y  señor, 
mi  vista  su  mal  repone, 
mis  brazos  paguen  tu  amor. 

HincANü.  Hija  mía:  al  pecho  Wv^íí 

esa  luz  sin  la  cual  muerto 
en  desconsuelos  se  anega; 
que  no  alegra  lanío  el  puerto 
al  que  sin  velas  navega; 
ti  perdón  al  bcnienciado, 
el  tesoro  al  avarienlo, 
los  despojos  al  soldado, 
la  fuente  fresca  al  sediento 
y  el  lálamo  al  desposado, 
como  tu  alegre  venida, 
cuanto  menos  esperada, 
tanto  más  agradecida, 
pues  da  á  mi  vejez  cansada 
prolongación  de  su  vida. 


IQO              ^^^^^^^                LA  VIDA  DE 

^^H 

AsTiBÓB.  Quien  por  muotra  os  ha  llorado,i 

segunda  vez  animara         ^^^H 

bella  hermana,  ¡quó  consuelo 

el  cuerpo,  que  temeroso 

scníírá  cuando  os  ha  halladol 

la  muerte  copió  en  su  cara. 

Fasf-lo.    Albricias  pida  á  Kaselo 

Con  cuya  ayuda  volviese 

su  amor  ya  desesperado 

al  cuerpo  l-I  alma  constante, 

y  mis  brazos  galardón 

y  mi  honra  defendiese, 

de  su  pasada  tristeza. 

¿tuvieras  premio  bastante 

Salü\i¿.   Lloraba  la  dilación 

que  ipual  á  esta  deuda  fuese.^ 
HiKCANo.  Si  aprecia  el  alma  el  amor 

que  daba  vuestra  belleza 

á  mi  amante  corazón; 

que  te  tenpo,  mi  corona 

mas  ya  que  con  vos  se  ve. 

no  igualara  su  valor.                 > 

en  su  esperanza  primera 

M  ABiM».    Y  si  acaso  esta  persona. 

mi  f^ozo  resuuraré. 

entre  la  ausencia  y  rigor 

HlKCANo. Mirad,  Infanta,  que  espera 

de  los  celos  me  adorara. 

vuestros  brazos  Salomé 

y  en  aquella  soledad 

y  el  Uey  Aniipairo,  á  quien 

con  la  ocasión  consultara 

debe  tanto  mi  Curona 

lances  de  la  voluntad. 

y  es  vuestro  padre  también, 

que  en  estorbos  no  repara, 

dándoos  su  hijo,  pr^una 

y  contra  aoremios  de  amor 

triunfos  á  Jerusalcn. 

la  voluntad  lisonjera 

Agradeced  su  venida. 

reconociera  al  valor. 

Mahiau.   Con  más  extremo  sintiera. 

y  sin  mi  ofensa  saliera 

señor,  que  el  perder  la  vida 

de  si  mismo  vencedor. 

el  que  la  dicha  perdiera 

al  favor,  padre,  primero. 

siendo  vuestra  hija  querida. 

¿qué  pudieras  añadir?* 

quien  interesa  tener 

HmcANO.  fcl;:laluas  que  el  tiempo  fiero 

por  mi  dueño,  prenda  vucsira 

no  bastara  á  consumir. 

y  el  deiar  de  conocer, 

por  más  que  vuele  ligero. 

señora,  en  la  corte  vuestra 

W  AKiAiJ.   ¿Y  si  éste  fuera  pastor 

lo  que  no  sé  «ncarecer. 

y  se  sintiera  injuriado 

y  en  vos  ha  cifrado  el  cielo. 

que  en  premio  de  su  favor, 

Iíalomí:.   Respondan  por  mi  los  oji^s 

habiéndome  asi  obligado. 

á  cuyas  lenguas  apelo. 

otro  usurpara  su  amor?" 

Fasci.o.    Para  que  dcslicrre  enojos. 

HiHCANo.  Ksc  descubriera  el  pecho 

dad  al  l'iincipe  Kaselo 

que  procur»!  honrar  en  vano. 

las  nuevas  de  su  ventura; 

pues  mostrara  sin  provecho 

que  si  entre  luto  y  dolor 

que  era  en  la  ambición  villano^ 

hacer  obsequias  procura 

si  bien  na.ido  en  el  hecho. 

á  su  mal  logrado  amor. 

Y  pues  premios  apetece       ^^ 

fénix  es  vuestra  hermosura 

fuera  de  su  natural,           ^^^H 

guc  de  si  misma  renace. 

nada  dalle  me  parece,         ^^^| 

HiRCANo.  ¿Qué  suceso,  hija  querida. 

que  es  bien  á  quien  pide  mal 

con  tantos  extremos  liace 

le  quiten  lo  que  mcrcc*. 

que  el  peligro  de  tu  vida 
las  de  tantos  amenace?* 

Mahiao.    Alegara,  aunque  villano. 

que  le  ofreció  la  ocasión 
tiempo,  á  no  ser  cortesano. 

¿Qué  te  sucedió  cazando? 

Mahiau.    í>csgracias  que  venturosas 

en  que  á  so  satisfacción 

temo  y  estoy  descando; 

se  pagara  de  su  mano. 

pérdidas  que  gananciosas 

HiRCANO.  No  importara  su  pufíía. 

libre  me  están  cautivando. 

pues  con  tan  loco  interés 

En  tin,  con  una  caida 

le  quitó  en  un  mismo  dia. 

que  iras  una  garza  di 

lo  que  mereció  cortés, 

hasta  el  sol  desvanecida, 

su  misma  descortcsia. 

aun  tiempo  pane  y  perdí 

Y  tLJ,  que  por  él  alegas. 

la  libertad  y  la  vida. 

si  es  verdadero  el  enima 

Opuestos  contrarÍ4js  son. 

y  por  un  rtistico  ruegas. 

padre,  lus  que  necesitan 

¿cómo  ñ  un  pastor  sm  estima 

imprudencia  y  discreción; 

las  prendas  del  alma  entregase 

¿hay  razones  que  compitan 

¿Quiércslc  bicn.^ 

,                           c<in  amor  y  obligación.'' 

Mahiau.                              La  ocasión 

Si  á  los  umbrales  me  vieras 

en  que  (guardó  mi  honra  y  vidii 

de  la  muerte  desmayada. 

¿no  es  digna  de  obligación? 

y  á  elección  de  hambrientas  (ieras, 

HiH(-ANe.  1.a  que  á  su  ser  tosco  mida        M 

que  era  presa  mal  l(/prada 

ia  prudencia  y  la  razón.      ^^M 

de  su  crueldad  supieras, 

Makiad.   ^(^agarélc  con  desdén         ^^^ñ 

y  un  hombre  entonces  llegara 

su  socorro  liberal.              ^^^^ 

que,  cortés  y  piadoso. 

Princesa  en  Jerusalén?       ^^^^ 

ACTO  SEGUNDO                                                                 I9I          ^^M 

«0.  Eso  no. 

juego  de  amor  de  importancia.             ^^^ 

>.               ¿Querréle  malr* 

de  quien  sale  con  ganancia                     ^^H 

10.  Tampoco. 

á  veces  el  más  peididu,                            ^^H 

5.                    ¿Querréle  bien.^ 

cuando  más  lo  estaba  yo,                      ^^^| 

10.  Esu  si. 

celoso  j  desesperado,                             ^^H 

X             ¿Y  c\  bien  querer 

volvió  en  mi  favor  el  dado                    ^^H 

.   no  es  amar? 

y  en  suerte  su  azar  trocó,                      ^^H 

ro.                      Casi  es  amor. 

pues  habiendo  el  caudal  puesto            ^^H 

a.   Luego  casi  he  de  U'tici 

de  mí  vida  en  esta  mano                        ^^^^ 

voluntad  á  este  pastor, 

(Datt  la  mano.)           V 

que  casi  me  vino  á  ver 

^1 

muerla,  si  no  me  ayudara. 

envidó  su  amor  mi  hermano                       fl 

Pues  un  casi  no  es  rigur 

y  ganóle  lodo  el  resto.                                 fl 

que  su  fortuna  hap¡a  avara; 

1  n  destierro  fué  el  tablero,                   ^^H 

ni  mira  en  puntos  amor, 

y  jugador  de  ventaja                               ^^H 

ni  nunca  en  cas^s  repara,         <^ 

amor,  que  el  dado  baraja                       ^^H 

honra  y  vida  me  díó  nueva 

con  sospechas  de  fullero.                      ^^H 

honra  y  vida  k-  he  de  dar. 

.Si  su  pérdida  llorare,                             ^^H 

pues  cuando  á  pedir  se  atreva 
I      lo  que  no  puedo  negar. 

seguro  estoy  de  perder,                         ^^H 

porque  no  pienso  querer                       ^^H 

¿que  le  doy  que  no  le  deba? 

aunque  envide  y  se  repare.                   ^^H 

«0.  I)e  tu  mucha  discreción, 

tluando  levantarme  trato,                     ^^H 

hija,  has  ya  dcycncradu 

dando  barato  á  mi  amor,                        ^^^| 

con  tan  indijína  afición. 

en  fe  de  que  el  jugador                          ^^^| 

p^  No  hay  mal  nacido  ( 1 ) 

no  juega  en  dando  barato,                    ^^H 

ni  en  el  noble  ejecución 

ni  será,  padre,  cordura                          ^^H 

de  Socorro  rccebido 

impedir  nuestro  sosiego                        ^^H 

que  no  pague  liberal; 

sabiendo  que  amor  y  juego                  ^^H 

los  rédi'.os  que  han  corrido 

consisten  sólo  en  ventura.                    ^^^| 

iguaL-ín  al  principal, 

Manad nes  es  mi  esposa,                       ^^^| 

y  á  ejecutar  me  han  venido; 

si  alguno  intenta,  tirano,                         ^^^H 

mas  di  me,  si  el  acreedor 

bar»|arme  aquesta  mano,                       ^^^| 

en  nobleza  me  if-ualase, 

y  esta  sueite  quitarme  osa,                   ^^^| 

¿mereciera  que  el  deudor 

no  me  juzgare  arrogancia                   ^^H 

con  la  deuda  le  negase 

Castigar  su  desatino,                              ^^H 

la  obligación  de  su  honori' 

como  quien  sale  al  camino                   ^^^| 

sio.  Knionces  por  justo  empico 

á  robarme  la  ganancia.                         ^^^| 

de  su  valor  le  entregara. 

i'urque  esiuv  dclerminado                    ^^^| 

si  tan  licito  deseo 

contra  cualquiera  poder                        ^^^| 

la  palabra  noestorbüni 

á  morir  y  defender                                     " 

que  he  dado  al  Rey  id u meo. 

el  caudai  que  h'jy  he  ganado.                       ', 

D.  ¿No  estriba  la  que  me  has  iindo 

Antipxt.  Si  es  en  tu  favor'el  cielo 

en  que  me  case  con  su  hijo? 

y  esa  ganancia  permite. 

t*u.  Kn  ésa  me  ha  ejeculado. 

no  es  bien  que  yo  á  Herodes  quite 

L>.   Y  si  es  padre  del  que  eliju. 

lo  que  ha  perdido  Faselo. 

¿no  la  habrás  desempeñado? 

Hijos  míos  sois  los  dos, 

Ko.  No  hay  duda. 

en  un  mismo  grado  estáis, 

u.                            Pues  dak-a|  cielo 

si  en  competencia  jugáis 

gracias,  padre,  que  no  ha  sido 

y  perdéis,  Príncipe,  vos. 

mpasior  de  rustico  suelo 

ó  esotro,  cosa  es  que  pasa. 

jBel  que,  noble  y  comedido, 

y  yo  en  mi  provecho  alego 

^Bquitó  á  mi  honor  el  recelo. 

la  ganancia  deste  juego, 

^Komo  el  peligro  á  mi  vida. 

pues,  en  /in,  se  queda  en  casa. 

^ftino  un  Principe  que  aquí 

La  Infanta  escoja,  que  es  cuerda, 

^»dc  paga  agradecida 

y  juzque  esto  el  Rey  llircano. 

^Be  que,  venciéndose  á  si 

HiRCANo.  Si  llcrodes  ganó  por  mano. 

Hbie  restituya  venc'da. 

Kaselo  por  postre  pierda; 

^^  amor  que  estatuas  le  labra 

que  en  amor  la  diligencia 

quiere,  en  fe  de  sus  blasones. 

gana  de  quien  se  le\  anla; 

que  templos  la  fama  le  abra. 

daldc  la  vuestra  á  la  Infanta, 

que  pague  yo  obligaciones 

tenga  quien  pierde  paciencia, 

y  tú  cumplas  tu  palabra. 

y  salgamos  á  alegrar 

ES.  Fortuna,  que  siempre  ha  sido 

mi  corle,  que  os  llora  muerta 

de  llanto  y  lulo  cubieria. 
Mariad.  Si,  albricias  tengo  de  dar 

,ÚCll  el  original;  pero  el  consonante,  el  mclro 

de  que  el  alma  esposo  os  cobre,                     ' 
en  re  que  adeudada  queda,  . 

^Hjpidcn  otro  verso  y  completo. 

iga 


LA  VIDA  DE  HEBODES 


dadme  abrazos  que  dar  pueda, 
que  sin  ellos  estoy  pobre. 

(Van  á  abracarse,  alborótase  Faselo  j- 
llégaseá  dttenerd  Herodci.) 
Herodes.  Hermano:  ya  llegáis  larde; 
de  la  Infanta  soy  esposo, 
pierde  amando  el  perezoso 
como  en  la  guerra  el  cobarde. 
La  ocasión  y  coyuntura 
mis  bodas  y  dichas  traza, 
que  el  amor,  el  juego  y  caza 
sólo  consiste  en  ventura. 
{Vanse  llcroJes  y  MaritOntdeíos  manus.) 


liSCliNA  VIIÍ 
Diaios^  mtnoí  IIbkodui  y  MAnuoNits. 

Faselo.    ^Qué  es  esto,  padre  cruel? 
Riguroso  Rey,  ;qu<5  es  csiur* 

Antipat.  En  la  voluntad  ha  puesto 

su  imperio  amor;  quejaos  del, 
si  contra  vos  ujecuta, 
hijo,  su  guslo  Ja  infanla, 
porque  en  resolución  tanta 
sobre  gustos  no  hay  dispula. 

(Víiíc  con  ¡uíi  dus.y 

Faselo.    Hircanu,  en  el  nombre  fiero 
como  en  las  obras:  ^ans¡ 
se  cumplen  palabras? 

HiKCANO.  Di: 

la  que  si  cumpliros  quiero 

halla  mil  dificultades, 

porque  la  Infanta  hace  ley 

de  su  gusto  y  súlo  es  rey 

amor  de  las  voluntades. 

La  de  mi  hija  es  absoluta, 

su  guslo  es  fuerza  seguir, 

que  á  intenlalle  resistir 

sobre  gustos  no  hay  dispula.    (V.iíí  ) 

Faselo.    Hermana:  decidme  vos 

si  esto  es  sueño  ó  es  verdad. 

Salomé.   Violencias  en  voluntad 

no  las  sufre  amor,  que  es  dios; 
pues  que  su  gusto  eiecuta, 
dcsbaratalle  es  en  vano, 
pues,  como  sabes,  hermano, 
sobre  gustos  no  hay  dispmai.    (Vase) 

Faselo.    ,jSoís  vos,  Príncipe,  también 
desta  tirana  opinión? 

AniSTÓB.  Amor  es  obligación 

y  su  paga  el  querer  bien; 

la  ocasión,  tercera  astuta, 

y  el  gusto  rey  que  soberbio 

dice,  conforme  al  proverbio, 

sobre  gustos  no  hay  dispula.  (Ka«.) 

Faselo.    La  ley  que  no  las  admite 
nc  es  hija  de  la  razón, 
pues  la  ciencia  y  la  opinión 
más  probable  las  admite. 
Cuando,  ciego,  amor  las  quilc 
y  la  acción  que  tengo  tuerza 
su  agravio,  ¿  vengarme  es  fuerza, 
tiranas  resoluciones, 
que  quien  no  admite  razones 


Rom.  i. 


Faselo. 


da  permisión  á  [a  fuerza. 
Leyes  la  justicia  escribe 
que  llama  el  mundo  derechc 
y  contra  tiranos  pechos 
armas  la  fuerza  apercibe; 
cuando  mi  hermano  derribe 
mi  esperanza,  y  con  desvelos 
me  ofenda  á  mi  y  á  los  cielos, 
si  mientras  los  ejecuta 
sobre  gustos  no  hay  disputa, 
tampoco  hay  templanza  en  celos. 
Marco  Antonio  en  Asia  rige 
la  monarquía  romana, 
y  á  la  célebre  gitana 
su  idólatra  amor  dirige; 
ser  su  Ivmperador  colige 
y  oprimir  la  libertad 
de  Ruma,  por  tanta  edad 
conservada  en  su  Senado, 
conmigo  noble  ha  guardado 
las  leyes  de  la  amistad, 
con  César  Augusto  tiene 
guerras  por  la  monarquía, 
que  no  admite  compañía 
quien  á  amar  ó  i  reinar  viene. 
Su  opinión  mi  fe  maniiene 
contra  su  enemigo  Augusto, 
y  pues  llerodes  injusto 
á  Marco  Antonio  se  opone, 
hoy  mi  venganza  dispone 
tragedias  contra  su  guslo. 
Referiré  á  Marco  Amonio 
mi  agravio  con  su  delito; 
sacando  gente  de  Egilo, 
de  su  amistad  testimonio, 
y  afrentando  el  matrimonio 
que  goza  y  tirano  alcanza, 
verá  con  justa  mudanza, 
pues  ciego  mi  amor  disfruta, 
que,  si  en  gustos  no  hay  disputa 
hay  en  agravios  mudanza. 


ESCENA  I.X 

Saltn  doi  Romanos.— Dichos. 

Marco  Antonio,  mi  señor, 
que  en  prueba  de  lu  amistad 
quiere  en  la  necesidad 
hacerla  de  lu  favor, 
antes  que  á  la  guerra  parta 
que  sobre  el  imperio  apresta 
contra  Augusto,  la  respuesta 
aguarda  de  aquesta  carta. 

(/>a/«  11*41 
A  medida  del  deseo 
que  tengo  viene;  esperanza: 
dad  filos  á  mi  venganza 
nncntras  su  ejecución  leo. 
{Lte  la  carta.)  «A  embarcarme  pai 
la  isla  de  Sanios,  para  rcduci 
trance  de  una  batalla  naval  la 
dida  ó  imperio  del  mundo  co 
Augusto,  mi  competidor.  Llevo  o 
cíenlas  naves  y  ciento  y   CÍO 


^^^f                                              ACTO  SEGUNDO              ^^^W                              IQfZ         '^^^ 

mil  hombres.   Todos  los  Reyes,  mis 

ESCENA  X                                   ■ 

amigos,  muestran  serlo  en  mi  ayuda, 
y  no  espero  yo  menos  de  V.  Alteza, 

^u 

SaltH  Pachón,  Fihisa  /  un  Vbkdugú.                      ^M 

^^stando  en  el  primer  lugar.  Aventa- 

Verucg.   Ya  está  el  potro  aparejado,                   ^^H 

^^hráse  á  todos  si,  (rayéndome  preso  á 

paciencia,  hermano,  ,;quc  csperaP        ^^H 

^Ku  hermano  el  Infante  llcrodes,  par- 

Acabemos:  ropa  afuera.                        ^^^M 

^Kial  de  mi  contrario,  aseguramos  un 

Pachón.    Quédateme  en  verdugado                     ^^H 

^"enemigo  poderoso,  y   será    dichoso 

cuando  me  quede  con  él,                      ^^H 

pronóstico  de  mi  vitoria  si  para  pre- 

que es  verdugo  sin  ser  dama.                   ^M 

mio  della  viene  en  su  compañía  la  In- 

Fenisa: si  el  potro  es  cama                         H 

fanta  de  Jerusalén  Mariadnes,  cuya 

de  nuestra  boda  cruel,                               ^M 

^-Jjermosura  en  relación  me  tiene  sin 

á  gentil  boda,  por  Dios,                              H 

^■libertad  para  uno  y  oiro.  (vnvío  pro- 

nos  convida  el  casamiento.                        H 

^Rrisiones  bastantes  y  aguardo  la  eje- 

^No  bastaba  por  tormento                         H 

^Heución  por  ellas  de  entrambas  cosas. 

él  casarnos  á  los  dos?                                 H 

^^U.os  dioses  me  den  vitoria  y  á  V.  Al- 

.Supuesto  que  hay  suegra  en  casa             H 

^^neza  guarden.  De  Bizancío  á  las  Ca- 

^hay  potro  que  más  afrija                          H 

^Fiei'das  de  Junio,  año  de  la  fundación 

que  una  suegra  que,  prolija                       H 

de  Roma  754.  Yo  el  Emperador.* 

rezongando  al  que  se  casa,                        H 

2."  Estas  son  las  provisiones 

gruñe  más  que  una  lechona^                    H 

que  Marco  A«[onio  te  envía. 

Fenisa.     ¿Eq  lin,  que  también  á  mi                         H 

JO.    Di  que  de  la  dicha  mia 

me  empotran?                                       ^^M 

son  felices  comisiones. 

VF.pDiir,.                            Hermana,  si.                  ^^^H 

Si  la  amistad  se  antepone 

al  deudo  que  hay  más  cercano, 

Fenisa.     El  que  á  nadie  no  perdona                  ^^H 

es  un  potro,  py  mi  Pachón!                ^^^| 

y  me  ha  ofendido  mi  hermano. 

Pachón.   Aunque  el  ánirña  me  arrancas,           ^^H 

su  deudo  y  sangre  perdone. 

til  irás,  Fenisa.  á  las  ancas,                 ^^^| 

|Ay  amorosos  desvelos, 

y  yo  me  tendré  al  arzón.                    ^^^^| 

lo  que  estas  cartas  preciara 

Fenisa.     t^h  huego  de  Dios  en  potro                ^^H 

si  sus  letras  no  borrara 

que  sin  albarda  ni  cÍDCha                    ^^H 

la  sospecha  de  mis  celos! 

ni  camina  ni  relinchal                          ^^H 

A  Mariadnes  quiere  ver 

Pachón.    Esc  potro,  dómele  otro,                       ^^H 

en  muestras  de  su  hermosura 

pues,  no  comiendo  cebada,                 ^^H 

Marco  Antonio,  y  si  procura 

sin  menearse  de  un  puesto                  ^^^| 

^^  juntar  á  amor  su  poder. 

al  rollo  llega  tan  presto                       ^^^| 

^H^qué  hará  en  viendo  sus  despojos 

que  es  su  ordinaria  jornada.                ^^^| 

^Kquien  de  oidas  la  celebra, 

Vehdiiú.   Acaben.                                                ^^^^ 

si  amistad  y  leyes  quiebra 

Fenisa.                  No  se  dé  prisa.                        ^^^| 

amor  que  asiste  en  los  ojos? 

Verdug.   ¿No  se  desnudan?                               ^^^| 

Que  se  la  lleve  me  pide, 

Fenisa.                                 lAy  cieiot                ^^^| 

y  aunque  en  la  Kgipcia  idolatra, 

Pachón.    Potro  de  palo  y  en  pelo                      ^^H 

¿que  mucho  dejeá  Cleopatra 

á  caballo  y  en  camisa,                         ^^H 

y  obligaciones  olvide 

corcovos  sin  caminar,                         ^^^| 

de  nuestra  amisiad  pasada, 

medroso  en  el,  el  más  diestro             ^^^| 

que  aunque  la  Gitana  es  bella^ 

al  de  encima  con  cabestro                    ^^H 

al  tin  para  aborrecella 

y  al  de  abajo  sin  herrar.                      ^^H 

basta  ser  mujer  gozada? 

Atados  el  uno  al  otro,                         ^^H 

Perdonará  su  amistad. 

descoyuntando  medulas,                     ^^^| 

que  no  llega  su  valor 

verdugo  el  mozo  de  muías,                ^^^| 

á  las  aras  del  amor 

¡válgate  el  diablo  por  potro!                ^^^| 

ni  ley  de  la  voluntad. 

Fenisa.     ¿Y  qué  tormento,  si  sabe.                    ^^H 

Porque  mis  sospechas  claras, 

mos  tienen  de  dar?                               ^^^M 

aunque  su  amistad  admiten, 

Vkhoiiu.                               De  toca.                  ^^H 

sólo  que  llegue  permiten 

Fenisa.     ¿Qué  es  de  toca?                                 ^^H 

el  amigo  hasta  las  aras. 

Verouc.                              Abrir  la  boca,           ^^H 

El  tentar  á  la  fortuna 

y  toda  el  agua  que  cabe                      ^^H 

no  es  cordura  en  tal  demanda, 

en  un  cántaro  tragar                           ^^H 

ni  de  dos  cosas  que  manda 

con  vdntc  varas  de  lino.                     ^^H 

será  poco  hacer   a  una. 

Pachón.    No  huera  mijor  de  vino,                     ^^H 

Prender  á  mi  hermano  quiero, 

¿agua  es  la  que  os  han  de  echar?       ^^H 

gue  es  lo  que  le  está  mejor 
a  mi  venganza  y  amor. 

Vepuito.   Agua  que  aun  no  sufren  peñas.          ^^H 

Pachón.    ¿Con  locas  un  hombre  honrado?       ^^H 

porque  de  su  muerte  espero 

¿Han  mis  tripas  enviudado,                ^^^| 

resucitar  mi  esperanza. 

ó  son  por  ventura  dueñas?                 ^^H 

aumentar  mi  patrimonio 

Veruug.   Así  sacarse  procura                             ^^H 

y  granjear  de  Marco  Antonio 

ta  pura  verdad.                                    ^^H 

la  amistad  y  la  privanza.        (Vante.} 

Pachón.                           Pues  ¿cómo,               ^^H 

.COMEDIAS  DE  TIRSO  t»E  MOLINA.— TOMO  II 

^1 

^r  194 

m^^^T                           LA               DE                                                               ^^^^^^ 

si  un  cántaro  de  agua  lomo, 

IIrrbei..    Ya  los  Infantes  perdidos         ^H 

sacarán  la  verdad  pura? 

parecieron.                              ^H 

>           Verduo. 

Todo  esto  se  excusará 

Pachón.                      ¿Sin  ruidos             ^M 

si  confesáis  csie  robo 

de  tocas,  aguas  y  potros?       ^H 

y  estas  muertes. 

IIkkbei..   Acabad.                                     ^H 

I'aciión, 

No  cb  ma!  bubo 

Pachón,                 Adiós,  rabel.              ^M 

su  mercó,  Pues  venga  acá. 

por  quien  paga  la  garganta     ^H 

Si  Kenisa  algo  supiera, 

en  el  aire  lo  que  canta             ^H 

^luego  nu  lo  desbuchara? 

bamboleos  á  un  cordel.           ^M 

^No  sabe  que  no  la  para 

Cama  mal  encordelada,           ^| 

secreto  que  no  eche  fuera?                   ' 

que  en  vez  de  chinches  y  pulgas 

<-Para  qué  eran  menester 

verdades  buscas  y  espulgas;          , 

potro,  cordel  ni  testigos? 

arpa  siempre  destemplada,       ^M 

¿No  hay  mayores  enemigos 

donde  con  voces  prolijas         ^M 

que  el  secreto  y  la  mujer? 

en  vez  del  Orfeo  sutil              ^M 

^No  ve  que  en  las  más  calladas, 

te  tañe  un  verdugo  vil            ^M 

cuando  se  ven  en  aprieto, 

y  son  piernas  las  clavijasj       ^M 

es  mal  de  madre  el  secreto 

y  brazos  del  desdichado          ^M 

que  las  hace  dar  arcadas? 

á  quien  tus  cuerdas  dan  vucltB^ 

Ahora  acabe  de  saber 

do  las  culpas  van  absuellas 

que  meten  por  no  guardallc 

cuando  no  se  han  confesado. 

los  dedos  para  sacallc. 

Que  si  á  nueso  Rey  profeta 

Mas  ¿qué  es  cslo? 

las  suyas  Dios  perdonó,           ^J 

^^K    Verduo. 

Deben  ser 

cuando  aquél  pecó,  cantó       ^M 

los  jueces. 

al  arpa  con  voz  perfeta.           ^^ 

^^H    Pachón. 

Fenisa:  el  miedo 

Al  que  en  ti  cantó  sus  penas, 

dentro  el  alma  me  da  voces. 

porque  otra  arpa  en  ti  se  ve. 

^^m     Fbnisa. 

¡Huego  en  potro  que  da  coces 

apenas  dice  «pequé» 

que  matan  y  se  está  quedol 

cuando  á  muerte  le  condenas.  1 
Potro  que,  sin  coyunturas,  ^1 
te  Quedas  sano  y  entero,  ^M 
y  el  que  llevas  caballero         ^H 

ESCENA  Xí 

sale  con  las  mataduras.          ^M 

Saltn  Faselo,  tlKRBBL.v  otros. 

Corra  tus  carreras  otro  ^M 
que,  pues  de  ti  me  libre,         ^| 

^^      Faselo. 

Mi  padre  y  el  Rey  Hircano 

más  vale  salir  á  pie                 ^H 

tengan,  Herbel,  por  prisión 

que  á  la  jineta  en  tal  potro.  ^M 

el  alcázar  de  Sión; 

^^M 

y  del  presidio  romano 
quinientos  hombres  los  guarden, 

ESCENA  XIf        ^^B 

porque  desta  suerte  trato 

Sale                         ^^^^1 

que  no  esiorben  el  mandato 
de  Marco  Antonio,  ni  aguarden 

^^H 

Efhaím.    a  tu  hermano,  gran  señor,    ^H 

que  ruegos  ni  persuasiones. 

traen  á  tu  presencia  preso.     ^H 

al  tirano  de  mi  amor 

Faselo.    fjue  temo  vellc  os  confieso, 

han  de  poder  dar  favor 

que,  aunque  i  mi  sangre  es  iraid* 

ni  alivialle  las  prisiones. 

es  mi  hermano,  y  mis  enojos 

Ksié  también  detenida 

su  presencia  ablandará. 

la  Infanta  en  su  mismo  cuarto, 

que  es  mi  sangre,  y  se  entrará 

mientras  á  Grecia  no  parto 

al  corazón  por  los  ojos. 

á  quitalle  con  la  vida 

Pluguiera  á  Dios  que  no  fuera 

de  su  esposo  la  esperanza 

tan  á  costa  de  mi  vida 

de  gozar  su  libertad. 

la  injuria  del  recebida,            ^B 

mientras  que  mi  voluntad 

que  si  yo  vivir  pudiera            W^ 

lo  que  ie  usurpó  no  alcanza. 

sin  la  prenda  que  me  ha  hurtaoa 

Guardas  la  poned  también. 

viera  en  mi  la  diferencia 

^^V     Herbel. 

Asi,  gran  señor,  se  hará. 

que  le  hace  la  clemencia 

^^H       Faselo. 

Y  por  sus  bodas  verá 

de  que  noble  me  be  preciado. 

tragedias  Jcrusalén. 

Sin  la  Infanta  será  en  vano  ^m 
adorándola  vivir,  ^M 
y  si  el  uno  ha  de  morir,          ^^ 

Salgan  libres  esos  dos. 

pues  inocentes  están. 
Mas,  <¡no,  nada? 

^^m     Pachón. 

viva  yo  y  muera  mi  hermano, 

^^r      Vbruuij. 

.jNo  se  van? 

vengándose  mis  enojos 

W             Pachón. 

¿Dónde? 

sin  verle,  que  en  ui  demanda 

1             Vrhüuo. 

Libres. 

amor,  como  es  niño,  ablanda ^^ 

■            Pachón. 

Mas.  ¿por  Dios? 

niñas  que  están  en  los  ojos.   ^M 

■            Kenisa. 

¿Sin  tormentos  ni  quillotros? 

Lievalde  preso  conmigo,        ^M 

^^^^^^                                      ACTO  SEGimno                                                             ig5       ^^M 

^^OB,  si  á  la  Infanta  renuncia. 

ser  mercader  de  su  honor?                   ^^fl 

la  muerte  que  ya  pronuncia 

¿Que,  gozándola  tu  hermano,             ^H 

^^^arc<j  Amonio,  su  enemigo, 

obligarnos  á  los  dos,                            ^^H 

HpEontra  él,  vuelta  en  amistad. 

cortesano  liberal,                                  ^^H 

^^elebraré  en  su  favor 

á  darte  inmortal  blasón?                      ^^H 

los  quilates  de  mi  amor 

¿Tú  eres  Príncipe?  ,;Tú,  hermano?        fl 

^y  la  ley  de  mi  piedad.          (Vanne.t 

¿Tú,  amante?  ¿Tú..?                        ^Jfl 

■ 

JosEFo.                                       Gran  señor         ^^M 

■           ESCENA  Xm 

jde  Qué  sirven  esas  quejas?                 ^^H 
Hehodes.  f)c  a  iviar  el  corazón.                          ^^H 

^    Sattn  ÜERonBs  preso  y  Josmro. 

jAy,  Josefo!  ¿Cómo  puedo,                ^^M 

cuando  se  que  á  morir  voy,               ^^H 

»BS.  ijPor  qué  sin  verme  le  vas. 

dejar  en  Jerusaién                                ^^H 

tirano?  ,;Por  qué  razón 

el  alma  en  tal  confusión?                          V 

temes  mostrarme  la  cara. 

¿Podré  yo  tener  descanso,                         M 

si  es  de  infames  el  temor? 

cuando  en  un  infierno  estoy               ^^H 

Las  espaldas  me  volviste; 

de  celos,  si  mi  enemigo                       ^^H 

mas,  haces  bien,  que  al  fin  hoy           i 

de  mi  Infanta  es  sucesor?                   ^^| 

echas,  vendiendo  tu  sanyrc, 

Hoy  á  mi  esposa  he  alcanzado,          ^^H 

á  las  espaldas  tu  honor. 

pues  ¿será  justo  que  hoy                    ^^H 

Vuélvelas  y  podrás  verme 

llame  dueño  con  mi  muerte              ^^H 

por  ellas,  que  ya  sé  yo, 

á  mi  ingrato  matador?                        ^^H 

villano,  que  las  espaldas 

Ya  á  Páselo  llame  esposo,                  ^^H 

son  la  cara  del  traidor. 

ya  al  crue!  Emperador,                      ^^H 

Medrando  vas  en  oficios: 

siendo  un  preso  de  su  gusto                      ■ 

ayer  Príncipe  te  vio 

de  afrentosa  posesión,  '                             W 

Idumea;  hoy,  mercader; 

¿que  gloria  en  el  otro  mundo                    1 

creciendo  va  tu  opinión. 

tendrá  el  alma  que  la  amó,                 ^^M 

A  feria  de  afrentas  vas. 

si  despojos  que  ha  ganado                  ^^H 

caudal  llevas  de  valor, 

premio  de  otro  dueño  son?                 ^^H 

abre  tiendas  á  tu  infamia^ 

¿Quieres  tú  darme  remedio?              ^^H 

venda  en  ellas  tu  traición 

JosEFO.      Pluguiera,  Príncipe,  á  DioSj                ^^H 

tu  misma  sangre,  que  delta 

que  hallaran  en  mi  tus  penas                  V 

sacarás  cauda   mayor. 

segura  satisfación.                                      1 

que  fratricida  primero 

Herooes.S!  la  hallarán,  si  eres  fiel.                          ■ 

materia  de  tu  lición. 

JosEFO.     Siempre  te  tuve  afición.                            J 

Si  te  sentiste  agraviado 

Heroues.  En  Jerusaién  te  deja                           l^^f 

de  que  me  pusiese  amor, 

por  sabio  Gobernador                       ^^H 

siendo  juez  la  voluntad, 

mi  tirano  fratricida:                            ^^^| 

en  la  hermosa  posesión 

á  los  muertos  es  razón                       ^^H 

de  Ib  Infanta,  armas  tenias. 

satisfacer  los  amigos                           ^^H 

desafios  aplacó 

dando  muestras  de  su  amor;                    M 

la  venganza  y  el  agravio 

no  túmulos  de  Arlemisa.                    ^^M 

donde  pudieras  mejor 

no  aromas  que  exhala  el  sol,             ^^H 

vengar  injurias  del  alma, 

no  pirámides  de  Menfis                      ^^H 

que  no  vil  pesquisidor, 

han  de  hacer  ostentación                   ^^H 

cifrar  armas  en  procesos. 

de  la  Icatlad  que  me  debes,                ^^H 

civil  juez  de  comisión. 

sino  una  resolución,                           ^^H 

Agraviarle  de  que  goce 

quilate  de  tu  amistad,                        ^^H 

despojos  que  la  ocasión, 

descanso  de  mi  pasión.                      ^^^H 

el  tiempo,  la  soledad 

JosEFO.     Cuanto  más  difícil  fuere                    ^^^H 

y  hasta  un  desmayo  ofreció 

dándome  fama  mayor,                        ^^H 

al  deseo,  que  cortés 

ilustrará  más  mi  nombre                  ^^H 

de  si  mismo  vencedor, 

y  honrará  mi  sucesión.                      ^^H 

obligando  comedido 

La  vida  y  el  ser  le  debo;                    ^^H 

generoso  conquistó- 

hechura,  Príncipe,  soy                       ^^H 

^Y  no  te  agravias  de  ser 

de  tus  manos:  deshacerme                ^^H 

afrentoso  ejecutor 

puedes,  seguro  dispon                      ,^^H 

de  quien,  torpe,  solicitas 

de  mi  y  del  la  á  tu  servicio.               ^^H 

menosprecios  de  tu  amor? 

Heroors.  Júrame,  pues,  si  no  son                     ^^H 

¿No  te  pide  Marco  Antonio 

lisonjeras  tu&  promesas,                     ^^H 

H    la  Infanta?  ¿No  te  escribió 

de  ser  fiel  ejecutor                              ^^H 

H  que,  preso  de  su  belleza, 

de  lo  que  aqui  le  mandare.                 ^^M 

^   intenta  ser  su  opresor? 

JosEFO.      Niegúeme  su  amparo  Dios,                ^^H 

Pues,  dime,  amante  tercero; 

su  sepultura  la  tierra                         ^^H 

¿parécete  que  es  mejor, 
en  ofenda  ac  tu  dama. 

y  el  mundo  su  habitación                 ^^H 

cuando  no  lo  ejecutare,                    ^^H 

igí» 


LA  VIDA  DE  HERODES 


Hebodes, 

JOSEFO. 

Merques 


JOSEFO. 

Hehoues 


y  con  nombre  de  traidor, 
como  quien  su  palria  vende, 
me  aborrezca  mi  nación. 
Mira  lo  que  me  has  jurado, 
l-o  que  me  mandas  propon. 
Ley  fuerte  es  la  voluntad 
ultima  del  testador. 
Supuesto  que  has  de  cumpiilla, 
y  que  yo  á  la  muerte  estoy, 
lo  que  de  jurarme  acabas 
es  ¡ay  terrible  rigor! 
que  a]  punto  mismo  que  sepas 
que  la  muerte  ejecutó 
en  mí  el  natural  poder 
que  no  permite  excepción, 
se  la  des  á  Mariadncs. 
¿Que  dices? 

Será  menor 
mi  pena  mortal  sabiendo 
que  en  su  compañía  voy; 
quitaréle  á  mi  homicida, 
con  su  muerte,  la  ocasión 
del  oprobio  de  mí  fama 
y  desprecios  de  mi  amor. 
Mira... 

Esto  me  has  promelido; 
cualquiera  ponderación 
disminuirá  tu  lealtad 
y  el  crédito  que  le  doy. 
Cumpliic  mi  juramento 
aunque  si  supiera  yo 
que  á  tal  crueldad  se  obligara... 

ESCENA  XIV 
Satt  EfmaIii.— Dichos. 

Efbaim.    Ya  se  parte,  gran  señor, 

tu  hermano. 
Hekoues.  y  yo  consolado 

parlo  á  morir-  Tu  valor 

muestra  en  esto. 
JosFKu.  Harélo  aií. 

^Ilay  tal  determinación? 


ACTO   TERCERO 


JoSEFO, 

Hebooes 


Josbfo. 


ESCENA    PRIMERA 

Salen  IIemodes />rM(>,  lIsniíRu,  ZAriito  y  Jabei.. 
lUltODES. 

En  fin,  Faselo  me  condena  á  muerte. 

IIerbei.. 

Murió  Mircano,  blasón  del  Macabco, 
y  Marco  Antonio,  que  en  Faselo  advierte 
la  amistad  y  valor,  aunque  idumeo, 
antes  que  pruebe  la  dudosa  suerte 
Que  contra  Augusto  le  dará  el  trofeo, 
ú  el  imperio  del  mundo  ó  fin  tirano, 
Rey  de  Jerusalén  nombró  á  tu  hermano,* 
mandóle  que  en  vengan/a  de  que  sigas 
de  Augusto  la  opinión,  con  tu  cabeza 


mengüe  parcialidades  enemigas 

asegurando  en  Asia  su  grandeza; 

mas  él,  tu  sangre,  en  tin,  si  es  que  te  obligas 

á  repudiar  la  Infanta  y  su  belleza 

permites,  que  autorice  su  corona 

y  á  Marcu  Antonio  sigues,  te  perdona; 

de  manera,  que  está  tu  muerte  ó  vida 

en  tu  mano. 

Heroues. 

Mi  muerte  bien  dijeras 
si  repararas  por  cuan  bien  perdida 
la  dan  leyes  de  amigo  verdaderas. 
La  amistad  á  la  vida  es  preferida; 
la  honra  da  al  valor  nobles  banderas, 
contra  la  infamia  del  vivir  sin  ella 
el  amor,  vida  y  rcinus  atropella. 
Amigo  soy  de  Augusto,  que  mmuiable 
en  el  peligro  mi  íirmeza  pruebo; 
la  honra  es  mi  blasón  incontrastable 
y  eternamente  conservalladebo; 
mi  esposa  es  Mariadncs,  que  agradable 
como  carácter  dentro  el  alma  llevo: 
^quc  impotta,  pues,  la  muerte  que  aperciberfc^ 
si  mi  amistad,  mi  honra  y  amor  viven? 
¿Pennilirc  por  una  vida  infame 
(del   mundo  oprobio,  injuria  de  los  cielos) 
que  á  mi  consorte  bella  espesa  llame 
otro  que  yo?  La  sombra  de  los  celos  i 

me  abrasa  sola;  pues  cuando  derrame 
de  golpe  su  ponzoña  y  en  desvelos  ' 

se  reduzca  la  afrenta  que  me  aso.Tibra, 
,;qué  hará  si  me  atormenta  sólo  en  sombra? 
¿Faselo,  usurpador,  esposa  mia, 
viviendo  yo,  de  tus  hermosos  brazos? 
Ni  muerto;  pues  el  cielo  no  seria 
descanso  para  mi  de  eternos  lazos, 
si  desde  allá  te  viese  en  compañía 
de  otro  que  yo,  le  arrojaría  pedazos, 
por  ser  azules,  de  los  mismos  cielos, 
para  vengar  asi  celos  con  celos. 
Dile  que  bañe,  infame  fratricida, 
en  sangre  de  su  mano,  acero  y  ojos; 
será  la  Infanta  oprobio  de  su  vida, 
dcMarco  Antonio  ílicitos  despojos, 
que  yo  más  noble  que  él  mientras  c^uc  pida      ( 
el  mundo  al  sol  su  luz  de  rayos  rojos, 
esposo  he  de  llamarme  á  su  disgusto 
de  la  Infanta,  y  amigo  fiel  de  Augusto. 

ESCENA  n 

SaU  Fasklo.— DiCMOS. 

Fasei.o. 

Pues  morirás,  para  mayor  afrenta 
bárbaro,  ;i  vista  de  tu  amada  Infanta, 
dentro  en  Jerusalén,  porque  mi  afrenu 
su  sed  mitigar  pueda  en  tu  pargania. 
Llcvaldc  allá,  pues  que  morir  íntcn'.a, 
y  en  la  plaza  del  templo  antigua  y  sania, 
un  cadahalso  haced  cjue  cubra  el  lulu 
desús  amores  merecido  fruto. 

Hebodes. 

No  le  tendrá,  tirano,  tu  esperanza, 
que  Mariadncs,  que  gozar  pretendes, 


^^^^                                                  ACTO  TERCERO                                                                     I97                fl 

satisfacción  y  su  venganza. 

de  lo  que  por  leal  gano,                            I 

igo  hade  ir, aunque  su  honra  vendes; 

pues  tengo  en  menos  mi  hermano      ^^1 

&  al  reino  libre  de  mudanza 

que  la  opinión  de  mi  amigo.               ^^H 

emos,  cruel;  y  pues  ofendes 

Si  no  te  parece  mal,                             ^^H 

)cencia,  mi  amor  y  al  cielo  justo... 

venga  en  m!  tu  pecho  airado,             ^^H 

moriré  por  desdichado,                       ^^H 

wm                  Faselo. 

pero  no  por  desleal.                             ^^H 

jftsto? 

Hrroues.  y  yo,  invictísimo  Augusto,                ^^H 

^B             VOCRS.   (OtntroA 

gozoso  que  al  mundo  des                  ^^H 

^P        Kmpcradorde  Roma  Augusto. 

leyes,  humilde  á  tus  pies                    ^^H 
en  albricias  deste  gusto                       ^^H 

^H                       (Música  dentro  y  pocti.) 

la  vida  doy,  que  ofrecía                      ^^H 

■ 

al  templo  de  tu  amistad,                     ^^H 

^            ESCKNA,  111 

y  en  fe  de  aquesta  verdad,                  ^^H 

si  una  nueva  cada  día                         ^^H 

lUGVSTO   CisAU  ctimo  Emperadora  In  antiguo, 

me  diera  el  cielo,  y  pudiera                ^^H 
comprarte  de  la  fortuna                     ^^H 

'ti  tn    la  cabeta,  bastón  y  acampa  ña m ic n  t n  — 

lOt. 

un  mundo  con  cada  una,                    ^^H 

STO.  Gracias  al  cíelo  que  ya 

tantos  mundos  adquiriera                  ^^^| 

no  tendré  competidor 

á  tus  hazañas  cumplidas,                    ^^H 

que  contradiga  el  favor 

que  con  blasones  profundos,             ^^H 

que  la  fortuna  me  da. 

por  darte  infinitos  mundos,                ^^H 

Marco  Amonio  huyó  vencido; 

perdiera  inJitiitas  vidas,                       ^^H 
AiHiUSTO.  La  tuya  estimo  yo  en  tanto,              ^^H 

ampárete  la  Gitana 

tan  bella  como  liviana, 

que  el  que  acabo  de  adquirir              ^^H 
diera  yo  por  redimir                           ^^H 

y  recójale  en  el  nido 

de  Menfis,  que  si  procura 

amigo  que  vale  tamo.                         ^^H 

defendelle,  y  a  tuestan 

Mas.  pues  los  dioses  de  suerte           ^^H 

sus  pirámides,  podrán 

farorecen  mi  vitoria                             ^^H 

servilles  de  sepultura. 

que  no  han  querido  su  gloria            ^^H 

si  los  pasos  no  les  toma 

disminuir  con  tu  muerte,                   ^^H 

^K  mi  valor  y  la  presteza 

y  á  lal  liempo  te  socarren                  ^^H 

^p  con  que  la  egipcia  belle/a 

con  mi  venida  oportuna,                   ^^H 

triunfos  me  previene  en  liorna. 

pues  una  misma  fortuna                   ^^H 

Marchad  á  Egipto,  soldados, 

los  buenos  amigos  corren,                ^^H 

^m   muera  Marco  Antonio  en  él, 

la  adversa  llore  Páselo                       ^^H 

^m  Cleopatradé  á  mí  laurel 

que  á  Marco  Antonio  postró,            ^^H 

^"    triunfos  de  fama  doblados. 

mientras  la  próspera  yo                     ^^H 

Mas  ¿qué  miro?  ¿este  no  es 

gozo,  y  agradezco  al  cielo.                ^^H 

Herodes,  mi  liel  amigo? 

haciéndole  á  li  también                     ^^H 

pues  ¿qué  delito  y  castigo 

participe  del  provecho                       ^^H 

cadenas  ciñe  á  sus  pies? 

como  del  peligro  he  hecho.               ^^H 

¿Faselo  no  es  éste?  ¡cielo! 

Llámete  Jerusalén                              ^^H 

^^    Pues  ¿cómo  será  razón 

su  Rey;  tributaria  acuda                   ^^H 

^m   que  Flerodes  esté  en  prisión 

á  obedecer  tu  persona;                      ^^H 

^V   y  coronado  Kaselo? 

mude  sienes  la  corona.                     ^^H 

jBárbaro!  ¿á  tu  hermano  prendes? 

pues  el  cielo  reyes  muda.                  ^^H 

;lo.    Vueltas  son  de  la  fortuna, 

KJuilale  á  Kaselo  /4I  corona  de  laurel  ^^^H 

mudable  como  la  luna; 

pénesela  á  ilerode^.)                                    ^^^H 

no  me  espanto  si  te  ofendes 

Y  la  que  en  las  déste  ves,                  ^^H 

^K    de  que  de  Jerusalén 

con  que  lu  amor  satisfago                ^^H 

^f    la  corona  me  autorice: 

goza;  pero  dale  en  pago                     ^^H 

las  parlfs  contra  ti  hice 

las  que  .-itormcnian  tus  pies;            ^^H 

de  Marco  Antonio,  prevén 

que  cuando  foiiuna  empieza           ^^H 

rigores  que  á  mi  lealtad 

á  habitar  á  quien  ultraja,                  ^^H 

den  la  pena,  que  te  ofrece 

la  corona  en  hierro  abaja                 ^^H 

tu  dicha,  si  la  merece 

á  los  pies  de  la  cabeza.                    ^^| 

una  segura  amistad. 

(vn  poder  suyo  te  hallé,                    ^^H 

(Jue  el  valor  da  testimonio 

en  poder  tuyo  le  dejo;                       ^^^| 

Con  que  sus  leyes  guardé; 

haz  dél  según  tu  consejo:                ^^H 

que  yo  honrado  moriré 

date  muerte  ó  suéltale.                     ^^H 

amigo  de  Marco  Antonio; 

Y  quédate,  Rey,  con  Dios,               ^^H 

porque  no  ha  querido  sello 

que  yo  al  Kgipto  encamino              ^^H 

mi  hermano,  está  como  ves 

mi  gente,  que  no  imagino,               ^^H 

^^    con  cadenas  i  los  pies 

mientras  vivieren  los  dos,                 ^^H 

^ft    y  con  el  cuchillo  al  cuello. 

Anlimio  y  Cleopatra  bella,               ^^H 

^B  Su  prisión  será  testigo 

que  estará  mi  Imperio  tírme,           ^^H 

^^^BBHIIH 

i. .     M^L^.^^ 

igB 


LA   VIDA   DE  UEBODES 


SU  monarca  ha  de  aplaudirme. 
Roma  triunfante  con  clia. 
Nuevas  armas  aperciben 
y  asi  prendellos  procuro, 
que  no  hay  monarca  seguro 
mientras  sus  contrarios  viven.  (*'«»»•) 

ESCENA  JV 

Diciios,  moios  C¿SAR  Augusto. 

Herodes.  César  generoso,  espera, 
iré  si  gustas  contigo, 
liberal  y  cuerdo  amigo; 
no  solamente  la  esfera 
del  mundo  que  has  conquistado 
es  digno  de  tu  valor, 
la  del  sol  fuera  mejor 
cj^ue  confirmara  tu  estado, 
fcn  sus  orbes  celestiales 
merece  triunfar  tu  tama, 
la  zona  que  honra  su  llama 
con  sus  signos  inmortales 
le  ofrezca  entre  luces  bellas 
su  Via  láctea,  que  autorices 
por  alfombras  y  tapices, 
cielos  goza  y  pisa  estrellas. 

Y  pues  eres  maravilla 
del  valor  más  inmortal, 
quítale  al  sol  su  sitial 
si  no  te  asienta  en  su  silla. 

Y  tú,  cuya  conñanza, 
frágil  hiedra  de  Jonás, 
cuando  iba  creciendo  más 
y  alentara  su  esperanza, 
en  llanto  tu  ambición  trueca, 
porque  el  humano  favor 
es  una  hierba  que  en  tior 
luego  que  nace  se  seca. 
En  un  dia  juez  y  reo, 
libre  y  preso,  esclavo  y  Rey, 
de  la  fortuna  sin  ley 
Oprobio  y  juego  le  veo. 
Escarmienta  en  la  grandeza 
que  hoy  en  ti  abatida  ves, 
pues  son  hierros  de  tus  pies 
el  oro  de  mi  cabeza. 
Que  no  importa  que  bizarro, 
cuando  á  ser  monarca  vengas, 
la  cabeza  de  oro  tengas 
si  al  Hn  son  los  pies  de  barro. 
En  este  castillo  preso 
le  servirán  de  lición 
los  consejos  de  Solón 
y  el  desengaño  de  Creso. 
Que,  para  poder  vengar 
mi  injuria  y  lu  tiranía, 
por  matarle  cada  dia 
nunca  te  pienso  malar. 
Llevalde. 

Fasklo.  Dióme  el  poder 

la  mano  subiendo  yo; 
si  la  escala  se  quebró 
jqué  mucho  venga  á  caer? 
llaga  la  suerte  inclemente 
prueba  en  mí,  que  hasia  morir, 
a  lo  menos  en  sufrir 


seré  más  que  lú  prudenic. 
Que  no  irritaré  tu  furia 
hablando  en  tu  menosprecio, 
porque  sé  que  el  preso  es  necio 
que  al  juez  gon  la  lengua  injur 

ESCENA  V 

Sale  EFBAfM  con  una  carta.— liunoon. 

Efhaím.     Aquesta  trujo  un  correo 
para  Faselo  to  hermano, 
y  siendo  d  fin  inhumano 
que  tuvo  su  reino  hebreo, 
huyó  de  ti,  que  ignorante 
no  le  aseguró  el  temor 
las  leyes  de  embajador. 
Mira  si  es  algo  importante. 

HepoDES.  (7'oma  la  caria  y  ler.) 

«Si  acaso  á  tu  hermano  has  muerlt 

por  casarle  con  su  esposa. 

por  ser  la  honra  peligrosa. 

lo  que  hay  en  ello  le  advierto. 

Kn  mujer  ausente  es  cierto 

ser  mudable  la  mejor; 

Josefo.  el  gobernador 

que  diste  á  Jerusalén, 

á  la  Infanta  guarda  bien, 

mas  no  con  ella  tu  honor.» 

¡Cielos!  ¡Oh  celos!  ¿Creeré 

lo  que  este  papel  añrma? 

No;  porque  caria  sin  firma 

si  no  miente  no  hace  fe. 

Pues  ;cómo  satisfaré 

sospechas  que  hace  al  temor? 

{l.ee.y  «Josefo,  el  gobernador, 

que  diste  á  lerusalén, 

á  la  Infanta  guarda  bien 

mas  no  con  ella  lu  honor.» 

Agora,  alma,  ^os  acobarda 

un  papel  sin  más  consejo? 

¡Josefo,  cielos,  Josefo, 

la  Infanta  y  no  mi  honor  guarda! 

Vuestra  venganza,  ,;qué  aguard^^ 

deshonra,  pues  os  han  muerto?nH 

(i.ee.)  «En  mujer  ausente  es  cierto^ 

que  es  mudable  l&  mejor. j» 

¡Ah,  peligros  del  honor 

que  os  anegáis  junto  al  puenoí 

<il)e  qué,  corona,  servís, 

si  ysi  con  afrenta  tanta 

SOIS  cordel  de  mi  garganta 

qucá  darme  muerte  venís? 

Pisaréos,  pues  sufrís 

agravios  de  una  mujer 

sin  que  os  ose  más  traer 

mi  cabeza  deshonrada. 

porque  afrenta  coronada 

echaráse  más  de  ver. 

¡Válgame  Diosl  ¡que  se  guarde 

con  tanta  industria  la  vida 

de  acero  y  hierro  vestida 

tras  las  murallas  cobardes! 

¡Que  no  osando  hacer  alarde 

del   tro  naturaleza 

guai'de  tamo  su  riqueza. 


^^^^y                                                   ACTO  TERCERO                                                             IQQ    ^^H 

que  le  sirven  las  montañas 

Bastara  el  ser  yo  tu  esposa,            ^^^H 

de  cofres,  cuyas  entrañas 

cuando  no  fuera  mi  eslado             ^^^H 

aseguran  su  aspereza! 

de  estirpe  tan  generosa                    ^^^H 

Con  naves  de  nácar  cierra 

Cumo  la  que  ella  ha  heredado.         ^^^^H 

las  perlas  que  esconde  el  mar, 

Apistób.  ,;(in  qué  tu  valor  afrenta.                 ^^^^| 

y  aun  no  las  puede  guardar 

Salomé  hermosa,  la  Infanta?          ^^^^| 

del  avaro  y  de  su  guerra; 

Salomf..   En  mejor  lugar  se  asienta;              ^^^H 

con  armas  la  fértil  tierra 

ni  cuando  entro  se  levanta,            ^^^H 

á  sus  plantas  satisfizo. 

ni  cortesana  hace  cuenta                 ^^^H 

archeros  de  espinas  hizo 

de  mi.  Fui  á  vclla  á  su  casa            ^^^H 

contra  el  interés  sutil, 

que  la  sirve  de  prisión,                    ^^^^H 

y  hasta  la  fruta  más  vil 

hallándola  tan  escasa                        ^^^^H 

vistió  el  arnés  de  un  erizo. 

que  su  loca  presunción                    ^^^^| 

y  que  la  honra  que  es  suma 

aun  las  altezas  me  tasa.                  ^^^^| 

de  todo  el  valor  y  ser, 

Una  vez  sola  me  dio                       ^^^^| 

la  fSe  de  una  mujer 

ei;te  titulo  en  un  hora                      ^^^^| 

que  es  viento,  sombra  y  espuma! 

que  conmigo  conversó,                   ^^^^H 

¿Del  humo  vil,  de  la  pluma» 

porque  Soberbia  v  señora                ^^^^| 

contianza  se  ha  de  hacer? 

tantos  rodeos  buscó                         ^^^^| 

¿Cómo  ha  de  poder  tener 

y  términos  desiguales                      ^^^H 

cargas  del  honor  molestas 

para  mostrar  la  grandeza                ^^^^^ 

una  mujer  Haca  á  cuestas, 

desús  humos  masque  reales          ^^^H 

sin  que  le  deje  caer? 

que  por  ahorrar  de  otra  alteza        ^^^^M 

¡Ah,  vil  papel,  en  quien  pinta 

me  habló  por  impersonales.            ^^^^| 

la  deshonra  mis  desvelos; 

Vo  colérica. — «Ya  sobras               ^^^^| 

si  son  veneno  los  celos. 

(le  dije)  de  descortés                        ^^^H 

veneno  es  tambión  tu  tinta! 

y  ambiciosa  fama  cobras,               ^^^^H 

La  muerte,  en  suma,  sucinta 

que  quien  en  palabras  es                 ^^^H 

me  has  dado,  pero  castigos, 

avara,  ,;qué  hará  en  las  obras?        ^^^H 

jay,  renglones  enemigos! 

No  hayas  miedo  que  destruyas       ^^^H 

en  mis  manos;  mas  deshonra 

bien  criada  tus  grandezas,               ^^^H 

es,  rasgándoos,  contra  mi  honra 

pues  cuanto  más  serlo  arguyas       ^^^^| 

multiplicar  los  testigos. 

y  me  dieres  más  altezas,                  ^^^H 

(Rasga  el  papel  y  ruelt>e  á  cugtr  ios 

aumentarán  más  las  tuyas.             ^^^^| 

fragmentas.) 

Infanta  como  tú  soy,                       ^^^H 

Vuelva  á  cogeros  mi  afrenta, 
que  seré,  si  roto  os  dejo. 

*           con  tu  hermano  desposada,            ^^^^| 

no  en  menor  estado  estoy               ^^^^^ 

ni  tú  tan  entronizada                       ^^^^^| 

como  quien  rompe  el  espejo 
y  en  pedazos  le  acrecienta. 
En  vano  mi  agravio  intenta 
vengarse  en  vos;  pero  rabio, 
y  aunque  no  es  mi  furor  sabio, 
soy  toro,  á  quien  se  le  escapa 
el  dueño  y  hace  en  la  capa 
demostración  de  su  agravio. 

que  asi  me  desprecies  hoy.              ^^^H 

¿Qué  imperio  romano  alcanza  ^^^H 
tu  ambición,  que  crece  al  doble,  ^^^^| 
y  te  obliga  á  tal  mudanza.  ^^^^| 
no  campea  en  el  más  noble  ^^^^M 
mucho  más  la  buena  crianza?  ^^^H 
Respondióme:  — Sí,  campea..          ^^^^| 

Honra:  Mor  sois  que  se  agosta 
con  vientos  de  una  sospecha; 
celos  os  da  la  cosecha 

mas  no  con  su  desigual,                  ^^^^^ 

y  aunque  real  tu  sangre  sea  ^^^^^ 
no  iguala  á  mi  estado  real,             ^^^^^ 

del  amor  á  vuestra  costa. 
¡Hola!,  ensilladme  una  posta: 
á  Jerusalén,  engaños, 
que  son  los  instantes  años. 
¡Averigüemos,  desvelos, 
si  son  infiernos  los  celos, 

que  eres,  en  ñn,  idumea.  ^^^H 
Yo,  que  de  A  braham  dcciendo  ^^^H 
y  de  David  he  tenido  ^^^^| 
la  corona,  que  pretendo  ^^^^^ 
por  nril  años  he  traído  ^^^H 
la  s.Hngre  real  que  estás  viendo,            ^H 

.  lo  que  serán  desengaños!         (Vanse) 

y  si  á  tu  padre  hizo  el  cielo  ^H 
Rey,  dispensando  en  las  leyes               ^H 

^^m 

que  hace  el  poder  en  el  suelo,               ^H 

^V                ESCENA  Vi 

¿qué  sé  yo,  si  guardó  bueyes                ^H 

en  Palestina  tu  abuelo?» —                    ^H 

Salen  Sai.om£  y  ARisróauLO. 

Levantóse  airada  y  loca                       ^H 

yendo  á  responderle  yo  ^^^^M 
por  lo  que  a  su  honra  toca,            ^^^^^ 

RisTÓB.  Bella  esposa,  ten  sosiego. 

tLOMÉ.   Menosprecios  de  la  Infanta 

y  descortés  me  dejó                        ^^^^^ 

á  mi  enojo  añaden  fuego; 

con  la  palabra  en  la  boca.              ^^^^| 

no  ha  de  ser  su  riltivez  tanta 

Mas  no  importa  Que  sí  alcanza  ^^^H 
la  carta  que  hoy  á  Faselo               ^^^H 

como  la  que  á  ver  hoy  llego 

en  su  ánimo  levantado. 

le  despachó  mi  venganza,             ^^^H 

200                                                        LA  VIDA  DE  HERODES                                                   ^^^ 

satisfacerme  recelo 

no  es  tan  bárbaro  Faselo             ■ 

quitando  á  la  esperanza 

que  en  su  sangre  misma  bañe     I 

Que  siendo  su  esposa  tiene 
del  solio  y  real  posesión 

sus  manos.                                  ■ 

Mariad.                     Hacen  los  celos          W 

que  Judeá  le  previene, 

mil  crueldades.                             fl 

y  su  loca  presunción 

JoscFo.                            Tus  recelos          fl 

verá  en  lo  que  á  parar  viene. 

la  cuerda  prudencia  engañe.        ■ 

Akistüb.   Anda,  no  mires,  mi  bien. 

Faselo  no  es  rigoroso            M 

en  aquesas  liviandades; 

ni  de  manera  terrible            ^^^| 

ames,  si  me  quieres  bien, 

que  el  natural  apacible        ^^^H 
de  su  valor  generoso 

á  renovar  amistades 

conmigo  á  su  cuarto  ven. 

trueque  en  ha/aña  tan  fiera, 

SAI.O.MÉ.  ^Qué  dices?  ¿Yo,  tal  bajeza?- 

ya  ves  cuan  opuestos  son 

AfiiSTÓH.  Üye,  que  ella  sale  acá. 

los  dos  en  la  condición. 

Sai.omí..   Excusemos  su  grandeza. 

y  que  quien  los  considera 

que  el  palacio  rodeari 

tiene  por  menos  tratable 

por  no  intitularme  alteza.       {Vanse.) 

á  lu  Herodes  que  á  Faselo. 

Mapiaü.  Su  muerte  es  la  que  recelo; 

mas,  haga  el  hado  mmutable 

ESCENA  Vil 

lo  que  quisiere,  que  yo, 

viva  ó  muera,  determino 

Saltv  M  AKiARNKS  y  Scar.ro 

seguir  el  mismo  camino 

que  el  cielo  á  mi  esposo  dio. 

JosEFo.     Tanto  te  adora  como  esto. 

JosF.Ki.     Divierte  esos  pensamientos, 

Makiad.    Muerte  mandó  que  me  dieses 

no  siempre  en  eso  imagines. 

cuandu  la  suya  supieses. 

.Mabiaü.  Cuando  á  eso  me  determines 

JosEFO.      No  le  es  el  rnorir  molesto 

¿cómo  si  mis  pensamientos. 

tanto  como  el  ver  que  quedas 

ya  duerma,  ya  este  despierta, 

á  la  tirana  elección 

siguiendo  á  mi  esposo  van. 

de  Faselo,  en  ocasión 

cniretenerse  podrán, 

que  persuadida  del  puedas, 

ni  qué  habrá  que  los  divierta? 

olvidando  la  venganza 

Josefo.     Con  ellos  mismos  podrás           h 

de  su  muerte,  ser  su  esposa; 

consolarte  y  divertirle,               H 

que  en  las  mujeres  es  cosa 

no  llegues  á  persuadirte             ^ 

ordinaria  la  mudanza 

que  es  muerto  tu  esposo;  rnts 

y  más  en  muerte  ó  en  ausencia. 

imagínate  que  viene                     _ 

Mapiad.   Mal  de  mi  se  satisface 

por  Kcy  de  Jerusalén,                   ■ 

auien  tan  poco  caudal  hace 
ae  mi  amor. 

y  por  que  se  haga  más  bien.       ■ 

si  es  que  aquesto  te  entretiene,   I 

JosEKo.                         ¿Con  qué  paciencia 

finjamos  que  Heredes  soy,         V 

morirá  quien  te  dio  el  alma. 

que  habiendo  vencido  Augusto 

si  para  mayor  castigo 

á  Marco  Antonio  con  gusio 

te  casas  con  su  enemigo? 

de  su  Vitoria  VL^ngo  hoy             J 

Mariad.   Nunca  dio  fruto  la  palma 

á  transformar  tu  tristeza      ^^H 

si  su  consorte  ia  quitan: 

en  abrazos  y  alegría,           ^^H 

aunque  otro  planten  por  él 

que  ya  suceder  podría         ^^H 

palma  soy  de  Herodcs  íiel; 

salir  mi  ficción  certeza. 

cuando  malalle  permitan 

Makiad.  ¡Ay,  que  no  soy  yo,  Josefo, 

sus  enemigos,  ¿qué  importa 

tan  dichosal 

si  no  tengo  de  dar  fruto. 

JosEKo.                         Deja  ahora 

menos  que  en  llanto  y  en  luto. 

de  agorar  tu  bien,  señora. 

á  quien  mi  palma  me  corta? 

y  haz  esto  que  te  aconsejo. 

De  mi  esposo  no  me  quejo, 

Veamos  con  qué  blasones 

puesta  que  de  m«  opinión 

sabes  darle  el  parabién 

no  tiene  satisfacción, 

cuando  entre  en  Jerusalén. 

antes  estimo,  josefo, 

.Mariad.   No  sé  lo  que  en  tus  razones 

que  me  mande  dar  la  muerte. 

hallo  que  me  pronostican 

y  cuando  él  no  la  mandara 

algún  dichoso  suceso; 

yo  mismo  la  ejecutara, 

que  me  consuelas  confieso. 

que  no  es  mi  amor  menos  fuerte 

JossFo.     ¡Asi  remedios  se  aplican 

que  el  de  Porcia  para  hacer 

á  la  tristeza! 

lo  que  sus  hechos  declaran, 

Mariau.                      Ahora  bien: 

pues  cuando  dagas  fallaran 

aunque  por  ser  tan  pequeños 

brasas  supiera  comer. 

como  tesoro  entre  sueños          M 

JoSBFO.     A  tu  esposo  guarde  el  cielo, 

después  más  pena  me  den,        fl 

que  es  lo  que  importa,  señora; 

por  buen  presagio  he  tenido       ■ 

porque,  aunque  tamo  te  adora. 

tu  propuesto  pasatiempo;          M 

ACTO  TERCERO 


301 


ncupemos  asi  el  tiempo, 
que  en  mi  esposo  no  es  perdido. 
Salgo,  pues,  esposa  mia. 
jAy,  principe  de  mis  ojos! 
No  con  sus  rerlejos  rojos 
alegra  el  sol  tanto  el  día 
como  tu  amada  presencia, 
en  tanto  más  estimada 
cuanto  menos  esperada, 
como  de  la  cruel  sentencia 
del  bárbaro  fratricida. 
^Libre,  caro  esposo,  vienes? 
Porque  si  tú  mi  alma  tienes, 
mal  puede  ofender  mi  vida 
quien  quitármela  pretende, 
siendo  lú  mi  esposa  bella 

í        el  fiel  depósito  deila. 

lfi.o.  Bueno  es,  que  mi  mal  suspende, 

>        Josefo,  el  entretenido 

{        engaño  que  has  inventado. 

¡Ay  Dios  si  en  ti  transformado 
mi  esposo  hubiese  venido! 
Podra  ser  que  profetice 
su  libertad  mi  mvención. 

ESCENA  Vlíl 
Sale  Hbmioks  actchando.—OicMo%. 


0ES. 


lAD. 


a>Bs 


(Averiguad,  confusión, 
si  lo  qucla  carta  dice 
es  verdad,  por  vuestros  ojos, 
y  satisfaceos  de  espacio. 
Por  la  huerta  de  palacio 
me  han  traído  mis  enojos 
á  este  cuarto,  donde  espero 
apurar  mi  pena  cruel, 
aunque  si  me  ofende  en  él 
no  es  cuarto,  sino  tercero. 
Mas  ]ay,  cielos!  no  me  quejo 
sin  causa,  ni  mentís  vos, 
papel;  aquí  están  los  dos 
solos:  la  Infanta  y  Josefo. 
Mirad,  honra,  desde  aquí 
sustanciar  la  información 
que,  puesta  en  ejecución, 
ha  de  salir  contra  mi.) 
Pasa,  Josefo,  adelante; 
asegundemos  favores, 
presagios  de  mis  amores; 

?ue  haces  muy  bien  un  amante. 
iQué  es  esto,  cuerdo  temor.'' 
Si  favores  asegundan, 
en  los  primeros  se  fundan 
mis  injurias,  ¡ay,  honorl 
Vuestra  muerte  llorar  quiero; 
papel,  en  creeros  me  fundo, 
si  este  agravio  es  el  segundo, 
^  luego  vistes  el  primero? 
¿Luego  ya  me  han  ofendido? 
¿Luego  habláis  por  evidencias? 
Luego  ¡ay,  ciegas  consecuencias, 
mi  muerie  habéis  conseguidol 
♦iQue  haces  muy  bien  un  ámame», 
dijo!  Y  un  traidor  también, 
diré  yo,  y  diré  más  bien. 
¿Hay  desdicha  semejante?) 


JosKFO.     Digo,  pues,  esposa  m(a, 

que  ya  bien  puedo  gozar 

tal  nombre,  sin  recelar 

del  que  usurparme  quería 

el  titulo  con  que  amor 

hace  de  sus  gustos  ley, 

que  hoy  ha  de  verme  su  Rey 

Jerusalén. 
Hkrodes.  (íOh,  traidor! 

¿El  reino  me  tiranizas? 

¿Esposa  á  la  Infanta  llamas? 

¿Ausente  mi  boda  infamas? 

¿Torpes  bodas  solemnizas? 

¿Esto  escucho  y  tengo  seso?) 
Mariad.    ¿Cómo  has  vencido  imposibles, 

dueño  amado,  tan  terribles? 
Josefo.      Dejando  al  Infante  preso, 

que  tu  esposo  se  llamaba. 
Herodrs.  (Preso  imagina  que  estoy.) 
Josefo.     Trocó  la  fortuna  hoy, 

que  de  mudable  se  alaba 

su  prosperidad,  de  suerte, 

derribando  su  ambición, 

3ue  á  su  reino  y  pretensión 
ara  triste  ñn  su  muerte. 
HEttODES.  (Ya  imagina  que  Faselo 

dio  á  mí  vida  fin  cruel.) 
Josefo.     Muerto,  pues,  y  libre  del 

no  hay  de  quién  tener  recelo. 
Mariad.    [Qué  bárbarol 
JostFO.  iQué  arrogante! 

Mabial).    ¡Qué  indiscreto! 
JosEKO.  ¡Qué  atrevido! 

¡Llamóse,  en  (in,  tu  marido! 
Mariad.    ¿Cómo  siendo  tú  mi  amante 

tienes  celos? 
JusEFO.  Es  forzoso. 

Mariad.    ¿Porqué? 

Josefo.  Amor  es  desconcierto. 

Mariau.    Pues  ¿quién  los  liencdc  un  muerto? 
JosEKo.     (Ay  mi  bien! 
Mariad.  ¡V  a  y  dulce  esposol 

Josefo.     ¿No  celebras  mi  venida? 
Mariad.   ¿Cómo? 
Josefo.  Dándome  los  brazos. 

ESCENA  IX 

DtiCÜbrese  lUkúOei. 

HsRUDHS.  Primero  haciéndoos  pedazos, 
aunque  en  quitaros  la  vida 
no  satisfaga  mi  afrenta, 
mitigaré  mi  furor. 
|Vivo  está  Heredes,  traidor, 
aunque  por  muerto  le  cuenta 
el  honor  que  me  has  quitadol 
jTorpe  Flora,  Heredes  vive, 
que  hoy  en  tu  sangre  apercibe 
lavar  la  honra  que  has  manchado! 

Mariad.   ]Ay  mi  bien,  que  vivo  vienes, 
que  vuelves  con  libcrtadl 
Burlas  en  veras  (rocadas, 
abrazos  y  parabienes. 

Herodes.  ¡Aparta,  adúltera  cruel, 

que  ya  engaños  llegan  larde 
contra  el  afrentoso  alarde 
que  he  visto,  y  este  papel 


202 


LA  VIDA  DE  HERODETS 


en  oprobio  tuyo  afirma. 

que  aunque  sin  firma  se  ha  escrilo, 

mis  ijjos,  que  lu  deijto 

han  visto,  sirven  de  firma. 
JosKiro.      iSeñorl 
Hbrooes.  ¡Ah,  iafamesin  ley! 

¿señor  nombras  al  que  infamas? 

¿mujeiá  mi  esposa  llamas? 

¿de  mi  reino  te  haces  re^? 

KSCENA   X 
Salen  EniAÍit  y  llicf>nKL.—  Dichos. 

Flfraím.     (5ran  señor:  yu  sabe 
Jcrusnk-n  tu  venida; 
y  alegre  y  agradecida 
de  que  sobre  el  trono  grave 
de  su  silla  te  autorice 
Augusto  César,  previene 
triunfos,  y  á  besarte  viene 
los  pies. 

Heroofs.  ¡Ay  suene  in felice! 

Prended  á  aqueste  traidor, 
no  me  entre  ninguno  á  ver, 
que  mal  puedo  su  rey  ser 
sin  seso,  vida  y  honor. 
Cerrad  esas  puertas  todas, 
llevadme  de  aqui  esta  infame, 
ninguno  reina  la  llame, 
que  el  tálamo  de  sus  bodas 
será  un  mortal  cadahalso. 
Kslé  en  el  castillo  presa. 
¿Qué  hacéis  villanos?  Daos  priesa. 

JosKFo.     Mira,  gran  señor. 

Heroi.es.  ¡Ah  falsol 

¡Ah  tirana  de  mi  honor, 
qué  de  engaños  vites  sabes! 
Llevalda  y  dadme  las  llaves. 

Maiiiao.   ¿Hay  tal  crueldad,  tal  rigor? 

iLUyanioK  f 

ESCENA  X 
HKRonBS  soto. 

¿Quién  creyera,  honra  mía,  que  perdida 
por  un  vasallo,  su  amistad  borrara 
y  que  una  mujer  fácil  derribara 
la  tortalcza  vuestra  ya  abatida? 

El  interés  de  una  corona  olvida 
obligaciones,  la  belleza  rara 
postra  amistades,  y  en  la  ausencia  avara 
el  loco  á  la  mujer  ñrmeza  pida. 

Si  el  amor  y  el  reinares  tiranía 
que  derriba  el  honor  del  más  prudente, 
y  el  fuego  del  amor  la  ausencia  enfría, 

no  es  mucho  que  él  me  agravie  y  ellaafíenle, 
{Malhaya,  amén,  el  hombre  que  confía 
de  amigo  avaro  y  de  mujer  ausente! 

ESCENA  XI 

l-.i  uAiM.    Sal,  gran  señor,  si  pretendes 
sosegar  la  plebe  loca 
que  se  alborota  y  provrxra 
cuando  ser  su  rey  entiendes. 


IIkroües. 


Jerusalén,  conmovida 
de  una  nueva  extraordinaria, 
á  tu  corona  contraria 
en  riesgo  pone  tu  vida. 
Tres  Reyes  que  en  el  Orienle 
diademas  Arabia  da, 
y  de  Tarsis  y  Sabá 
ciñen  nobles  cada  frente, 
con  soberbia  ostentación 
y  variedad  de  vasallos, 
dromedarios  y  caballos 
traen  tu  corte  en  confusión. 
Reposteros  de  brocado 
de  su  recámara  real, 
ofrecen  al  sol  sitial 
mejor  que  el  sujo  dorado. 
I.as  cargas  debajo  dcllos, 
aunque  cubiertas  están, 
en  la  fragancia  que  dan 
desde  los  corvos  canjcllos 
odoríferos  aromas, 
muestran  ser  de  más  estima 
que  el  bálsamo  que  sublima 
en  (iadir  y  ofrece  en  pomas. 
Atan  el  sabeo  aroma, 
porque  ir  más  suave  pueda, 
cordones  de  ñna  seda, 
garrotes  de  plata  y  oro. 

V  los  penachos  sin  suma 
que  al  aire  adulan  sutiles, 
son  portátiles  perfsiles 

que  llevan  montes  de  pluma. 
Venerable  majestad 
representa  el  rey  primero, 
pagando  en  plata  el  Enero 
los  tres  tercios  de  su  edad. 
Kl  segundo,  que  retrata 
de  Abril  el  joven  decoro, 
censos  loma  al  tiempo  en  oro, 
que  después  trocará  en  plata. 

V  el  tercero  más  robusto 
con  el  enano  se  atreve, 
bruñido  á  hacer  que  la  nieve 
su  color  envidie  adusto, 
pues  la  bella  perfección 

de  su  negra  compostura 
enseña,  con  la  hermosura 
de  sus  partes,  trabazón. 
Con  esta  presencia  bella 
han  entrado  todos  tres 
en  tu  corle,  y  dicen  que  es 
su  paje  de  hacha  una  estrella 
que  á  vista  desia  ciudad 
se  les  ha  desparecido, 
sin  que  el  sol  haya  podido 
suplirles  su  claridad. 

V  asi  perdido  su  norte 
contra  la  ambición,  concluyes 
que  hasta  las  estrellas  huyen 
los  peligros  de  la  Corte. 
Sigúelos  Jerusalén, 

miran  las  damas  sus  talles, 
y  ellos  por  plazas  y  calles 
preguntan  á  cuantos  ven 
adundo  está  el  que  ha  nacido 
rey  de  los  judíos. 

Tente. 


i 


r                                                              ACTO  TERCERO                                                                203         ^^| 

M.     «Vimos  su  csirella  en  Oriente 

los  escribas  convocad,                                 ^| 

y  á  adoralle  hemos  venido.» 

no  quede  escriba  ó  piudenle                  ^^^B 

»ES.  ^'A  adorar  vienea  al  rey 

en  los  libros  de  la  ley                             ^^^| 

que  ha  nacido  á  los  judíos? 

y  profeta  que  no  acuda                         ^^^H 

¿Qué  aguardáis  temores  niios. 

á  sacarme  de  esta  duda.                         ^^^H 

celos  sin  orden  ni  ley? 

Sepamos  quien  es  el  Rey                       ^^^H 

No  ha  un  hora  apenas  que  reino. 

que  encubriéndose  de  mi                       ^^^1 

y  cuando  acaba  un  traidor 

recién  nacido  me  asombra.                    ^^^H 

de  quitarme  el  ser  y  honor. 

Rey  en  mi  agravio  se  nombra              ^^^H 

¿riie  quila  un  muchacho  el  reino? 

y  trae  de  Oriente  ha^sia  aqui                  ^^^| 

¿r.uándo  hubo  persona  alguna, 

los  reyes  de  tres  en  tres                          ^^^| 

cielos,  que  nacer  rey  pueda? 

y  predominando  estrellas                      ^^^| 

Hl  reino  que  no  se  hereda 

en  todos  nace  sobre  ellas,                      ^^^H 

le  conquista  la  fortuna. 

que  si  acaso  Dios  no  es,                         ^^^H 

Pues  ¿quién  es  éste  que  ahora 

á  pesar  de  la  fortuna,                             ^^^H 

nace  rey  y  me  alropeila? 

si  una  vez  sé  donde  está                        ^^^H 

<Q)uién  es  éste  que  á  una  eslrtlla 

túmulo  suyo  será                                   ^^^| 

manda  ser  su  embajadora? 

en  vez  de  trono  su  cuna,    {yans*.)       ^^^M 

¿Este  que  con  ella  avisa 

^^^^t 

tres  Reyes  y  cortes  hace, 
éste  que  al  pumo  que  nace 

ESCENA   XII                              ^^H 

coronas  de  Oriente  pisa? 

Salen  Tinso,    Hato,  Pachón  y  Pekisa.                   ^^^^| 

Si  le  viene  de  derecho 

á  la  sangre  de  Judá 

Tirso.      ¡Válgale  Dios  por  chicote,                     ^^^H 

'       y  á  mS,  idumco,  me  da 

por  pesebre  y  por  poriall                       ^^^H 

Roma  el  reino  sin  provecho, 

Fiato,  ¿vistes  tal  zagal?                          ^^^H 

¿para  qué  Augusto  me  elige? 

Bato.       Lindo  es,  ¡voto  á  mí  capotel                 ^^^| 

De  David  la  descendencia 

Pachón.    No  nace  el  blanco  cordero                    ^^^H 

hereda  esia  preeminencia; 

mientras  que  la  oveja  bala                    ^^^| 

mas  la  ambición  que  me  aflige 

que  vista  el  vellón  pórgala.                  ^^^H 

no  tiene  de  permitir 

más  nevado  que  un  Enero.                  ^^^| 

agravio  tan  evidente, 

No  regocija  el  cabrito                           ^^^H 

el  que  fuere  descendiente 

recién  nacido  al  pastor                         ^^^^| 

de  David  ha  de  morir. 

por  las  peñas  trepador                         ^^^^| 

A  Aristóbulo  prended, 

de  rojas  pintas  escrito;                          ^^^^| 

que  por  ser  hijo  de  Hircano 

ni  el  corzo,  ó  simple  ternera,               ^^^^| 

su  derecho  tiene  llano. 

mientras  que  los  pechos  goza              ^^^H 

¿No  vais? 

cuando  á  la  madre  reto/a                     ^^^H 

IM.                   SI,  señor. 

en  el  soto  ó  la  ribera,                            ^^^H 

{Vase  unii.) 

dan  tanto  gusto,  pardiez,                      ^^^| 

»Ks.                                Poned; 

como  el  chicotíllo  bello.                      ^^^| 

1        nuevas  guardas  á  la  Infanta; 

Fenisa.    No  hago  sino  ir  á  vello                         ^^^H 

dad  un  garrote  á  Josefo, 

y  apenas  Pachón  hay  vez                     ^^^| 

nu  quede  mozo  ni  viejo 

que  me  aparte  del,  que  luego               ^^^H 

de  la  estirpe  real  y  santa 

me  aquillotro  por  volver                     ^^^H 

del  Rey  Profeta  con  vida; 

^^^H 

ponga  esto  en  ejecución 

Tirso.                  Debe  de  ser                               ^^^H 

osa  romana  legión 

el  Dios  de  amor.                                    ^^^H 

en  mi  guarda  apercebida. 

Pachón.                              Ese  es  ciego.                ^^^| 

Mi  vida  importa  su  fin; 

Mas  estotro  sus  dos  ojos                     ^^^H 

muera  también  el  Senado 

como  dos  candelas  tien,                      ^^^H 

de  los  Setenta  que  han  dado 

par  Oíos,  dichosa  es  Belén                    ^^^H 

tanta  fama  al  Sanhcdrln. 

en  gozar  tales  despojos.                       ^^^H 

No  quede  hombre  en  Israel 

Ti»so.       ¡Y  que  un  pesebre  sea  cuna                  ^^^H 

que  sangre  de  David  tenga, 

de  quien  lleva  al  sol  vcntajal               ^^^H 

aunque  fama  á  alcanzar  venga 

Cuando  le  vi  entre  la  paja,                   ^^^| 

á  Herodes  del  más  cruel 

Pachón,  voto  á  mi  fortuna,                 ^^^H 

que  vio  el  mundo;  no  haya  hombre 

que  quitándome  el  pellico                   ^^^| 

que  en  el  siglo  venidero 

en  somo  del  se  le  eché,                        ^^^| 

si  un  rey  quiere  pintar  fiero 

sólo  entonces  envidié                           ^^^H 

no  le  atribuya  mi  nombre. 

del  rey  el  toldo  más  rico.                      ^^^| 

Sangre  mi  rabia  derrame, 

Bato.       ¿En  el  heno  estaba  echado?                ^^^H 

que  en  ella  mi  reino  fundo; 

TiKSu.      ¿No  has  visto  cuando  conservas        ^^^| 

quien  cruel  fuercen  el  mundo 

entre  la  paja  las  servas                       ^^^| 

Herodes  desde  hoy  se  ílamc. 

ó  el  níspero  coronado,                        ^^^| 

•         Esos  tres  Reyes  de  Oriente 

la  camuesa  con  su  flor,                         ^^^H 

i  mi  presencia  llamad. 

que  tracen  ambas  mejillas                   ^^^^ 

^B      204 

LA   VIDA  DE  HERODES                                          ^^^| 

cual  dama  las  salserillas 

nos  cantó  el  bello  rapaz; 

á  pares  de  la  color? 

y  luego:  «en  la  tierra  paz 

Pues  la  competencia  es  baja, 

á  las  humanas  criaturas»,   fl 

porque  rio  hay  camuesa  ó  serva 

Pachón.  Gloria  á  Dios,  paz  á  la  licrr^| 

enire  la  atocha  ó  la  hierba 

nos  cantó;  decís  verdad.      H 

como  el  chico  entre  la  paja. 

TiPso.       Y  de  huena  voluntad.          | 

^^^^^^ACHÓN. 

Yo  cuando  vi  su  hermosura 

Bato.        ¿Luego  ya  no  ha  de  haber  gtWí 

le  dije:  «¡l*ardiez,  garzón, 

Tiuso.      Si  es  el  Mesías  el  chico. 

que  quien  en  la  paja  os  pon 

según  Josef  le  da  el  nombre, 

para  comer  vos  madura, 

her  cuenta  entre  Dios  y  el  hora 

y  pues  en  Belén  os  dan 

paz  perpetua.                         h 

á  cuantos  os  quieren  bien, 

Pachón.                          Del  borrico,    H 

si  es  casa  de  pan  Belén 

Bato,  yo  esto  enamorado.   H 

creo  que  sois  el  Dios  pan 

¡(3h,  quién  en  él  se  volvioraH 

que  para  que  mos  hartéis 
de  la  iroj  del  cielo  abaja. 

y  en  el  pesebre  estuviera     H 

junto  del  zagal  atado!          ^M 

pues  como  pan  en  la  paja 

Pardiez,  por  que  no  llorar»^* 

hermoso  grano  nacéis!» 

que  le  había  de  arrullar. 

Debió  entender  mi  simpleza 

y  en  vez.  Bato,  de  cantar,    ^^ 

el  tamaño. 

sospecho  que  rebuznara,     fl 

^^m        Fenisa. 

¿Cómo  así? 

De  parto  estaba  Fenisa,        H 

^H         Pachón. 

Porque  se  rió  de  mi. 

(que  el  dia  que  me  casé        H 

meneando  la  cabeza 

como  huevo  la  dejé             fl 

que  tos  rayos  del  sol  dora. 

de  dos  yemas  ►  dando  prisa 

^H 

(jué,  ¿se  rió? 

por  las  torrijas,  y  yo 

^^1         Pachón. 

Y  juntamente 

que  goloso  me  comía,         fl 

llorara  creo  agua  ardiente, 

Batü,  más  que  la  freía;        ^ 

pues  me  abrasa  y  enamora. 

luego  que  el  ángel  cantó 

^^B          Fenisa. 

¿Y  la  madre? 

la  gloria  y  paz  de  aquel  modo, 

^^m        Pachón. 

Ksaes  la  luna, 

enamorado  del  son,             ^m 

el  sol,  el  alba,  el  ciprés, 

sin  alzar  el  cucharón           ^M 

la  rtor,  la  palma  en  Cades, 

salí  con  sartén  y  tcxlo,         ^M 

la  Fénix  que  sola  es  una. 

y  alegróme  de  manera          H 

^H        Tirso. 

¿Y  el  padre? 

en  la  vüz,  plumas  y  cara.    H 

^^1         Pachón. 

El  Jusepe  es 

que  ero,  si  entonces  bajara.H 

esposo  de  niña  tal. 

que  las  torrijas  le  diera.       fl 

)adre  dc-l  bello  zagal, 
^ara  en  uno  son  los  tres. 
¡Y  el  buey,  Balo,  y  el  borricu! 

■ 

^H        Tirso. 
^^m         Pachón. 

FSCENA  Xltl           M 

^^m         Fenisa. 

Kn  eso  h?bias  de  parar. 

Sa 1 1  LtiUdx — Dichos.          ^H 

^^B         Pachón. 

¡Par  Dios!  que  le  quise  dar 

■ 

mil  besos  en  el  hocico. 

LisENO.      Pastores:  si  queréis  ver        V 

^Puesel  manccbele  hermoso 

lo  que  no  sé  encareceros. 

que  de  alas  y  plumas  lleno 

ni  es  bien  por  no  deteneros. 

el  cielo  volvió  sereno 

volvé  al  portal  que  ha  de  ser 

y  más  que  el  sol  relumbroso 

más  que  el  templo  celebrado 

que  en  aquella  noche  ó  dia. 

que  á  Dios  labró  Salomón.^ 

alegró  nuesa  majada 

Venid,  veréis  el  garzón       ^M 

con  la  divina  embajada? 

de  tres  Reyes  adorado. 

^H 

|Pa;rdiobre,  que  parecía 

que  piden  que  los  despache 

un  Ángel! 

para  sus  remos  con  gozo: 

^^H         Fenisa. 

Si  era  Ángel, 

praia  el  buen  viejo,  oro  el  mc 

¿qué  mucho  lo  pareciese? 

y  el  leicero  es  azabache. 

^^M        Pachón. 

lAhao!  Jmas  que  no  se  cayese 
volando? 

Perdiúseles  una  estrella 

que  les  mostrara  el  camino. 

^H        Tirso. 

¿No  era  Luzbel, 

cuando  á  ver  la  corte  vino. 

el  otro  que  por  roín 

y  ellos,  á  escuras  sin  ella. 

le  echoren? 

á  Heredes  hueron  á  hablar. 

^H 

¡Desdicha  brava! 

preguntando  por  un  Rcye 
que  ha  nacido  y  nuesa  leyafl 

^^m         Fknisa. 

Garridamente  volaba. 

^^^         Pachón. 

Kra  de  Dios  volatín; 

diz  que  viene  á  mejorar.     ^M 

mas  ¿qué  hué  lo  que  cantó? 

Lleno  el  cruel  de  alhoroto.H 

porque  yo,  por  San  Mingollo, 

pidió  que  á  adorallc  fuesenS 

que  tengo  Iraco  el  meollo 

y  por  allí  se  volviesen,       ^H 

y  no  me  acuerdo. 

porque  él  humilde  y  devoU^H 

^H 

Ni  yo. 

quería  adoral le  también:    ^H 

^H             TlKSU. 

«Gloria  i  Dios  en  las  alturas». 

pero  lo  que  desto  saco         ^M 

ACTO    TERCEBO 


205 


'  que  Herodes  e«  un  bellaco. 

Salió  de  Jerusalén 

de  \o^  ires  la  trinca  bella, 
>y  apenas  el  campo  pisan, 

cuando  contentos  divisan 

otra  vez  la  hcrnnosa  e!>lrella. 

Y  guiados  al  portal 

venturoso  de  Belén, 

aquel  brinco  de  Dios  ven 

de  oro,  nácar  y  cristal, 

en  los  brazos  del  aurura 

que  tal  bello  sol  encierra. 

Cada  cual  postrado  en  tierra, 

los  pies  le  besa  y  adora, 

y  de  oro,  mirra  y  encicnso, 

iributo  le  van  á  dar. 

Mas  ¿cómo  oso  yo  contar 

ni  medir  lo  que  es  inmenso.^ 

El  portal  que  reverencio 

es  este  del  Dios  de  amur, 

vcide  y  callad,  que  es  mejor 
^^  que  la  lengua  aqui  el  silencio. 

~  líSCENA  XIV 

ibrese  un  portal  de  heno,  romero  y  paja.  Heno 
ÍOpoi  de  ni(j>«,  y  en  ¿I  ta  adoración  de  los  Reyes 
|0  *t  pinta. 


BA.. 


ION. 


k 


•ÓN. 


lóN. 


¡Mermosa  apariencia  á  fe 

y  de  fe  á  lo  que  imagino, 

que  este  aparador  divino 

por  misterio  le  tendré! 

Postrado  el  Rey  viejo  está 

á  los  pies  del  Dios  de  amur. 

Es  del  cielo  Emperador, 

por  eso  los  pies  le  da. 

[Dichoso  el  que  en  tales  leyes 

emplea  alma  y  corazón! 

No  vi  en  mi  vida.  Pachón, 

igual  cuatrinca  de  Reyes. 

Como  es  de  amor  la  baraja, 

gana  el  cielo  el  que  aqui  envida 

el  corazón  y  la  vida. 

^Cuatro  Reyes  sobre  paja? 

¿Ay  tal  cuatrinca?  ,;Ay  tal  juego? 

Y  son  los  Reyes  presentes 

de  manjares  diferentes. 

lis  verdad,  porque  á  ver  llego 

que  el  uno,  que  en  negros  pastos 

y  toscos  reina,  será 

el  r«y  de  bastos. 

¡Verá 
qué  gallardo  Rey  de  bastos! 
Él  viejo  de  reales  ropas 
que  en  la  copa  al  niño  ofrece 
el  incienso,  me  parece 
que  se  llame  el  Rey  de  copas, 
y  el  mozo  que  sus  tesoros 
rinde  al  chico  y  oro  abate, 
de  eterna  ley  y  quilate, 
llamarse  puede  Rey  de  oros. 
Pues  el  niño,  si  á  vencer 
viene  al  mundo  y  el  pecado 
de  nuesa  flaqueza  armado, 
Rey  de  espadas  vendrá  á  ser. 
Antes  lo  viene  á  ser  iodo, 


Fenisa. 


TlHSO. 


Bato. 


Niso. 


que  Dios  que  el  alma  me  abranda, 

hoy  profetizar  nos  manda, 

y  asi  digo  deste  modo: 

que  si  la  divinidad 

que  encubre  es  el  oro  rico 

que  disfraza  en  el  pellico 

de  nuesa  morialídad, 

y  es  infinita  la  ley 

del  oro  de  su  rioueza, 

según  su  naturaleza, 

de  oros  el  Niño  es  Rey. 

Después,  cuando  se  desangre 

en  el  huerto,  y  el  temor 

de  la  muerte  y  su  rigor 

le  obligue  á  que  se  de  en  sangre, 

bañando  llores  y  ropas 

y  ei  cáliz  de  mi  ventura 

beba  en  copa  de  amargura, 

será  entonces  Rey  de  copas. 

Otro  manjar  le  señalo 

cuando  se  eclipse  la  luz 

del  sol  y  sobre  la  Cruz 

el  triunfo  le  entre  del  palo. 

<,)ue  si  allá  su  Reino  muda, 

y  con  lal  basto  deshace 

ías.culpas,  contra  quien  nace 

Rey  de  bastos  es,  sin  duda. 

Mísero  quien  le  provoca 

y  en  desgracia  suya  caiga, 

cuando  de  dos  filos  traiga 

la  espada  puesta  en  la  boca, 

que  las  almas  condenadas 

eternamente  ai  volcán, 

por  su  desdicha  sabrán 

que  este  Niño  es  Rey  de  espadas. 

ESCENA  XV 

Sitie  Niso.  —  Dicno». 

Pastores:  el  que  tuviese 

hijo  al  pecho  de  su  madre, 

para  que  el  vivir  le  cuadre 

escóndale,  si  no  quiere 

que  el  furor  de  un  Rey  tirano, 

lobo  de  tiernos  corderos, 

bañe  en  leche  los  aceros 

de  su  cuchillo  inhumano. 

Degollar  los  niños  manda 

que  de  dos  años  abajo 

paguen  en  risa  el  trabajo 

de  sus  madres,  y  en  demanda 

de  ta  inocencia  pueril, 

andan  verdugos  crueles 

cortando  tiernos  claveles 

que  apenas  sacó  el  Abril. 

Sin  que  con  él  aproveche 

el  llanto  que  los  socorre; 

por  las  calles  sangre  corre, 

y  entre  ellas  candida  leche. 

Poco  los  ruegos  importan 

de  las  madres,  que  en  sus  brazos 

los  lloran  hechos  pedazos, 

porque  los  pechos  los  cortan 

para  quitárselos  dellos, 

y  sus  gargantas  segando 

la  teche  que  están  mamando 


i 


306 


LA  VIDA  DE  HERODES 


vuelve  ¿  salir  por  sus  cuellos. 
Destc  milano  cruel 
esconded  vuestros  poUuelos, 
que  sin  admitir  Consuelos 
sus  hijos  llora  H aquel. 

Fenisa.     ¡Ay  desdichada  de  mil 
Un  niñu  de  trece  días 
tengo,  y  de  las  penas  mías 
consuelo;  amigos  vení 
y  en  las  peñas  le  esconda  mus 
que  en  estos  montes  están, 
que,  en  fin,  más  blandas  serán 
que  aqueste  tirano. 

Pachón.  Vamos. 

TiMsu.      No  es  bien  que  en  pámpanos  podes 
el  majuelo  de  Israel, 
tirano  rey. 

Fenisa.  ¡lluego  en  éll 

Pachón.  Es  un  tigre. 

Fenisa.  Es  un  llerodes.  (Vansíj 

ESCENA  XVI 

SaltH  ilsnoDKs,  Hekhei.,  Jabel  y  ittrui. 

Jabel.       Sosiégate,  gran  señor. 

Uehodes.  ^Cómo  queréis  que  sosiegue 
quien  la  vida,  el  reino  y  honra 
á  un  tiempo  y  á  un  punto  pierde?' 
La  vida  un  traidor  me  quita, 
la  honra  una  mujer  leve; 
el  reino,  que  aún  no  he  gozado, 
un  niño  que  me  atormente. 
Hidrópico  estoy  de  sangre, 
njás  sed  tiene  ouien  más  bebe, 
dejad  que  me  harreen  ellas 
y  aplaque  este  fuego  ardiente. 
Mueran  lodos,  pues  que  muero, 
y  traspase  en  mi  la  muerte 
toda  la  jurisdicción 
que  sobre  los  hombres  tiene. 
No  ha  de  quedar  de  David 
hombre  ó  niño  en  quien  conserve 
la  esperanza  que  ha  fundado 
el  remo  sobre  su  especie. 
La  parca  soy  de  las  vidas, 
cortaré  en  pámpanos  verdes 
los  sarmientos  que  en  Judá 

f»ara  atormentarme  crecen, 
'romelicronme  volver 
en  hallando  los  tres  Reyes 
á  este  .Niño  portentoso 
que  han  adorado  sin  verle; 
mas,  pues  que  me  han  engañado, 
y  mi  propósito  aleve 
conocen,  pues  temerosos 
á  avisarme  del  no  vuelven, 
paguen  en  él  mis  agravios 
todos  cuantos  inocentes 
á  los  pechos  de  sus  madres 
su  amor  alimenta  en  leche. 
F'odri  ser  que  muera  entre  cUos 
el  triunfador  del  Oriente 
que,  naciendo  coronado, 
cetros  pisa  y  reyes  vence. 
Bañe  en  su  sangre  el  cuchillo 
el  que  mi  vasallo  fuere, 


poraue  el  fuego  en  que  me  ab 
puedan  mitigar  sus  fuentes. 
Í3e  dus  años  tengo  un  hijo 

3UC,  engendrado  en  Mitiíene, 
e  la  sangre  de  Judá 
derecho  a  este  reino  tiene, 
mas  degollalde  también 
para  que  ninguno  quede 
exento  de  mi  furor, 
pues  él  pasa  por  sus  leyes. 

Jabel.       Catorce  mil  y  más  niños 
degollados  enternecen 
las  piedras,  que  con  su  sang 
no  piedras,  cera  parecen, 
jljn  niño  te  hace  temblar? 
Monarcas  rindes,  ¿y  temes 
la  inocencia  de  un  infante^ 

Hf.ruues.  Niño  no,  gigante  fuerte 

es  quien  gigantes  conquista; 
si  recién  nacido  puede 
postrar  reyes  á  sus  plantas, 
jqué  hará,  vasallos,  si  crece? 
Dejadme  morir  matando, 
nadie  me  hable  ni  aconseje; 
Rey  soy,  púrpura  de  sangre 
es  la.que  mi  rabia  quiere. 

ESCENA  -XVII 

Sale  MiriLKNS  con  un  niño  en  tot  bracos 
á  ¡o  bizarro,  tlt  judia. 

MrriLEN.  ^Cómo  es  posible,  señor, 

que  á  tu  mismo  hijo  seniem 
al  riguroso  cuchillo 
de  los  verdugos  crueles? 
¿Tu  misma  nnagen  deshace 
Llega  en  este  espejo  á  verte, 
que  de  tu  misma  sustancia 
con  mis  brazos  se  guarnecaí 
La  amada  vida  le  diste, 
¿qué  dirá  de  ti  el  que  viere 
que  lo  que  una  vez  has  dado 
avariento  á  quitar  vuelves?  J 
Tu  misma  sangre  derramas^ 
sanara,  medico  imprudente 
la  vena  del  corazón 
que  en  fuego  de  mi  amor 


ESCENA  XVIII 

Salt  otra  Juuía  con  utra  criatura  en  ta 

JwdIa.       Cielos,  ¿cómo  permitís, 

si  es  que  os  preciáis  de  cler 
tan  bárbara  crueldad? 
¿Qué  Phalaris,  qué  Diomed 
hizo  tal?  Tirano  rey: 
¿qué  hazañas  á  honrarle  vien 
¿qué  triunfos  te  inmortalizw| 
¿qué  injurias  te  hacen  oue  M 
¿Posible es  que  los  balidor»  ^ 
de  este  cordero  inocente 
no  enternecen  tus  entrañas 
y  tus  ojos  humedecen? 
Mátame  á  mi,  deja  un  niño 


^A  DAMA  DEL  OLIVAR 

■ 

h                                                  i 

^H                                         PERSONAS  QUE  HABLAN   EN   ELLA                  ^^H 

^^^V                Don  Gastón,  caballero. 

Gallardo.                     ^^^^H 

^^H                 Don  Guillen,  ComcndadQr  de  Santiago. 

Maroto»  pas/or.                  ^^| 

^^^m                Niso,  pastor  piejo. 

Ardenio,  p<u^or.           ^^^^H 

^^H                  Con  BATO.  ;;L7s/or. 

Montano,  pastor.         ^^^^| 

^^^B                 Ni/ESTRA  Señora. 

Laurencia,  pastora.            ^H 

^^^H                 Roberto,  bandolero. 

Marbelio,  bandolero.        ^^ñ 

^^^m                Doña  Petronila. 

Líbano,  bandolero.             ^^H 

^H                ACTO  PRIMERO 

Verbena,  espadaña  y  juncia   ^| 

por  el  suelo  derramé;               ^M 

agua  de  trébol  CCh¿                    ^H 

en  las  pilas.                              ^H 

^^H                         ESCENA  PRIMERA 

AhDENio.                         Bien  anuncia      ^H 

vuesa  mucha  devoción           ^H 

^^^V             Saltn  Xiso,   pastor  piejo.  Makuto,  ConaAro, 

la  que  en  el  alma  encubrís.          ^ 

^^^H                        Ahainio,  Montano,  Larkaooiies. 

Niso.         Galán,  Marolo.vcnis.                    J 

Maroto.  Vo  saco  en  la  procesión          ^H 

^^H      Niso.         ¡brava  (icstat 

todas  las  galas  que  tengo.       ^H 

^^H      Coi»  BATO.                       Y  la  señora 

El  más  pobre  de  Estercuel     ^H 

^^^H                       por  quien  se  hiz<t,  hermosa  y  mansa. 

soy.                                        ^H 

^^H      Montan.  Quien  en  servilla  se  cansa 

Corba  ro.         Y  el  más  devoto  del.       ^H 

^^^P                        lo  mucho  que  pierde  ignora. 

Montan.  Alegre  en  extremo  vengo        ^H 

Akdenio.  jBucn  mayordomol 

de  haber  visto  cuan  compuesül^ 

Niso.                                           Y  devoto. 

las  calles  de  nuestra  aldea 

Montan.  Pastor  que  el  ganado  deja 

estaban. 

por  tan  bJanca  y  pura  oveja, 

Maroto.                 Toda  desea 

dichoso  él. 

her  á  nuestra  Virgen  fiestas. 

Niso.                            En  fin,  Maroto, 

Montan.  ¡Que  de  pinos  que  plantaron 
por  ellas   Y  las  mujeres 

vos  habéis  dejado  el  cargo 

con  honra  y  fama. 

con  qué  gustos  y  praccrcs 

Maroto.                                   Y  vendrá 

que  las  ramas  adornaron 

otro  que  me  sacará 

con  sus  basquinas  de  grana. 

de  la  puja  rico  y  largo. 

Corbato.  No  dejaron  paramento, 

Nisu.         ¡Qué  buena  estaba  la  i^^rcja! 

cual  si  huera  el  monumento, 

Maboto.  Como  pude  la  compuse; 

cortina  ó  red  aldeana 

^^^L                      claveles  en  ella  puse 
^^^B                     desde  el  altar  ¿  a  reja. 

que  en  las  puertas  y  paredes 

no  colgasen.                               j 

^^^^^^^^^^^^^^^^^ACT^BIMEBO^^^^^^^^^^^^^^a^^^^H 

^^^^^^^          Pescarán 

Maroto.                ^A  mí?                                 '^^| 

^^f    ií  en  el  mar  del  miindu  están, 

Montan.                              ¡Juro  al  Solo            ^^^| 

^"      el  cielo  con  lales  redes. 

que  había  de  hcr  aquel  dia             ^^^^1 

>ENio.  Pues  á  falla  do  pastillas 

mil  locuras  de  ptacerl                       ^^^| 

no  faltó  incienso  y  espliego 

Maroto.  No  sabré  yo  her  buen  casado.        ^^^m 

y  aun  estoraque,  que  el  hue^o 

Niso.         Ya  que  en  esto  hemos  tocado,        ^^^B 

no  quemase  en  escodüias, 

hombre  que  está  sin  mujer,            ^^^H 

que  por  las  calles  á  trechos 

Maroto,  no  es  hombre  entero,         ^^^H 

daban  fausto  y  devoción. 

pues  le  falta  la  mitad.                      ^^H 

lnOTo.  ¡Oh,  qué  incienso  es  la  uración, 

Maaoio.  La  mitad,  ^cómor*                           ^^^H 

1            y  qué  grandes  sus  provechos! 

Niso.                                      Escuchad:           ^^^H 

0-         La  fiesta,  en  fin,  de  Setiembre 

,jDe  nuesú  padre  primero                 ^^^| 

en  que  nació  nuesa  estrella. 

no  dice  el  cura  que  á  Eva                ^^^H 

ha  estado  extremada  y  bella. 

durmiendo  un  dia  sacó?                  ^^^H 

ItoTo.  Kl  labrador  are  y  siembre 

Makoto.  De  sus  huesos  la  formó,                 ^^^| 

los  granos  que  el  hielo  cubre 

Niso.         ,jLuego  la  mitad  le  lleva?                ^^^| 

y  restituye  en  Agosto; 

Maroto.  No  me  casaré,  aunque  pueda,         ^^^| 

llene  las  cubas  de  mosto; 

con  mujer  que  en  eso  da,                ^^^H 

coja  la  fruta  en  Octubre; 

que  al  hombre  le  quitará               ^^^H 

compre  y  venda  el  mercader 

la  otra  mitad  que  le  queda.            '^^^H 

en  las  herias  y  mercados, 

Y  á  f e  que  es  cosa  inhumana          ^^^| 

traten  de  armas  los  soldados. 

que,  formándose  de  un  hueso        ^^^| 

vista  galas  la  mujer. 

tan  firme,  tan  duro  y  tieso,             ^^^| 

Los  sabios  estudien  leyes, 

la  mujer  sea  tan  liviana.                  ^^^| 

tienten  pulsos  los  dotores. 

Dalda  á  la  buena  ventura;                ^^^| 

dense  placer  los  señores 

que  es,  a!  ñn,  la  más  hermosa,       ^^H 

y  ganen  tierra  los  reyes. 
Mientras  yo  apaciento  el  halu 

si  de  carne,  peligrosa;                       ^^^| 

y  si  de  hueso,  muy  dura.                ^^^ñ 

donde  el  manso  m»  conoce. 

Arueniu.  No  decís  mal.                                   ^^^| 

el  corderino  retoce 

Maroto.                           Y  aun  por  eso          ^^H 

y  se  encarame  el  chivato. 

las  mujeres,  Niso,  son                    ^^^| 

Que  más  precio  los  halagos 

de  tan  mata  digestión:                     ^^^| 

con  que  el  masiin  me  hace  tiestas, 

que  no  se  digiere  el  hueso.             ^^^H 

la  leche  en  tarro,  las  tiestas 

Niso.         Pues  mi  Laurencia  no  es  tal,          ^^H 

que  dan  el  deleite  á  tragos; 

ni  en  liviana  ó  dura  peca,                ^^^H 

á  la  noche  en  casa  la  olla, 

que  en  lo  amoroso  es  manteca       ^^^^ 

y  al  amanecer  las  migas. 

y  en  lo  honrado  pedernal.               ^^^^ 

que  de  los  ajos  amigas. 

No  hay  en  Aragón  mujer              ^  ^^^| 

son  deudos  de  la  cebolla; 

que  mijor  os  pueda  estar,               ^^^M 

y  Kas  ellas  una  misa 

y  si  os  la  vengo  á  pintar                 ^^^H 

al  alba  en  que  el  sacrislén 

yo  sé  que  la  heis  de  querer.            ^^^H 

dice  cantando  el  amén 

Sus  años  verdes  y  en  llor,              ^^^H 

sobre  el  sayo  la  camisa, 

y  su  hermosura  en  la  aldea,          ^^^H 

que  cuanta  riqueza  guarda 

no  hay  borrico  que  la  vea              ^^^| 

el  avaro. 

c^uc  no  rebuzne  de  amor.               ^^^| 

DNTAN.                 A  eso  me  acolo. 

Ls  de  una  imagen  su  cara:             ^^^| 

«ABATO.  Venturoso  vos,  Marolo, 

,;con  qué  la  lava?  dirás;                   ^^^| 

que  el  temor  no  os  acobarda 
del  señor,  como  al  privado. 
moTo.  Bueno  me  le  ha  dado  Dios. 

con  lleve  el  diablo  lo  más             ^^^| 

que  un  caldero  de  agua  clara.        ^^^| 

Los  cabellos,  no  dirán,                   ^^^| 

IDEMO.  Medra  su  hacienda  por  vos. 

son  que  al  sol  causan  vergüenza,  ^^H 

%n.         A  buen  amo,  buen  criado. 

y  cuando  en  cola  ios  trenza           ^^^| 

kROTO.  Don  Gastón  de  Barda j i. 

en  las  rodillas  la  dan.                     .^^^| 

noble  señor  de  Estercuel, 

La  frente  bruñida  y  lisa,                ^^^| 

ni  es  soberbio  ni  cruel; 

las  cejas  sonde  amor  arcos,           ^^^| 

desde  que  su  pan  comi 

los  ojos,  si  no  son  zarcos,             ^^H 

mil  mercedes  Dios  me  hace. 

provocan  á  amor  y  á  risa.              ^^^| 

W.         Mucho  priva  con  el  Reye. 

Pues  los  carrillos,  no  hay  mozo    ^^^| 

»ROTo.  Conoce  su  esfuerzo  y  leye, 

que  no  cante  al  descobrillos:          ^^H 

por  eso  le  satisface.  • 

«.Más  valen  vucsos  carrillos           ^^^ñ 

A  conquistar  á  Valencia 

que  el  carrillo  de  mi  pozo.»           ^^^| 

'             el  Rey  don  Jaime  partió 

De  las  nances  no  pocos                 ^^^^ 

y  consigo  le  llevó. 

han  dicho:  «Alegre  estuviera,         ^^^| 

jgo.         Tiene  en  la  guerra  experiencia. 

Laurencia,  si  amor  me  hiciera        ^^^| 

1              Que  os  hallase  me  holgaría, 

de  vuesas  narices  mocos.»             ^^^^ 

^_^       cuando  volviese,  Maroto, 

¿Pues  qué  la  boca?  Aunque  pasa^^^f 

mtk       casado. 

de  raya,  limpia  y  risueña;              ^^H 

r  '^COUEDIAS  UE  TIRSO  ÜE  MOLINA.— TOMO  II 

"^^^H 

210 


LA  DAMA  DEL  OLIVA» 


que  no  es  bien  que  sea  pequeña 

la  portada  de  la  casa. 

Los  dientes  altos  y  bajos, 

en  hilera  y  procesión, 

piñones  mondados  son, 

A  lo  menos  dientes  de  ajos. 

¿Qué  diré  de  los  hocicos, 

son  que  amapolas  parecen 

cuando  entre  los  trigos  crecen? 

Pues  los  dos  hoyuelos  chicos 

que  hace  en  riéndose,  el  cielo, 

¿  tener  allá  su  cara, 

en  ellos  ero  que  jujeara 

con  el  amor  al  hoyuelo. 

Pues  la  barba,  ¿qué  otra  cria 

más  abajo  de  cristal.'^ 

Con  ella  el  mejor  za^al 

barba  á  barba  la  abriri». 

Las  tetas  son  naterones 

y  los  corpinos  encellas, 

que  mamara  amor  en  ellas 

á  no  encubrir  los  pe/ones. 

Las  manos,  que  nunca  adoba» 

más  brancas  fueran  que  el  pecho, 

i  no  habellas  callos  hecho 

Ía  el  cedazo,  ya  la  escoba. 
a  cintura  puede  entrar 

(Señala  los  decíus.) 
aquí,  y  si  amor  navegara 
mijor  su  estrecho  pasara 
ipardicz!  que  el  de  Gibraltar. 
Pues  aquella  redondez, 
monte  de  nieve  y  cristal, 
rodará  encima  el  biial 
por  ella  amor  cada  vez. 
Pues  las  piernas,  si  en  el  río 
lava,  porque  el  cristal  borre, 
corrido  de  vellas corre 
más  aprisa  y  con  más  brío. 
Los  pies  calzan  once  puntos, 
cuando  la  aprieta  el  botín; 
mas  sea  ella  honrada,  en  lin, 
que  no  mirareis  en  puntos. 
Pintada  os  la  tengo  toda, 

fmesto  que  mal  y  en  bosquejo, 
o  demás  allá  os  lo  dejo 
para  el  día  de  la  boda. 

|)ISaroto>  No  del  todo  me  despido 
de  daros,  Niso,  placer, 
que,  en  lin,  la  buena  mujer 
suele  hacer  bueno  al  marido; 
pero  venga  mi  señor, 
que  lo  que  ha  de  ser  dirá. 

.  Nlso.  R  ico  dote  se  os  dará, 

que  aunque  es  mi  hija  la  menor, 
por  velSa  con  vos  casada, 
vos  prometo  dar,  Maroto, 
un  pedazo  destc  soto 
y  media  fanega  arada 
de  tierra,  catorce  ovejas 
y  seis  cabras  con  el  perro, 
la  barrosa  y  el  becerro, 
una  casa  con  sus  tejas, 
que  no  de  techo  pajizo; 
una  cama  con  su  ajuar, 
un  San  Miguel,  que  pintar 
en  una  sábana  hizo 


mi  abuela,  que  Dios  perdone 
y  dos  calderas  también 
con  su  cuchar  y  sartén 
que  rojas  las  migas  pone. 


ESCENA  II 
Sale  Um  Cnubo.- Dichos. 

Maroto.  Todo  es  bueno,  y  lo  mejor, 
ser  Laurencia  vuestra  hi)a. 

Criaou.     El  puebro  se  regocija 
porque  viene  mi  señor 
de  Valencia  y  ha  dejado 
al  buen  Reye  en  Zaragoza. 

Maroto.  No  en  balde  el  monte  le  goza 
y  se  está  riendo  el  prado, 
que  no  hay  señor  que  le  iguale. 

Ntso.         Bien  podéis  eso  decir. 

CoRBATO.  ]y\o!  vámosle  á  reccbir; 

pero  al  encuentro  mos  sale 


ESCENA  in 


J 


Sale  boK  Gastón,  bizarro  dt  camíNO.— Dicro 


Gastón. 

Niso, 
Maroto 


Gastón. 

Niso. 
Makoto. 

Gastón. 

Maroto. 

Gastón. 
Maroto. 


Gastón. 

Niso. 

ÍjASTÓN. 


jOh,  mis  zagales:  Alcalde, 
Corbato,  .\rdenio,  Maroto! 
Llegad,  Jas  manos  besalde. 
No  en  balde  se  alegra  el  soto 
ni  está  verde  el  prado  en  balde, 
viéndoos,  señor,  con  salud 
en  vuesa  tierra  y  vasallos. 
Ilucigome  con  su  quietud, 
que  no  puedo  dcseallos 
mejores. 

Por  su  virtud. 
¿Cómo  venisde  la  guerra, 
buen  señor? 

Gracias  á  Dios 
viiorioso. 

Nuesa  tierra 
estaba  triste  sin  vos. 
Es,  en  lin,  mi  estado  y  tierra. 
El  ganado  que  apaciento, 
y  por  ser  vuestro  es  dichoso, 
sin  vos  dejara  el  sustento. 
El  cordero  temeroso, 
que  da  los  brincos  á  ciento, 
balaba  por  don  Gastón; 
las  ovejas  os  llamaban; 
y  con  ronco  y  triste  son, 
por  suspirar,  rebuznaban 
ios  borricos,  con  perdón. 
Secábase  el  prado  ameno, 
donde  el  hato  llores  pace, 
de  luto  y  tristeza  lleno, 
porque  todo  este  mal  hace 
la  ausencia  de  un  señor  bueno.  ^ 
L>ebéisme  esa  voluntad.  ^M 

¿Qué  ha  habido  de  guerra?        V 

QuedK 
conquistada  la  ciudad 
de  Valencia,  donde  pueda 


renacer  la  cristiandad 
que  el  mahomético  Profeta 
desterrú  por  Untos  años. 
Borró  del  la  el  Rey  su  seta 
llena  de  vicios  y  engaños; 
ya  queda  segura  y  quieta, 
su  mezquita  consagrada, 
sus  cautivos  redimidos, 
su  soberbia  derribada 
y  con  blasones  debidos 
eternizando  su  espada, 
el  Bey  don  Jaime  glorioso, 
tan  agradecido  al  cielo, 
que,  devoto  y  generoso, 
premió  con  divino  celo 
al  estado  religioso 
fundando  cuatro  conventos 
en  ella. 
«OTO.  ]Gran  cristiandad! 

STÓN.    Honró  Dios  los  pensamientos 
de  su  liberalidad 
con  milagrosos  portentos; 
porque  cerca  de  Valencia, 
al  tiempo  de  conquisialla, 
para  mayor  evidencia 
de  su  amor,  nuestro  Rey  halla, 
animando  su  presencia, 
un  retrato  de  aquel  sol 
que,  abrasando  á  Dios  de  amores, 
le  vistió  de  su  arrebol, 
ün  ramillete  de  flores, 
gloria  del  suelo  español; 
un  tanto  monta  del  día; 
una  suma  del  jardín 
que  á  Dios  se  aposenta  y  cria; 
un  cielo  en  el  suelo;  en  tin, 
una  imagen  de  jNlaria, 
que  en  medio  de  aquella  sierra 
el  Godo  escondió  del  moro 
y  en  sus  entrañas  encierra 
aquel  divino  tesoro, 
feliz  paz^de  nuestra  guerra. 
Desde  qu'c  el  campo  asentó 
en  su  sitio  el  santo  Rey; 
Salomón  que  á  Aragón  dio, 
por  defensa  de  su  ley, 
el  que  por  ella  murió. 
Cada  noche  aparecía 
un  resplandor  soberano 
sobre  el  monte  que  escondía 
á  la  que  á  Dios  hizo  humano, 
que  al  sol  competencia  hacía. 
Música  alegre  sonaba, 
dando  tal  gusto  el  oitla, 
que  ta  devoción  juzgaba 
ser  de  ángeles  la  capilla 
V  su  autor  quien  la  entonaba. 
Determinóse  de  ver 
el  Hty  el  misterio  oculto 
que  allí  se  podía  esconder, 
y  con  religioso  culto 
el  primero  quiso  ser 
que,  con  la  azada  villana, 
para  que  todos  trabajen. 
cavase. 

I  APOTO.  |Fe  soberana! 

ÍASTÓM.    Y  hallando  una  hermosa  imagen 


debajo  de  una  campana, 
alegre  con  tal  tesoro 
dio  su  Vitoria  por  cierta. 

Maroto.  De  placer  devoto  lloro. 

ÜASTÓN.    (l^on  los  obispos  concierta 
para  que  este  con  decoro, 
que  un  monasterio  real 
allí  mismo  se  edifique 
á  su  devoción  igual, 
y  que  á  la  Merced  se  aplique 
y  se  de  á  su  General 
Fray  Pedro  Nolasco,  piedra 
sobre  quien  Dios  ediñca 
la  Orden  que  por  él  medra, 
con  el  cuarto  voto  rica 
de  la  caridad,  que  es  hiedra 
que  á  Dios  alcanzan  sus  ramas. 
Urden  de  tantos  favores, 
que,  eternizando  las  famas 
de  sus  hijos  redentores, 
los  Fénix  son  de  sus  llamas. 
Fué  el  santo  Rey  fundador 
de  ia  Orden  militar 
dándola  ser  y  favor, 
con  que  se  quiso  llamar, 
como  Dios,  Rey  redentor. 
Y,  en  tin,  como  era  su  hechura 
y  de  su  celo  heredera, 
dalle  la  imagen  procura 
de  la  que  es  de  Dios  esfera 
y  cifra  de  su  hermosura. 
Labró,  en  hn,  en  su  montaña 
el  templo,  y  hasta  él  con  licsta 
la  coloca  y  la  acompaña. 
La  imagen  del  Puche  es  esta 

3ue  ha  de  ennoblecer  á  España; 
e  que  vengo  tan  devoto 
y  envidioso,  que  quisiera, 
á  merecerlo,  Maroto, 
que  de  mi  estado  heredera 
viniera  á  ser. 
Maroto.  jQué  buen  voto! 

Dome  á  Dios,  mi  buen  señor, 
que  es  como  suya  esa  fe, 
y  que  me  muero  de  amor 
por  ella,  después  que  sé 
latí  milagroso  favor. 
Pero  no  se  desconsuele; 
sirva  y  pretenda  tal  dama; 
róndela,  aunque  se  desvele, 
que  á  la  casa  de  quien  la  ama 
venirse  de  asiento  suele. 
Soltero  es,  no  hay  tal  esposa 
como  la  Virgen  María, 
que  es  discreta  y  es  hermosa, 
no  pasa  por  ella  día 
ni  es  en  las  galas  costosa, 
que  el  sol  de  vestirla  trata 
con  cintas  de  resplandores, 
de  estrellas  sus  trenzas  ala, 
chapines  trae  de  valores  (t) 
con  sus  virillas  de  prata, 
pues  los  adorna  la  luna; 
dote  suyo  son  los  cielos, 
do  no  hay  temer  la  fortuna, 

(I)    Ea  el  original:  «valor». 


^^m      212 

LA  DAMA  DEL  OLIVAR                                                   ^^^^H 

y,  en  fin,  no  le  dará  celos, 

y  perdone  que  me  vo                      ^ 

que  C5  lo  que  más  iinporluna. 

porque  hay  mucho  que  cerner.^i 

^^^    Gastón. 

¡Oh,  qué  buen  casamentero, 

G PILLEN.  Aguardad  uo  poco.                   ^H 

AlaroUi,  sabéis  hacer! 

LAtTHKN.                                     Mire...       ^H 

I          Nisu. 

Pues  sabed,  señor,  que  quiero 

Gt;iLL¿N.  ¿Qué?                                        ^m 

helle  novio  ton  mujer 

Lauken.              Que  le  enharinaré.         ^H 

que  vos  aprobéis  primero. 

Gi;ili.é:n.  Yo  sé  cuándo  menos  dura        ^H 

H           Ardf.nio. 

Al  menos  de  nuesos  volos 

mr  escucha  badcs.                       ^H 

lo  que  esto  le  importa  sabe. 

Laupen.                                 Cerré            ^H 

H            Mahui'u. 

l>c  lo  ajeno  manirrotos 

las  orejas  con  candados.          ^H 

SOIS. 

GiTiLLÉN.  Pues  ¿por  qué  es  tanto  desdcn^^ 

H           Niso. 

No  es  bien  que  en  vos  se  acabe 

Laupen.   Porque  tiene  el  corazón 

la  casta  de  los  Marotos. 

muy  ancho  y  caben  en  él           p^ 

H         Gastón. 

V  vos  ,jqué  decis  á  esto? 

á  {;ruesas,  como  botones,          ^M 

H          Makoto. 

Que  el  casarse  no  es  delito. 

las  pastoras  que  mantién.          ^H 

y  aunque  es  el  estado  honesto 

Cabatleru  «.-s  de  Aragón,             ^H 

mijor,  á  vos  me  remito, 

subre  su  pecho  se  ve                  ^H 

en  quien  tengo  el  gusto  puesto. 

la  Cruz  que  de  Montalbán        ^H 

H           Gastón. 

Pues  si  está  en  mi  parecer. 

le  encomendó  nuesa  Ke.            ^H 

vamos  agora  á  palacio. 

Pero  ¿qué  importa  que  traíRa, 

que  hay  mucho  en  esto  que  hacer. 

mostrando  que  es  hombre  fiel. 

y  ha  de  mirarse  despacio 

á  los  pechos  la  Cruz  roja          JM 

esto  de  tomar  mujer.              (Vttnst.) 

si  en  eli  alma  el  diablo  tien?     ^H 
Los  que  son  Comendadores     ^H 
y  t^a  bal  teros  como  él                 ^H 

ESCENA  IV 

damas  sirven  de  palacio            ^H 
cun  estrado  y  con  dosel.           ^H 

H                  Saltn 

noN  GuiLLFN  con  hábitu  de  Santiago, 

Deje  villanas  groseras               ^H 

^ft                              y  LAvitKt<í,tA,i:omo  que  ha  cernido. 

de  sayal  y  de  buriel,                  ^H 

^^^^_ 

que  no  es  bien  coma  Iruchuclí^^ 

^^^H 

Déjeme  cerner  mi  harina. 

quien  truchas  puede  comer. 
Guillen.  Ln  fin,  ¿ya  me  despedís?          ^^ 

^^H     Guillen 

Laurencia  hermosa,  cerned 

pensamientos  de  mi  amor, 

En  lin.  ¿ya  no  me  queréis?     ^H 

porque  la  harina  apuréis 

Lauke.n.  No,  queda  mal  fin  á  todas      ^^M 

de  esperanzas  candeales 

y  un  mal  ñn  es  de  temer.        ^H 

que  con  el  a^ua  amaséis 

Guillen.  Escuchadme  una  palabra.        ^H 

de  mis  ojos,  y  cozáis 

Lauhen.   Ya  le  he  oído  más  de  diez               I 

en  el  horno  de  :r.i  fe. 

y  no  quiero  escuchar  once,      ^J 

Celos  serán  levadura, 

Giiii.l^n.  Acabad.                                     ^^M 

tan  agria  cuanto  cruel. 

Laiiren.                   Apártese.                     ^^M 

que  os  dacá  pan  blanco  y  tierno. 

Guillen,  No  puedo.                                  ^H 

^^^^   Laubbn. 

No  le  como  si  IrechcL 

Laüren.                      Pues  ipor  mi  vida!.i^| 

Mire  que  he  de  amasar  hoy, 

Giui  i.[^N.  ¿Qué?                                         ^H 

vaya  con  Dios  su  mcrcé 

Lai'ken.              Que  le  enharinaré.           ^M 

y  á  las  bobas  diga  amores, 

Guillen.  Pues  en  esquiva  habéis  dado,     ^1 

porque  yo  ya  sé  quién  es. 

y  vos  sola  en  Estercucl                  J 

^^H    Guillen 

.  ¿Quién  soy? 

no  estimáis  mi  voluntad,         ^m 

^^H    Laiiren. 

Amante  común 

adiós.                                         ^H 

que  enamora  cuantas  ve, 

Laiiren.            ¿Luego  vase?                  ^H 

mesón  que  iodo  lo  acoRc, 

GtiiLL¿N,                                Pues.          ^H 

fuente  que  da  de  bclicr 

LAuneN.   Vaya  con  la  maldición.            ^H 

á  gente  de  toda  broza, 

Guillen.  ¿Qué  más  maldición  queréis     WM 

prado  concejil  en  quien 

que  partirme  y  no  obligaros?     "^ 

pacen  de  comunidad 

LAifREN.   En  hn,  ¿se  va?                                 | 

hierba  que  muta  después. 

Giru.LtVi.                            ¿Qué  he  de  hacer?    i 

Yo  no  tengo  más  de  un  alma, 

Laühe:..    Vulved  acá,  caballero,                    j 

sólo  un  duL-ño  ha  de  tener, 

no  seáis  tan  descortés,             ^í 

que  con  una  volunta 
a  una  sola  quiera  bien. 
Sola  vos  SOIS,  sol  hermoso, 

que  los  noes  al  principio        ^H 

son  síes  en  la  mujer.              ^^M 

^^V^  Guillen. 

No  estáis  ducho  en  conocernos^      ' 

en  quien  me  siento  encender, 

y  pues  no  lo  estáis,  sabed 

féoix  sola  en  hermosura. 

que  las  palabras  que  habramú^ 

^^H   Lauhen. 

Vaya,  señor  don  Guillen, 

han  de  entenderse  al  revés. 

y  venda  esos  morrimullos 

Guillen.  Pues  ¿qué  quieres? 

á  Coiistanza  y  á  Isabel, 

I.auren.                               Quenoosv«is>   ^ 

burladas  de  sus  promesas 

Guillen.  Pues  ¿liénesmc  amor?                   i 

como  Polonia  y  Inés, 

Lauhen,                                     SI.  if9.       J 

ACTO  PRIMET^Ó                                                              a'ífl^^ 

i.  ¿Mucho? 

Guillen.  Echemos  cosas  á  un  lado,                  ^^M 

Mucho,  que  es  con  crios. 

Laurencia,  de  amor  laurel,           ^^^H 

(.  ¿Quión  te  los  causa? 

de  quien  es  mi  amor  Apolo,         ^^^^M 

Isabel. 

aunque  más  dichoso  queél.         ^^^^| 

i.  AborrézcoU. 

Un  mes  ha  que  estoy  perdido       ^^^^H 

Mentides. 

por  ti,  juzgando  este  mes                   ^^| 

<.  iviucho  sabes. 

por  siglos  de  dilaciones,                ^^^^H 

Mi  mal  sé. 

propiedad  del  bien  querer.           ^^^^| 
Yo  he  sabido  que  tu  padre.          ^^^^| 

1.  ¿Dónde  la  vi? 

íín  el  molino. 

de  mi  amor  padrastro  infiel,        ^^^^H 

N.  Yo,  ¿cuándo? 

casándole  darme  intenta              ^^^^| 

r.                       Vos,  y  aniiyer. 

con  celos  muerte  cruel.                ^^^^H 

H.  ¿Enamorado? 

¿Será,  pues,  razón,  serrana,       ^^^^H 

1.                         Y  perdido. 

que  esperanzas  que  sembré         ^^^^| 

N.  Pues  ¿quó  la  dije? 

goce  un  tosco  labrador                ^^^^f 

1.                                 *Mi  bien.» 

de  quien  esposa  has  de  ser?         ^^^^H 

N.  ¿Hubo  más  de  aqueso? 

¿Que  un  rústico  sea  hortelano,  ^^^^| 

r.                                          ¿Pues? 

que  coja  de  tu                               ^^^^H 

K,  ¿Qué  hubo? 

la  Hor  primera  debida                  ^^^^M 

U                       La  embracijastcis. 

á  la  iniaf>en  de  mi  fe?                  j^^^^H 

H.  ¿Eso  qué  imporia? 

Primero  que  tal  consienta           ^^^^H 

I.                                   jOh,  cruel! 

he  de  abrasar  á  Estercuel,           ^^^^H 

N.  ¿Pues  un  abrazo? 

y  en  venganza  de  mis  celos        ^^^^| 

L                              Es  luchar. 

Nerón  seré  aragonés.                  ^^^^^H 

w.  ¿Para  qué? 

Laijreiv.   Pues  ¿qué  queréis  que  yo  hagaí^^^^^ 

r.                     Para  caer. 

GiMi.i^N.  Que  esta  nuche  entrada  des        ^^^^H 

».  Si  tú  me  quieres... 

á  atrevimientos  de  amor              ^^^^H 

í.                                   i;Q*ué  hará? 

que  facilita  el  querer.                  ^^^^^M 

N.  Aborrccella. 

Por  las  tapias  de  tu  casa              ^^^^H 

1,                       ¿Y  después? 

confiado  subiré                              ^^^^H 

N.  Ser  amante  tuyo. 

de  que  desvelada  esperas            ^^^^H 

*.                                ¿Y  luego? 

en  tu  huerta,  y  si  una  vez          ^^^^ 

N.  Adorarte  á  ti. 

las  primicias  de  tus  gustos 

i.                         ¡Qué  bienl 

gozo,  en  bronce  escribiré 

N.  Yo  lo  juro. 

obli}>aciones  que  al  tiempo 

i.                      ¿De  qué  modo? 

jamás  pueda  deshacer. 

N.  Por  tus  ojos. 

¿Qué  respondes? 

s.                       Burlas  ven. 

Lauren.                              Que  no  vengas. 

N.  Por  el  ciclo. 

GuiLi  ÉN.  ¿No,  dices?  Si  le  he  de  creer. 

s.                      Está  muy  lejos. 

)  ci  no  en  la  mujer  es  si. 

;n.  Por  m¡  fe. 

porque  habláis  siempre  al  revés, 

H.                     No  guarda  fe. 

tu  no  misterioso  adoro.                             , 

n.  Por  mi  vida. 

Llega  y  dame... 

H.                       Moriráse. 

LAtrPEN.                             Apártese 

|L  Por  esia  ciuz. 

que  está  muy  limpio. 

■                      iPune  ia  mano  en  la  det  ptchu.) 

(¡uruLÉN.                                     «;Qu¿  importa? 

'                         No  la  cree. 

LAdKEN.    .--Qué?  que  le  enharinaré.         (Vd»i#.) 

;n.  Por  Dios. 

N.                   Es  un  mal  cristiano. 

W.  Pues  ¿por  quién  quieres? 

ESCENA   V 

M,                                               No  sé. 

:n.  Fía  en  mí. 

Salen  Mahoto,  Niso.Cokbato,  Montano,  D«ii  GastóH 

N.                             ¿Sobre  qué  prendas? 

y  CüíAOos. 

m.  Sobre  el  alma. 

N.                            (ráseme. 

Don  Gastón. 

:n.  ¿No  es  prenda  seuura? 

N.                                        No. 

Marolo:  lo  que  Niso  me  ha  pedido 

CN.  ¿Por  qué? 

está  puesto  en  razón,  y  es  justa  cosa. 

N.                    Por  que  no  se  ve. 

Kn  mis  manos  habéis  comprometido 

CN.  ¿Quieres  otra? 

la  elección  de  casaros  provechosa. 

K,                        G.)mo  fuere. 

Hoy  de  Laurencia  habéis  de  ser  marido. 

it*.  Mis  brazos. 

que  es  rica,  cuerda,  honesta  y  es  hermosa. 

M.                      Arrédiese. 

y  Dios  le  dice  á  Adán  cuando  le  cría 

En.  ¿Qué  recelas? 

que  el  hombre  no  está  bien  sin  compañía. 

«,                           Que  he  cernido... 

Cuando  á  medias  se  llevan  lus  trabajos 

|fe  ¿Pues? 

no  pesan  tanto,  y  es  el  yugo  leve 

■           Y  le  enharinaré. 

de  amor,  que  hallando  alguno  estos  atajos 

214 


LA  DAMA  DEL  OLIVAR 


á  caminar  con  más  valor  se  atreve; 
los  altos  Reyes,  los  pastores  bajos, 
para  pasar  la  vida  triste  y  breve, 
buscan  mujer,  en  cuyo  estado  amable 
muestran  que  el  hombre  es  animal  sociable. 
La  tortolilla  con  suspiros  quiebra, 
viuda,  los  vientos  por  el  bien  que  pierde, 
y  mientras  las  exequias  le  celebra 
huye  del  agua  clara  y  roble  verde. 
Enlaza  á  su  consorte  la  culebra; 
si  la  hiedra  amorosa  al  olmo  pierde, 
da,  pálida  y  marchita,  testimonio 
de  los  bienes  que  causa  el  matrimonio. 
Un  hombre  solo  triste  vida  pasa; 
los  más  breves  pesares  son  prolijos: 
casado  en  paz,  la  más  estrecha  casa 
es  alcázar  y  corte  los  cortijos. 
Cuando  del  monte  deis  la  vuelta  á  casa, 
¿hay  gloria  como  ver  los  caros  hijos 
al  lado  tierno  de  la  madre  honesta 
que  os  sale  á  recibir  y  os  hace  fiesta? 
Esto  ha  de  ser.  Maroto;  este  es  mi  gusto; 
yo.  que  también  casarme  determino, 
quiero  que  en  este  estado  santo  y  justo 
abráis  á  mis  intentos  el  camino. 
^En  buena  edad  estáis,  mozo  robusto 
Sois,  y  que  llevaréis  bien  imagino 
cruz  del  matrimonio. 

Maroto. 

El  que  es  prudente 
recela  de  tal  cruz  ser  penitente, 
Pero,  en  fin,  pues  vos  dais,  señor,  en  eso, 
digo  que  della  desde  aquí  me  encargo, 
aunque  tan  grande  cruz  y  más  de  hueso, 
en  el  camino  de  ia  vida  largo 
lerríbará  un  gigante  con  su  peso. 

COKBATO. 

Cirineos  en  el  (i)  mundo  hay  que  ese  cargo 
Uivian, 

Maroto. 

Nurvca  hará  en  su  honra  empleos 
el  marido  con  tales  cirineos. 

Don  üastó.n. 

*ues  vengo  i  vuestra  casa,  Niso  hermano, 
'á  tratar  esta  boda,  haced  que  agora 
la  desposada  salga. 

Niso. 

Noble  y  llano, 
honráis  nuestra  humildad. 

CORBATO. 

Bien  os  adora 
todo  Aragón,  jscñor]. 

Niso. 

Llamad,  Montano, 
á  Laurencia  que,  á  fuer  de  labradora, 
ó  rastrilla  6  jabona,  ó  cierne  ó  cuece 
ó  á  su  hermanilio  mientras  hila  mece. 


(i)   En  el  original  «del-* 


ESCENA  VI 

Sdle  Lauhiimcia.— Diaioa. 

Laupen.  ¿Qué  es,  padre,  lo  que  mandáis?^ 
Niso.         Que  agradezcáis  el  favor 

que  nueso  dueño  y  señor 

os  hace,  hija,  y  que  pongáis 

la  boca  humilde  en  su  pata. 
Ladren.  [Oh,  mi  señor  don  Gastón, 

bien  venidol 
Gastón.  Con  razón 

de  hermosa  Eslercucl  os  trata. 

Bizarra  vasalla  tengo 

en  vos. 
Niso.  ¡Oh!  pues  si  viniera 

lavada,  mijor  pudiera 

llamaila  hermosa. 
Gastón.  Yo  vengo, 

Laurencia,  aquí,  cuando  menos 

á  daros  marido. 
Laupen.  ,jA  mí? 

Gastón.    Labradora  bella,  sí; 

y  en  vuestros  ojos  serenos 

miro  la  dicha  y  ventura 

de  quien  os  ha  de  gozar. 
Lai'rfn.    Pues  ¿cómo  me  he  de  casar, 

señor,  si  aún  no  estoy  madura? 

[Buenos  están  los  engaños! 
Gastón.   ¿Qué  edad  tenéis? 
Lauren.  Cumpliré, 

si  al  cura  hemos  de  dar  fe, 

para  estas  hierbas  veinte  años. 
Gastón,  l.uego,  según  vuestra  cuenta, 

á  buen  tiempo  vengo  yo. 
Lauren.    Mi  madre  no  se  casó, 

señor,  hasta  los  cuarenta, 

y  tuvo  á  mucha  ventura, 

según  mi  abuela  contaba, 

que  cuando  menos  cuidaba 

la  casasen  tan  criatura. 
Gastón.    Ya  ese  tiempo  se  ha  perdido. 
C0R8AT0.  Y  como  las  que  ahora  nacen 

diz  que  lo  primero  que  hacen 

es  decir  «taita,  marido». 
Gastón.    Vuestro  padre  determina 

que  con  Maroto  tengáis 

el  dueño  que  deseáis; 

mi  hermana  ha  de  ser  madrina 

y  yo  os  he  de  apadrinar. 

¿Qué  decís? 
Ladren.  Tengo  vergüenza. 

Gastón.    Púrpura  á  salir  comienza 

vuestro  rostro  á  hermosear. 

Acercaos,  Maroto,  aquí, 

y  hablalda. 
Maroto.  ¿Hablarla  qué  importa, 

siendo  una  boda  tan  corta 

que  no  tiene  más  de  un  si? 
Gastón.   ¿Daisle  vos  de  buena  ^ana? 
Niso.         Pues  ¿no  ha  de  dalle  si  vos 

lo  mandáis? 
CoHBAT.  ¡Verán  los  dos 

qué  mudos  están! 
Gastón.  Mañana 

los  desposorios  serán. 

Vestios,  Maroto,  de  hesta» 


W^^F                                             ACTO  PRIMERO                                                            2l!S              J 

que  desposada  como  ésta 

¿Hay  cosa  más  importuna                 ^^H 

merece  el  novio  galán. 

que  un  muchacho  en  una  cuna         ^^H 

Y  quedaos,  Laurencia,  adiós. 

cuando  llora?  ¡Ai^e  Marta!                 ^^^| 

que  la  nueva  os  ha  turbado. 

[T(ti;a  paseándose.)           ^^^^M 

¡Envidia  llevo  á  los  dosl 

«Virgen,  la  esposa  más  buena             ^^H 

AT.  Cualquiera  se  la  tendrá 

¿rades  para  mi  vos;                               ^^^| 

í         si  su  cara  llega  á  ver. 

digalo  el  ángel  de  Dios,                       ^^H 

HiO.  M  a  roto:  buena  mufer 

3ues  vos  llamó  gratia  plena.              ^^^M 

os  han  dado. 
n-o.                         Ella  dirá.  {Vanst.i 

Slas  cautivar  mis  praceres,                 ^^^| 

pues  nadie  en  toda  la  vida                  ^^^| 

halló  mujer  que  no  pida                     ^^^| 

entre  todas  ¡as  mujeres,  ^^H 
¿no  es  disparate,  Jesú?                         ^^^| 

KSCENA   Vil 

Esto  á  enl*x|uecerme  basta;                ^^^H 

Queda  sola  Laorkncia. 

aunque  si  eres  mujer  casta,                ^^^| 

Laurencia,  bendita  íú.                        ^^^M 

lEN.    <jQué  es  esto,  desdicha  mía? 

Que  si  libre  de  delito                           ^^^| 

¿Cabrán,  si  ya  tenj;o  dufñn. 

da  de  su  honor  testimonio                  ^^^| 

en  corazón  lan  pequeño 

al  hombre  en  el  matrimonia                ^^H 

dos  huéspedes  en  un  día? 

regocijado  y  bendito.                           ^^^M 

Don  Guillen  es  «i  primero,                   ' 

Mas  ¿qué  esposo  habrá queencucnire^^^f 

y  siendo  abeja  ác  amor. 

mujer  á  quien  si  quillotro  ^^^| 
la  diga  mío  y  nu  ae  otro                    ^^^ñ 

le  oíreci  la  primer  l!or; 

derechos  del  jardinero. 

es  el  fruto  de  lu  vientre?                     ^^^| 

Ks  noble  y  quiérolc  bien, 

^Casamientos  ahora?,  isúsl  ^^H 
dejadme,  que  pierdo  el  seso.               ^^^H 

pues  ¿por  qué  en  tal  alboroto 
1         tiene  de  usurpar  Maroto 

¿Yo  en  casa  con  sobre  hueso             ^^^| 

derechos  de  don  Guillen? 

estando  sano?  ¡Jesúst                          ^^^| 

Ferdüiiará,  pues  espera 

¿Yo  riñendo  cada  día  ^^^| 
i  quien  sin  tomar  consejos                 ^^H 

á  don  Guillen  mi  fortuna 

y  va  á  avisalle  ta  Luna, 

como  sea  á  la  |más{  lejos                    ^^H 

de  amantes  casamentera. 

va  á  Misa  á  Santa  Marta?                 ^^^| 

Primero  el  cántaro  llena 

Pues  que  me  encomiendo  á  vos,        ^^^| 

aquel  que  ík^a  primero. 

si  no  soy  para  casado,                        ^^H 

si  Maroto  vien  postrero 

de  tan  peligroso  estado  ^^H 
li b rad n >e,  A/ji/ re  i/e  ¿) tos.                  ^^^| 

Dios  se  la  depare  buena.  (Va^r.) 

Santos,  pues  estáis  vosotros              ^^^| 

en  el  eterno  placer,                             ^^^H 

ESCENA    VI  11 

libres  de  toda  mujer                           ^^^| 

y  en  paz,  roead  por  nosotros.  ^^^M 
Maridos,  si  de  estos  modos               ^^H 

Sale  Makoto. 

son  las  mujeres,  tened                       ^^^| 

DTO.  A  la  fe,  mi  Dios,  que  han  dado 

mucha  paciencia  y  sabed                   ^^^| 

en  que  he  de  tener  mujer, 

que  rezo  por  mí  y  por  lodos.            ^^^| 

yo  soldementesé  her 

Pues  si  por  quitar  temores                ^^^| 

empleyla  y  guardar  ganado. 

las  mujeres  no  nacieran,                   ^^^| 

¡Pues  meterme  á  mí  en  rencilla 

muchos  más  los  santos  fueran        ^^^| 

con  una  mujer!  El  cura 

y  menos  los  pecadores.  ^^^M 
El  alma  su  prisión  llora:                   ^^^| 

diz  que  nunca  está  madura. 

porque,  al  fin,  es  de  costilla. 

¿hay  más  riguroso  paso,                   ^^^^ 

Es  hacer  que  me  descarne 

pues  si  que  agora  me  caso                 ^^^| 

para  ella  y  que  pierda  el  .seso; 

me  han  de  cautivar  agora?              ^^H 

aun  si  huera  todo  hueso 

Porque  el  trance  que  hay  más  fuerie^^H 

y  oo  cubierto  de  carne. 

y  que  más  puede  lemblarse                      ■ 

no  anduvieran  diligentes 

es  al  tiempo  de  casarse                             ■ 

tantos,  hendo  en  la  honra  mella. 

y  en  ¡a  hora  de  nuestra  muerte.               fl 

porque  temieran  mordella 

Haga  á  los  solteros  bien                    ^^^ñ 

por  no  quebrarse  los  dientes... 

Dios,  guardando  sus  sentidos,           ^^^1 

Yo  no  tengo  si  el  rosario 

dé  paciencia  á  los  maridos                ^^^H 

con  quien  en  tales  afrentas 

y  digan  todos  Amén.*                       ^^^M 

me  aconseje  y  haga  cuentas. 

^^^M 

que  es  el  mejor  secretario. 

ESCENA  IX                         ^^H 

Ahora  bien:  rezarle  quiero 

que  si  ayuda  á  todos  da, 

Salen  Don  Goillím  /  Gallardo.— Maroto.        ^^^| 

lo  mjjor  me  endilgará. 

^^^^M 

que  ei  divino  consejero. 

GuiLiÉN.  Gallardo:  si  mi  Laurencia                ^^^| 

^^    ¿Yo  cautivarme  en  un  día? 

aguarda,  cual  prometió,                   ^^H 

LA  DAMA  DEL  OLIVAR 


amor  posesión  me  dio 
de  la  más  bella  presencia 
que  celebra  su  deidad. 

Gm-larij  ¿Qué  diablos  hiperbolizas 
y  hermosura  solenizas? 

GiHLi.ÉN.  Pues  ^aquesto  no  es  verdad? 

G*u.ApD.  No,  por  cierto,  con  perdón; 
,;es  más  de  una  labradora 
que  estará  cerniendo  agora 
y  quizá  cantando  al  son 
que  hace  con  el  cedazo 
«á  las  tres  ánades,  madre», 
mientras  que  duerme  su  padre, 
que  es  el  mayor  villanazo 
que  tiene  todo  Estcrcuel? 

Girii.LÉiN.  Laurencia  es  un  sol,  un  cielo. 

Gailarü.  i,)ue  has  de  enloquecer  recelo. 
¡Miren  qué  Dafne  en  laurel, 
qué  Leucole  vuelta  incienso, 
ó  que  Clicic  en  girasoll 
jF*ar  Dios,  si  Laurencia  es  sol, 
que  es  muy  puerco  el  sol! 

Guillen.  No  pienso 

que  estás  en  ti,  si  eso  dices. 
¡Oh,  quién  verla  ya  pudiera! 
|0h,  quién  la  hablatal  ¡quién  fuera!.. 

Gallard.  Di,  mocu  de  sus  narices. 

GtuiLKN.  jQuién  sus  manos  ó  cristales...! 

GAi.i.AKn.^besallfisr' 

GliM.LBN.  Si. 

Gallard.  Buen  galán 

besa,  que  quizá  estarán 

lavando  agora  pañales. 

^Ks  posible,  di,  señor. 

que  un  caballero  estimado. 

á  quien  mil  damas  han  dado 

más  fama  que  á  Galaor, 

con  esa  flemaza  agora 

el  sayal  grosero  ensalza, 

tú,  que  los  puntos  que  calza 

la  más  guardada  señora 

sabes,  bolines  deseas.'* 
Giiili.inn.  Gallardo:  ya  estoy  cansado 

de  tanta  seda  y  brocado; 

las  más  graves  son  más  feas. 

Hermosura  que  en  la  tienda 

se  vende,  ¿quién  la  ha  de  amar? 
Gallado. Si  el  afeiie  es  rejalgar 

Bercebú  que  las  pretenda. 

Tu  opiniún  sigo  en  cuanto  esf>, 

que  caras  de  solimán 

la  muerte  á  un  hombre  darán, 

como  pildora  en  un  beso 

for  no  vendclla,  de  balde, 
lermosuras  de  retazos 
de  sastre,  hechas  á  pedamos 
de  color  y  de  albayaldc, 
con  que  jalbegan  las  casas, 
como  pared  de  mesón, 
caras  como  colación, 
cargadas  de  miel  y  pasas. 

GijiLLÍiN.  Y  miel  virgen. 

Gallard.  Es  verdad. 

con  que  engañarnos  pretenden, 
porque  todas  ellas  venden 

Eusliza  la  puridad. 
o  hay  tienda  si  vas  ¿  ella, 


porque  este  discurso  s^ 
que  en  cimas,  bandas  6  ligts 
no  halles  carne  de  doocella. 
Y  pues  en  cintas  las  pinU 
el  interés,  no  me  engaño 
cuando  sospeche  que  hoj 
se  usan  doncellas  en  cinta,  j 

Giiillí:n.  ,jLuego  yo  discreto  so> 

en  buscar  sin  compostura 
la  natural  hermosura 
de  Laurencia? 

Gallarl).  Amigo  soy 

de  amor  que  huele  á  tonii 
y  más  tomillo  salsero, 
que  es  carne  con  sal  y  quiero 
bien  este  trato  sencillo;        " 
pero  no  has  de  encarecello 
con  tama  exageración, 
que  es  plato  de  salpicón, 
aunque  sabroso  al  comell' 
que  después  huele  á  cebol 
mas  dirás  que  es  polla  belli 
y  que  por  eso  con  ella 
quieres  jugar  á  la  polla. 

Maroto.  Marolo:  .¡no  escucháis  esli 
Andaos  á  caza  de  bodas. 

Gt'ii.i.KN.  lisias  labradoras  todas, 

por  lü  simple  y  por  lo  hoí 
me  enamoran;  si  saliese 
y  la  seña  hiciese  y«- 

Mapotü.  ¿Señas  le  ha  de  hacei?  ¡Ve 
¡Oh,  qué  mal  agüero  es  cu 

tjiJiLLÉN.  La  genie  de  casa,  amor, 

¿por  qué  no  la  habéis  don 

Gali  ARO.  Sobre  la  lapia  ha  salido 
lu  labradora,  señor. 


ESClvNA  X 
Salr  arriba  Laurrncia.— Diciia 

G(HLL¿N.  S!,  que  la  luna  salió 

á  enseñarme  su  presencia. 
M\BOTo.  Trepadora  sois.  Laurcncil 

no  os  llevo  a  mi  casa  yo.  ( 
Laupen.  ¡Ce!  ¿es  Don  Guillen? 
Mahoto.  (Ap.)  ¿Por  1 

comenzáis,  sin  ser  casada? 

Labradora  sois  letrada; 

ya  llegáis  al  A  B  C. 

Pues  bien  sé  yo,  aunque  v 

que  si  llegáis  á  la  D, 

por  más  riqueza  que  os  dé| 

que  no  heis  de  darme  la  n 
Guillen.  Yo  soy  quien  en  vos  vivía 

y  sin  vos  muriendo  en  m! 

por  la  vida  vengo  aquí 

que  me  usurpáis. 
Lauren.  Yo  no  enl 

aquesas  algarabías; 

pero  lo  que  os  sé  decir 

que  aún  no  se  ha  echado  i 

mi  padre. 
GuiLLKN.  Desdichas  mits 

le  despiertan. 
Lauren.  Hablad  pa&o 


ACTO  PRIMERO 


217 


>Tit. 
.Í.N. 
EN. 

EN. 


BN. 

LÉN 
EN. 
)TO 


HEN. 

I.ÉN. 
OTO. 


y  volved  mañana  acá; 

mas  no,  que  en  vano  será, 

porque  mañana  me  cr'ío. 

No  conmigo,  si  vo  puedu.  Mp) 

jQuc  os'casáis?  ^•(-ónm  ó  con  quilín? 

Con  Maroio,  Don  Guillen. 

¡Ay,  cielos! 

Sospirad  quedo. 

Daré  yo  muerlc  á  Marolo. 
iTO.  ¿Qué  más  muerte  que  casarme? 
,ÉN.  ¿Luego  podréis  olvidarme 

el  nudo  de  mi  amor  rol»  ? 

Mandólo  nueso  señor 

don  Gastón  de  Bardaji. 

¿Y  habéis  vos  ya  dado  el  si? 

Más  por  fuerza  que  de  amor. 

Yo  os  le  suelto  desde apjra.  í^p'* 

Pues.  Laurencia,  aunque  se  abrase 

el  lugar,  antes  que  os  case 

logrará  quien  os  adora 

la  posesión  deseada 

que  merece  mi  afición. 
[OTO.  ¿Y  después  como  melón 

diirmcla  á  mi  decentada? 

(Malos  años  para  vos!  (^P  ) 

Ahora  bien:  desde  aquí  á  una  hora 

volved,  aue  es  temprano  agora, 

y  quedad,  señor,  con  Dios. 

Dadme  una  mano  primero. 

De  azotes  la  merecía. 

¿Hay  tan  t;ran  bellaquería?  (Ap.) 

^Jo  lien  la  tapia  agujero 

por  donde  darla,  y  está 

tan  alta,  que  no  podréis 

alcanzarla,  si  volvéis 

presto,  amor  lo  ordenará. 

El  amor  todo  lo  alcanza, 

c^ue  sabe  hacer  invenciones. 

Gallardo:  si  aqui  te  pones. 

podrá  subir  mi  esperanza 

y  alcanzar  esta  ventura. 

¿Oyes? 

Durmiéndome  estaba. 
.i.í:n.  Ponte  aqui  debajo,  acaba. 
LARD.  Pues  ¿soy  yo  cabalf^adura? 
.LÉN.  No  seas  necio  ni  pesado. 
LAHoSi  subes  no  lo  seas  tú. 

(Pónese  en  cuclillaí  y  sobre  lai  rxpiíi- 
(tas  D.  Guillen  dt  pies.) 

lOTO.  ¿Que  aquesto  se  use  ¡Jesú! 

I  el  amo  sobre  el  criado? 

I  Miren  cuál  anda  ya  el  mundo, 

^M    unos  sobre  otros  los  vicios. 

^fp.  Sí  son  cortos  los  oficios 

c^^    en  darte  gusto  me  fundo; 
pero  si  van  á  la  larga, 
desde  agora  te  prevengo 
que,  en  pesando,  me  derriengo, 
y  que  me  echo  con  la  carga. 

lOTO.  I  Lo  que  sufre  un  alcahuete! 

LAHD.  {A  lo  que  obliga  un  scñorl 

ll£n.  ]M¡cordera1 

KhN,  ¡Mi  pastor! 

\.LkH.  |Mi  mayot 

íBN.  jMiramilIfiu! 

U.ÉN.  Qaé^os  casáis? 

Contra  mi  guslo. 


LL&N. 


LAItU. 


GurttéN.  ¿Con  un  bárbaro? 

Laupen.  Un  groscio. 

GutLi.ÉN.  ¿Quién  soy  yo? 

LA(ri»EN.  Mi  jardinero. 

Gini.LÉN.  Pagadmc,  pues. 

Lairen.  Esto  es  justo. 

Gtrri.LÉN.  ¿Y  con  qué? 

Laoren.  Con  las  primicias. 

Guillen.  ¿De  vuestro  amor? 

Lauren.  Claro  está. 

GiriiLÉN.  ¿Cuándo? 

L  AIREN.  Kst*  noche  será. 

Gaui  APD.¿Nu  ahorraremos  de  caricias 

don  Guillen?  Que  me  deslomo. 

Mapoto.  ¿Qué  esto  sabe  una  mujer?  {Ap) 

Gai.i.apu.  Mas  ¿que  he  de  hacerte  caer? 

Guillen.  Soy  un  pájaro. 

Gallabd.  De  plomo. 

Guillan.  }Qu¿  hermosa  manol 

Lauhen.  Grosera 

q^ue  friega,  barre  y  amasa. 

Guillen.  Ls  de  nieve. 

Maroto.  y  os  abrasa.  (Ap.) 

Gai.lard.Quc  me  matas  considera. 

Guillen.  ¿Podré  entrar  luego? 

Latipen.  No  sé. 

Guillín.  Ya  el  viejo  se  habrá  dormido. 

Lauren.   Si  vos  estáis  escondido 

mientras  que  voy  y  lo  sé, 
entrad. 

Maroto.  Bellaco  va  esto: 

excusemos  un  pecado,  (pa  gritos.) 
¡Ah  de  casa;  que  han  entrado 
ladrones,  acudid  prcstol 
Niso,  Corbato,  Montano, 
mozos,  zagales,  garzones, 
que  andan  ladrones,  ¡ladrones! 

Laubkn.   ¡Ay,  cielo,  vete! 

Guillen.  ¡Oh,  villano! 

¡vive  Dios!  que  has  de  pagarme 
el  dar  á  la  gente  aviso. 
Maroto.  ¡Ladrones,  ladrones!  Niso, 

|Salid,  que  quieren  matarme! 
¡Ladrones] 

Gallari).  Huye,  señor, 

no  te  conozca  esta  gente. 


ESCKNA  XI 
Salen  los  Pastokes  con  cAh^m.— Dichos. 

Guillen.  ¿Q>ue  asi  un  bárbaro  insolente 
haya  estorbado  mi  amor? 

Gallado. Cada  cual  su  hacienda  guarda. 

Guillan.  ¿Que  aquesto  pase  por  mí? 

Gallapu.Yo  de  burro  te  serví 

pero  tú  fuiste  mi  albarda. 


ESCENA  XII 
Niso  y  Audcnio.  —  Dichos. 


Niso. 


¿En  casa  de  la  josiicia 
ladrones?  ¿Adonde  están? 
Ardknio.  Ténganse  al  Rey  los  ladrones. 


B^i8 

LA  DAMA  DEL  OLIVAR                                               ^^^| 

■          Niso. 

¡Por  Dios,  que  los  he  de  ahorcar! 

y  sin  cera  no  hay  panal.        ^H 

^^_     Gallar» 

.Huye,  señor,  que  villanos 

y  la  cera  junto  al  huego         ^M 

^^B 

ya  sabes  que  en  su  lugar 

por  fuerza  se  ha  de  quemar,    H 

^^B 

son  reyes,  y  que  los  gallos 

viendo  que  se  derretía               V 

^^H 

cantan  en  su  muladar. 

preiendilo  remediar. 

^^m  Guillen. 

¡<^ue  este  rústico  grosero 

pues  colmenas  sin  miel  virgen 

^^H 

de  mi  suerte  fuese  azar 

aun  no  valen  la  mitad.              ^| 

^^K 

que  esta  ocasión  me  impidiese! 

Los  celos,  que  son  abejas,       ^M 

^^K 

Mas  él  me  lo  pagará.    {Vanulosdoi.í 

;  r  ya  zánganos  serán,  H 
i[  los  osos  colmeneros             ^M 

^^H 

^^^ft 

iban  locos  á  picar.                    ^M 

^^ 

ESCENA  .XJIJ 

Mas  viendo  su  resistencia  ^M 
comenzaron  á  gritar                ^M 

L               Sale  DoM  Gastún.  —  Dichos,  mtnos  Don  Goillím 

(que  sus  voces  son  susurros):^^ 

H 

y  GALi.Anno. 

«¡Ladrones  en  el  lugar!»  H 
Despéneme  yo  á  mí  mismo,     H 

^H    Gastón. 

^Qué  alboroto  es  éste,  Niso? 

y  á  f e  que  á  no  despertar,        ^| 

^^V    Mar  OTO 

¡Oh,  señor!  vino  á  robar 

que  de  aquesta  pesadilla,          ^M 

^^H 

un  ladrón  aquí  una  joya 

muerte  me  diera  el  afán.          ^H 

^^M 

de  Laurencia. 

Salistes  alborotados,                ^M 

^^^    Gastón. 

¿Cómo? 

y  pues  presentes  estáis,            ^M 

I               M APOTO. 

Y  tal, 

sed  testigos  desde  ahora           ^M 

^^^ 

que  si  una  vez  se  la  quitan. 

que  no  me  quiero  casar.  ^H 
Colmenas  tan  peligrosas          ^H 

^^H 

aunque  la  percurcn  mis. 

^^^P 

ojos  que  la  vieron  ir 

en  campos  de  libertad,             ^1 

r 

á  vella  no  volverán. 

sin  más  guardas  que  á  sí  mismas, 

1          Niso. 

^Mbs  si  fuese  la  patena 

comprallas  es  necedad. 

^^L 

con  la  sarta  de  coral? 

Si  á  una  viña  ponen  cercas,     ^t 

^^m   M  APOTO. 

Patena  y  corales  son 

y  la  guarda  por  demás              ^M 

^^K 

dignos.  Niso,  de  estimar. 

el  Ianz6n  de  un  viñadero.         H 

^^H 

Y  si  arrancan  la  patena, 

pues  las  hurtan  en  agraz,         H 

^^^K 

la  sarta  se  quebrará, 

,;qué  hará  una  colmena  sota    S 

^^H 

derramando  los  corales 

en  el  campo,  á  voluntad           H 

^^H 

que  asidos  con  ella  van. 

de  cualquiera  caminante          H 

^^^1 

Lste  negro  casamiento, 

sino  comer  y  picar.^                  H 

^^H 

si  va  á  decir  la  verdad, 

A  lo  dulce  no  hay  defensa,       ^ 

^^^H 

me  trae  sin  seso  ni  jíusio 

Niso,  que  aunque  en  el  corral 

^^^B 

desde  esta  mañana  acá. 

lo  guardéis,  hay  quien  las  tapi 

^^^B 

Como  el  hombre  que  se  vela, 

del  se  atreverá  á  saltar. 

^^B 

su  mujer  ha  de  velar. 

Líbreme  Dios  de  colmenas 

^^^B 

en  fe  que  es  vela  el  honor 

con  pies,  que  se  subirán 

^^H 

que  el  fuego  suele  quemar, 

en  somo  de  las  paredes 

^^^H 

á  velar  vine  á  estas  puertas 

sí  una  vez  en  ello  dan. 

^^^B 

más  celoso  que  galán, 

Tienen  alas  las  abejas. 

^^^P 

que  un  marido  es  como  un  muerto, 

y  como  en  corchos  están. 

^^H 

>ues  le  velan  como  á  tal. 
)e  temores  y  sospechas 

pesan  poco  y  vuelan  mucho. 

^^^B 

pican  honras  y  se  van. 

^^^H 

cansado  (que  poco  va 

No  curéis  de  persuadirme. 

^^^B 

de  estar  cansado  á  casado, 

que  si  me  ha  dado  pesar 

^^^H 

y  más  siendo  á  mi  pesar) 

aun  durmiendo  una  mujer, 

^^H 

i  la  fe  que  me  dormí; 

despierto  (decid)  ¿qué  hará? 

^^^B 

yo  con h eso  que  h^e  mal, 

Primero  que  yo  me  case 

^^^■h 

que  honra  y  sueño  pocas  veces 

(aunque  me  lo  rueguen  más). 

^^^^^H 

se  guardaron  amistad. 

torciéndome  la  cabeza 

^^^^H 

Écheme  á  aquestos  umbrales; 

llevare  la  cara  atrás.                ^m 

^^^^H 

que  un  marido  ha  de  imitar 

Esposo  entonces  seré              ^M 

^^^^H 

al  mastín,  que  cuidadoso 

cuando  de  aquel  olivar            ^" 

^^^^H 

á  las  puertas  tién  de  estar. 

nazca,  en  lugar  de  aceituna. 

^^^^H 

Apenas  que  me  dormí. 

mí  esposa;  no  hay  más  que  ha^ 

^^^^^1 

cuando  comencé  á  soñar 

^1 

^^^^^v 

que  Niso  me  había  vendido 

^H 

^^V^ 

un  hermoso  colmenar. 

ESCENA  XIV               fl 

^^H 

Yo,  que  no  estaba  contenió 

^1 

^^^B 

con  la  compra,  vi  llegar 

Dichos,  menoi  Makoto.           ^H 

^^^■i 

á  robarme  la  miel  virgen 

^H 

^^^1' 

dos  osos  de  Montalbán. 

Niso.        Oye,  Maroto...  |Marotol         ^M 

^ 

Como  toda  miel  se  pega, 

Gastón.    Misterio  tiene  el  hablar     ^^^| 

^^m                                                         ACTO  SEGUNDO                                                               2ig               ^| 

W       mi  pastor  de  esta  manera. 

á  toda  imaginación.                              ^^^^| 

1        Algo  ha  visto. 

Como  hermano  me  guardáis,               ^^^^| 

1                                   Pues  se  va 

como  galán  me  servís,                         ^^^^H 

^^  y  mi  hija  menosprecia. 

como  esposo  regaláis,                          ^^^^H 

^^^vaya  con  Dios  el  gañán, 

y  á  serlo  iodo  venís,                                    ^H 

^^Kque  no  es  Laurencia  mocosa 

pues  que  con  todo  os  alzáis.                       ^H 

i        ni  peina  canas. 

Gastón.    No  tanto,  mí  Petronila,                              ^H 

pATO.                           |Verál 

que  no  sepa  que  en  el  alma                  ^^^H 

TON.   El  casarse,  mis  amigos. 

sus  flechas  amor  alila,                         ^^^^M 

ha  de  ser  con  voluntad; 

y  que  el  pensamiento  en  calma          ^^^^| 

no  le  forcemos  la  suya. 

esperanzas  recopila.                             ^^^^| 

j.         ¿Qué  llama,  señor,  forzarf" 

Yo  sé  que  tenéis  capaz                         ^^^H 

¿Pana  canas  mi  Laurencia? 

la  voluntad  para  extremos                  ^^^H 

8/kTO.Que  es  un  simpre. 

del  atrevido  rapaz,                                ^^^^| 

X                                       Vaya  en  paz 

tanto,  que  en  ella  cabemos                 ^^^^| 

y  no  se  case,  hasia  tanto 

otro  y  yo  viviendo  en  paz.                        ^^M 

que*  lleve  la  cara  atrás. 

Porque  en  casa  semejante,                        ^H 

ÍATO.  .¡Hay  tal  bruto?  Siembre  esposas 

si  él  es  aposentador,                                   ^H 

aquí,  quizás  nacerá 

posada  dará  bastante                           ^^^H 

alguna  que  le  enamore. 

para  un  hermano  el  amor                    ^^^^| 

cual  dice,  en  este  olivar. 

y  también  para  un  amante.                  ^^^^| 

Petbon.    Si  ese  en  el  alma  ha  de  entrar,            ^^^^| 

de  vos  vendrá  acompañado,                ^^^^| 

pues  cuando  os  quiera  hospedar         ^^^H 

ACTO  SEGUNDO 

costumbre  es  que  un  convidado         ^^^H 

m 

á  otro  pueda  convidar.                        ^^^H 

^m 

Gastón.    Como  forastero  pasa                            ^^^^| 

r 

un  rayo,  y  de  paso  abrasa,                  ^^^^| 

1             ESCENA  PRIiVlER A* 

y  es  tal  don  Guillen,  por  Dios,           ^^^H 

1 

que,  por  quedarse  con  vos,                 ^^^H 

■m  Don  Gastón,  Doüa  Pstkonil-a,  LAunBNCí* 

temo  que  me  eche  de  casa.                  ^^^H 

I                            y  LAbüAOORRS. 

Aunque  si  os  caso  con  él,                   ^^^H 

1 

diré,  Petronila  mía.                              ^^^^| 

»ON.     Bueno  y  apacible  está 

puesta  que  es  trance  cruel,                 ^^^H 

el  prado,  sentaos  aquí. 

que  por  vuestra  mejoria                    ^^^^| 

aÓN.  Si  vuestro  sol  luz  le  da 

dejaré  mi  casa  en  él.                           ^^^H 

en  tapetes  de  tabí 

Pet(«on.    Eso  no,  que  será  poca                          ^^^^| 

estrados  os  prevendrá. 

voluntad  la  que  mostráis                     ^^^^^ 

1         En  vuestras  hebras  derrama 

si  á  deiarmese  provoca,                     ^^^^^ 

su  tibia  tez  la  retama, 

y  para  que  no  salgáis                           ^^^H 

vuestras  mejillas  hermosas 

cerrará  el  alma  la  boca.                      ^^^^H 

dan  nuevo  ser  á  las  rosas 

Gastón.    Don  rjuillén  de  Montalbán                 ^^^^| 

que  Venus  adora  j  ama. 

es  mozo,  noble,  galán,                       ^^^^| 

Las  maravillas  se  ven 

Comendador  generoso,                       ^^^^| 

en  vuestros  ardientes  ojos. 

en  las  paces  amoroso                          ^^^^| 

la  frente  es  jazmín  también. 

y  en  las  guerras  capitán.                    ^^^H 

en  la  nariz  los  despojos 

Escogilc  para  vos,                               ^^^H 

de  la  azucena  están  bien. 

y  pienso  que  agradecéis                       ^^^^| 

Si  los  dientes  son  avahar 

la  elección  que  hice  en  los  dos;          ^^^^^ 

que  en  grana  pudo  enlazar 

mas  para  que  en  él  penséis                 ^^^^| 

amor,  que  nació  en  verjeles. 

quedaos,  bella  hermana,  adiós.          ^^^H 

muros  hizo  de  claveles 

Que  apacible  compañía                      ^^^^| 

en  que  se  puedan  guardar. 

os  dejo,  y  yo,  como  suelo,                 ^^^H 

Y  asi  el  prado  con  su  llor 

por  ser  inclinación  mia,                     ^^^^| 

imita  vuestra  belleza. 

de  aves  que  mate  al  vuelo                  ^^^^| 

siendo  planteles  de  olor 

volver  cargado  querría.  {Vast.)         ^^^^| 

él  de  la  naturaleza, 

^^^^H 

vos,  señora,  del  amor. 

^^^^^M 

ION-    Favores  de  vuestra  mano, 

ESCENA  El                            ^^H 

¿á  quién  no  enriquecerán? 

^^^H 

Si  por  venir  con  vos  gano 

Oiciioa,  mtnos  Don  Gastón.                      ^^^^| 

las  ternezas  de  galán 

^H 

y  los  regalos  de  hermano. 

Petron.    Pues  Laurencia  ¿en  qué  se  entiende!»      ^M 

hasta,  señor  don  Gastón, 

Lauüen.    Nunca  falta,  mi  señnra,                            ^H 

que  por  no  darocasión 

á  la  ^enIe  labradora                                    ^H 

á  que  el  alma  se  divierta. 

en  qué,  y  más  U  que  pretende                 ^H 
casarse  y  se  le  despiotA.                             ^H 

tenéis  tomada  la  puerta 

22<.) 


LA  DAMA  DEL  OLIVAR 


Pktbon, 
Laijhen. 

CORBATO. 

Laurrn. 

COCBATO. 


Pethon. 
Cor  BATO. 


Niso. 


Ardemo. 


Cor  HATO, 


miso. 


Laitbkn. 
Miso. 

Montan 

Niso. 


^i^chastes  hogaño  gansos? 
Veinte  hay  que  gordüs  y  mansos 
la  nieve  en  ellos  se  pinta. 
Dos  de  esos  serán  del  cura. 
¿Diezma  en  iodo? 

Como  lleva 
en  toda  cosecha  nueva 
el  diezmo  (i ),  de  la  verdura, 
de  los  pollos,  los  lechones, 
la  fruta,  el  pan  y  cebada, 
¿no  fuera  cosa  extremada 
que  diezmara  en  lasquistiones, 
los  males  y  calenturas? 
],\Ula  landre  que  !e  tome, 
como  las  maduras  come 
comiera  lambicn  las  duras! 
¡Mal  estáis  con  el! 

Quisiera 
que  de  diez  días  que  he  estado 
en  la  cama  desahuciado, 
uno  al  cura  le  cupiera; 
diez  melecinas  me  echaron 
una  le  vicn  de  derecho. 
Ley  fuera  esa  de  provecho 
para  el  otru  que  azotaron, 
pues  de  quinientos  tocinos 
cincuenta  c1  cura  llevara. 
Yo  sé  que  á  alguien  le  pesara, 
á  usarse  esos  desatinos; 
que  nadie  quisiera  ser 
casado  en  tales  porfías, 
porque  de  diez  en  diez  djas 
le  había  de  dar  su  mujer. 
¡Plugiera  á  Dios  que  el  tuviera 
tres  veces  en  cada  mes 
esa  car^a!  que  después 
yo  sé  que  el  diezmo  perdiera, 
de  lo  deoíás  que  le  datjins, 
por  no  sofrir  tanta  pena. 
¿Hay  plomo,  hay  costal  de  arena 
como  aqueste  que  llevamos 
á  cuestas  con  las  mu)crcs? 
¿Y  nosotras  que  sufrimos; 
que  hechas  esclavas  vivimos 
aguándonos  los  placeres 
vosotros;  de  hijos  cargadas; 
ya  callando,  ya  meciendo, 
mil  dolores  padeciendo, 
nueve  meses  de  preñadas, 
siempre  con  temor  y  susto 
de  que  el  parto  nos  asombre, 
dejándonos  cualquier  hombre 
la  pena,  y  llevando  el  |;usto? 
No  golosmeara  ICva 
de  la  manzana  el  sabor 
y  pariera  sin  dolor; 
mas  si  tal  irabajn  lleva. 
Laurencia,  la  que  se  casa, 
¿por  qué  os  morís  vos  por  ello? 
¿S'o? 

Vos,  pues  que  por  sabcllo 
no  hay  diabro  que  os  tenida  en  casa. 
,  Kn  fin,  ¿no  quiso  .Marolo 
desposarse? 

No  es  Ib  boda 


para  él,  sólo  se  acomodi 
al  ganado,  monte  y  soto. 
Mas  ¿qué  es  esto? 

APDFNto,  Don  Guil' 

viene  acA,  que  como  sabe 
que  estáis  aqui,  y  es  tan  grave, 
al  que  como  él  quiere  bien 
la  ausencia,  el  estar  sin  vos 
tendrá  por  tormento  extra 

Lai  KKN.    Todo  es  mentira  y  engaño 
el  hombre;  líbreme  Dios 
de  creer  más  sus  desvelos; 
amarme  fingió  el  traidor, 
y  mudándose  su  amor 
sembró  gusto  y  cogí  celos 


ESCENA   FII 


rave, 

1 

y 

I 


Satén  t>oN  Guillen,  G«i.i.*nno  >-C*i*bo«.—1)M 


(i)    Ka  el  origíDil:  «diez  de  uno». 


I 


Guu-LfeN.  jOh,  serranos!,  á  gozar 
de  vuestra  conversacit'm 
me  ha  traído  la  ocasión. 

Niso.         Viniéndonos  vos  á  honrar 
será  apacible  esta  tarde, 
por  más  que  el  sol  la  molesta. 

GntLi-KN.  ¡Qué  mucho  abrase  la  fiesta 
el  prado,  si  haciendo  alarde 
el  sol  que  llores  perfila 
con  el  oro  que  en  él  pasa, 
otro  sol  de  amor  abrasa, 
bella  doña  l'eironila, 
en  vuestra  hermosa  presen 

Petron.    Si  como  lo  decís  bien 

amáis  (señor  don  Guillen),] 
dichosa  es  por  excelencia 
la  que  serviros  merece. 
Sentaos,  si  gustáis,  aquí. 

GmLt-KN.  Jamás  la  ocasión  perdí 

cuando  el  amor  me  la  ofrí 
Con  vuestro  hermano,  señ< 
he  concertado  de  ser 
vuestro  esposo,  y  por  tener 
mientras  se  llega  esa  hora, 
en  quien  el  amor  que  os  debo 
se  eiercite  (que  no  es  justo 
que  ocioso  se  embote  el  gusto) 
esta  serrana  me  llevo, 
ensayaré  en  su  hermosura 
la  que  en  vos  pienso  gozar^ 

(Cogen  Don  fiuillén  y  G«l* 
(encía  )■  lléranstia.) 


f^ETRON. 

Todos. 
GniM.¿;N. 


Niso. 
GutLi.£:N. 

l.AtlBFN. 

Gmii.i.kn, 
Cauuaru 


¿Qué  es  eso? 

Aqutdel  tugai 
El  que  morir  no  procura 
sosiégúese,  ó  ¡vive  Dios 
que  le  cuelgue  de  ese  robU 
,;Pues  es  esa  hazaña  nobi< 
Llevadla  vosotros  dós 
á  Montalbán. 

¡Ay  de  mí! 
Gallardo:  aprisa  con  ella. 
.  No  os  quejéis,  Laurencia  bM| 
que  os  lleve  Gallardo  ansl^H 
que  también  tiro  yo  gajes 
de  don  Guillen  y  su  amor. 


ACTO  SEGUNDO 


221 


pues  lo  que  sobra  al  señor  Pethon. 

viene  á  parar  en  los  pajes. 

Seréis  de  su  gusio  presa 

y  hartaréisle  en  breve  ralo, 

gozándoos  yo  como  plato 

que  levante  de  la  mesa. 

(Vdjuecun  ella.) 

ESCKNA  IV 


Dicho»,  meno»  G*i.t.*Koo  y  Laurbmcia. 

)N.     IXin  Guillen  de  Montalbán: 
respetad,  si  sois  prudenle, 
el  ver  que  estoy  yo  présenle. 
LLÉN.  Kl  que  no  fué  buen  galán 
no  puede  ser  buen  mandu: 
quien  cañas  ha  de  jugar 
primero  se  ha  de  ensayar; 
sólo  á  ensayarme  he  venido 
en  Laurencia;  si  os  molesta 
la  osadía  que  en  mi  veis, 
consolaos  con  que  seréis 
de  aqueste  ensayo  la  liesla.      (Vait.) 


Gastón. 
Petron. 


ION 


ESCKNA  V 
Dichos,  menos  Do>  Goit.i  t». 

^Hay  tan  gran  bellaquería? 

^Que  esto  suframos,  serranos? 

¿Para  que  mos  dieron  manos 

los  cielos? 
lATO.  No  sufríria 

tal  afrenta  aunque  muriese. 

Juntemos  todo  el  lugar. 

A  mi  hermano  id  á  avisar. 

jQue  á  mis  ojos  se  atreviese 

á  tal  insulto!  ¡Ay  amor, 

qué  mal  me  habéis  en^plcado! 
TU.   |Todo  tüsicrcuel  salga  armado 

y  muera  aqueste  traidor! 

Nisü  será  el  capitán, 

pues  es  Alcalde. 

Kso  intento: 

vos  alférez,  vos  sarf^ento; 

abrasaré  á  Montalbán 

si  aquesto  adelante  pasa. 

Vamos. 
ION.  Y  mis  desconsuelos 

me  abrasarán  en  sus  celos 

mientras  Montalbán  se  abrasa. 

(Vanst  tus  viltaHoi.) 


ESCENA   VF 

Sala  Don  Gastón.— Doña  Petronila. 

róN.   <Qué  alboroto,  hermana  mía, 
es  este?  ¿yuién  os  da  enojos 
y  las  perlas  de  esos  ojos 
agravia,  luz  de  mi  dia? 
.¿Dónde  mis  vasallos  van 
confusos  V  alborotados? 


Gastón. 


Petron. 
Gastón. 


Petron. 

Gastón. 
Petron. 


Gastón. 
Petron. 


Van  á  vengarse  afi  enfados 
del  señor  de  .Munlalbán. 
Con  Ileso  que  le  he  querido; 
porque  como  una  afición 
se  funda  en  la  inclinación 
y  no  en  consejos,  han  sido 
en  vano  los  quc  me  han  dadoi 
porque  aun  las  lrave^u^a^, 
por  no  llamarlas  locuras, 
que  un  don  Guillen  han  causado 
común  aborrecimiento, 
pudieran  curar  mi  aii.or 
es  loco,  y  al  lin  furor 
que  ciega  el  enlendimicnto. 
I*cro  ya  el  no  aborrecerle 
fuera,  más  que  amor,  locura. 
Pues  ¿qué  hizo? 

|Gran  ventura 
fuera,  hermano,  no  quererle! 
Sin  respetar  mi  presencia 
ni  el  amor  que  le  he  tenido, 
descortés  como  atrevido 
llevó  robada  á  Laurencia 
con  ayuda  de  criados, 
que  en  la  escuela  de  sus  vicios 
aprenden  estos  oficios; 
los  pastores  agraviados 
han  convocado  el  lugar 
para  intentar  su  venganza, 
y  yo  ya  sin  esperanza 
lodo  lo  libro  en  llorar. 
jEs  posible  que  este  loco 
a  mis  vasallos  se  atreva? 
Si  á  Laurencia,  hermana,  lleva, 
yo  haré  que  la  goce  poco. 
|Vive  Dios!  que  ha  de  saber 
quién  es  á  quien  ha  ofendido. 
¿1-^1  en  mi  tierra  atrevido? 
¿Que  es  lo  que  intentas  hacer? 
Pegar  fuego  á  Montalbán, 
hacelle  entender  asi 
que  es  don  Gastón  Bardaji 
i  quien  ofende:  hoy  verán 
los  que  sustenta  Aragón 
(yaque  mi  paciencia  instiga) 
de  la  suene  que  castiga 
á  don  Guillen  don  Gastón, 
flcrmano:  su  pocu  seso 
perdona. 

¿No  te  ha  ofendido? 
Aunque  es  luco  y  atrevido, 

Sue  le  aJt>ro  te  confieso, 
usca  otros  medios  más  sabios, 
llagará  lo  que  mereje. 
El  amor  con  celos  crece 
y  seaumenla  con  agravios.    (Vamt.) 


ESCENA   VII 

Salen  Don  GoiLi-áN,  Gallardo  y  I-ao»kncu. 

Guillen.  Échala  de  ac|uí  Cillardo. 
]Jcsús.  y  que  mala  cosa! 
juzgábala  antes  hermosa 
ya  morir,  viéndola,  aguardo. 


vn 

^          ^^^1 

^^1    Lauren. 

iTraidor!  ^Después  de  alcanzada 

que  es  insigiuii  oc  L.i.t>aide.^^^ 

^^H 

de  ti  soy  aborrecida? 

Mas,  pues  la  suerte  nos  trueca, 

^^L 

Huésped  vil  que  la  comida 

será,  traidor,  desde  aqui 

^^H 

no  pagas  ni  la  posada. 

la  espada  el  adorno  co  mí. 

^^H 

¿Será  de  noble  esa  empresa? 

y  en  ti,  villano,  la  rueca.  {Vari 

^H  Guillen. 

Echarla  de  aqui  procura.         (Vase.) 

ESCENA  VI[I 
Dicnos,  m»Hus  Don  Ooillén, 

ESCENA  IX 

Gallardo   solo. 

^^M    Gali.ahd 

.  Siempre  echan  en  la  basura 

¡Malos  anos  y  cuál  va! 
No  quiero  más  tu  afición, 

los  relieves  de  la  mesa. 

^^^^ 

Si  sacuden  los  manlclcs 

que  da  coz  y  mojicón 

^^^^^^ 

mándanme  que  los  sacuda. 

que  el  diablo  la  esperará. 

^^^^H 

Adiós,  que  el  amor  se  muda 

Amansarán  sus  querellas 

^^^^V 

en  odio. 

si  las  sabe  remediar, 

^H^   Lauren. 

iRabias  crueles 
me  incitan  á  la  venganza! 

y  más  que  yo  si:  lugar 

donde  se  curan  doncellas.  (Vai^ 

^H    Gallaru 

.  De  todo  manjar  barato 
un  señor,  si  es  tosco  el  plato, 

J 

^^H 

un  bocado  sólo  alcanza. 

ESCENA  X         ^^M 

^^m 

Yo  tengo  acción  desde  agora, 

^^^1 

^^H 

Laurencia,  á  tu  hermoso  talle. 

Salen  todot  lo»  Villanos,  mtiiot  NUo. 

^^H 

y  así  no  hay  que  rchusalle. 

^^H 

Gallardo,  mi  bien,  te  adora. 

Montan.  No  ha  querido  don  Gastón      J 

^^^^^ 

Deja  la  pena  y  recelo, 

dejarnos  salir  contra  él,            J 

^^^^^K 

que  el  caballo  que  corrió 

como  es  señor  de  Esiercuel 

^^^^P 

en  silla,  lo  llevo  yo 

obedecclie  es  razón. 

^^^^^ 

al  pilón  y  voy  en  pelo. 

Dice  que  este  agravio  se  hizo 

^^K    Lauken. 

¡Grosero' desenfrenado! 

á  él  solo,  y  que  asi  le  loca 

^^^B 

No  incites  más  mi  furor. 

castigar  la  furia  loca                M 
de  quien  tan  mal  satisfizo       ^| 

^^V 

que  puesto  que  á  su  señor 

^^W 

es  semejante  el  criado. 

al  honor  que  con  su  hermana 

^^1 

no  conoces  bien  mis  bríos, 

pensaba  en  Aragón  dalle, 

^H       ÜAl.LAKt 

».  Estaos,  Laurencia,  quedita; 

y  así  va  á  dcsafialle; 

^H 

los  zapatos  que  se  quila 

que  si  no  á  son  de  campana 

^^K 

mi  señor  son  siempre  míos; 

habíamos  convocado                ■ 

^^H^ 

y  asi  por  mía  os  acolo; 

todo  el  lugar.                            ■ 

^^^^_ 

pues;  después  que  os  ha  calzado 

Cok  BATO.                       ¿^^^^  no  hay  qóR 

^^^^^H 

venís  á  ser  del  criado, 

se  libre  de  don  (iuillén? 

^^^^H 

porque  sois  zapato  rolo. 

Arüenio.  No  imagino  que  ha  quedado 

^^^^H 

Sosegaos,  Laurencia  hermana, 

doncella  en  esta  comarca 

^^^^^^ 

que  soy  discreto  y  K^lán, 

que  no  le  pague  primicias. 

^^^^^H 

y  vos,  si  antes  cordobán, 

CoRBATO.  ¿Escura?                                 M 

^^^^r 

ya  zapato  de  badana. 

Aruenio.                  De  las  malicias.      V 

^ 

Dadme  esa  mano  nevada. 

Todas  las  muchachas  niarca. 

^^1     Lauren. 

¡Oh  infame!  (Oaíe.) 

Montan.  Aunque  fuera  el  Moro  entre  elj 

^H     Gallapd.                     |Ay,  que  me  mató! 

y  Córdoba  Mental bán,          ^ 

^^H 

Mano  es  la  que  os  pido  yo. 

pues  el  pecho  que  le  dan       H 

^^H 

Laurencia;  no  manotada. 

es  cual  el  de  cien  doncellas.  S 

^H     Lauken. 

Presto  verá  lo  que  puede 

CoRBATO.Este  es  turco  aragonés.          f 

^^B 

la  afrenta  en  una  mujer; 

¡t^ué  bien  hizo  en  no  casarse 

^^H 

rayo  del  mundo  he  de  ser; 

M  a  rol  o! 

^^m 

no  piense  el  traidor  que  quede 

Arüeniú.               Fuera  cargarse            j 

^^H 

sin  castigo  su  desprecio. 

la  cabeza  ya  hecha  pies.         1 

^^B 

¡Vive  Dios!  si  mi  lugar 

Montan.  El  es  sabio,  aunque  parece    ■ 

^^^B 

no  me  procura  vengar. 

ignorante.                                 ■ 

^^H 

don  Guillen,  infame  y  necio. 

Ardenio.                   Es  buen  crisüano.T| 

^^H 

que,  pues  estoy  deshonrada. 

CoRBATü.  Dios  le  tuvo  de  su  mano,        ¡I 

^^H 

mudando  el  traje  y  el  nombre, 

y  el  cuerdo  se  está  en  sus  ircei 

^^H 

que  ha  de  verme  Aragón  hombre, 

Montan.  Y  Niso,  ¿qué  hace? 

^^H 

vuelta  la  rueca  en  espada. 

CüHBATo.                                  Llora 

^^H 

haicer  de  mi  injuria  alarde; 

de  su  Laurencia  la  afrenta.  B 

^^H 

aunque  la  rueca  mejor 

Ahdenio.  Si  ella  quisiera,  á  mi  cuenta S 

h 

fuera  para  ti,  traidor. 

que  estoviera  honrada  agora. 

^^^^^                                                  ACTO  SEGUNDO                                                                223              ^H 

■ATO. Como  allá  diceii  que  andaba 

las  espadas  que  las  vean                            ^H 

I          con  don  Guillen  de  escondidas 

desnudas  contra  tíranos                            ^H 

1         en  cuentos. 

guardarais  las  hijas  vuestras,              ^^^H 

hrAN.                    Están  perdidas 

no  las  violara  la  injuria;                     ^^^H 

por  él  las  mozas. 

mas  si  las  espadas  vuestras                ^^^^| 

KMio.                              Habraba 

son  vírgenes,  mal  podréis                   ^^^^H 

con  él  los  disantos  todos, 

defender  tantas  doncellas.                   ^^^^^ 

ya  en  el  soto,  ya  en  el  rio. 

iQue  á  vuestros  ojos  un  hombre        ^^^H 

tAN.  V  aun  por  esa  se  hacen,  lío. 

haga  torpe  y  loca  presa                       ^^^H 

!          de  esos  polvos  estos  lodos. 

en  una  frágil  mujer,                            ^^^H 

Tómese  lo  que  st-  tiene, 

en  una  vecina  vuestra!                        ^^^^| 

y  tenga  agora  paciencia; 

[Que  os  lleve  con  ella  la  honra,          ^^^^| 

mas  ^no  es  ésia  Laurencia?' 

y  que  no  tengáis  vergüenza                ^^^H 

iNio.  La  misma. 

de  vivir  y  no  vengaros!                       ^^^^| 

>ATO.                   jVerá  y  cuál  viene! 

iQuc  estéis  de  aquesa  manera            ^^^H 

conversan.do  unos  con  otros              ^^^H 

como  si  en  paces  ó  fiestas                   ^^^^| 

^^            ESCENA  XI 

contáradcs  as  hazañas  ^^^^| 
que  cmprendistes  en  la  guerra!          ^^^^M 

^ 

Diez  leguas  de  Zaragoza                    ^^^^H 

m              5d/cLAUHjiNciA.— Dicnos. 

vivís,  y  la  gente  della                         ^^^^M 

I 

son  espejo  de  las  armas,                    ^^^^| 

fcEN.  ¿Que  hacéis  aquí,  afeminados, 

blasones  de  la  nobleza.                       ^^^H 

hombres  sólo  en  ¡a  apariencia, 

¿Cómo  se  os  pega  tan  poco,               ^^^H 

en  conversación  infame, 

decid,  gcnic  aragonesa?                       ^^^H 

que  no  scntíi  vuestra  afrenta.^ 

¿Por  qué  afrentáis  vuestra  patria      ^^^H 

Gallinas,  y  aun  no  gallinas, 

afeminados  en  ella?                            ^^^^M 

pues  ya  saben  volver  éstas 

Si  no  sois  para  vengaros,                   ^^^^| 

los  picos  contra  e!  milano 

llamad  las  mujeres  vuestras;             ^^^H 

que  sus  polluelos  le  lleva. 

pedildas  que  os  desagravien,               ^^^H 

¿Que  pastor  hay  tan  cobarde 

quejaos  llorosos  ante  ellas,                 ^^^^| 

que,  con  gritos,  hondas,  piedras, 

y  mientras  se  arman  valientes            ^^^^| 

no  libre  del  lobo  vil 

y  la  aguja  en  lanza  truecan,              ^^^H 

la  ya  acometida  oveja? 

el  acero  por  las  galas,                         ^^^H 

Una  hormiga,  si  la  quitan 

las  espadas  por  las  ruecas,                 ^^^H 

el  grano  que  avara  encierra, 

quedaos  en  casa  vosotros,                  ^^^H 

muerde  atrevida  al  contrario. 

hilad,  barred,  viles  hembras;              ^^^H 

Un  mosquito  se  sustenta 

jabonad  y  haced  colada,                      ^^^H 

de  la  sangre  de  un  león, 

que  aunque  la  hagáis,  yo  estoy  cierta  ^^^H 

y  hasta  la  más  torpe  abeja 

que  no  sacaréis  las  manchas                    ^H 

^_   acomete  vengativa 

q  uc  en  V  uest  ra  honra  el  agravio  echa,        ^H 

^H  á  quien  roba  sus  colmenas. 

si  no  es  con  sangre  enemiga                      ^H 

^  Pues,  gallinas,  el  milano 

que  es  la  más  eficaz  greda.                        ^H 

se  atreve  á  las  pallas  tiernas 

¿Calláis?  ¿Teméis?  ¿No  venís?                  ^M 

'         de  vuestro  lugar  y  casas, 

Mas  ¿para  qué?  No  os  den  pena               ^H 

¿y  no  vengáis  vuestra  ofensa? 

injurias  de  vuestras  hijas,                          ^H 

Fvl  lobo  bárbaro  os  roba. 

comprad  trompas  y  muñecas;                   ^H 

villanos,  una  cordera 

jugad,  niños,  que  es  razón                        ^H 

detante  de  vuestros  ojos, 

que  mientras  vive  Laurencia                     ^| 

¿y  le  dejáis  ir  con  ella? 

ella  tomará  venganza.                                ^H 

Volved,  hormigas  cobardes. 

jVive  Dios!  que  en  vuestra  afrenta           ^H 

por  la  agostada  cosecha 

ha  de  mudar,  gente  vil,                              ^H 

del  honor  que  os  han  quitado 

el  traje  y  naturaleza,                                    ^H 

de  un  traidor  las  insolencias. 

por  que  os  ensene  á  ser  hombres,  ^H 
siéndolo  vuestra  Laurencia.                       ^H 

Aún  menos  sois  que  mosquitos. 

pues  ninguno  hay  que  se  atreva 

Bandos  hay  en  Aragón;                             ^M 

á  sacar  sangre  afrentosa 

volviéndome  bandolera,                             ^H 

á  quien  derrama  la  vuestra. 

no  he  de  dejar  hombre  á  vida.                   ^H 

Alas,  pues,  vuestra  cobardía 

¡Guárdese  de  mí  mí  tierra!                         ^H 

llevar  ios  panales  deja. 

Que  en  vosotros  los  primeros                    ^H 

del  colmenar  de  la  fama 

he  de  vengar  mis  ofensas,                          ^H 

^-   2ánganos  sois,  que  no  abejas. 

y  vestidos  de  mujeres                                 ^H 

^^B  Ko  os  llaméis  hombres,  cobardes; 

sacaros  á  la  vergüenza.                              ^H 

^^m  ceñid  al  lado  las  ruecas. 

El  que  hombre  fuere,  mis  agravios  sienta.        ^H 

^^H  pues  no  sabéis  ceñir  armas 

|A1  armal  |Don  Guillen,  serranos,  mueral        ^M 

^^M  más  que  para  la  apariencia. 

^H 

^H  Si  como  sabéis  guardar 

(Vase.)               ^H 

^m          224 

^^^^^^^^^^"    L\  DAMA  DEL  OLIVAR                                    ^^^^^B 

K 

ESCENA  XII 

con  reverencia  la  alzo          ^M 
la  vez  que  la  hallo  en  el  sueH 

■ 

Dicho»,  m«>i£>i  Laurencia. 

como  es  insignia  que  el  cielofl 
reverencia,  del!  ugar               B 

^^1           CORBATO 

Salpimentado  nos  ha. 

donde  no  es  decencia  estar    fl 

^B       Ardemo. 

¡Malos  años  para  ella. 

la  quito,  y  asi  al  presente,     B 

^^B 

y  que  sabida  que  c*.! 

por  no  ser  lugar  decente,       B 

^^B       Montan. 

No  lien  pelilíít  en  la  lengua; 

la  cruz  os  vengo  á  quitar.     B 

^^K 

mas  «túbrala  ta  razón, 

Que,  pues  tan  torpe  afrcntií^ 

^^B       Combato 

Si  aquí  su  padre  csiuvieta 

mis  vasallos,  más  castigo 

^H 

también  llevara  su  parle; 

os  darán,  siendo  testigo 

^^^L 

pero  ¡que  infamia  es  la  vuestra! 

la  cruz  que  al  pecho  lleváis^ 

^^K 

Vatiiüs,  aunque  mos  lo  estorbe 

Cuando  as  honras  quitáis  ■ 

^^^&  - 

dun  Gastón,  }  el  lue^o  encienda 

á  las  doncellas,  que  en  vanO 

^Hl 

á  Monlalbán  y  á  su  dueño, 

os  dan  nombre  de  lirar.o. 

^^B 

que  si  no  es  de  csla  manera 

sacáis  vuestra  infamia  á  luz. 

^^P 

corre  peligro  Eslercuel. 

pues  delante  de  una  cruz 

^^K.       Toüus. 

¡Al  arma!  ¡Dun  (Guillen  muera! 

el  que  peca  es  mal  cristiano. 

^^K        Ardeniu. 

Muera;  porque  anics  de  un  añu 

En  vos  está  mal  empicada, 

^K 

no  ha  de  haber  en  cMa  tierra 

y  asi  vengo  satisfecho. 

^^K 

una  vir^ícn  por  un  ojo. 

que  la  cruz  de  vuestro  pecho 

^^ft        Montan. 

Si  el  luego  de  amor  le  quema 

quitará  la  de  mi  espada. 

^^m 

un  clavo  saca  otro  clavo, 

Mi  tierra  llora  afrentada        m 

^^■' 

con  un  fuego  otro  se  venga. 

por  vos,  y  no  será  yerro       " 

^H            G)RBATU 

.  La  campana  de  Concejo 

que  la  cólera  que  encierro, 

^H 

locad,  por  que  lodos  vengan 

la  cruz  os  deje,  si  da 

^^B- 

á  vengar  nuestras  injurias. 

hoy  la  muerte,  y  servirá 

^^       Aruenio 

¡Al  arma>  serranos! 

de  cruz  para  vuestro  entierro. 

^^          TODUS. 

|Gucrra!(Vaiisc.) 

GuiLt.tN.  Cuando  vi  que  con  cruz  lanii 

H 

• 

veniades,  don  Gastón, 
üS  juzgaba  procesión 

B 

ESCENA  XIII 

que  sale  en  Semana  Santa. 
Mas  no  me  admira  ni  espanta 

^Hr                       Sa/cR  DoM  GQII.1.É9  y  r>oN  Gastón. 

lo  que  os  oigo,  que  el  valor 

^^K^ 

que  á  mi  sangre  da  favor 

^H       Gastón. 

La  cruz  que  traéis  al  pecho. 

me  enseña  en  nuestras  querelti 

^H^ 

señal  de  vuestra  nobleza. 

que  santiguándoos  con  ellas 

^^B 

para  adornar  la  cabeza 

mostráis  tenerme  temor. 

^^V 

de  los  Césares  se  ha  hecho. 

Quisltón  será  peregrina 

^^V 

Las  veces  que  sin  provecho 

la  que  empezáis,  dándoos  luz 

^^K 

la  veo  en  hombres  que  no  son 

por  la  señal  de  la  crur 

^^H 

de  crédílo  y  opinión. 

como  niño  de  doctrina. 

^^K 

aunque  lástima  me  da, 

Dad  en  eso,  que  es  di  vina 

^^^p 

sospecho  que  es  cruz  que  está 

traza,  y  en  vos  señalada: 

^^B  ~ 

pitiiada  en  algún  rincón. 

predicad,  no  se  os  di  nada, 

^^V 

En  el  más  alto  tugar 

tendrá  por  nuevo  favor         J 

^^H 

>  sublime  chapitel 

en  vos  un  predicador,           " 

^K 

se  pone  la  cru2,  y  en  él 

Aragón,  de  la  Cruzada. 

^^B 

la  suele  el  cuerdo  estimar; 

Que  yo,  más  travieso  y  roto. 

^^K 

la  nobleza  suele  dar 

de  mi  valor  haré  alarde, 

^^B 

alto  Sitio  cuando  intenta 

porque  el  hombre  que  es  cobi 

^^K 

darle  el  pecho,  mas  sí  afrenta 

siempre  da  por  lo  devoto; 

^^K 

ta  posesión,  no  se  estime, 

si  vuestra  tierra  alboroto 

^^B. 

porque  en  la  cruz  más  sublime 

mi  gusto  es,  y  está  bien  hccht 

^^^v" 

un  pájaro  vil  se  asienta. 

y  si  no  estáis  satisfecho. 

^^B, 

Digo  esto,  y  no  sin  razón. 

entrad  con  furia  doblada 

^^B' 

porque  aunque  con  ella  os  veo 

por  la  cruz  de  aquesta  espada 

^^B 

adornar  el  pecho,  creo 

á  quitarmf;  la  del  pecho,    ^ 

^^B 

que  es  cruz  que  está  en  el  rincón; 

(EcU^ 

^^B 

que  puesto  que  ese  blasón, 

■ 

^^^^E 

que  ilustre  y  noble  os  ha  hecho, 
en  vos  es  cruz  sin  provecho, 

^^M 

üSCENA  XIV          ■ 

^^^w 

pues,  según  dais  los  indicios, 
mil  aves  de  torpes  vicios 

■ 

^Hp ' 

Sai*  GaU-auiío.— Dichos.       ^ 

^^B 

se  asicnian  en  vuestro  pecho. 

^^B 

Yo,  á  lo  menos,  como  suelo 

ÜALLAKD.Don  Guillen:  i  Montalbán 

1 

adorar  la  Cruz  que  ensalzo, 

ha  puesto  fuego  Estcfcuelj 

ro  sEOtn 


acude  al  remedio  del, 
mira  los  gritos  que  dan. 
Hazañas  vuestras  serán 
éstas,  y  vendréisnos  luego 
á  predicar  con  sosiego 
cruz,  valor,  fe  y  opinión, 
cuando  pegáis  á  traición 
á  vuestros  vecinos  fuego. 
Pero  agradeced  ahora 
que  ayuda  mi  gente  pida, 
dándoos  término  de  vida, 
á  mi  pesar,  por  un  hora. 
La  injuria,  que  es  labradora, 
se  ha  vengado  dcsta  suerte. 
Id,  que  en  ceniza  convierte 
la  hacienda  que  os  atropella, 
que  cuando  volváis  sin  ella 
entonces  yo  os  daré  muerte. 

{Enlranse  por  puertas  difereHtts.) 


ESCENA  XV 

\aie  Laoiikhcia  á*  hombrt  y  los  Banuolkkos. 

liEN.  En  Otro  tiempo  sintiera 

haber  dado  en  vuestras  manos; 

f         pero  ya  agravios  villanos 
me  mudaron  de  manera, 
que  estoy  contenta  en  extremo, 
Roberto,  de  andar  con  vos, 
por  que  venguemos  los  dos 
agravios  que  ya  no  temo. 
Bandolero  sois,  Roberto, 
que  desta  suerte  se  alcanza 
en  Aragón  la  venganza. 
Don  Guillen  mi  honor  ha  muerto; 
vengadme  del  y  cobrad, 
si  es  deuda  una  obligación, 
de  mi  lasaltsfación 
en  oro  de  voluntad. 
Vuestra  soy  desde  este  diaj 
sin  honra  ni  fama  estoy 
mientras  vénganla  no  doy, 
Roberto,  á  la  afrenta  mía. 
Nadie  me  llame  Laurencia, 
que  soy  hombre  en  restaurar 
mi  honra,  si  fui  en  amar 
mujer  de  poca  experiencia. 
En  este  traje  pretendo 
serviros,  acompañaros, 
suspenderos,  asombraros, 
y  si  en  mi  amor  os  enciendo 
yo  os  pagaré  de  manera 
que,  no  quedándoos  deudora, 
si  me  amasteis  labradora 
me  queráis  más  bandolera. 

piTo.  Cuando  no  haya  yo  ganado 
con  los  bandos  que  profeso 
sino  el  escucharos  eso 

I  y  el  traeros  á  mi  lado, 

1'  dando  deleite  á  mis  ojos, 

entretenimiento  á  amor, 
al  pecho  esfuerzo  y  valor 
y  a  la  voluntad  despojos, 
tengo  por  ser  bandolero 
más  dicha  que  por  ser  rey. 

COMEDIAS  DE  TIRSO  DE  MOLINA. — TOMO  II 


Compañeros:  haced  ley 
de  mi  gusto:  desde  hoy  quiero 
que  mi  Laurencia  nos  mande; 
ella  es  nuestro  capitán. 

Banu.  i."  Si  por  caudillo  nos  dan 

un  sol,  en  dicha  tan  grande, 
^quién  habrá  que  nos  resista? 
¿Y  qué  presas  no  esperamos 
si  á  cuantos  vengan  les  damos 
con  este  sol  una  vista? 

Band.  2.?  Yo  la  estimo  y  reverencio. 

RoBEKTo.  ¡Laurencia  viva!  decid. 
,Tot>o5.      ¡Viva  Laurencia! 

Lal'hen.  Advertid 

que  he  de  llamarme  Laurencio, 
y  que  de  Roberto  soy 
amorosa  compañera; 

ftero  con  los  demás  fiera 
eona  y  tigre  desde  hoy. 
No  ha  de  quedar  hombre  á  vida 
de  cuantos  á  nuestras  manos 
vinieren,  ya  sean  villanos, 
ya  de  sangre  conocida; 
que  quiero,  por  estos  modos, 
ya  que  mi  amor  banderizo, 
que  el  mal  que  un  hombre  me  hizo 
lo  vengan  á  pagar  todos. 

RoBEHTu.  Tu  gusto  es,  mi  bien,  el  nuestro. 

Lauren.  No  imaginedon  Guillen 
que  su  villano  desdén, 
si  en  torpezas  está  diestro, 
se  ha  de  quedar  sin  castigo. 
¡Vive  DiosI  que  ha  de  saber 
que  una  ofendida  mi:jer 
es  el  mayor  enemigo. 

Band.  i."  Gente  parece  que  viene. 

Laüpen.   ¡Ojalá  fuera  el  primero 
mi  ofensor! 


ESCENA  XVI 

Sattn  Don  Ijuilléh  y  Gallando,— Dicaot. 

Guii-LÉN.  El  fuego  fiero 

mi  tierra  asolada  tiene. 
¡Vive  Dios  que  aquesta  afrenta 
la  tengo  de  castigar, 
si  España  vuelve  á  llorar 
de  su  pérdida  sangrienta  ( i) 
segunda  vez  el  desirozol 
De  enojo  y  cólera  ardo; 
yo  haré  eñ  Aragón,  Gallardo, 

3ue  se  le  convierta  el  gozo 
e  don  Gastón  en  tristeza; 
yo  le  allanaré  á  Esiercuel 
por  el  suelo.  • 

Gallard.  Hazaña  cruel, 

indigna  de  su  nobleza, 
ha  sido;  mas  ¡vive  Dios! 
que,  según  los  dos  andamos, 
no  es  mucho  que  nos  perdamos 
en  esta  ocasión  los  dos. 
Los  llantos  de  las  doncellas, 
que  yo  te  he  solicitado 


(i)    En  e  I  origiatl«arreata»;  pero  es  notoria  errata. 


^H 

^^^^»                        LA  DAMA  DEL  OLIVAR                                                  ^^^H 

y  tú  sin  razón  logrado 

del  más  fírme  y  puro  amor.  ^M 

han  llegado  á  las  estrellas. 

El  corazón,  |vlve  Dios!          ^1 

Dios  por  ellas  nos  castiga. 
.  Ténganse  y  las  armas  den. 

te  he  de  sacar  y  comer.         ^| 

Roberto 

Gallard.,jY  de  mí  qué  vendrá  á  ser? 

LaL'REN. 

iCielos,  csie  es  don  Guillen! 

Icielos! 

Pues  mi  deshonra  os  obliga 

Lauren.               Venid  acá  vos,             ^B 

hoy  verá  Aragón  en  mi 

QUe  sois  corredor  de  oreja.  ^M 
de  vicios  casamentero,            H 

que  un  agravio  basta  á  hacer 

tigre  hircana  á  una  mujer. 

de  juegos  torpes  tercero,        H 

Guillen 

.  ^0"^  es  esto? 

el  que  la  ropa  que  deja          ^M 

Gallare 

Purgar  aqu! 

vuestro  señor  os  vestís,          ^M 

to  que  pecamos  los  dos; 

alzáis  del  deleite  platos,         ■ 

Jos  que  ves  sun  bandoleros. 

calzáis  sus  ratos  zapatos        H 

^      Guillen. 

jHay  más  males,  cielos  fieros? 
Mas  tengo  ofendido  á  Dios, 

y  de  su  sombra  os  cubrís.       H 

^^H 

Venid  acá.                                ^M 

^B 

no  me  espanto. 

Gallakd.                   De  rodillas               ^™ 

Lauken. 

Don  Guillen: 

puestas  las  manos,  Laurencia, 

¿conocéisme? 

Gallardo  os  pide  clemencia. 

Guillen. 

Si  creyera 
los  ojos,  que  eres  dijera 

No  armaré  desde  hoy  pandillas. 

Lauren.  Sois  un  gran  bellaco- 

Laurencia. 

Gallaru.                                   En  esto  A 

Lauren. 

Y  dijeras  bien. 

no  hay  señora  que  negar,  ■ 
es  virtud  el  conicsar,              ^M 

Guillen 

Pues  ^cómo?  ¿Tú  en  csic  traje? 

Lauren. 

De  tu  amor  vil  le  aprendí. 

vo  pecador  lo  confieso.         ^M 

y  por  parecermc  á  tí 

Lauren.  Venéis  muy  bellacos  hvchos,^H 

en  el  oficio  y  lenguaje, 

Gallard.  ¿(^)uc  mucho  si  en  mi  repara ^| 

cual  ves  me  vuelvo  en  razón; 

(iniendo  tan  mala  cara?         ^M 

Que,  como  ser  ladrón  quieres 
del  honor  de  las  mujeres. 

Lauren.    |Y  qué  mala!                            ^| 

Gallarü.                      l-os  deshechos 

de  ti  aprendo  á  ser  ladrón. 

del  mundo,  porque  se  asombre 

Cual  bandolero  asaltaste 

de  lo  que  alego  en  mi  abono, 

mi  honor,  que  era  peregrino, 

mi  padre  iba  á  hacer  un  mono 

y  saliéndolc  ali  camino 

y  por  yerro  hizo  en  mí  un  baaí 
Mire  este  rostro  de  cerca       ^| 

una  joya  le  quitaste 

que  todo  mi  ser  valía; 

si  con  gana  de  reir  viene,        ^ 

y  cual  suele  el  bandolero. 

que  cuando  está  mejor  tiene 

en  sacándole  el  dinero. 

color  de  gamuza  puerca. 

la  bulsa  arrojar  (i)  vacia, 

La  nariz,  segunda  Roma 

infjrali)  me  despreciaste; 

que  porque  no  me  la  hurtasen 

que  la  mujer  sm  honor 

ios  que  a  cnvidialla  llegasen, 

es  un  vaso  sin  licor. 

me  la  remachó  Mahoma. 

y  como  lal  me  arrojaste. 

Los  OJOS  de  cuya  lumbre 

Yo,  pues,  que  por  li  ofendida 

son  las  dos  niñas  morenas, 

á  ser  salicadora  aprendo, 

de  sangre  y  lagañas  llenas     fl 

quitarte  agora  pretendo 

por  venirles  su  costumbre.  ^M 
V  porque  vea  mi  trabajo,       ^M 

la  vil  y  bárbara  vida. 

V  sirviendo  de  cadalso 

en  tres  ojos  con  que  vengo,  ^1 

un  roble,  cual  tú  cruel, 

sepa  que  almorranas  tengo,  ^H 

te  mandaré  colgar  del 

asi  arriba  como  abajo.            ^H 

como  hacen  al  peso  falso. 

¿r^uicn  de  un  hombre  tal  peniR 

^^H      Guillen. 

Laurencia:  humilde  con ñeso 

aunque  más  le  persiguieran, 

mi  crueldad  y  ingratitud; 

que  almorranas  le  nacieran    ^d 

mas  tu  pTudcncia  y  virtud 

en  los  ojos  de  la  cara?            ^M 

peídunen  mi  poco  seso, 

Pues  ta  boca,  y  dentadura      ^M 

que  no  querrás  dar  la  muerte 

en  ella,  una  moza  echó           ^| 

á  quien  tanto  un  tiempo  amaste. 

el  servicio,  que  creyó               ^M 

^^B      Lauaen. 

¡Qtjc  mal  mi  amor  aplicaste! 

ser  carretón  de  basura.          ^H 

Con  él  pienso  convencerle. 

Los  hociquitos  dirán,             ^H 

La  miel  de  un  panal  sabroso, 

según  son  gordos  y  bellos,     ^M 

si  se  corrompe,  en  acíbar 

yo  muy  rubio,  ^  bellos  cllos*^l 
que  soy  inglés  o  alemán. 

convierte  su  dulce  almíbar; 

del  vino  más  generoso 

Las  manos  candidas,  pues 

sale  el  vinagre  mejor. 

que  lisas,  blandas  y  bellas, 

y  á  este  modo,  don  Guillen, 

por  anillos  traigo  en  ellas 

üs  juanetes  de  los  pies.          ^1 

se  engendra  el  mayor  desden 

Pues  el  talle  de  bacíque,  ^M 
segundo  Brúñelo  en  todo,     ^M 

^H 

■1  original  «tacar»,  erraia  eTídcDic. 

ACTO  SEGUNDO 


TO 


ÍI 


blTU 


|BN. 


que  no  hay  dicho,  mote»  apodo 
que  al  propio  no  se  me  aplique. 
Pues  si  por  el  cuerpo  saca 
el  alma  que  en  él  está, 
¿qué  tal  el  huésped  será 
de  posada  tan  bellaca? 
Por  eso  en  el  alma  aguardo 
lo  que  mi  cuerpo  promete; 
traidora  ella,  él  alcahuete, 
V  un  bellacón,  Gallardo, 
Pues  yo  me  culpo  y  me  riño, 
perdóneme,  que  si  erré 
como  mozo  y  niño  fué. 
I  Válgate  el  diablo  por  niño! 
¿Tú  niño?  De  Satanás. 
Roberto:  hoy  tienes  de  ver 
nuevas  crueldades  hacer, 
^in  que  asombre  al  mundo  más 
Falaris,  Sila  ó  .Nerón, 
porque  aveniajallos  quieru. 
Si  amorosa  eres  cordero, 
injuriada  eres  león. 
Pues  len^o  dicha  en  quererle, 
yo  haré  como  no  enoiartc; 
pues  viviré  en  agradarte 
y  moriré  en  ofenderte. 
Tráeme  alados  estos  dos, 
imaginaré  tormentos 
tan  nuevos  como  sangrientos. 
I  Paciencia,  cielos! 

jPar  Dios, 
que  es  muy  linda  tu  paciencia! 
Paparé  locurn<;  mias. 
I.  Yo  engaños,  bcllaqucrias, 
mala  vida  y  peor  conciencia.  {Vantt.) 


ESCKNA  XVJI 

Sale  M*noTO. 

Itdcs  discretas, 

liscrcción  comunicar  con  pocos 

ncs  que  secretas 

;  á  voces,  bárbaros  y  locos, 

tosoiras  me  entiendo 

labláis  callando  y  regaláis  riendo. 

Ivarme  quería 

1  envidioso  está  de  mi  ventura, 

priste  compañía, 

suele  ser  prisión  una  hermosura 

con  dulces  cadenas, 

ez  da  por  un  gusto  dos  mil  penas. 

precio  yo,  mi  prado, 

ey  de  vuestras  llores  y  belleza, 

ido  coronado 

laidas  uuc  regalen  mi  cabeza, 

I  el  arado  y  bueyes 

la  diadema  avara  de  los  reyes. 

precio  los  vasallos 

ansas  ovejuelas  y  corderos, 

!n  coches  y  caballos 

ulación  de  hechizos  lisonjeros 

le  el  encaño  mira 

t  la  verdad  oprime  la  mentira. 

precio  el  pan  moreno 

la  cebolla  y  rústico  tasajo, 


que  el  banquete  más  lleno, 

pues  con  la  dulce  salsa  del  trabajo 

sustento  mi  alegría, 

sin  miedo  de  la  torpe  apoplegia. 

Más  precio,  cuando  ordeño 

las  cabras  en  el  tarro  que  en  él  eche, 

para  brindar  al  sueño, 

el  pecho  que  sus  pechos  paga  en  leche, 

licor  blando  y  sabroso, 

aue  el  vino  más  caliente  y  generoso. 
>h,  soledad  hermosa 
con  vosotras  estoy  solo  casado, 
no  quiero  tener  esposa, 
que  la  quietud  de  vuestro  alegre  prado 
alivia  mis  desvelos 
y  conserva  el  honor  sin  tener  celos. 


ESCENA  XVIII 

SatfH  Laokvncia  y  los  Banoolehus.-  Oicho. 

Lal'pen.    Alados  en  estos  robles 
servirán  de  puntería 
hoy  á  la  venganza  mia 
y  a  vuestras  pistolas  dobles. 
Tirarán  los  pedreñales, 
en  señal  de  mi  dureza, 
al  blanco  de  su  torpeza, 
pues  fueron  los  dos  iguales. 
Al  pedernal  duro  y  ciego 
que  descalabró  mi  honor, 
pues  como  su  torpe  amor 
á  puros  golpes  da  fuego. 

RoRKRTO.  Mi  Laurenciar  haz  sacrilicio 
de  quien  k  hizo  de  tu  fama, 
su  sangre  torpe  derrama; 
que  ya  su  muerte  codicio, 
en  fe  que  de  don  Guillen 
estoy  celoso  y  cobarde, 
porque  al  fin  se  olvida  tarde 
lo  que  se  ha  querido  bien. 
Bien  dices,  cuando  la  injuria 
no  llega  i  quitar  la  honra; 
pero  el  amor  que  dcshonta 
sus  llamas  convierte  en  furia. 
Mas  ^quién  es  éste?  Aguardad. 
Un  pastor  grosero  y  roto. 
^¿Ksie,  cielos,  no  es  Maroto? 
Pues  ya  soy  toda  crueldad: 
que  ( 1 1  por  mujer  no  me  quiso 
cuando  {>uardarme  pudiera 
y  mi  honor  en  pie  viviera; 
pagará  su  poco  aviso. 
Prcndctde. 

¿Qué  es  esto?  |Ay  cielo! 
Laurencia,  villano,  soy. 
Sea  en  buena  hora,  y  yo  le  doy 
el  parabién  sin  recelo, 
de  ver  que  se  ha  vuelto  hombre; 

aue  á  fe  que  Dios  la  ha  sacado 
e  mujer  que  es  de  pecado, 
y  pues  en  el  traje  y  nombre 
se  ha  convertido  en  varón, 
dele  barba  Dios  también, 


Laupen. 


ROBBBTO 

Laurf.n. 


M  A  BOTO. 

Lauben. 
Maroto. 


<i)    En  el  original  «y». 


1 


2^8 


Lauren. 

M&KOTO. 

Lauren. 

Maroto. 

Lauken. 

Maroto. 
Laurün. 
Maroto. 

Lau.^en. 

Maroto. 


Lauren. 
Maroto. 


LA  DAMA  DEL  OLIVAR 


i 


que  no  será  hombre  de  bien 
SI  se  convierte  en  capón. 
A  lo  menos  no  lo  fuera 
si  yo  os  dejara  con  vida. 
Pues  ¿qué  le  he  hecho  yo? 

Ofendida 
me  tenéis  ( i ). 

No  hay  mandamiento 
de  casaráste. 

Tormento, 
atado,  aquí  os  han  de  dar. 
¿Porque  casar  no  me  quise:" 
Colgádmelo  de  ese  olivo. 
¡Mas  arre  allá,  que  estoy  vivo! 
En  su  mismo  daño  avise. 
Ea,  colgalde. 

|Mas  DO  nadal 
No  ve  que  falta  escalera?" 
as,  pues  me  ahorca  soltera, 
¿qué  hiciera  estando  casadai^ 
Vivir  honrada  con  vos, 
sin  llorar  mi  honor  enojos. 
Si  me  sacara  los  ojos 
tuviéramos  paz  los  dos; 
que  los  mandos  al  uso, 
y  más  si  son  cortesanos, 
no  tienen  ojos  ni  manos, 
que  el  oro  vendas  les  puso. 
Y  de  mi  cura  he  sabido 
que  Dios  sanó,  porque  pudo, 
uno  ciego,  sordo  y  mudo, 
que  pienso  que  era  marido. 
Acabad,  colgalde. 

Atajo 
es  del  cielo,  no  me  espanta; 
más  vale  de  la  garganta 
ser  de  un  olivo  colgajo, 

3ue  serlo  en  esta  ocasión 
e  la  cabeza. 

¡Simpleza 
notablel 

De  la  cabeza 
quedó  colgado  Absalón, 
y  si  maridos  pasaran 
como  él,  quizá  los  más  dellos, 
que  traen  ganchi)s  por  cabellos, 
colgados  también  quedaran. 


ESCENA  XIX 

Salt    «fi    Banuolk  nu. 

Bani).  i."  Mira,  Ruberlu,  por  ti; 

que  todos  estos  lugares, 

para  vengar  sus  pesares, 

se  van  convocando  aquí. 

Procura  hacer  resistencia 

ó  embocarte  en  la  espesura. 
Roberto.  ¿Qué  haremos? 
Lauren.  Probar  ventura; 

hoy  veréis  quién  es  Laurencia. 

En  matando  á  don  Guilléoj 

acometerlos  podremos 

(i)    Fjitin  do»  ver«os  ea  el  original  pira  completar 
esta  redondilla  y  cmyeiar  la  que  sigue. 


Lauren. 
Maroto. 


ROBEHTO, 

Maroto. 


para  que  ricos  quedemos, 
que  huir  no  parece  bien. 

RoSERTo.  Moriré  determinado 
de  defender  tu  beldad. 

Laumen.   a  ellos,  pues,  y  dejad 
aquí  este  villano  atado. 
Pero  no,  venga  conmigo, 
que  si  Vitoria  alcanzamos 
de  los  que  á  acometer  vamos, 
después  le  daré  castigo.  'V'ai 


ACTO  TERCERO 


ESCENA    PRIMERA 

Saltn  LiRAKO,  Marbkuo  y  Makoto. 

Lirano.     .No  fué  nada;  huyeron  todos; 

y  aunque  han  ¡do  por  más  gente, 
cuando  asaltarnos  intente 
no  nos  han  de  fallar  modos, 
si  nos  llevasen  ventaja, 
para  emboscarnos,  que  aquí 
todo  es  monte. 

Makbel.  Es  asi: 

pero  entre  tanto  que  baja 
la  aragonesa  cuadrilla, 
de  aqueste  olivo  colgad 
ese  hombre. 

Maroto.  ¿Y  que  es  verdad 

que  á  vista  de  nuesa  villa 
me  quieren  ahorcar? 

LiRANO.  De  noche 

es.  no  hay  que  tener  temor 
que  os  salgan  á  dar  favor. 

Maroto.  Porque  una  mujer  reproche 
y  con  ella  no  me  caso, 
¿es  justo  matarme  asi? 

LiPANo.    Mándalo  Laurencia. 

M.\poto.  Aquí 

de  un  salto  hasta  el  cielo  pasoT 
Pero,  pues  hemos  llegado 
á  hablar  verdades,  más  quiero 
morir  ahorcado,  soltero, 
que  estar  vivo  y  ser  casado. 
Olivo:  de  mi  fortuna 
os  doled,  mirad  mi  daño, 
que  nu  4ais  buen  fruto  h^g 
ni  Maroto  es  aceituna 
para  que  de  vos  colgodo 
mutéis  en  tales  dudas 
al  saúco  de  do  Judas 
dicen  que  estuvo  ahorcado. 

.Marbüi..  Atalde  mientras  que  apresto 
el  cordel. 

MAhuTu.  ¡Aquí  del  Reye! 

Porque  no  me  caso  ¿es  lejc? 
¿Es  justicia? 

Marhel.  Acabad  presto; 

pero,  escuchad,  que  parec« 
que  hay  ruido  de  batalla. 

Voces.      (£)««/ro.) 

¡A  ellos,  mueran,  que  es  canalli! 


^^^^^^^^^^^^^^^^^^^ACTO                                                                                 229  ^^^B 

H^^^iueranl 

de  la  ley  de  gracia  nueva,                ^^^^^ 

»ANO.                  El  peligro  crece. 
(kKBEL,  Dejalde  atado,  y  después 

ramo  de  oliva  traje                      ^^^^| 

que  anuncia  la  Pascua  cierna.        ^^^H 

volveremos  á  acabar 

Aquel  pimpollo  admirable,             ^^^^| 

lo  empezado. 

ramo  de  la  oliva  inmensa,              ^^^^| 

kANQ.                         SI  el  tugar 

que  sien}pre  verde  y  florido            ^^^H 

no  le  libra. 

el  tronco  del  padre  engendra.          ^^^H 

MBEL.                      Vamos,  pues. 

Aquel  ramo  que  plantó                         ^H 

(Vanit  y  dtjan  atado  á  Marúto.) 

el  labrador  que  sustenta                        ^H 

, 

los  cielos  en  mis  entrañas,                    ^H 

sin  que  humana  obra  se  atreva       ^^^H 

ESCENA    lí 

á  poner  en  su  labor                         ^^^^f 

la  mano,  porque  en  vez  della         ^^^H 
es  el  Espíritu  b>anto                               ^H 

^^^^^^ft           MAKoro 

^^^^^^^. 

quien  la  planta  y  quien  la  riega.      ^^^| 

jMadre  de  í)ios,  siempre  he  sido 

Aquel  engerto  divino,                      ^^^^H 

amigo  y  vucso  devoto; 

que  de  dos  naturalezas                    ^^^^| 

porque  no  quiere  Maroto 

en  un  supuesto  da  el  fruto               ^^^H 

ser  de  una  loca  marido, 

que  sana  el  que  comió  Eva.                   ^H 

me  matan,  Madre  de  Dios! 

Kn  fin,  yo  la  oliva  soy                            ^H 

Toda  boda  es  peligrosa, 

que  á  Dios  hombre  cría  v  lleva,            ^H 

yo  no  quiero  más  esposa 

que  es  aceite  derramado '                      ^H 

ni  más  amores  que  á  vos; 

en  el  lugar  de  la  iglesia.                         ^H 

las  demás  que  esposas  son 

Yo,  pues,  que  en  ella  quedé                 ^H 

las  manos  y  libertad 

por  legitima  heredera.                            ^H 

atan,  que  al  fm  es  verdad 

por  ser  Hija,  Madre,  Esposa,                 ^H 

que  toda  esposa  es  prisión. 

de  los  tres  que  en  uno  reinan,               ^H 

Pero  vos,  que  á  los  humanos 

he  plantado  un  olivar,                     ^^^H 

desatáis  libertadora, 

que  puesto  que  agora  empieza        ^^^^| 

pues  que  >ois  mi  esposa  agora 

á  crecer,  se  extenderá                      ^^^^^ 

desatad  mis  pies  y  manos. 

por  el  orbe  de  la  tierra.                   ^^^^H 

Que  porque  no  me  maltrate 

Cuatro  frutos  dará  al  año,             ^^^^| 

quien  mi  muerte  sentenció. 

aunque  de  especies  diversas,           ^^^H 

si  asi  una  mujer  me  aló 

porque  su  t'ertílidad                         ^^^^| 

otra  es  bien  que  me  desate. 

cause  asombro  á  quien  la  vea.       '^^^H 

{Ábrett  un  «livo,  y  tntre  fus  ramas  Mtá 

Será  el  primero  sabroso                   ^^^^| 

una   imagen  de    .\uestra    Señora    de    la   . 

por  el  voto  de  pobreza,                   ^^^^| 

Merced.) 

que  aunque  la  forzosa  amarga,      ^^^H 

^^H 

la  voluntaria  deleita.                        ^^^H 

^^Hk 

Pues  no  sin  causa  la  oliva              ^^^H 

^m          ESCENA  ni 

es  amarga  á  quien  la  prueba          ^^^^H 

^^H 

verde,  y  después  por  sabrosa         ^^^^| 

^^"           NuESTfi*  Señora  y  Maroto. 

honra  la  más  noble  mesa.              ^^^^| 

■ 

Tras  este  fruto  se  sigue                  ^^^H 

pcEM.     ¡Marotol 

el  segundo  de  obediencia,               ^^^H 

Kboto.               ¡Ay,  Dios!  ¿Quién 

mortificando  sus  gustos                  ^^^H 

r            nne  nombra? 

á  la  voluntad  ajena:                        ^^^^| 

ijtGEN.                        Alza  alegre  la  cabeza. 

que  por  eso  la  aceituna,                  ^^^H 

lAROTO.  ¿Quien  sois,  divina  Señora? 

que  es  su  símbolo,  se  quiebra,       ^^^H 

IGBN.     Quien  tu  fe  y  devoción  prueba. 

muele,  parte  y  martiriza                 ^^^H 

La  Dama  del  (Jlivar 

en  el  lagar  y  la  prensa,                    ^^^H 

',            ha  de  llamarme  esta  tierra. 

de  donde  el'aceiie  puro                   ^^^H 

consagrándola  mí  nombre 

se  saca,  que  á  Dios  recrea;              ^^^^| 

y  honrándola  mi  presencia. 

que  después  de  los  trabajos            ^^^H 

El  olivo  significa 

ofrece  luz  la  paciencia.                   ^^^H 

misericordia,  y  la  Iglesia 

El  tercero  es  castidad,                     ^^^H 

se  alumbra  con  su  licor. 

fruto  que  la  palma  lleva                 ^^^^| 

Misericordia  es  clemencia. 

á  todas  cuantas  virtudes                 ^^^H 

la  clemencia  á  nadie  mata, 

á  los  santos  hermosean.                  ^^^H 

siendo  esta  verdad  tan  cierta, 

Que  no  sin  causa  el  aceite,             ^^^H 

necio  es  i-juion  en  esie  olivo 

sí  con  el  agua  le  mezclan,              ^^^H 

darte  muerte  ciego  intenta. 

á  otro  licor  le  juntan,                      ^^^H 

Yo,  que  al  fin  soy  la  paloma 

por  más  que  con  él  le  envuelvan    ^^^^| 

que  en  el  diluvio  y  tormenta, 

siempre  está  encima  de  todos;        ^^^^^ 

que  en  el  mar  de  los  pecados 

que  siendo  el  cielo  su  esfera,          ^^^H 

todos  los  hombres  anega. 

como  rey  de  las  virtudes                ^^^^| 

desde  el  arca  de  Noé, 

sobre  todas  triunfa  y  reina.           ^^^H 

Kl  cu«rto  la  caridad, 
emperatriz  que  gobierna 
los  cielos  )•  rige  el  mundo; 
fuego  que  abrasa  y  no  quema; 
luz  que  alumbra  á  iodo  hombre; 
que,  en  ledesio.en  nueslra  iglesia 
tía  \u'¿  de  noche  y  de  día 

Sel  fuego  de  amor  susienia. 
edimirá  aquesie  fruto 
los  cautivos  que  atormenta 
el  blasfemo  y  torpe  amor, 
para  que  con  fama  eterna, 
llamándose  Redentores, 
den  sus  vidas  y  su  hacienda 
por  sus  hermanos,  que  opiirnen 
las  crueldades  sarracenas. 
Darán  para  ellos  sus  vidas, 
quedándose  en  sus  cadenas, 
porque  ellos  salgan  seguros, 
virtud  excelente  y  nueva. 
Pero,  en  fin,  como  la  oliva, 
que  toda  á  todos  se  entrega 
dejándose  hacer  pedazos, 
dando  sus  entrañas  mesmas, 
llamaráse  este  olivar 
de  la  Merced,  porque  en  ella 
la  han  de  hallar  sus  oprimidos, 
blasón  que  ha  de  ennoblecerla... 
Y  para  que  estimes  más 
esta  heredad,  que  comienza 
desta  tierra  á  florear 
con  divinas  influencias, 
un  Rey  es  su  labrador 
para  que  más  se  ennoblezca; 
mira  cómo  con  sus  armas 
la  autoriza  su  nobleza. 
Don  Jaime  el  (rbnquisiador, 
que  entra  criunfando  en  Valencia, 
le  planta  y  k  da  principio, 
,jqué  maravilla  que  crezca.^ 
bel  pecho  piadoso  nace 
de  Pedro  Nolasco,  piedra 
fundamental,  que  promete 
en  el  valor  y  firmeza. 

(Con  los  Santos  y  corona  qut  rrjitrt  ha 
dt  tilar  adorHado  el  árbol.) 

Por  primicias  de  ese  fruto 
es  la  primer  fruta  nueva 
otro  Pedro  de  Armengol, 
que  del,  como  oliva  cuelga. 
Un  Ramón  es  verde  rama 
que  mi  olivar  fértil  echa, 
no  nacido  y  milagroso 
que  con  un  candado  cierran, 
porque  tal  aceite  y  fruto 
en  fe  de  lo  que  se  precia, 
con  candada  ha  de  guardarse 

Eara  dar  luz  á  mi  (gle^ja, 
In  Serapión  es  esotro, 
oliva  sabrosa  y  tierna, 
que  en  el  lugar  del  martirio 
descoyuntan  y  atormentan. 
La  corona  que  remata 
este  olivo,  á  todos  muestra 
que  es  real,  militar  y  noble, 
para  que  á  todos  exceda. 
Siendo,  pues,  de  tal  valor 


lia 

n 

recia.^ 


esta  heredad,  porque  tenga 

lo  necesario,  he  querido 

aue  aqui  se  labre  una  iglesia 
onde  mi  aceite  se  guarde, 
y  con  mi  misma  presencia 
se  autorice  en  Aragón 
que  á  esta  Orden  sirve  y  precia. 
Ve,  pues,  pastor,  á  Estercuel, 
su  gente  convoca,  y  llega 
á  su  seiior,  mi  devoto, 
llama  y  diles  que  aqui  vengan, 
y  este  sitio  me  dediquen 
con  un  templo,  donde  vean 
mi  imagen,  que  en  este  olivo       _ 
como  en  su  trono  se  asienta,      ■ 
y  dándole  á  la  Merced  ■ 

estimen  la  merced  nueva 
que  les  vengo  á  hacer  propicia, 
y  tú,  por  que  goces  della, 
pues  por  esposa  me  elijes, 
el  ganado  y  campos  deja, 
y  sírveme  en  esta  casa, 
pues  el  que  me  sirve  reina. 

Maroto.  jOh  visión  digna  de  espantol 
pues  que  me  libras  y  sueltas 
y  tengo  en  ti  tal  esposa, 
dele  alabanzas  mi  lengua. 
A  hacer  voy  lo  que  me  mandas: 
Religión  piadosa  y  tierna, 
yo  os  serviré  desde  hoy  más. 
Olivar  de  fama  eterna, 
desde  hoy  quedará  memoria     ^ 
que  celebre  tu  grandeza,  ■ 

la  Dama  del  Olivar,  ™ 

de  amor  y  de  dichas  prenda.  (^"' 


k 


ESCENA  IV 


i 


Sacan  á  Don  Guillan  Ioí  Labkadorbs,  y  $at*n_ 
Gastón  y  Doüa  PETaoMiL*. 

Niso.         Huyeron  los  bandoleros, 
y  á  dos  encinas  atados, 
para  pagar  sus  pecados, 
aquestos  dos  lobos  fieros 
de  nuestras  tiernas  ovejas 
se  dejaron. 

Cor  BATO.  Permisión 

del  cielo,  pues  ellos  son 
la  causa  de  nuestras  quejas. 

Gastón.  A  mi  poder,  don  Guillen, 
la  fortuna  os  ha  traído, 
y  aunque  de  vos  ofendido 
querellas  justas  me  den 
mis  vasallos,  y  pudiera 
satjsfacella  con  vos, 
el  valor  que  me  dio  Dios 
mi  agravio  no  considera. 
Sin  mi  gusto  á  Montalbán 
os  quemaron  mis  vasallos, 
que  no  pude  refrenallos, 
porque  ofendidos  están. 
Que  cuando  la  injuria  es  tal, 
las  riendas  del  tiento  pierde, 
y  un  perro  con  rabia  muerde 


ACTO  TERCERO 


ai) 


Con  ser  tan  (id  animal. 
Mo&lrara  ser  caballero 
agora,  y  libre  os  dejara, 
si  en  daño  no  resultara, 
como  sabéis,  de  lercerr». 
Pero  haciéndolo,  provoco 
todo  et  lugar  de  Kstercuel, 
y  ya  sabéis  cuan  cruel 
es  un  pueblo  y  vulgo  loco. 
Mientras  Laurencia  parece 
y  se  aplaca  tanto  exceso, 
será  razón  que  estéis  preso, 
y  el  alcaide  que  os  ofrece 
mi  nobleza,  es  á  mi  hermana, 
que  en  regalo  y  cortesía 
dará  muestras  que  lo  es  mía. 
uiLLÉN.  Libertad  mi  suerte  gana 
con  ser  yo  su  prisionero; 
y  aunque  estimo  este  favor, 
sois  caballero  mayor 
y  en  Aragón  el  primero, 
bien  pudiérades  mostrar 
vuestro  poder  por  mil  modos, 
que  vuestros  vasallos  todos, 
son  de  bien  y  mal  pasar 

Íá  vuestro  gusto  obedientes, 
uando  libertad  me  deis 
han  de  aprobar  lo  que  hacéis 
sin  mirar  inconvenientes; 
pero  hacer  podéis  de  mi 
vuestro  gusto,  pues  estoy 
sujeto. 
STóN.  Su  señor  soy, 

mas  el  valor  que  adquirí 
quiere,  por  más  que  me  amen 
51  de  bien  y  mal  pasar 
son,  que  los  de  este  lugar 
no  de  mal  pasar  se  llamen. 
Mas  solo  de  pasar  bien, 
que  cuando  á  regillos  vengo, 
los  viejos  por  padres  tengo 
y  por  hermanos  también 
los  mozos,  porque  es  mejor, 
pata  poder  gobernallos, 
hacer  hijos  de  vasallos 
y  convertir  en  amor 
el  poder,  que  no  han  de  dar 
como  encina  el  fruto  á  palos, 
pues  por  fuerza  saldrán  malos 
vasallos  de  mal  pasar. 

üiLLÉN.  Enseñáisme,  don  Gastón, 
á  vivir  por  vu'islro  preso, 
y  obligado  me  confieso, 
puesto  que  si  mi  prisión 
goza  de  tal  carcelera 
más  parccL*  libertad. 

kTRON.    iQue  tenga  yo  voluntad 
á  quien  no  la  considera!] 
¡Oh,  fuerza  de  un  dios  liranol 
libraréle,  que  es  rigor 
prender  á  quien  tengo  amor. 

{LUi-anle  y  fast  Doñk  Pciroaili.) 

ASTÓN.   Este  queda  en  vuestra  mano. 
Como  no  le  deis  la  muerte 
ni  saquéis  sangre,  vengad 
en  él  vuestra  voluntad 
para  que  á  enmendarse  acierte. 


ESCENA  V 


Dichos,  menos  DoSa  PETROXaA  y  Don  Goii  i  ék. 


Ntso. 


Gallapd. 


Niso. 


Hacéisnos  señor  merced. 

jYo  os  juro  á  San. ..I  alcahuete, 

que  heís  de  pagarlo. 

Hoy  promete, 
Gallardo,  enmienda.  Tened, 
lástima  desie  lacayo. 

CoHBATü.  Allá  lo  veréis,  venid. 

Aruknio.  No  le  saquéis,  advertid, 
sangre. 

Niso.  Yo  os  voto  á  mi  sayo 

que  la  afrenta  de  Laurencia 
nos  la  habéis  hoy  de  pagar. 

AfDENio.  No  le  podréis  azotar 

mientras  no  mos  den  licencia 
de  sacarle  sangre. 

Bueno; 
desnúdele  yo  una  vez, 
que  siendo  como  la  pez 
dentro,  y  de  fuera  moreno, 
en  él  quebraré  mt  cinta 
sin  miedo  que  se  desangre, 
porque  éste  no  tiene  sangre, 
sino  en  lugar  della,  tinta. 

{LUvanl 


ESCENA  VI 


Sale  Maroto.— Dichos,  menot  Galiauoo. 

'    Maboto.  Señor:  dad  gracias  al  cielo 
y  vuestra  dicha  eslimad, 
en  vuestra  misma  heredad 
para  premiar  vuestro  celo, 
un  tesoro  hay  encerrado 
que  con  él  rico  quedéis. 

Niso.         ¿TesoroP 

Mahoto.  Un  tesoro  he  hallado 

en  el  olivar. 

Gastón.  Marolo: 

^-qué  decís?  ,jcstáis  en  vos? 

M  a  BOTO.  No  hay  cosa,  después  de  Dios, 
que  valga  tanto. 

CoRBATO.  Remoto 

venís  de  vueso  juicio. 

Arüenio.  ¿Qué  tesoro  puede  haber 
que  tanto  llegue  á  valer? 

Makoto.  Ni  el  sol.  á  quien  sacrificio 
hicieron  tantas  naciones, 
ni  del  cielo  el  mejor  santo, 
ni  un  serañn  vale  tanto; 
si  no  creéis  mis  razones 
venid,  y  sobre  un  olivo 
veréis  la  Fénix  que  es  una, 
la  Estrella  de!  mar,  la  Luna, 
la  que  es  Hija  de  Dios  vivo, 
de  Dios  vivo  Madre  hermosa, 
de  Dios  vivo  Esposa  bella, 
porque  se  encierran  en  ella 
ser  Hija,  Madre  y  Esposa. 
Atado  en  él  me  dejaron 


^^^32 

LA  DAMA  DEL  OLIVAP                                                    ^^^| 

^M 

los  bandoleros  crueles, 

ESCENA  Vil           ^^H 

^^^1 

y  rompiendo  los  cordeles 

^^^^H 

^^H 

mis  tinieblas  alumbraron 

Saltn  lat  l.ABHAOOMas   con  Gai  ixnuo,  >"  M^^B 

^^^1 

sus  rayos  de  luz  divina; 

vasucon  una  ;iMr^i).— Diritos,  menct  M*«oti»^H 

^^^H 

mandóme  que  aquí  viniese 

Gastón.                                                                 ^H 

^^^B 

y  que  á  lodos  os  dijese. 

^H 

^^^H 

si  servilla  determina 

.Ntso.         Ea,  ténganle  los  dos,                  ^H 

^^^v 

nueso  dueño  y  Esiercuel, 

que  yo  le  he  de  dar  tormento.  ^B 

^^^B 

que  una  casa  la  edifiquen 

Gallard,  Señores  mios,  con  tiento.           ^B 

^^H 

y  á  la  Imagen  la  dediquen 

CoRBATo.  Calle.                                          ^B 

^^^H 

que  es  la  flor  y  fruto  dé!. 

Gai.lard.            Por  amor  de  Dios;           ^B 

^^^V 

y  á  los  Padres  Redentores 

ya  saben  que  esto  ha  de  ser       ^B 

^^^K 

de  la  Merced  se  la  den. 

sin  sacar  sangre.                          ^B 

^^H 

porque  su  Merced  también 

Ntso.                                     El  humor         ■ 

^^^B 

nos  ha  de  hacer  mil  favores. 

queremos  sacar,  traidor.            ^B 

^^^H 

jf-lay  tesoro  que  sea  igual? 
Venid  conmigo  y  veréis 

que  bellaco  os  vmo  á  hacer,       ^B 

^^^V 

y  á  todos  nos  alborota.               ^B 

^^^ 

la  verdad  que  no  creéis. 

Callad,  y  sufrí  el  castigo.           ^B 

^        CoRBATO.  No  habéis  vos  bebido  mal. 

GAL.i.ARD.Sin  sacar  sangre  les  digo.           ^H 

^^H^ 

lAo,  por  santo  se  nos  vende! 

Ardenio.  No  os  sacarán  ni  una  gota.        ^| 

^^^B 

diz  que  la  Virgen  Maria 

Gaulard. Pues  ¿qué  hade  ser?                   ■ 

^^^B 

del  cielo  á  hablarle  venia. 

N]So.                                               Esta  purgí  ^ 

^^HArdenio 

.  SI,  por  cieno. 

habéis  de  beber  aqui.                        j 

^Niso. 

Bien  lo  entiende. 

Gallard. ^Purgarme  en  salud  á  mí?         ^^ 

Gai.labü.EI,  es  verdad,  que  es  buen  hombre 

CtiPBATO.La  bellaquería  os  hurga             ^B 

y  devoto,  mas  no  tanto 

allá  dentro,  y  es  razón                ^H 

que  quiera  hacérsenos  santo 

que  quedéis  limpio  del  iodo.       ^B 

y  con  milagros  asombre. 
La  imagen  que  España  goza 

Gallard.  No  cumpliréis  de  ese  modo       ^H 

lo  que  manda  don  Gastón.        ^H 

á  su  Apóstol  por  lo  menos 

Montan.  ¿Por  qué?                                   ^B 

mostró  sus  ojos  serenes 

Gallard.                    ¿No  dice  quesea        H 

dando  vida  á  Zaragoza 

sin  que  sangre  me  saquéis?        ^H 

y  renombre  á  su  Pilar; 

Niso.         Sólo  quiero  que  os  purguéis,     ^B 

pero  ¡á  un  pastor  simple  y  tosco! 
Que  soy  pecador  conozco; 

nadie  sangraros  desea.                ^H 

^^KMaroto. 

Gali.aro.  Esas  razones  son  vanas,             ^B 

^^H_ 

pero  nó  habéis  de  mirar 

pues  mal  me  podréis  purgar      ^B 

^^^K 

mi  indigno  ser  y  bajeza. 

sin  que  sangre  venga  á  echar,     ^ 

^^^B 

que  Dios  desprecia  tal  vez 

que  estoy  malo  de  almorranas. 
Montan.  No  se  emienda  el  mandamiento 

^^V 

de  los  hombres  la  altivez 

^^B 

y  antepone  [a  pobreza. 

de  sangre  que  sin  casligo 

^^^Gastón. 

Cosas  de  milagro  son, 

sale  por  rom  postigo.                  ^d 

^^H 

Maroio,  dificultosas, 

Niso.         Tomad.                                       ^^ 

^^K 

y  al  crédito  peligrosas; 

Gallard.               ¿Hay  igual  tormento?   ~ 

^^^B 

mirad  que  será  ilusión 

Que  he  de  morirme  es  notorio.         , 

^^H 

del  demonio,  que  ya  sabe 

CoBBATO.  Purgad  vuestro  mal  gobierno     ^1 

^^^B 

transformarle  en  una  cruz 

y  pasaréis  al  infierno                   ^B 

^^H 

y  flngirsc  Ángel  de  luz 

desde  aqueste  purgatorio.'          ^H 

^^^B 

porque  de  perderse  acabe 

GallArd.Esocs  fuera  de  razón;                ^H 

^^B  ' 

el  simple  que  es  indiscreto; 

al  que  al  purgatorio  pasa           ^H 

^^^B 

vuelva  vuestro  seso  en  si, 

el  infierno  no  le  ;ibrasa.             ^H 

^^^P 

que  éste  será  frenesí 

Niso.        ¿Pues  eso  no  es  de  pasión,        ^B 

^^V 

ó  ilusión  vana. 

que  pasaporte  os  darán?            ^B 

^HMaroto. 

En  efeio 

Ardenlo.  ¡Vaya  de  purga!                          ^B 

^^B. 

que  Sa  dicha  que  os  ofrezco 

Gallard.                             ¿^No  sabes         ^B 

^^^r 

¿no  creéis? 

que  purgarse  sin  jarabes            ^B 

^^Kiso. 

A  ndad  con  Dios. 

es  mal  hecho?                                 ' 

L       Gastón. 

Ni  hasta  aqui  sois  sanio  vos, 

Niso,                                  En  Monlalbán         . 

^^^ 

ni  yo  tanto  bien  merezco.       (Vantt.) 

os  jaropeasies  primero.              ^M 

^^BMaroto. 

En  fin,  no  quieren  dar  fe. 

Gallard. ¿Con  qué?                                    ^H 

^^B 

dulce  esposa,  á  mis  palabras, 

Niso.                            Con  bellaquerías,      ^B 

^^H 

á  mis  ovejas  y  cabras 

jarabes  todos  los  días                 ^| 

^^^B 

corrido  me  volveré. 

lomabais  alcabalero.                   ^| 

^^^1 

Vos  los  podréis  alumbrar 

GALUARu.¿Cuá)  es?                                    ^B 

^^^H 

con  otro  mejor  testigo 

Niso.                      Guindas  serenadas        ^1 

^B  1 

mientras  yo  adoro  y  bendigo 

con  azúcar. 

L 

la  Dama  dtl  Olivar,                  ( Vas*.) 

Gallard.                    Yo,  ¿qué  es  de  ellis? 
Niso.        ¿Nu  son  guindas  las  doncellas 

ridulces  coloradas? 

ú  las  sacábades  vos 

e  nuche  por  el  sereno? 

^Decid.  cacique  moreno, 

y  á  la  mañana  los  dos 

las  echábades  traviesos? 
ItD.Si  son  guindas  las  que  escucho, 

quien  come  gumdas,  no  es  mucho 

que  arroje  después  los  hue<ios. 

Jaropado  esiáis,  purgar 

os  falu  agora. 
KD.  ,;No  sabes 

que  la  purga  y  los  jarahes 

siempre  se  han  de  Lonfremar? 

Si  doncellas  serenadas 

me  jaropan,  ¡fuego  en  ellas! 

los  jarabes  de  doncellas 

piden  purga  de  casadas, 
ro.  Bien  rehusáis  para  vos. 

^Aún  ahí  vos  las  tenéis? 

^ebelda.si  ao  queréis 

que  el  cincho  me  quite. 
üD.  (A y.  Dios! 

^'No  hay  vinagre  ó  aceituna 

con  que  la  tome? 
To.  Esa  cara 

toda  es  vinagre. 
«D.  Repara... 

rn.  No  hay  reparación  ninguna. 

Abra  la  boca  le  digo. 
DO.  ¡Puf! 

Pues  qué,  <!no  huele  bien? 
|tD.  Huele  á  ruibarbo  y  á  sen. 

jEa! 
KD.        ¡Dios  vaya  conmigo! 
ro.  Agora  que  esto  está  hecho 

venga  y  verá  lo  que  falla. 
RO.EI  alma  en  las  tripas  salta. 

Calle,  que  es  de  gran  provecho. 
jtD.  Señores,  hagan  su  oficio, 

que  si  dónde  no  me  dan, 

de  mi  cámara  serán 

y  estarán  á  mi  servicio. 

Allá  lo  veréis,  ven!. 
RO.Ya  la  prisa  me  provoca, 

la  purga  tengo  en  la  boca. 
10.  No  ha  de  colar  por  ahí. 
RD.  Déjenme,  pues. 
iN.  ¡Bien,  8  fe! 

Aún  no  sabéis  el  soceso. 
^O.No  importa  llevarme  preso, 

porque  yo  me  soltaré.      (Vantf.) 

ESCENA   Vlíl 
Sale  Makoto. 

ro.  .Madre  mía,  Esposa  mía, 
yo  llevé  vueso  recado, 
nadie  crédito  me  ha  dado, 
que  juzgan  á  hipocresía 
mi  buen  celo.  ,iQué  he  de  hacer? 
Pena  notable  recibo. 

(Aparécttt  Nuestra  S«Aor*.) 

I.    Maroto. 

lO-  ^Sobre  el  olivo 

os  merezco  otra  vez  ver? 


V1B6RN.     Vuelve  y  dile  á  don  Gastón 
que,  estiiiiaridü  su  ventura, 
venga,  y  si  gozar  procura 
tan  celestial  ocasión, 
que  :tqui  me  labre  una  casa 
y  á  la  Merced  se  la  dé. 

Makoto.  ¿Cómo  si  no  me  dan  fe 
y  es  mi  suerte  tan  escHsa 
que  burlan  de  mi  simpleza? 

VinüíN.     IJégaie,  Maroto.  acá: 
agora  te  creerá. 
(  Vue/i'#  la  cabeia  atrás  y  enüúhffut.' 

.Maroto.  ¡Ay,  Dios!  ,jQué  es  de  mi  cabeza? 
¿yué  es  de  mi  cara?  No  tiento 
si  cogote  y  colodrillo, 
señora,  si  he  de  decillo, 
^con  qué  boca,  con  qué  aliento? 
Pero  á  las  espaldas  tengo 
la  cara  que  me  torció 
el  rostro,  y  acá  le  echó, 
un  hombre  hecho  revés  vengo. 
Si  Esiercucl  en  mi  repara, 
de  verme  tendrá  temor, 
ó  creerá  que  soy  traidor, 
pues  llevo  detrás  la  cara. 
No  la  puedo  revolver, 
los  carcañales  me  miro, 
no  sin  ocasión  me  admiro, 
^'cómo  tengo  de  confer? 
Adelante  la  barriga 
y  á  las  espaldas  la  boca. 
¿Qué  es  esto?  Simpleza  loca. 
¿Quién  desta  suerte  os  castiga? 
Mas,  pues  me  manda  que  acuda 
la  Virgen,  asi  hecho  un  mostró, 
y  echándome  atrás  el  rostro 
en  hombre  al  revés  me  muda, 
y  es  mi  cuello  de  tornillo 
que  alrededor  se  me  anda, 
vo  á  decir  lo  que  me  manda 
y  á  hablar  por  el  colodrillo, 
que  con  señal  semejante 
me  creerán,  y  de  hoy  más 
los  pies  irán  hacia  atrás 
para  andar  hacia  delante.  tvase.) 


ESCENA  I.V 

SattH  Don  Guillen  y  DoAa  Pktromila. 

Doña.  Petronila. 

Ya,  don  Guillen,  que  vuestra  carcelera 

me  hizo  don  Gastón,  porque  ha  sabido 

serlo  mío  el  amor  y  llama  fiera 

que  en  fuego  me  abrasó,  no  agradecido 

porque  os  privéis  de  tanta  gente  fiera 

y  pueblo  que  de  vos  se  ve  ofendido, 

y  os  quiere  aquí  abrasar  de  enojo  ciego, 

siendo  verdugo  un  fuego  de  otro  fuego, 

si  palabra  me  dais  de  ser  mí  esposo 

(puesto  que  en  vos  palabras  viento  sean), 

de  aqueste  trance,  fiero  y  peligroso, 

sacaros  quiero,  porque  todos  vean 

que  en  mí  el  amor  es  noble  y  generoso. 

si  el  vuestro  ingrato,  y  en  piedad  se  empican 


LA  BAMA  DTÉL  OLIVaK 


mis  pensamientos,  dando  en  lo  que  hoy  hago 
á  vuestra  ingratitud  diverso  pago. 

Don  Guillen. 

Hermosa  Petronila,  arrepentido 

de  tantas  travesuras  como  he  hecho, 

jamás  han  de  borrar  tiempo  ni  olvido 

favores  nobles  de  ese  hidalgo  pecho; 

á  vuestra  voluntad  estoy  rendido 

y  de  amor  tan  notable  satisfecho; 

ya  preso  quede,  ya  me  deis  la  vida, 

i  vuestro  amor  desde  hoy  queda  rendida. 

Si  en  mí  tiene  valor  el  juramento, 

por  la  cruz  que  ennoblece  aqueste  lado, 

á  quien  servir  desde  hoy  humilde  intento, 

si  hasta  aquí  indignamente  la  he  llevado, 

por  el  cielo  y  su  hermoso  iir mámenlo, 

por  esos  ojos,  en  quien  han  hallado 

mis  travesuras  fin,  mi  amor  reposo, 

de  ser,  agradecido,  vuestro  esposo. 

Doña  Petronila, 

Pues  por  este  portillo,  que  secreto 
sale  al  campo  y  ninguno  le  ha  sabido, 
podéis  libre  salir,  y  tenga  eCelo 
lo  que  me  habéis  jurado  y  prometido. 

Don  Guillen. 

Si  en  Montalbán  me  veo,  yo  os  prometo 
de  dar  orden  al  punto,  agradecido, 
al  desposorio  qtie  á  mi  amor  conviene. 

DnÑk  Petronh.a. 

Salid,  pues:  mas  ¿qu*  es  esto?  Gente  viene. 


ESCENA  X 

Sale  Gallardo.— Dicho*. 

Gallaru. Desátame  aquestas  manos, 

señor,  por  amor  de  Dios; 

desatacadme  los  dos. 

|Lleve  el  diablo  á  los  villanos! 
GuiLLáN.  ¿Es  tiempo  éste  de  locuras? 

¿Qué  dices? 
Gallaro.  ¡Ayl 

Guillen.  ¿Qué  es  esto? 

Gallahd. Desatadme  presto,  presto. 
GuiLLÍiN.  ¿Qué  hay,  pues? 
Gallahu.  ¡Bravas  apielurds! 

Hay,  que  el  ruibarbo  me  hurga 

las  tripas,  ¿quién  vio  purgado, 

señor,  jamás  atacado? 
Guillen.  ¿Qué  tienes? 
Gallabd.  Estoy  de  purga. 

Córtame  esus  agujetas, 

6  sin  ser  juez,  jvive  Dios! 

que  me  provea  en  los  dos. 
Guillen.  ¿Qué  te  han  hecho? 
Gallard.  Si  me  aprietas 

será  fuerza  que  me  atloje. 
Petron.    Ya  sueltas  las  manos  tienes. 
Guill^.n.  ¿Cómo  de  esn  suerte  vienes? 
Gallaru. Cuando  menos  me  congoje 

este  mal,  te  lo  diré. 

Más  tienen  de  dos  mil  nudos 


aquestos  lazos  cornudos, 
mas,  par  Dios,  que  los  cort¿ 
Aguarda,  que  luego  vuelvo 
á  contarle  lo  que  pasa. 

Gdii.i  KN.  A}{ora  que  el  sol  abrasa 
en  no  salir  me  resuelvo. 

Pktbon.    De  noche  será  mejor, 

no  te  sientan  los  villanos. 

Guri-LÉN.  Yo  agradeceré  á  tus  manos 
mi  vida,  ser  y  favor. 

ESCENA   XI 
.Vfl/r  Oam  AHno.—  Dicho*. 

GALLARij.Ya  que  aliviado  me  siento, 
cumpliendo  en  este  discurso^ 
señor,  con  el  primer  curso 
sin  estudiar,  va  de  cuento. 
.Mandó  á  aquestos  villanotes' 
don  Gastón  que  se  vengasen 
en  mi,  sin  que  me  sacasen 
sangre;  libréme  de  azotes       ^ 
y  toda  mutilación;  ^| 

mas  hallaron  un  tormento... 
Mucho  aprieta  este  argumento, 
voy  á  dalle  solución.  (ir, 

Guillen.  Si  ha  de  sentir  vuestro  hermano 
que  me  libréis... 

Don  Guillen: 
mi  hermano  me  quiere  bien, 
y  es  tan  noble  y  cortesano, 
que  si  los  dos  nos  casamos 
será  extraño  su  contento. 


Petron. 


ESCENA  XII 


Sale  GALLARno.-DtcNoi. 


Gali. ARO.  Pero  hallaron  un  tormento 
(aquí  pienso  que  quedamos) 
para  mi  daño  y  su  risa, 
y  fué  purgarme,  atacarme... 
¡Válgate  el  diablo  por  prisa!   (Y4t 


ESCENA  XIII 

Saie  Don  Gastó».— Dichos,  menos  Gai 

Gastón.    A  ver  hermana  del  modo 
que  vuestro  preso  guardáis 
he  venido,  y  pues  estáis 
con  tal  cuidado  el  dia  todo 
sin  que  le  perdáis  de  vista, 
no  por  descuido  se  irá. 

Phtron.    Preso,  hermano  mío,  está, 
sin  que  se  queje  ó  resista. 
En  la  obligación  que  os  tiene 
deseoso  de  pagar 
en  cosa  que  os  ha  de  dar 
gusto,  y  á  mí  me  conviene. 

Guillen.  Vuestra  hermana  y  mi  señoit 
(puesto  que  es  mi  carcelera) 
inteiceder  por  mi  espera 


■ 
I 


^^^ft                                   ACTO  tERrF.no                                               235       ^^ 

^^^^er  mi  procuradora. 

que  nadie  quede  en  prisión                   ^^H 

V  yo,  si  desic  lenguaje 

si  está  la  Reina  en  mi  villa.                   ^^H 

usar  con  ella  es  razón, 

Gi'iLLKN.  Debidas  gracias  os  doy.                         ^^H 

con  el  alma  y  corazón 

Gastón.    A  la  Virgen  se  las  dad.                              ^H 

'        le  pagaré  el  carcelaje. 

Guii )  f  N.  Pagaré  la  libertad,                                ^^^| 

5n.    Si  yo  05  veo,  don  Guillen, 

Petronila  hermosa,  hoy                        ^^^H 

con  el  sosiego  que  es  justo, 

con  queidar  de  nuevo  preso                 ^^^H 

tendré  en  eso  mucho  ^usto. 

en  el  lazo  y  yugo  saiito                       ^^^| 

vuestro,  si  merezco  tanto.                   ^^^H 

> 

Petron.    Mi  ventura  estriba  en  eso.                  ^^^| 

'                  ESCENA  XIV 

^^^ 

ítr  AUiioTO  con  la  cabt^a  torcida  — DirHos. 

ESCENA  XV                           ^^^ 

ITO.  Cuantos  me  escuchan  y  ven 
se  admiran  de  la  puslura 

Sa/c  GAti.AnDo.-DicMos,                          ^^^H 

^^^H 

1        de  mi  cabeza  trocada. 

GAit-Atio.Kn  lin,  las  manos  atadas                     ^^^| 

I&N.    <Qué  es  esto? 

y  la  purga  en  la  barriga...                /^^^^I 
Gastón.   ¿Que  es  esto?                                     ^^H 

DTo.                       Una  cabezada 

que  hoy  me  ha  dado  mi  ventura. 

Galuard.                       Es  cierta  fatiga              ^^H 

Como  iodos  ponéis  duda 

de  tripas  alborotadas.                         ^^^H 

'        en  mí  grosera  simpleza 

Gastón.    |Gallardol  descolorido                         ^^^| 

y  habéis  dado  de  cabeza. 

estáis:  ,ihabraos  maltratado                ^^^| 

mi  cabeza,  cual  veis,  muda, 

esta  genter"                                           ^^^| 

la  Dama  del  Olivar, 

GAj.i.Aiir>.                   Hanme  sacado                  ^^^| 

para  que  tanto  portento 

el  alma  á  traición.                               ^^^H 

^         hoy  os  sirva  de  escarmiento 

Gastón.                                ,;Qué  ha  sido?        ^^H 

y  la  vengáis  á  buscar. 

Gai.laku.  Escarmentar  desde  hoy  más               ^^^H 

Asióme  con  ambas  manos. 

de  alcahuetar  á  ninguno.                     ^^^| 

y  como  es  de  barro  el  hombre 

Gastón.    Pues  ¿qué  es.''                                      ^^^B 

,         (porque  este  caso  os  asombre 

Gaulaho.                          Un  mal  importuno,           V 

y  me  deis  fe  más  humanos) 

mal  de  madre  por  detrás.                     ^^H 

de  una  vuelta  que  me  diü, 

Poeta,  señor,  me  he  vuelto,               ^^^H 

cual  si  fuera  de  tornillo, 

que  en  lugar  de  redondillas                 ^^^^ 

acá  me  echó  el  colodrillo 

á  pares  las  seguidillas                               ^| 
echo,  y  mucho  verso  suelto.              ^^H 

'         y  acá  la  cara  me  echó. 

Dice  que  esto  sea  señal 

Que  nríe  declare,  dirás,                        ^^^| 

de  que  en  el  olivo  hermoso 

y  asi  á  lo  pulido  digo                           ^^^| 

os  espera,  y  que  un  famoso 

que  vengo  por  más  castigo                 ^^^| 

convenio,  en  fábrica  real. 

con  vómitos  por  detrás.                     ^^^| 

1         la  labréis  all!  en  que  viva. 

Gastón,    jBuen  humor!                                     ^^^| 

1         que  su  sagrario  ha  de  slt 

Gallar.                          El  bueno  y  malo          ^^^H 

«1  olivo,  donde  á  ver 

he  purgado,  jvive  Oiosl                      ^^^| 

vaya  Aragón  esta  oliva; 

Guillen.  Sueltos  estamos  los  dos,                   ^^^| 

que  á  los  padres  Redentores 

GALLAPu.Para  ti  será  regalo                              ^^^H 

se  entregue  la  dicha  casa, 

que,  en  fin,  por  tu  vida  has  vuelto;         ^| 

por  ser  gente  que  á  Argel  pasa 
y  con  divinos  fervores 

mas  yo  que  con  tal  pasión,               ^^^| 

sin  cadenas  ni  prisión,                       ^^^| 

como  olivos  frutitican 

cada  momento  me  suelto,                  ^^^| 

en  la  casa  de  su  Dios. 

¿qué  he  de  hacer r*  Pero  ¿qué  es  esto^^^H 
¿Quién  la  cara  os  puso  ansí?             ^^^| 

Patrón  habéis  de  ser  vos 

si  este  templo  la  fabrican 

Maroto.   Vamos,  señores,  de  aquí;                    ^^^H 

dejando  el  blasón  aquí 

asi  el  cielo  me  la  ha  puesto.               ^^^| 

eternamente  fundado 

Gallard.  En  eso  nos  parecemos                       ^^^| 

1         del  renombre  que  ha  ganado 

los  dos,  sin  ser  Galalón,                   ^^^| 

la  sangre  de  BardajS. 

que  tas  caras  á  traición                     ^^^| 

irÓN.    {Caso  nuevo! 

y  la  enfermadad  tenemos.                ^^^| 

^ON.                         ¡Gran  milagro! 
tÓN.    ¡Virgen  santal  don  Gastón 
os  pide  humilde  perdón; 

Gastón.    Virgen,  yo  os  haré  una  casa             ^^^^ 

en  que  os  sirva  la  Merced.                 ^^^| 

¡Vos  á  todos  nos  la  haced!                ^^^| 
GutLLáN.  Desde  hoy  vuestro  amor  me  abras^^^^J 

yo  desde  agora  os  consagro 

esa  casa,  que  ha  de  ser 

doña  Petronila  hermosa,                  ^^^H 

honra  de  mi  descendencia; 

j  dejando  travesuras                         ^^^H 

!          no  perdamos  tal  presencia; 

he  de  fundar  mis  venturas                 ^^^B 

1          venid  don  Guillen  á  ver 

en  teneros  por  esposa.                            ^H 

1          esta  nueva  maravilla. 

Gallard.  Yo  me  holgara  si  tuviera                  ^^^^ 

1          Suelto  estáis,  que  no  es  razón 

la  cara  atrás  como  vos,                     ^^^| 

^^^^^^B 

^^^^^^^^^^^^^  _                «L.^^^^^^^^^H 

LA  DAMA  DEL  OLIVAR 


que  desla  suerlr,  par  Dios, 
que  lo  que  purgara  viera. 


{Vanse  ] 


ESCtNA  XVI 
Salen    tos  Vimamoí. 

Nisri,         ^-Mi  Laureacia  bandolera 

después  de  estar  deshonrada? 
<  Y  no  ha  de  ser  castigada 
la  torpeza  infame  y  fiera 
de  quien  ha  sido  ocasión 
de  tanto  mal?  ^Esio  es  bien? 
Si  nu  mala  á  don  Guillen 
y  me  venga  don  Gastón 
tendri-  causa  contra  él  justa. 

Apdemo.  Don  Gastón  de  Bardají 
es  noble  y  cuerdo,  y  asi, 
pues  de  (raicioncs  no  gusta, 
cumplirá  con  vuestra  queja 
como,  en  fin,  nuestro  señor. 

Niso.        No  hay  satisfación  de  honor 
si  vivo  á  don  GuiUén  deja; 
pero,  esperad,  <qué  (ropel 
de  {>ente  es  ésta  que  aqui 
sale?  ^No  es  don  Gastón? 

Combato.  Si, 

y  casi  todo  Estercuel 
leacompa.ia. 

Niso,  í'A  qué  vendrá? 

.MosrAN.  Quizá  viene  á  dar  castigo 
al  cruel. 

CoBBATO.  También  lo  digo. 

Ahoenio.  5Í  el  señor  de  Monialbán 

muere,  yo  quedo  contento. 

Niso.         Y  yo  haré  que  mi  Laurencia, 
alegre  á  nuesa  presencia, 
trueque  en  gozo  mi  tormento. 


ESCENA  XVII 

Salen  todos  tvs  que  pudieren. --Dtcno^. 

Maroto.  Este  es  el  olivo  santo 
donde  vi  la  vez  primera 
y  la  segunda  á  la  Virgen 
que  me  torció  la  cabeza. 
Aquí  la  habernos  de  hallar. 

Gastón.    Hmqucmos  todos  en  tierra 
las  venturosas  rodillas, 
Y  con  oraciones  tiernas 
la  Salve  iodos  digamos, 
porque  obligada  con  ella 
nuestra  ventura  asegure 
mostrándonos  su  presencia. 

Petbon.    Yo,  pues,  comienzo  la  Salve. 
Aurora  del  Sol  divino 
que  á  alumbrar  el  mundo  vino 
con  sus  rayos.  Dios  te  salve. 

Gastón.    Hija  del  Eterno  padre. 

Reina  de  inmenso  poder, 

en  ti  mereció  tener 

nuestra  dicha,  Reina  y  Madre. 

GuiLi  ¿N.  .A  Dios  pusiste  en  concordia 
con  el  hombre  rebelado. 


porque  en  li  la  espera  ha  ha! 
Virgen  de  misericordia. 

AUHiiru.  Tú  quitaste  el  amargura 
de  la  fruta  triste  de  Eva, 
porque  en  lu  amor  goza  y  pruebí 
el  alma,  vida  y  dulzura. 

Pethon.    Aunque  nuestra  culpa  mués 
el  castigo  que  temblamos, 
seguros  contigo  estamos, 
que  eres  esperanza  nuestra. 

Gastón.    Por  patrona  te  nombramos; 
sin  tu  favor  no  podemos 
vivir;  por  luz  te  tenemos, 
madre  nuestra,  li  fí  clamamo. 

Guillen.  Pues  de  los  cielos  airados 
eres  la  llave  maestra, 
haz  como  en  la  patria  nuestra 
le  gocen  los  desterrados. 

Maboto.  y,  pues  eres  madre  nueva, 
de  nuestra  gracia  y  perdón 
hijos  luyos  sólo  son 
los  que  fueron  hijos  de  Eva. 
Sin  ti  huérfanos  estamos, 
y  como  el  niño  suspira 
cuando  á  su  madre  no  mira. 
Señora,  á  ti  suspiramos. 

Gastón.    Si  lágrimas  derramando 

gana  el  cielo  el  que  es  más  fuerte, 
tus  hijos  que  están  advierte. 
Madre,  gimienduy  ilorando 

Gt;iLLÉN.  Sin  ti,  que  de  nuestro  espaní 
eres  remedio,  ^qué  haremos 
los  que  afligidos  nos  vemos 
en  este  j'£i//e  de  Itantor 

Mahoto.  Si  nuestro  consuelo  muestra 
tu  presencia,  Virgen  bella, 
muéstranos  tu  luz  en  ella. 
ea,  pues,  abogada  nuestra. 

PtTRON.    Alivia  nuestros  enojos; 

si  en  tus  ojos  la  paz  vive, 
que  nuestra  vida  recibe, 
muéstranos  esos  tus  ojos. 

Gastón.    Que  si  fueron  rigurosos 
los  de  la  ira  de  Dios, 
esos  tus  luceros  dos 
serán  misericordiosos. 
Alegrando  nuestro  luto 
tú  que  eres  árbol  de  vida, 
nos  darás  con  paz  cumplida 
á  Jesús,  bendito  fruto. 

Maboto.  Porque  cuando  nos  encuentre 
el  enemigo  cruel, 
tendremos  remedio  en  él 
por  ser  fruto  de  tu  vientre, 

Petron.    ¡Oh  palma,  oh  ciprés,  oh  rosal 
alegra  nuestra  esperanza^ 
Luna  llena  sin  mudanza, 
foh  clemente!  ¡oh  piadosa! 

Gastón.    |0h  aurora  de  nuestro  dial 
¡oh  arca  del  testamento! 
joh  estrella  del  ñrmamcnto! 
¡oh  dulce  Virgen  \faria.' 

Gliulén.  Con  tus  favores  benignos 
y  gracia,  ruega  por  nos , 
sagrada  Madre  de  Dios, 
para  que  seamos  dignos. 

MARoro.  En  el  mar  que  el  muodo  ba  v>^^' 


ACTO  TERCERO 


donde  la  culpa  se  embarca, 
pues  de  Noé  eres  arca 
de  las  promesas  de  (Cristo. 


ESCENA  XVIII 
Aparfctse  Nobitra  Sieñojia.— hiciios. 

ROXN.    Hijos:  el  amor  que  siempre 
he  tenido  á  vuestra  tierra, 
pues  en  vida  á  Z&TugoZi 
ilustré  con  mi  presencia, 
me  obliga  á  que  mi  retrato 
os  deje,  en  quien  lodos  tengan 
refugio  en  sus  afliciones 
y  socorro  en  sus  miserias. 
Labradme  en  este  olivar 
un  Monasterio  y  iglesia 
■que  mis  hijos  Redentores 
dichosamente  posean, 
y  haciendo  el  altar  mayor 
én  esta  parte,  por  prueba 
de  que  soy  paloma  pura 
que  el  ramo  de  oliva  lleva, 
en  este  olivo  tendré 
mi  sagrario,  sin  que  vean 
que  sus  hojas  saludables 
eternamente  estén  secas. 
Sanarán  enfermos  tristes 
de  enfermedades  diversas 
con  las  hojas  desie  olivo 
poniendo  mi  gracia  en  ellas, 
V  el  pastor  que  descubrió 
esta  maravilla  inmensa 

(Vuílffsflt  la  cora  acltlanU.) 
)'  ya  por  mi  favor  tiene 
en  su  lugar  la  cabeza, 
sirviéndome  en  esta  casa, 
trocará  campos  y  ovejas 
por  la  oveja  que  dio  al  hombre 
el  Agnus  que  Juan  enseña. 
Hónrate  de  aqui  adelante 
á  los  patrones  que  heredan 
esta  villa  y  devoción 
con  hazañas  y  nobleza. 
Hijos:  mi  imagen  os  dejo; 
reverenciándome  en  ella, 
La  Dama  del  Olivar 
ilustra  la  patria  vuestra. 

{Encúbrete.) 


ESCENA  XIX 

Dichos,  mtnos  Nuestra  SkAub*. 

¡Oh,  hermosura  del  Carmelo! 
¡Oh,  luz  de  nuestras  tinieblas! 
]Oh,  salud  de  nuestros  males! 


Maroto.  |Oh,  en  fin,  paz  de  nuestra  guerra! 

Gastón.    Yo  emplearé  en  vuestro  servicio 
aquS  mi  vida  y  hacienda, 
que  buen  mayorazgo  en  vos 
a  mi  sucesión  le  queda. 

Maboto.  No  sé  cómo  ya  no  tengo, 
señor,  la  cabeza  tuerta! 
Desde  hoy  pastor  de  la  Virgen 
he  de  ser,  y  mi  cspiiSa  ella. 


ESCENA  XX 

Salt  Laurbncia.— Oiciios. 

Ladren.   ,iQué  luz  es  la  que  ha  alumbrado 
mi  alma,  que  loca  y  ciega 
en  desatinos  vivió? 

Gastón.  <Qué  es  aquesto? 

Ntso.  Mí  Laurencia. 

Lauren.  Una  voz  de  este  olivar, 

entre  estas  ocultas  sierras 
donde  el  agravio,  me  hizo, 
de  don  Guillen,  bandolera, 
me  llamó,  y  viniendo  aqui 
con  la  virginal  presencia 
de  esta  señora  divina, 
mis  vicios  dan  hoy  la  vuelta. 
Yo  os  consagro,  insigne  imagen 
mi  vida,  y  desde  hoy  ordena, 
si  en  pecados  la  imité 
en  virtud  ser  Magdalena. 

Gai-LA»d.  Yo  vengo  tan  bien  purgado, 

que  ningún  mal  humor  queda 
en  mi  cuerpo  ni  en  mi  alma. 
Gallardo,  Virgen  inmensa, 
será  vuestro  motilón; 
y  si  me  dan  la  despensa, 
seré  un  santo  despensero, 
si  es  posible  que  esto  sea. 

Gastón.    Partamos  á  Zaragoza, 

y  al  General  que  gobierna 
la  Orden  de  la  Merced, 
Pedro  Nolasco,  que  es  piedra 
divina  de  este  ediíicio, 
convidaremos  que  venga 
á  tomar  la  posesión 
desta  Virgen  pura  y  bella; 
y  labrándose  al  momento 
fábrica  que  permanezca 
en  honra  de  nuestra  sangre 
la  piedad  aragonesa 
tendrá  un  santuario  más. 

GujLLÉN.  Y  yo,  Petronila  bella. 

siendo  esposo  vuestro,  doy 
al  cielo  firmes  promesas 
de  enmendar  mis  travesuras. 

Gastón.    La  imagen  divina  es  esta 
y  Dama  dei  Olivar. 
Perdonad  las  faltas  nuestras. 


W  LA  SAN  1 

AJUANAJ 

^^H                                PERSONAS  QUE  HABLAN   EN   ELLA                   ^H 

^^^^B 

Don  Alonso  de  Fonseca,            ^^^H 

^^^^^B                         Juan  Vázquez,  su  padre. 

arzobispo  de  Toledo.                 ^^^H 

^^^^^B                         Don 

El  Gran  Capitán.                        ^^^H 

^^^^^B                        Marco  Antonio. 

^^^H 

^^^^^B                                     Ll'DOVlCO. 

Un  Criado.                                    ^^^| 

^^^^H                        LiLLO,  lacayo. 

Una  Niña.                                       ^^^H 

^^^^H                         Fpancisco  Loarte. 

^^^1 

^^^^^B                          Juan  Mateo, 

^^^H 

^^^^H                         Doña  Leonor. 

Crespo.                                            ^^^| 

^^^^H                        S^N  Francisco- 

TORIBIO.                                                       ^^^H 

^^^^B                        Santo  Dominoo. 

Llórente.                                      ^^^H 

^^^^H                        La 

Melchor.                                     ^^^| 

^^^^H                         El  Ángel  DE  i.A  Guarda. 

^^^1 

^^^^^B                         Sor  María  EVANGELISTA. 

^^^H 

^^^^V                         Maestra  de  novicias. 

Labradores  (i).                           ,^^^| 

^^^^K 

fl 

^^m          ACTO  PRIMERO 

ToniBto.   Dientes  de  piñones.          ^^^| 

Todos.      Y  «tiento  de  an!s.              ^^^H 

^^^^^H 

ToRiDio.   Gil  es  más  dispuesto...      ^^^H 

^^^^H 

Todos.     Que  álamo  gentil.             ^^^| 

^^H                 ESCENA  PRIMERA 

Tonisio.  Tieso  como  un  ajo.          ^^^H 

^^^^^P 

Todos.      Fuerte  como  un  Cid.        ^^^M 

^^F   SaitH  El  riKA  y  Orí.  <it  las  manos,  la  Santa  ai  lado  de 

ToRiBio.   Ella  es  hierbabuena.        ^^^| 

^^H        Elvira,  romo  su  madrina;  Juan  Vázquk/,  su  padrt, 

Todos.     Y  él  es  peregil.                  ^^^H 

^^B        padrino;  OKsrn,   Tomibio  y  Llombntb,  MiJíico» 

ToRiBiO.   Ella  la  altcmisa.                 ^^^H 

^^B       cantando  tudos,  dt  PAtronu,  con  mucha  grita. 

Todos.      Y  él  el  torungil.                  ^^^B 

^^B 

Novios  son  Elvira  y  Gil,    ^^^B 

^H  Músicos.  <Cani.)  Novios  son  Elvira  y  Gil, 

él  es  Mayo  y  ella  Abril;           ■ 

^^B                  ól  es  Mayo  y  ella  Abril; 

para  en  uno,  etc. 

^^P                  para  en  uno  son  los  dos» 

Llurent.  ]Par  Dios  que  habéis  cantado 

^■'                   ella  es  luna  y  el  es  sol. 

bravamenicl 

ToRlBM-    l-rivira  es  tan  bella. 

TuRtBto.                       ^(la  estado  bueno^ 

Todos.     Como  un  serafín. 

Llorent.  ¡No  lo  entonara  Galeno            ■ 

tan  bien!                                      H 

Gil.                        i  labéisnos  honrado.   ' 

ToRiBto.   Labios  de  amapüla. 

Touos.      Pechos  de  jazinin. 

ToBiHio.   Carrillos  de  rosa. 

Juan.        Aqui  los  novios  se  asienten 

ToDus.     Hebras  de  alelis. 

mientras  se  pasa  la  siesta. 

(i)    latcr  vicDca  además  CictLi/l,  criada  y  MdiicM. 

1 

1          1 

-M 

^^L                   ^^^^                       ACTO  PRIMERO                                                                 sSq 

* 

^^^ApicJbfe  sombra  es  ésia. 

L1.0BENT.  Propia  bendición  de  sania; 

p>o.    A  docenas,  Gil.  se  cuenten 

breve,  en  (in.  y  compendiosa. 

^^-  los  hijos  Que  os  diere  Dios, 
^^Ly  para  cada  cual  dellos 
^^B  mas  ducados  que  cabellos 

ToRiBio.  Siesta  hace  rigurosa. 

vuestro  sosiego  me  espanta. 

Hagamos  algo. 

^^m  tengáis.  Goccisos  los  dos 

Gil.                                   Mi  bien. 

^V  mis  que  Sara  y  Abrahám, 

no  sale  el  sol  tan  bizarro 

r        y  calme  Dios  con  ventajas 

cuando  en  su  lucido  carro 

de  vino  vuestras  tenajas 

alumbra  el  mundo. 

V  vuestras  trojes  de  pan. 

Ckespo.                                      ¡Qué  bien! 

V  por  decir  cuanto  puedo, 

[leirmc  del  dicho  quiero; 

'         pur  ¡unto,  hágaos  e   Señor 

muy  bien  sabéis  requebrar, 

el  más  rico  labrador 

mas  quicroie  preguntar. 

de  la  Sagra  de  Toledo. 

Gil,  si  el  sol  es  carretero. 

Todo  el  mundo  os  quiera  bien. 

Que  si  en  carro  le  rotulas. 

honrándoos  por  varios  modos; 

cuando  muestra  su  arrebol, 

y  pues  he  habrado  por  lodos. 

podrá  ser  que  quiera  el  sol 

respondan  todos,  Amén. 

comprarme  mi  par  de  muías. 

iDs.                                             Amén. 

Gil.          Crespo,  déjanos  aquí. 

Todo  ese  bien  y  ventura 

Crespo.     ¡Quién  oyera  al  sol  ligero 

que  nos  habéis  deseado. 

decir  siendo  carretero. 

os  vuelva  el  cielo  doblado 

jarre,  muía,  pesia  á  mí; 

con  la  bendición  del  cura; 
que  ya  mi  Elvira  imagina 

y  de  Madrid  á  Toledo, 

cuando  llueve  ó  hace  barro. 

• 

que/con  favores  sin  tasa, 

junto  á  Cabanas  el  carro 

y         Dios  bendice  nucsacasa 

atascado,  tieso  y  quedo, 

por  virtud  de  la  madrina. 
Pues  si  en  tales  regocijos. 

echar  votos! 

TüRiBio.                       Majadero. 

porque  más  dicha  nos  cuadre, 

^cl  sol  habla  de  votar? 

la  madrina  es  casi  madre 

Crespo.     Sí,  par  Dios,  y  aun  renegar. 

y  los  novios  son  los  hijos, 

si  es  que  el  sol  es  carretero. 

el  bien  que  el  cielo  la  ofrece 

|La  necedad  en  que  ha  dado 

es  bien  que  á  los  novios  caya. 

nuestro  lenguaje  español! 

porque  nos  digan  «Bien  haya 

No  hay  estrellas,  luna  ó  sol. 

quien  á  los  suyos  parece». 

plata,  oro  ó  cristal  helado, 

Juana  es  la  verlú  de  Hspaña 

que  luego  no  dé  con  ello 

tan  buena  como  el  buen  pan. 

en  la  cara  de  su  dama. 

^i| 

Juan  Vázquez,  su  padre,  es  Juan, 

El  hombre  que  quiere  y  ama. 

^^1 

'          que  basta,  y  aquí  en  Hazaña, 

la  hace  de  oro  el  cabello. 

^H 

nucso  puebro,  es  tan  amado 
del  poderoso  y  del  chico. 

porque  Uene  algunos  rojos; 

^^1 

perlas  los  dientes;  cristal 
la  frente;  el  labio  coral. 

^^1 

que  con  ser  hombre  tan  rico 

^^1 

de  ninguno  es  envidiado. 

y  soles  después  los  ojos. 

^H 

Quien  los  conoce,  ios  llama 

¡Válgate  el  diablo!  Repara, 

^^1 

de  toda  esta  Sagra  cspcjus; 

amante,  que  una  mujer 

^^1 

él  es  dechado  de  viejos 

es  imposible  traer 

^^1 

y  ella  de  doncellas  fama. 

tanto  en  un  palmo  de  cara. 

^^1 

V  asi  padrinos  los  nombra 

Llobent.  Calla,  necio,  antes  trac  más. 

^^1 

por  participar  su  estima; 

Crespo.    ¿Alas? 

^H 

que  al  que  buen  árbol  se  arrima 

ToPiBio.              SI- 

^^1 

le  Cubija  buena  sombra. 

J.LORiíNT.                Pues  ¿no  es  cosa  llana? 

^^1 

(.        Basta,  Gil,  no  digáis  más; 

Mira  tú  una  cortesana 

^^1 

pagúeos  la  alabanza  Dios, 

con  atención  y  verás 

^^1 

Que  es  propio  al  bueno,  cual  vos, 
decir  bien  de  los  demás. 

en  la  más  honesta  y  casta 

^^1 

sueltas  todas  esas  dudas. 

^^1 

Yo  y  mi  Juana,  á  vos  y  á  Llvira 

Cara  hay  que  ha  gastado  en  mudas 

^^1 

os  quedamos  obligados. 

de  huevos  una  banasta. 

^^1 

que  sois  ya  nuesos  ahijados; 

cien  cantarillas  de  miel. 

^^1 

y,  pues  mi  afición  os  mira 

veinte  cofines  de  pasas; 

^H 

cual  hijos,  ved  lo  que  os  cuadre 

pues  ¿qué  si  al  solimán  pasas, 

^^1 

en  mi  casa,  que  desde  hoy 

turco  del  rostro  cruel. 

^^1 

hijos  sois  y  padre  soy. 

que  la  destruye  y  jalbega? 

^H 

DOS.  |Viváis  mil  años,  compadre! 

No  gasu  en  un  año  entero                 , 

^^1 

1.         Hablad,  Juana,  á  vuestra  ahijada. 

tanta  cal  un  pastelero 

^^1 

•A.      Vos,  padre,  habláis  por  los  dos; 

cuando  la  Pascua  se  llega. 

^^M 

hágaos  sierva  suya  Dios, 

como  una  cara  pringada, 
pues  la  de  más  bízarria 

^H 

Elvira,  y  muy  bien  casada. 

1 

^^B 

^^^^               LA  SANfl^WWP 

HW^B 

no  es  más  que  pastelería 

hija,  que  de  tales  cuentus;     .^H 

por  la  Pascua  jalbegada. 

guárdalos  para  después.         ^^| 

[.a  color,  pues,  que  codicia 

Que  si  al  tiempo  te  acomodaS^H 

^^^^^K  * 

encubrir  la  opilación. 

has  de  hablar,  según  mí  ejemplo.  1 

no  gasta  más  bermellón 

en  el  templo,  como  en  templo^^j 

una  casa  á  la  malicia. 

y  en  las  bodas  como  en  bodas^H 

Pues  el  sebo  que  hace  hermusas 

Kn  boda  estás;  esta  \e¿           ^H 

las  manos,  ya  es  tanto  y  lal, 

goza  su  conversación.             ^H 

que  sin  ser  iie  Portugal 

Santa.      Obedecerte  es  razón.               ^^f 

las  pueden  llamar  sebosas. 

Juan.        Vaya,  que  yo  seré  el  juez.            1 

luso  es  lo  que  yo  más  llevo 

Crrspo.    Y'o  os  sacaré  á  la  vergüenza.         J 

de  su  engañoso  arrebol; 

amor,  si  os  liego  á  pintar.      ^H 

¿por  qué  ha  de  ser  luna  y  sol 

Llórenle,  tú  has  de  empezar. ^H 

lo  que  es  solimán  y  sebo? 

Llorent.  ¿Yo?                                        ^H 

¿No  fuera  menos  trabajo, 

Gil.                    Tú.                                   ^H 

sin  andar  de  Ceca  en  Meca. 

Llorest,                  Comienza.                 ^ 

llamar  la  cara  manteca 

ToBiBio.                                    Comienn. 

y  á  los  dientes,  dientes  de  ajo, 

Llorknt.  Paréceme  á  mi  que  amor 

aue  son  blancos  y  son  dientes; 
a  los  caJíellos  esparto. 

será  un  pequeñuelo  infante 

de  alegre  y  bello  semblante,    ^m 

que  es  rubio  á  veces  y  hay  harto, 

trapacista,  enredador,              ^^| 

y  no  rayos  transparentes, 

desnudo  por  el  calor                ^^| 

el  sol  y  la  luna  clara 

de  su  irreparable  fuego,          ^^| 

con  que  amantes  y  poetas 

con  dos  alas,  medio  ciego        ^H 

dicen  aue  andan  los  planetas 
saltando  de  cara  en  cara? 

y  amigo  de  hallarse  en  todo,       "n 

con  el  indio,  con  el  godo,          *ü 

V          Llürent 

.  Al  menos  las  de  la  Sagra 

con  el  español  y  el  griego.      ^H 

no  se  aieilan. 

Serán  sus  propios  efetos         ^^| 

H                  TORIBIO. 

¿No?  Verá; 

sujetar  con  dulces  daños        ^^| 

todas  son  de  corte  ya, 

floridos  y  verdes  años              ^H 

cualquier  per  signum  se  almagra. 

y  engañar  libres  sujetos;          ^* 

1            Gil. 

Dejemos  eso  y  tratemos 

volver  los  necios  discretos 

algo  que  nos  entretenga. 

y  Demóstenes  los  mudos. 

K                 lÜLVIRA. 

Bien  dices:  un  juego,  venga. 

romper  de  Gordio  los  ñudos 

H^B     Lluhent 

.  Di,  ¿queréis  jugar?  Juguemos 

y  oprimir  con  leyes  graves,     ^^ 

á  los  propósitos. 

desde  las  vestidas  aves             ^H 

^^H    Elviha. 

Son 

hasta  los  peces  desnudos.       ^H 

melancólicos. 

Son  los  efectos  de  amor          ^H 

^^H      TOPIBIÚ. 

No  hay  juego 

mezclar  penas  con  consuelos^^J 

de  más  gusto  y  más  sosiego 

satisfaciones  con  celos           ^^| 

que  buena  conversación. 
Proponed  alguna  enigma, 
y  la  novia  de  un  favor 

y  esperanzas  con  temor;         ^H 

el  favor  y  el  disfavor,             ^H 

^^^^^^Hh 

lo  amargo  con  lo  sabroso,      ^H 

al  que  la  acierte  mejor. 

lo  cierto  con  lo  dudoso. 

^^^K    Juan. 

Si  mi  parecer  se  eslima, 

como  yo  he  experimentado. 

cada  cual,  por  varios  modos, 

pues  que  vivo  enamorado, 

pinte  aquí  las  propiedades, 

triste,  confuso  y  celoso. 

efetos  y  calidades 

Ya  yo  he  dicho,  Elvira  hermosa. 

del  amor;  y  el  que  entre  lodos 

Elvira.    Y  harlo  bien.                                 . 

mejor  al  rapaz  pintare, 

Llore  NT.                       Ese  favor           ^H 

(¿Ivirá  le  dé  un  listón. 

quiero  agradecelle  á  amor.     ^H 
Juan.        Diga  Tortbio.                          ^H 

^^    Gil. 

Nuesamo  tiene  razón. 

■                 I.LORENT 

,  Cada  cual  piense  y  repare. 

ToRiBiü,                         ¿Yo  en  prosa?    ^H 

■             Santa. 

Padre:  dejémonos  de  eso 

Harto  mejor  os  prometo        ^H 

que  es  ocioso  disparate. 

que  en  poesía  lo  dijera.          ^^| 

■.           Juan. 

¿De  qué  quieres  que  se  trate? 

Elvira.     Vaya  en  verso.                        ^^1 

■             Santa. 

De  algún  ejemplo  ó  suceso 

Crespo.                             iCopl»  fuera! 

en  que  dos  buenos  casados 

ToRiBio.  Tomad  allá  este  soneto: 

y  santos  nos  entretengan, 

Amor,  deidad  que  lo  imposible  alcanxi, 

y  de  ellos  á  aprender  vengan 

es  propensión  violenta  en  quien  se  incüni. 

su  virtud  los  desposados. 

celeste  influjo,  en  cuanto  predomina, 

Esle  es  lindo  pasatiempo; 

pues  si  éste  cesa,  entibia  la  mudanza; 

cuentos  sé  yo,  no  sé  cuántos, 

Amor  es  relación  de  semejanza 

de  algunos  casados  santos. 

que  al  objeto  su  móvil  se  encamine; 

^     Juan. 

Quien  da  lo  que  es  suyo  al  tiempo 

sangre  nos  dice  que  es  la  medicina 

es  discreto,  y  el  que  ves 

y  un  mixto  del  temor  y  la  esperanza. 

es  más  de  enireienímientos, 

La  dama  en  interés  funda  su  empico; 

^^^^01                                               ACTO 

341             1 

e  afirma  ser  sólo  apetito. 

0  será  un  animalejo                                    1 

nidad  el  licito  deseo. 

al  modo  de  un  arador.                                m 

el  alma  es  virtud,  pero  delito 

pues  cual  él  se  mete  amor                         M 

erial,  mudable,  torpe  y  feo. 

entre  la  carne  y  el  hueso.                    ^^M 

nor  es  Dios,  y  aspira  á  lo  infinito. 

Mona  que  todo  lo  imita.                     '^^H 

>.    Como  en  Alcalá  estudiabas 

y,  en  fin,  á  mi  parecr,                           ^B 

tienes  pergeño  sotil. 

pues  está  en  hombre  y  mujer, 

Ea,  diga  agora  Gil. 

amor  es  hermafrodita. 

Digo,  pues. 

L1.OPENT 

.Gil:  tápale  aquesa  boca. 

NT.                   ¿Y  en  qué? 

Elvima. 

Esto  escucha  quien  consiente 

En  octavas. 

hablar  un  necio  entre  gente. 

jr,  conforme  yo  le  he  imaginado, 

Cresio. 

Yo  soy  necio  y  vos  .sois  loca. 

)mo  quien  es,  hijo  de  herrero, 

(Grtlan  dentro  Lillo,  facar".  Fnncisco 

ichacho  mal  hecho,  corcovado. 

Loarte,  «u  amo,  y  Don  Juao) 

le  los  fuelles,  negro  y  fiero; 

LfLLO. 

|To,  to.  capitán!  imarqucsa!                ^^M 

iré  enredadora  le  habrá  dado 

Fpanc. 

iCita,  zagala,  zagala!                              ^^M 

,s  licioncillas  de  hechicero. 

LiLLO. 

Al  viento  la  liebre  iguala.                     ^^M 

le  las  brasas  sopla  y  fuego  atiza 

Fl»  A  NC. 

Dificultosa  es  la  presa.                                1 

cuidado  amante  á  quien  hechi/u. 

LiLLO. 

Traspúsose  por  el  cerro.                     ^^1 

>ropiedad  y  efeto  no  consiste 

FRA.NC. 

Perdióse.                                              ^^M 

1  quitar  el  seso  y  sufrimiento 

L  ri.1.0. 

iBuena  demanda!                   ^^M 

re  amante  en  cuya  esfera  asiste, 

H 

ido  á  locuras  sus  tormentos; 

a  está  el  amante  alegre  y  triste, 

ESCENA  II                               ^1 

,  confiado,  descontento; 

.^<il«n  LiLLO.  FUAKCISCO  LOAUTB,  >•  Do.N  JUAV.  -Dir.HO».     ^^» 

ic,  ya  es  valiente,  ya  travieso: 

il 

aya,  amén,  amor  que  quita  el  seso! 

LtLLO. 

jOh  lleve  el  diablo  quien  anda                    1 

NT.  ¿Cómo,  Gil,  recién  casado 

hecho  loco  tras  un  perro!                            1 

y  amor  tan  aborrecido? 

i<^ue  ha  de  andar  un  hombre  á  caza  ^J 

O  tu  estás  arrepentido 

para  cansarme  y  cansarse                    ^^ñ 

ó  sin  duda  que  has  hablado 

por  lo  que  puede  comprarse                ^^M 

^kpor  boca  de  ganso. 

por  dos  reales  en  la  plaza!                   ^^| 

^                               ,;Hay  Ul> 

¡Que  desto  gusto  reciba                       ^^M 

Por  mi  honra  volver  quiero; 

y  no  le  aten  aun  pesebre!                           1 

yo,  el  amor  que  vitupero 

Fbanc 

No  hay  galgo  que  alcance  liebre               J 

nu  es  el  amor  conyugal, 

cogiendo  una  cuesta  arriba.                ^^H 

que  aquese  es  tan  atinado 

D.  SüAM. 

Si  el  camino  le  atajamos                     ^^M 

que  idolatro  en  sus  favores. 

no  se  nos  escapa.                                 ^H 

NT.  Pues  ¿cuál? 

Fhkhc. 

^H 

Hay  dos  amores. 

Lii.i.ü. 

Galbos,  los  mozos  llamó                    ^^B 

soltero  uno,  otro  casado. 

un  discreto,  de  sus  amos,                          1 

_  Kl  soltero  es  el  dimoniu 

y  dijo  verdad  expresa,                          ^J 

B  y  sus  faltas  saco  á  luz. 

pues  el  que  sirve  á  un  hidalgo,         .  ^^M 

B,¿  Y  esotro? 

no  comiendo  como  galgo                    ^^H 

^K                     No,  porque  es  cruz. 

más  Que  huesos  de  su  mesa,  ^^M 
con  él  alcanza  la  liebre                        ^^M 

IFSi  cruz  es  el  matrimonio. 

yo  he  de  decir  maravillas. 

de  la  otra,  que  á  mensajes                   ^H 

porque  he  de  entrar  en  más  hondo. 

de  los  galgos  ó  sus  pajes,  ^H 
la  fuerza  a  que  rompa  ó  quiebre  ^H 
su  cazador  0  galán                              ^H 

K  ¿Y  en  qué? 

V                     Mi  ingenio  es  redondo, 

y  asi  diré  en  redondillas: 

con  su  inclinación  honesta,                 ^^M 

Considero  yo  al  amor 

y  aunque  corra  por  la  cuesta  ^^M 
del  soy  y  del  que  dirán,                       ^^M 

que  será  por  su  desastre, 

como  un  aprendiz  de  sastre 

(a  diligencia  del  galgo                           ^H 

ó  mozo  de  tundidor, 

ó  el  criado  {\o  propio  es)                    ^^M 

de  una  personilla  chica 

la  trae  rendida  á  sus  pies.                    ^H 

que  con  interés  se  encarna. 

Pues  .idccir  que  le  dan  algo                ^^M 

lodo  cubierto  de  sarna. 

después  que  todo  esto  pasa?               ^^H 

que  por  eso  come  y  pica. 

Si  ladra  por  su  salario                        ^^| 

La  vista  llorosa  y  ciega, 

una  coz  es  lo  ordinario                       ^^M 

una  nube  en  cada  niña 

con  que  le  arrojan  de  casa.                J^H 

y  la  cabeza  con  liña, 

(Ltfántaniit  fo<for,j^^H 

que  amor  cual  tina  se  pega. 
Trampista  que  compra  y  vende 

Juan, 

Señor  Loarte:  ¿por  aqui                      "^H 

con  tan  gran  calor?                             ^^H 

y  engaña  á  quien  por  él  pasa, 

Franc. 

|Oh,  amigol         ^H 

ladrón  ratero  de  casa 

Mi  inclinación,  cual  veis,  sigo.           ^H 

que  se  esconde  como  duende. 

¿Qué  es  esto?  ¿qué  hacéis  asi?            ^H 

:OMEDIAS  DE  TIRSO  DE  MOLINA.— TOMO   II 

^ 

ló              J 

242 

LA  SANTA  JUANA- 

—  PRIMERA  PARTE                                   ^^^H 

Juan. 

Cásase  Gil,  mi  criado. 

Franc. 

¡Ay  de  mi.  Mp)  ^M 

con  Elvira  de  Añover, 

que  vine  á  cazar  aqui               ^H 

y  sálense  á  enireiener 

y  pienso  que  estoy  cazadol—  ^M 

el  calor,  cual  veis,  al  prado, 

Si  donde  decís  están,                 ^H 

FUANC. 

Por  muchos  años  y  buenos, 

mañana  en  amaneciendo,        ^H 

Gil. 

Siéntese  aqui  su  mercé. 

ir  á  correllas  pretendo;             ^M 

Fkanc. 

^■Sois  vos  el  novio?  Sí  haré; 

porque  esta  noche  don  Juan     ^B 

ninguno  dirá  á  lo  menos 

y  yo  tenemos  de  ser                  ^M 

que  vuestra  esposa  no  es  bella. 

vuestros  huespedes.                   ^M 

Ga. 

(Jomo  quiera  que  seamos. 

Juan. 

Mi  casa        ^M 

^^^ 

señor  Loarte,  aqui  estamos, 

quedará  honrada.                      ^M 

^^m^ 

jara  servillc,  yo  y  ella. 

D.  Juan. 

¿No  pasa^^M 

D.  Jl'AN. 

.a  madrina  es  tan  hermosa 

el  regocijo  y  placer            ^^^H 

que  más  parece  divina 

adelante?                            ^^^^| 

que  humana. 

Fban*:. 

iPor  mi  vida,        ^^^H 

Franc. 

|Ay  Dios!  iqué  madrina 

que  se  baile  un  pocol                ^H 

tan  bella! 

TOPIBIO. 

Oid.          ^M 

CHESPO. 

Si,  no  es  mocosa. 

lo  Que  nos  manda,  advertid.  H 
Bai  emos,  pues  nos  convida      H 

D.  Juan. 

Esta  doncella,  ,;quién  es? 

Crespo. 

Juan. 

Mi  hija  Juana,  señor.                              ' 

este  viento  lisonjero,                  ^H 

Fbanc. 

Venturoso  labrador 

y  ya  la  tarde  declina.                  ^M 

que  tan  precioso  interés 

Fbanc. 

Al  lado  de  la  madrina,              ^H 

tiene  en  casa,  y  quien  emplea 

si  gustáis,  sentarme  quiero,     ^B 

en  ella  hacienda  y  ventura. 

que  después  acá  que  sé,             ^H 

No  ne  visto  tal  hermosura. 

ser  hija  vuestra,  la  eslimo.        ^1 

Juan. 

Asi,  asi,  como  de  aldea. 

(Siéntanle  t^\ 

Al  menos  mi  senecltid 

CpESPO. 

No  ha  escogido  mal  arrimo. 

se  llama  en  vella  dichosa. 

Juan. 

Y  hacéisla  mucha  merced. 

Fbanc. 

Notablemente  es  hermosa. 

Franc 

Perdonad,  madrina  hermosa. 

Juan. 

Más  notable  es  su  virtud. 

que  sin  licencia  he  tomado       ^M 

Franc. 

Don  Juan,  decid:  ¿qué  os  parece? 

el  más  agradable  ladu                ^M 

D.  JtPAN 

Hermosa. 

que  hallo  mi  suerte  dichosa.      ^ 

Franc. 

|Aj,  deseos  extraños! 

Que  á  fe,  aunque  la  novia  es  belt^ 

¿Qaé  edad  tiene? 

que  es  lu  madrina  mejor.  ^j 
Como  sois  nobte,  señor,           ^H 

Juan. 

Trece  años. 

Santa. 

Franc. 

Si  mi  amor  se  está  en  sus  trece 

honráisnos  á  mi  y  á  ella.          ^M 

no  sé,  don  Juan,  qué  he  de  hacer; 

JrAN. 

Gil:  á  la  novia  sacad.                 ^M 

perdido  estoy. 

Fuanc. 

Tu  fuegu,  amor,  se  reprima,  (3i5 

D.  Juan. 

¿Cómo  es  eso? 

que  aunque  su  beldad  me  anima 

Franc. 

No  se;  sé  que  pierdo  el  seso. 

me  enfrena  su  honestidad.      _^ 

LiLLO. 

I.os  galgos  voy  á  traer. 

(Cantan  y  bailan  (re*  ód^H 

no  se  pierdan. 

MÚSICOS 

.  A  la  boda  y  velación                ^| 

D.  Jl'AN. 

Desenfrena 

que  hace  Elvira  de  Añover      ^M 

después,  l.ilio,  los  caballos 

con  Gil,  de  ouien  es  mujer,  ^H 
cantó  el  pueblo  esta  canción:  ^M 

y  á  pacer  puedes  echallos 

en  el  prado. 

«La  zagala  y  el  garzón             ^M 

Ln.LO. 

O  en  la  arena. 

para  en  uno  son.»                      ^H 

(Vaie.) 

Y  después  de  haber  cantado,  ^H 
viendo  á  la  madrina  al  lado,  ^M 
que  es  para  alabar  á  Dios.        ^M 

ESCENA  III 

bailaron  de  dos  en  dos              ^M 

^ 

IjICHO»,  mrnují  Lillo. 

los  zagales  de  la  villa.  ^H 
que  si  linda  era  la  madrina       ^\ 

^^K  Juan. 

¿A  qué  bueno  desde  II leseas 

por  mi  fe  que  la  novia  es  linda. 

^^^K 

á  Hazaña,  señor,  salís? 

Y  por  el  viento  sutil                  ^m 

^^H 

Porque  si  á  cazar  venís 

los  pájaros  á  quien  llama         ^M 

^^^B 

estas  mañanas,  que  frescas 

el  canto  de  mil  en  mil                ^^ 

^^B 

me  han  convidado  á  que  vea 

sallando  y  volando  de  rama  en  rwnl 

^^K 

media  legua  de  aqui  un  haza, 

pican  las  dores  de  la  retama      ^J 

^^^H 

he  hallado  fanrsosa  caza 

y  las  hojas  del  torongil.             ^M 

^^^H 

)ara  quien  correr  desea, 
-^n  las  viñas  del  Concejo 

Prendó  amor  á  Gil  Pascual       ^M 

^^^m 

(que  es  alguacil  del  que  mira)  ^M 
de  la  hermosura  de  Elvira,        ^M 

^^^^ 

deben  de  tener  sus  camas 

^^H 

dos  liebres  como  unas  gamas. 

y  á  ella  del  otro  que  tal,           ^M 

^^^H 

que  i  cogerme  menos  viejo 

v  al  desposarse  el  zagal  ^M 
íevanlan  esta  canción:               ^M 

^^^m 

ya  las  hubiera  colgado 

V 

de  la  pretina. 

«La  zagala  y  el  garzón,  etc.*   ^M 

ACTO  PRIMEKO 


24? 


Por  extremo  lo  habéis  hecho. 

Volvámonos  al  lugar, 

que  es  hora  ya  de  cenar. 
B.      Veneno  llevo  en  el  pecho.  (Ap.) 
^_^  No  seréis  lan  resfalados 
^Bni  dormiréis  un  á  gusto 
^M  esta  noche  como  es  justo 
^B  á  huéspedes  tan  honrados; 
^V  pero  á  este  riesgo  se  pone 
"        el  que  se  aposenta  en  casa 

«strecha,  pobre  y  escasa. 

La  cortedad  se  perdone 

y  recíbase  el  deseo. 
AN.   Todo  sobra  donde  vos 

estáis,  Juan  Vázquez. 

tjAy,  Dios!  (^p.) 
jQué  hechizo  es  esie  que  veo? 
{Vame.) 
1 


ESCENA  IV 

lAtico  Antonio  y  Lvoorico  dt  caminu. 


M*B«;o  Antonio. 
recién  casado 

Irimonio  y  mi  í!orida  hacienda; 
rédito  quebrado, 

DVD  en  pie  mis  gustos  y  mi  tienda, 
iseñó,  Ludovico, 

presto  es  pobre  el  mercader  mis  ricu. 
mi  amada  esposa 
nñanza  de  su  fe  y  mi  miedo, 
Ima  temerosa 

)ledo  salió,  y  quedó  en  Toledo; 
uando  amor  no  calma 
animar  dos  cuerpos  sola  un  alma. 
)i  la  blanca  espuma 
oceloso  y  húmedo  elemenlo 
*erú  llegué,  en  suma, 
les  que  vi  la  muerte  entre  agua  y  viento, 
dio  el  mar  noticia 
;1igro  á  que  pone  la  codicia. 

parientes  ricos 
uya  ayuda  reparé  los  daños 
a  juzgo  por  chicos, 
t\  discurso  breve  de  dos  aAos, 
lacienda  sin  tasa, 

)  á  gozar  mi  esposa,  patria  y  casa. 
.  son  sus  paredes, 
lito  que  guarda  su  hermosura; 
sus  piedras  puedes 
I  reliquias,  si  la  noche  obscura 
Dfba  que  divises 
a  de  Penélope  y  Ulises. 

hecha  España  Grecia, 
bra  mi  Artemisia  un  Mauseolo; 
^ive  Lucrecia, 
Jtad  y  belleza  Fénix  solo, 
a,  que  esta  es  la  puerta 
la  al  vicio,  i  la  virtud  abtcrta. 

Ludovico. 

[usto  te  he  escuchado 

lorosas  salvas  que  alegre  haces 

sposa,  y  notado 

Dmo  tras  la  guerra,  quietas  paces, 

I  ausencia  prolija, 


presente  amor  sus  gustos  regocija 
de  mi  señora. 

Marco  Antümo. 

Ludovico,  llama. 

ESCENA  V 
Dtsdt  úrriba  Mblchok  y  Jut.10.— Dicho», 

Julio. 
Libréme  por  ligero. 

Melchor. 
Vendióme  algtjn  soplón. 
Julio. 

Scpló  la  dama. 
Nu  está  esta  pared  alta. 

Melchor. 
Mamola  el  Alguai;¡l. 

Julio. 

¿Qué  esperas?  Salta. 

(Sultán  al  tablada.) 

Melchor. 
Ya  estamos  en  la  calle. 

Por  Dios,  que  es  bella  moza  y  que  el  marido 
dejó  á  riesgo  un  buen  talle. 

Julio. 
Dichovüs  esta  noche  habernos  sido. 
¿Adunde  bueno  agora? 

Melchor. 
A  dormir,  que  es  la  una. 

Julio. 

Sí,  ya  es  hora.  {VaHttS\ 

ESCENA  VI 
Dicho*,  minan  Melchor  y  Julio. 

Ludovico. 

Dos  hombres  han  saltado, 

pienso  que  de  tu  casa,  y  ya  se  han  ido. 

Suspenso  te  has  quedado. 

.Marco  Antonio. 
«Por  Dios,  que  es  bella  moza  y  que  el  marido] 
dejó  á  riesgo  un  buen  talle.» 
iHonorl  ¿asi  os  arrojan  en  la  calle? — 
Mira,  mira  si  duermo. 

Ludovico. 
Despierto  estás. 

Marco  Antonio. 

Luego  ¿mi  daño  es  cierto? 
¿Si  acaso  como  enfermo 
que  frenético  ve  sombras  despierto, 
no  he  visto  mis  enojos? 
Pero  mi  casa  es  esta,  estos  mis  ojos. 
No  ha  sido  Leonor  casta, 
no,  que  escaJó  mi  fama  un  enemigo; 


244 


LA  SANTA  JUANA — PRIMERA  PARTE 


tú  eres  lesligo,  y  ba&la 

en  cosas  del  honor  sólo  un  testigo. 

¡Malhaya  quien  confia 

de  la  mujer  la  honra  un  solo  dia! 

¿Quieres  que  entre  y  acabe 

pasando  su  lascivo  y  flaco  pechor 

LUUOTICO. 

Un  delito  tan  grave 
si  queda  con  vengarse  satisfecho, 
¿quieres  que  vuelva  en  brasa 
las  adúlteras  piedras  de  esta  caso? 
¡Ciclos,  castigo  lanlol 
¿Lloras,  señor? 

Marco  Antonio. 
Murió,  Claudio,  mí  Tama. 
Si  en  muerte  es  justo  el  llanto, 
bien  puedo  yo  llorar,  aunque  en  quien  ama 
y  ver  lo  que  á  ver  llego» 
no  son  agua  las  lágrimas:  son  fuego. 
Cruel:  ¿así  has  pagado 
mi  fírmeza,  violando  los  altares 
del  tálamo  manchado? 
Oro  en  los  montes,  perlas  en  los  mares 
busque,  cuya  riqueza 
pudiese  competir  con  tu  belleza. 
Déjete  á  la  partida 

sembrada  en  tu  lealtad  mi  confianza; 
amor,  ligrimas,  vida, 
y  en  vez  de  dulce  fruto  hallo  mudanza, 
deshonras,  desconsuelos; 
pero  quien  siembra  amor,  que  coja  celos. 
Pena:  matarme  quiero... 

I.iiDOVICO. 

Sosiégate,  señor;  ¿tú  eres  el  sabio? 

Infórmate  primero 

si  es  cierta  la  sospecha  de  tu  agravio, 

que  despeña  la  ira 

SI  la  prudencia  su  favor  retira, 

Mapco  Antonio. 
Informaréme  luego 
del  adulterio  infame  que  me  afrenta, 
si  de  mi  agravio  el  fuego 

[>rimero  que  lo  sepa  no  ensangrienta 
a  ya  violada  cima 

que  ausente  el  dueño  ajenos  brazos  llama, 
tn  Toledo  escondido, 
cuando  del  sol  se  ausente  el  claro  coche, 
sin  saber  que  he  venido, 
rondaré  estas  paredes  cada  noche, 
hasta  que  mi  esperanza 
los  Coja  dentro  y  triunfe  mi  venganza. 
Presto  el  tálamo  falso 
será  de  una  tragedia  vil  teatro, 
ó  triste  cadahalso, 

que,  pues  Córdoba  tuvo  un  veinticuatro 
valeroso,  si  puedo, 
como  á  él  me  estimará  desde  hoy  Toledo. 

(Vanse.) 


Fabio. 
Melcii. 


Fabio. 
Melcii. 


Fabio. 


Melcii. 


dila,  Fabio.  en  pretender, 
y  la  que  Porcia  habia  sido, 
forzada  de  la  pobreza, 
porcelana  quebrada  es; 
que  al  golpe  de  un  interés 
se  quiebra  cualquier  belleza. 
Dos  meses  de  pretensión 
me  cuesta,  y  al  cabo  de  ellos, 
esta  noche  los  cabellos 
cogi  á  ia  calva  ocasión. 
Y  al  tiempo  que  la  codicia 
de  mi  amor  templó  la  llama, 
llega  de  repente  y  llama 
á  la  puerta  la  justicia. 
Subimos  á  la  azotea, 
viónos  un  corchete  vil, 
avisólo  á  su  alguacil, 
y  él,  que  prendernos  desea, 
siguiónos;  pero  burlado 
le  dejamos,  cuando  vio 
que  sallamos  Julio  y  yo 
de  la  azotea  á  un  tejado 
de  la  casa  donde  vive 
doña  Leonor,  bella  esposa, 
de  Marco  Antonio  y  virtuosa, 
que  está  en  Indias,  y  recibe 
nombre  de  Lucrecia  casta. 
por  quien  ya  comparar  puedo 
á  Roma  nuestra  Toledo, 
pues  es  honra  suya. 

Basta. 
Kstaba  el  tejado  bajo 
y  fuénos  fácil  saltar 
á  la  calle,  sin  mirar 
si  habia  gente.  Al  fin,  trabajo 
nos  cosió,  mas  todo  es  poco, 
que  es  un  ángel  la  mujer.         _ 
¿Qué  hora  es?  ■ 

Deben  de  ser  ■ 

las  dos.  l£ntra,  que  andas  loco. 
M)  padre  ¿no  me  habrá  echado 
menos? 

¿Cómo  le  ha  de  echarj_ 
si  cuando  se  va  á  acostar 
le  deja  siempre  acostado? 
iCómo  estos  engaños  sabe 
la  traviesa  mocedad! 


ESCENA  VIH 
Sa¡t  JuAH  Mateo,  con  un  eútidit  — 

Mateo.     Mi  sospecha  fué  verdad; 
él  debe  de  tener  llave 
de  casa,  hechiza.  Confieso 
que  intenta  enfrenar  el  mai 
el  que  pretende  enfrenar 
un  hijo  mozo  y  travieso. 

Fabki.       tl^u<^n  lance  habemos  cchadol 

Tu  padre  es  este,  señor. 

¿Que  haces  aquí,  Melchor? 

¿No  te  dejé  yo  acostado? 

Lcvantaráste  á  estudiar. 

ya  que  á  tal  hora  te  veo, 

para  cumplirme  el  deseo 

3ue  le  da  tanto  pesar, 
e  que  de  la  iglesia  seas; 


ACTO  PRIMERO 


345 


sin  duda  es  lo  aue  imagino, 

que  el  vestido  de  camino 

en  este  ejercicio  empleas. 

¿Tú  de  noche?  Considero 

que  debes  de  pretender, 

siendo  hijo  de  mercader, 

levantarte  acaballero. 

Que  es  propio  de  los  señores 

rondar  de  noche  las  damas. 

aunque  peligren  sus  famas. 

Mi  sangre  es  de  labradores, 

no  de  caballeros  vengo; 

un  labrador  fué  tu  abuelo; 

mi  madre,  que  esté  en  el  cielo, 

lo  fué;  un  hermano  tengo, 

labrador  es  en  Hazaña, 

honrado  y  cristiano  viejo. 

No  porque  el  arado  dejo, 

si  esta  presunción  le  engaña, 

te  despeñe  asi  el  deseo, 

porque,  para  que  te  asombre, 

no  es  Pimentel  mi  renombre, 

ni  Mendoza;  Juan  Maleo 

es  el  apellido  mió; 

desie  me  precio,  Melchor. 

Juan  Vázquez,  un  labrador. 

es  mi  hermano  y  es  tu  tío. 

No  has  de  estar  más  en  Toledo 

un  hora;  el  vestido  vino 

muy  bien,  que  estás  de  camino. 
;h.     Señor:  escucha... 
;o.  No  puedo. 

A  Alcalá  te  he  de  llevar 

por  que  dejes  la  ocasión 

que  dicen  hace  al  ladrón; 

allí  puedes  estudiar. 

Hoy  te  has  de  ir,  yantes  queálllescas 

llegues,  quiero  que  conozcas 

casas  pajizas  y  toscas, 

porque  no  le  ensoberbezcas, 

3ue  es  el  solar  conocido 
e  lu  linaje  en  Hazaña. 
ICH.     Mira,  señor,  que  te  engaña 
f  tu  sospecha;  este  vestido 

me  probaba... 
LTEo.  Ya  colijo 

que  me  quieres  engañar. 
Ven,  que  asi  ha  de  remediar 
el  padre  cuerdo  al  loco  hijo. 

(Vaine.) 


ESCENA  fX 

Salen  Joan  V'JIiqusí  y  Francisco  Loakts 

Fbancisoi. 
t  me  habéis  de  decir  de  no,  si  es  cierto 
le  mi  vida  estimáis,  pues  no  consiste 
lo  en  el  si  de  vuestra  honrada  boca. 
I  causa  de  quedarme  aqui  esta  noche 

vuestra  casa,  fué  para  pediros 
le  remediéis  mis  males.  Vuestra  hija; 

honestidad  hermosa,  sus  virtudes; 
fama  que  en  la  Sagra  la  hace  Fénix, 
t  obliga  á  que  me  maten  sus  deseos. 

sabéis,  en  lllescas,  mi  prosapia. 


la  hacienda  y  el  valor  de  los  Loarles; 
yo  sé  que  si  me  dais  á  vuestra  Juana 
por  esposa,  que  al  oro  de  nobleza 
et  esmalte  á  mí  sangre  no  le  falta, 
pues  la  virtud  de  Juana  será  esmalte. 

Jijan  Vázquez. 
Dudoso  estoy;  no  sé  lo  que  os  responda. 
Por  una  parle  los  afectos  miro 
con  que  os  obliga  amor,  y  sé  su  fuerza; 
por  otro  la  notable  diferencia 
de  vuestro  estado  y  mío;  vos  hidalgo 
premiado  y  estimado  justamente 
del  César  Carlos  quinto,  que  Dios  guarde: 
leat  á  su  corona,  como  muestran 
el  valor  y  la  fe  de  vuestros  hechos 
en  las  Comunidades  de  Castilla; 
piedra  de  toque  donde  el  oro  uno 
mostraron  de  su  fe  los  más  leales, 
y  su  dorada  alquimia  los  traidores. 
Sois  Francisco  Loarte,  al  fin,  que  basta 
para  decir  que  sois  honra  de  lltescas. 
Yo,  aunque  cristiano  viejo,  en  sangre  limpio, 
soy  labrador;  mi  casa  y  sus  paredes 
(en  vez  de  los  tapices  que  en  las  vuestras 
adornan)  se  contentan  con  vestirse 
de  cedazos,  arneros  y  de  trillos, 
y  los  doseles  que  mis  techos  cubren, 
horcas  de  ajos,  pimientos  y  cebollas. 
No  sé  si  llevarán  bien  mis  parientes 
que,  podiendo  casar  con  uno  del  los 
á  mi  Juana,  la  saque  de  sus  quicios, 
que  ya  sabéis  que  el  labrador  sin  raza, 
eslima  en  más  la  tosca  caperuza 
que  el  sombrero  con  plumas  y  medallas. 
Fuera  de  que  mi  Juana  aún  es  muy  niña 
y  no  la  siento  ahora  Con  deseos 
de  cautivar  su  libertad;  dcjalda 
crecer,  y  tratarélo  con  mis  deudos, 
que  entretanto  podrá  ser  que  se  aplaquen 
esos  primeros  ímpetus,  y  libre, 
mirándolo  mejor,  queráis  esposa 
con  que  se  pueda  honrar  vuestro  linaje, 
criada  en  noble  y  cortesano  traje. 

Francisco. 
Juan  Vázquez,  aunque  á  amor  le  pintan  ciego, 
con  ojos  me  ha  dejado  el  que  me  abrasa, 
y  aunque  no  sois  hid«lt;o,  poco  menos 
es  un  honrado  labrador.  Leído 
he  yo  de  mi)  señores  que  en  las  cepas 
de  sus  noblezas  {sin  perder  su  lustre) 
han  enjerto  sarmientos  labradores, 
¿yué  puedo  yo  perder,  y  qué  no  gano 
si  sois  el  más  honrado  de  la  Sagra, 
rico  y  de  sangre  limpia?  Yo  sé  cierto 
que  si  el  sí  me  negáis,  cortará  en  cierne 
la  muerte  el  verde  fruto  de  mi  vida, 
y  os  llamará  La  Sagra  mi  homicida. 
Juan  VÁzyuEZ. 

Ahora  bien,  id  con  Dios,  que  yo  os  prometo 
que  no  quede  por  m!,  señor  Francisco, 
el  daros  ese  gusto.  Estos  negocios 
de  casamientos,  es  razón  primero 
comunicarlos;  yo  tengo  un  hermano, 
mercader  en  Toledo,  advertiréle 
lo  bien  que  nos  está;  si  me  aconseja 


246 


LA  SANTA  JUANA — PRIMERA  PARTE 


que  ennoblezca  mi  casa,  vuestra  esposa 
será  mi  Juana. 

Francisca-. 

^•Dentro  de  qué  tiempo 
F'tendréis  resolución? 

Juan  Vázquez. 

Yo  iré  á  Toledo 
de  semana  sin  falla,  que  esia  noche 
voy  (porque  as!  mi  Juana  lo  ha  pedido) 
al  mona&terio  de  la  Cruz  en  vela, 
porque  su  madre,  vendóla  n^uy  mala, 
ofreció  de  llevarla  allá  y  murióse 
sin  cumplir  la  promesa,  y  Juana  quiere 

3ue  se  cumplan  los  votos  de  su  madre 
ados  á  Dios.  Iremos  como  digo 
esta  noche,  por  ser  cuando  se  juntan 
de  toda  esta  comarca  mil  devotos 
y  van  allá  á  velar  con  varias  fíestas, 
y  pediréle  á  Dios  que,  si  nos  cumple 
aqueste  casamiento,  le  encamine,    • 
y  si  no  que  le  aparte. 

FUANCISCO. 

Aquese  tiempo, 
aunque  se  me  ha  de  hacer  eternos  siglos, 
esperará  el  deseo  entre  balanzas 
de  tímidos  recelos  y  esperanzas. 


ESCENA  X 
Satt  LiLLO.  — OicMOi. 

LrLi-O. 
^Hémonosde  ir,  señor?  Ya  está  ensillado 
y  á  caballo  don  Juan. 

Francisco 

Vamos;  el  cielo 
me  cumpla  este  deseo  por  que  pueda 
llamaros  padre. 

Juan  Vázquez. 
Ya  alegre  coligo 
que  honrará  nuestras  casa  tan  noble  hijo. 


ESCENA  XI 
Quida  JvAN  Viztivst  sitio. 

Quiere  hacer  un  tapiz  la  industria  humana 
en  donde  el  arte  á  la  materia  e.vceda, 
y  con  su  adorno  componer  se  pueda 
la  pared  de  la  cuadra  más  profana. 

Matiza  en  el  telar  la  mano  ufana 
y  mezcla  hilos  con  que  hermoso  queda; 
pero  entre  el  oro  ilustre  y  noble  seda 
entreteje  también  la  humilde  lana. 

Lo  propio  hace  el  amor,  que  mezcla  y  teje 
con  la  lana  la  seda,  aunque  mis  valga, 
igualando  al  villano  con  el  noble. 

Noble  yerno  me  da,  no  es  bien  le  deje, 
que  con  mi  lana  v  con  su  seda  hidalga 
Sktldrá  el  tapiz  de  amor  curioso  al  doble. 


ESCENA  XII 
Salen  Juan  Mateo  >' ^d  Santa.— Ok 

Santa.     Aquí  un  huésped  despedía; 
en  extremo  se  holgará 
de  veros. 

Mateo.  Grande  estáis  ya, 

hermosa  sobrina  mía. 
.Mucho  crecéis. 

S  A  NTA .  Siem  p  re  c  rece 

la  mala  hierba. 

Mateo.  Otra  fama 

de  vos  la  Sagra  derrama. 
,;Cuántos  años  tenéis? 

Sa.nta.  Trece. 

Mateo.     Ya  sois  gran  mujer. 

Juan.  Hermano: 

^'vos  aqui?  ¡Gran  novedad! 

Mateo.    Aquesos  brazos  me  dad. 

Juan.        Después  que  sois  ciudadano 
no  nos  queréis  ver. 

Mateo.  Razón 

tenéis  de  repreh<'nderme. 
Llevóme  á  Toledo  á  hacerme 
mercader  mí  inclinación; 
mas  no  por  eso  me  olvido 
del  respeto  y  el  amor 
que,  como  hermano  mayor, 
os  debo. 

Juan.  ¡A  fe  que  habéis  sido 

de  cuidttdol  Yo  y  mi  Juaoa 
formábamos  quejas  ya 
Y,  á  no  venir  vos  acá, 
pensaba  yo  esta  semana 
iros  á  ver  á  Toledo; 
pero  ya  que  habéis  venido, 
yo  apostaré  que  no  ha  sido 
sólo  i  verme,  si  bien  puedo 
decirlo. 

.Mateo.  T ráeme  el  cuidado 

de  veros,  poner  en  orden, 
en  los  vicios  y  desorden 
de  un  hijo  desbaratado. 
A  Melchor  llevo  á  Alcalá 
porque  me  pierde  el  respeto 
y  anda,  hermano,  muy  mquieto 

Juan.         Pues  ¿enmcndaráse  allá? 

Matko.     Si,  que  ausente  de  su  tierra, 
y  faltando  la  ocasión, 
pondrá  su  vida  en  razón. 

Juan.        Yo  pienso,  hermano,  que  yerra 
el  que  teniendo  presente 
un  hijo  sin  que  se  enmiende 
viéndole  su  padre,  entiende 
que  se  ha  de  enmendar  ausente 
La  presencia,  hermano,  honrada 
de  un  padre  viejo  es  indicio 
que,  si  corre  tras  el  vicio, 
¡p  tendrá  la  sofrenada 
de  su  respeto  y  temor; 
masausentalle  no  es  bueno, 
porque  eso  es  quilalle  el  freno 
para  que  corra  mejor. 

Mateo.     Hay  en  Toledo  ocasiones 
notables. 

Juan.  ,;Y  fallarán 

ea  Alcalá,  donde  eslAn 


la 


XCTO  l>RlMERr) 


247 


dando  los  vicios  licciones? 

Mal  sabéis  el  privilegio, 

que  de  una  Universidad 

el  vicio  y  la  libertad 

también  tiene  su  colegio. 

Mermano:  no  oslo  aconsejo. 
Matko.     Por  vuestro  fausto  me  rijo. 
Juan.         I£1  tener  al  ojo  su  hijo 

es  lo  mejor,  pues  sois  viejo; 

escoged  mi  sabio  medio. 
Mateo.     Ese  será  más  barato. 
Juan.        Sabed,  hermano,  que  traio 

de  dar  á  Juana  remedio. 

Después  sabréis  lo  que  pasa, 

y  lo  que  me  esté  mejor 

me  aconsejaréis.  Melchor; 

¿dónde  estáP 
Mateo.  Aguardando  en  casa. 

.Juan.        Pues  venid,  yo  os  daré  luz 

de  lo  que  os  quiero  decir. 
•  Santa.      Tío:  ¿quiérese  venir 

con  nosotros  á  la  Cruz, 

á  una  vela?" 
Mateo.  Si,  sobrina; 

que  soy  yo  muy  su  devoto. 
Santa.      Vamos  á  cumplir  un  voto. 
Juan.         Es  su  inclinación  divina.         iVanst.) 


ESCENA  Xül 

Saltn  LÁBüAboiiKS  á  la  veía,  cantando  con  grita 
y  finta. 

Todos.  {Cantando.) 

Que  la  Sagra  de  Toledo  mil  fiestas  hace 

á  la  Virgen  de  la  Cruz,  que  es  Virgen  madre. 

LAauADoa  i." 

Que  la  Sagra  de  Toledo  contenta  envía 
vuestros  hijos  y  devotos.  Virgen  María, 
y  con  fiestas  y  alegrSa  van  los  lugares. 

Todos. 

A  la  Virgen  de  la  Cruz,  que  es  Vir^jen  madre 

Lab.  t."    Este  sitio  me  comenta.      isiín/jiiíí.) 
Lab.  3."    A  mí  esta  hierba  me  agrada. 
Lab.  3.'    |Famosa  noche! 
Lab.  4.**  Extremada, 

í.  I  .•    ¿No  veis  cómo  representa 

la  noche  morena  y  zarca 

su  estrellada  autoridad? 
Lab.  1."    Fanfarrona  majestad 

muestra  cuando,  abriendo  el  arca 

las  estrellas  saca  afuera 

que  adornan  su  aparador. 
Lab.  3.*    liizola  el  divino  Autor 

del  cielo  la  repostera,   (cjiiran  dtntro) 
Lab.  4.*    ¡Brava  grita  á  fe! 
Lab.  i.°  ¡Oh,  bien  haya 

la  Sagial 
Lab.  4."    ¿Estos  quien  son? 
Lab.  a.*    ¿Serán  los  de  Toirejón? 

Vengan,  daremos  les  vaya. 


EscNA  xrv 


Saltn  más  I^abradoübs  can  grita  y  mútica. 

Todos. 

Norabuena  vengáis,  Abril; 

si  os  fuéredes  luego  volveos  por  aqui. 

Lab.  i." 
Lab.  2." 
Lab.  r." 
Todos. 
La».  1." 
Todos. 
Lab.  i." 
Todos. 
Lab.  i.» 
Todos. 
Lab.  i." 
Todos. 


Abril  cari  alegre 
Muy  galán  venís. 
El  sayo  de  verde 
Muy  galán  venís. 
La  capa}'  sombrero 
Muy  ¿alan  venís. 
De  flor  de  romero 
Muy  galán  venís. 
Blancos  los  zapatos 
Muy  galán  venís. 
Morados  los  lazos 
Muy  galán  venís. 

Labrador  i.^ 
Pues  que  sois  tan  bello,  risueño  y  gentil 

Todos. 
Nora  buena  vengáis,  Abril, 

Si  os  fuésedes  luego,  etc.  {Siéntanse.) 

Labkadoh  i." 
Métete,  Torrejón,  con  tus  torrejas 
y  mira  que  rebuznas  cuando  cantas. 

Labrador  5.* 
Ugcna:  guarda  la  cigüeña  y  calla, 
que  tienes  bien  por  qué,  no  me  provoques 
á  que  te  diga  lo  del  campanario. 

Labrauoh   i.** 
Calla  tú,  Torrejón,  aunque  sin  torres 
que  diré  lo  del  Drago. 

Todos. 
[Hú,  que  te  corres! 


ESCENA  XV 
Más  Labkaporbs  con  tamboril,  flauta  y  grita. 

Labrador  6.** 
Casa  Rubillos  viene  y  su  Concejo. 

Labrador  5.* 
Sí,  el  tamboril  es  suyo. 

Labrador  (3.* 

No  le  toques 
que  del  pellejo  de  tu  madre  se  hizo. 

Labrador  5." 
De  tu  mujer  dirás,  que  es  desollada. 

Labraik)!»  4." 

Daca  el  mercado  donde  iodo  un  día 
vendiste  solamenie  dos  cebollas. 

Labhauok  8.' 
Daca  tú  la  cigüeña  de  tu  torre, 
í  quien  saliste  á  recibir  un  día 
con  danzas,  procesión  y  monacilloSt 


LA  SANTA  JUANA — PPIMfePA  PARife 


y  enviaste  al  Alcalde  i  convidalla 
con  la  casa  del  Cura,  pensando  era 
alguna  viuda  honrada  y  forastera. 

Labradop  u.' 
Mientes  tú  y  el  mercado  que  socorres. 

Todos. 
¡Hú,  que  le  corres!  (i) 

Labrador  8.* 
^'No  sabremos  por  qué  razón  se  llaman 
señores  Torrejones  los  del  Drago? 

Labrador  3." 
Eso  yo  os  lo  diré.  Vieron  un  dia 
parado  un  coche  orillas  de  un  arroyo 
y  juzgando  por  pies  las  cuatro  ruedas, 
alas  las  puertas  y  la  lanza  cola, 
como  jamás  hubiesen  visto  coches 
y  el  encerado  fuese  todo  verde, 
creyeron  ser  dragón  que  se  comía 
las  muías  que  tiraban,  y  tocando 
aprisa  la  campana  del  Concejo 
fueron  con  chuzos  á  malar  el  drago, 
y  viéndole  después  aue  le  llevaban 
las  muías,  y  sabiendo  que  era  coche 
todos  al  tin  cayerun  Je  sus  burras. 
¿No es  verdad  esto,  hermanos  délas  Torres? 

Larraoor  6." 
Todo  es  falso  y  mentira. 

Todos. 

¡Hú,  que  te  corresl 

ESCKNA  XVf 

Saltn  Juan  \ÁZ\{Vui,  Juan  Mat«o,  MEtcaoR 
y  La  Santa. 

"^  Juan  Vázquez. 

No  vi  en  mi  vida  más  alegre  noche. 
Santa. 

Como  es  la  íiesia  de  quien  presta  rayos 
al  planeta  mayor  v  hermosa  luna, 
que  cuando  el  sol  se  ausenta  es  su  virreina, 
no  es  mucho  que  sea  clara  y  apacible. 

Melchor. 
Seniémonos  aquí,  que  hay  lugar  hario. 

{SiéHldHíi.i 

Juan  Mateo. 
Digo  que  el  casamiento  me  parece 
honroso  para  todos,  y  entretanto 
que  se  conciertan,  ( i )  porque  en  una  aldea 
no  está  segura  de  un  violento  gusto 
la  honra  frágil  de  una  mujer  moza, 
y  un  poderoso  puede  aprovecharse 
de  la  ocasión,  la  llevare  conmigo, 
pues  en  mi  casa  vivirá  segura 
de  esos  peligros. 


(i1    Falta  la  mitad  de  c^se  veno. 
(7)    En  rl  Kxioseleccunvúrlafi:  pcrocreo  que  «» 
errata. 


Juan  VAzquez. 

Su  virtud  es  tanta 
que  adondequiera  lo  estará:  mas  sea] 
lo  que  queráis,  no  viva  en  el  aldea. 

Labrador  4." 
Los  de  Hazaña  han  venido;  dad  tras  ellos, 
que  bien  hay  que  decir. 

Labrador  3." 

Eso  no  es  justo. 
que  viene  atli  la  hija  de  Juan  Vázquez. 
espejo  de  la  Sagra  de  Toledo, 
y  es  tan  honesta  y  agradable  á  todos 
que  nos  ha  Je  obligar  á  callar. 

Labrador  i." 

Bueno, 
pues  ,icómo  habernos  de  pasar  la  noche? 

Labrador  3.* 
Ella  referirá  cuentos  sabrosos 
que  nos  entretendrán;  vamos  á  hablarla. 

Labkauob  4." 
Mantenga  Dios  la  buena  gente. 

Juan  Váiqubz. 

I Y  cUmi 

que  nos  mantiene! 

Labrador  6.' 

Acá  venimos  todos 
á  que  nos  cuente  Juana  una  conseja, 
y  par  Dios  que  gustara  de  mi  voto 
que  mos  dijera  qué  principio  tuvo 
la  Hesta  de  la  Cruz  á  que  venimos, 
y  cada  año  celebra  aqui  la  Sagra. 

Santa. 
Que  me  place  por  cierto.  Sentaos  lodos 

alrededor  de  mi.  que  yo  he  sabido 

lo  que  me  preguntáis  con  certidumbre, 

y  os  lo  diré  con  gusto. 

Juan  Vázo^RX. 

¡Ohl  en  siendo  cou 
de  santos  y  de  iglesias,  en  su  centro 
estará  su  alegría. 

Santa, 
Oíd,  que  esta 
ts  ta  historia  y  principio desia  fiesta. 
El  vellocino  de  Aries 
ptntaba  sus  guedejas 
con  los  pinceles  de  oro 
que  el  Sol  al  mundo  muestra, 
cuando  en  La  humilde  villa 
de  Cubas,  que  aquí  cerca 
sus  términos  dichosos 
alcanzan  fama  eterna, 
nació  una  santa  niña 
de  pobre  y  simple  cepa 
(que  suele  hacer  hazañas 
notables  la  pobreza). 
Inés  era  su  nombre, 
su  edad  trece  años  era. 
(Notad  todos  qué  moza 
y  en  la  virtud  cuin  vieja.) 


'                                                              AtTO  PRlMEItO                                                         HAq            ^ 

•         Ün  lunes  venturoso 

Cumpliólo  y.  dando  vuelu                 ^^^| 

1    ,    en  la  apacible  hierba 

al  prado  al  día  siguiente.                       ^^^^ 
vo  vio  ia  Virgen  mesma                      ^^^^ 

■       con  que  los  piados  viste 

P        la  herniosa  primavera, 

como  el  pasado  dia                                ^^^| 

1        Inés  apacentaba 

diciendo:  «^'Por  qué  dejas                          ^H 

^^  junto  á  una  fuente  fresca 

de  hacer  lo  que  te  mando?»               ^^^H 

^B  los  animales  toscos 

«jTemo  que  no  me  creanl»                 ^^^H 

^V  que  llaman  de  la  cerda. 

responde  la  pastora.                           ^^^H 

^H  Y  mientras  que  pacían, 

«Pues  yo  te  daré  señas                       ^^^| 

^H  postrada  por  la  tierra 

con  que  de  tus  palabras                     ^^^1 

^B  apacentaba  el  alma 

ninguno  duda  tenga»                           ^^^H 

^H  con  el  precioso  néctar 

dijo  la  Virgen  pura;                              ^^^H 

^H  de  la  oración  sabrosa, 

y  con  su  mano  bella                           ^^^H 

^H  haciendo  por  las  cuentas 

la  diestra  de  la  nina                             ^^^H 

^H  devotas  de  un  rosario 

de  tal  manera  aprieta,                         ^^^H 

^V  con  Oíos  y  su  alma  cuentas. 

que  la  hizo  dar  un  grito,                     ^^^H 

^K  La  Virgen  sacrosanta, 

con  que  pegados  deja                          ^^^H 

^H  enamorada  della 

los  cinco  dedos  todos                         i^^^| 

^B  (que  siempre  la  humildad 

la  cruz,  sobre  ellos  hecha.                 ^^^B 

^B  fué  su  mayor  presea), 

Oblígala  á  que  vava                            ^^^| 

^^   cubierta  del  brocado 

de  aquel  modo  á  la  aldea                    ^^^H 

y  soberana  tela 

y  al  Cura  y  sus  vecinos                      ^^^H 

con  que  la  gloria  aJorna 

íes  diga  la  sentencia                            ^^^H 

á  los  de  su  librea, 

que  Dios  contra  ellos  daba.                ^^^H 

cegándola  los  ojos 

Desaparece,  y  queda                           ^^^H 

la  luz  de  su  presencia, 
(porque  aquí  los  mortales 

la  humilde  pastorcilla                         ^^^H 

gozosa,  aunque  suspensa.                   ^^^| 

á  tales  soles  ciegan), 

Vuflve  á  !a  villa  luego,                        ^^^H 

'         la  preguntó:  «;Quc  haces 

cuenta  á  gentes  diversas                     ,^^^H 

aquí,  carilla  tierna?» 

las  maravillas  grandes                        ^^^H 

^^   y  alegre,  aunaue  turbada, 
^B  responde: — «Hermosa  hembra: 

que  Dios  hizo  por  <.'lla.                       ^^^H 

Mostrábales  la  mano,                         ^^^| 

^V  guardo  estos  animales.» 

y  aunque  las  tuerzas  prueban            ^^^| 

^         K^Por  qué  ayunas  mis  tiestas 

para  desapegarla.                                 ^^^H 

en  viernes?»  la  pregunta. 

no  basta  humana  fuerza                    ^^^H 

«Porque  es  bien  que  obedezca 

contra  virtud  divina.                          ^^^^| 

mis  padres  que  lo  mandan» 

Al  fin  van  á  la  iglesia                          ^^^H 

responde.  «Eres  muy  cuerda; 

devotos  y  descalzos,                           ^^^H 

mas  desde  agora  gusto 

y  dentro  della  ordenan                        ^^^| 

auc  el  día  en  que  la  fiesta 
de  mi  Anunciación  santa 

salir  en  procesión                                 ^^^H 

hasta  la  parte  mesma                         ^^^H 

cayese,  el  mismo  sea 

donde  nuestra  patrona                       ^^^H 

tu  ayuno  todo  el  año.» 

bajó  ta  vez  primera;                            ^^^H 

«Mi  voluntad  lo  aceta» 

llevaban  una  Cruz                              ^^^H 

'          la  pastorcilla  dijo. 

(entre  otras)  de  madera                      ^^^H 

Y  la  gloriosa  Reina 

por  ser  para  aplacar                            ^^^H 

.  que  nuestro  bien  procura. 

á  Dios  la  mejor  prenda,                      ^^^H 

prosigue:— Vea  tu  ahiea, 

y  al  tiempo  que  llegaban                    ^^^| 

[          dirás  á  sus  vecinos 

i  las  cercanas  eras                               ^^^H 

que  hagan  peniíencis. 

Inés  oyó  una  voz                                ^^^H 

porque  mi  Hijo,  airado, 

que  dijo:  «Aqui  le  acerca.»                ^^^H 

abrasará  la  tierra 

Mandó  parar  &  todos,                       ^^^| 

antes  de  muchos  días 

la  Cruz  toma,  y  con  ella                     ^^^H 

con  grande  pestilencia; 

la  voz  divina  sigue                              ^^^^H 

i          y  en  fe  de  su  justicia 

y  del  lugar  se  aleja.                           ^^^| 

'          caerán  del  cielo  piedras 

Volvióse  á  aparecer                          ^^^H 

envueltas  en  la  sangre 

la  Madre  de  clemencia                       ^^^H 

que  verterán  sus  venas. 

en  el  lugar  que  antes,                          ^^^H 

Desapareció  entonces, 

y  con  la  mano  diestra                         ^^^H 

dejando  con  su  ausencia 

lomó  la  Cruz  preciosa                        ^^^H 

triste  la  hermosa  nina, 

metiéndola  ella  mesma,                      ^^^H 

y  no  poco  suspensa. 

hincadas  las  rodillas                           ^^^| 

Volviéndose  á  sus  padres, 

palmo  y  medio  en  la  tierra.                ^^^H 

esta  visión  les  cuenta, 

«Aquí,  carilla  (dice),»                           ^^^H 

mas  llénenlo  por  burla 

me  labren  una  iglesia                         ^^^H 

y  á  la  niña  aconsejan 

que  sea  de  mi  nombre,                        ^^^H 

que  DO  lo  diga  á  nadie. 

y  tú  irás  luego  en  vela                         ^^^H 

»5o 


LA    SANTA  JUANA — PRIMERA  PARTE 


Mateo. 


á  mi  querida  casi 
de  Guadalupe,  y  lleva 
para  sanar  la  mano 
cuatro  libras  de  cera.io 
Dijo,  y  volvióse  al  cielo, 
dejando  en  el  arena 
las  plantas  eslampadas 
que  tí  pueblo  adora  y  besa. 
Sanaron  los  enfermos: 
con  los  granos  que  llevan, 
fué  Inés  á  Guadalupe, 
volvió  la  mano  buena; 
labróse  dentro  un  año 
la  soberana  iglesia, 
dejando  la  Cruz  santa 
del  modo  que  antes  puesta* 
setenta  y  seis  milagros 
la  Virgen  hizo  en  ella» 
y  entre  ellos  once  muertos 
cobraron  vida  nueva. 
Hicieron  una  casa 
ciertas  devotas  dueñas, 
pegada  con  la  ermita, 
donde  después  se  encierran, 
y  de  Francisco  santo 
et  instituto  y  regla 
siguieron  que  su  Orden 
quiso  llamar  Tercera. 
Aquí  ta  pastorcilia 
vino  á  ser  Abadesa, 
que  la  virtud  preciosa 
al  que  es  humilde  premia,* 
pero  como  es  tan  grande 
nuestra  humana  llaqueza, 
perdióse  la  virtud, 
cayó  Inés  la  primera, 
apostataron  todas 
y  el  monasterio  dejan; 
que  el  más  perfecto  es  flaco, 
y  á  Cristo  Pedro  niega. 
Mas  como  siempre  el  justo 
levanta  si  tropieza 
(que  Dius  la  mano  ofrece 
al  flaco  que  da  en  tierra), 
Inés,  arrepentida, 
dio  tan  notable  vuelta, 

3ue  admiran  los  rigores 
e  su  gran  penitencia. 
Murió  tan  santamente, 
que  las  campanas  mesmas, 
tañéndose,  señalan 
que  Inés  con  Cristo  reina. 
Desde  entonces,  los  pueblos 
desta  comarca  y  tierra 
las  nueve  apariciones 
á  Inés  en  Cubas  hechas 
por  la  amorosa  Virgen, 
celebran  y  festejan 
con  ofrendas  devotas 
y  piadosas  novenas. 
hste  es  todo  el  suceso 
y  historia  verdadera 
que  me  solía  coat.<«r 
mi  madre,  que  fims  tenga, 
j  Vio  el  mundo  mayor  gracia? 
Bendita  sea  tu  lengua; 
la  leche  que  mamaste 


también  bendita  sea. 
Juan.         A  la  misa  del  alba 

nos  llaman  de  la  iglesia. 
Lab.  i."    Pues  vamos  á  la  misa 

cantando  todos. 
Lab.  3."  [Ka! 

{Vúnsf  cantando  como  al  /«riittij 


ACTO  SEGUNDO 


ESCENA    PRIMERA 


1 


Salen  Juan  VÁ/^uk^,  JuüK  Matbo  y  La  S«ifT 
lloran<ío. 


Juan.         De  tu  humildad  y  obediencia 
jamás,  hija,  imaginara 
mi  gusto  tal  resistencia, 
á  no  mirar  en  tu  cara 
deste  engaño  la  experiencia 
Siempre,  aunque  en  vano,  c 
que,  como  en  la  cera,  en  ti 
mi  voluntad  se  imprimiera, 
y  que  lu  si  ó  tu  no  fuera 
solamente  mi  no  ó  sí. 
Mas  mi  desengaño  llega 
á  ver  hoy  cuan  poco  puede 
un  padre  que  á  su  hija  ruega, 
lo  que  callando  concede 
y  con  ese  llanto  niega. 
¿Tá  llorar,  cuando  ese  susio 
convertirle  en  gozo  es  justo 
porque  el  mío  consideras? 
^Tú  la  hierba  del  sol  eras 
siempre  siguiendo  mi  gusto? 
No  te  espantes  si  me  espanto 
en  ver  esta  novedad, 
cuando  te  entristece  tanto 
opuesta  á  mi  voluntad 
con  el  no  de  un  mudo  llanto 
que  es  justo  mi  sentimiento. 

Mateo.     Sobrina:  este  casamiento 

que  os  procuramos  los  dosi, 
es  de  la  mano  de  Dios, 
y  como  mi  hermano  siento 
¡as  muestras  dése  pesar. 
Francisco  Loarte  es  hombre 
con  quien  nos  podéis  honrar; 
mozo,  rico,  gentilhombre, 
y  de  su  casa  y  solar 
ha  ennoblecido  el  valor 
el  César  nuestro  señor; 
y  pues  con  su  sangre  hidalga 
quiere  Dios  que  luzga  y  valga 
vuesiío  estado  labrador, 
no  me  parecen  discretos 
esos  extremos. 

Juan.  Veris 

si  te  casas  mil  efetos 
de  gu&io,  y  más  si  me  das 
hidalgos  y  nobles  nietos. 
Yo  he  dado  ya  la  palabra 
&  quien  en  el,  alma  labra 


I 

I 
I 
I 

J 


XCTO  SEGÜNbO 


351 


CAsa  en  que  la  tuya  viva: 
ella  también  te  reciba 
y  alegre  sus  puertas  abra, 
que  si  más  lágrimas  gasta 
el  sentimiento  presente 
y  mis  intentos  contrasta, 
llamaréle  inobediente; 
yo  lo  quiero  y  esto  basta. 
Alza  el  rostro. 

ITA.  ^Cómo  puedo 

si  la  cargacon  que  quedo 
de  la  palabra  que  has  dado. 
sobre  Jos  hombros  me  ha  echado 
los  peñascos  Je  Toledo? 
Darme,  padre,  la  sentencia 
de  mi  muerte,  y  tus  enojos 
tienen  por  inobediencia 
que  llorando  hablen  los  ojos 
cuando  calla  la  paciencia. 
Dios  la  muerte  que  mandó 
darle  su  padre  lloró, 
pero  no  fué  inobediente; 
pues  si  Dios  la  llora  y  siente, 
¿he  de  ser  más  fuerte  yo? 
¿Casarle  es  matarte? 

ITA.  Sí, 

que  si  es  la  libertad  vida 
y  esa  la  pierdo  por  (i, 
muerta  soy,  tú  el  homicida. 
¿Quieres  ver  si  esto  es  asi? 
Pues  del  matrimonio  advierte 
el  nombre,  substancia  y  suerte, 
hallarás  por  testimonio 
que  si  es  cruz  el  matrimonio 
el  casarse  será  muerte. 
Luego  mi  muerte  publicas 
con  el  estado  que  á  luz 
sacas,  pues  cuando  te  aplicas, 
siendo  el  matrimonio  ciuz, 
me  casas  y  cruciñcas. 
Fuera  de  que  no  es  igual 
nuestro  labrador  sayal 
con  su  terciopelo  noble, 

,  y  la  palma  con  el  roble 

juntaránse  tarde  y  mal. 
Es  ligero  el  elemento 
del  agua  en  su  propia  esfera, 
como  la  pluma  ó  el  viento, 
pero  si  le  sacan  fuera 
pesa,  porque  está  vioknlo. 
Rn  mi  centro  estoy,  no  quieta 
quien  en  él  me  considera 
que  mi  peso  le  derribe, 
que  el  pece  en  el  agua  vive 
y  muere  sacado  fuera. 
Yugo  llaman  los  que  miran 
la  vida  de  los  casados 
j  en  sus  coyundas  suspiran 
^  justamente,  pues  atados 
'del  tálamo  el  carro  tiran. 
Mas,  porque  no  sean  mortales 
las  cargas  que  tantos  mates 
causan  al  siglo  presente, 
para  tirar  dulcemente 
han  de  ser  Jus  dos  iguales. 
Luego  no  le  escandalices 
si  me  vieres  resistir 


el  yugo  fiero  que  dices 
cuando  pretendes  unís 
tan  desiguales  cervices. 
Dame  otro  mejor  estado 
que  te  alivie  del  cuidado 

3ue  suele  quitar  el  seso 
e  un  yerno  mozo  y  travieso, 
jugador  y  mal  casado; 
que  todo  esto  lo  aseguras 
con  más  noble  cautiverio 
que  es  el  que  darme  procuras. 
.Méteme  en  un  monasterio, 
donde  entre  vírgenes  puras 
se  alegrará  mi  esperanza 
si  á  Dios  por  su  esposo  alcanza 
y  adquirirás  nombre  eterno. 
Padre;  éste  sí  que  es  buen  yerno 
sin  pobreza,  sin  mudanza. 
Kn  Santo  Domingo  el  Real 
tengo  una  lía;  la  fama 
deste  monasterio  es  tal, 
que  toda  España  te  llama 
Paraíso  terrenal. 
Conmigo  ha  comunicado 
mi  lía  el  dichoso  estado 
de  las  monjas  que  alii  viven, 
sin  dote  en  él  me  reciben. 
Duke  padre,  padre  amado, 
tío  prudente,  hoy  los  dos, 
me  habéis  de  dar  este  nombre, 

3ue  no  queréis,  padre,  vos 
arme  por  esposo  un  hombre 
cuando  lo  quiere  ser  Dios, 

Mateo.  Casi  enternecido  estoy; 
mil  gracias  al  cielo  doy 
que  tan  notable  virtud 
en  tan  tierna  juventud 
ha  puesto. 

Juan.  Tu  padre  soy; 

tu  remedio  he  procurado, 
no  tengo  hijos  {como  ves) 
sino  á  ti;  sola  has  quedado, 
nietos  quiero  que  me  des, 
ya  mi  palabra  he  empeñado. 
Nunca  acostumbro  quebrallas 
las  veces  que  llego  á  dallas, 
ni  las  hijas  han  de  hacer, 
Juana,  sino  obedecer 
en  llegando  á  remedia  I  las. 

ESCENA  ti 

5a(»  Lilla  con  galas  de  desposada  en  un  a^afaU.- 
I  Dichos. 


LiLLO. 


Juan. 

LiLLO. 

Juan. 

LtLLO. 


Matso. 


Desde  Madrid  á  Toledo 
con  tal  presteza  he  venido, 
que  pienso  que  me  ha  traído 
otro  artificio  ú  enredo 
como  el  de  Juanelo. 

jLillol 
Señor. 

¿Y  Francisco  Loar(e? 
Mañana  de  Illescas  parte 
más  ligero  que  un  novillo 
cuando  le  sueltan  del  coso. 
Presiarále  amor  sus  atas. 


^^p              252                                         LA  SANTA  JUANA- 

-PRIMERA  PARTE                             |^^| 

LiLLO.       Yo  vengo  con  estas  galas 

entre  las  galas  del  mundo; 

que  envia  el  t'uiuro  esposo 

mas  no  hará  (por  más  que  puí 

t_                             á  nii  sa  Juana;  un  baúl 

mella  en  el  bien  que  acaudalo, 

1                               queda  abajo  en  el  paliri 

pues  por  malas  os  señalo. 

donde  viene  un  faldellín 

y  alas  que  nos  dais  veneni>,^| 

de  oro  y  damasco  azul. 

decid  lo  que  tenéis  bueno,   ^| 

que  se  ¡e  puede  poner 

diré  lo  que  tenéis  malo. 

la  mujer  de  un  Monseñor; 

(A  los  cliapínti.j 

ropas  de  iodo  color. 

Vengamos  al  fundamento    ^ 

cuyas  colas  pueden  ser 

sobre  que  el  mundo  fabrica H 

cola  canóniga,  ó  cola 

la  máquina  que  edifica         H 

de  una  cátedra  perdida 

entre  sus  torres  de  viento.    H 

*                             de  primavera  florida; 

¡Miren  sobre  qué  cimiento   H 

utra  entera  á  la  española. 

labra  la  hermosura  humantfl 

Pn^bómela  e!  sastre  á  mi. 

su  presunción  loca  y  vanal^J 

y  aunque  con  barbas,  me  estaba 

¿Esto  á  la  mujer  no'  avisa     1 

tan  pintada,  que  pensaba 

que,  si  sobre  corchos  pisa.   ™ 

que  con  la  suya  nací. 

por  fuerza  ha  de  ser  liviana? 

Tanto,  que  un  galo  aruñable. 

Con  corcho  el  mundo  os  engañ 

viendo  ini  latlazo  y  brío. 

hermosuras  españolas; 

dijo  enamorado:  «mío», 

ved  cuál  os  traerán  sus  olas 

que  fué  un  requiebro  notable. 

en  corchos  si  sois  de  caña. 

En  fin:  lanías  galas  vienen. 

Loca  soberbia  de  España 

que  cual  novia  se  engreía 

que  el  mundo  has  vuelto  al  rev 

la  muía  que  las  traía. 

¿con  plata,  que  es  lu  interés. 

Parte  dellas  se  contienen 

coronas  chapines  vanos? 

1                               en  este  tal  canastillo 

¿Lo  que  afanaron  tus  manos 

ó  azafate;  vuesarcé 

es  bien  que  pisen  los  pies?   ^ 

rompa  muchas,  porque  dé 

Líbreme  el  cielo  de  estado     f 

estrenas  al  señor  Lillo. 

donde,  como  el  indio  necio. 

Juan.         Yo,  Lillo,  os  las  quiero  dar 

he  de  dar  el  oro  á  precio 

en  nombre  de  Juana,  mi  \M\a; 

de  corcho  y  papel  pintado. 

reccbid  esta  sortija. 

Lástima  tengo  al  casado. 

Lillo.       Déjete  el  cielo  gozar 

que  si  es  su  honor  la  mujerH 

y  ver  choznos  que  á  !a  pueria 

y  en  corchos  ta  ha  de  traer.H 

te  saquen,  y  á  los  reflejos 

peligrosos  son  sus  línes,      ^ 

del  sol  dejes  nietos  viejos. 
JuA.s.         Hija,  porque  se  divierta 

porque  honor  sobre  chapines 

á  pique  está  de  caer. 

tu  pena,  las  galas  mira 

{Á  i4u  cadtn* 

quf  tu  esposo  le  ha  feriado; 

Cadenas,  si  causa  penas 

que  no  hay  tan  grande  cuidado 

vuestro  aparente  tesoro. 

en  la  que  llora  ó  suspira. 

hierro  sois,  que  no  sois  oro, 

ni  con  el  gozo  se  iguala 

pues  yerra  quien  no  os  cunden 

de  ver  una  gala  nueva. 

Si  hay  prisión  donde  hty  cada 

'                              porque  no  hay  tristeza  k  prueba 

y  la  prisión  siempre  es  mala, 

del  mosquete  de  una  gala. 

¿quién  por  buenas  os  señala? 

Mateo.     Mucho  á  Francisco  Loarle 
debes,  sobrina  querida: 

Vestidos  que  en  el  delito 

de  Adán  fuisteis  sambenito, 

el  ser  desagradecida 

¿del  sambenito  hacéis  gala? 

es  crueldad- 

|Ay  Dios,  que  en  tal  cautiverii 
mi  padre  afligirme  trate! 

JuAN.                           Quiero  dejarle 

sola,  que  as!  mirarás 

El  mundo  es  mar  que  comba! 

en  la  razón,  que  es  tu  espejo, 
cuan  bien  te  está  mi  consejo 

con  alas  de  vituperio. 

Nave  será  un  monasterio 

r                             y  alegre  le  cumplirás. 

si  el  cielo  el  paso  me  «ilani. 

Santa.                                        ;Ay  de  mil 

Galas  viles,  no  soy  vana 

Juan.        <'No  vienes,  Lillo? 

de  vuestras  galas,  mi  Dios,  ■ 

Lillo.       Cuando  el  st  nos  hayan  dado, 
vendrá  ya  más  recalado 

me  adornad  y  vestid  vos.    ■ 

{Catnlas  galas  abajo,  saltan 
lugar  un  hábito  4*  monja  4t  S** 
cisco. ) 

que  capa  en  el  baratillo. 

{Vanst,  Jtfan  tas  galai.) 

Voz.         íDffifr")  Estas  son  mis  galas. 

ESCENA  111 

Santa.     |Ay  cielos!  ¿Qué  es  lo  que  he 

Una  voz  divina  ol 

QutJa  L»  Santa  snla. 

y  un  saco  pobre  esiA  aquL 

Bien  acompañados  quedan 

¿Cómo  el  contento  resisto? 
Estas  son  galas  de  CriMu 

los  males  en  que  me  fundu 

1                                      ^^^^              ACTO  SEGUNDO                                                                 253       ^^| 

1        y  de  Francisco  librea, 

Sanio  en  quien  Dios  hermosea 

se  tiene  el  disimularlas                        ^^^M 

que,  por  vengarse,  sacarlas                ^^^| 

las  llagas  con  el  carmín, 

al  qué  dirán  de  la  gente.                     ^^^H 
Marco.    Eres,  en  fin,  más  discreto                  ^^^| 

que  el  alado  Serafín 

en  vuestras  carnes  empica. 

que  yo;  buena  es  tu  cautela.              ^^^| 

Con  lan  soberana  gala, 

.\tuera  el  que  mi  afrenta  vela             ^^^H 

¿qué  hermosura  no  tendrá 

y  esté  mi  agravio  secreto.                   ^^^| 

el  alma  que  os  sigue  ya 

Ven,  y  templarán  mi  furia                  ^^^| 

y  por  vuestra  se  señala? 

tu  presencia  y  mi  esperanza,             i^^^H 
que  no  hay  bastante  venganza          ^^^H 

Este  cordón  será  escala 

con  que  desde  el  alboroto 

cuando  es  pública  la  injuria.              ^^^| 

del  mundo  el  cielo,  aunque  ignoto, 

(V-dnie.)  ^^M 

y  su  gloria  meta  á  saco, 

^H; 

que  aunque  está  roto  este  saco 

ESCENA   V                           ^^B 

no  le  echaré  en  saco  roto. 

ti  monasterio  sagrado 

5a/rn  Mei.ciiuR,  Julio  >- Kadio                       ^^^^I 

déla  Cruz,  Francisco  mío, 

^■' 

■         es  vuestro  y  en  L-l  confio 

Mei.ch.    ¿Hay  tormento  como  un  viejo,                ^H 

1         escapar  del'  mundo  á  nado; 

Julio,  para  un  hijo  mozo?                        ^H 

i         ya  el  cómo  y  cuándo  he  pensado, 
r         aseguradme  el  camino, 

Si  esta  noche  no  la  gozo                      ^^H 

la  mejor  ocasión  dejo                           ^^H 

1         Seráfico  peregrino, 

1          que  dándome  vos  favor 

que  el  amor  me  puede  dar.                 ^^^| 
Julio.        ¿Vívese  Marcela  allí                           ^^^H 

hoy  tiene  de  hacer  amor 

adonde  fué  Troya?                            ^^^^B 

un  disfraz  á  lo  divino. 

Meich.                                    Sí.                         ^^^H 

(Vatt  y  lleva  ti  fíábif.) 

Ji'Lio.       Pues  bien,  ¿y  hemos  de  lomar         ^^^| 

á  saltar  tapias  huyendo                      ^^^H 

de  la  justicia?                                      ^^^H 

ESCENA   IV 

Melch.                          Eso  fué                         ^^^| 

Safen  Mamco  Antonio  y  Lvoonco. 

una                                                       ^^^H 

Julio.                      De  allí  quedé                         ^^^| 

ftvic.  Infórmale  tú  mejor. 

cwarmentado.  No  entiendo                ^^^H 

que  hoy  lu  he  venido  á  saber. 

que  nos  conviene;  Melchor,                ^^^H 

jco.    ¿El  hijo  de!  mercader? 

busca  en  Toledo  otra  dama,              ^^^H 

jEI  estudíame  Melchor? 
Iivic-  Ese  tuc  el  mismo  que  viste 

que  peligra  asi  la  fama                       ^^^H 

y  honra  de  doña  Leonor,                   ^^^H 

saltar  La  noche  pasada 
de  tu  casa  ya  escalada 
la  pared. 

que  vive  juntu  á  su  casa,                   ^^^1 

y  piensa  la  vecindad                           ^^^| 

que  rondas  más  su  beldad                  ^^^| 

Co.                   ¿A  quién  lo  oiste? 

que  á  Marcela.                                   ^^^| 

ivic.  A  quien  ha  visto  rondalle 

Melch.                             Ponmc  lasa.              ^^^H 

(hechos  de  tu  agravio  jueces 

Julio.       Si  succ*diese  saltar                               ^^^H 

los  vecinos  muchas  veces) 

otra  vez  por  sus  paredes,                   ^^^| 

estas  puertas  y  esta  calle. 

y  te  vieren,  ¿cómo  puedes                 ^^^H 

Pues  no  sabe  que  has  venido 

después,  Mcíchor,  restaurar               ^^^| 

nadie  á  Toledo,  lu  agravio 

el  nombre  y  reputación                      ^^^H 

L        puedes  vengar  como  sabio 

que  en  dos'años  ha  adquirido            ^^^H 

^K  antes  de  ser  conocido. 

ausente  de  aquí  el  marido?                 ^^^H 

^H  Aguárdale  hasta  que  salua 
^^  á  rondar  como  acostumbra, 

Mklch.    Comiénzame  á  hacer  sermón.            ^^^H 

Yo  cumpliré  el  gusto  mío;                 ^^^H 

í         cuando  at  indio  el  sol  alumbra. 

tema.  Julio,  el  que  es  cobarde;          ^^^H 

1         y  entonces,  sin  que  le  valga 

mi  padre  se  acuesta  tarde                   ^^^H 

fuerza  ni  industria,  podrás 

después  que  está  aquí  mi  tío,            ^^^H 

*        dándole  muerte  vengarle 

y  á  mi  prima  inlcnla  dar                    ^^^H 

1         y  luego  á  Madrid  tornarte. 

nuevo  estado  y  nuevo  dueño.           ^^^H 

desde  donde  volverás 

Vestiréme  al  primer  sueño,                ^^^H 

dentro  de  un  mes  á  Toledo, 

que  aunqiue  me  obliga  á  acostar        ^^^| 
dentro  su  mismo  aposento                 ^^^H 

nociendo  que  entonces  llegas 

de  Sevilla. 

desde  que  mi  inquietud  sabe,             ^^^H 

bo.                     lAy,  honras  ciegas. 

de  la  puerta  tengo  llave.                     ^^^H 

í         que  siempre  os  combate  el  miedo! 

Fabio,  por  darme  contento,               ^^^| 

'          Dime;  ¿no  será  mejor 

en  la  sala  más  afuera                         ^^^| 

1         darlos  muerte  juntos? 

podrá  dejarme  el  vestido                   ^^^| 

pvic.                                     Eso 
F        será  pregonar  su  exceso. 

^^^H 

Julio.                      Tú  estás  perdido.                  ^^^| 

1         En  cosas  de  honra,  señor. 

Mglcii,     Podré,  en  fin,  desta  manera,               ^^^H 

por  menos  inconveniente 

sin  que  mi  padre  lo  sienta,                ^^^H 

salir  en  lu  compañía, 
si  gustas. 

Yo  gustaría 
que  comieses  sin  pimienta 
esia  trucha  salmonada. 
Julio;  eso  ya  es  flaqueza. 
<^uiébrale  (ú  la  cabeza. 
que  debes  tener  guardada 
utra  en  el  arca. 

Yo  iré 
con  aviso. 

Y  yo  contigo. 
Fabio:  el  vestido  que  digo 
esla  noche. 
Fabio.  Asi  lo  haré.  (Vamt.) 

ESCUNA  VI 
Stiitn  DoSa  Lbonoii  y  Cklia,  cria4a. 


MEtX.H. 
JüLlu. 


Melch. 

Jt.'UO. 

Mei-ch. 


Leonor. 
Celia. 

Leonor. 


Celia. 


Leonok. 


Celia. 


Leonor. 


Ceda. 
Lkonor. 


¿M\  esposo  en  Toledo? 

Así 
me  lo  han  dicho. 

Loca  quedo; 
¿Marco  Antonio  está  en  Toledo.*' 
¿Mi  esposo,  sm  verme  á  míi' 
|Ay,  ciclos,  qué  puede  ser! 
No,  Celia;  mentira  ha  sido. 
Yo  asi  lo  hubiera  creído 
si  no  hubieran  visto  ayer 
á  Ludovico,  señora. 
¿No  ha  un  mes  que  desembarcó 
en  Sevilla  y  te  escribió 
que  vendría  por  ahora? 
Pues  quien  le  vio  en  la  ciudad 
bien  le  conoce. 

|Ay  de  mí, 
Celia,  si  eso  fuese  asil 
Alguna  gran  novedad 
sin  duda  debe  de  haber. 
¡Ay  sospechas!  vuestro  miedo 
comienza.  [Que  esté  en  Toledo 
y  no  vea  á  su  mujer! 
¿No  era  doña  Leonor 
de  su  honesto  amor  la  fragua? 
Mas  ha  pasado  mucha  agua 
y  habrase  anegado  amor. 
Celia:  ¿qué  puede  ser  esto? 
Según  lo  que  ha  sospechado 
quien  el  recato  ha  notado 
con  que  anda,  es  maniñesto 
que  alguna  mujer  le  hechiza 
en  Toledo. 

fAy,  amor  ciego! 
Apagó  el  mar  vuestro  fuego, 
llevóse  el  viento  en  ceniza 
el  lescoldo  que  su  fe 
prometió  conservar  vivo. 
¡Pobre  de  mi,  que  recibo 
celos  de  lo  que  aún  no  sé!  — 
Celia:  á  mí  me  importa  hablar 
aquese  hombre. 

¿Para  qué? 
Del  dónde  acude  sabré 
mi  esposo,  y  en  qué  lu^^ar 
vive  esta  Leucote  nueva 
de  quien  soy,  Celia,  celosa. 


lo, 

i 


No  será  difícil  cosa 
hablarle. 

Ven  y  haré  prueba 
del  ñero  mal  que  me  abras^.j 
que  si  vivió  con  sosiego 
mi  fe.  los  celos  son  fuego 
que  echan  al  dueño  de  casa,  (vai 

KSCENA  VII  " 

Srt/f  la  Santa  vestida  de  hombre. 

La  esposa  que  en  los  cantares  < 
herida  de  vuestro  amor 
(divino  esposo  y  señor» 
por  tan  diversos  lugares 
os  busca,  me  hace  atrever 
á  que,  dislraxadacn  hombre^ 
ni  el  ser  de  noche  measombr 
ni  el  temor  que  en  la  mujer 
es  natural,  la  ley  guarde 
del  miedo  que  ya  he  rompido, 
porque  amor  hace  atrevido 
el  animal  más  cobarde. 
Casarme  quieren,  mi  Dios, 
siendo  cosa  reprobada 
el  ser  dos  veces  casada 
y  siendo  mi  esposo  vos. 
Ya  conozco  vuestros  celos, 
no  os  los  quiero,  mi  Dios,  dar: 
mi  padre  quiero  dejar, 
que  con  humanos  desvelos 
me  impide  el  Mcn  que  publico, 
y  por  un  mortal  esposo 
un  divino  y  poderoso 
me  quila  inmortal  y  rico. 
Sólo  vuestro  amor  me  cuadrej_ 
que  si  á  mi  padre  dejé,  j|jJ 

en  vos,  mi  Cristo,  hallaré       V^ 
Rey,  Señor,  Esposo  y  Padre.       ' 
El  vestido  de  mi  primo 
en  hombre  me  ha  disfrazado: 
la  diligencia  y  cuidado 
importa,  ya  que  camino,        ^y 
y  uel  sol  la  clara  luz  1^| 

i  )a  noche  ha  dado  treguas. 
No  hay  más  de  cinco  o  seis  leguj 
desde  Toledo  á  la  Cruz, 
donde  el  insiilulo  santo 
del  Seráfico  pastor 
tiene  de  abrazar  mi  amor. 
Vamos,  pues;  mas  |ay,  qué  i 
Grillos  me  pone  á  los  pies. 
¿Qué  dirá  el  mundo  de  mi? 
Si  me  sigue  y  halla  asi 
mi  padre,  ¿creerá  después 
que  servir  á  Dios  ordeno, 
ó  que  con  tan  nuevo  traje 
voy  á  afrentar  mi  linaje 

rolo  á  la  vergüenza  el  frcnol 

¿Qué  dirán  los  que  en  tal  talle 
tuvieren  de  mí  noticia? 
¿Y  qué  dirá  la  justicia 
si  asi  me  topa  en  la  calle? 
Honra:  ¿qué  dirán  de  vos? 
Mas  ¿por  aué  mi  temor  fut 
en  el  qué  dirán  del  mundo 


leguj 

I 

alie 


ACTO  SEGUNDO 


255 


&i  el  mundo  dejo  por  Dios? 

No  seré  yo  la  primera 

que  con  varonil  vestido 

basqué  á  Dios;  otras  ha  habido 

que  abrieron  esta  carrera, 

(Ina  Eugenia  en  traje  de  hombre 

su  casa  y  padres  dc)ó, 

y  con  los  monjes  vivió, 

mudando  en  Hugcniocl  nombre; 

de  modo,  que  de  su  vida 

es  la  mía  imitadora. 

¿No  fue  una  santa  Teodora 

por  hombre  también  tenida, 

hasta  que  después  de  muerta 

el  mundo  la  conoció? 

¿F'or  qué  he  de  ser  menos  yo? 

Cerraré  al  temor  la  puerta, 

que  el  amor  haga  esta  hazaña. 

En  Hazaña  me  dio  el  ser 

Dios:  hazañas  he  de  hacer: 

mas  ¡ay  ciclos!  ¿%\  me  engaña 

mi  loca  imaginación? 

Una  mujer  que  es  espejo 

de  su  honor,  sin  más  consejo, 

sin  más  consideración, 

¿tiene  de  dejar  asi 

su  fama?  ¿No  puedo  yo 

ponerla  á  riesgo?  Si...  no... 

pues...  volvercme...  no...  sí.,. 

Y  si  mi  padre  me  casa, 

¿heme  de  ir  de  noche  obscura? 

Fsta  es  gran  desenvoltura; 

Juana,  volvamos  i  casa. 

Poco  importa  que  te  ensayes, 

amor,  pues  no  te  resuelves. 

{Quitre  entrarte  y  tíeUénela  WAogelde 
la  Guarda.) 

i.      Tente,  Juana.  ¿Dónde  vuelves? 
Hsfuérzaie,  no  desmayes.  (V'ax«.) 

1.      ¡Jesús!  qué  notable  fuerza 
sin  ver  á  nadie  he  scnlidu 
que  la  vuelta  me  ha  impedido! 
La  voz  sonora  me  esfuerza; 
ánimo  cobro  ya  nuevo. 
Kterno  esposo,  ya  os  sigo, 
que,  pues  os  llevo  conmigo, 
suficiente  guarda  llevo.  (Va*«) 


ESCENA  VIH 
tuco  Antonio  y  Luootico  de  noche. 

Marco  Antonio. 

se  de  noche,  Ludovico, 
hiero  infame  que  me  afrenta, 
pde  mis  agravios  la  venganza 
'echa  en  mi  honra  mi  esperanza. 

Ludovico. 

reyera  jamás  lo  que  la  noche 
nonos  dar  asalto  á  tu  honra  y  casa 
16. 

Marco  Antonio. 
Amigo,  alH  mi  honor  se  abrasa. 


Ludovico. 
Toledo  al  menos  á  tu  esposa  llama 
Penclope  española  en  esta  ausencia. 

Marco  Antonio. 
No  han  hecho  como  yo  ellos  la  experiencia. 

Luuovico. 
Bien  puede  ser  que  mi  señora  ignore 
sus  injurias,  y  dé  alguna  criada 
al  que  le  agravia  asi  en  lu  casa  entrada, 
que  á  ser  doña  Leonor  mujer  liviana, 
saliera  lu  enemigo  por  la  puerta» 
pues  sin  saltar  pared  la  hallara  abierta. 

Marco  Antonio. 
¿Cómo  puede  eso  ser,  si  al  saltar  dijo: 
*Por  Dios,  que  es  bella  moza,  y  que  el  marido 
dejó  á  riesgo  un  buen  talle?»  Kstoy  perdido. 
Aquí,  amigo,  cualquier  discurso  cesa; 
no  hay  disculpa  bastante;  Melchor  muera, 
que  sola  esta  disculpa  mí  honra  espera. 


ESCENA  IX 

Satén  DoiA  Leonor  de  hombre  y  ütao  como  de  no- 
che.—l)\cmoi. 

Doña  Leonor. 
Desde  el  mesón  donde  encubierto  post 
le  sigo  recelosa  de  mis  daños, 
que  amor  lodo  es  engaños.  Decio  amigo, 
á  la  paga  me  obligo  del  cuidado 
y  aviso  que  me  has  dado. 

Decio. 

En  esta  casa 
vive  por  quien  se  abrasa,  que  esta  tarde 
hizo  su  amor  alarde,  preguntando 
quién  la  himraba  habitando  estas  paredes. 

(Señalij  >i  Marco  Antonio.) 

Tu  Marco  .^ntunilJ  es,  puedeí>  por  tus  ojos 
ver  claros  tus  enojos  y  recelos. 

Doña  Leonor. 
¿Que  este  es  mi  esposo?  ¡Ciclos!  ¿Desta  suerte 

mi  amor  se  paga?¿Es muerte  al  tin  la  ausencia? 
Ya  miro  la  experiencia  de  mis  daños; 
firmeza  dedos  años  combatida 
de  la  ocasión,  ¿se  olvida  deste  modo? 
Decio,  piérdase  todo.  (Da  voces.) 

Decio. 

No  des  voces. 
Doña  Leonor. 
Si  mi  rabia  conoces,  ¿qué  te  asombras? 
Noche:  que  en  viles  sombras  favoreces 
traidores,  bien  pareces  que  te  abscotides 
del  sol,  pues  correspondes  á  quien  busca 
la  obscuridad  que  ofusca  obligaciones. 
Estrellas:  que  a  ladrones  dais  amparo; 
cielo  con  el  sol  claro  que  está  ausente; 
luna:  un  tiempo  creciente,  ya  menguante, 
á  su  amor  semejante  en  la  mudanza; 
paredes:  que  en  venganza  de  la  fama, 
con  que  el  mundo  me  llama  roca  ñrme, 
¿queréis  por  añigirme  que  os  adore, 


256 


LA  SANTA  JUANA — PRIMERA  PARTE 


mi  esposo,  porque  os  l!orc  quien  os  mira, 
calles  en  quien  ya  tira  mi  locura 
piedras,  que  piedra  dura  no  enternece 
el  mal  que  me  enloquece?  Gran  ToScdo, 
en  cuyos  libros  quedo  eternizada 
por  noble,  por  honrada,  por  colun.t 
del  honor.  Cielos,  luna,  sol,  estrellas, 
paredes,  rejas  bellas,  calles,  puertas, 
mis  sospechas  son  ciertas,  mis  recelos, 
mis  tormentos,  mis  celos  no  hay  sanarlos: 
cosa  es  el  aumentarlos  ya  forzosa. 

Decio. 
¡Señora! 

Doña  Leonor. 
Ved  si  es  cosa  que  se  calle, 
cuando  ronda  la  calle  donde  habita 
quien  mi  lormento  incita;  ved  si  el  hombre 
es  bien  que  tenga  de  mudable  el  nombre. 

Marco  Antonio. 
,;Q)ué  voces  serán  éstas?  ¿No  es  Leonora 
1«  que  se  queja,  llora  y  grita,  cielos? 
¿Si  llora  infames  celos  del  que  ha  sido 
mi  deshonra?  Perdido  estoy,  ya  es  cierta 
mí  sospecha.  ^A  su  puerta  y  á  tal  hora 
dando  voces  Leonora?  Amigo,  muera 
quien  me  ha  ofendido. 

Luoovico. 
Espera. 
Marco  Antonio. 

El  cadahalso 
será  esta  calle. 

Doña  Leonor. 
|Ah  falso!  ¿Esto  has  traído 
de  las  Indias  qi:e  han  sido  tu  Leteo? 
Con  sus  bárbaros  veo  que  recibes 
sus  ritos.  ¿Qué  caribes  han  trocado 
aquel  amor  pasado,  que  envidiaban 
cuantos  la  paz  miraban,  en  que  unidos, 
ejemplo  de  maridos  Marco  Antonio 
eras  y  testimonio?  Pero  míenle 
quien  tal  afirma,  y  siento  que  aquel  era 
acero.  Tú  eres  cera  y  frágil  caña. 
¿Tú  en  España,  en  España?  ¿Tú  en  Toledo 
sin  ver  tu  casa,  y  puedo  persuadirme 
que  eres  amante  firme? 

Marco  Antonio. 

lAh,  vil  mudable! 
Nombre  de  variable  me  das,  cuando 
por  verle,  atropcllando  inconvenientes 
tantas  provincias,  gentes,  tantos  mares 
pasaron  mis  pesares;  cuando,  ingrata, 
al  Potosí  su  plata,  al  mar  sus  perlas 
hurté,  para  ofrecerlas  á  tu  gasto, 
vinienao  al  tiempo  justo  de  dos  años 
(que  bOn  dcslos  engaños  larga  tasa) 
y  lleganilí)  á  mi  caso  vi... 

Doña  Leonor. 

¿Qué  viste? 
Makco  Antonio. 
Que  con  tu  fama  diste  y  casto  nombre 
en  tierra.  Vi  que  un  hombre  con  un  salto 


''^1 


de  una  pared,  dio  asalto  á  mi  sosiego: 
vi  que  se  alabó  luego  haber  triunfado 
de  ti  y  de  mi  cuidado.  A  tus  paredes 
preguntar  quién  es  puedes,  quien  procufi 
entrar  de  noche  obscura;  mas  si  a^ora 
á  sus  puertas,  traidora,  te  he  cogido, 
¿por  qué  á  mi  enojo  impido  la  venganza? 

Dona  Leonoh. 
¿Disculpas  tu  mudanza  de  esa  muerte? 
Espuso  ingrato,  advierte  que  en  defensa 
de  mi  fama  no  piensa  mi  respeto 
mostrársete  sujeto,  aunque  le  llame 
mi  marido.  El  infame  que  dijere 
(séase  quien  se  fuere)  que  mi  casa 
los  limites  traspasa  que  el  honesto 
amor  en  ella  ha  puesto,  y  que  por  obra 
ó  pensamiento  cobra  dctrimenlo 
mi  fama,  miente. 

Marco  Antonio. 
¿.Miento  yo  que  he  visto 

tu  liviandad? 

Doña  Leonor. 
Si  asisto  en  este  traje 
no  es  p»r  hacer  ultraje  á  lo  que  debo. 
Decto  diga  si  es  nuevo  en  mi  este  cicesu, 
que  por  tal  le  confieso.  Yo  he  sabido 
que  á  Toledo  has  venido  (aunque  encubiertí 
por  los  amores  muerto  de  una  Circe 
(que  así  puede  decirse  quien  ic  abrasa), 
y  viendo  que  tu  casa  asi  olvidabas 
y  á  mi  me  despreciabas,  te  he  seguido 
con  Decio,  que  ha  sabido  tus  quimeras. 
Si  disculparme  esperas  con  culparme, 
armas  tengo:  vengarme  en  ti  confio, 
que  por  el  honor  mío,  al  propio  esposo 
mataré. 

Marco  Antonio. 
¡Ay,  engañoso  cocodrilo! 
las  riberas  del  Tajo  has  vuelto  eo  Nilo. 

ESCENA  X 
SaitH  Julio  y  Fabio.— Dicmm. 

Fabio. 
Dcjélecomo  digo  en  el  retrete 
de  la  sala  de  afuera  aderezado 
el  vestido  que  saca  cada  noche: 
levantóse,  y  buscándole,  no  pudo 
hallarle,  ni  yo  sé  quién  le  ha  tomado; 
en  fin,  que  se  vulvió  ¿  la  cama  haciendo 
extremos  y  locuras  de  un  furioso. 

Julio. 
No  vi  en  mi  vida  cuento  más  donoso. 

.\ÍARCü  Antonio. 
Leonor:  aquí  nu  bastan  las  disculpas: 
Ludovico  lo  vio,  no  hay  engañar&e 
tantas  ojos.  Melchor,  el  estudiante 
hijo  del  mercader,  por  tus  paredes 
entra  de  noche  y  sale;  esto  es  sin  duda. 

Julio. 
¿Quién  nombra  aquí  á  .MelchorP  Escucha. 


^^^^^^                                           ACTO  SEGUNDO                                                           ^25^^^^B 

^^         Marco  Antonio. 

y  echemos  á  los  celos  esta  culpa,                            ■ 

moriréis  los  dos. 

que  no  en  balde  los  pintan  con  un  ojo,                    I 

^K 

y  el  otro  ciego,  porque  vean  á  medias               ^^B 

y  engañan  como  á  mi  me  han  engañado.         ^^H 

^™                        En  el  engaño 
li'do.  Melchor  fué  venturoso 

Doña  Leonop.                          ^^^| 

ue  le  hurlasen  el  vcslido,  y  eslc 

Ya  lodo  lo  daré  por  bien  empleado.                  ^^H 

¡doña  Leonor  esposo  caro, 

ya  ha  venido  de  Indias,  y  Is  noche 

^^^H 

^^^1 

en  casa  de  Marcela  la  justicia 
>ligó  á  que  sallara  sus  paredes, 
*iósin  duda;  miren  si  saliera 

ESCENA  XI                          ^H 

Satt  Vh  Cmado.— Dichos.                              ^| 

;hor,  ¡cuan  venturoso  hubiera  sidol 

^H 

Fabio. 
e  la  vida  «^uien  le  hurtó  el  vestido. 

Criado.                                     S 

iGran  desgracia!                                                     ■ 

Marco  Antonio.                                H 

Julio. 

jQué  es  esto?                                 V 

!ngañarle,  Fabio,  es  lo  que  importa. 

^1 

caballero!  ¿Hay  paso  seguroi^ 

Criado.                                  ^^B 

Marco  Antonio. 

^^H 

ce  antes  el  nombre. 

^^H 

Julio. 

AmigO^^H 

Que  me  place. 

Criado.                               ^^H 

>  me  llamo  y  es  un  grande  amigo 

Juana,  sobrina  del  señor,  la  hija                        ^^H 

eñur  Marco  Antonio. 

de  Juan  Vázquez,  aquella  que  en  Hazaña        ^^H 

^B,          Marco  Antonio. 

tantas  señales  dio  de  virtuosa,                           ^^H 

esa  falta  de  casa.                                                 ^^^H 

^p                           No  hay  ninguno 

^^^H 

con  esc  nombre. 

^^^M 

JlJUO. 

¿Cómo?                               ^^^1 

Yo  lo  creo. 

Criado.                              ^^^| 

.  por  si  ó  por  no,  desengañaros 

Viendo                      ^^^| 

ro  de  una  sospecha  que  os  aflige. 

que  la  forzaba  el  padre  á  que  un  niña              ^^^H 

;hor(de  quien  tenéis  esos  recelos) 

se  casase,  esta  noche  se  ha  ausentado.              ^^H 

•s  ha  ofendido,  ni  hay  en  toda  España 

y  á  lo  que  dicen  disfrazada  de  hombre;            ^^^| 

n  se  atreva  á  rendir  la  fortaleza 

porque  el  vestido  que  Melchor  tenia                 ^^^| 

vuestra  esposa  bella  ha  conservado 

de  cnlor,  no  parece.                                             ^^^| 

smpo  que  en  Toledo  os  lloró  ausente. 

^^^M 

|ue  ha  pasado  es  esto:  Melchor  trata 

una  dama  que  pared  en  medio 

Eso  es  sin  duda,                ^^H 

Destra  casa  vive,  cuyo  nombre 

y  hale  valido  el  dar  al  primo  vida,                    ^^H 

árcela.  Una  noche  tuvo  aviso 

que  á  dejarle,  ya  estuviera  muerto.                   ^^H 

isticia  que  estaban  los  dos  juntos; 

Criado.                               ^^^H 

6  á  buscarlos  y  Melchor  subióse 
a  azotea,  desde  donde  viendo 

Su  padre  está  sin  seso,  su  tío  loco,                   ^^H 
y  todos  imaginan  que  se  ha  ido                         ^^H 
al  monasieriu  de  la  Cruz,  dos  teguas                ^^H 
de  Illescas,  á  ser  monja,  que  asi  dijo                 ^^H 
lo  había  prometido.                                          ^^H 

le  seguia  un  alguacil,  fué  fuerza 
ir  un  tejadillo  vuestro,  y  lue;;o 
i  la  calle.  Examinad  si  es  cierto 
ilguacil  A  yuso,  y  dad  mil  gracias 

os  y  á  vuestra  esposa  que  merece 

^^M 

nombre  mejor  del  que  os  parece. 

