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1
DE
LA aUEERA DE CUBA
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CRÓNICA
GUERRA DE CUBA
ESCRITA POR
Con los datos suministrados por los corresponsales de Habana y New 7ork
y documentos adquiridos al efecto
Ilistraciones de los distinguidos dibujantes señores LABARTA, PASSOS, CUBELLS Y POÜS
Tomo segundo
^
Librería Editorial de M. MAUCCI
8, Conde del Asallo, 8
1896
HARVARD COUEfiE UBRART
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HOKTSKtlRAT, .
r
Bl día 20 de Noyiembre, se celebraba en el onartel de San Roque de
Cádiz, el solemnísimo acto de jarar la bandera los 1,000 hombres que
eoüBtítuyen el batallón espedioionario de Pavía, que marcha á Cuba
á día 22.
Desde antes de las 10 estaban en el patio del cuartel la sección de
gastadores, cuyos individuos además de bu armamento, llevaban hachas,
7 otra sección armada para la escolta de la bandera.
A las 10 y encontrándose ya en el cuartel los generales señores
Bodas, Castillejos y Bazán, con los demás jefes y oficiales del regimien-
to, la banda de música batió marcha y fueron saliendo de los dormito-
ri . los soldados, que al poco rato quedaron formados en el patio en co-
k na doble.
han todos en traje de rayadillo, con mochila, en la que llevaban
a re otras cosas, los zapatos guajiros, y sin armamento.
á. loa acordes de la marcha real, fué conducida la bandera á la ca-
b< a de la escuadra de gastadores. Momentos solemnes de expectación:
te -iñ los concurrentes del elemento civil estaban descubiertos. Allí se
I!uA.derao 41— t. o.
Predo lO oentt*
'V-,.-
CRÓNICA DE LA GUERRA DE CUBA
Si '
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veían 4 los señores Yiesca (D. B.) que en representación del Casino,
y con el secretario D. Francisco Arámburu é Inda y varios socios, entre-
gó al coronel Sr. Estruch, 1,000 pesetas para los soldados del batallón,
regalo de la Sociedad citada; al director de la compañía que actúa en el
Principal Sr. Riquelme y otros artistas, y representantes de la prensa.
Los balcones de los pabellones que dan al patio del cuartel, estaban
ocupados por las f camillas é invitados de jefes y oficiales.
Todo ya dispuesto, el comandante D. Emilio Morales, del batallón
expedicionari$>^ preguntó á los soldados con clara y vibrante entonación.
— ^¿Juráis á Dios y prometéis al rey, seguir constantemente sus ban-
deras y defenderlas hasta perder la última gota de vuestra sangre, y no
abandonar al que os estuviera mandando, en función de guerra, ó dis-
posición para ella?
— Sí, juramos — contestaron los soldados unánimemente; y entonces
el capellán del regimiento D. Antonio López Vergel, que estaba situado
á la izquierda de la bandera, dijo:
— Por razón de mi sagrado ministerio, ruego á Dios os lo premie si
asi lo hacéis, y si no, que os lo demande.
Acto continuo fueron desfilando los soldados uno á uno por delante
de la bandera, besándola, y después de esta ceremonia, pasaron por de-
bajo de ella de dos en dos.
Entretanto la música del regimiento tocaba una marcha, y se saca-
ban vistas fotográficas para esta Crónica.
Después formó el batallón en línea, siendo revistado por el general
señor Rodas, verificándose el desfile, é ingresando los soldados en sas
dormitorios.
En último lugar de la fuerza iba una cantinera, airosamente vestida,
de rayadillo, chaquetilla simulando una guerrera, aunque sin los cor-
dones de ésta_, enagua á media pierna, polaina y bota, negras.
En la cabeza lleva una gorra de cuartel de las antiguas, que son muy
airosas y le sienta muy bien á esta cantinera.
No es bonita ni fea; simpática y de agradable trato: ni muy baja,
ni alta tampoco, su estatura es de la corriente en mujeres; morena y
gruesesita. Tiene buen_cab8llo.
Se llama Dolores Cisneros Martínez, natural del Puerto de Santa
María, de 29 años de edad y soltera.
No tiene padre; madre sí y hermanos.
En su pueblo era planchadora y lavandera y trabajaba en las lab -
res propias de su sexo.
En el mismo batallón va para Cuba un hermano de la cantinera 11 ,-
mado Manuel, que lleva 33 meses de servicio.
Ella pidió permiso al coronel para marchar con el batallón, y le f é
concedido.
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GBONIGA DX LA GUERBA DE OUBA
La cantinera era unía nota muy curiosa en la formación.
Pasaron los genefales, jefes y oficiales al Cuarto de Banderas y allí el
general Rodas felicitó á los jefes y oficiales de Pavía por el brillante es-
tado en que el batallón se encontraba, elogiándolos, especialmente al co-
ronel señor Estruch.
Después, en el mi»mo Cuarto de Banderas, en la habitación de en-
trada, se sirvieron galletas, vinos amontillados y tabacos habanos, ini-'
ciando los brindis el general señor Fernández de Rodas.