Pues  ¿qué  intentan?         ^^H 

Marco  Antonio. 

Criado.                              ^^H 

igo  Julio:  ¿es  cierto  lo  que  dices? 

Todos  van  en  su  busca.                                   ^^H 

Julio. 

^^H 

acompañé  á  Melchor  aquella  noche. 

Y  yo  ¿qué  aguardo?  ^^M 

Marco  Antonio. 

^^H 

tó  á  mi  amor  tu  aviso  las  tinieblas 

Extraordinarias  cosas  hemos  visto                  ^^H 

Wlos  que  eclipsaban  mi  sosiego. 

en  breves  horas.                                                ^^^| 

no  el  que  duerme  y  tiene  pesadilla, 

le  que  entré  en  Toledo,  Julio,  he  estado; 

Marco  Antonio.                       ^^H 

>erlásleme;  en  fin,  ya  he  sosegado. 

Vamos,  Julio,  amigo,            ^^H 

ae  esos  brazos,  cara  y  dulce  esposa, 

¿  mi  casa,  que  quiero  regalaros                       ^^H 

COMEDIAS  DE  TIRSO  DE  MOLINA.— TOMO  11 

17      ^H 

258                                            LA  SANTA  JUANA- 

-PRIMERA  PARTE                                      ^^H 

y  qae  sepáis  por  experiencia  el  gusto 
que  causa  amor  después  de  largos  celos. 

ya  de  pies,  ya  de  cabeza.  H 
Estaba  sobre  un  tablero             H 

Julio, 

una  gran  vasija  llena                   ■ 

de  agua  con  muchas  tazas;         V 

Como  el  sol  iras  las  nubes  en  los  cielos. 

llegúeme  allá,  pensé  que  era        ■ 

{Vans*.) 

pila  del  agua  bendita,                   M 

metí  la  mano  derecha                  ^ñ 

ESCENA  XII 

mojando  el  dedo  meñique  ^^H 
y  salpiquéme  las  cejas.         ^^H 

SaltH  FüANCtsco  LoAitTB  y  Lii  10  de  camino. 

Estaba  alli  una  mujer           ^H 

más  gorda  que  una  abadesa. 

LiLLO.       I. a  alegre  conversación 

cura  de  aquella  parnjquia 

facilita  la  molestia 

una  sobrepelliz  puesta 

del  camino;  hablemos,  pues. 

ó  devantal  remangado, 

aue  aunque  no  hay  más  de  seis  leguas 
de  aqu!  á  Toledo,  me  cansa 

y  recogiendo  la  ofrenda 

dada  al  .San  Martín  divino 

el  verte  que  en  todas  ellas 

que  estaba  sobre  una  mesa, 

por  contemplar  á  tu  esposa 

y  debía  de  haber  dado 

no  has  despegado  la  lengua. 

á  otro  pobre  la  otra  media 

Fhanc.      |Ay!  que  estas  seis  leguas,  Lillo, 

capa,  porque  estaba  en  cueros. 

me  han  parecido  seiscientas, 

dijo  la  mujer:  ¿No  llega. 

se^ún  el  amor  da  prisa 

hermano?  Ya  voy,  la  dije. 

al  alma  que  nunca  llega. 

Saqué  de  la  faldriquera 

Mas  ya  que  en  conversación 

medio  real  (que  no  doy  menos 

quieres  que  las  entretenga. 

en  limosnas  como  aquéllas)  _ 
y  tomando  una  medida  ■ 
me  dio  de  sus  propias  venas        " 

vuelve  otra  vez  á  contarme 

de  mi  esposa  la  belleza, 
cuando  tas  joyas  la  diste 

San  .Martín  la  blanca  sangre 

y  la  sabrosa  respuesta 

que  hace  hablar  en  tantas  lengua^ 

que  te  dio  su  viejo  padre, 

Proseguí  con  mi  camino.             ji 

ya  que  la  casta  vergüenza 

Franc.      Saldrías  de  la  taberna                  m 

de  mi  Juana  enmudeció. 

como  sueles.                               S 

Lii.i.o.       De  lodo  te  he  dado  cuenta 

Lillo.                         ¿Cómo  suelo?         ■ 

dos  veces. 

Calzadas  con  cinco  suelas         ■ 

FtiANC.                     No  seas  pesado. 

las  tnpas,  en  ñn,  llegué              S 

LiLUo.       Contarételo  quinientas. 

en  cas  de  tu  suegro.                    ■ 

Llegó  la  señora  muía 

Frawc.                                   Espera.       ■ 

con  su  badulaque  á  cuestas 

Lillo.       ¿Qué  hay  de  nuevo?                   fl 

y  el  señor  Lillo  á  las  ancas 

Fbanc.      a  pie  y  corriendo                        V 

hasta  la  espaciosa  vega. 

me  parece  que  se  acerca               ~ 

Apeóse  alli  mi  merced. 

un  muchacho  hacia  nosotros. 

y^cuando  llegué  á  la  puerta 

LtULO.       Pues  bien:  ¿será  cosa  nueva 

de  Visagra,  alcé  los  ojos 

ver  correr  á  un  caminante? 

y  vi  el  aguilucho  en  ella 

Franc.     No,  mas  la  sangre  me  altera 

con  sus  dos  cabezas  pardas, 

su  vista. 

y  haciendo  una  reverencia 

Lillo.                    Pues  ¿qué  imaginas? 

dije:  salve,  pajaróte 

Franc,     Nada;  sepamos  qué  priesa 

de  toda  rapiña  reina. 

le  obliga  á  que  así  camine. 

Entré  por  la  calle  arriba 

LtLLO.       Sepamos  en  hora  buent. 

y  á  poca  distancia,  cerca 

de  un  barbero,  vi  una  casa 

que,  aunque  algo  baja  y  pequeña; 

ESCENA  XIII 

el  olor  aue  despedía 
me  confortó  de  manera 

Sale  La  Santa  vtttidñ  de  hombr*.  —  Dichos. 

que  me  obligó  á  preguntar 

si  algún  santo  estaba  en  ella. 

Santa.      Mi  Dios:  alas  m«  habéis  dado 

Flespondióme  uno:  aqui  vive 
San  Martin.  Hinqué  en  la  tierra 

con  que  como  el  alma  vuela, 

el  cuerpo  que  de  los  laios 

las  rodillas  y  creí 

del  mundo  se  desenreda. 

sin  duda  que  era  su  iglesia. 

No  siento  cansancio  alguno; 

Todo  un  Domingo  de  Ramos 

pero  quien  el  yugo  lleva 

vi  encima  de  una  carpeta 

de  vuestra  ley.  Cristo  mío. 

i  la  entrada,  y  dije:  aqui 

no  se  cansa,  que  no  pesa. 

fiestas  hay,  pues  ramos  cuelgan. 
Enlrc  muy  deroto  dentro, 

P'ranc.       Válgame  el  cielo!  ¿qué  veo? 

Lillo:  ¿mi  Juana  no  es  ésta? 

vi  mil  danzantes  en  ella 

Si,  que  el  retrato  del  alma 

de  capa  parda  bailando, 

SU  imagen  me  representa. 

ACTO  SEGUNDO 


259 


ILO. 


ANC. 


NTA. 


ANC. 


.LO. 
ANC. 

LLO. 


ANC. 
NTA. 


lANC. 


Llo. 


;ANC. 
LLO. 


Yo  ser  tn  esposa  jurara, 
á  no  lener  por  quimera 

2ue  mujer  tan  recogida 
tal  locura  se  atreva. 
Mi  querida  esposa  es,  Lillo, 
prenda  de  mis  ojos  bella, 
j  Adonde  vais  de  ese  modo? 
¡Ay  Dios!  ^qué  desdicha  es  ésta? 
Perdida  estoy,  dulce  esposo. 
Si  corre  por  vuestra  cuenta 
el  volver  por  vuestro  honor 
y  yo  soy  esposa  vuestra, 
libradme  dcsie  peligro, 
que  ha  visto  el  lobo  ia  oveja, 
y  si  no  me  guardáis  vos 
os  ha  de  quitar  la  presa. 
Dadme,  mi  esposa,  esos  brazos, 
seré  venturosa  hiedra 
de  tu  cuello. 

(Va  á  abracarla,  hace  f wc  no  /«  vt,  ni 
Lílio  tampoco.) 

|Ay  tal  sucesol 
]Juana  mía!,  más  ,;qué  es  della? 
Lillo:  ^qué  se  hizo  mi  bien? 
No  sé  pardiós;  ó  lo  sueñas, 
ó  estoy  cual  suelo  borracho, 
ó  hay  brujas  en  esta  tierra. 
Ella  se  ha  vuelto  invisible. 
Cara  esposa:  ¿así  me  dejas? 
Mi  Oíos:  bien  sabéis  burlaros 
de  quien  ofenderos  piensa. 
Aquí  estoy  y  no  me  ven; 
voime,  ptKS  ios  ojos  ciega 
mi  esposo  destos  perdidos. 
A  fe,  divina  clemencia, 
que  hacéis  muy  buen  guarda  damas. 

(Vast) 


ESCENA  XIV 

Dichos,  n««io<  La  Sakta. 

Mi  bien,  mi  querida  prenda: 
¿qué  es  esto?  ¿adonde  te  has  ido? 
Dame  esos  brazos,  no  seas 
cruel  conmigo. 

(Va  á  abra¡(ar  d  Lillo.) 

¡Arre  allá! 
¿Adonde  diablos  te  pegas? 
¿A  mí  los  brazos?  ¿.No  ves 
que  soy  hembro  y  ño  soy  hembra? 
i  Válgame  el  cieloí  ¿Qué  es  esto? 
Señor:  ¿si  acaso  las  setas 
que  comimos  nos  han  vuelto 
boca  abajo  las  molleras? 
¿Qué  Urganda  nos  ha  encantado 
para  enseñarnos  quimeras 
semejantes?  Si  has  leído 
á  Urganda,  ¿no  se  te  acuerda 
del  anillo  de  Brúñelo 
con  que  Angélica  la  bella 
se  hacia  invisible?  Par  Dios 
que  si  tú  Orlando  ser  piensas 
que  le  la  ha  dado  á  mamar. 


ESCENA  XV 


SaltH  Juan  VAzquiz  y  Juan  Matbo  —  Diciios 

Juan.        Primero  que  monja  sea 

bañaré  estas  canas  blancas 
en  la  sangre  de  sus  venas. 

Mateo.  Todo  esto  merece,  hermano, 
quien  quiere  casar  por  fuerza 
sus  hijas. 

Juas.  o  ha  de  hacer 

lo  que  yo  la  mando,  ó  muera, 
pues  no  obedece  á  su  padre. 

.Mateo.    Si  por  Dios  los  hombres  deja, 
jquién  la  podrá  persuadir 
a  casarse? 

Juan.  La  obediencia. 

Franc.     ¿No  es  éste  Juan  Vázquez,  IJIIo? 

Lillo.       Juan  Vázquez  parece;  llega 
y  agárrale,  no  se  vaya, 
que  el  diablo  se  regodea 
con  nosotros  y  se  burla. 

Juan.        [Hijol 

Franc.  Señor. 

Juan.  Si  deseas 

cobrar  tu  esposa,  mis  pasos 
sigue. 

Franc,  ¡Ay  Dios!,  pues  ¿quién  la  lleva? 

Jltan.         El  deseo  de  ser  monja 

le  dio  atrevimiento  y  fuerzas 
para  disfrazarse  de  hombre. 
En  la  Cruz  tomar  intenta 
el  sayal  de  San  Francisco, 
mas  no  hará  lo  que  desea 
mientras  mis  miembros  cansados 
tengan  vida.  Ven,  ¿qué  esperas? 

Franc.      No  ha  un  instante  que  la  vimos 
Lilla  y  yo  de  esa  manera. 

Juan,       ¿Cómo  no  It  detuvistes? 

Lillo.      Jugó  á  la  gallina  ciega 

con  nosotros,  y  acogióse 
invisible. 

Mateo.  En  su  defensa 

lleva  á  Dios,  ¿qué  mucho? 

Juan.  Vamos. 

Franc.     ¡Ay,  Lillo,  mí  muerte  es  ciertsl 

{Vanu.) 

ESCENA  XVI 

Sal*  La  Sahta  dt  kombrt. 

Esta  es  la  casa  divina 
de  la  Cruz,  en  testimonio 
que  la  cruz  del  matrimonio 
que  darme  el  mundo  imagina 
menosprecio  por  la  luz 
que  la  cruz  de  Dios  me  da, 
y  así  mi  nombre  será 
de  hoy  más  Juana  de  la  Cruz. 
Vuestras  paredes  sagradas 
beso,  casa  santa  y  rica, 

fiues  dentro  de  vos  fabrica 
as  piedras  vivas  labradas 
Dios,  á  poder  de  las  llamas 
que  el  mundo  en  mi  pecho  ha  visto, 
porque  aquí  tiene  mi  Cristo 
el  cuarto  real  de  sus  damas. 


h 


Quiero  enirar.  Francisco  sanio, 
donde  con  vuestra  librea 
compuesta  el  alma  se  vea, 
y  aunque  no  merezco  tanto 
hacéis  vos  mi  dicha  cierta, 
pues  os  tengo  por  patrón; 
quiero  ir  á  hacer  oración, 
pues  eslá  Ja  iglesia  abierta. 

{Al  titmf/ü  í¡ue  quitre    entrar  cantan 
dentro.) 

iCantan.)  Norabuena  venga 

Juana  á  mi  casa, 

que  la  tierra  se  alegra 

y  el  cielo  canta. 
Santa.      Atúsicos  divinos: 

si  mercedes  tantas 

hace  vuestro  dueño 

á  sus  desposadas, 

dichosa  mil  veces 

y  rica  otras  tantas 

la  que  sus  deseos 

le  ofrece  y  consagra. 
(Cantar*.)  Entra  á  desposarte 

Con  Dios,  que  te  aguardan 

de  Francisco  santo 

las  humildes  galas. 
Santa.      Temo  justamente 

conforme  á  la  traza 

y  traje  en  que  vengo 

que  mis  esperanzas 

no  sean  admitidas. 

Virgen  soberana: 

pues  por  Madre  os  tengo, 

allanad  la  entrada. 
(Cantan.)  Paloma  escogida: 

tu  esposo  le  llama 

para  apost-ntarte 

dentro  de  su  atma. 


ESCENA   XVII 

Saltn  La  AnAoesA  y  la  MASjírnA  »b  Noticias. 
La  Sahta. 

Abauesa.^Quc  música  celestial 

con  maravilla  tan  nueva 
nuestros  sentidos  se  lleva 
iras  sir* 

Santa.  ¡Dichoso  sayal, 

cuyas  entretelas  son 
la  seda  y  brocados  tí  nos 
de  favores  tan  divinosl 
Ensánchese  el  corazón 
con  tan  venturoso  estado. 

Maístp.  ¡Oh  mijsica  soberana! 

^Quién  puede  ser  esla  Juana 
a  quien  el  ciclo  ha  cantado 
muleles  de  su  venida.* 

Santa.      Esta  la  prelada  es 

dcste  convento. — Esos  pies 
en  quien  consisce  mi  vida 
bese  mi  boca. 

Abadesa.  Señor: 

alzad;  ^eso  habéis  de  hacer? 

Santa.      L'na  misera  mujer 

os  pide  gracia  y  favor. 


Maestu.   ,;  Vos  mujer? 

Santa.     '  Este  disfrax 

de  mi  casa  me  destierra, 
donde  el  mundo  me  hizo  guerra, 
y  vengo  ¿  buscar  la  paz.  M 

A  Dios,  vuestro  esposo,  madrc^^ 
di  de  mi  dueño  el  renombre: 
quiso  después,  con  un  hombre, 
que  me  casase,  mi  padre; 
y  por  último  remeaio, 
con  el  vestido  que  veis, 
vengo  á  que  ayuda  me  deis. 
Atrevido  na  siclo  el  medio; 
mas  Dios,  que  todo  lo  allana, 
los  estorbos  allanó 
que  el  demonio  me  ofreció. 

Abadesa. ¿Cómo  es  vuestro  nombre? 

Santa.  Juana. 

Maestr.  Este  es  el  mismo  que  el  cielo 
con  regocijos  festeja. 

Abaüesa.  Aunque  confusa  me  deja 
y  con  notable  recelo 
el  veros,  hija,  llegar 
de  ese  modo,  la  intenctóa 
puesta  ya  en  ejecución, 
es  digna  de  ponderar. 
El  alma  me  pronostica 
las  virtudes  que  encubrís 
con  queá  enriquecer  venl 
esta  casa,  que  estáis  rica 
de  los  bienes  celestiales 
que  en  ella  son  menester. 
Hoy  os  hemo's  de  poner 
las  estimadas  señales 
que  Francisco  nos  dejó 
a  las  esposas  de  Cristo. 

Santa.      ¿Cómo  el  contento  resisto? 
^Cómo  el  gozo  no  salió 
a  agradecer  lamo  bien 

?or  la  boca  y  por  los  ojos? 
a  cesaron  mis  enojos; 
cesó  mi  temor  también. 


■  ESCENA  XVIII 

Salen  JrAH  VAzQVCz,  Jvam  Matbo  jr  I 
LoA^TB.— Dichas. 

Juan.        Aquí  sin  duda  ha  de  estar; 
porque  en  este  Monasterio 
intentó  desde  la  cuna 
ser  monja.  Permita  el  cielo 
que  mi  presencia  la  obligue 
á  que,  mudando  deseos, 
no  me  dé  triste  vejez. 

Fdanc.     Comadme  los  dos  por  muerto 
si  no  quiere  ser  mi  esposa. 

Matko.     Aquí  está  en  ei  traje  mesmo 
que  sospechamos  en  casa 
cuando  salió  de  Toledo. 

Jt'AN.        jQ^^  ^s  cs^o.  hija  de  mis  ojos? 

Fbanc.      Dulce  esposa:  ¿cómo  es  esto? 

Mateo.     Sobrina:  ¿así  nos  dejáis? 

Juan.        ¿Las  canas  de  un  triste  vie|o 

3ue  te  dio  el  ser  j  la  vida 
esprecias?  El  corto  tiempo 


k 


ACTO  SEGUNDO 


261 


que  he  de  vivir,  hija  Juana, 
^es  bien  que  viva  muriendo? 
No  me  dio  más  hijos  Dios; 
contigo  vivia  contento; 
en  ti  á  tu  madre  miraba 
por  ser  tu  rostro  su  espefo. 
Tú  eras,  si  estaba  triste, 
mi  regalo,  mi  deseo, 
mocedad  de  mi  vejez, 
de  mi  enfermedad  remedio. 
,:A  quién  dejaré  mi  hacienda 
si  me  dejas  y  te  dejo? 
Mi  muerte  es  cierta  sin  ti, 
pues  vivo  porque  te  veo. 
Hija,  compañera,  madre, 
que  esto  y  más  contigo  tengo, 
^tu  padre  quieres  matar? 
^este  pago  será  bueno? 
ATEO.     Sobrina:  mirad  que  Dios 

quiere  se  haga  el  mandamiento 
de  ios  padres,  y  que  os  manda 
que  le  obedezcáis  al  vuestro. 
Casada  podéis  servirle, 
que  en  el  dulce  casamiento 
del  mairimonio  mil  santos 
os  pueden  servir  de  ejemplo. 
NC.      Esposa  del  alma  mía, 

reina  de  mis  pensamientos, 
mira  que  yo  te  di  el  alma: 
por  el  alma  ó  por  li  verigo. 
Si  mis  quejas  no  te  obligan, 
si  no  te  ablandan  mis  ruegos, 
en  tu  presencia  he  de  darme 
la  muerte,  que  estoy  sin  seso. 
Mi  hacienda,  mis  padres  nobles 
están,  los  brazos  abiertos, 
aguardándote  en  lilescas; 
¿por  qué  con  tal  menosprecio 
quieres  que  mi  muerte  lloren? 
Padre:  á  Dios  por  padre  tengo; 
lío:  Dios  solo  es  mi  tío; 
Dios  es  mi  esposo  y  mi  dueño; 
Francisco  Loarte:  aquí 
determino  morir;  esto 
os  tengo  de  responder. 
Dios  lo  quiere  y  yo  lo  quiero. 
Eso  no;  no  quiere  Dios 
que  i  tu  mismo  padre  viejo 
mates,  siendo  tú  el  verdugo. 
Madres:  perdonad  si  os  llevo 
lo  que  es  mi  hacienda  por  fuerza. 

((Juirrt  llevarla  por  futría  y  LaSaní» 
se  atraía  d  las  monjas.í 

Abadesa..  Señor:  resistir  ai  cielo 
es  pecado. 

Juan.  Has  de  venir, 

ó  haré  locuras  y  excesos. 

Santa.      Madres:  ¿asi  me  dejáis? 

Mi  Dios,  mi  esposo,  si  es  cierto 
que  son  de  los  malhechores 
sagrado  asilo  los  templos, 
¿por  qué  á  mi  no  han  de  valerme? 
Ln  sagrado  estoy,  ¿qué  es  esto? 
Mi  Dios:  Iglesia  me  llamo. 
¡Aquí  del  Rey  y  del  cielo, 
que  de  la  Iglesia  me  sacan! 
Francisco:  el  hábito  vuestro 


Santa. 

L 


UAN. 


ha  de  librarme  esta  vez; 

cordón;  sed  vos  mi  remedio. 

¿No  sois  vos  embajador, 

Francisco,  de  Cristo  mesmo, 

y  el  rey  de  armas  de  su  casa, 

pues  en  vos  las  suyas  vemos? 

De  casa  de  embajadores 

no  sacan  á  ningún  preso; 

pues  defendedme,  Francisco, 

que  os  quiebran  los  privilegios. 
Ma^estr.  ¿Hay  más  virtud  en  el  mundo? 
Aradesa.  No  quiera  el  piadoso  cielo 

que  de  nuestra  casa  salga 

e!  tesoro  que  tenemos. 
Mateo.     Hermano:  volved  en  vos, 

dejad  injustos  extremos. 

Dios  por  suya  á  Juana  escoge; 

Dios  quiere  ser  vuestro  yerno. 

¿Queréis  vos  ir  contra  Dios? 
Juan.        No  sé  quién  me  ablanda  el  pecho 

y  su  dureza  derrite; 

pero  el  amor  lodo  es  fuego. 

No  quiero  á  Dios  ofender; 

suyo  es  iodo  cuanto  lengo; 

sírvase  con  todo  Dios, 

pues  ya  lo  mejor  le  entrego. 

Mi  bendición  y  la  suya, 

hija,  os  alcance. 
Santa.  Ya  beso 

esos  pies,  agradecida. 
FnANc.      ¡Ay,  Dios;  cuan  vanas  salieron 

mis  marchitas  esperanzas! 
Maestk.    Sosegad,  señor. 
Fbanc,  No  puedo 

ni  podré  mientras  aue  viva. 
Abadesa.  Vamos,  hija,  y  os  daremos 

el  hábito  venturoso 

de  Francisco, 
Santa.  Mi  contento 

se  cumplió  de  todo  pumo. 
Abadesa.  Para  que  se  cumpla  el  vuestro 

esperad  todos  un  rato, 

y  veréis  á  Juana  presto 

adornada  con  las  galas 

de  su  desposado  eterno. 

{Vanse  las  tres.) 

ESCENA  XIX 

iJicHos,  menos  L*  Santa,  La  Abadesa  y  La  Massira 
OB  Novicias. 

Juan.        Señor  Francisco  Loarte: 
aquí  el  más  sano  conseju 
es  ver  que,  si  Juana  os  deja, 
no  es  por  otro  hombre  del  suelo, 
sino  por  Dios;  ya  lo  veis 
las  ventajas  que  os  ha  hecho 
Dios,  vuestro  competidor. 

Fpanc.     Dejadme,  que  no  hay  consuelo 
que  mis  tormentos  aplaque. 

Matf.o.    ¿Cómo  un  hombre  tan  discreto 
asi  se  deja  llevar 
del  tropel  de  sus  deseos? 

Franc.      No  puedo  más,  que  estoy  loco. 

Pues  mi  esposa  hermosa  pierdOi' 


l>2 


LA  SANTA  JUANA— PRIMERA  PARTE 


piérdase  con  ella  todo: 

fuera  vida,  fuera  seso; 

huyan  ios  hombres  de  mi. 
Juan.        Sosegaos. 
FhKtic.  Soy  el  infierno, 

¿cómo  queréis  que  sosiegue? 

Huid  de  mí:  ¡fuego,  fuegol       (Vaae.) 

ESCENA  XX 

Dichos,  menox  Framciico  n«  Loartb. 

Mateo.     ¡Qué  lásiimal 

Juan.  Sabe  Dios 

lo  que  su  desdicha  siento; 
mas  El  lo  remediará, 
pues  por  su  causa  se  ha  hecho. 


ESCENA  XXI 

Saltn  La  AsADetA,  La  Macstra  dk  NorictAt 
y  La  Santa,  d«  monya.— Díchoi. 

Santa.      ¡Qué  alegre  y  compuesta  salgol 

Pedid,  padre,  á  mi  contento 

albricias;  este  es  brocado; 

no  es,  padre,  sayal  grosero. 

Cristo  es  ya  mi  Esposo,  lio; 

dentro  del  alma  le  lengo. 

Reina  soy,  poraue  El  es  Rey; 

vos,  padre,  veréis  sus  reinos. 
Juan.        Las  lágrimas  á  ios  ojos 

salen,  mi  Juana,  al  encuentro 

para  darte  el  parabién 

del  nuevo  estado. 
Santa.  |Y  qué  nuevo! 

El  alma  me  ha  renovado. 
Mateo.     De  manera  me  eniernczco 

que  no  puedo  hablar  de  gozo; 

mas  darte  los  brazos  puedo. 
■  Santa.      Padre  y  señor:  esto  baste, 

que  estamos  perdiendo  el  tiempo 

y  reñiráme  miEsposo, 

porque  es  celoso  en  extremo; 

ya  no  soy  mía;  adiós,  padre. 
'  Abadesa.  La  grande  virtud  contemplo 

que  encierra  este  serafín. 
Maestk.  Grandes  cosas  deila  espero. 
Santa,      Dadme  los  brazos  y  adiós. 
Juan.        ¡Hii'a  mia:  que  le  dejol 

(Vanit  lotdot.) 

ESCENA  XXII 

Dicuus,  menot  Juan  Vázquez  y  Juak  Matbo. 

Santa.      Bien  guardada  me  dejáis, 

en  el  cielo  nos  veremos. 

Madre  Abadesa:  si  gusta 

vuestra  caridad,  pretendo 

dar  sólo  gracias  a  Dios 

por  la  merced  que  me  ha  hecho. 
Abadesa.  Su  Maestra  de  Novicias 

se  la  dará. 
Makstr.  Vuelva  luego 

al  noviciado. 
Santa.  Sí  haré. 


Maesth.  |Hay  tal  ángel! 
Abadesa.  Es  un  cielo. 

(Vantt  toM  4ot.) 

ESCENA  XXIII 
La  Santa;  luego  Saüto  Domiiioo  y  Sak  Wtumcuot. 

Santa.     Mi  Dios,  de  casa  soy  ya; 

ya  los  huéspedes  se  (ueroQ^ 

aqui  siempre  ha  de  durar 

el  pan  de  la  boda  eterno. 

¡Qué  dello  os  he  de  servir! 

iQuc  palabras,  qué  requiebros 

os  piensa  decir  el  almal 

Mas  ¡válgame  Dios!  ¿qué  es  esto? 

Música  arriba  y  aparictnse  entrt  «aal 
nu^MSanio  Domingo  yS».a  Francisco CMÍ 
íus  Hagas. 

S.  Franc.  ¿Conócesme,  hija  mía? 

Santa.     ¿Si  estoy  en  mi?  ¿Si  no  duermo? 
Vos  sois  mi  Francisco  santo, 
á  quien  por  padre  obedezco. 

Domingo,  ¿i  yo? 

Santa.  Sois  Santo  Domingo, 

cuyos  pies  sagrados  beso, 
por  honra  de  nuestra  España 
que  dio  tal  Guzmán  al  suelo. 

Domingo.  El  gran  padre  San  Francisco, 
á  quien  por  hermano  tengo, 
y  yo,  Juana,  compelimos 
con  amorosos  extremos 
sobre  cuya  hija  has  de  ser; 
yo  en  mi  favor  alego 
que  ser  mia  pretendiste 
en  mi  amado  Monasterio 
El  Real,  que  ilustra  mi  nombre 
y  tanto  estima  Toledo, 
y  á  quien  tan  devota  fuiste, 


Santa. 

DOMtNCO. 

S-Fkanc. 


Esto,  mi  Juana,  no  es  cierto? 


il 


n 


mi  Padre. 


Ven. 


Pues  ¿qué  esperas? 


Eso  no.  Padre  nuestro; 
ella  se  vino  i  mi  casa, 
la  posesión  suya  tengo. 
Ya  se  vistió  mi  pobreza, 
mia  es;  mas  con  iodo  eso 
escoja;  en  su  voluntad 
su  elección  y  gusto  dejo. 

DoMtNGO.  Niña:  mi  hábito  recibe; 

va  ves  ios  santos  que  dieron 
hoy  al  mundo  de  mi  Urden; 
ya  sabes  lo  que  te  quiero. 
Este  escapulario  blanco 
es  de  la  pureza  ejemplo 
que  á  Dios  su  virginidad 
consagra;  el  hábito  negro 
es  el  lulo  por  el  mundo, 
pues  que  para  li  ya  es  muerto. 
La  devoción  del  Rosario 
que  ves  adornar  mi  cuello, 
de  mi  Orden  es.  ¿Qué  aguardas? 
Paga  el  amor  que  te  muestro 
con  lomar  mi  hábito  santa 

S.Franc.  Juana;  aunque  el  mió  es  grosero. 


ACTO  TERCERO 


a63 


lú  escogiste  su  humildad: 
mira  cuál  te  agrada  déstos, 
que  yo  gusto  de  tu  gusto, 
porque  conozco  tu  pecho. 
Divino  Predicador: 
perdonad  si  veis  que  defo 
vuestra  sagrada  blnncura 
por  estos  pobres  remiendos, 
que,  como  las  cinco  IIa;^8S, 
aunque  pobre,  guarnecieron 
con  sus  rubíes  el  sayal 
de  Francisco,  es  ya  sin  precio. 
Dios  es  mi  esposo,  Domingo; 
si  i  Dios  en  Francisco  veo, 
para  estar  siempre  con  Dios 
estar  con  Francisco  tengo. 
{A  ^an  Francisco.) 

Vos  sois  mi  santo,  mi  padre, 
mi  refugio,  mi  remedio, 
mi  regalo,  mi  descanso, 
y  así  vuestro  sayal  quiero, 
ic.  Mia  ha  sido  la  victoria. 
iMiNGO.  Yo  estos  brazos  os  ofrezco, 
mi  carísimo  Francisco, 
en  señal  del  vencimiento. 

(Abracante  los  dos  SíaiQ»  y  tncübrense.) 
¡Oh,  soberana  visión! 
Mi  llagado,  alegre  quedo. 
Juana,  holgaos;  alegraos,  Juana. 


ESCENA  XXIV 
Satt  fa  Mabstwa.— La  Santa. 

Maestc.  ¿Hermana? 

iiANTA.  ¿Madrea 

¿Qué  es  esto? 
¿Cómo  da  voces  asi? 
Guardará  un  año  silencio, 
sin  que  á  más  que  al  confesor 
pueda  hablar. 

Yo  la  obedezco. 
Del  oro  de  su  obediencia 
probar  los  quilates  quiero. 


ACTO   TERCERO 


ESCENA  PRIMERA 
Salen  La  Mabstka  db  Novicias  x-^°'*°>^  María 

ErANCBLISTA. 

LESTR.  Conñeso  desta  mujer 
la  TÍrtud  más  excelente 
que  puede  en  un  alma  haber, 
y  confieso  juntamente 
que  mi  verdugo  ha  de  ser. 
¿Ves  lo  que  toda  la  casa 
la  quiere?  ¿Ves  lo  que  pasa 
en  su  fe,  en  su  mansedumbre? 
Todo  me  da  pesadumbre, 


todo  me  inquieta  y  abrasa. 
Su  humildad  conmigo  lidia; 
cuanto  tü  más  la  celebras 
más  ine  cansa  y  me  fastidia, 
porque  todas  las  culebras 
me  atormentan  de  la  envidia. 
Dos  años  ha  que  lomó 
et  hábito,  siendo  yo, 
por  mi  desdicha,  maestra 
de  las  virtudes  que  muestra, 
y  en  ellas  se  adelantó 
de  modo  que,  por  mi  daño, 
mi  pesar  cubro  y  engaño 
y  en  ella  á  Dios  reverencio. 
Guardar  la  mandé  silencio, 
y  ya  sabes  que  en  un  año 
no  habló  palabra. 

EvANGEL.  Sí  vieses 

lo  que  Dios  por  ella  ha  hecho, 
yo  le  digo  que  no  hicieses 
esos  extremos.  Al  pecho 
de  su  madre,  de  dos  meses, 
la  mostró  en  mil  ocasiones 
el  cielo  revelaciones 
que  te  hubieran  admirado 
a  habérselas  escuchado 
como  yo  en  sus  recreaciones. 
Desde  que  nació,  los  viernes 
ayunó;  y  á  quien  Dios  da 
los  favores  que  disciernes, 
¿qué  daño  hacerle  podrá 
tu  pesarP 

Maestr.  No  me  gobiernes, 

aue  es  la  envidia  pestilencia 
el  seso  y  de  la  paciencia 
y  temo... 

EvANGEi..  ¿Qué  hay  que  temer? 

Maestu.  Que  esta  Juana  me  ha  de  hacer 
con  su  virtud  competencia. 
Deseo  ser  A  badesa, 
como  sabes,  desta  casa. 

EvANGEL.  Pues  ¿de  urja  recién  profesa 
que  eñ  la  cocina  ahora  pasa 
su  vida,  temes? 

Maestb.  Sí,  que  esa 

mis  intentos  desvanece, 
porque  al  paso  que  ella  crece, 
m¡  esperanza,  amiga,  mengua; 
no  sé  que  tiene  en  la  lengua 
que  cuando  habla  me  parece 
que,  á  mí  pesar,  se  levanta 
con  el  Monasterio  todo 
por  ser  su  sencillez  lantá 
y  amarla  todas  de  modo 
que  ya  la  tienen  por  santa 
y  no  estiman  mis  lisonjas. 

EvANOEL.Las  virtudes  son  esponjas 
que  las  voluntades  beben. 

Maestr.  Las  suyas  temo  que  aprueben 
de  tal  manera  ias  monjas 
que,  aunque  me  pese,  la  elijan 
por  Abadesa  después; 
mira  si  es  bien  que  me  rijan 
mis  pesares. 

EvANGcL.  No  les  des 

ese  nombte,  ni  le  aflijan, 
que  es  muy  moza  para  eso. 


Maestr.  Donde  hay  santidad  y  seso 

hay  vejez. 
KvANGEL.  Dices  verdad. 

Maestp.   Luego  no  le  falla  edad, 

aunque  es  moza. 
EvANOEL.  Lo  confieso: 

mas  mira  que  viene  aquí. 
Makstk.    Mis  malas  entrañas  culpo. 
EvANúGE.. Que  era  la  envidia  lei 

de  la  condición  del  pulpo, 

que  se  esiá  royendo  ¿  si. 


ESCENA  íl 

Sale  La  Santa  con  un  barnMn  d*  íarro.— Dicbas. 
Santa 

Ya  ha  dos  años,  mi  Dios,  que  entré  contenta 
en  vuestro  real  palacio  por  criada; 
libros  tenéis  de  cuenta  en  que  la  entrada 
del  que  os  viene  i  servir,  Señor,  se  asienta. 

Camino  es  esta  vida,  el  mundo  venta; 
en  ella  es  bien  que  quede  averiguada 
la  nuestra,  porque  al  tin  de  la  jornada 
sepáis  que  soy  mu)er  de  buena  cuenta. 

Después  que  vuestro  pan,  mi  Cristo,  como, 
os  sirvo  en  la  cocina,  y  no  me  ciega 
la  bajeza  y  desprecio  de  este  trato, 

Porque  dice  Francisco,  el  mayordomo, 
que  quien  en  vuestra  casa  platos  friega 
con  Vos  se  asienta  y  come  en  vuestro  plato, 
Maestu.   lAy,  sóror  Evangelista! 

Todo  aquello  es  santo  y  bueao, 

pero  para  mi  es  veneno 

que  entra  al  alma  por  la  vista. 
EvANGEL.Para  mi  es  gloria. 

KCm  y  quitar»  ti  batreñón) 
['Santa.  ¡Ay  mi  Diosl 

Cal,  y  báseme  quebrado. 

el  barreñón...  (Ah  tiznado...! 

(¡Mas  que  andáis  por  aquí  vos? 
EvANOEL,  La  orza  quebró 
.Maestk.  Quisiera 

que  el  cora/ón  se  quebrara, 

porque  quieta  me  dejara. 
EvANúEL.  Madre,  no  diga  eso. 
Maestk.  Espera, 

verás  lo  que  hace. 
Santa.  Pues  bien: 

,iliade  alabarse  el  tinoso 

que  ha  salido  victorioso 

de  Juanai^  K.so  no,  mi  bien. 

,:Queréis  que  el  con  vento  entienda 

lo  para  poco  que  soy, 

y  digan  que  en  él  estoy 

para  queisrarles  su  hacienda? 

t Junté  lo$  p*(ia^vt  i  Hincatt  4t  rotliUas  ) 

No,  mi  Dios,  que  es  el  convento 
muy  pobre.  Esposo  querido, 
aunque  lo  que  agora  os  pido 
declare  mi  atrevimiento, 
á  fe  que  me  habéis  de  dar 
mi  rota  vasija  entera, 
aquí  vuestra  esposa  espera; 


I 


Ev ÁNGEL 


Maestr. 

EVANGKL 

Santa. 


Maestr. 

Santa. 
M  a  ustr . 

Santa. 


Maestr. 


Santa. 


Maestr. 
Santa. 


KVANOEI. 

Maestr. 


no  me  veréis  levantar 

de  la  orac;ón  que  os  consagro 

hasta  que  os  venza  su  instancia^ 

que,  aunque  es  de  poca  importancia 

y  es  bien  que  cualquier  milagro 

por  grande  ocasión  se  haga. 

en  cosas  pocas.  Señor, 

se  muestra  más  el  amor, 

porque  de  todo  se  paga. 

San  Benito,  ^no  pidió 

á  vuestro  amor  excesivo 

lesanásedes  un  cribo 

que  i  su  amo  romper  vio? 

Yo,  pues,  umbién  hago  alarde 

de  vuestra  piedad  divina; 

acabad,  que  la  cocina 

me  aguarda  (mi  Dios)  y  es  tarde. 

[Sale  un  bamho  nuivo  tn  lugar  ii 
futhraáo.) 

^Has  visto  lal  maravilla? 
Di,  madre,  ¿qué  le  parece? 
Así  el  cielo  favorece 
á  quien  fe  sirve  y  se  humilla. 
Espántame  lo  que  he  visto. 
Juana  de  la  Cruz  es  santa. 
¡Lindo  amante  hacéis  m»  Crisn 
una  cosa  os  he  de  dar 
por  merced  tan  soberana 
que  yo  me  sé. 

Sóror  Juana, 
¿dónde  va? 

Madre,  á  fr^ar. 
¿No  quebró  ese  barreñón? 
Pues  ¿cómo  está  entero  y  sano? 
Lo  que  echó  á  perder  mi  mano 
sanó  Dios  en  la  oración, 
que  hace  milagros  por  ella 
al  paso  de  la  esperanza. 
Pues  qué,  ¿tanto,  hermana,  alcaní 
con  Dios?  Diga,  ¿quién  es  ella 
para  qu^^  á  su  intercesión 
se  haga  cosa  importante? 
Vanagloriosa,  arrogante, 
ya  sé  que  estas  cosas  son 
hechicerías;  ya  sé 
quién  es;  álcese;  ¿qué  llora? 

{.Hincase  «n  tierra  ItortuJo 

Soy  la  herencia  pecadora; 
no  se  espante  si  pequé; 
déme  los  pies  y  perdone. 
¿Los  pies  la  habla  yode  dar? 
Hesarc,  pues,  el  lugar 
y  tierra  donde  los  pone. 

(Arta  la  titrf^ 
¡Qué  humildad  tan  soberana! 
|Ay,  sóror  Evangelista! 
No  hay  quien  mi  envidia  tesisti. 
vamos.  iVan$t.) 


ESCENA  iil 
Quédate  La  Santa  pottrada  en  tierr*. 

Santa.  <Qué  es  aquesto,  Juana? 

¿Qué  arrogancia  es  esta  vuestra? 
¿Qué  altivez  y  frenesí? 


^                                  actoterckro'                                          265        ^M 

W          Mas  diréis  que  no  es  ansí. 

como  hablar  dé!  cada  instante         ^^^^| 

I           Pues  lo  dice  la  Maestra, 

con  la  gente  de  su  casa.                    ^^^^| 

I           verdad  es;  yo  us  sacare 

Ángel.      Esta  en  que  estás  le  encomienda       ^^^B 

L          la  soberbia  y  hinchazón, 

nuestra  Reina  soberana;                          ^H 

^^^    cuerpo  vil  y  fanfarrón. 

tú  la  has  de  gobernar,  Juana,                  ^H 

^^m     ¿  azotes;  asi  os  tendré 

tu  protección  la  defienda;                       ^H 

^^^      postrado  en  este  lugar 

que  después  que  la  pastora              ^^^H 

1            hasta  que  la  Madre  os  vea 

Inés  se  dejó  vencer                            ^^^^| 

^^m      y  que  sois  humilde  crea 

del  mundo,  como  mujer,                ^^^^| 

^^m     dándoos  los  pies  á  besar; 

la  Reina,  nuestra  señora,                  ^^^H 

^^"      que  no  es  en  vos  ahora  nuevo 

á  su  Mijo  soberano                           ^^^H 

W           esto  de  la  gloria  vana. 

pidió  que  al  mundo  enviase             |^^^H 

1           Mas  yo  os  castigaré. 

quien  su  casa  gobernase;                  i^^^H 

y  su  poderosa  mano                                ^H 

te  crió  para  este  ñn,                                 ^H 

^K                ESCENA  IV 

conforme  á  su  Madre  dijo                      ^H 

Cristo  lu  esposo  y  su  Hijo.                     ^H 

1        Lt»antúndala  ti  A.nCKL  ok  la  Gualda. 

Aqui  has  de  hacer  un  jardín                   ^H 

de  plantas,  cuya  hermosura             ^^^H 

«GEL.                                          Juana. 

la  del  cielo  ha  de  adornar;               ^^^^| 

.NTA.      lAy  Dios,  qué  hermoso  miancebot 
ÍBEi..      va  Ángel  soy  de  tu  guarda 

aqui  tienes  de  plantar                      ^^^H 

el  votó  de  ta  clausura,                     ^^^H 

P            que  he  venido  á  consolarte; 

que  por  no  guardarle  Inés               ^^^H 

yo  propio  he  de  levantarte. 

ni  sus  monjas  se  perdieron ,            ^^^H 

iNTA.      El  temor  que  me  acobarda 

aunque  penitencia  hicieron             ^^^H 

viendo  tan  grande  beldad, 

y  se  salvaron  después.                      ^^^^| 
Hoy  te  harán,  Juana,  tornera.         ^^^^| 

Ángel,  no  me  deja  hablaros. 

porque  vuestros  rayos  claros. 

S^NTA,      Ángel  santo:  no  hay  en  mi              ^^^^^ 

esa  hermosa  majestad 

bastantes  fuerzas.                             ^^^H 

me  ciegan;  que  de  ios  pajes 

A  NO  EL.                                                                              ^^^H 

sois  vos  del  Rey,  mi  señor. 

lo  quiere  Dios;  del  espera                ^^^^| 

que  con  tanto  resplandor 

ayuda  y  fuerza  segura.                    ^^^^| 

viste  á  quien  tira  sus  gajes. 

Santa.     A  servirle  me  provoco,                    ^^^^| 

Dichoso  el  que  asiste  allá 

que  todo  se  me  hace  poco               ^^^^| 

libre  de  esta  confusión; 

yendo  con  Vuestra  Hermosura.            ^H 

si  tales  los  pajes  son. 

^H 

,;aué  tal  el  Señor  será? 
oHay  más  extraña  belleza.'* 
Pues  la  humana  cortesía 

ESCENA  V                                H 

Sattn  Gil  tlorando  y  I.LonRNTK.                         ^H 

llama  al  señor  señoría. 

LLORENT.^Un  hombre  lien  de  llorar                     ^H 

y  al  Principe  y  Rey  Alteza; 

aunque  le  den  más  enojos?                    ^H 

desde  hoy  mi  lengua  procura. 

Gil.          ^No  tienen  los  hombres  ojos?                ^H 

ayo  mió  venturoso 

Llohent.  Si,  sólo  para  mirar;                                   ^| 

(pues  sois  tan  bello  y  hermoso), 
1  amaros  Vuestra  Hermosura. 

no  para  que  al  llanto  acudan,                 ^| 

porque  no  es  hombre  el  que  llora.         ^| 
Gil.          No  lloran  los  míos  agora,                       ^H 

Este  titulo  he  de  daros. 

mas  no  os  hat>éis  de  partir, 

Llórente.                                              ^H 

que  ya  no  podré  vivir, 

L1.0RENT.                Pues  ,;qué  hacen?                     ^H 

Ángel  mió,  sin  miraros. 

Gil.                                                      Sudan.           ^| 

kiEL.      Dios  quiere  que  hables  conmigo 

Cuando  mi  Elvira  murió                        ^| 

L            siempre  que  hablarme  quisieres 

(que  Dios  haya),  no  lloré,                       ^| 

■            dondequiera  que  estuvieres. 

aunque,  como  veis,  ta  amé:                     ^| 

r            y  coiio  á  hermano  y  amigo 

porque  Con  ella  expiró                            ^H 

me  veas  y  comuniques. 

el  recelo  que  hace  guerra                         ^H 

iWTA.      ¡tiran  favor!  Ya  nvi  paciencia 

al  que  una  mujer  pcrcura                       ^H 

llevará  mejor  ia  ausencia 

guardar;  que  no  está  segura                   ^H 

de  mi  Dios,  cuando  me  expliques 

sino  es  debajo  la  tierra.                           ^H 

su  celestial  señorío. 

Pero  en  tan  triste  ocasión.                      ^H 

porque  mis  penas  reporte 

no  os  espante  oue  me  aflija                     ^H 
de  ver  cuál  está  mi  hija.                         ^H 

la  grandeza  de  su  corle 

y  su  amor,  custodio  mío. 

Llorent.  ^Por  un  mal  de  corazón                         ^H 

¡Qué  gloria  que  he  de  leneri 

habéis  de  llorar  asi?                               ^H 

¡qué  contenta  que  he  Je  estar 

Gil.          Mal  de  corazón  ,;es  barro?                     ^H 

iqué  del  lo  os  he  de  tratar! 

Si  fuera  tos  ó  catarro                               ^H 

Porque  no  hay  gloria  y  placer 

no  hubiera  tristeza  en  mi;                       ^| 

para  un  alma  que  se  abrasa 

pero  mal  de  corazón,                              ^H 

en  la  ausencia  de  su  amante, 

^k  quién  no  lastimará?                           ^H 

LA  SANTA  JUANA— PRIMERA  PARTE 


Llorent.  Si  habla  siempre  que  la  da 
más  latines  que  un  sermón, 
no  es  el  dolor  muy  rom. 

Gil..  Llórente:  ac^ueso  me  espanta. 

Li.oftENT.  i'-is  vuesa  hija  estodianla 
y  habla  vascuence  y  latín, 
¿y  lloráis?  Yo,  por  ventura 
y  no  pequeña,  tuviera 
que  mi  hija  latín  supiera 
j  la  viera  después  cura. 

Gil-.  Afirma  el  beneficiado 

que  lien  espirites. 

Llorent.  ¿Cómo? 

Gil.  Yo  por  eso  pesar  tomo. 

Llorent.  Pues  ¿por  dónde  habrán  entrado? 
¿por  la  boca  ó  por  la  zaga? 

Gil.  ¿No  tien  hartos  agujeros 

una  mujer? 

Llorent.  |0h,  fulleros! 

lOsleputol  izorriaga 
en  ellos! 

Gil.  ¿No  habrá  un  remedio? 

Llorent.  Echalda  una  melecina 
de  miel  y  de  trementina 
hirviendo  de  medio  á  medio, 
y  por  no  verse  quemados 
por  la  boca  se  saldrán. 
Si  en  el  infierno  los  dan 
huego  con  los  condenados, 
y  comen  como  avestruces 
brasas,  ¿cómo  han  de  temer 
ell  agua? 

Llorent.  Hacelda  comer 

media  docena  de  cruces 
con  su  calvario,  y  veréis 
cómo  se  salen  huyendo 
de  la  cruz. 

Sanarla  entiendo 
presto.  Ya  os  acordaréis 
de  Juana,  nuesa  madrina. 
¿La  que  es  monja? 

La  que  espartia. 
Todos  !a  llaman  la  santa. 
Es  una  mujer  divina. 
Desque  su  padre  murió, 
que  habrá  un  año,  no  la  vi; 
yo  sé  que  en  viéndome  ansí, 
pues  por  su  causa  me  dio 
Dios  la  hija  que  ya  lloro, 
que  ella  me  la  vuelva  sana, 
yueriala  mucho  Juana, 
es  la  niña  como  un  oro. 
o  ha  sido  el  remedio  malo. 
Gil,  yo  os  quiero  acompañar. 
Venid,  que  la  he  de  llevar 
de  miel  y  leche  un  regalo. 
¿Que  as!  el  diablo  se  zampuza 
en  un  cuerpo?  Desde  hoy  quiero 
tapalle  el  lugar  zaguero 
con  el  sayo  y  caperuza.  {Vanst.) 

ESCENA  VI 

Salt  L«  Santa  con  las  llaves  dt  portera. 

Aunque  del  coro  me  aparta 
el  torno  y  la  portería, 


I 


bien  puede  hallarse  .Maria'" 
entre  los  brazos  de  Marta. 
El  alma  contemple  y  parta 
al  cielo,  pues  con  Dios  priva, 
y  el  cuerpo,  que  es  Marta  activa, 
trabaje,  que  no  hay  lugar 
donde  á  Dios  no  pueda  hallar 
la  vida  contemplativa. 
Yo  me  acuerdo,  Jesús  mío, 
que,  ¿  falta  de  otro  lugar, 
mí  Iglesia  era  un  palomar 
cuando  estaba  con  mi  tio. 
Lo  demás  es  desvario 
de  perezosos  ingratos, 
que  los  más  sabrosos  ratos 
clonde  el  sentido  se  arroba 
es  entre  la  humilde  escoba, 
las  rodillas  y  los  platos. 
No  hay  tugar  que  me  reporte 
á  no  buscaros.  Señor, 
porque  es  piedra  ímáo  amor 
y  siempre  mira  i  su  norte. 
¿No  dicen  que  está  la  corte 
donde  está  el  Rey?  De  ese  modo 
á  buscaros  me  acomodo 
en  cualquier  parte,  mi  Dios, 
que  todo  es  corte  con  vos 
pues  sois  Rey  y  estáis  en  todo. 

(//a  de  fiaber  um  ton 

Tornera  soy;  ahora  bien; 
entreteneos,  alma  mía, 
pensad  que  esta  portería 
es  el  portal  de  Belén. 
Aquí  pastores  estén, 
aquí  el  buey,  aquí  el  jumento: 
|oh  qué  lindo  nacimiento! 
razón  es  que  se  celebre. 
El  torno  será  el  pesebre, 
las  mantillas  mí  contento, 
aquí  la  Virgen  está; 
lay  soberana  Señora! 
mirad  que  mi  Niño  llora, 
por  mis  pecados  será; 
mas  José  le  acallará, 
que  como  le  está  sujeto 
Cristo,  le  tendrá  respeto; 
mas  Juana,  acállale  tú. 

{Cania  y  mtneltmn 

¡A  la  mú,  Niño,  á  la  mú! 
jqué  bello  que  es  v  perfeto! 
No  lloréis,  yo  os  haré  fíesta. 
Niño  de  infinito  nombre, 
¿yuién  os  hizo  mal?  El  hombre. 
jOh  bellacol  iparaéstal 
iQué  cara,  mi  Cristo,  os  cutiUk 
su  golosina  liviana!  ^H 

Dalde  al  Niño  la  manzana       ^| 
que  tan  mal  provecho  os  hizo, 
que  para  Dios  fué  de  hechizo, 
aunque  la  comistes  sana. 
Ea,  no  haya  más,  Manuel, 
mi  Pontífice,  mi  luz, 
juralde  al  hombre  la  cruz, 
que  en  cruz  moriréis  por  el. 
Mi  azucena,  mi  clavel, 
en  vos  contempla  el  sentido 
i  vuestro  amor  reducido; 


J 


ACTO  TERCERO 


grande  mi  dicha  fuera 
si  en  el  torno  ahora  os  viera 
de  veras  recién  nacido. 

(  VuHvtse  ti  lamo,  y  estará  en  tí  un 
Niño  Jesús  desnudo  entre  heno  y  copos  de 
niep*.} 

Pero  mi  buena  fcriuna 
lo  que  deseaba  ha  visio. 
Mi  Niño,  mi  Dios,  mi  Cristo, 
Sol  de  la  Virgen,  que  es  Luna, 
^del  torno  habéis  hecho  cunaP 
Daros  mil  abrazos  quiero, 
Pastor,  Rey,  León,  Cordero. 
Buena  ha  estado  la  invención; 
mas  ñnezas  de  amor  son, 
que  siempre  fué  invencionero. 

(Dttaparieest.y 
]Qué  contenta  me  dejáisí 
¡Qué  de  favores  me  hacéis! 
iQué  dello  que  me  queréis! 
iQué  dello  que  lo  mosiráisl 
Acá  os  tengo,  aunque  os  me  vais; 
mas  ^qué  es  esto?  La  campana 

(Tocan  una  campana,} 
toca  á  alzar;  pues,  ¿cómo,  Juana, 
es  bien  que  el  ver  vuestra  vida 
en  el  Altar  os  lo  impida 
esta  pared  inhumana?' 
jAy  quién  pudiera  panilla 
por  ver  alzar!  [Ah,  mi  Dios! 
todo  es  fácil  para  vos. 

iMsgast  la  pared,  y  detrás  esté  un  cá- 
/if  con  un  Niño  Jesiis.) 
¡Ay  Jesús,  que  maravillad 
Ensalzáis  á  quien  se  humilla. 
(Dichosa  la  enamorada, 
mi  Dios,  que  os  sirve  y  agrada) 
Ya  se  jumó  la  pared, 
y  en  fe  de  tanta  merced 
quedará  siempre  quebrada 
una  piedra.  Esposo  casto: 
mucho  con  vos  medro  y  privo; 
mas  ¡ayt  que  es  mucho  el  recibo, 
y  poco  ó  ninguno  el  gasto. 
Mucho  me  dais,  y  no  basto 
¿  pagar  aun  las  migajas  « 

de  tan  divinas  ventajas; 
pero,  perdonad,  Señor, 
si,  como  el  mal  pagador 
después  os  pagase  en  pajas.     (Kíij«.) 


ESCENA   Vil 

Salen  La  Abadeí*  y  La   Masitiia. 

Abadesa. 

:o  al  sen-icio  del  Señor  conviene; 
*adre  Provinciaí  ha  ya  Tenido; 
licia  de  la  hermana  Juana  tiene; 
'  Prelada  el  convento  la  ha  pedido; 
acabo  ya  mi  oficio,  pues  que  viene 
■stro  Padre  á  visita,  y  persuadido 
I  de  la  virtud  que  en  ella  mora; 
duda  que  la  hará  mi  sucesora. 


Maestra. 
,iA  una  mujer  que  no  tiene  experiencia, 
canas,  ni  autoridad?  No  trate  de  eso 
que  se  me  acaba.  Madre,  la  paciencia. 

Abadesa. 

¿Qué  importan  canas  donde  sobra  el  seso? 
La  edad  que  más  importa  es  la  prudencia: 
ella  la  tiene,  autoridad  y  peso. 

Maestra. 

Yo  lo  pretendo,  y  se  me  hace  agravio. 

Abadesa. 

El  Padre  Provincial  es  cuerdo  y  sabio; 
él  mirará  la  que  es  más  conveniente 
para  regirnos. 

Maestra. 

iQue  una  hipocresía 
se  me  anteponga  así!  ¿Que  esto  consiente 
el  cielo?  \Óh  rabiosa  envidia  mía! 


ESCENA  VIII 

Sal*  La  Santa. —  OtCH as. 

Santa. 

Madre:  al  torno  ha  llamado  alguna  gente 
y  entrar  á  hablarla  dice  que  querría; 
que,  como  no  hay  clausura  en  el  convento, 
siempre  quieren  entrar. 

Maestma. 

¿Hay  tal  tormento? 
Presente  está  quien  mientras  tenga  vida 
será  mi  muerte. 

Abadesa. 

Su  humildad  me  espanta. 
Entren,  hermana. 

Santa. 


Voy. 
Maestra. 


(V4*«.) 


¡Que  ésta  me  impida 
ser  Abadesal  ¿Hay  desventura  tanta? 
Madre:  ¿no  echa  de  ver  cómo  es  íingída 
toda  aquella  virtud? 

Abadesa. 

Juana  es  ^ran  santa; 
si  lo  contrario  ven  sus  ciegos  ojos. 
es  porque  son  de  envidia  los  antojos. 


ESCENA   IX 
Salen  L*  Santa,  Gil,  Lloksntk  y  otrot 

LABKAD0ME5.  —  OlCKAS. 

Gil.. 

Señora  Juana:  Gil  soy.  ¿No  se  acuerda 
de  Gil  y  Elvira,  de  quien  fué  madrina? 


268 


LA  SANTA  JUANA— PPIMERA  PARTE 


Maestpa 

Voime  de  aqui  que  temo  no  me  pierda 
la  envidia  que  me  abrasa  y  desatina. 

Santa 

Nuestra  Prelada  es  ésta,  sabia  y  cuerda; 
sín  su  licencia  no  soy  de  hablar  digna. 

Gil. 

Pues  ¿cuál  es  la  emperrada? 

Llórente. 

Aquella  vieja. 

Santa 

La  Abadesa  es  aquesta. 

Gil. 

^La  Abadesa?" 
Señora:  aquí  venimos  á  ronalla 

Jue  mos  haga  merced  de  dar  licencia 
Juana  para  vella  y  para  hablalla. 

AsAbESA. 

^Hablarla?  Como  sea  en  mi  presencia. 

Llórente. 

Pues  craro  está;  que  no  hemos  de  llevalla 
i  Francia. 

Gil. 

¿Como  está  su  rabanencia? 

Santa 

Mejor  que  yo  merízco,  Gil  amigo. 

Gil. 

Muy  frací  está,  por  Dios,  también  lo  digo. 

Santa 

¡Jesúsl  No  jure,  hermano. 

Gil. 

Este  es  mal  uso; 
¿cómo  no  me  pregunta  por  Marica, 
mi  hija.'' 

Santa 

¿Cómo  está? 

Gil. 

Vengo  confuso; 
ta  más  salada  estaba  y  mas  bonica 
de  toda  hazaña;  pero  ya  rehuso 
el  vella  nadie,  porque  tien  la  chica 
e^piritos,  según  dice  nueso  Cura 
que  la  da  con  la  estola  y  la  conjura. 
Aú  la  guarde  tJios  que  mos  los  quite 
pues  que  sus  oraciones  oye,  Juana. 

Santa 

^Yo,  hermano?  ¿«queso  dice? 

Gil, 

Si  permite 
mi  Marica  vuelva  á  casa  sana 
os  diabros  se  van  al  alcrebite 


I 


donde  Pero  Botero  los  batan* 
en  su  caldero,  quedaré  contento. 
Aqu¡  la  tengo  fuera  del  convento. 

Santa 

¿Quién  soy  yo  para  hacer  cosa  tan  gru» 

Llokente. 

Ella  puede  sacarlos,  no  hay  excusa. 

Santa 

Soy  una  grande  pecadora. 

Gil. 

Ande; 
que  pues  llegar  aqui  Marica  rehusa, 
los  espirites  la  temen. 

Llórente.  fl 

Madre,  mande 
que  mns  haga  este  bien. 

Santa  ^| 

Estoy  confusí^ 

Abadesa. 

En  virtud  se  lo  mando  de  obediencíijfl 

Santa 

Traigan  luego  la  niña  á  mi  presencia. 

ESCENA  X 
Sacan  dos  ó  tru  á  una  Niüa.  como  j»orJ 

NiSa. 

No  me  lleven  allá  que  pondré  fu^o 
á  todas  las  esquinas  desta  casa. 
Juanilla  de  la  Cruz,  estando  ausente, 
las  ánimas  me  iiaca  de  las  uñas 
y  me  atormenta  más  que  mil  infiernos; 
pues  ¿qué  haré  en  su  presencia? 

LABI«At>Oi<   1." 

jVeráeldi 
que  dellü  que  forceja  y  refunfuña! 
¡Que  no  os  ha  de  valer,  sucio  avechuc 

Nl.^A. 

Dejadme,  gente  vil,  que  ei  tiempo  pierde 
quien  me  intenta  mover. 

Labkador  a.**  ^M 

|Ay,  que  menM 

Labrador    i.** 

Medio  brazo  me  lleva  de  un  bocado,  j 
¿(^ué  también  come  el  diabro  carne,  i 

Labrador  3." 

Come  huevos  y  leche  y  no  tien  bula, 
¿y  deso  os  espantáis?  ^ 

Labraook  i.*  ^ 

¡Huego  en  su  gula! 


i(^ 


'M 


^^^^^                                        ACTO  TERCERO                                                                269         ^1 

^^^         Niña. 

Niña.                                 ^J 

te  allegas  lú,  di.  amancebado 

Noto  exire,vi\  J  ua n  1 11  a ,                       ^^M 

mujer  del  herrador?  Anoche 

in  domo  mea  maneo;  haec  est  mea  domus               ^^M 

yo  dónde  estabas  escondido. 

sine  me.                                                                  ^^H 

1  vino  de  l|lesca<.  el  marido. 

.^^1 

Labrador  3." 

iAho,  Llórente!  ,;lus  dimoños                  ^^| 

di  abres  se  lo  dijo? 

van  cuando  son  mochachos  al  estudio?              ^^| 

Hk             Llórente. 

'                              Si  es  el  diabro, 

^^1 

Sí,  que  también  hay  diablos  cslodiantcs.             ^^| 

se  lo  ha  de  decir? 

Santa                                   ^^| 

LABRAnOR  a." 

Sal,  padre  de  menliras.                                        ^^| 

Yo  os  juro  á  cribas 

^^1 

os  mire  si  estáis  bajo  la  cama 

ido  otra  vez.  ¡Oh  marrullero! 

^Polestatem                    ^^M 

i  echáis  las  faltas  en  la  calle? 

habes  ut  me  eficias?  Accipe  higam.                            \ 

^                         {Dale  una  higa.)     ^^« 

Larpadob  i." 

¡Idiota!  ^no  me  entiendes?                                      ^^| 

tos  apartáis?  Llega  y  tiralle. 

^^1 

■                    Niña. 

Don  de  lenguas              ^^| 

a  de  llegar,  bodegonero  triste; 

me  ha  dado  á  mi  el  señor.                                     ^^H 

lllescas  á  un  fraile  diste  un  dia 
ialpimenladüs  y  cocidos 

^H 

medio  el  par^  diciendo  que  eran 

Mi  poder  menguas.    ^H 

IOS? 

^^1 

Labrador  i." 

|Vete  al  inñerno  luego!                                         "^^1 

^Las  trampas  del  bodego 

Niña.                                      ^^I 

!áis  á  decir?  Pues  no  me  llego. 

Non  che  ¡toUo.                  ^H 

Santa 

^^^^H 

^H 

.,  que  yo  haré  con  el  ayuda 

sposo' Jesús  que  no  os  deshonre. 

De  noche  bollos  dice  que  la  demos                      ^H 

3sol  ^aqu{  estáis? 

y  saldrá.                                                                ^H 

Llórente.                                ^^^| 

Niña. 

^^^H 

Buen  espacio  nos  tenemos.                  ^H 

Déjame^  déjame. 

^^H 

|^^B|             (Echalt  al  cutlto  ti  cordón .) 
^^^        Santa 

^^H 

Bollos  y  tortas  le  daré,                                         ^^| 

'da  de  mi  padre  San  Francisco 

Niña.                                   ^^| 

sosegar. 

Patraña                            ^H 

NipJa. 

sentile  una  parola,  per  mea  vita,                         ^H 

jAy,  que  me  quema! 

mi  che  voló  parlar  Chichiliano.                           ^H 

i  de  la  Cruz:  quítale  presto. 

^1 

Gil. 

Nü  debe  ser  cristiano  este  demonio.                     '^H 

10  hablaréis,  diabro  molesto. 

Llórente.                                  ^H 

Santa 

[Cristiano  había  de  ser!  ^Ilay  diabro  alguno         ^H 

aldito,  de  aquí! 

cristiano?                                                                   ^H 
Gil.                                      ^H 

^                Niña. 

Pues  ^no  hay  diablos  bautizados?         ^^| 

Ni  tú  ni  el  cielo 
sodrán  echar,  que  esta  es  mi  casa. 

Llórente.                                ^^| 
Asi  los  llaman.                                                      ^^| 

Santa 

NjÑA.                                                 ^H 

yai  Jesús. 

Mi  seño  lo  diabolo                       ^H 

B                  Niña. 

dt  Patermo.                                                        ^^| 

V            Eso  me  abrasa. 

Santa                                     ^^| 

B                Santa 

Yo  soy  Juana,  que  ruega                   ^^| 

stot 

1  SU  Esposo  divino  que  permita                           ^^| 

270 


LA  SANTA  JUANA— PRIMERA  PARTE 


librar  el  cuerpo  dcsta  sierva  suya; 
el  cordón  de  Francisco  ha  de  acaballo. 
|Sal  fueral 

NjSa. 

¡A y,  que  me  abrasas,  que  me  quemasl 
Yo  saldré,  mas  ¡para  éslal  vil  Juanilla^ 
que  te  acuerdes  de  mi. 

Abadesa. 

|Gran  maravtllal 

(Cae  U  Ñifla  en  tierra  detmafada.) 

Santa. 

Llevalda:  t]ue  ya  el  Ángel  condenado 
dejó  á  la  niña  libre.  Gil:  llevalda 
donde  descanse  y  del  desmayo  vuelva; 
haced  después  que  sea  gran  cristiana. 

(Uivanta.^ 
Gil. 

Dios  se  lo  pague,  amén,  hermana  Juana. 


ESCENA  XI 

Sale  Sor,  Makí*  Evanoblista,  La  Samta 
y  La  Aiadksa. 

Evangelista. 

El  padre  Provincial,  Madre,  ha  venido. 

Abadesa. 

Hermana  Juana,  vamos.  Espantada 
voy  de  tanta  virtud.  Vo  haré  de  suerte 
que  nuestra  casa  y  religiosas  rija. 

Evangelista. 

jOh,  quiera  Dios  que  el  Provincial  la  elijal 

(Yante.i 

ESCENA  XII 

Salen  el  Enterador  Carlos  Qoirto,  Doh  ALo:fio  OK 
FoviKCK,  Arzobispo  d*  Toledo,  y  Francisco  Loarte. 

Carlos.    Paso  á  Sevilla  á  la  posta 

y  ser  vuestro  huésped  quise. 

Franc.      De  que  los  umbrales  pise 
hoy  desta  su  casa  angosta, 
vuestra  Majestad,  se  precia 
de  suene,  que  la  comparo 
á  tos  palacios  que  Paro 
labró  á  Constantino  en  Grecia. 
En  ella  otra  Menfis  pinto, 
pues  ensalzan  sus  paredes 
las  imperiales  mercedes 
que  hoy  i  a  hace  Carlos  Quinto. 

Carlos.    Basta,  Francisco  Loarte, 

que  ya  he  visto  vuestro  amor. 

Franc.     -Si  es  propio  de  ti,  señor, 

ennoblecer  cualquier  parte, 
no  es  mucho  que  hoy  me  ennoblez- 
pues  tan  adelante  pasa  [cas, 

mi  ventura. 

Carlos.  Es  vuestra  cas» 

de  las  mejores  de  Illescas, 


Franc. 

Carlos. 

Franc. 

Garlos. 
Franc. 


Car  los. 
Franc. 


Carlos. 
Franc. 


FONSECA. 

Franc. 

FONSKCA, 


Carlos. 

FoNSECA, 

Carlos. 

FONSECA 

Carlos. 


y  vos  un  vasallo  leal: 
memoria  tengo  de  vos. 
Prospere  tu  vida  Dios. 
Flaco  estáis. 

No  lo  fué  el  roaj 
que  me  ha  tenido  á  la  muerte. 
Pues  ¿dt  qué  fué.> 

De  desvelos; 
si  de  Dios  puede  haber  celos, 
del  los  tuve. 

^De  qué  suerte.^ 
El  día  que  pretendí 
desposarme,  se  metió 
monja  mi  esposa,  y  dejó 
burlado  mi  amor.  Sentí, 
señor,  de  modo  el  perdelia. 
que  ha  ya  cerca  de  tres  años 
que  lloro  estos  desengaños. 
¿Era  hermosa? 

Era  muy  bella; 
pero  á  su  belleza  gana 
su  virtud,  porque  es  de  modo» 
señor,  que  este  reino  todo 
la  llama  la  santa  Juana. 
Esa  es  Juana  de  la  Cruz; 
su  patria.  Hazaña. 

La  propia. 
Son  sus  milagros  sin  copia; 
ya  me  han  dado  della  luz; 
dos  leguas  está  de  aquí. 
¿Quiere  vuestra  Majestad 
ver  en  una  tierna  edad 
celestiales  cosasP 

SI. 
Noticia  tengo  (aunque  poca) 
della. 

Lo  que  es  más  notable 
es  que  el  espíritu  hable 
de  Dios  por  su  misma  boca. 
Tiene  don  de  profecía 
y  de  lenguas;  cuentan  cosas 
(aunque  ciertas)  prodigiosas. 
Habla  griego,  algarabía, 
y  Utin,  de  La  manera 
que  si  se  hubiera  criado 
en  cada  tierra. 

Espantado 
estoy;  ya  verla  quisiera. 
Partamos  luego. 

Ya  están 
prevenidas  postas. 

Ea, 
venid. 

Poco  sa  rodea. 
Llamen  al  Gran  Capitán.  {Vanu 


I 

a; 

I 
I 


ESCENA  XIII 
SaUn  La  Makstra  y  Sor  ETAKoaiitr 


I 


Maestr.  La  envidia  el  alma  me  abrasa. 

EvANGEL.  Ya  es  sobra  de  pasión  esa. 

Maestr.  ¿Juana,  de  casa  Abadesa? 

¿Juana,  prelada  de  casa,  ■ 
y  mis  partes,  mi  gobierno,  1 
mi  pretensión  despreciada? 


ACTO  TERCEPO 


¿Juana,  de  la  Cruz  prelada? 
|Ay,  cielos!  En  un  infierno 
estoy  de  envidia. 

No  tome, 
madre,  tan  grande  pasión. 

KSTR.  Las  telas  del  corazón 

alguna  sierpe  me  come. 
tsta  es  hechicera;  en  ella 
hay,  sin  duda,  nlgún  encanto. 
¿Por  qué  el  Espíritu  Sanio 
había  de  hablar  por  ella? 
¡Cómo  finge!  Es  disparate; 
yo  sé  que  está  endemoniada 
cuando  se  queda  arrobada 
cada  punto. 

¡Que  la  trate 
ansí!  iQue  eso  diga! 

Pues, 
¿no  es  el  demonio  quien  habla 
tantas  lenguas  con  ouc  entabla 
sus  pretensiones?  ¿No  ves 
el  bastante  testimonio 
que  á  todas  os  causa  espanto? 
No  es  el  Espíritu  Santo 
quien  habla  sino  el  demonio. 

ANOEL.  Disparate  es  escucharla.  (Vast.) 


ESCENA  XIV 

Mabstka  ob  Novicias  sola. 

¿Qué  aguardo  que  no  me  vengo? 

Por  el  hábito  que  tengo 

que  un  lazo  tengo  de  armarla 

con  que,  al  paso  que  ha  subido, 

caiga,  siendo  menosprecio 

del  mundo.  ¡Ay,  intento  necio 

para  el  mal  siempre  atrevido! 

¿Quién  á  despenarme  viene? 

La  envidia,  ¿qué  bien  causó? 

Mas  como  me  vengue  yo 

no  importa  que  me  condene.  (Vasf.) 


ESCENA  XV 
Saltn  La  Santa  y  El  Amokl  úk  la  Guarda. 

MTA.     Ángel  santo,  ¿yo  prelada? 
¿Yo  de  la  Cruz  Abadesa? 
¿Cómo  ha  de  poder  llevar 
tan  gran  carga  mi  flaqueza? 
Suplico  á  Vuestra  Hermosura, 
pues  asiste  en  la  presencia 
de  Dios,  que  alcance  me  quite 
la  Cruz,  que  me  oprime  á  cuestas. 
¿Yo  cuenta  de  tantas  almas 
no  pudiendo  tener  cuentas 

con  la  mía?  (Llora.) 
iGEL.  ¿Por  qué  iloras? 

Juana:  ¿es  esa  tu  obediencia? 
jEs  bien  que  la  voluntad 
de  Dios  resistas,  que  ordena 
que  gobiernes  esta  casa? 
¿No  te  crió  para  ella? 
¿No  puedo  ayudarle  yo? 


Santa. 


Ángel. 


271 

¿Conmigo  ese  temor  muestras? 
¿Es  eso  lo  que  me  estimas? 
No  haya  mas,  Ángel,  no  sea 
lo  que  quiero;  su  Hermosura 
me  anima,  conforta,  alegra 
y  me  quita  mis  pesares; 
bien  es  que  á  Dios  obedezca. 
Su  esposa  soy,  este  anillo 
me  dio  con  su  mano  mesma, 
V  los  desposados  suelen 
llevar  el  trabajo  á  medias. 
Pero,  decid,  Ángel  mío, 
¿cómo  nunca  me  dais  cuenta 
de  vuestro  nombre  admirable? 
Razón  será  que  le  sepa, 
pues  que  somos  tan  amigos; 
decildo,  que  en  la  perfeta 
amistad,  nunca  ha  de  haber 
cosa  oculta  ni  encubierta. 
San  Laurel  Áureo  es  mi  nombre; 
hizome  la  mano  eterna 
de  Dios  de  sus  más  privados; 
dióme  gracias  tan  inmensas, 
que  el  Ángel  dei  Privilegio 
me  llaman,  y  en  verme  tiemblan 
las  infernales  moradas 
que  á  mi  nombie  están  sujetas. 
Yo  fui  el  ángel  de  la  Guarda 
de  David,  rey  y  profeta; 
de  San  Jorge  y  San  Gregorio, 
coluna  de  nuestra  Iglesia. 
Mira  lo  que  á  Dios  le  debes, 
pues  tu  guarda  me  encomienda 
y  á  tales  santos  te  iguala, 

Íen  tu  misma  boca  y  lengua 
abla  el  Espíritu  Santo, 
y  hablará  lenguas  diversas 
por  frece  años,  predicando 
su  ley  divina  y  excelsa. 
Su  predicadora  te  hace. 
¡Ay  de  mi!  que  he  de  dar  cuenta 
de  lanías  prerrogativas. 
Quiera  el  cielo  no  me  pierda 
siendo  ingrata  á  tanto  amor. 
No  harás,  porque  la  clemencia 
de  tu  Esposo  y  nuestro  Rey 
te  amó  ames  que  nacieras. 
Tus  subditas  vienen,  Juana. 
Pues  ¿cómo  sola  me  deja 
Vuestra  Hermosura? 

No  son 
dignas  que  cual  tú  me  vean. 
Siempre  estoy,  Juana,  á  tu  lado. 
(Voíc.) 


ESCENA  XV 

Sate  la  que  «ra  Abadesa,  Sor  Evangblista  y  otraí 
dot  MoxjAS.— La  Santa. 

Abadesa.  Carísima  madre  nuestra: 

¡qué  alegre  está  vuestra  casa 

con  prelada  tan  perfeta! 
Santa.     ¡Ay  madre!  en  las  entrañas 

os  tengo  á  todas  impresas; 

gloria  á  Dios  que  la  clausura 


Santa, 


Ángel. 


p 

272                                          LA  SANTA  JUANA- 

-PRIMERA  PARTE                                 ^^^B 

ya  nuestra  casa  profesa. 

ESCENA  XVI             ^ 

Va  no  hay  salir  del  convenio 

SaUn  L»  Saut*  y  Eü.  A!»oitu  db  la  Gmui»«  tm 

Itgajo  dt  papilts,  y  váteios  tfairfo.— na|M 

que,  aunque  es  tal  nuestra  pobreza. 
Dios  nos  la  remediará; 

dejaldo  á  su  providencia. 

Anoel.      Las  almas  del  Purgatorio      H 

Evan<jEL.  Madre:  una  cosa  venimos 

le  dan  esas  peticiones.             ^M 

á  suplicarla,  no  sea 

porque  con  tus  oraciones        V 

en  vano  nuestra  rsperanza 

su  refrigerio  es  notoria. 

por  ser  la  cosa  primera 

Sus  penas  tu  Esposo  aplaca 

que  sus  hijas  caras  piden. 
Santa.      Daros  el  alma  qui^iiera 

por  ti,  y  á  tal  favor  llegas.  ^H 
que  á  los  por  quien  tú  Te  rue^l 

donde  os  tengo  á  todas  juntas. 

de  entre  sus  llamas  las  saca.   ^ 

Pedid  .pedid,  norabuena. 

Esta  es  de  una  que  ha  veinte  añoi 

ABADESA.  I-as  almas  del  Purgatorio 

•  que  está  en  su  fuego  mortal 

(después,  madre,  que  por  ella 

por  un  pecado  venial, 

somos  tan  devotas  suyas) 

que  uno  solo  hace  estos  dañota 
Esta  es  de  un  grande  de  EspdH 

nos  causan  pena  sus  penas. 

^^^^ 

I                       Pues  nada  la  niega  el  cielo 

que  pide  alivio  y  consuelo      ■ 

de  cuanto  le  pide  y  ruega, 

)orque  eres  grande  del  cielo.  ■ 
^sta  es  de  un  hombre  de  Ha^H 

pida  á  Cristo  nos  bendiga 

nuestros  rosarios  y  cuentas. 

y  alega  que  es  tu  pariente;     ^M 

y  que  con  su  mano  propia 

en  Hn,  todas  han  ya  visto    ^H 

las  toque  y  después  conceda 

que  si  es  Rey  lu  Esposo,  Cri^H 

por  su  amor  é  intercesión 

eres  tú  su  presidente.              'V 

perdones  y  indulgencias. 

Santa.     Pues  dice  Vuestra  Hermosura 

ToDAü.     Madre:  no  diga  Cjue  no. 

que  pof  ruegos  de  su  sier»  a 

Santa.      La  intención,  hi)as,  es  buena; 

de  las  penas  les  preserva         ^ 

yo  lo  comunicaré 

que  el  oro  de  su  fe  apura,      ^H 

con  mi  Ángel. 

á  mi  Esposo  rogaré                ^M 

EvANGEL.                       Ya  se  alegran 

por  ellas.                                  ^M 

nuestros  corazones  lodos. 

Ángel.                     Cúmplelo  así.  _      ^M 

Santa.     ,j  Adonde  está  la  Maestra? 

Santa.     Ningún  mériio  hay  en  mi;      ^ 

Abadesa,  Én  el  coro  estaba  agora. 

pero  de  mi  Cristo  sé 

Santa.      Dios,  Madre,  las  dé  paciencia; 

que  es  amigo  que  le  rueguen 

yo  quiero  dar  bien  por  mal; 

por  modos  exiraordinarios. 

Vicaria  quiero  que  sea 

Ángel.  Y  de  los  rosarios. 

del  convenio. 

¿qué  me  respondéis? 

EvANüEL.                        ¡Qué  virtud! 

An&eu.                                     Que  llegaeo 

Abadesa. ¿A  quien  su  muerte  desea 

cuantos  tus  monjas  hallasen. 

da  el  gobierno  de  su  casa? 

que  hoy  los  tengo  de  llevar 

Santa.      Vayanse,  pues,  y  no  pierdan 

al  cielo,  donde  ha  de  dar 

:                      el  tiempo;  vayanse  al  coro. 

perdones  con  que  se  amparen 

Abadesa. Quien  el  dulce  rato  empica 

Cristo  (Juana),  los  mortales, 

en  la  conversación  sania 

y  inmensas  prerrogativas. 

y  doctrina  de  su  lengua 

que  es  de  suene  lo  que  privas, 

no  le  pierde. 

y  tus  virtudes  son  tales. 

Santa.                           Miren  que  hoy 

que  tu  Esposo  soberano 

he  comulgado,  y  me  inquietan. 

cuanto  pitias  quiere  hacer; 

'       EvANGEL.  Este  ratico  no  más 

Kl  los  tiene  de  tener 

habernos  de  estar  con  ella. 

V  bendecir  con  su  mano. 

Santa.      ¿Qué  he  de  hacer  Esposo  santo? 
Veros  quiero  y  no  me  dejan. 

Santa.     [Oh,  qué  alegres  han  de  estar 

mis  monjas  con  tal  ventura! 

Voz.         {Dentro  )  Pues  yo  te  llevaré  adonde 

j  Dónde  va  Vuestra  Hermosura 
Angbl.     Ya  te  vienen  á  buscar. 

no  te  inquieten,  cara  prenda. 

[Volando  desaparte*  Lt  Sania.) 

y  no  quiero  que  me  vean 

del  modo  que  tú  me  ves.  »>'■«"  ' 

EvANOKL.  ¡Que  se  nos  fué  nuestra  madre! 

L      Abadesa.  Juana  santa,  madre  nuestra, 

b~                   ^por  que  nos  dejáis  asi? 
■                      Vamos  las  dos  á  k  iglesia 

ESCENA  XVÍI 

Hall  la  que  era  Abaurs*  y  Sol»    lirAiKi«x4«TA 

1                       y  pidamos  á  su  Esposo 

La  Santa. 

^                       que  á  nuestra  madre  nos  vuelva. 

EvANüEL.  [Soberana  maravilla! 

Abadesa.  Aqui  está.  Dadme  los  píes. 

Abadesa.  jGran  milagrol 

que  ver  mis  ojos  desean. 

KvANGLL.                          iCosa  nueva! 

EvANGEL.^Asi  os  vais  y  nos  dejáis. 

Abadesa.  ¡Dichoso  el  convenio  y  casa 

madre? 

1 

que  tiene  tal  Abadesal 

Santa.               Día  de  comunión, 

^^^^P                                                      ACTO  TERCERO                                                                   273      ^^H 

no  ha  de  haber  conversación. 

gustos  que  en  el  alma  siento.          ^^^H 

Hijas:  lo  que  deseáis 

Gonzalo  Fernández:  vus                  ^^^^ñ 

el  cielo  nos  !o  ha  cumplido; 

veréis  de  Dios  el  poder                    ^^^^| 

mi  esposo  bendecir  quiere 

en  una  humilde  mujer.                   ^^^H 

cuantos  rosarios  le  diere. 

G.Capit.  Todo  lo  puede  hacer  Dios.               ^^^H 

mi  Ángel  ha  intervenido; 

Carlos.  Arzobispo:  ^han  avisado  ^^^H 
que  venimos?                                  ^^^H 

buscad  muchos  y  veni 

entretanto  que  yo  rue(<o 

FoNSECA,                          Sí,  señor.                ^^^H 

á  su  Hermosura  que  luego 

^^^^1 

los  lleve. 

^^^^H 

iNGEi..                ^Esla  larde? 

ESCENA  XX                        ^^H 

ITA.                                              Sí. 

^^^^H 

U)ESA.^Hay  tal  ventura.''  No  quede 

SáltH  la  Abadisa,  la  Maestha,  ütanoblista  y  otr^^^^H 

en  lodo  Cubas  rosario 

^^^^H 

que  no  venga. 

^^^^H 

»iA.                             Extraordinario 

EvANGEi .  Aquí  está  el  Emperador.           (Voa^^^^H 

favor  mi  Cristo  us  concede. 

Abadesa.  Mil  veces  sea  bien  llegado               ^^^^| 

;Venluroso  el  desposorio 

vuestra  Majestad  á  honrar              ^^^H 

donde  me  ha  llegado  á  dar 

t;sta  casa,  que  ennoblece                    ^^^H 

Dios  tantol  Voy  á  rogar 

con  su  vista.           <Tod(u  de  rudiilat.t     ^H 

por  las  que  en  el  Purgatoriu, 

CIARLOS.                            Bien  parece,                      ^H 

siendo  mejores  que  yo. 

hasta  en  el  modo  de  hablar,                   ^H 

de  mi  intercesión  se  valen.  {Va>.e.) 

la  virtud  que  aquí  se  encierra                 ^H 

M3ESA.  ¿Qué  mercedes  hay  que  igualen 

y  que  es  de  Dios  este  celo.  ^H 
Levantaos,  Madres,  del  suelo.                 ^H 

¿  las  que  el  cielo  nos  dio? 

Abadesa.  Señor.                                                    ^H 

Carlos.                Alzaos  de  la  tierra.                       ^H 

^B            ESCENA  XVIll 

Abadesa.  Dénos,  pues,  la  santa  mano,                  ^H 

^^F 

primado  grande  de  España.                   ^H 

Sml«  la  MAbSTMA.— Dichas,  menos  1.a  Santa. 

por  quien  más  alegre  baña                     ^H 

Tajo  el  muro  toledano,                          ^H 

>EST».   Madre:  el  Emperador 

de  quien  sois  prelado  y  padre.                ^H 

y  Arzobispo  de  Toledo 

FoNSECA.  A  la  posta  el  César  viene                        ^H 

están  en  casa;  no  puedo 

por  el  deseo  que  tiene                             ^H 

hablar  de  envidia  y  dolor;                     ' 

de  ver  hoy  á  vuestra  Madre.                  ^H 

á  ver  la  Abadesa  vienen. 

Haced  cómo  pueda  vella                       ^H 

AOESA.  ¡Válgame  Dios!  ¿Aquí  están? 

y  avisalda.                                               ^H 

fSTR.    También  el  Gran  Capitán. 

Abadesa.                     Ya  lo  está;                            ^H 

/^NCEL. Si  el  tiempo  nos  entretienen 

mas,  ¿cómo,  señor,  saldrá,                    ^H 

y  la  ocasión  se  nos  pasa 

si  está  el  espíritu  en  ella                  ^^^H 

del  bien  que  nos  hace  el  ciclo 

de  Dios,  que  su  lengua  toca,           ^^^^^ 

con  los  rosarios,  recelo 

dejándola  transportada,                  ^^^H 

no  se  pierda. 

sin  sciuido  y  elevada?                      ^^^H 

AOESA.                       Si  está  en  casa 

Cahlus,    Su  devoción  me  provoca,                ^^^^H 

el  Cesar,  haga  traer 

y  de  esa  suerte  deseo                        ^^^^| 

los  rosarios  del  tugar, 

^^^H 

que  yo  iré  luego  á  juntar 

Abadesa.            Bien,  señor,  podéis.                       ^H 

las  monjas  para  irle  á  ver 

(Descubren  una  cortina,  Y  d  LiiS«nt.i  dr       ^H 

y  recibir  entretanto 

rodillas  arrobada.)                                          ^H 

al  Emperador. 

Fonseca.  iQué  de  mercedes  que  hacéis,                ^M 

A  NOEL.                             Bien  dice.  (Vast.) 

Señor,  al  humildel                                 ^H 

k£STP.   iQue  hasta  el  César  autorice 

Carlos.                                Hoy  veo                  ^H 

i  Juanal  ^Esio  no  es  encamo? 

la  vanidad  en  que  fundo                         ^H 

lADESA.  Avisen  á  la  tornera 

de  mis  reinos  las  grandezas.                   ^H 

que  abra  la  portería. 

jQué  importan  honras,  riquezas,  ^H 
la  corona,  el  cetro,  el  mundo                 ^H 

íest».   Miente  quien  niega  y  porfía 

que  Juana  no  es  hechicera.  {Vanst.) 

ni  la  púrpura  imperial                            ^H 

que  cause  soberbia  tanta,                       ^H 

^B 

si  con  Dios  se  nos  levanta                      ^H 

^B               ESCENA  XI.X 

un  remendado  sayal?                            ^H 

^■^ 

Hincad  todos  en  ¡a  tierra                ^^^^M 

fattH  (1  EMriRAOoa,  Arzobispo  y  GiunCapitAn. 

las  rodillas.                                       ^^^^| 

G.Capit.                     No  han  podido              ^^^H 

msECA.  Este  es  (señor)  el  convenio 

[todos]  cuantos  han  querido            ^^^H 

donde  está  la  santa. 

vencerme,  haciéndome  guerra,        ^^^H 

*LOS.                                     Aquí 

ni  sus  bélicos  despojos                     ^^^H 

hoy,  don  Alonso,  adquirí 

ablandarme  el  corazón,                 ^^^M 

COMEDIAS  DE  TIRSO  DE  MOLINA.— TOMO    II 

|8    ^^H 

374 

Carlos. 
G.  CAPrr. 
Santa. 


LA  SANTA  JUANA— PRIMERA  PARTE 


Y  saca  en  esla  ocasión 
una  mu)er  de  mis  ojos 

el  agua,  que  nunca  han  vislo. 
i£stas  si,  Gran  Capitán, 
son  hazañas. 

¿Qué  no  harán, 
señor,  soldados  de  Cristo? 
Hijo  Carlos,  por  quien  crece 
en  el  mundo  la  ley  santa 
de  mi  iglesia  (pues  la  aumentan 
tus  nunca  vencidas  armas), 
oye  atento  lo  que  dice 
el  mismo  Dios  (que  es  quien  habla 
y  rige  agora  la  lengua 
de  Juana,  mi  coposa  cara): 
»Yo  ioy  la  tercer  persona 
de  la  Trinidad  beata, 
que  en  tres  supuestos  distintos 
es  un  Dios  y  una  substancia. 
fcin  pago  del  santo  celo 
con  que  nuestro  nümbrc  ensalzas, 
hasta  las  indias  remotas, 
que  en  cíelo  conviene  á  lüspaña, 
te  prometo  de  ayudarte 
lanto,  que  jamás  tu  Tama 
borre  e!  tiempo  ni  el  olvido. 
Vencerás  en  Alemania 
los  escuadrones  soberbios 
del  sajón  que  ic  amenaza, 
pervertido  con  la  scia 
de  Lulero,  cual  él  falsa. 
Pondrán  tus  leyes  su  yugo 
en  la  cerviz  indomada 
de  Flandcs,  que  ic  bacc  guerra 
sin  advertir  que  es  tu  patria; 
tendrá  á  tu  buena  fortuna, 
y  no  imitadas  hazañas, 
ial  miedo  el  turco  feroz 
que,  volviendo  las  espaldas 
la  otomana  multitud, 

fiisarán  después  tus  plantas 
as  lunas  que  enarboló 
la  potencia  Solimana, 
Roma  le  abrirá  sus  puertas; 
Milán,  Ñapóles  y  Francia 
conocerán  tus  Vitorias, 
y  las  cercas  africanas 
de  Túnez  le  llamarán, 
á  su  pesar,  su  Muntrca, 
dándole  el  Rey  que  quisieres 
y  él  á  li  tributo  y  parias. 

Y  para  que  eches  el  sello 
con  U  más  heroica  hazaña, 
por  la  milicia  divina, 
dejando  la  que  es  mundana, 
renunciarás  en  Kilipo, 

hijo  de  mi  iglesia  amada, 
los  reinos,  púrpura  y  globo, 
y  en  Yuste  verá  tu  España 
que  las  honras  que  ganaste 
las  pisas,  porque  son  vanas, 
pues  si  es  mucho  el  adquirirlas 
mucho  más  el  despreciarlas. 
A  ti,  Gonzalo  Fernández, 
Gran  Capitán,  que  en  Italia 
dejaste  en  bronce  esculpidos 
los  blasones  de  tus  armas, 


I 


por  tu  católico  celo 

el  nombre  que  á  tu  prosapia 

dejas  de  Córdoba,  haré 

famoso,  honrando  tu  ca^a. 

El  espíritu  de  Dios, 

que  por  la  boca  de  Juana 

os  habla,  agora  os  bendice.» 

{Échales  la  bendición  y  corren  U  ; 
tína.t 

Carlos.    ^Quién  no  se  admira  y  espanta? 

¡Dichosa  casa  mil  veces, 

y  yo  dichoso  otras  lanías, 

que  tal  maravilla  he  vistol 
G.  Capit.  Derretida  llevo  el  alma. 
Cabios.    Avisadme.  Tesorero, 

para  que  limosna  haga 

á  esta  casa. 
FoNSECA.  Yo  la  dov , 

por  ser  su  pobreza  tama, 

el  beneficio  de  Cubas. 
Abadesa.  Tu  largue/a  nos  ampara. 
G.  Capit.  Yo  la  doy  quinientos  mil 

maravedís. 
Abaubsa.  tsos  bastan 

para  que  un  cuarto  labremos. 
Garios.    Vamos,  ¡ay,  divina  Juanal 

si  á  lispaña  las  armas  honran, 

hónrelo  también  tal  Santa.  iVaiuM] 

ESCENA  XXI 

Quépanse  las  Mokjas  y  sale  Sor  RrAHi.et.tsrA. 

EvANLiEL.  1  Madres,  albricias!  Ya  ha  vuelta 
nuestra  dichosa  Prelada 
del  éxtasis,  y  la  he  dado 
cuentas,  rosarios  y  sartas 
en  gran  copian  aqui  las  tiene 
encerradas  en  esta  arca, 

(Saca  una  arquilla  | 

y  de)ándome  la  llave 

está  en  su  celda  postrada 

pidiendo  á  Dios  las  bendiga. 
Abadesa.  Todo  cuanlo  quiere  alcanza 

de  su  Esposo. 
EvANGEL.  Esta  es  la  hora 

que  ya  el  Ángel  de  su  guarda 

al  cielo  las  ha  subido. 
Abauesa.  Abramos  agora  ti  arca; 

veamos  si  están  aqui 

las  cuentas.  (Abren.) 
EvANOEL.  Aquí  no  hay  nada; 

pues  nadie  ta  arquilla  ha  abicrtu. 
Abaürsa.  Penetróla  quien  las  saca, 

que  lodo  lo  puede  Dios 

y  por  él  su  esposa  santa. 

Vamos  á  ver  nuestra  madre; 

hermana:  vuelva  á  cerrarla. 

¡Qué   no  me  dejes,  envidia! 

¿No  viene,  madre  Vicaria.*  {Vantt 


I 


I 


Mafstr. 
Abadesa 


ESCENA  XXII 
SaU  La  Saxta. 


Santa, 


I 


Esposo  de  inmenso  nombré, 
iqué  importuna  soy!  ¿No  os  cansí 


ACTO  TERCKRO 


que  (JN  pidor*  Pero  no, 
que  leñéis  las  manos  largas; 
el  ver  bundiías  sus  cuentas 
lodas  mis  monjas  aguardan; 
haceldas  esia  merced. 

KSCENA  XXIII 
Salen  tas  Monjas. — La  Santa. 

jAUEsA.  Aquí  está;  lleguen  hermanas, 

y  hablémosla.  Mas  <qué  es  esio? 

(  Todas  de  raditlat^iuena  música,  ábrete 
una  apariencia  de  la  Gloria,  ('risto,  sen- 
tado tn  un  Iruno,  el  ÁnK«l  de  rodillas 
dándole  las  rosarios  y  muchos  ángeles 
alrededor.) 

Autor  eterno  de  gracia: 
estos  rosarios  suplica 
vuestra  esposa  y  lierna  Juana 
que  bendigáis.  { )) 
{Échatot  Cristi)  la  bendición. i 

l,DESA.¿No  le  ha  visto  echar,  hermana, 
á  Cristo  la  bendición? 

kttOKt.  Miro  maravillas  tantas 

que  no  sé  si  estoy  dispicrta. 

lEncübrese  la  Gloria  y  baja  el  A^ncl  } 

knESA.¿No  ve  cómo  el  1\ngel  baja 
y  los  rosarios  la  ofrece? 
A.     ¡Oh,  cuánto  debe  mi  alma, 
Ángel,  á  Vuestra  Hermosura! 
£L.      A  estos  rosarios,  Juana, 

Falta  el  resto  del  verto. 


ha  ciincedido  tu  esposo 
los  privilegios  y  gracias 
que  tienen  los  A  gnus  Üei. 
Quien  rezare  en  ellos  saca 
de  penas  de  Purgatorio 
cada  dia  muchas  almas, 
y  gana  tantos  perdones 
como  hay  hojas,  flores,  plantas 
media  legua  alrededor 
deslc  monasterio  y  casa, 
y  las  indulgencias  propias 
de  Asís,  famosa  en  Italia. 
Saldrán  los  demonios  luego 
de  los  cuerpos  con  tocarlas; 
librarán  de  enfermedades 
torbellinos  y  borrascas. 
La  misma  virtud  tendrán 
las  cuentas  á  estas  tocadas; 
lodo  lo  concede  Cristo, 
con  tal  que  las  que  da  el  '*apa 
se  estimen  como  es  razón. 
Ven,  esposa  suberana, 
adonde  tu  esposo  veas. 

(Vuélvese  un  torno  y  desaparecen.) 

EvANOKL.  Llcvósela  transportada. 

Abadesa.  ;Uh,  milagrosa  mujer! 

Son  tus  maravillas  tantas, 

que  no  hay  lengua  que  la^  cucntt; 

para  alabarte  éstas  bastan, 

(Sale  uno  que  acaba  la  comedía.) 

En  la  segunda  comedia, 
el  autor,  senado,  os  guarda 
to  que  falta  desta  historia; 
suplid  agora  sus  faltas. 


SEGUNDA  PARTI^:  DE  LA  SANTA  JUAl 


PERSONAS  QUE  HABLAN   EN   ELLA 


Cbist«?. 

La  Santa  Juana, 

El  ANGKL  ÜB  la  GlfARDA. 

San  Antonio  ue  Padoa. 
Kt.  Niño  JEsrs. 
San  I'-rancisco. 

CftlNTO  CHUCÍFICAtK». 

Sóror  Evangelista. 

I'nas  Monjas. 

Menga. 

Mari  Pascuai  a. 


Carlos  V,  Emperador. 

DüN  JuRoE. 
LiLLO. 

Crespo. 

MlNOO. 

Berrueco.   ^ 

xMlNGO, 

Un  Paje. 
Otra  gente. 
Pastores  ( i ). 


ACTO  PRIMERO 


ESCENA  PRIMERA 

Música,  y  talen  la  Sakth  y  el  Xttcni.  arriba,  que  ya 
tiafando  hasta  la  mitad  del  tablado,  y  la  Santa 
iubirndn  del  al  nmino  tiempo,  hasta  emparejar  loi 
dos,  y  entonces  cesa  la  música. 

Anüel. 

Esposa  cara  del  Monarca  eterno, 

contra  cuyo  poder  no  prevalecen 

las  puertas  tristes  del  Tartáreo  infierno; 

las  entrañas  de  Dios  que  se  enternecen 

con  el  aj4ua  sabrosa  de  tu  llamo 

remedio  al  mundo  por  tu  ruego  ofrecen; 

delante  de  su  aliar,  tálamo  santo, 

llorando  estabas  el  estrago  horrible 

que  al  mundo  anuncia  contusión  y  espanto 

por  la  ponzoña  del  dragón  terrible 

de  las  siete  cabezas  que  en  Sajorna 

mega  la  ley  católica  infalible. 


Llorabas  que  con  falsa  ceremonia 
y  hipócrita  apariencia,  el  vil  Lulero 
imitase  á  Nembrot  en  Babilonia, 
y  que  el  rebaño  del  Pastor  cordero, 
este  lobo>  en  oveja  disfrazado, 
despedazase  con  esiri.go  fiero. 
Llorabas  que  se  hubiese  dilatado 
su  blasfema  y  pestífera  dotrina 
por  Alemania  y  su  imperial  estado, 
y  que,  cuai  de  la  máquina  divina, 
derribó  la  tercer  parte  de  estrellas 
la  angélica  soberbia  serpentina, 
este  Anticristo  austral,  las  leyes  bdlts 
de  la  alemana  Iglesia  derribase, 
asolando  la  mies  de  Dios  con  ellas. 
Lloras  el  ver  que  tanto  cáncer  pase 
tan  adelante  y  su  infernal  blasfemia 
que  lo  mejor  de  vuestra  Europa  abrase^' 
El  católico  reino  de  Bohemia 
la  verdadera  ley  de  Dios  destierra, 
y  al  apóstala  falso  sirve  y  premia. 
Flandes  le  sigue  ya,  y  fngalaterra 
sus  desatinos  tiene  por  ganancia, 
desamparando  á  Dios  su  gente  y  tierra. 
Polonia,  Hungría  y  la  cristiana' Francitj 


(1)    Tnterviencfl  «demás  li  Vicakia  y  U  A»Ai>k&A. 


ACTO  PBrMEBO 


frenéticas  aprueban  los  errores 
que  el  vicio  trajo  al  mundo  y  la  ignorancia; 
por  esto  lloras,  y  es  razón  que  llores 
ida  tan  notable. 

Santa. 

¡Ay,  Ángel  mío! 
Comprando  Dios  á  costa  de  dolores 
las  almas  con  su  sangre  redimidas, 
^tantas  se  han  de  perder  costando  tanto? 
he  tres  parles  del  mundo  están  perdidas 
las  dos,  porque  .Asia  y  África  no  adoran 
sino  de  Agar  las  leyes  pervertidas; 
los  más  la  luz  de  la  verdad  ignoran, 
y  perdido  el  camino  verdadero, 
a)  despeñarse  sin  remedio  lloran, 
pues  sí  agora  el  apóstata  Lutcro 
este  rincón  de  nuestra  Europa  abrasa 
con  la  doctrina  falsa  y  el  acero; 
si  á  Europa,  que  es  columna  fume  y  basa 
de  nuestra  militante  Monarquía, 
los  limites  que  Dios  la  puso  pasa, 
^quién  duda  que  la  bárbara  herejía 
Je  mar  á  mar  ensanchará  el  imperio 
que  tuvo  antes  la  ciega  idolatría?' 
No  permita  mi  Dios  que  en  cautiverio 
tenga  á  su  pueblo  el  condenado  Rgipto 
ni  pase  la  verdad  tal  vituperio. 
Bien  sé  que  este  rigor  es  por  delito 
de  mis  culpas,  que  son  merecedoras 
de  un  castigo  inmortal,  Ángel  bendito; 
pero  pagúelo  yo. 

Ángel. 

Por  ver  que  lloras 
con  tanto  afecto,  Dios,  por  el  estado 
de  la  Iglesia  y  su  ley  que  humilde  adoras, 
desde  aquí,  Juana  Santa,  me  ha  mandado 
que  te  venga  á  enseñar  el  fértil  frute 
que  en  las  Indias  Kspaña  al  cielo  ha  dado. 

{Van  subitHiío  /of  dos  hasta  el  un  ángulo  tufitrior, 
y  descúbrete  en  un  nícAu  ittl  una  esiaiiiit  lit  dun 
llernaado  r.urlés,  yieju,  armaiio  á  la  antigua,  con 
baslrin  y  un  muntíu  dl'is  pies.) 

Si  un  pequeño  rincón  paga  tributo 
en  Europa  á  Lulero,  pervertido 
por  la  ambición,  que  le  hace  disoluto, 
un  nuevo  mundo  rico  y  extendido 
ha  descubierto  la  romana  barca 
que  al  yugo  de  la  Cruz  está  rendido. 
Mira  al  pesar  (i)  del  bárbaro  hercsiarca 
«te  nuevo  Alejandro  que  conquista 
el  orbe  indiano  al  español  monarca. 
Don  Hernando  Cortés  (con  cuya  vista 
se  alegra  el  mar  del  Norte),  es  éste,  Juana, 
digno  de  que  sea  yo  su  coronista. 
Por  él  se  extiende  nuestra  ley  cristiana 
por  inñnitas  leguas,  y  al  bautismo 
regiones  inauditas  vence  y  gana. 
Kste  es  quien  pasa  el  fluctuoso  abismo 
que  márgenes  de  plata  y  oro  baña, 
y  para  eternizar  su  nombre  mismo 
i  vuestra  España  da  otra  Nueva  España, 
muerte  á  la  idolatría,  almas  al  cielo, 
y  i  su  linaje  una  inmortal  hazaña. 


(I)    Claro  es  qu«  «Jebe  leerse  á  petar. 


Santa. 

Ya.  soberano  Ángel  me  consueto 
viendo  lo  que  la  ley  de  Dios  se  extiende 
y  que  le  adora  tan  remoto  suelo. 
¡Oh,  ilustre  capitán!  Si  el  tiempo  ofende 
la  memoria  de  hazañas  íntinitas, 
defienda  Dios  la  luya,  pues  defiende 
su  ley  tu  brazo  y  las  colunas  quitas 
del  estrecho  de  Cádiz,  por  ponellas 
en  tierras  y  naciones  inauditas. 
Esculpa  el  mundo  lu  renombre  en  ellas, 
pues  á  la  iglesia  das  el  Occidente 
y  el  cielo  pueblas  otra  vez  de  estrellas. 

{Pasan  los  dos  p<ir  tí  aire  al  otni  ángulo  Jet  tabla- 
do y  en  ti  enséñale  una  estatua  de  dua  Alonso  de  M- 
tmrqMcrqüc,  yíefo,  4  lo  portugués  antiffuo,  con  otro 
mundo  á  lo9  pttt.  y  bastón.) 

Angei.. 

Vuelve  agora  los  oíos  al  Oriente 

y  verás  la  nación  del  griego  Luso 

y  las  hazañas  de  su  ilustre  gente. 

Este  fiel  capitán  las  quinas  puso 

desde  el  \tianie  monte  al  mar  Bermejo, 

á  pesar  del  idólatra  confuso. 

.Mira  en  aquellas  canas  el  consejo 

y  el  valor  de  la  fe  en  aquella  espada, 

que  en  uno  y  otro  fué  español  espejo. 

Por  él  ha  vuelto  nuestra  ley  sagrada 

¿  hacer  que  en  .Asia  el  bárbaro  se  asombre 

viendo  en  ella  su  iglesia  restaurada. 

Santa. 

Ángel;  ^quién  es  tan  milagroso  hombre? 

Ángel. 

Alonso  de  Atburquerque,  lusitano, 
q^ue  de  Magno  ganó  fama  y  renombre. 
Lsie,  venciendo  al  moro  y  al  pagano, 
al  etiope  torpe,  al  ciego  persa, 
la  Cruz  dilata  con  valor  cristiano. 
Si  gente,  pues,  tan  bárbara  y  diversa 
en  América  y  Asia  á  Dios  adora, 
^qué  importa  que  la  herética  perversa 
contra  el  cielo  publique  guerra  agora, 
si  por  una  provincia  sola  gana 
dos  mundos  cuyas  almas  atesora? 

Santa. 

¡Oh  nobleza  católica  y  cristiana 
de  Portugal!  ¡Oh  célebre  Castilla! 
¡Viva  la  ley  de  Cristo  soberana! 
Alegre  estoy  de  ver  tal  maravilla. 

Angkl. 

Aunque  el  Bey  don  Manuel  dichoso  tiene 
la  lusitana  y  invencible  silla, 
ya  el  tiempo  deseado  á  España  viene 
en  que  se  junten  los  castillos  de  oro 
con  las  sagradas  quinas;  ya  conviene 
quedando  al  cielo  un  Sebastián  el  moro, 
goce  en  España  el  Salomón  segundo 
con  Portugal  un  orbe  lleno  de  oro. 

{fíajan  un  poco  y  en  la  mitad  del  teatro  dtscübrt- 
se otra  estatua  dt  Filipo  segundo,  t»ie)o,con  dos  mun- 
dos d  sus  pies.} 


27» 


LA  SANTA  JUANA— SEGUNDA  PARTE 


Ya  el  César  Carlos  quiolo  ha  dado  si  mundo 

un  Filipo  primero,  que  el  primero 

de  quien  nació  Alejandro,  aunque  es  segundo. 

Su  ilustre  imagen  enseñarle  quiero 

del  modo  que  en  edad  grave  y  madura 

en  oro  ha  de  volver  la  edad  de  aceru. 

Aquí  la  cristiandad  está  segura; 

la  justicia  en  su  punto  y  la  prudencia, 

Santa. 

Su  gravedad  deleita  y  compostura, 
respeto  pone  su  real  presencia. 

Angsl. 

Dos  mundos  á  sus  pies  sujeta  el  cielo, 

y  cada  cual  su  nombre  reverencia; 

enjuga,  pues,  el  llanto  y  desconsuelo, 

pues  que  tan  dilatada,  Juana,  has  visto 

la  ley  divina  que  respeta  el  cielo, 

que  si  el  .Sajón,  apóstata  anticrisio, 

la  potestad  del  cielo  á  Koma  niega, 

y  á  quien  es  en  su  silla  vice-Cristo, 

y  con  malicia  y  pertinacia  ciega 

jas  indulgencias  de  las  cuentas  sanias 

contradice  y  blasfemias  loco  alega, 

por  eso  Dios  ha  dado  gracias  lanlas 

á  las  sagradas  cuentas  que  su  hijo 

10  dio,  con  que  su  ceguedad  quebrantas; 

para  contradecirle  las  bendijo. 

V  en  le  de  que  el  rosario  santo  aprueba 

que  el  sacrilego  fiero  contradijo, 

un  árbol  ha  nacido  y  planta  nueva 

en  la  isla  de  Irlanda  en  este  instante 

que  en  vez  de  fruta  mil  rosarios  lleva. 

Jamás  el  mundo  vio  su  semejante; 

nació  y  creció  en  un  punto,  convenciendo 

al  pueblo  pervertido  y  ignorante; 

de  sus  ramas  las  cuentas  están  viendo, 

que  como  de  las  parras  los  racimos, 

en  fe  de  lá  Fe  sania  están  pendiendo. 

(Dexcúbrete  un  árbol  lltno  <l*  rosariot  arriba.) 

Aqueste  el  árbol  es, 

Santa. 

¡Qué  merecimos 
en  nuestros  tiempos  ver,  rosarios  santos, 
el  árbol  de  quien  sois  frutos  opimos! 
Celebre  el  cielo  con  alegres  cantos 
hazaña  tan  ilustre  y  portentosa, 
pues  tal  consuelo  dais  ¿  nuestros  llantos. 

Anoei-. 

Desta  suerte  la  mano  poderosa 

de  Dios  castiga,  y  desta  suerte  sana. 

{Bajan  potando  al  tablado.) 

Santa. 
¿Qué  merecí,  señor,  ser  vuestra  esposa? 

Ángel. 
Carlos  quinto  ha  venido  á  verte,  Juana. 

Santa. 
¿Adonde,  pues,  se  va  Vuestra  Hermosura? 


Anoel. 

Contigo  quedo:  ¡oh  vista  soberana, 

gran  consuelo,  gran  suerte,  gran  ventura 

{Sale  volando  el  Aoget,  lodo  st  encubr 

ESCENA  II 


Salen  el 
míenlo, 
Lii.i.o. 

Santa. 

Carlos. 


Kmpbuador  Caklos  Quixto  y  acompéUé' 
y  Don  Joiir.K,  dtl  /lábitu   de  Santiago,  f 


Santa. 
Cabios. 


Señor:  ,;oira  vez  honráis 
esta  vuestra  humilde  casa? 
Si  vos,  madre,  en  ella  esiiis, 
(iquién  por  vuestras  puertas  pasa 
sin  que  vos  le  bendigáis? 
Soy  yo  muy  devoto  vuestro. 
y  así  lo  que  os  quiero  muestre 
A  lo  menos  sois,  señor, 
de  la  cristiandad  favor, 
y  por  eso  lo  sois  nuestro. 
La  guerra,  madre,  publico 
contia  el  hereje  que  ampara 
el  Duque  Juan  Federico 
de  Sajonía  y  se  declara 
contra  el  Imperio.  Es  muy  ricttj 
y  poderoso,  y  también 

3uiere  el  Lanzgrave  de  Hesén 
efender  las  falsedades 
de  Lulero  y  cien  ciudades 
rebeldes;  pero  aunque  estén 
tan  poderosos,  entiendo 
de  la  verdad  que  defiendo 
que  el  áspid  lie  de  pisar 
y  el  basilisco,  y  quitar 
del  mundo  este  monstruo  horr 
Por  esto  antes  de  partirme, 
madre,  en  tan  ardua  ocasión, 
de  vos  vengo  á  despedirme, 
porque  vuestra  bendición 
nuestras  victorias  contírme, 

Santa.      Id,  columna  de  la  Fe. 

gloria  del  nombre  español. 

que,  porque  viioria  os  dé, 

haléis  que  detenga  el  sol 

su  curso  cual  Josué. 

Kl  rebelado  alemán 

y  el  flamenco  os  labrarán 

estatuas  de  bronce  y  oro, 

vencido  en  Tiinez  el  moro 

como  en  Buda  Solimán. 

De  vuestra  parte  tenéis 

á  nios,  pues,  por  varios  modos^^ 

por  que  inás  fama  cobréis, 

en  Vusté,  vencidos  todos, 

i  vos  mismo  os  vcjceréis. 

El  cíelo  os  dé  su  favor, 

pues  que  sois  su  defensor 

y  desios  reimis  espejo. 

Caplos.    Con  grande  cuidado  dejo, 
madre,  ya  al  Gobernador 
de  España  y  encomendada 
esta  casa. 

Santa.  Siempre  ha  sido 

de  su  valor  amparada. 


k 


1 

^P                                                  ACtÓ  PRIMERO                                                            379           ^M 

Yo  esioy  muy  agradecido 

|Par  Dios,  que  es  linda  la  ñemal            ^H 

por  veros  siempre  ocupada 

A  un  Fray  Guarin  le  redujo.           ,^^^^| 

en  encomendarme  á  Dios, 

JoRGK.       Malo  soy  para  cartujo                     ^^^^| 

pues,  ayudándome  vos, 

y  locú  en  seguir  mi  tema.                .^^^^| 
Verdad  es  que  estoy  casado;             ^^^^| 

bien  á  España  regiré. 

y  muy  seguro  podré 

pero  ¿por  eso  he  de  estar                 ^^^H 

partirme.  Adiós,  madre,  adiós: 

privado  de  otro  manjar?                   ^^^H 

y  advenid  también  que  queda 

LiLLO.      Cocido  come  y  asado                       ^^^^| 

don  Jorge  muy  encargado 

quien  tiene  caudal,  señor,                ^^^^| 

que  os  acuda  en  cuaniu  pueda. 

y  también  puede  un  marido,           ^^^H 

Aquesta  villa  le  he  dado, 

si  el  mairiinonio  es  cocido,                    ^^| 

con  otras  muchas  que  hereda, 

dar  vueltas  al  asador                         ^^^^| 

y  con  tan  noble  vecino, 

y  alcanzar  de  una  perdiz                  ^^^^H 

que  enriquecerá  imagino 

las  dos  pechugas.                             ^^^^| 

esta  casa  y  posesión. 

JoDOE.                                    Bien  dices.           ^^^^| 

que  es  don  Jorge  de  Aragón» 

LiLLO.      Son  las  villanas,  perdices                ^^^^| 

madre  Juana,  mi  sobrino. 

que  no  ofenden  la  nariz,                 ^^^^| 

IGE. 

Soy  tu  hechura. 

porque  huelen  á  tomillo,               ^^^^H 

RLOS. 

iHaccr  alarde 

y  el  tercero  es  el  trinchante             ^^^H 

del  valor  que  vive  en  vos. 

que  se  las  pone  delante.                   ^^^^| 

I 

y  vamos  de  aquí,  que  es  larde. 

JoKi.K.       Pues  mi  trinchante  eres,  Lillo,         ^^^H 

Madre:  encomendadme  á  Dios. 

caza  y  parte.                                           ^H 

KTA. 

E\  ns  de  Vitoria  y  guarde. 

LiLi.o.                            ¡Bueno  es  eso!                    ^H 

{Vase  Li  Santa  por  una  purria.) 

Lo  mejor  le  comerás,                              ^H 
y  dándome  lo  demás                        ^^^H 
dirás:  róete  ese  hueso.                     ^^^^H 

ESCENA  III 

Jo)<riF..      Hermosas  labradorcillas                  ^^^H 
hay  en  Cubas.                                 ^^^H 

I/irse 

por  la  otra  acompasan  Jo  al  Emi-ukhadok, 

Lillo.                              Kncubailas               ^^^^| 

' 

l>OM  Josas  s«  vuÉltte  áét  y  U  diet: 

si  te  agradan,  ó  alcanzallas.            ^^^^| 
Joros.       Lillo:  hermosuras  sencillas             ^^^H 

!  ARLOS. 

¿Dónde  vais? 

entre  tosca  frisa  y  paño                   ^^^H 

OBOE. 

A  acompañar 

son  las  que  busco  y  codicio,           ^^^^| 

á  vuestra  Majestad  voy. 

que  siempre  del  artiticio                  ^^^^H 

JARLOS. 

Quedaos,  don  Jorge,  á  tomar 

dicen  que  se  hizo  et  engaño.           ^^^^H 
Da  al  diablo  tanto  tocado,              ^^^^H 

de  los  lugares  que  os  doy 

la  posesión  y  á  gozar 

tanta  seda  y  guarnición,                 ^^^^H 

el  nuevo  y  alegre  estado, 
que  estáis  recién  desposado. 

gigantes  que  en  procesión               ^^^^| 

son  paja  y  visten  brocado.             ^^^^H 

Mas  sírvaos  el  casamiento 

Lillo.       Nunca  de  esas  hago  cuenta,            ^^^H 

de  más  sosiego  y  asiento 

porque  ya  es  cosa  sabida                      ^^| 

que  hasta  ahora  habéts  mosir.ido. 

que  carne  que  está  sentida                    ^H 

que  habéis  sido  muy  traviusn; 

la  disfrazan  con  pimienta.                       ^H 

V  pues  ya  tenéis  edad. 

Enfádame  la  mujer                               ^H 

si  con  ella  viene  el  seso. 

que  gasta  galas  sin  suma,                        ^^| 

pasen  con  la  mocedad 

porque  ave  de  mucha  pluma                  ^H 

las  locuras. 

tiene  poco  que  comer.                            ^H 

opiir. 

Tus  pies  beso 

Llega,  que  si  te  regala                            ^^| 

y  serle  otro  te  prometo. 

el  donaire  labrador,                               ^H 

I*  RLOS. 

Quedaos,  pues,  y  sed  discreto. 

siendo  de  Cubas  señor                           ^H 

loRGE. 

Prospere  lu  vida'  Dios. 

cobrar  pueden  alcabalas,                       ^H 

Iarlos. 

Enojaréme  con  vos. 

sin  cortesanos  trabajos,                          ^H 

L 

don  Jorge,  si  andáis  inquieío. 

de  sus  ninfas  tus  deseos,                        ^H 

|_ 

{Vamt.) 

pues  si  damas  son  rodeos                      ^H 
abradoras  son  atajos.                            ^H 

^K 

P 

ESCENA  IV 

JriROR.       A  medida  vino  á  hallarte                        ^H 
mi  amor  de  su  gusto.                            ^H 

[ 

Quedan  Don  Jouub  y  Lilio. 

LiLLo.                                       Fui                       ^H 
hurón  un  tiempo  ó  neblí.                     ^H 

in.Lo. 

Dile  que  dónde  predica 

Jorcif:.      ¿De  quién?                                             ^^| 

li 

mañana  su  Majestad. 

L1LL0.                         De  Francisco  Loarte       ^^^H 

Joros. 

En  vano  á  la  voluntad 

en  lllescas,  que  perdido                   ^^^H 

. 

desbocada  el  fren^-  aplica 

por  esta  santa  mujer                       ^^^H 

1 

por  que  no  curra  veloz. 

que  agora  acabas  de  ver                 ^^^^^H 

Mllo. 

.jAI  gato  pone  maneotas? 

pretendió  ser  su  marido:                ^^^^| 

1 

Dile  que  las  liene  rotas, 

pero  como  se  acogió                       ^^^^H 

L 

y  si  llega  dale  coz. 

ijidelitim,  de  su  tierra                 ^^^^| 

^B   280 

LA  SANTA  JUANA- 

—SEGUNDA  PARTE                                 ^^^^^ 

^^^H 

se  fué  á  Flandes  á  la  guena 

y  el  barbero  Herrán  Bermejo,        I 

^^^^H 

y  sin  amo  me  dejó; 

entramos  hoy  en  Concejo         ^J 

^^^^B 

mas  entrándole  i  servir 

á  tomaros  por  señor,                  ^M 

^^^^ 

lodo  en  ti  lo  vine  á  hallar. 

y  pues  tomado  os  habernos,      ^ 

■               JORÚE. 

^•Qué  tiesta  es  esta? 

en  volviendo  á  entrar  los  dos... 

^^^      LiLLO. 

El  lunar 

pero,  ¿qué  os  importa  á  vos 

B 

que  úsale  á  recibir. 

de  que  entremos  ó  no  entremos?     i 
A  ser  nueso  dueño  entráis, 
y  por  ahorrar  escritura. 

^^ 

ESCENA    V 

tal  os  dé  Dios  la  ventura 
como  nos  la  deseáis. 

H             Salen  CKHsro  y  MtíeGo,  Atcal4ts:  Bbkrvrco,  Mari 

Todos. 

Amén. 

^B                        Pascuala,  Menoa  )'  Músicos  Labradorm. 

Jorgb.. 

Sois  muy  elocuente; 

^B 

dado  me  habéis  gran  contenió; 

H          MÚSICOS. 

(Cantan.)  El  Comendador, 

bien  habláis. 

■ 

bendiga  vos  Dios. 

Crespo. 

Yo  s6  un  jumento 

■           Mis.  i." 

La  Virgen  de  II leseas... 

no  quitando  lo  presente. 

■           MC's.  2." 

Señor  San  Antón... 

Jorge. 

,iEs  vuestra  hija  esta  zagala? 

■           Tuoos. 

Pues  venís  á  Cubas... 

Crespo. 

¡Qué  presto  que  la  atisbo! 

■          Mi's.  a." 

El  Comendador... 

Berruec 

.  Yo  só  su  padre. 

■          M6s.  !.<> 

A  ser  nuevo  dueño... 

Jorge. 

jVos? 

■          MC:s.  a." 

Bendiga  vos  Dios. 

Bebfuec 

Yo. 

■           M/is.  i.o 

La  Virgen  de  Jllescas... 

Jorge. 

¡Buena  cara! 

■              MÓS.  2." 

Vos  dé  bendición... 

Crespo. 

No  era  mala 

m           M6s.  1." 

El  cirio  pascual... 

para  vuesa  señoría 

■          Mus.  3.° 

Señor  San  .Vnlón... 

si  podiera  ser  su  igual. 

H          Touos. 

El  Comendador. 

Jorge. 

,;Llaniáisos? 

■          M6s.  1.* 

La  vuesa  esposica... 

Mari. 

Mari  Pascual. 

m        Mr  i.  3° 

Os  para  un  garzón... 

Jorge. 

Mucho  me  agradáis,  María. 

■           Mi  s.  t.° 

Como  un  Holofernes... 

Mari. 

Por  muchos  años  y  buenos. 

■          Mi'.s.  a.» 

Como  un  Salomón... 

Jorge. 

Vamos. 

■          Mi's.  I.* 

Que  vaya  á  )a  guerra... 

L1M.0. 

¿Agrádate* 

■           S\(s.  2." 

Y  de  dos  en  dos... 

Jorge. 

SI. 

■           MTs.  1.* 

Prenda  los  nvoricos... 

LiLLO. 

Echóla  calza. 

■          Mus.  a." 

Que  en  Sansueña  son... 

Jorge. 

Vení. 

H          Todos. 

El  Comendador. 

la  de  los  ojos  morenos.  (Vanit  lotimi 

H          Bkhpuec 

.Agora  habéis  de  llegar 
y  helle  una  remenencia. 

B          Mingo. 

Dios  mantenga  á  su  Cubencia. 

ESCENA  VI 

H              BBP8UEC 

.¿Cubencia? 

^No  ha  de  mandaí 

H          MlNOO. 

Dichos,  mtnos  Dow  Joros  y  Mari  P*íco*i*.      i 

H                BexHl/KiT. 
B                 MlNOO. 

á  Cubas? 

Si. 
Pues  bien  puede 

Mingo. 

Golosmero  me  paresce 

el  Comendador.  Alcalde; 
si  se  os  pegare,  ojeaide 
de  la  moza. 

Si  en  sus  trece 

llamarse  Cubencia.                               i 

A         Crespo. 
^m          Mingo. 

Sí. 
Los  dos  venimos  aquí 
ambos á  dos  (sin  que  quede 
de  todos  cuatro  costados 
quien  no  venga  con  los  dos, 
porque,  en  fin,  los  dos.  par  Dios. 

Crespo. 

se  está,  en  casa  hay  sana  amores 
que  del  alma  los  arranca, 
porque  entre  otras  habrá  iranct 
para  los  Comendadores.  ( va n k ii>ii»J 

^B 

somos  hogaño  empalados >. 

J 

^B 

Venimos  á  recebiüo 

ESCENA  VII                        i 

^»^^ 

por  oueso  dueño  á  compás. 

1 

^^^^L 

y  porque  no  es  para  más 

ííaltn  tú  Vicaria,  Sorsr  Bvamoiuvta  y  otra  Um^ 

^^^^p 

guarde  os  Dios.  Porte  un  cuartillo. 

^^^    Jorge. 

¡Gracioso  recibimieniot 

Vicaria. 

Madres:  bien  puede  ser  sinti. 

B                 MlNOO. 

Llegad  vos. 

pero  no  lo  he  de  creer; 

B|          Crkspü. 

¿Llegaré? 

privarla  tengo  de  hacer 

H                MlN<,(). 

Sí. 

del  oficio. 

H          Cpksi'o. 

A  Mingo  Pulgar  y  á  mí 

EVANOEL 

¡Que  sea  tanta               ^m 

V 

nos  cupo  el  embazamíento 

su  pasión!  ¿No  considera            ^H 

K^ 

de  hogaño,  y  Manin  Berrueco, 

los  milagros  que  Dios  hace       ^H 
por  ella?                                       ^H 

B 

hijo  de  Gil  Porquerizo. 

^B 

Bras  Moreno  y  Sancho  Erizo, 

Vicaria. 

Todo  eso  nace,            ^H 

'^K* 

Pero  Antón  y  Agustín  Seco, 

madres,  de  que  es  hechícela      ^H 

L 

el  cura  y  el  herrador, 

Sóror  Juana  de  la  Cruz.             ^H 

ACTO  PRIMERO 


281 


IkNCEL, 


kNGEL 


lAHU. 


:aria. 


ÁNGEL. 

Ingei., 


mmA. 


.No  diga  tal  cosa,  acabe. 
Venir  el  demonio  sabe 
en  forma  de  ángel  de  luz, 
y  él  es  quien  habla  por  ella 
tantas  lenguas;  no  hay  que  hablar; 
al  Provincial  he  de  dar 
cuenta  de  que  está  por  ella 
destruida  nuestra  casa. 
,  .¿Destruida?  Pues  ¿tuviera 
qué  comer  si  ella  no  fuera 
su  Prelada? 

Si  el  beneñcio 
que  el  Arzobispo  nos  dio 
de  Cubas  ya  le  impetró 
otro  por  Roma,  ¿ts  buen  juicio 
meterse  una  religiosa 
en  pleitos,  y  que  defienda 
á  costa  de  lanta  hacienda 
tan  impertinente  cosa? 
¿Qué  nos  importa  un  curato? 
jQué?  La  honra  y  el  sustento 
de  todo  nuestro  convento. 
¿Y  hanos  salido  barato, 
si  para  el  pleito  ha  vendido 
hasta  los  cálices? 

Si. 
El  Provincial  vendrá  aquí 
y  sabrá  que  ha  destruido 
nuestra  hacienda. 

Venga  acá: 
jqué  hacienda  en  la  Lruz  halló 
^ror  Juana  cuando  entró 
á  gobernarla?  Dirá 
que  nueve  reales  de  renta 
solamente;  pues  de  pan, 
por  su  ocasión,  ¿no  nos  dan 
cada  año  ciento  y  cincuenta 
fanecas,  y  de  dinero 
casi  docientos  ducados 
con  que  tiene  remediados 
nuestros  trabajos?  Si  quiero 
comalia  los  beneficios 
que  la  debe  nuestra  casa, 
<nf»  sabe  que  son  sin  lasa? 
¿Qué  celdas  ó  qué  edificios 
tenia,  si  no  labrara 
este  cuarto  y  aposentos? 
¿No  nos  ha  dado  ornamentos? 
Sin  ella,  ¿quién  la  habitara? 
¿Quien  nos  da  reputación? 
Mas  hala  puesto  á  los  ojos 
la  envidia  vil  sus  antojos 
y  asi  no  ve  la  razón. 
Prediqueme  por  su  vida 
la  hipócrita,  idiota,  necia, 
que  ya  yo  sé  que  se  precia 
de  la  santidad  ñngida 
de  su  abadesa;  igual  fuera 
que  acabara  de  aprender 
la  mentecata  á  leer 
para  que  rezar  supiera 
sin  venirme  á  predicar. 
Tiene  infinitas  razones, 
daréla  mil  ocasiones; 
los  pies  la  quiero  besar. 
Todo  el  convento  ha  caldo 
en  la  cuenta  de  quién  es 


Juana  de  la  Cruz  después 
que  con  embustes  ha  sido 
por  santa  reverenciada; 
lodos  saben  mi  caudal, 
y  asi  harán  al  Provincial 
que  me  elija  por  PreUda, 
y  entonces  verán  las  dos 
si  con  hechizos  y  encantos 
hacen  milagros  los  santos.  {Vate.) 


ESCENA  VIH 
DicnAS,  menM  la  Vicakia. 

EvANHKL.  Madre:  espere,  aguarde;  ¡ay  Diosl 
iQué  gran  tropel  de  trabajos 
contra  mi  madre  querida 
se  levantan!  Mas  la  vida 
llega  por  estos  atajos 
¿  la  ciudad  soberana 
donde  reina  un  Dios  cordero; 
mas  presto  ir  á  avisar  quiero 
de  todo  á  mi  madre  Juana.  (Vansti 


ESCENA  IX 

Salen  la  Sawta  y  el  Anorl  llnrando. 

Santa.     ¿Vos  llorando,  Ángel  bendito? 
¿Vos  con  tanto  desconsuelo? 
Sunca  el  llanto  entró  en  el  cielo, 
porque  nunca  entró  el  delito. 
Todo  es  contento  infinito, 
que  de  la  presencia  viene 
de  aquella  fuente  perenne 
que  eternamente  gozáis. 
¿Cómo,  pues,  Ángel,  lloráis, 
si  el  cielo  llantos  no  tiene? 
No  haya  más,  mi  San  Laurel, 
mi  custodio,  mi  ventura; 
enjugue  Vuestra  Hermosura 
ese  sol,  pues  me  veo  en  él. 
¿Qué  daño  ó  qué  mal  cruel 
es  bastante  á  que  os  desvele, 
ángel  mío;  ó  cuándo  suele 
suceder  lo  que  hoy  se  ve, 
que  un  ángel  llorando  esté 
y  una  mujer  le  consuele? 
Mas  ¡ay  de  mi!  ya  he  caido 
en  la  cuenta  de  ese  llanto; 
algún  pecado,  Ángel  santo, 
contra  Dios  he  cometido. 
Mil  veces  he  merecido 
por  mis  culpas  el  inheriio; 
¿es  acaso  el  llanto  tierno 
porque  condenada  estoy 
que  bien  sé  cuan  digna  soy 
del  fuego  y  castigo  eterno^ 

Ángel.      .Segura  está  tu  conciencia, 
Juana;  nunca  has  cometido 
culpa  mortal;  siempre  has  sido 
monja  vieja  en  la  inocencia. 
Aunque  lloro  en  la  apariencia 
no  lloro  por  propiedad, 
que  tos  que  ven  la  deidad 


282 


LA  SANTA  JUANA— SEGUNDA  ^ARTÉ 


infiniía  y  soberana 
jamás  pueden  llorar,  Juana, 
ni  sentir  penalidad. 
Hete  parecido  ansi 
en  muestras  y  lesiimonio 
de  que  ha  pedido  el  demonio 
licencia  á  Dios  c<>nira  ti; 
si  te  regaló  hasta  aquí, 
como  a  Job  probarle  intenta, 
y  el  común  contrario  inventa 
un  tropel  de  tempestades, 
trabajos,  enfermedades, 
desprecio,  agravio  y  afrenta. 
Dios  los  trabajos  amó 
en  el  mundo,  de  tal  suerte; 
jamás,  Juana  los  dejó. 
^Qué  santo  no  los  pasó? 
iÑ'inguno;  que  son  favores 
de  Cristo,  y  en  sus  amores 
son  su  escogida  librea, 
y  quien  amalle  desea 
justo  es  traiga  sus  colores. 
Santa.      Pues  ¿por  eso  es  la  tristeza? 
Trocad  vuestro  llanto  en  risa; 
lluevan  trabajos  á  prisa 
pues  vos  me  dais  furiaiexa. 
Bien  sabe  vuestra  belleza 
lo  que  ha  que  yo  pido  á  Dios  * 
que,  pues  que  somos  los  dos 
esposos,  nos  parezcamos 
en  que  los  dos  padezcamos; 
Si  ya  ¡o  alcanzo  por  vos, 
vengan  penas  y  castigos 
que  del  cielo  son  atajos, 
pues  (dicen)  que  en  los  trabajos 
se  echan  de  ver  los  amigos; 
que  SI  amó  á  los  enemigos, 
porque  en  ellos  halló  el  bien 
de  las  penas,  yo  también 
sigo  sus  plantas  divinas, 
pues  entre  zarzas  y  espinas 
Dios  se  apareció  á  Moisén. 


ESCENA  X 

Aparéctst  r.msTO  cim  la  Crm  á  cuestat,  arriha.corct- 
na4o  (te  espinas,  y[á  su  lado  una  tilla  Ue  i>rocatíu 
y  sobre  tita  una  corona  de  oro. 

Chisto.     Juana:  varón  de  dolores 

me  llamo  yo  en  la  Escritura; 
quien  imitarme  procura 
busque  espinas,  deje  ñores. 
Kl  que  goza  mis  favores 
pasar  por  trabajos  trata, 
y  aunque  el  mundo  más  le  abata, 
con  los  trabajos  se  esfuerza, 
que  el  cielo  padece  fuerza 
y  el  violento  le  arrebata. 
í'ara  llegar  á  esta  silla 
tienes  de  entrar  por  la  puerta 
desta  Cruz,  que  no  está  abierta 
sino  para  el  que  se  humiha. 
Procura,  esposa,  adquirilla, 
y  si  á  los  premios  te  inclinas 
del  cielo,  adonde  caminas, 


Santa. 


lleva,  Juana,  en  la  memoria 
que  esta  corona  de  gloria 
cuesta  corona  de  espinas,  f*'" 
jOh!  espinas,  rico  caudal 
de  la  celestial  grandeza. 
Dios  os  pone  en  su  cabeza 
como  provisión  real. 
Si  premio  tan  inmortal 
da  por  trabajos  el  cielo, 
peisigame  lodo  el  suelo; 
ya  me  apresto  á  la  conquista, 
Ángel,  que  con  vuestra  vista 
lodo  me  dará  consuelo 


ESCENA  XI 


4 


Sale  Mari  Pakuai.a  ton  un   cdntaro  d* 

que  viene  de  la  fuente,  y  Dok  Joact 

.Mari.        Déjeme,  que  vó  de  prisa: 

¡qué  importuno  es  su  mercé! 
Jorge.       Maria:  escúchame  un  poco. 
Maki.        Dado  le  ave,  apártese  1 1 J, 

que  me  aguarda  mi  marido. 
JoHOE.       Aqui  os  aguarda  también, 

aguadora  de  mis  ojos, 

un  alma  muerta  de  sed. 
Mahi.        Pues  ^qué  quiere  el  alma  agori 
JoHüE.       H'ív^ué?  que  la  deis  de  beber. 

í)adme  solamente  un  trago, 

mitigarásecon  él 

mi  fuego. 
A(a(<[.  Allí  está  la  huenie; 

si  no,  yo  le  llevaré 

al  pilón,  donde  se  harte. 
Jonr.K.       Ea,  no  seáis  cruel. 
Mari.        ¿Fiebc  el  alma? 
JoHOE.  Por  los  ojos 

bebe  el  veneno  que  ven. 
.Mari.        No  se  llegue,  que  en  mi  alma.. 
Jorge.       ¿(^)ué? 

Mari.  Que  le  remojaré. 

JoRtiE.       Negar  el  agua  es  crueldad. 
Maxi.        Si:  ,;agua  sola  quería  él? 

¡Quien  no  se  las  entendiese! 
JoHr.E.      Como  esas  manos  me  den 

de  beber,  iré  contento. 
Mari.        Pues  ¿nu  dice  su  mercé 

que  se  está  quemando? 

JoROF..  .Sí. 

Mari.        Estará  sudando,  pues, 

y  beber  agua  sudando. 

mata  rale. 
JoBOK.  Comeré 

el  blanco  terrón  de  azúcar 

de  esas  manos. 
Mari.  ¡OjiteJIré 

buena  yo  á  casa  sin  manos 

habiéndolas  menester. 
Jorge.      ^Para  qué? 
Mari.  ¡Linda  pescudal 

para  fregar  y  barrer. 
JoHOE.      ^-Del  agua  sois  avarienta? 
Mari.        Sí,  porque  le  mataré. 

fi)    Asi  ea  el  original. 


1 

^                                                             ACTO  PRIMERO 

28^^^B 

K. 

Muera  Marta,  y  muera  harta. 

no  hay  llaves,  puertas  ni  muros;               ^H 

1- 

Que  me  aguardan,  déjeme. 

quiéreme  tú,  que  yo  haré                     ^^^B 

?• 

¡Agua,  Dios...! 

fáciles  los  imposibles.                          ^^^H 

t. 

Que  ruin  se  moja. 

Mari. 

Vedme  mañana  otra  vez,                     ^^^H 

E. 

Tomaréla, 

üue  soy  agora  ma.irina                       ^^^H 
de  un  bateo  y  pienso  que  es               ^^^H' 

t. 

Pues  á  fe 

si  llega  y  digo  «agua  va...» 
¿Qué? 

tarde  y  me  esperan  en  casa.                 ^^^H 

to. 

Jorge. 

Pues  yo  el  padrino  seré,                            ^H 

1. 

Que  le  remojaré. 

Mari. 

No,  señor;  que  es  el  barbero.               ^^^H 

E. 

Ved  que  os  quiero  bien,  María. 

JOR.iE. 

Por  verte  á  ti  le  iré  á  ver.                     ^^^H 

u 

¿Porqué  no  me  heis  de  querer? 

Mari. 

Aquí  en  la  Cruz  se  bauíi/a.                ^^^H 

i 

.ihcos  hecho  vo  algún  mat? 

y  es  hijo  del  sacristén.                          ^^^Hj 

É. 

■                      Sí. 

Jorge. 

¿Al  fín  me  quieres?                            ^^^H 

r. 

¿Qué  mal? 

Mari. 

Ei  diabro                 ^^^1 

*• 

Muértome. 

en  esos  ojos  tenéis                              ^^^^| 

». 

¿De  qué.> 

que  me  reconcome  el  alma                 ^^^H 

^- 

De  ojo. 

desde  el  punto  que  os  miré.                ^^^H 

1. 

¡Chico  es  el  niño! 

^^^^^ 

k. 

Es  verdad:  niño  amor  es. 

^^^^ñ 

1- 

¿Quiere  una  cuenta  de  azogue, 
ó  una  higa  para  él? 

ESCENA  XII                          ^^B 

B. 

¿Qué  mas  cuenta  que  el  perderla, 
qué  más  higa  que  un  desdén, 

Hale  LiLLo.— Dicnot.                             ^^^^| 

qué  más  ojo  que  el  miraros. 

LiLLO. 

Señores:  el  espantajo                           ^^^| 

qué  más  mal  que  el  querer  bien? 

ha  venido.                                            ^^^f 

i. 

¿Qué  bien  quiere? 

Mari. 

¡A y  Diosl  ¿qué  haré?             ^^^| 

tt. 

Estov  perdido. 

Jorge. 

Adiós.                                                  ^^1 

í». 

¿De  qué  se  perdió? 

Mari. 

^^M 

IK. 

Jugué. 

JoRr.R. 

Much^)  os  quiero,            ^^^H 

1. 

¿Qué  juego? 

^^^H 

A  ¡a  gana  pierde. 

Mari. 

Vo  á         también.                        ^^^H 

U. 

¿Cómo? 

loa  dosj)  ^^^^H 

¡K. 

Perdiendo  gané. 

^^^1 

II. 

¿Qué  ganó? 

^^^H 

tE. 

Ksta  coyuntura. 

ESCENA  XIII                           ^H 

II. 

¿Y  qué  perdió? 

^^^^H 

ÍE. 

Todo  el  bien. 

5a/(CRRSP0.  — Mari  Pascuala.                        ^^^^| 

ti. 

¿Deque? 

^^^H 

!>• 

De  la  voluntad. 

Crespo. 

¿«Yo  á  vos  también»,  al  partirse         ^^^| 

ÍL- 

¿Qué  es  amor? 

don  Jorge  de  mi  mujer?                        ^^^| 

F* 

Un  no  sé  qué. 

No  anda  bueno  el  repnrtorio:               ^^^H 

fc 

¿No  sabe  qué? 

pero  yo  le  enmendaré.                          I^^H 

^. 

No,  María. 

Mari. 

¡Crespo  mío!                                          ^^H 

II. 

¡Bueno! 

Crespo. 

¿Qué  os  quería                       ^H 

r,E. 

^Queréis! 0  saber? 

don  Jorge?                                                ^H 

»i. 

Sí. 

Mari. 

Aquí  le  encontré                      ^H 

r,E. 

Escuchad. 

y  mandóme  que  os  pidiese                       ^H 

ÜI. 

No  se  me  acerque, 

que  hoy  el  galgo  !e  prestéis.                       ^M 

porque  le  remojaré. 

Crespo. 

Pedilde  á  Crespo,  que  os  ama,                    H 

GE. 

( Tómala  una  mani<.> 

el  galgo,  y  yo  á  vos  también;                     H 

¿Hay  lal  mano?  ¿hay  tal  blancura-^* 

no  viene  bien  la  respuesta,                         ^H 

m. 

Agarrómela,  pardiéz. 

ni  la  excusa  vino  bien.                               ^H 

OE. 

Déjamela  dar  mil  besos. 

Ca,  ca,  á  casa,  María,                                ^H 

Kl. 

Bese  presto  y  vayase. 

que  cuando  el  bateo  esté                           ^^M 

jE. 

¿Quiéresme  bien? 

acabado,  do<:  liciones                                  ^M 

t. 

Un  poquillo. 

os  daré  de  responder.                                  ^M 

Paga  mi  amor. 

Mari. 

Pues  ¿qué  tenemos?                               ^^H 

lu. 

No  hay  con  qué. 

Crespo. 

No,  nada:             ^^^H 

lE. 

¿Qué  le  falta? 

ratoneras  sé  yo  her                             ^^^| 

11. 

No  ser  mía. 

donde  los  golosos  cojo;                       ^^^H 

Ix. 

Pues¿cúya? 

Jorgito.  yo  os  cazaré.                           ^^^M 

ii- 

De  un  I-ocifer 

No  es  esta  agua  toda  limpia;               ^^^| 

que  hasta  los  pusos  me  cuenta, 
¿Los  pasos  cuenta? 

vacialda  y  venid.  ¿Qué  hacéis?            ^^^| 

Mar), 

Si  el  miedo  llevan  que  yo                    ^^^H 

M- 

Si,  á  fe. 

l(Ktas  las  que  quieren  bien,                    B^^H 

i^- 

Lo  contado  como  el  lobo; 

¡huego  de  Dios  en  el  bien  querer!         ^^^^B 

cuando  quiere  utia  mujer, 

Amén,  Amén.  {Vanse)                              ^M 

284  LA  SANTA  JUANA 

ESCENA  XÍV 
Salen  el  Asobl  y  la  Santa. 

Ángel. 

Juana:  Dios  manda  que  lu  misma  historia 
y  los  milagros  que  conU|ío  ha  hecho 
escribas,  porque  todo  sea  en  gloria 
de  su  eterno  poder  y  en  lu  provecho. 

Santa. 

{A y,  Ángel  santo!  y  si  la  vanagloria 
que  tantas  buenas  obras  ha  deshecho, 
asalta  el  alma  y  mi  humildad  derriba, 
¿que  servirá  que  yo  mi  historia  escriba? 

Ángel. 

Dios,  que  lo  manda,  te  dará  su  ayuda. 

Santa. 

Ángel:  ¿yo  he  de  esciibir  en  mi  alabanza? 
¿No  sabéis  vos  que  la  virtud  es  muda?" 
¿No  sabéis  vos  que  la  ambición  se  akan;;a 
con  la  propia  jactancia  y  que  se  muda 
la  humildad  en  soberbia? 

Angkl. 

No  hay  mudanza 
que  á  las  virtudes  haga  resistencia 
si  en  la  humildad  fabrica  la  obediencia, 
cuanto  y  más  que  escribiendo  maravillas 
de  Dios,  tu  Esposo,  su  poder  levantas 
y  á  ti  te  abate  más  con  escribí  lias, 
por  ser  indigna  de  mercedes  tantas. 

Santa. 

Nunca  yo  he  merecido  recibillas; 

pero,  Ángel  sanio,  tú  que  siempre  canias 

en  la  presencia  de  mi  Esposo  eterno, 

de  el  Sánelo,  Sánelo,  Sánelo,  el  himno  tierno, 

suplicóte  me  alcances  del  licencia 

para  que  no  sea  yo  mi  coronisia 

ni  quiebre  la  virtud  de  la  obediencia 

(que  la  alabanza  á  la  virtud  conquista). 

Ancei.. 

Eso  y  más  te  concede  su  clemencia; 
mas  manda  que  María  Evangelista, 
cuya  lengu:(  su  cierno  poder  toca, 
tu  vida  escriba  de  tu  misma  boca. 

Santa. 

Si  no  sabe  leer  ni  escribir  sabe, 
¿cómo  ha  de  ser? 

An'.el. 
La  omnipotencia  suma 
no  hay  cosa  que  no  pueda  y  que  no  acabe; 
ella  es  quien  rige  ya  su  mano  y  pluma. 

Santa. 

Su  nombre  santo  el  cielo  y  tierra  alabe; 
pues  El  lo  manda,  no  es  razón  presuma 
resistir  su  divino  mandamiento; 
su  esclava  soy,  su  voluntad  consiento. 

Angkl. 

Ya  se  te  acerca,  Juana,  el  fíero  trance 


-SEGUNDA  PARTE 

de  los  trabajos  con  que  Dios  permite 
que  tu  paciencia  tu  corona  alcance. 

Santa. 

Regalos  son  í^ue  mi  obediencia  admite: 
mucho  espero  medrar  en  este  lance. 

Ángel. 
Toda  ¡a  casa  pide  que  te  quite 
el  ofício  que  tienes  de  Abadesa. 

Santa. 
Con  gran  razón  mi  indignidad  conñesi. 

Anoel- 
(iran  torbellino  contra  ti  levanta 
el  demonio;  de  afrentas  perseguida 
de  todos  has  de  ser. 

Santa. 

Nada  me  espanta, 
si  Dios  me  da  favor. 

Ángel. 

A  que  le  pida 
á  Dios,  la  Reina  de  la  corte  santa 
me  parto  al  cielo.  Adiós,  Juana  querida. 

<  Viii) 

ESCENA    XV 

La  Sauta,  tola. 

AI  arma  toca  el  mundo;  cuerpo  bajo, 

vamos  á  ejercitarnos  al  trabajo; 

antes  que  eniremos,  Juana,  en  la  batalla 

hagamos  militares  ejercicios.  1 

¿No  tengo  yo  una  cota  hecha  de  mallaP 

A  vestírmela  voy  contra  los  vicios. 

Corona  tiene  Dios;  para  alcanzalla 

no  son  malas  escalas  los  cilicios: 

por  espinas  da  Dios  sillas  divinas. 

Al  armu,  Juana,  pues;  buscad  espinas.  \rttt\ 

ESCENA  XVI 

!\alr  Sóror  María  KvATtutvtSTA. 

Madre  Abadesa:  amada  madre  Juana, 
¡gran  milagro!  que  sé  leer  y  escribo; 
de  la  mano  de  Cristo  soberana 
por  su  ocasión  esta  merced  recibo. 
¡Oh  qué  letora  soy!  |oh  qué  escribana! 
No  tendrá  la  Vicaria  más  motivo 
de  afrentarme  de  torpe  y  de  ignorante; 
leer  y  escribir  supe  en  un  instante. 
¿Dónde  está,  Madre  nuestra? 

E-SCENA  XVII 

Aparécete  la  Santa  en  una  cm(,  (oronada  4*nf 
con  una  toga  al  cuello  y  una  túnica  4*  \a-¡ 
bdiase  de  ella  cuando  la  llama  Sor  Evajmi«u*1 

Santa. 

¿Quién  me  U 

EVANGBUSTA. 

¡A y,  cielos,  qué  crueldad!  Madre  amorosa: 
¿qué  hace  de  esa  suerte? 


ACTO  PRIMERO 


285 


Santa. 

Kn  csia  cama, 
Ue  áspera  ¿  la  visia,  amor  reposa. 

EVANI, ELISTA. 

m  Hores  son  para  quien  ama, 
ellas  esiáis  bien,  porque  sois  rosa. 

Santa. 

is  sillas  celestes  y  divinas 
oronas  de  gloria  por  espinas. 
[ueste  modo  voy  apercibida 
(ar,  que  estoy  desaliada 
|l  persecuciones. 

KVANOF.LISTA. 

Perseguida 
'más  la  virtud  y  es  celebrada; 
me  manda  escribir  su  sania  vida- 

Santa. 

^  que  su  divino  amor  se  agrada 
jc  el  mundo  su  eterno  nombre  alabe; 
e  modo  ya  se  que  escribir  sabe; 
In  todos  que  soy  gran  pecadora, 
coa  tantas  mercedes  no  soy  santa, 
mi  confusión  es. 


fe 

ter  la 


EvANOELlSTA. 

¿Por  que  llora? 
Santa. 


rer  tanto  favor,  clemencia  tanta 

inias  culpas  |ay  de  mí!  En  la  hora 

ir  la  cuenta  al  Juez, ¿quién  no  se  espanta.^ 

^n  no  tiembla? 

Evangelista. 

La  gente  del  aldea, 
it,  su  santa  bendición  desea. 
en  á  bautizar  una  criatura 
su  mano  esperan  justamenic 
tndición  del  niño  y  la  ventura; 
DS,  por  que  no  espere  tanta  gente. 

Santa. 

o  consultaré  con  Su  Hermosura; 
no  es  razón  sin  San  Laurel,  que  intente 
ninguna. 

Evangelista. 

|Oh  Sagra  toledana! 
ida  estáS;  pues  te  consagra  Juana. 

(Vanst.) 


ESCENA  XVIII 

^H  íot  LAftKAOOKES  todos  con  müsiea  y  battu. 

(Cantan.)  Tréboledanle  al  niño, 
irébolt  ;ay  Jesús,  qué  olor! 

,  i.°    Trcbole  y  polco. 

os.  Trcbole. 

.  I."    Alegre  el  bateo, 

(05.  Trébülc. 


Oespo, 


Mencía. 
Beproec 


Lab.  I.**   Húsas  y  junquillas. 

Tot)OS.  Trcbole. 

Lab.  i.°    Para  los  padrinos. 

Todos.  Trébole. 

Lab.  i."    Espadaña  y  juncia... 

Todos.  Trébolc. 

Lab.  I."    Para  el  señor  cura. 

Todos.  Trcbole. 

Lab.  1."    Lirios  de  ios  valles... 

Toóos.  Trcbole. 

Lab.  i."    Para  el  padre  y  madre. 

Todos.  Trébolc. 

Lab.  i.*    y  par«  el  Alcalde  la  hierba  del  sol. 

Todos.      Trébole,  denle  trébole  al  niño, 
trébole;  ¡ay  Jesús,  qué  olor! 
Entre  en  lá  Igleja  el  bateo, 
y  mientras  que  le  bautizan 
bailen  los  que  soleniz^m 
Ib  ñesia. 

Ya  lo  deseo. 
Par  Dios  que  ha  parido  Gila 
un  hi]ü  cnmo  un  becerro. 

Crespo.    iQué  tieso,  oh  hi  de  puta,  perro! 
¿Mas  que  se  mea  en  la  pila.'' 


ESCE.VA  XIX 
SaltH  Don  Xohce  y  I^illo.— Imchos. 

JoRUE.      ]Oh  buena  gente! 
Berruec.  lOh  señor! 

JoAGE.      Haz  lo  que  tengo  ordenado. 
I.ILLO.        Voy.  pues.  {Vate  Lillo^ 


ESCENA  XX 
Dimos,  menoa  I  illo. 

Jof«>K.  Sin  ser  convidado 

me  vengo. 
Chespo.  Es  mucho  favor. 

Min(jO.     En  este  poyo  se  siente 

su  señoría. 
Jon'.E.  Sí,  haré.  (Siéntast.] 

iHermosa  madrina,  á  fe! 
Crespo.     Yo  os  la  quitaré  d«  enfrente 

y  os  haré  trampa  en  que  cay» 

vueso  amor;  dejaldo  estar. 

¿No  se  comienjía  á  bailar? 
Mingo.      Ea,  salgan. 
¡VIenoo.  Yayí. 

Todos.  Vaya. 

iCantan  y  frailan<^ 

Envidiosa  Gila  en  Cubas 

del  hijo  que  sin  sazón 

parió  .Marina  en  Orgaz, 

un  muchacho  rempujó. 

¡Oh,  qué  lindo  y  grande  que  es! 

Bendígale  la  Ascensión! 

Su  padre  le  vea  barbero, 

sacristán  ó  tundidor. 

Ya  le  van  á  bautizar, 

ya  le  llaman  Perantón, 

ya  le  vuelven  á  su  casa, 


286 


LA  SANTA  JUANA— SEGUNDA  PARTE 


va  Sücan  la  colación. 

Si  merendares,  comadres, 

si  merendares,  llamadme. 

Si  nierendáredes  nuégados 

y  gaabanzos  tostados, 

pues  somos  convidados, 

al  repartirlo  avisadme. 

Si  merendárcdes,  etc. 

Va  el  muchacho  se  gorjea; 

ya  sabe  decir  «ajó»; 

ya  le  han  sacado  los  brazos, 

ya  le  han  puesto  un  corrcón, 

ya  le  hacen  hacer  pinitos 

y  le  dicen  á  una  voz: 

«Anda,  niño,  anda, 

que  Dios  te  lo  manda 

y  Santa  María 

que  andes  en  un  día; 

señor  San  Andrós 

que  andes  en  un  mes; 

señor  San  Bernardo 

que  andes  en  un  año 

sin  hacerte  daño 

en  esta  demanda. 

Anda,  niño»,  etc. 

Ya  ha  crecido  y  va  á  la  escuela, 

ya  en  el  Cristo  da  lición, 

ya  sabe  jugar  al  toro, 

ya  corren  de  dos  en  dos, 

á  «la  trapa,  la  trapa,  la  trapa, 

en  mi  caballito  de  caña». 

Ya  quieren  que  vaya  al  campo 

y  aprenda  á  ser  labrador; 

ya  le  visten  de  sayal 

el  capote  y  el  calzón. 

Caperuza  cuarteada 

su  señor  padre  le  dio, 

y  probándosela  todos 

ansí  le  dicen  á  un  son: 

«Que  la  caperuzita  de  padre 

póntela  lú,  que  á  mí  no  me  cabe.» 

ESCENA  X.XF 

Saltn  1. itLO  y  olro«,  y  llevante  á  Mari  Pascual*. 

JOKOü.      Llega,  Litio,  que  ahora  es  tiempo. 
Mapi.        .íQué  es  esto?  ]Ay  cielos,  traición! 
Lti.i-o.      Ninguno  el  paso  me  impida. 
CkGíI'O.     ¡Oh  infame!  ¿Cómo  que  no, 

si  es  mi  esposa  fa  que  Ilevasr* 
JoROfe.       ¿Por  qué  no? 
CRGSfo.  ¡Muera  el  traidor! 

JuMO) .       .Ninguno  pase  de  aquí, 

si  DO  jpasaréle  yo. 
Casspo.     ¡Par  Dios,  que  es  linda  la  Mema! 

Que  es  Man  Pascual,  señor. 
Jorge.       Segura  va,  sosegaos. 
Cbesk).     ¿Con  quién? 
JoRoE.  Con  vuestro  señor. 

Crespo.    ¿Con  vos? 
JoRüe.  Conmigo. 

CRF.sr-o,  ¿A  qué  va? 

JorijB.       Eso  adivinaldo  vos. 
Crksmj.    ¿y  mi  honra? 
Jorí.e.  ¿Qué  más  honra 

que  amarla  el  Comendador? 


Crkspo.    ¿Esa  es  justicia? 

Jorge.  Villanos: 

no  me  enojéis,  que  yo  soy 
señor  de  Cubas,  y  ansí 

lodo  es  mío.  (  Vame) 


ESCENA  X.XII 

Dichos,  intHOS  Pascuala,  Joros,  Lii  lo  y  ( 

Crespo.  ¿Esa  es  razón? 

¿Esto  consentís,  cobardes? 

¡Mataide! 
MiNiiO.  Mátele  Dios 

que  le  hizo. 
Crespo.  ¿Tal  injuria 

consentís?  ¿Tan  gran  traicic 
MiNoo.      A  quien  le  duele  la  muela 

que  se  la  saque;  andad  vos, 

si  os  atrevéis  sin  tenazas, 

y  sacalde  ese  raigón. 
Berroec.  ¡Ah,  cielosl 
MiNoo.  Que  no  la  qtjiere 

sino  por  un  día  ó  dos, 

y  luego  os  la  volverá. 
Crespo.     A  estar  el  Emperador 

en  España... 
MiNiiO.  ¡Buena  Hcma! 

(iuarde  el  cielo  mi  rincón. 
Berrükc.¿ Estas  mañas  tenéis,  Jorge? 

Yo  me  vengaré  de  vos. 


ACTO  SEGUNDO 


ESCENA  PRIMERA 
Salt*  Don  Jomík,  l.i\x.o  y  l,k*%» 

JoRUE.      Pegad  á  todo  el  lugar  | 

fuego,  sin  que  dejéis  casa 
que  no  convirtáis  en  brasa. 
Villanos:  no  ha  de  quedar 
piedra  en  Cubas  sobre  piedra. 

Mingo.  Señor:  por  amor  de  Dios;  ^m 
por  nuestra  hacienda  y  por  f^| 
con  cuya  presencia  medra,  ^^ 
que  mandéis  á  los  soldados 
que  en  Cubas  habéis  metido  ^ 
salir  del;  basta  ct  roído  fl 

tos  dineros  y  ganados  h 

que  nos  roban,  sin  que  iniented 
robar  también  nueso  honor: 
que  no  es  honra  del  señor 
que  sus  vasallos  afrenten, 
claro  está. 

JoRoE.  ¿Y  es  justo 

que  se  opongan  los  vastllos^j 
a  su  señor? 

Mingo.  Si  afrentallos 

quiere  su  travieso  gusto, 
¿qué  mucho  que  se  defienda 
quien  ve  que  esc  honor  se  pierde 

Crkspo.     Él  perro  con  rabia  muerde; 


I 


■ 

^^^V                                        ACTO  SKr.UNDO                                                            287 

3 

1 

^s«l(sme  á  robar  la  prenda 

I.tLLu.      Kso  puedes  preguntar 

■ 

1 

máü  estimada  y  querida. 

á  mis  lomos,  que  á  porfía. 

1 

sin  poderos  a  brandar. 

haciendo  con  ellos  ñestas. 

^^H 

I 

y  cspantáisos  que  el  lugar 

tantos  palos  les  pegaron. 

^^1 

su  agravio  y  mi  afrenta  impida? 

que,  sin  jugar,  me  cargaron 

^^^H 

Rt'E( 

•-.Mari  Pasquala  es  mi  hija. 

un  flux  de  bastos  á  cuestas. 

^^^H 

IPO. 

Mi  esposa  había  de  ser. 

Líbrete  Dios  de  una  tranca 

^^H 

11  El^ 

.-  .jPor  qué  habéis  vos  de  querer 

en  manos  de  un  labrador 

^^H 

dar  á  mi  vejez  prolija 

si  se  enoja  y  con  furor 
tras  un  desdichado  arranca, 

^^H 

tan  mal  tin,  y  que  ci  lu^ar 
me  afrente,  y  viéndola  diga: 

^^^H 

que  no  dirás  sino  que  es 

esta  que  vcis  es  la  amiga 

sota  de  bastos  con  ella. 

de  don  Jorge? 

Ji'B(,E.       Crespo:  en  vano  es  escondeila; 

LO. 

Que  mirar 

yo  os  la  volvere  después 

tendrán  por  si.  de  manera 

y  seréis  de  su  hermosura 

que  no  se  acueidcn  de  vos. 

legitimo  poseedor. 

S. 

Luego  .;entendisteis  los  dos 

Cdkspo.    Lo  que  otro  suda,  señor. 

que  Mari  Pasquala  era 

diz  que  á  mi  poco  me  dura, 

solamente  en  quien  mi  gusto 

Eso  es  lo  que  mi  honra  busca; 

i 

pongo,  y  á  quien  amo  y  quiero? 

no  me  falta  ya  si  tina. 

1 

iBueno,  á  fe  de  caballero! 

vendimiadme  vos  la  viña 

Pues  si  eso  os  daba  disgusto, 

comeré  yo  la  rebusca. 

consolaos,  que  no  seréis 

jRuenoi'eso  no  ¡juro  al  soto! 

solos  los  que  de  hijos  míos 

que  no  es  discreto  el  marido 

seáis  abuelos  y  tíos. 

que  puede  comprar  vestido 

que  con  todos  me  veréi-» 

entero  y  le  compra  roto. 

emparentar. 

¡Malos  años;  nn  en  mis  días! 

ssi'u. 

Y  lo  hará 

LtLio.       A  Ib  encina  y  al  villano. 

I 

como  lo  dice. 

si  no  es  á  palos,  en  vano 

^. 

buen  cargo 

pedirles  fruto  porfías. 

r 

ha  tornado. 

JoHUE.       I)ice$,  Lillo,  la  verdad. 

.íe. 

El  tiempo  es  largo, 

¡ilola!  saca  un  potro  aquí. 

Crespo;  todo  se  andará. 

Cresi'o.    ^Potro  aquí?  Ya  siento  en  mí 

«bU. 

¿Y  eso  es  justo? 

extraordinaria  humedad. 

LO. 

^Por  qué  iioi" 

Behkukc.  Mira  que  al  Emperador 

OB. 

Sois  muy  toscos  y  groseros, 

ofendes,  y  cuando  venga 

y  pretendo  ennobleceros, 

y  destos  agravios  tenga 

f-B 

u 

pues  lo  quedareis  si  yo 

noticia,  hade  hacer,  señor, 

^HI 

1 

mezclo  con  vuestro  sayal 

el  castigo  que  tú  sabes. 

^^H 

1 

un  jirón  de  mi  nobleza. 

de  su  justicia  y  enojo. 

^^^H 

|o. 

Alto;  idióíe  en  la  cabeza! 

JoRiiE.       Pocos  consejus  escojo, 

^^^H 

Sb. 

^-Dóndeestá  Tvíari  Pascual? 

por  más  que  al  César  alabes, 

^^H 

Porque  escondeila  es  querer 

pues  cuando  él  volviese  acá 

^^^H 

que  lodo  el  pueblo  destruya. 

ya  yo  por  diversos  modos 
os  tendré  muertos  á  todos. 

^^H 

^•No  vais  por  ella? 

^^H 

sr>o. 

Si  suya, 

y  nadie  se  quejará. 

^^^H 

asi  como  asi  ha  de  ser. 

Dónde  está  .Mari  Pascuala 

^^^H 

no  empiece  en  Mari  Pascual; 

declsrad,  ó  en  el  tormento 

^^H 

que  es  como  guindas  amor. 

moriréis. 

^^^H 

la  postrera  la  mejor. 

Cpesi'O.                   a  lo  que  siento, 

^^^H 

y  para  guinda  no  es  mala. 

lleno  estoy  de  unto  sin  sal; 

^^H 

GO. 

Que  destruyas  nuesa  hacienda 

yo  diré  la'verdad  llana. 

^^H 

importa  poco,  tomalda. 

Ctjando  á  Pascuala  os  quitamos 

^^H 

y  si  os  servís  abrasalda. 

al  convento  la  llevamos 

^^^H 

como  el  honor  no  se  ofenda; 

de  la  Cruz.  La  madre  Juana 

^^H 

que  el  lugar  consentirá, 

allí  guardándola  está 

^^H 

como  no  le  deshonréis, 

de  vueso  ciego  cuidado; 

^^^H 

qije  la  hacienda  le  quitéis. 

si  hasta  aquí  lo  hemos  negado 

^^H 

GE. 

Mingo:  todo  se  andará; 

es  porque  no  vais  allá 

^^^H 

decid  adonde  llevastes 

y  hagáis  de  las  que  soléis 

^^H 

vuestra  sobrina,  ó  haré 

Con  que  el  convento  se  inquiete. 

^^H 

que  os  den  tormento. 

JonuE.       Pues,  á  Juana,  ¿quién  la  mete 

^^H 

ICO. 

Pues  ^sé 

(por  más  que  se  lo  reguéis 

^^H 

yo  dó  está? 

vosotros)  si  no  en  rezar? 

^^H 

L.E. 

h'No  laquitastes 

Crespo.    Es  una  santa,  señor, 

^^^H 

á  Lillo  en  otcnsa  mía 

y  mira  por  nueso  honor. 

^^1 

■ 

con  ayuda  del  lugar? 

JoBGE.      Cuando  me  llego  á  enojar 

1 

^^r^    288                                          LA  SANTA  JUANA 

—SEGUNDA  PARTE                                  ^^^B 

^^^^B              no  miru  yo  en  santidades 

desta  mujer  atrevida,      ^^^^| 

^^^^H               que,  quizá,  fingidas  son; 

que,  pues  llega  á  ser  odioi^^^| 

^^^^^H               acuda  ella  3  su  oración 

hasta  [a]  sus  monjas,  ,;quica^H 

^^^^^K              y  no  interne  novedades. 
^^^^^H              bisciplinese,  que  es  justo; 

que,  perturbando  su  pái,     ^B 

con  el  ñngido  disfraz         .    ^^M 

^^^^^H             ayune  y  rija  su  casa; 

de  santa  sus  vicios  muda^     ^H 

^^^^^B             mas      ios  limites  pasa 

Su  eterno  perseguidor            ^H 

^^^^^H             de  su  estado  y  de  mí  gusto 

tengo  de  ser  desde  aqui.         ^| 

^^^^H                irritan  mi  libertad, 

Al  convento  voy.                   ^H 

^^^^H             guárdese,  que  podrá  ser 
^^^^^H             que  vengamos  á  saber 

Chespo. 

H 

^^^^H             qué       es  su  santidad. 

nos  quieres  dejar,  señor,  ^H 
sin  mandar  á  los  soldados  ^M 
que  se  vavan  del  lugar?*           ^H 

^^^H                     ESCENA  11 

JOhtJK. 

Villanos:  habéis  de  estar  ^M 
con  su  presencia  obligados  ^| 
á  mi  gusto.                              ^^ 

^^^^B                              Sale  Vn 

Crespo. 

Cuanto  quieres 

^^^^^Paíe.        La  Vicaria  del  convento 
K                          de  la  Cruz  éste  le  cnvia. 

Jorge. 

haces;  ^quién  hay  que  te  ofeo^^ 
Señor  soy  de  vuestra  haciend^f 
vuestras  casas  y  mujeres;     ^B 

^^^                                                                        (Date  un  biHett.) 

todo  me  ha  de  dar  tributo.     ^H 

^^H^    Joros.      Si  es  quL-  resistir  porfía 

pues  que  vuestro  dueño  soy.^l 

^^K                     mi  amoroso  pensamientUj 

Ven,  Lillo.                                 ■ 

^^B                   mal  sus  ruegos  y  lisonjas 

LlLl,0. 

Contigo  voy.            ^M 

^^H                    mis  gustos  resistirán; 

Mingo. 

¿Lis  mujeres?  ¡Oste,  puto!      ^M 

^^B                   conténtese  con  que  están 

¿Qué  hemos  de  her?                  B 

^^^ft                   seguras  de  mí  sus  monjas. 

CHESPO. 

Trasponc|li$i 

^^B                                                                    ti  bUttU  y  Itt.) 

como  puerros.                            , 

^^B                        «La  presunción  de  la  madre  Juana 

Behruec 

Ese  es                 ^ 

^^^V                    de  la  Cruz  es  lanía,  que,  no  contenta 

mi  voto:  yo  á  Leganés            ^M 

^^^É                    con  regir  su  casa,  ha  pretendido  go- 

pienso  llevar  dos  doncellas     ^M 

^^^H                    bernar  las  ajenas,  de  suerte  que  para 

que  en  casa  quedan.                  ^M 

^^B                     remediar  (según  dice)  la  de  V.  S.,  ha 

MiNíJO. 

Si  á  pires    ^ 

^^B                     escrito  á  Madrid  á  la  señora  doña 

á  las  doncellas  sacáis. 

^^B                     Ana  Manrique,  esposa  de  V.  S..  ín- 

á  las  casadas  dejáis                  ^i 

^^B^                    sultos  indignos  de  tal  persona,  y  per- 

á  figura.                                    ^H 

^^Bl                   suadióla  á  que,  no  enmendándose  de 

Berruec 

En  los  lugares  ^^^^H 

^^B                   ellos,  se  queje  al  Gobernador  dcCas- 

vecinos  pueden  estar       '^^^B 

^^^H                    lilla  don  Junn  Tavera  para  que   los 

seguras,  hasta  que  vengá^^^B 

^^B                    remedie,  y  con  capa  de  santidad  ñn- 

el  Emperador  y  tenga             ^H 

^^B                    gida   tiene    banderizada    esta    casa. 

noticia  de  que  el  lugar             ^H 

^^B                   Ahora  que  la  está  visitando  Nuestro 

nos  destruye  este  traidor.        ^M 

^^B                   P.  Provincial  será  de  importancia  la 

Cbespo. 

Cuando  Carlos  venido  ha) 3.   H 

^^^V                   autoridad  de  V.  S.  para  que  se  pierda 

á  íe  que  no  se  le  vaya             ^H 

^^B                   la  suya  y  la  quiten  el  oticio  que  ha 

con  ella  ei  Comendador.         ^H 

^^B                    tantos  años  ejerce  de  Abadesa.  Las 

MlNOÜ. 

De  mi  voto  no  saquéis            ^M 

^^B                    más   monjas  deste  monasterio  son 

las  mujeres  del  lugar,             ^| 

^^B                    deste  parecer;  y  porque  al  Señor  del 

que  mos  puede  resultar           ^H 

^^^B                   lugar  conviene  procurar  la  quietud 

mayor  mal  del  que  teméis.     ^H 

^^B                   del,  y  esta  resulta  de  la  de  esta  casa, 

Bekni'ec 

.  Callad,  dejaos  de  quillotros.   ^H 

^^^K                    aguardamos  á  V.  S.  para  la  libertad 

MlNUO. 

Temo,  de  esos  pareceres,        ^H 

^^^B                    de  elh  y  de  una  doncella  que,  según 

que  en  faltando  las  mujeres   ^H 

^^B                    he  sabido,  contra  su  gusto  tiene  en 

tiene  de  dar  tras  nosotros.  yvJ^M 

^^B                   este  convento.  Para  lo  uno  y  lo  otro 

H 

^^B                   importará  la  presencia  de  V.   S.,  á  [ 
^^B                    quien  N.  S.  guarde.— ¿a  Volcaría.» 

ESCENA  Iir                H 

^^^V                    |A  doña  Ana  contra  mi 

Salen  la  üanta  r  Mami  pASCDAt*      ^^1 

^^^B                    para  que  al  Gobernador 

^H 

^^^H                    se  queje  contra  mi  honor! 

Santa. 

Es  la  hermosura,  María.         ^M 

^^^K                   ¡Oh  hipócrita  falsa!  ¿Ansí 

niebla  que  el  sol  desvanece.    ^M 

^^^B                   tu  santidad  se  acrediu.> 

sombra  que  desaparece,          ^M 

^^^1                   Al  Provincial  hablaré 

fimera  que  vive  un  dia,            ^H 

^^B                   y  el  alma  le  quitaré 

vela  que  luce  lo  que  arde         ^| 

^^^B                   si  el  oficio  no  le  quita. 

la  frágil  luz  de  la  vida.             ^M 

^^B                   No  en  vano  por  sospechosa 

hierba  con  el  sol  llorida           ^M 

^^^B                  tuve  la  virtud  fingida 

que  se  marchita  á  la  tarde,     ^M 

^^^^^                                                        ACTO  SEGUNDO 

289  ^^B 

^^    y  es  inslanle  cuyo  ser 

que,  si  quisiera,  desde  hoy,                      ^| 

está  á  las  puertas  del  nada. 

mudando  de  estado  y  vida,                     ^H 

joya  del  tiempo  prestada. 

quedarme  por  freila  aqui.  ^^^H 
Ojalá  que  yo  pudiera,                        ^^^H 

po'r  quien  luego  ha  de  volver. 

Santa. 

Pues  fabricar  la  esperanza 

que  temo,  si  salís  fuera,                     ^^^H 

sobre  el  vano  fundamento 

vuestra  pérdida.                                 ^^^^ñ 

de  la  nieve,  sombra  y  viento. 

Mari. 

^^^^1 

despojos  de  la  mudanza, 

Santa. 

Hay  visita  en  casa  agora                   ^^^H 

apareceos  á  vos  cordura? 

y  está  nuestro  Provincial                   ^^^H 

^^m    ¿Es  bueno  tomar  á  censo 

en  ella;  es  poco  el  caudal                  ^^^^H 

^^M     pena  cierna,  fuego  inmenso. 

nuestro,  y  yo  gran  pecadora.            ^^^^H 

por  el  deleite  que  dura 

Todas  le  piden  que  os  eche               ^^^^H 

lo  que  la  sombra  y  la  Hor? 

de  casa,  que  una  seglar                      ^^^H 

;Ay,  María!  mal  sabéis 

su  quietud  puede  inquietar,              ^^^H 

lo  que  costado  le  habéis 

sin  que  mi  ruego  aproveche.             ^^^H 

á  Dios,  con  cuyo  valor 

Fuerza  es,  hija,  que  os  volváis          ^^^H 

vmo  el  mundo  á  remediaros; 

á  casa  de  vuestro  padre                      ^^^^| 

y  con  ser  tal  su  poder, 

Mari. 

Pues  ¿cómo?  ¿No  veis  vos,  madre,     "^^^H 

tuvo  por  bien  el  vender 

que  al  lobo  la  oveja  echáis?                     ^H 

su  vida  para  compraros. 

Santa. 

No  puedo  más;  la  ocasión                 ^^^H 

Joya,  pues,  que  vale  tanto. 

suele  dar  fama  notoria,                     ^^^^H 

¿en  tan  poco  ha  de  estimarse?* 

y  Dios,  por  ver  la  vitoria,                  ^^^H 

¿En  balde  ha  de  derramarse 

permite  la  tentación.  ^^^H 
Sí  de  vos  misma  salís                       ^^^H 

sangre  de  mi  Esposo  santo? 

No  lo  permitáis,  María; 

vitoriosa,  buen  padrino                     ^^^^| 

estimaos  en  más  á  vos; 

os  será  el  amor  divino,                      ^^^^H 

no  os  merrte  sino  Dios. 

DOr  cuyo  amor  combatís.                   ^^^^| 

ni.        Basta,  madre,  madre  mía. 

Yo  haré  por  vos  oración                    ^^^^| 

basta,  que  me  derretís 

^^^^1 

el  alma  y  el  corazón; 

Mari. 

¿Hay  tal  desconsuelo?          ^^^H 

palabras  de  fuego  son, 

Dadme,  pues,  la  mano.                     ^^^H 

madrt,  las  que  me  decís. 

Santa. 

El                 ^^^1 

Si  me  he  dejado  vencer 

hija,  os  dé  su  bendición.                         ^H 

de  las  promesas  y  amor 

(V'<iji«  Mari  Pascuala.)       ^H 

del  fuego.  Comendador 

^H 

persiguióme;  soy  mujer, 

ESCENA  IV                                ^M 

mi  flaqueza  combatió; 

mas.  pues,  por  vos  valor  cobra, 

Sdír  r/ Anobl.— ¿a  Santa.                               ^^H 

no  temáis  ponga  por  obra 

^^M 

lo  que,  hablándome,  intentó. 

Aní.el. 

¿Juana  mía?                                           ^H 

Diamante  seré  á  su  amor, 

Santa. 

¿Mi  Laurel?                          ^H 

jamás  vencerme  podrán 

¿Vuestra  Hermosura  no  sabe                   ^H 

*            sus  promesas. 

que  en  el  peligro  más  grave                      ^H 

NTA.                              Más  galán 

se  ve  el  amigo  más  fiel?                             ^H 

_            es  Dios  que  el  Comendador. 
Si,  porque  no  le  habéis  visto, 

Agora  que  el  Provincial                            ^H 

admite  discurses  largos                            ^H 

esotro  os  ha  satisfecho 

de  las  que  me  ponen  cargos                     ^H 

porque  trae  la  cruz  al  pecho. 

porque  las  gobierno  mal,                          ^H 

más  preciosa  cruz  trae  Cristo 

¿me  escondéis  esa  belleza?                      ^H 

á  las  espaldas,  cosecha 

Angfl. 

Jamás  me  aparto  de  ti.                            ^^M 

de  mis  vicios  desbocados. 

Santa. 

Todo  es,  mi  Laurel,  asi;                         ^^M 

que,  por  no  ver  mis  pecados, 

pero,  para  mi  tristeza,                             ^H 

á  las  espaldas  los  echa. 

no  basta  que  estéis  conmigo,                   ^H 

Su  encomienda  es  de  más  cuenta, 

sino  que  os  me  dejéis  ver.                       ^H 

y  si  no,  julgaldo  vos. 

Agora  os  he  menester,                           ^^M 

pues  que  llevamos  los  dos, 

que  sois  mi  mavor  amigo.                      "^^M 

él  la  cruz  y  yo  la  renta. 

Anget.. 

Las  más,  Juana,  del  convento                  ^H 

(.rislo  el  Gran  Maestre  es 

son  coniia  ii.                                           ^H 

desta  preciosa  encomienda. 

Santa. 

iQué  bien  hacen!                  ^H 

rica  y  inmortal  hacienda, 

Pues  de  mis  pecados  nacen                       ^H 

infalible  su  interés. 

causas  de  su  descontento;                         ^H 

Pues,  cuando  don  Jorge  os  muestre 

helas  escandalizado,                                 ^H 

amor,  ¿no  es  notable  error 

Ángel,  con  mi  mala  vida,                          ^^M 

amar  al  Comendador 

siendo  soberbia,  atrevida;                        ^H 

despreciando  al  Gran  Maestre? 

y  habiendo  de  ser  dechado                       ^^M 

L        ¡Ay,  madrel  Tan  persuadida 

de  todas,  la  menor  dellas                         ^^| 

á  servir  á  Dios  estoy. 

pudiera  ser  mi  prelada.                             ^H 

COMSDtAS  DE  TIRSO  DE  MOtlNA. — TOMO   II 

^ 

1 

^H      290 

LA  SANTA  JUANA - 

-SEGIIKDA  PAPTE                                   ^^^B 

Nunca  me  han  visto  enmendada, 

hará  á  la  justicia  y  pa<;           ^M 

vivicndu  siempre  con  ellas. 

que  otra  vez  á  t'spaña  vuelv^f 

Porque  más  no  las  estrague. 

una  destas  cuentas  santas     ^^ 

es  razón,  Ángel  bendito. 

tendrá  con  la  reverencia 

que  castiguen  mi  delito: 

que  promete  el  que  ha  de  scf 

quien  tal  hace  que  tal  pague.    [Uora) 

de  la  cristiandad  defensa.         fl 

h           Ángel. 

Mirando  está  lu  humildad 

Y  luego  el  tercer  Filipo,           fl 

tu  lísposo,  á  quien  enamoras 

con  su  Margarita  bella,           H 

con  las  lágrimas  que  lloras, 

los  pacíficos,  los  santos,         H 

porque  con  su  Ntajestad, 

tendrán  en  otras  dos  cuentas  V 

sus  méritos  aventaja 

sumado  el  valor  y  estima        V 

quien  pequeño  se  parece; 

de  sus  célebres  riquezas. 

tanto  más  la  fuente  crece 

pur  ser  joyas  con  que  el  alma 

cuanto  el  agua  suya  abaja. 

se  compone  y  hermosea.          h 

Tú  crecerás  hasta"  el  cielo. 

Clemente  octavo  vendrá         H 

pues  hasta  el  suelo  le  abates. 

á  esta  casa  antes  que  sea        H 

y  parque  conmigo  trates 

de  la  barca  de  San  Pedro         ■ 

cosas  que  te  den  consuelo, 

patrón  y  rija  la  Iglesia,           ^ñ 

en  pago  de  las  afrentas 

y  con  una  cuenta  tuya           ^M 

que  presto  has  de  recibir, 

á  Roma  dará  la  vuelta,          H 

te  quiero,  Juana,  decir 

con  que  adorne  la  liara           H 

los  milagros  que  tus  cuentas 

que  ha  de  ilustrar  su  cabeza.  V 

tienen  de  hacer  en  España. 

Kl  santo  fray  Julián 

^^m     Santa. 

¡(jué  buena  conversación! 

de  tu  Orden  (que  en  herencia^ 

^^m     Ángel. 

Sentémonos,  que  es  razón. 

en  Alcalá,  de  Francisco          fl 

^^^     Santa. 

¿Yo  con  vos?  ¡iMerced  extraña! 

será  ejemplo  de  inocencia),    V 

De  rodillas,  Ángel,  sobra 

y  fray  Franciseo  de  Torres, 

para  mí. 

de  quien  este  reino  espera 

^^      Ángel. 

Tu  familiar 

milagros  y  maravillas             ^ 

soy. 

que  sus  vidas  engrandezcan.  H 

^^L    Santa. 

Así  tengo  de  estar. 

estas  cuentas  soberanas          H 

Sentaos  vos. 

han  de  estimar  de  manera      H 

^^1     Ángel. 

Aunque  no  cobra 

que  con  su  autoridad  pongan 

mi  angélica  agilidad 

freno  á  desbocadas  lenguas. 

cansancio  del  movimiento. 

Veinticuatro  religiosas. 

por  no  ser  en  mí  violento, 

del  lalso  espíritu  opresas, 

con  más  familiaridad 

llenen  de  quedar  en  Francia 

y  amor  en  esta  icasión, 

libres  y  sanas  por  ellas. 

porque  consolarte  espero, 

y  si  algún  endemoniado 

sentarme,  mi  Juana,  quiero 

una  cuenta  destas  llega. 

contigo  á  conversación.  <.<vt^ii(ojcr ) 

apenas  la  tocará 

Los  venluiosos  rosarios 

cuando  se  libre  de  penas. 

que  la  Majestad  inmenSd 

Tres  ciegos  cobrarán  vista. 

en  su  soberano  Alcázar 

á  dos  mudos  darán  lenguas,, 

tuvo  en  sus  manos  eternas, 

oirán  por  ellas  los  sordos,     " 

salieron  con  tantas  gracias 

cobrarán  salud  perfecta 

como  se  esperaba  de  ellas; 

enfermos  de  corazón, 

que  manos  de  Hios  no  saben 

de  liebres,  de  pestilencia. 

hacer  mercedeb  pequeñas. 

de  costado,  de  cuartanas. 

Las  virtudes  de  los  Afinus 

de  garrotillo,  de  lepra: 
serán  único  remedio 

que  el  viceDiosen  la'tierra 

concede,  esas  mismas  dio 

contra  los  que  desesperan 

Cristo,  tu  Ksposo,  á  tus  cuentas. 

de  Dios,  y  harán  que,  contrit 

Gracia  de  sacar  demonios; 

se  arrojen  á  su  clemencia. 

contra  tempestades  fieras; 

Desterrarán  icmpestadcs. 

contra  enfermedades  varias; 

amansarán  las  tormentas,      ^m 

contra  tentaciones  ciegas. 

sin  que  los  rayos  furiosos      H 

y  otros  muchos  privilegios 

hagan  daño  en  su  presencia.  ^^ 

que  son  sin  número  y  cuenta; 

Contra  espantos  y  visiones 

que  cuentas  que  al  Cielo  suben 

serán  medicina  cierta; 

el  Cielo  es  bien  bijc  en  ellas. 

darán  sosiego  y  quietud 

Han  de  ser  tan  estimadas 

i  escrupulosas  conciencian. 

como  es  ¡usto,  que  son  prendas 

y  entre  los  muchos  milagros  h 

aue  en  fe  de  su  amor  dró  Ciistu 
a  Juana,  su  esposa  tierna. 

que  ha  de  obrar  la  fe  por  cHa^l 

los  que  se  comprobarán 

El  segundo  Salomón, 

tienen  de  ser  más  de  treinta. 

Fitipo  (cuya  prudencia 

Todas  estas  maravillas          |H 

ACTO  SEGUNDO 


aqi 


ha  de  hacer  iJios,  por  que  entiendan 
lo  mucho  que  te  ama,  Juana. 
Mita  si  es  bien  que  padezcas 
por  tan  liberal  esposü. 
4NTA.      ¡A y,  Ángel  divinol  ¡Vengan 
trabajos  y  menosprecios, 
persecuciunes  y  afrentas, 
que  si  paga  á  letra  vista, 
Dios,  en  tan  rica  moneda, 
y  antes  que  á  cuentas  lleguemos. 
son  en  mi  favor  las  cuentas. 
Sin  cuenta  quiero  servillc. 
La  Vicaria  es  ya  Abadesa: 
el  ühcio  te  ha  quitado; 
ya  tus  trabajos  comienzan, 
Job  de  tspaña,  ya  ha  llegado 
el  tiempo  en  que  ha  de  hacer  prueba 
del  uro  de  tu  constancia 
el  toque  de  la  paciencia. 
Contigo  quedo,  ten  lirme.  <v'<i4e.» 
UTA,      Si  mi  guarda  os  encomienda 

mi  KspoSü,  ¿qué  importan  olas 
en  sufrimientos  de  piedra? 


ESCENA  V 

Sale  la  Vicakia,  ya  Abadesa,  y  las  Mokjas. 
La  Santa. 

ftAOESA.  Ya,  hermana,  ha  querido  el  Cielo 
que  los  embustas  se  sepan 
de  su  santidad  fingida 
para  que  remedio  tengan. 
Nuestro  Padre  Provincial  • 

escandalizado  queda 
de  modo  de  sus  excesos, 
que  se  ha  partido  sin  verla, 
y  quitándola  el  oticio 
me  eligió  por  Abadesa 
(cuatra  mi  gusto  por  cieno); 
mas  obedecer  es  fuerza. 

ANTA.      Nuestro  Padre  Provincial 

en  tan  justa  elección  muestra 
su  cristiandad,  su  virtud, 
su  gobierno  y  su  prudencia. 
Que  sin  verme  se  haya  ido 
y  mis  culpas  aborrezca 
no  me  espanto,  que  es  un  sanio, 
V  yo  digna  de  las  penas 
del  infierno.  Aquesos  pies, 
aunque  yo  no  lo  merezca, 
ponga,  madre,  en  esta  boca. 
iDESA.  No  me  hable  de  esa  manera; 
hipócritas  humildades 
en  mi  han  de  hacer  poca  mella. 
Álcese  del  suelo,  acabe. 

INTA.      Si  todos  me  conocieran 

como  ella,  madre,  ¡en  que  poco 
me  eslimaran  y  tuvieran 
los  que  me  juzgan  por  santa 
siendo  el  mismo  viciol  Es  cuerda 
y  conoce  mis  pecados, 

BAOSSA.  Con  ñngidas  apariencias 

no  me  ha  de  engañar,  hermana; 
escuche  la  penitencia 


Santa. 


Abadesa 
Santa. 


que  me  manda  que  la  dé 
nuestro  Padre. 

¡Qué  pequeña 
comparada  con  mis  culpas 
será,  por  grande  que  sea! 
El  velo  manda  quitarla,  {(juiíatel*^ 
Hace  bien,  que  quien  no  vela 
con  las  virgines  piudcntes 
hasta  que  el  Esposo  venga 
bien  merece  que  la  quiten 
el  velo  y  que  con  la  puerta 
la  den.  ¡Ay  de  mí,  que  soy 
una  de  las  cinco  neciasl 

Abadesa.  Manda  que  todas  las  monjas, 
hermana,  la  den  en  rueda 
una  disciplina. 

Santa.  Es  justo 

que  á  Dios  pague  en  la  moneda 
que  pagó  por  mis  pecados; 
cinco  mil  azotes  fueran 
más  justos  en  mi  que  en  El. 
Ya  me  alivian  esas  nuevas. 

Abadesa.  También  manda  que  la  encierren 
y  deri  por  cárcel  su  celda, 
porque  la  han  dicho  que  está 
endemoniada  y  que  intenta 
el  demonio  por  su  boca 
engañar  á  los  que  llegan 
á  escuchalla  cuando  habla 
fuera  de  si  en  tantas  lenguas. 

Santa.      No  me  espanto,  que  también 
llamaba  la  envidia  hebrea 
á  mi  Esposo  endemoniado; 
razón  es  que  le  parezca. 
t!.nciérrenme,  que  es  muy  justo, 
porque  mis  culpas  no  vean, 
que  por  ser  tan  grandes  temo 
que  ha  de  tragarme  la  (ierra. 

ABAUESA.Pena  de  descomunión 

manda  que  no  hable  con  ella 
ninguna  monja. 

Santa.  ¡Que  sabio 

mandato,  qué  gran  prudencia! 
A  los  que  están  apestados 
dicen  que  nadie  se  llega 
porque  su  mal  no  les  toque. 
Los  vicios  son  pestilencia; 
como  soy  tan  pecadora 
por  apestada  me  encierran, 
y  es  bien  que  ninguna  me  habtc 
porque  de  pesie  (no]  muera. 

Abadesa. Sabe  Dios  lo  que  he  rogado 
á  nuestro  Padre  por  ella; 
pero  hale  dado  don  Jorge 
tan  extraordinarias  quejas, 
que,  satisfaciendo  á  todos, 
y  aun  usando  de  clemencia, 
le  da  este  corto  castigo 

Santa.      fY  qué  corto!  El  cielo  quiera, 
madres,  que  yo  no  lo  pague 
¡illá  en  las  penas  eternas. 

Abadesa.  Deje  ya  los  ungimientos, 
hermana,  y  al  coro  venga 
adonde  todas  la  azoten. 
Vamos  muy  en  hora  buena. 
¿Es  pusiblequc  fingida 
toda  esta  santidad  sea? 


Santa. 
.Monja  I. 


392 


LA  SANTA  JUANA- 


MoNjAi.*  Pues  el  Provincial  lo  dice, 
que  tiene  tanta  experiencia, 
¿quién  lo  duda?  y  más  sabiendo 
que  el  lobo  se  finge  oveja.  (Vaníí.) 


ESCENA  VI 

Qatdan  Sonon  Evanoeiista,  la  Abadesa  y  la  Santa. 

EvANGEL.  Manme  mandado  callar, 
y  el  corazón  me  revienta 
viendo  padecer  mi  madre 
de  pesar  y  de  tristeza; 
mas,  si  son  los  gustos  oru 
y  sus  quilates  acendra 
la  tribulación,  ^quién  duda 
que  Juana  ha  de  salir  de  ella 
con  infinitos  quilates 
para  que  sirva  á  la  mesa 
del  infinito  Monarca?" 
Esto  sólo  me  consuela.  (Vase.) 


ESCENA  Vil 

Dichas,  mtnot  Soxor  Evanoblista. 

.Abadesa.  Ya  se  cumplió  mi  deseo; 

en  fin,  me  han  hecho  Abadesa; 

ya  se  vengará  mi  envidia 

desta  hipócrita;  contenta 

voy  en  extremo.  jOh,  qué  vida 

la  pienso  dar!  No  habrá  afrenta, 

castigo  ni  menosprecio 

que  no  he  de  probar  en  ella.  {Vaít) 


ESCENA  VÍÍI 

Dichos  menos  ¡a  Abaobsa. 

Santa.      A  fe,  Juana,  que  os  conocen; 
alcpre  estoy  de  que  os  tengan 
por  lo  que  sois;  desta  vez 
nadie  os  juzgará  por  buena. 
Quien  tal  hace,  que  tal  pague; 
pagad,  Juana,  vuestras  deudas, 
que,  pues  todas  os  persiguen, 
á  todas  hacéis  ofensa.  (Va*e.) 

ESCENA  IX 

Salen  Don  JoMiir,  Lili.o,  Cbbspo,  Miniío  y  KKMiit- ^cu. 

Don  JoRbE. 

Los  propios  del  lugar  y  renta  aplico 
á  mi  hacienda. 

CRBsro. 

^Nq  basta  su  encomienda  r" 

Don  JoftoG. 

No  repliquéis,  villano. 

Cresi>o, 

No  replico; 
mas,  ^por  qué  nos  despoja  de  la  hacienda.^ 


cota 


-SEGUNDA  PARTE 

Don  Jorob. 

Estoy  yo  pobre  y  el  concejo  rico; 
no  habrá  quien  de  vosotros  me  dehcr 
que  entre  villanos  mal  pudra  enfrenalU 
si  el  dueño  es  pobre  v  ricos  los  vasallos 
^•Qué  depósito  tiene  aqut  el  concejo"" 

Mingo. 

Cien  fanrgas  de  pan  que  da  cada  año 
á  pobres  del  lugar. 

Don  Jorge. 

¡Lindo  aparejo 
para  holgazanes! 

Mingo. 

No  teme  ese  daño; 
porque  sólo  seda  al  enfermo  viejo 
y  á  la  misera  viuda. 

Don  Jorge. 

Esees  engaño; 

aplicólo  i  mi  renta. 

Berrueco. 

Pues  los  pobres, 
;quc  han  de  comer  cuando  su  pan  los 

Don  Jorge. 
Remedio  habrá  para  ellos. 

Berrueco. 

¿De  qué  suene? 

Don  Jorge. 
A  los  pobres  enfermos  destcrralíos. 

Crespo- 
Que  eres  cristiano  y  que  lo  son  ad* 

Don  Jorge. 
En  lllescas  podrán  mejor  curallos. 

Behhl'cco. 
¿Y  i  los  viejos? 

Don  Jorge. 

¿Los  viejos."  Darlui»  inueric. 
pues  nu  hay  limosna  igual  como  sa\.allús 
desie  mal  mundo.  ^^ 

Mingo.  t^^ 

¿Y  esees  buen  consejo? 

Don  Jorge. 

¿Para  qué  ha  de  vivir,  si  es  pobre,  un  vie|o? 

Mingo. 

¡Plegué  A  Dius  que  no  llegues  á  esus  día 

Don  Jorge^ 

Las  viudas  hilen,  si  de  edad  no  fueren 
para  casarse. 

Berrueco. 
Bien  lu  intento  guias. 


Don  Jopgr. 

No  ha  de  haber  pobres:  los  que  aqui  lo  fueren 

haceldos  desterrar,  que  son  harpías 

que  á  nuestras  mesas  susleniarsc  quieren; 

>  un  poderoso  que  los  desterraba 

tacones  de  los  ricos  los  llamaba. 

Crespo. 

Mejor  nombre  les  da  el  cristiano  celo, 
de  quien  en  este  mar  los  llama  naves 
en  que  la  caridad  despacha  al  cielo 
riquezas  de  que  tiene  Dios  las  llaves. 
Kl  mundo  es  mar  y  en  el,  cierto,  recelo 
de  sus  Caribdis  y  sus  Sirtes  graves. 
b!n  su  golfo  se  pierde  el  que  navega; 
vola  la  caridad  al  cielo  llega. 

Don  Johoe. 

Predicador  villano:  ^tú  conmigo 

con  ejemploi  y  réplicas  te  pones? 

Vete,  SI  no  es  ^ue  aguardes  el  castigo 

digno  de  tus  hipócritas  razones. 

No  cs  bien  que  á  pobres  se  reparta  el  iri^o, 

que  son  de  la  república  ratones. 

Vete. 

Mingo. 

Si  limosnero,  señor,  fueras, 
tus  vicios,  con  ser  tantos,  encubrieras. 

{Vanselottres.) 

ESCENA  X 
Salf  M«i>«  Pascual*.— DoM  Joki»  y  Lillo. 


lARi.       A  no  salir  del  convento, 
de  modn  me  enamorara 
tu  divino  entendimiento, 
Juana  santa,  que  dejara 
de  dar  al  cuerpo  sustento 
por  tus  palabras,  manjar 
que  desterrando  el  pesar 
dejan  el  sentido  en  calma, 
pues  con  las  sobras  del  alma 
me  pudiera  sustentar. 
Pero,  pues  que  del  sali 
y  palabra  en  tu  presencia 
de  no  ofender  á  Dios  di, 
no  hayas  miedo  que  en  tu  ausencia 
pueda  la  pas  ón  en  mi 
lo  que  ha  podido  hasta  agora, 
que,  en  fin,  eres  mi  fiadora,  * 
y  Dios  severo  acreedor 
que  cobrará  con  rigor 
si  no  paga  la  deudora. 
A  don  Jorge  quise  bien; 
pero  ya  en  cfniza  fría 
sus  torpes  brasas  se  ven. 
¡Ay  cielos!  éste  es. 
Jorge.  iMaría: 

á  mi  vista  albricias  den 
mis  deseos,  que  en  tu  ausencia 
han  mostrado  á  la  experiencia, 
en  el  potro  del  amor 
los  tormentos  que  el  temor 
suele  dar  á  la  paciencia. 
^j.No  me  hablas?  ^Porqué  enojos? 


ACTO  SEGUNDO  sgS 

Pones  mi  esperanza  en  duda. 
Mas  ya  sé  que  son  antojos 
de  amor,  que  la  lengua  muda 
suele  pasarse  á  los  ojos. 
Mi  .Maria:  si  no  es  vano 
el  amor  que  te  provoca, 
ya  que  por  temor  liviano 
me  niega  el  habla  tu  boca, 
hablar  puedes  por  la  mano, 
que  su  cristal  me  enamora. 

Mari.        (Ay  confianza  habladora! 
Cuan  lejos  suele  vivir 
el  prometer  del  cumplir 
he  experimentado  agora. 
Soldado  he  sido  cobarde; 
hice  en  la  paz  menosprecio 
de  la  guerra,  y  en  su  alarde 
caí;  que  es  propio  del  necio 
temer  el  peligro  larde. 
Prometí  de  no  ofender 
á  Dios;  pero,  ¿qué  he  de  hacer, 
si  la  poca  resistencia 
me  cupu  sólo  en  herencia 
de  la  primera  mujer? 
De  un  modo  empiezan  su  nombre 
mudanza  y  mujer  liviana; 
múdeme,  nadie  se  asombre, 
si  á  tva  vence  una  manzana, 
que  hoy  i  mí  me  venza  un  hombre. 

JoHGE.      ¿Qué  dices? 

Mari.  Que  no  quisiera, 

por  lo  bien  que  me  estuviera, 
deciros  que  os  quiero  bien, 

JoRiiE.       Pues,  mi  labradora,  ven 

adonde  mi  amor  te  espera. 

Maoi.        ¿Estas  las  cenizas  son 

frías?  .Mas  dejó  una  brasa 
escondida  la  afición, 
y  quemaráse  la  casa, 
porque  sopla  la  ocasión. 

{Vanulot  dnt  ) 

ESCENA  Xí 
Qutiia  LiLuo  y  sale  ('nictro. 

Crespo.     Yo,  señor  Lillo,  quisiera 

hablar  al  Comendador. 
LiLLO.       Por  el  Lillo  y  el  señor 

le  llamara  si  estuviera 

para  eso;  pero  está 

ocupadu. 
Crkspo.  Pues  ¿qué  hace? 

Lii.LO.       I  na  dueña  en  quien  deshace 

lo  que  ella  otra  vez  no  hará. 
Crespo.     Que  es  cosa  y  cosa  parece. 
LiLLO.       Cosa  sin  cosa  podría 

ser  ya. 
Crespo.  ¿Quién  será? 

Lillo.  María 

Chespo.    ¿.Mari  Pasqual? 
Lillo.  Esa  ofrece, 

pues  que  sabelloctidicias. 

primicias  de  su  hermosura 

á  don  Jorge. 
Crespo.  Pues  ¿es  cura 

para  llevar  las  primicias? 


^^^294 

^^^^^^^^^^UVSAr^AJUAÑ^^KOt»Ñby^ART^^^^^^^^^^^B 

^^^        LlLLO, 

Esta  es  la  verdad. 

torpe  solicitador,               ^^^B 

1            Crcspu. 

¿No  estaba 

sin  sentir  tu  vil  señor              ^B 

^^H 

en  la  Cruz? 

que  te  sirvan  las  mujeres       ^H 

^^B 

Ilizola  echar 

que  el  deshonra,  de  despojos^H 

^^B 

Juana. 

Pero,  afrentoso  alcahuete,     ^H 

^^H    Chkspú. 

Yo  voy  á  avisar 

aguárdame,  y  sacaréie,            ^| 

^^H 

á  su  padre,  que  pensaba 

porque  no  lo'  seas,  los  ojos.    ^H 

^^^B 

que  allí  la  tenia  guardada: 

L11.LO.       ¿Porque  á  mi  amo  ha  servidc^H 

^^F 

pero  diréle  que  queda 

tantos  humos  ha  cobrado?     ^B 

F 

bellaca  para  moneda. 

Advierte  que  es  del  criado       ^B 

^^^        LiLLO. 

;l*or  qué? 

todo  et  ropaje tr»ldo;               ^B 

^^K    Crespo. 

Porque  está  cercenada. 

y  que  aunque  el  Rey  tenga  O^B 

^B 

(  Vait.} 

de  notable  estimación,  ^H 
quitado  el  caparazón,              ^B 

^B 

ESCENA  XII 

le  corre  cualquier  lacayo,  (f^^l 

^^^P           Sale  Don  Joi^ge  iTid/<;'ar<tntío  d  MaKI  Pascuai  a. 

^B 

LitLO. 

ESCENA  XIV         ^^H 

^^       JOP..    . 

Echa,  con  la  maldición, 
esta  mujer,  en  quien  veo 
que  es  la  esperanza  y  deseo 

Queda  Maki  Pascuala.      ^^^^H 

^^^B 

¿Estos  son  pagos  del  mundo,  ^B 

^v 

mejor  que  la  posesión. 
¡Que  lü  que  pretendí  tanto 

én  deudas  tan  merecidas  ^B 
como  son  deudas  de  honor     ^B 

■ 

tanto  me  llf¡iue  ¿enfadar! 

cuando  se  acercan  sus  ditas?  ^B 

V                     l.ll.l.U. 

Amón  eres  con  Tamar; 

¿Asi  se  cumplen  palabras        ^B 

1 

gozástela,  no  me  espanto. 
Oos  caras  el  gusto  pinta. 

con  lágrimas  ofrecidas,            ^B 

^^-^ 

Con  promesas  intimadas,         ^B 

^^^H 

señor,  en  cualquiera  cosa: 
si  es  ajena,  muy  herniosa: 

con  ansias  encarecidas?            ^B 

^^^B 

¿Aquesto  es  ser  caballero?      ^B 

^^^B 

pero  si  propia,  distinta. 

¿En  esta  nobleza  estriba           ^B 

^^^H 

Cuando  ajena,  cosa  es  clara 

el  valor  que  España  ensalma    ^B 

^^^H 

que  el  sol  era  su  irasíado; 

y  estimaron  mis  desdichas?     ^B 

^^V 

pero  ya  que  la  has  gozado 

¿Mudables,  dicen  que  son        ^B 

V 

verás  la  se|;unda  cara. 

las  mujeres,  ofendidas              ^B 

m           Mari. 

^Asi  se  pai^a  el  honor 

de-  tantas  lenguas  mordaces     ^B 

^^^L 

de  una  mujer,  iemeniido? 

tantas  plumas  enemigas?         ^B 

^^^B  , 

Mas  de  honras,  ^-cuándo  ha  sido. 

¿Esio  es  ser  hombre,  de  quietl^B 

^^H 

el  mundo  buen  pagador? 

tantas  virtudes  se  añrman,     ^H 

^^H     JOROK. 

Déjala  y  ven.  (tdüc.) 

tantas  hazañas  se  alaban,        ^B 

tanta  firmeza  publican?            ^B 

Si  asi  los  hombres  son  que  España  cria,^B 

^H 

ESCENA  XIII 

tmal  haya  la  mujer  que  en  hombres  fiaf^^ 
]Ah  ingrato  y  necio  pastor! 

^V 

l.icuos,  mtnos  Don  Jokob. 

¿la  oveja  dejas  perdida  ^^ 
para  que  lobos  la  coman         j^B 

^^B  ^M\KI. 

Oye,  escucha... 

después  que  la  lana  esquilmijM 

^^H 

¡Ah  tirano;  ¿asi  te  vas.-* 

¿Cómo,  cielos  rigurosos. 

^^B 

Mas  la  deuda  negarás. 

si  es  verdad  que  ¡a  justicia       ^j 

^^^B 

que  es  costumbre  cuando  es  mucha. 

desterrada  de  ta  lierra                ^B 

^^^1 

Paga  como  caballero; 

vuestro  tribunal  habita.           ^B 

^^^B 

pero  dirás,  y  es  verdad. 

no  castigáis  este  ingrato,          ^H 

^^^B 

que  perdió  la  voluiilad 

pues  no  valen  allá  arriba         ^H 

^^^m 

el  gusto,  que  es  su  dinero. 

las  dádivas  ni  el  poder              ^H 

^^^B 

Que  eres  noble  considera. 

que  tantas  varas  derriban?       ^B 

^^B    LiLLO. 

Pasito,  Mari  Pasqual, 

i us'icia  os  pide  mi  agravio       ^B 

^^B 

que  no  fuera  ói  principal 

de  un  traidor  que  famas  quitaJ^f 

^^^B 

SI  pagara  y  no  debiera; 

de  un  hombre, en  fin.quecnsernfl 

^^^B 

y  si  de  palacio  el  trato 

será  la  mudanza  misma.               f| 

^^H 

sabes,  ten  por  negocio  hecho 

Mas,  pues  deudas  de  honor  tan  presto  oM|| 

^^^B 

que  eres  rnia  de  derecho. 

¡mal  haya  la  mujer  que  en  hombres  fial^B 

^^H 

porque  he  levantado  el  plato. 

Pero,  alma:  ¿de  qué  os  quejáis^* 

^^^H 

Si  te  dejares  comer 

de  promesas  no  cumplidas, 

^^^V 

mi  apetito  estimarás. 

si  la  palabra  quebrasies 

^^V   Mami. 

Como  imitándole  estás, 

que  á  Dios  distes  este  día? 

^^V 

vendrás  tan  infame  á  ser 

Si  os  quilú  don  Jorge  la  honra^_ 

L 

como  el  señor,  d«  quien  eres 

por  vos  quitaron  la  vida          |H 

1 

ACTO  TERCERO                                   ^^^^B          295           ^M 

p 

á  Dios;  si  él  os  ha  dejado. 

espera,  que  Dios  en  ellas                ^^^| 

sin  Dios  andáis  vos  perdida. 

tus  cargos  y  cuentas  libra.              ^^^H 

Yo  prometí  no  ofendír 

(Dait  un  Rolaría  y  Hnapami.)          ^^| 

su  Majestad  infinita, 

^^^^H 

Juana  salió  mi  fiadora; 

^^^^H 

mas  ^quién  de  ocasiones  fia? 

ESCKNA  XVi                         ^^H 

¿Tendrán  perdón  mis  pecados? 

^^^H 

No;  que  es  la  ofensa  inlinila. 

Mari  Pascuala                                  ^^^^H 

¿No  puede  Dios  perdonarme 

^^^H 

si  le  llamo  arrepentida? 

¡Oh  mil  veces  samas  cuentas;         ^^^H 

Si  puede,  mas  no  querrá; 

milagrosa  medicina                         ^^^^| 

pues  ¿será  razón  que  viva 

de  precipitadas  almasi                      ^^^^| 

mujer  que  perdón  no  aguarda 

Por  vosotras  reducida,                     ^^^H 

y  de  un  hombre  fué  ofendida? 
Eso  será  gran  deshonra; 

confieso  y  tengo  por  fe                    ^^^^| 

que  a  un  «pequéw  del  alma,  olvidft^^^^| 

pues  ^quilaréme  la  vida? 
Si;  que  ya  Ciioy  condenada» 

Dios  infinitas  ofensas.                      ^^^^| 

Pequé,  Señor,  mí  alma  diga.           ^^^^M 

y  el  Ángel  que  en  compañía 

Kn  la  Cruz  he  de  ser  monja;          ^^^^| 

y  guarda  el  ciclo  me  dió 

vuestra  Majestad  permita                ^^^H 

me  ha  dejado,  porque  escrita 

que  sus  religiosas  santas                  ^^^H 

ha  visto  ya  la  sentencia, 

me  lo  otorguen,  aunque  indigna,  ^^^^| 

por  mi  mal,  ditinitiva. 

que,  como  la  Cananea,                     ^^^H 

¿Adonde  un  lazo  hallaré? 

las  migajas  y  reliquias                     ^^^H 

Mas  ^;será  tal  mi  desdicha                      ' 

de  su  venturusamesa                       ^^^H 

que  aun  le  faltará  á  pi  muerte 

podrán  sustentar  mis  dichas. —      ^^^H 

el  instrumento  homicida? 

Juana:  por  vuestra  oración             ^^^H 

Dadme,  verdugos  eternos. 

me  ha  dado  el  cielo  dos  vidas,        ^^^^| 

un  cordel,  que  al  que  castigan 

la  del  alma  y  la  del  cuerpo.            ^^^^M 

de  balde  le  da  la  soga 

Misericordia  infinita:                       ^^^^| 

can  que  muera,  la  justicia. 

pues  perdonáis  ofensas  cada  día,             ^^^^| 

{Ecfianla  un  Ci>i\1rl.) 

(bien  haya  la  esperanzaqueen  vosfial      ^^^H 

¿Qué  es  esto?  ¡ay  de  mM  l'na  soga 

^^^H 

me  arrojaron  desde  arriba. 

^^^^H 

¡Que  por  tan  cruel  salario 

^^^^H 

halle  el  mundo  quien  Icsirval 

ACTO  TERCERO          ^H 

Dádivas  son  del  infierno 
que  promete  oro  de  libar 

^^^^^^M 

^^H 

y  teje  sogas  de  esparto 
aue  esperanzas  precipitan. 
Pero  ¿qué  mucho,  si  á  Dios, 

ESCENA  PI^IMERA                  ^^H 

^^^^H 

cuando  con  pan  le  convida. 

Sale  La  Sa.ita,  presn^á  una  reja.               ^^^^^M 

en  vez  de  pan  le  dé  piedras 
que  en  sogas  libre  sus  ditas? 

^^^^^^M 

Presa  estoy  por  mi  .\badesa,          ^^^^M 

Matad,  pues,  cuerda,  una  loca 
desesperada  y  precita, 
que  quien  el  honor  perdió 
justo  es  que  pierda  la  vida. 
ecio  de  un  hombre  es  mi  homicida: 

y  en  esta  celda  reclusa,                   ^^^H 

que,  á  quien  tan  mal  del  bien  usa,  ^^^H 

1  despr 
.tal  hay 

justo  es  que  la  tengan  presa.  ^^^^| 
Castigado  el  loco  asesa;  ^^^^| 
el  contento  me  provoca                   ^^^H 

a  la  mujer  que  en  hambres  fia! 

desta  pena  que,  aunque  es  poca,      ^^^H 

los  que  me  reverenciaban                ^^^H 

L. 

y  la  santa  me  llamaban                   ^^^H 

f 

ya  me  llamarán  la  loca.  ^^^^| 
¡Qué  buen  nombre  me  darán          ^^^^| 

r 

KSCENA  XV 

y  qué  contenta  estuviera                  ^^^^| 

uitrt  ah 

irearii,baia  ile  arriba  I.aSant»,  vhIüiiJi', 

sí  llamarme  loca  oyera                    ^^^^| 

i 

y  <iífiVne/a.— Dicha 

á  los  que  en  mi  hablando  están!  ^^^^| 
Leve  castigo  me  dan                        ^^^^| 

MTA. 

Deten  la  bárbara  mano. 

para  hallarme  tan  culpada:             ^^^^| 

.¿Por  qué,  ingrata,  desconfias 

pero  tengo  una  prclad.i                    V^^H 

1 

de  Dios  misericordioso 

(an  apacible  conmigo                        ^^^H 

y  apelas  de  su  justicia? 

que  juzgará  á  gran  castigo                    ^H 

Quien  perdonó  á  Magdalena 

el  tenerme  aquí  encerrada.                    ^H 

te  perdonará,  María, 

Suele  el  preso  entretener                       ^H 

pues  es  su  misericordia, 

la  pena  y  melancolía                             ^H 

como  entonces,  infinita. 

que  el  temor  y  el  ocio  cria,                    ^H 

Pide  con  ella  perdón. 

raen  jugar  y  ya  en  leer;  ^H 
10  segundo  quiero  hacer                      ^H 

1 

y  en  estas  cuentas  benditas 

^^^ag^^^^^^^^^tJ^ANTA  J  Ü  A  N  A - 

-SRCUNDA  PARTE                                  ^^H 

^^^^^            sin  dar  lugar  á  querellas. 

Junio  al  liquido  marfil 

^^^^H            Libros  sois,  máquinas  bellas, 

pasa  la  fresca  ribera. 

^^^^B            de  milagrosa  dotrina, 

con  cortes  que  primavera 

^^^^H            con  signos  de  estampa  Una, 

trujo  al  apacible  Abril. 

^^^^H            cuyas  leiras  son  estrellas. 

Luego  dio  al  .Wayo  sutil 

^^^^H            Once  cuadernos  encierran 

tornasolados  plumajes 

^^^^H            vuestras  hojas  Soberanas, 

de  ramas  y  llores,  trajes 

^^^^H            en  cuyas  escritas  planas 

con  que  sus  pajes  compuso. 

^^^^H            tantos  ñiósofos  yerran. 

que,  pues  casa  al  hombre  puM 

^^^^K            Los  polos  fijos  que  cierran 

bien  es  que  la  vista  pajes. 

^^^^B           este  libro  y  su  tesoro, 

Después  el  pródigo  Agosto 

^^^^H             son  las  manecillas  de  oro, 

cubrió  de  manojos  rubios 

^^^^B             y  el  sol  y  la  luna  son 

las  eras  desde  los  ubios 

^^^^B            la  hermosa  iluminación 

del  carro  largo  y  angosto; 

^^^^H            que  hÍ20  el  libro  que  adoro. 

y  luego,  en  sabroso  mosto. 

^^^^H            Et\  esta  hermosa  canilla 

pasado  el  estio  enjuto, 

^^^^H            que.  cual  pergamino  extiendie 

dio  generoso  tributo 

^^^^B            el  Maestro  eterno,  aprende 

Septiembre  á  los  labradores, 

^^^^H             toda  criatura  sencilla. 

porque  después  de  las  flores 

^^^^H             El  sabio  se  maravilla 

quiere  Dios  que  demos  fruto. 

^^^^H            como  el  ignorante  en  vella. 

Reino  luego  el  cierzo  frío: 

^^^^H            y  sin  poder  comprehendella 

de  Enero  la  barba  cana            h 

^^^^H            sino  su  Autor  soberano, 

dando  de  nieve  la  lana              H 

^^^^H            desde  el  hombre  hasta  el  gusano 

al  monte,  el  cristal  al  río;        ■ 

^^^^H            están  deletreando  en  ella. 

el  escarchado  rocío                    H 

^^^^H             Aves,  quecún  varias  plumas, 

sobre  el  campo  siembra  y  vierlíP 

^^^^H            dándoos  el  viento  papel 

que  como  año  (si  se  advierte) 

^^^^H            estáis  escribiendo  en  él 

llega  la  edad  más  cumplida        _ 

^^^^H           de  Dios  las  grandezas  sumas. 

desde  el  Abril  de  la  vida             ■ 

^^^^H            Peces,  que  cortando  espumas 

al  invierno  de  la  muerte.           m 

^^^^H            formáis  circuios  mejores: 

En  otros  tiempos  diversos        H 

^^^^H            hierbas,  que  en  tantos  colores 

Dios,  con  manos  liberales,       ■ 

^^^^H           cartas  al  cielo  escribís; 

sustenta  á  los  animales,           ■ 

^^^^H            fuentes  claras  que  imprimís 

peces  y  aves  universos,            V 

^^^^H           vuestros  lazos  en  sus  flores. 

para  que,  en  compuestos  versos. 

^^^^H           pues  andamos  á  esta  escuela 

alaben  perpetuamente 

^^^^H           y  deste  libro  la  fe 

entre  sus  guijas  la  fuente,        ^ 

^^^^H           nos  enseña  el  abecé 

y  con  agudos  y  graves             ^ 

^^^^H           que  el  más  letrado  desvela. 

entre  los  ojos  las  aves 

^^^^H           daros  lición  me  consuela. 

y  entre  los  pueblos  la  gente. 

^^^^H           Aquí  os  podéis  allegar, 

Cada  cual  al  cielo  avisa, 

^^^^H            pues  que  nos  sobra  lugar. 

que  esta  obligación  forzosa 

^^^^H            y  ya  la  Abadesa  mía 

cumple  el  campo  con  su  rosa 

^^^^H           i  las  gentes,  cual 

y  el  arroyo  con  su  risa. 

^^^^H           no  me  deja  predicar. 

Sólo  es  del  hombre  divisa           ■ 

^^^^^H                 {Dtscubrtst  uncampo  con  auts  Y  un  rio 

la  ingratitud,  que  procura,        ■ 

^^^^^^M             con  ptcts,  oytndo  predicar  á  La  á*nta.) 

como  no  ve  la  hermosura         ■ 

^^^^H           Mi  Seráfico  llagado 

de  su  eterno  bienhechor,          fl 

^^^^H           predicaba  muchas  veces 

por  olvidar  el  Criador                ■ 

^^^^B           á  las  aves  y  á  los  peces 

perderse  por  la  criatura. 
Pero,  aunque  pueda  aprender 

^^^^H           cuando  no  estaba  en  poblado. 

^^^^H           Pues  solos  nos  han  dejado, 

de  vuestra  obediencia  el  hombre. 

^^^^H           ea,  hermanos  pajarícos. 

hcrmanicos,  no  os  asombre 

^^^^H          de  plumas  y  voces  ricos, 

que  tenga  que  reprehender: 

^^^^H           llegaos  de  dos  en  dos. 

la  hormiga  no  ha  de  querer 

^^^^H           Animalejos  de  Dios, 

que  el  avaro,  siempre  pobfí. 

^^^^H          plateados  pececicos: 

alas  con  su  ejemplo  cobre 

^^^^H           venid  todos  y  escuchad 

para  que  adquiera  y  no  gaste, 
)ueno  es  llevar  lo  que  baste, 

^^^^H          con  atención  y  respeto; 

^^^^H           ninguno  me  esté  inquieto, 

malo  es  llevar  lo  que  sobro. 

^^^^H           que  le  azotaré  en  verdad. 

^Porqué  vos,  hermana  hormiga. 

^^^^H           La  Divina  Majestad 

fisonjera  del  montón,                h 

^^^^H          repartiendo  su  tesoro 

á  la  gula  dais  lición                   H 

^^^^H          en  este  esférico  coro 

porque  su  apetito  siga?      ^^^M 

^^^^H           su  providencia  dilata 

Siempre  del  comer  amiga|^^^| 

^^^^H          criando  peces  de  plata 
^^^^V         y  aves  de  esmera  da  y  oro. 

pues,  en  trabajos  y  fíest^s  ^^^B 

pot  los  llanos  y  las  cuestas,     1 

ACTO  TKPCEKO 


297 


como  el  avariento  humano, 
«oís  ganapán  del  verano 
llevando  tercios  acuestas. 
No  es  esto  bien  hecho,  hermana, 
ya  es  supérHuo  ese  cuidado; 
quien  hoy  os  ha  sustentado 
os  sustentará  mañana. 

Y  el  avecilla  liviana 
que  con  las  alas  y  pico 
acude  al  sembrado,  que  es 
la  vida  y  sustento  humano, 
que  para  comer  un  grano 
deja  descubiertos  tres, 

¿qué  merece.-*  ¿listo  es  bien  hecho? 
ViÑo  es  como  el  pródigo  loco 
que,  habiendo  menester  poco 
para  quedar  satisfecho, 
desperdicia  sin  provecho 
la  hacienda  suya  y  la  ajena? 
Coma  el  ave,  enhorabuena, 
si  le  basta  un  grano  ó  dos. 
que  para  lodos  da  Dios; 
mas  el  perderlo  condena. 

Y  la  hermana  golondrina 
que  en  los  santos  edificios 

3uiere  estorbar  los  oficios 
e  la  Majestad  divina 
cantando,  ¿es  buena  vecina? 
Por  muy  maía  la  contemplo, 
pues  con  sus  voces  da  ejemplo 
á  los  que  en  conversación 
la  casa,  que  es  de  oración, 
hacen  sarao  y  no  templo. 
Cuando  el  sacerdote  canta, 
callad,  hermana  picuda, 
que  á  veces  la  lengua  muda 
merece  nombre  de  santa. 
Kl  perro  leal  me  espanta 
de  ver  que  tanto  amor  cobre 
al  rico,  que  ladre  ai  pobre: 
esa  es  poca  caridad, 
que  el  pobre  en  la  calidad 
es  oro,  y  el  rico  es  cobre. 
También  en  reñir  me  fundo 
los  peces,  que,  cual  los  ricos, 
los  grandes  tragan  los  chicos, 
pegando  esta  peste  al  mundo. 
Aunque  el  siglo  es  mar  profundo, 
no  es  bien  despreciar  los  buenos, 
que,  si  agora  valen  menos, 
son  norias  los  señoríos 
donde  bajan  tos  vacios 

Y  vuelven  á  subir  llenos. 
fea,  acábese  el  sermón, 

con  que  cuantos  aquí  estamos 
ensalcemos  y  sirvamos 
al  Divino  Salomón; 
él  os  de  su  bendición. 
iHermanos  animalejos: 
de  los  hombres  sois  espejos! 
Adiós;  tomen  este  pan 
y  mañana  volverán; 
daréies  nuevos  consejos. 

{Encübretr  el  carneo.) 

De  completas  es  ya  hora; 
quiero,  mi  Jesús,  rezarlas. 
jAy,  quién  oyera  cantarlas 


vuestra  capilla  sonora! 
Aunque  soy  mala  cantora, 
yo  sé.  Amor,  que  no  os  pesara 
si  algún  moiete  entunara, 
haciendo  á  mis  dichas  tiesta. 
Pero  ¿qué  música  es  ésta? 

ESCENA  II 

Aparicne  con  müiica  S*n  Antonio  db  Padoa  cciit  ( 
NiSo  y  ti  Anoici.  con  una  corona  dt  /turtt. 

Santa.      |0h  luz  apacible  y  clara! 

Jes^ís.        ¡Esposa  mial 

Antonío.  ¡Mi  hermana! 

Santa.      ¡Mi  Jesús,  mi  San  Amonio! 
El  Niño  dé  lesiimunio 
de  lo  que  vuestro  amor  gana. 

Antonio.  ¿Quieres  tenerle  tú,  Juana? 

Santa.      No  soy  digna  como  vos 

de  ese  bien;  guzaos  lus  dos, 
que,  como  en  dichosos  lazos 
siempre  le  traéis  en  los  brazos, 
parecéis  madre  de  Dios. 

JESi'  s.        De  esposo  te  vengo  á  dar 

esta  sortija.       (Dal»  una  sortija.) 

Santa.  ¡Qué  bellal 

Vos  seréis  diamante  en  ella, 
que  sois  la  piedra  angular. 
Bien  hacéis  en  visitar 
los  presos,  dueño  querido, 

JesTs.        Juana:  quien  le  ha  perseguido 
está  á  la  muerte. 

Santa.  ¡Ay,  mi  bien! 

¿Quién  me  ha  perseguido? 

JesÍ's.  ¿Quién? 

Tu  Vicaría. 

Santa.  Aquesa  ha  sido 

mi  madre  y  es  mi  Abadesa. 

Jesiíís.        Siempre  te  ha  querido  mal, 
y  con  castigo  inmortal 
lo  ha  de  pagar. 

Santa.  No  es  paga  esa 

digna  del  bien  que  confiesa 
mi  alma  haber  recebido 
por  su  causa,  que  si  he  sido, 
mi  Dios,  presa  y  castigada, 
soy  mala,  y  es  mi  Prelada, 
bien  lo  tengo  merecido. 
Hahéisla  de  dar  perdón 
por  mí  ruego.  Esposo  santo; 
dalda  doloroso  llanto 
y  muera  con  contrición; 
abíandalda  el  corazón, 
6  no  os  soltaré  tan  presto. — 
Mi  Jesús,  yo  quiero  esto: 
¿habéislú  de  hacer  por  mi? 
Decid  si. 

íksi'  s.  Digo  que  sí. 

Santa.      ¡Echó  mi  ventura  d  restol 

JksC's.       ¿Qué  me  pedirás,  esposa, 
que^o  haga? 

Santa.  ¡Ay,  dueño  amado! 

Jesós.        Estoy  muv  enamorado 
de  ti. 

Santa.  Y  yo  muy  venturosa. 

{fúñela  K\  Aagel  la  corona.) 


Con  esta  corona  hermosa 
que  l.aurel,  lu  ánpel,  te  pone, 
lu  constancia  le  corone. 

Santa.      ^r>ejáisme? 

Jesís.  (Juódale  a  Dios. 

{f.ncührtse) 
Santa,      il^o  es  queda rnne  con  Vos. 
Mi  dicha  el  mundo  pregone. 


ESCKNA  Ifl 

SaU  S'.non   MahU    EvAMiíKi.t«r*  y  Mahi    P*scc«i.a 
tlt  monja.  -    /.a  Sakta. 

KvANf.Ei .  Madre:  la  Madre  Abadesa 

se  nns  muere. 
Santa.  Ya  lo  sé. 

lívAN(iEi..No  quiere  que  esté  más  presa, 

SI  no  que  perdón  Im  dé 

de  las  culpas  que  conlicsa. 
Mawi.        Muestr,asde  extraño  dolru- 

tiene. 
Sania.  (Gracias  al  Sefioi, 

que  su  pecho  ha  vucilo  tierno. 
EvANi>EL.  Teme  que  ha  de  ir  al  infierno. 
Santa.      t)e  eso  no  tenjía  temor, 

que  ni  se  ha  de  condenar 

ni  ha  de  ir  al  Purgatorio. 
EvANdEi.jQuti  favor  tan  sin^ularl 
Santa.      .\1  eterno  desposorio 

mi  Jc-íLis  la  ha  de  llevar. 

A  vos,  ^jcómoos  va,  ^\ar¡a? 
Maki.        Com-j  en  vuestra  compañía, 

madre  sania,  que  es  del  ciclo. 

Mas  de  Don  Jorge  recelo; 

poique  de  nuevo  porfía 

á  perseguirme  después 

que  sabe  que  monja  soy; 

temo  mi  tlaqueza,  que  es, 

al  ("m,  de  mujer. 
Santa.  Vo  os  doy 

palabra  que  ti  interés 

de  su  torpe  amor,  María, 

ha  de  volverse  este  día 

en  devola  pena  y  llanto. 

l)on  JorKC  ha  de'  ser  un  santo. 
Mari.        Pedildo  i  Dios,  madre  mía. 
.Santa,      i^onfiésoos  este  favor 

de  mi  amoroso  Señor, 

que  es  muy  lar^o  y  liberal: 

yn  he  de  dar  bien  por  mal 

si  fué  mi  perseguidor. 


ESCKNA  IV 

fSatí  una  Mohía  -Dicho». 

MoKjA.     Madre:  la  Abadesa  ns  llama: 

porque  dice  que  «in  vos 

todo  es  pena. 
Santa.  Mucho  me  ama; 

vamos,  que  i  gozar  de  Dios 

volará  desde  la  cama.  (Vanit  lat  trn  > 


^>u<:.rij  .Maki  Pascuala  y  sal*  otra  He 
con  un  crtiillo  dtfrutm. 

Monja.     Su  padre,  hermana,  le  en?i« 
esta  fruta;  la  andadera 
se  Ja  ira|o  ¿  la  tornera. 

Mari.        Yo  la  estimo,  madre  mía. 
¿Quiere  della? 

Monja.  Haráme  daño 

y  soy  mala  comedora. 
Adiós.  (v<isí.) 


ESCENA  VI 
Mahi  Pascuala  tola. 

¿Fruta  mi  padre  ahori 
Regalo  es  si  no  es  engaño. 
El  cestillo  quiero  ver. 
Manzanas  son  y  un  billete; 
lodo  engaños  me  promete; 
aqui  he  aprendido  á  leer 
un  poco.  ¿Cuyo  será, 
que  mi  padre  nunca  escribe? 
¿Si  es  de  don  Jorge  en  quien  vi« 
el  fuego  que  apagué  ya? 
jOh,  qué  mala  l'ruta  nueva 
será  y  qué  triste  presente, 
si  es  don  Jorge  la  serpiente     fl 
que  engaña  con  fruta  á  KvafS 
¿Otra  vez  el  corazón 
rendís,  mudanzas  livianas? 
|Ay,  hechizadas  manzanas, 
y  ay,  hechicera  afición! 
Imposible  es  no  miralle, 
pues  ha  de  ser,  sin  creelle, 
abrille  para  leellc, 
leelle  para  rasgal  le. 
|Las  mentiras  que  habrá  <n  éll 
lina  manzana  ligera 
engañó  á  Eva:  ¿qué  hiciera 
con  manzanas  y  papel? 

{Lte  la  carta.) 

«í'ara  castigo  de  mi  ingn 
basia  ausencia  de  un  mes:  y 
premio  de  mi  amor  que,  como  f 
renace  de  las  cenizas  del  pasadi 
termínate  esta  noche  á  aguardi 
á  las  doce,  junto  á  las  paredes 
bajas  de  la  huerta  de  esA  casa, 
pues  no  eres  profesa  en  ella  y 
en  quererte,  á  esa  hora  las  am 
para  que  con  secreto  (si  tú  quis 
satisfaga  quejas  pasadas,  ó  con 
boroto,  si  te  resistes,  dé  que  di 
todos.  No  aguardo  respuesta,  po 
de  una  manera  ó  de  otra,  tú  s( 
has  de  ser,  á  quien  el  cielo  %ii 
Don  Jorge.* 

Resuello  el  mudable  está: 
cielos,  ¿qué  responderé.* 
¿Persuadirémc  y  creeré 
que  don  Jorge  pagará 
segundas  prendas  de  an)or 


^^^^B 

299      ^Ml 

^^^con  promesas  lisonjeras, 

HSCENA  VIH                             ^^1 

1         si  despreció  las  primeras, 
^^m  de  mas  estima  y  valorr* 

^^^^H 

Sale  Don  Jobo»  como  dt  noche. -l.Mto  durmiendo       ^^^H 

^^H  No;  mejor  es  excusar 

^Hl 

^^B  el  rigor  de  la  justicia 

Jorge. 

Lo  que  desprecié  deseo.                       ^^^H 

^^^de  Dios.  Mas  ¿nn  soy  novicia? 

que  es  niño  amor,  y  apetece                ^^^H 

^^  Segura  puedo  dejar 

hoy  lo  que  ayer  aborrece.                   ^^^H 

r         el  hábito;  ¡qué  cruel 

Ya  tendrá  Pascuala,  creo^                   ^^^H 

^^-   pensamientol  ^Pagará 

el  papel  que  la  escribí:                         ^^^H 

^^m  mi  amor  quien  en  arras  da 

su  amor  puede  asegurarme                 ^^^H 

^^m  de  mi  honor  un  vil  cordel? 

que  debe  ya  de  esperarme.                  ^^^^H 

^H  ^Dirélo  á  mi  madre  Juana? 

A  Lillo  mandé  que  aqui                      ^^^H 

^^1  No,  que  viéndome  dudosa 

me  aguardase;  ¡buena  guarda             ^^^H 

^^V  podrá  ser  que  rigurosa 

tendrá  en  él  mi  pretcnsnín!                  ^^^^| 

^^T  me  castigue  por  liviana. 

Pero  si  mujeres  son                              ^^^^| 

F         Ya  es  de  noche;  ¿qué  he  de  hacer? 

limidas,  .jqué  me  acobarda?                 ^^^^| 

L         Amparadme,  Juana,  vos, 

No  está  la  pared  muy  alta                   ^^^^| 

r          pues,  os  suele  decir  Dios 

para  las  alas  de  amor;                          ^^^H 

L lo  que  ha  de  suceder.  (Vast). 

pero  no,  que  s¡  es  traidor  ^^^^| 
quien  del  Rey  la  casa  asalta,  ^^^H 
¿qué  será  quien  1<4  de  [tios  ^^^H 
quiere  escalar?  Mas  dejemos,              ^^^H 

^B              ESCENA  VII 

alma,  temores  y  extremos,  ^^^H 
porque  no  digan  de  vos  ^^^^| 
que  amáis  poco.  Alio,  cuidados,         ^^^H 

^^H       Sait  oo/a  LiLLfi,  de  niicht. 

subid,  que  no  hay  que  esperar.           ^^^H 

LiLLO. 

{Entre  iueñin  )                                                ^^^^M 

p^"  ¡Par  Dios,  que  me  trae  don  Joruc 

Digo  que  tengo  de  echar                    '^^^H 

r        en  buenos  pasos!  Mas  sun, 

(pues  que  soy  mano)  los  dados;         ^^^H 

los  pasos  de  la  Pasión. 

^^^H 

VA  diablo  temo  que  forje 

Jorge. 

Si  está  dentro                 ^^^^| 

alguna  trampa  en  oue  demos. 
Su  mudable  natural. 

quien  adoro,  ¿en  qué  repara               ^^^^| 

mi  recelo?  Subo.                              ^^^| 

^^   gozada  Mari  Pasqual 

LiLLO. 

^^M 

^^K  y  empalagado,  hizo  extremos. 

JOPGE. 

iQuc  pare!  Pues  ¿qué  hay?                      ^H 

^^[   Dejóla,  metióse  monja, 

LlLLO. 

Encuentro.  ^^^H 

y  agora  la  privación 

JOBGE. 

¿Encuentro?  Luego  ¿otro  amante      ^^^M 

como  si  fuera  eslabón 

la  goza  dentro?  |Ay  de  mil                  ^^^| 

y  el  alma  yesca  de  esponja, 

mataréle      es                                       ^^^| 

tal  fuego  ha  venido  á  dar 

Pasemos,  alma,  adelante                     ^^^| 

que.  loco,  hace  juramento 

que  éstos  son  lodos  encantos:            ^^^H 

que  ha  de  entrar  en  el  convcnln 

¿qué  me  puede  resultar                     ^^^H 

y  otra  \ei  la  ha  de  gozar. 

de  entrar  y  sacalla?                            ^^^H 

Y  á  mi  que  toda  la  (arde 

LtLI.O. 

^^^H 

jugando  he  estado  y  bebiendo. 

JOHGE. 

¿Qué  será  esto,  cielos  santos?            ^^^H 

y  quisiera  estar  durmiendo, 

¿Quién  mí  daño  pronostica?               ^^^H 

me  manda  que  aqui  le  aguarde. 

¿Aüar  me  ha  de  suceder?                    ^^^H 

He  cargado  delantero, 

JHechizos  deben  de  ser                         ^^^H 

que  soy  devoto  de  Baco, 

que  aquella  Juana  fabrica                  ^^^| 

y  por  mi  devoción  saco 

por  que  mi  amor  vuelva  alris:           ^^^| 

soplando  el  ánima  á  un  cuero. 

pues  en  vano  será.                               ^^^H 

Dos  mil  candiles  y  luces 

LtLLO. 

^^^H 

me  representan  en  vano. 

JOUGE. 

¿Qué  quieres,  voz?                          ^^^| 

y  como  soy  buen  cristiano 

LlULO. 

Salle                    ^^^H 

con  los  pies  hago  mil  cruces. 

Jorge. 

No  quiero.                                        ^^^H 

Pienso  que  doy  al  través 

LtLlO. 

Pues  perderás.                  ^^^H 

tropezando,  y  por  más  mengua 

JiORGE. 

¿Qué  hay  que  temer?                       ^^^1 

pronunciando  erres  la  lengua. 

LlLLO. 

Mala  suene.     ^^^| 

escriben  equis  los  pies. 

Jorge. 

Hechizos  son,  pero  en  vano:             ^^^| 

.Sentado  podré  aguardalle. 

^^^H 

^•Bostecitos?  brindis  son. 

LlLLO. 

Espera,  echa  otra  mano.          ^^^| 

al  sueño;  haré  la  razón 

JORGF. 

Que  eche  á  otra  mano  me  advierte;  ^^^H 

1         aunque  me  duerma  en  la  calle; 

luego  ¿no  voy  bien  por  ésta?                   ^H 

que  quien  de  Baco  es  amigo 

LlLLO. 

No,  vuelve  otra  vez  á  echar                     ^H 

y  á  tragos  sus  pechos  mama, 

el  dado.                                                       ^H 

jamás  dormirá  sin  cama, 

Jof>r,E. 

Que  vuelva  á  amar                        ^H 

que  siempre  la  trae  consigo. 

otra  mujer  me  amonesta,                       ^H 

3oo 

No  sé,  por  el  ciclo  eterno, 
lo  que  haga. 
I-II.LO,  Ya  has  perdido. 

JoKiJE.  ¿Qúé'f 

i  ii.i.o.  El  alma  paso. 

ionr.E.  Sentido: 

,;adónde  vaisr* 

Lii.LO.  Al  infierno; 

paso. 

JoMCiK.  Déjame  gozar 

á  Pascuala,  y  venga  luego 
los  que  en  el  eterno  fuego 
se  abrasan. 

Lru.o.  Siete  y  llevar. 

JouLfi.       Lulo  es,  por  Dios,  que.  dormido, 
mi  amor  ha  puchito  en  cuidado, 
pues  todo  lo  que  ha  soñado 
de  mi  mal  presagio  ha  sido. 
Aumeniado  ha  mi  temor 
por  lo  que  durmiendo  acierta. 
¡Borracho,  loco,  despierta! 

(Dale  de  caces.) 

LiLLo,       Barato  fuera,  señor. 

[Leiiániase.) 
Como  has  venido  tan  tarde, 
que  par  Dios,  que  me  dormí. 

JoRGR.       ¡Buena  ayuda  tengo  en  li! 
Vuélvete  á  casa,  cobarde, 
y  haz  que  ven({a  alguna  gente 
por  si  tuere  menester. 

LtLLO.       ¿Quieres  subir.'* 

loRf.E.  ¿Qué  he  de  hacer? 

LiLLo.  Ya  yo  sé  que  eres  valiente; 
mas  una  escala  no  es  nada 
á  estos  tiempos. 

JoHOE.  Vuelve  aquí 

con  la  escala. 

l-iLLo.  Harélo  asi. 'V^a"  ) 

• 

ESCENA  IX 

t>oN  JoKr.B,  Mato. 

Las  monjas  que  con  Pascuala 
están  no  pondrán  en  duda 
mis  violentos  pareceres, 
que  huirán  como  mujeres 
viendo  una  espada  desnuda. 
Mal  haf^o;  pero  al  ñn  sigo 
mi  inclinación;  della  espero 
mi  contento.-  subir  quiero. 
Amor:  venid  en  mi  ayuda. 


ESCENA  X 

Al  quertr  ]/:ubir,  st  apaitct  la  Samta  arriba  de  rodi- 
llas, y  li  su  i'Ot  ie  relira  y  titr«mice»t ,  U>Heri>so 
dt  lo  I/u*  dice. 

Santa. 

Don  Jorge:  ¿dónde  vas?  ¿qué  es  lo  que  inienla 

tu  juventud'liviana? 

Ten  cuenta  que  mañana  has  á¿  dar  cuenta 

¿   ninc     cpvprn    tiii>7     V  niiA  inañana 


á  Dios,  severo  Juez,  y  que  mañana 
te  espera,  cuando  iodos  te  hacen  carg 
larga  cuenta  que  dar  de  tiempo  largo 


go. 
{DesapartCf  ' 


■1 


i 


— SEGUNDA  PARTR 

ESCENA   XI 

1>0N  JOhG8,SO/o. 

¿Larga  cuenta  que  dar  de  tiempo  lari 

¿Y  hasta  mañana  vivo? 

-Tan  corto  el  plazo,  tan  probado  el  cargí 

¿Tan  poco  el  gasto  de  tan  gran  recibo, 

V  que  me  aguarde,  cuando  más  vicioso, 

termino  breve,  tránsito  forzoso? 

Alma:  ¿sois  de  diamante?,  ¿sois  de  piedrí? 

Si  es  la  muerte  el  gusano 

de  Jonás,  que  la  vida  como  hiedra 

derribas,  ¿qué  esperáis,  intento  vano, 

si  mañana  he  de  ver  á  lo  más  largo 

lerribíe  tribunal,  juicio  amargo? 

Perdiendo  la  ocasión,  perdi  la  vida 

en  la  torpeza  y  vicio. 

¿Qué  espera,  pues,  un  alma  tan  perdida? 

Sin  juicio  viví,  pue»  el  juicio 

no  temí,  que  es  por  ser  tan  rigurosa 

aun  á  los  mismos  santos  espantoso. 

Todos  son  contra  mi,  todo  me  culpa 

no  tengo  cosa  buena 

que  poder  alegar  en  mi  disculpa, 

ni  valeaqui  el  favor  contra  la  pena, 

porque  es  en  tribunal  tan  espantoso 

recto  el  Juez,  y  entonces  riguroso. 

Pues,  alma,  demos  vuelta;  si  hasta  agora 

de  vicios  sois  trasumpto, 

que  Dios  perdona  al  pecador  que  llora; 

no  perdáis  punto,  porque  en  solo  un  punto 

ganaréis  si  lloráis  contrito  y  tierno, 

punto  en  que  va  á  gozar  de  Dios  eterno. 

Por  un  «pequé»  perdona  de  improviso 

Dios  al  salmista  hebreo; 

á  Dimas  da  un  ntumento  el  Paraíso; 

por  cambio,  el  cielo,  en  cambio  da  á  .Mateo, 

Alma:  en  tu  mano  está,  ó  el  premio  eterno, 

ó  el  penar  para  siempre  en  el  infierno. 


ESCENA  XJI 

Sale  LiLLo, — Diciio. 

LiLI.O. 

Señor:  ¿subiste  ya?,  ¿salió  Pascuala?' 
S.-is  criados  de  casa  prevenidos 
traigo,  que  es  cada  uno  un  Rodamor 

Don  Jorge. 

lAy,  Lillot  Pues  ¿podrán  esos  seis  hombrei 

defenderme  del  trance  riguroso 

de  un  Dios  que  es  Juez  severo  y  p<xiero%o? 

LiLI.O. 


¿Cómo  es  esto?  ¿Ya  hablas  capuchino? 
¿Qué  has  visto? 

Don  Jorge. 

La  sentencia  de  mi  muene: 
mi  mala  vid.i,  el  libro  dé  Us  cuentas 
que  ha  de  «justar  mañana  Dton  conmigo; 
¡Ay  del  que  espere  dar  cuenta  tan  malal 

LrLLo. 

Que,  en  tin,  ¿ya  no  te  acuerdas  de  Pascuala^ 


1 


ACTO  TERCERO 


)N  JOR'.K. 

;sloy,  yo  sienio  que  me  muero. 

i  quien  os  ha  cual  yo  ofendido 

]ue  por  vos  perdón  alcance, 

uestro  cierno  y  santo  Esposo, 

sus  enemigos  á  su  padre 

la  cruz;  pedílde  que  no  muera 

)lor  perfecto  de  mis  culpas; 

titáis  que  para  siempre  pene, 

titáis  que  mi  alma  se  condene. 

L  ILLO. 

ienes  agora,  mozo  cres; 

te  metió  en  los  cascos  que  te  mueres? 

Don  Johge. 
pagaré  el  común  tríbulo. 

Lii.io. 
tan  malo  si  me  cabe  un  luto. 
!  tienes,  señor? 

»D0N   JOHüt. 
Culpas  sin  suma: 
:ia  de  Dios  es  libro  y  pluma. 

LlLlO. 

s  don  Jorge? 

^L  Don  Jo<<of;. 

^P  Soy  moría!  que  basta. 

^p  LiLI.O. 


nes? 


Don  Jorüe. 


Del  alcance  el  mal  descargo, 
enla  que  dar  de  licriipo  largo.  iVanat.) 

"        ESCENA  XIII 

Salen  la  Samta  y  ¡as  .MoKJAS. 

f..  Madre:  ^que  os  vemos  ya  libre? 

,;que  se  alegra  vuestra  casa 

otra  vez  con  vuestra  vista? 
.•¡Que  por  vuestra  oración  santa 

murió  la  que  os  pcTse¿;uia 

como  un  angelí 
.*  ^'Quicn  no  alaba 

vuestra  virtud,  madre  nuesira? 

Hijas:  demos  muchas  gracias 

á  mi  soberano  Esposo, 

pues  goza  nuesira  Prelada 

de  su  presencia  divina 

en  su  celestial  alcázar, 

y  dadme  los  brazos  todas. 
."Corridas  y  avergonzadas, 

las  que  antes  la  persiguieron, 

la  piden  perdón,      oye  rodiUas  todas.) 
Ilennanas: 

alzad  del  sucio,  abrasadme. 


m        ESCENA  XIV 

Sale  Mahi  pABcrAtA. 

Madre  mía:  pues  alcanza 
iodo  lo  que  a  Dios  le  pide, 


Santa. 


Mari. 


3oi 

duélase  ( i  )  agora  dt-  un  alma 
que  en  el  trance  de  la  muerte 
mvoca  su  ayuda  santa. 
Don  Jorge  se  está  muriendo; 
quiscle  bien,  madre  amada, 
sentiré  que  se  condene 
por  mi,  que  he  sido  la  causa 
de  los  desatinos  suyos. 
Esas  lágrimas  me  agiadan; 
lastima  tengo  á  don  Jorge; 
no  permita  Dios  que  vaya 
al  infierno.  Hermanas  mías: 
lloremos  toda<>,  que  alcanzan 
las  lágrimas  cuanto  pueden, 
Todas  al  coro  se  vayan 
á  rogar  á  Dios  por  él, 
mientras  que  yo,  arrodillada, 
suplico  á  quien  derramó 
por  él  su  sangre  en  el  ara 
de  la  cruz,  que  no  permita 
tanto  mal,  desgracia  latita. 
Vamos,  madres,  que  ya  voy 
con  cierta  fe  y  contianza 
que  don  Jorge  ha  de  salvarse, 
aunque  son  sus  culpas  tantas. 

^  IVanit.) 

ESCENA   XV 
La  Samta  sala 

Hoy  es  viernes  de  la  Cruz 

y  de  la  Semana  Santa 

el  dia  más  misterioso, 

de  más  dolor,  de  más  gracia. 

La  cruz  tiene  á  Dios  clavado, 

que  es  su  tálamo,  su  cama, 

su  cátedra,  su  palenque, 

su  esposa,  su  enamorada. 

En  otra  cruz  quiero  yo 

ponerme,  que.  si  le  agrada 

tamo  la  cruz  á  mi  Esposo, 

¿quién  duda  que  por  su  causa 

me  dará  cuanto  le  p\ds?  {Crucificase.) 

jAy  mi  Dios,  y  quién  pasara 

en  este  madero  santo 

los  tormentos,  penas  y  ansias 

que  pasastes  Vos  por  mi! 

,;Yo  el  pecado,  Vos  la  gracia; 

yo  en  regalos.  Vos  en  ciuz; 

Vos  con  tormentos,  yo  sana? 

¡Ay  Jesús  del  alma  mía! 

Vuestros  dolores  traspasan 

mi  abrasado  corazón, 

mis  encendidas  entrañas. 

|Av  Seráfico  Francisco, 

quién  con  las  insignias  santas 

os  viera  que  el  Serafín 

os  dio  por  joyas  preciadas! 

Vos  que  imitación  de  Cristo 

sois  vos  en  quien  se  retrata, 

vos  en  quien  su  pasión  pinta, 

vos  en  quien  puso  sus  llagas, 

venidme  á  ver  y  lloremos 

los  dos  el  ver  cuál  mallralan 

los  lobos  nuestro  Cordero. 


(■}   «Dúdadc»  CD  el  original. 


3o2 


LA  SANTA  JUANA— SEGUNDA  PARTE 


ESCIENA  XVÍ 

Aparéccse  San  Kkamcisco  en  cru^  con  el  serafín, 
como  se  pinta.— La  Sajtta. 

Fkanc.      Contigo  esioy,  hija  cara. 
Santa.      ¡Oh,  Alférez  de  Dios  humano, 

dosel  donde  están  sus  armas, 

imitación  de  su  vida, 

depósito  de  sus  llagas! 

Desde  aquí  las  reverencio; 

Mayordomo  de  su  casa, 

vos  sois  sus  pies  y  sus  manos, 

su  magnate,  su  privanza. 

Bien  os  están  los  rubíes; 

buen  provecho,  santo,  os  ha^an. 

jOué  envidia  tengo  de  veros. 

SI  envidia  puede  haber  santal 


ESCENA  XVII 
Áparécese  <. kisto  cruci/carfo.— Dichos. 

Chisto.      Mi  ja:  porque  no  la  tengas 
y  porque  no  es  razón  haya 
cosa  que  no  comunique 
con  su  prenda  quien  bien  ama, 
ven  para  que  imprima  en  ti 
las  señales  soberanas 
de  mi  pasión  y  dolores. 

Santa.      Yo,  Majestad  sacrosanta, 
ntj  merezco  tal  merced, 
ni  los  que  os  ven  cara  á  cara 
en  vuestra  divina  corte 
son  dignos  de  merced  tanta, 
cuanto  más  un  vil  gusano 
como  yo,  aún  menos  que  nada. 

Cristo.     Esposa:  yo  gusto  dcslo. 

Santa.      Si  Vos  gustáis,  vuestra  esclava 
soy,  amantisimu  (esposo; 
vuestra  voluntad  >e  haga. 

(  r<i  subirndo  la  Suma  y  Cristo  baidndti 
hasltt  ti  mtiíiu  del  tablado,  v  allt  se  jun- 
tan y  abracan  en  crun  /os  rfó»  ) 

Santa.      ¡Ay  qué doloi.  Jesús  miol 

ique  me  muciu!  Hasta,  hasta, 
que  las  llagas  que  me  dais, 
el  corazón  me  traspasanl 

(Aptirlanst  y  queda  ¡a  Sanii  en  cru<  en 
ti  aire  con  lat  llaf;as.) 

Cristo.     Hasta  mi  Ascensión  gloriosa 

has  de  estar  as!. 
Santa.  |Hay  ta]  paga 

de  amor  y  de  voluntad! 

No  oso  mil  arme  adornada 

con  joyas  de  tanta  estima. 
Fran»..      Hija:  ya  mi  dicha  igualas. 
Santa.      No  hay  con  vos  igual  ninguno, 

Seráfico  l'atriarca. 

Pero,  Esposo  de  mi  vida, 

no  es  día  hoy  de  negar  nada; 

don  Jorge  se  está  acabando, 

no  permitáis  que  su  alma 

se  condene. 
Cristo.  Ya  murió. 

y  por  amor  de  li,  Juana, 

padece  en  el  Purgatorio. 


Santa.      Yo  os  doy  infinitas  gracasTi 
Señor,  por  tantas  mercedes.^ 
Chisto.     Abrázame,  prenda  annada. 
Santa.      ¿Dejáisme? 
(2B1STO.  Contigo  quedo. 

Santa.     Si,  que  siempre  mi  alma  os  i 


ESCENA  XVIII 

Vuelve  C»taTo  á  tía iar.  abraca  á  la  Saktj 
récente  y  ^ueda  la  Saüta  en  et  tire  i 

]Quc  rica  estoy  de  rubietf 
Si  el  avaro  el  oro  guarda, 
joyas,  guardaros  pretendo, 
porque  nadie  os  vea  en  casa. 
Las  cinco  quinas  me  ha  dado, 
sin  ser  yo  rema,  por  armas 
mi  Esposo;  mas  como  es  Rey, 
razón  es  que  yo  las  traiga. 
Voime  á  contemplar  en  V 
mi  manirroto  Monarca, 
que  si  á  mi  me  ven  mis  m 
querrán  decir  que  soy  santa. 


onjli? 


ESCENA  XIX 

Encúbrete,  xalen  algunas  Mokjas  y  Sor  Eva 

EvAUEL.    Hl  Emperador  está 

otra  vez,  madres,  en  casa, 
que  con  venir  de  camino 
quiere  ver  la  madre  Juana, 
y  luego  á  Madrid  partirse. 

I'na.  \'amos,  pues,  madre,  á  avisalU 

y  abrid  las  puertas,  que  al  Cés.>í 
nn  ha  de  haber  puerta  cerrada. 

(Vt 


ESCENA  XX 
Sa/«N  «f  EMrKRAuvM,  jconif/a  ña  míen  la  y 


i 


Carlos.    A  no  atajalle  la  muerte, 
vuestras  injurias  vengara. 

MiNoo.      Pues  es  muerto,  gran  señor, 
no  queremos  más  venganst 
ni  en  premio  de  la  lealtad 
que  siempre  este  pueblo  guarda. 
sino  ser  vuestros, 

Carlos.  Yo  aceto 

tan  liel  y  i'usta  demanda. 
No  tendréis  otro  señor. 

Crcsi'O.     Vivas  más  años  que  sarna 

y  que  ha  que  en  Castilla  viven 
las  coplas  del  perro  de  Alba. 


ESCENA  XXI 

Salen  lat  Monja». —  Dichos 

Monja  i. 'Dadnos,  señor,  esos  pies. 
Carlos.    Alzad;  religiosas  santas. 


ACTO  TERCERO 


3o3 


del  suelo,  alzad  de  la  tierra. 

¿Dónde  está  la  Madre  Juana? 

(Detcübrese  como  estaba  antes.) 
iN)A2.'Hala  concedido  Dios 

la  maravilla  más  alta 

que,  después  de  San  Francisco, 

gozó  criatura  humana. 

En  manos,  pies  y  costado 

impresas  tiene  las  llagas 

de  su  soberano  Esposo, 

en  quien  está  transformada. 

Véisla,  gran  señor,  aqu!. 
RLOs.    ¡Oh,  gloria  de  nuestra  España! 

joh,  pies  y  manos  dichosos! 

mil  veces  quiero  besallas. 

¡Que  haya  mujer  en  el  mundo 


Unos. 

Todos. 

Carlos. 


Uno. 


en  Toledo  y  en  su  Sagra 
que  tanto  de  Dios  alcance! 
De  ternura  se  me  abrasa 
el  corazón,  madres  mías; 
eslimad  tan  grande  santa, 
guardad  tan  preciosa  joya. 
jGran  milagro! 

¡Cosa  extraña! 
Vamos,  que  no  somos  dignos 
de  vista  tan  soberana. 
¡Oh,  portentosa  mujer, 
no  cesen  tus  alabanzas! 
Si  esta  segunda  comedia. 
Senado  ilustre,  os  agrada, 
con  la  tercera  os  prometo 
ñn  de  maravillas  tantas. 


•t 


TERCERA  PARTE  DE  LA  SANTA  JUANA 


ACTO  PRIMERO 


PERSONAS  QUE  HABLAN   EN   EL 


Don  Luis.  (Toledo.) 

César.  (Montemayür.) 

Don  Dieuú,  yiejo.  (Crisióbal.) 

LiLLO.  (San  Payo,) 

CatSTo,  Nuestro  Señor.  (Montemayor.) 

La  Santa.  (María  de  Morales.) 

San  Laurel.  (Amonio  de  Prado.) 


Aldonza.  (La  Srt.  Petronila.) 
Peinado,  pastor.  (Aguado.) 
DO'ÑA  Inés.  (La  Sra.  Anna  .Vlaria.) 
Crespo,  pastor.  (Aguado.) 
MiNGü,  pjsfor.  (S.  Pedro.) 
Berrueco,  ji>d5/or,  (Juan  Ximéaez.) 


En  Toledo,  á  6  de  Agosto  de  1614  años,  por  Fr.  (iabriel  Téüez. 


ESCENA  PRIMERA 

Don  Lvms  y  César,  como  dt  nocht. 

Luis.         ¿Hay  más  de  eso? 

César.  ^-Es  esto  poco, 

don  Luis.  p»ra  obligaros 
á  la  razón  que  os  provoco? 
^No  basta  para  apartaros 
de  ese  pensamiento  loco 
el  saber  cuan  adelante 
ha  estado  mi  amor  constante 
y  que  fui  favorecido 
poco  menos  que  un  marido 
y  mucho  más  que  un  amanlc.* 
En  UQ  año  que  he  gozado 
el  dulce  entretenimiento 
que  ya  niega  á  mi  cuidado, 
mil  veces  mudé  el  asiento 
desde  la  silla  á  su  estrado, 
y  en  él  dando  á  mis  amores 
esperanzas  en  favores 
de  cintas,  guantes,  cabellos, 
he  alcanzado  otros  por  ellos, 
no  sé  si  diga  mayores. 
Esto  es  cierto;  averigualdo, 
y  si  veis  que  vuelve  atrás 
vuestro  crédito,  deja  Ido. 


Luis.         ^-Tenéis  que  decirme  más? 

César.      Harto  os  he  dicho,  miraldu. 

Luis.         Ya  lo  he  visto,  y  como  es 
el  amoroso  interés 
feria  de  cambios  y  trazas, 
sabéis  mucho  en  sus  trapazas, 
que  sois,  César,  ginovés. 
Y«  sé  que  vuestras  porfías 
por  remediar  vuestros  daños 
inquietan  las  dichas  mías: 
que  son  propios  los  engaños 
en  guerras  y  en  mercancías, 
y  como  es  guerra  el  amor 
y  mercancía  la  mejor 
que  pone  el  gusto  en  su  tiene 
por  quedaros  con  la  hacienda 
dais  hoy  en  enredador. 
Pero  no  habéis  de  tener 
mucha  ganancia  conmigo, 
que  es  necio,  á  mi  parecer, 
quien  fia  de  su  enemigo 
ó  cree  á  su  mercader. 
Duna  Inés  es  principal 
y  discreta,  y  siendo  tal, 
cuando  algún  favor  os  diese 
nu  Itaria  cosa  que  estuviese 
á  su  reputación  mal. 


^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^ 

^" 

^^^^^^^^^1 

^^^^^                                                         ACTO  PRIMEHO 

^^^                                        1 

I^V       y  á  hacella  vos,  en  efeto, 

len  respeto  á  mi  presencia;             i^^^B 

1              de  cuatro  eses  con  que  han  dado 

señor:  tened,  si  os  servís,                ^^^| 

faina  al  amante  discrclu. 

á  mi  vejez  reverencia.                     *^^^| 

la  mejor  habéis  borrado, 

Loco:  sosiégate  ya,                         ^^^H 

que  es  la  ese  del  secreto; 

mira  que  tu  padre  eslá                    ^^^H 

^             y  á  quien  no  sabe  guardalle 
"hace  bien  en  desprecialle 

embotando  á  tu  rigor                    *^^^^1 

los  ñlos.  Señor,  señor,                    ^^^H 

y  echar  de  la  voluntad 

sosegaos.                                          ^^^H 

á  quien,  quizá  sin  verdad, 

Lins. 

Entraos  allá,                    -^^^H 

sus  fallas  echa  en  la  calle. 

padre,  no  deis...                              ^^^H 

isAR.      Kcfrenad  la  lengua  airada. 

DiEOO. 

Tente  inquieto.       ^^^B 

que  en  un  caballero  es  mengua 

Luis. 

Si  os  pierdo  el  respeto.                   ^^^1 

ci  notenella  enfrenada, 

Djküo. 

^^^H 

y  contra  una  libre  lengua 

mi  amor  tu  enojo  indiscreto.          ^^^H 

suele  ser  lengua  la  espada; 

Luís. 

■  .   .            ^H 

que  no  sin  causa  parece 

Diego. 

No  pierdas  tu  la  vida               ^^^H 

lengua  el  acero  que  ofrece 

y  piérdeme  á  mi  el  respeto;             ^^^H 

venganza  que  á  la  honra  sigue. 

y  vos,  señor  caballero,                   ^^^H 

porque  una  lengua  castigue 

templad  el  airado  acero.                  ^^^H 

lo  que  otra  lengua  merece. 

si  á  esto  un  viejo  padre  os  mueve  ^^^H 

Y  si  el  término  os  provoca 

en  esta  agua,  en  esta  nieve.             ^^^H 

de  mi  trato  cortesano. 

1,1' IS. 

Ya  yo  os  adverti  primero                .^^^H 

responded  por  lo  que  os  loca 

que  no  hace  el  valor  alarde            ^^^H 

con  la  lengua  de  la  mano 

cuando  riñe  donde  acuda                ^^^H 

y  dejad  la  de  la  boca. 

gente  que  su  vida  guarde,              ^^^H 

Yo  ha  un  año  que  á  doña  Inés 

y  que  siempre  pide  ayuda               ^^^H 

pretendo  y  sirvo  y  después, 

de  aquesa  suerte  el  cobarde;            ^^^H 

puede  ser  que  por  venganza 

ya  veis  de  eso  prueba  llana;            ^^^H 

de  celos  ó  de  mudanza. 

yo  os  avisaré  mañana                     ^^^H 

auces  mujer,  y  ella  lo  es, 
dicen  que  da  en  admitiros 
y  en  olvidarse  de  mi; 

donde,  sin  impedimento.                ^^^H 

veamos.                                     ^^^H 

Césah. 

Soy  contenió.             ^^^H 

yo  he  venido  á  persuadiros 

Diego. 

De  su  mocedad  liviana                    ^^^H 

con  término  honrado  aquí. 

algún  mal  suceso  espero.               ^^^H 

mas  pues  no  basto  á  advertiros 

Li;is. 

¡Oh,  qué  importuna  vejez!               ^^^H 

cosas  que  pusieran  tasa 

OtEGO. 

Ten  me  respeto.                                 ^^^H 

en  el  amor  que  os  abrasa, 

Luis. 

No  quiero.  (Va5«.)  ^^^M 

Á  ser  más  considerado. 

^^^H 

hoy  vengo  determinado 

^^^H 

á  que  no  entréis  en  su  casa. 

ESCENA  Mí                         ^^m 

.Mi  resolución  es  ésta, 

• 

^^^^^H 

la  vuestra  haced  manifiesta 

nicHos,  mtnoí  han  Luis.                      "^^^^1 

luego,  que  de  no  lo  hacer, 

UiEiiO. 

jQuiera  Dios  que  alguna  vez           ^^^H 

la  espada  sola  ha  de  ser 

no  lo  papúes!  Caballero:  ^^^| 
no  os  vais,  esperad  un  poco.           ^^^| 

quien  me  ha  de  dar  la  respuesta. 

ts.         A  estar  en  otro  lugar 
í             y  no  en  la  calle  y  la  puerta 

si  con  ruegos  os  provoco.              ^^^H 

CÉSAR. 

Ya  yo  os  espero  admirado              ^^^H 

de  mi  casa,  sin  hablar. 

de  queá  padre  tan  honrado           '^^^| 

respuesta  os  diera  tan  cierta 

desprecie  un  hijo.                            ^^^ñ 

como  lo  es  vuestro  pesar; 

Diego, 

Es  un                 ^^^H 

pero  en  otro  más  capaz 

CÉSAR. 

Quien  tan  poca  reverencia              ^^^H 

á  vuestro  amor  pertinaz 

tiene  á  su  padre  no  hay  duda         ^^^H 

responderé  por  borralle, 

que  morirá  en  ia  pendencia             ^^^H 

que  es  el  reñir  en  la  calle 

mañana,  pues  en  mi  ayuda              ^^^H 

llamar  á  quien  ponga  paz. 

ha  de  ser  su  inobediencia.                 ^^^H 

ISAR.       Yo  no  lengo  sufrimiento 

¿Qué  es,  señor,  lo  que  mandáis?     ^^^| 

[             para  tanta  dilación, 

Diego. 

Que  la  causa  me  digáis                     ^^^H 

1             y  así,  aqui  vengarme  i.ilcnto. 
is.        Castigara  mi  razón 

de  este  enojo.  ¿Es  por  el  juego.''       ^^^| 

CÉSAR. 

Todo  es  uno,  juego  v  fuego,           ^^H 

vuestro  mucho  atrevimiento.  C*»**") 

si  una  Ifitra  les  mudáis;  ^^^| 
fuego  es  amor,  y  amor  es  ^^^H 
iicasión  de  esta  pendencia.  ^^^H 
Yo  quiero  á  una  doña  Inés.            ^^^H 

ESCENA  II 

Sale  Dos  Diego,  i'i>;o.— Dir.rios. 

tan  bella,  que  en  su  presencia         ^^^| 

ItGO.      ¿Qué  es  eslo.> ¿Agota  pendencia, 
í             y  en  la  calle.^  Don  Luis: 

"    COMEDIAS  DE  TfPSO  DE  MOLINA. —TOMO   11 

el  sol  se  postra  á  sus  pies;                ^^^| 

lan  rica,  que  su  caudal                    ^^^M 

es  á  su  belleíca  igual;                      ^^^H 

ao      ^^H 

3Qt) 


LA  SANTA  JL'ANA — TERCERA  l'ARTE 


isno. 
FDiEoo. 


^CÉSAP. 

Diego. 

CÉSAR. 


DlEOO. 


tan  noble,  como  notable 
en  hacienda,  y  tan  mudable, 
cumo  bella  y  principal; 
un  año  ha  que  la  he  servido 
dando  el  fuego  que  me  abrasa 
tantas  muestras,  que  he  tenido 
en  su  calle  y  en  su  casa 
parabienes  ae  maridu; 
porque,  aunque  es  tal  doña  Inés, 
¡a  corle  sabe  quién  es 
mi  linaje  y  la  nobleza 
que  se  iguala  á  mi  riqueza. 
jNo  sois  César,  ginovés? 
Para  serviros. 

La  fama 
que  en  Madrid  todos  os  dan 
tanto  os  celebra,  que  os  llama 
rico,  discreto,  galán, 
y  digno  que  cualquier  dama 
de  vuestro  amor  sea  testigo. 
Hacéisme  merced. 

No  digo 
sino  sólo  lo  que  sé. 
Estos  favores  goce 
un  año;  pero,  en  castigo 
de  lo  que  nunca  he  pecado, 
mudóse  por  persuadirme 
la  variedad  de  su  estado; 
mas,  mujer  y  un  año  firme, 
¿k  quién  no  diera  cuidado? 
Supe  que  quien  eclipsaba 
la  luz  que  mi  amor  gozaba 
era  don  Luis:  pedile 
me  escuchase,  persuadilc 
cuan  mal  á  su  honor  estaba 
su  pretensión  amorosa, 
porque  amar  á  doña  Inés 
y  no  amalla  para  esposa 
no  es  posible,  y  esotro  es 
empresa  más  peligrosa. 
Fue  la  respuesta,  en  efeto, 
no  con  el  justo  respeto 
y  valor  que  merecía 
mi  término  y  cortesía, 
mas  no  hay  enojo  discreto; 
obligóme  á  dcsafialle, 
no  reparando  en  que  estaba 
á  su  mesma  puerta  y  calle; 
llegastcs,  y  aunque  bastaba 
vuestra  vista  á  sosegalle, 
hizo  su  cólera  prueba 
de  la  inobediencia  nueva 
con  que  ciego  os  respondió, 
y  quien  á  vos  se  atrevió, 
jqué  mucho  que  i  mi  se  atreva? 
Este  es,  señor,  el  suceso 
y  ocasión  de  esta  pendencia. 
Luis  es  mozo  y  travieso; 
y  de  su  poca  experiencia 
se  arguye  su  poco  seso; 
y  pues  en  vos  resplandece 
lo  uno  y  otro,  si  merece 
obligaros  mi  vejez, 
tened  á  raya  esta  vez 
la  furia  que  os  embravece, 
que  yo  haré  que  don  Luis 
no  hable  con  esa  dama 


por  quien  con  é\  competís. 

CÉSAR.       .Mal  reprimiréis  su  llama, 
pues  que  tan  mal  reprimís 
la  libertad  con  que  os  trata. 

DiEi-.o.       No  impona,  que  amor  dilata 
las  leves  entre  h'jo  y  padre, 
Y  en  su  rostro  el  de  su  madre, 

t'  ue  esié  en  el  cielo,  retrata, 
s  mi  único  heredero, 
y  aunque  me  pierde  el  decoro, 
no  os  espante  si  le  quiero, 
que  en  su  juventud  de  oro 
dora  mi  vejez  su  acero. 
Si  esta  razón  es  bastante 
no  ha  de  pasar  adelante, 
César,  aquesta  quistión. 

CÉSAR.      Como  la  reputación, 

que  á  un  hombre  es  tan  impor 
no  pierda  en  mi  su  valor, 
y  él  deje  su  intento,  dijio 
que,  por  serviros,  señor, 
desde  hoy  en  nombre  de  amigl 
trueco  el  de  competidor, 

DiEoo.      Dadme  esos  bra/os  por  él, 
y  de  este  eno|o  cruel, 
una  amistad  nazca  nueva. 

CÉSAB.       Y  el  alma  en  ellos,  en  prueba 
de  que  soy  su  amigo  fiel 
y  hijo  vuestro,  si  por  vos 
deja  aquesta  competencia. 

Diego.      No  la  tendréis  más  los  dos. 

CÉSAH.       Yo  lio  en  vuestra  prudencia. 

DiEoo.       Bien  podéis. 

t^^ÉSAH.  Adiós. 

DtEüo.  Adiós. 

{\ra$t 


ii  S  C  t:  N  A    í  V 


UoN  DtEOO  solo. 


Si  la  imagen  al  espejo 
causa  amor  tan  excelente, 
como  á  la  experiencia  dejo, 
siendo  sólo  un  accidente 
que  pinta  el  cristal  rcttcju, 
¿qué  mucho  llegue  á  querer 
un  padre  á  un  hijo  en  quteo  v 
pueda,  no  como  en  cristal, 
su  retrato  accidental, 
sino  su  sustancia  y  ser? 
No  tengo  más  de  este  hi|o 
y  si  la  vejez  desea 
hacer  que  en  tiempo  prolijo 
su  memoria  eterna  sea, 
y,  como  Séneca  dijo: 
«por  eso  el  viejo  ediñca 
para  que  en  lo  que  fabrica 
viva  su  memoria  quede,» 
¡con  cuánta  más  razón  puede 
si  en  hijos  su  amor  aplica 
eternizar  su  blasón 
sin  que  el  olvido  le  ullmie^ 
pues  solos  los  hijos  son 
para  gloria  de  un  linaje 
su  eterna  conservación! 


^^^^B                                                                   PKIMEBO                                                               3U7         ^M 

W            Mil  travesuras  Cünsicnlo 

mi  muerte  con  las  segundas,           ^^^| 

■             ¿  don  Luis,  y  aunque  siento 

que  darme  la  muerte  ordenas.        ^^^^| 
Como  sin  madre  quedaste               ^^^^| 

P             que  lo  hago  mal.  el  amor 

1             de  las  manos  de  el  rigor 

en  edad  tierna  y  temprana,             ^^^^| 

1             quita  el  castigo  violento. 

casi  en  brazos  te  enaste,                ^^^^| 

Luis,  de  la  Santa  Juana,                 ^^^H 

en  quien  mejor  madre  hallaste.      ^^^H 

^V                 ESCENA    V 

No  le  espantes  si  me  espanta,         ^^^^| 

hijo,  quede  virtud  tanta                 ^^^^| 

I               Salen  Lillu  y  Dos  Luis  — 'Dicao. 

sacases  tan  poco  seso                       ^^^^| 

y  salieses  tan  travieso                      ^^^^| 

ILLO.       No  estuviera  yo  delante 

de  los  brazos  de  una  santa;             ^^^H 

n              y  de  carrillo  á  carrillo 

aunque  de  esta  justa  queja             ^^^^| 

1              llevara  un  pasa  volante 

tu  contraria  inclinación                 ^^^^| 

'              con  que  diera  al  diablo  á  Lillo 

desengañado  me  deja,                     ^^^^| 

y  olvidara  el  ser  amante. 

que  no  es  oveja  et  león                   ^^^H 

vn.         ¿K res  valiente.'* 

por  dalle  leche  una  oveja.               ^^^H 

iLLO.                              ^Eso  dices? 

I£n  cuantas  cartas  me  escribe         ^^^^| 

¿No  he  hecho  yo  por  que  autorices 

esta  santa  me  apercibe                     ^^^^| 

mis  lacayas  maravillas 

el  riesgo  y  peligro  en  que  anda        ^^^H 

qu?,  como  hay  adobasillas, 

quien  como  tú  se  desmanda            ^^^H 

hay  aquí  adoba  narices? 

y  tan  sin  prudencia  vive.                 ^^^^| 

.¡Qué  cara  no  he  sobreescriio 

Dice  que  no  te  consienta                 ^^^^| 

cual  si  fuera  sambenito, 

tanta  libertad,  que  impida              ^^^H 

donde  quien  vello  desea 

con  tus  locuras  mi  afrenta,            ^^^H 

1              en  sus  puntadas  no  lea 

y  lema  el  dar  de  lu  vida                 ^^^H 

¡              Lillo  me  Jecil  escrito? 

á  Dios  rigorosa  cuenta;                   ^^^H 

,'              Vive  Dios,  si  el  pinuvós 

mas  mi  paterna  añción                   ^^^^| 

1              delante  de  mi  te  hablara 

rompe  por  todo,  razón                   ^^^^| 

fe             que  de  un  lajo  ú  de  un  revés 

es  que  de  tu  vida  loca                    ^^^H 

■             la  cabeza  le  enviara 

le                                                    ^^^H 

rodando  hasta  doña  Inés. 

Lurs.                       Otra  vez  toca                   ^^^H 

l'is-         ¡Hay  fanfarrón! 

con  tiempo,  padre,  á  sermón,         ^^^^| 

lLt>o.                                 No  profeso 

y  predica  algo  más  corto;               ^^^^M 

menos  que  hazañas... 

¡quizá  me  convertirás!                     ^^^^| 

leco.                                         ííQué  es  eso. 

Diego.      Cuando  con  amor  te  exhorto         ^^^H 

l.uis?  adonde  vos  tan  larde? 

¿esa  respuesta  me  das?                   ^^^H 

cis.         Vüv  á  buscar  un  cobarde. 

¿Tan  poco,  Luis,  te  importo           ^^^H 

iiEGO.      Si  fueras  á  buscar  seso 

que  verme  muerto  deseas?              ^^^^| 

no  hicieras  mal.  ¿Qué  locuras 

Ruego  al  Cielo  que  lo  veas              ^^^^M 

son  estasque,  á  mi  pesar. 

presto,  pues  te  canso  tanto.            ^^^H 

y  po'  matarme  procuras? 

Luís.         ¡No  faltaba  más  de  un  llanto         ^^^H 

¿Qué  es  esto?  ¿en  qué  han  de  parar, 
Luis,  tantas  travesuras? 

^^^H 

Lii.Lo.                 Señor:  no  seas                      ^^^H 

¿Por  qué  usas  mal  de  mi  amor? 

desa  condición;  ya  ves                    ^^^^| 

¿Por  qué  malofíras  la  tlor 

que  le  enojas  si  replicas;                 ^^^H 

de  tu  edad  desbaratada 

llega  y  bésale  los  pies.                     ^^^H 

para  que,  en  agraz  corlada. 

Lt;is.         Pues  ¿también  tú  me  predicas?       ^^^H 

me  des  vejez  Cf>n  dolor? 

DiEüo.       ¿Quién  es  esta  doña  Inés                  ^^^H 

Trújele  de  Torrejón, 

que  de  nuevo  te  enloquece,              ^^^H 

donde  naciste,  y  mi  hacienda 

y  con  pendencias  te  ofrece              ^^^H 

le  ha  dado  su  posesión 

la                                                        ^^^H 

■             por  verte  correr  sin  rienda 

Li.-is.                           ¿Quién  ha  de  ser?           ^^^H 

■             iras  una  loca  afición 

¿Querer  bien  á  una  mujer                    ^^H 

i             d«  una  villana,  instrumento 

milagro?                                       ^^^H 

r              de  mi  deshonra  y  tormento. 

Diego.                         Bien  parece,                 ^^^H 

¡L             pues  de  suerte  te  ha  cegado 

que  eres  mozo.                               ^^^H 

1             que  me  dicen  que  la  has  dadü 

Lt'is.                                   Y  tú  eres  viejo.       ^^^H 

■             palabra  de  casamiento. 
r             Este  peligro  evidenie 

¿Parécete  míil  consejo                     ^^^H 

si  me  casa  mi  ventura                      ^^^H 

B              remedie,  que  lu  muerte  era. 

con  la  hacienda  y  la  hermosura     ^^^H 

r              porque  en  Torrejón  su  gente 

di'  una  mujer  que  es  espejo            ^^^^| 

L              ni  libertades  espera 

de  loda  la  corte?  Acaba.                  ^^^H 

■             ni  atrevimientos  consiente. 

Diego.       En  mujer  empleas  tu  gusto            ^^^H 

I             Trújete  á  Madrid,  y  apenas 

de  quien  otro  hombre  se  alaba        ^^^H 

•             limpié  á  mis  primeras  penas 

más  de  lo  que  fuera  justo;              ^^^^ñ 

L             el  llanto,  cuando  ya  fundas 

ya  esto  sólo  te  faltaba.                   ^^^^M 

^^3o8 

LA.  SANTA  JUANA  — 

-1'EnCtRA  PAHTE                                       ^^^H 

■       Luis. 

Céí»ar  esa  fama  ha  echado 

fuera,  según  lo  que  vco«           ^^M 

^_ 

por  verse  mcnoíípreciado. 

no  ejecutar  su  deseo                  ^H 

que  doña  Inés  no  es  mujer 

ni  recebiros  ansí.                              ' 

^^^K 

que  le  había  de  aborrecer. 

Lillo, 

¿Qué  [he]  hecho  yo,  pobre  de  aur. 

^^^^K 

habiéndole  una  vez  dado 

Diego. 

Que  sois  mucha  parte  creo        MM 

^^^V 

prendas  ¡licitas. 

en  todas  las  travesuras              ^^M 

DiEüO. 

Muda 

de  Luis.                                      ^H 

de  parecer  y  afición. 

Lillo. 

¿Soy  yo  su  ayo             ^H 

pues  mi  experiencia  ic  ayuda, 

que  á  mi  culparme  procuras?    ^H 

don  Luis,  que  no  es  razón 

¿Soy  más  de  un  pobre  lacayo?^H 

casarte  tú  en  esa  duda. 

¿Puédole  yo  en  sus  locuras      ^H 

La  honra  es  luz  de  la  vida 

irá  la  mano?                           ^H 

que  hace  la  fama  lucida; 

Diego. 

Los  dos               ^H 

mas  con  tal  nesgo  se  trata, 

US  entendéis.                            ^H 

que  un  soplo  sólo  la  mala 

LiLLO. 

¡Plegué  á  Dios...1^H 

si  no  está  bien  encendida. 

DiEOO. 

Basta.  De  las  mocedades             ^H 

César  á  probar  se  obliga 

de  don  Jorge  y  libertades             ^| 

lo  que  no  es  bien  que  yo  crea; 

os  echan  la  culpa  á  vos:               ^M 

pero,  para  que  se  sif;a  ' 

ya  sabéis  que  esto  es  verdad.     ^H 

lu  afrenta,  cuando  no  sea, 

LilIjO. 

¡Si  en  amos  soy  desdichado!      ^H 

basta,  Luis,  que  se  diga. 

Diego. 

De  la  poca  voluntad                  ^H 

tsta  vez  tu  afición  ciega. 

que  en  Cubas  os  han  cobrado         ^ 

. 

pues  tu  padre  te  lo  ruega. 

•  vuestros  milagros  sacad.                  | 

^^^L 

hijo,  tienes  íjue  dejar. 

Ljllo. 

Mal  me  quieren  sin  razón;         ^M 

^^^^1 

Damas  hay  a  quien  amar; 

mas  como  villanos  son,              ^M 

^^^H 

sirve,  ronda,  gasta,  juega 

dicen  que  cuando  cazaba            ^| 

^^^B 

y  desperdicia  mi  hacienda, 

don  Jorge  gangas,  andaba           ^| 

^^^^B 

como  no  arriesgues  la  vida, 

tras  ellas  yo  como  hurón;           ^M 

^^^^B 

que  corre  á  morir  sii^  rienda. 
César  me  tiene  ofrecida 

y  alguna  causa  han  tenido,         ^M 

^^^^^> 

que  no  me  quiero  hacer  santo;  ^H 

^^^Pp 

su  amistad  como  no  ofenda 

mas  después  de  convertido        ^H 

^^^V^ 

tu  amor  el  suyo:  por  mi 

V  muerto  don  Jorge,  es  tanto     ^^ 

^^^P 

¿no  harás  esto? 

lo  que  estoy  arrepentido. 

^^^■LlLLO. 

Di  que  sí, 

que,  á  no  importar  encubrillo    ^ 

^^H 

y  después  nunca  lo  hagas. 

y  ser  soberbia  el  decillo,             ^M 

^^KOlEOú. 

¡Qué  mal,  Luis,  mí  amor  pagas! 

pienso,  señor,  que  algún  día       ^M 

^^KLuis. 

Digo,  señor,  que  por  li 

verás  en  la  letanía                       H 

^^^v 

ni  á  Doña  Inés  veré  más 

y  calendario  un  san  Lillo.         ^H 

K 

ni  con  César  reñiré. 

Diego. 

Pagóme  muy  poco  yo               ^H 

V        Diego. 

Júralo. 

de  gracias;  si  no  pensáis      ^^^^ñ 

M         LiMs. 

En  pesado  das. 

mudar  de  vida,  cesó           -^^^^H 

H         Diego. 

Jura,  acaba. 

el  salario  que  ganáis           ^^^^H 

R        Luis. 

En  buena  fe. 

en  mí  casa.                          ^^^H 

B         Diego. 

¿Ahora  escrupuloso  esiás? 

Lillo. 

Aqueso  oo;             V 

H         Luis. 

¿No  juré?  Déjame,  pues. 

lodo  lo  dicho,  señor,                   ^M 

K             DiECiO. 

Dios  te  libre  de  ocasiones. 

ha  sido  burlas;  mi  humor          ^M 

^fa^i 

¿Donde  vas,  que  la  una  es? 

sabes,  yo  prometo  al  cielo          " 

^^HLuis. 

A  jugar  unos  doblones. 

ser  desde  hoy  un  san  Ciruelo.         i 

■^ 

(Ap.i  A  ver  voy  á  doña  Inés.     (Vase) 

Diego. 

Si  no  ofendiera  al  amor 

que  tengo  á  Luis,  de  casa                j 

os  echara.                                  ^^ 

^^^Hp 

ESCENA  VI 

Lillo. 

No  ha  de  ser              ^H 

^m^ 

Dichos,  menos  Don  Luis. 

Diego. 

tu  favor  con  tanta  tasa.  ^^ 
Que  vais  luego  he  menester 

^^"    DlBCO. 

Quedaos,  Lillo,  vos. 

á  Cubas.                                       J 

F       Lillo. 

¿Quién,  yo? 

Lillo, 

Señor:  repasa                ^M 

■         Diego. 

Vos,  pues. 

por  lu  memoria  que  estoy          ^M 

I         Litio. 

¿No  he  de  ir  con  él? 

tan  mal  quisto,  que  si  voy          ^M 

K        Diego. 

.No. 

me  tienen  de  mantear               ^H 

K             LiLLO. 

Alio,  pues,  quedóme  aquí. 

lodos  los  de  aquel  logar.         ^H 

^^^  Diego. 

lín  mi  casa  os  rcccbl 

DiBOO. 

Importa  que  llevéis  hoy,          ^H 

desde  el  día  que  murió 

Lillo,  á  la  beata  Juana             ^^M 

^^^P 

don  Jorge,  vuestro  señor; 

un  regalo  y  un  papel.  ^^H 
Iré,  aunque  de  mala  gana.        ^H 

^^^^É 

y  aunque  sin  mi  gusto  fué. 

Lillo. 

^^^H 

como  os  licne  Luis  amor. 

Mi  sentencia  llevo  en  ¿1.            ^H 

^^^B 

mi  propio  gusio  iroqué 

¡Oh,  qué  bellaca  mañana,  ^H 
Lillo,  esperáis,  si  no  huís         ^^H 

1 

por  el  suyo;  aunque  mejor 

^ . 

IIBOO. 


k 


LiLLU. 

Diego. 

LitLO. 


y  á  costillas  prevenís 
las  trancas  que  considero! 
De  la  santa  Juana  espero 
el  remedio  de  Luis, 

3ue,  si  cuanto  pide  alcanza 
e  Dios,  en  quien  su  esperanza 
pone,  teniendo  afición 
á  Luis,  de  su  oración 
se  ha  de  seguir  su  mudanza. 
La  carta  á  cscrebille  voy. 
¡Oh,  cuberos  enemigos! 
temblando  de  aquí  os  estoy. 
Gran  cosa  es  tener  amigos 
con  Dios.  (Vasc) 

Afufólas  hoy.  (Vase.) 


Cristo. 


ESCENA  VII 

Tocan  chirimías.— Arriba  ae  aparece  Cbisto  c»n   una 
tunicela  encarnada,  como  resucitadit^    y  ¡a  Santa 
K       ív*KA  junto  d  él.  Mütica 

■  Cris 


Ya  llegó  de  mi  Asención 
el  día  por  tí  esperado; 
ya  las  llagas  te  he  quitado 
de  mi  sagrada  pasión. 
Si  por  tu  importunación, 
esposa  cara,  no  fuera, 
de  por  vida  le  las  diera; 
mas  no  las  quieres,  y  ansi 
quiero  voivellas  á  mí. 
que  soy  su  divina  esfera. 
Santa.      Eterno  Esposo:  no  están 
en  mí  con  vuestra  licencia 
con  la  debida  decencia 
que  á  su  inmenso  valor  dan. 
Francisco,  que  es  capitán 
de  vuestra  ijílesia.  ese  sí 

3ue  es  digno  de  el  carmesí 
e  esa  amorosa  librea, 
porque  el  mundo  en  ella  vea 
el  fuego  que  encierra  en  si; 
en  él  sus  joyas  engasta 
justamente  vuestro  amor, 
gue  á  mi  sentir  el  dolor 
de  vuestra  pasión  me  basta. 

Cristo.     Juana  humilde,  esposa  casta, 
aunque  sin  llagas  estás, 
mis  dolores  sentirás 
todos  los  viernes  que  vivas. 

Santa.      .Mercedes  son  excesivas; 

no  hay,  mi  Dios,  que  pedir  más. 

Cristo.     Y  pues  hoy  es  mi  Acensión 
y  al  cielo  glorioso  vuelo, 

auiero  dejarte  en  el  suelo 
e  mi  sagrada  pasión 
las  insignias;  éstas  son. 

{Aparictu  la  cru^  y  sobre  ella  la  coro- 
na at  espinas  y  tres  clavos.) 

Santa.      Todo  el  mundo  os  engrandezca. 
Cristo.     Justo  es  que  te  las  ofrezca: 

,;Quiéreslas? 
Santa.  Dulce  amor,  si. 

Cristo.     No  hallo  fuera  de  mi 

quien  como  tú  las  merezca, 

[fúñetela  cortina  de  espinas  en  ¡acábela. 


Santa. 

Cristo. 


Santa. 


ACTO  PRIMERO  3o^ 

Esta  corona  de  espinas 
sembró  en  mi  cabeza  amor. 
¡Ay  mi  Dios,  que  gran  dolor! 
Mayor  que  el  que  en  ti  imaginas 
sintió  en  mis  sienes  divinas 
mi  cabeza  delicada. 

(Dale  la  crin  '"  la  mano  derecha.) 
Esta  cruz,  esposa  amada, 
te  doy  por  más  noble  prenda. 
Con  tu  divina  encomienda, 
rica  quedaré  y  honrada. 

(Dale  tus  tres  clavos  en   la  mano  H- 
^uierda.) 

Cristo.  Los  tres  clavos,  Juana  cara, 
son  estos  que  á  mis  esclavos 
libraron. 

Santa.  Todos  tres  clavos 

poned,  Señor,  en  mi  cara, 
que  ya  mi  ventura  es  clara, 

fiues  para  que  esté  á  mis  pies 
a  fortuna,  que  al  través 
da  con  lodo,  hacéis  que  pueda, 
mi  Dios,  poner  en  su  rueda, 
en  lugar  de  un  clavo,  tres. 
Para  alivio  de  la  pena 
que  siento  ausente  de  Vos, 
buenas  memorias,  mi  Dios, 
me  dejáis. 

Cristo.  SI,  oue  eres  buena. 

Santa.      Parezco  una  Santa  Elena. 

Cristo.     Darte  sus  insignias  quiero. 

Santa.     ,jVáisos,  Pastor  verdadero? 

Cristo.     Si,  Juana. 

Santa.  ¡A y,  prenda  querida! 

Cristo.     ¡.A  y,  mi  esposa  I 

Santa.  ¡Ay,  mi  vida! 

CíiSTo.     ¡A  y,  mi  oveja! 

Santa.  ¡Ay,  mi  cordero! 


ESCENA  VIII 

Encúbrese  Chisto  y  baja  La  Samta  con  las  insignias, 
y  aguárdala  aba  jti  el  Amíki.,  Tfiquen  chirlmias 


Anoel. 
Santa. 


A  NOEL. 

Santa. 


A  NO  El. 


Santa. 

A  NOEL. 

Santa. 

A  NOEL. 


¡Juana  mía! 

Mi  Ángel  fiel, 
guarda  damas  de  mi  casa, 
fénix  de  amor  que  se  abrasa 
como  salamandra  en  él. 
,;  Contenta  eslásP 

Mi  Laurel, 
,;no  lo  he  de  estar,  si  me  ha  dado 
las  joyas  mi  enamorado 
que  costaron  lo  que  El  vale, 
pues  porque  el  precio  le  iguale 
le  han  costado  su  costado?* 
Pues  porque  puedas  gozar 
el  bien  que  en  ellos  apoyas, 
quiero  ser  tu  guardajoyas; 
en  mi  poder  han  de  estar. 
Pues  vos  las  queréis  guardar 
mi  hacienda  estará  segura. 
Dios  regalarte  procura. 
¿Vaisos,  Ángel? 

Juana,  sí. 


LA  SANTA  JUANA— TERCKHA  PARTE 


Santa.     Vamos,  que  no  estoy  en  mi 

no  viendo  a  Vucsira  Hermosura. 
{Vame.) 

ESCENA  IX 

Sale  Aldonza,  labradora,  con  una  ctíta  dt  ^ar^a- 
mnrat,  unas  marnijos  tit  tribuí  y  poleo  y  otros  d* 
pajuelai,  y  con  tita  Prí^auo,  paitar. 

Aldonza.  Persiguióme  don  Luis 

de  la  suerte  que  le  cuento, 
un  año,  tiempo  bastante 
para  aun  quien  sintiera  menos; 
criámonos  casi  juntos, 
y  empezando  de  pequeño 
el  amor,  dicen,  Peinado, 
que  se  vuelve  en  parentesco. 
Hefrené  mi  inclinación 
por  ver  que  era  caballero 
y  yo  labradora  humilde, 
puesto  que  amor  es  soberbio; 
pero  como  el  resistirse 
diz  que  es  echar  leña  al  fuego, 
abrasábase  don  Luis 
y  amábale  yo  en  extremo. 
Dióme  un  martes  en  la  noche 
palabra  de  casamiento, 
palabras  pagué  en  abrazos; 
mas  fué  en  martes,  ¡mal  agüero! 
Vino  á  saber  á  este  punto 
nuestro  amor  su  padre  viejo, 
y  remedió  con  ausencias 
sus  daños;  ¡caro  remedio! 
Cuairo"  leguas  de  distancia 
mil  en  su  memoria  han  piiesto, 
que  es  niño  amor  y  se  olvida 
con  cualquiera  tierra  en  medio. 
A  una  doña  Inés,  que  vive 
en  esta  casa,  hace  dueño 
del  alma  que  ya  era  mia, 
V  asi  por  mi  hacienda  vuelvo, 
fesla  es  la  causa.  Peinado, 
de  mis  celosos  desvelos, 
que  han  de  costarme  la  vida 
como  me  cuesta  el  sosiego. 
Pf.inado.  Pardiez,  Aldonza,  que  echastes 
vuestro  ciego  amor  á  censo 
en  tan  malas  hipotecas 
que  no  heis  de  cobrar  á  tiempo. 
Es  caballero  don  Luis, 
y  pagan  los  caballeros 
tan  mal  ya  deudas  de  amores 
como  deudas  de  dineros; 
pero,  pues  no  os  ha  gozado, 
¿qué  hay  perdido? 
Aldonza.  K!'  sulhmiemo, 

la  esperanza,  los  sentidos, 
la  vida,  el  alma  y  el  seso. 
A  doña  Inés  haré  creer 
que  es  mi  esposo. 
Peí N Alio.  Mas  ¡qué  presto 

sabe  una  mujer  forjar 
cuairo  docenas  de  enredosl 
Mas  pues  vive  aquí  la  dama 
que  te  quillotra,  entrad  dentro 
y  cobiad  siquiera  en  pajas. 


que  en  Sania  Ouz  ns  espeío. 
Aldonza. Prevénme  entila,  Peinado, 

si  no  le  obligo,  mi  entierro. 
Prinauo.  ¡guédellos  mueren  de  amores, 

y  qué  pucos  vemos  muerio».!  {V»t 


tSCENA  -N 
Don  Luis  y  Doña  Is¿$  /íiT.iíutu 

Ltiis.         Enjugad,  mi  bien,  los  ojos 
sin  ne^arme  la  luz  dellos, 
que,  pues  son  soles,  no  es  bien 
que  lloren  soles  tan  bellos. 
Volvedme  á  mostrar  sus  niñas, 
pues  es  niño  amor,  juguemos, 
que  no  es  bien  que  se  levanten 
cuando  por  ellos  me  pierdo. 
César  miniió,  va  lo  sé, 
que  alabarse  es  argumento 
de  las  mentiras,  que  sabe 
fingir  el  pesar  y  celos. 
¡Ea,  no  haya  más,  amoresl 

iN-fes.         ,;Cúmo,  si  con  vida  veo, 
don  Luis,  á  un  mentiroso 
que  mi  honor  y  fama  ha  muerto? 
^•Joya  es  de  tan  poca  eslima 
la  honra,  que  en  detrimento 
de  su  reputación  noble 
el  icrinino  que  la  ha  puesto 
una  licita  atición 
habla  de  pasar?  ¡Qué  presto 
os  creísteis  don  Luis! 
Poco  amáis  y  poco  os  debo. 

Li'is.         Por  la  luz  de'  aquesos  ojos, 
doña  Inés,  que  no  lo  creo, 
y  que  le  desafie 
sólo  por  ese  respeto, 
y  he  de  malalle  esta  tarde. 
¡Ea,  mi  bien,  acabemos! 
¿Somos  amigos? 

Inks.  No  sé. 

Luis.        ¿Quién  lo  sabe? 

Inés.  Lo  que  os  quiero. 

Luis.        Dadme  aquesa  hermosa  mano, 
honraré  mis  labios- 

{ÁSfunast  ctl  tablado  Alilon/i.) 


I 


Ai.ooNZA.  Bueno: 

porque,  celos,  cierto  veis 
dice  el  mundo  que  sois  ci«gos. 


ESCENA  XI 
SaU  .\t  Don/A.— Hicnoí. 

Aldonza. ¡A y  de  mi!  ¡Y  á  las  pajuelas! 

¿Quieren  trébole  y  poleo, 

pajuelas  y  zarzamoras? 
Inés.         ;Quécsesto? 
Aluonza."  ¿Quieren  polco? 

Inés.         ¿No  hay  zaguán  en  esta  casa 

para  que  pregonéis  eso 

sin  entrar  aquí? 
Aldonza.  ¿Por  qué  entra, 

si  sabe,  en  la  igreja  el  perro? 

Píirque  halla  la  puerta  abierta; 


ACTO  PRIMERO 


3n 


pues  ¿es  mucho  haber  yo  hecho 
lo  que  un  perro  sabe  hacer? 
¿Quieren  Irébole  y  poleo? 
¡Ola!  salios  allá  fuera. 

3NZA.  jOla!  digo  que  no  quiero, 
que  también  sé  yo  olear 
Sin  ser  cura  ni  haber  muertos. 
¿Quien  os  mandó  entrar  aquí? 

3NZA. Naide,  que  no  hay  mandamiento 
de  no  entrarás  en  la  casa 
de  tu  prójimo.  ¿Ah,  mancebo.^ 
todos  estamos  acá. 
jOh  Aldonza!  Pues  ¿qué  leñemos? 

ONZA. ¿Qué  sé  yo?  Pena  de  ver 

que  habíéis  con  Cosianza.  ¡PucrrosI 
á  ella  digo;  ¿no  me  compra 
zarzamoras? 

¡Qué  molestos 
que  son  siempre  estos  villanos! 
Yaosdigoqueno  las  quiero. 

(ONZA.  Pues  compraldas  vos,  buen  hombre, 
que  zarzamoras  os  vendo, 
porque  amor  en  zarzas  mora 
y  ansí  tan  picada  vengo. 
Aldonza:  no  seas  pesada. 
¿Conocéisla? 

Mucho  tiempo 
ha  que  la  vi  en  Torrejón. 

»szA. ¿Mucho  tiempo,  caballero? 

Más  ha  que  murió  mi  agüelo. 
Pero  dejémonos  de  esto 
y  compradme  zarzamoras; 
que  en  mi  tierra  yo  me  acuerdo 
que  andabais  en  busca  dolías, 
y  entre  las  zarzas  y  enredos 
de  promesas  incumplidíís 
y  favores  lisonjeros 
llegasies  á  co^er  una 
que  el  Cornelia  por  lo  menos 
causó  pena  v  costó  gritos. 
Súpoos  bieri  y  amargóos  luego. 
¡Oh,  qué  bachillera  estás! 
Y  vos  sois  un  majadero, 
pues  á  la  Corle  os  venís 
por  zarzamoras,  sabiendo 
que  aqui  no  las  hay  con  Hor 
que  se  les  pierde  en  naciendo; 
y  después  de  desfloradas 
andan  á  la  flor  del  remo  ( i ); 
mas  como  las  zarzamoras 
que  comístes  en  mi  puebro 
la  voluntad  os  mancharon, 
y  vuestro  gusto  cumplieron, 
y  para  quitar  las  manchas 
de  moras  no  hay  tal  remedio 
como  buscar  otras  nuevas, 
querréis  quitalle  al  deseo 
la  mancha  con  esu  verde: 
¡huego  en  vos  y  en  ella  huego 
si  os  creyere  como  yo! 
Geroglíhcos  son  estos, 
don  Luis,  no  de  villana. 
iQuc  esto  sufro,  vive  el  ciclol 
Loca,  ella  me  enreda  aqui, 


Its. 


Remo  dice  el  original,  aunqiiv  parece  debe  de 
'  aberro». 


si  la  escucho  y  me  detengo; 

quiero  ausentarme  por  ver 

si  me  sigue,  que  sospecho 

que  el  infierno  la  ha  traído 

para  tin  de  mí  sosiego. 

.Mi  padre  me  está  esperando. 

yo  volveré  presto  á  veros; 

no  creáis  rusticidades 

de  villanos. 
Ai.DONZA.  Pagaréislo. 

Lt>is.         ¡Villana,  si  no  calláis..!         (Vau.) 


ESCENA  XII 

Dichas,  menos  Oom  l.uis. 

Aldonza. ¿Amenazas?  ¡Lindo  cuento! 

jllao!  ¿no  compráis  zarzamoras? 
In¿s,  Sí  como  zarzas  los  celos 

despedazan  las  entrañas, 

zarzas  están  deshaciendo 

mi  engañado  corazón 

con  espinas  de  tormentos. 

¿Qué  enigmas  son  los  que  has  diclu 
ALDONZA.¿Soy  yo  tienda  de  barbero 

que  dé  enigmas  se  compone? 

La  verdad  deciros  quiero. 

Sabed  que  á  una  zarzamora 

picó  este  tordo  en  mi  pueblo 

dándola  antes  de  picalla 

palabra  de  casamiento. 

Si  empalagado  procura 

con  promesas  y  embelecos 

picaren  vos,  ¡oje  allá! 

zarzamora,  tened  seso, 

que  lien  ya  este  tordo  lorda 

V  os  quiere  burlar  aquesto. 

Basta,  y  ¡alas  zarzamorasl 
I>j-:s.  Escucha. 

Ali*onza.  ¿Quieren  poleo?  (*'<'»») 


ESCENA  XIII 

Ixit  soia. 

¡Oh  engañoso  don  Luis! 

De  tu  natural  travieso 

y  mudable  condición 

no  te  esperaba  sino  esto. 

Aunque  tanio  ic  he  querido 

no  viene  tarde  el  remedio; 

á  César  dejé  por  ti, 

desde  hoy  por  César  le  dejo. 

Hoy  daré  satisfacción 

á  mi  venganza  y  sus  celos 

y  á  nii  mudanza  disculpe. 

¡Ay  hombres,  plumas  al  viento! 


ESCE.NA  XIV 
La  Santa  >•  Cwcspo,  Mingo  y  Bkkhukco,  paxtorti. 

CREsra.     Madre  Juana,  esto  ha  de  ser, 

que  es  amparo  de  Toledo. 
Santa.     Nada  valgo  y  poco  puedo. 


•  ■"       7^              M     ^        ^     ^^^^^^^^^^^^1 

KbtT 

LA  SANTA  JUANA 

-TERCERA  PARTI£                                   ^^^| 

^^B  Crespo. 

No  hay  que  habrar.  1  la  de  saber 

1                    curádmela  de  tal  modo              ^H 

que  si  Mari  Crespa  da 

que,  porque  sane  del  lodi?,        ^^ 

en  rezongas  y  en  ponías. 

la  dejéis  la  lengua  sana.              ^^ 

aunque  habré  veinte  días 

Santa.     Crespo:  el  hombre  que  se  CaSA,^| 

arreo  no  callará 

á  sufrir  está  obligado                  ^| 

si  todo  el  pueblo  se  juma 

los  defectos  de  su  estado            ^| 

y  con  cura  y  campanilla 

y  las  faltas  de  su  casa.               ^H 
La  cabeza  no  maltrata               ^H 

va  en  procesión  á  pedíila 

que  calle  un  poco. 

ni  menosprecia  los  pies;             ^| 

^^BMingo. 

Despunta 

curalda,  y  ved  que  no  es            ^| 

de  habradora,  y  es  gran  mengua 

mala  la  mujer  que  trata             ^| 

que  una  mujer  habré  lamo. 

bien  su  honor  y  le  respeta,         ^| 

^^P  Crespo. 

¡No  la  diera  el  cielo  santo 

y  llevad  con  más  amor               ^^ 

almorranas  en  la  lengual 

faltas  que  no  son  de  honor;        ^| 

Vine  de  la  arada  ayer 

que  no  hay  cosa  tan  perfeía       H 

cansado,  si  en  ocasiones 

que  alguna  falta  no  tenga           H 

cansan  lamo  los  terrones 

en  el  mundo;  regala  Ida,               ^ 

como  hablando  una  mujer» 

hermano  Crespo,  y  curalda. 

y  dije:  ¿qué  hay  que  cenar? 

porque  á  morirse  no  os  venga.    ^ 
Ckespo.     Si  es  la  lengua  cruel  veneno       fl 

Dijo:  Olla.— No  quiero  olla, 

respondí,  si  con  cebolla 

en  la  mujer,  madre  Juana,         ^| 

la  vaca  podéis  picar 

y  este  con  otro  se  sana,              ^| 

y  her  un  salpicón.— No  quiero, 

remedio  para  harto  bueno        ^^ 

respondió,  si  que  cenéis 

por  quilalla  este  quillotra          ^| 

olla.— No  me  repriquéis 

que  la  hiciéramos  comer            ^| 

ni  andemos  al  retortero, 

la  lengua  de  otra  mujer.            ^| 

Crespa  de  la  maldición. 

sanara  un  veneno  al  otro;          ^| 

dije;  y  dijo;— Heis  de  cenar 

mas,  pues  no  hay  tienda  de  lenguas 

olla,  nó  hay  que  porfiar. 

y  me  puso  esta  cruz  Dios. 

—No  ha  de  ser  si  salpicón. 

pedid  que  ta  sane,  vos,                ^ 

respondí. — Pues  no  hay  sino  olla; 

que  yo  sofriré  mis  menguas.      H 

—Pues  salpicón  ha  de  ser. 

m 

— Pues  olla  habéis  de  comer. 

Subióse  el  humo  á  la  cholla 

ESCENA  XV            ^^B 

y  levantando  las  haldas 

Salt  LiLLo.— Dichos.           ^^^^H 

del  sayo,  con  un  bastón, 

haciéndola  salpicón                                | 

Lii.Lo.       La  madre  Juana  está  aquí:         ^H 

los  güesos  en  las  espaldas, 

con  no  poco  temor  llego.           ^B 

por  más  que  anduvo  la  folla 

Santa.      ]Oh,  hermano  Líllol 

sin  decir  *Dios  sea  conmigo,» 

LiLi.o.                                         Don  Diego, ^ 

daba  gritos:— Olla  digo, 

mi  señor,  que  sólo  en  ti              S 

olla  quiero,  no  hay  sino  olla. 

puesta  su  esperanza  tiene,     ^^^B 

Y  dalle  que  le  darás. 

aquesta  carta  te  envía           ^^^H 

ella  olla,  yo  salpicón, 

y  para  la  enfermería.            ^^^H 

hasta  que  quebré  el  bastón 

mientras  que  á  verle  no  vfeneT^H 

y  ella  no  pudo  habrar  más. 

un  rcg.ilo  y  cien  ducados           ^H 

Pero  aunque  no  pudo  habrar. 

de  limosna.                                 ^| 

por  salit  con  su  interés, 

Santa.                        Siempre  da               H 

arrastrando  cuerpo  y  pies 

con  largueza.  ^'Cómo  está?        H 

se  hu¿  derecha  al  vasar. 

Lii.uo.      Con  infinitos  cuidados                 ^| 

y  aunque  no  podía  gañir. 

en  que  don  Luis  le  ha  puesto.     H 

dijo  después  que  se  echó 

Santa.      Algún  mal  le  ha  de  venir             H 

entre  las  ollas  que  halló: 

notable  por  consentir                     ^| 

«Entre  ollas  he  de  morir.» 

que  viva  tan  descompuesto.          ■ 

Hice  malalla  una  polla. 

V  el  hermano,  ,;no  escarmienta,  ^| 

por  vella  tan  mal  parada 

en  dos  amos  que  ha  tenido,         ^| 

y  llevándosela  asada. 

á  quien  tan  mal  ha  servido?        W 

dijo:— No  ha  de  ser  sino  olla; 

,í.\o  sabe  que  ha  de  dar  cuenta 

y  tanto  en  su  tema  dura. 

delante  el  tribunal  mismo 

que  habiendo  el  cura  venido, 

de  Dios? 

por  decir:  «Confisión  pido», 

LiLLO-                   Soy  un  mal  cristiano 

le  dijo:  «Olla,  señor  cura». 

que,  pecando  en  castellano, 

Ella  queda,  en  ün,  de  suerte 

he  de  dar  cuenta  en  (guarismo; 

que  hoy  se  irá,  á  lo  que  me  fundo, 

pero  yo  juro  la  enmienda 

por  ollas  al  otro  mundo 

si  el  perdón  de  Dios  me  alcanza. 

y  á  mí  me  piden  su  muerte. 

Crespo,     ¡linol  ,;esla  es  la  buena  lanza     ^H 

si  DO  es  por  vos,  madre  Juana, 

por  quien  nuestro  honor  y  haci^H 

ACTO  PKIMEBO 


3l3 


don  Jorge  habria  desiruido 
á  no  morir? 

|lco.  ;Que  se  aircva 

venir  aquil 

^UEc.  Sí  no  lleva 

[  el  castigo  merecido, 

I  no  somos  hombres  de  bien. 

kspo.     L'no  trazo  que  no  es  malo. 

I.O.       ün  el  torno  está  el  regalo 
y  los  dineros  también. 

ttA.      Vaya,  pues,  hermano,  al  lorno, 
y  respuesta  llevará. 

tspo.     Y  en  volviendo  por  acá 

I  le  daremos  el  relorno 

I  de  las  burlas  que  nos  debe. 

ITA.      La  salud  pcdiié  á  Dios 

de  vuestra  mujer,  y  á  vos 
os  pido,  si  la  ira  os  mueve 
otra  vez,  que  no  deis  muestras 
de  vuestra  necia  crueldad; 
sus  faltas  disimulad, 
pues  ella  sufre  las  vuesirai^. 

\Vanst  La  Santa  y  Lillo  ) 

ESCENA  XVI 
Dichos,  mtnas  éstos. 

Yo  juro  no  hella  más  daño 
porque  más  no  nos  inquiete; 
y  nos  pague  este  alcagiiete 
ío  de  antaño  y  lo  de  hogaño, 
un  castigo  le  he  de  her 
con  que  se  acuerde  de  mi; 
una  purga  compre. 

♦go.  ¿Si? 

tsfo.  Para  dar  á  mi  m.ujer, 
que  la  recetó  el  dotor 
y  ella  recibir  no  quiso. 

IGO.      iIÍ2o  bien. 

iRL'Kc.  Eso  la  aviso. 

ESPú.     Hagamos  que  este  hablador 

\  la  tome,  y  purgue  con  ella 

r  todas  las  bellaquerías 

I  que  quillotró  en  tantos  días. 

OiUEC.  Bien  decis. 

:sPO.  Pues  vó  por  ella. 

oo.      Andad  y  buena  pro  le  haga. 

3PO.  En  saliendo  hel  de  esperar, 
que,  pardiez,  ha  de  purgar 
las  entrañas  por  de  zaga.  (Va$t.) 

ESCENA  XVII 
Sa/r  LrLLO.— Dichos,  menor  CRSsro. 

Con  la  Santa  he  despachado 

lindamente:  quiera  Dios, 

Lillo,  que  os  escapéis  vos 

desie  pueblo  conjurado: 

pero,  aquí  están;  <qué  he  de  hacer- 

¿yué  hay  por  acá,  señor  Lillo? 

Hay  harto  ungüento  amarillo 

si  quieren  llegar  á  oler. 

¿No  mos  responde? 

No  puedo, 
que  cierta  prisa  me  avisa 


que  me  vaya,  y  una  prisa, 
si  es  de  tripas  y  con  miedo, 
no  repara  en  coi  tesias. 

Bebrukc.  Pues  hoy  ha  de  reparar 

en  ellas  á  su  pesar.  {Dtuintnit.) 

Lillo.       Acerté,  desdichas  mías. 

Déjenme  ir,  que  siento  en  mS 
icmerariü  desconcierto. 

Mingo.      No  se  ha  de  ir,  aquesto  es  cierto. 

Lillo.       ¡Por  Dios,  que  me  vayn  aquí 
sí  no  me  dejan,  señores! 

Bbiir(iec.  Allegúese,  socarrón; 
agora  sabrá  quién  son 
de  Cubas  los  labradores; 
que  no  hay  plazo  que  no  llegue 
ni  deuda  que  no  se  pague. 

LiLLü.       Ni  mujer  que  no  se  estrague, 
ni  sarna  que  no  se  pegue. 

ESCENA  XVIH 
Sait  Crispo  con  un  nato.— Dicrtos. 

Oespu.    ¡Hao,  par  Dios,  que  viene  entera! 

Buena  á  mi  mujer  halle. 

y  callando,  que  no  huc 

poco  milagro. 
Berruf.c.  Aquí  espera 

un  amigo  vuestro. 
Crespo.  ¿Es  Lillo? 

Beso  á  vuesarcé  las  manos. 
I.iLLo.       Líbreme  Dios  de  villanos. 
Crkspo.    ¿Qué  tiene,  que  está  amarillo? 
Lillo.       Corrimientos  á  traición. 
Crespo.    Déme  ese  pulso.  ¡Oh  que  maiol 
Lillo.       Mas  ¿qué  hay  receta  de  palo? 
Crespo.    Tenéis  grande  opilación. 
Lillo.       ¿Yo? 

Crespo.  De  socarronería. 

Lillo.       ¿Y  querréis  darme  el  acero? 
Crespo.    Al  mtnos  aue  purguéis  quiero 

toda  esa  bellaquería. 

Haceos  la  cruz  y  bebed, 

que  seis  reales  me  cosió. 
LiLH).       Veneno  es;  mi  fin  llegó. 
BenttLiKr..  ¿No  bebéis? 
Lk.lo.  No  tengo  sed. 

Beba  vuesarcé  primero; 

que  siempre  ful  bien  criado. 
Crespo.    Acabemos. 
Lillo.  Ya  ha  llegado 

mi  muerte;  bebiendo  muero. 

Castigos  hay  menos  malos 

sin  que  la  muerte  me  deis; 

riendas  y  azotes  tenéis, 

darme  podéis  dos  mil  palos; 

pero  matarme,  ¿por  qué? 
Crespo.    Que  no  es  veneno,  traidor, 

sino  purga  que  el  humor 

os  cure;  yo  la  compré 

por  seis  reales  con  intento 

de  vuestro  bien  y  quietud. 
Lii.i.o.       Tal  os  dé  Dios  la  salud 

como  es  vuestro  pensanticnto. 

¡Lástima  de  mí  tened; 

mirad  que  es  cruel  castigo 

el  darme  veneno! 


^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^ 

'^m^^i 

^^^^    3  14                                         LA  SANTA  JUANA— 

TERCERA 

PARTE                  ^^^^^^1 

Cresi'o.                               Oigo 

LiLLO. 

¡May  tal  tormenH 

que  no  es  sino  purga,  oled. 

MlNCiO. 

Empiece  i  contar  un  cucntoJH 

LiLt.o.       ¡Puf,  qué  de  ruibarbo  echó 

LiLLO. 

¿Que  cuento?  jPesc  a  la  puta  " 

el  ladrón  del  boticariol 

que  me  pariól 

Brrbuec.  Acabad. 

Chispo. 

Buenos  pagos 

l.iuLO.                    Extraordinario 

nos  da. 

casillo  el  diablo  invenió; 

LfLLO. 

¿Qué  os  he  de  pagar? 

aún  no  ha  entrado  y  ya  me  urga 

Crespo. 

La  purga. 

las  tripas. 

LlLLO. 

Llega  á  cobrar.     ^ 

Mingo.                     Beba. 

Crespo. 

¿De  dónde?                            ■ 

La  LO.                               ¿Hay  más  graves 

LiLLO. 

De  los  rezagos.     ™ 

burlas?  ¿Sin  darme  jarabes 

i.\y,  ay!  Señores,  señores, 

quieren  que  tome  la  purga? 

pues  que  ya  se  han  burlado  h|fl| 

M1N01.1.      Ma,  que  no  es  más  de  un  trago. 

déjenme.  ¡Ayl                          H 

Liii.o.        De  mi  muerte  lo  será; 

Mingo. 

¿Esi¿  de  paño?  1 

mas  pues  de  cámaras  va, 

LlLLO. 

SI,  hermano,  y  con  los  doloi^^ 

hoy  de  mi  cámara  os  hago. 

,jNo  basta  ya  la  matraca?       ■ 

CnESPO.     Acabemos,  ó  si  no... 

(3rkspo. 

¿Es  niño  ó  niña?                      ■ 

LiLLo.       Allá  va.  ¡Jesús,  mil  veces!         {ttebr.) 

LiLUO. 

Será              ■ 

MiNQo.      ¿Kmbocólo? 

el  diablo,  pues  sabe  ya          H 

Crespo.     '                    Hasta  las  heces. 

antes  de  nacer  la  caCa.           V 

L1L1.0.       ¡Mal  haya  quien  te  guió 

i.\ y !  ¿mas  que  lian  de  hacer  queai 

y  Ja  jspecie  que  te  echaron  1 

la  burla?  ¡Ayl  no  hay  que  cvpeai 

Ea,  ya  podrán  dejarme, 

m 

pues  me  obligan  á  purgarme 

Crespo. 

Un  tarugo  le  he  de  echar        ■ 

en  salud;  bien  se  vengaron. 

y  ataile  por  que  no  pueda      ■ 

¡Ay!  ya  en.pieza  el  apretura; 

her  nada.                                 ■ 

vayanse,  porque  me  voy. 

BkRRIíRC 

Acabad,  dejaldi-.      ■ 

¡A y,  ay.  Dios,  qué  hinchado  estoy! 

Í^RSSPO. 

Venid,  veréis  In  que  pasa.        H 

¿No  se  van?  Que  de  madura 

jAlcagiletcs:  alto,  á  casa,         ^ 

se  va  cayendo  esta  fruta. 

que  yo  os  purgaré  de  balde! 

Cpksco,     Sosiégúese. 

-i 

ACTO  SEGUNDO                            ^M 

PERSONAS  QUE 

HABLAN  EN    EL                    ^^M 

Don  Luis.  (Toledo.) 

Doña 

(La  dicha.)               ^^H 

Ai.DONZA.  (La  Sra.  Petronila.) 

César 

.  (.Montemayor.)               ^^^H 

Don  Dikoo.  (S.  P.") 

NuRSTRA  Señora.  tLa  Sra.  PeiroROH 

LiLi.n.  (San  Payo.^ 

El.  .Vino  Jesús.  (San  Paico.)              H 

Don  Jokoe.  (<>islóbal.) 

El  .\Nr.Et..  (Antonio  de  Prado.)        ^ 

Mahía,  wion/a.(La  Sra.  Anna  María.) 

^^ 

Kn  Toledo,  ú  12  de  Agosto  de  1O14.  por  Fr.  Ga 

^^^ 

ESCbNA  PRIMERA 

una  palabra,  una  gloria,        ■ 

Don  Luis  y  Ai-donía. 

un  favor,  una  esperanza, 
un  regalo,  una  afición, 

Luis.         ^'.Segunda  vez  me  persigues? 

pues  en  ninguna  ocasíóa 

Ai.LHJNZ*.AI  amor  pongo  por  juez. 

hallo  en  tu  rigor  mudftnu. 

que  solamer.ic  una  vez 

Castiga,  pues,  mi  porfía. 

le  amé  por  que  me  castigues; 

pues  tu  rigor  la  condena, 

un  amor,  una  metnoria. 

que  por  librarte  de  pena        M 

un  cuidado  y  un  dcset) 

quiero  hacer  lu  culp.i  mia.  ■ 

es  siempre  el  mío.  y  nu  veo 

• 

Li'is. 

^Qué  le  debo  yo?                    S 

i                                          Acto  scGUNno                                          3i5      ^^^| 

A.                             No  sé. 

VoUerleá  amar  le  prometo                    ^^^| 

Pues  ^qué  me  pides? 

si  aquesto  vengo  á  saber:                         ^^^| 

*.                                    Amor. 

di,  pues  paga  una  mujer                          ^^^H 

¿Sin  deberle? 

á  quien  la  escucha  un  secreto.                  ^^^H 

Ka,                        No,  señor. 

Ai.uoNZA.  Es  verdad;  pero  no  en  mi,                     *  ^^^| 

Luego  ¿debo? 

que  el  sabello  me  costó                           ^^^| 

Ea.                        Si,  i  mi  le. 

^^^H 

1      La  fe  sin  obras  es  muerta  : 

Luis.                          Pagúelo  yo                          ^^^H 

'      mal  fundada  deuda  cobras. 

lu                                                   ^^^^P 

ítA.Si  en  mi  fe  faltaron  obras 

Ai.oONZA.                    ¿Querrásme?                     ^^^H 

fué  por  tu  culpa,  que  es  cierta. 

'^^H 

Bien  sé  yo  que  en  Torrejon, 

Aldonza.  Aunque  tu  dureza  es  tal,                        ^^^^ 

patria  luya,  lieredad  mía. 

con  nueva  esperanza  llego,                      ^^^| 

como  de  burlas  tenia 

pues  los  golpes  sacan  fuc^o                     ^^^H 

y  le  mostraba  alición; 

del  más  duro  pedernal,                            ^^^^| 

porque  el  amor  desterrado 

Digo,  pues,  escucha.                             ^^^| 

del  interés,  de  Madrid, 

^^^1 

se  fué  con  discreto  aroid 

Ai.ooNZA.Quo  vine  á  entrar  donde  estaba             ^^^1 

al  campo  en  que  tué  criado. 

tu                                                              ^^^1 

y  jugando  mano  á  mano 

Luis.                       Ya  In  sé:  acab.i.                         ^^^| 

con  los  (ios  junto  á  una  fuente, 

Aloonza.  ¿Consientes  el  nombre.^*                         ^^^H 

sentí  un  ligero  acidenie. 

^^1 

que,  gloría  á  Dios,  ya  está  sano. 
'      Cumplió  su  deslieito  amor, 

Ali>onza.  Luego  ¿es  tu  dama?                              ^^^| 

Li  is.                                        ¿Pues  no?               ^^^| 

¡      y,  al  Un,  se  lia  vuelto  á  la  corte 

Aloonza.  ¡y  á  mí  que  me  paren  duelosl                ^^^| 

á  pretensión  que  me  impurte 

Lijis.         ¡Oh!,  pues,  ¿si  repican  celos?                 ^^H 

de  más  gusto  y  más  valor,* 

ALt>ONZA.]Oh!.  pues,  si  no  he  de  ser  yo                 ^^^| 

no  puedes  llamarme  ingrato 

lu  dama,  cuéntelo  ella.                           ^^^^ 

siendo  aquel  amor  un  juego. 

Luis.         Vuelve,  espera,  que  tú  eres                    ^^^| 

pues  si  gané,  te  di  luego 

entre  todas  las  mujeres.                          ^^^| 

mil  requiebros  de  barato.                      i 

Aluonza.¿Tu  esposa?                                          ^^^| 

IZA.  No  da  en  barato  el  avaro 

Luis.                             Mí  prenda  bella.                  ^^^| 

amando  de  cumplimiento 

Audonza.  Esta  dama  de  ajedrez,                            ^^^H 

palabra  de  casamiento. 

pues  se  queda  con  el  nombre,               ^^^H 
y  sin  el  dueño,  aunque  es  hombre,        ^^^| 

que  asi  lo  barato  es  caro; 

mas  como  á  todas  le  das 

que  la  pagará  otra  vez.                           ^^H 

y  sé  que  juegas  agora, 
vine  a  ver  á  esa  señora, 

Li-is.         .No  haré  tal  si  me  ha  ofendido.               ^^H 

Ai.ooNZA.Pues  no  ha  ofendido  en  verdad,             ^^H 

y  así  si  me  dieses  más. 

que  si  muestra  voluntad                         ^^^H 

Pero,  pues  me  has  despedido 

es  el  señor  su  marido;                             ^^^^ 

cuando  tan  humilde  llego, 

que  en  saliendo  de  la  calle                      ^^^| 

entenderé  que  en  el  juego 

tu  persona  amartelada.                          ^^^H 

con  esa  dama  has  perdido; 

entró  tentando  la  espada                        ^^^| 

y  más  habiéndome  dado 

otro  de  tan  lindo  tal  e;                            ^^H 

ella  de  barato  un  gusto, 

y  apenas  tocó  en  la  reja.                        ^^H 

que  es  despreciar  como  es  justo 

cuando  la  buena  señora,                        ^^H 

al  que  á  mí  me  ha  despreciado. 

porque  esperaba  la  hora,                        ^^H 

pues  dio  palabra  el  amor 

puesta  á  sus  hierros  la  oreja,                 ^^^| 

de  castigar  el  mal  trato 

le  respondió  y  ordenó                             ^^^| 

de  cualquier  amante  ingralu 

un  diálogo  que  llamas  (1)                        ^^H 

con  otro  competidor. 

dúo  de  galanes  y  damas,                         ^^H 

Doña  Inés  y  el  interés 

cual  le  tengamos  tú  y  yo.                             H 

me  vengan'de  tu  inconstancia. 

«Alma,  vida,  corazón,                                   H 

que  en  ella,  por  su  ganancia. 

quiero,  estimo,  adoro,  amo,                         H 

es  ya  su  amor  ginovés. 

busco,  pido,  sigo,  llamo;                         ^jH 

César,  traidor,  te  usurpó 

ventura,  tiempo,  ocasión;                        ^^H 

la  dama  que  juzgas  fíel, 

fe,  lealtad,  constancia,  gloria;                |^^H 

que  es  César,  y  como  él, 

obras,  palabras,  deseoi,».                        ^^^| 

al  fin  vino,  vio  y  venció. 

¡En  buen  cuidado  te  he  puesto! 

y  otros  gustos  y  trofeos,                         ^^^| 

reliquias  de  su  victoria.                           ^^H 

Solos  estamos  los  dos, 

.  LtMS.         ¡Ay  de  mi!                                                   ^^^| 

y  á  los  celos,  como  á  Dios, 

Ai.iioNZA.                  Mucho  más  hay                     ^^^| 

se  les  da  la  fe  muy  presto. 

en  su  venturosa  suerte;                          ^^^| 

Oime  lo  que  en  eso  sabes, 

pídele,  pues,  á  la  muerte,                      ^^H 

1       no  aumentes  más  mis  enojos, 
que  en  la  boca  y  en  los  ojos 

^^H 

^^^H 

no  sufre  la  mujer  llaves. 

(1)    Confuso  en  el  lexto  csia  palabra.                              ^^^H 

3i6 


LA  SANTA  JUANA— TERCERA  PARTE 


si  tienes  celos,  un  ay, 
que  aquesu  noche  ios  dos 
llenen,  cruel,  de  gozarse, 
y  esotro  dia  casarse 
con  la  bendición  de  Dios. 

l.iJis.         Basta,  calla,  que  aunque  veo 
mi  desengaño  en  tu  hablar, 
la  lengua  te  he  de  cortar, 
que  puedo  más  que  Thereo. 
Ni  me  hables  ni  veas  jamás; 
vete. 

Aldonza.         jlarélo,  aunque  me  pesa, 
pues  el  ave  que  está  presa 
por  librarse  se  ata  m¿s.  (Vate ) 


ESCENA  11 

Don  Luis  $olo. 

¡Oh,  tiempo  riguroso!  jOh,  noche  aleve 

encubridora  del  amor  tirano! 

¡Oh,  quién  al  ángel  que  á  los  cielos  mueve 

pudiera  detener  la  diestra  mano! 

¡Oh,  quién  al  día,  cuyo  curso  breve 

la  sucesora  noche  sigue  en  vano, 

le  pudiera  aumentar  mil  horas  largas, 

por  mas  que  á  mi  temor  fueran  amargas! 

Kxtranjero  ladrón,  rico  dichoso, 

metal  de  estima  lejos  de  su  origen, 

río  á  larga  corriente  caudaloso, 

pues  ondas  luya*  mi  chalupa  afligen, 

dinero  con  mujeres  poderoso, 

cuyas  armadas  letras  vencen,  rigen, 

atropcllan,  subliman,  sueltan,  prenden, 

dan,  quitan,  menosprecian  y  delicnden; 

atrevido,  cobarde,  avaro,  franco, 

maná  que  á  lodo  sabes, \jqu¿  me  quieres? 

Dinero  en  reales  blancos  cuyo  blanco 

es  al  que  miran  hombres  y  mujeres, 

si  estás  como  en  galera  puesto  en  banco, 

^porque  me  haces  remar?  ¿por  qué  prefieres 

á  mi  amor  el  de  César  exiranjero? 

Mas  ^quién  es  natural  como  ei  dinero? 


ESCENA  111 
Don  Dikoo  leyendo  una  carta  y  Ltixo.— DoM   Luis. 

Don  Diego. 

Beso  mil  veces  la  amorosa  tirma 
de  aquella  mano  venerable  y  santa 
cuya  memoria  tierna  me  confirma 
el  bien  que  espero  y  mi  temor  espanta, 
Juana  no  más  por  humildad  se  firma, 

3ue  es  cit'ra  Juana  y  la  abundancia  es  lanía 
e  gracia  en  Juana,  que  á  su  letra  vista 
la  puede  acreditar  San  Juan  Bautista. 

Don  Luis. 

Mi  padre  viene  y  por  su  edad  anciana, 
contrario  á  mi  deseo  y  verdes  años, 
favores  busca  de  la  Santa  Juana; 
no  sé  si  diga  en  mi  opinión  engaños, 
¡ay  de  mi  triste!  que  a  su  tiempo  vana 
produce  mi  esperanza  tantos  daños. 


LlLLO. 

Y  [ay  de  mil  que  he  purgado  en  pie  y 
en  verso  suelto  el  alma  y  el  sentido. 

Don  Diego. 
¿Quién  da  voces,  que  en  ellas  mt  parece 
mi  caro  don  Luis? 

Don  Luis. 

\o  soy,  que  siento 
de  mi  fortuna  que  en  desdichas  crece 
la  fuerza  que  ha  de  hacer  mi  tin  viotenlM. 
Muero  rabiando,  que  morir  merece 
en  tierna  edad  un  loco  pensamiento: 
rabiando,  paes  jamás  tendrá  ventura 
para  gozar  del  gusto  que  procura. 

Don  Diego. 


Querido  hijo,  imagen  de  mi  alma; 
calor  de  mi  vejez  helada  y  fría; 
de  mis  trabajos  merecida  palma: 
siempre  verde  laurel,  corona  mía. 
cuando  parece  que  en  serena  calma 
navega  mi  esperanza  en  quieto  dia, 
se  me  obscurece  el  cielo  porque  sienta 
cifrada  en  ese  rostro  mi  tormenta. 
De  mis  hijos,  Luis,  fuiste  el  posirerü; 
lomó  la  muerte  en  los  demás  venganza, 
quedaste  sólo,  y  como  lal  te  quiero, 
por  no  tener  de  otros  esperanza. 
Cuando  tu  atrevimiento  considero 
como  eres  tú  mi  ser  y  semejanza, 
si  quiero  castigarte,  al  punto  digo: 
no  dice  bien  amor  con  el  castigo. 
Luis:  ¿qué  tienes?  ¿quién  teda  disgusid' 
No  sólo  al  corazón,  al  rostro  llega.  ( ««riftJi 
¿Hate  faltado  en  ocasión  de  gusto         Jfl 
fortuna  aleve,  que  es  mudable  y  ciegí?  f 
Gasta  mi  hacienda,  tu  deleite  es  juslO. 
inventa  galas,  enamora,  juega, 
mi  amor  conoces,  mi  escritorio  sabes, 
saca  dineros,  ves  aquí  las  llaves; 
mas  ¡ay  de  mi!  que  en  esta  cana  leo 
otras  rajjonesd"  mayor  estado. 
La  santa  Juana  culpa  mi  deseo 
dándome  de  tu  bien  mayor  cuidado: 
su  aviso  santo  y  su  prudencia  creo, 
que  no  suele  gozarse  mal  logrado 
el  hijo  libre,  si  en  edad  tan  tierna 
su  padre  no  le  enseña  y  le  gobierna 
Una  cuenta  santísima  me  envia 
porque  en  el  nombre  de  tan  alta  cucnt» 
me  acuerde  que  he  de  darla  cada  día 
desa  tu  edad  y  libertad  violenta. 
Ka,  pues,  hijo,  cara  prenda  mía, 
como  pasados  tus  descuidos  cuenta 
y  vive  de  manera  que  tu  vida 
no  la  dejen  los  vicios  mal  perdida. 

Don  Luis. 

|Oh,  mal  haya  mi  vida,  pues  en  ella. 
cuando  yo  rabio  tu  sermón  escucho? 
Quien  dio  de  corta  edad  laiga  querella, 
de  el  mundo  y  de  su  ley  no  sabe  mucho. 
¿Tan  vicioso  sov  yo?  ¿Tan  mala  estrelli 
me  precipita?  Con  tus  quejas  lucho, 
y  pienso  yo  cuando  me  miro  y  v«o 


ACTO  SEGUNDO 

3i7 

■ 

Buesa  monja  me  pintó  más  feo. 

sino  que  auise  pagar 

la  deuda  de  padre  y  viejo. 

^^H 

posa  hay  en  el  mundo  lan  cumplida 

^^^1' 

u  llegue á  tener  alguna  talla? 

{Jlabtan  entretanto  padre  e  filjo.. 

^^B 

hermoso,  padre  de  la  vida. 

LiLLO. 

Agora  llega  mi  vez. 

'^li 

p  eclipse  se  obscurece  y  faiía; 

y  convertido  en  dolor                           ^ 

^■H 

Dante,  en  firmeza  no  vencida 

si  quieres  santir,  señor,                        . 

^^^H 

bn  sus  rayos  los  del  sol  esmalta. 

y  dar  alegre  vejez                                 * 

^^H 

á  de  fallas  y  malicia  ajeno. 

á  tu  padre,  está  en  mis  manos             » 

^^^H 

e,  deshecho,  sirve  de  heleno. 

su  salud  y  vida.  Espera:                       ' 

^^H 

rra,  el  agua,  el  aire,  es  bueno  y  malo, 

recipe  una  purga  entera 
de  Cubas  y  sus  villanos. 

^^^1 

Brve  tal  vez  un  elemento 

^^^H 

lio,  y  da  al  manjar  vida  y  regalo 

y  verás  que  en  pocos  días,                     ' 

^^H' 

fez  de  castigo  y  de  tormento. 

como  yo,  si  á  esto  te  atreves. 

^^^H 

lino  soy,  por  sello  los  igualo. 

serás  un  santo  si  bebes 

^^^H| 

tendré  quejoso,  á  otro  contento: 

purga  de  bellaquerías 

^^H 

Ucno  y  malo,  ajeno  deartiñcio, 

sin  quedar  una  no  más. 

^^^H 

!  alguna  virtud  como  algún  vicio. 

porque  hice  mil  seguidillas. 

^^H, 

ida  más  la  monja  por  su  gusto 

más  que  la  cera  amarillas,                    i 

^^^1 

1  mi  edad,  que  puede  ser  que  sea 

y  fui  poeta  por  detrás.  ( i )                    ' 

^^^1' 

mi  injusta  vida  e!  ñn  tan  justo 

Liis. 

i'adre  mío:  estoy  de  suene 

^^^H 

lia  le  envidie  cuando  en  mi  le  vea; 

que  no  me  puedo  alegrar. 

^^^1 

0  se  pretende  mi  disgusto, 

y  pienso  que  has  de  llorar 

^^H| 

reciba  cuenta  ni  se  lea 

por  culpa  tuya  mi  muerte 

^^^H' 

de  Santa  Juana,  que  es  lisonja 

si  no  me  haces  un  favor 

^^^|i 

ria  santa  cuando  sobra  mon|a. 

y  me  cumples  un  deseo. 

^^^H' 

1       Ya  te  debo  responder 

Diego. 

bile,  hijo,  que  no  creo 

^^H; 

idos  cosas.  La  primera, 

que  te  le  niegue  mi  amor. 

^^^P 

don  Luis,  porque  quisiera 

Luis. 

César  me  importa  que  este 

^^^H 

que  mudases  parecer, 

por  esta  noche  en  prisión. 

^^^1 

es  en  la  estima  y  respeto 

Diego. 

Pues  ¿cómo  ó  por  que  razón? 

^^^H 

de  Santa  Juana,'  á  quien  yo 

Luis. 

{Aparte. 1  Buena  es  la  que  imagine. 

^^H' 

por  ver  que  le  niereció. 

Por  las  cuchuilladas  que  hoy 

^^^H 

guardaile  siempre  prometo; 

tuvo  conmigo  á  mi  puerta. 

^^H 

porque  sí  Naamar  me  avisa 

Diego. 

Poca  razón,  aunque  cierta. 

^^^H 

1       que  tanto  estima  y  respeta 

A  dalle  noticia  voy 

^  j^l 

!■       la  santidad  de  un  profeta 

á  un  alcalde  amigo  mió, 

^1 

y  aquella  tierra  que  pisa. 

que,  sin  mostrar  que  es  hacer 

r^H 

que  lleva  á  su  patria  del  la 
por  reliquia  soberana, 

mi  causa,  le  hará  prender 

^M 

de  justicia. 

^H 

yo  estimo  á  mi  Santa  Juana 

Luis. 

Yo  confío 

''^H 

su  tierra  y  sombra  por  ella. 

de  tu  amor  y  diligencia 

^1 

Ninguna  disculpa  salva 

que  me  ha  de  dar  este  gusto. 

^1 

á  quien  culpa  un  religioso, 

Diego. 

Vence,  aunque  no  fuera  fusio. 

que  suele  vengar  un  oso 

el  amor  á  la  conciencia. 

el  murmurar  dt-  una  calvad- 

Yo  voy. 

cuanto  y  más  que  si  recibes 

Ltris. 

Vamos,  Lillo,  pues. 

por  su  oración  y  virtud 

LiLLO. 

Pienso  que  lu  mal  gobierno 

los  consejos,  la  salud 

nos  va  llevando  al  inHeroü 

y  hasta  la  vida  que  vives, 

como  recua  á  todos  tres.    (Vanse) 

no  la  debes  murmurar, 

porque  parecen  tiranos 

contra  Joscph  sus  hermanos, 

ESCENA  IV 

pues  él  les  lleva  el  manjar 

y  ellos  le  venden  á  él; 

Makía,  monja, y  La  Santa. 

pasión  de  envidia  inhumana. 

María. 

Doña  Ana  .Manrique  está. 

y  sustenta  Santa  Juana 

madre,  de  un  mortal  dolor 

á  quien  le  vende  cruel. 

de  costado  cual  dirá 

1 

k       \Que  tantas  letras  alcance 

esta  carta,  y  con  temor  ^Dátela.) 

1        y  las  historias  que  escucho 

yo  de  que  está  muerta  ya. 
Fué  de  don  Jorge  mujer. 

'       un  viejo!  Pero  ^-qué  mucho. 

si  hay  sermones  en  romance? 

y  por  lo  que  á  los  dos  debo. 

u       La  segunda  cosa  es 

madre,  llego  á  interceder 

que,  respetando  su  nombre, 

por  ella;  á  mucho  me  atrevo. 

'        agora  vivas  como  hombre 

pero  por  mi  lo  ha  deshacer. 

. 

1       y  como  santo  después; 

que  si  yo  te  di  el  consejo. 

(i)    Ed  el  orif^nal  e»(ái  tachados  csios  versos  que 

no  fué  por  darte  pesar, 

dice  LiLLO, 

M 

^^^^^sTn 

I.A  SANTA  JUANA- 

-TKRCERA    PARTE                           ^^^| 

^H 

Escribele,  madre  mia, 

Regalado  Ksposc  mió:    ^^H 

^^^ 

que  ruegue  por  ella  á  Dios 

soy,  como  mujer,  cuno$*     ■ 

^^^^_ 

que  es  hoy  el  séptimo  dia, 

de  saber;  ruego  y  porfió         ^ 

^^^^^B 

y  á  mi.  por  ver  que  las  dos 

aué  fué  el  alma' venturosa 
ae  don  Jorge;  en  Vos  confio.  _ 

^^^^H 

nos  hacemos  compañía. 

^^^^H 

También  me  escribe  le  acuerde 

{Sacan  el  turo  echixndt:  fut^ 

^^^^^P 

esto  mismo,  madre  Juana. 

Pero  ,;qué  monstruo  de  fueg 

^^^^H 

Duélase  de  la  edad  verde 

de  otro  Fálaris  tirano, 

^^^^F 

de  su  dcvoia  doña  Ana 

cielos,  turbami  sosiq^o.* 

^ 

que  aprisa  la  vida  pierde. 

Laurel,  Ángel  soberano. 

^H     Santa. 

Siempre  doña  Ana  Manrique 
con  obras  y  devoción 

que  os  dejéis  ver,  pido  y  rué 

^L 

me  ha  obligado  i  que  publique 
su  valor  y  mi  afición 

KSCENA  VI 

^H 

le  muestre  y  le  signiliquci 
y  asi  yo  lendrc  el  cuidado 

Satt  ei  Angbi.  par  arrita,  dttpuii  DoR  Jom^ 

^^^^H 

queá  su  mucho  amor  le  debo. 

Anüei..     ¿Cuándo  fué  el  enamorado 

^^^^B 

y  Dios  será  importunado 

de  la  dama  que  pretende* 

^^^^^V 

de  mi,  pues  siempre  me  atrevo 

si  llamado  importunado, 

^^^^H 

á  su  Maga  de  el  costado 

suesque  viene  y  condecicnd 
uego  á  su  amor  y  cuidado? 

^^^^B 

en  cuya  fuente  divina 

^^^^^p 

la  experiencia  y  la  esperanza 
salud  y  vida  irñagina, 

Aunque  yo  no  he  merecido, 

^^^^1 

Juana  mia,  el  ser  tu  amante, 

^^^^^B 

que  aun  al  dueño  de  su  lanza 

Dios  es  por  quien  he  venido. 

^^^^^■^ 

le  sirvió  de  medicina. 

y  en  tu  amoroso  semblante 

^^^^ft 

lín  su  costado  pondré 

su  paje  de  guarda  he  sido. 

^^^^H: 

el  dolor  que  en  él  padece 

Santa.      Con  la  quietud  y  reposo. 
Ángel  mió,  que  estáis  vos, 

^^^^H 

doña  Ana,  y  Jesús  le  dé 

^^^^^B 

la  salud  que  ella  merece, 

sereno  el  rostro  y  hermoso. 

^^^^B 

si  no  por  mí,  por  su  fe; 

bien  dice  que  veis  á  Dios 

^^^^B 

que  fué  mi  perseguidor 

y  que  le  gozáis  glorioso. 

^^^^^B 

don  Jorge,  y  por  su  persona 

{Abrtxe  por  un  costada  tí  tal 

^^^^^H 

la  debo  tener  amor, 

dtntro  \y-in  Jorge.) 

^^^^V 

pues  me  labró  la  corona 

¡Ay  mi  Laurel! 

^^^^^ 

de  tanto  precio  y  valor. 

Ángel.                               Muestra  alienlOi 

^^m      Mama. 

|Ay  madre  de  el  alma  mial 

mira  á  don  Jorge  en  sus  penas. 

^^H 

que  renueva  la  memoria 

Jorge.       Vuelve,  Juana,  el  pcnsamien 

^H 

que  de  él  tengo  cada  dia. 

que  en  penas  de  penas  llenas 

^^B 

¿Si  está  don  Jorge  en  la  gloria. 

excedo  al  rico  avariento; 

^^1 

cómo  de  Dios  se  confia? 

mas,  por  lo  mucho  que  alcí 

^^1 

Si  por  ventura  padece 

tu  oración,  de  los  favores 

^^1 

en  purgatorio  por  mi, 

de  Dios  espero  bonanza, 

^^B 

,jqué  más  la  causa  merece 

que  entre  las  llamas  mayor< 

^^B 

que  en  este  mundo  le  di? 

es  céfiro  la  esperanza. 

^H      Santa. 

Dios  es  quien  le  favorece. 

En  el  purgatorio  estoy 

^^H 

Vaya  y  tráigame  recado 

por  tu  favor  y  merced; 

^H 

de  escribir;  responderé 

pues  de  mi  te  acuerdas  hoy 

^^H 

á  la  carta  que  me  ha  dado. 

V  es  tan  terrible  mi  sed. 

^^^      María. 

Favor  debido  á  la  fe 

piadosas  voces  le  doy... 

■ 

que  doña  Ana  la  ha  mostrado.  (Vase) 

Madre  Juana:  la  ocasión 
tienes  de  pagar  agravios 
con  piadoso  galardón; 

^^1 

ESCENA    V 

recrea  mis  secos  labios         ' 

^^H 

con  agua  de  tu  oración.  |E«í 

^^B 

La  Santa  S(i/a. 

Santa.      Alma  pacifica,  en  medio 

^V 

Sabe  Dios  cuánto  deseo. 

de  tantas  penas  espera. 

^^H 

como  la  madre  María, 

que  yo  por  darle  remedio 

^^K 

saber  el  dichoso  empleo 

estas  penas  padeciera. 

^^H 

de  don  Jorge  desde  el  dia 

¡Si  hallar  pudiera  algún  mei 

^^m 

que  murió,  que  aunque  se  y  creo 

{Hatai 

^^B 

que  Dios  á  mi  instancia  y  ruego 
le  perdonó,  y  es  notorio 

Angei..      Basta  el  deseo  que  tienes 

^^ft 

para  que  á  don  Jorge  valga 

^^B 

que  ha  de  gozar  su  sosiego. 

la  avuda  que  le  previenes; 

^^B 

no  sé  si  en  el  purgatorio 
aún  da  malcna  á  su  fuego. 

por  ti  querrá  Dios  que  S4lg4 

^^H 

á  gozar,  Juana,  sus  bienes. 

^^B 

lAparicisi  un  toro^  al  parrcer,ie  irunvc. 

S*^tA.      iQuc  bien  conoces  quién  e$ 

^H 

echítiutu  llamax^ 

el  dueño  de  aquesa  gloria! 

^ 

t 

^^ 

iires  nube  de  sus  pies; 
por  mi  no  encubrió  la  esioris 
de  sus  ángeles  Moisés; 
mas  ames  que  Tu  Hermosura 
me  deje  trisic  y  se  parta, 
la  salud  que  aquí  procura 
doña  Ana  en  aquesta  carta, 
Laurel  divino,  asegura. 
^Quisieras  tú  que  yo  fuera 
y  que  á  doña  Ana  Manrique, 
salud  en  su  nombre  diera, 
por  que  de  lu  amor  publique 
honra  y  fama  verdadera? 
Por  mí  no;  mas  por  la  eloria 
que  ha  de  resuitallc  á  Dios 
,        de  aquesta  hazaña  notoria, 
It.      Vamos  á  verla  los  dos; 

será  luya  esa  viioria. 
'X.      Ángel  mío:  dadme  luego 
vuestras  alas  v  favor. 


ESCENA  Vil 

^aU  María  coh  tinta  y  paptl  —La  Santa. 

Madre  Juana,  larde  llego, 
si  hay  tardanza  en  el  amor; 
escriba  s  Madiid  la  ruego; 
mas  ¡ay  de  mi!  que  la  veo 
penetrando  el  aire  puro. 
Goce  yo  dése  trofeo; 
»l^una  prenda  procuro 
cual  de  Klias  á  Elíseo; 
arroje  siquiera  el  velo, 
si  Elias  arrojó  el  mantu. 
Hermana:  tenga  consuelo, 
no  soy  dif-na,  ni  levanto 
por  tanto  tiempo  mi  vuelo; 
yo  volvere  a  vclla  luego, 
que  voy  á  ver  á  doña  Ana. 

{Dcsaparfce.} 
Sin  VOS  no  tendré  sosiego. 
Yo  voy  á  Contallo,  Juana, 
con  doce  lenguas  de  fucyo.     ivast.) 


ESCENA  VflJ 
Lii.LQ  y  Do»  Luis,  como  de  noc/»t. 

>.       Sí  va  á  decir  la  verdad, 

cosa  que  no  suelo  hacer. 

yo  no  acabo  de  entender 

tu  enredada  voluntad. 

.¿Qué  dudas?  Pregunta. 
>.  Escucha. 

Cuando  hablé  á  la  madre  Juana, 

co  la  cual, con  ser  humana, 

la  divinidad  es  mucha, 

me  dijo  un  largo  sermón 

que  te  dijese  y  no  digo, 

porque  pienso  que  contigo 

pudiera  más  un  salmón; 

y  al  Hn  cifró  sus  consejos 

con  que  el  hombre  es  vidrio  en  todo; 

quicbranse  del  niesmo  modo 

los  vasos  nuevos  y  viejos. 


No  es  el  concepto  muy  grave 

á  quien  nn  le  entiende  bien. 
Li  is.         Yo  si  le  entiendo. 
LiLLü.  Y  también 

un  tabernero  lo  sabe. 

Volvi  á  Madrid  con  respuesta 

esta  tarde,  en  ocasión 

3ue  tratabas  de  prisión 
e  (^sar.  La  duda  es  ésta: 
,jpara  qué  has  hecho  prender 
este  ginovés,  que  ha  dado 
sospechas  de  .que  ha  quebrado, 
y  á  quien  has  venido  á  ver? 

Luts.        ^Dudas  más? 

LiLLo.  <No  son  tres  dudas 

el  por  qué,  cómo  y  á  quién, 
y  por  ser  hombre  de  bien, 
por  dudas,  no  se  ahorcó  Judas? 

Luis.         ^Prendieron  á  César? 

LiLLO.  Sí; 

que  apenas  llegó,  un  soplón 
á  un  alguacil  motilón, 
no  de  los  graves  de  aqui  ( i ), 
embolsáronle  en  la  red; 
que  una  vtra  pesca  ya 
ginovcses. 

Luis.  Porque  está 

preso  te  he  de  hacer  merced 
de  un  vestido. 

Lii.Lo.  Tal  que  pueda 

farecer  tu  mayordomo. 
"ácii  es  hacelle. 

Lms.  ,;Cómo? 

Lili  o,       De  tus  marañas  de  seda. 

Lms.         Respondiendo  á  lu  pregunta, 
digo  que  él  tiene  una  dama 
hermosa  y  de  mucha  fama. 

LiLio.  Esa  es  mucha  gracia  junta: 
pero  pregunto:  ¿héisla  visto 
por  la  mañana  en  ayunas? 

LiMs-         ¿Por  que? 

LitLo.  Porque  sé  de  algunas 

que,  antes  de  tomar  el  pisto, 
la  unción,  el  ?jo,  el  betún, 
el  no  sé  cómo  le  llame, 
llenen  una  cara  infame 
y  un  frontispicio  común; 
y  después  de  preparado 
de  el  rostro,  alguna  mujer 
tiene  mejor  parccL-r 
que  puede  dar  un  leirado. 

Luis.        Basta  decir  que  es  muy  bella. 

LiLLo.      No  basta. 

Lnis.  Pues  ¿por  qué  no? 


ll)    Entre  c»te  vcrsQ  y  el  siguiente  hay,  aunque  !■•< 
chAoos,  csios  otfot: 


I.  VIS. 

Liliju, 


Lois 

LlULO. 


¿Qué  es  nioiiiúnP 

Al^uicil 
de  la  villa;  «'esto  nu  sAbcs^ 
Pues  ^qutvo  son  esotros  graveír 
fclo  criintnai  y  ca  civil 
los  alguaciles  de  corte 
son  como  niá!(  estimador 
los  de  corte,  si  los  pones 
eo  danza  los  iná5  honrados, 
maestros  y  presentados 
y  csua  son' los  motilones. 


^miii 

ü 

IHV^ 

^^B            LlLIvU. 

Quiero  contestarme  yo, 

viene  con  el,  y  llegue  ^B 
por  él  hablarla.  ¿Señor?^  ^^B 

hi  lenpo  de  hablar  con  ella. 

^^K 

Pues  por  gozar  dcsia  dama 

ÍNtS. 

No  me  hables  que  le  está  nn^ 

que  pretendo  y  solicito, 

á  mi  honor;  entra,  que  es  hora. 

al  ginovés  se  la  quito, 

LlLLO. 

Ya  llega  César,  señora,         ^^\ 

por  más  que  le  quiere  y  ama, 

como  un  reloj  puntual,       ^B 

porque  esia  nuche  tenía 

como  un  reloj  concertado, ^B 

aplazado  el  primer  bien. 

como  un  reloj  cuidadoso. 

^^H 

Luego  ,jes  doncella  también? 

como  un  reloj  dadivoso             i 

^^H 

Doncella,  por  vida  mía. 

y  como  un  reloj  armado.     ^H 

^^K 

Las  doncellas  de  por  vida 

Luis. 

¡Mi  bien!                               ^| 

se  han  dado  agora  en  mudjr 

Inés. 

Entrad,  gloria  mia: 

en  doncellas  al  quitar. 

gozad,  César,  la  ocasión.  \Ymu^ 
Si  es  César  ó  Cicerón             ^m 

^^B 

lis  doncella  y  bien  nacida. 

I-ILI.O. 

^^^ 

¿Asi  que  nació  doncella.^ 

allA  lo  veréis  de  dia.             ^H 

tlso  aún  se  puede  creer 

Pero  ¡por  Dios,  que  he  que4^| 

de  tan  honrada  mujer 

á  la  luna  de  Valencia!           ^B 

por  tu  respeto  y  por  ella. 

El  no  entrar  fué  impcrlinenc^ 

^^V 

Yo  vengo,  en  fin. á  gozar 

lacayo  soy  serenado. 

esta  cesárea  afición. 

Bien  me  pudiera  yo  ir  ^_ 
acostar,  porque  mi  amo  ^B 
no  puede,  si  yo  le  llamo,      ^B 

^^V         LiLLO. 

Tú  vienes  á  ser  ladrón; 

amor  te  ha  de  disculpar. 

Dijo  un  buen  entendimiento. 

socorrerme  ni  acudir. 

por  cortesano  lenguaje. 

No  me  acuerdo  que  haya  santo 

que  la  ocasión  tiene  un  paje 

abogado  contra  el  miedo. 

1  amado  arrepentimiento: 

el  mejor  sanio  es  san  Credo 

porque  es  forzosa  razón 

y  si  alguien  viene  san  Canto. 

que  se  duela  y  se  arrepienta 

cualquier  persona  que  sienta 
que  se  pasó  la  ocasión; 

ESCENA  X              fl 

y  tú,  que  en  aqueste  ensayo 

SaU  Don  Dieúo.— Lillo.         ^B 

nadie  quieres  que  le  ultraje, 

■ 

por  excusar  aquel  paje 

Diego. 

Preso  esiá  César,  y  temo       ^1 

vienes  con  esie  lacayo. 

alguna  gran  travesura           ^B 

^H^^Lliis. 

Calla,  que  ya  en  la  ventana 

de  Luis,  que  es  quien  procofi^ 

hacen  señal. 

que  esté  preso. 

^^■^          LtLLÚ. 

Pues  espora. 

LiLLO. 

Por  extremo 

que  si  ellate  conociera 

tiemblo. 

fuera  tu  esperanza  vana. 

Diego. 

He  venido  á  rondar  ^^ 

Déjame:  llegaré  yo. 

esta  calle,  por  si  acaso          ^| 

y  creerá  que  soy  criado 

le  hallo.                                 ■ 

de  César. 

LiLLO. 

Ya  siento  un  paso:     H 

^^Bl 

Bien  has  pensado. 

Judas  debe  de  pasar.              ^H 

Dti:ijü. 

La  casa  de  doña  Inés  ^| 
)ienso  que  es  aquélla;  si.  ^| 
Jn  bullo  negro  está  allí.      ^| 

ESCLNA  IX 

LlLLO. 

A  la  ventana  UoÑ*  lr<£s.~Diciio&. 

Mauregato  pienso  que  es.  ■ 
Voyme,  que  es  dc*scortesia     ^| 

^^^ 

¿He  de  llegar? 

dalendelle  yo  la  puerta.         ^ 

^^V 

jPorqué  no? 

DiEOO. 

Pues  él  se  va,  cosa  es  cieña 

^■. 

[Cel 

que  no  es  su  casa:  querría 

^^H 

De. 

saber  quién  es.  |Mola,  hidalgo! 

^^K 

¿Sois  vos? 

LiLLÜ. 

No  sov  hidalgo. 

^^H 

¿ITres  tú? 

DiEOO. 

<-Galin?        ^ 

^H 

¿Es  César? 

LlLLO. 

No  soy  galán.                        ^| 

^^H 

Y  caballero 

DiEdO. 

¿Sacristán?      ■ 

con  seis  letras  de  dinero 

LlLLO. 

.No  soy  sacristán.                  ^1 

bien  venido  del  Pirú. 

Diego. 

¿Sois  algo?^" 

^^1 

¿Qué  dices? 

LiLIO. 

No  soy  nada;  que  es  mejor 

^^H 

Aún  no  me  ha  oido. 

no  ser  nada  en  paz  que  mucl^_ 

^^m 

liabla  como  su  criado 

en  guerra.                             ]H 

y  no  como  el. 

Diego. 

Escuchad.            ^B 

^^H 

Yo  he  pecado; 

LlLlX). 

Escuclld^l 

que  pude  ser  conocido. 

Diego. 

¿EsLillo?                             S 

^^B 

¿Quién  es? 

Lulo. 

Yo  soy,  señor;      ^B 

^^B 

Soy  un  servidor 

y  si  no  supiera  yo                ^B 

6  orinal  de  César,  que 

que  es  mi  amo  quien  me  hoiiM 

[ 

^^^K                                               ACTO  SEGUNDO 

321       ^B 

p 

^TnUmlra  c<}n  la  espadilla 

ClíSA». 

Inés  mia;                   ^^^H 

[ 

que  muchas  bazas  ganó. 

dichoso  he  sido  en  venir                    ^^^H 

K>. 

¿Dónde  está  i.uis?' 

á  tal  punto,  pues  mí  amor               ^^^1 

O. 

No  sé. 

á  la  reja  rcccbis.                                 ^^^H 

ío. 

Pacs,  ^no  c&lá  aquiP* 

No  sabéis  como  estoy  preso              ^^^| 

\o. 

Si  estará. 

por  un  señor  alguacil,                       ^^^| 

bo. 

Lucro,  .jsabcs  dónde  está? 

que  es  como  necesidad                       ^^^| 

Lo. 

.N'o  se  yo  si  estará  en  pie. 

con  cara  de  hereje  al  fin.                   ^^^| 

scnlado,  acostado  6  cómo; 

Prendióme  por  causa  leve,                ^^^| 

1 

porque  el  amor  y  Mahoma 

que  apenas  llegué  á  reñir,                  ^^^| 

permiten  que  duerma  y  cuma 

sino  á  mostrar  de  mi  espada             ^^^H 

sin  decirnos  duermo  y  como. 

el  toledano  buril.                               ^^^H 

DO. 

No  sé  si  entraré;  no  es  justo 

1m¿s. 

¿Cómo  no  me  lu  habéis  dicho          ^^^| 

darle  pesadumbre  en  eso; 

hasta  aqui?                                         ^^H 

, 

:iues  su  contrario  está  preso. 

CÉSAR. 

Porque  no  os  vi                ^^^| 

luélguese,  siga  su  gusto. 

hasta  agora.                                      ^^^| 

¡Ay,  amor,  que  mal  cumplís 

Inks. 

¿Cómo  es  es6?             ^^H 

las  leyes  de  vuestro  honor! 

César  mío:  ¿qué  decís?                      ^^^| 

Mas  soy  padre,  tengo  amor, 

César. 

Di^o,  mi  bien,  qae  estoy  preso,        ^^H 

^ 

y  no  más  que  á  don  l-uis  ft ). 

y  por  dineros  salí                               ^^^| 

■ 

\    Huelgúese,  que  aunque  no  es  justo 

esta  noche  de  la  cárcel,                      ^^^| 

P 

habelle  en  esto  ayudado. 

V  mi  amor  venj^o  á  cumplir.             ^^^| 

r 

más  quieríi  verme  culpado 

Mandad,  señora,  á  una  esclava         ^^^| 

1 

que  vellc  á  el  con  disgusto. 

do  quien  liando  os  servís,                  ^^^B 

Quedaos  Lulo.         \,vast.) 

que,  porque  espero  á  U  puerta,               ■ 

,L0. 

lOh,  padre  tierno!. 

venga  más  de  prisa  á  abrir,               ^^^| 

amoroso  y  tan  sufrido 

Inés. 

¿(^ué  decís,  Cesar?                             ^^^| 

que,  de  amor  desvanecido, 

CÉSAR. 

¿Qué  digo?            ^^^1 

ta 

llevas  tu  hijo  al  infierno. 

¿Qué  confusión  hay  aqui  ^^^| 
de  lenguas?  iNunca  yo  os  dije  ^^^| 
cosas  de  amor  en  latín.                     ^^^| 

■ 

1               F.SCENA  Xr 

Mandadme  abrir;  no  os  burléis.        ^^^| 

1 

Sale  Don  Luis.— Lillo. 

ÍNÉS. 

Si  vos  no  os  burláis  de  mi,  ^^^^ 
no  os  entiendo.                                ^^^^ 

BT 

jOh,  mal  hayat 

CÉSAR. 

¿Cómo  no?              ^^^H 

fcx). 

^Ya  lo  escupes? 

Inés. 

Pues  ¿agora  no  salís?                       ^^H 

1 

¿Tan  malo  es  el  bodegón? 

CÉSAR. 

Si,  señora,  de  la  cárcel.                     ^^^| 

%. 

En  ^ozandij  la  ocasión 

Inés. 

No,  sino  de  mi  jardín.                        ^^^| 

^ 

nuncK  más  la  calle  ocupes. 

donde,  en  amorosos  lazos,  ^^^^ 
palabra  de  esposa  os  di;  ^^^H 
donde,  con  atrevimiento                   ^^^H 

■ 

p              ESCENA  XI! 

más  que  fuera  justo  en  mi,                    ^H 

F 

SaleCi.ikn  — Dtctioi. 

Venus  mati.có  las  rosas  ^^ 
de  mi  mal  logrado  Abril.                         H 

Ur. 

El  alcaide,  aficionado 

CÉSAR. 

¿Que  es  lo  que  decís,  Inés?                     ^| 

de  mi  dinero  y  de  mi, 

Yo  no  soy,  porque  no  fui                      H 

me  da  licencia  que  sal^a 

el  venturoso  ladrón,                               ^^ 

) 

por  esta  noche  á  dormir 

abeja  dése  jazmín,                                   ^^ 

á  mi  casa. 

Otro  París  ha  gozado                              ^| 

6. 

Gente  suena. 

lo  que  á  mi  me  atribuís,                         ^| 

io. 

Si  suena  será  nariz. 

que  no  guarda  más  sus  frutos                ^| 

¿Si  es lu  padre? 

c)  paraíso  de  Madrid.                              ^| 

is. 

Sea  quien  fuere, 

Inés. 

Ya.  cortesano  extranjero                        ^| 

j 

vamonos,  Lillo,  de  aquí. 

y  desatino  gentil,  ^| 
te  entiendo;  ya  sé  que  riiegas  ^^M 
las  prendas  que  yo  te  di.  ^^^H 
No  es  este  lugar'de  quejas                ^^^H 

1 

ESCENA  XÍII 

J 

A  la  Ventana  Doña  luis. — Cksah. 

ni  he  de  dar  voces  aquí;  ^^^| 
mujer  soy,  si  me  injuriaste              ^^^H 

t. 

Ya  perdido  el  primer  sueño 

yo  me  vengare  de  ti.  iVast,)             ^^^| 

será  imposible  dormir. 

CÉkAR. 

Escucha,  engañada  hermosa;           ^^^H 

1 

y  asi  quiero  ver  si  (^csar 

mira  si  fué  don  Luis                         ^^^H 

se  fué  ya.  ¿No  es  aquél?  Sí. 

el  ladrón  del  dulce  sueño                 ^^H 

César:  mi  bien. 

que  ha  tenido  tan  mal  fin.  ^^^H 
Kl  es  sin  duda  ninguna.                   ^^^H 

¡Plegué  á  Dios,  si  fuese  ansí,           ^^H 

A 

tí  ea  et  oriftinal  manuscrito. 

que  marchite  y  seque  el  tiempo      ^^H 

\  COMEDIAS  DE  TIRSO  DE  MOLINA.— TOMO  II 

^^H 

322                                         LA  SANTA  JUANA- 

—TERCERA  PARTE                                    ^^| 

la  verde  edad  de  mi  abril! 

luna,  sol,  palma  en  cades  (i) 

¡Plegué  á  Dios  no  vuelva  á  Italia 

plátano,  cedro,  ciprés. 

sin  padecer  y  seniir, 

lirio,  clavellina,  rosa. 

tormenias  donde  me  anegue 

Jesíís. 

¡Dulce  esposal 

sm  darme  ayuda  el  delfín! 

Santa. 

Eterno  amante, 

¡Plegué  á  Dios  que  Dios  me  falle 

David,  Salomón,  Asuero, 

si  nu  me  vengare  en  ti 

hombre  Dios,  león,  cordero. 

ó  matándote  ó  muriendo, 

pas»or,  hey,  niño,  gigante. 

pues  es  vengarse  el  morir!  (Vasc.) 

siempre  he  de  subir  á  verus, 
amor,  con  santa  ventaja. 

Ji^sC^s. 

Ansí  ensalzo  al  oue  se  abaja. 
Amores  son  verdaderos. 

ESCENA  XIV 

Santa. 

La  Samta  sota. 

Jesús. 

¿Qué  haces? 

Santa. 

Reprender, 

^No  sabremos,  cuerpo  bajo. 

mi  Dios,  un  cuerpo  holgazán 

qué  cansancio  ó  aflicción 

que,  comiendo  vuestro  pan,        J 

o^  da  pena?  Mas  no  son 

la  carga  deja  caer                         1 

ruines  para  el  trabaío. 

que  la  religión  encierra;              1 

¿Diréis  que  andáis  lodo  el  diSj 

pero  como  fué  formado             1 

lo  que  c\  coro  da  lugar. 

de  tierra  y  está  cansado. 

ocupado,  ya  en  curar 

no  hay  quien  le  alce  de  la  tierra. 

monjas  en  la  enfermería, 

Virgen. 

¿Quiéreste,  Juana,  venir           _^m 

ya  en  los  ejercicios  santos 

con  nosotros?                            |H 

del  fregar  y  del  barrer, 

Santa. 

Si  ha  de  ser        H 

ya  en  ir  al  horno  á  cocer 

el  ir  para  no  volver,                   B 

el  pan  para  pobres  tantos, 

no  tengo  que  prevenir;               ■ 

ya  en  llevar  de  la  obediencia 

todo.  Reina  soberana,                H 

él  yugo,  y  querréis  decir 

está  á  punto;  vamos  luego.        H 

que  ya  no  podéis  sufrir 

Jesús. 

A  mi  celestial  sosiego                 H 

tanto  ayuno  y  penitencia, 

irás  brevemente,  Juana;             V 

que  os  dé  descanso  de  hoy  más? 

ruegos  de  tus  monjas  son 

¿Y  parecerá  muy  bien 

los  que  hasta  aquí  han  impedido 

que,  cual  los  hijos  de  Efrén, 

tu  muerte. 

volváis  la  cabeza  atrás, 

Santa. 

Tu  amor  ha  sido, 

cuando  la  victoria  espera 

mi  Dios,  larga  dilación 

el  premio  que  merecéis. 

de  este  destierro  pesado; 

y  que  cansado  os  paréis 

y  siendo,  Señor,  ansí, 

en  mitad  de  la  carrera? 

con  David  diré:  ¡Ay  de  mí, 

No,  cuerpo,  hasta  la  viioria. 

que  me  le  habéis  prolongado! 

si  la  queréis  alcanzar, 

Pero,  amores,  ¿dónde  bueno  (a 

todo  ua  de  ser  pelear. 

vais,  que  así  me  convidáis? 

que  al  fin  se  canta  la  gloria. 

Jesús. 

A  recrearte. 

Quien  quiere  tener  caudal 

Santa. 

Bien  dais. 

cuando  el  alma  se  despida 

amoroso  nazareno. 

en  el  dia  de  la  vida 

muestras  que  es  vuestro  blasóf 

ha  de  ganar  el  jornal 

el  amor  que  aquí  os  envía. 

que  en  la  noche  de  la  muerte, 

Jesús. 

Ven. 

como  el  jornalero,  cubra; 

Santa. 

En  vuestra  compañía 

que  no  ha  de  alzar  de  la  obra 

todo  será  recreación. 

hasta  la  noche  el  que  es  fuerte. 

Dejadme,  mi  Dios,  besar    ^^^H 

Caminad,  que  se  apresura 

estos  soberanos  pies,           ^P^| 

la  noche,  y  si  tenéis  cuenta, 

porque  á  los  vuestros  dcspiíéiTV 

á  vista  estáis  de  la  venta, 

Virgen,  me  pueda  postrar.         f 

sí  es  venta  la  sepultura; 

Jesús. 

¡.\y  prenda  cara,  y  qué  dcllo 

si  viene  el  cansancio,  cchalde, 

te  quiero! 

y  anímeos  el  interés 

Santa. 

¡Qué  tal  escucho! 

por  que  no  os  digan  después 

¡Ay  mi  Dios! 

que  tomáis  el  pan  de  balde. 

Jesús. 

¿Quiéresmc  mucho:' 

Santa. 

Mucho. 

ESCENA  XV 

Jesús. 
Santa. 

¿Cuánto? 

Tanto  del  lo. 

La  ViHosn  Sueitra  Señora,  y  el  NiSo  Jhús,  el  Anckl 

Jesús. 

Pídeme  mercedes. 

y  otro  AnuBt.  arriba.  —  La  Sant\.  —  Toquen  chiri- 

mlat. 

ViROEM.    ¡Juana! 

(i>    Ati  en  ct  uriginal. 

12)    Este  y  lo*  dieciseis  rer»os  que  siguen  cttiía. 
ctiodos  en  el  orÍKinal.                                          ^ 

Santa.                Virgen  antorosa, 

ACTO  TERCEnO 


Pido 

dos  cosas  no  más,  mi  Dios; 
mas  siendo  tan  largo  Vos 
corta  en  el  pedir  he  sido. 
L'n  muerto  y  un  vivo  son 
los  que  por  inierccsora 
me  han  puesto,  y  de  Vos  agora 
llenen  de  alcanzar  perdón. 
Kl  alma.  Esposo  divino, 
de  don  Jorge  está  penando 
y  entre  llamas  apurando, 
como  metal  rico  y  (i no, 
los  quilates  de  aquel  oro 
que  en  vuestra  mesa  ha  de  estar; 
yo  le  vi,  Señor,  penar 
dentro  de  un  ardiente  toro, 
con  un  tormento  excesivo; 
alcance  yo  destus  pies 
que  esté  ya  libre. 

¿Quién  es 
el  segundo? 

l'n  muerto  vivo: 
muerto  en  vicios  vino  al  mundo. 
Ks,  mi  Jesús,  don  Luis, 
y  si  Vos  k-  reducís 
tendréis  un  Saulo  segundo. 
Hijo  que  desobedece 


á  su  padre,  Juana  mía, 

y  en  sus  pecados  porfía 

obstinado,  no  merece 

mi  perdón. 
Santa.  Si,  si,  mi  Dios, 

que  es  mi  devoto  su  padre; 

pues  sois  su  divina  .Madre, 

Virgen,  pedídselo  vos. 
Virgen.    Hijo:  á  cosa  que  os  suplica 

Juana,  no  digáis  de  no. 
Jesús.        Madre,  no  sea;  cesó 

mi  enojo. 
Santa.  Ya  quedo  rica. 

Jesf's.        Yo  haré  que,  cual  otro  Saulo, 

si  á  la  virtud  hace  guerra, 

caiga  don  Luis  en  tierra 

y  imite  después  á  Paulo. 
Santa.     ¿Y  de  don  Jorge,  Señor? 
Jksíis.        Por  ti,  Juana,  le  perdono. 
Santa,      Vuestro  cierno  amor  pregono. 
Jesús.        Hoy  á  mi  eterno  favor 

subirá. 
Santa.  Qué  ¿por  losdos 

la!  favor  se  me  concede? 
María.     SI.  que  todo  aquesto  puede 

Juana  de  la  Cruz  con  Dio>>.  i^Toqutn. 


ACTO  TERCERO 


PERSONAS  QUE  HABLAN   EN   EL 


Don  DitGü.  (Alofre.) 
Don  Luis.  (Toledo.) 
LiLLo.  (Guardia.) 
CwESPo.  (.aguado.) 
Dekruecu.  (Juan  Ximénez-f 
MiNoo.  (S.  P.') 
César.  (Montcmayor.) 
Doña  Inks.  (Ana  Cabello.) 


La  Santa.  (Maria  de  Morales.) 

El  Anobl.  (Juan  de  M. ») 

Nuestra  Seíñora.  (La  Sra.  Petronila.) 

Jesi's,  niño.  (San  Paico.) 

María,  monja.  (La  Sra.  Anna  María.) 

Otra  monja.  (La  Sra.  Madalena.) 

Una  niña.  (San  Paico.) 

Un  alma.  (Juan  .Ximénez.) 


n  Toledo,  á  24  de  Agosto  de  1614  atios,  por  Fr.  Gabriel  Téllcz. 


ESCENA  PRIMEUA 
DúN  DiKco,  DoH  Luis  y  Lili  o. 

Seguro  estás,  hijo  ingrato, 
de  que  no  culpe  y  condene 
tu  injusto  y  vicioso  trato; 
porque  mi  lengua  no  tiene 
palabras,  nn  te  maltrato. 
.Seta  tu  culpa  mayor 
no  hallarse  castigo  igual 
en  palabras  ni  en  rigor, 
que  aun  no  sé  decir  el  mal 
que  sabes  tú  hacer  mejor. 


Lujs. 


Tus  vicios  me  han  retirado 
de  Madrid,  y  la  prisión 
hngida,  c!  amor  pasado; 
no  estoy  como  Cipión 
con  más  honra  desterrado, 
sino  por  vicios  ajenos, 
por  necesidad,  jamás 
honrosa  para  los  buenos; 
no  sabré  decirle  más 
ni  tú  sabes  hacer  menos. 
¡Con  sermones  cada  día, 
sin  por  qué  ni  para  qué! 
|0h,  qué  enfadosa  porfía! 


^^^M 

LA  SANTA  JUAWA- 

^KRCFR^ART^^^^^^^^^H 

¿•Kstoy  yo  fallo  de  fe, 

que  los  ríos  y  los  juíos 

ú  he  venido  de  Turquía? 

corren  siempre,  c^ián  sus  di 

¿(^)ué  he  hecho  yo  que  no  sea 

de  la  agua  y  renta  seguros, 

lo  que  un  caballero  mozo 

V  no  han  de  ser  más  pequd 

si  no  es  cartujo  desea? 

sus  gastos,  ni  ellos  más  dur 

¿Qué  quieres?  iMis  anos  gozo 

pero  es  necio  el  que  á  la  fuo 

como  mi  edad  los  emplea. 

de  el  río  y  de  la  hacienda. 

¿He  sido  yo,  cual  Nerón, 

deshace  y  rompe  y  no  siente 

que  quiso  mudar  el  ser 

que.  cuando  después  pretcnd 

por  variar  el  alición? 

agua  y  rio,  no  hay  corríeniei 

Querer  bien  á  una  mujer 

Mis  posesiones  vendí; 

es  marca  de  discreción. 

ya  no  tengo  posesión 

^H       LtLtO. 

Y  á  dos  y  á  ircsy  á  tres  mil, 

ni  buena  esperanza  en  mi; 

y  á  cuantas  el  mundo  abarca; 

retíreme  á  Torre jón, 

sea  hermosa,  noble,  vil. 

mi  sepulcro  tendré  aqui; 

no  es  culpa  mayor  de  marca 

este  has  querido  dejarme 

y  no  es  marca  de  gentil. 

que  no  le  vendes  jamás, 

^v 

¿Tú  predicas? 

y  no  ha  sido  por  honrarme. 

^H 

¿Y  te  pesa? 

mas  porque  no  viva  más 

jQuc  motilón  no  aprendió 
a  echar  también  su  traviesa. 

ni  falte  donde  enterrarme.     M 

Luis.          Déjame  ir.  ¿Que  galera          1 

y  81  en  el  pulpito  no, 

es  ésta?  ¿No  basta  el  remo,  ■ 

predica  sobre  una  mesa? 

sino  atado  al  banco?             ■ 

^^^^■DlEGO. 

Como  lodos  en  mi  casa 

DiEdo.                                           Espera. 

de  tus  daños  participan, 

Luis.        ¿Cómo  he  de  esperar,  si  lemu? 

y  toda  por  ti  se  abrasa, 

Déjame  esconder  siquiera; 

los  que  pueden  se  anticipan 

son  mis  costumbres  feroces, 

á  llorar  el  mal  aue  pasa; 
como  has  jugado  y  perdido 

mi  vida  áspera  y  inculta;        _ 

si  por  fiera  me  conoces,         ■ 

la  hacienda,  que  es  sangre  y  vida, 

la  fiera  luego  se  oculta          ■ 

cualquiera  será  atrevido 

que  siente  pasos  v  voces.       B 

á  culparte  de  homicida. 

¿No  hay  Indias?  ítalia  y  Flan 

pues  tu  flaqueza  ha  sentido. 

¿no  pagan  sueldo  ai  soldadoM 

^1 

Va  jugué,  ya  se  perdiój 

Que  vuelva,  pues,  no  me  mifl 

también  sé  pudo  quemar 

que  en  mis  males  he  juzgado 

la  hacienda. 

verte  y  oirie  por  grandes. 

^H 

¿Y  no  se  quemó? 

DtEGo.       Escucha,  que  ya  el  iemor(i. 

^B      Luis. 

La  hacienda  es  para  gastar, 

de  padre  que  te  castiga 

que  para  guardarla  no. 

quiere  aplacar  el  rigor. 

Nin^una  moheda  es  buena 

aunque  se  murmure  y  diga 

no  más  que  para  dar  peso 

que  soy  vasallo  de  amor; 

á  un  arca  pesada  y  llena; 

que  de  mi  pasión  arguyo 

si  no  ha  de  servir  más  de  eso 

que  alma  y  vida  perderé; 

bien  puede  henchirse  de  arena. 

pues  gusto,  aunque  es  maloi 

^H         LiLLO. 

FJres  leído;  ese  ardid 

no  sólo  que  digan  que 

usó  con  agüelos  míos 

esclavo  soy,  pero  ciiyo. 

ó  tuyos  mi  agüelo  el  Cid, 

Si  con  honrosas  ventajas 

mas  no  consiente  judíos 

siguieras  en  una  impresa 

guardosos  nuestro  Madrid, 

el  ronco  son  de  las  cajas. 

que  el  señor  Lercio,  el  pobre  (i), 

que  el  honor  que  se  interesa 

gasta  más  de  lo  que  tfenc 

ilustra  personas  bajas. 

y  el  tercio  antes  que  le  cobre; 

eso.  Luis,  ¿por  qué  no 

y  al  guardoso  le  conviene 

pudiera  ser?  Que  soldado 

)restar  de  lo  que  le  sobre. 
\o  alabo  yo  de  prudente 

honraras  á  quien  te  honró; 

^H     Diico. 

mas  irte  desesperado 

á  quien  detuviese  un  rio 

eso  no  lo  diré  yo. 

y  guardase  la  corriente: 

Espera  y  pretenderé 

ése  fuera  desvario. 

en  Madrid  alguna  plaza 

pues  corre  continuamente. 

honrosa  que  el  Rey  te  dé, 

Coger  la  que  es  menester 

porque  con  industria  y  \hí% 

y  la  demás  agua  pase, 

se  alcanza  lo  que  hoy  se  ve. 

pues  hoy  vendrá  como  ayer. 

El  Rey  me  la  prometió 

Quien  tiene  renta  no  tase. 

cuando  le  anduve  sirviendo. 

guarde  ni  estreche  el  poder. 

y  para  ti  diré  yo 

H        (I) 

en  el  maDUKrlto, 

(t)    Tichada  toda  esta  gtota  en  ei  orixiiia 

^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^ 

^" 

^^^^H 

^                                                 ACTO  TERCtIRO 

325     ^J 

que  la  plaza,  Luis,  prciendo, 

levantándole  del  sucio                        ^^H 

efue  cuyo  soy  me  mandó. 

Lillo  al  viejo?                                         ^^H 

Cuando,  después,  victorioso 

Mingo. 

Entremos  ya.              ^^M 

volvieses  y  acrecentado 

Crespo. 

|Oh,  malos  truenos  del  cielo              ^^H 

con  algún  olicio  honroso, 

que  quemen  al  que  se  val                    ^^H 

no  pagues  lo  que  te  he  dado; 

¿Qüi  es  esto,  señor?                            ^^H 

pózalo  i6  y  s¿  dichoso, 

Diego. 

No  fué,                 ^^^H 

que  aunque  es  de  lu  padre  y  luyo 

no  tiene  ser  el  pecado.                        ^^H 

el  bien,  ni  aun  correspondencia 

Berpuec 

.  ^-Quién  os  detribó  y  por  qué,            ^^H 

de  lu  ingrato  pecho  arguyu. 

que  él  se  verá  derribado                      l^^l 

y  asi  yo  le  doy  licencia 

de  Dios  si  le  asienta  el  pie?                  ^^H 

que  no  diga  que  soy  suyo. 

Diego. 

No  quiero  que  se  alborote                   ^^H 

Suéltame  el  brazo,' que  entiendo 

Torrejón.                                           ^^H 

que  es  del  mar  y  que  me  anega. 

Crespo. 

Pues  ,ide  eso  dudas?         ^^M 

(Dcrribalt.) 

Es  un  Judas  Iscariote                          ^^H 

Con  nueva  razón  me  ofendo. 

don  Luis,  y  mató  Judas                       ^^H 

y  ya  mi  pasiones  cieya 

al  padre  con  un  garrote.                      ^^H 

si  vengarme  no  pretendo. 

Ljut.0. 

No  hay  quien  á  contar  acierte            ^^H 

Apartas  con  lanía  ira 

lo  que  hoy  ha  sufrido  el  ciclo,            ^^H 

de  tus  brazus  mi  flaqueza 

Diego. 

Ya  fragua  un  rayo  más  fuerte.          ^^H 

que  he  caido;  ^no  le  admira 

Voy  á  quien  me  dé  consuelo.             ^^^| 

que  está  á  tus  pies  lu  cabeza. 

qué  es  Juana  en  mi  adversa  suerte.    ^^H 

y  que  Dios  le  escucha  y  mira? 

{Vanse  Doo  Dieg*  y  LilIo.j^^H 

ti  viejo  es  Iruia  madura, 

^^^M 

cáese  ella  misma  y  se  pierde. 

^^^H 

ts  verdad,  y  más  segura 

ESCENA  III                           ^H 

y  más  dulce  que  la  verde 
y  más  lan  amarga  y  dura. 

Dichos,  mtnus  Ooti  Dikoo  y  Lillo,                 ^^^H 

La  misma  comparación 
puso  alabando  á  los  viejos, 
aquel  prudente  Calón, 
que  en  sus  maduros  consejos 
hay  salud,  gusto  y  sazón. 
I'ues  cuando  la  fruta  verde 
está  en  almíbar  suave, 
amargura  y  daño  pierde, 
y  asi  hay  mancebo  que  sabe 
más  de  que  algún  viejo  acuerde. 
Más  discreto  soy  que  vos. 

Cbkspo. 

No  viniera  un  ciego  aquí,  ^^H 
y  Giras  veces  son  prolijos,  ^^^| 
y  rezaran,  Mingo,  ansí:  ^^^1 
«Padres,  los  que  tenéis  hijos,  ^^H 
crialdos  bien,  porque  si.»  ^^H 
Mas  volvámonos,  compadre,  ^^^| 
porque  mi  niña  quedó  ^^H 
muriéndose,  y  ya  sin  madre  ^^H 
quedará,  y  quedaré  yo  ^^H 
sin  un  perro  que  me  ladre.                ^^^^M 

(Dale  con  ti  pie  y  vase.) 

^^^M 

Levantaos  y  pasaré, 
que  no  cabemos  los  dos 

ESCENA  IV                          ^H 

en  el  mundo. 

Sait  CisAR.— Dichos.                          ^^^| 

Llega  el  pie 

^^^M 

que  abrasen  rayos  de  Dios. 

Cksar. 

^Por  qué,  si  sabéis,  amigos,               ^^H 

Por  el  pie  sleve  y  escala 

le  lleva  ansí  á  los  hombros                        ■ 

este  ya  violado  templo 

Lillo  á  su  amo?                                  ^^H 

dond'e  lu  pie  se  señala. 

Crespo. 

Hay  testigos             ^^H 

Dios  le  corte  para  ejemplo 

que  vieron  con  mil  asombros           -^^H 

de  quien  en  culpas  te  iguala. 

de  venideros  castigos                             ^^H 

Bien  haces,  traidor;  levanta 

que  don  Luis  le  derribó                       ^^H 

contra  mi,  pues  vu»  la  he  hecho, 

y  diú  con  el  pie  al  volver                    ^^H 

esa  mal  trazada  planta. 

á  su  padre,  y  le  dejó;                          ^^H 

cuyo  edilicio  deshecho 

que  es  víbora  y  quita  el  ser                ^^H 

deje  la  venganza  santa. 

al  dueño  que  se  le  dio.                        ^^H 

César. 

No  creo  yo  de  don  Luis  ^^H 
esa  nueva  mentirosa.                          ^^H 

ESCENA   II 

Crespo. 

Muy  en  su  favor  venís.                      ^^H 

Cksar. 

Don  Luis  no  hiciera  cusa                   ^^^| 

Sale»  los  Paitorb».— Don  Diígo  y  l.ii.t-o. 

MlNGl. 

lan  buena  coino  decís.  ^^^| 
¡Esto  es  buenol                                   ^^^| 

O.    ^Voccs,  clamores,  ruido 

César. 

En  la  ocasión,          ^^H 

y  salir  echando  chispas 

porque  maltratar  al  padre                 ^^H 

don  Luis?  Desgracia  ha  habido. 

de  lan  mal  hijo  es  razón,                   ^^H 

lEC.  ¡Ühl  que  le  piquen  avispas, 

y  en  dar  la  muerte  á  su  madre          ^^H 

que  es  un  bárbaro  atrevido. 

fué  justisimo  Nerón;                         ^^^| 

Pero  <no  ves  cómo  esiá 

^ 

que  quien  tal  monstruo  parió           ^^^| 

LA  SANTA  JUANA— TERCERA  PARTE 


merecido  premio  fué 
morir  por  él  cual  murió, 
y  es  justo  poner  el  pie 
en  quien  ul  monstruo  crió. 
^Crespo.     ¡Anclaos  á  plomosias! 

vamos,  mi  niña  veremos, 

que  son  al  Im  cosas  mías.  iVanst.) 

ESCENA   V 

CÉSAR.      Siguiendo  al  fin  tus  extremos, 
honor,  al  campo  me  envia. 
Aquí  dicen  que  ha  venido 
mi  enemigo  don  Luis; 
si  os  tiene  tanto  ofendido, 
César,  á  tiempo  venís 
que  lodo  lo  halláis  vencido. 
A  don  Luis  no  conviene 
temer,  que  eso  mesmo  le  ala 
las  manos;  vencido  viene, 
que- quien  su  padre  maltrata 
cierta  la  desdicha  licne. 
V  si  pensaba  Caín, 
muerto  ya  su  hermano  Abel, 
con  ser  menos  culpa,  en  fin, 
que  la  tierra  iría  tras  él 
hasta  dalle  un  triste  tin, 
en  don  Luis  que  dice  6  piensa 
que  está  mi  espada  envainada, 
incjor  vengaré  mi  (jfensa 
estando  conira  él  la  espada 
de  Dios  alzada  y  suspensa. 

ESCENA  VI 

Salt  la  Santa  sola. 

Albricias,  alma  mía, 

que  ya  de  vuestro  bien  se  acerca  el  día, 

y  el  destierro  cumplido 

que  ausente  de  la  patria  os  ha  tenido, 

el  soberano  Esposo 

llamándoos  á  su  tálamo  amoroso, 

con  música  os  convida 

á  eterna  paz,  á  enamorada  vida, 

al  néctar  de  su  vista  deleitoso, 

al  real  palacio,  á  la  tranquila  casa 

donde  no  llega  el  mal  niel  bien  se  pasa. 

Con  el  salmista  hebreo 

cante,  cual  cisne,  amor,  vuestro  trofeo; 

decí  á  vuestro  querido: 

«Alegre  estoy,  mi  Dios,  de  lo  que  be  oído, 

dichosa  habitadora 

seré  de  la  ciudad  donde  el  bien  mora; 

ya  se  pasó  el  invierno 

ya  se  acerca  el  Abril  y  el  Mayo  Iterno 

que  el  cierzo  no  marchita  ni  desllora. 

Jcrusalcn:  tus  calles  infiniías 

veré  empedrar  de  jaspe  y  margaritas.» 

ESCENA  VIÍ 

Et  A.1GKI.  y  la  Santa. 

A  NOEL. 

Juana:  ,;qué  nuevo  canto 
le  iguala  al  cisne? 


Santa. 
jAy,  mi  custodio  Saní 
lav  mi  Laurel  divino, 
mi  guarda  compañero  y  mi  padrino! 
l>cl  conlcnto  que  encierro 
pedí  albricias:  alzáronme  el  destierro. 
Mañana,  ángel,  mañana, 
veré  con  vos  la  patria  soberana 
rotos  los  grillos  del  pesado  hierro 
que  Adán  echó  á  los  hombres,  de  tal  sueitr, 
que  no  hay  rompcllos  otro  que  la  muerte. 

Ángel. 
La  Invención  sacrosanta, 
mañana,  de  la  Cruz  celebra  y  canta 
lodo  el  mundo,  y  en  ella 
te  quiere  Dios  llevar  á  su  Sión  bella. 
En  semejanie  día 
naciste  al  mundo  para  su  alegría, 
el  hábito  tomaste 
y  en  este  santo  d'.a.  profesaste. 
Juana  eres  déla  Cruz,  pupila  mía, 
la  Cruz  adoras  y  en  su  día  subes 
pasando  estrellas  y  pisando  nubes. 

Santa. 
Para  tan  grande  fiesta 
como  me  ofrece  amor  y  Dios  me  empreslii, 
cuando  mi  bien  señalas. 
Laurel  divino,  vuélveme  mis  galas; 
mi  guardajoyas  fuisie, 
la  purpura  que  el  mismo  Üios  se  viste 
de  [a  cru¿  y  los  clavos 
que  dieron  libertad  á  sus  esclavos, 
y  la  corona  que  guardar  quisiste 
me  puedes,  Ángel,  dar,  porque  con  todas^ 
pueda  subir  á  celebrar  sus  bodas. 

Anoel. 
La  cruz  de  Cristo,  dama, 
está  á  ia  cabecera  de  tu  cama; 
los  clavos  y  corona 
que  el  rcit:o  de  tu  Esposo  y  bien  prí 
por  único  Monarca, 
guardadas  tengo,  Juana  mía,  en  el  arca 
de  tus  joyas  divinas, 
donde  tienes  cilicio  y  disciplinas, 
y  otra  prenda  de  amor  que  en  cuanto  abarcí 
el  so!  no  la  hay  más  rica  n¡  más  bella, 
en  el  arca  te  espera;  corre  á  vella. 

Santa, 
^Qué  prenda  es,  Ángel  santo, 
la  que  me  da  mi  Esposo  y  vale  tanto.* 

Ángel. 

No  vale  Dios  más  que  ella. 

Santa. 

|Ay  prenda  soberanal  ¡ay  joya  bella! 
¿y  en  el  arca  encerrada 
la  tiene  Dios.'' 

Ángel. 

En  ella  está  guardada. 
Santa. 
jQué  joya  es,  Ángel  bello? 
Decíldo,  que  me  muero  por  sabello. 


p 


ACTO  TERCERO 


A  NGEI-. 
que  lu  alegría  sea  doblada 
t  sabrás  por  más  que  lo  dcscjis 
ique  abriendo  el  arca  tu  bien  veas.  [Vaxe.) 

t  ESCENA   Vm 

I  La  Sauta  sola. 

leías,  madres  mías: 

!á  tiesta;  haced  mil  alegrías, 
cantando  todas 
is  la  joya  de  mi  amor  y  bodas. 
larca  soberan;^! 

'qué  no  vas  á  vella,  indigna  Juana? 
raos.  cielo,  tierra, 

la  joya  que  Dios  en  mi  arca  encierra, 
[o  que  en  ella  mi  ventura  pana. 
res:  vengan,  verán  mi  prenda  rica, 
sólo  es  bien  el  que  se  comunica. 

ESCENA   IX 
Salen  Maí/a,  monfa.y  Otra.— La  Santa. 


.MakÍA. 
Santa. 


i  A 


n 


Madre:  ,;qué  voces  son  éstas? 

rA.      Si  vieran  lo  que  me  ha  dado 
m't  divino  enamorado, 
hicieran  conmigo  fiestas. 
jOh,  qué  prendas  manifiestas 
tengo,  madres,  del  amor 
de  mi  divino  Señor! 
¡Oh,  qué  joya  tengo  cntrellas 
que  aventaja  á  las  estrellas 
en  belleza  y  rcsplandorl 
¿Dónde  está?  Vámosla  á  ver, 
si  nuestro  amor  lo  merece, 
que,  pues  tanto  la  encarece, 
notable  debe  de  ser. 
Ixa.'Pues  ¿no  podremos  saber 
qué  joya  es? 

No  lo  sé  yo, 
madres,  que  quien  me  la  dio 
decírmelo  no  ha  querido, 
poique  el  bien  no  prevenido 
en  mucho  más  se  estimó. 

(Descúbrese  una  arquilla  curiosa  sobre 
una  mesi.y 

Pero,  pues  el  arca  es  ésta 

ó,  por  mejor  decir,  zona 

de  los  clavos  y  corona 

que  son  galas  de  mi  tiesta, 

hoy  he  de  hacer  maniliesla 

á  lodos  la  dicha  mia, 

y  la  joya  que  me  envía 

mi  Dios  les  he  de  mostrar 

porque  puedan  celebrar 

justamente  mi  alegría. 

Hinauen  Us  rodillas  todas.  (Ilíncanse.) 

'¿Qué  seri? 

Nuevos  favores 
de  Dios,  cada  vez  mayores. 
Centro  feliz  que  acomodas 
las  veslas  de  nuestras  bodas; 
velo  hermoso,  aunque  pequeño; 
depósito  de  el  empeño 
que  el  amor  ha  puesto  en  ti; 


ÍA2. 

ÍA. 


nave,  que  del  Potosí 
trac  riquezas  de  mi  dueño, 
haz  manifiesto  el  tesoro 
que  apetece  mi  deseo; 
fe  tengo,  con  ella  creo 
lo  que  sin  ver  en  tí  adoro; 
salga  de  su  mina  el  oro 
que  ¿  mi  ventura  prevengo, 
que,  pues  á  gozalle  vengo 
sin  saber  lo  que  es  diré: 
Tan  rica  estoy  que  no  sé, 
gran  Señor,  lo  que  me  tengo. 

(Ábmstel  arca  y  íialr  entre  «u¿>«  dura' 
Has  el  Sandtimo  Sixcramentu.i 

Pero  |ay  ciclos!  ¿qué  ventura 
es  ésta? 

¡Milagro  extraño! 
Pan  queferiiliza  el  año 

[Toquen  poco.) 

de  la  celestial  hartura: 
maná  de  eterna  dulzura, 
blanco  que  señala  Juan, 
medalla  Je  amorgalin, 
pues  á  mi  arca  habéis  venido, 
diré  que  habéis  proveído, 
mi  Dios,  el  arca  del  pan. 
Mas,  decidme.  Esposo  amado: 
jjt  qué  á  mi  arca  venís? 
¿de  qué  enemigos  huís, 
que  os  acogéis  á  sagrado? 
¿Si  porque  os  he  celos  dado 
os  escondéis  para  prueba 
de  mi  amor?  Ya  se  que  os  lleva 
á  que  acechéis  almas  fieles 
por  ventanas  y  canceles, 
mas  por  arca  cosa  es  nueva; 
mas  como  parto  mañana 
á  la  patria  de  U  vida 
prevcnisme  la  comida, 
providencia  soberana. 


ESCENA  X 

Aparécese  tt  Amoki.  junio  al  anadeirás  de  ella. 
Dichas. 

Anoei..     Esta  forma,  amada  Juana, 

comulgó  un  hombre  en  pecado 
que  csiá  muerto  y  condenado, 
y  saliendo  de  él  se  vino 
á  lu  poder. 

¡Qué  divino 
favorl  ¡Qué  tierno  bocado! 
Con  tan  divinos  despojos, 
¿quién  me  iguala.  Laurel  santo? 

Monja  a.*  Llena  de  amoroso  llanto 
estoy. 

Fin  de  mis  enojos, 
pan  de  leche,  pan  con  ojos 
vos  cumplisteis  la  esperanza 
de  mi  bienaventuranza; 
mañana  os  comulgaré 
y  la  gloria  alcanzaré, 
pues  llevo  en  vos  la  libranza. 

(Toquen  poco.  Encübrete  el  Ángel  y  ti 
arca.) 


Santa. 


Santa. 


^H           328                                      LA  SANTA  JUANA- 

-TERCEI^A  PARTE                              ^^^| 

^B                               ESCENA    Xl 

entre  los  más  que  ha  matado^^ 

^^^T' 

que,  aunque  necio,  es  licencM^ 

^^^                                Dichos,  menos  el  Anosl. 

diérame  menos  dolor; 

■           MoN/A  2,'Llena  de  confusión  sania 

que,  en  fin.  el  puebro  y  alcalde 

1                           ^'oy. 

^^       María.            ¡Que  tanto  Dios  regale 

le  pagamos  y  hace  bien.         ^M 

en  malarmos,  que  no  es  bien^f 

^B                       un  alma!  La  luz  que  sale 

que  le  paguemos  de  balde:     ^M 

^^1                      de  su  hermoso  rostro  es  tanta 

mas  un  amapelo  cruel             ^M 

^^ft                     (^uc  nos  deslumbra  y  espanta. 
^^F     Monja  3.*  Loa  tai  reverencia  quedo, 

no  es  bien;  sanad  mi  dolor,    ^H 

que  se  correrá  el  dotor           ^M 

P                            que  no  oso  hablalla,  aunque  puedo. 
1           María.     ¿Quién  su  dicha  no  pregona, 

de  no  habella  muerto  ¿1.         ^M 
Santa.     No  seáis  tan  malicioso.           ^M 

L                           dándote  Dios  tal  patrona. 

Crespo.    No  es  malicia  hablar  verdad.  ^* 

K                          reino  ¡lustre  de  Toledo? 

^^^B                                                         (Va use  tas  Monjas.) 

ESCENA  XIII              ^ 

^V                              ESCENA  XII 

Salí  Don  Diego.  -  Dicho«.           ^H 

^^^m           Saltn  los  Pastorbs.— Dicius,  menos  las  Monjas. 

Diego.      Madre:  estos  labios  honrad     H 

^^^B 

con  esos  pies;  vergonzoso      H 

^^H     Crespo.    Si  no  me  la  resocita 

vengo  y  con  razón  á  vos        H 

^^^B                    >'o  me  ahorco,  madre  Juana. .. 

por  no  tomar  los  consejos     ^H 

^^p     Santa.     ¡Oh  hermanos! 

que,  en  ser  vuesi ros,  son  esp^^j 

^^m     Crespo.                            Firmeza  (i)  hermana, 

de  la  claridad  de  Dios.            ^M 

^^^F.                      y  rnos  ama,  no  permita 

Santa.     Señor  don  Diego:  no  es          ^M 

P                           ta!  desgracia. 

aquese  vuestro  lugar.             ^M 

1            Sama.                          Pues  ¿qué  ha  sido? 

Diego.      No  os  oso  al  rostro  mirar,     ^H 

1             Crespo.     Mis  pecados  deben  ser. 

v  asi  me  postro  á  ios  pies.      ^M 

1                             Cenó  mi  ["Kirilla  ayer 

Ün  hijo  que  á  iniercesión       WM 

■                             unos  berros,  que  han  urdido 

vuestra,  madre.  Dios  me  ha  diao 

1    '                         mis  penas,  que  tiene  tacha 

y  por  haberse  criado 

^^H                      de  comellos.  Socedlo 

con  la  santa  educación            h 

^^H                     [ay  Diosl  que  la  dije  yo: 

vuestra  en  su  tierna  niñez       ^M 

^"^                     No  comas  berros,  muchacha. 

imaginé  que  aprendiera           H 

Santa.      ¡Y  pues! 

virtudes,  con  que  me  diera     ^M 

Crespo.                 Comió  un  amapelo 

después  alegre  veiez;                ^M 

entre  los  berros,  y  luego 

con  las  alas  que  mi  amor        ^M 

tomó  las  de  Villadiego 

le  ha  dado,  la  libertad             ^ñ 

y  afufólas  para  el  cielo, 

de  su  loca  y  nioza  edad,        ^M 

que  acá  ños  solos  tenia; 

el  poco  freno  y  temor            ^M 

era  sola  y  viudo  yo. 

que  rompe  y  desprecia  ya,      ^M 

queMarj  Crespa  murió 

tan  en  mi  daño  ha  salido        ^M 

dicen  que  de  hipocresía. 

que,  si  la  culpa  he  tenido,       H 

Berhuec.  De  hidropesía  diréis. 

la  pena  él  mismo  me  da,         H 

Crespo.    Sea  lo  que  huere,  en  fm; 

por  dalle  yo  larga  T¡end.i.       H 

ella  heredaba  un  mastín, 

A  tal  extremo  ha  llegado,        H 

seis  gallinas  y  otros  seis 

que  habiendo  desperdiciado    ^M 

pollos,  un  m'ajuelo,  un  banco, 

la  honra  con  el  hacienda        ^M 

un  barbecho  y  un  rastro/o; 

que  le  di  como  indiscreto       H 

un  buey,  aunque  tuerto  y  cojo; 

y  él  no  supo  disponer.            H 

,                            un  asno  sin  cola  y  mancó, 

por  no  tener  que  perder          ^M 

una  cama,  un  arambel 

viene  á  perderme  el  respeto;    ^M 

con  la  historia  de  Tobías 

aconscjástesnic  vos                  H 

cuando  al  gigante  Golfas 

con  tiempo  que  no  le  diese     H 

mató  junto  á  Peñafiel, 

tanta  licencia  y  lem¡e1^c          H 

y  oirás  cosas,  aue  só  rico: 
¡mirad  vos  que  hemos  de  her 

(a  estrecha  cuenta  de  Dios.     ■ 

Pudo  más  su  amor  conmigojM 

sin  hijos  y  sin  mujer 

por  su  causa  á  Dios  dejé,        H 

el  buey  y  yo  y  el  borrico! 

y  asi  quiere  que  me  dé            ^M 

Dalde  vida,  que  es  afrenta 

él  mismo,  madre,  el  castigo.  ^M 

que  de  comer  ensalada 

Santa.      Y  es  razón,  que  á  quien  ci  V^H 

muera  una  mujer  honrada 

de  Dios  por  sus  gustos  iruec^H 

sin  estar  calenturienta. 

sea  el  mismo  por  quien  peca«^| 
señor  don  Diego,  el  verdugo;^| 

Si  la  matara  el  dolor 

que  no  por  ser  don  Luis        ^M 
vuestra  sangre  era  razón        ^M 

, 

(i>    Confusí  y  dudou  etla  palabra  en  et  original, 

no  enfrenar  su  inclinación;  ^M 

p 

ACTO  TERCRRO 

^^             1 

320 

1 

que  la  sangre,  si  adverlis, 

Santa. 

Señor  don  Diego:  desde  hoy                M 

^M 

cun  ser  la  vida  y  substancia 

veréis  vuestro  hijo  enmendado.           1 

^^M 

del  cuerpo  y  mas  excelente 

DrEGO. 

¡Gran  santal                                         ■ 

^H 

humor,  la  saca  el  prudente 

( Vante  la  S«nu  y  Don  (>iCKO.)fl 

^H 

cuando  daña  su  abundancia. 

■ 

^H 

Cuando  los  limites  pasa 
un  hijo  y  la  ley  de  Dios, 

ESCENA  XV                           M 

^^H 

^H 

sacad  esa  sanare  vos 

niciios.  menos  la  Sasta  y  Doír  Duoo.                H 

^H 

y  echalda,  señor,  de  casa. 

^^^1 

que,  si  no  es  por  este  medio 

BeRRIIEC 

Desde  csicdia 

^H 

y  no  os  permitís  sangrar, 

mis  hijos  castigaré; 

^^1 

mal  os  podremos  curar 

Bzoiallos  voy  á  fe, 

^H 

BRora  que  no  hay  remedio. 

que  SI  el  padrt'  que  l«">s  cria 

^H 

A  mi  Fsposo  he  suplicado 

con  libertad  se  condena. 

^^■i 

que  de  don  Luis  y  vos 

que  no  ha  de  haber  quien  me  note 

^H' 

se  duela.  Es  todo  amor  Dios; 

en  eso. 

^^1 

su  real  palabra  me  ha  dado 

MlNOO. 

Yo  haré  un  azote 

^H 

de  enfrenar  su  juventud. 

que  de  docena  en  docena 

^Hi 

Vos  le  pudierais  sanar. 

los  sacuda. 

^^H 

que  nosiempre  se  ha  de  dar 

Cresi>o. 

Voy  á  dar 

^H 

por  milajíru  la  salud; 

tierra  á  Elvira. 

^H 

pero,  como  escarmcnitis, 

QtPtVEC. 

¡Oh,  quién  pudier.1, 

^H 

explicaréselo  agura. 

porque  mujeres  no  hubiera. 

^li 

0. 

Si  vos  sois  mi  intercesora, 
madre,  ¿qué  no  alcanzaréis? 

cuantas  viven  enterrar!  (Vanst.) 

■ 

IPO. 

¿Y  mi  hija,  madre  Juana? 
A  mi  Esposo  celestial 

^H' 

r*. 

ESCENA  XVI 

^H 

»o. 

rogaré. 

Ya  olerá  mal; 

LiLLo  y  OoM  Lv».                              ^fl 

H 

L 

ruégueselo  presto,  hermana. 
1 

Lii  1.0. 

Tamañito  estoy,  que  un  niño            H 
me  meterá  en  lin  zapato.                     H 
Yo,  señor,  ya  no  te  riño,                     H 
que  quien  tiene  un  mal  trato             9 

I 

■ 

\          ESCENA  XIV 

^H 

F 

( 

Sacan  la  Ni.>a  muctla. 

no  ha  menester  más  aliño;                  ■ 
pero  no  quiero  que  venga                   fl 

H 

P 

Dos  padres  piden,  mi  Dios. 

á  vuestiu  amor  excesivo 

por  dos  hijos:  uno  vivo 

y  otro  muerto;  pues  sois  Vos 

camino,  verdad  y  vida, 

dádsela  á  los  dos.  que  encalma 

csián,  al  uno  en  el  alma, 
k  que  en  vicios  muerta  y  perdida 
'  pide  por  ella  su  padreí 

sobre  ti  un  rayo  de  Dios,                      ■ 

y  estando  yo  cerca  tenga 

en  que  entender  con  los  dos, 

Voime,  por  fin  de  mi  arenga; 

dos  amos  de  malos  tratos 

bastan,  que  el  temor  me  amansa; 

no  quiero  terciar  contratos 

de  amor,  que  el  diablo  se  cansa, 

dicen,  de  romper  zapatos. 

1 

r 

y  á  la  otra  en  el  cuerpo.  En  cslo 

Luis. 

Ya  le  habías  de  haber  |ido)  (i). 

^M 

1 

haréis.  Señor,  manifiesto 

LlLLO. 

No  pagas;  porque  me  pagues 

^M 

queme  amáis. 

lo  que  debes  me  despido. 

^M 

u 

[Ah  Juana  madre! 
¿por  qué  del  sosiego  cierno 

Liijs, 

A\ira,  Lulo,  no  me  estragues 
la  paciencia. 

M 

■ 

1  mesacis,  si  en  él  me  ves. 

Liuo. 

¿Hete  servido? 

.^H 

■ 

1  para  que  crezca  después 
1  y  me  condene  al  inherno? 

Luis. 

Sf. 

^H 

■ 

LiLlO. 

¿Masme  pagado? 

.^1 

p 

'   ¿Por  qué  del  sacro  sosiego 

Luis. 

Si  y  no. 

^^ 

[ 

y  del  lugar  celestial 

LiLt.O. 

Dimc  tú  esa  adivinanza. 

^ 

,   quieres  que  al  mundo  mortal 

porque  no  la  entiendo  yo. 

■ 

i  vuelva  á  tu  instancia  y  tu  ruego? 

LirtS. 

Ya  te  pagué  en  esperanza. 

■ 

1  Posando  estoy;  adiós.'madrc; 

que  alguno  en  ellas  pago. 

■ 

1  ¿á  qué  he  de  volver  al  suelo 

LriJ.o. 

¿Distcme  otra  cosa? 

F 

pudiendo  siempre  en  el  cielo 

Luis. 

Si: 

k 

cncomendalle  á  mi  padre? 

más  de  dos  bellaquerías 

¡Gran  milagro! 

que  has  aprendido  de  m!. 

rA. 

1 

Escarmentar 
en  aqueste  ejemplo  pueden 
todos  los  padres  que  exceden 
la  justa  ley  en  amar 

y  valen  en  estos  dias 
las  indias  de  un  Potos!. 

á  sus  hijos  demasiado. 

(I)     Tm 

h»Jo  hasia  «1   ?crso; 

» 

Admirado,  madre,  voy. 

_^ 

•;Vcie,  villtrio,  cob^rJc!* 

^^^  33o 

LA  SANTA  JUANA- 

—TERCERA  PARTE                                 ^^^H 

PrcRÚniale  á  la  riqueza 

y  así,  hombre,  no  os  asonR^H 

por  qué  comunica  menos 

que  siendo  imagen  de  Dios    ^H| 

con  los  hombres  de  nobleza 

borrada,  que  aun  no  sois  honJtnF 

ó  ingenio  al  fin,  con  los  buenos. 

porque  os  conozcáis  en  vos 

que  ellos  tienen  más  probeza, 

de  hombre  os  dé  sólo  el  nomto^ 

y  responderá  al  momenio. 

l.i  is.         Como  crecen  ios  agravios      ^H 

porque  de  meniira,  enj-año 

va  creciendo  en  mí  el  temor.  ^^ 

y  maldades  me  sustento. 

Decid,  pensamientos  sabios. 

y  nunca  sabe  hacer  daño 

¿como  no  siento  valor            ^j 

el  de  noble  entendimiento. 

en  el  pecho  ni  en  los  labios?  ^H 

Luego,  si  yo  le  he  enseñado 

^  Yo,  cuanto  más  ofendido,    ^H 

enredos,  mentiras  mías. 

más  temeroso  y  turbado?      ^H 

traza  de  rico  le  he  dado. 

^Qué  nueva  mudanza  hs  sidoiJH 

y  en  moneda  que  estos  días 

¿Quién  eres?  No  te  he  lUmado 

vale  y  corre  te  he  pagado. 

hombre,  ni  lo  has  parecido; 

^^H       C¿SAR. 

Pues  no  pasa  esa  moneda 

porque  un  hombre  i^ual  á  ml.^J 

en  Torrejón. 

solo  y  con  armas  iguales         ^B 

^^H 

¿Por  qu¿  no? 

no  le  temiera  yo  ansí.              H 

Bien  hay  quien  trocalla  pueda. 

Voz.         Aunque  mienten  las  señales,    ^H 

que  siempre  el  engaño  halló 

no  soy  cuerpo,  un  alma  si;    ^H 

quien  sus  mentiras  hereda. 

un  amigo  y  el  más  cierto       ^H 

Lii  i.o. 

Mis  miembros  que  están  desnudos 

vuestro  fui.                            ^M 

no  admiten  estas  razones. 

Luis.                             <Qué  fugitivo       ^M 

que  engaños  no  son  escudos. 

temor  mi  rostro  ha  cubierto?^" 

Luis. 

Son  con  dos  caras  doblones. 

¿t^)uién  eres,  que  eniierra  el  vi*ü 

L1L1.0. 

Pues  págame  lú  en  menudos,              ¡ 

su  memoria  con  el  muerto? 

ó  haré  á  la  jusiicin  alarde 

Voz.         Soy  don  Juan,  el  que  en  la  corl« 

del  tiempo  que  te  he  servido. 

en  tierna  edad  y  con  vos. 

Luis. 

Vete,  villano  cobarde. 

hice  de  mi  gusto  el  norte.        Mi 

que  desde  aquí  le  despido. 

Luis.         Amigo  caro:  ¡por  Oiost            ^M 

Lii.i.o. 

Va  llegó  el  despido  tarde, 

que  tu  rigor  so  reporte.           ^M 

que  yo  solo  me  despido; 

Y  dimc:  ¿en  qué  parte  estás?    ^ 

que  este  es  el  blasón  que  saco. 

¿entre  almas  gloriosas? 

Luis. 

¡Pur  Dios  si  paras  aquí!... 

Voz.                                              Menos. 

Lii.i.o. 

Más  vale  servirme  á  mí 

Luis.        ¿Entre  condenados?                 ^ 

para  servirá  un  bellaco.  {Vase.) 

Voz.                                         Más.         M 

Voz. 

[üc dentro.)  Hombre.                               , 

Luis.         ¿En  el  purgatorio?  Buenos    ^H 

Luis. 

El  paso,  la  persona, 

indicios  de  fe  tendrás.             ^H 

^m 

el  movimienlo,  la  voz, 

Voz.         Alli  estoy  por  atrevido,          ^H 

^^^B 

todo  pienso  que  pregona 

por  libre,  por  di'scorics          ^H 

^^^^K 

temor  que  lengua  feroz 

á  mi  padre.                             ^H 

^B 

el  aire  denso  inliciona. 

Luis.                          ¿Y  ha  tenido         ^M 
muchas  penas  quien  lo  es,     ^^ 

^B 

ESCENA  XVII 

alma,  porque  yo  lo  he  sido? 
Voz.         Tantas  tengo,  que  al  momenul__ 

^^v 

Sale  un  Alm*  <tt  galán.— Don  Luis. 

me  acordé  de  vos  y  quise        ■■ 

^H      Voz. 

¡Ilombrcl 

daros  algún  sentimiento,        ^H 

^^H 

Aunque  dices  mi  nombre, 

y  aunque  no  dejan  que  avise^H 

^^H 

y  lú  pareces  lo  mismo, 

su  gente  el  Rico  avariento,    ^H 

^^^K 

me  das  causa  que  me  asombre 

yo.  que  en  más  noble  lugar    ^H 

^^^^B 

y  esté  en  un  confuso  abismo. 

estoy,  por  la  Santa  Juana       V 

^^^H 

viendo  que  me  llamas  hombre, 

os  he  venido  á  avisar. 

^^^K 

y  bien  me  puedo  ofender 

que  experiencia  soberana 

^^^V  i 

porque  hombre  sólo  es  afrenta, 

y  memoria  os  pienso  dar. 

^^^M 

pues  no  dice  más  del  ser 

Luis.        ¿Es  tan  grande  y  inhumano,        , 

^^^V 

y  otro  cualquier  nombre  aumenta 

como  el  fuego  del  infierno      ^m 

^^H 

valor,  hacienda  y  poder. 

e\jde\  purgatorio?                    H 

^H     Voz. 

Como  vos  no  tenéis  más 

\'oz.                                     Hermano:   ^H 

^^H 

de  ser  hombre  el  ser  desnudo 

aunque  regalado  v  tierno,      ^H 
llegad  la  vucsira  i  mi  mano,  ^^ 

^^^^ 

sin  el  bien  que  los  demás. 

^^^H 

hombre  os  llamé  v'  temo  y  dudo 

{/>anse  íat   MAnOi    y   lalt  éftiéi  ti 

^^^H 

que  no  lo  fuisies  jamás. 
Cuando  deshecha  se  ve 

Hama  de  fuego.) 

^^^1 

Luis.         ¡Ay,  que  me  abraso  y  me  quMlo, 

^^^H 

y  borrada  una  pintura, 

no  sólo  la  mano  y  palma. 

^^^1 

para  dar  noticia  y  fe 

sino  el  alma!  Morir  temo. 

^^^r 

della.  escrebirse  procura 

Voz.          ¡Hombre:  que  os  avisa  un  &|Q^ 

^ 

su  nombre  y  quién  ella  fué; 

Mudad  et  vicioso  extremo.  (f^(H 

^^^H                                                                                                 33 1      ^^H 

^^^^KSCENA   XVIH 

ESCENA  XX                           ^^1 

^^^V               DoH  I.uis  solo. 

^^^^H 

5a/c  Una  MoMJV.— Diciiof.                          ^^^^M 

1       Mano  de  fup>>o,  esperad, 

^^^H 

no  os  apaguéis;  mas  por  Dios, 

.Mo.sjA.     Por  cumplir  vuestros  deseos,              ^^^H 

que  con  la  luz  que  dais  vos 

antes  que  del  cuerpo  sal^a                    ^^^H 

descubro  yo  una  verdad, 

deste  ángel  el  alma  bella,                      ^^^| 

pero  no  tanta  crueldad, 

que  ya  apresta  su  jornada,                   ^^^H 

aunque  es  venganza  forzosa. 

es  justo  que  la  veáis.                             ^^^H 

haced  dos  luces  piadosa; 
sed  justa  viendo  propicia, 

(Dtscubrtn  una  cortina  y  aparecerá  ¡a    ^^^^H 

.^ania  ite  rodilla»  con  un  Cristo  en  la,  ^^^^H 
mano  y  coronada  la  cabera  como  la  pin~    ^^^^M 

misericordia  y  justicia, 

tan  y    las   .Moniai   d  sus  lados,  y  estén    ^^^^1 

que  una  sin  otra  es  dañosa. 

Sobre  una  tarima  d  forma  de  cama.)             ^^^^H 

L>ios  mió:  este  fuego  labra 

Diego.       Madre  nuestra,  madre  Juana,              ^^^H 

nueva  vida;  desde  luego 

«por  qué  nos  dejáis  tan  tristes?           ^^^H 

pondré  la  mano  en  un  fuego 

Santa.      Sosef>ad,  hijos,  las  ansias.                     ^^^| 

que  he  de  cumplir  mi  palabra. 

Past.  2.°  «'Quién  ha  de  poder,  si  vemos             ^^^| 

\'uesiro  tesoro  se  abra 

perdida  nuestra  esperanza?                 ^^^H 

de  gracia,  á  quien  llevó  aquellos 

^^^^M 

pecados  por  los  cabellos, 

^^^H 

que  yo  no  puedo,  mi  Dios, 

ESCENA  XXI                            ^^H 

ir  con  ellos  yendo  á  Vas, 

ni  sin  Vos  librarme  dellos. 

Sate  Do:*  Luis.— Diokús.                                 ^^t 

Vayan  arrastrando,  lleguen. 

^^^H 

pues  llevo  en  la  mano  luz,                   ¡ 

Luis.         Junios  están,  pediré                               ^^^H 

al  Rojo  mar  d«  la  cruz 

de  mis  cuipas  la  venf^anza.                   ^^^H 

donde  se  limpien  y  aneguen. 

Itumildc  estoy  á  esos  pies,                    ^^^H 

Ningunos  respectos  nieguen 

veis  aquí,  César,  mi  espada                  ^^^^| 

el  bien  que  el  al  na  ganó; 

para  vengar  los  delitos                         ^^^H 

no  hay  inconvenientes,  no, 

que  la  justa  muerte  a^u.irdan,             ^^^H 

que  me  estorben  mi  deseo. 

y  ansí  digo  que  ^océ                              ^^^H 

pues  siendo  cambio  Maleo 

á  doña  Inés,  y  palabra                          ^^^H 

con  cielo  y  tierra  se  alzó. 

doy,  si  gustáis,  de  su  esposo.                ^^^H 

Padre  de  mi  alma,  espera. 

Dejad  ofensas  pasadas  ^^^H 
si  acaso  el  perdón  merece                     ^^^H 

que  si  á  mirarle  me  atrevo. 

Dios  me  dará  un  libro  nuevo 

una  culpa  confesada.                            ^^^H 

y  p|  del  cordero  quisiera; 

Padre  mío:  yo  os  suplico                          ^H 

ya  entiendo  su  verdadera 

que,  no  mirando  á  mis  faltas,               ^^^H 

música  y  puedo  enseñar 

me  perdonéis  como  á  hijo.                   ^^^H 

en  esta  mano  á  cantar, 

Perdón  pido,  madre  Juana,                  ^^^H 

que  en  esta  mano  si  vive 

rogad  á  los  dos  por  mi,  ^^^B 
y  a  Dios  que  sane  la  llama                          ^H 

se  ve  lo  que  no  se  escribe 

sino  es  al  Rey  Baltasar.  {Vate.) 

deste  fuego  riguroso;                                  ^H 

rogádselo,  madre  santa;                               ^H 

humilde  el  favor  os  pido:                     fll^H 

ESCENA  XIX 

por  vos  el  perdón  aguardan                 ^^^^H 

ios  PaSTOIiks,  Don  Diego,  Císar,  DoAa  Iwís  y 

mis  pecados.                                        ^^^H 

¡os  más  que  pudirren. 

Santa.                           Levantad.                         ^^^H 

hijo;  que  mejor  alcanzan                     ^^^H 

,  t.'  Nuestra  madre  se  nos  muere, 

esas  lágrimas  con  Dios                         ^^^H 

1        nuestro  amparo,  nuestra  Santa. 

el  perdón  que  mis  palabras.                 ^^^H 

Cielos,  ^qué  habernos  de  hacer? 

Yo  rogaré  de  mi  parte                           ^^^H 

1  2."  No  castiguéis  nuesira  patria 

que  El  os  conserve  en  su  gracia,         ^^^H 

con  tal  azote,  mi  Dios. 

y  á  don  Diego  y  César  pido                  ^^^H 

(  3."  Dadnos,  nuestra  madre  amada. 

que  perdonen  vuestras  fallas.              ^^^H 

nuestra  salud,  nuestra  vida. 

Diego.      Basta  que  vos  lo  pidáis                        ^^^H 

y  el  amparo  de  la  Sagra. 

para  quedar  perdonadas.                      ^^^H 

¡Ay  de  mi,  triste  sin  ella! 

C^SAP.      Perdón  y  brazos  os  doy.                      ^^^H 

j>.      Si  muere  la  Santa  Juana, 

Liis.        Vuestra  nobleza  se  ensalza                 ^^^M 

¿qué  aguarda  más  mi  vejez? 
R.       Mostradnos,  madres  amadas. 

con  este  nuevo  favor,                           ^^^^| 

y  merced  tan  señalada,                       ^^^^| 

el  cuerpo  de  nuestra  madre. 

óuG  perdón  tan  liberal  ^^^H 
(ie  vos  sólo  se  esperaba.                       ^^^H 

para  dejar  consolada 

nuestra  tristeza  y  pesar. 

Djeqo.      Dad  á  doña  Inés  la  mano,                   ^^^H 

Madres:  las  puertas  se  abran 

Luis.         .Mas  ¡ay  de  mil  virgen  Juana,              ^^^H 

¡       para  ver  este  tesoro. 

ya  estoy  sano  de  aquel  fuego             ^^^H 

f.     Mostradnos,  madres,  la  Santa, 

que  tanto  me  atormentaba.                ^^^H 

332 


LA  SANTA  JUANA — TERCERA  PARTE 


1n¿S. 


Yo  me  tengo  por  dichosa, 
después  de  tamas  desgracias, 
pues  he  venido  alcanzar 
mis  perdidas  esperanzas. 
Yo  soy,  señor,  vuestra  esposa. 

(^Dtxcúbftse  de  roiiiUai  sotie  una  tari- 
ma, puestas  las  manos  L»  Sania  tltvada, 
v  á  5US  lados  Las  Monjas  hmcadas  de  ru- 
dillas.) 

Santa.     Hijos:  adiós,  que  me  llama 

mi  Esposo.  Allá,  en  su  presencia, 
tendrá  eternamente  lü&paña, 
y  en  Pila  este  reino  ilustre, 
una  propicia  abogada. 
Ksposo,  venid  por  mi. 

Jesí  s.       Sube  á  pozar,  prenda  santa, 
ios  premios  de  tus  trabajos. 

(Toqutn  jíocti.) 

Diego.      ¡Gran  suerte  I 

Tonos.  jVisión  extraña! 

Aldonza- Madre:  ,¡qu¿,  os  vais  de  esa  suerte? 

Santa.     Quedaos  á  Dios,  prendas  caras. 
¡Mi  bien! 


ESCENA  XXn 

Aparece  el  NtKo  Jbsüs. 

Jesíjs.  ¡Mi  esposa! 

Santa.  ¡Mi  Dios! 

Jesí  s.        Con  las  joyas  soberanas 

de  mi  cruz,  corona  y  clavos, 
te  recibo. 

Santa.  Joyas  santas. 

Cruz  mía,  con  vos  nací, 
Juana  de  la  Cruz  me  llama 
el  mundo,  y  es  justa  cosa, 
Cruz,  pues  sois  mi  joya  amada, 
que  vos  me  llevéis  al  cielo, 
y  |3or  que  segura  vaya, 
en  vuestras  manos.  Señor, 
os  encomiendo  mi  alma. 
'Ibs&s.       Ven  i  mi  palacio  eterno. 

Diego.      El  corazón  se  me  arranca. 

(.Su¿><«  la  Irami'ya.) 
Nr.EL.      Aquesta  corona  y  silla 

es  para  la  Santa  Juana.  (Tocan.) 
ijis.         ¡Oh,  venturosa  mujer! 
Si  tus  divinas  hazañas 
se  hubieran  de  reducir 
á  poemas,  no  bastaran 
cuantos  ingenios  celebra 
con  tanta  razón  España; 
quédese  á  la  devoción, 
pues  que  las  lenguas  no  bastan. 


Estas  comedias  de  La  Sania  Juana  he  i'\9n, 
y  no  hallo  en  ellas  cosa  contra  nueur*  sanu 
fe  católica  ni  buenas  costumbres. — Fechi  ci  14 
de  Diciembre  de  i6i3,—Pr.  BerncrJo  de  Bn. 
i;uela. 

Dase  licencia  para  que  se  puedan  represen< 
lar  estas  comedias  conforme  á  la  censufi.- 
Madrid,  á  ib  de  Diciembre  de  i6i3. 

Represéntense  estas  comedias  de  La  Sir/t 
Juana  en  Valladolid,  á  3  de  Febrero  i'>!3.- 
Juan  lie  Céspedes. 

Por  comisión  del  Señor  Don  Juan  Ram tü 
de  Contreras,  provisor  vicario  general  en  <-.Mt- 
doba  y  su  obispado,  vi  estas  comedias  de  U 
Santa  Juana  y  no  hallo  en  ellas  cosa  cnn'.ti 
nuestra  santa  fe  católica  y  me  parece  s-;  la 
puede  dar  licencia  para  represeniarlas.  — En 
Córdoba,  á  27 de  Enero  de  róib  años.— Licí»- 
ciado  Andrés  de  Bonilla,  racionero 

Estas  comedias  se  pueden  represeniir— En 
Granada,  )5  de  Abril  de  i6t6.— £/  /Jocíor 
Francisco  Martines  de  Rueda. 

Puédcnse  representar  estas  comedias  de  Ls 
Santa  Juana. — .Málaga  i5  de  Julio  de  1616.- 
Francisco  de  Solo. 

Dase  licencia  para  que  en  esta  ciudad 
M.'  se  pueda  representar  esta  comed  a 
mandado  de  su  merced.— Ma;«ie/  de  San  H 
dro,  notario  mayor. 

Por  la  presente  doy  licencia  para  que  se  pu^ 
da  representar  la  requisitoria  de  suso,  en  ftU 
ciudad  de  Jaén  y  su  obispado,  sin  por  ello  m 
currir  en  pena  alguna. — Dado  en  Jaén  álreinli 
de  Setiembre  de  mil  seiscientos  y  ditz  y  sni 
años. — Ante  mi  Gregorio  d 

El  Licenciado. Alonso  de  Celina,  Provisor 
Vicario  general  desta  ciudad  y  obispado d<Cl- 
diz,  habiendo  visto  estas  comedias,  las  remitid 
á  el  Señor  Doctor  Alonso  Gámezde  Mea 
canónigo  de  la  magistral  dcsta  Santa  Ij 
para  que  las  vea  y  dé  su  parecer. — Dada 
diz,  veinte  y  seis  dias  de  el  mes  de  Junio 
y  seiscientos  y  diez  y  siete  años. — ¿ícti 
Martín  Roldan? 

Bien  se  pueden  representar  estas  com  |ediis|. 
— Cádiz,  37  de  Junio  1617. —  Loctor  Alona 
Gámi^  de  \fendo\a. 

El  Licenciado  Alonso  de  Cetina.  Provisor  J 
Vicario  general  dcste  obispado  de  t'í-'  - 
Doy  licencia  para  que  en  esta  cu. 
obispado  se  pueda  representar  estj»  v^.i^i^  -. 
sin  que  en  ello  le  sea  puesto  impedimento-^ 
Dada  en  Cádiz,  veinte  y  ocho  de  Junia  de  mil 
seiscientos  v  diez  y  siete  años. — Alonso  de  Cf 
tina.  Cristóbal  de  Vc^a. 


ti^SM 


1   ¥    /I     í^iT^i ,  T"""/  V     I"*M    T    A     T  ÍF^DA  inCí  TD  A       ^^^1 

1  1  A    -•   <\  ^/  \   h\\      A       ^  \  V  1 )  1    \A     ^^1 

1  JL/A    1  ll\i\  i^/^l\    l^^y     i^r\    hi^i\l\i\j^j\^i\ív      ^^h 

^^^B               PERSONAS  QUE  HABLAN  EN  ELLA                                  ^^H 

^^^^^V            Doña  Klena  Coroneu 

huÑui.,  gracioso.                                  ^^^^M 

^^^^^B            Don  Juan  de 

Un                                                        ^^^M 

^^^^^H            El  Conde  ue  LFrciel. 

Beltrán,  alcaide.                                ^^^^m 

^^^^H            Doña  Josefa  or  Luna. 

Un  Carceixbo.                                     ^^^^| 

^^^^^K 

ESCUÜEKOS.                                                     ^^^H 

^^^^^B             Don  Alonso. 

^^H 

^^^^^m                   La  escena  es  en  Zaragoza  y  sus  inmediaciones.                                     ^^^^| 

ACTO  PRIMERO 

no  sé  que  haya  en  él  razón)             ^^^H 

nunca  va  en  diminución,                  ^^^H 

(Sala  en  casa  de  Doña  Elena,  eti  Zaragoza.) 

y  si  agora  que  niño  es,                       ^^^H 

en  los  extremos  que  ves,  ^^^H 
don  Juan  mió,  te  parece                   ^^^^H 

ESCENA  PRIMERA 

que  mucho  te  favorece,  ^^^^H 
juzga  tú  qué  hará  después.              ^^^^H 

l  Eí-MHü^  con  manto;  Engracia  stJi  ¿/.y  Don  Juaw, 

Juan.        La  hermosura  y  discreción              ^^^^| 

reina  pueden  coronarte;                   ^^^^| 

ti.       No  has  de  ir,  por  vida  mía. 

mas,  Condesa,  en  esa  parte               ^^^H 

twA.     ^Vida  y  luya?  Toma,  Engracia, 

no  ha  acertado  tu  elección:              ^^^H 

allá  este  manto. 

si  amaras  con  proporción                 ^^^^H 

(^Quitaselo  y  vate  Engracia.) 

lograras  tus  pensamientos;               ^^^^| 

í.                                 ¡Qué  gracia! 

pero  recela  escarmientos                   ^^^H 

jQué  primor!  ¡Qué  cortesía! 

jni  mucha  de-.igualdad;                     ^^^^| 

NA.     Sólo  en  tu  vida  se  fia 

fénix  tú  de  la  beldad,                        ^^^H 

mi  esperanza,  y  en  so  esfera 

y  yo  sin  merecimientos.                     ^^^H 

sus  alivios  considera; 

jQué  has  visto  en  mi  que  te  obligue  ^H 
a  tan  prodigioso  amor?'                           ^H 

que  para  mi  no  hay  más  mal 

que  el  recelarte  mortal. 

Nnble  nací;  mas  valor                         «  ^H 

porque  eterno  le  quisiera. 

á  quien  la  dicha  no  sigue,                      ^H 

Si  á  sospechas  le  provoco, 

en  vez  de  ayudar,  persigue.                    ^H 

no,  mi  don  Juan,  suelto  el  inanlo; 

Mi  padre  fué  el  más  valido                      ^H 

mas  vida  que  estimo  en  tanto 

de  un  Rey  poco  agradecido;                   ^H 

no  la  jures  por  tan  poco. 

y  bien  sabes,  lú,  señora,                    ^^^H 

^s.        Con  tantas  finezas  loco, 

que  esto  de  «fué  y  no  es  ahora»       ^^^H 

aunque  las  adoro  y  precio, 

es  desaire  aborrecido.                        ^^^^| 

mis  méritos  menosprecio; 

Don  Pedro  el  cuarto,  «El  Cruel»           ^H 

porque  llego  á  conocer, 

le  ha  intitulado  Aragón;                         ^H 

mi  bien,  que  no  puede  ser 

mas  no  yo,  que  este  blasón                    ^H 

lan  dichoso  quien  no  es  necio. 

no  es  en  los  vasailos  iiel.                   ^^^B 

KA.      Querer  bien  por  elección, 

Don  Pedro,  pues,  cifró  en  él            ^^^M 

y  no  por  razón  de  estado 

de  su  favor  el  exceso;                       ^^^^| 

(queaunqueeste  nombre  le  han  dado 

pero  imitó  en  su  suceso                 ^^^H 

^^^334 

LA  FIRMEZA  EN 

LA  HERMOSURA                                       ^^H 

^^^^ 

á  los  más  que  se  le  ¡Rualan; 

No  por  eso  has  de  ofenden^^H 

^^^^^^K 

que  los  privados  resbalan 

que  lodo  desconfiado              ^H 

^^^^^H 

oprimidos  con  el  peso. 

duda  del  dichoso  estado           ^H 

^^^^^B 

Quitóle  vida  y  estados; 

en  que  le  encumbra  el  favor,  ^| 

^^^^^^B 

que  la  foriuna  y  los  Reyes 

y  con  celos  nunca  amor         ^H 

^^^^^H 

siguen  unas  mismas  leyes 

fué  bien  acondicionado.          ^H 

^^^^^H 

con  sabios  y  con  privados: 

Paciñco  siglo  goza                   ^H 

^^^^^^1 

heredé  solos  cuidados 

Aragón  por  la  blandura           ^B 

^^^^^1 

que  á  mi  desdicha  añadieron 

de  nuestro  Rey,  que  procura    ^B 

^^^^^H 

lisonjeros  que  subieron 

cortejar  á  Zaragoza:                 ^B 

^^^^^^B 

por  mi  padre  á  la  privanza, 

sigue  la  nobleza  moza             ^H 

^^^^^1 

y,  después,  en  mi  mudanza, 

su  apacible  inclinación,           ^H 

^^^^^^B 

aun  pésames  no  me  dieron. 

que  de  las  musas  patrón,        ^M 

^^^^^H 

Don  Jaime,  Conde  de  l'rgeí, 

entre  ejercicios  diversos,          ^H 

^^^^^B 

conmifío  sólo  propicio, 

se  deleita  con  los  versos,         ^M 

^^^^^^H 

me  recibió  en  su  servicio, 

y  ampara  su  profesión.            ^B 

^^^^^^H 

librando  mi  suerte  en  él: 

l'na  comedia  que  ha  escrito     ^B 

^^^^^H 

dlyno  es  que  ciña  el  laurel 

el  primero  Rey  don  Juun,        ^H 

^^^^^1 

de  Roma  su  heroica  frente, 

en  los  conceptos  galán      ^^^H 

^^^^^H 

del  Rey,  cercano  pariente, 

y  en  el  asunto  erudito,     ^^^H 

^^^^^^H 

y  los  dos  ínclitos  nietos 

sazona  hoy  el  apetito       ^|^H 

^^^^^B 

del  cuarto  Alfonso,  respetos 

del  gusto,  que  en  las  scnieiKMi^B 

^^^^^^B 

con  queá  su  sombra  me  aliente. 

consonancias  r  cadencias         B| 

^^^^^H 

ICsie  es  todo  mi  caudal, 

se  alegra  de  la  poesía; 

^^^^^H 

bellísima  Elena  miar 

que  el  alma  es  lodo  armonía, 

^^^^^B 

yo  el  crepúsculo,  tú  el  día; 

y  biJscanla  sus  potencias.        ^ü 

^^^^^^B 

tu  sangre  de  estirpe  real, 

Seis  títulos  y  señores                ^B 

^^^^^H 

Condesa  de  Beirosal, 

la  representan;  fes  damas       ^M 

^^^^^^B 

tu  renombre  Coronel, 

de  la  Reina  encienden  llamas ^B 

^^^^^B 

tan  («encrosa  por  él 

en  laberintos  de  amores;         ^* 

^^^^^^B 

que  hizo  el  valor  que  te  abona, 

el  Buen  Retiro  enire  tlurcs, 

^^^^^P 

de  tu  coronel  corona 

con  que  al  Kbro  el  cristal  btb^^ 

^^^B 

digna  del  sacro  laurel. 

da  el  teatro  en  que  se  atreve    ^B 

^^H    Elena. 

Lección  nueva  al  amor  das; 

á  hurtar  á  Plauto  y  Tererjcio^B 

^^H 

sabré  por  ella,  á  lo  menos. 

aplausos  con  que  al  silencio     ^B 

^^^B 

que  quien  se  presume  menos 

admiraciones  renueve.              ^M 

^^^B 

es  digno  de  amarse  más; 

Perder  por  mi  ñesias  tales        ^B 

^^^fl 

ocasionándome  vas 

será  lineza  indiscreta.              ^B 

^^H 

á  creer,  cuando  atrepellas 

pues,  siendo  Rey  el  poeta,       ^B 

^^^H 

tus  prendas,  que  por  tenellas 

traza  y  versos  serán  reales;     ^B 

^^^B 

enajenadas  ic  humillas, 

lu  vista  aumente  sus  sales,     ^H 

^^^B 

ó  que  das  en  deslucillas 

aunque  has  de  dar  ocasión      ^| 

^^H 

por  no  deshacerte  de  ellas.     , 

á  que  pierda  su  razón,             ^M 

^^^K 

Si  es  lu  sangre  casi  real, 

porque,  ^quién  ha  de  tener,    ^M 

^^^H 

bien  ves,  por  más  que  te  abajes. 

si  una  vez  te  llega  á  ver,          ^B 

^^^B 

que,  cuando  no  me  avcnlajcs, 

en  la  comedia  atención?          ^H 

^^^H 

en  nobleza  eres  mi  igual. 

1£le.na.      ¿Para  qué  siembras  enojos      ^H 

^^H^ 

,;Dc  la  hacienda  haces  caudal. 

que  broten  después  agravios, ^H 

^^^^^_ 

don  Juan  mió?  Compre  y  venda 

si  me  permiten  tus  labios       ^H 

^^^^^k 

amor  vil,  y  ponga  tienda; 

lo  que  me  niegan  tus  ojos?      ^H 

^^^^^^B 

que  el  noble  que  á  reinar  viene. 

Don  Juan,  de  ruegos  tan  (loj^H 

^^^^^H 

ni  Cunsejí»  de  Indias  tiene 

cunjeuirar  mi  amor  puede     ^H 

^^^^^^B 

ni  vio  al  Consejo  de  Hacienda. 

que  lu  temor  me  concede       ^H 

^^^^^B 

Sirve  al  infante  de  Urgel, 

lo  niisniu  que  le  desmaya. 

^^^^^^B 

digno  de  mayor  corona, 

y  que  el  pedirme  que  vaya            i. 

^^^^^k 

y  pues  tus  prendas  abona, 

es  rugarme  que  me  quede.      ^B 

^^^^^^B 

déjame  que  aprenda  de  él, 

■ 

^^^^H 

no  de  don  Pedro  el  Cruel, 

ESCENA  II                  ■ 

^^^^^^^^B 

la  noble  satisfacción 

H 

^^^^B 

de  la  discreta  añcíón 

Satt  BuKoL.—DiCttos,  menos  líw}«uct^^B 

^^^^^^B 

con  que  su  pecho  te  fia; 

^1 

^^^^^^B 

ó,  pues  que  culpas  la  mia, 

BuÑui..      Más  ha  que  por  ti  pregunta    ^M 

^^^^HB 

culpa  también  su  elección. 

el  Conde  Infante  de  una  hora^^B 

^^^FT^AN. 

Tu  entendimiento  es  de  suerte, 

quien,  sirviendo,  se  «namora. 

^^v 

que  la  victoria  he  de  darte: 

contrarios  extremos  juala. 

^^^B 

vivo,  amores,  de  adorarte; 

Quiere  que  en  la  quinta  ameaa 

^ 

fuerza  es  que  tiemble  el  perderte. 

la  comedia  de  palacio 

^^^^                                                     ACTO 

PHIMEPO 

335      ^H 

l^^pojcs,  ¡y  lú,  muy  despacio, 

¿Qué  sería  si  una  tra/a                          ^^^| 

F*aris,  tieíio  de  esia  Klcna. 

nos  quitase,  doña  Llena,                       ^^^H 

brujuleas  repódeos 

fiestas  que  el  amor  ordena                    ^^^H 

del  dios  enrédalo  iodo! 

y  la  sospecha  embaraza?                       ^^^|' 

Vamos,  que  es  tarde. 

¿Sírvete  el  Conde  de  L'rgclP                   ^^^H 

1                                         ¿De  modo, 

Kl ENA. 

Logrando  en  ti  su  cuidado                    ^^^H 

amores,  que  iii  deseo 

ese  miedo  es  e.xcusado.                          ^^^| 

he  de  estorbar?  En  lin,  ¿quieres 

No  fuera  yo  amiga  licl                           ^^^H 

que  sin  li,  Condesa  mía, 

si,  sabiendo  que  le  quietes,                    ^^^| 

salga  la  comedia  fria? 

te  le  enajenara  yo.                                  ^^^H 

No  es  juslo:  ven. 

Josefa. 

Poco  en  respetos  miró                          ^^^| 

\.                              Mas,  ¡cuál  eres! 

la  amistad  en  las  mujeres.                     ^^^| 

Anda,  don  Juan,  que  yo  se 

Ni  que  lo  tema  le  espante,                    ^^^1 

le»  que  el  quedarme  tea^rada. 

porque  el  Conde  me  ha  pedido              ^^^H 

!       Después  de  representada, 

con  afecto  encarecido                             ^^^H 

la  comedia  te  traeré: 

y  con  recelos  de  amante                       ^^^H 

leerás  su  trara  discreta. 

que,  si  su  quietud  deseo,                        ^^^| 

y  advertirásia  mejor. 

pierda  esta  fiesta  por  él:                         ^^^B 

U     .No  le  haces  mucho  favor 

que  está  celoso  el  de  L'rgd                          ^H 

con  eso  al  dicho  poeta. 

del  Rey.                                                 ^^H 

¿Has  de  quedarle,  mi  bien. 

Elena. 

Tan  hermoso  empleo                ^^^H 

sola,  en  eíeto.  y  sin  mi.'' 

como  el  de  lu  amor,  ¿qué  mucho        ^^^H 

i.      Mientras  que  Contempla  en  li. 

que  del  mismo  sol  te  guarde?               ^^^H 

no  lo  eslá  quien  quiere  bien. 

Mas  si  el  Conde  hiciera  alarde               ^^^H 

\.Vanse  Duii  iuin  3-  Duñul.) 

de  servirme,  como  escucho  ^^^H 
á  tus  sospechas,  ¿quién  duda                 ^^^H 

ESCENA  ni 

que  en  no  ir  allá  te  empeñaba,  ^^^H 
porque  sí  me  declaraba                          ^^^H 

Sa/í  KxGKAciA.— DoÜA  Klena. 

su  pasión,  hasta  aquí  muda,  ^^^H 
deseoso  de  obligarme,                            ^^^H 

kc.   Doña  Josela  de  Luna 

no  diese  á  celos  lugar,                          ^^^H 

á  nuestras  puertas  se  apea.  (Vait.) 

á  costa  de  tu  pesar?                               ^^^^1 

i.      Querrá  que  con  ella  vea 

Y  asi,  no  había  de  privarme                 ^^^H 

esta  fiesta,  ya  iinportuna 

de  una  fiesta  majestad                           ^^^H 

para  mí.  mas  no  es  fineía 

á  quererme  el  Conde  bien.                     ^^^H 

darle  á  don  Juan  pesadumbre. 

Josefa. 

Amiga,  los  celos  ven  ^^^H 
más  que  la  seguridad.                             ^^^H 

ESCENA  IV 

Lslo,  por  malicia,  pase.                          ^^^H 

Hl.ENA. 

Pues  ahora,  ¿adonde  vas?                     ^^^H 

Sale  DoSa  Joskf*.— Doña  ELitNA. 

JuSEKA. 

J^uedc  otro  precepto  más,  ^^^H 
y  dudo,  si  le  quebrase,                           ^^^H 

1.     La  amistad  vuelta  en  costumbre 

esperanzas  en  vislumbres                      ^^^H 

es  otra  naturaleza. 

que  el  pecho  obligado  escunde.             ^^^H 

Ha  lanto.  Condesa  mía, 

Llena. 

¿Mudable                                                  ^^^1 

que  las  dos  la  proítsanios, 

Josefa. 

Fuélo  el  Conde,                ^^^H 

que  si  á  esta  fiesta  no  vamos 

y  imito  yo  sus  costumbres.                   ^^^H 

juntas,  suceder  podría 

Ruégame  don  Juan  de  Urrca,                ^^^H 

que  me  pareciese  mal. 

con  lodo  encarecimiento,                       ^^^H 

sin  merecerlo  su  autor. 

que  en  este  entretenimiento                   ^^^H 

Debute  en  ese  favor, 

asista,  porque  desea                                ^^^H 

Marquesa,  todo  el  caudal 

saber  á  cuál  de  los  dos                           ^^^| 

que  no  tengo,  y  más  ahora 

obedecen  mis  cuidados                           ^^^H 

,      que  un  estorbo  que  no  di^o 

en  gustos  tan  encontrctdos.                    ^^^H 

no  me  consiente  ir  contigo. 

Llena. 

¿Qué  dices?  (Aparit.)  ¡Válgame  DíosI     ^^H 

Pcimiieme  tu  deudora 

¿Don  Juan  te  pretende  3  ti?  ^^^| 
¿Don  Juan  al  Conde  compite''*               ^^^H 

hasta  que  en  otra  ocasión 

me  dé  el  gusto  más  espacio. 

Josefa. 

Pocas  lealtades  permite                          ^^^H 

Luego,  ¿no  has  de  ir  á  palacio.^ 

amor,  ciego  t'renesí.                                ^^^H 

En  yendo  daré  ocasión 

Llena. 

¿Qué  maravillas  no  harán                      ^^^H 

á  irremediables  enojos. 

tus  divinas  perfecciones?                        ^^^H 

1,      Juramentada  me  dejan 

Ln  efecto:  ¿te  dispones                          ^^^H 

1      celos  que  de  mi  se  quejan 

á  atropellar  por  don  Juan                      ^^^H 

que  no  la  han  de  ver  mis  ojos: 

con  el  Conde?                                          ^^^H 

i      y  el  cumplirlo  es  tan  preciso 

Josefa. 

De  manera                         ^^^H 

I     como  lo  es  el  respirar. 

que,  sin  que  pierda  con  él,                           ^H 

1     Mil  cosas  que  maliciar. 

cumpla  yo  con  el  de  Urgel                            ^^ 

1     Condesa,  me  da  lu  aviso. 

y  con  don  Juan,  que  me  espera.                  ^| 

336 


LA  FIftMI 


Et.BN». 
JoseK,v. 


Si  es  lu  ingenio  para  tanto, 
muchü  tus  iPAzas  lo  deben. 
¡Cómo  á  esas  cosas  se  atreven 
los  disimulos  de  un  mantoí 
Pero,  en  cfeto:  ^no  admites, 
Condesa,  el  venir  conmigo? 
Ya  mi  imposible  te  digo. 
Kn  lab  finezas  compiles 
con  lu  hermosura.  Las  dos 
no  somos  de  un  parecer; 
pero,  pues  sin  ti  he  de  ver 
la  comedia,  amiga,  adiós.  {Vase.) 

ESCENA  V 
Safe  KNfiRACí*  — DoÁA  Elkna. 


El.liNA. 


No  sé  cómo  mi  pasión 

ha  disimulado  tanto. 

Kn^^.^cia,  vuélveme  el  manió. 

¡DistVdzgda  la  Iraición 

con  halados  y  cariciasl 

Pero  si,  que  Lleslealtadcs, 

cuando  afectan  humildades, 

nunca  vienen  sin  malicias. 

(Ponenie  tan  das  tos  mantos. i 

Registrarán  mis  enojos 

verdades  que  lloren  luego; 

que,  puesio  que  amor  es  ciego, 

los  celos  son  todos  ojos. 

Cubre  el  rostro,  y  ven  conmigo. 
Engbac.    Hsperando  el  coche  está. 
EuKNA.      Más  presto  que  él  llegará, 

Engracia,  el  temor  que  sigo, 

que  lleva  alas  en  los  pies; 

no  quiero  que  por  el  coche 

saquen  quién  s<iy  esta  noche, 

d.inde  que  decir  después. 
Ksí.HAC.   Pues  ¿qué  intentas? 
Ei.EN*.  Que,  sin  verme, 

desdichas  pueda  mirar; 

que  me  muero  por  hallar 

lo  que,  hallado,  ha  de  perderme. 

IVanse.) 

ESCENA  VI 

(Kniradi  de  un  jardín.  Es  de  noche.) 
El  Comdk  y  Doü  Juak. 

Conde.      Confíesete  que  tiene 

el  Rey  buen  gusto, y  que  es  este  recreo 

de  principes  empleo, 

porque  á  cifraisc  en  la  comedia  viene 

cuanto  cnlrctenimienlo  deleitoso 

es  alivio  de!  noble  y  ingenioso. 
Juan.         De  li.  señor,  se  ampare 

Apiílü  defendido, 
CoNüE.     Dichoso  hubiera  sido, 

aunque  el  Reven  su  abono  se  declare, 

á  celebrar  su  fama 

doña  Josefa,  pues  con  ser  su  llama 

de  Ins  de  amor  amiga, 

las  musas,  que  aborrece,  desobliga. 

No  he  podido  con  ella 

que  vea  la  comedia,  y  te  conñeso 

{yá  sabes  que  en  sus  ojos  vivo  preso) 


que,  por  no  hallarse  en  clli 
para  mi  ha  de  faltarla 
la  sazón  que  tuviera  cui 


ESCENA  Vil 


Sale  Uv-ía  Hi  una,  (it/>a(fd.'-I»cu< 


tancu 
•sH 


Elena.         (Llegditiiíost  al  Conde  y  apartáui^ 

Hun  Juati.) 

Vueslra  Alteza  sea  servido 
de  escucharme  dos  palabn 
qut  le  han  de  importar  no 

CoNüE.      Decid,  que  no  hay  importancí» 
que  para  mi  pueda  serlo 
como  el  servir  á  las  damas/ 
pero  abreviad,  si  es  posible 
que  adveriirá  el  Rey  mi  íal: 
si  no  asisto  en  su  comedia. 

El  £NA.      Vos  pensáis  que  queda  en  casa 
la  belleza  que  os  hechiza, 
y  en  prueba  de  que  os  engaña, 
disimulada  y  cubierta 
es  oyente  de  la  farsa; 
porque  cierto  amigo  vueslf 
que  üs  compile,  se  lo  manda. 

Conde.      ¿Qué  decís? 

Ei.ENA.  Lo  que  es,  sin  duda 

Conde.     ¿Y  quién  es  el  que  maltrata 
obligaciones  de  andigo, 
fiscal  vos  de  su  fe  falsa? 

Elena,      tso  adivinadlo  vos 

y  registrad  circunstancias 
de  afectos,  cuidados,  senas 
entre  los  que  os  acompañai 
que  en  fe  de  que  amor  es 
creyendo  que  todos  andan 
de  la  suene  que  ci,  sin  vista, 
pocas  veces  se  recata. 

Conde.     Algo  os  duele  á  vos,  señuri 
este  recelo. 

Elena.  Me  abrasa 

la  vida  su  ingratitud, 
el  corazón  sus  mudan/as. 

Conde.     Fiadme,  pues,  su  noticia. 

3ue,  volviendo  por  mi  causa, 
e  camino  haré  la  vuestra, 
ya  que  á  les  dos  nos  agravia^ 

Elena.     No  lo  he  yo  de  poner  todot^H 
lo  que  os  he  advertido  bast^^ 
para  que  estudiéis  atento 
quién  de  los  que  os  sirven  anda 
esta  noche  en  la  comedia 
diligenciando  tapadas; 
que  acciones  inadvertidas 
son  lenguas  que  mudas  habito, 

CoNDK.      Pues  no  habéis  vos  de  cxit 
siendo  parte  interesada, 
de  tan  prccisj*  m.Iw  ¡ii-iici*, 

Elena.     jAy,  (^onde  Ir  e  es  ttaOI 

la  fuerza  de  r  v.  •|*S 

que,  para  ceriiñcariaí, 
en  fe  del  mal  que  han  de 
desvelándose  mis  ansias, 
aunque  me  pese,  ct»  sin  d( 
que  será  en  mi  vigilancia 


1 


laoiao. 


ESCENA    IX 
Don  Joam  solo. 


un  lince  cada  sentido. 
Un  Argos  cada  pestaña. 

[Saca  un  lieniOfdtscubierla  ia  w<3nu,  y, 
sin  tiescuóríf  «t  rostro, tniuf>ii  tos  ojos  ) 
íNüE.      ¡Qué  caros  compráis,  señora, 
esos  celos,  pues  os  sacan 
prendas  del  alma  á  los  ojos! 
¡Ay,  mano  hermosa!  Türnadla 
ai  guante,  que  es  mi  homicida, 
y  liiela  al  tiempo  que  abrasa. 

ESCENA  VIII 

U  M     P  A  J  B     —  I)  I  i:  H  O  1. 

JE.        Va  se  han  sentado  los  Beyes.  {Vus*  i 
DNUE.      Entrad,  señora.  (Aparte.)  si  iguala 
el  talle  á  la  discreción, 
y  á  la  mano,  amor,  la  cara, 
á  sus  celos  icngo  envidia, 
y,  aunque  ofendido,  feriara 
con  el  desleal  amigo 
por  ésta  á  Josefa  ingrata. 

{Van$t  los  ditsj 

k 

r  {Notable  facilidad! 

K  [Válgame  Dios!  iQuc  contrarias 

■  son  juventud  y  firmeza 

■  del  poder  y  la  inconstancia? 

■  Confiesa  el  Conde  que  adora 

■  á  doña  Josefa,  y  cuantas 

■  aventuras  se  le  ofrecen 
^^^       le  llevan  tras  si. 

^^F  Sii/«  BuÑOL.— Don  JuAif. 

>ÑOL.  ¿Qué  aguardas? 

^De  qué  son  ios  soliloquios 

ermitaños? 

Comparaba, 

con  el  del  Conde,  m?  amor; 

tan  difíciles  mis  llamas 

de  ofender  la  prenda  mia 

como  las  suyas  livianas, 

pues  cuantas  mira  apetece. 
IROL.      ¿Qué  quieres?  El  Conde  baila 

al  son  que  doña  Josefa 

le  lañe,  pues  no  se  cansa, 

por  enjaularle  en  su  amor, 

de  ponernos  añagazas. 
H.        ¡Qué  inútiles  diligencias! 
oi..      Eres  la  lealtad  de  España. 

Pero  veamos  las  fiestas. 
M.        ¿Qué  fiestas,  necio?  ^Pagara 

finezas  de  Elena  asi?" 

Privase  ella,  por  mi  causa, 

de  verlas,  siendo  mujer, 

y,  cuando  se  queda  en  casa 

por  no  ocasionar  mis  celos, 

¿tendré  yo  gusto  en  gozarlas? 

Cadáver  soy  sin  Elena. 

COMEDIAS  OE  TIRSO  DE  MOLINA. — TOMO   11 


ACTO  r>Rt.MERO 

BuÑoi. 


337 


ESCENA  X 


Perfúmate,  pues  se  aparta; 
que  olerás  á  cuerpo  muerto, 
si  eres  cadáver  sin  alma. 

Juan.        No  murmures  lo  que  ignoras; 
pero,  entretanto  que  gasta 
la  comedia  el  tiempo  en  burlas, 
las  veras  que  me  regalan 
vamos  á  ver:  sepa  Elena 
que  sabe  mi  amor  pagarla 
primores  del  mismo  estilo 
que  los  suyos. 

BuÑoi..  No  es  hazaña 

provechosa,  si  en  ti  sueña, 
á  las  doce  despertarla. 
Déjala  amar  á  cierra-ojos. 

Ji'AN.        No  duerme  quien  teme  y  ama, 
pues  quedando  recelosa 
de  que  sin  ella  en  la  farsa 
bellezas  advenedizas 
solicitan  mi  mudanza, 
mal  dormirá  mi  Condesa. 

BuÑOL.      Mal  ó  bien,  si  no  es  fantasma, 
celos  y  sueños  á  sorbos, 
ya  suspiran,  ya  descansan. 


ESCENA  XI 
Engracia,  cubierta  ti  rostro.— [tu.nos. 

Engrac.   (Sin  verlos.)  La  multitud  de  la  gente 
que  entró  de  tropel,  fué  tanta, 
que  nos  desencuadernó. 
No  está  Don  Juan  en  ia  sala: 
buscarále  ia  Condesa, 
y  si  de  la  fiesta  falta, 
creyéndole  en  otros  gustos, 
tragedias  nos  amenazan, 
que  pagaré  ^o  por  lodos. 
Ksperaréla  a  que  salga, 
pues  ha  de  ser  por  aqui. 
Quiera  el  cielo  que  no  caiga 
sobre  mi  este  torbellino, 
porque  siempre  las  criadas 
hemos  de  llevar  á  cuestas 
los  disgustos  de  las  amas. 
Las  congojas  del  calor 
me  están  asando  la  cara. 

íBescubre  ti  rostro  ) 
Perdióseme  el  abanillo. 
¡Jesús!  quiero  desahogarla; 
que  aqui  y  de  noche,  no  luego 
han  de  dar  conmigo. 

JifAN.  ¡Engracia! 

Engrac.   ¡Válgame  el  cietol 

Juan.  jAquí  y  sola! 

BuÑoL.     ¿Al  primer  tapón  zurrapas? 

Juan.        Pues¿dóndebueno?¿  A  quién  buscas? 
¿Con  quién  vienes?  ¿A  qué  causa, 
si  entraste  á  ver  la  comedia, 
la  dejas  medio  empezada? 
¿No  he  merecido,  en  efeto, 
que  una  fiesta  perdonara 
por  excusar  mis  icmores? 
Quien  en  lo  pequeño  falta, 
¿qué  hiciera,  Engracia,  á  pedirla 
dificultades  más  arduas? 

aa 


338 


LA  FIRMEZA  EN  LA  HERMOSURA 


¿Qué  preceptos  temió  Elena? 
¿Quién  es  el  dueño  que  manda 
más  que  yo  en  su  voluntad? 
Dimelo,  ansí  satisfaga 
eternamente  dichosas 
el  ciclo  tus  esperanzas. 
Engrac,   Señor  don  Juan,  deteneos: 
mirad  que  ciego  os  arrastran 
por  extraños  descaminos 
los  desaires  que  os  abrasan. 
Por  lo  menos,  de  más  fondo 
es  la  amante  fe  que  os  guarda 
mi  señora,  pues,  sin  duda, 
no  da  crédito  arrojada. 
Avisáronla  no  ha  un  hora 
que  obligastes  á  una  dama 
á  que,  viniendo  encubierta, 
os  diese  lugar  de  hablarla. 
No  lo  creyó;  mas  temiólo, 
que  el  recelar  en  quien  ama 
es  fineza,  y  grosería 
culpar,  en  duda,  mudanzas. 
Ordenóme  que  os  sifjuiese, 
dióme  un  caballero  entrada, 
discurrí  todo  el  salón, 
buscándoos  la  vigilancia 
de  mi  solicita  agencia, 
que  fue,  os  certifico,  tanta 
que  hasta  el  vestuario  mismo 
registre  disimulada. 
Presumí,  como  no  os  v¡a, 
que  ta  comedia  os  feriaba 
en  otra  parte  ocasiones 
con  la  belleza  indiciada, 
y  que,  fingiendo  sospechas, 
obligasteis  á  que  en  casa 
se  quedase  mi  señora, 
porque  en  ésta  no  os  echaran 
menos  amantes  desvelos, 
que  buscan  lo  que  les  daña. 
Sacástcisme  mentirosa, 
pues  donde  no  os  busco,  os  hallan 
mócenles  mis  quimeras, 
j.  si  bien  en  razón  fundadas. 

tJuAN.        Si  eso  es  asi,  lingracia  mía, 
en  albricias  de  ser  falsas 
mis  sospechas,  las  perdono. 
¿Que  está  mi  Condesa  en  casa? 
¿Que  á  ser  mi  escolla  te  envía? 
¿Que  su  firme  amor  realzan 
celos  que  le  hacen  perfcio? 
ÍNORAC.   Con  tanto  rigor  la  tratan, 

que  han  de  vaiermc  estas  nuevas 
más  de  dos  joyas  ó  galas. 
Joan.        Lucirán,  si  en  nombre  mió, 
con  ésta  las  acompañas. 

{QvUast  Don  i\t%n  u'id  tort\\a  y  dátela 

d  Eaucicit ) 
Enohac.   Rccíbola  por  ser  vuestra; 

y  adiós,  porque  amor  que  aguarda 

ú  desengaños  ú  alivios, 

juzga  eternidades  largas 

las  dilaciones  más  breves. 
Juan.        übligarásme,  si  callas 

malicias  de  mis  sospechas, 

infinito. 
Engiiac.  Sosegarla 

pretendo  yo,  no  afligirii. 


BirÑüC      Hablaste  tan  eleganta, 
Engracia,  en  tu  legacía, 
que  me  vas  cayendo  en  gracia. 

(  Viiít  t:nicrsda.y 

ESCEN.A  XIf 

Sale  DoSa  Josefa,  cubierto  e¡  rntrro— Oteaos,  ncii 
Ekoracm. 

JosEi-A.      ¡Qué  poco,  señor  don  Juan, 
os  preciáis  de  adulador, 
cuando  del  Rey  el  favor 
los  que  en  su  comedia^stáa 
afectan!  ¿Y  vos,  ingrato, 
por  bellezas  de  acarreo 
que  os  divierian  el  deseo 
perdéis  tan  gustoso  rato? 
¿Cómo  verla  no  queréis, 
y  i  sus  umbrales  estáis? 
Cuanto  más  os  acercáis, 
más  á  su  dueño  ofendéis; 
que  el  escuchar  celebrarlt 
es  premio  del  escribirla; 
pero  el  no  querer  oiría 
es  peor  que  el  murmurarla. 
Poco  el  amor  os  abrasa 
de  la  belleza  que,  auserite, 
empeñándoos  obediente, 
se  queda  por  vus  en  casa- 
Pero  podréis  disculparos 
diciendo  que,  aunque  es  hermosa^ 
ta  pretendéis  para  esposa 
y  queréis  ejercitaros 
en  manuales  favores; 
que  damas  de  poca  estima 
son  como  espadas  de  esgrima 
en  que  se  ensayan  amores. 
Si  ésta  (i)  en  mi  pecho  estuvicri^ 
sin  hacer  tanta  confianza, 
temiendo  vuestra  mudanza, 
disimulada  viniera, 
dándome  crédito  á  mí, 
á  ver  lo  que  en  vos  tenía; 
pero,  don  Juan,  ¿qué  seria 
si  esto  hubiese  sido  ansi? 
Digolo,  porque  he  advertido 
á  los  pies  de  cierto  Conde 
no  sé  qué  manto,  que  esconde 
con  melindre  divertido, 
que,  por  deslumbrar  enojos, 
en  el  tal  Cunde  ocupaba 
los  oídos  que  le  daba, 
y  en  vuestra  busca  los  ojos. 

Juan.        ¿Quién  seréis  vos,  mi  señora, 
que.  fiscal  de  mis  costumbres, 
dais  corteses  pesadumbres 
y  obligáis,  murmuradora? 
Pero,  ¿qué  manto,  qué  Conde, 
qué  prenda  á  sus  píes  es  ésa? 

Jüseka.     I'^spíritus  de  Condesa 

manifiesta  lo  que  esconde 
y  lo  bien  que  os  obedece. 
Si  os  importa,  conucclla; 
el  Conde  sale  con  ella: 
ved  que  alabanzas  merece, 

(O  Eili,  Tuctira  dama. 


^^^^^                                                       ACTO  PRIMERO                                                                   SSq            ^H 

^"              ESCENA  XIII 

les  debo  tanto  á  mis  iras,                        ^^| 

desconocido  don  Juan,                            ^^M 

K     DoA*  Et.B»A,  tapada,  y  el  Conde.— Diciio*. 

que,  templada,  aunque  ofendida,            ^H 

KNx.     No  desdore  Vuestra  Alteza 

vengo  sólo  á  preguntaros.                       ^H 

Conde.       i  l/'<irí<,  mir«inrfoa  Doña  Elena.)                 ^^^^^B 

■            generosas  cortesías 

Corrió  á  la  imagen  divina                ^^^^H 

W            que  le  debe  mi  recato. 

del  sol  estorbos  molestos,                 ^^^^| 

ni  conocerme  permita. 

amor,  ciega  monarquía.                   ^^^^H 

ONDE.      No  queráis  tampoco  vos, 

¡Válgame  su  luz  hermosa!                ^^^^^| 

w             prodigioso  y  bello  enigma 

¿No  es  la  que  mis  celos  miran         ^^^^| 

■            de  quien  por  fe  os  idolatra. 

doña  Elena,  en  quien  la  fama,          ^^^^H 

■             que  ¿sia  os  adore  sin  vista. 

para  enmienda  de  la  antigua,            ^^^^H 

P             Dadme  licencia  que  os  vea. 

tanta  clausura  blasona,                    ^^^^H 

CcNA.      ¡Ay,  Infame!  ¡Y  qué  distintas 

tanto  recato  nos  pinta,                     ^^^^^H 

pasiones  nos  desconforman. 

tanto  retiro  encarece,                        ^^^^| 

_              y  mi  quietud  martirizan! 

tanto  desdén  nos  intima?                 ^^^^^| 

'            Aquel  hombre,  Conde  Infante, 

Pues  ,;cómo  sola  y  de  noche            ^^^^H 

(Señalandii  á  Don  Juan  que  sigue  ha- 

créditos desautoriza,                         ^^^^H 

blando  cun  Dona  Josefa.) 

y,  arriesgando  honestidades,             ^^^^H 

aquel  hombre,  que  entre  indignas 

en  don  Juan  desvelos  libra?              ^^^^M 

ingratitudes  desmiente 

^^^^^m 

la  fe  con  que  se  acredita, 
es  quien,  (terjuro  á  finezas. 

^^^^^^H 

ESCENA    XV                     ^^H 

desleal,  os  desestima; 

^^^^^M 

descompuesto,  se  os  opone; 

Un  Pajb.— DICHOS.                              ^^^^^f 

tirano,  mi  enojo  incita. 

Paje.         Conde  Infante,  el  Rey  os  llama.        ^^^H 

Perdonadme;  que  impaciencias. 

{ Vate.)        ^M 

la  vez  que  se  precipitan, 

Conde.     (Ap,)  Llamas,  llamándome,  atiza,           ^H 

ni  saben  guardar  respetos 

que  con  lo  imposible  crecen.                   ^^M 

ni  advienen  on  cortesías. 

¡Ah,  cielos!  ¡que  en  tan  precisa              ^^M 

(Apartase  del  Conde  y  vase  ¡legando  d 

ocasión  el  Rey  me  estorbe!                      ^H 

Don  Juan  sin  descubrirse.) 

i  Lié  f(  ase  d  Iton  Jütn  y  le  habla  aparte;        ^^| 
Doña  Klcoa  yuehe  á  cubrirse.)                               ^^M 

DNDE.     (-tp)  Aquél, ,;no  es  don  Juan  deCrrea? 

Luego,  si  como  me  avisa. 

Don  Juan,  esa  dama  es  cifra                    ^H 

.             disfrazada,  esta  ponzoña, 

de  todas  mis  esperanzas,                          ^^1 

■            contra  su  lealtad  conspira. 

ni  negadas,  ni  admitidas.                         ^^M 

■           y  osa  hacerme  competencia, 

Débola  mudos  agrados                            ^^M 

■           la  dama  que  solicita 

esta  noche,  aunque  no  vista                     ^H 

K           es  la  Marquesa  inconstante. 

(que  no  he  sido  tan  dichoso),                    ^| 

■           ¡Ay,  sospechas  homicidas! 

por  lo  menos,  advertida                             ^H 

W           duplicado  habéis  mis  celos. 

á  pasiones  consultadas.                             ^H 

V  con  ellos  se  duplican. 

Si  mi  respeto  os  obliga,                             ^H 

KKFA.     Don  Juan,  estimad  extremos 

entretanto  que  al  Rey  veo,                       ^H 

de  quien  por  vos  no  hace  estima. 

dcienedla  y  divertidla,                              ^H 

de  blasones  coronados 

que  presto  daré  la  vuelta.                        ^H 

que  mis  imperios  humillan. 

Mirad  queme  va  la  vida                           ^^1 

Mudanzas  piden  mudanzas. 

en  esto,  y  que  si  se  ausenta,                      ^H 

que  en  quien  agravios  castif,a 

la  vuestra,  don  Juan,  peligra.                  ^H 

no  hay  venganza  más  airosa 

(Vase  el  Conde,  y  descúbrese  Doña   Elrna,)        ^^H 

que  olvidará  quien  olvida. 

^^H 

Y  porque  llega  el  infante, 
adiós. 

ESCENA  XVI                                  H 

iLUgase  á  Doña  Elena,  y  dicela  aparte.) 

Dichos,  mtnot  el  Conde,                               ^^M 

¡Ay,  Condesa  amiga! 

iQué  de  ello  don  Juan  me  debe! 

Ju\u.        Vuelve  á  preguntarme  ahora,                    ^H 

jQ>uc  bien  empeños  desquita! 

para  que  inocencias  (injas,                        ^H 

Adorándole,  me  adora. 

¿qué  tantas  almas  me  alientan,                ^H 

No  hay  Conde  que  !c  compila, 

ó  cómo  está  dividida,                                ^^H 

no  hay  Rey  que  se  le  codipare. 

si  el  ser  á  una  sola  debo,                         ^^H 

Loco  queda;  voy  perdida.  (Vase.) 

en  bellezas  tan  distintas.                         ^^H 

la  que  tu  firmeza  agravia,                        ^^M 

la  que  mi  lealtad  derriba?                         ^H 
Encaréceme  primores                              ^H 

liSCENA  XIV 

Dichos,  menos  Doña  Juseia. 

de  la  fe  que  desperdicias                           ^H 
en  empleos  mal  pagados                             ^H 

BfiK.       (.4  Don  Juan  aparte,  descubriéndose.) 

que  al  escarmiento  retiras.                       ^^| 

■T   '      tn  mitad  de  mis  enojos 

A\ira,  ingrata,  si  salieron                          ^^M 

340 


l.A  FIRMEZA  EN  LA  HERMOSURA 


El^NA. 


Juan. 


mis  sospechas  profecías» 

falsedades  lus  finezas, 

cenídutnbres  mis  desdichas. 

I'orque  á  esta  fiesta  fallases, 

atravesando  mi  vida, 

pensé  obliparle  con  ella: 

jqué  primorosa!  jqucfina, 

disimulando  cautelas, 

dijiste  por  encubrirlas: 

«^Vida  y  luya?  Toma,  engracia, 

allá  este  manto.»  ¡Ah  fallidas 

confianzas  en  mujeres; 

cuando  más  se  hiperbolizan 

más  lejos  de  las  verdades, 

más  cerca  de  las  malicias! 

íQué  necio  yo  al  escucharte: 

«Sólo  en  tu  vida  se  cifra 

mi  esperanza,  y  en  su  esfera 

todos  mis  sustos  estriban»! 

Ya  consiguió  diligencias; 

ya  á  lu  cara  sacriñca 

llamas  de  amor  inmortales, 

si  antes  que  te  viese,  tibias. 

,¿Qu(^  más  medras?  Ya  te  adora. 

^Qué  más  triunfos?  Ya  le  humillas. 

¿Qué  más  lauros?  Ya  te  tiembla. 

¿Qué  más  penas?  Ya  me  olvidas. 

|Ah  desleal!  Homicida  (r) 

de  esperanzas  en  ti  secas, 

¿dobleces  tuyas  me  aplicas? 

¡Lisonjero  me  persuades 

i  que  á  las  fiestas  no  asista, 

por  celebrar  sin  pensiones 

las  que  tu  traición  fabrica! 

Al  Infante  he  de  querer. 

Ya  le  quieres;  no  me  digas 

sino  que  le  has  de  olvidar; 

que  en  tí  con  la  mesma  prisa 

que  se  abrasan  lus  afectos, 

las  mudanzas  los  entibian. 

Mas,  porque  mejor  los  logres, 

yo  buscaré  medicinas, 

en  tu  ausencia  poderosas, 

contra  el  fuego  que  me  hechiza. 

Yo  mudable,  tú  liviana, 

alejaré  mi  noticia 

de  suerte  de  las  rñemorias 

de  mi  patria,  que  no  impidan 

ambiciones  de  tu  empleo; 

yo  discurriendo  provincias, 

que  Aragón,  que  físpaña  ignora, 

que  más  la  aspereza  enrisca, 

huyendo  Circes  que  encantan, 

esñnges  que  precipitan, 

sirenas  que  lisonjean, 

Medeas  que  desatinan, 

en  los  desiertos  alegre 

donde  las  fieras  habitan, 

donde  los  áspides  mcran 

y  basiliscos  anidan, 

más  seguro  en  su  veneno 

que  en  tus  aleves  caricias, 

que  en  tus  dobladas  nociones, 


<i)    Falta  un  veno;  perú  como  el  scntiilo  e«ti  com- 
pleto, parece  que  debió  ser  descuido  del  auior,  y  se  ha 
.  respetado. 


que  en  tus  finezas  de  alquimii 
te  vengaré  con  vengarme 
de  mis  esperanzas  mismas, 
necias  por  mal  empleadas, 
bárbaras  por  presumidas. 
No  aguarden  verme  tus  ojos, 
no  nuevas  que,  compasivas, 
tarde  tus  lástimas  muevan 
para  llorar  mis  desdichas; 
que  no  lo  son,  aunque  r>i3tcn, 
las  que,  cuerdas  fugitivas, 
de  tus  engaños  me  ausentan, 
de  lus  traiciones  me  libran; 
pues  cuando  me  rediman, 
serán  de  mi  naufragio  alegre  calma. 

Elena.      Tenedlc, cielos, que  me  lleva  el  alma, 

ESCENA  XVII 

Salan  el  Cunos  y  EacuDEHúi.— Dichos, 
Don  Juam. 

Conde. 
¿Qué  es  esto? 

Doña  Elena. 

¡Ay,  hado  fiero! 
que  se  ausenta  don  Juan,  que  sin  él  muero; 
que  sin  remedio  lloro; 
Infante,  que  me  deja,  que  le  adoro. 
Id  tras  él,  detcnedk. 

CONDK  {Aparte.) 

[Ah,  rabiosas  envidias!  ]Ah,  rebelde 

pasión! 

(.4  ios  Escuderos.)  Llevadle  preso. 

{Vante tos  EscuJe 
jDobtarme  agravios,  y  quitarme  el  seso!  (i 

Doña  Elena  {SiguiéndoU.) 

Préndanle,  Conde,  pues  nos  ha  orendidu; 
que  más  le  quiero  preso  que  perdido. 


ACTO    SEGUNDO 

(  Sala  ca  casa  de  Doña  Elena.) 


ESCENA  PRIMERA 

Doña    Elema    y  Ehohacim. 

ENcaAC.    Ya  le  he  dicho  de  la  suene 

que  la  noche  del  festín 

á  las  puertas  del  jardín 

se  quedó  por  no  ofenderle, 

pareciéndolc  delito 

ver  la  comedia  sin  ti, 

sin  osar  pasar  de  allí.  _ 

Elena.     lAy,  Engracia!  que  aunque  tárváUI* 

finezas  que  me  encareces, 

sólo  porque  tú  las  dices, 

temo  lances  infelices 

que  me  asombran  cuantas  Teoct- 


É 


^^^H^                                                              SEGUNDO                                                             341         ^1 

r               mis  desdichas  considero. 

toda  una  generación.                            ^^| 

'                Partióse  el  Rey  á  Cerdeña, 

El  Rey  (déle  Dios  mil  vidas)         ^^^M 

y  el  Conde,  que  se  despeña 

es  mozo  y  recién  casado,              ^^^^H 

I 

iras  su  apetito  ligero, 

sin  que  admita  mi  cuidado            ^^^^H 

quedó  por  Gobernador, 
0  Virrey  de  esta  corona. 

esperanzas  homicidas.                   ^^^^H 

^^^^^M 

Si  éste,  pues,  porque  blasona 

ESCENA  11                       ^^^^1 

que  le  enloquece  mi  amor. 

1.^  1.J \_tf  1J«  1  ^  ¿k                                                                             ^^^^^^^^^^^^^^H 

á  don  Juan  mandó  prender, 

Don  Juan.— Dicha 5.                          ^^^^^H 

y,  para  desdicha  mia, 

^^^^^H 

guarnece  de  tiranía 

Juan.       Para  que  me  des  albricias,             ^^^^| 

los  presidios  del  poder. 

para  excusarte  congojas,                ^^^^H 

¿resisiirálc  mi  amante? 

para  alegrarte  esperanzas              ^^^^H 

¿Qué  amenaza,  cjué  promesa, 
por  que  admita  a  la  Marquesa 

y  para  borrar  memorias,              ^^^^H 

he  feriado  de  mi  alcaide                ^^^^| 

por  esposa,  el  Conde  Infante 

con  dádivas  y  lisonjas                   ^^^^H 

ha  perdonado?  ¿Hay  firmeza 

permisiones  de  tu  vista                 ^^^^| 

en  el  más  valiente  amor, 

solamente  por  media  hora.           ^^^^| 

que,  coronado  el  rigor, 

Vúlveréme  dentro  de  ella,             ^^^^H 

amenace  la  cabeza 

que  dejé  mi  fe  ñadora,                   ^^^^H 

del  subdito  en  tal  fortuna. 

y,  aunque  la  juzgas  fallida,          ^^^^H 

y  ose  resistir  constante? 

quien  la  conoce  la  abona.             ^^^^H 

Don  Juan  es  pobre,  el  InTanie 

|Ah  Elena!  á  ser  yo  agorero,         ^^^^| 

con  la  Marquesa  de  Luna 

temiera  el  ver  que  le  nombras       ^^^H 

le  ofrece  benigna  estrella; 

como  la  que,  por  mudable,           ^^^^| 

pídele  ésta  enamorada; 

llevó  tragedias  á  Troya.                      ^^| 

yo,  Engracia,  soy  desdichada. 

Nú  en  vano  advierten  presagios           ^^M 

mi  contraria  rica  y  bella; 

que  las  estrellas  apropian                     ^^| 

don  Juan  solo  y  perseguido. 

los  nombres  á  las  costumbres,            ^H 

el  Infante  casi  rey; 

}orque  tal  vez  se  conforman.  ^H 
i^xcusara  yo  desdichas,                        ^H 

la  necesidad  sin  ley, 

interesable  el  olvido; 

á  advenir  mi  afición  loca,                    ^H 

contra  tantos,  ¿qué  podrán 

que  fuera  asombro  ser  (Irme               ^^M 

resistencias  del  más  fuerte? 

siendo  Elena  y  siendo  hermosa.          ^H 

No  dudes,  pues,  de  mi  muerte 

Digna  de  imperios  naciste,                   ^^H 

en  dejándome  don  Juan: 

ya  pisas  casi  coronas,                          ^^M 

luego  mejor  es  morir 

un  Infante  te  apeiece,                         ^^M 

y  acabar  con  mis  temores. 

con  él  tus  afectos  logras.                    ^^| 

NGKAC.    Entre  tanto  que  eso  ignores 

Virey  Aragón  le  adula;                        ^^ñ 

el  esperar  y  el  sufrir 

quítale  dos  letras  solas                  ^^^^ñ 

es  de  ánimos  generosos; 

al  i'ircy,  gozarás  reina                  ^^^^| 

cuanto  y  más  que  no  sé  yo, 

majestades  á  mi  costa,                  ^^^^| 

si  por  tu  causa  olvidó 

que  para  desocuparte                     ^^^^| 

los  extremos  amorosos 

quien  me  persigue  y  te  adora,       ^^^^| 

el  Conde  de  la  Marquesa, 

engaños  que  me  vendiste,                     ^H 

que  te  esté  mal  un  amante. 

me  notifica  que  escoja                          ^H 

en  la  calidad  Infante, 

ó  el  cuchillo  mi  garganta,                   ^^| 

1               con  quien  tu  casa  intsresa 

ó  esta  noche  por  esposa                      ^H 

^K         esperanzas  cuyo  fín 

á  la  Marquesa  de  Luna.                      ^H 

^H         te  haga  Reina  de  Aragón.         ^ 

¡Proposición  rigurosal                         ^H 

^H        No  tiene  el  Rey  sucesión; 

pues  mar,  que  empieza  Marquesa,      ^H 

^^         solamente  don  Mariin, 

y  Luna,  inconstancias  toda,                  ^H 

^^         su  hcf  mano,  si  ésie  muriese 

¿qué  han  de  dar  lunas  y  niares            ^H 

1               sin  hijos,  es  quien  le  hereda. 

si  no  son  mudanzas  y  olas?                 ^H 

^H          y  luego  el  Conde,  en  quien  queda 

Muera  yo,  Elena,  mil  veces,                ^H 

^H          ésta  corona;  si  fuese 

que  por  ti  mil  serán  pocas;                  ^H 

^^         tan  propicia  tu  fortuna 

mas  porque  doña  Josefa,                      ^M 

[               que  pasase  tu  beldad 

que  ingrato  á  su  amor  me  nombra,     ^H 

^_^         de  condesa  á  majestad. 

no  se  queje  de  mi,  dila                        ^^^ 

^H         y  la  Marquesa  de  Luna, 

que  la  coyunda  amorosa  ^^M 
del  tálamo  pide  un  alma                     ^H 

^^1         que  agora  temes  en  vano. 

^H         envidiándote  después. 

de  sus  potencias  señora,                      ^H 

^H         se  te  postrase  á  los  pies 

y  que  no  es  dueño  la  mía                     ^H 

^H          y  te  besase  la  mano. 

de  si,  porque  me  la  roban  ^H 
ingratitudes  mudables                        ^H 

^V         ¿culparías  tu  elección? 
ELENA.     Ten,  que  por  verme  reinar 

que  tu  inconstancia  pregonan.  ^H 
Q'ue  si  tú  me  la  volvieras,                 ^H 

r               llevas  traza  de  matar 

^p? 

LA  FIRMEZA  EN  LA  HERMOSURA                                      ^^H 

pudiera  ser  que  en  dichosas 

de  la  noche  en  alegría, 

correspondencias  pagara 

si  logro  la  industria  mia. 

finezas  que  amor  retorna. 

exageres  mi  firmeza. 

Mas,  pues  me  paño  á  morir, 

Juan. 

En  manos  de  tu  consejo 

fínge  siquiera  que  lloras 

queda,  Elena,  nuestro  honor. 

pérdidas  de  un  amor  firme; 

¡Qué  receloso  mi  amor 

seránme  tus  penas  glorias. 

se  aparta  cuando  le  dejo! 

con  que,  aliviado,  lenezca. 

Elena. 

La  honestidad  es  mi  esposo. 

pues  disminuyen  congojas 

Juan. 

Si;  pero  los  de  cristal 

lágrimas  de)  enemigo. 

deliéndense,  esposa,  mal. 

si  la  compasión  las  brota. 

Elena. 

A  rnás  riesgos,  más  cuidado, 

Pero  no  llores.  Condesa; 

porque  en  lo  más  delicado 

que  si  entre  el  jazmín  y  ro^a 

se  desvela  el  que  es  leal. 

de  tus  mejillas  te  atreves 

Juan. 

<Si  te  persiguen.^ 

á  finezas  tan  costosas, 

Elena. 

Sufrir. 

podrá  ser  me  resucites; 

Juan. 

,;Si  te  combalen? 

pues  un  alma  en  cada  aljólar, 

Elena. 

Vencer 

tras  la  noche  de  mi  muerte, 

Juan. 

¿Si  te  prenden.'' 

me  dará  vida  tu  aurora. 

Elena. 

Padecer. 

Goza,  ingrata,  al  Conde  Infante, 

Juan. 

¿S\  te  apremian? 

y  plegué  á  Dios  si  le  gozas. 

Elena. 

Resistir. 

que  Aragón  con  su  diadema 

Juan. 

¿Si  le  violentan? 

te  ofrezca  sus  barras  rojas: 

ElENA. 

Morir. 

que  yo,  si  en  el  otro  mundo 

Juan. 

Pues  en  la  foriuna  extrema. 

se  tiene  de  éste  memoria, 

mi  bien,  si  dura  su  tema. 

y  amor  al  alma  acompaña. 

sufrir,  padecer,  penar; 

te  prevendré  protectoras 

que  en  la  honra  hasta  iriuntar, 

la  foriuna  y  las  estrellas 

no  hay  peligros  que  amor  lem 

por  que  tu  dicha  dispongan. 

( Vaníe  por  difertnles  purrtl 

tus  esperanzas  alegren 

y  fertilicen  tus  bodas. 

ESCENA  iri 

El  alma,  Klena,  te  dejo; 

trátala  bien,  que  fué  forma 

(Sala  en  el  pAlacio  del  Conde.) 

de  un  corazón  en  que  estuvo. 

noi5*  JosKPA  y  el  CoNDC. 

idólatra  de  tu  copia. 

Y  adiós;  que  queda  en  rehenes 

Josefa. 

Múdeme  porque  os  mudasleií. 

mi  palabra,  y  más  importa 

señor  Conde;  que  hasta  eo  eswj 

morir  que  vivir  quien  deja 

imitándoos  las  costumbres, 

su  fama  por  sucesora.  IQuiete  trst) 

me  debéis  el  pareceros. 

^H  Elena. 

Espera,  mi  bien,  y  advierte. 

Dejáisme  por  la  Condesa, 

aunque  airado  le  reliras, 

y,  asi,  por  don  Juan  os  dejo; 

que  no  ofenden  con  mentiras 

de  celos  ésie  me  abrasa 

los  que  están,  cual  lú,  á  la  muerte. 

SI  aquélla  os  mata  de  celos. 

(DaUíii  mano  ) 

Iguales  en  las  pasiones. 

¿Dasme  el  sí  de  esposo  y  dueñt», 

una  fortuna  corremos. 

y  del  mudo  que  las  palmas. 

un  imposible  seguimos. 

anudándonos  las  aln>as. 

una  desdicha  tememos. 

haces  de  la  tuya  empeño? 

Sólo  nos  diferenciamos 

^H  Juan. 

¡Ay  dulce  prenda!  pequeño 

en  que  vuestro  amor,  oi  cuerd< 

mi  mérito  á  tal  favor, 

ni  cortés,  ni  generoso 

ya  moriré  sin  lemor, 

(perdonadme,  que  no  puedo 

viviendo  lú  siempre  en  mi. 

dejar  de  decir  verdades). 

En  la  brevedad  de  un  sí 

con  el  apetito,  cie^o; 

te  ofrezco  un  eterno  amor. 

con  el  poder,  arrojado; 

^H   Elena. 

Pues  ya  corre  por  mi  cuenta 

con  la  privanza,  soberbio: 

la  integridad  de  tu  fama; 

tirano  os  volvéis  de  amante. 

no  la  abrasará  la  llama 

y.  atropellando  los  medios 

de  quien  profanarla  intenta: 

que  la  esperanza  consiguen. 

por  la  tuy*,  esposo,  asienta 

os  valéis  de  los  violentos. 

lu  honor;  velando  sobre  él 

Tan  leal  os  ha  servido 

lú  cuidadoso,  yo  fiel, 

don  Juan,  que  sus  pensamienU 

conservémosle  de  suerte, 

con  ser  átomos  del  alm.i, 

que,  aunque  se  oponga  la  muerte. 

no  han  desmandado  deseos 

no  nos  le  eclipse  el  de  Urgel. 

que  merezcan  reprimirse; 

Medios  la  industria  me  enseña 

pues  con  saber  de  los  vuestro* 

con  que,  antes  que  la  belleza 

cuan  inconstanics  se  mudan. 

^^LHHk      i 

del  sol  trueque  la  irisieza 

J 

sólo  por  haberlos  puesto 

^^f                                                            ACTO  SF.GirNDO                                                                343           ^M 

W           de  burlas  en  mí,  han  baslado 

porque  le  envidio,  me  vengo.                 ^H 

■            á  que  me  pague  en  despegos 

Quitóle  vida  y  privanza                          ^H 

P            finezas  que  de  algún  modo 

á  su  padre  el  Rey  don  Pedro,                 ^H 

^^       disminuyen  mi  respeto. 

porque,  parcial  del  navarro,                   ^H 

^^^     Dejóme  por  no  dejaros, 

se  carteaba  en  secreto                             ^H 

^^B      perdióme  por  no  perderos. 

con  él,  en  ofensa  suya,                           ^H 

solicíláisle  á  su  dama. 

y  á  no  descubrirse  intentos                    ^H 

lenéisle,  por  ella,  preso, 

de  su  fallida  lealtad,                                ^H 

,jy  amcnaziisle  la  vida? 

alborotara  estos  reinos.                          ^H 

¡Ilazaiía  digna  por  cierto 

Don  Juan  Jiménez,  su  hijo,                   ^H 

de  un  Infante,  de  un  Virrey, 

es  justamente  heredero                           ^H 

de  un  señor  que.  agradeciendo 

de  su  sangre  y  sus  acciones:                   ^H 

'             tal  lealtad,  tales  servicios. 

enseñaros  cifras  puedo                     ^^^H 

libra  á  la  crueldad  los  premios, 

que  al  segundo  don  Knrique           ^^^^| 

las  venganzas  al  verdugo 

de  Castilla  remitieron,                       ^^^^B 

y  su  garrama  al  acero! 

y  á  don  Sancho  el  de  Navarra,               ^^M 

Conde  Infante:  yo  le  adoro; 

don  Juan  y  otros.  Mas  ^jqué  es  esto?     ^M 

envidio,  lloro,  enloquezco; 

^M 

de  imposible  amor  me  abraso; 

ESCENA  IV                               ^1 

estoy  perdida  de  celos. 

Pero,  aunque,  menospreciada, 

BkltrjIn. — Dichos.                                     ^^M 

de  su  ingratitud  me  quejo, 

ReltkAn.  Vuestra  Alteza,  gran  señor,                   ^H 

y  á  la  Condesa  persigo, 

advierta  qvc  ta  (Condesa                       ^H 

no  presumáis  que  pretendo 

de  tSelrosal  atraviesa                                 ^^H 

lorcer  con  las  amenazas 

solicitudes  de  amor                                  ^^M 

ka  vnluniad  que  apetezco. 

contra  la  le  y  la  lealtad                            ^H 

ni  que,  á  cusía  de  su  vida. 

que  vuestra  alteza  me  lia.  ^^^H 
Corriendo  por  cuenta  mía               ^^^^M 

se  venguen  mis  pensamientos. 

Aborrézcame  duo  Juan 

la  guarda  y  seguridad                     ^^^H 

y  viva,  micniras  padezco. 

de  don  Juan,  no  han  de  torcerme  ^^^H 

siglos,  para  mi  de  agravios. 

promesas  de  este  papel.                   ^^^^| 

como  él  se  deleite  en  ello; 

(  Ddsfle  y  léele  el  Conde  para  si.)   ^^^^H 

que  si  en  su  conservación 

Pídeme  que  huya  con  él,                 ^^^H 

^             mis  esperanzas  alíenlo, 

y  promete  enriquecerme                  ^^^^M 

¿cómo  podré  susienlarlas 

le  saco  de  Aragón                          ^^^^| 

yo  sin  alma  y  don  Juan  muerto? 

y  en  Navarra  le  aseguro;                 ^^^^| 

No,  Conde,  no  haréis  la!  cosa; 

pero  yo  sólo  procuro                       ^^^H 

que  es  don  Juan  en  este  reino 

cumplir  con  la  obligación               ^^^H 

veneración  de  los  mozos, 

de  la  lealtad,  que  es  mi  espejo.       ^^^H 

admiración  de  los  viejos, 

CoNüE.      ¡Disculpad,  Marquesa,  ahora          ^^^H 

el  triunfo  de  las  hazañas. 

á  vuestra  cumpetidoral                    ^^^H 

la  escuela  de  los  discretos, 

Decid  que  llevarme  dejo                -^^^^M 

la  envidia  de  los  Narcisos, 

de  pasiones  y  venganzas.                 ^^^^| 

el  sol  de  los  caballeros. 

Ved  si  don  Juan  me  sacó                ^^^H 

Tiene  parientes  ilustres. 

verdadero.                                      ^^^H 

tiene  !a  (^^ondesa  deudos, 

Josefa.                      Ya  sé  yo                       ^^^H 

tiene  espíritus  amantes, 

lo  que  pueden  asechanzas             ^^^^| 

y  yo  también.  Conde,  lengo 

que  buscan  contra  su  vida             ^^^^H 

resolución  generosa, 

alguna  disculpa  honesta.                ^^^H 

armas,  vasallos  y  esÍTuerzo 

Beltbín.  Üoña  Elena  está  dispuesta             ^^^H 

para  poner,  por'librarle. 

también  para  la  partida.                 ^^^H 

mi  vida  y  estado  á  riesgo. 

Conde.      Según  lo  que  escribe  aquí,             ^^^^| 

WDE.       ¡Venturoso  en  sus  desgracias 

buir  inlcnta  con  él.                          ^^^^| 

es  don  Juan  si  alcanzó  extremos 

Josefa.     Aunque  puede  ese  papel                 ^^^^^ 

en  la  Condesa  y  en  vos 

ser  ñngido,  haced  por  mi,              ^^^H 

semejaniesl  ¡Oh,  si  el  cielo 

señor   nfante,  una  cosa:                 ^^^H 

de  mi  foriuna  y  la  suya 

podrá  ser.  si  la  alentáis,                   ^^^^| 

hiciera  un  lucido  trueco. 

aue  el  efeto  consigáis  ^^^^^ 
de  vuestra  pena  amorosa.               ^^^^^ 

dándole  yo  mis  estados. 

dándome  él  merecimientos. 

¿No  decís.  Alcaide,  vos                   ^^^H 

de  tanta  experiencia  dignusl 

que  la  Condesa  os  escribe              ^^^H 

Sazonara  yo  con  ellos 

que  esta  noche  se  apercibe            ^^^H 

pobreza  y  persecuciones 

para  salir  con  los  dos  ^^^^| 
Huyendo  de  esta  corona  ^^M 
i  Navarra?                                           ^H 

y  no  duplicara  celos. 

Pero,  aunque  culpáis  mi  enojo, 

añadiéndome  los  vuestros, 

Conde.                    Ansí  lo  afírma                     ^H 

1            no  penséis  que,  destemplado, 

esta  letra  y  esta  firma,                    ^^^| 

^^^^^^^H 

.^^^1 

344 
Josefa. 


LA  FIRMEZA.  EN  LA  HERMOSURA 


Pues  si  la  dicha  sazona 

mis  industrias,  no  dudéis 

del  lin  que  amor  nos  promete. 

Dé  á  don  Juan  ese  billete 

el  Alcaide,  y  vos  haréis 

depositar  la  Condesa, 

sacándola  de  su  casa; 

pucs,  en  fe  de  lo  que  pasa, 

podéis  reararla  presa. 

Estaré  yo  en  su  lugar; 

vendrá  don  Juan,  todo  amor, 

reconocido  á  favor 

tan  digno  de  celebrar; 

pcrsuadiréle  amorosa 

que,  deudor  de  mi  cuidado, 

yo  la  liberl;id  le  he  dado, 

pues  su  dama,  temerosa 

de  culpas  que  la  atribuyen, 

sin  saberse  adonde,  huyó. 

En  los  nobles  bien  sé  yo 

lo  que  obligan  y  concluyen 

beneficios  y  firmezas; 

siéndolo,  pues,  don  Juan  lamo, 

ni  descortés  á  mí  llanto, 

ni  mármol  á  mis  ternezas, 

ha  de  dejar  de  pagarlas. 

Mas,  cuando  no  lo  consiga, 

y  leal  á  mi  enemiga, 

persevere  en  despreciarlas, 

viniendo  en  su  busca  vos, 

riguroso  y  indignado 

por  la  prisión  que  ha  quebrado, 

y  hallándonos  á  los  dos 

solos  y  juntos,  diré 

que  mi  lirme  volunidd 

se  arriesgó  á  su  libertad, 

y  que  él,  pagando  la  fe 

de  mi  amor,  se  ofrece  á  darme 

palabra  y  mano  de  esposo. 

jmploraréos  generoso, 

y  vos,  cortés,  al  postrarme 

á  vuestros  pies,  ya  templado, 

diréis  que  á  mi  intercesión 

confirmáis  con  el  perdón 

la  palabra  que  me  ha  dado. 

^Tendrá  don  Juan  en  tan  poco 

su  fama,  mi  voluntad, 

su  vida,  su  libertad, 

que  por  doña  Elena  loco, 

riesgos  á  riesgos  añada, 

al  p<>der  indignaciones, 

i  rnis  quejas  sinrazones 

y  que  no  le  persuada 

tanto  amor,  peligro  tantoP 

No,  Conde,  no  lo  creáis. 

De  este  modo  aseguráis 

la  salida  de  este  encanto; 

porque  cuando  don  Juan  niegue 

que  el  si  me  ofreció  de  esposo, 

no  será  dificultoso 

hacer  que  el  Alcaide  alegue 

haberse  hallado  presente 

á  nuestro  honesto  contrato. 

Aborrecerále  ingrato 

la  Condesa,  y,  si  es  prudente, 

por  sólo  vengarse  de  él 

admitirá  vuestro  amor. 


Conde. 


Josefa. 


Aunque  pudiera  el  rigor 
valerse  de  este  papel, 
y  atajar  con  su  castigo 
estorbos  á  mi  esperanza, 
venza  por  vos  mi  templanza; 
seréis  vos  misma  testigo 
de  que,  ofendido  y  celoso, 
perdono.  Vaya  Beltrán 
á  la  prisión  por  don  Juan; 
persuádale  ingenioso 
á  que,  en  fe  de  ser  hechura 
de  la  Condesa,  que  eslá 
esperándole,  pondrá 
su  lealtad  en  aventura: 
déle  el  papel  que  le  ha  e&crítc 
{Vuelve. 
y  en  su  casa,  vos.  Marquesa, 
sazonad  cuerda  esta  empfcsx,] 
mientras  yo  la  deposito, 
y  ayude  amor  mis  quimeras, 
dando  á  mis  penas  salida. 
(Apartt.)  Don  Juan,  libre  yo  tu  r 
y,  mas  que  nunca  me  quieras. 
(Vi 


Eng^ac. 


Bu.ÑOL. 

Engpac. 

BuÑOL. 


ESCENA    V 

(Circet  JeoLfo  del  palacio.) 
Encracia/  Bv^oi.. 

Vengo  á  verte  en  las  desgracias 

de  tu  prisión  cada  día,  j 

y  ¡háblasmeansil  fl 

{¡joi-ando)  Engracia  mía, 

no  está  el  tiempo  para  gracias. 
¿Lloras? 

Lloro,  que  el  de  Urg( 
por  ser  de  don  Juan  criado, 
dicen  que  me  ha  recelado 
las  gárgaras  de  un  cordel. 
Lloro  la  fortuna  ingrata 
del  amor  que  le  he  tenido, 
pues  me  juzgué  tu  marido 
y  le  he  de  dejar  intata. 
Lloro  las  temeridades 
de  don  Juan  que,  siempre  neci 
en  apreturas  tan  recias 
repara  en  puntualidades. 
Consiéntele  que  visite 
esta  noche,  por  media  hora, 
el  Alcaide  á  tu  señora, 
con  tal  que  le  necesite  ( i ) 
su  fe  y  palabra  alomarse 
á  la  prisión,  dentro  de  ella; 
sale  alegre  y  suelto  i  vclla, 
y  cuando  pudo  escaparse 
del  verdugo  y  el  cuchillo, 
¡se  vuelve,  cumplido  el  plazo, 
á  fiar  la  nuez  de  un  Lazo, 
y  morii  de  garrolillol 
Si  el  entonces  se  escurriera 
y,  aunque  preso,  me  dejara, 
yo  después  las  afufara 
y  perro  muerto  les  diera. 


(i)   ObüKue 


ACTO  SEGUNDO 


345 


f 


ESCENA    VI 
Un  Carcelcmo.— DiCROs. 

Buñot.  el  Alcaide  os  llama  (1), 
y  en  casa  de  la  Condesa 
os  espera  con  don  Juan. 
¿Cómo? 

Quedo,  que  os  oirán 
los  presos,  y  se  imeresa 
el  perdernos,  óelganarnos 
en  salir  sin  que  ñus  sientan. 
Con  el  Alcaide  irse  inienian, 
y  él  se  ofrece  á  acompañarnos 
hasta  fuera  de  AraRÓn; 
soy  su  pariente  y  le  sigo. 
Alegróme,  pues,  y  digo 
que  hay  bondad,  que  hay  compasión 
«un  hasta  en  tos  carceleros. 
Yo  hablé  por  boca  de  ganso. 
Vamos,  y  pisemos  manso. 
Noche,  no  nos  saques  hueros. 

ESCENA  Vil 
JUla  en  casa  de  Doña  Elena.  Está  i  oscuras.) 
,  Don  JüAMjr  B*lt»ín. 

'  Beltbán. 

la  Condesa  he  puesto 

da,  hacienda  y  honra  al  manilicsto 

¡ro  del  rigor  del  Conde  Infante, 

1  que  la  Condesa  me  ha  criado. 

ueño  su  familia  ha  descuidado; 

surar  la  fuga  es  importante 

I  que  vuelva  el  día: 

Íos  aguarda  á  escuras,  que  no  fía 
luz  al  secreto 
^ide  tanto  aprieto, 
rad  callado  y  disponed  prudente 
ilida  de  tanto  inconveniente, 
yo  entretanto  prevendré  caballos, 
era  la  ciudad  haré  llevallos, 
lo  la  vuelta  luego.  [Vasr  1 

ESCENA    Vlil 

Don  Juan  solo. 

petito,  amor,  del  Conde  ciego 

)bliga  por  mi  honor  á  tanta  ausencia. 

ireced,  estrella,  mi  inocencia; 

mi  segura  guia; 

el  huir  su  rigor  no  es  cobardía. 

ESCENA  IX 

DotÍA  JosKFA  y  Don  Joan. 

Doña  Josefa. 

al  talir.)  Hablar  á  don  Juan  siento; 
ad,  enamorado  pensamiento, 
!  las  protectoras 


Verso  sueliú  eaire  dos  redondilUi. 


tinieblas,  de  mi  engafío  encubridoras, 
razones  persuasivas, 
de  suerte  en  mi  favor  ponderativas 
que,  imaginando  soy  su  doña  Elena, 
airosa  salga  yo  de  tanta  pena. 

Don  Juan. 

Hermoso  dueño  mío. 
jsois  vos  la  que  acrédora 
del  alma  oue  os  adora, 
á  pesar  del  celoso  desvarío 
de  un  poderoso  ciego, 
airopelláis  estados  y  sosiego? 

Doña  Jojefa. 

Bajad  la  voz,  don  Juan,  que  cohechados 

domésticos  criados, 

puesto  que  estén  durmiendo, 

estorbarán  sazones  que  pretendo, 

y  no  ponderéis  tanto 

el  ver  que  á  acompañaros  me  apercibo, 

pues  si  es  vuestro  el  aliento  con  que  vivo, 

y  fallándome  vos,  mortal  mi  llanto, 

si  un  alma  nos  anima, 

un  yugo  nos  conforma, 

un  espíritu  sólo  nos  informa 

y  una  suerte  envidiosa  nos  lastima, 

cuando,  cobarde,  ausente  os  permitiera, 

y  el  temor  en  mi  patria  me  dejara, 

de  mi  misma  homicida  ingrata  fuera, 

e!  cuchillo  yo  misma  me  alilar.-); 

y  ansí,  si  amante  os  sigo, 

a  mi  misma  me  obligo, 

á  mí  me  satisfago, 

yo  me  debo  á  mí  misma,  yo  me  pago. 

Prendióte  la  impaciencia 

del  riguroso  Infante 

por  competir  con  él,  por  ser  mi  am.mle, 

dorando  su  violencia 

con  imputarle  insultos 

entre  el  navarro  y  tu  inocencia  ocultos: 

huyendo,  pues,  daremos  ocasiones 

¿  las  malicias  que  el  furor  derrama; 

peligrará  tu  fama, 

y  tú,  que  tan  celoso  siempre  de  ella, 

por  sólo  defendella, 

la  vida  has  despreciado, 

¿querrás  vivir  sin  honra  y  desterrado? 

Consúltate  á  ti  mismo,  y  templa  celos: 

contradecir  los  cielos, 

cuyas  disposiciones 

no' te  permiten  mió, 

es  ciego  desvarío; 

navegas  agua  arriba  si  te  opones 

á  lo  que  el  hado  ordena. 

La  Marqtiesa  de  Luna 

mejorara  su  suerte  y  tu  fortuna; 

no  te  merece  ¡ay  triste!  doña  Llena. 

Paga,  aunque  muera  yo,  su  fe  constante, 

despósale  con  ella; 

obligarás  al  ofendido  Infante, 

desmentirás  á  tu  enemiga  estrella, 

no  correrá  tu  fama 

peligros  afrentosos; 

y  si  temes,  bien  mío,  que  la  llama 

de  mis  afectos,  en  tu  amor  dichosos, 

puesto  que  malogrados, 


34*) 


LA  FIRMEZA  EN  LA  HERMOSURA 


en  el  Infame  ocupe  miscuidj>dos, 

primero  que  consiga 

su  aborrecible  iniento, 

será  sólido  el  vienio, 

la  noche  del  planeta  cuarto  amiga, 

retrocediendo  para  nuevos  daños, 

el  cielo,  c!  sol,  los  rios  y  los  años. 

Don  Juan. 

Tan  lejos  de  creer  que  hablas  de  veras, 

lan  fuera  de  pensar  que  te  has  mudado, 

escucho  tus  quimeras, 

que  á  sueño  los  oídos  persuado, 

y  mientras  n(j  le  veo 

y  la  voz  disimulas, 

ó  que  le  finges  la  que  no  eres  creo, 

ó  que,  engañosa,  mi  temor  adulas, 

ó  que  si  desmentiste 

el  natural,  liviano  en  las  muicrcs, 

trocando  lo  que  fuiste  por  lo  que  eres, 

por  lo  que  eres  desprecias  lo  que  fuiste; 

porque prixligio  fuera 

que  en  ti  perseverara 

constancia  que  venciera, 

firmeza  que  triunfara 

y  amor  impersuasible, 

que  mujer  y  firmeza  no  es  posible. 

Aún  no  ha  pasado  una  hora 

que  al  consagrado  nudo 

lu  mano  aduladora 

necesitarme  pudo, 

¡y  lan  presto,  ¡«constante, 

desenlazarla  ínlenlasl 

Olvidarásme  amante, 

llorara  yo  rigores  y  no  afrentas; 

pero  piadosa,  ingr  <ta,  hubieras  sido, 

sí  agravios  no  añadieras  á  tu  olvido. 

Dona  Josefa, 

Cruel,  ,;luego  á  mis  males, 

de  la  Condesa  esposo, 

añadiste  imposibles  conyugales? 

¡Ah  cielo  riguroso! 

,;De  qué  sirven  industrias,  trazas,  medios 

que  en  vano  amor  me  advierte, 

si  después  de  la  muerte 

salen  desesperados  los  remedios? 

Sacad  luces,  criados; 

alumbren  mis  quimeras  resplandores, 

pues  ya,  desengañados 

ardides  de  mi  amor,  quieren  rigores 

quitarme  en  su  venganza 

aun  el  frágil  favor  de  la  esperanza. 

ESCENA   X 
Salen  Engüacu  y  BuRolco»  /«<.— Dichos. 

BuNOL.      Engracia,  i voces  y  á  escurasl 
Soplonizado  nos  han. 

Juan.        ¡Marquesa! 

Josefa.  Ingrato  don  Juan, 

ya  que  mi  vida  aventuras 
con  Ib  desesperación 
del  hallarte  enajenado, 
ya  que  imposibilitado 
das  á  mi  muerte  ocasión, 


no  la  des  á  la  venganza: 
que  esta  noche,  si  resistes 
á  lu  enemigo,  entre  tristes 
obsequias  de  mi  esperanza, 
te  han  de  acabar;  esto  es  cierto. 
Sal  de  lan  confuso  abismo, 
redímete  tú  áli  mismo, 
vive  ingrato,  y  no  fiel  muerto. 

JcAN.        Marquesa:  aun  ansí  rehuso 
ofender  mi  esposa  bella. 

FiuÑoL.      ¡Cuerpo  de  Cristo,  con  ella! 
¡Miren  que  marido  al  usot 
Que  hay  muchos  que  por  muJ^r 
ropa  limpia  en  todas  partes 
se  desposan  cada  manes. 
Sé  marido  titular,  ^H 

pues  no  nos  cuesta  dinero.     ^H 

Engrac.  Señor:  ¿por  qué  desestimas         ' 
remedios  con  que  redimas, 
burlando  al  Conde  severo, 
tu  vida  y  la  de  lu  esposa.*^ 
Testigos  somos  los  dos 
de  este  engaño. 

BuÑOL.  ¡Aquí  Je  Dic 

Esto  de  morir,  ¿es  cosa 
de  sorber  huevos?  Acaba: 
mira  que  el  Infante  llega. 

Juan.         Desesperado  es  quien  niega 
la  fe  que  tu  amor  alaba. 
A  seguirle  esloy  dispuesto; 
seráie  de  hoy  más,  señora, 
mi  vida  eterna  deudora 
del  empleo  en  que  la  has  puesto. 
¡Oh!  ¿quién  dos  almas  tuviera 
para  pagar  con  la  una  ■ 

de  la  Marquesa  de  Luna         1 
la  piedad  más  verdadera 
que  i  historias  dieron  motivo? 

Josefa.     Ño  hay  favor  que  satisfaga, 

don  Juan,  como  el  que,  sin  pagí, 
no  está  atenido  al  recibo. 


■  UiCSML       I 


ESCENA  XI 

Saltn  Doña  Elkna  y  BkltmAn.  — 

BeltRÁN.      (Hablando  aparte  con  Doñi  Elcoi,^ 
se  ifueda  asomada  á  una  puerta  i 
De  suerte  os  ama  el  Infante 
que,  aunque  indignado,  os  permúc 
vuestra  casa;  solicite 
brevemente  vuestro  amante 
la  jornada  prevenida, 
que  yo,  comous  ofrecí, 
cumpliré  la  fe  que  os  di, 
aunque  aventure  la  vida. 

ESCENA  Xlí 
Dtcuos,  menoi  BKl.Thiit. 

Elena.     (Ap.)  No  alcanzo,  confusos  cieloSj, 
el  fin  de  mi  suerte  escasa: 
sacóme  el  Conde  de  casa, 
culpándome  sus  recelos, 
¡y  restituyeme  ahora 
cortés  y  amante!  |Ay  de  mil 
Algún  engaño  hay  aqui 


^^^^H                                                                                  347        ^H 

W        aue  en  su  ofensa  el  alma  ignora. 
1          í*ero  ^-no  es  aquél  don  Juan? 

por  ellas  su  libertad;                           ^^^H 

vuélvale  vuestra  beldad                      ^^^H 

I          La  Marquesa,  ^no  es  aquélla? 

á  mi  gracia,  que  desde  hoy                      ^^M 

1          jLibre  en  mi  casa  y  con  ella! 

agravios  pongo  en  olvido.                        ^H 

I          Ya  mis  sospechas  se  van 

Juan.        Sí  tanta  suerte  intereso                            ^H 

r          conviniendo  certidumbres. 

por  esta  mano  que  beso,                           ^H 

EFA.     ^De  qué  sirve  encarecerme                    | 

feliz  mi  desdicha  ha  sido;                        ^H 

lo  que  confiesas  deberme, 

en  ella  mi  suerte  fia                                 ^^M 

L          para  aumentar  pesadumbres? 

mi  seguridad.                                             ^H 

L          N'o  excedas  de  agradecidrí, 

(Va4dar  la  maHodDoñ*Joset»y  ¡legA        ^^| 

^^K    que  si  es  mi  vida  la  tuya, 

Doña  Elena.)                                                    ^^^M 

^^H   cuando  te  la  restituya, 

Ei.ENA.                            ¡Traidor!                        ^^^H 

^^B   suticientc  paga  ha  sido 

¿Y  tu  Dios,  mi  fe,  mi  amor?              ^^^H 

^^P    el  permitirme  llamar. 

Juan.        jEsposa  dei  alma  mía!                             ^H 

del  modo  que  hemos  trazado, 

|Vos  presente  y  yo  inconslantel               ^H 

tu  esposa. 

¡Yo  cobarde  y  vos  leal!                             ^H 

HA.      (Aj>arte.)   .¡Cómo?  ¡Ay,  cuidadül 

Perdone  el  riesgo  mortal                           ^H 

,;Ksio  venís  á  escuchar? 

que  tiene  el  temor  deiantc;                       ^H 

¡De  doña  Josefa  esposo 

>erdone  el  severo  Infante,                         ^H 
a  Marquesa  compasiva,                           ^H 

don  Juan,  y  que  él  lo  confiesa! 

¡Su  vida  de  la  Marquesa 

la  fortuna  ejecutiva,                                   ^H 

deudoral  Amor  engañoso. 

las  plebeyas  opiniones,                             ^^| 

no  me  permitáis  más  viva; 

las  piadosas  persuasiones,                         ^^| 

salga  el  alma  por  los  labios; 

que  sin  vos  quieren  que  viva;                   ^H 

ponzoña  son  los  agravios; 

que  puesto  que  la  clemencia                     ^H 

a  su  pena  se  aperciba 

de  la  Marquesa  me  nombra                      ^H 

quien  los  engendra  en  mi  pecho, 

su  esposo,  no  más  que  en  sombra,          ^H 

muera  y  mate  mi  dolor. 

sti  consorte  en  la  apariencia;                    ^H 

1 

sombra  que  en  vuestra  presencia             ^H 

^^^L 

se  atreve  i  desposeeros                              ^H 

^^^K 

de  los  derechos  primeros                           ^H 

^V            ESCENA  XIII 

que  el  tálamo  pudo  daros,                        ^H 

^^^p 

ni  aun  en  sombra  ha  de  agraviaros          ^H 

Séten  tt  CoKoE,  Bbltrím  y  Escuderos.— Dichos. 

ni  en  apariencia  ofenderos.                       ^H 

Conde,  en  esta  hermosa  mano                 ^| 

''í-T»A>l.  (Habtando  aparte  con  el  Coniie  á  otra 

dos  almas  enlaza  amor,                           ^H 

puerta.)  Este  es  don  Juan,  gran  señor. 

cuyo  nudo  es  el  honor,                             ^H 

HtOE.      No  lograrás  satisfecho, 

cuyo  imperiü  es  soberano;                        ^H 

ingrato,  desconocido 

desalarle  será  en  vano,                              ^H 

á  tu  lealud,  á  tu  ley, 

mientras  conformes  y  unidas                   ^H 

á  tu  patria  y  á  tu  Hey, 

y  al  favor  que  me  has  debido, 

sus  Coyundas  no  divída^i;                         ^H 

sí  á  Alejandro  has  de  imilar,                     ^H 

Ja  fu^a  con  que  con  tirinas 

y  el  romper  es  desatar,                              ^H 

delitos  que  disfrazaste. 

rompe  el  lazo  á  nuestras  vidas.               ^H 

y  de  tu  padre  heredaste; 

Pero  si  el  Rey  te  encomienda                   ^H 

tus  papeles  y  lus  firmas 

su  imperio,  y  toda  tu  scciún                    ^H 

disculparán  la  aspereza 

consiste  en  la  obligación                           ^H 

con  que  el  rigor  te  amenaza. 

de  que  por  ti  se  defienda,                          ^H 

Mañana  verá  en  la  plaza 

reino  es  mi  honor;  no  pretenda                ^H 

esta  corte  tu  cabeza. 

ningún  tirano  usurparle;                           ^H 

tBFA.     Corta  primero  la  mía, 

que  sabrá  mi  fe  guardarle,                       ^H 

si  en  tanta  severidad 

y  mi  valor  defenderle;                               ^H 

L           pierde  el  blasón  la  piedad 

perderme  por  no  perderle,                        ^H 

B          que  en  ti  mi  esperanza  fia. 

y  morir  por  conservarle.                           ^H 

^^m    Don  Juan,  gran  señor,  se  ofrece. 

(Saca  ¡a  espada  y  vast,  llevándose  á  la        ^H 

^^H    si  tu  indignación  niiiigo, 

ConJcs«.)                                                              ^H 

^^    á  desposarse  conmigo: 

Conde.      Id  tras  ellos,  deteneldos.                             ^| 

lo  que  la  envidia  encarece 

[Que  un  hombre  se  atreva  á  lantol           ^| 

desmentirá  de  este  modo; 

(Vait,  y  sigutnte  los  que  le  acompañan.)        ^H 

no  salga  con  su  interés 

Josefa.     Encubridlos,  cielo  sanio;                           ^H 

la  malicia:  en  estos  pies 

noche  oscura  defendemos.                        ^H 

consiste  mi  amparo  todo. 

BirÑOL.      ¡Oh,  azadas  toscas,  oh  bieldos,                 ^H 

I>E.      Alzad,  señora,  del  suelo; 

oh  tasajos  labradores,                              ^H 

discreto  don  Juan  ha  andado 

seguros  de  estos  temores!                         ^H 

en  valerse  deJ  sagrado 

¡Quién  fuera  vuestro  gañán!                    ^H 

que  en  vos  imita  al  del  cielo. 

Josefa.     Líbrese,  cielos,  don  Juan,                         ^H 

Daos  las  manos,  que  yo  doy 

y  mátenme  sus  rigores.                           ^H 

348 


LA  FIRMEZA  EN  LA  HERMOSURA 


ACTO  TERCERO 


(S<tt  de  un  castillo  á  corta  distancia  de  Zaragoza.) 


ESCENA    PRIMERA 

DoM  Juan  y  Tot)  Alonso, 

Don  Alonso. 

Mándame  que  os  sepulte 

ea  esu  fortaleza, 

y,  porque  mí  piedad  no  dificulte 

lan  desconforme  acdón  á  su  grandezSj 

le  han  de  dar  dos  testigos 

fe  de  que  muerto  os  vieron. 

No  sabe  que  los  dos  somos  amigos, 

y  ansi  la  infeliz  noche  que  os  prendieron 

(si  resuelto  valiente,  no  advertido) 

me  encargó  vuestra  guarda, 

y  U  acetó  gustoso,  porque  ha  sido 

acción  de  la  amistad,  cuando  es  gallarda, 

tomar  por  cuenta  suya  su  suceso; 

pues  á  teneros  otro  que  yo  preso, 

^quién  duda  que  at  Infante  obedeciera, 

y  ejecutor  de  vuestra  muerte  fuera? 

En  fin,  amigo,  en  tan  precioso  extremo, 

temo  al  infante;  daros  muerte  temo; 

mas  si  admitís  la  traza  que  aventuro, 

vos  viviréis,  y  yo  estaré  seguro. 

Ved  si  os  parece  cuerda, 

porque  ó  vos  no  perdáis,  ó  no  me  pierda. 

DuN  Juan. 

Finezas  habéis  hecho 

por  mi  tan  ventajosas, 

que,  dejándose  atrás  las  fabulosas 

de  los  Damones,  Pílades,  Zopiros, 

admirarlas  podré,  mas  no  serviros 

de  suerte  que  á  mi  empeño  satisfaga, 

que  al  primer  beneficio  nunca  hay  paga. 

Pero  si  con  mi  muerte 

sosiega  la  fortuna  tempestades, 

y  la  enemiga  suerte 

templa  en  mi  esposa  bárbaras  crueldades 

con  que  el  Infante  intenta 

rendir  su  honesta  fe  para  mi  afrenta, 

,jno  son  medios  mejores 

que  yo  desdichas  venza  y  vos  temores? 

Tiénenla  sus  crueldades  retirad», 

de  estados  y  opinión  desposeída, 

y  tan  necesitada, 

3ue  aun  para  lo  forzoso  de  su  vida 
esea  la  Condesa 
las  sobras  de  ia  más  mediana  mesa. 

Don  Alonso. 

I. a  desesperación  es  cobardía 

indigna  del  valor  que  el  cielo  os  fía. 

Yo  he  de  afirmaros  muerto; 

un  primo  y  un  hermano 

tengo  aqui,  y  sé  de  cierto 

que  vituperan  el  rigor  tirano 

con  que  el  Conde  os  persigue; 

siendo  mi  sangre,  pues,  y  esta  piadosa, 


no  es  mucho  que  se  obligue 

á  íingir  la  tragedia  lastimosa 

de  vuestra  muerte  oculta. 

Pcrsuadiránie,  pues,  que  aqui  os  sepul 

en  fe  de  su  preceto, 

la  noche,  la  obediencia  y  et  secreto; 

mostrarémosle  luego  ensangrentados 

los  tres  vuestros  vestidos; 

sosegará  el  recelo  sus  cuidados; 

y  con  otros  groseros  y  fingidos, 

huyendo  de  las  manos  de  la  muerte, 

tendrá  que  agradecerme  vuestra  suerte. 

O  resolveos  en  esto, 

ó  no  os  agravie  que  á  mi  noble  trato 

os  imagine  ingrato. 

Don  Juan. 

Segunda  vez  por  vos  me  engolfo,  ex 

al  mar  de  los  peligros  que  excusara 

si  en  el  sepulcro  los  depositara, 

porque  alargar  la  vida  á  un  desdichado 

no  es  piedad,  es  rigor  disimulado. 

Pero,  en  efeto,  amigo: 

mi  gusto  por  el  vuestro  contradigo. 

Muera  yo  para  todos; 

viviré  para  vos,  para  mi  Elena: 

deberáos  los  alivios  de  su  pena. 

Don  Alonso. 

Si;  mas,  don  Juan,  ya  veis  si  el  Condel 
que  estáis  libre  por  mi,  que  á  su  venganza 
me  expongo. 

Don  Juan. 

Siempre  anduvo  recatado, 
don  Alfonso,  el  amor  acompañado 
de  honor  y  de  recelos  advertidos. 
Perdedlos  vos,  y  apercibid  vestidos 
que  deslumhren  curiosas  atenciones, 
pues  sigo  vuestras  fieles  persuasiones, 
entretanto  que  llega 

nuestro  Rey,  que  me  afirman  que  navegt, 
(^erdeña  sosegada, 
á  Barcelona  su  triunfante  armada  : 
que  en  mi  inocencia  y  su  justicia  estpeí 
ardides  deshacer  del  Conde  fiero. 


I 

I 

le^ 




I 


<Sala  Je  una  casa  de  campo  cerca  de  Z>(tfí«t*' 
brt  una  futría  un   rttraio  ti« 4ot\  Juan  átl 
tnlerii.) 


ESCENA    rt 

Doña  ELEt«A,(ji  hábito  muy  llano.  K^iJitACia 
una  almohadiUa  y  un  a^a/'ite4*  U 

Elbna.      {Viendo  á  mu  criada  ÜQrarA 

Yo.  mi  Engracia,  te  agradezco 
la  lástima  y  compasión 
que  deben  á  tu  afición 
las  desdichas  que  padezco; 
pero  á  los  ojos  perdona 
de  tu  fe  tantas  señales, 
que  no  son  males  los  males 
que  amor  con  gusto  sxzon 
ijVes  los  temosos  rigores 
con  que  el  Infante  cruel 


I 


^^^^^                                                    ACTO  TERCERO                                                                   3.49      ^^^H 

■          mienta  que  de  tropel 

que  es  súiamcnic  el  caudal                ^^^^H 

■          su  crueldad  y  mis  temúires 

que  escapó  del  (^onde  Infante;           ^^^^H 

B          den  con  mi  lifmeza  en  lierral" 

tenle  tú  siempre  delante,                    ^^^H 

■          ^l.as  culpas  que  á  mi  lealtad 

que  no  hay  bien  para  ti  igual.               ^^H 

■           levanta  la  falsedad 

Daíiinie  toda  la  prisa                                ^H 

■          cohechada?  ¿Qué  me  destierra 

I >os¡ble  para  volver  ^H 
ii  aliñarle  de  comer;                                  ^H 

K presa  á  vista  de  la  corte, 

^^K    porque  el  tenerla  presente 

que  puesto  que  el  hambre  guisa              ^H 

^^^    más  mis  pesares  aumente. 

manjares  de  sazón  llenos,                   ^^^H 

menos  mis  ansias  repottef 

y  para  ella  no  hay  pan  malo,            ^^^^| 

¿Los  estados  que  me  quita? 

si  no  hallare  otro  regalo,                   ^^^^| 

¿La  hacienda  que  enajenada. 

los  duelos  con  pan  son  menos.        ^^^^H 

V  al  tisco  real  aplicada, 

(  V'iTte  Eocracia,  y  Doña  Elena  hact  '4^^^^^| 
tor,  mirandu  á  vtcts  ti  retrato.)                ^^^^H 

ío  preciso  me  iiniita? 

¿Parientes  que  se  resuelven 

^^1 

en  usurparme  mi  estado, 
que  para  el  que  es  desdichado 

^^^M 

ESCENA  III                                 ^M 

deudas  los  deudos  se  vuelven? 

Sale  Don  Juan,  de  labrador,  con  capott  de  líoi  fatdaí        ^^M 

¿Kl  extremo  á  que  me  humilla, 

y  caperuza  —OofiA  Elena.                               ^^H 

la  estrechez  con  que  esluy  presa, 

,^^^^H 

pues  necesita  mi  mesa 

Juan.          {Para  ¡í  ai  salir.;                                          ^^^^^^ 

socorros  de  la  almohadilla? 

Deseo,  en  violencia  tanta                 fl^^H 

Pues  aumenten  desleales 

resistirme  es  por  demás;                        ^^H 

amenazas  y  rigores; 

los  pasos  que  doy  atrás,                     ^^^H 

^^K     que  cuanto  tueren  mayores, 

mi  amor  me  los  adelanta.                  j^^^H 

^^P     hay  un  bien  entre  estos  males 

.Ni i  muerte  se  ha  divulgado;              ^^^^ñ 

W         con  que  endulzándose  van, 

este  traje  me  asegura;                        ^^^^| 

sin  que  i^zualen  todos  ellos 

leine  mi  corta  ventura                      ^^^H 

al  gusto  de  padeccllos 

^si  á  la  noticia  ha  llegado                  ^^^^H 

doña  telena  por  don  Juan. 

que  no  vivo,  de  mi  esposa)              ^^^^H 

mAC.    Yo  que  tus  trabajos  siento 

é  que  se  quite  la  vida.                      ^^^^H 

sin  esa  ayuda  de  costa. 

Ó  que,  pobre  y  perseguida,               ^^^^| 

como  tengo  más  angosta 

se  rinda  su  fe  animosa.                     ^^^^| 

el  alma  y  el  sufrimiento, 

Asegurarla       mejür,                          ^^^H 

llevo  sin  paciencia  el  ver 

y  excusará,  de  csia  suerte,               ^^^^M 

que  si  no  labra  ó  dibuja 

ó  lus  riesgos  de  su  muerte,               ^^^^H 

curiosidades  tu  aguja. 

ó  los  que  teme  mi  honor.                 ^^^^H 

no  tenemos  qué  comer. 

Pero  lay  cielos!  aqui  está.                 ^^^^| 

SNA.       (Siéntast  á  hacer  labor.) 

¡Que  no  exhalaran  las  llores             ^^^H 

Penélope  (porque  ausente 

de  esta  quinta,  los  olores                        ^^M 

su  consorte,  los  veinte  años 

que  su  hermosura  les  dal                   ^^^^ñ 

entretuvo  con  engaños 

Mi  muerte  sin  duda  ignora,             ^^^^ñ 

tanto  amante  pretendiente). 

porque,  á  saberla,  bordara                ^^^^H 

como  no  necesitaba 

el  cambray  desde  la  car.-i                   ^^^H 

de  la  tela  que  tejía. 

con  las  perlas  que  amor  llora.        ^^^^H 

si  de  noche  deshacía 

(Viendo  que  Doña   Elena,  con  ¡a  aguj^^^^^M 

1           lo  que  con  el  sol  labraba, 

tn  la  mano, mira  el  retrato.)                    ^^^^^^M 

no  fué  mucha  sutileza 

iDichosas  persecuciones,                  ^^^H 

(cuando  la  necesidad 

pues  compraron  por  barato             ^^^^H 

no  apretaba  en  su  lealtad 

las  glorias  para  un  retrato                ^^^^| 

cordeles  á  la  pobreza) 

que  envidian  mis  atencionesl            ^^^^| 

la  de  su  ardid  ingenioso. 

Volved  otra  vez,  prisiones;               ^^^^M 

ni  gran  cosa  deshacella. 

medrará  con  vuestra  usura              ^^^H 

no  habiendo  de  comer  de  ella. 

experiencias  mi  ventura,                 ^^^^H 

^           Dejóla  rica  su  esposo, 

ya  feliz,  ya  no  cruel.                        ^^^H 

que,  para  obligarla,  basta 

Elena.          (Abriendo  la  atmohaditlü  y  hallani^^^^^^ 

y  sobra;  el  milagro  fuera 

dentro  un  papel  cerra,io.)                          ^^^^H 

hallarla,  cuando  volviera, 

¡Válgame  Dios!  ¿Qué  papel_           '  ^^^H 

perseguida,  pobre  y  casta. 
HtAC.   Para  todo  hallas  salida. 

turbar  mi  quietud  procura?                  ^^| 

]Ah  Engracia!  No  es  tan  leal            ^^^H 

Celebre  el  mundo  tu  amor. 

la  fe  que  tu  amor  profesa.               ^^^^| 

Tus  discursos  y  labor 

{Lee:)  «A  dúña  Elena,  condesa         ^^^^| 

te  alivien  entretenida; 

(¡ay  cielos!]  de  Belrosal.»                        ^H 

entretanto  aue  llevo  ésta 
i  quien  medra  en  su  barato, 
habla  con  ese  retrato 

Juan.        {Aparte.)  ¡Qué  prevenido  fiscal                ^H 

de  mis  gozos  fué  el  recelo!                      ^H 

jQué  presto  marchita  el  yelo                  ^H 

enamorada  y  honesta, 

las  flores  de  mi  esperanza!                      ^H 

H 

^^          35  o                                               LA.  FIRMEZA  EN 

LA  HERMOSUPA                                       ^^H 

^K                  ¡Qué  en  breve  el  mar  en  bonanza 

¿Qué  imívorta  que  don  Juan  mucri 

^^                     se  empieza  á  turbar,  mi  ciclol 

si  muere  honrado  don  Juanr*  ^m 

1          Elena.      No  habéis,  vos,  papel,  venido 
^^r                   á  patrocinar  mi  honor; 

Juan.        (Aparte )  Gente  ha  entrado;  diluM 
a  coyuntura  mejor                   JH 

^|l                  que  indicios  da  de  traidor 

el  manifestar,  amor,                  ^H 

^^^^K            el  extranjero  escondido; 

de  mi  gozo  los  extremos:         ^M 

^^^^■'           pero  habéis,  cuerdo»  escogido 

á  la  noche  volveremos.             ^M 

^^^^H           el  sitio  que  aqui  os  oculta, 

donde  pague  mí  ventura           ^M 

^^^^H            pues  de  su  hechura  resulta 

empeños  de  esta  pintura,          B 

^^^^B           un  sepulcro,  y  si  se  advierte. 

mostrando  su  original                 ■ 

^^^^B           profeta  fué  de  su  muerte 

por  una  lülena  leal 

^^^^H            quien  en  vida  se  sepulta. 

¡a  fírmela  en  ¡a  hermosura.  (Van. 

^^^^H           Como  la  víbora  envuelta 

i 

^^^^H            á  la  flor,  que  el  hortelano 

^^^^H            apenas  la  vio  en  la  mano, 

ESCENA   IV                   I 

^^^^H            cuando  medroso  ta  suelta, 

Sale  DoSa  loterA,  de  tuto.—fyo^*  Ei.«3ia.tI 

^^^^F            así  asustada  y  resuelta 

^^^^B              tiemblo  vuestra  contagión: 

Josefa.     Condesa,  don  Juan  es  muerto; 

^^^H             no  os  leerá  mi  turbación. 

que  piensa  el  Uondc  engaitoso 

^^^V              que  quien  recela  el  encaño 

facilitarse  esperanzas 

^^V                 y  le  escucha,  ya  á  su  daño 

quitándolas  este  estorbo.            ■ 

^^H                  da  tácita  permisión. 

Yo  vi  en  su  sangre  bañados      B 

^^H                  Volad,  llevadle  en  pedazos 

los  vestidos  generosos,                " 

^^H                 Á  vuestro  autor  la  respuesta. 

flores  de  un  Mayo  apacible 

^^^r                           (Hace  cuatro  ptela^o»  ti  papel  y  arrá- 

que  ya  ha  secado  el  Agosto.      _ 

^V 

Negará  el  Conde  crueldades,     ■ 

^B  Juan.        íApant.)  Hazaña  que  es  tan  honesta 

ofreciéndote  á  tu  esposo             ■ 

^H                    corónese  con  mis  brazos: 

vivo  y  libre;  que  pretende 

I^V                   voy  á  darh  mil  «brazos. 

este  cambio  en  tus  oprobios; 

r          Elena.      Pero...,  inadvertencia  mía, 

pero  si  de  estos  ardides 

^^^                    mas  de  mi  mi  amor  confia. 

no  sale  su  engaño  airoso. 

^^B                  porque  huir  antes  de  ver 

cuando  viudeces  te  enluten. 

^^H                  del  enemigo  el  poder 

está  prevenido  de  otros 

^^m                  es  culpable  cobardía. 

que  burlen  tus  esperanzas. 

^^B                                   (Levántase  y  coge  los  ptda^ot.) 

prometiéndote,  en  retorno 

^^V    Juan.        (Ap.)  Detente,  mi  bien,  no  acemitas 

dt  posesiones  presentes. 

j^f                    indicios  que  la  honra  teme. 

imposibles  desposorios. 

1^^                     pues  mancha,  cuando  no  queme, 

Alegará  que,  ya  libre 

1                           el  fuego  que  solicitas. 

del  cautiverio  amoroso. 

^^m     Elena.          (VotrUndose  i  sentar  y  juntando  lot 
^^M                       pedamos  sodre  la  almoliaailla.) 

que  enajenó  tus  potencias 

en  lazo  al  tálamo  rolo. 

^^ft                   Palabras  aS  aire  escritas, 

mejoras,  con  él,  de  dueño. 

^^H                   experimentad  en  mi 

asegurando  los  vulos 

^^H                  que,  puesto  que  audiencia  os  di, 

que  en  sus  futuras  coyundas 

^^K                  soy  de  la  lealtad  ir^sunlo. 

truequen  tu  pesar  en  gozos. 

^^V                  Los  rotos  pedazos  junto. 

Ofrecer áie  la  mano; 

^m  Juan.        (Aparte)  ]Ah  Cielo! 

mas  no.  Condesa,  no  ignoro 

^V   Klena.                                      y  dicen  ansí: 

que  en  la  sangre  de  tu  dueño 

^H                     (¿«i;.)  «Kn  la  muda  obscuridad 

bañada,  te  cause  asombros. 

^H                     de  esta  noche  sola,  estriba. 

Los  escarmientos  te  enseñen 

^^K                   Condesa,  que  don  Juan  viva, 

que  el  deseo  lastimoso 

^^B                   y  vos  cobréis  libertad. 

vuela  en  promesas  de  pluma 

^^B                   Feriadme  vuestra  beldad, 

y  cumple  en  plazos  de  plomo. 

^^B                  y  advertid  que  es  sin  provecho 

Ejemplo  casada  diste, 

^^H                  querer  guardaf  en  el  pecho 

aqueste  celebren  todos; 

^^B                  el  honor  que  me  resiste. 

añade  viuda  á  tu  fama 

^^B                   porque  éste  sólo  consiste 

los  prodigios  mauseolos. 

^^B                   en  el  nombre  y  no  en  el  hecho.» 

No  le  acobarden  los  riesgos 

^^m                   iLt»dntatt.)  Mientes,  torpe  aduladur; 

con  que  aleves  testimonios 

^^B                   que  no  es  virtud  suficienle 

se  oponen  á  tu  inocencia. 

^^B                   la  que  celebra  la  gente 

pues  tiene  el  tiempu  dos  rosln 

^^B                    si  en  sí  no  tiene  valor. 

y  si  te  asombra  el  horrible 

^^^B  ,                    (Vuelve  á  romper  los  pedamos  del  paptl.y 

enseñándote  el  piadoso. 

^^H                  MipócntA  es  el  honor 

verás  que,  al  fin,  la  verdad 

^^B                   aue  tcmiendu  al  «qué  dirán»^ 
^^B                   ae  la  opinión  que  le  dan. 

curre  al  engaño  rebozos. 

No  la  pobreza  que  pasas 

^^B                    inútil  crédito  espera. 

le  precipite  tampoco:         ^^ 

riquezas  y  estados  tcnj^o 

dispuestos  á  tu  socorro. 

Molo  dcdon  Juan  fuiste, 

como  tal  ic  reconozco; 

los  bienes  de  los  difuntos, 

plebeyos  ó  generosos, 

se  ponen  en  almoneda; 

imaRÍna,  pues,  que  compro, 

en  fe  que  eres  prenda  suya, 

su  amor  en  ti,  y  que  transformo 

en  tu  pectin  mis  cuidados; 

en  él  á  don  Juan  adoro. 

la  casa  en  que  está  la  prenda, 

la  joya  y  el  escritorio. 

Ya  Se  nos  descubre  el  puerto, 

ya  del  conjurado  golfo 

que  tanto  te  ha  derrotado 

la  playa  nos  muestra  Apolo. 

Si  hasta  ahora  sufragaste, 

presto  darán  penas  fondo 

en  la  venganza  que  espero 

del  Rey  afable  y  piadoso. 

Las  costas  de  Cataluña, 

sosegado  el  alboroto 

de  los  sardes,  nos  le  ofrecen 

en  sus  arenales  rojos. 

Kn  busca  suya  me  parto; 

no  creas  que  si  me  postro 

á  sus  siempre  in vicios  pies, 

si  en  tu  inocencia  le  informo, 

sí  del  san({riento  homicida 

las  crueldades  le  propongo, 

sus  desatinos  le  cuento 

y  sus  favores  imploro, 

que  á  la  sabrosa  venganza 

niegue  amparos,  huya  el  rostro, 

iras  temple,  olvide  insultos, 

inire  ciego,  escuche  sordo. 

Mañana  me  parto  á  verle; 

alivia  este  plazo  corto 

congojas  con  el  deseo, 

que  he  de  vengarle  si  torno; 

y  adiós,  amiga  del  alma, 

que  este  nombre  nos  es  propio, 

pues  yí  en  desdichas  iguales 

tus  mismas  fortunas  corro,  (r^jí*  n 

ESCENA  V 

r>of3*  Elbna  dirigiindost  al  retrato. 

No  extrañéis,  caro  inocente, 
el  silencio  que  en  mis  ojos 
niega  conductos  al  llanto 
y  al  tormento  desahogos, 
que  penas  que  hallan  salida 
rompiendo  al  pesar  estorbos, 
Y,  para  alivio  del  alma, 
pueden  dilatarse  al  rostro, 
no  son  ansias,  no  son  penas, 
aquel  rio,  si,  es  furioso 
que  en  la  estrechez  de  la  madre 
no  se  divide  en  arroyos; 
mortal,  si,  aquel  sentimiento 
que  al  corazón  busca  sólo, 
y,  sin  derramar  sus  fuerzas, 
arrastra  un  imperio  angosto. 
Lloren  pesares  pequeños, 


en  fe  de  que  son  tan  llojos 
que,  desatándose  en  agua, 
libran  la  paga  en  sollozos; 

3UC  si  es  quinta  esencia  el  llanto 
e  la  sangre  que  provoco, 
á  la  venganza  que  intento 
y  desperdicio  el  socorro 
que  en  ella  mi  agravio  espera, 
¿de  qué  suerte,  caro  esposo, 
conseguiré  sus  efectos 
si  inadvertida  la  arrojo? 
Creyó  el  aleve  homicida 
desanudar  amorosos 
lazos  que  con  verdes  nudos 
medró  la  yedra  en  el  olmo. 
Cortó  sus  ramas  la  muerte; 
mas,  permaneciendo  el  tronco, 
puesto  que  seco  y  sin  vida, 
¿qué  importa,  si  éste  es  su  apoyo? 
No  están  sujetas  las  almas 
ai  cuchillo  riguroso, 
ni  á  la  duración  caduca 
amor,  de  los  cuerpos  toscos. 
Inseparable  con  ella, 
se  parte  al  clima  remolo, 
donde  eternice  deleites 
y  el  pesar  no  asalte  al  gozo. 
Mi  amor,  malogrado  mío, 
como  accidente  forzoso 
del  alma,  que  tras  vos  vuela, 
os  sigue  á  los  dulces  ocios 
de  la  quietud  que  os  asista; 
que  bien  puede,  aunque  no  en  rotos 
lazos  del  cuerpo,  buscaros 
en  éxtasis  y  en  arrobos. 
Vivo  el  engaño  os  me  ofrece 
del  Conde  tirano,  esposo, 
en  cambio  de  la  torpeza 
que  le  ha  despeñado  loco. 
Venzan  engañosa  engaños, 
ardides  triunfen  de  oprobios, 
crueldades  paguen  crueldades, 
agravios  castiguen  monstruos. 
A  la  torpeza  me  llama 
con  un  papel  y  con  otro; 
las  ansias  disimulando 
que  dentro  del  alma  escondo, 
haré  que  esta  noche  venga 
á  dar  motivo  hazañoso 
á  los  libros,  á  las  plumas, 
al  escarmiento,  al  asombro, 
de  que  no  siempre  ha  postrado 
al  humilde  el  poderoso, 
el  engaño  á  la  inocencia, 
ni  3  la  honestidad  el  oro; 
porque  yo,  prenda  querida, 
serviré  de  ejemplo  á  todos 
de  que  no  temen  peligros 
linezas  con  que  os  adoro.  [Vase.) 

ESCENA  VI 

(Jardín  de  la  quinta  con  salida  al  campo  ) 

Don  Juan  rtcalándose  de  BoSoí  ,  y  fstc  detrás, 

buscándole  el  rt'Uro. 

BuÑou.      Hombre  del  diablo,  ¿qué  quieres, 
que  Qo  hay  echarte  de  aqui? 


332 


LA  FIRMEZA  EN  L\  HERMOSURA 


Juan, 

BUÑOL. 


Juan. 


BttSOL. 


¡Una  hora  andando  iras  ti, 
y  nunca  saber  quién  eres! 
Sombra,  irasco,  labrador, 
mirémonos  por  su  tanda; 
que  parece  que  se  te  anda 
la  cabeza  alrededor. 

(BúscaU'por  los  hombros  la  cara  ) 
Habla  siquiera  tantico. 
Detente,  que  me  enloqueces. 
jVive  el  cielo!  que  pareces 
remate  de  villancico, 
Linda  aplicación  te  di, 
pues  tus  plantas,  nunca  quedas, 
hollando  las  liores, 
cruzando  veredas, 
corriendo  y  saltando 
de  aquí  para  allí, 
enturbian  las  fuentes, 
inquietan  las  ramas, 
tras  pur  acá,  mas  tras  por  aquí; 
y  las  hojas  de  las  retamas 
parecen  estrellas 
que  imitan  las  llamas, 
y  cantan  al  alba 
su  quiquiriquí; 

tras  por  acá,  mas  tras  por  aquí. 
Vete,  ya  que  no  te  he  visto, 
pues  que  la  puerta  te  muestro. 
(Aparte.)  Esia  cs  treta  de  maestro. 
Cogido  os  he,  jvive  Cristol 

/Éntrasete  á  Don  Juan  poí  las  piernas  y 
saca  el  roxtru  ttañol  pur  entre  ellas,  y  des- 
cubre el  de  su  amo.) 

¡Don  Juan!  ¡Señor  de  mi  vjdal 
Fues  ¿lii  con  Buñol  cruel, 
en  la  lealtad  lebrel r* 
jEs  esta  paga  debida 
a  lo  que  por  li  he  lloradof 
¿Tú  escrupuloso  conmigo? 
Tengo  te  por  mi  encmigu. 
Será  por  verme  criado 
de  quien  debo  aborrecer; 
pero  fineza  fué  mía 
servirte  de  doble  espía, 
y  tal  vez  de  entretener 
resoluciones  violentas 
del  Conde  descaminado. 
Poco  sirvió  tu  cuidado, 
pues  no  reprimiste  afrentas 
que  algún  doméstico  vil 
contra  mi  honor  solicita. 
Engracia  al  Conde  visita, 
y  su  interés  femenil 
me  ocasiona  á  maliciar 
el  «plegué  á  Dios»  de  la  aldea, 
con  lo  de  «orégano  sea*; 
pues  tanto  salir  y  entrar, 
volviendo  á  la  luz  la  espalda, 
y  oliendo  el  poste  primero, 
como  gozque  forastero 
entre  perrillos  de  falda, 
darme  un  mantazo  en  los  ojos 
y  andarse  cuchicheando 
con  el  Infame,  buscando 
rincones,  son  trampantojos. 
Anoche  estuvo  con  él, 
y  no  sé  lo  que  la  dio, 


que  hasta  el  manto  se  rió 
al  despedirse. 

i\3kH.  (Aparte.)  V>n  papel, 

contra  su  lealtad  bellido, 
contra  mi  quietud  Sinón. 
En  fin,  con  tama  atención, 
¿se  te  ha,  Buñol,  e^condídu 
la  muerte  que  don  Alonso 
afirma  de  mí  al  Infame.* 

BtiÑOL.      Vivas  más  que  un  elefante, 
sin  agüeros  de  un  responso 
Alj-ún  ardid  provechoso 
te  dio  libertad  y  vida: 
no  es  bien  que  agora  te  pi-ia 
cuenta  de  él.  porque  es  forzó» 
que  el  sol  que  se  nos  desmaya 
con  la  nuche  traiga  al  Conde. 
Por  esas  matas  te  esconde; 
volveré  cuando  se  vaya.       al 

JuA^N.        Dame  esa  capa  y  espada;      1 
{Dásela  Buñol  con  ti  som 

que  puesto  que  mi  obedieocift 
por  señor  le  reverencia,  |l 
y  en  él  temo  retratada  ^ 

la  persona  de  mi  Rey, 
pues  gobierna  en  su  lugar,  ^, 
defender  y  respetar  ^ 

me  mandan  honor  y  ley.     H 

Buñol.      Bien  pueden  compadecerse  " 
esas  dos  cosas:  mas  mira... 

Juan.         La  lealtad  templa  la  ira, 
y  el  honor  sabe  valerse 
de  su  derecho  y  acción. 
Yo  procuraré  cumplir 
con  uno  y  otro,  ó  mofir. 

Buñol.      Si  lo  estás  en  su  opinión, 

como  afirmas^  no  ocasiones 
que  lo  estés  con  certidumbre. 

Jijan.         Ño  teme  amor. 

Blñol.  Dios  te  alumbn 

en  los  riesgos  que  le  pones. 
V'oile  á  esperar  á  la  puerta; 
los  biombos  de  estas  ramas, 
ya  romeros,  ya  retamas, 
te  encubran;  que,  pues  despieí 
la  noche  y  el  sol  se  duerme, 
no  puede  el  Conde  lardar. 
{Ap.y  ¡Maretas,  y  yo  en  el  marl 
Vn  dedo  estoy  de  perderme,  g 

ESCENA  Vil 

(Anochece.) 

Sait  E]<aiiACU.— Don  iv«r<. 

Engkac.    (5in  >'erá  Don  Jujo.) 

Amor,  si  al  Conde  has  traii  

y  en  prueba  de  que  eres  dios, 
le  avisaste  por  los  dos 
de  imposibles  que  ha  vencido, 
su  amor  queda  satisfecho, 
v  con  no  más  que  una  acc 
libró  á  don  Juan,  de  prisiót 
á  su  Elena,  del  estrecho 
en  que  está,  y  yo  medro  al 
que  el  pie  mé  saquen  de)  U 


ACTO  TERCERO 


luego  serán  para  todo 
provechosas  mis  malicias. 
Pero  ¡av  cielos!  ¿quién  se  esconde 
aquí?  ¿Si  acaso  me  oyó? 
lDiUnién.iDta)  No  temas,  Engracia. 

¿No? 
Pues  ¿quién  sois  vos? 

ti.  Soy  el  Conde. 

RAc.   ¿Conde,  y  no  más?  ¿Sin  abrazos? 
No  habéis  vos  dichas  oído 
que  mi  rozo  inadvertido 
desperdició;  acorto  plazos. 
Conde,  no  hay  artillería, 
sacre,  esmeril,  escopeta, 
que  en  una  mujer  discreta 
allanen  la  batería 
como  un  papel  sazonado, 
que  vuela  por  lo  ligero, 
mueve  por  lo  lisonjero. 
hechiza  por  su  estudiado 
y  por  lo  amoroso  abrasa; 
poco  las  palabras  valen, 
que  por  donde  entran  se  salen, 
y  un  papel  se  queda  en  casa, 
que  repite  la  lección, 
y  sin  perdonar  al  sueño, 
patrocinando  á  su  dueño, 
facilita  la  ocasión. 
Mis  pudo  vuestro  papel 
que  promesas,  amenazas, 
blanduras,  rigores,  trazas, 
pues  mi  señora  por  él 
os  llama,  os  quiere,  os  admite, 
y  puesto  que  no  os  escriba, 
por  ser  yo  respuesta  viva, 
franca  la  puerta  os  permite, 
donde,  obligándoos  galán, 
en  fe  de  lo  que  os  estima, 
con  sus  desgracias  redima 
la  vida  de  su  don  Juan. 
Ya  conocéis  su  recato: 
á  escuras.  Conde,  os  espera, 
que  la  luz  es  bachillera. 
Entrad  solo  de  aqui  á  un  rato, 
y  gozad,  pues  os  le  ofrece, 
de  las  sombras  el  sosiego: 
que,  como  el  amor  es  ciego, 
las  tinieblas  apetece.  (Vatt ) 

ESCENA  VIH 

Do»  JUA»,  futo. 

¡Válgame  Dios!  ¿Qué  he  escuchado? 

¿Qué  me  ha  dicho  esta  imujer? 

¿Arrojaráseá  creer 

imposibles  mi  cuidado? 

¿Tan  cerca,  honor  lastimado, 

puede  en  la  belleza  andar 

el  querer  del  desdeñar, 

del  negar  el  permitir, 

que  sea  el  fin  del  despedir 

principio  del  otorgar? 

¡Al  Conde!  ¡Cielol  ¡Al  Infante, 

quien,  para  vengarse  de  él, 

mil  piezas  hizo  el  papel 

que  admiró  su  fe  constante! 

COMEDIAS  DI  TIRSO  DE  .MOLINA.— TOMO   II 


¡En  una  hora,  en  un  instante, 
amor  y  aborrecimiento, 
desdén  y  consentimiento, 
facilidad  y  firmeza! 
¿Tendrán  tanta  ligereza 
el  ave,  la  pluma,  el  viento? 
¿Qué  impoitó  romper  razones 
por  no  ooligarse  á  creellas, 
sí  después,  para  teellas, 
volvió  á  juntar  sus  renglones? 
¡Qué  de  necias  presunciones 
al  honor  han  despeñado! 
Leyóle,  y  como  el  cuidado 
no  dio  crédito  al  temor, 
rasgó  honesta  el  borrador 
y,  torpe,  guardó  el  traslado. 

ESCENA  IX 

El  CONBS  y  Do.««  Ai-o."»»©.— Do«   ívav,  rttirado 
4*  lo$  do*. 

Conde. 

En  el  alma  me  pesa 

de  mi  Tcsolución  y  vuestra  priesa. 

Mándeos  darle  la  muerte; 

mas  no  os  crei  de  modo  ejecutivo, 

que,  presuroso  en  malograr  su  suerte, 

muerto  me  asombre  quien  me  ofende  vivo. 

Vos  fuisteis,  en  cfeto, 

mis  fiel  que  yo  quisiera  á  mi  precito. 

Dos  Ai-ONSO. 
Gran  señor,  el  deseo 
que  tuve  de  agradaros... 
Conde. 

Déboos  esa  fineza,  ya  lo  veo; 
desempeñarme  pienso  con  honraros 
cual  merecéis;  llegó  mi  piedad  larde. 
Andad  con  Dios. 

Don  Alonso. 

Milanos  Él  os  guarde.  (f"« 

ESCENA  X 

El  CoND«  y  Do»  Jo*H.  rttirado. 

Conde. 

¡Ah,  joven  malogrado! 

Mi  amor  desbaratado, 

bárbaro  jardinero, 

cortó  las  llores  de  tu  Abril  primero. 

¡Oh,  si  como  el  poder  las  vidas  quita, 

pudiera  restaurarlas! 

El  Cielo  para  el  bien  nos  le  limita, 

y  nos  deja  el  pesar  para  llorarlas. 

¡Pluguiera  á  Dios  me  hiciera  el  desengaño 

poderoso  en  el  bien  como  en  el  daño! 

Diviértase  mi  pena 

con  la  tiniebla  oscura 

que,  propicia  á  mi  amor,  torcer  procura 

el  rigor  invencible  de  mi  Elena. 

En  busca  voy  de  Engracia: 

si  me  promete  mi  papel  su  gracia, 

de  puro  amante,  loco, 

poco  premio  es  mi  estado,  el  reino  poco.  {Vau.') 

33 


LA  MPMEZA  KN  LA  Ht;BMOSURA 


Don   JnAM,  «o/o. 

A  mi  deshonra  acude. 

iQué  fácilmcrne  darle  muerle  pude! 

iQué  de  ello  á  mi  respeto  me  he  debidul 

A  mi  mesmo  me  estoy  agradecido. 

Vamos,  honor,  á  averiguar  quimeras, 

que  aiin  dudo  si  las  sueño: 

no  morirá  el  Infante,  que  es  mí  dueño; 

jfQ  sí,  pesares,  moriré  de  veras, 

3'8  que  lo  estoy  fingido, 

si  es  verdad  que  mi  esposa  me  ha  ofendido 

y  eslima  en  más  mi  vida  que  su  fama; 

que  no  teme  el  morir  quien  su  honor  ama. 

{Vane.) 

ESCENA   Xil 

(Sala  de  la  cata  de  campo.) 

DoRa  KLKttAf  de  Itito,  con  una  pixtula. 

{Exláá  obscuras  ) 

ÍLENA.     Simbolizan  los  horrores 
de  esta  negra  oscuridad 
con  la  viuda  soledad 
de  mis  difuntos  amores; 
vístanse  de  mis  colores, 
pues  unos  y  otros  mortales, 
á  imitación  de  mis  males, 
iguala  una  misma  suerte 
las  tinieblas  y  la  muerte, 
que  á  todos  nos  hace  iguales. 
De  las  dos  valerme  entiendo, 
porque,  injurias  castigando, 
muera  contenta  matando, 
pues  ya  viviré  muriendo. 
El  descuido  está  durmiendo; 
despierte  en  mi  mi  cuidado; 
veréis,  dueño  malogrado, 
que  ni  amor  sabe  temer, 
ni  es  poderoso  el  poder, 
si  apura  demasiado. 

ESCENA  XIII 
Saltn  DoK  Juah  y  Bufloi ,— Dictu. 
lUflOL.       {Hablando  apartí  con  su  ano.) 
Esta  sala  es  la  que  habita, 
y  aquélla  en  la  que  reposa; 
su  oscuridad  temerosa, 
verla  le  imposibilita. 
Guiándoie  voy  á  tiento, 
que  de  las  veces  que  entré, 
de  memoria  el  sitio  sé: 
refrena  lu  sentimiento, 
por  Dios,  y  hacia  aqui  te  esconde; 
sabré  si  vino  el  Infante, 
y  avisarcte  al  instante.  (V<uO 

ESCENA  XIV 

OiciMM,  menos  fiu^oi.. 

LLENA.     |0h,  si  ya  llegase  el  Condcl 
Juan.        ¡Vive  el  cielol  que  le  aj^uarda, 
y  que  su  amor  impaciente, 


olvidado  de  mS,  siente 
siglos  las  horas  que  tarda, 
¡üh  indicjos  avengua'l'.o 
No  imagine  yo  crcc 
mas  para  ser  verd.uj 
bastaba  ser  desdichados. 
No  por  darme  libertad 
airopclla  obligaciones 
quien  de  breves  dilaciones 
se  queja  á  Ja  oscuridad. 
Solamente  en  su  firmeza 
se  conservaba  mi  vida; 
muramos,  ésta  perdida, 
ella  y  yo,  pues  no  hay  belleza 
que  >e  resista  constante. 
Elkna.     {\p)  Harece  que  habla  entre  si 
no  se  quién.  ¿Si  conseguí 
mi  esperanza?  ¿Ks  el  lrif-i 
(Llcgame  y  l>on  Juan  di 

Juan.        Soy  quien,  como  acostu..,.   ...I 
á  desprecios  y  rigores, 
incrédulo  á  los  favores  I 

que  amor  me  ha  (aciliíado, 
admirando  lo  que  escucho, 
dudo  de  lo  que  no  veo. 

Elkna.     Imitáis  á  mi  deseo, 

que  os  juro.  Conde,  qu«  ha  mi 
que  trazaba  esta  ocasión, 
puesto  que  el  vivir  mi  esposo 
sirvió  de  estorbo  forzoso 
que  enfrenó  su  ejecución. 
Mas  pues  ya  le  goza  el  ciclo, 
y  vos,  por  librarme  de  ¿I, 
de  puro  amante,  cruel, 
aseguráis  mi  recelo, 
dueño  de  mi  libertad, 
dispondré  de  ella  y  de  mi. 

Juan.        ^Luego,  ya  sabéis  que  abd 
puerta  á  mi  felicidad 
con  su  muerie? 

Elena.  En  sus  des 

me  enseñaron  mal  vertida 
la  sangre,  que  el  homicida, 
poniéndomela  á  los  ojos» 
quiso  que  en  exceso  tanto 
mi  pesar  la  costa  hiciese, 
porque  por  ellos  vertiese 
la  sangre  el  alma  en  mi  liant! 

Juan.        {Aparu.)  (Don  Alonso  fué  sig4t 
quien,  sin  permisión  del  Coi 
experimentó  hasta  adonde 
llegó  su  fe,  y  si  se  muda 
viuda  quien  ejemplo  ha  si 
de  la  virtud  desposada.) 
Todo  esto.  Condesa  amada, 
puede  un  amor  atrevido 
que  llevaba  mal  el  veros 
empleada  en  desiguales 
coyundas,  cuando  las  reales 
recelan  el  mereceros; 
puesto  que,  amándole  tanto, 
admiro  el  que  os  consoléis 
tan  preslo<  M 

El£na.  Vos  sólo  hacéis  ^ 

oposición  á  mi  llanto: 
porque  es  de  suerte  el  deseo 
que  me  llama  á  esta  oc&sión, 


I 

>ia4t 

% 


ACTO  TERCERO 


j  tal  la  satisfacción 
que  he  de  sacar  de  este  empleo» 
que,  i  pesar  de  mis  desvelos, 
eslimo  el  aseguraros 
unio,  que  aun  no  quiero  daros, 
llorando,  aun  difunto  celos. 
it*.        Extremos  de  tanto  amor 

no  con  palabras  presumen, 

M/» )  (¡Ah,  cielos!  que  me  consumen 

las  ansias  de  mi  dolor.) 

mis  dichas  satisfacerlos. 

Dadme  de  esposa  la  mano. 

ÍApartt.)  (Para  venRarme,  tirano, 

no  para  corresponderos.) 

Está  la  diestra  impedida, 

que,  en  efeto,  se  la  di 

á  don  Juan,  y  le  admití 

por  dueño  en  ella,  y  no  olvidj, 

aunque  difunto,  la  fe 

de  su  amor,  puesto  que  en  vano, 

y  estando  viuda  esta  mano, 

no  es  fineza  que  la  dé; 

estotra  si,  que,  más  cuerda, 

excusó  esa  obligación, 

y  el  lado  del  corazón 

la  autoriza,  aunque  es  ta  izquierda; 

(Sose  ¡ít  lia  ) 

que  hasta  en  esto  me  debéis 
primores  que  amor  procura, 

{Aparte.) 

(¡Ah  aleve!  ¡Ah  ingrata!  jAhperjural) 
^ué  andáis  buscando?  ¿Que  hacéis? 
Kl  pecho  la  mano  os  loca 
recelosa,  y  con  razón, 
que  no  afirma  el  coraíón 
lo  qiie  publica  la  boca; 
que  juzgo  en  vos  muy  distante 
el  alma  de  vuesiros  labios. 
(Ap.)  Vengad,  honor,  mis  agravios. 
(Ap)  Muera,  honor,  el  cruel  Infante. 
^Tiéntale  con  la  mano  iif^uierda  el  pe- 
cho hacia  el  corazón,  y  apuntale  con  la 
derecha   la  pistola;  quiere  disparársela, 
y  Don  Juan,  sacando  la  Haga,  darla  coa 
ella;  y  sale  Buñol,  con  tu^.) 


ESCENA  XV 
Bvfioi..^Diciios. 

UJQOL.      {Saliendo  alborotado.) 

El  Conde  ha  venido  ya. 

¿Si  con  don  Juan  ha' encontrado? 
LXNA.      {Jesús!  Difunto  adorado! 

iFeliz  muerte  en  vuestros  bra..,! 

íCat desmayada  en  bra^^ns  de  I)on  Juan.) 

jÑOL.     fi/'íJ^oí  pronunciar  quería, 

y  el  \os  del  desmayo  fiero 

quedósek  en  el  tintero. 
'AN,         ¡Ay,  prenda  del  alma  mía! 

¡Qué  costosos  desengaños 

mis  sospechas  aseguran! 

iQué  presto  eclipsar  procuran 

felicidades  mis  daños! 

Si  murió,  ¿qué  es  lo  que  espera 

mi  necia  averiguación? 
jüOL,     (^P)  (¿La  pistola  al  corazón? 

lOb  inclemcnic  episiolera!) 


iS. 


KNA. 


Juan. 


Buñol. 


355 

Mira  que  el  Conde  está  en  casa; 
peligros,  cuerdo,  resuelve. 
Ven  y  alumbra,  que  si  vuelve 
mi  bien  en  si  (jay  suerte  escasal) 
en  albricias  de  su  vida, 
gozoso  permitiré 
que  el  Conde  muerte  me  dé. 
Borremos  esa  partida 
y  en  esta  cuadra  te  encierra 
donde  acostumbra  i  dormir, 
que  esto,  señor,  de  morir, 
huele  á  puf  y  sabe  á  tierra. 

(Vanse,  llevándose  Doo  Juan,  desmaya- 
da, 4  Doña  Klcna,^ 


ESCENA   XVI 
El  Comdb  ^£ficnAciA,cofl  /h<. 

Enoíac.   Hasta  aqu!,  señor  Infante, 
se  extiende  todo  el  distrito 
de  mi  solicita  agencia; 
esotro  está  á  vuestro  arbitrio. 
Sanpre  real  os  ennoblece; 
¿quién  duda  que  en  el  archivo 
de  vuestro  pecho  se  esconda 
este  piadoso  delito? 
Logradle,  y  quedaos  con  Dios. 
{yatty  átja  ta  lu^  sobre  un  bufete) 


ESCENA  XVII 

Kl  Cqndk,  fofo. 

Hicieron  mis  desatinos 
inútiles  mis  promesas; 
mal  la  daré  i  don  Juan  vivo 
si  le  sepulta  mi  engaño; 
pero  ya  es  usado  estilo 
en  imposibles  como  éste 
jurarlos  y  no  cumplirlos. 
(Consiga  yo  mi  esperanza, 
que,  si  las  suyas  marchito, 
coQSOlárase  con  otras, 
q^ue  el  tiempo  amansa  suspiros. 
Ouiad  vos,  amor,  mis  pasos. 

(Quiere  entrar  y  detiinese  viendo  sobrí 
la  puerta  el  retrato  de  Don  Juan.) 

La  imagen  de  don  Juan  miro 
valientemente  copiada. 
¡Ah,  joven  inadvenidol 
Competlstcme  soberbio, 
despeñástete  á  li  mismo. 
¿Qué  esperabas,  confiado 
en  el  liviano  presidio 
de  una  mujer  que  juzgaste 
inexpugnable  á  los  tiros 
del  poder  en  la  pobreza? 
Resistiránse  al  principio 
Ímpetus  de  honor  franceses, 
que  al  cabo  mueren  vencidos. 
Vivo  le  juzga  y  te  agravia, 
que,  en  efelo,  siempre  ha  sido 
la  mejor  mujer,  mujer, 
y  el  más  firme  vidrio,  vidrio. 
No  estorbarás  más  mi  intento. 

(Vad  entrar  y  cae  el  retrato,  cubriendo 
ta  puerta.) 


LA  FIRMEZA  ÍN  LA  HERMOSURA 


|Vátgame  Dios!  Ofendido 

en  estatua,  por  la  honra 

vuelve  el  pimado  del  vivo. 

Ajumóse  con  la  puerta 

de  suene,  ¡extraño  prodigiot 

que  parece  consultado 

lo  que  sólo  fué  fortuito. 

¡Qué  valiente  es  la  razónl 

iQué  pusilánime  el  vicio! 

iQué  independiente  el  imperio 

del  tálamo  en  su  dominio! 

^Hay  Talor  que  se  le  atreva? 

¿Cuál  yo  el  rey  fué  tan  temido 

como  yo  el  dueño  y  esposo-^ 

Mas  es  blasón  más  antiguo 

y  debe  reconocerse, 

pues  tuvo  á  Dios  por  ministro, 

y  el  primer  progenitor 

antes  que  rey  fué  marido. 

Por  Dios,  que  le  estoy  temblando; 

cobarde  su  copia  miro. 

¿Qué  hiciera  en  mi  el  verdadero 

cuando  me  asombra  el  fingido? 

Respetemos  su  presencia, 

{Quilast  el  Mombrtro  ) 
deseos  inadvertidos, 
porque  unesposo,aunquecn sombra, 
de  veneración  es  digno, 
Rslotra  puerta  está  franca, 
ciego  amor,  por  ella  os  sigo; 
desmientan  atrevimientos 
lo  que  malogran  hechizos. 

(Kn  la  puerta  dtl  otro  lado  aparece 
Doo  Juan  con  la  etpada  desnuda,  ¡apunta 
al  (uelOt  en  cuerpo  y  sin  moverse.) 

¡Válgame  el  Cielo  piadoso! 
[Jesús  mil  vecesl  ¿Qué  he  visto? 
O  desatina  mi  ¡dea, 
ó  mis  ciegos  descaminos^ 
para  alumbrar  escarmientos 
despeñándose  conmigOt 
ejecutor  de  mi  muerte 
me  ponen  al  que  he  ofendido. 
lAUidon  Juan  retratado! 
[Aquí.  Cielos,  don  Juan  vivol 
¿Dos  esposos  en  dos  puertas 
V  en  entrambas  dos  el  mismo? 
Hasta  los  sepulcros  se  abren, 
adelantándome  avisos; 
lyo,  yo,  rebelde  á  los  ciclos, 
buscando  mi  precipicio! 

{Éntrase  Doo  Juan  ) 

No,  desengaños  piadosos; 
no,  descompuestos  sentidos; 
no,  aduladores  deseos; 
no,  pensamientos  lascivos. 

(Llamando  á  vocM  ) 

jCondesa,  Engracia,  criados! 
ESCENA  XVín 

DoH  Alomo  y  BíltbXic, — El  Conp». 

BbltbAn.  Infante:  el  Rey  ha  venido 
en  secreto  y  á  la  posta, 
tan  indignado  contigo, 
que  peligra  tu  cabeza, 


fioraue  le  han  encarecido 
os  deudos  de  los  c^ue  agraní 
apadrinados  de  amigos, 
el  estado  en  que  los  tienes. 
Conde.      No  eí  el  primero  lu  aviso; 

las  pinturas  me  lo  han  dado, 
los  difuntos  me  lo  han  dicho. 
Cegáronme  amor  y  celos; 
del  real  perdón  soy  indigno; 
cruel  será  su  piedad, 
si  es  en  mi  muerte  remiso. 
{Al  retrato.) 

[Ah,  malogrado  inocente, 
por  honrado  perseguido, 
por  buen  amante  mal  mtierlol, 
iQué  larde,  cielos,  que  vino 
la  piedad  tras  la  venganza, 
el  pesar  iras  e)  delito! 

Alonso.    No  tan  tarde,  gran  serior, 
que  si  con  él  le  mitigo, 
no  venga  á  echarse  a  tus  pie 
seguro,  gozoso  y  vivo. 
Fingí  su  muerte  piadoso. 

Conde.     <;Qué  dices,  Alonso  amigo? 
Deberéie,  si  esto  es  cierto. 
el  alma,  que  fiel  te  rindo. 


ESCENA  XIX 

Doüjk  EiBMA  y  Don  Jcah,  de  gata  y  de  lAt  mmstl 
Doña  ias»rK,tambUn  de  gala.— EHGn.ACtA  y  tmij 

— DtCHOI.  ^Hj 

Ju\N.        Las  nuestras,  ¡oh  heroico  Infanta 
tendrán  desde  hoy  más  alivio 
en  tu  amparo  generoso. 

Conde.      Todas  mis  venturas  cifro 
en  estos  brazos  que  os  doy. 
De  patrones  necesito 
que  enojos  del  Rey  aplaquerv; 
en  vuestras  manos  benigno 
dejará  justos  agravios. 

Jlan.        Verán  en  ellos  cumplidos 
sus  gozos  nuestros  deseos, 
que  les  fallaba  el  arrimo 
de  tal  dueño,  la!  señor, 
tal  principe,  en  auien  el  sigto 
presente  venera  a  un  nieto 
del  Monarca  mas  invicto  M 

que  conoció  nuestra  España.  % 

Josefa.     Yo,  don  Juan,  que  he  merecido 
veros  libre  de  naufragios 
crueles,  cuanto  proli)os, 
para  hacer  mayor  la  fama 
de  mi  amor  constante  y  limpie 
contenta  con  sus  memorias, 
no  casarme  determino, 
por  que  hereden  mis  estados 
mis  hermanos  y  sobrinos. 
V  a!  Conde  le  aoy  mil  graciai, 
pues,  venciéndose  á  \i  mismo, 
generoso  os  favorece. 
si  os  persiguió  competido. 
Postraréme  á  los  pies  reales, 
en  fe  de  que  en  ellos  fio 
clemencias  en  vuestro  abono. 


ACTO  T&RC&RO 


557 


BufioL.     Y  habremos  comedia  visto 

que  no  acaba  en  casamientos. 

Engrac.  ^ Luego  no  piensas  conmigo 
celebrarlos? 

BuÑoL.  Ni  por  pienso. 

Engrac.  Pues  ¿por  qué  causa,  atrevido? 

BuÑOL.     Porque  pueda  rematarse. 


Engrac. 
Juan. 


sin  curas  y  sin  padrinos* 
una  comedia  soltera. 
Deseábalo  infínito. 
Senado:  el  perfecto  amor 
no  sabe  temer  peligros; 
ejemplo  los  dos  seamos, 
venturosos,  si  os  servimos. 


pEL  CABALLERO  DE  GRAcd 

^H                                      PERSONAS  QUE  HABLAN   EN  ELLA                                 1 

^^H             El  Cabai-lero  de  Gracía. 

Conrado,  caballero. 

Don  Juan. 

^^^H             RicoTE,  lacayo. 

GtNÉS. 

El  Rey  Felipe  H. 

^^^H             Isabela,  dama. 

Paulo  Adorno,  caballero. 

Inéis,  criada. 

^^^m              Dectü,  criado. 

El  Cardenal  Esi'Inosa. 

Roberto. 

^^^H             Lamberto,  caballero. 

Don  Cristóbal  de  Mo.<a. 

Vn  Anoel. 

^^^m              Julio  Cataño. 

Do.N  Pedro,  caballero. 

Un  C2apitín- 

^^^H              Esperanza,  criada. 

Fjsberto,  caballero. 

ÜN  Criado  y  Un  Paje. 

^^^m             Camilo,  caballero. 

La  Princesa  Doña  Juana. 

Un  Pintor. 

^^H             S\BifiA,  dama. 

Don  Dif.go,  caballero.             MOsicos.                              1 

^H           JORNADA  PRIMERA 

Caball.                         Resistí 

^^^^1 

á  mis  padres  tantos  años 
el  peso  del  casamiento. 

^^H                       ESCRNA  PRIMERA 

Argel  de  penas  y  engaños, 
sirviéndome  de  escarmiento 

^^^H  Smtt  ti  Caiallbuo  dk  Gracia  y  Lamsbkto.su  cuñado. 

sucesos  propios  y  extraños» 

^^^^m 

que  ya  en  mis  amigos  veo. 

^r         Lambert.  Pues  á  mi  cargo  has  quedado, 

ya  entre  mis  parientes  loco. 

H                          lu  remedio  está  á  mi  cuerna, 

ya  en  varias  historias  leo. 

H                          y  asi  quiero  dañe  estado. 

¿y  quieres  volverme  loco 

^^^   Caball.    Si  lu  amor  honrarme  inicnla. 

violentando  mi  deseo? 

^^^K                   trueca  el  nombre  de  cuñado 

Lambert. Loque  no  pudieron  ellos 

^^^H                  en  el  de  hermano  apacible; 

podrá  hoy  mi  autoridad. 
Caball.    Nunca  enlaza  amor  dos  cuellos 

^^^H                  no  fuerces  mi  inclinación. 

^^^H                  mira  que  es  cosa  terrible. 

por  l'uerza,  ni  hay  voluntad 

^^^V                 sabiendo  mi  condición. 

q^ue  va^a  por  los  cabellos.               , 

^^^H. 

LAMBBRT.En  individuos  tributo. 

^^i^  Lambert.                Ya  es  imposible 

^scrá  bien  que  tú  seas  menos 

■                          deshacerse  este  concierto. 

que  un  roble  tosco,  que  un  brulo^ 

H         Caball.    ^No  ves  que  ya  mi  edad  pasa 

Caball.    Ya  que  tú  casado  estás 

H                          de  los  limites.  Lamberto, 

con  Isabela,  mi  hermana. 

H                          que  piden  bodasP 

el  ser  resucitarás 

H^        Lambert.                           Tu  casa. 

de  nuestra  casa. 

^^^_                  como  sin  hijos  han  muerto 

Lambert.                           ¡Qué  vana 

^^^H                 tus  padres,  reduce  en  ti 

excusa  i  mis  rue^us  das! 

^^^H                 mi  nobleza  y  sucesión. 

No  se  eslima  por  mujer 

^^^H                 Palabra  á  Jacobo  di 

la  linea  que  ilustra  al  hombre 

^^^H                 de  casarte,  y  nc  es  razón 

y  da  al  hijo  lodo  el  ser. 

^^^H                 nocumplilla» 

pues  del  padre  toma  el  nombre 

^^^^m                                                   JORNADA 

PRIMERA                                                           359    ^^^B 

^^^quien  se  quiere  ennoblecer.                   • 

y  que  empiezas  á  adorar                ^^^^H 

Deja  de  filosofar 

lo  que,  por  no  cimocer,                  ^^^^H 

y  advierte  que  me  encargó 

hasta  aquí  te  dio  pesar;                   ^^^^| 

que  te  obligase  á  casar 

que  esto  de  amar  y  comer              ^^^H 

tu  padre,  cuando  murió. 

no  está  en  más  que  en  comenzar;   ^^^B 

Y  que  á  Sabina  has  de  dar. 

voy  á  llamar  quien  te  vista                  ^^M 

mi  hermana,  la  mano  y  si. 

de  vistas,  porque  has  de  ir  luego.          ^H 

pues  de  Ferrara  ha  venido 

^1 
Caball.    Mejor  me  fuera  el  ir  ciego                     ^H 

sólo  á  este  efecto,  ó  de  aquí 

has  de  irte. 

q^ue  á  tales  vistas  con  vista.                    ^H 
Ciclos:  para  que  resista                          ^H 

8ALL.                      No  es  mal  partido 

el  último  para  mi; 

tal  violencia,  dadme  fuerza                    ^^| 

pues  si  es  el  conyugal  peso 

antes  que  Lamberlo  tuerza             ^^^^M 

de  tos  cuerdos  tan  rehusado 

mi  inclinación  y  la  doble,               ^^^^H 

y  á  tantos  priva  del  seso. 

que  no  es  la  voluntad  roble            ^^^^| 

mis  vale  estar  desterrado 

que  ha  de  dar  fruto  por  fuerza.      ^^^^| 

que  no  vivir  siempre  preso. 

YO  estoy  contento,  mi  Dios,            ^^^^| 

Mi  natural  es  más  quieto. 

con  mi  quieta  soleidad.                     ^^^^H 

pues  á  la  iglesia  me  inclino; 

|Aquí  de  Dios!  Libertad:                   ^^^H 

déjame,  si  eres  discreto. 

¿por  qué  no  volvéis  por  vos?          ^^^H 
Mas  dircisme  que  entredós                   ^H 

seguir  aqueste  camino, 

más  seguro  y  más  perfeto. 

conserva  el  amor  su  estado,                  ^^M 

MBERT.  Sabina  es  noble  y  honesta. 

que  la  soledad  da  enfado;                      ^H 

y  en  ñn,  mí  hermana,  que  basta; 

mas  sólo  da  luz  Apolo,                         ^H 

á  mi  gusto  está  dispuesta; 

que  más  vale  vivir  solo                         ^H 

la  mujer  ilustre  y  casta 

que  no  mal  acompañado.                     ^H 

ni  es  liviana  ni  es  molesta. 

^^H 

De  la  tuya  soy  esposo, 
si  tú  lo  eres  de  la  mía, 

ESCEN.\  II                               ^M 

Y  á  su  dote  caudaloso 

Sale  RicoTK  con  una  futntt,  capa  y  gorra  con  plU'      ^^í 

juntas  tu  hacienda,  seria 

mas,  y  aJtrt^o  dt  espada  dorada. — El  Caballiko   ,          1 

""        un  parentesco  dichoso 

OE  Gracia.                                                                              ^^J 

el  nuestro,  y  no  habrá  poder 
que  en  Modena  nos  iguale. 

RicoTE.    El  novio  recoleto                           ^^^H 

Ésto,  Jacobo,  ha  de  ser. 

á  vistas,  amor  te  llama;                 ^^^^| 

BALL.    l.a  hacienda,  hermano,  ^qu¿  vale 
en  manos  de  una  mujer? 

gorra  con  plumas,  la  fama             ^^^^| 

te  ofrece  calza  y  coleto.                  ^^^H 

Gózala  toda,  y  no  intentes 

Módcna  te  espera  toda                         ^^H 

cautivar  mi  voluntad 

con  la  novia  en  una  quinta            ^^^^H 

con  tantos  inconvenientes. 

donde  el  Abril  mayos  pinta;           ^^^^| 

MBERT.Cuando  mires  su  beldad, 

goza  del  pan  de  la  boda                  ^^^^H 

sus  costumbres  excelentes. 

Que  (e  amasa  la  belleza                  ^^^^H 
de  una  mujer,  que  ahora  es            ^^^^| 

su  discreción  y  valor, 

aunque  un  mármol  fueses  frío, 

miga  toda,  aunque  después                   ^H 

te  has  de  abrasar  en  su  amor. 

se  te  ha  de  volver  corteza.                     ^H 

Jacobo,  este  es  gusto  mió, 

Busca  dientes  de  diamante,                  ^H 

no  provoques  mi  rigor. 

porque  las  mujeres  son,                       ^H 

en  una  quinta  te  espero. 

por  lo  dulce,  de  turrón;                        ^^M 

hoy  las  vistas  han  dé  ser; 

por  lo  duro,  de  Alicante,                       ^H 

imiía  á  la  primavera 

y  buen  provecho  te  haga.                     ^H 

en  galas,  porque  es  mujer 

Caball.    JAh,  Ricoie,  que  haya  dado                  ^H 

de  buen  gusto,  y  no  quisiera 

en  casarme  mi  cuñadol                          ^^M 

que  en  ti  hallase  imperfección 

RicuiE.     Kl  nombre  te  satisfaga                         ^^M 

que  su  amor  desazonase. 

y  haz  lo  que  manda,  no' gruña,     ^^^^M 

Habíala  con  discreción 

que  es  cuñado  con  ventaja,            ^^^^| 

y  linge,  aunque  no  te  abrase. 

y  en  fe  de  sello  le  encaja                ^^^^| 

que  eres  de  su  sol  Faetón; 

su  hermana  en  lugar  de  cuña.       ^^^^| 

no  apartes  los  ojos  della. 

Vístete  si  has  de  ir  allá.                  ^^^^H 

suspira  de  cuando  en  cuando. 

Caball.    Bien  sabes  tú  cuan  pesado            ^^^^H 

tómala  la  mano  bella. 

tiene  de  serme  este  estado.            ^^^^| 

Si  estás  con  otros  hablando. 

RicoTE.     Si  un  yugo  por  premio  da,            ^^^^| 

hazla  entender  que,  por  ella, 

ya  sospecho  las  molestias             ^^^^| 

ni  en  lo  que  dices  estás 

de  una  mujer  que  es  verdugo,             ^^M 

ni  á  propósito  respondes. 

que  nunca  se  pone  el  yugo           ^^^^M 

y  dcsta  suerte  veras 

si  no  es  para  domar  bestias.         ^^^^H 

qué  presto  en  tu  pecho  escondes 

Diéranie  á  ti  andar  de  dia             ^^^^H 

^^m       el  amor  que  huyendo  vas 

de  jubileo  en  sermón^                         ^^| 

^^^^  36o                                                    EL  CABALLERO  D£  GRACIA                                            ^^H 

^^H                      no  dejfir  congregación, 

pues  ya  te  has  puesto  las  ^818^ 

^^H                     no  perdonar  obra  pía, 

Cabali.. 

|Ay  plumas,  servidme  de  aUs, 

^^M                     disminuyendo  procesos. 

y  de  una  mujer  huirél 

No  me  espanto  que  le  pese. 

^^m                    consultando  confesores, 

RlCOTE. 

^^B                     reprehendiendo  jugadores, 

que  es  carga  de  ganapán. 

^^B                    pagando  deudas  á  presos. 

y  si  Dios  se  la  dió  á  .Adán 

^^m                    y  de  noche  en  hospitales. 

aguardó  que  se  durmiese. 

^H                     entre  humildes  cicrciciús, 

^^B                     desopilando  servicios 

^^M                    y  bazucando  orinales. 
^^m                   En  oyendo  el  esquilón, 

ESCE.NA  lil 

Salen  Sabina,  Isa5kla  y  Camilo. 

^^B                   á  pesar  del  iodo  y  vientos, 

^^^1                   acompañar  sacramentos. 

Sabima. 

(Bella  quintal 

^^H                   dar  á  pobres  tu  ración. 

Camilo. 

1  Deleitosa! 

^^H                    Volver  á  casa  desnudo 

En  ella  la  primavera. 

^^^H                    y  rezando  Ave  Marías, 

que  en  estas  bodas  espera 

^^^B                    cenar  dos  lechugas  frías 

verte  de  Jacobo  esposa. 

^^m                   y  un  huevo  entre  asado  y  crudo. 
^H                     Dormir  sobre  una  tarima. 

también  hace  ostentación 

de  sus  galas  al  Abril. 

^^m                   poco  y  mal,  y  cuando  al  alba 

Isabela. 

Mira  en  tazas  de  marñl 

^^m                   hacen  los  pájaros  salva. 

brindar  la  murmuración 

^^B                    tener  ya  rezada  prima. 

dcstas  fuentes  á  la  risa. 

^^H                    Que  en  este  entretenimiento. 

que  cuando  á  la  sed  provocas 

^^M                   que  otros  llamarán  castigo, 

)or  ti  se  hace  todas  bocas. 
Mientras  murmura  te  avisa. 

^^m                   no  estimarán  en  un  higo 

Camilo. 

^"                      el  más  rico  casamiento. 

si  no  es  que  te  reprehende. 

Cabaul.    Eso,  Bicoie,  apetezco, 

del  mal  pago  que  á  Conrado 

y  sin  ello  me  hallo  mal; 

con  esta  mudanza  has  dado. 

mí  inclinación  natural 

Sabina. 

Mi  hermano  su  amor  ofende. 

es,  poco  en  ello  merezco; 

que  á  casarme  me  ha  traido 

pero,  en  fin,  me  dan  mujer. 

y  es  fuerza  el  obedecelle 

*  RicoTE.     Casarte  y  tener  paciencia. 

si  por  padre  he  de  tenelle. 

que  na  es  mala  penitencia 

Sabe  Dios  que  he  resistido 

si  la  acostumbras  á  hacer; 

su  voluntad  hasta  aqui; 

que,  en  fe  de  lo  que  aprovecha, 

está  mi  dote  á  su  cuerna. 

puedes  hacer,  si  le  casas, 

¿Qué  he  de  hacer? 

cuenta,  señor,  que  le  pasas 

Isabela. 

M  i  esposo  ó 

á  religión  más  estrecha. 

juntando  tu  hacienda  ansí 

Caball.    Más  con  eso  me  molestas. 

con  la  de  mi  hermano,  hacer 

RicoTE.    Vístete  si  habernos  de  ir. 

de  todas  cuatro  una  casa. 

Cabai.l.   ¿Cómo  he  de  poder  sufrir 

Camilo. 

Cuando  sepa  lo  que  pasa.       ^|t 

tan  terrible  peso  á  cuestas? 

Conrado  ha  de  enloquecer      ^| 

RicoTE.     Como  quien  lleva  la  cruz 

de  pena  y  celos.                        H 

del  matrimonio  excelente; 

Sabina. 

No  hay  ya       H 

tú  serás  el  penitente 

quien  de  celos  pierda  el  seso.  H 

y  yo  el  cofrade  de  luz. 

C  A. MI  lo. 

Que  te  adora  te  conriC!,o.          ■ 

Mas  mira:  si  al  fin  le  casas 

Sabina. 

La  ausencia  le  curará,               V 

y  vivir  seguro  quieres, 

que  en  Ferrara  hay  medicioi 

haz  cuenta  que  las  mujeres 

y  contrahierba  de  amor. 

son  castañas  en  las  brasas. 

Camilo. 

Aunque  el  médico  mejor 

Regalallas  y  querellas, 

es  el  tiempo,  en  ñn,  Sabina, 

mas,  sí  en  fe  de  tus  amores. 

si  es  amor  enfermedad, 

se  te  suben  á  mayores 

mientras  sus  términos  pasan, 

porque  no  falten  mordcllas, 

¿qué  ha  de  hacer  cuando  leabrtsi 

ni  tanta  mano  les  des 

memorias  de  tu  beldad? 

que  vengan  á  ser  cabeza. 

Si  él  supiera  que  venias 

ni  muestres  tanta  aspereza 

á  más  que  á  ver  ¿  tu  hermano. 

que  las  iraies  como  á  pies. 

j  que  usurpalle  la  mano         ^m 

Si  desios  extremos  dos 

que  suya  juzgó  querías,          ^M 

quieres  hallar  el  remedio. 

á  otro  Ariosto  diera  copia       ^M 

la  virtud  consiste  en  medio, 

para  escrebir  sus  locuras.        ^M 

que  no  sin  misterio  Dios, 

Sabina. 

Orlando  hacelle  procuras,       ^ 

cuando  á  la  mujer  ser  da, 

aunqueen  mi  es  la  historia  tmpropí 

en  fe  desta  maravilla 

que  ni  Angélica  me  llamo        ^ 

la  formó  de  una  costilla 

ni  le  dejo  por  un  moro,            fl 

que  en  medio  del  cuerpo  está. 
Y  con  esto  emplúmate, 

pues  ni  es,  Jacobo,  Medoro,    H 

ni  con  liviandad  le  anao.         H 

^^^^B 

36 1       ^^H 

^^^^ylsias  vengo,  ¿qué  quieres? 

y  dirá  que  es  vanidad                          ^^^H 

I        Lícito  es  ver. 

lo  <^ue  el  uso  galas  llama.                   ^^^H 

B,«j.                         Es  verdad; 

Y  SI  en  muestras  que  me  ama             ^^^H 

mas  tenéis  la  voluntad 

saca  á  luz  la  voluntad,                        ^^^H 

en  los  ojos  las  mujeres. 

que  no  será  en  todos  días,                   ^^^H 

No  saldrás  libre  de  aquí; 

sino  la  Pascua  de  Flores.                     ^^^H 

avisar  quiero  á  Conrado, 

en  vez  de  decirme  amores                    ^^^H 

aunque  si  él  fuera  avisado 

me  rezará  Ave  Marías.                         ^^^H 

no  sc*  apartara  de  ti; 

¡Buena  vida  me  prometol                      ^^^H 

porque  es  la  mujer,  en  suma. 

Isabela.    ¡Por  ser  compuesto  ha  perdidol           ^^^H 

^.  como  el  pijaro  liviano, 

Sabina.     Compuesto  para  marido,                     ^^^H 

^^B  que  en  abriéndole  la  mano 

mejor  es  para  soneto.                                 ^H 

^H  vuela,  V  si  deja  algo  es  pluma. 

Quien  no  ha  sido  buen  amante             ^^^| 

^m 

mal  buen  marido  será;                            ^^^| 

■ 

amor,  aunque  atado  está                      ^^^H 

al  matrimonio  constante,                    ^^^H 

^P             ESCENA  IV 

no  pierde  su  inclinación,                      ^^^H 

■               Dichos,  minoM  Camilo. 

antes  con  él  se  aquilata.                       ^^^H 

i 

Sabrosos  regalos  trata,                         ^^^H 

Uá.     En  ñn,  Isabela  hermosa, 

las  galas  su  esfera  son                          ^^^H 

[         ^lengo  de  ser  tu  cuñada? 

con  que  alivia  los  enojos                     V^^^H 

pLA.   Y  aunque  en  el  nombre  pesada 

que  el  enfado  solicita,                            ^^^| 

,          en  ias  obras  amorosa. 

ya  su  esposa  necesita                                  ^H 

ilA.     ¿Jacobo  de  Gracia  es 

á  no  apartar  del  los  ojos.                            ^M 

1         discreto,  cuerdo,  apacible? 

Isabela.   De  tu  condición  me  espanto.                     ^M 

¿Es  riguroso  6  terrible. 

Sabina.     Viviré  triste  en  extremo                              ^H 

conversable  ó  descortés? 

si  por  marido  le  temo                               ^H 

Que  habiendo  de  vivir  tanto 

y  le  respeto  por  santo.                        ^^^1 

con  él,  justo  es  que  me  informe 

^^^^H 

si  es  a  mi  gusto  conforme. 

^^^^^H 

IX-    Mi  hermano  es,  amiga,  un  santo; 

ESCENA  V                             ^^M 

no  te  pueden  dar  los  cielos 

^^^^^M 

Sal*  ti  CABALLsno    Dx  Gracia,  muy  galán;  lltcoTB>  ^^^^H 

más  segura  compañía; 
no  temas,  Sabina  mía. 

Lamskrto  y  Esperanza.— Dichas.                    ^^^^| 

que  te  desvele  con  celos; 

LAMBERT.Por  mostraros,  mi  Sabina,                 ^^^H 

que,  jugándote  tu  doie. 

que  en  todo  soy  vuestro  hermano,     ^^^H 

tus  joyas  empeñe  ó  venda; 

un  esposo  de  mi  mano                               ^H 

que  desperd  cié  tu  hacienda, 

daros  mi  amor  determina.                     ^^H 

que  tus  deudos  alborote, 

Que  si  en  el  vuestro  se  abrasa            ^^^H 

porque  no  es  de  aqueste  mundo, 

y  os  recibe  por  mujer,                         ^^^H 

y  aunque  á  su  simplicidad 

vendremos  los  dos  á  hacer                  ^^^H 

dan  nombre  de  necedid. 

una  hacienda  y  una  casa.                    ^^^H 

cortesanos  en  quien  fundo 

Estimadle,  que  yo  espero,                   ^^^H 

lodo  el  caudal  en  engaños. 

si  el  si  y  la  mano  le  dais,                    ^^^H 

en  las  cosas  de  importancia 

que  por  él  no  maldigáis                       ^^^H 

es  cuerdo,  aunque  la  ignorancia 

jamás  al  casamentero.                         ^^^H 

hace  burla  de  sus  años: 

Turbada  estaréis,  ¿quién  duda,          ^^^H 

é¡,  en  fin,  es  importante 

que,  como  hoy  las  vistas  son,            ^^^H 

pitra  ser  de  ti  querido 

en  la  novia  es'discrcción                      ^^^H 

y  mejor  para  marido, 
hermana,  que  para  amante. 

de  turbarse  y  el  ser  muda?                 ^^^H 

Si  no  os  ciega  beldad  tanta                  ^^^H 

lA.     Con  eso  me  has  enfriado 

el  ser  cortés  os  inclina.                       ^^^H 

el  alma:  ¡Jesús  mil  vecesl 

^^^H 

¿Marido  santo  me  ofreces? 

l1ablad,'iacobo,  á  Sabina.                   ^^^H 

Simple,  hermana,  le  has  llamado. 

Caball.   Dios,  señora,  os  haga  sama.               ^^^H 

Si  he  de  creer  á  la  fama 

Sabina.     ¿Por  santidades  comienza?                  ^^^H 

ya  sé  que,  subiendo  el  precio, 

RtcoTE.    Devota  salutación                                 ^^^H 

apacible  nombra  al  necio 

para  entrada  de  un  sermón.                ^^^H 

y  sencillo  al  bobo  llama. 
El  seri,  á  lo  que  imagino, 

Lambert.Eí  novio  tiene  vergüenza,                  ^^^H 

su  turbación  perdonad;                       ^^^H 

algún  junípero  llano, 

que  el  más  discreto,  cuando  ama,             ^M 

mentecato  por  lo  humano. 

la  primer  vez  que  á  su  dama                     ^H 

devoto  por  lo  divino. 

ve,  dice  una  necedad.                                  ^| 

Que  andará  desatinado. 

RicoTE.    ¿Una?  El  dirá  más  de  ciento.                     ^M 

y  dirá  que  es  por  llaneza; 

Caball.    ¿Por  necedad  juzgáis  vos                          ^H 

1        traerá  baja  la  cabeza, 

el  rogar,  hermano,  á  Oíos                   ^^^H 

el  cuello  tuerto  ó  bajado, 

que  le  haga  santa?                              ^^^H 

^^^^^5^2 

EL  CABALLERO  DE  GRACIA                                       ^^| 

^H        Lambert 

El  intento 

Si  yo  por  mujer  la  lengo^H 

^H 

es  bueno,  pero  no  viene 

¿por  qué  sol  la  he  de  llam^H 

^H 

á  propósito. 

ni  cómo  podré  afirmar       ■ 

^H           CABAtL. 

Confuso 

queá  vella  perdido  vengo. jH 

^^K 

estoy. 

si  no  es  porque  el  tiempo  pSR 

^H       Lambert 

El  amor  y  el  uso 

de  que  á  Dios  he  de  dar  cueOu 

^^H 

su  idioma  y  estilo  tiene. 

Menitr  un  noble  es  afrenta;^ 

^^M       Caíall. 

Pues  ¿qué  había  de  decilia 
á  luer  de  los  cortesanos? 

téngame  por  necio  ó  cuerdoA 

^^H 

caúsela  gusto  ó  enfado,      V 

^^H        Lamberi 

•  Besóos,  señora,  las  manos: 

mal  ó  bien  conmigo  esté,    ■ 

^^^^^ 

y  luego  arrastrar  la  silla 

porque  yo  no  mentiré         S 

^^^^v 

y  preguntar:  ¿cómo  estáis? 

por  cuanto  Dios  ha  criado. 

^^^^Kr 

que  es  el  comlin  abecé. 
Besóos  las  manos,  ¿por  qué? 

Lambkbt.  Anda,  hipócrita,  que  están 

^^M       Caball. 

por  ti  en  pie,  siéntate  altS; 

^^H 

Necedad  en  mi  llamáis 

0  que  te  enseño  la  di; 

^^1 

el  decir  que  la  haga  santa 

sé  cortesano  y  galán,  ,        M 

^^B 

Dios,  ¿y  en  el  mundo  no  veis 

que  |vive  Diost  si  en  despreH 

^^V 

si  su  mal  uso  os  espanta? 

de  lo  que  mando  que  digaafl 

^^^ 

Estornuda  un  caballero. 

con  amores  no  la  obligas    H 

^^^^K 

y  los  que  le  corresponden, 

y  te  confirma  por  necio.     H 

^^^^^H 

besóos  las  manos,  responden, 

que  sí  hará,  porque  es  discfl 

^^^^^B 

en  pie,  quitado  el  sombrero. 

que  en  Módena  no  ñas  de  M 

^^^^H 

Y  los  que  Diosos  ayude 

un  hora,  ni  has  de  gozar     ■ 

^^^^^B 

dicen,  ¿no  son  cortesanos. 

lu  herencia.                          ^ 

^^^^H 

en  fin,  que  besan  las  manos 

Caball.                       Poco  me  inquieta 

^^^^H 

al  otro  porque  estornude? 

la  codicia  de  mi  hacienda; 

^^^^H 

Miren  qué  merced  les  hace: 

pero  voy  por  no  enojarte. 
Isabela.   Si  basta,  hermana,  a  obliga^ 

^^^^^K 

traen  luces  cuando  anochece. 

^^^^H 

y  descortés  les  parece 

mi  amistad,  aunque  te  ofedH 

^^^^^H 

el  cuerdo  que  satisface 

el  poco  curso  que  tiene        fl 

^^^^^H 

con  decir  que  Dios  les  dé 

mi  hermano  en  cosa  de  tnnH 

^^^^K 

buenas  noches;  solamente 

házmele  muchos  favores;  ■ 

^^^^^P 

al  besamanos  consiente 

enamórale,  pues  viene         H 

^^^^H 

el  uso  necio,  ¿por  qué. 

á  domesticarse  un  bruto      m 

^^^^H 

si  tú  la  luz  no  has  criado. 

con  la  costumbre  suave. 

^^^^^H 

besarle  es  bien  que  permitas 

que,  si  lo  que  es  amor  sabe. 

^^^^^H 

las  manos  y  á  Dios  le  quitas 

lú  verás,  Sabina,  el  fruto 

^^^^H- 

las  gracias,  que  te  ha  alumbrado? 

que  sacas  de  ser  su  esposa. 

^^^^^  "L  A  M  BER  T 

.Calla,  y  la  costumbre  admite, 

y  la  vida  que  gozamos 
si  juntas  las  dos  estamos. 

^^B 

que  esto  se  usa  en  nuestro  idioma. 

^H        Caball. 

Y  será  ley  de  Mahoma, 

Sabina.     Por  darte,  Isabel  hermosa. 

^H 

que  disputas  no  permite. 

gusto,  y  agradar  á  mi  hermai 

^^K 

Yo  no  nací  para  esto; 

lo  que  mandas  quiero  hacer; 

^^K 

sácame,  hermano,  de  aquí, 

el  galán  tengo  de  ser 

^^B 

y  cásese  otro  por  mi. 

esta  vez,  por  lo  que  gano 

^^m        Lamrrpt 

.  Jacobn.  no  seas  molesto; 

de  estar  en  tu  compañía. 

^^K 

ya  has  venido,  no  es  raión, 

Toma  esta  silla,  señor. 

^^H 

si  cortesano  te  llamas. 

RicorE.    Albarda  fuera  mejor. 

^^B 

que  quedes  entre  las  damas 

Sabina.    Asentaos,  por  vida  mi». 

^^V 

en  mala  reputación. 

Caball.    No  haré  cierto,  yo  estoy  tm 

^^B 

No  desdice  el  ser  cortés 

sentaos,  mi  señora,  vos. 

^^B 

de  la  virtud  que  te  inclina; 

(Sacadmedesto,  mi  Dios.) 

^^K 

siéntate  junto  á  Sabina: 

Sentaos,  Lamberto,  aquí. 

^^B 

dile  amoroso  después 

I-AMBEHT.                                                    Qk 

^^K^ 

la  buena  suerte  y  ventura 

No  soy  yo  el  que  i  vistas  vi 

^^^^^L 

que  se  te  sigue  cíe  vella. 

aquese  es  vuestro  lugar 

^^^^E 

que  estás  perdido  por  ella. 

y  este  el  mío,  porque  hablar 

^^^^^p 

que  al  sol  vence  su  hermosura. 

un  poco  á  mi  esposa  tengOiM 

^^^^^m 

que  su  discreción  te  admira. 

Sabina.     Por  mí  vida,  que  os  sentétsS 

^^F    Cabaul. 

^Eso  hededeciUe? 

Cabaii..    Dos  veces  habéis  jurado.     ■ 

^H        Lambebt 

Pues. 

¡Jesús!  Yo  ya  estoy  sentadaJH 

^^1        Caball. 

Tú  debes  de  ignorar  que  es 

á  trueco  que  no  juréis.        ^H 

^^1 

jecado  el  decir  mentira. 
.Eso  es  encarecimiento 

Y  si  se  hace  el  casamiento,  H 

^H        Lambert 

quiéreos,  señora,  avisar      ^ 

^^H 

que  usa  el  amor  de  ordinario. 

que  nunca  habéis  de  jurar, 

^H       Caball. 

A  firmando  lo  contrario 

porque  es  contra  el  mandaí^ 

L 

de  lo  que  imagino,  miento. 

segundo.                              fl 

1 

^V                                             JORNADA  PRIMERA 

363         B 

r 

iPobre  de  mi! 
¿Esto  escucho  y  no  me  muero? 

yo  os  prometo  que  no  hallo  ^^^| 
cosa,  señora  cuñada,                           ^^^H 

1 

En  muesira  de  lo  que  os  quiero 

que  deciros  de  momento.                    ^^^| 

[ 

yo  juro  cumplillo  ansí. 

Sabina. 

Creólo,  que  amor  desnudo                 ^^^H 

ktx.. 

Pues  no  juréis  oira  vez. 

i  los  principios  es  mudo,                   ^^^H 

WA. 

¡Qué  necio  y  quéescrupulosol  {Ap.) 

y  el  propio  efeio  en  mi  siento,           ^^^H 

Libertad,  con  tal  esposo 

que  estoy  muy  enamorada,                ^^^| 

ya  desearéis  mi  viudez. 

señor  Jacobo, 'de  vos.                         ^^^H 

(». 

Y  él,  ¿cómo  ha  callado  tanto? 

Caball. 

Más  vale  estallo  de  Dios,                   ^^^| 

Ytt. 

No  sé  por  dónde  empezar 

que  yo  no  os  importo  nada.              ^^^H 

contigo,  Esperanza,  á  hablar. 

Sabina. 

Amaros  para  marido                               ^H 

ID. 

Pues  qué,  ¿da  también  en  santo? 

no  es  con  intento  liviano.                  ^^^H 

WE. 

No;  mas  un  poeta  amigo, 

Dadme,  Ja£obo,  esa  mano.                ^^^H 

que  en  la  corte  de  Castilla 

CaBAI-L. 

jjesúsl  ¿la  mano?                               ^^^H 

es  águila  y  maravilla, 

Sabina. 

Encogido                ^^^1 

hablando  una  vez  conmigo. 

sois,  dadle  acá.                                   ^^^1 

me  dijo,  viendo  el  ensayo 

Caball. 

No  hay  que  hablar,      ^^^| 

de  una  comedia  famosa: 

ó  estas  son  vistas  ó  no.                      ^^^H 

«Ya,  hermano,  es  cansada  cosa 

Sabina. 

Sólo  á  veros  vengo  yo.                      ^^^H 

que  entre  fregona  y  lacayo 

Caball. 

Pues  ver,  pero  no  tocar.                   ^^^H 

siempre  empiecen  su  papel 

Sabina. 

Mal  debo  de  pareccros.  ^^^H 
No  me  parecéis  muy  bien.  ^H 
Grosero  sois.                                           ^H 

con  esto.  ¿Y  él  no  habla  nada? 

Caball. 

¿Y  ella  es  soltera  6  casada? 

Sabina, 

Porque  esto  de  y  ella  y  él 

Cabai.l. 

Hago  bien.                         ^^k 

era  sagrado  y  chorrillo 

Sabina, 

Criado  entre  caballeros                           ^H 

de  toda  plebeya  masa. 

poco  su  trato  se  os  luce.                           ^| 

y  ya  en  la  corte  no  pasa 

{Ltvántantt.)     ^^^H 

lacayo  con  estribillo, 

iQuiíaos  allá,  descortés!                     ^^^H 

y  temo,  si  asj  le  trato 

Si  con  vos  el  interés                           ^^^H 

y  allá  me  ven  algún  día. 

que  toda  Italia  produce                     ^^^^| 

la  grita  y  silbatería.» 

me  dieran,  no  os  estimara                 ^^^H 

ÍR. 

Líbrenos  Dios  de  un  silbato. 

para  calzarme  el  chapín.                    ^^^H 

IBERT.  ¡Que  se  haya  un  hombre  criado 

Tosco.  ¡.Miren  á  qué  fín                    ^^^H 

en  mitad  de  Italia,  que  es 

me  trajeron  de  Ferrara!                     ^^^H 

i 

madre  del  trato  cortés, 

Cuando  á  vuestro  cargo  esté,           ^^^H 

y  que  liciones  ha  dado 

Lamberto,  el  darme  marido,             ^^^H 

á  mil  bárbaras  naciones 

porque  vuestra  hermana  he  sido       ^^^| 

que  su  Imperio  han  adquirido, 

(que  desde  hoy  no  lo  seré),               ^^^| 

y  en  más  eslima  han  tenido 

haced  de  mi  más  caudal                          ^H 

que  sus  ricas  posesiones 

que  el  que  aquí  os  he  visto  hacer;      ^^H 

la  urbanidad  y  crianza 

el  matrimonio  ha  de  ser                    ^^^| 

■ 

que  de  su  trato  sacaron 

en  los  consortes  igual                         ^^^| 

y  á  sus  patrias  trasladaron 

cuando  no  se  menosprecia,                ^^^| 

1 

con  que  el  ser  de  hombres  se  alcanza, 

y  quien  á  un  necio  me  da                  ^^^H 

y  que  este  bruto,  Isabela, 

por  marido,  claro  eslá                       ^^^^| 

criado  en  la  policia 

que  me  ha  tenido  por  necia;             ^^^H 

de  vuestra  casa  y  caricia. 

y  eso  en  m!  es  injuria  al  doble,        ^^^H 

y  en  Módena,  que  es  escuela 

>abicndo  quién  ci  Sabina.                 ^^^| 

del  estilo  y  discreción, 

Buscad,  Lamberto,  una  encina        ^^^| 

hablar  con  una  mujer 

con  quien  casar  este  roble,                ^^^H 

no  sepal 

y  hacelde  antes  desbastar,                 ^^^H 

KZLA 

Si  es  menester 

que  se  está  con  su  corteza                ^^^H 

trato  y  comunicación 

y  no  podrá  la  riqueza                       ^^^H 

para  cualquier  arte  y  ciencia. 

sobre  ella  un  tronco  dorar.              ^^^H 

y  aunque  en  el  siglo  ha  vivido 

Que,  puesto  que  vine  en  vano,         ^^^H 

jacobo,  nunca  ha  tenido 

casarme  á  mi  gusto  espero,                    ^H 

de  sus  cosas  experiencia. 

pues  para  casamentero                            ^| 

La  cortedad  no  os  espante; 
tratadle  en  cosas  de  Dios, 

tenéis  tan  pesada  mano.           {Vas:)     ^| 

^^^^1 

y  veréis  que  quedáis  vos 
torpe  con  él  y  ignorante. 

^^^^^^1 

ESCENA    VI                        ^^H 

Cásese  él,  que  esos  extremos 

Dichos,  menot  Sabina.                       ^^^^| 

el  tiempo  los  vencerá. 

llBEPT. Hablando  con  él  está, 

Isabela 

.    Enojada,  y  con  razón,                     ^^^H 

lo  que  le  dice  escuchemos. 

va  Sabina,  hermana  mía.                      ^H 

llNA. 

En  fin,  ¿no  me  decís  nada? 

¡Qué  necio  es  el  que  porfía                     ^| 

tAlL 

.   Nada  os  digo,  pues  que  callo; 

^^^^^^ 

forzar  una  inclinaciónl             {ynt.)     ^| 

1 

f        364                                      Kl  caballero  de  gracia                                 ^^H 

1 

^b                      KSCENA  vil 

del  riguroso  verdugo,        ^^^B 
del  naufragio  el  marinera.      ^H 

1 

^^H                       Dichos,  menos  Isahei*. 

del  lobo  el  manso  cordero.     ^M 
la  libre  cerviz  del  yugo,         ^B 

^^ 

^^AMOEBT,Si  hallara  capacidad 

del  pirata  el  mercader,            ^H 

■ 

en  li  para  reprehenderte. 

y  aun  mayor  mi  dicha  ha  siü^f 

^^m 

1                      casiigáraic  de  suerte 

)ues  que  librarme  he  podidOi^H 
Jicote,  de  una  mujer.             ^M 

^H 

1                    que  de  tu  rusticidad 

^H 

^,                   quedaras  arrepentido; 

|üh,  qué  peso  me  hanquáad(^| 

^^1 

^V               pero  no  lo  sentirás. 

de  encima  del  corazón!           ^B 

^^1 

^■L              porque  tan  bozal  estás 

RicoTf.     Dicen  que  en  cierta  nación     ^B 

^^1 

^^M             que  te  falta  hasta  el  sentido. 

era  por  rey  adorado               ^B 

^H 

^^K             Pero  á  las  obras  remito 

aquel  que  á  cuestas  tenia      ^H 

^^1 

^^B             lo  que  excuso  de  razone'i, 

la  cosa  de  mayor  peso,          ^H 

^^1 

^^H              si  masen  Módcna  pones 

saliendo  con  el  sucedo            ^H 

^H 

^^m              los  pies,  si  deste  distrito 

quien  más  tiempo  le  sufría.    ^B 

^^1 

^^B             no  te  vas,  ¡viven  los  cielosl 

Una  vez  se  convocó                ^M 

^H 

^^m             que  como  loco  he  de  hacer 

ai  pueblo  á  elegir  cabera.             ' 

^H 

^^B             que  te  salgan  acorrer 

y  hubo  quien  tal  fortaleza           1 

^H 

^^B              los  muchachos:  pagarélos 

entre  los  demás  mostró,        ^M 

^H 

^^m             para  que  en  calles  y  plazas 

que  un  enano,  entero  tuvo    ^H 

^H 

^^B             le  persigan:  comunica 

dia  y  medio,  sin  que  hubiese ^B 

^^1 

^^B             rústicos,  en  quien  si  aplica 

quien  competir  se  atrevitie  ^H 

^^1 

^H             el  vil  natural  que  abrazas. 

con  él;  y  al  tiempo  que  e&tUf^H 

^H 

^^B               Por  la  caperuza  trueca 

cási  el  reino  en  su  poder        ^H 

^H 

^^Bj              las  plumas,  galas  del  noble; 

y  el  pueblo  le  engrandecía,    ^B 

^^1 

^^B               hiere  con  el  hacha  el  roble, 

salió  otro  que  traia                 ^B 

^H 

^^m-             derriba  su  leña  seca, 

á  cuestas  á  su  mujer,             ^H 

^^1 

^^1               y  vendiéndola,  sustenta 

y  la  gente  convocada             ^H 

^H 

^^K               tu  bárbara  vida  ansi, 

en  su  favor  sentenció,            ^M 

^^1 

^^B                porque,  si  vuelves  aquí 

que  con  la  mujerno  halló     ^B 

^^1 

^B               en  tu  daño  y  en  mi  afrenta. 

otra  cosa  más  pesada.           ^M 

^H 

^H               yo  vengaré  el  menosprecio 

Mas  si  toca  Dios  de  un  hueM^B 

^H 

^H               que  hoy  con  mi  hermanabas  tenido 

^dónde  piensas  ir?                  ^B 

^^1 

^H               con  el  castigo  debido 

Cakail.                                 No  sé.        H 

1 

^V               que  se  suele  dar  á  un  necio.  (V«»í) 

RíCOTE.     Con  capa  y  gorra  y  á  pie,     ^B 
¿qué  dirán  de  nuestro  seso?        ' 
Si  tomas  mi  parecer,             ^m 
vuélvete,  señor,  á  casa,         ^H 

^H 

1                               ESCENA  VÍH 

que  todo  enojo  se  pasa.         ^H 
Caball.    Casa  que  huele  á  mujer         ^B 

^^1 

1 

^H 

I                            Dicho»,  mrnoi   LAuainro. 

no  me  la  mientes,  Kicote.       ^B 

L 

Esperan.  Ricoie,  adiós. 
RicoTE.                          Esperanza: 
,jes  amarme  el  irte  ansi? 

RicoTE.    Casarte  han  querido  en  ella,  ^M 
mas  dan  dineros  con  ella,      ^H 
que  no  hay  esposa  sin  dote.  ^B 
Sulo  á  quien  casar  se  atreve  ^B 
dineros  y  hacienda  dan,         ^B 

^H 

EsPE-KAN.  Ya  no  la  tengas  de  mi. 

^^^^1 

pues  por  aquí  va  la  danza; 
participas  de  tu  amo 
la  poca  dicha,  perdona: 
la  maza  va  con  la  mona, 

■ 

que  es  pagar  al  ganapán        ^B 
la  carga,  por  que  la  lleve.       ^B 

Caball.    Deudos  en  Bolonia  tengo,      ^B 
á  estudiar  y  á  conocellos        ^B 

■ 

RicoTE,         ¿Deudos?  ¡Fuego  en  dloU  V 

^^H 

necio  es  el  necio  y  el  amo. 

H 

Mientras  con  él  estuvieres 
necias  serán  tus  demandas 

^H 

que,  en  fin,  dime  con  quién  andas... 
BicoTE.     Vaya. 
Esperan.            Y  diréte  quién  eres.  (Vait.) 

Maí  los  conoces;  no  vengo 

r 

en  eso,  aunque  seguir  quierp^j 

tu  buena  ó  mala  fórtuna.      ^B 

Cabali..    Kste  traje  me  importuna.      H 

^H 

1 

RtCúTE.     1 'na  capa  y  un  sombrero       ^B 

^H 

1 

ten^ú  allí,  con  ella  iris           ^B 

H 

^P                         ESCENA  tX 

me)or,  si  hemos  de  ir  á  pie;  ^B 
ven  por  ella.                           ^| 

1 

W                          El  CktALUtuo  y  9.1COTB. 

Caball.                      iQue  hoy  libré! 

Voluntad,  ya  os  tengo  en  ml»j 

^H 

RtcoTK.     ¡Buenos  habernos  quedado! 

que,  aunque  en  tan  terrible nM 

^^1 

jQué  habernos  de  hacer,  señor? 
Caball.    Libróse  del  cazador 

me  habéis  costado  mi  hadeii^| 

^H 

bien  podré,  preciosa  prenda. 

1 

el  pájaro,  el  sentenciado 

decir  que  os  compri  de  lance. 

JORNADA  PRIMERA 


365 


ESCENA  X 


Lamberto,  Comdaoo,  Isabela  y  Sabika. 

Lamberto. 
n  vuesiros  celos  soy  culpado; 
:obo  corre  por  mi  cuenta, 
ida  trajo,  y  siendo  su  cuñado, 
idustria  y  gobierno  se  acrecienta, 
le.  poniéndole  en  estado 
e  á  Sabina,  que  su  renta 
a  mia,  la  aumentara  doble, 
sa  fundara  rica  y  noble. 
o  ha  tenido  entendinnienlo 
mar  la  dicha  deste  dia, 
licia  del  honesto  intento 
a  obligado  ¿  honrar  la  sanare  mía. 
ana,  con  el  mismo  pensamiento, 
n$ejos  resistencia  hacia, 
e  su  honestidad  cuerda  callaba, 
me  decían  que  os  amaba. 
>  su  elección,  y  que  os  escoja 
lo  suyo.  Sosegaos  con  esto. 

Conrado. 
to  amor,  por  ser  niño,  se  enoja. 

Lamberlo,  se  apacigua  presto, 
de  Ferrara  la  congoja 
e  los  celos  que  me  han  puesto 
nos  de  hacer  un  desatinu; 

ia  tempestad  el  iris  vino. 
rdono  m:  agravio. 

hk  Sabina. 

^H  Y  ^o  os  adoro 

fnnrna  agora  que  primero, 

D  precia,  mi  Conrado,  el  oro 

I  conoce  el  hierro  y  el  acero. 

linca  empobreció  no  ama  el  tesoro, 

emplos  aplicarme  quiero, 

ts  ojos  hoy  en  otro  he  puesto, 

'O  sale  el  sol  junto  á  su  opuesto. 

Conrado. 
{Jacobo  me  hizo  competencia? 

Isabela. 
B  á  Dios  que  fuera  para  tanto. 

CoSHADO. 

Rips  envidio  su  inocencia. 
I        Lamberto. 
roto. 


Mi? 


Conrado. 
Mejor  diréis  un  santo  f  i). 

Lamberto. 


labia  de  venir  en  mi  presencia.^ 
ina'íe  eché. 


POffiri 


Conrado. 
De  vos  me  espanto. 

Lamberto. 
e,  si  en  su  esfera  cabe; 


|J  origíoAl  Jice  «coa  «sio*. 


k 


sepa  del  mundo,  que  harto  de  Dios  sabe. 
No  me  ha  de  entrar  en  casa  en  todo  este  año. 

Conrado. 

Pues  sabed  que  acusaros  he  venido 

de  un  huésped  que  os  tendréis,  si  no  me  engaño, 

de  no  poco  valor:  hoy  ha  partido 

veinte  millas  de  aquí  JuMo  Cataño, 

estimado  en  Italia  y  conocido 

en  Roma  por  sus  letras,  sangre  y  celo; 

su  tio  es  Cardenal  de  San  Marcelo: 

Juan  Cataño. 

Lamberto. 
Este  es  en  quien  ha  puesto 
la  silla  de  San  Pedro  su  esperanza. 
Si  muere  Sixto  quinto  es  manifieslo 
que  le  ha  de  suceder. 

Conrado. 

En  su  privanza 
presumo  entrar,  porque  ha  vacado  un  puesto 
que,  si  mi  dicha  y  el  favor  le  alcanza 
y  con  Sabina  desposado  quedo, 
enriquecer  vuestros  parientes  puedo. 
Fáltale  el  secretario,  y  como  supe 
que  á  Roma  se  partía,  convidalle 
con  esta  quinta  quise. 

Lamberto. 
Desocupe 
su  espacio  nuestro  amor  para  hospedalle. 

Conrado. 
Primero  que  otro  aquesta  plaza  ocupe, 
si  os  parece,  Lamberto,  pienso  hablalle 
esta  noche. 

Lamberto. 
Haréis  bien,  que  la  tardanza, 
como  el  provecho  vuela,  no  le  alcanza. 
^Vas,  Isabela,  á  prevenir  la  cena? 

Isa  BECA. 
Pavos  hay  y  capones. 

Lamberto. 
Esta  sala 
cuelguen  de  telas,  que  es  capaz  y  buena. 

Conrado. 
En  esta  quinta  no  hay  ninguna  mala. 

Lamberto. 
Maten  vitelas. 

CONKADO. 

En  la  casa  llena 
ficil mente  se  sirve  y  se  regala 
á  un  Principe,  aunque  venga  de  repente. 

Lamberto. 
Camas  ahí  prevenid  para  la  gente, 

(Vatt  Itabelt.) 

ESCENA  XI 
Satt   RicoTí,   dtspuéfun   Ckiajio  .  —  Diciius,   mtnat 

tlAkCI.A. 

Ricote. 
Lamberto,  caballeros,  dad  ayuda 
i  Jacobo  de  Gracia,  que,  salteado 


366 


EL  CABALLERO  DE  ÜRACIA 


de  bandoleros,  morirá  sin  duda, 

no  siendo  de  vosotros  ayudado; 

su  bárbara  codicia  le  desnuda 

y  á  un  roble  tosco  de  ese  monte  alado 

ios  dineros  le  piden  que  no  tiene; 

huyendo  mi  temor  la  muerte  viene, 

¿Qué  aguardáis?  Cerca  está,  si  tardáis  tanto, 

dadle  por  muerto.  Vamos,  caballeros. 

Lamberto. 
O  es  hipócrita  Jacobo  ó  es  santo. 
Si  es  sanio,  ¿de  qué  teme  bandoleros.' 
Dios  volverá  por  él,  causando  espanto 
i  ese  escuadrón  de  salteadores  fieros; 
si  es  hipócrita,  pague  con  la  vida 
lú  que  merece  su  virtud  fingida. 

Cki\do. 
^Monseñor  está  en  casa. 

La.ubeiito. 

Pues  salgamos 
á  rccebille. 

RlCOTE. 

Que  obligar  no   puede 
vuestra  crueldad. 

Conrado. 
A  socorrelle  vamos. 

Lamberto. 
[Dios  le  socorrerá,  no  tengáis  miedo. 

Sabina. 
[Más  razón  es  que  á  Julio  recibamos. 

Lamberto. 
Ojalá  le  matasen,  pues  heredo 
por  mi  mujer  su  hacienda. 

RlCOTE. 

Ai  fin,  cuñado. 
Sabina. 
[De  su  desprecio  el  cielo  me  ha  vengado. 

(  Vanje,  fino  es  Ricoic.) 
RlCOTE. 

Miren  qué  hay  que  esperar  de  aquesta  gente. 
¡Maldiga  Dios  quien  en  cuñados  fia, 
viles  madrastras  cree,  suegras  consiente: 
que  estos  tres  hacen  una  cofradía! 

ESCENA    XIÍ 

Salí  Üu  Caballkro  bb  GuAcr*,  demudo— Kicoiti 

Cadailero. 
Ricoie:  ¿estás  ahi? 

RlCOTE. 

Señor. 

CABAtLERO. 

Detente 
no  des  voces,  que  excusar  querría 
las  injurias  y  enojo  de  Lamberto, 
que,  si  me  ve  cual  vengo,  será  cierto. 

RlCOTE. 

Qué,  en  fin,  ¿te  desnudaron? 


CAftALLEkO, 

Htnoh 

dejarme  vivo;  ser  piedad  confieso. 

Ricore. 
¿Piedad  cuando  le  quitan  el  vestido.' 

Cabaiuero. 
¿Qué  quieres?  ¿no  ves  tú  que  viven 

RlCOTE. 

Discúlpalos  también. 

Caballero. 
Agradecido 
á  quien  le  libra  debe  ser  el  preso. 

RlCOTK. 

Donosa  nema;  no  has  de  ser  tan  bDe< 
que  ic  dejes  echar  la  silla  y  freno. 

C*BAt-LERO. 

Dame  esa  caps,  cúbreme  y  avisa 
á  mi  hermana,  si  puedes,  en  secreto 
de  mi  desgracia. 

RlCOTE. 

Si  está  en  camisa 
Lamberto,  mala  noche  te  prometo. 

Caballero. 
Haz  lú  que  no  lo  sepa  y  vuelve  aprisa, 
mientras  aquí  me  escondo. 

RlCOTE. 

Eres  disc 
que  en  viéndote  Sabina  repudiada, 
nestas  les  ha  de  hacer  tu  encamisada,  (i 

ESCENA  Xni 

Salen  Jumo  del  eobtrlifo  dtt  CúminOt  I 
y  CoMRAiio,  y  velot. 

Julio. 
Bien  sabéis  obligar,  señor  Lambertojj 
al  hospedaje  quedo  agradecido. 

La.hberto. 
No  ha  un  hora,  Monseñor,  que  estal 
desta  dicha,  que  hubiera  prevenido 
con  la  casa  que  ofrece  este  desierto, 
y  regalos  de  Módena,  el  debido 
hospicio  que  se  os  debe  y  era  justo. 

Julio. 
Lo  que  no  se  previene  da  más  gusto. 
¡Agradable  jardín!  Yo  no  he  rezado 
algunas  horas;  mientras  se  adereza 
la  cena  quiero  echar  este  cuidado 
aparte, 

Lambrrto. 
¿No  le  habláis? 

Conrado. 
¿Cómo,  si 

Julio. 
Déjenme  solo. 


^^^^^H                                   JORNADA 

PRIMERA 

367 

^^^^^^^Ch  1 A  OO. 

y  unos  pocos  de  dineros, 

^H      Túdo  está  aprcsiado. 

me  dejaron  con  la  vida. 
Volvime  aqui  despojado, 

^H            Conrado. 

y  entretanto  que  un  criado 

JSfíii  de  dormir? 

envío  para  que  pida 

üiro  vestido  á  mi  hermana, 

1                   Lamberto. 

aqui  me  quise  ocultar 

^L                      En  esta  pieza. 

de  Lamberto  y  excusar 

^"                     CONBAtX). 

de  su  cólera  inhumana 

acomoda  Julio  con  su  tio 
1^^,  enriquecer  confio.  (Vanxc.i 

el  enojo  y  la  pasión. 
Salió  Vuestra  Señoría, 
y  cuando  rezar  quería, 
llevóme  mi  inclinación 

B 

H         ESCENA  XIV 

tras  si,  y  aunque  sea  verdad, 
que  no  es  fuerte  esta  disculpa. 

mmpitta  ñ  yf^ar  santiguántlose,  y  rtxpundt 

perdóneme,  que  no  hay  rulpa 

,-B*Li.Kiio   ns  Gracia  dttHt  donde  tsta  escon- 

donde  falla  voluntad. 

m. 

Julio. 

Yo  os  la  he  cobrado  notable. 

^^               Julio. 

iQué  apacible  sencillez! 

No  hagáis  temor  que  esta  vez 

Lamberto  enojado  os  hable; 

madjulorium  meum  intende. 

1                   Cabai.lepo. 

remediar  esta  desgracia 

ue  ad  adjuvandum  mejeslina. 

quiero. 

Julio. 

Cabalu 

Del  cielo  tengáis 

p  respondió?  ¿qué  es  eslo? 

Julio. 

el  premio. 

¿Cómo  os  llamáis?                         ' 

^M           Caballero. 

Caball. 

Señor:  Jacobo  de  Gracia, 

^F                                  ¿Qué  pretende, 

Julio. 

¿Noble  sois? 

!,  mí  natural  que  á  esto  me  inclina? 

Caball. 

Bueno  quisiera 

Berer  respondí;  mas,  si  se  ofende 

saber  ser,  que  es  de  estimarse. 

erme  dar  castigo  determina, 

que  sólo  el  saber  salvarse 

pme  asi,  ¿con  qué  disculpa  intento 

es  nobleza  verdadera. 

puir  mi  necio  atrevimiento? 

i       ¿Quién  es  el  que  está  escondido 

Julio. 

Tal  sea  mi  vida.  ¿Habéis 

estudiado? 

tras  esta  murta? 

Caball. 

Señor,  si; 

L.L.                            ¿En  qué  dudo? 

arles  en  Bolonia  oí. 

Un  hombre,  señor,  desnudo 

Julio. 

Bueno,  y  ¿qué  pluma  tenéis? 

del  ingenio  y  del  vesiido. 

Caball, 

Razonable,  aunque  alabada 

No  mirando  lo  que  hacia. 

de  algunos  que  bien  me  quieren,         ^^J 

cuando  comenzó  á  rezar 

que  siempre  amigos  prefieren              ^^H 

I      respondí,  sin  reparar 

lo  que  vale  poco  ó  nada.                      ^^^| 

1  "  .que  era  Vuestra  Señoría 

Julio. 

Huélgome  de  saber  eso.                        ^^H 

el  que  estaba  aquí,  llevado 

¿Gustaréis  de  estar  conmigo?              ^^H 

de  un  natural,  que  me  obliga 

Caball. 

Yo,  Monseñor,  soy  amigo                    ^^H 

que  cosas  devotas  siga. 

de  hablar  verdades;  confieso               ^^H 

¿Cómo  estáis  ansí? 

lo  bien  que  me  puede  estar                 ^^^| 

t,L.                                Un  cuñado, 

el  serviros  v  estimaros;                        ^^H 
pero  no  sabré  adularos,                        ^^^| 

que  sabe  mirar  mejor 

por  mi  bien  que  >'o  esiimaile. 

porque,  ni  sé  lisonjear,                         ^^^^ 

es  causa  que  desie  talle 

ni  dejaré  reprehender                           ^^H 

me  esconda  de  su  rigor. 

lo  que  mal  me  pareciere                       ^^H 

¿Quién  es  ése? 

por  cuanto  tesoro  adquiere                       ^M 

LL.                          Es  Lamberto. 

todo  el  humano  poder.                             H 

i       ¿Y'  él  os  hizo  desnudar? 

Querránme  mal  los  criados,                       H 

I.I..   Quísome,  señor,  casar. 

que  mi  buen  ánimo  ignoran,                      H 

que  es  peor;  soy  poco  experto 

1>orque  en  Palacio  desdoran                ^^H 
á  quien  no  dora  pecados,                     ^^H 

en  materia  de  querer. 

Irá  jome  á  vistas  aquí, 

y  quien  vicios  no  consiente                 ^^H 

no  se  contentó  de  mí 

mal  con  señores  lo  pasa.                            ^M 

la  buena  de  la  mujer; 

Julio. 

Este  servicio  á  mi  casa                        ^^H 

riñó  Lamberlo  conmigo. 

le  faltaba  solamente,                            ^^H 

de  casa  me  desterró 

V  vos  le  habéis  de  ocupar.                   ^^H 

y  el  cielo,  que  conoció 

KeprehéndemL'  á  mi  el  primero,          ^^H 

cuan  digno  soy  de  castigo, 

que  eso  busco  y  eso  quiero:                ^^H 

me  entregó  á  unos  bandoleros, 

un  hombre  deseo  hallar                      ^^H 

á  quien  quedo  agradecido, 

que  las  verdades  me  diga.                    ^^^M 

pues,  quitándome  el  vestido 

iHolal                                                ^H 

368 


EL  CABJ 


DE  GKACIA 


Decio. 
Julio. 


Caball. 


Julio. 


Decio. 

Juuo. 


ESCENA  XV 
Satt  Dbcio.  —  Dicho».  ^ 

Monseñor. 

Vestid 
esie  hombre;  un  baúl  abrid. 
Escuchad, 

¡Que  me  persiga 
la  inquietud  desta  manera! 
Libréme  de  ser  casado 
y  del  palacio  el  cuidado, 
agora,  cielos,  me  altera. 
^Qué  he  de  hacer  si  Dios  lo  quiere? 
Ek  me  tenga  de  su  mano. 

(Háblate  al  oldú.) 
Un  vestido  de  mi  hermano 
le  dad,  y  cuando  estuviere 
en  el  traje  que  es  decente, 
me  avisaréis. 

^En  efcto 
he  de  servir? 

En  secreto 
le  tendréis,  que  es  conveniente 
por  agora. 

Harélo  ansí. 
Idos  con  ese  criado, 
secretario. 

Buen  cuidado 
llevo;  ,;secrctario  á  mi? 
^Qué  pretendéis,  vanidades? 
Julio.        Andad,  que  si  sois  discreto, 
yo  os  confiaré  mi  secreto, 
y  vos  me  diréis  verdades.        {Vanu.) 

ESCENA  XVI 
Salt  l&ABKL*.— Julio, 

Isabela.   Bien  puede  vucseñoría 
cenar,  si  ha  rezado  ya. 

Julio.        Quien  en  vuestra  casa  está, 
señora,  excusar  podía 
e!  camino,  que  ya  siento, 
pues,  según  me  han  regalado, 
por  no  ir  mal  enseñado, 
en  ella  quedarme  intento. 

ESCENA  XVII 
Sa/tn  CoNHADo  y  LAMaenTo.  —  Dichos. 

tsABiL'H.    Pluguiera  á  Dios,  monseñor, 

que,  como  lo  encarecéis, 

os  sirviéramos. 

¿Queréis 

que,  por  no  darle  favor, 

muera  Jacobo  en  desprecio 

de  quien  sois? 

Impertinenie 

estáis:  ^quicn  hay  tan  valiente 

que  pueda  matar  á  un  necio? 
Judo.       ¿Es  hora  ya  de  cenar? 
LAMBERT.I'rcsto  lo  poco  sc  guisa. 
Julio.        La  jornada  me  da  prisa; 

yo  suelo  siempre  pagar 

Ja  posada  adelantado, 

y  asi  quisiera  hacello  hoy. 

A  Roma,  cual  sabéis,  voy, 


CONfAU. 


Lambert. 


no  poco  désla  oblig'^  '^ 

como  tengáis  en  su 

los  dos  pleito  ó  preu, ........ 

y  en  ella  mi  intercesión 
alguna  cosa  os  importe, 
contento  haré  la  jornada, 
y  si  no,  saldré  corrido 
cual  huésped  que  no  ha  teai4 
con  qué  pagar  la  posada. 

CoNRAO.    Buena  ocasión  se  me  ofrece, 

que  le  habléis  por  mi  me  impoOLj 

LA.MBERT.  Aunque  siendo  ésta  tan  corii 
tama  merced  no  merece, 
quien  pretende  de  ordinario 
no  pierde  tiempo  ó  favor. 
Conrado  sabe,  señor.  ■ 

que  buscáis  un  secretario,     I 
y  porque  para  este  oficio 
sé  lo  <)ue  es  bien  que  presum» 
de  su  ingenio  y  de  su  pluma, 
estando  en  vuestro  servicio 
quedaremos  él  y  yo 
obligados;  determina 
ser  de  mi  hermana  Sabina 
esposo,  y  no  se  atrevió, 
si  no  es  por  mí,  á  suplicaros 
que  esta  merced  nos  hagáis. 

Julio.        Tarde,  Conrado,  llegáis; 

no  puedo  en  eso  ocuparos, 
pero  mejoraros  si 
con  dueño  más  principal. 
De  mi  tio  el  Cardenal 
de  San  Marcelo  entendí 
que  desea  acrecentar 
su  casa;  ya  sabéis  que  e« 
en  nobleza  ginovés 
y  en  opinión  singular, 
y  que  le  han  pronosticado 
que  á  Sixto  ha  de  suceder;    ^ 
pues  le  voy  agora  á  ver,       H 
yo  haré  de  suerte,  Conrado,  ^B 
que  su  secretario  os  haga, 
y  á  Lamberlo  camarero, 
que  así  el  hospedaje  quiero 
satisfacer. 

LambeRT.  Si  ansí  paga,  M 

Monseñor,  vueseñoria  ^| 

de  dos  horas  el  hospicio, 
¿qué  espera  el  que  en  su  serticiO 
su  aumento  y  vida  confia? 

Julio.       Al  secretario  llamad, 
Decio. 

Decio.  Voy  señor  por  él.  (Fí 

Julio.       Negociad  los  dos  con  él 
y  una  memoria  le  dad 

f>ara  <|ue  me  acuerde  en  Ron 
o  que  los  dos  prctendcit, 
que  presto  lo  alcanzaréii 
sí  él  i  su  cargo  lo  toma. 

ESCENA  XVIIl 

Sal*  BiOTTEi  ttttpui*  *l  Caballako  dk  C* 
otro  vtstulo. 

RicoTE.    Tras  mi  desnudo  escondídk) 
ando,  y  se  hi  desparecido. 


^^^^^                                     JOPNADA  SEGUNDA                                                         36g              ■ 

^^Nm  ^Monseñor  está  aquí? 

Lambert.              De  puro  corrido... 

I^^Qué  manda  vueseñurío? 

Caballo  Callad,  no  hagáis  deso  cuenta. 

í^.  jQué  es  lo  que  vemos,  Conrado? 
too.  Jacobo  es,  vuestro  cuñado. 

iJichosa  fué  mi  desgracia; 

gracias  á  Dios  puedo  dar. 

tJiT.iMi  cuñado! 

RicoTE.     Y  desde  hoy  le  has  de  llamar 

luo.                     No  desvaría 

el  Caballero  de  Gracia. 

la  vista  que  en  él  me  pinia 

su  imagen. 

5RT.                  Bueno  por  Dios: 

locos  estamos  los  dos. 

No  ha  un  hora  que  de  la  quinta 

JORNADA  SEGUNDA 

Je  eché,  y  avisan  nos  luego 

- 

que  le  roban  salteadores, 

¿y  habla  de  ser  él? 
IDO.                               Favores 

ESCENA  PRIMERA 

son  de  su  virtud,  no  niego 

Sali  Do»  Ckistóbal  Dii  Mo»a.  tltl  hábito  de  Cristo, 

lo  que  decís;  mas  tampoco 

ti  Casali-Eho  de  Gn\>  (a  y  olios.                 ^h 

lo  que  veo  oso  negar. 

E.     Mi  amo  es  éste  á  pes;ir 

Cristób.    Las  cartas  que  de  favor                      ^^H 

de  bellacos,  ó  estoy  loco. 

It  Princesa  ha  recibido                        ^^H 

Jacobü  de  Giacia:'ved 

del  Cardenal,  A\onseñur,                    ^^H 

lo  que  Lamberto  y  Conrado 

las  ha  Su  Alte/a  leído                         ^^M 

os  dicen. 

con  muchas  muestras  de  amor;        ^^H 

»Do.                ¿Veislo? 

y  las  reliquias  que  aplica                    ^^H 

EitT.                            Encantado 

para  el  monasterio  real                       ^^H 

estoy. 

que  á  las  Descalzas  fabrica                ^^H 

Y  cuenta  tened 

agradece  al  Cardenal,                          ^^H 

de  avisármelo  después. 

y  por  ellas  significa                            ,^^H 

ERT.  ¿Qué  es  estu?  ¡fortuna  escasa! 

el  favor  que  desea  hacer                      ^^H 

^m  Aunque  mal,  tendrá  en  su  casa 

á  vuesa  merced.                                   ^^H 

^k  fl  Cardenal  á  quien  es 

CjLBALL.                                En  eso                       ^H 

^^  en  la  suya  tan  avaro, 

muestra  la  Princesa  ser                      ^^M 

que  á  vos  della  echaros  pudo, 

hija  de  quien  tuvo  en  peso                 ^^H 

y  cuando  volvéis  desnudo 

la  Iglesia,  que  iba  á  caer                     ^^H 

no  le  osáis  pedir  amparo. 

por  la  impiedad  luterana                    ^^H 

Los  dos  vuestra  pretcnsión 

que  enfreno  en  tiempo  sucinto         ^^^H 

le  referid,  si  os  aftrada. 

contra  la  furia  alemana.                     ^^H 

porque  no  saldréis  con  nada 

Cjiistób.  Heredó  de  Carlos  quinto                     ^^H 

si  no  es  por  su  intercesión, 
que  me  ic  inclinado  á  querelle, 

la  Princesa  doña  Juana                       ^^H 

su  cristiandad  y  valor,                        ^^H 

al  paso  que  vos,  Lamberlo, 

y  de  Felipe  segundo,                           ^^B 

le  aborrecéis,  y  estad  cierto 

su  hermano  y  nuestro  señor,             ^^H 

que  en  agradallc  y  crcelle 

el  celuo'n  que  en  el  mundo              ^^^H 

consiste  el  favor  y  gracia 

es  de  la  Fe  defensor.                           ^^H 

que  buscáis,  y  nó  la  espere 

Hame  mandado  Su  .\lleza                 ^^H 

en  mi  á  quien  no  se  la  hicier* 

que  por  extenso  nu-  informe              ^^H 

el  Caballero  de  tjracia.  (Vatr.) 

de  su  persona  y  nobleza,                  ^^H 

porque  con  ella  conforme                 ^^H 

^^ 

cuerdamente  la  largueza                    ^^H 

H            ESCENA  XIX 

con  que  merced  le  ha  de  hacer          ^^| 

^V          Dichos,  menos  Julio. 

mientras  en  Madrid  asi-la.                ^^H 

■ 

Caball.    Aunque  es  arrogancia  el  ser              ^^H 

PS    No  estéis,  hermano  y  señor, 

de  si  mismo  coronista,                         ^^H 

de  verme,  triste  y  contuso. 

fuerza  es  el  obedecer,                           ^^H 

Dios  estas  cosas  dispuso, 

Módena,  ciudad  ilustre                       ^^M 

tercero  y  intercesor. 

eslimada  en  Lombardia                      ^^H 

Con  Monseñor  diligente 

por  una  de  las  mejures                       ^^H 

prometo  ser,  sin  venderos 

que  honran  aquella  provincia,          ^^M 

embelecos  por  dineros. 

desde  inmemorables  tiempos             ^^M 

mohatras  del  pretendiente; 

dio  solar  y  casa  antigua                         ^^H 

1        pues,  contra  las  vanidades 

al  apellido  de  G&acia,                            ^^H 

^L-con  que  la  mentira  vive. 

blasón  de  nuestra  familia.                 ^^M 

PV^hoy  Monseñor  me  recibe 

Cuento  noblezas  del  mundo              ^^H 

"  para  decir  las  verdades, 

por  dar  á  vueseñ  ^ria                            ^^H 

j  porque  á  cenar  se  asienta, 

verdadera  relación,                               ^^H 

los  brazos,  hermano,  os  pido. 

puesto  que  de  más  estima                   ^^H 

Vamos. 

es  la  virtud  que  la  sangre.                  ^^H 

JllUSUS  DK  TIRSO  OK  MOLINA.— TOMO   11 

34             J 

^^^^37^^^^^^                              EL  CABALLERO  DE  GRACIA                                             ^^H 

1          CftiSTÓB.  Una  y  otra  califican, 

una  noche  se  conciertan          ^| 

1                         y  cuando  las  dos  se  hermanan 

de  esconder  tras  las  cortinas    ^H 

^^_                     el  valor  inmorlaüzan. 

de  mi  cama  una  mujer           ^H 

^^b  Caball.    DiÓQie  i  Jacobo  de  Gracia 

de  las  que  en  Roma  hay  pcrJ^H 

^^H                   por  padre  el  Cielo  y  mi  dichd. 

Hizo  esta  hazaña  el  dinero;    ^M 

^^H                  de  aquella  ciudad  espefo. 

meten  la  engañosa  espí.i«         ^M 

^^^^              y  por  madre  á  Margarita, 

acuésteme  descuidado              ^M 

^^^K             noble  y  célebre  matrona, 

y  al  Cardenal  luego  avisan,     ^1 

^^^^K              apacible,  recogida. 

que,  incrédulo  de  tal  cosa,        ^| 

^^^^H              ni  en  el  gobierno  severa. 

entra  en  mi  aposento,  y  mira 

^^^^K            ni  en  el  castigo  remisa. 

aquel  caballo  troyano, 

^^^^^h           En  fin,  casi  con  las  partes 

vil  preñez  de  su  malicia.           ^M 

^^^^^H           que  en  la  mujer  tuerte  pinta 
^^^^^H           Salomón  en  sus  Proverbios, 

Llueven  luego  acusaciones      ^M 

sobre  mi,  mofas  y  risas. 

^^^^^H           si  es  desta  hipérbole  di^na. 

el  torpe  honesto  me  llaman.          , 

^^^^^B           Dióme  también  una  hermana 

de  hipócrita  me  bautizan;        ^m 

^^^^^1          á  su  virrud  parecida, 

pero,  sin  precipitarse                ^H 

^^^^H           de  su  v:ilor  heredera 

el  Cardenal,  examina                ^M 

^^^^H           y.  en  ñn,  de  tal  madre  hija. 

en  mi  rostro  la  inocencia,        ^H 

^^^^H           Casáronla  con  Lamberlo, 

donde  es  la  vergüenza  firma.  ^H 

^^^^H            en  quien  su  ascendencia  cifra 

Llama  á  la  mujer  aparte,        ^M 

^^^^H           el  valor  que  dio  á  su  casa 

amenázala  que  diga                  ^M 

^^^^H           sangre  generosa  y  limpia. 

la  verdad,  y  sobre  el  potro      ^H 

^^^^^B           Quisieron  hacer  lo  propio 

del  temor,  en  fin,  publica        ^B 

^^^^^H           conmigo,  mas  nu  se  inclina 

los  cómplices  de  mi  agravio, 

^^^^H           mi  natural     este  estado; 

los  ardides  de  la  envidia,           ^^ 

^^^^V            otro  más  noble  me  obliga, 

la  fuerza  de  la  verdad  ^H 
y  el  poder  de  la  justicia.          ^H 

^^^Hp             y  después  de  mil  trabajos 

^^^^K             que  ocasionaron  mis  dichas 

Los  demás,  avergonzados. 

^^^^^L            y  ampararon  mi  inocencia, 

su  insulto,  mudos,  confirman^ 

^^^^B           el  ánimo  noble  inclina 

que  la  turbación  es  juez           ^1 

^^^^H           y  piedad  de  .Monseñor 
^^^^H           Ju  io  Cata  ño,  que  iba 

que  se  condena  á  si  misma.     ^M 

Indignóse  Monseñor,                ^M 

^^^^H           á  Roma  á  instancia  del  Papa, 

y  á  que  dé  cuentas  obliga  ^H 
á  Lamberto  de  su  hacienda      ^M 

^^^^^H          que  en  su  casa  me  reciba. 

^^^^^B           Hizome  su  Secretario, 

y  que  á  los  demás  despida.       ^M 

^^^^^>           y  al  cabo  de  algunos  dias 

Mas  salió  dellas  tan  mal.          ^M 

^^^^^1          en  que  mereció  alcanzar 

que  en  solas  cuatro  partidas     H 

^^^^^1           un  capelo  y  una  mitra. 

en  cuarenta  mil  ducados          ^H 

^^^^^H          dio  el  cargo  de  Mayordomo 

le  alcanza  y  le  necesita             ^M 

^^^^^1          de  su  casa  y  su  familia 

á  vender  toda  su  hacienda,      ^H 

^^^^^1          á  Lamberto,  mi  cuñado; 

y  no  alcanzando  estas  ditas,    ^H 

^^^^^m           pienso  que  á  intercesión  mía. 

preso,  y  tarde  arrepentido,      ^^ 

^^^^B           Crecí  en  crédito  y  amor. 

favores  vanos  mendiga. 

^^^^H           y  al  mismo  paso' la  envidia 

Yo,  que  de  aquel  testimor>¡o     J 

^^^^H           creció  en  los  interesados; 

libró,  gracias  infinitas               ^H 

^^^^H           pero  sin  ella  ¿quién  priva? 

di  al  cielo,  busco  terceros         ^M 

^^^^^H           Verdad  es  que  ocasionó 

que  por  mi  al  Cardenal  pidan  ^| 
dé  licencia  á  mi  quietud,           ^M 

^^^^H           mi  condición  enemiga 

^^^^^H           de  callar  faltas  ajenas, 

en  el  palacio  oprimida,             ^H 

^^^^^1          siendo  tan  grandes  las  mias. 

para  que,  libre  con  ella.           ^H 

^^^^^B          su  enojo,  porque,  a\isando 

seguro  de  enredos  viva.            ^H 

^^^^^H          al  Cardenal  lo  que 

Tanto  pudieron  los  ruegos,     ^| 

^^^^^H          digno  en  casa  de  remedio. 

mis  lágrimas  y  porfía. 

^^^^^B          ful  causa  de  algunas  riñas. 

que,  su  voluntad  forzando. 

^^^^H          En  fin:  por  esto  ó  por  todo, 

me  vino  á  decir  un  dSa:            ^ü 

^^^^^B          con  mi  cuñado  conspiran 

«No  quiero,  Jacobo,  creer        ^H 

^^^^H          mis  domésticos  contrarios; 

que  ingratitud  os  obliga           ^H 

^^^^^H          mas  no  me  desautorizan 

á  que  por  vos  mi  afición          ^H 

^^^^H          con  Monseñor,  pues,  discreto, 

no  sea  bien  correspondida.  ^| 
Sé  vuestro  natura  quieto,       ^M 

^^^^^H          testimonios  averigua. 

^^^^H           que  á  la  verdad  hermosean 

lo  que  en  palacio  peligra  ^^^H 
la  virtud  siendo  envidiadaj^^^f 

^^^^H           ateites  de  la  mentira. 

^^^^H          Afrentados,  pues,  de  ver 

y  aunque  por  mi  conucidii^^^H 

^^^^H           aue  sus  intenciones  sirvan 
^^^^H          ae  escala,  por  donde  suba 

contra  lodos  os  defiendo,  ^^^^| 

soy  hombre,  y  tal  vez  podÉjj^H 

^^^^H          mi  privanza  mis  arriba. 

vcrisimiles  engaños           ^^^H 

^^^^P                                                                   SEGUNDA                                                         371        ^1 

acreditar  sus  mentiras. 

y  con  su  celo                               ^^^^1 

Muchos  contrarios  tenéis. 

la  fiesta  nuestra  autorice                ^^^^| 

y  para  que  no  os  persigan, 

y  aumente  su  devoción.                       ^^H 

es  bien  que  salgáis  de  Roma. 

DiEüo.      Será  la  consagración                            ^^H 

A  la  Infanta  de  Castilla, 

con  su  presencia  felice.                         ^^| 

Princesa  de  Portugal, 

Phinces.  Ya  mis  Descalzas  desean                      ^^| 

el  Cardenal  mi  tío  envía 

que  se  pase  el  Sacramento                   ^^M 

para  e\  Monasterio  ilustre 

á  su  Iglesia,  y  asi  intento                ^^^H 

y  el  Hospital  que  ediñca 

que  este  mes  cumplido  vean          ^^^^H 

en  Madrid,  enirc  otras  cosas. 

su  esperanza  religiosa,                   ^^^^H 

una  caja  de  reliquias, 

porque  con  su  esposo  estén,         ^^^^| 

que  son,  de  su  devoción. 

y  á  las  reliquias  también                ^^^^H 

las  prendas  de  más  estima. 

que  con  mano  generosa                  ^^^^1 

Partid  con  este  presente. 

me  ha  enviad*}  d  Cardenal                  ^^H 

veléis  la  mejor  provincia 

de  San  .Marcelo,  deseo                          ^^M 

de  [vuropa,  donde  la  Iglesia 

hacer  un  rico  trofeo                             ^^H 

da  á  la  fe  segura  silla; 

luego  que  del  Escurial                   ^^^^H 

donde  las  ciencias  llorecen, 

venga  mi  señor  el  Rey;                  ^^^^H 

donde  la  nobleza  habita, 

con  ellas  le  haré  un  convite,         ^^^^H 

donde  el  valor  tiene  escuela 

que  sé  el  gusto  con  que  admite           ^^M 

y  donde  el  mundo  se  cifra. 

las  joyas  de  nuestra  lev.                ^^^^M 

Si  os  queréis  quedar  en  ella 

CütSTÓb.   Aqui,  gran  señora,  está                  ^^^^H 

(que  á  lodos  su  corte  hechiza), 

quien  las  trujo  desde  Roma,          ^^^^H 

llevando  en  vuestro  favor 

y  quien  á  su  cargo  toma                     ^^H 

cartas  de  mi  tic  y  mías, 

su  aumento,  la  servirá                         ^^M 

Su  Alteza  os  hará  merced. 

con  satisfación  debida,                          ^^M 

y  si  en  su  reino  os  prohija. 

que  su  virtud  y  nobleza                       ^^M 

yo  os  impetraré  del  Papa 

merecen  que  Vuestra  Alteza                ^^| 

alguna  prebenda  rica.» 

le  haga  merced  tan  cumplida.              ^^| 

Vi  el  ciclo  abierto  con  esto. 

Princes.   Yo  tengo  deso  cuidado,                        ^^M 

dile  las  gracias  debidas, 

pues  sois  hombre  de  valor.                   ^^M 

deseaba  ver  á  España, 

El  Rey,  mi  hermano  y  señor,              ^^M 

dispuse,  en  fin,  mi  partida. 

ocho  encomiendas  me  ha  dado           ^^H 

Llegué  á  esta  corte  famosa, 

de  Crístus  en  Portugal,                  ^^^^H 

di  las  cartas  y  reliquias 

por  que  á  mi  disposición                ^^^^H 

á  la  señora  Princesa, 

las  de  á  sujetos  que  son                 ^^^^^| 

recibiólas  de  rodillas. 

de  sangre  noble  y  leal.                         ^^H 

y  á  don  Cristóbal  de  Mora 

Como  aquí  vivir  queráis                       ^^| 

me  manda  acudir,  que  es  dicha 

y  á  vuestra  patria  olvidéis,                   ^^| 

no  pequeña  el  enviarme. 

una  dellas  gozaréis                                ^^| 

señor,  á  vueseñoria, 

si  en  Portugal  os  prohijáis.                  ^^M 

cuya  fama  y  cristiandad 

iQné  decís?                                          ^^M 

hasta  nuestra  Italia  admira, 

Caball.                     Que  el  interés                    ^^H 

y  en  cuyo  lavor  espero 

'de  servir  á  Vuestra  Alteza              ^^^^H 

el  buen  fin  de  mi  venida. 

tengo  por  naturaleza.                     ^^^^H 

iiSTÓB.   Yo,  señor  Jacobo,  estoy 

PdiNCES.  Procurad  prohijaros,  pues,            ^^^^H 

contento  con  la  noticia 

y  á  don  Cristóbal  de  Mora                  ^^H 

que  de  sus  cosas  me  ha  dado. 

por  la  encomienda  acudid                    ^^M 

y  hago  deltas  justa  estima. 

cuando  volváis  á  Madrid.                     ^^H 

informaré  á  la  Princesa, 

Cabaul.    Inmortaliza,  señora,                               ^^M 

haciendo  dt  parte  mia 

la  fima  tal  cristiandad.                         ^^M 

lo  que  pudiese  en  su  aumento; 

Cristüb.   Ya  somos  de  una  nación;                      ^^M 

mas  espere,  que  ella  misma 

yo  haré  que  la  prohijación                    ^^M 

sale  de  palacio. 

le  den  con  facilidad.                               ^^M 

BALL.                             irá 

Acuda  á  verme  después.  (Vanse.)           ^^M 

á  las  Descalzas  á  misa. 

Cabai.l.   Beso  á  Vuesa  Señoría                            ^^M 

1STÓ8.   Y  á  ver  á  la  Emperatriz, 

las  manos.  iQué  cortesía!                     ^H 

su  hermana,  doña  María. 

Mas  basta  ser  portugués.                     ^H 

ESCENA  II 

ESCENA  III                        ^^H 

SaU  la  PrimcMa  dt  viuda,  Dom  Dieoo  y  acompaña- 

Sal*  RicOTB.— El  Caballkro  ob  Gkacu.       ^^^^^| 

b                            miVnto.— Dichos. 

RrcoTE.     |Oh  madre  de  gente  extraña,         ^^^^H 

HiNCKS.   Al  Rey,  mi  señor  hermano, 

madre,  punto  y  excelencia            ^^^^H 

H^            he  enviado  á  convidar 

de  la  real  circunferencia                      ^^H 

H             para  que  me  venga  á  honrar 

con  que  te  corona  Españal                  ^^M 

I          '7a 

EL  CABALLERO  DE  OttACIA                                               ^^H 

Goce  tu  apacible  puesto 

están.  Babel  español: 

mi  amo  toda  su  vida, 

tus  vinos  son  mis  anzuelos.  (OH 

sin  Quede  ti  se  despida 
jamas. 

^H| 

^^H 

■        Caball. 

Ricole:  ^-qué  es  eslo? 

ESCENA  IV                   ■ 

^^     HlCOTE. 

¡Oh.  señor!  enamorado 
de  Madnd,  de  ^ustos  mar. 

Salen  Paulo  At>0Kwo,  ginovis,  y  SAUitA^^J 

gracias  la  empezaba  á  dar 

Sabina.     Paulo  Adorno,  sed  cortés         ^M 

por  los  amigos  que  he  hallado. 

y  advertid  qne estoy  casada.     ^M 

^^PCaball. 

¡Amigos  tan  presiol 

Paulo.     No  repara  amor  en  nada.         ^M 

■          RirOTE. 

Es  villa 

Sabina.     Mirad  i^ue  sois  g¡ noves             ^H 

que  á  todos  hace  merced; 

y  ús  corre  la  obligación             ^H 
con  que  aquella  Señoría           ^| 

los  amipos  que  mi  sed 

ha  hallado  son  la  Membrilla, 

eslima  la  cortesía                       ^M 

la  siempre  enlutada  y  llana 

que  ennoblece  á  su  nación.      ^M 

que  salla  sin  dar  enojos 

Paulo.     Mirad  vos  que  tengo  preso     ^H 

desde  la  laza  ¿  los  ojos. 

¿  Lamberto,  vuestro  hermanfl^| 

Esquivias  la  toledana 

y  que  está  sólo  en  mi  mano  ^H 

que  con  ósculos  de  paz 

acriminarle  el  proceso                ^ 

^^^^^^Hk'' 

se  entra  al  alma  por  la  boca. 

que  á  instancia  del  Cardenal 

Bur^uillos  que  brinda  á  loca 

Monseñor  Julio  Cataño             ^J 

y  los  Molodfosdc  ür}{az 

le  puede  hacer  mucho  daño,    ^| 

que  se  oponen  á  Ajofrin, 

pues,  siendo  poco  leal               ^M 

y  contra  injurias  del  cierzo 

á  su  casa,  su  servicio,              ^M 

felpas  que  aforran  el  Vierzo 

provocando  su  venganza.       ^| 

y  martas  de  San  Martín. 

en  mil  ducados  le  alcanza       ^| 

ft             CAÜAIt. 

¡Buenos  amigosl 

desús  cuentas  y  su  oficio.       ^M 

^^L    RlCüTE. 

Sisón 

Pues  que  líbrallos  prometo      ^M 

más  leales  los  mis  viejos, 

y  pa^ar  esta  cuantía                 ^M 

todos  ésios.  siendo  añejos. 

por  el,  si  á  la  pena  mía             ^H 

me  roban  el  corazón. 

acudís  con  el  secreto                ^H 

Pero  unos  curas  seglares, 

que  merece  vuestro  honor,     ^H 

que  squl  llaman  taberneros 

estimad  la  libertad                      ^M 

V  andan  bautizando  cueros. 

át  vuestro  hermano,  y  librad  ^ 

muestran,  por  darnos  pesares. 

con  su  peligro  mi  amor. 

que  aquesta  corle  encantada 

Sabina.     Quedó  mi  esposo  Conrado 

al  vino  imitar  procura 

preso  en  Roma,  y  por  no  dar 

pues  ni  en  ella  hay  verdad  pura 

á  atrevimientos  lugar,              ^^ 

ni  amistad  que  no  esté  aguada. 

que  con  el  mismo  cuidado       ^| 

Pero,  dejando  esto,  un  pliego 

que  vuestra  locura  engaña      ^M 

tienei  de  Roma. 

intentó  algiin  atrevido,            ^M 

^^ft  Cami  t 

Pues  ¿vino 

tuve  por  mejor  partido             ^B 

el  correo? 

venir  con  mi  hermano  á  Españi, 

^^B    KiCOTE. 

De  camino 
no  ha  media  hora  que  á  ver  llego 

y  ya  que  perdió  su  hacienda 
mi  hermano,  no  será  bien 

que  su  honra  pierda  tañí  bien 
y  en  mil  ducados  la  venda. 
Pues,  poniéndola  en  mi  mano. 

apearse  en  un  mesón 
cuatro  padres  carmelitas. 

Yo,  que  nuevas  exquisitas 

quiso  dcjalla  á  mi  cuenta. 

busco  siempre,  veo  que  íon 

rumanos  y  conocidos, 

y  que  el  Cardenal  con  ellos 

por  deudas  no  será  afrenta 
el  estar  preso  mi  hermano. 
Mas,  decid,  si  me  deshonra 

le  escribe:  Si  quieres  vellos 
sabrás  casos  sucedidos 

de  vuestro  amor  el  exceso. 

en  Roma,  y  el  desconcierto 
y  mala  cuenta  que  dio 
de  si  Lamberto,  que  huyó 
de  la  cárcel. 

^no  es  mejor  honrado  y  preso 
que  salir  libre  y  sin  honra?      Jk 
Paulo.     .Mirad  que  declararé                ^M 
los  insultos  de  Lamberto,      ^M 

porque  de  su  desconcieno      ^M 

1           Cabali.. 

¿Qui(fii? 

todos  los  excesos  sé.                 ^B 

I                RlCOTE. 

Lamberlo, 

Forzarásme  á  deshonralle,      ^M 

tu  cuñado,  con  Sabina, 

y  no  es  bien,  siendo  mi  amigC^f 

su  hermana. 

Sabina.    ¿Puede  dalle  más  casti(;o        ^H 

^^B     Cab.vll 

¡Válgame  Dios! 

la  justicia  que  afrenialle?       ^M 

^^B      KlCUTE. 

No  se  sabe  d<r  los  dos. 

Pues  si  eso  vuestra  malicia     ^M 

^^r    Cabm.l. 

Donde  viven  me  encamina 

intenta  y  le  ejecutáis,              ^| 

esos  padres;  hablurelos. 

¿en  qué  os  diferenciáis            ^M 

^^      RlCOTE. 

Junto  á  la  Puerta  del  Sol 

«ic  la  más  cruel  justicia?  ^^^H 

JORNAOA    SEGUNDA. 


Idos,  amigo  inconsianle, 
y  esto  os  baste  por  castigo, 
que  quien  es  lan  rum  amigo 
mat  puede  ser  buen  amante. 

*AUtQ.      Básteme  para  venganza 
de  aquese  desdén  tirano 
que  esté  preso  vuestro  hermano; 
quíteseos  la  esperanza 
de  velle  suelto  jamás; 
poco  su  peligro  os  mueve 
y  poco  Lamberto  os  debe. 
Yo  procuraré  de  hoy  más, 
ingrata,  desconocida, 
de  que  vuestro  poco  seso 
agrave  más  el  proceso. 
iiNA.     ¡Ay  hermano  de  mi  vida, 
que  pudiéndole  soltar 
tenerle  preso  consienta! 
Pero,  lay  honor!  vuestra  afrenta, 
¿no  es  más  de  considerar.-* 
¿Qué  haré  en  confusión  tan  grave, 
donde  el  amor  y  la  honra 
concurren?  Mas  la  deshonra 
no  afrenta  si  no  se  sabe. 
Espera,  Adorno,  ¡ay  de  mi! 

'aulo.      La  dicha  de  vuestro  hermano 
depende  de  vuestra  mano. 

»ABiNA.    ¿Guardaréis  secreto? 
Paulo.  Sí. 

Sabina..    Luego  os  alabáis  los  hombres 

en  gozando  á  una  mujer. 
I  Paulo.     Noble  soy. 
[Sabi.na.  '  TetYio  perder, 

por  más  que  hidalgo  te  nombres, 
la  fama,  que  sólo  estriba 
en  la  vulgar  opinión, 
y  asi,  muera  en  la  prisión 
mi  hermano,  como  ella  viva. 
|Vete  ocasión  de  mi  afrenta! 

Paulo.     ¿Voime? 

Sabina.  Aguarda,  |ay  vil  temor! 

no  pensé  yo,  amado  honor, 
poneros  jamás  en  venta, 
fen  fin,  ¿guardaréis  secreto? 

Paulo.  Si,  que  quien  de  veras  ama 
guarda  el  honor  de  su  dama. 

Sabina.  Cuando  es  amante  pcrfeio: 
juradlo. 

Paulo.  Por  esos  ojos 

que  hacen  cielo  aquesa  cara. 

Sabina.  Pluguiera  á  Dios  que  cegara 
honor,  y  no  os  diera  enujos: 
soltad  mi  hermano  primero. 

Paulo,      liaré  que  le  den  mi  casa 
por  cárcel. 

Sabina.  La  fama  abrasa 

más  que  el  honor  el  dinero. 

Paulo,      tsta  noche  le  tendré 

en  ella,  por  que  no  impida 
la  ocasión,  prenda  querida, 
que  intenta  gozar  mi  fe, 
si  mi  ardiente  amor  pagáis 
y  á  la  mañana  en  la  vuestra 
le  tendréis. 

Sabina.  Honor:  en  muestra 

de  lo  que  i  Lamberto  amáis, 
disimulad  esífe  insulto. 


P.\ULO. 

Sabina. 
Paulo. 


Sabiha. 
Paulo. 


í 


^H   r  A(j 


¿Vendré  esia  noche? 

.\o  sé. 
Cuando  en  sus  faldas  esté 
durmiendo  ei  silencio  oculto 
vendré,  sin  que  pueda  Apolo 
ver  lo  que  por  mi  arriesgáis; 
¿que  dtcis? 

Que  no  vengáis; 
mas,  si  venís,  que  sea  solo.  (Ka*#wl( 
|Victor¡a,  ciego  inierésí 
Sujeta  á  tus  pies  está 
la  honra;  ¿mas  qué  no  hará 
en  la  corte  un  ginovés? 
Pues  aunque  se  suba  al  cielo 
amor,  porque  todo  es  alas, 
cuando  son  de  oro  las  alas 
cualquiera  le  alcanzad  vuelo. 

ESCENA  V 


Salen  ti  Cabai.i  ero  t>i  GrACiA,  Ki^^BEma  yRicoTS' 

Caball.    El  Cardenal,  mi  señor, 

en  esta  carta  me  manda 

que  ponga  todo  calor 

en  la  piadosa  demanda 

del  Carmen,  y  que  el  favor 

de  la  Princesa  procure 

para  que  sitio  le  den 

de  un  convento  que  asegure 

la  Religión,  y  es  muy  bien, 

aunque  la  vida  aventure 

en  tan  cristiano  cuidado, 

que  honre  la  corte  española 

el  instituto  sagrado 

del  Carmen,  que  estaba  sola 

sin  este  Orden  celebrado. 

Luego  hablaré  A  la  Princesa, 

Fisberto,  con  la  eficacia 

que  pide  tan  jusia  empresa. 
FiSBERTO.Sois  Caballero  de  Gracia, 

por  vos  el  cielo  interesa 

la  virtud  que  reconoce 

en  vuestro  cristiano  celo. 
Caball.    Razón  es  que  Madrid  goce 

las  gracias  que  da  el  Carmelo. 

¿Cuántos  padres  vienen? 
Fisberto.  Doce. 

Caball.    AI  sacro  Colegio  imita 

de  Cristo;  yo  haré  que  aquí 

tenga  la  Orden  Carmelita 

un  monasterio. 
Picote.  Eso  si, 

devociones  ejercita, 

?ue  tú  engoidarás  con  eso. 
a  que  me  he  vuelto  español 
su  celo  y  virlud  profeso; 
esta  es  la  Puerta  del  Sol, 
bien  estuviera,  os  conlieso, 
aquí  el  sitio  desta  casa, 
que  el  concurso  do  la  gente 
que  por  aqui  al  Prado  pasa 
es  notable. 
Fisberto.  Y  excelente 

vuestra  elección,  si  es  que  pasa 
por  aquesto  el  Hospital 
de  la  Corle. 


374 


EL  CABALLERO  DE  GRACIA 


Caball. 


FiSBEUTO 
RlCOTE. 


Caball. 

RlCOTR. 


Caball. 


Dudiisbien, 

3ue  es  pobre,aunqueen  nombre  real, 
emás  que  está  aquí  también 
la  Victoria  y  se  hacen  mal, 
cuando  las  comunidades, 
por  estar  cerca,  se  quitan 
provechos  y  utilidades 
de  devotos  que  visitan 
sus  conventos  y  hermandades. 
Pero,  decidme:  ¿qué  casa 
es  aquella  donde  tantos 
salen  y  enlran? 

Donde  pasa 
un  trato  no  para  santos. 
Donde  Venus  da  á  la  lasa 
Zupia  que  el  seso  derriba; 
feria  donde  abre  sus  tiendas 
el  vicio  á  gente  lasciva, 
y  es,  en  fin,  porque  lo  entiendas, 
rastro  de  la  carne  viva. 
¿Qué  dices,  loco? 

¿Esto  ignoras? 
A  fe  que  lo  saben  hartos; 
lonja  de  gente  ruin, 
de  la  basura  rincón, 
y  por  no  hablar  en  latín, 
es,  hablando  con  perdón, 
la  casa  pública,  en  fin. 
]Jcsúst  ¿La  casa  es  aquesta 
donde  la  gente  perdida 
vive  ó  muere  deshonesta? 
¿Donde  la  vergüenza  olvida 
la  honra  que  tanto  cuesta? 
{Válgame  Dios,  ya  que  admite 
¡a  costumbre  y  los  engaños 
que  el  vicio  en  la  corte  habite, 
y  porque  mayores  daños 
excuse,  aquestos  permite. 
¿Es  posible  que  consienta 
que  en  esta  publicidad 
tenga  su  casa  el  afrentar 
¿Que  la  deshonestidad 

f  agüe  aquí  al  infierno  renta.'' 
untoá  la  calle  Mayor, 
por  donde  la  gente  pasa 
de  más  caudal  y  valor, 
¿la  torpeza  tiene  casa 
y  á  lodos  no  causa  horror? 
¿Qué  doncella  recogida, 
qué  mujer  noble  y  de  suerte 
verá  esta  gente  perdida 
at  pasar,  que  no  despierte 
la  pasión  más  reprimida? 
¿A  quién  no  ha  de  dar  enojos, 
siempre  que  por  aqui  venga, 
el  ver  que  en  viles  despojos, 
esta  nube  Madrid  tenga 
en  las  niñas  de  sus  ojos? 
¿Donde  el  honor  español 
vive,  la  deshonra  puebla, 
siendo  de  virtud  crisol, 
la  obscuridad  y  tiniebla 
junto  á  la  Puerta  del  Sol? 
Eso  no,  ¡Madre  de  DiosI 
ya  tengo  casa  que  os  dar; 
Del  mundo  salió  por  Vos 
el  demonio,  que  habitar 


juntos,  mal  podréis  los  dos. 
Salga  de  aqui.  pues  abrasa 
la  corte  su  vi!  noticia, 
verá  la  gente  que  pasa, 
si  fue  casa  á  la  malicia, 
que  es  ya  de  la  virtud  casa. 
En  el  corazón  me  ha  puesto 
Dios  que  aqueste  siito  escoja 
para  el  convento  propuesto, 
porque  el  alma  me  congoja 
que  aqui  el  trato  deshoneste 
á  toda  la  corte  ofenda. 
FtSBEBTo.Si  lo  alcanzarais,  no  hay  düJi 

que  es  gran  cosa. 
Picote.  ¿Y  con  qué  haciea 

Caball,    Virgen:  dadme  vos  ayuda. 

que  yo  lo  haré  aunque  me  vend 
Pero  aguardad,  ¿qué  príncipe  es  aqueste 
que  tanto  coche  y  genle  le  acompaña? 

FiSBEBTO. 

Kl  Cardenal  don  Diego  de  Espinosa 
invicto  Presidente  de  Casulla 
que  á  la  Victoria  va. 

Caballebo. 

Dios  me  le  ofrece 
para  que  le  suplique  que  al  demonio 
quite  el  colegio  vil  de  gente  infame, 
que  en  mitad  de  la  corte  á  cada  hora 
^nn  torpe  amor  la  honestidad  desdora. 
Vámosle  hablar.  ¡Mi  Dios,  Virgen  del  Cari 
dadme  palabras  que  inovclle  puedan 
á  que  destruya  aquestos  que  dan  muerte 
al  alma,  y  son  la  gente  más  perdida. 

RlCOTE. 

¿Qué  muerte  si  le  llaman  «de  la  vida»? 

ESCENA  VI 

Salen  «/ CAaDBNA.L ,  Espinosa,  üox  Diego  x' 

Cardenal. 
Consagra  el  Arzobispo  de  Toledo 
don  Gaspar  de  Quiro^a  el  templo  santo 
que  á  las  Descalzas  hizo  la  Princesa, 
y  va  Su  Majestad  á  honrar  mañana 
la  devoción  y  fiesta  de  su  hermana, 
y  asi  es  razón  que  lodos  los  Consejos 
solícitos  acudan  á  servilla. 

Don  Diego. 
Y  más  un  Presidente  de  Castilla. 


ESCENA  Vil 

Salen  ti  Cabaíi-bko  pe  Gracia,  Ft«»»"To  *•  Kií 
Dichos. 

Caballero. 
No  es,  señor  ilustrisimo,  á  propósito 
este  lugar,  para  que  en  ¿I  reciba 
memoriales  y  lea  peticiones; 
mas  nunca  pierde  tiempo  un  prctendi«Ol 
ni  tiene  el  juez  pcrtecio  reservado 
lugar  adonde  no  entre  la  justicia; 


JORNADA  SEGUNDA 


Minisiros  reales 
de  llevar  ios  Tribunales. 
la  verdad  y  mi  justicia, 
ni  osadía  de  admiralle 
Ja  de  Audiencia  aquesta  calle. 

Cardenal. 
ue  pretende. 

Caballebo. 

Digo  en  suma, 
sesira  Ilusirisíma  compete 
a  corle  el  réjiimen  político, 
t  fiñón  y  centro  y  á  los  ojos 
I  principal  que  habita  en  ella, 
casa  donde  cada  día 
I  i  Dios  con  juegos  prohibidos 
estar  en  partes  más  remotas. 

RlCOTE, 

lo  al  pasar,  todas  son  pocas. 

Cardenal. 
Madrid  de  juego  prohibido, 
blicamente  se  ejercite? 

CABAI.t.ERO. 

;,  señor,  y  se  permite. 

Cardenal. 
irmito? 

Caballero. 
El  Rey  y  los  Consejos. 
Don  Diego. 


I 

iCO. 


Caballero. 
No  está  su  sitio  lejos. 

Cardenal. 
i;  llama  el  dueño  de  esa  casa? 

Caballero. 
vil  que  la  virtud  abrasa, 
lo  Príncipe:  ¿es  posible 
litad  desta  corle  se  consienta 
demonio  que  le  pague  renta.** 
icas  mujeres  deshonestas, 
que  vivan  en  el  mejor  sitio 
ic  que  rige  los  tormentos 
)  mayor  lunio  á  la  calle 
este  lugar,  y  esto  se  calle? 
>  allá  fuera  de  la  corte, 
despeñadas  de  sus  vicios 
'rancos  y  despeñaderos, 
ido  está  apestada  alguna  casa 
iuelen  cuando  no  se  abrasa. 
es  religiosos  del  Carmelo 
in  sitio  en  que  labrar  palacio 
en  divina,  su  Patrona. 
viene  ¿  la  corte  una  Princesa, 
,  hace  dar  casa  de  aposento^ 
ise  esta  casa  en  su  convento. 
;n  que  las  tinieblas,  señor,  vivan 
a  Puerta  que  del  Sol  se  llama; 
una  sin  mácula  María, 
^n  tendrá  más  oportuna 
iierta  del  Sol  viene  la  Lunaj 


haga  á  Su  Majestad  Vuestra  llustrisima, 
pues  es  su  capellán,  ese  servicio, 
y  á  Madrid  tan  honesto  beneficio. 

Cardenal. 
KI  celo  alabo:  pero  no  conviene 
mudar  el  orden  que  la  corte  tiene; 
gobiérnese  á  sí  mismo,  y  no  se  meta 
en  ajenos  oficios  y  cuidados, 
que  Madrid  tiene  jueces  y  ministros 
que  dispongan  las  cosas  que  les  tocan, 
y  quien  junto  esa  casa  en  este  puesto 
consideró  primero  lo  que  hacía, 
y  yo  no  pienso  variar  el  uso 
con  que  á  Madrid  la  antigüedad  dispuso. 

Caballero. 

Señor,  señor,  perdóneme,  y  advierta 
<jue  Dios  interiormente  me  está  dando 
impulsos  para  que  esto  se  concluya; 
la  casa  del  demonio  ha  de  ser  suya. 
Y  si  Vuestra  llustrisima  rehusare 
hacer  al  Carmen  santo  este  servicio, 
harélo  yo,  y  echando  esas  mujeres 
desta  publicidad  una  mañana 
con  teclas  y  campanas  verá  el  cielo 
la  casa  vil  que  es  casa  del  Carmelo. 

Cardenal. 

Pues  cuando  llegue  vuestro  atrevimiento 
Con  indiscreto  celo  á  hacer  tal  cosa, 
quitándoos  la  cabeza  de  los  hombros 
sabré  yo  dar  el  pago  que  merece 
quien  al  Juez  superior  desobedece.         (Vase,) 


ESCENA  VIH 

£1  Caballero  db  Gkacia,  Ricotm  y  Kisbbrto, 

Caballero. 
¡Virgen!  ^'con  la  cabeza  me  amenazan 
porque  posada  os  busco?  ¡Carmen  miol 
¿Casa  dan  al  demonio  en  esta  corte 
y  os  la  niegan  á  vos?  No  lo  permita 
la  devoción  que  vive  en  sus  vecinos, 
l>on  la  cabeza  me  han  amenazado, 
si  á  su  costa  no  niás  quito  al  demonio 
aquesta  lonja  de  sus  vicios  trato 
y  casa  us  doy,  comprado  habré  barato. 
Yo  haré  de  suerte  que  mañana  vea 
aquesta  infame  casa  convertida 
la  corte  á  mi  buen  celo  agradecida. 
A  hablar  voy  la  Princesa,  que  yo  espero 
de  su  real  cristiandad,  cuando  edifica 
monasterios  á  Dios  y  á  sus  Descalzas, 
que  no  permitirá  que  el  suyo  tenga 
aquí  el  demonio;  yo  daré  dineros 
para  que  busquen  esas  desdichadas 
otro  puerto  á  sus  vicios  conveniente 
quj  no  ofenda  ios  ojos  de  la  gente. 

RlCOTE. 

Cualquier  partido,  si  las  das  moneda, 
te  liarán  cuando  las  saques  de  su  nido, 
que  por  eso  se  llaman  «del  partido», 
iQue  notable  virtudl 


^H         376             ^^^^                     EL  CABALLERO  DE  OHACIA                                            ^^^B 

^"                               Caballero. 

¿Qué  interesa  en  este  n-r-r-.r.-^i^B 

1                                           ¡Virgen  divina! 

^Por  qué  me  encierra                í^M 

I          Como  vos  tengáis  casa  erj  esia  coric, 

¿Veis  si  aprieta  el  argu.!.. ^H 

1          y  della  se  dcsticrre  la  torpeza. 

¿Sabina  sola  y  mujer;               ^H 

^^_.  jqaé  importa  que  me  corten  la  cabeza?  iVanst ) 

yo  ausente,  afligido  y  preso,    ^| 

^^^^^^^^p-    ^T                  r                T                                                                                               / 

y  él  liberal  y  agradable?           ^H 

No,  honor,  no  puede  ser  buemj^H 

^H                            ESCENA  IX 

Armado  salió  de  casa,              ^| 

^^^P                         Sale  LAMKBkTú,  <íe  noche. 

y  yo,  ya  que  no  discreto,          ^M 

por  lo  menos  sospechoso,        ^f 

^^B  Lamkert.  a  las  puertas  de  mi  casa 

la  palabra  y  cárcel  quiebro      ^^ 

^^h                  me  han  traído  los  recelos 

porque  esté  entero  mi  honor.   ^^ 

^^H^             del  honor,  que  anda  por  mi 

Desatinado  y  travieso                     , 

^^^^^            animando  atrevimientos. 

he  sido,  mas  siempre  honrado;^H 

^^^^^1            Dióme  la  suya  por  cárcel 

nu  ha  de  ser  mí  hermana  el  Pt^M 

^^^^^B            la  justicia  i  pedímiento 

por  más  que  el  010  conquiste  ^^ 

^^^^^p            de  Paulo  Adorno,  por  quien 

de  mil  ducados,  si  puedo. 

^^H^             he  estado  hasta  agora  preso. 

Sed  en  estas  puertas  escollas,  ^J 

^^^r                 Mil  ducados  por  mi  pega, 

no  más  que  esta  noche,  celos.  ^M 

^^^L^              y  aunque,  obligado,  confieso 

Gente  viene:  aquí  me  encubro.^^ 

^^^^V              la  libertad  que  me  ha  dado 

^^^r              y  el  interis  que  le  debo. 

1 

^^V                 si  para  discursos  tristes 

ESCENA  X                   ■ 

^^H                  ofrece  la  noche  tiempo, 

SaUet  Cabai  lEno  dk  Guacia.— Lawb»  uto  CTct»íiB| 

^^H                  de  tal  noche  que  mi  honor 

^^H                  ios  haga  en  vuestro  silencio. 
^^H                  Llegué  huyendo  de  mis  vicios 

Caball.    En  el  encamado  enredo 

de  palacio  no  han  podido 

^^H                   á  Madrid,  piadoso  cíelo. 

hallar  puerta  hoy  mis  deseos    ^j 

^^H                 sin  hacienda  v  sin  ventura. 

para  hablar  á  la  Prmccsa         ^M 

^^H                  y  apenas  en  el  me  apeo 

y  dar  con  su  favor  medio         ^H 

^^H                 cuando  las  persecuciones, 

para  el  convento  del  Carmen;  ^M 

^^H                 de  las  desdichas  correos, 

en  balde  he  gastado  el  tiempo,  ^| 

^^H                  me  aposentan  en  la  cárcel; 

no  me  dejaron  entrar               ^| 

^^H                 que  poco  importa  ir  huyendo 

interesables  porteros;                ^M 

^^H                 de  su  daño  el  que  ignorante 

mas  habiaréía  mañana,            ^M 

^^H                  le  lleva  consigo  mcsmo. 

aunque  ponga  impedimentos     ■ 

^^^B                  porque  es  alguacil  el  vicio 

la  vil  deshoncsiidad                   ^H 

^^H                  que  prende  á  su  mismo  dueño. 

pesarosa  de  que  intento             ^| 

^^H                  Pues  honor,  si  Pauto  Adorno 

ganar  para  la  virtud                   ^H 

^^H^                 de  mi  prí^iún  fué  p  tmero 

el  presidio  del  inñ^rno.             ^H 

^^^^_^           autor,  y  á  instancia  de  Roma 

Ni  hallc^  á  Rícoie,  ni  sé              ^H 

^^^^H|           causas  me  intima  y  procesos, 

las  calles  por  donde  ven^o.       ^H 

^^^^^B               es  su  rigor  mi  fiscal, 

y  pienso  que  me  he  perdido;    ^H 

^^^^H               interés  avariento 

llevadme  á  mi  casa,  cielos.        ^H 

^^^^H           que  me  pide  desterrado 

^^^M 

^^^^H           mil  ducados  por  lo  menos, 

^^^^^H 

^^^^^1            sospechosa  la  codicia. 

ESCENA  XI           ^^H 

^^^^^B            Paulo,  ni  amigo,  ni  deudo, 

Salt  Paulo  Acarro.— Dteno*.         ^^| 

^^^^K           ^qué  ocasión  puede  obligaile 

^^H 

^^^^H           á  que  me  suelte  tan  presto? 

Paulo.      La  obscuridad  de  la  noche       ^H 

^^^^H           Podrá  ser  que  el  Cardenal 

ampara  con  su  silencio             ^H 

^^^^^H          le  escribiese  que,  no  habiendo 

mi  pretensión  amorosa.            ^H 

^^^^^H           de  dónde  cobre  su  alcance, 

En  mi  casa  está  Lamberto,       ^H 

^^^^H           me  suelte;  fué  al  fin  mi  dueño; 

Sabma  determinada                    ^H 

^^^^H          es  generoso  y  ilustre 

y  yo  abrasado,  ¿qué  espero?     ^H 

^^^^H          prometerme  esto  y  más  puedo 

Pero  gente  hay  en  la  calle,        ^| 

^^^^H          de  su  cristiandad  hidalga. 

el  ofrecido  secreto                      ^M 

^^^^H          Bien,  honor,  estoy  con  eso; 

que  Sabina  me  encargó             ^M 

^^^^^H          mas  á  ser  así,  decidme: 

es  bien  guardar  aqui,  quiero     ^M 

^^^^^H          ^'á  qué  propósito  ha  hecho 

esperar  á  que  se  v.iyan.            ^H 

^^^^^H          darme  su  casa  por  cárcel. 

^H 

^^^^H          y  apacible  y  lisonjero 
^^^^H           esta  noche  solamente, 

ESCENA  XII           ^^M 

^^^^^H          en  su  mesa      aposento 

Satt  Sasiua— Dicho».         ^^^^^ 

^^^^^H          le  mira  mi  libertad. 

^^^^H          si  por  él  mañana  puedo 

Sabina.    ¿Si  estará  mi  hermano  suelto?      ¡i 

^^^^H         gozar  seguro  la  mía? 

(Ay  hoaor,  á  lo  que  obliga       B^ 

1 

^K                                            JORNADA 

SEGUNDA                                                           377          ^^B 

TKanerc,  pues  á  ofenderos 

del  honor,  sabré  por  ellos                    ^^^^| 

me  fuerzíi!  Noche  confusa: 

si  hay  firmeza,  cuando  él  da               ^^^^| 

encubrid  al  vulgo  necio 

á  la  necesidad  torr«ento.                      ^^^H 

los  peligros  de  mi  fama. 

LAMBEBT.¿Que  mis  torpes  desatinos                       ^H 

Si  es  Paulo  Adorno  el  que  veo 

en  este  trance  hayan  puesto                ^^^H 

abridle,  honra,  que  en  la  calle 

á  mi  hermana?  ¿Y  que  su  honor        ^^^H 

el  recato  corre  riesgo. 

haga  la  torpeza  empeño?                    ^^^H 

¡Ay  infelice  Sabinal 

¡Vive  Dios,  villano  amante,                 ^^^H 

¡Ay  desdichado  Lamberlo! 

si  á  sus  honrados  deseos                      ^^^H 

¡Ay  ofendido  Conrado! 

no  correspondes  cortés,                       ^^^^| 

IlLL. 

¿Qué  escucho?  ¡válgame  el  cielo! 

que  he  de  travesarte  el  pechol             ^^^^| 

¿Lamberlo  y  Sabina  aquí, 

Caball,    Sabina:  si  no  me  abris                         ^^^^| 

y  Conrado  enire  lamemos 

y  á  mi  amor  buscáis  rodeos,               ^^^H 

1 

piadosos  i  tales  horas, 

haré  volver  á  la  cárcel                              ^H 

si  son  los  tres  que  sospecho? 

al  punto  ai  hermano  vuestro.            ^^^H 

NA. 

¿Sois  Paulo  Adorno»  señor? 
Por  saber  este  suceso 

Sabina.    En  fin:  ¿no  pueden  con  vos              ^^^H 

LLL. 

lágrimas,  conjuros,  ruegos                ^^^^| 

" 

tengo  que  decir  que  si. 

ni  el  valor  de  vuestra  sangre?             ^^^H 

1 

Yo  soy,  señora,  ese  mesmo. 

Entrad,  pues,  aunque  primero            ^^^H 

Esta  es  la  voz  de  Sabina. 

que  ofendáis  mi  honestidad                ^^^H 

»EBT.  ¡Ay,  qué  á  mi  cosía  habéis  hecho 

podrá  ser,  libre  el  acero,                     ^^^H 

verdad,  honor,  mi  sospecha! 

la  fama  que  tiranizan                          ^^^^| 

LO. 

¿Otro  Paulo  Adorno?  Bueno. 

vuestros  gustos  deshonestos,              ^^^^| 

1 

¿Descubriréme?  Mas  no, 

Caball.    Abrid  la  puerta.                                   ^^^H 

que  asi  la  palabra  quiebro 

Paijio.                                Eso  no,                          ^H 

del  secreto  prometido. 

ladrón  de  honras  encubierto;             ^^^H 

NAejor  es  que  el  sufrimiento 

que  asiste  aqui  de  Sabina                   ^^^H 

aguarde  ¿  ver  en  qué  para 

el  amante  verdadero.                           ^^^H 

este  disfraz,  que  tnis  celos, 

La.mbert.  iVillano!  Antes  que  mi  hermana              ^M 

si  prosiguiese  en  su  engaño, 

agravies,  tendrán  ejemplo                          ^H 

no  dejarán  que  entre  dentro. 

en  tu  muerte  los  que  la  honra                 ^H 

HA. 

Si  Lamberlo  está  ya  libre, 

piensan  comprar  con  dineros.             ^^^H 

' 

que  lo  supongo  por  cierto, 

Caball.    Paulo  Adorno:  sosegaos;                    ^^^H 

en  fe  de  vuestra  palabra, 

Lamberto,  hermano:  teneos,              ^^^^H 

pues  sois,  en  fin,  caballero, 

que  estáis  los  dos  engañados.             ^^^H 

mostradlo  en  esta  ocasión. 

Sabina,    Aqui  está  mi  hermano,  ¡ay  cielos!      ^^^H 

y  vuestra  pasión  venciendo. 

Pal'io.      Lamberto  supo,  sin  duda,                  ^^^^M 

obligad  prendas  del  alma 

la  fuerza  de  mi  amor  ciego                ^^^^| 

sin  injuríar  las  dvl  cuerpo. 

y  á  vengar  su  injuria  vino.                 ^^^H 

Vuestra  nobleza  agraviáis 

LA.HBRRT.  ¿Quién  eres?                                      ^^^H 

sí,  cual  tratante  avariento, 

Caball.                         Hermano  vuestro:         ^^^H 

vendéis  la  necesidad, 

el  Caballero  de  Gracia.                       ^^^H 

que  mil  ducados  no  es  premio 

LAMBEItT.¿CÓmO?                                                     ^^^^1 

equivalente  al  honor 

Pauio.               ¿Qué  escucho?  ¿Otro cnredoF^^^H 

que  necesitada  os  vendo. 

LAMBEnT.¿Jacobo  de  Gracia  vos?                       ^^^H 

No  afrentéis  á  una  casada 

¡Hola!  sacad  luces  presto.                  ^^^H 

ni  á  un  marido  ausente. 

^^^^H 

^LL. 

¡Cielos! 

^^^H 

No  en  balde  aqu!  me  trujístes; 
el  perderme  os  agradezco. 

ESCENA  XIII                          ^^U 

Sabina  es  ésta,  y  si  saco 

Sale  RiCúTE  con  un  hacha.  ~í)íchos.                ^^^^^M 

consecuencias  de  aquí,  á  precio 

^^^^H 

1 

de  su  honor  la  libertad 

RicOTB.     Por  una  hacha  fui  á  mi  casa,            ^^^| 

ha  comprado  de  Lamberto; 

y  cuando  á  palacio  vuelvo                 ^^^H 

razón  será,  cuando  quito 

por  mi  señor,  no  le  hallo;                  ^^^H 

á  la  desvergüenza  el  templo 

suspensión  del  vino  temo.                  ^^^^| 

1 

de  la  deshonestidad 

Caball.    Picote:  llega  esa  luz.                          ^^^^| 

y  su  casa  librar  cjuiero, 

RicoTE.     Topé  con  él;  desde  hoy                      ^^^H 

que  libre  la  de  mi  hermano. 

un  credo  al  .Niño  perdido.                   ^^^H 

' 

¡Miren  si  he  sido  yo  cuerdo 

Lambert.  ¿Que  he  sido  digno  de  veros,             ^^^H 

< 

en  no  casarme!  ¡Óh  cruel  yugo. 

Jacobo,  en  esta  ocasión?                     ^^^H 

de  ti  libre  Dios  mi  cuello! 

Caball.    Dad  gracias  á  Dios  por  ello               ^^^H 

¿Diré  quién  soy?  Mas  mejor 

que  á  ios  peligros  acude.                    ^^^^| 

es,  por  que  me  admita  dentro, 

Lambert.  ¡Qué  de  ofensas  que  os  he  hecho!       ^^^H 

i 

fingirme  el  interesado 

Caball.    La  que  hoy  hemos  restaurado                ^H 

1 

deste  afrentoso  concierto. 

es  razón  que  ponderemos.                 ^^^H 

1 

que,  apretando  los  cordeles 

y  para  que  otras  se  excusen              ^^^H 

quiero  en  mi  casa  leñeros 
cun  Sabina  vuesira  hermana. 

Lambert.  No  no?  lo  debéis. 

Caball.  Si  debo, 

pues  de  perseguirme  vos 
mi  buena  suerte  intereso. 
Yo  haré  que  venga  Conrado 
libre  de  Roma,  que  espero 
del  Cardenal  esto  y  más. 
Y  vos,  pues  os  hizo  el  cielo  (-'i  P»ulo.) 
rico,  aprovechad  mejor 
vuestra  hacienda,  que  el  empleo 
de  los  vicios  es  caudal 
que  se  pierde  con  su  dueño. 
Venid  por  los  mil  ducados 
á  mi  casa. 

Paulo.  Yo  los  suelto, 

dándolos  por  bien  empleados, 
pues  os  conozco  por  ellos. 

Cabai.i..    La  vergüenza  de  Sabina 
impedirá  los  deseos 
que  de  verme  habrá  tenido: 
;indad  con  Dios,  caballero, 
y  con  vuestro  oro  fundad 
un  mayorazgo  en  el  cielo, 
que  nu  es  hazaña  de  noble 
echar  sobre  el  honor  censos. 

Paulo.     Este  hombre  parece  santo.  (Vase.) 

Caball.    Entrad,  hermano. 

RicoTE.  iQué  es  estol 

Esta  noche  está  borracha, 
ó  yo  lo  estoy,  que  es  más  cierto. 


JORNADA  TERCERA 


ESCENA  PRIMERA 

Satén  Do.-«  Cristóbal  ob  Mora  y  el  Caballrro 
CB  Gracia  con  hábito  dt  Cristo. 

Cristúb.   tía  aumentado  la  afíción 
que  á  vuesa  merced  tenía 
la  nueva  prohijación 
que  á  los  dos  desde  este  dia 
da  una  patria  y  profesión. 
Ya  es  portugués  adoptivo, 
si  yo  lo  soy  natural, 
ya  á  mi  nación  apercibo 
con  hijo  tan  principal 
valor  nuevo. 

Caball.  Yo  recibo 

su  nuble  insignia,  señor. 

bien  que  indigno  de  tal  prenda, 

con  obligación  mayor, 

pues  servirle  me  encomienda, 

si  me  hace  comendador 

y  el  ánimo  solicito 

que  vueseñoria  me  da 

con  la  Cruz,  en  que  le  imito, 

que  buen  ejemplo  tendría, 

si  á  sombra  suya  milito. 

Cristób.   No  s6  si  llega  su  renta 

á  mil  ducados,  mas  quede 


4 

"J 


desde  hoy  á  mi  cargo  y 
el  mejoralle. 

Caball.  Bien  puede 

vueseñoria,  aunque  intenta 
mi  aumento,  descuidar  deso 
que  mucho  menos  le  basta 
al  estado  que  profeso. 

Cristos.  Sé  cuan  bien  su  hacienda  gasta. 

Caball.   Si  trae  la  cruz  mucho  peso 
podrá  ser  que  á  tropezar 
me  obligue  de  tal  manen, 
que  me  estorbe  su  pesar; 
cuanto  fuese  más  ligera 
será  mejor  de  llevar. 
No  apetezco  mucha  hacieod^ 
la  que  me  dio  Monseñor 
y  la  de  aquesta  Encomiend* 
me  sobra,  y  siendo  mayor 
mi  quietud  temo  que  ofend 

Cristüb.   KI  Rey  sale  con  su  hermana 
la  Princesa,  mi  señora, 

Caball.    Mi  dicha  el  peligro  allana.  (Ap*n 
^Qué  temoi*  Hablaréle  agora, 
pues  coD  su  presencia  gana 
el  favor  que  he  menester. 

ESCENA  n 

Salen  tt  Ret  y  ¡a  Pbixcbsa,  Don  Diwao  y  \ 
Dtcnos. 


Rey.         Ya  Vuestra  Alteza  estará 
contenía,  pues  llega  i  ver 
lo  que  deseado  ha 
tamos  días. 

PniNCEs.  Por  tener 

mi  Monasterio  acabado 
y  de  su  fábrica  estar 
Vuestra  Majestad  pagado, 
puedo  á  mi  ventura  dar 
el  parabién  deseado, 
y  porque  con  su  asistencia 
nuestra  fiesta  ha  sido  real. 

Rey.         La  Iglesia  es  por  excelencia, 
y  el  comenzado  hospital 
va  conforme  el  arte  y  cieoc 

Princes.  Con  esa  satisfación 

no  tendrá  la  obra  defecto, 
pues  la  aprueba  el  Salomó«i 
de  España,  Key  y  Arquitecti 
gloria  de  nuestra  nación, 

3ue  el  Kscurial,  en  quien 
e  Jerusalén  el  templo, 
que  fue  milagro  del  mundo, 
le  ha  de  llamar  á  su  ejemplo 
nuestro  Salomón  segundo 

(LUfíost  ti  Csballtro  de  Grtí 
dillas,al  Rey.) 

Caball.  Vuestra  .Majestad,  señor, 

castigue  en  mí  un  desacato, 
hecho  con  poco  recato, 
aunque  digno  de  loor. 
Junto  á  la  calle  Mayor 
por  donde  el  concurso  pasa 
de  su  Corte,  tenían  casa 
las  mujeres  mis  perdidas 
de  Madrid,  con  cuyas  ñdis 


I 


^^^^B                                          JORNADA 

FERCERA                                                               ^y^^^^^^B 

^^HRmtyor  virtud  se  abrasa. 

Allí  á  su  regalo  asuto                           ^^^^M 

^^PSuplíqué  á  su  Presidente 

mientras  fuerza  y  salud  cobra.            ^^^^| 

^^"  de  Casiilifl  que  mudase 

PittNCES.  No  sólo  en  hábito,  en  obra                   ^^^^H 

■        aquella  gente  y  la  echase 

sois  caballero  de  Cristo;                        ^^^^| 

I        á  otra  parte  más  decente, 

el  celo  que  en  vos  he  visto                  ^^^^^f 

1        y  que  e\  Carmen  excelente 

es  bien,  Jacobo,  que  aliente;                 ^^^^| 

1        fundase  allí,  y  la  esperanza 

quien  sustenta  tanta  gcnie                   ^^^^| 

I        de  tan  piadosa  mudanza 

^^  diese  á  Dios,  con  dicha  inmensa. 

los  gastos  tendrá  doblados.                  ^^^H 

jHola!  dadle  mil  ducados.                     ^^^H 

^^^^asa  en  que  vivió  la  ofensa 

C\BAi  L.    «Otros  mil?  K\  cielo  aumente               ^^^H 

^^Vjr  ya  vive  su  alabanza. 

la  católica  virtud                                     ^^^^| 

^^Hlespondió  con  aspereza 

con  que  España  se  está  honrando.        ^^^H 

^^^que  si  la  devoción  mía 

PüiNces.  Encomendadme  á  Dios,  que  ando              ^H 

■       novedad  alguna  hacia 

muy  quebrada  de  salud.                             ^^| 

^       peligraba  mi  cabeza. 

Caball.   Como  mi  solicitud                                      ^^M 

^^^Pero  yo,  que  la  torpeza 

lo  que  le  falte  asegure,                          ^^^H 

^^Hde  aquesta  gente  mundana 

^qué  habrá  que  yo  no  procure             ^^^H 

^^niborrezco,  una  mañana 

para  que  su  vida  aumente^                  ^^^^| 

^^■bospedar  ¿  Dios  dispuse, 

Mas  Vuestra  Alteza,  ¿qué  siente?         ^^^H 

^^ desterré  al  demonio  y  puse 

podrá  ser  que  yo  la  cure.                      ^^^H 

celdas,  iglesia  y  campana. 

Princes.  Con  oraciones  sí  haréis.                        ^^^H 

tlolgóse  la  vecindad 

Caball.  Dígame  esto  Vuestra  .Mteza.                 ^^^H 

libre  de  aquel  vituperio. 

Princes.  De  estómago  y  de  cabeza                      ^^^^| 

ya  es  del  Carmen  monasterio 

mil  dolores,  que  podréis                        ^^^H 

el  de  la  sensualidad. 

remediar  si  instancia  hacéis                 ^^^H 

Si  esto  Vuestra  Majestad, 

^^^1 

siendo  tan  cristiano  y  fiel, 

CABALf..              Valgo  para  eso                          ^^^H 

(Saca  un  cordtl.) 

poco,  y  aunque  no  profeso                ^^^^M 

juzga  por  culpa,  el  cordel 

medicina,  una  receta                       ^^^^^^M 

desde  ayer  traigo  conmigo, 

tengo  yo  santa  y  discreta,               ^^^^^H 

para  que  me  de  el  castigo 

á  quien  debo  vida  y  seso.                    ^^^^^| 

que  he  merecido  con  el. 

Ciando  en  Bolonia  estudiaba,             ^^^^| 

ES.  Vuestra  Majestad  le  haga 

de  suerte  me  perseguía                        ^^^H 

merced,  porque  es  cosa  mía. 

ese  dolor  cada  día,                                 ^^^H 

Devota  es  vuestra  osadía; 

que  por  muerto  me  dejaba:                  ^^^H 

no  es  justo  que  se  deshaga 

el  médico  me  mandaba                         ^^^H 

casa  de  quien  Dios  se  paga 

beber  vino,  si  mi  vida                          ^^^^| 

y  al  vicio  se  pone  freno. 

estimaba,  consumida                                  ^H 

Vuestro  celo  ha  sido  bueno, 

con  el  estudio  y  cuidado,                           ^H 

y  aunque  el  Carmen  en  tal  cabo 

mi  estómago  delicado,                                ^^ñ 

está  bien,  el  hecho  alabo. 

el  agua,  y  poca  comida.                       ^^^^1 

las  circ  unsiancias  condeno.  <  v^**-) 

Pero  nunca  Dios  permita                    l^^^l 

^ 

que  el  vino  haga  en  mí  sosiego^          ^^^H 

^M 

tocar  en  el  alma  á  fuego                      ^^^^| 

^V            ESCENA  III 

ni  su  vecindad  admita.                         ^^^H 

Diciioa,  menoi  ti  Ret. 

Ibame  al  agua  bendita,                              ^^M 

imirc  que  extraña  simpleza!                       ^H 

.L.    ¡Qué  compendiosa  sentencia! 

y  prometo  á  Vuestra  Alteza                       ^H 

qué  cristiana  conclusión! 
bien  le  llaman  Salomón 

que  las  pilas  agotaba                                  ^H 

bebiéndola,  y  me  aliviaba                           ^H 

en  la  justicia  y  clemencia: 

el  estómago  y  cabeza.                                ^H 

prospere  Dios  tal  prudencia. 
ES.  En  im:  me  habéis  imitado; 

Desde  entonces  hasta  agora                      ^H 

no  he  sabido  qué  es  dolor;                  ^^^H 

un  Monasterio  he  fundado 

no  hay  medicina  mejor                      ^^^H 

y  otro  al  Carmen  dedicáis, 

que  agua  bendita,  señora.                   ^^^H 

como  un  hospital  hagáis 

Princes.  Quien  vuestra  virtud  ignora               ^^^H 

me  habréis  en  lodo  igualado. 

juzgara  por  desatino                            ^^^^| 

.L.    No  puedo  yo  ser  igual 

lo  que  el  cielo  á  daros  vino:                ^^^H 

á  hazañas  tan  excelentes. 

á  ser  mi  fe  cual  la  vuestra                   ^^^H 

aunque  á  los  convalecientes 

hiciera  en  mi  salud  muestra                ^^^H 

también  he  dado  hospital. 

ese  remedio  divino.                              ^^^^| 

La  calle  de  Fucncarral 

Con  la  sagrada  divisa                          ^^^^| 

se  honra  con  esta  obra  plaj 

de  Cristus  honrado  estáis,                   ^^^^| 

^-  flaca  la  gente  salla 

si  es  que  servirme  gustáis,                  ^^^H 

^^■'enferma  y  para  volver. 

Jacobo,  ordenaos  de  Misa,                        ^H 

^^P  gran  señora,  ¿  recaer. 

pues  vuestra  virtud  me  avisa             ^^^H 

■       ^ de  qué  cu ra líos  ser v la P 

que  con  tan  divino  oñcio                   ^^^H 

38o 


F.L  CABALLEPO  DE  GRACIA 


daréis  de  quien  sois  indicio, 

mi  capellán  os  haré. 
Caball.    Vuestra  Alteza  en  mi  no  ve... 
PfttNCEs.  Hacedmc  aqueste  servicio. 

(Vanse  todot.  tino  es  el  Ciballcro  ) 


ESCENA  IV 
íil  Caballkko  &c  Gracm,  tolo. 

¿Yo  sacerdote  jmi  Dios! 
con  suficiencia  tan  poca? 
¿Yo  señor  de  vuestra  boca? 
¿Cristo  de  mi  boca,  Vos? 
¿Tanta  amistad  en  los  dos 
que,  á  mi  palabra  obediente, 
tjajáis,  siendo  Omnipotente, 
cuando  en  el  ciclo  asistís? 
Mi  Dios,  si  desto  os  servís 
haccdme  vos  suficiente.        iVait.) 


ESCENA  V 
SaUn  FiSBBKTO  y  Ricotx. 

FlSBEBTO. 

Mil  ducados  que  ha  dado  la  Princesa 
para  ayuda  de  costa  á  vuestro  dueño 
os  dejo  en  casa. 

RfCOTE.  " 

Buena  mosca  es  esa; 
mas  ¿qué  importa,  si  es  número  pequeño 
cuanto  tesoro  de  Indias  interesa 
el  Rey  para  sus  gastos?  Yo  os  empeño 
mi  palabra  que  dure  poco  en  casa, 
aunque  comemos  con  medida  y  tasa. 
Ha  hecho  un  hospital  y  en  él  sustenta 
tantos  convalecientes  que  es  espanto; 
ochocientos  ducados  que  le  renta 
la  Encomienda  no  bastan  para  tanto, 
á  un  pobre  caballero  que  aquí  interna 
un  mayorazgo,  de  su  celo  santo 
ayudado  socorre  la  pobreza. 

FiSBKRTO. 

Lastima  más  si  cae  sobre  nobleza. 

RlCOTK. 

Ayer  hizo  vender  toda  su  plata 

y  di¿)  á  una  mujer  noble  el  precio  della 

para  dote  de  una  hija,  porque  trata 

de  empeñar  su  hermosura  ú  de  vendella. 

FíSBERTO. 

Es  la  necesidad  madrastra  innraia, 

no  es  en  la  coiie  la  primer  doncella 

que  á  falta  de  otras  joyas  su  honra  vende. 

RlCOTE. 

¡Plegué  á  Dios  que  después  no  la  remiende! 

FiSBERTO. 

Vos  tenéis  un  señor  bien  diferente 
de  los  que  agora  se  usan  en  España, 
dalde  esa  cantidad  y  adiós.  (Kak.) 


ESCENA  VI 

RlCOTKf  o/o 

¡Que  ioicAU''' 
traerme  al  retortero  una  picanal 
¡Válgate  el  diablo,  amor  impeniocn 
¿Una  fregona  á  mí,  una  telaraña 
me  ha  de  coger  cual  mosca  en  su  gi 
Sirviendo  á  un  santo  amir  es  gran  á 
¡Ay  si  lo  sabe,  pobre  de  Ricote, 
tras  un  sermón  habrá  despedimienlol 
¿Que  tenga  yo  por  amo  á  urj  virgin 
y  me  tiente  ínesille?  No  consícnlü; 
emplee  amor  en  otros  su  virote. 
Mas,  ¡ay  Inésl  no  pidas  casamiento 
y  friega  en  este  pecho  tu  retrato, 
de  tu  esperanza  apetecible  plato. 
Esto  de  Inés,  ¿qué  voluntad  no  índ 
Hay  otros  nombres  ásperos:  Olalla; 
ola  en  mujer,  borrascas  adivina; 
Dominga,  que  el  domingo  han  de  guardill 
Poíonia  está  sin  dientes;  Catalina, 
empezando  por  cala  han  de  catalla 
cuantos  llegaren;  pero  Inés,  ¡qué  agrado! 
|Ay  Diosl  ¿qué  haré  que  estoy  inenesadu? 

ESCENA  VII 
Sal*  tt  Caiallkko  db  Gkacia. — Rt 

CABAtUERO. 

Extraña  confusión  me  habéis  causa^l 
católica  Princesa.  ¡Sacerdote 
un  pecador  de  crímenes  cargado! 
¿De  Oza  no  temo  el  riguroso  azote? 
Si  muere,  porque  el  arca  toca  osado^ 
¿he  de  tocar  yo  á  Dios? 

Ricote. 
Señor. 
Caballero. 

Ricoie. 

RtCOTE. 

Mil  ducados  te  envia  la  Princesa. 

Caballero. 
Déjame  solo. 

Ricote. 
Inés,  mi  alma  es  Inesa. 

CxBALr.ERO. 

Los  ángeles  sin  diezmo  han  alcanza 
la  dignidad  del  sacerdocio  eterno; 
San  Francisco,  que  fué  vuestro  Irasll 
no  se  atrevió  á  ordenar  humilde  y  lieroo. 
Cortóse  el  dedo  Marcos,  con  que  ha  i' 
i  la  fe  su  Evangelio  y  el  gobierno 
sacerdotal  rehusó,  valiendo  laoio. 
¡y  osaré  tocar  yo  vuestro  Altar  saní 

ESCENA  VIIÍ 

Saítn  un  CxtirÍM  y  Ko*a«ro. 

Capitán. 
Pretender  en  la  corte  &in  dinero, 
alegando  papeles  y  servicios. 


JORNADA   TERCERA 


38l 


r  fruía  y  flores  por  Enero, 

!o  el  interés  alcanza  oficios, 

i  el  ser  capitán,  ni  caballero, 
Flandes  hazañosos  eiercicios 

para  alcanzar  lo  que  pretendo; 
za,  á  vuestra  industria  me  encomiendo, 
f  Roberto,  vive  una  casada 
n  extremo,  su  marido  ausente. 

Roberto. 

lira  necesidad  es  extremada, 

Khe  á  nuestro  intento  conveniente. 

Capitán. 

ímos  encubiertos,  que,  negada, 
i  joyas  gozarnos  no  consieiiie, 
ellas  perderá  vida  y  belleza. 

Roberto. 

infame  rigor  nuestra  pobreza. 
Lll.    ¡Oh  cruel  necesidad! 

¡que  la  falta  de  dinero 

obligue  asi  á  un  caballero 

á  ofender  su  calidadl 

Quitar  quiero  la  ocasión 

que  le  ofrece  su  pobreza 

y  socorrer  la  nobleza 

que  desdora  su  opinión. 

Caballero:  yo  he  sabido 

que  en  la  corle  pretendéis 

los  cargos  que  merecéis 

porque  al  Bey  habéis  servido 

valerosamente  en  Flandes 

contra  su  gente  enemiga; 

la  necesidad  obliga 

á  emprender  delitos  grandes. 

Tomad  estos  cien  escudos 

por  hacerme  á  mi  merced, 

y  en  gastándolos,  volved 

por  más,  que  ellos  cual  yo,  mudos, 

socorrerán  con  larfuueza 

el  aprieto  con  que  estáis, 
^^1   y  aquí,  ya  que  allá  la  honráis, 
^^P  no  afrentéis  vuestra  nobleza 
^^"   poniendo  cosas  por  obra 
I         que  injurien  vuestro  valor, 
I         porque,  perdido  el  honor, 
I         ó  tarde  ó  nunca  se  cobra. 
f  {Dáselas.) 

tktt.  Dios  en  mi  remedio  toca^ 
aquestos  labios  cristianos 
con  el  socorro  en  las  manos 
con  el  consejo  en  la  boca, 
remedio  de  mi  desgracia, 
<'quién  mi  dicha  en  ti  apercibe? 
Andad  con  Dios,  que  aquí  vive 
el  Caballero  de  Gracia. 
An.  Gracias  doy  agradecido 
á  tan  hidalgo  valor. 
Volvamos  por  vos,  honor, 
que  os  tuve  casi  perdido, 
y  al  que  os  socorre  de  gracia 
sin  tener  de  mí  noticia, 
llamad  de  hoy  por  justicia 
el  Caballero  de  Gracia.  (Vanie.) 


ESCENA  IX 
El  Cabali  f.ko  ur  Gracia,  tolo. 

Agora  importa  «visar 

que  con  cuidado  defienda 

su  honra,  casa  y  hacienda, 

la  que  ocasión  pudo  dar 

á  roba) la  á  este  soldado, 

que  al  pobre  con  opinión 

hace  agresor  la  ocasión 

y  la  ocasión  al  pecado. 

Pero,  mi  Dios,  declarad 

las  dudas  que  mi  alma  tiene: 

mandado  me  han  que  me  ordene; 

temo  desia  dignidad 

la  pureza  que  procura 

llegar  cada  día,  mi  Dios, 

á  vuestro  altar.  Si  con  Vos 

el  alma  más  limpia  y  pura 

es  inmunda  y  pecadora, 

,;quién  no  tiembla?  ¿Qué  señor, 

aunque  tenga  más  amor 

á  quien  le  sirve  y  adora, 

si  ve  que  con  faltas  llega 

descompuesto  y  mal  vestido, 

no  le  echa  de  si  ofendido 

y  su  presencia  le  niega? 

Pues  si  nada  se  os  esconde, 

si  caláis  los  pensamientos, 

si  medfs  los  elementos, 

si  no  hay  parte  ó  lugar  donde 

de  Vos  puedan  los  humanos 

sus  defectos  esconder, 

¿cómo  os  osaré  tener 

en  mis  atrevidas  manos? 

Al  santo  Papa  León 

primero,  que  en  Roma  un  dia 

con  mil  ansias  os  pedía 

de  sus  culpas  remisión, 

vuestra  piedad  satisfizo 

diciendo  que  perdonados 

estaban  ya  sus  pecados, 

fuera  de'aquellos  que  hizo 

en  ordenar  sacerdotes 

sin  virtud  ni  suficiencia. 

Y  volvió  á  hacer  penitencia 

por  excusar  los  azotes 

de  vuestra  ira;  pues,  Señor, 

si  á  quien  indignos  ordena 

dilata  para  más  pena 

el  perdón  vuestro  rigor, 

¿qué  haréis  al  mismo  ordenado 

que  el  sánela  sanctorum  toca 

con  las  manos  y  la  boca 

y  del  cielo  os  ha  abajado? 

Vos  sabéis  lo  que  deseo 

el  ordenarme,  Señor, 

que  es  propiedad  del  amor 

cuyas  llamas  en  mí  veo 

juntarse  á  la  cosa  amada, 

y  como  os  amo,  querría 

mcorporar  cada  dia 

mi  alma  en  vos  abrasada 

con  la  vuestra,  pues  con  Vos 

junto,  en  fe  de  que  os  adoro 

mi  ser  realzo  y  mejoro 

haciéndome  de  hombre  Dios. 


No  os  indigne  que  mi  pecho 
os  busque,  que  es  naiural 
el  pretender  cada  cual. 
Cristo  mío,  su  provecho. 
Decidme,  por  que  no  pene, 
con  qué  más  os  serviré, 
¡con  que  en  este  estado  esté, 
mi  Dios,  6  con  que  me  ordenel 


ESCENA  X 

Salí  un  PisTOB.— DiCMO. 

PiNTOP.     Por  saber  que  es  tan  curioso 
vuesa  merced,  y  que  estima 
pinturas,  sí  las  anima 
algún  pintor  valeroso, 
para  su  oratorio  tengo 
aquí  dos  cuadros  de  mano 
del  celebrado  Pinciano. 

Caball.   Con  pinturas  me  entretengo; 
veamos  qué  tales  son. 

Pintor.     F'or  ser  nuevo  el  pensamiento 
désta,  ha  de  dalle  contento 
y  animar  su  devoción. 
Ésta  es  de  Nuestra  Señora, 
que  en  fe  de  la  reverencia 
que  tenía á  la  presencia 
de  un  sacerdote,  á  la  hora 
que  le  via,  se  postraba, 
aunque  Madre  de  Dios  es, 
y  en  levantando  él  los  pies 
sus  impresiones  besaba, 
que  asi  María  acredita 
á  quien  da  á  Dios  en  sustento. 
Escribe  este  pensamiento 
San  Dionisio  Areopaguita, 
y  es  digno  de  que  se  note 
y  á  espantar  el  mundo  venga, 
que  á  \n  Madre  de  Dios  tenga 
a  sus  pies  un  sacerdote. 

Caball.    ¡Válgame  Dios  y  qué  á  punto, 
en  castigo  de  mi  mengua, 
hace  el  cielo  un  pincel  lengua, 
y  con  aqueste  trasunto 
corrige  el  atrevimiento 
que  de  ordenarme  he  tenido! 
Angeles  que  habéis  servido 
á  Dios  de  escabel  y  asiento, 
y  en  honra  de  las  bellezas 
de  vuestras  jerarquías  santas, 
ponéis  debajo  las  plantas 
de  María  las  cabezas; 
<'cómo  espanto  no  os  provoca 
que  donde  pone  los  pies 
un  sacerdote,  después 
ponga  Marta  su  boca? 
La  que  es  en  la  gracia  una, 
la  que  pisa  serafines, 
guarneciendo  sus  chapines, 
por  ser  de  plata,  la  luna; 
¿esa  la  tierra  guarnece 
con  su  boca,  que  ha  pisado 
d  sacerdotal  estado? 
¿No  tiembla,  no  se  estremece 
el  que  ordenarse  porfía, 
encargándose  de  andar 


pasos  que  puedan  bcsi 

después  labios  de  Matii 

¿Deque  es  esotra.** 
Pintor.  Esta  es 

del  Redentor  cuando  estaba 

de  rodillas,  y  lavaba 

al  falso  Judas  los  pies. 
Caball.    Con  eso  crecen  mis  dudas: 

¿córao,  Omnipotente  Dios, 

Eor  qué  ha  de  ordenarse  Vos] 
esando  los  pies  de  Judas? 
¿Del  hombre  más  atrevido, 
más  desleal,  más  traidor, 
de  quien  le  fuera  mejor, 
mi  Dios,  nunca  haber  nacid 
¿vuestra  boca  en  los  pies  fi< 
ponéis,  que  os  han  hecho  g 
que  están  con  el  polvo  y  üt 
que  pisó  yendo  á  venderos? 
Si  lo  hacéis  por  que  después 
se  hade  ordenar  Jesús,  bueno, 
y  yo  también  si  me  ordeno    M 
os  he  de  ver  á  mis  pies,         S 
aunque  excuse  lo  que  medí" 
en  el  altar  por  serviros, 
no  lo  haré,  por  no  deciros 
lo  que  al  lavárselos  Pedro. 
Perdóneme  la  Princesa 
y  mis  deseos  mal  seguros, 
que  han  de  ser  los  pies  moy| 
que  Cristo  regala  y  besa, 
Y  él  esos  cuadros  me  lleve 
á  mi  Oratorio,  y  después 
concertaremos  lo  que  es, 
dando  lo  que  se  le  debe. 

PiNTOP.     Kste  hombre  essm  duda 

grande  virtud  he  en  él  visto. 

Caball.  ¿Que  un  sacerdote  de  Cristo 
con  vos.  Señor,  pueda  ttnio 
Sí  del  talento  quedáis 
y  de  la  merced  que  hacéis» 
libros  de  caja  tenéis 
y  estrecha  cuenta  tomáis 
y  yo  á  pagaros  no  basto, 
favor  que  es  tan  excesivo, 
¿qué  mucho  deje  el  recibo 
teniendo  alcance  del  gasto? 
Juzgádome  ha  insuficiente 
el  temor  que  en  mi  se  espai 


ESCENA  XI 
Salen  Don  lu*>i  y  Dos»  Diko».— Dic 

Juan,        ¿Qué  Rodrigo  Vázquez  Je 
salió  en  íin  por  Presidente? 

Diego.       Presidente  es  de  Castill». 

Juan.        ¿Que  un  letrado  el  mun<ioi 
cargo  que  es  digno  de  un  Gi 
de  España,  la  primer  silla 
un  jurista? 

Dieoo.  Aunque  se  asor 

de  un  Presidente  el  poder, 
si  un  ángel  no  lo  ha  de  ser,] 
forzoso  es  el  sello  un  homl 


^^^^^m^ 

TERCFRA                                                           383^^^^H 

^ET^\Sl  un  ángel  no  lo  ha  de  ser 

sermón  y  despedimienio                    ^^^^M 

^        forzoso  es  el  sello  un  hombre!,..» 

velle  en  un  pie  como  grulla,              ^^^^| 

^^^  Esto  se  dice  en  mi  nombre, 

que  si  vidas  apetece                              ^^^H 

^^V  «Ima,  dejad  de  temer. 

bodas  tendremos  después.                        ^^M 

Bien  es  que  el  misterio  note 

Inés.         ¿Qu^  ^^  casarás.''                                       ^^M 

que  mi  fe  vino  á  animar, 

Ricotb.                               Si,  Inés.                         ^^M 

no  puede  un  ángel  gozar 

In¿s.          Júralo  una  vez.                                  ^^^^M 

el  cargo  de  sacerdote. 

RicoTE.                             Y  trece;                      ^^^^| 

Hombre  es  fuerza  que  ejercite 

pero  no  ha  de  ser  pesada,                   ^^^^| 

tan  suprema  dignidad, 

que  cantará  si  me  hechiza                  ^^^^| 

de  nuestra  fragilidad 

con  Monsieur  de  la  Paliza,                 ^^^^H 

Dios  tocarte  en  pan  permite. 
Mi  poco  ánimo  condeno, 

«la  bella  malmaridada».       íEntratt.)       ^^| 

Esto  está  como  ha  de  estar,                 ^^^^| 

fe  santa,  alcntadle  vos, 

cuésleme  lo  que  me  cueste;                ^^^^H 

que  el  estar  siempre  con  Dios 

mi  amo  antes  que  se  acueste              ^^^^^ 

me  obligará  á  ser  más  bueno. 

las  puertas  hace  cerrar.                       ^^^^| 

Ayudada  su  eficacia. 

Mas  ya  está  la  ganga  en  casa,            ^^^^| 

si  me  da  su  gracia  y  fe. 

perdone  su  devoción,                         ^^^^| 

llamarme  mejor  podr¿ 

que  no  es  mucho  un  refregón,           ^^^H 

el  Caballero  de  Gracia. 

pues  si  rizna,  luego  pasa.                  ^^^^H 

Ya  de  sacerdote  el  nombre 

Coja  yo  vuestro  cabello,                     ^^^^H 

amo.  pues  liego  á  saber. 

ocasión,  que  si  la  dama                       ^^^^| 

si  un  ángel  no  lo  ha  de  ser. 

Iglesia  después  se  llama,                    ^^^^| 

qae  es  forzoso  sello  un  hombre. 

yo  negativo  y  á  ello.                          ^^^^| 

^B            ESCt:NA  Xtl 

ESCENA  XIII                        ^^H 

Sait  \aeicon  mantellina,  y  Ricotb. 

^^^^^1 

Salí  El  Caballero  di  Gracia  /  Pisbxhto.— RicoTr.^^^^^| 

rE.     Inesilla,  tu  hermosura 

^^^^^M 

es  el  hechizo  español, 

Cabalu.    Pues  los  clérigos  menores                       ^^| 

y  siendo  tu  cara  el  sol 

á  la  corte  á  fundar  vienen,                        ^^M 

no  hay  contigo  noche  obscura. 

y  como  muebles  no  tienen,                      ^^M 

Ella  y  el  diablo  me  tienta. 

ni  dineros,  ni  favores,                                ^^M 

tu  amor  vinoso  me  abrasa. 

mil  ducados  que  me  ha  dado                    ^H 

Aunque  me  eche  de  su  casa 

la  Princesa  mi  señora,                         ^^^H 

mi  señor  y  hagamos  cuenta. 

podrán  cumplir  por  agota                 ^^^^| 

tu  belleza  he  de  gozar                           i 

mi  deseo  y  su  cuidado.                      ^^^^H 

esta  noche  á  letra  vista, 

Compren  un  sitio  con  ellos,              ^^^^| 

y  siendo  amor  organista, 

que  hacia  el  Prado  estarán  bien,         ^^^^| 

tus  teclas  ha  de  tocar. 

y  mientras  labran,  estén                      ^^^H 

Éntrate  en  este  aposento,                     f 

en  mi  casa,  que  en  tenellos,                      ^^M 

^^m  recámara  de  un  lacayo, 

Fisberto,  en  mi  compañía,                        ^^| 

^^H  q^ue  en  tu  abril  busca  su  mayo. 

gozaré  la  bendición                                   ^^H 

^■^  bn  no  habiendo  casamiento 

que  Dios  echó  á  Obededón.                 ^^^^ñ 

no  aguarde  manifatura. 

RtcoTE.    |L'n  convento  cada  día!                        ^^^^| 

'E.     Ya  empiezas  á  congojarme: 

^Qué  hacienda  basta  y  caudal.^           ^^^^| 

¡que  no  pueda  yo  librarme 

El  Carmen  fundaste  ayer,                   ^^^^| 

de  los  asaltos  de  un  cural 

No  has  acabado  de  hacer                    ^^^^| 

Si  bebo,  un  cura  bautiza. 

á  los  pobres  hospital                           ^^^^H 

ó  por  decilio  mejor, 

en  que  después  convalezcan,              ^^^^| 

un  tabernero  el  licor 

^y  ya  quieres  dar  posada                          ^^H 

con  que  N'oé  se  autoriza. 

á  toda  una  clerigada                                 ^^M 

Si  salir  de  noche  intento 

en  lu  casa.^  Aunque  merezcan                  ^H 

entre  su  tiniebla  escura, 

todo  eso  y  más,  ..quién  te  mete,                ^H 

luego  topo  con  un  cura 

señor,  en  tantos  extremos,                         ^^M 

que  va  á  dar  el  Sacramento. 

ni  en  casa  cómo  podremos                        ^^| 

Si  duermo,  un  cura  soñado 

caber  con  tanto  boncter*                            ^H 

q^uc  me  descomulgue  topo; 

Caball.    Pluguiera  á  Dios  que  pudiera                    ^H 

SI  entro  en  la  iglesia,  el  hisopo 

como  el  gusto  lo  acomoda,                      ^^M 

está  de  un  cura  agarrado. 

hacer  yo  una  corte  toda                     ^^^H 

Un  cura,  si  no  me  caso. 

de  Religiosos.                                    ^^^^M 

impedirme  á  Inés  procura; 

RtcoTE.                           Y  hubiera                     ^^^^| 

en  signo  naci  de  cura. 

mucho  que  ver  en  Castilla,                 ^^^H 

pues  los  topo  á  cada  paso. 
Entre,  y  no  se  me  rebulla, 

:)ues  en  fe  de  aqucsa  ley,                          ^^M 
lubicra  Je  andar  el  Rey                            ^^M 

que  hay  si  la  ven  al  momcnlo, 

con  bonete  ó  con  capilla.                         ^^M 

^^^  384 

EL  CABALLÉ 

DE                                                      ^^^^H 

^^B      Caball. 

Llevadlos  ese  dinero, 

Caball.    ¡Jesús!  ¿Deshoneslidadc«^^^B 

^^H 

y  mañana  á  vivir  vengan 

tn  mi  casa?                           ^H 

^^^B 

á  mi  casa,  donde  tengan 

^^M 

^B^ 

hospedaje,  que,  pues  quiero 
ser  clérigo,  en  compañía 

ESCENA  XVI             ^M 

^^^■i 

de  los  que  clérigos  son 

Sale  LAMKeKTo— Dichos.       ^H 

^ 

Menores,  su  perfección 

^^^v 

dará  materia  á  la  mia; 

Lambert.                      ¿Qué  es  aquest^H 

^^^F 

ve  tú  también  con  Fisberto. 

Caball.  Oh  Lamberlo,  deshonesto  ^H 

W                   RlCOTE. 

Mas  quedo  con  mi  ocasión: 

Picote...                                 ^H 

■ 

ciégamele  San  Anión, 

Inés.                      Hablando  verdades^^H 

K 

que  si  la  topa  soy  muerto.     {Vantt.) 

no  ha  habido  hasta  agora  o^H 
Lambert.  Pues  ¿qué  es  lo  que  habla  ^^| 

^^k 

ESCENA  XIV 

Caball.    Llevadme  aquesta  mujer    ^^M 
á  la  galera.                             ^H 

^^H 

El  Caballero  db  Gracia,  so/o. 

Inés.                           ¡Ay  cuitada!       ^H 
Caball.    Llevadla.                                ^H 

^^^^^1 

Dinero:  echándoos  de  casa 

In¿s.                          ¿Yo  galeota?        ^H 

^^^^^K 

echo  della  al  enemigo. 

¡Señor,  duélante  mis  qucja^^H 

^^^^^H 

j  á  la  avaricia  castigo 

que  diz  que  rapan  las  ccjas,^^ 

^^^^^^H 

misera,  necia  y  escasa. 

y  allí  una  cómitra  azota            j 

^^^^^B' 

Mi  Dios:  pues  sois  Rey,  razón 

hasta  que  se  cansa!              ^m 

^^^^^^H 

es  que  en  la  corte  viváis. 

Cabalu                                    Ansí      ^H 

^^^^^H 

y  en  muchas  casas  tengáis 

no  ofenderéis  á  Dios  mis.    ^^ 

^^^^^H 

religiosa  habitación. 

Inés.          Si  agora  perdón  me  das,            ] 

^^^^^H 

[Ojalá  que  yo  pudiera 

yo  os  prometo  desde  aqui    ^^ 

^^^^^^H 

en  estas  ocupaciones 

ser  un  ánima  de  Dios,           ^H 

^^^^^^H 

traer  cuantas  religiones 

una  santa  Catalina.               ^^ 

^^^^^H 

os  sirven,  por  que  viviera 

Caball.     Lamberto:  haced  que  Sabina 

^^^^^H 

satisfecha  la  codicia 

la  tenga  encerrada,  y  vos     ^J 

^^^^^^H 

que  alienta  mi  devoción. 

cuidad  también  de  guard«II^^H 

^^^^^H 

porque  las  Ordenes  son 

hasta  que  busquemos  med^^| 

^^^^^^H 

tercios  de  vuestra  milicia. 

con  que  la  demos  remedio.  ^H 

^^^^^H 

Sin  dineros  me  he  quedado 

Inés.          ¿Encerrarme?  Más  malalla.^H 

^^^^^H 

aun  para  la  costa  corta 

Caball.   ¿Casarcisos?                         ^H 

^^^^^^H 

de  mi  casa,  mas  ¿qué  importa? 

Inés.                           h'so  si.                ^H 

^^^^^H 

jcon  Dios  no  los  he  gastado.** 
El  nos  dará  de  cenar. 

Caball.    Pues  sed  vos  mujer  de  bien,       1 

^^^^^H 

que  yo  haré  que  dote  os  den.      J 

^^^^^H 

que  no  es  deudor  avariento. 

Ea,  llevadla,                          ^M 

^^^^^^B 

Pasos  parece  que  siento. 

Lambkrt.                   Venl.                    ^H 

^^^^^1 

¿Quién  pudo  adentro  quedar, 

Inés.          El  verá  qué  bien  apruebo     ^H 

^^^^^H 

si  ílicoie  fuera  está 

como  casamientos  haya.      ^H 

^^^^^^H 

y  en  su  compañia  sola 

Caball.    Tened  cuenta  no  se  os  vayA^H 

^^^^^H 

vine?  ¿Quién  puede  ser?  ¡Hola! 

Lambert.  A  casa,  hermano,  la  llevo.' (i|^| 

^H 

jquién  anda  ahí?  Salga  acá. 

ESCENA  XVlf           W 

^^^H 

ESCENA  XV 

El  CABALtaNO  oh  Ghacu,  jo/o.           I 

^^^H 

Sal*  Ixis.  —  DtCMÍ». 

Que  tenía  en  opinión            ^H 

^^MKiés. 

Ya  salen,  iválanos  Dios! 

yo  á  Picote  de  virtuoso,        ^H 

^^^V          CAflAUL. 

¿Qué  es  esto? 

mas  siempre  es  diftcultoso    ^H 

^H 

Una  mujer  es 

conocer  un  corazón.           ^H 

^^^V 

que  no  es  nadie. 

Va  os  entiendo,  torpe  vicio. ^H 

^^H        Caball. 

¿Quién? 

que,  como  entrada  no  halll^H 

^^H 

Inés. 

en  mi  casa,  os  contentáis     ^H 

^^H         Caball. 

Pues  ¿qué  buscáis  aquí  vos? 

con  el  más  frágil  resquicio  ^H 

^H 

Buscaba  á  mi  matrimonio, 

de  un  criado,  que  el  caStíUo^H 

^^H 

que  es  Picote. 

de  más  defensa  y  poder        ^H 

^^H        Cabail. 

¿Para  qué 

tal  vez  se  suele  perder          ^H 

^^H 

le  buscáis" vos? 

por  el  más  f^aco  portillo,     ^^ñ 

^H 

Ya  lo  vé; 

Sin  luz  quiero  aqui  cspertrl^H 

^^^H 

engañónos  el  demonio. 

que  no  acabo  de  creef          ^H 

^^^m        Caball. 

¿Pues  esta  con  vos  casado? 

sino  que  aquesta  mujer       ^H 

^H 

No,  señor;  pero  podía. 

entró  aquí  para  engañarle:^^| 

^^H 

¿Hay  tan  gran  bellaqueria? 

sabré  á  obscuras  lo  que  P*)^H 

^^m 

Trátele  bien^quc  es  honrado. 

1                    cuando  la  vuelva  é  buscar,  ^H 

^^^^^^                                      JORNADA.  TERCKRA. 

385      ^% 

^^7  un  inslanle  no  ha  de  estar 

RlCOTE. 

Pues  qué,  ¿hay  ya  despedidura?        ^^m 

si  es  que  la  trujo  á  mi  casa, 

¿Es  por  Inés  por  ventura?                  ^^H 

que  de  la  torpeza  ciega 

Si  la  mírase  jamás                              ^^H 

rehuso  la  vecindad. 

un  basilisco  me  mire.                          ^^H 

y  la  deshonestidad 

Cabai.l. 

No  me  repliquéis,  salid;                       ^^H 

es  contagio  que  se  pega. 

buscad  señor  en  Madrid                     ^^H 
á  quien  servir.                                    ^^H 

^^K 

RiCOTE. 

No  se  admire               ^^H 

H        ESCENA  XVIII 

de  cosas,  vuesamerced,                       ^^H 

^^B       Satt  RicoTB.^Diciio. 

humanas.                                          ^^H 

■ 

Caball. 

¿Cómo  no  is?                      ^^H 

r.     De  la  mitad  del  camino 

RlCOTE. 

Sí  á  la  Red  de  San  Luis                       ^^H 

vuelve  el  temor  mis  pies. 

vivimos  y  en  una  red                           ^^H 

^Krecelando  que  mi  Inés 

pesca  el  demonio  por  uso                     ^^^H 

^Vtope  mi  medio  Teatino. 

tanto  perdido  mancebo,                            S 

"I      terrado  en  su  sala  está. 

¿qué  se  espanta  si  por  cebo                 ^^H 

porque  á  la  quietud  se  inclina. 

una  merluza  me  puso                           ^^H 

y  SI  no  se  disciplina, 

que  picase  en  el  anzuelo?                    ^^H 

ó  contempla  ó  rezará. 

Cabai.l. 

Idos,  Que  os  haré  llevar                        ^^H 
la                                                        ^^H 

Aquí  mi  virtud  quedó, 

el  diablo  me  precipita.— 

RlCOTE. 

Perdonar                           ^^H 

¿Inés;  oyes,  Inesiia, 

los  pecados  manda  el  cielo.                 ^^H 

amores,  si  se  durmió? 

¡Duélase  de  un  pecadur                       ^^H 

L.   .jHay  tal  cosa,  que  en  travieso 

^^H 

haya  dado  aqueste  loco? 

Caball. 

Sois  deshonesto.                       ^^H 

P.     basta  ya  la  burla  un  poco. 

RlCOTE. 

Si  se  ha  enojado  por  esto                   ^^H 

Inés,  aquí  está  tu  hueso. 

yo  me  caparé,  señor.                           ^^H 

,L.    ¡Jesús,  qué  hombre  tan  perdido! 

Caball. 

^H 

i.    ¿Inés,  fregoncilla  mía? 

RlCOTE. 

Iránse  importunas                        ^^^| 

Vo  soy;  el  diablo  sería. 

tentaciones  desde  hoy;                         ^^H 

Inés,  que  ic  hubieses  ¡do. 

escarmiento,  pues  me  voy                   ^^H 

Ya  está  mi  amo  santurrón. 

despedido  y  en  ayunas.  {Vau.)           ^^H 

^K6  rezando,  ó  acostado, 

^^^H 

^Htnira  que  estoy  rematado; 
^^^áblame,  mi  corazón. 

-^^^H 

ESCENA  XX                            ^H 

^K)  está  durmiendo  ó  se  fué. 

Sale 

fl  C.AriiíM.—Eí  Caballbmo  ob  GHACtA.          ^^H 

Hhroy  por  luz  para  sabello.  (Vast) 

^P^o  lo  creyera  á  no  vello. 

Capitán 

.  Fn  fe.  señor,  de  la  ayuda                    ^^M 

^^ ¡Cielos,  que  en  mi  casa  esté 

que  no  ha  mucho  que  me  hicistes,       ^^M 

hombre  de  tales  costumbres! 

cuando  mi  honor  socorrisies,                   1 

^■Dcspediréle  al  momento. 

es  fuerza  que  agora  acuda                  ^^M 
á  ejecutar  lu  palabra                             ^^H 
que  á  mi  pobreza  habéis  dado;            ^^H 
en  Ñapóles  he  alcanzado,                     ^^H 

H          ESCENA  XtX 

^V    Sale  RicoTK  con  una  tu  r 

que  en  ñn  la  paciencia  labra                ^^H 
de  la  justicia  os  pechos                       ^^H 

w 

BrMucho,  Inés,  tus  burlas  siento; 

la  conducta  que  pedí,                          ^^H 

basten  ya  las  pesadumbres; 

y  para  salir  de  aqu!                               ^^H 

habíame,  ¡cuerpo  de  Cristol 

y  pagar  los  gastos  hechos,                   ^^H 

que  no  hay  temer  embarazos; 

fuera  de  la  cantidad                              ^^H 

fregona,  dadme  esos  brazos. 

que  me  distes,  v  vos  debo,                   ^^H 

¡Ay,  Jesús,  qué  es  lo  que  he  vistol 

culpad,  si  veis  que  me  atrevo,             ^^H 

|En  las  brasas  hemos  dado! 

mi  muda  necesidad,                             ^^H 

¡Oh  quién  no  hubiera  nacido! 

otros  doscientos  ducados;                    ^^H 

u  ¿Qué  buscáis  aquí? 

sí  me  los  dais,  entended                       ^^H 

^L                               He  perdido, 
Hporque  el  rosario  he  auebrado, 
unas  cuentas  por  aquí. 

que  excusáis  con  tal  merced                ^^H 

atrevimientos  soldados;                         ^^H 

que,  con  algún  desaliño                       ^^H 

y  traje  luz  para  alzallas. 

haré,  negándolo  vos,                            ^^H 

L.    Cuentas,  que  mal  podréis  dallas 

cosa  en  ofensa  de  Dios                          ^^H 

de  vos. 

que  remedien  mi  camino.                    ^^H 

í.               Algunas  perdí, 

Cabai.l. 

Iluélgomc  que  despachado                   ^^H 

y  como  rezo  por  ellas 

de  Madrid  salga  tan  bien,                           ■ 

pesadamente  le  llevo. 

y  que  en  Ñapóles  le  den                       ^^H 

L.    Andad,  y  de  lo  que  os  debo 

premios  de  tan  buen  soldado;              ^^H 

^iriañana' volved  á  hacellas; 

pero  vuesa  merced  viene                     ^^H 

^Mo  estéis  en  mi  casa  más. 

en  coyuntura  terrible,                       ^^1 

HtoTAB  de  tirso  de  MOLINA. — TOMO  II 

^ 

^^1 

por  agora  es  imposible 
socorrelle,  que  no  tiene 
csia  casa  un  soto  real; 
pcro  procure  volver 
mañana,  que  podria  ser 
acuclille. 
CArrrÁN.  |Pesiaáial! 

á  mañana,  y  con  podria 
me  remite;  ¡juro  á  Dios! 

3ue  he  de  salir  á  las  dos 
e  la  noche. 
Caball.  Por  un  día 

no  es  mucho  que  se  detenga. 
Cai'itán.  ¡Voto  á  Diosl  que  aunque  procure 

hurlarlo. 
CvBALL.  Paso,  no  jure. 

Capitán.  Pues  no  me  diga  que  venga 

tantas  veces,  que  un  hidalgo 

de  mis  prendas  y  valor 

suele... 
Caball.  Dígame,  señor: 

^por  dicha  d¿bole  algo? 
CAPnks.  Débeme  mucho  si  mide 

el  empacho  que  me  mueve, 

porque  al  noble  se  le  debe 

lo  que  con  vergüenza  pide. 

Mas  no  importa,  que  escalando 

un  par  de  casas  tendré 

con  que  pagar,  y  me  iré 

de  hipócritas  murmurando. 

¡Voto  á  Cristo,  que  quien  ruega 

a  quien  guerras  nunca  ha  visto! 
Caball.    Pues  ^qué  culpa  tiene  Cristo 

de  lo  que  un  hombre  le  niega? 
Capitán.  Es  costumbre  envejecida. 
Caball.    Prométame  no  jurar 

por  su  vida,  y  le  haré  dar 

l'o  que  pide. 
Capitán.  ,;Por  mi  vida? 

jes  censo?  A  queso  seria 

morirme  yo. 
Caball.  ¿Y  por  un  año? 

Capitán.  Es  un  siglo. 
Caball.  iVtcio  exirañot 

¿Un  mes? 
Capitán.  Tampoco. 

Cabai.i..   ¿y  un  dia? 
Capitán.  Por  un  día,  aunque  es  tormento 

vaya,  yo  lo  cumpliré. 
Cabai-l.    ¡Jurarál 
Capitán.  No  juraréj 

¡por  el  Santo  Sacramento! 
Caball.   ;Pucs  jura? 
Capitán.  '  Esto  es  despedirme 

del  juramento  postrero. 
Caball.    Vuelva  por  ese  dinero 

luego. 
Capitán.  Tengo  de  partirme 

esta  noche. 
Caball.  Haré  empeñar 

cuanto  tengo. 
Capitán.  Voy  seguro; 

mas  jvoio... 
Carali  .  ¿Jura? 

Capitán.  No  juro: 

¡voto  á  Dios  que  iba  i  votar!  {Vast.) 


I 


Caball.  No  sé  cómo  cumplir  pueda 
lo  que  tengo  prometido 
á  este  soldado  añigido 
el  corlo  plazo  que  queda. 
Dentro  de  un  hora  vendri 
por  los  docientos  ducadus, 
y  por  excusar  pecados, 
^quc  no  hallindolos  harir 
Pur  remediaile  con  ellos      ■■ 
he  de  buscallos;  no  hay  preJH 
mi  Dios,  que  empeñe  ni  venoü 
ni  traza  para  tenellos. 
Socorred  esta  desgracia 
y  volved.  Señor,  por  mi; 
mas  .jqué  es  esto? 


ESCENA  XXII 
Sale  un  Angkl  tu  trájt  dt  cabaii«r9,' 


Ángel. 

Caball. 
.Ángel. 


Caball. 


Ángel. 

Caball. 
Ángel. 


Caball. 


el  Caballero  de  Gracia? 
Yo  soy  el  que  buscáis. 
Cieña  persona  me  envia 
á  que  en  alguna  obra  pía. 
de  las  muchas  en  que  estáis 
todo  el  tiempo  entretenido,  ^ 
gastéis  docientos  ducados     H 
que  os  traigo  en  oro.  ^ 

Cuidados, 
el  cielo  os  ha  soconido; 
no  sé  con  c^ué  os  satisfaga 
la  ocasión  a  que  llegáis; 
á  Dios,  señor,  los  prestáis, 
segura  tenéis  la  paga. 

{SacA  UN  litro  it* 

En  este  libro  apercibo 

lo  auc  yo  á  pagar  no  basto,  | 

en  él  asiento  su  gasto 

fen  él  pongo  su  recibo, 
irmad  aquí  que  le  dais 
esos  docientos  ducados 
á  Dios,  hidalgo,  prestados. 
,jPara  qué  á  Dios  los  cargáis' 
si  al  fin  los  recibís  vos? 
Es  esta  costumbre  mía. 
Dios,  Jacobo,  os  los  envía, 
agradecedlos  ¿  Dios.  ^ 

{Cátsete  la  capa  y  íombrtrp  /^M 
Ángel.)  ^ 

[Válgame  el  cielo!  ¿Qué  es  esto? 
Desapareció  y  se  fué 
el  que  socorrió  mi  fe.  fl 

De  su  talle,  rostro  honesto    fl 
¿será  mucho  que  imagine 
que  es  Ángel  vuestro  mi  Oioif_ 
mas  esto,  juzgarlo  Vos 
cuando  yo  no  determine 
la  verdad  de  esta  ventuta, 
aunque  en  el  tiempo  que  cor 
sólo  es  Dios  el  que  socorrt 
la  pobreza  á  coyuntura. 
Buen  fiador  en  Vos  he  hallad 


I 


^^^^^^^^                             JORNADA 

TERCERA                                                        387               W 

^^  pues  mi  palabra  cumpli, 

volviéndole  á  recibir                            ^^^| 

y  liberal  no  sufrís 

en  su  servicio  y  amparo.                     ^^^| 

que  se  quiebre. 

también  reduce  á  Lamberto.               ^^^| 

y  su  hacienda  y  mayorazgo                 ^^^f 

ESCENA  XXIII 

le  restituye  y  perdona,  ^^^^f 
por  lo  que  debemos  daros  ^^^H 
las  gracias  mi  hermano  y  yo.              ^^^H 

Sflff  ti  Capitán.— Dicho. 

CxBALL.    Dadme  en  albricias  los  brazos.            ^^^H 

rÁN.                              ^Habéis  hallado 

Lambert.  Partirémonos  á  Roma                        ^^^H 

aquel  dinero,  señor, 

^^^H 

porque  he  de  partirme  luego? 

CA.BALL.                  A  la  iglesia  vamos                ^^^H 

J-L.    Nunca  Dios  despreciad  ruego 

á  dalle  el  pláceme  á  Dios,                   ^^^H 

de  quien  le  pide  favor. 

de  su  divino  Vicario,                            ^^^H 

Tomad  y  pañíes  seguro. 

que  yo,  des'pués  que  en  mi  casa          ^^^| 

vuestras  deudas  socorred; 

seguro  hospicio  haya  dado                   ^^^1 

pero  haced  me  á  mi  merced 

á  los  clérigos  Menores                              ^H 

de  no  jurar. 

de  virtud  espejos  claros,                       ^^^B 

tAn.                       Ya  no  juro. 

pienso  partirme  ¿  Toledo                    ^^^1 

que,  como  os  tengo  por  santo. 

a  ordenarme  de  Orden  santo,             ^^^| 

si  vuestro  gusto  no  sigo, 

por  que  siendo  sacerdote                     ^^^| 

temo  del  cielo  el  castigo. 

tome  el  cielo  con  las  manos.              ^^^H 

LL.   No  es  nobleza  jurar  tanto; 

^^^^M 

pues  sois  caballero  vos 

^^^^H 

hablad  como  caballero. 

ESCENA  XXV                           ^^M 

'ÁN.  Seguir  el  consejo  espero 

que  me  dais.  Adiós.  (!''«'■) 

Sale  RicoTB  de  clirigo  menor  con  un  gran  bontle.       ^^^H 

LL.                                  Adiós. 

Dichos.                                                        ^H 

RicoTE.    Del  ocio  y  mundo  repudio;                        ^M 

no  más  chanzas  y  barrancos,  ^^H 
adiós,  Inés  fugitiva,                               ^^^H 

ESCENA  XXIV 

tait  Lambbato,  Sabina,  Fisbehto>-  otrot, 
Et  CAkALtBRO  ot  Guacia. 

ya  renuncio  tu  estropajo.                    ^^^B 

FisBERTO.  Ricoier  ^qué  traje  es  éste?                     ^^^| 

RicOTE.     Este  es  un  traje  esquinado                   ^^^H 

lERT.  Jacobo,  dadnos  albricias, 

con  cuernos  que  no  deshonran;          ^^^| 

aunque  por  lo  que  ganamos 

¿no  me  ven  embonetado?                    ^^^1 

que  os  las  demos  es  más  justo; 

Pues  por  mi  dicen  que  dijo                  ^^^H 

ya  Juan  Bautista  Cataño, 

nuestro  refrán  castellano                     ^^^| 

Cardenal  de  San  Marcelo 

lo  de  «á  come  de  bonete».                     ^^^H 

el  sumo  Pontificado 

Cabali..    Huélgome  que  reformado                    ^^^H 

goza  en  la  romana  Silla, 

estéis  de  vida  y  costumbres.                 ^^^H 

y  con  el  nombre  de  Urbano 

RicoTE.     Padre  Ricote  me  llamo.                        ^^^H 

Séptimo  tiene  en  sus  hombros 

Caball.    Vamos  á  ver  la  Princesa,                      ^^^H 

1        de  toda  la  Iglesia  el  cargo. 

que  no  poco  se  habrá  holgado                   ^H 

Por  muerte  de  Sixto  Quinto 

con  la  elección  acertada                      ^^^| 

todo  el  Colegio  Romano 

de  Su  Santidad.                                   ^^^| 

'        le  adora  por  vice  Dios. 

Lambert.                         Es  tanto                        ^^^| 

Ll.   jCracias  a  los  cíelos  santos! 

lo  que  de  este  caballero                           ^H 

BRT.EI  Cardenal,  mi  señor, 

hay  que  decir,  que  lo  guardo               ^^^M 

su  sobrino,  ha  perdonado 

para  la  segunda  parte,                          ^^^H 

mis  travesuras. 

por  lo  que  habéis  eslimado                  ^^^H 

ÍA.                             Y  libre 

al  Caballero  de  Gracia                          ^^^H 

á  vuestra  instancia,  Conrado, 

en  Madrid  sus  cortesanos.                  ^^^H 

^^^^^^^B     COMEDIA                             ^H 

Fla  romera  de  santiaq 

^H                 DEL    MAESTRO   TIRSO    DE  MOLINA       1 

^^^^B                            PERSONAS  QUE   HABLAN    EN    ELLA   (O       ^| 

^^^^^^^H                   El  Rey  Ordoño. 

Relox,  lacayo.                          ^^| 

^^^^^^^B                               Infanta. 

Conde  Gard  Kti'-.AMí» /.       ^^M 

^^^^^^^B                   Blanca, 

Fruei.a.                                   ^^M 

^^^^^^^1 

Ramikq.                                   ^^I 

^^^^^^H 

^^H 

^^^^^^H 

Criados.                                 ^^H 

^^^^^^^B 

MCstCA.                                  ^H 

^^^^^^H                  El  Conde  Don  LisuAHDo. 

■ 

^B^     JORNADA  PRIMERA 

cumo  el  valur  mereció 

de  vuestra  heroica  persona, 
puesto  que  para  papallo 

^^^                      ESCENA  PRFMERA 

es  poco  con  tal  vasallo 
partir.  Conde,  la  corona, 

^^B        Saltn   los   ^ue  pudiertn   de    acompañamiento,  y  ti 

y  por  ver  si  corresponde 

^V            i^uMDk  r*0N  l.isUAKDo,  dt  camiiK.',  y  Onooso,  Rty  dt 

la  paga  al  valor  igual, 

^^L           l.tón.y  Doña  Likoa,  Infanta,  lu  hermana,  y  siin- 

quiero  hacer  un  memorial 

^H          tanse  et  R*r  y  la  1»pamta. 

de  vuestros  servicios,  Q>nát, 

Cuando  el  moro  de  .Navarra, 

^m       Omuoño.  ¿Conde? 

en  ofensa  de  León 

^ft       l.isuARD.               ¡Señorl 

quiso  hacer  ostentación 

^B       Orooño.                           Escuchad. 

lie  su  persona  bizarra, 

^H                      La  memoria  de  los  reyes 

saliendo  yo  con  la  mia 

^^h                      hace  asegurar  las  leves 

del  .Marte  alarbe  navarro, 

^^L^                 del  lemor  y  la  lealtad, 

al  paso,  vos  tan  bi/arro 

^^^^K                con  el  premio  y  el  casligo. 

anduvisles  aquel  día 

^^^H                que  son  los  poíos  pur  dundc 

que  nos  dimos  la  baialtt. 

^^^H                suelen  nave^arse,  Conde, 

que  cuerpo  á  cuerpo  ledlsti 

^^^^H                cs'.os  dos  mares  que  digo. 

muerte  y  en  luga  pusi^les 

^^^H               Porque  la  dilinicíón 

toda  la  alarbe  canalla; 

^^^H                de  la  justicia  es  i(;ual 

y  tanta  africana  luna 

^^^H                medida,  que  cada  cual 

metistcs  de  esta  ocasión 

^^^^H                con  la  pena  ú  f^alardún 

arrastrando  por  León, 

^^^H                da  lo  que  le  toca.  Yo 

que  envidié  vuestra  fortuna 

^^^^H                estoy  de  vos  obligado. 

más  que  la  de  haber  nacido 

^^^^L              y  vos  no  tan  bien  pagado 

Rey,  en  fin,  porque  es  nU 

^^^^^      (I)    Figurao  adcmáE,  Bkrmvdo,  FAvitA  y  PsLATO. 

^^^^m                                             JOI^NADA  fPIMERA                                                            3^9               ■ 

^^Empcrio  el  que  da  el  valor 

OpDoÑo.  Levántese,  I.mda,  á  dar                       ^^^| 

^V^ue  el  que  en  la  tierra  han  tenido 

la  mano  al  Conde.                                ^^^H 

'       los  príncipes  que  nacieron 

Linda.                                   Ocasión                  '  ^^^1 

con  la  dicha  de  heredallo; 

es,  según  sus  partes  son,                   ^^H 

queá  tan  valiente  vasallo 

que  se  pudo  granjear                           ^^^^ 

Reyes  llegar  no  pudieíon. 

á  costa  de  mis  deseos.                          ^^^^ 

Cuando  sobre  el  feudo  entró 

LisuARO.  Llegar  á  tanto  en  tan  poco                  ^^^| 

Garci'Fernández,  el  Conde 

me  ha  de  hacer  que  goce  loco             ^^^| 

de  Castilla,  hasta  adonde 

tan  soberanos  empleos;                       ^^^H 

1       el  lisia  los  pies  bañó 
^Há  sus  soberbios  caballos, 

traición  parece  que  ha  sido                 ^^^| 

al  gusto  y  á  la  ventura.                       ^^^B 

^Hsobre  la  puente  del  rio 

ÜRooÑo.  Vuien  pagar,  Conde,  procura             ^^^| 

^Vno  mostró  el  romano  brío 

lo  mucho  que  habéi«:  servido,             ^^^| 

^m  de  Oracio  para  esiorballos 

de  esta  suene  lo  ha  de  hacer.              ^^^| 

^^  el  paso  más  valcniia 

Vuestro  valor  os  levanta                     ^^^| 

que  vos,  pues  á  voces  dijo 

á  la  alteza  de  una  Infanta.                  ^^H 

que  erais  rayo,  que  erais  hijo 

LisuARD.  Sólo  os  puede  responder,                   ^^H 

del  sol,  Castilla,  aquel  dia. 

Ordoño,  en  esta  ocasión,                     ^^^| 

^—^  Cuando  el  moro  cordobés 

para  no  caer  en  mengua,                    ^^^H 

^B  las  cien  doncellas  pidió 

el  silencio,  que  en  la  lengua               ^^^H 

^H  que  Mauregato  le  dio. 

no  hay  sentimiento  en  razón              ^^^B 

rey  infame,  vil  leonés. 

del  saber  encarecer                                  ^M 

y  le  obligó  mi  respuesta 

tan  nunca  vistos  favores.                          ^m 

á  que  pusiese  en  campaña 

Oruoño.  Si  pudieran  ser  mayores                            ^f 

de  la  morisma  de  España 

no  los  dudara  de  hacer.                       ^^B 

cuanta  gente  al  arco  apresta. 

|)c  la  mano  Vuestra  Alteza,               ^^H 

a.larpa  embraza  y  empuña, 

hermana,  al  Conde.                            ^^^B 

tanza  jineta  aprestando 

LisuAi>r>.                                 Dejad                   ^^H 

oiro  berberisco  bando 

que  imagine  que  es  verdad                 ^^^B 

por  la  gallega  Coruña 

tanto  bien,  tanta  grandeza                 ^^^B 

haciendo  empeñar  el  suelo 

primero,  Ordoño  valiente,                  ^^^H 

^H  y  que  el  África  se  asombre. 

generoso,  heroico  y  justo,                  ^^^| 

^B  ^no  levantasies  el  nombre 

porque  el  gusto  como  el  susto           ^^H 

^™  de  Ordoño  segundo  al  cielo? 

puede  matar  de  repente.                     ^^^H 

Si  estos  los  servicios  son 
del  Conde  don  Lisuardo, 

Con  mil  vidas  que  perdiera                ^^^H 

por  vos,  con  que  derramara               ^^^B 

'        y  hacerle  merced  aguardo, 

de  sangre  un  mar,  no  bastara                 ^H 

una  Infanta  de  León, 

para  que  comprar  pudiera                 ^^^ñ 

legítima  hermana  mía, 

0  menos  del  bien  que  aguardo         ^^^H 

^^  sola  los  basta  á  pagar, 

tan  sin  pensallo.                                 ^^H 

^H  y  hoy  la  mano  os  he  de  dar; 

Linda.                             Yo  estoy                   ^^H 

^V  de  más  de  que  merecía 

pagqda  en  saber  que  soy                     ^^^H 

¥        vuestra  sangre  este  favor, 

del  Conde  don  Lisuarde.                    ^^^| 

que  no  será  la  primera 

lisia  es  mi  mano  y  con  ella               ^^^B 

que  honrar  vuestra  casa  espera. 

el  alma  os  rindo  también.                  ^^^H 

ARO.  A  tanta  merced,  señor. 

LisuARD.  Si  no  es  sueño  tanto  bien,                ^^H 

ni  sé  responder,  ni  acierto 

loco  estoy.  Linda  más  bella              ^^^1 

á  agradecer  con  rabones; 

que  el  sol  en  belleza  y  nombre,        ^^H 

^H   bien  que  en  tales  ocasiones 

á  tanto  cristal,  á  tanto                         ^^H 

^H  es  cordura  el  desacierto. 

del  cielo,  y  de  amor  espanto,                  ^B 

^^    Considere  Vuestra  Alte/a 

no  hay  alma  que  no  se  asombre        ^^H 

lo  que  propone  mejor. 

y  mil  tener  estimara                           ^^H 

porque  le  viene  el  favor 

para  ofrecer  con  la  mano                   ^^^| 

muy  sobrado  á  mi  nobleza. 

á  vuestro  pie  soberano,                      ^^^| 

Dso.  Yo  tengo  considerado. 

prodigio  de  la  más  rara                      ^^^| 
belleza  que  ha  visto  el  suelo,             ^^^| 

Conde,  el  favor  que  os  he  hecho. 

y  es  justicia  y  es  derecho. 

de  cuya  mano  divina                         ^^^^| 

razón  y  razón  de  listado; 

con  la  mía  el  alma  indina                 ^^^H 

^^    porque  á  granjear  los  dos, 

mide  al  sol  rayo  de  hielo;                  ^^^H 

^H  Conde,  venimos  asi: 

puesto  que  en  empresa  igual             ^^^| 

^B  tanto  me  conviene  á  mí 

más  lince  amor,  que  Dios  ciego        ^^^| 

P        como  os  está  bien  á  vos. 

hoy  trueca  flechas  de  fuego                    ^H 

i         Linda,  mi  hermana,  ha  de  ser 

á  cometas  de  cristal.                           ^^H 

^K  vuestra  esposa,  y  dad  la  mano 

Pero,  señor,  ¿con  qué  intento          ^^^| 

^B  ^  1^  Infanta. 

si  esta  merced  me  intentastes            ^^^| 

RliD.                       El  soberano 

hacer,  ponerme  mandastcs                ^^^H 

^        favor  rne  ha  de  enloquecer. 

de  caminoP  Un  casamiento              ^^H 

^^^^  390                                                  LA                             SANTIAGO                       ^^^^^^^| 

^^^K             tan  alto,  ,:no  requería 

que  en  pocos  díS^I^^^^M 

^^^H             }^alas  cortesanas,  antes 

que  hay  desde  a  1*1  hastal^^H 

^^^H             que  cosas  que  tan  dislanies 

medirán,  poniendo  en  eltl^H 

^^^^1             son  para  tan  grande  día 

duda  al  viento  si  son  hijos 

^^^^1            como  las  bota&  y  espuelas?' 

de  su  propia  ligereza. 

^^^^B             Perdonad,  que  enig-nas  son 

En  aqueste  pliego.  Conde, 

^^^^H            tan  notable  prevención 

va  la  carta  de  creencia. 

^^^H             de  caminar,  tantas  veU' 

la  instrucción  y  mi  retrato. 

^^^^H             de  plumas  en  mis  criados, 

Dadme  los  brazos  y  sepa 

^^^H             tremolando  al  aire  >s, 

Ingalalerra  por  vos 

^^^H             adonde  copiando  está 

de  la  Corona  leonesa 

^^^H             la  primavera  los  prados 

la  grandeza  y  el  valor. 

^^^^1             en  las  j^alas  de  colores 

LisuARD.  Perdonara  á  Vuestra  Alteza 

^^^^H              y  á  quien  el  sol  hace  íiesta. 

la  merced  por  la  pensión 

^^^^H             de  cuya  hermosa  floresta 

que  viene,  Ordoño,  con  ell«. 
Si  fuera  llevando  á  Linda 

^^^H              son  clarines  ruiseñores. 

^^^H              y  tanto  apercibimiento 

fuera  donde  el  sol  no  llega. 

^^^H             como  León  sale  á  ver. 

adonde  trueca  en  la  Libia 

^^^H            dando,  ürdoño,  en  qué  entender 

por  átomos  las  arenas; 

^^^H             al  sol,  al  Abril  y  al  viento. 

pero  no  sé  con  qué  vida, 

^^^V             y  todo  tan  diferente 

con  QUé  esperanza  sin  ella 
podré  llegar  donde  voy. 

^^^^               que  obliga  á  esta  admiración. 

^H    OnDOÑo.   No  ha  sido  sin  ocasión; 

Opdoño.   Con  el  gusto  de  la  vuelta 

^H                    escuchadme  atentamente. 

la  ausencia  puede  sufrirse. 

^^^                    Desde  el  día  que  tomé 

LisuARD.  Como  el  rigor  de  la  ausencia 

^^^^             la  resolución  postrera 

primero  se  ha  de  pasar, 

^^^B              de  casaros  con  la  Infanta, 

es  necesario  que  sea 

^^^H             mi  hermana,  con  su  belleza 

el  valor  más  confiado, 

^^^^H              premiando  vuestros  servicios, 

más  valiente  la  paciencia. 

^^^H              quise  que  las  bodas  nuestras 

más  sufrida  la  memoria, 

^^^H             fuesen  en  un  mismo  día, 

la  esperanza  más  resuelta; 

^^^H              para  juntar  ambas  fiestas 

mas  donde  méritos  faluo 

^^^H              y  para  mostrar  el  gusto 

justo  es  que  haya  en  recompl 

^^^H              que  yo  tengo.  Conde,  en  ellas, 

tanto  infierno  á  tanto  ciclo, 

^^^H              porque  corramos  los  dos 

á  tal  gloria  tanta  pena. 

^^^H              en  el  estado  parejas; 

Ordoño.   Esto  es  tan  forzoso.  Conde, 

^^^H              pues  para  tomarle  yo 

como  veis,  que  por  que  fuer» 

^^^H              fué  necesario  que  hiciera 

á  esta  embajada  con  mas 

^^^^H              primero  las  de  mi  hermana, 

autoridad  y  grandeza 

^^^H              que  es  obligación  y  es  deuda 

vuestra  persona,  he  querido 

^^^H            .con  que  tos  varones  nacen; 

honraros  desla  manera, 

^^^H              y  aunque  Polonia  y  Bohemia, 

dando  primero  la  mano 

^^^H               Flandes,  Borgoña  y  Castilla 

á  la  Infanta:  de  Su  Alteza 

^^^^B               me  la  han  pedido,  mds  fuerza 

US  despedid,  y  adiós.  Conde. 

^^^^B               las  obligaciones.  Conde, 

^^^H               que  os  tengo,  me  han  hecho,  y  éstas 

^^^H               con  la  merced  de  la  Infanta 

ESCENA  11 

^^^^H               aún  no  quedan  satisfechas. 

^^^^B              Esta  es  la  causa  de  haberos 

Digno»,  mtnos  ti  Rit. 

^^^^1              mandado  con  la  grandeza 

^^^^1               que  tenéis,  Conde,  aprestada. 

LisuARD.  No  tiene  valor  ni  fuerza 

^^^H              que  os  pusieseis  las  espuelas 

para  tama  empresael  alma. 

^^^H              para  que,  luego  que  á  Linda 

Linda.      Conde,  Dios  os  guarde  y  vud 

^^^^H               la  mano  dieseis,  partiera 
^^^^H               vuestra  persona  i  tratar 

á  León  con  la  salud 

que,  como  es  razón,  desea 

^^^^H               mis  bodas  á  Ingalalerra 

quien  ha  de  ser  vuestra  €«;i»( 

^^^H               con  Margarita,  segunda 

f^urque,  si  es  igual  la  ausenci 

^^^H               hija  de  Knrico,  tan  bella, 

entre  dos  que  están  amando, 

^^^H              que  la  fama  pasó  el  mar 

del  que  parte  y  del  que  queda 

^^^H              hasu  León  con  las  nuevas. 

partamos  los  sentimicn'.oi 

^^^H              para  cuyo  efecto  agora 

entre  los  dos,  por  que  sean, 

^^^H             en  la  Coruña  os  esperan 

partidas  y  acompañadas. 
Conde,  menores  las  penas: 

^^^B              cuatro  bajeles,  redondos 

^^^H               escollos  que  el  mar  navegan, 

que  yo  os  aseguro.  Conde,    ^ 

^^^H              tan  valientes  y  veloces 

que  lleváis  á  Ingalalerra        ■ 

^^^H              caballos  en  la  carrera, 

un  alma  que  os  acompaña,  ■ 

^^^H              del  campo  de  las  espumas. 

tan  ñna  y  tan  verdadera       ■ 

^^^^^H                                   JORNADA 

PBIMEPA                                                          391 

^Hamante,  (n  fe  de  la  mano 

les  han  dado  de  barato. 

^Hjquc  US  di.  que  podréis  con  ella 

aunque  algunos  se  consuelan 

^■tener  del  liempu  al  pesar 

cuando  ven  los  angelitos 

^V  penas  y  gustos  á  medias. 
'        Y  i  Dios  que  os  guarde. 

pintados,  pues  con  ser  esta 

gente  más  honrada  que  ello<:, 

ijio.                                        hisperad, 

en  cinco  mil  primaveras 

dejad  que  deje  en  la  esfera 

de  edad  jamás  han  barbado. 

de  la  nieve  de  esas  manos 

LtsuARu.  Siempre  estás  de  una  manera. 

con  la  boca  el  alma  impresa. 

¡üh  lo  que  envidio  tu  humorl 

L       f^n  el  alma  queda.  Conde, 

Rbií)X.     También  tengo  mis  tristezas; 

l^*  donde  con  íirmeza  eterna 

también  gozo  mis  pesares; 

Hp  ha  de  vivir;  Diosos  guarde. 

también  lloro  mis  ausencias; 

[füT  Haced.  Oriente,  esas  rejas 

también  hav  Juana  y  l-ucía, 
Marina,  AlJonza  y  Quiteria 

para  verme  partir;  nazcan 

vuestros  dos  soles  en  ellas 

de  quien  despedirse  el  hon;bre; 

1        otra  vez,  no  se  me  pongan 

que  llevo  de  una  gallega 

tan  presto. 

en  el  alma  atravesados                    ^^^m 

k.                        Conde,  quien  tenga 

trece  puntos  de  chinela                  .^^^^1 

menos  causa  de  querer. 

que,  á  estar  en  un  facistol,          ^^^^^H 

menos  razón  de  estar  ciega, 

pudieran  cantar  por  ellas             ^^^^^H 

,        atreverse  puede  á  tanto. 
1         Permitidme,  pues  es  fuerza 

un  motete,  porque  anduvo,         ^^^^^H 

segijn  la  apariencia  ensena,         ^^^^^H 

el  ausentaros,  que  escuche 

con  esta  nación  de  pies                ^^^^^| 

el  mal,  y  que  no  le  vea, 

pródiga  naturaleza;                            ^^^| 

y  guárdeos  Dios.            (V«»») 

y  no  tres  puntos,  seis  puntos...          ^^^| 

kRD.  '                         Dios  os  guarde. 

iJesiJsl  en  unas  talegas                       ^^^| 

1       Loco  voy,  y  no  me  dejan 

traigo  los  pies,  y  son  vainas                ^^^| 

^Klas  mismas  ansias  partir. 

donde  el  juanete  profesa                     ^^^H 

^f  {.Mal  haya,  enemiga  ausencia. 

tan  gran  clausura,  que  obliga             ^^^| 

^^  quien  dé  amor  te  llama  olvido 

con  las  meninas  tijeras                        ^^^| 

siendo  pasión  que  te  aumentas 

á  la  cuchillada  en  cruz,                       ^^^| 

en  la  misma  privación! 

y  dice  abajo  una  letra:                         ^^^| 

, 

«Aquí  mataron  á  un  callo,                ^^^| 

w 

rueguen  á  doña  Teresa                      ^^^| 

^B            ESCENA  111 

que  se  calce  un  punto  más,                ^^^| 

porque  desta  suerie.tenga                   ^^H 

Astos,  di  camino  eoHji$lti'o.—V)on  I.isuarcjo. 

su  apretado  pie  en  descanso                ^^H 

de  cordobán  y  de  sucia.»                    ^^^B 

|«.      No  ha  de  ser  mi  nurnhuena 

Lkiiahd.  Keirme  has  hecho  sin  gana                 ^^^B 

1^^  la  postrera,  ¡vive  Dios! 

de  tus  disparates.                                  ^^^1 

^B  Perdone  la  palaciega 

Relux,                                Pecas                        ^^^| 

^V  ceremonia  el  caminanlo 

morialmente  contra  amor                  ^^^| 

traje  de  íieltro  y  libiea 

y  no  has  de  hallar  quien  te  absuelva.       ^M 

que  á  pisar  indignamente 

¿Sin  ganar"  jqué  groserial                      ^^H 

entre  estas  salas:  y  luengas 

¡que  mgrata  correspondencia!             ^^^| 

edades  goce  Nusía, 

¡qué  poca  fineza!  ,;Cónio                    ^^^| 

vueselencia  ó  Vuestra  Alic/.i 

te  puede  sufrir  la  tierraP                     ^^^| 

á  la  Infanta,  mi  señora. 

¡Jesús,  Jesús,  qué  notable                   ^^^H 

que  se  me  ha  puesto  en  la  testa 

delito!  Dios  te  convierta.                     ^^^B 

que  ha  de  heredar  á  León, 

despojado  Jeremías,                             ^^^f 

porque  le  he  visto  con  muestras 

amante  de  la  ley  vieja,                         ^^^H 

de  impotente  al  Rey  notables. 

lleráciilo  de  los  Condes.                      ^^^H 

kRU.  ^De  que  suerte? 

Lisi;ard.  ¡Ah  borracho!                                       ^^^H 

«.                                Es  cosa  cierta: 

Rklox.                            ¿Quién  lo  niega?          ^^^H 

todo  lampiño  de  barba 

Lisuapu.  Adiós,  Linda;  adiós,  hermoso             ^^^H 

y  bigotes  no  procrea, 

cíelo  de  amor,  pues  es  tuerza                   ^M 

porque  son  en  el  varón 

dejaros,  que  hasta  volver                          H 

señales  de  tortaleza. 

el  alma  en  rehenes  queda,                         ^M 

como  en  éstos  de  templanza, 

y  adiós,  que  parto  sin  alma.  <i'aifi  ^^^H 

y  si  alguna  ve/  engendran 

^^^H 

en  sus  cluecos  dcsp(is(>rins, 
son  aves  para  la  Iglesia. 

ESCENA  IV                           ^^M 

IPD.  ,iC«mo? 

at.                  Capones  no  más 

^^^^1 

^  gente  que  trae  sin  vergiJenza 

¿Sin  alma?  ¡qué  borrachera!              ^^H 
Dóysela  de  dos  la  una                        ^^^| 

huevos  de  avestruz  por  caras. 

que  las  pestañas  y  cejas 

á  cualquier  difunto.  ¡Oh  bestits        ^^H 

Jgs 


LA  ROMERA  DE  SANTlAOd 


de  amor!  |0h  locos  amanies, 
qué  presto  que  el  alma  dejan, 
y  como  quien  no  huce  nada 
se  van  por  su  pie  sin  ella 
trecientas  leguas!  Bien  haya 
un  lacayo,  que  si  llega 
á  despedirse  de  Elvira, 
de  Catalina  ú  de  Menga, 
no  trata  de  almas  ni  trata 
de  más  que  de  dar  la  vuelta 
con  aluta  y  cuerpo  y  lomar 
lo  que  le  Jan  por  fineza, 
si  son  cuellos  ó  camisas 
y  sin  lágrimas  ni  quejas, 
suspiros  ni  otras  embrollas, 
se  despide  á  media  rienda 
con  un  abrazo  en  aspón 
y  un  beso  de  CBSlañeta: 
y  sin  hacer  más  misterios 
él  se  va  y  ella  se  queda. 
Yo  le  sigo;  ¡ah.  pobre  Conde! 
¡Cuál  baja  las  escaleras 
de  palaciol  No  me  espanto 
de  que  la  causa  merezca 
este  enamorado  aplauso, 
que  Linda,  la  Infanta,  es  bella, 
y  es  infanta  de  León. 

ESr.ENA  V 

Arriba  en  una  ventana  Lt.soA  y  Blanca.— Pir.iio. 

Blanca.  Del  Conde  es  esta  librea. 
Linda.      Llámale,  por  vida  luya, 

Blanca. 
Relox.  Adiós,  paredes  llenas 

de  nidos  de  golondrinas. 

mondongas  y  urracas  dueñas. 

Adiós,  patios  de  palacio 

donde  tantas  y  tan  necias 

pretensiones  paseadas 

hacen  señal  en  las  piedras. 
Blanca,    lióla,  (ah,  lacayo  del  Condei 
Helox.      ¡Qué  soberana  belleza 

en  tiple  me  está  oleando! 

«Quien  sin  ser  cura  me  olcaP 
Linda.      ^f^artióse  ya  el  Conde? 
Blanca.  Mira 

que  te  está  hablando  Su  Alteza. 
Relox.      Yh  lo  miro  con  dos  ojos 

y  con  treinta  reverencias. 
Linda.      ^Partióse  el  Conde? 
Relox.  .Según 

su  sentimiento  y  su  flema 

pienso  que  no. 
Linda.  ¿No  eres  lü 

su  criado? 
Helox.  y  de  .Su  Alteza 

muy  servidor,  porque  soy, 

hablando  con  reverencia, 

á  quien  tiene  el  Conde  muchas 

obligaciones  y  deudas, 

de  hacer  merced  por  servicios, 

que  de  persona  y  de  lengua 

le  he  heciio  veinte  años  ha. 
Linda.      Privarás  con  él,  que  muestras 

desenfado  cortesano. 


RKI.OX.      Tengo  muchas  excef 

LiNüA.      ¿Cómo  te  llamas? 

Relox.  Relox. 

Linda.      jNotable  nombrel 

Relox.  A  mi  abue 

le  debo,  después  de  Dios, 
porque  fui  desde  la  tela 
al  relox  tan  semejante, 
que  no  hay  cosa  que  conve^ 
lanío  conmigo  en  tener 
puntualidad  en  la  eterna 
vigilia  de  no  dormir, 
porque  tengo  la  cabeza 
cun  notable  sequedad; 
y  no  se  halla  quien  duerma] 
menos  que  el  relox,  pues  ni 
como  frenético  deja 
de  dar  en  su  tema  á  voces, 
como  yo  doy  en  mi  tema, 
en  estar  midiendo  siempre 
el  tiempo  en  aguar  las  fiestas, 
diciendo:  «Las  doce  s*n,         m 
las  dos  darán  las  primeras,    ■ 
mañana  es  viernes,  señores;» 
y  ya  que  en  dar  no  parezca 
relox,  en  pedir  lo  soy; 
sólo  doy  en  las  tabernas, 
que  son  mis  parroquias,  áat 
tragos  por  horas  me  cuestaf 
por  cuartos  y  por  cuariillos» 

Linda.      Pues  haz,  Relox,  que  no  sel 
del  tiempo  á  pesar  las  hora&j 
tan  largas  en  esta  ausencia;^ 
apresura  al  sol  los  pasos» 
ios  siglos  al  tiempo  abremj 
y  te  deberá  la  vida, 
aunque  es  tan  á  costa  delta.' 

ESCENA  VI 

Saltn  Gakci-Fekm.ínbez  y  Ximcno,  erUia 

.XiMtNO.    A  gran  cosa  te  aventuras 
sí  el  mismo  dia  que  liegas 
enamorado  á  León 
en  demanda  desta  empresa 
al  Conde  don  Lisuardo 
da  el  Rey  á  Linda,  pues  quedan 
capitulados  y  dadas 
las  manos,  premisas  ciertas 
de  que  su  esposo  ha  de  ser, 
luego  que  de  ingalaterra 
vuelva  el  Conde. 

Gahci.  Nunca  amor 

de  lo  más  fácil  se  precia. 
Garci-Fernándcz,  el  Conde 
de  Castilla  soy,  y  heredan 
más  altas  obligaciones 
mi  valor  y  mi  nobleza. 
V  aunque  me  n  j  herí 

por  nuestras  y  eriai 

y  diferencias,  i 
pretendo  ser  *.¡ 
ó  en  la  empresa  nt  ut  morii 

Relox.     Dadme,  señora,  licencia, 

porque  ei  Conde,  mi  señor, 
á  estas  horas  galopea 


I 

'inii 


r^                                                        JORNADA  PRIMERA 

3g3 

^ 

^^buera  de  León,  por  dar 

Gabci. 

¿Qué  dices? 

^^1 

^^pnis  presto  á  veros  la  vuctta. 

Relox. 

¿Yo?  que  me  tengas 

^^^H 

^By  soy  de  la  infantería 

por  tu  amigo. 

^^^1 

^Hy  he'de  caminar  por  fuerza 

Garci. 

Vete,  pues. 

^^^1 

^Hdelante  de  su  caballo 

Relox. 

Ya  me  voy;  pero... 

^^^M 

^^6  al  lado  de  su  litera. 

Garci. 

¿Qué  esperas? 

^^^H 

^Dile  al  Conde... 

Rei.ox. 

Nada,  por  cierto;  mas  mira, 

^^H 

I-                              Damas  hay, 

si  es  posible  con  más  llema, 

^^^H 

don  Ximén,  en  esias  rejas 

que  es  de  la  Infanta  esa  banda 

^^^M 

que  caen  á  los  corredores. 

y  que  no  hay  burlar  con  ella 

^^^1 

X.     Guarde  Dios  á  Vuestra  Alteza. 

ni  con  el  Conde,  mi  amo, 

^^^H 

í.      La  Infanta  es,  y  éste  sin  duda 

á  quien  se  dirige,  y  fuera 

^^^H 

que  despidiéndose  della 

razón  tener  cortesía; 

^^^1 

está,  es  lacayo  del  Conde. 

y  cuando  no  se  la  tengan 

^^^H 

^_  Dios  te  guarde. 

ausente,  soy  hombre  yo 

^^^H 

H                         Adiós. 

que  la  banda  de  Su  Alteza 

^^^1 

^B                                  Espera, 

con  tanta  superchería 

^^^1 

^V y  esta  banda  que  te  arroja 
^K  Blanca,  al  Conde.  Rclox,  lleva 

tiranizada  por  fuerza. 

^^^H 

y  en  este  lugar,  sabré... 

^^^H 

f       para  que  al  cuello  en  mi  nombre 

Gabci. 

¿Qué  sabrás? 

^^^1 

1        le  acompañe  en  esta  ausencia, 

Relox, 

Irme  sin  ella.    {Vase.) 

^^^ñ 

1        á  quien  le  da  mi  esperanza 

^^^1 

1        la  color  y  mi  firmeza 

^^^H 

el  oro,  /vuélvale  el  cielo 

ESCENA  VIH 

^^^1 

1       con  la  salud  que  desean 

^^^^H 

1        mis  ojos  verle  en  León. 

Dichos,  menos  Rrlox.                    g| 

^^^H 

L                (Da  la  tanda  á  Blaaca  y  éntrate.} 

H 

^^^^^^ 

^B  Ximén,  si  no  pareciera 
^f  ^^^^^^  ^^  amor,  matara 
'        al  lacayo. 
(cA.                  Relox.esla 

Garci. 

XlMENO. 

Garci. 

Loco  con  la  banda  voy. 
jNotables  cosas  intentas! 
Para  «os  pechos  tan  grandes 

^M 

se  hicieron  grandes  empresas. 

^H 

>        es  la  banda;  adiós. 

1                         {Echa  la  banda  y  éntrase.) 

IX.     Adiós. 

(Vaitít.) 

^^H 

^^^H 

ESCENA  IX 

^^H 

,             {Llega  Garci-Fernindez  y  cógela  al 
^^Mvuelv ) 

Sale  Li.vDA. 
Cansada  ausencia,  dolor 

J 

^m           LSCENA  Vil 

en  el  alma  tan  asido, 
parece  que  habéis  nacido 

^M 

r             DiciiüS,  menos  las  damas. 

de  un  parto  con  el  amor. 
Vuestro  enemigo  rigor 

^M 

!¡l.      Aparta,  villano,  y  deja 

á  un  mismo  tiempo  senti 

^^^M 

trofeos  de  quien  tus  manos 

que  del  amor  conocí 

^^^H 

!        son  un  indianas,  y  cuenta 

el  movimiento  primero, 

^^^1 

1        á  tu  dueño  cómo  un  hombre 

tanto  que  de  ausencia  muero 

^^^1 

1        de  más  valor,  de  más  prendas, 

desde  que  al  amor  nací. 

'^^^M 

1        enamorado  y  celoso, 

Cuando  yo  no  conocía 

"^^^M 

con  esta  banda  se  queda; 

qué  era  amor,  imaginaba 

^^^H 

que  me  la  pida  del  modo 

que  quien  á  querer  llegaba 

^1 

Que  quisiere  cuando  vuelva 
de  Ingalaierra,  que  yo 

de  ningún  pesar  sabia; 

^^^H 

ma:  agora  cada  día 

^^^H 

le  aguardo  en  León,  si  fuera 

los  daños  de  la  apariencia 

^^^1 

un  Hércules,  un  Aquiles, 

desengañan  la  paciencia, 

^^^1 

que  no  es  razón  que  merezca 

que  hallando  á  su  mal  testigos 

^^^H 

favores  tan  soberanos 

va  descubriendo  enemigos 

^^^1 

menos  que  quien  dueño  sea 

en  el  campo  de  la  ausencia. 

^^^H 

del  mundo,  como  Alejandro, 

Pensaba  yo  que  el  mayor 

^^^1 

para  hacer  á  Linda  reina 

era  la  ausencia  no  más. 

^^^H 

del  mundo,  ó  Garci-Fernández, 

y  vanme  enseñando  más 

^^^1 

Conde  de  Castilla,  esfera 

las  espías  de  mi  amor. 

^^^H 

donde  esta  banda  ha  de  ser, 

jorque  celoso  temor, 
as  sospechas  y  el  olvido 

^^^1 

á  pesar  de  la  tormenta 

^^^1 

de  mis  celos,  arco  hermoso 

acometen  al  sentido. 

^^^H 

de  la  paz  que  amor  desea. 

monstruos  de  tanto  poder 

^^^1 

Vamos,  Ximén.    . 

que  se  dan  á  conocer 

^^^H 

Me.                              |V¡ve  Oiosl 

^ 

primero  que  hayan  nacido. 

1 

^              394                       ^         LA  ROMERA 

DE  .SANTIAGO                                       ^^H 

^H                                          ESCENA   X 

lo  aue  es  tan  justo,  hasuH 
,;Cómo  estáis.^                    H 

^^H                                       Hale  Blanca— Linda. 

Lt.ND^.                               Como  quiflfl 

la  ausencia  del  Conde.      ^M 

^H        Blanca.    Señora. 
^H        Linda.                  Blanca. 

Garci.                                            |A/(H 
Cuanto  escucho  y  miro  «^ 

^^B        Ki.ANCA.                          Tu  hermano 

LiNOA.      Que  en  bienes  tan  deseados 

^^1                        manda  avisarte  primero 

es  centro  de  mis  cuidados 

^^B                         porque  cieno  caballero. 

V  blanco  de  mis  desvelos.   ^ 

^^H                        embajador  castellano, 

CJARCí,       El  de  Castilla  pudiera,        H 
señora,  formar  de  vos        H 

^^^^^                  quiere  besarte  la  mano, 

^^^^^B                  y  él  excusa  Jarle  audiencia 

aucjas,  pues  siendo  los  dofl 
de  un  nacimiento  y  esfera,^ 

^^^^^m                con  esto,  que  en  tu  prudencia 

^^^^H                 libra  el  desengaño. 
^^^VLinda.                                    Ya 

permitís  que  los  preiieri 

de  vuestro  hermano  un  v«sa(l 

^^V                        entiendo  al  Xey.  ^Donde  esta.'' 

Linda.      Ya  en  él  tantas  parles  hallo. 

^^B        Blanca.    Aquí,  aguardando  licencia. 

después  que  le  he  dado  el  si 
y  que  la  mano  le  di 

^H        Linda.       Dilc  que  entre,  que  su  intento 

^^M                       jusiainenie  de  mi  fia. 
^^m                       .Nutnblemcnte  porfía 
^^H                        Casiilla  en  mi  casamiento; 
^^H                       en  pie  rcctbille  intento, 
^^H                        por  que  no  quiero  obligarme, 

de  esposa,  que  aun  igualallo 
quien  goza  la  monarquía 
del  Imperio  no  podrá; 
y  desengañarse  ya                A 
él  de  Castilla  podría             ^ 
sabiendo  que  no  soy  mia, 

^^H                        que  se  siente  con  sentarme. 

y  que  á  sus  cartas  molestas 

^H                                  ESCENA  XI 

tan  diferentes  respuestas      S 

tiene  de  Ordoño,  mi  hcrmafl 

^^H        Sale  Gabci-FernAndbz  con  ¡a  banda  ;*UH(a,— Diciiof. 

Garci.      Ama  como  castellano.         H 

Linda.      Son  necias  ñnezas  éstas      H 

^^m       Blanca.   Llega,  que  Su  Alteza  espera. 

cuando  me  ve  en  esperanx^l 

^^H        Garci.       ¡(^>ué  hermosamente  severa 

de  otro  dueño.                    ^M 

^^H                        el  audiencia  aguarda  á  darmel 

Garci.                               No  es  razón™ 

^^B                        iN'o  he  visto  mayor  valor 

que  hasta  estar  en  posesión 

^^^^^                 con  tan  divina  belleza! 

que  tenga  desconñanza;      ^ 

^^^^B                Déme  los  pies  Vuestra  Alteza, 

y  hasta  agora  prenda  alcanM 

^^^^t.iNDA.       Levantaos,  Embajador. 

de  esas  manos,  que  á  su  anwP 

^^V      GAftci.       Como  otra  deidad  de  amor 

da  esperanzas  el  calor 

^^B                        suspende,  turba  y  admira 

con  que  á  dar  celos  se  atrev^ 

^^B                        á  quien  su  hermosura  mira. 

al  sol,  aunque  no  le  lleve    fl 

^^^^^LlNDA.      O  es  deseo  ó  ilusión, 

otro  bien  su  embajador,      W 

^^^^K                ó  hace  la  imaginación 

aue  está  dando  afrenta  al  día 
de  tus  soles  que  hurtó  al  vieaio 

^^^^H                 casi  verdad  la  mentira, 

^^^^H                ó  esta  es  la  banda  que  di 

perdona  el  atrevimiento 

^^^^H^               para  el  Conde.  Blanca,  escucha. 

y  sus  colores  confia. 

^^^^^pARCi.       Mucha  es  su  cordura,  y  mucha 

que  una  amorosa  osadía 

^^^^V^               su  beldad;  no  estoy  en  mi. 

méritos  gana. 

^^^^^LiNDA.      ¿No  es  esta  mi  banda.^ 

Linda.                            Es  verdad, 

^H        Blanca.                                       Si, 

cuando  esiá  la  voluntad 

^^H                       señora,  ó  tan  semejante, 

de  cobarde  recatada: 

^^M                      que  es  á  engañaros  bastante. 

mas  prenda  sin  gusto  huru< 

^^B       LiNUA.      La  semejanza  me  está 

tiene  poca  calidad; 

^H                       quitando  el  sentido. 

porque  tan  necia  osadía, 

^^B       Garcl                                      Ya, 

y  á  persona  como  yo, 

^H                        para  poder  ser  amante 
^^L                       más  dichoso  y  confiado, 

si  en  delito  no  incurrió 

no  escapa  de  grosería; 

^^B                       en  sus  divinos  despojos 

y  no  es  bien  que  prenda  mil 

^^m                       la  Infanta  ha  puesto  los  ojos 

nadie  goce  á  mi  pesar, 

^^M                       con  particular  cuidado: 

que  no  quiero  avenguar 

^^M                       siempre  la  fortuna  ha  dado 

de  la  manera  que  ha  sido, 

^^1                        victoria  al  que  es  atrevido. 

sino  dejarte  corrido              H 

^^M       Linda.      Perdiendo  estoy  el  sentido. 

con  llegártela  i  quitar.         Wt 

^^m                        ¡Qué  notable  confusiónl 

{Arráncattta  árí <^H 

^H       Carci.      De  tan  justa  suspensión 

De  mí  firma  y  de  mi  mano  H 

^^m                      como  viéndoos  he  tenido, 

esta  respuesta  y  no  mis       H 

^^M                       puedo  valerme.  señora, 

á  tu  dueño  llevarás,             H 

^^m                       para  salvar  el  cuidado 

embajador  castellano; 

^K                      de  no  haberos  preguntado, 

y  por  vida  de  mi  hermano 

^^^^m                                            JORNADA 

PRIMERA                                                       Sg.S             ■ 

^Hj  del  Conde,  si  en  razón 
^^desto  has  hecho  relación 

que  primero  murmuraron,                 ^^^1 

al  zafiro  de  tos  cielos                          ^^^| 

r        de  mi  autoridad  ajena. 

la  esmeralda  de  los  prados,                  ^^H 

i        que  te  cuelguen  de  una  almena. 

cjue  á  no  gozallos  tan  trisie  ^^^H 
de  ausente  y  enamorado,               ^^^^1 

1         la  más  alta  de  León.  (Va».) 

fuera  pasar  por  el  cielo.                 ^^^^1 

Relox.     Alabando  estás  de  espacio                ^^^H 

^H             ESCE.N'A  XII 

los  arroyos  y  los  ríos,                        ^^^1 

cuando  nos  está  brindando                ^^^1 

^^B       Gakci-PbkkAnsbz  toto. 

Ríbadavia,  á  quien  venera                   ^^^1 

santa  nación,  por  el  santo                   ^^^1 

li.      Esquivos  arrojamientos, 

licor,  que  sobre  un  magosto               ^^^1 

varoniles  bizarrías 

de  castañas,  hace  raros                       ^^^1 

contra  obstinadas  porfías 

milagros;  perdonen  lodos                     ^^H 

de  imposibles  escarmientos; 

cuantos  hay,  tristes  y  blancos,           ^^^| 

que  cuando  los  pensamientos 

(^ue  este  es  el  rey  de  los  vinos,  ^^^1 
ú  el  monarca.                                      ^^^M 

ciegos  con  su  error  se  casan. 

más  los  limites  traspasan 

LüURO.                         Eso  está  claro.                 ^^^H 

del  fin  en  que  se  desvelan 

LisuARD.  Fértil  tierra.                                       ^^^| 

con  desengaños  que  hielan 

Relox.                         De  esa  suerte                   ^^^| 

y  con  desdenes  que  abrasan.  [Vaíc.) 

bien  puede  un  lacayo  honrado           ^^^| 

■ 

decir  que  es  gallego  agora.                  ^^^1 

■           ESCENA  Xin 

LtsuARO.  ¿Por  qué  no,  si  estos  peñascos  ^^^| 
á  Castilla  y  á  León                              ^^H 

P^nCov»!  Do^  Liscardo  vFnuELA,  Lauro, 

tan  honrada  sangre  han  dado,            ^^^1 

r                                                        y                   1                * 
Ramiro  y  Reloj,  criados. 

1 

que  para  gloria  del  mundo                 ^^^1 

basta  el  blasón  de  los  Castros,             ^^^1 

iRO.  Ya  me  parece  que  es  hora 

en  Galicia  tan  antiguo.^                       ^^^1 

de  cammar,  que  los  rayos 

Relox.     Y  los  Relojes,  ¿es  barro                      ^^^| 

del  sol,  licencia  á  las  sombras 

desde  que  se  usaron  horasP                 ^^^| 

por  el  ocaso  van  dando; 

Gente  que  siempre  está  dando,             ^^^| 

que  basta  lo  que  hemos  sido, 

á  imitación  de  los  Condes                   ^^^| 

mientras  su  fuerza  ha  durado, 

y  Marqueses.                                      ^^^M 

'         huéspedes  de  estos  laureles 

LtsuARD.                       Relox,  paso,             ^^^^^t 

y  de  estos  cristales  claros. 
ju     El  Marqués  de  Mantua  fuiste, 

no  te  desconciertes.                       ^^^^^1 

Fruela,                                  Siempre,             ^^^^H 

hoy  con  todos  tus  criados. 

cuando  está  desconcertado                  ^^^| 

kHD.  ^'Cbmo,  Relox? 

el  reloj,  suelen  decir:                            ^^^H 

X.                              Porque  á  lodos, 

«el  reloj  está  borracho. >                      ^^^H 

dando  á  la  merienda  aplauso, 

Relox.     No  quitando  lo  presente,                 ^^^^H 

alrededor  de  una  fuente 

señor  escudero,  hablando               ^^^^H^ 

mandaste  sentar. 

con                                                ^^^^^1 

iUD,                              El  campo 

LisuARD.                          En  efecto:               ^^^^^Ki 

nos  brindó. 

¿el  camino  de  Santiago                 ^^^^^| 

X.                       ¿Q\ié  te  parecen 

es                                                      ^^^1 

los  de  Galicia? 

RA4MIR0.             Y  en  toda  Europa                    ^^^B 

iRD.                          Retratos 

no  hay  camino  más  cosario,                ^^H 

de  los  jardines  Hibleos. 

aunque  entre  el  de  Roma  y  entre        __^M 

o.     Los  Elíseos  los  llamaron 

el  del  Sepulcro  sagrado                       ^^^1 

muchos  antiguos. 

de  ierusalén.                                         ^^^H 

lRD.                               Tuvieron 

Lauro.                         No  liene                           ^^^1 

rarón,  que  pienso  que  el  Mayo 

el  mundo  provincia  en  cuanto            ^^^| 

de  estos  campos,  de  estas  cumbres, 

el  bautismo  se  predica                        ^^^| 

es  eterno  ciudadano, 

oue  á  este  antiguo  santuario  ^^^| 
de  nuestro  Patrón  no  envié                 ^^^| 

y  que  pueden  á  cristales 

hechos  en  peñas  pedazos, 

peregrinos,  ni  apartado                        ^^^H 

^_  apostar  el  Sil  y  el  Miño 

mar,  adonde  el  pasajero                       ^^^H 

^B  con  Guadalquivir  y  el  Tajo, 

y  el  piloto  del  naufragio                      ^^^| 

^B  cuyas  fértiles  riberas, 

en  la  pared  de  su  templo                     ^^^| 

^B  para  hacer  por  Abril  palio 

no  cuelgue  labia  ó  milagro,               ^^^1 

V  al  sol,  parece  que  están 

ni  en  las  mazmorras  de  Fez               ^^^1 

Mores  á  estrellas  copiando. 

ó  Argel,  cautivo  cristiano                   ^^^| 

Plata  y  verde  es  la  librea 

□  ue  no  traiga  la  cadena  ^^^| 
de  su  libertad,  pagando                       ^^^1 

que  dan  los  montes  bizarros, 

siendo  por  faldas  y  cumbres 

las  gracias  en  esto  al  cielo                  ^^^Hi 

los  arroyos  pasamanos, 

y  al  Patrón  de  España.                       ^^^| 

L        bendiciendo  con  las  lenguas 

Fru&la.                   ^               Es  tamo,         ^^H 

3o<> 

LA  ROMERA  DE  SANTIAGO                                           ^^H 

que  al  camino  que  en  el  ciclo 

LtsuARD.  Del  mismo  ciclo  ptrece^^^H 

por  causa  de  csiar  cuajado 

que  las  dos  habéis  bajad^^^^f 

de  estrellas  llamó  el  geniil 

Merced  me  haced  de  cori^^^H 

esmino  de  leche,  han  dado 

k  los  rostros  soberanos          ^H 

en  llamarle  vulgarmente 

de  lüs  volantes  dichosos        ^| 

el  camino  de  Santiago. 

las  cortinas.                             ^| 

Rbi.ox. 

Y  es  de  suerte,  que  viniendo 

Soi..                               Nc                        ^H 

cierto  labrador  cansado 

haciendo  esta                          H 

del  campo  á  su  casa  humilde 

si  sois  servido  ilv  udi  i.. 5        ^^ 

una  nixhe  de  verano. 

limosna,  hacednos  merced. 

queriendo  hacelle  su  esposa 
lisonja,  en  medio  de  un  patio 

y  si  no,  el  Apóstol  santa         J 

en  esta  jornada  os  guie.         H 

le  puso  la  cama  al  fresco; 

LisuARD.  ¡Esperad,  esperad!                   H 

mas  él,  los  ojos  alzando 

Sol.                                        Vamos        H 

al  cielo  y  mirando  encima 

con  diferentes  intentos.          H 

el  camino  de  Santiago, 

LtsUAHD.  No  es  cortés  término  darn>js   V 

> 

dio  voces  á  su  mujer, 

con  las  espaldas  tan  presto,    ■ 

y  dijo:  «¿No  habéis  mirado 

ni  novedad  suplicaros             H 

^^^^^ 

dónde  la  cama  habéis  hecho? 

que  los  volantes  quitéis.         ^| 

¿(,)uercis  que  se  caiga  acaso 

Sol.          a  quien  es  tan  cortesano.      ^| 

un  bordón  de  un  peregrino 

tan  caballero  y  señor,            ^| 

de  los  que  van  caminando. 

no  será  razón'negalln,           ^| 

frasco  lleno  ó  calabaza. 

por  no  parecer  nosotras        ^| 

y  que  me  quiebre  los  cascos?» 
Y  creyéndolo  los  dos. 

descorteses  también.  (/vwn^r^H 

LisuARO.                                   ¡Hafo   ^H 

i  un  aposento,  temblando, 

y  más  que  admirable  e.\tr(fn^H 

con  más  miedo  que  vergüenza, 

de  hermosura!  \a  me  acAl-o  H 

los  colchones  retiraron. 

de  persuadir  que  es  verdad     V 

r             Lisi;\Ro 

Kl  cuento  me  ha  dado  sed. 

tan  peregrino  milagro              ■ 
de  honestidad  y  belle/a.        ^| 

1             Helox. 

¿Y  risa  no?  ¡Caso  extraño! 

1                  L(StrARD 

Basta  la  que  aquella  fuente 

Sol,          Bebed,  señor,  y  mandadnot  ^^ 

entre  cristalinos  labios 

dar  limosna.                           ^| 

muestra,  brindando  i  bebi-lla. 

LisuAPD.                      ¿Cómo  pide       H 

^^B       Lai;ro. 

¿yuieres  agua? 

limosna  quien  está  dando    ^H 

r                 LiSUARD. 

TrAela,  Lauro, 

pródiga,  al  mundo  hermo$uit^| 

en  un  cristal  que  compila 

rica,  al  sol  rayos  dorados.     ^| 

con  el  hermoso  y  helado 

poderosa,  al  ciclo  envidia,     ^| 

de  esa  fuente.  ( va  por  ella. ) 

divina,  al  tiempo  milagros?  ^H 

^H     Rblox. 

¡Infame  antojo! 

Quien  ha  menester  pediros,  ^| 
romera,  ¿cómo  ha  de  daros,  ^| 

Kn  mi  vida  me  brindaron 

para  beber  fuentecicas 

ni  qué  ha  menester  pedir       ^| 

ni  arroyuetos  despeñados 

quien  almas  viene  roblado?  ^| 

por  traidores  contra  el  vino. 
Siempre  entre  dientes  hablando, 

Sol.          Yo  soy.  Conde,  una  mujer    ^| 

de  Casulla,  noble  tanto          H 

y  si  por  desdicha  enferma 

como  su  Conde;  hice  voto    ^H 

de  tercianas  un  cristiano, 

de  visitar  el  sagrado              ^| 

no  hay  fuente  que  le  socorra. 

sepulcro  de  nuestro  Apóstol.-^l 

con  andar  por  esos  campos, 

de  esta  suerte  caminando          1 

sin  tener  que  hacer  baldías, 

á  pie  y  pidiendo  limosna,      ^| 

y  no  puede  ser  aguado 

aunque  traigo  mis  criados     ^B 

sino  un  roció. 

detrás  con  una  litera              ^| 

{Xale  l.iuro  con  vk  vidrio  dt  AK«») 

para  los  forzosos  pasos          H 

^^       Lauro. 

Aquí  está 

del  camino,  vuelvo  agora        m 

el  agua. 

después  de  haber  vi&ttadu 

^^        Lisiar» 

Muéstrala,  Lauro, 

su  sepulcro  y  su  Padrón,          b 

y  partamos. 

¿  Castilla,  publicando           fl 
mi  devoción  en  las  conchas,  ^1 

ESCENA  XIV 

veneras  y  santVagos               ^| 
de  azabache  y  de  marfil.        V 
que,  como  es  costumbre.  traijP 
en  sombrero  y  esclavina; 

^^^^B     Sattn  HoSa  Sol.  y  Dqüa  urkaca  at  ptrtgnnm. 

uicnos. 

y  quien  sois,  sabiendo  acá» 

1            Sol. 

^Señor  Conde?.., 

de  los  vuestros,  i  pediros 

^K         LiSUARO 

.  ]Nútable  bellezal 

las  dos  limosna  llegamos: 

^^B 

Dadnos 

ved  si  nos  la  habéis  de  dar, 

limosna  á  estas  dos  romeras 

ó  guárdeos  Dios. 

que  vienen  d«  Santiago. 

'  LisuARD.                           Alejwidra 

JORNADA  PRIMERA 


397 


ARO 


íkd, 


^x. 


^quedara  corto,  señora, 
in  esta  ocasión.  No  hallo 
para  serviros,  si  no  es 
esta  cadena  que  alabo 
los  diamantes,  cuando  estén 
en  vuestras  hermosas  manos, 
por  los  mejores  que  ha  visto 
Ceylán. 

Nosotras  no  vamos 
sino  es  pidiendo  limosna 
por  el  voto  de  que  os  hago, 
señor  Conde,  relación, 
y  ios  diamantes  dejaldos 
para  quien  tan  bien  los  luce, 
que  allá  en  Castilla  no  estamos 
las  mujeres  como  yo 
lan  faltas  del  los,  que  traigo 
algunos  con  que  poder 
serviros  y  regalaros, 
que  pueden  desafiarse 
con  más  de  una  estrella  á  rayos. 

Y  el  cielo  os  guarde  con  esto, 
que  me  parece  que  estamos 
los  dos  mal  de  esta  manera: 
vos,  el  tiempo  dilatando 

de  caminar;  yo,  con  vos 
pasando  ya  del  recato 
los  limites  que  me  debo, 
y  que  por  quien  soy  me  guardo, 
y  es  razón  no  detenerme, 
ñi  entreteneros  hablando, 
caminaréis  más  aprisa 
y  beberéis  más  despacio. 
Detente,  que,  vive  Dios, 
que  es  rigor  demasiado 
partirte  de  esa  manera. 
Pues  ¿qué  quieres? 

¿Qué  más  claro 
te  pueden  hablar  mis  ojos 
de  lo  que  le  esián  hablando.^ 

Y  vos,  dulce  motilona, 

de  este  hermoso  castellano 
serafín,  no  os  vais;  mirad 
que  hay  también  quien  os  ha  dado 
más  corazón  que  á  Belerma. 
¿Y  es  Durandartc  el  lacayo? 
¡Qué  presto  me  conociste! 
¿No  basta  el  fieltro  por  ramo 
del  vinagre  que  vendéis? 
Romera  de  los  diablos, 
poco  á  poco,  que,  por  Dios, 
que  somos  de  un  mismo  paño, 
y  qup  te  haré  una  manera, 
sin  saber  cómo  ni  cuando, 
en  el  alma. 

¿De  flué  suerte? 
Con  un  beso  y  dos  abrazos. 
Yo  lo  doy  por  recibido; 
pero  sepa  que  me  llamo 
Urraca  y  soy  de  Castilla, 
y  conmigo,  señor  Ganso, 
no  hay  zorroclocos. 

Vertiendo 
estás  por  ojos  y  labios 
seis  mil  ducados  de  renta. 
¡Encarecimiento  extraño! 
¿Pues  hay  más  que  encarecer 


que  con  dinero  sepamos? 
¿Flay  mayor  donaire;  hay  cosa 
de  más  hermosura? 

Sol.  Tanto 

os  hacéis  desentendido 
de  lo  que  soy,  que  me  canso 
de  estar  cansada  con  vos 
de  £d  vertiros  y  escucharos; 
haccdme  merced  de  hacer 
como  quien  sois,  y  dejarnos 
proseguir  nuestro  camino, 
sin  que  nos  impida  ei  paso 
poco  decoro  á  ¡a  sangre 
que  tengo,  al  antiguo  v  claro 
blasón  de  algún  apellido 
que  honraáhspaña  y  que  heredaron 
estos  nobles  pensamientos 
que  veis,  y  que  están  brotando 
valor  y  honor  por  los  ojos, 
por  las  palabras,  por  cuantos 
átomos  de  sangre  tengo 
de  ser  mujer;  que  esto  al  alto 
y  al  humilde  suele  siempre 
obligar  y  al  más  bizarro. 
Sabed  ser  galán  cortés, 
no  grosero  cortesano. 

LisuARD.  Dejadme  besar  la  nieve 
de  una  mano. 

Sol.  De  mi  mano 

esperad.  Conde,  más  castas 
hazañas,  y  reportaos; 
no  pasen  las  groserías 
á  poder  llamarse  agravios, 
que  ¡vive  Diosl  que  mujer 
como  soy,  sepa  dejaros 
con  desengaños  de  libre, 
con  presunciones  de  ingrato, 
con  escarmiento  de  necio 
y  castigos  de  villano. 
Vamos,  Urraca.  H'anst.) 

ESCENA  .XV 
Dichos,  menos  Doüa  Sol  y  t'niucA, 

Reujx.  ¡y  por  Dios 

que  ella  no  es  mal  papagayo! 
LisuARD.  ¡Mujer  peregrina  en  lodol 
LaiJro.     ¿Mas  de  beber? 
LisuARi).  No,  me  abraso; 

para  tan  poco  remedio, 

reparte  á  esas  llores.  Lauro, 

ese  cristal  para  perlas, 

y  caminemos,  que  parlo 

sin  mi,  dejando  los  ojos 

en  ese  prodigio  helado 

de  amor,  en  ese  desden 

peregrino,  en  ese  mármol 

imposible. 
Rkiox.  ¿y  Linda? 

LtsuARD.  Linda, 

de  mi  amoroso  cuidado 

ha  de  ser  eterno  dueño; 

y  es  en  semejantes  casos 

mujer  propia,  diferente 

de  la  que  ciego  idolatro 

por  itivencible  y  ajena. 


^^r     ^9^ 

LA  ROMEPA  OC  SANTIAGO                      ^^^^^^^H 

^^^      Rklox. 

¿Apenas  esiás  casado. 

de  ese  numero  t^rofl^^^^^^B 

cuando  al  primer  trascanón 

V  llámala  inclinación            ^^M 

quieres  dar  mairimoñazo.^ 

honesta,  sin  la  ambición       ^H 

1            Lisu'VBU 

Déjame,  necio. 

de  la  hermosa  hipocresía.      ^H 

1            Relox. 

Confieso 

que  se  precia,  de  ordinario,  ^H 
de  hacer  arte  d?l  desden.        ^H 

que  es  verdad,  que  no  te  hablo 

a!  fiusio,  que  eres  señor 

Uhpaca 

.  Pues  aue  te  parezca  bien  ^H 
al^ún  hombrees  necesario^  ^H 

al  fin,  y  yo  un  mentecato. 

Digo,  que  la  peregrina 

siendo  mujer  y  naciendo       ^H| 

es  querubín  soberano, 

de  los  hombres. 

y  que  puede  con  ios  ojos 

Sol. 

Necia  esiiii    ^i 

Instar  á  Poncio  Pilalo; 

no  hace  diferencia  más         ^H 

y  el  contrapeso  me  deja 

un  hombre  presente  viendo  ^H 

perdido  por  sus  pedamos, 

que  de  un  árbol,  una  fueoie,^H 

y  que  pretendo  ser  tordo 

un  cdiñcío,  un  retrato.           ^H 

de  tan  dulce  Urraca. 

Urraca. 

Corazón  tienes  ingrato,        ^H 

I                 LlSUAKD 

Vamos, 

pues  no  hay  hombre  que  *<^^| 

y  pase  la  gente  toda 

un  poco  más  el  deseo            ^H 

delante,  y  sólo  un  lacayo, 

que  lo  que  está  inanimado,  ^^ñ 
Sin  duda  que  se  te  ha  helado^H 

que  es  Relox,  quede  conmigo, 

y  cuatro  ó  cinco  criados, 

el  apetito:  no  creo                    ^H 

que  quiero  ir  un  poco  i  solas. 

que  para  mujer  naciste.           ^^ 

1            Relox. 

¡Oh,  mental  enamorado! 

Sol. 

Esto  á  quien  soy  corresponde. 

^^m       LisuAPD. 

Loco  por  tus  ojos  voy, 

Urraca. 

^-Es  posible  que  en  el  Conde  ^^ 

romera  de  Santiago. 

algunas  partes  no  viste  ^H 
que  te  pareciesen  bien?           ^^ 

Sol. 

^Quién,  dime,  por  vida  mb,         ] 

H 

ORNADA  SEGUNDA 

te  paga  la  tercería?  .^J 
¿Quién  te  encargó  mi  desdénj^H 
Pues  cuándo  sueles  conmigo  ^| 

ESCENA  PRIMERA 

Urraca. 

tener  este  atrevimiento?  ^M 
De  tu  mismo  sentí  mienio^^^H 

■              Salen  Do^a  Soi  v  Ukkaca  sola$.  dt  la  miima  lutrle 

snn  hijos  los  que  te  díga^^^H 

qut  primero. 

Sol. 

iQué  bien  pareces  críadaj^^^H 
pues  una  apenas  se  ve           ^^M 

I            Urraca. 

Notablemente  sentiste 

en  el  mundo  que  no  esté        ^H 

que  te  pidiese  favores 

para  tercera  pagadal               ^H 

el  Conde. 

¡Oh,  enemigos  no  excusados^H 

1           Sol. 

Urraca,  no  ignoras 

de  los  dueños  que  ofendéis!   ^M 

que  esto  hasta  aquí  me  trac  triste. 

Murmuráis  y  malqueréis        ■ 

iQue  un  señor,  un  caballero 

regalados  y  pagados.                  ^ 

que  más  cortés  debe  ser 

iQuc  de  cosas  se  excusaran          1 

con  una  honesta  mujer 

sí  excusaros  se  pudiera!         ^^ 

anduviese  tan  grosero! 

Urraca. 

¿Apandaste  que  la  litera         ^H 

¿Diérunlc  acaso  mis  ojos, 

y  los  criados  pasaran       ^^^H 

Urraca,  alguna  ocasión? 

^^^H 

^^H       ÜARACA. 

Cuandu  tan  livianos  son 

Sol. 

Urraca,             ^^^^| 

animan  á  los  antojos; 

porque  quiero  caminar          ^^M 

culpa  á  tu  misma  hermosura 

hasta  este  primer  lugar          ^H 

de  SU  atrevimiento. 

^H 

B           Sol. 

Calla. 

Urraca. 

Dcberánte  ansí,           ^H 

que  estas  son  disculpas  que  halla 

más  que  á  Abril,  llores  los  ptiSaVi 

la  necedad.  ^Por  ventura 

Sol. 

Y  yo  á  ti  lo  que  callares,        ^J 

estoy  obligaba  á  ser 

que  no  son  pocos  pesares       ^H 

fea  para  no  perderme 

sufrirte  algunos  enfados.        ^H 

el  respeto,  sin  valerme 

de  mi  condición  ajenos                í 

el  que  debe  á  una  mujer 

y  nuevos  en  mí  hasta  agora. 

cualquier  hombre  principal, 

Urraca. 

Perdón  le  pido,  señora. 

que  es  lo  que  se  debe  á  si? 

y  estos  campos  por  lo  meoot 

^^H 

Tienes  razón:  pero  di: 

enamoren  tu  hermosura.       ^H 

,icómo  te  parecen  mal 

Sol. 

i.a  suya  á  la  vida  avisa          ^H 

tudos  los  honjbrcs? 

en  el  marchitarse  aprisa.        ^H 

■           Sol. 

Urraca, 

Ya  parece  que  procura           ^H 

naci  con  esa  aspereza. 

el  sol  entrarse  en  el  mar;        ^H 

■           Uhraca. 

Siempre  fue  de  la  belleza 

un  poco  más  caminemos.      ^H 

la  ingratitud  sombra. 

Uiraca,  por  que  lleguenio:>     ^H 

■            Sol. 

Saca 

coa  luz  alguna  al  lugar.        ^H 

JORNADA  SEGUNDA 


39Í 


ESCENA  II 


f*/  CoMOK  DoM  LisuAhDo  /  todos  tus  eriaáo» 
iia4ot,  con  banáat  por  l<u  carat  y  lat  lapa- 
4<Mi  !«<««.— Dichas. 

i»D.  ¡TeDCOSl 

\CK.  ¿Qué  es  esto,  ciclos? 

', Perdidas  somos! 

Lrraca, 

no  te  aflijas,  no  te  turbes; 

que  estas  desnudas  espadas 

no  quieren  sangre, 
,CA.  ¡Ay,  señora!; 

pues  ^qué  quieren? 

Oro  y  piala; 

que  éstos  son  algunos  hombres 

de  obligaciones,  que  pasan 

necesidad  y  procuran 

de  esta  suerte  remedialia 

saliéndose  á  los  caminos: 

deja  que  los  hable. 
CA.  Acaba, 

y  sepamos  lo  que  intentan 

de  esta  suerte. 

Cam&radas: 

contra  dos  mujeres  solas 

menos  que  una  espada  basta. 

Retiradlas,  i^ue  si  vuesira 

determinación  lo  causa 

necesidad  de  dineros, 

y  dos  mujeres  honradas, 

que  en  este  traje  caminan, 

US  parece  que  esa  falta 

pueden  suplir,  reportaos, 

y  sin  armas  ni  amenazas 

coriésmeate  os  serviremos. 

{Descúbrestet  Conde.) 

KD.  Romera  hermosa  y  gallarda: 

sólo  tu  belleza  busco. 
Zt¡,   ¡Hablara  para  mañanal 

¿Quién  sois? 
CK.  «Al  Conde,  señora, 

no  conoces? 

No  son  trazas 

estas  de  hombres  como  el  Conde, 

y  así  en  quien  era  dudaba, 
ten.  Amor  me  obliga,  romera, 

y  tu  desdén,  que  con  tanta 

violencia  ¿  buscarte  vuelva; 

procura  menos  ingrata 

corresponderme,  que  estoy 

perdido. 

Conde,  repara 

en  quien  soy,  y  juntamente 

que  en  hacerme  ofensa  agravias 

lo  más  noble  de  Castilla; 

que  soy  doña  Sol  de  Lara, 

Condesa  de  Lara  y  hija 

de  don  Manrique,  á  quien  llama 

España  el  nunca  vencido; 

que  puesto  que  muerto  falta 

á  mi  honor,  del  heredé 

sangre  tan  noble,  que  basta 

contra  las  locas  porfías. 

Pues  yo  le  doy,  Sol,  palabra 

de  marido. 

Y  el  primero 


LlSUABÜ. 

Sol. 


que  ha  hecho  cuando  sc  casa 
estelionato  eres  lú. 
¿De  qué  suerte? 

Si  á  la  infanta 


de  León  la  has  dado.  Conde, 
¿cómo  á  un  mismo  tiempo  tratas 
uiro  casamiento?  Advierte 
que  vienes  ciego  y  que  pasas 
los  limites  de  quien  eres, 
y  prosigue  tu  jornada, 
que  no  es  razón... 

LisuARD.  No  hay  razón 

en  amor. 

Sot..  Ya  se  adelanta 

eso  á  locura. 

LisuABD.  Til  misma 

me  disculpas. 

Sol.  y  lú  infamas 

tu  valor. 

Lisi'Afii.  Ya  no  hay  valor. 

Sol.  Tendréie  yo. 

LisuARD.  .N'o  habrá  humana 

resistencia  al  amor  mío. 

Sol.         ¿Aun  ciego  apetito  llamas 
amor? 

LisiAhD.  Amor  ó  apeiiio, 

yo  he  de  gozarle, 

Sol.  Ya  manchas 

con  las  palabras  mi  honor. 

LisiiARD.  No  han  de  ser  solas  palabras. 

Sol.  Pues  serán.  Conde,  las  obras 

imposibles;  lo  que  el  alma 
rigiese  esta  sangre  noble, 
animare  eslas  entrañas,  ' 

alentare  este  animoso 
corazón,  esta  bizarra 
presunción  tuviese  en  pie, 
ó  dejaré  de  ser  Lara; 
antes  de  mis  padres  hija, 
doña  Sol  y  castellana. 

LiSL>ARD.  Mi  bien,  mi  gloria,  mi  dueño; 
mujer  sois,  amor  me  abrasa; 
vuestro  soy,  no  me  matéis 
con  tanto  desdén,  con  tanta 
ingratitud  y  aspereza, 
que  no  hay  ninguna  inhumana 
licra  que  no  quiera  bien 
su  semejante;  las  plantas, 
las  peñas,  fuentes  y  rios 
con  ser  insensibles,  aman. 
Aquel  ruiseñor  escucha, 
y  verás  que  cuando  canta 
amorosas  quejas  son; 
mira  allí  cómo  se  abrazan 
con  los  sauces  y  los  olmos 
las  hiedras  enamoradas; 
hasta  aquel  peñasco  está 
enamorando  las  aguas 
de  aquel  cristal  fugitivo. 

Sol.  .Mira  entre  esas  semejanzas 

de  amor,  si  nadie  por  fuerza 
lo  que  le  niegan  alcanza. 
Amor  ts  correspondencia 
entre  dos  iguales  almas, 
que  la  costumbre  la  engendra 
y  alimenta  la  esperanza. 
Las  principales  mujeres 


^^^^^^^^^^^hT^OíAEhK 

DE  SANTIAGO                                       ^^H 

de  la  estimación  se  pasan, 

LAtrRo.      Sobre  la  hierba  ha  caído,  ^| 

y  esta  es  hija  de  los  días 

volviendo  en  coral  la  gratl^B 

con  el  tiempo  acreditadas, 

LisuARD.  Perderé  también  la  vida     H 

^^m 

que  accidentes  repetidos 
de  amor,  finezas  bastardas 

si  á  Sol  la  vida  le  falta.      ■ 

H 

cuando  más  arden,  se  hielan, 
cuando  comienzan,  acaban; 

ESCENA  111           ■ 

que  como  del  apetito 

Saltn  la  [crPAXTA  LmoA  y  ñutj^M 

más  que  del  amor  cansadas, 

corren  por  la  posesión 

Blanca.   ,;Carias  del  Conde,  señora?S 

V  sobre  el  olvido  paran. 

Linda.      Sf.  blanca,  del  Conde soo.fl 

Lo  que  no  cuesta  deseos 

cuyas  letras  con  razón      ■ 

no  lo  eslima  el  gusto  en  nada, 

el  alniA  besa  y  adora.         ■ 

que  á  las  l'áciles  empresas 

Blanca.    Desde  el  camino  le  escribeJ 

siempre  si^ue  la  mudanza. 

linezas  de  desposado          ■ 

Da  tiempo  al  tiempo,  enamora. 

y  gaUn  enamorado.           H 

con  estimación  regala, 

LiMDA>      Con  estos  socorros  vive      H 

sirve,  ruega,  desconfía. 

mi  esperanza  y  mi  deseo;  H 

escribe,  recela,  aguarda 

que  no  tiene  la  paciencia.  H 

y  no  alropelles  por  fuerza 

contra  el  rigor  de  la  auscnfl 

prendas  de  tanta  importancia. 

oirás  armas.                       fl 

pues  no  vienen  á  ser  gustos 

Blanca.                         No  te  veo      H 

los  del  cuerpo  sin  el  alma. 

alegre  como  solías;            H 

^^m            LISUABD 

De  espacio  estás,  duna  Sol; 

lodo  te  cansa  y  da  uuerra.H 
Linda.      Con  el  Conde  á  lMg.ilatern^| 

y  mis  amorosas  ansias 

más  presurosas  caminan. 

se  fueron  mis  alegrías.       ■ 

^H 

No  sé  si  hallarán  posada. 

Como  no  has  llegado  á  aiiM 

^^M 

Lleva  mi  amor  privilegio. 

no  has  sabido  qué  es  tenerS 

^H 

Nunca  recibe  esta  casa 

tristeza,  llorar,  temer,        H 

huéspedes  de  esa  manera. 

esperar,  desconfiar;             H 

porque  tiene  salvaguarda 

y  mucho  más  que  da  el  «ilfl 

del  honor  y  del  valor. 

de  csla  ausencia,  en  cuya  fl 

Tu  ciego  amor  desengaña, 

toda  es  recelos  el  alma.      ■ 

que  no  ha  de  pasar  apenas 

lodo  es  temores  el  sueño,  fl 

los  umbrales.  Conde,  aparta, 

j.\y,  Blanca,  qué  confusiofl 

que  el  bordón  de  una  romera 

quien  quiere  ausente  padcdH 

con  obligaciones  tantas, 

y  qué  de  miedo  se  ofrece   " 

basta  y  sobra  contra  todas 

i  las  imaginaciones 

las  viles  armas  villanas 

cuando  discurre  quien  aintH 

de  un  descortés  caballero. 

de  veras!  |Ay,  Blanca  mia!  ■ 

Haz  lo  Que  yo  hiciere,  Urraca, 
ó  matarcte  también. 

ven  acá.  ¿EÍ  Conde  podrli," 

acaso  COI)  otra  dama, 

^H         Urraca. 

Haz  cuenta  que  le  acompaña 

darme  en  el  camino  celos,  ^ 

una  amazona. 

y  en  Ingalaterra.  donde      A 

^H          Rei.ox. 

IJrraquilia, 

las  huy  tan  bellas r'           ^ñ 

aceituna  sevillana: 

Blanca.                                    El  Cos 

si  é  fíelox  no  hay  rindibü 

tendrá  los  mismos  desvcjofl 

te  he  de  hacer  á  cuchilladas. 

acerca  de  tu  memorít^^H 

^H         Urraca. 

De  montante  he  de  jugar; 

ó  de  lu  olvido  tambiéll^^H 

lacayo:  guardad  la  cara. 

pues  le  quiere  el  Conde  W 

Que  he  de  echaros  las  narices 
dos  leguas  de  las  quijadas. 

Linda.       Blanca:  del  amor  li  gloria 

mientras  la  presencia  falu, 

^^1 

Sol:  aunque  más  rayos  eches, 

lienc  suspensiones  todas. 

lu  defensa  ha  de  ser  vana, 

Blanca.    Presto  tus  dichosas  bodas 

que  eres  Sol.  y  al  paso  mismo 

el  temor  que  sobresalta 

que  te  defiendes,  abrasas. 

tu  pecho  sosegarán. 

^H 

F'or  eso,  villano  Conde, 

Linda,      Entretanto  temo,  cspcrt». 

le  sabré  quemar  las  alas. 

desconfio,  vivo  y  muero, 

^H          LlSl'ARD. 

Ríndele,  Sol,  á  mi  amor; 

que  es,  Blanca,  el  Conde  g 

pues  al  amor  veces  tantas 

y  miro  en  el  inlinjlai 

se  ha  rendido  d  sol  del  cielo. 

parles  para  deseadas. 

lt:Htrt\nsc,  acuchillando  d  fioña  Sol,  y 

Blanca.    A  las  luyas  obligadas, 

dicen  dtntn)) 

jquc  temores  solicitas? 
Linda.      Verdad  es;  mas  puede  ser. 

^M        Sol. 

\.\y,  que  me  has  muerlol 

^H           LiSUARD. 

|Mal  haya 

ya  que  la  mano  le  di. 

mi  espada  y  mi  ingratitudt 

que  las  mire  el  Conde  en  o^ 

Tened,  tened  las  espadas. 

como  de  propii  mujer,      fl 

^^^^^" 

SEOt'NOX                                                                 401        ^^H 

^^B  Tiene  csla  rc|;la  excepción 

tanto  csfl  causa  huinÍLÍda                  ^^H 

^Hcn  quien  son  como  lú  eres, 

de  tantos  gustos  hiciera                      ^^^| 

^H  que,  aunque  son  propias  mujeres, 

en  mi  pecho  enamorado;                    ^^^| 

^H  deidades  humanas  son. 

y  asi,  desde  hoy,  no  te  asombres,           V 

^V  Al  Conde  le  tengo  vo 

ni  me  Jo  cantes,  ni  nombres,              ^^M 

léstima,  que  irá  perdido, 

basta  que  me  den  cuidado.                 ^^^| 

sin  consuelo,  sin  sentido,                     ' 

BtANCA.  Siempre  te  he  de  obedecer.                ^^^| 
t.i.Nox.      ^'Quien  viene?                                 ^^^M 

pues  ei  bien  que  mereció 

'         por  dicha,  se  le  dilata 

Blanca.                        Su  Alteza.                ^^^H 

con  Tanto  rigor  la  ausencia, 

j^^^^^M 

1        valiéndose  la  paciencia 

ESCES\  IV                    ^^^^1 

^K  de  una  esperanza  que  mala 

•-«  *J  ^^  K^«                                                                                                      ^^^^^^^^^^^^^^^^^B 

^H  cuando  comenzó  ei  deseo 

Sait  ti  KcT  Okdúmo.— Dichos.           ^^^^^H 

^^  de  la  misma  posesión; 

^H 

que  una  Infama  de  León 

OftDOÑo.                                          Hermana:         fl 

no  es  tan  ordinario  empleo, 

¿tan  á  solas?  la  cuartana                  ^^M 

que  la  privación  de  aquello 

de  la  ausencia  debe  ser.                     ^^^M 

que  ha  de  volver  á  gozar 

,jCómo  se  halla  Vuestra  Alteza         ^^^| 

no  le  mate  hasta  lle<íar 

de  su  ^ran  melancolía?                      ^^^| 

^—^  á  go/alio  y  poseello; 

Linda.      Con  Blanca  meeniretenla                 ^^H 

^H  y  después  de  poseído 

cantando.                                            ^^H 

^H  y  gozado,  nunca  el  bien. 

Oroo.ño.                   Tan  gran  tristeza,             ^^H 

^H  que  es  tan  soberano  en  quien 

sólo  pueJc  suspender                        ^^H 

^H  está  pasando,  es  creído; 

la  voz  de  blanca.                               ^^H 

^M   que  pasa  cuando  se  alcanza 
^r    con  a  mii,ma  posesión 

LiNbv.                                Confieso                      V 

que  debo  infinito  en  eso                    ^^H 

'         el  término  á  la  razón. 

á  Blanca.                                          ^^^M 

1         el  limite  á  la  esperanza. 

Blanca.                  Sí  encarecer                       ^^^| 

^K   ¡Qué  bien  que  sabes  hablar. 

lo  que  servirte  deseo                          ^^^| 

^y  sin  tener,  Blanca,  experiencia 

con  eso  intentas  ahora,                      ^^^| 

f^    en  tan  peligrosa  ausencial 

toda  la  merced,  señora.                    ^^^1 

|CA.    Todo  se  viene  á  alcanzar 

que  me  estás  haciendo  creo.              ^^^1 
Opdoñ'O.   Siempre  la  música  ha sidoi                ^^^| 

E^   con  el  humano  discurso. 

^H    Escuchar  cantar  quisiera. 

en  el  amoroso  asedio,                        ^^^| 

^^    porque  quien  amando  espera 

diversión,  si  no  remedio,                    ^^H 

nunca  tiene  otro  discurso. 

porque  es  calma  del  sentido,             ^^^H 

^H    ^l-las  traído  el  instrumento 

que  esta  es  la  razón  de  haber            ^^^| 
lingido  que  suspendió                        ^^^| 

^B  contigo? 

|ffiK               Señora,  si; 

al  intiernu  cuando  entró                    ^^^| 

el  instrumento  esta  aquí; 

Orfeo  por  su  mujer.                           ^^H 

toma,  señora,  un  asiento. 

Para  encarecer  asi                              ^^H 

y  templa  con  más  prudencia 

la  fuerza  de  la  armonía                     ^^^| 

tu  grave  melancolía. 

un  filosofo  decía                                ^^H 

)A.      Cántame,  por  vida  mia, 

que  era  deidad  de  por  si.                   ^^^| 

algunas  cosas  de  ausencia. 

Que  en  nuesiru  n^undo  inferior        ^^^| 

»CA.   (Canta.)  «Madre:  aquella  niña 
de  los  ojos  lindos, 

tienen  parles  soberanas                     ^^^| 
y  son  deidades  humanas                   ^^^| 

matadores  de  hombres 

amor,  música  y  olor.                         ^^^| 

1         sin  ser  basiliscos. 

LlMOA.      .Si  añadiera  la  poesía                           ^^^| 

^K   De  su  dueño  ausente, 

Vuestra  A Itc/a,  de  otros  cuatro       ^^H 

^f   sus  ojos  son  ríos. 

elementos  al  teatro                             ^^^| 

^^    su  música  endechas. 

humano  adornar  podía;                     ^^^| 

1          sus  bailes  suspiros. 

que  á  la  tierra,  al  agua,  ai  viento      ^^H 

Suspensa  parece 

y  al  luego,  los  cuatro  son                 ^^H 

que  la  han  dado  hechizos, 

de  tan  igual  proporción                     ^^H 

sospechas  de  celos. 

como  cualquier  elemento.                 ^^^| 

temores  y  olvidos.» 

Primeramente  la  tierra                      ^^^H 

ik.       Blanca:  ño  prosigas  más, 

imita  á  la  poesia                                 ^^^H 

que  parece  que  cantando. 

en  la  variedad  que  cría,                      ^^^^ 

'    con  los  temores,  hablando 

en  la  hermosura  que  encierra.          ^^H 

de  mis  recelos  estás. 

La  música  al  agua  imita                   ^^^| 

■^  si  como  son  recelos 

que  va  con  músico  estruendo           ^^^| 

que  se  dan  tanto  á  temer 

dulce  consonancia  haciendo              ^^^| 

^^    llegasen  acaso  á  ser. 

cuando  al  mar  se  precipita.              ^^H 

^^   Blanca,  averiguados  celos, 

Al  aire  toca  el  olor,                                ^M 

^V    pienso  que  el  seso  perdiera; 

y  la  cu  arla  y  la  postrera                          V 

'          poco  es  el  seso,  la  vida; 

del  cielo,  cercana  esfera                           1 

IH^OIAS  OE  TIRSO  DE  MOLINA.— TOMO   II 

^^^J 

402 


LA  ROMERA   DE  SANTIAGO 


Opdono. 
I.INUA. 


Orooño, 


que  es  del  fuego,  es  el  amor, 
en  cuya  ardiente  pasión, 
para  vengar  los  desvetos 
de  los  humanos,  los  celos 
ticras  salamandras  son; 
que  B^ua,  fuego,  tierra  y  viento 
tanto  inficionando  aque)an 
con  su  aliento  que-no  dejan 
privilegiado  elemento. 
Mal  encubre  la  experiencia 
que  es  esta  su  enfermedad. 
Diciendo  estoy  la  verdad 
en  el  potro  de  la  ausencia» 

3UC  aunque  á  voces  la  confieso, 
espués  que  sin  él  ine  vi, 
ya  me  trae  fuera  de  mi 
como  es  dolencia  del  seso; 
aunque  ¿  veces  me  confia 
el  mismo  amor  y  valor 
del  Conde. 

Siempre  el  temor 
ser  de  amor  sombra  porfia; 
pero  para  que  no  salga 
con  la  suya,  es  menester 
la  imaginación  vencer, 
y  quedel  tiempo  se  valga 
divírtiendo  el  pensamiento 
el  discursivo  rigor. 

ESCENA  V 
Sal*  OhTfíio.— Dichos. 

OnTtiÑo.  Aquí  está  el  embajador 

de  Castilla,  con  intento 

de  hablarte,  porque  ha  venido 

á  la  audiencia  que  le  has  dado 

para  este  día. 
OnnoÑo.  Cansado 

esie  embajador  ha  sido, 

tantos  desengaños  viendo 

y  tanta  esquivez  mostrando, 

en  irle  asi  dilatando 

lugar  de  escucharle. 
Ortuño.  Entiendo 

que  con  la  resolución 

huy  volverse  determina 

á  Castilla. 
LiwDA.  iPereprina 

castellana  obstinación! 
OiiDDÑo.  Aquí  quiero  darle  aud-encia, 

porque  con  más  brevedad, 

viendo  de  tu  voluntad 

y  la  mía  la  experiencia, 

S€  canse  y  se  desengañe 

y  dé  la  vuelta  á  Castilla. 

Knue,  V  llegadle  una  silla. 

( Va»*  Ortuño) 

LiNiJA.       Hoy  para  aue  te  acompañe 
en  esía  audiencia  me  obliga 
sólo  tu  gusto,  que  estoy 
obligada  al  que  te  doy: 
porque  de  ver  que  prosiga 
este  embajador  grosero 
con  tan  cansada  embajada, 
me  tiene,  Ordoño,  cansada. 

Oiit>oÑo.  Que  boy  quedes  con  gusto  espero. 


ESCENA  VI 


i 


Sa¡«  ti  Cowpi  C«»ci-FtPx*iiDf.i.— I* 
Garci. 

Ob  DO.ÑO. 
C'kRCL 


A  Vuestras  Altezas  beso 
los  pies. 

Guárdeos  Dios;  tomad 
asiento  y  después  hablad. 
Porque  sé  lo  que  intereso 
en  el  servicio  del  Cunde 
de  Castilla,  mi  señor, 
solíciU)  embajador 
parezco. 
Opdono.  Cuando  responde 

de  su  embajada  al  intento 
el  mismo  suceso,  está 
respondido  el  Conde  ya. 
Gabc).       Sólo  desie  casamiento 
que  forme  quejas  ahora 
me  manda  el  Conde;  pues  rict 
la  ventaja  que  está  haciendo 
á  un  vasallo,  la  señora 
tnlanta  niegas  d  un  Conde 
de  Castilla. 
Ordoño.  Embajador: 

al  mérito  del  valor 
igual  merced  corresponde. 
Y  como  yo  me  he  preciado 
de  justiciero  en  León, 
con  esta  satisfacción 
los  servicios  he  pagado 
de  un  vasallo  tan  valiente, 
demás  de  que  su  apellido 
dos  veces  ha  merecido 
ser  heroico  descendiente 
de  nuestra  casa  Meat. 
Esto  al  Conde  responded, 
y  que  tengo  por  merced 
él  deseo. 
LiNUA.  í-n  caso  igual, 

también  puede  ser  porfía. 
Gahci.      Con  ese  nombre  se  intaman 
las  finezas  de  los  que  aman 
con  poca  dicha. 
Linda.  Lamfa, 

tan  grande  ha  venido  a  >ef , 
que  con  las  demás  estoy 
grosera. 
Gapci.  Corriendo  voy 

por  los  celos,  hasta  ver 
mil  veces  mi  desengaño; 
y  cada  vez  que  le  veo 
nace  de  nuevo  el  deseo 
V  pasa  adelante  el  daño. 
Sol       '  tritnird.) 

Dejadme  entrar,  no  me  tmp«W 
de  todo  el  mundo  el  riguf. 
que  me  va  en  ello  el  horo»f. 
que  es  mucho  más  que  U  ««J*- 
¿Qué  es  eso? 


OBt>OÑO 


Oatuño. 


ESCENA  Vil 

Sait  oaniío.— DicBoi. 

17 na  pcregrin». 
y  peregrina  mu^er 
que  contra  lodo  el  poder 


^^HT                                                JORNADA 

SEGUNDA                                                            403          1 

de  nosoiros  determina 

á  pie,  y  limosna  pidiendo,               ^^| 

entrarse  furiosa  á  hablar. 

con  esclavina  y  bordón,                  ^^H 

eüo.  Pues  llega  tan  rigurosa, 

cuando,  entre  el  Miño  y  el  Sil        ^^| 

con  razón  viene  quejosa. 

encontré  al  ponerse  el  sol                ^^H 

sin  duda;  dejalda  entrar. 

del  Conde  don  Lisuardo                        V 

UNO.  Tanto  valor  ha  mostrado, 

un  cortesano  escuadrón,                       J 

que  ella  se  ha  entrado  primero. 

que  para  tratar  tus  bodas                 ^^| 

io*o.  Escuchar  sus  quejas  quiero, 

iba  por  embajador                           ^^H 

pues  hoy  estoy  obligado. 

á  Ingalaterra.  Llegamos                  ^^H 

como  rey,  por  justa  ley, 

otra  compañera  y  yo,                     ^^H 

á  no  esconder  las  orejas 

doncella  mía,  á  pcdille                     ^^H 

á  la  justicia  y  las  quejas, 

limosna,  que  ambas  á  dos                ^^| 

ik     ó  he  de  dejar  de  ser  rev. 

íbamos  del  mismo  modo                 ^^H 

■ 

vestidas,  con  el  valor,                      ^^H 

■ 

devoción  y  honestidad                     ^^H 

■               ESCENA  Vlir 

que  pedía  el  ser  quien  soy,              ^^H 

^" 

mi  estado,  mi  pensamiento              ^^| 

Sal€  Doña  Sol  con  el  cabtllo  suelto  —VncHOi. 

y  la  peregrinación.                           ^^H 

^H. 

Vero  poro  importa  todo,                 ^^B 

^B     Escúchame  ateniameiue. 

si  este  monstruo,  este  escorpión            ■ 

^H     rey  Ordeño  de  León, 

i  quifn  llaman  hermosura              ^^B 

á  óuien  llama  el  justiciero 
el  hemisferio  español, 

(veneno  fuera  mejor),                      ^^H 

este  basilisco  humano,                     ^^H 

si  es  que  te  precias  de  serlo. 

esta  esfinge  que  nació                       ^^H 

ó  para  mi  faltan  hoy 

para  vender  á  su  dueño                   ^^H 

(odas  las  cosas  que  pueden 

de  un  parto  con  la  traición,            ^^| 

ser,  Ordoño,  en  mi  t'avor, 

esta  breve  líranis,                             ^^H 

^K     y  alcanzará  ta  fortuna 

esta  lisonjera  llor                             ^^m 

|B     el  imposible  mayor 

de  la  maravilla,  aquesta                  ^^H 

i3t        si  á  quien  eres  faltas  tii. 

breve  mortal  ambición                    ^^H 

porque  sobre  al  mundo  yo. 
Yo  soy,  aunque  no  quisiera 

para  romper  del  respeto    •               ^^| 

los  privilegios  que  dió                      ^^H 

después  que  sin  honra  estoy. 

la  cortesana  hidalguía,                     ^^H 

de  don  Manrique  de  Lara, 

no  hubiese  dado  ocasión.                 ^^H 

su  heredera  doña  Sol. 

jMal  haya  amigo  tan  falso!               ^^H 

Imagino  que  esto  basta 

¡mal  haya  bien  tan  traidor,              ^^H 

para  decirte  quién  soy; 

tan  villana  tiranía,                           ^^H 

que  don  Manrique  en  Castilla 

tan  costosa  adulación!                     ^^H 

es  el  último  blasón. 

El  Conde,  al  ñn...                           ^^M 

De  visitdf  desde  Burgos 

Linda.                                 ¡Ay  de  mil            ^^| 

á  pie,  en  el  traje  que  voy, 

Del  aire  pendiente  estoy.                  ^^| 

pidiendo  limosna,  hice 

Sol.           Al  fin,  el  Conde,  resuelto                ^^| 

voto  al  gallego  patrón 

con  las  alas  del  furor,                      ^^| 

desde  una  borrasca,  adonde 

libre  como  el  apetito,                       ^^H 

golfo  lanzado  corrió 

y  ciegos  ambos  á  dos,                      ^^H 

n;        al  mar,  de  una  enfermedad 

si  mudos  para  el  agravio,                ^^| 

ÍK     la  vida  leño  veloz. 

sordos  para  la  razón,                       ^^M 

^1     En  cuya  fe,  como  en  labia, 

sin  discursos,  sin  memoria              ^^H 

parece  que  me  sacó 

de  que  hay  justicia,  trazó               ^^H 

al  puerto  de  la  salud 

la  más  fiera  alevosía                        ^^H 

^L     esta  piadosa  intención. 

que  usó  humano  corazón;              ^^H 

^H    ¡Pluguiera  á  Dios  que  primero 

que  gustos  desordenados                 ^^H 

^^    muriera!  iPIu^uiera  á  Dios, 

de  poderoso  ofensor,                        ^^| 

^H    Ordoño,  que  hubiera  estado 

atropellandoá  su  dueño,                 ^^| 

^"    el  cielo  sordo  á  mi  voz!; 

corren  á  la  posesión.                        ^^H 

que  á  veces  sirve  la  vida, 

Al  fin,  el  Conde,  aquí  tiemblo,       ^^f 

á  quien  más  la  deseó, 

aquí  me  falta  la  voz,                        ^^H 

de  dar  armas  á  su  ofensa 

aquí  el  aliento  me  falta...                ^^H 

y  ¿  la  desdicha  ocasión. 

Linda.       Y  estoy  sin  sentido  yo.                    ^^H 

Daba  la  vuelta  á  Castilla 

Sol.          Haciendo  pasar  delante                  ^^H 

dando  al  cielo  que  me  dio 

sus  criados,  eligió                            ^^H 

lunar  para  visitar 

cinco,  que  con  él  vinieron              ^^H 

del  Apóstol  español 

i  tan  infame  facción,                       ^^| 

el  sepulcro,  inmensas  gracias, 
con   a  autoridad  y  honor 

y  con  desnudas  espadas                   ^^| 

al  camino  nos  salió,                         ^^H 

de  criados,  que  importaba 

con  bandas,  como  los  cinco            ^^H 

i  mi  persona,  aunque  voy 

cubierto  el  rostro  traidor.               ^^H 

B404 

ROMERA  DE  SANTIAGO                  ^^^^^^^^^| 

^L 

.  Salteadores  bien  naciJus 

que  no  es  bien  que  falte  «t  fí 

^^K^^ 

imaginamos  que  son. 

por  privanza  ni  pasiónl 

^^^^K 

y  con  corteses  palabras 

Y  cuando  falte,  á  los  pies 

^^^^H 

llego  á  reporlallos  yo; 
cuando,  aescubriendo  el  Conde 

me  iié  del  Emperador, 

^^^^m. 

que  tiene  sobre  los  reyes 

^^^^H 

el  aleve  rostro,  dio 

cesárea  jurisdicción. 

^^^^H 

muestras  de  su  infame  intcnlu 

Y  si  él  remiso  estuviere, 

^^^H 

con  ciega  resolución. 

me  iré  al  Papa,  y  cuando  él  nd 

^^^^H 

Yo,  con  el  valor  de  l.ara. 

me  quisiese  hacer  justicia. 

^^^^H 

remito  altiva  al  bordón 

por  eso  en  el  cielo  hay  Dios, 

^^^H 

la  delensa  de  mi  ofensa. 

Demás  de  que  tengo  deudos 

^^^^H 

Pero  ^qué  importa  el  valor 

en  Castilla  y  en  León, 

^^^^H 

cuando  la  desdicha  es  mis, 

que  sabrán  tomar  las  armas 

^^^^H 

cuando  el  poder  es  mayor, 

en  det'ensa  de  mi  honor. 

^^^^B 

el  apetito  es  campal 

Que  el  Conde  Garci-hernández 

^^^^H 

y  está  ciega  la  razón? 

Conde  en  Castilla  lo  es  hoy 

^^^^H 

l'na  punta  de  su  espada 

tan  mió,  que  somos  hijos 

^^^^H 

en  la  frente  me  alcanzó. 

de  dos  hermanos  los  dos. 

^^^H 

cuando  más  mezclada  andaba 

y  vendrá  de  mejor  gana 

^^^^B 

la  batalla  de  mi  honor. 

á  volver  por  mi  opinión 

^^^^B 

Sentí  en  los  ojos  la  sangre, 

con  las  armas  que  á  pedirte 

^^^^H 

y  en  el  (laco  corazón. 

el  caballo  y  el  azor. 

^^^^H 

como,  al  lin,de  mujer  hizo. 

Y  cuando  por  desdichada 

^^^H 

mis  que  la  herida,  el  temor. 

en  ninguno  halle  favor. 

^^^^H 

Ciega  de  la  sangre,  en  tierra 

para  vengarme  yo  misma 

^^^^H 

el  honor  conmigo  dio. 

y  tomar  satisfacción. 

^^^^H 

que  siempre  fue  mal  agüero 

piedras  pcdirc-  á  la  tierra. 

^^^^B 

sangriento  eclipse  en  el  sol. 

al  mar  pediré  luror. 

^^^^H 

A  este  tiempo,  entre  los  brazos 

alas  al  aire,  y  al  fuego 

^^^^B 

á  recibirme  llegó, 

rayos  que  arrojando  estoy; 

^^^^H 

con  piadosa  tiranía. 

á  las  víboras  veneno. 

^^^H 

con  tirana  presunción. 

á  los  áspides  rigor, 

^^^^H 

donde,  haciendo  á  los  demás 

ojos  á  los  basiliscos, 

^^^^H 

que  se  aparten,  comenzó 

al  infierno  obstinación. 

^^^^H 

i  regalarme  lascivo. 

Y  entretanto  morderé 

^^^^^ 

á  enlazarse  adulador. 

la  tierra  que  esto  sufrió. 

^^^^H 

Si  con  la  boca  me  limpia 

como  una  perra  con  rabia. 

^^^^H 

la  sangro,  con  el  dolor 

como  uoa  bestia  feroz. 

^^^^H 

fingido,  lágrimas  vierte. 

sin  osar  alzar  al  cíelo          ^^B 

^^^^H 

que  de  cocodrilo  son. 

sino  es  la  imagirfnción:       ^^H 

^^^^H 

Yo,  sin  aliento,  sin  alma, 

que  doña  Sol  afrentada    ^^H 

^^^^H 

ni  oigo,  ni  siento,  ni  estoy 

no  es  justo  que  mire  al  ^ol^BH 

^^^H 

para  resistirle,  y  loco, 

(.-Irrd/oied  Ion  pies  dtt  Key  yMV 

^^^^H 

ciego  y  tirano  intentó 

ti  Conde.)                                              ■ 

^^^^H 

mi  desventura,  mi  infamia, 

OftrioÑo.  ¡Haro  suceso!                            fl 

^^^^P 

mi  deshonra. 

Gamci.                           Hasta  aqui,          H 

^H^^A. 

¡Muerta  soy! 

Ordoño,  he  representado    ^^H 

H^SUL. 

Y  como  en  el  apetito 

otra  persona,  llevado          ^^H 

^^K 

que  no  es  legitimo  amor 

del  celoso  frenesí                 ^ 

^^B 

suele  el  arrepcntimientu 

de  un  amoroso  cuidado. 

^H 

seguir  á  la  posesión. 

De  ser  dejo  embajador 

^^B 

con  la  misma  tiranía 

celoso,  amante  y  galán; 

^^^^^ 

en  el  campo  me  dejó 

que  cesan  las  de!  amor 

^^^^H 

llena  de  sangre  y  de  afrenta. 

cuando  de  por  medio  están 

^^^^B 

tan  desdichada,  que  doy 

obligaciones  de  honor. 

^^^^B 

quejas  al  cielo  de  verme 

Garci-Fernández.  el  Conde 

^^^^B 

con  la  vida  en  la  ocasión 

de  ('.astilla  soy,  á  quien 

^^^^H 

que  pudiera  ser  la  herida 

toca  este  agravio,  por  donde 

^^^H 

penetrante,  porque  yo 

se  ha  de  restaurar  también; 

^^^^B 

con  la  vida  juntamente 

si  al  Conde  el  abismo  esconáf. 

^^^^H 

matara  mi  deshonor. 

que  está  mi  sangre  agraviad!. 

^^^^B 

Pero,  quedando  con  ella. 

en  doña  Sol  y  conmigo 

^^^H 

vengo  á  pedirte,  señor, 

por  mayor  deuda  obligada. 
V  asi  desde  luego  digo. 

^^^^B 

justicia  de  aqueste  agravio, 

^^^^^1 

castigo  de  esta  traición. 

puesta  la  mano  en  la  espada. 

^^^^B 

iJusticia.  (Jidoño;  justicia. 

que  don  Lisuardo,  oí  Conde, 

L 

por  quien  eres,  por  quien  soy. 

es  cobarde  y  es  traidor. 

■ 

I                                                       JORNADA 

SEGITNDA                                                            405 

^^ 

y  i  quien  es  no  correiDündc; 
y  que  esto  hará  mi  va  or 

obedecer  y  esperar 

al  Conde. 

^^^ 

verdad  presto  aqui  y  adonde 

Omdoño.                  Ll  es  caballero 

r 

me  diere  t-l  liompo  ocasión. 

tan  valiente,  que  la  cara. 

Y  conforme  al  valor  mió. 

cuando  sin  rey  esluvicra 

^^H 

pondré  con  esta  ¡mención 

Y  vasallo  no  se  hallara. 

a  ninguno  no  escondiera            ^^^H 

^^H 

carteles  de  desafio 

^H 

en  Castilla  y  en  León, 

de  los  Manriques  de  Lara:          ^^^H 

^^H 

en  Francia,  en  In^alatcrra, 

pero  las  armas  aqui,                    ^^^H 

^^1 

en  Italia,  en  Alemania; 

Conde,  no  han  de  sentenciar      ^^^| 

^H 

sacándole,  si  se  encierra. 

lo  que  me  compete  á  mi.            ^^H 

^^H 

como  prodigio  de  llitcania 

CiARci.      La  luslicia,  que  en  lugar                  ^H 

^^H 

de  las  venas  de  la  tierra. 

de  Dios  resplandece  en  li.     (^'"*^¿>^H 

^^H 

r>e  doña  Sol  la  opinión, 

fli^^l 

^H 

teniendo  deudos  tan  buenos. 

^^^H 

^H 

verá  con  satisfacción, 

ESÜE.NA  L\                    ^^H 

^^H 

porque  por  Lara  no  es  menos 

^^^^M 

J^^ 

q^ue  una  Infanta  de  León. 
Conde  de  Castilla,  á  mi 
me  toca,  como  á  su  Hey, 

Dichos,  mtnot  t¡  Comok.                 ^^^H 

Ohooño. 

Blanca.  ]Qué  lastimoso  suceso                      ^| 

la  satisfacción,  y  asi 

en  tan  divina  belleza                          ^| 

^ 

por  la  justicia  y  la  ley, 
seré  lo  que  siempre  fui. 
Hues  me  llama  el  jusiiticro 

y  en  tal  beldad!                                 ^| 
Linda.                              Dios  le  guarde,          ^| 

^B 

mujer,  cualquiera  que  seas;        ^^^| 
retiradla.                                    ^^^| 

^^B 

León,  con  mi  obligación 

^^1 

cumplir  como  debo  espero, 

^^^H 

H 

cuando  fuera  de  I. con 
el  Conde  sólo  heredero. 

ESCENA                         ^^1 

^H 

Y  entretanto  á  Sol  tendré 

Saie  Rsi.OK  con  fitttro  y  botas,— ti\CHo%,  ni'il^^^H 

^^H    % 

de  la  Infanta  en  compañía, 
y  su  honor  satisfaré. 

J^^H 

^H 

como  el  de  la  hermana  mía 

Relox.                  De  tus  bellas                  ^^^| 

^H 

quede  juntamente  en  pie. 

plantas  los  chapines  beso           ^^^H 

^^H 

que,  como  es  público,  ha  dado 

y  en  los  copos  de  la  densa         ^^^H 

'^^K 

la  mano  al  Conde  de  esposa. 

nieve  de  las  blancas  manos,        ^^^B 

^H 

que  no  es  pequeño  cuidado. 

pongo  este  pliego  que  espera            ^| 

^^H 

en  que  el  alma  temerosa 

porte  como  de  una  Infanta         ^^^H 

^^1 

V  confusa  ha  vacilado. 
Nías  todo  lo  facilita 

que  pretende  ser  Condesa.          ^^^H 

^^B 

Linda.      jQuién  eres?                                 ^^^H 

^^H 

la  justicia  y  ia  prudencia. 

Rei.ox.                         ¿No  me  conoces?           ^H 

^^1 

porque  el  Hoy  que  á  Dios  imita, 

,;Tan  presto  se  olvidan  prendas^^^H 
de  lo  que  se  quiere  bien?            ^^^H 

^^H 

con  humana  providencia 

^^B 

lo  que  importa  solicita. 

,;  Posible  es  que  no  se  acuerda    ^^^H 

^^H 

Kste  caso  pide  ntás 

de  Relo.\,  lacayo  suyo,               ^^^H 

^^H 

atención  que  otro  ordinario. 

en  tres  semanas  de  ausencia?     ^^^| 

^H 

que  pienso  que  igual  jamás 

¿el  que  te  habló  á  la  partida        ^^^| 

^^H 

se  ha  visto,  y  es  neceiarío 

y  al  que  con  tanta  terneza          ^^^| 

^^B 

ir,  Conde,  con  el  compás 

del  Conde,  encargaste  entonces      ^H 

^^1 

de  la  prudencia  midiendo 

la  brevedad  á  la  vuelta?              ^^^H 

^^H 

la  justicia  y  la  ocasión. 

El  mismo  soy:  aqui  vengo        ^^^H 

^^H 

á  quien  acudir  pretendo 

en  figura  de  estafeta                  ^^^1 

^^B 

con  tanta  satisfacción 

con  botas  hasta  las  ingles           ^^^| 

^^B 

como  siempre  en  mi  están  viendo. 

más  altas  que  una  cuaresma            ^M 

^^ 

Vos  á  Castilla  os  volved. 

por  Marzo,  y  Dios  sabe  cómo          ^Kt 

Conde,  hasta  tanto  que  sea 

traigo  las  asentaderas,                       ^M 

ocasión,  y  ayora  haced 

que  dejo  al  Conde  embarcado   ^^^H 

que  esto  más  secreto  sea. 

en  la  Coruña,  y  con  estas          ^^^H 

que  es  hacer  á  Sol  merced. 

cartas  me  despachó,  y  quiere    ^^H 

hasta  que  el  Conde  haya  dado 

que  al  desembarcarse  vuelva     ^^^| 

de  In^alaterra  á  León 

á  recibille,  señora,                       ^^H 

la  vuelta,  y  perded  cuidado. 

de  tu  salud  con  las  nuevas.        ^^^H 

que  yo  tomo  su  opinión 

Relox  soy;  yo  soy  Relox.           ^^^H 

por  mi  cuenta. 

Linda.      Relo.x:  en  mal  hora  vengas.        ^^^Hi 

CíAnrt. 

Confiado 

Rklox.      Por  cierto  buenas  albricias         ^^^| 

en  esa  palabra  quiero 

para  quien  vie.ie  por  ellas          ^^^H 

á  Burgos  la  vuelta  dar. 

de  posta  en  posta,  sin  tripas       ^^^H 

adonde  tu  gusto  espero 

más  de  cuarenta  y  seis  leguas.        ^H 

1    ^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^1 

LA  POMF.RA 

^^^^H 

lM«l  haya  el  hombre  que  lia 

bien  por  esta  confesión.     ^^H 

después  que  una  vez  se  ausenta, 

Kscribe,  Oriún,  de  tu  letra    ^^H 

en    nfantas  ni  en  rocines! 

los  nombres  de  estos  creados   ^| 

Linda. 

¡Mota!,  colgad  de  una  ah-nena 

del  Conde,  y  á  éste  le  metan    ^H 

á  este  villano. 

donde  ninguno  entretanto        H 

Rm.úx. 

¿Qué  dices? 

ni  verle  ni  hablarle  pueda;        H 

¿(hablas  de  burlas  ú  veras? 

y  esté  todo  con  silencio             H 

LlKDA. 

Presto  lo  verás.  Infame 

esto  en  Palacio.                          H 

cómplice  de  mis  ofensas. 

Rei-ox.                              ]Que  venga       H 

que  en  las  cartas  de  ese  ingrato 

á  sólo  esto  un  desdichado         ■ 

me  traes  víboras  por  letras. 

por  la  posta  tantas  leguas         H 

Í<ELOX. 

¡Yo  he  llegado  á  muy  buen  tiempo 

sobre  navajas,  en  silla,             H 

para  todas  mis  quimeras! 

sobre  tarascas  gallegas!              H 

]A  linda  ocasión,  por  Diosl 

Orooño.   Llevadle.                                    H 

Cuando  pensé  que  me  hicieran 

Linda.                     Guárdete  el  cielo         H 

Conde  en  aquesta  ocasión 

por  el  socorro  que  intentas       " 

por  albricias  de  estas  nuevas 

dar,  Ordoño,  á  mis  agravios. 

V  hallo  tantas  novedades. 

Obdoño.   KI  pecho.  Linda,  susiega. 

Linda. 

jHola! 

que  ha  de  ser  tu  esposo  el  Coi* 
aunque  se  ponga  la  tierra 
de  por  medio,  y  de  tus  celos 

KSCE.NA  XI 

las  ciegas  ansias  desecha, 
porque  con  el  escarmiento 

Sale  i¡  Rbt  OrboAo.— Dichos. 

de  la  suma  de  la  pena 
culpas  de  la  mocedad 

Ordo.ño 

^•Qué  voces  son  éstai? 
¿qué  nene  la  Infanta? 

fácilmente  se  descuentan. 

(•^f-)  Esta  lisonja  á  la  vida 

Linda. 

Celos, 

y  al  sexo  de  Linda  es  fuerza 

que  es  la  pasión  más  inquieta 

hacer  con  arte. 

que  priva  del  albedrio. 

Linda.                             No  mires. 

Rei.ox. 

Yo  pienso  que  está  Su  Alteza 

Ordoño,  pues  que  desea* 

de  aquella  cabeza  kca. 

ser  católico  Trajano, 

Linda. 

Antes,  villano,  estoy  cuerda, 

ser  Numa  español;  las  prendas 

pues  que  sé  sentir, 

del  Conde,  mi  amor,  mis  celos. 

Omüoño. 

¿Quién  eres? 

mi  vida,  mi  honor,  la  mesma 

Relox. 

Un  lacayo  sin  librea 

sangre  que  tienes,  que  es  mía. 

del  Conde  don  Lisuardo, 

si  á  la  justicia  que  enseñan 

mi  señor,  que  es  la  primera 

las  leyes  de  tus  pasados 

vez  que  se  ha  visto  en  su  vida 

has  de  fallar;  pues  sin  ella 

con  bolas  y  con  espuelas, 

falta  el  poder  al  poder. 

que  dejándole  embarcado 

el  decoro  á  la  vergüenza, 

en  la  Ooruña,  desea 

el  miedo  a  la  majestad. 

dar  á  Su  Alteza  este  pliego 

el  amor  á  la  obediencia. 

y  volver  con  la  respuesta 

Desnuda,  Ordoño,  el  estoque 

al  desembarcarse  el  Conde; 

de  la  justicia,  no  pierdas 

que  hallé  estas  puertas  abiertas 

el  nombre  hasta  aquí  ganaJu; 

y  me  metió  el  alborozo 

muera  el  Cunde,  aunque  yo  mi 

hasta  1  )S  pies  de  Su  Alteza, 

Ni  la  pasión  te  acobarde, 

y  cuando  pensé  salir 

ni  la  sangre  te  detenga; 

con  un  juro  para  en  cuenta 

que  eso  es  política,  en  fin, 

de  un  titulo  de  Vizconde, 

y  en  los  Reyes  que  gobiernan 

me  manda  colgar. 

más  importa  la  justicia              m^ 

LiXUA. 

En  esa 

y  para  la  paz  la  guerra.             H 
Esto,  Ordoño.  contra  sf            H 

relación  de  tu  camino. 

¿cómo  olvidas  la  Romera 

una  loca  te  aconseja,                 H 

de  Santiago? 

que  de  llorar,  solamente            ^B 

RCLOX. 

Pues  YO, 

morir  le  queda  de  cuerda;           S 

¿qué  culpa  tuve,  ó  qué  peria 

aunque  es  grande  la  desdicha  ^fl 

merezco,  si  á  mi  y  á  I-auro, 

aue  la  muerte  le  consuela.  (''***M 
OnooÑo.    |Noiablo  suceso  ha  sido!             ^| 

i  Ramiro  j'  á  Fruela 
nos  mando  volver  con  él; 

Sigúela,  Blanca.                         H 

que  nosotros  en  la  empresa 

Blanca.                           ¡Qué  fiera     ^^H 

servimos  de  tenedor 

pasión!                                ^^^1 

y  él  trinchó  el  ave? 

Ordoño.              Camitta,  lacayo.        ^^^| 

O^DOÑO. 

Confiesa 

Relox.     lOh,  mal  haya  la  Romera,   ^^H 

sin  lormento  la  verdad, 

que  siendo  ella  la  gozada          H 

y  la  información  comienza 

padece  Relox  la  fuerza!             H 

J  OH  KA  DA, 

1 

^Cómo  csláix? 

JORNADA   TERCERA 

Linda.                            Mucho  mejor: 
porque  descuento  el  amor 

- 

en  los  agravios  que  veis. 

Oruoño.  ^Qu¿  ha  sido  la  novedad 

KSCKNA  PRIMtRA 

de  la  gala? 
Linda.                       Venir  hoy 

Salen  HuSa  id -\»c*  y  Onwoilo. 

el  Conde  y  ser  yo  quien  suv, 
y  ya  que  á  la  voluntad 

OÑO. 

¡Blanca! 

no  le  debo  esta  alegría. 

NCA. 

¡Señor! 

á  la  obligación  responde 

OÑO. 

¿Cómo  «ístá 

de  la  venida  del  Conde                                ' 

la  infanta? 

por  precisa  deuda  mía; 

NCA- 

Tan  lo  mejor. 

pues  hasta  agora  no  puedo 

cuanto  el  agravio  al  dolor 

negar  que  el  Conde  es  nu  esposo. 

dando  desenpaños  va; 

>  entretanto  esto  es  forzoso. 

porque  cllu  la  mismu  ha  sido 

ÜRixiJio.   Admirado,  Linda,  quedo 

en  lan  ciego  pensamiento 

de  tu  raro  entendimiento. 

causa  de  su  seniimienio, 

LiNHA.      ¡Pluguiera  al  cielo  que  lucra                      , 

es  de  volverla  el  senxido; 

menos,  porque  no  supiera                        M 

que  estando  la  ofensa  enmedio 

tener  tamo  sentimiencol                          ^| 

en  una  honrada  mujer, 

^^^^^1 

una  propia  viene  á  ser 

la  enfermedad  y  el  remedio. 

III                  .^^^1 

oSn. 

Bien  dices,  que  en  el  amr^r 

lo  que  el  tiempo  no  ha  podidu, 

Satt  OnTuflo.— Diciioa.                ^^^^^^| 

agravios  con  el  olvido 

Ordoño.  ^Qu¿  hay  de  nuevo,  Oriún?                  ^| 

curan  de  celos  mejor. 

ÜRTi'Ño.                                               Señor.         H 

1  loy  llega  el  Conde,  en  efcto. 

nuevas  de  que  llegará ^                           ^f 

NCA. 

Que  temo  de  la  presencia 

muy  presto  el  Conde,  que  ya          _^^H 

nueva  celosa  dolencia; 

para  prevenir  mejoi                          ^^^H 

y  como  amor,  es  efeto, 

su  entrada,  en  la  sala  adonde          ^^^| 

de  los  ojos  con  los  ojos 

le  has  de  dar  pública  audiencia,       ^^^| 

se  aumentan,  justos  ó  Injustos, 

con  peregrina  advertencia                 ^^^H 
que  a  tu  ingenio  corresponde,         ^^^| 

los  agravios  y  los  gustos 

las  glorías  y  los  enojos. 

del  Conde  un  criado  está                  ^^^H 

»0Ñ0. 

Bien  ha  menester  más  vidas. 

una  cortina  poniendo                       ^^^H 

sobre  su  rigor  mirando, 

debajo  la  cual  entiendo                    ^^^H 

á  quien  están  esperando 

que  con  propósito  va                        ^^M 

dos  mujeres  ofendidas. 

de  poner  de  Margarita                      ^^H 

El  cielo  me  inspire  el  modo 

el  retrato  hermoso  y  grave,             ^^^| 

de  suene  que,  porcodicía^ 

porque  en  el  punto  que  acabe        ^^^H 

ni  pasión,  á  la  justicia. 

la  relación,  solicita                            ^^^H 

no  faite,  que  es  faltar  todo 

enseñártele  con  toda                         ^^^H 

el  bien  de  un  reino  sin  vetla. 

aquesta  veneración,                          ^^^H 

kNCA. 

Quien  en  tan  tloridosaños 

como  á  Reina  de  León.                    ^^^H 

con  tan  altos  desengaños 

Al  hn  tu  dichosa  boda                     ^^^H 

ha  merecido  por  ella 

llegue,  señor,  para  bien                    ^^^H 

el  nombre  que  le  da  España, 

de  tus  reinos.                                     ^^^H 

demás  del  mucho  valor 

Orooño.                       Dios  te  guarde,           ^^H 

de  sus  aciertos,  señor, 

Orliin.                                              ^^H 

la  experiencia  desengaña. 

Linda.                 Aunque  llegan  tarde             ^^H 

«So. 

Siempre  he  de  ser  el  que  fui. 
Su  Alteza  viene,  señor. 

mis  albricias  para  quien                   ^^^H 

>«CA. 

tan  buenas  nuevas  ha  dado,           ^^^H 

en  todo  son  de  estimar.                    ^^^H 

Ordoño.   iQué  valor  quiere  mostrar!              ^^^H 

ESCENA  II 

Linua.      Toma,  y  llámame  al  criado,           ^^^H 

Sait  tt  Ihfakta,  Pitarra.— Dichos. 

por  que  también  se  las  dé.               ^^B 

(Ltiaunanortija)                ^H 

>0Ñ0. 

La  causa  de  su  dolor 

Ortuño.   ¡Vivas  más  años  que  el  sol,                   H 

me  tiene,  Blanca,  sin  mí. 

milagro  hermoso  español!                    ^H 

cuando  la  pena  la  tiene 

Obdoño.  Ürlún,  escucha.      Oi^bUn  apAiit.) ^^M 

con  sentimiento  lan  grande. 

Blanca.                               No  s¿                       ^^H 

Hermana. 

si  á  tan  bizarro  valor                       ^^H 

IDA. 

Ya  á  que  la  mande 

ninguno  se  ha  de  igualar.                      ^H 

Vuestra  .Alteza,  Linda  viene. 

Ot'DuÑo.   Esto  se  ha  de  hacer  sin  dar             ^^^^H 

boÑo 

Favores  son  que  me  hacéis. 

sospechas  de  mi  rigor,                    ^^^| 

4of 


HTl'NO, 

OftDOÑO. 
Ohtuñii. 
LlNBA. 


Om>r»\o. 


LlNUA. 


I.\  ROMERA  DE  SANTIAGO 


Lakvo. 


LlMOA. 

Lauho. 


I.IN[>A. 

l-AUPO. 
LlNUA. 

Laüfo. 

LlKTDA. 


que  es  imporiatiic  el  secrcio. 
como  tambii-n  el  cuidado. 
Adviene,  (Vuin,  si  el  criado 
está  en  la  Ihin 

A  este  efeio 
te  entré  á  hablar:  en  ella  esiá. 
Pues  hazle  prender. 

Yo  voy. 
Woy  nombre  á  tu  nombre  doy 
con  el  que  valor  me  da 
pues  que  te  ayudo  con  ¿I 
á  la  justicia:  esa  es  sola. 
¡Fén¡.v  divina  española; 
el  oro.  el  bronce,  el  laurel 
digno  es  de  escribir  lu  nombre 
solamente! 

Y  del  divino 
luyo  solamente  diño 
porque  la  tierra  se  asombre. 

ESCENA  IV 

S«U  r.AuHo  rfí  carntic— nicitos, 

De  vuestra  Alteza,  señor, 
beso  los  pies,  y  los  vuestros, 
señora,  pido,  también, 
añadiendo  el  parabién 
de  los  que  lo  han  de  ser  nuestros, 
pues  llega  tan  presto  el  Conde 
a  gozar  el  bien  que  aguarda. 
Siempre  para  el  alma  tarda. 
Justamente  corresponde, 
señora,  tan  gran  fineza 
á  la  te,  al  notable  amor 
con  que  el  Conde,  mi  señor, 
idolatra  á  Vuestra  Alteza; 
aunque  ha  estado  cun  cuidado 
de  haber  visto,  y  con  razón, 
que  á  su  desembarcación 
las  cartas  le  hayan  íattado. 
Falta  de  salud  ha  sido. 
Toma,  aunque  merecen  más, 
estas  nuevas  que  me  das. 

(Dale  una  sfirlijíi.) 
Guarde,  á  pesar  del  olvido, 
el  tiempo,  tus  verdes  años, 
inmortal  debo  de  ser, 
pues  no  han  tcnidu  poder 
en  mí  algunos  desenójanos 
para  matarme, 

Kecclo 
que  habla  l-tnda  sospechosa. 
Margarita  <cs  muy  hcrmo?ia? 
Las  dos  sois  soles  del  suelo. 
Su  beldad  es  peregrina; 
en  la  copia  podéis  ver 

auc  yo  he  venido  á  poner 
cbajo  de  una  cortina, 
en  la  sala  en  que  Su  Alteza 
«I  Conde  audiencia  ha  de  dur. 
cuando  le  llegue  ú  besar 
la  mano. 

Tanta  belleza 
merece  este  aplauso  todo. 
ICI  Conde  ha  llegado  ya 
Á  palacio. 

Ven  acá: 


Obtuño. 
Oí»  DONO. 


ÜHTIIÑO. 
LlNUA. 

Blanca. 


,;cómo  te  llamase 

Ltnoa.  De  moda 

la  nueva  me  ha  alborotado, 
que  estoy  sin  mí  de  alegría; 
tanto  en  la  fe  pueden  mi* 
las  reliquias  que  han  quedadC 

Omiiño.   Lauro  es  el  itilimo  aquí 
de  la  lista. 

Ordoño,  Kilos  vinieron 

como  más  menester  fueron. 
Prended  á  Lauro. 

Lai»bo.  jAy  de  mP 

OnuoÑQ,  Delitos  del  Conde  son 
en  que  eres  cómplice. 

Lai  po.  |Ah, 

No  fué  vano  mi  recelo. 
Señora... 

Linca.  En  esta  ocasión 

no  le  he  de  poder  valer. 
Llevadle  preso. 

LAi'pn.  Sin  duda 

que  contra  el  Conde  se  mgdaj 
de  la  fortuna  el  poder.        {U 
Pienso  que  el  Conde  está  aqufT 
SÍ11.-1S.  y  despeje,  Ortün. 
toda  la'genie  común 
que  hubiere,  y  al  Conde  di 
adonde  está  lá  cortina. 
A  advertille  al  i>ndc  voy. 
jCon  qué  sobresalto  esloyl 
Tiene  fuerza  peregrina 
amor,  aunque  este  oíendido. 

ESCENA  V 
Sale  El.  CoM'C— Dicho*. 

LisirAt>i).  Dadme  á  besar  vuestros  pie*. 

Linda.      ¡Ay,  almal  ¿Qué  es  lo  que  ?e 

ÜPüoÑo.   Seáis,  ("onde,  bien  venido, 
^("úmo  venis?  Levantad. 

LrstJAPD.  Deseando,  por  los  vientos, 
llegar  con  los  pensamientos 
á  los  de  la  voluntad. 

Li.NDA,      |Ay,  blanca!  Viendo  presente' 
al  Conde,  con  el  rigor 
de  la  ofensa  y  del  amor 
tiemblo  y  ardo  juntamente. 
Mirándole  estoy  mortal. 
,j Posible  es  que  es  éste  á  quieí 
)o  llegué  á  querer  tan  bien 
y  me  ha  pajeado  tan  mal? 

Blanca.   Señora:  en  esta  ocasión 
más  valor  has  de  tener. 

LiNUA.      Forzoso,  Blanca,  ha  de  ser. 

ListjAKD.  Escuchad  la  relación. 

Luego  que  con  lu  estandarlc 
los  cuatro  Marinus  montea, 
que  al  mar  les  diese  obligaron] 
campo  de  cristal  salobre, 
prósperamente  i  lu  fama, 
lisonjero  al  viento  entonces 
de  la  Coruña  á  Piemúa 
en  breve  tiempo  nos  pone. 
Apenas  sobre  la  espuma 
nos  descubrieron  la»  ton  es, 
cuando  intentaron  juntar 


^^^^^^                                  JORNADA  ■ 

TERCENA                                                        409  ^^^H 

1     dos  elementos  conformes: 

LisuAMD.                       iQué  suceso                     ^^H 

i     porque  los  alegres  tuecos 

tan  extrañol                                        ^^H| 

■Mieron  lan  grandes,  que  sobre 

Ordoño.                       ¿No  respondes?               ^^^1 

^HTagua  su  ardiente  esfera 

Li:»i'ApD.  Señor,  si...                                            ^^^Ji 

^paces  )uró  aquella  noche. 

Orroño.                    La  turbación                        ^^B 

Aquí  pasé  algunos  días 

en  el  rostro,  en  las  razones.                       ^| 

de  lüirique  esperando  el  orden. 

el  más  abonado  ha  sido                          ^^H 

1      con  la  cual,  desde  este  puerto. 

testigo  que  tienes,  Conde.                     ^^H 

L^aní  á  la  corte  de  Londres. 

contra                                                   ^^^| 

^Bonró  mi  recebimicnio. 

LisiJARD.                Señor,  señor...                        ^^H 

^^anJo  grandeza  á  la  corte, 

Orduño.   No  te  disculpes  ni  ignores                     ^^H 

su  Principe  Feduardo 

que  ha  de  ser  contra  tal  yerro              ^^H 

^^on  los  ingleses  conformes. 

el  valor  ni  el  blasón  nohle                     ^^H 

^^PÍne  á  apearme  á  Palacio 

pane  para  que  te  valgan                             ^| 

BBon  todo  este  aplauso,  adonde 

en  culpas  que  son  tan  torpes                      H 

los  Reyes  nos  esperaban 

de  seguros  privilegios                                   H 

en  los  mesmos  corredores. 

y  de  libres  exceftciones.                          ^^H 

Llegué  á  besallcs  las  manos. 

Yo  te  cortaré  las  alas                             ^^^f 

y  al  mismo  tiempo  se  opone 

que  tan  ciegamente  rompen                  ^^^| 
del  cielo  en  ofensa  el  viento                 ^^^| 

á  cscurecer  Margarita 

los  reales  esplendores. 

con  soberbias  presunciones.                  ^^^| 

Resé  su  mano,  y  hallé 

ListJARD.  De  Vuestra  Alteza  á  los  pies                 ^^H 

más  cristal  quevale  el  orbe; 

postrado...                                            ^^^| 

y  entre  rayos  de  oro  y  nácar 

Ordoño.                      ^'o  paséis,  Conde,              ^^H 

prodigios  de  nieve  y  llores. 

delante:  quedaos  y  haced                     ^^H^ 

Levantóme  con  los  brazos 

cuenta  que  para  que  cobre                  ^^H 

de  la  tierra,  y  preguntóme 

su  honor  doña  Sol  no  sois                   ^^^H 

por  tu  salud',  juntamente 

hombre  tan  rico,  lan  noble,                  ^^^| 

con  la  de  Linda,  que  gocen 

sino  el  más  triste  vasallo                       ^^Hi 

largos  anos  estos  reinos, 

el  más  humilde,  el  más  pobre               ^^H, 

y  á  los  Reyes  que  nos  oyen, 

aue  hay  en  León;  y  por  vida                 ^^H 
de  mi  corona,  que  tomen                      ^^H 

^_y  que  me  esperaban,  vuelvo 

^K  tus  cartas  doy  entonces. 

en  vos  todos  escarmiento                      ^^^| 

^■Leyéronlas,  y  contentos. 

y  yo  más  heroico  nombre.  ( Vate.)         ^^^H 

con  un  sarao  me  responden 

^^^H 

^donde  la  beldad  inglesa 

^^^Hi 

^Hió  hermosas  adoraciones. 

KSCKNA   VI                             ^^B 

^B^poseniáronme  dentro 

^^^m 

"      de  Palacio,  haciendo  pobres 

Dichos,  mrnus  el  Rkt.                                ^^^^| 

las  grandezas  de  .Mejandro 
con  varias  ostentaciones. 

Lisi'ARD.  Señora,  esposa,  mi  bien,                       ^^H 

Y  después  de  algunos  días 
que  conferimos  la  dote, 
se  firmaron  los  conciertos 

si  de  vos  no  se  socorre                          ^^H 
mi  esperanza,  estoy  perdido.                ^^^| 

Hablad  al  Rey,  no  se  enoje                   ^^^| 

sin  escucharme.                                    ^^H 

No  sé                           ^^H 

quién  eres,  que  vienes,  Conde.             ^^H 

^■dc  las  capitulaciones, 

^Hw,  remitiendo  á  las  cartas 

^^lo  demás,  partí  de  Londres 

para  embarcarme  á  Plemúa, 
^■que  estaba  dándome  voces 
^^^  deseo  de  llegar 

tan  diferente,  que  aun  tú                      ^^H 

pienso  que  no  te  conoces.                     ^^H 

Kl  Rey  ha  de  hacer  justicia,                 ^^H 

^■fi  ver  á  Linda,  que  logren 
mis  esperanzas  ausentes 

que  son  sus  obligaciones;                      ^^H 
remédiete  el  cielo.  (V»e.)                     ^^H 

el  fruto  de  sus  amores. 

^^^H 

1       Y  para  hacerte  lisonja. 

ESCENA  VH                            ^^1 

á  la  partida  el  Rey  dióme 

i       de  Margarita  un  retrato 

Dtctios,  mtnos  la  Ikfakta.                        ^^^H 

1       a  su  estatura  conforme. 

^^^^M 

Debajo  de  esta  cortina 

LisiiAUn.                                  Blanca,                 ^^M 

que  le  descubro  se  esconde; 

sigue  á  la  Infanta;  y  pues  oye              ^^H 

su  gentileza  te  admire 

lo  que  la  dices  tan  bien,                       ^^H 

L y  su  hermosura  te  asombre. 

con  palabras,  con  razones                 ^^^H 

^^K   (Corre  la  cortina,  y  está  dtbajo  Doña 

encarecidas  disculpa                       ^^^^H 

^^Hol,  de  pertgrina.) 

sus  celos,  no  la  apasiones               ^^^^^1 

B^^Es  ese,  Conde,  el  retrato? 

tan  á  su  costa,  pues  sabe                ^^^^H 
que  son  de  la  edad  errores,                  ^^^| 

íd.  ¿Qué  es  esto,  cielos? 

RO.                                    .¡Conoces 

y  con  halagos  al  Rey.                        '^^H 

1       esta  mujer? 

como  puede,  desenoje,                         ^^H 

^^^^^^^^^^                               LA   ROMeSF 

:>E  SANTIAGO                                         ^^H 

porque  le  lemoindifjnado; 
asi  dultiMuenle  logres 

como  yo.  Oriún.  se  le  ¡yj^H 

la  espada?  ¿Aun  ^<»1>|^^H 

lus  esperanzas,  asi 

la  luna  y  efsol  ha  pue^P^^J 

tencas... 

con  tamos  hechos  su  nom^H 

plii.ANr.A.                No  me  aircvo,  Conde, 

y  el  de  su  rey,  manda  el  H^H 

á  hablar  en  ello  á  la  Infanla. 

dar  la  espada,  cuyo  corle   ^| 

ni  ella  al  Rey,  parque  conoce 

tanto  católico  acero             ^H 

la  Condición  de  su  hermano. 

y  africano  reconoce?           ^| 

husca  otros  medios  que  importen. 

¡Vive  Dios!                            ^H 

iVaít.) 

Oktuno,  Conde,  estas  cni^| 
no  se  negocian  con  vocM.  ^H 

ESCENA  VIH 

Vasallo  de  ürdoñi)  sois.  ^| 
y  es  de  vasallos  iraidoe^     ^B 

Djchor,  m<no«  Blanca. 

no  obedecer  á  sus  reyes  i 
y  á  los  que  los  rey  es' ponen 

LisuAfti).  ^Ilay  hombre  más  desdichado? 

én  su  lugar;  á  esto  vengo,   ^m 

Sol.  templad  los  arreboles 

representando  su  nombre.  ^| 

y  serenad  los  celajes 

übedecedle,  ó  mirad             ^| 

que  vuestros  rayos  esconden. 

que  vienen  doscientos  hom^f 

Medie  el  lley  por  ti  mi  culpa, 

hijosdalgo  y  caballeros        ^* 

no  pido  que  la  perdones, 

conmigo,  con  orden,  tlonde. 

que  yerros  de  amor  no  es  mucho 

de  mataros,  si  intentáis         ^- 

que  tu  misma  luz  los  dore. 

defenderos.  No  provoque     ^| 

Yo  quiero  ser  tu  marido 

vuestra  cólera  la  ira,            ^B 

si  de  mi  mano  depone 

en  tan  fuertes  ocasiones,      V 

la  acción  que  tiene  la  Infanta, 

del  Rey  y  de  los  que  vienen  V 

y  esclavo  tuyo;  disponte 

á  vuestra  prisión. 

á  hablar  al  Rey,  porque  falto 

LisuAJ»D.                               Bajóme         i 

de  su  Rracia,  no  sé  dónde 

la  fortuna  hasta  el  abismo^H 

tengo  segura  la  vida. 

de  las  desdichas,  que  correq^J 

¿Qué  dices?  <Qué  me  respondes? 

conmigo  tormentas.  Orlún^^f 

KJi..          Que  el  Rey  sabe  lo  que  debe 

sobre  mi  cabeza  pone          ^H 

hacer  en  esto,  conforme 

mi  lealtad  la  orden  del  Rcy~ 

al  blasón  de  la  justicia 

toma  la  espada  y  no  tomes 

que  mantiene  y  que  dispone. 

ocasión  para  decir                 ^á 

y  que  cuando  correr  vea 

que  no  soy  leal.                    ^| 

tu  alevosa  sangre,  adonde 

()«Ti;Ño.                              Es.  Conde,   ^ 

un  verdugo  la  cabeza 

esa  ta  mayor  cordura 

de  tu  vil  garganta  corte. 

y  el  mayor  valor. 

no  me  hartaré  de  bebella; 

I.isuAHD.                             Valores 

que  de  la  venganza.  Conde, 

contra  los  reyes,  no  5'"^*"^ 
de  más  que  de  agravios.  <I)^| 
si  es  licito  el  preguntallo,    ™ 

ha  de  quedar  más  sedienta 

mi  hidrópica  sed  entonces. 

((^uirre  irse  y  la  iielitin) 

Ortún,  voy  preso? 

l.isi  ARu.  Kspera.  Sol,  no  te  ausentes 

Ortuñü.                                a  las  loriw 

de  mi,  que  no  soy  la  noche 

de  palacio.                           ^H 

de  Noruega,  aunque  estoy  puesto 
de  tus  desdenes  a  norte. 

ListiAMD.                    Vamos,  pues;     V 

que  no  es  bien  que  me  congop 

Sol.          ¡Ah,  sirena,  no  me  encantes! 

prisiones,  pues  las  desdichas 

jAspid  libio,  no  me  loques! 

se  hicieron  para  los  hombres.  (^ 

1  Basilisco,  no  me  mires! 

iCocodrilo,  no  me  lloresl  (v'«*) 

ESCENA  X             fl 

LISUARU.  Echó  la  fortuna  el  sello 

á  mi  desdicha. 

Saltn  XiMsito  y  el  Conot  GARa-ram^^l 

ESCENA  IX 

Garci.      ¿y  sabe  el  Rey  que  he  ItcgMR 
.XiAiENO.    Y  llegas,  Conde,  á  León, 

Salen  Onruilo  y  t*  guarda— Et  Cqndb  Doh 

á  tan  famosa  ocasión, 

que  hoy  dicen  que  acompañad! 

ae  sus  jueces,  adonde 

LlIVARDO. 

OhtuSo.                          Daos,  Conde, 

está  su  real  consejo, 

á  prisión. 

siendo  de  otro  Numa  espei'a 

l.isiiAKD.                 Ortún,  ¿qué  dices? 

asiste  al  pleito  del  Conde. 

Ohri.sü.  Que  vengo.  Conde,  con  orden 

tJARCL      El  nombre  de  justiciero         i 

de  llevaros  preso;  dad 

le  conviene  conservar          ^M 

¡a  espada,  j  paciencia. 

si  quiere  Ordoño  reinar:      ^1 

LisuAHO.                                      ¿A  un  hombre 

si  no,  el  castellano  acero 

^^^^^^^^^^^^^^JOR??ADA 

TCRf?KP^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^H 

^^^^»i  SU  vega  desnudo. 

la  ínclmutión  os  pcrJi.                           ^^^^H 

y  el  Ezla  argentar  las  manos 

Gapci.      La  niisii).-),  Ordoño  valiente,                    ^^^^| 

de  los  fuertes  castellanos. 

debe  al  (Londe  de  Casliila                   ^^^^^H 

De  su  prudencia  no  dudo 

Vuestra                                                ^^^^^H 

que  sabrá  Ordoño  acudir 

Ordoño.                           La  cuchilla                    ^^^^^H 

á  darte  satisfacción. 

desnuda  y  resplandeciente                       ^^^^H 

O  será  "J'roya  León; 

de  mi                                                           ^^^^1 

que  no  se  ha  de  persuadir 

verán  hoy,  como  primero,                       ^^^^H 

el  Conde  don  Lisuardo, 

ayudando  á  Sol,  y  espero                        ^^^^| 

que  menos  que  con  la  vida 

hacer  mí  nombre  inmortal.                     ^^^H 

satisface  la  ofendida 

Gaaci.      La  fama,  (Jrdoño.  que  en  cst.t                 ^^^H 

sangre  de  Lara. 

edad  habéis  alcanzado,                             ^^^H 

Gallardo 

en  caso  tan  intrincado                             ^^^^H 

dicen  que  es  el  Conde. 

nos  promete  y  maniliesta                             ^^^ 

Sí, 

que  ha  de  tener  el  suceso,                              ^H 

y  valiente  caballero. 

□ue  á  todos  nos  esté  bien.  ^H 
Ohdoño.  Hoy  quiero.  Conde,  también,                  ^^^H 

que,  aunque  enemigo,  á  su  «cero 

no  niego  el  valor  que  vi 

que  á  ver  del  Conde  el  proceso                ^^^^| 

cuando  cercando  á  León 

asistáis  junto  conmigo.                            ^^^^| 

sobre  el  feudo  de  Castilla 

GARcr.      Sois  de  la  justicia  espejo.                     ^    .^^^^f 

la  castellana  cuchilla 

Orooño.   Venid,  que  me  está  el  Consejo            '    ^^^^| 

temió  el  sol. 

esperando.  Conde  amiíjo.  {vantt.)          ^^^^| 

Tienes  razón; 

^^^^^H 

que  igualó  ¿  Marte  ese  día. 

^^^H 

Pero  con  esto  ha  borrado 

ESCENA  XII                                     ^H 

cuanta  opinión  ha  ganado; 

que  es  vi  era  y  cobardía 

Sa/«  «/ Conde  Don  Lisuakdo  con  cadena.                         ^^| 

que  contradice  al  valor 

^^1 

ofender  á  una  mujer. 

LisuARD.  Desdichas,  <-qué  me  queréis.^                          ^H 

y  más  tan  noble. 

¿Qué  pretendéis  de  mí,  agravios?                   ^H 

A 1  poder, 

No  me  persigáis,  memorias;                           ^^| 

i  la  fuerza  del  amor, 

dejadme  morir,  cuidados.                        ^^^H 

no  hay  valor,  razón  ni  ley, 

¿Qué  infierno  es  este  que  miro               ^^^H 

porque  su  furia  amenaza 

adonde  ya,  por  extraño                            ^^^^| 

hasta  lo  invencible. 

y  forastero  del  mundo,                            ^^^^| 

(Dentro.)                       ]Plazal 

los  rayos  del  sol  no  alcanzo,                  ^^^^| 

Debe  de  salir  el  Rey. 

si  no  son  los  de  las  iras                            ^^^^| 

de  otro  Sol  menos  avaro,                         ^^^^^ 

en  correr  los  paralelos                             ^^^H 

ESCENA  XI 

de  las  fortunas  que  paso.^                        ^^^H 

Mas,  en  parte,  |ohl  Sol  hermoso,           ^^^H 

Het  con  memoriales,  Ortuño  y  acompaña' 

muero  contento,  pensando                     ^^^H 

mirnfo.— DlCtios. 

que  gozando  á  Sol,  di  al  sol                    ^^^H 

celos  y  envidia  á  sus  rayos.                     ^^^^| 

,  Todo  el  Consejo  le  espera, 

Y  si  lu  desdén  supiera                              ^^^^B 

y  no  ha  quedado  en  León 

cuánto  más  me  ha  enamorado                      ^^| 

letrado  en  es!a  ocasión 

la  posesión,  podría  ser                                    ^H 

á  quien  la  fama  venera 

que  te  obligara  el  milagro.                             ^H 

que  no  asista  en  los  estrados 

(Tocen  dentro  una  guitarra.)               ^^M 

en  la  det'ensa  y  ofensa 

Si  no  me  engaño,  imagino                              ^H 

del  Conde. 

que  un  instrumento  han  tocado;                   ^H 

,                    Poca  defensa, 

músicos  deben  de  ser                                      ^H 

casos  tan  averiguados 

del  terrero  de  Palacio,                                   ^H 

pueden  tener. 

que,  al  silencio  de  la  noche,                           ^^M 

*                         Aquí  está 

fia  sus  ansias  cantando                                  ^^M 

Garci-Fernández,  el  Conde 

algún  amante.  A  tocar                                   ^H 

de  Castilla. 

vuelven,  ¡qué  ocioso  cuidado!'                       ^H 

f                    Y  corresponde 

Voces.       [Dentro  cantan.)                                                             ^^M 

al  valor  que  tiene. 

«Preso  tienen  al  buen  Conde,                       ^H 

Y  ya 

al  Conde  Don  Lisuardo,                                ^^M 

á  besar  (us  manos  llega. 

porí^ue  forzó  una  romera                             ^^^ 

U  y  yo  con  los  brazos,  primo, 

camino  de  Santiago.                                ^^^^| 

tantas  mercedes  estimo; 

La  romera  es  de  linaje;                            ^^^H 

que  cuando  más  en  la  vega 

ante  el  rey  se  ha  querellado,                    ^^^H 

de  León  armado  os  vi. 

mándale  prender  el  rey                                  ^^M 

jamás,  el  cielo  es  testigo. 

sin  escuchar  su  descargo.»  ^^^H 
LisUARD.  ¿Tan  públicamente  cantan                     ^^^H 

que  de  pariente  y  amigo 

■m 

lE  SANTIACiO                         ^^^^^^^H 

^^^B 

mi  desdicha?  ]l£xlrañü  casol 

Reí  nx.     También  me  ha  cmHH 

^^^Hi 

Quiero  escuchar,  que  imagino 

un  poco  de  horca,-  no^ 

^^^^ 

que  prosiguen  con  ei  canu>. 

muy  lejos  uno  de^||fl 

^H 

(Cantan.) 

pero  yo  estoy  conj^^H 

^^K 

«La  prisión  que  le  da  el  rey 

con  que,  en  et'eciOtHH 

^H 

son  las  torres  de  palacio, 

postrera  carta  de  pagoV 

^^^^^ 

que  compilen  con  el  cielo 

han  acabado  cunmifloB 

^^^^^H 

V  confinan  con  sus  cuartos. 

alguaciles  y  cscrib^^H 

^^^^H 

Las  guardas  que  el  Conde  tiene 

Que  salir  del  suso^l^H 

^^^^H 

todos  eran  hijosdalgo; 

no  será  el  menor  descí 

^^^^^B 

treinta  le  guardan  de  día 

que  puede  alcanzar  co 

^^^^H 

y  de  noche  treinta  y  cuatro. 

un  delincuente  lacayo, 

^^^^H 

Va  levantan  para  el  Conde 

Que  me  he  visto  en'l« 

^^^^1 

en  la  plaza  su  cadahalso, 

de  un  potro,  pasando 

^^^^^L 

y  para  los  delincuentes 

más  agrio  que  pasar  p\ 

^H 

hay  dos  horcas  á  los  lados.» 

un  cómplice  sagitario; 
que,  á  no  valermc  la  li 
hoy  era,  por  mis  pecaí 

^^^ 

ESCENA  XIII 

cecma  de  la  justicia. 
LlSUARD.                                             jC 

^^^^H          ;|ii(}m<|]e  Bf.i  ox  d  fo  mdf  alto,  preso  con  irn  >oc4</«r 

RELO.V.     Confesé  de  plano. 

^H 

en  currp".— riicMo*. 

Lisi'aru,  No  esperé  menos  de  ti 
Rflox.     Ni  yo. 

^^^B 

Cante  otra  vez,  ruego  á  Dios, 

LisuAPD.             En  efeto,  villan 

^^^^B 

en  galeras  el  bellaco 

Rei-OX.      Luego  vi,  en  siendo  Ri 

^^^^H 

que  la  historia  gargantea 
del  Conde  Don  Lisuardo; 

que  habían  de  haocnn 

^^^^H 

aunque  me  importa  pi 

^^^^H 

por  lo  que  me  toca  á  mi. 

no  estando  desde  tan  i 

^^^^^K 

que  soy  su  menor  criado, 

si  es  posible  hacer  con 

^^^^H 

por  las  nuevas  de  las  horcas 

de  mi  conciencia  un  d< 

^^^^^B 

y  albricias  de  cadahalso. 

LtstTARD.  I'ues  descuélgate  si  pa 

^^^^B 

¡nuién  pudiera  desde  aquí, 

á  esta  pla^a  de  armai. 

^^^^^m 

músico  de  los  diablos. 

RRI.OX. 

^^^^B 

tirarte  una  almena! 

lo  deseo,  que  he  de  iu 

^^^^           LlSlIARD. 

l;\h,  cielos! 

escala  de  los  pedazos 

^H              Rklox. 

A(fui  abajo  se  han  quejado. 
.¡Si  fué  del  Conde  el  sospiro. 

de  dos  mantas,  donde 

siete  durmiente  cmpaii 

^^B 

áue,  según  lo  que  han  cantado. 
debe  de  estar  preso  aquSr 

LisnARi».  La  traza  mejor  elige, 

^^H 

y  baja.  Retox. 

^H 

Quiero  sabello.  ¿Ah  de  abaio? 

Rei.ox.                          Ya  bajo. 

^H                   LiSUAHD 

Pienso  que  de  las  almenas 
de  este  homenaje  llamaron. 

aunque  al  turco  se  \n 

^H 

¿Conde,  mi  señor? 

^H 

¿Quién  es? 

ESCENA  XIV 

^H 

¿Quién  en  este  canipanario 

^H 

puede  estar,  que  no  sea  tordo 

F.t  Conde  Do.n  LtSCAHPS, 

^^B 

ó  relox? 

^H                      LlSUARU 

Rclox,  hermano. 

Cuanto  por  mi  está  pl 

^H 

¿Ahí  estás  preso? 

parece  sueño:  ¿si  esto* 
despierto,  si  durmicno 

^H 

Señor, 

^H 

dos  meses  ha  que  aqui  paso. 

Durmiendo  debo  de  es 

^^B 

con  arañas  y  ratones 

aunque  yo  sé  que  me 

^^B 

notables  casos  y  es  harto 

porque  solamente  sae 

^^H 

tener  narices  y  oreias 
á  las  horas  que  te  hablo. 

la  desdicha  un  desdkli 

^^fl 

^^1 

¿Qué  hay  del  mundo  por  allá? 

^H 

Que  hasta  agora  que  he  escuchado 

ESCENA    XV 

^^H 

tu  suceso  mfausio  y  triste 

^^H 

cantar  á  este  mentecato 

P.Lt.ux.— Dicho. 

^^B 

música  de  Bercebu, 

^^B 

que  otra  vez  cante  á  PilalOK, 

RF.I.OX.     Cracias  al  ciclo  que  U 

^^^^_ 

no  supe  que  estabas  preso 

á  verte. 

^^^^H 

en  las  torres  de  Palacio. 

LisuAHD.               Dame  los  bril 

^^^H^ 

Apenas  á  ver  el  cielo 

que  estoy  alegre  de  v« 

^^^^^ 

á  esta  plaza  de  armas  salgo 

puesto  que  me  h»^  cu 

^^^^^^ 

esta  noche, cuando  escucho 

Rei.ox.     í^in lioso,  C.ond«?,  que 

L 

también  de  mi  muerte  el  cuándo. 

para  tonnentos  muyi 

JORNADA  TERCERA 


4l3 


y  que  jamás  en  mi  vida 
de  rubuslo  me  he  preciadu. 
Pero  ya  que  naci  al  munJu 
con  estrella  de  ahorcadu, 
un  escrúpulo  en  lu  amor 
le  he  de  revelar. 

Di. 

Cuando 
partisie  de  León 
Ingaiaierra,  me  echaron 
"para  ti,  desde  unas  tejas, 
d<:  las  bellísimas  manos 
de  Linda,  una  banda  verde, 
de  cuya  ocasión  gozando 
un  hidalgo  forastero, 
que  en  lo  soberbio  y  bizarro, 
en  lo  atrevido,  en  lo  airoso 
me  pareció  castellano, 
me  la  arrebató  en  el  viento, 
diciéndome  qtje  á  mi  amo 
le  dijese  cómo  un  hombre 
de  más  valor,  de  más  altos 
merecimientos  v  prendas, 
celoso  y  enamorado 
me  la  quitaba,  y  que  aquellos 
favores  tan  soberanos 
merecellos  no  podía 
un  caballero,  un  vasallo 
como  tú.  menos  que  siendo 
monarca,  como  Alejandro, 
del  mundo,  ó  Garci-Fernández, 
Conde  de  Castilla, 

jli.xtrafio 
sucesol  ¿Hav  mas? 

Más. 

iQué  másr" 
¿yuc  más?  Que  yo  di  dos  pasos, 
y,  requiriendo  la  espada, 
puesta  en  el  puño  la  mano, 
le  advertí  que  le  dejaba 
ccn  ella,  y  me  fui,  cnllandu 
hasta  agora,  por  no  darte 
pesadumbre,  y  procurando 
satisfacer  mi  conciencia, 
le  lo  difto  al  postrer  paso. 
¡A  buen  tiempo,  vive  Dios, 
que  estoy  por  darte,  villano!... 
¿De  qué  le  enojas?  ¿I  labias, 
yendo  entonces  caminando, 
de  maialle  por  poderes? 
No;  mas  pudiera  el  at{rav¡o 
á  León  volverme  entonces; 

3ue  las  señas  que  me  has  dado 
e  Garci-Fernández  son, 
Conde  de  Castilla,  bravo 
pretendiente  de  la  Infanta, 
que  celoso  y  despechado 
quiso  empeñarme  con  esa 
bizarría. 

ICs  temerario; 
un  jayán  me  pareció. 
Fs  siempre  el  miedo  muy  alio. 
Pienso  que  a^ora  han  abierto 
una  pueda,  y  siento  pasos. 
Los  de  mi  muerte  serán, 
pues  que  la  estoy  esperando. 
¿Qué  es  eso? 


ESCENA  XVI 


\tilt  l'.i  A.si.A  i.un  una  vtla  y  ta  ItrAnix  cr,»  i/ii>i 
//<!;)«,— r>icHos 

LiNoA.  Conde,  yo  soy; 

no  os  turbéis,  que  vengo  á  daru,, 
la  vida  por  csla  puerta 
que  he  abierto  ahora  en  el  cuarto 
del  rey  mi  hermano,  con  esta 
llave  maestra.  He  inicniado 
que  me  debáis  por  postrero 
bien  el  de  la  vida.    • 

Lisi'AhD.  Tamo 

os  debo,  que  no  imagino 
con  muchas  poder  pagaros. 

Kklox.     Dejando  á  una  parle  ahora 
las  ceremonias,  mi  hermano, 
con  todo  el  real  consejo, 
á  muerte  os  ha  condenado, 
que  puesto  que  los  jueces 
y  todos  cuantos  letrados 
íiene  León,  se  conforman 
en  que  pudierais  casaros 
con  Sol.  porque  las  palabras 
que  nos  dimos  y  las  manos 
fueron  de  tiempo  futuro 
y  sirvieron  de  un  contrato 
no  más,  por  sólo  el  decoro 
que  se  debe  al  soberano 
nombre  de  hermana  de  un  rey, 
manda  por  razón  de  estado 
que  muráis,  satisfaciendo 
también  con  esto  al  agravio 
de  doña  Sol;  no  esperéis 
más,  que  amanece  y  los  rayos 
del  sol  pueden  ser  espías 
del  que  dejáis  agraviado. 
Ksa  pesada  cadena 
recoged  entre  los  bra/os 

Í  caminad,  que  en  el  parque 
aliaréis.  Conde,  un  caballo 
que,  corriendo,  con  el  viento 
compita  para  escaparos. 
Sueldo  os  dará  el  cordobés 
rey  ó  el  moro  se\  illano 
con  que  paséis,  y  adiós,  Conde. 

LisPAfíb.  Dadme  á  besar  esas  manos. 

Linda.       Conde,  esto  basta;  partios, 

que  la  piedad  me  ha  obligado 
de  haber  llegado  á  tener 
nombre  de  vuestra. 

LisuARU.  Vo  parlo 

sin  alma  á  escapar  la  vida. 

Linda.       Hasta  salir  de  Palacio 

tendréis  quien  os  guie;  adiós. 

LisuARo.  Adiós. 

Relox.  Yo  sigo  tus  pasos 

y  azoto  las  ancas,  Conde, 
de  ese  hipógrifo,  pues  hago 
de  motilón  delincuente 
la  figura. 

l.isuAKD.  Kelo.x',  vamos.  (V.ín*e,) 


414 


LA  ROMEP\  DE  SANTIAGO 


ESCENA    XVII 


Salen  Pelato  v  BBnxubo. 


Pei.ato,    Tanto  al  decoro  del  Rey 
se  debe,  que  declarando 
que  el  de  la  Infanta  no  ha  sido 
matrimonio,  han  sentenciado 
á  muerte  al  Conde,  y  levantan 
en  la  plaza  el  cadahalso. 

Bkrmuoü.No  puede  haber  sucedido 
)aii)á&  tan  notable  caso. 

Pelayü.    Con  esto  queda  lambiín 
satisfecho  el  ajíraviado 
honor  de  Sol,  la  opinión 
de  Ordeño  inmortalizando. 

BERMi'uo.Espectáculo  espantoso 
ha  de  ser. 

Pelayo.  iQué  alborotado 

por  el  caso  está  León! 
Y  es  tan  general  el  llanto 
de  los  hombres  y  mujeres, 
que  en  el  lamentable  aplauso 
'C  conoce  lo  que  quieren 
al  Conde  don  Lisuardu. 

BcBHLDt).  tra  de  todos  bien  quisto 

por  valiente  y  cortesano.        (f.v/aj.) 
Pero  <qué  cajas  son  esas' 

Pela'ío.    Corriendo  va  el  vulgo  vario 
de  la  ciudad  á  los  muros. 


ESCENA  Xvm 

Súlt  Favila.— Dichos. 

Bepmi'do.  Favila;  ¿qué  es  esto? 

Faviia.    Un  rarostjceso. 

BeKMi'Do.^Cómo? 

Favila.  Escuchad. 

A  notificar  entrando, 
á  don  Lisuardo,  el  Conde, 
la  sentencia  el  secretario, 
alborotado  volvió, 
al  rey  de  no  haberle  hallado 
en  la  prisión,  sin  saber 
quién  pudo  ponerle  en  salvo. 
Garci-Fernánder,  el  Conde 
de  Castilla,  imaginando 
que  de  la  Infanta  ó  del  Rey 
ha  sido  caso  pensado, 
en  la  vega  de  León, 
con  cuatro  mil  castellanos 
que  trujo  para  este  efecto 
de  escolta  en  abierto  campo, 
desafió  al  rey  y  á  todos 
cuantos  en  aqueste  caso 
lian  intervenido,  deudos 
y  amigos  del  Conde,  estando 
de  sol  á  sol  en  la  Vega. 
Después  de  habellc  retado 
de  cobarde,  si  no  acude 
en  aqueste  mismo  plazo 
á  volver  por  su  opinión 
el  Conde  don  Lisuardo. 
Pienso  que  Ordoño,  sin  duda, 


pues  es  su  iji^uai,  sal 
con  el  Conde  de  Casiiil 
porque  tiene  de  bizarra 
y  de  valeroso  Ordoño 
en  las  ocasiones,  tanto 
como  de  rey  justiciero^ 
Pelayo.    A  ver  este  asombro  vj 


ESCENA  XIX 

Toqutn.  S«lfn  Ximcmo,  coa  t>axtóH, 
Di  armado,  y  por  olrn  pirle  Om 
OnTi;>oci:>'t  battáu.  Uo>a  Sol  ara 
puerta  La  IitrANTA.  armada,  con 
por  e¡  rostro,  y  Doña  Sot  con  oM 
IjKKaca  con  bastones. 

ÚKDOÑo.  Conde  de  Castilla:  ya 
tienes  á  Ordoño  en  el 
que  no  es  la  primera  v4 
que  en  él  me  ve  el  sol 
Bien  sabe  el  cielo  que  este 
libre  de  lo  que  impuiai 
me  estás  sin  razón;  m¡ 
salir.  Conde,  como  sal 
á  tu  desafío,  viendo 
que  eres  mi  igual;  aquí 
resuélvete,  que  en  la  c*p»i 
la  mano  puesta  te  agtli 

Garci.      Ordoño:  ya  ves  que  esi 
en  la  defensa  cmpeñadí 
de  doña  Sol,  y  no  puí 
volver  á  Burgos  de|an¿ 
sin  satisfacer  su  honor; 
y  el  Conde  don  Lisuaf 
faltando,  es  razón  quel 
me  des.  Ordoño,  en  tal] 
por  ¿I  la  satisfacción. 

Sol..  Y  yo  también  á  tu  lado 

Conde,  con  aoucl  valoí 
que  tengo  de  Lara,  agv 
á  la  Infanta  de  León; 
porque  no  hay  duda  ql 
ella  libertad  al  Conde, 
á  costa  de  mis  agravios 
y  asi  la  reto  y  la  obligc 
viéndome  armada  en  etl 
que  salga  á  saiisfacerr 
con  las  armas  en  la  mi 

Blanca.    Doña  Sol:  á  responder 
dos  damas  de  su  palací^ 
por  Linda  vienen;  c*i 
que  el  Rey  y  el  Co( 
que  luego  vernos 
á  lasdosaqui. 

Obdoño.  <Qu^  ' 

esperando? 

(jAftci.  Que  nos  pal 

el  campo  y  el  sol. 

Okdoño.  Ya 

espuma  y  cólera,  contC 
suele  el  andaluz  cabalt 
cuando  escucha  la  trof 
por  ver  los  aceros  blar 
dando  retlcjos  al  dia 
y  apurándole  al  &ol  ra] 


1 

^^1                                           JORNADA  TERCERA 

4i5       ^^B 

1 

^^  ESCENA 'XX 

por  los  ojos  la  que  dice,  ^^^H 
quiero  volverla  á  su  mang                   ^^^1 

F 

Lkitaudo  armado, y  Relox  con  frar<(i>i. 

del  Conde,  con  esta  mia  ^^^1 
de  esposa,  porque  en  >.-!  cimpo            ^^^H 

Í1»D. 

Aguarda,  Garci  Feroándcz, 

defenderla  mejor  pueda                         ^^^H 

que  ya  va  don  Lisuardo, 

del  Conde  don  Lisuar Jo;                             ^H 

y  el  sol,  Conde  de  Castilla, 

que  pues  está  declarada                    ^^^^^H 

aún  no  ha  llegado  al  ocaso. 

la  nulidad  y  han  estado                  ^^^^^H 

. 

¡Nüiable  valor! 

prendas  mias  en  poder                    ^^^^^1 

»o. 

Aqui 

del  de  Castilla  esperando                     ^^^1 

me  lienes  ya,  castellano; 

esta  elección,  lo  que  he  hech>>             ^^^1 

que  el  valor  más  que  el  peligro 

será  al  gusto  de  mi  hcrman'                  ^^^| 

conmigo  ha  podido  lanío 

que  si  repara  en  que  di                          ^^^H 

que,  habiéndome  dado  Linda, 

la  mano  á  don  Lisuardo,                       ^^^H 

por  una  puerta  del  cuarto 

para  besar  cada  dia                               ^^^1 

■ 

rde  Ordeño  libertad  hoy 

la  doy  á  cualquier  vasallo.                    ^^^H 

P 

'con  piadoso  pecho  humano, 
y  sabiendo  en  el  camino 

Acuda  á  su  obligación,                       ^^^Hi 

como  es  razón,  entielanlo               ^^^^H 

qüc  me  rttabas  llamando 

que  del  Conde  de  Castilla                ^^^^1 

i  mi  rey  á  desafio, 

soy  mujer.                                        ^^^H 

venciendo  por  el  agravio 

Garci. 

Yo  soy  lu  esclavo.     .              ^| 

con  el  honor  el  temor 

I.ISUAHO. 

Yo,  hermosa  Sol,  si  merezco                    ^M 

de  la  muerte,  desarmando 

la  luya,  digo  otro  tanto.                            ^M 

un  soldado  de  los  tuyos 

Sol. 

Tuya  soy.                                           ^^^1 

que  hallé  en  el  Ezla 'apartado 

Obdoño. 

Heroicamente,                     ^^^H 

de  su  cuartel,  me  presento 

Linda,  el  pleito  has  sentenciado;         ^^^^1 

antes  que  se  haya  ausentado 

dadme,  Conde  de  Castilla,                    ^^^H 

el  sol  á  volver  por  mi, 

los  brazos.                                           ^^^H 

como  quien  soy,  disculpando 

Gabci. 

Siempre  mis  brazos             ^^^H 

' 

á  mi  rey,  y  juntamente 

han  de  estar  á  lu  servicio                    ^^^H 

á  cobrar  determinado 

con  eterna  amistad.                             ^^^1 

vengo  una  banda  que  tienes 

LiSUAPD 

Danos                  ^^^| 

1 

contra  mi  gusto,  pensando 

tus  manos  á  mí  y  á  Sol.                      ^^^| 

I 

que  era  tan  sufrido  yo 

VÍHÜOÑO. 

Quiero  también  abrazaros.                   ^^^1 

If 

como  he  sido  desdichado. 

Relox. 

¿No  sobrará  para  mi                                  ^H 

M. 

Soberbio  vienes. 

algún  codo  de  un  abrazo,                    ^^^| 

IPD 

Resuelto 

pues  soy  de  los  delincuentes                ^^^H 

dirás  mejor. 

que  se  han  vuelto  á  Dius.^                    ^^^H 

u. 

Tan  bizarro 

Ordoíío. 

A  Lauro,     ^^H^ 

I' 

no  te  imaginé  jamás. 

á  Ramiro  y  á  Fruela,                            ^^^1 

kt>u. 

Pues  has  estado  engañado; 

que  están  en  esto  culpados,                 ^^^H 

que  esto  que  ves  es  lo  menos 

haré  coniigo  merced.                            ^^^H 

1' 

que  parezco. 

Melox. 

Vivas  tres  hanegas  de  años.                 ^^^H 

[■• 

,;Qué  aguardamos 

Obdoño. 

Vamos  á  León.                                     ^^^H 

á  palabras  si  hay  aceros? 

LiSUABD 

Con  esto                      ^^^1 

M»D. 

Kso  es  lo  mismo  que  aguardo. 

da  tin,  dichoso  senado,                         ^^^1 

Ok. 

Deteneos,  y  pues  es 

Jara  fines  más  dicliuso<i  ^^^1 
^A  Romera  de  Santiago,                     ^^^I 

r 

aquesta  banda  que  traigo 

JORNADA  PRIMERA 


ESCENA  PRIMERA 

5aUn  Uaktíh  Pti  isi.  Pavo  PelíSeí,  Alvahu,  Cff4^(i 
y   BoTlM,  viíícinn. 

Pato,       ^Hasla  cuándo  pret«nd)«» 

afrentar  nuestras  monuñas, 

pues  al  sol  de  oirás,  ha^eaña^ 

iuiien  en  lí  valen  lías? 

^Tü.  eres  mi  hijo?  No  «guardes 

que  tq  dé  ul  nombfif  «quí, 

que  no  htn  de  Humarme  é  mí 

padre  de  hijos  cobardes. 

Tienes  tuerzas  superiores 

al  más  robusto  león, 

y  siempre  tus  hechos  son 

regalos,  ^usius  y  amores. 

Cuando  gano  para  ti, 

labrando  el  campo,  susicntu, 

marcha,  lú  al  campo  san^cii^ntu 

por  blasonen  para  rtií. 

^No  veíi  que  parece  mal 

un  necio  entre  hombres  dUcrcto«i, 

entre  avarientos,  sujetos 


al  oro,  el  que  es  liberali 
Pues  ¿qué  pretendes,  Mirlí 
tntrtí  mooiañesfs  licfus, 
ifto  nobles  como  guerreros; 
Vete  con  Ñuño  y  Uaín, 
tus  primos,  que' con  lu  tig 
el  Cid,  su  fama  acreditan, 
cuyas  hazañas  Incitan 
é  urt  mármol  helado  y  U\*j- 

MautÍn,  Yo  no  estoy  acostumbrado 
á  ver  paveses  y  cotas. 

Payo,       Pues  ¿á  qué? 

MABtí?í.  A  buscar  Wk 

Payo.       Principio  tiene  el  soldado. 
\íí  Cid  te  dará  valor. 

HuTiJA.     ¿y  \i'\  (10  quiere  lomallo? 

Pato.       Traelde  luego  tt  caballw 
y  las  corazas.  (^^  Mruup* 

ESCUNA  II 
l>]cnpi,  menvi  At*Aj(« 

.Martín.  Señor, 

¿quieres  que  me  maten  luc 

fiüTUA.  Lástima  le  tengo  ti  pobre, 
que  cuando  fuerza  le  subí* 
á  verle  cobarde  ILe|;o. 


f 


(I)    iDtcrviener»  jdcmás.  nnixi^o,  Ltoono;  fiona  BaitMi  eiti,  AiiiftK,C*Liii,  Moro». 
{2)    Es  el  misiTiti  que  Ané^AMAN. 


JO|lNAI>A   PHIMF.H.\ 


^En  los  dcmái  no  es  i^;ual 

el  pcligrü  de  la  vida? 
|N.   I'adro,  y  ¿dt-spucs  de  pcrdidaf" 

iNo  ha  preguntado  muy  mal 

el  mozol 

Siendo  por  Dios 

y  por  su  rey.  no  se  pierde. 

Pues  yo  he  visio.  Dios  me  acuerde, 

y  aun  sois  buen  testigo  vos, 

á  un  ciento  y  más  de  soldados 

canlallcs  réquiem  amén. 
N.    Dice  Botija  muy  bien. 

Pues  iréis  acompañados 

los  dos. 

Ya  cantó  ei  cuquillo 

por  mí.  ,;En  qué  pequé,  señor. 

que  no  conozco  a  Alman-íor 

sino  es  para  serviilu.^ 

Allá  le  conuLiTCis 

cuando  con  Martín  salgáis 

al  campo. 
M.  En  poco  e&iimájs 

i  un  bíjo. 

Bien  io  sabéis. 

La  guerra  on  despenará 

adonde  echaréis  de  ver 

que  en  ella  os  puedo  querer 

cuando  os  aborrezco  acá. 

¿Qué  ha  de  echar  de  ver,  señor? 

Kso  al  amor  contradice, 

que  ei  santo  Evangelio  dice 

que  nos  tengamos  amor. 

Nuestro  Señor  Jesucristo 

dice  también  en  su  historia.... 

Yo  len^o  linda  memoria. 

¿Qué  dice? 
i.  Pues  ¿no  lo  ha  visto.> 

Que  el  que  el  peligro  buscare 

muera  muerte  supetaña. 

¡Hay  simpleza  más-t,'Xtrañal 

l)e  quien  el  alma  arriesgare, 

habla  Dios,  del  cuerpo  no, 

cuando  por  él  se  aventura 

la  vida. 
I.  Mucho  me  apura. 

Como  me  quedara  yo, 

diera  por  buena  la  ida. 

ESCENA  MI 

Salt  ALVáKo  con  las  arntiu  —T)tcu<¡. 

jO.    Las  armas  eslán  aquí. 

¿Trajiste  el  caballo? 
o.  Si. 

¿Y  airúrjas?Que  sin  comida 
no  alzaré  los  pies  del  suelo. 
Este  arnés  has  de  llevar, 
hijo;  procúrale  honrar, 
que  fué  de  Sancho,  tu  agüelo. 
Mucho  estas  casacas  pesan. 
¿So  hablas?  ¿no  me  respondes? 
N.    Ño,  porque  en  ei  pecho  escondes 
las  crueldades  que  profesan 
las  fieras;  no  soy  tan  ciego 
que  no  vea  que  me  han  dado 
carga,  con  que  el  moro  osado, 

MtnXAS  Pl  TIPSO  os  MOtlNA.— TOMO  U 


4'7 

lidiando,  me  alcance  luego. 
Menos  pesado  es  me)or, 
pues  mi  padre  me  desticrra, 
asi  partiré  á  la  "uerra. 

Payo,        Y  si  muestra  más  valor 

el  moro,  y  llega  á  las  manos, 
sin  armas  te  ha  de  herir. 

Botija.     Ahí  entra  bien  el  huir. 

Pato.       Son  consejos  de  villanos 
ios  tuyos. 

Botija,  Lo  que  yo  hiciera 

digo  no  más.  que  mi  amo, 
cuando  corra  como  un  gamo 
será  lodo. 

Payo.  Considera, 

sí  de  quien  eres  no  das 
muestra,  como  buen  soldado... 

BoTiiA.     5^1  d*r¿.  que  es  hombre  honrado. 

Payo,       Que  no  has  de  verme  ¡amas, 
Caballo  y  armas  te  doy, 
que  e?  de  los  nobles  la  herencia, 

Martín.  ¿Tan  presto  vuestra  presencia 
me  negáis? 

Payo.  Llorando  voy, 

que  es  hijo  ai  ñn. 

Martín.  (Ah,  señor! 

¿Cómo  sin  echarme  os  vais 
la  bendición? 

Payo.  ¿Lloráis, 

Martín?  Yo  tengo  temor 
de  su  vida.  ¡Ay,  hijo  mlul 
Mas  ¿qué  digo?  Vaya  y  muera 
antrs'que  afrentarme  quiera, 
Al  Cid,  mi  primo,  os  envío; 
hijo,  imitaréisle  vos, 
pues  hay  tanta  obligación, 
y  alcánceos  mi  bendición, 
t^uen  Martín,  con  la  de  Dios. 

Botija.      Écheme  también  á  mi 

su  bendición,  y  veremos 
cuál  entre  los  dos  extremos 
vuelve  primero. 

Payo,  Si  en  ti 

vive  de  Sancha  el  amor, 
como  la  fama  pregona, 
ya  ves  que  es  otra  amazona 
én  hermosura  y  valor 
y  ha  Je  buscar!  cuando  quiera 
rendirse  al  yugo  amoroso, 
al  marido  valeroso. 
La  guerra,  Martin,  te  espera: 
haz  en  ella  alguna  hazaña 
por  amante  y  por  soldado, 
que  después,  volviendo  honrado, 
te  dará  nuestra  montaña 
infinitos  parabienes 
en  los  brazos  de  tu  esposa. 

Martí.n.   Fortuna  menos  dichosa 

es  la  que  aquí  me  previenes, 
í>i  mi  tierno  amor  conoces, 
¿por  qué  te  quitas,  señor, 
que  en  prendas  de  tanto  amor 
regalados  nietos  goces? 
Permite  que  Sancha  sea 
mi  esposa,  y  mándeme  luego 
que  donde  trocado  en  fuego 
el  sol  su  carro  posea, 

37 


4i8 


EL  CORAR  DE  M,\S  VALIENTE 


mu. 


Payu. 


BóTUA. 


Alvaro. 
Botija. 


Alvaro. 
Botija. 

Alvaro. 

BOTIM. 


Martín. 
Botija. 

.Martín. 


Botija. 

Martín. 
Botija. 


viva  entre  bárbaros  viles 
ó  adunde  sauces  y  chopos 
la  borda  cuajada  en  copos 
hilos  de  nieve  sutiles. 
{Valientes  fueron  los  godos, 
&u  nombre  á  los  siglos  dieron, 
espanto  á  Italia  pusieron, 
mas  no  pelearon  iodos! 
Yo,  que  bien  lo  sabéis  vos, 
entre  la  paz  me  gobierno, 
porque  soy... 

iBobo  es  mi  yerno! 
Es  un  ánima  de  Dios. 
Por  no  malar  un  cochino 
K)  dejará  de  comer. 
Mi  voluntad  se  ha  de  hacer; 
ese  es,  Marlin,  el  camino. 
Si  os  es  la  guerra  molesta 
y  os  volvéis,  quiero  advertiros 
que  saldrán  á  recibiros 
las  garras  de  una  ballesta.  (Vaie.) 

ESCENA  IV 
Dichos,  minos  Pavo  Pei.Abz. 

Ea,  cerróse  de  campiña: 
[No  nos  echara  á  la  larde 
y  no  en  ayunas!  Aguarde. 
¿Quién  es? 

¿Cuándo  se  aliña 
jornada  entre  hombres  cristianos 
sin  tocar  de  la  dispensa? 
Payo,  mi  señor,  ¿qué  piensa? 
¿Somos  cuerpos  soberanos? 
Los  pueblos  por  donde  has  de  ir 
que  han  de  regalarte  espero. 
Pues  mientras  llego  al  primero 
me  puedo,  hermano,  morir; 
hagamos  la  alforja  yo  y  tú. 
¿Tú  no  ves  que  no  hay  lugar? 
Adiós. 

Tragúete  la  mar, 
criado  de  Belcehú, 
Fálteos,  plegué  á  San  Millán, 
en  poblado  y  en  camino 
casi  el  agua,  todo  el  vino, 
la  carne  os  falte  y  eJ  pan. 
Parece  esta  maldición 
que  me  la  han  echado  á  mí. 
Amigo,  vamos  de  aqiii. 
Pidiendo  están  confesión 
mis  tripas. 

No  hay  cosa  alguna 
en  nuestra  humana  opinión 
que  no  tema  con  razón 
vaivenes  de  la  fortuna. 
Perderé  á  manos  del  moro 
sin  saberme  defender 
la  vida,  para  perder 
con  tiempo  el  fuego  que  adoro. 
Por  lo  que  dices  de  fuego, 
tu  Sancha  viene  hacia  acá 
pisando  hongos. 

Será 
baria. 

Pues,  ¿soy  yo  ciego? 


.Martín.  Pues  di  que  bruiandu  vienes 
sus  bellas  plantas  hermotasi 
niuchub  claveles  y  rosas. 

Botija.     ¿No  hay  otras  hierbas  ouc  li 
virtud  para  una  ensalada? 
Cuanto  pisa  una  mujer 
luego  dicen  que  ha  de  ser 
ya  la  violeta  morada, 
¡irio  azul,  blanco  jazmín, 
bello  adorno  del  verano. 
haciendo  que  sea  hortclino 
el  cordobán  del  botín. 


ESCENA  V 
Sait  SaHCitA  — tiiaios. 

Sancha.   Martín:  qué,  por  olvidarme, 
¿te  vas  á  la  guerra? 

.Martín.  Así 

tuviera  piedad  de  mi 
quien  de  ti  quiere  apañarme.^ 
Como  la  mayor  belleza         j 
que  en  nuesito  suelo  cspaño^ 
sirviendo  de  espejo  al  sol 
formó  la  naturaleza 
tuviera  celos  de  ti 
cuando  mi  amor  procurara, 
pues  sabes  que  le  negara 
el  corazón  que  te  di. 
Y  porque  no  le  parerca 
lisonja,  cuando  mis  labios 
haciéndole  al  sol  agravtus 
io  que  el  matiza  le  ofrezca, 
pregunta  en  tu  pecho  herm< 
al  alma  que  le  ofrecí. 
Si  parto,  Sanciu,  sin  mi, 
antes  puedo  estar  quejoso 
de  que  presa  en  lu  rv!"" 
mi  alma  á  la  tuya  a 
me  den  tus  ojos  la  't  .u., 
para  venirte  á  perder; 
pues,  si  h.ibicndomc  robado] 
el  alma,  muerto  quedara, 
mi  padre  no  me  ausentara 
del  sol  que  miro  eclipsado. 

Sancha.    Y  muerto,  ¿qué  habías  de  hl 
en  mis  manos  rigurosas? 

Maktín.    E\  sol,  padre  de  las  cosas, 
tiene  divino  poder 
para  dar  vida  á  las  plantas, 
y  yo,  como  planta  nueva 
que  á  tus  bellas  luces  prueba 
el  ser  á  que  me  levantas, 
pudiera,  Sancha,  decir, 
muerto  en  Fénix  amoroso, 
que  era  tu  lema  dichoso 
que  nace  para  morir. 

Sancha.   ¡Oh.  qué  bien  te  has  prcvenii 
de  que  lisonjas  no  son! 

Martín.    Nerdades  del  corazón, 

.jcuándo  lisonjas  han  sido? 

Sancha.    No  te  he  visto  tan  discreto, 
ó  por  decirlo  mejor, 
tan  amoroso  pint<rr. 

.Martín.    Voy  en  tu  ausencii  sujclu 
á  lá  muerte,  y  como  «ueie 


1 

^^^^^^^^^^^^^jobÑada 

Trímer^^^^^^^^^^^^^^^^^^^Í 

■ 

^muntndo  el  cibDc  cjnUr, 

Sancha.   Mira  que  dicen  que  tiene                ^^fl 

p 

quise  a^ora  ccichrar 

•  Burgos,  donde  agora  vas...             ^^H 

\n  mia. 

Maktíiv.    Pienso  que  celosa  estás.                   ^^H 

(JA. 

¡Mucho  nos  muele! 

Sancha.   Kso  mi  amor  te  previene;                ^^H 

' 

Señora  Sancha,  sí  gusta. 

si  alguna  niujer  tocares                   ^^H 

véogase  su  poco  á  poco. 

que  no  te  abrases  te  digo.                 ^^M 

PTÍK. 

Ya  das  de  pesado  en  loco. 

BOTiM.     Buen  remedio.                                 ^^H 

UA. 

Pues  una  mujer  robusia 

Sancha.                          Dilc,  amigo.              ^^M 

no  vendrá  comando  cuentos 

BoTiM.     No  hablar  en  caniculares.               ^^M 

á  la  sombra  del  rocín. 

Martín.    Primero  verás  arder                       ,^H 

ICHA. 

Como  gustara  Martin. 

las  aguas,  el  aire,  el  fuego,              ^^H 

no  rae  faltaran  alientos 

y  al  sol  de  la  lumbre  ciego             ^^M 

para  seguir  á  un  soldado. 

precipitado  caer,                             ^^H 

rtIn. 

(Q)uc  tal  diga  una  mujcrl 

y  lodo  nuestro  horizonte                ^^M 

ICIIA. 

Para  poderte  volver 

sin  las  que  á  tu  sol  reservo,             ^^M 

■ 

el  alma  que  lú  me  has  dado 

vivir  en  el  mar  un  ciervo                ^^M 

■ 

te  quisiera  acompañar, 

y  un  delfín  en  ese  monte                  ^^M 

que  mal  llevará  la  palma 

que  yo  te  olvide  jamás.                    ^^H 

quien  va  á  pelear  sin  alma. 

Sancha.   Primero  que  yo  te  olvide.                ^H 

UA. 

Para  eso  ¿-hay  más  que  sacar 

el  tiempo,  que  el  tiempo  mide.        ^^M 

del  purgatoiio  un  par  dellas? 
Quédeme  yo  acá  re/ando 

le  verás  volver  atrás.                        ^^H 

Botija.     Primero  verás  volver                      ^^H 

y  se  las  iré  enviando. 

una  lechuza  que  yo.                       ^^M 

«Tin. 

Tu  amor  te  ha  hecho  importuna: 

Martín.   Quien  de  tu  luz  me  apartó              ^^M 

darás  ocasión  que  diga 

no  me  concede  lugar                      ^^H 

el  Cid  que  llevo  á  la  guerra 

para  que  más  me  detenga.              ^^H 
l>ame  tus  brazos,  y  adiós.              ^^H 

afeminado  el  valor. 

cuando  entre  espanto  y  rigor 

P>OTiiA.     H'Para  abrazarse  los  dos                   ^^H 

pienso  matizar  la  tierra 

es  menester  tanta  arenga?               ^^M 

con  sangre  morisca. 

Sancha.  ¿Tantos  rigores  conmigo?              ^^M 

IJA, 

Aquí 

'Martín.    Sancha:  adiós.                                ^^H 

sin  haber  sido  escolar 

Sancha.                             Adiós,  Martin.         ^^1 

hay  quien  comienza  á  dudar 

Botija.     Aliñemos  el  rocín,                             ^H 

de  lo  que  has  dicho. 

que  mañana  yo  me  oblig'  i                 ^H 

^T¡S. 

¡De  mi! 

que  estas  hembras  tengan  dueño           V 

^no  sabes  que  á  malar  voy 

que  un  galápago  soldado                       ■ 

mil  moros? 

no  ha  de  faltar.                                      ■ 

CHA. 

,;Qui¿n  lo  dudaba? 

Martín.                             Yo  he  quedado             ■ 

UA. 

Eí,  verdad,  no  me  acordaba. 

como  el  que  en  profundo  sueño            I 

uritf. 

Rayo  de  los  moros  soy. 

en  dulces  glorias  gozaba                       M 

UA. 

|Bien  la  medida  le  hinches! 

teniendo  aquel  bien  por  cierto;        ^^M 

»TÍN. 

Pienso  matar,  Sancha  mia. 

pero,  viéndome  despierto,                ^^H 

diez  mil  moros  en  un  día. 

echo  de  ver  que  soñaba.                   ^^M 

JJA. 

Muchas  son,  aunque  sean  chinches. 

IVamc  SXarun  y  BoUí»  )     J 

HTÍN. 

¿Qué  dices? 

^^M 

UA. 

Que  JO  también 
de  un  golpe,  y  tu  lo  verás, 

ESCENA    Vi                      ^H 

he  de  matar  muchos  más 

^^^1 

como  me  ios  pongan  bien. 

CHA. 

¡Oe  un  golpe  solot 

¿(>ómo  podré  yo  acabar                   ^^M 

MA. 

¿No  basta? 

con  mi  amor,  sut'rir  su  ausencia?    ^^M 

CHA. 

¿Cómo? 

Imposible  es  la  paciencia                  ^^M 

MA. 

Dcsta  manera: 

en  las  que  saben  amar.                    ^^H 

■ 

voilos  poniendo  en  hilera 

Seguircle,  sin  que  intente                ^^H 

■ 

como  si  fueran  de  pasta, 

ver  lo  que  me  está  mejor,                ^^H 

r^ 

y  con  más  fuerza  que  un  toro. 

porque  en  contiendas  de  amor         ^^H 

dándole  con  un  garrote 

muere  el  honor  mas  valienlc.    (Kot^^^l 

al  primero  en  el  cogote 

^^^M 

topa  en  el  segundo  moro; 

^^^H 

luego  el  tercero,  sintiendo 

ESCENA  VJI                       ^^M 

el  garrotazo  que  di, 

cae  sobre  el  cuarto,  y  así 

Saltn  *l  Rey  y  Bermuiio  pvr  una  parte,  y  el  Ci»,     1 

■ 

van  topando  y  van  cayendo. 
¿H*y  quien  esto  no  le  cuadre? 

NuSo  lAiNgí,  PKDKti  BkrmOuk/.  y  Onooflo  por  otra,     1 
y  acompañamicntii.                                                   ^^^B 

Esto  es  juntos  y  apretados, 

Rey.         .jPara  ver  á  un  rey  salís                   ^^H 

k 

que  si  esperan  apartados 

3e  tantos  hombres  armado?            ^^| 

venga  á  malarios  mi  madre. 

Ciw.          Señor:  hanme  acompañado,           ^^H 

^^^V^^^^^^^^^^^EL  COBARDE  mT^AIJeÑ^^^                ^^^^^^^H 

^^1             %\  la  verdad  advertid, 

mostrad  lUi  iicii  1 1"*  ""^^^^H 

^H           aunque  es  gran  diñcullad 

sobrinos,  á  Alfoi                ''^^H 

^^H           que  adonde  liega  primero 

que,  si  bien  no  U^  lyn-ju,  ^^H 

^^M           la  voz  de  algún  lisoniero 

las  juzgará  por  ligeras,             H 

^^M          pueda  caber  mi  verdad. 

que  yo  iré  muy  satisfecho        H 

^^1          Y  en  prueba,  Alfonso,  que  aquí, 
^^B          con  alma  de  engaños  llena, 

si  dais  para  mi'  partida               ■ 

un  dia  por  cada  herida             ■ 

^^H           os  cania  alguna  sirena, 

de  las  que  muestre  su  pecho.   H 

I^K            basta  no  escucharme  á  mi. 

Oküüño. 

Pues  ¿tan  caro  ha  de  costar     H 

IBbrmuuu.iAI  paso  que  sois  guerrero 

que  con  sangre  ajena  y  mia       H 

1                  os  preciáis  de  mal  mirado! 

se  ha  de  comprar  cada  día         H 

[CiiJ.           Callad  vos,  pues  yo  he  callado 

de  los  que  le  habéis  de  dar?       ■ 

1                 el  nombre  del  lisonjero. 

NuÑo. 

Muy  corta  dais  la  licencia,        H 

1                  Mas,  pues  que  vos  desviáis 

cuando  entre  el  despojo  optmofl 

L                tan  contra  jusiicia  y  ley 

Alvar  Káñez,  nuestro  prímo.    H 

^^H          de  las  orejas  del  Rey 

queda  cautivo  en  Valencia.       ■ 

^^m           la  verdad  que  me  escucháis, 

P.  Berm 

Kerido  y  preso  quedó               ■ 

^^H           sin  duda  que  tenéis  dentro 

por  vos  en  sangrienta  lid;         fl 

^Hp           las  mentiras  que  os  escucha: 

merezca  por  él  el  Cid                H 

^^             acomélenme  en  la  lucha 

el  término  que  os  pidió.            H 

1                    y  hanme  salido  al  encuentro. 

Rey. 

Doy  á  vuestro  mego  aqui        H 

Bey.          Advertid  que  estoy  presente. 

nueve  días  y  no  más.               ■ 

Ctu.          No  temáis  que  muestre  bríos, 

Cid. 

.No  fui  tan  corto  jamás            H 

porque  los  agravios  míos 

en  las  victorias  que  os  di.         V 

llevo  con  serena  frente. 

Desleal  me  habéis  llamado,       ■ 

^^_            No  negará  mi  amistad 

si  á  alguno  lo  habéis  oído,        H 

^^m          el  que  más  mi  ofensa  intenta, 

cuantos  lo  han  dicho  han  mcn^f 

^^r           que  yo  perdono  la  afrenta 

y  en  esta  campaña  armadu,      fl 

como  al  Rey  trate  verdad. 

cual  noble  hidalgo  español,      H 

Ruy,          Los  que  yo'iengo  á  mi  lado 

cuerpo  á  cuerpo  los  espero       H 

me  la  dicen  más  que  vos. 
Ciü.           Engañáisoj  ¡vive  Dios! 

desde  que  salga  el  lucero          ■ 

hasta  que  se  esconda  el  sol.      H 

Rey.         a  no  haberos  desterrado 

Y  á  no  ser  mi  rey,  es  llano]      ■ 

« 

hiciera  un  nuevo  castigo 

que  me  igualaran  las  leyes,       H 

■ 

L                 en  vos,-  salios  de  mi  tierra. 

pues  sabes  que  muchos  reyes  V 

■ 

iCiO.          Si  desta  el  Hey  me  desiierra 

me  han  besado  á  mi  la  mano.   ■ 

■ 

■                 ya  está  en  su  tierra  Rodrigo. 

^Estcs  vasallos  tenéis,               H 

■ 

■                                                    (£>4  unos  pasos  atrát.) 

Alfonso,  y  los  desterráis,           H 

F 

Rey.          De  Castilla  habéis  de  ir 

v  |v¡ve  Dios!  que  os  quedáis      H 

en  el  plazo  de  tres  días. 

con  traidores?                            H 

Cru.           Temeréis  verdades  mias. 

Rey. 

.No  me  deis           ■ 

pues  no  las  queréis  oír. 

á  que  os  castigue  ocasión.         ■ 

Ya  partiré  desterrado 

q^ue  hay  fuerzas  de  rey  en  mi.   ■ 

del  reino;  pero  mirad 

Cío. 

ksas  fuerzas  yo  os  las  di           ■ 

que  á  hombres  de  mi  calidad 

con  mi  guerrero  «cua-íf  ■"       V 

más  término  les  han  dado 

Aunque  para  hablar  s                ■ 

^^^           para  levantar  su  casa; 

basta  que  nombre  160;.,^             M 

^^m          cuando  desterrados  van 

de  rey.  con  que  substeniáis       fl 

^^F          á  los  ricos  hombres  dan 

al  enemigo  más  fiero.                 H 

cuarenta  días. 

Vos  podéis  hablar,  señor;          B 

Rby.                                No  hay  lasa 

pero  no  el  que  hablando  lidia    S 

en  mi  gusto;  el  plazo  os  niego. 
Ciu.           Pues  la  ley  también  negáis, 

que  llama,  muerto  de  cavidia. 

dcsiealtad  á  mí  valor. 

y  claramente  mostráis 

Ponelde  freno  en  la  lengua. 

que  de  cólera  estáis  ciego, 

que  son  armas  mujeriles, 

pues  ni  en  cuarenta  podré, 

armas  cobardes  y  viles 

de  nobleza  y  vaíor  mengua. 

testigos  mis  infanzones, 

cargar,  señor,  los  pendones 

Rey. 

Pues  yo  gusto  de  amparailui. 

que  en  vuestras  guerras  gané. 

Cid. 

Si  tanto  sabor  os  trueca. 

^m           iÑo  me  neguéis  lo  que  os  pido, 

con  las  riendas  de  Babieca 

^^B          por  estos,  sino  por  mi^ 

daré  vuelta  á  castigallos. 

^^m          á  quien  tantas  veces  vi 
^^B           defender  vuestro  partido. 

Rey. 

¡Cidl 

CtD. 

|Airon&ol 

^^B           Oid,  don  .Ñuño  Laín; 

Rey. 

Bueno  mi- 

^^B          Pedro  Rermúde/,  llegad. 

Cin. 

No  está,  señor. 

^^M          y  en  prueba  de  mi  lealtad. 

Rey. 

¿Qué  deci»^ 

^H          para  tan  honroso  ñn. 

Cid. 

Rey  Atronso,  esto  que  oís. 

JORNADA  PRIMERA                                                             421                 1 

V«mos,  Bermudo. 

este  papel  que  le  lleves. 

00-                               El  que  va 

en  cuyos  renglones  breves 

con  su  rey  disculpa  liene 

verá  mi  profundo  amor. 

si  no  responde. 

porque  pienso  en  mis  fortunas, 

Ks  verdad; 

blasón  del  cristiano  y  moro, 

id  irts  él,  y  procurad 

ofrecer  al  Sol  que  adoro 

no  andar  sin  ¿1,  que  os  conviene. 

postradas  mis  medias  lunas. 

(Vanit.) 

Alvar.     ¿Dícelo  el  papel  también!* 
Abesam.  También  el  papel  lo  dice, 

K 

1           ESCENA  Vlir 

porque  mi  amor  autorice. 

Alvar.     Muestra... 

tn  Abrkamak,  Rty  Síoro,  y  Alvak  FARsx 

Abenam.                  Denme  el  parabién 

^L                   xin  tapada. 

las  mismas  glorias  de  amor. 

(Rompe  Alv«r  ti  papel  ) 

II*  Alvar  Fáñez:  no  pretendo 

Alvar.     Esto  responde  por  mí 

de  lu  persona  el  rescate. 

doña  Sol. 

aunque  el  mismo  rey  lo  trate; 

Abenam.                  ¿Perdiste  aquí 

de  que  lo  trates  me  ofendo. 

el  seso-"*  ¿Con  qué  valor 

Vele  en  paz,  y  al  rey,  tu  lio, 

se  ha  armado  lu  atrevimiento 

dale  este  abrazo  por  mi. 

)ara  tan  gran  desvario? 
Alvab.     No  hubo  más  valor  que  el  mío 

Jamás  en  bárbaro  vi 

tan  piadoso  señorío. 

que  tu  primer  movimiento 

Digo  que  en  valor  excedes 

castigó  con  divertir 

Lá  Alejandro. 

esa  locura  en  quedas, 

^                      Al  lin  irás 

que  á  desvanecerte  más 

en  casa  del  Cid,  podrás 

fuera  más  dulce  al  morir 

hacerme  en  ella  mercedes. 

á  manos  de  un  tigre  fiero 

m   Tú  puedes,  señor,  hacelias 

que  sufrir  mi  enojo  y  furia. 

■  á  (juien  se  rinde  á  tus  plantas. 
Wi  Tu  puedes  hacerme  tantas. 

ABENA.H.  A  un  rey  un  cautivo'injuria 

de  quien  ya  vengarme  espero. 

que  venga  á  ser  rey  por  ellas. 

La  muerte  que  ya  te  aguarda 

Pues  ¿en  qué  las  puede  hacer 

le  obliga  á  hablar  desa  suerte. 

á  un  rey  un  soldado.^ 

Alvar.     ¿Quién  podrá  darme  la  muerte 

M.    [Aparte)                              DudO 

cuando  mi  voz  te  acobarda? 

descubrille  el  pecho.  Pudo 

Pues  te  precias  de  soldado. 

hoy  conmigo  merecer 

no  te  valgas  de  traiciones; 

tanto  tu  valor...  ¿Qué  digo? 

arroja  lus  escuadrones: 

Ya  estoy  ciego. 

como  esté  en  el  campo  armado. 

WL                         No  te  entiendo. 

y  porque  acortes  los  plazos, 

K  En  vano  el  alma  defiendo 

prueba  este  brazo  español, 

■  del  fuego  que  adero  y  sigo. 

verás,  sin  que  pare  el  sol, 

■  Dicenmc  que  Sol  y  Elvira, 

partir  tu  gente  á  pedazos; 

B  del  Cid,  dos  hijas  doncellas. 

que  del  varón  sabio  y  fuerte. 

B  son,  como  los  cielos,  bellas. 

si  en  mí  es  la  alabanza  impropia, 

1.      M  qué  blanco  el  moro  liraP 
M,  Alas  que  entre  el  bello  arrebol 

todo  el  mundo  es  patria  propia, 

infeliz  ó  adversa  suerte. 

de  Elvira,  divina  aurora. 

Y  quien  en  prisión  sujeto 

blandamente  luce  agora. 

permite  mengua  en  su  honor, 

Sol,  su  hermana,  como  el  sol. 

tiene  al  peligro  temor 

i.     Pues  ¿qué  me  quieres  decir 

lleno  de  infame  respeto. 

siendo  moro,  cuando  es  ella 

Mas  bien  sé  que  el  no  arrojarte 

cristiana.? 

á  venganzas  atrevidas 

kM.                 Que  es  Sol  muy  bella. 

es  por  no  perder  las  vidas 

¿No  me  podrás  permitir 

que  sientes  que  ha  de  coslarte. 

que  esto  diga.'' 

pues  matara  mi  furor 

1.                           ¿Por  qué  no. 

á  tantos  en  tu  presencia, 

supuesto  que'no  la  ofendes? 

que  no  quedara  en  Valencia 

k.M.  Piadosamente  me  entiendes. 

quien  te  llamara  señor. 

La  fama,  amigo,  llegó 

Abenam-  Mal  en  los  hombres  parece 

de  su  hermosura,  de  suerte. 

hablar. 

que  en  veneno  disfrazada 

Alvar.                  Engañado  estás. 

me  dejó  el  alma  abrasada. 

Dame  una  espada  y  verás 

Tuviera  á  dichosa  suerte 

cómo  la  lengua  enmudece. 

que  tü  le  hablases  por  mi, 

La  lengua,  estando  agraviada, 

que  ansí  tu  favor  podría 

la  honra  tanto  provoca. 

H    vencer  á  mi  cortesía. 

que  revienta  de  la  boca 

H   Mas  quisiera  darte  aquí 

1                   por  convertirse  en  espada. 

422 


HL  coBARnE  mAs  valiente 


AtEMAM.   La  que  en  la  guerra  perdiste 
con  la  libertad  te  doy. 
veré  si  ejecutas  hoy 
lo  que  en  l«  lengua  ofreciste; 
parqueen  la  espantosa  lid 
donde  te  he  de  castigar 
quiero  volverte  á  sacar 
de  entre  los  brazos  del  Cid- 
Mtak.     Con  humilde  coriesia 

mi  libertad  le  agradezco 

y  con  mi  espada  te  ofrezco 

lo  que  vale  por  ser  mía. 

Vate  una  ciud«d  cercada. 

y  en  pago  de  tu  clemencia, 

pienso  ganarle  i  Valencia, 

y  dártela  por  mi  espada.    iv'<«»i«r) 


ESCENA  IX 

SaUn  MartI^  PtcLicjc  r  Boiu*. 

loTMA.      ¡A  buena  ocasión  llegamos. 
que  están  haciendo  novenas 
á  San  Pedro  pescadoi! 
Ponte  muy  (Irme  de  piernas, 
habla  gordo  lo  posible, 
porque  dicen  que  en  la  guerra 
vale  mucho  un  hombre  ronco. 
Martín.   En  el  alma  el  pecho  tiembla 
de  ver  quf  i  tales  varones 
un  hombre  cobarde  ofrezca 
mi  padre:  la  culpa  es  mia. 
Y  es  bien  que  la  pena  sienta, 
fu  A.     Va  salen  en  procesión, 

y  pafdie/  ¡que  vienen  hembras 
con  ellos! 
I  Martín.  Serán  rois  primas. 

Elvira  y  Sol. 
Botija.  ¡Guarda  fuera! 

;Sol  se  llama.'  Abrasará 
quien  se  abrazare  con  ella. 
:  Martín.   Desvíate  ¿  un  lado,  necio. 
KoTiJA.     ^'A  un  lado.''  ¿soy  fartiquera?  (i) 


ESCENA  X 

S^fen  tt  Ci»,  con  p*n4ún,  Nvflo  LAín,  Pidro 
UeitMi-OF.;  y  i)»Do5o.— Dichos. 

Cid.  Pendón  bendecido  y  santo, 

hoy  un  castellano  os  lleva 
por  su  rey  mal  desterrado, 
bien  plañido  por  su  tierra. 
No  ha  hecho  traición  al  rey 
por  obra  ni  por  semeja, 
sino  es  que  traición  se  llama 
defenderte  sus  fronteras. 
Por  lisonjas  de  cobardes 
busco  las  ajenas  tierras, 
desde  lejos  arrojado, 
que  no  osaren  desde  cerca. 
Pero  agradézcanlo  á  Dios. 


Isi  rn  (I  ori)iln»l.  P»rec<   querer  ürcir  uliri- 
I  6  íaltlnqueri. 


que  á  El  solo  es  bien  ag¡ 
que  en  su  ofensa  no  de 
mi  espada  y  mi  cruz  bermí 

Botija.     .¡No  llegas.* 

Mart'n.  Tengo  temor 

de  ver  la  grave  presencia 
del  Cid;  espanto  me  pone. 

B<jti;a.     .Si  fueran  moros,  ;qué  hict 
Yo  le  diré  que  has  venido. 

Mabtín.    Aguárdale,  necio,  espera. 

Botija.      Yo  me  arro|o.  —  ¡Ah,  señor 

OftuoÑo.    l'n  corito  á  hablarle  llega; 
de  lejas  tierras  parece. 

Cid.  Llegue  en  buen  hora. 

BoTiM,  Asi  sea, 

Mautín.  Si  tanto  temor  me  han  puesK 
sosegados  en  la  iglesia, 
,;que  será  verlos  lidiando 
al  son  de  roncas  trompetas.* 
Jamás  me  hubiera  obligado 
de  mi  padre  la  presencia. 

Ciu.  ^Cómo  no  hablas? 

Botija  No  puedo, 

Cid.  Despide  el  temor,  sosiega. 

Di  á  lo  que  vienes. 

Botua.  Señor... 

venimos...  soy  de  mi  lierra 
y  soy  Botija  también. 

Ciu.  Pues  ¿entre  nosotros  tiemblas 

Botija.     Pues  ¿no  puedo  vo  temblar 
donde  quisiere? 

Martí.n.  Mi  afrenta 

va  publicando  su  miedo. 

Botija.     Payo  Pelácz,  bien  se  acuerda, 
tuvo  un  hijo,  y  este  hijo 
quieren  decir  malas  leoguat 
que  salió  travieso  un  poco. 
y  salido,  tenga  en  cuenta, 
riñó  su  padre  con  el, 
después  de  muchas  pendencil$ 
porque  era  acuchillador. 

MaJitín.    jpivmamcnle  lo  enmienda' 
Botija.      Por  quítame  alhi 
le  sacó  una  vez  I. 
á  un  barbero;  per"  rucf ■) 
las  que  colgaba  á  la  puerta. 
Díjolc  su  padre  entonces: 
vete,  Martín,  á  la  guerra, 
despidióse  y  despedime. 
y  acá  esta. nos  todos. 
Cid.  Venga 

en  buen  hora  ini  sobrino. 
Mart/n.   Porque  á  vuestros  pies  mecía 

nombre  de  vuestro  so! 
Botija.     ¿Venlcaqui  como  un.i 

Pues  lodo  el  año  es  asi. 
Ciu.  El  alma,  .Martín,  se  alegra 

de  veros;  seáis  bien  venido 
á  la  militar  escuela 
donde  el  honor  su  acrisola. 
Martín,  (^^luien  goza  vuestra  presenoa 
tendrá  valor  que  ic  envidien 
las  nacion>>s  contrapuestas. 
Cid.  Visitad  á  vuestras  primas, 

que  Ximena  yace  enferma 
en  l.eon! 
Maptín.  Voy  i  serviros. 


^^^^^^^K                                                                                                  ■ 

^^Rüonio  á  bisoñn  en  la  guerra, 

BoTiM.      Pues  quiéreme  prevenir                    I^H 

^Vauíero  en  sucintas  razones 
^V  aaros  de  su  trato  cuenta. 

para  esconderme.                             ^^| 

Martin.                              Ya  lloro                 ^^M 

^r  No  hay  trabajos  insufribles 

entre  tas  desdichas  niias                    ^^M 

que  el  soldado  no  padezca. 

mi  ya  malogrado  amor.                      ^^M 

k.     ¡Mira  con  qué  le  saludan! 

BoTUA.     .\o  hay  sino  mostrar  valor.                 ^^M 

^^  ¡Por  Dios  que  es  linda  la  llema! 

señor  Martin.                                      ^^M 

^B  Pues  con  buen  compás  de  pies 

Martín.                          Pues  ¿no  fias              ^^H 

V^será  bueno  dar  la  vuelta 

de  mí  que  sabré  mostrar                   ^^H 

■  ¿Kuardar  treinta  borregos. 

ánimo  y  pecho  gallardo?                    ^^H 

tm7  ¿Quién  hay  que  ignorancia  tenga 

BoTiM.     Por  eso  digo:  aquí  aguardo,               ^^H 

desos  trabajos,  señor? 

para  tener  que  contar                          ^^H 

^'  más  quien  viene  á  hacer  prueba 

tus  hazañas  á  la  vuelta.                      ^^H 

del  valor  que  me  ha  prestado 

Martín.   Va  las  espadas  previene                     ^^H 

mi  conocida  nobleza. 

el  Cid;  mostrar  me  conviene               ^^H 

.¡Qué os  parece,  caballeros? 

determinación  resuella                        ^^H 

^Podremos,  con  ia  defensa 

de  morir,  antes  que  vea                       ^^H 

de  tan  gallardo  soldado, 

la  infamia  que  engendra  el  miedo.           1 

buscar  moros  en  su  tierra.^ 

Empeñado  estoy,  no  puedo               ^^J 

K.     ¡Si  lo  pudiere  excusar!... 

excusar  la  imagen  fea                          ^^M 

Serán  las  victorias  ciertas 

de  la  guerra;  amigo,  adiós,                 ^^| 

con  su  favor 

que  ya  suben  á  caballo.                      ^^H 

ÍN.                        I'adre  ingrato.  (-*P<"*'«) 

BoTiiA.     ¿De  veras  podré  esperallo?                 ^^| 

,;por  qué  permites  que  vean 
tu  afrenta  en  mi  cobardía? 

Martín.   Si  hemos  de  volver  los  dos                ^^H 

cargados  de  mil  trofeos                      ^^| 

¡Pluguiera  á  Dios  que  en  la  sierra 

para  Sancha,  claro  está.  (V<ur.)          ^^m 

me  hubiera  muerto  algún  oso! 

UoTUA.     Pues  tráigase  hacia  acá                      ^^^M 

Sobrino,  por  nuevas  prendas 

un  rey  moro.  Los  deseos              ^^^^1 

de  mi  amor,  y  porque  espero 

de  mi  amo  buenos  son;                 ^^^^| 

que  en  vuestra  defensa  tenga 

fuerzas  y  estómago  tiene,                 ^^^| 

ini  pendón  lugar  seguro, 

corriendo  un  carro  detiene                   ^^H 

mientras  dure  la  novena 

de  seis  muías;  no  hay  Sansón             ^^M 

le  honraréis  con  vuestras  manos. 

como  él  si  da  una  puñada:                  ^^H 

ÍN.  Donde  hay  tantos  que  merezcan 

pero  diz  que  no  está  en  eso;                ^^H 

este  honor... 

ya  temo  algún  mal  suceso.                 ^^M 

A  vos  se  os  debe. 

^^^M 

i      El  hará  lo  que  no  deba. 

^^H 

N.  Razón  es  obedeceros. 

ESCENA  ir                           ^H 

lín  oyendo  las  trompetas 

^^lo  verán. 

Satt  Saüciia  <n  hátito  dt  hombre.  — ¡¡otiia.          ^^^B 

^m               Vamos. 

V 

^m                            ¿\  á  mi 

Sancha.  ¿Cuándo  un  alma  enamorada            ^1 

no  me  darán  una  vela? 

temió  peligros  de  honor?                    ^^H 

Iremos  en  procesión: 

Los  imposibles  mayores                     ^^M 

■tsi  aguardan  que  la  merezca, 
^PCotija  soy,  y  en  Asturias 

amor  los  conviene  en  llores,               ^^H 

porque  es  lisonjero  amor.                   ^^m 

es  mi  casa  sola  vieja. 

Buscando  vengo  á  Martin                    ^^B 

io.   ¡Solariega! 

disfrazada  en  el  vestido,                        ^^B 

t.                       Y  en  mis  armas 

aunque  amor,  como  advertido,          ^^H 

las  botijas  de  mi  tierra 

mal  puede  encubrirse,  en  fin;             ^^H 

tintan  un  braguero  de  oro. 

pues,  por  templar  los  enojos              ^^| 

o.   Pues  ¿por  qué? 

que  causa  mi  ardiente  fuego,              ^^H 

^m                           Porque  se  quiebra. 

pretende  mostrarse  luego                    ^^H 

^K  (Kanir,  con  qutftita  jin  día  primera 

en  el  agua  de  mis  ojos.                        ^^H 

^^h'<rnada.) 

Y  asi  en  el  disfraz  mayor                    ^^H 

w 

con  que  amor  cubrirme  quiere,           ^^H 

verá  quien  mis  ojos  viere                    ^^H 

JORNADA  SEGUNDA 

que  vengo  muerta  de  amor.               ^^H 
hi,  como  es  Martin  gallardo,               ^^H 

■ 

sustenta  el  alma  animosa,                   ^^H 

■ 

no  habrá  mujer  más  dichosa;            ^^^| 

■  ESCENA  pri.vu:ra 

verle  solamente  aguardo                      ^^M 

que  entre  las  escuadras  lidie                ^^M 

un  clarín  y  salen  MartIn  Pbláez  y  Botija. 

para  dalle  mis  deseos                          "^^B 

mil  amorosos  trofeos                          ^^H 

..     .Señor,  ¿á  qué  toca  el  moro? 

que  nuestra  montaña  envidie.            ^^H 

N.   Dicen  que  loca  á  embestir. 

Estos  son  los  pabellones                    ^^H 

^^^4^4 

F-L  CODARDE  M<ÍS  VAUEVTE    ^^^^^^^^^^^H 

^^^H 

del  pueblu  Lrsbliano,  y  pienso 

tomare  resolución                 ^H 

^^^^IB 

que  quieren  lidiar. 

en  vuestra  comodidad.           ^m 

^^^^^OTIJA. 

Suspenso 

Sanliia. 

¿Cuándo  volverá,  señor?       ^H 

1 

por  más  de  veinl«  rizones 

'^LVAR. 

.Si  nos  da  el  cielo  favor,         ^H 

I 

me  tiene  el  moniañcsillo 

no  llegará  á  la  rnitad             ^H 

1 

que  está  en  el  valle  parado. 

el  sol  sin  que  vuelva  aquí.    ^H 

^^H 

Hacia  aquí  \icne  un  soldado: 

Sanciia. 

Pues  piense  que  ha  vuelto  y^^ 

^^k 

como  él  quiera  he  de  servülo 

y  recíbame,  y  verá 

^^» 

para  encubrirme  mejor. 

el  favor  que  tiene  en  mí, 

■            Botija. 

\Q[ié  bien  la  vista  repara! 

que  pivnso  rezar  por  él. 

^^ 

(Par  Dios!  cortada  la  cara 

aunque  en  guerreros  estilos,  ^^ 

^^k 

parece  á  Sancha. 

á  San  Dommgo  de  Silos.       ^M 

^^^B 

Alvap. 

Va  fuera,  Sancho,  cruel        ^H 

^L 

ESCENA  III 

á  tan  buena  voluntad  ^M 
si  no  os  recibiera.                 ^H 

^^b 

Sale  AtTAii  Fáübz.— Dicnot. 

Sancha. 

que  mil  veces  le  bendigo,      ^H 

■                 Al-VAJ». 

Al  Temor 

Alvar. 

Kn  ese  monte  esperad          ^^t 

I 

de  la  castellana  furia 

mi  buena  ó  mala  fortuna,  t"^! 

■ 

que  arrojan  nuestros  reales, 

^H 

K 

recoge  va  sus  cristales 

^H 

^^^^^H 

en  urnas  de  plata  el  Turia. 

ESCENA  IV        ^^M 

^^^^^H 

Pone  el  moro  sus  riberas 

^^^^H 

en  banderas  y  pendones, 

Dichos,  mtnoa  Al- va»  FAüa^^^H 

^^^^^B 

el  Cid  pondrá  á  sus  leones 

^H 

^^^^^V 

por  alfombras  sus  banderas. 

Sancha. 

Con  victoria  os  vuelva  el  cie^H 

^^^^V 

{Tocan  una  cafa.) 

Botija. 

¿Que  le  ha  dicho  este  muzueiS 

^^^^^B 

Aquella  caja  señala 

\ 

si  el  preguntar  nú  imporiun^H 

^^B 

la  sangrienta  acometida; 

Sancha. 

Este  es  Botija;  ¿ay  de  mil      j^| 

^^^B 

aquí  es  bien  perder  la  vida. 

que  pierdo,  si  me  conoce,     ^| 

^^H 

cuando  en  la  fama  se  iguala 

mi  pretensión. 

^^H 

un  valeroso  español 

BoriJA. 

No  s«  emboce, 

^^B 

al  Macedón,  cuya  gente 

que  no  estoy  por  bestia  aquí, 

^^H 

pisó  del  Ganges  la  f'-enie. 

A  Sancha  me  hu?le  el  mozo. 

^^^E 

nevada  cun3  del  sol. 

Sancha. 

Pues  ¿qué  es  lo  que  quiere? 

^^^L^ 

Bien  ha  menester  las  manos 

Botija. 

Quien 

^^^^K 

el  fiero  ejército  vil, 

preguntar  i  lo  barbero: 

^^^^B 

aunque  trac  noventa  mil 

¿por  qué  no  le  sale  el  bozo 

^^^^^^ 

>ara  ocho  mil  castellanos, 
^ienso  que  volverse  quiere, 

para  que  nos  dé  provecho, 

^^M     Sancha. 

que  aquese  talle  no  es  b^rro? 

^^^ft 

que  le  dan  las  trompas  voces; 

Barba  muy  á  lo  guijarro 

^^H 

volarán  mis  pies  veloces 

no  es  de  hombre  de  pelo  ea  pectio 

^^K 

para  decille  que  espere. 

¿Tiene  hoyo  la  barbilla? 

^^B^ 

¡Ah,  señor! 

Sancha. 

¿Con  esas  preguntas  viene? 

^"       Botija. 

¿.\ dónde  va 

Botija. 

I)igolo,  porque  no  tiene 

el  muchacho? 

de  Adán  más  que  la  costilla. 

Alvar. 

^Quién  me  llama? 

Sancha. 

¿Sueña?                                 V^^ 

Saniiha 

Quien  quisiera  daros  fama 

Botija. 

Ayer  soñaba  yo,      ^^ 

sobre  el  sol  y  os  servirá 

vaya  conmigo,  esté  ateniu.  ^M 

de  paje  en  la'  paz  y  aqui 

que  en  cierto  duspedi miento  ^M 

de  llevaros  si  gustáis 

cierta  mañana  se  halló          ^H 

escudo  y  yelmo. 

su  merced  en  cierto                H 

Alvar. 

¿Buscáis 

que  Con  cierto  mon!              ^^ 

^^^ 

á  quién  servir? 

se  abra¿ó:  lo  cierto  e^          ^H 

^^K     Sancha 

Señor,  sí. 

que  fué  sueño,  escuche  v  (*^| 

^^H 

poraue  á  la  guerra  me  inclino, 
)•  as  me  perdone  Dios 

Lloraron  mucho,  y  llorMO,^H 

venlmonos,  y  venido           ^H 

que  os  sirva  de  balde  á  vos. 

sentimos  mucho,  y  sentido  ^M 

^H 

líl  muchacho  es  peregrinol 

hablamos  al  Cid,  y  hablado  ^ñ 

^^B       Sancha 

.   Diga:  ¿quiere  ser  mi  amo? 

resultó  que  despené             ^M 

^^B          Al.VAP. 

Tiene  gallarda  presencia. 

diciendo:  Sancha  divina,       ^H 

^^^H 

¿El  nombre? 

la  invención  es  peregnna.     ■ 

^^M      Sancha. 

Con  su  licencia 

no  te  encubras  por  la  ir       ^M 

^^^^K 

diré  que  Sancho  me  llamo. 

que  debes  á  mi  señor.         ^H 

^^H      Alvah. 

Pues,  Sancho,  no  hay  ocasión 

Sancha 

.  ¿Cómo,  si  e$  Martin  mi  dutA^^ 

;^^^K 

para  que  más  me  detenga: 
cuando  de  la  guerra  venga 

Botija. 

Pues  ¿no  le  digo  auc  es  tutd^H 
|No  há  csiado  linda  ia  Hor    ^1 

L 

^^^Bf                                                         SK(JUNOA                                                         43S         ^^1 

^^Eseñorítol  Entre  mano$ 

ESCENA  VI                              ^H 

Hk  me  quiere  hacer  mujer. 

^^^H 

Iff^oñé  yo  también  por  ver, 

Sale  .Vlvah  FAñiz.— Dicho*.                        ^^^^| 

L^o  hay  que  ver,  que  hay  sueños  vb- 
■Éf  erú,  dígame  también,               |nos. 

^^^^H 

Ai'VAR.                                 Vamos,                ^^M 

HKqué  dijo  á  aquel  caballero? 

antes  que  el  moro  vencido                   ^^^| 

I?T)iie  que  servirle  quiero. 

^     jllalo  mirado  muy  bien? 

Porque  llegar  á  servir 

vuelva  á  ganar  lo  perdido.                    ^^H 
Mamtín.  Por  eso  á  entender  le  damos                       ■ 

siempre  lo  que  pierde  en  ello.                      1 

ai  primero  que  topó. 

{Vante  Alvar  Fiñer  y  Mirtín  PtUer.)                  H 

y  más  si  acaso  dejó 

d^^^l 

buen  amo,  da  que  decir, 

ESCENA  Vil                            ^H 

y  tanto,  que  juro  á  Cristo 

que  esiov  para  hacer  un  hecho... 

Dicho»  mmoj!  .Vlvar  r  Martín.                      ^^^| 

A.   Ya  esiá  el  alma  en  más  estrecho; 

va  sin  fruto  me  resisto. 

Cid.          ,;Dónde  Martin  puede  estar?                  ^^^| 

No  fué  liviandad,  Botija, 

Su  afrenta  me  ha  de  acab.ir,                ^^H 

.     .jEsiás  borracho,  muchacho? 

tengo  el  alma  de  un  cabello.                 ^^H 

Por  no  llamarme  borracho 

Sancha.  Sin  duda  el  seso  ha  perdido;                 ^^H 

me  dio  el  nombre  de  vasija. 

ansí  su  infamia  previene,                      ^^^| 

¿Qué  dices? 

mas  «-quién  tal  ansí  no  tiene                 ^^H 

A.                    Que  estoy  soñando. 

vergüenza  de  haber  huido?                  ^^H 

y  aun  pienso  que  sueño  ha  sido, 

A  la  mesa  se  ha  sentado,                       ^^H 

porque  aún  no  me  lie  conocido. 

no  es  el  que  buscaba  yo;                      ^^H 

.     <D6nde  has  de  estar  esperando 

un  mar  de  hielo  cayó'                          ^^H 

á  tu  señor? 

sobre  mi  pecho  abrasado.               i^^^^l 

A.                    Que  le  aguarde, 

|Si  viéredes  más  mis  ojos                 ^^^^H 

dijo,  en  este  monte. 

me  despedace  un  leóni                       ^^^H 

Sube. 

Botija.     ^Dóndc  vas?                                         ^^H 

A.  Alguna  dichosa  nube 

Sancha.                       ¡Ay,  corazón,                   ^^| 

porque  á  sus  ojos  me  guarde, 

muerto  entre  penas  y  enojos!               ^^H 

me  dio  en  el  disfraz  el  cielo. 

Pero  por  venganza  ho.irosa                  ^^H 

.     Pardicz,  que  hoy  ha  de  saber 

del  que  lan  sin  honra  vi                        ^^^| 

Martín  quién  es  la  mujer. 

al  que  por  amo  escogí                           ^^^| 

^Amores  buscáis  al  vuelo? 

daré  la  mano  de  esposa,                        ^^H 

y  á  un  villano,  si  faltare,                     ^^H 

ESCENA  V 

que  una  mujer  ofendida                       ^^H 

le  dará  el  alma  y  la  vida                      ^^^| 

M  el  Cin  y  Martín,  cada  uno  4tsu  partf,— 

al  primero  que  topare.       (Vastj          ^^H 

Dichos. 

^^^^^ 

Si  premio  hubiera  faltado 
de  honor,  á  un  riesgo  mortal, 

ESCENA   VIH                           ^H 

no  tuviese  un  rey  caudal 

'                       1  J      J 

Dichos,  mtHoa  Samciu.                           ^^^| 

para  pagar  a  un  soldado. 

^^^^H 

Con  agradecido  amor 

Botija.     Mas  ,;qué,  se  va  de  vergüenza             ^^H 

es  bien  que  lo  satisfaga. 

de  lo  que  mi  amo  ha  hecho?               ^^H 

y  no  perdiendo  en  la  paga 

Luego  iré  á  templalle  el  pecho.            ^^H 

le  dé  ventajas  de  honor; 

Cid.          Con  buenos  hechos  comienza              ^^H 

que  un  soldado  estropeado 

Martin  á  honrar  á  su  tio.                       ^^^| 

no  siente  el  dolor  cruel. 

Ya  en  la  montaña  estarán                    ^^^| 

si  sabe  que  dicen  del 

juzgándole  capitán.                               ^^H 
,iQuédiré  en  descargo  mío                    ^^H 

que  peleó  como  honrado. 

Iv.  ¡Que  mi  afrenta  y  mi  temor, 

que  no  multiplique  enojos?                 ^^H 

que  con  mi  dolor  compiten. 

Llamarále  quien  le  vio                         ^^H 

me  traigan  donde  repiten 

infame,  pues  se  atrevió                        ^^H 

todos  liciones  de  honor! 

á  ser  cobarde  á  mis  ojos.                     ^^H 

¡Qué  he  de  haccrl 

Pero  quiero  divertir                             ^^M 

Ea,  capitanes, 

el  ánimo  triste  un  rato.                        ^^H 

entrad. 

No  merece  hacer  el  plato                     ^^H 

i.               Bien  es  si  te  esfuerzas. 

á  los  que  osaron  morir                        ^^H 

lo  que  perdiste  en  las  fuerzas, 

tantas  veces:  ,:quíén  los  ve                   ^^H 

que  con  la  industria  lo  ganes. 

comer  con  tanto  sosiego                      ^^^| 

En  tropa  puedes  sentarte, 

que  juzgue  un  ravo  de  fuego              ^^H 
la  estampa  de  cáela  pie?                        ^^H 

porque,  viéndote  á  su  lado. 

pensarán  que  has  peleado. 

,jQuién  no  tendrá  á  maravilla              ^^H 

In.  Mil  abrazos  quiero  darte 

y  á  nuevo  prodigio  extraño                 ^^H 

por  el  buen  consejo. 

que  recoja  aquel  escaño                     ^^H 

^V     426 

^            F.L  cbBARbE  mAs  VAI.IKNTE                                      ^^| 

la  defensa  de  Castilla? 

y  aunqi;e  el  pan  me  habélü 

Leones  dooicsticados 

Hüdrigo,  advertiros  quiero 

parecen  en  sus  decoros. 

que  sin  compralle  primero 

despedazando  mas  moros 

no  he  de  comer  ni  un  bocu 

que  están  co.niendo  bocados. 

Laurel,  leneldo  guardado 

Pero  ¿quién  es  el  que  veo 

como  en  dfp'^'sito  liel 

junto  í  .\h  ai  Káñez?  ¿Sí  es  él? 

y  sed  guarda  lan  cruel 

Mas  no  fuera  lan  cruel 

que  aun  á  mi,  si  os  lo  pidiei 

la  foriun»  .•"«  mi  deseo, 

no  inc  lo  deis,  si  no  os  di«r« 

que  el  premio  de  averfíonzallo 

una  victoria  por  ¿1. 

nunca  ha  de  osar  adntiiillo 

Ea,  afrentas,  acabad 

quien  tuvo  ante  su  caudillo 

vuestro  curso  acelerado. 

teinor  par.<i  conquistaüo. 

si  en  la  cumbre  habéis  tocad 

Mas  como  un  cobarde  eslá 

con  la  cabeza,  bajad: 

ciego  en  tan  honrosas  cuentas 

que  tiene  tal  calidad 

topa  con  honras  y  afrentas 

el  honor  precioso  y  bello 

sin  saber  adonde  va. 

que  aunque  luchéis  por  ven 

jVivc  Dios  que  no  ha  de  estar 

ha  de  quedar  superior. 

más  un  momento  en  la  mesa!  (K.mí  ) 

porque  es  gran  parte  de  hod 

^^m     Botija. 

A  alguna  afrentosa  empresa 

la  vergüenza  dcpcrdello. 

va  el  Cid:  ;en  qué  ha  de  parar? 

{TtKan  ata» 

(Va»t) 

Ea,  que  el  moro  locó 
segunda  vez  á  embestir; 

ESCUNA  IX 

la  ocasión  puedo  decir 
que  el  cielo  me  la  vendió; 
ae  mi  he  de  vengarme  yo 

^^        Satt  í/r 

n  tacaiiilo  Htl  btuxxo  á  MARrf.N  Pki  Xkü,  con 

L ifXii  sm'íltfta,  un  yaiucillc  y  tin  cuchillo. 

tanto,  que  los  que  miraron 

las  afrentas  que  cargaron 

^H  cu). 

Sobrino,  advertiros  quiero 

sobre  mi  ofendido  honor. 

que  tiene  mal  proceder 

viendo  ahora  ini  valor 

quien  se  convida  n.  comer 

presuman  que  se  engañífOft 

sin  que  le  llamen  primero. 

El  convidaroi  comienza 

por  acto  de  voluntad; 

ESCENA   XJ 

ir  llamado,  es  amistad; 

Saltn  Alvar  Viimí,  HnfortíCa» 

sin  llamaros,  desvergüenza. 

Y  esto,  para  entre  los  dos. 

Cío.          ¡Qué,  no  os  dejaron  comerf 

que  aunque  son  amigos  caros, 

At.VAR.      Antes  se  lo  agradecemos, 

pues  se  fueron  sin  llamaros, 

á  les  buscar,  porque  iremos 
más  ligeios  a   vencer. 

quisieron  comer  sin  vos. 

Demás  que  aquí  se  reparte 

Cit>.           ¿Q)uión  se  ha  querido  ofrece! 

la  costa  á  los  convidados, 

á  la  batalla  primero.^ 

y  de  los  que  veis  sentados 

¡Qué  gallardo  caballero! 

puso  cada  uno  su  parte; 

AI.VAK.      Martin  es  quien  nos  conrkifc 

que  como  ellos  han  cortado 

Cío.          ¿Veis  como  no  fué  huidor 

cabezas  que  África  llora. 

sino  astucia  de  guerrero? 

lo  que  están  comiendo  agora 
por  cabezas  lo  han  echado; 

Socorramos  á  .Martin, 

caballeros. 

y  asi,  no  es  razón  que  deis 

Ni  1.55o.                          Ya  embistió: 

ocasión  por  tantos  modos 

por  las  batallas  se  entró. 
Alvar.      Kngañimonos  al  fm, 

A  decir  cjue  compran  todos 

lo  que  sin  pagar  coméis.      iV"n*e.) 

NrSo.       Apenas  oyó  el  clarín 

cuando  acometió  valiente. 

ESCE.NA  X 

Martíü  PklAec  tolo. 

ESCENA   XII- 

Vuestras  razones  notorias 

^^H 

dicen  del  alma  sentidas 

que  aquí  se  dan  las  comidas 

Ya  desbarata  la  gente,          H 

á  precio  de  las  Vitorias. 

y  cual  segador,  espigan         H 

Si  son  los  triunfos  y  glorias 

de  cabezas  enemigas             ■ 

con  lo  que  se  han  de  comprar. 

tiene  una  muralla  enfrente.  H 

claro  está  de  avcrifjuar 

No  vi  más  terrible  usar;        ^| 

que  en  vuestra  mesa  ofendida 

ya  empieza  el  campo  i  iem4^| 

me  ncgastes  la  comida 

con  el  contento  de  velle       V 

por  que  la  salga  á  buscar,                  * 

se  me  olvida  el  pelear;     ^^H 

^^^^P                                                                                                                                          ^2^       ^^^1 

W       mas  ;quc  espada  ha  de  fallar. 

Mawtí.n'. 

Tuya  es  la  batalla  aquí:                      ^^^H 

P       si  el  mundo  en  l.i  su>a  csiriba 

mas  si  él  te  vence,  ¿qué  esperas?         ^^^^| 

para  que  la  tama  escriba 

.\benam. 

La  muerte  en  sus  manos  ñeras.           ^^^H 

que  la  afrenta  del  huir 

pues  á  sus  manos  volví.                       ^^^H 

la  quiere  agora  cubrir 

Auvah, 

Antes  pagarte  pretendo                        ^^^H 

con  los  cuerpos  que  derriba? 

la  libertad  de  aquel  dia.                      ^^^^H 

Kn  no  ayudarle  acrisolo 

Abenam. 

Pues  á  tanta  cortesía                      ^^^^^^M 

i-l  honor  <|ue  restauró, 

hago  mal  si  me  deliendu.                 ^^^^^| 

^vvque  pues  el  solo  huyó, 

Tu  esclavo  soy.                                  ^^^^| 

^■jftane  la  victoria  solo'. 

Mahtís. 

No  pretendo              ^^^| 

^^  Ya  le  ofrece  el  mismo  Apolo 

que  te  adelantes  jamás;                        ^^^H 

1        para  que  á  la  envidia  asombre 

para  vencerle  no  más                            ^^^H 

su  laurel. 

te  Concedí  eua  victoria,  ^^^^| 
que  yo  he  de  ganar  la  gloría                 ^^^| 

1                   KSCENA  .\III 

de  la  vida  que  le  das.  ^^^H 
Rey:  el  poder  escaparte                         ^^^H 

K  peleando  Aaknamar,  Liporo,  Muía  y  of  roí 

del  peligro  á  que  has  llegado                ^^^H 

íAit  MamtIn.  —  El  Ctn, 

es  por  habernos  juntado                        ^^^H 

%M.                   ¿Quién  eres,  hombre? 

dos  hombres  para  matarte-                    ^^^H 

.¿Alvar  Fáñez,  Laín  ú  Ordoño.^ 

sigue  tu  propicio  Marte.  ^^^| 
mas  coniiésate  rendido                          ^^^H 

rÍN.   Soy  un  soldado  bisoño 

del  Cid,  que  aijn  no  tengo  nombre. 

de  Alvar  Fáñez,  que  él  ha  sido             ^^^| 

lí-:ntralosá  cuchillatíaí.) 

el  dueño  dcsta  amistad.                         ^^^H 

lía,  Martín,  que  fué  el  valor 

Abenam. 

,;Y  quiéa  me  da  libertad?                       ^^^H 

mientras  lo  encubristes,  mas 

MAHTf.N. 

í-'l  mismo  que  te  ha  vencido:                 ^^^H 

como  el  que  da  paso  alráa 

que  aunque  parte  desta  gloría              ^^^H 

para  dar  salto  mayor. 

llegué  á  tener  merecida,                         ^^^H 

Va  puede  llamarse  honor 

entre  los  dos  repartida                          ^^^H 

su  huida,  que  ofendellos. 

viene  á  ser  corta  victoria;                     ^^^H 

dando  al  cuchillo  sus  cuellos 

cifre  lu  famosa  historia                        ^^^H 

por  no  darles  honra  ha  sido; 
que  por  haber  él  huido 

esta  hazaña  en  mi  presencia.                 ^^^H 

mas  huye,  moro,  á  Valencia,                ^^^H 

no  quiere  que  huyan  ellos. 

que  si  te  vuelvo  á  encontrar,                     ^H 

Su  espada  es  la  véncedorj. 

ni  te  podrá  perdonar                            ^^^H 

Dios  con  Vitoria  la  vuelva. 

ni  yo  le  daré  licencia.                             ^^^H 

Por  una  acerada  selva 

Abfnam. 

Parto  á  obedecer  vencido                      ^^^H 

de  lanzas  se  arroja  aj^ora, 

de  vuestro  heroico  valor.  (Vau.)         ^^^H 

espada  y  brazo  mejora. 

^^^H 

y  en  su  generoso  aliento 

■^  r^  «^  #-*  k  T     ■            V  r    ■  ■                                                                                                            ^^^^^^^^^^^^^1 

se  mezcla  el  Marte  sangriento 

ESCENA  .\V                            ^^^H 

con  el  Rey:  ¡heroica  empresa! 

Sale  Sakcha.— Dichos,  mtnos  .\iilnamaii.                    ^^I 

ya  bien  merece  la  mesa. 

^^H 

que  trac  sobrado  sustento. 

Sakcha. 

Con  vergüenza  y  con  temor                      ^| 

Pero  en  tanto  que  pelean 

á  su  presencia  he  venido;                             ^H 

quiero  su  campo  apretar. 

va  los  celos  que  he  tenido                            ^H 

que  la  ocasión  y  el  lugar 

los  han  de  pagar  mis  o)os.                           ^H 

*       no  lloran  s¡  se  desean. 

Alvar. 

No  más  triunfales  despojos  ^H 
honran  el  templo  de  Marte;                        ^H 

^^         ESCENA  \IV 

deja  que  llegue  á  abrazarte,                   ^^^H 

1  «í  «rr«(i,  y  sate  El.  R«t  .Moho,  Aj.tah  FX5bi 

Mahtín. 

En  perdiendo  enojos                 ^^^^| 

y  Xaht/.s  l>i.ÁF.f. 

que  recelos  me  han  causado  ^^^H 
podrás  llegarme  á  abrazar.  ^^^H 
Nadie  se  llegó  á  enfadar                         ^^^H 

p.     Asi  tus  Vitorias  sean 

Al-VAH. 

á  las  de  Alejandro  iguales. 

^^^^1 

iti.    ¿Qué  pides? 

Mamtín. 

Pues  yo  me  enfado.               ^^^H 

1.                          Que  me  señales 

¿Qué  tienes  que  responder?                   ^^^H 

sola  esa  batalla  aquí. 

.■\lvar. 

Que,  más  que  valor,  ha  sido                ^^^H 

ÍN.    Pues  ¿fáltame  esfuerzo  á  mí 

soberbia  la  que  has  tenido.                   ^^^^| 

para  batallas  reales? 

Pero  déjame  entender                           ^^^| 

A.M.  Antes  te  ha  sobrado  tanto, 

la  causa  por  que  te  enfadas                  ^^^H 

que  quiero  competidor 

satisfación  harc.                                ^^^H 

no  de  tan  alto  valor. 

Martín. 

S'o  también  te  la  daré.                           ^^^H 

iti.   Luego  ¿doiie  más  espanto 

Alvar. 

¡A  mi!  ¿Cómo?                                     ^^^H 

que  Alvar  Fáñez? 

Martin. 

A  cuchilladas.             ^^^H 

IM.                                 Yo  sé  cuánto, 

Alvah. 

¿Por  una  vez  que  has  mostrado           ^^^H 

pues  una  vez  le  vencí. 

^ 

valor,  le  quieres  poner                                 ^| 

EL  COBARDE  mAs  VALIENTE 


Al.V\B. 

.Martín. 
Alvar. 

\1  AP  riv. 


n       Sancha 


con  el  que  supo  vencer 

antes  que  fueras  soldado? 
Martín.   Por  eso  hay  más  que  escribir 

los  blasones  que  he  tenido, 

pues  en  valor  te  ha  vencido 

el  que  una  vez  viste  huir; 

que,  si  lo  que  viendo  voy, 

baldón  alguno  me  das, 

tan  descomedido  estás 

como  yo  sufrido  estoy. 

V  advierte  que  fué  el  temor 

que  estas  glorias  me  previene 

lunar  hermoso  que  tiene 

la  imagen  de  mi  valor; 

pero  la  alabanza  mia 

dejo  librada  en  mi  espada, 

con  más  honra  acreditada 

que  da  luz  al  mundo  el  dia. 

;l!oy  te  ha  llegado  á  servir 

ün  muchacho  montañés? 

¿Es  aquél  acaso? 

El  es. 

Pues  ¿qué  me  quieres  decir? 

Que  en  mi  casa  se  ha  criado 

y  por  yerro  te  ha  servido; 

que  me  lo  vuelvas  te  pido. 

Ya  está  en  el  pecho  turbado 

el  corazón;  no  quisiera 

ser  de  su  daño  ocasión. 
Alva».      Aunque  tuvieras  razón 

y  para  dalla  estuviera, 

por  el  modo  que  has  tenido 

te  la  dejara  de  dar, 

que  al  pedir  me  han  de  rogar. 
Martín.   Pues  yo  mando  cuando  pido, 

y  en  la  distancia  que  ves 

que  hay  del  pedir  al  tomar, 

te  quise  dejar  lugar 

para  que  el  paje  me  des; 

pero,  pues  que  no  conoces 

lo  que  en  pedírtele  ganas 

excusa  ya  voces  vanas. 
.\t.\  nk.      Tú  eres  el  que  das  las  voces. 
Maxtín.    I'ues  en  la  fuente  del  Cisne 

le  espero. 
Alvar.  Valli  verás 

si  importa  rogarme  i  mi. 
Mautín.    De  rabia  y  de  celos  muero. 

{Vantt  tutdos.) 

ESCENA  XVI 

Sancha  xola. 

¡Que  así  hayan  puesto  los  celos 
t  causadas  de  mi  venida 

en  riesgo  la  mejor  vida 
que  han  dado  aliento  los  cielosl 
No  me  atrevo,  estoy  corrida, 
que  yo  á  sus  pies  me  arrojara 
para  que  grillos  le  echara 
i  su  atención  atrevida. 

ESCENA  XVn 

Saít  Botija,— Sawcha. 

lioiíJA.     <Qué  hay,  mancebo? 


Sancha. 


Avisa  al  Cid, 


amigo,  quL*  lu  scüor 

y  Alvar  Fáñez  ¡ar,  imorl 

para  temerosa  lid 

se  desafian. 
Botija.  ¿Y  va 

con  ellos  alguna  gente? 
.Sancha,  Solos  van. 
Botija.  ¿Dóode^ 

Sancha.  A  la  f i 

del  Cisne, 
Botija.  Pues  no  itndsi 

lugar  su  furioso  intenta  (m 

ESCENA  XVÍII 

Sattcma  gota. 

¡Que  tanto  los  celos  p 
que  á  toda  amistad  exccd 
iré  en  los  hombros  del  vi 
quizá  les  dará  el  amor 
algún  pacifico  medio; 
que  amoi  suele  hallar  remedie 
en  el  veneno  mayor,  ffatn 


ESCENA  XIX 

Sale  Maiit()«  1*elík^  con  rodrti 

Martín.   Dicen  que  abrasarse  en  ct 
es  la  causa  no  estimarse 
un  hombre,  porque  prcsui 
c^ut  el  competidor  amante] 
tiene  más  mérito  que  ¿I; 
porque  quien  lo  juzga  sat 
pues  no  conoce  que  el  gus 
de  errados  desvelos  nace. 
Si  hubiera  elecciones  justan, 
fuera  amor  carga  suave, 
hubiera  paces  dichosas 
y  casamientos  suaves. 
Mas  si  del  cuello  de  Ador 
de  la  belleza  una  ima:;en, ' 
Venus  mendigando  gu^toi 
va  con  Vulcano  á  casarse 
¿por  qué  no  ha  de  tener  i 
el  mismo  Fénix  de  su  ásf 
si  las  mujeres  escogen 
lo  más  humilde  por  fácil?' 
Celos  es  razón  que  tenga, 
no  digo  yo  de  Alvar  Fáñex^ 
que  un  esclavo,  vive  Di< 
recelo  que  me  aventaje. 
Si  conoce  que  es  mujer 
no  hav  sufrimiento  que 
la  amistad  y  el  pareniescol 
los  he  de  borrar  con  saai 


ESCENA  XX 

Sal*  Saucka.— Dicn». 

Sancha.   Amor,  ¿por  qué  me 
si  sabes  que  son  bast 
las  disculpas  de  mi  fe? 
Mas  si  me  atreví  i  dejarU 
y  mi  inconstancia  cor 


JORNADA  SEGUNDA 


427 


razón  es  que  mcBCobardc 
la  vcr^ücn/a,  aunque  sin  culpa. 
riN.    Amor,  ¿c$  causa  bástame 
el  Vf  f  á  Sancha  que  el  pecho 
cnire  vulcanes  se  abrase 
de  celos?  ]Viven  los  ciclos, 
q_ue  viene  por  Alvar  Fáñcz! 
tna  moróse  de  verle 
galán,  entró  por  su  paje 
Y  creció  su  amor,  por  vcrnus 
á  el  valiente,  á  mi  cobarde. 
iQuicn  pudiera  rcducilla! 
que,  aunque  es  en  belleza  un  ángel, 
es  en  las  demás  acciones 
mujer  y  podrá  mudarse. 


ESCENA  XXI 


Sslt  Alvar  FASai.— Dichos. 

M>.     Cuando  tan  poco  me  importa 
volvelle  á  Martin  Heláez 
el  paje,  ^he  de  ser  tan  rudo 
que  olvide  amistad  y  sanare? 
Que,  aunque  el  procedió  conmigo 
atrevido  y  arrogante, 
no  hubo  agravio  entre  nosotros 
para  que  el  honor  se  manche. 
Mas  ya  me  espera  en  el  puesto, 
y  con  risueño  semblante 
íle^ja  á  hablar  al  pajecillo; 
delilo  será  quitarle 
su  gusto;  en  hablando,  pienso 
tirmar  nuestras  amistades 
con  lazo  inmortal. 

JN.  Iiscucha, 

para  que  después  me  mates. 

A.   iQué  me  quieres? 

ti.  Darte  un  alma 

que  despreciada  arrojaste 
del  cielo  do  tu  hermosura. 

t.     .\u  se  te  dicen  aun  paje, 
Alvaro,  aquestas  razones. 

ÍN.    Sancha:  ¿tan  presto  quebraste 
la  fe  de  tu  amor  primero? 
Aquellas  line/ as  grandes, 
aquellas  lágrimas  tuyas 
que  dejaron  arrogantes, 
más  que  si  fueran  del  alba 
las  ñores  de  nuestros  valles, 
que  luego  las  consumieron? 
Mira  que  no  es  bien  ic  iguales 
á  los  que  en  la  corte  viven 
que  solo  traiciones  saben, 
y  del  valor  que  he  podido 
entre  moriscos  alfanjes 
mostrar  ei  valor  del  pecho 
otros  podrán  informarle. 
Esta  es  mujer,  y  cual  suek- 
el  paiarillo  ampararse 
del  águila  que  le  sigue 
por  el  imperio  del  aire, 
á  mi  amparo  se  ha  venido, 
encubriendo  de  su  amante 
el  alma  con  ios  deseos 
y  el  cuerpo  con  los  disfraces. 


.Mas  ya  que  se  ha  descubierto 

otra  I  unitiva  Oafno, 

otra  Kuropa entre  las  flores 

y  otra  suspensión  de  Paris, 

deje  las  selvas  de  Chipre 

amor,  si  ya  de  cobarde 

no  se  atemoriza  en  verme 

teñido  de  polvo  y  sangre, 

ganaré  la  montañesa 

si  para  mi  ofensa  trac 

más  escuadrones  que  el  griego 

trajo  en  sus  preñadas  naves 

¿lie  tardado  mucho? 

Sancha.  No; 

que  para  tratar  de  paces 
entre  parientes  y  amijíos 
jamás  se  ha  llegado  tarde. 
En  vuestra  contienda  injusta, 
pues  que  de  mi  causa  nace, 
bien  es  que  yo  sea  tercero. 
Mi  señor  Martín  Peláez 
me  echó  de  su  casa  un  día, 
v  vo,  viniendo  á  buscarle, 
entré,  en  tanto  qtje  le  hallaba, 
á  serviros. 

MiiRTis.  Dios  te  guarde 

al  paso  de  mis  venturas. 

Alvah.     Pues  va  que  cúnmif»ü  entraste 
me  has  de  servir  jvive  Dios! 
porque  no  ha  de  ser  bastante 
el  miedo  que  ya  le  tienes. 

.Martí.n.   Pues  nos  hace  el  campo  iguales 
en  la  defensa  y  Iss  armas, 
verás  cuíndo  aqui  te  mate 
el  respeto  que  me  debes. 

Sancii.\.   ¡Hay  desdicha  semejante! 

Seiíores,  ¡que  siendo  amigus 
y  tan  parientes  se  maten! 
Mas  ya  los  cielos  piadosos 
irujcron  quien  los  aparte. 
.Nlirad  al  Cid.  caballeros. 

Alvar.     ¡Cielos!  ¿Quién  pudo  avisarle? 

Martín.  ¿Qué  haremos? 

Alv\i«.  Lo  que  yo  hiciere. 


ESCENA  XXII 

Hecucstánse  tn  ti  tvtlo  y  sa.íe  ti  Ciü. 

CiL).  Mal  saben  disimular. 

porque  en  ocasión  que  el  campo 

sigue  el  victorioso  alcance 

para  cercar  á  Valencia, 

no  es  bien  que  los  Capitanes 

á  descansar  se  retiren; 

vendrán  á  desagraviarse 

de  alguna  afrenta,  sin  duda. 

.\i.vAR.      Tres  veces  envió  á  llamar 
el  Rey,  alzóle  el  destierro. 

Martín.    Es  en  su  corte  importante 
nuestro  tío. 

Cid.  ¡Qué  bien  fingen! 

Alvar.     Los  casamientos  que  hace 
en  orden  á  honralle  ha  sido. 

Martín.  Son  ricos  y  principales 
los  Condes  de  Carrión, 


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i 


4^0 


EL  COBARDE  Mas  \  .\L.ih>  f  t- 


AtVAB. 


Martín. 


Liu. 


Alva». 


Ciu. 


Alvar. 

Martín 
Ciu. 


Martín 


Cid. 


!San<;ha 


Alvai». 
MaktÍn 
Cid. 


MahtIn. 


Al.VAH 


auuque,  %\  vcrUadcb  v;Hlcn, 
nu  partieron  muy  contenías 
nuc!>iras  primas. 

Ya  se  sabe 
que  os  amaba  tiernamente 
doña  Sol. 

Amor  constante 
os  mostraba  doña  Elvira. 
¡Qué  tiernos  discursos  hacen 
para  encubrir  sus  agravios! 
Que  será  bueno  dejalles 
reñir,  que  s¡  agora  estorbo 
tas  intenciones  que  traen 
serán  con  la  paz  fingida, 
en  mi  presencia  cobardes, 
y  después  como  ofendidos 
podrán  volverá  matarse. 
Más  vale  que  en  mi  presencia 
riñendo  se  desagravien, 
que  con  las  espadas  fuera 
pienso  que  será  bastante 
á  -oncertarlos.  Sobrinos, 
^a^ora  gozáis  el  aire 
cuando  los  demás  trabajanr* 
Como  nos  toca  la  parte 
del  mayor  trabajo,  es  bien 
que  el  espíritu  descanse. 
Hoy  verc  quién  es  .Martin, 
veré  quién  es  .Mvar  Fáñez. 
porque  mi  rojo  pendón 
quisiera  verle  colearle 
sobre  ta  torre  más  alta 
del  muro;  mas  no  ha  de  darse 
sino  al  mejor  Capitán, 
al  de  valor  más  constante 
en  el  peligro,  que  fuera 
la  desdicha  más  notable 
que  le  viniera  á  Rodrigo 
si  el  rojo  pendón  ganase 
el  Moro;  y  así  querría, 
supuesto  que  os  juzgo  iguales, 
que  miréis  cuál  de  los  dos 
puede  al  peligro  arrojarse. 
Sólo  yo  llevarle  puedo. 
Yo  sólo  puedo  llevarle. 
Alto,  pues,  sólo  el  valor 
es  bien  que  del  alma  saque 
la  duda. 

Dadnos  licencia, 
veréis  en  pequeño  instante 
i^uién  vucaro  pendón  mcrecc. 
Lomo  csu  no  más  se  aguarde, 
licencia  y  campo  tenéis, 
.    ¡Buen  modo  de  conccrtallcs! 
Todo  en  la  guerra  es  furor, 
todo  es  dudo,  lodo  es  sangre. 
¡DichnsA  ocasión  ha  S'de.i! 
.\gora  podré  vengarme. 
.Mirad  que  la  cortesía 
ni  la  amistad  no  os  engañen, 

ftorque  ai  que  viere  vencido 
o  he  de  ju/giii  por  cobarde, 
t'iimcro  veréis  mi  muerte 
que  me  dé  atributos  tales 
vucsiTA  lengua. 

En  sangre  mía 
veréis  el  campo  bañarse 


antes  que ci  rojo  pcndúo 
ajenas  lucrzas  le  gaaou 


Ciü. 


Cese  el  enojo,  sobrinos, 
que  en  valor  y  fuerza 
podéis  hacer  competencia 
en  su  quinto  cíelo  i  .Mane.] 
Yo  he  de  llevar  el  pendón, ' 
por  que  ninguno  se  a^ravici 
Vuestro  I ecebido  enojo 
en  el  campo  ha  dcouedar 
porque  no  ha  de  haber  agr^ 
donde  el  Cid  hace  las  pace 
Daos  los  brazos. 
Sancha.  Dcteelí 

por  dilatadas  edades 
más  que  á  Alejandro  vitot 
¡Que  los  he  visto  abrazar 
Martin.   Alvar  Fáñez,  dame  á  Sane 
Ai.vAB.      No  quicru,  Martin  Peláez. 
Martí.s.    Pues  yo  xjs  maiaié  en  Vaicncu 
.\lvah.      Puci  allá  habrá  quien  os  rsj 
Ciu.  Si  ios  deudos  son  amigos, 

^qué  contrario  ha  de  espe 


JORNADA  TERCERA 


ESCENA  PRIMERA 

Hale  Ohuoxo   dando   Mon. 

Orooñu.   [Ah,  invencibles  castellana 
Al  real  que  se  rocoja 
la  gente,  que  le  despoia 
el  muro;  apretad  laí.  mari. 
que  si  no  hacéis  < 
y  aquí  vengáis  vu 
US  lleva  lodo  el  bagaje 
el  Rey  moro  de  Valencia.  I 


ESCENA  ]l 

Tocan  dtntr"  a  rtlítartt  y  taU  B«»«i!| 
tipaáA  We«iiu4a.— Dicaot. 

Beh.\h' D.  <Quién  ha  mandado  tocar 
á  tat  punto  i  recoger, 
cuando  llegando  á  poner 
las  escalas  y  k  pisar 
la  corona  de  los  muros 
que  el  pagano  defenJlA 
casi  vio  el  Cid  este  día 
los  CNSlellanus  seguros 
y  señores  de  Valencia? 


ESCENA  Ilt 

Salt  un  Soldado.— f)«c 

S«Li)At>o.  iQué  donosa  retirada, 

cuando  está  medio  ga.ni 
la  ciudadl 


^^^^^^r 

43i      ^^^H 

^^^^    ESCENA  IV 

y  no  sé  luh  '.|u<.                                  ^^^^^H 

■ 

campo  se                                          ^^^^H 

■            Satt  Al  rAR  F.úÑK/.— Dichos. 

pero  más  sabe  que  yu                         ^^^^| 

mf.                      ¡Que  haya  paciencia 

el  Cid  y  es  prudente  y  viejo                 ^^^H 

■        que  á  la  voz  de  un  alambor 

^^^^H 

■  retirándose  perdido 

■  es  la  ocasión  el  ruido 

^^^^^1 

ESCENA  VII                          ^^H 

1         hechizo  de  algún  traidor! 

^^^^^1 

Sale  ^oTttK  llorando.— iMi^uti.                    ^^^^^H 

^H             ESCENA  V 

Botija.  |Ay,  rocín  del  alma  mía!  ,^^^^| 
¿Qué  hará  Botija  sin  vos?             n^^^^l 

^^y           Sate  el  Cío.— Dicnos. 

Para  renegar  de  Dios                     ^^^^^^1 

os  lleva  la  morería.                            ^^^^H 

A  lodos  los  alambores 

Muy  bien  pudiera  ci  perrazo,             ^^^^| 

de  mi  campo  haced  colgar 

antes  de  entrar  en  Valencia,                ^^^H 

de  esos  robles.  ¿Retirar 

daros,  mi  rocín,  licencia                      ^^^H 

á  tal  ocasión,  traidores? 

siquiera  para  un  abrazo.                      ^^^H 

¡Por  vida  de  mi  Ximcna, 

Mas,  como  sois  de  importancia,          ^^^H 

que  á  saber  quién  lo  mandó!.. 

sin  dejaros  despedir,                           ^^^H 

So.  Rodrigo  de  Vivar,  yo; 

ojos  que  vos  vieron  ir.                         ^^^^| 

si  merezco  alguna  pena. 

no  os  verán  tornar  á  Francia.             ^^^H 

Tocar  hice  á  retirar 

Viendo  me  quedo  este  dia,                   ^^^H 

porque,  después  de  asaltado 

porque  no  tendrá,  por  Dios,               ^^^H 

el  muro,  habiendo  dejado 

otro  rocín  como  vos                            ^^^H 

sin  gente  c!  real  y  robar 

toda  la                                                  ^^^H 

el  bagaje  y  bastimento, 
por  el  moro  que  salió 

No  se  vio  cabalgadura                       ^^^^H 

que  tuviese,  ya  que  empiezo,             ^^^^| 

encubierto  y  aguardó 

como  vos  cola  y  pescuezo,                 ^^^^| 

á  ver  nuestro  alojamiento 

una  legua  de  andadura.                      ^^^^| 

sin  guarnición  ni  soldados, 

.MIá  os  vais  con  el  bagaje,                  ^^^H 

lodo  el  despojo  y  tesoro 

mi  rocin,  mi  pino  de  oro.                   ^^^H 

que  en  tantos  meses  al  moro 

y  afrentaréis,  siendo  moro,                ^^^H 

quitaste,  gente  y  ganados 

todo  el  rocinal  linaje.                          ^^^H 

y  mujeres,  sin  dejar 

Vo  á  pata  y  sin  un  real                        ^^^^| 

cosa  de  importancia,  lleva: 

diré  de  noche  y  de  dia:                        ^^^^| 

ved  si  merece  esta  nueva 

¿adonde  estás,  bestia  mia,                   ^^^^| 

que  toquen  á  retirar. 

que  no  te  duele  mi  mal?                    f^^^H 

Al  alcance,  pues,  amigos, 

.MAKrí.s.   Botija,  ¿qué  llanto  es  esc?                  ^^^H 

que  dejar  sin  guarnición 
el  real  dio  la  ocasión 

tíoTUA.      ¡Ay  de  mi!  Peláez  Martin;                  ^^^H 

renegó  nuestro  rocín:                        ^^^H 

á  este  daño;  sean  testigos 

ved  si  es  justo  aue  me  pese.  ^^| 
Kn  dándole  meaio  pienso                        ^H 

ellos  mismos  por  su  mal 

del  valor  que  os  acompaña. 

por  un  haz  de  mielga  fui,                        ^H 

¡.Marma!  no  diga  España 

y  apenas  del  real  salí,                               ^H 

que  el  moro  os  despojó  el  real. 

cuando,  menos  oue  lo  pienso,  ^H 
el  moro  robó  el  bagaje,                           ^H 

fKO.   Por  las  huertas  van,  seguid 

sus  pasos. 

y  Sancha,  de  hombre  vestida,   ^              ^H 

>s.        t            ¡Alarma! 

va  cautiva  y  afligida                                  ^H 

Desio, 

sin  aprovecharle  el  traje.                          ^^| 

<qué  dirá  Alfonso  el  sexto? 
jQuc  dirá  España  del  Cid? 

Hasta  el  medio  celemín                            ^^| 

y  el  arnero  se  llevó;                            ^^^H 

(Kawe.) 

pero  lo  que  siento  yo                          ^^^H 

^H 

es      ver  á  mi  rocín,                           ^^^H 

^V             ESCENA  Vi 

que,  apenas  el  pobre  loca                  ^^^H 

la  cebada  que  le  di,                             ^^^^| 

an  alarma,  sate  Maut'ii  Pelábc  con  la  espada 

cuando  llevárselo  vi                            ^^^^| 

desnuda. 

con  el  bocado  en  la  boca,                   ^^^H 

aunque  sin  albarda  y  cincha.                  ^^| 

¿Qué  alboroto  puede  ser 

y  en  medio  de  su  tristeira                         ^H 

el  que  nuestro  real  provoca 

volvió  el  pobre  la  cabe/a,                       ^H 

que  agora  á  rebato  toca 

y  mirándome  relincha,                             ^H 

V  locaba  á  recoger? 

diciendo:  «Botija,  adiós.                          ^H 

¡Buena  ocasión  ha  perdido 

que,  pues  llevo  amo  segundo.            ^^^H 

el  Cid  con  su  retirada! 

si  no  es  en  el  otro  mundo                   ^^^H 

Tuve  una  torre  ganada 

no  nos  veremos  los  dos.»                   ^^^H 

y  el  moro  casi  rendido. 

Maptín.   ¿El  bagaje  lleva  el  moro?                        ^^| 

432 


EU  C( 


BuTiJA.     Si,  y  el  Cid  le  va  siguiendo; 

jnu  uves  U  ^rila  y  esiruendor" 
Martín.    Y  mi  Sancha,  á  quien  adoro, 

¿va  cautiva? 
BuTiJA.  Y  mi  rocín 

llevado  de  los  cabellos. 

1  Ah,  perros!  ¡Marlin,  á  elloil 

(démosles  un  San  Marlin! 
Mautís.   No  liene  amor  quien  espera, 

mi  Sancha,  vuestra  prisión. 
BuTtJX.     Librádmele,  San  Antón, 

y  os  daré  un  rocín  de  cera.  {i'jni«l 

ESCENA   VIII 

Tocan  til  arma  y  tlaxe  la  batalla:  después  de  alguna» 
saliittif,  Siite  MamIn  acucfíillanili,  á  Ami.te  )■  11a- 

Mai^tin.    áu  logiarcib  lus  despcijos, 
perros,  que  del  real  lleváis. 

Ámete.     ¡Kavor,  Alá! 

.Mahtín.  ¿Tembláis.^ 

Mientras  no  vieren  mis  ojos 
á  Sancha,  que  es  la  luz  dellus, 
no  ha  de  quedar  moro  á  vida. 

Calín.      Oye. 

.Mahtín.  ¡Ay,  Sancha  querida! 

¿qué  he  de  hacer  si  vivo  en  ellos?" 

(Vaixiit ) 

ESCENA   IX 

Salt  un  Moro  acuchillando  d  Botií«,  armadu  i  lo 
gracioso. 


Botija. 


Moho. 

BoTliA. 

Moío. 
Botija. 


MOKO. 

Mutua, 

.Monu. 

Botija. 


MoPo. 
Botija. 

Mono. 
Botija. 


|Ay,  que  me  matan,  Martín! 
¡Ah,  Martin  Pcláez!  señor, 
este  mí >ro  esgrimidor 
tras  llevarme  mi  rocín 
me  quiere  matar. 

lAh,  perro! 
Martinico:  ,por  qué  no  me  vales, 
quegalgos  me  matan  á  tus  umbrales? 
No  huyas. 

I  lapa  allá  el  hierro, 
señor  moro,  así  se  vea 
regidor  de  su  lugar, 
ó  si  es  que  sabe  cantar 
misa,  cante  allá  en  su  aldea  . 
Muerte  he  de  darte. 

¿Quién?  ¿El? 
Yo  le  tengo  de  acabar. 
¿\  si  queda  irregular 
descolgado  de  un  cordel? 
Vue  nueso  alcalde,  por  Dios, 
SI  de  matarme  se  huelga, 
como  perdices  los  cuelga 
del  rollo,  de  dos  en  dos. 
jEa! 

No  hay  parqué  malarnie, 
que  ya  me  "muero  de  miedo. 
¡Ah,  cobarde! 

Estése  quedo; 
¿no  ve  que  puede  lisiarme? 
¡Válgame  ¡)iüs,  y  que  extraño 
y  qué  porfiado  está! 


VALIENTE 

MoBu.       ¡lía,  perro! 

Botija.  Acabe  ya; 

¿ha  de  durar  eMo  un  año^ 
¡.■\h,  Martín,  que  c»!án  mi 
á  tu  Botija!  Ven  precito, 
dame  un  confesor. 


ESCENA  X 
SaU  Makt(m.— Dicho» 

.Martín.  ¿<^)u¿csj 

¿Qué  tienes? 

Botija.  Aquí  andana 

í.\a  habelle  hecho  mal, 
e«te  moro  de  esta  tarde 
en  sacudirme. 

Mahtín.  ¡Ah.cobaf 

¿Es  más  de  uno?  ¿No  es  ii 

Botija.     ¿No  ves  que  lira  el  perrai 
como  un  trueno?  Belcebúi 
le  espere. 

MartIn,  Tírale  tú 

otro,  pues  tienes  buen  bri 
Haz  cuenta  que  al  pie  de 
con  el  hacha  vas  á  darle 
f>olpes  hasta  derribarle, 
,  que  yo  tuve  miedo  doble, 

y  empezando  á  pelear 
les  perdí  todo  el  temor: 
gente  es  sin  fuerza  y  vaio( 
.Mira;  asi  es  como  has  de  i 

Momo.       ¡Ay,  .Mahoma,  que  me  hall 

Mahtín.    Ualc.  llega,  dale  asi. 

Botija.     Estéseme  quedo  aqui 

y  verá  cómo  le  acierto,  (t 

Moro.      i.\y! 

Botija.  |M»téle! 

.Martín.  ¿No  lo  ves? 

Botija.     ¡Pardiez,  que  se  murió  prc 
¿Esto  es  matar  moroi? 

Martin.  Eslti 

Botija.     Déjeme  con  ellos,  pues. 

que  yo  les  daré  una  manu 
que  se  espante  quien  me  ir| 

.Mautín.   Ven. 

Botija.  Tan  fácilmente  oiiwr 

un  moro  como  un  cmti^o 

ESCESA  XI 
Salín  .\ivAB  TáSmM  yOt 

Alvar.     Entróse  el  moro  en  V'alcí 

con  la  presa  que  robó; 

sólo  la  gente  dejó 

que  iba  cautiva. 
L>RboÑo.  I*rudcnc)j| 

digna  de  desgracia  tal. 

ESCENA    Xir 
Sal*  ti  Cid.— Dicho* 

Cib.  ¿Una  vez  sola  que  falto 

os  vais  todo%  mI  asalto 
y  dejáis  sin  guarda  el  roi' 


JORNADA   TERCERA 


433 


10. 


hn  vii^ulru^  itumhos  hoy 

Icndri'is  el  jusio  escarmicntú. 

Llevado  ob  hac!  bastimento 

y  hacienda;  contento  estoy 

(le  que  padezcáis  la  pena, 

pues  todos  estáis  culpados; 

de  pelear  venís  cansados, 

y  ci  moro  os  lleva  la  cena. 

No  tengo  que  os  castigar. 

por  mi  el  moro  os  da  el  castigo, 

pues,  como  si  fuera  ami^u, 

le  habéis  dado  de  cenar. 

i;i  vuestra  locura  entrene, 

que,  mientras  comiendo  está, 

yo  apostaré  que  dirá 

que  ci  que  no  guarda  no  cene.  ( Vase) 


ESCENA  XIII 
Diaios,  mtHot  ti  Ctu. 

El  Cid  nos  corrió  y  se  íué. 

Y'  con  sobrada  razón. 

|No  fuera  en  esta  ocasión 

más  tempranol 

¿Para  qué? 

Para  escalar  ese  muro 

y  quitarle  de  la  mesa, 

como  harpía,  vida  y  presa, 

que  el  muro  goza  seguro. 
No  tenga  en  mis  venas  yo 

sangre  noble  y  castellana 
si  no  vengare  mañana 
lo  que  hoy  el  moro  causó. 
Que  restaurando  la  afrenta 
que  del  Cid  á  sufrir  llego, 
cenara,  y  yo  hiciera  luego 
sin  la  huéspeda  la  cuenta. 
O  yo  perderé  la  vida, 
6  mañana  en  el  asalto, 
de  sangre  y  de  vida  falto, 
seré  del  moro  homicida. 
En  la  ciudad  y  en  las  puertas, 
dándolas  al  Cid  abiertas, 
su  agravio  satisfaré, 
verá  el  moro  si  le  cuesta 
tan  barato  el  robo. 

Vamos, 
que  si  esta  noche  ayunamos 
mañana  será  la  fiesta.  iVanse.) 


ESCENA  XIV 

Sale  Mart'n  PsuAez. 

Pauliva,  y  vivo  el  que  ta  adora 
pareceré,  cielo,  en  presencia 
n  Rodrigo  y  de  su  gente  toda? 
mi  Sancha  y  él  sin  su  Valencia? 
.0  vengo  de  la  sangre  mora, 
poder  hacerme  resistencia 
acero  de  mis  armas  mancha. 
bé  importa,  si  vuelvo  sin  mi  Sancha? 


ESCb.NA  XV 


I 


Sal*  ti  Ojo.— Diciro. 

Cid.  Martin,  ¡vivo  vos!  ¿se  atru» 

á  asaltar  el  real  el  moro 
sin  que  vuestro  valor  pruebe? 
¿Vos  consentís  que  el  tesoro 
y  el  bastimento  se  lleve, 
y  no  le  quitáis  la  presa, 
ni  á  que  os  venguéis  os  provoca? 
Yo  sv  cuando,  en  cierta  empresa, 
con  el  bocado  en  la  bo:a, 
os  hice  alzar  de  la  mesa 
donde  mi  gente  comía, 
y  vos,  de  aquesto  afrentado, 
comprastes  desde  aquel  día 
tan  caro  cada  bocado, 
que  un  moro  el  menor  valia. 
Desde  entonces,  bien  segura 
pensé  yo  tener  con  vos 
mi  mesa  y  vuestra  ventura. 
Juntos  comimos  los  dos 
en  más  de  una  coyuntura; 
convidado  vengo  á  ser 
vuestro  agora:  de  cenar 
me  dad,  si  os  di  de  con^cr. 
y  si  no  halláis  que  me  dar, 
el  moro  os  podrá  vender 
lo  que  el  descuido  le  ha  dado 
de  mis  soldados  segurv>s, 
pu'*s  mientras  mi  campo  armado 
desmantelaba  sus  muros, 
mi  mesa  ha  desmantelado. 
Ea,  á  cenar  con  vos  vengo, 
siendo  vuestro  Capitán. 
¿Tenéis  que  darme? 
Martín.  Si  tengo; 

en  este  árbol  hay  un  pan 
.  con  que  mí  valor  mantengo. 

{Saca  dtl  ironcu  dt  un  árbol  un  pnn  y 
lífia  servilleta.) 

Cuando,  por  ser  yo  cobarde, 

con  la  servilleta  puesta 

y  el  pan  hicjstes  alarde 

de  lo  que  la  fama  cuesta, 

y  yo  volví,  aunque  tarde, 

prudentemente  avisado 

por  vuestro  castigo,  en  él 

faltando  el  primer  bocado, 

puse  el  pan  en  el  laurel 

que  hasta  aquí  me  lo  ha  guardado. 

Desdo  entonces,  cada  día 

que  alarma  el  tambor  tocaba, 

si  temor  en  mí  sentía, 

el  pan  del  laurel  sacaba 

y  mirándole  decia: 

«Esfuerzo  mi  valor  tome 

á  ganar  de  comer  hov, 

Martín,  aunque  el  miedo  os  dome 

de  ver  la  espantosa  lid, 

porque  en  la  mesa  del  Cid 

quien  no  lo  gana  no  come.» 

Y  desta  suerte  el  valor 

he  adquirido  que  te  di; 

pues  podré  afirmar,  señor, 

que  el  pan  que  con  vos  comí 

le  gané  cun  mi  sudor. 


434 


El-  COBARDE   MAS  VALIENTE 


Cun  ¿1  agora  os  regalo: 

lumalde,  que  os  asepuro 

que  al  pialo  mejor  le  igualo, 

y  si  os  pareciere  duro, 

á  buen  hambre  no  hay  pan  matu. 

Mas  diréis,  según  colijo, 

que  si  á  secas  os  le  dan, 

escaso  ban(^uete  elijo, 

y  que  no  solo  de  pan 

vive  el  hombre:  Dios  lo  dijo. 

Mas,  por  que  no  lo  digáis 

lene,  el  mío  Cid,  paciencia, 

que  si  un  poco  esperáis, 

yo  os  buscaré  en  Valencia 

cosa  con  que  lo  comáis. 

iVait,  (tttfHvainandü  la  espada.) 

ESCENA  XVI 

Et  Cío  ¡tolo. 

Marltn  Peláez.  oye,  espera; 

el  Cid  te  manda  que  aguardes. 

|.\h,  buen  español  ¡pluguiera 

á  Dios  que  destos  cobardes 

mil  mi  ejército  tuviera! 

¡Oh,  pan  sabroso,  el  mejor 

que  ha  sustentado  mi  casa! 

La  honra  os  dio  harina  en  ñor, 

con  sangre  mora  os  amasa 

y  en  el  horno  del  valor 

os  cuece  el  atrevimiento.   , 

Hoy,  mis  nobles  castellanos, 

haceros  banquete  intento; 

Martin  restauró  en  mis  manos 

el  robado  basiimenio. 

A  un  pan  somos  convidados 

que  es  fuerza  que  bien  os  sepa; 

venid  á  comer,  soldados, 

porque,  aunque  á  bocado  os  quepa, 

valen  mucho  estos  bocados. 

Convidados  de  Martín 

somos;  hacelde  favor, 

que  aunque  es-  pan  principio  y  Hn, 

amigos,  pan  y  valor 

no  es  pan  i  secas,  en  (in. 

Y  vos,  Martin,  á  quien  dan 

renombre  inmortal,  decid 

que  aunque  es  vuestro  Capitán, 

os  podéis  preciar  que  el  Cid 

ha  comido  vuestro  pan. 

ESCENA  XVII 
Salt  BoTiiA  de  moro  gracioso  y  Sancha  de  cautivo. 

Botija.     Sancha,  si  estáis  cautivada, 

acá  estamos  lodos. 
Sancha.  Pues 

^qu¿  traje  es  éste? 
bOTiiA.  ¿Os  agrada? 

Sancha.  ¿Eres  moro? 
Botija.  Por  un  mes. 

Sancha.  Como  mozo  de  soldada. 

¿Dónde  vais  de  esta  manera? 

¿I>j    ndc  dejas  ¿  Martín? 


BoTij.v.     El  libertaros  espera, 

yo  vó  i  ver  á  mi  rocín, 
porque  sin  él  no  me  muera. 
Mas  si  de  aquestos  ¡^algazos 
quiere  excusar  los  pesares, 
libraránic  estos  dos  brazos. 
él  tirándolos  á  pares, 
yo  dando  á  nones  porrazos. 
Desde  que  aprendí  á  matar 
moros,  no  les  tengo  miedo. 

Sancha.    ¡Siempre  de  humor  has  de  esl 

Botija.      Sin  mi  rocín,  ¿cómo  puedo, 
Sancha  mía,  sosegar? 
Mas,  ¿cómo  os  va  á  vos,  decid 
después  que  estáis  cautivada? 

Sancha.  Trujóme  el  Rey  moro  asi. 
y  en  fe  que  de  mí  se  agrada 
se  quiere  servir  de  mí. 

Botija.     Pues  ¿sabe  que  eres  mujer? 

Sancha.   En  reputación  estoy 
de  hombre. 

Botija.  ¿Y  muestra  pli 

en  veros? 

Sancha.  Dice  que  soy 

un  ángel. 

Botija.  De  Lucifer. 

So  tenga  después  el  Papa 
que  absolver. 

Sancha.  ¡Donoso  estás! 

Botija.  Si  mi  amo  no  os  escapa, 
echaos  una  chapa  atrás 
y  seréis  mujer  de  chapa. 

Sa.scha.   Sólo  quiere  que  de  paje 
le  sirva. 

Botija.  Si  en  vos  repara 

y  os  desconoce  en  el  traje, 
habladle  cara  con  cara, 
que  á  traición  no  es  buen  Icng 
que  si  Martín  desde  hoy  más 
sabe  esto  y  pasa  adelante, 
tendrá  celos  á  un  compás 
de  Alvar  Fáñez  por  delante 
y  del  moro  por  detrás. 

Sancha.    Anda,  necio,  en  estos  baños 
que  están  fuera  de  Valencia, 
aunque  á  sus  muros  extraños] 
pueden  en  cualquier  violencia 
asegurarnos  de  daños. 
El  Rey  servirle  me  manda 
y  agora  á  bañarse  viene. 

Botija,     Si  Martin  en  tal  demanda 
de  aquesto  noticia  tiene, 
llevará  el  Pey  una  tanda... 

Sancha.  ¡Buena  tlema  y  necedad 
es  la  tuya!  El  Rey  es  éslc. 

líoTiJ.v.      Pues,  Sanchíi,  disimulad 

quien  sois,  porque  no  nos  cuntí 
triunfo  el  decir  la  verdad. 

Sancha,  (^ue  te  escondas  es  mejor, 

no  sepa  d  Pey  que  has  entndffi 
aquí,  que  es  lugar  veda  ! 

Botija.     Aunque  ya  perdí  el  iciin«, 
me  quiero  esc>inder  por  ti, 
y  en  requebrándote  el  gal(¡o 
á  darle  dos  cabes  salgo 
de  los  más  lindos  que  vi. 


^^^^                                              JORNADA 

rERCEBA 

435   H 

H       ESCENA  XVIII 

De  noche  es  ya;  podrá  ser  ^^H 
que  obligado  del  calor,                         ^^^| 

^H|c  Botija  y  saU  Abshau&r.— Sahciu. 

por  resistirle  mejor,  ^^^| 
querrá  el  Rey  ahora  hacer                   ^^H 

mSanchol 

en  sus  baños  asistencia,                       ^^^| 

Á.                 iSeñorI 

y  que  mi  suerte  sea  tal                         ^^H 

M.                            ¿Estás  solo? 

que,  si  el  ha  ganado  el  real,                 ^^H 

A.  Solo  ha  rato  que  le  espero. 

que  le  gane  yo  á  Valencia.                    ^^H 

M>  Solo  yo  tamb]c-n  te  quiero 

.\l  ejercito  he  avisado                           ^^H 

más  que  á  Dafne  quiso  Apolo. 

üuc,  en  viendo  en  los  muros  fuego.  ■ 
a  lo  alto  acuda  luego.                                 J 

jOste  puto!  que  os  chamuscan. 

moro,  si  en  mi  tierra  os  cogen. 

El  Cid  es  mi  convidado;                       ^^H 

M.   Mis  palabras  no  te  enojen 

si  por  principio  de  cena                        ^^H 

que  lo  que  piensas  no  buscan. 

á  Valencia  le  presento.                         ^^B 

Yo  he  sabido  con  certeza 

convite  le  hago  opulento.                     ^^B 

que  eres  majer. 

Ea,  pues,  noche  serena,                       ^^H 

Por  ahi,  vaya. 

á  costa  destos  paganos                         ^^H 

\.   ¡Yo  muier!  No  habrá  quien  haya 

dame  para  él  esta  presa;                       ^^M 

dicho  tal. 

ve  que  le  dejo  en  la  mesa                    ^^^H 

M.                   Esa  belleza 

y  con  el  pan  en  las  manos...                ^^H 

lo  está  diciendo  á  voces, 

.Mas  «¡con  quién  he  tropezado?            ^^H 

^_y  el  alma  c^ue  es  adivina. 

(Trópica  con  Butija.)   ^^^H 

^Mn  Te  que  a  tu  amor  se  inclina 

¿Quiéa  está  aquí''                                 ^^H 

^■quiere  que  mi  reino  goces. 

Botija. 

Desta                         ^^M 

He  mi  esposa  tendrás  nombre; 

me  juntan  haz  con  envés                    ^^H 

mira  que  por  ti  estoy  loco; 

si  me  hallan  en  lo  vedado,                  ^^H 

dame... 

Martín. 

^Quién  es?                                           ^^H 

lA.              Señor,  poco  á  poco. 

Botija. 

Eso  no;'|mat  haya              ^^H 

que  soy  cristiano  y  soy  hombre, 

quien  en  esto  me  metió!                      ^^H 

y  puesto  que  estoy  cautivo 
tengo  valor  castellano. 

Martín. 

,.\)u¡cn                                                ^^H 

Botija. 

,;No  ve  que  soy  yo?            ^^H 

..M.   El  encubrirte  es  en  vano, 

Martín. 

¿Quién?                                              ^^H 

y  advierte  que  si  recibo 

Botija. 

Vn  moro  de  Vizcaya               ^^H 

desdén,  en  pago  de  amarle 

que  ando  en  busca  de  un  rocín.          ^^H 

harás  que  otro  medio  elija. 

Martín. 

Si  ser  posible  pudiera,                         ^^H 

El  perrazo  se  embotija, 

q^ue  era  Botija  dijera.  ^^H 
No  dirán  son  que  es  Martín           ^^^^H 

y  aunque  estoy  en  buena  parte 

Botija, 

escondido,  á  pocas  veces 

mi  amo,  en  la  voz;  quizá               ^^^^H 

que  ladre,  iré  en  su  socorro, 

á  buscar  á  Sancha  vino.                 ^^^^1 

y  haráme  que  andando  al  morro 

Maptín. 

¿Quien  sois?                                        ^^^H 

le  dé  un  pan  como  unas  nueces. 

Botija, 

Moro  vizcaíno.            _i^^^| 

>M.  ('Cristiana,  dame  esos  brazos; 

Martín, 

Eso  no,  que  no  hay  allá                 ^^^^1 

mi  amor  paga  aquesta  vez. 

moros;  todos  son  hidalgos.              ^^^H 

lA.   (Vive  Dios,  si  descortés 

¿Quién  sois?                                        ^^H 

fueres,  que  te  hago  pedazosl 

Botija. 

Porque  no  me  alíija,        ^^M 

Mal  sabes,  moro,  el  valor 

yo  soy  el  moro  Botiía,                        ^^H 

que  á  estimar  mi  ley  me  esfuerza. 

que,  andando  á  caza  de  galgos,           ^^H 

^M.  ¡Cruel,  ingrata,  por  fuerza 

siendo  liebre,  represento                      ^^H 

has  de  dar  fruto  á  mi  amor!  (Vaint.') 

agora  un  mundo  al  revés.                   ^^H 

K.     Tras  ella  voy  en  su  ayuda. 

Martín. 

¡Botija!                                                   ^^H 

Galguito,  si  andáis  salido 

Botija. 

¿Mi  .Martines?                          ^^M 

aguardad;  mas  ^quc  ruido 

Loco  me  vuelve  el  contento.               ^^H 

,.       en  miedo  mi  ánimo  muda.^ 

Martín. 

Cautivo  debes  estar,                            ^^H 

^ 

[-ton  JA. 

..-Yo  cautivo?  ¡Matos  años!                  ^^H 

■ 

.Martín. 

Pues  ¿quién  te  trujo  á  estos  baños?     ^^H 

H          ESCENA  XIX 

Botija. 

Mi  rocín  vengo  á  buscar  ^^M 
engerto  en  moro,  y  á  vos                   ^^H 

^^SaU  Martín  Pf.lAsz— Botija, 

Sancha  os  debe  de  traer;  ^^H 
pero  si  la  queréis  ver,                           ^^H 

tu.  Subí  al  muro  por  la  pica, 

daos  prisa,  pues,  par  Dios,                  ^^H 

que  si  es  honroso  el  trabajo. 

que  el  Rey,  sabiendo  que  es  hembra,        ■ 

el  más  soberbio  es  más  bajo. 

por  la  huerta  va  tras  ella,                   ^^H 

La  ciudad  se  comunica 

que  quiere  probar  si  en  ella                ^^^H 

^—^con  estos  baños  y  huertas, 

un  par  de  Martines  siembra-               ^^H 

^ftque,  aunque  fuera  delta  esián. 

.Martín 

¿Qué  dices,  loco?  ¿Está  aquí              ^^H 

^Blos  que  aquí  vienen  y  van 

el  Rey  moro?                                       ^^H 

^Ben  sus  muros  tienen  puerta. 

Botija. 

Requebrando                   ^^H 

^         436                                                  EL  COBARDE  MÁS  VALIENTE                        ^^^^^^H 

^^H                     á  Sancha,  que  renegando 

nu  me  afrentaran  asi         ^^^H 

^^H                    de  sus  amores  la  vi. 

infieles  brazos.                        ^H 

^^H                     Huye  del  como  una  gama 

.Martín.                           Si  estoy,          ^1 

^^B                    y  si  os  la  agarra,  por  Dios, 

Sancha;  vuestro  Martin  spy.^| 

^^f                     que  os  nazcan  de  dos  en  dos 

Abenam.  Pero,  ,;quién  le  metió  aquP   ^M 

^H                      y  el  moro  os  sople  la  dama. 
.Martín.    .Mi  ventura  me  ha  traído 

MartIn.   Soy  tu  muerte:  para  ella,       ^H 

moro,  no  hay  puerta  ccrrada^H 
que  va,  cobarde,  en  mi  espai^f 

á  tan  dichosa  ocasión. 

Luces  en  el  muro  pon, 

que  á  mi  Sancha  has  de  ir  po^H 

pues  á  lal  tiempo  has  venido 

Abenam.    ¡Mahuma!  ,:cúmo  atropclla   ^| 

que  en  los  baños  hallarás 

al  Rey  de  Valencia  así             ^M 

lumbre  con  que  el  Cid  acuda 

solo  un  hombre?                   ^1 

V  venga  á  darnos  ayuda. 

Martín.                                Viene  eo  o^^I 

Botija.     Pues,  tú,  señor,  ¿donde  vas? 

todo  un  mundo  de  valor.      ^H 

Maptín.    a  dar  á  Sancha  favor. 

Abünam.   «jErcs  infierno?                       ^H 

^^m                       muerte  al  descuidado  Rey, 

Martín.                             De  «mor.       H 

^^B                       Valencia  al  Cid  y  i  mi  ley 

Abenam.   Ayuda,  moros  aquí.               ^1 

^^K                      y  ñn  dichoso  á  mi  amor. 

{Vantt^M 

^^H                     Todo  el  campo  está  avisado^ 

^H 

^^H                     y  sólo  espera  del  fuego 
^^P                     la  señal. 

ESCENA  XX ri            H 

■            BoTiíA.                    Voy  por  el  fuego, 

^1 

1                            pues  tú  el  temor  me  has  quitado; 

Safe  ÜotDa.—SaACiia.            ^| 

■                            sólo  el  rocín  me  da  pena. 

^^ 

1            Martín.    Hoy  mi  esfuerzo  al  Cid  dará 

Botija.     Con  lengua  de  fuego  llama 

^^m                      i  Valencia,  y  no  dirá 

la  ocasión  ¿  nuestra  gente.     ^_ 

^^H                     que  ha  tenido  mala  cena.         {Vaif.) 

Sancha.   lAy  Martín  Peláez,  vnlientd  fl 

^^H 

bien  pagará  quien  bien  ama.  ^M 

^H                              ESCENA    XX 

¿Botija?                                   ■ 

Botija.                  ¿No  ves  la  llama        ^M 

^^V                              Salen  Sancha  y  Abknauak. 

que  á  nuestro  ejército  avisa?^^ 

^H      AuENAM.  ¿De  qué  te  sirve,  cruel. 

¿No  escuchas  tocar  á  prisa  ^| 
á  rebato?                                ■ 

^^B                       á  mi  firme  amor  huir, 

^^L                    si  no  te  has  de  convertir 

Sancha.                  Sf.                          ^M 

^^H                      como  la  ninfa  en  laurel? 

Botija.                        El  Cid  viene;       H 

^^B                     Escarmienta,  ingrata,  en  el. 

ea,  C|ue  tnañana  tiene            ^| 

^^M                    y  la  fe  con  que  te  adoro 

de  oír  en  Valencia  misa. 

^^r                     estima. 

(Cajas,  y  dice  el  Rey  moro  áutnj 

W           Sancha.                No  hay  fe  en  un  m..ro; 

Abcnam.  Alarma,  moros,  que  el  Cid    ^M 

K                           déjame. 

asalta  los  baños  reales.          ^M 

^H      Abenam.                 Mal  dejará 

Botija.     Almoneda  de  almanfalcs       ^M 

^^B                      la  mesa  el  que  hambriento  Cita, 

tengo  de  hacer                       ^M 

^^H                      y  el  que  es  avaro  el  tesoro. 

Abenam.                         Acudid,          H 

^^m     Sancha.   Que  soy  castellano  advierte, 

y  al  crisliano  resistid.           ^1 

^^B                      y  que  la  sanare  española 

si  para  él  hay  resistencia.      ^M 

^^H                     que  me  anima  basta  sola 

Botija.     Remuérdeme  la  conciencia,  ^M 

^^M                     á  librarme,  y  darte  muerte. 

Sancha;  escóndete,  que  rciv  H 

^H      Abenam.   Dámela,  y  sea  de  suerte 

á  matar  dos  perros.               ^M 

^^B                      que  á  morir  venga  á  tus  brazos. 
^^K      Sancha,    berá  haciéndote  pedazos. 

Sancha.                                     Hoy      ^H 

gana  Martin  i  Valencia.  (V'^H 

^^^H                                                              (Tómala  las  manoí) 

^^H 

^^M      Abenam.   A  ser  descortés  comienzo. 

^H 

^^H                      por  ver  si  tu  rigor  venzo, 

ESCENA  XXI II          ■ 

^^H                       viniendo  con  él  á  brazos. 

^^m      Sancha.   Indignamente  eres  hombre, 

Dice  dentro  OruoAo  y  Ai.rAft  fiSti  i«/f  oc^H 

^^B                      pues,  sin  intentarlo  el  bruto, 

doit  con  dos  iMoRot.           ^H 

^^P                      por  fuerza  apetece  el  fruto 

^M 

de  amor. 

Ohdono.  |Vitor¡a!  que  los  pendones     ^M 

Abbnam.                 Eso  no  te  asombre. 

del  Cid  guarnecen  los  murot^H 

Sancha.    ¡Ah  Martin  Peláez!.. 

de  Valencia,  y  ya  srgurus      ^M 

la  asaltan  sus  escuadrones.    ^M 

ESCENA  XXI 

Todos.     iVilorial                                  ^M 

Alvah.                Gracias  á  Dios,         ^1 

Sale  MAüTirt  PelXsz.  — Dichos. 

deseos,  que  estáis  cumplidos- ^| 

Mastín.                                    Mi  nombre 

Mooo  1."  Muertos,  sí;  mas  no  vcoci(io(^| 

escucho. 

nos  has  de  ver  i  los  dos.       ^H 

Sancha.                  A  estar  vos  aquí 

Alvap.     ¿Sabéis  quién  soy?               ^H 

^^^^B 

TKRCERA                                                             4^7^^^^í 

■1^^^^                          Bien  sabemos 

Mas,  oye  que  la  presencia                      ^| 

1           que  eres  Alvar  Fáñez. 

del  Cid  nos  sale  á  alegrar.                       ^H 

ÉTAP.                                        Pues 

AuvAP.     Entra,  ^Martin,  á  triunfar                ^^^H 

¿cómo  no  ponéis  mis  pies 

en  vuestros  cuellos,  blasfemos? 

pues  le  has  ganado  á  Valencia.        ^^^H 

^^^^H 

mo  1."  Porque  vivir  sin  Valencia 

^^^^H 

es  vivir  vida  afrentada. 

ESCENA  XXV                      ^^H 

»AP.     Quebrádoseme  ha  la  espada. 

Satén  el  Cid  y  Payo  PslAcz  con  acompañamiento,     ^H 

^0  2.*  Morirás  sin  resistencia. 

^^^^^1 

En  li  podemos  vengar 

Cid.          .Martín  Pejáez,  bien  cumplís            |^^^| 

1             parte  del  mal  que  recibe 

vuestra  palabra  y  promesa;             ^^^H 

del  Cid  nuestra  nación. 

ya  podéis  al^ar  el  pan,                      ^^^H 

ivAK.                                          Vive 

pues  me  habéis  dado  tal  cena.         ^^^H 

1           en  mí,  valor  singular 

Venturosa  cobardía                          ^^^H 

1             que  más  que  la  espada  vale. 

para  todos  fué  la  vuestra;                 ^^^H 

1           y  cuando  muera,  al  fin  muero 

pero  el  sol  que  sale  larde                 ^^^H 

m vencedor. 

mejor  alumbra  y  más  quema.         ^^^H 

^K 

Dadme  vuestros  brazos.                  ^^^| 

■ 

Martín.                                        Señor,       ^^^| 

^B             ESCI-NA  XXIV 

en  otro  plato  quisiera                      ^^^H 

^P 

daros  por  postre  á  Granada                  ^H 

Sale  MAUTf.-».— Dichos. 

como  por  ante  á  Valencia.              ^^^H 

Ciü.          Como  vos,  Martín  Peláez,              ^^^H 

tBTÍN.                    Ea,  Cid.  hoy  quiero 

viváis,  que  me  veré  en  ella               ^^H 

darte  un  convite  que  iguale 

por  dueño.  Habla  á  vuestro  padre.       ^H 
Martín.    Vengáis,  señor,  norabuena;                   ^M 

al  precio  desta  ciudad. 

Mas  ^qué  es  lo  que  miro,  cielos? 

dadme  á  besar  vuestros  pies,                 ^H 

¿No  es  la  causa  de  mis  celos 

que  es  lo  que  mi  alma  desea.         ^^^H 

con  quien  teoRO  enemistad 

éste  que  está  sin  espada 
y  muerte  dos  moros  dan? 

^^^^1 

ESCENA  XXVI                       ^^B 

Hoy  mis  agravios  verán 

Salta  BoriJ*  y  SA.tciiA,  ya  en  hábitn  .i'  ¡«ufor     ^^^B 

que  la  nobleza  heredada 

se  sabe  vengar  aquí. 

Botija.     Danos  á  besar  lus  pies:                   ^^^| 

Ea,  .Alvar  Fáñez,  á  ellos; 

Sancha,  tu  dama,  es  aquesta         ^^^H 

ya  huyen,  para  vencellos 

aue,  temerosa  de  haber                   ^^^H 
aado  causa  á  tu  celera...                ^^^H 

amigo  tenéis  en  mí, 

(Huytn  las  Moros.) 

Ctn.          La  historia  sé,  y  con  licencia         ^^^H 

y  mientras  se  aposesiona 
de  Valencia  el  Cid,  hagamos, 

de  mi  buen  Payo  Peláez.               ^^^H 

Sancha  vuestra  espora  sea.             ^^^| 

pues  solos  y  á  tiempo  estamos, 

Yo  la  doto  en  una  villa                  ^^^| 

nuestro  desafío. 

y  en  un  barrio  de  Valencia.                 ^H 
Payo.       Yo  de  padre  le  doy  brazos.             ^^^| 

.VA»,                             Perdona, 

r             que  con  quien  me  diú  la  vida 

Martín.   Yo  el  alma  que  vive  en  ella.           ^^^| 

yo  no  he  de  tener  pendencia. 
ARTÍN.  Kl  Cid  ha  entrado  en  Valencia 

Sancha.    Yo  os  beso,  señor,  las  manos,         ^^^H 

y  me  alegro  de  ser  vuestra.            ^^^| 

y  el  moro  va  de  vencida. 
1.a  respuesta  es  excusada, 

Botija.     Yo  pido  que  me  den  algo.               ^^^| 

Martín.   Yo  enriqueceré  tu  hacienda;           ^^^H 

haz  la  batalla  conmigo. 

vamos,  y  os  veré  tomar                 ^^^H 

pues  aquel  moro  enemigo, 

posesión.                                         ^^^1 

se  ha  dejado  aquí  la  espada. 

Cid.                          Valencia  es  vuestra.        ^^^| 

LVAB.      Martín,  cuando  yo  quisiera 

Martín.  No,  sino  vuestra,  Rodrigo.            ^^^H 

á  tu  Sancha  con  exceso, 

que  la  ganáis  y  desea                     ^^^H 

pues  la  vida,  te  confieso, 

ser  hoy  Valencia  del  Cid.               ^^^H 

que  me  has  dado,  te  la  diera. 

Cid.          Y  este  nombre  es  bien  que  tenga;  ^^^H 

Yo  DO  he  de  reñir  contigo, 

llamarásc  de  esa  suerte.                 ^^^H 

matarme  puedes  si  quieres. 

Maptín.   Y  tendremos  suerte  buena            ^^^H 

ABTÍN.   Cortesano,  Alvaro,  eres; 

si  esta  historia  os  satisface,            ^^^H 

desde  hoy  quiero  ser  tu  amigo. 

perdonando  faltas  nuestras.           ^^^| 

LA  NINFA  DEL  CIELO 


CONDESA  BANDOLERA  V  OBLIGACIONES  DE  HONOR  "» 


PERSONAS  QUE  HABLAN  EN  ELLA 


Caulos,  Du^juc  (fe  Calabria. 

Diana,  su  mujer. 

Roberto,  criado. 

Ninfa,  Covíiesa  de  \  aldfjíor. 

Alemnuro. 

Laura. 

Cí:sAii. 

Horacio. 

JtU-lO. 


Capuenio. 
Fabio. 

PO.MPEYO. 

Una  Mojep. 
Un  Cohbf.ci. 
Un  Labrador. 
La  Muerte. 
Un  Ángel. 
Anselmo,  ermitaño. 


Sji.ENO,  labrador. 
Kt  Diablo  bar*.i(.  i 
KLNrxo  JBsíiS- 
Dos  Maríneros. 
Al.^.l^o.  labrador. 
Eroasto,  Ídem. 
Fileno,  ídem. 
Míjsicos. 


JORNADA  PRIMERA 

ESCENA  PRIMERA 

Salen  RoBEKro  y  Cahlos  de  ca^a. 

RoBEPTo.  ^ Dirás  que  no  es  necedad 

la  caza,  en  que  el  tiempo  pierdes 


Carlos. 


y  lo  mejor  de  m  edad, 

Sues  pasas  los  (2)  años  v«dí 
arios,  en  la  soledad  (3)? 
Donde  vas  tras  un  halc>Jn 
que,  remontado  y  perdido, 
imita  tu  inclinación. 
Los  criados  siempre  han  smIo*^ 
Roberto,  de  una  opinión. 


(i)    lleinoH  elej^ido  este  ickto,  manuscrito  núm.  tó-ó^Sdc  la  Biblioteca  Naeioatl.con  preter«fic<i  at  Í!tirf«j 
por  ser  mis  anticuo,  triitf  completo  y  mis  correcto,  aunque  es  va  refunJición   de   uoa  primitíTa 
ve<  de  Tirso,  titulada  l,a  Condesa  bantloltra.  El  presente  manuscrito,  después  de  los  trct  tiiuL 
obra,  lleva  estas  P'tlahras.  «(Todo  es  uno  la  hisioria  de  ella)». 

El  impreco,  que  a  una  comedia  suelta,  sin  lugir  ni  año  de  imprcsiúa,  pero  que  se  conoce  *tftH'\ 
siglo  tvii  ó  principios  del  sinuleotc,  en  4.",  i  dos  cois.,  y  16  h.  sin  paginar,  signaiuras  A-D  ^^  lleta  w*i 

LA  CONDESA  BANDOLERA 

COMKOIA    FAMOSA   DKI.   MAESTRO  TIRSO   DI'    MOLLNA 

Hablaa  an  ella  laa  pcraonaa   aiaulcntcaí 

\irir A,  Condesa.  Lauda.  l'.'t  Coruso.  La  ML'CKra. 

CanLos,  naque.  Trks  MAni.sEHOs.  L'i«  Soldado.  Anmti.mo. 

í)tÁi>A,  Duqutí^i  Albjanoho.  Dos  MOsicoa.  l.'.i  tt««<v>c«ac 

KobKnio.  CÉSAR.  Julio.  ItoaiaNsto. 

EkOASTo.  Lssjito.  MoKACio.  Camilo. 

Alciko.  Pompkto.  liNANfíci., 

iVindrcmos  en  ñola  las  mis  priocipales  variantes  que  ofrece,  pues  las  secundartat  son  muy  nvmt 
las  dcmiR  refundiciones  de  esta  comedia  damos  noticia  al  principio  del  tomo, 
(ij    «pues  gnras  tus*  en  el  impreso. 
())    El  imprcio  aAade  estuü  verHos; 

•Vn  filósofo  decía  Tó  entre  robles  v/otre  i*¡o« 

que  sólo  Un  bruto  podía 

vivir  eo  ella  cunicnta; 

que  al  humano  cntendimienio 

aforada  la  compañía. 


gustas  de  andar  todo  el  aAo. 
siempre  de  la  corte  le^os, 
Mn  que  te  escarmiente  el  «lafto 
ni  te  enfrenen  los  coai«|o*.» 


^^^^^^^Hp                                                                                        43g      ^M 

W           ¿Cuándo  el  guslo  en  el  servicio  ( i ) 

con  oficio  que  embaraza                ^^^H 

pareció  del  dueño  bien? 
Porque  es  murmurar  su  oficio. 

y  á  tantos  nobles  destierra.  ^^^H 
Responderás  que  la  caza                  ^^^H 

y  estar  quejosos  también 

es  imagen  de  la  guerra,                    ^^^H 

de  poca  lealtad  indicio. 

que  es  de  todos  opinión                   ^^H 

Nuestros  altos  pensamientos 

para  que  gusto  no  atajen                ^^^H 

desdicen  de  los  intentos 

á  los  que  de  aqueste  son;                ^^^^| 

que  tenéis  siempre  vosotros, 

y  yo  digo  que  á  esta  imagen          ^^^^| 

y  nunca  estáis  de  nosotros 

tengo  poca  devoción.                     ^^^H 

i             satisfechos  ni  contentos. 

Siempre  que  siendo  aprendiz         ^^^H 

Somos,  cuando  no  gastamos. 

del  mar,  que  es  danés  Urgel,          ^^^H 

miserables;  cuando  hacemos. 

me  pongo  el  guante  infeliz             ^^^H 

grandezas,  locos  estamos, 

j  luego  el  halcón  en  él,                   ^^^| 

si  callamos,  no  sabemos; 

me  considero  tapiz                               ^H 

,             si  somos  graves,  cansamos: 

y  pienso  que  estoy  colgado            ^^^M 

la  llaneza  nos  estraga, 

en  la  sala  de  un  letrado                   ^^^H 

nada  intentamos  sin  paga; 

entre  David  y  Sansón.                     ^^^H 

no  hay  cuando  más  les  obliga 

Carlos.     Extraña  imaginaciónl                    ^^^H 

hombre  (2)  que  verdad  nos  di^a 

RúSEftTo.  Estoy  como  halcón  templado        ^^^| 

ni  bien  de  balde  nos  haga; 

y  pueden  cantar  en  mi.                  ^^^H 

1             nunca  tenemos  amigos. 

Carlos.    ¿Dónde  dejaste,  Hoberto,               ^^^H 

porque  son  nuestros  criados 

nuestros  caballos?                          ^^^H 

necesarios  enemigos. 
ÍBEBTO.  Serán  los  poco  obligados. 

Roberto.                             Allí                     ^^^H 

los  dejé  arrendados.                      ^^^H 

que  los  fieles  son  testigos 

Carlos.                                  Muerto,          ^^^H 

»             que  te  sirvo  como  un  perro 

por  socorrer  al  neblí,                    ^^^H 

en  el  cuidado  (3)  y  lealtad. 

traigo  el  bayo.                                ^^^H 

siguiendo  de  cerró  en  cerro 

Roberto.                        Mí  alazán                 ^^^H 

tu  caza  ó  tu  necedad. 

quiso  correr  por  los  vientos,         ^^^H 

siempre  en  perpetuo  destierro; 

y  pienso  que  quedarán                   ^^^H 

que  desto  no  he  murmurado 

aguados  como  contentos,              ^^^H 

por  costumbre  de  criado, 

según  cansados  están.                     ^^^| 

de  quien  no  hay  señor  seguro; 

Carlos.    No  hay  que  tener  del  halcón  fij          ^M 

como  hombre  humano  murmuro 

por  esia  noche  esperanza.                    ^| 

por  tu  gusto  desterrado. 

Roberto.  Ni  aun  de  cenar,  ques  razón;                ^| 

A  ser  las  garzas,  señor. 

de  quien  hace  confianza                      ^H 

'              que  venimos  á  volar 

en  viento,  castigos  son,                         ^H 

mozas,  no  fuera  rigor 

que  como  camaleones                          ^H 

de  un  Marqués  de  Mantua  andar 

hemos  de  gastar  del  viento                  ^H 

hecho  siempre  cazador; 
1              pero  una  garxa  que  al  cielo 

donde  tu  esperanza  pones,             ^^^H 

que  son  torres  sin  cimiento           ^^^H 

sube,  ,;qué  me  importa  i  mi 

las  alas  de  tus  halcones.                 ^^^H 

que  un  neblí  la  abata  al  suelo 

Carlos.    Ningún  cazador  parece                  ^^^H 

si  mi  apetito  es  neblí 

de  los  míos,  y  anochece                ^^^H 

de  más  ordinario  vuelo? 

á  más  priesa,  ¿qué  haremos?               ^H 

Toda  mi  \  olatería 

Roberto.  Buscar  adonde  cenemos,                ^^^B 

es  conquistar  á  Lucía 

que  fortuna  nos  ofrece                  ^^^H 

ó  á  Marina,  que  jamás 

aquí  una  hermosa  alquería,           ^^^H 

se  resistieron,  y  es  más 

aunque  en  edificios  creo                ^^^H 

descansada  cetrería, 

poco  de  la  suerte  mía  ^^^H 
hipócritas  del  deseo,                      ^^^H 

comer  bien,  cenar  mejor. 

haciendo  después,  señor. 

todo  vista  y  fantasía.                     ^^^H 

de  la  gala  y  del  paseo 

Carlos.    No  es  bien  ta  desautorices,             ^^^H 

alfaneques  del  deseo 

que  del  dueño  nos  ofrece               ^^^H 

y  tagarotes  de  amor; 

esperanzas  más  felices.                  ^^^H 

y  no  andar  de  sierra  en  sierra  (4) 

Roberto.  Todo  es  ventanas;  parece  ^^^H 
edificio  de  narices.                         ^^^^| 

' 

i)    En  el  impreso  se  añade  en  lugar  de  este  verso  y 

Más  que  dormir  me  remedia  (2)          ^| 

■1  que  sigue: 

á  mí  el  comer,  y  habrá  sido,                 ^M 

«Uime:  entre  todos,  4^á  qui<n 
el  contento  v  e¡ercicio 

como  dicen,  vida  media,                      ^| 

pareció  del  dueño  bien,» 

ya  que  nos  hemos  perdido                   ^H 

(4)    Eo  el  impreso  «nadie*. 

como  reyes  de  comedia.                      ^1 

(3)    «trabajo*  en  elitnpreso. 
K4)    Dcsdc'csie  verso  hasta  el  que  dice:  «.¡Dónde  dc- 

{Dentro  rthnchos  y  altgria.y  ^H 

(1)    Este  y  los  nueve  versos  siguientes  faltan  en  <1  ^H 

btr,  Roberto»,  faltan  en  c!  impreso.  (Uy,en  cambio, 

impreso.                                                                              ^H 

Mpuís  del  «y  tagarotes  de  amor»  este  otro: 

(3)    Omitidos  ¿sie  y  los  cuatro  versos  que  siguen  en  ^| 

B*u.os.      Üe|a  el  gracejar  y  lii.* 

el  impreso.                                                                  ^H 

NI  NI  A 


<  11. LO 


i^AHLOS.     Oenie  suena, 

Roberto.  Labradoras 

deben  de  ser  que  de  llores 
dulcemente  coronados 
son  ladrones  dcstos  piados 
y  cantando,  ruiseñores. 

Caki.os.    Ei  trabajo  y  la  labor 
deben  de  acabar. 

RoBEHTo.  lis  cierto, 

y  *e  irán  á  Valdellor. 

Carlos.    JAIegrc  vida,  Roberto! 

RoBEKTo.  Para  un  jabalí,  señor. 


ESCE.NA  II 

Saltn  lili   MOíK-.ús  y  U  Mt)!vtCA,  lodos  de  villauott 
eoH  gudnaldat^y  cantando nta  tHra.—í>irMos. 

Mésicos.  «Que  si  viene  la  noche(i) 
presto  saldrá  el  solé, 
que  si  viene  la  noche, 
con  la  luna  alegre 
presto  saldrá  el  solé, 
desios  campos  verdes 
el  día  y  la  noche 
presto  saldrá  el  solé.» 
,  Buenas  noches,  gente  honrada. 
Vengan  muy  enhorabuena, 
que  aliñada  está  la  cena. 
Más  el  e/nbile  me  agrada 
que  la  música,  ¡par  dios! 
Debemos  de  cantar  mal. 
Traigo  una  hambre  cerval, 
aquí  para  entre  los  dos, 
y  esa  es  la  causa. 

No  habéis 
llegado  á  casa  vacia. 
^De  quién  es  esta  alquería.^ 
^Sois  noble  y  no  lo  sabéis? 
No  estuve  otra  vez  aquí, 
porque  esta  vez  que  he  venido 
ocasión  la  caza  ha  sido 
por  socorrer  un  neblí 
que  ha  que  seguimos  tres  leguas 
con  este  mismo  cuidado, 
hasta  que  la  noche  ha  entrado 
pidiendo  al  cansancio  treguas, 

3ue  los  caballos  están 
e  cansados  y  rendidos 

sobre  la  hierba  tendidos. 
Launa,      Ergasto:  ^no  es  muy  galán? 
EnoASTo.  ¿Ya  le  has'  mirado? 
Lauha.  ¡Pues  no! 

¿Estoy  yo  ciega? 
Ehoasto.  Ojalá 

quedes,  pues  Laura,  lo  está 

Ib  que  antes,  loca,  miró. 

Asi  fuerais  las  mujeres 

ciegas  como  la  fortuna, 

porque  nn  hubiera  ninguna 

de  tan  varios  pareceres; 

la  vista  os  echa  á  perder. 


PoBSF  ro 
Mfs.  a.« 

RoBEfiTO. 

MTs.  3." 
Roberto. 


\U  s.  a." 

Carlos. 
Míis.  a.» 
Carlos. 


(i)    Falu  ceta  letra  en  el  impretn. 


que  ;"■•  ■  ■•"■  tos  enojos 
son  I  >s  ojos 

de  la  ...^^ 1  mujer  1 1  > 

[.AiiHA.     Pues  yo  me  los  sacaré 

por  no  darte  pesadumbre, 

Eroasto.  y  verás  por  la  costumbre 
que  tienes  de  ver. 

Lacra.  A  fe 

aue  no  imaginé  jamás 
arte  celos. 

Eroasto.  No  son  celos, 

sino  unos  nobles  recelos 
de  estimane,  Laura,  en  mis, 

Carlos.    Al  hn.  ¿Ninfa,  la  Condesa 
de  Valdcflor,  vive  aquí? 

Mfs,  3.*  Gusta  del  campo,  y  asi 
la  caza  también  profesa, 
porque  después  que  heredó 
á  Valdeílor  esa  villa 
que  está  del  mar  en  la  orilla^ 
aunque  lan  moza  quedó, 
se  retiró  á  esta  alquería, 
donde  desta  suerte  pasa 
que  os  he  dicho. 

Carlos.  ¿No  se  casal 

MCs.  3.**    {Lindo  es  aqueso,  á  fe  mía, 
para  su  condición! 

Carlos.  ¿Cómo? 

.MTs.  3."  Da  en  aborrecello  en  suma. 

Carlos.    Mire  que  el  tiempo  es  de  piu 
para  esperanzas  de  plomo 
y  si  le  Jeja  pasar, 
pensando  verse  emplead 
en  un  rey,  vieja  v  burlai 
será  posible  quedar 
sin  dejarle  á  Valdellor 
heredero,  porque  dura 
pocü  la  humana  hermosura. 

Mi's.  a."   No  hay  en  .Vápoles  señor 
que  DO  la  haya  pretendido 
para  casarse  con  ella, 
y  ella  á  todos  atrepella 
porque  no  quiere  raarid'^: 
su  inclinación  solamente 
es  el  campo  y  ejercicio 
de  la  caza,  y  no  otro  vicio. 

RoiiBR  ru.  Debe  de  ser  impotente. 

Carlos.    Calla,  loco. 

Mi's.  a."  De  los  hombre». 

en  tratándole,  señor, 
de  casamiento  ó  amor, 
aborrece  hasta  los  nombrrs; 

Ícomo  si  un  hombre  íu<"ra. 
ace  dos  mil  maravillas 
á  caballo  en  las  dos  sillav, 
y  á  pie  robusta  y  ligera. 


1 


(t)    Ea  el  imprcJM}  se  iñadc: 

•No  habéis  mcne»icr  oíiIch 
ni  lengu*,  que  ti  »on  bellm 
y  libres,  lenti»  en  tilo» 
ioilo«  Iqs  cinco  «cntiiiúc. 
Que  lueriis  ino  'ton  antojo* 
•ino  experiencia  ilr  mAle«) 
bfllialiiiot  animalet, 
á  hat>cr  naciila  «ta  oioa-» 


JORNADA  PKIMEPA 


4^' 


^s 


KTO. 


'o  bay  quien  la  gane  á  lirar  ( i ) 
do  cuanto  alcanza  á  ver, 

quien  ia  aventaje  á  correr 
I       ni  (^uien  la  rinda  á  luchar. 
^BTaiiga  al  agua  y  el  monte 
^^^on  los  perros  diligentes 
li       y  con  aves  diferentes 

las  aue  tiene  este  horizonte, 

y  asi  en  el  agua,  en  los  vicnios  (2) 

y  en  la  tierra  poder  tiene 

y  á  ser  absoluto  viene 

dueño  de  tres  elementos. 

PA  competir  con  el  sol, 
ft  quien  en  belleza  gana, 
Salió  al  monte  esta  mañana 
en  un  caballo  español, 
sobre  cuya  piel  manchada 
'       mostró  tanta  bizarría, 
^—.que  acobardó  los  del  dia 
^Bllenos  de  espuma  dorada. 
^H  Sobre  una  corta  basquina 
I        un  vaqueril  lo  sacó, 

que  pienso  que  el  sol  bordó, 
porque  de  rayos  le  ciña, 
formando  crespas  espumas 
de  oro  el  cabello  en  su  esfera 
L       con  un  sombrero  ó  montera 
^^hecho  una  selva  de  plumas; 
^Hespada  pendiente  al  lado, 
^Buna  pistola  al  arzón 
^Hy  en  esta  mano  un  halcón. 
^B,¡l:>ellamente  la  has  pintado! 
^■iPirtede  dicha  habrá  sido 
^^  perderme,  aunque  puede  ser 
r       que  de  ver  esta  mujer. 
'         Hoberto,  esté  más  perdido. 
UTO.  No  hayas  miedo,  que  no  tienes 
,         tan  honrada  inclinación; 

si  esta  mujer  fuera  halcón, 
I        pudiera  ser. 

(Lindo  vienes! 
Estimará  la  Condesa 
hospedar  vuestra  persona 
por  lo  que  el  talle  os  abona 
y  su  grandeza  interesa, 
que  á  muchos  que  por  aqui 
pasan  lo  mismo  hacer  suele. 
..Nn  es  hora  ya  de  qu«  vuele? 
Va  nu  tardará,  que  así 
á  rccebilla  salimos 
muchos,  cantando  y  bailando 
todas  estas  noches  cuando 
viene  de  caza,  y  venimos 
cantando  delante  de  ella 
y  bailando,  que  le  agrada 
esta  llaneza,  cansada 
de  la  corte. 

No  hay  doncella 
de  tan  extrañas  costumbres 
desde  un  mar  al  otro  mar, 
amiga  siempre  de  andar 
entre  brutos  y  legumbres. 


in  en  c>  impreso  eme  y  lo»  tres  siguientes 
l>i^n  falu  csu  redondilla. 


Laiipa. 


siendo  mujer  tan  hermosa. 
Tórtüla  debió  de  ser 
antes  que  fuese  mujer: 
no  puede  ser  otra  cosa, 
porque  tanta  soledad 
sin  admitir  compañía 
es  de  la  sospecha  mía 
prueba. 

Tañed  y  cantad, 
que  la  Condesa  nuesa  ama 
viene. 

ESCENA  III 


Sale  la  Condesa  Acompañada  dtmucAos  fiástortt,  tn 
un  caballo,  con  halcón  en  la  mano,  como  te  ha 
dicho.-  Dichos. 

Carlos.  ¡Gallardía  excelente! 

Mi'is.  2."   Venga  con  bien. 

Cari-OS.  Justamente, 

Roberto,  Ninfa  se  llama. 
MÍ's:cos,  *Que  si  viene  la  noche 

presto  saldrá  el  solé. 
Uno.         Qu*  si  viene  la  n<iche 

con  la  alegre  luna 

presto  saldrá  el  solé 

de  nuestra  hermosura. 
Todos.      Kldia  y  la  noche, 

presto  saldrá  el  solo»  ( 1 ). 
Ninfa.      Pasead  ese  caballo 

antes  que  al  pesebre  vais 

con  él. 
Mfs.  2."  Con  «¡alud  vengáis; 

que  no  hay  labrador  vasallo 

vuestro,  señora,  que  en  viendo 

esa  divina  hermosura, 

respete  la  noche  oscura 

que  entra  estos  campos  vistiendo. 

Agora  empiíza  á  nacer  (2) 

de  vuestros  ojos  la  aurora, 

y  en  estos  prados,  señora, 

el  Abril  á  florecer; 

agora  el  sol  ha  salido 

y  las  aves  !e  han  cantado, 

el  alba  aljófar  llorado 

y  estas  fuentes  se  han  reido. 
Ni.NFA.      Guárdeos  Dios  á  todos.  Pues, 

^qué  se  ha  hecho  todo  el  día? 
Laura.     Desean,  señora  mia, 

estos  prados,  vuestros  pies; 

vuestros  ojos,  estas  fuentes; 

vuestras  doradas  mejillas, 

las  alegres  maravillas: 

los  jazmines,  vuestros  dientes; 

que  en  tanto  que  estos  favores  (3) 

aguardan  con  vuestro  aliento, 

buenas  nuevas  daba  el  viento, 

mensajero  de  las  flores; 

y  á  vuestro  hermoso  arrebol. 


(i)  Falit  en  el  impreso  iodo  cl  principio  de  esta 
escena. 

(a)  Ksie  y  lo«  siete  versos  que  siguen  no  estAn  en 
el  impreso. 

(3)    úmiiidt  en  el  impreso  esta  redondilla. 


^^m          442                                                           LA  NINFA  DEL  CIELO                                               ^^^| 

^^^^K              haciendo  nosotros  salva, 

por  que  no  parezca  bien.            "^ 

H|^^y              como  pájaros  al  alba, 

¡Oh  envidia!  en  cualquiera  partt  1 

^^^^               esperábamos  al  sol. 

tu  veneno  se  reparte.             ÉKÉ 

^^.       Ninfa.      A  tus  ojos,  Laura,  hacían 

Caklos.    Tiemblo  y  ardo  á  su  desdén  ^H 

^HjK                     esas  lisonjas,  que  son 

con  ser  mayor  su  hermostjr^H 

^^H                     albas  de  más  perfección 

RoBEDTO.  Luego  ¿estás  enamorado?     ^M 

^^^                      que  á  las  del  sol  desafian. 

Carlos.     Y  loco.                                      ^M 

K            Mf'S.  a.°  ¿Cómo  os  fué  al  (in  por  allá? 

UoBKRTO.              Aun  ese  cuidado        ^M 

^^m                      ¿Hallasies  en  la  laguna 

es  disculpada  locura.             ^M 

^^H                     garzasP 

Carlos.    Quiero  gozar  la  ocasión        ^M 

^^^      Ninfa.                   Y  entre  muchas  una, 

de  haberme  tan  bien  pcrdido.^^ 

■                             que  es  cometa  pienso  ya. 

Ninfa.      Vos  seáis  muy  bien  venido. 

^^^      M^5.  3."  ¿De  qué  suene? 

¡Mola!  guardad  ese  halcón.    ^^ 

^^m      Ninfa.                              Yo  llegué 

Carlos.    Téngame  vueseñoría             ^M 

^^H                       á  la  parte  que  esos  cerros 

por  su  esclavo.                     ^M 

^^H                       la  cercan,  y  con  los  perros 

Ninfa.                               Yo  lo  soy.     ^M 

^^H                      del  agua  la  levanté. 

(Zakios.    Roberto:  temblando  estoy.     ^M 

^^H                      Y  por  dar  al  viento  velas. 

HoBEPTo.  ¡Qué  amorosa  cobardíal         ^| 

^^H                      quité,  luego  que  la  vi, 

Carlos.    Otro  nebli  me  ha  traído.        ^M 

^^H                      el  capirote  al  neblí, 

que  socorrer  pretendí. 

^^^^                    las  lonjas  á  las  pigüeias. 

más  de  tres  leguas  de  aquí, 

^^^^L                 Hizo  una  punta  en  el  cielo, 

donde  tan  dichoso  he  sido 

^^^^B                 y  ella  temiendo  la  punta, 

y  espero  tanto  favor.                   « 

^^^H|                 al  mismo  cielo  se  junta 

Ninfa.      La  persona  y  ejercicio           ^M 

^^^^^                desmintiendo  al  neblí  el  vuelo: 

de  la  caza  dan  indicio            ^M 

^^^^H                revuelve  el  halcón  las  alas, 

de  vuestra  sangre  y  valor.      ^H 

^^^^H                   tan  alta  punta  dio, 

Cuando  os  falle  ese  nebli 

^^^^^V                que  encima  della  se  vio 

y  no  le  podáis  cobrar, 

^^^^^^                 poniéndole  al  cielo  escalas; 

bien  podéis  en  su  lugar 

^^^^^L                vuelve  á  bajar  como  el  viento 

serviros  del  que  está  aquí; 

^^^^^B               y  el  neblí  sobre  ella  baja. 

que  á  le  que  no  es  menos  bueno 

^^^^^1               que  parece  que  la 

que  el  vuestro,  y  le  estimo  en  mi« 

^^^^^H               por  el  mismo  pensamiento; 

que  á  Valdeílor,  pues  jamás. 

^^^^^H               el  pico  en  ella  arrebola 

estando  el  cielo  sereno,         ^J 

^^^^H               dos  veces  y  al  viento  iguala, 

se  le  escapó,  si  no  es  hoy,     ^M 

^^^^^B               y  por  debajo  del  ala 

en  el  viento  martinete          ^| 

^^^^^1               le  descompone  la  cola; 

ó  garza  que  no  sujete.          ^H 

^^^^^K               otra         la  garza  sube 

Carlos.    Puesto  que  buscando  voy     ^| 

^^^^^H                con  más  furia  que  bajó, 

el  que  perdido  no  está.          ^M 

^^^^^H                y  junio  al  sol  pareció 

no  es  razón  ni  cortesía          ^H 

^^^^^H                él  átomo  y  ella  nube. 

quiíallc  á  vueseñoría            ^H 

^^^^^1               Llegó  el  neblí  á  acomciella. 

lo  que  estima  unto  ya,         ^M 

^^^^^1               y  pienso  que  en  este  estado 

antes  presentalle  entiendo     ^H 

^^^^^B               le  dio  en  el  cielo  sagrado 

algunos  que  aún  tengo  más  ^H 

^^^^^1               el  sol  por  alguna  estrella. 

con  que  servilla.                  ^M 

^^^^^1                que  nunca  más  pareció; 

Ninfa.                                 Jamás       ^1 

^^^^^1                y  deslumbrado  el  nebli. 

cuando  dar  algo  pretendo    ^H 

^^^^^H                hecho  un  Icaro,  de  alli 

di  lo  que  menos  estimo,       ^H 

^^^^H                   la  laguna  bajó; 

porque  no  es  didiva  aquetia^H 

^^^^H                socorrile,  y  á  la  tarde. 

en  que  el  dueño  no  atropelll^H 

^^^^H                adonde  la  garza  eché. 

grande  valor.                         ^H 

^^^^^H                 dos  martinetes  volé. 

Carlos.                          No  me  animo  ^M 

^^^^^M^s.  a."   Muchos  años  Dios  te  guarde 

á  ofreceros  cosa  mía,           ^M 

^^^T                        para  gloria,  para  honor 

que  para  vuestra  granden  ^H 

^^B                        dcstos  campos. 

cono  don  es  la  riqueza        ^H 

^H        RoBFRTo.                           [Bien  por  cierto! 

úue  toda  el  Arabia  cria.       ^M 
Ninfa.      Conforme  á  mi  condición,  ^M 

^^B        Cahlos.    Admirado  estoy,  Roberto; 

^^M                        no  vi  gallardía  mayor. 

no  tiene  cosa  ninguna         ^H 

^^M        NlNi'A.      ¿Quién  es  este  caballero? 

de  cuantas  da  la  fortuna     ^H 

^H        RonERTO.  ¿No  dirá  ¡cuerpo  de  Oiosl 

^H 

^^H                         vueseñoría  estos  dos? 

Carlos.               Y  tenéis  razón.         ^H 

^^B        Ninfa.      Tenéis  talle  de  escudero 

Ninfa.      Sólo  estimo  en  el  presente  ^M 

^^H                        suyo  más  que  de  su  igual. 

el  valor  de  quien  le  da:       ^H 

^^m        Roberto.  De  talk  sois  entendida; 

mas  cesen  oferus  ya,         ^M 

^^m                        mucho  sabéis,  por  mi  vida. 

que  es  lisonja  imperiincnw^^H 

^^m        (*.APi.os.    Aparta. 

V  entrad  donde  descansiéis,^H 

^^K        HoBBRTú.               Trátamf  mal, 

que  el  halcón  que  habfep^H 

JORNADA  PRIMERA 


Los. 


>A. 


ITO. 


puede  ser,  si  aqui  ha  caido, 
que  al  nuevo  sol  le  cobréis, 
que  no  es  mala  esia  posada 
para  una  noche, 

Kl  favor 
que  ofrece  vuestro  valor, 
(Je  que  estáis  acreditad;!, 
y  os  rinde  esta  soledad, 
no  puedo  dejar,  señora, 
de  recibir. 

Desde  agora 
será  vuestra  la  miiad, 
y  toda  entera  también 
para  cuando  algunos  días, 
venciendo  melancolías 
que  los  tráfagos  os  den 
de  la  corte,  andéis  ca/ando 
y  lleguéis  á  esta  alquería, 
que  honráis. 

Si  vueseñoría 
de  esa  suene  me  va  honrando, 
quedaré  para  servilla 
siempre  corto  y  obligado. 
Si  os  hubiereis  bien  hallado 
mañana  en  esta  casilla, 
y  os  quisiereis  detener 
Á  divertir  algún  día 
en  caza  ó  pesca,  os  podría 
alguna  lisonja  hacer, 
porque  el  Duque  generoso 
de  Calabria,  cuyos  pies 
besan  esos  mares,  que  es 
tan  rico  y  tan  píxleroso, 
no  me  podrá  aventajar. 
,  Pienso  que  le  ha  conocido. 
<Cómo,  estando  sin  sentido? 
Questos  campos  y  este  mar 
diferentemente  arados 
rinden  feudo  á  esta  alquería 
cada  noche  \  cada  día 
de  cazas  y  de  pescados 
que  me  tributa  Neptuno 
con  el  anzuelo  y  las  redes. 
Ser  quiero  á  tantas  mercedes 
agradecido  importuno, 
que  por  fuerza  he  de  aguardar 
algunos  criados  míos 
que  por  mar,  valles  y  ríos 
perdidos  deben  de  andar, 
y  no  sé  si  tanto  ya 
como  yo. 

No  lo  estáis  mucho. 
¡Ay  cielo!  ¿qué  es  lo  que  escucho? 
Picada  pienso  que  está 
también;  déjala  poner 
en  el  anzuelo  que  mira 
y  luego  el  carrete  lira, 
que  también  Ninfa  es  mujer, 
F^oberto,  es  ninfa  del  cielo, 
lista  en  carne  humana  agora. 
(jBuen  talle  de  hombre!) 

Señora, 
que  soy  grosero  recelo 
en  deteneros  aquí. 
Vamos- 
No  digas  quién  soy. 
Ya  sobre  el  aviso  estoy. 


CAI»t.OS. 
ROBEHTO 


Caklos. 

ROBEKTO 

NiNKA. 


Can  LOS. 
Ninfa. 

Í^OBERTO. 


NtNPA. 

Roberto. 


Laura. 
Ergasto, 


ROBEATO. 

Carlos. 

Roberto. 

Ninfa. 


Laura. 
Mi'isir.os. 


443 

Mavor  belleza  no  vi. 
Habla,  atrévete,  importuna, 
no  acobardes  los  sentidos. 
pues  á  los  más  atrevidos 
favorece  la  fortuna. 
Temo  el  natural  desdén. 
Nunca  auicn  temió  venció. 
Venid.  (No  me  pareció 
hombre  en  mi  vida  más  bien.) 
¿Cómo  os  llamáis? 

Yo,  señora, 
Carlos. 

Buen  nombre  tenéis. 

Y  para  lo  que  mandéis, 
yo  Roberto,  y  seré  agora 
por  vos  Roberto  el  Diablo. 
(Carlos,  atrevido  andáis; 
dentro  del  alma  os  entráis.) 

¿A  quién  digo,  con  quién  hablo? 
También  soy  de  carne  y  gücso; 
labradora  celestial, 
aue  estoy  herido  del  mal 
de  vuestros  ojos  confieso, 
que  dentro  el  alma  me  ha  hecho 
cosquillas  y  estoy  perdido: 
una  mano  sola  os  pido. 
Esa  os  hará  mal  provecho. 
Hidalgo,  apártese  un  poco, 
no  se  le  llegue  tan  cerca 
á  la  labradora. 

¿Es  terca? 
¿tira  coces? 

Yo  voy  loco... 

Y  necio. 

¿En  qué  ha  de  parar 
tanto  porfiar,  amor, 
que  me  güeles  á  traidor? 
¡Ay  Carlos! 

Volvé  acamar. 
«Que  si  viene  la  noche 
presto  saldrá  el  solé.» 

^Vanse  todos  eantando.) 


ESCENA  IV 
Suena  ruido  dtnlro  de  embarcación  y  Makinksios. 

Marinero  i," 
Antes  que  sople  más  el  viento,  amaina  (1 ). 
lomaremos  el  faro  de  Mesina 
con  más  próspero  tiempo. 

Makinepo  a." 

Echa  el  esquife, 
lomaremos  de  tierra  algún  refresco, 
ó  por  ¡o  menos  agua  en  esta  playa. 

Mari.vemo  3.** 
Amaina,  echa  las  áncoras  á  tierra. 
¡Fondo,  fondo! 

ESCENA  V 

Sale  RobiRTO  por  un  lado  del  tablado  ú  en  alto. 
Dichos. 

Roberto. 
¡Notable  vocería! 


(1)    Faltas  estos  tres  versos  el  co  impreio. 


444 


LA  NINFA  DEL  CIELO 


Marinero  t." 
De  aquí  saldremos  á  la  luz  del  día. 
Roberto. 

Nave  We^ó  i  ia  playa  y  fondo  ha  dado, 
que  desde  eslos  balcones  con  la  luna 
las  blancas  velas  amainar  se  han  visto: 
ú  viene  do  Mcsina  o  pasa  el  faro 
cuyo  esirccho  de  mar  términos  pone 
A  las  Sicilias  dos.  siendo  de  Ríjolos 
ej  puerto  de  .Mcsins  opuesta  playa. 
iQué  caima  ^oza  el  mar!  dátiles  pide; 
déselos,  pues  los  tiene,  Berbería. 
¡Oh,  (Dala  bestia!  ¿quién  de  ti  se  fia? 

ESCENA  VI 

Sale  r.AiiLos.— RoaKhTO. 

Carlos. 
jRobcno! 

PORF.RTO. 

^•Qué  hay,  señor.'* 
Carlos. 

Dichosas  nuevas. 
Roberto. 
jifas  heredado  á  Ñapóles  acaso, 
ij  el  nebli  pareció?  ¿Qué  traes  de  nuevo? 

,  Carlos. 

La  aventura  mayor  que  el  cielo  ha  dado 
A  un  tierno,  á  un  loco,  á  un  firme  ennmorado. 

HOBCRTO. 

,;Tan  presto  csiás  enamorado  y  tierno, 
locí/  y  firme?  ¡N'otable  viento  corre! 
Vuelve  á  cenar,  úue  estás  desvanecido 
y  yo  lo  estoy  de  haber  mejor  bebido; 
porque  en  entrando  aqui  pregunté  luego 
del  santo  botiller  por  la  posada, 
y  con  tanto  jamún  seis  veces  luve 
del  vino  Pusilico  las  veces, 
aunque  para  mi  sed  bastaban  heces, 
i'cro  dime  el  suceso  de  tu  historia. 

Carlos. 
Roberto:  Ninfa  pienso  que  me  quiere, 
6  me  engaña  mi  propio  pensamicnio. 

ROBERTJ. 

A  mi  me  preguntó  si  eras  casado, 
cuando  entraba  contigo. 

Carlos. 

A'  qué  dijiste? 

Roberto. 
(^)uc  no,  por  no  decir  verdad  en  nada. 

Carlos. 
La  mentira,  Roberto,  fué  acertada. 

Roberto. 
Preguntóme  tu  estado,  y  rcspondile 

3UC  eras  señor  de  doce  mil  ducados 
c  renta  y  de  los  buenos  de  Sicilia, 
aunque  era  de  Calabria  tu  familia. 

Carlos. 
Todo  eso  importa  para  el  bien  que  aguardo; 
gozalla  determino. 


ROBKKTO. 

¿be  qué  suene? 
Carlos. 

Con  una  dama  suya  me  ha  envía 
á  decir  que  me  quiere  hablar  á  sola:>; 
que  en  abriendo  la  puerta  de  un  reire^ 
que  en  esta  pane  está,  con  el  recato 
que  es  necesario  llegue:  y  me  apercibej 
que  como  quien  soy  haga,  v  yo  pret* 
engañali'a,  Roberto,  con  la  mano 
de  marido,  y  gozar  la  ivLs  felice 
mujer  que  vio  Calabria  y  que  dio  Gr 
á  Troya  para  incendio. 

Roberto. 

^Y  &i  es  Lucfc 

en  los  intentos  castos? 

Carlos. 

¡Ah  Roberto! 
¿Qai  mujer  hay  en  la  ocasión  tan  fuer 
que  salga  vencedora  y  no  vencida 
de  un  hombre  tan  á  solas  persuadida?! 

Roberto. 

¿Y  qué  piensas  hacer  después? 

Carlos. 

Estarme' 
gozando  su  hermosura  algunos  días 
alargando  las  vanas  esperan/as 
del  casamiento,  que  te  juro,  amigo, 
que  fuera  su  marido  si  Diana 
me  faltara  esta  noche. 

Roberto. 

A  su  ICselenda 
guarde  mil  años  Dtos,  pues  es  tan  jui 
que  más  vale  su  vida  que  esc  fausto. 

Carlos. 
Están  locos  y  ciegos  los  amantes, 
y  yo  lo  soy,  Roberto,  no  le  espantes. 

Roberto. 
Va  han  abierto  la  puerta,  y  la  rx>ndc 
pienso  que  está  á  la  puerta. 

Cakios. 

Pues  rcilr 

E.SCENA  Vri 
Atúmaie  al  paño  Nikta. 

.Ninfa. 
A  Carlos,  mi  señora  está  esperando. 

Carlos. 
Y  yo  el  alma  en  sus  ojos  abrasando. 

IKntrantt;  qurJa  »"l^ 
Roberto. 
Entróse,  ¡vive  Dios!  LaNiní.' 
serlo  esta  vez,  según  las  mu. 


(i)    Eitos  yemoi  c«tÉii  ati  «n  rl  it 
«Entróle,  ivire  I*iot!  a^uetioi 
hÍK«¡e  *l  uno  y  oiro  bacn  prai 
Obligación»,  etc. 


JORNADA  PRIMERA 


gorra  del  ÍJuquc  de  «.alabria. 

¡ación  me  corre  de  L-spcrallc, 

uc  mc|or  aquí  que  nu  vn  la  calle,  ivust) 


ESCENA  VJfl 
Saltn  los  Marimikos. 

I.*  Ya  con  el  alba  parece 

que  empieza  el  vicnio  á  sopla^r. 
3."  Y  de!  faro  estrecho  el  mar, 

alegre  pasaje  ofrece  ( i ). 
3.*  Ninguna  señal  da  el  cielu 

3ue  favorable  no  sea, 
onde  la  nave  desea. 

1."  De  los  vapores  del  suelo 
á  la  parte  de  Levante 
unos  celajes  están 
que  esperanzas  ciertas  dan 
de  viento. 

a.°  Y  en  el  semblante 

de  la  luna  nos  señala 
el  cerco  que  os  dije  yo, 
cuando  anoche  se  escondió 
al  dar  fondo  en  esa  cala. 

3.*  Y  ayer  se  vieron  delfines 
en  el  mar;  en  conclusión, 
que  cuando  muchos  no  sun 
prometen  prósperos  fines. 
Nunca  faltaron  jamás 
esas  señales,  Leumeno, 
estando  el  cielo  sereno. 
Ya  se  ha  declarado  más 
el  viento  con  la  mañana. 
i*ues  las  áncoras  alcemos 
y  al  dulce  Levante  demos 
el  trinquete  y  la  mesana. 


P 


P 


tos. 


La.' 


ESCENA  IX 

Saltn  Cáuloí  y  RoatitTo.-ütctios. 

Si  va  á  Mesma,  Roberto, 

será  desmentir  espías 

dudando  en  las  prendas  mías. 

Gente  hay,  Leumeno,  en  el  puerto. 

Deben  de  querer  pasaje. 

En  ella  nos  embarquemos 

y  de  aquí  á  Sicilia  iremos 

con  poco  matalotaje; 

de  allí,  volviendo  á  pasar 

el  faro  en  una  tartana, 

daré  en  Calabria  mañana, 

que  no  hay  diez  de  millas  mar; 

que  ésta  es  nave  aragonesa. 


I  Después  de  csie  verso  hay  los  siguiente»  en  el 

lltor 

i,t.'     Antes  i^ue  oira  vc¿  ci  sol, 

que  vueU  co  doradas  plumas, 

vuelva  á  la  cama  Je  espumas 

por  el  ocaio  ei«piñol, 

si  este  Tiento  por  bolina 

dura,  y  en  fiTor  está, 

(onJo  habremos  <lado  ya 

co  el  puerto  de  Mesioa  * 


RoBEHTO. 

Cahlos. 

Bobepto. 
Caklus. 

Roberto. 

Carlos. 


Roberto 


Carlos. 

Roberto, 
Caulos. 


Roberto 
Carlos. 

ROBEaTU. 


(-ARLOS. 


Roberto. 

<'arluS. 
Mrs.  r." 

Mrs.  a,* 
Mrs.  1." 
Mi"s.  2.* 
ROBKRTO. 

Carlos. 


4^5 

que  á  Sicilia  para  Mulla 
viene  por  iri^o,  y  sin  falta 
va  á  Mesma. 

^Y  la  Condesar' 
¿jr  Ninfa? 

No  sé,  Roberto; 
ya  sigo  nuevos  cuidados. 
jNo  esperas  á  tus  criadíjs? 
Que  se  han  vuelto  es  lo  más  cierto  ( t ) 
á  la  corte. 

No  te  acabo 
de  entender. 

Bien  fácil  es, 
si  sabes  lo  que  después, 
cuando  el  apetito,  esclavo 
de  si  mismo,  se  redime 
con  la  Vitoria  alcanzada 
cansa  una  mujer  gozada 
auni^ue  el  amor  más  le  anime. 
y  mas  si  de  las  promesas 
resultan  obligaciones. 
Pues  ,Jno  t;07.an  escnciones. 
Duque,  las  que  son  Condesas, 
tan  nobles,  tan  estimadas 
que  fueron  soles  y  lunas? 
Roberto:  todas  son  unas 
en  llegando  á  ser  gozadas. 
No  ha  dutado  iodo  un  hora. 
Cesar  en  ia  impresa  ful 
que  parii,  llegue  y  ven¿i, 
y  vuelvo  la  espalda  agora, 
que  es  más  triunfo. 

¿De  que  suerte 
la  dejas.'' 

Durmiendo  queda, 
porque  persuadirse  pueda 
que  soñó  cuando  despierte. 
Ksta  vez,  á  su  despecho, 
en  su  tragedia  cruel, 
hará  de  Ülimpa  el  papel, 
pues  tú  el  de  Vireno  has  hecho; 
y  á  la  nave  y  al  mar  cano 
dará  voces  como  loca 
subida  en  un  alta  roca, 
y  será  el  quejarse  en  vano. 
Esta  es  la  traza  mejor; 
que  por  tierra  ser  pudiera 
que,  ofendida,  me  siguiera, 
y  fuera  el  daño  mayor 
si  llegara  i  los  oidos 
de  la  Duquesa. 

,jEI  neblí 
al  Itn  dejamos  aqui.*^ 
^No  basta  llevar  sentidos? 
F.\  viento  ha  picado  el  mar 
favorable  al  marinaje. 
¡Buen  viajel 

|Buen  pasaje! 
¡Alto,  á  embarcar  y  á  zarpar! 
¿Estos  fueron  los  amores 
y  ñnczas? 

Ten  por  cierto 


(i)    FaJtia  en  el  impreso  los  cuarenta  rersos  que 
siguen. 


LA  NINFA  DI 


que  antes  de  gozar,  Roberio, 
tüdus  somos  habladores. 

{Vtnu  tuduy.i 

ESCENA  \ 

Safe  NtN»  A  como  que  lali  di  la  cama,  mtiiío  detnuda. 

NiNKA.      ¡Hola,  hola!  ¿No  hay  ninguno 
que  me  rcspondaf'  No  vela 
sino  solo  mi  cuidado. 
¡Mola!  mi  desdicha  es  derla. 
¡Hola,  hola!  el  eco  mismo 
me  da  escasa  la  respucsla. 
que  una  mujer  desdichada 
endurece  más  las  piedras. 
jMola! 

ESCENA  XI 

Saint  /"*  Jxs  Mvsicos  cuno  «a/i«ron  al  principio,  J< 
vilianm  y  la  Música  con  ellos,  qut  m  LArn«,  pas- 
tara; Krciasto  y  Oiciu. 

Mis.  2."  ¿Qué  mandas,  señora? 

Mis.  3."  Voces  daba  la  Condesa. 
Ninfa.      ¿Sabéis  de  Carlos.^ 
Mis.  2."  <Mué  Carlos? 

NiNK\.      L'no  que  el  alma  me  lleva, 
Laura.     ^Carlos  le  ha  llevado  el  alma? 

Loca  está. 
Ninfa.  ¿No  se  os  acuerda 

del  huésped  que  encontré  anoche 

y  le  di  posada  y  cena, 

y  el  alma  con  la  posada 

para  partirse  con  ella? 
Mfrs.  3.*  ¿No  quedó  contigo  á  solas? 
NtNPA.      ¿Por  qué  averiguo  sospechas 

que  están  ya  tan  de  su  parte 

del  desengaño?  (i) 


Mis,  2." 


•  Qué  ofensas 


te  ha  hecho  el  huésped  mgralo 
que  lloras  y  te  lamentas, 
para  ouc  tomando  lodos 
tus  labradores  sus  yeguas, 
le  sigamos,  aunque  el  vienio 
tomar  por  sagrado  quiera? 

NiNKA.      ¿Qué  mayor  ofensa,  amigos, 
que  en  el  honor,  en  fuerza 
del  ^usto.  en  la  libertad 
del  albcdrio.  en  la  prenda 
más  respetada  del  alma, 
en  la  joya  que  mis  precia 
la  noble  sangre,  en  la  vida, 
pues  no  se  estima  sin  ella? 
Scguildc  todos,  seguilde, 
y  si  hiciere  resistencia, 
para  no  volver,  matalde,.. 
No  le  matéis,..  Pero  muera... 
No,  esperad... 

Mis.  a,"  ¿Qué  determinas? 

Ninfa.      No  sé.  amigos.  Dadme  apriesa 
un  caoallo  tan  veloz 
que  á  mi  pensamiento  exceda, 
que  yo  seguiré  su  alcance 


|ll    Bn  el  imprcto:  *iKb,  ingratü  Carlos!» 


mejor,  porque  en  la  ¿«mertj 
vcncerc  el  viento  rolando, 
que  siempre  amor  alas  lleva 

Mis.  a.'    Ya  csián  por  él. 

Ninfa.  Ya  se  «rd 

Eru.vsto.  ¿Qué  novedades  son  csiai, 
de  amor  y  de  honor,  Ergastf 

Ninfa.      ¿Qué  esperáis? 

Laura.  Ergasto,  toí 

ESCENA  .\II 

Sale  un  PiscAuaft  de  la  CofiDusk  á  PasioK.^ 

Pescad.    Si  le  ha  ofendido,  señorj, 

el  que  anoche  eo  esia  inesmi 
casa  albergaste  con  tanto 
noble  decoro  y  grandeza, 
ya  es  imposible  vengarte; 
que  esa  nave  aragonesa 
que  al  mar  da  velas  agora, 
soberbia  de  verse  en  eila, 
burlándose  de  tus  iras, 
á  tu  ingrato  giiésped  lleva, 
no  sé  si  á  España  O  Sicilia, 
á  Francia  ó  a  Ingalaterra, 
que  al  primer  reir  del  albt 
le  vf  embarcándose  en  ella, 
viniendo  de  echar  un  laocc 
para  que  con  varía  pesca 
tan  vil  püésped  regalases, 
V  alargándose  de  tierra 
dieron  las  velas,  zarpando 
que  ya  del  viento  se  emprtñl 
á  cuya  soberbia  ayudan 
los  clarines  y  trómpelas 
con  la  saloma  ordinaria, 
las  flámulas  y  banderas; 
niBS  vuelve,  y  verás  la  nave 
que  ya  del  puerto  se  aleja. 

Ninka.      (^lla,  no  más,  que  me  malí 
y  esos  clarines  que  suenan 
al  viento,  son  en  mi  muerte 
músicos  de  mis  obsequias. 

(Aquí  lañen,  y  paxa  la  ho-H, 
Mese.) 

¿Es  verdad  esto  que  miro^ 
¡Villano  giiésped,  espera, 
que  le  me  vas  con  la  paga. 
-5Í  no  es  la  paga  mi  afrenta! 
¿Dónde  me  llevas  el  alma, 
que  con  tan  grandes  ofeo&as^ 
echará  á  fondo  el  navio 
que  más  que  la  tierra  pesan?' 
¿Cómo,  giiésped  enemigo, 
por  dulces  abrazos  iruecat 
olas  del  mar  y  una  casa 
que  á  lantus  vivos  encierra. 
Mostró  fiero,  en  quien  la»  J4 
parecen  nervios  y  venas, 
cubaliu  del  mar  con  ala» 
q^ue  para  mi  daño  vuela) 
(>íírcel  movcdiía,  arado ^ 
de  las  olas,  que  no  dejase 


(i)    FaltBn  ¿stc  y   los  ire»  vcrtnt  que  kiev 
tCKto  impreso. 


^acabando  de  pasar 

lia  señal  del  surco  apenas; 

monte  arrojado  en  las  a^^uas, 

cuyas  secas  arboledas 

Sun  mástiles  y  mesa  ñas, 

raíses  ( i ),  cables  y  cuerdas; 

caballo  griego  preñado 

de  traiciones  y  promesas, 

para  fuego  de  la  Troya 

que  dentro  en  mi  pecho  queda. 

¡Plcga  á  Dios  que  en  un  escollo 

ó  en  algún  banco  de  arena 

dejes  la  gavia  y  las  jarcias 

y  la  quilla  en  las  estrellas! 

i  Rayos  los  cielos  airados 

en  tu  plaza  de  armas  lluevan: 

el  viento  te  beba  el  árbol  (2), 

el  agua  las  obras  muertas: 

á  la  pelota  contigo 

de  la  mar  y  de  la  tierra 

jueguen  los  vientos  y  falta 

hagan  en  alguna  peña, 

y  ese  ingrato  que  llevas, 

cuando  todos  escapen  sólo  el  muera! 

Mira  quién  eres,  señora. 

Vuelve  en  li. 

Dejadme,  afuera, 

aue  estoy  loca,  que  me  abraso. 

¡Hay  desdicha  como  aquesta! 

Dejadme  todos,  dejadme, 

que  en  el  mar... 

Señora,  espera. 

Dejadme  morir,  amigos. 

,;Qué  importa  que  yo  percicar 

M'jcho  importa  á  tus  vasallos. 

^'Para  qué  queréis  Condesa 

y  una  señora  afrentada 

con  la  culpa  desta  penai^ 

Pero  yo  me  vengaré 

dcste  agravio,  desta  ofensa, 

aborreciendo  las  vidas 

de  los  hombres  de  manera 

que  hasta  encontrar  con  mi  ingrato 

he  de  matar  cuantos  vea: 

porque  es  bien  que  paguen  todos 

lo  que  un  hombre  solo  peca, 

y  saliendo  á  los  caminos 

como  víbora  sedienta 

de  su  sangre,  me  pregono 

por  pública  bandolera, 

y  de  no  tener,  al  cielo 

luro,  con  hombre  clemencia 

hasta  morir  6  vengarme. 
.  2.*  ^De  quien  eres  no  le  acuerdas, 

señora? 
A.  Ya  de  la  nave 

no  se  descubren  apenas 

ios  penóles  de  las  gavias. 

¡Mal  haya,  amén,  la  primera 

Eb  el  impreso «raizcs». 
En  el  impreso  dice: 

•fil  Tienio  te  aorb*  el  a^uk 

y  el  agu*  Us  otas  mucrtai.* 
roaét  creer  que  la  buena  lectura  »ea: 

El  vj«nto  te  rompa  el  irbot, 

el  agua  las  obras  muertas. 


manu  ingrata  que-  esas  tablas 

con  resina,  pez  y  brea, 

juntó  para  mi  desdicha 

y  para  tantas  ofcnsasl 

i'ero  ;de  qué  cosa  pudo 

en  la  mar  como  en  la  tierra 

ser  la  codicia  inventora 

que  no  fuese  inorme  v  lea? 

\K}ué  lejos  va  de  los  o|os! 

Ya  parece  que  al  sol  llega 

tendidas  las  alas  pardas 

el  águila  de  madera. 

¡Oh,  aleve  máquina!  Bajes 

al  centro  pedazos  hecha, 

pur  que  enseñes  las  entrañas 

que  tamos  males  encierran, 

y  ese  ingrato  que  llevas 

cuando  todos  escapen,  sólo  el  mucral 


JORNADA  SEGUNDA 


Duquesa. 

Carlos. 
Duquesa 


Carlos. 

Dt;QUKSA 

Carlos. 


ESCENA  PRI.MERA 
5a/cii  Carlos  y  la  Duqvksa. 

Tristeza  sin  ocasión, 
llámela  vueseñorla 
natural  melancolía. 
Duquesa,  tenéis  razón; 
triste  sin  causa  me  siento. 
{'Cuándo  vos  serlo  soléis, 
si  no  es.  Duque,  que  lo  estéis 
de  algún  nuevo  pensamiento? 
Siempre  la  melancolía 
es  efeto  natural, 
y  desde  el  principio  mal 
c^ue  con  la  sangre  se  cria. 
Lsta  es  imaginación, 
no  propia  naturaleza: 
llamalda,  Duque,  tristeza 
que  habrá  tenido  ocasión. 
Tristeza  ó  melancolía, 
yo  estoy  sin  gusto- 

Será 
de  alguno  nuevo. 

Ya  está 
cansada  vuescñoria.  fKose  Carlos.) 


ESCENA  i! 
La  DocjUBSA  sola. 

La  que  llega  á  cansar  á  su  marido 
no  ha  menester  en  las  celosas  Hechas 
averiguar  testigos  de  sospechas, 
ni  hacer  linces  los  ojos  ni  el  oído. 

Ni  importará  sacar  contra  su  olvido 
de  amor  las  paces  una  vez  deshechas, 
con  suspiros,  con  lágrimas  y  endechas, 
agua  del  alma  y  fuego  del  sentido. 

Excusar  del  querellas  me  parece; 
haga  su  curso  amor,  que  es  apetito, 
y  aquello  que  le  privan  apetece, 


44^ 


LA  NINFA  DEL  CIELO 


que  si  L'Sircoharlc  á  celos  solicito 
a  prisión  ca  que  más  se  onsuberbecc, 
y  añadirá  á  ua  delito  otro  dcilio. 

ESCENA  III 

Salt  ROUEKTO.— UlCUA. 

KuBcuTu.  Aqui  la  Duquesa  está. 

Siempre  que  por  no  enconiralla 
determino  barajalla 
más  veces  la  encuentro. 

Dwi^UES.v.  Ya 

viene  en  su  busca  Roberto, 
Y  de  encontrarme  le  pesa. 

RonnhTO.  Va  me  (ha)  visto  la  Duquesa. 

Uiiyt'Es.v. ¿Habrán  iiccho  algún  concierto 
para  sus  melancolías? 

Roberto.  ¿No  estaba,  señora,  aquí 
el  Duque,  mi  señor? 

Duquesa.  Si, 

Roberto.  <Qué  le  querías? 

RoBEKTO.  Yo,  servir  é  su  ecclencia; 

llamóme,  y  vine  á  buscallc. 

Duquesa.,; Adonde  quieres  llevalle? 

¿Hay  nueva  dama  en  Coscncia? 
,:Ha  venido  fruta  nueva 
I  la  cortea  que  llevar 
al  Duque,  que  en  el  lugar 
antes  que  nadie  la  prueba? 
¿Tráesle  recado  ó  papel  ( i ) 
de  alguna  impresa  que  alcanzas? 
,;llay  ya  nuevas  esperanzas? 
¿Muéstrase  menos  cruel? 
¿Dice  que  hablará  esta  noche 
al  Duque,  cuando  dormido 
esté  el  padre  ó  el  marido? 
¿(Juiere  joyas,  pide  coche? 
;Quc  tenemos? 

RoRKHTO.  *  Vueselcncia 

hacerme  merced  solía. 

Duquesa.  ¡Qué  gentil  hipocresía! 
Ya  me  falla  la  paciencia. 
¿(^\i¿  merced  os  he  de  hacer, 
si  s¿  que  sois  su  alcagüete? 

Roberto.  Q)ue  á  vueselencia  respete 
siempre  forzoso  ha  de  ser; 
pero  miente  el  lisonjero, 
vueselencia  me  perdone, 
que  de  envidia  mal  me  pone 
con  quien  agradar  espero 
más  que  al  Duque  mi  señor, 
porque  ven  que  en  su  privanza 
tanto  mi  ventura  alcanza. 
Antigua  plaga  y  rigor 
de  criados  á  señores, 
que  en  viendo  alguna  ocasión, 
como  no  los  oigan,  son 
lisonjeros  y  habladores. 
No  tienen  penas  pequeñas, 
por  los  chismes  que  engendraron, 
los  primeros  que  inventaron 
los  escuderos  y  dueñas. 


(i)    Filt«n  en  el  impreso  ínu  v  los  mcIc  \  tr«os  que 
iigurn. 


|Mal  haya  tan  mala  ncí 
aunque  entre  con  clto^ 

DijyiJfSA. ¿Cuando,  Roborio,  se  vi 
condenarse  el  delincuente 
sino  es  dándole  tormento  ^ 

Roberto.  Esos  músicos  cobardes 
hacen  en  Palacio  alardes, 
sin  él,  de  culpas  de  viento. 

DLr<¿t;ESA. Roberto:  loque  yo  veo 
no  lo  he  menester  oír. 

Roberto.  ¿Qué  es  lo  que  quiere  dc^rir 
vuccelencia?- 

DuQUESA.  Que  deseo 

que  al  Duque  no  dlverláis; 

3ue  se  que  os  sirve  la  ca£« 
c  estratagema  y  de  traza 
para  lo  que  deseáis, 
y  que  sabéis,  con  achaque 
de  socorrer  un  neblí, 
perderos  los  dos,  y  ansi, 
sin  que  otro  ninguno  os  nt^ 
de  rastro  en  más  dcseisdiasj 
donde  más  gusto  tenéis, 
libres  os  entretenéis 
á  costa  de  penas  mías. 
Esto  y  otras  cosas  sé, 
aquí  y  fuera  del  lugar, 
que  se  pueden  remediar, 
ó  yo  las  remediaré. 
RuBEiiTO.  Mire  vueselencia  bien 

que  me  está  tratando  mtl; 
que  al  Duque  le  soy  leal 
y  á  vueselencia  tambicn; 

3ue  más  que  á  mi  no  es  ni 
ar  crédito  á  aduladores; 
mas  ya  es  plaga  en  los  scñof 
la  primera  mformación. 
Duquesa.  Esto  sé  de  cierta  ciencia: 

procurad  vos  que  se  irapiJa»' 
que  os  haré  quitar  la  vioa 
por  vida  de  su  exceicucia. 

ESCENA  IV 

ROBKKTÚ     fofo     (  ))• 

¡Oh,  palacio  cruel,  c<sa  cocanuda,] 
laberinto  de  engaños  y  de  antojos, 
adonde  todo  es  lengua,  todo  es  ojoi; 
cualquier  cosa  es  mucho  y  todo  es  al 

Calera  donde  rema  gente  honnid* 
y  anda  la  envidia  en  vela  haciendo  cn< 
hospital  de  incurables,  que  á  homlwe 
das  siempre  una  esperanza  por  posad' 


(I)    Este  y  lot  tres  siguientes  rersp*  so  i 
ioipreso. 
(z)    Falta  esta  redondilla  ni  e>  t¿xtftta|( 
())    Kn  el  impreso,  eo  logar  de  «ft«< 
siguiente  redonditlt: 

«Sentencia  de  muerte  oí 
y  ipor  Diosl  ^<  htj  que  «ate-r 
üe  una  celosa  mujer. 
Pero  el  Duqvc  vlrac  «q^*' 


JORNADA  SEOrSDA 


el  licmpu,  sueño  Je  los  días; 

icnto  Us  paf;as  de  lus  pajes; 

jar  de  Lamalfunes  buches, 
tu&  c&cudcros  chtrimias,- 
&  (US  lacayos  y  lus  pajes: 
eñas  y  doncellas  sacabuches. 


ESCENA  V 

SaU  CaK1.u:í.—  RokKni  o. 

».    Pues,  Hobcrlo.  ;dónde  vai? 
ro.  A  pcdille  á  vuesclcncia, 

para  dejalle,  licencia. 

¿íjuc  dices? 
■o.  No  pienso  más 

serville  en  toda  mi  vida. 

Más  quiero  eslarme  en  mi  casa 

3ue  aguardar  la  dicha  cscata 
e  una  esperanza  perdida. 

No  lo  pasare  muy  bien; 

mas  con  mi  pobre  caudal 

vendré  á  hallarme  en  menos  mal 

y  mes  dichoso  también, 

que  me  basta  el  no  servir 

y  la  quietud  por  riqueza. 
B.    Vaguidos  traes  de  cabeza; 

gana  me  das  de  reír. 

y  en  el  estado  en  que  estoy 

no  es  pequeña  maravilla. 
itro.Rico  con  una  escudilla 

como  el  filósofo  voy, 

que  le  pareciú  después 

que  le  sobraba  advirtiendo 

uno  que  estaba  bebiendo 

con  la  mano. 
s.  No  me  des 

mis  pesadumbres,  Roberto. 

pues  sabes  que  nadie  alcanza 

conmigo  mayor  privanza. 
To.  Que  me  haces  mercedes,  cierto; 

pero  es  con  grande  embarazo, 

que  quien  sirve  á  señor  ya 

casado  es  como  el  que  está 
^^pialo  del  higado  y  bazo; 
^^nue  lo  que  aprovecha  al  Uno 
^Htuelc  hacer  al  otro  daño. 
i^Pia  sido  el  ejemplo  extraño. 
W;  Pues  yo  no  seré  importuno 

en  aplicar  el  ejemplo. 
ts.    Va  estoy  aguardando,  di. 
ITO.  En  mi  señora  y  en  ti 

bazo  é  hígado  contemplo. 

Tú  eres  el  hígado,  y  ella  ( i ) 
l^ha  de  ser  por  fuerza  el  bazo; 
^Hemcdios  de  agrado  trazo 
^^nyudaJo  de  mi  estrella. 

de  entretener  y  servirte, 

I  y  el  bazo,  que  es  mi  señora, 
lospechas  y  celos  llora 
De  agradarte  y  divertirte; 
y  si  dejándote  á  li, 

faltan  ésie  y  los  teintitr^o  5iguicnic«  versos  es 
teso. 

>1AS  DE  ri»SO  bS  MOLINA.— TOMO    II 


al  bazo  quiero  agradar 
con  pretcndclle  llevar 
chismes  de  aqui  para  allí, 
luego  el  hígado  está  malu 
y  anda  en  mudanzas  de  luna 
el  hombre  en  baja  fortuna, 
aqui  el  mando  y  allí  el  palo. 
Ya  el  bazo  mucho  se  enfría, 
ya  el  hígado  se  calienta, 
ya  la  opilación  se  aumenta, 
ya  se  engendra  hidropesía; 
uno  es  flaco  y  otro  es  fuerte, 
y  ambos  á  desembarazo, 
y  ando  con  higado  y  bazo 
cr>tre  la  vida  y  la  muerte. 

Cantos.    ¿Qué  es  lo  que  le  ha  sucedido 
de  nuevu.^ 

RoBCRTü.  Llamóme  agora 

alcagüete,  mi  señora; 
dándome  de  prometido, 
por  lo  menos  de  la  vida, 
tan  escasas  esperanzas, 
que  me  estorban  tus  privanzas. 

Cami  os.    De  celos  está  perdida. 

Roberto.  Pues  ^hay  novedad  agora 
con  repentina  aliciónr 

Caklos.    Memorias  pasadas  son 

que  el  alma  por  sueños  llora. 

Roberto.  ¿Cómo  memorias  pasadas? 

Cahi  os.    Ninfa  me  tiene  sin  mí. 

Roberto.  ¿Con  eso  sales  aqui? 

Carlos.    Pienso  que  fueron  soñadas 

las  glorias  que  gocé  entonces, 
y  envidio,  Roberto,  agora, 
pues  su  ausencia  me  enamora. 

Roberto.  La  afición  tienes  de  gonces, 
que  la  vuelve^  á  mil  partes. 
.Arpón  de  amor  le  has  tornado; 
lio  te  entenderá  un  tejado. 

Caki.os.    Tiene  amor  extrañas  artes, 
Roberto,  de  perseguir 
al  que  del  piensa  que  sale 
libre  cuando  al  viento  iguale 
y  ufano  piensa  vivir, 
bespuós  que  llegué  i  Cosencia, 
Roberto,  con  las  memorias 
de  tantas  sonadas  glorias 
pierdo  el  seso  y  la  paciencia; 
que  el  ausencia  laS  más  veces 
acrecienta  la  pasión 

V  despierta  el  afición. 
RoBEPTO.  De  más  colores  pareces 

que  el  arco  que  pinta  el  cielo. 
Carlos.    El  amor  me  ha  condenado 
la  ingratitud  en  cuidado 

V  la  mudanza  en  recelo; 
loco  estoy.  Ninfa  me  abrasa; 
¿qué  haré,  Roberto? 

Roberto.  No  sé, 

que  al  bazo  dañar  podré. 

Carlos.  Lso  de  limiie  pasa. 
Deja  necedades  ya, 
acude  al  remedio  mío. 

RoBKRTu.  Por  fuerza  habrá  de  ser  frío 
para  el  calor  con  que  está, 
del  hígado  vucelencia, 
olvidos  son  menester. 


vi^H^mi 

^Sl^lELO                  ^^^^^^^^^^^^^B 

^^"       Carlus.    lisos  ^;c6ino  pueden  ser 

no  estuviera  ^^^^H 

■                             si  más  nit  abraso  en  su  auscnciar* 

mi  hidrópica  sed  lirana;^^^^B 

H           RunartTO.  Pues  al  remedio  acudamos  (i) 

y  siendo  eterna  humiodl^^^H 

■^                        del  clavo  que  uno  á  otro  saca. 

no  tendrá  con  la  que  vierte  ^H 

^^L      Caklxjs.    Esa  no  es  buena  triaca 

mayor  amigo  la  iiiuene,      ^H 

^^H                     para  n:>¡  veneno. 

mayor  contrario  la  vida.      ^H 

^^B     RoBEHTO.                           Vamos 

Que  con  la  fiereza  extraña   ^H 

^^B 

que  al  paso  esperando  estoy^H 

^^m     Caklos.                Ese  es  el  meíor. 

un  risco,  un  escollo  soy      ^H 

^^H      Roberto.  Cuando  es  tan  grave  dolencia 

de  aquel  mar.  desta  irtontaj)i^H 

^^H                      aplica  al  dolor  de  ausencia 

tanto,  que  llego  á  temer        ^H 

^^H                     uni^ilcnlo  de  ojos,  amor. 

que  han  de  venirme  á  fallar  ^H 

^^^L^                Mas  ^-con  qué  iraza  ha  de  ser 

vidas  que  poder  quitar.          ^^k 

^^^^^K               si  mi  señora  por  traza, 

muertes  que  poder  hacer;      ^B 

^^^^^H               ha  condenado  la 

y  de  mi  cólera  liera                ^B 

^^^^H              con  que  la  pudieras 

pienso,  de  crueldad  armad».   ^\ 

^^^^H              ái  costa  de  otro  neblí, 

que  no  he  de  quedar  vengjda 

^^^^H              puesto  auc  así  no  podías 
^^^HB              gastar  a  lá  muchos  dias? 

cuando  todo  el  mundo  mucr^^ 

At.EUMO.  Quien  mira  tu  gentileza        ^H 

^^^^'t^aklos.    Pues  ello  ha  de  ser  ansi. 

'  publica,  Ninfa,  que  bajas      ^^ 

^^H                       Vo  he  de  fingir  que  he  tenido 

á  matar  con  dos  ventajas: 

^^H                       del  Rey  mañana  una  carta 

de  hermosura  y  fortaleza:      ^J 

^^H                       en  que'  me  manda  que  parla 

que  dando  á  los  enemigos      ^B 

^^H                       á  Ñapóles;  advertido 

muerte  fiera  con  tus  manos» ^B 

^^H                       que  con  diligencia  sea, 

con  tus  ojos  soberanos,         ^B 

^^H                      que  en  la  corte  mi  persona 

no  perdonas  los  amigos.        ^B 

^^B                       á  cosas  que  á  la  corona 

Mira,  si  á  todos  maltratas,  ^H 

^^H                      son  importantes,  desea. 

de  qué  modo  han  de  seguirt^H 

^^B                     y  asi  con  pocos  criados, 

los  que  vienen  á  servirte,      ^B 

^^^^^                y  por  la  posta,  saldré 

si  de  guerra  y  de  paz  mala».  ^B 

^^^^^K               de  Cosencia,  y  l'm  daré 

Todos  tus  armas  tememos,  ^B 

^^^^^H               con  T^infa  á  tantos  cuidados. 

porque  vienen  más  armados^^B 

^^^^^B               cjue  ya  me  tienen  á  pique 
^^^^H               de  morir;  y  claro 

tus  ojos  que  tus  soldados:     ^B 

pero  ya  que  no  podemos       ^B 

^^^^H                que  á  mis  disculpas  dará 

escapar  de  ser  despojos         ^B 

^^^^V               crédito  que  cenílique 

de  tu  valor  invencible,          ^B 

^^^                   la  linczade  mi  amor. 

enséñanos,  si  es  posible.        ^B 

Roberto.  ¿IMensas  habialla  verdad 

á  defender  de  tus  ojos.          ^B 

en  lo  que  átu  calidad 

NiNKA.      Alejandro:  yo  te  he  hecho,    ^B 

toca? 

á  ti  y  á  César,  mi  honor        ^B 

Carlos.             Ya  fuera  rigor, 

Fíoberlo,  el  fingido  trato. 

liando  y  viendo  el  valor        ^B 

del  uno  y  el  otro  pecho,        ^B 

PoRKRTO.  ¿Y  el  casamiento? 

capitanes  de  quinientos          ^^ 

Carlos.                                No  sé. 

hombros  que  se  me  han  llegaJí'. 

Vamos,  que  yo  trataré 

escogiendo  por  sagrado 

como  no  parezca  ingrato 

de  sus  vivos  pensamientos 

y  estará  loda  sospecha 

esta  monuña  en  que  estoy     ^j 

segura  con  lo  que  irazo. 

del  real  camino  y  playa          ^B 

Roberto.  ¡Plega  á  Dios  no  dañe  al  bazo 

más  vigilante  atalaya.            ^B 

^^L                    lú  que  al  hígado  aprovechal  <  vamr.) 

dundc  en  m:  venganza  soy     ^H 

^^^H 

un  eslingecada  día                 ^B 
dando,  despeñando,  muerte  ^B 

^^^B 

^H                                ESCE.N'.\  VI 

á  cuantos  su  corl.i  suerte      ^B 

V             S^lfn  por  el  monte  abajii,  de  nalteadore»,  totlus  los 

y  dichosa  suerte  mia              ^B 

B                 qu*  puedan,  y  Síuya  itetrds  ton  hatt^tn  y  de  ^fln- 

traen  á  morir  á  mis  maoOR  ^H 

H                    datero. 

y  lo  mismo  te  prometo          ^B 

si  me  pierdes  el  respeto.         ^H 

1            .NiM'A.      Este  es  buen  puesto  por  hoy: 

¡por  los  cielos  soberaDos^^^B 

■                            en  los  que  he  mandado  estén 

porcjue  no  estoy  con  lol^^^^| 
tan  bien  que  he  de  perd<^^^^B 

■                            esos  soldados  con  quien 

B                           dando  guerra  á  iialia  estoy 

Pues  ves  que  salgo  á  mi^^^H 

B                           y  al  mundo;  cjue  aunque  ja  humana 
■                          sanf^re  toda  del  vertiera. 

sborresciendo  sus  nnnihl^^^B 

locos  aire\                   ^^^B 

^^^ 

puedes  desde  h'              '*^^^| 
porque  sabré  castii;ar             ^H 

^^^M 

^^^B           (l)    Omitidos  C3  e\  impreco  i-!(te  v   los   rrcs   rcr%os 

palabras  y  pensamientos.      ^H 
A  LEJANO.  I'crdona  m  te  ofendieron,      ^B 

B             que  tlnucn. 

^^^^^H                                                                               ^^H 

^^Bue  á  tu  valur  no  vencidu 

hoy  ^ozo  la  libertad                           ^^^H 

^^nttcviniicntüs  no  han  stdu,- 

sobre  las  alas  del  viento.                      ^^^^ 

^^Mlabanzas  solas  fueron 

Ninfa.      ,i  Dónde  vas,  hombre?                          ^^^| 

^^r(|uc  }ú  estimo.                            | 

PúMi-EYO.                                   A  buscarte,       ^^H 

i!                              No  es  materia 

si  eres,  Ninfa,  la  Condesa.                    ^^^H 

[       para  hablaren  ello  más. 

NiSFA.      Aunque  ser  quien  soy  me  pesa,           ^^H 

kND.  Con  razón  airada  estás. 

quién  soy  no  puedo  negarte                ^^^H 

L     Hoy  por  fuerza  de  la  feria 

^Quc  quieres?                                        ^^H 

^Kde  Galerno  han  de  pasar 

PoMi'EYO.                       Como  he  sabido            ^^H 

^^percachos  y  mercaderes. 
I^No  ofendáis  á  las  mujeres; 

que,  ofendida  y  agraviada,                  ^^H 

con  la  pistola  y  la  espada                    ^^H 

1        los  hombrespodéis  malar. 

rayo  de  Calabria  has  sido                     ^^H 

1        robándoles  cuanto  llevan. 

y  que  en  ella  son  tus  hombres,           ^^^| 

1       que  yo  solamente  quiero 

Ninfa,  mostró  del  amor,                      ^^H 

^H  las  vidas:  (orna  el  dinero 

Condesa  de  Valdellor                           ^^H 

^■vosotros  y  no  se  atrevan 

y  enemiga  de  los  hombres,                 ^^^| 

^Ki  hacer  ofensa  á  ninguna 

y  que  en  Calabria  has  juntado            ^^^| 

^H mujer,  porque  colf>aré 

lüdos  los  más  animosos                       ^^^H 

^™  á  quien  gusto  no  me  dé. 

valientes  y  sediciosos,                          ^^^H 

r       Toda  la  mala  fortuna 

yo,  á  tu  valor  inclinado                       ^^^H 

^^  cotran  los  hombres,  que  son 

V  á  este  famoso  ejercicio                      ^^^H 

^Klos  que  me  ofenden  no  más, 

con  que  matas  tantos  hombres           ^^^H 

^H  y  escarmiente  á  los  demás 

de  tan  diferentes  nombres,                   ^^^H 

f       mi  fiera  satisfacción. 

porque  agradarle  codicio                    -^^^^ 

f.      De  diferentes  cabezas 

y  servirte  juntamente,                          ^^^H 

1       tienes  llenos  estos  tejos, 

colgada  dejo  de  un  roble                     ^^^H 

1       que  parecen  desde  lejos 

á  mi  mujer,  que  aunque  es  noble,     ^^^| 

^Kfruia  que  dan  sus  malezas. 

discreía,  cuerda  y  prudente,                ^^H 

^^Sin  las  que  ha  tragado  el  mar. 

es  propia  mujer,  en  fin.                       ^^^H 

I^  ^A  cuántos  di  muerte  ayer? 

que  le  basta  por  delito,                        ^^^| 

|.      Noventa  deben  de  ser. 

V  al  viento  en  tu  busca  imito,             ^^^H 

\.       ¡Qué,  no  pudieron  llegar 

^■|s^A.       lia  sido  para  lu  fin;                             ^^B 

á  ciento!  Coria  tarca; 

qué  yo  no  amparo  crueldad                     ^H 

yo  la  llenare  otra  vez, 

contra  mujer,  que  esa  es  sola             ^^^M 

que  hoy  han  de  ser  ciento  y  diez. 

la  impresa  que  sigo.  |Molal                  ^^^H 

uND.  No  hay  quien  de  una  mujer  crea 

de  esc  roble  le  colead                           ^^^H 

extremo  tan  inhumano. 

adonde  !c  puedan  ver.                          ^^^H 

(Dice  dentro  una  Mujer  Uistimux,i.) 

y  le  misma  muerte  siga                        ^^^H 

n.      ¡Justicia,  cielos,  os  pido! 

con  un  letrero  que  diga:                       ^^^H 

k.       A  ver  qué  es  ese  ruido; 

«l'or  traidor  á  una  mujer».            ^^^^M 

id  luego  y  no  será  en  vano. 
¡        que  parecen  de  mujer 

PoMfEYo.  ¡Señora!                                         ^^^^^^| 

NiNi'.v.                    Llevaldc.                         ^^^^^M 

estas  quejas. 

El  cielo            ^^^^H 

j>jD.                     Los  dos  vamos 

me  castiga  justamente.               ^^^^^1 

á  servirte. 

^^^^H 

1.                     Entre  estos  ramos 
sin  duda  deben  de  ser. 

ESCENA  VIH                           ^^t 

i.      Si  es  mujer  no  permitáis 

AisjAMnxo  /  CÉSAR  sacan  á  la  Mujbr  <r)          ^^^H 

que  la  ofendan. 

^^^^M 

IND.                          Será  ans¡ 

At.EJAND.  Esta  es  la  mujer.                                ^^^H 

como  lo  mandas. 

NiNKA.                                 DctcMe.                   ^^H 

0  aquí 
^B  donde  estoy  y  donde  estáis 
^B  colgaré  al  que  la  ofendiere 
^^  de  un  roble. 

MuiKK.      Mayor  desdicha  recelo.                      ^^^H 

Ninfa.      ^Nu  la  dejaste  colgada.^                       ^^^| 

ALE->ANu.Cun  las  espadas  cortamos                   ^^^H 

el  cordel  cuando  llegamos.                 ^^^| 

iND.                      ;Ju5lo  rigor! 

Ninfa.       1.a  intención  ejecutada                        ^^H 

Y  lo  dfmás  no  es  valor, 

merece  el  propio  castigo                    ^^H 

sino  vileza. 

á  su  pensamiento  doble;                     ^^^H 

^^                           (raníe  Alciandro  yCcssr  ) 

colgadle  del  mismo  roble.                   ^^^| 

^^K 

Mujer.     Señora:  aunque  es  mi  enemigo,         ^^^H 

^m           ESCENA  Vil 

es  mi  marido  en  efeio;                         ^^^H 
no  le  matéis.                                      ^^^H 

^^P        5a<rPuMrk-ro.— Dichos. 

Ninfa.                           <Qué  mujer                   ^^M 

, 

llegar  pudo  aborrecer                        ^^^H 

[YO.                  Si  fuere 

cuando  tuvo  amor  perfecto?               ^^^H 

tan  dichoso  queá  mi  interno 

■                                            ^^^H 

corresponda  mi  crueldad. 

(i)   «Coa /Jíoga i  fagrar/fanía», cu  el  impreso.             ^M 

^^^^^4^2                                                      LA  NINFA 

DEL  CIELO                      ^^^^^^^1 

^^^^^               Mi  ejenipkj  he  mirado  en  i¡; 

CoMHEO. 

^Aor«7  ^M 

^^^^^1                Icvdnla,  mujer,  no  mucr«. 

de  Nápuics.                          ^H 

^^^^^H                           la  vez  primera 

Ninfa. 

¿Que  se  dice       ^H 

^^^^^H               que  hombre  he  perdonado  aqui; 

allá  de  mi?                             ^1 

^^^^H               y  agradezca  que  ha  traído 

CoBfiEO. 

Ap.-^'              ^ 

^^^^H                por  padrino  á  una  mujer, 

venta  en  Náp-                    - 

^^^^H              que  con  mirarse  ofender 

cuando  me  hi<.<^i  .<;■  .>ji)  cí|^h 

^^^^Hp               á  ser  su  vida  ha  venido. 

partir  á  Trento.                  ^M 

^^^^^«                 que  no  se  escapara  ansí. 

.Ni.NrA. 

Si  fuera      ^M 

W             l'oMftvo.  Beso  tus  pies,  que  yo  voy 

á  esotro  mundo,  pudiera     ^M 

^^_                        arrepentido  y  no  estoy, 

ser  que  llegaras  más  pmtojH 

^^k                      despué'i  que  le  miro  en  nii, 

CoHMtO. 

¿De  qué  suerte?                    W 

^^H                      auc  te  pintaban  mis  fiera 
^^H                        de  lo  que  scna|r-s  das. 

CéSAH. 

Itay  un  despfl 

para  el  infierno;  ¿auc  dudas? 
Debéis  de  esciibir  á  Juda», 

^^^^^NiNKA.       Soilo  con  hombres  no  más; 

Con  peo. 

^^^^B                hasta  que  pn  ingrato  muera 

que  fué  catabres.                   ^B 

^^^^H                tú  te  quedarás  conmigo; 

CtSAK. 

iBorracholH 
¿quieres  que  ic  de?              ^B 

^^^^H               agora,  y  á  tu  mujer 

^^^^y               podrán  soldados  volver 

NlNKA. 

Abrid  Iue]S 

^^^^^                 á  su  lugar. 

entretanto,  esa  maleta         ^H 

^^B      PoMi'EYO.                   Pues  contigo 

que  descansa  la  estafeta,        ^ 

^^m                      seré  un  Pompeyo.  que  así 

y  no  dejéis  ningún  pliego 

^^P                        es  mi  nombre. 

que  no  abráis,  para  saber 

^^       NiM  A.                              ¿De  adonde  eres? 

lo  que  hay  de  nuevo  en  la  cofr, 

M            l'uMf'ETO.De  Casano. 

porque  puede  ser  que  impone. 

^^m        NiNTA.                         Si  no  fueres 

(!o»KEO. 

¿Que  descanso  ha  de  tener   ^_ 

^^k                       hombre  de  importancia,  aquí 

quien  vuestro  rigor  espera   ^B 

^^^^—                 no  te  faltara  castigo 

sin  daros  más  ocasión?        ^B 

^^^^H                 como  al  que  á  infamias  se  atreve 

Nl.NIX 

Acabad                                 ^B 

^^^^V                y  no  es  bien  consigo  lleve 

Correo. 

.Mirad  que  son          ^1 

^^m                     lu  mujer  á  su  enemigo. 

despachos  del  Rey. 

^^m      Mf'JKR.     Como  muerte  no  le  des. 

AUEJAND 

Que  fueri. 

^^H                       hácesmc  muchas  mercedes. 

NlNKA. 

Id  deshaciendo  los  pliegos. 

^^H      NiN»'A.       Partirte  á  Casano  puedes 

CÉSAR. 

.Mostrad  acá;  |quc  cruel 

^^V 

embarazo  de  pape'! 

^^M      MiiJEH.              Bósote  los  pies. 

NiNI  A. 

¡Que  de  engaños,  qué  de  rueuns 

^^m      NiNKA.      l>na  escuadra  de  soldados 

qué  de  avisos,  quede  an 

^^m                       haced  que  baje  con  ella, 

qué  de  agravios,  qué  de 

^H                       porque  no  pueda  ofendelU 

qué  de  mentiras  y  enredoi. 

^^B 

qué  de  trampas,  qué  de  llores, 
de  falsas  correspondencias, 

^^m       .\i.f.;and.           Va  están  aprestados. 

^^B       M(  ;er.      Déte  la  fortuna  el  bien 

de  engañadas  amistades, 

^^H                        que  darte,  señora,  puede. 
^^H       PoMi-Evo.Como  yo  sin  ella  quede 

de  veras,  de  necedades,         ^í 

buenas  y  malas  ausencias     ^fl 

^^H                        viva  mil  siglos,  amen. 

deben  dé  venir  ahí!               ^f 

^^B                                                            (Uei'iiH  la  Maier.) 

César:  empieza  k  leer,           ^M 

^^^P 

CÉSAH. 

Aquí  dice:  «A  mi  mujer.»     H 

^B                                 ESCENA  JX 

.ViNKA. 

Abre  el  pliego.                      H 

CÉSAH. 

Dice  ansí:        ^ 

^^H            Sacan  un  Comkko  con  una  maifta  con  cartas  (i ). 

«Dos  meses  ha...» 

^H      CtsAK.     Kntia,  borracho. 

NiNI'A. 

No  provine. 

^^H      NiNi  A.                                ¿Qué  es  eso? 

que  en  su  aff  enia 

^^m      CoKKb'o.    Mi  mala  suerte. 

hombre  que  dos  im 

^^M       César.                                Un  correo. 

á  su  mujer. 

^^P       NiNi- A.      Días  ha  que  le  deseo. 

C£sAn. 

Bien  la  obligas         , 

^P^       CiSAK.      Lleva  la  maleta  peso. 

si  ella  llegara  á  escuchar.      ^H 

^^        CoHaeu.   Tudas  son  cartas. 

«A  Lisarda»,  dice  aquí.         ^B 

^K      NiNPA.                                  Tú  llevas 

NiNí-A. 

Abre  y  Ice.                          ^B 

^^H                     famosa  mercadería 

Cksak. 

t:;otnienza  ul:   ^M 

^^H                      pues  vas  la  noche  y  el  día 

«Dueño  mió:  si  de  umMím^^M 

^^H                      de  papel  cargado  v  nuevas. 

tu  soberana  hermosun^^^H 

^^B                     ¿De  dónde  vienes.^ 

el  amor  no  me  pagara  ^^^H 

^^^^^B 

NiNÍA. 

vulvicndoinc  luco...»           ^H 
H*ra:  ^ 

^^^F         (i)    Fallí  loJí  e»la  escena  en  cI  imprcsu.Mnembir- 

^^^1        Ku  en  el  reparto  figura,  curio  se  ha  visto,  t'it  Corrto^ 

que  CSC  es  ingrato  y  procura 

^^H        locual  ücmucsTn  que  la  escena  fue  suprimida  at  jm* 

engañar  á  esa  n)uicr:          ^M 

^^H       prlmtr  la  obra. 

^ 

porque  si  bien  l«  quisicrii  ^H 

JORNADA.  SKtitlNDA 


453 


f 

,1». 
I 


■ANO. 

rA> 

! 
f 

IR. 
rA. 

?N. 


REO, 
'A. 


iP. 


Mduniic  cita  e>ti  estavíer*. 
Rompe. 

Ya  empiczfi  á  romper. 
iQué  pliego  es  ¿se,'' 

«A  Sisberto, 
mercader»,  dice. 

Será 
cédula  alguna. 

Aquí  esii. 
Que  fu¿  para  mi  es  más  cieno. 
íQüé  es  ta  caniidad.^ 

Dos  mil 
ducados  á  letra  vista. 

^A  quién? 
A  Claudio  Baulisla 
y  i  Juan  María  Genlil. 
Ginoveses  son,  por  Dios, 
que  se  han  de  dar  por  la  posta: 
estos  de  ayuda  de  costa 
se  tomen  para  ios  dos, 
César  y  Alejandro. 

El  ciclo 
edades  largas  le  guarde. 
Y  partirán  se  esta  larde 
á  cobralios. 

Todo  el  suelo 
de  la  Europa  á  tus  pies  sea 
alfombra  no  mercirida, 
y  de  lu  fama  y  tu  vida 
los  eternos  siglos  vea. 
I'asa  adelante. 

«Gaceta», 
dice  aquí,  «á  t^elio». 

Esas  son 
nuevas. 

Hl  primer  renslón, 
si  el  pecho  no  te  inquieta, 
con  lu  nombre  empieza. 

Di. 
que  no  hay  cosa  que  mi  pecho 
sobresaltci  satisfecho 
del  valor  que  vive  en  mi. 

(/-*»)  «Ninfa,  Condesa  de  V'aldeílor, 
olvidándose  de  quien  es  y  viéndose 
burlada  de  cierto  caballero,  con  qui- 
nientos hombres  y  más  anda  roban- 
do por  los  caminos  de  Calabria  y 
abrasando  los  lugares  convecinos,  y 
hoy  por  mandado  del  Rey  han  pre- 
gonado su  talla  en  diez  mil  escudos 
y  libertad  de  sus  delitos,  y  si  fuere 
compañero  suyo  el  que  trujere  su 
cabeza,  muchas  más  mercedes.» 

No  pases  más  adelante, 
que  á  la  estafeta  que  lleva 
ese  pliego,  por  la  nueva 
quiero  dar  pone  importante. 
¡Hola!  echad  esa  estafeta, 
para  que  pueda  llegar 
picsto  al  intierno,  en  la  mar, 
y  en  el  cuello  la  maleta. 
¡Piedad! 

No  hay  piedad,  villano; 
llevalde  luego  de  ahí. 
Por  el  viento  desde  aquí 
le  verás  ir  al  mar  cano. 


ESCENA  X 


Lie  y  a  n  ti  ' 
capas  al 
—Dichos 

Alejand. 

NiN»*. 

Mt's.  I.* 

A  LEJANO. 

Mi':S.  a." 

NiNr.\. 
Mfs.  I." 

CESA». 
NlPÍKA. 

M6s.  a.» 

Ninfa. 


Mis.  i.' 

NiNTA. 


MfS.  2-' 
NiNKA, 


Mis.   I.» 

Ninfa. 


Mrsrco. 


NiNKA. 


C¿SAIt. 


'.oititBO  y  Macan  i^us  Músicos  ,ir  camino,  lai 
homlTu  y  lax  iiuiíarras  det>a¡a  tttl  lirado 

Llegad. 

ijQuión  son  ésiosr 

Dos 
músicos  míseros  somos. 
Y  tenéis  muy  buenos  lomos 
para  un  remo. 

Guárdeos  Dios 
por  la  merced. 

^  Dónde  vais.'' 
A  Ñapóles. 

¡Buena  gente! 
<'V  es  música  solamente 
la  pretensión  que  lleváis? 
Señora,  sí,  que  en  la  corte 
suele  estimarse. 

Cantad, 
que  yo  os  diré  la  verdad, 
y  si  no  es  cosa  que  importe, 
aquí  os  quedareis  mejor 
y  excusaréis  de  cuidados. 
^Cómo? 

De  un  roble  colgados 
6  en  el  mar.  Perdé  el  lemor 
y  cantad. 

Danos  licencia 
para  templar. 

No  cantéis 
si  habéis  de  templar,  pues  veis 
que  tengo  poca  paciencia: 
el  uno  canie  no  mis. 
Escucha. 

Va  estoy  alema, 
aunque  no  quiere  mi  afrent.! 
que  esté  con  gusto  jamás. 
«Bordatta  i-l  alba  la^  llores 
que  afrentó  la  noche  fría; 
cantaban  al  sol  las  aves, 
lloraban  las  tortolillas, 
cuando,  buscando  los  brazos 
del  Duque  Vireno,  t_»limpa 
sombras  ciñe,  engaños  toca; 
despierta,  llora  y  suspira, 
salta  del  desierto  lecho, 
corre  al  mar.  su  arena  pisa. 
y  de  la  peña  más  alta 
la  nave  del  Duque  mira.« 
Arrojad  esos  villanos(i) 
de  aquesas  peñas  vecinas, 
que  son  cisnes  que  cantando 
hoy  mi  muerte  solicitan; 
y  dejadme  todos  sola, 
porque  no  quiero  á  la  vista 
tener  ningún  hombre. 

Vamos,  {iy^ianla  sola  tndnt.) 


(i)    Después  de  c«lc  verso,  sigue  en  el  impreso: 
«i  I»  inir,  pui-s  con  Ojirnpa    . 
y  con  \  ircno  me  cantan 
cíemplos  de  mi  dcsUiclia. 

Milsir.o  i.«  Señora... 

Ni.NfA.  .\rrnj*¿la«  ivego.» 


.A  NIMA   1>EL  CIKLO 


liSCKNA  XI 

NlNCA. 

|Ay,  memorias  enemi};as, 
qué  fue^o  habéis  en  el  alma 
revuelto;  qué  de  meniiras, 
qué  de  promesas  y  agravios, 
que  de  palabras  lingidas! 
¡Ay,  Vireno!  I'^iero  el  mar, 
cuyas  mudanzas  imitas 
con  ingratitudes  tantas, 
te  dé  sepulcro. 

ESCENA  Xfl 

Sitien  Camos  y  Roukuto,  dtsnudús  lii%  upadas,  y 
acoxándoíits  Alujakoro,  Oíyah  >*  ')tros  Banpulk- 
nos.— Nj.nfa. 


Caplos. 


Alejand 

ROBEATO. 


Ninfa. 
Cami.os. 

ROBEPTO. 

.Ninfa. 

CfcSAR. 

Cahlos. 

Ninfa. 

Carlos. 

NiNI-A. 

Carlos. 

NlNI  A. 

Carlos. 

NiNKA. 


Cahlos 


Las  vidas 
hemos  de  vender  muy  bien; 
que  tambícrn  púlvora  espiran 
y  balas  estos  cañones, 
y  son  de  acero  estas  limpias 
espadas. 

¡Rendios,  villanos! 
¡Mentís!  y  las  obras  sirvan 
en  lugar  de  las  palabras, 
bandoleros  de  mentira. 

{Ahora  saltn  todot.) 
Teneos:  ¿que  es  esio?  Apartad: 
no  los  ofendáis. 

^No  es  Ninfa 
¿su,  Roberto? 

Señor: 
ó  es  su  imagen  ó  ella  misma. 
¿No  es  aqueste  Carlos?  ¡Ciclos.! 
¿lis  del  alma  fantasía.'' 
¿lis  sueño.'' 

Los  tres  están 
suspensos. 

¡Notable  dicha! 
Ven  acá:  ¿cómo  te  llamas.'' 
Carlos. 

|El  es! 

¿Qué  te  admira? 
Pienso  que  ha  sido  ilusión. 
V  para  mi  el  verte,  Ninfa. 
No  acierto  á  tomar  venganza, 
con  w-star  de  ti  otcndida 
y  haber  sido  la  fatal 
ocasión  de  mis  desdichas. 
Por  11  solo,  ingrato  Carlos, 
poniendo  la  sangre  mía 
en  olvido  y  los  agüelos 
que  mi  nobleza  acreditan, 
soy  pública  bandolera 
del  ciclo  y  suelo  enemiga, 
no  perdonando,  agraviada, 
á  ningún  hombre  la  vida, 
y  hoy  la  tuya,  ingrato  gíléspcd, 
me  pagará... 

.N'o  prosigas. 
que  es  tuya,  Ninfa,  y  no  es  bien 
que  acabes  tu  vida  misma. 
A  buscarte,  ciclo  hermoso, 
y  á  disculpar  mi  huida 


vengo:  máiaiiit  :.i  v,u.frt 
como  tú  contenta  viva&, 
que  yo  sé  que  no  podrás 
sacarte  del  alma  mía. 
Ninfa.      ¡Ay  sirena!  ¿Otra  vez  cant 
Vuélvete  al  mar,  no  me  vi 
Carlos.    Por  que  entiendas,  Ninfa 
de  la  suerte  que  ic  estima 
el  alma,  hablarle  verdad, 
amor  y  sangre  me  obligan,! 
El  Duque  soy  de  Calabria, { 
casado  por  mi  desdicha 
con  Diana  la  Duquesa, 
del  Rey  de  Ñapóles  hija. 
Ni.NrA.       ¡Qué  dices! 
Caplos.  Esto  que  escuct 

NiNTA.      No  me  vengas  con  mentira 
Carlos.    Esla  fué  ocasión,  señora, 
para  dejarte  ofendida, 
que  amor,  antes  de  obligj 
imposibles  facilita. 
Sirvió  de  nube  la  nave 
que  iba  entonces  á  Mcsina 
para  encubritte  quiOn  er.i 
M  los  pasos  me  stv 
Pensé  vivir  sin  tu^ 
y  es  imposiblü  que  viva, 
y  vuelvo  loco  á  buscarlos. 
Amor  fué,  no  fué  malicia; 
cuando  llegué  á  esc  repecha] 
que  el  camino  deteriniíu 
de  Ñapóles  á  Calabria, 
desnudando  las  cuchillas 
y  calando  las  pistolas 
con  gallarda  bizarría 
estos  soldados  diciendo: 
«üetenie»  al  paso  saliai 
Matáronme  el  posiíllái 
antes  de  dejar  la  silla, 
y  por  no  morir  tendido, 
con  villana  cobardía, 
de  las  postas  á  la  tierra 
sallé,  haciendo  que  me  siga 
con  Hübctto  dos  criados 
que  en  mi  servicio  veniafl. 
A  la  primer  rociada 
mueren  los  dos,  y  á  la  risn 
poniéndonos  las  pistolas 
de  las  nuestras  no  vencidas,J 
temerosos  hasta  el  puesto 
en  que  estamos  nos  retiran^ 
donde,  como  por  milagm, 
las  hermosas  maravillas 
de  tus  ojos  nos  dan  pueiló 
nos  dan  gloria,  ñus  aan  «id 
que  puesto  que  entre  la  groC 
vulgar,  escuchado  habla 
esta  novedad,  jamás 
la  di  crédito. 


CtsAR. 
Al.ElAND. 


Loco  estoy,  r 
muero  dc'ccl> 
¡Vive  Dios,  <|u 
en  extremo  a  s 
á  este  cobarde,  i  •- 
¿Eso  en  mujeres  tu 
y  más  en  ¿su,  Alejj 


a. 

c 


JUKNADA  SEGÚN UA 


455 


^!i  bien,  tra7.a  Joicrmina 

lUgUilO. 

Mata  á  Diana. 
Semencia  es  dcfiniliva; 
>o  apelare  por  ella 
nueva  chancilleria 
mil  y  quinientos  me  peguen 
con  un  cable  en  la  barriija: 
nto  puede  en  qtialquicr  pecho 
n  agravio. 

Si  niil  vidas 
viera,  mil  le  quitara, 
uque  de  Calabria,  mira 
que  me  has  dado  la  palabra, 
si  dcsia  fe  te  olvidas, 
roya  volveré  á  Coscncia. 
asta  mirar  sus  cenizas. 
Rsta  palabra  le  doy. 
y  mano  desde  este  día 
de  esposo. 

Tuya  soy,  Carlos. 
ID.  Celoso  estoy,  ¡muera  Ninfa! 
ucs  sirvo  al  Fiey  y  á  mis  celos. 
(fincara  ti  arcabtn  canlra  tiinf»  y  no 
1  /«««o.) 

lyósemc,  jquc  desdicha! 
¿Qué  es  esto?  ¡Villano! 

Espera, 
delcnle. 

]Qué  alevoslal 
^(^ué  le  obliga  á  darme  muerte? 
jSeñora! 

Habla. 

C(xlici.i 
de  tu  talla  y  celos;  dame 
muerte,  que  es  bien  merecida. 
Yo  le  perdono;  levanta, 
que  aunque  las  causas  pedían 
Bsligo,  más  es  lu  infamia, 
hoy  he  de  hacer  de  las  vidas 
erced  á  cuantos  pudiere, 
e  mi  vcnturacn  aibiicias, 
vete,  porque  un  traidor 
o  es  segura  compañía, 
ésar  se  vaya  con  él, 
ues  los  secretos  se  fían 
son  amigos  tan  grandes, 
eñora! 

¿Qué  me  replicas? 
ste  es  mi  gusto  y  es  justo, 
bedecerie  es  justicia. 
Vamos,  Alejandro. 

César, 
loso  voy  y  sin  vida. 
(Vanse  los  dos.— Suma  iltntr'>  ruido  dt 
eajai.) 
¡Molal  ¿Qué  cajas  son  éstas? 

ESCENA  Xlli 

10  y  PoHPEro.— Dichos,  mttiox  Alcíandro 

y  CÉSAR. 

fO-En  nuestra  demanda.  Ninfa, 
¿se  ha  descubierto  en  el  cimpo 

in  tercio  de  infantería. 

)iligencías  son  del  Rey. 
[Escapar  ic  determina 


conmigo,  pues  tengo  postas 

que  á  los  vientivs  desafían 

mientras  esta  furia  pasa, 

ya  que  segura  la  vida 

en  ninguna  parte  tienes. 
Ninfa.      Vamos,  que  tuya  es  la  mia, 

V  sálvese  quien  pudiere. 
Capi.os.    Las  postas,  Roberto,  aprisa. 
RoBKfiT.   Mas  ¿que  ha  de  haber  de  nosotros 

libros  de  caballcría?(Vi>nsr ) 

ESCE.NA  XIV 

ItORACro  y-  AoRlANO. 

Horacio.  Aguarda,  enemiga,  aguarda. 
¿Dónde  vas,  ingrata  Ninfa? 
Tras  un  centauro  que  ya 
al  viento  en  el  curso  imita, 
¿Tan  presto  nos  desamparas? 
¿Cuando  es  menester  le  eclipsas  (1), 
sol  escaso  de  Noruega? 
Amigos,  muera,  scguilda, 
y  ese  París  de  Calabria 
muera  con  ella  en  la  misma 
Troya  que  con  su  belleza 
su  amor  soberbio  fabrica. 
¡Muera  Ninfa!  Ea,  soldados, 
pues  se  ausenta  y  nos  olvida. 
¡Muera  Ninfa! 

(Va*í  lioracia  y  el  compaftrrn,  metiendo 
wano  á  las  espadas,  y  dicen  deníro.) 

Touos.  ¡Ninfa  muera, 

y  el  Rejr  de  Ñapóles  viva! 


ESCENA  XV  (2) 

Sale  Nf.vFA  snla,  como  que  si  ha  perdido  en  el  munle 

Bien  le  llaman,  ¡oh,  noche!  imagen  muda 

de  temor  y  la  muerte,  pues  con  laníos 

ojos  apenas  ves  tus  sombras  negras, 

y  siempre  lloras  y  jamás  te  alegras. 

A  Carlos  he  perdido  en  este  monte, 

y  cansado  el  caballo  dio  conmigo 

en  este  laberinto  de  jarales, 

sin  estribos  ni  riendas,  ¡bravo  paso. 

pienso  que  encuentro  un  monte  á  cada  paso. 

¿Qué  haré,  que  estoy  confusa?  ¿Iré  adelante? 

¡Ah,  Carlos,  Carlos!  Nadie  me  responde; 

sólo  el  silencio  el  eco  ha  interrumpido, 

que  entre  estas  hojas  respondió  dormido. 

Rendida  estoy,  quiero  pasar  la  noche, 

á  quien  muy  corto  término  da  el  día 

al  parecer,  sobre  esta  verde  grama, 

pues  no  hay  para  quien  quiere  mejor  camn. 

Sueño,  ocupad  un  poco  los  sentidos 

poniendo  un  rato  á  mis  recelos  tregua, 

hasta  que  pase  la  liniebla  obscura, 

que  poco  a  un  desdichado  el  bien  le  dura. 


(1)  Falta  en  el  impreso  éste  y  los  nueve  versos  que 
siguen. 

(a)  Esta  escena  es  ali^ú  diferente  y  mis  corla  en  el 
impreso.  I.as  variantes,  aunque  niuchaít,  do  son  de 
impof  Uncia  ai  mejoran  el  tcxio. 


456 


LA  NINFA  15EL  CIKLO 


Llegue  el  dU  que  sgunrd»,  llegue  el  día, 
y  en  los  brazos  que  adoro,  regalada, 
descanse  el  atligido  pensamientú. 
¡Carlos,  Carlos!  mas  ¡ay,  que  abra/o  el  viento! 
(Eihaie  4  rfijrmrr,  y  diccrnlre  laf  «os. 
|Ay,  gloria  del  amor,  poco  segura, 
qué  poco  á  un  desdichado  el  bien  le  dura! 
Si  n'j  me  engaño,  pienso  que  amanecr, 
y  suena  gente  y  música:  ¿qué  es  eslof* 
Ceñidos  vienen  de  diversas  llores, 
lunque  no  me  parecen  labradores. 

{Saltn  tas  Labridore?;.  lifi  PaiUdores  }'  i'dii  c<i- 
ytndo  tn  el  po^n,  como  lo  dice  Niala,  al  son  Ur  folíax 
o  yillano.) 

Alrededor  de  un  pozo,  que  está  en  medio 
de  aquellas  verdes  hayas,  que  ya  el  dia 
distintas  muestra  ya  todas  las  cosas, 
se  ponen  á  bailar  ¡extraño  caso! 
cerca  de  un  pozo,  habiendo  campo  raso. 
Uno  de  los  más  mozos  que  bailaban 
cayó  en  el  pozo,  y  los  demás  suspensos 
se  han  quedado  mirándole^  y  ahora 
vuelven  al  baile  y  al  primer  estado 
olvidados  de  aquello  que  ha  pasado. 
Otro  ha  caído  agora,  y  se  suspende 
el  que  ha  quedado,  cual  la  vez  primera; 
ya  este  vuelve  á  bailar;  no  los  entiendo, 
én  lo  que  paran  contemplar  pretendo. 
El  último  ha  caído,  y  yo  presumo 
que  debe  de  ser  burla,  y  que  es  el  poio 
(ingido  al  parecer;  llegarme  quiero 
y  ver  si  dentro  están,  como  han  caldo, 
todos  los  que  bailaban  de  esta  suerte. 

ESCENA  XVI 

Asómase  por  ti  po^o  y  apatéctse  la  Muehtb. 

L*  MUEKTE. 

r^Qué  buscas  en  el  pozo  de  la  muerte? 

Ninfa. 

¡Válgame  el  Cielo!  ,:ICs  sombra  del  abismo, 
oes  sueño?  No;  que  esta  medrosa  imagen 
con  mis  ojos  he  visto.  En  esta  selva 
debe  de  estar  mi  muerte  y  mi  desdicha. 
El  cielo  me  persigue,  y  no  sin  causa 
en  ella  me  he  perdido.  Grandes  culpas 
cometí  contra  el  ciclo,  pues  que  tengo 
á  cargo  tantas  vidas,  tantos  robos. 
Todo  es  sombras  y  miedos  cuanto  miro; 
no  me  puedo  salvar,  ya  está  cerrado 
de  mi  sentencia  el  último  proceso; 
amigos  y  enemigos  me  persiguen, 
cielo  y  tierra:  <qué  haré,  que  ya  no  puedo 
en  cuanto  mira  el  sol  estar  segura? 
Desde  aquí  se  ve  el  mar;  este  peñasco 
triste  teatro  de  mi  muerte  sea, 
de  tantos  enemigos  ofendida, 
porque  ninguno  triunfe  de  mi  vida. 

ESCENA    XVir 

Va  á  arroiant  y  aait  un  Anoki. /■  deliéntla. 

A  v.»  I .     .Ninfa,  no  te  desesperes, 

que  no  has  de  serlo  del  mar, 


que  más  hermoso  lugar 

te  han  dedicado. 
.NiNKA.  ¿Quién  ere 

Anocl.      Un  amigo,  el  más  amigo 

que  en  tus  sucesos  turaste:  i 

que  desde  que  tú  naciste 

ha  andado  siempre  conligo^ 
NiNPA.       No  te  conozco. 
Angki  Después, 

Ninfa,  me  conocerás. 

y  si  me  sigues,  tendrás 

bien  de  mayor  interés. 
Ninfa.       Va  seguirte  no  recelo; 

llévame  á  cualquier  lugar. 
A  NURI .      Deja  el  ser  ninfa  del  mar 

que  has  de  ser  ninfa  del  ctt 


JORNADA  TERCERi 


ESCENA  PRIMERA 

NiMFA  sola. 

Humanos  desengaños, 

hacedme  solamente  compal 

y  vosotros,  engaños 

del  mundo,  allá  os  quedad 

basta  lo  que  dormidos 

á  la  verdad  tuvistes  mis  seii| 

Como  culebra  quiero 

para  otra  nueva  vida  renoi 

donde  clemencia  espero. 

si  acierto  de  una  vez  á  desni^tt 

del  hábito  que  ha  hecho     j^M 

la  vil  costumbre  de  mi  ingraim 

{Vaat  quitando  las  arm»t,t¡  nt\ 
bonttt.  y  valos  colgando  d»  lat  i 
algün  clavo  4  propútito  ) 

(Quedad  por  estos  pobos. 

bárbaros  instrumentos  de  1 

de  insulto^  y  de  robos, 

que  con  el  dueño  de  la  misr 

merecistes  castigo 

á  no  tener  el  cielo  por  amiglj 

á  cuya  hermosa  cara  ( i ) 

los  vergonzosos  ojos  atzoi 

viendo  que,  aunque  me  amf 

tantas  ofensas  de  crueldades ' 

contra  él  he  cometido, 

á  quien  piedad  de  tantasculpasf 

Vjiad,  plumas,  al  viento. 

palas  del  loco  abril  de  mu  antoi 

y  las  del  pensamiento 

sirvan  para  traer  agua  i  misj 

y  queden  los  cabellos 

para   esconderse    mi    vergfl 

.Monte,  en  lo  n 

de  tus  obscur:i  ■  mc 

aun  güéspcd  nuevo,  ¿  un 

recibe  entre  las  ramas  iniri 


(O    Faltan  ¿tie  y   io%  ctnco  ytnodñ 
el  imprcüo. 


^^^^^^^^^^^^^^H           JORNADA 

TKRCEUA                                                               457 

■ 

del  laberinto  toyo. 

Carlos.   Que  Ninfa  es  muerta. 

^^1 

que  en  ti,  á  Dios  me  presento  y  resii- 

Roberto,                                    Seftor: 

^^^^1 

Perdóname,  entretanto        [luyo(l), 

siempre  recela  el  «mor 
el  más  dañoso  suceso; 

^^^^1 

que  tu  soledad  santa  reverencio. 

^^^^1 

si  violare  con  llanto 

que  el  amor  todo  es  recelos 

^^^^1 

V  debidos  suspiros  tu  silencio. 

en  las  sospechas  y  celos. 

^^^^1 

11.05,    U>"«írf.,)  iNinfa,  Ninfa! 

en  la  ausencia,  en  el  desdt^n. 

^^^H 

FA.                                        Ya  es  tarde. 

hasta  que  seguro  el  bien 

^^^^1 

Del   mundo,  Garios,  huyo;  Dios  te 

corre  al  engaño  los  velos. 

^^^^1 

[guarde. 

Caiilos,    Roberto:  espera. 

^^1 

^                                                                ( Vas^.) 

RoBBRTO.                             ¿Qué  dices? 

^^1 

^B                ESCENA  It 

Carlos.    jSon  antojos  del  deseo 

^H 

Sattn  Carlos  y  Romkkto. 

de  mis  venturas  felices 
lo  que  en  estas  ramas  veo! 

■ 

luos.    iNinfa,  Ninfa! 

RoBKHTo.  Serán  hojas  y  raices. 

^^^H 

kHBTO.                        ^ Dónde  vas, 

Carlos.    No  es  sino  Ninfa,  Roberto, 

^^^^1 

siguiendo,  Carlos,  el  viento? 

ó  el  deseo  me  ha  engañado. 

^^^H 

^No  miras  que  es  por  demAs 

Roberto,  Eso  será  Id  más  cierto. 

^^1 

aunque  asi  a  tu  pensamiento 

Carlos.    ,;No  es  aquel  ristre  bordado 

^^H 

alas  sin  provecho  dasP 

y  aquel  bonete  cubicrtu 

^^1 

¿Deque  sirve  ninfear 

de  plumas  prendas  dichosas 

^H 

por  la  tierra  y  por  la  mar, 

de  su  beldad  celestial? 

^H 

si  le  la  ha  escondido  el  cielo 

Roberto.  Hoy  en  tu  centro  reposas. 

^^1 

ó  se  la  ha  tragado  el  suelo 

C\MLos.    tN'in'a,  Ninfa! 

^^1 

y  no  te  la  quiere  dar? 

RoBF.RTo.                         Al  viento  igual 

^^1 

Toda  una  noche  y  un  día 

exceder  sus  plantas  osas, 

^^1 

hemos  andado  tras  ella 

que  debe  de  huir  de  ti. 

^^1 

llamándola. 

pues  nú  responde  á  las  voces 

^^^^M 

BLos.                         ¡Ninfa  míal 

que  le  has  dado  desde  aquí 

^^^^1 

<dónde  estás? 

Capi.os.    Mal  un  amante  conoces.— 

^^^^1 

IKMTO.                        Culpa  tu  estrella. 

Mi  bien,  aguarda:  ¡ay  de  mi! 

^^^H 

pues  yendo  en  tu  compañía 

t^omo  sombra  me  has  burlado 

^^^H 

supiste  tener  tan  poco 

cuando  te  toqué  engañado. 

^^H 

cuidado  que... 

Roberto,  Como  delincuente  ha  sido 

^^^^^M 

•  LOS.                            Yo  estoy  loco; 

que  de  tus  manos  ha  huido 

^^^^1 

Roberto:  no  me  des  más 

y  la  capa  le  ha  dejado. 

^^^^1 

pesares. 

porque  hacerle  toro  á  ti 

^^^H 

ISRTO.               ^No  me  dirás 

fuera  la  comparación 

^^^^1 

el  fin,  si  no  te  provoco 
á  enojo  también,  adonde 

más  pesada. 

^^H 

Carlos.                       Estoy  sin  mi; 

^H 

vamos  hechos  caballeros 

ciertas  mis  sospechas  son. 

^^1 

andantes?  Carlos:  responde. 

Roberto.  ¿Cómc? 

^H 

liLOs.    Tras  los  hermosos  luceros 

Carlos.                  A  Ninfa  han  muerto  aquí, 

^^1 

de  Ninfa. 

ó  la  csiá  despezando 

^H 

HsRTO.                  Si  los  esconde 

alguna  fiera;  yo  voy 

^^1 

el  cielo  para  alumbrar 

pasos  por  su  sangre  dando. 

^H 

con  ellos  la  tierra  y  dar 

Roberto.  A  Piramo  y  Tisbe  estoy 

^^^^1 

al  sol  I  ayos  y  arrebol. 

en  Ninfa  y  en  ti  mirando. 

^^^^1 

Carlos,  pídelos  al  sol, 

Carlos.    Su  misma  muerte  has  de  ver. 

^^^^1 

que  no  los  podrá  negar, 

Arboles  que  habéis  de  ser 

^^^H 

que  entre  sus  rayos  dorados 

de  mi  desdicha  testigos, 

^^^^1 

por  su  resplandor  divino 

á  un  triste  mudos  amigos 

^^^H 

estarán  aposentados. 

si  anegos  puede  tener; 

^^^H 

KLos.    ¡Ay,  Roberto,  que  imagino 

peñas  duras,  troncos  huecos. 

^^^^1 

que  esián  sin  luz  y  eclipsados! 

cuevas  lóbregas,  sombrías. 

^^^H 

BKPTO.  ¿Qué  quieres  decir  en  eso? 

Que  no  te  entiendo,  confieso. 

monte  oscuro,  prados  secos 

^^^^1 

á  quien  da  lenguas  tardías 

^^^H 

el  aire  de  vuestros  ecos: 

^H 

r 

escasas  y  turbias  fuentes, 

^^H 

5    En  el  impreso,  JespuOs  de  csie  verso,  siguen 

arroyos  que  sois  serpientes 

^^1 

M  Otros: 

desiá  cumbre  despeñados, 

^^H 

«Arrugadaí  cortejas 

primero  hielos  alados, 

^^1 

sema  mis  colxacturas  de  damascos; 

ya  desaladas  corrientes; 

^^1 

sirraornc  tus  malezas 

ansí  todos  os  veáis 

^^H 

píalos  de  hierba  en  mesas  de  peñascos, 

con  lo  que  más  deseáis 

^^^H 

f  denme,  entre  esos  troncos, 

por  la  generosa  mano 

^^^^1 

^K              Olma  de  campo  tus  silreslres  troncos.» 

del  sol  rubio  y  del  verano, 

i 

1 

^^^^4^^^^                                         LA  NINFA  t>BL  CIELO                                    ^^^^B 

^^H                      que  Je  Ninta  me  digáis 

herida  y  llena  de  fuego    ^^H 

^^B                      adonde  cslá  Ninfa,  ^adonde? 

vengo,  como  cierva  al  agüa^| 

^^V                       ¿D]ó\e  TTiuerlc  alguna  fiera? 

Ninfa  soy  ya  de  los  ríos,      ^M 

^H                        Nadie  ü  mis  voces  responde. 

y  la  cabeza  bañada                ^M 

^^B       RoDKRTo.  A^ua^da,  señor,  espera. 

de  la  espuma  saco  á  tierra     ^M 
cortando  las  lincas  plata.      H 

^^V                      y  á  quien  eres  corresponde. 
^H      Cahi.üs.    leíame  morir,  ¡Roberto; 

Aquí  hade  estar  mi  remedio^B 

^H                       sepulten  mi  cuerpo  friu 

Conforme  la  sobtf ana            ]H 

^^K                       las  grutas  dcsie  desierto; 

voz  del  ciclo  me  dio  aviso     H 

^^H                       de  Ninfa  soy,  no  soy  mío. 

que  por  su  iNinfa  me  aguardiH 

^^H                      sin  elU  mi  t'tn  es  cierto. 

La  noche  obscura  se  cierra    H 

^^B                      IVendas  queridas  y  halladas 

y  las  estrellas  más  claras       ■ 

^^m                     por  mi  mal,  de  vuestro  dueño 

de  negras  nubes  reboza         ■ 

^^M                      dadme  nuevas  recaladas, 

y  tempestad  amenaza.          ■ 

^^H                      porque  me  parecen  sueno 
^^H                      todas  las  glorias  pasadas . 
^H                     ^ Dónde  está  NiníaP 

^1 

^H 

y  antiosa  el  agua  apetece       ^^^| 

^^1      ítoBERTO.                                   Señor: 

lieiie  río,  donde  ya                ^^^| 

^H                      ¿cómo  le  han  de  respundcrP 

nevada  pecho  olrccc.         ^^^H 

^^K      Carlos.    Alma  les  dará  mi  amor; 

Ya  deja  la  blaocí  areoa          ^^^H 

^^1                       pero  N'íiífa  no  es  mujer, 

y  entre  la  ncvaila  espuma              ^H 

^^B                       aunque  nació  en  Valdel1i'>r, 

parece  ahora  sirena                         ^H 

^^1                       para  que  pueda  morir. 

con  quien  no  es  bien  4ur  prr*umi^H 

^^P                      Viva  está,  yo  he  de  seguir 

ser  hermosa  la  que  «ucna              ^M 

^^K                     mis  suspiros  Y  alcanzalla. 

en  el  ra«r  napolitano                     ^H 

^■^                      y  en  las  estreilas  buscalla 

despeñada  y  enriquece                  ^U 

cuando  de  mí  quiera  huir. 

el  campo  de  crisial  cano.              ^H 

HúflEBTO.  íQuicn  tai  de  tu  amor  creyera! 

Caki  os,       Kobrrto:  á  Ninfa  parece.               ^H 

Carlos.    Áli  bien,  aguárdame,  espera, 

Roberto.    Parle  voces  será  en  vano,             ^H 

que  si  ai  cielo  te  has  subido 

que  no  no»  podrá  escuchar    ^^^H 

alas  al  amor  le  pido. 

Carios.       LlcguOinonos  *  la  orilla         ^^^^| 

KoBEPTu.  [Linda  está  la  ventolera! 

donde  las  podamos  dar.          ^^^^| 

Amadís  y  Galaor 

RoMBRTO.     La  noche  podri  encubrilla,           ^H 

andamos  hechos  de  amor 

que  ya  comienxa  a  bajar;              ^| 

sin  que  la  dicha  nos  sobre, 

ya  no  se                                         ^M 

hasta  que  en  la  Peña  Pobre 

Carlos.                             ¿QuC  ocuiúo           ^M 

esics  penando,  señor. 

puede  movella,  Roberto?             ^H 

(Iahlos.    Púberio:  amor  lo  coocicrla; 

RODRRTO.      No  fi.                                                                       ^H 

á  Ninfa  en  tierra  6  en  mar 

Caklos.                ¡Extraña  coafudónt             ^| 

he  de  buscar  viva  ó  muerta. 

RoBEKTo.  ,  El  querella  es  lo  mis  cierto;          ^M 

UüKF.RTO.  Comiénzala  á  vocear. 

que  esta  es  propia  condición,        ^U 

(^AHLOS.    ¡Ninfa,  Ninfa! 

Cartin,  de  loda  mujer                      ^M 

fíoBKRTo.                       A  esotra  puerta. 

á  quien  más  atnnr  oblif;a.              ^H 

{Vanst.) 

Cam-os.       Roberto:  ¿do  puede  srr                  ^H 

que,  enamorada,  me  siga,             ^| 

ESCENA  111  (1) 

y  que  llegase  á  entender                ^H 

Sált  NrwFA  sola. 

que  fu^  por  darme  octsi¿n    ^^^H 
pira  dcjalla,  y  que  aii            ^^^H 

No  hay  cosa,  Señor,  que  pueda 

huyo  de  la  ubiijiaciún?          ^^^^| 

estorbarme  que  con  tanta 
diligencia  os  busque  y  siga, 
que  vos  propio  me  dais  alas, 
y  como  de  amor  me  habéis 
herido.  Señor,  el  alma, 

Robkuto.                  Ya  voy  tra*             ^^^H 

CABt-os.       ¡Ninfa,  Ninfa!              {Vast.^       ^| 

LAaMAOon.                         LucoBSOtt.                ^| 

Ni  al  hombre  ni  i  la  mujer           ^| 

cntieodu  que  podrá  ser,         ^^^^| 

Ahora  se  han  atrojado          ^^^^| 

(i)    Anl«?i  de  cíti  Mccna  hay  en  el  impreso  l<>  si- 

al  rio  y  pasan  á  nado             ^^^| 

¡-•Uicnir 

entrambos,  al  parecer;           ^^^| 

•  Sdfr  UH  Labhadoii. 

pero  no  es  muy  seguro  el  pato.    ^M 
Volme,  que  la  noche  cmpiejÜ^H 

t.AhRAi>oK.  Si  bukcji»  una  luuicr 

con  mis  cabras  paso  i  p**o>.^^^^| 

de  hermosura  celc*tial. 

( Oteen  dentrtí  Carltf^^H 

üioaa  ú  ninfa,  al  parecer. 

C«ntc<>a.       ¿Vicne*r                                        ^^M 

por  c«te  blanco  arenal 

RoiiKiiTO,                 San  Juan  decabtca         ^H 

al  aire  intenta  vcoccr. 

CAKt.o«.       ¡Ninía,  Ninfa!                                 ^| 

No  té  qu£  lleva;  parece 

LAii«AnoK.                    jKxtrañocaso!         ^H 

cierra  herida,  «cf  úa  va, 

iVttr^  y  tole  ^iiab  J^ñ 

JOBNAtiA  TERCEPA 


ra  con  agua  y  con  í'ratiízo 
[los  lóbregos  senos  rasgan, 
f  y  «I  soplo  del  viento  gimen 
'  sacudidas  estás  ramas, 

y  contra  mi,  al  parecer, 
'  agora  con  justa  causa 
I  se  conjuran  noche  y  nubes. 

vientos,  peñascos  y  plantas.. 
I  Pero  allf,  entre  acjuellas  peñas, 

diviso  una  luz;  sin  taita 

I4  cueva  debe  de  ser 

de  Anselmo,  cuyas  hazañas 

heroicas  pregona  el  cielo. 

Esta  es  la  dichosa  entrada 
■  y  esta  es  la  puerta.  ,;Qué  bien 
'  á  esta  pobreza  se  iguala? 
*  ¿qué  corte  ¿  esta  soledad? 

á  este  palacio,  .Jqué  alcázar? 

á  esta  humildad,  ;qu(í  grandeza? 
,  ¿qué  ventura  á  dicha  tanta? 
!  Ou'cro  llamar,  aunque  rompa 

de  su  tranquila  bonanza 

las  treguas.  ¡Anselmo,  Anselmo! 

jAnscimo,  Anselmo! 
L*io.{n<nf  10.)  ¿Quién  llama? 

L'n»  mujer  que  el  rigor 
I  de  las  nubes  besa  y  baña 
¡con  lágrimas  tus  umbrales. 
I  Ábreme,  Anselmo,  levanta. 
.Perdona,  mujer,  que  yo 

no  puedo  abrir;  pasa,  pasa 

delante  y  déjame  solo 
len  mi  quietud,  que  no  fallan 
I  adonde  ampararle  cuevas". 
1  Tu  persona  es  necesaria. 
'  Anselmo,  para  mí  agora, 

que  he  venido  en  tu  demanda; 

mira  que  me  envía  el  ciclo. 


ESCENA  IV 

N&BLMo,  ermitaño^  muj'  viejo  y  vestUlo 
de  palmai,  eon  ¡interna, 

.¿Quién  eres? 

Soy  una  esclava 
del  demonio,  una  mujer 
la  mayor  y  la  más  mala  (1) 
pecadora  que  ha  tenido 
la  tierra  entre  todas  cuantas 
ha  sustentado  y  sustenta. 
[Soy,  al  fin,  .Ninfa. 
i  Levanta, 

[ya  te  conozco;  ¿ :5uc  quieres? 
¡Anselmo,  echada  á  tus  plantas 
'  vengo  á  confesar  mis  culpas 
Ly  á  que  me  limpies  el  alma, 

3ue  por  la  mano  piadosa 
e  Dios,  .Anselmo,  guiada, 
|á  nado  pasé  este  rio, 
[adonde  supe  que  estabas. 
I  Dame,  Anselmo,  la  más  fiera, 
la  más  dura,  la  más  rara 
Lpcnitencia  que  mujer 


cor  y  U  mi.<(  lUcav,  en  el  impreso. 


haya  hecho  en  carne  humana: 
k^uc  he  ofendido  mucho  al  ciclo. 

Anselmo,  hsa  contrición  bastaba 
para  infinidad  Je  culpas. 
Levanta,  Ninfa,  levanta, 
y  pluguiera  á  Dios  que  yo 
en  cuarenta  años  que  pasaii 
que  ha  que  vivo  en  esta  cueva 
vestido  de  secas  palmas, 
siendo  hierbas  mi  sustento 
y  dris  peñascos  por  cam.n, 
hubiera  medrado.  Ninfa, 
en  la  conciencia,  en  ct  alma, 
tanto  como  tú  en  un  día 
no  más. 

Ninfa.  ¡Qué  humildad  tan  santa! 

Anselmo.  Entra  en  esta  cueva,  adonde 
jamás  entró  humana  planta 
después  que  yo  vivo  en  ella 
sino  tú  agora,  y  aguarda 
del  cielo  largas  mercedes, 
que  la  mano  soberana 
de  Dios  quiere  hacerte  Ninf.i 
del  cielo. 

Ninfa.  En  las  penas  largas 

del  in  tierno  mis  delitos, 
Anselmo,  apenas  se  pagan.   (Vantt.) 


ESCENA  V 

Salen  CARLOS  y  Ko&ehto  mojadüs,  que  han  pasado  4 

nado. 

Capi.os.    Ya  piso  tierra,  F<oberto. 
FtoHEPro.  il.iDdamcnte,  (Jarlos,  nadas! 
Cadlos.    Gracias  á  Dios  que  la  arena 
toco,  á  pesar  de  las  aguas. 

{Sale  Rübeno  {omo  nadando  en  leeco.^ 

Roberto.  Aún  estoy  yo  todavía 
en  el  gol  (o. 

Carlos.  Para,  para, 

que  va  estás  nadando  en  seco. 

Roberto.  ¡Hablara  para  mañana! 

Nunca  más  burlas  con  ríos, 
que  tienen  bellacas  armas; 
nade  un  delfín  que  lo  entiende, 
hijo  y  vecino  del  agua, 
que  de  aqui  adelante  soy, 
si  el  demonio  no  me  engaña, 
de  parte  de  los  mosquitos 
que  en  pipas  de  vino  nadan. 
¡Buenos  estamos,  por  Dios! 
Pasados  destotra  banda 
por  el  agua  como  huevos. 
¡Oh!  cinco  veces  mal  haya 
quien  sirve  á  loco  señor; 
quien  tras  vanos  cascos  anda, 
hecho  fantasma  en  la  tierra 
y  hecho  labanco  en  el  agua! 
Pues  la  noche  nos  ayuda, 
agua.  Dios,  hasta  mañana, 
agua  abajo,  y  agua  arriba, 
ella  es  famosa  empanada. 
Tiempo  pato,  tiempo  sopa, 
tiempo  hongo,  tiempo  rana, 
tiempo  muela  de  barbero, 


LA  NINKA  OCL-fUELO 


kARIOS. 


ROBKPTO. 

(lA.Pt.OS. 

KOBIÍÍTO, 


Carlos. 
Roberto. 


Carlos. 

H'IKF  I'  1  (.1 

Cari  OS. 

ROBKPTO. 


Cap  LOS. 

ROPERTO, 


Cahi.os. 

ROHKHTO. 


C.AKI  OV. 


licmp"  anu^,  in.iii[iu  linaza  (l): 
¿en  qui^  ha  de  parar  aquesto? 
;.Soy  Rarbanzü,  sov  paleta, 
soy  abadejo,  soy  herró? 
¿Qué  me  quieres? 

Ninfu,  a;;uarda. 
j  Adonde  estás,  dóode  huyes? 
Roberto. 

¿Qué  es  lo  que  manJas? 
¿Divisas  á  Ninfa? 

jBuenol 
|la  pre(junia  está  extremada! 
Pues  no  sé  si  estás  ahi 
sino  sólo  cuando  hablas, 
¿y  dices  si  la  diviso? 
•,Famosamente  despachas 
mis  servicios! 

Pues,  Roberto, 
vatnos  los  dos  á  buscalla. 
Estoy  aguado,  no  puedo 
y  á  un  rocín,  sin  tener  alma, 
cuando  lo  está,  no  le  corren, 
6  de  corrido  descansa, 
aunque  sí  ya  los  criados 
plaza  de  rocines  pasan, 
ya  he  cerrado  en  tu  servicio; 
viejo  estoy,  échame  albarda, 
ponme  á  una  noria,  que  suelen 
bI  caballo  de  más  fama 
cuando  ya  no  es  de  provecho, 
en  las  más  prósperas  casas 
dar  este  pago  los  dueños 
}  las  dueñas  ü  las  amas, 
y  más  SI  sabe  estas  cosas 
la  Duquesa  de  Calabria. 
\'o  hay  Calabria  ni  hay  Duquesa: 
-ola  Ninfa  es  la  que  manda 
Icntro  del  alma,  Rubeno. 
jNunca  yo  á  vella  llegara, 
nunca  yo  la  conocieral 
La  más  lóbrega  y  extraña 
noche  es  que  he  visto, 

(.SiK^nii  Jcttlro  ruido  iU  cadtna»  arras- 
tramto  t 

¿No  escuchas, 
si  no  es  que  el  miedo  lo  causa, 
Carlos,  un  son  de  cadenas? 
Los  sentidos  acobarda. 
¿Nosotros,  señor,  habremos 
venido  á  parte  que  vayan 
nuestros  nombres  solamente 
i  Cosencia? 

¡Cosa  rara! 
En  este  desierto  debe 
de  andar  penando  alguna  alma 
de  las  que  ha  sacado  Ninfa 
con  la  pistola  6  la  espada  (2), 
sino  es  acaso  la  suya, 
que  á  la  violencia  del  agua 
nndió  la  tirana  vida 
que  ha  sido... 

Roberto,  calla. 


(I)    Iviiút  cuiíro  veriot  tiliin  en  el  «mprcM 
(3.)     Kitc  verm  y  Int  íiitt  y  «¡ele  i|uc  le   síKurri  na 
ei»n«un  tn  t\  impreto. 


ROBEHTO. 
C  APIOS, 

Roberto. 


f^AMI.OS. 


Roberto 


Lapi.os. 


Roberto 

Cabi  ns. 


Roberto, 

Carlos, 

Roberto 
Carlos. 

Roberto, 


Carlos. 


que  la  belleSt  de  Nfof 
es  inmortal,  y  no  bastad 
la  muerte  á  vencella. 

{Siitna  ruido.) 

Ya  se  acerca  la  lantasma. 
No  temo  nada,  Roberto. 
.  Ya  sé,  y  mucho  más  bataH 
con  esiúmai;os  de  viento, 
que  pasan  las  estocadas 
por  el  aire  y  queda  un  hf>r 
en  brazos  de  una  taraíca 
que  le  hace  harina  tos  gUes 
sin  mirar,  ni  locar  nada. 

(Suena  rtii¿ 

De  veras  va  esto:  se  acerca. 
.No  lemas,  que  la  mañana, 
desmenlidora  de  sombras 
de  la  noche  oscura  helada, 
ábrelas  puertas  al  sol 
y  reciben  las  montañas 
en  fuentes  de  peña  vi»a 
racimos  Je  uro  y  de  nácar, 
y  no  hay  temor  que  amedr 
cuando  á  la  tierra  acompar 
ios  rayos  del  soL 

Agora 

entre  aquellas  peñas  pardas 
parece  que  un  mostró  viene 
andando  hacia  acá  y  á  rastra, 
una  cadena  por  tierra. 
]Pesada,  espantosa  carga: 
notablemente  me  asombra! 
No  es  mostró,  cosa  es  hur 
que  om  el  largo  cabello 
lleva  cubierta  la  cara 
y  el  cuerpo  de  pardas  pielesij 
¡Prodigiosa  vista! 

Espanta. 
L'na  calavera  lleva 
en  la  mano  izquierda  y  rasga 
cun  la  derecha  y  con  una 
piedra  el  pecho. 

Ella  es  exii 
penitencia. 

(Sale  Ninfa  como  $«  Ka  ditkt 
yutrla  y  intrate  por  ntrt.) 

Ya  se  vuelve 
huyendo,  que  al  viento  ¡gui 
como  nos  ha  visto. 

Pienso 
que  es  mujer. 

Y  no  te  engiAi 
El  alma  me  da,  Roberto, 
que  es  Ninfa,  y  me  lleva  rí 
¿Ninfa  vestida  de  pieles  (>) 
con  Cddena  y  con  la  anurg; 
de  la  muerte  imagen  fea. 
rompiendo  la  no  tocada 
nieve  de  su  pecho?  Essueí 
es  burla. 

Muicr.  aguarda. 


(1)    .Vo  aparrcen  ^«ir  v  io«  cu»iio  v% 
en  el  Imprno. 


JOUNAOA  TCRCCTA 


46? 


SI  eres  Ninfa  ú  sombra  suya 
¿  mi  voluniaJ  ingraU. 
Carlos  soy. 

'Dentro.)  '  No  tc conoíCg; 
hombre,  no  me  sigas. 

Para, 
refrena  el  ligero  curso. 
Busca  á  Diob. 
ro.  Ese  te  valj^a, 

y  dcsta  sombra  le  libre 
que  le  si^ue  y  no  te  alcanza: 
y  ansí  me  da  un  amo  cuerdo, 
que  no  es  pequeña  ventaja.  (Vuíf.l 

ESCENA  VI 
U  Nl^rA  sola  como  antes  de  ptnxtciicui. 

persecución,  Señor,  imporla 
igalo  mió,  vengan  muchas, 
ndo  Vos  mi  amparo  no  las  temo, 
e  me  sigan  con  mayor  extremo, 
no,  3  cuyos  pies  mis  culpas  dije 
lio  la  divina  Eucaristía, 
me  esta  cadena  en  penitencia, 
¿  cilicio  suyo  y  esta  dura 
ion  que  mi  pecho  y  mis  entrañas 
memori.i  de  la  muerte  fiera 
ro  duro  las  convierte  en  cera, 
stas  pieles  de  animales  licros, 
da  vez  pasar  me  manda  el  rio 
■parlada  dé!  en  la  otra  banda 
[ruta  más  áspera  procure 
He  llevar  mi  pensamiento, 
e  vemos  ejemplos  cada  día 
il  que  causa  nuestra  compañía, 
parece  que  hay  dentro  del  rio 
ir<]uero  ha  saltado  en  tierra  agor». 
>n  la  lluvia  de  la  noche  oscura 
7Ío  raudal  lleva,  y  la  creciente 
>osibte  que  pasalla  intente, 
s  que  en  puente  ó  barca,  y  quiíá  el  ciclo 
la  parte  me  encamina. 


ESCENA  Vil 

Síttt  un  Barquero.— Nt.Hi  *. 

Bakqiieho. 


I  ¿Quieres 

ijcr,  el  rio? 

Ninfa. 
Si,  quisiera, 
lampona  pisar  la  otra  ribera, 
^k  Barquero. 

^R  la  barca,  pues. 

Ninfa. 

No  tengo  cosa 
arle. 

Bab^l'euo. 

Eso  no  imporla,  si  eres  pobre, 
imina  aprisa. 

Ninfa. 

El  bien  te  sobre.  ( vaiat.) 


ESCENA  VIH 

S.tlen  H'iMBRí  u  y  Cahlos 

Carlos. 

Sombra  dcbíú  de  ser,  Robcrio,  aquóll  > 
que  el  viento  la  llevó. 

KOBERTÚ. 

Los  que  han  perdido 
tildo  os  anio|,)s  cuanto  ven.  Concluye 
imaj^inando  que  perdiste  á  Ninfa 
V  que  si  bien  te  quiere  ha  de  buscarte 
y  que  si  no,  que  es  imponible  Cosa, 
aunque  corras  la  tierra  en  busca  suy^, 
ni  aunque  surques  el  mar  á  vela  y  rcmoi 
que  la  rriujer  olvida  con  extremo. 
Advierte  que  eres  Duque  de  Calabria, 
que  tienes  por  mujer  tan  gran  señora, 
que  lo  menos  que  tiene  es  ser  legitima 
hija  de  un  Rey  de  .Ñipóles,  y  mira 
no  tf  castigue  el  cielo. 

Cabi  os. 

Como  cuerdo, 
llobcrto,  me  aconsejas;  yo  esioy  loco. 
Dar  vuelta  procuremos  a  Cosencia 

KoBEJiTX). 

Hace  como  quien  es  vuestra  csclcncia. 

.NiNKA   (Pintru  da  initu) 

iQ\ie  me  ahogol  iSocorrol 
Cakuos. 

Voces  suenan. 

Rüllf  HTO. 

Serán  de  ganaderos. 

NlNKA. 

iQue  me  ahogo! 

Carlos. 
Voces  son  de  mujer;  guia,  Roberiu, 
á  la  puente. 

Roberto. 
|Nolab1e  desconcierto!      (yin$t) 


ESCENA  IX 

Sale  eí  Bauvuiro  arraitrandn  é  Ni.mjía  Jí/oj  calrillo» 
por  ti  tablado. 

NiNPA. 

¡Que  me  ahogo,  piedadl 

lÍAROUl.Hü. 

No  saldrás,  Ninfa, 
con  lo  que  intentas  esta  vez,  ni  el  cíelo 
ha  de  poder  librarte,  ni  ese  viejo 
.•\nseimo.  mi  enemigo.  jMuere,  ingrata!, 
que  el  mismo  á  quien  serviste  ése  te  matu. 
No  has  de  lograr  la  penitencia  ¡muere! 
pues  has  sido  mi  esclava  en  mi  servicio, 

aue  no  le  has  de  alabar  de  la  Vitoria 
el  haberme  dejado  á  tan  buen  licnipo. 


1.A  NlífFA  DEL  CIELO 


ESCENA    X 

S<j/<«<  CvíTouío.— INICUOS. 
CvSTODlO. 

Ya  no  es  lu  csclsva,  cese  lu  caiiipo; 
Ninfa  es  del  ciclo;  apártate  encmifío. 

Bakquero. 
^Hasia  aquí  me  persigues?  ^Quv  niu  quicios? 

Custodio. 
Quitarle  á  Ninfa. 

BAAQt'EtlO. 

Vesla  ah¡, 

CnsiüiHo. 

Barquero 
ifcrnal.  vete  aftora. 

Barquero. 
Yo  me  parto; 
mas  yo  me  vcnyaré. 

CuSTOlJlO. 

Vele,  enemigo. 
Sigúeme,  Ninfa. 

•NiNI-A. 

Ya,  mi  bien,  te  sif^u. 

(Vanu.) 

ESCENA  XI 

Sai*  la  HuqUBSA  y  todos  ¡os  que  puedan  con  eila 
dt  casa. 

Umo.         Aquí  vueselcncia  puede, 
sí  quisiere,  descansar. 

DoQUiisA.  Ya  no  hay,  Oncnsio,  luj;ar 
para  mi  descanso;  excede 
la  pena  al  mayor  descanso, 
el  pesar  al  mayor  {{usio, 
L]ue  puede  mucho  un  disgusto. 

ESCENA  Xl! 

íialt  el  Vt.iTii» 'jut  salió  ai  principio  de  la  forntxda. 
Diciiús. 

Pastor.    Tienes  de  pagarme  e!  ganso. 
Dlii,)iiESA.,;(^Jué  tiene  ese  labrador? 
Pastor.    Señora,  pues  me  ha  escuchado; 

un  criado  mal  criado 

luyo  entró  por  Vaidcflor 

cuando  pasó  por  allí 

agora  su  señoría, 

con  toda  la  fantasía 

que  en  toda  mi  vida  vi; 

y  al  pasar  della  laguna 

una  pedrada  tiró 

á  un  ganso,  y  me  le  malo 

sin  hclle  cosa  ninguna, 

y  no  mo  quiere  pagar 

lo  que  vale. 
DuQi'KSA.  ^Quién  ha  sido.* 

Pastoh.    a  fe,  si  hubiera  querido 

la  señora  del  lugar 

que  estuviéramos  mejor 


de  io  que  esiamo's  uau 
pues  tien  vasallos  honrado 

DirtLESA.  No  os  ailijáís,  labr;idor. 
Ilacelde  dar  lo  que  vale» 
y  vuélvanle  luego  fi  ■"»••"" 

Pastor.    Dios  le  dé  mucho  'i 
porque  la  presfii  • 
siempre  á  lan 
como  mue>a  a; 

DüyUESA.  Venid  acá:  ¿qué  se  ha  hecN 
Ninfa? 

Pastor.  De)6  á  Valdcilor, 

y  por  su  bellaquería 
h  poco  recalo,  en  lin, 
la  gozó  un  hombre  roín 
estando  allá  en  su  alquería,] 
y  burlada  la  dejó: 
y  ella,  loca  y  agraviada, 
por  quedar  dcste  vengada 
bandolera  se  tornó; 
hasta  que  enviando  el  Rey 
un  tercio  de  infanteria, 
su  furia  huyó  en  compañía 
de  un  caballero  sin  ley 
que  dicen  que  era  CASado« 
y  aun  hay  quien  ha  dicho 
que  era  ej  Duque... 

IDiiyuESA.  Acaba, 

Pastor.    De  (Calabria,  y  que  le  ha  di 
la  palabra  de  matar 
á  su  mujer,  ^uc  diz  que  es 
una  santa,  y  cjue  los  pies 
no  le  merece  el  besar. 
¿De  qué  lloráis? 

DuQURSA.  Hamedado 

compasión  esa  mujer. 

Pastor.    Otra  tal  encontré  ayer 
viniendo  tras  mi  ganado 
de  esa  montaña  al  pasar. 
Sentlla  que  caminaba, 
que  atrás  el  viento  dejat 
sin  volver,  hasta  llegar 
al  río,  donde  s¡i  echó, 
y  un  hombre  que  la  seguía 
con  otro  en  su  compañía 
dándole  voces,  corto 
también  el  agua  tr«&  ella. 
,¿Cómo  la  llamaba? 

El  namf 
no  le  escuché  bien. 

¿Yclhofl 
Era  de  presencia  bella 
y  que  moviera  á  respeto 
á  cualquiera  su  persona. 
.  A  fuego  y  sangre  pregona 
en  público  y  en  secreto 
la  fortuna  contra  m( 
guerra  de  celos  cruel. 
El  Duque  es  éslc,  y  si  es  ¿I 
ya  el  bien  y  la  paz  perdí; 
porque,  aunque  son  ilusión 
los  celos  imag"  '  *  •' 
cuando  son  a. 
son  ciencia  ^r      , 
(^)uiero  8\<  '-     -1 

¿Conoces    1  .'mI!;.!"* 

Pastor.  No; 


Duquesa 
Pastor. 

Duoi'ESA 
Pastor. 


Duquesa 


JORNADA  TEBCEKA 


porque  después  que  murió 

su  padre,  nunca  jamás 

los  de  Valdcilor  la  vinius. 

ha&la  que.  siendo  mayor. 

por  el  campo  á  VaUellor 

trocó,  aunque  lodos  sentimos 

el  faltar  de  su  lugar 

en  extremo. 

^Esa  mujer 

que  encontraste,  puede  ser 

úe  ese  modo? 
OH.  Que  pensar 

con  aqueso  me  habéis  dado; 

porque  huyendo  del  furor 

del  Rey,  con  tanto  valor 

puede  ser  se  haya  escapado 

)  yo  no  la  conociese; 

pero  el  galán,  .¡quién  sería, 

que  tan  Idco  la  scujuia? 

Puede  ser  que  el  Duque  fuese. 

La  presencia  era,  pardicz, 

de  Duque  ó  de  gran  señor. 
£SA.  Llevad  este  labrador. 

que  he  de  salir  esta  vez, 

lOriensio,  de  mi  sospecha. 
'¿Dónde  me  Quieren  llevar? 

Gula  hacia  el  misino  lugar 

que  dices. 

"_  No  te  aprovecha 

"querer  dar  excusas  ya. 

Llevadle. 

¡Señora! 

El  coche, 

jhola! 
liR.  ¡Vine  de  allá  anoche 

y  he  de  volver  hoy  allá! 

¡Qué  importa,  pues  interesa 

>aga,  que  mil  leguas  ande? 

;No  basta  que  te  lo  mando 
li  scmira  la  Duquesa? 

¡Nunca  yo  pidiera  el  ganso!  (i ) 
%&Jl,  iQuL'  me  cuestas  de  desvelos, 

Carlos!;  mas  ^'cuándo  los  celos 

lieron  al  alma  descanso? 

(Yante  loílox). 


ESCENA   .XIII 

Sale  StsrA  i«la 

Tente,  aguarda,  esposo  amado; 
,;cómo  te  vas  y  me  dejas, 
,y  de  mis  brazas  te  akjas? 
¡Qué  nuevo  amor  te  ha  llevado? 
Tampoco  estás  satisfecho, 
Pdejándome  en  triste  calma 
ícl  que  me  enamora  el  alma 

del  que  me  abrasa  el  pecho? 
)ormida  me  habéis  dejado 
y  os  vais,  Señor,  ¿cómo  es  Calo?, 
volved  á  casa  tan  presto; 
,;me  habéis,  mi  bien,  olvidado? 


ios  tres  versos  que  siguen  faltín  cn  el 


¡Ay,  que  me  abruHo,  por  vos!  1 1) 
Volved,  iíloria  de  mi  vida, 
que  estoy  de  amores  perdida; 
tomad  el  alma,  mi  Dios. 
Volved,  no  me  deis  enojos, 
porque,  entretanto  que  voy 
tras  vos,  mi  bien,  Ninfa  soy 
de  las  fuentes  de  mis  ojos, 
Arboles,  fuentes  y  peñas, 
al  alma  no  le  ascondáis, 
que  porque  de  el  me  digáis, 
yo  os  daré  todas  las  señas. 
Es  á  la  parda  avellana 
semejante  su  cabello; 
al  blanco  marñl,  su  cuello^ 
sus  mejillas,  á  la  grana; 
su  frente  es  nevada  falda, 
que  de  mil  claveles  rojos 
termina,  un  valle;  sus  ojos 
son  dos  soles  de  esmeralda; 
corona  las  niñas  bellas 
de  celajes  carmesíes; 
sus  labios  llueven  rubíes^ 
sus  dientes  nievan  estrellas. 
¿May  quién  del  me  di^a,  hay  quién 
inc  le  enseñe?  Peñas  duras, 
arboledas,  fuentes  puras, 
decid:  ¿dónde  está  mi  bien? 

ESCENA  XIV 

Ei  Cristo  tn  la  futnte.—}iinrA. 

¡Ninfa! 

Señor,  ¿dónde  estáis? 
Aqui  en  esta  fuente  estoy. 
Allá  á  ser  Narciso  voy. 
si  vos.  Señor,  me  miráis. 
Llega,  llc^a. 

¡Esposo  mío, 
mi  bien,  mi  Señor,  mi  Dios! 
Presto,  Ninfa,  de  los  dos. 
ya  que  en  tu  valor  confio, 
el  desposoiio  verás; 
confia  aquesto  de  mi  (3). 
Presto  partirás  de  aqui 
y  al  sol  belleza  darás, 
y  para  no  ser  ingrato 
amante,  lo  que  esté  aubcnic, 
Ninfa  mia,  en  esta  fuente 
te  dejaré  mi  retrato, 
aunque  es  imposible  estar 
ausente  de  nada  yo. 
¡Mi  bien,  Señor!.... 

{ücsapartct  W  Cri?>to 

ESCENA  XV 


Aiómase  Carlos  «h  lo  alto,  encima  de  la  uinmii 
fuente. 

Carlos.  Nü  igualó 

al  viento  vela  en  el  mar, 
como  iras  Ninfa  me  lleva 


Ckistü. 

NlNKA. 

Ckisto. 
Ninfa. 

('msTO, 

Ninfa. 

CkiSTO. 


Ninfa. 


(i)    También  Ostc  y  lo;;  ircs  que  le  siiíuen. 

(3)    En  el  impreso:  «que  a  l*s  lisus  vcnf;o  Bst». 


LA  NINFA  DEL  CIELO 


el  pcnsamlcñt^rarzadw 

de  mi  enemigo  cuidado 

en  d.manda  de  su  cueva; 

que  mudando  el  pensamiento 

del  amor  que  me  lenia, 

en  eslus  monies  porfía 

ser  prodigioso  porienlo. 

Y  asi  trab  sus  pasos  voy, 

celoso  y  determinado, 

que  de  ver  que  me  ha  olvidado 

corrido  en  extremo  estoy; 

y  aun  rabio  de  vella  ansí 

de  uiro  dueño  enamorada. 

Toda  esta  es  peña  tajada, 
_  no  puedo  pasar  de  aqui. 

Ninfa.      Mi  bien,  no  os  vais  tan  aprisa, 

dadme  un  abrazo.  Señor, 

que  quedo  mueria  de  amor. 
Caklos.     Aquella  que  se  divisa 

sobre  aquella  fuente  a^ora 

es  Ninta,  si  no  meengaño. 
lis»  A.      ;Por  la  imagen  de  mi  daño 

Truecas  la  que  el  alma  adora? 

l-'uente,  ;aué  es  esto?  ¡ay  de  mi! 

pues  donoe  el  cielo  me  honró, 

del  perro  que  me  mordió 

el  retrato  miró  en  li, 

lAl^a  lat  ujdi  arriba  y  quurt  huir.) 

\\\\  está  el  original: 
huir  quiero. 
vARLos.  ]E!xtraña  cosa! 

Mi  bien,  aguarda,  reposa. 
fK.      Causa  de  (odo  mi  mal, 
déjame. 

Carlos.  Aguarda,  O  si  no 

me  despeñaré  de  aqui. 

NiNKA.      Si  se  despeña  de  allí 

vengo  á  ser  la  causa  yo 
de  perderse  un  alma,  y  son 
los  peligros  que  recelo 
extraños,  si  aguardo;  ¡ay  cielo! 
¿que  haré  en  tanta  confusión? 

Caalos.   ¿Cómo  es  posible  que  olvidas 
tanto  amor  y  voluntad? 

NiNKA,       Sigo,  Carlo«>,  la  verdad 

del  cielo;  el  bien  no  me  impidas. 
Ucjamc,  que  ya  no  soy, 
Carlos,  la  qué  conociste; 
ya  soy  una  sombra  triste, 
ya  con  otro  dueño  estoy. 
Dios  ha  tenido  de  mi  ( i ) 
lástima,  y  me  ha  remediado, 
y  matiimonio  he  tratado 
con  El,  Carlos,  vuelve  en  ti; 
que  ya  soy  de  Dios  esposa, 
y  tuya  no  puedo  ser; 
vuélvete  con  lu  mujer, 
que  es  honesta  y  virtuosa. 
Va  yo  no  estoy  de  provecho 
para  el  mundo,  que  me  lita 
otro  pensamiento;  mira 
hecho  pedamos  el  pecho, 
sangriento  el  cuerpo  y  llagado, 


(i)    Bíie  y  lo»  Jic*  y  oucr«  vl•r^ 
Ulun«D«l  iinprevo 


porque  con  ts: 
que  arrastro  [  n| 

y  prisión  de  mi  pccaao, 
)ustaiiicnie  le  castigo 
toda  la  noche  y  el  dia, 
que  ha  sido  del  alma  mía 
mi  más  mortal  enemigo. 
Todas  las  cosas  se  acaban. 
Carlos,  y  la  edad  ligera 
lleva  nuestra  primavera 
'  i  la  muerte  y  no  se  alaban 
los  homenajes  apenas 
que  pudieron  resistir 
á  los  tiempos  sin  rendir 
8  la  tierra  sus  almenas. 
Carlos,  lu  vida  gobicrr 
en  lo  mejor  de  tus  ant 
pues  ves  tantos  dcscn^ 
que  hay  muerte  y  hay 

Cap  LOS.    Venturosa  penitente, 

ya  que  esa  causa  te  aleja 
do  mi.  que  (c  beie  deja 
las  plantas.  Ninfa,  detente. 
(V- 


ESCENA  XVI 
La  Ddqc»*,  RoaanTO  y  twla  la  cumpañt» 

Roberto.  Señora:  en  esta  ocasión 

que  debes  tanto  i  fíobeno, 
siguiendo  sin  seso  al  Duqu 
como  á  tu  cuidado  pienso 
injustas  ó  justas  cosas 
quien  no  obedece  sirviendo  , 
á  su  dueño,  y  m4s  en  éstas^ 
que  no  han  tenido  remedio» 
Para  el  suyo  te  ha  traído, 
sin  duda,  señora,  cíclelo, 
porque  en  estos  montes  andi 
sombra  y  engaños  siguiendo. 

Duques*.  Aunque  el  Duque  me  ;ibor"" 
Koberlo,  le  adoro  y  quiere 
mis  que  á  mi  misma,  y  ar 
ansiosa  á  buscarle  vengo, 
l.a  fama,  que  siempre  ha 
de  todas  nuevas  correo, 
me  avisó  de  la  jornada 
del  Duque  j  de  su  suceso. 
Sin  poderme  resistir 
parii  de  Cosencia  luego, 
encaminada  i  este  bosque 
de  mi  amor  y  de  mis  celo» 
que  con  sola  mi  oersona 
reducir  acá  los  pienso 
sin  darle  á  entender  que 
causa  mis  rabiosos  celos. 
Pártete  con  la  mitad 
de  mis  criados.  Kobcrlo, 
hasta  que  el  Duque  ettcoi 
diciéndolc  cómo  quedo 
cazando  en  el  bosque  i 
de  haber  venido  i  ntc  pi 


^^^^^^^^^^^^^^joñriAOA 

TtTRCERA 

^^^^^^^^46^^B 

en  devota  rdrherfi 

DUOUESA 

.¿Quién  eres?                                  ^^^| 

'            á  ver  la  ermita  de  An&clmt», 

Ninfa. 

Un  mostró  fiero         ^^^B 

un  varón  saniu  que  dicen 

de  (Calabria,  un  basilisco,                 ^^^H 

que  vive  en  esie  desierto, 

una  víbora,  un  incendio.                  ^^^H 

y  me  entretengo  cazando 

Duquesa 

.¿Quién  eres,  mujer,  al  tín.'^             ^^^| 

'            en  lanío  que  á  velle  vuelvo. 

Ninfa. 

Ninfa                                                ^^^1 

encubriendo  lo  posible 

Duquesa 

¡Válgame  c]  cielo!         ^^H' 

1            que  ha  sido  otra  causa. 

¿Til  eres  .Ninfa?                               ^^^H 

►ERTo.                                       Hoy  veo 

NiNKA. 

Yo  soy  Ninfa,       ^^H 

en  li  un  romano  valor. 

que  pago  lo  que  te  debo:                  ^^^| 

|}UESA.(^>uc  he  sabida  que  á  lo  mcsmo 

perdóname  en  este  trance                ^^^M 

¡             se  ha  detenido,  y  que  estoy 

las  ofensas  que  te  he  hecho,            ^^^H 

'            loca  de  gusto  y  contento. ' 

porque  morir  á  tus  manos               ^^^H 

teíTo.  Vamos. 

son  soberanos  secretos.                     ^^^| 

puESA.              Quizás  pondré  ansí 

Duquesa 

.  Admirada  estoy.  ¿Qué  hacías          ^^^| 

á  mis  desdichas  remedio. 

de  tal                                                 ^^H| 

»itKTo.  Iluülgome,  porque  salgamos 

Nl.SFA. 

Rstaba  haciendo        ^^^B 

de  ser  amantes  del  yermo.  (ro»# ) 

penitencia  de  mis  culpas.                ^^^| 

>.          Puesto  que  de  tus  sospechas 

^^^^1 

hayas  visto  los  efetos, 

i^^^^^l 

diviértete,  si  es  posible, 
que  te  matarán  ios  celos. 

^^^H 

p»o.       ¿(^)uieres  que  echemos  un  gamo 

5<i(«  Canloi.  — Dicno&.               ^^^^^^H 

porque  le  mates? 

^^^^^^B 

0.                                    Yo  creo 

Cakijos. 

|La  Duquesa  aquil  ¿Qué  es  esto?           ^M 

que  uno  corta  aquellas  ramas 

¿Quién  te  ha  muerto,  Ninfa?                  H 

agora. 

Ninfa. 

Carlos:        ■ 

|ucsA.          Matalle  quiero; 

no  te  alteres,  que  es  del  ciclo                 H 

haré  verdad  el  achaque 

en  mi  predestinación                                ^|i 

y  con  él  lisonja  al  dueño 

inexcrutable  rodeo.                                  ^| 

que  adoro  y  huye  de  mi. 

Pensando  que  era  animal                         ^B 

>.          Tírale  y  pásale  el  pecho 

tu  esposa  misma  me  ha  muerto,      ^^^B 

con  fl  venablo. 

que,  para  descanso  mió,                   ^^^H 

\VhSk.                         Camilo: 

es  de  mi  muerte  instrumento.          ^^^H 

rayo  será  de  mis  celos. 

Carlos. 

Déjame  besar  mil  veces                   ^^^| 

lo.       Cayó  en  tierra. 

esas  heridas.                                     ^^^H 

(Tira  *l  venablo  la  Duquesa  y  dice  Sin" 

Ninfa. 

Al  cuerpo                    ^^^1 

íiaenlfo.) 

no  me  toques:  tente.  Carlos.           ^^^| 

FA.                              ¡Muerta  soy! 

Caulos. 

liaré  locuras  y  extremos.                ^^^| 

(CESA.  Voz  humana  fue. 

Ninfa. 

Carlos:  lo  que'  importa  más             ^^^| 

FA.       {Sale  ron  el  venablo  airayttaao.) 

es  buscar  á  Dios,  que  aquesto        ^^^| 

Ya  el  cielo 

es  regalo  para  mi.                             ^^^H 

venganza  de  tantas  vidas 

^^^^1 

ha  tomado  en  mi,  que  en  tiempo 

^^^^H 

ninguno  puede  íaltar 

la  verdad  de  su  evangelio: 

ESCENA  XVIII                      ^^M 

quien  á  hierro  mata  es  justo 

Aparttt  tt  Cni&TO  batandn  en  una  peana,      ^^^^H 

que  muera  también  á  hierro. 

y  va  subiendo  Nt^^'A  en  otra.                  ^^^^H 

iTESA.  Llegad  y  mirar  quién  es. 

^^^^H 

'A.       ^Eres  tú  la  que  me  has  muerto? 

Cristo. 

¡Ninfa  esposa!                                 ^^H 

lUESA.  ¿Quién  eres? 

Ninfa. 

¡Amado  dueñof         ^^H 

FA.                           Una  mujer 

Cristo. 

Nuestras  bodas  se  han  llegado;       ^^^| 

que  ha  ofendido  mucho  al  cielo 

vestido  de  boda  espero;                     ^^^| 

y  que  pago  mis  pecados 

venid,  hermosa  paloma,                   ^^^H 

desta  suene. 

que  ya  ha  pasado  el  invierno,         ^^^H 

líiESA.                    |fc|  es  portento 
prodigioso! 

y  en  el  inmortal  Abril                      ^^^H 
las  llores  aparecieron.                       ^^^H 

FA.                         Ya,  señora. 

Llegad  á  mis  brazos,  Ninfa,             ^^^H 

que  en  las  manos  vuestras  muero. 

y  Nint'd  sólo  del  cielo.                        ^^^H 

decid  quién  sois. 

Ninfa. 

Mi  bien,  mi  gloria,  mi  esposo,        ^^^H 

lUESA.                            La  Duquesa 

por  vuestro  costado  quiero              ^^^H 

de  Calabria,  que  entendiendo 

entrarme  en  Vos.                             ^^^H 

que  eras  algún  animal. 

Cristo. 

Ya  estáis.  Ninfa         ^M 

entre  estas  ramas  he  hecho 

y  querida  esposa,  dentro.                       ^M 

cosa  que  me  pesa  tanto. 

Ninfa. 

Apretadme  más  los  brazos,                   ^M 

A.      Justamente  me  habéis  muerto, 

mi  bien,  mi  amor,  mi  remedio,        ^^^| 

porque  os  he  ofendido  inucho. 

que  en  ellos...                                    ^^H 

COMEDIAS  BE  TIPSO  DE  MOLINA.— TOMO  ti 

^^1 

EL  HONROSO  ATREVIMIENTO 

lDIA   famosa  por   el  maestro   tirso  de  MOLINA 


PERSONAS  QUE   HABLAN   EN    ELLA   (D 


Lisa  URO. 

Candado,  gracioso 
El  Dliqi;k  db  Ferrara. 
Honorato,  viejo. 
El  Dux  de  Venecta. 
Marciü,  ffemilHombre. 
LEUOy  caballero, 
FiLiBERTO,  caballero. 


Dos  Fmbajauokes  |venkcianos|. 
Vebino. 

DiODORO. 

KuLOENciA,  imijer  de  Lisauro. 

EfigenciAj  su  hija. 

Decio. 

Jl'uo. 


[ORNADA  PRIMERA 


ESCENA  PRIMERA 

^LiuuRo,  como  in  lu  cata;  Monokato,  yi(/o; 
I  y  VEKino,  desenvainadas  las  tspaáax. 

LlSAUKO. 

io  nos  habéis  de  sobresalto, 
son  que  venis  tanto  me  pesa 
to  me  hallo  de  socorro  falto. 

Honorato. 
eligro,  Lisauro,  nos  da  priesa: 
indo  me  vendrán  desde  Rialio 

Encnnigos,  que  tendrán  la  presa 
ierta,  v  su  venganza  por  sin  duda, 
nos  dais  para  huir  ayuda. 

LiSAirNO. 

liados  están  todos  en  casa, 

os  será  seguro  el  despertallos, 
jenlras  el  furor  que  tenéis  pasa 
IVncda  os  podrán  sacar  caballos, 

le  en  ella  la  tierra  es  tan  escasa 
>ródigo  el  mar  por  excusallosr 


que  es  tan  casero  y  manso  aquí  que  fragua, 
cual  veis,  en  vez  de  piedras,  calles  de  agua. 
Mas,  ^qué  ocasión  la  ha  dado  á  que  el  consejo 
de  vuestras  canas  no  haya  reprimido 
vuestro  enojo,  Honorato? 
Honorato. 

Es  en  el  viejo 
la  ira  más  cruel,  cuando,  atrevido 
el  mozo  á  su  respeto,  que  de  espejo 
le  ha  de  servir,  se  arroja:  hame  ofendido 
un  mozo  mercader:  pero  ,;quc  importa 
ser  hielo  la  vejez  si  el  hielo  corlar* 
Averiguando  cuentas  Feliciano 
conmigo,  porque  aquesta  señoria 
en  Marte  y  en  Mercurio  cortesano 
funda  la  dicha  de  su  monarquía, 
quiso,  tras  un  mentís,  alzar  la  mano; 
pero  la  mia,  aunque  caduca  y  fría, 
sacó  la  daga  que  en  su  pecho  necio 
vengó  su  atrevimiento  y  mi  desprecio. 
Acudieron  sus  deudos  y  parientes, 
y  tomando  por  suya  aquesta  ofensa, 
sacaron  armas,  convocaron  gentes, 
y  la  que  vino  fué,  Lisaunj,  inmensa; 
mas  Verino  y  Diodoro  que,  obedientes, 
dieron  á  mi  valor  nueva  defensa 
y  á  su  amor  tilial  fama  debida, 


Fifruran  lUcmas  Marcelo,  un  Criado;  Labradores  y  Soloadoc. 


vida  me  dictun.  si  les  di  U  vida. 
Sacáronme  en  los  brazos,  y  saltando 
en  una  de  las  góndolas  compuestas 
que,  en  vez  de  coches,  olas  van  surcando 
por  calles  de  agua  á  su  humedad  opuestas, 
á  pesar  de  los  deudos  que  gritando 
hacían  sus  injurias  manifiestas, 
doblando  esquinas,  con  la  noche  escura 
nos  trajo  á  vuestra  casa  mi  ventura. 
Considera  cuan  cierta  está  mi  muerte 
si  no  me  da  favor  vuestra  nobleza. 

LisAt;Ro. 
Aunque  el  Senado  de  la  misma  suerte 
castiga  á  quien  avuda  h  flaqueza 
del  que  huye  su  rigor;  por  ser  tan  fuerte 
la  ocasión  y  importaros  la  presteza, 
por  lo  menos  la  vida,  noble  viejo, 
obras  os  quiero  dar,  palabras  dejo. 
En  mi  góndola  entrad  los  tres  conmigo, 
que,  con  la  oscuridad,  de  marineros 
vestidos,  llegaremos  á  Uovigo, 
seguro  asilo  de  sucesos  fieros; 
en  ella  os  dejaré,  Honorato  amigo, 
crédito  en  mercaderes  y  dineros,  , 

que  la  justicia  ya  os  tendrá  embargada 
vuestra  copiosa  hacienda,  bien  ganada. 

Honorato. 
No  es  bien  que  tal  valor,  Lisauro,  ofenda 
con  agradecmiientos  que,  prolijos. 
del  lisonjero  suelen  ser  la  hacienda, 
pagando  en  viento  beneficios  fijos; 
si  permite  la  ley  que  un  padre  venda 
en  la  necesidad  sus  mismos  hijos, 
estos  mis  hijos  son,  servios  con  ellos, 
aunque  no  es  presentároslos  vendellos. 

VPBINO. 

En  el  cielo,  I.ísauro  amigo,  espero 
que  ocasión  me  dará  en  que  satisfaga 
la  merced  que  al  silencio  dejar  quiero. 

DlÓDORO. 

Si  Aristóteles  dijo  que  no  hay  paga 
que  iguale  al  beneficio  que  es  primero, 
pues  por  más  que  un  amigo  después  haga, 
siempre  se  queda  en  pie  el  habelledado 
SU  amigo  el  beneficio  adelantado, 
mal  podremos  pagar;  mas  quien  ofrece 
lo  que  tiene,  Lisauro,  libre  queda. 

LlSALfRO. 

Tiempo  habrá,  amigo,  aunque  veis  florece (i) 
lili  dicha,  en  que  cobrar  de  los  tres  pueda 
esta  amistad  que  vuestra  fe  merece; 
y  quiera  Dios  no  sea  en  la  moneda 
misma  que  os  doy. 

Honorato. 
Las  almas  obligamos. 
Lisauro- 
Segura  es  ta  hipoteca:  vamos. 

Touos. 

Vamos.        (Vanií.) 


(i)    Supliüi  esta  palibra  que  falta  co  el  original. 


Ledo. 

KlLIBERT 

Lelio. 


KaiBERT 

Lbiio. 

FlLIREKT. 


Lei.io. 


Fu  IBEHT 


Lelio. 


FlLIBERT. 

Lelio. 

FlLIBERT, 

Lelio. 


F/LIBEBT. 

Lelio. 

FlLlíERT, 

Lklio. 

FlLIBERT. 


Lei.io. 

FiMBEBT 


No  quede  en  toda  la  casa 
pieza  que  dejes  sin  ver. 

IKntran  algun^t^ 

Visto  los  han  esconder 
en  ella. 
(Apartt.)  El  amor  me  abrasa 
de  Fulgencia,  esposa  bella 
de  Lisauro,  y  ha  buscado 
mi  amor  con  andar  vendado 
esta  ocasión  para  vella. 
{Aparte  )  Loi  amores  de  Fulj 
me  traen  tan  fuera  de  mi, 
que  esta  ocasión  busqué  aqii 

tara  gozar  su  presencia, 
elio:  <á  qué  has  venido  aci 
¿Qué  haces  aquí,  Filiberlor 
Vo  he  sido  amigo  del  muerto 
y  su  venganza  me  da 
ocasión  para  prender 
al  autor  de  esta  crueldad. 
V  vo  debo  á  su  amistad 
tanto,  que  me  obliga  á  hacer 
las  diligencias  debidas 
á  su  venganza.  i 

¿Qué  oficio    I 
de  justicia  tan  propicio 
del  muerto  te  hace  que  pidas 
su  venganza? 

¿Pues  lú  tienes 
cargo  acaso  de  prender 
ó  soltar,  que  á  repicndcr 
de  aqueste  modo  me  vienes? 
El  dux  de  Veneciacs 
mi  padre. 

Yo  soy  lu  hermano. 

,  Yo  el  mayor. 

Y  yo  el  que  gano 
fama  de  más  interés 
en  Venecía;  mas  ¿qu¿  impo 
el  «er  mayor  ó  meoor.^ 
¿Es  mayorazgo  el  amor 
que  ha  de  hereiiarsc?  Reporu 
tus  Ímpetus,  no  me  den 
ocasión  que  sin  prudencia.. 

,  Yo  vengo  á  ver  a  Fulgenca 
Yo  vengo  i  vella  también. 

,  ¿Sabes  que  es  mujer  casada? 
Pues  ¿eres  tú  su  marido.* 

.  No;  pero  si  aquí  he  venido 
es  por  que  sea  respetada. 
si  está  su  marido  ausente, 
de  la  justicia  atrevida 
que  en  busca  del  homicida 
suele  tratar  libremente 
y  aun  sin  respeto  á  cualqat< 
que  se  le  opone,  y  volver 
por  una  noble  mujer 
que  fácilmente  se  altera 
es  forzosa  obligación 
de  quien  nobleza  profesa. 
¿Qué  sola  tu  causa  es  <:%»> 
Temo  que  la  confusión 
de  ver  de  noche  en  su  casa 


I 

ino 


JORNADA.  t»MMEPA 


klBERT 


10. 


Tosíícuní^i^ñquíeul  la, 
y  asi  vengo  á  sosegalla, 
no  porque  su  amor  me  abrasa. 
Por  más  sospechas  que  cobres 
sólo  det'endella  intenta 
mi  nobleza. 

F^ues  ^qué  cuenta 
tienes.  Judas,  con  los  pobres? 
Como  jamás  has  tenido 
en  aquesta  casa  entrada 
solamente  dedicada 
a(  honor  de  su  marido: 
como  dádivas  desprecia 
y  papeles  no  recibe, 
aunque  satisfecha  vive 
de  que  es  el  dux  de  Venecia 
tu  padre  y  sabe  el  poder 
de  tu  libertad  liviana; 
como  ni  en  calle  y  ventana 
ni  en  puerta  la  puedes  ver» 
por  más  trazas  que  imaginas, 

f>ues,  cuando  en  casa  no  está 
a  góndola  donde  va 
lleva  echadas  las  cortinas, 
^qué  perseveras  tu  entrada 
en  esta  casa?* 

Pintado 
te  has  i  ti  mismo,  que  has  dado 
á  malicia  tan  tundada 
principio,  siendo  su  autor, 
porque  si  yo  vine  aqui 
es  por  defender  de  ti 
su  reputación  y  honor; 
que  eres  mi  hermano  y  no  es  justo 
que  sufra  que  á  tal  mujer 
mi  hermano  intente  ofender, 
tres  un  santo;  yo  gusto 
de  verte  tan  reformado 
que  á  mi  me  reformas  ya; 
pero  si  el  honor  te  da 
de  aquella  dama  cuidado, 
salgamos  los  dos  de  aqui 
y  quedaré  satisfecho, 
porque  lo  mismo  sospecho 
que  lú  sospechas  de  mi. 
La  justicia  hará  su  ohcío 
quedando  sin  detrimento 
Fulgenvia. 

Yo  soy  contenta. 
Vete,  pues,  que  eso  codicio. 
.No  te  quedes  tú  aqui,  pues. 
¿Yo  quedarme?  Ya  me  voy. 
(Luego  vuelvo.) 

(Luego  soy 
aquí.) 

¿  Vaste? 

¿No  lo  ves?      (Vansi.) 


I  Caxdaoo,  mf^i'o  </<•!» u</o,  cun  un  candil  y  ¡ía» 
Alouaciues. 


ttlO. 
.laEKT 
M0> 


pioHM)  que  esiá.^yaien  me  trajo 
á  Nuirir  tantos  eno|os? 

Alg.  i*    .; Vístele? 

Canuaüo.  Por  estos  ojos. 

Alg.  a."    ¿Qué  talla  tiene? 

Candad.  Altibajo, 

aunque  luengo  de  estatura, 
bermejo,  barbiponiente, 
dos  berruyas  en  un  diento 
mulato  tn  la  catadura. 

Alcí.  i."    i Villanol:  ¿disparatáis? 

CAN0ADO.¿He  de  hablar  verdad? 

Alo.  i.'  ¿Pues  no? 

CANDADO.Señores,  mal  haya  yo 

si  sé  por  quien  pescudiis. 
Si  alguna  mujer  buscáis 
que  en  mercancía  se  vende, 
y  como  lechuza  ó  duende 
huye,  ¿qué  me  pescudáis? 
No  gasto  esa  fruta  yo; 
otros  pisen  esc  lado, 
que  yo  estoy  del  mismo  modo 
que  mi  madre  me  parió, 
tan  virgen  como  una  miel, 
que  sí  en  tienda,  sin  hahella, 
venden  carne  de  doncella, 
yo  soy  carne  de  doncel, 
Y  con  esto  adiós,  que  tengo 
un  sueño  que  reposar. 

Alg.  2."    No  hay  aqui  dismiular; 
llevadle  preso. 

Candado.  No  vengo 

en  eso;  ¿porqué  pecados? 

Alo.  i."    ¡Vaya! 

Candado.  Señor  alguacil, 

¿mas  que  si  soplo  el  candil 
que  quedan  descandilados? 

ESCENA  IV      • 

.Vd/«  FULOCNCIA.— r>(CllriS, 

F<JLGBNC.¿Qué  alboroto  es  éste,  cielos? 

¿Lisauro,  esposo,  señor, 

vos  ausente  y  mi  temor 

formando  tristes  recelos? 

¿(^>ué  gente  es  ésta?  ¡Ay  de  mil 
Candado.  La  josticia  es  que  codicia 

her  de  nosotros  josticia. 
FuLOENC.  [Cielos!  ¿la  justicia  aqui? 

A  Lisauro  ha  sucedido 

al^ún  infeliz  suceso. 

¿Ks  muerto  Lisauro?  ¿Es  preso? 

Decid:  ¿dónde  está  escondido 

el  homicida,  señora, 

pues  le  tenéis  encubierto? 
FiM.úENC.  A  alguno  Lisauro  ha  muerto. 

;Ay  de  mil 
Alg.  i.**  Bien  finge  y  llora. 

[Linda  cosa! 

ESCENA  V 


Salt  FiuiBüKTO.— DrcHos. 

FiLiBERT.  Si  á  Fulgencia 

adoro,  y  si  la  ocasión 
favorece  mi  opinión, 


7REVIMIEN1 


¿cómo  csloy  sin  su  presencia? 
¿Cómo  vivo  si  es  que  muero, 
sin  ella  estando  y  sin  mi.' 
A  mi  hermano  eché  de  aquí; 
Fuigcncia  es  ésla;  ¿qué  espero? 

Ft'LGENC.  |Ay,  ilustre  Fitiberio! 

¿De  noche  en  mi  casa  vos 

sin  mi  bien,  !>iendo  tos  dus 

lan  amigos?  E\  ha  muerto 

á  algún  oculto  enemigo 

envidioso  del  valor 

de  Lisauro,  mi  señor. 

Poco  ha  que  estaba  conmigo 

con  menos  sosiego  y  gusto 

del  que  su  amor  me  promete: 

pero  ¿á  quién  hay  que  no  inquiete 

la  injuria  de  un  pecho  injusto? 

Fii.iBEfT.  Señora... 

Fui  oFsc.  Si  os  hizo  Dios 

hijo  del  dux  de  Venecia, 
y  suele  la  adversidad 
ser  prueba  d;  la  amistad 
que  más  al  amigo  precia 
cuanto  le  ve  en  más  aprieto, 
échase  ahora  de  ver 
lo  mucho  que  puede  hacer 
un  amigo  tan  discreto, 
(^ue  UD  padre  tan  poderoso 
liene;  ¿qué  le  pediréis 
al  dux  que  del  no  alcancéis 
por  vuestro  amigo  y  mi  esposo? 

FruBFRr.  (Ap.)  Basta;  que  piensa  Futgencia 
que  es  Lisauro  el  matador 
que  buscan;  astuto  amor, 
hoy  por  vuestra  diligencia 
mi  esperanza  ha  de  alcanzar 
el  lin  de  su  gusto  extraño, 
porque  con  un  sabio  engaño 
á  fulgencia  he  de  gozar. 
¡Hola!  andad  con  Dios,  que  aquí, 
cuando  el  homicida  esté, 
conmigo  le  llevaré 
preso. 

Alo,  a."  Sea,  señor,  as!. 

FiMBKRT.  Es  noble  y  no  es  bien  le  lleve, 
Fabio,  otro  menos  que  yo. 

Ai.fi.  1."    Comisión  el  dux  nos  dio; 
vos  haréis  lo  que  se  debe 
i  la  justicia  y  mandato 
de  vuestro  padre,  >  asi 

nos  vamos.  (  Vanse  los  dos. ) 


ESCENA  VI 
Dichos,  mtnos  los  AtooAciLcs. 

FiLiBF.HT.  Yo  quedo  aquí: 

¡dos  vos,  porque  el  recato 
y  secreto  es  de  importancia. 

Fiii-OKNC.  Candado,  vete. 

Candado.  (Ap  )  Por  Dios 

que  me  despiden  los  dos; 
no  os  arriendo  la  ganancia, 
Lisauro.  {Atto.)  Dejaros  quiero 
el  candil  aquí  colgado. 

FuLOBNC.  Anda,  necio:  ¡qué  pesado 
eres  siempre  y  qué  grosero! 


Cámuado. Temo  algunas  travesuras 
que  ofendan  ¿  mi  señor, 
que,  como  es  ciego  el  amor, 
hace  sus  cosas  á  escuras. 

Y  el  dimoño  es  tan  sotil 
que,  cuando  luz  os  dejan, 
aun  sospecho  que  quedara 
la  honra  á  meco  de  candil, 
cuanto  nías  en  centaciún. 

FiJLOENC.  Necias  sospechas  produces. 

Candado.  Plegué  á  Dios  no  hagáis  dos 
como  candil  de  mesón. 
Mas  ya  ¿  amanecer  comienrtJ 
y  con  luz,  aunque  haya  amo^ 
no  haréis  nada,  que  el  honor  ^^ 
con  luz  está  á  la  vergüenza.  (Vwl 

ESCENA  Vil 
FuLGRtfciA  y  Fjlmsrto. 

FuLOENC.  Solos  habernos  quedado, 

aue  el  deseo  de  saber 
e  Lisauro  pudo  hacer 
mi  honor  menos  recatado 
que  acostumbra,  Fiiibcrto. 
Decid:  ¿qué  desgracia  ha  sid< 
la  que  el  cielo  ha  permitido 
por  mi  mal?  ¿A  quién  ha  muerto 
mi  esposo?  que  pierdo  el  seso. 

Fii.iHEHT.  (Ap.)  ¿Qué  haré  yo,  pobre  de  mí. 
que  ha  tanto  que  le  perdí? 

FuLOENc.  No  dilatéis  el  suceso. 

FiLiBERT.  No  haré.  ¿Quién  duda,  señora, 
que  sabréis  que  es  afíción, 
pues  su  tirana  pasión 
os  sale  á  la  cara  ahora? 
Llamaron  sol  al  amor 
por  ser  tan  universal 
que  no  hay  planta  ni  ;^nimal 
que  no  goce  su  favor.  ^J 

Y  si  es  su  eficacia  tanta  ^M 
que  hasta  las  plantas  rindió.  ^H 
¿qué  milagro  que  ame  yo, 

pues  soy  hombre  y  no  soy  plíiij^ 
Ama  el'hombre  su  trasunto: 
que  tengo  amor  os  conñeso. 

FuLOENC.  Pues  ¿qué  tiene  que  ver  eso 
señor,  con  lo  que  os  preguniu 

FiLiBENT.  Importa  á  la  libertad 
de  Lisauro  apetecida 
que  ame  yo,  porque  su  vidí 
pende  de  mi  voluntad. 
No  está  Lisauro  hasta  ahora 
muerto,  preso  y  ofendido, 
que  le  ha  guardado  y  \ct\¡do 
quien  os  tiene  amor,  señora. 
¿Veis  lo  mucho  que  importó 
él  amor  que  en  vuestro  ampí 
y  de  Lisauro  os  declaro? 
Que  vive  él  porque  amo  jo. 

Fui-GENC.  Porque  le  amáis,  es  verdad, 
que  mí  esposo  tendrá  vida, 
que  es  una  alma  repartida 
en  dos  cuerpos  la  amistad. 

Y  repartida  en  los  dot, 
no  es  mucha  que  prucuriñ 


I 


^^^^^m                                   JOPNAOA  t>RIMKKA                                                         47 1       ^H 

^Vquc  ¿1  viva,  que  quedaréis 

FiLtBERT.  Cansado  predicador,                          ^^H 

^V  &i  <^l  muere,  sin  alma  vos. 

¿qué  cs  loque  buscas  aquí.                ^^H 

rür.  Como  vos  queráis,  bien  cierto 

qué  me  reprendes  á  mi                       ^^^| 

1        es  que  Lisauro  lendrá 

Siendo  mi  hermano  menor?               ^^H 

^H  la  vida  que  á  nesgo  esti. 

Tienes  envidia  á  mi  amor                 ^^H 

||B  porque  á  un  ciudadano  ha  muerto. 

y  CLilpasle:  pero  en  vano,                  ^^H 

Vm      Yo  os  amo,  Tuigencia  mía; 

que  hoy  tengo  que  ser  tirano            ^^H 
de  quien  sin  seso  apeteces.                 ^^H 

ningún  imposible  os  pido, 

y  el  premio  que  os  he  ofrecido 

Leijo,       Venturoso  Adán  mil  veces                  ^^H 

imposibles  merecía. 

porque  nunca  tuvo  hermano,            ^^H 

H    El  Dux  de  Venecia  cs 

y  á  no  tener  reverencia                        ^^H 

^1    mi  padre,  yo  vuestro  amante; 

á  la  fama  y  el  honor                          ^^H 

^B  el  peligro  esiá  delante 
^B  Y  delante  el  miercs. 

que,  contra  tu  torpe  amor,                ^^H 

honra,  villano,  á  Fulgencia,                ^^H 

^"    Dad  gusto  á  mi  amor  violento, 

efectos  de  mi  impaciencia                   ^^H 

pues  con  él  aseguráis 

vierais  presto.                                     ^^H 

vuestro  esposo,  y  nos  dejáis 

FiLiBFHT.                        Rste  lugar                  ^^H 

Á  él  con  vida,  á  mi  contento. 

no  es  decente  para  dar                      ^^H 

Lisauro... 

á  tus  injurias  castigo;                    ■    ^^H 

ENC.                 Al  discurso  necio 

mas  sigúeme,                                   ^^H 

poned  fin,  vil  mercader. 

Leuio.                              Ya  te  sigo.                    ^^H 

¿Yo  el  honor  en  tal  vil  precio? 

FuuGENC.i Que  esto  he  venido  á  escuchar!              V 

AHÍ  en  las  tiendas  faüdas, 

{Vanse  loi  di'S.)    ^^H 

de  las  famas  que  ofendéis, 

^^^1 

vuestros  gustos  compraréis, 

ESCENA  IX                           ^H 

que  venden  honras  á  vidas; 

5a/eLt«ADno.-FuLaKnciA.                      ^^^H 

que  aquí,  donde  no  llegó 

^^^^H 

el  precio  de  esas  deshonras, 

LisAtJPO.  ,;Qu¿  es  esto?  ¿qué  turbación            ^^H 

con  vidas  se  compran  honras. 

siento  en  mi  casa.'*  .Salido                   ^^H 

mas  vidas  con  honras  no. 

han  dos  personas.  ¿Quién  son?        ^^H 

■^^  adiós,  que  ese  torpe  intento 

Füi-OESc.jAy,  mi  bienl  ¿Vienes  herido?           ^^H 

me  ofende  y  causa  temor. 

¡que  será  en  mi  corazón!                    ^^H 

porque  es  espejo  el  honor 

LiSAroo.  ¿Vo  herido,  esposa  querida?              ^^H 

y  le  niancha  hasta  el  aliento. 

¿Por  que  y  cómo?                            ^^H 

«»T.  Si  no  bastan  cortesías 

Fi'LCiCNC.                              No  encubráis        ^^H 

para  quien  no  las  entiende, 

lo  que  me  tiene  alligída.                     ^^H 

amor  cs  rey  y  no  ofende. 

¿Como  venis?  ¿cómo  estáis?             ^^H 
Ya  sé  que  dejáis  sin  vida                    ^^H 

iENC.Un  rey  no  hace  tiranías. 

iKRT.  Dadme  esos  brazos  por  fuerza, 

aun  hombre,  y  así,  mi  bien,            ^^H 

que  el  amor  es  guerra  ya, 

escondeos  y  no  demos                       ^^H 

y  cuando  no  se  la  da 

lugar  y  venganza  á  quien                  ^^H 
entre  nudosos  extremos                   ^^H 

puede  rendir  una  fuerza. 

¡ENr.  Suelta  las  manos,  villano. 

ofende  al  honor  también.                 ^^H 

£«T.  Ten  de  mis  males  clemencia. 

LiSAi'Bo.  ¿Que  me  esconda  yo?  ¿Por  qué?     ^^H 

M 

FuLGENr.  Todo  lo  que  ha  sucedido                  ^^^| 

he  sabido.                                           ^^^1 

LiSAJiBO.                   Mi  bien,  ¿qué?                    ^^H 

■            ESCENA  VIH 

^^P          Satt  Lblio.— Dicnos. 

FtiLGKNC.Un  hombre  habéis  muerto.                    ■ 

LiSAi'PO.                                             ¿Yo?             ■ 

^1   Todo  es  muerte  sin  Fulgencia; 

iJesúsl                                                      ■ 

^*    mas  con  ella  está  mi  hermano.— 

Fi'LOENC.            No  sé  si  os  dé  fe,                            fl 

Suelta,  atrevido,  la  mano, 

pues,  por  no  darme  disgusto                    ■ 

ó  soltaré  á  la  ira  el  freno 

disimuláis  y  encubrís                               fl 

que  tu  torpe  amor  condeno. 

más  de  lo  que  fuera  justo.                       H 

pues  en  aquesta  ocasión 

Poco  os  debo.                                    ^^H 

ic  hallo,  como  el  ladrón. 

LiSAUPo.                        ¿Qué  decís,                  ^^M 

la  mano  en  tesoro  ajeno. 

que  jamás  con  tanto  gusto               ^^H 

Suelta,  que  no  es  la?o  igual 

ni  tan  libre  de  temor                          ^^H 

el  que  lu  amor  manillesia, 

he  estado?  Salí  á  librar                     ^^H 

porque  en  mano  tan  honesta 

á  un  amigo,  que  el  favor                   ^^H 

la  luya  parece  mal. 

no  le  ha  el  noble  de  negar.                ^^H 

Si  arñor  con  lazo  inmortal 

FuLGENC.  ¿Eso  es  cierto?                                  ^^H 

nudo  de  almas  puede  hacer, 

Lisauro.                           Sí,  mi  amor.             ^^H 

Alejandro  sabré  ser 

Fut.«'iENC.  Pues  hanmc  contado  á  mi                ^^H 

,         que,  contra  el  tuyo  importuno, 

lo  contrario.                                      ^^H 

^L    mostraré  que  todo  es  uno 

LiSAUPO.                      Pues,  bion  mió,             ^^H 

^B    el  desatar  y  el  romper. 

si  fuera  verdad,  decid,                     ^^H 

^^472 

^^^^^^^^1 

^^^M 

yo  que  de  vos  me  confio, 

coniu  j  JoncelL  un  DoUe,    H 

^^^^P 

^negaríalo? 

Jas  palabras  y  papeles?            H 

^HP^CENC 

Estovo  aqui 

¿Quiso  sacar  de  mi  casa           H 

^^H 

quien  con  engaños,  señor. 

e^a  prenda  de  niis  bienes,        ^M 

^^1 

ha  intentado  defribar 

el  mayor  y  más  guardadu.       H 

^^1 

los  muros  de  vuestro  honor. 

para  »u  dichosH  suerte?             H 
FoiuEKc.No,  señor;  porque  no  fuera      fl 

^^B  LlSAURO. 

¿Cómo? 

^^V  Fl'U'fENC 

Ya  fuera  el  callar 

ese  amoroso  accidenie,            H 

^^K 

hacer  traición  á  mi  amor. 

si  ella  puede  ser  su  esposa,       H 

^^B 

Lisauro,  señor,  esposo. 

digno  de  llamarse  aleve.            H 

^^^^^^ 

veneciano  ilustre  y  fuerte 

A  mi  me  quiere  ofender,          ^B 

^^^^B 

á  quien  díó  el  piadoso  cielo 

mi  amor  dice  que  pretende,     ^B 

^^^^^B 

mayor  valor  que  á  otros  bienes. 

mis  memorias  le  enamoras     ^B 

^^^^^1 

No  temas,  serena  el  rostro 

y  mi  rigor  te  entristece.             H 

^^^^H 

si  de  estos  incendios  temes 

Dijome,  porque  desea               H 

^^^^H 

la  perdida  del  honor 

con  sus  cautelas  vencerme.      H 

^^^^B 

que  eterno  mi  amor  conserve; 

úue  á  una  persona  muy  nobleH 
diste  en  palacio  la  muerte.       ■ 

^^^^H 

veinte  años  ha  que  soy  luya, 

^^^^^B 

aunque  me  parecen  breves, 

Ofrecióme  su  favor,                  H 

^^^^1 

que  amor  reciproco  gasta 

conocido  muchas  veces            H 

^^^^^B 

el  tiempo  pródigamente. 

que  por  precio  de  justicia        H 

^^^^^B 

Testigo  eres  tú,  bien  mío, 

algunas  honras  se  venden.       H 

^^^^B 

del  favor  y  las  mercedes 

De  \í>  que  le  respondí,               H 

^^^^H 

que  yo  en  tu  pecho  recibo. 

mis  ujos  que  están  presentes    H 

^^^^^H 

que  lodo  esie  amor  me  debes. 
8ien  sabes  que  en  tantos  años 

fueron  honrosos  testigos,         H 

^^^^H 

como  suelen  serlo  siempre.      H 

^^^^H 

no  se  ha  ofrecido  accidente 

Esta,  señor,  es  la  causa            ■ 

^^^^H 

que  nuestro  constante  amor 

de  que  mi  temor  procede        H 

^^^^^1 

le  divida  ni  le  altere. 

y  la  turbación  que  el  rostro     ■ 

^^^^H 

Nació  entre  sus  tiernos  brazos, 

con  sus  colores  ofrece.            ■ 

^^^^B 

como  de  su  casta  fuente, 

LisAtJRO.  Mucha  más  gloria  recibe          ■ 

^^^^^P 

Hfígencia,  nuestra  hija, 

quien  vence  á  sus  enemigos     B 

P 

que  jíuarde  Dios  como  puede. 
.  No  dilates  más.  señora, 

que  quien  sin  tenerlos  vive; 

^^    LlSAÜRO 

que  ellos  sirven  de  testigos           i 

^^K 

lo  que  sabes  me  conviene; 

con  que  su  valor  se  escribe. 

^^1 

que  alargas  más  las  sospechas 

Y  asi  de  vuestra  vjcioiia 

^^H 

que  con  discursos  suspendes. 

me  resulta  mayor  gloria 

^H  FULOENC 

•  Esta  vida  y  esta  gloria 

que  de  las  paces  pudiera, 

^^H 

ha  mudado  en  pena  y  muerte 
Filiberto,  hijo  del  Dux, 

aue  entonces  no  se  lu viera 
de  vuestro  valor  memoria. 

^^H 

^^1 

á  quien  por  amigo  tienes. 

De  algún  modo  á  Filiberto 

^^B 

Pasea  con  blandos  pasos 

le  quedo  en  obligación. 

^^B 

la  calle,  que  los  consiente 

pues  al  mundo  ha  descubierto 

^^H 

mirando  con  tiernos  ojos. 

con  su  vana  pretensión 

^^H 

no  á  mi,  sino  á  mis  paredes. 

el  valor  que  en  vos  advierto; 

^^B 

Cuando  lo  vine  á  saber. 

y  asi,  mi  esposa  querida. 

^^B 

temí  que  el  descuido  fuese 

no  le  he  de  quitar  la  '■  í^ 

^^H 

de  mi  casa  la  ocasión 

por  el  honor  que  os 

^^B 

para  el  amor  que  pretende; 

que  la  virtud  respianL... 

^^H 

que  yo  siempre  imaginaba 

al  paso  que  es  perseguida. 

^^H 

que,  cuando  el  amor  se  atreve. 

{■ip  \  Esto  digo,  aunaue  etj  mil 
el  justo  enojo  y  pasión 

^^B 

era  por  darle  ocasión 

^^B 

las  poco  cuerdas  mujeres. 

de  su  loco  atrevimiento. 

^^B 

DI  luego  en  cerrar  ventanas 

que  él  por  ;>i  ya  dio  ocasión 

^^B 

y  establecí  nuestras  leyes 

á  mi  agravio  senlimicnlo. 

^^B 

de  honestidad  y  recato 

FuLCENc.  Mira,  mi  bien,  que  sospecha 

^^H 

que  grandes  peligros  vencen. 

que  pones  duda  en  mi  fe, 

^^B 

Mas  él,  galán  y  atrevido. 

y  cuando  estás  saiUfecho, 

^^H 

buscó  la  ocasión  presente 

eludas,  acaso,  si  fué 

^^B 

de  visitar  hoy  mi  casa; 

de  tanto  valor  mi  pecho. 

^^B 

l«  justicia  y  ios  jueces 

LlSAUno.  Eso  fuera  ya  dudar 

^^H 

entró  en  eíla  y  descubrió. 

de  la  luz  que  el  sol  ofrece, 

^^B 

con  las  palabras  que  suele 

de  la  inmensidad  del  mar 

^^B 

un  poderoso  atrevido, 

y  del  amor  que  me  rece 

^^B 

su  libre  amor  fácilmente. 

tu  amor,  mi  bien,  encallar. 

^^B  LiNAUMo. 

,{i'ietcnde  esc  caballero 

Yo  estoy  ahora  ocupado 

L 

i  mi  hija,  i  quien  ofenden. 

en  un  negocio* 

JOHNADA  PPtMRRX 


47? 


A  morir 
si  le  vas  me  has  condenado: 
que  nunca  suele  venir 
seguro  quien  sate  airado, 
i  Luego,  ^-no  le  lias  de  mi? 
:.Dc  mis  desdichas  no  fío. 
^Vas  airado? 

Ya  perdí 
todo  el  enojo. 
:.  Bien  mío; 

('has  de  volver  presto? 
Sí. 
:.Y  quí,  ¿no  reñirás? 

No. 
:. Júralo. 

Por  tu  hermosura. 
:.lNunca  le  dijera  yo 
mi  desdicha! 

i£siá  segura. 
i.No  lo  queda  quien  amó.  (Vanst.) 

ESCENA  X 

Saltn  LsLto  y  Filibbrto. 

Fll-IBERTO. 

la  obligación  miro  y  respeto 
i  padre  y  señor  el  Dux  se  debe, 
jesto  ya'  mi  cólera  en  efeto 
enganza  que  á  furor  me  mueve. 

»Lelio. 
considerado  y  el  discreto, 
por  ser  cobarde  no  se  atreve, 
:uíar  mejor  su  cobardía 
ido  el  temor  con  cortesía. 

FlLIBEÍTO. 

!nor  que  yo,  y  asi  no  he  hecho 
le  tu  necio  enojo  y  ira; 
literas  más  el  quieto  pecho, 

Kz,  y  por  tu  vida  mira. 
Leuo. 
ocasión  que  satisfecho 
mis  que  ahora,  si  rcura 
ii  padre  enfermo  mi  venganza, 
o,  yo  cumpliera  mi  esperanza.  (.Vatt.y 

KKSCENA    XI 
Fii.meKTo  tolo. 
do  amor,  infame  cuenla 
tiRre  y  valor  habéis  hoy  dado, 
1  hicisteis,  voluntad  exenta, 
nder  gozar  sabor  forzado. 
anduve:  pero  si  violenta 
3  amor,  sus  penas  el  cuidado, 
podrá  resistir  su  pena  fiera? 
a  yo  y  fuera  como  fuera. 

»l  ESCENA  XII 

tfAUKO,  Candado,  I)ioi>ono  y  \'citiNo. 
Lisai;bo. 

no,  amigos,  tanta  cortesía 

ton.  Adiós,  que  me  conviene 
palacio  y  señoria. 


Canuxi>u. 
Con  cosquillas  de  celos  mi  amo- viene. 

Vkrino. 
La  merced  de  mi  padre  es  propia  mis, 
pues  es  mi  sangre  quien  la  estima  y  tiene 
el  fruto  de  ella. 

DiOÜOKJ. 

Va  panto  á  Ferrara, 
que  i  fugitivos  de  Venecia  ampara. 

LisAuao. 
I  loy  acudí  al  peligro  y  al  recelo 
de  vuestro  padre,  y  plega  á  Dios  que  sea 
muy  próspero  el  suceso,  y  le  dé  el  cielo 
lo  que  su  casa  y  mi  alición  desea. 
Adiós,  amigos. 

Veih\o. 
Tu  amistad  y  celo 
te  prometo  pagar  siempre  que  vea 
que  hay  ocasión,  pues  no  fallará  alguna 
á  quien  sujeto  vive  á  la  fortuna. 

ESCENA  XIII 

LisAURo,  Cahdaoo  y  FiMBRKTO  mil  Itfot. 

LlSAURO. 

Filiberio  está  allí,  llegar  deseo 

y  no  ofenderle,  á  prevenir  mi  daño. 

FlLIBEBTO. 

Parécemc  que  allí  á  Lisauro  veo 

y  le  he  de  hablar  con  amoroso  engaño. 

Candado. 
.Ningún  suceso  venturoso  creo 
que  puede  resultarme  de  este  año; 
enfrente  están  los  campos,  soy  cobarde; 
mejor  es  huir  temprano  que  no  larde.  iVatt.) 

ESCENA  XIV 

LtSAuao  y  FaiHKNTo. 
LlSAtiPO. 

¿Oh,  señor  Filiberto? 

FlLIBEPTO. 

lOh,  señor  mío! 
¿Qué  se  ha  ofrecido  en  que  serviros  pueda, 
que  no  me  ha  de  fallar  poder  y  brío, 
y  el  mismo  tiempo  por  testigo  os  queda? 

LtSAt'RO. 

De  vuestra  noble  discreción  confio 
que  á  vuestra  edad  y  mi  esperanza  exceda, 
pues  con  justa  razón  toda  Venecia 
como  á  imagen  del  Dux  os  ama  y  precia. 

FlUBEHTO. 

¿Ofrécese  dineros,  mercancías, 
cédulas,  cambios,  créditos,  fianzas? 
Porque  la  industria  y  las  riquezas  mías 
cumplieron  siempre  honestas  esperanzas, 
y  mas  á  vos,  Lisauro,  que  ha  mil  días 
que  pretendo  ocasiones  y  mudanzas 
porque  pueda  ofrecérseos  cosa  alguna 
en  que  alenlar  sucesos  de  fortuna. 


«o  ATREVIMIENTO 


Si  en  casos  tie  favur  y  de  justicia, 
pretcnsiones  ó  pkilos  se  ofreciere 
ocasión  y  lugar,  ya  os  doy  noiicia 
cuánto  el  l)u.\,  mi  señor,  estima  y  quiere. 
Mp.)  El  veneno  mortal  de  mi  malicia 
le  doy  en  vaso  de  oro.  y  si  bebiere, 

3ue  quizá  beberá,  y  tendrá  experiencia 
e  lo  que  puede  el  interés,  Fulgencia. 

LlSAURO. 

Quisiera  yo,  señor,  que  vuestro  intento 
no  fuera  el  que  yo  sé,  porque  pudiese 
estimarse  ese  noble  ofrecimiento 
y  ponerle  el  valor  que  mereciese; 
pero  como  adivino  el  pensamiento; 
recelo  y  temo  que  su  blanco  fuese 
no  el  hacerme  merced,  como  es  la  muestra, 
sino  otra  alguna  pretensión  siniestra, 
Y  por  no  atormentar  con  el  secreto 
vuestro  dudoso  pecho  y  mi  memoria 
que  recelosa  y  mártir  en  efecto 
ya  desea  la  muerte  ó  la  victoria, 
con  conlianza  que  tendréis  secreto 
como  mi  honor  merece  y  vuestra  pilona, 
diré  mi  pena,  mi  pasión  y  enojos 
poniendo  en  tierra  los  honestos  ojos. 

FlLIBBRTO. 

No  sé  qué  pueda  ser  el  accidente 
que  con  tanta  retórica  y  colores 
es  necesario  se  publiqué  y  cuente, 
aunque  el  último  fin  fuese  de  amores. 

I.ISAUHO. 

Aunque  se  queja  un  mudo,  es  elocuente 
y  transforma  en  palabras  sus  dolores; 
que  el  hijo  del  rey  Creso,  siendo  mudo, 
rompió  la  voz  porque  callar  no  pudo. 

FlLIBERTO. 

Pensaréis  vos,  Lisauro,  que  paseo 
por  lüfigencia,  vuestra  hi)a  hermosa, 
y  que  me  muero  de  un  traidor  deseo 
(le  gozar  su  beldad  de  amor  ociosa. 

LlSAURO. 

Ojalá  fuera  as!,  que  á  lo  que  creo, 

aunque  me  honrara  á  mi  en  ser  vuestra  esposa, 

i^ual  es  á  la  vuestra  su  nobleza, 

SI  bien  os  aventaja  la  riqueza. 

A  mi  esposa  Fulgencia  estoy  muy  cierto 

que  pretendéis  quitar  su  honor  y  fama; 

aunque  no  llegaréis  al  dulce  puerto 

que  llama  dueño  á  quien  la  estima  y  ama, 

suplicóos  cortésmente,  Filiberto, 

mate  el  valor  vuestra  imposible  llama, 

y  sin  negarme  la  verdad,  que  es  cierta, 

jamás  paséis  aquella  honrosa  puerta. 

Filiberto. 
Cuando  yo  enamorado  pretendiera  i 
de  esa  señora  el  amoroso  gusto, 
ningún  respeto  ni  razón  hubiera 
que  atajara  mi  amor,  que  en  serlo  es  justo. 
No  será  vuestra  esposa  Id  primera 
que  haya  tenido  pensamiento  injusto 

Íque  en  ofensa  de  su  noble  esposo 
aya  cumplido  al(<ún  deseo  amoroso. 
No  hay  que  poner  al  mundo  ley  ninguna, 
sino  guardar  los  ojos  y  el  silencio 


y  estar  contento  con  cualquier  fortul 
Pues  yo  la  vuestra  estimo  y  revcrenc 
yo  no  pienso  escuchar  quién  me  imt 
ni  esos  puntos  de  honor  los  diferencie, 
ni  los  entiendo,  que  por  buen  respeto 
les  guardo  á  los  casados  el  secreto. 

LlSAUUO. 

Esa  respuesta  es  bárbara  y  liviana, 
y  á  no  estar  en  palacio  y  señoría, 
yo  castigara  la  traición  tirana 
de  quien  sin  honra  maltrató  la  mía. 

Filiberto. 
Libre  es  mi  voluntad,  y  fuerza  huniina 
ñola  puede  torcer,  corno  confía; 
honraos  de  que  á  F"ulgencia  sirve  jr  prtCti 
el  hijo  del  Dux  noble  de  Venecia. 
Si  yo  quisiere  cumpliré  mi  Kt^sto, 
quedéis  ó  no  sin  ese  honor  liycro, 
aunque  mire  Fulgencia  más  disgusto, 
que  contra  el  oro  no  hay  pechos  de  ac 

iSaean  tu  i 

LlSAURO. 

Ya,  justiciero  amor,  no  será  justo 
sufrir  más  este  agravio. 

FlLliERTO. 

(Ajr  Dios,  qt 

LlSAURO. 

Pásele  el  pecho,  salga  por  la  herida 
el  alma  que  á  mi  honra  fué  atrevida. 
Dentro  en  palacio  estoy,  delito  grave 
es  el  que  he  cometido;  pero  admito 
la  muerte  por  la  honra,  que  no  sabe 
quien  honras  guarda  recelar  delito. 
Venecia  se  alborota;  aquella  nave 
partirse  quiere,  á  nado  solicito 
alcanzalla  y  huir,  si  no  me  anega.  {V* 


ESCENA  XV 
Salen  Lii.io,  Marcclo  y  itlnt- 

Le  LIO. 

Seguid  al  homicida,  venecianos, 
que  al  hijo  del  Dux  vuestro  tiene  moc 
vuestra  ley  y  estatutos  soberanos 
ha  roto,  castigad  su  desconcierto. 
^Será  bien  que  se  os  vava  de  las  n 
el  que  á  las  suyas  deja  i  Filiberto 
la  vida  cara.^*  ¿Irásesin  castigo 
quien  del  Dux  y  la  pAXáa  es  enemigo? 
Su  hermano  soy,  mi  padre  enfermo  y 
faltándole  el  apoyo  de  su  vida 
dará  con  ella  en  tierra  siendo  espejo 
de  esta  ciudad,  por  él  tan  bien  regida. 
Si  no  os  queréis  piivar  de  su  cooíejo 
privad  de  libertad  al  homicida. 
¡Muera  Lisauro  y  su  arrogancia  ficral 
Seguidle,  que  se  os  va. 

Tot>04. 

¡Lisaum  mueraf] 

(i)    Falla  <l  oltimo  verso  de  rita  ocura. 


JORNADA  SEQl'NnA 


l7í 


Mahcelu. 

,  Lelio,  el  alterado  pecho. 
.  Venecia  corre  á  la  venganza 
e  esle  agravio  ¿  su  Senado  ha  hecho, 
iesira  que  eres  fuerte  en  la  mudanza. 

Lelio. 

sosegado  estoy  y  satisfecho, 
ielo,  conno  cierta  la  esperanza 
engo  de  gozar  en  el  ausencia 
sauro  los  brazos  de  Futgencia. 
%  voces  que  doy,  del  sentimiento 
nuestro,  tan  segura  el  alma  queda, 
m  ella  viste  galas  de  contento 
r  de  fuera  el  lulo  galas  veda, 
ica  has  visto  llorar  por  cumplimiento 
o  gastador  que  al  neo  hereda.^ 
yo  también,  llorando  á  Filiberlo, 
is  ocultas  doy  al  que  le  ha  muerto; 
Ompctencia,  quedará  por  mía 
ilgencia,  Marcelo,  la  belleza; 
legos,  amenazas  y  porfí? 
»arin,  al  Un,  su  fortaleza, 
icíenda  usurpará  la  señoría, 
Bjer  sin  marido  y  con  pobreza 
|á  rendida. 

Marcelo. 

Pensamiento  vano. 

Lf-lio. 

gozo,  bien  muerto  está  mi  hermano. 


JORNADA  SEGUNDA 


ESCENA   PRIMERA 

r/r  ei  Dv^um  dk  Fcmiaiia  y  dos  Vkhícukos. 
Un  Cmiado 

I.     Cumplióme  el  cielo  el  deseo 
que  je  las  paces  tenia 
con  la  ilustre  señoría 
veneciana;  y  pues  las  veo 
puestas  en  ejecución, 
las  condiciones  acepto 
que  habéis  propuesto,  y  prometo 
guardarlas. 

I."  .aquestas  son 

que  esta  minuta  declara. 

a."   Vuestra  excelencia,  señor, 
conserve  el  antiguo  amor 
que  á  los  Duques  de  Ferrara 
la  República  ha  tenido 
de  Venecia,  y  maniíleste 
que  es  el  Duque  Alfonso  de  Este 
en  quien  ha  resplandecido 
el  justo  agradecimiento, 
virtud  que  el  que  es  noble  precia. 
Mi  padre  fué  de  Venecia 
capitán,  y  en  cumplimiento 
de  su  amor,  es  justo  siga 
con  mis  armas  y  mi  tierra 


b>u  T.iciliun,  y  cu  esu  guerra 

L-ntre  también  en  la  liga. 
Ven.  1."   Su  capitán  general 

os  hace  la  Señoría. 
D1JQ1.E.     Yo  haré  que  en  la  Lombardia 

quede  su  nombre  inmortal, 

por  más  que  sus  potentados 

contra  ella  se  confederen. 
Vjr.N,  3,"    Con  Venecia  poco  pueden 

sus  escuadrones  armados. 
Ven.  i."   La  principal  condición 

que  habéis,  señor,  de  guardar, 

es  que  nunca  habéis  de  dar 

por  ningún  caso  6  razón 

favor  á  los  foragidos 

de  Venecia,  y  los  que  están 

en  Ferrara  se  echarán, 

dentro  de  ocho  días  cumplidos 

de  lodo  el  Estado  vuestro. 
DiJQte.     Así  lo  prometo  y  juro. 
Ven.  >.**    Por  tener  aquí  seguro 

y  estar  tan  ceica  dol  nuestro 

vuestro  Estado,  han  sucedido 

mil  libertades  y  insultos 

que  liene  Ferrara  ocultos, 

hasta  haber  un  foragido 

dado  muerte  á  Filiberto, 

hijo  delDux. 
Duque.  ¡Caso  gravct 

Ven.  a."    Si  acaso  alguno  del  sabe, 

y  le  lleva,  vivo  ó  muerio, 

la  Señoría  perdona 

cualquiera  delito  ó  yerro, 

alzando  cualquier  destierro 

á  ouien  le  entregue  en  persona, 

y  oándole  juntamente 

diez  mil  escudos. 

Con  eso 

presto  le  llevarán  preso, 

porque  en  su  busca  la  gcnie, 

si  tan  grande  el  premio  es, 

no  perdonará  lugar, 

y  mal  se  podrá  escapar 

buscándote  el  interés, 

A  lo  menos  en  mi  Estado 

no  será  favorecido 

él  ni  nmgún  foragido. 
Ven.  i.*    Aqueso  pide  el  Senado. 
Dlqiik.     Échese  un  bando  esta  larde 

de  que  salgan  de  Ferrara 

cuantos  defiende  y  ampara. 
Criado,    liaráse  asi. 
Di'gi  E.  El  cielo  os  guarde. 

{Vanat  los  Venecianos.] 

ESCENA  II 

DvQCK  Snlo- 

Las  paces  y  la  amistad 
de  Venecia  le  ha  importado 
á  mi  venturoso  Estado 
toda  su  seguridad. 
Que  es  Venecia  un  enemigo 
que  á  reyes  pone  icmor, 
y  ha  mostrado  su  valor 
cuan  útil  es  para  amigo. 


DUQIE. 


IIKN'TO 


ESCl-XA  III 
Sait  LisACKo  con  la  tufada  í/ísnuíía. —Dicho, 

LiSAL'RO.  Excelenlisimo Alfonso, 
digno  duqu-'  de  Ferrara, 
gloria  de  la  sangre  esténse, 
luz  del  mundo  y  sol  de  Italia. 
Si  el  príncipe  es  aquel  árbol 
que  el  rey  Nabuco  soñaba, 
á  cuya  sombra  y  favor 
untos  se  arriman  y  amparan, 
principe  eres  y  árbol  noble, 
en  cuyas  ilusircs  ramas, 
contra  borrascas  de  injurias, 
amparo  ailij;;idos  hallan. 
(.Ciudadano  de  Venecia 
soy  y  blanco  de  desgracias; 
Lisauro  tengo  por  nonibrc 
V  mi  desdicha  por  patria. 
S'obleza  herede  y  hacienda, 
que,  aunque  una  y  otra  medianas, 
aumenté  con  mercancías, 
que  dan  su  provecho  avaras. 
Üiómc  el  cielo  por  consone 
la  misma  virtud  y  gracia; 
hermosa  para  discreta, 
y  para  mujer  honrada. 
De  qumce  años  logró  amor, 
por  fruto  y  primicia  casta, 
una  hija  en  la  hermosura 
y  virtud  su  semejanza. 
Vivimos  los  ircs  tres  lustros 
con  la  dulce  consonancia 
que  hace  la  paz  conyugal 
entre  dos  conformes  almas, 
sin  mezclar  el  descontento 
su  aborrecible  cizflñ» 
en  los  sembrados  del  gusto 
que  amor  recíproco  guarda. 
Cansóse  de  esto  la  envidia, 
y  la  ociosidad  liviana 
de  la  juventud  lasciva 
toco  contra  mi  honra  el  arma. 
Filiberto,  hijo  del  Dux 
de  Venecia,  dando  entrada 
á  imposibles  pensamientos 
y  inútiles  esperanzas, 
vio  á  mi  Fulgencia,  y  siguióse 
iras  el  verla  desearla, 
tras  desear  pretenderla 
y  tras  pretender  rondarla. 
Porque  como  amor  es  yerro, 
sus  eslabones  enlaza 
de  este  modo,  que  los  vicios 
unos  á  otros  se  llaman. 
Pero  fué  intentar  Nembrol 
escalar  las  naves  altas, 
llegar  Tántalo  á  la  fruta 
V  alcanzar  sediento  el  agua, 
él  conquistar  su  lirmcza 
y  combatir  su  constancia, 
que  no  teme  tiros  torpes 

; (O 

Llegó  á  tanto  su  licencia, 

por  ser  su  locura  tanta, 

que  en  mi  ausencia  pretendió,.. 

(f)    FalU  un  Tcríoen  el  yrigin»!. 


^dirclo,  cielos?  furiarl*. 
Mas,  corro  el  vicio  es  cobari 
prevalecieron  las  armas 
de  la  virtud  invencible; 
echó  á  Tarquino  de  casa 
más  honrada  que  Lucrecia, 
que  no  es  disculpa  una  daga 
á  consentimiento»  necios 
que  de  cualquier  modo  infar 
Kntré  yo  entonces  en  ella, 
hállela  triste  y  turbada, 
recibióme  con  suspiros 
y  preguntando  la  causa 
fué,  si  hasta  allí  en  encubnt 
discreta,  en  decirla  sabia, 
que  de  algún  modo  consicnti 
mujer  que  á  tal  tiempo  cal'.J 
Pidióme  <íue  la  sacase 
de  su  peligro  y  mi  patria, 
conjuró  mi  justo  enoio, 
y  como  si  se  comprara 
la  paz  á  peso  de  perlas, 
lloraron  sus  ojos  lanías, 
que  las  bebí  para  dar 
con  ellas  piciima  al  alma. 
Soseguéla  y  soscgucme, 
que  la  ira  desbarata 
las  leyes  de  la  prudencia 
y  triunfos  de  la  templania. 
Fui  á  buscar  á  Filiberto; 
entré  en  el  palacio  y  casa 
del  Dux,  llegué  comedido, 
pedí  con  nobles  palabras 
reprimiese  intentos  mozos, 
corlando  á  esperanzas  var" 
pasos  que  pisan  honores 
y  lenguas  que  ofenden  far 
No  obligó  mi  cortesía, 

que  lo  que  al  cuerdo  rcfrea 
al  necio  enciende  y  abrasa; 
pues  aun  no  me  dió  en  resj 
excusas  acaloradas 
con  palabras  comedidas 
que  valen  hoy  tan  baraias; 
díjomc,  y  para  que  yo 
lo  diga,  pongo  la  cara 
y  los  ojos  en  el  suelo; 
díjome,  en  fin,  en  mis  barí 
que  con  pretender  mi  espos 
y  con  pasear  mi  casa 
más  honra  que  merecía 
rm  humilde  sangre  me  dabl 
Que  si  el  recato  hasta  allí 
tuvo  sus  gustos  i  raya, 
darla  rienda  desde  enionceí] 
á  la  pasión  desbocada. 
Juzga  tu,  principe  invictt», 
si  á  tan  bárbaras  paltbf* 
y  descorteses  injurias 
fuera  la  paciencia  infamia; 
volvió  por  mí  la  ran^r:, 
y  desnudand 
dos  veces  ahi 
á  SU  vida  mi  vcngauia. 


(I)   Ftíta  otro  »«"(>. 


JOflNADA  SEGUNDA 


477 


'Alborotóse  Vence ia, 
y  toda  ella  Lunjurüdd 
ctínira  mi  honor  dcfcndidu, 
que  al  poder  iodos  le  amparan. 
«Prendedlc»,  decían  á  soces; 
mas  cuando  en  tropel  llegaban 
los  ministros  codiciosos, 
arrojándoles  la  capa, 
como  á  toros,  de  la  hacienda, 
lomé  en  la  boca  la  espada, 
y  hecho  mi  sagrado  el  mar. 
ía  vida  entregué  á  sus  a^uas. 
Llegue,  á  pesar  de  los  tifus, 
voces,  góndolas,  pedradas, 
á  un*  nave  ginovesa 
que  á  Ja  boca  de  la  barra 
s  los  vientos  daba  velas 
y  dio  avuda  á  mi  desgracia, 
deuda  al  agradecimiento 
y  á  su  valor  nuevas  alas. 
Llegué  á  Rovigo,  y  en  él, 
rindiéndole  justas  (gracias, 
pcdi  me  echasen  á  lierra, 
parando  al  lin  en  Ferrara, 
asilo  de  desdichados, 
porque  de  mi  esposa  amada 
el  amor,  no  da  licencia 
que  me  aleje  de  mi  patria. 
Do  loda  mi  larga  hacienda 
sólo  me  queda  esta  espada 
y  esta  vida,  excelso  duque, 
que  de  lu  sombra  se  ampara; 
empléflla  en  tu  servicio 
y  defiende  la  vengan;;* 
de  uo  agraviado  marido 
y  una  mujer  injuriada. 
No  hay  para  uii  hidalgo  pecho 
cosa  más  dura  y  pesada 
como  el  ver  necesidades 
y  no  poder  remediarlas. 
La  vuestra  me  ha  enternecido 
de  suerte,  que  si  llegara 
no  ha  media  hora  á  mi  noticia. 
no  admitiera  por  su  causa 
las  paces  que  ha  establecido 
la  señoría  veneciana 
conmigo,  aunque  de  no  hacellas 
mi  persona  aventurara. 
Una  de  las  condiciones 
prometidas  y  juradas 
es  no  admitir  foragidos 
y  mandar  que  luego  salgan 
cuantos  están  de  Venecia 
en  mis  estados;  ahora  acaban 
de  irse  los  Km  bajadores; 
culpad  á  vuestra  desgracia 
y  guardad  vuestra  persona, 
porque  al  que  la  entregue,  niandan 
diez  mil  escudos  de  oro, 
perdonan  delitos  y  alzan 
cualquiera  pena  y  destierro. 
Ciudades  hay  en  Italia 
donde  podéis,  disfrazado, 
esperar  en  las  mudanzas 
del  tiempo  y  de  la  fortuna, 
porque  en  ioda  esta  comarca 
os  buscan  diez  mil  escudos. 


y  uno  para  hallarlos  basta. 
(Zurrido  estoy  por  ser  csia 
la  primera  vez  que  hallan 
necesidades  de  vida 
en  nií  las  puertas  cerradas. 
Mas,  para  aliviar  en  parle 
las  que  la  pobreza  os  causan, 
que  á  las  de  la  iTiisma  muerte 
ó  se  aventajan  ó  igualan, 
tomad  aqueste  diamante, 
y  perdonad  que  le  laltan, 
cuando  no  puedo  dar  obras, 
al  sentimiento,  palabras.  {Van) 

•  ESCENAIV 

LtsAWHu.  ¡Oh  generoso  valor 

que  bien  disfrazado  dejas 
con  dádivas  tu  rigor, 
pues  abres  puertas  á  quejas 
V  echas  candados  de  amor! 
Despides  y  favoreces, 
niegas  para  consolar, 
y  SI  severo  pareces 
con  una  mano  al  negar, 
diamantes  con  oira  ofreces. 
Mi  desdicha  me  desiierra, 
no  tu  valor  celebrado, 
que,  como  ella  me  hace  guerra, 
vengo  á  ser  tan  desdichado 
que  aun  no  me  admite  la  tierra. 

ESCKNA   V 
Salt  CA>b«oo.— Dicho. 

Canual).  En  busca  de  mi  señor 

salgo  huyendo  de  Venecia, 
duride  el  popular  furor 
muestra  lo  mucho  en  que  precia 
al  interés  bullidor. 
No  se  dónde  irle  á  buscar; 
mis  no  hay  cosa  que  más  sobre 
en  cualquier  parle  ó  lugar 
que  el  hombre  necio  y  el  pobre: 
pobre  es,  yo  le  vendré  á  hallar. 

LisAURo.  (Candado! 

Candado.  ¡Miren  que  presto 

pareció!  <Qué  haces  aqui, 
si  el  precio  sabes  que  ha  puesto 
Venecia,  y  que  anda  tras  ti 

Ror  acá  el  vulgo  molesto.'' 
luye, quedan  un  tesoro 

á  quien  te  llevare  .-illa, 

y  el  interés  sin  decoro 

ya  ves  cómo  correrá 

con  diez  mil  pies,  y  esos  de  oro. 
LiSAUBO.  No  hagas  c.iso  de  mi  vida; 

de  mi  l'ulgencia  me  di. 

^Llora  mucho? ¿está  atligida? 
Candado.  Ya  lo  ves,  como  sin  ti. 

sin  hacienda  y  perseguida 

no  le  ha  dejado  un  rincón 

la  justicia  en  que  vivir. 
LlSAURo.  ¡Tales  mis  contrarios  son! 
Candado.  Ni  una  cama  en  que  dormir. 
LiSAt'RO.  |Ay  prenda  del  corazón! 


^^^^47^                                                      EL  HONROSO  ATREVÍmÍeÑto^^        ^^^^^^^H 

^H     Candado. Cun  unn  luja  casadera 

"-^^^^^^1 

^^t                      á  cuestas,  ya  lú  verás 

'^^^^^1 

^^^^               lo  que  teme  y  lo  que  espera, 

remcúiai i: ijL  «jiuljü  rtRJ^^^" 

^^^B              laque  ya  no  tiene  mis 

de  mi  esposa  el  mal  sin  US». 

^^^H              de  esta  hacienda;  si  ella  fuera 

Canüaoo.  a  seguirle  me  acomodo. 

^^^H               madre  al  u»o  no  quedara 

LisAi'BO.   Hs  ciego,  por  todo  paw 

^^^H              tan  pobre,  que  puesta  tienda 

amor  y  lo  abrasa  todo.  (Vmá 

^^^H              su  daño  no  remediara. 

^^^H              pues  no  es  la  peor  hacienda 

ESCE.NA  VI 

^^^^1               una  hija  de  buena  cara. 

^^^^H              Mas  ¡bonita  es  mi  señora, 

Sattn  Fuuiíweu  y  Eriontcu. 

^^^^H               en  medio  de  su  pobreza! 

EKtGENC  Siquiera  por  el  amor 

^^^^P               Sólo  tus  peligros  llora. 

que  me  tienes,  será  bien 

^^r^               siendo  un  mármol  en  (irmeza. 

que  treguas  tus  ojos  den 

^H     LiSAUBo.  Nü  en  vano  el  alma  la  adora.' 

átu  llanto  y  mi  dolor; 

^H                     M.1S  deudos  tiene  présenles 

mira  que  tengo  temor 

^H                      que  la  acudan. 

que,  siendo  de  ti  homicida. 

^H     Canliauu.                        ¡Desatino 

he  de  quedar  combatida 

^H                     indigno  de  hombres  prudentes) 

de  quien  tu  fama  atropeila: 

^H                      Siempre  el  pobre  es  peregrino 

cuando  no  por  mi,  por  ella 

^^1    '                  que  está  sin  tierra  y  parientes. 

es  bien  conservar  tu  vida. 

^^^^H                Sí  se  quiere  socorrer 

Si  el  peligroso  recelo 
de  mi  padre  te  acobarda, 

^^^^B               de  sus  parientes,  Fuigcncia, 

^^^^H              aunque  más  llegue  á  tener. 

no  temas,  pues,  que  le  gaart 

^^^H               negarán  la  descendencia 

su  raiíón  y  el  justo  cielo. 

^^^H               de  Adán,  por  no  la  valer. 

Si  te  causa  desconsuelo 

^^^H              No  t'íes  de  su  favor 

el  dejarme  á  míen  pnbrez* 

^^^^H               ni  esperanza  de  ellos  cobres. 

desigual  á  tu  nobleza, 

^^^^H               porque  igualmente  el  mejor 

eso  no  le  dé  temor, 

^^^V               recibe,  cuando  son  pobres. 

pues  para  dote  el  mejor 

^                     deudos  y  deudas,  señor. 

es  tu  invencible  firmeza. 

^H      LiSAiiRO.  Si  esos  fallan,  allá  dejo 

FuLüENc.  ¡A  y  Eligencia,  retrato 

^H    .                 amigos  que  acudirán 

del  padre  que  el  ser  te  dio. 
su  discreción  te  de  ó, 
que  es  de  tu  virtud  órnalo! 

^H                     á  mi  esposa. 

^H     Candado.                      Mal  consejo 

^H                      tus  esperanzas  le  dan. 

¿Qué  importa  que  el  tiempo 

^H                      jEI  amigo  no  es  esp'>jo 
^H                      de  su  amigo? 

y  aquesta  persecución 

haya  hecho  ejecución 

^H      l.isAdkü.                        Ymuysenuro. 

en  mis  bienes,  male^  yi, 

^H     Ca.nuado.  Pues  si  es  espejo  el  más  tiel, 

pues  quitarte  no  podrá 
bienes  que  del  alma  son? 

^H                    como  de  ti  conjeturo. 

^H                    <podrásle  mirar  en  ¿1 

Ti\  discreción  resucita 

^H                    puesto  el  espejo  en  lo  e>curu? 

mi  esperanza  con  pensar 

^H                      Di  que  no,  no  estés  perplejo. 

que  no  la  puede  quitar 

^^M                     Pues  asi  es  la  amistad, 

el  que  la  hacienda  nos  quita; 

^^m                      porque  el  amigo  más  viejo, 

la  crueldad  nos  necesita 

^^^^^                en  viendo  la  escuridad 

de  Lclio,  mas  será  vana 

^^^H               del  trabajo,  no  es  espejo. 

su  intención  necia  y  tirana. 

^^^^E|sai;ro.  Candado,  ya  la  amistad 

porque  contra  su  torpeza 

^^^H              de  la  corte  se 

es  mi  honra  fortaleza 

^^^H.             al  destierro  y  soledad 

que  por  hambre  no  se  gana- 
Efige.nc,  Nu  digas  de  Lclio  mal, 

^^^^B              que  allá  reina  la  mentira 

^^^H              y  aquí  vive  la  verdad. 

madre,  si  me  quieres  bien. 

^^^H              No  me  espanto  que  haya  hallado 

que,  aunque  es  justo  lu  dcS4 

^^^^H               mi  desdicha  ayuda  en  ti, 

le  tengo  amor  inmotial. 

^^^^H              que  es  tu  patria  el  despoblado, 
^^^^B              y  i  la  amistad  como  i  mi 

Cuando  casi  era  su  iguilH 

en  hacienda  y  en  valor,  ^^1 

^^^H               noblemente  has  hospedado. 

del  alma  le  hice  señor, 

^^^H               Vo  he  de  volver  aunque  muera 

deseando  ser  su  prenda; 

^^^^H               ¿  Venecia,  por  sacar 

hanos  quitado  la  hacienda 

^^^^H               mi  esposa  querida  afuera; 

y  hame  dejado  el  amor. 

^^^^^               trazas  sabe  el  amor  dar 

jiin  la  hacienda  no  me  *Uct 

^V                     para  todo. 

á  decilleque  le  adoro. 

^H      CANbAto.                  Ksa  es  quimera. 

que  amor  caza  con  el  oro 

^H      LiSAUi«u.  Muchas  hace  el  firme  amante. 

que  en  las  Hechas  trae  pof  c 

^H     Canoaix).  Señor,  tu  intento  reporta. 

callando  su  rigor  pruebo. 

^H     LiSAUfto.  Con  un  disfraz  impurtanie 

que  el  amor  que  rsti  desnuí 

JOBNADA  SKGMNDA 


479 


s)  es  ciego,  uiubión  es  inudu, 
y  si  á  ti  se  maniticsia, 
una  voluntad  hoiicstü 
es  la  que  obligarme  pudú. 
ENc.  Pcfü  ^'quc  es  esto?  ¡a y  de  mi! 
á  SU  combale  ordinario 
viene  mi  torpe  contrarío, 

KSCKNA  VII 

Salen  Leuio  y  Marcio.— Dious. 
;.  (Aparte  )  ¡Ojalá  (uefa  por  mí! 
Marcio:  Fulgencia  está  aquí, 
va  tiemblo  y  desconno. 
Amado  tormento  mío, 
¿hasta  cuándo  imitarás 
en  no  volver  paso  atrás 
al  tiempo  veloz  y  al  rio? 
fc!n  la  tormenta  aligera, 
quien  no  se  quiere  anegar, 
la  nave,  arrojando  al  mar 
la  hacienda,  que  su  muerte  era; 
bella  ingrata:  ;quicn  creyera 
que  echando  al  mar  mi  venganza 
tu  hacienda,  menos  bonanza 
hallara  en  ti  mi  deseo, 
puei  cuando  estás  pobre  veo 
que  se  anega  mi  esperanza? 
Habíame,  que  me  maltratas 
en  silencio;  amada  fiera, 
dame  palabras  siquiera, 
pues  valen  hoy  tan  baratas. 
Piedra  muda  que  me  matas 
callando  por  que  pregone 
tu  crueldad;  mas  ,;quién  me  pone 
temor?  Seré  mi  homicida, 

{Saca  la  >1aga.\ 
quizá  al  quitarme  la  vida 
medirás  Dios  te  perdone. 
LeIJo,  ,;esiás  loco? 

Señor, 
sosegaos,  que  no  sabéis 
cuantas  vidas  quitaréis 
si  os  mata  vuestro  furor, 
¿yuc,  no  te  obliga  mi  amor 
ni  su  hidali^a  cortesía, 
bronce  duro,  piedra  fría? 
Dame  una  mano  no  más, 
que  con  ella  aplacarás 

R arle  de  la  pena  mia. 
i  que  i  Lisauro  se  ofenda 
ni  que  tu  honor  pierdas  pido, 
yo  te  daré  á  tu  marido: 
yo  le  volveré  tu  hacienda 
si  me  das,  hermosa  prenda, 
una  mano. 

(Aparte.)     En  clla  OS  diera 
el  alma  yo,  si  pudiera. 
jQué  rigor  te  enmudeció? 
Habíame  y  dimedeno 
porque  consolado  muera. 
Si  con  lágrimas  me  vengo, 
ten  lástima  de  que  llora 
un  hombre. 

Acabad,  señora. 
De  nuevo  á  penar  comienzo 
mi  bien,  mi  mal. 


ESCENA  VM 


o.iif  í.ii.\(.mj  como  mtrcnder  (un  una  <aiA  coriiu 
purtuguii  y  fnucha»  i-inljf  de  culón»,  y  CA.viMbO 
delráí  Cuma  lencero  cim  un  fardo. 


CANU.VD. 


LlSAUHO. 


Lemo. 
Marcio. 


Candad. 

LCLIQ. 


LlSAU>«0. 
FuLGESC, 

Efioenc. 

FULGKNC 


Lelio. 


LlSAItRU. 

Lelio, 

Lisauro. 

Candad. 


LlSAUHO. 
FuUiENC 

Lisauro. 

FUUÍKNC 
LlSAt.RO. 

Flilcenc 


^Compran  lienzo: 
Cambray,  Rúan,  Canigul? 

{Aparte  á  Lisauro.) 
Mira  cuál  ando  tras  tí. 
El  amor  iodo  es  quimeras. 
,;Compran  tocas,  tranzaderas? 
¿Qué  es  esto,  triste  de  mí? 
Lelio  mi  afrenta  procura 
y  mi  esperanza  alborota, 
y  continuada  una  gota 
traspasa  una  peña  dura. 
Con  una  mano  asegura 
mí  amor,  lu  esposo  y  hacienda. 
Dale  una  mano  por  prenda 
de  que  tu  rigor  se  ablanda. 

(  Métese  Caodadú  por  enmtdio  ett  lux  dui.) 

¿Compran  tocas,  lienzo,  Holanda? 
Nunca  falta  quien  me  ofenda. 
Andad  con  [>ios,  que  no  hay 
quien  lienzo  haya  menester. 
¿No  mandástedes  ayer 
que  os  trújese  hoy  el  Cambray? 
¡Ay,  ciclos! 

¿De  qué  es  el  ay? 
Lisauro  y  Candado  son 
causa  de  mi  confusión 
v  de  su  muerte  si  aquí 
los  conocen.  ¡Ay  de  mi! 
Disimula  tu  pasión, 
pues  que  vienen  disfrazados. 
¿De  ^ué  es.  Hligencia.  el  susto 
de  mi  bien? 

Todo  es  disgusto 
de  los  presentes  cuidados. 
Como  en  los  tiempos  pasados 
se  vio  lan  rica,  y  ahora 
tan  pobre  se  ve  que  ignora 
de  dónde  puede  sacar 
dineros  para  comprar 
un  poco  de  lienzo,  llora. 
¿Por  eso  no  más?  Comprara 
una  lágrima  mi  amor 
derramada  en  mi  favor, 
aunoue  mi  hacienda  empeñara, 
¿(jue  hacéis?  Ocupad  la  vara; 
comenzá  á  medir  las  dos. 
¿Habéislo  de  pagar  vos? 
Medid;  no  os  dé  eso  cuidado. 
¿Daréle  muerte.  Candado? 
Midamos,  icuerpo  de  fjíos! 
y  advierte  que  sin  medida 
te  pierdes,  si  no  reparas 
que  vendiendo  el  lienzo  á  varas 
pasas  á  dedos  la  \ida. 
Aquesia,  señora,  es  caza. 
(.Aparte.)  Mi  bien:  en  balde  será 
la  que  el  interés  me  da. 
Sí,  pero  mucho  adelgaza. 
Tiene  muy  bellaca  hilaza. 
¿Quién? 

Nuestro  perseguidor. 


EL  HONROSO  ATREVIMIENTO 


I. ISA  ruó.  [Ay,  dulcccspos»! 

I-til. i.ENf. 
I.IS&LIftO. 
KllLGENC 
I.ISAURÚ. 

FriLijENC 

LlSAURO. 
FULGKNC 


(Ay.Amoí! 


^Cómú  csiáis? 

Como  sin  li. 
¡I'obrc  y  perscguidal 

Si, 


¡Sin  hacienda! 

Y  con  honor. 

Calla,  mi  bien. 
LisAURO.  Desespero. 

Mabcio.   KI  dinero  es  un  tercero 

que  el  bronce  mis  duro  ablanda; 

con  achaque  Je  la  holanda 

la  puedes  dejar  dinero 

y  parlirte  satisíecho 

de  que  su  amor  gozarán, 

que  hasia  recibir  no  más 

resiste  el  más  firme  pecho; 

pues  que  lo  más  tienes  hechi^ 

lo  menos  traza  y  ordena. 

Pagad  con  esta  cadena 

y  estos  doblones  ahora 

c]  lienzo,  y  después,  señora, 

con  menos  crueldad  mi  pena. 

{Echa  encima  dtl  fardii  tu  cadena  y  un 
tioltitto,  y  vanMe  ¡os  dos.) 

ESCENA  VIII 

Diciios.  mtnos  Lbuq  y  Makcio. 

LiSAUrO.      (Toma  e¡  Cintro  y  cadena  en  lantanu  y 
>iice:) 

¡Oh,  mal  haya  el  inventor 

que  del  cenirn  de  la  tierra 

sacó  para  hacernos  guerra 

tu  peligroso  valori 

Pestilencia  del  honor, 

por  ver  lo  que  al  mundo  Jañas 

le  echó  á  cuestas  mil  montanas 

naturaleza  propicia; 

pero  la  infernal  codicia 

(e  sacó  de  sus  entrañas. 

Como  abortivo  has  nacido 

abriendo  el  vientre  en  que  naces, 

que  eres  mal  nacido  y  haces 

las  obras  de  mal  nacido. 

ti  color  tienes  perdido, 

que  es  propiedad  del  traidor 

andar  siempre  con  temor, 

por  eso  de  li  sospecho 

que  por  los  males  que  has  hecho 

naces  perdido  el  color. 

Si  eres  fue^o  que  á  abrasar 

vienes  mi  lama  y  sosict;o, 

para  inatnr  tanto  fuego 

necesario  es  todo  un  mar, 

en  él  te  quiero  arrojar; 

(Hrrii/ii/ü  tvdo  ni  i'estunrifi  ) 

SUS  a^uas  quema  y  abrasa, 
que  SI  la  pobre/a  escasa 
le  da  hospedaje  v  consiente, 
tú  eres  tal,  que  brevemente 
te  alzarás  con  honra  y  casa. 
¡Esposa  del  alma  mía! 
¡Ktigencia  de  mis  ojos! 

FüU»eNC.  ¡Dulce  paz  de  mis  enojos! 

EPKiEfic.  ¡Centro  de  nuestra  alegría! 


l.ls  \Ii!H). 


FuLGENi-. 
LlS.VURO. 

FULÜENC. 


LtsA(;Ro. 


Candad. 

FincjENC, 
Candad. 

I.ISAI/HO. 


FULURNC 
LlSAURO. 

Fl'igbnc. 


LlSAURO- 

FUI.ORNC. 
LlSAURO. 
KüLüENC. 
LlS^UPO. 
FuL6tNC. 
LlSAURO. 
FlILúENC. 
[^ISAIIKO, 
Fl'LOKSC. 
LlSAURO. 

FiaasNc. 


LcHo  combate  y  po! 
poco  importa  sct  Lui 
si  al  lin  Tarquíno  %e 
de  que  fue  iU  vrolador. 
Pues  ¿qué  remedio.* 

Eli 
es  sacarle  de  V'enecia. 
Esto  ¿cómo  será  ansi, 
si  á  mi  casa  ha  puesto  g 
la  señoría,  que  aguarda 
prenderle,  mi  bien,  por  m 
Note  detengas  aquí, 
ni  ofenda  tu  pensamiealo 
m¿s  mi  casto  y  noble  inte 
que  dando á  mi  honor  qui 
seré  contra  sus  combale» 
roca  al  mar  y  torre  al  viei 
¿Dónde  piensas  ampararte 
de  diez  mil  contrarios  mu 
digo,  de  diez  mil  escudos, 
mi  bien,  que  van  á  busca 
¿Tendrá  el  mundo  alguna 
donde  puedas  esconderte 
del  oro  que  va  á  prcndert 
Si,  Fulgencia;  mi  sagrado 
es  la  lealtad  de  Candado, 
asilo  contra  la  muerte; 
á  pesar  del  interés, 
su  casa  me  da  favor. 
Disfrazado  de  pastor 
por  verte,  vengo  cual  ves, 
hecho  un  asno  portugués. 
I-Jjemplo  de  lealtad 
serás. 

Prólogos  dejad 
y  vamonos,  que  es  cruel 
el  peso  de  este  fardel. 
Este  diamante  tomad, 
Fulgencia,  porque  en  la  í< 
de  vuestra  lealtad  se  engaite, 
que  no  habrá  quien  os  coritra 
si  le  imitáis;  dueño  fué 
suyo  un  Duque  en  quien  se  sv 
la  magniñcencia  rara 
de  su  sangre  ilustre  y  clan, 
y  yo  espero,  esposa,  cu  !  • 
qiie  tendrá  el  valor  en  s    -- 
que  en  el  Duque  de  Ferr»rj. 
Q\ii  ¿os  vais,  señor  de  mr  wiií 
A  veros  vendrá  Candado 
cada  dia. 

Con  :  ■  '  .'- 
quedo,  hasta  '^'.i.t 

libre  del  riesg'j  c;i  .juu-  váiv 
.Vtayor  el  vuestro  me  ba  dado^ 
¿Dcjaréisme? 

Es  imposible. 
¿Si  os  persiguen.* 

KesiM 
¿Hasta  cuándo? 

I  lasta  inunr. 
|Gran  foriileza! 

JorcDC»b4r. 
¡Que  os  dejol 

¡Pena  tcriíbití 
iQuc  os  qu«dAisl 

Qaedifscaaí 


► 


^^^H                                                   JORNADA  TERr.KK A                                                             4^1 

pnio^Sois  mi  esposad 

no  le  ha  de  dejar  Candado, 

K.GENC.                            Mi  bien,  si. 

por  mis  que  el  tiempo  cruel 

tAUMO.  ¿A  qaién  amáis? 

apartarme  de  ti  crea, 

LceNC.                             Sólo  á  vos. 

pues  cuando  por  ti  y  por  él. 

lAURO.  jAy  mi  bien,  adiós! 

rico  y  dichoso  no  sea, 

t.GBNC.                               Adiós. 

á  lo  menos  seré  fiel. 

Kdaü.  iComprcn  lienzo,  caniqui!  (V'i'is*) 

Candado  soy  y  cerrado 

para  guardarte,  y  aunque  eres 

infeliz  y  desdichado,                               ji 

JORNADA  TERCERA 

mientras  que  iti  no  la  abrieres,             ^| 
mi  lealtad  va  con  candado.                 ^^H 
Mira  del  modo  que  intentas             ^^^| 

^^m 

favorecer  á  tu  esposa,                      ^^^^ 

^m         ESCENA  PRIMERA 

porque  con  nuevas  tormentas         ^^^| 
a  riqueza  poderosa                          ^^^| 

Saint  LuAvao  dt  tabrattor  y  Canuadu. 

maquina  traras  violentas.                      ^H 

Lcliu,  que  por  bien  no  alcanza         ^^^| 

$ktí*o.  No  pongo  en  cosa,  Candado, 

la  posesión  de  su  amor,                   ^^^H 

mi  gusto  que  me  te  ái: 

abre  puerta  á  la  venganza,               ^^^H 

contra  mi  se  ha  conjurado 

y  en  los  brazos  del  rigor                 ^^^H 

todo  el  mundo,  ^jadónde  \xi 

alimenta  su  esperanza.                   ^^^H 

para  no  ser  desdichado? 

Porque  no  pueda  salir                     ^^^^H 
de  Venecia,  hace  guardar                ^^^H 

Que  la  amistad  ponga  trato 

con  el  interés,  ya  ha  sido 

su  casa,  sin  permitir                        ^^^H 

ley  del  mundo  sin  recalo: 

irla  nadie  á  vísiur.                            ^^^H 

nó  me  espanta  del  olvido 

LisAiiRo.  .Menos  mal  fuera  morir.                   ^^^H 

del  amigo  que  es  ingrato. 

Pues  ¿qué  come,  si  es  que  tiene            ^H 

Pero  que  también  persígan- 
las cosas  inanimadas. 

ya  mi  esposa  que  comer?                 ^^^H 

Todo  contrario  me  viene;                ^^^H 

á  un  desdichado,  y  que  sigan 

¿luego  no  podrá  vender                   ^^^H 

leyes  en  vicio  Tundadas, 

el  diamante?                                    ^^^H 

que  á  la  ingratitud  obligan. 

Canuauo.                      Ni  conviene,                ^^^1 

esto  me  asombra  y  me  espanta; 

que  quien  le  quitó  la  hacienda        ^^^H 

hasta  la  tierra  que  piso 

mejor  quitará  el  diamante.               ^^^| 

parece  que  se  levanta 

LiSAURo.  lAy  cara  y  hermosa  prenda!                 ^H 
^luera  tu  esposo  delante                   ^^^| 

contra  mi.  Cuanto  divisOí 

aire,  fruto,  piedra,  planta. 

de  tus  ojos  y  no  ofenda                    ^^^| 

parece  que  se  conjura 

mi  desdicha  de  esa  suerte                 ^^^H 

y  con  semblante  inclemente 
huye  de  mi  desventura. 

tu  constancia  no  rendida;                ^^^H 

yu  voy  á  morir  y  á  verte,                 ^^^H 

Para  mí  llora  la  fuente 

que  por  remediar  tu  vida                 ^^^H 

cuando  reirsc  procura. 

quiero  que  me  den  ta  muerte.         ^^^H 
Candado. ¿Esiás  sin  seso,  señor?                    ^^^H 

Ya  en  tu  casa  me  aborrecen 

lus  hijos  y  tu  mujer; 

LiSAiiRo.  Morir  quiero.                                   ^^^H 

mis  desdichas  lo  merecen. 

Candado.                        Desear                         ^^^1 

lOAD.  ¿Pues  qué  hicieran  á  saber 

la  muerte  más  es  temor                  ^^^H 

quién  eres  y  lo  que  ofrecen 

y  flaqueza  que  alcanzar                  ^^^H 

los  que  tu  ventura  escasa 
persiguen? 

nombre  digno  de  valor.                        ^H 

LisAURo.  ¿No  podre  ver  á  Fulgencia              ^^^H 

Ai'RO.                   Tu  esposa  dice 

otra  vez  dando  disfraz                    ^^^H 

que  desde  que  entré  en  tu  casa 

que  me  lleve  á  su  presencia?          ^^^H 

cuanto  tiene  es  infelicc: 

Candado. Nunca  el  capitán  sagaz                       J^H 

los  irigos  el  cierzo  abrasa, 

tienta,  si  tiene  prudencia,                    ^H 

cómese  el  lobo  al  ganado. 

la  fortuna  poco  fuerte                           ^H 

y,  en  fin,  viñas,  prados,  gente, 

dos  veces,  porque  si  funda                    ^M 

ludo  por  mi  ha  desmedrado. 

en  la  primera  su  suerte,                        ^| 

,.NDAb.  Parécense  extrañamente 

suele  estar  en  la  segunda                      ^H 

la  liña  y  el  desdichado. 

la  celada  de  su  muerte.                          ^H 

Como  és  la  mala  fortuna 

Yo  iré  á  Venecia  cual  suelo,                   ^| 

Uña  y  peste,  donde  llega 

que  soy  menos  conocido                       ^| 

no  deja  cosa  ninguna. 

y  me  es  más  piadoso  el  cielo.               ^H 

sarna  que  luepo  se  pega 

Del  carbón  que  hemos  cocido         ^^^H 

su  contagión  importuna. 

haré  cargas,  véndetelo,                     ^^^H 

Pero  si  en  tiempo  apestado 

y  dándole  el  precio  del                     ^^^H 

se  conoce  la  lealtad 

á  Kulgencia,  que  conmigo               ^^^H 

del  amigo  y  del  criado 

no  será  Lclio  cruel,                          ^^^H 

y  es  pesie  íu  enfermedad, 

ni  creerá  que  á  un  su  enemigo        ^^^| 

COMEDIAS  DE  TIRSO  DE  MOLWA.— TOMO  11 

^^1 

I    481 

EL  HONROSO 

ATREVIMIENTO            ^^^^^^^^B 

cubre  mi  losco  buriel. 

con  el  crédito  y  hacienda      H 

Dándome  entrada  segura 

que  por  Lisauro  tenia. 

remediaré  su  pobreza. 

cuya  nobleza  no  ofenda 

daré  alivio  á  su  hermosura, 

jamás  la  fortuna  impía. 

y  alentaré  su  firmeza 

Pero  hala  vuelto  á  perder 

mientras  tu  destino  dura. 

como  el  crédito  ha  faltado 

Esto  quiero,  y  es  razón 

de  Lisauro,  y  no  ha  de  habcf 

que  aqueste  gusto  me  des. 

otro  Lisauro  estimado 

^H    Lt&AL'flO 

|,'\y  leal  Efestión! 

que  le  vuelva  á  socorrer. 

ni  le  vence  el  interés 

También  él  anda  por  lodo 
desterrado  y  alligido. 

ni  te  obliga  la  opinión 

de  la  fingida  amistad; 

y,  aunque  donde  habita  ignoi 

quisiera  Alejandro  ser 

por  su  vida  ha  prometido 

para  pagar  tu  lealtad. 

diez  mil  escudos  de  oro 

^H   Canuado.KI  carbón  voy  á  poner; 

el  veneciano  Senado, 

hov  entrará  en  la  ciudad, 

volviendo  á  la  patria  Y  tierra 
á  cualquiera  desterrado 

sufre  tu  infeliz  estado; 

que  aquél,  si  fuere  animoso 

que  le  lleve. 

estará,  aunque  despreciado, 

Lisauro.                      Tanta  guerra, 

cielos,  [contra  un  desdichado 

más  cerca  de  ser  dichoso 

que  fuese  más  desdichado.  (Vase.) 

Pero  ¿qué  es  esto.-'  ¿No  veo 
á  Diodoro  y  á  Veri  no? 

0  me  engaña  mi  deseo 

ESCENA   11 

ú  en  ellos  el  favor  vino 

t.lSAUKO  fofo. 

que  en  otros  hallar  no  creo. 
A  su  padre  di  la  vida 

Correspondencias  y  tratos 

con  la  hacienda  y  libertad 

en  Italia  lenla  yo, 

que  ahora  lloro  perdida. 

con  mercaderes  que,  ingratos, 

¿Es  mucho  de  esta  amistad 

U  necesidad  buscó 

ouc  los  réditos  les  pida? 
Quiero  llegar. 

sus  partidas  y  contratos. 

Pues  si  es  verdad  lo  que  digo, 

DioDORo,                        Avisado 

los  amigos,  ¿dónde  están, 

está  mi  padre  que  aquí 

que  siempre  andaban  conmigo? 

venga  i  hablarnos. 

Mas  las  hormigas  no  van 

LiSAUPo,                                  Ea,  cuidad 

i  las  eras  si  no  hay  trigo. 

¿qué  teméis?  ¿Llegaré?  Si... 
Mas  no,  que  soy  desdichado. 

El  que  ve  la  golondrina 

en  el  verano  labrar 

V  aunque  Verino  y  Diodoro 

casa  firme,  ¿no  imagina 

de  mi  amistad  son  testigos. 

cuan  de  asiento  quiere  estar 

lo  que  en  ellos  ten^o  ignoro. 

por  su  huéspeda  y  vecina?* 

□ue  más  querrán  por  amigo» 
diez  mil  ducados  de  oro. 

¿No  parece  el  nido  eterno 

que  ha  fortalecido  tanlo? 

DioooKo.  ¿Eres  Lisauro? 

jNo  le  alegra  el  canto  tierno? 
Pues  nido,  hospedaje  y  canto 

LiSAUfto.                          Solía; 

ya  soy  pelota  del  tiempo 

iodo  lo  deja  al  invierno. 

que  hasta  el  cielo  subía 

¿Qué  me  quejo,  pues,  en  vano 

sirviendode  pasatiempo 

si  mi  invierno  va  conmigo? 

á  la  fortuna  algún  día. 

Faltó  el  sol  y  faltó  el  grano; 

Ya  me  ha  abatido  de  traza 

sí  es  golondrina  el  amigo, 

que,  despedazada  y  rota. 

él  volverá  en  el  verano. 

según  lo  que  me  amenaza, 
si  del  tiempo  fui  pelota, 
ya  soy  de  a  muerte  chaza. 

ESCENA  III 

De  cuantos  amigos  tengo. 

Sait  VsniHO  y  Oiodoro.— Drciioa, 

ó  por  mejor  decir,  tuve, 
sóloá  descubrirme  vengo 

^M   Vbríno. 

El  Duque  de  nuevo  ha  echado 

á  los  dos;  dudoso  estuve; 

de  Ferrara  á  los  bandidos 

mas  ya  mi  dicha  prevengo 

que  Venecia  ha  desterrado; 

en  vosotros,  que  el  valor 

'  así  somos  compelidos 
ii  sacar  de  aqueste  Esudo 

que  os  ilustra  y  cnnoblecc 

y  el  ofrecido  favor 

á  nuestro  padre  i  lonoraio, 

á  vuestro  padre,  merece 

cuya  vejez  alligída 

que  satisfagáis  mi  amor. 

remediar,  Diodoro.  trato. 

Veiono.    La  mayor  satisfacción, 

^V    DiODOVO 

¿Cómo,  si  contra  su  vida 

Lisauro,  es  la  natural; 

se  conjura  el  cielo  ingraiüi* 

á  esto  inclina  la  razón 

^m     Vepino. 

Rico  en  Ferrara  vivía 

y  la  deuda  hlial,              ^m 

JORNADA  TERCERA 


483 


que  es  precisa  ubiigación. 

Mi  padre  está  desterrado; 
^B  quien  te  lleve  á  Vcnecia 
^rivo,  el  destierro  han  alzadu; 

en  lanío,  Lisauro,  precia 

darle  la  muerte  el  benado. 

(Cógtnle  por  dttrás  y  átanitá  un  árbol.) 
O.  Perdona,  que  á  ia  amistad 

siempre  el  amor  se  antepone 

del  padre, 
o.  ¡Ah  infames!  soltad, 

si  no  queréis  que  pregone 

la  fama  vuestra  crueldad. 

Siquiera  por  descubrirme 

á  los  dos  y  por  fiarme 

de  vuestra  lealtad  no  ñrmc 

hablades  de  guardarme. 

no  prenderme  y  perseguirme. 
.     Somos  hijos;  el  amor 

puede  más  aue  la  amistad; 

mi  padre  piae  favor. 
•O.  ¿Y  esto  es  dalle  libertad!^ 

Infamia  diréis  mejor, 

y  si  á  la  experiencia  llego 

de  ver  pagar  mal  por  bien, 

desde  hoy  diga  el  vulgo  ciego: 

«Haz  mal  sin  mirar  á  quien, 

haz  bien  y  guárdate  luego.» 


ESCENA  IV 

Satt  lloNOKATO.— Dichos. 

Aquí  mis  hijos  dijeron 
que  me  esperaban, 
to.  A  lad 

manos  que  tan  sueltas  fuerun 

2ue  su  hacienda  y  libertad 
vuestro  padre  ofrecieron. 
.     Hijos,  ¿qué  es  esto.-* 
10.  Señor: 

ya  el  cielo  ocasión  ha  dado 
con  que,  por  nuestro  favor, 
á  Venccia  restaurado 
goces  tu  hacienda  y  valor. 
El  Senado  ha  prometido 
libertad  al  que  entregare 
á  Lisauro  foragido 

Ívivo  allá  le  llevare, 
lánosle  el  cielo  ofrecido 
aquí,  y  aunque  formes  quejas 
de  que  le  pagamos  mal, 
deudas  y  amistades  viejas, 
la  obligación  natural 
nos  cierra  al  lin  las  orejas. 
■,     A  poder  desengendraros, 
¡infames!  por  honra  mía, 
el  ser  volviera  á  quitaros 
que  os  di.  ¡Maldito  sea  el  día 
que  hijos  pude  llamaros! 
¿La  vida  que  tengo  yo 
y  la  vuestra  no  es  toda  una? 
Pluguiera  al  cielo  que  no, 
á  pesar  de  la  fortuna. 
¿Lisauro  no  me  la  dio? 
Pues  ¿será  paga  debida, 
desconocidos,    villanos. 


2UC  vida  que  dio  la  vida 
un  padre  y  á  dos  hermanos 
hoy  por  ellos  sea  vendida? 
¿La  vida  ponéis  en  venta 
de  Lisauro?  ¿La  lealtad 
del  mundo  que  honrallc  intenta? 
jEsto  es  darme  libertad 
ó  es  darme  perpetua  afrenta? 
¿Con  qué  cara  podré  yo 
A  mi  patria  restaurado 
ir?  Este  es  quien  vendió 
ingratamente  al  Senado 
al  que  la  vida  te  dio. 
¿Ya  tenéis  tas  lenguas  mudas? 
Pero  sí,  que  en  tales  tratos 
os  convencerán  mis  dudas; 
símbolos  de  los  ingratos, 
con  vosotros  ya  hay  tres  Judas. 
¿Quien  pudiera  con  dos  lazos 
daros  la  muerte  como  á  él? 
Desate  mi  amor  los  brazos, 
Lisauro,  de  este  cordel 
para  que  me  den  abrazos. 

[Desátate  y  date  una  expadú) 

V  para  que  aquesta  espada 
cobre  venganza  debida, 

su  muerte  es  bien  empleada: 
no  son  mis  hijos,  la  vida 
les  quitad  ya  deshonrada. 
LlSAUBO.  A  tal  nobleza  y  valor 

no  hay  satisfacción  ni  precio; 
con  los  brazos  es  mejor 
pagaros;  el  celo  necio 
de  vuestros  hijos  fué  amor. 

Y  aunque  no  hay  obligación 
natural  por  quien  la  cuadre 
á  hacer  al  hijo  traición, 
hijos  de  tan  noble  padre 
merecen  por  él  perdón. 

Yo  os  le  doy,  escarmentado 
en  mi  mismo;  y  porque  siente 
pena  y  vergüenza  el  culpado 
siempre  que  tiene  presente 
á  persona  que  ha  injuriado, 
quiero  con  vuestra  licencia 
partirme. 

HoNO».  Cifróse  en  vos 

la  lealtad  y  la  prudencia. 

Lisauro.  Amigos,  adiós. 

Honor.  Adiós. 

LtSAURO.  ¡Ay  mi  querida  Fulgencial     (V'"') 


ESCENA  V 
Dichos,  menos  Lisauko. 

MoNOF.     Quitaos  delante  de  mí 
afrenta  de  la  virtud, 
y  de  la  sangre  que  os  di, 
centro  de  la  ingratitud, 
y  no  os  llaméis  desde  aquí 
mis  hijos,  que  no  merece 
tai  nombre  vuestra  traición. 

Verino.     Cordura  el  callar  paiece 
que  convence  la  razón. 

DiODORO.  Y  la  traición  enmudece.  (VMft.) 


He  publicado  que  I.isauro  es  muerto 
y  por  Venccia  corre  aquesta  fama, 
lamo  que  no  hay  persona  que  por  cierto 
no  ía  publique. 

Marcio. 
|Pobre  de  quien  amal 
Lelio. 
Antes  espero  asi  salir  al  puerto 
de  mi  esperanza  y  obligar  mi  dama 
á  que,  muerto  su  esposo  y  mi  enemigo. 
su  mal  remedie  por  casar  conmigo. 
Fingiré  dcsposarine  en  secreto, 
que  en  público,  recién  muerto  su  esposo, 
querrá  guardalle  el  luto  y  el  respeto 
a  las  lenguas  del  vulgo  licencioso; 
y  si  una  vez  mi  amor  pongo  en  efecto 
y  aplaco  aqueste  fuego  riguroso 
que  entre  esperanzas  leves,  entretengo 
gczo  á  Fulgencia  y  i  mi  hermano  vengo. 

Marcio. 
La  traza  es  extremada,  aunque  indecente 
á  tu  valor. 

Lelio. 

¿Decencias,  Marcio,  pides? 
¿No  sabes  que  es  amor  guerra  inclemente 
y  que  en  guerra  son  licitos  ardides? 
No  repares  en  ese  inconveniente 
si  con  la  vara  del  peligro  mides 
el  que  corre  mi  vida  en  verdes  años, 
si  i  Fulgencia  no  gozan  mis  engaños. 
Aquí  sus  ojos  vienen  el  tesoro 
de  las  Indias  del  Sur  de  su  hermosura 
por  su  tíngido  muerto;  aqu¡  la  adoru, 
y  aquí  mi  amor  su  libertad  procura. 

Marcio. 
Quien  llora  perlas,  si  con  lienzos  de  oro 
enjuga  el  llanto,  juzgará  aventura 
por  quien  el  oro  la  ofreció  el  verterlas. 

Porque  son  muy  parientes  oru  y  perlas. 
ero  á  Efigencia,  que  á  su  madre  imita 
en  la  virtud,  belleza  y  en  el  llanto, 
sale  al  encuentro. 

ESCENA  VII 

Solt  Erir.BNCiA.— DiCMOí. 

Efioencia. 

Amor:  ¿cómo  no  os  quila 
d  poder  que  tenéis  tormento  tanto.* 
VA!  que  mató  á  mi  padre  y  solicita 
a  mi  madre  adoráis.*  ¡F'arece  encanto! 
Un  padre  muerto  lloran  mis  desvelos; 
Lclio  me  causa  amor,  mi  madre  celos. 
Pero  presente  tengo  á  mi  enemigo, 
si  asi  llamar  á  quien  adoro  puedo. 
Amor  enredador,  sed  vos  conmigo, 
que  me  importa  la  vida  cierto  enredo. 


Dcbéisme,  Lelio,  tanto,  que  he  antq)iiet(o.j 
á  mi  difunto  padre  vuestro  gusto; 
mi  madre  por  mi  causa... 
Lelio. 

Decid  pmt 
EnoESCiA. 
En  medio  de  sus  penas  y  disgusto 
admite  vuestro  amor  casto  y  honesto. 

Lelio. 
|0h  nueva  venturosa,  oh  premio  justo 
de  Jacob  por  Raquel  perseverante 
jüh  venturoso  fin  de  un  firme  amaiitc 

Efigencia. 
En  respuesta  del  vuestro,  Lclio,  envia 
cblc  papel,  no  de  su  propia  mano, 
que  nu  quiere  dar  muestras  en  un  dia 
tan  grandes,  que  su  amor  llaméis  tirano; 
pero  bastan  que  vengan  de  1^  mía. 

Lelio. 
iQuc  tal  escucho,  cielo  soberano! 

.Mabcio. 
¿No  le  lo  dije  yo?  ¿Ves  como  el  oro' 
enjuga  perlas? 

Lelio. 
De  contento  lloro. 
Kfiiíencia. 
Este  diamante  solo  que  ha  quedado 
perseverante  entre  la  mucha  hacienda 
que  ñus  hizo  quitar  Du.\  y  Senado, 
sin  que  su  amor  permita  que  se  vend«,^ 
también  os  le  presenta 

Lelio. 

Va  he  llegado 
al  culmo  de  mi  dicha;  |oh  rica  prenda! 
nb  por  la  clara  luz  que  en  ti  el  sul  cri»,1 
sino  por  el  valor  de  quien  te  cnvia 
la  boca  pongo  en  ti  una  y  mil  vece 

Efigencia. 
Fué  la  joya  primera  que  mi  padre' 
la  dio,  y  en  fe  que  suceder  merece 
en  su  amor  y  lugar,  la  da  mi  madr 

Lelio. 
Esta  cadena  toma,  pues  me  ofreces 
tal  dicha,  tanto  bien;  y  porque  os  cuad 
mi  gozo  á  todos;  escuchad  ahora 
lo  que  escribe  Fulgencia  mi  señora. 
(Ler.)  «A  tanta  perseverancia  vu< 
cha  mía  no  me  puedo  persuadir 
cielo  está  de'vuestra  parte  y  quicreí 
mi  señor  y  esposo,  sucedáis  en  su  ii 
Temeridad  será  el  rcsistille;  mas 
plico  deis  lugar  á  que  el  sentimi 
cumpla  con  la  obligación  que  le  (< 
las  lenguas  del  vulgo,  que  bien  podfoi 


JORNADA  TERCERA 


485 


I 


'5  cfjti  c-bperanzas  lan  ciertas  como  la 
cza  df  esie  diamante,  única  prenda  y  bien 
mada  de  mi  primer  esposo  y  ahora  del  que 
de  serlo  segundo.  No  escribo  de  mi  mano, 
rque  hasta  dárosla  tiembla  de  verf^üenza. 
uárdeos  el  cielo  y  hágaos  más  dichoso  que 
uestro  antecesor.  Vuestra, 

Fulgencio.» 
lOh  letras  venturosas,  breve  suma 
de  la  Vitoria  que  mi  dicha  pinta! 
¡Bendiga  el  ciclo  al  que  inventó  la  pluma, 
el  qiie  el  papel  halló,  letras  y  tinta; 
jamás  el  tiempo  viciador  consuma 
iu  nombre  ilustre,  sino  que  en  sucinta 
y  breve  historia  en  bronce  esculpa  y  grabe 
su  nombre  ilustre  y  su  memoria  alabe! 

Marcio. 

A  lu  dama  celebra  y  deja  ahora 

ias  letras,  el  papel  y  su  alabanza. 
Lei-io. 

^Q)ue  Fulgcncia,  Fñgencia.  es  mi  señora? 

¿OuP  el  premio  ofrece  ser  de  mi  esperanza? 

A  no  temer  el  alma  que  la  adora 

los  daños  y  el  rigor  de  una  tardanza, 

perdiera  ei  seso  quien  su  amor  contempla. 
Efii. encía. 
or  eso  cl  gusto  con  pesares  templa: 
ero  no  tanto,  Lelio,  que  te  impida 
I  hablalla  esta  noche;  si  la  ruegas 
uc  de  la  luna  el  resplandor  despida, 
,  pues  amor  es  ciego,  venga  á  ciegas, 
o  haré  que  á  una  ventana  prevenida 
uedas  hablalla,  siá  las  doce  llegas 
on  la  traza  que  pide  el  que  es  discreto. 

Lelio. 
'Solicilo  vendré,  solo  y  secreto. 

Ef^IGENCIA. 

ues  vele  ahora,  y  quila  inconvenientes 
c  quien  aquí  lu  viere  tan  contento. 

Lelio. 
ion  dices;  tus  consejos  son  prudentes, 
rande  er.  mi  obligación,  un  casamiento 
uslre  te  prometo.  Adiós.  {Vase) 

ESCENA   VIII 

EriOKNciA,  sola. 

No  intentes 
[darme  otro  esposo  sino  el  que  yo  intento, 

2ue  es  á  ti  mismo.  Amor  ciego  y  desnudo, 
enredos  ciegos  das  un  ciego  oudo. 
[Adoro  á  Lelio,  y  finjo  que  mi  madre 
[por  esposo  le  admite,  cuando  llora 
finas  que  Aganipe  por  mi  muerto  padre, 

Ímás  que  por  Mcmón  la  fresca  Aurora. 
n  su  nombre  escribí,  que  aunque  me  cuadre 
[fama  y  nombre,  desde  hoy,  de  enredadora, 
/a  sabemos  que  amor  no  licne  hazañas, 
sino  solos  enredos  y  marañas. 
IKI  diamante  la  hurté,  que,  en  ñn,  no  es  nuevo 
[ser  ladrón  el  amor;  si  á  ser  mi  esposo 
obligo,  aquesta  noche  el  premio  llevo 
|ue  merece  un  ingenio  cauteloso. 


Quiérole  mucho;  á  mucho,  ¡inior,  me  atrevo; 
grande  es  mi  ingenio,  pero  provechoso; 
pues  si  es  mi  dueño  Lelio,  de  Lísauro 
guardo  cl  honor  y  su  valor  restauro.      {Vate.) 

ESCENA  IX 
Sa.ltH  JvLio  y  Daao  y  Canoaoo  aüáo. 

JuLTO.       De  Lisauro  sois  criado 

Y  cómplice  en  su  delito. 
Candad.  Lo  primero  yo  lo  admito, 

lo  segundo  os  ha  engañado: 

porque  yo  ni  á  nadie  he  muerto 

ni  hice  tal  bellaquería. 
Decio.      <No  huísteis  con  él  el  día 

que  dio  muerte  á  Filiberto? 
Candad.  ¡Válanos  Dios!  Yo  no  hui, 

sino  viendo  que  quedaba 

sin  amo  y  que  él  se  escapaba, 

á  mi  aldea  me  volví, 

y  ahora  traigo  carbón 

que  vender. 
Jui.io.  Venga  al  Senado, 

que  eso  cs  mentira. 
Candad.  (Apañe)  Candado: 

ya  estás  en  la  tentación. 
Jllio.        Él  Dux  lo  manda;  ea,  andemos. 

ESCENA  X 
Salen  Lgi.io  >-  Marcio.  —  Diciioi. 

Leiio.       Marcio:  no  ama  quien  es  cuerdo: 

de  contento  el  seso  pierdo. 
Marcio.    El  amor  todo  es  extremos. 
Lei.io.       ¿Qué  es  esto? 
Candad.  Señor:  yo  soy, 

ó  fui,  si  á  decirlo  acierto. 

criado  antaño  del  muerto 

Lisauro;  hele  visto  yo 

linar,  y  vengo  á  cobrar 

lo  que  el  Du.x  ha  prometida 

á  quien  hubiere  sabido 

su  muerte.  Entré  en  cl  lugar 

y,  apenas  en  él  me  vi, 

cuando  aquestos  dos  alanos 

me  echaron  £.mbas  las  manos; 

hacen  presa  y  pinta  en  mi. 
Lei.io.       ^.Morír  á  Lisauro  has  visto? 
Candad.   SI,  señor,  por  estos  ojos 

que  lien  de  comer  gorgojos; 

ya  habrá  cenado  con  Cristo. 
Lelio.       Marcio:  ¿hay  ventura  mayor? 

¿Que  la  muerte  que  he  fingido 

verdadera  haya  salido? 
Marcio.   Eistá  de  tu  parte  amor; 

no  me  espanto. 
Lei.io.  En  mi  servicio 

auiero  que  estés  desde  hoy  : 
ueño  de  Fulgencia  soy 

Y  ser  tu  dueño  codicio. 
Que  si  á  Lisauro  sucedo 
y  es  mi  esposa  su  mujer, 
dcide  hoy  le  he  de  parecer 
en  todo. 

Candad.  Con  vos  me  quedo. 

Mas  ¿qué  decís  de  Fulgencia? 


EL  HONROSO  ATREVIMIENTO 


LEtfo.      Que  es  mi  esposa  y  mi  bien  ya. 
Canüad.   ^La  viuda? 
Mapcio.  Claro  esiá. 

Candad.  ¿Pues  no  es  cargo  de  concienci* 

que  tan  presto  olvide  el  luto? 
Leuo.       Esta  noche  he  de  ir  á  vclla. 
Candad.  ¿A  su  casa? 
Leuo.  Si. 

Candad.  ¿Y  con  ella?... 

Ledo.       Con  ella,  pues. 
Candad.  |Osie  putot 

Lelio.       Vamos,  y  en  llegando  á  casa 

de  noche,  me  vestiré. 
Candad.  (Apartt.)  Yo  y  todo  me  escurriré 

y  le  diré  lo  que  pasa 

á  mi  amo. 
Lklio.  ¿Qué  he  de  sor 

tu  esposo,  Fulgencia  amada? 

jGran  dicha! 
Candado.  ¡Viuda  y  casada 

en  un  dial,  ¡oh,  roin  mujer.  {Vanse.} 

ESCENA  XI 

Sai*  LisAuno  y  tras  it  LAnnADOMBS. 

Labr.  i."  Echadle  con  el  pecado. 

Labh.  3."  Después  que  está  en  el  lugar 
todos  hemos  desmedrado, 
hasta  venirse  á  quemar 
la  casa  que  le  ha  hospedado. 

Labr.  3."  ¡Válgate  la  maldición, 

p>or  hombre  ó  por  desvcnlural 

La8R.  4."  La  desdicha  es  contagión. 

La»r.  i."  Por  verdad  mos  dijo  el  cura 
el  otro  día  en  el  sermón, 
que  se  ahogaban  en  el  mar 
todos  los  que  iban  con  él. 

Labii.  3.°  En  él  lo  habíamos  de  echar. 

LisAtRo.  Ea,  fortuna  cruel, 
acábate  de  vengar. 
Echadme,  no  tengáis  pena, 
que  el  mar  me  recibirá, 
pues  la  tierra  me  condena: 
mas  para  mí  aun  no  tendrá 
todo  el  mar  una  ballena. 

Lahr.  3.*  Yo  os  juro  á  Dios,  si  os  volvéis 
al  puebro,  que  os  he  de  ahorcar. 

Labr.  4."  jQuédiabros  con  vos  traéis? 

Labr.  {."Dejadle. 

Labr.  3.*  Volveos  á  entrar, 

que  vos  mos  la  pagaréis.  {VanMt.) 


ESCENA  Xil 

LiSAvno  solo. 

Ea,  Fortuna  convoca 
toda  la  furia  y  violencia 
que  contra  mi  se  provoca, 
porque  para  mi  paciencia 
toda  tu  potencia  es  poca. 
¡Ah,  Cardado,  por  leal 
mi  desdicha  has  heredado! 
Si  I9  sombra  del  nogal 
significa  al  desdichado 
que  i  cuanto  alcanza  el  mal . 


LlSAt'RO. 

Candado, 

LlSAUBO. 


Candado. 

LlSAI'RO. 


nogal,  mi  suene  me  norm 
por  fuerza  te  ha  de  alcantJ 
la  desdicha  que  me  asombra," 
pues  te  quisiste  arrimar 
á  tan  desdichada  sombra. 

ESCENA  Xm 
Sale  Candado.— Dicho. 

Candado.  No  le  quisiera  traer 

las  nuevas  á  mi  señor 
que  le  traigo,  que  han  de  ser 
muerte  suya  y  de  su  honor;^^, 
mas  si  las  ha  de  saber  ^^ 

por  otro,  sepa  por  mí 
el  mal  que  por  su  honr^  pasa, 
¿Candado?  « 

Ya  enmudecí.       H 
Ya  el  cielo  quemó  tu  casa     ^ 

Eorque  yo  en  ella  vi  vi. 
>e  tu  lugar  me  han  echado» 
¡tanto  mi  desdicha  pudo! 
tú  solo  firme  has  quedado; 
habla;  ¿de  qué  estás  mudo> 
Candado  está  con  candado. 
¿Cómo  queda  mi  Fulgencia 
¿Cómo  mi  Efigencia  está? 
¿Consolólas  tu  presencia? 
¿Callas?  No  por  bien  será. 
No  pruebes  más  mi  pacíencii. 
4 Venció  el  interés  cruel 
i.  la  pobreza  inconstante? 
Candado.  No  hay  resistencia  con  él: 
¿conoces  este  diamante? 

LlSAURO.   Sí. 

Candado.     Pues  mira  este  papel, 
(l.isauro  li<  para  st.) 
Tu  enemigo  ha  publicado 
por  Venecia  que  eres  mueri 
creyólo  el  Dux  y  Senado, 
lloró  Fulgencia,  por  cierto 
lo  que  tenia  deseado. 
Llegó  Lelio  la  mañana 
de  la  nueva,  ofreció  ser 
su  esposo,  y  es  cosa  llans 
que  esto  de  boda  en  mujer 
es  tentación  de  manzana. 
Porque  el  mismo  dia  y  pun 
que  oyó  casamiento,  áio 
á  la  parroquia  el  difunto, 
el  luto  en  verde  aforró, 
triunfó  Roma  de  Sagunio. 
y  Efigencia,  oue  también 
la  tentación  de  marido 
le  hace  andar  á  ten  con  ten, 
de  secretaria  ha  servido, 
y  como  tus  ojos  ven, 
este  papel  escribió 

Íor  su  madre,  á  auien  ofi 
Lelio.  y  con  él  le  dio 
el  diamante  que  merece 
no  serlo,  pues  se  mudó 
tan  presto.  Llegó  Candado 
con  las  cargas  de  carbón: 
conocióme  en  el  mercado 
un  alguacil  socarrón. 


quiso  Itevarme  al  Senado. 
Dijeque  muerto  te  habfa 
>•  que  por  el  justo  precio 
del  homicidio  venta: 
creyóle  el  amante  necio, 
llevóme  en  su  compañía, 
y  yo,  hurtándole  el  diamante 
que  te  di  con  el  papel, 
he  venido  de  portante 
á  que  conozcas  pur  él 
lo  que  refiere  importante. 
Concluyo  con  que  á  Fulgencia 
esta  noche  ha  de  ir  á  hablar 
el  que  te  hace  competencia, 
y  tu  honra  se  ha  de  quedar 
a  la  luna  de  Valencia. 

tLlSAURO. 
digas  más,  la  boca  cierra, 
ocuente  á  pronunciar  mi  muerte. 
3  con  toda  la  fortuna  en  tierra, 
ira  derribó  mi  triste  suerte, 
ifigencia  y  mi  esposa  me  hacen  guerra; 
ne,  la  mujer  constante  y  fuerte, 
resto  se  mudó  que  me  ha  olvidado? 
odo  le  persigue  á  un  desdichado. 
a,  ropas,  que  en  venir  conmigo 
pegará  la  peste  que  me  abrasa: 
s,  seso,  no  me  seas  testigo 
al  que  por  mi  fama  y  honra  pasa, 
sta  noche  asalta  mi  enemigo 
mor  por  las  paredes  de  mi  casa, 
ierle  ó  morir,  aue  sí  es  honrado, 
ré  en  eso  solo  desdichado.  (V'«' ) 


ESCENA    .\IV 

Catiuaoo  jio/o 

tr  se  echó,  que  para  lanío  fuego 
la,  con  ser  unta,  aljn  no  es  bastante: 
as  corta,  si  á  ayudalle  llego, 
una  nave  le  seré  importante, 
olas  hay  aquí,  desasosiego 
os  confirmados,  ya  á  un  amante 
ormento,  <qué  haréis  al  que  es  casado? 
engo  de  ser,  si  él  desdichado.  (V«<) 

ESCENA   XV 
Salt  Eria^tici A  d  la  vtntana, 

íKc.  Noche  hermosa,  en  cuyos  brazos 
duerme  seguro  el  sosiego, 
y  para  no  despertalle 
escolta  le  hace  el  silencio. 
Asi  jamás  rayos  rojos 
ofusquen  tus  ojos  negros 
ni  el  sol  en  brazos  del  alba 
te  salga  á  inquietar  tan  presto, 
que  favorezcas  mi  amor 
y  des  ayuda  á  mi  enredo 
para  que,  en  vez  de  Fulgencia, 
j      goce  Eñgencía  de  Lejío. 


JORNADA  TERCKBA  4B7 

ESCENA  XVI 

Saitn  LsLio  y  M«ncio,  como  de  nocAr.— Dicma, 


Marcio.    Mira  que  está  en  la  ventana 
tu  dama. 

Lei.io.  ¡Oh,  piadosos  cielos! 

¡Sol  de  noche,  lu¿  á  escuras, 
gran  milagro!  Marcio,  llego. 

ESCENA  XVII 

Sutt  LiSAUíto  desnudo  y  mujado.—XiicHos. 

LiSAi'RO.  En  las  alas  de  tas  olas 

del  mar,  para  todos  (iero, 

sólo  para  mi  piadoso, 

si  es  piedad  no  haberme  muerto. 

llegué  volando,  señal 

que  á  ver  mi  deshonra  llego: 

porque  el  bien  siempre  es  pesado, 

como  los  males  ligeros. 

Esta  es  mi  casa,  ¡ay  de  mil 

dos  hombres  hablando  veo 

i  mi  adúltera  ventana; 

arrimad  escalas,  celos, 

que  aun  una  espada  no  traigo; 

pero  ,;para  qué  la  quiero, 

pues  no  haced  acero  falta 

cuardo  el  honor  tiene  aceros? 

Lelio.       ¿a  h  del  oriente  dichoso 

donde  el  sol  que  reverencio, 
á  pesar  de  mis  desdichas, 
da  lux  á  mis  pcnsamientosi^ 

Erofnc.  .jAh  del  amor  más  constante 

que  vio  en  sus  siglos  el  tiempo 
poderoso  á  conquistar 
mi  ya  agradecido  pecho? 
Fulgencia  soy;  si  llorosa 
por  ÍJsauro,  ya  con  I.elio 
tan  ufana,  que  no  iguala 
mi  pesar  á  mi  comento. 

LiSAL'RO.  ¿(Jae  lo  escucho  y  no  doy  voces? 
¡Jesúsl  Fulgencia,^ tan  presto 
mudable?  Llora  la  aurura 

Serlas  que  enjuga  el  sol  luego. 
l¡  bien,  si  soy  yo  vuestro  esposo, 
ya  es  la  dilación  tormento 
del  alma  donde  vi  vis, 
como  salamandria  al  fuego. 
No  permitáis  que  padezca 
en  el  rí($uroso  infierno 
del  temor  quien  de  la  gloria 
llo;fa  que  en  amaros  tengo. 

EnnENC.  Lelio,  ya  yo  no  soy  mía. 
y  asi,  ni  quiero  ni  puedo 
negar  el  alma  que  os  guardo 
cuando  la  pide  su  dueño. 
.¿Daisme  palabras  de  ser 
mi  esposo? 

Lelio.  Por  todo  el  cielo, 

por  el  valor  de  mi  sangre 
y  por  la  ley  que  profeso, 
juro  de  haceros  señora 
del  mayorazgo  que  heredo 
y  del  alma  en  que  vivís. 

Efigenc.  Pues  en  ese  juramento 
fíada,  aguardad,  señor, 


KL  HONROSO  ATREVIMIENTO 


que  oaiüs  pobesión  quiero 
del  alma,  donde  Lisauro 
invencible  vivió  un  liempo.  (Vuse.) 

ESCENA  XVIÍI 
Dichos,  menos  EriGCNcu. 

Lklio.       Marcio,  mira  si  soy  yo 

quien  esto  escucha;  si  es  cierto; 
si  es  Ful^encia  la  que  baja; 
si  vivo,  SI  estoy  despierto. 

Makcio.    No  me  espanto  que  lo  dudes, 
que  lo  veo  y  no  lo  creo; 
pero  en  mujer  sola  y  pobre 
¿qué  no  podrá  lu  dinero? 


ESCENA  XIX 
Salt  EnounciA  con  maJiro.— ticiras. 

Efigenc.  ¡Venciste,  Lclio  querido! 

Lelio.      ¡Oh,  veniufosos  tormentos 
padecidos  por  Fuigcncia 
pues  tan  dulce  fin  tuvieron! 

(l.Uga  Lisauro  )•  detiene d  Lelio.) 

LiSAURo.  No  tanto  que  vuestra  muerte, 
traidores.,  no  venga  en  ellos; 
Lisauro  soy,  inconstante; 
Lisauro  soy,  vivo  vengo. 

Lelio.      Marcio:  llévala  en  los  brazos 
i  la  góndola.  (Uifata.) 

Lisauro.  Primero 

vengaré  con  vuestra  muerte 
mi  injuria  y  deshonra. 

Efioenc.  lAy,  cielost 

Lblio.      Aunque  pudiera  matarte 
ó  mandar  llevarte  preso 
donde  la  muerte  pagaras 
de  mi  hermano  Filiberlo, 
no  hay  venganza  que  se  iguale 
á  la  que  hoy  hacer  pretendo, 
no  en  tu  vida,  en  tu  honra  sí, 
para  blasón  y  trofeo 
de  mi  venganza,  pues  goza, 
vivo  tü,  á  Fulgencia,  Lelio. 

Lkauru.  Espera,  no  huyas  cobarde: 
dame  la  muerte  primero, 
pues  por  no  tener  espada 
ir  con  la  vida  te  dejo.  (Vase.) 


ESCENA  XX 

Sale  VuumftCJA  por  otra  puerta. 

FirtneNc.De  aquesta  voz  lastimada 
temerosa  y  triste  vengo, 
de  mi  Lisauro  parece; 
muerto  está;  pero,  aunque  muerto, 
su  espíritu  diera  alivio 
i  mi  eterno  desconsuelo. 
|Ay,  Lisauro  de  misojost 
¿cuándo  permitirá  el  cielo 
que  se  acompañen  las  almas 
pues  ya  no  pueden  los  cuerpos? 


ESCENA  XXr 

Sale  LiiAVUo  por  la  puerta  enfrente  é»\ 
— DicflA. 

Lisauro.  No  hade  quedar  cosa  en  p\t,{ 
desde  los  infames  techos, 
que  no  abrase  mi  venganza. 

FutLENCjAy,  Jesús!  ¿Qai  es  lo  que  w 

Lisauro.  i^«"  yria.) 

lAy,  Fulgencia,  pluma  fácil! 
El  interés  dio  en  el  suelo 
con  tu  Hrmeza. 

F^JLGE^fc.  I  Lisauro! 

¡gloria  de  mis  pensamientos* 

Lisauro.  ¡Jesús!  ¿quiVn  eres,  mujer.^ 

FuLOENc.^Quién  soy,  diccs?¿No  era  esjí^ 
yo  de  tus  ojos,  Lisauro.'" 
Fulgencia  soy. 

Lisauro.  No  lo  creo; 

no  puede  haber  dos  Fulgenc 

FiiLGENc.  Bien  dices,  sola  mcretco 
fam.i  eterna,  sola  soy 
en  el  amor  que  te  tengo. 

LiSAi'RO.  ¿Lclio  no  te  llevó  ahota.^ 

FuLOBNC.No  ha  podido  llevar  Lelio 
de  tu  esposa  una  palabra, 
un  mínimo  pensamicnlo. 

Lisauro.  ¿Qiié  es  esto,  desdichas  mías?, 
^Mrs  ojos  mismos  no  vieroni^ 
a  I.elio  llevar  mí  esposa? 

FuLGENc.  Tu  esposa  no,  que  miniicror 
pero  escucha,  pues  que  vives] 
para  mi  bien,  que  sospecho 
lo  que  ha  podido  engañarte: 
l-]ligencia  ha  mucho  tiempo 
que  ama  á  Lelio,  y  pudo  ser 
que,  ser  tu  esposa  tingiendo» 
le  engañase  de  esc  modo. 

Lisauro.  ¿Ah,  Eligencia?  (Llámala.) 

FuLr.ENc.  Aquesto  es  Citíd», 

mi  bien,  pues  que  no  responde. 

Lisauro.  Palabra  de  casamiento 
la  dio  Lclio;  peio  ¿quién 
cree  palabras  si  son  viento? 
El  intenta  mi  deshonra: 
Fulgencia  amada,  ¿qué  «per 
Al  Dux  voy  i  presentarme 
que,  aunque  está  agraviado,  esi 
todo  el  Senado  me  busca, 
vengúese  en  mí,  porque  mu( 
muera  conmigo  mi  agravio, 

Ftij-GENC.  Dulce  esposo,  a:^  '\a 

ove,  escucha:  ¿a  jí? 

Lkai'ro.  Muriendo,  Fulgencio,  intento, 
dar  en  V'cnccia  principio 
á  un  honroso  atrevimiento. 
FLfuoKNr:.  Y  yo  de  nuevo  i  mi  llanto; 
cuando  te  cobro  le  pierdo. 
Dueño  desdichado  mío, 
tras  ti  voy;  perdone  el  micdu, 
el  iccato  y  la  vcrgüenra 
que  encerrada  in"  •"■■■.-" 
que  no  hiiy  pac 
al  tropel  de  mis  i  ; 


^^^^^^^^^^^^^^lORNAOA  TERCERA                                                           48()      ^^^H 

ESCENA   XXn 

)or  Lelio  perdiese  el  seso.                     ^^^| 
Kingiú.  pues,  que  mi  Fulgencia            ^^^H 

1  Ovx,  vi*fo,  y  ti  DtvoE  ue  Kemmah*;  tocan 

le  amaba,  su  esposo  muerto.                ^^^^ 

1  y  salen  Soldados,  y  el  de  FeRHint    con 

escribióle  en  nombre  suyo,                  ^^^1 

in. 

dióle  prendas,  concluyendo                 ^^^H 

La  victoria,  Duque  üustre, 
que  de  los  contrarios  nuestros 
por  vos  hemos  alcanzado 
era  cierta,  conociendo 
el  valor  del  capitán 

en  que  esta  noche  viniese                    ^^^H 
por  ella,  y  al  fin,  ¡ay  cielosl                ^^^| 
creyendo  que  era  mi  esposa,                ^^^| 
á  Etigencia  goza  Lelio.                        ^^^H 
Si  la  justicia,  ¡oh  gran  Dux,                ^^^| 
Senado  ilustre!  es  espejo                       ^^^| 
en  que  el  juez  se  ha  de  mirar               ^^^| 
para  enmendar  sus  defectos,                ^^^H 
dos  cosas  vengo  á  pediros,                    ^^^H 

y  los  hazañosos  hechos 
de  los  Duques  de  Ferrara, 
t.     A  vuestra  excelencia  beso 

las  manos  por  tal  favor. 

si  es  que  alcanzarlas  merezco:             ^^^| 

Por  vuestro  valor  espero 
que  Vcnecia  ha  de  cobrar 

la  primera,  que  se  cumplan                 ^^^| 
palabras  y  juramentos                         ^^^| 
dadas  por  Lelio  á  Efigencía;                 ^^^| 
la  segunda,  que,  pues  vengo               ^^^| 
á  entregarme  yo  á  mi  mismo              ^^^| 
y  es  el  prometido  precio                      ^^^| 
diez  mil  escudos  por  mi,                     ^^^M 
me  quitéis  la  vida  y  luego                   ^^^| 
la  pobreza  de  mi  esposa                       ^^^H 
mandéis  remediar  con  ellos:                ^^^| 

cuanto  usurpa  el  turco  fiero. 

1            '                     t       r 

Levantaos  la  tama  estatuas, 
y  con  armas  y  trofeos 
publique  la  Señoría 
as  hazañas  que  os  debemos. 
Pedid  al  Senado,  Duque, 
lo  que  quisléredes,  cierto 
de  que  se  os  concederá 

cualquiera  difícil  premin. 

acabarán  con  mi  vida                           ^^^H 

las  desgracias  con  que  el  ciclo             ^^^| 

me  persigue,  y  daré  nombre               ^^^| 

ESCENA  XXIII 

á  mi  honroso  atrevimiento.                 ^^^| 

DiiQi'K.     A  tan  piadosa  demanda,                      ^^^H 

Sait  LiSAüRo.— Hicitois. 

pues  licencia  de  vos  tengo                        ^H 

para  pediros  mercedes,                        ^^^H 

RO.  Excelentísimo  Dux, 

sólo  que  perdonéis  quiero                   ^^^| 

Senado  ilustre  y  supremo, 

á  Lisauro,  invicto  Dux.                     ^^^H 

por  quien  conserva  la  patria 

^^^^M 

la  libertad  de  su  imperio. 

^^^^M 

La  defensa  del  honor. 

ESCENA  XXIV                     ^^^^1 

caudal  que  estima  el  que  es  cuerdo 

"^^^^^1 

más  que  la  vida,  que  al  fin 

Salen  Leiio  }■  Marcio.— DiChob.                   ^^^^| 

se  acaba  y  él  queda  eterno. 

^^^H 

hizo  que  Lisauro  diese, 

Lrii.io.       Marcio,  tan  alegre  vengo                   ^^^| 

después  de  diversos  medios 

del  engaño  de  Efigcncia,                     ^^^H 

que  despreció  la  ambición. 

que,  enamorado  de  nuevo,                 ^^^H 

justa  muerte  á  Fi liberto. 

por  esposa  he  de  pedirla                    ^^^H 
a  mi  padre.                                       ^^^H 

I  luyó;  buscóle  el  Senado 

á  pregones  prometiendo 

Dux.                            <Qué  es  aquesto.^            ^^H 

diez  mil  escudos  por  él. 

Lelio.      Señor:  si  de  tu  valor.                        ^^^1 

alzando  cualquier  destierro: 

nobleza,  piedad  y  celo                       ^^^1 

confiscóle  la  justicia 

vuela  la  ligera  fama                           ^^^H 

sus  bienes,  no  permitiendo 

por  uno  y  otro  hemisferio,                 ^^^| 

salir  su  esposa  de  aquí 

muestra  perdonar  injurias                 ^^^H 

riguroso  mandamiento. 

la  nobleza  de  lu  pecho.                     ^^^| 

Quedó  pobre,  pero  honrada. 

Efigcncia  de  Lisauro,                         ^^^| 

sin  que  bastase  el  dinero 

el  que  mató  á  Filibcrto,                    ^^H 

de  Lelio,  que  sucedió 

con  tu  licencia  es  mi  esposa.             ^^^H 

é  su  hermano  en  pensamientos. 

DuQUR.     Señor:  por  él  intercedo.                     ^^^| 

á  derribar  su  firmeza, 

Di;x.         Si  el  cielo  lo  quiere  asi,                      ^^^H 

por  más  engaños  y  enredos 

alto,  yo  también  lo  quiero:                     ^H 

que  el  poder  pudo  inventar. 

á  Lisauro  doy  perdón,                            ^M 

milagro  para  estos  tiempos. 
Publicó  -elio  mi  muerte 

su  hacienda  y  patria  le  vuelvo,              ^M 

y  á  Efigencia,  vuestra  hija,                     ^M 

dando  fe  de  casamiento 

por  hija  desde  ho)  acepto,                       ^| 
OiiQUB.     Inmortalice  tu  no'mbre                      ^^H 

á  Fulfjcnciasi  alcanzaba 

la  ejecución  sus  deseos. 

la  faina  á  pesar  del  tiempo.               ^^^M 

Pero  amor,  que  no  consiente 

Lisauro.  Eres  gloria  de  este  siglo.                   ^^^| 

poner  limite  en  sus  reinos. 

'    Leuo.      De  nobleza  eres  espejo                      ^^^H 

hizo  que  Kligencia,  mi  hija. 

MAftao.    Lisauro  está  perdonado.                   ^^^H 

Candad.  A  gozar  viene  Candado, 

entre  tantos,  un  día  bueno. 

LiSAURO.  Con  la  mitad  de  mi  hacimdi, 
pues  cuanto  lengo  te  debo 
por  ieal  y  por  constante. 
Ya  lus  daños  fenecieron, 
A  Honorato,  desterrado, 
habéis  de  alzar  et  destierro. 
Ya  no  os  puedo  negar  n*d*. 
Vamos,  Lisauro,  y  daremos 
principio  á  vuestra  veoiur», 
á  vuestras  penas  consuelo. 
Y  fin,  con  vuestra  licencia, 
al  Honroso  atteñmienio. 


BLADME  EN  ENTRANDO 


PERSONAS    QUE   HABLAN    EN    ELLA 


Don  Pedro  dk  Bistos. 

Don  Alonso. 

Don  Digúo  Murtaix)  de  Mendoza. 

JuASCHO,  vizcaíno. 

Doña  Ana  Hurtaims  de  Mkndoza. 

RoDRiúo,  criado. 


ACTO   PRIMERO 


ESCENA    PRIMERA 

>oH  Pedro  ob  Bustos  y  Don  Alojíso,  su  amigo, 
the.con  Mtitcos,  por  una  parte, con  unCiUADú 
•ma  escala,  y  por  otra  Don  Diki'.o  Hurtado  db 
•OÍA,  de  camino,  con  botas  y  tspttelas.y  Juan- 
Iti^catna,  cargado  cm  el  co)in  y  la  maitta  tn 
ie^a,  ridiculamente  vestido.  Arrimanse  ti  una 
^  y  mientras  cantan  vayan  paseand't  ti  ta- 
D«N  Pedro  y  Dov  Aloíiso. 

OS.  (Cantan.)  «Si  no  velaran  mis  ojos 

no  celebraran  las  dichas 

de  los  que  durmiendo  malan, 

de  ios  que  malando  hechizan. 

Si  no  durmieran  los  tuyos, 

glorificaran  su  vista 

los  palpitantes  despojos 

de  las  más  seguras  vidas. 

¡Ay,  ay,  qué  desdicha! 

A  quien  mira  su  alma,  deja  sin  vida.)» 

¡Extraño  recogimiento! 

¡Doña  Ana,  duna  Ana! 

Avisa, 

Juancho,  al  mozo  que  las  muías 

aleje  donde,  escondidas, 

aguarden,  y  vente  luego, 
Mo.  ¿No  las  asas  y  las  pringas; 

aún  no  llegas,  ya  las  tienes 

currucamicntos? 

Ves  aprisa 


Don  LtJts  ÍIi  rtado  de  Mendoza. 

ToRiBU,  labradora, 

LfcÍA,  criada. 

Mendo,  piejo  labrador. 

Sancho,  su  hijo. 

MÚSICOS. 


Juancho.  ¿Tienes  gana  de  comer.'' 
¿Cómo  no  las  necesitas? 
Juancho,  matas  holandeses 
y  ya  que  piensas  venias 
lauras  á  Dios  á  malar 
holandeses  del  Barriga. 
¿Cantadoreas  detienenr" 
¡Al  diablo  les  das  venida!    (V'ai») 


ESCENA  II 
Dicho»,  meno»  Jdancho. 

DiEr.o.      Ya  que  nos  trujo  la  suene 
cuanto  piadosa  propicia 
en  lan  dichosa  ocasión, 
encubramos  esta  esquma 
hasta  ver  de  estos  galanes 
el  intento. 

Ai-ONSo.  ¿Oué?  ¿ponía 

la  doncellejar 

Pedro.  Es  de  suerte, 

aue  regalos  y  caricias, 
dádivas  que  son  de  amor 
la  mayor  artillería, 
pasando  necesidades, 
no  han  bastado  á  persuadirla 
á  que  le  niegue  al  honor 
lo  que  su  sangre  le  dicta. 
Vengo  resuello... 

Diego.  Esto  es  malo.  (■^PJ 

Pedro.      A  escalar... 

Diego.  Función  indigna 

de  un  pecho  hidalgo. 

Pedro.  Su  casa, 


^^^V        492                                                     HARLAhME  EN  ENTHASOO                                     ^^H 

^^^^ft                   SÍ  piadosa  no  acredita 

esa  oriental  celosía,          Vf 

^^^^H                   con  terneza  los  favores 

saldrá  para  el  ciclo  el  sol 

^^^^H                   que  me  deb«,  pues  me  anima 

y  para  mi  noche  el  día.» 

^^^^H                   mi  amor,  mi  agravio,  la  noche, 

Peuro.     )Ah  doña  Anal  ¡abduJcc^H 

^^^^^B                    no  tener  quién  me  lo  impida 

Abre,  pues  mi  amor  te  ad^ 

^^^^^H                   por  estar  su  hermano  ausente 

Místeos.  «Rayos  fulminan  tas  ojos 

^^^^^P                    t:n  esta  ocasión. 

que  á  un  tiempo  matan  j  aui 
|Ay,  ayl  qué  desdicha:      ^É 

^^^^     Alonso.                             Pues  mida 

^^K^                     tu  gusto  su  voluntad, 

que  quien  mira  sin  alma  ^|i 

^^^^L                    que  ¿  tu  lado  estoy. 

■ 

ESCENA  IV         ■ 

^^^1                               ESCENA 

• 

Sate  Doña  Ana  MURrADo  os  McjibozA  é  l4  pi 

^^^^^B                            Sait  JuAKCiio— I>iaios. 

Dicho*.                 ^M 

^^^^^    JüANCHO.                                     Retiras 

Ana.         Caballeros,  si  lo  sois,        ^M 

^^M                           muUs  al  mozo,  la  guardas 

pudiera  la  cortesía            H 

^^^^^^                    en  un  callejón  metidas. 

moveros  á  no  infamar      ^M 

^^^Bh                    gruñes  mozo,  muías  dije 

los  blasones  que  autorizi^f 

^^^^H                    no  comen  paja  vizcaína, 

estas  antiguas  paredes     ^| 

^^^^H                    no  sabe  de  burlas  Juanclio 

que,  aunque  ausentes,  viv^| 

^^^^H                    darle  en  coz  en  la  barrigü, 

tos  JIurtados  de  Mendoza^S 

^^^^H                   confesión  pides,  bien  puedes 

solar  desta  casa  antigua. 

^^^^F                   ^cr  su  confesor. 

¿Qué  pretendéis  desluciendo 

^          DiEco.                                   No  impidas 

el  honor  que  me  acrediu. 

^^1                           con  tus  voces  la  ocisión 

á  auicn  el  sol  presta  rayos 
y  a  auien  el  cielo  da  envidiis= 
^Quc  fineza  en  mí  habéis  visl 

^^M                          que,  piadoso,  en  mis  desdichas 

^^m                          me  ofrece  el  cielo. 

^H           Alonso.                                ^  Mejor 

qué  señales,  qué  prcmisas^B, 
de  mal  nacidos  deseos,     ^M 

^^K                           no  fuera,  si  pretendía 

^^H                          tal  rompimiento  tu  amor. 

de  esperanzas  mal  perdidafl' 

^^H                          que,  sin  despertar  vecinos. 

Caballeros  que  pretenden  ■ 

^^^L^                     curiosos  linces  de  noche, 

con  apariencias  fingidas,  ^| 

^^^Hj                     parleros  duendes  de  día. 

si  pensáis  que  antiguos  bl^| 

^^^^H                      te  valieses  del  silencio?'' 

y  enemistades  antiguas    ^^ 

^^^B                      Porque  la  música  avisa 

han  de  amedrentar  mi  honor 

^^^H                      ¿  los  descuidados  ojos 

para  que  su  fuerza  os  rind^ 

^^^^B                     y  ¿  la  vecindad  incita 

no  debéis  de  haber  mírad^f 

^^^Hf                     á  curiosidad. 

auc  alientan  la  sangrejü^f 
de  los  Hurtados  MctM^^Hj 

^^^K       PEOt«o.                           No,  primo; 

^^^^T'                     porque  primero  querría 

las  no  manchadas  renPl^H 

^^V                          ver  si  puedo  con  ternezas, 

idos  luego  de  lacalle.^^^H 

^^1                           con  miisicas,  con  caricias, 

ó  por  las  luces  divinas     ^H 

^^m                          ablandároste  imposible 

(que  en  escuadras  mal  ^O'^M 

^^H                          dulce  hechizo  de  mi  vid.i. 

mis  pretcnsiones  animan)^H 

^^H                          si  me  ofreciese  esperanzas, 

que  en  defensa  de  mi  hoi^H 

^^H                          más  piadosa,  más  rendida, 

que  en  mi  pecho  so  acrcí:^! 

^^M                           quo  entreteniendo  deseos 

rayos  fulmine  mi  diestratfl 

^^B                          paguen  finezas  debidas. 

aborten  mis  ojos  iras.      ^M 

^^H                          iré  engañando  temores, 

iuANCfio.  Dicho  lo  dicho  señora.     H 

^^H                          y  si  en  prudente  porfía 

lirmc  como  vizcaina;       ^H 

^^H                          se  resiste,  atropel lando 

Juancho  tienes,  lente  en  iH 

^^H                           respetos  del  oprimirla 

Curtusca  perra  judia.       ^H 

^^V                          á  que  por  fuerza  mitigue 

(Va  d  salir  y  l»'^^-  i''"-  WMJ 

^^m                           mis  pasiones. 

Diego.      Juancho,  deten' .              .^t 

^H           Alonso.                        Pues  prosiga 

quien  á  los  suyu^ fl 

^^M                           tu  gusto  su  intento. 

Juancho.  ¡Jurase  Dios]...               fl 

^H           pRDPO.                                      Canten, 

Peudo.                            Ana  bennfl 

^H                          y  á  aqueste  balcón  te  arrima 

cánsate  de  ser  esquiva     jH 

^H                          para  obligalla  á  que  salga 

con  quien  hoy  se  obliga |^H 

^H                          si  se  resistiera. 

dándote  para  que  vivat   ^M 

^^1            DiEno.                              Mira, 

hacienda,  note  rcsuelvj^j^l 

^^M                            Juancho,  que  no  te  divisen. 

y  advierte  que  v                 V^ 

^^M           Juancho.  Juras  á  I)i^)s  que  barrica 

no  estimando  01               ¡^| 

^^M                            tienes  junto  á  puerta  lalsa 

ni  acreditando  canciii,   ^H 

^H                             y  resuello  que  le  quitas, 

que,  forzado  del  amor     ^M 

^H           M6SIC0S.  «Abre,  pues,  divina  aurora, 

que  mis  dc&eos  anímao,  ^M 

alborotando  memorias 
que  muertos  hoy  resuoiían, 
^me  arrojaré... 

^G)mo  es  eso." 
A  que  por  fuerza... 

No  digas 
razones  que,  imaginadas, 
^ofenden  anles  que  dichas. 
.¿Tú  has  de  atreverle  á  violar 
fcl  solio  donde  autoriza 
I  mi  castidad  su  pureza, 
¡mi  virtud  su  esencia  misma? 
¿No  te  cansan  altiveces? 
¿no  le  ofenden  demasías, 
que  ocasionando  á  mi  padre, 
1  le  forzaron  á  que  viva 
ausente,  si  ya  no  es  muerto, 
dejando  ai  tuyo  sin  vida 
por  desmentirle? 

Doña  Ana, 
esas  memorias  me  animan; 
abre,  ó  llegaré  una  escala, 
I  pues  hacerlo  facilita 
no  tener  reja  el  balcón. 
jQue  esto  los  cíelos  permitan! 
¡Villano!  ^jCon  tal  vileza 
piensas  lavar  el  antigua 
mancha  de  tu  casa? 

¡Ah  pesia! 
,¿Qu¿  pesia,  que  te  imagmas? 
^,  ¿que  le  aguardas,  que  no  sales, 
y  ¡zis,  zas? 

Apcrccbida 
la  traigo,  liegadla  aquí. 

{Uéganla  at  bakún) 
W.  Abre,  acaba. 

¡Fementida 
'canalla*  si  no  del  sucio, 
del  cielo  aguardo  justicia. 
¡Oh,  pesia  tanta  paciencia! 

(Sube  Doa  Cedro  ) 
i|Justicia,  cielosl 

¡Maldita, 
inima  seas!  ¿qué  esperas? 

íSale  Juancho  y  apártale  don  Oiego.1 

Quita,  aparta.  Bien  podta. 
Baje  acá,  hidalgo,  aunque  miento; 
que  quien  con  mujeres  libra 
las  venganzas  de  su  espada 
tiene  mucho  de  gallina. 

[naja  di:  ta  escaltra  ) 
Considere  que  esta  casa 
es,  según  tengo  noticia, 
de  un  Hurtado  de  Mendoza 
á  quien  la  fama  acredita 
con  valerosas  hazañas; 
de  Quien,  si  acaso  se  olvida, 
dará  entera  relación 
el  luto  de  la  capilla 
adonde  su  padre  yace; 
mudo  ejemplo  que  le  avisa 
que  no  se  atreva  soberbio 
á  derramar  valenlias 
con  quien  por  mujer  no  tiene 
fuerzas  para  resistirlas. 
¡Por  cierto,  brava  facción; 
empresa  honrosa  y  altiva; 


ACTO  PIU.VIERO  493 

venganza  bien  satisfecha, 
y  á  poca  costa  adquiridal 
¿Con  una  dama  rigores? 
Mas  no  es  mucho,  ¡por  mi  vida! 
que  valientes  de  alfeñique 
tomen  venganzas  de  almíbar. 
Esta  si,  ¡cuerpo  de  Dios! 
era  acción  bien  parecida, 
con  propia  sangre  ganada 
y  á  estocadas  adquirida, 
no  con  mujeres.  Acaben, 
dejen  la  calle. 

Ana,  ¿Hay  tal  dicha? 

Pedko.     Hombre  ó  diablo,  ¿quién  ic  obliga 
i  que  incites  mi  ri^or? 

Ana.         Hombre  ó  ángel,  ¿quién  le  envía 
á  que  mi  casa  dcliendas? 

Dieúo.      Sólo  la  razón  me  incita, 

Ana,         Señor,  ¡zis,  zas! 

Pedro.  Si  eres  loco, 

presto  tendrá  tu  osadía 
el  castigo  con  la  muerte. 

Alonso.    ¡Maiadlc!  ¡Muera! 

(  Emtfhlcn  loitoi  cun  il  ) 

DtEoo.  Oprimida 

la  cólera  por  los  ojos, 

ardientes  rayos  conspira. 

Diego  Hurtado  de  Mendoza 

soy,  canalla. 
Ana.  ¡Hermano! 

Diego.  Grita, 

que  á  castigar  mis  ofensas 

el  mismo  cielo  me  envia. 
Peuro.      ¡Muera,  maladle! 
JuANciio.  ]¿is,  zasl 

|Muera  esta  perra  judia! 
[Milenios  á   cuchilladas  Uún  Dkro  y 

Juancho.) 
Ana.         ¡Dios  le  libre! 
Peuro.     (Dentro.)        ¡iVíucrlo  soy! 
Alonso.    Huyamos. 
Criad.  I."  A  la  justicia 

llamen. 


ESCENA  V 

Salen  Don  IUbcj  y  Juakcho.— üicmos. 

Juancho.  ¡Juras  á  Dios,  liebres, 

si  aguardas  hago  cecinas! 
DiEiiO.       Muerto  queda. 
Juancho.  Ya  le  mucres, 

patadas  des  en  el  Chinas; 

confites  pides. 
DiEGS.  ¡Hermana! 

.Ana.         Diego,  ¿estás  herido? 
Diego.  Aprisa, 

óchate  por  esa  escala, 
-Ana.         Ya  me  arrojo. 
Juancho.  Escucha,  mira; 

si  tienes  algo  que  comas, 

arroja. 
Ana.  No. 

Diego.  ¿Que  eso  pidas? 

Juancho.  ¿Ni  vino? 
Ana.  Tampoco. 

Juancho.  ¡El  diablo 

juras  Dios,  que  caminas! 


HAIILADME  CÑ  ENTRANDO 


DiEGu.       Juancho:  las  ínulas  vulandu 
saca  de  León  aprisa 
al  camino  de  Rioseco. 

Juancho.  ¿En  ayunas? 

DiBüü.  Qué,  ^aún  porCias? 

Jkanciio.  Lleva  ei  diablo  las  muelas 

que  tienes  si  no  ejercitas.  iKrt»f) 
l'NO.         (Dentro.)  Saquen  luces  á  esas  rejas. 
Otro.       A  don  Pedro,  ¡i^ran  desdicha! 

han  mueno. 
Otro.  Por  aquí  van. 

DiEoo.       La  confusa  vocería 

nos  cerca;  ponte  en  mis  brazos, 

que  en  la  diligencia  estriba 

nuestro  remedio. 
Ana.  jAy  de  mi! 

Mermano:  salva  tu  vida, 

que  yo  no  importo. 
DiEüo.  Acabemos. 

(Cógela  tn  traivt.) 
lAdiós,  pues,  ciudad  antigua; 
adiós,  casa  solariega, 
que  mis  pasados  tenían 
por  defensa,  por  sagrada, 
que  mi  fortuna  me  obliga 
que  deje  vuestras  paredes! 

I'no.  [Dentro.)  Por  acá. 

Uibgo.  Mas  si  porfía 

Diego  Hurtado  de  Mendoza, 
que  sus  blasones  no  olvida, 
clavará  un  clavo  en  su  rueda 
por  que  pare  en  sus  desdichas. 

{Vaitu.} 

ESCENA  VI 

Satén  Dom  Luis  llunrAbo  t>B  Menoo^a  y  Ruuntoo, 
criado,  y  utroi  de  camino:  Don  Lvis  con  hdl>iti>  de 
Calatrava. 

Ll'is.         Rodrigo:  dile  al  cochero 

que  por  allí  era  mejor, 

que  este  es  mal  paso. 
R  ODMüO.  Señor, 

sabe... 
Li!is.  Rodrigo,  no  quiero; 

déjame  ver  este  campo 

que  ha  veinte  años  que  dejé. 
RooRiiio.  L*  noche  lo  impide. 
Luis.  a  fe 

que  adonde  la  planta  eslampo 

he  venido  más  de  dos 

veces  á  cazar,  y  allí 

diviso,  si,  ya  la  vi, 

la  casa,  ¡válgame  Dios, 

cuánto  me  aleyro  de  vclla! 

de  placer  de  don  Rodrigo. 

Fué  mi  verdadero  amigo; 

lodo  el  tiempo  lo  atrupciia, 

pues  murió  en  la  juventud       • 

de  su  edad,  buen  caballero, 

de  cuya  desdicha  infiero 

que  también  en  la  quietud 

liega  presto  el  ramalazo 

de  la  muerte.  Este  arroyuelo 

me  ha  servido  de  consuelo. 

Ya  á  León  corlo  pedazo 


ñus  queda,  nw 
SI  va  no  me  a 

RoDPiuu.  Sabe,  pues,  que  cb  au-uil 
este  que  pisamos. 

Luis.  Tregua 

pone  al  cansancio  el  gozar 
dcstos  árboles  y  fuentes, 
cuyas  honradas  corrienieü 
aun  no  saben  murmurar. 
Cuando  pase  por  aqui, 
mis  hijos,  aun  por  criar, 
sin  madre  á  quien  apelar 
de  mi  ausencia,  iba  sin  mi. 
La  ye(;ua  que  me  llevaba 
dos  mil  veces  maldecía, 
y  al  paso  que  ella  corría 
mi  corazón  arrancaba. 
I  Cuántas  veces  por  los  dos 
hijuelos  quise  volver! 
Y  lo  hiciera  á  no  tener 
temor  y  respeto  á  Dios. 
Envidia  á  tener  llegara 
del  muerto,  y  al  mismo  put 
su  rostro  helado  y  difunto 
recelé  queme  llamaba. 
Veinte  años  ha  que  pañi 
dcsta  ciudad,  y  otros  tantos 
ha  que  entre  tristeza  y  tlant 
á  mis  desdichas  nací. 
No  he  sabido  de  mi  casa 
en  este  tiempo,  y  de  mi 
no  han  sabido. 
(Dentro.)  Por  aquL 


L'no. 

Ot*o. 

Diego. 

Luis, 
rodiiiuo. 


Luis. 
Otro. 


{Dentro.)  ¡Ah,  suerte  escasa 
que  me  persigues! 

¿Qué  escstor 
Como  va  va  amaneciendo 
un  hombre  admiro  corriendo, 
señor,  hacia  aqueste  puesto. 
Voces  disliotas  escucho. 
(Dentro.)  Ataja;  por  aqtli  vi 


ESCENA  Vil 
Sale  ÜOH  Ditr»  con  OoA*  Ara.— Dt 


DifOü. 


Ana. 
Diego. 

Ana. 
Luis. 
Diego. 


Liis. 


¿Dónde,  desdichas,  irán 
mis  pasosi*  Pero  no  es  muc 
si  de  vosotras  nací, 
q^ue  me  persigáis.  ¿Qué  es 
En  más  peligro  estoy  puest 
ya  la  esperanza  perdí. 
Diego,  procura  librarle. 
Sin  ti,  ¿cómo  he  de  poder 
dejándole  á  perecer.^ 
El  corazón  se  me  paae. 
¿Quién  va  alli? 

Un  cuerpo 
á  quien  persigue  la  muerte, 
y  como  el  alma  le  falta, 
aunque  le  mate,  no  muere. 
Mas¿ijuién  lo  pregunta.' 

que  á  buscar  su  cuerpo  vi 
que  ha  días  que  le  perdió 
y  no  vive  hasta  tenerle. 


^^^H                                               ACTO  PRIMERO                                                                                   ^^H 

^^BS^st  de  la  mañana, 

Luis.         Tomad,  señora,  mis  brazos,                 ^^^H 

HKuc  sólo  en  esto  parece 

auc,  como  padre,  os  ofrecen  ^^^H 
defenderos  y  serviros.                             ^^^H 

r^quc  me  es  el  cielo  propicio, 
í       i  usire  señor,  me  advierte 

¿Cómo  os  llamáisP                                 ^^^H 

[       vuestro  venerable  aspecto; 
1        que  aquesas  zondas  ae  nieve 

Ana.                                       Sí  mi  suerte            ^^^H 

me  hubiera  dado  ventura,                     ^^^H 

son  el  iris  que  bonanza 

de  noble  sangre  deciendc,                      ^^^H 

á  mis  naufragios  promete. 

Ana  Hurtado  de  Mendoza.                     ^^^H 

Hsa  cruz  que  os  cruza  el  pecho 

Ll!|s.         Ea,  las  lágrimas  no  pueden                  ^^^| 

me  aaima^  porque  no  pucide 

dejar  de  salir.  Rodrigo,                           ^^^H 

pecho  con  lan  nobles  armas 

ve  al  punto  que  el  coche  espere            ^^^| 

no  ser  piadoso  y  prudente. 

y  mete  aquesta  señora                            ^^^H 

Soy  noble,  aquesta  es  mi  hermana; 

en  él,  y  por  que  no  lleguen                   ^^^H 

mujer  sabia,  ilustre  y  fuerie, 

á  conocerla,  un  volante                        ^^^H 

atrenta  de  las  pasadas, 

cubra  su  rostro,  y  advierte                    ^^^H 

envidia  de  las  presentes; 

al  cochero,  si  llegasen                                  ^H 

de  vos  me  atrevo  á  liarla. 

á  reconocer,  que  siempre                       ^^^B 

seguro  que  un  noble  siempre 

digo  que  es  doña  Ana  mi  hija               ^^^H 

de  honor  favorece  y  honra 

y  que  al  camino  atraviese                     ^^^| 

á  quien  del  quiere  valerse. 

de  Oviedo,  que  no  he  de  entrar             ^^^H 

Si  vais  á  León,  os  pido 

ya  en  León.                                            ^^^| 

que  procuréis  que  no  lleguen 

Ana.                            El  cielo  aumente               ^^^M 

á  vengarse  mis  contrarios 

tu                                                           ^^^1 

con  su  infamia  ó  con  su  muerte. 

Rodrigo.              Vamos,  señora.                          ^^^H 

metcdla  en  un  monasterio; 

¡Confuso  voy!                                              ^H 

si  vais  á  otra  parte,  denme 

(Vanse  V)oñ»  \na  v  Roclrie»)       ^^^M 

vuestros  labios  la  noticia, 

^^^H 

para  que,  si  el  cielo  quiere 

ESCENA  IX                              ^^^M 

librarme,  vaya  á  serviros. 

Caballero,  tiempo  es  este 

DOM                                                                                       ^^^^H 

en  que  no  importan  palabras. 

el  rey  me  ha  hecho  mercedes, 

¿Qué  me  quieres              ^^^H 

en  premio  de  mis  servidos, 

fortuna.!'  ¿cómo  dispones                       ^^^H 

de  que  en  Oviedo  gobierne 

mis  desdichas  desta  suerte?                   ^^^H 

su  distrito,  y  voy  ahora 

¿Cuando  pense  que  venia                      ^^^H 

á  lomar  posesión;  quede 

entre  los  brazos  alegres                         ^^^H 

por  mi  cuenta  la  opinión 

de  mis  hijos,  los  apartas                       ^^^1 

desla  señora,  que  en  este 

de  mis  ojos  y  previenes                         ^^^1 

punto  la  he  constituido 

otras  mayores  desdichas?                      ^^^B 

por  mi  hija,  y  aunque  pese 

Cánsate  ya  de  ofenderme.                             ^H 

al  mundo,  la  he  de  amparar 

bien  me  pareció  el  rapaz,                             ^H 

aunque  mil  vidas  perdiese. 

alentado  es  y  valiente,                                ^H 

Con  esto  partid  seguro; 

es  hijo  de  buena  madre.  ^^^H 
¿Que  le  obligará  que  deje                       ^^^H 

mirad  que  lle^a  la  gente. 

Guárdeos  el  cielo. 

su  casa?  ]Quc  confusión!                      ^^^H 

Acabad, 

Dios  te  libre  y  Dios  te  lleve                  ^^^1 

avisadme  i  Oviedo. 

á  mis  ojos.  La  rapaza                           ^^^H 

Queden 

es  como  un  oro  y  parece                      ^^^H 

mis  esperanzas  con  vos, 

varonil.  ¡Dios  me  la  guarde!                  ^^^H 

que  si  el  tiempo  les  concede 

(no.        (ü^nco)  Ataja,  que  ya  esticerca.        ^^^| 

i  mis  desdichas  alivio, 

Othos.      I'or  aquí,  por  aquí.                              ^^^1 

que  me  prodiguen  y  ofenden. 

^^^^H 

Diego  líuriado  de  Mendoza 

^^^^H 

pagará  tantas  mercedes.             (Vase.) 

ESCENA  X                              ^^M 

Sale  JuANCiio  con  áosfrtnot  y  ta  espada  desnuda        ^^^^M 

ESCENA  VIII 

^^^^M 

Dichos,  mtnos  Don  Disco. 

JuANCHo.                                  Lleves                     ^^H 

el  diablo  quien  tanto  corres.                      ^H 

¿Cómo,  cómo?  Aguarda. 

Luis.         ¿Quién  va  allá?                                            ■ 

io.                                         Al  viento 

JuANCHo.                        Un  hombre  que  tienes         ^H 

en  la  ligereza  excede. 

mucha  gana  de  comer                                ^H 

|Válgalc  Dios  por  rapaz 

y  menos  de  que  le  cuelgues.                       ^H 

lo  que  has  crecido! 

Liiis.         ¿De  quién  huyes?                                   ^^^H 

Que  llegue 

Jij'ancho.                               De  gallinas                ^^^H 

á  vuestros  pies  no  os  asombre 

plumas  escribanos  tienes,                      ^^^H 

quien  ya  por  su  padre  os  tiene. 

garras  tienes  alguaciles,                               ^H 

HABLADMC  EN  ENTRANDO 


alones  tienes  córcheles, 

y  cuerpo  tienes  soplones, 

muías  quitas  lo  que  sientes 

el  freno  arranco  y  les  dejo 

sin  timón  que  les  gobierne. 

¿Tiende  pan  su  merced? 
Litis.         Sin  duda  criado  es  este 

de  Diego.  Decid,  soldado, 

si  acaso  decir  se  puede: 

¿servís  á  don  Diego  Hurtado 

de  Mendoza? 
JuANCuo.  Mi  amo  es  esc^ 

aunque  pese  al  mundo. 
LiJts.  ¡Ah  noble 

nación!  Pues  no  es  tiempo  aqueste 

de  dejarle:  aquesta  bolsa 

lomad,  amigo,  y  diréisle 

que  su  padre  se  la  envía. 

(Dalt  una  bolsa.) 

JuANciio.  Su  padre  ha  mucho  que  mueres, 

^qué  diablos  dices? 
Luis.  Andad. 

que  yo  sé  bien  que  61  me  entiende; 

atravesad  ese  monte, 

que  esos  riscos  que  pretenden 

ser  columnas  en  que  estriban 

del  hemisferio  los  ejes 

le  esconden. 
JirANCHO.  Pues  ¿hacia  donde 

camina? 
Luis.  A  mi  me  parece 

que  á  Oviedo. 
JuANCiio.  iJuras  á  Dios 

que  si  no  vienes  la  muerte 

que  le  tienes  de  seguir. 

aunque  el  diablo  se  le  lleve! 

Mas  sin  bebes  y  sin  comes; 

buen  consejo  me  parece 

poner  el  freno  del  muía, 

asi  entretendrá!^  los  dientes, 
(Pánct*  un  freno  delante  y  otru  detrás.) 

Juancho,  y  el  hambre  también. 

Ya  el  uno  puesto  lo  tienes 

y  esotro  pungole  aquí, 

que,  pues  no  comes  ni  bebes 

ya  pues  de  nada  le  sirves 

hasta  que  el  tiempo  le  llegues, 

bien  es,  Juancho  sin  ventura, 

que  ambos  agujeros  cierres. 

{Vait  con  li/s  liot  frtnus.) 
Lurs.        Ya  el  coche  va  atravesando. 

Diego,  Dios  te  libre  y  lleve 

á  mis  brazos  y  á  mis  ojos: 

Ana,  venturosa  suerte 

te  dé  el  cielo  por  que  entrambos 

seáis  en  dolor  tan  fuerte 

el  báculo  de  mi  vida 

y  el  descanso  de  mi  muerte.    ( v*»*-.) 

ESCENA  XI 

Sal*  ToMiMA  con  capa  aguadtra,  d  lo  oflurlano,  y 
con  apuiíada,  y  Ldc'a,  tu  criada,  dt  la  misma 
tutrte;  haya  ruido  dt  carrtlat  y  cantará  Lucía  al 
tua  del  rutilo  de  la  carreta. 

l.ncÍA.      «yue  ya  as  doncclas  de  Le»)n 
libertadiñas  son. 


ü  Rey  MaurcRsto, 

menguado  y  traidor, 

al  cordobés  moro 

en  feudo  las  dió. 

Dios  nos  guarde  el  Rev 

que  las  libertó 

que  ya  as  doncelasde  Leói 

libertadiñas  son.* 

TúRiBiA.  Locla. 

Lucía.  íQ^^  mandas? 

ToHiBiA.  Ten 

esos  güeyes  aguidadus 
y  pazcan  en  esos  prados 
sin  las  coyundas  tambiéo: 
¿chales  heno. 

Lucía.  El  mohíno 

en  la  laguna  bebió; 
pero  luego  que  acabó 
la  echó  por  otro  camino, 
aunque  poco  más  sobida 
de  color. 

ToRiBíA.  Mis  fiOeyes  son, 

Locía,  en  toda  ocasión, 
de  condición  muy  compríi 
si  un  arroyo  se  desala 
y  beben  por  su  decoro, 
al  punto  pagan  en  oro 
lo  que  bibieron  en  prala. 
Cuando  los  hace  cosquijl 
el  prado  alegre  y  soiil, 
si  le  comen  peregil 
le  vuelven  albondiguillas. 
Cuando  desla  sierra  el  rifi 
de  la  nieve  el  hielo  afiU 
y  á  estas  faldas  se  destila 
con  perpetuo  romadizo, 
si  de  cualquiera  manera 
abrigo  los  damos  luego, 
tortas  nos  dan  para  el  h 
de  bizcocho  de  galera. 
Corteses  por  maravilla 
son  siempre,  si  en  mi  co 
que  hacen  una  reverencia, 
que  quiebran  una  costilla. 
Todas  las  virtudes  se  hail^^ 
en  ellos,  pues,  divertidos, ^| 
son  gtíenos  para  maridos  V 
que  sufren,  comen  y  callan. 

Lucía.      lí^sto  de  ser  saterica, 

¿cuál  diablo  te  lo  ha  rns 

ToRiBiA.  Cualquier  villano  es  lletr 
si  i  las  malicias  se  aprica. 
Desunce  los  güevcs. 

LucfA.  '     Voy. 

Verá  lo  que  haced  braga 
zagüey. 

ToPiBiA.  lin  aqueste  prado 

me  asiento,  cansada  estova 
¡Válgame  Dios  que  es  de' 
amanecer  la  mañana 
con  su  capote  de  grana 
cuundo  juega  al  esconder 
el  sol,  que  aún  no  conocii 
con  halagijs  lisungcros, 
mos  viene  haciendo  pK 
tem brando  y  roción 


ACTO  PBIMKBO 


¡Válganme  en  esta  ocasión 

lodos  los  siete  durniicnicst 

(Kthasc  al  pie  ,itl  >nonl<  á  durmír,  y 
aict  Lucia  tUntio  ) 

ÍA.      iQ\xt  loycs?  |Hu^o  en  los  dientes 
¿agiiey  con  la  maldición! 

(Candi  Lucí»  ) 

«Las  tres  pcriñas  do  ramo,  ¡oyl 
:>on  para  vos  meo  amo.» 


ESCENA  XII 
i 

■HlroJ  I»*  tanianíio  asumd  por  lu  alto  dt  un  monte 
^  Dtauo,  tltna  de  potro  y  mtrandu  abajo,— Ht- 

[M. 

úo.      Ya  apenas  puedo  mover, 
valor,  los  cansados  pasos; 
no  sé  por  dónde  descienda, 
que  sois  tan  fragosos  y  altos, 
que  incontrastables  os  miro 
y  os  admiro  temerarios. 
Con  las  nubes  competís 
y  ansi  podéis  alabaros 
de  que  en  tan  alto  habéis  pucilu 
un  hombre  tan  desdichado. 
Si  esta  senda  permitiera, 
por  dicha,  bajar  al  llano, 
fuera  alivio  de  mis  penas. 

(Va  baiandu.) 
Parece  que  ha  abierto  paso 
el  cielo  á  mis  desventuras; 
algún  arroyo  ha  dejado 
esta  mal  formada  senda; 
gente  parece  que  abajo 
asiste;  unos  bueyes  miro 
paciendo,  y  allí  cantando 
está  un  pastor;  llamar  quiero, 
(luizá  llevará  un  bocado 
oe  pan.  ¡Ah,  pastor  ami^o! 
¡Mola!:  |ah,  pastor! 
IBIA.  (necuerda.)  ..'(^uicn  diabrgs 

mos  corrompe  cí  sueño? 
■Go.  ¡Cielo! 

¡parece  que  estoy  soñando! 

iiBiJt.  ¿A  quién  Rritas  ó  qué  quieres? 

DO.       Zagala,  que  esos  peñascos 
parece  que  por  deidad 
para  mi  bien  te  guardaron; 
sabe,  pues,  que  vengo  huyendo 
de  mí  mismo;  porque  traigo, 
por  sombra  de  mis  acciones, 
la  desdicha  de  mis  hados. 
Nac¡  en  León,  donde  anoche, 
apenas  recién  llegado 
de  Cádiz,  donde  á  mi  Rey, 
resuello  y  determinado 
quise  ofrecerle  mi  vida 
por  victima  de  mis  años, 
arriesgada  en  su  defensa, 
en  el  furioso  rebato 
que  el  inglés  le  presentó, 
bien  á  costa  de  su  daño, 
al  lin  llegando  fué  fuerza 
que,  intentando  hacerme  agravio, 
á  un  caballero  le  diera 
muerte;  siguiéronme  cuantos 


O0MCOIA.S  BE  TIRSO  DE  MOLINA  — TOMO  U 


parientes  tiene  y  también 
la  lusticia,  háme  guardado 
el  ciclo  para  que  ahora 
viniese  á  dar  en  tus  manos. 
TúRiBiA.   Alligido  caballero, 

á  buen  puerto  habéis  llegado; 
bajad,  no  tengáis  temor, 
que  por  los  cielos  sagrados, 
que  a  quien  intente  ofenderos, 
que  i  quien  presuma  enojaros, 
como  si  fueran  gorriones 
\       los  mate  con  ese  palo. 
Estas  montañas  habita 
mí  padre,  un  nobre  serrano; 
es  dueño  de  cuanto  miran 
vuesos  ojos,  que  esos  pagos 
todos  le  rienden  tributos 
V  le  sustentan  ganados. 
Tiene  dos  hijos,  que  somos 
yo  y  Sancho  Díaz  mi  hermano; 
vengo  ahora  de  león 
de  vender  en  esos  carros 
la  manteca  y  el  carbón 
uno  prieto  y  otro  blanco, 
ca  cá  non  damos  concetus 
como  allá  los  cortesanos. 
Sentaos,  que  seguro  estáis 
y  comeréis  entre  tanto, 
que  allá  en  casa  se  os  aliña 
algún  locido  regalo 
pan  y  queso,  que  aquesto  es 
el  más  sabroso  en  el  campo. 
Sentaos  y  descansaréis. 

{Siéntase  y  saca  de  ¡as  alforjas  pan  y 
qutio.) 

DiEiiO.      Sólo  con  veros  descanso. 
TORiBlA.  Pues  si  descansáis  con  verme, 

id  comiendo  y  descansando, 

que  yo  me  pondré  aqui  enfrente. 
Diego.      Ln  vos.  sin  duda,  juntaron 

la  piedad  y  la  hermosura 

mucha  gracia  en  pocos  años.  iComt) 


ESCENA  XIII 

Sale  Ji:«Mciio  por  lo  altú  d«  otro  monte  con  los 
frenos  puestos.— Dicaos. 

Ji)  ANCHO.  iJuras  á  Dios  que  esta  tierra 
es  buena  para  milanos! 
Campo  lleno  de  verrugas, 
,;cuándo  llegarás  al  llano? 
T"ú,  Juancho,  ya  que  no  comes, 
cantando  siéntate  un  rato. 

(Siéntase  y  canta  mirandii  ahafo.) 

*¿Qu\¿a  quieres  pan  que  lo  arrojOi^ 

tres  días  ha  que  no  como?» 
Diego.      ;Vive  Dios  que  aquella  voz 

la  conozco!  ¡Juancho,  ah  Juancho! 
Jt:ANCiio.  ¿Quién  llam8sJu8ncho?,iqué  es  esto? 
DiEüo.      Juancho,  baja,  que  aqui  tengo 

que  comas. 
Juancho.  Estáis  sonando. 

pues  no  tienes  por  adonde 

mejor  bajarás  rodando. 

(Echase  á  rorfar)^ 

3a 


498 


IIABLADME  EN  ENTRANDO 


jLI  diablo  llevas  el  Trenus,! 

las  narices  me  he  quebradu. 
DiEíio.      ^Cómo  los  iraes  ansir 
JiiANCiiu.  No  es  tiempo  para  conurlo; 

hartaré  pan  y  después 

dirélü.  ¿"Juién  te  le  ha  dado? 
I)iEOO«       rista  serrana  piadosa 

que  hoy  ha  de  ser  nuestro  amparo. 
I II ANCHO.  jOh  serrana  panadera! 

Üeja  besaré  el  zancajo. 
ToRiau.   Levantaos,  Juancho.  comed; 

que  después  podréis  besarlo. 

KSCKNA  XiV 
Sale  Lucía.— Dicho», 

Li  CÍA.       Va  es  hora,  si  le  parece, 

que  nos  vamos,  ¡ban  Hilario! 

¿con  hombres  psiás,  Toribia? 
T'jfiítiA.   ('.alia,  que  es  un  hombre  honrado 

caballero  de  León, 

que,  huyendo  por  ciertos  casos, 

llegó  irisic  y  alligido 

Dor  entre  esos  riscos  altos 

á  pedirme  pan,  y  á  te 

que  lo  hubiera  perdonado, 

porque  no  sé  qué  cosquillas 

siento  en  el  alma. 
LocÍA.  Ks  gallardo. 

¿Y  estotro  quién  es? 
TomaiA.  Estotro 

diz  que  os  Juancho,  su  criado, 
Lucía.      Pues,  Toribia,  á  Juancho  alojo, 

porque  si  hubiera  arrebato 

adonde  muriese  liro 

es  bien  que  muera  Leandro; 

en  el  alnta  encaramado 

le  tengo  ya. 
MNCHo.  <Qu<^  inc  dices? 

liasme  utí  puchero. 
ItJclA.  ^  2un  cuatro. 

JuANCiiu.  Si  le  tienes  algo  dentro 

comeremos  un  bocado. 
Lucía.      i.\lto,  isubirl 
Jlanciio.  Vamos,  pues, 

matada  me  llevas,  Juancho; 

al  diablo  ledas  amor. 

(Vanít  íoi  <foj  ) 
DiKOO.       No  eres  para  panciHacos. 
Toribia.  Ya  unce  Locta,  veni 

y  no  me  engañes. 
Diego.  Si  engaño 

te  hago,  muera,  'l'oribta, 

á  tus  bellísimas  manos. 
roniBiA.   jQué  de  embustes,  qué  de  enredos 

hechiceros  cortesanos, 

aluún  diabro  os  trujo  aquil 
)ie<ju.      ^yueréis  darme  una  mano. 

que  estoy  cansado? 
ToBiBiA.  Y  aun  dos. 

(.4«iiJir  dt  ta$  m.Tnit»,  y  Vtt\  úMBU  «- 
rondo  del.) 

[Ay  Dios,  qué  blancos  pedazos 
dc'ñcvc;  no  sé  qué  siento 
parece  que  estoy  temblando, 
y  á  un  ticn)po  mismo  parece 
me  acucian  con  ^ozo  y  llanto. 


aquí,  «n  los  ojos,  eosquiUai;] 
aquí,  en  cl  pecho,  miianos. 

ACTO    SEGUNDi 

liSClíNA  PRIMERA 

Saltn  TwiM»  y  Lucia. 

ToRinA.  Como  digo  de  mi  cuento, 
en  la  carreta  sobió 
cansado,  y  lo  que  pasó 
prega  á  Dios  que  sea  en  descí 
de  mis  pecados,  amén: 
porque  cuando  me  miraba 
blandos  ojuelos  me  cchal». 
más  que  fruta  de  sartén. 
Yo.  que  estaba  corrompida, 
queriendo  desimular, 
aun  no  le  osaba  mirar 
vergonzosa  y  encogida, 
y  con  palabras  fulleras 
comenzándome  á  ai-^irrir. 
pardicz,  que  queri 
de  las  burlas  a  las  ^ 
Yo,  que  turbiada  mire 
al  mozo,  con  bravo  ahiaco 
rempújele,  y  con  un  brioco 
de  la  carreta  sallé. 
Llegamos  á  casa,  al  lin, 
él  triste,  yo  mesurada, 
que  este  hondr,  esta  nonaid«' 
es  de  los  gustos  mal  lin. 
Mal  haya  su  opiñón  vana 
pues,  en  casos  diferentes, 
les  hace  hacer  á  las  gentes 
lo  que  no  tienen  en  gana. 

Lucía.      Crudclia  fuiste  con  él, 

Toribia,  si  en  mi  verdad, 
que  un  pecilgo  no  es  maldad 
que  corrompió  el  arancel. 
Ali  Juancho  huc  mis  cortés, 
en  lj«  carreta  sobió, 
y  á  la  larga  se  tendió 
encaramando  los  pies 
sobre  una  estaca,  v  mohíno 
porque  cl  vino  le  faltiS, 
al  columpio  se  durmió 
roncando  como  un  cochino 
Nuesa  carreta  chillaba 
y  él.  al  paso  que  gruñía, 
el  cuntrabajn  llevaba. 
Yo  pasé  muy  malos  rat<y» 
porque,  como  era  i  porfía, 
todo  junto  parcela 
una  capilla  de  gatos: 
la  carreta  el  ponedor 
donde  los  libros  están, 
el  pértigo  cl  sacristán 
que  los  vuelve  alrededor, 
y  porque  esto  viene  ápurtí-, 
una  capilla  tan  brava 
cl  un  gücy  les  enseñaba 
con  la  cola  el  contrapuoUK 

Toribia.  Padre  viene. 


I 


ACTO    SEGUNDO 


ESCENA  II 


MsNDo,  p(e/«,  y  Sancho  ru  Ai/o,  dt  l'illanot, 
Foüwtio,  Don  Luis  y  Ü0Ñ4  Ana,— Dichos. 

El  coche  queda 
á  la  falda  dcsos  riscos, 
á  quien  coronan  Icniiscos 
V  apacible  muría  enreda. 
Es  tan  fragoso  el  camino, 
que  por  él  precipitado, 
siendo  mirador  del  prado, 
fui  de  las  nubes  vecinoj 
viendo  imposible  el  remedio 
en  fortuna  tan  cruel, 
sacar  á  mi  hija  del 
tuve  por  más  sano  medio, 
y  al  fin  con  ella  en  la  vegua 
vengo  á  que  le  encaminéis. 
Piien  presio  verle  podéis, 
que  aun  no  hay  un  cuarto  de  le(>ua. 
Sancho:  salla  en  la  tordilla 
y  por  el  collado  abajo, 
le  gula  por  el  atajo 
que  para  en  la  fuentecílla 
del  (3lmo,  que  por  allí 
vendrá  á  placer. 
90.  A  eso  voy; 

descansad,  mientras  que  doy 
á  vuestro  cuidado  ansí 
sosiego,  hermosa  señora. 
Si  el  coche  cuidado  os  da 
no  lloréis,  porque  vendrá 
presto.  Por  el  coche  llora; 
¡quién  fuera  coche!  ¡ay  de  mi! 
Sancho:  vuela,  acaba  pues. 
De  promo  tengo  los  pies 
después  que  estos  ojos  vi. 
|Voto  al  sol!  ojos  serenos. 
si  es  que  el  coche  os  causa  enojos, 
que  os  traiga  el  coche  en  mis  ojos 
y  esto  será  lo  de  menos.  (Vast.) 


ESCENA  III 
r>iciiut,  minos  $A!«ciio. 

Hija,  divierte  el  cuidado 
qae  tus  tristezas  le  dan, 
que  yo  espero  que  tendrán 
consuelo  presto. 

Si  enfado 
os  causa,  señor,  el  ver 
afectos  del  corazón, 
son  hijos  de  una  pasión 
á  quien  no  puedo  vencer. 
Si  un  bien  solo  que  tenia, 
cuando  apenas  le  gocé, 
ya  su  muerte  contempló 
y  entre  su  muerte  la  mía. 
que  celebre  no  os  espante 
con  lágrimas  mi  dolor. 
iiA.   A  csA  le  hirió  el  amor 
por  detrás  ó  por  delante; 
pues  trae  dolor  semejante, 
para  Dios  que  no  tengamos 
algo  en  queeniendei,  i.ocia. 


Me.mjo. 


Luis. 


Ana. 
Mendo. 

I.tJIS. 

Mknou. 


Luts. 

MCNDO. 

Li'is. 


Luis. 
Ana. 


TORIPIA, 


Lu'is. 
Lucía. 

TORIBIA. 


499 

Descansad,  por  vida  mía, 
aquí  esta  noche. 

No  vamos 
para  sosegar,  que  ponen 
de  aqui  á  Oviedo  cinco  leguas. 
Poned  al  cansancio  ireguus, 
pues  mis  venturas  disponen 
que  tenga  esta  humilde  chu^a 
todo  el  bien  que  ha  deseado. 
Un  afligido  cuidado 
mal  con  temores  reposa: 
hoy  á  Oviedo  he  de  llegar, 
que,  como  os  he  dicho,  alli 
voy  á  gobierno. 

¡.\y,  de  mí! 
Alto,  pues:  haz  aliñar, 
Toribia,  algo  que  comer. 
,;Es  hija? 

En  casa  nació 
y  mi  mujer  la  parió, 
y  entonces  había  de  haber 
dos  años  que  nos  casamos. 
Buenas  señas. 

Llega  acá, 
mochacha. 

Razón  será, 
cuando  en  vuestra  casa  estamos, 
señora,  que  nos  mandéis 
en  que  os  podamos  servir. 
.\o  procuréis  encubrir 
dos  mil  gracias  q^ue  tenéis. 
,:Dos  mil  graciasi'  ¿Soy  la  cuenta 
de  perdón? 

iDonosa  ha  andado! 
Sois  tan  bella  que  he  dudado 
sí  alabaros  es  afrenta, 
porque  alabanza  no  cabe 
en  la  perfección  mayor. 
¡Alábame  vos,  señor, 
que  no  hav  acá  ouien  me  alabe! 
r>esta  suene,  padre,  vos 
alaba  aquesta  señora; 
decidle  que  es  sol  y  aurora 
y  estaremos  dos  á  dos. 
,j Quién  es  esotra  serrana? 
¿Quieren  alabarme? 

Si; 
también  habrá  para  tí. 
Alaben  hasta  mañana, 
no  doy  más  que  esto. 

El  despejo 
aumenta  más  su  hermosura. 
Acá  nos  requiebra  el  cura, 
pero  es  amante  á  lo  viejo; 
para  toda  la  semana 
lienc  requiebros  bastantes, 
que.  como  los  estudiantes, 
los  enjugó  una  mañana. 
Los  días  de  carne  diz 
que  es  nuestro  rostro  hechicero, 
más  sabroso  que  el  carnero, 
más  tierno  que  la  perdiz. 
Los  sábados  no  hay  morcilla 
que  esté  al  humero' segura, 
es  nucsa  boca  asadura, 
nuesos  ojos  pajarilla. 
Mas  yo,  á  mi  mal  entender, 


HABLADME  EW  ENTRANDO                                     ^^^| 

he  llet;«du  á  pcrgeiiar 

^tas  esto  no  es  |>a(«  abflf^H 

que  el  pide  cun  requebrar 

entremos  en  cass.              ■ 

lo  que  quijera  cumer. 

Li'is.                                      V«mo».H 

^■^Ana. 

Vos  sois  discreta  y  hermosa 

Mkndo.     Puesto  que  no  mcrezcamfl 

y  en  las  dos  cosas  perfela. 

veros  alegre,  señora,  ^^H 

^H        Menou. 

Rapaza:  ¿quién  tehamosUado 

entrad  y  dcscansarcts..^^H 

aqucsas  bachillerías? 

Comeremos  un  bocacfdP^H 

^H       LucfA. 

billas  vienen  con  los  días. 

A.NA.         I-Jn  aqueste  verde  prado    V 

que,  aunque  mos  hemos  criado 

os  suplico  me  dejéis          ■ 

con  las  cabras  y  los  güeycs 
en  buena  conversación 

un  rato  por  divenir            ■ 

con  sus  dores  mi  tristeu.  H 

cnlre  estos  riscos  que  son 

Mendo.    Pensión  es  de  la  belleza     ■ 

su  csrte,  si  ellos  sus  reyes, 

tener  siempre  que  sentir.    H 

también  sabemos  habrar. 

Ltti».         Ana,  procura  alegrarte;      H 

^H 

|>onos8  c-s  la  labradora. 

conmigo  estás  y  yo  soy      H 

^^1       Menuo. 

l-intrad,  hermosa  señora. 

quien  le  y  palabra  te  doy  ■ 

donde  podáis  descansar, 

que  no  tengo  de  faltarle     H 

qucá  fe  que  vendréis  cansada. 

iiunque  mil  vidas  perdier«.H 

.Mochachas,  á  componer 

.■\na.          Mi  sentimiento,  señor,        ■ 

íu  que  habernos  de  comer. 

no  pone  duda  en  tu  amor,     i 

^B 

La  olla  está  aderezada. 

Luis.         Sabe  ci  cielo  que  quisiera 

^^^^.Menoü. 

Asa  un  poco  de  jamón; 

lu  contenió  y  tu  quietud 

Toribia:  ve  á  la  cocina. 

más  que  el  mio;  si.  ;por  l>i 

hit  matar  una  gallina, 

Vamos,  señora,  los  dus, 

y  si  no  mata  un  capón. 

{Ap.i  ¡Quién  pudiera  esta  ím 

^^^^^  L^'CÍA. 

¿Qui-  capón  han  de  malar? 

consolarl  Mas  no  conviene, 

¡hamos  de  matar  aquí 

hija,  callemos,  quizá 

lo  que  hamos  criado!            (Llura.) 

el  callar  importará 

^       Mendo. 

Sí. 

al  remedio  que  previene 

^I>or  aqueso  has  de  llorar? 

mi  amor  en  tan  triste  sucr 

^H       Lucfx. 

Herodes  desos  capones 

pues  no  siendo  conocido 

han  sido  esos  caballeros. 

valdré  á  mi  hijo  quertdo 

^H           TuPiBIA. 

«]alla,  no  ha^as  pucheros. 

librándolo  de  la  muerte. 

^H 

No  he  de  sufrir  sinrazones... 

(Vanse  McnJo  y  IH 

^^B           TORIBIA. 

Dalos  á  la  maldición. 

Lúcia,  partea  matallos, 

que  hay  capones  que  son  gallos 

ESCENA  V 

en  Helando  la  ocasión. 

UoÜA  Awa  »0tá. 

^^^H  Ll'CfA. 

Eso  siento  si  lo  dudas, 

que  es  quedar,  aunque  lo  abones, 

.Ana.         ¡Huen  lance  habernos  echa 

quitándoles  los  capones 

Tras  de  tantas  desvcniuraí 

muchas  gallinas  viudas. 

que  en  mi  daño  mal  se{;un 

^^B           TOMHIA. 

,;Ondc  el  mi  querido  huc? 

ni  cesan  ni  se  han  cansado. 

^H       Lt<c(A. 

Como  acabó  de  almorzar. 

yo  he  llegado 

cansado,  se  entró  á  acostar, 

á  la  desdicha  mayor, 

y  durmiendo  le  dejé. 

pues  cuando  esperé  favor 

El  mi  Juanchoen  el  pajar 

para  mis  daños, 

ronca  como  un  descosido. 

hallo  de  súpito  en  año% 

^H           TUKIBIA. 

Esta  ninfa  ca  venido 

recién  nacido  el  amor. 

ma  dado  que  sospechar, 

Cuando,  huyendo  de  nú  sU 

no  quijera  que  lo  vea... 

infelices  pasos  daba 

¡Prega  á  Dios!... 

y  limida  tropezaba 

^^P 

^Quc  predas? 

en  los  brazos  de  la  rouertl^ 

^H       TomeíA. 

,igué? 

¡trance  luertel 

Vamos  y  te  lo  diré: 

¡triste  estrella!  ¡adverso  hai 

prego  que  orégano  sea. 

advierto  en  mi  triste  evladí 

(yanttlatdoi) 

¡qué  ri^or! 

que  es  la  desdicha  menor 

morir  para  un  desdicha¿o> 

ESCENA  IV 

Dicho»,  minos  ToMBt*  y  I.vc/a. 

ESCENA  VI 
Salt  Sancii*.— t>icaA. 

^H 

^Y  ha  mucho  que  estáis  aquí? 

^H 

Más  de  treinta  «ños  habrá 

Sancho.   Y«  por  quebrarle  los  ojo» 

que  aquesos  presumo  que  ha 

á  quien  os  le  pudo  dar 

que  para  vivir  nací. 

el  coche  truje  á  pesar 

^^^^^^^^^^^V^ACTO  SRGUNDO                                              ^^SoT^^H 

^^Buyo^cscíno^nafosr 

que  en  aquesta  casa  len^o.                  ^^^| 

^Hque  en  despojos 

Mis  contrarios  me  persiguen             ^^H 

^^de  itn  celestial  pintura. 

tan  furiosos  y  soberbios.                   ^^H 

le  pediré  á  mi  ventura 

que  desos  riscos  umbrosos                 ^^H 

por  Í8vor, 

hribrán  contado  los  senos.                  ^^H 

que  y«  que  me  dio  el  amor. 

No  sé  qué  remedio  intente.                ^^H 

no  me  niegue  esa  hermosura. 

JuAsriio.  Al  diablo  le  das  remedio                    ^^^| 

Pardiez,  si  he  de  hablar  verdad. 

y  pulgas  le  das  al  diablo,                   ^^^B 

bien  se  me  puede  creer 

que  en  aquel  pajar  tenemos               ^^^| 

que  sois  la  primer  mujer 

hoy  pulga,  ¡juras  á  Dios!                    ^^H 

que  rindió  mi  voluntad. 

que  piensas  que  eres  barbero             ^^H 

y  pensad 

y  pes  pega  un  picotazo                       ^^H 

^^  que  me  siento  tan  jilorioso 

que  dcjasá  Juancho  muerto.              ^^H 
Pulga  hay  que  bien  puede  ser            ^^H 

^m  en  este  lance  amoroso, 

^m  que  he  creído 

con  cordel  mozo  de  ciego:                  ^^^| 

'       que  siendo  vuestro  vencido 

una  pulga  reverenda                          ^^H 

he  Quedado  victorioso. 
¡Ma  a  Pascua  me  dé  Dios 

toda  vestida  de  negro,                        ^^H 

piensa  que  es  fraiU-  benito                 ^^H 

si  en  el  punto  que  os  miré 

que  te  sales  del  convento.                   ^^H 

de  la  suerte  no  dude 

¡Muerto  vienes,  pobre  Juancho!        ^^H 

cuál  fué  mayor  en  los  dos! 

^^^H 

Admiro  en  voS 

^^^M 

una  perfección  discreta. 

EscKNA  vrij                 ^^H 

^m  por  miraros. 

^^^^M 

^B  que  la  vista  más  perfeta 

Atámate  Tomsu  at  p<iño  con  un  as«dor  rn  la  manu,  ^^^H 

^"  entre  prodigios  tan  raros 

^^^1 

se  exhala  como  cometa, 

^^H 

^B  y  quisiera  preguntar, 

ToRiBiA.  ¡Mal  sosiega  el  pensamienio*             ^^H 

^P  porque  deseo  saber. 

De  la  cocina  me  salgo                          ^^H 

^^  .¡cómo  enseñáis  á  querer 

y  á  mi  padre  en  ella  dejo,                    ^^H 

á  quien  nunca  supo  amar? 

que  un  quillotro  no  me  deja               ^^H 

Que  es  de  admirar 

poner  los  pies  en  el  suelo.                  ^^H 

que  á  tantos  en  las  cadenas 

ílul  en  busca  de  mí  querido               ^^H 

enlacen  á  manos  llenas 

y  no  está  en  el  aposento;                    ^^H 

vuestros  labios 

mas  helos  adonde  están.                    ^^H 

1^^  á  cuchilladas  de  agravios 

DiEOo.      Este  es  el  mejor  consejo,                   ^^H 

^B  y  ¿  puñaladas  de  penas. 

á  Madrid  parto  esta  noche                ^^H 

^H  Quien  tan  bien  sabe  decir 

si  me  dejan.  ¡Anal                              ^^H 

^B  lo  que  desea  explicar. 

Ana.                                      ¡Diego!  iAbrá^antt.^^M 

^p  si  es  que  no  ha  sabido  amar, 

,;Es  posible  que  mis  ojos                  ^^H 

~   ^cómo  ha  sabido  seniirr* 

tan  gran  ventura  tuvieron?               ^^H 

Séoi  decir 

ToRiBiA.   ¡Concenáme  estas  medidas!               ^^H 

que  si  os  taita  sentimientn, 

DiKoo.      No  creerás  á  qué  buen  tiempo            ^^H 

que  en  tan  amargo  tormento 

te  ven  los  míos,  doña  Ana.                ^^H 

puedo  enseñaros 

a  sentir  con  obligaros 

Sin  duda  ha  querido  el  cielo              ^^B 

dar  consuelo  á  mis  desdichas            ^^B 

sintiendo  lo  que  yo  siento; 

con  tu                                                ^^H 

y  si  es  que  acaso  es  verdad 

Juancho.                  ,;No  merezco                   ^^H 

^_    que  os  debo  alguna  afíción. 

que  Juancho  besas  tus  manos?         ^^H 

^B  débaos  en  esta  ocasión 

Ana.         ¡Juancho!  los  brazos  es  premio         ^^H 

[K  gozar  desta  soledad. 

muy  corto  de  tus  servicios.                ^^H 

'"*'•                                    Ordenad 

ToRtBiA.  Para  lodos  hay  refresco.                    ^^H 

lo  que  tuéredes  servida; 

¡Qué  socorrida  mujer!                        ^^H 

la  obediencia  me  convida. 

jQué  haré,  que  rabio  de  celos?           ^^H 

porque  espero 

Ana.         No  habrá  una  hora  que  llegamos.     ^^H 

que  conozcáis  lo  que  os  quiero, 

porque  ignorando  el  cochero            ^^H 

1         pues  me  aparto  de  mi  vida.  (Vuif  ) 

el  camino,  nos  perdimos                   ^^H 

m. 

después  de  varios  sucesos,                 ^^H 

m 

que  en  esos  montes  pasamos            ^^H 

■             ESCENA  VII 

esta  noche,  hasta  que  el  cielo,          ^^^| 

■ 

con  la  luz  de  la  mañana,                   ^^^| 

mtpor  oirit  putrta  I^om  Diri.h  >■  Juamcho. 

nos  dio  en  esta  casa  puerto.               ^^^B 

'                             DoSa  Ana. 

En  ella  os  halló  ventura.                         ■ 

que  sMo  pudiera  serlo                        ^^^| 

O.       No  he  podido  sosegar. 

entre  tan  grandes  desdichas               ^^^| 

Juancho,  porque  considero 

como  nos  siguen:  bien  veo                ^^^| 

la  poca  seguridad 

que  os  ha  de  añadir  disgustos            ^^H 

tUBLADME  EN  ENTRANDO 


lo  que  coñlarosprctendo, 

Eero  acudo  al  menor  dañíp. 
liego:  aquesle  caballero 
en  cuyo  poder  quedé 
no  me  agrada,  porque  es  cieno 
que  goza  de  la  ocasión, 
como  olrus  muchos  lo  han  hecho. 
Desde  que  rae  vio  la  cara, 
con  leine/as,  con  requiebros, 
apretándome  las  manos, 
dando  suspiros  al  cielo, 
me  ha  declarado  su  amor, 
aunque  con  termino  honesto. 
Ks  poderoso,  y  va  á  sei 
Gobernador  en  Oviedo, 
cosa  que  puede  animarle 
á  conseguir  sus  mtenios. 
Pues  la  suerte  os  trajo  aquí, 
no  conviene  ni  lo  quiero 
que  en  su  poder  me  dejéis. 

Diego.      ¡Ka,  desdichas:  á  un  tiempo 
todas  juntas,  que  ya  es  hora 
de  cumplir  vuestros  deseos; 
matadme,  que  puco  falta! 

JuANCHO.  ¡Llévese  diablo  por  viejo! 
]Juras  á  Dios  que  le  tienes 
las  propiedades  del  puerco! 

TopiuiA.  ¡Hemos  negociado  bien! 

Dieco.       [Alto!;  vamos  al  remedio, 
que  las  determinaciones 
son  hijas  de  los  discretos. 
No  quiero  que  con  él  vayas 
ni  que  te  quedes,  que  es  cierto 
que  aquí  no  has  de  estar  segura, 
hsta  noche,  en  el  silencio 
de  su  obscuridad,  sin  dar 
á  ninguno  cuenta  dcsto, 
te  prevén,  que  he  de  llevarte, 
tomando  pur  instrumento 
de  las  muchas  dése  prado, 
dos  yeguas,  hijas  del  viento, 
para  hacerlo. 

Ya  le  tienes 
juras  á  Dios  lindos  frenos 
y  yo  sabes  donde  hay  sillas, 
y  pord  corral  podemos 
echarlas. 

Bien  lo  has  pensado, 
Muy  buen  despacho  tenemos. 
¿Nó  hay  son  echar  y  frcir, 
como  sí  hueran  buñuelos? 
A  las  die/  en  esta  puerta 
has  de  estar,  porque  al  momento 
que  Juancho  ensilla  las  yeguas 
nos  vamos. 

Ana.  Bien  lo  has  dispuesto; 

pero,  porque  la  fortuna 
no  atropcilc  mis  deseos, 
cuando  las  tengas  á  punto, 
habíame  en  entrando  recio, 
porque  á  la  voz  te  conozca. 

DiFr.o,       Bien  dices,  y  por  más  cierto, 
será  el  hablarme  en  entrando, 
la  seña. 

Ana.  De  aquese  acuerdo 

quedamos. 


lÓANCHO. 


Diego. 

ToPIBIA. 


DfEf.n. 


l.bUtNA  l.\ 
Sate  Roomoo.— Ujtuoi. 

Rooi>KfO.  Ya  esid  esperando 

la  comida;  ¡santos  cieio%! 
Señor  ^en  aquesta  casa.^ 

DiEoo.      Ansí  el  ciclo  lo  ha  dispuesto; 
¿dónde  está  vuestro  señor.^ 

Rodrigo.  Aquí  esperando  le  dejo 
á  tni  señora  doña  Ana 
paracúiner. 

Diego.  Vamos  luego, 

que  quiero  besar  sus  manos. 

RooRHiO.  Será  excesivo  el  contento 

que  tendrá  con  vuestra  vista. 

DipGO.  Mayor  le  tuviera  entiendo  (<# 
de  no  verme.  Ven  doña  Anx. 

J(i  ANCHO.  Juancho,  vamos  allá  dentro; 
buena  noche  se  te  espera 
trotando  por  esos  cerros 
como  ahora,  y  harta  el  tripa» 
que  qui¿á  le  vendrá  tiempo 
en  que  cuando  quieras  carne 
matarán  al  carnicero. 

Diego.       I. o  dicho,  dicho,  doña  ;\na. 

Ana.         y  lo  dicho,  dicho,  Diego. 

Juancho.  Dicho  lo  dicho,  t>arriga.       i^4 

ESCliNA  X 
ToKiai*  tota. 

Hábrameen  entrando,  pienso 

caqucsia  noche  ha  de  ser. 

sin  duda,  mi  finamientu. 

¡Qué  bien  lo  amasó  el  traidor 

que  con  fingidos  requiebros 

embaducar  pretendía 

lus  mis  sencillos  deseos! 

¡Qué  he  de  hacer,  triste  de  mí. 

que  me  espachurran  los  celos! 

ca  cá  dentro  juegan  cañas, 

siendo  la  praza  del  cuerpo. 

¡Llorad  tristes  ojuelos, 

que  amor  os  tira  y  son  sus  Trechas  Cf  k 

y  por  sentir  las  que  os  están  tirando 

decl  Toribia,  asi:  «hábramc  en  cntrand 

ESCENA  XI 
Salt  Lucía.— Dicha. 

Lucía.      Toribia,  padre  le  llama. 

¡Verá  el  diabro  lo  que  ha  hccl 

(jcl  asador  le  IrajisteP 

No  me  ha  quedado  ubujero^ 

tizón,  artesa,  vasar. 

horno,  cocina,  humero, 

espetera,  dcspcnsilla, 

que  he  perdido  el  sufrimienl 

buscándole.  ¿No  respondes? 

,i(^)ué  tienes  que  haces  puche 

Topin*.  Tengo  un  bien  que  no  me  efl 
tengo  un  mal  que  no  le  cnl  ' 
^-f  las  vido  al  ninfo  y  la  ninft 
juntos? 

Lic/a.  Si. 

Toribia.  Pues  «o  teogo. 


ACTO  SEGUNDO 


5o3 


a  de  comer  acabaron, 
_  ella,  desmayos  fingiendo, 
diz  que  se  quiere  acostar, 

Kyo  la  cama  le  he  hecho 
n  la  cámara  de  arriba, 
'a  esos  desmayos  entiendo. 

¡Mal  desmayo  íe  dé  Dios! 

Pues  se  acuesta,  ocasión  tengo 

para  corromper  sus  gritos 

y  para  lograr  mi  intento; 

procura  tú  desnudarla 

y  con  soiil  íinfjimiento 

los  vestidos  que  le  quitas 

los  trascuela  á  mi  aposento 

con  secreto,  que  me  importa. 
,      ,jQué  es  lo  que  hasde  hacer  con  dl<>? 
lA.  Calla,  y  haz  esto  que  digo. 
„      Callo,  y  hacerlo  emprometo. 
iiA.  Al  cura  le  oi  decir 

que  vestido  de  pellejos 

le  hurtó  la  bendición 

un  Jacume  al  heredero 

della;  y  ansí  pienso  hacer, 

que  esa  ropa  será  el  vello 

que  la  bendición  que  busco 
i       magarre  por  los  cabellos.     (V'ansf) 

h  ESCENA  XII 

5a/(ii  Dcm  DtECo  y  Don  Luir.. 
Don  Litis. 
lis  determinado 
rá  porñaros  acertado. 

I  Don  Diego. 

loy  agradecido 

,r)  amor  que  en  vos  he  conocido; 

nmc  obligaciones 

Huedo  excusar. 
L  Don  Luis. 

"  Las  ocasiones 

íieden  suceder  mirad  primero, 
^  la  hermosura  un  enemigo  fuerte 
bien  la  adversa  suerte 
le  dio,  camina  hacia  la  muerte 
jntyor  brevedad. 

'  Don  Diego. 

Esos  deseos... 
as  palabras  ya  su  intención  veo.  {Ayartr.) 
no  le  haya  obligado 

0  noble  ¿I  haberle  confiado 
pnor!  Pierdo  el  sentido. 

1  Don  Luis. 

I  en  efecto,  señor,  solo  y  perdido 

»do  de  la  muerte, 

[ueréis  encargar  de  aquesa  suerte 

pa  mujer  hermosa? 

»  acertáis,  y  adviérioos  una  cosa, 

^1  hábito  santo 

Cn  Benito,  á  quien  venero  tanto; 
I  sangre  heredada 
ímpia  y  noble  como  desdichada, 
tsiaba  en  mí  pudcr  esa  señora 
bien  guardada  que  no  queda  ahora, 
rer la  llevar  no  os  lo  aseguro; 


no  me  hab¿is  conocido,  que  yo  os  juro 
que  Á  conocerme... 

Don  DiEúO- 
¡Ay  cielos, 
sin  duda  al  viejo  le  atormentan  celos! 
Me  he  desengañado 
del  falso  trato  que  conmigo  ha  usado. 
En  mi  poder  está... 

Don  Luis. 
No  está. 
Don  Dib()0. 

¿Qué  es  esto 
Don  Luts. 
Dañosas  rapazadas.  ¡Alto,  presto! 
pongan  el  coche  y  vamos. 

HODHIGO. 

Ya  está  puesto, 
señor. 

Don  Luis. 
^A  qué  aguardamos? 
Quedaos  con  ella  que,  por  vida  m¡a, 
que  os  acordéis  de  mi  quizá  algún  día. 
Llevóla  yo  á  mi  casa; 
¡ay  hija  amada,  el  alma  se  me  abrasal 
y  venís  á  quitalia 

de  quien  le  daba  honorl  ¿Queréis  llevalla 
á  que  guarde  ganado? 
¡Pobre  muchacha,  lástima  me  ha  dado! 

Don  Diego. 
¡Si  no  mirara... 

Don  Luis. 

^ómo  es  eso,  cómo? 
Canas  de  acero  calzan  pies  de  plomo. 
Yo  soy  quien  he  tenido 
lo  que  no  puede  ser  bien  parecido. 
Sí  hacerlo  no  os  agrada, 
no  miréis  cn  respetos,  que  mi  espada, 
cansada  de  matar  los  enemigos, 
bien  sabrá  responderá  los  amigos. 

Don  Diego. 
Ya  apretáis  demasiado. 
Aquí  cn  vuestra  presencia  he  reparado 
no  sé  qué  soberanos 

impulsos  me  enmudecen  que  las  manos 
aun  no  acierto  á  moveilas, 
debe  ser  unión  de  las  estrellas 
lo  que  aquí  me  detiene; 
idos  con  Dios,  pues  tanta  fuerza  tiene 
que  no  habiendo  temido, 
temo  venceros  por  quedar  vencido, 
y  no  pudiendo  hablaros 
temo  el  oíros,  temo  el  replicaros,    (i'aic.) 

Don  Luis. 
Muerto  va  y  solo  quedo. 

Roohigo- 
Declárale  señor. 

Don  Liis. 
Eso  no  puedo 
que  ahora  no  conviene, 
que  quiero  ver  si  algún  remedio  tiene 
\   con  el  cargo  que  hoy  llevo 
'   su  libertad. 


5o4 


IIABUADMK  EN  ENTRANDO 


Robniúo. 

Ya  se  ha  escondido  Febo. 
}t)¿da(e  aquesta  noche 
en  esta  casa. 

Don  Luis. 
No:  camine  el  coche: 
pica  á  Oviedo  que  importa. 

RODhtGO. 

A  Oviedo  pica. 

Don  Luis. 
La  ¡ornada  es  corta; 
¡que  triste  luc  el  mozuelol 
Más  triste  quedo  yo,  sábelo  el  ciclo. 
¡Ay,  mi  hija  querida, 
aiJn  no  go/aaa  cuando  ya  perdida! 
^jCuándo  querrá  mi  suerte 
que  alegre  os  goce  hasta  esperar  la  muerte? 

l  Vanse  1 

ESCENA  XHI 
S<i/r  Luc'a  iotí  un  candUón  y  los  rntiddi  y  Towibia. 

Tombía.  ¿Cerraste  la  puerta?" 
Lucia.  Sí,  ya  la  he  cerrado. 
TopiBiA,  Cuelga  el  candilón 

en  aquesecravo. 

^Siniiúte  la  nintar* 
LucU.      No.  ca  al  ir  entrando, 

por  no  her  roido, 

quité  tos  zapatos. 
ToHiBlA.  Pues  desnuda  presto. 
Lijr.ÍA.       Ya  tienes  quitado 

la  saya  y  sayuelo. 

{Síénlaxe  tn  tt  surto,) 

ToBiBiA-  Desprende  el  tocado 

apriesa,  Locia, 

mientras  me  descalzo. 

(Queda  tn  manlegOtlo.) 
LucfA.      Ya  todo  está  hecho; 

¿por  qué  tas  quitado 

los  zapatos? 
ToHiBiA.  I  Bestia! 

jcabrán  en  los  zancos? 

Dácalos  acá. 

(naltloschapinti ) 
.uciA.      Aquí  están. 
ToRiBiA.  iSan  Pablo! 

Llega  ari.  Luda- 
llega,  que  me  caigo. 
Lucía.      Quítatelos,  pues. 
ToHiBiA.  Yo  me  iré  enseñando, 

ca  amor  es  maestro 

en  aquestos  casos. 

Daca  los  corpinos. 
Loc(a.      Como  están  cenados 

pof  delante... 
ToHtniA.  Enseña. 

oigan  el  diabro, 

por  detrás  se  atacan. 

(i'(ÍMrlr  ti  iutiin.) 

liTÍA.       Las  damas  de  hogaño. 

siguiendo  lo  culto, 

huyen  de  lo  craso. 
TiimaiA.  Pon  presto. 
Li  CÍA.  Ya  pfjngo. 

i<>isio  soberano. 

cuáintos  agujeros...! 


Tgbihia. 
LlcIa. 

TORIBIA. 

Lucía. 

TORIBIA. 


Lucía. 

TOHTBIA. 

Ll'l  ÍA. 
Tíil'IBIA. 


LfCÍA. 

ToRiaiA. 


LrcÍA. 

TOMIBIA 


LríiÍA. 

ToBIBIA, 

LiicIa. 

TOKIBIA 

Lucía. 


TORIHIA 


ÍJ'(-Í\. 
TüHIBIA 

Lucía. 


No  estiraces  tanto, 
que  me  harás  caer. 
Todo  está  aiacadc»; 
¿que  quieres  ahora?^ 
Dame  ese  retajo. 
Allá  va;  ¿qué  es  estoi* 

{Lat  nui| 

¿Qu¿  irojiste,  diabro.^ 
¿es  fronial  de  ¡Kreía.^ 
Ten  de  aqueste  lado, 

(Kxtiéndtíai  todat.  tjurkt^i 
sida»  por  dtlantt.) 

¿Quieres  apostar 
que  irojiste  acaso 
la  tunda  del  coche? 
No,  que  es  muy  galano. 
Ya  caigo  en  lo  que  o: 
manta  de  caballo. 
¿'I'an  larga.' 

Alto,  pues; 
voimc  rodeando 
esta  faia  al  cuerpo. 

(Va  dando  vtulta¡  i'ot\bit.d4 
i'itaifuas,  y  LvKtM  Unlrnifo  ri  cf 

Muy  bien  lo  has  pensado, 

casi  la  traía. 

Ata  esos  dos  cabos; 

venga  ahora  esotro 

presto. 

No  ha  quedado 
ya  más  que  la  ropa. 

iPwmttIat 

iQué  cuello  lan  alto! 
Lucía,  parece 
pescuezo  de  ganso. 
.iPor  quC  ansí  lo  haccii^ 
Porque  yo  he  pensado 
que  los  traen  ansí 
éstas,  por  si  acaso 
algún  caballero, 
tierno  enamorado, 
quiere  visitar 
sus  compuestos  labios, 
con  el  pie  de  amigo 
no  pueden  lograrlo. 
Kstacaja  vino 
acá  entre  lys  hatos. 
¿Qué  hay  dentro? 

Cabet 
¿Si  sa  trasquilado 
con  el  berrenchín? 
Que  son  del  tocado 
tienen  trazaderas, 
si  no  es  que  me  engaño, 
estos  son  pericos- 
Pon,  que  no  me  np-inin 
que  cuiga  quien  tiene 

Kericú  en  los  cascos. 
»aca  la  valona. 
Ksiá  como  un  mayo; 
loma  no  te  ahoje. 
,  ¿Y  padre? 

Sentado 
quedaba  en  el  hurgo 
i-on  Sancho  tu  hermano, 
>iue  dcslas  viiltn 
quedaba  cansado. 


ACTO  SKdUNno  5o5 


Si  por  mi  premunía 
di  que  me  he  acrislado. 
^Qué  hará  la  «icñora 
cuxnd'i  ande  buscando 
sus  vciiidüs? 

Muera, 
puei  me  está  maiando. 
Arrimite  á  mi. 

(7'oiiM  rl  cii'iifi'i  L uc> i,  a nlmüsr  ti  Tu- 

Válgale  el  calvario 
de  Nueso  Señor. 
fLinda  estásl 

¿Te  agrado? 
Vete  poco  á  poco. 
Si  yo  huera  macho 
todo  estaba  hecho. 
Ik,  ¡Ay!  amante  falso, 
aquesto  mobriga; 
«hábrame  en  entrando,*  (Vansr  ) 

ESCENA  XIV 

N  Don  At.o)cso  DE  Ht'STOS  y  otroK  lrrs,c'in 
piítolas,  botas  y  espuelat. 

Los  caballos  apartad 
detrás  de  aqucse  ribazo, 
que,  según  traigo  noticia, 
presto  atajaré  los  pasos 
del  que  ya  segunda  vez 
más  afrentas  ha  íntenudo. 
Los  caballos  aun  no  pueden, 
consumidos  del  cansancio, 
pacer  la  hierba. 

El  postrero 
ha  sido  bellaco  ralo 
que  han  llevado. 

La  noticia 
que  nos  dio  aquel  aldeano 
ae  tos  bueyes  importó. 
Ahí  os  quedad  retirados, 
veré  si  en  aquesta  casa 
quizá  quieran  hospedarnos 
sólo  pur  aquesta  noche. 

IVanse  l(>»trti.\ 
Yo  apostaré  que  acostados 
estarán  ya.  ¡Ah,  buena  genld 

[Da  gtilptt.) 

Abrid,  liabtadme en  entrando. 


I  ESCENA    .W 

.Sa/í  ToBift?*.— Don  Ai  osso. 

UA.  La  seña  es  ésta,  aquí  estoy 

aguardando,  Diego  Hurtado. 

Doña  Ana  soy. 
to,  iSantos  cielost 

;Qu¿  es  esto? 
}K.   '  ,;Estan  aliñados 

'       los  caballos? 
io.   [Ap,)  Fingir  quiero. 

Va  están  á  punto. 
|:a.  Pues  vamos. 

{_Ap.)  {Voto  al  sol,  que  habéis  de  ser 

mi  marido! 

El  cielo  santo 


sin  prevenir  la  venganta 
la  trujo  el  cielo  á  mis  manos 

Sal*  DoS*  AjCA  «itfí  yctUda  Ue  rW/aiia. 

¿Si  habrá  mi  hermano  \enidn. 
que  no  se  quién  me  ha  quitado 
los  vestidos  que  tenía 
prevenidos  para  el  caso, 
y  en  buscar  esüs  que  tengo 
presumo  que  me  he  tardado?* 
Si  bien  mas  segura  vuy 
en  este  traje. 


ESCENA  XVII 
Salrn  Don  Luis  y  RonKiao.— Doüa  Ai^a. 

LiJts.  Cansado 

llego;  mas  ^cómo,  Rodrigo, 
tendré  sin  vida  descanso? 

HoDDii.o,  Señor:  de!  camino  vuelves; 
,iqu¿  piensas? 

Luis.  lie  imaginado 

el  peligro  en  que  á  mi  hija 
dejé  entre  aquestos  villanos, 
y  ansí  he  resuello  decirle 
quién  soy,  y  llevarla. 

A.vA.  Pasos 

siento.  jSi  es  Diego? 

Li  K.  '  ¿Vué  es  esto? 

Un  bulto,  si  no  me  engaño, 
miro  i  la  puerta.  ,}(^>uién  va? 

[Llega  y  ag4rral>t.) 

Ana.         ¡No  es  Diego,  ay  DiosI 

Lilis.  Sosegaos. 

Ana.  Ya  os  conozco,  ya  os  conozco; 

mirad  que  vendrá  mi  hermano} 
y  que  si  intentáis  mí  utcnsa 
tengo  valor,  tengo  manos 
para  mataros. 

Li'is.  ¡Ay,  hija: 

dame  mil  veces  tus  brazos! 
Soy  tu  padre,  Luis  Hurlado 
de  Mendoza.  Trac,  Rodrigo, 
la  yegua. 

(Vil  Rúilrif;o  pof  tila.) 

Ana.  ¡Oh,  padre  amado! 

;es  posible  que  te  veo? 
Dame  otra  vez  esos  brazos. 

ESCENA  XVIII 

Aitámane  l.ucUii  la  puetta  y  >>eíos  aÍTiíjrtr  — l>irHo», 
menos  Rot>hioo. 

Li;cÍA,      ]Eso  si,  cuerpo  de  tal! 

Luis,        Vente  conmigo. 

AvA.  ¿Y  mi  hermano? 

Ltis.         Por  ahora  no  conviene 

quo  sepa  qu.én  sov. 
Ana.  Pues  vamos. 

¿Ni  ha  de  saber  dónde  voy? 


5(m') 


HABLADME  EN  ENTRANDO 


RoDRiriO, 
Asa. 


Después. 

Besaré  lus  manos 
dos  mil  veces. 

ESCENA  XIX 

,*5aí«  Roduioo,— DtcHo». 

Ya  está  aquí 


la  yegua. 

¡Cielos  sagrados, 
tal  suene  en  tanta  desdicha! 
Luis.  ¡Vamos!  {Vanse  y  lUvanula.) 

esci:na  XX 

Li  i'.ÍA  s<ila. 

¡Hábrame  en  entrando! 
Hoy  despacha  el  viejo  verde; 
paidicz,  lindo  lance  ha  sido. 
¡Hola,  hao!  que  se  la  lleva. 
¡Oh  Mendo,  oh  señor,  oh  Sancho! 

ESCENA  XXI 

'Saltn  por  una  puerta  Vutt  Vitr.o  y  Juamcho,  y  por 
otra  Sasicho,— LueÍA. 

Sancho. 
Di  ROO. 
Lucía. 

DlROO. 

Sancho. 

l.UCÍA. 


Diego. 
Lucía. 

Sancho. 
Diego. 

JUANCHO 
DiEC.O. 

Li'cIa. 

DlECO. 

Sancho. 

Lucía. 

Sancho. 

Lucía. 

DlEC.O. 


Sancho. 


LucIa. 

JUANCMO. 

Li'cIa. 

J*  ANCHO 

Lucía. 


¿Dt  qué  das  voces?  ¿qué  ha  habido? 
Alguna  desdicha  aguardo. 
¡Que  se  llevan  á  doña  Ana! 
;A  quién? 

¿A  quién? 

¡San  Hilario! 

lA  iJiet-o.) 
,:Vos  estáis  aqui? 

Aquí  estoy. 
Pues  otro  «hábrame  en  entrando» 
se  lleva  á  Toribia. 
¿Mi  hermana? 

¡Cielo  santo! 
¿Qué  desdichas  son  aquestas? 
¡Bien  habernos  negociado! 
Pues  ¿Quicn  se  lleva  ádoña  Ana? 
Ese  viejo  á  cuyo  cargo 
vino  aquí. 

|Ah  falso,  ah  traidor! 
Y  á  mi  hermana,  ¿porqué  ó  cuándo 
la  llevan? 

Eso  no  sé. 
¿Y  quién  hué? 

«I  lábrame  en  entrando.» 
Juancho,  vengan  esas  yeguas; 
ponte  en  una  al  punto,  Sancho, 
que  yo  en  estotra  tras  ellos 
al  viento  ligero  igualo; 
busca  i  tu  hermana,  que  yo 
busco  la  mia. 

Yo  parto 
sin  alma,  pues  que  el  honor 
y  el  amor  me  han  robado. 
Adiós,  Juancho. 

Adiós,  (.ocla, 
que  allá  me  llevas  mi  amo. 
Si  encontrares  á  Toribia 
dile... 

¿Qué? 

«Hábrame  en  entrando.» 


ACTO  TERCERO 


E.SCENA  PRIMERA 
Salen  l'oRiau,  Dii:*  A.t.o*m  y  ira  \ 


Alonso. 

Tni<iBiA. 


Alonso. 


ToBIBtA. 

Alonso. 

TOUIBIA. 

Cab.  t." 
Alonso. 


Toribia. 


Cab.  i." 


TORIHIA 


C/M».  a." 

TontaiAi 
Caí».  3.* 

Toribia, 


l'ucs  ¿que  te  obligó  á  decir, 
pastora,  que  eras  doña  Ana^] 
A  ser  vos  mi  confesor 
podiera  decir  La  causa; 
mas  ¿qué  mayor  la  queréis 
que  mirarme  ataviada? 
Con  don  y  unos  atavíos 
á  cualquier  mujer  honrada 
la  sacan  de  sus  casillas. 
¡üh,  nunca  saliendo  el  alba 
desengañara  las  dudas 
de  mi  dichosa  venganzal 
Dalde  á  los  diabros,  que  i  t<] 
mos  mala  y  mos  desengaña,  i 
de  que  he  podido  escurrirme. 
Pero  ¿quien,  por  mi  dcsgrac" 
la  seña  os  dijo? 

Es  refrán 
que  acostumbro;  y  como  1  tantü 
voces  nadie  respondió, 
pareciendo  que  callaban 
ó  por  temor  ó  por  sueño, 
acaso  lo  dije.  Extraña 
manera  de  vestir;  ¿cómo 
os  pusiste  las  enaguas, 
labradora,  desa  suerte? 
hccidme:  ¿cómo  se  llaman? 
Enaguas. 

¡Líbreme  Dio!»! 
¡Graciosa  es  la  labrador»! 
Y  tiene  extremada  cara: 
ya  que  hemos  errado  el  tiro 
entretanto  que  descansan 
los  caballos,  recostaos, 
que  aquestas  umbrosas  hayi 
servirán  de  pabellón, 
cuando  os  ofrece  la  cama 
huésped,  si  bizarro  Abril 
ella  florida  y  bizarra. 
Todos  podremos  hacerlo> 

3UC.  pardiez,  de  buena  gana^ 
urmiera  yo  á  sueño  sucho 
como  un  lirón. 

¡Linda  gradalj 
¿Piensas  dejarnos  durm»en<" 
y  en  un  caballo  serrano 
tomar  las  de  Villa  Diego? 
Nunca  malicias  os  fiitaiu 
¿Pues  eso  había  de  hacer? 
Vo  os  empeño  mi  palabra 
que  heis  de  echarme  menos] 
me  vaya. 

Bien  lo  declara; 
mas  será  después  de  ida. 
Pues  ¿cuándo? 

Denle  uní 
por  el  aviso. 

Y  sepamos 
sí  yo  no  soy  de  ímportaocil 


^               ^                    'f*^^^^^ 

^íraffiÍM  les  he  uicndido, 

ToRiBiA.  ¿Pensabas  que  aunque  uKkMna              ^^^^ 

¿qué  me  quieren? 

rústica,  en  aqucsas  sierras,                     ^^^^ 

).                               Vuc  le  vayas; 

entre  sus  peñas  criada.                          ^^^H 

mas  será  después... 

no  tengo  valor  ni  manos                       ^^H 

L                               ¿Deque? 

para  defender  osada                              ^^^M 

1.    De  que  sepas  que  me  abrasas. 

el  honor,  preciosa  joya,                        ^^^| 

i.  Pues  apártese  de  mí. 

vivo  caratiel  del  alma?                         ^^^H 

>.    Será  apañarme  del  alma. 

Engañáisos,  que  en  defensa                 ^^H 

A.  Pues  jquién  se  la  tiene? 

suya  os  mataré.                                    ^^^^ 

>.                                        Tú. 

Alonso.                             Ya  pasa                             ^M 

k.  ¿Dónde? 

de  locura,  lo  que  emprendes,                ^^M 

).                  En  esa  hermosa  cara. 

y  por  esa  misma  causa                         ^^^| 

A.  El  alma  de  todo  un  cuerpo 

ie  he  de  gozar,  ú  la  vida                        ^^H 

¿cabe  en  mi  cara? 

has  de  perder.                                       ^^^| 

0.                               Serrana: 

ToRiBiA.                         |Brava  hazaña,               ^^H 

en  esos  ojos  la  tienes. 

para  un  nobre caballero                             ^M 

lA.  .Aunque  fuera  de  avellana 

es  ensangrentar  su  espada                     ^^H 

es  imposible  caber. 

en  una  humilde  mujer!                         ^^H 

D.    líse  donaire  me  mata 

Mas  no  importa:  ensangrenladla          ^^^M 

r     sin  piedad  y  sin  justicia. 

si  podéis,  que  ¡vive  Dios!                      ^^^H 
caballero  ae  mohatra,                         ^^^| 

que  eres  dueño  de  mi  alma; 

que  esos  labios  de  coral 

que  teniendo  de  mi  parte                      ^^^H 

y  esas  mejillas  de  grana 

la  razón  que  me  acompaña,                ^^^| 

me  tienen  muerto  de  amores 

la  nobre  sangre  que  heredo                 ^^^| 

y  que  me  abraso,  serrana. 

pienso  haceros  mil  tajadas,                   ^^^| 

por  sen-irte. 

que  los  galanes  de  hogaño                   ^^^| 

lA.                     Gloria  á  Dios, 

;aslan  en  calzón  y  mangas.                  ^^^| 
imbesti.                                               ^^H 

que  entramos  en  la  posada; 

ya  no  hay  que  pasar  de  ahí. 

Alonso.                 |Viven  los  cielos!                    ^^H 

(0.    Pues  ahora  sólo  falta 

que  en  esta  ocasión  me  holgara           ^^H 

que,  pues  el  sitio  convida. 

que  en  tu  defensa  tuvieras                   ^^H 

conmigo  no  seáis  ingrata; 

quien  estorbar  iüicniara                      ^^^| 

vamos,  gozaré  tus  brazos. 

mi  gusto.  Acabad,  ¿que  es  esto?         ^^H 

Ba.  ¿Gozarme?  Aqueso  no  es  nada; 

Si  se  deñendc,  matadla.                        ^^^| 

'       mire  si  quiere  otra  cosa; 

Sancho.   No  matarán,  que  aquí  está                  ^^^| 

el  hombre  es  práctico. 

quien,  saliendo  á  la  demanda,              ^^^| 

0.                                       Acaba: 

os  cumplirá  esc  deseo.                         ^^^| 

¿no  le  determinas?  Pues 

ToaiarA.  ¡Hermano,  toquen  alarma:                  ^^^| 

considera  que  á  tu  casa 

muera  esta  gente  roinl                         ^^^^ 

no  has  de  volver  si  primero 

Alonso.    Agora  saco  la  espada                            ^^^^ 

no  haces  mi  gusto. 

para  castigarte.                                    ^^^| 

HA.  (Aparte.)                ¡Mal  naya 

Cab.                                 Huid.                           ^^M 

mi  desdicha  y  no  tener 

Sancho.  ¡Huid  vosotros,  canalla!                     ^^M 

en  aquesta  ocasión  armast 

Rayo  seré  de  esas  vidas.                             ^M 
iM¿ttnlos  á  cuchilladas  Sancho  y  Tori-    ^^M 

io.    Quedaos  vosotros  ahí. 

Vamos,  mi  bien, 
b^                         ¿Esto  pasa?  Upar'f] 
^K^Ellü  no  puede  ser  menos? 
HK^Por  ningún  casol 
DA.                                Pues  vaya 

con  el  diabro. 
10.                        Vamos,  pues. 
1       Loco  voy. 

^^K     (Van  andando,  y  al  pusar  pnr  junto  á 

Cab.  3."    Esos  caballos  desala;                            ^^H 

¡huyamos!                                            ^^H 

Alonso.                   ¿Qué  es  esto?  ¿ahora                ■ 

una  espada  os  acobarda?                          H 

Cab.  i."   ¡Pica!                                                        ■ 
Cab,  3."           ¡Correl                                            H 
Cab.  3.0                    IVuelal                                     ■ 
Alonso.                                ¡Cielos!                          H 

^^Bfn.i  criarfof, 'l'oribia /c  <;ui/a   la  espada  á 

si  no  vengo  injurias  tantas.                        H 
¿para  qué  quiero  la  vida.  <  Vame)               H 

hx.                  ¡Fiera  canalla! 

1        Amansad  vuesos  deseos 

^^H 

con  la  punta  desa  espada. 
Lo.   ¿Qué  internas,  bárbara? 

ESCENA  III                             ^fl 

h 

.Sancho  y  Tomiia.                               ^^^H 

^m            ESCENA  ti 

Sancho.    Al  viento  ligero  igualan;                    ^^H 

^^V      .9a/«  Sahoiio  DfAZ.— Diciins. 

mas  ¿por  qué  culpo  la  suya               ^^H 

^^ 

si  tu  ligereza  es  tanta                          ^^H 

mo.                                             Creo. 

que,  airopellando  respetos                       ^H 

si  la  vista  no  me  engaña, 

de  tu  sangre  y  de  tu  casa,                   ^^M 

'        que  llegamos  á  buen  tiempo. 

como  una  infame  ramera                  ^^^H 

^^^^5o8                                   ukm.smxK'KttvsnpAHbo             ^^^^^^H 

^^H                       tti  &»Il'$  delta  y  te  apartas 

tu  padre  pudiera  ser 

^^m                      de  lu  padre  y  üc  tu  hermano, 

que  no  tu  amante! 

^^M                      desluciendo  con  infamia 

ToHIBIA. 

Ya  es  fi 

^^1                       nuestro  honor?  r>ime:  ^quc  ha  sido 

propia  en  U  hermosura  «i« 

^^M                      dcste  traje  la  niudaiua, 

ol  mal  gusto;  pero  calla. 

^^P                       desta  deshonra  el  origen, 

que  por  dicha  podrá  ser 
que  sin  pensarlo  inossalíja 

^^V                             '=.1.1  humildad  la  causa? 

^H                                 ¡1  delta  ha  sido  ocasión? 

un  padre  que  á  lí  te  quiete 

^^H           1  ijt'irti.x.    ru  iimor. 

como  me  quietó  una  hcrui 

^^H                                                       {liAít  una  rtventncia  ) 

( 

^H        Sancho.                   Aquesta  daga 

ESCENA  IV 

^H                         te  le  sacará  del  pecho. 

^^K                        y  pues  mis  ofensas  callas, 

S«ttn  1 

[Ion  Luí»  can  vara,  0oÍ4  Ama,! 

^H                        ella  me  abrirá  oira  vía 

r  acnmpa  ñamirnlo. 

^^M                        que  me  la  diga. 

Luis. 

1  la  mostrado  la  ciudad 

^M       TonrBiA.                           Si  basta 

su  lealtad  y  su  valor; 

^H                       decirlo,  yo  lo  diré. 

débolas  un  gran  amor. 

^H        Sancho.   Di.  pues,  acaba. 

Ana. 

Es  de  mucha  calidad 

^H        ToiMoiA.                           La  causa 

lo  noble  della. 

^H                         es  muy  larga  para  ahora. 

Llis. 

Pues  no. 

^^K                        E\  vestido,  de  doña  Ana, 

las  reliquias  de  los  godos. 

^^H                       que,  por  gozar  la  ocasión 

de  quien  descendemos  lodo 

^H                       que  ella  venturosa  alcanza, 

de  aqui  su  origen  lomí». 

^^M                      me  le  puse,  que  el  amor 

Para  no  estar  prevenido,     " 
ha  sido  el  recebimiento 

^^M                       del  forastero  que  en  casa 

^H                       estaba,  dempu¿s  que  vino 

muv  cumplido. 

^^H                        ha  metido  tal  cizaña. 

RoDRino 

Estuve  tiento 

^^m                       que  ¿-1  ha  de  ser  mi  marido 

al  aseo  del  vestido 

^H                       cumprióndome  la  palabra 

y  del  tocado  de  aquellas 

^H                        que  me  ha  dado;  aquesto  es  hecho. 

que  delante  iban  bailando 
de  lu  persona,  admirando 

^^m                        aunque  le  pese  á  la  ingrata, 

^^B                       que  por  el  melancoliosa 

algunas  más  que  el  sol  bel 

^H                        tantos  enredos  trazara, 

¡Extraño  traje! 

^^B                        6  no  seré  vo  Toribia. 

Luis. 

¡Extremado 

^B         Sancho.   Calla,  bestia,  que  es  su  hermana. 

Es  la  nobleza  de  Oviedo 

^H        ToBtaiA.  ^Mas  por  Dios? 

esa  que  bailaba. 

^H        Sancho.                            Y  aquesta  noche. 

Ana. 

Puedo 

^H                        el  viejo  á  quien  encardada 

decir  que  no  me  he  alegr»*! 

^H                         la  dejó,  se  la  ha  robado. 

tanto  como  hoy  ningún  di 

^H        TúRiüíA.  ;Qué  me  cuentas? 

RüUBICO 

.  La  Iglesia  mayor  es  cosa 

^m       Sancho.    '                             Lo  que  pasa; 

excelente. 

^H                        á  Oviedo  partió  tras  ellos. 

Lüis. 

Milagrosa. 

^H        ToKiBiA.  ^Y  qué?  ¿es  de  veras  su  hermana? 

Ana. 

^tienlras  que  se  prosesuia 

^^B         .Sasc.ho.   Sin  duda. 

el  recibimiento,  a  mi 

^m         Toi.rniA.                   ¡Válgame  el  cielo! 

las  reliquias  me  enseñó 

^^1                          Parece  que  ahora  el  alma 

v\  señor  Obispo. 

^^B                         por  el  cuerpo  se  pasca. 

HoEil'KilJ 

Y  JO 

^H        Sancho.   Aquesa  yegua  desata; 

también,  señora,  las  vi 

^^M                        vamos,  porque  ho  de  ir  tras  él 

contigo,  y  quedé  admirado- 

^^1                        que  también  á  mi  me  alcanzu 

Lns. 

Es  este  antiguo  sagrario 

^H                         ^ran  parte  de  sus  desdichas. 

un  divino  relicario            ^^ 

^H                         que  á  su  hermana  adoro. 

de  Europa,  á  quien  han  >i<^B 

^m         ToniBiA.                                           Basta; 

Uoma  de  España.               ■ 

^H                         que  baselisco  el  amor 

Ana. 

Si  aqu!    ■ 

^^B                         corrompió  toda  la  casa. 

nuestro  ausente  se  hallara^ 

^^B                         Vamos,  hermano,  que  yo 

con  más  sosiego  goxar*    ^B 

^^B                        ic  sigo  á  Oviedo,  Y  las  sayas 

de  las  grandezas  que  vK    ^H 

^^B                        renuncio  y  en  otro  traje 

Luis. 

Dios  lo  dispondrá;  n<>  •^ÍS*^B 

^^H                         si  c't  mi  querido  se  halla, 

á  nadie  que  hermano  tíeneM 

^^H                        pardiez,  tengo  de  vakllc 

pues  con  eso  previcn«       V 

^^M                         y  en  su  defensa  esta  espada 

aumento  á  nuestras  latigasfl 

^H                        pasará  i  Oviedo  á  cuchillo. 
^H         Sancho.    Vtmnsá  casa,  que  en  casa 

^^^^B 

ESCENA  V    ^H 

^H                          se  dispondrá,  y  á  mi  padre 

S(l!t  JiTAHCMO.— r>triiO^^^H 

^H                         daremos  cucnía  jAy,  doña  Ann. 

^^B                          que  mereciese  tu  iirnor 

^H                         un  hombre  que  con  más  causa 

Jl'ani-ho.  Juancho,  si  vienes  cu^^_ 

sabes  lo  Otos.             ^^H 

ACTO  TERCEHO 


Juantho? 


^\'o  es  aquel 
l)ibimula. 


Aquí 
►láii  a  quien  busco  yo 
tayas  mal  quien  mu  palió 
'  no  fue  clérigo,  si 
lo  vinieras  Juancho  ahora, 
í6lo  de  Bilbao  pruebas, 
al  viejo  vcfdc  ic  llevas 
inlt-'s  que  pasa  un  hora, 
que  gobiernes  infierno, 
^¿íjucréis  algo? 

Para  vos 
^lrai(;o  este.  (¡Juras  á  Dios 
|ue  le  despacho  el  gobierno!) 

[Italt  un  papel  y  tmpuña  la  tspada.) 
¡Juancho,  rRira! 
tHO,  iFucf;o.  fuego, 

en  vosotros!  <qu(J  me  quieres? 
.Llevar  el  diablo  mujeres: 
la  mejor  quemarla  luego. 
¡Dónde  está  mi  hermanor" 
O.  "  Ha  ido 

t       á  cazar  grullas. 

Di  adonde, 
^lo.  Juancho  en  su  vida  responde 
á  mujer. 

^•Tienes  sentido?* 
nio.  A  fe  que  estoy  sospechando 
I        después  que  os  fuisteis  los  dos 
no  digáis,  ¡juras  á  Dios! 
abura,  «habladme  en  entrando» 
¡Bárbaro!  ¿qué  dices? 
,  ¡Cielos! 

^_^Eslo  escribe  y  dice  ans{. 
^■]Av  hijo  amado,  ayde  mt, 
^Hquién  quietara  tus  desvelosl 
^H  (¿fe.)  «S'j  sois  caballero  ni  puede 
^™scr  que  seáis  bien  nacido,  porque 
quien  no  corresponde  á  las  obligacio- 
nes de  serlo,  niega  lo  uno,  deslucien- 
do lo  otro,  Kieine  en  vos;  no  acudis- 
teis á  vuestras  obligaciones,  cosa  que 
no  hicierais  en  tener  buena  sangre. 
Débeos  de  animar  el  verme  persegui- 
do: pero  para  que  os  desengañéis  de 
que  en  cualquier  estado  tengo  el  va- 
lor que  heredé  de  Don  Luis  Hurtado 
de  Mendoza,  mi  ilustre  padre,  os 
quedo  esperando  junto  á  la  cruz  del 
Vierío,  donde  os  guiará  ese  criado. 
Solo  estoy  y  mis  armas  son  una  es- 
pada y  daga:  si  os  pareciesen  pocas, 
traed  las  que  quisiéredes,  y  si  no  os 
atrevéis  solo,  venga  quien  os  acom- 
pañe, que,  siendo  como  vos,  tanto 
monta.  —  Don  l)ief}¡o  Hurtado  de 
Mett¡ioi;ct.y 

¡Bien  haya  quien  le  parió! 
Si  mi  valor  heredaste, 
Diego,  ahora  lo  mostraste. 
¡Qué  resuelto  que  escribió! 
Ks  valiente.  Dios  le  guarde. 
^Vos  me  habéis  de  guiar? 

ICHO.   ■  Si. 


LiMs.        Pues  alto,  vamos  de  aquí, 

que  nu  quiero  que  me  aguarde. 

Aka.         ¿Adónác  vBi? 

I.ijis.  Ai^uivoy. 

JuANc.uo.  ¡Juras  á  Dios,  MZcaíno! 

solo  vas,  viejo,  al  camino, 
muchos  palos  que  Ic  doy. 

[Yante  Don  Luis  y  Juaocbo.) 

BSCENA  VI 
Dú4a  Ana  y  Routoi'O. 

Ana.         Itodrígo;  temblando  qucdu: 
ve  tras  ellos. 

RooRii.o.  Si,  haré, 

y  más  gente  llevaré. 

Ana.         yuc  no  aguarde  tengo  miedo 
•  mi  hermano,  que  es  arrojado, 
y  sin  advertir  razones, 
en  viéndole,  ejecuciones 
dará  á  un  caso  desdichado: 
que  Juancho  me  dijo  agora 
que  é  mi  padre  está  esperando 
en  el  campo;  estoy  temblando. 

KouRiGO.  Pcrdc  el  recelo,  señora. 
que  prevenido  estaré 
para  lo  que  sucediere, 
y  la  gente  que  irujerc 
retirada  dejarc 
para  que,  sin  embarazos, 
se  desengañen  los  dos. 

Ana.         Padre,  hermano,  tráigaos  Dios 

á  mis  ojos  y  á  mus  brazos.  <»''"'»'  > 

ESCENA  Vil 
Saít  DúM  DiKoo  «i/o- 

Basta,  cansada  memoria, 

que  dais  en  jlormcntarnic; 

Cuando  alligidü  juzgaba 

que  si  la  vida  faltaba 

honor  tenia. 

Memoria,  si  la  perdía 

más  vitorioso  quedaba. 

pues  ahora  que  el  honor, 

que  fué  la  prenda  mejor 

que  he  tenido, 

me  la  arrebató  atrevido 

de  la  fortuna  el  rigor. 

memoria,  si  bien  se  advierte, 

acordando  el  trance  fuerte, 

¡que  pesar! 

¡SOIS  la  piedra  de  amolar 

del  cuchillo  de  la  muerte! 

¡Que  una  mujer  que  entendía 

que  en  poco  el  mundo  tenia, 

¡qué  crueldad! 

intentase  sin  piedad 

tan  notable  alevosial 

¡Que  un  noble  me  persiguiese, 

que  la  palabra  me  diese 

y  la  quebrase! 

¡Que  ailigido  me  dejase 

V  que  con  mi  honor  se  fuescl 


ojitn  i_iuM  Lcis  y  Ji;»!iciio.— Dichos. 

DiEóu.      H&pcra  junto  al  caballo 
por  si  fuese  menester. 

JuANCHO. Señor,  el  que  esiá  agraviado 
no  nene  que  hacer  más  que 
en  llegando  metes  mano, 
y  de  primer  antubiún 
el  diablo  llevas  contrario, 
que  salisfación  si  esperas 
no  vales  higo.  (»'«»í 


ESCENA  iX 
biiMiot,  menos  iuAttciio. 

Luis.  Aguardando' 

me  fstá  ya.  Guárdeos  el  ciclo. 

DiEúu.       Hasta  que  pueda  mataros 
solamente  lo  deseo, 
vil  caballero,  que  cuando 
de  vos  me  fio,  mi  afrenta 
ejecutáis. 

Lris.  Reportaos 

y  escuchadme. 

DiEoo.  ¡Qué  diréis! 

¿Que  por  remediar  el  daño 
mayor,  piadoso  trujisteis 
esa  mujer,  que  me  ha  dado 
para  mi  deshonra  el  cielo, 
para  mi  atlicción  los  hados? 
¿Acaso,  preguntóos  yo, 
sois  ini  tutor? 

Lt:is.  El  muchacho 

está  resuello:  ya  es  tiempo 

Ereciso  de  declararnos, 
liego,  veinte  años  ahora... 
DiEOü.      ¿Qué  tienen  que  ver  veinte  años 

con  mi  agravio?"  ¡Vive  el  cielo 

que  debéis  de  haber  pensado 

que  soy  loco!  |Alio,  sacad 

la  espada! 
Luis  Terrible  caso 

será  que  no  me  escuchéis. 
DlK'iO.       Más  terrible  lué  llevaros 

á  mi  hermana.  Acabad  luego, 

¿QUC  os  detenéis?  .Meted  mano. 
Luis  Dij^o  que  veinte  años  ha 

que  por  aquel  desastrado 

caso. 
DiEOü.  ¿Qué  gastáis  arenpasr 

Yo  no  tenf;o  de  escucharos. 
Li'is.         ¡Vive  Dios  que  habéis  de  hacerlo! 
DiEuit.       ¡Vive  Dios  que  he  de  mataros 

si  la  espada  no  sacáis! 

[Sácala  V>on  Diego.) 

Lins.         ¿Vióse  caso  más  extraño? 
El  muchacho  está  perdido. 
¡Alto!  vamos  abreviando. 
¡Hijo  de  mis  ojos!  Yo... 

DiEoo.       ;  Ya  os  acoRéis  al  sagrado 

de  ta  humildad?  Pues  conmigo 
no  ha  de  valcros.  Si  aguardo  i  <;*) 
más  razones,  Cite  viejo 


me  ha  de  -í-'-  -'    "  mi  »f,tk\ 

pierde  la  ü. 

Pues  no  qu..v...  ...cicr  raí 

haber  si  ahora  lo  hacéiv 

(Tírale  y  mete  Uoa  Lvtt  i 

Luis,         ¿Qjuc  es  esto,  ciclos  sagradu 
¡Amado  hijo,  yo  soy... 

Diego.      Un  caballero  villano 
que  cuando  del  me  ñé 
mi  deshonra  ha  intentado. 


ESCENA  X 

Üiet  Rontitúo  dentro  y  lutgo  iait  c>"i  loJt 
pmiiestn  y  embuten  d  Dox  Utmo  — Hk 

R0DRK50.  Caminad  presto,  que  ya 
los  aceros  han  sacado. 
ineniro.)  ¡Favor  aqui  á  !a  j 
Dir.üo.      Con  celada  y  con  engaño 
saliste,  |no  importa! 
2.**  i  Moer»! 

Luis.         Ya  no  he  de  poder  librarlo, 
que  si  declaro  quien  soy, 
no  será  posible  caso 
valcrle;  quiero  callar. 
¡Hola,  prendedlo  ó  matadlol 
3,"  ¡Muera! 

4."  ¡Muera  ó  dése  pr 

Diego.       Ha  de  ser  hecho  pedazos. 

(  Mtttnín  i  c 

LiMS.  Rodrigo,  Rodrigo,  mira 

no  me  lo  hieran,  coreadlo; 
bien  se  resiste,  jay  de  mi! 
Mucho  le  van  acosando, 
parece  que  le  han  herido. 
[Teneos! 

(Saltn  tolfre  él  y  íJ  htrtáo. 
pies  del  padre  y  guita  lat  arm 

DieuO.  ¡Cielos  airados, 

que  me  perseguís!  ¿qué  es 
A  los  pies  de  mi  conirano 
vine  é  caer. 

Luis.  jDeteneos, 

insolente  temerario! 
¡vive  Dios  que  habéis  de  t 
en  un  alto  cadahalso 
vuestra  cabeza!  ¡-«y  de  mi! 
¡Rodrigo,  mira  si  es  alf»ol 

RooKir.o.  En  la  cabeía  es  la  herida. 

Li  is.         ¡Mal  hayan  amén  las  mane 
que  se  lá  dieron!  ¿Qué  es 
¿Estáis  herido?  Llegadlo 
acá. 

DiEoo.  jAirada  lortunal 

Ks  este  el  ultimo  estado 
en  que  pudiste  ponerme. 

Luis.         No  es  nada;  bien  cmplaido 
fuera  el  haberos  abierta 
la  cabeza  y  aun  mataros. 
(No  lo  quiera  Dios.)  Tüm»d_ 

esc  lienzo  y  apreladlo 

en  aquella  herida. 
Diego.  jAh,  pe» 

Li  is.         A  ver  si  csU  bien  «lado: 

llegad  aci,  no  está  bueno. 


ACTO  SEGUNDO 


5ll 


ESCF.NA  XI 

ILTohibia  y  Lucía    ¿t  Aomhrts,  Mtttldás  d  /o 
füii,  Sahcuo  y  Mk.<4uo,  y  Jcahcuo  por  otra 

.  Juras  á  Dios  que  anda  el  díablu 
suclio,  cazolada  tienes 
de  gente  el  viejo  bellajo 
escondida. 

Anda,  Lucía. 
Pardiez  que  son  gUenos  ajos 
ésios. 

¿Q\ié  gente  es  aquesta? 
Justicia  pienso. 

O  me  engaño, 
o  es  Die^o  Hurlado  el  que  llevan 
entre  aquellos  agarrado. 
Padre:  ¿qué  habremos  de  hacer? 
r£so  pudieras  mirarlo 
antes  de  salir  de  casa; 

f»cro  después  de  hecho  el  daño, 
legar,  librarle  ó  morir, 

ya  que  estamos  empeñados, 

íAlio,  puesl  ¡Hola!  ¿á  quién  digo? 

\A  mochachosl  retiraos 

á  aquesta  parle. 

|Oh,  qué  bueno! 

no  queremos  retirarnos. 
^lA.  ¿Reli...  qué?  aguardad  un  poco. 

|Hola,  fariseos!  dadmos 

el  preso. 

Dadmos  el  preso. 

¡Vive  Dios  que  los  villanos 

del  luí?ar  quieren  librarle! 

Quizá  del  ciclo  guiados 

vengan  muy  en  hora  buena, 

¿Qué  es  lo  que  emprendéis,  serranos? 

¿\o  miráis  que  estoy  aquí? 
Hü.    Por  aqucse  mismo  caso 

lo  intentamos. 

¿Qué  es  aquesto? 

¿Sois  locos? 
0.  Locos  6  sabios 

esto  ha  de  ser  ó  sobre  ello... 
IIA.  Suelten  all  hombre. 

Tal  caso 

no  he  visto. 
IIA.  Suelten  all  hombre. 

¡.\h  villanos,  reportaos! 

Mirad  que  el  gobernador 

de  Oviedo  os  está  hablando.  , 
BiA.  iMeniis.  que  no  es  caballero' 

quien  intenta  hacer  agravios! 

,<Yo,  agravios? 

Lo  dicho,  dicho. 
UA.  Claro  está,  que  hcis  de  negarlo 

porque  sois  un...  En  deletu 

suelten  all  hombre. 

En  llegando 

á  las  manos,  tú,  Rodrigo, 

le  suelta,  que  por  milagro, 

á  medida  del  deseo. 

Dios  trujo  esta  gente. 
íMO.  Juancho, 

buen  paliza  se  te  aliña. 

Si  me  libro  de  las  manos 


dul  enemigo  por  tí, 
,uh.  pastora!  que  aunque  extraño 
el  traje  de  hombre  conozco 
tu  valor,  por  los  sagrados 
ciclos,  que  le  he  de  pagar 
mi  libertad,  obligando 
mi  palabra  ai  beneficio. 
Lcis.         iVil  canalla!  ¡Ya  me  canso 
de  sufrir!  ¡hola,  prendedlesl 
si  se  resisten,  matadlos. 

{ Embisten  con  ellos,  y  en  la  rt/rt*ga 
suelta  Rodrigo  4  Don  Ihegp,  y  Toribia  le 
iia  »u  espada  y  dtsciñete  la  honda.) 

Sancho.   ¡Padre,  á  ellos! 
Mendo.  jUijo,  á  ellos! 

JoANcito.  ¡A  ellos  tú  también,  Juancho! 
ToKiaiA,    Pur  ese  lado.  Locia. 

valiente,  ve  espcchonando. 
Ll'cIa.       Ya  le  sigo. 

!.•  ¡Mueran! 

a.»  ¡Mueran! 

{Milenios  los  villanoM  á  cuclitlliJa». 
Salen  por  otra  puerta  Rodrigo,  atidinU 
l>uQ  DicRoy  Uon  Luis.) 

Uno.         t  í>í«'ro)  ¡Ciclos  santos,  gran  furor? 
¿son  rayos  ó  hombres? 

'Hace  que  se  esconde.) 

ESCENA  .\II 


Luis. 
PouRioo. 


Diego. 
Li:JS. 
Diego. 
Luis. 


ToMIUlA. 

DlE<.0. 

TüRIBIA. 


DiEoO. 

ToRIBIA. 
DlEOO. 


Sale  T>o«  Lt-ts.— Dichos. 

Rodrigo: 
haz  lo  que  diré... 

Libraos, 
Diego  Hurtado  de  Mendoza: 
idos,  ya  estáis  desatado. 
Yo  paguré  este  servicio. 
Tcncdle,  que  se  ha  soltado. 
¿Que  me  persigues?  ¿qué  quieres." 
Dios  le  libre. 

( Vane  l^uiJrigo  y  l:>oa  Luis.) 


ESCKNA  XIII 

Sale  ToMiiiiA.— Don  Diego. 

Diego  Hurlado. 
Toribia. 

Pues  ya  estás  suelto, 
loma  esta  espada  en  la  mano, 
líbrate,  no  tengas  pena, 
que  yo  seguiré  tus  pasos 
en  sabiendo  dónde  vas. 
¿Cómo  he  de  poder  pagaros, 
Toribia,  con  una  vida, 
tantas  como  me  habéis  dado? 
.\o  es  tiempo  de  taravillas: 
huid. 

Obedezco  y  parto.  ( Vast.) 

ESCENA  XIV 


Salen  .SANcno  y  Mbnuo,  acuchillándole,  por  una 
parte,  y  por  utrd,  Lccía,  Tombía  y  Juancho. 

Toribia.  Mueran,  ó  dense  á  prisión. 
Sancho,    .^ntes  muerto  que  entregado. 


5ia 


JADME  EN  ENTRANDO 


I  iris. 


JUANCIIO 


Mendo. 
SancHu 


MtNlW. 

Lucía. 

TOPIBIA. 

LucIa. 

JitANCIIO 
t.tJIS. 

Menuü. 


Sancho. 

JllANCtlo 
ToHIBIA. 

LucfA. 


ESCENA  \V 

Siilrn  UuN  Lt'is  y  KoriKiLo. 

¡Teneos,  teneos!  ¿Qai  es  tti|Uc>»lo? 

Duipucs  que  haticis  alcanzado 

el  inlcnio  i  que  venisicis, 

^p'.ir  que  queróis,  icmcrarios, 

abalanzar  vuestras  vidas 

cuando  miráis  allcraJo 

á  Oviedo  y  que  es  imposible 

con  las  vidas  escaparos? 

Daos  y  crccdme,  que  os  juro 

si  por  la  te  de  soldado 

y  por  la  de  caballero, 

por  el  hábito  ouc  traigo 

y  por  la  vida  del  rey 

¡que  };uardc  Dios  muchos  años), 

que  si  os  entregáis  ahora 

debajo  de  la  que  he  dado, 

que  no  recibáis  ofensa, 

antes  protesto  ayudaros, 

puci  sabéis  que  debo  liacctlu 

por  tenerlo  granjeado 

con  las  pasadas  caricias, 

con  vuestro  nuble  agasajo. 

No  le  creas,  no  le  creas 

con  esto  quieres  pescamos, 

y  luego  estirar  el  nuez 

y  allá  vas  con  el  diablo. 

¿Qué  haremos,  hijo? 

Señor, 
si  es  imposible  el  librarnos, 
damos  con  este  sei4uro. 
Sea  anst. 

Ante  lodos  casos, 
señor,  ;soltaron  all  hombre? 
Si,  besfia,  va  le  soltaron. 
i»ues  ahora,  aunque  me  ahorquen, 
no  importa,  ca  quicsti  Juancho. 
.  Más  valiera  no  estuvieras. 
La  gente  se  va  acercando. 
¿Qué  resolución  tomáis? 
De  que  debajo  tu  amparo 
nos  entregamos,  y  advierte 
que  el  que  es  noble  está  obligado 
á  libertar  ¿  su  amigo 
de  semejantes  trabajos. 
Eso  es  cieno;  vamos,  pues, 
entregad  las  armas. 

{Entrégantan  tuduf) 
Vamos. 
¡Ay  doña  Ana,  si  pudiese, 
ya  que  en  tus  soles  me  abraso, 
increcer  un  ravo  del  los! 
Allá  lo  llevas  ¿  Juancho. 
plegad  á  D.os  que  verdugo 
no  le  des  carta  de  paj;o. 
Loca  vov  con  oue  mi  Diego, 
Locia,  se  hava  librado. 
Vü  con  ver  que  en  la  prisión 
tendré,  Toribia,  á  mi  Juancho. 


ESCENA  XVI 


Sttlt  DoR  DiKoo  tuto  fwr  lo  */»■*  <í«i ' 

Ásperos  y  intrincados  Ij 
claro  y  undoso  río 
á  quien  paga  el  rocío 
en  tributos  distintos 
obediente  al  que  debe 
cobrando  el  que  la  nieve 
dcsos  montes  deslila 
cuando  el  invierno  afila 
sus  frígidos  bostezos, 
porque  con  espcreios 
el  sol  mal  abrigado 
sale  á  mvadir  de  luz  el  tcí 
v  la  escarcha  en  sus  faldas] 
perlas  le  ofrece  en  ramos i 
si  lastimáis  mi  suerte 
piedades  lograréis  dándomí 
Algo  cansado  y  afligido  llr 
fuente,  á  vuestra  corrientí 
en  vos,  sed  ardiente 
mitigaré  que  llevo: 
bulliciosa  os  contemplo 
de  mi  inquietud  ejemplo, 
sed  piadosa  conmijío. 
¿Qué  es  esto?  A  mi  encm^ 
en  aquel  risco  veo, 
|ah  infeliz  deseo! 
el  agua  me  persigue 
porque  mi  sed  en  ella  i 
Caballero,  que  esos  n 
quizá  pisáis  por  mi  cat 
para  añadirme  desdichas, 
como  si  á  mi  me  faltaran,, 
bajad,  deccnded  al  llano, 
que  en  él  un  hombre  os  al 
que,  como  nunca  ha  vivií 
no  sabe  cómo  se  llama, 
sólo  sabe  que  la  muetic 
bien  alegre  en  sus  desgrac 
ya  como  cosa  perdida 
ni  le  deja  ni  le  mata. 
Si  acaso  me  conocéis, 

tcómo  no  movéis  las  pt»-. 
lajad.  matadme,  con  esoj 
lendré  vida  y  vos  vengar 

ESCENA  XVIÍ 
Sale  Oot*  Aloiwo.— Do(* 

Alonso.  Caballero,  á  quien  conoi 
para  mi  daño:  dudaba 
hasta  ahora  que  mi  suc 
en  mi  bien  se  conformar! 
cierto  dclla,  aunque  avaí 
me  niegan  paso  estas  raí 
menospreciando  su  ahur 
esculpiré  mis  estampas 

en  la  arena  de  esc  valle, 
V  va  que  iguales  no»  hall 
la'suerte,  pues  en  I»  ml«j 
umbién  es  fortuna  avar^ 
conformes  en  el  cansaní 
iguales  con  las  dcsgrací 


ACTO  TERCERO 


por  lo  menos  no  diréis 
que  os  he  muerto  con  ventaja, 
[.a  soledad  desic  silio 
es  tan  grande,  que  no  se  halla 
que  hayan  violado  sus  hierbas 
hasta  ahora  humanas  plantas. 
Siendo  nobles,  es  forzoso 
que  quede  en  esta  batalla 
el  uno  de  los  dos  muerto, 
si  no  es  que  la  suerte  iguala 
los  sucesos,  y  es  razón 

3ue  aquf  nos  demos  palabra 
e  que  el  que  vivo  quedara, 
que  es  una  facción  hidalga, 
lleve  al  otro  á  que  le  den 
la  sepultura  sagrada, 
y  hasta  tanto  no  le  deje, 
que  será  desdicha  extraña 
que  al  difunto  se  la  den 
una  fiera  en  sus  entrañas. 
Pena  de  mal  caballero, 
si  no  lo  cumpliere... 
D.  Es  tanta 

razón,  que  juro  cumplirlo, 
y  por  que  también  se  haga 
lo  que  la  nobleza  dicta, 
si  llegara  vuestra  espada 
antes  á  mi  pecho,  abriendo 
puerta  por  do  salga  el  alma, 
yo  os  perdono  desde  aquí, 
y  á  la  Aurora  soberana, 
madre  del  Sol  verdadero, 
que  estrellas  lucientes  calza, 
pongo  por  testigo. 
>.  Y  yo, 

y  en  fe  dello  ya  os  aguardan 
mis  brazos. 

(Abrá^anst.) 

SO.  Aquestos  míos 

contirmarán  mis  palabras. 
K      ¡Alto,  pues,  aquesto  hecho! 

Empiece  nuestra  batalla, 
so.    Ya  os  aguardo  con  la  mía, 

meted  mano  á  vuestra  espada, 
b       |Fueite  pulso! 
ioi  ¡Gran  presteza! 

L      ]Rayo  airado! 
kh  ¡Furia  extraña! 

I       Mi  desgracia  estoy  temiendo, 
h      Gran  desdicha  me  amenaza 
|o.    ¡Ah  débil  mano!  rfQué  es  esto? 

^agora  pierdes  las  armas? 
(i:úesttt  la  tspada  de  la  mano,  va  á  ca- 

gtrla  y  dtUrntlt  Doo  IJícgo  y  cúgtU  la  es- 

pada.) 

I.      Teneos,  que  ya  esta  ventura 

Bara  mi  estaba  guardada, 
adme  la  espada. 
K  No  quiero, 

porque  es  necedad  extraña 

dar  armas  al  enemigo 

con  que  logre  su  venganza. 
K>.    Pues  matadme,  acabad  presto. 
íT     ¿Confesáis,  viéndoos  sin  arma, 
I^Lqüe  tengd  agora  en  mi  mano 
^Vvucstra  vida,  y  que  no  hay  cosa 
^"  que  me  lu  impida,  pues  es 

haber  perdido  la  espada 


Alx)kso. 

DiEGO. 

.Alonso. 

DiEUO. 


Alonso. 


Diego. 

Alonso. 


DlEúO. 


Alonso. 
Diego. 


5i3 

despojo  del  vencedor, 
SI  en  ros  ha  sido  desgraciad 
Cuando  yo  quiera  negarlo, 
vuestra  dicha  lo  declara. 
¿Ya  noestiis  muerto? 

Si  estoy, 
más  {^ue  de  temor,  de  rabia. 
Si  estáis  muerto,  perdonadme, 
como  disteis  la  palabra, 
que  el  testigo  que  pusisteis, 
cuya  pureza  sin  mancha 
aduru,  atento  nos  mira, 
á  quien  no  podéis  negarla; 
y  para  que  echéis  de  ver 
que  no  me  incitan  venganzas 
a  que  este  perdón  os  pida, 
tomad,  tomad  vuestra  espada, 
tomtd  la  m(a  también. 

(Dalt  las  doi  upiidat.) 
que  aquí  rendido  os  aguarda 
quien  ya  humilde  no  os  resiste 
cuando  soberbio  os  mataba. 

llUncast  de  rodillas  y  levántale  C(>n  tos 
¿•raxi'X  Hon  A.lonso.) 

¡Oh,  afrenta  de  los  varones 
ilustres,  á  quien  la  fama 
eterniza!  Aquesos  brazos 
me  da  mil  veces,  que  basta 
tu  ^cnerosa  hidalguía 
pafd  que  te  perdonara, 
no  la  muerte  de  mi  primo 
de  quien  soy  parte,  mas  cuantas 
injurias  hacer  pudieras 
á  mi  sangre  y  i  mi  casa, 
y  si  quieres  que  quedemos 
en  facciones  tan  bizarras 
iguales,  dame  la  muerte, 
que  pienso,  con  perdonarla, 
sienclo  imposible  hacer  más, 

aue  no  me  lleves  ventaja, 
orrespondes  á  quien  eres. 
Vamos  á  Oviedo,  que  el  alnia 
acreditará  con  obras 
lo  que  ofrece  con  palabras; 
que  en  León  no  te  está  bien 
entrar  hasta  que,  acabadas, 
estén  estas  diferencias, 
mientras  el  perdón  se  alcanza 
de  su  majestad. 

Amigo, 
tu  favor  me  es  de  importancia 
en  Oviedo,  que  esta  noche, 
si  sus  tinieblas  me  amparan, 
pienso,  cortando  dos  cuellos, 
lavar  de  mi  honor  la  mancha. 
Dispon  de  mí,  pues  soy  tuyo. 
Vamos  pues.  ¡A y  falsa  hermana! 
)ay  aleve  amigo!  el  cielo 
me  deje  tomar  venganza.    {Vante.) 


ESCENA  XVín 

Sattn  Don  Ll-ib.  Tonrai*,  Li;c(a,  M«ndo,  Sancho, 
UoÜA  An*,  RobKir.o,  Juamcmo  y  genlt. 

Lt'is.         Haced  que  se  les  aliñen 
camas  en  aquese  cuarto, 
y  con  la  guarda  bastante, 


HABLADME  EN  ENTRANDO 


Rodrigo,  y  con  el  cuidado 

necesario,  en  su  prisión 

los  icncd,  que  debo  honrar lus 

por  el  buen  alojamiento 

de  su  casa,  aunque  han  andado 

esta  larde  inadvertidos. 

Rodrigo.  De  hacerlo  tendré  cuidado. 

AsK.         \\y,  señor!  ¿vienes  herido? 

Luis.         No,  pero  vengo  cansado. 

Ana.         <Vu¿  lal  refriega  tuviste, 

y  adonde  queda  nni  hermano? 

Li/'is.         Pregúntalo  á  quien  fué  causa 
que  el  escapase  á  mis  manos. 

Asa.         s9"^  ^^  esto?.;ciué  traje  es  esic, 
Toribia,  que  habéis  tomado? 

TüRimA.  Acá  es  un  ciento  de  nueces; 
dejadme:  ios  con  el  diabro, 
que  vuesas  habilidades 
nos  tienen  en  este  estado. 
¿Por  qué  os  huíste,  golosmera, 
y  dejasteis  vuestro  hermano? 

JPANCHO.  Porque  hombre  y  vino  le  quiere 
esta  mujer  de  un  tamaño. 

Ana.         ]Vaya  con  Dios,  qué  os  parece 
cuál  me  ponen  los  villanosl 

.Mbnoo.    No  son  villanos,  señora, 
los  que  estáis  vituperando; 
tan  buenos  son  como  vos, 
que  los  Díaz  asturianos 
no  deben  nada  en  Oviedo 
á  los  más  nobles  hidalgos. 

Luis.        Teniendo  aquesc  apellido 
noble,  yo  no  he  de  faltaros. 
Escuchadme  aparte. 
(Hablan  MtnJoyJion  Luis,  aparte.) 

Ana.  ¡Ay  cielos! 

¿De  qué  estás  tan  triste,  Sancho? 
.Muy  agradecida  estoy 
que  por  librar  á  mi  hermano 
te  pongas  en  tal  peligro. 

Sancho.    A  no  haber  visto  tan  claro 
que  merece  vuestro  amor 
quien  hoy  os  está  gozando 
y  quien  de  mi  casa  os  trujo, 
fuera  poco  por  libraros 
volver  á  Oviedo  en  ceniza, 
débil  Troya  de  mis  brazos, 
y  le  hiciera  por  mi  amigo, 
¡viven  los  ciclos  sagradosl 
matando  á  quien  le  ha  ofendido 
si  no  fuera... 

Ana.  Sancho,  Sancho, 

reportaos,  quizá  algún  d!a, 
cuando  estéis  desengal^ado, 
yo  podré  corresponderos 
y  vos  podréis  sosegaros. 

Lucía.      Juancho,  cansada  me  siento 
y  aquesto  va  muy  de  espacio; 
¿quieres  que  aquí  mos  echemos? 

Juancho.  ¡Dónde! 

LccFa.  En  el  suelo. 

Juancho.  Estar  blando 

mucho  para  mis  costillas. 

ToRiniA.  Quien  tuviera  entre  los  brazos 
á  Diego.  ¡Ay  ausente  mió! 

Lucía.      Gusto  me  hadado  escucharos 
y  conoceros. 


Salen  liott  DiKoo  y  Úox  Aíxttao  y  c»f « 

DiRGo.  A  tiempo 

me  parece  que  llegamos. 
Cerrad  presto. 

Alonso.    Ya  está  hecho: 

la  llave  se  quedó  acaso 
en  aquesta  cerradura. 

DiEoo.       Echad  la  loba;  arrimaos, 
don  Alonso,  en  esa  puerta, 
no  se  alboroten  hidalgos, 
que  aci  estamos  todos. 

Luis.  ¡Ci< 

¿No  es  este  Diego? 

Roi>RiGO.  Soñando' 

estoy.  ¿Y  también  no  advierte 

aue  le  viene  acompañando 
on  Alonso,  su  enemigo.* 

Ana.  Alguna  desdicha  aguardo. 

Toribia.   ¡Ay,  Dicí>o  del  alma  mía! 

JuA.NCHo.  Juras  á  Dios  que  es  mi  amo. 

Di£«io.       .\o  quiero  gastar  el  tiempo 
en  quejas  de  vuestro  t'"*io, 
que  esas  las  publica  el  muífl 
y  por  aqueso  las  callo.     ^1 
Tampoco  quiero  quejarme 
de  aquesa  mujer  que  al  lado 
tenéis,  que  al  Hn  es  mujer, 
y  la  más  fuerte,  de  barro; 
la  pendencia  de  esta  tarde 
tampoco  quiero  acordaros, 
que  aquesa  yo  os  la  perdono, 
pues  por  ella  he  granjeado 
á  don  Alonso  de  Bustos    ^m 
por  mi  amigo  y  por  mi  hetfl 
al  ñn,  yo  no  vengo  á  quejad 
sólo  vengo  á  que  la  mano 
deis  luego  á  aquesa  señora. 
¿Qué  miráis.^  ¿Qué  estáis  dod 
¿Podéis  vos  ser  mejor  que  i  " 
No,  ivoto  á  Dios!  esto  es  U 
vuestra  mujer  hade  ser; 
aqui  estamos  encerrados; 
esta  es  la  llave,  acabemos, ' 
ó  os  haré  tantos  pedazos 
que  en  el  aire... 

Luis.  Caballero, 

escuchadme  y  reportaos. 
En  cuanto  á  ser  su  marida 
eso  no  puedo  negarlo 
que  conque  un  impedimce 
allanéis  fácil,  es  llano 
que  me  casaré  con  ella. 
En  cuanto  haberos  quciado 
de  queá  vuestra  hermana  trui 
respondo,  señor,  que  es  tanto 
lo  que  la  quiero,  que  un  punto 
fuera  imposible  apartarnos 
sin  que  muriera,  y  ansí 
el  amor  en  este  lazo 
me  disculpa,  y  pues  que 
á  cuanto  me  pedis  llano, 
contadme  vuestro  suceso 
con  don  Alonso. 


ACTO  TERCERO 


5l5 


tso. 


:no. 


o. 

IBIA. 


ISO. 


Nu  es  caso 
que  admite  corto  progreso; 
sólo  sabéis  que  obligado 
del  valor,  de  la  hidalguía, 
digna  de  esculpirse  en  mármol, 
de  don  Diego,  á  quien  le  debo 
la  vida,  le  he  perdonado 
la  muerte,  pues  que  soy  parle, 
por  ser  deudo  el  más  cercano 
de  mi  primo,  y  autorizo 
esta  amistad  con  mis  brazos. 
Ya  que  habéis  sabido  aquesto, 
qué  se  ha  de  allanar  sepamos; 
porque  en  habiendo  imposibles 
los  allane  con  mataros. 
¡Santos  cíeles,  esto  es  hecho! 
En  brasas  estoy  temblando. 
En  fin:  ^no  puede  ser  menos 
sino  que  hemos  de  casarnos? 
O  morir  en  la  demanda. 
Pues  alto,  traigan  despachos 
de  Roma. 

Pues  ^para  quéP 
Para  que  se  case,  es  claro, 
una  hija  con  su  padre. 
Dadme  esos  brazos,  amado 
hijo,  que  tu  padre  soy. 
¿.Vli  padre? 

«Habrame  en  entrando.» 
jAy  hijo!  {ay  prenda  querida! 
Dadme  vos  también  los  brazos. 
(A  Alonso.) 

Seré  desde  hoy  vuestro  hijo. 


Diego.      ^Es  posible,  padre  amado 
que  llegue  á  ver  este  día? 

Luis.  Dale  tú  la  mano  á  Sancho, 
Ana,  que  estoy  satisfecho, 
de  que  es  por  linaje  hidalgo. 

Ana.         Con  mucho  gusto  la  doy. 

Sancho.  Yo  estoy  loco  en  bienes  tantos. 

Diego.      Siendo  así,  Toribia  mía, 
según  me  siento  obligado, 
no  hago  nada  aunque  entrego 
ei  alma  con  esta  mano. 

Toribia.  Honor  de  los  zaragüelles, 
aceto. 

LucIa.  Querido  Juancho, 

jquieres  ser  mi  matrimonio? 

Juancho.  Pues  que  tocas  á  rebato, 

Juancho,  ^qué  puedes  hacer? 
]Juras  á  Dios  que  me  caso! 

Diego.  Don  Alonso,  á  mi  prima, 
que  es  un  ángel  soberano, 
te  ofrezco. 

Alonso.  Su  cielo  adoro, 

y  ansí  quedo  bien  premiado. 

Luis.  Por  el  perdón  partan  luego 
de  su  majestad,  y  en  tanto 
te  doy  la  ciudad  por  cárcel. 

Menoo.    Gocéisos  muy  largos  años. 

Rodrigo.  Ya  es  hora  que  descanséis. 

ToKiBiA.  Y  si  acaso  os  ha  agradado 
esta  comedia,  os  suplico 
que  premiéis  nuestro  trabajo 
y  deseos,  con  decirnos 
jvitorl  habladme  en  entrando. 


LA  JOYA  DE  LAS  MONTAÍÍA' 

Jl 

COMEDIA  FAMOSA  ^fl 

[Y  VERDADERA  HISTORIA  DE  SANTA   ORO¡ 
DEL  MAESTRO  TIRSO  DE  MOLINA 


PERSONAS 


El  Rey  de  Aragón. 
FoRTUNio  Gapcís,  principe. 
El  Conde  de  Aznar. 
Mosquete,  f;racioso. 
Leonor,  dama. 
Laura,  criada. 
Un  Angcl. 


EuROsu,  princesa  de  Bohemia. 

CoRNELio,  principe. 
Arci&clu,  obispo. 
Bodoque,  lacayo. 
Atanael,  capitán  moro. 
Tari  TE,  moro. 
Mecot,  moro. 


JORNADA  PRIMERA 


ESCENA  PRLM ERA 
Saltn  Evnosu  y  Booo^ui. 

)t>oQUE.  Yo  lo  pensaré  despacio. 
^Ei'RosiA.  Tu  desatención  me  admira. 
¿No  basta  que  yo  te  ruceo? 

Bodoque.  Sí,  señora;  mas,  |p«r  vida 

de  Bodoquel  que  a  cualquiera 
que  tiene  ley  conocida, 
no  pasando  i  mejorar, 
el  mudar  le  hará  cosquillas. 

EuROSiA.  El  mejorar  en  la  ley 

es  verdad  bien  clara  y  limpia, 
y  pues  razones  no  bastan 
a  postrar  tu  rebeldía, 
basta  ver  que  todo  el  pueblo 
y  aun  el  reino  lo  confirma, 
pues  que  ya  desengañada 
de  la  ciega  ¡dolatria, 
toda  Bohemia  promete, 
con  inspiración  divina, 
seguir  i  Cristo;  ¿y  tú  sob 


con  tan  dañosa  port'ia 
quieres  resistirte,  necio, 
a  tan  soberana  dicha? 
Ya  estuviera  convertido 
si  no  por  aquella  lista 
de  los  mandamientos. 

EuROStA.  iC< 

¿Tanta  gente  convertida 
no  le  mueve? 

Bodoque.  .  No  mu]r  mi 

porque  mi  abuela  decía 
que  de  espacio  se  8rrepi< 
quien  se  determina  aprisa.! 

EuROsiA.  ¿Es  posible  que  no  basunj 
tantas  pláticas  divinas 
de  Metodio  á  convenirte? | 

Bodoque.  SI,  señora;  mas  las  tripes 
me  dicen  que  no  importa 
seguir  aquella  doctrina 
que  me  obligará  á  ayunar. 

EuRosiA.   Esta  ley  es  tan  benigna 

que  súlu  obliga  á  quien  pí 
abstenerse  algunos  dias 
de  alimentarse  á  deshora :{ 
y  quien  con  acierto  mira 
las  cosas  de  Dios,  bien  pi 


JORNADA   PRIMERA 


517 


experimenlar  debidas 

absiinencias  en  la  ley 
í       para  conseguir  la  dicha 
I      de  ser  amado  de  Dios. 
fuR.  Harto  bien  me  soliciía; 

mas  agora,  muerto  de  hambre, 

que  no  he  comido  en  dos  días, 

^cómo  quiere  que  yo  crea 

en  ayunos,  aunque  diga 

que  son  buenos,  si,  al  contrario, 

conozco  por  mi  desdicha 

que  los  días  que  no  como 

no  tengo  mas  malos  días? 
ÜK.  iQué  mal  entiendes.  Bodoque, 

de  aquella  esencia  infinita 
.       los  impulsos  soberanos! 

La  gula  sólo  apadrinas 

para  estorbo  á  tantas  luces 

de  católicas  doctrinas. 

¿No  has  oído  en  el  sermón 

las  historias  repetidas 

de  tantas  dichosas  almas 

aue  con  esta  fe  divina 
e  la  gracia  resplandecen, 
fulgentes  rayos  de  Cintia, 
en  el  cielo? 
UE.  .No  me  acuerdo. 

A.  iQué  neciamente  te  olvidasl 
uc.  |Si  siempre  me  da  el  sermón 
un  sueño  tan  sin  medida! 
Yo  pienso  dar  en  letargo 
si  mucho  más  me  predica, 
tu.  jA  dormir  vas  al  sermón? 

Tu  necedad  me  lastima. 
|Qt;E.  Señora:  con  eso  cumplo 
con  lo  que  el  sermón  decía, 
que  en  latín,  si  no  me  engaño, 
como  á  quien  se  lo  entendía, 
me  dijo:  dormite  jam, 
y  fué  en  mí  moción  tan  viva, 
que  me  convertí  al  instante, 
pues  lodo  el  sermón  dormía. 
►siA-  Tus  necedades  me  cansan, 
y  pues  tan  necio  porfías 
en  resistirte  á  mis  ruegos, 
yo  haré  que  mi  padre  siga 
mi  parecer  y  te  saque 
de  palacio,  (.iparn.)  ¡Luz  divina: 
no  neguéis  vuestro  esplendor 
á  quien  mi  amor  solicita! 
UE.  Ya  parece  que  acá  dentro 
1  me  están  convirtiendo  aprisa. 

l>siA.  Oe  Dios  fio  este  favor; 
un  poquito  te  retira, 
que  á  solas  quiero  quedarme. 
EKjME.  Bien  está;  mas,  tripas  mías, 
si  á  la  cocina  llegare 
no  tendréis  muy  mala  vida.  (V«m.> 

ESCENA  II 

rtiociA  un  rtirato  de  uncrucifiju,  qutttnárá 

en  el  pecho. 

)ftA.  iDívina  luz  de  mis  n)os: 
alumbrad  los  corazones 
que  esián  haciendo  baldones 


de  vuestra  ley;  y  en  despojos 
de  sus  vencidos  arrojos, 
con  la  debida  humildad 
os  doy  mi  virginidad, 
y  con  entera  alición, 
alma,  vida  y  corazón, 
con  pureza  y  castidad! 

ESCENA  III 

Sale  BoDOQVt  corriendo  y  comitnUo  vn  f>eii*%u 
de  carne-  —  Eckosia. 

Bodoque.  Señora:  que  viene  alit 

vuestro  hermano  en  compañía 

del  Obispo  de  Lusacia. 
EuROSiA.  <Qué  querrá  su  señoría? 

¡Oh,  quién  pudiera.  Bodoque, 

diferir  esta  visita! 
Boi>ooutt.  Deben  de  querer  comer, 

que  está  á  punto  la  comida. 
LiiROSiA.  <0u^  *s  esto?  Sucio,  asqueroso, 

¿carne  comes  este  día? 
Bodoque.  Señora:  que  no  la  como. 
EuRosiA.  ¿No  sabes  que  está  prohibida 

por  la  iglesia? 
Bodoque.  SI,  señora; 

mas  acá  dentro,  en  las  tripas. 

tengo  un  rincón  donde  guardo 

esta  poca  fiambrería 

para  alguna  colación. 
EuBOSiA.  |Ah,  que  necia  es  tu  porfía! 

ESCENA  IV 
Salen  Arciiclo,  obitpo,  y  ConK«no.-Dicaos. 

AnciscL.  iCon  qué  espíritu  y  fervor 
el  predicador  inclina 
las  almas  con  santo  celo 
á  proseguir  la  divina 
carrera  de  la  virtud! 

CoRNEi..    Es  Meiodío  quien  aspira 
á  la  salvación  del  alma 
desterrando  idolatrías 
que  en  toda  Bohemia  andaban, 
y  con  eso  se  ejercita 
á  dar  en  pláticas  santas 
el  fruto  de  su  doctrina. 

Arcisci..  a  la  Princesa  he  de  hablar 
y  deseo  que  reciba 
con  cariño  la  embajada 
sola,  en  vuestra  compañía. 
CoRNEL.    El  cuarto  de  Eurosia  es  éste, 
y  mi  hermana  la  que  miran 
como  enojada  mis  ojos: 
sin  duda  estará  ofendida 
de  vernos  aquí,  que  pasa 
en  virtud  tan  fuera  mida, 
que  el  retiro  la  recata 
ó  el  recato  la  retira; 
pero  en  conociendo,  creo, 
hoy  á  vuestra  señoría, 
reconocerá  dichosa 
lograr  tan  buena  visita.— 
¿Hermana  Eurosia? 
AnciscL.  ¿Cornelio? 


^ft            5lB                                                     LA  JOYA  DK  LAS  MONTAÑAS          ^^^^^^^^^B 

^B     CoPNEi..    Dios  te  guaidc,  hermana  mía. 

decirme  treinta  y  tres  raisaü 

^V                      Nuestro  tío  es  quien  desea, 

y  treinta  v  cinco  scrmonct^ 
Klirosia.  ¿Por  qué? 

^H                       asi  Dios  se  lo  permít^^ 

^H                     hablar  con  los  dos  de  espacio. 

Bodoque.                  Poraue  ci  otrodli, 
estándose  espe  u/nando, 

^H     Iv(;rosia.  La  obediencia  solicita 

^^M                     corresponder  cariñosa 

y  hay  quien  dice  tiene  trfti 

^^1                     en  ocasión  tan  precisa. 

porque  está  todo  pelado, 

^H      BubOgUE.  A\iíün  sermunciio  habrá; 

pasó  una  «ve  de  rapiña. 

^^B                       mala  la  verán  mis  tripas 

y  con  furioso  ademán 
le  quitó  la  gorretilla. 

^^M                      si  esto  dura  tanto  6  cuanto. 

^^1     Akciscl.   escucha,  hermosa  sobrina, 

l^-ayósele  luego  al  punto 

^^H                      que,  pues  estamos  á  solas, 

junto  á  casa  de  Llocinda, 

^^1                      antes  que  otra  compañía 

y  ella  que  la  vio  caer 

^^V                     sea  de  la  atención  estorbo, 

á  su  casa  la  retira. 

^H^                       deseo  darte  noticia 

sin  duda  para  limpiarla. 

^H                       de  algunas  cosas  que  á  lodos 

que  la  muchacha  es  mur  üm 

^V                       nos  han  de  ser  du  alegría. 

y  el  oiro  día  cenando 

^^L      Iit;posiA.  jAy,  señor,  válgame  el  cielut 

en  su  casa,  que  por  dicha 

^^B                      Nunca  mi  Dios  me  permita 

me  convidó,  por  mi  suerte 

^^H                      la  menor  inobediencia; 

la  hallé  dentro  una  morcilla,  j 

^^m                     .sólo  quisiera  este  día 

EuRosjA.  ¡Y  que  esa  limpieza  alabes!  fl 

^^P                     servir  al  suelo  de  alfombra 

Bodoque.  ¡Es  para  mí  cosa  rical          V 

^H                       por  las  plantas  que  le  pisan. 
^H      AkciscL'  hstimo  vuestra  humildad. 

EuROsiA.  Va  te  he  dicho  muchas  vccrt 

no  te  ausentes  de  mi  vista        i 

^H       Ki'RosiA.  Ser  vuestra  esclava  es  gran  dicha. 

sin  mi  licencia. 

^H      Ahi:iscl.  Esclavitudes  hay  nobles 

Bodoque.                      Está  bien. 

^H                      que  ensalzan  á  los  que  humillan. 
^H      Ek)UOQUE.  Esto  se  anda  en  cumplimientos, 

EufOStA.  Sepa  vuesa  señoría, 

tío  y  señor,  que  mi  anhelo 

^H                       y  lleve  el  diablo  sus  vidas 

es  conservar,  si  por  dicha 

^^^                       si  el  Obispo  no  anda  á  caza 

pudiese,  en  este  criado 

^^m                      de  alguna  sobrada  mitra. 

la  cristiana  disciplina. 

^^H     Arciscu   Importa  que  ese  criado 

pues  de  sus  primeros  años. 

^^1 

antes  que  mi  madre  en  cJnt; 

^H      Bnuognc.              |Qué  brava  risa! 

de  mi  estuviese,  y  aun  ante! 

^^F                       ^Cuánto  me  dará  que  vaya 

que  de  la  idea  divina 
donde  todos  los  posibles 

^■^                      y  no  vuelva  acá  en  mi  vidaP 

^^^^XoBNEi..    Señor;  este  es  un  criado 

tienen  su  ser.  á  la  dicha 

^^^^■^             que  desde  su  niñez  misma 

de  ser  actual  persona. 

^^^^H                ha  vivido  en  el  palacio 

con  inspiración  de  vida 

^^^^H               de  mi  padre  y  es  la  risa 

la  omnipotencia  de  Dios 

^^^^H               de  toda  la  corte,  y  pienso, 

me  trasladase  propicia. 

^^^^H                según  acá  se  imagina, 

en  servicio  de  mis  padres 

^^^^H                que  por  ser  poco  constante 

estaba  ya  muchos  dias 
sirviendo  de  bullicioso. 

^^^^1                en  lo  poco  á  que  se  inclina. 

^^^^H                y  haberse  vuelto  cristiano. 

y  no  (quisiera,  advertida 

de  su  inocencia,  malogn^^H 

^^^^H               hoy  mi  hermana  solicita 

^^^^H               tenerle  consigo  siempre, 
^^^^B                por  lo  poco  que  en  el  fia. 
^^^^H^ciscL.    ^ucs  quede  acá,  que  no  importa; 

de  ser  cristiano  la  dichc^^H 

Con  este  celo,  señor. 

de  la  virtud  noble  guía, 

^^^^M               (^ue  capacidad  sencilla 

á  las  razones  de  estado 

^^^^H                á  nadie  puede  ofender. 

he  fallado  inadvertida: 

^^^^BoDOQUE.Pues  ganóme  las  albricias 

perdón  os  pido,  señor. 

^^^^H                y  me  quedo.  |Ah,  señora!. 

y  si  vos  mandáis  que  os  $ir» 

^^^^H                ^ir¿  á  avisar  á  Llocinda 

en  cuanto  os  fuera  de  agraii 

^^^^B               c^ue  haga  algún  guisado  nuevo? 

os  servir¿  de  rodillas. 

^^^^KuROsiA.  bn  comida  ó  en  bebida 

Arciscl.  Alzad,  ilustre  ícñora, 

^^^^V              es  todo  tu  anhelo  siempre. 

querida  y  noble  sobrina» 

^^^^H               ^No  es  mejor  oir  la  misa, 

que  en  princesas  como  vos 

^^^^H               acudir  pronto  al  sermón. 

tanta  humildad  no  se  estila 

^^^^H               pegarse  una  disciplina, 

EuaosiA.  De  cualquier  modo,  señor. 

^^^^H               tener  continua  oración. 

á  vuestra  planta  es  debida 

^^^^H               ayunar  algunos  días 

esta  acción.  *■<*'  )¡Ay,  Jesúii 

^^^^B               y  servir  á  Dios  gustoso 

¿Qué  será  esto  i  que  tipira 

^^^|K               con  la  conciencia  muy  limpia? 

mi  lío? 

^      Bonoyi.'E.Todo  aqueso  lo  concedo; 

Abciscl.               Escuc'                !. 

^H                       por  señal  que  el  otro  día 

que,  pues  la  o.                 :2a. 
sobre  cosas  de  impuixancla 

^H                     ci  cura  me  prometió 

^^^v 

PRI.MERA                                                               SlQ              ■ 

^^HPotO'.llablaruü  c^le  día, 

con  una  cierta  embajada                  ^^H 

^Vsi  tflii  diéredes  licencia. 

á  vuestros  padres;  y  creo                  ^^M 

KfA.  Vuestra  voluntad  es  mía. 

que  quiso  honrar  mi  persona            ^^^| 

5CL.  Pongo  toda  mí  embajada 

sólo  por  ser  vuestro  deudo.               ^^H 

en  palabras  muy  sucintas. 

•  Comuniqué  á  vuestros  padres           ^^H 

>su.  |Ah,  Bodoque! 

la  voluntad  del  Supremo                  ^^H 

MjuE.                      Ya  le  eniiendo: 

Pontífice,  y  me  responden                ^^H 

por  Bodoquj  rastra  sillas. 

que  será  el  mayor  contento              ^^H 

{Siéniantr.) 

que  puede  darles  el  mundo               ^^H 

¡tci,.  Bien  sabes.  Princesa  ilustre, 

SI  se  lograre  su  intento.                      ^^H 

aquel  estrago  tremendo 

Importa,  pues,  noble  Eurosia^          ^^H 

de  la  destrucción  de  España 

que  como  tal  os  venero,                    ^^H 

el  año  de  setecientos 

perdone  el  sacro  decoro,                   ^^H 

y  diez  y  seis,  según  dicen 
íus  coronisias  del  tiempo, 

que  sin  ajar  tu  respeto                      ^^^| 

he  de  arrojarme  á  deciros                 ^^H 

y  que  parcial  causa  fué 

que  para  el  sacro  himeneo  ^^H 
Con  Don  Fortunio  Carees,                 ^^H 

de  tan  lastimosos  hechos 

el  rey  inicuo  übitiza 

varón  justo  y  verdadero                    ^^^H 

porque  introdujo  en  el  reino 

y  Príncipe  de  Aragón                        ^^H 

tantas  enormes  costumbres 

os  tiene  escogida  el  cielo.                   ^^H 

contra  Dios  y  contra  el  cielo 

Vuestros  padres  lo  desean,                ^^H 

que,  por  ser  tan  manifiestas. 

y  yo  os  suplico,  rindiendo                 ^^H 

referirlas  es  superfluo. 

mi  persona  á  vuestias  plantas,           ^^H 

Dio  complemento  é  la  causa. 

no  se  malogre  mi  afecto,                    ^^H 

aunque  no  sé  yo  si  es  cierto. 

así  vea  á  vuestra  alteza                      ^^H 

que  aunque  el  mundo  lo  publica 

con  las  dichas  que  deseo.                  ^^H 

}uede  ser  falso  el  concepto, 
íl  rey  de  España  Rodrigo, 

EuROSiA.  jAy  de  mü  ^Qué  turbación             ^^^H 

es  ia  que  tiene  mi  pecho?             ^^^^^ñ 

de  los  godos  el  postrero, 

¡Si  acertaré  á  responder!              ^^^^| 

dicen  que  estupró  á  Florinda, 

Déme  su  favor  el  cielo.                   ^^^| 

[desdichado  atrevimiento! 

Tío  y  señor,  mucho  estimo               ^^H 

hija  del  conde  Julián, 

vuestra  voluntad  y  afecto.                   ^^H 

y  sentido  el  caballero 

(Cielos:  ^he  de  resistirme?)                      H 

de  tan  deshonesta  acción. 

Ángel.     (Dtntro.)  El  fin  es  bueno  y  honesto.       ■ 

pasó  en  África,  con  celo 

EuROSiA.  Una  voz  oigo  que  dice:                              ■ 

de  levantar  escuadrones 

«el  fin  es  bueno  y  honesto.»             ^^M 

de  bárbaros  sarracenos 

Sí  es  el  án^et  de  mi  guarda,               ^^H 

para  destruir  á  España 

que  así  lo  juzgo  y  lo  creo,                 ^^H 

y  dar  al  rey  el  mis  cierto 

bien  podré  yo  dar  el  si                        ^^H 

pago  de  su  vil  acción: 

sin  que  Dios  se  ofenda  de  ello,          ^^H 

y  prosiguiendo  su  intento 

que  si  le  ofrecí  gustosa                     ^^H 

puso  por  ejecución 

mi  virginidad  al  cielo,                       ^^H 

su  bárbaro  pensamiento. 

no  ha  de  permitir  me  falte                 ^^H 

En  España  perseveran. 

valor  para  el  complemento.  ^^H 
Pues  digo,  señor,  que  admito                  B 

¡extraño  rigor  del  cielo! 

de  aquel  pérfido  Mahoma 

lo  que  me  tenéis  propuesto,                    ■ 

las  leyes  y  los  decretos. 

y  me  pena  haber  tardado                        H 

Sólo  se  excepta  Aragón, 

á  resolverme,  pues  tengo  ^^H 
por  cierta  mi  dicha,  estando              ^^H 

que  de  sus  montes  soberbios 

hacen  fortines  que  espantan 

vuestra  persona  por  medio.              ^^H 

los  mauritanos  intentos. 

Arcisci..   Sois  muy  prudente,  sobrina.             ^^H 

defendiendo  valerosos 

El  ROSiA.  ¿Qué  te  parece,  Cornelio?                       H 

la  ley  del  jnanso  Cordero 

G)KNKL.    Yo  estoy,  hermana,  que  adoro         ^^H 

que,  sacrificado  en  aras 
de  aquel  sagrado  madero, 

tan  bien  acertado  intento.                 ^^^| 

Tomar  estado  es  cordura,                 ^^^| 

sacó  á  los  hombres  que  estaban 

diferirlo  no  es  acierto;                         ^^H 

en  el  común  cautiverio. 

vuestra  edad  apenas  entra                 ^^H 

García  Iñiguez,  su  rey. 

en  los  tres  lustros  y  medio,               ^^H 

empuñó  el  sagrado  cetro, 

y  podrá  ya  coronarse                       ^^H 

y  ya  el  segundo  Adriano, 
vicario  de  Dios  supremo, 
le  apadrina  desde  Roma 

del  puro  y  sacro  himeneo;                ^^H 

yo  os  ofrezco,  hermana  mia.            ^^H 

si  no  me  falla  el  aliento,                    ^^H 

i         como  merece  su  afecto. 

acompañaros  gustoso.                       ^^H 

^L    cuya  beatitud  sagrada. 

Arciscl.  Pues  yo  lo  mismo  prometo.             ^^H 

^f    con  amor  y  santo  celo, 

BoDOQUK.  jY  yo  piensan  que  no  iré,  ^^H 
á  darme  entre  burla  y  juego,             ^^B 

'         me  quiso  honrar  con  mandarme 

1         viniese  á  Bohemia  luego 

cuatro  ó  cinco  buenos  días?            ^^H 

Sao 


I.A  JOYA  DE  LAS  MONTABAS 


;rosia.  Con  tale:>  socios  bien  puedu 
ir,  ¡Hermoso  Sol  divino, 
acompañad  mis  deseos! 

Bodoque.  Eslos  deben  ser  los  sucios, 
porque  según  de  mí  pienso^ 
soy  un  hombre  muy  pulido, 
y  crean  que  si  me  afeito 
no  hay  muchacho  como  yo 
para  andar  en  casamientos. 

CoRNEU    De  dicha  tan  singular 

parabienes  me  prevengo. 

Arciscl.  Bien  podéis  creer»  sobrina, 
que  estoy  loco  de  contento. 

EtROSiA.  A  mi  cuarto  me  retiro 

á  dar  i  Dios  lo  que  debo. 

CoRNEL.   Hermana,  el  cielo  os  asista 
y  os  haga  ilustre  dueño 
de  la  corona  de  España. 

AftciscL.  Sobrina,  ayúdeos  el  cielo. 

EuHOSiA.  Adiós,  tío;  adiós,  hermano,  iVasr.) 

ESCENA  V 

Dichos,  menos  Euko&ia. 

BoDoguE.  Ojalá  que  empuñe  el  cetro, 
aunque  me  cueste  de  casa 
lo  que  Dios  quiera  por  ello. 

CoRNEL.    Y  yo,  por  dar  á  mis  padres 
noticias  de  este  suceso, 
voy  al  punto. 

.\i«cisci..  Yo  también 

soy  nuncio  de  su  contento.  (Vamr.) 

Bodoque.  El  Obispo  se  hace  Nuncio; 
¿cómo  puede  ser?  Mas  cierto 
que  debe  andar  á  la  parte 
de  la  ganancia,  y  por  eso 
en  lo  público  es  Obispo, 
pero  Nuncio  en  lo  secreto; 
para  ganar  las  albricias 
corro  por  llegar  primero.    {Vast.) 

ESCENA  VI 

SaUn  íí  CoKDB  d>  Aznak  y  Mosvüete  tnrainandu 
¡at  espadas. 

Conde.     Mejor  van  descalabrados 

de  lo  que  yo  presumí. 
.Músq.       Escondámonos  aquí 

por  si  vienen  más  soldados 

de  estos  morazos.  iQuc  fiero 

iba  aquel  calzaparrillas! 

jAy,  pobres  de  mis  costillas! 
Conde.     ¿Adonde  vas,  majadero? 
MosQ.       A  esconderme  aquí. 
CoNüE.  Pues  ¿cAmo? 

¿qué  temes,  si  estás  conmigo? 
MosQ.       Temo  siempre  que  te  sigo 

porrazos  de  tomo  á  lomo. 

Apenas  los  dos  herejes 

seguiste,  cuando  vinieron 

seis  ó  siete,  que  me  dieron, 

sin  que  de  mi  honor  te  quejes, 

mil  cuchilladas  aqui. 
CoNDB.      Pues  ¿por  eso  has  de  esconderte? 

Villano,  has  de  ser  muy  fuerte 

ó  jamás  irás  con  mi. 


|Ay,  Leonor,  extraño  casoí 
Cuando  Marte  más  me  bus 
el  niño  dios  mis  me  ofusc4. ' 
iQue  me  quemo,  que  me  at 
Hermosísima  Leonor: 
¡que  veloz  mi  amor  se  fri^ai! 

MosQ.       Pues  arrójale  en  el  agua 
si  tienes  mucho  calor. 

Conde.     ¡A  y,  Mosquete,  cúmo  ignora 
del  niño  ciego  tos  tiros! 
Son  envenenados  giros 
de  Circes  encantadoras. 
¿Quién  como  yo  desdichado 
tiene  de  que  se  quejar? 

MosQ.       La  triaca  puedes  tomar 
por  si  estás  envenenado- 

Conde.     ¿No  sabes  que  una  mujer 

es  de  mi  alma  hermoso  nichu 

MosQ.       Pues  si  nunca  me  lo  has  dicl 
¿cómo  lo  puedo  saber? 

Conde.     Leonor,  aquella  ingrata, 

con  su  desdén  me  atropella: 
Leonor  es  la  centella 
que  con  incendios  me  maii;^ 
Leonor  es  por  quien  vivo 
amante  de  sus  rigores, 
y  entre  estos  mis  ardores 
muero  de  su  amor  cautivo. 

MosQ.       i  Jesús  y  qué  disparates 

en  tu  grave  pecho  caciert 
¿Agora  en  tiempo  de  ^ucrri 
con  mujercillas  combates? 
Dices  que  Leonor  te  mata, 
que  ella  tiene  tu  alma  viva, 
ella  dices  te  cautiva 
y  te  favorece  grata; 
todas  son  contradiciones 
de  una  loca  fantasía, 
y  si  das  en  la  manía 
de  tan  necias  presunciones, 
¿qué  diablo  te  ha  de  entenc' 

Comde.  Damas  hay  de  mucha  estir 
mas  como  mi  hermosa  prif 
no  tiene  el  mundo  mu|cr. 

.MosQ.       No  me  espanto  estés  tao  lie 
por  esa  dama  Leonor; 
mas  presumo  que  su  honor 
llevarás  aún  al  infierno. 

Conde.     Siempre  á  mi  gusto  te  opones 
con  muy  toscas  necedades. 

MosQ.  Pues  si  va  á  decir  verdadei. 
soy  tu  amigo.  ¿Qué  disponet? 

Qinde,  Importa,  Mosquete  amigo, 
si  quieres  darme  consuelo, 
que  aqueste  papel  de  un  vt 
le  lleves.  ¿Estás  conmigo? 

MosQ.      Sí,  señor. 

Conde.                    Pues  mira.  adv¡erl#J 
que  si  al  príncipe  topares 
no  le  digas  mis  pesares, 
porque  fuera  darme  muefll 
Toma,  vete.  ífíaU^! 

MoSQ.  Ya  ten 

me  voy  haciendo  á  tm  >ti 

('oNDK.      ¿Porque? 

MosQ.  .Nunca  puedo  S(t 

ni  segundo  ni  primero. 


Cuando  el  amor  es  honesto 
nú  es  deshonra  fomentarle. 
Hu«  yo  imagino  obligarle 
honestamente,  y  con  fsto 
me  llaman  todos  Mosquete, 
que  es  algo  más  que  alcabuz; 
pero  en  mí,  por  esta  cruz, 
que  es  lo  mismo  que  alcahuete. 
{Vait) 

ESCENA    Vil 
Et  CoMbs  tolo. 

el  sol  por  el  cielo  luminoso 
íes  pardas  de  oro  perfilando, 
11  luz  los  montes  matizando 
el  campo  su  zafir  hermoso. 
E  pasa  su  curso  muy  furioso 
do  la  quietud  solicitando 
Iro  mundo  que  voceando 
e  pide  su  esplendor  hermoso, 
ampaña  salgo  defendido 
tes  rayos  de  mi  estoque  ardiente 
I  se  rinde  el  bárbaro  vencido, 
ando  de  el  descanso  solamente 
Un  instante,  torpe  mí  sentido 
imete  el  amor  eternamente. 


ESCENA  Vm 

^ale  MoigOETK  corriendo.— Dtcuo. 

Señor,  el  Rey  viene  aquí 

y  el  Principe,  no  sé  á  qué: 

á  Leonor  no  la  topé 

en  su  casa,  y  advertí 

lo  que  después  te  diré. 

No  quisiera  que  me  vieran 

ocioso  en  esta  ocasión, 

que  al  verme  asi  coligieran 

de  mi  semblante,  ó  tuvieran 

sospechas  de  mi  pasión. 

¡Ay,  que  llegan! 
I,  Ven  conmigo; 

abrevia  el  paso,  apresura. 

Kn  cualquiera  conjetura 
I      como  sea  huir  te  sigo. 

^P         ESCENA  IX 

topan  á  LtoNon  y  Laura  que  *a/rn.— Dichos. 


¡Ay  cielos,  y  qué  ventura! 
«'Adonde,  Conde  y  señor."* 
^'adonde  vais  tan  de  prisa? 
¡A y  de  mí,  bella  Leonor! 
Tocando  al  arma  es  forzoso 
dar  alas  á  mi  valor. 
Siempre  vais  muy  ocupado 
en  negocios  de  la  guerra. 
'^on  mucho  ardor  abrasado, 
5S  que  hoy  mi  pecho  encierra, 
"me  tienen  puesto  en  cuidado. 
Vamos  luego  sin  tardar, 
porque  llegan,  ¡voloá  Cristol 
Sin  ti  me  voy  ¿  penar. 


ESCENA  X 

Saltn  el  Rkt  y  tt  l*Rlm:rPK.— Dichos. 

LcoNOi».    Ya  no  os  podéis  apartar, 

purque  entiendo  que  os  han  visto. 

Reír.         La  fortuna  se  mejora, 
pues  en  este  mismo  día 
la  victoria  da  alegría 
y  otra  nueva  me  atesora 
el  bien  que  mis  convenía, 
Pero  ¿no  es  aqueste  el  Conde? 

CoNOC.      A  vuestros  pies,  gran  señor, 
postro  mi  alma  y  mi  valor. 

Rey.         a  mis  brazos  corresponde 
vuestra  lealtad.  ¿Leonor? 

Leonor.    Señor,  postro  agradecida 

mi  humildad  á  vuestras  plantas. 

Rey.         Levanta. 

Príncipe.  Prima  querida: 

belleza  tan  recogida, 
¿cómo  sale  á  tuces  tantas? 

Leonor.    Acaso,  señor,  salí 

á  divertir  un  cuidado 
con  esta  criada,  y  vi, 
sin  saber  que  estaba  aquí. 
al  Conde  con  su  criado. 
Y  Mosquete,  ¿también  fué 

a? 


Rey. 
Mosy 


á  la  campaña.' 

Acomete 
como  uo  rayo,  porque  sé 
que  no  vale  mi  amo  un  ce 
sino  va  con  él  .Mosquete. 

RcY.  Las  gracias,  Conde,  os  doy 
de  la  victoria  pasada. 

Conde.      Vuestro  leal  vasallo  soy. 

Pníst.iPE.  .Muy  asegurado  estoy 

del  valor  de  vuestra  espada. 
.No  sin  causa  el  mundo  ludo 
de  la  guerra  os  llama  rayo, 
pues  con  valeroso  modo 
sois  venganza  del  rey  godo, 
del  sarraceno  desmayo. 

CoNDR,      A  vuestro  lado,  señor. 

cualquier  soldado  es  valiente. 

PrIncipe.  Con  solo  vuestro  valor 
ha  de  extinguirse  el  furor 
de  aquel  bárbaro  insolente. 

Mosg.  Tomad,  Leonor,  esta  carta 
que  un  caballero  os  envía; 
perdonadme  la  osadía, 

3ue  el  oficio  me  descarta 
e  cualquiera  cortesía. 

Lco.NOR.    Sin  saber  de  quién,  la  tomo; 
mas  el  corazón  advierte 
cuyo  es  el  papel,  de  suerte 
que  adivina;  no  sé  cómo 
mis  disimulos  acierte. 

PrIncipe.  ^Cúyo  es  el  papel? 

MosQ.  ¿Señor? 

Príncipe.  A  mi  prima,  ¿quién  le  escribe? 

.Mosy.  Otro  primo  que  aauí  vive, 
que  es  pariente  de  Leonor, 
y  sus  despachos  recibe. 

Príncipe.  ¿Quién  con  tanto  atrevimiento, 
sabiendo  que  yo  la  adoro, 
se  arroja  á  tener  intento 
de  escribirla? 


52Í 
MOSQ. 


LA  JOYA  DE  LAS  MONTAÑAS 


¿Hay  tal  cuento?* 

Ayer  lo  supe  de  coro 

y  hoy  á  vistas  no  lo  sé. 

Yo  pienso  que  lo  escribí, 

y  turbado  me  engañé, 

que  el  papel  de  Laura  fué, 

aunque  á  Leonor  le  di. 
Conde.      íH*y  desaiención  igual? 

¿May  simple  como  Mosquete? 

Aparta,  bruto,  animal. 
MoSQ.        Eso  tiene  el  alcahueie 

que  sirve  tan  puntual. 
Príncipe.  ¿No  es  éste  vuestro  criado? 

¿cómo  es  tan  inadvertido? 
Rey.         ¿Qué  es  aquesto? 
Conde.  Cielo  airado, 

¿en  Qué  os  tengo  yo  ofendido? 
Leonor.  Mal  Mosquete  lo  ha  entendido. 
PhIncipe.  Del  semblante  conocí, 

prima,  del  papel  el  dueño. 
Leonor.    Señor,  nunca  presumí... 
Príncipe.  No  es  tiempo  de  dar  aquí 

satisfacción  del  empeño. 
Rey.  ítetiraos  á  esotra  parte, 

que  á  solas  tengo  que  hablar 

con  Foriunio. 
MoSQ.  ¡Lindo  azarl 

Vamos,  Laura,  que  contarte 

quiero  lo  que  has  de  estimar, 

(.4  una  partt  ti  Rey  >"  Foriunio,  <t  oira 
ti  Conde  y  Leoaor  y  á  otra  Mosquete  y 
Laura.) 

Rey.         Fortunio,  el  retrato  es  ésie; 
contempla  la  hermosa  cara 
de  Princesa  tan  ilustre 
y  de  Reina  lan  cristiana 
para  que  cases  con  ella, 
que  es  la  dicha  más  extraña. 
Él  Principe  de  la  Iglesia 
con  santo  celo  te  llama 
dichoso  esposo  de  Eurosia, 
de  cuya  virtud  la  fama 
por  todo  el  orbe  e.xtendida 
sus  perfecciones  esmalta. 

PhIncipe.  ¿Qué  es  esto,  cielos  divinos? 
]Qué  pintura  tan  bizarra! 
¿Puede  haber  más  perfección? 
Ninguna  pienso  la  iguala 
en  cuanto  calienta  Febo 
ni  en  cuanto  Neptuno  baña. 

CoNOE.      Y  en  tanta  ausencia,  mí  bien, 
¿puede  haber  alguna  falta? 

Leonoh.    Soy  bronce  en  esta  materia, 
soy  noble  y  tan  obligada 
á  cumplir  Ío  que  prometo, 
que  antes  quedare  sin  alma 
q^ue  sin  tus  memorias  viva. 

Rey.         Ks  su  pintura  extremada. 

Príncipe.  iQué  humildad  tan  excelente! 

CoNDB.      Logro  de  mis  esperanzas 

serás,  mi  bien;  mas  es  cierto 
me  voy  con  tristeza  tanta 
que  aunque  dentro  el  corazón 
te  llevo,  joyel  del  alma, 
temo,  lay  de  mí!  perderte. 

LtONOR.    |Y  que  poca  confianza 

hoces  de  mi  noble  pechol 


Conde.     Fio  muchu  en  tu  const 
pero  no  en  amor,  que  e*  i 

Leonor.    Tus  intenciones  son  clansc 
ya  estás  entendido,  Conde. 
¿Quieres  que  contigo  vají 
hecha  enternecida  Venus, 
disfrazada  en  fuerte  Palas 
aunque  muera?  Desde  aquí 
no  tengo  de  estar  en  Jaca. 
contigo  tengo  de  ir  siempre, 
siempre  he  de  seguir  tus  pijniis. 
soldado  he  de  ser  vállenle 
en  la  más  cruel  campaña 
que  el  más  tirano  enemtip) 
ordenase,  y  con  mi  lanza 
he  de  hacer  tales  estragos 
y  he  de  ser  tan  arrojada, 
que  pueda  perder  la  vida 
para  que  puedas  contarla 
entre  las  que  se  perdieron. 

Conde.     Tente,  tente,  que  me  maias;f 
perdona,  hermosa  Leonor, 
de  tus  enojos  la  causa. 

MosQ.  Pues  hable  claro,  señora. 
Diga  usted,  señora  Laura: 
¿ha  tenido  nunca  amor? 

Lacra.  Sunca  estuve  de  eso  falta 
después  acá  que  te  vi. 

MosQ.       .N'o  estás  mucho  enamorada 
cuando  no  me  das  un  beso. 

Laura.     Vaya  en  mucho  enhoramali 
qué  es  un  picaro. 

Mosg.  No  tal. 

¿por  pedírtelo  me  tratas 
de  esta  suerte?  Pues  ya  sé 
que  tienes  alguna  falla. 

Laiíra.     ¿Yo  falta?  Mientes,  villano, 
que  de  todo  estoy  sobrada- 

MosQ.       Por  lo  menos,  sí  de  lengua; 
mas  de  juicio,  ¡calabaza! 

Príncipe.  Al  original  me  apelo, 

pintura  hermosa  dc\  alma, 
que  me  provoca  el  pincel 
á  ser  amante  idolatra. 

Rey.         Dichoso  serás,  Fonanio, 
si  con  tu  mano  &e  enlaza 
la  de  esta  Prince$a  ilustre, 
y  es  muy  evidente  y  clara 
tanta  dicha,  porque  el  cieto 
es  quien  aboga  esta  causa. 

Conde.     Sé  que  el  í*ríncipc  te  adora 
y  su  mano  soberana 
se  llevará  la  que  el  cielo 
crió  para  mi  desgracia. 

Leonop.    No  llevará,  que  primero 
ha  de  ser  mi  pecno  aljaba 
ú  túmulo  de  una  flecha 
para  que  me  quite  el  alma: 
y  si  no  estuviera  aquí 
el  Rey,  mi  señor,  miraran 
en  mi  mismo  corazón 
la  verdad,  y  si  faltara 
instrumento  para  abrirme 
el  pecho,  con  esta  espada, 
jvive  el  cielo! 

Conde.  No  te  inquiclf 

que  el  Principe  tus  palabrat 


1 

^^V^                                     JORNADA 

PRIMEKA                                                          523  ^^^^H 

r 

atiende,  aunque  divcrlido 

Rey.         Valeroso  Conde  amigo:                        ^^^H 

[ 

en  lu  que  su  padre  le  habla. 

sobrina  Leonor  amada:                        ^^^H 

y  el  Bey  llegará  á  entender 

dadme  alcores  norabuenas:                   ^^^H 

de  tu  semblante  la  causa 

mientras  que  gozaba  el  alma                ^^^H 

1 

de  lu  justa  alteración, 

se  está  previniendo  alegre                      ^^^H 

porque,  convenida  en  nicar, 
naces  lu  mejilla  rosa 

á  la  dicha  más  extraña.                        ^^^H 

1 

Esta  es  célebre  sin  duda,                      ^^^| 

lo  que  fué  azucena  blanca. 

pues  hoy  mi  Fortunio  ensalza             ^^^| 

f 

Pues  toma  aqueste  pellizco. 

sus  estados  y  persona                           ^^^| 

porque  no  me  digas,  maña, 

á  divinidades  altas.                                 ^^^H' 

que  jamás  te  he  dado  cosa. 

La  princesa  de  Bohemia,                      ^^^1 

i. 

¡Ay,  Jesús,  que  me  maltratas! 

en  hermosura  y  en  gala                             ^H 

No  te  trato  sino  bien. 

luciente  sol  que  en  grandeza                      ^|| 

V- 

¡I. os  diablos  lleven  tu  alma. 

al  del  Olimpo  aventaja,                               ^H 

que  el  corazón  me  has  sacado! 

ha  de  casarse  con  él,                             ^^^J, 

» 

Va  estás  descorazonada. 

que  asi  lo  dispone  y  manda                  ^^^H 

k. 

¡Picaro,  necio,  insensato, 

el  Pontíñce,  y  presumo                        ^^^H 
que  será  esta'dicha  tanta                           ^H 

avestruz:  aparta,  aparta. 

que  si  no  fuera  tener 

que  sólo  con  este  medio                      ,^^^H 

en  mi  presencia  á  mi  ama. 

ha  de  quedar  ensalzada                   ^^^^^1 

te  diera  trcinie  reveses! 

la  fe  de  Cristo,  á  pesar                    ^^^^^H 

(. 

Yo  á  ti  treinta  bofetadas. 

de  la  bárbara  canalla;                      |^^^^^H 

Mk. 

¿El  á  mi? 

porque  la  virtud  de  Orosia             _^^^^^H 

f. 

Y  ¿por  qué  no? 

merece  ser  colocada,                      ^^^^^1 

A  ella  y  ¿  todas  cuantas 

según  la  tama  publica                    ^^^^^H 

me  enfadaren,  ¡voto  á  Dios! 

y  según  el  mundo  aclama,             ^^^^^H 

y  aun  aqui  si  más  me  enfada, 

más  allá  de  las  estrellas,                     ^^^H 

le  daré  á  la  muy  puerca 

siendo  en  la  celeste  estancia                ^^^H 

más  de  veinte  mil  patadas. 

blandón  hermoso  de  tuces                   ^^^1 

U. 

Huien  á  patadas  detiende 

á  cuyos  rayos,  turbadas,                      ^^^B 

con  una  mujer  su  causa 

se  avergúencen  las  febeas                          ^H 

no  es  digno  que  siendo  bestia 

puestas  en  su  misma  patria.                  ^^^| 
PpírfCipE.  V  si  consigo  esta  dicha,                        ^^H 

lleve  ceñida  una  espada. 

{Ouitait  la  espacta  y  dale  \ 

y  si  esta  dicha  alcanza                      '  ^^H 

1 

;Toma,  picaro,  bufón! 

mi  corazón,  nadie  dude                        ^^^| 

i 

¡Aqui,  señor,  que  me  mata! 

que  ya  la  fortuna  avara                       ^^^H 

ilPE 

¿Qué  es  aquesto? 

es  pródiga  en  este  día,                                ^H 

K. 

|V¡ve  DiosI 

pues  la  más  hermosa  dama                  ^^H 

¿Mosquete? 

que  en  Bohemia  resplandece,               ^^^| 

)I». 

¿Qué  es  esto,  Laura? 

por  inspiraciones  altas                        ^^^| 
na  de  ser  esposa  mia.                             ^^^1 

A- 

Señora:  aqueste  criado... 

• 

Señor:  aquesta  criada... 

V  si  mira  á  luces  claras                        ^^^1 

». 

Que  es  más  negro  que  avestruz. 

ese  rutilante  Febo                                 ^^^H 

» 

Que  es  más  bestia  que  una  parda. 

que  desde  la  esfera  cuarta                    ^^^Hl 

IPE 

Cesen  estas  competencias. 

hace  diáfanos  los  aires                          ^^^|| 

¿Quién,  desatento,  profana 

con  sus  madejas  doradas,                          ^H| 

el  sagrado  de  mi  padre? 

hecho  de  la  hermosa  Cinlia                       ^H 

}• 

Este  dimoño  de  Laura. 

amante,  sino  idolatra,                                  ^| 

U. 

Lse  picaro  embustero. 

la  hermosura  de  esta  Reina,                        ^| 

lOR. 

Laura:  vuélvele  esa  espada. 

la  virtud,  donaire  y  gracia,                          ^Kt 

IS. 

Toma  esa  espada,  Mosquete. 

aunque  celeste  criatura.                              ^H 

L 

Venga. 

no  fuera  mucho  ostentara                          ^Hi 

Tome;  mases  harta 

envidia  de  la  grandeza                          ^^^i 

desdicha  que  lleve  esloque 

cuanta  hoy  mi  amor  aguarda.             ^^^H 

quien  puede  llevar  albarda. 
Alguna  vez  nos  veremos 

Conde:  Leonor:  sin  duda                     ^^^| 

i 

de  vuestro  cariño  esmalta                    ^^^H 

f 

los  dos  solos,  zarpa  á  zarpa. 

en  mi  pecho  la  atención                       ^^^H 

Cipe 

.  Siempre,  Mosquete,  has  de  ser 

debida  á  tanta  esperanza.                     ^^^| 

1 

cjuien  busca  todas  las  causas 
de  inquietud,  y  muchas  ve^cs 

No  puedo  negar  que  tuve                     ^^^H 

algún  tiempo  á  la  argentada                 ^^^H 

se  vuelven  veras  tus  chanzas. 

decha  de  aquel  niño  dios                      ^^^1 

»p. 

La  necedad  de  Mosquete 

una  sujeción  extraña.                           ^^H 

y  desatención  de  Laura 

Y  pues  ya  el  tiempo  permite                      ^M 

piden  perdón,  pues  se  debe 

perdonen  las  nobles  canas                         ^M 

de  posesión  esa  gracia. 

de  mi  padre  aqueste  arrojo,                        ^| 

¿iPE 

.  Por  vos,  hermosa  Leonor, 

que  yo  declare  la  causa                             ^| 

í 

¿qué  mármoles  no  se  ablandan? 

de  mis  inquietos  suspiros                          ^H 

LA  JOVA  r»K 


CONOK. 


Conde. 


y  de  mis  coniinuas  ansias, 

y  digo,  que  á  Leonor,  mi  prima, 

con  atenciones  Un  castas 

como  en  ti  sacro  himeneo 

se  sacriHcan,  miraba, 

por  ser  la  que  en  sangre  noble 

á  la  mía  más  se  iguala: 

y  no  dejé  de  advertir 

con  desabridas  palabras 

desprecios  de  la  grandeza 

que  con  mi  mano  heredaba 

afectos  que  sólo  nacen 

de  virtud  más  soberana 

que  la  corona  y  el  cetro; 

y  tuvo  sospecha  el  alma 

que  de  otro  nuevo  amor 

os  llevó,  prima,  arrastrada 

la  inclinación  amorosa 

que  á  muchos  hace  idolatras. 

hl  Conde,  prima  Leonor, 

es  quien  ilustra  y  levanta 

el  árbol  de  la  nobleza 

que  conservan  las  montañas; 

nadie  con  mejores  prendas 

puede  pretender  la  gracia 

de  vuestro  sagrado  afecto, 

y  advertir  que  mi  esperanza, 

que  yerta  algún  tiempo  estuvo, 

quedará  muy  bien  pagada 

siendo  el  Conde  quien  consiga 

la  posesión;  pues  mi  alma 

aspira  ya  deseosa 

á  la  unión  más  soberana 

con  sacrosanto  himeneo 

de  la  más  noble  bohemiana. 

Por  tanto  favor,  señor, 

goce  vuestra  Alteza  larga 

vida,  y  á  pesar  del  mundo, 

tanta  bárbara  canalla 

Eosire  su  cerviz  altiva 
vuestras  cristianas  plantas. 
El  orgullo  de  los  moros 
temo,  que  de  su  arrogancia 
puedo  presumir  no  fallan 
á  daros  nueva  batalla. 
E.  De  la  divina  piedad 
tengo  tanta  coníianza, 
que  ha  de  volver,  si  lo  mienta, 
con  la  cabeza  quebrada. 
Si  hasta  aqu5  he  sido  Conde, 
en  adelante  mi  espada 
ha  de  conquistar  de  Marte 
la  enrona  soberana. 
Ven,  Fortunio;  vamos,  Conde. 
Leonor,  sobrina  amada, 
quedaos  con  Dios. 

Norabuenas 
me  doy  i  mi  misma  tantas 
de  las  dichas  que  previene 
de  aquella  infinita  estancia 
la  divina  Omnipotencia 
á  vuestras  ilustres  casas. 
No  va  malo  esto,  por  Dios; 
ello  va  de  buena  dala; 
yo  rabio  ya  de  contenió 
SI  es  que  él  Príncipe  se  casa. 
Pues  <quc  interesas.  Mosquete.^* 


Mosi.í.       Oigan,  que  se  quema  L» 
que  me  casaré  contigo 
si  te  enmiendas. 
Laura.  ¡Noramala 

para  el  picaro  bufónl 
Mosg.       \K}iié  lindamente  me  trata! 
Laura.     ¿En  qué  delitos  me  ha  hallad 
Mosi?.       A  fe  que  si  yo  te  hallara 
U  primera  al  escondite, 
que  pagaras  la  ganancia. 
Lai  hk.     ¿Qué  dominio  tiene  en  mt? 
Mosg.        Mira,  no  te  enojes,  Laura, 
que  eso  lo  echaré  por  coste 
y  lo  tomaré  de  gracia. 
Lai:i«a.     Ño  me  trate  de  esa  suene 
si  conmigo  quiere  chanzas, 
ni  me  aplique  sus  mentiras. 
Mosg.       Lsas  no  te  saben  malas, 
porque  si  digo  verdad, 
las  verdades  siempre  amarga 
Rey.         Vamos,  que  deseo  dar 

estas  nuevas  á  mi  Urraca. 
Príncipe.  Adiós,  divina  Leonor. 
Leonor.    Vuestra  Alteza  con  Dios  »»r 
Conde.      Adiós,  dueño  de  mi  vida. 
Leonor.    Adiós,  Conde  de  mi  alma 
Conde.      Yo  cumpliré  mi  prom 
Leonor.    Yo  cumpliré  mi  palabra. 
Conde.      ¿Irás  conmigo? 
Leonor.  Sí  iré. 

CoNUK.      Mas  ¿adonde? 
Leonor.  A  la  campañi. 

Mosg.        Adiós,  Laura;  ya  me  enucndrt. 
Laura.     Adiós  digo,  y  eso  basta. 

(Vanst  /üICJ^<H/^roti>o^ «•*/•*** J 
lúi  damas  por  otra.) 


JORNADA  SEGUNDA 


ESCENA  PRIMERA 

Salen  4tan*el,  cfl/uMn.  Takifi  >•  Mscot, 
soldados,  cun  upadat  y  raitUi. 

Atanasl. 
¡Que  tenga  el  montañés  airevimienii) 
en  su  favor  para  que  glorioso 
triunfe  de  mí  con  excesivo  alíenlo! 
¡tJh.  pesia  á  mi  fortuna,  qué  gozos« 
ha  de  estar  el  cristiano,  y  qué  contení') 
de  quedar  contra  tantos  victorioso! 
Pues  con  razón,  al  ver  huir  mi  gente, 
)o  quedé  amedrentado  y  él  valiente 

Tabife. 

No  hay  espantar,  señor,  que  se  oí  hü' 
tantos  soldados,  que  en  las  s 
no  pudo  asegurarse  oue  clk 
en  número  más  hombf'  '^•>^ 

que  en  el  aire  sonaban  i  '  ' 

un  número  mayor,  y  si  no  aujas 
poroi;o  nuevo  rumbo  tanta  avudí, 
temo  que  con  encanto  nos  Mcudt. 


JORNADA  SEGUNDA 


5a5 


Atanacl. 
ruadrón  que  yo  traia, 
corncias  valerosos 
icida  iníaniiTia 
m  escuadras  belicosas, 
gentil  caballcria, 
is  naciones  n^ás  famosas, 
los  cuando  al  fuerte  ladu 
me  hallé  acuartelado 
s  de  Aragón  corriente 
lisiiano  las  trincheras»? 
Aznar,  el  más  valicnic, 
nes  y  banderas 
y  de  toda  nuestra  gente 
liados  sus  riberas 
los  muertos,  que  ios  peces 
re,  y  aun  caliente  á  veces. 

Mecot. 
en  el  aire  parecían 
a  exterior  los  gobernase, 
50  en  nuestra  gente  hacian, 
ninguno  se  escapase. 

Tarife. 
to  creo  que  tenían 
tro  valor  amedrentase, 

Atanael. 
ianaüal;  la  fortuna 
i&n  día  de  mí  luna, 
:é  el  atrevimiento 
con  dos  mil  soldados. 

Tabike. 
poca  gente  es  lo  que  siento; 
ya  quedan  castigados 
OS  casares  con  que  al  viento 

y  quedan  abrasados 
inoniañcscs,  que  en  manojos 
cenizas  y  despojos. 
Mecot. 

Es  cristianos  la  matanza 
o  en  nuestra  gente. 

Voces.  (t)ic*n  dentro.) 

¡Fuego!  jFuego! 
Atanael. 
( la  sangre  la  venganza. 
Voces.  (Dicen  dentro.) 
tta.  el  casar,  remedio  luego! 

Tarife. 
ivor  con  arrogancia. 

Mecot. 
ya  ningún  sosiego. 
Atanaiíi.. 
mos  andan  alierados; 
aré  por  mis  soldados, 
evenid,  por  si  escaparen 
tañeses  valerosos 
vesas  Ígneas  se  encontraren, 
los  castigos  tan  penosos, 
tan  confusos  nos  toparen, 
grienlos  y  furiosos 
ros  dieran,  ya  advertidos 
s  que  causan  sus  gemidos. 


TAHire. 

A  tu  lado  he  de  estar,  que  aunque  viniese 
García  Iñiguez  con  tanta  gente 
cuantos  vasallos  su  poder  tuviese, 
yo  sólo  venceré  su  ardor  valiente. 

.Mecot. 
V  aunque  aquel  mismo  conde  faesc 
que  en  la  campana  anduvo  tan  ardiente 
y  acá  viniese  lan  desesperado, 
no  le  temiera  por  seguir  tu  ladu. 

Atanael. 
De  vuestro  gran  valor  dais  gran  testigo 
y  del  marcial  estruendo  hacéis  alardes. 

MoSQUET«."lí>'"  dtníru.) 

Del  ciclo  os  venga,  infames,  el  castigo: 
luterianus.  apostatas,  cobardes. 

ESCENA  li 
Salt  .MoSQUSTE,  cuHerta  de  cfn^^a.— Dichos. 

Mosquete. 

Aunque  me  han  de  matar,  las  tropas  sigo. 
¡Jesús,  San  Lcsmes  y  qué  malas  tardes 
se  me  previenen!  Hoy  estos  morazos 
las  costillas  me  harán  á  mi  pedazos. 
Tarife.    ¡Detente,  traidor,  aleve! 

Dime:  ¿quién  eres  villano? 
Mos<:i.        ¡Ay  de  mí! 
TABirE.  Habla,  inhumano. 

MosQ.       Sov  el  dimoño  que  os  lleve. 
Atan.        Matadle,  pues  que  profana 

esc  cristiano  insufrible 

mi  decoro,  y  es  posible 

no  qu^de  sangre  cristiana. 
Mrcot.     ¡Muere,  traidor! 
MosQ.  ¿Yo,  porqué? 

¿qué  culpa  le  tengo  yo, 

si  mi  amo  los  mató.*^ 

Yo  no  lo  vi  ni  lo  sé. 
.\tan.        Déjale,  por  ver  si  acaso 

es  oculta  centinela; 

pregúntale  con  cautela. 
MosQ.       Ksie  será  el  primer  paso, 

sin  duda,  de  mi  pasión. 
Tarife.    ¿Quién  eres,  dime,  soldado? 
MosQ.       L"n  hombre  que  paso  á  vado 

por  el  río  de  Cedrón. 
Mecot.     Di  quién  eres,  majadero. 

si  no  te  mato  al  instante. 
MosQ.        Téngase,  no  se  adelante, 

que  entrar  al  huerto  es  primero. 
Tabike.    Este  se  burla  de  mí, 

pues  muera. 
M0SV.1.  No  me  ha^a  mal: 

¿puede  haber  desdicha  igual 

que  quiera  empezar  así? 
.\tan.       La  vida  puedes  ganar 

si  la  verdid  confesares. 
Mosv>       Que  se  queman  los  casares 

te  confieso  sin  tardar. 
.Atan.       ¿lian  muerto  algunos  soldados 

en  las  ardientes  pavesas? 


LA  JOYA  DE  LAS  MONTA J 


Mosy. 


Atan. 
L'nos. 
Atan. 


Máidc  veinle  moniañesas» 

y  monlañcses  honrados 

más  de  ciento;  porque,  heridos 

de  la  campaña  pasada, 

les  diste  cura  abreviada 

con  cauterios  encendidos. 

Pues  ¿cómo  escapar  pudiste 

de  aquel  voraz  elemento? 

Tengo  grande  entendimiento 

para  prevenir  un  chiste. 

(bfniro.)  ¡No  se  escapen  por  abajo, 

ocupad  esas  florestas! 

¿Qu¿  voces  serán  aquestas? 

{Hcntro.)  |Cu¡dadocon  el  atajo! 

listos,  sin  duda  soldados 

son  del  cristiano  que  vienen 

á  ver  si  vengarse  pueden 

por  ellos  y  los  quemados. 

Valor  nos  infunde  Marte 

para  resistirnos  fuertes. 

Hoy  he  de  hacer  dos  mil  mucrics, 

si  Alá  está  de  mi  parte. 

A  prevenir  nuestra  gente 

vamos  al  punto,  que  creo 

será  menester,  pues  veo, 

si  mi  corazón  no  miente. 

un  valeroso  escuadrón. 

Tan  buena  ocasión  na  pierdo. 

Lanzada  de  moro  izquierdo 

te  atraviese  el  corazón. 

¿Y  este  picaro  insensato 

dejamos  con  vida  aqui? 

Déjalo,  que  importa  asi. 

Pues  démosle  de  barato.   (Danlt.) 

¡Ay  mi  cabeza  rompida! 

¡Que  me  matan,  mi  señor! 

¿Quien  le  puede  dar  favor? 


ESCliNA  Mí 


Salen  ti  PniHCirü  y  el  Co.tOB,  con  tapadas  danudat. 


Tarike. 
MOSQ. 

Mecot. 

Atan. 

Mkcot. 

MosQ. 

ITAN. 


Conde. 
Príncipe. 


<IONDE. 

PnlNí-.ir'E. 
Mos^i. 

Atan. 
Taíike. 
Met:oT. 
MosQ. 

Atan. 

A\üSQ. 

T.yMB.: 
At\n. 

I.  US  DOS. 


Yo,  y  te  quitaré  la  vida. 

¡Oh  traidora,  vil  canalla! 

¿con  fuego  queréis  ven^jaros? 

Ea,  Conde,  que  ya  es  tiempo, 

venguemos  estos  agravios. 

{Acomitenst  á  cuchillad»!  crisUanot  y 
moros.) 

Hoy  seréis,  cobardes  moros, 
de  mi  fuerte  espada  el  blanco. 
¡Bravamente  se  resisten! 
Pues  ríndanse  los  borrachos 
ó  si  no,  los  mato  al  punto. 
Valientes  son  los  cristianos. 
Ya  me  canso  en  resistirme. 
De  resistirme  me  canso. 
Con  aquesta  zambullida 
si  no  se  me  huyen  los  mato. 
No  falle  el  valor,  amiftos. 
¡Vive  Dios  que  llevan  jacos! 
.  No  podemos  resistirnos. 
Pues  huyamos. 

Pues  huyamos. 


ESCE.N.A   IV 
Dicho»,  menos  lux  .Monor 

MusQ.       Esto  si  que  va  de  vera^: 

¡por  Dios!  huyen  como  galg 
iqué  sangrienta  está  mi  cspi 
Yo  les  haré  con  los  diablos 
que  se  acuerden  de  Mosquct 
más  de  cuatrocientos  años. 

Príncipe.  ¿Qué  es  aquesto,  Conde  am 

¿Ya  nos  han  dejado  el  camp^ 

Cunde.      ¿A  quién  faltará  valor 
animándose  al  sagrado 
del  lado  de  vuesa  Alteza 
para  coronar  con  lauros 
las  repetidas  victorias 
de  nuestros  antepasados.^ 

Príncipe.  Con  vuestra  ayuda,  á  mi  v« 
ni  el  más  cobarde  soldado 
tiene  que  temer  ruina 
si  le  ampara  vuestro  lado. 
De  vuestro  valor  confio 
que  antes  de  tiempo  rauj  U 
sujetareis  la  cerviz 
de  este  bárbaro  tirano; 
id  á  recoger  la  gente 
que  está  esparcida  en  el  can 
y  dad  órdenes  que  importen 
como  sabéis;  yo  me  parto 
á  dar  la  nueva  á  mi  padre 
del  suceso  ya  pasado 
y  dar  el  trcudo  debido 
á  la  quietud  y  al  descanso. 

Conde.     A  vuestra  Alteza  dé  el  cido^ 
.    de  vida  un  largos  años 
como  deseo,  y  al  punto 
cumpliré,  con  el  cuidado 
debido,  en  todo  aquello 
que  me  dejáis  ordenado. 

Príncipe.  Asi  lo  fio  y  lo  creo- 
Adiós.  (y»*t) 


ESCENA    V 

Dicnos,  menos  ti  PrCnci^b. 

CoKüE.  Adiós,  luego  parlo. 

Vamos.  Mosquete.  jAy  de  i   _ 
que  Leonor,  si  no  me  engaño, 
intrépida  y  arrojada 
salió  varonil  al  campo 
por  sólo  satisfacerme 
los  recelosos  agravios 
que  le  ocasione,  celoso 
del  grande  amor  obligado 
que  le  tengo,  sin  que  otra 
ocasión  me  hubiese  dado, 
que  es  su  perfección  divina*! 
y  por  abreviar  el  paso, 
con  el  Principe  sali 
á  la  defensa,  avisados 
de  los  que  en  cenizas  yacen 
cadáveres  sepultad'--- 
del  luego  que  el  ci 
aplicó,  ¡rigor  extra:.. 
á  los  casares  y  albergues 


JORNADA  SEÜUNDA 

^^^^^^^a^^^B 

de  los  heridos  soldados: 

que  el  cielo  ha  dado  á  los  hombres         ^^H 

y  pues  no  pude  esperarla 

y  mayor  cuanto  más  sabios.                   ^^H 

ni  ella  seguir  mis  pasus, 

aquí  se  acabó  mi  vida                             ^^^| 

vamos,  que  cnire  mis  suspiros 

y  aquí  lambiC-n  se  acabaron                   ^^^| 

ia  podrá  topar  mi  llamo. 

mis  esperanzas,  que  al  lin                       ^^H 

Y  también  Laura  con  ella 

cayeron  hechas  pedazos;                             ^| 

debió  salir;  vamos,  vamos. 

he  de  perder  el  sentido                                 ^| 

Mas  oye,  stñor,  adviene 

si  no  vengo  tus  agravios.                             ^| 

que  si  á  cazarlas  andamos 

Lronor. 

Espera,  espera,  mi  bien,                               ^| 

por  »er  conejas,  será 

no  me  dejes  en  el  lazo                                  ^| 

menester  algún  azado. 

de  mis  mortales  congojas;                     ^^^k 

>     jPor  que  lo  dices,  Mosquete? 
Porque  esta  noche  he  soñado 

vida  se  va  acabando.                        ^^^| 

Conde. 

Antes  el  vital  aliento                               ^^^| 

que  un  morisco  cazador 

me  falte  que,  desdichado,                           ^^k 

It'S  echó  el  hurón  alzado, 

vea  empañar  esos  soles,                                 ^| 

y  si  esto  es  verdad,  sin  duda 

llore  mi  desdicha  en  tanto.                           ^| 

que  las  dos  han  renegado. 
»     Deja  chanzas,  que  yo  estoy 

MosQ. 

V  tú.  Laura,  ¿estás  herida?                    ^^^B 

¿Hate  alguno  maltratado                       ^^^H 

de  sus  desdichas  temblando. 

de  los  moros?                                       ^^H 

Lauka. 

También  tengo  ^^^H 
mi  poquito  de  trabajo.                          ^^^| 

ESCENA  VI 

.MOSQ. 

1  Ay,  desdichado  de  mii  ^^^| 
Pues  ¿qué  venías  buscando?  ^^^| 
^por  donde  tienes  la  herida?                  ^^^^ 

taoKoa  y  Lacra  4t  camino  con  ttpetdat.^ 

Dichos. 

di  me,                                                      ^^^1 

LiVLHA. 

Por  abajo.                           ^^^^k 

1,    ¡Válgame  el  cielo  y  qué  fin 

MosQ. 

Sí  tiene  la  herida  cura                          ^^^H 

'      á  mis  desdichas  has  dadol 

yo  voy  por  un  cirujano.                       ^^^H 

,jr)ui¿n  me  trajo  tanto  malP 

Lalha. 

Ño  vayas,                                              ^^^| 

Conde,  causa  de  mis  daños, 

MosQ. 

Pues  no  voy,                  ^^^| 

dime  si  ya  estás  contento. 

que  si  te  mucres  acaso  •                               ^| 

í.      ¿Que  estoy  oyendo  y  mirando? 

estoy  de  pesares  lleno;                           ^^B 

;Ks  esta  alguna  ilusión.'' 

mas  ya  se  me  va  pasando.                   ^^^^1 

^Estoy  durmiendo  ó  velando?" 

Leonoíi. 

¿Conde?                                              ^^H 

¿Es  Leonor  la  que  se  queja? 

CONUE. 

¿Leonor,  mi  bien?                 ^^^| 

lt.    La  misma. 

Leonor. 

lAydemil                                          ^^H 

El  alma  me  ha  dado 

Conde. 

Yo  voy  volando                 ^^^^ 

sospechas  que  estás  herida. 

á  buscar  algún  remedio,                       ^^^| 

¿Eres  Leonor? 

que  mi  amor  presume  hallarlo,            ^^^| 

•.                         Soy,  ingrato, 

para  dar  vida  á  los  dos.                         ^^^H 

una  mujer  desdichada, 

Lbonoh. 

Detente,  reporta  el  paso.                         ^^^| 

i  quien,  por  quererte  tanto. 

ya  no  es  menester  ri-medlo,                   ^^H 

hoy  han  quitado  la  vida. 

que  cuanto  dije  es  engaño                     ^^H 

;.     .¡Qué  dices?  Estoy  turbado. 

para  conocer  tu  amor.                                H 

nCómo  quedo  yo  con  vida? 

Co.NDE. 

¿Engaño?                                                    H 

Tenia,  Mosquete,  en  los  brazos 

Leonor. 

¿Qué  estás  dudando?                    ■ 

mientras  voy  tras  e!  traidor. 

No  estoy  herida  ni  soy                                 H 

«.   [A  buena  ocasión! 

tan  necia,  que  me  he  guardado                   H 

Pues  ¿cuándo 

de  los  peligros  muy  bien.                            H 

con  más  razón?  ¿Qué  locura 

MosQ. 

¡Hay  embuste  más  exlrañol                          H 

con  pecho  desesperado 

Conde. 

Temblando  estoy,  ¡vive  Dios!               ^^M 

te  llevó  á  morir,  mi  bien? 

MosQ. 

Pienso  que  han  resucitado,                   ^^^H 

¿t.uál  fué  el  bárbaro  tirano 

porque  todas  las  mujeres                       ^^^| 

que  quitó  á  la  tierra  el  sol, 

tienen  astucia  de  gatos.                          ^^^H 

escureciendo  los  rayos 

Pues  yo  me  acuerdo  haber  visto           ^^H 

con  que  esos  divinos  ojos 

agora  cuatro  ó  diez  años,                      ^^^| 

le  estuvieron  alumbrando? 

con  una  herida  de  á  gemc                     ^^^| 

jOh  quién  te  hubiera  creído! 

á  una  mujer  de  los  diablos,                  ^^^| 

que  el  dejarte  fué  pensando 

y  no  hacia  caso  de  ella                          ^^^| 

que  no  habías  de  atreverte 

aunque  se  iba  desangrando.                 ^^^| 

á  salir  conmigo  al  campo. 

Leonor. 

Pues  ¿pensabas  tú  que  habla                |^^H 

que  si  imaginara  yo 

de  ponerme  á  los  Mechazos                   ^^^H 

que  amor  le  obJigara  tanto. 

de  un  turco  por  tus  celos                            ^| 

antes  perdiera  mil  vidas 

ni  por  mi  amor?  ¡Malos  añosl                     ^| 

que  dejarte  de  mi  lado. 

Pero  di,  si  me  querías.                                  ^| 

antes  sufriera  mis  celos. 

como  agora  lo  has  mostrado,                     ^| 

con  ser  el  mayor  cuidado 

^ 

y  si  sabes  que  mi  pecho                                H 

LA   JOYA  OE  LAS  MONTAÑAS 


GíNDE. 


Leonor. 

CONOli. 


Leonor . 


MOSQ. 


Laura. 


lost;. 


LAt-|*A. 


Mosg. 


u>  uicuuiiasUble  mármol, 
^cútno  permiitsie,  necio, 
quo  comido  fuera  al  campu? 
¡Ay,  Leonor,  hermoso  dueño! 
Mi  corazón  abrasado 
se  sabe  fraguar  sospechas 
<ie  celosos  agasajos. 
Nunca  hay  celos  sin  amor. 

Y  si  los  hay,  son  villanos. 
.Mis  celos  nacen  de  amor 
que  es  divino  y  soberano, 
como  lo  publica  el  alma 
con  este  amoroso  abrazo. 
Quita  allá,  que  las  mujeres 
sufren  desprecios  amando, 
y  siendo  amadas  se  vengan 
de  los  pasados  agravios. 
No  me  quisiste  en  salud, 
pues  me  dejaste  en  el  campo 
para  blanco  de  los  turcos, 

y  cuando  me  estoy  quejando 
¿e  que  me  muero,  me  dices 
requiebros  enamorados. 
^Qué  tenemos  las  mujeres 
que  muertas  os  agradamos^ 
¿Cuál  hombre  no  llora  entonces? 
l'sio  corre  muy  de  llano, 
que  es  más  linda  la  mujer 
que  no  vive  más  de  un  año. 
¿Qué  es  esto,  bella  Leonor»' 
kl  aliento  me  has  quitado 
segunda  vez  con  desprecios. 
Merecido  es  este  pago 
á  quien  me  llora  difunta 
cuando  viva  me  ha  dejado 
en  peligros  de  perderme. 
Dice  bien,  y  es  caso  extraño, 
después  de  muchas  pendencias, 
ver  un  viudo  muy  barbado 
llorar  por  una  mujer, 
y  con  los  ojos  muy  bajos 
decir:  «¡Ay  de  mi,  mezquino, 
qué  presto  se  me  ha  acabado 
el  consuelo  de  esta  vida! 
Hijos  míos,  iqué  temprano 
seos  ha  puesto  el  sol!  jAy  Díosl» 

Y  sabido  bien  el  caso, 
era  una  mujer  á  quien 
por  horas  mataba  á  palos. 
Así  hicieras  tú,  bribón, 

si  á  mi  me  hubiera  enterrado 
la  chusma  morisca,  jayl  crcu 
que  aun  no  hicieras  tanto 
como  llorar  por  saber 
que  quedaba  agonizando. 
.No  llorara,  Laura  mia; 
pero  te  dijera  un  salmo 
con  Requies  y  con  proj'undis, 
que  te  llevara  volando 
adonde  los  taberneros 
van  á  pagar  sus  milagros. 
Por  vida  mía  que  tienes 
habilidades  del  diablo; 
no  íiara  en  ti,  Mosquete, 
ni  en  tus  promesas  un  claso. 
¡Por  vida  de  mis  cabellos! 
No  tienes  por  qué  jurarlo. 


Laub.x. 

MOSQ. 


Laura. 

COKDE. 


Leonor. 


Conde. 


MosQ. 


que  no  son  esos  cabritos 
tuyos,  Laura. 

Sí,  son  míos. 
No  son  tuyos,  es  engaño: 
porque  yo  sé  por  muy  cicrtí 
que  esos  cabellos  rizados 
son  de  la  mujer  del  baile 
que  murió  hace  cien  años. 
¡Mal  haya  quien  no  te  quila 
las  narices  a  bocados! 
Vamos,  Leonor  hermosa, 
nueva  Palas,  que  al  asalto 
primero  que  diste  al  pecho 
más  varonil  y  esforzado 
le  venciste.  Vamos  luego, 
que  si  en  pláticas  estamos, 
el  campo  queda  sin  orden 
y  sin  guía  los  soldados. 
No  hay  de  qué  tengas  tcm< 
No  le  tengo  ya  á  lu  lado; 
gocemos  de  los  despojos 
que  dejaron  en  el  campo; 
lú  de  los  que  en  él  venciste 
y  yo  de  los  que  has  dejado 
cuando  le  das  por  vencido 
Ser  vencido  de  tus  manos 
tengo  por  mayor  victoria 
que  las  que  tuvo  .Alejando. 
Vamos  todos,  que  en  pillar 
no  me  ha  de  ganar  el  diabl 

ESCENA  Vil 


SaUn  EuRociit,  Arcisclo,  CoM.vii.ioy  I 
de  camino. 

CoRNEL.   Aquí,  hermana,  en  esta  alf( 
de  hierba  y  flores  te  a&icnii 

EuROSiA.  No  pienso  quedar  contenta 
hasta  que  la  fresca  sombra 
de  los  montes  aquiíancs 
me  dé  el  contento  y  veniun 
gozando  de  su  frescura 
con  los  humildes  cristiano». 

Arciscl.   El  coche  parad.  Lorenie, 
en  esas  verdes  florestas. 

EuRosiA.  (fQué  avecillas  son  aqueste 
que  cantan  tan  dulcemente 

CoRNEU    Aquel  es  el  ruiseñor, 
que,  con  música  suave, 
á  su  consorte  !•  sabe 
referir  su  tierno  amor. 
Aquella  vid  abrazada 
en  (I  ¿lamo  frondoso 
pinta  un  bosquejo  glorioso 
de  insensible  enamorada. 
Aquella  copiosa  fuente, 
obligada  de  su  amor, 
se  despeña  con  rigor 
por  ser  su  Narciso  ausente. 

Arciscl.    Todn  lo  crió  el  Señor 
en  el  cierno  Paraíso 
con  tal  perfección,  que  qui! 
enseñarnos  con  tnintor. 
Contempla  a.,  -ill» 

que,  en  gorjt>i  üdoi 

siendo  vida  de  \o%  prados. 


JORNADA  SEGUNDA 


>39 


compone  dulce  capilla. 

Aquel  arroyuelo  amante 

que  se  despeña  furioso, 

de  tu  vista  muy  giorioso, 

ic  baila  el  agua  delante. 

Por  darte  entretenimiento 

hacen  todos  maravillas, 

fuentes,  tlores,  avecillas, 

sin  tener  entendimiento. 
*•  jAy  de  mi!  ^-Cómo  resiste 

mi  corazón  tanto  halago? 
L.    En  jamás  me  satisfago 

si  estás  cansada  6  estás  triste. 
i..    Rn  esta  margen  frondosa 

de  este  bruñido  arroyuelo, 

que  corre  para  ser  hielo, 

galán  fino  de  la  rosa, 

te  sienta. 
¡A.  iNada  divierte 

mis  penas;  lodo  me  cansa. 

El  agua  que  corre  mansa 

va  murmurando  mi  muerte. 

Aquel  pájaro  jilguero, 

que  gorjerillos  levanta, 

es  algún  cisne  que  canta 

por  mí,  porque  cisne  muero. 

¡Ay  de  mi! 
L.  ^Por  qué  suspira 

vuesa  Alteza? 
th.  Nt)  lo  sé. 

Triste  voy  porque  dejé 

á  mi  hermana  Draomira. 
u.    Pues  Draomira,  ^no  es,  hermana, 

aquella  gentil  aleve 
la  que  á  matarle  se  atreve? 
lA.  Si;  mas  es  por  ser  cristiana. 

b.   Luego,  ¿deseas  morir? 
L.  Por  la  fe  de  Cristo,  hermario, 

perder  la  vida  un  cristiano 

¿no  es  morir  para  vivir? 
¡lU.   Claro  está. 
lUE.  Ella  desea 

ser  ahorcada;  pues  á  fe 

que  no  la  siga  si  se 
,      que  por  las  horcas  pasea. 
|lA>  Uejadme,  que  no  reposo. 
tu.  Pues,  señora,  ¿en  este  dia 

tienes  tal  melancolía 

cuando  le  espera  lu  esposo? 
HA.  Aun  por  eso  es  mi  dolor, 

que  temo  que  no  me  adora. 
iu.  ^Oe  qué  lo  sacas,  señora? 
íiA.  Solamente  del  temor 

que  le  tengo;  mas  un  rato 

me  quisiera  ahí  apartar, 

que  quiero  comunicar 

con  su  pintura  ó  retrato. 
IL.    |0h,  gracias  á  Dios  del  cíelo 

que  muestras  algún  cariño! 
tUE.  Ya  parece  que  el  dios  niño 
t       la  ha  puesto  en  algún  desvelo. 
UA.  Descansad  un  poco  en  tanto 

que  yo  cumplo  mi  deseo, 
tu.    Aún  dudo  lo  que  veo; 

¡guíenos  el  cielo  santo! 
(Apárlase  Eufosid  y  saca  un  rttratii  de 

un  Cntcljijo  y  otro  de  la  Virgen.) 

pUBDlkS  DE  TIRSO    DE  MOLINA. — TOMO  U 


ArciScl.    be  esta  mujer  me  itmi, 

según  tan  triste  venia, 

que  jamás  se  lograría 

nuestro  intento,  y  pr^umi 

de  su  virtud  que,  con  celo 

de  ser  mártir,  deseaba 

quedar  en  Bohemia  y  daba 

una  rica  joya  al  cielo. 
CoRNEL.    Agora  ya  no  hay  dudar 

que  determina  casarse. 
Bodoque.  Eso  no  puede  dudarse 

de  cuantas  saben  hablar. 
CoRNBL.  Ya  todo  el  mundo  atesora 

norabuenas  para  mi. 

Sentémonos  por  aqui 

para  ver  cómo  enamora. 

(Siintanse  y  Euroita  se  pone  4e  rodi- 
llas.) 

EuaosiA. 
Dulce  Señor,  enamorado  mío, 
¿adonde  vais  con  esa  cruz  pesada? 
Volved  ol  rostro  á  una  alma  lastimada 
de  que  os  pusiese  tal  su  desvario. 

De  sangre  y  llamo  entre  los  dos  un  rio 
formemos  hoy;  y  si  á  la  vuesira  agrada, 
parlamos  el  dolor,  y  la  jornada, 
que  de  morir  por  Vos,  en  Vos  confio. 

¡Ay,  d'vino  Señor  del  alma  míal 
no  permitáis  que  otro  nuevo  esposo 
me  reconozca  suya  en  este  día; 

bajad  de  vuestros  cielos  amoroso, 
y  si  merece  quien  con  vos  porfía, 
dadme  estos  brazos,  soberano  Esposo. 
CoRNEL.    De  rodillas  está  puesta: 

gran  fuerza  (tiene]  su  amor. 
Abciscl.  Idólatra  es  en  rigor 

en  acciones  como  aquesta. 
CoRNEL.    De  su  cristiandad  no  puedo 

presumir  error  tan  grave. 
Arciscl.  Ni  yo  imagino  que  cabe 

en  su  virtud  tal  denuedo. 
Bodoque.  Mi  señora,  aunque  parece 

que  tiernamente  suspira 

por  su  esposo,  si  se  mira 

siempre  se  queda  en  sus  trece. 
CoRNEi..    Llama,  Bodoque,  á  mi  hermana 

que  parece  tarde. 
Arciscl,  Espera; 

quien  habla  de  esa  manera 

será  en  cosa  soberana. 

EUROSIA. 

Virgen,  paloma  candida  que  al  suelo 
trajo  la  verde  paz,  arco  divino, 
pues  en  los  tres  colores  á  dar  vino 
fe  del  concierto  entre  la  tierra  y  cielo, 

dadme  remedio,  pues  sabéis  mi  celo: 
no  case  con  Eorrunio.  que  imagino 

5UC  más  dichosa  soy,  si  más  me  inclino 
conservarme  pura  en  blanco  velo. 
No  me  dejéis,  cristífera  María, 
favoreced  mi  intento  puro  y  santo 
hasta  que  llegue  de  mi  muerte  el  dia. 

Mi  pureza  guardad,  pues  podéis  tanto, 
si  mereciere  la  esperanza  mía 
que  del  sol  que  pisáis  pase  mi  llanto, 

(Queda  como  arribada  con  tus  r«f  raíoíl 


en  las  martti  ) 


34 


53o 


:.A  JOYA  DE  LAS  MONTAl 


CoiiNSL.    C(in  la  Virgen  adverli 

que  hablaba  mi  hermana  ahora; 
aquel  retrato  que  adora 
no  será  el  que  presumí. 

Abcisci.  Aun  por  eso,  con  recato 
hace  aquestas  maravillas, 
y  cuando  está  de  rodillas 
de  Cristo  será  el  retrato. 

Bodoque.  De  estarse  sola  hace  alarde 

aunque  nunca  haya  almorzado, 

y  para  andar  á  poblado 

se  va  haciendo  un  poco  tarde. 

CoRNEi..    Llámala,  Bodoque  amigo. 

Bodoque.  Voy  volando. — Mi  seiíora, 
mire  que  se  acerca  la  hora 
de  marchar.  jEslá  conmigo? 
¿No  responder"  ¡Voto  á  tal! 
;\ígún  accidente  fuerte  (i), 
que  no  hablando,  grande  mal. 

(Levántanst.i 

CoNNEi .   ¿Que  dices?  ¡Hermana  mía! 
¿Tú  desmayada?  ¿qué  pena 
te  ha  quitado,  estando  buena. 
Su  valoren  este  día? 

Arciscl.  Sin  duda  está  arrebatada 
en  é.xiasis  con  su  Dios, 
que  en  las  manos  tiene  dos 
retratos  con  quien  hablaba. 

CoRNEi..    iQué  santidad  singular! 

Mas  no  sé  qué  tengo  en  mí 
que  hasta  que  haya  vuelto  en  sí 
no  puedo  estar  sin  pesar, 
¿Cuándo  del  sol  brillarán 
luz  y  rayi>s  refulgentes? 
>uOQUE.  Kstos  que  vemos  presentes 

en  su  vida  volverán. 
JKNEU.    ¿P«irqué? 

>i>oQUE.  Porque  es  cosa  cierta, 

sin  que  nadie  lo  repare, 
que  la  mujer  que  no  hablare 
la  podéis  tener  por  muerta. 

CoRMíi..    Ya  vuelve. 

BoDOQtTE.  Ks  frenesí, 

y  en  esto  estás  poco  atenlo; 
mas  quiero  dectrte  un  cuento 
de  esto  de  volver  en  sí. 
Con  su  sacristán  el  cura 
se  salió  «I  monte  á  cazar, 
que  el  no  estar  en  su  lugar 
i'n  algunos  curas  dura. 
>ONi-:i..    Calta,  Bodoque,  que  irritas 
con  tu  necedad  al  mundo. 
¡Qué  caso  tan  sin  segundo, 
Parca  ingrata,  solicitas! 
iFCiscL.  La  desdicha  me  desmaya 
de  tan  extraño  suceso. 

BoDOQTiE.  Y  yo  prosigo  con  eso. 

Vaya  pues  de  cuento,  vaya; 
que  empezarle  para  mí 
es  gran  pena  no  acabarle; 
á  mi  mismo  he  de  contatle, 
solíloquiándomc  asi. 
Acompañólos  un  cojo 
i  caballo  en  su  jumento, 


40  '*!'*  ua  veno  á  nta  rc«lon«lilU, 


idjl 


I 


y  éste  seré  en  mi  cuentí 
el  que  para  blanco  escojo. 
Llegaron  con  atención 
al  monte,  pero  en  su  entrada 
al  Cú)o,  el  alma  turbada, 
le  dio  mal  de  corazón: 
quedúse  el  cura  turbado, 
y  el  sacristán  quiso  irse; 
mas  el  cura,  sin  partirse, 
se  quedó  todo  cortado. 
Dijo  el  cura  aquesto  vien¿ 
«En  si  luego  volverá.» 
Dijo  el  sacristán:  «No  hará, 
que  suena  lejos  su  estruendo.» 
Con  esta  grande  locura, 
sobre  este  caso  apostó 
con  que  el  sacristán  llegó 
á  apostárselas  al  cura. 
Dejaron  al  desdichado 
en  el  monte  con  su  mal, 
que  después  de  rato  tal 
fué  de  su  achaque  dejado; 
subió  en  su  jumento  allí, 
y  al  verlo  los  apostantes, 
el  sacristán  dijo  antes: 
«Mírelo,  no  volvió  en  sí.» 
— «Es  engaño,  pues  se  ve 
lo  contrario  claramente», 
dijo  el  cura — .  «Llsted  miei 
¿no  ve  que  no  viene  i  pie? 
— dijo  el  el  sacristán;  y  a&í 
gano  yo  con  fundamento: 
que  quien  vuelve  en  su  jui 
¿cómo  ha  de  volver  en  si? 
Ya  parece  que  el  desmayo 
muy  poco  á  poco  la  deja. 
¡Dulce  Jesús,  dueño  mío! 
¿cómo  tan  presto  te  alejas 
de  mi  presencia?  ¡Ay  de  rr' 
CoRNEL.    lEurosia  hermana,  dulce  p| 
EuBOSiA.  ¿Q)ué  quieres,  Cornelioherí 
Presumí  que  tu  belleza 
cubierta  de  un  parasismo 
aqui  se  desvaneciera. 
Esos  retratos,  Eurosia, 
que  dentro  tu  pecho  encic 
son  causa,  si  bien  advierte 
de  tus  amorosas  penas. 
Causar  penas  nunca  puede 
antes  bien,  siempre  n^e  al 
porque  el  uno  es  de  mi  Esp 
del  corazón  dulce  prenda. 
y  el  otro  de  una  Señora 
que,  con  sobradas  tínezas, 
me  estima  sin  merecerlo. 
Ya  vimos,  sobrina  bella, 
que  son  de  Cristo  y  su  Mi 
los  dos  retratos  que  llevas; 
á  Cristo  llamas  tu  cspov}, 
con  que  entendidas  lai  nen 
de  tu  cariñoso  afecto, 
saco  aqui  por  consecuencia 
que  de  casarle  no  gu$tas, 
y  si  vienes  es  por  fuerzi 
de  mi  larga  persuasión 
y  de  la  noble  obediencu 
de  tus  padres;  mas  si  onirn. 


CORNEI  . 
EUROSIA 


COBNEI,. 


EUROSIA. 


Arciscl. 


^                                          JORNADA  SEGUNDA                                                               53 1^               1 

'     iíusire  y  noble  princesi, 

CoRNCL.    Hermana  mia,  ya  es  (arde                   ^^H 

que  la  ley  de  Cn>io  ensalzas 

y  la  lámpara  febea                               ^^M 

coronando  tu  cabeza 

quiere  extinguir  su  luz  pura                ^^M 

con  el  sagrado  laurel 

en  las  olas,  donde  alberga                     ^^M 

de  Aragón,  ccn  que  se  espera 

sus  rayos  en  cada  noche,                    ^^H 

üue  has  de  ser  Alíame  firme 
de  la  militanie  Iglesia, 

sepulcro  de  su  madeja;                        ^^H 

vamos  alargando  el  paso.                     ^^H 

asombro  de  los  herejes 

que  muy  poco  tiempo  queda               ^^H 

y  de  aquella  ley  perversa 

para  llegará  poblado.                           ^^M 

deMahoma  gran  contrario. 

EuRosiA.  Vamos,  pues.                                         ^^H 

A.  ^No  podré  sin  ser  yo  reina 

BonoQUE.                          Vamos  apriesa,              ^^B 

triunfar  de  sus  acciones? 

porque  si  mucho  tardamos,                      1 

L.   No  será  fácil  que  puedas 

nos  quedaremos  sin  cena.                     ^^M 

ensalzar  tu  nombre  tanto 

EuROsiA.  |Cielo  divino,  ayudadme!                      ^^M 

que  te  conozca  la  tierra 
defensora  de  la  fe 

Apciscl.  De  Dios  nos  guie  la  diestra.                 ^^M 

CORNBL.    El  le  dé,  si  acaso  importa.                    ^^M 

si  la  voluntad  no  apruebas 

lo  que  más  mi  amor  desea.  ( v.tn«*.>     ^^M 

de  casar  con  don  Fortunio. 

^^H 

lA.  La  virginidad  es  prenda 

^^H 

que  Dios  tiene  en  mucha  eslima. 
:l.  Es  verdad;  mas  cosa  es  cierta 

ESCENA  VIH                            ^H 

Saitn  et  (^kI.ncipk  y  ti  Condk.                      ^^^^ 

que  también  estima  Dios 

las  que  honestamenle  intentan 

PpfNciPE.  Por  eso  del  alma  sale,                          ^^^ 

llegar  al  sacro  himeneo. 

Conde,  á  la  lengua  |el]  amor.              ^^H 

y  es  proposición  tan  cierta. 

Conde.      No  hay  pena,  invicto  señor,                ^^| 

que  confirman  su  verdad 

que  con  la  de  amor  se  iguale.             ^^H 
Príncipe,  kt  retrato  tengo  aqui                           ^^H 

las  mismas  sagradas  letras. 

Quiso  Dios  en  el  Paraíso 

de  la  que  ha  de  ser  mi  esposa:             ^^H 

con  milagrosa  manera 

atended  si  es  cosa  hermosa                  ^^| 

conservar  á  Klías  virgen, 

por  quien  el  alma  rendí.                        ^^H 

cuya  castidad  excelsa 

CoNDR.      1  Hermosa  dama!                                          ■ 

merece  ser  colocada 

Príncipe.                            Yo  pienso                  ^J 

sobre  todas  las  estrellas. 

que  estudió  naturaleza                          ^^H 

Mas  también  favoreció 

la  estampa  de  su  belleza,                     ^^H 

con  igual  correspondencia 

no  por  instrumento  inmenso               ^^H 

al  profeta  Enoc,  casado, 
y  de  la  misma  manera 

de  aquel  poder  soberano,                     ^^H 

mas  hablando  á  nuestro  modo.           ^^| 

si  al  Tabor  subió  á  Klias 

porque  parece  que  en  todo                  ^^| 

á  enseñarle  sus  grandezas, 

puso  cuidado  su  mano.                             S 

bien  creo  que  por  ser  virgen 

CoNOK.      Vuestra  Alteza  se  rindió                           M 

mereció  que  allá  subiera. 

justamente  á  la  más  bella,                   ^^^ 

Pero  Moisés  también, 

ilustre  y  noble  doncella                       ^^H 

que  fué  casado  en  la  lierra. 

que  en  el  mundo  se  crió.                    ^^H 

subió  con  Cristo  al  Tabor; 

Príncipe.  Mis  potencias  y  sentidos,                    ^^M 

para  que,  sobrina,  entiendas 

justos  fueron  sus  despojos,                ^^^H 

que  también  eslima  Dios 

que  antes  de  verla  mis  ojos                  ^^H 

con  su  voluntad  inmensa 

la  aprobaron  mis  oídos.                       ^^B 

al  que,  casado,  le  sirve. 

Con  su  virtud  asegura                         ^^H 

_^  como  al  que,  virgen,  le  ruega. 

mi  elección  en  puridad,                       ^^H 

^b  Kl  sagrado  matrimonio. 

pues  quiere  su  santidad                       ^^H 

W  con  singular  agudeza, 

competir  con  su  hermosura,               ^^| 

le  llamó  el  Apóstol  grande 

y  son  las  dos  tan  iguales,                    ^^M 

sacramento  de  la  iglesia. 

que  en  la  perfección  que  vieron,        ^^H 

Muchas  matronas  ilustres 

su  nombre  á  Eurosia  pusieron                  V 

dan  de  estas  verdades  pruebas, 

los  pinceles  celestiales,                          ^^B 

y  la  misma  Virgen  fué. 

Ya  creo  que  no  están  lejos,                 ^^H 

aunque  Virgen  tan  perfecta. 

que  ayer  vino  embajador                    ^^H 
de  este  sol  que  en  su  esplendor          ^^B 

casada  con  San  José. 

siA.  Aseguró  su  pureza 

me  dan  vida  sus  reflejos.                     ^^H 

con  voto  de  castidad. 

y  dice  que  llegará                               ^^| 

cu.  No  se  niega  á  vuesa  Alteza 

con  brevedad  á  esta  tierra;                 ^^| 

que  pueda  ofrecer  á  Dios 

mas  ¡ay.  Conde!  que  la  guerra           ^^| 

su  virginidad;  y  advierta 

me  presumo  estorbará                         ^^H 

que  si  la  tiene  ofrecida 

el  salirla  á  recibir                               ^^H 

á  su  Majestad  inmensa, 

á  la  entrada  de  Aragón.                      ^^H 

puede  cumplir  virtuosa. 

Conde.      A  mi  cargo  la  ocasión                        ^^H 

aunque  case,  su  promesa. 

para  que  podamos  ir.                          ^^H 

^M      532                    ^^^^ij^oy^^a^dÑtaBa^^^^^^^^^^^^B 

^^^^B             A  Lc<>iiui  de|é  perdida, 

hasta  conseguir  la  dicha    ^^H 

^^^^B           que,  intrépida  y  arrojada, 

de  volverla  á  vuestros  braxo» 

^^^^H            por  el  carrkpo  hizo  entrada 

y  os  promete  mi  afición 

^^^^B            sin  prevenir  la  salida; 

daros  casta  posesión 

^^^^H           y  aunque  el  bárbaro  enemigo 

con  indisolubles  lazos. 

^^^H            hizo  fuga  en  la  ocasión, 

('..ONDE.      A  prevenir  nuestra  gente 

^^^^m            pudo  disponer  traición 

importa,  señor,  que  vamos, 

^^^^H            por  llevársela  consigo; 

porque  temo  si  tardamos. 

^^^^^1             y  si  tan  nobles  despojos 

algún  penoso  incidente. 

^^^^H            se  me  llevan,  claro  está 

A  recibir  lo  primero 

^^^^1            que  mi  corazón  saldrá 

iremos  á  vuestra  esposa. 

^^^^H            derretido  por  los  ojos; 

que,  á  pesar  de  la  mañosa 

^^^^V            mas  la  ciuz  de  aquesta  espada 

traición  del  cancerbero. 

^^^^B            saldrá  siempre  vencedora, 

no  ha  de  parar  mi  valor 

^^^^H            y  el  joyel  que  mi  alma  adora 

hasta  poner  con  despecho  (l| 

^^^^H            he  de  cobrar,  aunque  armada 

V  en  mis  brazos  á  Leonor. 

^^^^1            esté  la  morisma  junta 

Príncipe,  fen  vuestro  valor  confio, 

^^^^1            á  pesar  de  su  traición. 

Conde  amigo,  y  es  razón. 

^^^^P             ó  mi  ardiente  corazón 

que  con  vuestro  corazón 

^^^^*              ha  de  abrir  aquesta  punta. 

siempre  va  seguro  el  mío. 

^H  PíIncipe.No  es  cierto,  no,  á  mi  ver 

Vamos,  y  sin  más  lardar. 

^^B                   que  salga  al  campo  Leonor, 

de  la  gente  más  lucida 

^^H                   que  aunque  tiene  gran  valor 

que  tenéis  más  conocida 

^H                   en  efecto  es  de  mujer. 

podéis  un  tercio  alistar. 

^H  Conde.      Fía  en  las  veloces  alas 

CONOE.      Si  llevamos,  á  mi  ver. 

^H                   de  un  bruto  que  con  razón 

con  sus  lucidos  arneses 

^^M                  él  es  hijo  de  Aquilón 

un  tercio  de  montañeses. 

^H                   y  ella  de  la  dinsa  Palas. 

nada  queda  que  temer. 

^H  Príncipe.  Sin  duda  se  habrá  escapado 

^^m                  si  su  valor  conjeturas. 

^H  Conde.      De  mayores  apreturas 
^H                   otras  veces  se  ha  librado. 

JORNADA   TERCERA 

^^k                   Loque  más  mi  pena  aumenta 

^^B^             es  que  Mosquete  quedó 

^^^^K            en  su  guarda,  y  se  alejó 

ESCENA  PRl.MERA 

^^^^B            con  presunción  avarienta 

^^^^B            de  recoger  los  despojos 

MotgUKrE  tolo. 

^^^^B            por  el  campo  divertido, 
^^^^B            V  dejó  puesto  en  olvido 
^^^^B             lo  que  llorarán  mis  ojos. 
^^^^H            Dice  que  de  lejos  vio 

No  hay  hombre  más  desdichada 
que  Mosquete  en  este  día, 
pues,  por  gran  desdicha  mía, 
mi  señor,  muy  enojado, 

^^^^H            dos  moros,  y  del  temor, 

^^^^^P            olvidado  de  Leonor, 

me  pone  en  mosquetería. 

^^^^m             cobarde  se  retiró. 

Porque  á  Leonor  perdí 

^^^^•>rN(  ifi-:,  No  es  en  vano  tu  temor; 

me  castiga  de  este  modo, 

•   1                 J                  -  • 

^H                     pero  fío  sin  recelo 
^^h                     que  la  habrá  librado  el  cielo 
^^^^B             de  aquel  bárbaro  furor. 
^^^^V             Pero  ^dónde  anda  agora 
^                   Mosquete,  vuestro  criado? 

no  considerando  en  si 
que  también  me  loca  i  mi 
por  perder  i  Laura  y  todo. 

¡Oh,  quién  las  pudiera  bdlar 
por  aquí  en  atgúa  rincónt 
mas  no  las  podré  topar. 
.¿Por  qué  no  sabré  rezar  ^^^ 
e!  responso  á  San  Antónij^^H 
A  Francia  me  iré  i  vivir,  ^ 
y  sabrá  Aragón  y  fieamc, 

^H  Conde.      En  busca,  señor,  le  he  enviado 

^^B                   déla  que  mi  alma  adora, 
^^B^              adviniendo  que,  si  acaso 

^^^^K             Leonor  está  perdida. 
^^^^H             he  de  quitarle  la  vida. 
^^^^B             Mas  ^y  de  mi!  |liero  caso 

que  me  quise  despedir 
por  no  quererle  servir 

^^^^H             fuera  verla  enirc  tiranos! 

^^^^B            No  había  de  haber  ri^or 

siempre  de  su  guardacarne. 

^^^^H             que  estorbase  mi  furor 
^^^^^             hasta  volverla  á  mis  manos. 

El  buscar,  cielos  divinos, 
me  va  doblando  mis  males, 

^H  PüÍNurK.  Sin  duda  por  verse  ausente 
^^m                   de  vos,  con  sagacidad 
^^B                    se  retiró  á  la  ciudad. 

pues  me  llevan  mis  destinos 
de  noche  por  los  caminos, 
de  dia  por  los  jarales. 

^^^^_              que  es  entendida  y  prudente; 
^^^^B             mas,  si  acaso  por  desdicha 

Mucha  hambre  y  poca  rt>pa 

rae  traen  por  este  cerro. 

^^^^fl            otra  cosa  pudo  ser. 

— 

^^^H           yo  os  ofrezco  mi  poder 

(i)    Falta  UA  veno.i  ctta  radoadilla. 

W                                                 JORNADA 

TERCERA 

53^^ 

mas  si  el  bárbaro  me  lupa. 

MOSQ. 

Yo  no  soy  nadie  aunque  hablo.         ^M 

yo  temo  que  en  vez  de  sopa 

Mecot, 

Di  presto  quién  eres.                       __^M 

Vio  me  falle  pan  de  perro. 

MOSQ. 

lAyí           ^H 

Desde  aquí  quiero  1  amar. 

El  alma  de  Garibay,                      ^^^H 

aunque  me  acosa  el  temor. 

que  ni  es  de  Dios  ni  del  diablo!       ^^M 

IEh  voí  alta.) 

Tabife. 

Aqueste,  si  no  me  engaño,             ^^^| 

¡Laura,  señora  Leonor! 

es  el  mismo  que  escapó  ^^^H 
del  incendio  y  se  bur  ó                  ^^^1 

Por  medio  de  aquel  pinar 

iopos. 

se  siente  ruido  y  rumor. 

de  nosotros  por  su  daño.               ^^^H 

{Dentro.)  No  dejéis  en  la  montaña 

Mecot, 

Pues  Alá  nos  le  ha  traído              ^^^H 

(, 

persona  que  á  Cristo  siga. 

para  que  tome  venganza              ^^^H 

fosy. 

Aquesta  es  gente  anemiga. 

del  agravio:  sin  tardanza               ^^^H, 

1 

^•Hay  desdicha  más  extraña? 

morirás,                                        ^^^H 

! 

¿Adonde  podré  esconderme 

MosQ. 

Ya  estoy  perdido.           ^^^| 

de  este  riguroso  trance. 

Atan. 

Na  le  quites  aún  la  vida                ^^^B 

i 

que  el  fiero  moro  no  alcance 

hasta  saber  dónde  va,                         ^H 

k 

en  todo  este  monte  á  verme? 

que  algún  secreto  tendrá  ^^^| 
tan  impensada  venida.  ^^^H 
¿Quién  eres  y  adonde  vas?           ^^^| 

ESCENA   II 

MOSQ. 

No  sabré  decir  quién  soy,            ^^^H 

SaltH 

Atanael,  Tarifk  y  MicOT.— Dicho. 

ni  menos  adonde  voy,                 ^^^H 

• 

si  no  me  prometes  nías.                ^^^H 

Itan. 

jQue  sea  tan  arrogante 

Atan. 

Ya  tienes  sobrada  suerte,             ^^^1 

» 

este  cristiano  atrevido! 

que  si  dices  la  verdad                      ^^^H 

^ 
it 

Por  Alá  que  estoy  corrido. 

te  daré  yo  libertad,                        ^^^1 

Tapife. 

¡Por  vida  de  mi  turbante 

y  si  no,  te  daré  muerte.                 ^^^H 

, 

que  es  muy  valiente  cristiano! 

MosQ. 

Pues,  señor,  con  esa  instancia            ^H 

Ítan. 

¡Que  se  huyera  así  la  gente 

si  no  me  matan,  diré,                    ^^^1 

■' 

por  un  cristiano  insolente! 
Todo  fuera  muy  en  vano, 

entre  muchas  cosas...                   ^^^H 

Tabife. 

Atan. 

^^M 

porque  su  valor  se  encumbra 

iMosQ. 

ün  secreto  de  importancia.         ^^^H 

I'tan, 

tanto,  que  con  fuerza  y  maña 

Atan. 

Pues  di,  que  yo  te  aseguro           ^^^H 

ha  de  sujetar  á  España 

de  premiarte  si  es  así.                    ^^^H 

y  aun  á  cuanto  el  sol  alumbra. 

MOSQ, 

La  verdad  diré.                             ^^^1 

L>etén,  Tarife,  la  lengua; 

Atan, 

PuesdL                ^^H 

ese  hombre  no  me  alabes. 

Mecot. 

Si  lo                                             ^^^H 

\t 

que  en  mi  competencia  sabes 

MOSQ. 

Lo  rejuro.                   ^^^Hl 

L 

que  alabar  á  nadie  es  mengua; 

Don  Fortunio,  mi  señor,             ^^^| 

■ 

y  aunque  huí  con  sutileza 

se  quiere  casar  mañana                ^^^1 

■ 

de  su  espada  el  gran  furor. 

con  una  reina  bohemiana,            ^^^H 

■ 

no  fué  falta  de  valor, 

y  mi  amo  con  Leonor.                       ^Kt 

■ 

si  fué  sobra  de  destreza. 

Atan. 

¡Qué  dices!  ¿esto  es  posible?               ^M 

■ 

De  Huesca  soy  ya  señor 

¿mañana  luego  ha  de  ser?                   ^M 

■ 

y  del  Rey  ya  capitán. 

MosQ. 

Vo  no  me  pongo  en  saber                  ^M 

■ 

y  cuanto  blasón  me  dan 

el  cuándo,  porque  es  terrible              ^M 

■ 

es  poco  con  mi  valor. 

mi  amo  el  Conde,  y  yo  sé                   ^M 

■ 

Cuanto  el  Tajo  y  Duero  baña 

que  nunca  me  dice  un  cuándo           ^M 

■ 

con  estruendo  belicoso 

porque  sabe  que  cantando                 ^M 

■ 

amedrenté  valeroso 

todo  In  que  sé  diré.                       ^^^H 

■ 

en  mis  principios  á  España. 

Pues  es  cierto  que  mañana,         ^^^H 

■ 

Aben  Lop,  mi  Rey,  espera 

veinte  días  más  ó  menos,             ^^^H 

■ 

acabar  de  conquistar 

tendremos  seis  días  buenos         ^^^| 

■ 

esta  montaña,  á  pesar 

en  una  ú  otra  semana.                ^^^H 

■ 

de  la  cristiana  bandera; 

.\tan. 

Rabia  ya  mi  corazón.                  ^^^H 

W 

pues  dóblense  nuestras  lunas 

¡Pesie  la  fortuna  adversa             ^^^H 

en  las  arrogantes  astas. 

que  tendremos  más  contrarios!   ^^^| 

ÍIÍECOT. 

Con  esto,  señor,  contrastas 

Tahife, 

¿Cuándo  vino  esa  Princesa?        ^^^H 

1 

Itj  solo  á  tantas  fortunas. 

MosQ. 

Señor,  no  vino,  y  si  vino,            ^^^| 

i 

Por  esta  parte  que  sigo 

será  cosa  muy  de  verla,               ^^^1 

i-' 

se  suena  rumor  de  gente. 

porque  dicen  que  es  aguada         ^^^H 

Pmq. 

Estoy  muerto  de  repente 

y  jamás  entró  en  taberna:            ^^^H 

si  encuentran  éstos  conmigo. 

cosa  cierto  singular                       ^^^H 

Mecot. 

^Quién  va  allá?  ¿No  me  responde? 

poco  usada  en  esta  tierra,                  ^H 

^OSQ. 

Si  no  va  nadie,  ¿quién  quiere 

que  la  taberna  es  de  aguados,            ^M 

que  le  responda? 

pues  que  todos  los  que  ahí  entran    H 

JWecot. 

El  que  fuere, 

se  aguan  mucho,  y  hasta  el  vino       ^M 

k 

quien  de  cobarde  se  esconde. 

^ 

de  puro  aguado  revienta.                   ^H 

^      534                                                  LA  JOYA   DE  LAS  MONTAÑAS                                             ^^H 

^^BTARirK.    Dinos  claro  si  ha  venido. 

que  temo  vuelvan  acá 

^^B                 si  no  quieres  que  con  esta 

S)  por  desdicha  se  acuerdan 

^^B                 daga  le  dedos  mil  muertes. 

de  las  pendencias  de  marrs> 

^^KMosg.        iQué  barata  fué  la  feria! 

y  me  rompan  la  cabezaí 

^^B                 ^Dónde  las  compró,  señor? 

echóme  por  estos  nscos. 

^^M                 Guárdelas  usted  y  crea 

Dios  me  la  depare  buena.  (♦'**« 

^^H                 que  las  habrá  menester 

^^H                cuando  tenga  alguna  suegra: 

^^M                no  me  dé  ninguna  á  mi. 

ESCENA  rv 

^^H                que  bien  diré  lo  que  sepa. 

^^^^_           porque  nunca  sé  callar 

SaltH  EuKotí*,  Arci*clo,  CoKireiiojr  BoDo^e 

^^^^H          cusa  que  secreto  tenga. 

^^^^H          Ya  dispone  mi  señor 

BoDogí  E.  Los  caballos  van  perdidos 

^^^^H          la  jornada  con  su  Alteza 

de  tanto  vulgar  tropiezo. 

^^^^F           y  saldrán  á  recibirle, 

pues  andan  sin  herraduras 

^^m                porque  saben  que  está  cerco. 

descalzos,  y  á  lo  que  veo. 

^^^TAN.       Hoy  he  de  vengarme,  amigos, 

se  habrán  puesto  á  religión 

^^B                 de  las  injurias  y  ofensas 

y  tan  mediados  en  eso. 

^^H^            que  del  cristiano  atrevido 

que  con  tantas  cortesías 

^^^^^          en  las  campanas  postreras 

como  todos  van  haciendo, 

^^^^H          recibimos;  y  en  verdad 

sobre  tantas  reverencias 

^^^^H          que  estoy  tan  corrido  de  ellas. 

quedarán  muy  rererendos. 

^^^^H          viendo  que  tan  poca  gente 

CoKNEt..    ¡Qué  peñascos  tan  altivos, 

^^^^H          atrevidamente  pueda 

qué  fragosos  Pirineos 

^^^^H          causar  fuga  á  mis  soldados, 

son  éstos,  que  en  altas  cumbrt» 

^^^^H          que  se  enmudece  la  lengua 

remontados  y  soberbios 

^^^^H          al  pronunciar  que  acobardan 

sus  altas  cimas  ocupan 

^^^^1          nuestras  azules  banderas 

la  media  región  del  viento! 

^^^^H         sus  cruzados  estandartes. 

Akcisci,.  La  Naturaleza  quiso 

^^^^H          Salga,  pues,  á  la  defensa 

dividir  aquestos  reinos 

^^^^H         de  tantas  glorias  perdidas 

con  estos  montes,  Olimpos. 

^^^^H         el  valor  que  el  pecho  encierra. 

cuyos  encumbrados  cerros  ^ 

^^^^H          Hoy  hemos  de  cautivar 

son  vergüenza  de  los  Alpes¡^^H 

^^^^H          la  Princesa  de  Bohemia, 

KuttosiA.  Que  cstov  cansada  confies<J^B 

^^^^H          y  al  Principe  don  Fortunio 

CoR.NEi..   ¿Qué  mucho  vengas  cansada. 

^^^^F         quitar  la  dicha  que  espera. 

hermana  mfa,  si  puedo 

^^HMbcot.     a  prevenir  vuestra  gente 

asegurar  que  en  mi  vida 

^^B                vamos,  Tartfe,  y  entiendan 

con  tanto  desasosiego 

^^M                que  somos  Atlantes  íirmes 
^H[^              de  las  africanas  fuerzas. 

me  vi,  pasando  en  balalUs 

las  inquietudes  que  el  tiempu 

^^■Takifk.    Señor,  nuestros  escuadrones 

aborrascado  ocasiona 

^^B                 harán  las  lunas  sangrientas 

con  el  militar  estruendo? 

^^m               de  la  sangre  de  cristianos. 

Ni  probando  al  mar  sus  fuerjat 

^^H                aunque  la  fortuna  adversa, 

nue  alguna  vez  en  el  centro 
del  arrojado  Neptuno 

^HP                enemiga,  nos  ultraje. 

^^Atan.       No  nos  niegue  el  gran  Profeta 

y  ninfático  elemento, 

^^B                su  favor,  que  con  su  ayuda 

me  vi  en  borrascosas  luchas 

^^B                se  asegura  nuesira  empresa. 

con  tanta  inquietud  del  virnlu. 

^^H                 Toquen  las  cajas,  levanten 

que  apenas  dejó  recurso 

^^B                las  lunas  á  las  estrellas. 

á  la  piedad  del  ctelo; 

^^B                que  aunque  sean  medias  luna<^ 

jamás  me  vi  tan  cansado 

^^B                han  de  llegar  á  ser  llenas, 

,  ni  derribado  mi  esfuerzo 

^^fl               que  aun  el  sol  no  está  seguro 

como  agora.                        ^^ 

^^B               con  la  creciente  que  llevan.  (\'anu) 

Bodoque.                     Algún  dcmoni9^^H 

nos  lleva  por  estos  puenow^^H 

EuRostA.  Todo  por  amor  de  Oto»           ^M 

^^^m 

bien  adoiiiirlo  podemos,            H 

^^^^H                       MosQVSrc 

c^ue  el  trabajo  no  es  trabaja       ■ 

SI  con  el  divino  celo                    H 

^^^^B         Ellos  se  olvidan  de  mí 

que  los  amados  de  Dios             H 

^^^^H         con  la  algazara  que  llevan. 

le  llevaron  y  ofrecieron              H 

^^^^H         |Cu¿n!o  me  valió  el  secreto! 

le  adiniliinos;  que.  sin  duda,      H 

^^^^B         Yo  apostaré  que  me  dieran 

los  trabajos  y  tormentos           H 

^^^^B         un  millón  por  lo  que  dije. 

padecidos  por  mi  Dios               H 

^^^^B         Las  carnes  todas  me  tiemblan 

son  escalas  para  el  cielo.            H 

^^^^B        de  temor,  y  no  sé  cómo 

Ahciscl.   Tu  peregrina  virtud                    H 

^^^^B         me  escape  por  estas  breñas. 

nos  da  á  todos  gran  consudo.    H 

JORNADA  TKRCEPA 


Esu  tierra  es  ya  de  España, 
que  las  noticias  que  tengo 
me  aseguran  que  estos  montes 
son  los  altos  Pirineos 
que  en  pirámides  fragosas 
hacen  murallas  y  cercos 
dividiendo  i  España  y  Francia 
con  tan  singular  portento, 
que  el  cielo  parece  quiso 
plantar  mojones  soberbios 
que  eternamente  publiquen 
división  de  aquestos  reinos. 

(lA.  ¡Qué  camino  tan  extraño 
debe  ser  éste!  Sospecho, 
sc({ún  imagina  el  alma, 
que  vamos  hacia  el  desierto. 

Sl.    Alguna  desdicha  arguyo 

de  ver  que  en  algunos  pueblos 

3ue  acreditan  estos  montes 
t  habitables,  nunca  vemos 
persona  que  les  habite, 
ni  lopamíjs  pasajero 
que  pueda  darnos  de  España 
testimonio  verdadero. 
OITE.  Yo  pienso  que  vamos  mal, 
y  que  no  voy  bien:  es  cierto 
que  si  mata  cena  anoche, 
peor  es  hoy  el  almuerzo. 
KW.  jQué  alegría  liene  cl  alma, 
pues  acá  deniro  en  el  pecho 
me  está  brindando  alborozos, 
después  acá  que  los  senos 
de  tantas  silvestres  grutas 
con  tan  humildes  aprecios 
me  convidan  cariciosos 
con  sus  humillados  cetros) 
iCL.  ^Esto  te  alegra,  señora, 
cuando  la  corona  y  cetro 
de  Aragón  te  entristecía 
según  colegí  otro  tiempo? 
Tío  y  señor,  no  sin  causa 
de  estos  montes  hago  aprecio, 
pues  de  su  fragosa  estancia 
colijo  que  son  los  yermos 
donde  anacoretas  santos 
sacrificaron  al  cielo 
sus  vidas.  (Aparte.)  {Cielo  divino, 
amparad  mis  pensam¡entx>s! 
■^  El  alma  toda  turbada 
^B  me  sobresalta  en  el  pecho 
^^  después  acá  que  pasamos 
la  fragosidad  del  puerto 
sin  topar  persona  viva, 
con  que  claramente  temo 
alguna  desdicha  enorme, 
pues  escando  á  todo  atento 
veo  andar  las  avecillas 
con  funesto  y  triste  vuelo 
mudando  en  endechas  tristes 
sus  concertados  gorjeos; 
^^  cubierto  el  sol  y  empañados 
^K  sus  encendidos  reflejos 
^1  con  que  enlutados  los  aires 
^^  hacen  fúnebres  sus  ecos; 
con  que  el  corazón  desmaya 
hasta  que,  piadoso  el  cielo, 
nos  declare  dónde  vamos. 


EUROSU. 
COHNEL. 

EUROSIA. 

Arciscl. 


EUROSIA. 

Bodoque, 


Arciscl. 


EuttosiA. 


MosQ. 

BODOQUK. 

MosQ. 
Bodoque. 


535 

^Dc  qué  te  asustas,  Cornelio? 
^No  estamos  ya  en  Aragón? 
Es  verdad  que  lo  sospecho; 
mas  queda  suspensa  el  alma 
hasta  saberlo  de  cierto. 
En  las  manos  de  mi  Dios 
anda  ya  todo  el  suceso 
de  nuestra  feliz  jornada, 
de  que  tin  dichoso  espero. 
Vamos,  antes  que  las  sombras 
le  arrastren  capuz  al  Fcbo, 
y  el  viento,  monstruo  de  horrores, 
sea  etiope  elemento, 
para  que  llegar  podamos 
en  algunos  de  estos  pueblos 
que  encierran  estas  montanas. 
No  nos  desampare  el  cielo. 
Vamos  pues,  que  los  caballos 
se  están  comiendo  los  frenos, 
que  piensan  ser  avestruces 
para  digerir  los  hierros. 
¡Voto  ai  sol!  Si  no  me  engaño 
por  aquella  parte  veo 
que  hacia  acá  se  llega  un  homni  o. 
También  juzgo  yo  lo  mesmo. 
Con  eso  se  alegra  cl  alma, 

3ue  por  su  medio  sabremos 
onde  estamos. 
{Aparte.)  ¡Ay  de  mil 

¡Cielo  divinol  ¿qué  es  esto? 
¿qué  glorias  espera  el  alma 
en  lo  bronco  de  estos  cerros 
que  parece  que  en  sus  grutas 
ha  depositado  el  cíelo 
el  colmo  de  mi  esperanza, 
nuble  gozo  del  deseo? 
(tírita  át  dentro  ) 

¡Laura,  señora  Leonovl 
¿Quién  diablos  es  el  estruendo 
que  alborota  aquestos  montes? 
¿Quién  va  allá? 

En  el  inñernu 
deben  estar  estas  hembras, 
pues  en  todo  aqueste  lie  mpo 
no  parecen  en  cl  mundo. 
¿Quién  va  alia? 

ESCENA    V 

Sale  MoigvKTB,— DiCHOi. 


MoSQ. 

¡Jesús,  SanteliT)'! 

Bodoouf: 

.¿No  responde? 

,M0SQ. 

¿Si  son  estos 

algunos  moros  que  buscan 

que  les  diga  otro  secreto? 

CORNKI.. 

Amigo,  escucha. 

MOJQ. 

¿Quién  llama? 

CORNEI.. 

No  te  apartes,  asi  el  cíelo 

le  haga  dichoso  en  cuanto 

ha  intentado  tu  deseo. 

Mos(?. 

Qué  ¿querías  engañarme 

con  halagos? 

CoRNEt. 

No  es  mi  intento 

engañar  á  nadie. 

Mosg. 

¿No? 

Aun  me  pelen  si  lo  creo. 

^          ^36                                                   LA  JOYA  DE  LAS  MONTAÑAS                                        ^^^| 

^^H                    ¿Qu¿  diré  si  me  preguntan? 

BoüOQi.TE.|Han  visto  tal  •                '^^^B 

^^H                     No  sé  qué  decir;  si  quiero 

^  Los  diablos  i..             ' '^''^  i^l 

^^H                      escaparme  con  huir, 

MosQ.       ,;  tiso  dudas?  Puc^  \  o  cnliend^H 

^^B                      me  alcanzarán  al  momento, 

que  tienen  tantas,  que  aitu^^f 

^^m                      porque  estoy  lleno  de  callos 

verás  del  primer  empeñd^^^^f 

^^P                       con  jamás  léner  silencio. 

que  sacan  á  puntillazos ^^^^H 

BoDOQUB.^Oye  usted,  señor  hidalgo? 

á  los  diablos  del  infierno.^^^H 

MosQ.       No  se  acerque,  señor  perro, 

EuRosiA.  Dinus:  ¿en  qué  tierra  estamo^H 

que  le  tiro  con  un  canto 

qué  rey  gobierna  estos  reino^^ 

SI  se  llega. 

y  cómo  tan  despoblados 

Bodoque.                  |Majaderol 

tiene  todos  estos  pueblos?    ^^ 

CoRNiíi..    Calla,  Bodoque,  no  alteres 

<MosQ.       Si  me  aseguráis  la  vida          ^H 

con  amargos  desatentos 

diré  todo  lo  que  siento,          ^H 

á  quien  puede  ser  la  guia 

que,  aunque  no  parecéis  mo^H 

de  todos  nuestros  aciertos. 

presto  podéis  parecerlo.  ^H 
CoRNKL.    be  mi  parte  te  aseguro,         ^H 

Bodoque.  Pues  si  perro  me  ha  llamado. 

¿he  de  callar? 

y  por  todos  te  prometo,         ^H 

EtiROSiA.                        Kl  silencio 

no  sólo  nunca  ofenderte,       ^H 

es  el  que  logra  dichoso 

pero  el  agradecimiento           ^| 

en  la  prudencia  el  imperio; 

debido  á  merced  tan  grande.  ^H 

este  es  hombre  muy  sencillo. 

MosQ.       Si  me  habéis  de  agradecerlo,  ^H 

de  aquellos  en  quien  el  tiempo 

no  sea  en  algunos  palos.        ^H 

de  la  inocencia  guardó 

EiiROSiA.  Esta  sortija  es  lo  menos        ^H 

para  varios  escarmientos 

que  te  puede  dar  mi  amor,  ^i 
Mosg.        Ahora  bien:  yo  me  acerco 

de  la  vanidad  del  mundo. 

^^»                    pues  viviendo  eo  estos  cerros 

y  con  aquesta  sortija              ^ü 

^^^^B                viven  siempre  muy  gustosos 

estoy  loco  de  contento.           ^M 

^^^^K              sin  los  muchos  devaneos 

Ya  parece  que  estas  c<¡s*i      ^^ 

^^^^^B              que  en  la  villa      ciudades 

van  oliendo  á  casamiento. 

^^^^H             á  muchos  les  vuelven  necios. 

EuROSiA.  Sácanos  de  nuestras  dudas.    ^J 

^^^HH              Físbladle  con  humildad 

que,  por  mi  Dios,  te  lo  roego^H 

^^^^™               y  sabréis  sus  pensamientos. 
■           Coj»NEi,.    Llégale,  amigo,  no  lemas. 

M0S9.       Decid  primero  quién  sois.      ^H 

Co»»NEi..    Somos  amigos  bohemios,      ^H 

^^     MüSQ.       ¿Sois  cristianos? 

MosQ.        ¡Ta,  ta,  ta!  Va  los  conozco,    ^H 

^^H    Bodoque.                            Y  muy  buenos, 

por  la  fama,  desde  lejos.        ^H 

^^H                    de  los  mejores  del  mundo. 

CoR\Ki..    Esta  es  mi  hermana  y  el  sol  ^H 

^^H                     ñamantes,  lindos  y  nuevos. 

en  cuyo  lucido  espejo,          ^H 

^^H    MoSQ.       Yo  no  me  fio  en  cristianos 

se  mira  toda  bohemia.          ^H 

^^H                     que  no  son  cristianos  viejos. 
^^H    Arcisci..   Por  amor  de  Dios,  amigo. 

Mosv.       Agora  bien,  yo  doy  en  ello;    ^H 

¿qué  mucho  me  calentare?    ^H 

^^H                    si  lo  merece  mi  ruego. 

Por  Dios  que  sale  á  mal  tiempo^ 

^^H                     no  te  vayas. 

y  plegué  ¿  Dios  no  se  eclipic 

^^H     MosQ.                           |Para  el  puto 

antes  de  salir  San  Pedro.        ^m 

^^H                    que  no  tuviera  escarmiento. 

EuRosiA.  ¿Qué  te  alteró?                        ^H 

^^H                     de  haber  topado  otras  veces 

WosQ.                               Grande  mal.    ^^ 

^^H                     quien  me  ha  dado  pan  da  perro! 
^     EuROsiA.  Escucha,  noble  cristiano. 

EuKosiA.  Diloal  punto. 

Moso.                             No  me  atrno.  ^h| 

y  no  extrañes  el  concepto 

{Gran  desdicha!                      ^H 

de  llamarte  noble  amigo. 

HUKOSIA.                                         N-    -^''''^         ^H 

porque  quien  en  todo  tiempo 

declar.ir  tu  sen                        ^H 

de  padres  cristianos  nace. 

MosQ.       jAy,  señoral  el  1..^.  .     j.a      ^M 

es  noble  de  nacimiento. 

con  rigor  á  sangre  y  luego     ^H 

Moso.       L's  verdad,  voto  á  mi  sayo, 

los  pueblos  de  estas  monliña^H 

y  por  eso,  yo  acá  dentro 

que  lo  restante  del  reino         ^H 

me  sentía  siempre  un  rey. 

lodo  es  suyo.                          ^H 

ó  algiin  marqués  por  lo  menos. 

Et'RosiA.                        No  responde!     ^H 

(<*J»)  ¡Vive  Dios  que  es  muy  herniosa 

lodo  lo  que  te  he  propuesto.  ^H 

esta  dama!  Ya  estoy  cierto 

MosQ.       Este  es,  señora,  Aragón.        ^H 

que  no  son  moros.  Sí  acaso 

con  cuyo  cristiano  cetro         ^H 

me  cogiera  en  tal  concepto 

el  Principe  Don  Fortunio       ^H 

que  de  mi  se  enamorase. 

te  esperaba,  y  aun  entiendo     ^H 

por  Dios  me  casara  luego 

que  te  sale  á  recibir,                ^H 

con  ella,  á  pesar  de  Laura. 

por  considerar  el  riesgo          ^H 

H                     Pero  preguntarle  quiero. 

que  corres;  mas  no  sabrá       ^H 

^^H                    ¿Habéisme  visto  á  Leonor? 

que  pasaste  ya  los  puertos.      ^H 

^^^    EoROSiA.  Por  quien  preguntas  no  entiendo. 

porque,  á  siabcrlo,  sin  dudj     ^H 

W          Mosg.       Una  mujer  de  los  diablos. 

que  fuera  más  pronto  en  clla.^^H 

^^^^r                                          JORNADA 

TERCeRA                                                         537               ■ 

Icl.  iGran  desdicha! 
2VE,                         |Para  el  pulo 

á  dar  al  Principe  luego,  ^^H 
si  los  moros  no  me  zampan,              ^^^| 

que  pase  de  aqueste  pucstol 

noticias  de  este  suceso.  iVo**.)           ^^^M 

BL.    \  a  van  saüendo  verdades 

las  que  iba  el  alma  temiendo. 

.^^^^^ñ 

KiA.  No  temáis,  lio  y  hermano, 

ESCENA                             ^^^1 

fíad  del  amor  inmenso 

de  aquel  soberano  Dios, 

Dicuos,  menos  Mosqubtb                    ^^^^^H 

que,  ajuslando  nuestro  intento 

con  su  voluntad,  no  hay  duda, 

EuRosiA.  Vamos  luego,  porque  importa,         ^^^| 

guiará,  fanal  excelso, 

antes  que  el  pagano  adverso                ^^^| 

la  nave  de  nuestra  vida 

nos  descubra.                                           ^H 

á  tomar  seguro  puerto 

CoRNEt.                         Va  podrás                      ^^^M 

donde  las  mejores  dichas 

subir,  hermana,  al  excelso                 ^^H 

nos  quiera  franquear  el  cielo. 

pirámide,  señalado                               ^^H 

pUE.Vuelia,  rienda,  que  esto  es  malo; 

para  nuestro  albergue.                       ^^H 

huyamos  aqueste  riesgo. 

EuROSiA.                                     Creo                ^^H 

EL.   ¿Tiene  mucha  gente  el  Rey 

auc  la  divina  bondad  ^^^| 
de  mi  Ojos  me  dará  esfuerzo              ^^^H 

para  resistirse? 

).                               Cieno 

para  llegar  á  la  cumbre,                      ^^^H 

que  fallando,  yo  presumo 

donde  consagrar  espero                      ^^^H 

que  ande  todo  por  el  suelo. 

nii  vida  á  mi  dulce  Esposo,                 ^^^H 

que  el  moro  tiene  diez  mil 

dulce  fin  de  mis  deseos.                     ^^^H 

y  mi  rey  aun  no  diez  cientos. 

BoooQ.      Y  los  caballos,  ¿qué  harán?                ^^H 

IE(..   Con  tanta  desigualdad 

Arciscl.  Eso  viene  á  ser  lo  menos.                   ^^^f 

seguro  está  el  vencimiento 

Vamos,  pues,  que  yo  confío              ^^^f 

por  los  moros.  ¡Qué  desdicha! 

que  nos  ha  dedar  el  cielo                    ^^^| 

tCL.  iCielo  dívinol  ¿qué  es  esto? 

entre  tantas  inquietudes                       ^^^| 

1         ¿Y  andan  moros  por  aqui? 

el  más  divino  consuelo.                        ^^^| 

t.       No  pienso  que  están  muy  lejos, 

CohNEL.    Las  tristezas  que  hasta  aqui                ^^^H 

que,  prevenidos,  aguardan 

en  alegrías  convierto,                           ^^^H 

cogeros  en  cautiverio. 

pues  me  dice  el  corazón                 ^^^^H 

QUE.  Volvamos  atrás,  señores. 

acá.  dentro  de  mi  pecho.               ^^^^^1 

hasta  que  en  la  Francia  entremos, 

que  tendrá  nuesira  jornada          ^^^^^H 

que  podremos  esperar. 
Sct.  ¿Qué  le  parece,  Cornelio? 

felicisimo  suceso.                         ^^^^^^| 

EunosjA.  Llevando  la  fe  Je  Cristo               ^^^^H 

lEt    Tío  y  señor,  gran  desdicha 

por  blanco  de  nuestro  intento,           ^^^H 

estoy  mirando  y  temiendo. 

¿que  moro  nos  acobarda?                    ^^^| 

ir.u  Volver  atrás  es  cordura. 

Arciscl.  Sobrina  mia,  el  consuelo                         ^H 

lEt.   No  parece  mal  intento. 

que  más  alboroza  el  alma                    ^^H 

QUE.No  hay  sujeto  como  yo 

es  verte  con  tanto  esfuerzo,               ^^^| 

para  dar  un  buen  consejo. 

de  la  fe  de  Cristo  Allante,                   ^^H 

SiA.  ¿Qué  es  volver,  lio  y  señor? 

que  con  esto  nada  temo.                    ^^^| 

¿Adonde,  hermano  Cornelio? 
Después  de  tantas  fatigas. 

CoHNEL.   ¿Qué  glorias  puedo  esperar                  ^^^^ 

quedando  seguro  y  cierto                    ^^H 

¿volver  á  pasar  los  puertos? 

de  tu  constancia,  más  vivas                 ^^H 

Si  el  temor  os  acobarda, 

que  las  que  dichoso  espero,                ^^H 

¿no  tiene  el  sagrado  centro 

si  en  estas  silvestres  grutas                 ^^^| 

de  estas  ásperas  montañas 

por  la  fe  de  Cristo  muero?                  ^^^H 

naturales  p.ivimentos 

EuRosiA.  Dichosa  yo  que  he  llegado;                 ^^^H 

en  cuyas  silvestres  grutas 

mil  veces  dichosa  puedo                     ^^^H 

sin  tanta  inquietud  podemos 

llamarme,  pues  que  llegué                 ^^^H 

esperar  las  ocasiones 

al  colmo  de  mi  deseo                         ^^^H 

en  que  con  menores  riesgos 

y  acompañada  de  dos                           ^^^H 

podamos  pasar  al  colmo 

columnas  del  sacro  templo                 ^^^| 

más  feliz  de  nuestro  intento? 

de  aquel  Salomón  divino,                   ^^^H 

Esla  es  la  que  solicito  (Aparte) 

con  cuyo  arrimo  bien  puedo              ^^^H 

y  la  que  ha  guardado  el  cielo 

asegurarme  constante                         ^^^H 

para  más  dichosos  fines 

en  el  más  divino  empleo,                    ^^^H 

ocultos  en  sus  secretos. 

hecha  victima  dichosa                        ^^^H 

En  este  monte  podéis 

de  mi  esposo  y  de  mi  dueño.              ^^^| 

esperar  un  poco  tiempo 

BoDOQ.     No  voy  muy  de  buena  ganaa,                 ^H 

subiendo  por  esla  falda 

porque  me  presumo  y  temo                      ^M 

hasta  llegar  á  unos  huecos 

que  daremos  en  las  llamas                        ^M 

cubiertos  de  firmes  rocas. 

pcns)>ndo  salir  del  fuego.      (Vanse.)          H 

que  yo  voy  por  estos  cerros, 

Atan.       (Dínfro.)  Cercad  lodos  esos  monles,         H 

si  acaso  puedo  escurrirme. 

que  los  caballos  que  tascan                 ^^H 

LA  JOYA  DE  LAS  MONTABAS                               ^^^H 

Cios  prados  pronostican 

que  mi  capitán  os  mandT^H 

que  leñemos  }a  la  caza 

que  dejéis  la  fe  Je  Crísio.    ^M 

en  sus  senos  escondida. 

CoRNEL.   Hso  no;  antes  la  espada       ^M 
misma  que  ya  te  rendí,        ^ 

ESCENA    Vil 

abra,  moro,  en  mis  entrañas 
puerta,  por  que  el  corazón 

Saltn  los  MoKoi. 

misteriusamente  salga         ^H. 
á  dar  gracias  á  mí  Dios        H 

^^^^^Mecot. 

He  de  abrasar  <a  montaña 

de  la  vida  que  le  aguarda.    ^ 

si  no  topare  en  sus  ¡gruías 

Tarife.    .jCómo  esperas  tener  vida 

lo  que  mi  valor  contrasta. 

s"i  la  muerte  te  amenaza 

^H 

.     Subamos  aquesta  cuesta, 

sólo  por  seguir  á  Cristo? 

que,  por  huir  su  desgracia, 

•CoRNKL.    ¡Oh.  bárbaro,  qué  •-    n^ 

te  ocupa  el  pechol                :fl 

sin  duda  rie  habrán  subido 

hasta  la  cumbre  más  alia; 

que  el  morir  porC;,,^  ^,  taüjl 

pero  no  se  han  de  escapar 

vida  con  que  el  justo  vire 

si  la  vida  no  me  falla. 

en  la  bienaventuranza?        .^ 

V              Mecot. 

¡Qué  penosa  es  esia  cuesta! 

Bodoque. ^Por  dónde  podré  escurrría^i 

^^         Atan. 

Prosigue:  el  paso  adelanta 

iQue  no  tenga  puerta  f«lsa^H 

á  esos  riscos  á  quien  ciñe 

esta  casa  de  peñascos.         ^| 

lanto  plumaje  de  plata 

ni  resquicios,  ni  ventanaif  ^1 

de  esie  arroyo,  que  es  espejo 

Arciscl.   Valor,  amigos,  que  es  hora 

de  lan  excelsa  montaña. 

de  dar  ya  sacriñcadas 

que  el  corazón  adivina 

las  vidas  á  nuestro  Dios.      ^M 

que  en  habitación  opaca 

Todos.      Nunca  el  corazón  desinaya^f 

es  toldo  propicio  á  quien 

para  tan  divina  empreí>a;      ^M 

buscan  con  furor  mis  ansias. 

reciba  Dios  nuestras  a  linas.  |H 

^^^^^"amff. 

No  ha  de  escaparse  persona 

Mecot.      Pues  morid,  litros  cristtano^| 

oue  siffa  la  ley  cristiana 
de  mi  cuchillo  arrogante. 

y  mi  cuchilla  esforzada       ^M 

sea  instrumento  á  quien       H 

[             INIecot. 

Aunque  toda  esta  montaña. 

de  M ahorna  la  fe  sania         S 

como  de  plantas  vestida, 

deba  aplausos  contra  injurii^" 

de  gente  fuera  poblada, 

de  la  cristiana  canalla. 

temblara  de  ver  desnuda 

(Entran  y  corrtn  td  «orí 

esta  corva  cimitarra. 

Atan.       Advertid:  Si  entre  estos  mismos 

^^       Atas. 

De  vuestro  valor  confio 

está  aquella  hermosa  dama    ^ 

que,  á  la  mayor  repugnancia, 

que  es  Princesa  de  BohemiaiBl 

daréis  muestra  de  quien  sois: 

sacaréisla  acá,  que  el  alma   V 

hoy  daréis  nombrj  á  la  fama 

se  promete  reducirla               H 

con  la  dicha  que  esperamos, 

á  la  secta  mahometana.    ^_^| 

que  aquestas  tiernas  pisadas 

^■1 

me  aseguran  que  han  pasado 

á  ocultarse  en  la  montaña 

ESCENA  IX        ^^B 

los  dueños  de  los  caballos 

EUROSIA  y  los  Monos.              ^H 

que  est¿n  del  monte  á  la  falda. 

■ 

^^M    Mrcot. 

Ya  parece  que  los  tengo 

Mkcot.      Ya  quedan  todos  tendidos     H 

hechos  treinta  mil  miajas. 

en  la  tierra,  cuyas  ansias       H 

^H     Tarife. 

Detente,  el  paso  reporta. 

publican  en  tristes  quejas      H 

que  [en]  aquella  cueva  opact 

el  rigor  de  mí  arrogancia.       H 

se  suena  rumor  de  gente. 

TAKirt.     Ksta  sola  es  la  que  Alá           H 

^^P    Atan. 

Ea,  pues,  moros,  al  arma. 

con  algún  misterio  guarda     ™ 

no  quede  persona  viva 

para  esposa  de  mi  Rey. 

si  fuere  gente  cristiana; 

EijRostA.  (Ap.)  ¡Divino  Sol  de  mi  »lin% 

pero  advertid  que  si  fuese 

alumbradme  en  claros  ginos„ 

aquella  hermosa  bohemia 

no  malogre  la  esperania 

que  buscamos,  no  le  deis 

que  tuve  de  ser  dichosa! 

la  muerte. 

Atan.       Lucero  hermoso  del  alba: 
¿eres  la  Princesa  acaso 
de  Bohemia,  cuya  fama 

KSCENA  VHI 

extendida  por  el  orbe 
hizo  publicar  tus  gracias? 

V           Corrtn  una  cortina  yttvtdmtro  4  lo$  crtttíano».    1 

EuROSiA.  Yo  soy  Eurosia  y  bohema. 

la  mujer  más  desdichada 

^H       TADtrS. 

iQué  grande  caza! 

que  tiene  el  mundo.  (¿Si  aCH 

Nueve  tenemos  aquí. 

la  corona  me  dilatas 

¡Rendid,  villanos,  las  armas! 

del  martirio.  Virgen  i 

r          Mecot. 

iQüé  gente  sois?  Advenid 

Atan.       Dichosa  serás  si  csm 

^^^^P                                           JORNADA  TERCERA                                                            SBg          ^^^| 

lus  ojos,  divinos  soles. 

cristalina  y  aparente                             ^^^^M 

en  U  secta  mahometana. 

con  que  aliviarás  tu  pena.                    ^^^^| 

tA.  (■*?•)  ¿Qué  es  esto?  (Ziielos,  valedme; 

Toma  la  vara  y  darás                          ^^^^| 

¿cómo  entre  mis  camaradas 

con  ella  en  la  tierra  dura,                  ^^^^H 

yo  sola  quedo  con  vida? 

y  á  los  tres  golpes  verás                  ^^^^^H 

¿Cómo  tanto  se  dilata 

que  raudales  sacarás                         ^^^^^^| 

la  corona,  Esposo  mío. 

que  coronen  esta  altura.                     ^^^^^| 

que  tengo  |tan|  deseada? 

EuffosiA.  Ángel  mió  soberano,                            ^^^^M 

Si  dejas  la  fe  de  Cristo 

¿qué  favor  tan  singular                         ^^^^| 

serás,  ilustre  bohemiana. 

me  quieres  comunicar?                         ^^^^| 

la  mis  dichosa  mujer 

No  merezco  que  esa  mano                    ^^^H 

del  mundo,  pues  cuanto  bañan 

me  dé  tanto  que  estimar;                              ^H 

los  rayos  de  Febo  y  Cinlia 

que  padezca  sed  se  ve                                  ^H 

verás  postrado  á  tus  plantas. 

pues  lo  pinta  mi  dolor,                               ^^| 

lA.  Mal  conoces  mi  valor: 

pero  también  mi  Criador                        ^^^H 

¡qué  fácilmente  te  engañas! 

la  padeció:  pues  ¿por  qué                     ^^^H 

(A/f )  [Dulce  Jesiis  de  mi  vidal 

no  la  ha  de  sufrir  mí  amor?                  ^^^^| 

;No  es  hora  ya  que  mi  alma 

Por  que  aumente  mí  doloi                           ^^M 

iríuníc  de  los  tormentos 

la  tierra  tengo  de  herir                                   ^H 

que  crueles  me  amenazan? 

y  la  fuente  ha  de  salir;                                  ^H 

Resuélvele  á  lo  que  digo. 

mas  á  su  vista  mi  amor                                ^^M 

lA.  Tu  porfía  es  excusada. 

esta  sed  ha  de  sufrir.                                     ^H 

Olvida  á  Fortún  Garcés, 

Anoei..      No  sólo  en  aquesta  sierra                             ^H 

que,  con  Aben  l.op  casada. 

tu  Esposo  merced  te  fragua,                        ^H 

podrás  feliz  coronarte 

mas  en  cuanto  el  mundo  encierra          ^^^H 

por  Reina  de  toda  España. 
lA.  Nada  estimo  lus  promesas, 

tendrás  dominio  en  el  agua                   ^^^^M 

para  que  riegue  la  tierra.                       ^^^^| 

que  más  noble  Esposo  aguarda 

EiJKOsu.  Para  el  martirio,  el  valor                       ^^^^H 

mi  corazón;  no  dilates 

de  mi  pecho  no  se  aparte.                     ^^^^| 

con  esa  tirana  espada 

/noel.      Ya  te  asegura  mí  amor                           ^^^^| 

hacer  lo  mismo  que  hicieron 

estar  siempre  de  tu  parte.                      ^^^H 

tus  villanos  camaradas 

(5t<6rJ«  r/ Ángel. \     ^^^^B 

en  los  que,  aunque  yertos,  viven 

^^^^M 

en  la  bienaventuranza. 
Quitadla  de  mi  presencia. 

XI               ^^H 

y  en  esa  cumbre  más  alta. 

Dichos,  m«NO>  t/  AC4GIL.                          ^^^^H 

con  la  crueldad  posible. 
tomad  en  ella  venganza 
de  la  ofensa  que  á  mis  dioses 
hace  aquesta  vil  cristiana. 

E.    Vamos,  pues. 

HA.                        Cíelo  divino, 

EuRosiA.  Dios  Ce  conserve  en  su  amor.               ^^^^| 
Tierra,  al  Criador  sabéis                        ^^^H 

que  el  respeto  obedencial                            ^H 

os  toca;  si  no  tenéis                                    ^^M 
agua  ni  os  es  natural,                                 ^^M 

doy  las  muy  debidas  gracias 
á  tanto  favor;  no  olvides, 

sacad,  que  sudar  podéis.                              ^^M 
(Da  los  trts  golpes  con  la  ttara  ri  (fe-            ^^B 

rra  y  sale  Agua.)                                                   ^^H 

án^el  sanio  de  mi  guarda, 
esta  feminil  criatura 
que  tienes  encomendada. 

iQué  milagro  prodigioso!                             ^^M 
iQue  merezca,  Esposo  mío,                  ^^^^M 
dulce  dueño,  amado  esposo,                ^^^^| 

tanto  favorl  Fervoroso                          ^^^^| 

^A            ESCENA  X 

os  da  gracias  mí  albedrío.                            ^^M 

■V 

iQué  hermosa  fuente  salió!                         ^H 

fmuH  AaoRt  rfe  lo  alto  y  caen  los  Monos 

{Vuelven  en  sí  los  ílloro%.)            ^^M 

fu  fffrra.— OicBo». 

Atan.        ¿Qué  turbación  es  aquesta?                        ^H 

j£n  qué  quieres  mi  asistencia. 
Eurosia,  divina  esposa 

Tahifk.    Un  resplandor  me  cegó                                ^H 

bajando  por  esta  cuesta                               ^H 

de  Jesús? 

que  el  aliento  me  quitó.                               ^H 

HA.                 A  tu  clemencia 

Mecot.     Sin  duda  Mahoma  ha  enviado                    ^^M 

postro  toda  mi  obediencia 

algún  garzón  de  su  casa                              ^^M 

para  ser  la  más  dichosa. 

y  á  esforzarnos  ha  bajado,                    ^^^^| 

¿Qué  pasión  más  te  atormenta 

aunque  nuestra  suerte  escasa               ^^^^H 

en  tan  riguroso  trance? 

nos  haya  puesto  en  cuidado.                ^^^^^ 

DA.  La  grave  sed  que  avarienta 

Atan.        Al  instante  di>d  la  muerte                     ^^^^| 

quitarme  la  vida  interna 

á  esa  crístiana  atrevida.                          ^^^^H 

antes  que  el  martirio  alcance. 

antes  que  otro  amago  fuerte                 ^^^^| 

Con  esta  vara  excelente. 

nos  dé  Mahoma  de  suerte                          ^^| 

en  esta  montaña  amena 

que  nos  deje  aquí  sin  vida.                          ^^M 

sacarás  luego  una  fuente 

Tahike.    Para  que  más  gusto  demos                        ^H 

540 


Mecot. 
Euros)  A. 


Atan. 


Mecot. 
EdUosiA. 

Tarife. 
Atan. 


Eurosia, 


lA  joya  de  las  montaRa*^ 


Atan. 
Tarifb. 

M  ECOT. 

Atak. 


Mosy. 


Mosg. 
Ladra. 


á  nuestro  Profeta  santo, 
¿qué  castigo  le  daremus? 
Ls  cabeza  le  coitemus. 
iQuc  albocúzü,  cielo  santo; 
qué  alcgríi  tengo  en  mi 
con  la  sentencia  que  o¡! 
Atormentadla  á  porrazos, 
cortarle  piernas  y  brazos, 
y  en  estando  puesta  asi 
yo  mismo,  con  mi  destreza, 
le  quitaré  la  cabeza. 
Vamos,  vamos. 

Va  le  sigo. 
¡Dulce  Jesüs,  id  con<nit;ol 
|Por  Alá  que  es  linda  pieza  I 
Kstü  digu  por  si  acaso 
la  reducirá  el  temor. 
No  ames  tanto  tu  dulor, 
Eurosia,  por  ti  me  abraso; 
conviene  á  mi  ley  tu  amor. 
,  Desengáñate,  inhumano, 
que  no  tengo  de  dejar 
á  mi  Esposo  singular 
por  tu  mala  fe.  Tirano, 
^quc  pretendes  conquistar.-* 
Convertirte  si  es  posible 
á  mi  ley. 

Vas  engañado 
con  esa  fe  tan  horrible. 
Ya  me  tienes  apurado 
con  esa  llema  insufrible. 
Dulce  Jesús  de  mi  vida, 
¿qué  es  del  dia  tan  dichoso 
que  ganándoos  para  esposo 
he  de  hacer  yo  mi  partida? 
Ya  estoy  contigo  furioso. 
Parécemeque  no  acierta 
en  matarla  6  estoy  loco. 
Yo  rabio  por  verla  muerta. 
Elévala,  que  poco  i  piKo 
podrá  ser  que  se  convierta. 

(Vanxe  y  llevan  á  Eurosia.) 
ESCENA    .\H 

Laura  mía,  ique  te  veo! 
¿Eres  Laura  ó  eres  diablo? 
¡Sí,  por  vida  de  San  Pablo, 
que  te  veo  y  no  lo  creo! 
¡Qué  bien  se  ve  lo  que  estimas 
mi  fino  amor,  bodeguero! 
¿De  cuándo  acá  á  tabernero 
mi  noble  oficio  sublinras? 
¿Qué  oficio  tienes.  Mosquete, 
que  logra  tan  noble  fama? 
(iuardacarnc  de  tu  ama, 
y  de  mi  amo  alcahuete. 
¿Cómo  nos  fuiste  á  dejar 
solas  en  el  campo,  aleve? 
¿Cómo?  Como  quien  se  atreve, 
os  dejé  y  me  ful  á  pillar. 
Yo  con  mi  ama  Leonor 
me  volví  luego  al  instante. 
¿No  os  cogieron? 

Es  constante. 


Moso.       ¿Qué  es  del  Conde  m:  »fñor? 
Laura.     Con  el  Principe  quedó 

y  creo  que  viene  alli. 
MosQ.        Hoy  gano  albricia  aquí. 
Laura.     ¿De  qué? 
MosQ.       '  Va  me  lo  sé  jro. 


ESCENA  Xlíl 

Saltn  ti  Príncipe,  ti  Condr  y  Lkokop.' 

C.ONDE.      La  gente  está  prevenida; 
dispóngase  la  jornada, 
señor,  al  punto,  que  es  c» 
hay  peligro  en  la  tardanía. 

pRÍNCirK.  ¿Qué  número  de  soldados 
es  el  que  nos  acompaña? 

CoNOE,  Cuatrocientos  montañeses 
tan  esforzados  que  bastan 
á  conquistar  medio  mund( 

Phíscipe.  ¿y  esián  vestidos  de  gala?  I 


Aquí  acaba  el  manuscrito  de  la  Btb 
Nacional.  En  la  refundición  de  I 
des,  que  mencionamos  en  el  Car., 
del  martirio  de  la  Santa  y  batalla  y  uujni 
los  cristianos,  con  auxilio  de  ella,  termir 

FoRTUN.  Notable  victoria  ha  sido. 
t^oNDE.     Victoria  ha  sido  extremad! 
FoRTMN.   A  li.  valiente  Leonor, 

se  debe. 
Leonoh.  y  á  todas  cuantas 

vistieron  esta  librea; 

que  la  Virgen  soberana 

en  una  de  su  familia 

me  dio  la  moda  bizarra. 

Esta  fué  Orosia,  que  vive 

en  la  celestial  morada. 

cuya  cuchilla  arrogante. 

por  QUicn  fué  martirizada. 

nos  dió  tan  grande  victoria 

f)or  timbre  de  nuestras  «íí 
'or  lamo  favor  del  ciclo 
á  María  sacrosanta 
prometo  un  templo  devoto 
con  invocación  sagrada 
de  Virgen  de  la  Victoria; 
y  por  seguir  las  pisadas 
de  la  que  amé  por  esposa 
hasta  la  celeste  patria, 
en  el  convento  uc  Leirc 
daré  fin  á  mi  esperan^a^ 

CoNDB.     Aquesta  ciudad  ílusti 
dará  á  María  las  grací 
el  primer  viernes  de  Mi 
de  merced  tan  «rñalada 
todos  los  años;  y  i  Orosia 
tendrá  la  ciudad  de  Jaca 
por  su  indita  palrona. 

Leonor.  Estos  moros  á  las  plantas 
de  vuestra  alteza  reodidof 
postran  toda  su  arroj 


JORNADA  TERCERA 


541 


Y  también  de  cuatro  reyes 
las  cabezas  coronadas. 

(Sale  Mosqeute  con  una  bandera  vieja.) 

Y  también  esta  bandera 
^ue  quité  á  bofetadas 

a  veinte  moros  ya  muertos 
á  pellizcos  y  á  patadas. 
Con  tan  insignes  trofeos 
entronizan  la  cruz  blanca 


de  tantos  moros  vencidos 
las  banderas  y  las  lanzas 
añadiendo  estas  cabezas 
al  escudo  de  sus  armas. 
MosQ.       Con  esto,  señores  míos, 
ya  parece  cosa  honrada 

2ue  ponga  fin  á  su  historia 
a  Joya  de  las  Montañas. 


OUIEN  DA  LUFXO  DA  DOS  VECI 

COMEDIA  FAMOSA  DEL  MAESTRO  TIRSO   DE  M( 


HABLAN  EN   ELLA  LAS  PERSONAS  SIGUIENTES  oi 


DoSa  Elena. 
Margarita. 
Calvete. 
Don  Luis. 
Don  Diego. 
Marco  Antonio, 


Pkynado. 

El  Marqués. 

El  PrIncipe  de  P' 

Claudia. 

Julio. 

CAIII.OS. 


JORNADA  PRIMERA 


ESCEN.A  PRIMERA 
Salen  Doh  Luis,  tttudiantt,  y  Maruapiia,  liama. 


Luís. 

Margar. 

Luis. 

Maroar. 

Luis. 

Marcar- 


Luis. 
Margar. 


Luis. 
Marcar. 


Luis. 

M  ARt.AH 


Por  vida  vuestra... 

Es  en  vano. 
Sólo  un  rato. 

Ni  un  instante. 
Trato  tengo  cortesano. 
Sois  español  y  estudiante, 
iréisos  del  pie  á  la  mano; 
idos,  ó  haré  que  us  vais.  ¡Holal 

{Da  yoc**.) 
La  quinta  ha  quedado  sola. 
Noble  soy,  perded  el  miedo. 
Siendo  mujer  ¿cómo  puedo, 
si  la  licencia  española 
conozco  y  su  inclinación? 
Pues  <qu¿  tiene? 

Es  tan  extraña, 
que,  según  nuestra  opinión, 
nunca  eché  de  ver  Españ.-» 
si  era  calva  la  ocasión. 
Cortedad  es  jel{  perdella 
cuand*  nunca  usaron  della 
manchando  vuestro  valor. 
Luego  echáis  la  culpa  á  amor 
y  decís  que  os  atropella; 
basta  lo  que  habéis  hablado 
y  que  con  miedo  os  he  oído. 
^Palabras  miedo  us  han  dado? 
Siempre  Us  de  Rspaña  han  sido 


obras,  según  me  han  con^ 
y  no  son  recelos  vanos, 
porque  acá  los  italianos 
dicen,  aunque  no  de  rnic 
que  leñéis  los  de  Toledo 
hasta  en  las  palabras  mai 

Liís.         Allá  el  decir  es  hacer; 

pero  aunque  este  nombr 
nunca  saben  ofender. 

Margar.  Con  palabras  que  tanto 
mal  parece  una  mujer, 
y  por  esto  no  os  consient 
que  me  habléis. 

Luis.  ^Quédcirii 

corréis  si  palabras  son 
viento  vano? 

Margar.  Hav 

q^ue  en  España  ci  . 

Ltns.        Es  verdad.  Andalucía, 
de  Marte  y  Minerva  mi 
caballos  veloces  cria 
que  al  viento  tienen  por] 

Margar.  Luego  la  sospecha  mía 

no  es  mucho  llegue  á  teniet 
que  aqui  me  habléis,  puc 
palabras  viento  en  el  mt 
si  el  de  España  es  tan  fe 
riesgo  corre  una  mujer. 

Luis.         Ytíjíuas  paren  en  España^ 
del  viento,  mujeres  no. 

Margar.  Esa  opinión  os  cní»*"  » 
porque  si  el  vioi 
virtud  tan  nueva 
con  los  brutos  sin  raidt 
y  para  su  perfecció.n 


II)    In(crvi«ncD  idemá»  K*»ia  y  Labradodu 


^^^^^^                                        JORNADA 

PRIMKRA                                                      543^^^^B 

1        basta  ei  aire  que  no  calma, 

en  decir  que  en  paz  y  en  guerra           ^^H 

1        m^é  harán  palabras  con  alma. 

es  escritorio  del  mundo                        ^^^H 

^hV  más  si  españolas  son? 

donde  sus  joyas  encierra.                    ^^^M 

^Hflo  corre  ese  riesgo  en  vos, 

Vimos  á  Bresa,  Verona,                       ^^^H 

Poique  os  hizo  de  bronce  Dios. 

Mantua,  Ferrara,  Cremona.                ^^^H 

C*.  Idos,  ó  iréme... 

Pavía,  Parma,  Plasencia,                           ^H 

r                                Un  oído 

Módena.  Lodi.  Vicencia                       ^^^M 

I        sólo  de  limosna  os  pido. 

y  lodo  lo  que  corona                            ^^^H 

^AR.  Si  no  lengo  más  de  dos. 

el  Tesin  y  el  Po  lombardos,               ^^^| 

1        <por  qué  me  pedís  el  uno? 

sin  que  la  inmensa  beldad                    ^^^| 

1        Porque  mis  quejas  emienda. 

de  sus  ángeles  gallardos                      ^^^H 

mk».  No  he  visto  yo  pifare  alguno 

pudiese  á  la  libertad                            ^^^H 

k que  la  mitad  de  la  hacienda 

enflaquecer  los  resguardos.                 ^^^| 

^^ida. 

Hasta  que,  ;ntrando  en  Bolonia.        ^^^| 

W^f       Soy  pobre  importuno. 

aqui,  donde  su  colonia                          ^^^H 

Hfc  De  limosna  os  lo  concedo; 

tiene  Apolo  y  donde,  en  suma,            ^^^H 

abreviad,  que  atenía  quedo. 

Aleñas  rindió  su  pluma                        ^^^| 

Un  año  ha,  señora  mia, 

y  sus  armas  Babilonia,                         ^^^H 

que  dejé  la  patria  mía. 

mirando  los  privilegios                        ^^^H 

va  vos  sabéis  que  es  Toledo. 

que  le  dio  naturaleza,                           ^^^| 

La  mocedad,  que  violenta 

sus  conventos,  sus  colegios,                ^^^| 

consejos  de  un  padre  dados. 

su  gobierno  y  la  grandeza                  ^^^H 

que  con  su  nobleza  intenta 

de  sus  edificios  regios.                         ,^^^H 

dejarme  diez  mil  ducados, 

Mieniras  que  los  ojos  vían                ¡j^^^M 

entre  otra  hacienda,  de  renta. 

fábricas  que  entretenían                 ^^^^H 

me  obligó  á  ver  novedades 

el  gusto,  entonces  en  calma,            ^^^^H 

de  Italia,  cuyas  ciudades. 

asomóse  á  ellos  el  alma:                     ^^^| 

letras,  armas,  bizarría, 

ccrráranse,  pues  podían,                       ^^^1 

autoridad,  policía. 

pero  fuera  su  crueldad,                         ^^^| 

^^  nobleza  y  antigüedades 

y  menus  daño  es,  señora,                    ^^^M 

^Khacen  venir  á  ofrecerla 

que  pierda  su  libertad                          ^^^H 

^Vy  rendirle  la  ventaja 

el  alma  que  os  ve  y  adora                   ^^^H 

á  cuantos  vienen  á  verla, 

que  el  no  gozar  tal  beldad.                  ^^^| 

pues  dicen  que  hZuropa  es  caja 

Vi  en  vos  el  mal  que  contemplo  ^^^H 
por  bien,  al  salir  ae  un  templo            ^^H 

y  en  ella  Italia  es  la  perla. 

Gustó  de  venir  conmigo. 

y  entrar  en  una  carroza,                      ^^H 

por  ver  tierras,  un  amigo. 

cuarta  esfera  que  el  sol  goza,                ^^H 

mi  igual  en  valor  y  edad; 

y  alumbra  el  mundo  á  su  ejemplo.      ^^H 

que  en  la  patria  es  calidad 

Y  ciego  el  claro  arrebol                         ^^^M 

el  ser  un  hombre  testigo 

que  aquesta  hermosura  muestra,        ^^^| 

de  vista  en  otras  naciones 

sospeché,  i  fe  de  español,                    ^^^ñ 

varias  en  leye»,  y  gente 

que  era  la  eclíptica  vuestra                  ^^^| 

con  que  en  las  conversaciones 

como  me  Vi  junto  al  sol;                      ^^^H 

convoca  auditorio  y  miente 

infórmeme  del  estado,                         ^^^H 

sin  peligro  de  objeciones. 

nombre  y  valor  que  os  ha  dado         ^^^| 

Llegamos  á  Lombardía 

la  fama  que  os  acredita;                       ^^^| 

después  de  ver  la  abundancia. 

sé  que  os  llamáis  Margarita;               ^^^| 

armas,  valor,  pulicia 

aue  sin  padre  habéis  quedado  ^M 
debajo  de  la  cautcU                    ^                  ^M 

y  hermosura  con  que  Francia 

á  Venus  y  á  Marte  cria. 

de  Marco  Antonio  (jonzaga,                      H 

Y  embarcados  en  Marsella 

hermano  vuestro,  que  os  cela              ^^^B 

hasta  (jénova  la  bella 

como  padre,  y  es  bien  lo  haga,           ^^^| 

advenimos  lo  que  puede 

que  el  cuerdo  siempre  recela.  ^^^| 
Supe  que  vuestra  riqueza                    ^^^| 

la  industria  sabía  que  e.xcede 

la  naturaleza  en  ella. 

no  iguala  á  vuestra  nobleza,               ^^^| 

Vimos  al  mundo  en  Milán 

que  es  milagro  cuando  auna               ^^^| 

i        abreviado,  su  riqueza. 

con  los  dotes  de  fortuna                      ^^^| 

las  armas  que  se  la  dan. 

los  suyos  naturaleza.                           ^^^| 

su  apacible  fortaleza, 

Y  supe,  en  Hn,  que  en  beldad,            ^^^| 

tanto  español  capitán. 

en  virtudes,  en  valor,                          ^^^H 

tanto  principe  de  fama, 

nobleza  y  honestidad,                          ^^^H 

lamo  caballero  y  dfwna, 

sois  el  ejemplo  mayor                         ^^^B 

tanto  mercader  copioso. 

con  que  se  honra  ésta  ciudad.                  ^| 

tanto  edificio  suntuoso. 

Viendo,  pues,  daros  la  palma                    H 

que,  no  obstante  quese  llama 

de  ludo  á  todos,  en  calma                           H 

Milán  por  ser  de  la  tierra 

mi  esperanza  mal  segura,                    ^^^ñ 

el  epílogo,  me  fundo 

adoré  vuestra  hermosura,                 ^^^M 

Pi 

y  vuestra  virtud,  el  alma. 

lleva  Marco  Antonio  mal        ^B 

^^^^H 

Quédeme  aquí  con  color 

el  verme  mal  empleada,          ^fl 

^^^^^H 

de  estudiar,  con  que  gane 

y  asi  á  mi  gusto  se  aplica.        ^^ 

^^^^H 

de  mis  padres  el  amor, 

I.Dis.         Pues  ,jes  justo,  prenda  amada. 

^^^^^K 

y  hasta  á  mi  amigo  obligué 

que  margarita  tan  rica            Jl 

^^^^H 

que  escogiese  por  mejor 

en  hierro  viva  engastada.^        ^B 

^^^^^H 

la  escolástica  apariencia 

¿No  es  mejor  engaste  d  oro,   ^fl 

^^^^^H 

á  auien  amor  reverencia, 
mas  que  galas  arrogantes. 

pues  por  mí  dueño  os  adoru,  ^M 

^^^^^^ 

de  diez  mil  ducados?              ^H 

^^^^^B 

que  amor  es  dios  de  estudiantes 

Makoah.                                   Ya           ^M 

^^^^^B 

V  su  facultad  ya  es  ciencia. 

es  imposible.                           ^M 

^^^^^m 

Seis  meses  ha  que  os  molesto 

Li'ts.                            ¿Será                    ■ 

^^^^K 

con  los  medios  que  ha  podido 

de  unta  estima  el  lesoro         H 

^^^^^B 

el  alma  que  os  manifiesta 

con  que  Arabia  se  enriquece,  ^| 

^^^^^H 

su  amor,  y  no  ha  merecido 

como  el  que  vuestra  hermosu^H 

^^^^H 

aun  para  morir  respuesta. 

con  vuestra  virtud  meofrece?^H^ 

^^^^^H 

A  esta  causa  vine  aquí 

¡Mal  haya,  amén,  quien  procf^f 

^^^^^H 

á  informaros  yo  de  mi. 

cuando  casarse  apetece.          ^H 

^^^^H 

que  para  pleiios  de  amor 

dotes  de  hacienda  y  nqu«Si,  ^M 

^^^^^v 

no  hay  mejor  procurador 

si  la  virtud  y  belleza               ^Bt 

^^^^F 

que  el  procurar  para  sí. 

dan  sus  dotes  al  amor,            ^M 

^^^^^L 

Diez  mil  ducados  heredo. 

pues  sólo  tienen  valor            H 

^^^^H 

nobleza  los  acompaña 

dotes  de  naturaleza!                H 

^^^^V 

con  que  pretenderos  puedo. 

Margar.  Mirad  quedáis  que  notar       ^| 

^^^^^r 

El  nombre  que  me  dio  España 

aqui.                                        H 

^^^^K 

es  don  Luis  de  Toledo; 

Luis.                   i  Volveos  á  secar,         ■ 

^^^^^k 

sólo  para  que  me  sobre 

esperanzas  mal  logradas.'        ■ 

^^^^^B 

ledo  el  bien,  falta  que  cobre 

Margar.  Palabras  al  ciclo  dn.'a'i.           ■ 

^^^^^B 

mi  dicha  la  mejor  dita. 

^quicn  las  osar                ■''■      H 

^^^^^P 

Que  es  por  dueño  á  Margarita 
del  alma;  sin  ella,  pobre. 

Luis.         ¿QuiénP  Una  d                 jI).   ^M 

^^^^^^ 

Margar,  j  De  religión?  Será  tn  vano.  H 
Luis.         Pues,  amor,  <no  es  religvón?M 

1            Marcar 

,  Dejáisme  tan  obligada, 

■ 

señor  don  Luis  de  Toledo, 

Margar.  Visto  nos  ha  el  hortelano:     ^t 

1 

cuanto  imposibilitada 

larde  es;  que  os  vais  es  r«zá^H 

^^H 

de  pagaros,  porque  quedo 

^1 

^^^t 

de  otra  obligación  prendada. 

^H 

^^B* 

Porque  nunca  he  confesado 

vn^^^w^m*    >                                                J^^^^^^^^^^H 

^^1 

deudas,  que  es  trabajo  inmensu; 

ESCENA  If        ^^H 

^^H 

pero  vos  estáis  culpado. 

^^^H 

^^H 

pues  echasteis  ese  censo 

Sait  Carlos,  4f  korttUmo.—lMCMiJ^t 

^^H 

antes  de  estar  ioformado 

^M 

^^B 

si  hay  hipotecas  en  mí 

Luis.         Daros  gusto  determino,         H 

^^H 

con  que  pagaros,  y  asi 

si  de  una  mano  el  divino       H 

^^B 

perderá  vuestro  caudal 

cristal  me  dejáis  besar.          ^t 

^H 

réditos  y  principal. 
Pues  la  libertad  perdí, 

[Tómaie  la  manu  y  apdttml^^ 

^^H 

que  era  la  joya  mejor, 

Margar.  Daré  voces.                            H 

^^B 

ninguna  me  satisface. 

Carlos.                       lAh.  cscolart     ■ 

^^f 

Pero  ¿á  quién  tencíis  amor.' 

iQue  pisáis  el  Icchuguiool  ^M 

Maroam 

.  Notable  ventaja  os  hace. 

Par  Dios  que  nos  dais  la  vVdH 

l-UIS. 

En  dicha,  si  no  en  valor. 

rjuitaüs,  que  echáis  á  perder^ 

Margar 

.  En  todo,  y  porque  cobréis 

la  hortaliza.                            fl 

sosicao  y  os  consoléis, 
sabed,  señor  don  Luis, 

Luis.                           Si  perdida             H 

mi  esperanza  vengo  ¿  rer      H 

que  es  [)ios  con  quien  competís. 

y  seca  antes  que  nacida,        ^M 

^m       Luis, 

Luej^o  ¿ser  monja  queréis.'" 

¿qué  imporla^                      ^H 

^^1      Margar 

.  Aqueste  ha  de  ser  mi  estado. 

Carlos.                           ¡Buenas  razo^H 

^B      Lms. 

(iMabéis  hecho  voloP 

Tomad  con  tiempo  la  pacrMP 

^^P       Margar 

Si. 

porque  en  tales  ocasiones 

^"        Luis. 

Pues  ^cómo  no  lo  ha  estorbado 

está  temblando  la  liucrta 

V 

vuestro  hermano."* 

de  escolare!,  y  .                       ^M 
¿Mas  que  si  \í\                 crroH 

^^        Mar<,ab 

Antes  asi 

^M 

aseguró  su  cuidado, 

y  voy  á  soltar  ei  peno         ^M 

^^K 

que  como  falla  el  caudal 

que  ese  quillotro  se  os  quiU^Hi 

^^^^ 

para  darme  esposo  igual, 

Margar.  Adiós,                                    ^M 

^^^^^L 

y  la  nobleza  no  es  prenda 

Luis.                   |Que  uI  margarita     ^B 

^^^^^^^m 

que  se  estima  sin  la  hacienda. 

guste  de  engastarse  en  htcfToH 

^^^^^^^^                          JORNADA 

PRIMERA                                                             545^^^^H 

^^^^    ESCRNA   III 

sobre  el  Imperio  bajó                            ^^^| 

^H 

á  Italia,  sin  cstorballo                           ^^^| 

^^       Dichos,  nenot  Don  Lci». 

el  Papa  Juan  veintidós,                        ^^^H 

' 

que  ayudaba  á  Federico?                     ^^^| 

l^jQué  es  esto,  esposa  querida? 

Margar.  Mi  padre  le  dio  favor                            ^^H 

^HLocas  diligencias  son, 

contra  el  Papa  y  contra  el  rey             ^^H 

^^^ueño  amado  de  mi  vida, 

Ludovico  de  Valoís.                              ^^^| 

de  una  vana  pretensión, 

siguiendo  los  gibellinos;                     ^^^M 

como  lal  aborrecida. 

pero  caro  nos  costó,                          ^^^| 

^.    iGallardo  español! 

pues  muerto  en  una  batalla                 ^^H 

pn.                                   Y  extraña 

que  en  las  riberas  del  Pó                ^^^^H 

locura  [lal  <)ue  le  engaña 

le  dio  el  príncipe  de  Parma,           ^^^^^1 

si  cree  que  como  ciudades 

á  quien  entregó  el  bastpn               ^^^^1 

ha  de  rendir  voluntades 

de  la  iglesia  el  Papa  Juan.                   ^^^H 

]a  dicha  y  valor  de  España, 

Quedamos  por  su  ocasión                   ^^H 

y  más  llamándoos  la  mía 

sin  patrimonio  y  hacienda;                  ^^^| 

^^dueño  suyo  un  año  ha. 

y  mi  hermano,  que  señor                     ^^^| 

^^Qué  amante  no  desvaría. 

fué  antes  de  tres  ciudades,                    ^^H 

J^fy  más  si  mirando  está 

despojado  recogió                               ^^H 

'       la  luz  que  ese  sol  le  envía? 
lAR.  ^Cuánao,  duque  de  Ferrara, 

á  Bolonia  las  reliquias                          ^^^| 

de  su  nobleza  y  valor,                         ^^H 

querrá  la  fortuna  avara, 

conservándole  cual  veis                      ^^^B 

.       sin  que  el  peligro  os  asombre, 

de  tal  suerte,  que  hasta  ho^                 ^^H 

^»que  en  publico  os  dé  esle  nombre? 

no  ha  pedido  hallar  materia                 ^^H 

^■¿Cuándo  saldrá  la  luz  ciara 

contra  él  la  murmuración.                   ,^^H 

^^^e  vuestra  dicha,  á  pesar 

Garios.    Dejó,  pues,  á vuestro  hermano            ^^H 

de  tantos  negros  nublados 

su  noble  progenitor                              ^^H 

que  la  intentan  eclipsar? 

la  enemistad  que  al  de  Parma              ^^H 

,íY  hasta  cuándo  mis  cuidados 

tuvo  como  en  sucesión;                        ^^^| 

^_han  de  temer  y  dudar 

y  consérvala  de  suerte,                         ^^H 

^Blel  poder  gozar  y  veros 

que  el  más  ilustre  blasón                     ^^H 

^^Totos  los  trajes  groseros 

con  que  se  honra  es  de  enemigo          ^^H 

r       con  que  anda  otra  vez  sujeto 

de  cuantos  le  dan  favor.                        ^^H 

^^el  desterrado  de  Admeio 

Mafgar.  No  es  mucho  que  la  venganza             ^^H 

^H«ntre  toscos  jardineros? 

precipite  la  razón,                                ^^H 

^■Por  vuestro  hermano  menor 

pues  perdimos  por  su  causa                ^^H 

'       os  veis,  duque,  desterrado 

hacienda  y  reputación                         ^^H 

de  Ferrara,  que  señor 

y  lo  que  es  más,  á  mi  padre,                ^^^H 

os  llainaba,  y  vuestro  Estado 

pues  dándosele  á  prisión                      ^^^| 

da  la  obediencia  á  un  traidor. 

no  quiso  sino  manchar                        ^^^| 

Cargos  promete  y  hacienda 

con  su  sangre  su  valor.                       ^^H 

á  quien  os  dé  miierie  ó  prenda, 

Pero  bien  nos  ha  vengado                    ^^H 
el  cielo,  pues  permitió                           ^^H 
que  el  .Marques  de  Monferrato,           ^^H 

y  el  vil  interés,  que  ofusca 
la  razón,  dicen  que  os  busca 

aunque  la  lealtad  se  ofenda. 

primo  del  Emperador                           ^^H 

Sola  yo,  que  disfrazado 

Federico,  le  quitase                                     ■ 

ante  ese  sayal  os  vi. 

á  Parma,  y  que  de  temor                    ^^H 

porque  no  andéis  desterrado. 

de  su  poder,  él  y  un  hijo                      ^^H 

en  vez  de  Ferrara  os  di 

huyesen  donde  hasta  hoy                   ^^H 

toda  el  alma  en  un  estado. 

no  se  sabe,  habiendo  un  año               ^^^| 

Reináis  sin  pena  ó  temor 

que,  disfrazados  los  dos,                      ^^H 

de  que  os  quite  algún  traidor 

prueban  la  distancia  que  hay                   V 

la  posesión  de  mis  bienes, 

de  ser  pobre  á  ser  señor.                      ^^B 

pues  os  ha  dado  en  rehenes 

.Mas,  decidme,  duque  mío,                   ^^H 

^^  mis  pensamientos,  amor. 

,;á  que  propósito  son                            ^^H 

^KMargarita,  muchas  cosas 

i'antos  trágicos  sucesos,                        ^^H 

^^traigo  de  que  daros  cuenta, 

que  estoy  puesta  en  confusión?          ^^^| 
Carlos.    Todos  estos,  Margarita,                       ^^H 

P      tan  nuevas  como  espantosas 

para  vos;  estadme  atenta, 

importan  á  nuestro  amor.                   ^^H 

que  os  han  de  ser  provechosas. 

medianero  entre  enemigos,                 ^^H 

¿No  fué  Filipo  Gonzaga 

aunque  de  guerras  autor.                    ^^^H 

vuestro  padre,  el  que  siguió 

Pero,  decidme:  si  ahora                       ^^^H 

en  bandos  de  Lombardia 

el  principe  que  mató                            ^^^| 

la  voz  del  emperador 

á  vuestro  padre  se  diese                       ^^^| 

Ludovico  de  Baviera, 

á  vuestro  hermano  á  prisión,              ^^H 

'        que  siendo  competidor 

olvidados  sus  agravios,                        ^^H 

contra  Federico  de  Austria 

¿no  te  daría  perdón,                             ^^H 

DMEOIAS  DE  TIRSO   DE  MOLINA.— TOMO  II 

^H 

^^^546 

QUIEN  DA  LUEGO  DA  DOi  VECE^^^^^^^^^^^B 

^H 

á  pesar  de  la  venganza, 

que  al  salir  de  una  carr^^^f 

^H 

que  es  de  tiranos  blasón? 
Con  ser  mi  hermano  tan  noble 

que  á  vuestras  puertas  P^^H 

^H     Mapg\p 

y  á  la  luz  de  algunas  haoHI 

^^H 

sospecho,  duque,  que  no, 

vi  la  luz  de  aqueste  sol. 
Asomáronse  a  los  ojos 

^^^^ 

que  es  ya  en  la  naturaleza 

^^^^L 

la  enemistad  que  heredó 

el  alma  y  el  corazón, 

^^^^H 

contra  el  príncipe  de  Parma; 

para  tener  un  bueo  día 

^^^^H 

ames,  de  su  inclinación 

entre  tantos  de  rÍR0r. 

^^^^^B 

colijo  que  imitaría 

Pero  apenas  los  vio  en  dios 

^^^^H 

con  él  mi  hermano  á  Nerón; 

el  travieso  enredador. 

^^^^B 

por  dalle  la  muerte  muere. 
Margarita  hermosa:  y  vos, 

alguacil  de  vagamundos. 

^^^Caklos. 

cuando  luego  los  prendió. 

^^H 

¿siguiérades  su  crueldad? 

Quiso  resistirse  el  alma; 

^H     MAftúAf). 

No  lo  sé;  dudosa  estoy. 

mas  ¿de  qué  defensa  son 

^^1 

La  venganza  en  las  mujeres 

las  fuerzas  de  un  hombre sd 

^^B 

es  natural  condición. 

curitra  las  fuerzas  de  un  dio 

^^^ 

Pcrdi  con  mi  padre  mucho; 

Knamorado  y  confuso 

^^^^_^ 

pero,  viendo  al  matador 

mandó  juntar  la  razón 

^^^^B 

pedirme  perdón  humilde, 

las  potencias  á  consejo; 

^^^^^H 

soy  de  tierno  corazón 

llevó  al  peligro  el  temor. 

^^^^^H 

y  sospecho  que  venciera 

discurrió  el  entendimicnlo. 

^^^^r 

la  piedad  á  la  pasión; 

la  memoria  presentó 

^^V 

mas  jsabéis  vos  dónde  está? 

papeles  en  pro  y  en  contra. 

^H    Cahlos. 

SI. 

la  desconliunza  halló 

^H    Margar. 

¿Dónde? 

una  sierra  de  imposibles. 

^B    Carlos. 

Donde  yo  estoy 

que  para  mi  pretensión 

^^1 

legitimo  sucesor. 

sirvieron  de  espuelas  y  alas; 

^H    Marga» 

,  ^No  sois  duque  de  Ferrara? 

y  por  más  que  |dej mostró 

^H    Carlos. 

Príncipe  de  Parma  soy 

'mi  pobreza  vuestro  agravio. 

^^1 

y  vuestro  esposo,  en  quien  vive 

el  peligro  y  la  ocasión 

^^H 

vuestra  injuria  y  mi  afición. 

que  daba  á  vuestra  venganz 

^^1 

(De  rodillas  ) 

no  huyendo,  mi  perdición, 

^^H 

Tomad  venganza  en  el  hijo 

al  rin  que  no  me  ausentase 

^^^ 

del  padre  que  os  ofendió; 

la  voluntad  sentenció. 

^^^^^_ 

pero  advertid  que  antepone 

que  no  tiene  que  perder. 

^^^^P 

el  esposo  al  padre  Dios 

como  anda  desnudo,  amor. 

^^^^^ 

y  que  soy  esposo  vuestro. 

Conocióme  un  jardmero 

^^M    Margar 

¡Cielos,  hay  tai  confusión! 

viejo,  de  quien  fui  señor 

^^K 

¿quién  vio  mezcla  tan  distinta 

en  Parma  y  cultiva  ahora 

^^H 

como  agravios  con  amor? 

esta  quinta,  en  que  cifró 

^^1 

Alzaos,  príncipe,  del  suelo; 

la  fortuna  vuestra  hacienda 

^^M 

aunque  sois  el  agresor 

su  lealtad  me  dio  favor; 

^^H 

de  mi  injuria,  corre  ya 

el  deseo,  atrevimiento; 

^^1 

el  peligro  por  los  dos. 

mi  diligencia,  ocasión 

^^^^^^ 

Un  año  ha  que  sois  mi  esposo, 

para  contaros  mis  penas, 

^^^^^K 

cauteloso  engañador, 

que  fué,  bien  lo  sabéis  voi. 

^^^^H 

como  á  principe  os  la  doy. 

al  borde  de  aquesta  fucnie» 

^^^^^B 

Que  si  el  padre  me  quitaste, 

junto  de  este  cenador. 

^^^^B' 

para  su  satisfacción 

Fingí  ser  el  de  Ferrara, 

^^^^^ 

prenda  tengo  en  las  entrañas 

á  quien  su  hermano  menor. 

^^H 

que  os  llamará  padre  á  vos. 
Pero  ¿cómo  me  engañaste? 

como  á  mi  el  de  Monferraio, 

^^f 

de  su  estado  despojó. 

^V    Caulos. 

Huíamos  mi  padre  y  yo 
del  Marqués  de  Moñférraio 

Pues  si  verdad  os  dijera 

^^^^_ 

nunca  llegara  á  sazón 

^^^^H 

y  del  popular  furor 

mi  esperanza,  que  no  crece 

^^^^^H 

que  aclamando  el  gran  poder 
del  injusto  poseedor 

sobre  agravios  el  amor. 

^^^^^1 

Hallé  la  correspondencia 

^^^^H 

al  legitimo  buscaba 

en  vos,  que  me  prometió 

^^^^H 

sara  dalle  muerte  atroz, 
^■uese  mi  padre  á  Saboya, 

vuestra  apacible  hermosura, 

^^^^^1 

y  como  amor  es  unión 

^^^^1 

su  duque  le  dio  favor, 

de  las  almas,  de  tal  suerte 

^^^^H 

y  yo  que  en  Venecia  quise 
pasar  a  persecución 

su  yugo  nos  enlazó. 

^^^^^H 

qué  una  sola  esiá  r- 

^^^^^1 

de  la  fortuna  mudable, 

si  aun  en  esto  hay  > 

^^^^H 

disfrazado  de  paslur 

De  esta  suerte  nos  go¿aii;u^ 

^^^^^1 

entré  en  Bolonia  una  noche. 

hecho  jardinero  yo 

L 

i  tan  dichosa  ocasión, 

del  pensil  de  esa  hermosa r«. 

^^f                                                         JORNADA 

P»»IMERA 

547 

■           de  cuya  primera  flor 

Mirad:  cuando  por  mí  no. 

la  astilla  naturaleza, 

por  el  fruto  de  quien  fuisteis 

como  divino  pintor, 

á  mi  costa  labrador. 

!           quiso  en  una  sola  imagen 

¿Quién  duda  que  en  mi  y  en  él 

retratarnos  á  los  dos. 

ejecutará  el  rigor 

Un  hijo  me  prometéis, 
y  ya  aguardándole  estoy. 

de  su  cólera  mi  hermano, 

teniendo  la  culpa  vos? 

que  son  prendas  que  amor  Isbra 

(Jbranzas  dais  á  la  ausencia 

para  su  conservación; 

que  jamás  deudas  pagó 
de  amor  si  no  con  olvido. 

al  secreto  y  la  ventura 

convidando  estaba  hoy 

moneda  vil  de  vellón. 

para  el  parto  que  se  acerca. 

Puerta  abrís  al  interés 

Dios  mitigue  su  dolor. 

de  la  libertad,  señor: 

cuando  el  viejo  jardinero 

á  otra  dama  dais  audiencia. 

¡           diciendo  á  voces  llegó: 

cabellos  á  la  ocasión. 

«Albricias,  Carlos  ilustre, 

No,  Carlos,  con  vos  he  de  ir, 

vuestra  desdicha  cesó. 

ó  morir  aqui  con  vos; 

El  principe,  vuestro  padre, 

seré  sepulcro  yo  misma 

siendo  el  duque  intercesor 

de  quien  madre  infeliz  soy. 

de  Saboya,  goza  ya 

Denos  mi  hermano  la  muerte. 

1           de  Parma  la  posesión. 

vengue  su  injuria  en  los  dos. 

Julio  viene  en  vuestra  busca 

pues  los  dos  habernos  sido 

y  es  alegre  embajador 

los  prodigios  (1)  de  su  honor. 

de  estas  venturosas  nuevas; 

iHola.  gente;  hola,  criados! 

él  os  lo  dirá  mejor.» 

|Ah,  Marco  Antonio;  ah,  sefjorl 

Fué  Julio  mi  camarero, 

aquí  está  vuestro  enemigo; 

y  en  lealtad  y  valor 

véngaos,  que  os  hace  traición. 

otro  Zópiro  con  Darío 

Carlos. 

Basta,  esposa  de  mis  ojos; 

y  otro  Pitias  con  Damón. 
Loco,  pues,  de  haberme  visto, 

parad  la  enojada  voz; 

nunca  mí  padre  me  vea; 

me  dijo:  «Deja,  sefíor. 

nunca  vuelva  á  Parma  yo; 

el  lüsco  metamorfosis 

no  soy  su  principe  ya. 

que  disfraza  tu  valor. 

Él  Marqués  de  Monferraio 

sólo  vuestro  esposo  soy; 

más  quiero  ser  jardinero, 

^           y  tu  ilustre  padre  son 

gozándoos,  que  emperador. 

amigos,  y  en  parentesco 

Pero  ¿cómo  evitaremos                    ^^^H 

sus  bandos  traban  los  dos; 

de  vuestro  hermano  el  furor            ^^^H 

su  hacienda  toda  y  estado 

que  nos  está  amenazando?              ^^^^| 

le  ha  vuelto,  con  condición 

Mabgah 

Ausentándonos  los  dos.                    ^^^^| 

que  con  Claudia,  su  heredera, 

Carlos. 

¿Adonde?                                           ^^^^B 

te  Cases.» 

Marcar 

Carlos,  i  Parma.                    ^H 

tkGAf.              ¿Con  quién?  ¡Ay  Dios! 

Carlos. 

Tengo  del  marqués  temor,              ^^^M 

iLOS.    Sosegad,  mi  .Margarita, 

pues,  despreciando  á  su  hija            ^^^H 

que  siendo  mi  esposa  vos, 

y  conociendo  quién  sois                   ^^^^| 
hará  alguna  crueldad.                      ^^^^| 

yo  cristiano  y  caballero. 

en  balde  es  vuestro  temor. 

Maboah 

Jardinero  y  labrador                         ^^^H 

Vuestro  hermano  Marco  Antonio 

dentro  en  mi  casa  habéis  sido;         ^^^H 

ha  sentido  nuestro  amor, 

jardinero  seré  yo.                              ^^^H 

y  pienso  que  ha  sospechado 
á  lo  que  vine  y  quién  soy. 

Carlos,  en  vuestro  palacio,                    ^H 

que  no  es  de  menos  valor                      ^H 

Ausentarme  es  de  importancia. 

mi  amor  que  el  vuestro.                         ^| 

y  lomar  la  posesión 

Cabios. 

Alto,  pues,     ^M 

^           de  Parma  condescendiendo 

i  buscar  á  Julio  voy                                ^M 

con  la  puesta  condición. 

parji  aue  el  rústico  traje                        ,  ^H 

Que  una  vez  fortalecido 

os  traiga:  vendré  por  vos                         ^H 

y  en  mi  Estado,  verá  amor. 

á  media  noche.                                          ^H 

i  pesar  de  toda  Italia, 

Margar. 

¿Habrá  falta?                  H 

cuál  cumplí  mí  obligación. 

Carlos. 

Antes  la  hará  al  cielo  el  sol.                   ^H 

kftOAi».  ¿Cómo,  principe?  ¿\  es  justo 

Margar 

¿No  me  olvidaréis?                                 ^H 

aue  en  la  buca  delleón 
dejéis  á  vuestra  cordera 

Carlos. 

Jamás.                      ^H 

.Margar 

¿Sois  mi  esposo?                             ^^^H 

cuando  os  hago  mi  pastor? 

Carlos. 

Vuestro  soy.           ^^^H 

Decís  que  mi  hermano  tiene 

Margar 

¿Iréisos  sin  mi?                                ^^^H 

sospechas  de  que  el  ladrón 

Carlos, 

No  puedo.                ^^^H 

de  su  hunra  y  de  mi  gusto 
es  su  enemigo  mayor. 

^^^^^^H 

(I)    A<i  en  el  origiaal;  pero  quizá  deba  leerse  ^c^^^^^| 

¿y  en  sus  manos  me  dejáis? 

digos». 

^^J 

QUIEN  DA  LUEOO  DA  DOS  VECES 


Margar.  ^Lleváisme? 
Cahi-os,  En  el 

Maroar.  Dudando  quedo 


corazón. 
¿De  qué? 


Carlos. 

Marijar.  Sois  hombre. 

Carlos.  Tengo  valor. 

Mar'jAR.  |Ay,  mi  Carlos! 

Carujs.  |Ay,  mi  bienl 

Mar<>am.  Adiós. 

Carlos.  Adiós,  IVanse ) 


ESCENA   IV 

Sait  M*«co  Amtonio  con  una  daga  átsnutta 
y  PBTMAno,  fardíntiü  vitjü. 

Marco.  ¿Quieres  que  esconda  (r) 
en  aquese  pecho  infame 
hasta  la  cruz  esta  daga.^ 

Peynado.No,  señor,  por  el  lechón 

que  está  ¡unto  á  San  Antón 
y  asi  buena  pro  le  haga, 
iras  el  torrezno  y  la  polla 
la  olla  del  mediodía, 
pues  dice  la  mujer  mía 
que  después  de  Dios  la  olla, 
que  envaine  y  no  me  pescude 
más  de  lo  que  he  confesado. 
Al  principe  disfrazado 
encobrí  aquí  cuanto  pude, 
porque,  en  fin,  comí  su  pan; 
no  imaginé  yo  que  hacia 
en  esto  bcllaqueria. 
Si  quillotrados  están 
Jos  dos.  ¿en  qué  yo  he  pecado? 

Marco.     ¿Tú  sabes  si  fué  liviana 

con  el  principe  mi  hermana? 

PBYNADO.¿Liviana?¿Hela  yo  tomado 
a  cuestas?  Bien  gorda  está. 
Yo  comprara  de  su  espeso 
un  lechón. 

Marco.  Que  no  digo  eso, 

villano,  ni  excusará 
tu  muerte  el  disimular; 
si  lo  niegas,  |vive  Dios! 
que  has  de  pagar  por  los  dos. 

PEYNADO.¿Por  qué  lo  he  yo  de  pagar 
si  no  lo  sé?  ¿Só  adivino? 

Marco.     ¡Oh,  infame!  ¿Mentirme  tratas? 

Peynado.  [Válganme  las  cuatro  palas 
del  caballo  de  Longinol 
¿Diz  que  tengo  de  decir 
lo  que  no  he  visto,  ni  sé, 
sin  por  qué  ni  para  qué? 

Marco.     iVive  Dios  que  has  de  morir, 
disimulado  traidor, 
si  no  dices  la  verdad! 

{CAgtlt  dt  /oí  ctbtfOHts  ) 

Peynabo.  Yo  hablaré  con  claridad; 
suelta  el  pescuezo,  señor. 

Makco.     ¿Gozó  el  principe  á  mi  hermana? 


PKYNADO.¿Pues  puédolo  yo  s»ber.* 
¿no  se  habían  de  esconder 
los  dos  de  mi?  Cosa  es  llana.' 
Si  habrán  ó  son  amibos 
ni  lo  he  visto  ni  lo  pienso, 
que  no  es  testamento  ó  ct 
para  helio  ante  testigos. 
Mijor  de  aquesas  congojas 
le  sacará  el  cobertor 
de  este  verde  cenador, 
pues  hechos  ojos  sus  hojas 
quizá  ves  el  cuándo  y  cóm 
saben  en  que  remedaban 
la  tórtola  y  se  arrullaban, 
hecho  Carióse!  palomo 
y  ella  la  paloma  boba. 
Que  á  pesar  del  verdugado 

3ue  es  en  estas  ocasiones  1 1 
e  amor,  el  monte  ha  col 
¿qué  buscas  si  lo  ves? 
Marco.  Ba&ca, 

que  mi  enemigo  mayor 
ha  triunfado  de  mi  honor 


'(i)  Este  pA««)c  ciiá  Jefeciuoüo  Lste  rrrso  (que  ei 
incompleto)  y  el  (iguicate,  parecen  ser  los  dos  ultimoi 
tic  una  rtJoaJilla,  an  como  <l  que  les  ■niecedc  le 
ftha  U  ffiitid  d«  U»  silabas. 


I 


rma; 

I 


y  que  no  es  mi  hermana  c 
Basta,  que  estando  privado! 
por  él  de  padre  y  de  hacien^ 
una  sola  joya  y  prenda 
que  el  cielo  me'  había  dejado, 
que  es  la  honra  de  Margadu, 
ésa  me  vino  á  robar. 
Pues  ¿qué  remedio?  quitar 
la  vida  á  quien  honras  quila. 
Su  padre  ha  cobrado  á  Parma; 
si  mano  á  mi  hermana  ha  da. 
de  esposo,  y  con  tal  cuñadoü 
amor  á  Marte  desarma, 
no  es  justo  mi  enojo  y  furií 
mas,  si,  que  la  sangre  ciaml 
de  mi  muerto  padre  y  llama 
á  la  venganza  la  injuria. 
No  le  trajo  aquí  el  amor 
á  Carlos,  ni  es  su  trofeo 
el  disfraz,  sino  el  deseo 
de  dejarme  sin  honor. 
Ya  le  han  picado  sus  pies; 
pues  ¿quién  me  persuadirá 
que  á  mi  hermana  antepor 
á  la  hija  del  Marqués 
que  á  Parma  le  restituye, 
si  casándose  con  ella 
goza  estado  y  mujer  belU 
y  á  mí  me  aírenla  y  destruí 
Pues  á  la  venganza  cuadre 
su  muerte,  que  es  medio  $*t 
satisfágase  mi  agravio, 
vénguense  mi  honra  v  padre, 
muera  mi  hermana  con  él 
antes  que  saque  coméala 
á  luz  su  hijo  y  mi  afrenu. 
que  no  han  de  c  enl 

mi  sangre  y  de.  u, 

pues  mal  las  sangres  podrá 
que  tan  contrarías  están 


(I)    También  este  pasaje  «ti  vieiad»;| 

so  y  el  siguicn-.e  no  (orinan  rcchraditU, 
coD  loi  dos  que  les  anieceden, 


JOKNADA  PRIMERA                                                             549          | 

dar  juntas  á  un  cuerpo  vida. 

¿Vos  desde  Toledo  aquí,                 ^^H 

De  noche  es;  Carlos  está 

en  Bolonia  y  en  escuelas?                ^^^| 

ignórame  de  que  sé 

Elena.     Calzóme  amor  las  espuelas,            ^^H 

quién  es;  vengarme  podré. 

¿qué  mucho  que  vuele  ansi?           ^^Hl 

pues,  como  suele,  vendrá 
a  verle  mi  loca  hermana, 

Diego.       ¿lina  mujer  como  vos,                    ^^H 

de  tal  valor  y  linaje.                         ^^H| 

y  de  un  golpe  hará  el  castigo 

en  Italia  y  en  tal  traje?                      ^^H 

venganza  en  un  enemigo 

Elena.      Hazañas  son  de  amor  dios;               ^^^| 

y  en  una  mujer  liviana. 

¿qué  os  espanta?                               ^^Hi 

!           Este  es  bien  que  vivo  esté 

Diego.                                  Lo  que  escucho         ■ 

para  el  secreto  y  recalo 

y  lo  que  veo.                                   ^^fl 

por  hoy.  porque  si  le  malo, 

Elena.                            O  sois  loco,                ^^H 

la  quima  alborotaré 

ú  no  sabéis  que  ama  poco               ^^H 

y  Carlos  huirá  seguro; 

quien  amando  no  hace  mucho.             ^M 

pero  ha  de  estar  encerrado, 

Don  Diego:  un  mes  hace  curso        ^^M 

no  le  diga  que  me  ha  dado 

las  escuelas  de  los  celos,                  ^^Hl 

cuenta  de  todo. 

dando  penas  y  desvelos                   ^^H 

NADO.                          Yo  ¡uro 

liciones  á  mí  discurso.                           V 

ser  desde  hoy  hombre  de  bien 

Y  en  un  mes  que  he  estado  aqu!,      ^^B 

si  de  esta  trampa  me  escurro. 

haciendo  en  vez  de  liciones             ^^^|| 

too.    Ven  conmigo. 

locas  averiguaciones                         ^^^H 

rNAOO.                        Tengo  al  burro 

que  han  salido  contra  mi,                ^^^^ 

andando  la  noria. 

no  os  he  hablado  ni  he  querido       ^^H 

neo.                                 Ven. 

darme  á  conocer;  ya  sé,                   ^^Hl 

rNADO. Quiero  ir  á  regar  los  nabos. 
Uico.     Sigúeme,  no  tengas  miedo. 

si  amor  en  don  Luis  sembré,         ^^^H 

que  vengo  á  coger  olvido.              '^^^H 

irNADO.  Ya  empiezo  á  decir  el  Credo; 

Quísole  el  alma  ofrecer                    ^^H 

II            mal  huelo  por  todos  cabos. 

la  libertad  que  negó,                         ^^Hl 

¡San  Píinuncio,  San  Benito! 

que,  como  avaro,  dejó                     ^^H 

tROO.     ¡Gal 

de  tomar  por  no  volver.                 ^^H 

rNADO.        El  me  despachurra. 

Vínose  huyendo  de  mi                    ^^H 

Asi  le  ayude  la  burra 

á  Italia;  mas,  como  amor               ^^| 

en  que  la  Virgen  fué  á  Egipto, 

crece  en  brazos  de  un  rigor,            ^^H 

que  me  deje  her  testamento 

disfrazada  le  seguí,                           ^^H 

y  luego  me  matará. 

atropellando  nu  fama                            ^M 

iRCO.     |Villano,  acabemos  ya! 

hasta  aquí,  donde  he  sabido                  H 

rNADO.  Señor,  por  el  monumento. 

que  pretende,  aborrecido,                       ■ 

por  la  tumpa  y  el  guisopD, 

aborreciendo  á  quien  le  amA.          ^^H 

por  la  lámpara  y  su  luz. 

Y  como  juntos  vivís                       ^^^| 

por  la  manga  de  la  cruz 

y  sois  un  alma  los  dos,                  ^^H 

y  por  todo  cuanto  topo 

esperando  que  por  vos                   ^^H 

cuando  ando  á  escuras,  que  tengí 

ha  de  pagar  don  Luis                      ^^H 

mancilla  deste  cuitado. 

mi  amor  constante,  he  querido       ^^H 

que  no  hallará  otro  Peynado 

darme,  en  (in,  á  conocer                 ^^H 

si  una  vez  enviuda  Menga. 

sólo  á  vos;  yo  vengo  á  ser               ^^H 

,RCO.     Yo  te  aseguro  la  vida 

vuestro  paje,  y  lo  que  os  pido,       ^^H 

;             porque  fuiste  á  tu  señor 

eal.  Ven,  no  hayas  temor. 

por  la  nobleza  española                   ^^H 

con  que  vuestro  nombre  honráis,         ^M 

yNAXK).  El  alma  tengo  escorrida 

es  que  á  nadie  descubráis                 ^^H 

de  miedo;  aquesto  es  verdad. 

quién  soy;  que  esta  traza  sola,        ^^H 

knco.    ^  No  vienes? 

si  me  ayuda  la  fortuna,                   ^^^1 

YNAOO.                    ¿Hay  mayor  susto? 

t        hará,  con  vuestro  favor,                 ^^^^ 

LUCO.    ¡Eal 

que  don  Luis  tenga  amor               ^^^^ 

yNAOo.        Ya  vamos,  que  es  justo 

á  doña  Elena  de  Luna.                    ^^H 

^^      que  hagamos  su  voluntad.     (Vanse) 

Diego.      |Alto!;  no  hay  aconsejaros,             ^^H 

■ 

que  sois  amante  y  mujer,               ^^^|l 

^^^^^^                                                         T"*  í^  »'-*■*■»»     ■ 

que  habéis  sabido  querer                ^^^| 

P                         ESCENA  V 

V  sabéis  determinaros.                           V 

b^B  Doi*  DiKOo,  de  tstudianle,  y  Doha  Eleha, 

Vuestro  amor  es  tan  constante       ^^H 

^^k            también  dt  estudiante. 

que  cualquier  favor  merece.            ^^H 

V 

A  don  Luis  merece  (i)                    ^^H 

Iriso.      ¡Jesús,  Jesús! 

una  mujer  de  diamante;                  ^^^| 

íena.                          En  Dios  creo, 

y  aunque  bella  y  principal,            ^^H 

aunque  traigo  el  alma  en  pena. 

^^^1 

¿Que  os  santiguáis? 

^^^1 

■K                                       Doña  Elena: 

(i)    Verso  errado  y  defectuoso.  Quíii  deba  'c^^^^| 

^H     ^vos  con  solana  y  manteo? 

«á  don  Luii  no  perteoere*.                                       j^^^H 

^^^^DDO 

QUIEN  DA  LUEGC 

1 

DA  DtSs 

ilV^V 

pobre;  y  cuando  se  ablandase. 

Elena. 

¡Albricias,  amor,     ^H 

no  es  bien  que  don  Luis  se  case 

que  esta  nueva  os  resucita.'       ^H 
Restituyo  á  Margarita                ^H 

fuera  de  su  naluraL 

Diego. 

L'n  ano  ha  que  estoy  por  él 

la  opinión  de  su  valor:               ^H 

envuelto  en  aqueste  lulo, 

estado  ha  escogido  al  doble       ^H 

oyendo  textos  sin  fruto. 

honroso,  que  un  monasterio     ^H 
es  ilustre  cautiverio                   ^H 

ESCENA  VI 

y  cárcel  de  gente  noble.            ^H 
Mudad  gusto.                            ^H 

Sait  Don  Luis. —  Dichos. 

Luis. 

¿Cómo  puedo?     ^H 

Diego. 

No  es  bien  competir  con  Oíos.  ^H 

'       Luís. 

Preverme  casco  y  broquel. 

Luis. 

¿Quién  es  el  que  está  con  vos?^H 

DlBGO. 

Este  es. 

Diego. 

Un  muchacho  de  Toledo          ^H 

Elena. 

Di  que  de  Toledo 
soy  y  que  á  servirte  vine. 

que  el  dcscu  de  estudiar             ^H 
y  verme  le  traen  aqui.              ^^| 

OlEOO. 

¿So  será  mucho  que  aune 

Luis. 

¿Es  de  vueslr*  casa?           ^^^H 

quién  eres? 

Diego. 

^^1 

Elena, 

No  tengas  miedo. 

Luts. 

¿Ctliyo  hijo?                       ^^H 

que  me  ha  visto  pocas  veces, 

Diego. 

De  Aguilar,          ^H 

y  siempre  lo  aborrecido 

de  mi  padre  gentilhombre.       ^H 

engendra  en  el  alma  olvido. 

Luis. 

¿Buen  talle?                              ^H 

DlEfiO. 

[)ivinamente  pareces 

Diego. 

¡Maravilloso!         ^H 

de  estudiante. 

Luis. 

¿Y  el  ingenio?                           ^H 

Elena. 

No  es  mal  trueco 
el  que  he  hecho. 

Diego. 

.Milagroso.          ^H 
Pacheco  tiene  por  nombre.      ^H 

Diego. 

jBelío  trajel 

Elena. 

¿Qué  manda  vuesa  merced?     ^H 

^ Quién  diré  que  eres? 

Diego. 

Pacheco,  que  cunozcáís            ^H 

Elena. 

Tu  paje. 

i  don  Luis  y  le  sirváis              ^| 

Diego. 

¿Y  llamaréle? 

como  á  mi.                               ^H 

Elena. 

Pacheco. 

Elena. 

Mucha  merced       ^H 

Luis. 

¡Oh,  don  Diego  de  Mendoza! 

recibiré  que  en  su  gusto            ^H 

Diego. 

Salir  querrás  ya  á  rondar. 

me  emplee.                                ^H 

Luis. 

A  lo  menos  adorar 

Luis. 

¿Habéis  estudiado?  ^H 

la  casa  que  á  mi  sol  g02a. 

Elena. 

Gramáltca  he  comenzado,        ^H 

¡Ay,  don  Diego,  sentenciado 

aunque  con  algún  disgusto.     ^H 

vengo  á  muerte! 

Luis. 

¿En  qué  andáis?                       ^H 

DlEOO. 

¿Qué  delito 

Elena. 

«A"jr>.  amas.*   ^| 

has  hecho? 

Luis. 

¡Buen  verbol  ¿Y  ha  mucho?    ^H 

Luis. 

Amar  infinito 
á  Margarita. 

Elena. 

no  puedo  salir  de  aquL             ^H 

DiEOO. 

¿Hasla  hablado? 
¿Mostrósete  desdeñosa? 

Luis. 

Son  laberintos  sin  llamas.        ^^ 
¿Pues  sabéis  ya  declinar? 

¿Reprendió  tu  libertad? 

Elena. 

[Plugiera  á  Dios  lo  ignorar*,     ^j 

¿No  salió  (1)  su  honestidad 

porque  si  no  declinara,             ^H 

1 

la  empresa  dificultosa? 

, 

ra  supiera  conjugar!                 ^M 
:)ecid,  pues,  esta  oración:        ^1 

^^K 

¿Mas  que  te  dijo  con  talle 

Luis. 

^^^B 

severo,  hecha  otro  Narciso: 

«Yo  amo  á  Dios.»                     ^H 

^^B 

«Mira,  Zaide,  que  le  aviso 

Elena. 

Es  mcniiros4^l 

^^^H 

que  no  pases  por  mi  calle?» 

porque  amándole  á  su  esposa,  ^H 
no  le  amáis  y  hacéis  traición.     ~ 

^^^B 

Por  lindo  mudo  le  encanta 

H 

para  cogerte  después, 

Luis. 

Bachiller  me  parecéis.                   _ 

donde  no  te  irás  por  pies.         . 
¿Qué  dices,  que  es  una  santa?* 

Elena. 

Y  aun  licenciado.                     ^H 

^^■XtJis. 

Luis. 

Decid:          H 

^^'  Diieo. 

¿Santa?  Bueno,  hazla  un  altar. 

«yo  amo».                               ^H 

1        Luis. 

¡Plugiera  á  Dios  que  quisiera 

Elbna. 

Aqueso  s(;  oid,        ^H 

K. 

ser  mi  esposa! 

y  que  la  acierto  veréis             ^H 

^■Elkna. 

|Ay,  rabia  fieral 

sin  temor  de  solecismo.            ^H 

^ 

¿esto  venir  á  escuchar? 

Luis. 

Donaire  tiene  por  Dios.           ^H 

Luis. 

Mas  tan  desdichado  he  sido 

Elena. 

Va:  ego  amo.                            ^H 

que  quiere  encerrar  mis  quejas 

Luts. 

¿A  quién?           ^H 

enire  paredes  y  reja  s. 

Elena. 

A  VO«^H 

DiEOO. 

¿De  qué  modo? 

Luts. 

¿A  m(  amáis?                         ^H 

Luis. 

Ht  prometido 

Elena. 

A  vos  misino,  ^H 

ser  monja. 

que  sois  mi  dueño  y  señor.     ^H 
Su  lealtad  os  ha  obligado, 
que  como  es  vuestro  criado. 

Diego. 

1 

(I)   Aü 

en  el  original-,  pero  acaiu  deba  leerse  «Hizo». 

es  razón  que  os  tenga  amor. 

^^^^^B 

PRIMERA                                                              55l              V 

^^^M^riado? 

pisando  bastardo  barro,                   ^^^| 

p.                        Si  lo  es  mío. 

puesta  la  vista  en  el  Carro,               ^^H 

[         vuestro  lo  ha  de  ser  también. 

las  Cabras  y  la  Bocina,                     ^^^| 

,         Desde  aquí  lo  quiero  bien. 

mientras  se  acuesta  despacio             ^^^| 

lA.      [[n  esa  palabra  fio. 

quien  esa  pena  te  da,                          ^^^| 
y  más  sabiendo  que  está                    ^^^H 

tomada  para  Palacio?                       ^^^| 

ESCENA  Vil 

Si  ha  de  ser  monja,  ¿de  qué              ^^^| 

te  ha  de  servir  el  rúrídalla,                ^^H 

|{(  C*1.?KT«,  gorrón.  Con  ttpada  y  broquel. 

suspirar  y  enamoralla?                      ^^^H 

Luis.        ¿^Comienzas  ya?  Déjame.                   ^^^H 

rETE.  Accipe  et  limebunl  frentes. 

Calvete.  Si  á  un  torno  y  reja  ha  hecho  (voto),      ^M 

Con  el  broquel  sufridor 

¿qué  provecho  sacas  de  esto?            ^^H^ 

no  traigo  el  casco,  señor; 

Pero  vendrás  ya  dispuesto                  ^^H^ 

los  tuyos  son  suficientes. 

á  ser  su  negro' devoto.                        ^^^1 

Pues  J por  qué? 

Y  escogiendo  el  bobo  estado,            ^^^| 

rSTB.           '                La  ley  lo  veda, 

que  caro  te  ha  de  costar,                   ^^^| 

que  estando  el  tuyo  vacio 

querrás  desde  hoy  comenzar            ^^^f 

ponerte  otro,  señor  mió, 

el  año  del  noviciado.                           ^^^| 

será  seda  sobre  seda. 

Un  amigo  tuve  yo                              ^^^1 

Ven  conmigo,  impertinente. 
rETE.  ¿Salimos  ya  á  bobear? 

que  estuvo  malo  en  España              ^^^1 

de  esta  contagión  extraña.                 ^^^1 

D.      ¿Aguardárnoste  á  cenarp 

Luis.        ¿Cómo?                                              ^^H 

SI. 

Calvete.              A  una  monja  sirvió               ^^^m 

).         ¿A  las  cuántas? 

hecho  muía  de  retorno,                    ^^^| 

STS.                             A  las  veinte. 

pechero  de  una  andadera,                  ^^^| 

Luego  vendré. 

paciente  de  una  portera                      ^^^H 

ETB.                         Cuando  el  día, 

y  majadero  de  un  torno;                    ^^^| 

el  alba  enrubia  el  copete. 

que  al  cabo  de  deseallo,                     ^^^1 

0.      ¿No  iré  en  lugar  de  Calvete 

más  que  y^r-iz  libre  un  preso.           ^^^| 

mejor  yo  en  tu  compañía? 

sin  ser  la  monja  de  queso,                 ^^^1 

Ya  sabes  mi  condición. 

se  la  daban  por  un  rallo.                    ^^^B 

D.      No  le  quiero  replicar. 

Luis.         Déjate  de  disparates,                           ^^^| 

^KiE.  Estrellado  he  de  cenar. 

y  ¿qué  hará  mi  ingrata,  di?              ^^H 

¿Qué  hora  es? 

Calvete.  Una  albarda  para  i¡                           ^^^| 

ETE.                         Las  once  son. 

cun  estribos  y  acicates.                      ^^^H 

{Vante  los  áos,) 

Luis.        |Ah,  necio!                                        ^^H 

1 

Calvete.                 A  lo  moscatel                    ^^H 

■ 

amas:  quizá  es  su  ejercicio,               ^^^H 

H           ESCENA  VIH 

como  andas  en  su  servicio,                ^^^H 

^^H 

el  estar  ahora  en  él                             ^^^| 

^H       DoÜA  Z\.t,VA  y  Don  Diboo. 

despachando  provisiones                    ^^^H 

tK.     A  idolatrar  las  paredes 

para  quien  sus  puertas  pasa.            .^^^f 

;         de  su  Margarita  va. 

^^^H^ 

10.      Si  determinada  está 

^^^^1 

de  entrarse  monja,  bien  puedes 

ESCENA  X                            ^B 

asegurar  tiis  recelos. 

^^H 

MA.     Ven,  sabremos  cómo  llora 

Sati  á  la  puerta  Pabia,  cria4/a>  con  una  criatura    ^^^M 

desdenes  de  la  que  adora 

envuelta.  ~r>tciiot,                              ^^^^H 

'          y  ayudaránle  mis  celos. 

».      Si  es  tu  gusto,  enhorabuena. 

^^^H| 

Luis.         jVive  Diosi                                          ^^^| 

«.      Amor  loco:  yo  por  vos 

Calvete.                  La  de  su  casa                     ^^Hi 

y  vos  por  otro. 

abrieron;  sí  te  dispones                       ^^^H 

D.                              Y  ¡por  Diosl 

á  saber  quién  entra  ó  sale,                ^^^| 

que  lo  estás  tú,  doña  Elena.  {Vanst.) 

llega;  mas  mira  por  ti.                       ^^^H 

Luis.         ¿La  puerta  han  abierto?                     ^^^Ii 

^^L 

Calvete.                                       Sí,                  ^^^I' 

^m             ESCENA  l.X 

Luis.         ¡Válgame  Diosl                                  ^^H 

Calvete.                           Ya  te  vale.                 ^^| 

Saltn  Doí«  Luis  yCAivErK. 

Luis.         A  tal  hora  es  novedad                         ^^^| 

en  tan  recogida  casa                          ^^^1 

ETE.  ¿Qué  diablos  has  de  sacar 

abrir  puertas.                                     ^^^| 

de  andar  cargado  de  hierro. 

Fabia.                             Ce.  ¿quién  pasa?           ^^^| 

dando  en  que  entender  á  un  perro 

¿Sois  el  principe?  Llegad.                   ^^^1 

que  nos  comienza  á  ladrar; 

Luis.         Calvete,  príncipe  dijo.                         ^^^1 

becho  cedulón  de  esquina. 

Calvete.  Es  verdad,  principe  oL                       ^^^1 

^^^^^552                                               QUIEN  DA  LUEGO  DA  DOS  TECES^^^^^^^^^^H 

^B       Luts.         ]Ay,  cielosl 

^^« 

^H       Calvete.                  Oile  que  si. 
^H       Luts.        El  príncipe  soy. 

JORNADA  SEGUNdJ 

^^^       Fabia.                              Un  hijo 

■ 

^^^^v                 os  ha  dado  Margarita 

■ 

^^^^^P                que  á  Narciso  se  adelanla. 
^^^^^Luis.         jHijo!  ¿Cómo? 

■ 

ESCENA  PRIMERA      ■ 

^^m       Calvete.                       |0h  es  una  sania!... 
^H       Luis.         {Jesús! 

.      .                                  .  .■ 

Saltn  DoH  Oiboo  como  dt  nochi,  y  IM^H 

^H       Calvete.          ¿Esta  es  la  bendita, 

Diego. 

La  calle  es  ésta,  y  aquella   ■ 

^H                         la  monja,  la  recogida? 

su  casa.                               ■ 

^^M                        Pero  bien  se  recogió. 

Elena, 

Buena,  en  verdad.      H 

^^^^_  Fabia.       No  ha  un  instante  que  parió 

Diego. 

Con  haber  en  la  ciudad       " 

^^^^K                  con  peligro  de  la  vida. 

tantas,  esta  es  la  mis  bella. 

^^^^H                 Pero  el  cielo  soberano 

Elena. 

El  estar  en  arrabal  -            ^ 

^^^^B                tan  propicio  nos  ha  sido, 

disminuye  su  valor.            fl 

^^^^H                que  en  el  jardín  ha  parido 

Diego. 

No  es  por  aqucso  peor.       H 

^^^^H                sin  saber  nada  su  hermano. 

Elena. 

.No  está  en  cali ¿  principal.   H 

^^^^B                 Ha  ñngido  un  accidente, 

Diego. 

No.  pero  es  más  provechoaB 

^^^^H                 V  ahora  en  la  cama  está. 
^^^^H                 Lo  propuesto  estorbará 

Elena. 

Mas  ¿cómo? 

Diego. 

Demás  de  estar 

^^^^V                 por  hoy  este  inconveniente: 

dentro  y  fuera  del  lugar,     ■ 

^^^^B                 mas  presto  os  veréis  los  dos 

esta  huerta  deleitosa            H 

^^^^                  en  vuestro  estado  y  sin  pena. 

la  hace  más  excelente,          ■ 

^H       Calvete.  ¡Linda  monja! 

que  es  gran  cómodo  el  pojfl 

^H        Fabia.                             Gente  suena; 

en  una  ciudad  tener           ^| 

^^1                       tomad,  principe,  y  adiós.  (Kaxc) 

casa  y  quinta  juntamente.  H 

Elena. 

Ya  sé  que  |se)  llama  ésta 
porque  no  me  satisfagas. 

^^^^L                      ESCENA 

la  quinta  de  les  Gonzagas; 
mas,  SI  según  maniúesia 

^^^^^^F                              Dichos,  mtno$  Fabia. 

la  fama,  su  dueño  pasa        ^ 
pobreza,  di  que  la  venda,   H 

^^^^''Calvete.  ¿Qué  te  ha  dado? 

que  siempie  la  poca  hacieffl 

^^M       Luis.                                     La  criatura. 

se  corre  en  la  grande  casa.H 

^H       Calvete.  Bueno;  á  quien  hizo  el  cuhoinbro 

Diego. 

No  ha  de  obligar  la  pobre^H 

^^M                        di  que  se  le  eche  en  el  hombro. 

por  grande  que  venga  á  se^| 

^^M       Luis.         ¡Jesús!  ¿Duerme  por  ventura? 

á  que  uno  llegue  á  vender  ■ 

^^1       Calvete.  No  se  durmió  la  señora. 

el  solar  de  la  nobleza.         H 

^^H       Luis.         Loco  estoy  de  pena  y  celos; 

Y  aunque  hecha  comparadH 

^^M                        ¡Jesús,  Margarita,  cielos! 

con  la  hacienda  y  el  cslad^H 

^^H        Calvete.  ¿Qué  habremos  de  hacer  ahora? 
^^H        Luis.         Dar  fíniquilo  á  mi  amor. 

que  tuvo  antes  ha  quedado^ 

pobre,  según  la  opinión 

^^L^Calvete.  ¿No  la  has  de  amar? 

del  vulgo,  más  rico  queda       , 

^^^^U.uis.                                        ¿Cómo  puedo 

el  rico  cuando  empobrece  ^ 

^^^^K^              si  desengañado  quedo? 

que  el  pobre  cuando  enriqd 

^^^^^R                Miremos  por  el  honor 

Elena. 

f^ara  que  quedallo  pueda,  ^ 

^^^^K               de  Margarita.  Calvete, 

empeñe  esta  .Margarita        H 

^^^^^                que  al  ñn  la  he  querido  bien. 

que  me  da  tanto  pesar.        H 

^^M                      A  buscar  una  ama  ven. 

Diego. 

Vender  si,  mas  no  empeñar^ 

^^^^vCalvetk.  De  amante  te  hizo  alcahuete. 

que  no  es  prenda  que  se  qoH 

^^^^B[Luis.         Mañana  quién  es  sabré 

la  mujer,  antes  con  ella    ^ 

^^^^H^               este  principe  encantado 

dan  dineros.                          ^ 

^^^^^1                 que  en  costas  me  ha  condenado, 

Elena. 

.Mucho  tarda 

^^^^V                 y  el  hurto  le  volveré. 

don  Luis.                              ^ 

^^V      Calvete.  El  ama  le  criará. 

Diego. 

Como  no  aguarüafl 

^^1                       que  nos  sirve. 

su  dama  ni  ha  de  vcncella  H 

^^H        Lt;is.                                 ¿Está  parida? 

con  servilla  y  pascalla.       H 

^^^^  Calvete.  jEso  ignoras,  por  tu  vida? 
^^^^k.                 Parida  y  preñada  está. 

quizá  se  hartó  de  rondar  H 

y  dio  la  vuelta  á  cenar.      H 

^^^^■Luis.         Pues  bien  viene. 

Elbna. 

La  huerta  han  abierto,  callfl 

^^^^Kalvatk.                           ¡Qué  bonito 

Diego. 

¿Mas si  le  hubieren  cngidtt^l 

^^H^             parece  el  chico! 

á  don  Luis  entre  dos  pu«<1^| 

^^^^Lt;is.                                Cesó 

Elena. 

Mis  desdichas  fueran  ciena^f 

^H                       mi  amor. 

Diego. 

Una  mujer  ha  salido            H 

^H       Calvete.                 ¡Ajó,  niño,  ajó! 

sola.                                       ■ 

^^K                        Llamaráse  .Margarito.  (V'a"-* 

Elena. 

Dama  debe  ser           ■ 

JOPNADA  SEGUNDA 


553 


de  Marco  Antonio. 

Nú  es  hora 
de  salir  damas  ahora. 
Pues  ¿cuándo? 

Al  amanecer 
salen  muchas  de  aventura, 
que,  como  sobras  de  cena, 
las  mañanas,  dona  Elena, 
las  echan  con  la  basura. 
.;Hate  sucedido  i  ti? 
Ño  sé;  cuando  no  hay  solomo, 
mozo  soy,  de  todo  como. 


.ESCENA  i  I 

Satt  Mahoakita  con  manto.—  Dichos. 

UR.  ¿Dónde  iré,  triste  de  mi? 

¿Si  habrá  el  Principe  venido? 

Gente  por  laca]le  pasa; 

¿qué  he  de  hacer?  Volverme  á  casa 

no  es  posible,  que  ha  sentido 

mi  hermano  mi  liviandad, 

y  dar  esta  noche  intenta 

ñn  á  mi  vida  y  su  afrenta. 

|Tened,  cielos,  piedad 

de  mi  vida! 

Consultando 

está  por  dónde  ha  de  ir. 
.  El  temor  me  fuerza  ¿  huir, 

y  el  honor  está  dudando. 

Volveréme. 

Reina  mía, 

si  estar  indeterminada 

es  á  falta  de  posada 

mientras  sigue  el  alba  el  día, 

en  la  nuestra  está  la  cena 

con  ánimo  de  aguardar 

convidados. 
lAR.  iQué  i  escuchar 

venga  aquestol 

Doña  Elena, 

¡qué  bien  huele,  pesia  lall 

Sí;  pero  no  siempre  suele 

oler  bien  quien  siempre  huele. 

Así  lo  dijo  Marcial. 

¿No  merecemos  respuesta? 
IXR.  {Da  vocM.) 

(Ah  Príncipe!  ¡Ah  CarlosI 
X.  ¡Paso! 

¿Príncipe?  ¡Notable  casol 

Mujer  principal  es  ésta: 

volverme  será  mejor. 

¿Qué  teméis,  señora  mía? 
íAR.  Alguna  descortesía. 

Gente  somos  de  valor. 
UK-  Pues  mostradle  en  no  impedir 

mi  camino. 

Andad  con  Dios, 

aunque  llevando  á  los  dos 

más  segura  podréis  ir. 
.  El  peligro  considero 

que  llevo  de  noche  y  sola. 

¿Qué  gente  sois? 

Española. 
;.  ¿Sois  noble? 

Soy  caballero. 


Margar. 

¿De  qué  reino? 

Diego. 

De  Toledo. 

Margar. 

¿Y  qué  apellido? 

Dicüo. 

Mendoza. 

Makgar. 

Gracias  al  cielo  que  goza 

tan  noble  amparo  mi  miedo. 

Si  el  valor  y  la  piedad 

nobles  atributos  son 

que  ensalzan  vuestia  nación, 

Mendoza  ilustre,  jurad 

por  la  fe  de  caballero 

que  mi  honor  irá  seguro 

en  vuestro  amparo. 

DtEOO. 

Sí,  juro. 

Margar, 

Que  lo  cumpliréis  espero. 

Venid,  pues. 

Diego. 

¿Dónde? 

.Margar. 

No  sé. 

Diego. 

¿Qué  lleváis? 

Margar 

Mi  triste  suerte. 

Diego. 

¿De  quién  huís? 

Margar. 

De  la  muerte. 

Diego. 

¿Quién  sois? 

Margar. 

Después  lo  diré, 

que  corre  mi  vida  aquí 

mucho  riesgo. 

Diego. 

En  mi  posada 

segura  estaréis  y  honrada. 

Margar. 

¡Ay,  Principe! 

DlKGO. 

^Vamos? 

Margar 

Si.      {Vanti.) 

ESCENA  111 
DoÜA  Elena  sola. 

Llevósele  por  lo  honrado. 
Dios  ponga  tiento  en  su  amor, 
que  no  es  todo  sino  olor 
á  escuras  y  rebozado. 
Aunque  si  por  la  apariencia 
el  juicio  se  ha  de  hacer, 
muestras  ha  dado  de  ser 
de  más  prendas  que  prudencia. 
A  un  principe  pidió  ayuda, 
que  Carlos  después  llamó, 
y  al  ver  de  dónde  salió 
me  ha  puesto  en  notable  duda. 
Pero  ejemplo  tiene  en  mí 
cualquiera  amorosa  hazaña, 
pues  á  Italia  desde  España 
Don  Luis  me  trae  ansí. 
Por  aguardalle  si  acude 
aquí  donde  pierde  el  seso, 
no  voy  á  ver  el  suceso 
de  esta  dama;  amor  la  ayude 
si  ha  sido  autor  de  sus  penas, 
que  teniendo  que  llorar 
tantas  yo,  mal  podré  dar 
oídos  á  las  ajenas. 

ESCENA  IV 
S«itn  Don  Lvxs  y  Caivktc,  como  tf#  nocAf.— Dicha. 

Luis.        ¿Que  estaba  parida  el  ama? 
Calvete. ¿No  lo  has  visto? 


^^^^^  554                                            QUIEN  D\  LUEGO  DA  DOS  VECES                               ^^^| 

■              Luis.                                     ¿Hay  lal  ventura? 

C:t.ENA.                           Unaaremñ^H 

H                              Por  el  bien  de  laciiaiura 

gozar  en  casa  procura.     ^H 

^^L                      la  perdono. 

Luis.         ¿Y  qué  haces  tú  soto  a^oIl^H 

^^B       Calvfte.                     |0h,  cómo  mama 

Ei.KNA.      Obligo  cierto  respeto.          ^H 

^^H                       el  chicóle!  Mas  ^-á  qué 

Luis.         |Tuyol                               ^H 

^^H                       volvemos  á  este  lugar.^ 

Elena.                ¿No  soy  yo  persona^H 

^^H                        ¿Es  por  ventura  á  buscar 

Calvetb.  Para  hacelle  una  mamona.  ^H 

^^H                        otra  cria  que  nos  dé 

El  EN  A.     Soy  solícito  y  secreto,           ^M 

^^                       en  que  eniender? 

y  por  esta  causa  espero        ^M 

Lms.                                     El  deseo 

ser  venturoso  en  amotes.    ^H 

de  conocer,  si  es  posible, 

Calvete.  Todos  salen  bailadores        ^M 

este  principe  invisible, 

en  cas  del  tamborilero.        ^H 

ya  que  sus  efectos  veo, 

Tenemos  el  amo  amante,  j^| 

me  saca  fuera  de  mi 

por  fuerza  habernos  de  am^H 

y  de  mi  casa  á  tal  hora. 

desde  hoy  me  hecho  i  erui^H 

Calvete.  ¿Sabes  tú  si  vendrá  ahora? 
Luis.         Si  le  esperaban  aquí 

pues  tú  eres  dicipliñante.     ^H 

Ll'js.        ¿Qué  príncipe  imaginaste  ^M 

á  cosa  que  importa  tanto, 

que  era  yo  cuando  me  visi^^H 

¿quién  duda  que  acudirá? 

Elena.     El  mismo  que  tú  eniendisi^H 

C\i  VETE.  ¿Has  de  acuchillarle? 

que  era  yo  cuando  me  habí^H 

Luis.                                           ]Ya 

Luis.         ¿Conócesle?                          ^M 

^^L                        cesó  mi  amoroso  encanto! 

Elena.                       Yo  en  ral  vida  ^1 

^^H                       fi]l  fué  mejor  negociante 

le  eché  paja.                             .  , 

^^H                       y  más  dichoso  qne  yo. 

Calvete.                      0  se  ha  esconi]i|áH 

^^H                      Si  la  cátedra  llevó 

ó  algún  diablo  se  ha  mctid^H 

^^F                     que  pretendí  por  vacante, 

principe.                              a 

^^m                        ¿qué  he  de  hacer? 

Elena.                   Salió  alligida          ^M 

^^B        i^ALUTE.                             Bien  lo  imaginas. 

de  esa  casa  una  mujer         ^H 

^^B                        aunoue  burla  es,  y  no  leve, 
^^K                      que  él  la  cátedra  te  lleve 

de  bravo  lalk  y  olor;           ^H 

tuvo  de  vernos  temor,         ^^ 

^^B                       y  tü  pagues  las  propinas. 
^^H                       Va  parece  que  nos  1  ama 

y  queriéndose  volver. 

llegó  don  Diego,  ofrecióla    ^^ 

^^^H                       otra  mujer  y  nos  da 

á  lo  tierno  su  posada,           ^H 

^^^1                       otro  niño  que  criará 

pero  gritó  alborotada:          ^H 

^^H                       á  tu  costa  en  casa  otra  ama; 

«|Ah  Principe!  |Ah,  Carlos!^^^H 

^^^^^                y  asi  puedes  pocoá  poco. 

Sosegámusla  los  dos,            ^H 

^^^^K                si  lo  sufre  tu  caudal. 

y  paró  en  ñn  en  sosiego       ^H 

^^^^V               hacer  tu  casa  hospital 

en  llevársela  don  Diego       ^H 

^                    de  expósitos. 

á  casa.                                ^1 

^^P     Luis.                          Calla,  toco. 

Calvete.            ¡Bueno,  por  Dios!      ^H 

■             Calvete.  Harto  más  lo  esquíen  procura 

Luis.         Calvete,  ¿si  es  .Margarita?    ^1 

■                             andar  como  tú,  perdido, 

Calvete.  ¡Jesúsl  ¿eso  has  de  decir? 

B                              pues  rompiendo  otro  el  vestido 

¿Tal  mujer  ha  de  salir          ^m 

1                              te  ha  echado  á  cuestas  la  hechura. 

de  noche,  y  sola?  bumu       ^M 

^^H                        Vamos  á  cenar,  señor. 

es  ella;  alguna  criada            ^H 

^^H       Elena.      Dos  hombres  vienen:  ¿si  acaso 

al  principe  t'ué  á  buscar        ^H 

^^H                      es  este  el  principe? 

que  se  debió  de  pagar    ^^^H 

^^H      Calvete.                               PasO) 

del  convite  y  la  posada,.'^^^^H 

^^M                      que  está  tu  competidor 
^^H                       á  las  puertas  de  tu  dama. 

y  envidiosa  por  ventura  ^^^^ 

de  lo  que  con  su  ama  pasa. 

^^"       Llms.         Dices  la  verdad;  este  es 

querrá  encuadernar  en  c*s*^J 

■                           el  principe. 

con  don  Diego  otra  criaiuri(^H 

^^       Calvete.                   Llega,  pues. 

no  hay  sino  cunas  y  á  ello,^H 

^^m     Luis.         Antes  quiero  ver  si  llama 

que  llueven  muchachos  hoj^H 

^^V                      á  la  puerta. 

Luis.         ¿Quién  será?  Confuso  esin^^J 

V            Elena.                       Hablalle  intento. 

Calvete.  En  casa  puede  sabello.         ^H 

1            Calvete.  Acá  se  acerca,  señor. 

Luis.          Bien  dices.  ¡A y,  cielos,         ^H 

■                             Hablalle  será  mejor. 

si  tengo  en  ella  á  m\  bical  ^H 

■             Losóos.    ¿Sois  el  principe? 

Calvete,  ün  hombre  viene:  deten      ^H 

■            Calvete.                              ¡Buen  cueniol 

el  paso.                                 ^H 

K                            {Válgate  la  maldición 

Elena.                 Ya  ten^o  ceIo«          ^H 

^H                        por  principe  tan  buscado! 

de  este  demonio  ó  mujer.  ^H 

^H                       0  es  duende  ú  está  encantado. 

¿Si  es  .Margarita?  (Ay  de  m^H 

^^        tLENA.     Don  Luis  y  Calvete  son. 

^^1 

■            Luis.         ¿Es  Pacheco? 

^H 

■            Elkna.                          Señor,  si. 

^^^^H 

■             Luis.         ¿Y  don  Diego? 

^^J 

^                                                   JOBNAOA  SKGUNOA                                                            555         ^^^| 

^^           E5CLNA  V 

DiEr.o.                            Vamus,  pues,                    ^^^H 

Sait  Dow  Du<io.— Diciiús. 

que  yo  os  quitaré  el  deseo.                    ^^^H 
Liis.        ¿Cómo?  ¿conocéislc  vos?                      ^^^H 

¿Si  hallaré  al  principe  aquí? 

DisGO.      Muy  bien.                                             ^^^^| 

mas  ésie  debe  de  ser. — 

Calvete.                   ¡Bendito sea  DÍOí                  ^^^| 

¿Sois  el  principe,  señor? 

que  cumplir  tu  antojo  vea'                         ^H 
Diego.      Carlos,  príncipe  parmés,                   .,^^^^^M 

fr..  Üiro  buscón  de  aventuras. 

¿Qué  príncipe  es  este  á  escaras, 

os  ganó  la  bendición,                        ^^^^^H 

qué  brujo  ó  |quc]  encantador.^ 

y  es  esposo,  en  conclusión,               j^^^^^f 

|Don  LuisI 

de  Margarita.  Después                      ^^^^^^| 

¿Es  don  OiegoP 

sabréis  lo  que  ha  sucedido.                   ^^^^H 

¡Bueno! 

Li.'is.         Pues  ¿no  estaba  desterrado?                  ^^^H 

Dadme  albrician. 

DiEoO.       De  hortelano  disfrazado                         ^^^H 

I A  y,  amigo! 

ha  un  año  que  es  su  marido;                       ^H 

¿qué  le  l\e  dar  si  contigo 

y  esta  noche  que  parida                    ^^^^^M 

tienes  el  alma? 

estaba,  huyó  con  temor                    ^^^^^^H 

PE.                        El  sereno 

de  ver  que  sabe  su  amor                     '^^^^^l 

que  pasamos. 

su  hermano,  y  puso  su  vida                  ^^^H 

Mas  ¿que  sé 

y  su  honra  en  mí  poder.                       ^^^H 

de  qué  á  pedírmelas  vienes? 

En  mí  casa  deposita                               ^^^^M 

¿De  qué? 

amor  vuestra  Margarita;                      ^^^^^| 

A  Margarita  tienes 

vamos,      la  queréis  ver.                  ^^^^^^M 

en  casa. 

Lujs.         ^Principe  era  el  hortelano?               ^^^^^H 

Tarde  llegué. 

Con  tan  gran  competidor.                    ^^^^| 

¿Quién  le  lo  ha  dicho? 

temerario  Tuc  mi  amor.                        ^^^^H 

Mis  celos, 

El  apetito                                          ^^^^^M 

que  infiernos  en  mí  se  llaman. 

persuade  al  pensamiento                  ^^^^^H 

Cuéntame  el  cómo. 

mil  quimeras,  aue  no  sé                  j^^^^^H 
resisiillas  podré.                            ^^^^^^1 

Los  que  aman 

siembran  gusto  y  cogen  duelos. 

don  Diego,  si  está  al  sediento             ^^^^H 

¿No  sabes  en  qué  ha  parado 

brindando  el  arroyo  claro,                    ^^^H 

la  monja? 

si  puede  vivir  el  muerto,                        ^^^H 

Ya  he  sabido 

si  el  que  navega  ve  el  puerto,                ^^^H 

qué  ha  parado  en  que  ha  parido. 

si  toca  el  oro  el  avaro,                            ^^^^| 

TE.  Las  cabras  nos  han  echado; 

ve  la  joya      ladrón,                           ^^^H 

en  casa  el  muchacho  está. 

si  el  asalto  el  capitán,                             ^^^H 

¡Válgame  Dios! 

al  norte  la  piedra  imán,                          ^^^^| 

Halle  abierta 

y,  en  ño,  amor  la  ocasión,                    ^^^^H 

esia  encubridora  puerta, 

¿no  será  cualquier  reparo                ^^^^^H 

poco  más  de  una  hora  habrá; 

que  le              violento?                    ^^^^^^ñ 

asomóse  una  criada 

Claro  está;  yo  soy  sediento,           -^^^^^^| 

con  un  niño,  y  como  vio 

muerto,  navegante,  avaro,              ^^^^^^| 

que  pasábamos,  llamó; 

ladrón,  capitán  y  amante;                 ^^^^^H 

llegué,  el  alma  alborotada,                    | 

pues  si  agua,  vida,  puerto,  oro,            ^^^^H 

y  oyéndome  preguntar: 

asalto,  ocasión,  tesoro,                            ^^^H 

¿SOIS  el  principe?  que  si. 

me  ha  puesto  el  cielo  delante,                      ^H 

celoso  la  respondí. 

¿quién  pondrá  á  mi  gusto  tasa                     ^H 

♦Gracias,  dijo,  podéis  dar 

cuando  la  ocasión  le  espera,                         ^H 

á  Dios,  de  que  ya  tenéis 

ni  Quién  la  osará  echar  fuera                        ^H 

un  hijo  que  á  Margarita 

si  ella  misma  se  entra  en  casa?                     ^H 

y  á  vos  en  belleza  imita, 

Elena.      ¡Ay,  sospechoso  temor,                                ^H 

y  porque  os  aseguréis 

mi  desdicha  averiguastcs!                             ^H 

de  lodo  punto  los  dos, 

Diego.      Contra  amorosos  contrastes,                        ^H 

Marco  Antonio  está  ignorante 

don  Luis,  basta  el  valor.                             ^H 

de  lodo.»  Dióme  el  infante 

Margarita  tiene  dueño:                                ^H 

y  cerró  con  un  adiós. 

ella  es  noble  y  vos  honr&do;                        ^H 

¿Qué  os  parece? 

de  mi  valor  se  ha  fiado                                 ^H 

¡Caso  extraño! 

y  es  mi  palabra  el  empeño                           ^^| 

Al  ama,  en  fin,  se  la  di, 

sobre  quien  su  honor  confia,                 ^^^H 

que  está  parida. 

y  es  razón  que  lo  defienda,                     ^^^H 

Eso  sí. 

pena  de  perder  la  prenda                       ^^^H 

no  será  estéril  este  año. 

que  ella  eslima  por  ser  mia.                    ^^^H 

¿Y  habéis  sabido  quién  es 

Bien  sé  que  lo  que  decís                        ^^^H 

el  principe? 

es  sin  veros  al  ¿spejo                             ^^^H 

Ya  estuviera 

de  la  razón  y  el  consejo,                            ^H 

en  casa  si  lo  supiera; 

y  que  sois  vos,  don  Luis,                             ^H 

eso  aguardo. 

un  cuerdo,  que  cuando  amor                    ^H 

^^^^556 

QUIEN  DA  LUEOO  DA  DOS  TECKS                     ^^^^^H 

la  entrada  segura  os  diera. 

El  alma,  la  vida,  el  seso^^H 

el  apeiito  venciera 

que  por  su  ocasión  perdu  ^H 

vuestra  nobleza  y  valor. 

¿Piensas  tú  que  soy  Pach<^H 

(¿cAa  mano  ) 

Calvete 

Pues  ¿quién  eres?              ^H 

Mas  por  si,  ó  por  no,  dejad 

Elena. 

¿Qué  sé  j^H 

vuestra  amorosa  querella 

Un  árbol  que  amor  plant^^f 

en  esta  raya,  ó  en  ella 

verde  ayer  y  ahora  seco.    ^H 

dejaré  vuestra  amistad 

¡Ay,  confusos  devaneos!    ^H 

por  más  prendas  que  en  ella  haya; 

¿Asi  quién  soy  descubrís?  ^H 

que  ser  amigo  es  deshonra  ( i) 

¿Por  qué,  honor,  no  resistilH 

^^^^^B> 

sus  gustos  no  tiene  á  raya. 

mis  frenéticos  deseos?          " 

^^V 

Dame,  amigo,  aquesos  brazos. 

Si  aqueste  sabe  quién  soy 

que  injustamente  lo  fueras 

á  don  Luis  se  lo  dirá. 

si  enojado  no  rompieras 

y  sin  razón  cortará 

la  tela  que  urdiendo  voy;  ^j 

de  mi  amor  los  ciegos  lazos. 

Habló  sin  pedir  licencia 

impórtame  divertilk          ^H 

á  la  razón  el  d^seo; 

de  este  pensamiento.  Amo^H 

mi  culpa  y  tu  enojo  veo; 

siempre  sois  enredador;     ^H 

mas  sirva  de  penitencia 

prevenidme  qué  decille.     ^H 

mi  justo  arrepentimiento, 

Calvete 

.  ¿Qué,  no  eres  Pacheco?    ^H 

^^^^^^^^^^H 

que  el  fuego  que  me  provoca 

Elena. 

.^9 

sacó  el  alma  por  la  boca. 

Calvete 

Dimc,  pues,  ¿cómo  le  liaAVl 

porque  estaba  en  mí.  violento. 

Elena. 

Infierno  de  amor. 

Tántalo  soy;  el  manjar 

Calvetí 

^Lucgo  (ici 

que  mi  apetito  interesa 

á  Margarita? 

me  pone  amor  en  la  mesa 

ElENA. 

Enlazó 

sin  dejármele  tocar. 

en  sus  braxos  mi  e&peranxa 

Ven,  que  persuadido  quedo, 

!a  hiedra  que,  ya  marchit^^ 

por  mucho  que  pueda  amor. 

adivina  en  .Margarita         ^H 

que  podrá  más  el  valor 
de  don  Luis  de  Toledo. 

mi  muerte  por  sm  •"';  '°"^H 

i  Ay.  si  supieras  c,              ^^M 

^^^^V  Diego. 

Vamos,  que  esa  hazaña  sola 

Más,  si  muero  por^ i^M 

es  digna  de  aquese  pecho. 

poco  importa  declarailo    ^H 

Pero  ¿qué  hazañas  no  ha  hecho 

y  morir,  pues  loco  estoy..^H 

la  cortesía  española? 

Calvete 

.  ¿Quién  eres?                     ^M 

Contra  ti  has  de  pelear. 

Elena. 

El  desdichad^H 

^^V 

iCielos,  que  viendo  que  abrasa 

principe  de  Pacma.            '^M 

el  fuego  el  dueño  á  su  casa 

Calvete 

¿Quw^^l 

no  le  ha  de  poder  matart 

¿Tú  príncipe?             a^H 

(Yante  loi  (tos,) 

Elena. 

^^^^1 

Calvete 

Poc«s  muelas  he  mamadQ^f 

ESCENA  VI 

¿A  mi  engañifas?              ^M 

Cai-vktb  y  Eliíia. 

Elena. 

iPIuguicf^H 

^^^^E  Calvete 

.  Pacheco:  íqué  suspensión 
es  esa.'' 

Es  mi  desventura, 
es  pena,  es  rabia,  es  locura 
y  es  la  misma  confusión 
del  infierno.  ¿Margarita 
en  casa  con  don  Luis? 
Celos,  ¿aquesto  sufrís, 
cuando  amor  os  precipita? 
¡Fuera  vida,  seso  afuera, 
fuera  inútiles  disfraces! 
Sepa  quién  soy. 

¿Qué  es  lu  que  haces? 
Muera  Margarita  y  muera 
don  Luis. 

¿Estás  borracho? 
I  Jestist  ¿qué  te  importa  á  ti 
Margarita? 

r»                                     1 

al  cielo  que  no  me  boniw^H 
con  tal  nombre,  que  do  c^H 

^^^^^^^  Elema. 

en  Bolonia,  que  uo  vicn  ^H 
con  Margarita  mi  diño,    ^H 
que  no  pagara  tributo       ^H 
á  mi  amor  el  suyo  ea  fr^ÚJH 
que  sembré  y  cogí  en  un  iSM 
Del  hijo  de  q'uien  es  m»dre 
soy  padre. 

Serlo  podéi»; 
pero,  pardiei,  que  tenéis         <» 
ruines  barbas  para  padre.  ^H 

Calvete 

^^^^^  Calvete 
^^m          Elena. 

^^^H         Calvete 

Elena. 

Pacheco:  si  ha  sido  gana   ^H 
de  darme  papilla  al  niño    ^H 
con  ella,  que  sois  lanip4A^fl| 
y  yo  extiendo  toda  hanaanM 
Vete,  necio,  que  no  «4ioy     ^ 
para  burlas  iv             lai    ^H 
cuando  salen                rrci^H 

^^H          Elena. 

¡Bueno  es  eso! 

mis  desdichas  ui  que  sofi^H 

■  un   rcrio  después  de   tMe;  pudiera  s«r'. 

^H            (1) 

^H 

^^^B           «del  ({ue  ea  ofeont  de  li  honr.i»  ú  otro  scmcjinte 

(I)   A.. 

en  el  original.                           ^^| 

^^f                                                   JORNADA  SEGUNDA                                                             SSy           ^^H 

W      &  Margarita,  heredero 

discreción  fué  el  escoger                        ^^^H 

1       de  Parma  desposeido, 

el  serville,  pues  podía                           ^^^^| 

1       por  piíncipe  aborrecido 

andando  en  su  compañía                 ^^^^^^H 

1       V  amado  por  jardinero. 

á  mi  Margarita                                  ^^^^^H 
con  don  Luis  cada  instante                ^^^^H 

1        Di  que,  pues  el  español 

1        me  afrenta  y  sus  brazos  goza, 

que  á  soliciialla  fuera,                           ^^^1 

sin  que  el  valor  de  Mendoza 

y  mi  amor  en  él  tuviera                        ^^^H 

lo  estorbe,  que  cuanto  el  sol 

siempre  un  tercero  ignorante.             ^^^^| 

viste  de  oro  y  el  mar  baña, 

Calvrte.  Todo  aquesto  es  evidencia;              ^^^^^H 

tengo  de  peregrinar 

convencióse  mi  porfia,                     ^^^^^H 

hasta  que  pueda  vengar 

perdóneme  vusiiia;                          ^^^^^H 

la  injuria  que  me  hace  España. 

pero  mal  dije,  vuslencia,                   ^^^^^H 

Dile  que  de  celos  muero 

que  yo  diré  á  mi  señor                        ^^^H^ 

y  que  la  vida  me  enfada; 

que  es  el  principe.                                   ^^^H 

pero  no  le  digas  nada, 

Elena.                                  El  secreto                  ^^^| 

que  es  don  Luis  caballero; 

me  importa,  mas  yo  os  prometo          ^^^H 

ella  noble,  y  sin  sentido 

de  haceros  mucho  favor                        ^^^1 

mis  celos,  que  sin  querer 

si  con  debido  recato                               ^^^1 

1        juzgan  lo  que  puede  ser 

mi  estado  y  nombre  encubrís,              ^^^H 

1       como  si  ya  hubiera  sido. 

que  es  amigo  dori  Luis                          ^^^Hi 

llK.  Tú  lo  dices  de  tal  suerte. 

del  marques  de  Monferrato,                 ^^^H 

que  cuando  burlarme  trates, 

y  no  menos  que  la  vida                        ^^^| 

aunque  ensartas  disparates, 

en  que  lo  ignore  me  va.                      ^^^^H 

de  lástima  he  de  creerte. 

Calvete.  Desde  hoy  la  lengua  esurá              ^^^^^M 

Pero  ¿cómo  puede  ser, 

por  ti  hI  paladar  asida.                       <^^^^| 

rapaz,  lo  que  dices  cierto, 

Pero  más  satisfacción                         ^^^^1 

si  ha  un  año  que  está  encubierto 

tu  Margarita  merece                              ^^^H 

en  casa  de  esa  mujer 

si  por  tu  causa  aborrece                        ^^^H 

el  principe,  y  de  su  estado 

de  mi  señor  la  afición.                           ^^^H 

1        por  el  marqués  excluido? 
1^.      Basta  decir  que  yo  he  sido 

Elena.      ¡Ay,  cielos!  que  su  hermosura              ^^^1 

corre  riesgo  en  su  poder,                       ^^^H 

quien  de  pastor  disfraiado. 

y  amor  no  sabe  perder                           ^^^H 

temeroso  del  marqués 

el  tiempo  ni  coyuntura.                         ^^^H 

de  Monferraio,  la  quinta 

Calvete.  Don  Luis  ha  prometido                        ^^^1 

donde  á  Chipre  el  amor  pinta, 

no  agravia! la,  y  de  su  honor                 ^^^| 

cultivé  por  interés 

de  otra  Venus  en  beldad 

es  don  Diego  el  defensor;                      ^^^| 

firme  ella,  tú  su  marido,                       ^^^^1 

que  me  dio  un  ángel  que  incita 

no  hay  trance  que  temer  puedas.         ^^^| 

al  amor. 

Elena.     Ni  hombre  que  pued^  estar,                  ^^^|' 

(TE.                Si  á  Margarita 

Calvete,  junto  al  manjar                       ^^^| 

gozabas  con  libertad 

con  hambre  y  las  manos  quedas.         ^^^| 

hecho  hortelano,  ¿k  qué  efecto 

Mas,  vamos.'que  mi  presencia             ^^^| 

dejaste  el  rústico  traje 

la  suya  hará  recatada.                          ^^^H 

1        y  escogiste  más  ser  paje 

Calvete.  ¿May'  noche  mis  enredada?                  ^^^H 
Elena.      ¡Hola!                                                      ^^^H' 

1       de  don  Diego? 

|k.                             No  hay  secreto 

Calvete.            X>ué  manda  vuslencia?             ^^^Ii 

'        oue  permanezca  si  el  ciego 
descubre  sus  travesuras; 

^^H 

^^^^Bt 

sembró  sus  gustos  á  escuras 

ESCENA  VI!                                ^^H 

y  á  luz  sacó  el  fruto  luego. 

^^^^H 

1        Supo  su  hermano  el  suceso, 

SaUn  Cari  os  y  Pctíiaoo.                           ^^^^I 

mandó  ausentarme  el  temor. 

^^^^1 

mas,  como,  aunque  niño,  amor 

Peynado.  En  una  sala  encerrado                         ^^^| 

es  temerario  y  travieso. 

hasta  ahora  me  ha  tenido,                    ^^^H 

1         por  no  ausentarme  de  aquí 

adonde  el  pobre  Peynado                      ^^^1 

y  saber  de  esta  maraña 

á  tragos  por  ti  ha  sorbido                     ^^^| 

al  fin,  el  valor  de  España 

la  muerte;  de  modo  he  estado              ^^^1 

en  mi  favor  escogí. 

esta  noche  en  el  encierro                            ^H' 

ITH.  Pues  ¿por  qué  más  á  don  Diego 

ó  prisión,  que,  si  por  hierro                  ^^^B| 

'"        que  á  otro? 

Marco  Antonio  me  matara,                 ^^^^1 

h.                        ¡Jesús,  qué  extraño 

en  mis  calzones  hallara                        ^^^H 

sois,  Calvete!  Si  en  un  año 

la  cera  para  el  entierro.                              ^H 

que  cual  mariposa  al  fuego 

Darme  la  muerte  quería,                              ^M 

me  abraso  por  Margarita, 

según  por  entre  la  puerta                             ^| 

1         sé  que  es  don  Luis  su  amante 

lo  escuché,  en  viniendo  el  día.               ^^H 

1        y  que  no  hay  hora  nj  instante 

Ya  su  hermana  estará  muerta...           ^^^| 

L        que  su  amor  no  solicita, 

Carlos.    ¿Qué  dices?  ¡Ay,  prenda  mía!                ^^^ll 

^^^558 

QUIEN  DA  LUEGO 

DA  DOS  VECES                                 ^^^1 

W           Peynado 

.A  no  romper  la  ventana 

la  del  hijo  mal  nacido    ^^H 

m 

y  escorrirme,  «ísta  es  la  liora 

y  la  vil  de  .Margarita.           ^H 

^^L 

que  me  hace  cenar  sin  gana 

Carlos.    jCielos,  Marco  Antonio  o  í^B 

^^K^ 

con  Crisio,  y  que  Menga  llora 

Mil  gracias  rendiros  quiera^H 

^^^^^_ 

su  lulo  y  viudez  temprana. 

pues  se  vino   i              "^^^^^1 

^^^^^^ 

Todo  lo  sabe,  par  Dios; 

que  aquS  su  c                 rfl^^| 
Lain  de  m3n<  i                   ^^^B 

^^^^^^k 

por  mataros  á  los  dos 
juntes,  esta  noche  ha  sido 

^^^^^1 

más  bárbaro                  '<ti,^l 

^^^^^^V 

disimulado,  fingido; 

pues  Caín  matu  uo   \ricl 

^^^^H 

pero  no  hallándoos  á  vos, 

V  tú  has  muerto  dos  Abeles: 

^^^^^" 

ya  habrá  visto  Margarita 

Herodes,  cuyas  hazañaí, 

■ 

la  tierra  de  la  verdad. 

para  tu  afrenta  inclemenies. 

^^^           CkhLüi. 

y\ntes  que  el  cielo  permita 

es  dar  la  muerte  á  inocente^^ 

^^m 

tan  inhumana  crueldad, 

en  cuya  sangre  te  bañas.    ^M 

^^H 

venganza  tan  inaudita. 

Pide  i\  cielo  si  permite        ^^ 

^^H 

no  admita  otra  vez  el  sol 

que  un  ángel  vengado  este. 

^^^b 

desde  el  sepulcro  español 

que  cada  instante  te  dé 

^^^^^K 

la  oriental  y  hermosa  cuna, 

mil  vidas  que  yo  te  quite; 

^^^^^^ 

ni  sirva  otra  con  la  luna 

que  aun  no  igualara  el  ralof 
de  todas  cuantas  Jes' des 

^^^F 

á  la  nuche  de  farol. 

^^^L^ 

¡Ay  mi  adorada  inoceniel 

con  la  suya,  que  al  ñn  e$ 

^^^^K 

Si  en  duda  puede  el  temor 

un  ángel  y  no  un  traidor. 

^^^^^B 

darme  la  pena  presente, 

Marco.     Que  vienes  sin  seso  creo 

^^^^^K 

averiguado  el  rigor 

ó  por  otro  me  has  hablado. 

^^^^H 

de  vuestro  hermano  inclemente, 

pues  las  obras  has  culpado 

^^^^^B 

¿qué  hará  en  mi.*  Pero  es  cristiano 

que  aún  no  ejecutó  el  deseo. 

^^^^^P 

y  noble,  y  al  fin  su  hermano; 

¿A  qué  Abel  mi  enojo  quita 

^^^^^^ 

no  hará  crueldad  como  esa. 

la  vida  que  vengar  quieres^M 

^^B        Peynadc 

1.  Los  golpes  con  que  la  huesa 

Carlos.    ,íNo  sabes  quién  soyp          ^H 

^^B^^ 

abrió  el  azadón  villano 

Marco.                                       iíQai^^| 

^^^^^É 

sentí,  aunque  preso,  señor, 

Carlos,    E\  alma  de  Margarita,      ^H 

^^^^^^r 

y  el  intento  oí  después 

que  en  señal  de  su  ínocen^^^ 

^^^^^H 

del  airado  matador, 

como  la  vengo  á  heredar,  ^M 

^^^^^T 

porque  bien  sabéis  que  es 

no  tuvo  que  me  dejar        ^H 

^^^V' 

lodo  oídos  el  temor. 

sino  es  el  alma  en  herendi^H 

^^^^^ 

De  una  mujer  afrigida, 

su  venganza  soliciu.          ^H 

^^^^^m 

atormentada  ó  parida, 

Marco.     ¿Eres  Carlos?                       ^M 

^^^^^H 

senil  suspiros  y  llantos. 

Carlos.                         Carlos  soy,    V 

^^^^^B 

pedir  reliquias  y  santos 

que  con  dos  almas  estoy. 

^^^^^ 

y  encomendallos  su  vida. 

porque  vive  Margarita, 

^^V^     Carlos- 

¡Villano,  loco,  atrevido. 

bárbaro  tirano,  en  mi, 

^^K^ 

vete,  antes  que  el  pesar 

pues  cuando  determinaste       , 

^^^^^^ 

crezca  y  no  me  dé  lugar 

dividirlas,  las  juntaste        ^t 

^^^^^H 

paia  serte  agradecido! 

para  venir  contra  ti.    ^_^M 
.Marco.     S'a  tengo  que  agrade^a^H 

^^^^^H 

(l'JírlPc^nidol.) 

^^^^^H 

jCómo  no  me  he  vuelto  locu.-* 
Pero. sin  entendimiento 

pues  me  excusas  de  t>^^^^| 

^^^^^B 

y  aunque  en  albricias  0^^! 

^^^^^B 

fuera,  esposa,  el  sentimiento 

te  tengo  de  dar  la  muerie,^| 

^^^^^H 

de  tu  injusta  muerte  poco. 

primero  que  te  la  dé           ^^ 

^^^^^B 

Para  tu  venganza  invoco 

y  con  ella  satisfagas 

^^^^^K 

lu  inocencia;  entrad,  amor, 

¡a  injuria  de  l  "^  '^-"^'^gM^^ 

^^^^H 

y  sed  vos  el  vengador. 

su  sangre,  n                   c,     ^M 

^^^^^^1 

aunque  el  castigo  no  iguale 

quiero  saber  -.  ^ ,:_  _:4        ^M 
la  vida  con  el  honor            ^M 

^^^^^1 

á  la  culpa.  Un  hombre  sale. 

^^^^^^H 

murió  mí  hermana.           ^M 

^^H 

ESCENA  VIII 

Carlos.                                  iTraldiH 
pues  siendo  tú  el  tratrict^l^H 
¿me  lo  preguntas  á  mi.'    ^H 

^^^^ 

.lale  .Marco  ArtTONto.— Cahi.o«. 

^^B        Macco. 

Huyó  el  principe  traidor 

Vo  no  podre  castigar        ^| 

^^H^ 

con  mi  hermana,  y  mi  venganza. 

con  tu  muerte  tu  delito,   ^" 

^^H 

por  tardar,  no  satisfizo 

pues  si  la  vida  te  quito         ^ 

^^^B 

mi  agravio;  mas  ^cuándo  hizo 

aún  no  comienzo  á  venjoi^fl 

^^H 

cosa  buena  la  taríjanzar* 

á  mi  esposa.  Max,  iraidx^H 

^^H 

Si  mi  ventura  le  alcanza. 

gente  viene;  ven  tras  "^^t  i^H 

^^H 

mi  muerto  honor  resucita, 

que  quiero  cobrar  de  li     ^H 

^^H 

á  un  tiempo  tres  vidas  quita. 

como  de  mal  pagadur.      ^| 

i 

la  de  Carlos  fementido. 

(CcAai*  ntmr* 

FISCENA  IX 

S»ttn  Do»  Diroo  y  Don  Lvn 

Entretanto  que  no  viere 

el  príncipe  no  tendrá 

sosiego. 

Celoso  está 

mi  amor  por  lo  que  le  quiere, 

y  vengo  huyendo  del  fuego 

que  mis  entrañas  abrasa, 

que  aun  no  oso  quedar  en  casa 

con  ella  y  sin  i«.  don  Diego. 
).      (-on  eso  das  testimonio, 

don  I.uis,  de  tu  valor. 
'.o.    (Dtntra)  jAh,  principe  engañador! 
os.    iDtniro.)  ¡Ah,  tirano  Marco  Antonio! 
>.      Al  principe  ol  nombrar. 

Yo  á  Marco  Antonio,  el  hermano 

de  Margarita. 

).  No  en  vano 

nos  trujo  á  este  lugar 
el  ciclo;  llega  á  apartarlos, 

1^  que  se  matan. 

I^H  Caballeros, 

^m   tened  los  nobles  aceros. 

que  entre  Marco  Antonio  y  Carlos 
la  amistad  y  el  parentesco 
han  de  ser  los  medios  sab'os 
con  que  se  olviden  agravios 
antiguos. 

U  Si  es  que  merezco 

testa  merced  en  favor, 
principe,  de  que  una  dama 
que  vive  en  mi  casa  05  llama 
de  su  libertad  deudor, 
parad  la  espada  y  la  mano, 
que  murirá  Margarita 
si  esta  pendencia  le  quita 
á  su  esposo  ó  á  su  hermano. 

ESCENA  X 
MtH  Makco  Antomio  y  Caki.os.— Dtchos. 

)s.    Cómo,  pues,  ¿vive  mi  esposa.*^ 
I.       Y  viva  por  muchos  añus. 
».     |Ay,  sospechosos  engaños! 
3S.    |Ay,  prenda  del  alma  hermosa! 

tln  vuestro  nombre  me  dio 

un  ángeJ,  de  (^uicn  sois  padre, 

que  como  es  ángel  su  madre, 

su  semejanza  parió. 

Y  don  Diego,  que  venia 

en  mi  busca,  á  vuestra  esposa 

encontró  que,  temerosa 

de  Marco  Antonio,  salla 

de  su  casa;  y  porque  os  cuadre 

el  contento,  quiso  Dios 

que  llevásemos  los  dos 

á  la  nuestra  el  hijo  y  madre. 
fi.    Hoy  vuelvo  á  vivir  de  nuevo. 
>.     ¿Quién  en  una  noche  vio 

tanto  enredo? 
is.  Sepa  yo 

á  quién  tanta  merced  debo. 

Por  don  Diego  de  Mendoza 

á  vuestra  cbposa  adquirís. 


Dntoo.      Solamente  don  Luis 

de  Toledo  el  favor  goza 
con  que  os  sirve,  y  le  debéis 
aún  n)ás  de  lo  que  pensáis; 
disponer  de  ella  podéis, 
que  á  la  española  nación 
no  es  mucho  ofrecer  la  vida. 

Luis.         Margari'.a  está  afligida, 
recelosa,  con  razón, 
de  la  enemistad  antigua 
que  entre  Marco  Antonio  y  vo; 
se  conserva,  pues  que  Dios 
con  tanta  paz  averigua, 
á  pesar  de  la  fortuna 
vuestra,  prolijas  pasiones, 
sean  uno  los  corazones, 

Eues  que  ya  la  sangre  es  uno. 
as  manos  habéis  de  daros 
de  amigos. 

Cahlos.    (/)t  rodiUat.)  Más  razón  es 

que  os  dé  rendido  á  esos  pies 
mis  armas  para  vcngacos, 
pues  viviendo  Margarita 
satisfecho  morirla, 
porque  el  agravio  lo  esté 
que  á  darme  muerte  os  incita. 
Para  que  os  venguéis  escojo, 
Marco  Antonio,  este  lugar, 
porque  en  él  ha  de  guardar,  (ij 
ó  mi  vida  ó  vuestro  enojo. 

Luis.        La  nobleza  en  pechos  sabios 
olvidos  de  injurias  cría. 

Marco.     Príncipe:  la  cortesía 

puede  masque  los  agravios. 
Dadme  aquesa  not>lc  mano 
y  esos  brazos  que  yo  os  doy. 

Carlos.    V  yo  nombre  de  mi  hermano. 
Vamos  á  ver  á  mi  esposa. 

Diego.      ¿Hay  ventura  máscAtraña? 

Marco.    .Siendo  medianera  España 

por  fuer/a  ha  de  ser  dichosa. 

Carlos.    ¡Que  os  voy  á  ver,  cara  prenda! 

Luis.         Don  Diego:  en  esta  ocasión 
I  gozará,  echando  al  ladrón 

de  casa,  el  alma  su  hacienda. 


JORNADA  TERCERA 


ESCENA  PRIMERA 
5u<e  t>oí$.i  ÜLENA,  ¿f  Aum6r<,  y  .Maki'.arita. 

Elena.     La  lástima  que  me  han  hecho 
vuestras  desgracias,  señora, 
junio  con  mi  inclinación 
que  por  ser  nuble  es  piadosa, 
nie  ha  obiigadu  á  buscar  modo 
con  que  el  peligro  socorra, 
que  corren  á  un  mismo  tiempo 
vuestra  vida  y  vuestra  honra. 
I>e  España  vine  á  ser  paje 
de  don  Dieg,''  de  Mendoza, 


(O    Así  en  el  original;  pero  parece  dr^cri  Ittrtie 

•porque  en  él  ban  de  quedar.* 


^^^^550             ^^^^^^qüieí^Í^Üec^^o^ece^^^^^^^^^H 

^^^^B                y  aunque  paje,  bien  nacido. 

y  si  viene,  ^ quién  le  estfljH 

^^^^B                como  hablan  por  mi  [las|  obras. 

que  rompiendo  vuestro  0 

^^^^^^m           De  vuestros  amores  supe 

con  él  su  agravio  no  rompí 

^^^^^^B          aquesta  noche  ta  historia, 

Celos,  peligro  y  temor 

^^^^^^B          que  aunque  comienza  en  tragedia 

contra  vos  al  arma  locan. 

^^^^^^H          muchas  el  cielo  revoca. 

qne  es  propio  de  las  desgrid 

^^^^^^^1          También  supe  la  ocasión 

convidarse  unas  á  otras. 

^^^^^^^B          que  os  sacó  de  noche  y  sola 

Mirad  si  os  ofreced  alma 

^^^^^^H         de  vuestra  quietud  y  casa 

remedio  al  mal  que  osasom 

^^^^^^H          librando  la  vida  i  costa 

y  si  no  le  halláis  bastante 

^^^^^^H         del  qué  dirán,  monstruo  vil 

y  queréis  poner  por  obra 

^^^^^^H         en  cuya  bárbara  boca 

el  que  os  tengo  prevenido, 

^^^^^^^P          tantas  honras  hemos  visto 

con  determinación  coni 

^^^^^^m          despedazadas  y  rotas. 

le  ejecutad,  porque  os  vi 

^^^^^^B          Aleare  estaréis  sin  duda 

en  la  brevedad  la  honra. 

^^^^^^B         de  que  en  una  casa  propia 

Margar.  Dias  ha,  amigo  Pacheco, 

^^^^^^H         halléis  socorro,  hijo  y  madre. 

que  se  ha  hecho  el  alma  so 

^^^^^^^H          en  la  nobleza  española. 

á  mil  pronósticos  tristes 

^^^^^^^1          ^'Quién  duda  que  aguardaréis 

q^ue  quieren  cumplirse  ahor 

^^^^^^^B         que  salga  la  blanca  aurora 

Ll  temor,  que  es  adivino. 

^^^^^^H          huyendo  del  sol,  que  ensarta 

revolvió  ias  tristes  hojas 

^^^^^^H         en  hilos  de  oro  su 

de  mis  desdichas,  j  en  ellas 

^^^^^^^H          para  que  el  principe  venga 

leyó  mi  ventura  corta. 

^^^^^^B          y  á  vuestros  pesares  ponga 

Ya  vo  temi  la  mudanza 

^^^^^^H          alegre  íín,  dando  treguas 

de  Óarlos,  que  era  forzosa* 

^^^^^^V          á  vuestro  llanto  y  congojas? 

porque  una  mujer  gozada 

^^^^^^B          Don  Luis,  que  en  casa  ha  visto 

es  trato  que  ^nda  de  sobra 

^^^^^^B          la  ocasión,  vencido  borra 

Pero,  pues  salieron  falsas^ 

^^^^^^^1          promesas  y  obligaciones. 

las  promesas  que  en  lison 

^^^^^^^B          y  á  los  pies  del  gusto  postra 

lleva  el  viento,  y  en  mi  oK 

^^^^^^B          respetos 

goza  á  Claudia  v  me  deshi 
cuando  venga  Marco  Amo 

^^^^^^B           Si  no  huis  dentro  de  una  íiora 

^^^^^^^B           á  la  luz  de  esa  hermosura 

y  me  dé  muerte,  <qué  imj 

^^^^^^H           será  ciega  mariposa, 

s¡  á  falta  suya  han  de  ser 

^^^^^^V           que,  aunque  queme  su  nobleza 

verdugos  mis  manos  pcop 

^^^^^^^           las  alas  á  ta  memuria. 

Carlos  me  ha  menosprccti 

^^^^^^B                     otra        el  agravio 

y  cuando  no  corresponda 

^^^^^^B           que  á  Tarquino  echó  de  Roma. 

don  Luis  ásu  favor 

^^^^^^B          Don  Diego,  como  es  su  amigo, 

ni  don  Dego  de  Mendoza 

^^^^^^^B               os  defiende  ni  reporta 

á  su  palabra  y  mi  ayuda. 

^^^^^^^H                 el  freno  del 

siendo  los  celos  ponzoña, 

^^^^^^^B           su  determinación 

y  yo  basilisco  de  ellos. 

^^^^^^r           Ames  por  dalle  lugar 

maiarélos  si  me  tocan. 

^^^^^P              se  ha  ausentado  de  Bolonia; 

Déjame  que  en  esas  calles 

^^^^^F              ved  vos.  SI  se  va  el  que  os  gu  -rda. 

dando  voces  interrompan 

^^^^H                  ¿qué  hará  el  ladrón  con  las  juyasP 
^^^^H                  l£l  principe,  que  pudiera 

mis  agravios  el  silencio. 

para  que  los  hombres  o^gl 

^^^^B                  defenderos  como  á  esposa, 

de  un  cruel  hombre  la  mí 

^^^^H                  yéndole  yo  á  dar  aviso. 

deja  que  cual  loro  rompa 

^^^H                 imposible  es  que  os  socorra, 

la  imagen  del  padre  ingral 

^^^H                 porque,  según  en  corrillos 

en  el  hijo  vil. 

^^^H                   0  dice  la  ciudad  toda, 

Flf.na.                          iSeñori...! 

^^^^B                 dejando  el  tosco  disfraz. 

Maroau.  Yo  iré  i  Parma,  falso  Car 

^^^^B                  lomó  para  Parma  postas, 
^^^^^^^           donde  estableciendo  paces 

Progne  he  de  ser  en  tus  ix 

tu  hijo  he  de  hacer  pedaii 

^^^^^^K          perpetuas,  oira        cobra 

para  que  sus  carnes  comi 

^^^^^^B           su  estado,  dand'j  de  esposo 

EuFNA.      Sosiégate. 

^^^^^^^B           la  mano  á  la  hija  hermosa 

Margar.                   ^Cómo  purdo? 

^^^^^^B           del  Marqués  Je  Monferrato 

Flena.      Escuchándome. 

^^^^^^B           y  previniendo  á  sus  bodas 

Maro  Al».                           Esiojr  loa 

^^^^^^B            mil  fiestas  que  á  vuestro  amor 

^Qué  quieres  decirme^ 

^^^^^^H           harán  las  fúnebres  honras; 

Elena.                                         Cari 

^^^^^^^P           pues  decir  que  vuestro  hermano, 

no  está  casado  hasta  ahor 

^^^^^^^B           Aunque  esta  casa  os  esconda, 

¿Q\ic  sabemos  si  prewad 

^^^^^^^1           ha  de  ignorar  dónde  estáis. 

mientras  que  su  padH^^^B 

^^^^^^H           sabiendo  que  os  sirve  y  honra 

la  posesión  de  su  EsIinI^| 

^^^^^^H          don  Luis,  es  ignorancia; 

que  ha  tanto  que  por  él  llM 

JORNADA  TERCERA 


56  r 


engañaras!  al  Marqués 
para  que  en  quietud  dichosa, 
.a  pesar  de  sus  contrarios, 
te  llame  Parma  señora, 
después? 

Con  esas  promesas 
su  volunud  cautelosa 
entretuvo  mi  esperanza, 
Pacheco,  no  ha  muchas  horas. 
¿Que  me  aconsejas? 

Yo  he  dado 
una  traza  milagrosa 
que,  para  que  se  ejecute, 
tu  aprobación  falla  sola. 
El  ama  que  á  mis  señores 
sirve  es  una  labradora 
de  aquí  cerca,  cuyo  padre 
una  milla  de  aquí  mora, 
y  es  quintero  del  Marqués 
de  Moníerraio,  el  que  loma 
i  Carlos  todo  su  Estado. 
Esc  mi  esperanza  agosta. 
Va  tú  sabes  que  aquí  cerca 
labró  con  soberbia  y  costa 
una  casa  de  placer 
donde  deposita  Flora 
su  apacible  primavera, 
y  donde  Amaltea  hermosa 
vierte,  á  pesar  del  invierno, 
eternamente  su  copia. 
Si  este  rústico  te  lleva 
disfrazada  con  las  ropas 
de  su  hija,  imaainanao 
que  eres  una  labradora, 
¿  quien  por  querer  yo  bien 
y  que  nadie  te  conozca 
en  su  quinta,  por  mí  cuenta 
que  estés  oculta  me  impona, 
podrás  aguardar  segura, 
SI  la  fortuna  mejora 
tus  desgracias,  excusando 
los  peligros  que  te  asombran; 
y  yu  partiéndome  á  Parma 
haré  con  Carlos  de  forma 
que  de  Claudia  la  presencia 
no  desiierre  tus  memorias. 
y  cuando  casarse  intente, 
como  la  fama  pregona, 
buscaremos  t<'azas  nuevas 
que  estorbo  á  su  intento  ponga. 
¿Qué  dices? 

SAR.  Que  no  sé  quién 

en  mi  favor  te  provoca 
cuando  todos  me  persiguen. 

IA.      Mi  Inclinación  que  es  piadosa. 
Al  labrador  tengo  hablado 
y  i  mí  gusto  se  acomoda, 
de  su  hija  prevenidas 
tas  galas  pobres  y  toscas. 
El  camino  es  breve,  el  tiempo 
acomodado,  pues,  corta 
á  la  noche  con  tijeras 
de  plata  el  alba  las  ropas. 
A  la  puerta  está  el  peligro 
la  diligencia  negocia 
y  es  madre  de  la  ventura. 
¿Qué  escoges? 

COMEDIAS  OE  TIRSO   OE  MOLINA.— TOMO  It 


MAhOAR.  Fuerza  es  que  escoja 

tus  consejos  saludables. 
Elena.     lAllo,  pues!:  vamos,  señora, 

por  el  niño  cuya  vista 

alivio  dé  á  tus  congojas, 

que  el  labrador  nos  espera, 

y  con  tan  bella  pastora 

brotará  llores  la  quinta. 
Margar.  Si  vengo  á  ser  más  dichosa, 

yo  pagaré  largamente 

esta  industria. 
Elena.     (Aparte.)  ¡Amor,  Vitoria! 

Ya  está  el  enemigo  iucra, 

ya  no  se  abrasará  Troya 

ni  don  Luis  gozará 

la  ocasión  que  le  provoca. 
Maroab.  ¡Ay,  Carlos,  al  fin  mudable! 
Elena.     ¡Aji  industrias  amorosas!      (Kancr) 


ESCENA  U 
Súltn  Marco  Ahtohio,  Jitlio  y  Carloi. 

Juí.10.       El  príncipe  y  el  marqués 

con  Claudia  estarán,  señor, 
en  la  quinta  de  Beltlor; 
razón  será  que  le  des 
con  tu  presencia  un  buen  dia. 
De  Peynado  el  jardinero 
saben,  que  en  traje  grosero 
disfrazas  la  pallardia 
que  ha  envidiado  Italia  en  ti, 
y  por  esto  á  Beltínr  vienen, 
donde  prevenidas  tienen 
tus  bodas;  no  está  de  aquí 
sino  una  milla.  ;Qué  aguardas, 
viendo  que  te  está  esperando 
Claudia,  por  siglos  juzgando 
las  horas  que  en  verla  tardas? 

Carlos.    Marco  Antonio:  si  merece 
que  le  deis  fe  mi  valor, 
nuestra  amistad  y  el  amor 
que  desde  hoy  en  los  dos  crece, 
para  cobrar  el  estado 
que  me  ha  usurpado  el  Marqués, 
con  cuyo  favor  después 
el  que  á  vos  os  ha  quitado 
restauremos,  es  forzosa 
hoy  á  Bclñor  mi  partida. 
V  por  que  no  me  lo  impida 
"Margarita,  que,  celosa 
de  Claudia,  ha  de  pretender 
partir  en  mi  compañía 
ó  no  dejarme  ir,  queríla, 
antes  de  verla,  poner 
mi  intento  en  ejecución. 
¿Qué  os  parece? 

Marco.  Aunque  mudanza 

temo,  sé  vuestro  valor, 
y  que  si  es  cuerdo  el  temor, 
es  noble  la  confianza. 
Partid,  principe,  en  buen  hora; 
cobrad  á  Parma,  quees^usto, 
como  reservéis  el  gusto 
para  quien  en  él  adora. 
Pero,  porque  no  le  ofenda 

36 


^^^562 

OIHEN  DA  LUCGO  DA  DOS  VECT.S                       ^^^^| 

^^H 

cuando  miréis  la  beldad 

ESCtiNA   l^^l 

^^^^1 

de  Claudia,  a!  amor  llevad 

1 

^^^1 

cual  le  pintan,  con  la  venda 

Dichos,  mtnoi  Caititk.       ■ 

^^^^P 

á  los  ojos. 

Luis. 

Debióse  de  adelantar             1 

^^^Casu}s. 

A  entender 

Carlos,  v  por  prevenir          1 

^I 

con  «queso  me  haWis  dado 

el  riesgo  de  una  ocasión.        j 

^^^_^ 

que  el  amor  cuando  es  honrado 

se  la  llevó.  Ya  sosiego; 

^^^B 

sólo  á  su  dama  ha  de  ver, 

¿  buscar  voy  á  don  Diego. 

^^^^H 

quedando  cie^o  en  su  ausencia; 

\í  xtraños  enredos  son 

^^^H 

pero,  Marco  Amonio  amigo, 

los  que  aquesta  noche  h«  hi 

^^^^H 

al  liempo  doy  por  testigo, 

Mahco. 

¿Qutí  hay.  Don  l  ikñ  i  alerol 

^^^H 

por  fiadora  á  la  experiencia, 

Lujs. 

¡Oh,  Marco  A-                !io« 

^^^H 

y  por  jueces  á  ios  dos. 

No  por  poco  f- 

^^^^H 

de  mi  invencible  constancia; 

el  principe  perderá 

^^^r 

mí  partida  es  de  importancia,- 

lo  que  es  suyo  de  derecho. 

^ 

presto  os  veré.  Adiós.                ^Ka»,} 

Poca  confianza  ha  hecho      1 

^1     Makco. 

Adiós. 

de  quien  sirviéndole  esiA.     1 

^H 

Don  Luis  y  don  Diego  viven 

.Marco. 

[Cómo!                                    1 

^m^ 

aqui;  prevenillos  quiero 

Luis. 

¿\o  lo  sabéis?           j 

^^^^^ 

que  á  mi  hermana  hablen  primero. 

Marco. 

No. 

^^^H 

porque  si  no  la  aperciben 

Luis. 

A  Margarita  ha  sacado 

^^^H 

de  la  amistad  que  hemos  hecho 

de  casa  desconfiado 

^^^H 

el  Príncipe  y  yo,  el  temor 

de  que.  por  amalla  yo. 

^^^H 

de  mi  pasadoVigor 

había  de  estar  segura 

^^^H 

que  la  matará  sospecho. 

su  belleza  en  mi  poder. 

^^^H 

Quiero  llamar,  pero  aquí 

Marco. 

Lso,  ¿cómo  puede  ser? 

^^^^H 

pienso  que  salen  los  dos. 

Luis 

.\sí  quien  lo  vio  lo  jura. 

^H 

M  A  R  cr ». 

Pues  vase  ahora  de  aqui 
á  Beiflor  determinado 

^^ 

ESCENA  III 

de  cobrar  su  antiguo  Estad< 
á  costa  de  dar  el  si 

^H             Satcn 

1)0.'»  Luis  y  Calvkte.— Makco  Antonio. 

á  Claudia,  y  porque  por  elU 
mi  hermana  no  le  impidiese 

^M      Luis. 

¿El  príncipe? 

su  camino  ó  le  siguiese 

^1        C*LVfi.TE 

Juro  á  Dios 

á  Belllor,  se  va  sin  ella. 

^^ 

que  la  llevó  y  que  lo  vi 

¿y  decís  que  la  sacó 

^H 

por  ¿slos  que  han  de  comer 

de  casa? 

^^ 

^■arrápalas.  ^Quieres  más? 

Luis, 

Lo  cierto  es  esto. 

H     Luis. 

¿Pues  has  visto  tú  jamás 

Marco. 

En  confusión  me  habéis  pt 

^K 

al  príncipe? 

notable. 

^H^ALVETE 

Desd^  ayer 

Luis. 

Si  se  aptrló 

^^^B 

le  he  visto  y  comunicado; 

anoche  de  vos.  es  cieru» 

^^^H 

todo  el  suceso  me  dijo 

que  vind  por  ella. 

^^^^B 

de  su  amor;  suyo  es  el  hijo 

Marco. 

Sí, 

^^^H 

que  nos  dieron;  distrazado 

luego  que  me  despedí 

^^^^1 

por  Margarita  ha  ya  un  año 

de  vos  se  fué.  ¿Si  la  ha  roa 

^^^F 

que  gozu  de  su  beldad. 

por  quedar  libre  y  poder 

^M     Luis. 

Hasta:  todo  eso  es  verdad. 

casarse  con  Claudia? 

H      Calvete 

.  A  mi  no  hay  hacerme  engaño. 

Li'is. 

No, 

^H 

Celoso  de  que  su  amante 

que  es  noble  y  cristiano. 

^^^^ 

fueres  estando  ella  aqui. 

Marco. 

Y; 

^^^K 

no  ha  media  hora  que  la  vi 

desdichado.  Sin  querer 

^^^B 

llevarla;  llegué  arrogante. 

verá  su  esposa,  partir 

^^^H 

tentóla  determinada, 

á  Beiflor  con  tanta  prisa. 

^^^H 

que  es  colérica  y  no  espera, 

iqué  tarde  el  alma  me  ans^ 
No  quiso,  por  encubrir 

^^^^m 

saqué  el  pie  derecho  fuera, 

^^^^m 

conocilc  y  no  hubo  nada. 

su  muerte,  verla  conm^ao. 
jAh  promesas  lisoniera» 
jNunca  fuO  amigr.  de  veris 

^^^B 

Al  fin  con  (gravedad  nueva 

^^^H 

me  dijo:  «Hola,  á  quien  llegare 

^^^^p 

si  por  ella  os  preguntare 

quien  de  veras  lué  enemigc 

^^^H 

decid:  el  Principe  la  lleva.» 

Testigo  ha  de  ser  Beltlor, 

^^^V 

Partióse,  y  fuime  á  dormir. 

si  al  homicida  hallo  en  é^ 

^^^H 

¿Quieres  más? 

del  casiigo  más  crud 

^^'Luis. 

No. 

que  dii'  un  agravio  á  unw 

■     Calvete 

*                     Voyme  aechar. 

Luis. 

Si  aqucso  es  cierto,  el  pnco 

L 

(Ka«) 

seré  en  vengar  su  Jnocenie 
sangre. 

^ JOBNADA 

TERCERA 

^^^^^^^^56^J 

Eco!               jAh,  principe inclemenie! 

Príncipe 

Vos  respondistes  mejor                  ^^H 

ís.         Ir  con  vos  á  Belllor  quiero. 

quejyo  supe  preguntar.               ^^^M 

írco.      Ah,  Margarita  engañada! 
ks.         La  Quinta  pienso  abrasar. 
kRCO.     iQue  pocü  que  hay  que  fiar 

Marq. 

Vamos,  démosla  lugar                   ^^H 
que  con  el  deseo  trate                    ^^^^ 

de  Carlos,  y  la  retrate.                      ^^B 

de  amistad  reconciliada!      {Vanst.) 

que  amor  bien  sabe  pintar.                   H 
{Vante  los  Hot.)  ^H 

^^^          ESCENA  V 

ESCENA  VI                             ■ 
Claudia,  sota.                           ^M 

^^^^nukgvñ  X  (/  PiUNCirK  vieiüF,  Cialuia 

^H 

^^P 

Si  son  propiedades  ciertas                     H 
de  amor  que  aún  está  en  calma,           H 

iRQ.       Menos  la  luz  se  estimara 

que  para  entrar  en  el  alma                    ^M 

si  no  hubiera  escuridad, 

los  ojos  le  abran  las  puertas,               H 

y  á  fallar  la  enfermedad 

¿cómo  en  mi,  no  estando  abiertas,       B 

la  salud  no  se  preciara. 

me  presenta  sus  despojos                ^^B 

bl  mar  furioso  declara 

mi  padre  por  darme  enojos?          ^^^| 

1            lo  que  la  bonanza  encierra. 

pues  de  los  cinco  sentidos              ^^H 

^K     realza  al  llano  la  sierra 

la  fe  escoge  los  oídos,                    ^^H 

^y     como  la  fea  á  la  hermo.a. 

pero  amor  sólo  los  ojos.                ^^^H 

^^      y  así  nunca  es  tan  preciosa 

Déjeme  verle  y  hablalle,                ^^^| 

L           ía  paz  como  iras  la  guerra. 

sepa  mi  amor  lo  que  merca.          ^^H 

^K     Ejemplo  de  esta  verdad 

que  quien  ha  de  estar  tan  cerca       ^^W 

^H     será,  principe  excelente, 

no  es  bien  de  lejo5  amalle.               ^^B 

^^      la  que  establece  al  préseme 

Sin  ver  su  presencia  y  talle,           ^^^| 

nuestra  antigua  enemistad: 

^'cómo  le  podré  querer?                 ^^^^ 

para  más  conformidad 

£n  un  paje  suelen  ver                    ^^^| 

tOc6  Cijas  al  rigor 

el  talle,  el  rostro  y  lenguaje,           ^^H 

^_^      de  nuestro  antiguo  furor. 

pues  ¿imporia  más  un  paje           ^^^| 

^H      mas  ya  con  paz  nos  abraza 

que  quien  mi  esposo  ha  de  ser?          ■ 

^H       y  de  dos  opuestos  traza 

^^^^H 

P           nuestro  parentesco  amor. 
INCtFE.  Cuando  la  guerra  prolija 

^^^^^1 

ESCENA  Vil                      ^^M 

después  de  tantos  enojos 

Salen  De 

ÑA  Elena,  d§  gntán,  y  Calvetr  .—Dicha.      ^H 

no  me  diera  má'»  despojos 

^^^B 

que  por  hi  a  á  vuestra  hija. 

Elkn». 

¿Margarita  está  contenta                ^^^ñ 

f            es  justo,  Marqués,  que  elija 

y  segura  de  mi  amor?                     ^^^| 

^K      desde  hoy  mi  dicha,  la  gloria 

Cai.vftk 

Contado  le  he  á  mi  señor               ^^^| 

^f      y  premio  de  la  vitoría; 

todo  el  caso:  pero  intenta              ^^^H 

^^       porque  cuando  yo  os  venciera, 

estorbar  que  á  Claudia  veas;         ^^^H 

^con  qué  otra  cosa  pudiera 

con  .Marco  Antonio  vendrá           ^^^| 

eternizar  mi  memoria? 

aqui,  que  dudoso  está                    ^^^B 

iDichoso  Carlos,  que  aguarda 

de  que  en  Margarita  empleas         ^^^| 

ser  dueño  de  tal  belleza! 

todo  el  gusto,  sin  que  tenga          ^^^| 

DQ.      Más  merece  su  nobleza. 

Claudia  en  él  alguna  parte            ^^^| 

'            Claudia  juzgará  que  tarda, 

con  que  te  obligue  á  casarte.         ^^H 

que  aunque  el  temor  la  acobarda. 

Elena. 

Cuando  Marco  Antonio  venga       ^^H 

con  el  femenil  recato 

conocerá  la  ñrmeza                        ^^^ñ 

como  desposalla  trato 

de  mi  noble  inclinación.                 ^^^H 

^^       hoy  deseará  ver 

CLAfDIA 

.  ¿Qué  gente  es  esta?  ¿Si  son           ^^^H 

^K      á  quien  su  esooso  ha  de  ser 

pajes  de  Carlos?  Ya  empieza         ^^H 

^K      y  heredar  á  Monferrato. 

á  prevenirse  el  deseo.                      ^^^| 

IfCiPE.  .Nuestros  pasados  enojos 

¿Si  habrá  el  príncipe  venido?         ^^H 

h           nunca  les  dieron  lugar 

Caltete 

.  Grande  atrevimiento  ha  sido          j^^^ 

^K     para  verse  ni  gozar 

^H     Carlos  la  luz  de  estos  cjbs. 

traella  aquí.                                  i^^H 

Elsna. 

Ya  lo                           '  ^^H 

^H     Entre  groseros  despojos 

aunque  estando  su  belleza              ^^^| 

^^P      Bolonia  le  ha  disfrazado; 

encubierta  como  está,                    ^^^^B 

^^      pero,  pues  ya  está  avisado 

de  aquese  modo  será                      ^^H 

L           del  bien  que  el  cielo  le  da. 

testigo  de  mi  ñrmeza.                      ^^H 

^H      presto,  señora,  vendrá 

Claudia. 

Lo  que  hablan  quiero  escuchar.     ^^B 

^H      humilde  y  enamorado. 

Calvete 

.  Di,  pues,  quién  eres,  señor,                 ^M 

^^      ¿Habéisle  cobrado  amor? 

porque  se  alegre  BeUIor.                 ^^^M 

bit'orA.  Nunca  mi  gusto  aborrece 

Claudia 

Si  Bel  ñor  se  ha  de  alegrar              ^^H 

1            lo  que  estima  y  le  parece 
1            bien  al  Marques,  mi  señor. 

con  su  venida,  ¿quién  duda           ^^^H 

que  es  este  el  principe?  ¡Ay,  cielos!     ■ 

564 


QUIEN  DA  LUEGO  DA  DOS  VECES 


Elena.     Calvete,  algunos  recelos 

puesto  me  tienen  en  duda. 
Iai.vete.  Si  eres,  Carl6s,  heredero 

de  F^arma,  ¿qué  hay  que  temer? 
Elena.      Na  he  de  darme  á  conocer 
sm  ver  á  Claudia  primero. 
Claudia.  ¿Verme  quiere?  Mi  opinión 
sigue,  que  amor  se  conquista 
solamente  por  la  vista. 
No  previne  la  ocasión, 
¿Si  está  el  eabellu  compuesto? 
¿Si  tengo  igual  el  vestido? 
¡Qué  sin  pensar  me  has  cogido, 
amor,  en  el  lazo  puesto! 
Calvetes.  El  cielo  las  partes  haga 

de  tu  esposa. 
Elena.  Sí,  hará. 

'Claudia,  ¿Su  esposa  me  llama  ya? 
Ileciprocamente  paga 
mi  amor,  que  es  un  ángel  de  oro 
el  principillo. 
E^LENA.  No  entiendas 

que  interés,  belleza  ó  prendas 
me  han  de  vencer,  que  la  adoro 
y  es  mi  esposa. 
Claudia.  Que  me  adora 

dice.  Perdone  el  temor 
que  le  he  de  hablar...  ¡Ah,  señor, 
con  tal  silencio! 
Elena.  |0h,  señoral 

¿Conocéisme  vos  á  mi? 
Claudia.  El  alma  que  profetiza 

su  dicha  en  vos  solemniza 
á  Carlos. 
Elena.  ¿Sois  Claudia? 

Claudia.  Si. 

Calvete.  Por  Dios  que  nos  ha  escuchado. 
Elbna.      Dadme  aquesa  mano  bella, 

honraré  mi  boca  en  ella. 
Clai;dia.  Aunque  sois  tan  deseado 
no  sé  si  en  parte  me  pesa 
de  que  á  verme  hayáis  venido. 
Elena.      Pues  ¿por  qué  he  desmerecido 

tanto  bien? 
Clai'uia.  No  es  la  causa  esa. 

Elena.      ¿Pues  cuál? 
Claudia.  Habéisme  pintado 

allá  en  la  Imuginación 
un  ángel  en  perfección 
y  hermosura,  y  engañado 
agora,  vendré  á  perder 
lo  que  en  ausencia  ganara 
SI  por  tan  belia  quedara, 
porque  jamás  suele  ser 
Igual  el  original 
á  lo  que  el  deseo  retrata. 
Elena.     Nunca  con  igualdad  trata 
lo  humano  a  lo  celestial, 
y  siendo  Claudia  infinita, 
tan  rnra  beldad  excede 
i  lo  que  mi  ingenio  puede 
pintar. 
Calvete.  [Pobre  Margarital 

Clai;dia.  De  vos  la  misma  razón 
alegar  Carlos  podría, 
pues  como  visto  no  había 
vuestro  talle  v  discreción, 


pintábaos  el  pensamiento 
un  mata  hombres,  enseñado 
más  al  acero  templado 
que  al  dulce  entrcMenimtenlo 
con  que  el  amoroso  dios 
hace  en  las  almas  su  emplcu; 
pero  su  retrato  veo 
en  lo  niño  y  bello  en  vos. 
Vamos,  que  quiero  í<anar 
las  albricias  del  marqués, 
aunque  siendo  el  interés 
mío,  yn  las  puedo  dar. 
Elena.     Impórtame  por  ahora 

que  no  sepan  mi  venida. 
Claudia.  Como  mi  dicha  no  impida, 
norabuena. 

Elena,  No,  señora; 

sólo  es  por  cierto  respeto 
que  después  os  contaré. 

Clai'dia.  Vamos,  pues,  que  }0  os  tcodrl 
con  el  debido  secreto 
que  pcdis.  Pero  qué,  ¿tanto 
encubierto  habéis  de  estar? 

Elena.      Lo  que  tardase  en  llegar 

un  amigo.  M;».)  ¡Cielo  santo, 
ya  yo  entré  donde  no  puedo 
salir  si  no  me  sacáis! 
En  buen  peligro,  alma,  andJ 
por  don  Luis  de  Toledo. 

Claudia.  ¿Hizo  el  ciclo  más  hermoso 
principe?  Perdida  vov. 

El.ENA.     Vamos,  que  habéis  de  ser  hoj 

Clai;üia.  ¿Qué? 

Elena.  Mi  esposa. 

Claudia.  Y  vos  mi 

y* 

ESCENA  VIH 

(^ALTaTB  fo/O. 

Zampáronse  allá  los  dos. 
Yo  no  acabo  d«  entindcr 
qué  fin  tiene  de  tener 
tanto  embeleco. 


ESCENA   IX 
Súlcn  pBrNAOoy  MAKO/iltiTA  ttt  labr»dwS^ 

Petnado.  Par  Dios. 

que  por  más  que  os  encubri 
sois  Margarita  (lonzaga. 

Margar.  ¡Arre  allá:  apartaos  de  raga! 

Pevnado.  Yo  no  sé  si  en  pena  andáis 

desque  os  mató  vuestro  hcnnaiWi' 
mas  vuestra  cinpergcñadura 
es  su  misma  catadura; 
encubriros  será  en  vano. 
l'n  responso  y  media  misa 
si  andáis,  Margarita,  eo  pena, 
os  haré  decir. 

MAkGAR.  ¿No  es  bu«na 

la  tenia  en  queda?  I'eníta 
me  llamo.  ••'*^  '  Si  me  cor.od 
en  Belflor,  perdida  sov. 

Calvete.  Señora:  dichoso  soy  ' 


I 

4 


JOBNADA   TERCERA 


en  haberle  hallado;  gocen 

í mis  labios  lus  pies. 

Bu  ¡Verá 

^P    si  escampan  los  desvarios! 
Irrre.  Calvete  soy. 
RCAR.  ¡Hola,  tíos; 

ténganse  les  digo  allá! 
tvBTE.  ¡Oh!  ,;¿angamangas  conmigo? 
pNADO.Vos  no  debéis  de  saber 

que  anda  en  pena  esa  mujer 

y  está  muerta:  quitaos  digo. 
LTETE.  ¿Muerta? 
rNADO.  Si,  par  Dios,  yo  oi 

abrir  su  huesa  en  la  hULTtá 

do  la  enterraron. 
iRGAR.  íAp.)  Por  muerta 

^me  tienen. 
Quita  de  ahí, 
páparo. 
¿Mas  qué  he  de  echarlos? 
|Si  no  se  van  con  mal  huegol 
*-fiADo.  ¿Veislo? 


r 

kRGAB. 
Y  NADO, 


i-VETE, 


Ai«<'AR. 


Yo  la  haré  que  luego 
vuelva  la  hoja.— Aquí  está  Carlos, 

(Al  oído.) 

y  si  no  vas  á  estorbar 
que  no  hable  á  Claudia,  par  Dios, 
que  se  picotean  los  dos. 
¿Cómo?  Espera. 

Es  escolar 
y  conjúrala  aloido, 
¿qué  mucho  se  esté  quedila? 
Vuestro  hermano,  Margarita, 
todo  el  suceso  h»  sabido 
y  presto  vendrá  á  Beldor 
con  don  I-uis  y  don  Diego; 
Carlos  está  de  amor  ciej^o 
por  Claudia. 

¿Ciego  de  amor, 
y  por  Claudia? 

Aquesto  es  llano 
sí  á  la  vista  he  de  creer; 
ahora  acabo  de  ver 
que  se  entraron  mano  á  mano 
donde,  aunque  esté  Marco  .\ntonio 
confiado  en  él,  par  Dios, 
que  deben  estar  los  dos 
consumando  el  mairimonio. 
¡Alto!  echó  fortuna  el  resto 
de  mi  pena  y  su  rigor; 
hov  abrasaré  á  Belllor. 


ESCENA  X 

Sale  Jui.ro.— Dichos. 


^K       Avisen  á  Claudia  presto. 
miADO.  ¿Qué  hay  de  nuevo? 
tuo.  Que  ha  venido 

:  Carlos. 

iJkLTSTB.  ¿VeslO? 

PYNAOO.  Ya  me  alegro. 

Con  su  padre  y  con  su  suegro 
está, 
rs.         Ilabrále  persuadido 
Claudia,  después  de  gozada, 
que  se  les  dé  á  conocer. 


565 

Jt;M0.       El  desposorio  ha  de  ser 
hoy  y  luego  la  jornada, 
que  han  de  ir  á  dormir  á  Parma; 
á  Claudia  voy  á  llamar. 
Adiós,  (VoM.) 

ESCENA  XI 

Dichos,  nicnoc  Jumo. 

Margar.  ¿Hoy  se  han  de  casar? 

Celos,  toquemos  al  arma; 
traedme  el  alma  de  Carlos, 
para  que  la  atormentemos. 

Peyhado.  Pues  ¿soy  yo  corchete  de  almas? 

Margar.  Tú  eres  él  diablo  Cojudo. 

Pf.tnado.  ¿Cojo  me  quieres  dejar? 

¿Quién  diablos  me  metió  en  esto? 

Maroar.  Métele  en  el  calabozo 

que  llaman  del  menosprecio, 
donde  con  fuego  y  azufre, 
que  es  azul,  le  quemen  celos. 
¿No  le  traes? 

I^EYNADO. "  Ya  voy  por  él. 

Por  el  guisopo  y  caldero 
voy  al  cura  y  monacillos: 
¡Aberiiuiicio,  Jesús, crcrfo.'  (Vati.) 


ESCENA  XII 

Dichos,  menot  Petnado. 

\Upnvn.  Pasa  tú  aquí,  Asmodelllo, 
que  en  tu  compañía  quiero, 
como  hay  visita  de  cárcel, 
que  haya  visita  de  infierno. 
Tú  días  ha  que  condenado 
estás. 
Calvete.  ¡Zape!,  eso  reniego; 

¿condenado?,  ni  aun  de  burlas; 
¿por  qué? 
Margar.  Por  alcabalero. 

Calvete.  Por  alcahuete  dirás. 
Margar.  Si,  que  también  el  infierno 

como  el  mundo,  sin  ser  santos, 
tiene  su  orden  de  terceros. 
lOh,  aué  de  oficios  que  estén 
abrasándose! 
Cai,vete.  Acá  dentro 

no  consienten  vagamundos. 
Maroar.    íQ uién  son  éstos? 
Calvetí.  '  Pasteleros. 

Margar.  O  ladrones,  ojaldrcros, 

poca  carne,  mucho  hueso, 
moscas  con  caldo  en  verano, 
macho  picado  en  invierno: 
enhornarlos  con  sus  pelos. 
Calvete.  Los  de  Italia  serán  esos, 
porque  los  de  España  son 
buenos  cristianos. 
Margar.  Muy  buenos. 

(^AL\FTE.  Todos  los  que  ves  son  sastres. 
Margar.  ¿Sastres  son  todos  aquestos? 
Calvete.  Si,  que  comen  con  las  puntas 

de  las  agujas  el  huevo. 
Margar.  ¡Par  diez! 


566 

C*LV«TK. 


QUIEN  DA  LUEGO  DK  DOS  VECES 


Ellos  son  (i) 

muy  bellacos  marineros, 

pues  viendo  siempre  la  aguja 

nunca  atinaron  al  puerto. 

¿No  notas  la  multitud 

de  poetas  como  perros, 

mordiéndose  unos  á  otros, 

no  las  carnes,  mas  los  versos? 
Mapgar.  Tal  es  la  hambre  que  pasan. 
Calvetb.  Por  eso  se  andan  royendo 

las  uñas  todos. 
Maroak.  No  es  poco 

admitillos  el  infierno; 

mas  ^cómo  están  con  los  sastres? 
Cvi  vFTE.  ¿Agora  no  sabes  eso? 

Porque  cortan  de  vestir 

y  mienten  siempre  con  ellos. 

Esta  es  la  volatería, 

todo  es  plumas. 
Margar.  Ya  te  entiendo, 

que  en  el  infierno  también 

hay  signos  como  en  el  cielo. 

¿No  es  Carlos  este  que  está 

con  Vireno  padeciendo 

por  ingrato?  Úlimpa  soy; 

¡ah,  villano;  aqui  te  tengo! 

(Cofí  a  Cilvete.) 

Con  los  pies  te  he  de  pisar 

ese  corazón  blasfemo. 

Quien  tal  hace  que  tal  pague. 
Calvete,  |Que  me  malas! 
Mamoar.  iTiJ  me  has  mucrioJ 

{Vantt.) 

ESCENA  Xlll 

Saltn  Caklos.  tt  Maki^ui'ís  y  ti  Paíncipc. 

Marq.      Otra  vez  me  dad  los  brazos. 

Caílos.    y  el  alma,  señor,  con  ellos. 

Príncipe.  Dichoso  fina  sus  canas 
mis  prolijos  años  dieron, 

Marq.       Vayan  á  llamar  á  Claudia, 

que  es  á  quien  de  este  contento 
le  toca  la  mayor  parte; 
hoy  os  llamará  su  dueño 
y  hoy  entraremos  en  Parma. 

Cahlcs.    ¿Cómo,  gran  señor,  tan  presto? 

ívÍAiiQ.      Sí,  Carlos;  que  es  importante. 

Cabuos.    (Ap.)  Si  en  ella  una  vez  me  veo 
no  (endria  Margarita 
queja  de  mí,  ni  sus  celos 
ocasión  de  nuevos  llantos. 


ESCENA  XIV 

Sale  Cladoia.— DicKot. 

Claudia.  ¿Carlos?  No  puede  ser  eso. 
Mari,).       Ya,  Claudia,  vino  tu  esposo; 
en  él  llenes  un  espejo 


(í)    Esie  pMMie  Mti  viciado;  y  aun  esta  cacena  y  la 

anterior  parecen  loterpoladi*.  Li  locura  piixjera 
«le  Mirlan ta  debía  lie  ler  oiis  trágica  que  siiirica' 
aunque  no   ion  ajenos  de  Tiasu  csloa  rasgc<i  que  hoy 


parecen  cvtnAos. 


de  nobleza  y  dis«fícf6n, 
de  ocniíleía  y  esfuerzo; 
dale  la  manó  y  los  brazos. 

Carlos.    Con  los  míos  os  ofrezco 
un  alma,  cuyas  potencias 
están  suspensas  de  veros. 

Claldia.  ¿Qué  engaño  es  este,  scñorc 
¿Vos  sois  Carlas? 

Carlos.  No  mercící 

ser  vuestro  esposo,  mas  soy 
Carlos,  de  Parma  heredero* 

Claudia.  Eso  ¿^:ómo  puede  ser. 

si  es  Carlos  un  árn-pi  h-ito 
de  mi  guarda,  a  is 

se  rinden  mis  pe  ••s? 

Marq.       Estás  sin  seso,  ¿yuc  dices,* 

Claudia.  Yo  bien  puedo  estar  sin  seso;J 
mas,  dentro,  en  mi  cuarto  es 
el  Carlos  á  quien  yo  quiero. 

PRÍNCIP».  ¿Hay  confusión  semejante? 

Marq.      fd  pur  él.  ¿Qué  es  esto,  cielo^lj 

Claudia.  Yo  le  traeré  y  juzgaréis 

lo  que  gano  con  el  trueco,  (t 

ESCENA  XV 

Saltn  DoM  Diego,  Dom  Luts  y  Mauco  Af 
Dichos. 

Luis.         Aqui  están  todos;  veamos 
el  fin  de  aqueste  suceso, 
pues  si  Carlos  os  ofende, 
que  hasta  ahora  no  lo  creo, 
V  á  Margarita  dio  muerte, 
lodos  tres  satisfaremos 
vuesiro  agravio. 

Diego.  Vida  y  honra ' 

por  [vos]  perderá  don  Diego. 

.Marco.    Sois  españoles,  que  basta. 

ESCENA  XVI 

Sacan  do»  LAsitADoxRS  4  MAiiCAitiT*  á«  toi 
de  pastoril.— Otcnou. 

Labr.  i  .'  Cracias  á  Dios  que  en  s{  ha 

Marq.  ¿Qué  es  esto? 

Labr.  2.**  Mande  su 

poner  en  un  aposento 
esta  mujer  encerrada, 
que  habiendo  perdido  el  seso, 
da  en  decir  que  es  Ltxs^Itr 
y  Belflor  es  el  inñerno, 
ios  que  en  ella  estamos  dial 
y  si  no  la  detenemos 
ya  volara  aquesta  quinta 
hecha  polvos  por  el  viento. 

Carlos.    ¡.Margarita  de  mis  ojos! 

Marúar.  ¿De  tus  ojos  soy  y  en  ellos 
tienes  á  Claudia,  traidor? 

Carlos,    {,ntr<Hiiiia$.) 

No  lo  permitan  los  cielos, 
sangre  ilustre  de  Gonxaga. 
Si  en  los  ^  /  >s 

pueden  in  i\\n 

la  piedad  ^uc  vive  cu  cnuS, 

tcnedla  de  .Margarita 


JORNADA  TERCERA                                                             SGj            ■ 

y  de  mi,  que  en  yugo  tierno 

Elena.     Un  paje  soy,  que  este  enredo            ^^H 

ha  un  año  que  soy  su  esposo 

en  favor  de  .Margarita                       ^^^H 

y  en  su  casa  jardinero, 

quise  hacer.                                      ^^^1 

6  dadme  perdón  6  muerte. 

Mapq.                        M  atadle  presto.            ^^H 

iciKE.  ¿Qué  es  lo  que  oigo?  ;Ay,  triste  viejo! 

Diego.      E8o  no,  gran  !¿cñor,  que  es               ^^^f 

^'Quién  es  esta  MarKaiita? 

una  dama  de  Toledo                          ^^^H 

los.    Del  mayor  contrario  vuestro. 

tan  ¡lustre  como  hermosa.               ^^^| 

aunque  ya  es  hijo,  es  hermana. 

Calvete.  ¡Válgate  el  diablo  el  Pachecol           ^^^| 

iciPE.  Si  es  Marco  Antonio,  primero 

Luis.        ^Es  doña  Elena  de  Luna?                 ^^^| 
Diego.      Si,  que  vuestro  olvido  y  celos          ^^^f 

derramaré  tu  vil  sangre. 

IGAR.  (Deroilitlat.) 

la  han  obligado  á  poner                   ^^^H 

La  garganta  humild*  ofrezco, 

su  vida  y  honor  á  riesgo.                  ^^^H 

como  á  mi  padre  y  señor. 

La  mano  la  habéis  de  dar                 ^^H 

»co.     Y  yo  también  este  cuello 

de  esposo.                                              ^M 

sí  vuestra  gracia  no  alcanzo. 

Claddia.                     ¡Extraño  suceso!                     ^H 

iLOS.    Mi  Marco  Antonio,  aqui  os  tengo, 

Carlos.    ¿Hay  mái  cosas  en  un  dia?                    ^M 

ya  no  temeré  la  muerte. 

Calvete.  |0h,  principe  embelequero!                     ^M 

íOAR.  Cielos  piadosos,  ,;quées  esto? 

Diego.      Dadle  esa  mano.                                      ^| 

,; Tendrán  íin  tantos  pesares? 

Luis.                                     En  España                    ^M 

iLos.    Dadnos  perdón. 

se  la  juro  dar,  don  Diego.                       ^M 

fQ,                              Ks  muy  presto. 

Diego.       (^itien  da  luego  da  dnx  veces.             ^^^M 

tLOS.    Quien  da  luego  da  dos  vecex. 

Luis.         ¡Alto,  pues!;  dóisela  lue^o.                ^^^| 

Ya  el  enojo  es  parentesco; 

Mapq.      Claudia  la  dé  á  Marco  Antonio.        ^^^| 

dos  veces  nos  perdonáis 

á  quien  hago  mi  heredero                   ^^H 

siendo  inñnítas  ejemplo 

Claudia.  Obedecerte  es  mi  gusto.                     ^^H 

de  principes. 

Makco.     Esos  pies  humildes  beso.                  ^^^^ 

HQ.                         ¿Qu¿  he  de  hacer. 

Luis.        Gocéis,  Carlos  valeroso,                   ^^^H 

si  ya  no  hay  otro  remedio? 

con  Parma  el  dichoso  empleo         ^^^| 

(ICO.     Perdón,  señor,  os  pedimos. 

de  .Margarita.                                    ^^^| 

piG\R.  Padre  sois. 

Carlos.                        A  los  dos                    ^^H 

«CIPE.                   Yo  os  lo  concedo 

cuanto  soy  y  valgo  debo,                ^^^H 

como  le  alcance  mi  hijo 

y  pues  que  ya  tiene  esposa               ^^^H 

del  Marqués. 

don  Luis,  para  don  Diego,                 ^^^| 

HQ.                           Pues  ya  está  hecho, 

guardo  una  hermana,  v  con  ella      ^^^| 

si  el  dar  luego  es  dar  dos  veces, 

cuatro                                                 ^^^M 

yo  os  le  doy. 

DiEoo.                            No  merezco                ^^^| 

ILOS.                         Eres  espejo 

tanta  merced.                                   ^^^M 

de  Italia  y  del  mundo  iodo. 

Calvete.                        Eche  un  guante        ^^^| 

para                                                  ^^^| 

ESCENA    XVII 

Carlos.                   ¿Qué  quieres?                     ^^H 
Calvete.                                     Quiero          ^^H 

Hen  (-LAUDIA  y  DoisA  Elbma  de  tiombit.—HfCHvi. 

el  ama  que  dio  á  mamar,                 ^^^H 

Ca(los,á  vuestro  hijo  bello,            ^^^H 

íVüiK.  El  príncipe  á  quien  por  dueño 

que  yo  haré  venga  á  crialle.             ^^^| 

confiesa  el  alma  es  aqueste. 

Luis.         ¿\  la  parida?                                    ^^^| 

»Q.       ¡Cómo!  Dadle  muerte  presto. 

Calvete.                      ¡Oh,  qué  bucnol           ^^^| 

lAh,  villano  cauteloso! 

Yo  soy  quien  la  emparidé.               ^^^| 

Margar.  Yo  el  dote,  Calvete,  os  debo.            ^^H 

Venga  á  criarme  mi  hijo                  ^^^| 

mujer.                                  ^^^M 

ESCENA  XVIII 

Cae.vete.                           Tus  pies  beso.        ^^H 

íd/fCAi-VCTS.  — Dichos. 

• 

Marq.      Venid,  que  en  Bolonia  quiero          ^^H 

LVETE.  A  pagar  de  mi  dinero 

celebrarlos  todos  juntos                  ^^^H 

que  es  principe  y  más. 
«Q.                                          Matad  le. 

los  ilustres  casamientos.                 ^^^^H 
Cahlús.    Si  es  verdad,  noble  senado,             ^^^^ 

luoiA.  Señor,  por  su  vida  ruei^o, 

que  conforme  estos  ejemplos          ^^^H 

{DeroíiiUas.) 

<}i(ien  da  lueeo  da  dos  yeces,            ^^^H 
dad  perdón  a  nuestros  yerros.         ^^^H 

si  no  aborrecéis  la  mía. 

LAS  QUINAS  DE  PORTUGAL 

COMEDIA   ESCRITA   POR   EL   MAESTRO   TIRSO   DE   MOÍ 


PERSONAS 


Don  Alfonsu  Enríquez,  Conde 

de  Portugal. 
Brito,  pastor,  ¡gracioso, 
Don  Eoas  Muñiz. 
Don  Gonzalo. 
Una  Dama. 

Aloünos  Porti'Oueses. 
Don  Pedro. 


GiRAi.DO,  viejo. 

Ismael,  rey  moro. 

Leonor,  dama. 

ZuLEMA,  moro. 

Algunos  Moros. 

Un  Moro. 

Un  Alpaquí. 

Un  Niño  yuE  hace  a  Chisto. 


JORNADA  PRIMERA 


ESCENA  PRIMERA 

l'oda  ia  Jachada  dil  ttatro  ha  de  titar  de  arriba 
nbajo  llena  de  rixcus,  peñan  y  expraurax,  de  mata», 
Ii>  mas  yirisintil  y  áipero  gut  se  pueda,  imitando 
una  sierra  muy  difieit,  cun  las  círcumlancias  i¡ue 
$t  dirán  después.  Por  lo  mds  alto  de  estas  breña* 
saldrá  Bkito,  rústico,  con  un  bast'>n  larga,  diipa- 
raudo  la  honda,  y  por  enmedto  dt  las  dichas  penar 
tal*  el  Cortoic  Oun  Alfonso  Ekkiqubz  en  h4tito  de 
ca^a,  tn  cuerpo  muy  bizarro. 

Brito.      ¡Hao.  que  espantáis  el  cabriol 

¡Verá  por  dóse  metiól 

|Valga  el  diabro  al  aue  os  parió! 

Echad  por  acá,  ¡jodiol 

¡Teneos  c)  embigoladol 
Alfonso.  Enriscado  me  perdí: 

pastor,  acércale  aquí. 
Rbito.       Acercáosle,  ¡qué  espetado! 

Pues  yo  os  juro  á  non  de  San 

que  si  avisaros  no  honda 

y  escopilina  la  honda 

seis  libras  de  mazapán 


AlFONSO. 

Brito. 


Alfonso. 
Brito. 


Alfonso. 


Brito. 
Alfonso. 


fmejor  diré  mazapiedra\... 
|Hao,  que  se  mos  descarria 
ell  hato! 

Escoch*. 

¡Aún  »er¡ 
el  diablo!  ¡verá  la  medra 
con  que  mos  vino!  ¡Arre  ai| 
hombre  del  diabro!;  <esUs 
Ve  abajando  poco  á  pe 
no  por  ahí,  hancíA  acá, 
i  Voto  á  San,  si  te  deslij 
Acerca,  dame  la  mano. 
Que  has  de  lle^^ar  á  lo  tíí 
bueno  para  longanizas. 

( Date  ti  cabo  del  bastón  y 
bos,) 

Agarraos  á  ese  garrote: 
¿Quién  diabros  por  aquí  o$  | 
(aa/ 
Teneos  bien,  que  si  o»  remf 
no  doy  por  vueso  cogote 
un  pito. 

¿Qué  uerra  es-¿aa^ 

[Bajando  Rrtto  hada  W  CtmJt^é 
los  dos  al  palo.) 
La  de  Bra^a.  hacia  Galicia. 
¡Notables  riscoiJ 


Se  envicia 
basta  el  cielo. 

¡Extraña  cuesta! 
Uámase  Espanta  ruines, 
so.  No  sé  yo  que  haya  en  España 
más  escabrosa  montaña. 
Mala  es  para  con  chapines. 
Dad  acá  la  mano. 
|5o.  Toma. 

(Junianse  las  muño*  y  repara  Bríto  tn 
t¡  euantt.) 

^Hay  mano  con  tal  blandtira? 
O  sois  vagamundo  ó  cura. 
Echad  por  aquesta  loma; 
con  tiento  |hao!  que  caeréis. 

{Van  bajando  puco  á  poco  de  las  manus  ) 

ISO.  (Hay  peñas  más  enriscadas.'' 
jManos  de  lana  y  peinadas! 
¡qué  guedejas,  hao!  Me  oléis 
a  polco.  ¡Pregue  á  Dios 
que  no  encarezcáis  la  llena! 

ISO.  No  malicies. 

Pues  ¿hay  dueña 
que  las  traiga  como  vos? 

ISO.  ^Nunca  viste  guantes.*' 
¿Qiié? 

ISO.  Estos.  (Simple  es  el  villano.) 

{Oescálfjst  uno.) 

|Aho,  que  os  desolláis  la  mano! 

¿Estáis  borracho?  A  la  hé 

que  debéis  ser  lechicero. 

El  pellejo  se  ha  quitado 

y  la  mano  le  ha  quedado 

sana  apartada  del  cuero. 

Las  mias  ell  azadón 

las  ha  enforrado  de  cailos, 

pues  que  sabéis  desoltallos 

nacedme  una  encantación; 

ó  endilgadme  vos  el  cómo 

se  quitan,  que  Mari  Pabros 

se  suele  dar  á  los  diabros 

cuando  la  barba  la  lomo. 
uso.  (fia/ddrfo.)   ¡Sazonada  rustiqueza! 

Por  aquí,  que  poco  falta 

de  la  sierra, 
fiso.  Ella  es  bien  alta 

y  escabrosa  su  aspereza. 
I.       Y  decid,  por  vuesa  vida: 

¿qué,  se  puede  desollar 

la  mano  sin  desangrar 

quedando  entera  y  garrida? 
tiSQ.  Anda,  necio;  la  que  ves 

es  una  piel  de  cabrito 

ó  cordobán. 

¡Pyes  bonito 

soy  yo! 
Nso.  Adóbanla  después 

y  ajustándola  á  la  mano 

del  polvo  y  sol  la  deñende. 

¿Si?  ¡Bueno!  O  sois  brujo  6  duende. 

Vos  pensáis  por  lo  serrano 

burlarme.  ¿No  está  apegada 

con  la  Carne  á  esotra? 
Kso.  No. 

¿No  os  la  vi  desollar  yo? 
nso.  Estaba  en  ella  encerrada 

como  tu  pie  en  esa  abarca. 


Bpito.       Ataréislas  por  traviesas, 

que  ya  yo  vi  manos  presas 
por  retocar  lo  dcll  arca: 
Mari  Pabros  me  pedía 
la  mía  de  mairimeño 
y  yo,  como  amor  lo  enseño, 
dándole  á  esotra  vacía 
burlada  se  quedaría 

{Ya  etián.  ataju  ; 
si  por  Olalla  la  dejo, 
que  hay  mano  que  da  el  pellejo, 
pero  no  la  voluntad, 
y  porque  ya  estáis  abajo 
adiós,  que  all  hato  me  vó. 

Alfonso.  Quiero  desempeñar  yu 
las  deudas  de  tu  trabajo: 
toma  este  anillo. 

BniTo.  ¿Este  qué? 

Alfonso.  Sortija:  es  de  oro. 

Bhito.  Veri; 

mijores  las  hay  acá 
de  prata.  Se  te  daré 
á  Mari  Pabros.  Señor: 
¿qué  es  esto  que  relumbrina? 

Alfonso,  un  diamante,  piedra  fina. 

Brito.       Lo  que  llaman  esprendor 
el  cura  y  el  boticario. 

Alfonso.  ¿Quién.'' 

Brito.  Un  par  de  entendimientos 

que,  á  falta  de  pensamientos, 
mos  habrán  extraordi.iario: 
y  hay  en  nueso  puebro  quien 
mos  avisa  esto  que  ois, 
echan  al  centeno  anís 
para  que  mos  sepa  bien; 
habrán  los  dos  tan  prefundo 
que  los  doy  á  Barrabás 
y  porque  no  es  para  más, 
adiós,  hasta  el  otro  mundo.   (Vast.) 


ESCENA  11 

DoM  Alfomso  soto. 

Dudo  que  puedan  hallarme 
en  tan  distante  espesura 
mis  monteros.  ]Oh  hermosura! 
tú  has  venido  á  enajenarme 
de  mi  gente  y  de  mi  mismo. 
Es  duna  Elvira  Gualtar 
objeto  digno  de  amar, 
pero  en  el  hermoso  abismo 
que  mi  memoria  atropella, 
anegadas  mis  pasiones 
falto  á  mis  obligaciones. 
Dos  ángeles  tengo  en  ella, 
dos  niñas,  que  de  mis  ojos 
niñas  han  venido  á  ser 
para  no  dejarme  ver 
más  que  sus  bellos  despojos. 
Soy  conde  de  Portugal, 
y  por  la  madre  y  las  hijas 
ocupaciones  prolijas 
de  un  gobierno  casi  real 
olvido.  Pero  ¿qué  es  esto? 

{Suena  mtitiea.) 


LAS  QüítíAS  DB  PORTtJOAL 


líSCEN'A  III 


Ábrete  toda  la  montaña  detde  la  mitad  at>a}0,  que- 
dando dticubltrtA  una  cueva  capai(,  toda  entapiza- 
da de  hiedra,  flores  y  romeros,  tecfios,  paredes  y 
lueto  En  medio  de  una  mesa  de  hierbat,  y  asentado 
en  un  peiiaMco,  la  cara  d  ta  gente,  riiMALOu.  fiefo 
veneral'Hiximo,  vestido  de  entera  de  palma,  con  al- 
gunos libros  como  (¡ue  tox  estudia:  d  un  l.-idn  de  la 
puerta  de  la  cueva  una  palma,  col g and .  de  tila 
las  armas  que  aquí  se  dicen:  las  peftas  por  donde 
bajútiCosDB,leyantadat  agora, ttrvirán  á  la  cue- 
va dt  chapitel  y  toldo. 

Alfonso.  Los  peñascos,  obeliscos 

de  esta  sierra,  entre  sus  riscos, 
divtdicndose,  han  compuesto 
entre  su  nevado  espacio 
un  modo  de  solio  regio 
que  de  la  aurora  es  palacio; 
las  peñas  sus  capiteles, 
con  majestad  elevados, 
techumbres  suplen  dorados; 
hierbas  sirven  de  doseles 
que,  entretejidas  de  flores, 
trepan  sus  ramas  inquietas 
por  jazmines  y  mosquetes 
con  brazos  escaladores. 
Desde  el  verde  pavimento 
hasta  d  llorido  artesón 
da  causa  á  la  admiración 
que  le  juzgu  encantamento, 
lina  senectud  se  eleva 
prodigiosa  y  venerable 
que,  con  respeto  a^íradable, 
el  centro  ocup.i  á  la  cueva; 
trofeos  son  de  esta  palma 
la  espada,  yelmo  y  arnés. 
Algún  héroe  portugués 
por  la  milicia  del  alma 
ios  materiales  olvida; 
libros,  estudioso,  ojea; 
¡qué  bien  sus  ocios  emplea! 
¡qué  bien  retirada  vida! 
Amagos  muestra  divinos. 
Toda  el  alma  me  ha  robado. 

{Quiere  retirarte  asombrado  y  levántate 
GirulJú  y  tale,  detenlindole.) 

GiMALDO.  Deten,  huésped  deseado, 

el  paso  á  tus  descaminos. 

Por  dicha,  ¿eres  portugués? 
Alfonso.  Por  dicha  y  mucha  lo  soy, 

pues  las  dichas  que  medro  hoy 

en  verte  son  interés 

el  más  nuevo  que  jamás 

de  mi  discurso  el  exceso 

apeteció. 
Gira  too.  Según  eso 

al  conde  conocerás 

Alfonso  Enriquez. 
AuKossc».  Críeme 

en  su  casa  y  compañía, 

y  tanto  de  mí  se  fia, 

que,  para  que  más  se  extreme 

la  privanza  afectuosa 

con  aue  siempre  me  eslimó, 

podré  decir  que  él  y  yo 

somos  una  misma  cosa. 


GlRAt.l>0.  Con  eso  na  taiincadí 
dif^namente  la  elección 
de  su  mucha  discreción: 
pero  ¿quién  te  ha  derroe«ilu| 
por  aquestos  pr     :•'    '"• 

Alfonso.  Cazando,  al  l 

no  muy  distan:-  ,- 

(JiRALbo.  Son  honcbtos  cier>;i 

los  que  imitan  la  f>'         , 
ensayando  entre  las  ficr*s 
burlas  que  enseñan  Us  veri 
cuando  es  menos  la  codkiij 
de  esa  noble  ocupación 
y  goza  de  paz  su  estado, 
i'o  sé  que  te  habrá  cauvado 
justamente  admiración 
el  verme,  cuando  penetrü 
soledades  enriscadas, 
colgar  armas  lubiladas 
y  dar  el  ocio  á  tas  lenas 

Alfonso.  Dices,  padre,  la  verdad^ 

üihALDO.  Pues  para  que  se  la  cuí 
al  conde,  y  los  accidentes 
de  la  fortuna  en  mi  edad 
última  con  más  consejos 
le  hagan  volver  sobie  si, 
siéntale,  joven,  aqui, 
que  los  líquidos  espejos 
de  esta  fuente  y  lo  habitable 
de  esta  sombra,  los  acentos j 
de  las  aguas  y  los  vientos 
harán  mi  hisloría  a»rAdabl< 

(Siéntante  tutre  4M  ] 
GlRALDO. 

En  la  ciudad  de  Oporto,  donde  el  Duer^ 
para  que  nazca  mar,  expira  río, 
flor  en  botón,  nací  del  cano  Enero 
de  un  tronco  generoso.  !     ^         ;•:•. 
No  sé,  al  nacer,  lo  que  pro,j 

ó  su  muerte  ó  mi  vida  que  ru'.iv 
consume  el  sol  que  llora  la  criatura 
el  breve  tiempo  que  su  alient  ■  <<-' 
Huérfano,  en  (m,  en  mi  ino- 

con  poco  amparo  y  menor  he. , 

la  industria  supo  hacer  i  la  ignoraní 
en  mis  primeros  ar'^os  resistencia. 
Entorpece  ociosa  la  abundancia, 
y  la  penuria  es  toda  diligencia. 
Esta,  pues,  que  el  valor  no  dc^perdicí 
me  llevó,  ya  mancebo,  á  ta  milicia. 
Vino  á  Castilla  el  Conde  don  Enriqni 
hijo  cuarto  del  Duque  de  Borgoña, 
ramo  del  francés  lirio  á  quien  dediqi 
triunfos  la  flor  que  en  Portugal  fciol 
porque  cierno  en  Alfonso  s<  fabriqae 
el  regio  asilo  contra  la  ponzoña 
del  Alcorán,  y  con  mejor  fortuna 
pise  el  sol  de  su  cruz  su  media  luoa. 
Sirvióse  Alfonso  el  sexto  de  su  espadi, 
siempre  fiel  y  á  su  lado  vencedora; 
ya  en  su  fortuna  adversa,  aunque  ai 
del  toledano  alarbe  (ii  hay  fe  mOfi) 
ya  en  la  propicia  con  Im  Hfvi,n..J* 
muerte  del  rey,  su 

infancias  dio  i  Bel,:.  fl 

á  monarcas  que  quiebran  jurai 


^^^^^B                            JORNADA  PRIMERA.                                                                                     ^H 

ra,  pues,  yo  de  la  milicia 

que  en  el  Asia  por  él  su  fama  live.  ^^M 
Premióle,  yerno  suyo,  con  Teresa,                             ^^H 

Lniique,  borgoñón  famoso, 

su  privanza,  la  noticia' 

carísima  hija  suya,  y  le  apercibe                                      ■ 

1  ejercicio  siempre  honroso 

á  que  por  juro  de  heredad  posea                                       J 

►n,  Caslilla  y  en  Galicia, 

a  Portugal  y  Conde  suyo  sea.                                    ^^| 

sexto,  y  para  mas  honroso 

Díóle  en  mi  patria  á  la  ciudad  de  Oporto,                ^^M 

:  siempre  el  africano  lema 

á  Coimbra,  á  Viseo  y  las  amenas                              ^^H 

1  sus  sienes  la  diadema: 

regiones  que  en  espacio  y  sitio  corto                         ^^H 

Enrique  con  su  gente  envía 
n  de  la  conquista  santa 

bañan  de  Duero  y  Miño  las  arenas;                           ^^H 

Ib  Beira  y  Tras  os  Montes;  y  le  exhorto                   ^^M 

e  la  otomana  tiranía, 

que  debele  las  lunas  sarracenas,                                ^^H 

esia  y  la  blasfemia  canta. 

i  cuyos  africanos  desleales                                                ■ 

il.  y  mereció  en  Suria 

diez  y  siete  batallas  dio  campales.                                    1 

r4  del  valor  que  le  adelanta 

En  Guimaraes  su  corle  constituye,                                  1 

Jrbanü,  que  quien  es  conoce, 

desde  ella  gana  la  ciudad  de  L'lises,                        ^^^M 

!  elija  entre  sus  pares  doce, 

la  gran  Lisboa,  en  quien  el  Asía  incluye             ^^^^1 

lumerar  los  que  desata 

proféiica  opresión  de  sus  países.                         '*^^^H 

ia  antorcha  de  los  cielos, 

¡Oh  .Mentis  españolal  el  tiempo  que  huye                ^^M 

trena,  en  las  estrellas  plata, 

con  plumas  de  sus  años,  á  que  pises                         ^^H 

opios  y  á  las  aves  vuelos; 

te  destina  los  indios  Dulitnancs,                                ^^H 

)  que  hizo  Enrique  en  Damiala 

dezamorincs,  chinos  y  hildocanes.                          ^^M 

iquia  atreva  paralelos? 

Con  católicas  mitras  las  cabezas                                ^^H 

f  bastante,  cuando  aléete  suma. 

ciñó  de  Braga,  híspana  primacía,                               ^^f 

estatuas  ni  á  Vitorias  pluma. 

de  Oportu  y  de  Coimbra:  <qué  grandeza                  ^^| 

lofredo,  en  fin,  triunfante 

no  adquiriría  á  quien  Dios  su  culto  fia?                   ^^| 

id  gloriosa  en  que  la  vida 

En  Viseo,  en  Lamego.  entre  asperezas                      ^^M 

amor  perdió  de  puro  amante. 

otras  dos  catedrales  lambii^n  cria.                             ^^M 

de  su  púrpura  teñida 

Salomón  en  la  p:iz,  cuyos  ejemplos                         ^^M 

que  creyéndola  diamante 

poniiñces  colocan,  labran  templos.                          ^^| 

ec  fundó,  y  ennoblecida 

Siempre  á  su  lado  yo,  siempre  valido,                     ^^M 

«as  el  sol  dora  y  conoce, 

aliento  su  valor,  sigo  su  fama;                                 ^^M 

«mparó  en  los  tribus  doce. 

pero  una  vez,  por  verle  divertido                              ^^| 

jés  que  nuestro  Enrique  alcanza 

en  los  amores  ciegos  de  una  dama,                           ^^M 

jrial,  que  encarecer  no  puedo. 

de  mis  ríeles  consejos  ofendido,                                 ^^H 

nio  suyo,  su  alabanza, 

mariposa  a  la  luz  de  inquieta  llama,                         ^^H 

ció  el  glorioso  Godofredo 

de  su  corte  y  condado  me  desiierra;                          ^^H 

no  hierro  de  la  lanza: 

trueco  su  indignación  por  esta  sierra.                       ^^H 

gozo  al  referirlo  quedo. 

Vivido  la  he  su  huésped  cuarenta  años,                   ^^H 

!  abrió  de  amor  todo  el  abismo, 

colgando  de  esa  palma,  entre  trofeos,                      ^^H 

i  redención,  agua  al  bautismo. 

escarmientos  que  medran  desengaños,                     ^^H 

,  una  parle  sacrosanta 

ambiciones  que  mueren  en  deseos.                          ^^M 

:ma  regia,  la  corona 

Las  encinas  robustas,  los  castaños,                         ^^H 

inta  crueldad  y  espina  tanta 

han  suplido  al  sustento  los  recreos                         ^^H 

.liga,  porque  Dios  perdona. 

de  la  gula,  que  á  tanto  vivo  incita,                          ^^H. 

.rbol  un  trozo,  aquella  planta 

dichoso  quien  lo  menos  necesita.                             ^^H 

nada  augusta  nos  sazona. 

Supe  (no  me  preguntes  de  qué  suerte),                   ^^H 

ffla,  purpúrea,  coronada. 

que  cumplió  el  magno  Enrique  con  la  paga  ^^H 
falal.  ejecutora  al  ñn  la  muerte,                               ^^H 

altar  es  pan,  si  allí  granada. 

con  esto  una  sandalia. 

y  que  con  la  condesa  yace  en  Braga;                        ^^H 

)reciso  del  aliño 

que  Alfonso  Enriquez,  cuyo  brazo  fuerte  ^^H 
del  valor  heredero  que  propaga.                               ^^M 

ijo  más  flores  que  Thesalia, 

más  purezas  que  el  armiño, 

no  sólo  en  su$  Estados  le  sucede,                             ^^M 

ibar,  que  el  almizcle,  que  la  algalia. 

sino  que  aventajarle  en  triunfos  puede.                   ^^| 

lor,  que  el  deleite,  que  el  cariño. 

Que  nació  lastimando  compasiones,                         ^^M 

Je  Pancaya  en  flores  bebe, 

pegadas  con  las  piernas  las  rodillas,                        ^^M 

sandalia  urna  de  nieve. 

que  don  Egas  Muñiz  con  oraciones                       ^^H 

llena,  como  blanca  espuma 

mereció  en  su  salud  ver  maravillas:                        ^^H 

de  aquella  enamorada 

que,  joven,  se  sujeta  á  sus  pasiones,                        ^^H 

le  su  Dios,  sin  aue  consuma 
anto,  tanta  fe  abrasada 

y  en  vez  de  valeroso  reprimillas,                              ^^| 

á  una  mujer  las  postra,  por  que  iguale,                   ^^H 

le  San  Lucas  que  en  la  pluma 

haciendo  que  hile,  á  Alcides  con  su  Onfale.           TÍH 

ncel  nos  feria  trasladada 

(Ltyántamc  ) 

fe,  copia  á  la  vista, 

¡Oh  joven  esclarecidot  Tú  eres  éste, 

5,  pintor  y  evangelista. 

tu  rama  de  Borgoña  y  de  las  lises 

>  volvió  con  tanta  empresa 

del  sexto  .Mfonso  nieto  manifieste 

SOS  del  Rey.  que  le  recibe 

en  ti  su  sangre,  porque  alarbes  pises; 

[)«  triunfante,  y  le  confiesa 

huye  esa  Circe,  contagiosa  peste; 

LAS  QUINAS  1>E  PORTUGAL 


pues  hcreilas  á  I  'tísíS^ÍJtue  á  l'lises, 

y  no  te  canses  en  hacer  buscarme, 

que  hasu  el  moyor  aprieto  no  has  de  hallarme. 

{h.ntrasc  en  la  cueva  y  ciérrate  eomit  ptimerii.) 

ESCENA  IV 

Al-FONIO  SOlu. 

Volvió  á  cerrarse  la  roca 

del  prodigio  pedernal, 

y  aun  no  ha  dejado  señal 

de  adonde  tuvo  la  boca. 

Alma  es  que  á  su  centro  toca 

la  senectud  venerable 

de  su  huésped,  cuanto  af.ible, 

digno  tanto  de  respeto, 

oculiómele,  en  efecto. 

su  depósito  admirable. 

iVálgamc  DiosI  ¡Que  de  suerte 

me  haya  el  veneno  adormido 

de  una  beldadi  ¡Que  haya  sido 

forzoso  que  me  despierte 

un  retrato  de  la  muerte! 

¡Que  sea  tal  el  frenes! 

que  sin  seso  apetecí, 

que  ocasione  de  este  modo 

á  que  se  abra  un  monte  todo 

para  que  yo  vuelva  en  mil 

Predicóme  un  casi  muerto 

que  este  sepulcro  escondía, 

y  aunque  en  desierto,  alma  mía, 

no  es  predicar  en  desierto; 

túmulo  es  el  que  se  ha  abierto 

cn  este  monte  excesivo, 

T  ya  por  él  me  apercibo 

a  que,  tirando  la  rienda, 

ni  un  mármol  me  reprehenda 

ni  un  muerto  predique  á  un  vivo. 


ESCENA  V 

Sttltn  Dow  Eo/(í,  Don  GoszAto.  Do»  Pipuo,  Buito 
y  g<r<ii.— Ftoft  AiFONto. 

Bpito.       Digo  que,  según  las  señas 
que  á  sus  mercedes  oí, 
es  el  mismo  que  por  mí 
no  dio  desde  aquesas  peñas 
al  valle  cogote  abajo. 
£1  ha  de  ser  un  garzón 
entre  lampiño  y  barbón, 
que  tieso  ío  pisa  y  huella, 
y  al  revés  de  los  cristianos, 
tiene  dos  pares  de  manos 
y  sin  sangre  tas  desuella; 
én  lo  demás  muy  buen  hijo, 
pues  cuando  del  puesto  abaja, 
por  quitarme  alhi  esta  paja 
no  da  menos  que  un  sortijo. 

(Mitéstrattt* ) 

Gonzalo.  Este  es  suyo. 

Egas.  y  este  el  Conde. 

Alfonso.  Pues,  amigos. 

QoNZALo.  Gran  señor, 

el  rozo  tras  el  temor 
más  alegre  corresponde 


i  la  esperan 
los  pies  piíi 

BbiTO.        ¿Para  qué  quiri  i  aii  iu>  pi, 

Alfonso.  Perdime  entre  los  rodeot| 
de  este  bosque  y  selva  es^_ 

Egas.        Vuestra  .Alteza,  conde,  ha  d 
un  susto  á  nuestro  cuidi 

Brito.      t^Que  se  llama  Cosme  .Ai 
Sabrélo  de  aquí  en  dclai 

Gonzalo.  Bueno  Portugal  quedar 
conde  infante,  sí  os  llon 
perdido. 

BitiTo.  ^-Cosme  Elef«ni«l 

es  también  y  Cosme  Aru 
Tendrán  por  allá  los  hoi..^ 
como  las  manos  los  nombf 
á  pares.  Señor,  me  pesa 
de  no  heric  mercé  cnfenilo; 
un  pastor  es  ignorante, 
pues  si  él  es  Cosme  Elefante 
y  Artesa,  siendo  yo  Bnto, 
es  siempre  la  gente  ducí 
pero  su  perdón  me  dé 
que  desde  hoy  le  llamsi 
Cosme,  Elefante  y  Artcj 

Alfonso.  Cese,  don  Egas  Muñix, 

la  caza  que  Marte  cnsiiya; 
Gonzalo  Méndez  de  Amsvj 
Pedro  Páez,  Duarte  Ruiz,* 
logremos  las  esperanzas 
que  el  valor  busca  en  las  \ 
si  hay  moros,  ¿para  qué  ÍH 
^Para  qué  bosques,  si  hay  I 
No  cubra  el  orín  arneses 
que  la  ociosidad  infama 
cuando  el  asombro  rt05  lU^ 
invencibles  portugueses.j 

ESCENA   VI 

Sale  Don  Goníai.o  con  un  escudo  ^ttt  trmí 
dt  plata  uNd  criijc  a^ul  atrayeíaád,  ce 

DlCMOt, 

Al  FONSo.  Dadme,  Gonzalo,  ese  csciM 
en  él  mi  progenitor, 
por  alentar  mi  valor,        j 
las  azules  bandas  pudo^f 
esmaltar  que  el  blasón  ffl 
á  su  ascendencia  donó; 
pero  mi  padre  estmió 
en  más,  dejándolo  en  blaoc 
que  con  victoriosas  prueba' 
sus  hazañas  laureadas, 
en  vez  de  las  heredadas, 
le  adquiriesen  armas  nuera 
y  después  que  éstas  á  luz 
.sacaron  de  esas  proezas 
las  no  imitadas  grandevas, 
puso  la  celeste  cruz 
en  campo  de  limpia  plat 
en  fe  que  Jcrusalén 
las  suyas  quiere  que  den] 
premio  á  quitan  el^  r>í 
iriunfó  dci 

cruz  azul,  >,:        _.    . 
con  que  restituyó  ai  ctclo 


^^^^^^V                                 JORNADA                                                                                                          ^^^1 

de  Dios  el  sepulcro  santo. 

no  alcenráradcs  su  vuelo.                            ^H 

Kn  c^ta  cruz,  pues,  divina 

¿Para  qué  os  blasonáis  dios,                   ^^^H 

jurad  lodos,  yo  el  primero, 

si  ni  con  flechas  ni  llamas                       ^^^H 

no  dc&nudar  c¡  acero 

habéis  podido  vencer                               ^^^H 

(CArriiNid*.) 

el  curso  de  una  mujer?                            ^^^H 

mientras  la  alarbe  ruina 

¡Ah  de  migentel                                      ^^^H 

á  mi  Portugal  posea. 

^Arl-i^d  Doñ«  Leonor )       ^^^H 

mientras  la  secta  lasciva 

Leonor.                            ^A  quién  llamas?            ^^^| 

en  nuestras  comarcas  viva. 

Alarbe  loco:  ^qué  intentas?                    ^^^H 

Esto,  vasallos,  desea 

Kste  castillo,  ¿no  sabes                          ^^^H 

'       vuestro  conde,  vuestro  infante, 

que  fia  su  guardia  y  llaves                     ^^^H 

sucesor  de  Enrique  y  nieto 

á  un  portugués  qué  en  sangrientas        ^^^H 

de  Alfonso  rey. 

lides  partió  más  turbantes                      ^^^^H 

(De  riniillñs^  caáa  unii  la  mano  iobrt  ta 

que  seca  Agosto  amapolas,                     ^^^H 

cru^  tiel  eicudo.í 

que  el  Tejo  se  viste  de  olas,                   ^^^H 

Yo  prometo. 

que  al  cielo  bordan  diamantes?                   ^H 

mientras  adorne  el  turbante 

¿Sabes  que  es  Vasco  Cautiño                 ^^^^| 

morisco  la  media  luna, 

su  alcaide  y  que  mi  padre  es?               j^^^M 

no  desnudar  el  arnés. 

Ismael.     Sé  que  es  el  sol  portugués                     ^^^H 

■LO.  Valor  tengo  portugués; 

desde  que  el  hermoso  aliño                   ^^^H 

vo  seguiré  tu  fortuna.                           i 

con  que  dora  sus  cabellos                     ^^^H 

k     1.0  mismo  juro. 

á  los  vuestros  trasladó,                         ^^^H 

iso.                            Pues  alto, 

para  que,  abrasado  yo,                           ^^^^| 
énix  me  consuma  en  ellos,                       ^^M 

lusitanos  belicosos. 

despejad  bosques  ociosos. 

Sé  que,  aunque  pena  no  os  da               ^^^H 

que  si  los  muros  asalto 

mi  esperanza  por  vos  seca,                   ^^^H 

de  Santarén,  y  alli  dejo 

sois  mi  Mahoma,  mi  Meca,                   ^^^H 

cnarbolada  la  cruz. 

mi  sol,  mi  cielo,  mi  Alá;                        ^^^H 

yo  haré  que  el  moro  andaluz 

sé,  en  fin,  siempre  que  os  diviso,          ^^^H 

nos  desocupe  á  Alentejo. 

qtie  i  unirnos  el  ciego  dios                    ^^^^| 

,1 Y  seré  yo  si  le  sigo' 

os  preciara  más  á  vos                            ^^^^| 

1       también  valiente,  señor? 

que  á  todo  su  paraíso.                          ^^^H 
Leonor.    Pues  ¿tus  moros  qué  dirán                   ^^^H 

¿No  eres  portugués,  pastor? 

i       ¡Y  coómo! 

contra  tu  Alcorán  blasfemo?                ^^^^| 

Vente  conmigo, 

Ismael.     ¿Qué  moros,  si  á  Alá  no  temo?           ^^^H 

que  el  serlo  sólo  te  basta. 

Vos  sola  sois  mi  Alcorán.                     ^^^^| 

,       Mari  Pabros,  adiós,  pues, 

Leonor.    ¿Cómo  á  pasar  te  atreviste                    ^^^^| 
de  esotra  parte  del  Tejo?                       ^^^H 

que  va  Brilo  portugués 

á  her  en  .Mahoma  casta. 

ls.MAEt.     Por  ver  si  todo  su  espejo                       ^^^H 

>.      (Viva  nuestro  conde  infante, 

llamas  de  mi  amor  resiste;                    ^^^H 

sol  de  la  luz  pnrlunucsa! 

mas  son  mis  incendios  tales                 ^^^M 

>       ¡Viva  nuestro  Cosme  .'\riesa, 

que,  después  que  le  pasé,                     ^^^H 

Cosme  Artesa  y  lilefantel       (ransr.) 

mi  contagio  le  pegué,                             ^^^H 

1 

y  en  vez  de  correr  cristales                   ^^^H 

corre  llamas,  todo  ardores;                  ^^^H 

ESCENA  Vil 

llamas  sus  vecinas  ramas,                    ^^^H 

sus  peces  son  todos  llamas,                  ^^^^| 

rttlrdndoit  de  un  Mono  Do^a  Lbomok  y  una 

llamas  sus  riscos  y  flores.                     ^^^H 

Dani  suya 

Leonor.             {Cáttete  un  guante.)                                  ^^^^| 

¡Ay  cielo!  Cayoseme                             ^^^H 

un  guante.  Déjale,  moro.                     ^^^^ñ 

huACL.     {C<igett.)  ^Que  le  deje  cuando  adoro    ^^^H 

marfil  de  quien  funda  fué?                  ^^^^| 

,       Retírale,  que  se  acerca. 
}tt.    ¡Que  se  atreviese  hasta  aquí 
este  bárbaro! 

Cifraré  en  él  mis  venturas,                   ^^^H 

K           ESCE.NA  VIH 

y  ya  que  la  mano  no,                             ^^^H 
el  telliz  que  la  cubrió,                            ^^^H 

^^^          Sale  Ismael.  —  Uiciias. 

urna  de  cinco  hermosuras,                    ^^^H 

plantel  de  tama  mosqucta,                         ^H 

L.                            Perdí 

ocaso  de- tanto  sol,                                       ^H 

el  lance;  entróse  en  la  cerca. 

nube  de  tanto  arrebol,                                 ^H 

í».   Subamos  al  homenaje; 

aljaba  á  tama  saeta,                                     ^H 

veremos  lo  que  este, perro 

mi  esperanza  de  él  vestida                          ^H 

pretende. 

será  mi  mayor  tesoro.                           ^^^f 

t.                      Amor:  de  este  encierro 

Leonon.    Déjale,  bárbaro  moro,                           ^^^M 

'        sacad  mi  sol,  que  es  Uitraje 

que  te  ha  decostar  la.vida.                    ^^^H 

que,  rayo  de  piuma  vos, 

|Ah  del  castillo,  ah  soldados!                  ^^^| 

cuando  se  subiera  al  cielo. 

ls.\LAEL.     Dile  á  tu  Vasco  Cautiño                            ^H 

^^^^^   574                                                   LAS  QUINAS  DE  PORTUOAI                 ^^^^^^H 

^^K                            que,  mientras  que  con  él  ciño 

con  el  acero  que  monarca  ciío^^H 

^^H                            un  alma  toda  cuidados, 

al  Tejo  juntarán  c)  Duero  v  Mido.H 

^H                            por  ser  del  alba  española, 

■ 

^^m                            e  procure  restaurar, 

.   ..       H 

^^m                           que  mi  lanza  ha  de  adornar 

ESCENA  X          ■ 

^^m                           pur  divisa  y  banderola; 

Toquen  marcha,  y  talt  et  Comdi  Ai.ra^H 

^^B                           que  junto  al  Tejo,  Ismael^ 

Pon  Egas,  Don  Gonzalo,  Don  fvawm  jj^B 

^^M                          Úcy  de  toda  F^xt remadura 

-    V 

^^B                           le  aguarda,  que  su  ventura 

Alfonso.  Lusitanos  invenc'^i'"*'     ^1 

^^1                            pruebe  y  que  venga  por  él. 
^^m           LcoNOB.    Slo  es  digna  suya  esa  empresa: 

luz  del  blasón  p               .■ 

asombro  on  tiei:^ am 

^H                            yo  te  quitaré  arrogante, 

y  rayos  de  su  laurel. 

^H                          con  la  torpe  vida, el  guarne,  (H' arma. 1 

siempre  la  primera  hazañ 

^H                         que  soy  Leonor  portuguesa,    (t'*"') 

si  llega  á  lograrse  bien. 

alienta  con  más  viior 

^M                                    ESCENA  iX 

las  que  se  siguen  dcspuei 
Pasado  habemos  el  Tejo 

^^H                                 Sait  ZULBHA,  moro.— Ismael. 

al  margrn  hermoso  de  ¿1 

sobre  una  peña  tajada 

^K                                                 ZULEWA. 

se  blasona  Santarcn 

^H           Defiende,  Rey  invicto. 

inexpugnable  al  asal'u: 

^H           exaltación  de  lunas  sarracenas» 

deleitoso,  capitel 

^H           tu  corona  y  distrícto, 

sirve  á  ese  risco,  diademí 

^H           si  mientras'  que  conquistas  las  ajenas, 

donde  el  sol  asiente  el  pi< 

^^M           esparciendo  tus  copias. 

Su  fundación,  que  compi 

^^M            no  quieres  esta  vez  perder  las  propias. 

con  Jos  tiempos,  corto  fi 

^^B            Alfonso  Enriquez,  conde  lusitano. 

de  Avidis.  que  agricultoí 

^H             infame  de  Castilla, 

heredo  á  Gargons  rey 

^H            nieto  de  Alfonso  sexto  soberano. 

la  corona  y  las  hazañas. 

^^M            hijo  de  Enrique,  á  quien  postrada  humilla 

Gargoris  heroico,  aquel 

^^m            la  cerviz  arrogante 

construtdor  de  los  en)ambri 

^H            del  otomano  el  célebre  turbante, 

repúblicas  de  la  miel,     ^^ 

^^M            el  Tejo  armado  pasa 

aqui  alimentando  á  ■'^^i<lH 

^^M            y  con  un  escuadrón,  si  en  suma  breve, 

con  su  néctar,  merecer   ^B 

^H            inmenso  en  el  valor,  incendio  abrasa 

pudo  á  Ssntarén  el  nooflH 

^H            tus  tierras,  rayos  ellos,  ellas  nieve; 

deEscalabisfcsto  es     ^^M 

^^B             V  por  que  tu  diadema  le  corone, 
^H             a  Santarén  se  acerca  y  sitio  pone. 

lo  que  en  latin  £«cti  a6/<^^B 

manjar  de  Abidis),  si  bc^H 

^H 

le  mudó  la  virgen  mirtíM 

^H             jCobardel  ^de  eso  muestras 

Santa  Inés,  en  Santaríq^ 

^H             el  miedo  infame  que  en  tu  pecho  mides.^ 

Desde  el  i n felice  god^^^B 

^H            ¿Anuncias  dichas  nuestras 

hasta  ahora  lo  posefl^^^B 

^^B            y  albricias  no  me  pides. 

la  blasfemia  de^bocMÜ^B 

^H            cuando  si  el  Tejo  por  su  daño  pasa 

y  en  nombre  suyo  Isrna^^ 

^^m            la  dicha  de  tal  bien  se  me  entra  en  casar 

descuidados  tiene  el  ocÍ4^fl 

^^m            ¿No  reino  en  Badajoz?*  KxtreinadurK, 

sus  bárbaros,  y  ya  veis  ■ 

^^1             ¿no  es  noble  herencia  miar 

que  la  presteza  aseguta^ 

^H            ¿No  tengo  en  lo  mejor  de  Andalucía 

más  victorias  que  el  poder. 

^H            cuanto  entre  valles,  riscos  y  espesura 

Kscalémosla  de  noche,  ^^ 

^^1             ciñe  Sierra  Morena 

por  que  cuando  el  sol  ffl 

^H            con  mis  vasallos  que  su  falda  arena? 

entre  celajes  del  alba      H 

^H            Cinco  reyes  cun  parias  me  tributan. 

perfiles  de  rosicler,          ■ 

^H            ¿  camellos,  el  ámbar,  oro  y  plata, 

tremolando  en  sus  aím^B 

^^B            las  bengalas,  el  n¿icar  y  escarlata 

la  cruz  que  ni                'M 

^H            con  que  al  gusano  tejedor  disfrutan 

restauró  mi  pa*^               jM 

^^m            y  entre  aromas  arabios 

sus  lunas  postre  a  ius  {jM 

^H            estiman  en  mis  pies  poner  sus  labios. 

Pocos  somos,  si  al  asaí^H 

^H            Cada  cual  de  éstos  tiene 

cuenta  del  número  hac^H 

^^B            cincuenta  mil  armígeros  alarbes. 

si  del  valor  infinito*,      ■ 

^^B            que  si  CSC  Alfonso  viene, 

porque  cada  pc^               V 

^H             los  fosos,  las  murallas,  los  adarbcs 

es  un  etército,  '               oM 

^H             cubrirán  como  á  Ceres  los  münojos 

un  escuadrón,  un  <  'jp^fl 

^H            de  cimitarras  y  bonetes  ro]os. 

que  eminentemente  ctíl^B 

^^B           Llegue  ese  mozo  ciego; 

más  hcroc"^  c--   ^  •?<ija^H 

^^B           la  presunción  se  acerque  lusitana. 

l'asedcl                    ^^H 

^H            que  presto  las  orillas  del  Mondego, 

tanto  Hule'i^..'v-  -(^i^^H 

^^B             reconociendo  á  las  de  Guadiana, 

Judit  es  nuestra  |uslicíi^H 

^^r                                                      JORNADA 

PIIIMEPA                                                               575        ^^^1 

SU  allanje  en  mis  ruanos  veis. 

que  si  el  doctor  cursos  cuenta,           ^^^^| 

Dadme  esta  villa,  soldados. 

ya  pasan  en  mi  de  diez.                        ^^^^| 

y  con  César  cantaré 

Moro  r 

.•*  Muere,  perro,  y  no  hables  tanto.              ^H 

desde  hoy,  vcni,  vidi,  vici. 

toa/í.)    ^^ 

vine,  vi )'  llegué  á  vencer. 

Bftrro. 

¿Perro  yo?  Debe  querer,                      ^^^^1 

No  necesitas,  gran  conde. 

si  me  mata,  dar  conmigo                      ^^^H 

de  alientos  para  encender 

perro  muerto  á  la  mujer.                    ^^^H 

pechos  que  ya  son  volcanes. 

Quedo,  ¿no  ves  que  soy  moro?           ^^^H 

valor  que  ya  es  Mongibcl. 

Moro  i 

."  ¿Moro  tu?                                             ^^^1 

M.O. Morir  ó  vencer  juramos, 

Br  ito. 

Pues  ¿no  lo  ves?                       ^H 

ó  morir  hoy  ó  vencer. 

Moro  a 

."  ¿De  Santarcn?                                      ^^^| 

0.      Del  pavés  sobre  sus  muros, 

ÍÍKiro. 

Si,  señores.                   ^^^H 

ó  muertos  sobre  el  pavés. 

moro  soy  desanfíamc'n.                       ^^^H 

«0.  Estas  son  sus  torres  allas; 

Moro  i 

.•  Pues  ¿por  qué  en  cristiano  traje?               ^H 

^        el  escalador  cordel 

Brito. 

Estuve  al  cabo  una  vez,                       ^^^^^ 

^        nos  facilita  el  silencio. 

y  promelilc  á  San  Roque                    ^^^^| 

i        <<?ué  es  escala  ó  para  qué? 

ó  á  su  perro  de  traer                      ^^^^^H 

Arrimándome  á  una  pica, 

esta  ropa  un  mes  entero.                ^^^^^| 

talares  llevo  en  los  pies 

Moro  2 

."  ¡Oh,  blasfemo!  (i>'"<>                    I^^^H 

para  volar  por  sus  muros, 

Brito. 

Pues  un  mes           l^^^^l 

no  huyendo  para  correr. 

el  hábito  no  hace  al  monje,           "h^^^^h 

Kso.  ¡Oh,  poriuguéi  Viriato! 

^^H 

lOh,  escuadrón  invicto  y  fiel! 

Viva  la  cruzl    (Alarma 

ESCE.NA  XII                            ^^1 

».                            ¡Viva  Alfonsol 

^^^^1 

uso,  ¡Viva,  decid,  nuestra  Icyl 

Salen  rion  EfiAS/  Dote  ALromo.— Dtcnos,             ^^^^| 

(Desnudan  las   espadas  y  éntranst,  y 

^^^^H 

dicen  dentro,  tocando  á  guerra.) 

EgvS. 

Clracias  al  cielo  se  den,                         ^^^H 

)  í."  ¡Aquí  de  la  villa.  Alarbes, 

que  ya  es  Santarén  cristiana;               ^^^| 

las  murallas  socorred, 

va  Sión,  si  fué  Babel.                            ^^^1 

que  el  cristiano  nos  la  usurpa!   ^^ 

Alfonso.  Ea,  don  Egas  Mnñiz:                          ^^^^ 

>  2.'  ¡Que  nos  entra  á  Samaren!    .^-"^ 

(Vase  el  un  Moro.)            ^^^^H 

(Entrando  y  saliendo,  pelian  moros  Y 

(Viva  nuestra  santa  fel                        ^^^H 

criftlanos.) 

(Entrase  el  Kcy.)           ^^^H 

u        jAh,  perros!  en  vuestra  sanare 

^^^H 

pienso  hoy  apagar  la  sed 

^^^^H 

que  ha  tanto  que  me  provoca. 
}  1,"  Huvc,  Hamete.  Urma.) 

ESCENA  Xlli                           ^^H 

^^^^H 

1  a."                           Huye,  Muley. 

Dichos,  menos  un  Moho  y  el  RiT.                           ^H 

Brito. 

Señor  don  Agraz  Muñoz,                          ^| 

ESCENA  XI 

1 

socórrame  su  mercé,  ^H 
que  este  moro  da  en  pegarme                    ^H 

'éa$  Mohos  dando  de  cuchittadas  á  Butro,  que 

sin  por  qué  ni  para  qué.                              ^H 

'             sale  de  soldado  gracioso. 

EliAS. 

Pues  ¿por  qué  tú  no  le  malas?                  ^| 

\.      Estése  quedo,  le  digo. 

¿No  hay  son  pegar  y  correr? 
¡Verá  la  lema  en  qué  han  dado! 

Brito. 
Egas. 

Nunca  en  el  quinto  pequé  ^H 
ni  he  aprendido  á  malar  galgos,  ^^^H 
porque  no  son  de  comer.  ^^^H 
¡Ah,  cobarde!                                        ^^^H 

Vo,  ¿qi;é  le  he  hecho?                  1 
M."                                      Vengaré,' 

crisliano  vil,  en  tu  vida 

tañías  muertes.  (i>ai«tn  el  broqael.) 
¿Otra  vez? 

¿han  vido  y  cómo  sacude? 
1  2."  No  ha  de  quedar  portugués 

que  no  destroce  este  brazo.  (Oaie.) 
!.       Médico  debe  de  ser; 

BftITO. 
EOAS. 

Brito. 

¿Qué  quería?  ^^^H 
¿Eso  dice  un  portugés?  ^^^H 
Pegúelos  en  caperuza,  ^H 
quizaves  me  avezaré.                                  ^H 

Egas. 

Pues  mira,  asi  has  de  matarlos,                ^H 

{Dale  al  .Moro.)                     ^^k 

Moro  i 

."  ¡Válgame  Mahoma!                                     ^| 

(Cae  muerto  dtntroj                ^H 

compre  mu'a  y  traiga  guantes, 

Bu  ito 

Amén.                        ^| 

matará  de  cíen  en  cien 

Egas, 

De  este  modo  se  pelea.                               ^1 

con  los  botes  de  botica, 

BRrro. 

¿V  este  murió?  (Arma.)                              ^B 

balas  de  pugin  y  hamet, 

ECAS. 

¿No  lo  ves?                 ^^^M 

ñechas  de  un  recipe  escrito, 

Brito. 

M  uerte  ha  sido  sopiíaña,                    ^^^H 

pólvora  en  polvos  de  sen, 

no  hiciera  más  á  traer                         ^^^H 

espátulas  por  espadas, 

el  alma  ei  moro  á  la  posta;                 ^^^H 

julepes  de  Locifer, 

pero,  aguarde,  y  le  daré                      ^^^H 

que  yo,  señor,  no  me  purgo; 

al  primero  que  topare,                           ^^^H 

mas  si  purgo,  acerqúese. 

como  á  esotro,  pan  y  nuez.  (Arma.)          ^M 

576 


LAS  QUINAS  DE  l'ORTUGAL 


ESCENA   XIV 


Todos. 
Gonzalo. 


Sal*»  otros  MoKOC  todüs  pittando.—Dicnos, 

Moro  a."  ¡Yo  veaderé  bien  mi  vida! 
Bbito.      Pues  yo  vos  la  compraré. 

(Da/f  Bfiío,  y  caí  eí  Moro  dtntto.) 
.MoBO  a.'iAy,  Alál 
iBrito.  Lo  que  hay  allá, 

perrengue,  es  resina  y  pez.  {R>¿ndose.) 
Pardicz,  que  caen  como  moscas; 
SI  sale  otro  volveré 
á  asegundar  coscorrones. 
Moro  3."  La  vida  llevo  ¿  los  pies. 
Brito.       Si  vos  libráis  de  mis  manos. 

{Dale,  y  cae  dentro.) 

Mono  3."  jMuerio  soy  I 

Brito.  ¡Zape;  pardiez 

que  IfHS  esia  matación 

las  manos  me  he  de  comer! 

¿Que  aques'.o  era  malar  moros? 

De  aprcndice  puedo  ser 

protomcdico  de  galgos; 

pues  yo  os  juro,  á  non  de  diez, 

que  yo  desemperre  á  líspaña. 

[N'iciorial 

Ciña  el  laurel 

tus  sienes,  Alfonso  mvicto. 

[Entrante.) 

ESCENA  XV 
Salen  tres  Monos  contra  Brito. 

Moro  2.''Ravo  es  este  portugués: 

huir,  moros,  de  su  furia.  lHuyen.) 
BniTo.       De  ni:s  manos  no  podréis, 

porque  esto  engolosinado. 
Moro  i.'  l'no  es  solo  y  somos  tres; 

pues  la  fuga  nos  impide, 

já  él,  amigosl  i^rma.) 
Todos.  iA  él! 

Brito.      .jA  mi,  alcurcuces,  i  mi? 

Pues  agora  lo  veréis. 
(Mételos  á  cuchilladas  y  tocan  al  ai  ma  ) 


JORNADA  SEGUNDA 


ESCENA  PRIMERA 
Satén  Do»  IfOAS  MuAíz  t  Don  Go;4Zalo. 

GofííALO.  Nuestro  conde  infante  es  santo, 
porque  no  es  inconveniente 
ser  religioso  y  valiente. 

EoAS.       Séalo,  pero  no  tanto 

que  le  lleven  á  su  coro 
los  canónigos  seglares 
y  las  armas  militares, 
que  sun  espanto  del  moro, 
cubra  la  sobrepelliz 
cada  noche  en  los  maitines. 

GoNZAtx).  Ansí  consigue  sus  íines 
dichosos,  Egas  Muñiz. 


La  espada  y  la  disciplina 
hacen  una  consonancia 
de  milagros*  importanci» 
David  era  en  Palestina 
el  más  bélico  monarca, 
y  cnirc  sus  triunfo-i  divctWf 
cantaba  salmos  y  versos 
danzando  delante  el  arc*- 
A  Efod  que  se  vesiia 
era  lo  mismo  que  ahora 
la  sobrepelliz,  no  ignora, 
quien  sabe  su  valentía, 
que  el  misino,  hablando  CO 
dice  que  se  levantaba 
í  media  noche,  y  caniaDt 
sus  loores;  juxgid  vos 
si  es  bien,  cuando  este  interi 
nos  postra  rendido  al  morU| 
que  Alfonso  en  el  campo  jr 
sea  David  portugués. 
Egas.        Basta  haberle  edificado 
al  cielo  tanto  convento 
para  obligarle  que  atento 
su  vida  ampare  y  estado. 
El  célebre  monasterio 
de  Santa  Cruz  de  Coimbraj 
cuando  conquistó  á  Cecim' 
y  del  africano  imperio 
sacó  á  Elvas,  al  Francoso 
Serpa,  Corbele,  Alanquer 
y  otros  mil  que  en  su  pod< 
hacen  su  nombre  famoso, 
fundó  rico  con  las  renUt 
que  á  sus  canónigos  dio 
cuando  á  Santarén  cercú; 
haciendo  con  su  Dios  cue« 
ofreció  por  su  conquista 
al  santo  de  Claraval 
para  un  monasterio  real 
cuanto  alcanzare  la  vista 
desde  una  cuesta  emiMfOl 
los  campos  y  posesiones, 
siendo  sus  ojos  mojones 
de  esta  fábrica  excelente. 
Mil  monjes  ahora  enci«« 
esteedilicio  gallardo. 
Obligado  San  Bernardo 
á  patrocinar  su  guerra 
y  á  alcanzarle  sus  victtífil 
desde  Francia,  donde  t}w 
le  comunica  y  escribe: 
materia  dé  á  las  historias 
nuestro  Alfons«->  con  !»  e^l 
y  los  monjes  del  • 
recen  y  canten  P' 
allá  María  etevsd&t 
y  Mxrta  «ci  solicite 
con  las  manos  el  aceru. 

ESCENA  II 

Sale  DoK  Ai.roKso  KxBf«ij««  y  trt* 
armat  un  rugúete.— Wk 

Alfonso.  Egas  Muñiz:  lu  prii 
porque  amparo  os  fl 
es  Dios,  que  licióa  dck  i 


^^^^^^^^^^^^^^^JOBNADA 

SEGUNDA                                                            577      ^^ 

^^^P^ue  su  reino  busquemos 

y  partiendo  ei  campu  el  sol,              ^^fl 

^H  y  por  él  conseguiremos 

sino  hurtando  á  las  tinieblas            ^^H 

^"   lo  demás.  ¿Por  que  será 

la  enlutada  confusión                         ^^H 

desdoro  de  un  rey  (que  esfuerza 

de  noche,  más  que  soldado,               ^^H 

con  oraciones  su  celo) 

codicioso  escalador.                        ^^H 

conquistar  primero  el  cielo 

Precíate  de  la  conquista                    ^^H 

^^  si  el  cielo  parece  fuerza? 

que  su  descuido  tedió,                     ^^H 

^H  No  se  proporcionan  mal 

pues  huye  siempre  las  luces             ^^H 

^V  ni  el  tiempo  se  desperdicia 

el  pirata  y  salteador;                         ^^H 

con  la  terrestre  milicia 

que  yo  (ño  con  los  engaños              ^^H 
del  silencio  obscuro,  no                     ^^H 

la  milicia  celestial. 

ni  del  valor  portugués 

cohechando  al  sueño  perezas,           ^^H 

será  acción  menos  feliz 

tapando  al  bronce  la  voz),                 ^^H 

con  Dios  la  sobrepelliz 

sino  en  la  mitad  del  día,                    ^^H 

.        que  con  el  moro  el  arnés. 

solo  (si  es  que  solo  estoy                  ^^H 

^B  Lu  uno  y  otro  al  cielo  agrada 

cuando  cuantos  héroes  viven           ^^H 

^H  alentando  el  corazón, 

me  llaman  su  comprehension);        ^^H 

^B  con  Moisés  en  la  oración 

á  vista  de  esos  cobardes,                   ^^^| 

^B  y  Josué  con  la  espada, 

tímido  y  breve  escuadrón                 ^^H 
que  de  L'lises  descendiente                ^^H 

^^  porque  ésta  sola  promete 

poca  dicha;  esle  es  mi  voto 

sus  ardides  le  heredó,                         ^^H 

y  quitarme  este  roquete, 

digo  que  asaltar  murallas                 ^^H 

que  desde  el  coro  dirige 

de  noche,  sin  prevención,                 ^^H 

el  cielo  mejor  mi  estado. 

es  infamia,  es  cobardía;                     ^^^| 

i.        Yo  hablé,  en  fta,  como  soldado, 

no  es  hazaña,  no  es  valor.                ^^H 

^-     sin  saber  lo  que  me  dije. 

Ismael,  me  tiembla  el  orbe;              ^^H 

H    Pelead  ¡cuerpo  de  Dios! 

rey  me  llama  Badajoz,                       ^^| 

H     y  rezad  también,  Alfonso, 

su  principe  Extremadura,                 ^^| 
la  Vanda  ¡a  su  señor:                        ^^H 

con  la  espada  y  un  responso 

huiri  el  morisco  de  vos; 

sólo  domina  en  mi  pecho                 ^^H 
hermosa  constelación,                      ^^H 

comunicad  serañnes 

1         entre  monjes  en  el  coro. 

una  beldad  portuguesa:                    ^^H 

1^^  y  acobardaráseel  moro 

feliz,  pues  su  esclavo  soy;                 ^^H 

^H  mientras  vos  cantáis  maitines, 

doña  Leonor  es,  Cautiño,                 ^^^| 

^H  que  yo  desde  ahora  os  juro 

porque  sola  tal  Leonor,                     ^^H 
por  lo  que  de  leona  tiene,                 ^^H 

^V  seguir  siempre  vuestro  lado 

^^    cngerto  en  fraile  y  soldado. 

amansara  tal  león.                             ^^H 

)NSO.  Y  yo  el  premio  os  aseguro. 

Conde,  suyo  es  este  guante,             ^^H 

iH.  Pero  ¿qué  es  esto? 

del  muro  se  le  cayó;                         ^^H 

■ 

en  mi  fe  de  más  estima        /             ^^H 

H               ESCENA  III 

que  de  Asia  la  posesión.                   ^^H 
Ll  castillo  de  Pálmela,                        ^H 

N  iiii  clariH  y  sale  poco  á  poco  Ismael  sobre  un 
Xdn,  con  adarga   y  lan^a,  y  en  el   extremo   de 

.                 con  las  llamas  de  mi  amor                ^^H 
/                conquisté,  dando  á  su  alcaide          ^^H 

t,  en   lugar  de   banderola,  el  guanít  d*  Doña 

honras  por  matarle  yo.                     ^^H 

jsok.— Dichos. 

Lléveme  á  Leonor  conmigo              ^^H 

imperiosa  su  prisión,                         ^^H 

«o.                                 La  vega 

pues,  cautiva,  la  obedezco               ^^^| 

mide  un  moro  airoso  y  fiero 

pues  me  vence  vencedor;                 ^^^H 

sobre  un  alazán  ligero. 

yo  he  jurado  á  su  hermosura,         ^^H 

g.       Hacia  nuestros  muros  llega. 

si  en  vosotros  hav  valor,                   ^^H 
por  cada  dedo  del  guante                  ^^| 

>NS0.  ¡Bizarro  alardel 

S.                                 ¡Infelice! 

un  portugués,  el  mejor.                    ^^H 

á  lo  menos,  si  me  aguarda. 

De  esta  prenda  y  de  su  dueño           ^^H 

3NSO.  ¡Presencia  ostenta  gallarda! 

será  la  restauración                          ^^H 

Veamos  lo  que  nos  dice. 

el  que  á  vencerme  se  obligue,           ^^H 

»EL.     Conde  Alfonso  lusitano. 

uno  á  uno  ó  dos  á  dos;                     ^^H 

que  del  árbol  borgoñón 

al  extremo  de  esta  lanza                  ^^H 

blasonas  ser  rama  ilustre; 

sirve  de  airoso  pendón:                     ^^H 

pimpollo  de  aquella  flor 

rescatadle,  portugueses,                     ^^B 

que  pone  Francia  en  sus  armas,  ' 

que  salvoconduto  os  doy                        ■ 

nieto  de  Alfonso,  león 

para  los  campos  de  Obrique,            ^^H 

que,  conquistando  á  Toledo,     > 

donde  Marte  convocó                       ^^H 

se  intitula  Kmperador; 

cinco  ejércitos  alarbes                       ^^H 

á  Santarén  me  ganaste. 

de  quien  rey  único  soy.                     ^^H 

no  de  valor  á  valor. 

Ducientos  mil  africanos                '   ^^H 

precediendo  desafios 

enjambres  inmensos  son                      V 

CO.VtEDIAS  DE  TIRSO   DE  MOLINA. — TOMO  U 

37       J 

578 


LAS  QUINAS   DE  PORTUGAL 


que  al  Tejo  el  cristal  agotan, 
al  valle  y  monte  la  ñor. 
Cobardes,  allí  os  espera 
Ismael,  Marte  español. 
Parca  que  os  hiela  las  vidas, 
rayo  que  Arabia  forjó, 
segundo  Alá,  otro  Mahoma 
de  Alcides  competidor, 
pestilencia  del  baplismo, 
de  su  iglesia  contagión, 
cuchillo  de  portugueses, 
Alila,  azote  de  Dios 
y  Ismael,  que  vale  más 
que  el  cielo,  que  Alá,  que  el  sol. 

(Vase.) 
(Vatlvt  á  tocar  ti  clarin.) 

KSCKNA  IV 
Dichos,  mritof  Ismael. 

EcAs.        Frenético,  espera,  arguarda. 
Alfonso.  Dejad  que  al  cielo  Nembrot 

quimerice  Babilonias, 

llorará  su  confusión. 

Las  manos,  y  no  las  lenguas, 

amigos,  en  la  ocasión 

precisa  consiguen  triunfos 

y  dan  asiento  al  valor: 

de  lengua  es  forma  la  espada, 

vocinglero  el  vil  temor; 

espere  en  su  muchcdumdre, 

que  yo  sólo  espero  en  Dios. 

Trece  mil  soldados  tengo, 

cada  cual  un  Cipíón, 

un  portugués  Virialo, 

un  Hércules  vengador; 

ducienlos  mil  los  infieles, 

numerosa  ostentación, 

ceros  que  por  sí  son  nada, 

mosquitos  de  Faraón. 

Lusitanos,  allOj  á  Obrique, 

que  cuanto  fuese  mayor 

la  suma  de  los  contrarios, 

lama  más  ganancia  os  doy 

de  su  despojo  y  riquezas; 

la  cruz  es  nuestro  blasón, 

armas  que  dio  á  Portugal 

mi  excelso  progenitor; 

con  su  señal  Constantino 

los  tiranos  debeló; 

su  mesmo  celo  me  guia, 

yo  Conde,  él  Emperador; 

la  victoria  tenéis  cierta. 
GószAL.    |0h,  gloria  de  tu  nación! 

al  arma,  que  la  fortuna 

de  César  llevamos  hoy.  (Alarma.) 

(Vante,  si  no  es  don  Egis J 

ESCENA  V 

Do3i    Ka  A»   tolo. 

¿Captiva  mi  Leonora  iCielos! 
¿Presa  la  beldad  que  adero, 
usurpador  suyo  un  moro 
y  ya  africanos  mis  celosp 


Eso  no,  mientras  yo  viva, 
que  es  oprobio  portugués' 
yo  haré  que  postre  á  iospret 
de  mi  adorada  captiva 
la  alarbe  y  torpe  cerviz 
el  sacrilego  arrogante; 
yo  haré  finezas  de  amante 
y  hazañas  Je  Egas  Muñíz; 
salvoconducto  me  da, 
mas  quien  torpe  desatíai 
sin  guardar  la  ley  divina  ^ 
mal  la  humana  guardara,' 
juntemos  la  industria,  pues. 
al  valor  para  librarla; 
hoy  tengo  de  restaurarla, 
ó  no  seré  portugués. 
El  ariiñcio  me  ofrece 
un  discreto  estratagema. 

ESCENA  VI 
Salr  Bkito.  —  Dicho» 

Brito.       Estése  el  perro  en  su  tema, 
que  yo  me  estaré  en  mistrec< 
yo  le  juro  á  aon  de  tal 
que  si  el  guante  le  quitó 
el  galgui  cuzcuz,  que  yo 
desagravie  á  Portugal. 

Egas.       ¿Qué  es  eso,  Brito? 

Brito.  Sentir 

2ue  un  morillo  desafie 
nueso  Conde,  y  que  cric 
humos,  que  le  han  de  salir 
en  el  alma,  si  yo  puedo. 

Egas.        ¿Viste  al  bárbaro  Ismael? 

Brito.       Vi  que  en  su  lanza  la  piel 
ó  el  guante,  por  cada  dedo 
á  su  fembra  ha  prometido 
una  cholla  portuguesa, 
y  ¡voto  al  sol  que  me  pesa 
que  se  nos  haya  escorrido! 
¿Cinco  cabezas  barbadas? 
Pues  con  ellas,  ¿qué  hade  he 
la  Leonor?  Debe  querer 
madurarla  á  cabezadas. 
Yo  quedé  tan  golosmcro 
desque  á  lidiar  aprendí 
por  vos,  que  no  estaré  en  mi 
hasta  hcr  un  matadero, 
do  por  arseldes  se  pese 
carne  mora. 

EeA5.  ¡Desatino! 

Brit©.       Mas  huyendo  del  tocino 
Barrabás  que  la  comiese. 

Egas.        ¿Atreveráste  tú  á  hacer 
conmigo  una  honrosa  ei 

Brito.       Si  es  la  Leonor  portugu< 
y  bondara  ser  mujer; 
¿qué  aguardamos  vos  y  Yo 
que  no  la  descaptivamos^ 

EcAS.        ¡Oh,  Brito  aniíTioso!  Vamo«. 

Brito.       Desque  el  Conde  se  ^ 
al  encontrarle  en  Im 
sin  cochillo,  ni  ganzuí, 
lo  que  llamáis  guante  ó  lÜA. 
piel  en  paz,  n^alla  en  la  g 


»««I 


ruidando  yn  que  la  mano 
F«ntonces  se  desollaba, 

mal  con  los  guantes  estaba; 

mas  agora  que  esie  alano 

Ismarrei  unto  le  estima 

que  mos  desafia  por  él, 

desollándole  la  piel 

que  trae  el  mastín  encima, 

la  he  de  convertir  en  guantes. 

Aribigo  sé  escribir 

y  en  hábito  hemos  de  ir 

de  moros. 

Haya  turbantes, 

almalafas,  alquiceles, 
déjame  á  mí  con  él. 

iTe  atreverás  á  Ismael!* 
*Y  á  una  recua  de  Ismareles. 

Pues  sigúeme,  que  si  engañas 

su  atención,  en  mis  venturas    i 

probarás  que  sin  locuras 

nunca  el  amor  logró  hazañas. 

De  moro  te  vestiré. 

Con  tal  que  haya  sopa  en  vino, 

porque  sin  él  y  tucino 

desde  aquí  desmotóme.  (Vanst.) 

'  ESCENA  Vil 

LioMOR  llorando,  y  Ismakl  saca  el  guantt 
de  Doña  Lionom. 


I. 


Tu  Conde  me  vio  en  su  vega 
hacer  de  esta  prenda  alarde, 
y  á  su  ejército  cobarde, 
no  sólo  el  combate  niega, 
mas,  multiplicando  miedos, 
lascaras  descoloridas 
tiemblan  de  ver  que  sus  vidas 
tu  guante  les  mida  á  dedos. 
Si  estas  finezas  merecen 
en  tu  cielo  algún  agrado, 
serenándose  el  nublado 
que  sus  rayos  entristecen, 
alcance  yo  sin  enojos, 
sin  desdenes,  sin  agravios, 
una  razón  de  tus  labios, 
un  resplandor  de  tus  ojos. 
Y  advierte,  Leonora  mía, 
que  si  con  rigor  pretendes 
helar  mi  fuego,  le  enciendes 
con  más  rebelde  porfía. 
Finge  de  burlas  favores, 
podrá  ser  que  desla  suerte 
más  tibio  llegue  á  quererte 
que  duplicando  rigores, 
porque  en  la  amorosa  escuela, 
la  que  por  sus  cursos  pasa, 
con  hielos  dicen  que  abrasa, 
con  llamas  dicen  que  hiela. 
¿Posible  es,  torpe  homicida, 
que  tu  ciego  frenesí 
ose  á  amar  á  quien  por  ti 
llora  á  su  padre  sin  vida? 
Dame  sepulcro  con  él; 
resga,  tirano,  este  pecho 
y  habrás  á  mis  ruegos  hecho 
una  flneza  cruel, 


una  piedad  rigurosa, 
y  si  mis  siiplicas  sigues, 
una  acción  con  que  me  obligues 
en  la  otra  vida. 
Ismael.  ¡Qué  hermosa! 

La  aurora  de  tu  semblante 
vierte  perlas;  si  enloqueces 
cuando  llorando  amaneces 
cada  aljófar  un  diamante, 
^qué  hicieras  perdido  el  ceño 
con  que  eclipsas  su  arrebol 
amaneciéndome  el  sol 
en  dos  orientes  risueños!* 
Tu  padre  murió  á  mis  manos, 
mas  sírvate  de  consuelo 
que  he  de  conquistar  el  cielo 
vencidos  los  lusitanos. 
Mi  valor  á  cargo  toma, 
si  su  pavimento  piso, 
que  goce  á  Alá  en  su  paraíso 
á  la  diestra  de  Mahoma; 
yo  haré  que  con  él  dispense 
el  haber  cristiano  sido. 

ESCENA  VIII 

Salen  de  moroi  Don  Eoas,  y  Bkito  á  lo  graewto. 
Dichos. 


Brjto. 

EtiAS. 

Brito. 

ECAS. 
BtlITO. 

Ismael. 
BmTO. 


Ismael. 
Egas. 


Bbito. 


Ismael. 
Egas. 

B«rro. 


Héteme  aquí  convertido 
en  morabito  de  Orense, 
engerio  un  gallego  en  moro. 
Ya  sabes  lo  que  has  de  hacer; 
no  le  turbes. 

La  mujer 
que  buscas  es  como  un  oro; 
con  el  mastín  perrcnquea. 
A  buena  ocasión  llegamos, 
si  mis  ardides  logramos. 
Ojalá  orégano  sea. 
^Quién,  sin  avisar  primero, 
se  atreve  á  entrar  donde  estoy? 
Señor,  estafeta  soy 
morisca,  mas  no  arriero, 
ni  en  toda  mi  casta  le  hubo, 
ni  quiera  Dios,  cuando  venga 
con  cartas,  que  ollcio  tenga 
que  el  señor  don  Mahoma  tuvo. 
^Cartas  traes?  Dime  de  quién. 
Este  necio  lo  ha  de  echar 
á  perder;  quiero  llegar. 

{Llégase  á  él.) 

El  Rey  de  Murcia  y  Jaén 
y  el  de  Córdoba  te  escriben. 
SI,  señor;  juntos  están 
con  el  Rey  de  Cordobán 
murciélagos,  porque  viven 
de  comer  uvas  jaénes, 
y  son  tres  reyes  de  bien 
el  murciélago,  el  Jaén 
y  el  cordobán. 

¡Loco  vienes! 
Hase,  gran  señor,  turbado 
y  gasta  siempre  este  humor. 
Humor  gasto;  sí,  señor; 
de  una  huente  que  han  mindado 
que  en  aqueste  brazo  me  abra; 


LAS  QUINAS  D£  PORTUGAL 


Egas. 

Ismael. 

Bbito. 

Ismael. 

Burro. 

Ismael. 

Brito. 

Ismael. 

BniTO. 

Ismael. 
Bbito. 


I&.hael. 
Bbito. 

ISMABL. 

Brito. 
Ismael. 

Brito. 
Ismael. 


Brito. 
Ismael. 

Bkito. 

KoAS. 
BkiTO. 


Ismael. 

liúAS. 
BflITO. 


I^GAS. 


gracias  á  sania  Locía, 

que  casi  casi  no  vía 

por  un  hartazgo  de  cab^a 

que  éste  y  yo  nos  dimos  íoIos, 

V  aun  es  dicha  si  io  alcanzo, 
métomc,  en  vez  de  garbanzo 
loda  una  bola  de  bolos, 

)•  en  lugar  de  hoja  de  hiedra 

traigo  una  resma  de  estraza, 

con  que,  aunque  alfío  me  embaraza. 

puedo  tirar  una  piedra, 

y  her  que  la  salud  asista 

en  los  ojos,  aunque  creyó 

que  cuando  á  su  merced  veyo, 

tengo  muy  bellaca  vista, 

(  \  él  ap.)  Necio,  mira  lo  (lue  diccs. 

(Salada  es  vuestra  razón! 

Tengo  la  sal  de  un  jamón, 

y  cómolos  con  perdices. 

;Las  cartas? 

Helas  aaul.        {násttai.) 
¡Donoso  talle  mostraisl 
Si,  señor. 

^omo  os  llamáisP 
líl  moro  Zaquizamí. 
¿Tan  alto? 

Ed  caramanchones 
empleo  lodo  mi  trato, 
y  vuelto  de  perro  en  gato 
ando  á  caza  de  ratones. 
Lea  vuestra  morería 
para  que  me  vuelva  luego. 
¿No  esperaréis  que  á  este  pliego 
responda? 

Sí,  morería. 
Es  Córdoba  gran  ciudad. 
Sí,  morería. 

Y  su  rey, 
,:no  se  Mama  All  Muley? 
Si,  morería. 

Esperad. 

{Ley'endv  para  si.) 

¿Qué  tiene,  que  está  en  la  cama 
conforme  me  avisa  aquí? 
Sí,  morería. 

Deci: 
¿qué  mal  tiene? 

Se  derrama 
todo  en  mantas  y  en  colchones. 
(Áp.)  ¿Hay  disparate  como  este? 

V  diz  que  es  ramo  de  peste 
la  sarna  con  sabañones, 

V  el  reye  se  rasca  mucho, 
tste  debe  de  ser  loco. 

(4  H  ap.)  Necio,  vete  poco  á  poco 
en  hablar. 

Yo  no  estoy  ducho 
en  esto  de  enfermedades; 
su  morería  perdone. 
{Ap.)  Como  Brito  me  ocasione 
mientras  teje  necedades 
á  que  hable  á  mí  Leonor, 
que  aún  no  me  ha  echado  de  ver, 
comenzaré  á  disponer 
los  ardides  de  mi  amor. 
(A  ft  ap)  Entreténmele,  y  advierte 
que  en  el  Ínterin  hablamos 


BniTO. 
Ismael. 


Brito. 


Umael. 
Brito. 

Ismael. 
Bhito. 


Ismael. 
Bhito. 


Ismael. 
Bbito. 


Ismael. 


Bkto. 

Ismael. 
I'hito. 


Leonor, 


Bwito. 

ECAS. 


Ismael. 


Brito. 


íOÍO 

4 


mi  Leonor  v  yo. 

A  eso  vMn< 

{Abrt  ti  mofOotA 

Dice  Muley  de  esta  suerte: 
(i.et.)  *El  compañero  del 
lleva  es  el  moro  más  sabitfj 
ciencias  de  Astrolofíía,  Mtgij 
turos  contingentes  que  conc 
lo;  cnvioselc  á  vuesira  Alie 
que,  sirviéndose  de  sus  hat 
venza  con  ellas  lo  que  dut^oj 
armas,  porque  el  Conde  de  P| 
tiene  de  su  parte  el  valor  dci' 
lee  eso  res  y  la  fortuna  delotl 
Guarde  Alá  á  vuestra  alteu,( 

Aíuley,  Rey  de  Córdotij 
¡Válgame  Mahoma! 

Y  lleve 
por  siempre  jamás  amén. 

(Mirando  ti    Moro  muy  tttutotOl 

Ven  acá. 

Obedezco  al  ven. 
Mabla  veras. 

Pues  sea  breve,  iv-íraai 
en  hablando  en  joicio, 
iuej^o  me  da  torozón. 
(Hablan    en  $tCftto  Ltooút  y  Ootipl 
¿Quién  es  éste? 

Es  un  ^aróo 
milagro  del  reino  egipcio: 
No  sabe  tanto  el  dimuño; 
cuantos  diabros  el  inñernú 
ahucha  en  su  hucgo  eiereo 
todos  los  tiene  en  el  puño. 
¿Qué  dices? 

Que  sí  le  pruebii 
tien  tales  encantaciones 
que  hará  llover  naterones, 
albaricoques  y  brevas. 
Si  él  me  supiera  ablandar 
el  rigor  de  una  mujer 
que  me  obliga  á  enloquecefj 
yo  le  llegara  á  adorar. 
Si  de  sus  artes  se  fia, 
déla  por  blanda.  ¿Es  aquill 
La  misma. 

Ya  habla  con  -  !«■ 
porque  sus  cuitas  sabi.i. 
verá  cuál  se  la  madura 
jAy,  mi  don  Eg«  Muóisi  i^'^* 
moriré  más  infeliz 
si  inventas  esa  locura; 
no  arriesgues  vida,  que  mimo 
lo  que  mi  temor  recela. 
jNo  ve  cómo  se  le  enmiela? •*'• 
Leonor,  en  balde  reprimo  l'*»^ 
la  paciencia  ni  el  ac«ro. 
Yo  he  de  sacarte  dc  aqui. 
¡Vive  Ali!  que  consegui 
loda  la  dicha  que  e&pcro: 
tan  domesticada  está 
con  él  como  si  los  do> 
fueran  hermanos. 

¡Par  nio«.M 
por  no  decir  por  Ali, 


^                                         JORNADA  SECUNDA                                                         58l       ^^| 

''      que  obrigue  á  una  peña  fríai 

Bbito.       Tened,  el  perro,  por  cierto                        V 

A  que  eche  llamas,  señor. 

que  vos  damos  perro  muerto.   Mp)    ^^H 
l$MÁ£t.     Tú  serías  mi  Mahoma,                        ^^H 

u     «Que  hará  que  me  tenga  amor 

Leonor? 

mí  Alá,  si  me  consintiere                    ^^^| 

Si,  morería. 

que  una  mánu  Ja  bes3>c.                     ^^^M 

L.     Toma  este  anilló  y  cadena.  (Dditlot.) 

Egas.        ílasia  que  el  término  pase,                ^^H 

SI.  morería,  si  tomo. 

nú  es  posible.                                      ^^H 

¿Es  el  engaste  de  promo. 

Bkitú.                           En  seco  bese,                ^^H 

^B  que  pesa  más  que  ell  arena? 
^HCsto  tenemos  trazado 

chero  decir,  desde  ahf,                        ^^H 

que  según  utuim  modernunt                  ^^| 

PP^lQué  buena  suerte  la  ir.ía! 

non  besúbis  incctcrnum.                      ^^H 

L.     ¿Riyóse? 

Ismael.     No  te  entiendo.                                   ^^H 

Sí,  morería; 

Brito.                                 Hablan  ansí                 ^^H 

los  colmillos  ha  mostrado. 

nigromantes  motilones.                             ■ 

Disimula  con  el  moro 

Ismael.     Luego  ¿tú  nigromancia                       ^^fl 

hasta  que  te  libre  de  él. 

estudias?                                             ^^H 

)p.     [Esto  to  dict  rtcio.) 

BttiTO.                    Sí,  morería;                           ^^H 

Merece  mucho  Ismael. 

mire,  do  hay  pares  hay  nones,                S 

L.     <Qué  dijo? 

chero  decir,  que  preñada                     ^^H 

•.                       Que  es  como  un  oro 

una  mujer,  ó  se  muere                        ^^H 

su  merced  en  la  gallardía. 

ó  habrá  pares;  si  pariere,                     ^^H 

^KQue  mucho  Ismael  merece 

y  habrá  nones  que  es  nonada             ^^H 

^f  le  escuché. 

para  vuesa  morería,                             ^^H 

it                        Ansí  me  parece. 

como  no  tempre  pesares                     ^^H 

t.     (Gran  suertel 

aguardándose  dos  pares                     ^^^| 

Si,  morería. 

de  horas,  hasta  el  mediodía,               ^^H 

L.     iQué  apacible  y  que  en  sazón 

que  es  cuando  cesan  los  nones,        ^^H 

habla,  pregunta  y  propone! 

y  toca  á  nona  el  donado;                    ^^H 

1.       Kl  verá  que  se  la  pone 

mas  habiendo  los  dos  dadf<                  ^^| 

más  tierna  que  un  requesón. 

que  en  todos  ios  esquilones                ^^H 

¿Oyes  lo  que  al  moro  pasa 

cuando  dan  dos  dan  un  par^             ^^H 

con  aquel  loco? 

cesan  entonces  azares,                        ^^H 

3R.                            Donoso 

porque,  en  fm,  los  dos  pares,             ^^H 

é  igualmente  provechoso. 

si  no  llegan  á  parar.                       ^^^^ñ 

De  placer  es  esta  casa, 

¿cómo  tienen  de  parir                    ^^^^H 

en  lü  despoblado  está; 

«1  efecto  del  planeta,                     ^^^^H 

para  que  te  saque  de  ella 

ni  comprírse  la  receta                       ^^^| 

fíngele  amor,  Leonor  bellaJ 

de  su  amor?  ^Chérelo  oir?                ^^H 

(Llégase  Ltoüor.al  Rey  muy^  afable.) 

Pues  venga  á  her;  esta  mujer,                 V 

DR.    iMi  reyl 

¿no  es  nones?  Sf.  porque  es  una,            J 

(iw                 ¡Soberano  Alá, 

Y  con  pares  no  hay  ninguna              ^^H 

^'    que  i  oir  tal  he  merecido 

hasta  que  llega  á  parir;                      ^^H 

al  sol  que  el  alma  ofrecí! 

él,  aqueste  moro  y  yo                        ^^H 

).       ¿Mi  rey  dijo?  hétele  el  mi; 

somos  tres,  no  somos  nones;            ^^H 

soberano  Alá  le  he  oído, 

en  esto  no  hay  oprnione^,                  ^^H 

hétele  también  el  la, 

pues  si  el  nones  engendró                  ^^H 

sol  la  llamaste  después: 

la  nonada,  oiga  estus  puntos,            ^^H 

hétele  á  amor  portugués 

hasta  que  lleguen  á  estar                  ^^H 

con  su  re,  mi,fa,  sol,  ¡a. 

hombre  y  mujer  hendo  un  par,        ^^H 

Señor,  yo  que  por  mis  ciencias 

y  no  todos  cuatro  juntos,                 ^^1 

de  tu  amorosa  fatiga. 

si  no  le  ama  sí  se  quejo;                     ^^H 

supe  el  incendio  que  obliga 

pero  vuélvase  después                       ^^H 

á  apacibles  impaciencias. 

que  nones  quedamos  tres,                 ^^H 

vine  á  servirte  de  modo 

Y  como  á  los  tres  mos  deje,              ^^H 

que  ya  es  tuya  Leonor  bella; 

después  de  la  nona  dada,                   ^^H 

pero  si  á  solas  con  ella 

si  vuelve  á  sus  afícíunes                     ^^H 

nos  dejas,  para  que  en  lodo 

ya  se  habrán  ido  los  nones               ^^H 

se  te  rinda  este  diamante, 

y  parará  el  par  en  nada.                     ^^H 
Esto  enseña  la  escretura,                   ^^H 

tu  esperanza  lograrás. 

en  especial  si  me  das 

que  entre  sus  negros  Maclas             ^^H 

por  sola  una  hora  su  guante. 

mordió  el  gigante  Golias,                   ^^H 

que  impide  por  él  el  hado 

Galeno  y  Ñuño  Kasura.                     ^^H 

lo  que  el  arte  facilita, 

Ismael.     Los  principios  de  una  ciencia            ^^H 

porque  sus  efectos  quita 

son  obscuros  de  saber;                      ^^H 

cualquier  favor  violentado.        . 
tL.     Toma  el  guante,  el  alma  loma. 

no  te  he  podido  entender.                  ^^H 

EIcAS.        Pues,  señor,  es  evidencia                   ^^H 

[Ddsclt.) 

todo  cuanto  te  he  explicado,            ^^H 

Leonop. 

ISMAF.L. 

Britü. 

ISMAEL. 


mas  como  son  rudimenlos 
de  nuestros  encantamentos, 
está  su  esitlo  intrincado; 
vuelve  aqui  dentro  un  hora, 
lograréis  gustos  los  dos. 
Querido  Ismael,  adiós. 
Adiós.  (Volveiáste  mora? 
Conforme  huere  el  moral. 
Adiós,  luz  de  mi  esperanza. 


(K^M.) 


Brito. 

Egas. 
Bhitü. 

KüAS. 

PiPlTO. 


Brim- 


MoRO. 

Bpito. 
Ismael. 


Brito. 
Ismael. 

Brito, 

Ismael 


Bhito. 

Is%IAEL. 

Brito. 


ESCENA  IX 

Dichos,  m*no«  el  Moro. 

Si  mora  dice  tardanza, 
vendrá  á  ser  mora,  y  qué  tal. 
Alto,  á  subir  á  caballo. 
No  hay,  si  dos  (i). 

Vendrá  en  mi  gropa; 
yo  Jove,  Leonor  mi  tu  ropa. 
Pues  Galgui  morisco,  adiós. 

(Suben  Utidt  ti  labiado  á  caballo  los 
trts,  ella  á  lat  ancas  del  de  don  Egas,  y 
talen  a  la»  >>oces  del  moro  Ismael  y  oíroi, 
)'  puédalo!  ieguir  á  caballo  y  etcara- 
mu^ar.) 

{Adentro.)  Aprisa,  que  mos  cspia 
un  perro,  y  temo  que  lluevan 
virotazos. 

iQue  nos  llevan 
á  Leonor! 

Sí.  morería. 
Seguildos,  vasallos  mius; 
volad,  cual  vuelan  mis  celos. 
,;Sufriréts,  ingratos  cielos, 
tal  burla? 

Sí,  morerios. 
Corred,  que  queda  abrasada 
el  alma  entre  mis  pasiones. 
Acá  corremos  los  nones, 
y  allá  voi  cupo  nonada, 
i^ocad  al  arma,  africanos,  (m  arma.) 
mis  ejércitos  juntad; 
por  Alá  eterna  deidad 
que  he  de  hacer  en  los  cristianos 
lal  destrozo,  que  no  quede 
memoria  de  su  baptismo. 
De  incendios  soy  un  abismo, 
sufrirme  et  mundo  no  puede; 
abrase  la  llama  mía 
cuanto  el  sol  con  rayos  doma. 
Perrazos.  ¡cola  Mahoma! 
¿Hay  más  mal? 

|Si,  morerial 


Todos, 

AUFSNSO. 


|i>    Así  en  el  original;  pero  deben  los  do>  redu- 
cirse á  un  solo  verso  en  esu  forma; 
EoAf.  A  caballo. 

Brito.  No  hay  sidos. 

EoAS.  La  damt  vendrá  en  mi  gropa,  etc. 


Alfonso-  No  marchen  más,  ha;gtn  «ti 
Hagan  alto. 

Aquestos  son 
los  campos  que  mi  nación 
llama  de  Obrique.  En  el  al 
cerro  que  mi  l  :a 

ciiíe,  y  el  sol  -  lula 

(cuya  cumbre  í>e  i-.nr.uia 
«Caberas  del  ReM»),  meíor 
de  sitio  nuestro  pequeño 
ejercito;  trece  mil 
somos  no  más  contra  H  vil 
ismaelita.  Va  mi  imperio, 
portugueses  valerosos, 
de  suerte  adelante  esta, 
que  el  retirarnos  será 
descrédito.  1-Jn  tan  forzosos 
lances,  contra  tanta  suma 
de  inñeles  como  nos  cerca, 
tal  vez  el  ánimo  merca 
dichjs  que  jamás  consuma 
el  tiempo:  vuestro  consejo 
con  todo  eso  necesito, 
vuestro  valor  solicito; 
cada  cual  es  un  espejo 
de  la  fe  que  defendemos, 
de  la  lama  que  intentamos^. 
Los  capitanes  editamos 
juntos  aqui:  consultemos 
¡o  que  en  tan  preciso  cav> 
cada  uno  siente  y  desea; 
pero  con  tal  que  no  sea 
dar  airas  un  solo  paso. 
Gran  señor:  temeridades 
que  traen  consigo  imposiblí 
causan  desastres  terribles 
y  anuncian  adversidades. 
Cinco  ejércitos  están 
á  nuestra  vista  de  infieles; 
contra  tantos,  ^qué  laureki 
trece  mil  conseguirán? 
De  ducicntos  y  cincuenta 
mil  moros  consta  el  blasfei 
campo,  que  de  extremo  á  ccl 
sumas  que  agotan  su  cuenta, 
cubren  valles  y  collados, 
como  nosotros  nacidos 
en  nuestra  Esp  ■"  ■ 
y  en  guerra  e\ 
veinte  mil  moiv^j  .^  ,-.^ 
ácada  cual  portuguó», 
que  aunque  de  manos  y  pin 
se  la  ataran,  á  la  poca 
gente  que  U  cruz  ampara 
de  tus  leales  vasallos, 
sólo  para  degollallos 
tiempo  y  manos  dos  fialunu 


GoNZAL. 


JORNADA  TERCERA. 


583 


)r«so. 


extiende,  señor,  los  ojos 
por  los  campos,  veres  olis 
moriscas  mas  que  amapolas 
llenos  de  bonetes  rojos; 
tentar  á  Dios  no  es  cordura: 
acometer,  perdición; 
morir,  desesperación; 
buscar  mila¡jros,  locura. 
Todo  tu  ejército  pierde 
el  ánimo,  y  no  me  espanto, 
porque  entre  bárbaro  lanío, 
que  agosta  su  silio  verde, 
cuando  cada  moro  arroje 
sólo  una  flecha  no  rnts, 
^cómo  resistir  podrás 
docientas  mil?  No  te  enojes, 
pues  pides  mi  parecer, 
que  mi  lealtad  te  aconseje 
que  aquesta  empresa  se  deje, 
pues  á  veces  suele  ser 
más  valor  el  retirarse 

8 ue  alcanzar  muchas  victorias. 
liga  Muñiz. 

Si  es  noiúria 
la  pérdida,  el  despeñarse, 
gran  señor,  no  es  valcnlia; 
aguardemos  que  se  ausente 
el  sol,  y  entonces  tu  gente, 
sin  manifestarla  el  día, 
podrá  entrarse  en  Santarén, 
que  si  el  moro  la  cercare, 
lo  que  su  sitio  durare, 
como  avisados  estén 
el  de  Castilla  y  León 
con  el  navarro,  no  hay  duda 
que  vengan  en  nuestra  ayuda 
sin  que  falte  el  de  Aragón; 
y  entonces  á  la  campaña 
podrás  sej;uro  salir, 
y  victorioso  lucir 
la  restauración  de  España. 
Demos  al  tiempo  lugar, 
si  admites  mi  parecer, 
que  e!  dilatar  no  es  temer, 
prudencia,  si,  eJ  conservar. 
Esto  tu  ejército  pide, 
esto  tu  gente  responde, 
Reiirar,  excelso  Conde. 
Retirar. 

Cuando  se  mide 
con  recelos  aparentes 
lo  que  el  temor  dificulta, 
rara  vez  de  la  consulta 
salen  acciones  valientes; 
algo  habernos  de  dejar 
á  la  fortuna,  soldados, 
mas  ya  estáis  determinados 
al  huir  ó  al  retirar; 
déjenme  solo  en  mi  tienda, 
que  otra  consulta  me  falta 
más  tjiil,  cuanto  más  alta. 
Cuando  sus  horrores  tienda 
la  nocturna  obscuridad 
A  jumaros  volveré, 
y  entonces  abrazaré 
lo  que  vuestra  voluntad 
resolviere. 


EüAs.  Gran  señor, 

Santarén  es  una  villa 
inexpugnable. 

Alkonso.  Ksi  silla 

me  acercad. 

Pedho.  Tiempo  mejor 

el  cielo  te  ofrecerá, 

Alfonso.  (^*'^'"''*'i  i 

Dadme  esa  Biblia  y  dejadme  I 
á  solas.  Egas,  cerradme  i 
la  tienda,  í 

Egas.  Cerrada  está.  (Vrfie.^ 


ESCENA  lí 

Qutáatoto  y  astntado  con  la  Biblia  tu  luí  manut. 

ALro.NSo.  A  aconsejarse  con  vos 

mi  fe,  libro  santo,  viene, 
pues  cuanto  en  vos  se  contiene 
lo  escribió  el  dedo  de  Dios. 
Consúltemenos  los  dos, 
que  por  la  parte  que  abriere, 
lo  que  primero  levere 
eso  tengo  de  seguir, 
que  vos  no  sabéis  mentir 
ni  errará  quien  os  creyere. 

{Átrtlay  Itt.) 

*Hi  in  curribus  et  hi  in  equii:  nos 
autem  in  nomine  Domtni  Dci  nostn 
invocabimus.* 

¡Qué  pronóstico,  aunque  breve, 
tan  propicio  á  mi  valor! 
Aliéntame  el  rey  cantor 
en  el  salmo  diez  y  nueve; 
dice  que  el  alarbe  aleve 
y  los  que  nos  desafian, 
en  las  máquinas  se  flan 
de  sus  carros  y  caballos, 
y  en  multitud  de  vasallos 
que  contra  el  baptismo  envian; 
mas  porque  ningún  siniestro 
riesgo  nuestra  dicha  asombre, 
invocaremos  el  nombre 
del  grande  Señor,  Dios  nuestro. 
¡Oh  profeta,  rey,  maestro 
de  la  milicia  mayor, 
vos  nos  quitáis  el  temor, 
nuestras  medras  confíamos 
en  el  nombre  que  invocamos 
de  nuestro  Dios  y  Señor. 

{Lee)  m.Ipsi  obítgali  sunt  €l  cecidC' 
ntnt:  nos  autem  surreximus  et  erecli 
sumus.* 

Prosigue  el  profeta  santo: 
«Ellos  nos  acometieron, 
pero  postrados  cayeron 
entre  el  horror  y  el  espanto; 
nosotros,  que  á  nombre  tanto 
como  el  de  Dios  aplaudimos, 
restaurándonos  vencimos, 
sus  escuadrones  postramos, 
triunfantes  nos  levantamos, 
y  blasfemos  oprimimos.» 

(¿fe)  üiomitie  satvum  f¡ic  regem: 
«xaudt  nos  in  die,  quá  tnvoccvtri- 
mui  te. 


^^584 

LAS  QUINAS  DE  PORTUGAL           ^^^^^^^^H 

^^W 

Remata  «el  salmo  pidiendo 

A  Senaquerib  mtfó 

^^^^H 

que  libre  al  rey  que  le  invoca, 

el  celesliBJ  Paraninfo 

^^^^H 

que  el  corazón  en  la  boca 

ciento  ochenta  y  cinco  mil 

^^^^1 

el  alma  le  está  ofreciendo. 

blasfemos,  como  él  asirios. 

^^^^H 

Yo  desia  suene  lo  entiendo: 

Trecientos  solo*  hebreos 

^^^^H 

que  le  dé  audiencia  en  el  día 

con  Gedeón  su  caudillo, 

^^^H 

que  invocándole  se  fia 

destrozaron  de  .Madián 

^^^^H 

(no  en  las  armas,  que  es  en  vano) 

lus  mnumcralkks  hijos; 

^^^^H 

en  el  nombre  soberano 

la  mandíbula,        '  '    -  :;'io 

^^^H 

de  Jesús  y  de  María; 

del  nazareno  ( 

^^^^H 

que  al  rey  conserve  seguro 

dio  muerte  á  n. ^.^^i. 

^^^H 

T)ide  el  huésped  de  Sión: 

Dios.  Alfonso,  te  es  propicio 

^^^^H 

no  soy  rey  yo,  ni  blasón 

cuando  oigas  dentro  tu  tien< 

^^^^1 

tan  arrogante  procuro, 

el  favorable  sonido 

^^^^H 

Conde  si,  defensa  y  muro 

de  una  campanilla  sacra, 

^^^^H 

de  Portugal,  Dios  su  dueño, 

sala!  espacioso  sitio 

^^^^H 

que  de  lan  preciso  empeño 

de  ese  campo,  alza  los  ojos. 

^^^^H 

tiene  de  sacarme  airoso. 

que  cuando  los  tengas  tijo« 

^^^^m 

(Oh,  cansancio  fasiidiosol 

en  esos  globos  de  estrellas 

^^^^H 

venció  mi  sentido  el  sueño. 

que,  engastadas  en  zafiros. 

^^^^ 

{Duérmese  ) 

rosas  del  [ardin  celeste 
le  sirven  al  sol  de  anillos. 

^^^^|p 

ESCUNA  ni 

verás  lo  que  á  la  experiencia 

^^V       Tocan  c 

t  arma  y  dicen  dentro  los  versns  siguientes 

y  á'tus  venturas  remito. 

^H             salt 

dttputs  GiMALbo  con  el  traie  gue  en  la  cueva. 

.Nn  se  atreve  mi  silencio 

^^B         y  se  ttvanta  Don  Alfonüo  mttlio  despierto  sacando 

á  más  que  esto,  que  no  es  di 

^^1         la  espada,  y  detltnele  GinALDO. 

lenguaje  mortal  y  humano 

^^H 

á  explicar  lo  que  es  divino. 

■       ÜNC. 

(Dentro.) 

Alienta  ¡oh  gran  portuguc>t 
el  pecho,  pues  te  ha  escutt>d< 

^H 

¡Al  arma!  invencible  Alfonso,    , 

^^H 

que  el  ejército  morisco 

la  Omnipotencia  monarca 

^H 

asalta  nuestras  trincheras.          > 

para  que,  en  futuros  siglos. 

^H     Todos. 

lAI  armal 

por  casi  cien  lustros  tengan 

^H     Alfxjnso.                 Nombre  benigno, 

su;  sucesores  invictos 

^H 

nombre  de  Jesús  glorioso, 

el  portugués  soüo  regio. 

^^1 

aceite  en  tierra  vertido 

ellos  ramas,  tú  el  principio. 

^B 

por  la  ingratitud  hebrea. 

Va  tiemblan  de  sus  espadas 

^^B 

siendo  la  cruz  vuestro  olivo, 

la  Etiopia,  jumo  al  .Nilo: 
en  Arabia  el  mar  dermeio: 
en  Asia,  el  Ganges  y  el  Indo. 

^^B 

favoreced  nuestro  celo. 

^H    GiRALnc.  Deienie,  joven  invicto, 

^H 

sosiega  el  pecho  y  repara 

Reinará  tu  descendencia 

^^1 

si  acaso  otra  vez  me  has  visto. 

hasta  parar  en  Filipo, 

^H    Alfonso  ¡Oh  seneciud  milagrosa! 

segundo  en  los  castellanos 

^^1 

¿No  eres  tú  el  que  entre  los  riscos 

y  en  el  portugués  dominio 

^H 

andando  yo  derrotado. 

primero,  el  sabio,  el  prudenti 

^^H 

tesoro  te  hallé  escondido; 

y  tras  él,  el  sanio,  el  pió. 

^^m 

el  que  con  sabios  consejos. 

tercero  en  los  de  este  nombf 

^H 

con  celestiales  avisos. 

heredando  su  apellido. 

^^^^_^ 

mis  pasiones  refrenaste 

con  dos  mundos  á  sus  planli 

^^^H 

despenando  mis  sentidos; 

el  cuarto,  el  grande,  el  temid 

^^^H 

ct  que.  cual  perla  en  la  concha. 

Ksio  te  promete  el  cie'io^^^ 

^^^^H 

en  el  peñascoso  hospicio, 

estu  en  su  nombre  te  dig^^H 

^^^^H 

alma  de  su  obscuro  centro, 

¿quién  se  atreverá  á  lutfHH 

^^^^1 

cerrándote  en  sus  retiros 

si  Dios  es  tu  patrocinio^  (i^«9 

^^^^B 

me  advertiste  ser  en  vano 

1 

^ 

buscarte  hasta  que  el  peligro 

^V 

mayor  ocasión  te  diese 

ESCENA  IV              ^ 

' 

de  volver  á  verme? 

Don  Axro>c««  «»to.      ^^H 

1              GlRALDC 

1.                                El  mismo. 

^^^^H 

^^ 

el  propio  soy,  claro  Alfonso. 

Profetice  viejo,  espera; 

^^H 

Giraldo  fue  mi  apellido, 

alienten  lus  vaticinios 

^^H 

en  la  milicia  estimado 

pechos  que,  aunque  belicosa 

^L 

y  en  los  yermos  reducido. 
No  temas  la  multitud 

lemcn  tan  arduo  conflicto. 
,üh  nombre  si<.               '^bW 

^^^^H 

de  bárbaros,  sí,  iniínilos. 

¡oh  glano  cterr 

^^^^H 

tú  Alcides,  ellos  p¡(;meos, 

ouc  en  Belén,  tasa  uc  ¡  an. 
ae  la  espiga  virgen  quiso 

K 

l«  asaltaren  fementidos. 

JOKNADX 

PHIMEI^A                                                      585        ^^H 

nacer,  para  que  niuricndo 

pelea,  yo  estoy  contigo;                         ^^^| 

en  heredad  del  bapiismo, 

si  á  los  infieles  asaltas,                          ^^^H 

produjese  mieses  lantas 

vencerás  en  nombre  mió.                      ^^^H 

como  la  fe  ampara  hijusl 

Alfonso.  ¡Oh,  serpiente  misteriosa                      ^^^H 

Pan  que  maná  en  el  desierto 

de  aquel  metal  peregrino»                      ^^^H 

tierno,  sabroso  y  melifluo, 

humano,  por  mis  pecados                     ^^^H 

1       fortaleció  cuarenta  años 

si  por  vuestro  ser  divino.                       ^^^H 

el  pueblo  fiel  contra  Kgiplo. 

que  en  el  desierto  de  un  monte            ^^^| 

Pan  que  contra  Jezabeles, 

os  colocan  los  heridos                          ^^^H 

'      viático  en  el  camino 

del  áspid  que  venenoso                          ^^H 

de  Oreb,  alienta  al  profeta 

irritaron  vuestros  vicios!                       ^^^| 

celador  y  palestino: 

|Oh  Juez,  ya  todo  clemencia,               ^^^| 

Pan  panal,  que,  león  primero, 

Que  para  perpetuo  olvido                     ^^^M 
de  las  locuras  humanas,                       ^^^H 

cordero  ya  puro  y  limpio 

de  la  boca  formidable 

aunque  al  mundo  habéis  venido           ^^^H 

para  Sansón  almena  hizo; 

á  residenciar  culpados,                           ^^^H 

1      pan  que  asegura  victorias. 

sois  de  suene  compasivo                      ^^^H 

1      á  Abraham  contra  loscinco 

que  os  echáis  á  las  espaldas                  ^^^| 

reyes  infieles,  que  á  Lot 

la  vara  de  los  castigos!                           ^^^H 

osaron  llevar  captivo, 

¡Oh  pan  que  levanta  el  bieldo               ^^^H 

en  vos  solamente  espero. 

de  la  cruz  en  fe  que  limpio                   ^^^H 

en  vuestro  nombre  confio, 

dice  la  vil  sinagoga                               ^^^| 

en  virtud  vuestra  me  aliento. 

milamus  in  panem  lignum!                  ^^^H 

yo  en  vos  y  vos  conmigo. 

¡Oh  fruto  de  promisiónl                       ^^^H 

(Tocan  dentro  chirimias  y  untt  catnpa- 

pues  en  vos  goza  el  racimo                  ^^^| 

ntHa.) 

de  la  vid  de  ese  madero,                        ^^^H 

¡Ay  cielo!  Esta  es  la  señal 

la  Iglesia  (Moisés  su  tipo),                    ^^^| 

que  el  venerable  me  dijo; 

exprímaos  la  cruz  lagar,                       ^^^H 

salgo  lemblándome  el  alma 

amáseos  la  cruz,  mi  Cristo,                   ^^^| 

al  campo,  aplazado  sitio. 

porque  en  la  mesa  os  gocemos             ^^^| 

iQué  densas  obscuridades 

juntamente  pan  y  vino.                         ^^^| 

al  cielo  entristecen  viudos 

{Losojoftn  tierra.)        ^^^H 

del  sol,  su  esposo,  que  á  medias 

Mas  no,  mi  Dios;  no,  mi  amante;         ^^H 

pane  con  él  luz  y  ^iros! 
Pero,  válgame  su  amparo; 

no,  mi  bien,  no  necesito                       ^^^M 

veros  con  ojos  corpóreos                    ^^^| 

un  rayo  (cuanto  benigno 

mientras  en  la  tierra  vivo;                     ^^^| 

luciente)  sirve  de  Apolo 
¿  sus  cóncavos  jacintos  ( i ); 

dejad  que  mi  fe  os  merezca                 ^^^M 

deseándoos  mis  suspiros,                     ^^^| 

cabellos  de  Ofir  y  Arabia 

creyéndoos  con  mis  afectos,                 ^^^| 

peine  en  e!  aire  dormido 

no  viéndoos  mis  ojos  tibios;               j^^^H 

y  entre  el  ocioso  silencio 

á  vuestro  glorioso  trono                  ^^^^^1 

regocijan  sus  bullicios. 

estas  venturas  remito,                      ^^^^1 

aquí,  mi  Dios,  se  merezca                  ^^^H 

que  allá  os  gozaré  infinito.                   ^^^H 

ESCENA  V 

Cristo.     Alfonso,  alabo  tu  celo.                          ^^^| 
'                    agradezco  tus  servicios.                         ^^^| 

lRú«íc<i  y  sobrt  un  írono  muy  curioio  bajt  un  J 

,  aut  fioea  á  Christo  crucificado,  con  ttk  dtctn-/ 

tus  afectos  me  enamoran,                    ^^^| 

tie  €Stá  advertida^                                             / 

fi ñeras  tuyas  estimo:                            ^^^| 

i 

no  disminuyo  tu  fe,                             ^^^| 

so.  Ya  se  añaden  esplendores 

que  el  haberte  aparecido                       ^^^| 

que  en  su  oriente  cristalino 

en  lacruzcorporalmente                      ^^^| 

perfilan  nubes,  espejos 
cada  cual  un  sol  de  vidrio 

es  por  que,  habiéndome  visto,             ^^^H 

te  fervorice  mi  amor                              ^^^H 

i       sobre  un  querúbico  trono 

tú  y  tu  gente,  y  animosa                      ^^^H 

escabel  de  sus  vestigios; 

postréis  á  mis  enemigos.                       ^^^H 
Buscáronte  tus  vasallos.                             ^H 

ángeles  son  pedestales 

de  un  piadoso  crucifijo. 

si  con  temor  al  principio,                           ^M 

(¿4  capilla  cantt  *Christus  regñat:y 

ya  por  mi  de  esfuerzo  llenos,                     ^H 

lénganse  dt  rodillas.) 

porque  en  sus  pechos  asisto;                      ^M 

Postraos,  alma;  postraos,  cuerpo; 

su  rey  han  de  coronarte                             ^M 

ojos  de  este  objeto  indignos, 

de  [Portugal;  mis  auxilios                           ^M 

reverencialde  humillados. 

son  impulsos  de  esta  acción,                      ^M 

Que  yo  con  la  fe  le  miro, 
p     Alfonso  Enriquez,  no  temas 

no  procures  resistirlos.                                ^M 

Las  armas  que  á  Lusiiania                         ^M 

otorga  mi  amor  propicio,                            ^| 
en  cinco  escudos  celestes                           ^| 

D  otro  maaascriio  dict:  «recinto»». 

han  de  ser  mis  llagas  cinco;                       ^M 

586 


LAS  QflN'AS  DE>6RTTtOAL 


en  forma  de  cruz  se  pongan, 
Y  con  ellas,  en  dislinto 
campo,  los  treinta  dineros 
con  que  el  pueblo  fcinenlido 
me  compró  al  avaro  ingrato, 
que  después,  en  otro  siglo, 
lu  escudu  con  el  Algarbe 
se  orlará  con  sus  cantillos, 

(Desclava  la  mano  diestra  y  riali  la 
bandera  con  tas  armas  que  ha  d*  travr 
uno  de  lo%  án¡rtleí.\ 

Yo  le  las  doy  de  mi  mano, 
>o  con  mi  sangre  te  animo, 
yo  lu  estandarte  cnarbolo, 
yo  victorioso  le  afirmo. 
jAlfonso.  ai  arma!  debela 
¿  un  tiempo  alarbes  y  vicios. 
Reinarás  en  Lusitania, 
)'  eterno  después  conmigo. 

(Mutka,  y  dfsapareet.)^ 

ESCENA  VI 
Ctauos,  mtn«$  «I  Nijlo  qut  hace  dt  Chmsto  cruclJ(eado. 

Alponm.  Mi  Dios,  ^esperanzas  lalesr* 
Tal  favor,  tales  cariños, 
¿qué  no  engendrarán  de  aliemos, 
qué  valor  no,  qué  no  bríos? 
¿Vuién  por  oiro  gusto  os  deja? 
¿(^uién  al  amoroso  silbu 
de  tal  pastor,  tal  amante 
no  pone  al  mundo  en  olvido.^ 

i¿>r  dentro.) 

Toóos.      iArmal 

Alfonso.  Ya  apellidan  mis  soldados 

el  combate. 
>s.  ¡Alfonso  invicto, 

al  arma,  al  acometer! 
iZKi..  ¡Muera  el  bárbaro  morisco! 

ESCENA  Vil 

Salem  todos  los  PonTucresES  que  pudiesen. 
Dow  AuroMso 

PaoRO.     Gran  señor,  toda  tu  gente 
pide  la  batalla  á  gritos: 
cada  cua!  es  un  león; 
si  hasta  aquí  cordero  ha  sido; 
no  los  dejes  entibiar. 
kLroNSo.  (ioy  del  Apóstol  divinu, 
heroico  patrón  de  España. 
de  nuestro  Redentor  primo. 
es  el  día  venturoso; 
su  nacimiento  festivo 
celebra  la  fe  y  la  Iglesia 
lo  mesmo  es  que  su  martirio. 
Tantas  dichas  y  favores 
en  un  día  á  un  tiempo  mismo, 
¿que  victorias  no  prometen? 
Aqueste  estandarte,  amigos, 
estas  armas  consagradas, 

3UC  de  ios  granates  ricus 
e  la  redención  del  hombre 
Eúrpura  eterna  ha  teñido, 
ajó  á  honrar  nuestra  corona 
desde  el  alcázar  implreo; 


E«AS. 


Toóos. 

ÜTROS. 


sus  ángeles  las  pintaron, 
mi  Dios  su  arühce  ha  üáK 
venérenlas  por  má     ¡ 
de  hoy  más  los  fra 
las  barras  aragonesas, 
los  leones  y  castillos; 
eternizarlas  promete 
por  años,  lustros  y  siglos, 
la  omnipotencia  del  cielo: 
quien  nos  las  dio  fué  Dios 
Pues  si  Dios  á  Portugal 
con  armas  ha  enriquecido, 
rey  se  sigue  que  tengamos, 
rey  en  su  nombre  pedimos. 

¡Viva  .Alfonso,  rey  pnmefo 
¡Viva  Alfonso,  rey  inviciol 

{Sube  Doo   Cioazalo  en  ■«  j 
»<intanl«  en  alto.} 

GoNZAL.    Portugueses,  levantalde 
sobre  ese  pavés  conmigo. 

Todos.     ¡Porlugal  por  don  Alfonsol 

Alfonso.  Ni  repugno,  ni  resisto 

porque  sé  que  Dios  lo  ord< 
puesto  que  yo  no  sea  dign 
Portugueses  valerosos, 
alentaos,  apercibios 
para  cuando  nazca  el  sol 
en  brazos  del  alba  niño 
á  envidiar  vuestras  hazaña 

Todos.     ¡Viva  Alfonso  esclarecido! 

Alfonso.  Mi  Dios,  mi  cruciticado, 
¿qué  más  vivir  que  serviré 

ESCENA  VIH 

Sale  BoiTo  de  moro  gracia**. 

Hambriento  de  carne  morí 
el  día  que  nu  la  mato, 
ó  de  engañarla  no  trato, 
ando  mustiu:  á  la  LeonofA 
desemperramos  ayer 
y  con  su  Muñiz  está; 
cercado  el  moro  nos  ba 
celoso  por  la  mujer; 
pues  antes  que  el  sol  los  ri 
aforre  de  su  oropel, 
á  pesar  del  Ismarrel 
me  he  de  almorzar  dos  m< 
Aun  me  vengo  enmahooM 
en  mí  alquicel  y  bonete. 
y  con  el  nombre  de  HAme 
a  su  ejército  he  llegado. 
Dios  me  la  depare  buena, 
que  si  á  dos  ó  tres  engaño 
haremos,  ano,  buen  año 
para  el  almuerzo  y  la  cení 
(ñas,  hételos  á  los  dos 
que  al  cielo  mi  hambre  do 

ESCENA  lA 

Sattn  mi  Alfaqi'Í  /  otra  Moiía.'^ 

Alfxquí.  No  escapará  de  «le  dia 

el  cristiano. 
Moro.  Siendo  vos 


)«BNADA  TEKClCHA                                                                587            ^^H 

morabito  y  alfáqul. 

tecina,  ¿por  qué  se  ofende?                   ^^H 

habráoslu  va  revelado 

¿De  qué  manera  se  entiende                   ^^H 

Mahoma. 

el  lucino  de  Mahoma?                            ^^H 

f.                 De  él  he  alcanzada 

Porque  hay  mucha  distinción,              ^^H 

1     su  destrozo. 

según  lo  que  yo  imagino.                     ^^^M 

i^p)               Perro,  ansí. 

entre  el  jamón  y  el  tocino                    ^^^H 

pues,  estaos  en  ese  lema, 

y  no  niüs  quita'et  jamón                        ^^H' 

que  ambos  me  lo  pagaréis. 

el  que  al  tocino  mos  quita.                     ^^H 

lAh  de  los  moros! 

MoKO.       Pues  ¿no  es  una  carne  propia?              ^^H 

H,                               ¿Quién  es? 
Buzterona  Alá  y  Zalima. 

Britú.       t£sa  es' muy  gentil  gazopia.                     ^^H 

Vamos  andando;  limita                          ^^^M 

{Hace  una  rtvtrtncia  muy  grandt.) 

nueso  profeta  arriero                             ^^^|i 

^Quién  es  vuesa  morería 

todo  manjar  embarazo,                         ^^^| 

que  anda  i  estas  horas  en  vela? 

el  jamón  es  un  pedazo                           ^^^| 

LÍ.  ¿Quién  sois  vos? 

y  el  tocino  es  todo  entero,                     ^^|j 

i                                 Só  centinela 

si  nu,  escochar  la  razón.                         ^^H 

Y  hasta  ahora  he  sido  espía. 
jL  Yo  tengo  por  Alfaqui 

Quien  dice:  compre  un  tocino,              ^^H 

entero  á  llamarle  vino;                           ^^H 

licencia. 

quien  dice:  compre  un  jamón.             ^^H 

No  se  debate, 

dice  un  pedazo,  esto  es  vero,                 ^^H 

1      moro  alfaquin  ó  alf<iyate, 

y  asi  la  ley  de  Mahoma                          ^^H 

1      dése  preito  más  aquí, 

manda  que  nadie  se  coma                     ^^^M 

1      que  ya  mi  enojo  se  apraca 

un  tocino  todo  entero.                           ^^^B 

y  es  josticia  que  os  respete. 

Alfaquí.  Pues  ¿quién  le  había  de  comer             ^^^| 

uí.  ¿Llamáisos? 

^^H 

'                          El  moro  Hamete. 

MoBO.                  Bien  lo  adjetiva.                           ^^^M 

1      ¿Hamete? 

BaiTO.       Mahoma  nunca  nos  priva                     ^^^f 

1                    Hamete  y  Hasaca, 

de  lo  que  es  fácil  de  hacer,                  ^^^H 

porque  he  sido  pirinola. 

mas  de  lo  imposible  si,                        ^^^| 

*ít.  Pues  bien:  ¿qué  nos  queréis? 

que  es  »u  ley  muy  apacible,                ^^^| 

1     Que  penitencia  me  deis 

y  como  es  tan  imposible                     ^^^| 

1      de  una  culpa  que,  aunque  es  sola, 

que  un  tocino  quepa  en  mi                  ^^^1 

'      es  la  tal  culpa  mayor 

todo  entero,  hay  privación                   ^^^1 

1      que  dos  puños. 

del  tocino  y  no  ha  lugar                       ^^^1 

íL                           ¿Contra  Alá? 

en  no  poderse  almorzar                        ^^^| 

Contra  allá  y  contra  acullá, 

lo  menos,  que  es  el  jamón.                   ^^^| 
Pero  dejando  esto  á  un  lado...             ^^^H 

que  soy  grande  pecador. 

uf.  Pues  yo  que  soy  alfaqui 

ALFAQuf.  Vos  blasfemáis  ó  estáis  loco.                ^^^1 

y  el  Alcorán  he  estudiado, 

baiTO.        (Andando  puco  d  poco  hacia  el  vestuario  )           ^M 

si  me  decís  el  pecado 

Vamos  andando  otro  poco;                    ^^H 

sabré  el  remedio. 

el  vino  me  da  coidado,                         ^^H 

,                                 Comí 

que  es  argumento  distinto,                   ^^H 

1      cuatro  libras  de  jamón. 

porque  Mahoma  en  su  estanco            ^^^| 

hjl.  ¿Y  qué  es  jamón? 

no  dijo  tinto  ni  branco.                         ^^^| 

1                                    ¿Qué?  Tocino. 

Alfaqui.  Privónos  del  blanco  y  tinto.                 ^^H 

|il{f  Quitaos  de  alli. 

Bbito.       Si;  mas  para  remediallo                         ^^H 

Lh                             (Escuptn  con  tuco.) 

y  comprir  su  mandamiento,                ^^^| 

^B                        V  más  que  vino 

siempre  queá  beber  me  asiento           ^^^| 

^"con  chorizo,  salchichón 

hago  voto  de  mezclalio,                      ^^H 

y  una  morcilla  por  cabo 

con  que  no  le  ofendo  en  nada              ^^^| 

de  escuadra,  pero  no  fraca, 

ni  hay  en  qué  culparme  pueda,           ^^^^ 

porque  dije,  si  se  saca 

que  si  el  branco  y  tinto  veda               ^^H 

un  cravo  con  otro  cravo. 

no  veda  la  calabriada.                            ^^H 

ya  que  hice  tal  desatino, 

Moro.      ¿Adonde  nos  alejáis                             ^^^H 

porque  Mahoma  se  apraque, 

del  ejército?  ¿Qué  hacéis?                    ^^H 

no  es  mucho  que  también  saque 

Barro.        iEcfia  mano.)                                                    ^^^M 

un  tocino  á  otro  tocino, 

Adonde,  aunque  más  gritéis,               ^^^H 

y  más  que  hubo  vino  y  p^n. 

ninglín  socorro  tengáis.                        ^^H^ 

{Van  andando  to*  trta.) 

Coma  tocino  ó  no  coma,                    ^^H! 

put.  Tal  bebida  y  tal  vocablo 

alfaquin  dell  anticristo,                       ^^^H 

1       el  Alcorán  lo  ha  vedado. 

ó  adorar  en  Jesucristo                         ^^^H 

1.      Si  le  vedó  el  Alcorán, 

y  errenegar  de  Mahoma,                     ^^H 

por  eso  vos  pido  yo 

«    ó  aparejar  el  garguero.                        ^^^| 

el  perdón  por  mi  dinero; 

Alraqu'Í.  Luego,  ¿no  eres  moro?                       ^^^| 

pero  decidme  primero: 

BftITO.                                                    ¿CÓOlO,           ^^H 

Mahoma,  cuando  mandó 

si  almorzándome  un  solomo               ^^H 

al  moro  que  nunca  coma 

me  bautizó  un  uberneror                  ^^H 

L\S  QUINAS  DE  PORTUGAL 


Acabar,  queeslúde  prisa, 

y  alargarme  los  gaznates. 
AlfaqcjI.  Cristiano  soy,  no  me  males. 
Brito.       Pues  quedárseme  en  camisa 

que  soy  ropero  morisco  (i ), 

)  quien  cristiano  ha  de  ser 

cristianas  tien  de  traer 

las  ropas. 
Moro.  ^-Y  éstas? 

Bbito.  Al  cisco. 

Acabemos. 
Alpaquí.  iQue  al  lin  pudo 

burlarnos  un  portuguésl 
Berro.       ¡Ropa  afuera:  acabar,  puesl 
ALFAQuf.  Ya  acabo. 
Moro.  Ya  me  desnudo. 

inesnudándoloi  sACa  Aluno  una  $<rvi- 

lltta  y  en  ttla  un  ptdmo  de  )amútt,  y  al 

otro  una  botella  ¡Una.) 

Bbito.      Hasta  quedar  en  pelota, 

¿Qué  hay  en  este  borujón? 
Un  pedazo  es  de  jamón. 
.Sigan:  ¿y  estotro?"  l'na  bola. 
Pues,  hipócritas,  picaños, 
alcahuetes  de  la  gula, 
¿jamón  y  vino  sin  bula? 
¿SOIS  vosotros  ermitaños? 

(Tráif^aitlo  al  cuello  debajo  de  la  ropa.) 

Buenas  reliquias  al  cuello 

contra  los  rayos  colgáis; 

por  Dios,  si  no  os  bautizáis, 

q^ue  os  he  de  pringar  con  ello. 

h.ntrense  en  esa  bodega 

donde  moros  deposito 

á  quien  ropa  y  vidas  quito, 

que  si  cada  cual  me  ruega 

que  le  deje  cristianado, 

un  tabernero  vecino 

lo  hará,  pues,  bota  y  tocino 

es  tenerlo  más  andado. 

Entrar,  señor  Alfaquin, 

mientras  con  llave  los  cierro.  {Dalet.) 
Alfaqií.  ¡Mahomal 
Bbito.  ¿Qué  dice  el  perro? 

Moro.      ¡Alál 
Brito.  ¿Q^^  &^^^  ^^  mastín? 

Galgos,  entrar  y  chitón,  {Entramt.) 

mientras  hacer  determino 

gorgoritos  con  el  vino, 

pinitos  con  el  jamón. 

(Comt,  t>tbe  y  vate  ) 

ESCENA  X 

Salen  Don  Alfcmso  y  lot  otros  tta:  1'ürti'<>ueses. 
Marc^a. 

Alfonso.  Cumplirlas  obligaciones 

del  alma  en  primer  lugar, 

animosos  portugueses, 

y  alcanzaréis  lo  demás. 
Egas.        Ya  todos,  rey  generoso, 

confesados,  llorado  han, 


(i)    En  el  «cgunüa  inanuicriTo  5(  lee  csic  Tcrso: 
•que  e$t  ropafc  t*  morisco.* 


sus  culpas  y  en  d  coDi^lM 

incruento  del  altar 
han  recreado  las  almas, 
Alfonso.  Pues  en  <e  del  sacro  P»n,| 
sol  que  entre  nubes  se  ab 
ambrosia  celestial, 
cordero  cu  a  r-'    -—'ir, 
amor  que  a  esiéi 

por  viriles  y  _... 
de  ese  candido  cr; 
la  victoria  os  asegui 
dioses  sois  si  ¿  Dios  llevi 

ESCENA  XI 

SateliiMAtt.  con  alfanje  y  adarguj 

Ismael.     Alfonso  desvanecido, 

rey  de  un  instante  no  mi%, 
que  le  coronaste  anoche 
por  que  llegues  á  juntar 
el  laurel  a  tus  cipreses, 
los  gozos  con  el  pesar, 
jqué  esperas  que  no  te  ri^ 
Cercado,  mísero,  estás 
de  trescientos  mil  infantes, 
tigre  hambriento  cada  ci 
no  necesitan  de  Hechas, 
no  de  alfanjes  que  csmal 
en  sangre  que  el  temor 
que  á  soplos  os  matarán. ' 
Yo  mismo  vengo  en  personj 
compasivo  de  tu  edad, 
á  que  uses  de  mi  clemenC 
acción  que  no  hice  jamll 
Dame  á  Leonora  por  du< 
desocupa  á  Portugal, 
niega  la  ley  del  Baptismc 
sigue  la  de  mi  Alcorán, 
casaréte  con  Cclima, 
deuda  mia,  y  poseerás 
á  Jerez  de  Extremadura 
en  dichosa  y  quieta  pac. 

Alfonso.  |0h,  bárbaro  descreído, 
que,  descendiente  de  Agí 
su  esclavitud  es  lu  herer 
pues  ella  lo  fué  de  Abrah 
¿Tú  persuadirme  á  que  ! 
la  secta  torpe  y  bestial 
de  tus  bárbaros  errores, 
de  tu  profeta  infernal? 
Saca  el  frenético  acero, 
que  presto  en  éste  verás 
cuan  poco  le  favorece 
tu  blasfema  impunidad. 

Ismael.     Aguarda,  desvanecídoi 

Mis  alarbe;,  ¿qué  espcril 
Segura  tenéis  la  presa; 
sino  es  que  saben  volar,  _ 
no  se  os  irá  de  las  manosT 
r4l 

Alfonso.  Ea,  héroes  de  Portugal, 
jcierra  España.  Santiagoí 
que  en  su  fiesta  peleáU. 

(feltando  entran;  y  **/«  •< 
leandu.  En»*  contra  loé  Morotj 
se  entra,  luego  1)«A«  l.ev««Cj 
mitmii  lot  drmét.) 


JOPNADA  TERCERA 


589 


fin  Ismael  invencible, 

|Ucvo  sol,  segundo  Alá, 
>mpeiidor  de  Mahoma! 

_  Iquí  de  nuestro  Alcorán; 

que  este  prodigio  dci  cielo, 
I      esie  español  Aníbal. 
■Mste  Ficrcules  portugués 
^Hls  de  bronce. 
1^  Hoy  veofiarán 

mis  enojos  á  mi  padre. 

Canalla  torpe,  esperad 

á  una  mujer  portuguesa, 

porque  á  sus  pies  advirtáis 

que  hay  Semíramis  cristianas, 

que  amazonas  castas  hay, 

que  hav  en  Portugal  Minervas, 
^Prodigios  de  nuestra  edad, 

^^M^í Entras*  tr<:if  lof  Moro*,  y  ia/e  Giral«la 
^^^tltandu  con  el  mismu  Ira  jé.) 

lio.  En  defensa  de  la  cru¿, 

justo  es,  canas,  que  volváis 
al  ya  jubilado  acero, 

M      pues  Dios  aliento  nos  da. 

^^L  (  Vasi  piUando) 


ESCENA  XII 


LFOKMt  con  la  bandera  dttuí  armai  slrm- 

yXion  Eo*í  contra  las  Moro»,  y  <li«(r««e  r>o.N 

titeando  y  también  lr,t  dltmát  Poutugu»- 


1^ 


a,  valiente  Muñiz; 

ca,  valeroso  Páez; 

fuerte  Amaya,  Fría,  Coutiño, 

Viegas  noble,  destrozad, 

romped,  seguid  los  infieles; 

hierba  es  inútil  que  está 

esterilizando  torpe 

la  católica  heredad. 

Segadores  de  la  iglesia 

sois,  su  cizaña  arr-ancad, 

que  Dios,  padre  de  familias, 

os  apercibe  el  jornal. 

pe  sus  llagas  soy  alférez, 
íisto  es  nuestro capirán, 
¡van  con  tanto  caudillo 

as  quinas  de  Portugal! 

(Enlrarnt  ptltando.) 


ESCENA  Xm 
Sate  BniTo  tras  los  Modo*. 


*ullos  con  agraz  por  Julio 
Siz  que  es  sabroso  manjar; 
pues  en  el  temor  sois  pollos 

^jfo  he  de  poner  el  agraz. 

Hvaya  agora  aqueste  grumo. 

^B^  [Daltsy  catnA 

^V  ¡Y  como  que  hay! 

Hendo  buñuelos  de  azufre 
en  el  entresuelo  está. 
Huye  de  este  fiero  lobo. 
Nu  por  ahí,  por  acá: 

iA*ucSillaJiii  los  mrlrtn  la  cu*va.) 
métanse  en  la  ratonera 


Alfonso. 

Todos. 

AuroNso. 

Gonzalo 

Pedro. 


Alfonso. 


donde  los  chero  embolstr 

para  herdellos  baratillo; 

aqueste  se  llama  ¡zasl  íPain.} 

Otj»0.        ¡Alá,  favor! 
Rrito.  Allá  busca, 

pues  por  aquí  van  allá, 

IKnlrant*  jftiíanáo.) 


ESCENA  IV 

Salín  todos  de  marelta. 

Murió  el  blasfemo  Ismael. 
¡Victoria  por  Portugal! 
¡Victoria  por  nuestras  quínasl      i 
Huyendo  los  moros  van.  ' 

Innumerables  han  muerto. 

(Ponrn  la  Ifandera  dt  lat  fufiidt  en  MR 
trofeo  eminente,  y  al  colocar  la  cruf  (o* 
guen  cHirimtas  y  todoi  <e  hincaran  dt  ro~ 
ditlas  cuando  lo  diga  fíoa  Alfaaso.) 
Esas  armas  colocad, 
católicos  portugueses, 
sobre  nuestro  trono  real; 
postrar  todos  las  rodillas.— 
«Cruz  santa  que  al  i.eviatán 
mortífero  nos  rendistes, 
árbol  del  segundo  Adán, 
que  la  fruta  del  primero 
venenosa,  remediáis 
con  ese  engerto  pendiente. 
Dios  eterno,  hombre  mortal, 
llagas  por  mi  bien  abiertas, 
aunque  las  abrió  mi  mal, 
que  hasta  vuestro  corazón 
la  entrada  nos  franqueáis, 
vuestra  ha  sido  esta  victoria; 
triunfad,  mis  llagas,  triunfad, 
y  eternice  en  vuestras  quinas 
sus  blasones  Portugal.» 

{l.einintanse  y  música,) 

Premiemos  ahora,  amigos, 

hazañas  que  el  lauro  os  dan. 

Yo  he  prometido á  la  ctuz 

una  Orden  militar; 

las  aves  que  el  vuelo  alzaron 

cuando  nos  dieron  señal 

de  esta  vitoria  celeste 

también  á  esta  Orden  darán 

nombre  que  no  eclipse  el  tiempo: 

que,  aunque  de  Alcántara  es  ya, 

las  aves  del  vaticinio 

de  Avís  la  han  de  intitular. 

Sed  vos  su  primer  maestre 

su  caudillo  y  capitán, 

valiente  Gonzalo  Viegas, 
Gonzalo. Feliz  si  tus  pies  me  das. 
Alfonso.  A  vos,  que  en  vejez  dichosa, 

(jiraldo,  pronosticáis 

laureles  hoy  conseguidos, 

os  tengo  de  presentar 

para  arzobispo  y  pastor 

Bracar«nse. 
GifiALDo.  Ya  mi  edad... 

Alfonso.  Basta;  harámc  esta  merced 

la  romana  sanildad. 


Sge 


LAS  QUINAS  DE  PORTUGAL 


Gonzalo 
Alfonso. 

Pedro. 
Alfonso. 


ECAS. 

Alfonso 


Gonzalo  Méndez  de  Amay* 

adelantado  será 

mayor,  pues  lo  es  en  sus  hechos, 

del  reino  de  Portugal. 

Siglos  en  vez  de  años  cuentes. 

A  vos  también,  Pedro  Páez, 

mi  alférez  mayor  os  nombro. 

Premio  es  de  lu  mano  real. 

Déle  á  don  Egas  Muñiz 

por  ámame  y  por  leal, 

Leonor,  la  mano  de  esposa, 

puei  es  de  mi  casa  ya 

caballerizo  mayor. 

Llegó  mi  felicidad 

á  lo  sumo  dei  deseo. 
.  Y  á  doña  Klvira  Gualtar, 

un  tiempo  amoroso  hechizo 

de  mis  años,  mejorar 

«.upo  afectos  religiosa, 
Teresa  y  Urraca  están 
á  mi  cargo  y  son  mis  hijas; 
la  primera  casará 
con  don  Fernando  Martínez, 
Marte  en  guerra,  Numaen  paz, 
siendo  señor  de  Braganza, 
y  la  segunda  tendrá 
«I  noble  don  Pedro  Alfonso 
de  V legas,  nuevo  Anibal, 
por  consorte  esposo  y  dueño. 
Ya  surca  Matilde  el  mar, 
bella  infanta  de  Saboya, 
para  que  pueda  reinar, 
como  mi  esposa  en  mi  pecho, 
como  sol  en  Portugal. 

ESCENA  XV 


Sale  BniTO.— Dichos. 

BitiTO.      Vengan  á  la  almoneda. 

Airosso.  ¡Britol 

hm-TO.  ¿Cherenme  comprar 

para  agujetas  de  perro. 

porque  sino  rabiarán. 

una  hacina  de  moriKOsi* 
Alfonso.  ¿Haslos  muerto  tú? 
Brito.  Verá: 


s«  soy  m  'tno. 

¿quien  U'  ^--  maltr?] 

Alfonso.  Doyte  por  cada  .:¿beza 

cien  cruzados. 
Brito.  Pues  cruzan 

y  vayan  grande  con  chjco, 

hételos  adonde  están, 

(Descubre  uh  montón  demor 
iinc/S  iotre  otrot  rn  difevtnttti 

Alfonso.  Cobarde  valiente  fuiste, 
mayores  premios  tendrií. 
De  tu  aldea  eres  señor. 

Brito.       Pues  no  me  pienso  casar. 

Alfonso.  Vamos  al  templo  celeste, 
á  la  mesa  del  Maná, 
á  las  aras  del  Cordero, 
al  convite  del  altar, 
donde  entre  puroN  viriles 
la  fe  nos  muestra  al  lsa*o 
de  su  padre  sacrificio, 
del  mundo  felicidad; 
csntarále  esta  victoria 

himnos  dulces  en  la  paz.     

pues  han  triunfado  en  la  g(5w 
Las  Quinas  de  PurtugaL 

Todo  lo  historial  de  esta  comedia  se  hi 
cado  con  puntualidad  verdadera  de  mo¿ 
autores,  ansí  portugueses  como  caíidiij 
especialmente  del  Epitome  de  .Manuel  def] 
y  Sousa,  parte  3.\  cap.  i.  en  la  «"^*^ 
mero  Conde  de  Portugal,  pág.  33i>:  fl^-" 
que,  y  cap.  ii,  en  la  del  primer  Rej 
lugal  D.  Alfonso  Knriqucz.  pág.  .*' 
lolUT»;  ítem  del  librillo  eo  latín  int 
i>era  regum  Portugaliae  Genealogi 
tor,  Duarte  Núñcz,  lurisconsulto.  i 
Enrico  portugaliae  comité,  fol.  a  tí.i 
Aifonso  primo  Portugaliae  regcfó^ 
esto  y  todo  lo  que  además  de  ellO' 
esta  representación  se  roñe,  con  so  ll 
los  pies  de  la  Santa  .Madre  Iglesia  y  al  il 
censura  de  lo  que  con  caridad  j  sufioml 
enmendaren. 

En  Madrid  á  8  de  Marzo  de  :638. , 
El  Maestro  Fr;iv  Gabri 


BELLACO  SOIS,  GÓMEZ 


PERSO  N  AS 


Do^k  Ana. 
boceguillas. 
Don  Gbbgorio. 
montilla.. 
Tres  Cocheros. 
Tres  Estudiantes. 


Doña.  Petronila. 
Don  Francisco. 
Un  Alguacil. 
Dos  GiRCHETES* 
Melchoka. 


ACTO  PRIMERO 


ESCENA  PRIMERA 

ía  Ama,  de  hombrt.  como  dt  camino,  Cun  la 
t  S*.ñ  Juan  al  ptcnOf  y  BocKauii.i.Ai,  gra' 

Esta  es  la  venta  maldita 
que  intitulan  de  Viveros, 
con  su  alameda,  que  enana, 
ha  sido  á  tanto  suceso 
otra  selva  de  aventuras. 
Aquí  tienen  su  colegio 
los  grajos  de  esta  comarca, 
cuyos  pollos  ios  venteros 
bautizan  en  palominos; 
y  á  todo  escolar  hambriento 
le  dan  grajuna  ñambre 
en  lugar  de  perro  muerto; 
aqui  cuantos  se  cnsoianan 
se  matriculan  primero; 
en  toda  dama  bullaque 
lodo  jácaro  cochero; 
aqui,  en  ñn,  si  hacemos  noche, 
le  espera,  cuando  cenemos, 
vino  del  .Monte  Calvario, 
pan  como  un  veintidoseno, 
rocín-ternera  en  adobo, 
barbo,  esto  si,  jarameño, 
corto  mantel  de  la  .Mancha, 
pie  de  taza  por  salero, 
y,  en  llegando  el  lanío  monta, 
aceitunas  de  reniegos. 


Ana.         [A y,  francesas  hosieriasl 
BocKc.      Dicen  que  e)  rico  avariento 

fué  de  Francia. 
Ana.  Anda,  borracho. 

Pilatos,  si. 
BocEG.  .Soy  un  necio. 

(Dtntru  vocts  y  rifia.) 

EsT.  I."     jAqui  de  lodo  el  Alcarria! 
CocH.  I.*  I  Aqui  del  cochisla  gremio! 

,;Ramos?  ,;Garrancho?  ¿Palomo? 

¿Juan  el  Zurdo?  ¿Gil  el  Tuerto? 
Ana.         ¿Por  qué  serán  estos  gritos? 


ESCENA  II 

■'iaUn  con  terciados  tres  EsTusMKTRt,  con  gifer»t 
ir*s  CocHSKos,  y  MonriLLA,  con  daga,  riH*nd». — 
DichiH. 


BoCEG. 


Ana. 


BoCEG. 
EST.   1." 
CoCH.  I.* 


EST. 


Pendencia  es,  sin  duda,  en  cueros, 

vel  jarros,  pan  cotidiano 

de  sopistas  y  cocheros; 

calla  y  verás  maravillas. 

Pues  aquí  nos  retiremos, 

que  gusto  de  carambolas 

semejantes. 

Toma  puesto. 
¡Fuera  dije! 

¡Vive  Cristol 
jTéngase  todo  gifero, 
todo  gorrista  terciado, 
todo  bribón  de  convento! 
|EI  codillo  ha  sido  burro 
á  pagar  de  mi  dinerol 
Pues  repÓDgal«. 


BELLACO  SOIS,  COMEZ 


COCII.  2.' 


MONTILL. 

Grecoh. 

KST.   I." 

Grcgor. 
EsT.  a." 
Gregüp. 

MOSTILI.. 


MoNTiLL.  ¿Qué  llama 

reponer,  aunque  sobre  eso? 

EsT.  1."     No  hay  sobre  eso  ó  sobre  esotro; 
yo  soy  )ucz  y  lo  sentencio. 

MoNTiLU.  Aunque  lo  sentencien  cuantos 
aran  v  cavan. 


ESCENA    III 

Salt  DoM  GtiBGOMio.  —  Dicuoi. 

¿Qué  es  esto, 
Monlilla?  Pues  tú  alborotas 
la  venta. 

Quieren  con  fieros, 
porcionistas  y  arrcmulas, 
meternos  aqui  los  dedos 
por  los  ojos. 

A  él  le  digo 
tenga  un  poco  de  respeto, 
que  aquí  toda  es  gente  honrada. 
¿Quién  lo  niega? 

^Por  qué  es  ello? 
No  es  más  que  por  treinta  cuartos. 
¿De  qué  los  debe? 

Del  juego. 
¿A  qué  jugabas? 

Al  hombre, 
y  oi^a  vuested  si  los  debo. 
So  era  postre;  salió  un  cinco 
de  bastos;  róbele  en  premio 
de  que  me  entró  el  as  garrote, 
el  rey,  Ja  sota  y,  con  ellos, 
el  tres,  que  hacen  cinco  triunfos; 
báldeme  de  copas  luego, 
porque  ya  lo  estaba  de  oros; 
los  otros  dos  compañeros 
casi  lodos  carta  blanca 
pasaban:  pero, soberbio 
et  que  era  mano,  se  hizo  hombre 
cuando  se  vio,  escuche  el  cuento, 
con  la  trinca  coronada, 
malilla,  espada  y  tras  éstos, 
otros  dos  con  el  caballo 
y  el  as  de  oros.  Dijo:  «Empiezo»; 
sacó  el  rey  doblón,  ahorquéle; 
el  cinco  de  espadas  juego; 
atraviesa  el  socio  un  triunfo 
con  que  el  hombre  sin  remedio 
se  halló  de  otro  rey  baldado; 
lo  mismo  fué  el  rey  tercero, 
de  copas,  que  imitó  á  Judas, 
ahorcado  de  pie  de  perro: 
vuélvole  por  las  espadas, 
que  se  llevó  sin  remedio 
el  tal  hombre,  atravesando 
entonces  los  cuatro  leños; 
triunfa  con  la  espada;  sirvo 
con  el  cinco:  hago  lo  mcsmo 
con  la  sota,  i  la  malilla, 
y  quedóse  el  pobre  güero 
con  solo  un  triunfo  á  caballo. 
mas  con  el  rey  s«  le  pesco; 
vióse  el  dicho  con  tres  bazas, 
con  un  par  los  compañeros, 
yo  con  tres,  y  faltaba  una 
ian  solamente.  Aqui  es  ello. 


Enséñeles  en  la  maní 
para  rematar  el  pleitd 
por  última  cartí»  el  bi 
Dicen,  pues  porque  me  meto, 
habiéndole  visto  todos       jáJ 
en  la  baraja  y  no  le  echo  ^H 
en  la  mesa,  que  fué  burro*^^ 
que  el  codillo  por  él  pierdo 
y  que  reponga  !aj)olla. 
¿Sentenciara  tal  uayfcros? 

EsT.  a.**    Sentenciáralo  una  muía. 

MoNTiLL.  ¿Por  qué? 

HsT.  I.'  Porque  dio  rtcthi 

de  que  jugó  con    ' 
y,  la  décima,  ene  i 

debajo  del  basto.  quisO  ^H 
darnos  papilla,  con  miedo^| 
de  que,  echando  los  dos  naipn 
en  la  tabla,  y  manifiesto 
el  burro,  no  le  pagase. 

GttEuOR.    Ahora,  amigos,  chico  pie 
sirva  por  mi  este  doblón 
de  montante. 

EsT.  1."  iCaballero! 

¡De  veinticinco  quilatesl 
jPor  Crisiol 

CocH.  a.*  Eche  acá  esos  hu» 

que  es  muy  honrado  el  .M< 
y  esta  pendencia  mójeme  " 

MoNTiLi,.  Yo,  por  mi. 

EsT.  I ."  Pues,  yo,  por  i 

CocH.  2."  Chala,  saca  vino  y  queso. 
EsT.  2."     I  Víctor  el  dona  pecuniaíf 

j  Víctor  el  accipe  argeniti 
CocH.  I.'  Victor  también  en  rom*n< 

[Vive  el  coime! 
EsT.  T.'  ¿No  bebem< 

{[ÍHtranM*  EatuilikitiM  ^( 


ESCENA  IV 
Dichos,  menat  ittoi 

Boceo.     En  estacadas  vinosas 
no  hay  otras  leyes 
más  de  que,  herido 
ponga  la  sangre  un  pelU 

Ana.  Boceguillas,  mal  aliño 

en  la  dicha  venia  vemos  i 

Eara  pedir  gollerías, 
una  hace. 
Boceo.  ¿Y  es  barro  dj 

Ana.         Pues  alto  de  aqui.  ¡A  er 
GaEGOR.   ¿Vais  á  Madrid,  cabakl«r<] 
Ana.         Voy;  muy  á  vuestro  seri 
Grec.or.    Si  desde  aqui  á  allá  merexcc 
aliviaros  lo  penoso 
de  la  soledad,  lo  mcsmo 
quisiera  excusar  con  rus. 
Ana.         Interesado  Iu  acepto. 
Grccor.   ¿De  dónde  venís? 
Ana.  De  Ital 

y  Ñapóles,  por  lo  incac 
¿Y  vos? 


^                                                          ACTO  PRIMERO 

^^^M 

3R.                 DeCalatayud 

Ana. 

¿Cómo  dijisies?                    ^^^^| 

agora;  aunque  ha  poco  tiempo 

Gpegor. 

Toledo  y  Leiva  soy.                          ^^^| 

que  milité  en  Lombardis. 

Ana. 

(Ap.)  iCielost  ^^M 
¿Qué  es  lo  que  o\go>(A  í/  )Origmano       ■ 

lOh!  pues,  siendo  ansí,  tendremos, 

para  tres  leguas  que  faltan, 

sois  de  España;  pero  deudos               ^^H 

gustoso  entretenimiento. 

en  Ñapóles,  generosos,                      ^^^H 

Ea:  no  hay  sino  picar. 

conozco  yo  que,  herederos                ^^^H 

ÍR.   Sufrios  un  poco  y  cenemos: 

de  aquel  don  Antonio,  pasmo           ^^^h 

En  venta  y  con  tanta  bulla 

de  Francia,  por  quien  vio  preso         ^^^| 

hallaréis  mal  aparejo. 

el  Alcázar  de  Madrid                           ^^^| 

OR.    Yo  traigo  lo  que  nos  baste 

al  Valois  de  más  esfuer20,                 ^^^M 

para  tomar  un  refresco. 

se  juzgan  ya  italianos.  ^^^| 
Uno,  don  Gómez,  soy  de  ésos:          ^^H 

¡Monlilla!  dentro  ese  bosque, 

Ghegor. 

que  más  parece  bosquejo, 

más  que  noble,  venturoso,                 ^^H 

cenaremos  sin  ruido; 

si  serviros  á  vos  puedo.                      ^^H 

busca  el  sitio  más  á  cuento 

Ana. 

Besóos  las  manos;  querría,                       ^M 

y  más  libre  de  embarazos. 

en  fe  de  lo  que  ya  os  debo,                 ^^H 

y  en  él  la  cena  prevennos. 

que  algún  buen  hado  me  trujo         ^^^| 

rtLL.  A  registrar  las  bizaras 

á  este  sitio  á  conoceros,                      ^^^| 

Toy  como  un  lebrel. 

saber  de  vos  cierta  cosa.                    ^^^f 

DR.                                      Traemos 

Grkgor. 

Llave  tenéis  de  mi  pecho,                   ^^^H 

con  cuatro  frascos  de  vidrio, 

basta  ser  Avalos  vos.                         ^^^| 

agua,  vino  y  nieve  en  ellos, 

Ana. 

La  mano  otra  vez  os  beso.                ^^^1 

un  corcho  de  Zaragoza 

Gpegop. 

Es  para  mí  ese  apellido                      ^^^M 

que,  empegado  por  de  dentro 

^H 

y  de  baqueta  el  ropaje, 

Ana. 

Y  viene  con  eso                         ^^^| 

juzgo  que  no  echaréis  menos 

lo  que  yo  he  de  preguntaros.             ^^H 

cantimploras  cortesanas. 

GftKGOR. 

Decid,  pues,  que  estoy  suspenso.       ^^H 

1        Son  prevenciones  de  cuerdo. 

Ana. 

Para  más  claras  noticias,                    ^^H 

|©R.    Acompáñale  un  jamón 

don  Gregorio,  lo  primero                   ^^H 

de  Molina,  y  os  prometo 

que  supongo  es  que  en  Milán            ^^^| 

que  á  Rute  y  las  Algarrobillas 

servicios  de  vuestro  acero                  ^^^| 

se  las  apuesta. 

os  granjearon  las  plazas                    ^^^H 

Os  lo  creo. 

más  honradas,  y,  ascendiendo           ^^^| 

DR.    Cocióse  éste  en  vino  blanco. 

)or  ellos,  fuistes  dos  años  ^M 
^laese  de  Campo  de  un  tercio            ^^H 

^^  clavos,  canela,  romero. 

^B^y  está  tierno  como  un  agua, 
^y  Me  aplico  mucho  á  lo  tierno. 

de  española  infantería.                         ^^^^ 

¿No  es  ansí?                                       ^^H 

Rw.   Vitela  ó  ternera  en  pan, 

Gregoa. 

Estáis  en  lo  cierto.          ^^| 

del  mismo  modo  un  conejo 

Ana. 

Lo  segundo  que  supongo                   ^^H 

y  una  caja  para  postre. 

es  que,  mediando  ambos  deudos,        ^^H 

Lo  dulce  es  lindo:  Laiis  Leo, 

pretendistcs  desposaros                            H 

OR.   Anda,  pues,  y  date  prisa. 

en  Ñapóles  ese  tiempo,  ^^H 
sin  haberla  jamás  visto,                     ^^^| 

Ayúdale  tú. 

G.                         Para  eso 

con  una  dama,  que  os  puedo             ^^^| 

hallárame  lodo  rumbo 

afirmar  que  en  lo  virtuoso                 ^^^| 

haldas  en  cinta. 

fué  el  prodigio  de  aquel  reino.           ^^^| 

Acabemos. 

Doña  Ana  Dávalos  tuvo                     ^^^| 

^^m                                              (Vanse  los  dos.) 

por  nombre,  que  ya  recelo  ^^^^ 
que  desaires  no  ajustados  ^^^| 
á  vuestros  nobles  empeños                 ^^^| 

^m             ESCENA  V 

la  tienen  sin  nombre  y  vida.               ^^^| 

^^^      Do.^A  Ama  y  Doi»  Crkgorio. 

Gregor. 

Sentirialo  en  extremo,  ^^^H 
que  es  doña  Ana  el  soldé  Italia;          ^^^| 

DR.   ¿Es  vuestro  nombre? 

pero  mejor  lo  hará  el  cielo.               ^^^| 

Don  Gómez 

Ana. 

Ahora,  pues,  que  confesasles            ^^^| 

Dávalos. 

todos  estos  presupuestos,                   ^^^| 

DR.                  La  que  en  el  pecho 

decidme:  ¿con  qué  motivo,                 ^^H 

noblemente  os  califica 

habiéndola,  en  nombre  vuestro,        ^^^| 

abona  blasones  vuestros. 

dado  la  mano  de  esposo,                     ^^H 

Nací  en  Ñapóles.  Mis  padres 

ausente  vos,  un  tercero,                         ^M 

de  Rui  López  descendieron, 

rehusasles  ejecuciones                  '^^^^l 

el  que  en  Castilla  á  validos 
dejo  lástimas  y  ejemplos. 

en  cosa  de  tanto  peso,                   ^^^^H 

desacreditando  fácil                        ^^^^H 

Pero  jcómo  os  llamáis  vos? 
OB.    Don  Gregorio  de  Toledo 

• 

la  fe  vucsira  y  su  respeto?                       ^M 

Pues  si  os  admitió  doña  Ana,             ^^^ñ 

y  Lciva. 

no  por  amor,  que,  sin  veros,             ^^H 

COMEDIAS  DE  TIRSO  DE  MOLINA. — TOMO  ti 

^ 

^H 

^^^s^ 

BELLACO  SOIS,  tíOME^^^^^^^^^^^^^B 

^^^ 

mal  pudiera  enamorarse. 

en  beldades  de  años  licrnoí 

^^^^b 

sino  obediente  á  consejos 

su  inclinación  adulaban. 

^^^^^^^_^ 

de  canas,  por  quien  se  rige, 

sino  en  el  bridón  travieso. 

^^^^^^^k 

todos  cuantos  se  los  dieron 

con  la  escopeta  y  el  dardo. 

^^^^^^B 

á  instancia  vuestra,  agraviados, 

persiguiendo  al  lobo,  al  de 

^^^^^^B 

no  juzgan  vuestro  desprecio 

al  jabalí,  al  gamo,  al  oso, 

^^^^^^^H 

menos  que  con  causa  mucha. 

discurrir  bosques  y  ccm». 

^^^^^^H 

Y  el  escándalo,  que  ciego 

volar  la  garza,  U  grulla. 

^^^^^^^1 

echa  siempre  á  la  peor  parle 

malar  la  perdiz  al  vuelo; 

^^^^^^^H 

con  cualquiera  fundamento, 

hojear  en  la  quietud 

^^^^^^^1 

en  desdoro  de  doña  Ana, 

de  las  tinieblas  cuadernos 

^^^^^^H 

osa  eclipsar  el  espejo 

filósofos,  comentarlos, 

^^^^^^^^p 

más  claro  que  vio  la  corte 

soltarles  los  argumentos 

^^^^^^^ 

napolitana. 

y,  hecha  academia  su  casa. 

^H^Grbuoh. 

Di  reos. 

las  noches  de  los  inviernos. 

^^^K 

ya  que  como  consanguíneo 

en  disputas  semejantes 

^^^^^^ 

tan  de  parle  suya  os  veo, 

hurlar  las  horas  al  sueño. 

^^^^^^^B 

ires  suficientes  motivos 

Yo,  que  imaginaba  entono 

^^^^^^^b 

con  que  quedéis  satisfecho, 

ser  marido  de  un  sujeto 

^^^^^^^ 

V  yo,  con  vos,  disculpado. 

proporcionado  á  los  nudos 

^^1 

Kscuchad. 

del  fecundo  sacramento. 

^V 

^Tres  por  lo  menos 

rehusé  esposa  que  usurpas 

^^1 

^ulicicnies,  Don  Oregorioi* 

las  acciones  á  su  dueño. 

^^L 

Decid,  decid. 

y  con  mujer  para  tanto 

^H       Gkc«op- 

E\  primero. 

juzgué  el  tálamo  molesto. 

^^1 

y  que  es  más  considerable. 

Salióme  á  esta  coyuntura. 

^^H 

fué  el  saber  los  galanteos, 

en  la  corte  de  estos  reinos, 

^H 

después  que  por  otra  mano 

el  lance  más  venturoso 

^H 

me  vi  en  sus  coyundas  preso, 

que  pude  pedir  al  cielo, 

^^^^^^^^ 

del  marqués  Pompeyo  Ursino, 

porque  doña  Petronila 

^^^^^^K 

siendo  relator  él  mesmo, 

Leiva  y  Osorio,  que  á  emp 

^^^^^^^H 

que  vino  á  ver  nuestro  campo. 

de  amistad  con  un  tio  suji' 

^^^^^^H 

de  favores  que  excedieron 

añade  el  del  parentesco. 

^^^^^^^B 

permisiones  cortesanas, 

le  hereda  en  un  mayorazp 

^^^^^^Hr 

y  aunque  muchas  veces  celos 

cuantioso;  y  agora  el  viejc 

^^^^^^H 

en  quien  ama  perdidoso, 

castellano  de  Milán 

^^^^V^ 

suelen  alargar  el  freno 

la  enriquece  en  su  gobiern 

^^^^^M 

á  la  pasión  destemplada. 

este,  que  es  íntimo  mío. 

^^^^m 

y  está  indiciado  Pompeyo, 

ha  sazonado  deseos 

^^^^H 

como  mozo,  en  esta  parle 

de  que  me  acerque  á  su  S4 

^^^^B 

más  que  debiera,  no  es  cuerdo 

con  vinculo  más  csirechO| 

^^^^1 

quien  ignora  que  en  los  puntos 

persuadiendo  á  su  sobrina 

^^^^^B 

del  honor  siempre  valieron, 

lazos  que  alegren  mi  cuell 

^^^^H 

si  hav  indicios  opinables, 

al  tálamo,  ya  aceptado. 

^^^^B 

más  ios  dichos  que  los  hechos. 

V,  en  fin,  el  ultimo  pliego. 

^^^RAna- 

^•Pompeyo  favorecido 

ia  posesión  me  asegura 
con  un  retrato  tan  bello 

^^^^^K 

lamás  de  doña  Ana^ 

^^^^■GnEuuR. 

Aquesto 

que,  cuando  á  costa  del  ai 

^^^^B 

nic  afirmó  no  una  vez  sola. 

míenla  el  pincel  lisonjero. 

^^^^B 

Servios,  para  que  demos 

no  la  opinión,  no  la  famo^ 

^^^^B^ 

tin  á  cuentos  tan  pesados, 

que  es,  don  Gómez,  ia  qu< 

^^^^^^^H 

no  interrumpir  los  progresos 

y  me  la  pinta  el  milaRro 
<ie  .NUdrid.  Voy,  en  eícto. 

^^^^^^^H 

que  me  mandáis  que  os  resuma. 

^^^^A»k. 

Proseguidlos,  que,  si  puedo. 

á  llamarme  esposo  suyo; 

^^m 

me  templaré  lo  que  duren. 

pues  siendo  vos  un  discrd 

^H        Grecíoh. 

Yo,  pues,  no  á  su  amor  sujeto, 

tendréis  estos  tres  moUvoi 

^H^ 

como  ni  esa  dama  al  mió, 

por  suficientes.  Cenemos, 

^^^^_ 

pues,  como  advertís,  sin  vernos 

Avv.          Tiene  más  dificultades 

^^^^h 

fuera  difícil  amarnos, 

la  cena,  que  ya  no  acep(0| 

^^^^^H 

y  las  sospechas  tras  esto, 

de  lo  que  habéis  vos  juzga 

^^^^H 

de  lo  referido  tuve 

y  en  ella  el  plato  primero 

^^^^^H 

noticia  de  que,  saliendo 

ha  de  ser  reconveniros. 

^^^^B 

de  la  esfera  esa  señora 

en  los  desalumbr  i 

^^^^^t 

que  piden  las  de  su  sexo, 

indignos  de  vucsir,^        ..  :, 

^^^^^L 

no  bastidores,  no  agujas, 

con  que  avergonzaros  pid 

^^^^^^r- 

no  estrados  nobles  y  quicios, 

intimaréoslus  ahora. 

L 

nu  galas,  común  hechizo 

estéis  ó  no  estéis  atento. 

ACTO  PRIMERO 


595 


Dios  sabe,  en  acabando, 
juicn  cenará  ó  no;  yo  vengo 
lesde  Malta  en  vuestra  busca, 
donde,  aunqe  mozo,  año  y  medio 
cumplí  con  obligaciones 
del  hábito  que  profeso. 
Dona  Ana  fué  hermana  mía. 
¡Doña  Ana!  Eso  no,  que  tengo 
certidumbre  que  eila  sola 
nació  en  su  casa. 

Ksio  es  cierto, 
y  falsa  esa  certidumbre; 
el  mucho  amor  que  la  debo, 
^porque  heredase  á  mis  padres, 
me  obligó  á  la  cruz  que  al  pecho 
el  yugo  excluye  amoroso; 
baste  lo  dicho  en  cuanto  esto, 
y  en  lo  demás  escuchadme, 
veréis  cuan  sin  fundamento 
estriban  vuestros  engaños 
en  los  motivos  propuestos. 
Pompeyo  Ursino,  que  supo 
la  fama  que  en  menosprecio 
de  mi  hermana  publicasies, 
y  del  debido  respecto 
que  se  debe  á  tai  Trsino, 
añrma  con  juramento, 
no  sólo  que  no  os  ha  hablado 
en  su  vida  acerca  de  esto, 
más  que  nunca  el  competiros 
le  pasó  por  pensamiento; 
porque,  sin  tener  noticia 
de  mi  hermana,  otros  empleos 
á  su  amor  proporcionados 
le  llevaron  los  afectos; 
sobre  el  caso  os  desafía 
en  una  carta  que  dejo 
en  la  maleta,  y  no  sé 
sí  habrá  de  dárosla  tiempo; 
veis  aquí  el  primer  motivo, 
contra  vos  tan  manifiesto, 
que  en  lugar  de  acreditaros 
os  añade  vituperios; 
como  también  el  segundo, 
porque  en  Italia  no  es  nuevo: 
las  mujeres  de  alta  sanare 
desmentir  ocios  molestos 
en  la  caza  y  en  los  libros, 
porque  de  pocas  sabemos, 
de  las  prendas  de  mi  hermana, 

2ue  no  alcancen,  cuando  menos, 
entender  letras  latinas 
y  ejercer  por  pasatiempo 
ya  el  cañón,  que  imita  al  rayo; 
31a  el  venablo  y  ya  el  acero. ' 
No  privó  Dios  á  las  laleb 
los  ejercicios  honestos 
de  las  letras  y  las  armas 
si  discurrir  por  ejemplos 
sólo  (entre  fas  maldiciones 
que  en  el  delicio  primero 
echó  á  la  primera  madre) 
fué  el  sujetarla  al  imperio 
del  varón,  consorte  suyo; 
y  sé  yo  que  este  precepto 
nadie  con  vos  le  guardara 
cual  mi  hermana,  á  ser  su  dueño. 


Luego  viene  á  reducirse 

en  el  motivo  tercero 

todo  cuanto  caviloso 

en  los  dos  habéis  propuesto. 

Y  este  también,  veldo  vos, 

más  parece  liscal  vuestro 

que  agente  en  vuestras  disculpas; 

porque  si,  como  os  concedo, 

el  no  haber  visto  á  mi  hermana 

fué  causa  que  los  incendios 

de  su  amor  no  os  abrasasen, 

ausente  en  Milán,  ^qué  fuego 

amoroso  os  dio  sus  alas 

para  que.  volando  á  tiento 

á  ver  vuestra  Petronila, 

os  hechizase  tan  presto? 

Diréis  que  el  verla  en  retrato. 

Diré  yo  lo  que  vos  mesmo: 

que  son  flojos  incentivos 

los  pinceles  y  los  lienzos; 

el  mayorazgo  en  la  corte, 

el  interés  avariento. 

Sor  más  que  aleguéis  excusas, 
izo  vuestro  amor  logrero. 

Ya  mi  hermana,  don  Gregorio, 

murió.  Ya  pide  en  el  ciclo 

satisfacción  de  su  agravio; 

y  yo,  que  en  su  nombre  quedo 

bucesor  de  sus  injurias, 

por  ella  y  por  mí  pretendo 

acreditar  sus  desdoros, 

probándoos  no  lo  haber  hecho 

según  las  obligaciones 

que  á  toda  mujer  debieron 

conservándoles  la  fama 

los  nobles  y  caballeros. 

Desnudad  la  espada  aKora, 

que  en  la  justicia  que  alego, 

(Sácala  Uoña  Aaa.) 

fio  que  iréis  á  cenar 

al  otro  mundo.  Ea... 
Greoor.  Templo, 

rapaz,  en  fe  de  mis  años. 

vuestros  mozos  desacierlus 

por  los  pocos,  aún  nt;  abriles, 

que  precipitáis  soberbio. 

Andad  con  Dios  á  la  corte 

y  en  ella  me  poned  pleito: 

iráos  mejor  con  letrados 

que  aquí  con  armas  y  fierus. 
Ana.         i  Don  Gregoriol  [Don  Gregorio! 

Si  acostumbrado  á  desprecios 

con  bellezas  de  mi  sangre 

presumís  hacer  lo  mesmo 

con  los  Avalos,  varones, 

engañáisos.  |V¡ve  el  cielo, 

si  no  sacáis  la  cuchilla^ 

que  os  matel 
Greüor.  Escarmenlaréos  (.sácd/«.y 

con.ella,comoáunmuchacho.(iuürii ) , 

ESCENA  VI 

Sait  BtPCE'.i'ii  I  4».  Entrante  tos  (iox  acu€liiliantto  y 
tuiffU  sale  Doña  Ana  tnvainanJo 

BocEü.      iFuera  dije!  ¿<jaé  es  aquesto? 
Greüor.   iJesiis!  ¡Muerto  soy! 


Boceo.  Ahorróse 

d«  Avícenas  y  Galenos. 

iPara  lamo,  y  tan  lampiño! 
Ana,         Su  soberbia  es  quien  le  ha  muerto. 

Métele  en  esa  espesura, 

no  den  con  él  al  encuentro, 

y  enfrena  á  prisa. 
BocEG.  {Bien  dichol 

que  la  bulla  de  allá  dentro, 

entre  la  laza  y  los  naipes, 

guarda  á  esta  hazaña  el  silencio. 

Acógele  '.ú  entretanto. 
Ana.         Junto  á  la  Puente  le  espero.  CVoíf ) 
Bor.EG.      Desmentiremos  caminos 

echando  hacia  Paracuellos.  (>'<»*< ) 


ESCENA  Vil 

Saltn  DofiA  Petronila  y  Don  Francisco. 

Petron.    Diéraos  los  brazos  yo  agora, 
en  albricias  de  la  vida 

2ue  juzgaba  en  vos  perdida, 
ser  de  ellos  tan  señora 
como  otras  veces. 

Fbanc.  Pues  ¿quién 

los  brazos  os  enajena.** 

Petron.    Quien,  porque  puede,  me  ordena 
que  á  nuevo  dueño  se  den. 
Toda  la  corle  ha  creído 
que  en  Tarragona  os  mataron. 

F^ANC.      Si  envidiosos  desearon 

que  lo  hiciese  vuestro  olvido, 

gracias,  mi  señora,  á  Dios, 

vivo  vuelvo,  á  que  podáis, 

con  las  nuevas  que  me  dais, 

matarme  de  celos  vos. 

Si  del  modo  que  os  oí 

más  de  una  vez,  me  hospedara 

vuestro  pecho,  conservara 

las  linezisqueos  creí, 

y  el  alma,  que  no  se  inclina, 

si  bien  quiere,  á  falsedades, 

pronosticara  verdades 

por  la  pane  de  divina 

que  tiene;  echárame  menos 

y.  adelantándoos  enojos, 

00  os  consintiera  los  ojos 

lan  alegres  y  serenos. 

Vos,  si,  me  matáis  de  veras, 

no  asaltos,  tiros  ni  balas. 

Pbtpon.   De  las  nuevas,  cuando  malas, 
siempre  se  creen  las  primeras; 
las  que  tuvimos  de  vos 
fueron  de  que  os  habian  muerto; 
quíseos  bien,  sabéis  que  es  cieno; 
pero  no  estando  los  dos 
desposados,  si  exteriores 
demonstracioncs  hiciera, 
motivo  á  malicias  diera 
de  atentos  censuradores. 
Venís  vivo.  jDiosos  guardel 
Falsas  nuevas  desmentís; 
pero,  aunque  vivo  venís. 

Fiara  amarme  venís  larde. 
Ume  casado  en  Milán 
mi  tío;  acepié  el  contrato; 


KOfV 


"i 


sustituyóme  un  retratoí 
es  nobíe,  es  rico,  es  ^alte. 
Juzgóle  ya  tan  cercano, 
que,  si  en  la  corte  no  esii, 
brevemenie  llegará 
á  ejecutarme  en  la  mano. 
Ved,  pues,  si  es  lance  forxc 
cumplir  esta  obligación: 
vos  muerto  en  la  estimación, 
y  él  de  próximo  mi  esposo. 
Franc.      Gustosa  habéis  enviudado 
en  la  voluntad  primera, 
pues  el  medio  año  siquiera 
el  luto  no  habéis  guardado^ 
Muchos  añosos  gozad, 
ya  que  en  vos  mi  amor  expu 
que  quien  me  mató  en  menUra 
hará  que  salga  verdad. 
Poraue,  volviéndome  loco 
los  oesengaños  que  escucho, 
no  harán  en  matarme  mucho 
si  en  fingirlo  hicieron  poce 

Petron.    Oid,  don  Francisco,  otd. 

Esperad,  que  la  templanu 
logra  tal  vez  su  esperanza;^ 
dejad  que  llegue  á  Madrid 
el  tal  vuestro  opositor, 
y  ambos  á  dos  litigad, 
que  siempre  es  la  voluniadj 
tibia  sin  competidor. 
Alegue  el  en  su  derecho 
la  acción  que  le  da  mi  lio; 
que  libre  está  mi  albedrío 
confesándoos  que,  en  mi 
antes  que  á  él  os  dló  lugar 
quíseos  bien,  y  al  forastero' 
ni  le  aborrezco  ni  quiero, 
porque  sin  ver  no  hay  amí 
Luego  hasta  aquí  prcfenif 
estáis  en  la  antelación 
de  mi  primera  afición, 
y  retiraros  vencido, 
cuando  con  ventajas  tantas 
podéis  litigar,  sería 
desairosa  cobardía. 

Franc.     i Ay,  Petronila,  que  encanl 
y  enamoras  con  rigoresl 
¿Quién  de  ti  pudo  creer 
que  en  mi  ofensa  hab'a  de  bw 
pleito  tu  amor  de  acreedocoí ; 

ESCENA  Yin 
Sale  Melciiora.  —  Di 

MeLCM.     Esta  carta  con  su  porte 
me  dio  un  mozo  para  ti. 
iJesúsl  ¿Don  Francisco  aaol? 
¿Vivo,  sano  y  en  la  cortcr 
¡Válgame  Dios,  y  qué  susto 
me  hadado  vuesa  mcsté. 

Franc.     Vivo  no.  que  mal  podr¿ 
vivir  si  mata  un  disgusio. 
Sano  tampoco,  Melchorafj 
pues  en  la  cama  cai 
del  desengaño;  mas  ü 


idcH 
tas 


ACTO   PRIMERO 


$97 


en  la  corte,  que  cada  hora 
mud&  amantes  como  galas. 
tCM.     Llorado  le  hemos  las  dos 

más  de  un  mes.  Líbrenos  Dios 
de  nuevas  que  son  tan  malas. 
{Apartt.)  \Si  fuese  de  don  Gregorio 
la  lal  cana! 

En  buena  fe 
que  csia  noche  le  soñé 
que  estaba  en  el  Purgatorio. 
No  hay  muerte  como  una  ausencia, 

tues  que  las  vidas  aparta. 
o  que  contiene  esta  cana 
veré  con  vuestra  licencia,  (.\trtla.) 
Será  del  dueño  felice 
que  va  tan  cerca  esperáis. 
¡Adiósl 
fRON.  No  quiero  que  os  vais; 

escuchalda,  que  asi  dice: 
(Lee.)  «Don  Gregorio,  mi  señor, 
que  iba  á  serviros  y  i  veros, 
en  la  venta  de  Viveros, 
según  nos  dice  el  doctor, 
dará  fin  triste  á  su  amor; 
porque  de  una  leve  herida 
está  al  Laus  Deo  de  la  vida 
y  ya  el  aliento  le  falta, 
biósela  un  capón  de  Malta 
que  sobra  para  homicida.  {Asusias*.) 
Tómanle  la  sangre  aquí 
V  el  dinero;  llevaráse 
a  Rejas  y  cuídaráse 
de  su  cuerpo  y  alma  allí; 
corre  la  cuenta  por  mi 
de  dárosla;  un- pasajero 
es  de  aquesta  el  mensajero, 
por  cuya  prisa  concluyo; 
Montilla.  lacayo  suyo, 
y  de  hoy  más  vuestro  escudero.» 
¡Válgame  Dios,  qué  desgracia! 
No  la  tengo  por  tal  yo. 
Ni  el  que  la  carta  escribió, 
que,  á  fe  que  estaba  de  gracia. 
¿Qué  haremos,  Melchora,  en  esto? 
Sea  mentira  ó  sea  verdad, 
el  caso  C6  de  calidad, 
que  en  virtud  de  él  te  amonesto 
vayas  á  Rejas  al  punto, 
j  Y  si  éste  algún  cómo  fuese? 
Dado  que  asi  sucediese, 
ó  le  hallásemos  difunto, 
lucirá  más  la  fíneza 
de  quien  dueño  le  aguardaba. 

¡Que  este  susto  me  esperaba! 
Cuando  por  ellos  empieza 
amor  y  se  muestra  arisco 
dicen  que  después  se  deja 
ensillar. 

¿Qué  me  aconseja 

en  lal  caso  don  Francisco? 

Mi  amor,  que  no  vais  allá; 

I  que  sí,  mi  cortesía, 
a  vuestra,  desde  este  día, 
en  mi  estimación  tendrá 
el  abono  que  merece. 
iQué  cuerdo  y  qué  generoso! 
kHC     Scri  el  ir  con  vos  forzoso, 


rnoN. 

ILCH. 


pTRON. 
ILCII. 


por  lo  que  un  camino  ofrece. 
Petpon.    Tan  obligada  lo  acepto 

como  habéis  de  hallar  después. 

ESCENA  IX 

Sale  DoÜA  Ana,  d*  hombre,  alborotada.— 1>k»q%. 

Ana.         ¡Señores!  si  es  interés 

de  nobles,  que  en  un  aprieto 
fortuito  y  peligroso 
se  socorra  á  un  desgraciadu, 
á  un  hombre  la  muerte  ht;  dado 
contra  mi  honor  alevoso; 
viene  tras  mí  la  justicia 
y  en  sus  manos  casi  estoy; 
amparadme,  pues  os  doy 
de  mis  des^racias  noticia. 

Petron.    Entraos  en  ese  aposento.  {Éntrate,) 
Otra  desdicha,  Melchora. 

Mklch.     Vienen  á  pares  cada  hora. 

Petbo.n.    Ciérrale  en  él  a!  momento. 

Franc.     Alabo  vuestra  piedad. 

Petron.    |Qué  mozo  es  el  delincuente! 

Franc.      Siempre  el  agravio  es  valiente 
y  suple  cualquiera  edad. 

ESCENA  X 
Salen  un  Alguacil  y  tres  E>bihros,— Diouos. 

Alg.         Aquí  entró.  .No  hay  escaparse. 
Prtron.    ¿ETn  mí  casa  la  justicia? 

Señores;  ¿qué  es  esio? 
Alg.  Casos 

que  forzosamente  obligan 

á  no  mirar  en  respectos; 

vuesas  mercedes  me  digan 

dónde  un  mozo  se  escondió, 

de  un  caballero  homicida, 

que  en  la  venta  de  Viveros 

será  milagro  que  viva. 

¡Ay,  cielos!  ¿Quién  es  el  muerto? 

Si  su  desgracia  os  lastima, 

el  herido  es  don  Gregorio 

de  Leyva  Toledo  y  Silva. 

]Desdichada  de  mi!  Que  ese 

que  decís  á  ser  venia 

mi  esposo  desde  Milán. 
Alü.  Vengad,  pues,  vuestra  desdicha 

manifestándome  al  reo. 
Petron.    (•■t  ^^on  Francisco  y  d  Melchor*,  quedo.\  i 

¡Pluguiera  á  Dios!  Nadie  diga 

que  sabe  de  él. 
Ai.G.  ¿Dónde  está? 

Petron.    No  ha  entrado  aquí;  que  la  vida 

diera  )^o  por  la  venganza 

de  tal  insulto. 
Alg.  La  vista 

no  es  posible  que  se  engañe; 

por  aquestas  puertas  mismas 

entró,  huyendo  de  nosotros. 
Melcm.     Debió  de  subirse  arriba 

ó  esconderse  tras  la  puerta. 
pETao.s.    Los  cuartos  altos  habita 

un  conde;  búsqucnle  en  ellos; 

aue  yo  prometo  en  albricias 
e  su  prisión  un  diamante. 


Petron. 

At.G. 


Petron. 


REI.LA.CO  SOIS, 


Ato.         Será,  pues,  cosa  precisa 
regislrar  loda  esta  casa, 
ya  que,  por  ser  compasiva, 
sois  cruel  con  vuestro  esposo. 

Pt-TPON.    Perdonóos  esa  malicia; 

mas  mirad  que  á  la  en  que  estáis 
se  le  guardan  coriesias 

Al  (i.  No  es  agora  tiempo  de  ellas. 

Suban  al  cuarto  de  aniba 
y  examinen  sus  rincones, 

{Vanst  dos.) 

entretanto  que  registra 
mi  vista  todo  este  cuarto  (i). 
MüLCir.     {Ap.)  El  pobrecito  peligra. 

(  Abren  la  puerla  por  donde  entró  floñ» 
Ana,  y  éniranse  el  Alguacil,  Mclchora  y 
il  Esbirro.} 

Khan'c.      No  hará  tal  viviendo  yo; 

que  quien  los  estorbos  quila 
á  mi  amor,  y  impide  celos, 
mi  amistad  y  espada  obliga. 

Petbon.   Don  Francisco,  ¿estáis  en  vos?* 
¡Teneos! 

Franc.  Doña  Petronila: 

ú  he  de  morir  ó  librarle. 


ESCENA  XI 

Salen  Melciioiu  )' Doña  Aha  dt  mujer  con  un  sere- 
ntrii  tn  la  cd^«{d— Dichos. 

Mei.cii.     Siempre  ol  mal  se  multiplica. 
Ana.  |Masla  mi  cama  dos  hombres! 

lEsio  ha  de  sufrirse,  prima! 

¿Y  en  casa  vuestra? 
Petron.  ^ué  es  esio? 

Mrlch.     Disfraces  por  tropelía. 

(Anáa  el  Aguacil  entrando  y  satiendo, 
como  que  busca  al  reo.) 

Asa.         ¿Tenéis  tan  poca  conñanza 
de  lo  que  mi  honor  estima 
su  crédito,  que  las  noches 
que  al  reposo  me  retiran 
me  echáis  la  llave  vos  propia, 
y  hasta  las  once  del  dia 
no  consentís  que  me  vea 
el  sol,  con  no  ser  su  ninfa; 
y  cuando  á  dormir  la  siesta 
me  encierro,  medio  vestida, 
dais  en  mi  aposento  entrada 
ádos  hombres? 

Fi»ANC.  La  justicia 

tiene  licencia,  señora. 

Rara  tales  demasías, 
o  os  asustéis,  que  no  es  nada. 

(.A  Doña  Petronila.) 

Suplicóte  que  prosigas 
con  esta  ñcción  sabrosa; 
pues  es  la  persona  digna, 
que  la  inventó,  por  su  ingenio, 
de  todo  amparo  y  estima- 


(t)    Este  verso  y  el  anterior  te  hallan  al  margenen 
•uaiituciÓQ  de  otros  tachado*  que  decían: 
«AuiUACiL.  Entre  conmigo  Valdivia, 

Abran  esta  puerta. 
Mblch.  i  Ay,  ciel04t»  «fe. 


Ana.  ¡JUiíicia  crí" 

¡Válgame  Dios.  qucd( 
Pues  ,;qué  ha  '  ' 

Pftron.    ¡(Jué  cansada  iíilhhui  i¿i 
Ya  te  han  dicho  que  no  es 
Éntrate  allá. 


ESCENA  XII 

Safen  los  4oi  E»aritKof.— tncjioa. 

Ai.G.  I."  No  hay  quien  dig 

cosa  en  casa  de  provecho. 
No  he  perdonado  oficina, 
pieza,  jardín,  cofre,  poxo. 
hasta  la  caballeriza, 
hasta  debajo  las  camas; 
pues  jpor  Dios!  que  no  aluc| 
mis  ojos,  y  que  le  vieron 
entrar  por  aquí. 

Ai.o,  2.»  Allá  arriba 

todos  se  hacen  ignorantes; 
si  bien  una  berberisca, 
esclavü  en  el  apariencia, 
no  sé  que  pasos  afirma 
que  sintió  en  los  corredor 
como  de  quien  huye  á  priii 
pero  piensa  que  jugaban 
algunos  de  la  familia. 

Alo.  i.°    Saltaría  á  esotra  casa. 

AuG.  a."    Es  sin  duda. 

Pktho-v.  No  le  diga 

tercera  vez  que  allá  te  cfltre 
Acabemos  ya. 

Ana.  iQué  esquird^ 

Ya  recetarás  que  el  Conde, 
á  titulo  de  visita, 
me  ha  de  robar  con  los  ojc 
pues  sosiégúese  tu  envidia 
y  acaba  ya  de  casarte 
con  él,  sin  que  me  persistas. 
Pues  todo  se  cae  en  cas* 
y  en  esotro  cuarto  habtt«, 
ven  tij  á  tocarme,  Melchora.<r 

Melch.     Sazonado  hermalrodita, 

jquien  le  revdó  mi  nombre? 

Alo.         Hecho  habernos  exquisitas 
diligencias,  aunque  en  vano. 
Perdonad,  señora  mía; 
que  en  ministerios  como  tt\ 
no  cumple  quien  no  avcrtg 


ESCENA  XIU 
DofiA  PemoNiLA  y  Don  FitAnctt 

Petron.    ¿Gistes  vos  en  novela 

por  sazonada,  aplaudida, 
suceso  á  éste  semejante? 

Franc.     La  necesidad  afila 

los  aceros  al  ingenio, 
y  el  riesgo  le  sutiliza 
desenvoltura  agradable. 


■ 

ACTO  PRIMERCl                                                                 699           ^M 

PtON. 

Cuando  debiera,  ofendida. 

ansí  mi  desvalimiento,                      ^^^H 

r 

aborrecerle,  me  alegro 

mi  esperanza  resucita.                       '^^^l 

[ 

viendo  que  por  mi  se  libra. 

PETaoN.    ^Quién  os  dijo  á  vos  que  un  conde        ^H 

Inc. 

Yo,  á  lo  menos,  seré  ingrato 

sobre  estas  piezas  habita,                        ^M 

f 

si,  con  la  hacienda  y  la  vida, 

y  el  nombre  de  esa  criada?                     ^H 

1 

desde  hoy  más  no  le  agradezco 

Ana.         ¿Quién,  mi  señora?  Vos  misma        ^^^B 

1 

medras  de  su  bizarría. 

al  alguacil,  deslumhrando                ^^^H 

L 

Llamémosle:  mas  él  sale. 

violencias  de  su  pesquisa,                 ^^^H 
y  mandando  que  Melchora.             ^^^H 
hasta  en  aquesto  advenida,             ^^^H 

ESCENA  XIV 

con  llave  me  asegurase.                   ^^^H 

IJOÜA 

Am,  tfe  mujtr,  y  Mblchora— Dimos. 

Prran.s.    Decís  bien;  pero  me  adit^iía              ^^^H 
que  os  vistiesedes  tan  presto,            ^^^H 

i. 

Si  plunnas  no  os  eternizan, 

y  que  cuando  lo  examina                  ^^^1 
todo  el  interés,  pues  siempre            ^^^H 

si  no  os  celebran,  señora. 

por  la  fénix  de  Caslilta. 

dicen  que  es  lince  en  la  vista,          ^^^H 

no  hay  conocimiento  en  ella, 

no  reparase  en  la  ropa                      ^^^H 

ni  en  mí,  desde  aqueste  día. 

que  os  quitasies.                               ^^^H 

, 

sangre  que  noble  me  llame, 

Ana.                                   Mal  podía,              ^^H 

fe  que,  como  esclava,  os  sirva 

si  me  la  puse  debajo;                         ^^^| 

si,  ingrato  á  tantas  mercedes, 

cerróme  el  temor  y  prisa                   ^^^| 

toida  el  alma  no  os  dedica, 

en  esa  cuadra,  hallé  en  ella             ^^^H 

la  voluntad,  la  memoria. 

ropa,  jubón  y  basquina:                   ^^^H 

el  aliento  que  respira. 

esta  curiosa  toalla                            ^^^H 

los  pensamientos  que  engendra 

las  almohadas  cubría,                    ^^^^| 

WON. 

y  las  potencias  que  anima.- 

que  haciéndola  serenero,            ^^^^^H 

So  os  quiero  empeñado  tanto. 

los  ministerios  duplica;               ^^^^^H 

que  á  mí  propia  me  debía 

sirvió  la  capa  de  enaguns;                ^^^^| 

el  socorro  que  aqui  hallasles 

acomodé  luego  encima                      ^^^H 

y  me  le  pago  á  mi  misma, 

lo  femenil,  y  al  sombrero                ^^^H 

si  bien  tiene  circunstancias. 

un  clavo  tras  las  cortinas                 ^^^| 

K. 

Melchora  me  dio  noticia 

de  la  cama;  espada  y  daga               ^^^1 

de  ellas,  y  sé  que  de  Italia 

también  escriipulos  quitan,            ^^H 

caminaba  el  que  venía 

durmiendo  entre  los  colchonesi       ^^^M 

á  intitularos  su  prenda; 

revuelvo  sábanas  limpias                ^^^H 

mas,  si  no  desacreditan 

entre  la  colcha  y  frazadas               ^^^H 

la  verdad  enemistades. 

de  manera  que  atestiguan                ^^^H 

creed  que  no  os  merecía 

que  me  levantaba  entonces;             ^^^H 

y  que,  en  N'ápoles  casado, 

entra  la  turba  ministra,                   ^^^M 

debéis  estar  á  la  herida 

asiisiome  a  lo  dunccllo                   ^^^H 

que  le  dieron  mis  ofensas 

salgo,  si  descolorida                              ^H 

de  algún  modo  agradecida. 

ó  no  del  tal  sobresalto                     ^^^M 

Sabréis  el  por  qué  á  su  tiempo. 

lo3  que  lo  vieron  lo  digan.              ^^^M 

INC. 

¿Qué  mejor  que  ésle?  Decilda    . 

y  quedo  libre  y  sin  costas             ^^^H 

mucho  de  eso,  ilustre  joven; 

prr  vos,  señora  divina,                   ^^^^| 

proseguid  siquiera  en  cifra. 

V  por  este  caballero.                        ^^^^| 
Ya  la  noche  nos  avisa                    ^^^^| 

desempeñaréis  deseos 

que  no  ha  mucho  se  ofrecían 

que  restituya  disfraces;                  ^^^^| 

por  vos  á  cualquiera  lance. 
Tendré  el  serviros  á  dicha. 

sácame,  Melchora  amiga,               ^^^H 

\X. 

O'apúrtUa.)    ^M 

TRON. 

Quédese  eso  por  agora; 

sombrero,  daga  y  espada,                     ^M 

que  estimo  en  más  vuestra  vida 
que  esa  relación,  no  obstante 

que  apenas  dará'la  risa                           ^H 

í  Dtsnuiia  ti  trajt  dt  mu/rr.)    ^H 

del  alba  mañana  al  campo                    ^1 

lo  que  me  importad  oírla; 
mirad  que  aquí  corréis  riesgo. 

ios  gajes  que  le  matizan,                        H 

lA. 

Siendo  vos  la  imagen  mía 

cuando  volveré  gozoso                          ^H 

del  socorro,  no  osará 

á  haceros  una  visita.                              ^H 

ofenderla  la  justicia. 

(Qutiio  tn   cutrpo,  la  capa  Como  faldt*    ^H 
tlin,  outt<  pon»  frt   lu  lugar ;  y  thnt  ln    ^H 
Cru^  at  San  Juan  en  tila.)                                ^H 

Pktron.    Cumplidlo  ansí,  que  hasta  entonc«S    ^M 
tengo  de  ju/gar  prolija                  ^^^H 
la                                                    ^^^H 

Fpanc.                    [Üué  airoso  mozol           ^^^H 

ÍTRON. 
lA. 

¡Qué  bien  el  traje  os  asienta! 
Si  yo  ignorara  el  enigma, 
iqué  de  celos  fulminara 
de  vosl 

Basta,  que  fulminan 

rayos,  señora,  esos  ojos 

que  agradezco,  mientras  miran 

8  este  caballero  afables. 

Petron.   iQuó  agradable  bizarría!                ^^^1 

Melcii.     Todo  10  escondido  traigo.             ^^^H 

(Melchora  con  lo  ^ue  pidió,  y  póittula  ^H 

ANC 

1 

Si  los  vuestros  patrocinan 

DoA*  An».)                                                          ^H 

^^^^^000 

BELLACO  SOIS,  g6mE2                             ^^^^^H 

^^m 

Venga.  Favorable  prima, 

y  todas  á  costa  mía,    ^^^ 

^^H 

adiós.  Caballero,  adiós. 

¿cómo  pueden  ser  en  vano 

^^m       Pktron. 

¿Volveréis? 

si,  mientras  á  verk  vais. 

^^1 

Por  una  vida 

y  á  un  enfermo  salud  dai] 
le  quitáis  la  vida  i  un  itn 

^^H 

enlre  los  dos  empeñada.      (Va$*.) 

^H       FrAnc. 

¿Y  qué  ha  de  haber  de  partida 

Pbtbon.    Don  Gómez:  las  cortéiías 

^^H 

é  Rejas? 

precisas  no  son  amorei. 

^^B        Petron. 

Dormir  sobre  ello, 

Ana.          Vos  mal  lograréis  las  llore 

■ 

que  agora  esioy  indecisa. 

de  mis  ya  abreviados  dias, 
Petron.   Vino  á  casarse  conmigo 
no  menos  que  de  Milán; 

^^1 

^^1 

es  mi  deudo,  ¿qué  dirán 

■ 

ACTO  SEGUNDO 

si  de  mi  sangre  desdigo.* 
|Ay,  don  Gómez!  nunca  ( 
t*ktA  ca^A  n«  enseñara* 

^1 

Ó,  ya  que  en  ella  os  librara. 

H 

ESCENA  PRIMERA 

nunca  yo  pusiera  en  vos 
los  ojos  que  lastimarse 

^^^^^  DofíA  Ama 

^4i  titudiantt  bizarro,  y  DoñA  Pktiiomla. 

supieron,  para  encenderse,  ^ 
pues  les  dio  el  compadectf 

^^^^PAna. 

Todo  cuanio  he  referido 

motivos  de  desvel«rse; 

^^^^^ 

es  infalible  verdad. 

de  mi  piedad  os  valLstes, 

^H^       Petkon. 

^Hombre  de  tal  falsedad 

nunca  el  cielo  permitiera 

^^H 

pretende  ser  mi  marido? 
No  lo  permitan  los  cielos. 

que  yo  tan  piadosa  fuera. 

^^B 

pues  cuando  dama  os  ting 

^^H 

Ansí  engaña  la  presencia 

.  tan  hermosa  os  llegué  á  v< 

^^H 

de  una  agradable  apariencia. 

mudado  el  hábito  y  nomb( 

^^1       Petron. 

Y  vos,  que  excusáis  recelos 

que  diera  yo  por  ser  homl 

^^H 

de  que  os  prenda  la  justicia. 

para  haceros  mi  mujer. 

^^^^^ 

vengador  de  vuestra  hermana, 

lo  mismo  que  después  did 

^^^H 

cubriendo  con  la  sotana 

cuando  el  traje  os  dcsnudj 

^^^^B 

la  cruz  de  vuestra  milicia. 

de  mujer  y  os  resiaurasics 

^^^^^H 

¿por  qué  el  nombre  no  mudáis 
de  la  suerte  que  el  vestido? 

á  vuestra  forma  primer*. 

^^^^^p 

Pero  esto  para  después. 

^^K       Ana. 

Basta  mudar  de  apellido. 

Vino  á  esta  corte  el  herido 

^H       Pethon. 

Pues  ¿de  qué  suerte  os  llamáis? 

por  vos.  Si  con  él  he  sido. 

^^M 

Don  Gómez  Portocarrero. 

visitándole,  cortés, 

^H       Pethon. 

¿Y  si  el  don  Gómez  hiciese 

y  regalándole,  noble 
lamoicnos  puedo  atirmar 

^^1 

que  alguno  aqu{  os  conociese? 

^H       Ana. 

Nunca  del  nombre  primero, 

que  si  llegara  á  ignorar          , 

^^H 

que  de  pila  el  vulgo  llama, 

lo  civil  del  trato  doble,        m 

^^^^ 

se  suele  hacer  mucha  cuenta; 

que  con  vuesrra  muerU  hfl 

^^^^H 

no  pudo  verme  en  la  venta 

usó,  y  vos  me  referís           H 

^^^^B 

quien  para  su  esposa  os  ama; 

el  amor  que  me  ainbuii     H 

^^^^H 

pues  de  noche  y  fuera  de  ella, 

y  la  sangre  que  cercana      H 

^^^^^H 

como  la  luna  que  hacía, 

tengo  suya,  concluyera      H 

^^^^H 

por  entre  nubes  nos  vía, 

conmigo  dificultades          ^ 

^^^^H 

ya  era  luna,  ya  era  estrella; 

y,  enlazando  voluntades, 

^^^^H 

y  ansí  entre  claro  y  obscuro 

al  tálamo  nos  uniera;          ^ 

^^^^H 

lo  que  advirtió  en  mi  semblante 

Jorque  no  me  negaréis        fl 

^^^^H 

con  el  hábito  estudiante. 

o  que  en  él  es  tan  n.iinrio,» 

^^^^H 

mi  señora,  lo  aseguro; 

y  que  tiene  don  G                  ■ 

^^^^^H 

estimo  vuestros  temores; 

aunque  mal  con  i             ,    M 

^^^^H 

¡ojalá  fueran  desvelos! 

excelentes  perfecciones.      fl 

^^^^^1 

pero  tratemos  de  celos, 

Ana.          La  mayor  es  celebrarla»     H 

^^^^^H 

que  son  sal  de  los  amores. 

vuestro  abono.  (•*  lotruu^ 

^^^^B 

Diez  días  ha  que  mi  enemigo 

Pbtron.                             El  alabaitaM 

^^^^H 

en  Madrid,  convaleciente. 

se  quede  en  ponderacifl^^H 

^^^^H 

por  veros  á  vos  presente, 

no  por  esto  os  demud^^^B 

^^^^H 

ved  lo  poco  á  que  os  obligo. 

que  ya  él  acabó  conmigo;   ■ 

^^^^H 

juzgándole  por  difunto, 

esto  supuesto,  prosigo       ^- 

^^^^^H 

sin  peligro  y  en  pie  está; 

para  que  me  aconsc|éis.     H 

^^^^^B 

porque  á  vos,  ¿quién  os  verá 

Volvistes  á  verme  el  dU    ^M 

^^^^H 

que  no  resucite  al  punto? 

siguiente  de  aquel  fracttfO^| 

^^^^^B 

Visttáisle  cada  día. 

que  os  abrió  en  mi  cas«  ^^| 

^^^^H 

regaláisle  de  hora  en  hora; 

y  añadióos  la  hipocrc»ja    H 

L 

tantas  tíñelas,  señora. 

del  científico  disfraz           H 

^^Hp                                                                              6oi      ^^M 

^B]  trajedizo  estudiante 

que  no  por  ese  defecto                           ^^^| 

^Knio  hechizo  en  lo  galante, 

menos  os  he  de  querer.                          ^^^H 

^Hintft  guerra  entre  la  paz 

Ana.         ¿Imagináísme  mujer?                           ^^H 

^l^a  que  ese  hábito  asegura. 

Petkon.    Peor.                                                      ^^H 

que  ignorando  el  mal  que  encierra, 

Ana.                   iQué  bajo  concepto                     ^^H 

locó  en  mis  ojos  á  guerra, 

habéis  formado  de  mil                           ^^H 

en  que  abrasarme  procura; 

Petron.    ^De  vos  yo?  De  dos  renglones              ^^H 

que  hace  la  superstición 

culpad  manifestaciones                         ^^H 

de  esios  siglos  ignorantes. 

trabajosas.                                            ^^H 

en  tas  viudas  y  estudiantes 

Ana.                         ¿Cómo  así?                           ^^H 

gala  la  recolección. 

Petron.    Esperaos,  y  mostraréos                        ^^H 

Sí  en  mujer,  pues,  transformada, 

dos  lineas  solas;  y  en  ellas                    ^^H 

mis  varoniles  deseos 

la  causa  de  mis  querellas                       ^^H 

me  hicieron  en  sus  recreos 

y  estorbo  de  mis  deseos.                        ^^H 

celosa  y  enamorada, 

(Saca  un  papel;  rómpttt  y  in$éñalt  dos    ^^^M 

si  después  que  os  desnudastes, 
ya  Adonis,  Venus  primero, 

solos  renglones  }                                            ^^^H 

Hacen  mención  de  la  herida                  ^^^| 

¡cuánto,  galán  lisonjero, 

pasada:  ved  vuestra  falta.                       ^^H 

mis  potencias  despeñasies! 

Ana.         <£«f.)  «Diósela  un  capón  de  Malta,       ^^M 

Y  si,  estudiante  después, 

<\ue  sobra  para  homicida.»                     ^^| 
hn  mi  sobresalto  poco                         ^^H 

sois  tres  veces  mi  homicida, 

tres  veces  por  vos  perdida, 

conoceréis  qué  verdad                          ^^H 

y  mi  alma  obligada  á  tres; 

tenga  aquesta  falsedad:                        ^^H 

á  don  Francisco,  que  alega 

sazonado  anduvo  el  loco                      ^^H 

mi  primera  voluntad; 

que  intentó,  necio  y  cobarde,               ^^H 

al  que  vuestra  enemistad 

valerse  de  estos  engaños;                      ^^H 

hirió,  y  á  casarse  llega. 

yo  tengo  diez  y  nueve  años,                 ^^H 

y  con  mis  afecto  á  vos, 

los  Avalos  barban  tarde;                       ^^^| 

pues  en  tan  arduo  interés 

veréis  cu&n  presto  desmiento               ^^H 

valéis  vos  solo  por  tres, 

malicias  del  delator;                              ^^H 

y  ellos  no  más  que  por  dos. 

volvamos  á  vuestro  amor;                   ^^^| 

¿Cómo  saldré  de  esie  abismo, 

diréos  en  él  lo  que  siento,                      ^^\. 

si  no  es  que  en  vuestro  consejo 

pues  pedís  que  os  aconseje. 

libradas  mis  dudas  dejo 

Don  Gregorio  no  ha  de  ser 

juez  y  parte  de  vos  mismo? 

cj^uien  os  llegue  á  poseer. 

Esta  mano  he  de  besaros    (BétoMtia.} 

bste,  señora,  se  deje. 

antes  que  esa  plaza  admita, 

que  vos  no  habéis  de  casaros 

y  aunque  mi  bien  solicita, 

con  quien  me  ha  ofendido  á  mi. 

primero  he  de  preguntaros: 

Con  don  Francisco,  eso  sí; 

¿Qué  imposibles  pena  os  dan 

que  supo,  fume,  obligaros; 

cuando  mi  esposa  os  espero? 

que  supo,  ausente,  quereros; 

N.    Dos  terribles  considero: 

olvidándole,  serviros; 

una  la  Cruz  de  San  Juan 

ofendiéndole,  sufriros. 

en  el  pecho,  que  deshace, 

y  constante,  mereceros. 
Es  mi  amigo;  el  otro  no. 

casta  toda  y  toda  nieve. 

el  yugo  amoroso  y  leve 

y  ansí,  por  mí,  habéis  de  amarle. 

1       que  nuestras  almas  enlace. 
1       Ese  está  tan  en  mi  mano 

y  al  otro  ni  aun  escucharle, 
basta  gustarde  esto  yo. 

como  veréis  algún  dia; 

Y  pues  juez  me  señaláis 

el  segundo,  prenda  mia. 

de  esta  causa,  y  prometéis 

os  falla  decir. 

que  de  mi  no  apelaréis, 

iN.                          Que  en  vano 

fallamos  que  asi  lo  hagáis. 

piensa  encubrir  vuestra  edad 

Pktbon.    ¿Cómo  don  Gómez,  pues  vos 

naturales  desengaños 

que,  como  juez,  definís. 

que  han  de  pregonar  los  años 

siendo  parte  os  excluís 

en  vuestra  cara. 

sentenciando  por  los  dos? 

Aclarad 

iQué  tibio  amorl  ¡Qué  severol 

mis  ese  enigma. 

¡Qué  presto  quién  sois  dijislesl 

»N.                                Si,  haré; 

Ana.         Asesor  vuestro  me  hicisies. 

pero  excusad  los  colores 

la  justicia  es  lo  primero. 

de  la  mia  entre  temores 

Petron.    ¿Es  esa  la  voluntad. 

1       que  os  han  de  enojar. 

tantas  veces  ponderada, 

¿Porqué?     ♦ 

que  me  tenéis? 

)fi.    ¿Qué  sé  yo?  Sabéislo  vos. 

Ana.                                 Comparada 

y  dudo  manifestarlos. 

con  la  razón  y  amistad. 

Si  vos  queréis  declararlos 

cuando  á  la  justicia  toca, 

solos  estamos  los  dos ; 

ésta  se  ha  de  anteponer. 

602 

Pethon.    ¡Qué  poca  debe  de  ser! 
Ana-  Esperad:  veréis  si  es  poca. 

Boceguilias  entra  acá. 


ESCENA   II 
BocB(iuit.LAS  y  MütcNORA.— Dichas. 

Boceo.      Señor  me  llama,  Melchor». 

Melch.     También  llamará  señora: 
salgamos  los  dos  allá. 

Boceo.     <Qué  manda  el  dómine  mío? 

Melch.     Acá  vengo  yo  también. 

Ana.         Di  lú,  que  lo  sabes  bien, 
pues  siempre  de  ti  me  fio, 
qué  finezas,  qué  desvelos 
me  hace  esta  mgrata  pasar. 
Dilo. 

Boceo.  Eso  es  nunca  acabar: 

ansias,  llantos,  quejas,  celos; 

st  fueran  maravedises, 

llenáramos  de  vellón 

desde  Madrid  al  Japón, 

los  Bajos  y  Altos  paises. 

Ayudaba  el  otro  día 

¿  misa,  que  lo  hace  bien, 

y  por  responder  «Amén», 

dijo:  «Petronila  mia». 

Las  noches  tan  desveladas 

de  claro  en  claro  pasamos, 

que,  aunque  por  dormir,  turnamos 

almidones  y  almendradas, 

una  de  éstas,  entre  sueños, 

se  levantó  y  dio  iras  mi, 

diciendo:  «¡Ah,  traidor!,  aquí 

le  tengo;  de  los  empeños 

de  mi  honor  será  notorio 

el  desquite.»  Desperté, 

y  dijele:  «¿A  mi.''  ¿Por  qué, 

no  siendo  yo  don  Gregorio?» 

«Si  eres,  dijo,  que  causar 

á  mi  hermana  te  atreviste 

la  muerte,  y  pues  la  ofendiste, 

no  te  has  de  peironilar.» 

«.Mira  que  soy,  le  respondo, 

don  Francisco.»  «Kse  es  mi  amigo, 

replica,  mas  no  me  obligo 

con  celos  á  nadie.»  Escondo 

la  cabeza  tras  un  poste; 

mas  tiró  tal  cuchillada, 

como  quien  no  dice  nada, 

que  me  obligó  á  decir:  «¡Ostcl», 

pero  olvidóseme  el  puto; 

silbóme,  huyendo,  al  desván 

y  él  dijo:  «A  los  de  San  Juan, 

ni  Bajá  ni  JVIarabuto 

se  les  escapa.»  Me  aturdo 

de  miedo,  kstaba  allí  un  gato, 

si  de  Roma  por  lo  chalo, 

del  infierno  por  lo  zurdo. 

2ue  una  jácara  maullaba 
una  gala  pcUvísca; 
preciábase  esta  de  arisca, 
y  el  mi2  que  la  requebraba, 
encrespándose  se  atufa 
creyéndonos  pretendientes 
y,  mostrándonos  los  dientes. 


BELLACO  SOIS,  GÓMEZ 


gruñe  el  uno,  el  otro  fUla, 
y  cada  cual  desenvaina 
dos  cajas  de  á  die¿  cuchitli>\ 
sirvióme  á  mi  de  zarcilh^b 
la  gaticia,  que  era  zaini 
y  colgúseme  á  una  orejí  _ 
que,  pensándola  orcjóo,' 
la  sirvió  de  colación 
á  vueltas  de  una  guedeja; 
el  romo  á  la  cara  vuela 
de  mi  amo,  agraz  de  su  boJ^ 
y.  pautándosela  toda, 
como  muchacho  de  escuela,^ 
dijo  entonces,  medio  en  si: 
«)<)h,  infame!  ¿Tú  me  acuc 
¿Estamos  en  Boceguilias?» 
«En  él  no,  mas  con  él  sí», 
dije,  y  ambos  lloraduelos 
repetíamos  á  ratos: 
«Petronila,  hasta  los  gilos 
nos  aruñan  por  tus  celos.» 
Salió  el  planeta  membrilio, 

y  en  la  cura  del  tal  cuento  

se  gastó  un  bote  de  ungOcnt» 
almártaga  y  amarillo, 
Tamo  le  ama,  ¡vive  D¡c«l 
que  con  Pyramo  se  iguala. 

Ana.  ¡Anda,  vete  enhoramala! 

BocKG.      Y  esio,  aquí  para  los  dos. 

PfiTBON.    En  efelo.  ¿En  qué  quedar 
vos  y  yo? 

Ana.  En  que  si  esta  v( 

pronuncié,  er\  virtud  de  fut 
contra  mi  mismo  el  fallara 
ya,  como  don  Gómez,  sóU 
os  pido,  mueno  por  vos, 
que  á  ninguno  de  tos  dos 
améis;  ni  aun  al  misrnoAi 
que  hasta  éste  celos  me  da. 

PsTPON.    La  mano  de  amigos  ¡cal  f/ 

Ana.  ¡Ojalá  de  esposo  sea! 

Petron.    jAy,  Dios,  qué  tierno!  (Oja 


ESCENA  in 
Sà  DoK  PiiAHCtsco  r  y*lo$  dt  Im  mamm.{ 

MOMTII.LA . 

Franc,      Falta  de  padrinos  tiene 

este  feliz  desposorio,  (C#<«i: 
pues... 

MoNTiLL.  Mi  señor  don  Gr 

á  veros,  señora,  viene; 
siendo  ésta  la  vez  primera 
que  los  pies  pone  en  la  calle 

Franc.      Presto  podréis  despachaUr 
si  ser  vuestro  esposo  «pva, 
pues  le  ocupa  la  posada 
tan  discreta  prevención. 

Petron.    Cumplir  esta  obligación, 
cuanto  precisa  cansada, 
es  fuerza:  esperad  lew  doi, 
y  con  menos  sentimicnló, 
don  Francisco,  en  un  lOienio 
donde  habéis  tenido  vos 
más  pane  que  Imaginiif, 


\ 


^^^^^f                                  ACTO                                                                                                 ^^H 

f     pues  es  vuestro  protecior 

me  tiene  sm  «lina  á  mí.                        ^^^| 

^^-Quien  juzgáis  compciidor. 

también  él  ha  de  penar.  (Vdnjfj           ^^H 

^Hpi  presto  no  despacháis 

^^H 

Hbm  visila  juagaré 

^^^^^1 

que  la  recebis  con  gusto. 

ESCENA  V                               ^^M 

t<.    Menos  tiempo  de  lo  jusio, 

Saltn  MoMTlIXA  }'  BOCBÓUIl.LAS.                                  ^^^^H 

don  Gómez,  la  ocuparé,  t  V'«w<.> 

, 

MoNTiLL.  ¡Ah,  caballero!                                       ^^^| 

^K 

BocEü.      {■^p)                   Recelo                          ^^^| 

^P          ESCENA  IV 

'  que  me  conoció  el  Monlilla.               ^^^| 

r      DiCRO».  mcnoTDoñA  Pbtronila. 

MoNTiLL.  Caballero,  no  de  silla,                           ^^^| 

L 

sino  de  manta  ó  en  pelo:                      ^^^| 

^BQu¿  poca  satisfacción 
^Hk>s  ce  os,  amigo,  dan! 

unapalabia.                                         ^^H 

RocBG.                          Abreviar                        ^^H 

^^Pues,  por  la  cruz  de  San  Juan, 

con  ella,  y  hablar  sin  fieros.            ^^^^H 

que  los  fundáis  sin  razón; 

MoNTtu..  Kn  la  venta  de  Viveros                    ^^^^H 

porque  en  las  manos  ceñidas 

^no  lo  vi  yo  ministrar                      ^^^^H 

'        que  maliciáis  en  los  dos, 

a!  criminal  por  civil                              ^^^H 

<        íuistes  la  visagra  vos 

desbarbado^                                           ^^^M 

I        á  vuestro  amor  reducidas: 

Boceo.                         Sí  vería,                            ^^^| 

quitn  bodas  ausente  ordena, 

puesto  que  no  era  de  día,                __^^^| 

para  asegurar  su  amor, 

á  la  luz  de  algún  candil.                 I^^^^l 

1        nombrando  un  procurador. 

MoNTiLL.  Pues,  cómplice  en  el  delito,           ^^^^H 

se  casa  por  mano  ajena. 

jcómo  se  anda  por  aquí?                     ^^^^H 
Boceo.       Yo,  Montilta,  osasisi                           ^^^| 

Esto  mismo  á  hacer  me  atrevo 

por  cumplir  con  mi  amisiad: 

en  lodo  lo  requisito                              ^^^H 

lograr  vuestra  voluntad 

de  la  tal  cena  fiambre,                        ^^^H 

Y  pagaros  lo  que  os  debo. 

y  cuando  mi  amo  le  hirió                    ^^^| 

Celos  son  descun Hados 

al  punto  las  afufó                                 ^^^| 

y  de  pasión  tan  avara, 

dejándome  con  el  hambre.                  ^^^| 

que  nunca  yo  los  osara 

Pasó  entonces  por  la  Puente              ^^^| 

pedir  dineros  prestados, 
bama  tengo  yo  en  .Madrid, 

un  caballero  estudiante;                      ^^^| 

seguíle,  aunaue  de  portante                 ^^H 
volaba,  y  fué  tan  clemente                   ^^H 

que  habéis  de  ver  esta  larde. 

V  hacer  de  mi  dicha  alarde. 
No  me  respondáis:  venid. 

que,  informado  del  suceso,                   ^^H 

plaza  en  su  casa  me  ha  dado:             ^^^| 

que  os  he  de  dejar  corrido 

habémonos  combinado,                       ^^^| 

por  lo  que  habéis  maliciado. 
:.     bar  excusas  no  acusado 

yo  mequetrefe,  él  travieso;                  ^^^| 

sirvole  de  gentilhombre,                      ^^^^ 

^_^ sospechoso  siempre  ha  sido, 

porque  lo  soy,  como  ve,                     ^^^| 

^Bty  más  con  la  calidad 

y,  aunque  las  manos  mud¿,                ^^H 

^Fdc  ese  traje;  que  el  engaño 

no  han  mudado  ellos  el  nombre:         ^^H 

se  matricula  cada  año 

don  Gómez,  como  el  primero,             ^^^| 

en  cualquiera  facultad: 

el  segundo;  pero  aquél                          ^^^ñ 

embelecos  y  estudiantes 

Avalos  y  Pimentel,                               ^^^M 

lodo  es  uno. 

y  estotro  Portocarrero.                       ^^^| 

En  conclusión. 

^:Queda  más  por  preguntar?                ^^^| 

no  hay  regla  sin  excepción: 

MoNTiLL.  Mucho  más.                                       ^^^| 

ves  y  yo  somos  amantes, 

BocEG.                           Estoy  de  prisa.               ^^^| 
MoNTiLL.  ,jQué  causa  tiene  el  precisa                 ^^^| 

mas  en  distintos  sujetos; 

lo  que  dure  esta  visita 

en  esta  casa?                                       ^^^| 

vuestra  amistad  me  permita 

BocEc.                          El  estar                         ^^^| 

que  os  comunique  secretos 

con  don  Gómez,  de  esta  dama          ^^^| 

conque  hagáis,  después,  de  mi, 

^^^H 

ccnhanza  más  segura. 

MoMTiLL.            ¿'Quién  los  emprimó?               ^^^| 
BocEG.      Sus  padres,  ó  ¿qué  se  yo?;                  ^^^| 

rc-     Vamos;  que  amor  es  locura, 

y  celos  su  frenesí. 

Verá  oíros  nuevos  secretos: 

ansí  lo  afirma  la  fama.                         ^^^| 

MoNTiLL.  Luego  ,jél  también  será  primo            ^^^H 

don  Gregorio,  por  cuidado, 

de  la  fámula  Melchora?                      ^^^B 

todas  las  tardes  al  Prado 

Boceo.     Si  ella  imita  á  su  señora                           ^M 

sale  de  los  Recoletos; 

y  yo  al  amo,  que  es  mi  arrimo,          ^^^M 

yo  he  de  ir  allá,  y  un  engaño 

un  mismo  deudo  tendremos;              ^^^^ 

me  ha  de  lograr  dos  intentos: 

porque  los  sirvientes  y  amos             ^^^^ 

proseguir  mis  pensamientos 

por  un  estilo  emprimamos                 ^^^| 

y  vengarme  con  lo  extraño; 

con  las  hembras  que  queremos.         ^^^^ 

su  desvelo  ha  de  aumentar 

MoNTtLL.  Eso  es  lo  que  yo  aguardaba:              ^^^| 

1        mi  industria;  que  pues  aquí 

saque  la  espada.                                  ^^^| 

6o4 


BELLACO  SOIS^  GÓmEZ 


BocFG.  No  puedo. 

MoNTiLL.  ¿Cómo  no?  ¡Será  de  miedo! 
Ana.        {.d«  dentro.)  ¡Ah,  Boceguillas!  Acaba. 
BocEG.      ¿Velo?  Por  hoy  se  desarmen 

pendencias. 
MoNTiLL.  ¿Pues  por  qué  ho>? 

BocEú.      Es  miércoles;  y  yo  soy 

devotisimo  del  Carmen, 

y  en  él  carne...  |r.¡  aun  la  locot 
MoNTiLL.  fAh,  cobardel  No  le  atreves. 
Boceo.      Hoy  no;  mas  mañana  es  jueves, 

y  mañana... 
MONTILL.  ¿Qué?... 

BocEG.  Tampoco,  ivate.) 

ESCENA  VJ 

Sattn  Üo9^  Pbtrohila  y  Don  Gmeoobío,  por  báculo  la 
tspada. 

Petron,  Convaleciente,  señor, 

importará  recogeros 

temprano. 
GftEcoit.  Quien  vive  en  veros, 

no  viéndoos  se  halla  peor. 
Petron.   Estimóos  ese  favor; 

pero  es  muy  á  costa  vuestra. 
Crigor.  Si  he  de  sacar  por  la  muestra, 

juzgando  por  lo  exterior, 

hermosa  señora  mia, 

en  vos  la  mercaduría 

no  me  enseña  mucho  amor 

lo  tibio  con  que  me  habláis. 

ESCENA  Vil 
Sale  Mblciioma.— Dichos. 

Pethon.   No  siempre  está  el  corazón 

con  una  disposición, 

si  afectos  examináis. 
Gkeook.  Más  con  eso  me  enfermáis 

que  la  peligrosa  herida. 
Pethon.   Deseo  yo  vuestra  vida 

lodo  lo  posible. 
GuúOR.  Creo 

lo  que  decís;  pero  veo 

lo  contrario  en  mi  venida. 

Juzgábame  yo,  en  virtud 

de  tanto  favor  pasado, 

más  bien  visto  en  vuestro  agrado. 
Pktron.   Tratad  de  vuestra  salud 

y  lógrese  juventud 

que  tan  bien  en  vos  se  emplea, 

que,  aunque  por  vos  no  se  crea, 

es  mi  mayor  mterés; 

que  ocasión  habrá  después 

en  que  más  gustosa  os  vea. 
GiiKGOR.    Daros  fe  será  forzoso. 

aunque  á  mí  mismo  me  engañe. 
PsTBON.    Temo  que  el  sereno  os  dañe, 

que  en  Madrid  es  peligroso. 
Grecor.   Juzgárame  yo  dichoso 

y  acabara  de  estar  bueno 

si  ese  cielo,  por  quien  peno, 

se  serenara  al  mirarme; 

que  á  mi  lo  que  ha  de  matarme 


es  faltarle  lo  sereno. 
Pero  no  os  quiero  cansar. 
Guárdeos  Dios  felices  tñcs, 
que,  si  curan  desengtñot, 
poco  lardaré  en  sanar. 

Pbtbon.   Quiéroos,  señor,  perdonarj 
á  trueco  que  estéis  mejor, , 
en  materias  de  rigor, 
aunque  en  ello  os  engañéis 
todo  cuanto  imaginéis. 

Gregor.   Adiós. 

(VauMt  éttey  Mostiil 

Petron.  Adiós,  mi  señor. 

ESCENA  VIU 
DoSa  Pethosila  y  Mblo(Ok« 

Petron.   Melchora:  ¿do  quedó  aqu!^  _ 

don  Gómez  coa  don  FrancisM 
Melch,     Llévanlo  todo  abarrisco 

los  celosos. 
Petron.  ¿Cómo  ansí? 

Melch.     Descompadrados  los  vi 

irse. 
Petron.  El  coche  haz,  pues, 

Melch.    ¿Dónde  ¡os  piensas  hallar! 
Petron.   ¡Qué  sé  yol  Amor  nanea  ¡ 

sino  errando. 
Melch.  Escosadert 

Petron.   Pues,  errando,  he  de  ac 


ESCENA  IX 

Sale  Doña  Ana  de  nu/er,  con  mante.yl 

Ana.         ¿La  capa,  espada  y  somt 
BocEG.      Todo  viene  donde  has  di' 
Ana.         Será  el  coche  mi  vcstuaric 
BocEG.      Y  el  arquilla,  entre  rl. 
del  cojín,  que  está  á 
hará  las  veces  dcüv¡< 
en  nuestro  metamorfosis" 
No  hay  amor  sin  ariif.cio; 
hoy  admirarás  mi  ingenio.' 
Bien;  pero  ¿no  seré  dtgou 
de  darte  un  almud  de  qurrjs? 
¿Tantas? 

Üye,  te  suplico: 
En  Milán  serví  solaado 
dos  años;  mas,  fugitivo, 
deslumhrando  Barrach< 
á  Genova  me  deslizo; 
hállete  medio  embarcado 
para  España,  y,  composíK 
de  la  falta  de  mi  flete, 
me  admitiste  en  tu  »er»tco; 
desde  entonces  hasu  ogon. 
tu  conñdentc  y  valido, 
no  he  alcanzado  ni  un  stcttu 
de  tu  pecho;  no  he  sabido, 
sino  por  mayor,  que  ta  Maiu 
profesaste  desde  niño 
la  Cruz;  del  turco  wpMta^ 
cuco  común  del  morisco. 
y  que  don  Gómez  te  Üa0» 
juntándole  oJ  apeilkk> 


Ana. 

Boceg. 

Ana. 
Boceo. 


ACTO  SEGUNDO 


6o5 


del  Avalos  generoso 
el  Pimeniel  más  antiguo; 
tomasie  el  Portocarrero 
por  solapar  ios  peligros 
que  en  la  Venta  ocasionaste, 

for  ti  don  Gregorio  herido, 
la  que  te  sirvo  diez  meses, 

y  en  los  diez  que  ha  que  le  sirvo, 

ni  sé  6  qué  venisle  á  España, 

ni  peneiro  tus  designios, 

ni  SI  estás  enamorado, 

ni  quién  te  feria  suspiros. 

Tal  vez  te  hallo  hablando  á  solas; 

lal,  generoso  conmigo, 

sin  tener  necesidad, 

me  vistes  como  un  palmito; 

tal  me  envías  noramala, 

y  si  entonces  te  replico, 

ó  va  tras  mi  el  candelero, 

ó  me  ensordeces  á  gritos. 

Va  Adonis,  rindes  beldades; 

ya  Vinus,  postras  Narcisos; 

ya  soldado,  lodo  hazañas; 

ya  escolar,  todo  aforismos; 

estoy  en  duda  si  acaso 

lo  atiplado  en  lo  lampiño 

te  mutiló  sin  saberlo 

lo<:  que  junta  el  que  es  latino 

á  los  pretéritos  siempre; 

otras  veces  imagino 

que  en  esto  del  masque  gcnus 

sólo  tienes  el  vestido. 

¡Por  amor  de  Dios!  señor, 

señora  ó  término  ambiguo, 

{ue  sepa  yo  con  quién  ando; 

conozca  yo  á  quien  ministro; 

pues  has'hccho  en  mi  lealtad 

cuantas  pruebas  has  querido, 

sé  cuenta  de  Santa  Juana, 

sácame  el  alma  del  limbo. 

Para  todos  los  criados 

discretos  el  uso  ha  escrito 

tres  preceptos  provechosos, 

que  son,  si  entre  éstos  te  admito, 

oir,  y  ver  y  callar; 
Ique  guardes  éstos  le  pido; 
'porque,  en  dAndo  en  Jl os  sanctorum, 

medrarás  poco  conmigo. 

Echo  á  la  boca  unas  trabas, 

>ongo  á  la  lengua  unos  grillos, 

jórbome  lodo  deseo; 
[desde  hoy  moriré  de  ahito. 

Por  lo  ameno  y  por  lo  solo 

hice  elección  de  este  sitio. 

¿Y  por  qué  no  por  lo  santo, 

SI  consagran  este  hospicio 

para  ejemplo  de  la  corte 

Recoletos  Augustinos? 

¿Y  el  coche? 

Allí  nos  espera, 

para  el  disfraz  que  me  has  dicho. 

ESCENA  X 

Saltn  Don  Gnscomo  y  Moxtilla. 

i9.    No  Quiero  ir  tan  presto  á  casa: 
desahogue  este  retiro 


enamoradas  congojas, 

sí  es  la  soledad  su  alivio; 

gocen  dichosos  amantes 

el  frecuentado  bullicio 

de  tanto  coche  que  al  Prado 

trasladaron  los  Elisios. 

Déjame,  Montilla,  ¿  so!as. 
MoNTiLL.  Soy  fámulo:  no  replico; 

mas  mira  que  han  de  dañarle 

serenos. 
Greoor.  No  seas  prolijo. 

.MoNTiLL.  A  estos  álamos  me  asiento; 

si  el  sueño  dijere:  «.envido*. 

diré;  «topo»;  y  tu,  entretanto, 

bucoliza  á  lo  de  Anfriso,    (Ayáriatt.) 
Ana.         (ABocejiuiíits.)    Boceguillas,  ven  acá. 

¿No  es  este  hombre?.. 
Boceo.  Será  el  mismo 

que  dices. 
Ana.  ¿Cuál? 

Boceo.  ¿Qué  se  yo? 

Un  hombre  como  Dios  le  hizo. 
Ana.         Necio:  ¿este  no  es  don  Gregorio? 
Boceo.      Yo  agora  no  grcgorizo. 

que  en  crepúsculo  la  tarde 

llora  del  sol  paraxísmos 

V  tengo  la  vista  coria. 
Ana.         t'ues  yo  si,  que  los  delirios 

de  mis  celos  me  hacen  Argos. 
Bocso.      Según  el  aire  y  los  visos, 

é!  parece. 
Ana.  Pues,  aparta. 

Boceo.     Aparto;  vaya  de  tiro. 

{Apártase  iíte,  y  ron»  An«  eclta  4  ta 
cara  ti  manto.) 

Ana.  Reiíraie;  no  nos  oigas. 

Boceo.  Si  hay  segundos  desafios 
acójome  áesle  convento. 

(Vajf  lltgando  ella  á  IJon  Gregorio,  ía- 
paáa,  y  lox  lacayos,  ca4ia  un»  p«r  (U 
partt,  *t  le*  acercan.) 

MoNTiLL.  (-aporte  )  Hacia  mi  dueño  enfermizo 
se  apropincua  una  buscona, 
y  yo  á  los  dos  me  apropincuo 
por  ver  este  perro  muerto. 

I3ocEr,.      { Altarte.)  Mi  humor  es  antojadizo, 
no  he  de  sufrir  que  malpara; 
detrás  desie  olmo  me  arrimo. 

Greoor.  ('*«*<''»<<<»s<)Hoy  ceños,  ayer  agrados: 
algo  contra  mi  la  han  dicho; 
pero,  si  son  las  mujeres 
pluma  al  viento,  ¿qué  me  admiro? 

Ana.         {Tapada,  á  ¿i.)  Debemos  de  padecer, 
caballero  pensativo, 
pues  buscamos  soledades, 
unos  accidentes  mismos, 
y  en  fe  de  que  de  algún  modo 
se  consuelan  atligidos, 
juntando  penas  con  penas, 
juzgo  que  os  hago  servicio 
en  interrumpir  silencios; 
pues,  si  no  de  divertirlos, 
gustaré  de  acompañarlos 
mezclándolos  con  los  míos. 

Gregor.  Déboos,  oculta  piadosa, 
los  socorros  compasivos 
que  no  me  atrevo  á  pagaros; 


BELLACO  SOTSf  GOMES 


Ana, 


Gpegor 
Ana. 


ima. 


y  os  conHeso  agradecido 
que,  á  ser  menos  riguroso 
mi  mal,  sobraba  el  oiros 
para  arrancarle  del  alma; 
pero  son,  os  certifico, 
mis  penas  tan...  tan  crueles 
que  las  connaturalizo 
como  á  la  sangre  las  venas: 
pues  si  no  peno,  no  vivo. 
iQué  poco  conocimiento 
debe  tener  el  hechizo 
que  con  desdenes  os  trata! 
Por  ser  tanto  he  colegido 
lo  poco  que  yo  merezco. 
¿Qué  serla  si,  en  castigo 
de  malas  correspondencias, 
os  pagasen  sus  olvidos 
ingratitudes  de  Italia? 
{Actmiraao.)  ¿Qué  decjs? 

Que  os  pronostico 
venganzas  de  alguna  ausente, 
que  vos,  sin  haberla  visto, 
degistes  por  esposa, 
y  ella,  sin  veros,  os  quiso. 
Deudor  le  sois  de  la  tar 
cuyo  delicado  vidrio 
se  mancha  con  los  engaños, 
se  quiebra  con  los  indicios 
de  la  opinión  mentirosa, 
sin  reparar  que,  ofendido, 
tija  contra  vos  carteles 
algún  poderoso  Ursino. 
Deudor  de  la  vida  y  todo 
le  sois,  pues  los  descaminos 
del  amor  interesable 
que  os  previene  precipicios 
malograron  su  inocencia, 
amortajada  en  suspiros. 
Sepultada  en  sus  congojas 
y  llorada  de  infinitos, 
no  üs  enmiendan  las  desgracias, 
no  os  enfrenan  los  avisos; 
pues  recelad,  don  Clreeorio, 
al  cíelo,  que  el  patrocmio 
de  doña  Ana  tiene  á  cargo 
y  es  tal  vez  ejecutivo. 
''Gregor.    (.\dmirado.)  Enigmática  agorera: 
¿quién  tantas  cosas  os  dijo 
de  mi,  si  no  consultastes 
infernales  vaticinios.^ 
¿Murió  doña  Ana?  Si  es  muerta, 
y  yo  de  cuanto  he  fíngidu 
me  confieso  avergonzado, 
¿que  puedo  hacer? 

Desdeciros 
de  ofensas  que  la  habéis  hecho 
por  palabra  y  por  escrito. 
No  sufren  eso  las  armas; 
antes  he  de  descubriros 
y  saber  quién  sois. 

((juiere  dtstapalla  y  tila  19  aparta.) 

Teneos  os  digo, 
que  quedaréis  consumido 
en  las  llamas  que  padezco. 
¿Qué  llamas? 

Tenét;s  os  digo; 
que  ignoráis  quien  soy. 


Gpegor. 

MONTILL. 


Boceo. 

MONTILL. 

Ana. 


Ana. 


iPEüOR. 


Ana. 


Gkeoor. 
Ana. 


Greoor. 

Ana.         Espíritu,  no  precito, 

pero  sí  preso  por  deudas 

que  no  pagué  en  este  siglo, 

y  entre  inceni'   -  ■■•■<.>< -ni 

en  el  otro  las 

el  alma  soy  de .:;í, 

¿De  doña  Ana? 

i  Jesucristo! 

¿Almas  aqut  de  medio  ojo? 

{Eípanlado*  ta 
¡Santa  Juana!  ¡San  Pairiciolj 
¿Lacayo  yode  entresuelos?] 
Desde  luego  me  despido. 
¿Yo  con  amo  espiritado? 
Desde  hoy  hago  finiquito. 
(A  t).  Gregorio  ) 

Impaciencias  del  desprecio,] 
nunca  con  vos  merecido, 
me  llevaron,  aunque  en  gra 
con  ios  afectos  tan  tibios, 
que,  para  perfeccionaríais, 
en  llamas  ios  fervorizo; 
y,  porque  no  dudéis  de  esto,_ 
sabed  que  Pompeyo  ürsinc" 
en  vuestra  busca  navega, 
y  que  los  franceses  lirios, 
por  vuestro  ejército  rotos, 
á  Turin  han  puesto  sitio; 
que  supo  vuestros  engaños! 
en  Milán  el  noble  tio 
de  la  dama  que  os  desdeña. 
y  que  en  este  instante  misn 
la  está  escribiendo  una  cart 
y  en  ella  cuerdos  avisos 
para  que  la  mano  os  nie^c 
si  queréis  más  requisitos 
de  futuros  contingentes 
que  abonen  lo  que  os  «ñrn 
y  os  abran  los  ciegos  ojos, 
yo  os  los  ofrezco;  pedidlo»^ 
Los  dichos  bastan  y  sobra 
pero  yo,  que  fui  motivo, 
bella  alma,  de  vuestras  pea 
¿cómo  podré  redimiros 
de  su  incendio? 

Con  suíri 
con  misas,  con  sacríñcios, 
con  satisfacer  mi  fama. 
Eso  postrero  no  admito, 
aunque  todo  se  atropelle, 
si,  como  me  habéis  pedido.] 
en  que  me  desdiga  yo 
ha  de  estribar  vuestro  aliva 
perjudicando  mi  sangre. 
Pues  desgracias  os  intimo 
que  serán  irremediables 
en  vuestro  mayor  castij^, 
y  andaré  por  vos  en  pefta 
si  no  hacéis  loqueosnei'' 
Esposa,  (nujer  óeogtüc 

ESCENA  XI 

Prciios,  mtnoi  Do4a  Ai*« 

Bocee.      Acogióse  al  escondri)u 
de  Rctfuitm. 


Grbgor. 


Ana. 


Grecur. 


Fuese  ¿  Fideiium. 
Será  UD  sepulcro  su  hospicio. 
itL.  No  mis  amos. 

No  mis  almas. 
^Qué  es  lo  que  me  ha  sucedido? 

(Afiartt ) 

¿Burlaréme  de  ilusiones? 
jCrecré,  cielos,  lo  que  he  visto? 
Montilla:  laltot  al  coche. 
tLL.  iTiemblol 

Con  ser  Agosio,  lirito. 
jLo  presente!  ¡Lo  distante! 
jLo  futuro!  ^Y  no  me  inclino 
i  daros  fe.  confusiones? 
¿No  soy  cristiano? 

Y  lo  afirmo. 

{Todo  €Sto  apate.) 

Divirtamos  por  el  Prado 
los  presagios  ó  delirios 
oue  me  están  desvaneciendo. 
ILL.  Mucho  huelo,  y  no  es  tomillo. 

(V ante  titos  dos.") 

ESCENA   XII 
uU  DoA«  Aka,  dt  mujer,  mat  no  cubierta. 

Boceguillas:  ¿qué  te  has  hecho? 

iJesús!  No  me  boceguillo; 

abrenuncio,  alma  capona. 

¿Qué  me  quieres?  ,jNo  te  sirvo? 

jAh,  traidor!  ¿Tú  me  escuchaste? 

Que  te  apartes  te  suplico; 

que  entre  mi  miedo  y  tus  llamas 

me  van  dando  calofríos. 

¡Anda,  borracho,  que  es  todo 

pataraia  cuanto  has  visto! 

Don  Gómez  soy;  ¿deque  tiemblas? 

En  cuerpo  y  en  alma  vivo; 

tócame,  dame  esa  mano. 

Eso  no.  ¡Por  Jesucristo! 

Pues  ¿qué  temes? 

Que  al  instante 
me  la  conviertas  en  cisco. 

( Tómasela  por  la/uer^a^) 
¿Aseguraráste  agora? 
¡Ay,  que  me  quemas!  Quediio. 
¿Estás  ya  desengañado? 
Tanli  quaníi. 

A  don  Francisco 
ofrecí  que  se  viniese 
á  estas  horas  y  á  este  sitio, 
vería  en  él  á  mi  dama; 
porque  con  este  artificio 
desmienta  celos  que  tiene, 
creyendo  que  le  compito. 
Buena  traza;  mas  ¿qué  es  de  ella? 
Yo  soy  dama  de  mi  mismo. 
Puedes,  porque  ya  sospecho... 
¿Qué? 

Que  eres  hermafrodilo; 
mas  hétele  al  ruin  de  Roma. 

ESCENA  XIH 

Sale  Don  Francisco, —Dichos. 
{Cübrne.)  Llámale  acá. 


ACTO  SEGUNDO  607 

es  vusted!  Aqui  aguardamos 
mi  señora  y  yo  habrá  un  siglo. 

FiiANC.     ¡Oh,  señora!  ¿Tal  favor? 

Ana.         ¿Sois  el  señor  don  Francisco? 

(Ana  tapada.) 

Boceguillas:  di  si  es  él. 

BocEC.      Como  diez  y  tres  son  cinco. 

Fbanc.     Débole  tanto  á  don  Gómez, 
que,  como  entre  los  amigos 
no  hay  venturas  reservadas, 
darme  parle  de  ésta  quiso 
para  que  se  la  envidiase. 


lA  él.) 


¡Qué  tardío 


ESCENA  .\IV 
Salen  DorlA  Pbtiioi«ila  y  Mbucuora,  con  mantog. 


Petbon. 


Melch. 
Pktron. 

Ana. 


Fhanc. 

Petbon, 
Melch. 

Pktron. 

Melch. 

Petron. 


Ana. 


PfTRON. 

Melch. 
Boceo. 
Franc. 


No  hay,  Melchora,  descubrirlos; 
plegué  á  Dios  que  no  suceda 
la  desgracia  que  adivino. 
Mejor  irás  en  el  coche. 
No  iré  tal;  que  ansí  registro, 
sin  nota,  lo  que  no  veo. 
Quiéreos  mi  dueño  inUnito, 
y  yo,  por  el  mismo  caso 
que  sé  que  en  esto  le  sirvo, 
es  fuerza  que  mucho  os  quiera. 
Dichoso  yo  si  á  serviros 
ese  favor  acertase. 

( Quedan  l»s  dos  hablando  entre  ti.) 
Oye:  aquél  ¿no  es  don  Francisco? 
y  la  hermana  compañera. 
Una  de  estas  busca  ruidos. 
¿En  el  Prado  y  á  tal  hora 
dama  tapada? 

¿Hay  cilicios? 
Que  ansí  llamo  yo'é  los  celos 
por  lo  áspero  y  pungitivo. 
¿Celos?  No;  mas  sentimientos, 
algunos,  aunque  remisos; 
que  el  desprecio  las  mujeres, 
sin  que  amemos,  le  sentimos. 
Hetirate  entre  estas  matas. 

{Acechándolos.) 

Tiene  don  Gómez  hechizos 

(.4  don  Franciico.) 

que  salen  con  cuanto  quieren; 
afírmame  que  es  novicio 
en  la  Cruz  blanca,  y  lo  creo, 
que  es  muy  mozo;  con  que 
fio  en  su  amor  y  noble  sangre, 
que  brevemente  ha  de  unirnos 
el  tálamo  deseado, 
viviendo  en  paz  y  en  servicio 
de  Dios  y  vuestro. 

Melchora: 
peor  es  esto.  ¡Ay,  celos  míos! 
Quien  escucha  su  mal  oye. 
¡Lo  que  ensarta  el  barbilimpio! 
(A  lí.»  .\ni.)  .Aunque  nomerezcoveros, 
ni  es  bien  me  atreva  á  pediros 
sin  orden  suya  favores 
de  estima  tanta,  os  afirmo 
que  de  su  elección  discreta, 
sutil  ingenio  y  juicio, 
no  es  posible  deje  ser 


BELLACO  SOIS,  OÓMEZ 


vuestro  amor  del  suyo  digno, 

y  que  esposos  os  deseo. 
Ana.         No  querrá  tan  bien  nacido 

sujeto  dejar  bastardo 

á  tan  hermoso  angelito, 

pudiendo  iigitimarle. 
Fbanc.     ^Don  Gómez  tiene  en  vos  hijo? 
Ana.         Tiene  en  uno  un  cielo  lodo, 

su  rostro,  sus  ojos  mismos, 

hasta  un  lunar,  Dios  le  ({uarde, 

que  ha  de  ser  Cristobalico 

el  Adonis  de  la  corte, 

la  envidia  de  los  Narcisos. 
Mblch.     Adobándose  va  el  ojo. 

¿No  oyes  esto? 
Petron.    {Apartt.)  jAh,  fementido! 

Faltas  que  en  ti  sospechaba, 

iqué  caras  las  averiguol 
Ana.         Sígole  desde  Florencia, 

puesta  mi  patria  en  olvido, 

atropellando  respetos, 

si  arrojados,  bien  nacidos; 

concebí  en  Genova,  y  luego, 

en  Madrid,  clima  benigno, 

sacaron  á  luz  dolores 

un  serafín  en  un  niño. 
Fhanc.     ^Y  llamáisos  vos,  señora? 
Ana.  Doña  Greida. 

Boceo.      {Apcrtt.)         Ya  le  aplico 

para  estameñas  y  manchas. 

¡Válgate  el  Diablo  por  tipio! 
Ana.         Lo  que  me  ordenó  mi  dueño, 

como  acostumbro,  he  cumplido. 

Tiempo  es  de  dar  vuelta  á  casa. 
Fhanc.     Iré  sirviéndoos. 
Ana.  No  admito 

esa  merced;  Dios  os  guarde. 
Fpanc.      y  á  vos,  siendo  yo  el  padrino, 

os  canten  epitalamios, 

aplausos  y  regocijos. 
Ana.  {Apártate  de  él,  y  dic€  á  Boce((uillas  ) 

Boceguillas;  llega  el  coche 
y  saca  de  él  el  vestido 
varonil;  cortinas  echa. 
Boceo.      |Jesúsl  De  ti  me  santiguo.  iyanse.\ 

ESCENA  XV 
Dichos,  menoí  itlos. 

PcTRON.    Melchora:  ¿que  esto  á  mis  ojos 

haya  pasado  y  respiro? 

¿Esto  yo  misma  he  escuchado? 

¿Y  estoy  viva? 
Melch.  í¡Qu¿  hay  perdido? 

Dos  nos  ruegan  en  que  escojas 

don  Gregorio  y^don  Francisco; 

te  pretenden  y  iclolatran 

á  pares  como  zarcillos. 
Petbon.    ¿Cuándo  escogieron  los  celos? 

Abrasóme,  desatino. 

ESCENA  XVI 

Salen  Üon  Grkookío  y  Moktii-la.— Dichos. 

GPEOOft.    He  de  saber,  |vive  Dios! 
si  soñando  quimerizo, 


ó  son  la;i  '  '*:^\^  "':tíi 
las  que  i  Jj 

¿Yo  sin  \ci  I  a.-  ¿  1 1)  cobi 

MoNTiLL.  Porque  me  fuerzas  te  sigo 
con  más  miedo  que  vergC 

GhEGOR.  ¿No  es  ésta? 

MONTILL.  {Temblando.)  Sí,  SCñor  mfc 

con  otra  para  el  lacayo. 
Sobre  calaveras  piso. 

GrEGOB.    (Aelíos.) 

]Alma!  ¡Fantasmal  ¡Emt 
ó  lo  que  sois!  Yo  imagino 
que  burlas  vuestras. 
PsTRON.  ¿Qué  es  « 

Hombre,  ¿estáis  en  vos? 


ESCENA  XVtl 
Sale  DoAa  Aha,  <f«  casullero,  i 

y     BOCSOUILLAI. 

Ana.         M  Dod  Franciíco.)  Al 

¿hallastes  aaui  i  mi  G( 

Fkanc.     Y  en  ella  todo  el  prodigio 
de  la  discreción  y  gracia; 
iqué  de  almíbar  que  os  eni 
De  padre  os  doy  parah'cní 

(£tlos  d  ut 

GnEoof».   Yo  tengo  de  descubrí  ro». 
Hetpon.     Yo  nouros  de  grosero. 

(ICs(«l< 

Ana.         ¿y  la  c»r»? 

FiiANC.  Nunca  quiso 

mostrármela. 

Ana.  Era  ya  nocí 

PtTHON.  Don  Gregorio:  si  el  juicio,] 
como  la  salud,  no  os  fait 
advertid  que  habrá  casiig< 
á  desenvolturas  vuestras. 
{forjiñiido  dt 

Melch.     Aquí  de  los  comedidos. 

(A  voces.)  ¡Caballeros!  ¡Ah,l 

[Deicübrtloá.  Jitnta»»ti 

Ana.         ¿Qué  es  esto? 

Gkegor.   (A  Doña  Ana  >  Ya  yo  adiriao 
la  causa  de  estas  quimeras: 
puerta  me  abrió  el  labeno^ 
vos,  don  Gómez,  más  <)u<fll 
venturoso  ó  atrevido,       ^| 
que  el  acero  en  una  venta 
osastes  medir  conmigo, 
del  otro  mundo  buscáis 
embelecos  y  artificios 
que,  mi  amor  desazonaati 
os  excusen  de  ptfligros;     , 
pero  no  OS  valdrán  agora.  ¡ 

Ana.         Aquí  soy  lo  que  allá  he 

{DttumdtU 

Franc.     Doña  Petronila:  ¿vos 

aqui? 
Boceo.      (^4  .Mcichon.) 

Y  tú,  ¿sales  del  l.ir 
MoNTiLi..  ¿Quién  le  vistió  de  alma< 

Melchora? 
BocBG.  De  eso  poquitc 

que  yo  solo  me  cnmclchofti. 


^^^^^^^^^^^^^^^A^^^ 

m 

^^^mi 

flff^Pucs,  mandilón,  ¿\a  conmifio? 

BocEa. 

\ti  ÍL'  '.'tUL'iidL't :i  un  t'a^e^uiU;                   ^^^^| 

}N.    Mataos  tudüs  y  vLngadme 

despachábale  tu  herida                       ^^^H 

los  ifCi  de  vosotros  mismos, 

ó  á  la  posta,  ó  á  la  brid',                   ^^H 

que  á  todos  os  aborrezco; 

al  inñerno;  sano,  en  ñn,                     ^^^| 

todos  me  habéis  ofendido. 

disfrazaste  en  alma  en  pena               ^^H 

U     Yo  i  vos,  <en  qué? 

porque  le  mate  tu  espanto.                 ^^H 

M.                                 En  ser  mudable. 

¿y  agora  le  quieres  Unto?                    ^^H 

¿Y  yo?, 

Ana, 

Cuanto  más  se  me  enaiena,                ^^H 

»N.               Vos,  por  femenlido, 

más  sus  diversiones  siento.                ^^H 

(A  Doo  Urcgorio  ) 

Boceo. 

Constrtiyate  el  Anticristo.  ^^H 
•Mira:  celos  son  un  mixto                    ^^^| 

como  vos  en  ser  grosero. 

Ana. 

H.     (A /Oí  Lacayo») 

de  amor  y  aborrecimiento.                       H 

Y  los  dos  por  Gomecillos. 

Boceo. 

¿.Amor  tu?¿Por  c]ué,  siendo  hombre?  ^^M 
¿Celos?  ¿Por  que,  no  mujer?             ^^H 

■^  Don  Gómez:  seguid  mis  pasos. 

H  A  atajároslos  os  sigo. 

Ana. 

Yo  llegué  tanto  á  querer                     ^^H 

Ir    Yo  tras  vos. 

la  difunta,  no  ic  asombre,                  ^^H 

Ín.                       y  yo  tras  lodos. 

que  aún  está  viva  mi  hermana          ^^^| 

[       que  adoro  Ip  que  persigo. 

en  mi  y  muerto  en  ella  estoy.             ^^H 

ftu  ¿Y  nosotros  tres  en  raya? 
^.     Digalo  Melchora. 
II.                               Digo 

1        que  de  tl  no  se  me  da  un  clavo, 
y  de  él  no  se  me  da  un  pilo. 

ÍAI  Kno;  al  oíro ) 

Ten  por  sin  duda  que  soy  H 
más  que  don  Gómez  doña  Ana;  ^^H 
pues  si  amor  nos  encadena,                ^^H 

Boceo. 

¿ya  de  qué  te  admirarás?  ^^^| 
Agora  te  juzgo  más  ^^H 
que  la  otra  vez  alma  en  pena             ^^H 

ESCENA  II                            ^H 

_  ACTO  TERCERO 

Don  GRcoomo.  —  Dichos.                        ^^^| 

"       ESCENA  PRIMERA 

Gregor. 

Si  tiene  algo  de  fineza,                        ^^^| 

Saltn  DoSa  Ava  di  galán, con  lacruf. 

don  t^jómcz,  el  visitaros                      ^^^| 

y  BOCEOUII  LAS.                  * 

y  por  la  mano  ganaros  ^^^| 
en  esto,  para  fi  rmeza                         ^^^ñ 

Quedamos,  en  ñn,  amigos 

de  nuestra  nueva  amistad,                ^^^| 

inlervenicndo  terceros. 

sírvaos  de  satisfacción                         ^^H 

i.      Nunca  manchan  los  aceros 

que  tengo  en  el  corazón,                    ^^H 

pendencias  en  que  hay  testigos; 

ea  el  alma  y  voluntad                         ^^H 

mas  ^-tienes  seguridad 

. 

cuanto  os  afirman  los  labios.             ^^^| 

de  amistad  reconciliada? 

An\. 

No  fuérades  vos,  señor,                       ^^^| 

La  suya  es  la  interesada; 

tan  noble,  si  esc  favor                        ^^H 

pues  ya,  sin  dificultad 

(ya  se  olvidaron  agravios)                   ^^H 

de  mi  venganza  y  mis  celos. 

las  ventajas  no  me  hiciera                  ^^H 

ni  la  muerte  he  de  pedirle 

que  de  vos  mi  pecho  f!a;                    ^^^| 

de  mi  hermana,  ni  impedirle 

y  pcdrá  ser  que  algíin  día,            ^^^^^ñ 

la  que  causa  sus  desvelos. 

(¡ojalá  el  presente  fuera!)              ^^^^H 

Hasc  informado  que  estoy 

conozcáis  lo  que  deseo                 ^^^^H 

con  doña  Greida  casada. 

^^^1 

3.       De  si  mismo  enamorado: 

Boceo. 

ÍAparie.)  Ello  dirá.                                 ^^H 

ayer  don  Gómez,  Greida  hoy. 

Greoor. 

Sí  á  la  experiencia  se  da                ^^^^H 

Que  lo  crea  no  es  gran  cosa; 

crédito,  ya  en  vos  lo  veo.            ^^^^^ñ 

pero  ¿esto  en  qué  ha  de  parar? 

Ana. 

Pues  no  lo  digáis  en  vano,          ^^^^^H 

Kn  que  no  se  ha  de  casar 

porque  me  oso  blasonar              ^^^^^H 

con  la  Petronila  hermosa. 

que  no  os  habéis  de  casar            ^^^^^| 

p.      ¿Y  la  amistad? 

si  no  fuere  por  mi  mano.            ^^^^^| 

]Qué  sé  yo! 

Gnecuit. 

Eso  es  doblarme  venturas.          ^^^^^| 

No  me  apures  tantas  veces. 

Ana. 

Cualquier  difícil  amante                i^^^^H 

B.      Aqueso  es  volver  las  nueces 

necesita  de  un  trinchante.                ^^^^H 

al  cántaro.  ¿Por  qué  no? 

que  amor  todo  es  coyunturas,           ^^H 

Porque  en  el  alma  he  sentido 

y  si  una  vez  las  erráis                    ^^^^^H 

no  lograrle  mi  cuñado; 

nunca  acertaréis  con  ellas.            ^^^^H 

don  Gregorio,  en  lo  aliñado. 

Gregor. 

.No  imagino  yo  perdellas                ^^^^H 

lo  bizarro,  lo  entendido, 

si  vos  me  las  sazonáis,                      ^^H 

no  admite  comparación. 

porque,  ¿con  qué  no  saldréis             ^^^| 

|Üh,  si  doña  Ana  viviera 

si  con  la  invención  salistes                 ^^^| 

y  esposa  suya  se  viera, 

á  que  ayer  me  persuadislcs?              ^^H 

1        qué  proporcionada  unión! 

Notable  sois;  no  creeréis                   ^^H 

Í«MKDIAS  DI  TIRSO   DB  MOLINA.  — TOMO  il 

39        ^1 

^^^^^^^^^^^^BELLACO  S 

mI^omI 

j^l^H 

cuan,  por  sin  duda,  os  juzgué 

Tarde  es;  mas  ra  se  lo  di^.   ^M 

espíritu  de  doña  Ana. 

Gbegor. 

¿Eso  puédese  creer?                ^H 

Akx. 

¿Cómo  es  esoP 

Ana, 

]ühl  Si  lleg¿  <  i  <^añ«T              ^1 

Gregor. 

En  sombra  humana 

lo  que  ha  ;                               ^M 

su  alma  misma  imaginé 

mi  crédito  !i       — —           ^M 

que  á  darme  quejas  venia. 

Gheoob. 

Al  punto  mando  decir             ^H 

Ana. 

No  os  entiendo. 

las  misas  por  no  impedir         ^M 

GnFüOR. 

¿Cómo  no? 

su  descanso.                            ^M 

Ana. 

Don  Gregorio:  nunca  yo 

Ana. 

Sois  piadoso.        ^M 

tuviera  tanta  osadia 

Ghegor. 

|Por  Dios!  que  anoche  era,     ^M 

que  el  papel  de  un  alma  hiciese 

don  Gómez,  que  érades  vos,    ^H 

que  está  gozando  de  Dios; 

cuando  reñimos  los  dos;          ^H 

pero  ¿visteis  algo  vos 

porque  como  luego  os  vi         ^M 

que  mi  hermana  os  pareciese? 

en  el  traje  que  ahora  estáis      ^m 

Porque,  si  he  de  hablar  verdad 

y  mis  sucesos  sabéis,               ^M 

refiriéndoos  lo  que  pasa, 

con  la  fama  que  tenéis             ^M 

las  más  noches  en  mi  casa, 

de  las  burlas  que  inventáis,     H 

apenas  la  obscuridad 

dije:  «¿Este  mozo  me  incita     ^i 

mata  las  luces  al  sueño. 

para  otro  riesgo  segundo 

cuando  una  voz  lastimosa 

con  cosas  del  otro  mundo?» 

nos  despierta  querellosa. 

Ana. 

Nunca  el  cielo  tal  permita;. 

al  principio  con  pequeño 

los  sufragios  que  os  exhorta 

estrépito;  mas  después, 

se  hagan  por  ella  mañao*; 

con  cadenas,  con  gemidos. 

porque,  difunta  mi  hermana 

nos  atruena  los  oídos, 

y  en  el  cielo,  ¿qué  la  importa 

sin  que  hasta  hoj  sepa  lo  que  es. 

que  sea  vuestra  esposa  ó  00          i 

Mudé  posadas  creyendo 

doña  Petronila?                        H 

que  era  duende  lo  <^ue  os  digo; 
pero  mudóse  conmigo 

Boceo. 

Poco.             H 

Grcgor. 

Tendréisme  con  eso  loco.       ^M 

con  sus  cadenas  y  estruendo. 

Ana. 

Otro  estorbo  temo  yo             ^M 

■         Greoor. 

¿Qué  decís? 

que  es  harto  más  importaate^B 

L         Ana. 

¿Qué?  Boceguillas: 

entre  vos  y  vuestra  daoiA.      ^M 

cuenta  tú  lo  que  ha  pasado, 

Grecop. 

¿Cuál  es? 

pues,  como  yo,  lo  has  ¡astado. 

Ana. 

Don  Gómez  se  U«ma, 

^V    Boceo. 

Contaréle  maravillas 

primo,  galán,  estudiante         md 

á  vucsasted  que  le  obliguen 

y,  sobre  todo,  bien  visto         H 

á  santiguarse.  Antenoche 

de  la  que  es  con  vos  cruel.     ^M 

sentí  en  el  desván  un  coche 

Grkúor. 

Algo  me  han  contado  de  ¿1.  ^H 

á  quien  seis  jayanes  siguen 

Ana. 

Matémosle.                              ^M 

arrastrando  seis  capuces 

Boceo. 

(Ápartt.)       ¡Vive  Cristo!        H 

con  hachas  d«  cera  pez. 

que  no  es  posible  que  sea        ^^ 

dando  aullidos  cada  vez 

smo  engendrado  á  jirones 

que  se  apagaban  las  luces; 

de  embelecos  y  invencioaes 

tras  todos,  de  un  blanco  velo 

este  tipie  taracea. 

Pues  él  ¿en  qué  os  ha  oreodidd^ 

cubierto  un  cuerpo  miré. 

GrKúOr. 

^^^^^^^PP 

tan  alto,  que  imaginé 

Ana. 

En  el  nombre  lo  primero,       fl 

que  desplünaba  el  cielo; 

puesto  que  Portocarrero,        ^M 

gemía  de  cuando  en  cuando 

en  que  se  haya  entremetido,  ^m 

cual  si  de  parto  estuviera; 

mandón  de  la  que  os  abrau  ^| 

bajaron  por  la  escalera 

tanto,  que  podéis  temer        ^H 

seis  cadenas  arrastrando, 

que  este  primo  se  ha  de  baccc^H 

y  entraron  en  mi  aposento 

primogénito  de  casa                ^H 

sin  perdonar  escondrijo; 

en  que  su  traje  molesu          ^| 

entonces  un  jayin  dijo: 

á  todos;  pues  al  instante         ^H 

^^^^^^^H 

•Este,  que  roncando  siento. 

que  un  zatio  ve  á  un  estudiaoír. 

y  se  llama  Boceguillas, 

dice:  «daca  la  ballesta», 

sirve  á  su  amo  de  trainel; 

en  que  compita  con  vos 

á  la  pelota  con  él 

y  aumente  vuestros  desvelos. 

juguemos.»  Yo,  de  rodillas. 

Ghegor. 

¿Mas  si  tuviéacdcs  celos 

dije:  «Si  del  Purgatorio 

de  él? 

sois,  ¿qué  mal  os  hice  yo?» 

Ana. 

¿Yo  celos?  Bien,  por  Di«i 

Y  el  alma  rrc  respondió: 

como  de  mí. 

«Anda  y  dile  á  don  Gregorio 
que  pena  por  el  doña  Ana, 

Greoob. 

¿Ncaarcisme 
que  no  amáis  á  ía  que  adoro? 

porque  si  luego  le  avisas 

Ana. 

¿Yo?  Como  al  rejón  el  toro. 

que  diga  por  mi  mil  misas, 

Don  Gregorio,  amigo,  ¿veiia»ii^« 

^^^^H 

me  iré  á  los  cielos  mañana.» 

Pues  á  fe  de  caballero             ^M 

ACTO  TERCERO                                                             6l  1 

que  os  amo  más  mucho  á  vos 

ESCENA  fn 

que  á  esa  dama  y  á  oirás  dos. 
La  amistad  ts  lo  primero; 

Dicaos,  mcnot  Dom  Gnauo^io. 

desde  que  nos  conturmamos 

Boceo.      ¿Eslis  harto  de  tejer 

sois  dueño  dr  mis  acciones; 

marañas?  ¿Sóbrate  estambre 

fuera,  si,  de  obligaciones 

para  olras.^  ¿Tú  de  ti  mismo. 

que,  si  nos  comunicamos, 

dama,  maltes,  estudiante? 

sabréis. 

¿Tú,  contigo  compitiendo, 
á  ti  mismo  has  de  buscarte? 

m.                Ya  me  han  referido 

de  no  sé  qué  Greida. 

¿A  ti  mismo  perseguirte                               ■ 

^Quién? 

porque  á  ti  mismo  te  mates?                      ^M 

»«.   Que  os  quiere  y  le  queréis  bien. 

¿Qué  habemos  de  sacar  de  esto?           ^^H 

¡Por  Diosl  ^Qué,  lo  habéis  sabido? 

Ana.         Boce^uillas:  pues  no  sabes                    ^^^H 

Pues  yo  os  juro  que  es  de  suerte 

mis  tines,  no  los  censures.                   ^^^H 

lo  que  eslA  conmigo  unida. 

BooEG.      Ya  estoy  en  que  me  mandaste             ^^^H 

que  nos  alienta  una  vida 

oír  y  ver  y  callar;                                 ^^^H 

y  nos  espera  una  muerte. 

oigo  j  veo,  que  esto  es  fácil,                ^^^H 

1.      (Apartt.)  En  esto  no  hay  solecismo, 

pero  querer  que  en  el  golfo                  ^^^H 

pero  hay  infinito  enredó. 

de  tanto  embeleco  calle,                       ^^^| 

>R.  Confiado  habláis. 

es  poner  ai  campo  puertas.                       ^M 

Y  puedo 

^^^^ñ 

del  modo  que  de  mi  mismo. 

^^^^^1 

Volvamos  al  estudiante 

ESCENA  IV                            ^^M 

que  ha  de  morir.  ¡Vive  Diosl 

Sait  Mblcmok*  con  manto.— Dichos.                 ^^^H 

puf  mi,  cuando  no  por  vos. 

OB.  ¿De  qué  suerte? 

Melch.    Señor  don  Gómez:  Dios  guarde          ^^^| 

Es  el  rondante 

á  vuesa  merced.                            ^^^^H 

y  espadachín  cuantas  noches 

Ana.                               iMelchora!           ^^^^H 

llama  el  silencio  al  reposo, 

¿Adonde  buenoi^                           ^^^^^H 

y  en  extremo  lan  celoso, 

A  buscarle.        ^^^^H 

que  en  la  calle  cuantos  coches 

«Mensajera  sois,  amiga»,               ^^^^^| 

pasan  ha  de  registrar, 

etcétera.  El  corretaje                          ^^^H 

cuanto  aventurero  andante, 

que  traigo,  no  pide  parles;                   ^^^H 

que,  aunque  al  tal  primo  estudiante. 

mándame  á  que  le  cante,                    ^^^H 

vuestra  dama  dé  lugar 

mi  señora,  6  que  le  rece,                      ^^^H 

1        y  entrada  cuando  es  de  día, 

l«  antiguo  de  aquel  romance:              ^^^H 

de  noche  no,  que  su  puerta 

«Mira,  Zaide,  que  te  aviso                   ^^^H 

para  ninguno  está  abierta; 

que  no  pases  por  mi  calle,                   ^^^H 

puesto,  aunque  es  malicia  mía, 

ni  mires  á  mis  ventanas                      -^^^^f 

que  asistente  en  una  reja 

ní...»  Ya  sabrá  lo  restante.                  ^^^H 

las  más  le  sale  á  escuchar, 

Vuesa  merced  represente                     ^^^H 

V  con  él  suele  parlar 

hasta  que  al  indio  el  sol  deja; 

el  papel  del  dicho  Zaide;                     ^^^H 

porque  está,  si  no  lo  cumple,              ^^^| 

hánmelo  mentido  ansí 

a  peligro  que  le  maten,                         ^^^H 

v  es  bien  que  lo  averigüemos; 
la  siguiente,  pues,  iremos, 

6  que  sepa  la  justicia                            ^^^H 

sus  mujeriles  disfraces                          ^^1 

y  si  le  hallamos  allí. 

siendo  hombre,  y  lan  para  hombre            ^M 

acabaremos  con  él; 

que  diz  que  le  llaman  padre                   ^^H 

si  no,  US  habéis  de  fingir 

ó  taita  Crisiobalilos                              ^^^M 

don  Gómez,  y  hacer  salir 

Y  Greidas  que  le  desmanchen.             ^^^| 
Mi  sa  doña  Petronila                           ^^^H 

la  dama,  creyendo  es  él; 

que  con  la  seña  engañada 

acaba  ahora  de  sacarse                         ^^^H 

al  instante  acudirá, 

la  muela  qu?  le  ha  dolido,                    ^^^H 
si  no  mucho,  lo  bastante,                    ^^^H 

y  allí  vuestro  amor  sabrá 

si  está  del  primo  prendada, 

siendo  el  galillo  sus  celos;                    ^^^H 

para  que  con  causa  justa 

y,  si  bien  escupe  sangre,                       ^^^f 

de  tramoyas  os  venguéis. 

hay  Franciscos  y  Gregorios                 ^^H 

>».  Las  cosas  que  proponéis 

con  que  sus  penas  enjuague:                ^^H 

son  extrañas;  mas,  pues  gusta 

está  en  duda  con  cuál  de  ellúb             ^^H 

vuestra  amistad,  no  hay  en  mi 

brevemente  se  entalame,                      ^^^H 

dificultad. 

y  hay  consulta  de  parientes                ^^^H 

A  las  dos 

en  nuestra  casa  csia  larde;                   ^^^H 

os  espero. 

teme  que  se  la  alborote,                      ^^^H 

0".                     Amigo,  adiós. 

y  en  mujer  tan  importante                  ^^^H 

¿Queda  esto  ansí? 

ya  verá  lo  que  se  arriesga                    ^^^H 

DB.                                 Quede  ansí.  (V«*) 

con  el  más  mínimo  achaque.               ^^^H 

^^^ 

Dije,  y  voime.  Adiós,  scor  mío.          ^^H 

^M          fu  2 

BELLACO  SOIS,  GÓMF 

^^^^H 

^m 

No  has  de  irte  sin  que  te  pague. 

Pues  ¿cómo  impedirte  pul 

^^^^_^ 

Mclchora,  tan  buenas  nuevas; 

que  este  otro  agora  se  casi 

^^^^b 

será  el  premio  csie  diamante.  iDáscie.) 

SI  para  entrar  (n  su  casa  M 

^^^^H 

[Gracias  á  Dios  que  saldremos 

tienes  peligros  tan  grudM 

^^^^m 

de  empeños  en  que  á  engolfarme 

Pues  sus  deudos.  tacq^^H 

^^^^^^^ 

me  llevaban,  agua  arriba, 

Melchora  que  han  de HIH 

^^^^^^^K 

obligaciones  tan  grandes  1 
iQue  discreta  es  lu  señoral 

si  entrar  con  ella  te  ven» 

^^^^^^1 

conque  por  ninguna  paru 

^^^^^^H 

Con  cualquiera  que  se  case 

hay  puerta  para  tu  enredd 

^^^^^^^H 

de  los  dos,  tan  mis  amigos. 

aunque  más  máquinas  hl 

^^^^^^B 

hallará  dichas  iguales 

Ana. 

Dije,  y  tengo  de  cumplirU 

^^^^^^^H 

que  den  envidia  á  esia  corte. 

¿Dudas  tú  que  á  mí  me  fl 

^^^^^^^H 

y  yo  excusaré  desaires. 

medios  con  que  entrarla  i 

^^^^^^H 

si  á  Cristóbal  legitimo, 

y  mis  cautelas  la  engañen 

^^^^^^^' 

que  está  temiendo  su  madre. 

Allá  he  de  entrar  luego  al 

^^^H 

Di  la  esto,  y  adiós. 

Boceo. 

Luego,  ¿los  dos  han  de  di 

^^^^    Meuch. 

¡Tan  seco! 

la  manoá  la  Petronila? 

^H 

1  Jesús!  ¡Don  Gómez!  |Tan  grave! 

;Con  los  maridos  á  pares 

^H 

^Vuesasted  la  quiso  bien? 

Ana. 

Geranio  á  pares,  ó  á  flMM 

^H 

Pues  ¿qué  he  de  hacer? 

BOCEG. 

Y,  hecho  el  dicho  mi^^H 

^H         Melck. 

jQué?  Colgarse 

imposible,  ¿con  quién^ 

^^P 

de  una  viga;  dar  suspiros 

casar  tú? 

^H 

que  un  neblí  no  los  alcance; 

Ana. 

Contigo. 

^H 

retar,  celoso,  á  Zamora, 

Boceo. 

[Zapet 

^^^^    Ana. 

Eso,  amiga,  solía  usarse 

.^NA. 

Boceguillas;  [o  del  alma 

^^^^B 

en  farsas  matusalenas; 

en  pena  me  es  importante 

^^^^ft 

no  hallan  celos  ya  &  quién  maten; 

que  se  apoye. 

^^^^^^^H 

está  rauy  cristiano  amor 

boCEG. 

¿De  qué  sue 
Escúchalo.  ¿Tú  no  sab«s 

^^^^^^1 

y  tiembla  de  condenarse 

Ana. 

^^^^^^ 

si  loco  se  desespera. 

dónde  el  don  Gregorio  vi 

^^^^^P 

Vele,  y  dila  de  mi  parte 

BoCEG. 

Lindamente:  barno  y  cal 

^^^^ 

que  la  doy  mil  parabienes. 

Ana. 

¿Tiene  en  casa  otros  »eci 

^L              MiLCH. 

Pues,  mire:  por  más  que  trague 

Bl>CEO. 

Pienso  que  ayer  vi  mudaí 

^^^^H 

hacia  adentro  sentimientos 

los  que  en  el  cuano  de  U 

^^^^H 

y  disimule  pesares, 

yo  sé  que  tiene  el  pechilo 

moraban. 

^^^H 

Ana. 

Si  se  quedase 

^^^^H 

con  más  agujas  que  un  sastre. 

vacío,  fuera  esta  suerte 

^^^^H 

Vaya  allá  vuesa  merced, 

de  mi  sutileza  examen. 

^^^^H 

pero  no  le  diga  á  nadie 

Anda,  vamos  á  saberlo. 

^^^^P 

que  yo  le  di  tal  consejo. 

Boceo. 

Pues  ¿qué  tenemos? 

^^^^^ 

porque,  así  Dios  me  depare 

Ana, 

DoQ 

^^^^^^^_ 

mando  que  me  merezca, 

que  me  saquen  venturos 

^^^^^^H 

que  me  ha  mandado  que  llame. 

Boceo. 

¡Oh,  casa  de  los  orates! 

^^^^^^V 

mi  señora,  deudos  suyos 

^^^^^f 

que  en  casa  han  de  convocarse 

^^^^ 

)ara  lo  que  le  refiero. 

ESCENA  VI 

^V 

*ues  ¿que  quieres,  si  á  intimarme 

^H 

que  no  vaya  allá  te  envía? 

Saltn  Doña  Pstiumila,  Do»  F«4B 

^H          Melch. 

[Jesús!  ¿Pues  eso  cree?  Calle. 
¿Luego' ignora  que  en  los  celos 

y  DoH  Gmoohio.        ■ 

^^^^^ 

son  mizes  todos  los  zapes? 

Petron. 

Digo,  pues,  señores  mioM 

^^^^K^^ 

Vaya  luego  allá,  y  adiós.  (Vasc.) 

Que,  sin  consultar  conMM 
de  mis  deudos,  aunque  ti 

^^^^^^^L 

^^^^^^^H 

primos,  parientes  y  iíüíJ 

^^^^^^^ 

ESCENA  V 

no  itene  mi  cleccióaMífl 

^V 

Dichos,  menoi  Mki.csoua. 

para  ponerme  en  cs^^Hj 
para  esto  los  he  llai^^H 

^H 

¿Qué  dices  de  esto? 

las  muchas  partes  P^^H 

^1          Buceo. 

Que  acabes 

de  los  dos;  v  •■•■■"  ^RH 

^H 

con  todos:  ó  dentro  ó  fuera. 

libré  en  ell<                ¡MkS 

^1 

Don  Francisco  ha  de  casarse 

Los  bien  na^.^.^.  r^^viicaál 

con  ella,  ó  yo  no  ser  hombre. 

como  tales  á  lo  igual,    ■ 

^^^^    Boceo. 

Pues  ¿agora  no  acabaste 

litigan  al  tribunal;           1 

^^^H 

de  decir  á  don  Gregorio 

pero  siempre  quescTCiíA 

^^^^L 

que  te  busque  y  que  te  mate 

es  justo  que  amigos MM 

^^^H 

porque  su  dama  se  quede 

que  yo,  en  habiendo^^H 

L 

sin  estorbos  que  la  embarguen? 

que  cause  murm^t^^H 

^^^^^^^^^^^^^AS^SR?!í^^^^^^^^^^^^^6r^^^^ 

desde  luego  les  intimo 

en  lodo  Madrid.                                ^^^H 

que  más  que  el  casarme  estimo 

Petkon.                              ¿Qué  es  esto?           ^^^1 

mi  fama  y  reputación. 

Ana.        ¿Esto?  Entróme  acá,  que  llueve.       ^^H 

DO».    Sois  tan  cuerda,  mi  señora, 

PsTBON.    ¿Qué  queréis?                                            ^H 

que  yo  convencido  quedo 

Ana.                               No  se  apitone:            ^^^1' 

y  las  ventajas  le  cedo 

un  demonio  de  estudiante,                 ^^^|' 

á  mi  opuesto  desde  a^ora; 

aue  siempre  lo  hallo  delante,            ^^H 
de  suerte  se  descompone                  ^^^|i 

vuestra  suerte  se  mejora 

en  empleos  de  su  amor, 

por  dondequiera  que  paso                 ^^^1 

y  yo,  que  de  su  valor. 

con  pellizcos,  con  locuras,                ^^^|{ 

aunqoe  parte,  soy  testigo. 

malicias,  desenvolturas,                    ^^^H 

le  quiero  más  para  amigo 

que,  aunque  de  ellas  no  hago  caso,        ^M 

que  para  competidor. 
me.     Discreción  y  bizarría 

me  ha  obligado  á  que  huya  de  él      ^^^m 

y  me  entre  sin  ton  ni  son                  ^^^H 

airosamante  juntáis,- 

en  su  casa  de  rondón.                       ^^^| 

mas  no  es  bien  que  me  venzáis, 

Pf.tron.   ¿Estudiante  es?                                      ^M 

amigo,  en  la  cortesía: 

Ana.                                    Es  la  piel                   ^_^|| 

yo  os  renuncio  la  acción  mia, 

del  diablo,  que  le  engendró:              ^^^1 

'          que  amor  que  obliga  beldades 
no  funda  felicidades 
la  vez  que  elige  mujeres 

no  me  deja  á  sol  ni  á  sombra.          ^^^|, 

Pktron.   ¿Sabéis  vos  cómo  se  nombra?         ^^^| 

Ana.         Un  su  mozo  le  llamó,                       ^^^H 

en  ajenos  pareceres, 

porque  otro  lo  pescudaba,                 ^^^| 

sino  en  propias  voluntades. 

don  Gomia  Porchocarrero.               ^^^^ 

Esta  señora  os  la  tiene, 

PRTHON-  Don  Gómez  Ponocarrero           ^^^^^H 

sus  ojos  la  muestra  os  dan; 

^^^^^B 

dejáis  por  ella  á  Milán, 

Ana.                 Sí;  despacio  estaba              ^^^^H 

y  quien  de  tan  lejos  viene 

la  moza  para  estodiar                       ^^^|i 

no  es  justo  que  se  enajene 

si  es  don  Gómez,  Gazmio  ó  rollo.     ^^^B 

de  prenda  que  suya  fue. 

Petron.    Mi  primo  es.                                         ^t 

Yo,  que  muerto  la  causé 

Ana.                             Pues  si  es  su  pollo,         ^^Hl 

llantos  que  quiero  dcbclla. 

calcilla  le  puede  echar.                       ^^^|¡ 

volviendo  á  morir  por  ella 

¿Quiere  vuesasted  cuajada                ^^^H 

la  plaza  os  destjejaré. 

para  aquestos  caballeros?                  ^^^H 

íofí.    jFmezas  entre  los  dos 
á  mi  costa,  caballeros? 

Petron.    ¡Buena  meriendal                               ^^^| 

Ana.                                      Sin  sueros,                  ^| 

1           ¿De  qué  podéis  ofenderos 

limpia,  fresca  y  sazonada;                      H 

vos,  don  Gregorio.^  ¿Ni  vos? 

más  dulce  es  que  una  conserva;             ^H 

Soy  noble;  no  quiera  Dios 

al  azúcar  la  aventajo;                       ^^^| 

que  me  resuelva  arrojada 

pruébela,  que  no  es  de  cuajo;          ^^^M 

á  cosa... 

á  fe  mía  que  es  de  hierba.                V^HI 

(D«ntro.)  ¡Y  á  la  cuajada! 

{Saca  una  cucharada.^^^Ki 

ptON.    Que  al  mundo  dé  que  decir, 

Aunque  esas  manos,  que  pellas              ^H 

pues  yo  no  os  he  de  elegir 

son  de  nieve  en  el  color,                  ^^^^ 

á  deudos  subordinada. 

venden  cuajada  mejor;                      ^^^| 

¿Por  qué  el  uso  no  desprecio? 

comerse  puede  tras  ellas                  ^^^B 

¿Porqué  á  los  dos  no  os  admito? 

las  suyas  un  capitán.  (Ttimastlas.)          ^m 

¿Por  qué  mi  estado  remito 
a  quien  haga  de  él  aprecio? 

Pf.tron.   ¡Aduladora!                                      ^^^B 

Ana.                          a  ver:  llegue;                  ^^H 

Reparad  que  es  caso  recio 

á  fe  que  no  es  su  jalbegue               ^^^H 

el  de  esa  resolución, 

de  almendras  ni  solimán.                 ^^^H 

cuando  en  vuestra  discreción, 

¿Con  qué  se  las  lava?  ¡Rara             ^^^H 

en  fe  de  tan  estimada. 

blancura!  Amor:  tú  dirás                 ^^^H 

me  fío. 

que  lleve  el  diablo  lo  más                 ^^^H' 

con  un  poco  de  agua  clara.              ^^^H 

Petron.    Entre  grosero  y  pulido                     ^^^H 

ESCENA  VII 

sabéis  aliñar  primores.                     j^^^H' 

■  DoSa  Aka  de  cuajadera;  toca  de  reboco  hasla 

¿Visteis  vosotros  mejores               -^^^H 
Ana.                No  son  lo  que  han  sido.          |^^^| 

1  nah^,  sombrero,  manga.!  y  fundltla*  blancas; 

tgttu  dt  cotonía:  devantal.  eon  pUtguts,  blanco: 

Franc.     Airosa  es  la  cuajadera.                   ^^^f 

ta  olla  de  cobre  tn  una  cesta,  cubierta  con   unos 

Gregor.   Corred  la  cortina  ó  loca                         ^H 

mttteltí  que  ¡leva  en  una  mano.ytn  la  otra  un 

que  nos  priva  de  la  boca.                 ^^^ñ 
Ana.         Por  otro  tanto  me  diera                   ^^^H 

teharón  de  AUrro.— Dichos. 

%.                     ¡Y  á  la  cuajadal 

su  sotana  el  estudiante;                   i^^^H 

¡Válgale  la  maldición! 

no  la  hallara  con  sazón;                  ^^^| 

¿Han  visto  cuál  se  me  atreve? 
Nü  hay  escolar  más  molesto 

atrevióse  el  neguijón                         ^^^| 

á  unió  de  éstos  de  delante;                     ^H 

BELLACO  SOIS,  GÓME2 


libre  el  cielo  los  que  en  vos 

guarnece  de  carmes!; 

(A  tita  ap.)  Écheme  á  los  dos  de  aquí, 

que  tengo  que  hablarla. 

{A  todnj.)  Adiós, 

que  pierdo  tiempo  y  es  tarde. 

|V  á  la  cuajada,..! 
Pethon.  Esperad. 

Licencia  los  dos  me  dad. 
Gpegor.    Dios,  bella  señora,  os  guarde 

para  que  mucho  os  logréis 

con  la  prenda  que  os  merece. 
PCTRON.    Si  á  mis  deudos  os  parece 

que  es  bien  que  sobre  esto  habléis, 

miraldo;  y  cada  cual  crea 

que,  sin  hacer  distinción 

de  entrambos,  mi  inclinación 

acertar  sólo  desea. 
Gpegor.  No  sé  en  eso  lo  que  os  diga,  ivait.) 
Fpa\c.     Tampoco  dichoso  soy, 

que  por  excluso  me  doy.  í'V'aje.) 

ESCENA  VIII 

OúfcA  PaTHONiLA  y  Doña  Ah\ 

Petron.    ,jYo  qué  he  de  hacer,  pues,  amiga? 

iQ\ié  hay  de  nuevo? 
Ana.  Que  acabemos 

con  celos  y  impertinencias. 

(Quita  ta  toca,  detnuda  lo  dt  mufer, 
Ifút  la  tipada  debajo  del  vestido,  d  las 
es/faldas,  atada  con  el  tahalí,  queda  en 
cuerpo,  Como  hombre:  saca  de  la  cesta  la 
capa  y  la  guarnición  de  la  espada,  <¡u*is 
de  tornillo.) 


Petron. 
Ana. 


Mklch. 

Ana. 

Melcií. 

A^A. 


Mklcii. 


Ama. 


¡Jesús!  ^Ha}|  tal  osadía? 
No  ha  sido  ésta  la  primera 
en  que  tus  desconfianzas 
la  vida  y  gustos  me  arriesgan; 
tu  condición  es  terrible. — 
Melchora:  sal  acá  afuera; 
desnúdame  de  estas  burlas 
para  que  hablemos  de  veras. 


ESCENA  IX 

Sglt  MtLCtlOIIA.— DtCMAS. 

Pues  ¿qué  dirán  los  que  entraren 
cuando  aquí  en  cuerpo  te  vean? 
Veránme  en  cuerpo  y  en  alma 
andar  por  tu  causa  en  pena. 

{Desnudándola  Melchora  lienta  la  es- 
pada á  la*  espaldas  ) 

iQué  es  esto  duro? 

La  espada. 
^I^  espada?  ¿Quién  tal  creyera, . 
ingenioso  embelequista? 
Melchora:  amor  que  no  inventa 
no  vale  dos  caracoles. 

(Pone  d  la  espada  la  guetmitíón,  eiñtti- 
la;  póntte  el  sombrero  que  trufo,  y  Queda 
f^alán  con  la  cru^  at  pecho.) 

Cada  dia  hay  cosas  nuevas. 
¿Y  la  guarnición,  la  capa, 
con  lo  demás? 

Esa  cesu 


Petbon. 
Ana. 


Pbtron. 
Ana. 

Melch. 


Ana. 


Petron. 

Ana. 
Petron. 


Ana. 


Petron, 
Ana. 


Petron. 


Ana, 
Petron, 

Ana. 


PlTUOH. 


me  sirvió  de  gi]ardarrop*> 
jBuena  cuajadal 

Y  tan  boMa.j 
que  ha  de  cuajar  mis  venturi 

(AUtU 

Allá  esos  vestidos  entra. 
llevarálos  mi  criado. 
¿A  quién? 

A  una  esclava  nc 
de  mi  huésped. 

Cotonías 
son  la  gala  de  Guinea. 

{Mete  Melchora  tuda  to  dtm 
embeleco.) 


ESCENA  X 
DicuAS,  menos  Mct.ctioiLA. 

Agora,  pues,  mi  enojada, 
que  no  hay  disfraces  que  temn 
¿sobre  qué  es  la  pesadumbre? 
¿en  qué  estriban  tus  ofensas? 
Que  tal  oses  preguntarme, 
¿llamárelo  desvergüení*? 
Pues  ¿qué  he  hecho  yo  conll^ 
.No  es  nada,  la  doña  Greida  ^ 
para  esposa  apalabrada         H 
cuando  arrimes  la  encumieo^ 
y  el  señor  Cristobalico 
que  ligitimes. 

Quisieras, 
mi  bien,  tú,  que  antes  de  V( 
entre  hechicero  y  profeta, 
adivinara  en  Italia 
mi  ventura  y  tu  belleza, 
y  á  pesar  de  lindas  bhdes 
conservara  su  entereza 
el  caballero  del  Sol, 
reservado  á  la  Princesa 
Claridiana  ó  Clariluna; 
antes  es  bien  que  agradezcas 
certidumbres  que  le  saquea 
de  malicias  que  me  afrentan. 
¿Qué  malicias?  ^ 

Las  escritas  M 
en  la  carta  de  la  venta         V 
que  me  llaman  mutilado: 
ni  bien  hombre,  ni  bien  herab 
¡Qué  á  la  cara  me  han  salido, 
don  Gómez,  aunque  lo  sienta, 
lo  que  es  más  que  ¡maginabfei 
En  casarme  estoy  resuelta 
con  don  Gregorio  mañana. 
¿Con  quién? 

Ha  de  ser  por  I 
no  te  canses. 

Muchas  hora 
hay  que  entre  esta  noche  i 
y  mañana  para  hacer 
que  se  acabe  la  tarca 
en  Viveros  comenzada; 
veristc  antes  que  amanea 
viuda;  preven  luto  y  locas.] 
y  adiós  para  siempre.  [ 


^^^^^p                                      ACTO                                             ^^^^^|p                            ^^1 

^■No  sois  ya  los  dos  amigos? 

Ana.                       Me  aprietan                            ^^H 

^f  Geniil  amistad! 

congojas  no  sé  si  el  alma:                     ^^H 

iS.                              No  sea 

no  con  vos  crédito  pierda                      ^^H 

con  ¿I,  pues  lo  stenies  lanío; 

mi  valor,  que  no  a  cobarde;                ^^^ñ 

don  Francisco  le  agradezca 

quien  guarda  para  la  guerra                 ^^^^ 

^_Ja  mano  que  de  mi  parle 

las  manos,  y  para  un  susio                 ^^^H 

^■puedes  oirecerle^ 

de  anaor  los  ojos  y  lengua.                  ^^^| 

Pktron.    ¿Pues  la  G reída?  '                              ^^^H 

^Biongo  yo  el  alma  y  los  labios: 

Ana.                                     Casaráse                ^^^H 

con  otro  dándola  hacienda             ^^^^H 

^bal  valor  para  tal  prenda. 

sufícienie;  pues  me  excusa                 ^^^1 

^^■Afttv  enojada.) 

esta  cruz,  que  no  dispensa                  ^^H 

^B*ues  ¡ingrato,  fementido, 

tálamos  embarazosos.                          ^^^| 

^Bengañamundosl  no  creas 

Petrok.    ,:V  el  Crisióbalr                                    ^^H 

^^que  del  uno  ni  del  otro, 

Ana.                                    ^u  nobleza                 ^^H 

si  hoy  con  la  vida  te  dejan, 

le  sirva  de  patrimonio.                         ^^H 

¡ogre  su  amor  csperanias. 

Melch.    Si  es  natural,  no  es  afrenta.                ^^H 

^Han  visto  que  sin  dar  muestra 

Ana.         Echará,  si  se  lograre,                          ^^H 

de  un  pesar,  aunque  fingido, 

por  las  armas  ó  la  iglesia.                    ^^^1 

la  mano  el  traidor  me  besa? 

Pbtron.    Si  esa  cruz,  pues,  os  impide                 ^^H 

1       iVeie,  falso  á  tu  italianal 

lazos  lícitos  con  ella,                             ^^H 

Palabras  la  desempeña; 

.;cómo  podréis  ser  mi  esposo?              ^^H 

su  bastardo  legitima; 

Ana.         Para  la  oira  es  cruz  profesa;               ^^M 

¡        pero,  con  tal  que  no  vuelvas 
á  esta  calle  ni  á  esta  casa, 

pero  para  vos,  novicia.                         ^^H 

Pethon.    Ahora  bien:  templad  tristezas             ^^H 

'       que,  si  su  umbral  atraviesas, 
i  un  tiempo  han  de  ccfebrarse 

y  infórmeme  yo.  eniietanio,              ^^H 

de  cosas  que  es  justo  sepa                    ^^^H 

1        mis  bodas  y  tus  obsequias. 

para  asegurar  temores.                         ^^^| 

Eso  sí,  mi  Petronila. 

Ana.         ¿Qué  plazo  asignáis?                             ^^H 

¡Cuerpo  de  tal!  Pique,  escueza. 

Pethon.                                      Abrevian              ^^H 

Sepamos  cuál  de  los  dos 

los  deseos,  cuando  abrasan,                ^^H 

trae  más  fina  la  pimienta. 

dilaciones  que  atormentan.                  ^^H 

¡Qué  villanos  siempre  han  sido 

Asa.         Comerme  quiero  esta  mano                ^^H 
á  besos.  (Tómala  ¡a  manu.)                       ^^^H 

los  celos!  Si  no  se  vengan 

de  aquellos  que  más  aduran, 

Melcii.                  No  se  la  beba,                          ^^H 

juzgan  su  amor  por  aírenla. 

que  es  de  nieve  y  k  hará  mal.            ^^^| 

i,        ¡Ka,  pelillos  á  la  mar!     (Muy  littna  ) 

Ana.         Pues  «¡cómo  abrasa  si  nieva?              ^^H 

'        Celos  me  diste  que  queman. 

iSfuérdtttla  >      ^^H 

celos  te  he  dado  que  abrasan, 

Petron.    ¡Ayl                                                     ^^H 

servido  nos  han  de  leña; 

Melch.           -Queditu!  no  muerda.                   ^^H 

pues  la  brasa  se  ha  encendido 

Ana.         Envidia  el  corazón,  labios                  ^^H 

á  que  el  amor  se  calienta 

y  lengua.                                              ^^M 

1         y  humo  los  celos  se  llaman, 

PrruoN.                  Bellaco  sois,                       ^^H 

echemos  el  humo  fuera. 

don  Gómez.                                      ^^H 

Yo  le  adoro  ¡el  cielo  vive! 

Ana.                              Hechizo  mío                          ■ 

Si  no  bastan  para  prueba 

ansí  han  de  ser  los  hombres.  '.Vn»*  ^^M 

de  esta  verdad  los  disfraces, 

^^^M 

ya  dama,  ya  cuajadera, 

y»  doña  Ana,  ya  don  Gómez, 

^^^^H 

ESCENA  XII                          ^^M 

ya  estudiante,  ya  alma  en  pena, 

Saltm  DoM  Gkkgokio  y  Momtiu  a                  ^^^t 

^■.  ^qué  ha  de  bastar? 

■ 

Gregor.  ¿Qué  hora  es?                                   ^^H 

■ 

MoNTtLL.                      Todo  el  cahíz              ^^H 

^1             ESCIENA  XI 

conté  menos  una  hanega.                  ^^^1 

^^B 

Gregor.    Si  un  :1"«-'--'''' sosiega,                   ^^^H 
quien                    es  Mu.                 ^^H 

^H      5a/(  MBixnofiA.  — DtcBAS. 

Br                                  Yo.  señora, 

Pense  c...„  ..^^..z  rundar                  ^^^H 

que  be  sabido,  en  mi  conciencia, 

á  mi  ingrata;  ya  no  quiero.                ^^H 

1         qtie  ni  duerme  el  pobrcciio 

por  ti,  ni  come,  ni  cena. 
^_    Si  el  bien  se  nos  entra  eo  casa. 

MoNTiLL.  Róndela  el  Poriocarrero                    ^^H 

y  ¡alto!  señor:  á  acostar.                     ^^H 
Greoor.   Viva  el  dichoso  estudiante,               ^^H 

^H  jqué  diablos  es  lo  que  esperas? 
^B   Mira  qué  talle  de  alcorza;         * 

pues  sus  intentos  logró.                   ^^H 

¿Por  qué  he  de  maUrle  yo                ^^H 

1         mira  qué  cara  de  perlas; 
^^    acaba:  dale  esa  mano. 

si  el  paso  me  echó  adeliolc?             ^^^| 

Venme  á  desnudar,  .Monlilia.           ^^H 

^^^                           (Fingt  Oañi  \n»  que  tlora.) 

MoKTitu  ¡Gracias  á  [>i'<^  que  una  vez             ^^H 

^B  ^Qué  es  eso?  ,;Llorát3? 

íc  hallo  cuerJol  El  almirez             ^^H 

6i6 


BELLACO  SOIS,  COMEZ 


nos  despierte,  campanilla 

de  Codo  poltrón  ^alán. 
Gregop.    No.  Maurid,  en  I»  más  llsmas, 
MoNTiLL.  iFuef>o  de  Cristo  en  sus  damas! 
Gpeoor.   Luegu  me  vuelvo  á  Milán,  (v^njc.) 

ESCENA  XIII 
Doña  \há,  dt  hombrt,  y  Bocbcuiilas. 

BocEG.      Tu  ingenio  se  me  ha  pegado. 

Ana.         ^Cómo? 

BocE<;.  Dijele  al  casero 

que  quería  un  caballero, 
á  Madrid  recién  llegado, 
ver  el  cuarto  que  alquilaba, 
porque,  en  saliendo  contenió, 
sería  tu  alojamiento; 
y  él,  aunque  lo  deseaba, 
por  no  sé  que  ocupación, 
respondió  que  hasta  otro  dia 
mostrárnoslo  no  podía. 
Dile  entonces  un  doblón 
redondo,  divina  salsa 
que  á  todos  los  gustos  sabe, 
lióme  al  punto  la  llave 
y  entré  por  la  puerta  falsa 
sin  que  nadie  me  sintiese, 
meli  cadenas  y  grillos 
que  ha  de  pasmar  al  oilios 
el  lal,  joh,  si  ya  durmiese!, 
y  dite  aviso  al  momento. 
Comiéncese,  pues,  U  esgrima. 
G.      Estas  piezas  caen  encima 
de  su  cama  y  aposento; 
á  acostarse  iban  agora, 

3ue  yo  los  vi  diligente 
esde  aquí. 
\ti\.  Un  convaleciente 

mejor  duerme  que  enamora. 

¡Gentil  modo  de  matar 

al  estudiante! 
Boceo.  Una  herida 

teme  otra, y  no  hay  mejor  vida 

que  vivir. 
Ana.  Vuelve  á  mirar 

si  se  han  traspuesto  los  dos. 
BoCEG.     ¿Por  dónde? 
Ana.  Esa  cuadra  acecha 

(Acíchalii») 

Boceo.      Roncando,  los  soplos  echa 

de  á  legua  y  media;  ¡por  Dios, 
que  es  treinta  Alcaldes  Ronquillos. 

Ana.         Alto,  pues,  no  lo  dilates. 

BocRü.      ¿Qué  falta? 

Ana.  Que  la  luz  males 

{'  anden  Jos  ayes  y  fjr'l'os- 
)e  mí  mismo  tengo  miedo. 
Ana.  Vaya. 

BocEG.  Aquí  empieza  la  historia. 

(Entranfe,  y  alta  dentro  arraitran  c<i- 
(tem»,íOn  aytj  y  todt»  ntripito) 

A.sA.         ¡.\^,  que  me  impide  la  gloria 

un  m^^ratol 
BocBO.  ¡Ay,  que  no  puedo 

salir,  por  t:l,  de  las  penas 

inmensas  del  Purgatorio! 


Ana.         |Ay,  remiso  don  Gregorlúf 
Boceo.      \ky,  Monlilla! 


ESCE.NA  XrV 

En  cal^ondtlos  y  camtta  Monnu  «.,  c««  i 
■víibcin.is  y  mantat  d  cu*ilA$, 

MoNTii.L.  Mil  cadenas 

stcnio  que  vienen  tras  mi, 
y  mil  demonios  con  ellas 
dando  aullidos  y  querellas. 

RocEG.      ¡Ay,  que  me  abraso! 

Ana.  jAy 

MoNTii.i..  Conjuróte  por  el  Credo 
menos  el  Poncio  Pilatos. 

Ana.  ¡Ay,  hombres  de  viles  tratosf 

Mo.NTiLL.  Algalia  sudo  de  miedo. 

¿Qué  me  quieres,  aullador 

Boceo.      Misas. 

M0NTI1.L.  ¿Soy  yo  San  Grcgoric 

¿He  arrendado  el  Purgüioii 
¿Fui  yo  acaso  colector? 


ESCENA  XV 

Sale  Do»  GKRnoitio,  fu  jubón  y  rmt^on 
etpada  detnuJa. — Dtciios. 


GhEGoa. 


MONTIl-t.. 

Ohkoor. 

MúNTtLL. 

Ana. 


Greuob. 

Los  DOS. 
GitEGOP. 

Ana. 


Gkegou. 


MONTIUU. 

Gheoor. 

M0«TII.L. 


Grbgob 

MONTILL. 


¿Qué  calabozos  se  pasao 
desde  el  ínñerno  á  este  pu< 

¿Montilla? 

¡Señorl 

\U  Juiciot 

¡Ayl  iQue  me  abrasa^ 
llamas  sin  luz  invisibles!  I 

¿Por  qué  en  mis  penas  no  »'H^ 
Visiones:  ¿qué  queréis?  ~* 

Mis 
Yo  os  prometo  las  r-^-  '-''' 
(.1  voces  laslimadaM 
Mientras  que  en  el  í  ■-. p,« ... 
esté,  porque  tú  lo  quieres, 
tener  sosiego  no  esperes 
ni  casarte,  don  Gregorio. 
¡Sombras,  que  os  juzgo  tnr<^ 
No  os  he  de  tener  temor. 
Quita. 

¿Dónde  vas,  señor? 

(Cuchilladat  ai  airt  ) 

¡Qué  sé  yo! 

No  son  mortaU  _ 
ios  que  aullan,  sino  sombra» 
de  azufre  y  hierro  i«ri,'»4»v 
¿deque  sirven  cucli  ' 
Ouédatc  tú.  que  le 
subtrc  al  cuarto  de  anu 
^uc  en  mí  el  espanto 
Si  está  la  pueda  con  Iti 
sin  persona  que  le  viva 

Eor  más  que  intentes,  ¿qucj 
■  \  diablo  aquí  te  hospcoó. 

Pues,  ¿qi^'  'i'"  ■'*''  har<-!-> 
Afuf;ilUs 


ACTO  TERCERO 


617 


I 


)NC. 


^Dónde  vas? 
Voime  á  la  caballeriza: 
refugio  á  todo  lacayo 
donde  jamás  cayó  rayo 
ni  fantasma  atemoriza, 
ni  los  riesgos  ordinarios 
de  vientos  y  terremotos; 
los  rayos  son  muy  devotos, 
que  buscan  los  campanarios, 
palacios  y  galerías. 
Acójome  á  estercolar 
el  sueño.  (Vatt) 

ESCENA  XVI 

Dichos,  men  at  éste . 

Si  han  de  durar, 
hasta  que  alumbren  los  días, 
todas  las  noches  espantos 
semejantes,  sin  dormir, 
mejor  me  estará  salir 
y  excusar  estruendos  tantos, 
no  de  temor;  todo  el  lecho 
se  viene  abajo.  {Mucho  ruid».] 

{Árrilfa  los  dos,  que  xe  lean.} 

Si  hará. 
Boceguillas:  bueno  está; 
lucidamente  lo  has  hecho. 
I  Alto,  á  la  tal  falsa  puerta 
con  todo  el  fantasmo  ajuar! 
Bien  puedo  representar 
diez  almas. 

No  quede  abierla 
la  casa.  Ven.  (Vanst.) 


ESCENA    XVI 

Don  Gregorio  io/o. 

Saber  quiero, 
pues  por  hoy  no  he  de  dormir, 
si  á  su  dama  va  á  asistir 
el  primo  Portocarrero 
y  está  á  la  reja  admitido 
de  quien  conmigo  es  cruel. 
Podrá  ser  que  vengue  en  el 
lo  que  en  casa  no  he  podido.  (»'<"«.) 


ESCENA  XVIII 

SaietksH  Francisco  como  dt  nocht. 

Esta  vez,  sospechas  mías, 
he  de  ver  si  salSs  falsas, 
ó  el  duplicado  don  Gómez 
con  vil  cautela  me  trata. 
He  recelado  que  tiene 
como  tos  nombres  las  caras, 
como  el  ingenio  las  obras, 
y  que  me  usurpa  á  mi  dama; 
en  mis  celos  se  deleita; 
en  sus  ojos  se  retrata, 
pues  siempre  en  ellos  ho  visto 
que  sus  niñas  le  agasajan. 
bi  esto  es  asi,  lo  que  el  día 
i  las  malicias  recata. 


desquitarán  por  las  noches 
cohechos  de  sus  ventanas. 
Hagamos,  pues,  la  experiencia. 


ESCENA  XIX 

Htbo^ado  Don  Francisco  y  d  ¡a  imttana  MstciiOftA. 

Mki.ch.     a  nuestras  puertas  se  para 

un  hombre.  jSí  es  el  que  espero? 
La  noche  esta  tan  cerrada 
que  diviso  y  no  averiguo; 
«'pero  si  no  es  el  que  aguarda 
el  que  las  piedras  nos  cuenta? 
|Eh  caballerol  ^Quién  pasa? 

Fr ANC.       ( aparte,  y  lutgo  4  ella.) 

Ya  tenemos  un  indicio: 

don  Gómez  soy. 
Melch.  ¡Acabara 

de  hablar  yo  para  utro  juevesl 

Bien  venido. 
Fbanc.     {Aparte)       Lacriadí 

es  esta;  mas  ¿si  se  quieren 

los  dos? 
Melcii.     (•■*''•)      Echóse  en  la  cama 

por  esperarle  vestida 

habrá  dos  horas  el  ama. 

Dormilón  es  el  don  Gómez. 
Fbanc.      No  ha  causado  mi  tardanza 

el  sueño:  los  pliegos  fueron 

que  he  recibido  de  Italia. 
Melcu.     ¡Qué  de  ello  me  debe,  amigol 
Franc.      Vos  escogeréis  la  paga 

á  contento. 
Meixh.  Se  la  tengo 

más  que  una  cordera  mansa; 

no  la  diga  pesadumbres. 
Fuanc.     ¿Yo,  mi  Melchora? 
Meixh.  A  llamarla 

voy;  retírese  allá  afuera, 

que  no  séá  quién  siento.  iVase.) 
Fpanc.      ('ipaite.)  ¡Ah,  ingrata! 

¿Para  esto  no  hay  llamar  deudos 

que  con  vos  consultas  hagan? 


ESCENA  XX 

Sait  .MoKTii-LA.— Dow  Francisco. 

M0NTI1.L.  ¡Válgaos  el  diablo  por  pulgas! 
Peores  sois  que  las  almas. 

{Póntse  tnfrente  de  la  ftntaiia^ 

No  he  podido  pegar  ojo. 
Mi  dueño  dejó  la  casa 
á  sus  huéspedes  en  pena, 
y  como  en  las  de  amor  anda, 
que  puesto  que  las  ignoro, 
las  unas  y  otras  abrasan, 
tendrá  aqui  su  purgatorio. 
Oigan  allí  lo  que  pasa. 
El  es.  ¿No  lo  dije  yo? 
Rebozóme  la  fachcda 
y  sus  querellas  escucho.    (W»M<«í#.) 
Fuanc.     Cogióme  el  puesto  el  qoe  traza 
con  embelecos  su  muerte: 
escuchemos  en  qué  paran 
estos  oscuros  conciertos. 


6i8 


BELLACO  SOIS,  GÓMEZ 


ESCENA  XXI 

Sale  Do»  Gmtooíto,  rffroí  arfo.— Dichos. 

MoNTiLL.  Otro  salió  á  la  parada. 

Grboor.  .jDos  hombres  junto  á  su  puerta? 
(£l  cuerpo  lo  hacen  de  guardia 
¡Vive  Dios!  que  he  de  saber 
quién  son,  ó  morir.  ¿Quién  pasa.' 

(A  r)on  FraDCI»co.) 
FkaNC.      {Apartt  y  ¡utgo  á  Doq  Orcgorio  ) 
Su  mismo  nombre  me  vengue. 
¿Quién  lo  pregunta? 

Quien  anda 
buscando  á  cierta  persona. 

(Htbu^ados  todos.) 

FíANC.     Don  Gómez  soy. 

Gpecor.  ¿y  se  llama 

Avalos,  Poriocarrero 

ó  cómo? 
Franc.  Yo  tengo  entrambas 

noblezas  y  entrambos  nombres. 
Mo.NTjLL.  i^P)  Aquí  comienza  la  danza. 

ESCENA  XXII 

Sale  DoSa  \nt,  de  hombie,  y  Bocbguiu.as.— DtcHoc. 

BocEú.      Tres  á  tres  los  rondandilos. 
Ana.         Hacia  esa  esquina  te  aparta, 

y  déjame  á  mi  con  ellos. 
BocEG.      ¡Qué  lindo  vocablo  el  hacia! 

(Arrímáie  BoccfiuilUt/unf^i  cf  Montilli, 
iin  verle.) 

Ana.         En  forma  estáis  dependencia; 
mas  no  lo  sufre  la  casa 
i  cuyas  puertas  se  forja, 
que  miro  yo  por  su  fama. 

{Entre  llii  duí,  rebufada.) 

Servios  de  mi  cortesía 
V,  con  ella,  de  esta  espada, 
sabiendo  vo,  si  ser  puede, 
cómo  os  llamáis  los  dos. 

Basta 
que  vos  lo  pidáis  ansi. 
Yo  soy  don  Gómez. 

¿Quién? 
(Aparte.)  ¡Vaya! 

Ya  tenemos  dos  don  Gómez. 
El  que  eso  ñnge  os  engaña, 
porque  yo  el  don  Gómez  soy. 
i^p)  Jueguen,  pues,  al  tres  en  raya. 
Adviertan  vuesas  mercedes 
que  á  la  corte,  desde  Italia, 
y  desde  la  cuna  hasta  ella, 
ese  nombre  me  acompaña. 
¿Tres  don  Gómez?  ¿Qué  apellido 
los  guarnece? 

{Aparte.)  ¡Linda  chanza! 

Yo  soy  Avalos  y  luego 
Portocarrero. 

|0h,  qué  gracia! 
¿Y  vuesa  merced? 

También 
esos  títulos  se  enlazan 
en  mi  con  el  de  don  Gómez. 
Ana.         No  debe  de  ser  sin  causa 
el  triunvirato  Gomezio. 


•  Gregor. 


Ana. 

MONTIUJ. 
BoCErt. 

A^fA. 


Boceo. 
Fkanc. 


boceo.      ¿Quién  va  allá? 
MoNTtLL.  ]ZapeI 

BocEci.  .^Qoi 

cedulón  aquí  de  esquinas? 

MoNTiLL.  Don  Gómez. 

Boceo.  Tentad  si  «  paia: 

lodo  Madrid  se  gozmenia. 
MoNTiLL.  Y  él  ¿quién  es? 


Boceo. 

MONTILL. 


Don  Gómez. 


¿mas  si  llamase  esta  corte 
doñas  Gozmas  á  sus  da>fa 

Ana.         Coricluyamos,  caballeros; 

no  uséis  mal  de  mi  templanza: 
decid  vuestros  nombres  proprii 

MoNTiLL.  {.\p )  .Apostemos  que  son  almjs 
que  tras  don  Gregorio  vienen. 

Grkgor.  iAh.*Ani.)  A  vuestro  lado 
os  ofrezco  cun  la  vida. 

Ana.         ¡Oh,  amigol  ¿Vos  sois? 

Gregor.  M< 

de  mi  casa  y  Je  mi  seso 
visiones  de  vuestra  hermaí 

Ana.         ¿Veislo?  ¿.\o  os  lo  dije  yo? 
Pues,  ¿qué  ha  sido? 

Greuor.  Es  ce 

Para  después  lo  dejemo». 

Franc.      Señores:  antes  que  el  altxa 
madrugue,  que  ya  se  acere 
por  precisas  circunstancias  > 
me  importa  que  el  un  don  i' 
de  los  dos  del  mundo  salgí 

Ana.         ¿Cuál  es  de  ellos? 

Kkanc.  El  que  ñí 

amistades  que  por  falsas 
dobleces,  que  por  civiles 
le  apresuran  la  mortaja. 

Gkeoor.   Será,  caballero,  fuerza        | 
reñir  con  los  dos. 

Fbanc.  Venitjis 

tiene  mi  razón  y  eoo)o 
para  más  que  vengan. 

{Sac-nn  litt  tmt» 

Pktron.  Abran 

estas  puertas. 
Mei.cu.    (Dentro.)  ^¡,  scñura, 

que  á  su  don  Gómez  nos 
Petron.    Melchora:  sac*  esas  locts.  < 


ESCENA  XXIil 

Salen  Doáa  Pbthonila  y  McLCNOHAt  eou  i 
Dichos. 

MoNTiLL.  Vengan  hachas. 

Boceo.  Vengan  htch» 

Serviremos  de  comedia. 

si  es  que  esto  en  bodas  acabo- 
Petron.    ¡Don  Gómez!  ¡Amado  primo! 

¿Con  Quién  lo  habéis?  ¿VosUcSj 

desnuua? 

Templad  los  %atíM¡¿ 

¿Templar?  ¿Pues  qué  n  < 


Ana. 

Petron. 

Ana. 

Petron. 

Ana. 


¿Quién  está  con  vos? 


Mic&s 


I- 
IN. 


<'Mi  quién^ 

Si  valen  palabras, 
vos  sois  el  esposo  mío. 
¡Jesús]  ¿Qué  decís? 

El  alma 
que  por  vos  ha  andado  en  pena 
soy  de  la  ausente  doña  Ana. 
^Alma  vos?  ¡Válgame  el  cielo! 
<-Qué  tenéis? 

Miren  si  escampa. 
Alma  soy,  que  un  cuerpo  anima; 
cuerpo  soy,  que  en  ella  os  ama; 
vida  tengo,  por  vos  mueria 
mi  opinión  y  vucsira  fama. 
Para  que  ésta  resucite 
y  estotra  se  satisfaga, 
peregrinaron  deseos 
que  atravesaren  distancias, 
inventaron  sutilezas 
y  olvidaron  á  su  patria. 
Si  amor  tan  firme  merece 
que  se  corresponda...  ii.iora.) 
Basta. 
Mo  lloréis,  bella  señora; 
que  el  cielo  de  vuestra  cara, 
no  alma  en  pena,  cual  ñngisteis, 
alma  en  gloria  os  me  retrata. 
¡Si  antes  yo  os  hubiera  vistol 
¿Hay  ul  cosa? 

|Lo  que  pasa 
en  el  mundol 

Lacayo  hembro 
he  sido:  denme  matraca. 
No  le  creáis,  caballeros: 
advertid  que  aún  nos  engaña. 
Ya  sabéis  sus  artificios. 
Por  vos,  señora,  me  holgara. 
Doña  Ana  de  Avalos  soy. 
¿Y  la  Greida  que  os  aguard.i 
con  un  hijo  y  mil  promesas? 
¿Qué  Creídas,  ó  calabazas? 
Vila  yo  por  estos  ojos. 
Vistesme  á  mi  transformada 
en  Greida,  en  Poriocarrero, 
en  don  Gómez  y  en  doña  Ana. 
Cuando  no  traigáis  más  dote 
que  las  sutilezas  raras 
de  ese  ingenio,  que  eternicen 
plumas,  buriles  y  estatuas, 
merecen  que  yo  os  adore. 
Dadme  esa  mano. 

{Oantet  gímanos.) 


MoNTiLL.  |0h,  bien  haya 

la  madre  que  le  ha  pando! 
De  éstas  vengan  mil  fantasmas. 

Ana.  Bella  doña  Petronila: 

enriqueced  esperanzas 
de  don  Francisco  que,  pobre 
de  ellas,  mi  amistad  maltrata. 

Petron.    Lo  que  mandéis  obedezco. 

(5r  rfaq  fas  nianor.) 

Franc.      Mi  silencio  os  dé  las  gracias. 

/«■  I  lioñk  Ani^l 

Y  á  vos,  señora,  mi  afecto 

el  corazón.  (A  Doát  PetroníU.) 
Melcii.  ¿Quién  se  casa 

conmigo? 
Ana.  Melchora:  escoge. 

que,  para  que  feries  galas, 

docientos  de  oro  te  libro. 

Vcnfían,  aunque  sean  en  plata. 


.Melch. 

MoNTiLt..  Aquí  estoy  yo. 

Boceo. 

Melch 


Y  yo  también. 
¿Ojearon  la  ganancia? 
Codiciositos  me  son. 
Pues  yo  he  dado  en  ser  beata. 
Ana.  ¡Qué  gran  bellaco  que  ha  sido 

el  Don  Gómezl  Si  os  agrada 
la  comedia  ¡oh,  gran  concurso! 
decid,  supliendo  mis  faltas, 
que  han  de  ser  ansí  los  hombres 
cuando  engertos  en  las  damas. 

«E  bisto  esta  Comedia  intitulado  Bellaco  seis 
gome;;.  Bis  su  .Argumento  de  una  mujer  que  en 
abito  de  hombre  se  bale  para  casarse  con  un 
galán  de  trazas  injeniosas  y  chistes  donairo- 
sos.  No  tiene  ningún  incobeniente  por  ser 
toda  un  juguete,  y  así  puede  representarse,  sa- 
liendo la  dama  como  se  les  tiene  mandado  por 
el  Señor  don  Antonio  de  Contreras  y  con  en- 
aguas hasta  los  pies,  y  quitando  los  juramen- 
tos, que  ban  reparados  en  eila.  en  Madrid,  A  aj 
de  Abril  de  1643.»  (La  firma  de  este  censor  no 
se  lee  por  estar  roída  la  hoja). 

Por  Orden  de  V.  S.  el  Señor  Vicario  General, 
he  visto  esta  Comedia  y  en  ella  no  hay  cosa 
contraria  á  Nuestra  Santa  Fee  Calholica  y  bue- 
nas costumbres;  y  assi  podrá  V.  S.  servirse  en 
dar  la  licencia  que  piden  para  que  se  repre 
senté.  Fecho  en  Valencia  en  el  Convento  de 
N.tra  s.r»  del  Remedio,  Orden  de  la  S.m*  Tri- 
nidad, á  I  de  Setiembre,  año  1643. — El  Maes- 
tro Fh,  Juan  Baut.'  Palacio,  Cualijtcador 
del  S,to  Ofjicio. 


APÉNDICE 


EL  BURLADOR  DE  SEVILLA 


CONVIDADO  DE  PIEDRA 
IMEDIA  FAMOSA  DEL  MAESTRO  TIRSO  DE  MOLINA  (O 


|lXrnEgl!(T6l.A   KOQVB   OK  rlOUEROA   (3) 


HABLAN  EN   ELLA  LAS  PERSONAS  SIGUIENTES  (3) 


Don  Diego  Tenopio,  viejo. 
Don  Juan  Tenorio,  su  hijo. 
Catalinón,  lacayo. 
El  Rey  de  Ñapóles. 
El  Duque  Octavio. 
Don  Pedro  Tenorio. 
El  MAPQcfs  DE  la  Mota. 
Don  Gonzalo  de  Ulloa. 
El  Rey  ue  Castilla. 


Fabio,  c;  iado. 
Isabela,  Duquesa. 
TisBEA,  pescadora. 
Belisa,  villana. 
Anfbiso,  pescador. 
Corio6n,  pescador. 
Gaseno,  labrador. 
Patricio,  labrador. 
Ripio,  criado. 


JORNADA  PRIMERA 

ESCENA  PRIMERA 
%Un  Do*  JnAif  Tcnonm  y  Isabsla,  diKfutta. 


tLA. 


UN. 


Duque  Octavio,  por  aqui 
podrás  salir  más  seguro. 
Duquesa,  de  nuevo  os  juro 
de  cumplir  el  dulce  si. 
,;  Mis  glorias  serán  verdades, 
promesas  y  ofrecimientos, 


regalos  y  cumphmienlos, 

voluntades  y  amistades? 
D.  Juan.  Si,  mi  bien. 
Isabela.  Quiero  sacar 

una  luz. 
D,  Juan.  Pues,  ¿para  qué? 

Isabela.    Para  que  el  alma  dé  fe 

del  bien  que  llego  á  g02ar. 
D.  JiAN.   .Mataréie  la  luz  yo. 
Isabela.    |Ah,  cielo!  ¿Quién  eres,  hombre? 
D.  Juan.  ¿Quién  soy?  l^n  hombre  sin  nombre- 
Isabela.    ¿Que  no  eres  el  Duque? 
D.  Juan.  No. 


I)  El  texto  de  esta  conieüU  que  se  reimprime  es  el  de  1630.  Las  principales  variantes  anotadas  son  del 
g,  exactamente  igual  al  de  lóS^.  Alguna  pertenece  i  I»  comedia  lituLida  Tan  larf'a  mt  lo  fiáis,  impresa  i 
Itiouacióa,  y  que  no  es  mis  que  un  plagio  del  Burlador.  Se  ban  tenido,  »Jcniás,  i  la  vist*  tres  ediciones  aatí- 
*s,  dos  de  ellas  de  Sevilla,  y  la  modcroa  de  O.  Juan  Eu((cnlo  Itarc/enbusch.  Todas  estas  ediciones  se  descri- 
fc  en  el  Catálogo  que  precede  á  este  rolumen. 

Falla  esta  advertencia  en  la  edición  de  1649.  ' 

lotcrvicncn  «demis  Amimta,  Pastohm  y  Mvszcos. 


»34 


KL  BimLAD^R  RE  SE\ 


JsABEL4.    |Ah,  de  palacio! 

D.  Juan.  Detente. 

Dame,  Duquesa,  la  mano. 
likniA.    No  me  detengas,  villano. 

|Ah,del  rey:  soldadws,  gcntd 


ESCENA  II 

Sale  ti  Rar  db  NAtoies  con  unú  vtla  en  uh  candeltro. 

Rrv.        ¿Qué  es  esto? 

Isabela,  ¡El  rey!  [Ay,  triste! 

Rey.        ¿Quién  eres? 

D.  Juan.  ¿Quién  ha  de  ser? 

l'n  hombre  y  una  mujer. 
Rey,  (Esto  en  prudencia  consistc.1 

jAh,  de  mi  guardal  Prended (i) 

á  este  hombre. 
Isabela.  ¡Ay,  perdido  honor! 

{Vast  Isabela.) 

ESCENA  III 

Sale  Don  l'Eono  TsrioRio,  tmbafaiior  de  España, 
y  GuARdA. 

Ü.  Pkdf.  (2)  ¡En  tu  cuarto,  gran  señor, 
voces!  ¿Quién  la  causa  fué? 

Rrr.  Don  Pedro  Tenorio,  á  vos 

esta  prisión  os  encargo. 
Siendo  corto,  andad  vos  largo  (3); 
mirad  quién  son  estos  dos. 
Y  con  secreto  ha  de  ser, 
que  algún  mal  sucesu  creo, 
porque,  bi  yo  aquí  lo  veo, 
no  me  queda  más  que  ver.  (Yase.) 

ESCENA  IV 
1>0H  Pbdm,  Dom  Juan  y  La  Guarda, 

D.  Peda.  Prendeide. 

D.  Juan.  ¿Quién  ha  de  osar? 

I    Bien  puedo  perder  la  vida; 
mas  ha  de  ir  tan  bien  vendida 
que  á  alguno  le  ha  de  pesar. 
(Maialdcl 

¿Quién  os  engaña? 
Resuello  en  morir  estoy, 
porque  caballero  soy, 
del  Embajador  de  España. 
Llegue,  que  sólo  ha  de  ser 
quien  me  rinda  (4). 

Apañad; 
á  ese  cuaito  os  retirad 
todos  con  esa  mujer. 


D.  Ped». 


D,  Juan 
D.  Pkdr 


D.  Peor. 
D.  Juan. 


D.  Peor. 


(i)  llaruenbuKh  rorrijiiió  «Prendí»,  que  coniuena 
con  •fa(*. 

(a)    Eo  Ia  ed.  de  i6)a  ce  lee:  «Don  Juan». 

I3)  Tan  largo  m*  lo  fiáis  d«  inejur  íatma  de  este 
verso  ASÍ:  «Si  ando  corto  nadad  vot  \hT^cst. 

(4)  Hsrtzenbuüch  completó  este  hemistiquio  ajii:«^l 
quien  me  rinda*. 


tSCI 
Don  PaoKo  y  Do*  ica«. 

D.  Pedr.  Ya  estamos  solos  los  át»\ 
muestra  aquí  tu  <:■'■ 

D.Juan.  Aunque  tengo  es' 

no  le  tengo  para  vw.-. 

D,  Peoh.  Di  quien  eres, 

O.  Juan.  Ya  lo  digo: 

tu  sobrino. 

D.  Pedr.  (¡As  .  colt^,'.!,» 

¡Que  temo  j' 
¿Qué  es  lo  qi 
¿Lómu  estás  de  aqu< 
Uimc  presto  lo  que 
|Desobcdicnte,  atrevido!...' 
Estoy  por  darte  la  muerte 
Acaba. 

D.  Juan.  Tío  y  señor, 

mozo  soy  y  mozo  fuiste, 
y  pues  que  de  amor  supisi 
tenga  disculpa  mí  amor. 
Y  pues  á  decir  me  obligas] 
la  verdad,  oye  y  dircU: 
yo  engañé  y  gocé  á  Isabel^ 
la  Duquesa. 

No  prosigas; 
tente.  ¿Cómo  laenn»"^* 
IJabla  quedo  6  c¡ 
Fingí  ser  el  Dui^il..  — ¿ 
No  digas  miis,  calla, ; 
(Perdido  soy  si  el  Ref 
este  caso.  ¿Qué  he  Je  hacer* 
Industria  me  ha  de  valír 
en  un  negocio  ts 
Di,  vil:  ¿no  basit 
con  ira  y  fuerza  cxirarjAl 
tan  gran  traición  en  Esp< 
con  otra  noble  mujer, 
sino  en  Ñapóles  tambtén 
y  en  el  Palacio  real, 
con  mujer  tan  principal?! 
iCasiígucte  el  ciclo,  amér 
Tu  padre  de^de  Castilla 
á  Ñapóles  le  envió, 
y  en  su:i  márgenes  tt  dÍ4^| 
tierra  la  espumo" 
del  mar  de  Italia 
que  el  haberte  rt. .  ^  .w^, , 
pagaras  agradecido. 

/y  estás  su  honor  nfel 
y  en  tan  pr 
l'eroen  aqu 
nos  daña  \¡s 
mira  qué  qi.  

D.  Juan.  No  quiero  dur^á  ili^-atpl 
que  la  habré  de  dar  »in> 
Mi  sangre  es,  señor,  la 
sacalda,  v  pai;ue  la  cutj 
A  esos  pies  t-  iJii 

v  esta  es  m; 

D.  Pedr.  Álzate  y  mucM.-»  valor, 
que  esa  humildad  mchal 


(i)     Hsrtícnhiiscii 

extraña». 


JORN\DA  PRIMERA 


625 


.N. 


IR. 


■  N. 


\ 


DR. 


>P. 


^Atreveráste  á  bajar 
por  ese  balcón? 

Si  atrevo, 
que  alas  en  tu  favor  llevo» 
Pues  ^0  te  quiero  avudar. 
Vete  a  Sicilia  ó  Milán, 
donde  vivas  encubieno. 
Luego  me  iré. 

¿Cierto? 

Cierío. 
Mis  cartas  le  avisarán 
en  qué  para  este  suceso 
triste  que  causado  has. 
(Para  mi  alegre,  dirás. I 
Que  tuve  culpa,  confuso. 
hsa  mocedad  te  engaña. 
Baja,  pues,  ese  balcón. 
Con  tan  justa  pretensión 
JÜ20S0  niC  parto  á  lispaña. 

(  Vajr  Don  Juan  y  entra  (i)  r¡  /?cy.) 


EííCENA  Vi 
El.  R»r.-  Don  PKKko. 

Ya  ejecuté,  gran  señor, 
tu  justicia  justa  y  recta 
en  el  hombre  (a). 

¿Murió? 

Escapóse 
de  las  cuchillas  soberbias. 
¿De  qué  forma? 

Desta  forma: 
Aún  no  lo  mandaste  apenas, 
cuando,  sin  dar  más  disculpa, 
la  espada  en  la  mano  aprieta, 
revuelve  la  capa  al  brazo, 
y  con  gallarda  presteza, 
ofendiendo  á  los  soldados 
y  buscando  su  defensa, 
\iendo  vecina  la  muerte, 
por  el  balcón  de  la  huerta 
se  arroja  desesperado. 
Siguióle  con  diligencia 
tu  gente:  cuando  salieron 
por  esa  vecina  puerta, 
le  hallaron  agonizando 
como  enroscada  culebra. 
Levantóse,  y  al  decir 
los  soldados:  ¡muera,  muera! 
bañado  de  sangre  el  rostro, 
con  tan  heroica  presteza 
se  fué,  que  quedé  confuso. 
La  mujer,  que  es  Isabela 
(que  para  admirarte  nombro) 
letirada  en  esa  pieza, 
dice  que  es  el  Duque  Octavio 
que,  con  engaño  y  cautela, 
la  gozó. 


A49.  «Sale.» 

gual  en  las  dus  cd.— Debe  ser  «del  hombre». 

iboscb  lo  ialerpretó  «si: 

•Tu  ju$iici«  justa  y  recta. 

íl  hombre  ..» 

•MEDIAS  DK  TIRSO   E>B  MOLINA.— TOMO  II 


Rey.  ¿Qué  dices? 

D.  Pedb.  Digo 

lo  que  ella  propia  confiesa, 
Rev,  ¡Ah,  pobre  honor!  Si  eres  alma 

del  honor  (1 ).  ¿por  qué  ic  dejan 

en  la  mujer  inconstante, 

si  es  la  misma  ligereza? 

¡Hola!  {Sale  un  Crudo.) 

ESCENA  Vil 

Dicnos  /  ((  Criado,  y  detpués  IsABSta. 

Criado.  |Gran  señorl 

Rey.  Traed 

delante  de  mi  presencia 

esa  mujer. 
D.  PfcDR.  Ya  la  guardia 

viene,  gran  señor,  con  ella. 

{Trae  la  Guarda  4  Isabela.) 

Isabela.  ¿Con  qué  ojos  veré  al  Rey? 

Bey.         idos,  y  guardad  la  puerta 
de  esa  cuadra.  Di,  mujer: 
¿qué  rigor,  qué  airada  estrella 
le  incitó  que  en  mi  palacio, 
con  hermosura  y  soberbia, 
profanases  sus  umbrales? 

ÍSABKi  A.   Señor... 

Rey.  Calla,  que  la  lengua 

no  podrá  dorar  el  yerro 
que  has  cometido  en  mi  ofensa. 
^Aquél  era  el  Duque  Octavio? 

Isabela.   Señor... 

Iuy.  No  importan  fuerzas, 

guardas,  criados,  murallas, 
fortalecidas  almenas 
para  amor,  que  la  de  un  niño 
hasta  los  muros  penetra. 
Don  Pedro  Tenorio:  al  punto 
á  esa  mujer  llevad  presa 
á  una  torre,  y  con  secreto 
haced  que  al  Duque  le  prendan, 
que  quiero  hacer  que  le  cumpla 
la  palabra  ó  la  promesa. 

Isabela.  Gran  señor,  volvedme  el  rostro. 

Rey.  Ofensa  á  mi  espalda  hecha 

es  justicia  y  es  razón 
castigalla  á  espaldas  viieltft^ 

(  >  U 'f  ci   i'-cv    I 

D.  Pedr.  Vamos,  Duquesa. 
Isabela.  Mi  culpa 

no  hay  disculpa  que  la  venza; 

mas  no  será  el  yerro  tamo 

si  el  Duque  Octavio  lo  enmienda. 
{Vanse y salt el  t>\in\ie  Octavio/  Ripio, 

íu  criado.) 

ESCENA  VIH 

El  DoQUE  Octavio  y  Ripio.— ¿««^o  un  CniAtio, 

RiPK).       ¿Tan  de  mañana,  señor, 

te  levantas? 
Octavio.  No  hay  sosiego 


(1)    Asi  en  todas  las  ediciones,  tlartzenbusch  corrí» 
giú  acertadamente:  «del  hombre*. 

40 


626 


EL  BURLADOR  DE  SEVILLA 


Ripio. 

Octavio. 
Rumo. 


Octavio. 
Ripio. 

Octavio. 
Ripio. 

Octavio. 
Ripio. 


Octavio 


que  pueda  apagar  el  fuego 

que  enciende  en  mi  alma  amor. 

Porque, como  al  fines  niño,  \ 

no  apetece  cama  blanda  I 

entre  recalada  holanda 

cubierta  de  blanco  armiño. 

Acuéstase,  no  sosiega, 

siempre  quiere  madrugar 

por  levantarse  á  ju^ar, 

que,  al  tin,  como  niño,  juega. 

Pensamientos  de  Isabela 

me  tienen,  amigo,  en  calma, 

que  como  vive  en  el  alma, 

anda  el  cuerpo  siempre  en  pena  (i ) 

guardando  ausente  y  presente 

el  castillo  del  honor. 

Perdóname,  que  tu  amor 

es  amor  impertinente. 

¿Qué  dices,  necio? 

Esto  digo: 
impertinencia  es  amar 
como  amas;  ¿quieres  escuchar?  (2; 
Prosigue  (3). 

Ya  prosigo. 
jQuiérete  Isabela  á  ti? 
Kso,  necio,  ¿has  de  dudar? 
No;  mas  quiero  preguntar: 
y  tú  ¿no  la  quieres? 

Si. 
Pues  ¿íio  seré  majadero, 
y  de  solar^onocido. 
si  pieríícnio  mi  sentido 
por  quien  me  quiere  y  la  quiero  (4)? 
Si  ella  á  ti  no  te  quisiera, 
fuera  bien  el  portíalia, 
re^alalla  y  sdoralla 
y  aguardar  que  se  rindiera; 
mas  si  los  dos  os  queréis 
con  una  mesma  igualdad, 
díme:  ¿hay  más  diñcullad 
de  que  luego  os  desposéis? 
Eso  fuera,  necio,  á  ser  (3) 


(1)  Así  ea  lodas  l«s  impresiones.  Haruenbuscb co- 
rrí gió  coa  acierto  esia  redondilla  aaí: 

«Pensamientos  de  Isabela 

me  lieni-D,  Ripio,  sin  calma, 

que  como  vive  en  el  alma, 

anda  el  cuerpo  siempre  en  vela.» 
(3)  Asi  en  las  imprcsioneft.  Harizenbutch  puso  este 
verso  así:  «Como...  «quieres  escuchara»  Pero  tal  va  la 
verdadera  correcclóa  sea;  «como  amas;  ¿qui<s  escu- 
charr»  La  contracción  «quií»*  per  «quieres»  no  es  iti- 
frecueote  en  los  lacayo»  de  Tirto. 

(3)  £</,  de  i64ii:  «Ea,  prosigue  » 

(4)  Id  .  [''alian  los  cuatro  versos  que  liguen  desde 
aquí,  }'  dice  asi  el  5.'*; 

«Pues  sí  los  dos  os  queréis.» 
Faltta  Umbiin  ea  los  impresos  posteriores  y  en 
llartxeDbusch. 

(5)  Ed.  dt  1C49.  Falta  en  ella  íste  y  los  once  ver- 
sos siguientes.  Lo  mismo  sucede  en  las  impresiones 
sueltas  y  en  Hsrtzenbusch.  ('or  no  repetir  adrertire- 
mos  ahora  que,  en  general,  todas  éstas  si<iuen  el  icxio 
de  t649,de  modo  que  l.is  omisiones  son  comunes  i  to- 
das ellas,  asi  como  á  l«  de  ilarizenbusch. 


de  lacayo  6  lavandera 

la  boda. 

Ripio.  Pues,  ¿es  quienqul 

una  lavvidriz  muier. 

t  llittfdo  "f  fregairizando. 

."J  V  ofendiendo, 

'  is  (1)  tendiendo, 
i.mendando? 
irque  al  dar 
ue  se  le  iguale, 
Ha  dale, 

imar.  (5«fe  unCm 
CniA  de  España 

■■  -pea 
■¡ea. 
■  ""Tna, 


Octavio. 

Dichos.— Enfra  Dor  Pboro  '^ 

D.  Pedr.  Quie 

con  tanto  descuido  dut 
limpia  tiene  la  coocieocu^ 

Octavio.  Cuando  viene  Vuexcelí 
á  honrarme  y  favor< 
no  es  justo  que  duerofiÉ 
velaré  toda  mi  vida. 
¿A  qué  y  por  qué  es  la  rer 
•  D.  Pedr.  Porque  aquí  el  Rey  mecni 

Octavio.  Si  el  Rey,  mi  señor,  se  acu< 
de  mi  eñ  aquesta  ocasión, 
será  justicia  y  razót) 
que  por  él  la  vida  pierda. 
Decidme,  señor,  ¿qué  dicha 
ú  qué  estrella  me  ha  guiado^ 
que  de  mi  el  Rey  se  ha  acoríj 

D.  Pedb.  Fué,  Duque,  vuestra  desdi 
embajador  del  Rey  soy: 
del  os  traigo  una  embajada. 

Octavio.  Marqués,  no  me  inquicu  oadf 
decid,  que  aguardando  est< 
4' D.  Pedr.  A  prenderos  me  ha  enviadc 
el  Rey;  no  os  alborotéis. 

Octavio.  ¡Vos  por  el  Rey  me  prendé 
Pues  ¿en  qué  he  sido  culpi 

D,  Peor.  Mejor  lo  sabéis  que  yo; 

mas,  por  si  acaso  me  engaño, 
escuchad  el  deseogaño 
y  á  lo  que  el  P-^ 
Cuando  los  n 
plegando  fune.v... 
y  del  crepúsculo  huyen, 
tropezando  unos  coó  ot 
estando  yo  con  Su  Aitcia 


(I)    Asi  en  el  original;  pero  ^^aízk  tfcte  kcn 

cios». 

(s)  En  ambas  ediciones s«  lee  JolJu.  Ea nrat 
dente.  Corregida  ya  en  edición  tk  ioté  twtnma 
llartzcnbusch.  También  «ioldo&«  n  T* 
fiáit. 


^^f                                                      JORNADA  PRIMERA                                                            637 

tratando  ciertos  negocios 

como  en  la  gloria  hay  contentos, 

(porque  aniipodas  (iel  sol 

lealtad  en  el  buen  aniigu. 

son  siempre  los  poderosos), 

traición  en  el  enemigo. 

voces  de  mujer  oímos 

en  la  noche  escuridad  (i) 

cuyos  ecos,  menos  roncos 

y  en  el  día  claridad. 

por  los  artesones  sacros, 

asi  es  verdad  lo  que  digo. 

nos  repitieron  «¡socorro!» 

Duque.     Marques,  yo  os  quiero  creer. 

A  las  voces  y  al  ruido 

No  hay  cosa  que  me  espante  (a), 

acudió,  Duque,  el  Rey  propio^' 

que  la  mujer  más  constante 

halló  á  Isabela  en  los  bracos 

es,  en  efecto,  mujer. 

de  algún  hombre  poderoso; 

No  me  queda  más  que  ver. 

mas  quien  al  cielo  se  atreve. 

pues  es  patente  mi  agravio. 
D.  Pbdb.  l'ues  que  sois  prudente  y  sabio. 

sin  duda  es  gigante  ó  monstruo. 

Mandó  el  Rey  que  los  prendiera; 

clcgid  el  mejor  medio.                ^ 
Dioi'E.     Ausentarme  es  mi  remedio.      ^ 

quedé  con  el  hombre  solo; 

llegué  y  quise  desarmalle, 

D.  Peor.  Pues  sea  presto.  Duque  Octavio. 

pero  pienso  que  el  demonio 

Di;oi;e.     Embarcarme  quiero  á  España 

en  él  tomó  forma  humana. 

V  darleji  mis  males  fin. 

pues  que,  vuelto  en  humo  y  polvo, 

D.  Pkdr.  í'or  ¡a~puerta  del  jardín. 

se  arrojó  por  los  balcones 

Duque,  esta  prisión  se  engaña. 

entre  tos  pies  de  esos  olmos 

DuQiJH.     ]Ah,  veleta!  ¡Débil  caña! 

que  coronan,  del  palacio. 

A  más  furor  me  provoco 

los  chapiteles  hermosos. 

y  extrañas  provincias  toco 

Hice  prender  la  Duquesa, 

huyendo  desia  cautela. 

y  en  la  presencia  de  todos 

I  Patria,  adiós!  ¿Con  Isabela 

dice  que  es  el  Duque  Octavio 

hombre  en  palacio?  ¡Estoy  loco! 

el  que  con  mano  de  esposo                   , 

IVante  r  Male  Tisbci.  pntcaUurd,  eoH 

la  gozó. 

Uttn  caña'dt  pticar  #»  la  mano.) 

¡rio.               ¿Qué  dices? 

»R.                                      Digo 

ESCENA  X 

lo  que  al  mundo  es  ya  notorio 

y  que  tan  claro  se  sabe: 

TiniA.                                       -^^^^^^1 

que  Isabela  por  mil  modos... 

rio.  Dejadme,  no  me  digáis 

Yo,  de  cuantas  el  mar                           ^^^B 

tan  gran  traición  de  lsat}ela. 

pies  de  jazmin  y  rosa                                    ^| 

Mas,  ,;si  fué  su  honor  cautela? 

en  sus  riberas  besa                                 ^^^H 

Proseguid:  ¿por  qué  calláis? 

con  fugitivas  olas,                                   ^^^H 

Mas  si  veneno  me  dais 

sota  de  amor  ementa.                            ^^^B 
como  en  ventura  sola,                         ^^^H 

que  4  un  firme  corazón  toca, 

^^/  asi  á  decir  me  provoca 

tirana  me  reservo                                  ^^^| 

^Kque  imita  A  la  comadreja, 

de  sus  prisiones  locas.                         ^^^Hj 

^Irique  concibe  por  la  oreja 

Aquí  donde  el  sol  pisa                           ^^^H 
soñolientas  las  ondaü,                            '|^^^| 

'        para  parir  por  la  boca. 

¿Será  verdad  que  Isabela, 

alegrando  zañros                                   ^^^H 

alma,  se  olvidó  de  mí 

las  que  espantaba  sombras:                  ^^^H 

para  darme  muerte?  Sí, 

por  la  menuda  arena,                          ^^^H 

que  el  bien  suena  y  el  mal  vuela. 

unas            aljófar,                                ^^^H 

Va  el  pecho  nada  recela 

y  átomos  otras  veces                        .<   ^^^H 

juzgando  si  son  antojos 

dol  sol  que  asi  le  adora  (3):                   ^^^H 

que,  por  darme  más  enojos, 

oyendo  de  las  aves                                ^^^H 

al  entendimienio  entró, 

las  quejas  amorosas                              ^^^H 

V  por  la  oreja  escuchó 

y  lus  combates  dulces                           ^^^H 

lo  que  acreditan  los  ojos. 

del  agua  entre  las  ''oca:»;                        ^^^^| 

Señor  Marqués,  ¿es  posible 

ya  con  la  sutil  caña                               ^^^H 

'        que  Isabela  me  ha  engañado 

que  al  débil  peso  dobla                         ^^^H 
ael 'necio  pececillo                                ^^^^| 

y  que  mi  amor  ha  burlado? 

Parece  cosa  imposible. 

(^ue  el  mar 'Salado  azota,                     ^^^H 
0  ya  con  la  atarraya                             ^^^H 

¡Oh.  mujer!  ¡Ley  tan  terrible     \^ 

de  honor,  á  quién  me  provoco 

que  en  sus  moradas  hondas                ^^^H 

á  emprender!  Mas  ya  no  toco 

prenden  cuantos  habitan                      ^^^H 

en  tu  honor  esta  cautela. 

aposentos  de  conchas,                          ^^^| 

¿Anoche  con  Isabela 

^^H 

hombre  en  palacio?  Estoy  loco. 

^^^^^^ 

BDB.  Como  es  verdad  que  en  los  vientos    , 

(1)    Etf.  (r«  r«49.«obscuri(latf.»                                     |^^^^ 

haj  «ves,  en  el  mar  peces 

(3)    /i.  «Y»  DO  hay...»                                                    |^^H 

que  participan  á  veces 

de  lodos  cuatro  elementos; 

(3}    Aai  en  les  Imprcfos    H»ri<enba«ch  eomcndó:    ^^^H 

«dtl  w>l,  qu«  f  1  Ciclo  «lora».                            ^^^H 

63o 


EL  BURLADOR  DE  SEVILLA 


V  en  vuestro  divino  Oriente  (i) 
)     renazco,  y  no  hay  que  espantar, 

pues  veis  que  hay  de  amar  á  mar 
una  letra  solamente. 
TiSBEA.     Muy  grande  aliento  tenéis 
para  venir  soñoliento  (2), 
y  más  de  tanto  tormento 
mucho  tormento  ofrecéis. 
Pero  si  es  tormento  el  mar 
y  son  sus  ondas  crueles, 
la  fuerza  de  los  cordeles 
pienso  que  os  hacen  hablar. 
Sin  duda  que  habéis  bebido 
del  mar  la  oración  (3)  pasada, 
pues,  por  ser  de  agua  salada, 
con  tan  grande  sal  ha  sido. 
Mucho  habláis  cuando  no  habláis, 
y  cuando  muerto  venís 
mucho  al  parecer  sentís; 
rplega  á  Dios  que  no  mintáis! 
Parecóis  caballo  griego 
que  el  mar  á  mis  pies  desagua, 
pues  venís  formado  de  agua 

V  estáis  preñado  de  fuego. 

V  si  mo/ado  abrasáis, 
estando  enjuto,  ¿qué  haréis? 
Mucho  fui'go  prometéis; 
¡plcga  á  Dios  que  no  mintáis! 

D.  Juan.   A  Dios,  zaj^ala,  pluguiera  (4) 
que  en  el  agua  me  anegara 
para  que  cuerdo  acabara 
y  loco  en  vos  no  muriera; 
que  el  mar  pudiera  anegarme 
entre  sus  olas  de  plata 
que  sus  limites  desata; 
mas  no  pudiera  abrasarme. 
Gran  parle  del  sol  mostráis, 
pues  que  el  sol  os  da  licencia, 
pues  sólo  con  la  apariencia, 
siendo  de  nieve  abrasáis. 

TisBEA.     Por  más  helado  que  estáis, 
tanto  fuego  en  vos  tenéis, 
que  en  este  mío  os  ardéis. 
jPiega  á  Dios  que  no  mintáis! 

ESCENA  XIII 

Jiicuoi.— Salen  CATALinúH,  Coridón  (b)  y  AnrKiso, 
pescadores. 

Catalin.  Ya  vienen  todos  aquí. 
TiSBEA.     Y  ya  está  tu  dueño  vivo. 


<t\    Ed.  de  1649.  Fallan  eatos  cuatro  versos  que  si- 
/¡uea. 
(2)    A«i  en  los  impresor,  eicepto  ca  Tan  largo. . 

que  dice: 

«Muy  grande  alíenlo  tennis 
para  venir  sin  aliento, 
y  iras  de  Un(o  tormento 
muy  gran  contento  ofrecéis.» 
Efti  parece  buena  lección.  Hart.2cnbusch  corrigid 
«ain  aliento»;  y  ea  el  verso  siguiente  «tras»  en  vei  de 
«mú». 

())    «Oración»  en  los  impresos.  Haruenbuscb  con 
poco  luodamenlo  eomendó  «ración». 
(4)    ed.  de  ti¡40.  «Pluviera* 
C^)    Id.  No  se  mienta  i  Corídún,  que,  slo  embargo, 
■á gara  luego  ea  esta  escena. 


D.  Juan. 

C0RID.(l 
TiSBEA. 

COMÜÓN, 


TtSBEA. 


Catalin. 

D.  JlíAN. 

Catalin, 
D.  Juan. 

Catai.i.n 


D.  Juan. 


Catauin 


,  Con  tu  presencia  recibo 

el  aliento  que  perdí. 

)¿Qué  nos  mandas..^ 

Condón^ 
Anfriso,  amigos. 

Todos 
buscamos  por  varios  nnodf 
esta  dichosa  ocasión. 
Di  lo  (3)  que  nos  mandas, 
que  por  labios  de  clavel 
no  lo  habrás  mandado  á 
que  idolatrarte  desea, 
apenas,  cuando  al  momenl 
sin  cesar,  en  llano  ó  sierra, 
surque  (3)  el  mar,  tale  (4) 
pise  el  fuego,  el  aire,  el  viei 
(Ap.)  ¡Oh,  qué  mal  roe  pan 
estas  lisonjas  ayer, 
y  hoy  echo  en  ellas  de  rer 
que  sus  labios  no  mentían! 
hstando,  amigos,  pescando 
sobre  este  peñasco,  vi 
hundirse  una  nave  allí, 
y  entre  las  olas  nadando 
dos  hombres,  y  compasiva 
di  voces  que  nadie  oyó; 
y  en  tanta  aflicción,  llegó 
libre  de  la  furia  esquiva 
del  mar,  sin  vida  á  la  arena, 
déste  en  los  hombros  carjgad 
un  hidalgo  ya  anegado, 
y  envuelta  en  tan  triste  fttn 
á  llamaros  envié. 
Pues  aquí  todos  estamos, 
manda  que  en  tu  gusto  higl 
lo  que  pensado  no  fué. 
Que  á  mi  choza  los  lléveme 
quiero,  donde,  agradecidos, 
reparemos  sus  vestidos 
y  a  (5)  ellos  regalaremos; 
que  mi  padre  ^usta  mucha 
desta  debida  piedad. 

.  ¡Extremada  es  su  beldad! 
Escucha  aparte 

Ya  escudí 
Si  te  pregunta  quién  sof^ 
di  que  no  sabes. 

A  mf, 

¿quieres  advertirme  i  mi  (< 
lo  que  he  de  hacer.^ 

Mocm 
por  la  hermosa  casadort  ( 
Esta  noche  he  de  goxalla. 
.;De  qué  suerte? 


(1)    Ed.de  ¡649.  ^éx.* 
(3)    id.  'fíi  que  nos...»  eti. 

(3)  Id.  «Sin  que*,  por  crrau. 

(4)  Tan  largo...  «are»  y  el  Tcr»o  fi| 

«tale  el  fuego  y  pare  el  vi^ 

(5)  EJ.  de  ifi4(i.  «y  allí  los  tegal 

(6)  td.  «aquí»  en  vet  de  é  mi.  Le" 
largo... 

(7)  Así  en  todos;  pcroe<  evidente  q«i 
•peiLcadora»,  y,  en  electa,  Ui  Ci>nal3  rn  TÁ 
¡oJidiM. 


JORNADA    PRIMERA 


63l 


Veo  y  calla. 

Anfriso:  dentro  de  un  hora 

los  pescadores  prevén  (i) 

que  canten  y  bailen. 
50.  Vamos, 

y  esta  noche  nos  hagamos 

rajas  y  palos  también. 
iN.  Muerto  voy. 

K.  ^-Cómo,  si  andáis? 

iM.  Ando  en  pena  como  veis. 
k.    Mucho  habláis. 
iV.  Mucho  entendéis, 

K.     ]Plega  á  Dios  que  no  miniáis.  (*'«•"«•• 


I 


ESCENA  XIV 


4^ 


Comíalo  db  Ulloa  y  ti  Rbt  Oon  Alonso 

DK  CASTIttA. 

Rey. 

o  os  ha  sucedido  en  la  Embajada, 
piador  mayor? 
P^  Don  Gonzalo. 

Hallé  en  Lisboa 
'  don  Juan,  tu  primo,  previniendo 
!  naves  de  armada. 

Rey. 

►  ¿Y  para  dónde? 

Don  Gonzalo. 
joa  me  dijo;  mas  yo  entiendo 
otra  empresa  más  fácil  apercibe. 
ta  ó  Tánger  pienso  que  pretende 

fie  verano. 
Rey. 
Dios  le  ayude, 
nie  el  cielo  de  aumentar  su  gloria. 

ÍJo  que  concertaisieis? 
1  Don  Gonzalo. 

Señor,  pide 
a  y  Mora,  y  Olivencia  y  Toro; 
¡50  te  vuelve  á  Villaverde, 
ícndral,  á  Mértola  y  Herrera 
j^liila  y  Portugal. 

■  RCY. 

Al  punto 
len  los  conciertos,  don  Gonzalo, 
ecidme  primero  cómo  ha  ido 
:am¡oc,  que  vendréis  cansado 
nzado  también. 

Don  Gonzalo. 

Para  serviros, 
I,  señor,  me  canso. 
Rey. 

¿Es  buena  tierra 
i? 

Don  Gonzalo. 
La  mayor  ciudad  de  España; 
landas  que  diga  lo  que  he  visto 
:xieríor  y  célebre,  en  un  pumo 
presencia  te  pondré  un  retrato. 


Rey.         (i)  Gustaré  de  oillo.  Dadme  silla. 

D.  Gonz.  Es  Lisboa  una  octava  maravilla. 
De  las  entrañas  de  España, 
que  son  las  tierras  de  Cuenca, 
nace  el  caudaloso  Tajo, 
que  media  España  atraviesa. 
Entra  en  el  mar  Océano, 
en  las  sa|{radas  riberas 
de  esta  ciudad,  por  la  parte 
del  Sur;  mas  antes  que  pierda 
su  curso  y  su  claro  nombre, 
hace  un  cuarto  (a)  entre  dos  sierras, 
donde  está  (3)  de  todo  el  orbe 
barcas,  naves,  carabelas. 
Hay  galeras  y  saetías 
tantas,  que  desde  la  tierra 
parece  una  gran  ciudad 
adonde  Neptuno  reina. 
A  la  parle  del  Poniente 
ftuardan  del  puerto  dos  fuerzas 
de  Cascaes  y  Sangiin  14), 
las  más  fuertes  de  la  tierra. 
Está,  dcsta  gran  ciudad, 
poco  más  de  media  Ic^ua, 
Belén,  convento  del  santo 
conocido  por  la  piedra, 
y  por  el  león  de  guarda, 
donde  los  reyes  y  reinas 
católicos  y  cristianos 
tienen  sus  casas  perpetuas. 
Luego  esta  máquina  insigne 
desde  Alcántara  comienza 
una  gran  legua  á  tenderse 
al  convento  de  Yobregas  (5). 
En  medio  está  el  valle  hermoso 
coronado  de  ires  cuestas, 
que  quedara  corto  Apeles 
cuando  contarlas  (6)  quisiera. 
Porque,  miradas  de  lejos, 
parecen  pinas  de  perlas 
que  están  pendientes  del  ciclo, 
en  cuya  grandeza  inmcnsí 
se  ven  diez  Romas  cifradas 
en  conventos  y  en  iglesias, 
en  edificios  y  calles, 
en  solares  y  encomiendas, 
en  las  letras  y  en  las  armas, 
en  la  justicia  tan  recta, 
y  en  una  Misericordia 
que  está  honrando  su  ribera 
y  pudiera  honrar  á  España 
y  aun  enseñar  á  tenerla. 
Y  en  lo  que  yo  más  alabo 
desta  máquina  soberbia, 
es  que  del  mismo  castillo, 
en  distancia  de  seis  leguas. 


Veno  suplido  por  el  texl»  de  T»n  larg». 


(O    Ed.  d*  1649.  «Yo  gustaré...*  etc. 

(3)  Asi  en  los  testos.  Ilaruenbuseh  enmci^dd  bien 
«Duerto». 

{%)    Ed.  de  1640.  «cstáa.» 

(4)  I-{«ri2cnbusch.  «Sao  Juao». 

(5)  En  llartzcnbusch.  aJkbrcKas.» 

(6)  En  la  ed.  Je  Taurino  j»  se  corrigió  este  dislate 
escribiendo:  ■pintarlas». 

(7)  Ed.  de  1649.  Faltan  este  rerso  y  el  Siguiente, 


H       632 

EL  BURLADO^D^EVILL^^^^^^^^^^^^^ 

se  ven  scsenia  lugares 

que  junto  á  sus  puerus  pese 

que  llega  el  mar  á  sus  puertas, 

que,  bullendo  entre  las  redil 

uno  de  los  cuales  es 

vienen  á  entrarse  por  ella». 

el  convento  de  Olívelas, 

Y  sobre  todo  á  el  llegar 

en  el  cual  vi  por  mis  ojos 

cada  tarde  á  su  ribera 

seiscientas  y  treinta  celdas, 

más  de  mil  barcos  cargados 

y  entre  monjas  y  beatas 

de  mercancías  diversas. 

pasan  de  mil  y  decientas. 

y  de  sustento  oidinaiio. 

Tiene  desde  allí  á  Lisboa, 

pan,  aceite,  vino  y  leña. 

en  distancia  muy  pequeña, 

frutas  de  infinita  suerte,         i 

mil  y  ciento  y  treinta  quintas, 

nieve  de  Sierra  de  Estrella 
que  por  las  calles  i  gritos. 

que  "en  nuestra  provincia  Bélica 

llaman  (1 )  cortijos,  y  todas 

puestas  sobre  las  cubeías, 
la  venden.  Mas  ¿qué  me  cin^ 

con  sus  huertos  y  alamedas. 

En  medio  de  la  ciudad 

porque  es  contar  las  estrellas! 

hay  una  plaza  soberbia 

Querer  contar  una  parte 
de  la  ciudad  opulenia. 
Ciento  y  treinta  mil  vecmoí 

que  se  llama  del  Rucio  (2), 

grande,  hermosa  y  bien  dispuesta, 

que  habr¿  cien  años  y  aun  más 

tiene,  gran  señor,  por  cuentaj 

que  el  mar  bañaba  su  arena, 

y  por  no  cansarle  más,           ' 

y  ahora  della  á  la  mar 

un  Rey  que  tus  manos  besa. 

hay  treinta  mil  casas  hechas. 

Ret.          Más  eslimo,  don  Gonzalo, 

que,  perdiendo  el  mar  su  curso. 

escuchar  de  vuestra  lengua    ¡ 

se  tendió  á  partes  diversas.                    ' 

esa  relación  sucinta, 

que  haber  visto  su  grandeza. 

Tiene  una  calle  que  llaman 

Hua  Nova  ó  calle  Nueva, 

,; Tenéis  hijos.-' 
D.  GoNz.                        Gran  señor. 

donde  se  cifra  el  Oriente 

en  grandezas  y  riquezas, 
tanto,  que  el  Key  me  contó 

una  hija  hermosa  y  bella, 

en  cuyo  rostro  divino 

que  hay  un  mercader  en  ella 

se  esrñeró  naturaleza. 

que,  por  no  poder  contarlo. 

Rey.         Pues  yo  os  la  quiero  casar 

mide  el  dinero  á  fanegas. 

de  mi  mano. 

El  terrero  donde  tiene 

D.  QoNZ.                      Como  sea 

Portugal  su  casa  regia, 

lu  gusto,  digo,  señor, 

tiene  iníinilos  navios, 

que  yo  lo  acepto  por  ella. 

varados  siempre  en  la  tierra 

Pero  ^'qujén  es  el  esposo? 

de  sólo  cebada  y  trigo 

Ret.          Aunque  no  está  en  esta  líerfí 

de  Francia  y  In'gaiaterra  (3). 

^              es  de  Sevilla,  y  se  llama 

Pues  el  Palacio  Real, 

don  Juan  Tenorio. 

que  el  Tajo  sus  manos  besa. 

D.  GoNZ.                               Las  nueva 

es  edificio  de  Ulises, 

voy  á  llevar  á  doña  Ana  íil. 

que  basta  para  grandeza, 

Rey.         Id  en  buen  hora,  y  volved. 

de  quien  loma  la  ciudad 

Gonzalo,  con  la  respuesta. 

nombre  en  la  latina  lengua, 

(Vanse  y  tale  Don  Ju»n  ftitori 

llamándose  L'lisibona, 

tilinÓQ.J 

cuyas  armas  son  la  esfera. 

por  pedestal  de  las  llagas 

ESCENA  XV 

que  en  la  batalla  sangrienta 

*-^  ^^\^  ^^  h  ^  d  M       ^m   W 

el  rey  don  Alfonso  (..|)  Knriquez 

Do!«  Juan  y  Catai.ijió.<(. 

dio  la  majestad  inmensa. 

Tiene  en  su  gran  Tarazana 

D.  Juan.  Esas  dos  yeguas  prevén, 

diversas  naves,  y  entre  ellas 

pues  acomodadas  son. 

las  naves  de  la  conquista, 

Catalin.  Aunque  soy  Cataiinón, 

tan  grandes,  que  de  la  tierra 

soy,  señor,  hombre  de  bien; 

miradas,  juzgan  los  hombres 

que  no  se  dijo  por  mi. 

que  tocan  en  las  estrellas. 
Y  lo  que  desta  ciudad 

«Cataiinón  es  el  hombre>; 

que  sabes  que  aqucse  nonibrr 

le  cuento  por  excelencia 

me  asienta  al  revés  á  mi. 

es,  que  estando  sus  vecinos 

D.  JiAN.  Mientras  que  los  pesc»dorn 

comiendo,  desde  las  mesas 

van  de  regocijo  y  tiesia, 

ven  los  copos  del  pescado 

tú  las  dos  yeguas  «ptesi*, 
que  de  sus  pi«s  voladores 

■         (c) 

de  /(;49.«l.Um«i»,  (quivocadamente. 

sólo  nuestro  engaño  íio. 

H         {})    V.n 

una  impretlón  suelta  y  rn  Harizcnbu<iLh, 

^m 

^^m 

■        (3)    ^''• 

dt  iC^g.  «Angliterr» 

(1)    Palta  un  verso  >Jc>|>uc>  ur  ole  ^^^H 

^B         (4)    U.  «Aluaso.» 

ct  roDiaace.                                                     ^M 

JORNADA  PRIMERA 


633 


N. 


fi. 


H. 


N.  Al  fin  ,; pretendes  gozar 

¿  Tisbea? 

Si  burlar 

es  hábito  antiguo  mío. 

¿Qué  me  preguntas,  sabiendo 

mi  condición? 

Ya  sé  que  eres 

castigo  de  las  mujeres. 

Por  Tisbea  estoy  muriendo, 

que  es  buena  moza. 

]Buen  pago 

á  su  hospedaje  dsseasl 

Necio,  lo  mismo  hizo  Eneas 

con  la  reina  de  Cartago. 
IN.  Los  que  fingís  y  engañáis 

las  mujeres  desa  suerte 

lo  pagaréis  en  la  muerte. 

iQué  largo  me  lo  fiáisi 

Catalinóncon  razón 

te  llaman. 

Tus  pareceres 

sigue,  que  en  burlar  mujeres 

quiero  ser  Catalinón. 

Va  viene  la  desdichada. 

Vete,  y  las  yeguas  prevén. 
IN.  iPobre  miijerl  Harto  bien 

te  pagamos  la  posada. 

(Veuf  Catalinón  /  sale  Timbea.) 


IN. 


I 


\, 

iN. 

I 

A. 

K. 
IkN. 


ESCENA  XVI 
Don  Juan  y  Tisbea. 

El  rato  qtre  sin  tí  estoy 
estoy  ajena  de  mi. 
Por  lo  que  fi  nges  ( i )  ansí, 
ningún  crédito  te  doy. 
¿Por  qué? 

Porque  si  me  amaras, 
mi  alma  favorecieras. 
Tuya  soy. 

Pues  di,  ^qu¿  esperas, 
ó  en  qué,  señora,  reparas? 
Reparo  que  fué  castigo 
de  amor  el  que  he  hallado  en  lí. 
Si  vivo,  mi  bien,  en  li 
á  cualquier  cosa  me  obligo. 
Aunque  yo  sepa  perder 
en  tu  servicio  la  vida, 
la  diera  por  bien  perdida, 
y  te  prometo  de  ser 
tu  esposo. 

Soy  desigual 
á  tu  ser. 

Amor  es  rey 
que  iguala  con  justa  ley 
la  seda  con  el  sayal. 
Casi  te  quiero  creer; 
mas  soií  los  hombres  traidores. 
¿Posible  es,  mi  bien,  que  ignores 
mi  amoroso  proceder? 
Hoy  prendes  con  tus  cabellos 
mi  alma. 

Vo  á  ti  me  allano 


Ed.  dt  ifi49- «Hogis.* 


bajo  la  palabra  y  mano 

de  esposo. 
D.  Juan.  Juro,  ojos  bellos, 

que  mirando  me  matáis, 

de  ser  vuestro  esposo. 
Tisbea.  Advierte, 

mi  bien, que  hay  Dios  y  que  hay  muer- 
D.  Juan.  íiQué  largo  me  lo  fiáis!)  '       |to. 

Y  mientras  Dios  me  de  vida, 

yo  vuestro  esclavo  seré. 

tsta  es  mi  mano  y  mi  fe. 
Tisbea.     No  seré  en  pagarte  esquiva. 
D.  Juan.   Ya  en  mí  mismo  no  sosiego. 
Tisbea,     Ven,  y  será  la  cabana 

del  amor  que  me  aconipaña 

tálamo  de  nuestro  fue^o  (i). 

Entre  estas  cañas  le  esconde 

hasta  que  tenga  lugar. 
D.  Juan.  ¿Por  dónde  tengo  de  entrar? 
TiSBKA.     Ven  y  te  diré  por  dónde. 
D.  Juan.   Gloría  al  alma,  mi  bien,  dais. 
Tisbea.     Esa  voluntad  le  obligue, 

y  si  no.  Dios  te  castigue. 
D.  Juan.  (¡Qué  largo  me  lo  fiáis!)  — - 

[Vansc  y  saltn  Coridón,  Anl'ríso,  Cclisa 
y  Músicúü.) 

ESCENA  XVri 
r.onioijN,  AHrntso,  Bclis*/  Müsicns. 

CoKtoÓN.  £a,  llamad  á  Tisbea, 

y  los  zagales  llamad 

para  que  en  la  soledad 

el  huésped  la  corle  vea  (2). 
Anfmiso.   jTisbea,  Usindra,  Alandria! 

No  vi  cosa  más  cruel. 

jTriste  y  misero  de  aquel 

aue  su  fuego  es  salamandria! 

Antes  que  el  baile  empecemos 

á  Tisbea  prevengamos. 
Beusa.     Vamos  á  llamarla. 
ComoÓN.  Vamos. 

Belisa.     a  su  cabana  lleguemos. 
CohiDÓN,  ¿No  ves  que  estará  ocupada 

con  los  huespedes  dichosos, 

de  quien  hay^ mil  envidiosos? 
Anpuso.  Siempre  es  Tisbea  envidiada. 
Belisa.     Cantad  algo  mientras  viene, 

porque  queremos  bailar. 
Anfhiso.  ¿Cómo  podrá  descansar 

cuidado  que  celos  tiene? 

(Cantan:) 

«A  pescar  salió  la  niña 
tena  tendel  redes, 
y  en  lugar  de  peces, 
las  almas  prende.» 

ESCENA  XVIII 

DicHoi.— 5a/r  TtsaiiA. 

Tisbea.    iFucgo,  fuego,  que  me  quemo, 
que  mi  cabana  se  abrasa! 

(1)  Ed.  dt  lC4¡i.  «Tilamú  á  nuestro  sosiego.» 

(2)  /</.  Ftli«a  estos  seis  versos  que  siguen. 


EL  BURLADOR  DE  SEVILLA 


Repicad  á  fuego,  amigos, 
que  ya  dan  mis  ojos  agua. 
Mi  pobre  ediñcio  queda 
hecho  oira  Troya  en  las  llamas, 
que  después  que  fallan  Troyas 
quiere  amor  quemar  cabanas  (i). 
AUs  si  amor  abrasa  peñas 
con  gran  ira  y  fuerza  extraña, 
mal  podrán  de  su  rigor 
reservarse  humildes  pajas. 

iP  uego,  zagales,  fuego,  agua,  t^ua! 

j  Amor,  clemencia,  que  se  abrasa  el  almal 
¡Ay.  choza,  vil  instrumenio 
de  mi  deshonra  y  mi  infamia! 
¡Cueva  de  ladrones  liera, 
que  mis  agravios  ampara  (41! 
Hayos  de  ardientes  estrellas 
en  tus  cabelleras  caigan, 
porque  abrasadas  estén, 
si  del  viento  mal  peinadas. 
¡Ah,  falso  huésped,  qué  dejas 
una  mujer  deshonrada! 
Nave  (3)  que  del  mar  salió 
para  anegar  mis  entrañas. 

¡Fuego,  fuego,  zagales,  agua,  agua! 

¡Amor,  clemencia,  que  se  abrasa  el  alma! 
Yo  soy  la  que  hacia  siempre 
de  los  hombres  burla  tanta: 
que  siempre  las  que  hacen  burla, 
vienen  á  quedar  burladas. 
Engañóme  el  caballero 
debajo  de  fe  y  palabra 
de  marido,  y  profanó 
mi  honestidad  y  mi  cama. 
Gozóme  al  fin,  y  yo  propia 
le  di  á  su  rigor  las  alas 
en  dos  yeguas  que  crié, 
con  que  me  burló  y  se  escapa. 
Seguilde  todos,  seguiide. 
Mas  no  importa  que  se  vaya, 
que  en  la  presencia  del  Rey 
tengo  de  pedir  venganza. 

¡Fuego,  fuego,  zagales,  agua,  agua! 

¡.\mor,  clemencia,  que  se  abrasa  el  alma! 
(Km<  Tisbca.) 


ESCENA  XIX 
Dichos,  menos  Timea. 

Cqridón.  Seguid  al  vil  caballero. 

Anfriso.  ¡Triste  del  que  pena  y  calla! 
Mas  ¡vive  el  ciclol  que  en  é\, 
me  he  de  vengar  desta  ingrata. 
Vamos  Iras  ella  nosotros, 
porque  va  desesperada, 
y  podrá  ser  que  ella  vaya  (4) 
buscando  mayor  desgracia. 

CoKtoÓN.  Tal  ña  la  soberbia  tiene. 


(I)    E4,de  iit4<).r»\x*n  lotgídsUo  verso»  *igoieotct. 
(a)    /</.  Faltan  los  cui<ro  versos  siituienlcs. 
(S)    1<I-  "^Nubc*,  que  es  nteior  lección. 
(4)    Id  «7  ()ue  vaya  podri  ser*,  que  lambKa  mejora 
dtckto. 


Su  locura  y  conñanza  (1) 

fiaróen  esto. 
Dice  TitbKa  dentro  )  ¡Fuej; 

ÁNFitiso.  Al  mar      _ 

CoHiDÓN.  Tisbca,  detente  y  par»  (1)7 
T'iSREA.     ¡Fuego,  fuego,  zagales,  éga», 
¡Amor,  clemencia,  que  se  abras* 


JORNADA  SEGUNDA 


ESCENA  PRIMERA 

Sale  el  Rut  Doh  .\.i.oiiso  )■  Dott  Dibao 

rf#  bar  ha.. 

Rey. 

.¡Qué  me  dices? 

DüN  Diego. 

Señor,  la  verdad  Jigo. 
Por  esta  carta  estoy  del  caso  cierto. 
que  es  de  tu  Embajador  y  de  mi  hermano. 
Halláronle  en  la  cuadra  del  Rey  mismo 
con  una  hermosa  dama  de  Palacio. 

Rby. 
¿Qué  calidad? 

Don  Diego. 

Señor,  ta  Duquesa  (3) 
Isabela. 

Rey. 
¿Isabela?  (4) 

Don  Diego. 
Por  lo  menos. 
Ret. 
¡Atrevimiento  temerario!  ¿Y  dónde 
ahora  está? 

Don  Diego. 

Señor,  á  Vuestra  Alteza 
no  he  de  cncubrille  la  verdad.  .Anoche  ' 
á  Sevilla  llegó  con  un  criado. 

Rey. 
Ya  conocéis,  Tenorio,  que  os  estimo, 
y  al  Rey  informaré  del  caso  luego, 
casando  á  ese  rapaz  con  Isabela, 
volviendo  á  su  sosiego  al  Duque  Ocutto, 
que  inocente  padece,  y  luego  al  puoui 
haced  que  don  Juan  salga  desterrado. 
Don  Dicoo. 

¿Adonde,  mi  señor? 

Ret. 

Mi  enojo  vcA 
en  el  destierro  de  Sevilla.  Salga 


(1)    En  Tan  largo...  Dice  AnfriM»  cata  *a 

medio  que  sigue, 
(a)    «AKuarda»  en  Tan  larf»,..  ^ac  pmttCtmtH 
(3)    llarttenbusch  completó   el   rcra*  csCfiMa 

«Señor,  es  la  Duqueaa.» 
U)    llarueobuscb  sustituyó  éii*  por  la  ^«(O* 

sa?»  que  parece  completar  meior  el  ttuüátétt» 

sigue. 


JORNADA  SEGUNDA 


635 


'ija  esta  noche;  y  agradezca 
I  merecimiento  de  su  padre, 
decid,  don  Diego,  ¿qué  diremos 
zalo  de  Ulloa,  sin  que  erremos?! 
con  su  hija,  y  no  sé  cómo        / 
do  ahora  remediar. 

Don  Diego. 

Pues  mira, 
enor,  qué  mandas  que  yo  haga 
lé  bien  al  honor  de  esta'  señora, 
!  un  padre  lal. 

»Rky. 
Un  medio  tomo, 
je  absolvcllo  ( i)  del  enojo  entiendo. 
:domo  mayor  pretendo  hacelle. 


ESCENA  n 

Dicitos. — Sal*  un  Criado. 
Criado. 


ballero  llega  de  camino. 

,  señor,  que  es  el  Duque  Octavio. 

Rey. 
uque  Octavio? 

Criado, 

»Sí,  señor. 
Rey. 

Sin  duda  (3) 
upo  de  don  Juan  el  desatino, 
viene,  incitado  á  la  venganza, 
T  que  le  otorgue  desafio. 

Do.v  Diego. 
señor,  en  tus  heroicas  manos 
ni  vida,  que  mi  vida  propia 
vida  de  un  hijo  inobediente, 
lunque  mozo,  es  gallardo  y  valeroso 
laman  los  mozos  de  su  tiempo 
wtor  de  Sevilla,  porque  ha  hecho 
s  y  tan  e.Ytranas  mocedades. 
2Ón  puede  mucho;  no  permitas 
afio,  si  es  posible. 
«  Rey. 

K.  Basta, 

entiendo.  Tenorio;  honor  de  padre. 
;  e]  Duque, 
^a  Don  Diego. 

V  Señor,  dame  esas  plantas, 

lopodré  pagar  mercedes  lanías? 


We' 


ESCENA  III 


ET  y  Djfí  Diego.— Sale  el  Duque  Octavio 
de  camino. 

Octavio. 
>s  pies,  gran  señor,  un  peregrino. 
:o  y  desterrado,  ofrece  el  labio, 


'Ed.ái  l649.*»h*o\v-rto 
/tf. «Pues  «ntfi 
idos  los  versos    : 
•ctavio. 


juzgando  por  mis  fácil  el  camino 
en  vuestra  gran  presencia. 
Rey. 

Duque  Octavio. 

Octavio. 
Huyendo  vengo  el  fiero  desatino 
de  una  mujer,  el  no  pensado  agravio 
de  un  caballero  que  la  causa  ha  sido 
de  que  asi  á  vuestros  pies  haya  venido. 

Rey. 
Ya,  Duque  Octavio,  sé  vuestra  inocencia. 
Yo  al  Rey  escribiré  que  os  restituya 
en  vueslro  estado,  puesto  que  el  ausencia 
que  hicisteis  algún  daño  os  atribuya. 
Yo  os  casaré  en  Sevilla  con  licencia 
y  con  perdón  y  gracia  suya  (i). 
que  puesto  que  Isabela  un  ángel  sea, 
mirando  la  que  os  doy,  ha  de  ser  fea. 
Comendador  mayor  de  Calatrava 
es  Gonzalo  de  Ulloa,  un  caballero 
á  quien  el  moro  por  temor  alaba, 
que  siempre  es  el  cobarde  lisonjero. 
Lste  tiene  una  hija  en  quien  bastaba 
en  dote  la  virtud  que  considero 
después  de  la  beldad,  que  es  maravilla, 
V  el  sol  dclla  es  estrella  de  Castilla. 
Esta  quiero  que  sea  vuestra  esposa. 

Octavio. 
Cuando  este  viaje  le  emprendiera 
á  solo  esto,  mi  suerte  era  dichosa 
sabiendo  yo  que  vuestro  gusto  fuera. 

Rey. 
Hospedaréis  al  Duque,  sin  que  cosa 
en  su  regalo  falte. 

Octavio. 
Quien  espera 
en  vos,  señor,  saldrá  de  premios  lleno. 
Primero  Alonso  sois,  siendo  el  oi).gMio. 

(Vase  el  Rey  y  Don  Hicgn,  y  xitte  Ripio.' 

ESCEN;\,IV 

OcTAvioyRlTlo. 

Ripio.       ¿Qué  ha  sucedido? 
Octavio.  Que  he  dado 

el  trabajo  recibido, 

CO'i^  !ido, 

de  picado. 

Hai-ii'-'  ;<i  K.ey,  i  ikiu-  y  honróme. 

César  con  el  Cesar  fui, 

pues  Vi,  peleé  y  vencí; 

y  hace  que  esposa  lome 

de  su  mano,  y  se  prefiere 

á  desenojar  al  Rey 

en  la  fulminada  ley. 
Rii'io.       '"on  razón  el  nombre  adquiere 

de  generoso  en  Castilla. 

Al  fin  ¿le  llegó  á  ofrecer 

mujer? 
Octavio.  S¡,  amigo,  mujer  ^ 


(1)    Ed.  de  1640.  «y  iimbtín  con  perdúa  y  gracia 
suya.» 


de  Sevilla;  que  Sevilla 
da,  si  averigualto  (i)  quieres, 
porque  de  oillo  (2)  le  asombres, 
si  fuertes  y  airosos  hombres, 
también  gallardas  mujeres. 
Un  manto  tapado,  un  brío, 
donde  un  puro  sol  se  ascondc(3), 
si  no  es  en  Sevilla,  ^adonde 
se  admite?  El  contenió  mió 
es  tal  que  ya  me  consuela 
en  mi  mal. 


ESCENA  V 

Dichos.  —Sale  Don  Ivah  y  Catalinón. 

Catalin.  Señor:  delente. 

que  aquí  está  el  Duque  inocente, 
sagitario  de  Isabela, 
aunque  mejor  le  (4)  dijera  (5) 
Capricornio. 
D.  Juan.  Disimula. 

Catalin.  (Cuando  le  vende  le  adula.) 
D.Juan.  Como  á  Ñapóles  dejé 
por  enviarme  á  llamar 
con  lanía  priesa  (6)  mi  rey, 
y  como  su  gusio  es  ley, 
no  luve,  Octavio,  lugar 
de  despedirme  de  vos 
de  ningún  modo. 

Por  eso, 
don  Juan  amigo,  os  confieso  (7) 
que  hoy  nos  juntamos  los  dos 
en  Sevilla. 

¡Quién  pensara, 
Duque,  que  en  Sevilla  os  viera 
para  que  en  ella  os  sirviera, 
^como  yo  lo  deseaba  (8)1 
Dei¿¡s,  mas  aunque  es  lugar  (o) 
N||poles  tan  excelente, 


por  Sevilla  solamente 
se  puede,  amigo,  dejar. 

Octavio.  S¡  en  Ñapóles  os  oyera 

y  no  en  la  parte  que  estoy,' 
clel  crédito  que  ahora  os  doy 
sospecho  que  me  riera. 
Mas  llegándola  á  habitar    M 
es,  por  lo  mucho  que  alcan^ 
corta  cualquiera  alabanza 
que  á  Sevilla  queráis  dar. 
..-Quión  es  el  que  viene  alli^. 

O.  Juan.   ÍL\  que  viene  es  el  Marqu 
de  la  Mota.  Descortés 
es  fuerza  ser. 

OcTAv:o.  Si  de  mí 

algo  hubiereis  menester, 
aoui  espada  y  brazo  está. 

Catalin.  (\  si  importa  gozará 

en  su  nombre  otra  mujer, 
que  tiene  buena  opinión.) 

Octavio.  De  vos  estoy  satisfecho  (1 

Catalin.  Si  fuere  de  algún  provech 
señores,  Catalinón, 
vuarcedcs  continuamente 
me  hallarán  para  serviltos. 

Ripio.       ¿Y  dónde? 

Catalin.  En  Los  Pajaríllos, 

tabernáculo  excelente. 

(Vamt  (ictaTio  y  Ripio  y  ^ 
qu¿s  tic  la  Molt.> 


ESCENA  VI 


non  Jti*M,  Caiíaumóh 


MakquAi  db 


D.  Juan. 


Catalin. 


D.  Juan. 
Mota. 


D. Juan. 
Mota. 
D.  Juan. 
Mota. 

D.   JitAN. 


Todo  hoy  os  ando  buscando, 
y  no  os  he  podido  hallar, 
¿Vos,  don  Juan,  en  el  lugar, 
y  vuestro  amigo  penando 
en  vuestra  ausencia.^ 

¡Por  Dios, 
amigo,  que  me  deb<^i$ 
esa  merced  que  me  hacéis  (3)t 
(Como  no  le  entreguéis  vo* 
moza  ó  cosa  que  lo  valga, 
bien  podéis  fiaros  del, 
que.  cuan'o  en  eslo  es  cruel, 
tiene  condición  bidalga.) 
iQ\ié  hay  de  Sevilla? 

Esii  ya 
toda  esta  corle  mudada. 
¿Mujeres? 

Cosa  juzgada. 
¿Inés? 

A  Vejel  se  va. 
Buen  lugar  para  vivir 
a  que  tan  dama  nació. 
11  tiempo  la  desterra 
á  \'cjel. 

Iri  á  morir. 
■      -a? 

Es  lástima  v^U^.' 
"ente  y  ceja. 


JORNADA  SEGUNDA 


ín. 


I 


AN. 


AN. 
i. 


'AN. 


JAN 


JAN 
A. 

JAN 
A. 


Llámale  el  portugués  vieja, 
y  ella  imauma  que  bella. 
Si,q\ie  i>eíha  en  portugués 
suena  vieja  en  castellano. 
¿Y  Teodora? 

Este  verano 
se  escapó  del  mal  francés, 
por  un  rio  de  sudores  (i ) 
y  está  tan  tierna  y  recente  (a> 
que  anteayer  me  arrojó  un  diente 
envuelto  entre  muchas  tlures. 
¿Julia  la  del  C.andilejoP 
Ya  con  sus  afeites  lucha. 
jVéndese  siempre  por  trucha? 
Ya  seda  por  apadejo.  '' 

El  barrio  de  CaríTarranas, 
Jliene  buena  población? 
Ranas  las  más  dellas  son. 
¿Y  viven  (3)  las  dos  hermanan? 

Y  la  mona  de  Tolú 
de  su  madre  Celestina 
que  les  enseña  doctrina. 
¡Oh,  vieja  de  Bercebú! 
¿Cómo  la  mayor  está? 
Hianca,  sin  blanca  ninguna. 
Tiene  un  santo  á  quien  ayuna. 
¿Agora  en  vigilias  dar 

Es  tirme  y  santa  mujer. 
¿Y  esotra? 

Mejor  principio       "? 
tiene;  no  desecha  cipio.  ' 

Buen  albañir  Í4)  quiere  ser. 
Marqués,  ¿qué  hay  de  perros  muer- 
Yo  y  don  Pedro  de  Esquivel     |tos?) 
dimos  anoche  un  (5)  cruel,     >) 

Y  esta  noche  tengo  ciertos 
otros  dos. 

Iré  con  vos, 
que  también  recorreré 
cieno  nido  que  dejé 
en  güevos  para  los  dos.   7 
¿Qué  hay  de  terceto? 

No  muero 
en  terrero,  que  en-tcrrado 
me  tiene  mayor  cuidado. 
¿Cómo? 

l'n  imposible  quiero. 
Pues  ¿no  os  corresponde? 

Sí, 
me  favorece  y  estima. 
¿Quién  esr 


JAN. 
A. 


'JAN. 
A. 


sr  » 

Doña  Ana,  mi  prima,  \ 
que  es  recién  llegada  aqui.  \ 

Pues  ¿dónde  ha  estado? 

En  Lisboa 
con  su  padre  en  la  embajada. 
¿Es  hermosa? 

Es  extremada. 


637 

porque  en  doña  Ana  de  Ullua 

se  extremó  naturakza. 
D.  Juan.  ¿Tan  bella  es  esa  mujer? 

¡Vive  Dios  que  la  he  de  vci 
ívioTA.      Veréis  la  mayor  belleza 

que  los  ojos  del  Hey  (1)  ven. 
D.  Juan.  Casaos,  pues  es  extremada  (2). 
Mota.      El  Rey  la  tiene  casada, 

y  no  se  sabe  con  quién. 
D.  Juan.  ¿No  os  favorece? 
Mota.  Y  me  escribe. 

Catalin.  (No  prosigas,  que  te  engaña 

el  gran  burlador  de  España. > 
D,  Juan.  ¿Quién  tansátiSlecho  vive.-'  (T) 
Mota.  *     Agora  estoy  aguardando  (4) 

la  postrer  resolución. 
D.  Juan.  Pues  no  perdáis  la  ocasión, 

que  aqui  os  estoy  aguardando. 
Mota.       Ya  vuelvo. 

(Vansf  el  Marqués  y  el  Criado J 

Catalin.  Señor  Cuadrado 

ó  señor  redondo,  adiós. 

Criauo.    Adiós. 

D.  Juan.  Pues  solos  los  dos, 

amigo,  habernos  quedado, 
sigue  los  pasos  (5)  al  Marques, 
que  en  el  palacio  se  entró. 

(KdfeCatalinón.) 


ESCENA  Vil 

[>üN  Juan  habla  por  una  reja  con  una  Mujeb. 

Mujer.     Ce,  ce  (6),  ¿á  quién  digo? 

D.  Juan.  ¿Quién  llamó? 

MwJKR.     Pues  sois  prudente  y  cortés 

y  su  amigo,  dalde  (7)  luego 

al  Marqués  este  papel; 

mirad  que  consiste  en  él 

de  una  señora  el  sosiego. 
D.  Juan.  Digo  que  se  lo  daré  (8); 

soy  su  amigo  y  caballero. 
MiUEt*.      Basta,  señor  forastero. 

Adiós.  (V<"t) 


Veno  suplido  por  cl  «exto  de  Tan  largo  .. 
En  la  edición  de  Pndrino  y  cd  llaruenbus'ch, 
ente».  Lo  mismo  en  Tan  largo  rae  lo  fiáis. 
Ed.  dt  1649.  «vieneo.» 
id,  «aJbiñil.» 
En  Tan  largo  .  «une.» 


(r)    Asi  en  Jos  textos;  pero  debe  de  ser  «sol»,  como  se 
Ice  en  Tan  largo  me  lo  fiáis. 

(2)  TambiÍQ  aqui  mejora  el  texto  cl  de   Tan  lar- 
go... que  dlcí-:  «Casaos,  ñ  cs  tan  extrcm.'Kda.» 

(3)  Como  sf  ve,  esta  frase  aislada  üc  O.  Juan  care- 
ce de  sentido.  En  Tan  largo...  está  claro, 

•nuica  t.-iii  satisfecho  vire 
de  su  atnor,  desdichas  (eme. 
5acalda,  soliciíalda, 
escrib  Ida  y  cngañalda, 
y  el  mundo  se  abrase  y  queme.» 
(^)    «Esperando»  en  Tan  largo...  que  evita  la  repc- 
ticit'in  en  el  cuarto  verso  de  la  rcduadilla. 

(5)  Ed.  de  16.^').  Asiftuele  cl  paso...» 

(6)  ¡d.  «Ce,  i»  quién  digo?..» 

(7)  W.  «jadíe.» 

(8)  Jd.  «diri.n 


i 


638 


El.  BURLADOR  DE  SJCVILLA 


ESCENA  VIJl 
Don  Joan. 


X 


y 


Ya  ( t )  la  voz  se  fué. 
^No  parece  encantamento 
fslo  que  agora  ha  pasado? 
A  mi  el  papel  ha  llegado 
por  la  estafeta  del  viento. 
Sin  duda  que  es  de  la  dama 
que  el  Marqués  me  ha  encarecido 
Venturoso  en  esto  he  sido. 
Sevilla  á  voces  me  llama 
cJiJiurJjuiaL,  y  el  mayor 
gusto  que  en  mí  puede  habe/ 
es  burlar  una  mujer  I  * 

y  deíatla  (2)  sm  honor.         / 
¡Vive  Dios,  que  le  he  de  abrir, 
pues  salí  de  la  plazuela! 
Mas,  ¿si  hubiese  otra  cautela.^.  (3) 
Gana  me  da  de  rtir. 
Va  está  abierto  el  papel; 
y  que  es  suyo  es  cosa  llana, 
porque  aquí  tirma  doña  Ana. 
Dice  asi:  «Mi  padre  infiel 
en  secreto  me  ha  casado 
sin  poderme  resistir; 
no  se  si  podré  vivir, 
porque  la  muerte  me  ha  dado. 
Si  estimas,  como  es  razón, 
mi  amor  y  mi  voluntad, 
y  si  tu  amor  fué  verdad, 
muéstralo  en  esta  ocasión. 
Porque  veas  que  te  estimo, 
ven  esta  noche  á  la  puerta, 

3ue  estará  á  las  once  abierta, 
onde  tu  esperanza,  primo, 
goces,  y  el  fin  de  tu  amor. 
Traerás,  mi  gloria,  por  señas 
de  Leonorilla  y  lasducñas, 
una  capa  de  color. 
Mi  amor  lodo  de  ti  fio, 
y  adiós.>  ¡Desdichado  amante! 
JHay  suceso  semejante? 
Ya  de  la  burla  me  rio. 
Gozaréla,  ¡vive  Dios! 
con  el  engaño  y  cautela 
que  on  Ñapóles  á  Isabela. 


ESCENA  IX 

SiLtt  Cataunón.-Dicmo. 

Cataijií.  Ya  el  marqués  viene. 

D.  Juan.  Los  dos 

aquesta  noche  tenemos 

que  hacer. 
Catalin.  ^Hay  cngtño  nuevo? 

D.  Juan.  Extremado. 
Catalin.  No  lo  apruebo. 


(I)  Ed.ilt  tR4ti.*y.'» 

(3)  fd.  «LÜcjarla.» 

(5)  «l*at>(li»  en  Tan  larga...  que  parece  mejor  lec- 
tura. 


1TÚ  pretendes  que  cscapciTiLí 
una  vez,  señor,  burlados  (    •. 
[  /que  fl  que  vive  de  burlar 
«burlado  habrá  de  escapar 
'de  una  vez. 
í>'  -liJAN.  ^/Predicador 

te  vuelves,  impeninente? 
í-ATALiN.  I.a  razón  hace  al  valiente  (jj. 
D,  Juan.  Y  al  cobarde  hace  el  temor. 
El  que  se  pone  á  servir 
voluntad  no  ha  de  tener, 
y  todo  ha  de  ser  hacer, 
y  nada  ha  de  ser  decir. 
Sirviendo,  jugando  estás, 
y  si  quieres  ganar  luego, 
haz  siempre,  porque  en  el  joeg( 
^quien  más  hace  ^ana  mis. 
«-ATAL^i. También  quien  hace  y  dice 
pierde  por  la  mayor  parte. 
D.  JifAN.  Esta  vez  quiero  avisarte, 

porque  otra  vez  no  te  avise. 
Catali.n.  Digo  que  de  aquí  adelante 
lo  que  me  mandas  haré, 
y  á  tu  lado  forzaré 
lin  tigre  y  un  elefante. 
Guárdese  de  mí  un  prior  (3), 
que  si  me  mandas  que  calle 
y  le  fuerce,  he  de  forzalic 
sin  réplica,  mi  señor. 
Ü.  JiiAK.   Calla,  que  viene  el  marqués. 
Catalin,  Pues,  ¿ha  de  ser  «I  forzarlo.'' 

ESCENA  X 
Satt  ti  Marvuísoi  u  M«t».— inoio*. 

D.  Jl'an.  Para  vos,  marqués,  me  iiand 
un  recaudo  harto  corles 
por  esa  reja,  sin  ver 
el  que  me  lo  daba  allí; 
sólo  en  la  voz  conocí 
que  me  lo  daba  mujer. 
Dicete  a!  fin  que  á  las  doce 
vayas  secreto  á  la  puerta, 
que  estará  á  las  once  abierta, 
donde  tu  esperanza  goce 
la  posesión  de  tu  amor; 
y  que  llevases  por  scñars 
de  Leonorilla  y  las  dueñ«<> 
una  capa  de  color. 

MoTJi.      ¿Qué  dices? 

D.  Juan.  Que  e«e  rec«ikta 

de  una  ventant  me  dieron, 
sin  ver  quién. 

Mota.  Con  él  pu&ieroá 

sosiego  en  tanto  cutUado. 
jAy,  amigo!  Sólo  en  ú 


(I)    Asi  en  los  textos.  HartJE«nba«ck  «■■ 
arlcrto:  «burUdos,  al  lio,  tefior* 
(9)    AV/.  <r«  i6.^0.  Paliaa  éste  y  loa  oocei 

\y)    M.  Faltan  utos  cuatro  versos 
(1)    /tf.  «recado.* 


JORNADA  SEGl'NDA 


peranza  renaciera. 

Dame  esos  brazos  (i ). 
iiN.  Considera 

que  no  está  tu  prima  en  mí. 

¿res  tú  quien  ha  de  ser 

quien  la  tiene  de  gozar, 

^y  me  llegas  á  abrazar 

los  pies? 

Es  tal  el  placer, 

que  me  ha  sacado  de  mi. 

¡Oh,  sol!  apresura  el  paso. 
AN.   Ya  el  sol  camina  al  ocaso. 

Vamos,  amigos,  de  aquí, 

y  de  noche  nos  pondremos. 

]Loco  voy! 
AN.  (Bien  se  conoce; 

mas  yo  bien  sé  que  á  las  doce 

harás  mayores  extremos.) 

l'^y»  prima  del  alma,  prima, 

que  quieres  premiar  mi  fct 
LíN.  (iVive  Cristo,  que  no  dé 

una  blanca  por  su  prima!) 
{Vitse  eí  Marqvcs  y  sale  Don  Diego  ) 

Don   Juan,  Catalixch  y  Dox  Dieco. 

lEG.  ¿Don  Juani^ 

,UN.  Tu  oadre  te  llama. 

UN.  ifQué  manda  vueseñoria? 

lEG.  Verte  más  cuerd)  quería. 

más  bueno  y  con  mejor  fama. 
¿Es  posible  queprocuras 
todas  tas  horas  mi  muerte? 

JAN.  ¿Por  qué  vienei  desa  suerte? 

lEG.  Por  tu  trato  y  tus  locuras. 
Al  fin  el  Rey  oe  ha  mandado 
que  te  eche  de  la  ciudad, 
porque  está  de  una  maldad 
con  justa  causí  indignado. 
Que,  aunque  me  lo  has  encubierto, 
ya  en  Sevilla  e)  Rey  la  sabe, 
cuyo  delito  es  lan  grave, 
que  á  decírtelo  no  acieno. 
¿En  el  Palacio  Rea! 
traición,  y  con  un  amigo? 
Traidor,  Dios  le  dé  el  casti(>o 
que  pide  delito  igual. 
Mira  que,  aunque  al  parecer 
Dios  te  consiente  y  aguarda, 
su  castigo  no  se  tarda, 
y  que  castigo  ha  de  haber 
para  los  que  profanáis 
su  nombre,  que  es  juez  fuerte 
Dios  en  la  muerte. 

'AS.  ¿En  la  muerte? 

¿Tan  largo  me  lo  fiáis? 
De  aquí  allá  hay  gran  jornada. 

tEG.  Breve  te  ha  de  parecer. 


Aai  en  los  textos  Ucl  Burlador:  pero  en  Ton 
...  dice:  «esos  pies»,  para  que  conste  el  verso.  Lo 
nade  lue^o  D.  Juan  connrma  la  vanante,  que 
én  aceptó  Hartzenbusch. 


D.  Juan.    V  la  que  tengo  de  hacer, 
pues  á  Su  Alteza  le  agrada 
agora  U),  ¿es  larga  también? 

I>.  DiEO.  Ilafta  que  el  injusto  agravio 
satisfaga  el  Duque  Octavio 
y  apaciguados  estén 
en  Ñapóles  de  Isabela 
los  sucesos  que  has  causado. 
en  Lebrija  retirado 
por  tu  traición  y  cautela 
quiere  el  Rey  que  estés  agora  (2j: 
pena  á  tu  maldad  ligera. 

Catalin.  i^P)  Si  el  caso  también  supiera 
de  la  pobre  pescadora, 
más  se  enojara  el  buen  viejo. 

D.  DiEG.  Pues  no  le  vence  cas'.igo 

con  cuanto  hago  y  cuanto  digOi 
i  Dios  tu  castigo  dejo.     {Vate.) 


ESCENA  XII 

DOH  JUAM  /  Catauhóm. 

Catalin.  Fuese  el  viejo  enternecido. 

D.  Juan.  Luego  las  lágrimas  copia, 
condición  de  viejo  propia. 
Vamos,  pues  ha  anochecido, 
á  buscar  al  Marqués. 

Catalin.  Vamos, 

y  al  nn  gozarás  su  dama. 

D.  Juan.  Ha  de  ser  burla  de  fama. 

t'.ATAiiN.  Ruego  ai  cielo  que  salgamos 
dclla  en  paz. 

D.  Juan.  Catalinón 

en  fin. 

Catalin.  Y  tú,  señor,  eics 

langosta  de  las  mujeres, 
y  con  público  pregón. 
Porque  de  ti  se  guardara 
cuando  á  noticia  viniera 
de  la  aue  doncella  fuera, 
fuera  bien  se  pregonara: 
^Guárdense  todos  de  un  hombre 
uue  á  las  mujeres  engaña, 
f  es  el  burlador  de  España.» 

D.  Juan.    Tú  me  has  dado  gentil  nombre. 

ESCENA  XIII 

Dichos.— Sa/e  el  .MAOvUh»  de  noche,  con  Músicos, 
posea  el  tablado,  y  st  entran  cantando. 

MÚSICOS.  «El  que  un  bien  gozar  espera, 
cuanto  espera  desespera.» 

.Mota.      Como  yo  á  mi  bien  goce, 

nunca  llegue  á  amanecer  (3). 

D.  Juan.  ¿Qué  es  esto? 

Catalin.  Música  es. 


(i)    Ed.de  1640.  «aora.» 

(3)    ¡d.*»ott.» 

(3)  tastos  dos  versos  sueltos  no  iiguran  en  este  lu- 
gar en  Tan  largo  me  lojiáts,  auaquc  si  más  adctanie. 
Quizá  sean  interpolados. 


1 


MO'A. 

r>.  Juan. 
Mota. 
D.  Juan. 
Mota. 
D.  Juan. 

Mota. 
Mfjsicos. 


D.  Juan. 
Mota. 
D. Juan. 
Mota. 
D.  Juan. 
Mota. 


D.  Juan, 
Mota. 


Catalin 


D.  Juan, 
Mota. 
D.  Juan, 


Parece  que  habla  conmigo 
el  pocia.  ¿Quién  va? 

Amií^o. 
<Ks  Don  Juan? 

¿Es  el  Marqués? 
¿Quién  puede  ser  sino  yo? 
Luego  que  la  capa  vi,  ' 
que  crades  vos  conocí. 
Cantad,  pues  Don  Juan  llegó. 
{Cantan.) 

«El  que  un  bien  gozar  espera, 
cuanto  espera  desespera.* 
¿Qué  casa  es  la  que  miráis? 
De  Don  Gonzalo  de  Ulloa. 
¿Dónde  iremos? 

A  Lisboa. 
¿Cómo,  si  en  Sevilla  estáis? 
Pues  ¿aqueso  os  maravilla? 
¿No  vive  con  Rusto  igual 
lo  penr  de  Portugal 
en  lo  mejor  de  Casiilla? 
¿Dónde  viven? 

En  la  calle 
de  la  Sierpe,  donde  ves, 
anda  envuelto  (i  I  en  portugués; 
que  en  aqueste  amargo  valle 
con  bocados  solicitan 
mil  Evas  que,  aunque  en  bocados  (2), 
en  eteto,  son  ducados 
con  que  el  dinero  nos  quitan  (3). 
Ir  de  noche  no  quisiera 
por  esa  calle  crue4, 
pues  lo  que  de  día  es  miel 
entonces  lo  dan  en  cera. 
Una  noche,  por  mi  mal, 
la  vi  sobre  mi  vertida, 
y  hallé  que  era  corrompida 
la  cera  de  Portugal. 
Mientras  á  la  calle  vais, 
>;^o  dar  un  perro  quisiera. 
Pues  cerca  de  aqui  me  espera 
un  bravo. 

Si  me  dejáis, 
señor  (4)  Marqués,  vos  veréis 
cómo  de  mi  no  se  escapa. 
Vamos,  y  poneos  mi  capa, 
para  que  mejor  lo  deis. 
Bien  habéis  dicho.  Venid, 
y  me  enseñaréis  la  casi). 
Mientras  el  suceso  pasa, 


(rt    En  Tan  lar^o...  «i  Adán  ruello»,  que  es  lo  que 

pide  el  seniido. 

(3)    Es  evidente  que  estos  dos  versos  deben  de  leerse 

asi. 

«mil  Evas  que,  aunque  ea  ducados, 

en  efecto  ton  bocados,» 
I  ¿f  mejor  aún,  comu  figuran  en  Tan  largo... 
■mil  Kvas  que,  aunque  dorados, 
en  efecto,  son  bocados 
coa  que  lis  vidas  nos  quitan.» 
(3)    Ed.  d«  1643.  l'aitao  en  ella  los  ocho  versos  que 
siguen. 

ii)  «Con  ¿I»,  en  rez  de  «Señor»,  *e  le«  eo  Tan  lar- 
go... >  es  mejor  texto,  puesto  que  se  traía  de  la  burla 
llamada  «dar  perro  mueno*. 


la  voz  y  el  habla  fíngid. 

¿Veis  aquella  celosía? 
D.  Ji  AN.  Ya  la  veo. 
Mota.  Pues  llegad 

y  decid:  «Beatriz*,  y  entrad. 
D.  Jijan.  ¿Qué  mujer? 
Mota.  Rosada  r  fria. 

CATAtiN.  Será  mujer  cantimplora. 
Mota.       En  Gradas  os  aguardamos. 
D.  Juan.  Adiós,  Marqués. 
Catalin.  ¿Dónde  van 

D.  Juan.  Calla,  necio,  calla  agora  (1);, 

adonde  la  burla  mia  {3} 

ejecute. 
Catalin.  No  se  escapa 

nadie  de  ti. 
D.  Juan.  El  trueque  (3)  adotq 

Catalin.  ¿Echaste  la  capa  al  toro? 
D.  Juan.  No,  el  toro  me  echó  la  capa. 
Mota.       La  mujer  ha  de  pensar 

que  soy  él. 
Mt'sico.  iQué  gentil  peffolj 

.Mota.  ,    Esto  es  acertar  por  yerro. 
M  úsico.    Todo  este  raundo  es  errar  (4II 

(Cantan.) 

«.El  que  un  bien  gozar  espera 
cuanto  esptra  desespera.» 
{Vanst,  y  di:t  Doña  Ana  Jmlrv.)1 

Ana.  iFalsol,  nc  eres  el  N\arqués, 
que  me  has  engañado. 

D.  Juan.  Digo 

que  lo  soy. 

Ana.  iFiero  enemigo, 

mientes,  mientes! 

ESCENA  XIV 
SaU  DoH  IJoNZALO  túñ  la  npaJt  4eíni 

D.  üoNZ.  La(5)voi( 

de  doña  Ana  la  que  siento. 

Ana.         ¿No  hay  quien  niate  estctrail 
homicida  d;  mi  honor? 

D.  GoNZ.  ¿Hay  tan  p-andc  atrevimieali 
Muerto  honor;  dijo,  ¡ay  de  1 
y  es  su  len]>ua  tan  liviana 
que  aqui  sirve  de  campana. 
Maulde. 


Ana. 


ESCENA    XV 


Do«  ijoitzAix), —  Saltn  iHm  Jui»  y  CAtAiifi 
tspaJas  dnnud,u 

D.  Juan.  ¿Quién  está  aqui? 

D.  GoNZ.  La  barbacana  caída 


(i)    Ed.de  1649. *iton.» 
(a>    Esie  verso  aparece  suelto  entre  de*  1 
en  lodos  los  textos. 

(3)  En  las  ediciones  sueltat  y  eo  HaructAetA*"^ 
que»;  en  Tan  largo...  «trueco.» 

(4)  Verso  suplido  por  el  texto  de  Tas  I 
bien  lo  pone  en  boca  de  un  criado. 

(5)  Ed.  dt  f04!>.«£4^ 


'-i  torre  de  mi  honor 
-I"  en  tierra,  traidor, 

|.      u ic  era  alcaide  (i)  la  vida. 

if.  Déjame  pasar. 
\i.  ^jPasar? 

Por  U  punta  desta  espada. 
Morirás. 

No  imporia  nada. 
Mira  que  te  he  de  matar. 
iz.  (Muere,  iraiJorl 

Desta  suerte 
muero. 

Si  escapo  desta  (2), 
no  más  burlas,  no  más  fiesta. 
X.  jAy,  que  me  has  dado  la  muerlel 
,  Tu  la  vida  te  quitaste. 
z.  ¿De  qué  la  vida  servían 
Huyamos. 

[Vat*  Don  Ju.in  y- Cata  linón.) 
La  sanare  fría 
con  el  furor  aumentaste. 
Muerto  soy.- no  hay  bien  que  aguarde. 
Seguiráie  mi  furor, 
que  es  traidor,  y  el  que  es  traidor  (3) 
es  traidor  porque  es  cobarde. 

S [Entran  muerto  á  Don  Goninlo,  y  sale  el 
arques  üc  U  Mota  y  Músicuí.) 
I 


jornada  sbcunda 
Cataí.in. 


ESCENA  XVI 


<vis  DE  LA  Mota  y}Avi\cüt.— Luego  Don  Jvan 
y  Cataiinón. 


Presto  las  doce  darán, 
Y  mucho  don  Juan  se  tarda: 
jtiera  prisión  (4)  del  que  aguarda! 
(Salen  Don  Juan  y  Catalinóa.) 

¿Es  el  Marques? 

^Es  don  Juan? 
Yo  soy;  tomad  vuestra  capa. 
¿Y  el  perro? 

Funesto  ha  sido. 
Ll  fin.  Marqués,  muerto  ha  habido. 
_^eñor,  del  muerto  te  escapa. 
¿Burlaste?  Amigo,  .¿qué  haré?  (5) 
.  (Aparte.)  Y  á  vos  os'  ha  burlado  (6). 
Cara  la  burla  ha  cos'  ■    < 
Yo,  don  Juan,  lo  pai^  ■  -, 
jorque  estará  la  mujer 
jucjúsadc  m(. 

Adiós, 
Marqués. 


Sd.  de  /6^í;-  «alcalde.» 
{jtdf.  *iJc  aquesta.* 

ti  eo  todos  los  tcsios,  liarucnbusch  cnmcnüó 
\ti  iraiJor,  y  el  iraídor». 

[>cbe  de  ter  «peosiúa,»  cumo  consta  ea  Tan 

Isla  pasaje  no  lieoe  sentido.  En  Tan  largo... 
is  explícito: 
L<k.    ¿Burlástetsla? 

Si,  burle 
Y  aun  á  vos  os  haa  burlado. 
:ií.  dt  /fi^y.  «También  vos  sois  «■!  burlado ■♦ 

iMCbUS  CE  TIBiO    DE  MOLINA.— TOMO  II 


mal  pareja  han  de  correr, 
D.  Juan.  Huyamos. 
Catalin.  Señor,  no  habrá 

águila  que á  mi  me  alcance  ( 1 ), 
Mota.      Vosotros  os  podcis  ir, 

porque  quiero  ir  solo  (»). 

(Yante  y  qutda  ti  Marques  de  la  Mota.) 


ESCENA  XVII 

El  MASQuás  OB  LA  Mota 

{Dtníra.)  ¿Viósc  desdicha  mayor, 
y  vióse  mayor  desgracia? 
Mota.       ¡Válgame  Dios!  voces  sicnio 
en  la  plaza  del  Alcázar. 
.jQué  puede  ser  á  estas  horas? 
un  hielo  el  pecho  me  arraiga. 
Desde  aquí  parece  todo 
una  Troya  que  se  abrasa, 
porque  tantas  luces  juntas 
hacen  gigante  de  llamas, 
ün  grande  escuadrón  de  hachas 
se  acerca  á  mi,  porque  anda 
el  fuego  emulando  estrellas, 
dividiéndose  en  escuadras. 
Quiero  saber  la  ocasión. 


ESCENA    XVIII 

DicMos.— 5aie  n*H  Dieoo  Tattomo  y  It  guarda  con 
hachan. 

D.  DiEG.  ¿Qué  gente? 

Mota  (3).  .  Gente  que  aguarda 

saber  de  aqueste  ruido 

el  alboroto  y  la  causa. 


(1)    Este  pasaje  tan  profundamente  alterado  y  en 
que  hay  cuatro   versos  seguidos  sin  rimar,  puede,  á 
nuestro  juicio,   completarse,    siguiendo   i'l    texto  de 
Tan  larga...  que  dice: 
MaaQciÉs.     Vo,  Don  Juan,  lo  pagaré 

porque  estará  la  mujer 

quejosa  de  mi. 
T).  Juan.  Lat  doce 

darán. 
MARQtiás.  Como  mi  bien  goce, 

nunca  llegue  i  amanecer, 
O.  JuAK.       Adi6s,  Marqués. 
Catalin.  Muy  buen  lance 

el  desdichado  hallará. 
D.  Juan.      Huyamos. 
Catalin.  Señor,  no  habri, 

aguilita  que  me  alcance.  IVantt.) 

Marqoís.    Vosotros  os  podéis  ir  (A  los  criadoi.) 

todos  i  casa,  que  yo 

Ite  delr  s*lo. 
CRtADos.  Píos  crió, 

las  noches  para  dormir, 
(a)    Ed  dt  i€4'j.  «porque  yo  me  quiero  ir  solo.» 
(3)    A.ti  en  el  texto  de  lúfo  Eu  el  de  tf^ü  se  lee  «don 
Goaz.w  por  errata. 

•I  I 


>42 


EL  BURLADOR  DE  SEVILLA 


D.  Disn.  Prendeldo  u)- 

Mota.  iPrendcrmeá  mil 

D.  Dizo.   Volved  la  espada  á  la  vaina, 

que  la  mayor  valentía 

es  no  tratar  de  las  armas. 
Mota.      ¿Cómo  al  Marqués  de  la  Mota 

hablan  ansí? 
D.  DiEG.  Dad  la  espada, 

que  el  Rey  os  manda  prender. 
Mota.      ¡Vive  Diosl 


ESCENA  XIX 


^A 


DicnOt.— ^ofe  el  Rst  y  acompañamientci 


Rey. 


D.  DiEü. 
Mota. 


D.  DiEG. 

Mota. 
D.  DiEú, 
Mota. 
Rey. 


En  toda  España 
no  ha  de  caber  (s),  ni  tampoco 
en  Italia,  si  va  á  Italia. 
Señor,  aquí  está  el  Marqués. 
Gran  señor,  ¿Vuestra  Alteza  (3) 
á  mi  me  manda  prender  {^)? 
Llevalde  luego,  y  ponelde  (5) 
la  cabeza  en  una  esca^rpla., 
¿En  mi  p reséñela  te  pones? 
¡Ah,  glorias  de  amor  tiranas, 
siempre  en  el  pasar  ligeras, 
como  en  el  vivir  (ó)  pesadas! 
Bien  dijo  un  sabio,  que  habla 
entre  la  boca  y  la  taza 
peligro;  mas  el  enojo 
del  Rey  me  admira  y  me  espanta. 
No  sé  por  lo  que  voy  preso. 
¿Quién  mejor  sabrá  la  causa 
que  vueseñoría? 

¿Yo? 
Vamos. 

¡Confusión  extrañal 
Fulmínesele  el  proceso 
al  Marqués  luego,  y  mañana 
ie  cortarán  la  cabeza. 
Y  al  Comendador,  con  cuanta 
solemnidad  y  grandeza 
se  da  á  las  personas  sacras 
y  reales,  el  entierro 
se  haga;  en  bronce  y  piedras  varias 
un  sepulcro  con  un  bulto 
te  ofrezcan,  donde  en  mosaicas 
labores,  góticas  letras 
den  lenguas  á  sus  venganzas. 


}  1 1 1 1  .<  í-\  1  ]  A 


Y  ctuier- 

quiero  q^ 

¿Dónde  oi 

Fuese  al  sagrado,  doña  Ani 

de  mi  señora  U  Reina. 

Ha  de  sentir  esta  falla 

Castilla;  tal  capitán 

ha  de  llorar  Calatrava. 


ESCENA  XX 


O)    E<l-  dt  ¡640.  •Príndcíllo.» 

(9)    Así  en  lis  impresiones  antiguas.  En  ana  de  las 
itieltai  «acabar*.  Martzenbusch  corrigió«e!capar». 

fj)    £cf.  dt  1649.  «Gran  señor,  pues  vuestra  alteza.» 

(4)    También  este  pasaje  alterado  se  perfccciooa  si- 
guiendo el  testo  de  Tan  largo... 
D.  Dicoo.    Señor,  aquí  está  el  Marqués. 
Mauquíi.    ¿Vuestra  .Mteza  á  mi  me  manda 

prender? 
Rbt.  Llevalde  y  ponelde 

la  cabeza  en  una  escarpía. 

HartzeobuBch  cambió  la»  palabras  para  conseguir  ii 
rlini. 

(i)    Eé.dt  /tf^t).  «Lie valde»,  «ponelde.» 

(6)    Asi  eo  los  textos  de  El  Burlador;  pero  en  Tan 
largo..,  «Tcoir»,  que  es  lección  iac)or. 


Sale  Batoicio  (i)  dtsposaao,  cok  Akzkta,! 
víe/o,  Bci  isi  r  pASTonas  iti^f 

{Cantan.}  *L¡ndO  sale  el  SOllÍE 
con  trébol  y  torongjl, 
y  aunque  le  sirve  de  esuelt 
Aminta  sale  mi»  heP.s.» 

Batbicio.  Sobre  esta  alfombr 
adonde;  en  campo 
el  sol  sin  aliento  marctil. 
con  su  luz  recién  nacida, 
os  sentad,  puc-  <i»i 

al  tálamo  el  ^  so  ^ 

A.minta,    Cantalde  á  mi  uuicc  coposo 
favores  de  inil  en  mil. 
iCantan)  «Lindo  sale  el  sol  de  i 
con  trébol  y  torongil, 
y  aunque  le  sirve  de  cstrcU 
Aminta  sale  mis  bella. 

Gaseno.    Muy  bien  lo  habe¡>  ^  l 
no  hay  mis  sones 

Batricio.  Cuando  con  sus  i. 
vuelve  en  púrpun 
saldrán,  aunque  v 
afrentando  el  sol  de 

Aminta.    Bairicio,  yo  lo  agr«d( 
falso  y  lisonjero  esiis; 
mas  si  tus  rayos  me  '  __ 
por  ti  ser  luna  merezco. 
Tú  eres  el  sol  por  quien 
después  de  salir  menguante, 

fiara  que  el  alba  te  cante 
a  salva  en  tono  sutil. 
iCantan.)  «Lindo  sale  eJ  sol,  «K* 

ESCENA  XXI 

Dicuos.— 5«lr  Cataunóh.  d*  caí 

Cata  UN.  Señores,  el  desposorio 
huéspedes  ha  de  tener. 


(1)  r.laro  que  /faf ricio  sera  emta  ó  la 
por  Patricio,  que  es  como  se  ler  rrt  la  can 
los  persoonjes  al  principia    '  < 

(j)    Ed.  4e  1640.  F»li»n 
hasta  I*  salida  de  Catalinán. 

13)  Así  en  los  textos,  aiut^ae  tal  »kx  i 
«Mayo*,  que  asuena  con  •!  I  » 
este  pasaic  no  permite  sui 

lÍTO,  pues  hasta  el  ?'  '  '.noy  ti 

que  le  antecede  y  di'  .e. 

14)  Verso  suplido  »<.^»u  <.•  itAtO  4t  Til 
(o/<iif. 


JORNADA  TERCERA 


643 


A  todo  el  mundo  ha  de  ser 

este  contenió  notorio. 

¿Quién  vive? 
TALiN.  DoD  Juan  Tenorio. 

XNo.   ^Et  viejo? 

TALiN.  No  es  ese  don  Juan  (1 ). 

tiSA.     Será  su  hijo  galán, 
inicio.  (Tcngolo  por  mal  agüero, 

que  galán  y  caballero 

quitan  gusto  y  celos  dan.) 

Pues  ijquicn  noticia  les  dio 

de  mis  bodas.'' 
AUN.  De  camino 

pasa  á  Lebrjja. 
Ricio.  Imagino 

que  el  demonio  le  envió. 

Mas.  <;de  qué  me  aflijo  yo? 

VcoRan  á  mis  dulces  bodas, 

del  mundo  las  gentes  todas. 

Mas,  con  todo,  un  caballero 

en  mis  bodas,  ¡mal  agüero! 
«NO.    Venga  el  Coloso  de  Rodas, 

venga  el  Papa,  el  Preste  Juan 

>•  Don  Alonso  el  Onceno 

con  su  corte,  que  en  Gaseno 

ánimo  y  valor  verán. 

Montes  en  casa  hay  de  pan, 

üuadalquivires  de  vino, 

Babilonias  de  tocino, 

y  entre  ejércitos  cobardes 

de  aves,  para  que  las  cardes  (i), 

el  polio  y  el  palomino. 

Venga  tan  gran  caballero 

á  ser  hoy  en  Dos  Hermanas 

honra  destas  viejas  canas. 
is*.     Es  hijo  del  Camarero 

Mayor. 
»lcto.  Todo  es  mal  agdero 

para  mi,  pues  le  han  de  d.ir 

junto  á  mi  esposa  lugar. 

Aún  no  gozo,  y  ya  los  cielos 

me  están  condenando  á  celos. 

Amor,  sufrir  y  callar. 

ESCENA  XXII 
Dichos.  — Saíe  Do»  Iváü  Tekohio. 

Juan.  Pasando  acaso  he  sabido 

que  hay  bodas  en  el  lugar, 

y  deltas  quise  gozar, 

pues  tan  venturoso  he  sido. 

Vueseñoría  ha  venido 

á  honrallas  y  engrandecellas. 
rR:cio.  Yo  que  soy  el  dueño  dellas, 

digo  entre  mi  que  vengáis 

en  hora  mala. 

,;No  dais 

lugar  á  este  caballero? 

Con  vuestra  licencia  quiero 

sentarme  aquí, 

[Siintase  junto  á  la  niivia  ) 

Si  OS  sentáis 


tSNO. 


lENO. 
JUA.N. 


rRicio. 


Ed.  tít  JSJt9.  «No  «se  Don  Juan.» 
Asi  en  lr^    iinpre«o$  del  Hurtador;  pero  qui£á 
la  leerse  «1^  ics»,  comocn  Tan  iarK».,, 


delante  de  mí,  señor, 

seréis  de  aquesa  manera 

el  novio.  ^ 

D.  Juan.  Cuando  lo  fuera, 

no  escogiera  lo  peor. 
Gasf.no.    Que  es  el  novio... 
D.  Juan.  De  mí  error 

y  ignorancia  perdón  pido. 
Catalin.  ¡Desventurado  marídol 
D.  Juan.  Corrido  está. 
Catai.in.  No  lo  ignoro; 

mas  si  tiene  de  ser  toro, 

¿qué  mucho  que  esté  corrido? 

No  daré  por  su  mujer 

ni  por  su  honor  un  cornado. 

{Desdichado  tú,  que  has  dado 

en  manos  de  Lucifer! 
O.  Juan.  ¿Posible  es  que  vengo  á  ser, 

señora,  tan  venturoso? 

Envidia  tengo  al  esposo. 
A.MINTA.    Parecéisme  lisonjero. . 
BATKicro.Bicn  dije  que  es  mal  agüero 

en  bodas  un  poderoso. 
Gaseno.    Ea,  vamos  á  almorzar, 

por  que  pueda  descansar 

un  rato  su  señoría. 
{Tomaít  non  Juan  la  mano  á  ta  novia.) 

D.  Juan.  ¿Por  qué  la  escondéis? 

Aminta.  Es  mía  (1). 

Gaseno.    Vamos. 

Beiisa.  Volved  á  cantar. 

D.Juan.  ¿Qué dices lú? 

Catalin.  ¿Yo?  que  temo 

muerte  vil  destos  villanos. 
D.  Juan.  Buenos  ojos,  blancas  manos, 

en  ellos  me  abraso  y  quemo. 
Cataun.  ¡Almagrar  y  echar  i  extremo! 

(]on  esta  cuatro  serán. 
D.  Juan.  Ven,  que  mirándome  están. 
Batbicio.  En  mis  bodas  caballero, 

imal  agüero! 
Gaseno.  Cantad. 

Batricio.  Muero. 

Catalin.  Canten,  que  ellos  llorarán. 

(VoiMf  lottos,  con  qut  lia  fin  ta  ttgunda 
jornada)  (2). 


JORNADA  TERCERA 

ESCENA  PRIMERA 

Sale  Batricio  (3)  piniativo. 

Batpicio.  Celos,  reloj  y  cuidado  (4 1 
que  á  todas  las  horas  daib 
tormentos  con  que  matáis. 


(I)  A*í  eo  ios  textos;  pero  debe  d«  ser  «No  et  mis», 
como  fe  Ice  en  Tan  largo.. 

<>)    A'rf.  de  164').  No  hay  esta  acoUción. 

(3)  Id.  «Patricio»  aquí  y  en  los  dcaias  lugares  Je 
la  obra  en  que  iate. 

r4)  Asi  en  ios  impresos.  Harueabuscb  enmeodó 
bien:  «Celos,  reloj  de  cuidaiiol.» 


H    644 

EL  BURLADOR  DE  SEVILLA                     ^^^^^^H 

aunque  dais  desconcertados  (1). 

BaTPJCio.  (¿Mas  qu'                        »  iU 

Celas,  de!  vivir  desprecios, 

alguna  d*. 

con  que  ipnoranciís  hacéis. 

D.  Juan,  Que  ha  muLliús  dus,  liatric 

pues  ludo  lo  que  tenéis 

que  á  A  minia  el  alma  le  di 

de  ricos  tenéis  de  necios, 

y  be  gozado... 

dejadme  de  atormentar. 

Batbicio,                        ¿Su  honor? 

pues  es  cosa  tan  sabida 

D.  Jt  AN.                                                         SI 

que,  cuando  amor  me  da  vida,  . 

Batüicio.  Manilicsto  y  claro  indicio 

la  muerte  me  queréis  dar. 

de  lo  que  he  llegado  á  ver. 

¿Qué  me  queréis,  caballero, 

que,  si  bien  no  le  quisiera. 

que  me  atormentáis  ansí? 

nunca  á  su  casa  viniera. 

Bien  dije,  cuando  le  vi 

Al  fin,  al  fin,  es  mujer. 

en  mis  bodas,  ¡mal  agüero! 

D.  Juan.  Al  fin,  Aminta  celosa,   ^_ 

jNo  es  bueno  que  se  senió 
á  cenar  con  mi  rau)er, 

ó  quizá  desesperada       ^^H 

de  verse  de  mí  olvidada^^H 

y  á  mi  en  el  plato  meter 

y  de  ajeno  dueño  esposa,     1 

¡a  mano  no  me  dejó? 

esta  carta  me  escribió           1 

Pues  cada  vez  que  quería 

enviándome  á  llamar,          1 

meiella  la  desviaba 

y  yo  prometí  gozar         ^J 

diciendo  á  cuanto  tomaba: 

lo  que  el  alma  promeii^^^l 

«iGroseria,  groseríal»  (2) 

Esto  pasa  de  esta  suertCJ^H 

Pues  llegándome  á  quejar 

Dad  á  vuestra  vida  un  me^l 

á  algunos,  me  respondían 

que  le  daré  sin  remedio       J 

á  quien  lo  impida  la  mueriel 

Batricio.  Si  tú  en  mi  elección  lo  pooj^ 

y  con  risa  me  decían: 

«No  tenéis  de  qué  os  quejar; 

eso  no  es  cosa  que  importe; 

tu  gusto  pretendo  hace^^H 

no  tenéis  de  qué  temer; 

que  el  honor  y  la  mujei^H 

callad,  que  debe  de  ser 

son  malos  en  opiniones. 

uso  de  allá  de  la  Corte.» 

La  mujer  en  opinión 

¡Buen  uso,  trato  extremado! 

siempre  más  pierde  que  gaq 

mas  no  se  usara  en  Sodoma 

que  son  como  la  campana 

que  otro  con  la  novia  coma 

que  se  estima  por  el  son. 

y  que  ayune  el  desposado. 

Y  así  es  cosa  averiguada 

Pues  el  otro  bellacón 

que  opinión  viene  á  perder 

á  cuanto  comer  quería: 

cuando  cualquiera  mujer 

«¿Esto  no  come?»,  decía; 

suena  á  campana  quebrada* 

«No  tenéis,  señor,  razón»; 

No  quiero,  pues  me  reduce* 

y  de  delante  al  momento 

e!  bien  que  mi  amor  ordena 

me  lo  quitaba  corrido. 

mujer  entre  mala  y  buena. 

Esto  bien  sé  yo  que  ha  sido 

que  es  moneda  entre  dos  ioi 

culebra  y  no  casamiento. 

Gózala,  señor,  mil  años, 

Ya  no  se  puede  sufrir 

que  yo  quiero  resistir, 
aeseñgaños  y  morir, 

ni  entre  cristianos  pasar; 

y  acabando  de  cenar. 

y  no  vivir  con  engaños.  {V 

con  los  dos,  ¿mas  que  á  dormir 

se  ha  de  ir  también,  si  porfía 

con  nosotros,  y  ha  de  ser. 

ESCENA  III 

el  llegar  yo  á  mi  mujer, 

«Igrosería,  grosería!» 

DOK   JCAJI. 

Ya  viene,  no  me  resisto. 

Aquí  me  quiero  esconder; 

D.  Ji'AN.  Con  él  honor  le  vencí. 

pero  ya  no  puede  ser, 

porque  siempre  los  villanos 

que  imagino  que  me  ha  vísto. 

tienen  su  honor  en  las  man 
y  siempre  miran  por  si. 

ESCENA  II 

Que  por  tantas  varieda^^J 
es  bien  que  se  enticndaj^H 
que  el  honor  se  fué  *U^^H 
huyendo  de  las  '^'"^'jj  ^^^^^| 

^^^^                    fiATHICIO.— 5d/<  DON  JUAM  TSHOKIO. 

^^^^.  Juan. 

Batricio, 

Pero  antes  de  hacer  h^í^^H 

^^^BAT»lCtC 

Su  señoría 

le  pretendo  reparar.  l^^H 

¿qué  manda? 

A  su  padre  voy  á  ''■■^^H 

^M     D.  Juan, 

Haceros  saber... 

para  autorizar  mi  en^^^^f 
Bien  lo  supe  negociaJ^^^H 
gozarla  csta  noche  esl^^H 

H     (1) 

dt  í6 49,  VtUut  loa  cuatro  rttwt  que  si- 

a  noche  camina,  y  <)^^^| 

^H       gu«n. 

su  viejo  padre  llamar.  ^^^| 

^^           13) 

Faltan  ettos  doce  rcr»os  que  ligutn. 

Estrellas  que  me  alumü^H 

JORNADA  TERCERA 


dadme  en  este  engaño  suene, 
si  el  galardón  en  la  muerte 
tan  largo  me  lo  guardáis.  {Vast.) 

ESCENA  IV 
Saltn  Amikta  y  Bslka. 

Mira  que  vendrá  lu  esposo; 

entra  á  desnudarte  ( i ),  Aminta. 
JA.   De  estas  infelices  bodas 

no  sé  qué  siento,  Belisa. 

Todo  hoy  mi  Balricio  ha  estado 

bañado  en  melancolía; 

todo  es  confusión  y  celos; 

¡mirad  qué  grande  dcsdichal 

Di:  ¿que  caballero  es  éste 

que  de  mi  esposo  me  priva? 

La  desvergüenza  en  Lspaña 

se  ha  hecho  cabailcria. 

Déjame,  que  estoy  sin  seso  (i). 

Déjame,  que  estoy  corrida. 

iMal  hubiese  el  caballero 

que  mis  contentos  me  prival 
ISA.     Calla,  que  pienso  que  viene, 

que  nadie  en  la  casa  pisa 

de  un  desposado,  tan  recio. 
iltA.    Queda  adiós,  Belisa  mía. 
isA.     Desenójale  en  los  brazos. 

ÍjPlega  á  los  cielos  que  sirvan 
mi»  suspiros  de  requiebros 
mis  lágrimas  de  caricias!  {Vame.y 
ESCENA  V 
Salen  Don  Jua»,  CatalitiAh  y  üamno. 

füAN.  Gaseno,  quedad  con  Dios. 

BNO.   Acompañaros  querría, 

f  por  dalle  (3)  de  esta  ventura 

el  parabién  á  mi  hija. 
[han.  Tiempo  mañana  nos  cjueda. 
ÍSNO.   Bien  decís.  El  alma  mía 

en  la  muchacha  os  ofrezco.  (Vo«.) 
|i;am.  Mi  esposa  decid. 

ESCENA  VI 


[ALIN. 
luAN. 


FALIN. 


DiciKM,  menot  Gktsno. 

Ensilla, 
Catalinón. 

¿Para  cuándo? 
Parad  alba,  que  de  risa 
muerta  ha  de  salir  mañana 
deste  engaño. 

Allá,  en  Lebrija, 
señor,  nos  está  aguardando 
otra  boda.  Por  tu  vida, 
que  despaches  presto  en  ésta. 


D,  Juan, 
Catalin. 
D.  Juan. 

Catalin. 


D. Juan. 

Catalin. 
D.  Juan. 
Catalin. 


D.  Juan. 


La  buria  mis  escogida 
de  todas  ha  de  ser  ésta. 
Que  saliésemos  queriia 
de  todas  bien. 

Si  es  mi  padre 
el  dueño  de  la  justicia, 
y  es  la  privanza  del  Rey, 
¿qué  temes? 

De  los  que  privan 
suele  Dios  tomar  venganza 
si  delitos  no  castigan, 
y  se  suelen  en  el  juego 
perder  también  los  que  miran. 
Yo  he  sido  mirón  del  tuyo, 
y  por  mirón  no  querría 
que  me  cogiese  algún  rayo 
y  me  trocase  en  cecina  (i ). 
Vete,  ensilla,  que  mañana 
he  de  dormir  en  Sevilla. 
¿En  Sevilla? 

SI. 

¿Qué  dices? 
Mira  lo  qtie  has  hecho,  y  mira 
que  hasta  la  muerte,  señor, 
es  corta  la  mayor  vida; 
que  hay  tras  la  muerte  imperio  (a). 
Si  tan  1& 


í  Bd.  d*  7049-  «tiesaudarte.* 

so  suplido  por  el  temo  de  Tan  largo  me 


iQ 


argo  me  lo  fias, 

vengan  engaños. 
Catalin.  Señor... 

D.  Juan.  Vete,  que  ya  me  amohinas 

con  tus  temores  e.\traños. 
Catalin.  Fuerza  al  Turco,  fuerza  al  Scita  (3),_ 

al  Persa  y  al  Garamant, 

al  Gallego,  al  Troglodita, 

al  Alemán  y  al  Japón, 

al  sastre  con  la  agujiía 

de  oro  en  la  mano,  imitan  Jo 

comino  ala  blanca  niña.  vV'»*'.) 

ESCENA    Vil 
Don  Juak  solo. 

D-  Juan.  La  noche  en  negro  silencio 

se  extiende,  y  ya  las  Cabrillas 
entre  racimos  de  estrellas 
el  Polo  más  alto  pisan. 
Yo  quiero  poner  mi  engaño 
por  obra.  Él  amor  me  ^ula 
a  mi  inclinación,  de  quien 
no  hay  hombre  que  se  resista. 
Quiero  llegar  á  la  cama. 
{Amintal 

ESCENA  VIII 
Don  Juam,— 5a/r  Aminta  como  qu*  ata  acostada. 

Aminta.  ¿Quién  llama  á  Aminta^ 

¿Es  mi  Batricio? 
D.  Juan.  No  soy 

tu  Batricio. 


(1)    Ed.de  ¡649.  «ceniza»,  y  lo  mismo  en  toilos  1 
demás  . 

{3]    Asi  co  los  textos  tntiguos;  pero  HsruenbuKh 
corrigiA  bien:  «y  qoe  hay  tras  la  muerte  infierno.» 

13)    Ed,  de  1649.  Falla  csio  que  «lice  CtialinÓD. 


EL  BURLA.DOP  HS  ST^TILLA 


Aminta.  Paes  ¿quién? 

D.  Juan.  Mira 

de  espacio,  Aminta,  quién  soy. 

Aminta.    jAy  de  mi!  lyo  soy  perdidal 

¿En  mi  aposento  á  estas  horas? 

D.  Juan.  Emss  son  las  obras  (i)  mias. 

Aminta.    Volveos,  que  daré  voces. 
»Vo  excedáis  la  cortesía 
que  á  mi  Bairicio  se  debe. 
Ved  que  hay  romanas  Emilias 
en  Dos  Hermanas  también, 
V'hay  Lucrecias  vengativas, 

D.  Jt'AN.  Escúchame  dos  palabras, 
y  cscondede  las  mejillas 
en  el  corazón  la  grana, 
por  ti  más  preciosa  y  rica. 
llIiNTA.    Vele,  que  vendrá  mi  esposo. 
i,  Juan.  Yo  lo  soy;  ¿de  qué  te  admiras? 

Aminta.   .¿Desde  cuándo? 

D.  Juan.  Desde  agora. 

Aminta.    ¿Quién  lo  ha  tratado? 

D.  Ji'AN.  Mi  dicha. 

Aminta.   ¿Y  quién  nos  casó? 

D.  Juan.  Tus  ojos. 

Aminta.    ¿Con  qué  poder? 

D.  Juan.  Con  la  vista. 

Ahinta.    ¿Sábelo  BAiricio? 

D.  Juan.  Si, 

que  te  olvida. 

Aminta.  ¿Que  me  olvida? 

D.  Juan.  SI,  que  yo  te  adoro. 

Aminta.  ¿Cómo? 

O.  Juan.  Con  mis  dos  brazos. 

Aminta.  Desvia. 

D.  Juan.  ¿Cómo  puedo,  si  es  verdad 
que  muero? 

Aminta.  jQué  gran  mentira! 

D.  Juan.  Aminia,  escucha  y  sabrás, 
si  quieres  que  te  lo  diga, 
la  verdad,  que  las  mujeres 
sois  de  verdades  amigas. 
Yo  soy  noble  caballero, 
cabeza  de  la  familia 
de  los  Tenorios  antiguos, 
ganadores  de  Sevilla. 
Mi  padre,  después  del  Rey, 
se  reverencia  y  estima, 
y  en  la  corle  de  sus  labios 
pende  la  muerie  ó  la  vida. 
Corriendo  el  camino  acaso, 
llegué  á  verle,  que  amor  guia 
tal  vez  las  cosas  de  suerte, 
que  él  mismo  dellas  se  olvida. 
Vite,  adórete,  abráseme 
tanto,  que  tu  amor  me  anima 
i  que  contigo  me  case: 
mira  qué  acción  tan  precisa. 
Y  aunque  lo  mormure  el  Rey, 
y  aunque  el  Rey  lo  contradiga, 
y  aunque  mi  padre  enojado 
con  amenazas  lo  impida, 
tu  esposo  tengo  de  ser. 
¿Que  dices? 

Aminta.  No  sé  qué  diga, 


O)   Kti  en  tmbos  lestos;  pero  Jebe  de  Ser  «horas». 


que  se  encubren  lus  Vi 
con  retóricas  mentiras. 
Porque  si  esto--  ¡lí 

como  es  cosa  c 
con  Bairicio.  c: 
no  se  absuelve 

D.  Juan.  En  no  siendo  Conn.  niaiiu  \ 
por  engaño  6  por  malicia 
puede  anularse. 

Aminta.  En  Batricio 

toda  fué  verdad  sencilla. 

D.  Juan.  Ahora  bien:  dame  esa  mano, 
y  esta  voluntad  confirma 
con  ella. 

Aminta.  ¿Qu^  n<)  nie  enga 

D.  Juan.  Mío  el  engaño  seria. 

A.MINTA.    Pues  jura  que  cumplirás 
la  palabra  prometida. 

D.  JjAN,  Juro  á  esta  mano,  señora, 
invierno  (2)  de  nieve  fria, 
de  cumplirte  la  palabra. 

Aminta.    Jura  á  Dios  que  te  maldiga 
si  no  la  cumples. 

D.  Juan.  Si  acaso 

la  palabra  y  la  fe  mia 
te  faltare,  ruego  i  D:os 
que  á  iraición  y  alevosía 
me  dé  muerte  un  hombre... 
que,  vivo,  jDios  no  permttal 

Aminta.    Pues  con  ese  juramento 
soy  tu  esposa. 

D.  Juan.  El  alma  mia 

entre  los  brazos  le  ofrezco. 

Aminta.    Tuya  es  el  alma  y  la  vid*. 

D.  Juan.  ¡Ay,  Aminla  de  mis  ojosJ 
Mañana  sobre  virillas 
de  tersa  plata,  estrellada 

con  clavos  de  oro  de  Ub;_ 

pondrás  los  hermosos  piM, 
y  en  prisión  de  garganiillas 
la  alabastrina  garganta, 
y  los  dedos  en  sortijas, 
en  cuyo  engaste  parezc 
trasparentes  perlas  fina 

Aminta.    A  tu  voluntad,  esposo, 

la  mia  desde  hoy  se  inchiu: 
tuya  soy. 

D.Juan.  '  (jQué  mal  coDOces 

al  Burlador  de  Scvillf»'»   t^- 


E.SCENA  IX 

Safen  Isabila  y  Pabtp,  rf#  eamtf 

Isabela. 
[Que  me  robase  el  dueño 
la  prenda  que  estimaba  y  más  qi 
jOh,  riguroso  empeño 
de  la  verdad!  |Oh,  máscara  del 
jNoche,  al  fin,  tenebrosa, 
anüpoda  del  sol,  del  sueño  csposaf 


■I 


(i)    En  Tan  largo...  y  en  U  im;' 
•coDsumsdov,  que  parece  mcjtir  U^ 

(ai    Ed.dt  f6^o.  «inllern</»,  >  taír»)-  (■• 
gü...  y  en  Us  iiiipf  caionei  tuelia*. 


JORNADA    TERCERA 


Fabjo. 
Brve,  Isabela, 
or  en  el  alma  y  en  los  ojos, 
)r  todo  es  cauíela, 
ampos  de  desdenes  causa  enojos; 
ue  se  rie  agora 

ive  espacio  desventuras  llora? 
ir  está  alterado 

¡rave  temporal,  tiempo  socorre  (t). 
rigo  han  tomado 
leras,  Duquesa,  de  la  torre 
ita  playa  corona. 

Isabela. 

V tamos  (3)? 
Fabio. 
En  Tarragona, 
ui  i  poco  espacio 
IOS  en  Valencia,  ciudad  bella, 
ismo  sol  palacio, 
iráste  algunos  días  en  ella, 
)ués  á  Sevilla, 
ver  la  octava  maravilla. 
I  á  Octavio  perdiste, 
alan  es  don  Juan,  y  de  Tenorio  (3) 
^De  qué  estás  triste? 
i  dicen  que  es  ya  don  Juan  Tenorio; 
'  con  él  le  casa, 
adre  es  la  privanza  de  su  casa. 
^m  Isabela. 

I^Kni  tristeza 

esposa  de  don  Juan,  que  el  mundo 
c  su  nobleza; 

esparcida  voz  mi  agravio  fundo, 
)ta  opinión  perdida 
llorar  mientras  tuviere  vida. 

Fabio. 
na  pescadora 

mente  suspira  y  se  lamenta 
:emente  lloia. 

lene,  sin  duda,  y  verte  intenta, 
ras  llamo  tu  gente, 
liaréis  las  dos  más  dulcemente. 


ESCENA  X 

UAbet  A  y  TITUBA. 
TiSBEA. 


!to  mar  de  España, 
de  fuego,  fugitivas  ondas, 
I  de  mi  cabana, 

a  el  fuego  por  mares  y  por  ondas 
í  abismos  fragua 
lar  forma  (4)  por  las  llamas  agua. 


Isi  en  los  (ex tos.  lUrtzenbusch  corrigió  bien 
se  corre». 

?d,  d»  /(?49.«^noade  esumos  3tora?..« 
^si  en  los  textos.  HArueobusch  enmendó: «y  ile 

llirtzcDbusch  corrigió  «vómica». 


^^  647 

¡Maldito  el  leño  sea 

que  á  tu  amargo  cristal  halló  carrera  (1II 

¡Antojo  de  Medea, 

tu  cáñamo  primero  ó  primer  lino, 

aspado  de  los  vientos 

para  lelas  de  engaños  é  instrumentos! 

Isabela. 
,;Por  qué  del  mar  te  quejas 
tan  tiernamente,  hermosa  pescadora^ 

TiSBEA. 

Al  mar  formo  mil  quejas. 

¡Dichosa  vos  que  en  su  tormento  agora  (s) 

del  os  estáis  riendo! 

Isabela. 

También  quejas  del  mar  estoy  haciendo. 
,:De  dónde  sois? 

TtSBEA. 

De  aquellas  cabanas 
que  miráis  del  viento  heridas 
tan  victorioso  entre  ellas, 
cuyas  pobres  paredes  desparcidas 
van  (3)  en  pedazos  graves 
dándole  mil  graznidos  á  las  aves  (4). 
En  sus  pajas  me  dieron 
corazón  de  fortisimo  diamante; 
mas  las  obras  me  hicieron 
deste  monstruo  que  ves  tan  arrogante 
ablandarme  de  suerte, 
que  al  sol  la  cera  es  más  robusta  y  fuerte. 
¿Sois  vos  la  Europa  hermosa 
que  esos  toros  os  llevan  (Sp 

Isabela. 
Llévanme  á  ser  esposa 
contra  mi  voluntad. 

TiSBEA. 

Si  mi  mancilla 
á  lástima  os  provoca 
y  si  injurias  del  mar  os  tienen  loca, 
en  vuestra  compañía, 
para  serviros  como  humilde  esclava 
me  llevad,  que  querría, 
si  el  dolor  ó  la  afrenta  no  me  acaba, 
pedir  al  Rey  justicia 
de  un  engaño  cruel,  de  una  malicia. 
Del  agua  derrotado 
á  esta  tierra  llegó  don  Juan  Tenorio 
difunto  y  anegado: 
ampárele,  hospédele  en  tan  notorio 
peligro,  y  el  vil  güéspcd 
vibora  fué  á  mi  planta  el  tierno  césped. 
Con  palabra  de  esposo 
la  que  de  esta  costa  burla  hacia, 
se  rindió  al  engañoso: 


(I)    IIiri;cnbuscli  corrillo  con  acierto  «ciniB*!» 
(3)    Ed.dt  if>4(}.  t»or*.* 

(3)  Asi  en  lot  textos.  Ilartzenbuscb  enmendó 
«c«en». 

(4)  Ed  de  1649.  Faltan  los  seis  versos  que  siguen. 

(5)  Asi  ea  los  texioi  del  Hurtador ;  pero  en  Tan 
largo...  se  completa  el  veno  «si:  «que  esos  (oros  os 
llevan  iSevlUaN 


648 


EL  BURLADOR  DE  SEVILLA 


\m&\  haya  la  mujer  que  en  hombres  fia! 

Kuese  al  lin  y  dejóme: 

mira  si  es  justo  que  venganza  lome. 

Isabela. 
iCaila,  mujer  maldiíat 
Veie  de  mi  presencia,  que  me  has  muerto. 
Mas  si  el  dolor  le  incita, 
no  tienes  culpa  tú.  Prosigue  el  cuento  (i)- 

TlSdEA. 

La  dicha  fuera  mía. 

TSAbELA. 

¡Mal  haya  la  mujer  que  en  hombres  fia! 
¿Quién  liene  de  ir  contigo? 

TíSBEA. 

Un  peMaáor,  Anfrisa,  un  pobre  padre 
de  mis(males  testigo. 

Isabela. 
(No  hay  venganza  que  á  mi  mal  tanto  le  cua^ 
Ven  en  mi  compañía.  (dre.) 

TisaEA. 
(¡Mal  haya  la  mujer  que  en  hombres  fia!) 
(7)  (Vanít  ytalt  Don  Jv»a y  CRUlínón.) 

ESCENA  XI 
DOM  JUAK  y  Catalinón. 

Cataijn.  Todo  enmaletado  (3)  está. 

D.  Juan.  ¿Cómo?         • 

Cataun.  Que  Octavio  ha  sabido 

la  traición  de  Italia  ya, 

y  el  de  la  Mola  ofendido 

de  ti  quejas  justas  da, 

y  dice  ni  ñn  que  el  recaudo  (4) 

?|Ue  de  su  prima  le  diste 
ué  fingido  y  disimulado  (5) 

y  con  su  capa  emprendiste 

la  traición  que  le  ha  infamado. 

Dicen  que  viene  Isabela 

¿  aue  seas  su  marido, 

y  dicen... 
D.  Joan.  ¡Callal 

Cataun.  Una  muela 

en  la  boca  me  has  rompido. 
D.  Juan.  Hablador,  ,;qu¡cn  le  revela 

lanto  disparate  jumo? 
Gatalin.  (Disparate,  disparate  (6)1 

Verdades  son. 
D.Juan.  No  pregunto 

si  lo  son.  Cuando  me  mate 

Octavio:  ¿estoy  yo  difunto? 

¿No  lengo  manos  también? 

¿Dónde  me  tienes  posada? 


(1)  Ea  Tan  larga...  «es  cierto»,  que  forma  cooso> 
AAnteeoa  «juucriú.» 

(3)  Eé.  de  i04<j.  «Vdasc  y  saleo  Don  Joan  Teoo> 
rio  y...» 

(3)  Aii  en  lot  leatos  det  Burlador;  peco  en  Tan 
larjo.,.«m<l  («tado.* 

(4)  Bd,  á*  (64ít,  «y  dice  que  fué  c)  recado.» 
iS}    Id.  «fiogido  y  ditiinuUilo,» 

(6)  Veno  luptid»  por  «1  texto  da  Tan  tatgu  mt  tu 
JíáU 


Cataun.  En  la  calle  oculta. 
D.  Juan.  Bien. 

Catalin.  La  iglesia  «s  tierra  sagrada. 
D,  Juan.  Di  que  de  d  '-~ 

en  ella  la  : 

al  novio  Jt  1  ■  .. 
Catalin.  También  le  >i  i  iráí 

D.  Juan.  Aminta  esias  dt,    .. 

no  ha  de  caer  en  el . 
Cataun.  Tan  bien  engañada  c-  _ 

que  $e  llama  Joña  .Ammia. 
D.  Juan.  ¡Graciosa  burla  será! 
Catalin.  Graciosa  burla  y  sucinta, 

mas  siempre  la  llorari. 

<  Dftcit  trtt«  u  n  tepulero  dt  Doo  ( 

de  t-lloi.) 

D.  Juan.  ¿Qué  sepulcro  es  este? 

Catalin.  Aqo! 

don  Gonzalo  está  enterrado. 

D.  Juan.  Este  es  el  (1)  que  mucncdi. 
¡Gran  sepulcro  le  han  labrado 

Catalin.  Ordenólo  el  Key  ansí. 
¿Cómo  dice  esté  letrero? 

D.  Juan.  «Aqui  aguarda  de)  Señor 
el  más  leal  caballero 
la  venganza  de  un  traidor.^ 
Del  mote  reirme  quiero. 
¿Y  habéisos  vos  de  vengar, 
buen  viejo,  barbas  de  piednM 

Catalim.  No  se  las  podrás  pelar, 

que  en  barbas  muy  fuertes l 

D.  Juan.  Aquesta  noche  á  cenar 

os  aguardo  en  mi  posada. 
AUi  el  desafio  haremos, 
si  la  venganza  os  agrada; 
aunque  mal  reñir  podremos 
si  es  de  piedra  vuesira  espada.] 

Cataun.  Ya,  señor,  ha  anochecido; 
vamonos  á  recoger. 

D.  Juan.  Larga  esta  vcnp'     •"  *"'  ■■^,' 
Si  es  que  vos  U  h» 

importa  no  esta;  ., 

que  SI  8  la  muc:  :üi 

la  venganza,  la  c., x 

agora  es  bien  que  perdió, 
pues  vuestro  enojo  y  vctogaf 
tan  largo  me  lo  fiiii. 
( V'anse  y  punen  (a  mn«dMÍ 

ESCENA  Xll 

Do*  f:UABO«. 

CriaV  1. 'Quiero  apercibir  la  cena  (sX 
que  vendrá  á  cenar  don  Jacn. 

Criad.  3. "Puestas  las  mesas  rstán. 

¡Que  tierna  tiene,  si  empiczal ' 

Ya  tarda  Como  solía, 

mi  señor;  no  me  contcntaj 

la  bebida  secalif 

y  la  Comida  se  c 

Mas  ¿quién  á  don  Juan  oí 

esta  desorden? 


(:)    Kn  U  ediciÓQ  de  l'adríDo,  •&!*;«&  T« 
•i  quien'. 

(3)    A«i  en  todos  loi  teatot.  tUrtaobtnc* < 
•pieíanr. 


^^^^^^^^^^^P             JORNABA                                         ^^^^^V                           ^^^1 

^V       ESCrSA  XtlI 

D.  JuáN.  jQuií^n  le  lienir,  qui^n  l«  mala  <i)P     ^^^| 

^" 

^qaé  has  visto?                                  ^^^H 

CMOS.— i^nt^a  (I»  I'"  ••  Ivtn  yCATAimóN. 

Cataun.                         .Sertor,  yo  allí              ^^^| 

w.                      ;Orra&ic? 

^^H 

IN.  Yaccf      — -  Tíindaste. 

^^^^1 

.H.  ¡Hola:                 -  '.\  cena. 

^^^1 

a."Yaesi    ^^^.. 

.. . ,          ^^^^^1 

\xt.                     CAtallnón, 

lujriül  lueuu.,,                  ^^^1 

siéaUte. 

^^^^1 

JN.                \\>  so/  Acnigo 

D.  Juan.                      ^A  quión?                       ^^H 

de  cenar  de  espacio. 

Catai                                        No  i¿.             ^^^H 

Oi.                              Digo 

[>.  Ji'AN.    Cómo  ol  Vino  dcHHiinat                     1^^^^^ 

que  te  sientes. 

)ama  la  vela,  KMllina,                          ^^^^1 

IN.                        La  razón 

y  yo  4  quton  llama  voré.                    ^^^^1 

haré. 

r7'f>m>l  f*'in              ^1   i>r/t    V  tUfiíi  4  It    ^^^^H 

.1."        También  es  camino 

^^^H 

éste,  si  (ajcoine  con  él. 

N.  Siéniaie.         it'n  gotptdtntroXi) 

IMII              ^H 

At>.               Golpe  es  a.qucl. 

iv.  Que  llamaron  imagino. 

iii  iiuJí»  ^t/ l»d(ru  ^                                               ^^^^H 

Mira  quién  es. 

D.  Jijan.   ¿Quién  va?                                             ^^^| 

,  I."                        Voy  volando. 

Ü.  TioNZ.                   Yo  koy.                              ^^^H 

JN.  jSí  es  la  juslicia,  señor? 
iti.  Sea,  no  tengas  temor. 

!>■  JirAM.                                  ./Quién  ftoll  vo«^  '^^^B 

U.  GoHZ.                                                           ^^B 

{Vutlvt  ti  Criado  huytnao.y 

^^H 

jQuién  es?  <-De  qué  estás  lemblandoP 
,IK.  De  algün  mal  da  mtimonio. 

D.  Jijan.                                                           ^^^H 

y »'                                     ^^H 

i».  Mal  mi  cólera  resisto. 

^^^^^1 

Habla,  responde,  .;qué  has  visto? 

^^^H 

^Asombróle  algún  demonio? 

j^^^^^^H^ 

Ve  tü,  y  mira  «quella  puerta. 

Catalim.                (Dios  Ma  conrrilgol                 ^^^H 

presto,  acaba. 

¿San  Pan  1."'-  "                                    ^^^1 

I».                       ¿Yo? 

\M.                            Tá,  pues. 

Por  tr/i^                                           ^^H 

Acaba,  flocoea  lot  pica  44  >. 

0.  luAN.  üdr,                                                   ^^H 

ij(.  A  mi  agfleta  hallaron  moerta 

CatauK'No^.                                                 ^^^I 

corno  racimo  coIgMia, 

pw  c«nado,                                        ^^^H 

^y  desde  entoDce»  se  %ücm 

D.  Joan,                      V:  itvtoncicrit,  (i);           ^^^1 

■hm  aiBii  ñemprt  m>  alioa  en  pena. 

^H 

^^vasto  tpipe  DO  me  agra<U. 

iií                    ■ 

^f^^Sefior,  ai  aabea 

CatAUír.  '>r>                                                             ^^^1 

^o««  íoy  Bo  Cauüaóa^ 

c  '.<M'l'i/.                   ^^^H 

0,loai».  .                                                      ^^H 

pt.           iFi»caeocaii¿A! 

Céitáu».                     >»ftor,                   ^^H 

^  ¿?<o  »«v* 

w.              ^QaíéaiMortea.iA'cs 

delapMU^ 

>*«M9  4M«|V                                    ^^H 

x«                     Cm  la  ^difea 

.'  vxi  OMIOM  «1  *•  '«v»                         ^^^1 

cBicBEBiáa  a0  aák 

<71«n»Ua(t«'>M««a|      ^^H 

a.  jOB¿ikMi?jferaai¿*e  vas? 
■.  Hvf  Cattiate  aolM. 

j*a^^a,«f«>».á-  «MW» 

^■«a«»aa  4e  toa  dea.' 

■*¡á.                 ^^Hi 

^^0*i^Cm0Üm(m4  itfmttt  ■  f^^' 

■;V;<á&4iW                             ^^^^H 

^^^imtém^tm  f  ittiáwámi4 

^H 

i0vD«£c»cscir 

0,  IvAai.                                                          ^^^H 

El                        iVlOt^m^UnM 

-^^  n  pM>d(i^  4««*  tt  aa  4c  ¿MCar?       ^^^| 

■       lOaCaTAM^*^    -ue  me  UetiM^ 

^^ 

■&Mp4«aa»#i  ><^ 

M 

•Vé^           ^M 

BIP%w»ií^ Éiiiiir  >^                   .  .^„ 

^^^^^^H 

■LA^ic^a  r<tÉua  ct               ^>«i*«»«iirt 

AimU.                                                                                        ^^^^I 

65o 


EL  BURLADOR  t>B  SEVILLA 


Catalin.  Dejarme  descalabrado. 
D.  JüAW.   Habíale  con  cortesía, 
CATALtN-  ¿Está  bueno?  ¿Es  buena  lierra 

la  otra  Ttda?  ^fcs  llano  ó  sierra? 

¿Premiase  alia  la  poesía? 
CniAD.  1."  A  lodo  dice  que  sí 

con  la  cabeza. 
Cataun.  ¿Hay  allá 

muchas  tabernas?  SI  habrá, 

sí  no  se  reside  allí, 
"D.  Juan.  ¡Holal  dadnos  de  beber. 
Catalin.  Señor  muerto,  ¿allá  se  bebe 

con  nieve? 

(Baja  la  cabt^a.) 
Asi  que  hay  nieve: 

buen  pais. 
D.  Juan.  Si  oir  cantar 

queréis,  cantarán.  {Baja  ucabe^a) 
Criad,  a."  Si,  dijo. 

D.  JuA.N.   Cantad. 
Catalin.  Tiene  el  seor  muerto 

buen  gusto. 
Chiad.  I."  Es  noble,  por  cierto, 

y  amigo  de  regocijo. 

{Cantan  dentro.) 

«Si  de  mi  amor  aguardáis, 

señora,  de  aquesta  suene 

el  galardón  en  la  muerto, 

¡qué  largo  me  lo  fiáis!» 
Catalin.  O  es  sin  duda  veraniego 

el  seor  muerto,  ó  debe  ser 

hombre  de  poco  comer. 

Temblando  al  plato  me  llego. 

Poco  beben  por  allá. 

Yo  beberé  por  los  dos.     (Uiire) 

Brindis  de  piedra,  ¡por  Dios! 

Menos  temor  tengo  ya. 

(Canfan.)  «Si  ese  plazo  me  convida 

para  que  gozaros  pueda, 

pues  larga  vida  me  oueda, 

dejad  que  pase  la  vida. 

Si  de  mi  amor  aguardáis, 

señora,  de  aquesta  suerte 

el  galardón  en  la  muerte, 

iqué  largo  meló  tiáis!» 
^TALiN.  ¿Con  cuál  de  tantas  mujeres 

como  has  burlado,  señor, 

hablan? 
'AN.  De  todas  me  río, 

amigo,  en  esta  ocasión. 

En  Ñapóles  á  Isabela... 
LiN.  Esa,  señor,  ya  no  es(i) 

burlada,  porque  se  casa 

contigo,  como  es  razón. 

Burlaste  á  la  pescadora 

que  del  mar  te  redimió, 

pagándole  el  hospedaje 

en  moneda  de  rigor. 

Burlaste  á  doña  Ana. 
AN.  Calta, 

que  hay  parte  aqui  que  lastó 

por  ella,  y  vengarse  aguarda. 
LiN.  Hombre  es  de  mucho  valor, 


(O    Asi  en  lo»  textos;  pero  ea  Tait  largo...  dice; 
«núes  hoyr,  que  rciiablecc  la  rima. 


que  él  es  piedra,  tú  tres 
no  es  buena  res.>luctón. 

(Hñcueñas  fl.t  tt  futti  la  «aa,  ji 

dfn  inlat. ) 

D.  Ji  \\.  ¡Hola!  quitad  esa  mesa, 

que  hüce  señas  que  los  dos 
nos  quedemos,  y  se  vayan. 
los  demás. 

Catalin.  ¡Malo,  : 

No  le  quedes,  por 

2ue  mata  de  un  mujrtun 
un  gigante. 
D.  Juan,  Salios  todos.  ^J 

A  ser  yo  Cataiinón.  ^H 

Vete,  que  viene.  ^^ 

(Vanse,  y  ^utdan  Iom  dtt*  toto%,y 
stna$  que  cíeirt  la  ptitrt*.) 


ESCENA  XIV 

DoM  Juan  y  Don  Gokkalo. 

D.  Juan.  La  punta 

ya  está  cerrada.  Va  estoy 
aguardando.  Di,  ¿qué  quic 
sombra  ó  fantasma  ó  vistió 
Si  andas  en  pena  ó  si  «goi 
alguna  satisfacción 
para  tu  remedio,  dito, 

3ue  mi  palabra  te  doy 
c  hacer  lo  que  ordenares  | 
¿Eslis  gozando  de  Dios? 
¿Dtte  la  muerte  en  peca<io? 
Ilabla  (3l,  que  suspenso  estoy. 

(Pato,  como  cosa  del  «trv  mR^O.) 

D.  GoNZ.  ¿CumplJrásnic  una  palabra 

como  caballero? 
D.  JiMN.  Honor 

tengo,  y  las  palabras  camf 

porque  caballero  soy. 
D.  GoNZ.  Dame  esa  mano,  no  temas, 
ü.  Juan.  ¿Kso  dices?  ¿Yo,  temor? 

Si  fueras  el  mismo  inñemo 

la  mano  te  diera  yo.    «>«'»<*« 
D.  GoNZ.  Bajo  esta  palabra  y  niano, 

mañana  á  las  diez  eMoy 

para  cenar  aguardando. 

¿Irás? 
D.  Juan.  Empresa  mayor 

entendí  que  me  pedias. 

Mañana  tu  güóspcd  soy. 

¿Dónde  he  de  ir? 
D.  GoNZ.  A  micapilt 

r».  Jijan.  ¿Iré  solo? 
D.  GoNZ.  No,  I  '  ''   - 

y  cúmpleme  1 

como  la  he  cui,i^,...'.  _,o. 
D.  Juan.  Digo  que  la  cumpliré; 

que  soy  Tenorio. 
D.  GúNZ.  Yu  sor 

Ulloa. 
D.  JitAN.  Yo  iré  sin  falla. 

D.  GoNZ.  Y  yo  lo  creo.  Adids. 

(i)     Kd.dt  l64'J.m¡tHtCtTl«^UC9 

(2)    i<l. -Iliblla  ..  etc.,» 


JORNADA  TERCRUA 


'UA.N.  Aguarda,  ¡rete  alumbrindo. 

jonjt.  No  alumbres,  que  en  gracia  estoy. 

IVasi  muy  poco  4  poto,  mtrúHdo  a  Don 
Juan,  y  Poa  Juaa  4  ti,  ha§ta  fue  dtstpa- 
rtct  y  qutila  Don  Juan  con  payor) 

ESCENA  XV 

Don  Ju  a:*. 

¡Válgame  Dios!  todo  el  cuerpo 

se  ha  bañado  de  un  sudor, 

y  dentro  de  las  entrañas 

&e  me  hiela  el  corazón. 

Cuando  me  tomó  la  mano, 

de  suene  me  la  apretó, 

que  un  infíerno  parecía: 

jamás  vide  tal  calor. 

Un  aliento  respiraba, 

organizando  la  voz, 

tan  frío,  que  parecía 

infernal  respiración. 

Pero  todas  son  ideas 

que  da  la  imaginación: 

el  temor  y  temer  muertos 

es  más  villano  temor, 

que  si  un  cuerpo  noble  vivo, 

con  potencias  y  razón 

y  con  alma,  no  se  teme; 

^quién  cuerpos  muertos  temió? 

Mañana  iré  á  la  capilla 

donde  convidado  soy, 

por  que  se  admire  y  espante 

Sevilla  de  mi  valor!  IVaat.) 

ESCENA  XVI 

ilt  ti  Rbt  y  Don  Diaao  Tbkorio  y  acompaña- 
miento. 

Ret. 
l6t\  fin  Isabela? 

Don  Dieüo. 

Y  disgustada. 

Rey. 

¿no  ha  tomado  bien  el  casamiento? 

Don  Diego. 

ite,  señor,  el  nombre  de  infamada. 

Rey. 

^Otra  causa  procede  su  tormento. 
)nde  está? 

Don  Diego. 
En  el  convento  está  atojada 
Its  Descalzas. 

Rky. 
Salga  del  convento 
JO  al  punto,  que  quiero  que  en  palacio  (i) 
Sta  con  la  Reina  más  despacio. 

Don  Diego. 
la  de  ser  con  don  Juan  el  desposorio, 
I,  señor,  que  tu  presencia  vea. 
Rey. 

ime,  y  galán  salga,  que  notorio 
ero  que  este  placer  al  mundo  sea. 


Conde  será  desde  hOT  don  Juan  Tenorio 
de  Lebrija;  él  la  monde  y  la  posea, 
que  si  Isabela  á  un  duque  corresponde, 
ya  que  ha  perdido  un  duque,  gane  un  conde. 

Don  Diego. 
Todos  por  la  merced (i)  tus  pies  besamos. 

Rey. 
Merecéis  mi  favor  tan  dignamente, 
que  si  aquí  los  servicios  ponderamos, 
me  quedo  atrás  con  el  favor  presente. 
Pa ríceme,  don  Diego,  que  hoy  hagamos 
las  bodas  de  doña  Ana  juntamente. 

Don  Dieoo. 
¿Con  Octavio? 

Rey. 
Nu  es  bien  que  el  du(]ue  Octavio 
sea  el  restaurador  de  aqueste  agravio. 
Doña  Ana  con  la  reina  me  ha  pedido 
que  perdone  al  marqués,  porque  doña  Ana, 
ya  que  el  padre  murió,  quiere  marido, 

f^orque  si  le  perdió,  con  él  le  gana, 
reís  con  poca  gente  y  sin  ruido 
luego  á  hablulle  á  la  fuerza  de  Triana, 
y  por  su  satisfacción  y  por  su  abono 
de  su  agraviada  prima,  le  perdono. 

Don  Diego. 
Ya  he  visto  lo  que  tanto  deseaba. 

Rey. 
Que  esta  noche  han  de  ser,  podéis  decille  (2), 
los  desposorios. 

Don  Diego. 
Todo  en  bien  se  acaba. 
Fácil  será  al  marqués  el  persuadille  (3) 
que  de  su  prima  amartelado  e^labi 

RSY. 

También  podéis  (á|  Octavio  preveniUe  (4). 
Desdichado  es  el  duque  con  mujeres; 
son  todas  opinión  y  pareceres. 
Hanme  dicho  que  está  muy  enojado 
con  don  Juan. 

Don  Diboo. 
No  me  espanto  si  ha  sabido 
de  don  Juan  el  delito  averiguado 
<^ue  la  causa  de  tanto  daño  ha  sido, 
hl  duque  viene. 

Rey. 
No  dejéis  mi  lado, 
que  en  el  delito  sois  comprchendido. 

ESCENA  XVII 

Sale  r/DD9V8  Octavio,— Dicito». 

Octavio. 
Los  pies,  invicto  rey.  me  dé  tu  alteza, 

Rey. 
Alzad,  duque,  y  cubrid  vuestra  cabeza. 

¿Qué  pedís? 
Octavio.  Vengo  á  pediros. 


«el  palacio»  se  lee  en  la  cd.  de  1&49. 


(1)  Ed.  dt  1640.  «Y  por  esta  merced....» 

12)  /(/.  «aecirle.» 

(3)  !d.  «persuadirle» 

Í4)  M.  «prcvíuirle.» 


EL  BURLADOR  DE  SEVILLA 


postradú  ante  vuestras  plantas, 
una  merced,  cosa  justa, 
digna  de  serme  otorgada. 
Duque,  cúmo  justa  sea, 
digo  que  os  doy  mi  palabra 
de  otorgárosla. 'PediJ. 
Va  sabes,  señor,  por  cartas 
de  tu  himbajadcr,  y  el  mundo 
por  la  lengua  de  ja  .ama 
sabe,  que  don  Juan  Tenorio, 
con  española  arrogincia, 
en  Ñapóles  un?  noche, 
para  mí  noche  tan  mala, 
con  mi  nün)b.e  p  ofanó 
el  sagrado  de  una  dama. 
Ret.         No  pases  más  adelante. 

Ya  supe  vuesaa  desgracia. 
En  efecto:  ¿qué  pedís? 
OcTAvie.  Licencia  que  en  Is  campaña 

dcñenda  como  es  traidor. 
D.  OíSG.  Eso  no.  Su  sangre  clara 

es  tan  honrada... 
Rey.  |Don  Diegol 

D.  DiKc.  Señor. 

Octavio.  ¿Quién  eres  que  hablas 

en  la  presencia  del  Rey 
de  esa  suerte? 
D.  DiEfi.  Soy  quien  calla, 

porque  me  lo  manda  el  Rey; 
que  si  no,  con  esta  espada 
te  respondiera. 
Octavio.  Eres  viejo. 

D,  DiKü.  Ya  he  sido  mozo  en  Italia, 
á  vuestro  pesar  un  tiempo; 
ya  conocieron  mi  espada 
en  Nápoics  y  en  Milán. 
Octavio.  Tienes  ya  la  sangre  helada. 

No  vale/üt,  sino  soy. 
l>.  DiEO.  TUeSUliy  soy.  (Empuña.) 
Rkv.  Tened;  basta; 

bueno  está,  Callad,  don  Diego, 
que  á  mi  persona  se  guarda 
poco  respeto.  V  vos.  Duque, 
después  que  las  bodas  se  hagan, 
más  de  espacio  hablaréis  ( i ). 
Gentilhombre  de  mi  cámara 
es  don  Juan  y  hechura  mia, 
y  de  aqueste  tronco  rama; 
mirad  por  ¿I. 

Yo  lo  haré, 
gran  señor,  como  lo  mandas. 
Venid  conmigo,  don  Diego. 
|Ay,  hijol  iqué  mal  me  pagas 
el  amor  que  te  he  tenido! 
Duque. 

Gran  señor. 

Mañana 
vuestras  bodas  se  han  de  hacer. 
liágansc,  pues  tú  lo  mandas. 

{Vanu  §1  Rey  y  Don  Dieso,  y  tale  Ga- 
leno y  Amiou.) 


OcTAvro 
Rky. 

D.  DiEG. 

Rey. 

OcTAVíO. 

Rky. 
Octavio. 


ESCEN.4  XVm 


Ocr4vro,  Giulm  y  Amorté. 

Gaseno.    Esl2  señor  nos  dirá 

dónde  está  don  Juan  Teiwho. 
Señor,  ¿si  está  por  acá 
un  don  Juan  á  qmen  notoli 
va  su  apellido  será? 
.  Don  Juan  Tenorio  diréis. 
Si,  señor;  ese  don  Juan. 
Aquí  CBlá;  ¿qué  le  queréis? 
lis  mi  esposo  esc  galán. 
¿Cómo? 

Pues,  ¿no  lo  sabéis 
siendo  del  alciizar  vos? 
No  me  ha  dicho  don  JuAO 
¿Es  posible? 

Si.  por  Dios.    ^ 
Doña  Aminla  es  muy  hooradt 
cuando  se  casen  los  dos, 
que  cristiana  vieja  es 
hasta  los  güesos,  y  tiene 
de  la  hacienda  el  interés 


Octavio, 
Aminta. 
Octavio. 

A.MINTA. 

Octavio. 
Aminta. 

Octavio. 
Gaseno. 

Or.TAVrO. 

Gaseno. 


(ij    Rn  la  fmpretiúa  de  Padrino  -une  hablaríia». 


Amista. 
Gasevo. 
Octavio 

Gaseno. 


Octavio 
Gaseno. 
Octavio. 


Aminta. 
Octavio 


Aminta. 

Octavio. 
Gaseno. 

Octavio. 


más  bien  que  un  Cor>Jo  un  i 

Casóse  don  Juan  con  ella 
y  quiíiísela  á  Batiicio, 

Decid  cómo  fui  doncella 

á  su  pajer. 

—^^^      No  es  juicio 

esto,  ni  aquesta  querella. 

(Esta  es  burla  de  don  Joan, 

y  para  venganza  mía 

éstos  dicicndola  esiáiu) 

¿Que  pedís,  al  fin? 

QuejTft,] 

porque  los  días  se  van, 

que  se  hiciese  cl  casamieruc 

ó  querellarme  ante  cl  Rey.    _ 

Digo  que  es  justo  esc  intentoT 

Y  razón  y  justa  ley. 

(Medida  i  mi  pensamiento 

ha  venido  la  ocasión.  | 

l'*n  el  alcázar  icnemoü 
bodas. 

¿Si  las  mías  son? 
Quiero,  para  que  aceneai0ív,{ 
valcrmc  de  un;i  ir.>  ,-n    ..-  -  ..».j| 
Venid  donde  os 

señora,  i  lo  con , 

y  á  un  cuarto  del  Kev  sal¿ 
conmigo. 

Vos  de  [«  II 
á  don  Juan  me  IJcv.. 
Que  desta  sucn  ■ 
El  arbitrio  me  c 
(Estos  venganza  iiic  den 
de  aqueste  traidor  don  Joaa 
y  el  agravio  de  Isabela.) 


(t)    Como  fjlt.i  un  vr. 
Mcribientlo.  «que  en  llo^ 
(a)    «[nlc-ici^n»  iJice  ci  'lll|lr^^.J  ur  iiiw. 


JORNADA  TERCERA 


SaltH  DoM  Juan  y  Cataijmóm. 

LiN.  ¿Cómo  el  Rey  le  recibió? 

i.N.    Con  más  amor  que  mi  padre. 

UN.  ¿Viste  á  Isabela? 

KH,  También. 

LiN.  ¿Cómo  viene? 

AN.  Como  un  ángel. 

LIN,  ¿Recibióle  biea> 

itt.  El  rostro 

bañado  de  leche  y  sangre, 
como  la  rosa  que  al  alba 
despierta  la  débil  caña  (i). 

LIN.  Al  ñn,  ¿esta  noche  son 
las  bodas? 

AN.  Sin  falta. 

uiN.  Fiambres 

hubieran  sido,  no  hubieras, 
señor,  engañado  á  tantas  (2); 
pero  tú  tomas  esposa, 
señor,  con  cargas  muy  grandes. 

AN.    Di:  ¿comienzas  á  ser  necio? 

LIN.  Y  podrás  muy  bien  casarte 
mañana,  que  hoy  es  mal  día. 

AM.  Pues  ¿qué  dia  es  hoy? 

LIN.  Ks  manes. 

AN.   Mil  embusteros  y  locos 


dan  en  esos  disparates, 


mal  día, 


LIN. 


UAN. 
kLJK 


Sólo  aquel  Haman 

aciago  y  detestable 

en  que  no  tengo  dineros; 

que  lo  demás  es  donaire. 

Vamos,  si  te  has  de  vestir, 

que  te  aguardan,  y  ya  es  tarde. 

Otro  negocio  tenemos 

que  hacer,  aunque  nos  aguarden. 

¿Cuál  es? 

Cenar  con  el  muerto. 
Necedad  de  necedades. 
¿No  ves  que  di  mi  palabra? 
Y  cuando  se  la  quebrantes, 
¿qué  importa?  ¿Ha  de  pedirte 
una  ligura  de  jaspe 
la  palabra? 

Podrá  el  muerto 
llamarme  á  voces  infame. 
Ya  está  cerrada  ia  iglesia. 
Llama. 

¿Qué  importa  que  llame? 
¿Quién  tiene  de  abrir,  qué  están 
durmiendo  los  sacristanes? 
Llama  á  este  postigo. 

Abierto 
está. 

Pues  entra. 

Entre  un  fiailc 
con  su  hisopo  y  estola. 


Como  este  rcrso  no  guifd»  la  otonancia,  Hnrt- 
isch  lo  enmendó  «si:  «dcspieru  y  las  hojas  abre*, 
in  largo...  ic  escribe:  *revienta  la  Tcrdc  circe!». 
Faltan  tersos,  y  el  seoiido  e»tá  viciado  en  iodo 
lasajc. 
Sd.  de  1^4^.  «dlamov  coa  mayor  razón. 


D.  Juan,  Sigúeme  y  calla. 

Catalin.  ¿Que  calle? 

D.  Jl'AN.  Sí. 

Cvtaun.        Diosen  paz  (1) 

dcstos  convites  me  saque. 

¡Qué  escura  (2)  que  esiá  la  iglesia! 

{Kntranpor  una  puirta  y  salen  por  otra.y 

Señor,  para  ser  tan  grande... 

jAy  de  mi!  Ten  me,  señor, 

porque  de  la  capa  me  asen. 

ESCENA  XX 

Sale  ItON  CoHZALo  como  dt  antes,  y  encuéntrase  con 
ellos.— Dtcuos. 

D.  Juan.  ¿Quién  va? 

1).  GoNz.  Yo  soy. 

Catalin.  ¡Muerto  estoy 

D.  GoNZ.  El  muerto  soy,  no  te  espantes. 

No  entendí  que  me  cumplieras 

la  palabra,  según  haces" 

de  todos  burla. 
D.Juan.  ¿Me  tienes 

en  opinión  de  cobarde? 
D.  GotiZ.  SI,  que  aquella  noche  huislc 

de  mi  cuando  me  mataste. 
IJ.  Juan.  Huí  de  ser  conocido: 

mas  ya  me  tienes  delante. 

Di  presto  lo  que  me  quieres. 
D.  GoNZ.  Quiero  á  cenar  convidarte. 
Catalin.  Aquí  excusamos  lacena, 

que  toda  ha  de  ser  fiambre, 

pues  no  parece  cocina  (3). 
D.  Juan.  Cenemos. 
D,  GoNZ.  Para  cenar 

es  menester  que  levantes 

esa  tumba. 
ü.  Juan.  Y  si  te  importa, 

levantaré  estos  pilares. 
D.  GoNz.  Valiente  estás. 
D.  Juan.  Tengo  brío 

y  corazón  en  las  carnes, 
Catalin.  Mesa  de  Guinea  es  ésta. 

Pues  ¿no  hay  por  allá  quien  lave? 
D.  GoNZ.  Siéntale. 
D.  Juan.  ¿Adonde  (4I? 

Catalin.  '  Con  sillas 

vienen  ya  los  negros  pojes. 

{Entran  dtis  enlutadas  con  dos  silleu.) 

¿También  acá  se  usan  lutos 

y  bay  eticas  de  Flandes? 
D.  GoNz.  Siéntate  iii  (5). 
Catalin.  Yo,  señor, 

he  merendado  esta  tarde. 
D.  Gonz.  No  repliques. 
Catalin.  No  replico. 


(1)  Asi  en  todos  los  textos.  Hartzenbuseh  completó 
el  verso  escribiendo  «Ya  callo.  Dio»  en  paz.» 

(2)  «Oicuta»  en  ta  ed.  de  1C49. 

(5)    O  sobra  este  verso,  ó  falta  otrj  después  de  ¿I 
que  guarda  la  asonaacia. 
Í4)    «,iD6ndcrV,  en  la  cd.  de  1647. 

(3)  Suplido  el  «tú*  por  el  texto  de  Tan  largo.. 


654 


KL  BURLADOR  DE  SEVILLA 


(Uius  ciTpiidéslo  me  saque). 

tQué  plato  es  este,  señor? 
:sie  plato  csde alacranes 

y  víboras. 
CaTalin.  iGenlil  pialo! 

D.  GoNZ.  Estos  son  nuestros  manjares. 

¿No  comes  tú? 
D.  Joan.  Comeré 

Si  me  dieses  áspid  y  áspides 

cuantos  el  infierno  tiene. 
D.  GoNz.  También  quiero  que  te  canten 
Catalin.  ¿Qué  vino  beben  acá? 
D.  G»NZ.  Pruébalo. 
Catalin.  Hiél  y  vinagre 

es  este  vino. 
D.  GoNZ.  liste  vino 

exprimen  nuestros  lagares. 

{Cantan:) 

«Adviertan  los  que  de  Dios 
juzgan  los  castigos  grandes, 
que  no  hay  plazo  que  no  llegue 
ni  deuda  que  no  se  pa^ue.v 

Catalin.  ¡Malo  es  Cbto,  vive  Cristu! 

que  he  entendido  cslc  romance, 
y  que  con  nosotros  habla, 

D.  Juan.  L'n  hielo  el  pecho  me  abrasa  (i). 

iCantan:) 

(«Mientras  en  el  mundo  viva, 
no  es  justo  que  diga  nadie: 
iqué  largo  me  lo  fíáisi 
siendo  tan  breve  el  cobrarse.» 
'Catalin.  ¿De  qué  es  este  guisadilloP 
L).  GoNZ.  De  uñas. 
Catalin.  De  uñas  desastre 

será,  si  es  guisado  de  uñas. 
D.  Juan.  Va  he  cenado;  haz  que  levanten 

la  mesa. 
D.  GoMZ,  Dame  esa  mano; 

no  temas  la  mano  darme. 
JuXü.  -¿Eso  dices?  ¿Yo,  temor? 

«01»  ¡Que  me  abrasol  No  me  abrases 
con  tu  fuego.    . 
D.  GoNZ.  Este  es  poco 

para  el  fuego  que  buscaste. 
Las  maravillas  de  Dios 
son,  don  Juan,  invesligables, 
y  asi  quiere  que  tus  culpas 
á  manos  de  un  muerto  pagues. 
Y  si  papas  desta  socrle  (a), 
lysia  es  [iisliria  de  Diosy 
^  «quien  tal  hace,  oiiíLlal 
Ü.  Juan.  ] 


Cxtalin. 


S^ 


D.  GoNZ. 
O.  Juan. 


uc  me  abraso,  no  me  aprietes 
Con  la  daga  he  de  matarte. 
Mas  |ay!  que  me  canso  en  vano 
de  tirar  golpes  al  aire. 
A  tu  hija  no  ofcndi, 
que  vio  mis  engaños  antes. 
No  importa,  que  ya  pusiste 
tu  intento. 

Deja  que  llame 
quien  me  confiese  y  absuelva. 


i^ 


i 


D.  GoNZ.  No  hay  lugar;  ya  acuí:r¿ 
D.  Ji'an.  ¡Que  me  quemó!  jque  me; 
¡muerto  soy! 

N*o  hay  quieo: 

que  aquí  tengo  de  morir 
también  por  acompañan*. 
D..GoNzA*Esta  es  lusiici*  de  Dios: 
]quien  tal  hace,  nue  lal 

(Hundest  el  uy 
Gonzalo,  con  mu 
non  arrastrando  ) 

Catalin.  ¡Válgame  Diosf  ¿Qué  es  »qs 
Toda  la  capilla  se  arde, 
y  con  ct  muerto  he  quedado 
para  que  le  vele  y  guarde. 
Arrastrando  como  puedt 
iré  á  avisar  á  su  padre. 
jSan  Jorge,  San  A  gnus  ÍAííJ 
sacadme  en  paz  ala  calle!  (| 


ESCENA  XXI 
SaU  ti  Rkr,  Don  Dieco  jr  úcompA%** 

D.  DiEG.  Ya  el  Marquís,  señor,  esp 
besar  vuestros  pies  reales. 

Bey.  Entre  luego,  y  a>isad 

al  Conde,  por  que  no  agttJídc, 


ESCENA  XXII 
DICHOS.— S«/e  VíkTfXCiay  Gacuo^ 

Batricio. ¿Dónde,  señor,  se  permiten, 
desenvolturas  tan  grandes, 
que  tus  criados  afrenten 
á  los  hombres  miserable^ 

Rey.         ¿Qué  dices? 

Batricio.  Don  Juan  Tcnc 

alevoso  y  detestable, 
la  noche  del  casamiento, 
antes  que  le  consumase, 
á  mi  mujer  me  quitó; 
testigos  tengo  delante. 


ESCENA  XXIII 
Saltn  TiBscA,  Iíabila  y  aeompaAmm 

TisBEA.    Si  Vuestra  Alteza,  señor, 
de  don  Juan  Tenorio  no  h 
justicia,  á  Dios  r  á  los  h 
mientras  viva  hé  de  qucji 
Derrotado  le  echó  el  mar; 
dile  vida  y  hospedaje, 
y  pagóme  esta  «mistad 
con  mentirme  y  engañarme 
con  nombre  de  mi  maridOt 

Rey.         ¿Qué  dices? 

Isabela.  Dice  verdad  ( 


{t}    Bn  T«n  targo...  coa  mayor  icicrio  se  lee.  «me 
pane». 
{»)    Etle  reno  parece  iaterpolado. 


( t)    •Vcrdado»  en  Tan  l*rgo,^  qoc  ft 


IO.J 


JOHNADA  TF.RCERA 


655 


KSCKNA  XXIV 
!aln  Amint*  y  ti  Duquk  Octavio.— Dichos. 

4TA.   ^Adonde  mi  esposo  esli? 
¿gui¿n  es? 

IT*.  Pues  ¿no  lo  sabe  (i)? 

El  señor  don  Juan  Tenorio, 
con  quien  vengo  á  desposarme, 
porque  me  debe  el  honor, 
y  es  noble  y  no  ha  de  negarme. 
Manda  que  nos  desposemos  (3). 

ESCENA   XXV 
Sale  ti  UlAni}vti  oe  i.*  MoTü.— Dichos. 

PA.       Pues  es  tiempo,  gran  señor. 
que  á  luz  verdades  se  saquen, 
sabrás  que  don  Juan  Tenorio 
la  culpa  que  me  imputaste 
tuvo  el.  pues  como  amigo, 
pudo  el  cruel  engañartne; 
de  que  tengo  des  testigos. 
¿Hay  desvergüenza  más  grande? 
Prcn'delde  y  matalde  (3)  luego  (4). 

>1EG.   En  premio  de  mis  servicios 
haz  que  le  prendan  y  pague 
sus  culpas,  porque  del  ciclo 
rayos  contra  mi  no  bajen, 
si  es  mi  hijo  tan  malo. 
|Esto  mis  privados  hacenl 

ESCENA  XXVI 

Dichos.— Sa/e  Catalinów. 

xiN.  Señores,  escuchad,  oíd  (5) 
el  suceso  más  notable 


Bd.  (t<  1649-  «Pues  ¿iúa  no  lo  sibeN 

O  sobra  este  verso,  ó  falta  después  otro  p>ra  el 
Bce. 

«frendedle  y  maudle»  en  el  texto  de  1649. 

Parece  sobrar  este  verso,  pues  si  no,  carecía  de 
lo  la  petición  que  sigue  en  boca  de  D.  Diego,  hn 
iargo...  Qo  le  hay 

E4.  de  1649.  oSeñores.  todos  oíd.»  Ea  Tan  lar- 
«Escuchad,  oíd,  señores.» 


que  en  el  mundo  ha  sucedido. 
y  en  oyéndome,  maladme. 
Don  Juan,  del  Comendador 
haciendo  burla,  una  tarde, 
después  de  haberle  quitado 
las  dos  prendas  que  más  valen, 
tirando  al  bulto  de  piedra 
la  barba  por  ultrajarle, 
á  cenar  te  convidó: 
¡nunca  fuera  á  convidarle! 
Fué  el  bulto,  y  convidóle; 
y  agora  porque  no  os  canse, 
acabando  de  cenar, 
entre  mil  presagios  graves, 
de  la  mano  le  tomó, 
y  le  aprieta  hasta  quitalle      — 
la  vida,  flicicñiJo:  «Dios 
me  manda  que  asi  te  mate, 
castigando  tus  delitos. 
Quien  tal  hace,  que  tal  pague.» 

Rky.         ¿Qué  dices? 

Catalin.  Lo  que  es  verdad, 

diciendo  antes  que  acabase, 
que  á  doña  Ana  no  debía 
honor,  que  lo  oyeron  antes 
del  engaño. 

Mota.  Por  las  nuevas 

mil  albricias  pienso  darte. 

Rey.  iJiisio.£aSl*í3LdeU¿cloL- 

V  Bgora  es  bien  que  se  casen 
todos,  pues  la  causa  es  moerU 
vida  de  tantos  desastres. 

Octavio.  Pues  ha  enviudado  Isabela, 
quiero  con  ella  casarme. 

Mota.       Y  yo  con  mi  prima  (1). 

Batricio.  y  nosotros 

con  las  nuestras,  porque  acabe, 
El  Convidado  de  piedra. 

Rey.         y  el  sepulcro  se  traslade 

en  San  Francisco  en  Madrid  (a), 
para  memoria  más  grande. 


(1)  Kd.  dt  if:49-  «Yo  con  mi  prim»»- 

(2)  Eo  Tan  targo  ■■  »c  Ice  este  verso: 
ttdesilc  aquí  á  San  Juan  deToro.» 


L  TAS  LARGO  ME  LO  FIÁIS 

^^H                                       COMEDIA  FAMOSA                           ^B 

^V                  DE  DON  PEDRO  CALDERÓN       ^M 

^H                         HABLAN   EN  ELLA  LAS  PERSONAS  SIGUIENTES    '^^| 

^^H               El.  Rey  oe  Castilla. 

Isabela,  duquesa.                  ^^^H 

^^H                     D0F4  GON/ALO  DE  UlLOA. 

^^^H 

^^H               El  Embajador  don  Pedro  Tenorio. 

^^^H 

^^H               Don  JtjAN  Tenorio. 

Doña  Ana,  crt<]ia.                ^^^H 

^^H               Cata  LINÓN. 

El  Rey  de  NÁI'Oles.              ^^^H 

^^H               Usa  pescaoO!«a. 

Una                                        ^^^H 

^^H               Batpicio. 

Alfredo.                                 ^^^^H 

^^H                El  Duque  Octavio. 

TlDSEO.                                            ^^^H 

^^H               El  Marqués  i>e  la  Mota. 

^M 

^^m         JORNADA  PRIMERA 

segura,  con  entender            ^H 

que  mi  marido  has  de  ser.   ^H 

D.  JUAK.   Digo  que  soy  tu  marido»     ^H 

^^^^^P 

y  Otra  vez  te  doy  la  mano.  ^H 

Isabela.    Aguárdame,  y  sacaré           ^H 

^^^B                   ESCENA  PRIMERA 

una  luz,  para  que  dé           ^H 

^^^^^^^^^^^P 

de  la  ventura  que  gano       ^H 

Te,  Duque  Octavio.  {Ay,  de^^H 

^^H              Saltn  ISABiLA,  duqutsa,  y  Don  Juan  TunoKio, 

D.  Juan.   Mata  la  luz.                          ^H 

^^H                                           át  moche. 

Isabela.                       ¡Muerta  soy!    ^H 

¿Quién  cre«?                       ^H 

^^H       fsABELA.    Salid  sin  hacer  ruido, 

D.  Juan.                       Un  hombrt  m^H 

^^P                         Duque  Octavio. 

que  8qu!  ha  gczado  de  ti.  ^H 

■             D.  JfAN.                            El  viento  soy. 

Isabela.    ¿No  eres  el  Duque?                 ■ 

H             Isabela.   Aun  asi  temiendo  estoy 

D.  Juan.                                 Yo  00. 

^^H                         que  aquí  habc'is  de  ser  sentido; 

liABELA.    Pues  di  ¿quién  eres? 

^^^L                       que  haberos  dado  en  Palacio 

D.  Juan.                                  Un  hoaib& 

^^^^H                  entrada  de  aquesta  suerte, 

Isabela.   ¿Tu  nombre?                     ^fl 

^^^^H                 es  crimtn  digno  de  muerte. 

D.  Juan.                          No  len^  do^H 

^^^^^D.  Juan.   Señora,  con  más  espacio 

Isabela.    Esic  traidor  me  cngañ6.    ^H 

■                              te  agradeceré  el  favor. 

)Gcn te,  criados!                    ^H 

■              Isabela.    Mano  de  esposo  me  has  dado, 

D.  Juan.                            Déteme.     ^H 

■                             Duque. 

Isabela.    Mal  un  agravio  conoces.    ^H 

■              D.  Juan.               Yo  en  ello  he  ganado. 

D.  Juan.  No  des  voces.                      ^H 

H              Isabela.   El  aventurar  mi  honor, 

Isabela.                        Daré  voces.  ^H 

^^—^                       Duque,  desta  suerte  ha  sido 

|Ah  del  Rey,  soldados,  geiwH 

^^^^^^        (t)    Intervienen  ademas:  AAfnuo,  Salucio,  Pasto» 

■s,  0.  Jdan  TcNoitiu.  ti  Yitia.  L'ha  I>&ii4  v  (^^H 

^ ^^ ^^ ¿     aiM--    .^^^^^^^B 

^^^^^^^^^^^^JOrÑad^RIMeÍ^^^^^                               ^n5^^^^H 

^^^^Sfflí^^^ 

pues  es  i'ir/osii  ci  mt^rir,                    ^^^^| 

mi  espada  quiero  rendir.                    ^^^H 

^^   Satt  ti  R«T  OE  NArot.Bs.— DíCMos.                     | 

D.  Pedr.  Agora  más  cuerdo  estás.                    ^^^H 

Todos  con  esa  mujer                        ^^^H 

i. 

^Qoé  es  esto? 

á  esc  cuarto  os  relirau.                       ^^^H 

Ikla, 

iFavor!  |Ay,  irisie, 

Isabela.  Tal  traición,  tan  f^jran  maldad,         ^^^H 

HUAN. 

que  es  el  Rey! 

¿Qu¿cs? 

¿Qué  ha  de  ser? 

¿en  hombre  pudo  caber?                  ^^^H 
Diré  quién  soy,  mas  mi  agravio        ^^^H 
á  voces  dirá  quién  soy,                       ^^^H 

Un  hombre  y  una  mujer. 

pues  hoy  sin  honor  estoy,                      ^H 
y  estoy  sin  el  Duque  Octavio,  lVaHt*,^^^M 

9' 

(Esto  en  prudencia  consiste, 
quiero  el  daño  remediar.) 

ESCEN.VA  V                         ^^H 

ESCENA  III 

l)o!<  PsDKoy  UOH  Jt'AH  TEHaRIO.                         ^^^H 

ít  tt  Emmajador  ob  EapAÜA  v  Ckiaoos. — iJiciios.       1 

^^^^^M 

D.  Pedr.  Ya  estamos  solos  los  dos;                 ^^H 

lAMD 

.  ¡En  tu  cuarto,  gran  señor,                  ' 

muestra  aquf  tu  esfuerzo  y  brío.       ^^^B 

voces!  ;Quicn  causa  el  rumor? 

D.  Jl-an.  Aunque  tengo  esfuerzo,  lio,                   ^H 

r. 

Haced  prender  y  matar 

jamás  le  tuve  con  vos.                      ,^^^H 

ese  hombre  y  esia  mujer. 

U.  Peor.  ¿Quién  eres?                                      ^^^H 

Pedf. 

¿Quién  son? 

D.  Juan.                       Don  Juan.                   ^^M 

r. 

No  es  bien  conocelios, 

D.  Peor.                                     ¿Don  Juan?      ^M 

porque  si  aquí  llego  á  vellos 

D.  Joan.  Si,  señor.                                          ^^^H 

no  me  queda  más  que  ver. 

D.  Pedr.                  ¿fie  aquesa  suerte             ^^H 

Pues  me  venzo  y  me  resisto, 
vosotros  no  me  inciiéis, 

lo                                                     ^^^H 

D.  Juan.                 Dame  la  muerte,                ^^^H 

que  en  estos  que  ver  queréis, 

y  mis  desdichas  tendrán                  ^^^H 

sin  verlos  mi  ofensa  he  visto. 

fín  en  tus  manos.                            ^^^| 

Don  Pedro  Tenorio,  á  vos 

D.  Peor.                               ¡Traidor                ^^H 

esta  prisión  os  encargo; 

alevoso!  No  imagino                          ^^^H 

si  ando  corto,  andad  vos  largo. 

que  eres,  don  Juan,  mi  sobrino,      ^^^H 

m 

y  ved  quién  son  esos  dos.  {vaxe.y 

porque  no  tienes  honor.                  ^^^H 
¿Tú,  con  dama  en  el  Palacio           ^^^H 
del  Rey,  y  en  ofensa  mía                 ^^^H 

■ 

ESCENA  IV 

haces       alevosía?                           ^^^H 
D.  Juan.  Mi  culpa  no  pide  espacio;                ^^^H 

* 

Dtciiot,  Menos  el  Rbt. 

t!o,  si  me  has  de  prender,                ^^^H 
préndeme,  llévame  preso,                ^^^H 

í^BDR. 

Daos  i  prisión,  caballero. 

y  adviene  que  aqueste  exceso,        ^^^H 

Juan. 

No  llegue  ninguno  á  mí. 

por  amor  se  pudo  hacer.                 ^^^H 

si  morir  no  quiere  aquí. 

Amor  es  una  cautela,                       ^^^H 

PlDR. 

Maiadle. 

y  es  ciego  y  loco  quien  ama.           ^^^H 
D.  Pedr.  ¿Quién  es  la  dama?                          ^^H 

luAN. 

La  muerte  espero 

por  la  punta  desta  espada. 

D.  Juan.                                  Es  la  dama...     ^^H 

Llegad  á  comprar  mi  vida, 

D.  Peor.  Prosigue;  ¿quién?                           ^^H 

que  ha  de  ser  tan  bien  vendida 

D.  Juan.                               Isabela.                ^^M 

como  de  lodos  comprada. 

D.  Peor.  ¿La  camarera?                                ^^^H 

*EDR. 

¡Matadle! 

D.  Juan.                          Señor,                       ^^^1 

lUAN. 

iQué  mal  lo  adviertes! 

si,  que  por  el  duque  Octavio          ^^^H 

Las  fieras  puntas  desvía; 

la  engañé.                                         ^^^H 

considera  que  la  mía 

D.  Pedr.                  Mayor  agravio                     ^H 

ha  de  costar  muchas  muertes. 

y  desventura  mayor.                       ^^^H 
Tu  padre  desde  Castilla                  ^^^M 

A  muerte  estoy  condenado, 

y,  pues  es  cierta  mi  muerte. 

&  Ñapóles  te  envió                          ^^^H 

matándoos  de  aquesta  suerte 

por  insufrible,  y  te  dio                   ^^^H 

moriré  más  consolado. 

cárcel  la  espumosa  orilla                 ^^^H 

Que  he  de  vender  dtste  modo 

del  mar  de  Italia,  causando            ^^^M 

mj  vida,  os  quiero  advertir. 

mil  escándalos  en  ella,                    ^^^B 

y  pues  sé  que  he  de  morir, 

no  reservando  doncella,                 ^^^^ñ 

Quiero  aquí  morir  por  iodo. 
'  ¡Muere,  vill 

ni  casada  reservando.                     ^^^H 

I.D.  a. 

Ya  no  te  sufre  la  tierra,                  ^^^H 

Juan. 

¿Quién  os  engaña? 

y  estoy  por  matarte  aquí;               ^^^H 

Ved  que  caballero  soy. 

pero  como  veo  en  ti                         ^^^H 

Pbdp 

.  Rabiando  de  enojo  estoy. 

sangre  que  mi  pecho  encierra,        ^^^H 

Juan 

El  Embajador  de  España 

por  fuerza  te  he  de  librar.               ^^^H 

llegue  sólo,  que  á  él  no  más. 

¿Tienes  por  dónde  escaparte?        ^^^1 

COMKUrAS  DK  TIRSO    [>B  MOLINA.— TOMO  II 

^^B 

658 

O.  Juan.  Aqui  está  un  balcón. 

D.  Péds.  Colgarte 

puedes  por  él  y  bajar 

al  suelo. 
D.  Juan.  Aunque  está  muy  alto, 

por  la  capa  bajaré, 
D.  PiDP.  Baja,  pues,  porque  no  eslé 

el  Rey  con  más  sobresalto; 

que  yo  diré  que  le  echaste 

por  una  ventana,  huyendo 

de  mi. 
D.  Juan.  Ya  va  amaneciendo. 

D.  Peor.  Pues  tú  este  daño  causaste, 

pon  remedio  en  él,  partiendo 

de  Ñapóles  luego  á  España, 

que  si  agora  el  Riy  se  engaña 

de  la  suerte  que  pretendo, 

con  la  duquesa  Isabela, 

si  puedo,  te  casaré, 

para  que  pagues  con  fe 

lo  que  hiciste  con  cautela. 
D.  Juan.  En  todo,  señor,  me  honráis. 
D.  Peor.  Pues  vete  con  Dios,  j'  advierte 

que  hay  castigo,  inherno  y  muerte. 
D.  Juan.  ,jTan  largo  me  lo  fiáis? 
D,  Pkur.  Esa  presunción  te  engaña. 

Llega,  si  es  este  el  balcón. 
D.  Juan.  Con  tan  larga  pretcnsión 

glorioso  me  parto  á  España.  (Yante.) 

ESCENA  VI 

5fl/f  el  Rky. 

Envidian  las  corona's  de  los  reyes 
los  que  no  saben  la  pensión  que  tienen, 
y  mil  quejas  y  lástimas  previenen, 
porque  viven  sujetos  á  sus  leyes. 

Pero  yo  envidio  los  que  guardan  bueyes, 
y  en  cultivar  la  fierra  se  entretienen, 
que  aunque  de  su  trabajo  se  mantienen, 
ni  agravios  lloran  ni  gobiernan  greyes. 

Porque,  aunque  con  más  ojos  que  Argos  vi- 
y  miren  por  la  espalda  y  por  el  pecho  |van, 
los  reyes,  no  proceden  como  sabios 

si  del  oír  con  el  mirar  se  privan, 
que  un  rey  siempre  ha  de  estar  orejas  hecho, 
oyendo  quejas  y  vengando  agravios. 

ESCENA  VII 

Salí  Do»  PsDUo  TaKOHio.— Dichos. 

D.  Peor.  Ejecutando,  señor, 

lo  que  mandó  vuestra  Alteza, 
el  hombre... 

¿Murió? 

Escapóse. 
¿Qué  decís? 

iQuién  lo  creyera! 
Di  con  la  guarda  cubre  él, 
y  él  con  la  misma  ñereza 
que  un  hombre  desesperado 
siempre  en  tales  casos  muestra, 
juzgando  tlacas  aristas 
las  vállenles  puntas  nuestras, 
con  la  suya  se  metia 


RíY. 

D.  Pkdh. 
Rkt. 
D.  Pbbp. 


haciendo  notable  ofensa. 
Di  voces,  ¡muera!  ¡mataldc!) 

V  enlazando  en  una  reja 
la  capa,  fué  en  el  caer 
Luzbel  como  en  la  soberbí 
Acudí,  y  vi  con  1«  luna 
un  hombre  que  por  la  lierr* 
llevaba  el  pecho  arrastran  ' 
como  la  cauta  culebra. 
Di  voces,  y  en  la  distancia 
que  tardé  en  tomar  la  pu 
el  que  arrastrando  huía, 
corrió  con  laJ  ligereza 
que  no  pareció  jamás; 
y  no  habiendo  casa  abierla, 
pareció  cosa  imposible 
que  escapárseme  pudiera. 

Y  porque  lo  que  osla  ocuUi 
en  la  corte  no  se  sepa, 
excusando  el  alboroto, 
excusé  las  diligencias. 

Rby.         Mostrastes.  Embajador, 

vuestra  cordura  y  prjdenci 
pero  mucho  me  ha  pesadr» 
de  que  el  hombre  no  muri 
¿y  sabéis  quién  es  la  dama? 

D.  Peor.  Es,  gran  señor,  la  Duquesa 
Isabela. 

Rey.  ¿Qué  decís? 

D.  Peop.  Lo  que  escucha  vuestra  Altea». 

Rey.         Pues  el  hombre  es  de  impü       ' 
y  es  más  pesada  la  oleosa. 
Id  por  ella. 

D.  PEO».  Ya  la  guarda 

viene,  gran  señor,  con  ella. 


ESCENA  VIH 

Sal*  ISASBL*,— DlCHOt. 

Isabela.    jCon  qué  ojos  veré  al  Rey! 

Rey.         Ya  estoy  corrido  de  verla. 

Isabela.   Amor,  dame  aquí  lus  ojof, 
ya  que  me  diste  tu  venda. 

Rey.         Duquesa. 

Isabela.  Señor,  confieso 

mis  culpas  y  mis  ( i )  ufensa 
mas  sírvame  de  casiigo 
el  verme  en  vuestra  prcsenc 
Profané  vuestro  Palacio; 
discúlpenme  Troya  y  Grecii 
si  hay  disculpa,  gran  señor, 
bastante  en  tanta  bajeza. 
Kl  Duque  Octavio  me  dio 
mano  de  esposo,  y  con  ella 
le  di  entrada  y  le  di  el  alma 
V  la  más  costo  í». 

I'erdóname  la- 
si  las  obras  consiaoras, 
que  al  punto  que  no  fui* 
A  ese  mismo  no  ful  honesti 
¿Qué,  aquél  era  el  Duque* 


k 


JORNADA    PRIMERA 


bSo 


Si,  señor. 

Al  Duque  prendan 
con  diligencia  v  cuidado, 
á  esa  mujer  llevad  presa, 
ran  señor:  voivcdme  el  rostro. 
'Ofensa  á  mi  espalda  hecha 
es  justicia  y  es  razón 
castigarla  a  espalda  vuelta. 

{\'ace«i  Key.) 
tt>R.  Su  Alteza  está  justamente 
sentido  de  Vuexcelencia. 
No  será  tan  grande  el  yerro 
si  el  Duque  Octavio  lo  enmienda. 
Vamos,  señora. 

lAy,  amor! 
Ya  que  me  engañaste  á  ciegas, 
iCn  este  engaño  me  ayuda 
y  en  esta  traición  me  esfuerza, 
.^i  puedo,  yo  haré  que  al  Duque 
le  disculpe  su  inocencia, 
y  que  don  Juan,  mi  sobrino, 
se  case  con  Isabela.  (Vante.) 

ESCENA  IX 

Sttlt  ti  Duoui  Octavio  y  Ckiaoo*. 

I.* Tan  de  mañana,  señor, 
te  levantas. 
fv^to.  No  hay  sosiego 

á  la  inclemencia  de  amor, 
porque  si  es  fuego,  del  fuego 

rnace  el  incendio  mayor. 
¿No  habéis  visto  entre  las  olas, 
cuando  sus  cerúleas  colas  ^ 
bate  el  mar  agonizando 
un  derrotado,  tragando 
el  mar  entre  espumas  solasi* 
Pues  asi  yo,  mar  haciendo 
la  cama  en  la  noche  fría, 
me  he  anegado,  padeciendo, 
y,  en  viendo  la  luz  del  dia, 
del  mar  he  escapado  huyendo- 
i.*Pues  si  te  adora  Isabelí, 
no  tienes  que  recelar, 
que,  aunque  amor  todo  es  cautela, 
jamás  te  vendrá  á  olvidar, 
porque  en  tu  amor  se  desvela. 
Vive  cuando  estás  prest-nte; 
de  tus  colores  se  viste; 
siempre  tus  disgustos  siente; 
triste  está  si  lú  estás  triste 
V  muerta  si  estás  ausente. 
Pues  si  está  en  tu  voluntad 
la  suya,  ^qué  te  desvela.* 
íVio-  No  hay,  amigo,  aunque  es  verdad, 
que  sí  me  adora  Isabela, 
en  amor,  seguridad. 
Es  al  tiempo  semejante 
el  amor,  y  no  le  espante 
que  tema  en  la  Primavera 
invierno  quien  considera 
en  el  crecieate  y  menguante. 

{Sale  wnCrlido.) 
a.*  El  Embajador  de  España. 
á  quien  gallardo  acompaña 


la  guarda  del  Rey,  se  apea 
en  el  zaguán,  y  desea, 
con  ira  y  fiereza  extraña, 
hablarte,  y  debe  de  ser 
para  prenderle. 
Octavio.  ^iPrender? 

¿Por  qué?  Temer  es  locura, 
que  una  conciencia  segura 
no  liene  de  que  temer. 
Dejalde  entrar. 

ESCENA  X 

Sait  ti  Emdajapoh  y  gtntt.—rncHos. 

D.  Pedr.  Quien  asi 

con  tamo  descuido  duerme, 
sin  culpa  está. 
Octavio,  Cuando  á  mí 

á  honrarme  y  favorecerme 
•  Vueseñoria  ha  venido, 

delito  es  no  haber  salido 
á  la  calle  á  recebir 
tal  merced. 
D.  Pedr.  Fuerza  es  venir. 

Octavio.  Bien  se  ve  que  fuerza  ha  sido; 
porque  mi  casa  no  tiene, 
señor,  el  merecimiento 
que  á  tal  grandeza  corvienej 
pero  este  humilde  aposento 
mi  voluntad  os  previene. 
D.  PEt>i».  Después,  señor,  de  besar 
vuestras  manos,  sí  lugar 
nos  da  tanto  caballero, 
aquí  á  solas  con  vos  quiero 
cierto  negocio  tratar. 
Octavio.  Dadnos  lugar. 
Criad,  i  .**  En  buen  hora. 

Octavio.  La  cámara  despejad. 
Criad,  a."  Digo  que  es  prisión. 
Criad.  1.*"  Ahora 

echo  de  ver  que  es  verdad. 
Criad.  2.^ Mucho  una  envidia  desdora.  (Vannt) 
Octavio.  Ya  estamos  solos. 
D.  Pedr.  Pues  vea 

Vue  Kxcelencia  este  papel. 
Octavio,  Pendiente  está  el  alma  del, 
como  el  suceso  desea. 
(Lee.)  «Prenderéis  al  Duque  Octavio, 
y  si  se  resiste,  muera. 
Yoe!  Rey.»  iPrendert  .¿por  qué  agra- 
D.  Ped».  Si  el  alma  la  causa  espera,  |v;u? 

callar  es  acción  de  sabio. 
Sabed  que  en  Palacio  ha  habido 
esta  noche  un  alboroto 
desabrido  para  el  Rey, 
para  el  pueblo  escandaloso. 
Cuando  los  negros  gigantes, 
mostrando  funestos  toldos, 
ya  del  crepúsculo  huían 
unos  tropezando  en  otros, 
estando  yo  con  su  Alteza 
tratando  ciertos  negocios, 
porque  antípodas  del  sol 
son  siempre  los  poderosos, 
voces  de  mujer  oímos, 
cuy<js  ecos  medio  roncos 


^Tceo 

TAN  LARGO  ME  LO  FlAlS                                       ^^H 

^^K 

por  los  artesones  sacros 

dulcemente  en  mi  porfu,    ■ 

^^^^B 

nos  repitieron  |5ocorrol 

que  es  vuestra  lengua  stngfl 

^^^^H 

Sin  darme  licencia  á  mí, 

y  la  muerte  no  se  siente,     ■ 

^^^^H 

tomó  una  luz  el  Rey  solo, 

que  morir  tan  dulcemente  ■ 
lisonja  á  mi  mal  serla.         1 

^^^^1 

y  saliendo  á  ver  quién  era, 

^^^^B 

como  gallardo,  brioso, 

¿Con  otro  hombre,  r  no  c<]fl 

^^^^B 

vio  que  en  el  salón  estaban 

Isabela  en  el  Palacio? 

^^^H 

las  causas  deste  alboroto. 

Mi  mal  no  consiente  espacio: 

^^^^H 

Salí  con  el  capitán 

imucra  el  villano  enemigo! 

^^^H 

de  la  guarda,  y  con  él  todos 

Pero  <quí  intento?  ¿que  di( 

^^^^H 

los  nobles  que  le  acompañan, 

,iqué  á  locuras  me  provoco 

^^^^H 

haciendo,  Duque,  lo  propio. 

Y  aún  el  sentimiento  es  po< 

^^^H 

Prended  ese  hombre  y  mujer, 

si  el  alma  en  el  se  consuela* 

^^^^B 

nos  dijo,  y  queriendo  prontos 

Amigo,  ¿con  Isabela 

^^^^H 

conocerlos  con  la  luz, 

hombre  en  Palacio?  Estoy 

^^^^B    ' 

la  desvaneció  de  un  soplo. 

Embarcarme  quiero  á  Espj 

^^^^K 

Dimos  sobre  el  hombre,  llenos 

y  dar  á  mis  d'Chas  fin. 

^^^B 

de  lisonjeros  enojos, 

que  eo  la  muerte  las  lisonjas 

D.  Pbdr.  Por  la  puerta  del  jardín. 

^^^^H 

Duque,  esta  prisión  se  eng« 

^^^H 

hacen  su  oficio  más  propio; 

Octavio.  ]Ah  veleta!  [ah  débil  caña. 

^^^^H 

mas  él,  como  suele  en  Libia 

fácil  al  viento  más  poco! 

^^^^H 

tras  el  cazador  famoso 

Ya  extrañas  provincias  loa 

^^^^H 

s«l¡r  la  parida  tigre, 

hujendo  de  tu  cautela. 
Remo,  adiós.  ¿Con  Isabel* 
hombre  en  Palaao?  Estoy 

^^^^H 

se  escapó  de  entre  nosotros, 

^^^^H 

y  huyendo  por  un  balcón 

^^^^H 

se  nos  fué,  y  nos  fué  forzoso. 

^^^^H 

por  no  alborotar  la  corte, 

^^^^H 

dejarle;  y  volviendo  todos 

ESCENA  XI 

^^^H 

á  dar  cuenta  desto  at  Rey, 

^^^^m 

)ara  darla  de  nosotros, 
a  mujer,  que  es  Isabela, 

SaU  la  P»c4i»oK«. 

^^^^H 

^^^^H 

que  para  admirarte  nombro. 

Pescad.    Yo,  de  cuantas  el  mar 

^^^^B 

en  la  presencia  del  Rey. 
con  lágrimas  y  sollozos, 

pies  de  jazmín  y  rosas 

^^^^H 

en  sus  riberas  pisan 

^^^^H 

dijo  que  era  e¡  Duque  Octavio 

matizadas  alfombras. 

^^^H 

el  que  con  nombre  de  esposo 

en  pequeñuelo  esquife. 

^^^^H 

de  su  honor  había  gozado. 

ya  en  compañía  de  otras. 

^^^^H 

estimándola  en  tan  poco. 

tal  vez  al  mar  le  peino 

^^^^1 

Mandóla  el  Rey  llevar  presa. 

la  cabeza  espumosa; 

^^^^H 

y  manda  que  haga  lo  propio 

ya  con  la  sutil  caña 

^^^H 

con  vos.  Vuestro  amigo  soy: 

QUC  el  débil  peso  dobla 
del  tierno  pececillo 

^^^^F 

huid,  ó  poneos  en  cobro. 

^H      Octavio 

,  Pienso  que  os  estáis  burlando. 

que  el  mar,  pescado,  azoU^ 

^^^^^ 

ó  pienso,  amigo,  que  os  oigo 

Sota  de  amor  exenta. 

^^^^L 

en  sueños.  ¿Con  Isabela 

como  en  ventura  sola. 

^^^H 

hombre  en  palacio?  Kstoy  loco. 

tirana  me  entretengo 

^^^^H 

Primero  las  salamandras 

de  sus  prisiones  locas. 

^^^^K^ 

verán  los  cóncavos  hondos 

Que  en  juveniles  años, 

^^^^^^^K 

del  mar,  y  serán  los  peces 

amor,  no  es  suerte  poc^^fl 

^^^^^^B 

y  el  fueno  mar  proceloso, 

no  ver  entre  estas  redea^^H 

^^^^^^^^ 

que  de  Isabela  imagine 

las  tuyas  amorosas. 

^^^^H 

traición;  y  me  afrento  y  corro 

Anfriso,  un  pescador 

^^^^*^ 

de  oíros.  ^Con  Isabela 

á  quien  los  cielos  dotan 

^V 

hombre  en  Palacio?  Kstoy  loco. 

de  gracia  y  bizarría. 

■       D.  Peor 

Como  es  verdad  que  hay  estrellas. 

más  que  á  los  de  la  costa, 

^^^ 

del  ciclo  brillantes  ojos; 

me  sirve  y  me  entretiene. 

^^^_^ 

muerte,  vida,  pena,  gloria. 

y  yo  todas  las  horas 
le  mato  con  desdenes; 

^^^^B 

bien.  mal.  contentos  y  enojos, 

^^^^B 

asi  es  verdad  que  Isabela 

de  amor  condición  propia. 

^^^^H 

con  vos,  señor,  ó  con  otro. 

querer  donde  aborrecen. 

^^^^F 

esta  noche  en  el  Palacio 

despreciar  donde  adoran. 

^^r 

la  habernos  hallado  todos. 

.Mis  pajizos  umbrales, 

^^^^OCTA  VIO 

Dejadme,  no  me  digáis 

que  heladas  noches  ronda. 

^^^B 

tan  gran  maldad  de  Isabela; 

cubiertos  amanecen 

^^^^H 

mas  si  fué  su  amor  cautela. 

de  flores  sin  lisonjas. 

^^^^H 

mal  hacéis  si  lo  calláis. 

Pero,  necio  discurso 

L 

Proseguid,  que  me  maiá¡& 

que  mi  ejercicio  estorbai. 

■ 

JORNADA  PRIMERA 

^^^^^66^^B 

tirano  no  me  ocupes 

Pescadora,  muchos  malc<,                ^^H 

en  cosa  que  no  imporla. 

V  falta  de  muchos  bienes.                  ^^^| 

Quiero  entregar  la  caña 

Veo,  por  librarme  á  mi,                   ^^^H 

al  viento,  y  á  la  boca 

sin  vida  á  mi  señor;  mira,                ^^^|l 

del  pececillo  el  cebo. 

qué  he  de  hacer.                                    H' 

Pero  al  agua  se  arrojan 

Pescad. 

No,  que  aún  respirt^^^H 

dos  hombres  de  una  nave,                   ¡ 

Cataun. 

Dichoso  soy  si  es  ansí.                     ^^^M 

que  el  mar  escollo  azota, 

Pescad, 

Ve  y  llama  los  pescadores                ^^^| 

qué  sobre  aguada  viene 

que  en  aquella  choza  están.             ^^^H 

antes  que  el  mar  la  sorba 

Catalin 

Y  si  los  llamo,  ¿vendrán?                 ^^^H 

Vn  hombre  al  otro  aguarda, 

Pescad. 

Vendrán  luego,  no  lo  ignores.           ^^^|! 

que  dice  que  se  ahoga. 

jQuién  es  este  caballero?  ^^^Hl 
Es  hijo  aqueste  señor                      ^^^| 

¡Gallarda  bizarría! 

Catalin. 

En  los  hombros  lo  toma. 

del  Camarero  mayor                        ^^^| 

Anchises  se  hace  Eneas, 

del  Rey,  por  quien  ser  espero          ^^^| 

si  el  mar  está  hecho  Troya. 

antes  de  diez  días  Conde                  ^^^| 

Ya,  nadando,  las  aguas 

en  Sevilla,  adonde  va,                      ^^^| 

con  valentía  corta. 

y  adonde  su  Alteza  está,                  ^^^| 

Daré  voces:  Anfriso, 

si  á  mí  amistad  corresponde.           ^^^H 

Tirseo,  Alfredo,  hola. 

Pescad. 

¿Cómo  se  llama?                             ^^^| 

Pescadores  me  miran; 

Catalín. 

Don  Juan             ^^H 

ruego  á  Dios  que  me  oigan. 

Tenorio.                                                i^ñ 

Mas  m¡I.4grosamente 

Pescad. 

Llama  mi  gente.                      ^M 

ya  tierra  los  dos  toman, 

Catalin. 

Yo  voy.                                iVast.)          ■ 

sin  aliento  el  que  nada. 

^^^M 

con  vida  el  que  le  estorba. 

ESCE.NA  XIII                        ^^m 

ESCENA  XII 

PescADOMA  y  Don  Juan.                          ^^^H 

«  Don  loAH  TíKOnro  y  Cataltnó»,  mniados  — 

Pescad. 

Mancebo  excelente,           ^^H 

Dicha. 

noble,  bizarro,  galán:  ^^^H 
volved  en  vos,  caballero.                  ^^^H 

^ALIN 

(Válgame  la  Cananea, 

D.  Juan. 

¿Dónde  estoy?                                ^^^| 

y  que  salado  es  el  mar! 

Pescad. 

Ya  podéis  ver,           ^^^B 

Aqui  puede  bien  nadar 

en  brazos  de  una  mujer.                       ^H 

el  que  salvarse  desea, 

D.  Juan. 

Vivo  en  vos,  si  en  el  mar  muero,          H 

que  allá  dentro  es  desatino, 

y  en  estos  extremos  dos,                        ^H 

donde  la  muerte  se  fragua. 

veo  el  mar  manso  y  cruel,                ^^^| 

Donde  Dios  juntó  lanía  agua 

pues  cuando  moría  en  él                   ^^^H 

^no  juntara  tanto  vino? 

me  sacó  á  morir  en  vos.                    ^^^M 

Agua,  y  salada,  extremada 

O  sin  duda  el  mar  ordena                ^^^| 

Cusa  para  quien  no  pesca: 

tras  del  suyo  otro  pesar,                  ^^^| 

si  es  mala  aun  el  agua  fresca. 

pues  sacándome  del  mar,                ^^^| 

¿qué  será  el  agua  salada?                    ' 

vengo  á  diir  en  su  sirena.                 ^^^H 

)Ah!  iquién  hallara  una  fragua 

Y  puesto  que  lo  seáis,                      ^^^H 

de  vino,  aunque  algo  encendidol 

no  pretendo  á  vuestras  quejas         ^^^| 

Si  del  agua  que  he  bebido 

poner  cera  en  mis  orejas,                   ^^^| 

hoy  escapo,  no  más  agua. 

pues  con  los  ojos  matáis.  ^^H 
Va  muero  en  vos,  que  consiente        ^^H 

Desde  hoy  abrenuncio  della. 

que  la  devoción  me  quita 

amor  que  seáis  mi  mar,                          ^| 

lanío,  que  aun  agua  bendita 

pues  veis  que  hay  de  mar  á  amar     ^^^M 

no  pienso  ver  por  no  vclla. 

una  letra  solamente,                         ^^^| 

¡Ah,  señor!  helado  y  frió 

y  en  ver  tormentos  mayores,           ^^^( 

está:  ¿si  estará  ya  muerto? 

crece  amor  en  mis  pesares;                          1 

Del  mar  fué  este  desconcierto 

y  si  moría  de  mares,                         ^^^H 

y  mío  este  desvario. 

desde  hoy  moriré  de  amores.           ^^^| 

|Mal  haya  aquel  que  primero 

Y  pues  tan  dulce  rigor                      ^^^H 

pinos  en  el  mar  sembró 

en  vos  he  llegado  á  hallar,                ^^^H 

y  el  que  sus  rumbos  midió 

dejadme  volver  al  mar                      ^^^H 

con  Quebradizo  madero! 
jMalaílo  sea  lasón. 

>ara  huir  del  mar  de  amor.  ^^^H 
Vluy  grande  aliento  tenéis                ^^^f 

Pescad. 

r  Tilis  maldito  sea! 
Muerto  está;  no  hay  quien  lo  crea; 

para  venir  sin  aliento.                      ^^^H 

y  tras  de  tanto  tormento                 ^^^| 

imisero  Calalinónl 

muy  gran  comento  ofrecéis.           ^^^M 

¿qué  he  de  hacer? 

Parecéis  caballo  griego                    ^^^| 

CAO. 

Hombre,  ¿qué  tienes? 

que  el  mar  á  mis  pies  desagua,  ^^^| 
pues  venís  formado  de  agua            ^^^| 

piLiN 

.  Eq  desventuras  ¡guales, 

^ 

66a 


TAN  LARGO  ME  LO  PlAlS 


y  estáis  preñadu  de  fuei^o. 
Y  SI  mo|;ido  abrasáis, 
estando  enjuto,  ¿qué  haréis? 
Mucho  fuego  prometéis; 
ruego  á  Dios  que  no  mintáis, 

D.  Juan.  A  Dios,  zagala,  pluviera 

que  en  el  agua  me  anegara, 

f.tn  que  della  me  escapara 

dt  fuego  que  en  vos  me  espera; 

que  amor,  bien  considerado, 

como  este  daño  entendió, 

en  el  mar  antes  me  aguó, 

y  ardo  en  vos  estando  aguado. 

En  agua  abrasado  llego, 

que  tal  vuestra  incendio  ha  sido, 

que  aun  el  agua  no  ha  podido 

librarme  de  vuestro  fuego. 

Pescad.    ^Tan  helado  os  abrasáis? 

D.  Juan.  Tanto  fuego  en  vos  tenéis. 

Pescad.    Mucho  habláis. 

D.  Jt-AN.  Mucho  encendéis. 

Frscad.    Ruego  í  Dios  que  no  mintáis. 

ESCENA  XIV 
Sahn  (01  Pkscaoohes  y  Catalinón.— Dichus 

Catauin.  Ya  vienen  todos  aqui. 

Fescao.    y  ya  está  tu  dueño  vivo. 

Catalijí.  Con  tu  presencia  recibo 
todo  el  gusto  que  perdí. 

Anfriso.  ¿Qué  es  lo  que  mandas,  Trisbea? 
Que  por  labios  de  clavel 
no  lo  habrás  mandado  á  aquel 
que  idolatrarle  desea, 
apenas,  cuando  al  momento, 
sin  reservar  llano  ó  sierra, 
surque  el  mar,  are  la  tierra, 
tale  el  fuego  y  pare  el  viento. 

Pescad.     lOh,  qué  mal  me  parecían 
estos  requiebros  ayer, 
y  hoy  echo  en  ellos  de  ver 
q^ue  sus  labios  no  mentían! 
Estando,  amigos,  pescando 
sobre  este  peñasco,  vi 
hundirse  una  nao,  y  allí, 
entre  las  ondas  nadando, 
dos  hombres,  y  compasiva 
di  voces,  que  nadie  oyó. 
y  en  tanta  aflicción  llegó, 
libre  de  la  furia  esquiva 
del  mar,  sin  vida  á  la  arena, 
déste  en  los  hombros  cargado, 
este  hidalgo  ya  inegado, 
y  envuelta  en  tan  triste  pena 
á  llamaros  envié. 

Tll»SEO,     Pues  aquí  lodos  estamos; 

manda  que  en  tu  gusto  hagamos 
lo  que  pensado  no  fué. 

p£iiCAO.    Que  á  mi  choza  los  llevemos 
quiero,  donde,  agradecidos, 
LT. lu^uemos  sus  vestidos, 
y  ú  ellos  los  regalemos, 
que  mi  padre  {^usta  mucho 
desta  debida  piedad. 

Cataun*  Extremada  es  su  beldad. 


D.  Joají. 
Catalín. 
D.Juan. 

Catamx. 


D. Juan. 


Catalín, 
D.  Juan. 
Alfmeoo 


Salucio. 


Escucha  apan«. 

Ya  «cucho. 

Si  le  preguntan  quién  soy, 

di  que  no  sab«s.  ti 

¡A  mi  ^M 

quieres  advertirme  aqui       ^^ 
lo  que  he  de  hacer! 

Muerto  toj 
por  la  hermosa  pescadora:  ^m 
esta  noche  he  de  gozatla.      ^| 
jDe  qué  suerte? 

Ven  y  caiU. 
Salucio:  dentro  de  una  hora 
los  pescadores  prevén 
que  cantan  y  bailan. 

Vamos. 
y  esta  noche  nos  hadamos 
rajas  y  paños  también.  (Vá^u  ) 


ESCENA  XV 
Quedan  Dom  Jdan,  Catalwóm  y  Is  Ps.4 

D.  Juan.  Muerto  voy. 

Pescad.  ¿Cómo,  si  amiJ 

D.  Juan.  j\ndo  eo  pena,  como  veis. 

PrscAí).    Mucho  habláis. 

D.  Jvsu.  Mucho  enc< 

Flscal>.    Ruego  á  Dios  que  no  tniati 

ESCENA  XVI 

SaltH  *l  Rbv  1»  CAtTii.i-A  y  Don  Gonzalo  m^ 

Rev. 
¿Cómo  os  ha  sucedido  en  la  Embají 
Comendador  mayor? 

Don  Gonzalo. 

Hallé  en  Lisboa 
al  Rey  Don  Juan  juntando  gruesa  ar 
para  los  mares  de  la  ardiente  Goa; 
recibióme  muy  bien. 

Rrr. 
Temió  la  espada 
en  el  famoso  brazo  de  un  Ulloa, 
cuyo  esfuerzo  y  valor,  cuyo  decoro 
tantas  vece»  temor  le  ha  puesto  al  mi 
¿Es  buen  lugar  Lisboa? 

Don  Gonzalo. 

Es  maravilla 
octava:  lanto  puede  y  tanto  vale. 
Merece  bien  que  vuestra  regia  silla 
para  corte  del  mundo  la  señale. 

Ret. 
¿Es  mavor  que  Sevilla? 

Don  Gonzalo» 
Coa  Sevill 
no  hay  ciudad  en  el  mundo  auei 
que  si  es  Tajo  á  su  mar  su  cfiro] 
estacada  es  al  nuestro  el  Bctis  fr' 

^Tenéis  hijos? 


Don  Gonzalo. 

Señor,  sola  una  hija 
5)CZ  de  báculo  prevengo, 
a  frente  rayos  cn&oriija 
por  quien  sosiego  y  vida  tengo. 
i  mi  vejez  se  regocija, 
ila  mis  trabajos  entretengo. 

Rey. 
{uiero  casar  como  merece. 

Don  Gonzalo, 
I  la  merecerá  si  tanto  crece? 

Rey. 
que  hay  en  Italia  un  caballero 
gre  ilustre  y  de  valor  notorio. 
3  de  don  Juan,  mi  camarero, 
do  en  España  por  Tenorio, 
no  del  famoso  y  gran  don  Pedro, 
ien  tanto  en  Julia  crezco  y  medro, 
lulo  de  Conde  de  Lebrija, 
ue  por  servicios  ha  ganado 
re,  es  vuestro  yerno,  aunque  tal  hija 
a  más  alto  y  digno  estado. 
a  quietud  el  término  corrija 
tilo  del  lieinpo  acelerado, 
inquietud  de  un  padre  en  años  puesto 
:onduce  del  vivir  más  presto. 

Don  Gonzalo. 
esos  sacros  pies  por  honras  tales. 

Rey. 
\  publicar  vuestra  alegría. 

Don  Gonzalo. 
loque  lu  vida  los  umbrales 
'ido  que  yace  en  sombra  fría. 

Rey 
3S,  como  es  razón,  piden  iguales 
i  notorios. 

Don  Gonzalo. 

La  ventura  mia 
!VÍIIa  diré,  señor,  á  voces. 

Rey. 
Ime  á  ver. 

Don  Gonzalo. 

Tu  reino  inmortal  goces. 

ESCENA  XVJI 

Salen  Catalinó-v  y  DoK  JvAH. 

iV   Esas  dos  yeguas  prevén 
pues  acomodadas  son. 

JN.  Aunque  soy  Calaiinón, 
soy,  señor,  hombre  de  bien; 
que  no  se  dijo  por  mí 
«Catalmón  es  el  hombre», 
pues  sabes  que  aquese  nombre 
me  asienta  al  revés  aqui. 

m.  Mientras  que  los  pescadores 

van  de  regocijo  y  fiesta, 

tü  las  dus  yeguas  apresta, 

que  de  sus  pies  voladores 

sólo  nuestro  engaño  fío. 


Catalin.  <AI  fin  pretendes  gozar 

á  Trisbea? 
D.  Juan.  Si  el  burlar 

es  hilbito  antiguo  mío. 

¿qué  me  preguntas,  sabiendo 

mi  condición? 
Catalin.  Ya  sé  que  eres 

langosta  de  las  mujcics. 
D.  Juan.  Por  Trisbea  estoy  muriendo, 

que  es  buena  moza. 
CATAtm.  ¡Buen  pago 

á  su  hospedaje  deseas! 
D.Juan.  Necio,  lo  mismo  hizo  Eneas 

con  la  reina  de  Carta;;o. 
Catalin.  Los  que  fingís  y  engañáis 

las  mujeres  desa  «lucrie 

lo  pagaréis  en  la  muerte. 
D.  Jijan.  /Fan  largo  m:  lo  fiáis? 
Catalin.  Ya  viene  la  desdichada. 
D,  Juan.  Vete  y  las  yeguas  prevén. 
Catalin.  ¡Pobre  mujer!  Harto  bien 

te  pagamos  la  posada. 

ESCENA  XVín 

Salt  ¡a  Pbscaooka.— Dichos, 

Pescad.     El  rato  que  sm  ti  estoy 

estoy  ajena  de  mi. 
D.Juan.  Aunque  lo  dices  ansí. 

crédito  jamás  te  doy. 
Pescad.    ¿Porqué? 
D.  Juan.  Porque  si  me  amaras 

mi  alma  favorecieras. 
Pescad.    Tuya  soy. 
D.Juan.  Pues  di,  ¿qué  esperas? 

¿Qué  dudas?  ¿En  qué  reparas? 
Pescad.    Reparo  en  que  fué  castigo 

de  amor  el  que  he  hallado  en  ti. 
D.  Jli,vn.   Yo  digo  lo  mismo  aquí, 

y  para  ver  si  te  obligo, 

palabra  y  mano  te  doy 

de  esposo. 
Pescad.  Soy  desigual 

i  tu  ser. 
D.  Juan.  No  digas  tal, 

Trisbea:  en  tu  casa  estoy, 

y  estimo  ser  más  en  ella 

un  humilde  pescador, 

mereciendo  tu  favor 

y  tu  mano  hermosa  y  bella, 

que  las  riquezas  mayores 

que  el  mundo  puede  ofrecer. 
Pescad.    Casi  te  quiero  creer; 

mas  sois  los  hombres  traidores. 
D.  Jt;AN.  ¿No  echas  de  ver  por  los  ojos, 

mi  Trisbea,  el  corazón? 

Pues  míos  tus  brazos  son, 

no  me  niegues  sus  despojos; 

abrázame  y  dame  en  ellos 

el  alma. 
Pescad.  Ya  á  ti  me  allano: 

mascón  la  palabra  y  mano 

de  esposo. 
D.  Juan.  Juro,  ojos  bellos, 

aue  mirando  me  matáis, 
e  ser  vuestro  esposo. 


664 


TAN  LAROO  ME  LO  FlXiS 


Pescad. 
D.  Juan. 


Pescau. 
D. Juan. 

Pescad. 


D.  JUAK. 

Pescad. 
D.  Juan. 
Pescad. 

D.  JlAN. 


Adviene, 
mi  bien,  que  hay  infierno  y  muerie. 
(;Tan  largo  me  1ü  liáis?) 
Ojos  bellos,  mientras  viva, 
vuestro  cautivo  seré. 
Esta  es  mi  mano  y  mi  fe. 

Y  esta  es  la  mía,  si  estriba 
en  ella  vuestro  sosiego. 

Pues  ya  tu  amor  no  me  engaño, 
ven,  y  será  la  cabana 
tálamo  de  nuestro  fucRO- 
Entre  estas  cañas  te  esconde 
hasta  que  tenga  lugar. 
jPor  dónde  tengo  de  entrar? 
Ven,  y  te  diré  por  dónde. 
(Cieíja  y  satisfecha  vais.) 
Esta  voluntad  te  obligue, 

V  si  no.  Dios  te  castinuc. 
CjTan  largo  me  lo  liáis?)  (>'««»*.) 

ESCENA  XIX 


S»ltn  lox  Villanos  cantando  y  bailando, 

Past.  1."  jíJolal  llamad  á  Trisbea, 

y  las  zagalas  llamad 

para  que  en  la  soledad 

el  huésped  la  corte  vea. 
Anfpiso.  Estará. muy  ocupada 

con  los  huéspedes  dichosos, 

de  quien  hay  mil  envidiosos. 
Past.  i."  Siempre  es  Trisbea  envidiada; 

á  su  cabana  lleguemos. 
Past.  a.'  No  vais,  porque  no  hay  lugar 

tan  bueno  para  bailar 

allá.  De  aquí  la  llamemos: 

{Trisbea,  Lucinda,  Antandral 

¿Hay  descuido  más  cruel? 
Anpriso.  ¡Trisie  y  misero  de  aquel 

que  en  su  fuego  es  salamandra! 

(Cantan:)  ^A  jpcscar  saU  la  niña 

tendiendo  redes, 

y  en  tugar  de  pecccillos 

ías  almas  prende.* 

ESCENA  XX 

Sal*  la  Psscaboka,— Dichos. 

Pescado  i«A. 
(Fuego,  íuepo,  que  me  quemo, 
que  mi  cabana  se  abrasa! 
Repicad  á  fuego,  amigos, 
porque  se  me  abrasa  el  alma. 
¡Fuego,  zagales,  fuego,  fuego  y  rabia: 
amor,  clemencia,  que  se  abrasa  el  almal 
¡Oh  choza,  oh  vil  instrumento 
de  mi  deshonra  y  mi  infamial 
Payos  de  ardientes  estrellas 
en  tus  cabelleras  caigan 
porque  abrasadas  estén, 
si  del  viento  mal  peinadas. 
Vo  soy  aquella  que  hacia, 
émula  de  las  zagalas, 
burla  de  amor;  que  asi  amor 
á  quien  del  se  burla  paga. 
Lngañúme  el  caballero 


debajo  de  fe  y  paljibr» 
de  marido,  profanando 
mi  honestiaad  y  mi  cama.    , 
Gdzóme  al  fin,  y  yo  entone^ 
le  di  á  su  rigor  las  alas 
en  dos  yeguas  que  crié, 
con  que  me  burla  y  me  infi 
¡Oh  aleve  huésped,' que  d<J4 
una  mujer  engañada, 
nube  que  del  mar  saliste 
para  anegar  mis  entrañas! 
Pero  bien  lo  ha  merecido 
quien  se  fia  de  palabras. 
Seguid  al  vil  caballero; 
mas  no  importa  que  se  v»yi 
que  en  la  presencia  del  Rey  ] 
tengo  de  pedir  venganza. 
¡Fuego,  zagales,  fuego,  fuego  y 
amor,  clemencia,  que  se  abrasa 

(t" 

Past.  i.*  Vayan  tras  ella  al  momeatí 
porque  va  desesperada, 
y  podrá  arrojarse  al  mar 
buscando  mayor  desgracia. 

Past.  3,"  Tal  fin  la  soberbia  tiene. 

Anfriso.  Su  locura  y  confianza 

paró  en  esto.  Al  mar  se  arroja. 
¡Trisbea,  detente,  aguarda! 

Past.  a."  Ya  vuelve,  tenelda  iodos, 
lenelda,  no  se  nos  vaya. 

(Sálela  Pe»<«<lfli 

Pescad.    [Fuego,  zagales,  fuego,  í 
amor,  clemencia,  que  se  al 


JORNADA  SEGUNDi 


ESCENA  PRIMERA 
Salen  el  Hh »  y  no»  Joaw  Tíkorio.  ti 

Rey. 
<*Ouc  esto  pasa? 

Te  NO*  10. 
Señor,  esto  me  escribí 
de  Ñapóles  don  Pedro,  que  le  hallaron 
con  dama  en  el  Palacio,  y  apercibe 
remedio  en  t-stc  caso. 

Rey. 

^Y  le  dejaron 
con  vida? 

Tenomo. 
Por  don  Pedro,  señor,  vir», 
que  sin  que  se  supiese  le  auscncaroD^ 
y  la  dama,  inocente  destc  agravio, 
agresor  hizo  dcsto  al  Duque  (VtasK 
y  ya  en  Sevilla  está. 

Rby. 

Sí;  mas  ¿qu¿  hai 
con  Gonzalo  de  Ulloa,  que  k  nabla 
tratado  el  casamiento? 


JORNADA   SEGUNDA 


Tenorío. 

Bien  podremos 
remedio,  pues  el  tiempo  envía 
n,  y  en  la  mano  la  tenemos; 

Duque  Octavio  remediar  podría 
ro  de  don  Juan,  pues  que  su  casa 
!  don  Gonzalo  llega  y  pasa. 

Rey. 
í  parece  mal,  como  no  inquiete 
]ue  la  pasión  que  de  Isabela 

amor  que  tuvo  nos  promete, 
fi  confusión  hoy  se  desvela; 
a  ocasión  tenemos  del  copete» 

que  es  ligera  y  siempre  vuela, 
le  i  ser  aqueste  el  meior  medio, 
dos  casos  como  éstos  da  remedio, 
onde  está  ese  loco? 

Tenobío. 

Jamás  niego 
$tra  Alteza  cosa  que  pretenda 
y  cuando  aquí  pende  el  sosiego 
1  Juan,  y  con  esto  el  yerro  enmienda, 
Uien  se  acaba  el  encendido  fuego 

I  comenzó,  es  ya  justo  que  lo  eolienda, 
,  cu  Alteza.  Ya  en  Sevilla  asiste, 
si  encubierto  está  mientras  se  viste. 

FETf. 

decilde  que  dellá  salga  al  punto, 
ienso  que  es  travieso,  y  la  pasea, 
ue  el  remedio  desto  venga  junio. 

TZNOPIO. 

drija  se  irá. 

Rby. 
Mi  enojo  vea 
destierro. 

Tenorio. 
Quedará  difunto 
Jo  lo  sepa. 

Rey. 
Lo  que  digo  sea 

TlNOftlO. 

El  Duque  Octavio  es  el  que  viene. 
Rby. 

Kí  llegue,  que  licencia  tiene. 
ESCENA  H 
Sale  el  Doqdk  Octavio.— Dichos. 

Octavio. 

)s  pies,  gran  señor,  un  peregrino, 

ro  y  derrotado,  ofrece  el  labio; 

indo  por  feliz  este  camino, 

lestra  real  presencia  el  Duque  Octavio. 

sndo  vengo  el  fiero  desatino 

la  mujer,  y  el  no  pensado  agravio 

a  rey;  aunque  mal  dije,  que  los  reyes 

II  son  al  espejo  de  las  leyes, 
mujer,  al  viento  débil  caña, 

lo  fué  en  la  mudanza  que  ha  mostrado, 
Alteza,  señor,  sin  causa  engaña. 


diciendo  que  en  Palacio  la  uc  Dur;aJo; 
mas  el  tiempo,  que  al  cabo  desengaña, 
dará  á  entender  al  Rey  quién  ha  causado 
esta  inquietud  en  ¿I,  pues  con  cn).;arío 
por  la  cara  que  vio  me  hace  este  daño. 

Rey. 

Ya,  Duque  Octavio,  sé  vuestra  inocencia, 

y  al  Rey  escribiré  por  que  os  reciba 

en  su  gracia,  mostrando  su  clemencia. 

cuando  el  enojo  de  su  vista  os  priva: 

y  hoy  os  pienso  casar,  con  su  licenci.t, 

con  una  aama,  en  cuya  gracia  estr.ba 

de  la  beldad  la  octava  maravilla 

y  el  sol  de  las  estrellas  de  Sevilla. 

Don  Gonzalo  de  Ulloa,  un  caballero 

á  quien  le  ciñe  la  cruz  roja  el  pecho 

que  horror  del  moro  fué,  pues  con  su  acero 

su  tierra  siempre  ha  puesto  en  grande  estrecho, 

tiene  una  hija,  y  hoy  con  ella  quiero 

casaros  en  Sevilla,  que  sospecho 

que  con  aquesto  vuestro  bien  ordeno. 

Octavio. 
Primero  Alfonso  sois,  siendo  el  Onceno. 

(K<ií<  el  Rey  y  Teoorio.) 


ESCENA  III 
Salen  l)o«  Cbiaoos  d-:{  Du^ue.—üicuo, 

Criad,  i. "¿Qué  hay  de  nuevo?* 

Octavio.  KI  gusto  es  tal, 

que  no  he  de  decirlo  bien. 

Criad. 2."  Pues  ¿qué  tienes.'' 

Octavio.  Mucho  bien; 

tanto,  que  es  pequeño  el  mal. 
Con  un  amor  desigual 
su  Alteza  me  recibió, 
con  que  ¿  mis  trabajos  dio 
alivio  y  fin  á  mis  males, 
pues  con  favores  iguales 
mis  fortunas  eclipsó. 
Su  Alteza  me  quiere  hacer 
quedar  en  Sevilla,  y  yo, 
como  quien  lo  deseó, 
estoy  loco  de  placer. 

Criad,  i." ¿Al  fin  le  llegó  á  ofrecer 
mujer? 

Octavio.  Sí,  amigo,  y  mujer 

de  Sevilla,  que  Sevilla 
da,  si  averiguarlo  quieres, 
porque  de  oíllo  te  asombres, 
sj  fuertes  y  airosos  hombres, 
las  más  gallardas  mujeres. 

CpiAD.a."  Luego  ,<ya  no  te  desvela 
Isabela? 

Octavio.  No. 


ESCENA  IV 
Salen  Catai.i«ón  y  Dom  Juan.— Dichos. 

Caí  AUN.  Detente, 

que  aqui  está  el  Duque  inocente, 
Sagitario  de  Isabela, 


^^^^oS^^^^^^^^^^^^TA^ARG^M^^lTt^^^^^^^^^^^^J 

aunque  mejor  le  diré 

llanos  en  que  hoy  coroiMoa      v 

peniíenle. 

lo  mejor  de  Europa  rige. 

D.  ivAti.                   Disimula. 

Ennoblecióla  de  muro,           h 
Zodiaco  que  la  ciñe                  ■ 
de  doce  signos,  que  en  lanlAí  " 

Cataun.  Cuando  le  vende  le  adula. 

D.  Juan.   Como  á  Ñápeles  dejé 

y  la  casa  de  mi  lio 

puertas  Sevilla  se  sirve; 

por  un  pleito  de  su  Alicza, 

y  es  la  copia  que  entra  y  jaIc 

Ociavio,  con  lal  presteza. 

porclla;»  tan  increíble. 

aunque  fué  el  intento  mío 

que  para  salir  y  entrar. 

el  detpedirme  de  vos. 

unos  á  otros  se  impiden. 

no  tuve  lugar. 

Son  de  sus  lienzos  las  torres  ^ 

Octavio.                       Por  eso, 

pasamanos  apacibles             H 

Don  Juan  amigo,  os  confieso 

que  en  torno  de  la  ciudad      ^M 

que  aquí  nos  vemos  los  dos. 

forman  hermosos  países,      ^M 

D.Juan.   En  Sevilla. 

por  cuyos  círculos  bellos     ^M 

Octavio.                    ¿Quién  pensara, 

mil  soles,  mil  serañnes          ^M 

Don  Juan,  que  en  Sevilla  os  viera? 

discurren  en  escuadrones      ^M 

D.  Juan.   ¿Vos,  Puso!,  vos  la  ribera 

}ara  que  el  soi  las  envidie.    ^| 

desde  Parlenope  clara, 

^1  Belis  besa  sus  pies,           ^M 

dejáis? 

con  cuyo  llanto  es  el  Tibrc  ^M 

Octavio.            Aunque  es  un  lugar 

una  lágrima,  y  el  mar          ^M 

Ñapóles  tan  excelente, 

de  España  menos  humilde.   " 

por  Sevilla  solamente 

Este  en  tus  cristales  funda 

se  puede,  amigo,  dejar. 
D.  Juan.  ¿Cuándo  llegasteis? 

otra  ciudad  invencible, 

cuyos  ediñcios  son 

Octavio.                                  Ayer. 

como  en  sus  aguas  movibleí^^ 

D.  Juan.    De  su  hermosa  descripción 

En  él  verás  por  las  tardes     ^| 

os  quiero  hacer  un  borrón. 

en  fucilivos  jardines               ^M 

puesto  que  la  habéis  de  ver. 

y  en  fáciles  primaveras           H 

Sevilla  ó  Hispalis  bella, 

hecho  pedazos  á  Chipre;        H 

aue  de  Híspalo  asi  se  dice 
ó  de  Mispán,  de  qaien  España 

y  en  su  margen  más  sirenas  ^B 

que  engendra  el  mar  en  sUsS 

tiene  su  primer  origen, 

con  quien  no  hay  sordas  oteítBt' 

aunque  un  escritor  moderno, 
seis  letras  con  que  se  escribe, 

ni  hay  ingeniosos  Ulrses. 

Con  esta  calle  de  plata 

á  las  cuatro  del  romano 

delia  á  Triana  dividen. 

quiere  también  que  se  apliquen, 
diciendo  en  ellas:  «.Senatus, 

arrabal  en  tal  ciudad, 

y  entre  otras  ciudad  insigne. 
El  imperio  de  sus  aguas 

equa,  ririutis,  iustUice, 

legibus,  Auguslus*,  que  es 

edificios  no  permite 

blasón  c^ue  mi  lengua  explique 
hoy  ansí:  «Senado  igual. 

de  piedra,  que  estando  loco. 

no  es  mucho  que  piedras  tin 

para  que  más  se  eternice. 

Y  asi  en  diez  y  siete  bircoí. 

de  valor  y  de  justicia. 

con  que  los  hombros  le  oprii 

en  leyes  exenta  y  libre». 

un  bucentoro  se  c«rg.a. 

Y  para  que  estas  seis  letras 

que  en  él  parece  un  esquife 

por  los  orbes  se  publiquen, 

este  monte  de  madera. 

de  sus  lábaros  y  escudos 

que  está  entre  cadenas  finnei 

eran  soberanos  timbres; 

no  leñn  á  leño  cnujaáo. 

aunque  leídas  después 

que  astilla  á  astilla  divide. 

sin  punios,  comas  ni  tildes, 

Es  Babel  de  su  Arenal, 

en  ingenioso  anagrama. 

si  no  menfliica  efigie. 

la  antigua  Torre  del  Oro,         j 

Sevilla  las  seis  repiten. 

Fué  de  Hércules  fundación. 

lisonja  de  los  gentiles.           ^1 

no  el  Tebano,  de  quien  fingen 

Mirando  su  hermoso  Alc«ui^| 

tantos  emblemas  los  hombres, 

Troya  su  Ilion  olvide,           V 

gloriosos  como  imposibles. 

y  en  sus  muros  Babilonia      H 

sino  del  egipcio,  hermano 

sus  vividores  pensiles,          ^H 

del  que  con  nombre  de  Osiris 
dios  se  llamft,  haciendo  á  Menfis 

pues  los  que  allá  en  las  muf^f 

acá  en  los  cimientos  sirven,  T 

que  inciensos  le  sacrifiquen; 

allá  para  que  los  vean. 

cuyas  caducas  memorias 

acá  para  que  los  pisen. 

en  brazos  del  tiempo  gimen. 

Veinte  sierpes  de  cristal. 

ruinas  lisonjeadas 

que  blancas  piedras  despiden, 

de  las  hiedras  que  las  visten. 

sun  de  un  estanque  alimcotu. 

Pero  después  Julio  César 
la  trasladó  á  tos  felices 

dulce  hospedaje  de  cisnes.    ^ 

De  los  jardines  los  ciudxM  fl 

^^P                                                         JORNADA  SEGUNDA                                                           667             ^| 

ciernen  en  granos  sutiles 

Sobre  cuya  postrer  bola,                   ^^^^| 

cristales,  que  por  ios  aires 

cosa  de  creer  difícil,          ^^^         ^^^^| 

en  átomos  se  dividen.                          ^' 

el  coloso,  honor  de  Rodj^^^t             ^H 

Estos  salpicando  damas. 

á  los               se  comge^^^^B             ^H 

si  en  su  marfil  no  se  engríen. 

Estatua  de  rubio  brond^^^^B             ^H 

dejan  en  gotas  de  plata 

que  por  sus  giros  le  diceH^^F        ^^^| 

tachuelas  en  sus  chapines. 

la  Giralda,  y  por  mujer                    ^^^H 

En  un  cuarto  á  sus  Monarcas 

mudable,  inconstante  y  libre.           ^^^H 

media  naranja  le  exprimen, 

Parroquias  en  que  á  la  gente            ^^^H 

tan  rica,  que  á  ser  entera 

Sacramentos  administren,                ^^^H 

fuera  de  hacerlo  imposible. 

con  otra  más  que  aumentara.           ^^^H 

tn  la  sala  de  los  reyes 

contara  dos  veces  quince.                  ^^^H 

p«rece  que  siempre  asiste 

Solemnidades  y  fiestas                      ^^^^| 

Júpiter  en  lluvias  de  oro, 

más  célebres  que  imagines,               ^^^^| 

ó  en  ella  el  alma  se  rie. 

viendo  su  Semana  Santa,                 ^^^^| 

El  templo  de  Salomón 

es  fuerza  que  las  olvides,                  ^^^H 

ó  el  que  vio  Jonia  subirse 

que  en  sesenta  procesiones               ^^^H 

en  cien  mármoles  al  cielo. 

que  con  majestad  se  rigen,                      ^H 

que  hoy  yace  en  cenizas  viles. 

verás,  dando  en  mar  de  sangre,         ^^^H 

rasguño  son,  si  no  sombra 

á  Dios,  preciosos  rubíes.                    ^^^^| 

del  que  ves,  donde  se  miden 

Tras  inmensas  obras  pías,               ^^^^M 

el  arte  y  la  admiración, 

docientos  dotes  redimen                   ^^^H 

y  la  admiración  se  rinde. 

huérfanas,  doncellas  pobres,            ^^^H 

Cincuenta  y  cuatro  pilares 

que  el  serlo  es  Argel  terrible.           ^^^^| 

tal  pesadumbre  reciben 

Tiene  más  de  cíen  conventos,          ^^^^| 

sobre  sus  gigantes  frentes, 

y  entre  ellos  dos  tan  insignes,          ^^^H 

con  quien  agobiados  gimen. 

que  en  edificios  y  gen  le                    ^^^H 

Estos  son  todos  tan  gruesos, 

ciudades  pueden  decirse.                   ^^^H 

que  dije  mal  cuando  dije 

Sustenta  doce  hospitales                  ^^^H 

pilares,  porque  son  torres, 

en  que  á  pobres  lencfrcien,              ^^^H 

aunque  en  tal  fábrica  mimbres. 

y  entre  ellos  el  de  la  Sangre,            ^^^H 

La  longitud  de  su  iglesia 

donde  un  Ribera  eternices.              ^^^H 

es  tal,  que  se  juzga  lince 

Los  edificios,  las  calles,                    ^^^^| 

el  que  de  una  puerta  en  otra, 

los  comercios  que  se  impiden           ^^^^^ 

entrando,  un  hombre  divise. 

unos  á  otros  los  tratos,                    ^^^^^ 

Dos  imágenes  venera 

arles  soberbios  y  humildes.             ^^^H 

en  dos  capillas  insignes, 

Las  naos,  que  vieron  alegres           ^^^H 

adonde  todos  los  dias 

de  la  aurora  los  confines                  ^^^H 

docientas  misas  se  dicen. 

y  los  reinos  de  la  noche;                         ^^M 

En  ella,  después  del  cielo. 

perlas,  coral,  amatistes,  ^H 
bordados,  brocados,  telas,                     ^H 

con  más  majestad  se  sirve 

á  Dios,  perdóneme  Roma, 
si  Toledo  lo  permite. 

pasamanos  y  tabies,                                ^H 

y,  al  fín,  cuanto  el  sol  engendra            ^H 

Es  un  ediñcio  eterno 

y  el  mar  y  la  tierra  rinden                      ^H 

el  monumento,  y  tan  firme, 

para  que  el  hombre  lo  goce,  ^H 
0  gaste  y  lo  desperdicie,                    ^^^H 

que  por  sus  huecos  pilares 

al  chapitel  más  sublime 

en  Sevilla  esta  cifrado;                      ^^^H 

suben  los  hombres,  adonde 

mas  no  es  mucho  que  se  cifre,        ^^^H 

admirados  despavilen 

si  el  mundo  se  cifra  en  ella,             ^^^H 

tal  vez  por  hachas  estrellas, 

y  ella  los  orbes  oprime.                        ^H 

que  unas  con  otras  compilen. 
Como  de  cirios  pascuales 

Y  en  sí  tanta  gente  encierra,                  ^H 

que  por  las  calles  se  atlige,                    ^^ñ 

otras  iglesias  se  sirven. 

y  los  muros,  reventando,                 ^^^H 

ésta  de  montes  de  cera, 

barrios  levanta  en  que  habiten.       ^^^H 

donde  por  llama  el  sol  vive. 

Los  hombres  son  liberales,             ^^^H 

que  á  no  enfrenarla  con  agua 

gallardos  como  invencibles,           ^^^H 

de  la  cárcel  que  derrite, 

inventores  de  las  galas                     ^^^H 

desatada,  se  abrasara, 

que  en  toda  España  se  viste.            ^^^^| 

tal  lumbre  de  si  despide. 

Las  mujeres  son  bizarras,               ^^^^^ 

Referirte  otras  grandezas 

briosas,  altivas,  Circes                    ^^^H 

con  que  te  asombres  y  admires 

en  hablar,  y  en  el  obrar                    ^^^H 

no  quiero,  porque  en  su  torre 

constantes,  honestas,  firmes,                ^H 

todas  las  que  has  visto  cifres. 

aunque  á  su  cordura  en  coches       ^^^M 

Que  á  ser  hecha  antes  de  aquella 

va  la  vanidad  embiste.                    ^^^^| 

que  de  Babilonia  escriben, 

l'aladiones  preñados                        ^^^^| 

con  la  soberbia  se  alcanza 

de  mil  partos  infelices,  ^^^H 
vencerán  su  honestidad                  ^^^| 

y  con  su  memoria  insigne. 

^^r           668                                                    TAN  LARGO  ME  LO  FtklS                                       ^^^H 

^^^^^fa               como  los  coches  porffcn, 

D.  Joan. 

^-Mujeres?                      ^^^H 

^^^^^H               que  es  la  más  fuerte  lisonja 

Makq. 

Cosa  juzg«d«^^^H 

^^^^^V        ^^  para  la  beldad  esfinge. 

Ü.  JirAN. 

,;lnés?                        -.^^_ 

^^^^^B'      jK|Maldilü  lú,  Faraón, 

Maho. 

A  Vejel  se  vm.       ^^^H 

^^^^^B        jlw]ue  los  invenlaste  y  diste 

D.  Juan. 

Buen  tugar  para  vivir          ^^M 

^^^^^B        '"*^*1  mundo,  aunúuc  entre  las  aguas 
^^^^^H               pagaste  invención  tan  libre! 
^^^^^H                Mas  ya  que  no  de  los  coches, 

la  que  tan  dama  nació.        ^H 

Mawq. 

El  tiempo  la  desterró           ^H 

á  Vejet.                            ^^M 

^^^^^H               Dios  de  cocheros  nos  libre, 

D.  Juan. 

Irá  á  morir.        ^^^^ñ 

^^^^^H               gente  que  por  nuestras  culpas 

¿Sn  hermana?                ^|^H 

^^^^^H               entre  nosotros  permite. 

Marq. 

Es  lástima  v^^l 

^^^^^B               Esta  es  Sevilla,  que  al  huésped 

lampiña  de  frente  y  ceja.    ^^H 

^^^^^1               por  una  legua  recibe 

Llámanla  en  portugués  vie^^f 

^^^^^H               de  calzadas,  despreciando 

y  ella  imagina  que  bella.     ^^H 

^^^^^H               tos  romanos  arrecifes. 

D.  Juan. 

Si,  que  bella  en  portugués  ^H 

^^^^^H                Corto  en  su  alabanza  quedo, 

suena  vieja  en  castellano.    ^H 

^^^^^H               pues  verás  cuando  la  habites 

¿\  Teodora?                         ^ 

^^^^^V               que  es  más  la  grandeza  suya 

Maho. 

Este  verano 

^^^^II                  que  cuanto  della  se  escribe. 
■             Octavio,  bi  en  Ñapóles  os  oyera 

se  encapó  del  mal  francés           1 

por  un  rio  de  sudores,                 i 

^^^                         y  no  en  la  parte  en  que  estoy, 

y  está  tan  tierna  y  reciente, 

^^^                       del  erudito  que  hoy  os  doy 

que  antes  de  ayer  me  echó  un  di 

^^^^^                 sospecho  que  me  riera. 

en  medio  de  m'il  favores.       ^j 

^^^^^K                Alas  llegándola  á  habitar, 
^^^^^B               es,  por  lo  mucho  que  alcanza, 

D.  Juan. 

.iJulia  la  del  Candilejo?         ^H 

Mahq. 

Va  con  sus  afeites  lucha.      ^H 

^^^^^m              corta  cualquiera  alabanza 

D.  Juan. 

,;Véndese  siempre  por  iruch^H 

^^^^^P                que  á  Sevilla  querráis  dar. 

Marq. 

Ya  se  da  por  abadejo.           ^H 

^^^^^                  H*Qui¿n  es  el  que  viene  alli? 

D. Juan. 

El  barrio  de  Cantarranas.     ^H 

■             D.  Juan.  El  que  viene  es  el  .Marqués 

,;tiene  buena  población?       ^H 

H                           de  la  Mota. 

Mabq. 

Ranas  las  más  deltas  son.    ^H 

^L         Octavio.                   Descortés 

D.  Jl!AN. 

^Y  viven  las  dos  hermanas^^H 

^■^                      es  fuerza  ser. 

Marq. 

Y  la  mona  de  Tullí                ^H 

^^H      D.Juan.                       Sidemt 

de  su  madre  Celestina           ^H 

^^B                      algo  hubiereis  menester, 

que  tas  adiestra  y  doctrma.  ^^ 

^^H                        aqui  espada  y  brazo  está. 

D.  Juan. 

|Oh,  vieja  de  Bercebú! 

^^H       Catalin.  Si  le  importa,  ¿I  forzará 

,;Cúmo  la  mayor  está? 

^^H                        en  su  nombre  otra  mujer. 

Marq. 

Blanca  y  sin  blanca  ninguoj. 

^^H                        que  es  valiente  garañón. 

tiene  un  santo  á  quien  ayun^^ 

^^B       Octavio.  De  vos  estoy  satisfecho.     iv'a»«  ) 

D. Juan. 

^- Agora  en  vigilias  da?           ^H 

^^H       Catalin.  Si  fuere  de  algún  provecho. 

Marq. 

Es  lirme  y  santa  mujer.       ^H 

^^H                       señores.  Cata  ínún; 

D. Juan. 

^  Y  esotra?                           ^H 

^^H                        vuarcedcs  continuamente 

MAPg, 

Mejor  principio    ^H 

^^B                      me  hallarán  para  servillos. 

tiene;  no  desecha  ripio.        ^H 

^^m      Criad.  !.% Adonde? 

D. Juan. 

Buen  atbañir  quiere  ser.     ^^H 

^^M      Catalin.                En  los  pajarillos, 

Marqués:  ¿qué  hay  de  pern^H 

^^M                      tabernáculo  excelente. 

Marq. 

Yo  y  dun  Pedro  de  Esquírtl^H 

^^H                                                        {V ante  los  Crudoi.) 

dimos  anoche  uno  cruel,  ^H 
y  esta  noche  tengo  ciertos  ^H 

^V                                         ESCENA    V 

otros  dos.                            ^H 

D.  Juan. 

Iré  con  vos,         ^H 

^^^r          SaUel  Mak^uéí  de  i.a  Mota.— Dtf:iios,  menor  Octavio. 

que  también  recorreré         ^H 

■             Mar^.      Todo  hoy  os  ando  buscando, 

ciertos  nidos  que  dejé          ^^M 

^^^B                        y  no  os  be  podido  hallar. 

en  huevos  para  los  dos.       ^^M 

^^^fe                       ^Vos,  don  Juan,  en  el  lugar, 

,;Qué  hay  de  terrero?           ^H 

^^^1                       y  vuestro  amigo  penando 

Marq. 

No  mi^H 

^^H                       en  vuestra  ausencia? 

en  terrero,  que  enterrado    j^H 

^^^^^).  Juan.                                    Por  Dios, 

me  tiene  mayor  cuidado.    ^H 

^^^^H^               amigo,  que  raedcbóis 
^^^^V               ese  favor  que  me  hacéis. 

D.Juan, 

,iCómo?                                    ^% 

Marq. 

Un  imposible  hmim 

^^H      Catalin.  Como  no  le  entreguéis  vos 

D.  Juan. 

Pues  ^no  os  correspoti^^^H 

^^H                       moza  ó  cosa  que  lo  valga. 

Marq. 

Si,  me  favorece  y  nne  <9I^^| 

^^H                      bien  podéis  fiaros  del, 

D.  Juan. 

^Quiéa  es?                    ^^^H 

^^H^                     que  en  cuanto  en  esto  es  cruel, 

Marq. 

Doña  Ana  in(  P^^| 

^^^b                      tiene  condición  hidalga. 

que  es  recién  venida  aooL  ^^M 
l^ues  ¿dónde  ha  cst^doV      ^^1 

^^^BD.  ¡vah,  <Qué  hay  de  Sevilla? 

D.  Juan. 

^^^■DMai«q.                                          Eslá  ya 

Marq. 

EnH 

^^^^^                toda  esu  corle  mudada. 

^ 

con  su  padre  en  la  ivinb^^^| 

^^^^p 

^^^^V           669          ^H 

BAN.  ^-Es  hermosa? 

¿.Mas  si  hubiese  otra  Isabela?             ^^^| 

IQ-                             Es  extremada, 

Gana  me  da  de  reir.                              ^^^H 

porque  en  doña  Ana  de  L'lloa 

Ya  está  abierto  el  tal  papel.                 ^^^| 

se  extremó  naturaleza. 

Y  que  es  suyo  es  cosa  llana,               ^^^H 

fhn.  .¿'Tan  bella  es  esa  mujer? 

porque  aquí  firma:  «doña  Ana,          ^^^H 

|"Vive  Diüs  que  la  he  de  ver! 

tu  prima.»                                             ^^^H 

Q.       Veréii  la  mayor  belle/a 

ILtc  ti  papel.)  «Mi  padre  infiel  (i)             ^M 

que  los  ojos  del  sol  ven. 

dice  al  fin  que  me  ha  casado,              ^^H 

UAN,  Casaos,  si  es  tan  extremada. 

y  no  contigo,  y  asi                             ^^^1 

!Q.      El  Rey  la  tiene  casada. 

quiero  fiarme  de  ti  ^^^1 
aebajo  de  haberme  dado                     ^^^1 

i          y  no  se  sabe  con  quién. 

trüiN.  <No  os  favorece? 

palabra  de  casamiento.                      ^^^H 

kQ.                                 Y  me  escribe. 

Aquesta  noche  vendrás                       ^^^H 

^UN.  No  prosigas,  que  te  engaña 

á  las  once,  y  hallarás                            ^^^| 

el  gran  garañón  de  España. 

abierto  para  este  intento                      ^^^B 

¡JAN.  Quien  tan  salistecho  vive 

cierto  postigo,  y  por  señas                      ^H 

de  su  amor,  ^-desdichas  teme? 

una  capa  de  color                                ^^^H 

Sacaida,  solícilalda. 

to  pondrás,  por  que  Leonor               ^^^H 

escribilda  y  engañalda. 

la  esclavina  y  las  dos  dueñas             ^^^H 

y  el  mundo  se  abrase  y  queme. 

te  dejen  entrar,  bien  mío,                   ^^^H 

Q.      Agora  estoy  esperando                          ^ 

y  adiós.»  {Desdichado  amante!          ^^^| 

la  postrer  resolución. 

jMay  suceso  semejante?  ^^H 
Ya  de  la  burla  me  rio.                        ^^^M 

üAN.  Pues  no  perdáis  ocasión. 

que  aquf  os  estoy  aguardando. 

Gozaréla.  vive  Dios,                            ^^^1 

^.      Pues,  adiós. 

con  el  engaño  y  cautela                    ^^^H 

ki-iN.                     Señor  Cuadrado 

que  en  Ñapóles  á  Isabela.                  ^^^1 

ó  señor  Redondo,  adiós. 

^^^^M 

3M.    Adiós. 

^^^H 

ÍAN.              Pues  solos  los  dos, 
amigo,  habernos  quedado, 

ESCENA  Vil                        ^^M 

sigue  el  Marques. 

^^^^^H 

fx-iN.                               El  Marqués 

Sale  Catalinús.— Dichos.                        ^^^^H 

en  el  Alcázar  se  entró. 

^^^^1 

;an.  Ve  tras  el. 

Catalin.  Ya  el  Marqués  viene.                         ^^^| 

D.  Juan.                                      Los  dos           ^^H 

ESCENA  VI 

aquesta  noche  tenemos                      ^^^| 

que                                                    ^^^H 

Dentro  una  Dama  y  Don  Juan 

Catalin.                   «Hay  engafio  nuevo?        ^^H 

D.  Juan.  Extremado.                                      ^^^| 

A.                         Ce. 

Catalin.                    No  to  apruebo,                 ^^^1 

0\H.                           ,;Quicn  llamó? 

sino  que  nos  acostemos,                     ^^^H 

A.       Si  sois  prudente  y  cortés 

dejando  nuevos  cuidados,                   ^^^H 

y  su  amigo,  dadle  luego 

que  el  que  vive  de  burlar                   ^^^H 

al  .Marqués  este  papel. 

burlado  habrá  de  quedar                    ^^^H 

Mirad  que  consiste  en  él 

pagando  tantos  pecados                     ^^^| 

1         de  una  señora  el  sosiego, 

de  una                                                ^^^| 

1         y  adiós. 

D.  Ji;an.                       ¿Predicador                   ^^^H 

SAN.                 Yo  se  le  daré; 

te  vuelves,  impertinente?                   ^^^H 

soy  su  amigo  y  caballero 

Catalín.  La  razón  hace  al  valiente.                  ^^^H 

también. 

D.  Ji'AN.  Y  al  cobarde  hace  el  temor.                ^^^H 

á.                    Señor  forastero, 

El  que  pretende  servir                         ^^^H 

adiós. 

voluntad  no  ha  de  tener,                    ^^^H 

ÍAN.              Ya  la  voz  se  fué. 
¿No  parece  encantamento? 

y  todo  ha  de  ser  hacer                        ^^^1 

y  nada  ha  de  ser  decir.                        ^^^H 

1          Sin  ver  por  donde  han  hablado 

Sirviendo,  jugando  estás,                   ^^^| 

á  miel  papel  ha  llegado 

y  si  quieres  ganar  luego,                     ^^^H 

por  la  estafeta  del  viento. 

haz  siempre,  porque  en  el  juego       ^^^H 

^Mas  si  fuese  de  la  dama 

quien  más  hace  gana  más.                  ^^^H 

que  el  Marqués  me  ha  encarecido? 

Catalin.  Y  también  quien  hace  y  dice              ^^^H 

Venturoso  en  esto  he  sido. 

topa  y  pierde  en  cualquier  parte.            ^H 

España  á  voces  me  llama 

D.  Jt;AN.  Esta  vez  quiero  avisarte,                            ^M 

el  burlador,  que  el  mayor 

porque  otra  vez  no  te  avise.                     ^M 

gusto  que  en  mi  puede  haber 

Cataun.  Digo  que  de  aquí  adelante                   ^^^ñ 

es  burlar  una  mujer 

lo  que  me  mandas  haré,                    ^^^H 

y  dejarla  sin  honor. 

^^^H 

¡Vive  Dios  que  lo  he  de  abrir, 

^^^^H 

pues  salí  de  la  plazuela! 

(1)    \aí  en  el  original;  pero  debe  I«erse  «cruel*.       ^^^H 

TAN  LARGO  ME  LO  HÁtS 


y  á  :u  lado  forzaré 

un  tigre  y  un  elefante. 
D.  Joan.  Calla,  que  viene  el  Marqués. 
Catalin.  Pues,  jha  de  ser  el  forzado? 

ESCENA  Viri 

Safe  el  Mavqvú.— Dichos. 

D.  Juan.  Para  vos.  Marqués,  me  han  dado 
un  recado  harto  cortés 
por  una  reja,  sin  ver 
el  que  me  le  daba  allí; 
si.Mo  en  la  voz  conoc! 
que  me  le  daba  mujer. 
Dijome,  al  fin,  que  á  las  doce 
acudieras  á  la  puerta, 

3ue  estará  esperando,  abierta, 
onde  tu  esperanza  goce 

la  posesión  de  su  amor, 

y  que  llevases  por  señas 

ele  Leonorilla  y  las  dueñas 

una  capa  de  color. 
W.VRQ.      ¿Qué  decisi* 
D.  Juan.  Que  este  recado 

de  una  ventana  me  dieron, 

sin  ver  quién. 
Marq.  Con  el  pusieron 

sosiego  á  tanto  cuidado. 

¡Ay,  amigo,  sólo  en  ti 

mi  esperanza  renaciera! 

Dame  esos  pies. 
O.  Joan.  Considera 

que  no  está  tu  prima  en  mi. 

¿Mas  piensas  que  yo  he  de  ser 

quien  la  tiene  de  gozar, 

y  me  llecas  á  besar 

los  pies.?" 
[adq.  Es  tal  el  placer, 

que  me  ha  sacado  de  mi. 

lOh.  sol!  apresura  el  paso. 
D.  Jt'AN.  Ya  el  sol  camina  al  ocaso. 
Makq.      Vamos,  amigo,  de  aquí, 

y  de  noche  nos  pondremos. 

Loco  voy. 
D.  Juan.  Bien  se  conoce; 

mas  yo  sé  bien  que  ¿  las  doce 

harás  mayores  extremos. 
Marq.       ¡Ay,  prima,  del  mundo  prima, 

que  quieres  premiar  mi  fel 
Catalin.  iJuro  i  Cristo  que  no  dé 

una  blanca  por  su  primal 

{Vas**l  Marque»  > 


ESCE.NA  JX 

Saltn    r>ns     Jl  AN   TkNORIO,  ti    viril 

y  Catalimón. 


I)ON  Juan 


Th  ••  into.  Uon  Juan. 

'  •  T   i.iN.  Tu  padre  te  llama. 

li.  Ji'AS.  .jQué  manda  Vueseñorla? 

Tenorio.  Verte  más  quieto  querría, 

más  cuerdo  y  con  mejor  fama. 
¿Es  posible  que  procuras 
todas  las  horas  mi  muerte? 

D.  Juan.  ¿Por  qué  vienes  de$a  suerte? 


1 
;er, 


Tenorio.  Por  tu  trato  y  tus  locarn. 

En  ñn,  el  Rey  me  ha  mandado 
que  te  eche  de  la  ciudad, 
porque  está  de  una  maldad 
con  justa  causa  enojado: 
que,  aun<^uc  me  la  has  ene 
ya  en  Sevilla  el  Rey  la  sabe,] 
cuyo  delito  es  tan  grave, 
que  A  decírtelo  no  acierto. 
¿En  el  Palacio  Real 
traición?  ¿Y  con  un  amigo 
traición?  Dios  te  dé  el  csstii 
que  pide  delito  i^ual 
Mira  que  aunque,  al  parecer, 
Dios  ta  consiente  y  aguarda, 
tu  castigo  no  se  larda, 
y  que  castigo  ha  de  haber 
para  los  que  profanáis 
su  nombre,  y  que  es  juftí  iy 
Dios  en  la  muerte. 

D.  Juan,  ¿En  la  m< 

,jTan  largo  me  lo  fiáis? 
De  aquí  allá  hay  larga  jomada. 

Tenohio.  Breve  te  ha  de  parecer. 

D.  Ji'AN.  y  la  (^ue  tengo  de  hacer, 
pues  a  su  Alteza  le  agrada 
ahora,  ¿es  lar^a  también? 

TxNORto.  Hasta  que  el  injusto  agrarioj 
satisfaga  el  Duque  Octavio 
y  apaciguados  estén 
en  Nápolts,  de  Isabela 
los  sucesos  que  has  causad< 
en  Lebrija  retirado, 
por  tu  traición  y  cautela, 
quiere  el  Bey  que  estés  ahuí 
pena  á  lu  maldad  ligera. 

Cataun.  Si  el  caso  también  supiera 
de  la  pobre  pescadora, 
más  se  enojara  el  buen  tiev 

Tenorio.  Pues  no  te  venzo  y  casiipj 
con  cuanto  hago  y  cuanto 
á  Dios  tu  castigo  dejo.  ()'«i 

ESCENA  .\ 

D.  JuA.i  Y  CATAUXáir. 

Catalin.  Fuese  el  viejo  enternecido. 
D.  Juan.  Luego  las  ligrimas  copia; 

condición  de  viejos  propia. 

Vamos,  pues  ha  anocheddu 

á  buscar  al  Marqués. 
Catalin.  Vamoa,_ 

Al  fin,  ¿goiarás  su  dama^ 
D.  Juan.  Ha  de  ser  burla  de  fama.. 
Catalin.  Ruego  al  cielo  que  sálgame 

dclla  en  paz. 
D.  Juan.  ¡Catalinón 

al  ünl 
Cataun.  Y  tú,  señor,  i 

langosta  de  las  mujcrc 

y  con  publico  pregón, 

porque  de  ti  se  suatdara 

y  á  su  noticia  ^  • 

de  la  que  don. 

fuera  bien  se  pí^k-" 

«Guárdense  todos  de  ao  hoi 


JORN/VDA  SEOLINDA 


671 


\w  las  mujeres  cnpaña 
■  es  el  garañón  de  Kspañí.» 
kw.  Tú  me  has  dado  geniil  nombre. 

ESCENA  XI 
'  Músicos  y  el  Makqcíi  cantando.— Dichos. 

El  que  un  bien  gotear  espera, 

cuando  espera  desespera. 

¿Qué  es  eslo? 

Música  es. 

Parece  que  habla  conmigo 

el  poeía. 

¿Quién  vai* 

Amigo. 

¿Es  don  Juan? 

¿Es  e!  Marqués? 

¿Quién  puede  ser  sino  yo? 

Luego  que  la  capa  vi, 

queérades  vos  conocí. 
k       Cantad,  pues  don  Juan  llegó, 
po.    El  que  un  bien,  eic. 
|*N.  ¿Dónde  iremos? 
|.  A  Lisboa. 

pkN.  ¿Cómo,  sien  Sevilla  estáis? 

Pues  ¿aqueso  os  maravilla? 

¿No  vive  con  gusto  igual 

lo  peor  de  Portugal 

en  lo  mejor  de  Sevilla? 
\ti<  ¿Donde  viven? 

En  la  calle 

de  la  Sierpe,  donde  ves 

a  .\dán  vuelto  en  portugués, 

que  en  aqueste  amargo  valle 

con  bocados  solicitan 

mil  Evas  que,  aunque  dorados, 

en  efecto,  son  bocados 

con  que  las  vidas  nos  quitan. 

Ir  de  noche  no  quisiera 

por  esa  calle  cruel, 

pues  lo  que  de  día  en  miel, 

de  noche  lo  dan  en  cera. 

Una  noche,  por  mi  mal, 

la  vi  sobre  mi  vertida, 

y  hallé  que  era  corrompida 

la  cera  de  Portugal. 
IN.  Mientras  á  la  calle  vais, 

yo  dar  un  perro  quisiera. 

Pues  cerca  de  aquí  me  espera 

un  bravo. 
M'  Si  me  dejáis 

con  él.  Marqués,  ya  veréis 

cómo  de  mí  no  se  escapa. 

Vamos,  y  poneos  mi  capa 

para  que  mejor  le  deis. 
tN.  Bien  habéis  dicho;  venid, 

y  me  enseñaréis  la  casa. 

Mientras  el  suceso  pasa, 

la  voz  y  el  habla  fingid. 

¿Veis  aquella  celosía? 

Va  la  veo. 

Pues  llegad 

y  decid:  «Beatriz»,  y  entrad. 

¿Qué  mujer? 

Rosada  y  fría. 

Será  mujer  cantimplora. 


Marq.       En  gradases  aguardamos 
D.  Juan.  Adiós^  Marqués. 
Catalik.  ¿Dónde  vamos? 

D.  Juan.  Adonde  la  baria  mia 

se  ejecute. 
Catalin.  No  se  escapa 

nadie  de  ti. 
D,  JuA.v.  El  trueco  adoro. 

Catalin.  Echaste  la  capa  al  toro. 
D.  Juan.  Escápeme  por  la  capa.  iVanse.) 

ESCENA  XII 
Kl  Marqués,  Cmados  y  Músicos.  Después  la  Dama. 

Marq.      La  mujer  ha  de  pensar 

que  soy  yo. 
Criad,  i  ."  ¡Qué  gentil  perrol 

Marq.       Esto  es  acertar  por  yerro. 
Criad.  2.**  Todo  este  mundo  es  error, 

que  está  compuesto  de  errores. 
Marq.       El  alma  en  las  horas  tengo 

y  en  sus  cuartos  me  prevengo 

para  mayores  favores. 

¡A y.  noche  espantosa  y  fría! 

PaVaque  largos  los  goce, 

corre  veloz  a  las  doce, 

y  después  no  venga  el  dia. 
Criad.  I. "¿Adonde  guia  la  danza? 
Marq.      Cal  de  la  Sierpe  guiad. 
Criad,  i, "¿Qué  cantaremos? 
Marq,  Cantad 

lisonjas  ¿  mi  esperanza, 

(Cdii*an.j«Klqueunbien  gozar  espera, 

cuando  espera  desespera.» 

(Vanst,  y  habla  dt  dentro  una  Dima.) 
Da.ma.       iFalsol,  no  eres  el  Marqués, 

que  me  has  engañado. 
D.  Juan.  Digo 

que  lo  soy. 
Da.ma.  iFalso,  enemigo, 

mientes,  mientes! 

ESCENA  XÍII 

Sale  el  Comkhoadom  medio  desnudo,  con  espada  y 
rodela,— La  I'ama,  D.  Joaw  j-  Catai.in6n. 

D.  GoNZ,  La  voz  es 

de  doña  Ana  la  que  siento. 

Dama,       ¿No  hay  quien  mate  este  traidor, 
homicida  de  mi  honor? 

D,  CoNZ.  ¿Hay  tan  grande  atrevimiento? 
Muerto  honor,  dijo,  ¡ay  de  mil 
y  es  su  lengua  tan  liviana, 
que  aqui  sirve  de  campana. 

Dama.       iMataldel 

(Sal*  Doo  Juta.) 

D.  Jl'an.  ¿Quién  está  aquí? 

D.  GoNZ.  La  barbacana  caída 

de  la  torre  de  este  honor 

3ue  has  combatido,  traidor, 
onde  era  alcaide  la  vida. 
D.  Juan.  Déjame  pasar. 
D.  GoNZ.  ¿Pasar? 

Por  la  punta  desta  espada. 


672 


TAN  t ABOO  ME  t.0  FíAlS 


D.  Juan. 
tí.  GONZ. 
I).  Juan. 
D,  G0N2, 


t>.  Juan. 
D.  GoNZ. 


ti.  Juan. 
D.  GoNz 


D. Juan. 
Catalin 
D.  GoNZ 


I).   JttAN. 

D.  GoNZ. 


Oye. 

No  me  digas  nada. 
Escucha. 

No  hay  oue  escuchar, 
que  ya  he  sabido  lo  que  es 
con  esfls  voces  que  han  dado. 
Tu  sobrino  soy,  que  he  entrado 
aquí. 

Mientes,  que  el  Marquós 
de  la  Mola,  mi  sobrino, 
tan  grande  traición  no  hiciera. 
Mi  honor  viva,  el  traidor  muera 
autor  de  tal  desatino. 
El  Marques  difioque  soy. 

Pues  si  eres  el  Marques,  piensa 

que  es  en  ti  mayor  la  ofensa, 

y  más  ofendido  estoy. 

¡.Muere,  traidor! 

Dcsia  suerte 

muero  yo. 

Si  escapo  désta, 

no  más  burla,  no  más  fiesta. 
.  |Ay,  que  me  has  dado  la  muerte! 

Mas  SI  el  honor  me  quitaste, 

^de  qué  Id  vida  servia? 

Huye. 

Aguarda,  que  es  sangría 

con  que  el  valor  me  aumentaste; 

mas  no  es  posible  que  aguarde, 

seguirálc  mi  furor, 

que  es  traidor,  y  el  que  es  traidor 

es  traidor  porque  es  cobarde. 


ESCENA  XIV 

SAtf  »/  Marqué».  Después  Dom  Jüam  y  CAT»Li.i6.t, 

Mapq.      Presto  las  doce  darán, 

y  mucho  don  Juan  se  larda. 
Criad. I."  Fiera  pensión  del  que  aguarda. 

{Salen  Don  Juan  y  C»talinón.) 

D.  Juan.  ¿Es  el  Marqués? 

IVlARQ.  <Es  don  Juan? 

D.  Juan.  Yo  soy;  lomad  vuestra  capa. 

Mahq.      ¿Qué  perro? 

D.  Juan,  Funesto  ha  sido; 

al  fin.  Marqués,  muerto  ha  habido. 
Catalin.  Señor,  del  muerto  te  escapa. 
Mahq.      ¿liurlásieisla? 
D.  Juan.  Sí  burlé. 

Catamn.  y  ansí  á  vos  os  ha  burlado. 
D.  Juan.  Caro  la  burla  ha  costado» 
Mabv.      Yo,  don  Juan,  lo  pagaré, 

porque  estará  la  mujer 

quejosa  de  mí. 
D.  Jl'an.  Las  doce 

darán. 
Marq.  Como  mi  bien  goce, 

nunca  llegue  á  amanecer. 
D.  Juan.  Adiós,  Marqués. 
Caialin.  Mu^  buen  lance 

el  desdichado  hallara. 
D.  Juan.   Iluvamos. 
Catalin.        '  Señor,  no  habrá 

aguilita  que  me  alcance.    (v«"«J 


ESCENiS  A  * 


l»CH0S,  menai  Dot>  JtiAW  y  C^t* 

Marq.  Vosotros  os  podéis  Ir 
todos  i  casa,  que  yo 
he  de  ir  solo. 

Cbiado.  Djos  crió 

las  noches  para  dormir. 

(Vr---  -    ■•  ■ry.dt 

I."  ¿Vióse  desdicf 
a.*¿Y  vióse  mayo.  „- .„ -^la? 
Mabq.       jVálgame  Dios!  Voces  oigo 
en  la  plaza  del  Alcázar. 
¿Qué  puede  ser  á  esíxs  horas* 
í'n  hielo  me  baña  el  alma. 
Desde  aquí  parece  toda 
una  Troya  que  se  abras», 
porque  tantas  hachas  junii 
paren  gigantes  de  llamas. 
Mas  una  escuadra  de  luces  \ 
se  acerca  hacia  mi,  <por  qc 
el  fuego  emulando  al  sol, 
dividiéndose  en  escuadras? 
Quiero  preguntar  lo  que  es. 

ESCENA  XVI 

Salen  i¡  fívQV*  Octavio.  Tbhowo  y  ( 
Dtcno. 

'  DuouK.     ¿Qué  gente? 
Mapq.  Gente  que  agu^ 

saber  de  aqueste  alboroto 

la  ocasióo. 
Tenorio.  Esta  es  la  capa 

que  dijo  el  Comendador 

en  las  postreras  palabras. 
Octavio.  Préndanle. 
Maro,  ¿Prenderme  á 

Tenorio.  Volved  la  espada  á  la  rain 
I  que  la  mayor  valentía 

es  no  tratar  de  la  espada. 


ESCENA  XVII 

Sait  *l  R*T.— DtOM 

Señor:  aquí  está  el  M 
¿Vuestra  Alteza  á  mi 
prender? 

Uevaldc  y  pOQ< 
la  cabeza  en  una  cscarpí 
¿En  mi  presencia  te  pooi 
Señor:  mi  inocencia. 


Tenorio 

Mapq. 

Rey. 


Marq. 
Rey. 

Marq. 


Tenorio 
Marq. 


Llevalde  luego  i  un», 
jAy,  glorias  de  ami>rj^ 
siempre  en  e'  "^--'-  il 
como  en  el  > 
Bien  dijo  un  .   u.. 
entre  lo  boca  y  la  ti_ 

peligro;  pero  el  eoo¡< 

del  Rey  me  admir»  y  «T 
¿No  sabré  por  qué  voy  ' 
,  ¿Quién  me)or  sabrá  la  c 
que  vuestra  señoría? 

¿Ye 


E»u. 


JORNADA  SEGUNDA 


673 


KNomo.  Vamos. 

A»Q.  ¡Confusión  cxiraña!  I  Kaníf.) 

Ev.         Fulmínesele  el  proceso 

«I  Marqués  luego,  y  mañaim 

le  corlarán  la  cabeza; 

y  al  Comendador,  con  cuanta 

solennnidad  y  grande7a 

merece  nobleza  tama. 

se  le  haga  luego  un  sepulcro 

de  bronce  y  de  piedra  parea, 

adonde  góticas  letras 

den  lenguas  ¿  su  venganza. 

^Üónde  doña  Ana  se  fué? 
UQUE.     Fuese  al  sagrado  doña  Ana 

de  mi  señora  la  Reina. 
ET.  Ha  de  sentir  esta  falta 

Castilla  y  el  reino  todo 

su  defensa  en  esta  espada, 

Ítan  gran  Comendador 
a  de  llorar  Calatrava.  (Kamr.) 

ESCENA  XVIII 
Sattn  los  Villanos  yCéntan 

Osico.    «Lindo  sale  el  sol  de  Abril, 

por  trébol  y  torongil, 

y,  aunque  le  sirve  de  estrella, 

Arminta  sale  más  bella.» 
CENO.    Ya,  Batricio,  os  he  entregado 

el  alma  y  ser  en  mi  Arminta. 
rmc.     Por  eso  se  baña  y  pinta 

de  más  colores  el  prado; 

con  deseos  la  he  ganado, 

con  obras  la  he  merecido, 
iico.    Tal  mujer  y  tal  marido 

vivan  juntos  años  mil. 

«Lindo  sale  el  sol  de  Abril 

por  trébol  y  torongil.» 
r«ic.    No  sale  asi  el  sol  de  Oriente 

como  el  sol  que  al  alma  sale, 

3ue  no  hay  sol  que  al  sol  se  iguale 
e  sus  niñas  y  su  frente; 

deste  sol  claro  y  luciente 

que  eclipsa  al  sol  su  arrebol, 

y  ansí  cantalde  á  mi  sol 

motetes  de  mil  en  mil. 
sico.    «Lindo  sale,»  cíe. 
UiNTA.  Batricio;  aunque  lo  agradezco, 

falso  y  lisonicro  estás; 

mas  si  tus  rayos  me  das, 

por  li  ser  luna  merezco. 

Tú  eres  el  sol  por  quien  crezco 

después  de  salir  menguante, 

para  que  el  alma  te  cante 

la  salva  en  tono  sutil. 
isico.    «Lindo  sale,»  etc. 

ESCENA  XIX 

Salí  uit  Paitok.— Dichos. 

Alcaldes:  el  desposorio 
huéspedes  ha  de  tener. 
^CENO.   A  lodo  el  mundo  ha  de  ser 
este  contento  notorio. 


(TPIC. 

STOR. 


jQuién  viene.'* 


Gaceno.  ¿Ei  viejo? 

['astob.  No  ese  don  Juan, 

sino  su  hijo  el  galán. 
Téngolo  por  mal  agüero, 
que  en  bodas  un  caballcrt 
quita  gusto  y  penas  da. 

Batbic.    Pues  ;quién  noticias  le  dio 
de  mis  bodas.^ 

Pastor.  De  camino 

pasa  á  Lebríja. 

Batric.  Imagino 

que  el  demonio  le  envió. 
Mas  ¿de  qué  me  aflijo  yo? 
Vengan  á  mis  dulces  bodas 
del  mundo  las  gentes  todas; 
mas  con  indu,  un  caballero 
en  mis  bodas  ¡mal  agüero! 

Gaceno.    Venga  el  Coloso  de  Rodas, 
el  Cura  y  el  Preste  Juan 
y  don  Alonso  el  Onceno 
con  su  corte,  que  en  Gaceno 
ánimo  y  valor  verán. 
Montes  en  casa  hay  de  pan, 
Guadalquivid  es  f  1 )  de  vino, 
Babilonia  es  (2)  de  tocino, 
y  entre  ejércitos  cobardes 
de  aves,  ^-para  qué  los  liirde<(, 
el  pollo  y  el  palommo? 
Venga  tan  gran  caballero 
á  ser  hoy  en  Dos  Hermanas 
honra  desias  nobles  canas. 

Pastor.    Es  hijo  del  Camarero 
mayor. 

lÍATBic.  Todo  es  mal  agüero 

para  mí,  pues  le  han  de  dar 
junto  á  mi  esposa  lugar, 
Aún  no  gozo,  y  ya  los  cielos 
me  están  condenando  á  celos. 
Amor,  sufrir  y  callar. 

ESCENA  XX 


Salín  DoK  Jv«H  y  Catalímók  dt  eamiño.—üicuet. 


D 


Don  Juan  Tenorio. 


Gaceno 
Batric. 


Juan.  Pasando  acaso  he  sabido 
que  hay  bodas  en  el  lugar, 
y  del  las  quise  gozar, 
pues  tan  venturoso  he  sido. 
Vuestra  señoría  ha  venido 
á  honrallas  y  engrandece! las. 
Yo,  que  soy  el  dueño  del  las, 
digoos  también  que  vengáis 
enhoramala. 

Past.  i.'  ¿No  dais 

lugar  ¿  este  caballero? 

D.  Juan.  Con  vuestra  licencia,  quiero 
sentarme  aqui- 

Si  os  sentáis 
delante  de  mi,  señor, 
seréis  de  aquesa  manera 
el  novio. 

Cuando  lo  fuera, 
no  eligiera  lo  peor. 


Batkic. 


D.  JirAN. 


COMKOIAS  DE  TIRSO   OB  MOLINA.— TOMO  O 


(1)    Así  en  ci  m  iK<iiil,iii.-i>ciJe«er*Guadtlquivire'. 
{a)    De  seguro  «fiAbilooias*. 

43 


^      ^^^^R^LAROO 

m^^^iJt^^^^^^^^^^^^^H 

Gackno.  Vuc  es  el  novio. 

con  luna        '   -í^*?^|^^^^^M 

D.  Juan.                             De  mi  error 

diciendo  >.  1                                ^^M 

y  ignorancia  perdón  pido. 

«¡grosería,  f;,i. '■.>..  i^--                ^H 

Batric.     ¿Ks  posible  que  he  de  ser 

No  se  apartó  de  su  lado         ^H 

en  ludo  lan  desgraciado? 

hasta  cenar,  de  manera          ^H 

Catai  in.  iDcbdichado  tú,  que  has  dado 

que  todos  pensaban  que  era  ^H 

en  manos  de  Lucifer! 

yo  padrino,  él  desposado.       ^^\ 

D.  JtJAN.  ¿Poíibie  es  que  vengo  á  ser, 

V  si  decirle  quería                         1 

señora,  tan  venturoso? 

algo  á  mi  esposa,  gruñendo  ^m 

'                       Envidia  tengo  al  esposo. 

me  la  apartaba  diciendo:        ^H 

Armist.  Parecéisme  lisonjero. 

«igroseria,  grosería!»                ^H 

Batkic     Bien  dije  que  es  nnal  agüero 

¡Qué  vea  clara  mi  afrenta,    ^H 

en  bodas  un  poderoso. 

y  no  pueda  yo  decir                ^H 

n.  JriAN.  Hermosas  manos  tenéis 

él  mal  que  me  hace  moriit    ^H 

para  esposa  de  un  villano. 

Nu  sé  qué  diga  ó  qué  sienta   ^H 

Catalln.  Si  al  juego  le  dais  la  mano. 

en  tan  dudosa  porfía,               ^H 

vos  la  mano  perderéis. 

pues  llegándome  á  quejar       ^H 

Batbic.     iCelos,  muerte  no  mcdéisi 

á  todos,  todo  el  lugar             ^H 

Gaceno.   Ka,  vamos  á  almorzar, 

con  risa  me  respondía:            ^H 

^m                      porque  pueda  descansar 

«Eso  no  es  cosa  que  importi^H 

^^B                      un  rato  su  señoril. 

no  tenéis  de  qué  temer;          ^H 

^^H    0.  Juam.  ¿Por  qué  la  escondéis? 

callad,  que  debe  de  ser            ^^ 

^^p     Armint.                                        No  es  roía. 

uso  de  allá  de  la  Corte.»                | 

^    Gaceno.   Ea,  volved  á  cantar. 

¡Buen  uso;  trato  extremado! 

D.  JtíAN.  ¿Qué  dices  dcsio? 

Más  no  se  usara  en  Sodoma. 

Catalin.                            Que  temo 

que  otro  con  la  novia  coma   ^^ 

muerte  vil  destos  villanos. 

y  que  ayune  el  desposado.     ^H 

D.  Jt'AN.  Buenos  ojos,  blancas  manos, 

Pues  el  otro  bel  lacón,             ^M 

en  ellos  me  abraso  y  quemo. 

á  cuanto  comer  quería,          ^H 

Catalin.  Almagrar  y  echar  á  exiremo; 

«¿esto  no  come?»  decía,         ^H 

con  ésta  cuatro  serán. 

«no  tiene,  señor,  razón»        ^H 

D.  Jijan,  Ven,  que  mirándome  están. 
Batric.     Bien  dije  que  es  mal  agüero 

y  de  la  mano  al  momento      ^H 

me  lo  quitaba.  Corrido                  ' 

de  mis  bodas. 

estoy;  pienso  que  esto  ha  sido J 

Gaceno.                          Cantad. 

culebra  y  no  casamiento.        ^H 

Batric.                                         Muero, 

Va  no  se  puede  sufrir              ^H 

Catacin.  Canten,  que  ellos  llorarán. 

ni  entre  cristianos  pasar.         ^H 

MOstc.      'Lindo  sale  el  sol  de  Abril 

Ya  acabado  de  cenar             ^H 

^m                     por  trébol  y  toronjil»,  etc. 

con  los  dos,  ¿mas  que  á  doru^H 

con  mi  mujer,  pues  es  mía,    ^H 

estorbo  me  ha  de  poner          ^H 

y  que  ha  de  venir  á  ser           ^H 

^^B      JORNADA  TERCERA 

grosería,  grosería?  ^H 
Mas  el  viene:  ¿qué  he  de  haCI^H 
Esconderme  por  no  velle         l^H 

^^^H                 (ESCENA  PRIMERA 

ames  que  aquí  me  atropdle;  ^H 
mas  ¡ayl  que  no  he  de  podg^^f 

^^^^T'                          Sale  ÜÁrMcio  solo. 

ESCENA  il           ^^H 

^^^M                  Celos,  átomos  de  amor. 

Sal*  Don  Jiíam  ti>ln  —IMcmJ^^^^^M 

^^^B                    y  entre  los  ojos  gigantes. 

^^H                    á  la  muerte  semejantes 

D.  JtJAN.  Balrícío.                             ^^^1 

^^^k,               y  al  inlicrno  en  el  dolor: 

Batkic,                 ¿Qué  es  lo  que  mm^H 

^^^^K               de/admc,  no  me  canséis 

vueseñoria?                            ^H 

^^^r^               con  iras  y  desconsuelos. 

D.  Juan.                      El  ai  :or          ^^M 

^^^1                   que  en  azul  parecéis  cielos, 

con       Ira  y  tai                 ^^H 

^^^^1                 y  como  infiernos  ardéis. 

en     alma  se  de                ^^^M 

^^^B|              -^Qué  me  quieres,  caballero, 

queloquccncí                 ii^^^H 

^^^F'              ^ue  me  atormentas  a(^ui? 

la  boca  no  ha  dt,  ^H,^.,v..    ^^^B 

^^V                  Bien  dije,  cuando  le  vi 

Batmic.    ¿Mas  que  ha  de  venir  á  ser    ^H 

^^^L                 en  mis  bodas,  ¡mal  agüero! 

«grosería,  grosería»?                ^H 

^^^^h               ^No  es  bueno  que  se  sentó, 

D.Juan.    Yo,  ha  muchos  dia^,  Bairido^H 

^^^^^b              a  cenar  con  mi  mujer, 

que  i  Arminia  dalma  le  di    ^H 

^^^^^B            y  á  mi  en  el  plato  meter 

y  he  gof  adü.                           ^H 

^^^^^H            la  mano  no  me  dejó, 

Batric.                         ¿Su  honor?       ^H 

^^^^H           pues  cuando  llegar  quería, 

0.  Juan.                                           SU  ^M 

HH|p 

TERCERA                                                             675          ^H 

lATmro.    Manifiesto  y  cl*ro  indicio 

AaMiMTA.  Desús  infelices  bodas                    ^^^H 

.              <k  lo  que  han  visto  mis  ojos; 

no  sé  qué  sienta.  Belisa.                 ^^^H 

que  si  bieo  no  )e  quisiera 

Di:  ^quc  caballero  es  este                 ^^^H 

Arminu,  00  permitiera 

que  de  mis  gustos  me  pri.                  ^^^^M 

contra  mi  tantos  enojos. 

Todo  mí  Batricio  ha  estado             ^^^^H 

'vkti.   Yo  al  fin  con  nombre  de  esposo 

bañado  en  melancolía:                     ^^^^H 

ha  seis  meses  que  soy  dueño 

lodo  en  confusión  y  en  celos;          ^^^^| 

de  so  honor;  mi  amor  le  enseño 

mira  qué  grande  desdicha.               ^^^^| 

en  trance  que  es  tan  forzoso. 

¡Mal  hubiese  el  caballero                  ^^^^| 

Esta  es,  Batricio,  verdad, 

que  mis  comentos  me  quitat           ^^^^| 

siendo  por  tan  justo  intento 

La  desvergüenza  en  España            ^^^^| 

clandestino  el  casamiento 

se  hace  ya  caballería.                        ^^^^H 

y  fingida  esa  amistad. 

Déjame,' que  estoy  sin  seso:             ^^^^M 

Por  mi  padre  y  por  el  Rey 

déjame,  que  estoy  perdida.              ^^^H 

entre  los  dos  encubierto 

¡Mal  hubiese  el  caballero                  ^^^^| 

tuvimos  este  concierto. 

que  mis  contentos  me  quila!                 ^^M 
Belcsa.      Entra,  que  pienso  que  viene,                 ^^H 

y  así  no  es  razón  y  ley 

que  tú  dos  almas  dividas. 

que  nadie  en  el  cuarto  pisa                     ^^M 

que  aunque  las  gentes  lo  ignoran. 

de  un  desposado  tan  lecto.                 ^^^H 

así  se  esliman  y  adoran. 

Apminta.  Queda  á  Dios,  Belisa  mia.                  ^^^H 

ni  este  matrimonio  impidas. 

Bel(Sa.      Desenójale  en  tus  brazos.                 ^^^^ñ 

Fuera  de  que  de  otra  suerte 

Arminta.  Plegué  á  los  cielos  que  sirvan         ^^^^M 

satistacermc  podré, 

mia  suspiros  de  requiebros,             ^^^^| 

y  á  todo  el  mundo  daré, 

mis  lágrimas  de  caricias.  ( Vantt,)      ^^^H 

si  me  lo  impide,  la  muerte. 

^^H 

rmc.     Si  tú  en  mi  elección  lo  pones, 

ESCENA  V                          ^^H 

tu  gusto  pretenda  hacer. 

que  el  honor  y  la  mujer 

Sale  Don  Jvas,  Gacbüo  yCATALiNÓN.          ^^^^H 

son  malos  en  opiniones. 

El  honor  en  opinión 

D.  JuxN.    Gaceno:  quedad  con  Dios.              ^^^H 

siempr:  más  pierde  que  Rana, 

Gaceno.    Acompañaros  querría,                    ^^^^H 

porque  es  como  la  campana 

por  dalle  de  esta  ventura                  ^^^^H 

que  se  estima  por  el  son. 

el  parabién  á  mi  hijz.                       ^^^^| 

Y  asi  es  cosa  averiguada 

D.  Juan.  Tiempo  mañana  nos  sobra,            ^^^^M 

que  su  honor  viene  á  perder 

^^^^H 

cuando  cualquiera  mujer 

Gaceno.                     E\  alma  mia                    ^^^^M 

suena  á  campana  quebrada. 

en  la  muchacha  os  entrego,            ^^^^H 

Gózala,  señor,  mil  años, 

D.  Juan.   Mi  esposa  diréis.  Tú  ensilla.           ^^^^| 

que  yo  quiero  resistir 
desengaños  y  morir. 

Caialinón.                                           ^^^H 

Cataun.                   ¿Para  cuándor                 ^^^H 

por  no  vivir  cod  engaños.    (Vase) 

D.  Juan.    Para  el  alba,  que  de  risa                       ^^M 
muerta  ha  de  salir  mañana              ^^^H 

^^               ESCENA  III 

desie  engaño.                                  ^^^H 

^^^P 

Cataun.                       Allá  en  Lebríja,         ^^^^| 

^             uoit  joAH,  solo. 

señor,  nos  está  aguardando             ^^^^| 

füAN.   Con  el  honor  le  vencí. 

otra  boda;  por  tu  vid.i                      ^^^^H 

porque  siempre  los  villanos 

que  despaches  presto  en  ésta.          ^^^^H 

tienen  su  honor  en  las  manos. 

D.  Juan.    Ijí  burla  más  escogida                     ^^^^H 

y  siempre  miran  por  tí. 

de  todas  ha  de  ser  ésta.                    ^^^^^ 

Que  por  tantas  falsedades 

Catalin.  Sí,  señor,  mas  no  auerria                      ^^H 
que  saliésemos  bur  adus,                 ^^^^H 

es  bien  que  se  entienda  y  crea 

que  el  honor  se  fué  á  la  aldea 

ó  nos  costase  las  vidas                     ^^^^H 

huyendo  de  las  ciudades. 

esta                                                   ^^^^1 

Bien  lo  supe  negociar: 

D.Juan.                    SÍ  es  mi  padre                ^^^^H 

Rozarla  sin  miedo  espero. 

el  dueño  de  la  justicia                    ^^^^H 

La  noche  camina,  quiero 

y  es  la  privanza  del  Hey,           "^^^^^M 

su  viejo  padre  engañar. 

^qué  temes?                              ^^^^^M 

¡Oh,  estrellas  que  me  miráis: 

Catalin.                      De  los  que  privan         ^^^^| 

dadme  en  este  engaño  suerte. 

suele  Dios  tomar  venganza,            ^^^^| 

si  el  castigo,  hasta  la  muerte, 

y  con  rigor  los  castiga                       ^^^^| 

tan  largo  me  loíiáisl  (Vatt.) 

cuando  cometen  pecados                  ^^^H 
de  Dios  en  la  cara  misma.                ^^^H 

ESCENA  IV 

Y  si  en  las  casas  de  juego                ^^^M 

^^^B          Salen  Armimta  y  Bblisa. 

prenden  también  al  que  mtra,         ^^^^ñ 
yo  he  sido  mirón  del  tuyo,             ^^^^^ 

H^     Mira  aut  viene  lu  esposo; 
B           entra  a  desnudarte,  Arminta. 

y  por  mirón  no  querría                    ^^^^H 

que  algún  rayo  abrasador               ^^^H 

67fi 


TAN  LAKGO  MK  LO  FIAU 


me  conviniese  en  ceniza. 

D.Juan.  Vete  á  ensillar,  que  mañana 
he  de  dormir  en  Sevilla. 

CATAtiN.  ¿Kn  Sevilla? 

D.  Juan.  si. 

Cataun.  ^Quc  dices? 

Mira  lu  que  has  hecho,  y  mira 
que  hay  castigo,  pena  y  muerte. 

D.  Juan.  Si  tan  largo  me  lo  fias, 
vengan  engaños. 

Catai.in.  Señor. 

D.  Jl'An.    Vele,  que  ya  me  amohinas. 
|Vivc  el  cielo,  que  te  mate! 

Catalin.  Fuerza  al  turco,  fuerza  al  scita, 
al  persa  y  al  agramante  (i), 
al  )apón  y  al  troglodita; 
fuerza  al  etiope,  al  tracio 
y  al  sastre,  con  la  agujita 
ele  oro  en  la  mano,  imitando 
contino  á  la  blanca  niña,  (vatt.) 

ESCENA  VI 
Don  JvAM  y  Akmint*. 

Ü.  Juan.  La  noche  aprisa  los  cielos 
con  pies  de  azabache  pisa 
huyendo  de  los  mortales, 
en  cuya  frente  avecina, 
en  ricos  apretadores, 
estrellas  por  piedras  brillan. 
Quiero  llegar  á  la  cama. 
Arminla. 

AitMiNTA.  ^(^uién  llama  á  Arminta? 

¿Es  mi  Bairicio? 

D.  Juan.  No  soy 

tu  Bairicio. 

AuMiNTA.  Pues  ¿quién? 

I>.  Juan.  Mítí 

despacio,  Armioia,  quien  soy. 

Arminta.  lAy,  de  mil  Yo  soy  perdida. 

¿Ld  mi  aposento  á  estas  horas? 

D.  Juan.  Estas  son  las  horas  mías. 

Apminta.  Volveos,  porque  daré  voces; 
no  excedáis  la  cortesía 
que  á  mi  Bairicio  se  debe. 
Ved  que  hay  romanas  Emilias 
en  Dos  Hermanas  también, 
y  hay  Lucrecias  vengativas. 

D.  Juan.   Escúchame  dos  palabras, 
y  esconde  de  las  mejillas 
en  el  corazón  la  grana, 
en  ti  más  preciosa  y  libia. 

Al^MiNTA.  Idos,  que  vendrá  mi  esposo. 

D.  Juan.  Yo  lo  soy.  <De  qué  ic  admiras? 

Arminta.  .j Desde  cuándo? 

D.  Juan.   "  Desde  ahora. 

Abminta.  ;Quién  lo  ha  tratado? 

D.  Juan.   '  M'  dicha. 

Apm'.nta.  ¿Sábelo  Bairicio? 

D.  Juan.  SI, 

que  te  olvida. 

AimiNTA.  ¿Que  me  olvida? 


(i)    Debe  Je  «querer  d«clr  «g»r«mÉnt«». 


D.   JlJAK. 

Abminta. 

D.    lUAN. 

Abminta. 
D.  Jijan. 

Ahminta. 
D. Juan. 


Arminta 


D,  Jijan. 


Ap.minta. 
D.  Juan. 
Ahminta 

D.  Juan. 


Apminta 
D. Juan. 


Si.  porque  i«  adoro. 

¿Cómo? 
Con  mis  dos  brazos. 

DesvU. 
¿Cómo  puedo,  si  es  verditd 
que  muero? 

¡Qué  grao  meaiir^ 
Arminta:  escucha  y  sabrás, 
si  quieres  que  le  la  diga, 
la  verdad,  si  las  mujeres 
sois  de  verdades  amigas. 
Yo  soy  noble  caballero, 
cabeza  de  la  familia 
de  los  Tenorios  antiguos 
ganadores  de  Sevilla. 
Mi  padre,  después  del  Bey, 
se  reveiencia  y  se  estima 
en  la  corte,  y  de  sus  labios 
penden  las  muertes  y  vidas. 
Torciendo  el  camino,  acaso 
llegué  á  vane,  que  amor  guia 
tal  vez  las  cosas  de  suerte 
que  él  mismo  dcllas  se  adnul 
Vite,  adórete,  abráseme, 
y  de  suene,  que  me  obliga 
á  que  contigo  me  case: 
mira  qué  acción  lan  precisa. 
Y  aunque  lo  murmure  el  fctt 
y  aunque  el  Rey  lo 
y  aunque  mi  padre, 
con  amenazas  lo  impida, 
tu  esposo  tengo  de  ser, 
dando  en  tus  ojos  envidia 
á  los  que  viere  en  su  sangre 
la  venganza  que  imagina. 
Ya  Batricio  ha  desistido 
de  su  acción,  y  aquí  me  enví 
tu  padre  á  darte  la  mano. 
¿Qué  dices? 

No  sé  qué  diga, 
que  se  encubren  tus  verJides 
con  retóricas  mentiras. 
Porque  si  estoy  desposada, 
como  es  cosa  conocida, 
con  Batricio,  el  matrinnonio/ 
¿cómo  puede  ser  que  sirva* 
En  no  siendo  consumado, 
por  engaño  ó  por  malicia 
puede  anularse. 

Es  verdad; 
mas  jay,  Diosl  que  no  querría 
que  me  dejases  burlada 
cuando  mi  esposo  me  quJt 
Ahora  bien:  dame  esos  brw 
y  esta  voluntad  jonlirnia 
con  ellos. 

¿Qué,  no  me  eof 
Mío  el  engaño  serla. 
.  Jura  que  me  cumplirás 
la  palabra  y  te  debida. 
Juro  á  esta  mano,  scAora, 
infiernu  de  nieve  fría, 
de  cumpline  la  palabra. 
.  Jura  ¿  Dios  que  te  maldiga 
si  no  lo  cumples. 

Si  aca&o 
la  palabra  y  la  fe  mU 


JORNADA  TERCERA 


677 


le  faltare,  ruego  á  Dios 

que  á  iraición  y  alevosía 

me  dé  muerie  ún  hombre  (.rríuerto, 

que  vivo  D10&  no  permita). 

Arminta  Pues  con  ese  juramento 
soy  lu  esposa. 

D.  Juan.  El  alma  mia 

entre  los  brazos  ic  ofrezco. 

Arminta. Tuya  es  el  alma  y  la  vida. 

D.  Jl'an.  ¡Ay,  Arminta  de  mis  ojos! 
mañana  sobre  virillas 
de  tersa  plata,  estrelladas 
con  clavos  de  oro  de  Ttbar 
pondrás  los  hermosos  pies, 
y  en  prisión  de  gargantillas 
la  alabastrina  garganta, 
y  los  dedos  en  sortijas, 
en  cuyo  engaste  parezcan 
estrellas  las  amatistas, 
y  en  cuyas  orejas  pendan 
transparentes  perlas  limpias. 

AuMiNTA.Tuy^  soy. 

D.  Jt;AN.  iQué  mal  conoces 

el  burlador  de  Sevilla!  (Vaitse.) 


ESCENA  Vil 
Salen  Don  Pbdro  Tenorio  é  Isaibl*. 

Don  Pedro. 

¿De  qué  sirve,  fsabcla, 
*la  tristeza  en  <r]  alma  y  en  los  ojos, 
si  amor  todo  es  cautela 
y  siempre  da  tristeza  por  despojos; 
y  sus  mayores  bienes 
son  tormento,  temor,  pena  y  desdenesp 
Cuando  de  la  ribera 
de  Ñapóles  partiste  fué  muy  justo 
sentir  su  pena  (lera, 
mas  ya  puedes  trocar  la  pena  en  gusto 
y  mostrar  alegría, 
pues  se  pone  tu  noche  y  sale  el  día. 
Si  ya  don  Juan  le  aguarda 
para  enlazar  tu  mano  hermosa  y  bella, 
aún  el  bien  no  se  tarda: 
suspende  el  triste  llanto  y  la  querella, 
si  es  su  casa  en  Sevilla 
una  de  las  mejores  de  Castilla. 

I  ISABKtA. 

'No  nace  mí  tristeza 

del  ser  esposa  de  don  Juan,  que  el  mundo 
conoce  su  nobleza; 
en  la  esparcida  voj  mi  agravio  fundo, 
y  esta  ocasión  perdida 
he  de  llorar  mientras  tuviere  vida. 

Don  Pedro. 

Muy  presto  entre  sus  brazos, 
[como  el  olmo  y  la  hiedra  vividora, 
:  os  daréis  liemos  lazos. 

ISAWELA. 

[iHasia  verse  en  el  tálamo  que  adoro, 
el  honor,  afligida 
ht  de  llorar  esta  opinión  perdida. 


Do^f  Pbüho. 
Allí  una  pescadora 
está  sobre  un  peñasco  al  mar  mirand 
y  dulcemente  llora, 
y  al  cristalino  cielo  quejas  dando, 
pidiendo  esta  venganza, 
perdida  de  algún  bien  ya  la  esperanza. 
(,,)uiero  llegar  por  ella, 
para  que  aqui  te  haga  compañía; 
dirásle  tu  querella, 
y  mientras  yo  con  el  sereno  dia 
desembarco  la  gente, 
lamentaréis  las  dos  más  dulcemente.  <Ktjj#  ) 

Isabela. 
¡Que  me  robase  el  sueño 
la  prenda  que  eslimaba  y  más  quertal 
¡Oh  riguroso  empeño 
de  la  verdad,  oh  máscara  del  día, 
noche  ai  fin  tenebrosa, 
antípoda  del  sol,  de!  sueño  esposa! 

ESCENA  VIH 
Sálela  Pescadora.— DrciiA. 

Pescadora. 

Robusto  mar  de  España, 

ondas  del  fuego  en  fugitivas  olas, 

cuya  costa  el  mar  baña 

dándole  por  tributo  conchas  sotas, 

aunque  á  veces  preñadas 

de  traiciones  en  ti  medio  anegadas. 

Pues  conoces  mis  quejas 

y  de  ti  mis  tormentos  han  nacido, 

á  tus  sordas  orejas 

quiero  dar  voces,  pues  la  causa  has  sido 

de  que  el  honor  perdiera 

la  que  siempre  cruel  con  hombres  era. 

Isabela. 
¿Por  qué  del  mar  te  quejase 
¿Estás  del  mar  celosa,  pescadora? 

Pesca  DOMA. 
El  mar  parió  mis  quejas. 
^Dichosa  vos,  que  sin  cuidado  ahora 
del  os  estáis  riendo! 

ISABIil  A. 

También  furias  del  mar  estoy  sintiendo. 

Pescadoba. 
¿Sois  vos  ía  Europa  hermosa 
que  estos  toros  os  llevan  á  Sevilla? 

Isabela. 
Llévanme  i  ser  esposa 
contra  mi  voluntad. 

Pescadoba. 
Si  mi  mancilla 
á  lástima  os  provoca, 
mi  llanto  oíd,  pues  por  mujer  os  toca. 
Del  agua  derrotado, 

á  esta  arena  llegó  un  don  Juan  Tenorio, 
difunto  y  anegado. 
Ampárele,  hospédele  en  tan  notorio 
peligro,  y  el  vil  huésped 


678 


TAN  LARGO  ME  LO  FlAlS 


vlvora  fué  á  mi  planta  en  tierno  césped. 

Con  engaño  y  mentira, 

dándome  aqu!  de  esposo  la  palabra, 

rl  que  á  robar  aspira 

honor,  me  le  quiíó,  que  en  traición  labra 

cuando,  en  vez  de  verdades, 

son  sos  dulces  palabras  falsedades. 

Isabela. 
Calla,  mujer  maldita; 
vete  de  mi  presencia,  que  me  has  muerto; 
mas  si  el  dolor  te  incita, 
00  tienes  culpa  lú;  prosigue:  ^es  ciertuP 

Pkscadoma. 
Tan  claro  es  como  el  dia. 

Isabela. 
j^(al  haya  la  mujer  que  en  hombres  fíal 
Pero  sin  duda  el  cielo 
á  ver  estas  cabanas  me  ha  (raido, 
y  de  li  mi  consuelo 
en  tan  grave  pasión  ha  renacido 
para  venganza  mia. 
|Mal  haya  la  mujer  que  en  hombres  fial 

Pescadora. 
Que  me  llevéis  os  ruego 
con  vos,  señora,  á  mi  y  á  un  viejo  padre, 
porque  de  aqueste  fuego 
la  venganza  me  dé,  más  que  me  cuadre, 
y  al  Rey  pida  justicia 
oeste  engaño  y  traición,  desla  malicia. 
Anfriso,  en  cuyos  brazos 
me  pensé  ver  en  tálamo  dichoso 
dándole  eternos  lazos, 
conmigo  ha  de  ir,  que  quiere  ser  mi  esposo. 

Isabela. 
Ven  en  mi  compañía. 

PeSC ADOBA. 

(Mal  haya  la  mujer  que  en  hombres  fíal 

\,Vans4.) 

ESCENA  IX 

Safen  Don  Joan  y  Catai.ii(óm. 

Catalin.  Todo  en  mal  estado  está, 

D,  JiAN,  ¿Cómo.^ 

Catalin.  Que  Octavio  ha  sabido 

la  traición  de  Italia  ya, 

y  el  de  la  Mota  ofendido, 

«I  Rey  );;randes  quejas  da. 

Dicen  que  viene  Isabela 

á  que  seas  su  marido, 

y  dicen... 
D.  Joan.  Calla. 

Catalin.  Uaa  muela 

en  la  boca  me  has  rompido. 
D.  Juan.   Hablador:  ¿quién  te  revela 

tanto  disparate  junto? 
Catalin.  ¿Disparate? 
D.  Juan.  Disparate. 

Cataun.  Verdades  son. 
D.  Juan.  No  pregunto 

%\  lo  son;  cuando  me  mate 

Octavio;  ¿estoy  yo  difunto? 

¿No  tengo  manos  también? 

¿Dónde  me  tienes  posada? 


1 


Catalin.  Eo  calle  oculta. 

D.  Juan.  Está  bien, 

Catalin.  La  iglesia  es  tierra  sagrada. 

D.  Juan.   Di  que  de  dia  me  den 

en  ella  la  muerte.  ¿Viste 
al  novio  de  Dos  Hermanas? 

Catalin.  Allí  le  vi  ansiado  y  triste. 

D.  Juan.  Arminta  estas  dos  semanas 
no  ha  de  caer  en  el  chiste, 

Catalin.  Tan  bien  engañada  está, 

que  se  llama  doña  ArmínU, 

D.Juan.   Graciosa  burla  será. 

Cataun.  Graciosa  burla  y  suciota; 
mas  ella  la  llorará. 

D.  Juan.  ¿Qué  sepulcro  es  este? 

Catalin.  Aquí 

don  Gonzalo  está  enterrado. 

D.Juan.   Este  es  á  quien  muerte  di. 

¡Gran  sepulcro  le  han  labradol 

Catalin.  Ordenólo  el  Rey  así.  '^ 

¿Cómo  dice  este  letrero? 

D.  Juan.  «Aquí  aguarda  del  Señor, 
el  más  leal  caballero, 
la  venganza  de  un  traidor.* 
Del  mote  reírme  quiero. 
¿Y  habéisos  vos  de  vengar, 
buen  viejo,  barbas  de  piedra? 

Catalin.  No  se  las  podrá  pelar 

quien  barbas  tan  fuertes  medra. 

D.  Juan.  Aquesta  noche  á  cenar 
os  aguardo  en  la  posada, 
y  allí  el  desafio  haremos, 
si  la  venganza  os  agrada. 
I^ero  mal  reñir  podremos 
si  es  de  piedra  vuestra  espada 

Catalin.  Justo  es  estar  prevenido, 
si  contigo  ha  de  comer. 

D.  Juan.  Larga  esta  venganza  ha  sido; 
si  es  que  vos  la  habéis  de  hactr 
bien  puedo  vivir  dormido, 
que  si  á  la  muerte  aguardáis 
la  venganza,  la  esperanza 
agora  es  bien  que  perdáis, 
pues  vuestro  enojo  y  venga 
tan  largo  me  lo  fíáis.  (V««je. 

ESCENA  X 
Saltn  dos  Cmados  con  utm  MCfd , 

Criad,  i. "A percibamos  la  cena, 

que  vendrá  á  cenar  don  Joan. 

Ckiad.  3. "Las  mesas  puestas  están; 

mas  ¿quién  á  don  Juan  orden 
veniítemprano  á  cenar, 
s¡  á  veces  suele  venir 
cuando  el  sol  quiere  salir? 

Ckiad.  i.°Para  tener  más  lugar 

de  rondar  de  noche,  ordena 
cenar  temprano. 

ESCENA  XI 
Saltn  DoM  Juah  >  Catau>6h.' 

D,  Juan.  ¿Cerrtiie? 

Cataun.  Ya  cerré  como  mandaste. 


Ira. 

I 


JORNADA  TERCERA 


679 


ITAUN. 

I  Juan. 


ITALIN. 

[Juan. 


Juan.  iHola!  Tráiganme  h  cena. 
tAo.  3.°Aqul  está, 
Juan.  Catalinón: 

!  siéntate. 

kTAMN.  Yo  soy  amigo 

I  de  cenar  á  solas. 

L  Juan.  Digo 

que  lo  hagas. 

iFuerte  ocasión! 
Ya  voy. 

También  es  caniimo 
éste,  si  cenas  en  61 
conmigo.  íGolpes.) 

iGolpe  cruel! 
Que  llamaron  imagino. 
Mira  quién  llama. 
AO.  t ."  Ya  voy. 

ÍTALtN.  Si  es  la  Justicia,  señor. 
iJuAN.  Sea;  no  tengas  temor. 

^K  {Kttirase  huyendo  «¿Criado  que  fui  d 

^^P        ver  quiin  llamaba.) 

pXliN.  |Ay  de  mi!  Confuso  estoy. 
I  Ji'AN.   Habla,  ¿Qué  tienes?  ^quó  has  visto? 
ikTAUN.  De  algún  mal  da  leslímonio. 
¡Juan.  ¿Asombróle  algún  demonio? 
I  jCómo  el  enojo  resisto.^  (.Golpes.) 

Italin.  Más  golpes  dan  á  la  puerta. 
Juan.  Corre  tú,  mira  quién  es. 
,TALiN.  ^Yo,  señor? 

iM.  Mueve  los  pies. 

¿Quién  llama? 


ESCENA  XII 

^  Don  Goxnalo,  ti  caballero  que  malo,  armado  dt 
I     punta  en  blanco^  con  el  hdbito.^Dicuus. 

;GoNZ.  Yo. 

|JUAN.  ¿Quién? 

Í'GoNZ.  Soy  el  caballero  honrado 
que  i  cenar  has  convidado. 
DAN.  Cena  habrá  para  los  dos, 
!  y  si  vienen  más  contigo, 

I  para  lodos  cena  habrá: 

I  i'a  puesta  la  mesa  está: 

I  siéntate. 

TALiN.  Dios  sea  conmigo. 

¡ukti.  Catalinón:  siéntate 

l'unto  al  muerto. 
fALiN.  Ya  he  cenado; 

cena  con  tu  convidado, 
1  que  yo  no  sé  si  podré. 

^UAN,   Siéntale.  Si  oir  cantar 

quieres,  cantarán. 
TALiN.  Sí  dijo. 

Cantad. 

Tiene  el  señor  muerto 

buen  gusto;  es  noble  por  cieno 

y  amigo  de  regocijo. 

{Cantan  ios  Músicos.) 

«Si  de  mi  amor  aguardáis, 

señora,  de  aouesta  suerte 

el  galardón  a  la  muerte, 
I  iqué  largo  me  lo  liáis!)» 

ÍALiN.  O  es  sin  duda  veraniego, 

ó  el  ser  muerto  debe  ser 


hombre  de  poco  comer. 

Temblando  al  plato  me  llego. 
D.  Juan.  Habíale. 
Cataun.  Vue  señoría 

¿eslá  bueno?  ¿Es  buena  tierra 

la  olra  vida? ¿Es  llano  ú  sierra? 

¿Preciase  allá  la  poesía? 
D.  Juan,  A  todo  dice  que  si 

con  la  cabeza. 
Cataun.  «{Hay  allá 

muchas  tabernas?  Si  había, 

si  Noé  reside  alli. 

(Cantan.)  ,tSi  este  plazo  me  convida 

para  que  serviros  pueda, 

pues  larga  vida  me  queda, 

dejad  que  pase  la  vida. 

Si  de  mi  amor  aguardáis, 

señora,  de  aquesta  suerte, 

el  galardón  á  la  muerte, 

¡qué  largo  me  lo  fiáis!» 
<2atalin.  ¿Con  cuál  de  las  que  has  burlado, 

estos  músicos,  señor, 

hablan? 
D.  Juan,  De  todas  me  rio, 

amigo,  en  esta  ocasión. 

En  Ñapóles  á  Isabela 

burlé. 
Catalín.  Esa  ya  no  es  hoy 

burlada,  pues  que  te  casas 

con  ella,  como  es  razón. 

Burlaste  á  la  pescadora, 

y  del  mar  te  redimió, 

pagándole  el  hospedaje 

en  moneda  de  rigor. 

Burlaste  á  doña  Ana... 
D.  Juan.  Calla, 

que  hay  parte  aquí  que  tasto 

por  ella,  y  vengarse  piensa. 
CATAirN.  Es  hombre  de  gran  valor, 

que  él  es  piedra  y  lú  eres  carne; 

DO  es  buena  resolución. 

{Hace   teñas  el  muerto  que   quiten    tg 
mesa)  ~ 

D,  Juan.  |Holal  quitad  esas  mesas, 

que  hace  señas  que  los  dos 

nos  quedemos  y  se  vayan 

los  demás. 
Cataun.  Malo;  por  Dios, 

no  te  quedes,  porque  hay  muerto 

que  mata  de  un  mojicón 

un  gigante. 
D.  Juan.  Salios  lodos. 

A  ser  yo  Catalinón.  (iiaceseñat.) 

Vete.  ¿Que  cierre  la  puerta? 

Ya  está  cerr.ida,  y  ya  estoy 

aguardando  lo  que  quieres, 

sombra,  taniasma  ó  visión. 

Si  andas  en  pena  ó  si  buscas 

alguna  satisfacción, 

aquí  estoy,  dimelo  á  mt, 

3ue  mi  palabra  te  doy 
e  hacer  todo  lo  que  ordenes. 
¿Estás  gozando  de  Dios, 
eres  alma  condenada, 
ó  de  la  eterna  región 
diie  la  muerte  en  pecado? 
Mabla,  que  aguardando  estoy. 


TAW  LAROO  WE  LO  FlÁiS 


D.  GoNZ.  ¿Cumpllrásmc  una  palabra 

como  caballero? 
D.  Juan.  Honor 

tengo  y  las  palabras  cumplo, 

porque  caballero  soy. 
D.  GoNZ.  Dame  la  mano,  no  lemas. 
D.  Juan.  .íEso  dices?  ¡Yo  temor! 

Si  fueras  el  mismo  inlierno, 

la  mano  te  diera  yo. 
D.  GoNZ.  Bajo  esa  palabra  y  mano, 

mañana  á  las  diez  te  estoy 

para  cenar  aguardando. 

^Irás? 
D.  JtuN.  Empresa  mayor 

entendí  que  me  pedias. 

Mañana  tu  huésped  soy. 

¿Dónde  he  de  ir? 
D.  GoNZ.  A  la  Capilla. 

D.  Juan.  ¿Iré  sólo? 
D.  GoNZ,  No,  id  los  dos, 

y  cúmpleme  la  palabra, 

como  la  he  cumplido  yo. 
D.  Juan.  Digo  que  la  cumpliré, 

que  soy  Tenorio. 
D.  GoNZ.  Y  vo  soy 

Ulloa. 
D.  Juan.  Yo  iré  sin  falta. 

D.  GoNZ.  Yo  lo  creo;  adiós. 
D.  Juan.  Adiós. 

Aguarda,  le  alumbraré. 
D.  GoNZ.  No  alumbres,  que  en  gracia  estoy. 

(Vasc.) 

ESCENA  XIII 

Don  Juan,  solo. 

D.  Juan.  ¡Válgame  Dios!  Todo  el  cuerpo 
se  ha  bañado  de  un  sudor 
helado,  y  en  las  entrañas 
se  me  ha  helado  el  corazón. 
Un  aliento  respiraba, 
organizando  la  voz. 
Un  frió,  que  parcela 
infernal  respiración. 
Cuando  me  tomó  la  mano, 
de  suerte  me  la  abrasó, 
que  un  infierno  parecía 
más  que  no  vital  calor. 
Pero  todas  son  ideas 
que  da  á  la  imaj;;inación 
el  temor,  y  temer  muertos 
es  más  villano  temor. 
Si  un  cuerpo  con  alma  noble, 
con  potencias  y  razón, 
y  con  ira,  no  se  teme, 
f quién  cuerpos  muertos  temió? 
Ire  mañana  i  la  iglesia 
donde  convidado  estoy, 
por  que  se  admire  y  espante 
el  mundo  de  mi  valor.  (Vase  ) 

ESCENA  XIV 

Saltn  ti  Rt.r  y  Don  Pepko  Tbnohio, 

Rey. 
^Llcgó,  en  ñn.  Isabela? 


Ooit  PEbno. 

Y  disgustada. 
Ret. 

Don  Juan  pondrá  remedio  hoy  á  su  qt 

Don  Pedro. 
Siente,  señor,  el  nombre  de  infamaJa,j 
V  viendo  que  de  Ñapóles  se  aleja, 
cun  disgusto  llegó,  aunque  confiada, 
pues  sus  agravios  hoy  en  manos  deja 
de  vuestra  Majestad,  en  quien  confia 
que  trocará  su  llanto  en  alegría. 

ESCENA  XV 

Salt  el  DuQai  OcTAno. — Diema*. 

Octavio. 
HuélRome,  gran  señor,  que  esté  prg&eni» 

don  Pedro,  de  don  Juan  pallardo  tio, 
para  que  á  voces  te  publique  y  cucnu 
la  justa  queja  del  agravio  mío. 
De  tu  mano  real  está  pendiente 
satisfacer  mi  honor^  y  asi  confio 
que  vuestra  Majestad  desla  cautela 
dará  satisfacción  hoy  á  Isabela. 

Don  Pedro. 
Duque:  siempre  los  nobles  caballeros 
son  cortos  en  palacio  de  razones. 

OcTAVtO. 

Don  Pedro:  en  la  campaña  tengo  acero 

Don  Pedro. 
Yo  tantos  como  aceros,  corazones. 

OCTAVtO. 

Yo  almas. 

Don  Pedro. 
Yo  potencias. 
Rey. 

Caballeros: 
bueno  está. 

Don  Pedro. 
¡Vive  Dios! 

Octavio. 

Si  no  te  pones 
en  medio. 

Don  Peobo. 

Si  DO  atajas  lo  que  dl|ío, 
I  vive  Dios! 

Octavio. 
|V¡ve  Dios! 

Rey. 
Venid  conmígOi] 

ESCENA  XVI 

Qutíia  «t  [>vgus  OcrATta. 

Octavio. 
¿A  quien  tan  gran  desdicha  ha  sucedií 
cumo  á  m¡  me  sucede?  Confiado 
en  un  traidor  amigo,  cjue  hoy  ha  sido 
Sinón  (ingido,  por  quten  jro  culpado 


JORNADA  TEPCEBA 


6«I 


Isabela  ser¿,  pues  ha  perdido 

kue  en  el  mundo  tamo  s«  ha  estimado. 

si  el  Rey  no  la  venjía  deste  agravio, 
Venganza  ha  de  hacer  el  Duque  Octavio. 

{Van.) 

ESCENA  XVII 

Saltn  ti  Marqué*  y  Tbkokio,  ti  viejo. 

I40R10.  Muy  bien  le  podéis  quitar 

las  prisiones  ai  Marqués. 
jiQ.      Si  para  mi  muerte  es, 

albricias  os  quiero  dar. 
Noitio.  El  Rey  os  manda  soltar 

de  la  prisión. 
LRQ.  ¿Si  ha  sabido 

mi  inocencia  y  el  que  ha  sido 

desia  maldad  agresora 

Que  callo  por  vuestro  honor, 

aunque  estoy  tan  ofendido. 
Noaio.  ¿Por  mi  honor?  ¿Si  á  vuestro  lío 

matáis,  soy  culpado  yo? 
iBQ.       Porque  don  Juan  le  mató, 

y  á  mi  la  culpa  me  echáis. 

A  don  Juan  mi  capa  di. 

|Ah,  engañoso  caballerol 

Sin  culpa  padezco  y  muero. 
woBio.  ¿Qué  decís? 
kRQ.  Que  esto  es  ansí: 

un  recado  reccbí 

para  que  á  mi  prima  goce, 

de  quien  su  error  conoce, 

pues,  engañoso  y  cruel, 

fué  á  las  once  para  él, 

y  para  mi  fué  á  las  doce. 

Y  aunque  siento  que  matase 

á  mi  lío,  más  sentido 

estoy  y  más  olendido 

de  que  á  mi  prima  gozase.     {Vamt} 


ESCENA  XVIIl 

Salen  Doh  Juan  y  Catauihón. 

¿Cómo  el  Rey  te  recibió? 
Con  más  amor  que  mi  padre. 
¿Viste  á  Isabela? 

También. 
¿Cómo  viene? 

Como  un  ángel. 
¿Recibióte  bien? 

El  rostro 
bañado  de  leche  y  sangre, 
como  la  rosa  que  ai  alba 
revienta  la  verde  cárcel. 
Vamos,  si  le  has  de  vestir, 

aue  te  aguardarán  y  es  tarde, 
'tro  negocio  tenemos 
que  hacer,  aunque  nos  aguarden. 
¿Cuál  es? 

Cenar  con  el  muerto. 
Necedad  de  necedades. 
¿No  ves  que  di  mi  palabra? 
Ya  está  cerrada  la  Iglesia. 
Llama. 

¿Qué  importa  que  llamo? 


»TAUN. 

Juan. 

kTALIN. 

Juan. 

ITALIN. 

Juan. 

kTAt-IN. 
.  JlTAN. 


ITALIN. 

Juan. 

kTALlN. 

JtJAN. 

kTALIN. 

Juan. 

iTALIN, 

Juan. 

TALIN, 


¿Quién  tiene  de  responder, 

si  duermen  los  sacristanes? 
O.  Ji  AN.  Llega  á  ese  postigo. 
Catalin.  Abieti 

está. 
D.  Juan.  Pues  cnira. 

Catauin.  Entre  Un  fiaUc 

con  hisopo  y  con  estola. 
D.  Juan.  Sigúeme  y  calla. 
Catalin.  Que  cali*. 

[Entran  por  dtntro  cltl  vtKiutrw,^ 
jAy,  de  mí!  tenme,  señor, 
porque  de  la  capa  me  asen. 

ESCENA  XIX 


Sotlt  el  MuBitTO.— Dichos. 


D. Juan. 

D.  IjONZ. 

I>.  Juan. 
D.  GoNz. 


D.  Juan. 
D.  OoNZ. 

D.  Ji;an. 


D.  GoNz. 
D.  Juan. 
D.  GoNZ. 


D. Juan. 

Ü.  Gonz. 
D.  Juan. 

D.  Gonz, 
Catalin, 


D.  Juan. 

Cataun. 
D.  Gonz. 


Catalin. 
D.  Gonz, 

Catalin, 


D.  Gonz 
Catalin, 


¿Quién  va  allá? 

Yo. 

¿Quién  sois  vos? 
El  muerto  soy,  no  te  espantes. 
No  entendí  que  me  cumplieras 
la  palabra,  según  haces 
burla  de  todos. 

¿Me  tienes 
en  opinión  de  cobarde? 
Sí,  porque  de  mi  huíste 
la  noche  que  me  mataste. 
Huí  de  ser  conocido; 
mas  ya  me  tienes  delante: 
di  prcilo  lo  que  me  quieres. 
Quiero  á  cenar  convidarte. 
Cenemos. 

Para  cenar 
es  menester  que  levantes 
esa  tumba. 

Y,  si  te  importa, 
levantaré  esos  pilares. 
Valiente  esiás. 

Tengo  brío, 
y  corazón  en  las  carnes. 
Siéntate  lú. 

Yo,  señor, 
he  merendado  esta  tarde. 
Cena  con  tu  convidado. 
Ea,  pues,  he  de  enojarme; 
siéntate,  acaba. 

¡Ay  de  mi! 
También  quiero  que  te  canten. 
(Cantan:)  «Adviertan  los  que  de  Oíos 
juzgan  ios  castigos  tarde, 
que  no  hay  plazo  que  no  llegue 
ni  deuda  que  no  se  pague.» 
¿Qué  plato  es  éste,  señor? 
Este  plato  es  de  alacranes 
y  víboras. 

Gentil  plato 
para  el  que  trae  buena  hambre. 
¿Es  bueno  el  vino,  señor? 
Pruébale. 

Hiél  y  vinagre 
es  este  vino. 

Este  vino 
exprimen  nuestros  lagares. 
¿No  comes  lú? 

Comeré 


TAN  LAROO  ME  LO  TtitS 


si  me  dieses  áspid  á  áspid 
cuantos  el  infierno  tiene. 
D.  GoNZ.  Otra  vez  quiero  que  canten. 

(Cantan  la  copla  pottrera.) 

Catalin.  ¡Malo  es  aquesto,  por  Cristo! 

Dime,  señor,  ¿no  escuchaste 

la  canción?  Contigo  habla. 
D.  Juan.   Un  hielo  el  pecho  me  parte. 
Catalin.  Comedesie  guisad! lio. 
D.  Juan.   Ya  he  cenado;  haz  que  levanten 

las  mesas. 
D.  GoNz.  Dame  esa  mano, 

no  lemas;  la  mano  dame. 
D.  Juan.  ¿Yo  temor?"  Toma.  ¡Ay  de  mil 

que  me  abraso;  no  me  abrases 

con  tu  fuego. 
D.  GoNZ.  Aqueste  es  poco 

para  el  fuego  que  buscaste, 

y  así,  tienes  de  pagar 

las  doncellas  que  burlaste. 
Juan.   A  tu  hija  no  ofendí, 

que  vio  mis  engaños  antes. 
GoNZ.  No  importa,  que  ya  pusiste 

tu  intento. 
Juan.  Deja  que  llame 

auien  me  conñese  y  absuelva. 
GoNZ.  No  hay  lugar,  ya  acuerdas  tarde. 

Las  maravillas  de  Dios 

son,  don  Juan,  investigables, 

y  asi  quiere  que  tus  culpas 

á  manos  de  un  muerto  pagues. 
D.  Juan.  No  me  aprietes:  ¡tente,  tente! 

Con  la  daga  he  de  matarte; 

mas  ¡ay!  que  me  abrasa  el  fuego, 

y  serán  golpes  al  aire. 
D.  GoNZ.  «Esta  es  justicia  de  Dios: 

quien  tal  hace  que  tal  pague.» 
Ü.  Juan.  iQuc  me  quemo,  que  me  abraso! 

jMuerto  soy! 
Cataun.  No  hay  quien  se  escape. 

¡San  Panuncio,  San  Antón, 

sacadme  libre  á  la  calle! 

( Tiran  tt  carrttón  á  u  Awnrffn.) 


ESCENA  XX 

5ii/«fi  el  Rbi,  Tbi«orio,  el  tikKitvii  de  la  Mota, 
lsAaxLA,<a  Mescadora  y  acompañamiento. 

Tenorio.  Ya  el  Marqués,  señor,  espera 
besar  vuestros  pies  reales. 

PsscAo.    Si  Vuestra  Alteza,  señor, 

de  don  Juan  Tenorio  no  hace 
justicia,  á  Dios  y  á  ios  hombres, 
mientras  viva  he  de  quejarme. 
Derrotado  le  echó  el  mar; 
dile  vida  y  hospedaje, 
y  pagóme  esta  amistad 
con  mentirme  y  engañarme 
con  nombre  de  mi  marido. 

Rey.  ¿Qué  dices? 

ÍSAIBI.A.  Dice  verdades. 

Maaq.      Pues  es  tiempo,  gran  señor, 
que  á  luz  verdades  se  saquen, 
sabrás  que  don  Juan  Tenorio 


las  culpas  que  me  ímpom^ 
cometió,  que  con  mi  capí 
pudo  el  cruel  engañarme, 
de  que  tengo  mil  te$ijg<>s. 
Kbv.        ¿Hay  desvergüenza  tan  graadt? 


ESCENA  XXÍ 

Salt  CATAi.wóK.^OiCMoau 

Catalin.  Escuchad,  oíd,  señores, 
el  suceso  más  notable 
que  en  el  mundo  ha  sucedí 
y  en  oyéndolo,  matadme. 
Llegando  don  Juan,  mí  amo, 
á  Sevilla  antiyer  tarde 
y  entrándose  á  retraer 
en  la  iglesia  donde  yace 
don  Gonzalo  en  el  sepulci 
que  el  Rey  mandó  se  iabr 
aguardando  que  la  noche 
para  encubrirse  llegase, 
acertó  á  ver  un  letrero 

3ue  al  Comendador  delante 
el  sepulcro  le  pusieron 
que  dice  espera  vengarse 
del  que,  sin  temor  de  Dioí, 
con  alevosía  tan  grande 
le  dio  muerte,  y  él  haciendo 
burla,  llegó  á  convidarle 
que  fuese  á  cenar  con  ¿I, 
y  apenas  pudo  sentarse 
á  cenar,  cuando  á  la  puerta 
llegó,  y  para  que  nooscan«, 
después  de  cenar  le  dijo 
que  á  su  iglesia  se  llegase 
luego  la  noche  siguiente, 
que  él  quería  convidarle. 
Fué  don  Juan,  que  nunca 
pues,  sin  poder  escaparse, 
asiéndole  de  la  mano, 
comenzó  el  muerto  á  ap(«U 
diciendo:  «Dios  te  castiga: 
quien  tal  hace  que  tal  pagc 
y  él  diciendo,  «que  me  at 
murió,  mas  diciendo  ames 
que  á  doña  Ana  no  ofendió, 
que  le  conocieron  antes. 
Yo  arrastrando  me  escapé 
de  la  iglesia  y  de  tan  graixk 
desventura. 

MaUv.  Por  I  .s  nit 

mil  abrazos  qi. 

Rky.         Pues  es  ya  mu^  Juai 

puede  Isabela  casar&e 
con  el  Duque. 

Octavio.  Yo,  señor. 

estimo  merced  tan  grande, 
pues  está  viuda  Isabela. 

Mabq.       Yo  con  mi  prima. 

Batmicio.  y  nosotro 

con  las  nuestras,  porque 
esta  verdadera  historia. 

Rey.         \  el  sepulcro  se  traslade 

desde  aqui  á  San  Juan  de  Td 
para  memoria  mis  grande. 


LA  VENGANZA  EN  EL  SEPULCRO 


DE 


ON  ALONSO  DE  CÓRDOVA  Y  MALDONADO 

CRIADO  DE  SU  MAJESTAD 


hablan: 


b 


Don  Juan  Tenorio. 
Colchón,  gracioso. 
El  Mafqués  de  la  Mota. 
Don  Gonzalo  de  Ulloa. 
El  Asistente. 
Un  Alcaide. 


JORNADA  PRIMERA 


ESCENA  PRÍMEBA 


SaleüoH  IvAtty  Doma  A)iÁ,Jt  camino. 

Don  Juan. 

deidad  hermosa, 
10  ser  cruel,  más  cariñosa, 
»o  acelerado: 

oques  la  dicha  de  mi  estado, 
e,  vuelve  á  la  fuente, 
I  el  puro  cristal  de  su  corriente 
¡o  te  traslada, 

ue ofendida  por  no  bien  piniada. 
iocupe  tu  esplendor  el  prado, 
uz  matizado 
que  de  sus  Hores. 

on,  los  que  matices,  resplandores. 
Idad  soberana, 
rayos  lucientes  la  mañana 
•  hacen  aurora,  toda  oriente, 

opicia  me  escuche.  \Ay,  Diosl  delente, 
lun  sólo  imaginada, 
mata  tu  ausencia,  ó  cuando  airada 
ine  á  mi  quietud.  Ya  tu  desvio, 


L'n  Alguacil. 
Doña  Ana,  dama. 
\Nki,  criada. 
Dos  Criados, 
Acompañamiento. 
MÚSICOS. 


ducfio  de  mi  albedrlo, 

|cuánio  me  cuesta  ya!:  que  no  es  amante 

el  que  ausente  viviere  un  solo  instante. 

No  permitas  ¡oh,  asombro  de  ti  propia! 

traslados  de  tu  copia, 

tormentos  de  mi  idea, 

sí  no  has  de  dar  lugar  á  que  te  vea: 

si  no  has  de  ser  piadosa. 

¡Quién  creyera  que  hermosa 

me  pudieras  matarl  ¡Oh,  quién  creyera 

entrañas  de  una  ticra 

en  pecho  de  una  diosal 

No  me  mates  cruel,  bástete,  hermosa. 

Doña  A.va. 

^Por  que  mis  pasos  sigues? 

^Quiéo  eres,  di,  que  á  una  mujer  persigues, 

pródiga  de  temor  y  sentimiento^ 

^Quien  le  provoca  A  tan  extraño  intento? 

Déjame,  hombre  ó  ñera; 

déjame,  no  me  sigas. 

Don  Juan. 
Oye,  espera. 

DoSa  Ama. 
No  puedo. 

Don  Juan. 
De  esio>  riscos 
precipicio  seré,  porque  obeliscos 


^            684                                             LA  VENGANZA  EK  EL  SEPULCRO                     ^^^^^| 

^^m              me  den  aqu!  á  tus  ojos  sepultura 

si  es  que  me  escuclías^^^H 

^^L^        si  no  me  escuchas. 

Caminé  á  Toledo,  y  tm^^^ 

^^^^^L                            Doña  Ank. 

de  llegar  una  ú  dos  llegOM, 

^^^^H                                      Abreviar  procura; 
^^F             di  quién  eres,  prosigue,  di  quién  eres, 
^^M              porque  después  me  digas  que  me  quieres. 

está  un  lugar  donde  habia 
una  boda,  cu'. 
rústicamente                   a 
banquetes,  b.4iit.s  >  uuendi^H 
Parecióme  bien  la  novia;    H 

^^R                                  Don  Juan. 

^^B              Por  eso  empezaré;  que  lo  primero 

accrquéme  con  sospechis  H 

^^1               ha  de  ser  ei  que  sepas  que  te  quiero. 
^^1              Pero  escucha,  y  sabrás  á  quién  venciste, 

del  novio  que  me  atendía   ^M 

ya  celoso.  ¡Qué  cautela      ^M 

^^B               porque  admires  en  mí  lo  que  supiste. 

no  ha  prevenido  un  villtnc^l 

^^^^_^                 Sabrás,  prodigio  de  luz, 

aun  antes  que  tenga  fuer£^| 

^^^^B                 milagro  opuesto  á  la  alteza 

en  la  intenciónl  Y,  en  efcc^J 

^^^^H                 de  los  rayos  en  que  Febo 

su  malicia  ó  su  cxpericncí^^ 

^^^^H                 da  espíritu  á  las  estrellas, 

dio  luego  con  mi  cuidado,  H 

^^^^H                 que  fué  Sevilla  mi  patria; 

tan  mal  sufrido,  que  arries^l 

^^^^^1                fuélo  por  nacer  en  ella. 

en  una  resolución 

^^^^^B                 que  el  mundo  patria  común 

las  vidas  del  y  cincuenta 

^^^^H                 lo  es  ya  por  gusto  ó  por  fuerza. 

que  me  aconJeten  furiosos 

^^^^H                Don  Juan  Tenorio  me  llamo; 

con  chuzos,  dardos  y  píodns. 

^^^^H                por  el  nombre  ó  por  las  señas 

Resistiles  animoso. 

^^^^H                pienso  que  ya  me  conoces; 

y  pienso  que  si  no  huyeran, 

^^^^H                 pero,  por  si  no  te  acuerdas, 

todos  juntos  ¡vive  Dios! 

^^^^H                 don  Pedro  Tenorio,  aquel 

que  aun  para  llevar  las  noen$ 

^^^^V                 que  vio  sin  menguante  llena 

no  sé  si  quedará  alguno      má 
de  tantos.  ¡Oh,  cuánto  es  ifl 

^^^^B                   por  tantos  años  la  luna 

^^^^K                 de  su  privanza  y  grandeza. 

acción  el  huir,  pues  quiu  V 

^^^^H                 fué  mi  padre,  bien  lo  sabes; 

la  victoria,  que  pudiera       ■ 

^^^^H                 no  ha  tanto  que  yace  muerta 

ser  mayor  en  los  que  huyCM 

^^^^H                 su  fama.  El  Rey  de  Castilla, 

que  en  los  que  muriendo  dfl 

^^^^H                que  Dios  guarde,  á  su  cabeza 
^^^^H                nó  del  gobierno  el  peso, 

opiniónl  Paso  adelante,      ™ 

que  aquesto  es  nada.  La  areni. 

^^^^H                que  los  reyes,  aunque  reinan, 
^^^^H                cuando  privados  admiten. 

piso  del  dorado  Tajo, 

y  habitando  sus  riberas,      ^ 

porque  el  suceso  pasado     V 

^^^^^P                 no  parece  que  gobiernan. 
^^^Kf                  Murió,  en  nn,  como  es  notorio; 

no  me  aseguraba,  un  ttma 

^^^F                  mucho  antes  que  muriera 

con  cieno  hidalgo  de  allí        1 

^^m                       dejando  su  casa,  yo. 

tuve  un  día,  que  si  es  neciaflj 

^^K^                  de  tres  lustros  aun  00  apenas. 

la  porfía  porque  cansa,      ^M 

^^^^^                 destino  fué  el  resolverme, 

no  lo  es  menos  porque  dell^f 
se  ocasionan  mi  disgustos  ^H 

^^^^H                secreto  tuvo  de  estrella, 

^^^^^H                pues  ser  hijo  del  privado 

que  paran  siempre  en  pend^f 

^^^^^B                 no  pudo  estorbar  mi  ausencia. 

Desmintióme,  siendo  iuegoH 

^^^^H                 Partí,  en  ñn,  dejé  la  casa 

un  bofetón  tn\  respuesta;   ^M 

^^^^H                 de  mis  padres,  la  grandeza, 

acudió  á  su  obligación,      ^M 

^^^^H                     regalo,  la  lisonja. 

sacó  la  espada;  saquéla;      ^M 

^^^^H                el  lugar,  la  preeminencia, 

amotinóse  de  vulgo            H 

^^^^^B                 la  futura  sucesión 

una  tropa  que  me  cerca     ^M 

^^^^^1                 de  la  privanza,  pues  fuera 

á  tiempo  que  ya  arestado&  H 

^^^^^B                por  industria  de  mi  padre 

una  punta  me  endereza;     ^ 

^^^^H                segura  en  mi.  ¡Oh,  cuanto  yerra 

reballla  y  por  el  filo 

^^^^H                el  consejo  en  poca  edad, 

de  su  espada  tan  derecha       y 

^^^^H                si  consigo  se  aconseja 

corrió  á  su  pecho  la  mis,  j^ 

^^^^H                el  que,  cual  yo,  se  resuelve 

que  cuando  al  reparo  eoir^H 

^^^^B                por  '•lección  ó  por  temal 

ya  yo  envainaba  en  su  ped^| 

^^^^H                 Con  un  criado  que  solo 

mi  espada;  que  la  pendencaH 

^^^^H                 y  que  leal  no  me  deja. 

la  ha  de  acabar  una  herida^H 

^^^^B                 partí  como  digo  habrá 

si  es  de  buen  pulso  ó  ú  o^H 

^^^HP                 otros  tres  lustros.  ¡Qué  ciega 

C^iyó  muerto,  al  iiem|^^^H 

^^^F                   obra  la  razón  en  tanto 

que  aun  esgrimiendo  B^^^| 

^^F                      que  el  apetito  no  enferma! 
^^^                      Fué  mi  designio  ver  mundo; 

venganza  de  tanta  tur^^^H 

como  me  acomete  y  cerca,  jH 

^^^^H                 no  sé  si  al  mundo  le  pesa 

con  su  ofensa  me  dciiei>do£^ 

^^^^H                 deque  le  viese  ó  á  mí 

éste  mucre,  aquél  pelea. 

^^^^H                 de  haberle  visto;  resuelva 

uno  huye,  otro  se  arroit. 
pero  todos  escarqnieniaii, 

^^^^B                 esta  duda  lo  que  oirás, 

^^v 

PRIMERA                                                                685              ^H 

cuando,  dejándome  el  campo, 

como  all!  en  tu  presencia,                  ^^^H 

vieron  esmaliar  su  hierba 

me  vieras  lograr  venganzas                 ^^^^| 

ú  de  la  sarigrc  que  corre 

tan  honrado  que  dijeras:                           ^H 

ú  del  miedo  que  la  hiela, 

«No  es  quien  obra  aquí  lo  fuerte,        ^^^H 

Mas,  paso,  paso  adelante, 

la  sangre  si,  por  ser  buena>:               ^^^H 

que  aquesto  es  nada.  La  sierra 

que  de  un  poderoso  nadie                   ^^^^ñ 

fué  forzoso  que  habitase. 

se  satisface  ó  se  venga                        ^^^^H 

porque  del  risco  ó  la  cueva 

sin  ser  obra  de  valor                           ^^^^H 

me  amparase  contra  un  mundo 

donde  la  sangre  se  prueba.                 ^^^^H 

que  me  sigue.  Estuve  en  ella 

Vila  en  sus  brazos,  en  fin,                  ^^^^| 

muchos  dias.  Desmintiendo 

y  con  la  daga,  tan  cerca                     ^^^^| 

espías  y  centinelas, 

de  mí  enemigo  me  arrojo,                   ^^^^| 

bajé  una  mañana  al  valle, 

que  se  murió,  sin  que  sepa                ^^^H 

donde  una  serrana  bella 

si  fui  yo  quien  le  dio  muerte,            ^^^H 

me  sale  al  paso;  rindióme, 

pues  ni  á  volver  la  cabeza  ^^^^| 
e  dio  lugar  el  aliento,                              ^H 

y  esta  fué  la  vez  primera 

que  tuve  amor;  pero  no. 

ya  cadáver,  ya  tragedia                      _^^^H 

no  fué  amor,  pues  luego  inicnto 

el  cuerpo,  pues,  al  amago                  ^^^H 

gozarla;  apetito  fué, 

sobró  el  golpe  de  manera                  ^^^H 

que  quien  la  dicha  no  espera, 

que,  cuando  el  alma  lo  siente,                 ^H 

sabiendo  obligar,  no  ama, 

ya  estaba  el  cuerpo  sin  ella.  ^H 
Alas,  paso,  paso  adelante.                          ^H 

apetece,  si,  ú  desea 

para  ser  la  posesión 

que  aquesto  es  nada.  Fué  fuerza  ^^^H 
dejar  la  sierra.  Huí  á  Cádiz,                ^^^H 

olvido  de  tanta  deuda. 

Era  hermosa  la  serrana 

adonde,  en  una  galera                         ^^^H 

y,  aunque  serrana,  discreta; 

me  embarqué;  surqué  los  mares,        ^^^H 

miróme  como  ofendida, 

precipicios  de  mi  estrella                     ^^^H 

escuchó  menos  severa. 

que  me  despeña  atrevida,                    ^^^H 

y  neutral  en  las  acciones, 

que  me  provoca  soberbia,                  ^^^^| 

entre  el  agrado  y  vergüenza. 

siguiendo  siempre,  y,  en  ñn,             ^^^^M 

me  dijo:  «Si  es  que  habitáis 

en  un  navio  en  que  trueca                 ^^^H 

señor,  como  yo  estas  selvas, 

la  galera  mi  viaje                                 ^^^H 

no  será  el  postrero  d(a 

airavci>é  á  Ingalaterra                          ^^^H 

que  nos  veamos.»  Quisiera 
detenerla  yo,  mas*  viendo 

y  después  á  Flandes,  donde                ^^^^| 

serví  con  una  jinenta;                          ^^^^| 

asomar  por  una  cuesta 

y  sabiendo  que  una  noche                ^^^^H 

una  tropa  de  caballos. 

desembarcaban  en  tierra                    ^^^^| 

recelé,  recatóse  ella, 

cuatrocientos  enemigos                     ^^^^| 

fuese,  y  embosquéme  yo. 

que  en  dos  barcas  holandesas            ^^^H 

'         iPensión  del  que  agravia,  pena 

vinieron  á  nuestro  campo,                 ^^^H 

del  delito,  que  no  importa 

les  embaracé  la  empresa.                   ^^^^H 

que  el  castigo  no  se  tema. 

Dos  cabos  de  nuestro  campo,             ^^^H 

si  es  la  conciencia  el  impulso 

envidiosos  de  mi  estrella                    ^^^H 

cuando  el  ánimo  se  altera! 

(no  quiero  decir  que  fueron               ^^^H 

Apenas,  pues,  otro  di^ 

cobardes,  pues  no  es  flaqueza            ^^^H 

comenzaba  su  carrera 

acometerme  dos  juntos,                      ^^^H 

^^H    el  dorado  Febo,  cuando 

temeridad  si  que  fuera                         ^^^^| 

^^K  yo  en  el  valle  y  en  las  selvas 

presumir  uno  de  si                              ^^^^| 

ya  estaba  IcRrando  auroras, 

lo  que  un  escuadrón  no  piensa),        ^^^H 

puts  á  un  tiempo  en  competencia 

desaliáronme  al  campo;                     ^^^H 

Celia  y  la  mañana  salen, 

mátelos  y  di  la  vuelta                          ^^^H 

pero  más  hermosa  Celia. 

á  España,  y  porque  en  Sevilla,          ^^^^H 

Halléia,  en  tln,  mas  ¡ay  cielosl 

mi  patria,  sólo  por  nuevas                 ^^^^| 

que  aunque  la  halle  no  era  ella. 

mi  valor  se  sabe,  quiero                    ^^^H 

porque  una  injusta  mudanza 

se  sepa  por  experiencia                       ^^^H 

me  hizo  dudar  de  las  señas. 

sicnclo  horror,  causando  espanto,            ^^M 

Un  Principe,  dueño  altivo 

asombro,  temor  y  pena                         ^^^H 

de  aquel  distrito,  á  la  sierra 

á  los  hombres,  á  los  brutos,               ^^^H 

salió  á  cazar  estedia, 

á  los  montes  y  á  las  ñeras.                ^^^^M 

y  siguiendo  en  la  maleza 

Hoy  á  sus  murallas  llego,             l^^^^l 

del  monte  un  corzo  ligero, 

y  hallándote  fuera  de  ellas             ^^^^^1 

al  corzo  dejó  por  Celia. 

en  el  cristal  de  esa  fuente                 ^^^^H 

Viola  el  Príncipe  ¡ay  de  mi! 

te  vi  primero  tan  bella,                      ^^^^| 

viola,  enamoróse  de  ella; 

tan  señora,  tan  bizarra,                      ^^^H 

hablóla  amante,  rindióse. 

tan  hermosa  y  tan  honesta,                ^^^H 

pues,  en  sus  brazos:  quisiera 

que  di  primero  á  tu  imagen                 ^^^H 

que  repetido  este  agravio 

que  á  ti  mcsma  la  obediencia.           ^^^H 

686 


LA  VENGANZA  EN  EL  SEPULCRO 


Tuyo  soy;  yo  he  de  servirte, 
no  á  disgusto,  no  por  fuerza, 
sabiendo  obligarle,  si. 
níme  quien  eres,  no  temas 
acción  que  sea  descortés 
ni  palabra  que  te  olcnda. 
Rendido,  señora,  tienes 
el  que  hornblemenie  ostenta 
hazañas  tan  inauditas 
en  entrañas  tan  sangrientas. 
Este,  pues,  que  asi  te  pinto, 
éste  que  escucharle  atenta, 
alma  de  toda  la  ira, 
rayo  de  toda  la  fuerza, 
tienes  á  tus  pies  postrado 
mi  rendimiento;  esta  deuda 
no  me  pagues  mal,  repara 
en  mi  natural.  Mas,  ea, 
que  no  he  de  acabar  por  miedo 
lo  que  por  amor  empieza. 
Tuya  es  la  victoria,  baste 
que  por  tuya  la  confiesa 
en  el  más  valiente  pecho 
la  más  rendida  Hneza. 
Admite,  pues,  la  disculpa, 
porque  olvidada  la  queja 
á  tu  gusto,  á  tu  albedrío, 
á  lu  gracia,  áiu  clemencia, 
viva,  si  quieres  que  viva; 
muera,  si  quieres  que  muera. 

D.'Ana.  (Ap)  |V)óse  mayor  confusión 
que  la  mía  en  riesgo  tal! 
¡Que  una  mujer  principal 
se  vea  en  esta  ocasión! 
|0h,  nunca  al  campo  saliera! 
Mas  válgame  aqui  un  engaño 
con  que,  remediando  el  daño, 
me  libre  de  aquesta  ñera. 

[).  Juan.   Ya  de  vuestra  suspensión 
mi  rendimiento  agraviado 
teme  que,  por  despreciado, 
no  hacéis  del  estimación. 

Do^k  Ana. 

^No  has  visto  un  arroyuelo 

que  con  plantas  de  hielo 

huye  de  la  montaña 

entre  juncia  escondido  y  espadaña, 

ú  en  remansos  que  explayó  licores 

se  aloja  entre  las  flores, 

haciendo  una  represa 

con  que  parece  que  su  curso  cesa, 

hasta  que,  más  seguro,  se  dilata 

vertiendo  perlas  y  sembrando  plata.'' 

Pues  yo  en  el  campo  asi,  yo  eo  ese  monte, 

pirámide  inmortal  deste  horizonte, 

de  tu  presencia  huyendo, 

horrible  entonces,  porque  huí  temiendo 

hallar  donde  esconderme  procuraba; 

ya  «1  curso  aceleraba, 

ya  detenerle  intento 

recogida  la  voz,  torpe  el  aliento, 

con  paso  desairado, 

con  desaire  alentado, 

con  aliento  medroso, 

fingiéndolo  animoso 

tan  dentro  del  aprieto, 


monstruo  te  presumí,  temí  en  efecto} 

mas  ya  que  humano  veo 

el  que  temi  Teseo, 

arroyuelo  seguro  que  desata 

en  corriente  veloz  hilos  de  plata, 

el  ánimo  sosiego, 

amante  te  escuché,  mírete  ciego. 

,;Eres  valiente  cuando  amante  eres? 

Triunfar  de  fieras  y  ofender  mujeres 

no  es  acción  del  valor,  pues  no  consienií 

ser  á  un  tiempo  cobarde  y  ser  valiente. 

Tu  amor  me  has  dicho,  ya  hele  escuci' 

baste  saber  que  estás  enamorado; 

déjame  lo  demás,  no  te  apresures 

ni  más  que  haberlo  dicho  aqui  procure 

Don  Juan. 
,;No  has  visto,  pajarilFo  aprisionado 
que,  atento  á  su  cuidado, 
y  al  son  de  contrapuntos  y  primores 
lamenta  de  una  jaula  los  rigores? 
Ya  ensaya  libertades 
con  las  alas,  ya  entona  suavidades, 
y  ya  del  contrapunto 
para  dulces  gemidos  toma  asunto, 
ya  intratable,  ya  triste,  ya  halagüeño, 
cuando  viniendo  el  dueño 
á  darle  de  comer  suelta  un  palillo 
por  donde  el  pajarillo 
la  prisión  desocupa, 
el  vuelo  esgrime  y  otro  sitio  ocupa, 
tan  lozano  y  alegre,  que  publica 
su  libertad  si  canta,  vuela  ó  pica. 
Este,  pues,  pajarillo  aprisionado, 
en  mi  gusto  eres  iti,  y  en  mi  cuidado 
si  le  doy  libertad,  será  el  palillo 
por  donde  el  pajarillo, 
dejándome  engañado, 
mis  esperanzas  burle  y  mi  cuidado. 

Doña  Asa. 
Don  Gonzalo  de  ülloa.  un  caballero 
á  Quien  debe  su  acero 
más  triunfos  y  victorias 
que  aquellos  nueve  de  la  fama  glorías 
á  los  bronces  y.  plumas, 
es  mi  padre,  y  ahora  no  presumas, 
puesto  que  ya  mi  calidad  has  visto, 
que  á  tu  amor  me  resisto, 
no  agradecida;  pero  ser  liviana, 
^cómo  es  posible  que  lo  sea  doña  Ana 
de  UlIoa?  Aquesto  baste, 
si  fácil  me  juzgaste. 
De  Sevilla  esta  (arde  me  he  alejado 
para  coger  de  es4  fuente  en  este  pfado] 
las  perlas  que  salpica 
de  su  cristal  al  alcatifa  ríca 
que,  matizando  Flora, 
milagro  se  repite  cada  aurora. 
Hállele  á  ti  donde  busqué  el  recreo, 
ni  lo  extraño  ni  creo 
que  admirar  ni  creer  á  la  fortuna 
es  resolver  sin  experiencia  alguna. 
Empeño  de  un  acaso 
este  accidente  fué:  vamos  al  cas 
En  Sevilla  es  mi  casa,  patna  tuyi 
con  esto  es  bien  concluya 
que,  en  decirte  mi  casa.'  asi  el  engafio 


ucesu  eitraAa 

e  de  hacer  pof  ti!  m«í  tti  !o  piensj, 
decirlelo  yo  me  h ;> 
jdon  Juan,  adiós,  qi..  -i&o 

KÍose  el  sol  me  impide  el  pa:>o. 

Don  Juan. 
frmol  ¿Ad  te  vms,  asi  m«  dejas? 

DoüA  Ana. 
t  &on  tas  quejas, 
|e  quedo  contigo 
I  me  ausento.  De  temor  lo  digo. 
¡  Don  Juan. 

b  me  engañas? 
*  Doña  Ana. 

I  No. 

Don  Juan. 
Jurarlo  tienes. 
DoAa  Ana. 
Don  Juan. 
"ué  mayor  díchal 

Doña  Ana. 

Inéi:  ¿00  vienes? 
Don  Juan. 
iquesa  Inés? 

Doña  Ana. 
una  criada 
ti,  entre  aquellos  sauces  retirada, 

Í  Adiós,  don  Juan. 
Don  Juan. 
Detente  un  poco. 
DoRa  Ana. 
do.  Ven,  Inés. 

Don  Juan. 

Déjasme  loco. 
\  laés  y  Colchan,  y  vanit  lat  dos  por  otra 


ESCENA  II 

DOí»  JüAM  y  CVLCBÓR. 

^N.^Qué  has  pescado? 

La  hermosura 
flor  á  flor  en  un  jardín; 
un  ángel,  un  serafín, 
y,  en  fin,  la  mayor  ventura. 

iN.  Pensarás  que  de!  anzuelo 
ya  cuelga  alguna  lamprea 
y  seri  algún  sollo. 

W.  Sea. 

DN.Que  te  ha  de  engañar  recelo. 

N.  Colchón:  «'qué  mujer,  qué  dama 
fué  posible  que  engañase 
que  manchada  no  quedase 
en  la  opinión  ó  la  fama? 
Malicia  es  tuya,  nu  mía, 
que  aquella  rara  belleza 
es  efecto  de  nobleza, 
como  de  la  luz  el  día. 


Colchón, 


D.  Jl  AN. 
CoiXHÓN, 

D. Juan. 

CotCHÓN. 


D.  Juan. 
Colchón 
D.  Juan. 

Colchón. 


D.  Juan. 


i'íeo, 

ij  U;n*j:i.n, 

.^ue  aun  yo  oo  k  igualo. 

^.  s>  puede  ser 
de  tan  gran  fama 
iiK"  cíjaiMurecomo  dama 
y  engañe  vomo  mujer. 
SI  puede  ser,  (i) 
porque  nacer  principal 
no  es  haber  mudado  el  ser, 
y  e-S  el  encaño  mujer, 
según  regla  general. 
Todas  engañan,  Cotchóo. 
Todas  engañan,  don  Juan. 
A  mi  no  me  engañarán. 
De  la  mujer  y  el  melón 
cierto  discreto  decía 
que  antes  que  se  alabasen 
se  probasen  ó  catasen 
V  nadie  se  engañarla. 
Mas  di,  si  en  la  relación 
que  de  lu  vida  la  hiciste 
tan  tremendo  discurtisie 
que  le  pintaste  un  Icón, 
¿cómo  concede  ríe  puedo 
sobornaste  su  favor, 
si  en  vez  de  tenerte  «mor 
es  fuerza  te  tenga  miedo? 
¿Cómo,  si  aquí  no  estuviste, 
lo  que  la  dije  has  «abido? 
.Corno  aplicando  el  oído 
escuché  cunnln  dijixle. 
¿Pudo,  pues,  desagradarla, 
al  pinlarme  tan  Icón, 
la  rendida  adoración 
con  que  procuré  obligarla? 
Si  á  lo  crudo  y  A  lo  hampón 
se  inclina  su  voluntad, 
ganó  lu  temeridad 
y  venció  tu  condición; 
pero  tengo  lo  contrario 
por  mis  conforme  á  una  dami, 
y  (]ue  ninguna  que  ama 
se  mclina  á  lo  temerario. 
La  prueba  de  amor  mejor, 
aun  allá  en  lo  inacional, 
es  vencer  el  natural 


por  cariño  ó  por  amor: 
luego  &  mi,  que  de  una  fiera 
lo  duro  y  áspero  imito, 
el  favor  que  solicito 
por  rendido  se  debiera; 
mas  al  tiempo  lo  dejemos 
y  dime  cómo  «e  fué 
con  l«  criada. 

Se  fué. 
¿Y  no  hubo  iTiás? 

Dostxtremoi: 
uno  en  ella  de  pedir 
y  en  mi  otro  de  no  dar. 
con  que  se  quiso  enojar 
y  yo  me  quine  reir. 
LlamóJt  en  esto  su  ama; 


<i)    lüste  veno  Jocoinplcto  podUr*  leerte 
modo:  «Plcnio  qua  iii  puede  »ef  .• 


Colchón 
D.  Juan. 
Colchón 


688 


L\  VENOANZA  EN  EL  SEPULCRO 


fuese  y  dejóme  conliga, 

que  eres  mejor  para  amigo 

que  no  ella  para  dama. 
D.  Juan.   Con  poco  acompañamiento 

salló  al  campo. 
Colchón.  I'na  criada, 

un  coche  y  una  emboscada 

de  gcniílhombres.  que  á  cierno 

llegaban,  ^es  poco? 
D.  Joan.  No, 

si  son  tantos. 
Colchón.  No  ic  asombre 

que  sólo  en  un  geniilhombrc 

he  mentido;  en  fin,  salió, 

en  coche  y  como  te  digo, 

y  por  la  fe  de  español, 

que  si  tiene  coche  el  sol 

que  no  es  el  sol  su  enemigo. 
D.  Juan,  ¿a,  vamos.  ¿Si  acertaré  , 

dónde  es  mí  casa  en  Sevilla!' 

Y  no  será  maravilla 

si  ha  tanto  que  la  dejé. 

Mi  madre  bien  sé  que  vive, 

como  que  murió  mi  padre; 

si  me  estima  como  madre 

veré  en  cómo  me  recibe. 
Colchón. ¿Y  no  me  has  de  dar  hallazgo? 
D.  Juan.  ^De  lo  que  he  perdido.^ 
Colchón.  No, 

de  lo  que  has  hallado. 
D.  Juan.  ¡Yo! 

Colchón.  Heredar  el  mayorazgo 

de  tu  casa,  ¿no  es  hallazgo? 
D.  Juan.  Dios  le  perdone  á  mi  padre. 
Colchón. Como  también  i  tu  madre 

el  no  quererse  arrugar. 
D.  Juan.  Si  tantas  dichas  me  aguardan 

triunfemos  de  la  fortuna. 
Colchón.  Como  son  llenos  de  luna. 

poco  sus  mcnguanlcs  tardan. 
D.  Juan.  l£n  esa  filosofía, 

¿quién  te  meie? 
Colchón.  Mi  experiencia. 

D.  Juan.  Déjame,  que  mi  conciencia 

es  bastante  profecía. 
Colchón.  Vamos;  mas  oye,  que  ahora 

me  acuerJci  que  la  criada 

me  di|o  que  está  tratada 

de  casarse  su  señora. 
D.  Juan.  ¿Con  quién? 
Colchón.  No  sé;  mas,  espera; 

¿no  hí<y  un  n:arqucs  de  la  Rota 

en  Sevilla? 
D.  Juan.  De  la  Mota 

le  hay. 
Colchón.  Ese  dijo. 

D.  Juan.  Muera 

si  se  me  opone  el  marqués. 

Hoy  penetraré  su  intento, 

le  estorboré  el  casamiento 

y  le  verás  á  mis  pies; 

pero  ¿no  echas  ya  de  ver 

SI  es  doña  Ana  principal? 
CoicHÓN,  Yo  hablo  del  natural 

por  lo  que  mira  á  mujer. 

í  Vantty  ialrn  l>on  Gnn^Alo,  barba,  y  el 
Marques.) 


ESCENA  111 
i>ox  GowíALO.  El.  MAiiQm. 

D.  GoN2.  Señor  marqués  de  \m  Mi 
saber  deseo  qué  dU 
resuelve  vucseñorlla 
casarse,  por  si  se  nota 
el  que  antes  de  casarse 
me  haga  aqueste  favor 
con  sus  visitos. 

Marq.  Señor, 

lo  que  siento  el  dilatarse 
sabe  amor. 

D.  Gonz.  Pero  no  creo 

que  loma  resolución. 

Mabq.  I*.n  tan  juila  ptevencióo 
padecer  tiene  el  deseo. 
Es  un  siglo  cada  instante 
y  una  edad  cada  moment 
mas  tanto  apercíbimieoio 
me  detiene:  en  tanto,  ami 
para  de  aquí  á  quince  día 
tengo  resuelta  la  boda. 

D.  Gonz.  Algo  me  desacomoda, 
mas  como  sus  bizarrías 
conozco  por  experiencia, 
no  es  mucho  liempo  el  qt 
mas  advierta  que  le  impida 
las  visitas  mi  licencia. 

ESCENA  IV 
SaU  DoSa  A)u.— Dicho*. 

D.'  Ana.  Padre  y  señor. 

D.  Gonz.  Mi  doña  Al 

¿cómo  ayer  tarde  te  fq 
en  el  campo? 

D.'Ana.  Bien  logT 

la  tarde  y  aun  la  manan4 
En  la  tarde,  pues,  estaba 
tal  el  campo  á  aquella  h( 
que  dijeran  que  la  au( 
entoncts  le  saludaba. 
Perdone  vuescñoria 
que  me  lleve  del  afecto 
de  mi  padre. 

Marq.  Ese  respeto 

á  SMS  canas  se  debía. 
Siempre  ensenéis  cort* 
y  persuadís  tan  discreta 
que  os  conocen  por  perfd 
del  modo  que  pur  doña 

D"  Ana.  Eso  será  por  favor 

que  le  dcoa  á  vuestro  ai 
siendo  mayor  el  objeto 
donde  el  mérito  es  menor. 

Marq.       Si  ier  mayor  es  .i^' 
donde  no  hay  m^ 
aquí  de  vuestro  a. ,..-.,.., 
me  he  de  valer  para  raL 


In&s. 


ESCENA  V 

Salí  Imís.— ntcaoi. 

Para  entrar  un  forastero^ 
pidiendo  licencia  nli. 


JORNADA   PRIMERA 


Go.N2.  Entre  lue^o.  ^Quién  será? 
ts.  Oyes,  aquel  caballero 

qiic  te  habló  en  el  campo  es. 
'  Ana-  |Ay  de  mi!  Perdida  soy. 

{Türkast  con  demosIratiÓH.) 

GoNZ.  Decid  que  entre. 
^  Ana.  Yo  me  voy. 

i*Q.       (Turbada  duna  Anal 
Ana.  ínés. 

(Vdn(«  ¡as  iíúi.] 
lliQ.      <■*?■)  Con  un  forastero  ayer 

que  habló  en  el  campo  me  dijo 

su  criada,  y  lo  colijo 

de  este  turbarse  y  perder 

el  color  o>endo  ¡ah,  cielosf 

que  entraba.  Celos  y  amor: 

dad  oidos  al  temoq 

para  ser  amor  y  celos. 

*         ESCESA  VI 

Saltn  Don  Juav,  Dom  CfOHZALO  y  Et  Mamqvís. 
Colchón. 

Juan.  Ya,  Colchón,  vengo  informado 

de  los  dos,  que  el  uno  es 

don  Gonzalo,  y  el  Marqués 

cl  otro, 

CHÓN.  Pues  ten  cuidado. 

Juan.  Que  le  tendré  cosa  es  llana: 

pues  que  sólo  es  mi  intención 

el  buscar  aquí  ocasión 

de  ver  ó  hablar  á  doña  Ana. 

Dadme,  señor  don  Gonzalo, 

lus  brazos  ó  vuestros  pies, 

y  déme  el  señor  Marqués 

la  mano. 
tCHÓN.  No  va  esto  malo. 

CoNZ.  Saber,  caballero,  á  quién 

he  de  dar  los  brazos  quiero. 
%Q.       Yo  también. 
UAN.  A  un  caballero 

que  puede  á  los  dos  también 

preguntar. 
jONZ.  No  prosigáis, 

que  no  es  mi  intento  ofenderos. 

Todos  somos  caballeros, 

puesto  que  en  eso  os  fundáis. 

Llegad,  llegad  á  mis  brazos, 

y  i  los  del  Marqués  después, 

que  aunque  es  primero  el  Marqués, 

no  lo  han  de  ser  sus  abrazos. 

Y  ahora,  pues,  es  razón 

conozcamos  la  persona, 

porque  el  valor  que  la  abona 

no  pierda  en  la  estimación. 
UAK.  De  don  Pedro,  aue  murió 

en  la  privanza  del  Rey 

soy  hijo. 
iON2,  Y  por  justa  ley 

á  quien  más  estimé  yo. 

^Sois  don  Juan  Tenorio? 
UAN.  Sí. 

lONZ.  Volved,  volved  á  mis  brazos, 

porque  en  más  estrechos  lazos 

conozcáis  mi  amor  aquí. 

Don  Juan  Tenorio,  c!  contento 

COMKmAS  OE  TIRSO  DB  MOLINA. — TOMO  II 


Marq. 

D,  Juan. 


Marq. 
D.  Juan. 
Marq. 
D. Joan. 


Colchón 

D.  Juan. 
Colchón 
D.  Juan. 


D.  GoNZ. 
.Marq. 
D.  GoNz. 

D.  Juan. 

COLOIÓN. 


D.  Juan. 


Colchón 


D.  Juan, 


689 

pienso  que  me  ha  de  matar. 
¡Qué  bien  que  supo  privar 
vuestro  padre!  ¡Con  aué  tiento 
la  privanza  y  la  ambición 
ajustaba!  Nunca  vi 
se  desvaneciese,  y  ful 
quien  tuvo  su  corazón 
en  las  manos,  qup  un  prudente 
nunca  sin  aconsejarse 
del  que  llega  á  confiarse 
en  la  ejecución  consiente. 
En  ñn,  él  sólo  privó 
sin  mudanza  de  fortuna; 
que  logra  llenos  de  luna 
quien  sin  ambición  subió. 
Lo  mismo  decir  podré; 
no  tuve  amigo  mayor. 
Tuvo  del  Rey  el  favor, 
púdolo  ser.  y  yo  haré 
por  vos  cuanto  pueda. 
¿Vos? 
Yo,  pues. 

¡Notable  locura! 
Mucho  este  hombre  me  apura 
la  paciencia,  y  ¡vive  Dios 
que  si  me  enfadol 

,;Es  posible, 
es  posible  que  hoy  siquiera 
no  dejarás  de  ser  fiera? 
jQué  condición  tan  terrible! 
¿No  es  éste  de  quien  consorte  ■ 
doña  Ana  ha  de  ser? 

Tratado 
está. 

Y  as!  provocado, 
¿quieres  que  aquí  me  reporte? 
Con  vuestra  licencia  quiero 
despachar  con  un  recado 
á  un  amigo  este  criado. 
Vuestro  gusto  es  lo  primero. 
Temerario  es  este  mozo. 
Cosas  cuenta  del  la  fama 
que  asombran. 

Aquesta  llama 
no  se  reporta, 

A  destrozo 
como  á  jarrete  que  toquen 
seria  bien  donde  estuvieres, 
pues  no  hay  hombres  y  mujeres 
seguros. 

No  me  provoquen 
y  lo  estarán.  Mas  ¿de  quién 
saber  podrás  si  doña  Ana 
está  en  casa,  ó  si, tirana, 
me  olvida? 

Como  me  den 
entrada  en  su  cuarto,  yu 
lo  sabré,  y  aun  la  diré 
lo  que  padeces. 

Y  que 
se  acuerde  de  que  dio 
la  palabra  de  ser  mia, 
la  di  también,  y  después 
como  sé  ya  que  el  Marques 
me  ofende  con  su  porfía; 
que  me  excuse  estos  desvelos 
y  no  me  dé  estos  enojos, 

44 


690 


LA  VENGANZA  EN  EL  SEPULCRO 


O  si  no,  que  por  sus  ojos 

juro  de  vengar  mis  celos. 
Colchón. Ruégale  á  Dios  que  no  elija 

por  respuesta  algunos  palos, 

que  veo  muchos  Gonzalos 

deste  Gonzalo  en  lo  hija. 
ü.  Juan.  Fuera  perderme  el  respeto, 

y  no  lo  llevara  bien. 
Colchón.  Para  mi  el  que  me  los  den 

es  de  ese  lance  el  aprieto; 

mas  yo  voy.  ■'  V"") 

ESCENA  Vfl 
Dichos  ,  menos  Cnt  ciión. 

l>.  Jlxn.  Poco  eslimara, 

señor,  lo  que  os  debo  y  quiero, 

no  siendo  vos  el  primero 

que  en  Sevilla  visitara. 

Vengo  á  veros  y  á  pediros 

me  elijáis  para  ocuparme, 

pues  sois  quien  ha  de  mandarme 

y  yo  quien  hade  serviros. 

De  esta  suene  le  entretengo  (Ajjaríe.) 

por  si  doña  Ana  á  esta  pieza 

sale,  que  es  poca  fineza 

no  sepa  que  á  verla  vengo. 
D.  GoNZ.  Tanto  gozo  he  recibido 

de  veros,  señor  don  Juan, 

que  llego  á  creer  que  están 

mis  sentidos  sin  sentido; 

que  aquesjo  puede  un  conienfo 

como  tal  vez  un  pesar, 

puesto  que  suele  matar 

un  gozo  como  un  tormento. 
D.  Ji'AN.  No  permite  esos  excesos 

voluntad  tan  bien  pagada. 
D.  GoNZ.  ¿Cómo  de  vuestra  jornada 

no  me  decís  los  sucesos? 
D.  Ji;an.  Son  muy  largos. 
D.  GoNZ.  Mi  atención 

no  se  cansará  de  oíllos. 
D.  ¡VKtt.  Si  es  obediencia  el  decillos 

yo  buscaré  otia  ocasión. 
Mabq.      Mucho  el  indicio  me  estrecha, 

mucho  crece.  ¡Oh,  cómo  son 

verdugos  del  corazón 

cuidados  de  una  sospecha! 
D.  GoNZ,  Que  somos  uno  las  dos 

advertid. 
Mauv.  ¡Fieros  tormentosl 

Mas  yo  sabré  sus  intentos. 
I).  Juan.  Señor  don  Gonzalo:  adiós. 
Mai>q.  Adiós,  señor  don  Gonzalo. 
D.  GoNZ.  Id,  caballeros,  con  Dios; 

no  diferencio  á  los  dos, 

pues  en  mi  amor  los  igualo.    (Y«stj 

ESCENA  VIH 

Doif  JvAH.  —  El-  M*npt)ls. 

"B.  Juan.  (\'o  he  de  hablar  con  el  Marqués 

claramente.) 
Marq.  (Con  don  Joan 

me  declararé.) 


D.  Juan.  (Va  volcán 

es  mí  pecho.) 
Marq.  (Aquesto  es 

lo  mejor.) 
D.  Juan.  (Mal  se  reporta 

mí  enojo.  ¡Que  aquesto  pasd)    < 
Marq.      (¡Que  me  olvide!)  '^M 

D.  Juan.  (¡Que  se  cas^H 

Los  DOS.  (Al  remedio,  pues,  qaeimporST 

ESCENA  ÍX 
Sale  Doma   Ama. 

¡Qué  desdichada  que  soy! 
¡Oh,  nunca  saliera  ayer 
al  campo,  pues  llego  á  ver 
los  riesgos  de  ayer  y  hoy!^ 
Ayer  de  mi  honor  temí 
la  mancha  sin  culpa  mía, 
y  hoy  aquí,  ¡qué  triste  dial 
que  vacilaba  le  vi. 
pues  mi  susto  y  turbación 
al  entrar  don  Juan  fué  tal, 
que  en  ensayos  de  moriaJ 
viví  sin  lespíración; 
señales  de  que  se  infieren 
culpas  con  tal  evidencia 
que  hay  muchos  con  inocen^ 
que  de  aqueste  achaque  mu< 
Luego  yo  que  me  turbé 
tan  á  vista  del  indicio, 
que  no  hiciese  allí  su  ofícto 
el  castigo  mucho  fué. 
Mudemos,  pues,  el  intento 
y  oigamos  al  desengaño, 
que  se  experimenta  el  daño 
P^ra  solo  el  escarmiento. 
Mas  mi  padre  viene.  ¡Ay, 
Si  en  mi  turbación  acaso 
reparó  ¡qué  triste  caso! 


ESCENA  X 

Satt  DoM  GuNZAia — DoAa  Aju. 

D.  GoNZ.  ¿May  alguien  aquí  con  voii^¡ 
D.*  Ana.  Sola  estoy.  Sin  duda  es  este 
D.  Go.NZ.  Pues  sí  estáis  sola... 
D.'Ana.  }Avd« 

D.  GoNZ.  Quiero  que  sepáis  aquí 

serán  vuestras  bodas  presto 
con  el  Marqués  de  la  Mota. 
D.'  Ana.  Ya  respira  el  corazón. 
Sin  duda  mi  turbación 
pasó  sin  que  diese  nota. 
D.  GoNZ.  ¡Qué  vergonzosa!  Desdebo] 
en  quince  días  os  casáis, 
bien  será  que  os  pre^coK^s.! 
Y  adiós,  que  aun  negocio 
Volveré  tarde;  la  puert 
esté  cerrada  temprano, 
que,  pues  traigo  llave, 
será  el  tenérmela  abtena. 


JORNADA  PRIMERA 


60 1 


ESCENA  XI 

DoiÍA  Ana. 

Siempre  que  mi  padre  vuelve 
urde  de  noche  recelo 
alRÚn  mal  suceso.  El  cielo 
le  guarde,  y  pues  ya  resuelve 
casarme»  no  me  ha  de  ver 
el  Marqués,  porque  el  favor 
se  le  ha  de  negar  mejor 
al  que  marido  ha  de  ser. 
Inés. 


ESCENA  XII 


Sale  Ittis  V  CoLCM¿N.— Doña  Aha. 


Ikés. 

Ana. 
|n¿s. 

3LCHÓN 


>.»  Ana. 

luis. 
Colchón 


Ana. 

COLCHÓN 


Ana. 

ILCHÓN. 


Ana. 

>LCHO!», 

>.'  Ama. 

)LCHÓN, 

Aka. 

>LCHÓNc 

Aka. 

JtCMÓN 

Ana. 

JLCHÓN 

\D.*  Ana. 

LCHÓX 


Señora. 

¿Qué  hacías.^ 
Estaba... 

No  estaba,  hablaba 
en  un  colchón  que  buscaba 
para  su  cama. 

Podrías 
con  más  recato. 

A  entender... 
La  culpa  tuvo  el  colchón 
por  llegar  en  ocasión 
que  Inés  le  había  menester. 
Dijome  á  mí:  «Concertalde» 
Mas  el  colchón,  que  lo  oía, 
la  dijo:  «Señora  mía, 
para  su  cama,  de  balde.» 
Id  con  Dios. 

^. Me  despedís 
sin  preguntarme  quien  soy, 
dónde  vengo,  dónde  voy 
ó  i  quién  sirvo^ 

jA  quién  serví»? 
I>e  don  Juan  el  Temerario 
lacayo  he  sido  hasta  ahora, 
pero  después  que  te  adora 
me  ha  hecho  su  secretario; 
y,  en  fin,  yo  soy  enviado 
de  mi  amo  i  que  te  diga 
el  empeño  á  que  le  obliga 
la  palabra  que  te  has  dado; 
que  te  adora,  y  que  por  ti 
se  muere. 

No  prosigas. 
.Que  los  celos... 

^No  calláis? 
.Del  Marqués- 
Idos  de  aqui  ( 1 ). 
.  Le  han  inquietado  de  moido... 
-•Qué  es  esto? 

Que  pueden... 

Baste. 
.D»r... 

Con  su  amor  al  trtsic; 
j  en  esto  lo  he  dicho  todo. 


ft6n  Tcrio*  roce ; 


fkcia4«:  «i  rt4onÓUUmk 


D,*  Ana.  Diréis,  pues,  á  vuestro  ami 
puesto  que  á  mi  os  envió, 
que  se  acuerde  que  soy  yo 
doña  Ana,  y  que  Ullua  me  llamo, 
y  que  excuse.,.  ^No  escucháis? 

r.oLCMÓN.Sin  perder  punto. 

D.'  Ana.  La  nota 

que  ha  dadn,  y  que  el  de  la  Mota 
es  mi  dueño.  Y  na  volváis 
vos  aqui,  que  hard'  que  os  deHí 
y  no  lu  dudéis,  la  muerte; 
Y  decildo  de  esta  suerte 
i  vuestro  amo  también. 

(Va(f  con  lné%.) 

Colchón.  Pues,  por  Dios,  doña  Lucrecia 
que,  según  lo  que  irnagmo, 
que  habéis  hallado  un  Tarquino 
que  0$  deje  burlada  y  fiecia.  • 
(Kd<f  /  tatt  ti  Marquen,  Ht  nocAr.} 

ESCENA    XIII 

Et  Mar«d£*. 

Celoso  v  desesperada 

vengo  (íonde  amar  solía 

Sin  celos;  mas  en  un  día 

jqué  cosa  no  se  ha  mudad 

Vi  me,  si  nunca  envidioso, 

de  bien  querido  ciividiado; 

pero  ¿quién  fué  desdichado 

sin  ser  primero  dichoso? 

Que  hanló  doña  Ana,  he  cabido, 

con  don  Juan  ayer,  y  sé 

que  si  hoy  se  turbó  y  se  fué, 

que  él  umbién  la  causa  ha  sido. 

Salió  conmigo  de  «111, 

iqué  altivo  y  vano  don  Juaal 

para  decirme  que  estén 

concertados  ¡aV  de  mil 

de  casarse  |quc  rigor! 

tan  conformes  ¡qué  tormcntot 

quesera  su  casamiento 

tan  presto  ¡qué  falso  amort 

aue  no  ha  de  pa&ar  ¡ah,  cielosl 
esta  nuche,  ú  de  que  sea 
suya  doña  Ana.  Maü.  ea, 
que  asi  mi  amor  y  mis  celos 
serán  muerte  del  dolor; 
mas  guando,  en  dolor  tan  fueru» 
fué  medecina  la  muerte 
para  que  cese  el  rigor? 
Esto  desde  ayer  me  tiene 

en  UO  lormenlí.  rrortal; 

mas,jcuánd'  .  d  mal 

á  las  espald;^  .  ? 

Que  se  casa 

con  él,  me  c:  .     Ja, 

si  allí  s«  viC  :  1 

dobló  para  »  a. 

Decoro  allí  el  leportarme 
fué  de  doña  Ana  y  su  casa: 
veamos  cómo  se  casa 
sto  vencerme  sqili  6  maUrme. 
Aa    ■  ".o  esperar 

pií  ;»d  venido; 


6q: 


L\  VENGANZA  EN  EL  SEPULCRO 


son  ofensas  de  marido 

las  que  resuelvo  á  vengar, 

que  un  casamienlo  aceptado 

pusesiún  es  ya  que  obliga 

á  la  deTensa:  no  diga 

lu  conirarío  el  que  es  honrado. 

Aqui,  pues,  le  aguardaré, 

donde,  con  tanta  razón, 

tumaró  satisfacción 

y  mis  celos  vengaré. 

lista  es  la  calle  y  la  casa 

de  quien  puede  6  no  matarme; 

mas  bien  será  retirarme 

mientras  esta  ^enie  pasa. 


ESCKNA  XIV 

Sale  Don  ívah  y  Co;xi<6m.  con  capas 
dlfertnttí.—Ki.  Mangues. 

D.Juan.  ,;Doña  Ana  te  dijo  eso? 

Colchón.  Ésto  me  dijo  doña  Ana, 
y  que  á  ti  te  io  dijese. 

D.  J"AN.  'ijMis  celos  no  me  bastaban? 

Fucs.  ¡vive  Diosl  que  he  de  ver 
cómo  lo  dice  mañana. 
Gozarla  tengo  esta  noche 
que  quiera  ó  no,  mi  palabra 
cumpliéndole  yo  al  Marqués, 
pues  le  dije  se  casaba 
conmigo  esta  noche.  Entremos, 
mas  la  puerta  está  cerrada 
y  un  hombre  en  aquella  esquina. 


ESCENA  XV 

Sait  DoM  GoKZALo.— DtCHos. 

Colchón.  Otro  por  la  calle  pasa. 
i,  Juan.  Pues  á  que  pase  aguardemos, 

que  aún  otra  industria  me  falta. 
Mas  parece  que  una  llave 
le  hace  la  puerta  franca. 
De  casa  debe  de  ser. 

iHace  qut  áhrt  ana  puerta.) 

Sigúeme,  Colchón. 

Coi  CHÓN.  ,íQué  trazas? 

D.  Ji'AN.  Entrar  con  él  en  abriendo; 
matarle  luego  y  la  casa 
saquearle  muerte  á  muerte 
sin  que  quede  cosa  humana 
que  no  muera  en  ella,  pues 
mi  sed,  mi  rencor,  mi  rabia, 
sólo  es  ya  de  beber  sangre 
hasta  verme  con  doña  Ana. 

CoiCHÓN.M^a,  pues,  no  cierre. 

D.  jLfAN.  Hidalgo: 

el  que  otra  puerta  se  abra 
donde  una  se  cierra  es  justo. 
Allá  vamos  todos. 
>.  GoNZ.  Falta 

el  saber  si  quiero  yo. 

D.  Joan.  Remitiéndolo  á  la  espada 
servirá  poco,  buen  viejo, 


el  ser  vos  la  barbacana 

para  no  rendir  la  fuerza 

del  castillo  y  de  una  ingrat 
D.  GoNZ.  Don  Juan  Tenorio  parece. 
Colchón.  t)on  Gonzalo  es  con  quien  hil 
D.  Ji'AN.  Va  le  conocí,  y  me  pesa 

de  matarle. 
D.  GoNZ,  Dad  la  causa 

de  un  atrevimiento  igual. 
D.  JtiAN.  Vo  he  de  entrar  en  vuestra  casa. 

porque  en  ella  vuestra  h:ja, 

6  me  cumpla  una  palabra, 

ó  me  dé  la  posesión 

de  hermosura  que  es  tan  rarj. 
D.  GoNZ.  Primero  os  haré  pedazos. 

( AeitcAUii»dm.i 
D.  JrAN.  De  que  ya  no  estéis  sin  hahla 

me  admiro;  mas,  es  valiente; 

no  hay  sangre  fría  en  sus  ctoas. 
Maro.       Discurrir  en  lo  que  haré 

fuera  obscurecer  mi  fama, 

cuando  el  matarse  dus  hombres 

puede  aqui  estorbar  mi  cspa 

|Ah,  caballeros! 
D.  GoNZ.  |Jcsús! 

|Copfesión!  (Cd*  mmtrt».] 

Marq.  ]Qué  gran  desgracia! 

D.  Juan.  Esto  es  hecho;  lo  demás 

es  menester  que  se  haga; 

perú  sin  matar  á  este  hombre 

no  es  posible. 

{Dentro.)  Cuchilladas 

en  la  calle. 
Colchón.  La  lusticia. 

D.  Juan.  iQué  estorbo!  Ya  mi  esperanza 

se  perdió;  pero  estar  preso 

es  peor.  Colchón,  ¿qué  aguí 

Sigúeme. 
Colchón.  Por  esta  calle. 

(V<iiu«/ 
tSatt  por  otra  parte  ti  Asistes U,  i 
cilcscun  linttrnai.) 


ESCENA  XVI 

Et.  ASISTKNTK  Y  AUlUACIlCS.— MaVQKÍ 


ASIST. 

Marq. 

AsiST. 

Mabq. 

AsiST. 

Marq. 

AsiST. 

Mapq. 


AsiST. 

Maro. 
AsiST. 


Den,  caballeros,  las  armas. 
Vo  á  ninguno  doy  las  iDias. 
¿Cómo  no?  Prcndeldt. 

Aguarda.  _ 
Llegad  luz.  ¡Señor  M^rquév! 
¿Q  ué  es  esto  que  por  mi  pas•^ 
Ño  excuso  vuestra  pri»ióo, 
ya  lo  veis. 

Es  excuNada, 
pues  que  sólo  ponií»  par 
por  remediar  tal  di 
Pues  ¿quién  ha  m  lel 

Ya  quien  le  mató  '     '        ;  j 
por  esa  calle. 

Mirad: 
llegad  la  luz  é  la  cara 
del  muerto.  (Válgame  et  ciclo! 
Don  Gonzalo  es  é$tc,  v  ciar» 


Marq. 

ASIST. 


Marq. 


«aecotra  el  M»r^nci  j  cu'pj. 
A  «loo  Goora'o  ¿  ^u  rav» 

;V¡TeDÍM^<:  -|(an2il 

Señor  Marque»,  t  cm*  f  > 
me  csctKlMd  on«  paUt- 
(Ab,  doo  Iiun  TcDorio!  l< 
ToelTa  bov  «qal  por  mi  c«um 
A  doña  Ana  pretetwMis 
j  i  la  puerta  de  $u  ctm 

os  hallo  cuando  á  <n  r»ctrf 

muerto  aquí  de  u 
la  espada  os  hatl¿  c 
que  no  es  poca  circunstancia. 
Sabe  el  cíelo  (^ue  quisiera, 
y  sabe  Dios  si  nic  holKara 
de  no  hallaros  en  la  calle 
cuando  hallo  esta  desgracia. 
Cumplir  yo  con  la  justicia 
y  conmigo  en  esta  causa 
diñcultoso  parece 
sia  vuestra  prisión. 

Me  agravia 
en  esa  resolución: 
que  si  me  dan  ú  doy  cauíai 
para  matar,  no  las  niego 
por  excusarme  la  infamia 
de  vengarme  sin  valor: 
que  es  cobarde  la  ven|4anza 
aue  oo  publica  el  castigo 
oonde  ^avios  desagravia. 
Como  adniinKir-j  íumíl-íi^ 
de  contecucr, .  .ra 

es  foerxaquc  i. 

Averiguar  lo  qn*  p«M 
le  toca  á  TDCMAofta. 
Y  xómo  lo  avarápiara 
sunanMCMraMlatfcip^ 
Didéadolo  f  o. 

NobMia; 


I     ,Ail  .   féí*t      lilla    lili    )•  .    H 


^^^^^^^^^^^^^^     LA  VENOíCwSR^SotULCRO              ^^^^^^^^^H 

D.  Juan.  Que  me  ofendéis. 

D.*  Ana.  (Hoy  entrando  en  la  prisión,     ^M 

D.'Aka.                               ¡Ah,  traidori 

disfrazada, del  Marcjuet,            ^H 
sabré  el  intento,  y  de^pué^        ^H 

Pero  si  el  cielo  me  ayuda... 

ü.  Juan.  A  no  ser  el  sentimienio 

tomaré  resolución.)                   ^H 

lan  justo... 

D.  Juan,   ¡Quél  ^os  volvéis  á  suspender?  ^H 

D.*  An.\.                    D<  mi  venganza,.. 

De  arrepentida  parece.                ^| 

D.  Juan.  Pensara.,. 

D.'  Ana,  Como  en  mi  se  fortalece,      ^^^B 

D.*Ana.                   Tengo  esperanza. 

es  mi  palabra  mi  ser.            ^^^H 

D.  JrAN.  Que  es  otro  ya  vaesiro  intento. 

D.  Juan.  Eso  me  hace  creer                ^^^| 

En  el  campo' me  engañasies; 

que  no  es  mi  esperanza  vaniT^H 

^^^^            ser  mfa  me  prometisteis. 

D.'  Ana.  No  hay  mucho  de  aquí  á  maól^f 

^^^^K          pero  cuando  en  casa  os  visteis 

D.  Juan.  Mis  deseos  lo  dirán.                    ^H 

^^^^H          vuestra  palabra  negastes. 

D.*  Ana.  jVálgate  Dios  por  don  Juaot  {V^M 

^^^^^H          Si  vos  hacéis  deshonor 

D.  Juan.  jVálgate  Dios  por  doña  Anal    ^H 

^^^^|i           pretensiones  de  marido, 

Inés.         Adiós,  y  á  más  ver,  ColchóB»  ^H 

^^^^^             ;qué  sentirá  el  que  ha  perdido, 

Cor.cuÓN.  Oyes.                                          ^H 

1                          porque  se  rindió,  el  va  or? 

Iní:s.                  Dilo  presto.                       ^H 

I         D."  Ana.  Soy  mujer,  donde  el  honor 

Colchón.                             Inés,               ^H 

1                           es  vidro  tan  quebradizo, 

yo  le  lo  diré  después.                ^M 

^^H                    que  al  soplo  con  que  se  hizo 

Inés.         iQué  taimado  socarrón!  fV4M.)^| 

^^M                  se  suele  tal  vez  quebrar, 

^H 

^^^^_            sin  que  se  pueda  enmendar, 

^H 

^^^^B           puesto  que  ya  se  deshizo. 
^^^^H           Luego  yo,  que  soy  mujer, 

ESCENA  U                   H 

^H 

^^^^^H           luego  yo,  que  tengo  honor, 

Don  Juan   y  Colchón.                ^^M 

^^^^V          soy  vidro  que  en  vuestro  amor 

^H 

^^^HT             puedo  quebrarme  ó  perder: 

Colchón. ¿Tú  eres  el  que  decías:              ^M 

^^^F              no  queráis,  pues,  deshacer, 

«Yo  he  de  gozar  á  doña  AiM     ^M 

^^V                 señor,  con  vuestra  porfia 

antes  que  llegue  mañana,          ^M 

^^H                  Í3  luz  con  que  alumbra  el  día. 

matando  suegras  y  lias?»          ^| 

^^H                  pues  tiene  en  su  claridad 

D.  Juan.  iQué  quieres!  Yo  no  sabia        ^H 

^^V                  mi  honor  en  mi  calidad 

qué  era  amor,  ni  qué  hermosi^H 

^^B                   como  mi  fama  en  ser  mía. 

Sólo  en  condición  tan  dura     ^H 

^^B  D.  Juan.  Pues  mirad  cómo  ha  de  ser, 

predominó  valentía,                  ^M 

^^H                  que  dejar  mi  pretcnsión 

desgarro,  venganza,  gucrn      ^M 

^^H                  no  es  posible,  ni  es  razón 

para  las  cosas  de  amor.            ^M 

^^H                  me  deje  en  esto  vencer. 

siendo  un  hielo  y  mi  i'uror      ^M 

^^H                  Ya  como  á  propia  mujer 

otro  azote  de  la  tierra.              ^M 

^^H                 os  miro  y  os  galanteo; 

Mas  no  sé.  Colchón,  no  sé      ^H 

^^H                  no  soy  dueño  del  deseo. 

qué  encanto  tiene,  qué  hechi2^H 

^^H                  porque  tiene  mi  albedrio 

esta  mujer  que  deshizo            ^H 

^^H                   y  no  volverá  á  ser  mió 

este  rayo  que  vibré,                  ^M 

^^H                   en  tanto  q^ue  no  os  poseo. 

pues  en  este  brazo  el  cielo       ^M 

^^B  D.*  Ana.  Si  á  ser  mi  esposo  aspiráis, 

parece  puso  la  injuria              ^H 

^^H                   todo  está  ya  en  mi  favor, 

á  su  enojo  y  de  mi  furia    ^^^H 

^^B                  pues  me  obligáis  con  amor 

para  castigo  del  suelo,       ^^^H 

^^H                  cuando  marido  me  honráis. 

y  ya,  tirano  Cupido,           ^^^H 

^^H                  En  el  silencio  os  culpáis, 

ni  es  rayo,  furia  ni  enojo,       ^H 

^^H                   pues  entonces  como  aqui 

sino  un  rendido  despojo         ^H 

^^H                  no  os  declarasteis  allí. 

á  un  ángel  que  me  ba  vencid(^| 

^^^^^            |0h.  cuánto  en  un  pensamiento 

CoLCHúN.¿Tú,  de  blanda  condición?    ^H 

^^^^K            facilita  un  casamiento! 

D.  Juan.  Sí,  sin  perjuicio  del  brío,              ' 

^^^^H           Vuestra  soy,  vuestra  nací. 

que  mi  valor  siempre  es  mío 

^^^^H           (Si  supiera  que  le  engaño 

con  una  resolución. 

^^HV            segunda  vez.) 

Y  |ay,  Cokhónl  ¡ay  de  doí^a  AU, 

^^^^jl.  Juan.                         No  lo  creo. 

si  me  da  con  el  Marqués         HH 

^H[                   por  lo  que  duda  el  deseo, 
hasta  ver  el  desengaño. 

celosl  y  ¡ay  de  ella,  pues,       ^H 

si  no  es  mía  de  aqui  á  mañad^f 

D.*  .^NA.  Sólo  un  dia... 

Colchón.  ¿Desde  aqui  á  mañana.^           ^M 

D.  JtJA.N.                          Será  un  año. 

D.  JirAN.                                           Si.       S 

!).•  Ana,  Os  pido... 

porque  palabra  me  dio           ^M 

D.  Joan.                   Acortad  el  día. 

de  serlo.                                    ^H 

D/  Ana.  De  plazo... 

Colchón.                Pues  de  otra  yo         ^H 

í>.  JfAN.                      Para  ser  mia. 

te  quiero  informar  aqúf,         ^H 

I).*  Ana.  Quién  lo  duda.  (Con  mi  muerte.) 

si  me  escuchas.                        ^H 

D.  JiuN.  Loco  estoy,  que  de  otra  suerte 

D.  Ji;an.                            ¿Qué  te  diro^^l 

^H                   no  cumple  bien  mi  alegría. 

Colchón.  Que  le  diese  tu  recado,           ^H 

JORNADA  SEGUNDA 


digo,  el  que  ella  me  ha  dado 
para  li;  de  que  colijo 
que  al  instante  que  te  vio 
la  enamoraste. 
í.  Juan.  ^AI  instante? 

*OLCHÓN.  Es  de  repente  un  amante 
si  por  los  ojos  entró. 
Dijome,  en  fin,  te  dijese 
había  en  Sevilla  una  dama 
que  te  adora. 
AN.  Y  que  se  llama, 

¿cómo? 
lÓN.  Eso  quiso  que  fues« 

desvelo  de  tu  cuidado, 
adonde  vive  y  c^uión  es; 
mas  yo  lo  sabré,  después 
te  lo  diré. 
Juan.  Es  excusado. 

>LCHÓN.  Déjame  saber  quién  es. 
Juan.  De  lo  que  dices  le  dijo 
lo  que  puede  ser  colijo. 
Doña  Ana  es  mi  dueño,  pues 
mi  esposa  espero  que  sea, 
tan  amante  de  mi  esposa 
que  ella  fea  fuera  hermosa 
y  esa  hermosa  fuera  fea; 
ni  es  posible  sea  verdad 
un  «mor  tan  repentino. 
Colchón.  Pues  ¿qué  ha  de  ser? 
|D.  Juan.  Descamino 

de  alguna  facilidad. 
Vamos,  que  ver  al  Marqués 
en  la  prisión  determino.      íVat*.) 
}LCHÓN.  Toma  del  gusto  el  camino 
y  deja  el  del  interés, 
Inés,  porque  á  verte  voy, 
y  menos  de  honor  te  precia; 
pues  no  puede  ser  Lucrecia 
quien  se  rinde  porque  doy. 
(Voí*  y  taU  ti  lAtrquét  en  tu  prisión.) 

ESCENA    111 

El  Mauqtjí» 

[La  prisión  que  padezco 

I  si  el  afecto  la  siente  como  injusta, 

^contento  la  obedezco: 

por  si  doña  Ana  gusta 

que  ¿  su  rigor  padezca,  entonces  justa; 

mi  queja  no  es  primero 

que  doña  Ana,  si  gusto  suyo  ha  sido. 
I  Que  se  casa  con  ella  ¡oh,  caso  fiero! 

de  don  Juan  he  sabido; 

mas  ¿no  puede  don  Juan  haber  mentido? 

Sí  puede;  pues  detente, 
:  resolución,  que  ofendes  aquel  cielo 

que  padece  inocente. 

Mas  ¡ayl  que  no  es  consuelo 

ser  opinión  la  culpa  y  no  el  desvelo. 

En  tan  fuerte  mudanza 

?[ue  no  me  olvide  pido: 
alsa  proposición  de  la  esperanza, 
pues  posible  no  ha  sido 
haber  mudanza  sin  haber  olvido. 
Don  Gonzalo  de  UUua 
viro  yace  en  su  fama,  pues  ya  muerto 


se  eterniza  en  su  tói 

y  á  mi  ¡qué  desconcierto 

me  deja  infame  en  la  traición  v)iil-  «aviertol 

Del  aleve  homicida 

pa^o  la  culpa  en  la  opinión  que  picrd  v 

Déjeme,  pues,  la  vida, 

consejo  aquí  el  más  cuerdo, 

que  apetecer  la  infame  es  desacuerdo; 

mas  no  me  deje;  viva; 

que  morir  sin  morir  es  gran  turmeni  • 

y  si  en  vivir  estriba, 

jamás  el  sentimiento 

en  la  muerte  me  quite  el  vencimiento. 

Grillos  de  delincuente, 

si  cadenas  de  amante,  me  aprisionan: 

delitos  no  consiente 

mi  sangre  ni  los  triunfos  que  me  abonan; 

mas  ¡ayl  que  ya  en  la  voz  no  me  perdonan. 

Don  Juan  Tenorio  jay,  tristcl 

con  indicios  me  ofende  y  con  desvelo^ 

juitgando  que  consiste, 

si  mi  muerte  en  mis  celos, 

mi  culpa  en  su  traición.  ¡Valedme,  cielosl 

Doña  Ana  me  persigue, 

si  es  cierto  el  ser  mudable  el  ser  tirana, 

sin  esperar  mitigue 

su  fiereza  inhumana, 

que  esto  es  estar  celoso  de  doña  Ana- 

ESCENA  IV 

Salen  DoSa  Ax*  í  Inút,  tapadtu  y  dt>/ra^a4a*. 
El.  MAHgvfti. 

D.*  Ana.  Si  aqucse  mi  nombre  fuera, 
que  entraba  en  buena  ocasión 
a  veros  en  la  prisión, 
señor  marques,  defendiera; 
ma^  sin  que  duna  Ana  sea, 
que  esta  piedad  me  debáis 
quiero  y  que  me  pern^iiáis 
el  que  áqui  tapada  os  vea. 
Lo  que  os  mueve  me  decid 
i  verme  con  tal  piedad. 
Si  creéis  que  voluntad, 
no  rjcelaréis  que  ardid. 
Con  tal  agradecimiento 
os  estimo  la  visita, 
que  los  recelos  me  quita 
y  rae  pone  atrevimiento... 
¿Para  qué? 

Para  pediros 
que  os  descubráis. 

No  es  posible. 
Pero  será  convenible 
ara  que  pueda  serviros, 
o  quiero  me  agradezcáis 
lo  que  sólo  es  picd^td  mía 
y  que  por  cualquiera  haría 
preso  como  vos  estáis. 
Mas  decidme;  ¿queréis  mucho 
á  esa  dama,  á  esa  doña  Ana 
que  nombrasics? 

MARg.  Soberana 

es  su  belleza. 

D.*Ana.  jQué  escucho! 

Mam({.      y  aií  es  fuerza  que  la  quiera, 


D.*Ana. 

Marq. 

D.*  Ana. 
Marq. 

D.*  Ana. 


ft' 


H          ^^^^^^MHHI 

^ÍKepulcro                          ^^^B 

^^"                       que  la  eslime,  que  la  adore 

porque  con  mi  í-""^»  •-"•■''•-^H 

■                            >  que  sus  mudanzas  llure. 

no  habiendo  m;                         '^1 

^^_      D.*  Ana.  ¡Sus  mudanzas!  ¿á  qué  espera 

Mapij.      Eso  es  quererni'-  ^|| 

^^H                      mi  sufhnitcnio?  ^Mudable 

Inés.          Don  Juan  Tenorio. 

^^r                     esa  d&ma  os  corresponde? 

D.'Ana.                                 ¡Aydemllj 

■          Mkri}.      Mudable. 

Marq.      Echad  el  manto  ant«s  qoecnl^H 

^^     D/  Ana.                  ¿Por  quién  ó  dónde? 

^H 

^^L    Makq.      Que  en  aqueso  no  se  hable 
^^r                   tavor  me  haced. 

ESCENA    V                H 

m         D.' AtíA.                           Puesjporquc? 

Súlt  Don  Joam  y  CotcuóN.— Dtcitú*.  ^B 

1          Marq.      Por  ser  juslo  esle  decoro. 

i           D.»  Ana.  ¿Justo? 

D.  Juan.  Ruego  al  cielo  que  no  encueai^| 

L          Mapq.                 Si,  porque  la  adoro 

con  otros  celos  aquí.              ^H 

^^L                   con  alma,  con  vida  y  fe. 

Signiñcaros  mi  pena                 ^B 

^^P   D.*  Ana.  ^Y  cómo  se  compadece 

no  podré  si  no  creéis,               ^B 

^^                    ¿tenderla  y  adoraría.'' 

mas  si  asi  os  entretenéis           ^H 

W         Marq.      pues  en  que  puedo  agraviarla. 

tendréis  la  prisión  por  buena.  ^H 

I           D.*  Ana.  ¿Qué  otro  tUulo  merece 

(¿Qué  dices  de  estas  mujefe*  ^H 

1                            ivjátarla  á  su  padre?  Üigo. 

que  me  han  puesto  en  mil  CUÍ^^| 

m                          si  esa  doña  Ana  es  su  hija 

Colchón.  Los  indicios  son  fundados:    ^H 

■                          de  don  Gonzalo. 

sospecha  lo  que  quisieres.        ^B 

^^      Maho.                                  Corrija, 

D.  Juan.  Descubrirlas  es  el  modo           ^B 

^^B                     hablando  en  eso  conmigo, 

de  averiguar  la  verdad.            ^H 

^^^                     las  palabras  vuesira  lengua, 

CotCHÓN.  Como  sea  temeridad,              ^H 

^^B                    vuestro  pecho  la  intención, 

tú  te  arrojarás  á  todo.             ^H 

^^H                    porque  en  mi  Tuera  traición, 

Marq.      Señor  don  Juan,  la  visita         ^H 

^^H                   fuera  infamia,  fuera  mengua. 

os  e^imo  como  es  justo.         ^B 

^^H                   No  ser  pública  venganza 

D.  Juan.  Pruebe,  Marqués,  mi  disgusu^H 

^^B                   su  mueiie  si  me  ofendiera. 

la  pena  que  le  acredita           ^H 

^^B   D.'Ana.  Yo,  si  ella  fuera,  os  dejara. 

el  sentir  vuestra  prisión.          ^B 

^^m                    Mas  en  lo  de  su  mudanza, 

de  que  sólo  vengo  á  duros       ^B 

^^B                   ¿cómo  quedamos? 

el  pésame  y  á  envidiaros         ^B 

^^B  Marq.                                    a  vos. 

la  padezcáis  sin  razón.            ^H 

^^B                   ¿qué  os  importa? 

Pero  lo  que  fuera  en  vos         ^H 

^^    D.*Ana.                              Defender 

ó  en  otro  curiosidad,                 ^H 

B                         el  crédito  de  mujer. 

es  en  mi  temeridad.                  ^B 

^^B    Majiq.      Eso  para  entre  los  dos                          ' 

No  puedo  más;  ¡juroá  Diosl    ^B 

^^B                     ha  de  sei  cuando  la  vea. 

Saber  quién  son  las  lapadas     ^B 

^H  D.*Ana.   Pues  decírselo  podéis,  (£>"í"*''''«<^«*) 

pretendo.                                 ^B 

^^B                    que  aquí  á  doña  Ana  leñéis, 

Makq.                      Perderos  fuera.         ^B 

^^B                    >  no  es  bien  que  ausente  sea 

D.  Juan.  ¿Cómo,  si  yo  no  quisiera?      ^B 
Marq.      Son  mucho  las  embozadas.    ^B 

^^H                   el  ofender  su  opinión, 

^^H                    señor  marqués,  sino  aquí 

D.  Juan.   Eso  es  bueno  para  mi',             ^B 
cuando  obro  ae  la  suerte       ^H 

^^Hl(                   para  que  vuelva  por  si 

^^B                   desmintiendo  esa  opinión. 

que  el  rayo,  que  en  lo  másfu^H 

^^H                  Desmintiendo,  digo,  pues 

puede  mas.                             ^H 

^^H                  con  deciros  que  yo  soy. 

Marq.                        No  es  para  aquL     ^B 

^^B                  pruebo  que  segura  estoy 

D.  Juan.  Si  pide  su  ejecución                 ^B 

^^H                  en  mi  misma;  en  mí,  pues  es 

aquí  el  rayo,  aquí  se  e^pcrc^^^B 

^^B                   mi  valor  bastante  muro 

Marq.      Si  yo  no  lodetendicrc.      ^^^H 

^^B                    para  defender  mi  honor. 

D.  Juan.  Tomaré  resolución.          j^^^B 

^^B                    pues  donde  hubiere  valor 

D.'^  Ana.   Qué  hombre  tan  temerAfM|^^| 

^^m                    estará  el  honor  seguro. 

Perdidas  somos,.  Inés.         ^^^| 

^^B    Mako-      ¿^0  es  deshonor  la  mudanza 

D.  Juan.  Excusad,  señor  ^'          '.  ^^^B 

^^M                    que  fuese  arrepentimiento 

tenerme  por  c                   ^^^B 

^^B                    ó  por  otro  casamiento 

pues  sabéis  mi  Cuiíuh-üji.  ^^^B 

^^B                    ú  dífcrL'ntc  esperanza? 

Marq.      ¿Qué  os  obliga? 

^^B  D.*  A.NA.  Señor  marqués,  yo  os  he  dado 

D.  Juan.                            Una  sospecha. 

^^H                   palabra  de  esposa,  luego 

Marq.      Presto  la  veréis  deshecha. 

^^B                   mis  obligaciones  niego 

D.  Juan.  ¿Dónde? 

^^B                  sí  de  intención  he  mudado. 

Maoq.                     En  mi  . 

^^m  Makq.      Según  eso,  ¿firme  estáis 

D.  Juan.  ¿No  es  mejor  qu. - —^^^ 

V                     en  ser  mí  esposa? 

Marq.      ¿Cómo?                             ^^^1 

^^  D/Ana."                           y  tan  firme 

D.  Juan.                Descubiertas.      ^^^H 

^^B                  que  mi  mano  lo  confirme 

Marq.                                           N^t^^H 

^^B                   puesto  que  vos  lo  dudtis; 

porque  estoy  presente  T^'^^^H 

^^B                  mas  esto  se  ha  de  entender. 

y  á  su  defensa  me  obligan.     ^H 

JORNADA  SECUNDA 


697 


IH.  eitiís  preso. 

No  lo  estoy 
para  lo  que  á  mi  me  debo, 
LN.  ^Pensaréis  que  no  me  atrevo? 

¿Entenderéis  que  otro  soy? 
f.  Pues  ¡vive  Dios  que  ha  de  ser! 

(Va  á  dtscubrirlas  y  sateel  Alcauie,y  xt 
dttient  DüD  Juan.) 


ESCENA  VI 

Un  Alcaiob.— Dicicos. 

Ya  es  esto  mucho  desorden, 

señor  Marqués,  y  á  la  orden 

que  tengo  no  se  ha  de  hacer 

violencia.  Vueseñoría 

sabe  que  nú  puede  hablar 
I       con  nadie,  ni  aqui  ha  de  entrar 

mujer  ni  hombre. 
^A.  Este  día 

fué  el  postrero  de  mi  honor, 
I        séalo  también  de  mi  vida. 
¡.      Señor  Alcaide,  perdida 

la  libertad,  el  valor 

suele  obrar  desesperado, 

y  es  eso  mucho  apretar. 

(Un  ardid  me  ha  de  sacar 

de  lance  tan  apretado.) 

Vaierme  de  vos  aqui 
^^no  excuso,  señor  don  Juan. 
^■Estas  mujeres  están 
^^i  gran  peligro  por  mi; 

mujer  y  criada  son 

del  Alcaide,  que,  ungiendo 

salir  fuera... 
IN.  Ya  os  entiendo. 

De  harto  riesgo  es  la  ocasión, 

mas  remediarlo  os  prometo. 

Sin  que  lo  repare  ahora, 

despedid  á  esa  señora; 

yo  le  entretendré. 
KA.  iQué  aprieto! 

Eso  habéis  de  hacer  por  mi. 

Perdidas  somos,  Inés. 
bz.  Yo  le  agravaré  al  Marqués 

la  prisión. 
AN.  M  Colchón.)  Vete  de  aquí, 

porque  aguardes  en  la  calle 

estas  mujeres,  que  quedo 

sospechoso. 
ó.N.  Y  si  es  enredo, 

¿qué  he  de  hacer? 

Desenrcdallc, 

iiguiéndolas  hasta  que 

sepas  su  casa  y  quién  son. 
N.¿^  si  me  dan  trascantón? 
H.  No  eres  tá  tan  lerdo;  ve. 
ION.  A  mujeres  no  temdlas 

es  aprobar  su  embeleco; 

tres  años  ha  que  dü  peco 

por  no  meterme  con  ellas.  ^VaMt. 

beñora,  que  al  punto  os  vai« 

por  esa  parle  convjen*, 

mientras  don  Juan  M  «ntreiienc 

con  el  Alcaide. 


D,'  Ana.  ¿Quedáis 

seguro  de  mi? 
Marq.  si,  ¿y  vos, 

no  lo  vais  de  mí? 
r).*ANA.  También. 

Maro.       Pues  adiós  apriesa. 
n.»ANA.  Ven. 

f).  Juan.   En  fitl,  como  os  digo...   (ai  AleiUfe.) 
O."  Ana.  Adiós. 

(Vamt  Doña  Ana  y  íüH.) 


ESCENA   Vil 
Don  JvKV,  il  Marqués  y  ti  Alcaidb 

D<  Juan.  Lo  malquisto  se  ocasiona 

de  no  saber  por  oñcio 

distinguir  el  ejercicio 

esta  de  aquella  persona. 

Diferencia  ha  de  tener 

el  que  es  noble  del  vulgar, 

y  el  hombre  particular 

del  que  tiene  gran  poder. 

Aun  en  astros  é  influencias, 

en  cielos  y  jerarquías, 

se  ven  estas  mayorías 

porque  hay  estas  diferencias. 
Alcaide.  Si  del  señor  asistente 

hay  la  orden  que  sabéis, 

¿de  mí  por  qué  os  ofendéis? 
D.  Juan.  Es  orden  impertinente. 
Alcaide.  No  puedo  más. 
Marq.  Que  podáis 

ó  que  no,  vuestro  ejercicio 

es  ese;  haced  vuestro  oficio. 
Alcaide.  Yo  haré... 

Marq.  ¿Qué? 

Alcaide.  Lo  que  mandáis. 

iVatt.) 

ESCENA  VIH 
Don  ¡vtn  y  ti  MAngvt*. 

Marq.      Si  prolijos  cumplimientos 

permitiera  la  amistad 

cuando  aquí  mi  voluntad 

US  rinde  agradecimientos, 

con  voluntad  y  razones 

os  reconociera  aqui 

lo  que  hkbcis  hecho  por  mi. 
D.  Jl'an.  Marqués,  buscad  ocasiones 

en  giji-  im-  iiayáis  menester, 

en  .  .ñas  ó  guMos, 

peí  .  injustoü 

os  desviad. 
Maro-  Responder 

á  esa  proposición 

quiero;  escuchadme. 
D.  Ji'AM.  Marqués: 

yo  üoy  vuíMro  y  vuetiro  n 

no  '  '  ■  'I 

Lii  Minpcr, 

mi<  de  poder 

VUCMro'.  cíjiis. 
MAny.  |Ay  de  mlt 


698 

D.  JuaM. 


LA  VENGANZA  EN  EL  ÍEPÜLCRO 


A  Doña  Ana  quiero  bien; 

será  mi  esposa  Doña  Ana, 

de  que  habéis  de  ver  mañana 

que  me  dan  el  parabién. 

Vuelvo  olra  vez  á  deciros 

no  me  deis  celos;  mirad 

que  perderéis  mi  amistad: 

no  lengo  más  que  advertiros.  (Vast) 

ESCENA  IX 


El  M*kqu¿s- 

¿Qué  es  lo  que  pasa  por  mí? 

¿Habrá  quien  pueda  creerlo, 

si  dudarlo  y  padecerlo 

me  sucede  á  un  tiempo  aquí? 

Don  Juan  por  mi  se  ha  empeñado 

dejándome  en  el  empeño 

olra  vez,  parece  sueño, 

y  Olra  vez  me  ha  despertado. 

Don  Juan  me  quiso  matar 

con  ardidoso  fingir. 

Quiero  é  Doña  Ana  escribir, 

pues  que  no  la  puedo  hablar; 

airela  cuanto  ha  pasado 

con  Don  Juan  aqui,  y  diré 

cuánto  le  debe  á  mi  fe, 

pues  no  creyó,  si  ha  dudado. 

Esto  es  en  cuanto  á  Doña  Ana, 

auc  en  cuanto  á  Don  Juan,  saldré 
e  la  prisión  y  veré 
si  con  ambición  tan  vana 
en  el  campo  ó  en  la  calle 
hace  y  dice  como  aqui. 
iQue  se  me  atreviere  asil 
¡Vive  Dios!  que  he  de  buscalle, 
que  no  ha  de  ser  mi  prisión 
eterna;  salir  espero, 
volver  á  ceñir  mi  acero 
y  restaurar  mi  opinión. 
Cese  prisión  tan  tirana, 
dé)eme  el  cielo  vengar 
ó  máteme  luego.  Entrar 
quiero  á  escribirá  Doña  Ana.  (fase) 

ESCENA  X 

S«/<  Do«  JüAM  y  Colchón. 

D.  Juan.  Despéname;  di,  Colchón, 
¿qué  averiguaste? 

Colchón-  La  iglesia 

donde  se  entraron. 

D.  Juan.  jOh,  pesia!.. 

Colchón.  Déjame  hacer  relación. 

Digo,  que  apenas  dejaron 
la  cárcel,  cuando  los  dos 
á  dar  mil  gracias  á  Dios 
en  esta  iglesia  se  entraron, 
de  lo  cual  es  bien  arguyas 
que  el  socorro  soberano 
las  tuvo  lan  de  su  mano 
que  las  libró  de  las  tuyas, 
bniré  en  la  iglesia,  busquélas, 
encontré  con  una  tuerta, 
púsome,  en  fin,  á  la  puerta. 


no  salieron  y  di 

esta  es  la  reíací 

de  las  buscona^ 

y  si  ellas  son  tu 

¿qué  culpa  lenu 
D.Juan.  Ven,  que  por  la  híío] 

buscarlas. 
Colchón.  Es  por  demás, 

pues  mil  tapadas  verás 

que  hablan  entrado  primero, 

y  es  hacer  una  ciperienoa 

que  por  locura  tendré. 
D.  Juan.  La  dificultad  se  se; 

pero  haré  mi  diligencia. 
Colchón.  Alto,  pues;  á  visitar 

las  capillas  empecemos. 
D-  Juan.  Esta  tiene  mil  extremos 

que  son  dignus  de  admirar; 

¡qué  fábrica,  qué  hermosuul] 

¿Ño  miras  en  cada  pane 

un  prodigio  por  el  ane 

y  un  primor  por  la  moldura?! 
Colchón.  Y  de  esta,  ¿qué  te  parece? 
D,  Juan.  No  es  al  discurso  posible. 
Colchón.  ¿Y  ésta? 
D.  Juan.  Tiene  el  impostbVe 

que  su  admiración  merece. 
Colchón.  Pues  aqui  bien  hay  que  ver. 
D.  Juan.  Si;  despacio  lo  veamos 

y  este  letrero  leamos. 

{^Cúrrtte  una  cortina:  dttCt 
pulcro  bí*n  formado  y  aétrtiti* 
Don  Gooialo  de  (Mica  como **  t^i\ 
vidado  de  Pitdrif  antigvamntt^, 
un  tetrero.) 

Colchón.  Yo  no  le  acieito  á  leer. 

D.  Juan.  «Aguardo  aquí  de  un  traidor 
que  Dios  venganza  me  déJ> 
De  esa  sentencia  apelé 
cuando  fui  el  ejecutor 
de  vuestra  muerte,  buen  rii 
Don  Gonzalo  es  el  que  mirj 

Colchón. ¿De  Ulloa> 

D.  Juan.  Si;  ¿qué  te  admir 

Colchón. De  que  tú  en  aqueste  espejo] 
no  te  mires. 

D.  Juan.  ¿.Me  predicas? 

Colchón.  Los  dientes  me  hace  cm|' 
el  letrero. 

D.  Juan.  A  mí  reír. 

¡Qué  cosas  tiene  tan  ricas 
¡a  capilla! 

Colchón.  Y  del  sepulcro. 

¿qué  dices? 

D.  Juan.  Que  es  cou  nt 

Colchón.  Un  critico  le  aplicara 

para  alabarle  lo  pulcro. 

D.  Juan.  En  fin,  señor  don  Gnv79k 
¿aguardáis  que  os  -•  ^ 
¿.No  es  mejor  veng 
Yo  desde  luego  os  scn.\'o 
por  campo  mi  casa;  en  dial 
esta  noche  á  pelear 
es  espero  y  á  cenar. 

Colchón.  ¡Lo  que  el  valor  te  aicopelb 
¿A  un  muerto  un  títo 


tÓN. 


Y  le  pienso  regalar 
como  lo  quiera  aceptar. 
í6n.  Señor  muerto,  por  su  vida 
que  no  lo  acepte;  mas  ya 
parece  que  lo  aceptó, 
pues  la  cabeza  bajó.  (Bafa  la  eab*K*-) 
Vamos,  pues.  ¿Dónde  estará 
la  lapada.^ 

¿Aún  no  dispensas 
en  eso? 

¿Si  se  habrá  idor^ 
lÓN.  Ya,  señor,  tendrás  sabido 

lo  del  perro;  ^por  qué  piensas 
que  se  entró  en  la  iglesia? 

Entró 
por  hallarla  abierta. 

Bien; 
pues  por  estarlo  también 
la  tapada  se  salió. 
A  mi  así  me  lo  parece. 
Ya  sabes  ceno  temprano 
estas  noches  de  verano. 
ION.  Pues  á  cenar,  que  anochece. 
N.  A  cenar  me  voy;  venid, 
y  no  me  hagáis  esperar. 

iCorrt  la  cortina.') 
ION.  ¿Con  un  muerto  has  de  cenar? 

jVive  Dios  que  eres  un  Cidl 
if.  ¿Oué  fué  el  Cid  para  conmigo? 
¿No  ves  que  es  poco  blasón 
para  ser  comparación 
de  mi  valor?  tVase.) 

ÓN.  Eso  digo; 

pero  por  este  refrán 
algún  demonio  fué  padre 
y  alguna  demonia  madre, 
sin  duda,  de  este  don  Juan. 


iv 


ION. 


AS. 


I 


(Vaií.) 


ESCENA  XI 


Salen  eíot  Crtadoi  fu*  pondrán  la  mna 
ostentosamtntt. 

I. 'Don  Juan,  mi  señor,  envía 

á  decir  que  viene  luego 

á  cenar,  pongan  recado, 
a.'La  mesa  falla. 
!.•  Pues  presto, 

pedid  manteles  y  plata. 
3."  Ya  lo  ha  dado  el  repostero. 
,  i.^Pues  mientras  pongo  la  mesa 

poned  á  enfriar, 
a."  Ya  tengo 

en  dos  sepulcros  de  nieve 

dos  cantimploras. 
!.•  Haremos 

la  razón  con  agua  fria. 
a.'jNocs  mejor  con  vino  añejo? 
i.^No,  que  hace  gran  calor. 
3."  Un  fuego  saca  otro  fuego. 
b.  I  •*  El  aparador  nos  falta. 
D.  2.'  Puesto  le  dejo  allá  dentro. 
D.  I.** Alto, pues,  traigan  lacena, 

que  viene  mi  amo. 
o.a.*  Vuelo.         (Váti.) 


Salen  DoH  Juah yCoiCuá:*.  Dttpués  Don  Oohxai.o. 

ClUAOO  I.* 

Colchón. ¿No  quilas  capa  y  espada? 
D.  Juan.  La  espada  no;  el  sombrero 

toma.  ¿No  hay  músicos? 

(V'díf  Colchón.) 
Criad,  i  ."  SL 

D.  Ji;an.  Pues  que  canten  allá  adentro, 

que  la  música  nic  suena 

mucho  mejor  algo  lejos. 

Las  cantimploras  no  oigo. 
Criad. I. ° Fresco  beberás. 
I>.  Juan.  ¿Qué  es  fresco? 

Tan  frío  ha  de  ser  que  sea 

toda  la  región  del  hielo. 

Pongan  otro  asiento  aquí, 

porque  un  convidado  espero. 
CAiAo.t." ¿Traerán  lacena? 
D.  Juan.  Esperad, 

que  es  persona  de  respeto. 
Colchón. (Sa/f.)  El  convidado,  señor, 

tienes  ya  en  casa. 
D.  Juan.  Recelos, 

dejadme. 
Criad.!."  Voy  por  la  cena.  [Vatt,) 

D.  Juan.  Sin  respiración  aliento. 
Colchón.  Tanto  ha  obrado  mi  temor, 

aun  antes  de  entrar  el  muerto, 

que  parece  que  he  tomado 

uncías  de  ruibarbo  ciento. 
D.  Juan.  Mira,  Colchón,  si  le  abren. 
CoLCHÓN.¿Para  qué,  si  ya  está  dentro 

sin  llamar  ni  abrirle? 


ESCENA  XIII 

Sale  Don  Gomzai.o,  tn  la  forma  4*1  *Conitidado  de 
Piedra*.  —  Dicho*. 

D.  Juan.  ¿Temes? 

Pero  ¿qué  desmayo  siento? 
¡Válgame  aquí  mi  valori 

Colchón.  Yo  no  tengo  para  esto 
ánimo;  dcjame  ir. 

D.  Juan.  ¿Qué  es  irte?  jViven  los  cielosl 
que  si  de  mi  lado  un  punto 
te  desvias,  que  al  infierno 
te  he  de  enviar  á  cenar 
mientras  con  el  muerlo  ceno. 

Colchón.  ]Que  se  obliguen  los  graciosos 
de  las  comedias  á  esto, 
siendo  tan  gran  disparate 
pensar  que  puede  ser  cierto 
que  al  lado  de  un  muerto  un  vivo 
tenga  humor  para  el  gracejo! 

D.  Juan.  .No  inc  deja  un  sudor  frío. 

Ea,  scniaos,  por  que  cenemos. 
Bien  cumplís  vuestra  palabra. 
La  cena. 

[Saltn  con  la  cen a  doi  6  tici ; cátselti  fo 
^ue  traen  y,  rodando,  tt  putlfen  adentro.^ 


Criad,  i."* 


¡Válgame  el  cíelo! 


700 


LA  VENGANZA  EN  EL  SEPL'LCRO 


D.  Juan.  ¿Qué  es  eso? 

Colchón.  •  Que  con  la  cena 

ha  dado  el  miedo  en  el  suelo. 
No  quedó  paje,  señor, 
que,  tropezando  en  su  miedo. 
no  cávese,  y  que,  rodando, 
no  se  volviese  allá  dentro. 

D.  Juan.    Pues  sirve  la  cena  tú. 
De  beber. 

Colchón.  Temblando  llego. 

D.  Juan.  No  lemas,  y  en  otra  copa 
le  da  al  convidado. 

Colchón.  Espero 

á  que  lo  pida. 

D.  Juan.  Bien  haces. 

Colchón. Soy  yo  muy  gran  palaciego. 
Pero  no  come  bocado. 

D.  Juan.  Canten. 

Colchón.  Que  canten  mi  miedo. 

MÚSICOS.  iDtnirn.)  «Los  placeres  de  esta  vida 
son  encaño, 
si  se  mira  el  desengaño 
en  su  medida, 

pues,  en  la  edad  más  Horida, 
la  juventud  más  lozana 
es  alba  de  la  mañana 
que  mucre  de  su  venida.» 

D.  Juan.  No  prosigáis,  porque  en  mí 
no  cslán  al  tiempo  sujetos 
los  placeres  ni  la  vida. 
Todo  dura  lo  que  quiero; 
todo  se  sujeta  a  mi 
y  nada  obedece  al  tiempo. 

Colchón.  Bias/einavit. 

D.  Juan.  De  beber. 

Cantad,  y  no  sea  lo  mesmo. 
Brindis,  señor  don  Gonzalo, 
á  vuestra  victoiia,  puesto 
que  en  levantando  la  mesa 
es  fuerza  que  peleemos. 

Colchón.  Primero  que  la  razón 

haga,  que  pruebe  le  ruego 
este  jamón  en  conserva, 
que  si  se  come  en  el  cielo 
será  este  manjar,  pues  todos 
son  allá  cristianos  viejos. 

D.  Juan.   ¿No  cantáis? 

Colchón.  '  iVlientras  que  cantan, 

por  esta  parte  me  entro, 
porque  ya  no  puedo  más, 
ijuro  á  Cristol  aunque  me  esfuerzo. 
D.  Juan.  Colchón,  donde  yo  te  vea. 

Colchón. Penetróme  el  pensamiento. 
Músicos.  (Dfuíro.)  «¡Qué  loca  la  confianza 
deste  mundo, 
si  en  ser  tan  caduco  fundo 
lo  que  alcanzal 

No  hay  sin  tormenta  bonanza; 
mas  aquí  todo  es  tormenta 
sin  bonanza,  porque  mienta 
la  más  segura  esperanza.» 

D.  Juan.  Músicos  impertinentes 
si  predicadores  necios: 
^queréis  probar  mi  paciencia 
con  bárbaros  documentos? 
Si  el  mundo  me  teme  á  mi 
y  si  yo  al  mundo  no  temo, 


¿caducas  mis  csperuinc 

ya  presun;is  en  sus  rksgosj 

No  cantéis  mist  no. 
Colchón.  Por 

que  ía  mesa  levantemos 

parece  que  dice. 
D.  Juan.  Sí. 

Colchón.  Yo  la  quilo. 
D.  Juan.  Ya  os  entiend 

Que  quedemos  solos  dice. 
Colchón.  Pues  yo  rae  voy. 
D.  Juan.  Vele  luí. 

Colchón. Si  me  voy  de  buena  gana' 

te  asegure  lo  que  güelo.  ((v 
D.  GoNZ.  Echad  la  llave  á  la  puerta> 
D.  Juan.  Ya  lo  hice  y  os  la  entrego. 

(■>• 
D.  GoNZ.  ¿Cumpliréisme  una  palabra 
D.  Juan.  De  mi  palabra  me  precio, 

porque  sé  mi  obligación. 
D.  GoNZ.  Va  sé  que  sois  caballero; 

dadme  la  mano  también, 

y  no  temáis. 
1).  Juan.  Si  no  temo 

á  mil  enemigos  vivos, 

¿cómo  á  uno.  y  ése  muerta 

podré  temer? 
D.  GoNZ.  A  esu  hora 

en  mi  capilla  os  espero 

mañana  á  cenar  conmigo. 

No  dejéis  de  ir,  porque  de  < 

me  dais  la  mano  y  palabra.! 
D.  Juan.   Y  á  darla  de  nuevo  vuelro.! 
D.  GoNZ,  ¿De  cumplirlo? 
D.  Juan.  De  cumplirlo. 

D.  GoNz.  Pues  adiós. 
D.  Juan.  Y  nuestro  duelo, 

¿adonde  ha  de  ser* 
D.  GoNZ.  Allá. 

D.  Juan.   También  para  allá  le  acepti 
D.  GoNZ.  |Gran  valort 
D.  Juan.  Siempre  le» 

D.  Gonz.  Quedad. 
D.  Juan.  Abriros  intento. 

D.  Gonz.  Sin  que  me  abriesen  enir 
D.Juan.   Haced  ahora  lo  mesmo. 
D.  Gonz.  Yo  me  voy  por  esla  parte] 
D.  Juan.   Y  yo  por  ésta  me  entro. 
D.  Gonz.  En  fín,  mañana  os  a^ui 
D.  Juan.  Y  en  fin,  allá  nus  veremc 


JORNADA  TERCERA 


ESCENA  PRIMERA 

Sait  ti  AstiTiMTi,  Don  JcAK  y 
y  acomjtúñamirmf. 

Asi&T.  No  el  Asistente,  un  amigo] 
que  os  habla,  señor  don  Jl 
me  creed,  y  no.  no  es  bies 

3ue  el  escándalo  seáis 
e  Sevilla.  Todo  es  quej« 


40«aU1^  TVMIMtll 


u 


lop 

qoe  d  sifaio  y  d  i 

KK  UlIOS  pfCUOHHWr 

cuando  toercen  In  costumbres 

por  >ióo  ó  por  culunl. 

Vaestros  consejos  estimo 

por  quereros  respeur: 

que  por  lo  detnis  tal  sufro 

lodo  eso  es  p^r  demis. 

Esto  como  amijio  ú&  dije; 

sabré  como  juez  obrar, 

por  vida  del  Rey,  si  vos 

no  os  reducís  y  enmendáis. 

(Doña  Ana  á  llamar  me  envía, 

que  pienso  que  delatar 

quiere  contra  ¿1.  ^Qut¿n  duda 

de  que  en  la  muerte  será 

de  su  padreó  por  indicio, 

ó  porque  ella  lo  sabrá?) 

Don  Juan,  adiós,  pues  ^qué  hacól»^ 

Con  vos  he  de  ir. 

Quedad. 
Dadme  licencia. 

Desptfé» 
nos  veamos;  no,  no  vais, 
que  no  pasaré  de  aqui. 
Quedarme  quiero. 

Mirad 
que  me  veíi^.  fSu  Qt\:'y>n     ( .ipitrtt^ 
pienso  es;¿ 
qoeesuns 
7  su  vida  eiaenefai 
esciadalo.  tito  ka  4«  mt 
sia  qoe  *e  édme  mia.)  (Km».; 


ESCE3tA  n 


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7C2 


Jt'AN. 


LA  VENGANZA  EN  EL  SEPULCRO 


hay  en  aquesta  c'iudad 

una  dama  que  te  adora, 

cuyo  e$iado  y  calidad 

casa  y  nombre  ya  he  sabido? 

Pues  dila  si  por  ^alán 

me  quiere,  que  por  marido 

ya  dofja  Ana  me  querrá, 

¿Isabela  por  tu  dama? 

Isabela. 

Es  principal. 
Pues  ¿qué  importa  que  io  sea? 
Si  tiene  facilidad, 
¿hela  yo  de  agradecer 
lo  que  con  lodos  hará? 
Un  vestido  y  cien  escudos, 
señor,  como  del  altar 
me  quilvs. 

Para  alcagüete 
no  es  mocha  lu  habilidad. 
Pues  aué  ¿quieres  que  la  engañe 
diciendo  que  á  verla  irás, 
y  que  la  coja  el  vestido? 
Eso  digo. 

¿Y  si  me  dan 
mitra  de  alcagüete? 

Den, 
pues  el  llegar  á  obispar 
por  ese  camino  es  premio. 
SI,  pero  no  es  dignidad; 
mas,  en  (in,  ¿qué  la  diré? 
Pues  ¿ella  te  ha  vuelto  á  hablar? 
•  Muchas  veces  pretendiendo 
que  á  verla  vayas. 

Dirás 
que  allá,  después  de  mis  bodas, 
quizá  la  veré.  iVase.) 

¿Quizá? 
Dcsta  respuesta,  mujeres, 
aprended  á  no  rogar, 
que  se  pierde  estimación 
cuando  no  se  gana  un  real,  n'dir) 


ESCENA  III 
Saltn  Doi^A  Ada  t  Inés.  ^ 

D.'  Ana.  Gran  dicha,  Inés,  el  librarnos 
en  la  cárcel  de  don  Juan, 
tan  resucito  á  conocernos. 
Es  el  marqués  muy  sagaz. 
El  crisol  de  la  prudencia 
es  el  riesgo. 

Remediar 
no  se  pudo  de  otra  suerte. 

D.*  Ana.  Ni  más  bien. 

1ní.«.  Tomar  iglesia, 

por  si  fué  curiosidad 
el  seguirnos,  no  fui  mato. 

D."  .\na.  Todo  debió  de  importar. 
Al  asistente  he  llamado, 
con  que  pienso  encaminar 
la  libertad  del  marqués. 
¿Cómo^  Mas  ¿quién  llamaba? 
íncs,  responde.  ¿Si  fuese 
el  asistente? 


Colchón. 
D.  Juan. 
Colchón. 

r>  fi^AN. 


Colchón. 

D.  Juan. 
Colchón 


D. Juan. 
Colchón 

D.  Juan. 


Colchón 

D.  Juan. 
Colchón 

D,  Juan. 
Colchón 


Iní-is. 
D.*Ana 

Inés. 


ESCENA  IV 
Sale  DoH  Juan  y  Colcm^.— DiciaÍ 


D. Juan. 


Inés. 
D.»  Ana. 
D. Juan. 


D/  Ana- 
D.  Juan. 

D.»  Ana. 
D.  Juan. 


Inés. 
D.*  Ana 


D.'  Ana. 
D.  Juan. 
D.«  Ana, 
D.  Juan. 
D.'  Ana. 


D.  Juan, 
D.' Ana, 

O.  Juan. 


D."  Ana 
D.  Juan. 

D.'Ana. 
D.  Juan. 
O.»  Ana. 
D.  Juan, 
D.*  Ana. 
D.  Juan. 
D.*Ana, 
D.  Juan. 


U&mar, 
después  que  llamé,  juig^ií^ 
por  excusado:  mirad 
cuánto  me  precio  de  ser 
dueño  de  esta  casa  ya. 
Don  Juan  es:  grande  desdicha' 
Dueño  dijo:  ¡qué  pesar! 
Contando  atento  las  horas, 
he  sido  tan  puntual, 
pasóse  el  día. 

¡Yo  muero! 
¿En  qué,  decid,  reparáis? 
Que  me  deis  la  mzno  aguaf 
¿Quién  tuvo  congoja  iguaí?'i 
¡Cielos!  ¿qué  mudanza  es 
Para  hoy,  si  os  acordáis, 
tenéis  resuelto  el  ser  roU. 
¿Qué  respondéis? 

Que  es  Tcn 
pero  quisiera  que  un  dia 
más  de  término... 

Formad 
un  ave  rompiendo  el  vieni<| 
un  delfín  cortando  el  mar« 
un  caballo  en  la  carrera, 
de  una  creciente  el  raudal, 
que  todo  aquesto  es  rais  rk:l 
que  vuelva  en  su  curso  atrás 
que  yo  en  mi  intento;  que  yo, 
ni  sufrido  ni  galán, 
ni  cortés  ni  enamorado, 
use  con  vos  de  piedad. 
Si  luego  aqui... 

¡Grande  af 
Si  luego  digo... 

Esperad... 
La  mano... 

¡Terrible  riesgol , 
Oid  primero...  ¡á  qué  mal 
llegó  el  extremo  del  míol 
¿Qué  tengo  más  que  esper 
Digo  jay  de  mí!  que  prim< 
me  habéis,  señor,  de  vcnj¡;i 
Tened:  decidme  de  quién, 
decidlo  presto,  acabad. 
quede  mi  mismo  si  fuera 
de  quien  agraviada  estiiv, 
os  vengara  con  mi  muerte.^ 
Vo  lo  acepto. 

Pues  hablad; 
decidme  quién  es,  decildu. 
Es... 

¿Quién? 

Don  Juao. 

^Qaé  áon  Jl 
Tenorio. 


jEn  qué  os  of««¿9?f 


Matóme  á  mi. padre. 

SUI 
se  probará  contra  él 
cosa  de  tanta  impiedad. 
(¡Vive  Dios  que  es  grande 
La  palabra  de  vengar 


JORNADA  TERCFJIA                                                                 7«}3             ^H 

su  ofensa  aun  de  ni[  1$  he  dado. 

CoLCHóf4.¿Todo  lo  has  de  matar,                   ^^^H 

cuando  soy  en  la  crueldad 

matador  de  por  San  LucasF              ^^^^H 

del  delito  sólo  el  reo, 

¿Puedes  ser  sino  fatal,                       ^^^^| 

y  es  lambicn  condicional 

parca  que  siega  gargantas               ^^^^H 

que  la  he  de  vengar  primero 

sin  excepción  al  segar?                ^^^^^H 

que  me  dé  la  mano.  ¡Gran 

^^^^^^^1 

confusión!  Foro  la  industria, 
¿cuándo  no  ha  podido  más 

ESCENA  V                        ^^H 

que  el  engaño?  Y  pues  doña  Ana 

Sait  tt  AiiSTiKTi  con  lodo  el  acompañamiento            ^^M 

me  ha  pretendido  engañar, 

gut  te  pueda —iuctwi.                                  ^^B 

que  >o  la  engañe  también 

^^^^H 

justo  y  aun  forzoso  es  ya. 

AsiST.        A  saber  tenéis  visita                          ^^^H 

el  encaño  y  la  cautela 

no  entrara;  bien  que  llamado            ^^^^| 

corriendo  asi  por  igual.) 

de  vos  be  sido.                                      ^^M 

Ana.  Suspenso  ha  quedado. 

D.'Ana.                          Un  cuidado                ^^^H 

Dan.                                      ¿En  qué, 

vuestra  venida  me  quita                    ^^^H 

decid»  señora,  fundáis 

cuando  me  libra  también,                 ^^^H 

el  ser  yo  quien  dio  la  muerte 

por  bárbara  pretensión,                            ^H 

i  vuestro  padre? 

de  un  riesgo  en  una  traición.             ^^^^ñ 

Ana.                              De  entrar 

Asist.        Traición  y  riesgol  ¿Con  quién         ^^^H 

en  mi  casa  aquella  noche 

e  habéis  tenido?                                ^^^^M 

que  le  matasteis... 

D.*  Ana.                             Si  veis                     ^^^H 

DAN.                             jNo  más? 
Ana.  Tratasteis;  mas  él  ¡que  pena! 

á  ese  tirano  aqui,                              ^^^^| 

el  preguntármelo  á  m[                      ^^^^| 

defendiendo... 

es  excusado.                                      ^^^^| 

UAN.                          Lo  demás 

Asist.                          ¿Queréis                         ^^^H 

diré  yo.  Saqué  la  espada 

decirme,  pues  no  hay  lugar              ^^^H 

cuando  él  con  valor  igual 

de  escribir,  lo  que  sentís                   ^^^^| 

la  entrada  me  defendía. 

desta  muerte  que  decis?                    ^^^^| 

Peleamos;  metió  paz 

D.^Ana.  Después  podré  declarar.                   ^^^^| 

el  Marqués,  pero  no  á  tiempo, 

Asist.       Decidme  á  mi  brevemente                ^^^^| 

pues  le  pude,  en  fin,  matar. 
Llegó  el  Asistente  á  punto 

averiguarse  podría                        ^^^^| 

contra  don  Juan...                             ^^^H 

que  de  otra  temeridad 

D.*  Ana.                               .Noeseldla            ^^^1 

se  libró  el  Marqués,  pues  quise 

ni  más  claro  ni  evidente,                          ^^M 

matarle;  mas  por  no  dar 

fuera  de  que  en  este  instante             ^^^H 

lugar  á  que  me  prendiesen. 

él  aqui  lo  ha  confesado,                     ^^^H 

me  ausenté.  Ahora  escuchad 

ó  ya  de  desesperado,                           ^^^H 

lo  que  en  orden  á  vengaros 

ó  ya  de  muy  arrogante.                           ^H 

intento.  No  ha  de  faltar 

Asist.       Y  aqui,  con  vos,  ¿qué  ha  tenido?      ^^^M 

mi  palabra:  yo  os  la  di 

¿Hase  descompuesto?                        ^^^H 

de  vengaros;  que  cumpláis 

D.*  Ana.                                     Y  tanto.           ^^^M 

de  vuestra  parte  es  forzoso... 

que  estorba  el  dolor  al  llanto          ^^^^1 

Dadme  esa  mano,  lugar 

por  privarme  del  sentido.                  ^^^H 
D.Juan.    Yo  entro  aqui...                                 ^^^H 

dando  á  la  venganza.  Ea, 

¿qué  os  detenéis,  pues?  Pensad 

Asist.                                 Señor  don  Juan,          ^H 

que  si  yo  de  mi  no  os  vengo, 

¡vos  libre,  vos  descompuesiol           ^^^H 

no  hay  quien  os  pueda  vengar. 

Si  hacéis  con  mujeres  esto,               ^^^H 

Ana.  Mayor  aprieto  os  aqueste. 

justamente  entenderán                       ^^^H 

¿Qué  intentará? 

que  vuestras  hazañas  son                 ^^^^M 
ungidas,  pues  como  aquí                  ^^^H 

CHÓN.                           ¿Si  malar 

se  quiere  él  mismo? 

os  descomponéis  así,                         ^^^^H 

Ana.                                  Los  cielos 

no  excuso  vuestra  prisión.                ^^^H 

me  den  socorro. 

D.*  Ana.  Pague  don  Juan  su  delito-                ^^^H 

anóN.                           En  agraz 

D.Juan.    |Ah,  falsa!  ¿Qué  te  parece?                ^^^H 

el  racimo  de  la  vida 

Colchón. Que  se  venga  y  te  aborrece.             ^^^^| 

no  cortes;  deja  lograr 

Asist.       Sobre  todo,  por  escrito                     ^^^H 

en  tu  juventud  lozana 

mañana  declararéis.                           ^^^^| 

lo  florido'de  tu  edad; 

D.*  Ana.  Si  aqui  con  ¿1  me  dejáis,                   ^^^H 

no  desesperes,  espera, 

^^^H 

y  si  has  de  desesperar. 

Asist.                   ¿Eso  receláis?                      ^^^H 

horca  elige,  no  cuchillo. 

Que  aquí  le  prendo  veréis,                ^^^H 

UAN.   ¡Vive  Dios! 

y  hoy  también  de  la  prisión              ^^^H 

El  Asistente. 

saco  al  Marqués,  por  que  luego        ^^^H 

EHÓN.lEl  Asistentel 

os  dé  la  mano.                                    ^^^^M 

tíAN.                         Vendrá 

D.*  Ana.                           No  niego                  ^^^M 

á  que  le  mate  también. 

ser  esa  mi  pretensión.                      ^^^^| 

704 


LA  VENGANZA  EN  EL  SEPULCRO 


Miróle  y»  como  dueño 

V  esltm'ole  como  á  esposo. 
AstsT.       Uo  se  cuál  es  má»  dichoso, 

pero  ya  es  mió  esle  empeño. 

Lo  que  hago  por  vos  veréis. 

A  que  conmigo  os  vengáis 

agu«rdo. 
D.  Jii*N.  Pues  aguardáis 

lo  que  no  conseguiréis, 

y  vos,  si  aqui  lo  intentáis, 

con  que  sois  el  Asíslenle 

y  traéis  toda  esla  gente, 

veréis  cuan  poco  duráis, 

porque  si  saco  la  espada, 

porque  si  la  capa  tercio, 

un  escuadrón,  todo  un  tercio 

ftara  resistirme  es  nada, 
dos,  pues,  idos  ahora 
que  aún  no  me  llegué  á  enojar 
por  quereros  perdonar 
por  vos  y  aquesta  señora. 
AsisT.       Dejaros  no  he  de  poder; 

resistiros  es  perderos. 
D.  Juan.  Remiiiilo  á  los  aceros 
el  remedio  habrá  de  ser. 

[Saca  la  espada  y  énlraiot  á  todos  acu- 
chillado») 

AsisT.       ]A1atalde! 

Colchón.  De  espada  sola 

soy  muy  poco  diestro;  dame 

un  broquel. 
D.  Juan.  iT)enirt>.f       Canalla  infame: 

todos  moriréis. 
Colchón.  La  bola  ' 

será  mejor  escurrir. 
Inés.         No  te  aventures.  Colchón. 
Colchón. No  haré,  que  mi  salvación 

la  fundo,  Inés,  en  huir.       (i  o«.) 

ESCENA   VI 

Doña  Ana  ¿  Inés, 

D.*  Ana.  Todos  huyen.  ¿De  qué  luria 
se  creyera  tal  destrozo? 

Inés.         (^p)  Lo  valiente  de  este  mozo 
me  enamora. 

D.*  Ana.  De  mi  injuria 

temaré  venganza  en  él 
persiguiendo  su  malicia, 
que  es  piadosa  la  justicia 
que  castiga  lo  cruel, 
hl  procura  con  su  amor 
mi  agravio  y  mi  ofensa,  pues 
dio  muerte  á  m¡  padre  y  es 
por  quien  padece  mi  amor; 
que  una  fama  en  opiniones 
nunca  fue  segura  fama 
si  fué  la  voz  que  la  infama 
el  juycio  de  intenciones; 
luego  es  justa  la  venganza 
á  que  aspiro;  luego  debo 
al  valor  por  quien  me  muevo 
ñar  lo  que  á  mi  esperanza. 
il£a,  que  si;  muera  don  Juan 
para  que  viva  mi  honor! 
pues  á  luces  del  v^lur 


que  está  sin  mancha  «crin. 
A  un  papel  que  del  mar^o^ 
he  recibido,  .¿es  ya  hof»  ' 
que  responda,  Inés? 

Inés.  Señora. 

D.*  Ana.  Que  pongas  recado,  loes, 
para  escribir. 

In¿s.  ^Allá  dentro?* 

D.*  Ana.  Sí. 

Inés.  Yo  voy.  (»'fl*«) 


ESCENA  Vil 

t>O^A  Ama. 

¡Qué  mal  v»i« 
mientras  al  centro  no  llega 
lo  que  anhela  por  su  cenirot 
Esta  fuerza,  esta  violencia 
padece  mi  alma,  pues, 
como  es  su  centro  el  Marc 
no  le  goza  por  su  ausencii 
mas,  a  pesar  del  rígor^ 
V  de  don  Juan  ñ  pesai 
irá  á  su  centro  á  parar 
impelida  de  mi  amor. 
Al  .Marqués  cuanto  ha  pas 
con  don  Juan  escribiré, 
y  de  mi  padre  diré 
que  la  muerte  ha  confesado, 
siendo  mi  aviso  correo 
que  despache  el  corazón 
alivio  de  su  prisión 
cuidando  de  mi  deseo.  (*"«■») 


ESCENA  VIII 
Sale  El  M*iiqoAs. 

Que  hoy  á  verme  volviese 

á  doña  Ana  escribí.  ,;Si  olvido  ia< 

pues  ya  se  pasa  el 'día  y  no  ha  vcnidc 

Mataráme  su  olvido, 

lloraré  su  mudanza. 

¡Qué  loca  es  de  un  amante  ta 

El  que  parece  alivio  me  desvela, 

lo  incierto  me  consuela, 

lo  posible  me  engaña, 

la  libertad  me  daña, 

la  prisión  me  divierte; 

ya  rehuso  la  muerte, 

ya  la  vida  me  cansa, 

y  en  lo  que  sólo  el  corazón 

y  en  lo  que  padezco, 

quizá  porque  olredeico 

á  doña  Ana  en  prisión  tan  triste  jr 

mas  .jpudo  haber  pn&ión  de  má»  v| 

Pues'désta  la  memoria 

me  está  acordando  siempre  aqacUa| 

de  haber  sido  primero 

de  un  ángel  prisionero. 

|0h,  suave  prisión,  no  injusta  )  dt 

pues  pudiste  ser  gozo  y  ser  Tentttc 

por  memoria  gloriosa, 

de  la  prisión  más  dulce  y  ' 

Mas  ya  doña  Ana  larda.'  ¡<  ' 


Inés. 
papel  te  diese 

Ec  ha  mandado. 
Marqués. 
10,  Inés,  lo  qac  has  tardado. 
i  causa  ha  sido 

»Q0  viniese? 
Inés. 
No  ha  pedido 
rio  estorbado  un  accidcnle. 

Marqués. 
n  á  riesgo  está  el  que  vive  auscnic! 
apel  quiero 

t culpa  pur  doña  Ana  diulvu.  {Ltt.} 
Ikís. 
i  me  prometo 
,  si  es  como  discreto 
Marqués;  pues  tales  nuevas 
;tichan  sin  pruebas 
s  liberal  y  generoso, 
que  toca  hacer  al  más  dichoso. 

Marqués. 
d,  ven  acá;  mas  no,  que  sueño, 
a,  Inés,  que  veré  á  mi  dueño 
liberiad?  No  lo  creo; 
le  es  mi  deseo 
luda  ha  podido. 
ñn,  don  Juan  ha  sido 
»tó  á  don  G<;nzalor"  Mis  recelos 
BD  sido;  pero  no  mis  celos, 
ol  invencible  del  decoro, 
^en  fin,  de  IHloa,  á  quien  adori)! 

■  Inés. 

^lé  más  casta  ni  matrona. 

Marqués. 
illa,  pues,  otra  corona. 
a  tal  desengaño, 
jan  el  engaño 
el  .Asistente 

rdo  á  todo? 
Inés. 

Y  tan  presente 
chó  de  doña  Ana 

>ntra  don  Juan,  cosa  es  bien  llana: 
nbién  lo  es,  yo  fui  testigo, 
su  prisión  para  el  castigo. 
Marqués. 

!S,  si  eso  tiene  aquese  estado, 

r  desdichado. 

ina  dirás,  no  que  me  vea; 

or  que  crea 

peí  ne  creído, 

sufrido 

benad  pata  ir  á  verla, 

e  de  adorarla  y  de  creerla, 

H  Inés. 

m  ya  forzoso  se  deshaga, 

podrás,  señor... 

UIA9  DK  TIMO   &B  MOLWA.— TOMO  11. 


En  su  casa  gozar  de  sus  caricias. 

Marqués. 
No  por  paR4,  recibe  por  albricias 
CSC  bolsillij.  Inós,  )  adiós,  que  es  hora. 
¿Qué  le  piensas  decir  á  tu  señora.* 

iNfes. 

Yo»  nada. 

Marquís. 

Pue>di:  ¿quién? 
In¿:s. 

ElsIos  cscudus, 
habladores  al  paso  que  son  mudos.       (Vaiut ) 

ESCENA  X 
Sait  Do»  Juan  y  Colchón 

D.  Juan.    Esta  es  la  iglesia.  Colchón. 

adonde  estoy  convidado 

á  cenar,  y  este  el  sagrado 

que  me  libra  de  prisión. 
Colchón.  No  sé  si  te  ha  de  valer 

la  iglesia  por  resistencia. 
D.  Juan.   Tendríamos  otra  pendencia 

en  que  hubjes'e  más  oue  ver. 

Que  son  muchos  los  heridos 

sospecho. 
Colchón.  Y  muchos  los  muertos. 

cojos,  mancos,  ciegos,  lucnosi 

corcovados  y  tullidos. 

Mas,  dimc,  cuando  de  ti 

en  ti  mismo  la  vengabas 

á  doña  Ana.  ¿qué  intentabas. 

qué  querías  hacer  allí? 
D.  Juan.  Que  la  engañaba  es  muy  llano 

cuando  vengarla  creyese, 

pues  sólo  intenté  me  diese 

con  aquel  ardid  la  mano. 
Colchón. Allí  sólo  se  creyó... 
D.  Juan.  ¿Qué? 

Colchón.  Que  matarte  auerias. 

D.  Juan.   Si  hay  quien  crea  boDcrias, 

¿tendré  yo  la  culpa? 
Colchón.  No, 

D.  Juan.   En  (in,  Colchón,  se  rebela 

doña  Ana;  en  ñn,  me  aborrece. 
Colchón. ¿Qué  importase  esté  en  sus  trece 

cuando  te  adora  Isabel^.'' 
D.  JuAW.  Importa  no  dar  lugar 

algún  secreto  de  estrella 

á  poder  aborrecella 

para  poderla  olvidar. 

Entremos  en  la  capilla, 

que  ya  parece  que  espera 

don  Gonzalo.  La  postrera 

noche  será  de  .Sevilla. 
Colchón. Cerca  de  la  sepultura 

no  tiene  eso  buen  sentido. 

Siempre  esta  cena  he  temido. 
D.  Juan.  Pues  divertirme  procura 

de  esc  presagio,  Colchón. 

No  sé  qué  accidente  siento 

45 


7o6 


LA  VENGANZA  EN  EL  SEPULCRO 


que  respiro  sin  aliento 
y  se  estrecha  el  corazón. 

*oi.ciiÓN.Aqui  bien  podrás  pasar 
sin  mi. 

D.  Jijan.  Donde  quiera  puedo; 

mas  quiero  pierdas  el  miedo 
á  mi  lado. 

Colchón.  Por  cenar 

á  no  temer  me  acomodo 
en  peligro  tan  urgente, 
que  es  el  hombre  tan  valienlc 
que  pierde  el  temor  á  todu. 
¿Ya  la  cortina  corrida.'' 
El  señor  muerto  te  espera. 


ESCEN.^   XI 

Carri-it  ¡a  cortina  y  dtscúbrese  Don  Gonialo  *n  pte, 
y  lutgo  la  ctna  y  aparato  por  tramoya,  y  tndo 
iKgro,— t'H  CnuDo  y  Dichos. 

{Dtntro.)  *lloy  á  la  noche  postrera 

la  justicia  te  convida.» 
D.  Juan.   Ven,  ven  acá;  ¿no...  no  oistc 

aquella  vozP 
Colchón.  ¿Qué  voz.*  i\o. 

D.  Juan.  Lo  mismo  que  dije  yo, 

dijeron. 
Colchón.  ¿Loque  dijiste?' 

D.  Juan.   «Hoy  ¿  la  noche  postrera 

la  justicia  te  convida.'» 
Colchón.  Guarden  los  cielos  tu  vida 

¿Será  ilusión  ó  quimera? 


J>.  Juan. 


tVive  Dios  que  va  esto  malol 
;n  un     '  " 


hielo,  en  un  temblor 

titubea  mi  valor. 

Mas  va  espera  Don  Gonzalo. 

|Ea,  temores,  baste  ya, 

que  se  avergüenza  mi  acero! 

Buenas  noches,  caballero; 

ya  estamos  todos  acá. 
D.  GoNZ.  Pues  á  cenar  nos  sentemos, 

que  os  espera  gran  jornada. 

Mas  Jpor  qué  empuñáis  la  espada.^ 
D.  Juan.   No  se.  Cenemos,  cenemos. 
D.  GoNZ.  Servid  la  cena. 

{Salt  dtbajo  dtl  tablado  la  mita  con 

manttits  y  platos  y  tuctx  que  terán  vtlas 

amarillas,  y  queda  en  el  sitio  donde  están 

tentado»  y  vtnse  en  los  plato»  t'iboras.) 
CoLcuÓN.  lAquí  es  ello! 

De  algún  diablo  ó  de  algún  brujo 

tramoyero  fué  esta  mesa. 

Aqu(  es  el  quedar  sin  pulsos, 

aquí  el  desatar  almizcle 

de  mala  pasta  y  mal  tufo. 
HADO.    ¿.No  cenas  tú.'' 
CoLr.HÓN.  ¿Destos  platos? 

Criaoo.    De  éstos. 
Colchón.  No  son  de  mi  gusto. 

¿A  víboras  y  alacranes 

nos  convida  el  seor  difunto? 
C^iAoo.  Nuestros  manjares  son  éstos. 
CoLCiiÚN.  Pues  á  los  vivos  no  es  justo 

tratarlos  como  á  los  muerto». 

No  los  quiero. 


D.  GoNZ. 

Hablad  y  cciiá 
D.Juan.  Traigan  otros  platos 
D.  GoNZ.  Mochos 

os  darán,  mas  siempre  de  ¿stod. 
D.  Juan.  ¡Que  equivocar  tan  confaw! 
Colchón.  Sin  duda,  debe  de  ser 

en  Guinea  al  otro  mundo. 

pues  cuanto  se  sirvt  es  negro 

V  nada  se  mira  rubio. 
D.  Juan.  Levantad  la  mesa. 
D.  Gonz.  Es  presto. 

Canten. 
Colchón.  jQué!  ¿también  hay  mótiú 

y  también  allá  se  templa? 
Criado.    Esa  pena  no  era  justo 

que  entre  las  demás  faltara. 

Mas,  oye  una  letra  al  tan, 
CoLCHÓN.¿De  allá  ú  de  acá? 
Ckiado.  De  allá. 

(xii.r.iiÓN.  Crítica  es,  no  lo  dudo, 

que  en  el  infierno  no  canlw 

como  lo  entienda  oin^unu. 
MífSICOS.  (^Cantan  dentro.) 

«Hombre,  tu  plazo  llegó: 

esta  es  tu  hora  postrcr*.> 
D.  Juan.  Pues  que  muera. 
MC'Sicüs.  «Muen, 

quien  viviendo  no  vivió.» 
D.  Juan.  Nuevo  temor  me  combate. 

Cuanto  miro,  cuanto  estuv 

presagios  son  de  la  muerte. 

¡Qué  terrible  que  la  fuzgo? 
D.  GoNZ,  ¿No  cenáis? 
D.  Juan,  De  lodo  ceno, 

ó  por  lo  menos  lo  gusto, 
D.  GoNz.  ¡Qué  de  amargo  gustaréisl 
(^ulluón.  Parcccmc  que  me  escurro. 

que  está  muy  cerca    ' 

quien  participa  del  : 

ESCENA  Xn 
Sale  el  .\stsTi(í«rK  con  aeompaÜAmitmtU' 

AsisT.       ¿Cómo  es  posible  escapar^^j 
Sacarle  tengo,  y  os  juro 
por  los  cielos  soberanos 
que  en  un  cadahalso  al  pac 
le  han  de  cortar  la  cabeza. 
Resistirse  tiene. 

Al  mundo 
puede  hacer  rostro  la  gcnir 
que  cerca  la  iglcstA. 

Dudo 
que  si  no  es  hecho  pcdAZos 
se  rinda. 

Junto  «I  sepulcro 
de  don  Gonzalo,  A  me 
determino 
Yo  me  Sí- 
Cenando  ()1 
don  Juan 

Desde  aqu;  lo^rs  o^.¡i¡o< 
el  fin  de  tan  gran  prodigio 
esperemos. 

Ni  on  raeodrttp) 


Al«i  Ar.. 
ASIST. 


Alguac. 


Asist. 


Colchón. 


^^^^^^Ip                                                             ^h 

^^^V         de  pan  se  ha  visto  en  la  mesa, 

D.  Ji  AN.                   No  lo  niego.                          ^H 

^^P^           y  cuanto  se  sirve  es  crudo. 
^B.  GoNZ.  Vuelvan  á  cantar. 

D.  GoNz.  Mas  Dios,  á  quien  lo  atribuyo,           ^^H 

de  vos  la  libró.                                     ^^M 

^B<  Jijan.                                Va  es  larde. 

D.  Jlak.                             También                      ^^M 

^D.  GoNZ.  Canten. 

confieso  que  en  hrmc  estuv                  ^H 

^fc.  Juan.                De  cortés  lo  sufro. 

nunca  conseguí  un  favor,                   ^H 

^^.  ÜOM.  Mucho  tenéis  que  sufrir. 

solicitando  á  menudo.                        ^^H 

^B               por  ser  lo  quedara  mucho. 
^B.  Juan.  Va  me  cansan,  ¡vive  Dios! 

AsisT.       }0h,  valerosa  dona  Ansí                    ^^B 

Esto  el  cielo  lo  dispuso                       ^^B 

^H                vuestros  equivucos  rudos: 

para  librarse  el  marqués                     ^^B 

^M               más  claro  hablad,  ó... 

y  quedar  yo  sin  escrúpulo.                ^^B 

^^.  GoNZ.                                      ^Qu¿  haréis? 

pues  veo  su  inocencia  cuando            ^^B 

^D.  JiíAN.   De  otro  sudor  me  cubro. 

de  doña  Ana  el  valor  juzgu.                ^^B 

^■Üistcos.  {Dentro.)  «No  sc  ha  de  decir 

i).  Juan.  Prometió  darme  la  mano                    ^^H 

^K.                racional  ac^uel 

de  esposa.                                            ^^B 

^H                que  es  la  vida  en  él 

D.  GoNZ.                  No  es  ese  triunfo                ^^B 

^H               nacer  y  morir. 

para  vos;  es  del  Marqués.                   ^^B 

^H               Quien  ha  de  vivir 

D.  Juan.  |Cielos!  ¡qué  es  esto!  ;quécbcuchu!     ^^M 

^H               muriendo  vivió. 

¿Dti  Marqués?  ¡Primero...                  ^^B 

^H                Hombre,  tu  plazo  llegó; 

D.  GoNZ.                                           Ya                ^M 

^B               esta  es  tu  hora  postrera.* 

no  podréis;  que  el  Poder  sumo           ^^B 

^K.  Juan.   Pues  que  muera. 

las  fuerzas  os  quita  y  quiere               ^^M 

^felúsicos.                              «Muera,  muera 

que  yo,  porque  en  El  me  fundo,        ^^B 

^B                quien  viviendo  no  vivió.* 

tenga  de  tantos  agravios                     ^^B 

^B)>  Juan.   Ya  entre  los  dientes  el  alma 

la  venganza  en  el  sepulcro-                ^^B 

^m                 parece  que  rompe  el  nudo 

Esta  es  justicia  de  Dios.                       ^^M 

^B                  haciendo  divorcio  el  cuerpo 

1).  Juan.  ¡Que  me  abrasol                                   ^^| 

^m               á  su  pesar.  ¡Que  trasunto 

Coi-CHÓN.                            iQuemehundol              B 

^H                el  de  la  vida  en  la  muerte! 

(Húndeit  con  utaliidos  y  truenos.  Üu-         1 
apartce  Doo   Goczalo,  y  Colchón   rueda          ■ 

^■IsiST.       Tanto  misterio  descubro 

^K                 en  lo  que  miro,  que  estoy 

por  ¡as  tablas.)                                                    ■ 

^K                dudando  y  creyendo  á  un  punto. 

AsisT.       iProdigiosa  maravilla!                               1 

^H                Don  Gonzalo  es  con  quien  cena, 

)Oh,  cuan  recto!  [Oh, cuánto  es  justo        1 

^H                y  algún  celestial  impulso 

Dios  en  su  justicia,  y  cuánto              ^^m 

^H                dispuso  que  yo  llegase 

igual  en  sus  atributos!                         ^^H 

^1               i  este  tiempo  y  que  ninguno 

Misericordioso  espera                           ^^B 

^H               de  cuantos  lo  ven  desmaye, 

para  castigar  más  justo  ( i ).                ^^B 

^B                siendo  as!  que  aun  yo  me  turbo, 

De  la  prisión  al  marqués                      ^^M 

^V                ¡Grande  es  sin  duda' el  misterio! 

voy  á  sacar,  por  que  al  punto            ^^M 

^KoLCHÓN. Dígame  el  paje  nocturno: 

la  dé  á  doña  Ana  la  mano  (3).             ^^B 

^B               ^hay  plato  de  caracoles. 

]Qué  triste  fin!  Vaya  uno,                     ^H 

■^               que' son  lindos  avechuchos.'' 
^fc.  Juan,  bmpiece  el  duelo. 

y  mientras  yo  al  marqués,                  ^^M 

á  doña  Ana,  luego  al  punto,               ^^B 

^B).  GONZ.                                Es  de  Dios 

este  caso  la  relate.                               ^^B 

^B_               mi  venganza. 

Vamos  presto.                                     ^^B 

^n>.  Juan.                       ^Cuando  cumplo 

(JoLCHÓN.                        O  me  rezumo,             ^^B 

^■^               de  mi  parte  el'desafio. 

ó  el  olor  de  tanto  azufre                     ^^B 

^M                de  otro  os  valéisi» 

ha  echado  por  otro  rumbo.                 ^^B 

Hb.  GoNZ.                           Resumo 

^Si  he  de  acertará  salir                       ^^M 

^m^  *             con  que  es  juicio  de  Dios. 

de  la  iglesia?  El  fin  c^ue  tuvo               ^^M 

^Bd.  Juan.  Pues  yo,  si  lo  es,  concluyo 

mi  amo,  mi  conversión                        ^^H 

^B^               con  que  á  mataros  mil  veces 

ha  de  ser  siendo  cartujo,    i v^*)       ^H 

H                 volviera. 

^^^ñ 

^BfisiST.                    •jQué  es  lo  aue  escucho? 
^B                |A  matarfel  Luego  ^él 

ESCENA  XIII                          ^H 

^B                 le  quitó  la  vida,  y  pudo 

Sale  OitfiA  Am;i,  In*s  y  el  CkUDO.                  ^^B 

^H                atribuirle  al  marqués 
^H                el  delito  que  fué  suyo? 
^B                Verdad  me  dijo  doña  Ana 

D.^Ana.  (Notable  suceso  ha  sido!                     ^^B 

Siento  su  condenación.                      ^^H 

^1                 cuando  contra  él  depuso. 

^^^^^1 

^^^^^H 

^■D.  GoNz.  ^Vos  no  me  mataisteis? 

(I)    De  otra  Jctra  *in$uU05.»                                         ^^^| 

■D.  Juan.                                      Si. 

(j)    Alguien  h«  hecho  »qui  un*  rcform»,  qut  con-        1 

^■AstST.       Que  si  dijo. 

stitc  en  suprimir  iodos  los  versos  que  <if;uen  hasta  e'^^J 

^H).  Juan.                    Y  no  presumo 

fln,  terminando  la  coraedia  coa  ¿sios:                            ^^H 

^B^              que  nadie  lo  ignore  ya. 

•Y  porque  en  sus  juicios  justos                ^^^^ 

H^D.  GoNZ.  De  mi  hija,  torpe  insulto, 

tea^ia  su  iln  porienioso                               ^^^B 

^ft                 codicioso. 

la  TenKanaa  en  el  sepulcro.»                        ^^^| 

7t>8 

Inés. 


Inés. 


LA  VENGANZA  EN  EL  SErULCRO 


CjisligüS,  ieñora,  son 

dé  quien  tan  md  ha  vivido. 

¿Lloras? 

Si,  que  d  scdiíiníeniu 
es  aquí  ¡nuy  n&tura]. 
Miro  un  alma  racional 
eterna  para  el  lot mentó. 
Mas  mira  quién  entra,  Inés. 
Voy  á  verlo.  El  Asistente. 


ESCENA  CLTÍMA 

Sattn  ti  AjiSTEMTE  y  el  tAáin}vit  y 
aCotMpú  ñamienío.  —Dichas, 

D.'  A  tiK.  Pues  ^á  que  con  tanta  gente? 
AsisT.       A  traeros  al  marqués. 

Ya^  señora,  habréis  sabido 


el  lastimoso  suceso 
de  don  Juan. 

D.*Ana.  y  que  os  confieso 

que  con  piedad  lo  he  senudu. 

AsisT.       Disculpa  en  su  conresjód 
al  marqués;  yo  ful  lestígQ, 
y  así,  tan  juez  como  amigo, 
le  saque  de  la  prisión. 
DAdte  la  mano.  Llegad, 
señor  marqués,  lograréis 
d  premio  que  merecéis. 

Marq.      Corone  mi  voluntad, 

si  es  amor  quien  me  le  ofrctre, 
para  premiar  mi  llrraeza, 

D.*  Ana,  Si  disputamos  tineza 

sabe  amor  quién  le  merece. 

AsiST.       Dentro  de  un  grado  á  ios  do«- 
ha  premiado  la  esperanza. 

O,*  Ana.  Dando  ftn  á  la  venganza, 
en  el  casligo  de  Dios. 


) 


LOS  HERMANOS  PARECIDO! 


PERSONAS 


Atrevimiento. 

Christo. 

IIOMBHE. 

Knvidia. 

África. 

Justicia. 

Asia. 

Deseo. 

Europa, 

Codicia. 

Améxica. 

Mujer. 

Admiración. 

BUF.N  Lalihón 

Knoaño. 

Maualena. 

Temor. 

Mi'isicos. 

Saiitron  <f  Atrevimieato,  d  lo  toldado,  con  mucfias 
plumas,  Y  la  Admiración,  d*  hombre. 

AtKEYíM.  |Oira  vez  me  vuelve  á  dar 

los  brazos,  Admiraciónl 
AoMiRAC.  ¡Bien  me  la  puedes  causar, 

bravo  mozo!  Con  razón 

le  puede  el  mundo  llamar 

honra  suya,  que  comento 

vienes;  y  ¡que,  á  lo  soldado! 

¡Bravas  plumas  das  al  vienlol 
Atrevim.  Por  mi  valor  lo  he  ganado 

todo. 
Admirac.  Eres  Atrevimiento: 

¿á  qué  no  te  atreverás? 

¿De  dónde  vienes? 
Atrevim.  Del  cielo; 

donde  no  pienso  entrar  más. 
Admírac.  Pues  ¿nacido  allá? 
Atrevim.  En  el  suelo 

desde  agora  me  verás; 

que  aunque  del  Querub  nac¡, 

que  el  monte  del  Testamento 

intentó  asaltar  por  m!, 

con  ser  yo  el  Atrevimiento, 

como  mi  padre  caí. 

Echóme  de  allá  la  guerra, 

y  asi  estoy  determinado, 

pues  mí  patria  me  deslierra, 

dejarla. 
AüMiRAC.  No  esestimado 

ningún  valiente  en  su  tierra. 

Pero,  pues  al  mundo  bajas, 

¿qué  oficio  piensas  tener? 


Porque  si  en  él  no  trabajas, 
mal  ganarás  de  comer. 

.\iPRviM.  No  son  mis  prendas  tan  bajas 
que,  para  adquirir  sustento, 
me  obligue  á  degenerar 
de  mí  altivo  nacimiento. 
¿Quién  me  puede  i  mí  estorbar, 
si  soy  el  Atrevimiento, 
cuanto  produce  la  (¡erra, 
cuanto  el  mar  inmenso  cria 
y  el  viento  en  su  estera  encierra? 
Yo  he  de  poner  algún  dia 
sobre  una  tierra  otra  tierra, 
y,  aunque  les  pese  á  las  nubes, 
he  de  cobrar  el  asiento 
que  perdieron  los  Querubes. 

Admirac.  Pues,  hermano  Atrevimiento, 
caerás  si  tan  alto  subes. 
Mas  ya  que  al  mundo  has  venido, 
¿qué  es  lo  que  en  él  se  le  ofrece, 
ó  qué  ocasión  te  ha  traído? 

Atrevim.  La  fortuna  favorece 
al  osado  y  atrevido: 
Nombró  el  Rey,  nuestro  seftor, 
al  Hombre,  por  ser  su  hechura, 
virrey  y  gobernador 
de  este  mundo,  que  procura 
hacerle  su  coadjutor. 
Puso  casa  en  su  grandeza 
augusta;  pues,  porouegoce 
de  estos  orbes  la  belleza. 
le  sirve  y  le  reconoce 
la  misma  Naturaleza. 
Tanto  imperio,  en  fin,  le  ha  dado, 


710 


LOS  HERMANOS  PARECIDOS 


que  hoy  entra,  seftün  ül. 

bizarro  y  acompañadu 

debajo  un  palio  turquí 

de  diez  altos  de  brocado, 

sembrado  todo  de  estrellas, 

con  tan  gallarda  persona 

que,  aventajándose  á  ellas, 

con  su  vista  perticiona 

las  criaturas  más  bellas. 

Yo,  que  altas  cosas  codicio, 

pretendo  agora  asentar 

en  su  casa  y  su  servicio 

V  en  ella  solicitar 

la  mejor  plaza  y  oficio. 

Tengo  á  su  lado  un  pariente 

que  á  cuanto  quiere  le  obliga, 

y  una  dama  diligente 

muy  su  valida  y  amiga. 
AoMiKAO.  Ansí  harás  buen  pretendiente. 

¿Y  es  el  pariente? 
Atrevim.  El  Deseo. 

AoMiRAC.^Y  su  dama? 
Atrevim.  La  Irascible. 

AoMiRAc.  Mucho  puede  coa  él. 
Atrevim.  Creo 

que,  á  pedir  un  imposible, 

le  alcanzara. 
AoMiPAi  .  Yo  bien  veo 

que  á  los  dos  les  está  á  cuento 

que  entréis  en  Palacio  vos; 

pues  si  es  el  Deseo  viólenlo, 

y  Irascible,  harán  los  dos 

príncipe  al  Atrevimiento. 

Mas  ya  han  venido,  y  está 

bien  que  seáis  su  privado, 

porque  si  crédito  os  da, 

de  suerte  sois  alentado, 

que  todo  lo  intentará. 

Por  mi  tiene  de  alcanzar 

cosas  imposibles. 

jFiesia 

brava! 

Ya  debe  de  entrar 

tiunfando  el  Hombre, 

Desde  esta 

parte  lo  puedes  gozar. 

¡H$eübr$se  un  mundo,  qut  tnciirr*  in  su  ctntro  al 
Hombre,  a$entatio  t»  un  trono,  con  corona  y 
cetro,  cuya  parle  superior,  en  forma  de  dosel, 
tirá  a^ul,  sembrado  de  estrellas,  con  el  sol  y  la 
luna,  Y  la  inferior,  ptntada  de  llamas,  de  nubes, 
de  aguas,  árboles,  peces,  pájaros  y  brutiiS,  A  1<X$ 
cuatro  putei,  dos  á  un  ladu  y  düs  d  uíro,  estén 
Aaik,  África,  Europa  y  America,  del  modo  que 
ordinariamente  se  pintan^  tumo  que  tienen  el 
mundo  tn  forma  d»  palio;  loquen  ínslruinentos 
y  luego  canten  los  Músicok. 

iCantan.)  «Sea  bien  venido 

por  gobernador 

el  virrey  del  orbe, 

el  mundo  menor, 

el  retrato  vivo 

de  su  mismo  autor, 

padre  de  las  gentes, 

(Uguete  de  Dios; 


su  vicemonarca. 
su  recreación, 
blanco  de  su  gusto, 
centro  de  su  amor. 
Sea  bien  venido 
por  gobernador 
el  virrey  del  orbe, 
el  mundo  menor.* 

Asia. 

Kpilogo  de  todo  lo  críado. 

Cifra  de  cuanto  Dios  por  su  contento 

puso  en  aqueste  globo  concertado 

que  toca  su  poder  como  instrumento; 

suma  del  mundo  y  como  tal  llamado 

microcosmos,  en  cuyo  noble  asiento. 

como  abreviado  asombro  y  maravilla 

el  Rey  nuestro  señor  pondrá  su  silla. 

Tú,  en  quien  halla  su  ser  toda  criatura. 

la  piedra  cuerpo,  v^etar  la  planta, 

sentir  el  animal  y  la  hermosura 

del  ángel  entender  con  gracia  tanta; 

tú,  en  ñn,  en  cuya  imagen  y  íigiira 

puso  la  Trinidad  inmensa  y  santa 

su  retrato  en  quien  ser  humano  tengai. 

mil  veces  para  bien  del  mundo  vengas. 

Las  cuatro  parles  de  esta  esfera  baja, 

que  es  tu  jurisdicción,  vienen  á  darte 

la  obediencia  debida,  y  la  veniaja, 

de  cuantas  cosas  cría  en  cada  parte. 

Toda  criatura  la  cerviz  abaja 

y  tus  manos  y  pies  llega  á  besarle 

reconociendo  por  señor  al  hombre 

que,  conforme  á  su  esencia,  le  dio  oomhre. 

Y  yo  la  primer  parle  destas  cuatro, 

la  más  ilustre  por  aoionomasia, 

la  princesa  y  señora  á  quien  el  Batro 

como  oro  pecha  cinamomo  y  casia, 

los  pies  llego  á  besarte  en  el  teatro 

desta  máquina  hermosa;  yo  soy  Asia, 

y  el  campo  damasceno  en  mi  se  encierra, 

de  quien  Dios  al  formarte  tomó  tierra. 

Madre  he  de  ser  de  toda  la  nobleza 

de  Seth,  tu  mayorazgo,  aunque  tercero, 

suceda  su  progenie  en  mi  riqueza 

y  Europa  en  la  corona  que  primero 

honró  mis  sienes  y  por  más  grandeza 

de  la  tierra  en  que  gozosa  espero. 

que  cuando  asiento  constituya  á  Roma 

me  librará  del  pérfido  Mahoma. 

ArniCA. 

África  llega  ádar,  príncipe  justo, 
la  obediencia  á  tus  plantas  y  el  decoro 
que  debe  á  tu  poder  y  impeno  augusto, 
fértil  en  ámbar,  perlas,  marfil  y  oro; 
no  menosprecies  el  color  adusta 
de  mi  morena  cara  que,  aunque  lloro 
el  cautiverio  de  mi  gente  impía, 
la  ley  de  Roma  adoraré  algún  dia. 

EuaoPA. 

Europa,  padre  Adán,  en  ooiea  el  mondo 

ha  de  lograr  en  siglo  venidero 

el  trono  universal  sobre  que  fundo 

el  mayorazgo  cjue  gozar  espero, 

la  ley  del  celesual  Adán  segundo 


Loa  HERMANOS  PARECIDOS 


7it 


I  mero 

tfe  el  mismo, 
csur>!  solio  del  bautismo. 

AuéRtCA. 

:>  por  (antes  siglos  escondida 

i  a  ocalta  de  la  gente, 
por  £sp3ña  reducida 
I    1.1  .ruz  de  amor  honre  mi  fíenle. 
paiabienes  doy  á  lu  venida, 

EiMtidume  mi  fe  que  le  pre'senie, 
América  soy.  parias  bizarras, 
ta  en  cerros  como  el  oro  en  barras. 

Hombre. 

Ímso  ornato  en  variedad  distinta, 
nía  esfera  célebre  en  que  puedo, 
5  el  dedo  de  Dios  la  enmalla  y  pinta, 
r  que  es  la  sortija  de  su  dedó: 
)berano  Rey  que  hizo  la  cinta 
lonada  de  estrellas  donde  el  miedo 
ás  llegó,  de  donde  el  pesar  huye, 

vuestro  vicediós  me  constituye, 
niras  no  quebrantare  inobediente 

ligera  ley,  solo  un  precepto 

me  intimó  su  imperio  omnipotente, 
rbe  todo  he  de  tener  sujeto; 
spid  venenoso,  el  león  rugiente, 
jcodrilo,  me  tendrán  respeto; 

íSlo  puede  aquel  que  con  Dios  priva. 

Uno. 
nuestro  Virreyl 

Todos. 
El  Hombre  viva. 

t.  Sal*  la  Viaiiitd  muy  bizarra  y  con  tila  ti 
fíño  y  *t  Deseo;  baja  por  una  rscala  ttvadi^a 
ombre  y  ciibrtit  ti  trono. 

Hombre. 
me  viene  mi  querida  esposa. 

Atrevimiento. 
uestra  Excelencia  á  recibilia. 

Hombre. 

tueso  de  mis  huesos,  cante  hermosa 

carne,  del  mundo  maravilla, 
pañera  del  hombre  deliciosa, 
a  materia  ha  ^ido  mi  costilla, 
e  de  que  saliendo  de  mi  lado 
A  que  me  has  costado  mi  costado; 
Aesos  brazos! 

H  Vamoao. 

f  Caro  dueño  mío, 

mes  de  nuestro  desposorio  honesto, 
npañada  fui  de  mi  albedrio 
T  la  corte  y  casa  que  te  ha  puesta 
ue  te  encarga  el  pleno  señorío 
odo  el  globo  esférico,  compuesto 
daturas  tan  bellas  y  bizarras, 

fsde  amor  que  me  ofreciste  en  arras, 
un  escritorio  el  mundo  reducido, 
ido  de  ingeniosa  taracea, 
de  el  poder  de  Dios  tiene  esculpido 


todo  cuanto 

con  di  t  Fr,.i^ 

de  t  oro  que  en  i»u  adorno  emplea 

y  ['■  al  Sol  y  luna  solos, 

si  pu;  aldabas  los  opuestos  polos. 

Gavetas  eran  suyas  las  criaturas, 

en  géneros  y  especies  divididas, 

conservadas  en  ellas  y  seguras 

y  á  obedecer  tu  ntipcrio  reducidas. 

.No  tienen  las  gavetas  cerraduras 

para  nosotros,  antes  prevenidas 

al  apetito  dan  conservas  bellas 

para  que  escoja  el  gusto  en  todas  ellas, 

una  gaveta  sola  hallé  con  llave 

y  en  sus  molduras,  caro  esposo,  escrito 

«ciencia  del  bien  y  el  mal»,  precepto  grave, 

cerrar  la  ciencia,  Adán,  que  solicito. 

Parecióme  el  manjar  bello  y  suave, 

portjue  esto  de  saber  causa  apetito; 

llego  el  Kngaño,  que  mi  amor  procura, 

y  con  ¿I  arranque^  la  cerradura. 

Comí  el  fruto  más  tierno,  mis  sabroso 

que  ofreció  á  los  sentidos  la  apariencia; 

repara  en  la  gaveta,  caro  esposo. 

pruébale  y  le  hallarás  por  excelencia. 

{,Saea  urnt  /savtladt  mani^aneu  muy  cuHo$a) 

Atkevimiknto. 

Caso  es,  señor,  pesado  v  riguroso 
que  fruta  que  es  del  árool  de  la  ciencia 
del  bien  y  el  mal  te  sea  á  ü  vedada; 
come  la  fruta  que  á  tu  esposa  agrada. 

Hombre. 

Ciencias  tengo  yo  infusas  y  prudencia 
si  dellas  me  aprovecho  con  cuidado; 
nombre  di  á  cuantas  cosas  la  potencia 
del  Rey  nuestro  señor  me  ha  encomendado. 

Vanjdad. 

Esta  es  ciencia  de  Dios  y  justa  cícncm, 
y  pues  su  majcsud  nos  la  ha  vedado, 
cuando  los  dos  podemos  serle  iguales, 
dioses  debe  envidiarnos  inmortales. 
Come,  esposo  y  señor,  ó  no  me  digas 
que  amor  me  tienes. 

Hombre. 

En  mi  mal  repara; 
mira,  querida  esposa,  que  me  obligas 
á  indignar  nuestro  Rey, 

Vanioao. 

Justicia  y  vara 
tienes;  rey  eres  solo  como  sigas 
mi  gusto. 

HOMBllB. 

;Ves  cuan  presto  sales  cara, 
mujer  tormada  de  costilla  aposta, 
que  en  ser  de  mi  costado,  fué  á  mi  cost»? 

Atrevimiknto. 

^Qué  temes?  ¿No  eres  hecho  i  semejanza 
de  Dios  cuanto  i  la  parte  intelectiva^ 
Tu  alma  la  unidad  de  Dios  alcanza 
por  ser  similitud  de  su  ^er  viva; 


t 


^M         714              ^^^Km                                                                     ^^^^H 

^M                       io  mismo  es  Adán  que  nada. 

(loMette.  Vanidad  de  vaaidades.        ^^^H 

^^^^  Enoaño.  Ea,  pon  acjui  una  mesa, 

Vanidad.  Ya  yo  mi  caudal  he  pu?^^"       ^^M 

^^^L                 saquen  naipes  y  al  parar 

Codicia.  Por  U  mano  llego  a  j                 ^H 

^^^y                  juguemos. 

lIoMBRK.   No  vale  mano,  es  en  .                  ^H 

^^^  HdMMR.                     G»né  al  pinUr 

ConiriA.  ^Por  qué? 

^K^                   y  perdime  por  la  presa. 

lioMBRK.                   Porque  por  Ib  manu 

^^^L                  Al  pintar  Dios  lo  criado 

perdió  d  reino  BallasBr. 
EwgaSo.    Echó  por  copas,  fué  un  nec»o. 

^^^K                con  su  divino  pincel 

^^^^^^H           gané  cuanto  puse  en  él 

■4 

^^^^^^H          con  la  H<'3cia  y  principado; 

Enviuia.  Un  tres  de  ba&tov 

^^^^^H           hice  presa  cuando 

HOMHHE.                                               A  .■'mii«:i 

^^^^^H          el  árbol  en  que  pequé. 

con  él  donde  le  ahorcarárt. 

^^^^^^~           y  lo  que  al  pintar  gané 

Deseo.      |Qué  prívanzal 

^B                       por  la  pre^  lo  perdí. 

Atrfvim.                        ]Y  <íuédespredoI 

^V       Engaño.  Son  suertes  esas  distintas. 

CooiciA.   Alcé  un  caballo  de  espadas. 

^B       Codicia.   Y  vos  gran  lahur,  l\ngarto. 

lloMBíiK.   Si  es  simbnlo  de  Is  hidra. 

^1        Enoako.   El  tabardillo  de  hogaño 

sobre  esc  caballn  mira 

^M                        con  todos  juega  á  las  pintas. 

á  Saulu  ciego,  humilladas         ^^H 

^M       Envidia.  Vaya  al  chiiindrón. 

sus  bravatas  y  tiercza.                ^^H 

^M        {loMBMK.                                  Son  vanos 

Deseo.      ^E1  caballo  perderá                     ^^M 

^^^                  los  lances  del  chilindrón; 

la  espada.^  No,  antes  dará           ^^M 

^^^^                 jugó  mi  necia  ambición 

por  la  espada  la  cabera.             ^^M 

^^^H                 y  cogióme  Dios  las  manos; 

llüMBRs.  Alzo  un  siete.                              ^^H 

^^^H                  diómela  la  suya  franca. 

Ati^evim.                      a  Madalena         ^H 

^^^H                 y  quebrantando  su  ley, 

se  le  dad,                                     ^H 

^^^B                  crei  que  me  entrara  un  rey 

Vanidad.                 Siete  pecados               ^^M 

^^^V                  y  quédeme  en  carta  blanca. 
^^^"  Envío;*.  En  blanco  diréis  mejor, 

tienen  de  darla  cuidados.            ^^| 

HoMBi«E.   Algún  día  será  buena.                 ^^M 

^M                        que  es  de  lo  que  yo  me  alegro. 
^m        HoMaPR.  En  blanco  no,  porque  en  negro 

(Juegan  á  ¡a  prtmrrMÍf^^^ 

Envidia.  No  tengo  puntos,  yo  paso.         ^^ 

^m                       queda  siempre  el  pecador. 

MoMbHE.   ¡Mientras  que  la  muerte  envida 

^H                                      (^Porten  una  nifta,  asitntos  y  naipes  ) 

pasad  todos,  que  esta  vida 

^M        Atuevim.  Ea.  juguemos  primera. 

se  acaba  al  fin  paso  á  pasu. 

^M        Hombre.  No  lo  será  para  mi, 

Envidia.  Envido  un  unto:  ,;en  tj'."-  •'•J---' 

^m                        pues  que  la  gracia  perdí 

Codicia.  Quiero  un  tanto  y  lue_ 

^m                        primera. 

Vanidad.  ¿Quién  ha  querido  lodL.  „. 

^1        Engaíño.                  Pesares  Tuera: 

Envidia.  ¿Quién?  la  codicia  de  Judas.             ■ 

^^^^                 vengan  naipes. 

Hombre.  ¿Qué  es  el  resto?                               1 

^^^wHoMBRE.                           La  baraja 

Codicia.                              M                 .u.         I 

^^^H                que  tanto  el  Hombre  procura, 

Vanidad.  Conciencia  de  de^j^-                             1 

^^^H                parece  á  la  sepultura. 

mala  cosa,  no  la  quiero.                   1 

^^^H                 porque  allf  no  hace  ventaja 

Envidia.  Yo  si;  eche  cartas.                             J 

^^^H                 el  Monarca  á  sus  vasallos. 

Codicia.                                  Paciencia:      ^H 

^^^K^          pues  iguala  de  una  suerte 
^^^^^^K           a  baraja  de  la  muerte 

á  ñux  voy.                                   ^H 

Envidia.                     Y  joáprimcta;          ^^ 

^^^^Hp          los  reyes  y  los  caballos. 

hasta  ahora  no  he  perdido.                1 

^^^^^TWEviM.  Haced  que  traigan  los  tantos. 

Codicia.    Pues  mire.                                            1 

^M        HoviPt.  l.os  hipócritas  lo  sean, 

Envidia.                    Dadme  el  partido;             1 

^^^v                   para  que  cuando  tos  vean 
^^^H                 os  que  los  juzgan  por  santos. 

¿qué  manjar  es  el  que  espera.'    ^J 

Codicia.   Oros.                                           ^H 

^^^H                en  acabándose  el  juego 

Envidia.           ¿Oros?  no  hago  cticotti      ^H 

^^^H                de  la  vida  al  pecador 

de  partido;  mire.                          ^^H 

^^^^^_          los  echen  por  sin  valor 

Codicia.                             Miro;                ^H 

^^^^Hp         en  la  basura  del  fuego. 

no  hice  nada;  tire.                        ^H 

^                    {Siéntanse  á  juuar  el  Hombre,  ía  V»ni- 
^H                              üiil,  <a  Codicia  y /<i  Knvidii.) 

Envidia.                                 Tiro.               VjH 

HoMBpR.  ¿<luintas  hizo  de  oros?                    ^ 

^1       Enoaño.    Kstos  son  los  naipes. 

Codicia.                                          Treinta.    ^M 

H       Vanidad.                                    Vengan 

Hombre.  Ese  número  ha  de  ser                   ^H 

H       ConiciA.   Dos  papeles  traen  pegados. 

tu  muerte.                                     ^H 

H        MoMBHE,  Son  como  amigos  doblados. 

Codicia.                    Perdí  et  diiMro                 V 

^^^^Envidia.  .;Quién  duda  que  arena  tengan 

y  conciencia.                                     J 

^^^L-               porque  presto  se  despeguen? 

EngaíIo.                       l^n  d<                        ^H 

^^^BtoMBRB.  Como  los  gustos  serán 

¿para  qué  la  ha  nv                        ^H 

^^^V               del  mundo,  que  los  traerán 

Codicia.   |No  tuviera  yo  el  u                      ^^^ 

^^^f                rotos  primero  que  lleguen. 

que  en  Cristo  ven                         ^^| 

^^^CouiciA.   ^Qué  habernos  de  hacer  de  reslor* 

Madalenal                                       ^^B 

^E      Vanioad.  Las  honras  y  dignidades. 

IfOMBPK.                  ¿Qué  raldriB?                    I 

LOS  HERMANOS  PAHECmOS 


7i5 


IPE. 


I&IA. 


lDi\. 


KRB- 

HDAD 
ICIA. 
1DIA. 
ICIA. 

cía. 

P>IA. 


Trecientos  reales  que  en  viento 
los  volvió  su  perdición; 
¿no  fuera  mejor  vendelio 

F)ara  remediar  con  ello 
os  pobres? 

Sana  intención; 
mas  cuando  lodos  los  cobres, 
tu  piedad  ^qué  es  lo  que  inienia? 
Remediar  pobres. 

¿Qué  cuenu 
tiene  Judas  con  los  pobres? 
¿Queda  más  que  jugar? 

Tengo 
un  Agnus  Dei  esmaltado 

de  oro  y  plata.  {Sacaun  Agnuttit  on».) 

Será  hurlado. 
No  sé;  á  vendárosle  vengo, 
huena  e^  la  iluminación. 
Rayos  arroja  que,  ardienles. 
alumbran  todas  lai  gentes. 
¡.Admirable  encarnación! 
De  ver  su  hechura  me  espanto, 
Encarnóle  una  doncella 
rigiendo  el  pincel  en  ella 
el  mismo  Espíritu  Santo. 
¿Quién  le  compra? 

£1  judaismo. 
¿Cuánto  pedis? 

Treinta  reales 
no  más,  v  han  de  ser  cabales. 
¿Por  qué? 

Porque  aqueso  mismo 
pensé  yo  hurtar  del  ungüento 
de  Madalena. 

Tomad 
los  dineros  y  jugad. 
¡Qué  no  hará  el  que  es  avariento! 
Perdonad,  confusas  dudas: 
tomalde,  pues  le  compráis. 

(litsAff  y  date  ) 
Pues  ¿vendéisle  y  le  besáis? 
Fiad  en  besos  de  Judas. 
¡Bella  joya! 

Puede  dar 
su  presencia  vida  y  luz. 
¿Véisle?  pues  en  una  cruz 
le  pienso  hacer  engastar, 
aunque  le  tenéis  por  santo. 
Con  su  luz  eclipsará 
la  dei  sol,  si  en  ella  está. 
.Sois  la  Envidia,  no  me  espanto. 
¿No  jugamos? 

No  con  vos 
¿Por  qué,  si  me  habéis  ganado? 
Ese  dinero  es  hurtado. 
Volvedme  el  Agnus  de  Dios, 
ó  vuelva  el  juego. 

Ni  gusto, 
ni  ya  dárosle  podré, 
porque  ofendiste  su  fe. 
Vendí  la  sangre  del  Justo, 
tomad  allá  el  vil  dinero, 
que  no  faltará  un  cordel. 

(Arroja  ti  áinero  y  yase.\ 
¿El  dinero?  Dad  con  él 
en  el  campo  de  un  ollero, 
que  si  son  vasos  quebrados 


los  hombres  que  á  restturar 
viene  Dios,  bueno  es  comprar 
vasos  de  tierra  formados 
con  el  dinero  que  es  precio 
en  que  á  Dios  Judas  vendió 
llo.MBBE.   Ya  el  desdichado  se  ahorc- ■ 
Enoaño.  El  murió  como  un  gran  neic 

Sale  el  Temor. 

Temor.    Huye,  señor,  huye  luego. 

Hombre.  Pues  ¿quién  viene? 

Temok.  La  justicia 

de  Dios,  que  tiene  noticia 

de  aquesta  casa  de  juego, 

y  tomarte  residencia 

quiere. 
lloMBf<E.  |Ay,  cielos!  ¿dónde  iré? 

¿Adonde  me  esconderé?  (VaMti 
Temor.    Como  es  de  Dios  su  presencia 

y  tú  quebraste  el  mandato 

que  te  puso,  no  sé  adonde 

huyas. 
Envidia.  El  hombre  se  esconde 

y  huye  por  no  dar  barato. 
Atrevim.  Vamos  tras  él. 
Deseo.  Es  avaro. 

Atbevim.  Barato  nos  ha  de  dar 

ó  el  alma  le  ha  de  costar. 
Envidia.   Dirá:  lo  barato  es  caro,  (yante  todo$.) 

Vuelve  á  salir  por  otra  puerta  «I  Hombre  aMombradlo. 

HoMRMS.  No  hay  lugar  donde  me  esconda, 
que,  con  ser  mudo  el  pecado, 
después  que  se  ha  cometido 
voces  á  Dios  está  dando. 
¡Riscos,  caed  sobre  mí! 
¿Adonde  iré,  si  arrastrando 
llevo  la  soga  infelice 
que  mis  insultos  me  ataron? 
Ño  hay  hierba  que  no  recele 
que  es  el  juez  que  está  tomando 
á  mis  culpas  residencia 
donde  han  de  acusarme  tantos; 
parece  que  en  lo  interior 
del  alma  me  están  llamando 
á  voces  que,  con  ser  loco, 
juicio  severo  aguardo. 

(Pregúntase  y-  rtspcmdtne  á  ai  mismo 
presentando  al  Juei^  y  al  reo.) 

— ¡Ah,  del  calabozo  obscuro. 

de  la  culpa  y  del  pecado! 

—  ¿Quién  llama? — Salga  á  la  Audien- 

eí  hombre  necio.— Ya  salgo.        (cia 

Grillos  de  hierro  en  mis  yerros 

y  esposas  de  vicios  saco, 

que  el  mundo  que  es  cazador 

trata  en  prisiones  y  lazos. 

En  la  sala  de  la  Audiencia, 

sobre  el  trono  soberano 

del  rigor  y  del  poder, 

me  espera  el  Juez  asentado. 

El  potro  del  pensamiento 

vueltas  al  alma  está  dando, 

donde  sirven  de  cordeles 

mis  pretéritos  pecados. 


^^m          716                                                  LOS  MÉRMANOS  PARECIDOS                   ^^Hí^^^^l 

^^^^^^               Dios  es  el  Jue^  riguroso 

es  iii                     •         -^tT^^^B 

^^^^^H               que  á  voces  me  csiá  cilando. 

HOMBAK. 

A  tni                                   eoi^H 

^^^^^1               — jPor  qué  viene  este  hombre  presoP 
^^^^^H               —Por  ladrón. —  ^Qué  es  lo  que  ha 

¿quién  érc&t  hombre?          ^H 

Cristo. 

Ta  bi^^l 

^^^^H              —La  jurisdicción  al  Hey,     [hurtado. 

Hombre. 

¿Cuándo  tuve  hermano  yo^^| 
Desde  que  tu  ser  humano   ^H 

^^^^^H               contra  quien  ha  conspirado 
^^^^^B               fiando  del  el  gobierno 

Cristo. 

me  vc'sii  por  tu  remedio.     ^H 

^^^^^H              deste  mundo. — ¡Oh,  mal  vasailol 

Hombre. 

¿Tú  mi  hermano!                 ^H 

^^^^^B               digno  es  de  echarle  á  galeras, 

Cristo. 

V  mayon^H 

^^^^^H              7  asi  como  tal,  fallamos 

de  la  posesión  eterna.         ^H 

^^^^^f               que  le  azoten  y  que  vaya 

Hombre. 

De  oirtc  y  verte  me  espaiil(^H 

^^^^H                por  eternidades  de  años 

|Oh.  semejanza  divina,       ^^| 

^^^^K               i  la 

que  porque  yo  fui  criado     ^^| 

^^^^H               donde  reman  los  forzados 

á  semejanza  de  Dios            ^H 

^^^^^K              en  vez  de  salobres  golfos 

en  mi  venturoso  estado,      ^H 

^^^^^B              piélagos  de  ardiente  espanto.- 

tú  mi  semejanza  tomas       ^^M 

^^^^^B              — Ya  me  sacan  á  azotar. 

por  parecermc  en  trabajen  ^| 

^^^^^H                V  pues  que  soy  comparado 

si  yo  ¿  Dios  me  paree!             T 

^^^^^1              al  jumento,  iré  en  mi  mismo 

en  el  sosiego  y  desea nsof      ^t| 

^^^^^1               desnudo  y  avergonzado 

Grande  aniorl                       ^H 

^^^^^B              sin  las  ropas  de  inocencia 

Criíto. 

La  semejanz^^H 

^^^^^H              que  perdí.  Va  voy  pasando 

le  engendra,-  por  ella  te  aai^^| 

^^^^^B              las  calles  de  los  insultos 

de  suerte  que  á  pagar  vengC^H 

^^^HP               que  mis  locuras  poblaron; 

deudas  que  te                  >«.   ^H 

^^^^K                el  rigor  y  la  vergüenza 

Hombre. 

Los  Hermano  ,               a     ^H 

^^^^^t               pregones  en  voz  v.in  dando. 

somos.                                 ^H 

^^^^^H              oíd:  «Esta  es  la  justicia 

Cristo. 

Serémoslo  tanto,      ^H 

^^^^^H              que  manda  hacer  el  Rey  sacro, 

que  hemos  de  ser  ana  cosa.^H 

^^^^^m              nuestro  Señor,  deste  hombre 

HO.WBRK. 

Pues,  piadosísimo  hermino^H 

^^^^^V              por  ladrón  desalmado, 

la  justicia  en  busca  mJa       ^^ 

^^^^H                que  quiso  ser  como  Dios; 

el  mundo  anda  registrando.         1 

^^^^H                mándale  que  sea  azotado 

y  ya  que  se  acerca  s  r-'         ^J 

^^^^H                 sin  cesar  por  la  memoria 

Cristo. 

Pues  acógele  al  sau                 ^M 

^^^^L              del  bien  que  perdió  su  engaño. 

del  hospital  de  la  en...         ^H 

^^^^^B              que  coma  pan  de  sudor, 

que  yo,  que  á  librarte  bajo»^H 

^^^^^H              que  viva  siempre  en  trabajos.» 

pagaré  por  ti,  pues  tengo     ^H 

^^^^^1               —|Ay,  qué  azotes  tan  crueles! 

caudal.                                 ^H 

^^^^^1               Paso,  memoria  cruel,  paso. 

HoMBite. 

Por  verme  del  falto  ^H 

^^^^H                —No  hay  paso;  matalde  y  diga 

y  mis  obras  sin  valor,             ^ 

^^^^V               el  pregón  en  gritos  altos: 

señor,  me  escondo  y  no  ptfl^^ 

^             ansí  castiga  Dios  á  un  desdichado. 

Chisto. 

En  doblones  de  dos  caras,   ^H 

^^H             del  ciclo  por  soberbio  desterrado; 

que  para  esta  deuda  irargo  ^H 

^^H             grave  es  la  culpa,  denle  pena  grave: 

en  mis  dos  naturaiezxs,        ^H 

^^m             Ay  cielos!  Quien  tal  hace  que  tal  pague. 

cobraré  carta  de  pago           ^H 

^^^B                                                                           (Dictn  de  dtntro) 

y  la  ti)aré  en  mi  cruz.           ^H 

^^V      ATDKvr.M.  Por  aquí  va  el  pecador, 

Hombre. 

Qué  fíador  tan  abonad*]'  ^H 
vii  Dios,  la  justicia  viene     ^H 

^^^                       atajémosle  los  pasos. 

H              Hombre.  La  justicia  es  esta:  ¿adonde 

Cristo. 

Pues  vete  y  dame  los  brazo^^f 

^^H                       tendrá  mi  desdicha  amparo? 

^H 

^^H                      Despeñaréme. 

EntráMe  ti  Hombre  y  táltn  tí  Atnna^^| 

ti  KttfiAño  y  otroí.           ^^M 

^^H           QuUrt  ííuptñarst  y  detiénett  Cristo,  fut  iatdrH 

^^H 

^^^H                  pettido  de  la  mixma  sutrtt  que  el  Hombre. 

Enííaño. 

Que  se  levantó  del  juego  ^H 
V  por  no  darnos  barato       ^H 

^^"       Cristo.                           Detente, 

fué.                                  ^M 

■             HoMBpe.   ¡Ay,  cielo!  ¿No  es  mi  retrato 

Atrevim 

¿De  qué  le  ha  de  darl^H 

1                             el  que  delante  los  ojos 

KngaSo. 

¡De  qué!  ¿.Vo  nos  ha  ^anaJd^H 

H                             tengoP 

los  pasatiempos,  deleitei,         "H 

^L            CaisTo.                Sí. 

dignidades,  honras,  car;^        iJ 

^^K       Hombre.                    Nuevo  milagro. 

y  riquezas  deste  mundo^    ^H| 

^^m                       Hombre:  ¿quién  eres^ 

Atrevim 

.  Pues  deso  ¿qué  le  ha  qu«d*4^H 

m           Caisro.                                       Soy  hombre. 

sino  sola  una  monaja          ^H 

H             HoMBDE.  Luego  pecador. 

que,  como  quien  ha  jugado ^H 

■             Ckistü.                               Traslado 

y  perdido,  se  coneoja  j^^ 
con  la  baraja  en  lu  maniH^^f 

^                            de  la  culpa  si  más  limpia 

^^^                      que  esos  cielos  que  he  criado, 

Mas  ¿no  es  eslc  el  homi>fc^j^H 

^^H                      mi  humana  naturaleza 

EnoaAú. 

^J 

LOS    HERMANOS  PARECIDOS 


717 


BviM.  Lleguemos. 
AÑO.  Señor  hidalgo, 

¿es  él  el  pródigo,  el  noble, 
el  magniíico  y  el  francof" 
Pues  ^á  su  bufón  siquiera 
no  le  alcanzará  el  barato 
de  alguna  joya? 
iTo.  ¿Quién  sois? 

»Ev.?|¿Quién? 

ía^o.  |Línda  pregunta,  al  cabo 

de  iodos  nuestros  servicios! 
UM.  ¡Gentil  medra  interesamos! 
5o.  ¿Al  Engaño  desconoce? 
3.     Yo  no  conozco  al  Engaño. 
v\M.  Bueno;  el  hombre  se  nos  niega. 
5o.   Mal  modo  de  tripularnos. 
riM.  ¿Vos  sois  hombre  de  bien? 
D.  SI. 

MM.  Pues,  ladrón  disimulado 
que  á  Dios  le  hurtastes  el  ser, 
dadnos  barato. 
[STO.  No  he  hurtado 

el  ser  yo  á  Dios:  su  igual  soy. 
BA.No.  Este  viento  le  ha  quedado 

en  la  cabeza. 
ptBviM.  Es  un  loco. 

AÑO.  Dad  barato,  6  en  un  palo, 
ladrón,  entre  dos  ladrones 
os  pondremos. 
BTo.  Eso  aguardo, 

si  bien  baratos  prometo. 
RtEviM.¿A  quién? 

STo.  Al  mundo,  á  quien  amu 

de  suerte  que  le  he  de  dar 
á  mi  mismo. 
BAÑO.  Bien  medrado 

quedará  el  mundo  con  vos, 
j.      No  conoce  lo  que  valgo; 
pero  él  me  conocerá 
después  de  resucitado. 

Salt  ta  Madaleoa. 

loal.     Dadme  barato.  Señor. 
ISTO.     ¿Quién  sois? 
OAL.  Quien  siete  pecados 

encerró  dentro  del  pecho. 
OTO.     Pues,  .Madalena,  yo  os  hago 

libre  dellos,  yo  os  perdono. 

(Vase  Madatcoa.) 
GAÑO.  Eso  es  mejor.  ¿Quién  te  ha  dado 

autoridad,  que  perdonas 

casos  á  Dios  reservados? 

Salé  el  Buen  Ladrón. 

!^ADR.  Un  ladrón  barato  os  pide. 

STO.     A  feliz  tiempo  has  llegado. 
Yo  te  doy  mi  paraíso, 
á  Juan  mi  pecho  le  he  dado, 
á  Pedro  mi  amada  iglesia, 
mi  doctrina  doy  á  Pablo 
T  el  espíritu  á  mi  Padre 
cuando  le  ponga  en  sus  manos. 


Salt  la  Juüticiacon  una  cntftn  lugar  dt  par*;  i»lt» 
con  ella  el  Deseo  /  ¡a  Envidia. 

Envidia.  Aqui  está  el  Hombre,  Justicia, 

que,  siendo  primero  hidalgo, 

perdiendo  la  ejecutoria 

de  la  gracia,  es  ya  villano. 
Deseo.      Pues  si  es  villano,  bien  puede 

ir  preso  por  deudas. 
Justicia.  Alto. 

llévele  luego  la  Envidia. 
E^vlDlA.  Hijo  de  Dios  se  ha  llamado, 

libresc  agora  á  si  mismo. 
Justicia.  Yo  haré  ponerle  en  un  palo 

donde  pague  puntualmente. 
Cbisto.      Pues  me  tienen  por  mi  hermano, 

sus  culpas  saiistaró. 

Padre:  este  cáliz  amar¿;o 

bebo  por  él,  porque  61  beba 

la  sangre  de  mi  costado. 
Envidia.  Ponedle  á  cuestas  la  vara 

de  vuestra  justicia. 
Cristo.  El  cargo 

me  derriba  de  su  peso. 

(Pónete  al  homliro  la  rara,  y  ca*  con 
ella.) 

Justicia.  Es  de  yerros,  no  me  espanto. 
Envidia.   Venga  y  muera  el  hombre,  ó  pague. 

Cristo. 

Muera  yo  y  viva  mi  hermano, 
pues  esta  es  la  justicia  que  ha  mandado 
hacer  por  ¿1  en  mi  mi  mismo  agravio, 
que,  pues  siendo  yo  Dios  quise  halle, 
justo  es  que  quien  tal  hizo  que  tal  pague. 

Llivanle  con  la  cru<  á  euestai  y  lalt  ti  Hombre 

HoMBAE.  A  mi  hermano  llevan  preso 

porque  ha  sido  reputado 

por  pecador,  )  yo  estoy 

suelto  y  libre.  ¡Oh  amor  raroi 

|0h  similitud  preciosa! 

¡Oh  generoso  retrato  . 

del  Padre  Eterno,  en  quien  licmprej 

se  está  fecundo  mirando' 

Mil  alabanzas  te  doy, 

pues  del  hombre  enamorado 

hombre  te  quisiste  hacer, 

porque  el  hombre  no  sea  esclavo. 
ATnsviM.  ¿No  es  este  el  preso? 
Envidia.  El  mismo  es. 

Atrevim.Sí  es  él,  ¿cómo  se  ha  librado 

de  la  divina  justicia? 

Vuelva  preso. 
Hombre.  Eterno  hermano. 

que  me  llevan  á  la  cárcel. 

Mütica.'Aparécese  un  c<i/ft  muy  grande  y  dt  tn  medio 
déi  títia  crui,y  en  tita  Cristo,  y  al  pi*  della  jijado 
un  pergamino  tiento;  taltn  cinco  luionei  tar- 
mtiies  cuma  caños  de  tangre  Je  lot  pies,  mane*  y 
pecha  dtCti%\o,que  dan  tn  ttcáltf  grande  y  del  tn 
litro  pequeño  que  ettetii  un  altar  cvn  Kn>>  imtiu 

Cristo.     Dejad  á  mi  hermano  caro, 

pues  que  tan  caro  me  cuesta 
que  por  él  la  vida  he  dado. 


7l8 


LOS  HERMANOS  TARECIDOS 


Llepa,  hermano  parecido, 
y  SI  del  fruio  vedado 
comiste  por  ser  cual  Dios, 
este  es  de  U  vida  el  árbol, 
como  Dios  serás  si  comes; 
dándote  antes  agua  mano» 
ia  fuente  de  lu  dolor, 
mis  de  to  que  debes  pago 
por  ti,  mas  porqt:e  también 
el  fruto  de  mis  trabajos 
te  aproveche,  haz  de  ta  tuya 
lo  que  por  mi  ley  te  mando. 
Tus  obraé  han  de  salvarte 
valor  de  mi  cruz  medrando; 
fe  con  obras,  hombre,  pido. 

HoMiai,  Fe  con  obras,  Señor,  mando. 

Cristo.     llega,  pues,  come  mi  cuerpo, 
que  es  el  fruto  sacrosanto 
destc  árbol  de  vids;  bebe 
la  sangre  que  te  derramo, 
que  para  que  desie  modo 
más  tos  dos  nos  parezcamos, 
yo  en  tí,  tú  en  mí  v»  vi  remos. 

Hon»i«t.  ¡Oh  anior  de  asombroso  espanto! 
Clavada  miro  en  lacruí 
la  obligación  del  pecado; 
¿cómo  comerá  segtirú 
quien  dí;be  si  no  ha  pagado? 


Tiemblo  de  lan  duro  enapfíSo. 

CmsTO.     Y*  fenecieron  tus  dañoi; 

borrada  está,  si  lo  adviertes, 
yo  soy  la  carta  de  pago, 
mis  tetras  están  heridas, 
cinco  mil  renglones  traigo.     I 

HoMasK.  Cantad,  músicos  eternos, 
el  amor  nunca  imitado 
de  Oíos  al  hombre,  pucssoa 
/os  Parecidos  htrmanos. 
(Cínían  )  *Por  ia  ímagea  del  I 
Dios  y  hombre  paga: 
¡venturosa  mil  veces 
tal  semejanza! 
E!  hombre  terreno 
comió  la  manzana, 
perdió  la  inocencia, 
costóle  la  gracia. 
£1  hombre  celeste 
en  él  se  retrata, 
pagóle  sus  deudas, 
llevóle  i  su  casa. 
Por  la  im.igen  del  hombre 
Dios  y  hombre  paga: 
¡venturosa  mil  vece& 
tal  semejanza!» 


► 


■aiíto  sacramental  historial  alegórico  ^H 

INTITULADO                                                              ^^M 

IL  LABERINTO  DE  CRET^ 

POR  EL  MAESTRO  TIRSO  DE  MOLINA                        J 

PERSONAS                                                             ^^1 

El  Rky  de  Etiopía. 

Minos.                                                     ^^^| 

Ariadna. 

DÉDALO.                                                                         ^^^1 

Un  Tudesco. 

RisLL,  gracioso,                                       ^^^1 

El  Minotaupo. 

^^^1 

Teseo. 

^^^1 

\nraráSlKíOiporlapíatasot>r<uncarrottiuHf>^i    ,                     en  Untas  diversidades                 ^^^^^1 

}4*irá$  de  íu  tjtrcito,  y  en  ti  tabta<ti.¡  gente  de  r, . 

y  naciones  de  su  esfera.                  ^^^H 

tttifittnto  del  modo  que  se  advierte  en  el  papel 

por  ser  tu  patria  me  espera            ^^^| 

ftparte,  y  Ariadna  para  recibiré  .Minos. 

con  todas  sus  cien  ciudades.          ^^^H 

cien  metrópolis,  presuma               ^^^H 

RUONA.  Míi  veces  triunfes  en  Creta. 

eternizar  de  edificios                        ^^^H 

!              loh,  padre  augusto;  oh,  monarca! 

inmortales,  pues  los  vicios            ^^^H 

asombro  de  cuanto  abarca 

que  la  habitan  son  sin  suma.         ^^^| 

la  luz  del  mayor  planeta; 

Cuanto  la  escama  y  la  pluma.       ^^^| 

mil  veces  huelles  sujeta 

el  aire  y  el  agua  inquieta,               ^^^| 

la  redondez  que  ya  tienes 

cuanto  el  monte  se  prometa           ^^^H 

á  tus  plantas,  pues  que  vienes 

delicioso,  cuanto  el  valle,               ^^^H 

de  aquistar  cuanto  dilata, 

lodo  he  dispuesto  que  se  halle       ^^^| 

y  otras  mil;  Dafnes  ingrata 

mejorado  en  nuestra  Creta.            ^^^| 

diadema  ciña  á  lus  sienes. 

Aquí  nos  colma  Minerva                ^^^1 

Honren  mis  labios  tus  pies. 

el  espléndido  licor,                          ^^^H 

INOS.      No,  Ariadna;  no,  hija  mía, 

que  el  fuego  consumidor                ^^^| 

que  eres  alba  de  mi  día 

para  eterna  luz  conserva                 ^^H 

y  celestial  tu  interés; 

aquí  la  caza  en  la  hicrb.i                   ^^H 

no  ts  bien  que  los  labios  des 

la  sierra  sus  salvajinas,                   ^^^M 

k  los  pies  de  quien  te  adora. 

y  en  sus  entrañas  las  min&s          ^^^1 

si  no  es  que  con  ellos  KIora, 

de  los  monarcas  metales                 ^^^H 

cuando  me  aprestas  laureles, 

hechizo  de  los  mortales                 ^^^H 

me  aprisione  en  tus  claveles, 

y  de  la  virtud  ruinas;                      ^^^| 

grillos  ellos,  tú  su  aurora. 

aquí,  aunque  en  termino  angoslO^^^H 

Creta,  que  en  el  mar  del  Ponto 

cuelgan  joyeles  racimos                ]^^^H 

ceñida  de  su  profundo 

de  los  sarmientos  opimos,              ^^^H 

es  lo  mismo  que  este  mundo 

oro  potable  en  su  mosto;              ^^^| 

\              para  el  torpe  vicio  pronto, 
as  veces  que  me  remonto 

aquí  pródigo  el  Agosto                   ^^^| 

golfos  de  mieses  que  cria                ^^^| 

i  ejercitar  mis  crueldades 

ondea  el  viento  cada  dia,                ^^^| 

^^fJ^O                                                    ^t-  LAnERTVTO  BE  CRKTA                   ^^^^^^^^^| 

^^^^L           conque  airoso  el  amor  saco. 

cuando  en  sus  roerzM«ciMJ^| 

^^^^K            porque  sin  Ceres  ni  Baco 

Dcmóstcnes  y  Solones            ^M 

^^^^H            dicen  que  Venus  se  enfria. 

besan,  con  tos  Salomonc»,     ^Mi 

^^^^^B            Este  es  mi  reino,  este  Creta, 

los  pies  á  mí  idobtría.           ^M 

^^^^H            patria  de  aquellos  jayanes, 

Conquístela,  y  en  -    '     -<j  ^^H 

^^^^H            ya  Cu  retes  ya  Titanes, 

impongo  á  su  re                  ^^H 

^^^^H            que  mi  dominio  sujeta: 

cuando  en  su  tr               -^^^1 

^^^^H             los  que  al  son  de  la  trompeta 

parias  que  enir:                 'JioJ^H 

^^^^^1            de  mi  voz  inobediente 

Cada  año  en  tr¿H'^'    ■  '^' '-»           li 

^^^^^H            apenas  en  el  Oriente 

han  de  enviarme  sorleadus 

^^HV             de  sus  instantes  primeros 

siete  mozos  destinados 

^^^H^             desnudaron  los  aceros 

para  pasto  miserable 

^^^^L            contra  el  mismo  Omnipotente. 

del  monstruo  que,  formid»b^«»j 

^^^^H            listos  y  yo  hemos  vencido 

vive  en  sitios  intrincados;       ^H 

^^^^H            cuanto  esos  golfos  abrazan; 

el  Minotauro.  prodigio           ^H 

^^^^H            en  mis  deleites  se  enlazan 

de  Pasífe  y  aquel  toro             ^H 

^^^^H            cuantos  son,  serán  y  han  sido; 

que  adulteró  mi  decoro,         ^M 
Cerbero  del  lago  Esiigio.        ^M 

^^^^^R             mis  estampas  he  esculpido 

^^^^H           en  los  cue  los  megarenscs, 

Verá  apenas  el  vestigio           ^M 

^^^^H             porque  triunfen  los  cretenses 

de  el  que  el  laberinto  ignore  ^M 

^^^^H            mientras  el  alfanje  ahia 

cuando,  hambriento,  le  devoC|B 

^^^^H             ingrata  á  su  padre  Scila 

pues  su  furor  me  promete      ^M 

^^^^^B             y  tiemblan  los  atenienses. 

siete  vicios  para  siete               H 

^^^^^m            Reinaba  en  Me|;>ara  Nisn, 

mancebos  que  Atenas  llore.    Hj 

^^^^H             y  en  un  cabello  fatal 

Dédalo  fué  su  inventor,          H^ 

^^^^B             fundaba  el  trono  inmortal 

que  es  Dédalo  el  artiñcio        H| 

^^^^H             que  perdió  su  poco  avisü: 

en  que  se  ofusca  el  juicio       ^M 

^^^^H             en  solo  un  cabello  quisu 

del  lascivo  pecador.                  ^M 

^^^^H             que  su  reino  eternizase 

No  me  ofende  á  mi  el  error    ^M 

^^^^H             el  hado,  y  que  éste  imitase 

de  Pasi fe  escandaloso,             ^H 

^^^^H             de  la  púrpura  al  color. 

antes  me  tiene  gustoso,           H| 

^^^^H            el  cual,  cortado,  al  rigor 

pues  más  conmiiiu  tíierccc      W 

^^^^H            caduco 

aquel  que  más                   :c 

V  llega  á  ser  m.i                           iji 

^^^^H            Signihcábaseen  ello 

^^^^B            la  vigilancia  en  la  fe, 

Ksta  es,  vasallos,  la  hittodi  ^H 

^^^^H            tan  delicada  que  esto 

de  mi  felice  jornada.              ^H 

^^^^H            en  lo  sutil  de  un  cabello 

Grecia  queda  conqu'                ^^ 

^^^^H            purpúreo,  encendido  y  bello, 

Minos  triunfa  de  bU  íi,                ■ 

^^^^H            porque  la  fe,  toda  llama. 

Minos,  á  quien  la  memora       ^ 

^^^^B             sangre  en  las  aras  derrama. 

dedique  altares  divinos. 

^^^^Hí             y  por  so  conservación 

cuyos  lauros  peregnnos 

^^^^L              mil  héroes  dieron  blasón 

en  los  templos  y  en  las  plazas. 

^^^^K            al  martirio  y  á  la  fama. 

si  Minos  dice  amenazas,          m| 

^^^^H            Scila  fué  la  incontinencia 

celebren  eterno  á  Mmos.        ^M 

^^^^H            de  Niso,  hija  y  subcesora, 

^^^M 

^^^^H             V  ésta,  al  verme,  se  enamora 

Salí  un  Tviicsco.          ^^^H 

^^^^H            de  mi  hipócrita  apariencia, 

^^^^M 

^^^^H            siendo  sirena  el  delito 

Tudesco.  Va  que  á  todos  desafias         ^H 

^^^^V            que  en  lo  torpe  solicito. 

y  monarca  te  blasonas,           ^M 

^^HV              y  cuando  velar  le  importa. 

Minos,  de  las  tres  coronas       ^M 

^^^p                 ella  el  cabello  le  corta 

que  usurpan  tus  rlr  .ni.q<,,         ^m 

^^H                   y  yo  la  vida  le  quito. 

yo,  que  en  las  i                   *'     ■ 

^^^^^           '  Conquistóle  el  reino  luego. 

del  Uoreas  posti                io>  ^ñ 

^^^^ft            y,  como  el  que  engaños  vcndt 

de  sus  héroes  y  sobre  eitos     ^M 

^^^^H            al  paso  que  sirve  ofende, 

de  la  aurora  y  sot  trAsunto    ^M 

^^^^^H            at  mar  su  perfidia  entrego. 

su  nieve  y  sus  r                       ^M 

^^^^H           Esta  es  el  escollo  ciego 

en  mi  cara  y  mi                   ^^H 

^^^^H            que  tanto  su  golfo  asombra. 

mientras  at  orb                .  ^^H 

^^^^^B            que  en  la  estrechez  siciliana 

la  libertad  que  :              '^4^^| 

^^^^H            es  de  Caribdis  herman.-) 

por  más  que  esc  bo;>quc  (^nS^f 

^^^^^H            y  Scila  hasta  aquí  se  nombra. 

cárcel  de  tu  Minotauro,         ^|i 

^^^^H           Cerqué  á  Atenas,  cuyo  estrago, 

antes  que  merezca  el  lauro     ^M 

^^^^H            á  pesar  de  sus  escuelas. 

que  i  luchar  con  él  me  obüK^H 

^^^^H            dommaron  mis  cautelas. 

porque  mejor  le  consiga         ^| 

^^^^H            temblándome  su  Areopago 

y  ponga  fin  á  tu  exceso           ^M 

^^^^^H            deleites  que  alisto  y  pago. 

algún  cretense  me  diga.           ^m 

^^^^H           Vencen  la  filosofía, 

DÉDALO.    Tudesca  es  la  presunción       ^H 

EL  LABEPINTO  DE  CBCTA 


731 


de  lu  traje  y  tus  blasones, 
república  entre  cantones 
dividida  tu  nación. 
Mas,  porque  presto  el  (jfisón. 

Sor  ser  su  soberbia  mucha, 
ara  en  sacrilega  lucha 
á  la  fe  guerra  infelice, 
yo,  que  este  laberinto  hice, 
tele  he  de  explicar;  escucha: 
Aquel  jirón  del  mundo 

auc  intitulado  Grecia 
e  fábulas  y  engaños 
dio  asunto  á  los  poetas; 
aquel  que,  dividido 
en  infinitas  sectas, 
monarca  se  blasona 
de  la  milicia  y  letras, 
cuya  ñlosofia 
de  errores  tantos  llena 
¿  idólatras  patriarcas 
confusas  diú  materias. 
Metrópoli  obedece 
á  la  facunda  Atenas, 
alcázar  de  las  musas, 
■silo  de  las  ciencias, 
si  bien  en  opiniones 
contrarias  y  diversas, 
filósofos  alista, 
discipula  y  maestra. 
Allí  Sócrates  puso 
antiguas  sus  escuelas 
que  con  moralidades 
humanos  vicios  templan; 
allí  Platón  dio  fama 
y  n'>mbre  á  su  Academia, 
como  el  esiagirita 
de  la  Naturaleza 
misterios  averigua 
y  el  cínico  desprecia 
al  Macedón  monarca 
desde  su  cuba  estrecha. 
Allí,  en  fin,  griego  Apolo 
Humero  al  mundo  deja 
la  fama  que  eterniza 
sus  versos  y  üliseas, 
y  el  orador  suave, 
Demóstenes.  deleita 
dueño  de  las  pasiones 
humanas  su  elocuencia. 
En  ésta,  que  es  mi  patria, 
¡lustre  yu  por  ella, 
mi  padre  fué  el  engañu^ 
mi  madre  la  cautela, 
mi  nombre  el  artificio 
que  en  falsas  apariencias, 
para  ofuscar  virtudes 
blasones  sutilezas. 
Dédalo  me  intitulan, 
sirviendo  de  corteza 
á  mis  cavilaciones, 
para  que  más  me  teman, 
este  apellido  humilde, 
si  acaso  no  es  que  quieran, 
porque  invente  dedales, 
que  yo  Dédalo  sea. 
De  lodo  lo  ingenioso 
gane  palma  y  diadema 

CUHSOIAS  OE   riRM)  UE  MOLINA.— TOMO  II 


i  cuantos  hasta  hoy  día 

sutiles  se  veneran. 

Yo  el  inventor  he  sido 

del  barreno,  la  sierra., 

el  cepillo,  el  taladro. 

la  plomada  y  la  regla: 

y  hallé  la  glutinosa 

y  siempre  útil  materia 

que  junta  los  divisos 

mármoles  y  maderas; 

pues  si  el  licor  faltara 

que  sus  cisuras  pega, 

ni  hubiera  estatuarios 

ni  fábricas  excelsas; 

yo  solo,  en  vez  de  plumas, 

al  leño  que  navega 

le  di  en  alas  de  lino 

el  uso  de  las  velas; 

yo,  en  lln,  en  simulacros. 

para  que  envidia  tengan 

los  Fidias  y  Lisipos. 

á  imágenes  de  piedra 

doy  casi  ser  y  vida, 

pues  hago  que  se  mueran. 

cual  si  hospedaran  almas 

sus  ojos  y  cabezas. 

De  suerte  la  ignorancia 

por  todo  esto  me  precia, 

que  altares  me  deaica 

y  divo  me  celebra; 

mas  como  las  liciones 

socráticas,  que  enseñan 

á  moderar  costumbres 

y  la  verdad  veneran, 

conocen  mis  engaños, 

y  que  la  corruptela 

de  mis  cavilaciones 

tantos  simples  despeña, 

juntando  virtuosos 

á  muerte  me  sentencian 

si  dentro  de  seis  diat 

no  desocupo  á  Grecia. 

Salí,  en  fin,  desterrado, 

y  á  Minos,  rey  de  Creta, 

asilo  de  viciosos, 

se  acogen  mis  tristezas; 

nallé  en  su  patrocinio 

privanzas  y  riquezas, 

pues  siendo  él  todo  engaños* 

yo  lodo  estratagemas* 

siempre  la  semejanza 

de  inclinaciones  fieras 

haciéndose  acogida, 

se  abrazan  y  se  hospedan. 

Era  Pasífe  entonces 

esposa  y  compañera 

de  Minos,  rey  tartáreo. 

V  ella  de  vicios  reina; 

Pasife,  que  es  lo  mismo 

que  vil  incontinencia, 

lascivia  desbocada, 

frenética  torpeza, 

de  un  toro,  que  de  Luropa 

ser  robador  pudiera, 

ó  en  el  Abril  florido 

constelación  etérea, 

cuya  armazón  diamante 


^^^T^^^^^^^^^^^^^e^abcttÑt^^^Setí^^^^^^^        ^^^I 

^^m                   VIO  ei  sof^Ru  palestra 

'-'•■l 

^^H                    postrar  rivales  brutus 
^^B                     levándose  la  presa 

.-^«^^■1 

^^^^Hi 

^^M                   de  la  consone  vaca; 

y  encierros  atrr  [                 ^^H 

^^1                   «mor  sin  competencia. 

Entró  entonces  i -c..^,       ^^H 

^^1                    aun  en  los  incapaces 

y  de  la  junta  horrenda           ^B 

^^m                   se  apa^a  entre  tibiezas, 

de  tan  bestial  consorcio,        ^M 

^^H                    confusos  remolinos. 

el  torpe  amor  engendra           ^M 

^^H                    cuello,  frente  y  cabeza 

al  Minuiauro  infame               ^M 

^^H                    le  arrugan,  afectando 

en  cuyo  cuerpo  median          H 

^^m                   robusticidad  bella; 

lo  irracional  y  humano.         H 

^^m                   la  piel  de  dos  colores 

casi  hombre  y  casi  hera.        ^1 

^^H                    á  manchas  blanca  y  negra, 

Nació  el  bastardo  monstrtio.H; 

^^B                   en  los  efectos  tl^^e 

nació  en  el  la  blasfemia          H 

^^H                    mejor  que  en  la  apariencia. 

de  tantos  heresiarcas               H 

^^B                    De  este,  pues,  bruto  torpe, 

contra  la  fe  y  la  Iglesia,          H 

^^m                  Pasife,  amante  ciega, 

hijo,  como  este  bruto,            ^B 

^^B                    de  tal  modo  se  abrasa. 

del  vicio  que  sin  rienda          ^B 

^^M                   con  tal  rigor  se  quema. 

por  ensanchar  lascivias          ^B 

^^B                    que,  monstruo  de  apetitos, 

los  rayos  del  sol  niegan;         ^B 

^^H                    mis  desatinos  ceba. 

temblaron  los  mortales,          ^B 

^^B                    mirándole  lasciva, 

porque  la  voraz  bestia            ^B 

^^B                    que  el  toro  pace  hierbas. 

destruye  poblaciones,             ^B 

^^V                   La  corte  por  los  campos, 

abrasa  cuanto  cncue-^"         ^B 

^^1                    intempesliva,  deja. 

Mandóme  entonces                    1 

^^m                    gozosa  con  su  vistn. 

que,  de  mis  agudeza^.                ■ 

^^B                     llorosa  con  su  ausencia; 

se  valga  el  artificio 

^^H                     celos  irracionales 

para  que  al  iminvirnr.  prenJa,  J 

^H^                    el  alma  la  atormentan 

V  yo,  por                                    fl 

^^B                    deseando  transformaise 

de  él  viva  i^                             ^B 

^^M                    en  la  rival  juvenca. 

un  laberinto  formo           ^^^B 

^H                    tejiéndole  guirnaldas 

con  infinitas  sendas           ^^H 

^^m                   de  rosa  y  madreselva. 

de  calles  enlazadas.           ^^^B 

^^B                    i  sus  vaqueros  manda 

de  marañosas  selvas,         ^^H' 

^^M                   que  le  coronen  de  ellas; 

de  verdes  descaminos                   ' 

^^B                    sonoras  campanillas 

que  en  medio  el  bruto  de  ellt,  , 

^^M                   hace  que  le  suspendan 

por  más  que  á  la  salida          ÉÉ 

^H                    al  pecho,  y  que  le  adornea 

le  buscan  leves  vueltas,         ^B 

^H                   collares  de  oro  y  perlas. 

al  paso  que  más  andan           V 

^H                    Asi  se  precipita 

más  miseros  se  enredan.           fl 

^^B                    la  humana  incontinencia. 

Aqui  los  condenados,              fl 

^H                    ya  semejante  al  hombre, 

sirviéndole  de  presa,                H 

^H                    al  bruto  y  i  la  bestia. 

primero  su  muerte  hallan      H 

^^1                    Desesperaba  modos 

que  la  imposible  puerta;         H 

^^ft                    la  adúltera  resuelta. 

aqui  cada  año  llora                  ^B 

^^B                    piélago  de  imposibles, 

la  tributaria  Atenas                  H 

^^H                    mñerno  de  impaciencias. 

siete  mancebos  suyos             ™ 

^^H                    hasta  que  dos  volcanes 

que  al  hambre  brutal  pechan, 

^^H                    la  hacen  caer  enferma. 

señal  de  que  si  el  sabio 

^^B                    dentro  del  alma  el  uno. 

al  vil  deleite  entrega                ^B 

^^1                    pulsando  el  otro  venas. 

la  libertad  del  alma,           ^^H 

^^M                    Contóme  sus  congojas, 

inútiles  sus  ciencias,         ^^^fl 

^H                   compadecime  de  ellas. 

padece  confusiones           ^^^H 

^^m                    I.abré  una  hermosa  vaca. 

de  niiseras  tinieblas           ^^^B 

^^1                    Que  fué  la  copia  mesma 
^^B                    de  la  que  el  toro  busca, 

i  manos  de  aquel  monstnio^B 

que  el  Caos  eterno  encierra.  H 
Cualquier  desesperado            ^B 

^^B                    con  una  capaz  puerta 

^^B                    del  modo  que  e  caballo 

que,  por  mostrar  sus  fueraalH 

^^M                    que  á  Troya  dio  tragedias. 

con  este  error  del  mundo       ■ 

^H                    Degüello,  en  ñn,  la  viva^ 

inadvertido  se  entra                fl 

^^B                    cubriendo  la  madera 

por  nuestro  Laberinto,          ^B 

^^B                    de  estotra  inanimada, 

en  fe  de  su  soberbia,        ^^^B 

^^B                    la  piel  aún  no  bien  seca, 

sirviéndole  de  pasto          ^^^H 

^^B                    con  propiedad  en  todo 

á  muerte  se  condena:        ^^^| 

^H                    tan  símil  á  la  muerta. 

y  ya  que  tan  dichoso             ^M 

^^                     que  el  poderoso  instinto 

en  esto  alguno  sea           ^^^| 

E                         de  la  naturaleza 

que  célebreje  rinda        ^^^B 

EL  LABERINTO  DE  CRETA 


7a3 


t 


I 


y  tanto  se  prometa, 

puesto  que  en  los  mortales 

es  bárbara  quimera 

pensar  que  se  halle  hazaña 

que  postre  su  fiereza, 

como  en  lo  marañoso 

de  tanto  árbol  y  selva 

se  le  imposibilita 

la  libertad  y  puerta, 

errante  por  sus  lazos, 

forzoso  es  que  perezca 

en  el  estéril  sitio, 

ú  de  hambre  ú  de  impaciencia. 

Esta  es  toda  la  historia, 

tudesco,  que  deseas 

saber,  si  tu  arrogancia 

valiente  persevera; 

este  es  el  Laberinto, 

su  entrada  mortal  ésa; 

su  centro  habitad  monstruo, 

con  c!  vcnmras  prueba, 

mas  mira  lo  que  haces, 

que  si  una  vez  te  enredas, 

muriendo  no  hay  librarte, 

por  más  que  te  arrepientas. 
|TiJDRSC0.  Por  mis  que  hiperbolices,   . 

por  más  que  me  encarezcas 

peligros  fabulosos 
que  te  ha  enseñado  Grecia, 
no  puedes  ser  bastante 
á  que  prodigios  tema 
quien  viene  de  Alemannt 
á  hacer  su  fama  eterna. 
Mis  brazos  en  la  lucha 
harán  un  mármol  piezas, 
y  por  tus  embarazos 
mi  espada  abrirá  sendas. 
Ya,  por  entrar  Alcides 
por  la  tartárea  cueva, 
bostezo  lodo  llamas 
de  la  prisión  etérea, 
también  halló  salida, 
á  su  pesar,  por  ellas, 
vMcidcs  soy  segundo, 
mas,  ijquién  mi  fama  altera? 

r<iCflrt  un  dann.—Sált  ti  Rey  de  Etiopia  lobvt  un 
eametlo,(omo  tí  paptt  to  pinta. 

Rky. 

Apóstata,  sacrilego  del  cielo, 
pcrejjrina  impresión  que  tanto  subes, 
exhalación  fantástica,  en  el  suelo 
te  precipitas  más  desde  las  nubes; 
Faetón,  hechura  del  señor  de  Délo, 
que,  amotinando  angélicos  querubes, 
por  presumir  aleves  desatinos 
del  averno  dragón,  le  llaman  Minos: 
yo,  el  Rey  de  la  Etiopia,  que  aparente 
sólo  construyo  en  montes  de  la  luna, 
de  donde  el  Nilo  nace  en  la  eminente 
pirámide  que  al  sol  sirve  coluna, 
y  de  sus  plumas  coronó  mi  frente 
el  pájarv)  prodigio  cuya  cuna 
sepulcro,  atrio,  sala  y  parasismo 
es  Oriente  y  Ocaso  dé  si  mismo. 


c: 


Yo.  que  al  bruto  jayán,  cuyas  espaldas 
sirven  de  pedestal  á  los  castillos, 

3ue  bélicos  abaten  las  guirnaldas 
e  los  muros,  si  llego  a  combatillos, 

y  entre  rubíes,  diamantes  y  esmeraldas 
atesoro  el  marfil  de  sus  colmillos 
y  esquivo  de  sus  últimos  encierros 
á  montones  la  plata,  el  oro  á  cerros. 

Yo,  en  fin,  de  quien  el  sol  está  envidioso 
y  cada  vez  que  de  su  carro  augusto 
rayos  fulmina  su  rigor  fogoso. 
al  ébano  vital  siempre  robusto 
irocara,  si  pudiera,  el  luminoso 
y  dorado  esplendor  por  el  adusto 
color  que  baja  mi  abrasada  esfera, 
porque  etiope  al  sol  el  mundo  hubiera. 
Yo  la  conquista  de  tu  Creta  elijo, 
de  tu  infiel  Labermto  yo  el  destrozo; 
su  infernal  Minotauro'entre  el  prolijo, 
caos  morirá  en  confuso  calabozo. 
De  Salomón  y  de  Sabá  soy  hijo; 
Jerusalén,  en  el  festivo  gozo, 
conque  asombró  á  mi  madie  aquel  it>  -.«ti 
tálamo  fué  de  su  amoroso  agravio. 
A  Etiopía  ilustró  su  descendencia, 
la  ley  ae  su  Moisén  hemos  guardado 
hasta  que,  humana  ya  la  omnipotencia 
del  verbo  Dios,  pasible  aunque  increado, 
llegó  á  nuestra  noticia  su  clemencia 
cuando  Felipe,  apóstol  consagrado, 

orque  mi  reino  á  todos  se  anticipe, 

autizó  en  Palestina  á  otro  Felipe. 
Candaces,  reina,  es  la  primer  cristiana 
qiie  merecieron  ver  los  abisjnos; 
hijo  soy  suyo  y,  pues  que  Dios  se  humana, 
postrara  en  su  fe  tus  desatinos. 
Ya,  apóstata  precito,  la  tirana 
confusión  pereció;  ya,  infernal  Minos, 
no  han  de  oprimir  los  hombres  tus  venenos; 
iMinos  te  llamas,  ya  has  venido  á  menos. 

Minos. 

Oh.  prosapia  de  Cam,  de  Dios  maldita, 
aborto  de  la  noche,  todo  sombra, 
del  cafre  descendiente  y  trogoldita 
indigno  que  á  mis  pies  sirvas  de  alfombra: 
entra  en  el  Laberinto,  solicita 
la  muerte  al  monsirun,  si  es  que  no  te  asombra 
su  formidable  forma;  entra  en  las  redes, 
porque  en  sus  lazos  castigado  quedes. 

Rky. 

Espera,  basilisco  del  infierno, 
que  no  te  han  de  valer  tus  ariiñcios. 
Teseo  viene  y  es  monarca  eterno 
que  te  arroje  á  inmortales  precipicios. 

Minos. 

Deleite  del  amor  lascivo  y  tierno, 
engolfalde  en  la  selva  de  mis  vicios, 

Rby. 

,:A  él  blasfemias?  |0h,  dragón  cobardel 

Minos. 
Vendrá  Teseo  á  redimirte  larde. 


7M 

Ct  LABERINTO  DE  CRETA                                                ^^H 

Vas»  y  iAtt  h.ittl,  rüttieo  y  graeioio,                \ 

las  viejas  que  en  ella  «lia?        ^M 

¿Para  qué  diabros  serán              ^1 

Rkel. 

Ellos  deben  de  cuidar 

buenas?,  Fileno,  las  viejts          ■ 

que  es  barro  esto  de  morir: 

lleve  á  un  sastre  mal  ladrón         H 

iqué  hobicsc  yo  de  s«lir. 

que  en  la  cruz  de  su  tijera           H 
colgado  aplique  en  la  fiera;         ^M 
las  tripas  para  el  pendón              ^M 

entre  tanlos,  i  pagar 

al  tarascón  el  tributo, 

• 

que  esta  tierra  le  promete! 
jQue  fuese  yo  de  os  siclel 

A  un  tabernero  que  imite             ^H 

al  signo  Acuario  mojado,            H 

jAy,  mi  ruciol  Poneos  lulo 

por  que  tragándole  aguado          ^H 

de  hoy  más  por  vueso  Risel, 

la  tarasca  le  vomite;               ^^^| 

que  ya  no  vos  llevará 

á  un  mesonero  barriga          ^^^H 

arre  acá  ni  arre  acullá 

que  venda  el  gato  por  liebie^^B 
y  las  sisas  del  pesebre                   H 

al  monte  ni  al  alcacel. 

mos  pague  vuelto  en  boñiga:       H 

Saii  Fileno. 

pero  ¿á  un  pobre  labrador,          H 
habiendo  tantas  mujeres?            ^ñ 

Fll-KNO. 

Animo,  pues  que  la  suerte 

Fileno. 

Risel,  pur  tu  patria  mueres.        ^M 

te  cupo  y  lo  quiere  Dios. 

BtSlL. 

Morios  vos,  consolador.               ^m 

BlSKL- 

¿Tcndrede»  ánimo  vos 

Fileno. 

El  Laberinto  de  Creta                  ^1 

para  el  sorbo  de  la  muerte? 

nos  fuerza  á  tanta  injusticia^^H 

. 

jPardiez  que  es  linda  frema 

como  ves.                               ^^^| 

con  que  animáis  mi  desmayo! 

Risel. 

El  avaricia             ^^^M 

Diz  que  un  hombre  con  su  sayo. 

decrépita  no  se  meta 

con  su  cascara  y  su  yema 

en  hornos  que  el  vino-en  taiius       i 

se  mama  el  diablo  novillo. 

sin  más  ni  más  nos  meriende.     ^É 

y  tal  vez  al  que  le  loca 

Fileno." 

Ya  el  mar,  que  el  zafir  extiende  ■ 

se  le  cuela  por  la  boca 

por  campos  de  sol  bizarros,        H 

todo  entero  hasia  el  portillo. 

nos  ha  ofrecido  á  la  vista            ^M 

FlLFNO, 

El  Minotauro  es  voraz. 

de  Creta  la  injusta  playa.            H 

Bisel. 

jEI  vino-cntarros  ha  nombre? 
Y  decid:  si  llega  el  hombre 

RjSEL. 

El  Dimuño  que  allá  \  aya.          H 

Fileno. 

Sí  Teseo  la  conquista                   H 

y  le  habla  homilde  y  de  paz, 

y  á  Minos  llega  á  vencer,            ■ 

con  reverencia  y  mesura. 

¿de  quó  es  tu  necio  temor?        ^M 

¿será  tan  desacatado 

Risel. 

De  vmo-en-tarros,  señor,           ^M 

que  le  coma? 

que  á  ser  vino  de  beber               ^M 

FlLíNO-. 

Hanle  cebado 

no  temiera  los  desgarros             ^M 

con  toda  humana  criatura; 

de  su  selva  y  laberinto;               ^M 

lo  <jue  de  hombre  participas 

mas  leche,  y  no  branco  y  tiolOr^H 

sera  su  manjar  y  empleo. 

es  lo  que  se  bebe  en  tarros;        ^M 

RlSEt, 

Yo  os  voto  al  sol,  si  me  veo 

vino  en  tarros  y  avaricia             ^M 

una  vez  dentro  sus  tripas 

decrépita  es  quien  me  apricl^^^^ 

y  el  estuémago  le  escarbo, 

Fileno. 

Del  Laberinto  de  Creta        ^^H 

que  en  llegándome  á  sorber 

destrozará  la  malicia.           ^^^| 

más  le  ttngo  de  valer 

Voces. 

r  Dentro.)  jTierra!  iTierral          H 

uue  seis  libras  de  ruibarbo. 
Dejadme  entrar  allá  dentro. 

Teseo. 

EchadH 

Risel. 

Tierra  dicen,  hoy  me  enlierran^H 

Fileno. 

Pues  ¿has  de  vivir  comido? 

si  en  vino-cn-tarros  me  cncierríM 

RiSEI.. 

¿Por  qu¿  no?  ¿Vos  no  heis  leído 

Fileno. 

Animo,  y  adiós,  Risel.               ^M 

que  saliéndole  al  encuentro 

Risel. 

Luego  ¿á  Atenas  n$  tornáis?      ^M 

A  un  hombre  sin  más  ni  más 

Fileno. 

Aguárdanmc  sus  vecinos.           ^M 

cuando  hueron  á  arrojalle 

Risel. 

¿Y  en  poder  de  tarros  vinos      ^M 

se  le  tragó  sin  liscalle 

sin  más  cuita  me  dejáis»             ^M 

la  ballena  de  Juan  Bras? 

sin  más  arte  ni  más  parte?        ^M 

FlLKNO. 

Esa  íué  una  maravilla 

Fileno. 

Dispúnelo  el  hado  ansí:              ^M 

que  usó  Dios  con  su  profeta. 

¿qué  quieres  que  haga  por  ti?  ^M 
El  que  le  dds  de  mi  parte           H 

RtSKL. 

Dejad  vos  que  allá  me  meta 

Risel. 

y  vercdes  la  rencilla 

al  mi  rucio  aqueste  ahr.»7o.       H 

que  el  vientre  conmigo  tien; 

al  mi  caro  cnií^n^fn  r  ,.                S| 

Fileno,  yo  os  juroá  un  canto. 

Fileno. 

¿A  un  jumci                          litrol 
Diréislc  que  .    ,.                          ji 

que  no  han  de  armar  pr«itü  tanto 

Risel. 

dos  suegras  y  un  escriben. 

del  su  Bisel,  lah,  mexqutnul     ^1 

Pero  habrando  ahora  en  juicio, 

UJ*^M 

decir:  ¿no  huera  mijor 

pern  si  una  vez  me  escurro*..  ^M 

que  el  reye,  nueso  señor. 

Fileno 

¿Estás  loco?                              ^1 

llevara  á'esc  sacrificio, 

Risel. 

Estoy  sif)  burro,  ^1 

sin  dar  á  su  corte  quejas, 

1 

que  es  peor.                          ^M 

i                                              EL  LABERINTO  DE  CRETA                                         ^^7*5^B 

VñSÑ^ 

iQué  desaiínol 

sin  pensiones  de  cuidados,          ^^^| 

P^ISEL. 

Como  no  te  heis  conocido 

sin  asaltos  de  deseos,                  ^^^H 

no  lloráis  cual  yo  le  lloro. 

que  la  presupción  humana         ^^^H 

que  era  como  un  pino  de  oro; 

remite  á  la  vanidad.                     ^^^H 

jumento  más  entendido 

Mi  nombre  era  voluntad,           ^^^H 

no  le  tuvo  Grecia. 

sin  ella  soy  Ariadna.                    ^^^^| 

[Fileno. 

Acaba. 

En  esta  prisión  prolija                ^^^| 

IRlSEL. 

¿Cuidas  que  miento?  Decían 

quiere  el  tirano  que  sea,             ^^^^| 

que  las  burras  le  entendían 

porque  cruel  me  posea,               ^^^^| 

cuantas  veces  rebuznaba, 

al  tiempo  que  esclava  su  hija.          ^| 

pues  la  vez  que  caminaba 

Apoderóse  de  mi,                        ^^^M 

tan  cuerdo  hué  de  día  en  dia, 

y  soy  en  mi  adversidad               ^^^H 

que  siempre  en  todo  caia 

voluntad  sin  voluntad,                ^^^H 

ó  al  de  menos  trompicaba. 

pues  vivo  sin  ella  aqui.               ^^^H 

Pues  ¿Sufrido?  no  hube  her. 

^^^H 

por  más  palos  que  le  diese, 

Sale  Floriso.                                ^H 

que  se  enojase  ó  corriese. 

^^1 

que  ól  nunca  supo  correr; 

Flokiso.  Si,  inquietando  soledades                 ^| 

pues  si  acaso  algún  rocín 

aumentas,  señora  mía,                     ^H 

le  guizgaba  de  repente, 

tus  tristezas  de  día  en  día                 ^H 

le  asentaba  entre  lafrenie 

y  ansias  á  penas  añades,'                   ^| 

las  virilías  del  chapín. 

¿qué  esperas  mientras  que  llora        ^M 

Estas  gracias  y  más  tien. 

prisiones  tu  adversidad                     ^H 

que  es  mi  rucio  sin  segundo. 

sino  que  en  tu  tierna  edad         ^^^M 

Decid  que  vo  allotro  mundo 

juntes  tu  ocaso  á  tu  aurora?     ^^^H 

y  que  haga  por  mi  alma  bien; 

Pues  lo  crees  y  al  sol  deseas,      ^^^B 

que  para  que  me  conorie, 

que  humanando  resplandores          ^| 

cuando  al  infierno  me  parta. 

facilite  tus  amores                       ^^^H 

le  enviaré  de  allá  una  carta 

y  á  la  sombra  su  luz  veas,         ^^^H 

con  un  celemín  de  porte; 

durmiendo  á  la  protección          ^^^H 

que  en  mi  lugar  quedáis  vos. 

de  ese  olmo  alivian  congojas,          ^H 

y  que  os  lleve  por  los  barros, 
y  que,  en  ñn,  del  vino-en-tarros 

huecos  que  adulan  las  bujas       ^^^M 

de  sus  llamas  pabellón.               ^^^| 

le  libre  el  cielo,  y  adiós. 

Yo  le  aceché  que  salia                 ^^^H 

^Teszo. 

iDtntro.)  ¡Alto!  á  tierra,  mis  soldados. 

de  la  embarcación  cansado         ^^^H 

Fileno. 

No  temas,  que  este  es  Tcseo, 

Narciso,  que  enamorado           ^^^H 

' 

V  ya  triunfante  le  veo 

se  miró  á  esa  fuente  fría             ^^^M 

de  los  bosques  intrincados. 

donde  los  rubios  cabellos          ^^^H 

RlJKL, 

Al  mi  rucio  ¡hao!  lo  primero 

sus  cristales  perfilaban               ^^^H 

y  que  de  él  me  acordaré 

y  aqui  sólo  le  dejaban                ^^^H 

cuando  en  la  caldera  esté 

sus  siervos,  porque  sin  ellos       ^^^B 

^ 

del  señor  Peto  Bolero.  (Vam*.) 

templase  á  la  sed  la  calma,         ^^^ñ 
V  cuando  al  agua  llegó               ^^^H 
los  labios,  luego  la  halló            ^^^| 

Sal*  Ariidoaso/d. 

^^^ 

en  dos  búcaros  con  alma;           ^^^B 

1  AwiADNA.  Isla,  que  en  tanto  destierro 

al  besarlos  se  reía                             ^H 

i 

prendes  á  tus  naturales 

la  fuente  que  los  copiaba,          ^^^H 

y  con  grillos  de  cristales 

y  como  el  rostro  bañaba.         ^^^B 

^^B 

sabes  suplir  los  de  hierro; 

(uzgué  que  el  sol  se  ponía,        ^^^B 

^^fe 

de  deleites  infínitos 

porque  empezó  á  obscurecerse  ^^^H 

^^H 

abundas  que  nos  enlacen. 

la  comarcana  región,                 ^^^H 

^^H 

mas  |ay!  que  no  satisfacen 

que  no  hay  mucha  distinción   ^^^H 

^^H 

del  todo  los  apetitos; 

entre  el  dormirse  y  ponerse.     ^^^H 

^^H 

experiencia  de  ellos  hago 

^H 

^^H 

y  advierto  en  su  desazón 

D**cúbrts*Tettoáurmitndo,eomo4tctn  lu.t  fcrtuf^H 

^^1 

lo  amargo  en  la  posesión 

^B 

^^H 

y  en  el  hambre  el  empalago. 

Juzga,  si  en  sueños  abrasa                ^B 

^^H 

¿Qué  importa  que  diferentes 

y  á  cierra  Ojús  da  la  muerte,            ^B 

^^H 

conviden  á  la  ignorancia 

qué  ha  de  hacer  cuando  despierte,  ^B 

^^H 

si  les  falta  ia  sustancia 

que  yo  doy  la  vuelta  á  casa.  0'*»'-^M 

^^1 

y  todos  son  aparentes? 
Minos,  tirano,  me  nombra 

Akiadna.  iQué  poco  lo  encareciste                 ^H 

^^H 

en  comparación  tan  bajal                ^H 

^^B 

hija  suya,  y  soy  su  esclava. 

Concédate  la  ventaja                        ^M 

^^H 

Dichosa  yo  cuando  andaba 

el  que  de  oro  cumbres  viste.           ^B 

^^H 

gozando  de  en  sombra  en  sombra 

¡A y,  cielos!  en  él  asiste                    ^H 

^^H 

los  amorosos  sesteos 

no  sé  qué  oculta  deidad             ^^^H 

\ 

de  las  fuentes  y  los  prados. 

con  toda  la  actividad                ^^^B 

^^1                que  obstenla  naturaleza, 
^^fe               Océano  es  de  belleza 

Ariadna  ingrata,  por  u.           ^^^| 

y  en  tus  brazos  me  consumo;     ^H 

^^H              que  se  atreve  á  inmensidad. 

dejas  la  luz  por  el  humo,             ^H 

^^H              Jvlás  es  que  amor  el  que  admito 

por  la  infructífera  arena               ^H 

^^H              y  el  que  adorarle  me  induce. 

la  estación  de  el  cielo  amcni       ^H 

^^B              que  éste  limpiezas  produce 

(delicias  del  cornucopia)               ^M 

^^M              y  el  otro  enjjendra  apetito. 

y  siendo  voluntad  propia,            ^H 

^^M             Abrásame  sm  delito 

voluntad  te  luciste  ajena.            ^1 

^^M             y  al  paso  que  más  le  veo 

AaiADNA.  ¡Ay,  gozo  del  pesar  mlol              ^H 

^^m              más  honesta  me  recreo: 

Redímame  ru  eficacia.                  ^M 

^^M             ¿qué  será,  si  do  es  amor. 

TesRo.      Omnipotente  es  tni  gracia:            ^| 

^^1              un  ardor  que  sin  ardor 

dame  tu  libre  albedrío,                 ^M 

^^B              es  deseo  sin  deseoP 

que  de  uno  y  otro  confío              ^| 

^^H              Átomos  de  aljófar  suda 

efecto  lan  singular                         ^M 

^^H               V  en  rayos  que  al  viento  extiende 

que  al  monstruo  puede  po«uar,^H 

^^B              sul  de  si  mismo  se  enciende. 

pero,  aunque  hombre  y  Dios  BM^| 

^^M              ¡Ay  Otos!  si  abrasarse  duda. 

quien  te  redimió  sm  ti,                   ^M 

^^B              compasión,  démosle  ayuda, 

sin  ti  no  te  ha  de  salvar.         ^^^M 

^^B              no  nos  usurpen  las  llores 

Ariadna.  Eso  la  fe  lo  celebra;                ^^^| 

^H              en  taa  pródigos  favores 

tenme  por  tuya  desde  hoy,     ^^^B 

^H               dichas  que  dan  al  verterlas. 

mi  libre  albedrio  te  doy,               ^M 

^^^                       (Liega  á  tn  jugarle  can  un  UtH^o  ti  íu- 

hilo  es  que  el  pecado  quiebra;      ^^ 

W                          áor,  y  T«sco  despierta.) 

{Üoleun  oyítla  d*  cordonti  é*  1*4*  f~ 

^^^ESKO.      ¡Oh  selvas  que  de  engañar 

carnada.)                                                   ^^ 

^^m              ponéis  escuela  al  fingir, 

pero  en  tus  manos  la  hebra         ^H 

^^H              qué  avaras  sois  al  cumplir, 

de  aqueste  ovillo  indistinto           ^M 

^^B              qué  pródigas  al  pintar! 

en  tu  amante  sangre  tintu,            ^M 

^^V                     ()V  4  Ariadna,   Itt'dntase  y  cógele  las 

aunque  al  Minoiauro  cncuentres,^^ 

m                        mano*.) 

nos  sabrá  librar  cuando  entres     ^M 

^^              ¡A y,  cielos!  si  esto  es  soñar. 

de  su  murtal  laberinto.                  ^M 

^^K             nunca  el  amor  me  despierte. 

Cada  uno  por  mitad                       ^M 

^^HuAONA.  No  me  toques,  si  perderte 

corte  esta  araña  en  los  dos,          ^M 

^^H             no  intentas,  joven  hermoso, 

tú  la  gracia,  que  eres  Dios.           ^M 

^^1               que  cuanto  más  presuroso 

yo  mi  libre  voluntad.                     ^M 

^^H              más  te  acercas  á  la  muerte. 

Temo  la  hambrienta  impiedad      ^M 

^^1              Cuanto  ves  en  mi  es  engaño. 

de  Minos,  dragón  cruel;                 ^H 

^^H              hechizos  cuanto  en  mí  admiras, 

ata  al  confuso  vergel                      ^M 

^^H              Qn  monstruo  soy  de  mentiras. 

ese  y  lo  que  siendo  asi                  ^M 

^^M              áspid  que  en  Hor  cubre  el  daño. 

no  te  librará  él  á  ti.                        ^H 

^^B              I^uye,  peregrino  extraño. 

tú  si  á  m!,  por  ti  y  por  él.  (^'■'•'I^H 

^^P              Circe  que  entre  esta  aspereza 

^H 

^^H              vendiendo  falsa  belleza 

Saltn  Minos.  OMsIo  y  otrM.              ^H 

^^B              son  las  frutas  de  Segor, 

^H 

^^H              dentro  ceniza  y  horror 

Minos.      ^Nave  en  la  plaza  de  guerra         ^M 

^^B             y  hermosas  en  la  corteza. 

y  en  sus  peñas  no  se  b a  roto?       ^M 

^^RSKO.      Dices,  Ariadna,  verdad; 

D¿DAi<i.  Atirmao  que  es  su  piloto  ^M 
Teseo  y  que  ya  está  en  tierra;      ^M 

^^M            si  yo  no  te  conociera, 

^^m             si  limpio  mi  amor  no  fuera. 

y  si  es  ¿1  ya  Crei4  sabe                 H 

^^H              huyera  de  tu  beldad. 

que  le  tiembla  v  reconoce            ^M 

^^H              jAy,  humana  voluntad! 

Nepluno.                                       ^M 

^^1              jqué  bárbaro  desvario 
^^M              del  conocimiento  mió 

Minos.                     Traerá  á  los  doce    ^^^| 

Argonautas  en  la  nave            ^^^H 

^^M              te  apartad  Flizote  señora 

de  la  Iglesia.                             ^^^| 

^^H              la  Omnipotencia  criadora 

DíüAt.o.                        Su  gobierno       ^^^B 

^^B             de  ti  inesma  y  tu  albedno. 

huracanes  atropella.                    ^M 

^^H             rindióte  la  torpe  llama 

sin  prevalecer  (.                                ^M 

^^B             al  basilisco  de  Creta, 

las  puertas  del                                  H 

^H              que  esclava  vil  te  sujeta 

Minos.      Habiendo  yo  au«v(.>.i..i.>               ^ñ 

^^m              cuando  hija  suya  te  llama; 

tanto  escollo  en  el  carnioo,          ^M 

^^B              la  ponzoña  que  derrrama 

tanto  del  monstruo  marino          ^M 

^^M              su  tiranía  infernal 

que  ninguno  se  ha  escapado  ^| 
desde  el  prínter  navegante            ^M 

^^H              te  tiene,  mi  Ariadna,  tal. 

^^H             y  tal  mis  ojos  te  ven. 

ni  ha  de  escaparle  el  postrero,     ^H 

^^M             que  te  hallas  mal  con  el  bien 

^'Cómo  de  iiu  golfo  fiero           ^^^| 

^^m             y  juzgas  por  bien  el  mal. 
^^1              Desde  el  trono  regio  y  sumo 

sin  romperse  naufragante        ^^^| 

una  nave  tiene  audacia            ^^^| 

^^m             de  mi  padre  descendí, 

de  surcar  su  mar  remoto^            ^| 

^^^^^F                                      EL  LABERINTO  DE  CRETA                                                                        ^H 

lALO.   Excepcionóla  el  piloto 

aue  un  Dios  muera  y  necesite                ^^ñ 
de  mirra  que  le  preserve                   ^^^H 

y  preservóla  la  gracia. 

os.     ¿Guindo? 

y  incorrupto  le  conserve,                  ^^^H 

Ato-                   En  el  primero  instante 

pues  la  razón  no  lo  admite.              ^^^^| 

que  comenzó.á  navegar. 

La  sangre  ofreció  al  cuchillo            ^^^H 

)•  afirman  que  ha  de  quebrar 

de  la  ley  mi  amante  llama,                ^^^^H 

con  la  quilla  de  diamante 

y  quien  su  sangre  derram.i               ^^^^H 

la  cabeza  á  la  serpiente, 

no  es  Dios,  sino  hombre  sencillo.     ^^^^| 

creyendo  salirla  al  paso, 

Más  dudará  tu  temor                       ^^^H 

para  eclipsar  con  su  ocaso 

de  que  .Salvador  me  nombre,            ^^^^| 

la  luz  de  su  puro  oriente. 

porque  sin  ser  Dios  un  hombre,       ^^^^| 

IOS.      Pues  ¿por  qué,  si  se  cortó 

¿cómo  será  salvador?                        ^^^^H 

la  materia  de  esa  nave 

De  Herodes.  rey  idumeo,                 ^^^^| 

de  aquel  tronco  y  árbol  grave 

que  á  la  inocencia  destruye.             ^^^^| 

que  la  culpa  corrompió, 

huyendo  salí,  y  quien  hu)c-.           ^^^^M 

de  los  naufragios  de  Adán 

ni  aun  de  hombre  merece  empleo;  ^^^^^| 

no  ha  de  tocarla  ni  una  ola? 

mas  ¿cómo  Herodes  cruel.               ^^^^H 

lALO.   Porque  es  nave  única  y  sola 

belicoso  y  arrogante,                              ^^H 

que  de  lejos  nos  trae  pan 

tembló  de  un  desnudo  infante          ^^^^M 

que  de  Angeles  se  intitula, 

si  no  halló  deidad  en  él?                    ^^^H 

y  con  dos  naturalezas. 

¿Cómo  hambriento  si  es  divmo?      ^^^^| 

entre  candidas  cortezas, 

¿Quién  habrá  que  hombre  le  crea,        ^^M 

es  Dios,  y  hombre  la  medula. 

si  en  Gañán  de  Galilea                             ^H 

^^^L 

el  agua  transforma  en  vino?                    ^H 

^m                     Sale  Teseo. 

Entre  estas  ambigüedades                 ^^^H 

y  otras  como  ellas  te  oluscas.         J^^^H 

Pero  ¡cielos!  el  que  veo. 

mientras,  ciego,  atento  buscas         ^^^^| 

¿no  es  el  mismo  de  quien  doy 

la  luz  por  obscuridades.                   ^^^^| 

noticia? 

Atorméntate,  homicida.                    ^^^^H 

»os.                     [Temblando  estoy! 

verdugo  tú  de  li  mismo                    ^^^^| 

¿Hombre  ú  Dios  eres,  Teseo? 

torpe,  errante  en  el  abismo              ^^^^| 

tío.      Ño  eres  digno  tú,  tirano, 

de  mi  misteriosa  vida,                        ^^^H 

de  que  yo  quién  soy  te  diga; 

que  enigma  tuya  he  de  ser                     ^^ñ 

bien  sé  lo  que  le  fatiga 

por  que  te  atlija  y  asombre,             ^^^^ñ 

saber,  si  soy  puro  humano 

ya  juzgándome  puro  hombre,         ^^^^| 

ó  aquel  amoroso  enjerto 

ya  Dios  de  inmenso  poder,              ^^^^H 

de  quien  tiembla  tu  poder 

mientras  el  mundo  restauro,            ^^^^| 

y  le  ha  de  desvanecer 

que  ya  por  ti  es  calabozo,                ^^^H 

tres  veces  en  el  desierto. 

tu  Laberinto  destrozo                            ^^M 

Desvela  tus  confusiones, 

y  postro  á  tu  Minotauro.  (>^<m«)      ^^^H 

busca  entre  la  densidad 

Minos.      Seguidle,  vasallos  míos,                   ^^^^| 

de  tu  ciega  obscuridad 

que  un  reino  no  admite  á  dos;         ^^^H 

para  uno  y  otro  razones. 

ya  sea  hombre,  ya  sea  Dios,            ^^^^| 

serás  de  li'mismo  guerra. 

pruebe  mis  rabiosos  bríos,               ^^^^| 

Cuando  amor  nacer  me  vio 

c^ue,  pues  i  su  ser  me  igualo.         ^^^H 

lodo  el  cielo  me  cantó: 

SI  al  monstruo  llega  á  vencer,         ^^^H 

¡Gloria  á  Dios,  paz  á  la  tierral 

yo  sabré  hacerle  poner                    ^^^H 

Di  que  Dios  soy  según  esto. 

á  la  vergüenza  en  un  palo.  rVamel^^^H 

De  un  portal  iá  choza  baja 

^^^^^M 

trigo  me  escondió  entre  paja 

Sale  Rísel,  ttmblando.                      ^^^^| 

al  hielo  y  la  nieve  e.xpuesto; 

^^^^^M 

di,  pues,  que  el  que  en  tanta  injuria 

RisBL.       Los  dimuños  inventaron                ^^^^H 

nace,  tiembla,  gime  y  llora. 

tantas  calles     revueltas.                 ^^^^| 

no  es  Dios,  porque  á  Dios  ignora 

rodeos  y  encrocijadas,                      ^^^^H 

la  miseria  y  la  penuria. 

atajos,  ramblas  y  sendas.                ^^^^B 

Tres  reyes  me  pagan  censo 

Zampáronme  dentro  el  bosque,            ^^M 

postrados  en  el  portal 

y  en  acuita  de  la  puerta.                  ^^^^M 

por  Dios,  por  hombre  y  mortal. 

sin  topar  con  su  salida,                    ^^^^M 

con  oro,  mirra  y  incienso: 

he  andado  más  de  tres  leguas         ^^^H 

conjetura  de  estas  parias 

como  jumento  de  noria,                        ^H 

lo  que  soy,  mas  no  podrás. 

y  después  que  ell  hombre  piensa      ^^^H 

que  hasta  en  ellas  hallarás 

que  acaba  con  la  espesura                ^^^H 

razones  también  contrarias. 

cátale  en  el  medio  de  ella.                 ^^^^M 

Porque  si  el  incienso  y  oro 

¡Válgate  el  diabio  por  trampal         ^^^^M 

por  rey  y  Dios  me  pronuncia. 

Devanadme  esta  madeja;                  ^^^^| 

mortal  la  mirra  me  anuncia. 

al  retortero  el  joicio                               ^^M 

y  juzgarás  á  desdoro 

1                    y  aíUi  vobis  la  cuenda.                    ^^^H 

728 


EL  LABERINTO  DR  CRETA 


Lo  mismo  heime  aquS  entrado 
que  mandarme  que  me  metan 
en  medio  de  un  guarda  infante 
ii  de  unas  calzas  tudescas; 
pues  si  cll  hombre  tiene  sed, 
decid  que  hay  fuente  ó  al  barca, 
ni  aun  charco  en  que  se  remoje. 
Ello,  si  habramos  de  veras, 
bella  zahori  soy  de  agua,  _ 
que  pues  siempre  la  despeñan 
desde  las  nubes  abajo, 
no  debe  de  ser  por  buena; 
pero  ¿qué  ha  de  her  un  pobre 
huérfano  de  las  tabernas, 
SI  llamando  á  un  cuero,  mama, 
en  vei  de  un  pezón  encuentra 
un  cabrozo  ó  cabrahigo, 
ó  los  brindis  de  ell  arena, 
que  es  lo  mismo  que  topar 
con  los  pechos  de  una  dueña? 
Pues  para  matar  eU  hambre 
entrar  y  hallaréis  la  mesa 
en  cada  árbol  aue  os  convide 
con  frutas  verdes  ó  secas. 
Bercebú  lleve  el  piñón, 
dátil,  bellota,  ciruela, 
zarzamora,  escaramujo, 
que  he  vido  en  toda  la  selva, 
que  por  más  que  haya  espulgado 
nísperos,  castaños,  servas, 
no  me  depare  el  dimoño 
ni  aun  legumbres  con  ser  huerta, 
A  la  hé,  aue  si  encerraran 
i  don  Adán  y  doña  Eva 
aqut  en  vez  clel  Paraíso, 
que  nunca  doña  Culebra 
se  topara  tan  á  mano 
la  barbirrubia  camuesa, 
y  que,  mal  que  les  pesara, 
ayunaran  mil  cuaresmas. 

Sah  ti  Minoworo,  como  te  diré  tn  ti  papel. 

I  Ay  de  mí,  desmamparado! 

Mas  hétele  dónde  llega 

el  vino-en-tarros  paniasma. 

San  Sansón,  Santa  Belerma, 

San  Escápame  de  aqui, 

San  Sastre,  ¿qué  has  dicho  lengua;* 

pídele  al  cielo  perdón, 

que  sastre  y  santo  es  blasfemia. 

De  hombre  tiene  la  fachada 

y  de  toro  la  zaguera; 

el  dimuño  que  pintase 

dos  fe^juras  tan  diversas. 

De  hueso  trae  los  bigotes, 

alqullalde  la  madera 

para  saleros  de  bodas, 

Sue  no  os  faltará  pimienta; 
amas  por  ellos  vomita, 
y  hué  boba  empertinencia, 

aue  toda  armazón  ganchosa 
el  modo  que  injuria  quema. 
Estas  malas  me  agazapen: 
vióme,  rematamos  cuentas; 
la  cara  hacia  mi  emberrincha, 
transfórmeme  Dios  en  suegra. 


que  en  peligí 

por  lo  rczor. 

huirá  de  su  vibta  ui<  U'f>. 

sin  que  el  diablo  la  acometa. 

¡  Jesucristo,  y  cómo  escaiba! 

Vo  jamás,  señora  bestia, 
habré  mal  del  vino  en  lartoi 

ni  contra  su  monstruencu 
dije  chas  ni  mus  jamás; 
ansí,  si  es  que  tiene  llenas 
de  limpio  trigo  los  silos 
de  ambos  vinos  la  bodega|j 
chero  decir  branco  y  tinioj 
en  catorce  años  no  llueva, 
porque  no  se  mos  ahorque, 
y  á  gusto  suyo  lo  venda; 
ansí  no  acierte  i  su  casa 
la  ejecución  en  las  deudas, 
el  hucgo  de  las  vecinas, 
ni  en  sus  sembrados  la  piedra 
que  en  otros  se  desayune; 
porque  si  una  vez  me  almoerí 
y  no  le  echan  veinte  gaitav 
soy  de  sostancia  indigesta. 
Zámpese  un  médico  á  mala* 
comeráse  en  una  pieza 
treinta  hespiíales  de  viudas 
en  virtud  de  sus  recetas. 
Cómase  á  un  pesquisidor 
(pero  á  este  triste  no,  ahueraj 
que  no  le  dejará  entrañas, 
porque  á  todos  mos  tas  lleva. 

[Acomitele  v  huye  fn>r  •'  »«f 
tuteo  anda  alretteJor  de  «"•'/' 
de  haber,  y  *¡  monitruo  trainám 
pts  *K  e¡  tronco.) 

¡Ay,  que  acomete  á  ojalanní 
Esta  encina  me  defienda; 
iZape.  ahi  me  las  den  todasl 
¡Andallo  á  la  retortera! 
veremos,  pues,  si  jugamos 
l(ts  dos  la  gallina  ciega, 
cuál,  andando  á  la  uhona, 
de  los  dos  sabe  más  tretas. 
FlorIÍO.    (Dentro.)  Aquí.  Teseo  diVtAO^ 
el  Minotauro  se  encierra; 
redímannos  tus  hazañas 
de  tan  formidable  fiera. 

RisEi..       Ancia  allá  las  patas  guia] 
vaya  muy  enhorabuena 
y  ciégale  Sant  Antón 
la  vez  que  por  acá  vuelva. 
Mucho  sudo,  y  no  es  aimtxí 

Sote  Florito. 

rLoatso.   Hoy  el  mundo  se  remeüía. 

¿Quién  eres? 
RisBL.  ¿Quién  lo  pact 

Flowso.  La  esperanza. 
RiSKL.  Tarde  liMa, 

que  ya  yo  he  desesperado; 

vuesBsté  se  harte  de  hterU. 

pues  es  verde  la  es()eraou 

y  serálo  de  las  bestias. 
Floriso.  ¿Qué  temes? 


VL.  Ya  esti  temidn. 

IDiso.   Del  Laberinto  de  Creta 
saldrás  hoy. 

iL.  Pues  ¿por  dó  salen 

del  I  avaricia  discreta? 

ttttso.  Triunfará  de  el  Minuiauío 
nuestro  Teseo. 

tu.  No  creiga 

que  cuando  le  despachare 
que  á  mi  sus  dichas  me  quepan. 

ipuo.  ¿Por  qué? 

Porque,  pues,  jamás 
las  buenas  suertes  me  aciertan. 
}.  ¿Qué  dices? 

Las  letanías. 
>.    Ponte  á  mi  lado,  no  temas. 
Si  se  hallare  en  todo  ell  orbe 
quien  más  desdichado  sea 
que  yo. 
3.  ¿Tiemblas? 

Tiemblo  y  sudo: 
olerásme  si  te  acercas; 
«quieres  ver  cuan  venturoso 
soy?  Pues  escucha:  Una  siesta 
soñaba  que  me  habia  hallad>< 
un  bolsón  y  dos  talegas 
de  doblones  de  á  dos  caras, 
tendidos  sobre  una  mesa, 
y  cuando  empiezo  á  contarlos, 
al  instante  me  despiertan, 
dejándome  de  la  galla 
sin  permitirme  siquiera 
que  entre  sueños  recrease 
mis  sentidos  con  su  cuenta. 
Soñé  otra  vez  que  me  daban, 
sacándome  á  la  vergüenza 
por  las  calles  de  mi  villa, 
cuatrocientos  de  la  penca, 
iba  yo,  carivinagre, 
llorado  de  verduleras 
entre  escribas  y  envarados, 
las  espaldas  berengenas, 
y  á  cada  «esta  es  la  josticia» 
me  pespuntaba  el  gurrea 
los  ribetes,  cuatro  á  cuatro, 
cual  le  dé  Dios  la  manteca. 
Consideren,  pues,  qué  tal 
iría  mi  reverencia 
que,  vive  Dios,  que  escocían 
como  si  huesen  de  veras: 
pues  fué  mi  ventura  tal, 
para  que  envidia  me  tengas, 
que  hasta  el  último  pencazo 
no  desperté;  de  manera 
que  cuando  sueño  doblones, 
al  primero  me  recuerdan, 
y  cuando  azotes,  me  obligan 
'  que  hasta  el  cuatrocientos  duerma. 

'  ¿Hay  bestia  más  desdichada? 

Salt  Tttto  luehanilo  con  el  montiruo. 

VSKO.      No  hay  al  poder  resistencia 
<  de  mi  brazo,  que  es  divino. 

Monstruo  torpe,  las  cavernas 

infernales  te  sepulten. 

{Ca*  ti  montiruo,  ltuniit$r  y  ialtn  fía- 
m«í,  y  intras*  Teseo.) 


EL  t.ABEFINTO  »E  CRETA. 
Flor  ISO 


7*9 


Victoria,  amorosa  Iglesia; 
entonadle  epitalamios 
mientras  al  tálamo  llega 
teñidas  las  vestiduras 
de  la  sangre  que  en  la  guerra, 
por  redimir  vuestros  hijos, 
derramaron  dichas  muestras. 

Stlt  Teseo  y  todot  ios  qut  pudUrtu. 

TíSEo.      Emprended  fuego,  mis  fieles, 
á  ese  laberinto  y  selva 
de  deleites  y  lascivias, 
de  errores  y  de  blasfemias: 
mi  fe  sea  inquisidora, 
pues  á  los  herejes  quema, 
esparza  el  viento  cenizas 
que  contaminan  la  tierra, 
y  seguidme  adonde  todos, 
en  delicias  siempre  amenas, 
mis  triunfos  gocéis  conmigo. 

Flokiso.  jViva  edades  sempiternas 
Teseo,  nuestro  monarca! 

RisEi..        Viva,  y  siéntese  á  la  diestra 
por  los  siglos  de  los  siglos 
de  su  misma  omnipotencia. 

FnlrMHit,  con  mütica,  y  qutdan  Florito  y  Riiel. 

Floriso.   ¿Qué  juzgas  de  esta  victoria? 

Risii..       Que  parece  que  la  sueñan 

los  temblores  que  aún  me  duran, 
que  si  me  llamó  mi  aldea 
el  Recelo  hasta  este  punto, 
ya  es  bien  que  aquel  nombre  pierda 
y  el  regocijo  me  llamen, 
pues  me  hace  el  alma  ganibetas, 
[Tucán  Jtntro  ) 

FLOitiso.  Oye,  pues,  de  sus  victorias 
la  música  sacra  y  regia. 

RisEL.       ¿Qué  son  éstas? 

Fi.OBiso.  Chirimías. 

RiSKi..       Pues  ¿porqué  no  chirinuesas? 

Fi.oRiso.  Porque  son  de  la  esperan 7  j 
cuando  á  posesiones  lle^^ 


Aparrce 


reseo  tn  lo  alfo  y  tt  altar  y  cordtro 
como  st  4Ke  en  el  papel. 


Tksfu. 
Carísimos  alumnos  del  baptismo 
que  en  púrpura  y  cristal  de  mi  costado 
ve  engendrados  quedáis  conmigo  mismo 
unidos  al  amor  que  os  ha  enlazado, 
del  laberinto  vil  del  torpe  abismo 
á  costa  de  mi  sangre  os  he  librado; 
oid  de  mis  ñerezas  el  empleo, 
por  que  sepáis  quién  es  vuestro  Teseo. 
Rey  de  Atenas  intitulan 
á  mi  padre.  Dios  inmenso, 

f>orque  en  Atenas  reinaron 
as  ciencias  del  universo. 
Y  como  soy  de  mi  padre 
la  eterna  sapiencia  el  verbo 
y  el  acto  de  intelección 

?ue  de  su  mente  procedo, 
Atenas  me  dan  por  patria, 


^^730 

^^^^^^^^^^^e^abebint^!^ret!^^^^^^^^^^^^J 

esto  es  al  entendimicnlo 

Agora,  pues,  que  «rruinéo^^i 

que  de  la  sabiduría 

el  marañoso  embeleco, 

es  potencia  y  es  sujeto. 

del  monstruo  infernal  hotpwno. 

Tcseo  tengo  por  nombre. 

la  libertad  os  he  vuelto, 

que  ii  en  Grecia  Dios  y  theos 

"&,          ^m 

es  lo  mismo  sincopado, 
ser  theüs  lo  que  Theseo. 

■■  amemü^Hj 

üc   lili    jji'jiii   u^iioi^>vO«                  ^^H 

Que  Kgeo  se  llama  afirman 

de  mis  dundos  rfcreov          H^ 

4  quien  mi  humano  ser  debo. 

En  ie¿  del  vil  Minolauro,      ^M 

pues  que  egere  es  el  ser  pobre, 
y  yo  de  pobre  me  precio. 
Después  que  á  ser  hombre  vine, 

la  mansedumbre  os  ofrerro.H 

que  ns  sustente  y  que  dé  nd^Hj 

de  e'iie  candido  cordero.        ^H 

y  lo  ful  con  lanío  extremo 

Desde  el  origen  del  mundo    ^M 

que,  las  fieras  en  los  montes 

os  dice  Juan  que  cstñ  moeft<^|' 

conocen  su  alojamiento, 

aunque  para  daros  vida         ^H 

los  pájaros  en  sus  nidos 

resucitó  al  día  tercero;           ^M 

y  el  hijo  del  hombre,  siendo 

mas  Como  se  hace  memoñt  ^| 

de  la  omnipoiencia  hijo, 

en  el  altar  incruento              ^M 

no  tuvo  dónde  en  el  suelo 

de  mi  triunfante  pasión,  ^^^| 

la  cabeza  reclinase, 

vivo  en  la  verdad  y  '^f'^^t^^^l 

jorque  el  ser  pobre  apetezco, 
^a  rebelde  Sinagoga, 

y  en  la  apariencia  dilunl^^^f 

entre  accidentales  velos^^^H 

que  de  madre  se  me  ha  vuelto 

os  convido  a  tres  susiao^^^H 

madrastra  y  supersticiosa 

divinidad,  alma  y  cuerp^^^H 

Medca  es  de  encantamentos, 

lendréisme  hasta  el  ftn  del  n^B 

ingrata  me  ha  perseguido, 

tan  cuntinuo,  tan  perpetuo^^^H 

como  dirá  el  menosprecio 

que  desde  ahora  me  llame    ^Kt 

que  hickron  de  mi  doctrina 

\ii  íe  yuge  sacramentum:        ^M 

escribas  y  fariseos. 

comereisme  cada  día.             ^M 

La  envidia  de  mis  hazañas 

mas  no  como  el  alimento     ^|' 

fué  el  mortífero  veneno 

QUc  se  convierte  en  susuaci^H 
del  que  le  come  pc-raií-riJu     ^| 

que  provocó  sus  crueldades 

y  consultó  mis  tormentos. 

el  ser  que  hasta                        :fl 

Debelé  las  Amazonas, 

que  aquí,  con  t                           ■ 

los  vicios,  dipo,  superbos. 

el  que  come  se                             1 

estériles  de  virtudes, 

en  el  manjar,  ¡ti:                         | 

pues  que  con  no  más  de  un  pecho 

casi  el  ser  del  que  es  vutK«Ju>, 

sólo  las  torpezas  crian. 

porque  amor  invencionero         , 

Di  muerte  al  tirano  fiero 

con  finezas  jamás  VI                 M 

de  Tebas,  quiero  decir 

es  pródigo  y  todo  ev                  1 

st  principe  del  Averno. 
Eché  del  mar  los  piratas. 

ncgarémcá  Jos                          ■ 

las  almas  con n.                         1 

del  mundo  los  bandoleros. 

juntando  á  [a  p                  j^m 

de  las  cortes  lc)S  engaños, 

laesperan¿8  y                   ''•^^^1 

los  monstruos  de  los  desiertos. 

porque  ctín  mouu  aijniirafl^^l 

de  Creta  al  dragón  intruso, 

presente  y  ausente  á  un  tirm^f 

de  su  enmarañado  enredo 

por  lo  ausente  dets  suspiU^^H 

ai  lascivo  Minotauro; 

y  por  lo  presente  afecto^^^^f 

bajé  triunfante  al  infierno, 

no  viéndoos  os  medrará^^^^|j 

y  sus  puertas  desquiciando. 

vuestra  fe  merecimientos      ^M 

los  predestinados  presos 

y  gozándonu-  CMrii:d>3             ^M 

saqué  y  dejé  á  los  precitos, 

aliviareis  1'                ros           H! 

porque  allí  nulta  esl  redemptio. 
Si  refieren  las  historias 

deeslapcn,                        ^^^B 

hasta  que,  cun  dulce  vu^^^H< 

que  á  Ariadna  menosprecio 

poseáis  tronos  au gustos  ^^^H 

y  con  Fedra  me  desposo, 

en  las  sillas  de  m\  reiou.        ^M 

sabed,  fieles,  aue  es  lo  mesmo 
que  haber  daao  de  repudio 

^H 

finís           ^^H 

el  merecido  libelo 

l^^l 

i  la  Sinagoga  ingrata. 

i  rniMaR*  db  makio  d*  mil  uitomToa^^^f 

que  fué  mi  esposa  primero, 
por  vuestra  gentilidad, 
que  es  pasarse  el  F.vangelio 

OCHO  aAo»                      ^M 

Si  quid  contra  pdem  aut  tonos  ntiretfl 

al  lado  diestro,  dejando 

tanquixm  non  dklwn   mf^rrur^iur  enim^ 

como  rebelde  al  smiestro 

quo!  hic  cnnlincntu:                   maSrn   £cli 
Romance  et  ejus piis  .: .        .    uí.              JI 

en  mi  sacro  santa  misa 

monarca  de  mis  misierios. 

Por  el  Maestro  Tirso  de  M oNn«.      ■ 

EL  LABERINTO  DE  CRETA 


73i 


inteligencia  de  este  auto  y  satisfacción 
¿que,  por  no  haber  leído  lo  maicriiil  de 
rábula  desearen,  sabiéndola,  entender  lo 
taróríco  de  ella,  pongo  aquí  lo  que  de  las 
senas  que  hablan  en  esta  representación  he 
I  en  autores  diversos. 
TA.— Es  isla  del  mar  del  Ponto;  su  nom- 
Jfa  Candia,  célebre  en  otros  siglos  por 
I  ciudades,  que  primero  tuvo  sus  límites: 
tentrión,  el  mar  Egeo  y  el  golfo  que  lla- 
~^rético;  al  Mediodía,  el  golfo  Libico;  al 
lie,  las  islas  Egila  y  Chilera,  y  al 
lie  el  golfo  Carpacio.  Tiene  de  largo  du- 
nus  y  setenta  en  nueve  millas,  y  de  ancho 
cuenta;  baja  mil  quinientas  y  ochenta  y 
Bvt!  millas.  Sus  principales  ciudades  ahora 
i:  Ignozca(su  metrópoli),  Goriin  y  Cidoiiia; 
natural  de  la  primera  el  famoso  cosmo- 
fo  Estrabón.  Otras  poblaciones  hay  meno- 
;  habitanla  griegos  y  domínanla  los  yene- 
ios;  no  vive  en  ella  animal  venenoso,  v 
eren  luego  los  que  llevan  de  otras  partes. 
l  vinos  fueron  y  son  excelentísimos,  y  por 
onomasia  los  llama  Italia  Candías,  y  á  sus 

05  Candiotas.  Dijo  de  ella  Virgilio 

Creta,  patria  del  gran  Jove, 
en  medio  del  Ponto  yace 
célebre  en  ella  el  Ideo, 

auc  fué  de  Júpiter  padre, 
ien  ciudades  generosas 
la  ilustran  inexpugnables 
que,  divididas  en  reinos, 
se  coronan  de  cristales. 

_ióse  primero  Cúrela  por  aauellos  hé- 
Jiganles  intitulados  cúreles;  luego,  sin- 
pó,  el  nombre  de  Cureta  quedj  en  Creta. 
la  derivan  de  Crola,  hijo  de  Júpiter,  rey 
dichos  cúreles.  Eran  sus  vecinos,  en 
de  los  emperadores  griegos,  tan  bar  ba- 
le, olvidados  de  la  pulicia  y  fábricas,  sólo 
iban  las  cuevas  y  espeluncas.  Nólanlos, 
límenle,  de  envidiosos,  pérfidos,  falaces 
la  mayor  parte,  dados  á  la  gula,  como 
knifíesta  la  crasitud  y  corpulencia  de  sus 

-líNOS. — Fué  hijo  de  Júpiter  y  Europa.  Su- 
lió  en  el  dominio  de  Creta  á  su  rey  Xanto. 
^  el  primero  legislador  de  los  cretenses.  Casó 

6  Pasife,  hija  del  sol,  y  tuvo  en  ella  sucesión 
"Unda  de  ambos  sexos.  Conquistó  á  los  me- 
^enses  un  Grecia,  porque  le  mataron  á  su 
•D  Androgeo.  Entró  á  Megara  por  trato  de 
Lia,  hija  de  su  rey  Niso,  porque,  enamorán- 
Be  ésta  de  Minos,  concertó  con  él  que,  dan* 
le  la  mano  de  esposo,  le  entregaría  -i  su  pa- 
^.y  corlándole  á  su  padre  un  cabello  de 

[  de  púrpura,  en  que  consistía,  mientras  él 
le.  la  conservación  de  su  vida  y  reino, 
jpuso  todo  en  ejecución,  pero  desprecián- 
^después  Minos  y  haciénaola  echar  en  el 
de  Sicilia,  la  convirtieron  los  dioses  en 
Jbajio  y  escolio  formidable  de  que  tanto 
|len  los  poelas  y  está  enfrente  de  Caribdis. 
iquisló  también  Minos  á  Atenas,  obli- 
j  después  á  su  rey  Egeo  á  que  todos  los 
lie  enviase  siete  (nancebos  subditos  suyos 


para  pasto  del  Mmotauro;  hizo  que  Dédalo  fa- 
bricasen decantado  Laberinto,  donde  encerró 
al  monstruo  Minoiauro,  y  después,  en  castigo 
de  haber  el  tal  Dédalo  hecho  la  vaca  de  madera, 
en  cuyo  vacio  entró  Pasife  y  concibió  del  loro 
aquella  bestia  fabulosa,  le  metió  con  su  hijo 
Icaro  en  lo  más  confuso  de  su  enredo,  para  que 
dentro  pereciesen,  si  bien  los  dos  escaparon, 
como  en  su  lugar  diremos. 

MiNOTAURO.— Monstruo,  medio  toro  y  me- 
dio hombre,  parto  de  Pasife.  Preso  en  el  dicho 
Labcrinlo,  su  manjar  carne  humana,  al  año 
tercero,  del  tributo  referido  de  los  atenienses, 
habiéndole  cabido  la  suerte  al  principe  Teseo, 
por  industria  de  Medea,  su  madrastra,  llegó  á 
Creta,  y  enamorada  de  él  Ariadna,  hija  de 
.Minos,  por  su  industria  maió  al  monstruo  y 
salió  libre  di  aquel  bosque  enmarañado. 

ÜéDAio.^El  invencionero  y  artífice  más  in- 
genioso queconoció  su  siglo.  Su  patria  Atenas. 
Inventó  la  sierra,  el  taladro,  la  barrena,  los  de- 
dales y  la  cola.  Halló  el  uso  de  las  velas  para 
navios;  labraba  estatuas  cuyas  cabezas  y  ojos 
imitaban  los  humanos  movimientos.  Deste- 
rróle su  patria  y  se  acogió  á  Minos.  Hizo  una 
vaca  de  madera  en  que  se  encerrase  Pasife  y 
cubrióla  con  la  piel  de  la  verdadera,  de  que 
andaba  en  celo  el  toro  de  quien  Pasife  se  ena- 
moró tan  bestialmente;  encerróle  á  él  v  á  su 
hijo,  el  rey,  en  el  laberinto,  artificio  de  sus 
manos;  pero  haciendo  cuatro  alas  de  cera  y 
plumas  para  entrambos,  salió  volando  de  su 
encierro,  remontóse  Icaro  y  cayó,  derretidas 
por  el  sol  sus  alas,  en  el  mar  que  hasta  hoy  se 
llama  de  su  nombre.  Voló  su  padre  basta  Cer- 
dena,  y  desde  ella  á  Ñapóles.  Labró  en  Cum- 
mas  un  templo  celebérrimo,  dedicado  á  Apolo, 
y  en  él  dicen  que  yacen  sus  cenizas.  De  Pasife 
no  hay  que  decir  de  nuevo  sino  lo  referido  de 
su  bestialidad  y  parto. 

Tesko.  —  Hijo  de  Egeo.  rey  de  Atenas;  su 
madre  era  hija  de  Piteo.  Perseguido  hasta  la 
muerte  de  su  madrastra  Medea,  sorteado  entre 
los  siete  destinados  al  Minotauro,  valióse  para 
salir  del  Laberinto,  muerto  el  monstruo,  de  un 
ovillo  de  cordel  que  le  dio  Ariadna,  enamorada 
de  sus  hazañas,  atándole  á  un  árbol  de  la  en' 
irada  y  guiándose  por  él  á  la  salida.  Venció  í 
las  amazonas;  mato  á  Creóme,  rey  de  A  tena:», 
cruelísimo  tirano;  luchó  y  derribó  en  Atenas 
un  robusto  toro;  mató  á  los  salteadores  de 
Grecia  y  á  los  piratas  de  sus  mares;  venció  á 
los  centauros;  fué  grande  amigo  de  Proteo  y 
de  Hércules;  bajó  al  infierno,  deseoso  de  robar 
á  Proserpina;  sacóle  de  allí  Hércules,  su  amigo; 
echáronle  de  Atenas  sus  vasallos,  y,  recibién- 
dole por  huésped  el  rey  Licomedes,  le  quilo  la 
vida. 

De  esto,  lo  más  he  aplicado  al  auto  presente 
moralizándolo  casi  todo,  como  constará  desús 
versos.  Por  que  haya  más  e.spacioque  las  már- 
genes del  auto  permiten,  para  advertir  lo  nece- 
sario en  él,  lo  iré  declarando  aquí  por  sus  sa- 
lidas. 

Salida  primara. — Por  la  plaza,  con  ejército 
marchando  y  instrumentos  bélicos,  sobre  un 
carro  triunfal,  el  rey  Minos,  entrecano,  con  k 


73a 


EL  LABERINTO  DE  CRETA 


iraje  que  se  pidió  al  alquilador  de  la  ropa.  Con 
música  festiva  por  el  tablado  ¿  recibirle  los 
cretenses,  y  con  ellos  Aríadna,  muy  bizarra. 
Apéase  el  rey,  sube  arriba,  siéntase  en  un  tro- 
no, á  su  lado  su  hija,  y  delante  de  él  Dédalo  y 
otros.  Sale  después  un  tudesco  y  dice  lo  que  el 
auto  señala;  tras  él,  sobre  un  camello,  acom- 
pañado de  negros,  el  rey  de  Etiopia,  empara- 
mentado el  bruto,  y  el  rey  con  el  traje  que  se 
alquiló  para  él. 

Segunda  salida, — Ya  está  advertido  el  modo 
de  el  gracioso  pastor,  y  en  esta  salida  no  hay 
que  añadir  más. 

Tercera  salida.—  Puédese,  si  quieren,  apa- 
recer, cuando  dicen  «tierra,  tierra»,  un  navio 
sobre  ei  teatro,  aue  dé  vuelta  por  lo  de  arriba, 
y  si  no,  decirlo  desde  el  vestuario.  V.\  traje  de 
Teseo  armado  y  bizarro,  y  la  cabellera  de  oro 
que  me  dijo  el  señor  Mayordomo  que  había 
alquilado, 

Cuaria  salida.— Ya  so  sabe  el  modo  con  (jue 
el  Mínoiauro  ha  de  salir:  de  la  cintura  arriba 


hombre,  con  un  casco  en  ta  oiben 

¿  la  del  loro,  y  dos  cuernos  por  iJo«*í 
fuego:  lo  demás,  de  toro,  de  marvef»; 
rezca  sube  la  mitad  del  cuerpo  v^iif« 
mitad,  como  ic  pintan. 

Ha  de  haber  un  árbol,  que  desptiAt 
para  la  comedia,  alrededor  á 
monstruo  tras  el  gracioso.  De 
notauro,  vencido  de  Tes     . 
salen  llamas.  Pueden,  si  z 
seo  y  los  suyos,  el  cti'  - 
nos,  Dédalo  y  los  de  - 

La  última  aparicnc 
cubriéndose  un  jarü 
con  sus  manteles  mu 
bre  ella  un  csliz  tan  t^] 

de  él  un  cordero  con  i- 
lo  pintan.  Asentado  á  su 
potencias,  ó  rayos  de  oro, 
sobre  las  armas  una   vcsLidu; 
todas  las  apariencias  y  mucha 
neo. 


^Tauto  famoso  ie  nolstka  senara  del  rosar  0     ^^H 

f  MADRINA  DEL  CIELO 

■                  DEL  MAESTRO  TIRSO  DE  MOLINA 

H                          PERSONAS  QUE  HABLAN   EN  él:  1  o 

^m                                    Cristo. 

hOKOTRU. 

^H                                     La  Viroin. 

Marcela. 

^m                                  Santo  Domingo. 

Chinakko. 

^1                                    Un  Anükl. 

Demonio. 

^1                                       DiuNrsio. 

H           Saitn  Dioaiiio  y  Dotoieo                                          el  premio  de  mi  esperanza.»                               | 

Y  lo  que  más  me  atormenta, 

Bio,  Este  es  ei  sitio  y  la  casa 

es  Que  espero  sin  remedio. 

V       do  asiste  el  candido  cuello 

según  he  echado  la  cuenta, 

■        que  el  cuerpo  y  alma  se  abrasa. 

que  no  se  podrá  hallar  medio 

■        Hizo  Dios  un  áni>cl  bello 

que  á  mi  voluntad  consienta. 
DoBOTEi).  Olvida  y  muda  de  intento. 

H        debajo  de  humana  masa; 

H        formó  una  excelsa  escultura 

Dionisio,  ¿^o  ves  que  se  ha  apoderado 

■        de  tan  divina  hermosura. 

del  alma  y  del  pensamiento, 

H        mostrando  su  gran  poder. 

que  hallándole  descuidado 

H        que  se  viene  á  conocer 

hizo  un  lirme  alojamiento? 

■        el  Criador  por  la  criatura.                     ' 

DoitOTKO.  Entra  y  gózala  por  fuerza. 

■        Hele  dicho  mi  recuesta 

Dionisio.  Cosa  por  fuerza  gozada 

H        publicando  mí  tormento 

¿que  gusto  tendrá?  Que  es  fuerza 

H        y  lo  que  su  amor  me  cuesta," 

que  quede  más  obstinada 

H        mas  es  dar  quejas  al  viento, 

y  no  ha  de  haber  quien  la  tuerza. 

■        que  es  recogida  y  honesta. 
H        Con  rostro  apacible  v  grave 

[kiROTEO.  Podrá  ser,  viendo  cocida 

la  ílur  del  vergel  vedado, 

H        me  dijo:  «Deso  se  deje, 

se  te  muestre  agradecida 

■        no  entregue  al  vicio  la  llave, 

y  que  te  ofrezca  de  grado 
el  remedio  de  su  vicia. 

H        porque  tiene  obras  de  hereje. 

H        aunque  se  muestra  suave: 

Dionisio.  Quiero  tomar  tu  consejo. 

H        apártese  deste  trato. 

que  muy  bien  me  ha  parecido. 

H        que  SI  le  viene  á  entender. 

que  el  amigo  es  claro  espejo. 

H        conocerá  que  es  ingrato 

y  por  ver  que  me  ha  ofrecido 
la  ocasión   o  que  deseo  (3). 

■        y  suele  caro  vender, 

■        aunque  le  ofrece  barato; 

Considera  lo  que  hablo 

■         y  pierda  la  confianza, 

por  estar  solos  los  dos; 

H         que  en  mi  no  ha  de  haber  mudanza. 

de  veras  el  caso  entablo: 

■        que  en  Dios  he  puesto  la  fe, 

entro  en  el  nombre  de  Dios.  íVa$t.) 

B         y  con  esto  alcanzaré 

Dobot«o.  ívntra  en  el  nombre  del  diablo. 

(i)        iDicrvienco  además  Vicios,  Vi*ru»a$  y  Músi 

COS. 

(2j       «Deseo»  no  cuniucna  coa  «espejo*  oi  «consejo*.  Tiaso  quizás  escribiría  «la  ocasión  buen  aparejo». 

iH 


LA  MADRINA  DEL  CIELO 


Va  á  forzar  una  doncella 

y  nombra  de  Dios  el  nombre 

que  forma  contra  él  querella: 

sm  duda  que  entiende  este  h<:imbrc 

que  ha  de  ayudalle  á  movelta. 

Aquesto,  si  bien  lo  notas, 

de  demonio  es  el  oficio, 

que  con  sus  obras  remotas 

entre  el  deleite  y  el  vicio 

deja  las  conciencias  rotas. 

Hacemos  mil  insolencias 

sin  tener  á  Dios  temor 

ni  escrúpulo  en  las  conciencias, 

y  pídele  á  Dios  favor: 

iquí;  hermosas  impertinencias! 

Si  habernos  dado  en  saltear 

y  entre  piratas  porfías 

surcado  habernos  el  mar, 

,jde  qué  sirve  hipocresías 

si  es  su  profesión  "robar? 

No  le  acabo  de  entender: 

unas  veces  es  afable, 

con  humilde  proceder, 

y  otras  no  ha  de  habci  quien  le  hable 

si  quiere  su  amigo  ser. 


Sntra  Üiooisio  y  Murccla  asida  de  su  capa 

Makcel.  Arrojadizo  Tarquino, 

dime:  ;qué  fruto  has  sacado 
de  un  efecto  tan  indigno, 

3ue  así  has  un  pecho  violado 
edicado  al  Uno  y  Trino? 
jPor  qué  con  tanta  fiereza 
cometiste  tal  delito? 
Caos  de  abatida  bajeza, 
iquc  un  gusano  tamañito 
se  atreva  á  la  Suma  Alteza! 
Qué,  ¿no  temes  la  sentencia 
ni  del  castigo  el  rigor? 
Pero  sé  por  experiencia 
que  le  has  perdido  el  temor 
por  ser  la  Suma  Clemencia. 
Mas,  pues  que  ya  ha  sucedido, 
muestre  ese  pecho  piadoso 
lo  mucho  que  me  ha  querido; 
dame  la  mano  de  esposo, 
con  lágrimas  te  lo  pido. 

Doroteo.  ¡No  le  faltaba  otra  cosa 
sino  meterse  en  el  brete 
de  dama  bella  y  hermosa! 
Muy  bren  medrara  el  probete 
y  además  sí  es  melindrosa. 

DiONiMo.  vJaalquier  cosa  hasta  gozalla 
se  tiene  en  veneración 
hasta  poder  alcanzaila; 
mas,  llegada  la  ocasión, 
el  mejor  pago  es  dejalla. 
1,0  que  te  tuve  de  amor 
volvió  en  aborrecimiento; 
llegó  H  su  punto  el  rigor, 
y  en  I  re  el  deseo  y  contento 
puso  ley  el  desamor- 
Procura  satisfacerte, 
que  jamás  Icmi  la  muerte; 
quéjate  al  ciclo  de  mi. 


que  no  alcanzarla  el  sí 
ni  pienso  de  jamii^  vi  n. 
DoHOTEo.  I  las  habí  ido  i  ir 
y  lu  gustii  has  »' 
no  tornea  cosa  de  ast 
si  su  persona  has  ^ot 
dé  agora  quejas  al  vi 
(Vóntf  /<•»»  4»!  y  < 

A4akc&i..  ¡Asi  le  i  ucl! 

Dejo  1.1  1  i  Aqtltl 

que  es 
mas  ti'  I 

y  hallara:»  ^icm-i 
i 
Divino  Bt'-í'""'"-  *'• 
de  aquesta 
porque  que  : 
metida  entre 
Muévaos;! 
V  ver  rompido  el  viri^incoj 
"de  que  hice  voto  de  llevar 
librándome  del  reino  del  «j 

A  vos.  Sacro  Señor,  veoganzaotí 
no  pase  sin  castigo  tan  mal  hecbc 
y  un  delito  tan  feo  y  tao  inonDC^, 
Aunque  si  de  otra  cosa  soisj~^ 
|bCmueveác!emenciavuc5tro| 
con  vuestra  voluntad  seré  eos 

Corren  una  cortina  y  a/t^rttc 
di    ReJmcítim. 

Jesús.  Marcela:  tu  sentimiento 
es  muy  justo  que  le  tcoj 
y  que  justu"  ~nt 

á  tan  grand 
que,  si  el  p<.  u 

de  su  mald.. 
y  aunque  \ ' 
nu  pierdas  i  .^a. 

)  el  tomar  ú. -  'é***' 

Sobre  mis  hombros  lo 
(CorrtH  la  cortina  y  cátt 

MxRCKL.  ¿Tan  presto  oa.  vais. 

No  escondáis  el  mpUod 

auc  al  alma  enriquece 
i  vino  afecto  de  amor 
y  obra  de  Ksplriiu  Sanie 
aguardad.  Verbo  humai 
y  de  aquesta  corderilla 
recibí  el  pecho  humilli 
alta  ñor  de  maravilla 

?ue  dio  la  muerte  «1  peca^. 
usto  Juez  os  m     ■ 
pues  la  carga  de 
á  vuestra  cuenta  •.<•■ 
que  tomuda  á  vuestl 
cuerpo  '    1  a-i  a .  nos 
Mirad 
que  el  d, 
SI  no  lo  CUr; 
os  tengo  de 
aunque  os 
Mas  vucsti.< 

que  en  los  iiial<.^s  ^c  repi 
pero  adv^rtíréi-!:  qtje  hay] 
que  nir  ¡  r< 

SI  no  y-        e. 


^^^^P                                        LA  MADRINA  DEL  CIELO                                                   735            ^| 

y  saltn  Santo  Domingo  y  un  donado  llamado 

padre,  que  se  aficionara,                           ^H 

r.hioarro. 

que  fui  en  poco  tiempo  rico.  ^^^H 
Prestábales  sobre  prendas,                ^^^^ñ 

INGO.  Dígame:  ^por  qué  ocasión. 

dándome  de  prometido.                     ^^^^| 

dejando  el  siglo,  se  vino 

si  daba  diez,  doce  y  medio.                ^^^H 

á  entrar  en  la  Religión? 

y  si  veinte,  veinte  y  cinco.                 ^^^^M 

lAHR.  ¡Por  el  Señor  Uno  y  Trino 

Andaba  la  chirinola                           ^^^^M 

que  me  causa  j^ran  pasión! 

hasta  que  ventura  quiso                    ^^^^H 

¿No  basta  que  entre  eslas  breñas. 

que  el  bodegón  se  alborota                 ^^^H 

ipesia  á  quien  aquí  me  truio! 

porque  de  corto  de  cmco,                         ^H 

cuento  mi  mal  á  las  peñas? 

sobre  disputas  de  honor.                         ^H 

¿No  fuera  fraile  cariujo 

como  siempre  honrado  he  sido,               ^H 

porque  me  hablara  por  señas? 

corté  á  una  mujer  la  cara,                        ^H 

INGO,  ¡Jesús,  hermano!  ¿que  es  esto? 

dando  muerte  á  su  marido.                      ^H 

Considere  que  ha  pecado. 

Maté  un  hidalgo  en  la  plaza                   ^H 

¿Cómo  está  tan  descompuesto? 

por  un  no  se  qué  me  hizo                       ^H 

lAf»B.  iPor  Cristo  crucificado 

á  la  una  de  mis  damas;                            ^H 

que  estoy  por  echar  el  restol 

déle  Dios  el  Paraíso.                                ^H 

INGO.  Hermano,  nada  no  cuente; 

Ausénteme  de  la  tierra,                            ^H 

esa  es  la  Orden  que  profesa. 

y  topando  en  el  camino                           ^^M 

lARB.  ¡Por  Jesús  omnipotente, 

un  fraile,  le  até  á  una  encina,            ^^^^ñ 

que  porque  sé  que  le  pesa 

desnudándole  el  vestido.                    |^^^H 

lo  he  de  contar  cabalmcnle! 

Domingo.  Calle  y  por  él  le  suceda,  ( i )              ^^^H 

En  la  ciudad  de  Sapunto 

pues  cometió  lal  delito                     ^^^H 

naci,  padre  fray  Domingo, 

sin  tener  temor  á  Dios,                     ^^^H 

que  cuando  al  11  no  naciera 

que  osó  tocar  á  sus  Cristos,             ^^^^M 

nada  se  hubiera  perdido. 

Chinarr.  ¡Vive  Dios!  Domingo  Padre,             ^^^^| 

No  digo  de  nobles  padres. 

pues  hasta  este  punto  ha  oido,           ^^^H 

porque  no  sé  quién  me  hizo, 

que  ha  de  acabar  de  oír  la  causa             ^H 

según  que  mi  madre  era 

que  á  su  casa  me  ha  t  raido.  ^^^H 
El  fraile  me  dejo  alado,                     ^^^H 

afable  con  sus  amigos. 

Bueno  es  ser  el  hombre  afable. 

no  supe  lo  que  se  hizo;                     ^^^M 

pero  la  mujer,  no  digo. 

Dios  le  perdone  ^i  es  muerto,                 ^^M 

que  ha  de  ser  como  carrasca 

y  Á  mi  no  punga  en  olvido.               ^^^^M 

V  amorosa  á  su  marido. 

No  hube  dado  muchos  pasos           ^^^H 

En  fin:  alli  fui  criado 

cuando  topé  un  peregrino                 ^^^H 

hasta  tener  veinte  y  cinco 

V,  por  mi  gusto  no  más,                         ^^M 

años,  haciendo  insolencias, 

fe  maté  en  un  ventorrillo.                  ^^^^ñ 

no  de  las  que  hacen  los  niños. 

El  ventero,  que  era  honrado,            ^^^^| 

Tuve  siempre  ires  mujeres 

de  por  medio  se  ha  metido.               ^^^^| 

repartidas  en  tres  sitios. 

con  tajadas  y  colainas                      ^^^^| 

las  cuales  rendían  primicias 

á  los  dos  nos  hizo  amigos.                 ^^^H 

sin  ser  el  fruto  caioo. 

Domingo.  ¿No  dice  que  le  mató?                       ^^^^| 

Tres  germánicos,  muchachos 

Chinarr.  ¿No  ve  que  la  hambre  digo?             ^^^^| 

de  los  que  en  el  laberinto 

Domingo.  Asi  seria  á  los  otros,                          ^^^H 

metían  las  dos  colainas. 

Chinarr.  £s  verdad,  Dios  me  es  testigo.          ^^^H 

se  recogían  en  mi  nido. 

A  las  Navas  deTolosa                      ^^^H 

{^Hast  de  estar  santiguando  Stolo  D<i- 

con  don  Alonso  he  partido,              ^^^^| 

miogo.) 

noveno  rey  de  Casli  la,                      ^^^H 

Tenia  tabla  de  juego. 

que  era  mi  intimo  amigo,                        ^^M 

donde  el  menor  ejercicio 

contra  Miramamolin,                              ^^M 

era  echar  votos  por  vidas. 

que  contra  España  ha  traído                   ^H 

reniegos  de  cinco  en  cinco. 

de  moros  seis  mil  millones.                     ^H 

Jugábanse  los  dineros, 

y  después  de  haber  perdido. 

Domingo.  Mire,  padre,  lo  que  ha  dicho,                ^^ñ 

Chinarr.  Cuatro  eran  más  ó  menos,                ^^^H 

las  prendas  suplían  las  fallas. 

y  es  la  verdad  lo  que  digo.                ^^^H 

quedándose  en  cueros  vivos; 

Echándome  en  oración                     ^^^H 

las  joyas  de  las  mujeres. 

al  Altísimo  he  pedido                              ^^M 

las  arracadas  y  anillos. 

nos  otorgue  la  victoria,                            ^^M 

cadena,  ajorca,  manillas 

el  cual  al  punto  lo  hizo.                        ^H 

y  los  diamantes  más  ñnos. 

Recogidos  los  despojos,                      ^^^^ñ 

faldellines,  sayas,  ropas. 

los  he  al  punto  repartido                  ^^^H 

locas,  jubones,  corpinos. 

al  rey  de  Aragón  don  Jaime              ^^^H 

quedando  de  Adán  y  Eva 

y  al  de  Navarra  don  Iñigo;               ^^^H 

hechos  retratos  al  vivo. 

^^^^H 

Sacábales  el  barato. 

^^^^B 

que,  si  lo  viera,  le  digo, 

(i)    Quuát  en  rtt  de  «suceda» debí  leerse  «raegue».      ^^M 

^^^^^^^^^B. 

^^                         ^^^^^^^^^^^^^^yi^^^^^H 

LA  MADRINA  DKL  CÍELO 


y  aunque  aicen  que  la  cruz 
fue  causa  de  haber  vencido, 
sólo  el  valot  de  Chinarro 
del  caso  U  caui>a  ha  Mdo. 
JoMtNGO.  iViósc  mayor  dispárale! 

Puci  es  claro  que  se  ha  visto 
bajar  del  ciclo  la  cruz. 
CiuNA»!).  Fuó  porque  yo  lo  he  pedido, 
y  pesándome  de  haber 
oícndidu  al  L'no  y  Trino, 
me  vine  á  la  Kcligiún 
poniendo  en  olvido  al  siglo. 


Salen  Utonitio  y  Doroteo. 

>iomsio.   Adoraba  su  belleza, 

V  después  que  la  he  gozado 
da  entrado  en  mi  lal^  tibieza 
que  aun  el  caso  imaginado 
me  causa  mucha  tristeza. 
DupoTEM-  léchala  del  pensamiento 
y  cesará  su  memoria, 
y  asi  vivirás  contento, 
que  si  promete  amor  gloria, 
suele  á  veces  dar  lormentu. 
Mas  dejando  eso,  ^no  ves 
dos  religiosos  venir.'' 
DtONisto.  ¿S\  traen  algún  intcrésP 
DohOTF.0.  La  verdad  me  han  de  decir 

atados  manos  y  pies. 
DüMiNiiO.  ¡íeo  gratias. 
DonoTFo.  Enhorabtíena, 

(fquién  dice  que  se  las  quite 
á  quien  las  gracias  condena.-* 
Chinapp.  Msí  las  gracias  admite? 
DoROTKo.  ¿Qué  quiere  el  ánima  en  pena? 
CiiiNARi».  ¿^ué  modo  de  responder 

es  éste?  ¿Han  perdido  el  seso? 
Domingo.  Muy  bien  lo  pueden  hacer; 

;qui¿n  le  mete,  hermano,  en  eso? 
CiiiNAH».  S  u,  que  me  quiero  meter. 
Doroteo.  Yo  también  meterme  quiero 
en  que  se  quite  el  vestido 
junto  con  su  compañero, 
y  si  uae  algo  escondida 
de  preseas  ú  dinero, 
•  luitenseel  vestido  luego, 
si  no  quieren  que  me  enoje 
y  eche  de  los  ojos  luego. 

{Oa  i  Chinarro  un  ttpatdnra^u.) 

Chinarp.  iQwé  dice? 

DoRoTto.  Que  se  despoje. 

Chinarr.  De  veras  va  aqueste  juego: 

¡hasc  visto  tal  maldad! 

Padre:  ¿aquesto  ha  de  sufrir? 
DouiNGii.  Macellocon  humildad  (i). 
Cminarr.  No  lo  c^uiero  consentir 

por  la  Santa  Trinidad. 
^'Domingo.  Sín  replicar  se  desnude, 

hermano^  v  guarde  obediencia. 
CiMNARR.  Su  {'aternfdad  no  dude. 


{i>   «Conioaidad*  dl«e  el  orÍKinal. 


DOMlNc.o.  Chinarro:  tenga  pa^icru 

Y  hágalo  sin  que  se  modc 

■  "i  narro  y  ÜMitol 
\*  pone  ti  r'Ht 

Kstá  tan  roto  y  des' 
señores,  nuestro  ca- 
que de  su  valor  sospecho 
que  antes  les  podrá  hacer  mal_ 
I uc  RCnero  de  provecho.       ~ 
.TMiiguiera  á  Oíos  que  el  »l 
lucra  de  tal  gravedad 
que  mitigara  el  rigor 
de  su  gran  necesidad? 
Miren  si  Its  tengu  amor, 
porque  dejando  aburrida 
la  causa  que  tan  sin  rienda 
les  trae  el  alma  perdida, 
con  el  aumento  de  haciend 
habría  enmienda  la  vida. 

DinNisio.  Padre:  vuélvase  á  vestir. 

Doroteo.  ,¡Q\ii  quieres.* 

Dionisio.  Dejarle  ir: 

¿soy  yo  empedernida  roca? 
Lste  'de  parte  me  toca, 
y  con  él  se  ha  de  partir, 

fTáiHMU 
sólo  e&le  losarlo  ouiero 
que  me  ha  pa  ^n. 

DoMiM.o.  De  aquesa  ra/:  ' 

que  os  ha  de  suceiler  bien 
en  el  tiempo  venidero. 
Chinarr.  Tengan  descanso  y  «alad 
y  déles  el  alto  Dios 
mucho  Sosiego  y  quieltld. 
DoROTKo.  Hermano,  no  hablan  coo 
Chinarr.  ¿Por  qué  no  ha  de  usar  vi 
llsala  su  compañero, 
siendo  también  salteador: 
¿es  por  dicha  él  más  gf 
ni  tiene  menos  valor 
sicndtj  hidalgo  y  cabal  Icf 
Doroteo.  Desnúdese.  ¿A  mi  chancit 
Acabe  el  capÍBorr¿n. 
Tengo  poca  <Vv,iriún 
y  las  entran. í 
CiiiNAKR.  lAy.  qué  ha  j  >  ^ 

DoMi.N(30.  Hermano:  tenga  p 
CniNA«H.  ¿Como  no  me  acit 
DoMiN«iO.  ¿Cómo  no  guarda  o 
Chinarr.  No  puedo  guardarla 
¿Cómo  no  les  ha  ina_ 
á  éstos  tener  o^edicnc 
Domingo.  iTa  ese  caso 

que  para  la  ■^fíd» 

está  aqueste 
Chinapr.  Ahora  bien; 
y  pues  que  . 
ante  Dios  Ir 

Domingo.  Ruegue  á  Dios  qoc  le 
y  le  será  agradecido. 
( VafiMt  Saoio  Oor 

DoRüiBO.  ¿Ya  d«-   ri,..„,..,.>.  «.|f! 
V  de  Tí) 

•  Dionisio,  No  da^  —     .-, =1 

que  aqucMo«  que  lú  deipti 


^                                           LA  MADRINA 

DEL  CreLO                                                       ^^^^^^B 

^ueen  ü.ir  ei  ^jinpu  tranco: 

la  i^mp^ra                                              ^^^^^ñ 

que  todas  las  calidade» 

no  la  halle  el  CN                                 ^^^^| 

no  son  más,  Doroteo, 

Entra  con  mucN>i.i>  uc  «mor           ^^^^H 

que  licnen  las  votunt«d«s 

y  siembra  entre  ella  cizaña;              ^^^H 

diferentes  el  deseo 

que  anda  el  lobo  en  la  campaña,     ^^^H 

j  distintas  propiedades. 

huye  y  teme  su  rigof.                            ^H 

Tú  tienes  riguridad. 

De-momo.  Va  vuelven  á  dar  aviso.                     ^^^H 

JO  tengo  alguna  clemencia; 

jCon  música  los  regalas?  ^^^H 
Lucifer,  no  estás  remiso;                  ^^^^| 

tú  aborreces  la  bondad, 

yo  tengo  por  excelencia 

el  veneno  de  tus  balas                      ^^^^f 

tener  el  don  de  piedad. 

los  arroja  en  un  proviso.                 ^^^^| 

Bien  puede  ser  pecador 

Dádoles  he  grande  sueño                       ^^M 

el  hombre,  porque  le  inctin* 

con  un  sabroso  manjar                      ^^^^ñ 

de  Adán  el  primer  error; 

de  un  morillero  beleño;                   ^^^^| 

mas  á  la  esencia  divina 

quiero  ver        recordar                     ^^^^| 

no  ha  de  perder  el  temor. 

si  al  infierno  ios  despeño.                 ^^^^| 

No  tienes  que  estar  cansando. 

Dcsta  vez  perecerán,                        ^^^^| 

que  hacer  á  Dios  resistencia 

si  el  crelo  no  me  lo  estorba,             ^^^^| 

es  quebrantar  su  real  bando 

que  entre  sus  vicios  están                 ^^^^| 

y  debe  pedir  clemencia 

el  hombre,  aunque  esté  pecando; 

y  he  de  hacer  que  se  los  sorba          ^^^H 

un  mar  de  pez  y  alquitrán.                    ^^M 

y  dejemos  de  alegar. 

Heles  mostrado  un  tesoro                 ^^^^M 

pues  el  prado  nos  ofrece 

en  este  profundo  sueño                    ^^^H 

sitio  para  descansar. 

Je  preciadas  piedras  de  oro               ^^^^| 

lOTEO.  El  sueno  v  cansancio  crece 

para  robárselo  al  dueño                     ^^^^| 

y  te  quiero  contentar. 

vayan  ú  eterno  lloro.                      ^^^^| 

jAh,  compañeros!  venid.                   ^^^^| 

Rtcutstamt  á  áormtr,  y  sait  el  L^cmonio. 

(Lfi'antándoít  tos  dnt          ^^^^M 

Doroteo.  Vamos,  que  el  tesoro  es  bueno.       ^^^H 

IONIO.  Dormid,  que  yo  he  de  velar 

Demonio.  Y  entre  los  dos  lo  partid,                 ^^^H 

hasta  licuaros  al  punto 

si  no  se  os  vuelve  veneno                 ^^^H 

en  que  tenéis  de  acabar. 

con  este  famoso  arJid.                      ^^^^H 

aunque  del  ciclo  barrunto 

^^^^H 

que  me  lo  quiere  estorbar. 

^^^^H 

Mas,  venga  lo  que  viniere. 

^^H 

yo  he  de  hacer  mi  diligencia 
por  si  acaso  sucediere. 

Vam»  y  súU  Chintrro  en  fubón  y  cantón  como      ^H 

^utdó  cuando  te  quitaron  t(  HÁUto,  y  eap*  y  itpaáa      ^H 

si  no,  haga  su  Providencia 

y  somí>r*ro.                                                                               ^^| 

lo  que  mejor  le  estuviere. 

^^H 

Tengo  un  odio  desiuual 
al  hombre  y  cruel  desdén 

Chinakh.  Pues  ^conmigo,  fanfarrón?                    ^H 

Si  ¿  Chinarro  conocieras,                       ^H 

sin  causa  para  hacer  lat, 

salteadorcillo  lebrón,                               ^^| 

y  por  quererle  Dios  bien. 

yo  sé  que  no  te  atrevieras                       ^^| 

por  eso  le  quiero  mal; 

(emiendo  tu  perdición.                             ^H 

y  aunque  su  poder  me  asombre, 

^■A  mi  el  hábito?  ¡Ah!  ¡paciencia!           ^H 

siempre  aborrezco  su  nombre 

que  un  tiempo  solía  temblar                   ^H 

y  quiero  mal  á  los  dos, 

un  rayo  ante  mi  presencia.                     ^H 

y  pues  no  me  vengo  en  Dios, 

iQué  cosa  es  un  huriibre  c&t«r                ^H 

he  de  vengarme  en  su  nombre. 

iiujeto  á  humilde  obediencial                  ^H 

Con  la  pasión  üuc  llevaba  ^H 
viéndome  que  iba  desnudo                     ^^| 

{Canta  una  vot  dentro  esta  letra) 

el  corazón  me  temblaba;                        ^H 

(Música.) 

que  habla  con  cólera  un  mudo             ^H 

Vela,  vela,  pecador, 

si  la  paciencia  se  acaba.                          ^H 

mira  que  el  mundo  te  engaña. 

V  que  el  otro  muy  cortés  ^H 
al  padre  se  le  ha  dejado                          ^H 

que  anda  el  tobo  en  la  campaña, 

huye  y  teme  su  rigor. 

con  muy  pecjueño  interés;               ^^^H 

IONIO.  No' en  balde  yo  me  temía 

sólo  el  rosal  10  ha  tomado,              ^^^H 

aue  había  de  haber  favor; 
a  pesar  de  quien  le  envía. 

que  el  padre  le  diera  trc».                  ^^^H 

De  aquí  no  pienso  partirme              ^^^H 

contra  Dios  y  su  valor 

sin  vengarme  con  los  dos;                 ^^^^^ 

ha  de  creer  mi  porfía. 

bien  sé  que  puedo  medirme;            ^^^^| 

no  iré  de  aquí,  ¡vive  Dio&l                 ^^^^H 

(Miifica.) 

que  no  tengo  que  vestirme.  ^^^^| 
Como  desnudo  he  partido               ^^^H 

sicos.  {Cantan.)  Mira  que  Wc^íí  i  la  puerta 

y  al  monasterio  he  llegado,             ^^^H 

y  con  deleites  convida; 

en  ira  y  rabia  encendido,                       ^^| 

^püCDIAS  DE  TIRSO  Df.  MOLINA.— TOMO  U. 

^1 

I.A  MADRINA 


espada  y  capa  lie  lopajo 
de  que  vengo  apercebido. 

malla  el  Itábila.) 

Mas  el  hábito  he  enconirado: 
pero  por  Santo  Tomás 
que  ae  tiiiedo  lo  ha  dejado; 
mas  no  daré  paso  atrás 
sin  que  esté  desagraviado. 

[Sutná  dintro  la  musiC'-i  y  im/jn  > 

(MUsica.) 

Vuélvete  á  tu  monasterio 
y  á  Dios  la  venganza  deja, 
'qu«  sabe  premiar  al  bueno 
V  castigar  al  que  yerra. 
Vuélvete,  y  guarda  lo»  votos 
de  religión  y  obediencia, 
que  á  Cristo  le  desnudaron 
con  más  oprobios  y  afrenias». 
Si  quieres  ganar  el  cíelo, 
imítale  en  la  paciencia, 
pues  te  acogiste  al  sagrado 
de  su  piedad  y  clemencia, 
aborrece  á  los  soberbios 
y  á  los  humildes  los  premia; 
i  los  justos  quiere  y  ama 
y  al  más  pecador  espera. 
Vuelve  los  ojos  y  mira 
entre  justicia  y  clemencia 
'  de  un  pecador  obstmado 
la  rigurosa  sentencia. 

Corren  la  cortina  y  aparee»  una  cima  con  una  pin- 
tura como  boca  dt  infierno,  y  Dionisio  v  Itoroiea  fue 
lo*  ^uitrttl  Demonio  Ion  ^ar  Jentro,  v  Samo  DümiD- 
!0.  fu*  tiene  ecHixdo  un  rosario  al  cuello  ne  Oiunisio  y 
.<  tttne,  y  Crisio  con  miiiI  espada  dtínuda  en  la  mano 
y  la  Virgen  al  otro  ladu, 

OiMONio.  Digo  que  ha  más  de  diez  años 
que  han  andado  en  compañía 
haciendo  males  y  engaños, 
sin  que  se  pasase  un  día 
que  no  hiciesen  graves  daños; 
forzando  viudas,  casadas 
y  estrupando  las  doncellas 
recogidas  y  guardadas, 
y  en  vez  de  satisíacellas, 
era  dejallas  robadas: 
quitando  á  los  pasajeros 
de  cualquier  manera  tí  suene, 
las  haciendas  y  dineros, 
dándoles  la  cruel  muerte 
como  unos  leones  fieros. 
Nunca  hicieron  obra  buena 
que  les  fuese  meritoria, 
y  asi,  la  ley  les  condena 
i  ser  privados  de  gloiia, 

Padeciendo  eterna  pena, 
amas  vieron  celebrar 
ct  misten»  de  la  Misa 
que  les  pudiera  salvar; 
todo  era  contenió  y  risa, 
sin  acordarse  de  orar. 
DoMiNoo.  Espíritu  condenado, 

como  siempre,  la  maldad 
es  adorno  de  tu  estrado, 
traes  cubierta  la  verdad 


ft 


con  háh"'  iicíroT^rt,. 
Señor   '■  >] 

siéndoo  .  ^ r,---->«^ 

en  los  vicios  engolfado; 
mas  teníalo  por  trato, 
siendo  i  picaad  inclinado. 
Si  alguna  cosa  quitaba, 
también  con  ellos  partía 
de  aquello  que  le  tocxba, 
y  una  mala  compañía 
hace  la  virtud  esclava. 
Rezaba  con  devoción 
el  sacrosanto  rosario, 
llamaba  la  intercesión 
del  sagrado  relicario 
do  obrasteis  la  Encarnación. 
Bien  sabéis  la  caridsd. 
Señor,  que  conmigo  usó 
con  tan  profunda  humildad, 
y  por  suplicarlo  yo, 
Señor,  tened  dé!  piedad. 

ViROEN.     Hijo  mío.  haced  su  ruego, 
pues  que  Domingo  lo  pide, 
no  vaya  af  eterno  fuego, 
que  á  vuestro  gusto  se  mide; 
dadle,  buen  Jesús,  sosím^o. 
En  especial  que  ha  tenido 
en  mucha  veneración 
el  rosario  esclarecido, 
otorgúesele  perdón, 
que  como  madre  os  lo  pido. 

Cristo.     Pues  de  mi  mucha  clomeoci«| 
los  dos  le  habéis  amparado, 
doy  por  muy  justA  sentencia 
que  aqueste  sea  condenado. 
(>»r 

Y  aqueste  á  hacer  penitencia. 

^  (vi  o.r 

Y  miro  que  aqueste  ha  sido 
del  rosario  muy  devoto 

y  en  sus  cosas  comedido, 
v  aqueste  un  hombre  remóte 
gtan  pecador  y  atrevido. 
DoxoTEo.  Virgen:  ¿no  hay  mtercesióa* 
VtRüBM.     Cuando  tuviste  lu^ar 
no  gozaste  la  ocasión, 
por  donde  vas  á  penar 
al  reino  de  confusión. 
Continuo  hps  vivido  mal, 
tu  vida  siempre  empeora, 
y  llegado  á  punto  tal, 
en  lugar  de  intercesora 
es  mi  oficio  ser  liscal. 

{Corrtn  leí  cortima  y  cafrctt] 

Chi-narr.  ¿Eso  pasa?  Tira  afuera. 
Al  monasterio  me  vuelvo 
y  en  aoucsio  me  resuelvo, 
que  es  la  Virgen  medianera; 
mas  si  acabáis  la  carrera 
en  vicios  y  haciendo  mal 
dice  que  ha  de  ser  fiscal.' 
Más  rale  hacer  penítcnc' 
por  que  alcance  la  clemendl 
del  Redentor  celestial. 

<5a(r  S«nl«  I 

Mas  á  Domingo  el  prelado 
▼eo  que  acá  se  avecina; 


LA  MADRINA  bEL  CIELO 


739 


IINGO 


KAHR, 
UNCO. 

NARK. 
IINGO 

IINAO 


fiAHR. 
IINGO. 
MAKR. 

UNCO 


(AKR. 

}MINOO. 
JINAOR. 
>M|SGO> 
INAHR. 


IINGO. 
ilNARD. 

IINARR. 

í 

fMíNGO. 

IIN/VRR. 
miNGO. 

IINARR. 
lUINGO. 
IINARR. 
tMINGÚ. 
lARR. 


SÍ  esis  vez  no  biv  didphna 

So  quedo  muy  bien  Ivbrado. 
laré  del  disimulado; 
bien  es  que  el  rostro  arrelidie 
para  ver  si  me  conocí. 
y  si  viniere  turbión, 
callar  es  obligación 
para  que  del  ciclo  goce. 

•  ¿Que  en  la  casa  no  pareced 
Quien  de  la  casa  se  ausenta 
cualquier  castigo  merece. 
De  que  dé  lan  mala  cuenta 
el  corazón  se  entristece. 
¡Traerse  cap«  y  espada! 
dado  me  ha  que  sospechar, 
que  venir  con  mano  armada 
fué  pretenderse  vendar, 
y  su  intento  no  me  adrada; 
que  no  advertí  en  preguntar 
por  las  señas  de  la  capa 
cuando  le  salí  á  buscar. 
Un  hombre  está  alli  y  se  tapa; 
allá  me  quiero  llegar. 
lAh,  buen  hombre! 

Dios  es  bueno. 
También  lo  podéis  vos  ser, 
aunque  El  de  bondad  es  lleno. 
¿Qué  quiere.^ 

QuerHa  saber... 
Por  saber  yo  muero  y  peno. 
.  Saber  es  cosa  muy  alta, 
si  se  viene  á  merecer 
y  con  \irtudes  se  esmalia. 
Sólo  quisiera  saber... 
¿El  quéi* 

Remediar  mi  falta. 
Ese  es  el  saber  perfeto, 
y  el  hombre  que  lo  ha  alcanzado 
jamás  se  ha  visto  en  aprieto. 
Gran  lieiT>po  le  he  procurado 
y  me  ha  perdido  el  respeto. 
Dejemos  esa  quimera. 
Pues  ¿por  quién  me  prcguniaba.'' 
Por  un  hombre. 

Ya  sé  qUién  era, 
que  aquese  hombre  aquí  estaba 
un  poco  antes  que  se  fuera. 
Eso  será  lo  más  cierto; 
mas  diga:  ¿cómo  hablar  osa 
haciendo  tal  desconcierto? 
¿Que  me  conoció.'  ¡Hay  tal  cosal 
No  me  conociera  un  muerto. 
¡Que  me  ha  de  dar  ocasión 
de  que  le  venga  á  buscar! 
Mí  padre:  con  la  pasión 
no  le  pude  respetar; 
le  juro  á  mi  salvación. 
¿Qué  ha  jurado?  Bese  el  suelo. 
¿No  basta  besar  su  mano? 
Mire  que  ha  enojado  el  ciclo; 
haga  lo  que  digo,  hermano. 
Dñ  enojarle  me  recelo. 
¿Cómo  el  hábito  ha  hallado? 
Cuando  vine  le  hallé  aqui. 
¡Ya  acabó  el  desventurado! 
Es  verdad,  que  vo  le  vi 


cómo  a!  infierno  ha  bajado. 

Ü0MIN150.  Dii;ame:  ¿cómo  lo  ha  visto? 

OhiVAfR.  Porque  pasó  en  mi  presencia 
cuando  el  Juez  Jesu  Cristo 
dio  contra  él  la  sentencia 
por  ser  un  hombre  malquisto. 
También  le  vide  allá  estd 
y  con  pecho  sublimado 
por  Dionisio  suplicar. 

DoMtNGo.  Pues  Dios  se  lo  ha  revelado, 
bien  le  debe  de  estimar. 
Vamonos  al  monasterio 
y  considere  que  ha  errado, 
aunque  ha  visto  ese  misterio, 
\  debe  ser  castigado 
por  tan  grave  vituperio. 

Chinara.  Primero  que  haga  mudanza 
me  ha  de  dar  su  bendición, 
pues  lanía  virtud  alcan/a, 
y  me  ha  de  otorgar  perdón 
debajo  de  conlian^a. 
Hágalo,  por  vida  mía, 
y  me  prometo  enmendar, 
pues  que  su  virtud  me  guia, 
si  no  lo  he  de  publicar 
c^ue  habla  con  Dios  y  María. 

DominijO.  Calle,  que  yo  le  perdono. 

CHtNAait.  t.4p.)  Bueno  es  ponelle  temor, 

aunque  era  hablar  en  su  abooo. 
Con  esta  merced,  señor, 
verá  cómo  lo  pregono. 

Domingo.  ¿Qué  dice? 

Chinarr.  Que  no  hablaré, 

padre,  más  que  un  dromi.-dario. 

Domingo.  Tenga  con  la  Virgen  le. 
rece  su  santo  rosario. 

Chinarr.  Padre  mío,  yo  lo  haré. 


V'anir  y  salt  Dionitiu  con  un  taco  dt  pinitencia. 

Dionisio.  Ya  vistes  á  vuestros  ojos, 
sin  ser  quimeras  ni  antojos, 
alma,  cómo  os  libertó 
Aquel  que  en  la  cruz  dejó 
tan  soberanos  despojos. 
Ya  visteis  con  la  humildad 

3ue  el  Sagrario  milagroso 
e  la  Santa  Trinidad 
pedia  al  Hijo  glorioso, 
alma,  tuviese  piedad. 
Ya  vistes  el  gran  caudal 
que  puso  aquel  templo  santo 
por  libertarnos  de  mal, 
y  cómo  alcanzaron  tanto 
las  rosas  de  su  rosal. 
Ya  visteis  al  religioso 
que  quisimos  desnudar, 
con  qué  pecho  lan  piadoso 
nos  pretendía  alcanzar 
de  Dios  eterno  reposo. 
Ya  visteis  cómo  lanzado 
fué  al  profundo  del  infierno 
aquel  que  os  ha  acompañado, 
y  cómo  del  fuego  eterno 
el  rosario  os  h»  librada. 
Ya  sabéis  que  la  sentencia 


^M  740 

^^^^P              LA                                   CIELO                   ^^^^B^^^^^^l 

^H 

dio  el  soberano  Señor 

con  apacibles  á-                 ^^^H 

^^^^^^ 

en  favor  por  su  clemencia, 

y  delicadas  com..-..            ^^^B 

^^^^^ft 

y  que  os  mandó  con  amor 

Dionisio. 

iQué  deleiten  t«n  suaves          ^H 

^^^^^B 

que  hiciéscdcs  penitencia. 

tuve  gozando  el  amor              ^H 

^^^^^^B 

No  hay  aflora  amedrentaros 

de  muchas  muieres  grave&t     ^H 

^^^^^H 

sino  en  este  más  contenta 

Más  ¿cómo,  alma,  sin  temor  ^H 

^^^^^1 

con  esfuerzo  abalanzaros. 

qnieres  entregar  las  IJavesf  ^H 
Resiste  con  fortaleza.               ^H 

^^^^^K, 

que  pasada  la  tormenta 

Mts.  i.« 

^^^H' 

sé  que  lencis  dt  alegraros." 

porque  si  quedas  desnudo  ^H 
del  don  de  la  fortaleza              ^H 

^^^^^b 

¿Queréis  desierto  de  K^^ipto?" 
Podréis  imitar  á  un  Pablo 

^^^^^H 

serás  vencido  en  la  lucha.        ^H 

^^^^^1 

que  entró  allí  desde  chiquilu, 

Dionisio 

Si  rindo  la  voluntad                ^^M 

^^^^^H 

ú  Antonio,  á  quien  tentó  el  dÍHbio 

. 

confieso  que  soy  perdido  ^^^^B 

^^^^H 

y  él  ie  echó  de  su  distrito. 

y  doy  puerta  á  la  maldad:!^^^H 

^^^^^^f 

¿Queréis  en  la  cueva  estar 

Virgen,  vuestro  favor  piJo^^^^^ 

^^^^^V 

que  encubren  Líbano  y  Cedió 

por  vuestra  santa  humiídaj.          1 

^^^^^B 

en  escondido  tugar? 

Mf:s.  2." 

Gusta  este  manjar  sabroso.      ^J 

^^^^H 

Alli  hay  lágrimas  de  Pedro 

.Mus.  !.• 

Mira  que  es  pildora  oculta.      ^H 

^^^^H 

con  que  os  podéis  consolar. 

Mes.  2." 

Es  un  deleite  apacible,             ^H 

^^^^H 

Si  os  parece  parte  buena 

Mus.  1.» 

Es  tormento  de  garrucha.        ^H 

^^^^Bé 

peñas  donde  el  aciprés 

Mus.  a.** 

Gustu  que  al  cuero..  [••,  rea.    ^^M 

^^^^^H 

comparado  es  baja  almena. 

Mds.  1.» 

Nublado  que  al  .                ^**^^| 

^^^^^H 

hallareis  la  desnudez 

Mfis.  2." 

Deseos  con  cum.,                       ^^| 

^^^^^B 

de  una  Santa  Magdalena. 

Mus-  i.<» 

Cumplmiiento  en  cosa  in)Uilt,^H 

^^^^^B 

Extiende,  alarga  la  vista 

MOs.  2." 

Es  paraÍ!kO  del  mundo.             ^H 

^^^^^B 

si  entre  moradas  angostas 

Mf!S.   I.» 

Es  inñerno  que  pronuncia       ^H 

^^^^^B 

quieres  trabar  la  conquista 

contra  ti  cruel  sentencia;         ^H 

^^^^H 

donde,  coniiendo  langostas, 

mira  que  la  gloria  es  much*.   ^^ 

^^^^^^R 

imitarás  un  Bautista. 

J 

^^^^^^ 

Si  quiés,  sin  que  se  entremeta 

M 

^^H^ 

contigo  persona  alguna, 

Salen  tos   Vicios  por  una  puerta  ea<if««4»^^B 

^^^^^^ 

tener  la  vid^i  más  quieta, 

V  ir  tudet  por  úlr  a                  ^^M 

^^^^^B 

¡mita  en  una  coluna 

^^M 

^^^^B 

á  Simeón  anacoreta. 

Vtcios. 

So  te  aoartes  del  mundo.        ^H 

^^^^^B 

Y  si.  por  dicha,  te  inclinas 

goza  sus  gustos.                       ^H 

^^^^^B 

ó  te  inclina  el  apetito 

Virtud. 

No  les  vuelvas  la  cara.             ^H 

^^^^^H| 

á  sensuales  m)losinas. 

que  son  injustos.                       ^H 

^^^^^F 

lánzate  como  Benito 

Victos. 

El  ^usto  y  recreo                     ^H 

^^^B 

en  medio  de  las  espinas. 

te  ofrece  victoria.                      ^H 

^^^■.^ 

Si  quiés  recibir  martirio, 

Virtud, 

Si  quieres  la  gloria                    ^H 

^^^B 

ponga  en  Jesús  sus  deseos 

refren.!  el  deseo.                          ^H 

^^^1 

el  corazón  de  Porfirio, 

Vicios. 

Es  muy  dulce  arreo                  ^H 

^^^B 

y  gozará  los  trofeos 

sabrusós  gustos.                        ^H 

^^^H 

que  j^anó  el  cárdeno  lirio. 

Virtud. 

No  les  vuelvas  la  cara              ^H 

^^^B 

Sin  cruz  nadie  ha  de  pasar. 

que  son  injustos.                      ^H 

^^^L^ 

alma  mia,  el  paso  estrecho 

Vicios. 

Gusta  las  delicias                ^^^H 

^^^^^K 

que  á  la  gloria  va  á  parar; 

del  tiempo  amoroso.         ^^^H 

^^^^^H 

quien  quiere  cruz  en  el  pecho 

Virtud. 

Si  quieres  reposo,              ^^^H 

^^^^^^M 

trabajo  le  ha  de  costar. 

huye  esas  caricias.            ^^^H 

^^^^H 

Padeced  con  perfección 

Vicios. 

Goza  las  primicias             ^^^H 

^^^^^B 

esta  cruz  que  el  cuerpo  rni.xto 

de  dulces  gustos,                ^^^H 

^^^^^H 

tiene  por  honra  y  blasón, 

VtRTiJD. 

No  les  vuelvas  la  cara,      ^^^^| 

^^^^^B 

si  no  fuere  en  la  de  Cristo, 

que  son  injustos,                ^^^^| 

^^^^^^P 

será  en  la  del  Buen  Ladrón. 

Las  virtudes  se  suben         ^^^^| 

^^^^^" 

(Cantan  de  adtnira  d  ana  i'ot-) 

sacro                                 ^^^^1 

B        Mfs.  1." 

Acomete,  buen  soldado, 

y  los  vicios  se  parlen         ^^^H 

^^^_ 

porque  vencerás  sin  duda, 

para                                      ^^^H 

^^^h 

que  las  Jerarquías  celestes 

^^^^B 

^^^B 

se  aperciben  en  tu  ayuda. 

^^^^H 

^^B  Dionisio. 

A  embestir,  que  al  arma  toca 
la  caja  del  General; 

Vate  la 

Música,  y  laltvH  Aniel  >■  rí  ^^^^M 

^^^B 

la  gente  contraria  es  poca; 

Ángel. 

¿Ya  no  quedaste  excluido?      ^H 

^^^^^^ 

aquí,  alma,  cada  cual 

Demonio 

Mientras  en  carne  viviere         ^^M 

^^^^^^L 

muestre  el  valor  que  le  toca. 

de  mi  no  se  ha  d                      ^H 

^HH^ 

{Suena  mvsica  á  otro  lado,) 

mientras  un  cu<. ;                 Jcr^^B 

■       Mh.  2" 

,;Ansina  olvidas  los  gustos 

sujeto  está  á  mt  p«i  tidu.          ^H 

L 

i  que  el  mundo  te  convida 

Desde  que  luceá  Adin  p«ca^^H 

LA  MADHINA  DEL  CIELO 


74» 


* 


ninguno  de  mi  lortnenia 
no  se  ha  podido  escapar. 
A^<JlL.      Tú  mientes,  y  len  gran  cuenta 

?ue  contra  ti  he  de  alegar. 
eremías  ^no  ha  salido 

del  vientre  santiíicadur 
Demonio.  SI,  pero  fué  concebido 

en  original  pecado. 
Anííel.     í'Qué  importa,  si  no  ha  nacido? 

También  lo  ha  sido  San  Juan. 
Demo.nio.  y  en  coyuutura  ha  pecado. 
ANOfiL.      F"ué  misterio,  en  conclusión, 

porque  á  Cristo  ha  asef^urado 

en  la  gentílica  unión. 

Y  el  profeta  Samuel 
lambién  ha  entrado  en  la  lista, 
que  gobernó  al  pueblo  ñel, 

>  el  gran  Precursor  bautista 

V  la  madre  de  Emanucl. 
DtMoNio.  Calla,  que  oyendo  su  nombre 

nie  abraso  con  más  rigor, 

que  en  tila  Dios  se  hizo  hombre 

y  fué  un  exceso  de  amor 

que  no  hay  á  quien  no  le  asombre. 

A  un  Dios  que  su  ser  abarca 

los  cóncavos  tierra  y  cielo, 

le  encerró  esa  humilde  arca 

y  le  hizo  venir  al  suelo 

para  entregarle  á  la  Parca. 

¡Pesar  de  su  nacimiento 

y  el  día  que  fué  engendrada 

para  aumentar  mi  tormentol 

¡Que  una  niña  delicada 

luvo  tal  merecimientol 

lEL.      Vade  retro,  Satanás; 
exímete  del  derecho 
que  aquí  pretendiendo  estás; 
pane  para  el  reino  estrecho 
y  no  vuelvas  aquí  mis. 

oNio.  ^Ya  tú  te  haces  mandón? 
^eres  de  masa  más  sita 
que  yo?  Mas  ya  mi  opinión 
después  que  hice  la  falta 

Eerdió  la  reputación, 
lionisio,  ten  confianza 
y  sírvate  la  experiencia 
de  jamás  hacer  mudanza. 
Abraza  con  penitencia 
Fe,  Caridad  y  Esperanza; 
ven  conmigo,  que  el  lugar 
donde  la  lísnes  de  hacer 
te  tengo  de  señalar. 

)ioMSio.  En  todo  he  de  obedecer. 

Lncel.      Ansí  podrás  acertar. 

Vafi5(,  y  talt  Marcela. 


Marcela. 

[Poderoso  Señor,  Divina  Esencia, 
(¿cómo  la  real  palabra  que  habéis  dado 
[no  cumplís  pronunciando  la  sentencia? 
^El  casto  pecho  es  bien  quede  violado 
y  el  delito  se  quede  sin  castigo 

I  que  á  vos.  Señor,  estaba  dedicado? 
Si  el  grande  exceso  que  éste  hizo  conmigo 
con  él  disimuláis,  podrá  mañana 


volverse  contra  vos  hecho  enemigo. 
De  aquc-sta  condición  fiera  y  inhumatia, 
^quó  se  puede  esperar,  Dios  poderoso, 
sino  que  mientras  más,  sea  más  tirant? 
Justicia  pido,  Dios  santo  y  piadoso; 
justicia  pido,  Dios  santo  y  clemente, 
que  US  hará  la  razón  ser  riguroso. 
Mas  si  es,  buen  Dios,  acaso  conventenie 
que  se  haya  de  mostrar  vuestra  clemencia, 
su  voluntad  se  cumpla  eternamente 
dándome  para  el  caso  suficiencia. 

Curren   una  corlina  y  aparee*  Critlo  «taílaM  tñ 
manos,  y  hincast  de  rudillas  Marcela) 

Cristo.     Marcela:  lu  petición 

es  justa  conforme  el  celo 

que  tiene  tu  corazón; 

mas  ¿no  ves  que  tiene  el  cielo 

más  alta  la  perfección? 

Los  corazones  humanos 

quieren  vengar  su  intenció'n, 

cuando  vienen  á  las  manos 

sin  mirar  la  obligación 

que  deben  á  sus  hermanos. 

Es  del  hombre  condición, 

que  si  asi  la  mia  fuera 

no  hubiera  generación 

ni  hombre  ninguno  no  hubiera 

que  alcanzara  salvación. 

Es  mi  oficio  perdonar, 

dando  diversos  pregones, 

porque  os  vengáis  á  enmendar, 

y  lü,  Marcela,  me  pones 

culpa  sin  poder  pecar. 

Tiene  mis  manos  atadas 

Dionisio;  ¿lü  no  las  ves 

una  cun  otra  enlazadas?, 

y  ha  puesto  á  mis  sacros  pies 

cargas  de  plomo  pesadas. 

Ningún  paso  puedo  dar 

para  en  él  hacer  castigo, 

porque  no  me  da  lugar 

las  manos:  tú  eres  testigo 

que  no  las  puedo  mandar. 
Marcel.  ¿No  sois  el  Sumo  Saber 

y  la  Suprema  Deidad? 

¿Esto  cómo  puede  ser? 
Cristo.     A  mi  mucha  potestad 

esto  le  quila  el  poder. 

Córrtit  iitra  cortina  y  aparece  Dionisio  desnudo,^ 
laípicaao  él  sangre  y  una  dtctplina  en  la  mann  con 
sangre,   y  alrededor  del  cuello  una  suga,  y  Santo 
Di>min|{0  con  una  ¡an^a. 

•Marceu.  ¡Jesús:  qué  gran  compasión! 
Cris  10.     Éste  es  Dionisio,  Marcela, 

de  quien  quiés  satisfacción, 

que  con  gran  cuidado  vela 

por  imitar  mi  Pasión. 

Su  áspera  penitencia 

dejó  mis  manos  atadas 

y  se  acogió  á  mí  clcmencía: 

acábaletú  á  lanzadas, 

que  á  mí  me  hace  resistencia. 

Toma  á  Domingo  esa  lanza 

y  con  tu  mucho  rigor 

ejecuta  cruel  venganza. 
Marcsl.  Yo  le  perdono,  Señor. 


^^7? 

LA  MADniNA  DEL  CIELO                    ^^^^^^^J 

^^M    Chísto 

La  virtud  todo  lo  alcanza; 
has  ganado  gran  victoria, 
y  serás  remunerada 
porque  quede  tu  memoria 
en  el  cielo  coronada 
con  la  corona  de  gloria. 
Perdonaste  tu  enemigo 
y  esto  por  amor  de  mi; 
hallaste  en  el  cielo  abrigo. 
y  el  que  no  lo  hiciere  ansí 
jamás  podrá  ser  m^  amigo. 
Si  en  la  oración  me  decís 
que  perdonáis  los  errores 
y  de  obra  no  lo  cumplís, 
alcanzaréis  los  favores 

porque  sus  candidas  rovas 
con  el  olor  tan  siuve 
y  fragancias  olorosas 
tienen  del  cielo  la  llave 
para  las  almas  piadosas. 
Siempre  vivid  con  limpieza, 
y  del  alma  la  qaietud 
guardaréis  ^on  gran  pureza, 
que  guardan  á  esta  virtud 
la  Templanza  y  Forialez*. 
Y  vamos,  que  i  ser  madrÍM 
viene  mi  sagrada  madre 
con  su  beldad  peregrina, 
que  la  envía  cl  alto  Padre 
con  su  música  divina. 

^^^H 

conforme  lo  que  pedís. 

^^^^^1 

El  que  perdonado  hubiere 

^^^^H 

ese  será  perdonado. 

^^^^H 

y  aquel  que  no  lo  hiciere 

Entra  un  Bailarín  y  Músicos cantand*,y{ 

^^^^^B 

ese  morirá  en  pecado 

eun  una  futntt  y  en  illa  4os  gulrnaUa»  y  U 

^^^^H 

si  en  vida  no  lo  cumpliere. 

Jelí  as  las  manos  puestas,  y  dan  yuella  al  la*l«i 

^^^^^H 

Y  porque  humanos  disfraces 

m 

^^^^1 

á  humildes  Pedros  y  llanos 

Músicos.  De  la  gloria  ha  bajado            ■ 

^^^^H 

no  estraguen  con  antifaces, 

la  Flor  Divina,                         ■ 

^^^^H 

dad  acá  entrambos  las  manos, 

por  honrar  i  los  novios          H 

^^^^» 

que  quiero  yo  hacer  las  paces. 

y  á  ser  madrina.                ^^H 
Baja  la  Princesa                ^^H 

1 

{Aparta  ¡as  manot.) 

^^    Mai<(  I-I 

.  ¿Cómo  tenéis  desatadas 

de  la  Jerarquía,                  ^^H 

^H 

las  manos,  sacro  Señor, 

que  da  luz  al  día                ^^H 

^H 

que  estaban  con  sus  lazadas? 
Finezas  son  del  amor 

su  rara  belleza;                  ^^H 

^^■CRts-n). 

es  mar  de  timpiesa,          ^^H 

^^1 

de  mis  entrañas  sagradas. 

fuente  cristalioa                 ^^H 

^^B 

Para  hacer  bien  y  premiar 

por  honrar  á  los  norios          H 

^^^^^ 

tengo  mis  manos  abiertas. 

y  á  ser  madrina.                       H 

^^^^K 

que  es  mi  oficio  perdonar; 

■ 

^^^^1 

tengo  aquestas  cinco  puertas 

■ 

^^^^^B 

por  donde  pueden  entrar. 

{l-fga  la  Virgeo  y  loma  tas  gulrnaldus  y  yi^M 

^^^^V 

(Llegan  y  dan  te  las  manat  derechas.) 

á  los  desposaaoB.^                  H 

^^^^^ 

Dionisio:  ¿quiés  por  esposa 

^M 

^^V 

á  Marcela? 

Vjboen.    Tened  siempre  en  la  memoria  H 

^■Dionisio 

¿Quién  podrá. 

el  premio  de  la  victoria,            H 

^H 

Señor,  hacer  otra  cosa. 

porque  la  bondad  inmensa       ■ 

^H 

ó  quien  se  lo  negará 

acá  os  da  esta  recompensa ^^H 

^^P 

á  mujer  tan  virtuosa.?" 

y  allá  os  ha  de  dar  la  glod^^H 
Estimad  con  gran  pureza ^^ 

^™Cmsru. 

V  vos,  Marcela,  ¿queréis 

r 

á  Dionisio  por  esposo? 

el  favor  de  su  grandeza 

^^    A!*Ri  KL. 

Señor,  gran  merced  me  hacéis, 

y  el  que  mi  Hijo  os  ha  hecho. 

^H 

que  con  lazo  tan  precioso 

la  voluntad  de  mi  pecho 

^H 

cumplís  lo  que  prometéis. 

y  vivid  con  gran  limpieza. 

P       Caisro. 

Guardaréis  conformidad. 

De  Domingo  la  oración. 

t 

y  tomando  mi  consejo, 

del  Ángel  la  intercesión. 

^^^ 

abrazaréis  la  humildad, 

de  los  cielos  la  asistencia. 

^^L^ 

y  no  quebréis  el  espejo 

de  Dios  la  suma  clemencia, 

^^^^^L 

del  don  de  la  castidad. 

y  en  premio  de  la  oración, 

^^^^1 

El  rosal  que  ha  producido 

cubiertos  de  casto  velo. 

^^^^H 

los  hijos  de  bendición 

recibiréis  gran  consuelo 

^^^^H 

queá  los  cielos  han  subido 

cuando  os  venga  á  la  memofit. 

^^^^^B 

rezaréis  con  devoción. 

Y  aquí  hace  fin  la  historia 

1 

sin  que  haya  punto  de  olvido, 

de  la  Mcrdrina  <iet  Cielo. 

ÍNDICE 


go  razonado  del  Teatro  de  Tirso 

lolina I 

y  sastre i 

igos  de  San  Vicente 27 

niento  para  ei  cutráfj 35 

pública  al  revés. 83 

Hiles. ii3 

00  cae  no  se  leranta 143 

b  de  Herodes j  73 

oía  dei  OlÍTar ao8 

nu  Juana  <  Prámera  parte  1....  tPi 

lia  Juana  (Segunda  parte  I..     .    .  37C 

uta  Juana  (Tercera  pane  4. .    .  3o4 

oeza  co  la  faermocora.  .    .  33? 

Mllero  de  Grada. 334 

mera  de  Santiagc»..    ...  398 

arde  más  ralieme..     .  «if^ 


I^  Ninfa  del  (líelo.     .    .  . 

El  honrovi  atrevimiento.  . 

Habladme  en  entrando. .  . 

La  joya  de  las  montaña».  . 
Quien  da  luego  6»^  dos  vece^. 

Las  Quinas  de  Portugal  .  . 

bellaco  vws,  (jOmez. .    .  . 


AFKNW<.K 


.iel  Burlador  de  SeviJU.  . 
Tan  largo  me  J'y  fiíiv..  . 
1^  v«nganz«  en  el  >epukr'. 
Los  iiermanoí  parecid'/i. 
El  f.aberiziVy  á(  Creu.  . 
La  Madrina  dri  ^.^^lo..    . 


fáM- 

467 

54» 
3^ 
39( 


'>»3 

70ÍÍ 
733 


ERRATAS  DEL  CATÁLOGO  RAZONADO 


FAS.       COL.  LÍN. 


LÉASB 


PÁG.       COL.  LÍN. 


LÉASB 


TIIl 
▼III 
▼III 
XIII 

ZVIII 
ZZIV 
XZVI 


3  36  pagnolismo           spagnolismo 

2  a6  las                            la 

2  40  elementos  materiales 

I  38  luego  El  amor    luego  (fuera  de  la 

de  Tirso) El  amor 

I  35  ta  que             la  comedia  que 

I  43  esta  era  quinta    esta  quinta,  era 

3  13  cede  su  elevación  cede  en  elevación 


ZXIX 

I 

i5 

para  la  nuestra 

XXIZ 

I 

16 

el  tono 

XXX 

I 

44 

i  nombre 

XXXI 

I 

ti 

la  otra 

xxxni 

2 

de  D.» 

XXZIV 

2 

27 

según  dice  Tirso 

XXXVII 

I 

2.S 

Cuba  era 

para  nuestra 

del  tomo 
á  su  sombre 

la  obra 
de  ella,  D.* 
según  Tirso 
Cuba  (ó  s^a  Cu- 
Ibas)  era 


ERRATAS,  VARIANTES  Y  ENMIENDAS  DEL  TEXTO 


Via.  COL.  LÍN. 


DICK 


LÍA8B 


últ. 
i5 
5 
3» 

24 
«9 

31 

9 
10 
30 


laSoí 

dizes 

estimarás 

más 

lloren 

lá  fuerte 

Madrefaba 

y  de  ▼€)« 

¡Ay  Leonor! 

no  ootiüque 

DlAOUIT. 

i  ti  engañó 

envidió 

colgarasela 

Clecie 

disfrace 

¿qué  esio? 


su  Sol 

dicen 

estimaras 

mal 

llore 

la  suerte 

Madresaba 

y  vejez 

Man.  |Ay  Leonor! 

me  notifique 

Juan 
i  ti  te  engañó 

envidie 

colgarasela 

Clicie 

disfraza 

¿quéesesto? 


133  nota  [1)      Sobra;  y  más  en  la  for.na  en  que  que- 
dó. Se  trata  de  dos  endecasílabos  para 
terminar,  como  otras  veces,  un  pasaje 
muy  movido  y  que  se  escribirían  asi: 
Deidam.  Perdone  el  Rey,  que  por  Aqui'les  dejo 

á  Lisandro. 
Aquiles  ¡.\y  mi  bien! 

Dbidam.  ¡Ay  dulce  dueño! 

35       asaltará  Trova  á     asaltará  á  Troya 
[Marte  [Marte 

38  diente  dientes 

12  y  13    Estos  dos  versos  han  quedado  mal 
puntuados.  Léanse  así: 

que  la  toba  limpia  y  come; 
los  dientes  ha  de  estregarse 
42         ¿Que  es  eso?  «Qué  m  esio? 

No  porque  Valerio  No  porque  á  Valer  io 


«59 
145 


145 

«47 
i5i 
163 
{7- 

103 
353 
368 

368 

279 
313 

33» 


4 

1¿ 

pen. 
últ. 
5i 
46 


y  á  ios  negros 

puestas 

decilo 

del  valor 

antiparas 

muuan/a 

la  suya 

mi  Marica 

es  diabros 

alcabalas, 

helde 

vino 

que  acá  ños 


ya  los  negros 

puertas 

decirlo 

dé  el  valor 

antiparas 

venganza 

la  saya 

que  mi  Marica 

y  los  diabros 

alcabala, 

helde 

vivo 

que  once  años 


rio.  COL. 

LÍN. 

DICE 

369 

I 

29  jQuéesesto?iforta- 

[na  escasa! 

383 

2 

3 

▼elle 

385 

3 

5o 

mi  muda 

434 

1 

13 

tené 

440 

2 

47 

sonadas 

469 

3 

31 

ese  lado. 

480 

I 

31 

Pagad  con  esa 

483 

Z 

10 

anda  por  todo 

489 

1 

'2 

Levántaos 

491 

2 

Barriga 

493 

2 

9 

que  quien  mira  sin 
alma  deja  sin  ▼i- 
da.» 

g? 

1 

61 

lo  craso 

1 

29 

más  afrentas 

5o6 

2 

49 

caballo  serrano 

523 

2 

3' 

▼aya  en  mucho 

53^ 

t 

3 

valerosos 

525 

3 

3« 

y  es  posible 

.527 

1 

34 

sospechas  que  estás 

533 

1 

31 

[herida, 
es  cierto 

536 

I 

29 

en  la  villa 

544 

1 

13 

molesto 

570 

2 

pen.        infancias 

572 

1 

"9 

de  una  beld»d!;Que 

iS 

1 

5i 

buen  hijo 

2 

29 

los  dos 

597 

2 

3" 

respectos 

614 

1 

30 

Tampoco 

63a 

2 

34 

lindas  brides 

2 

A 

escapar 

638 

2 

quien  hace 

64»> 

I 

58 

el  Rey 

f,4f, 

2 

53 

robase  el  dueño 

fl47 

1 

2 

el  amor  en  el  alma 

68Ó 

I 

12 

escucharle 

70.S 

I 

10 

Ana  muevo. 

líasb 


¿Qué  es  esto,fortu- 
[na  escasa? 
▼ele 
mi  mucha 

tened 
soñadas 
ese  lodo, 
Lblio.  Pagad  eon 
[esa 
anda.  Diodor  o. 
Levánteos 
barriga 
que  á  quien  mira, 
su  alma  deja  fia 
vida.» 

lo  craro 

mis  afrenfas 

caballo,  serrana, 

▼aya  mucho 

valerosas 

y  si  es  posible 

sospechas  de  que 

[está  herida. 

es  acierto. 

en  las  villas 

molesta 

infamias 

de  una  beldad,  que 

buen  rijo 

las  dos 

respetos 

Tan  poco 

Lindabridis 

quedar 
el  que  hace 
el    reino  (en    Tan 
largo...  y  es  me- 
jor lectura.) 
rob-ise  el  suen*  (en 
Tan  largo...  que 
parece  mejor.) 
la  tristeza  en  el  al- 
ma (en  Tan  lar- 
go... que  es  mei«r 
texto.) 
escuchaste 
Ana  muera. 


yt". 


y  • 

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