Dijo que aceptaba Con gusto la copa que se le ofrecía á nombre del
batallón expedicionario por el coronel señor Estruch.
Brinda por la suerte indudable del batallón, que es uu pedazo de su
eorazón, el último que le queda, porque este es el último cuerpo de su
división que va á Cuba, donde ya se encuentran los restantes y á donde
¿1 quisiera ir, pero no está en su mano el disponerlo así.
Desde Cádiz— añade— veo marchar al batallón, y aquí lo recibiré al
retorno, cubierto de honra y gloria, triunfante la bandera, que es elsím-
bolo de la patria.
Que el Dios de las victorias os acompañe: cumpla cada cual su mi-
sión como la patria exige: lleváis la confianza de que os dirige un jefe
experto que conoce la manigua, porque luchó en ella como subalterno y
sabrá guiaros seguros al triunfo.
Alude al general Bazán, que siempre recordará á Pavía por ser el úl-
timo regimiento que mandó.
Da el adiós de despedida hasta el acto del embarque, en que abraza-
rá á todos, y bebe la copa á la salud del regimiento.
£1 coronel Estruch habla después, dando las gracias al general por
las frases que le ha dedicado, consignando que le parecen exagerados los
elogios que á su perdona se refieren y aceptando los dedicados á sus su-
bordinados.
Elogia la disciplina de sus soldados, que han jurado á Dios servir al
rey, y que en el acto de la guerra se acordarán del juramento, que es
para ellos una religión.
Dedica á Cádiz frases cariñosísimas: aquí quedan nuestras familias
y á este pueblo volverá í^avía para demostrar que es digno del cariño
que aquí se le tiene.
El señor Estruch se emociona profundamente y tiene que interrum*
r dos veces su brindis.
Terminó después de elocuentes frases dedicadas á Cádiz, brindando
-• este pueblo, por el rey y por la reina.
Se dieron vivas á los reyes y al coronel señor Estruch.
in general Bazán pronunció un brindis breve y elocuente enaltecien-
i al regimiento y á su coronel señor Estruch, brindando por los reyes
^ rfcor la patria.
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an
'y
de-
rel
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CBÓHIOA DB LA QUBRRA DB Otnil
licionarios de Pavía; y por úttímü, el oomafl
)U8o, y así se hizo, que se confondieran en ui
el coronel Estrach.
ado el señor Biqnelme á brindar, lo hizo en 1
Aunque humilde histrión del arte,
hoy, en tan solemne día,
quiero también tomar parte;
brindo y bebo por Pavía.
scmidn se prolongó algún rato y á las doce al
Etodas y Castillejos el cuartel.
OUÍK laburqi» del ncimlcolB d« PitI* ■ime» U.
soldados se les entregó antea de que salieran
les había hecho el üasino Gaditano.
toldados que constituyen este batallón son q
■ovíncias de Valencia, Murcia y Alicante. 8
lías.
en el batallón 4 jefes, 8 capitanes, 25 snbalti
I.
irimeras tintas del amanecer del 22, sorpre
ferrocarril á varias familias de Medina, Alca
iz, que desde antes de las cuatro esperaban h
de Cataluña, entre los cuales venían hijos, hej
las.
}ue aguardaban eran en su mayoría gentes d
♦ V*
CBÓNICA DE LA OUEBBA DE CUBA
•.**.>'
1
realizaron el viaje á pie, para dar el ultimo abrazo de despedida al ser
querido que marcha á la guerra.
A la hora en que el tren correo partía de Cádiz, anunciaba el telé-
grafo la salida de Jerez del tren militar con los cazadores. '
A poco fueron llegando á la estación y al muelle personas conocidas,
militares y público numeroso.
A las siete de la mañana se encontraban en la estación los generales
Rodas y Castillejos, jefe de Estado Mayor señor Quintero, teniente del
V^f mismo cuerpo señor Garrido, comandante ayudante señor Arrecivita,
teniente ayudante señor Jaime, teniente coronel de Artillería señor Me-
na, comandante señor Puente, capitán señor Carranza y otros señores
oficiales de la misma arma, segundo jefe de esta comandancia de Cara-
bineros con varios oficiales, coronel mayor de plaza y otras comisiones
de jefes y oficiales de la guarnición.
Comisario de guerra señor Bo, comandante señor Casalines, el presi-
dente de la sección tercera de esta Audiencia, para despedir á un hijo
suyo primer teniente de cazadores don Carmelo Nogueras, la música de
Álava con bandas y gastadores y público bastante, que se extendía á lo
largo de la vía.
A las 7 y 35 minutos por el reloj de la estación llegó el tren militar:
la música ejecutó una diana: los soldados dieron vivas á Cádiz: se apea-
ron los jefes, oficiailes y soldados, saludando á los que aquí se encontra-
ban y oonfandiéndose en abrazos el hermano con el hermano y los pa*
dres con los hijos.
Dada la hora retrasada con que llegaron los cazadores, dispuso el
general Rodas que no concurrieran á la misa por falta de tiempo ma-
terial para arreglar los últimos preliminares del embarque.
Formaron en el andén, donde se proveyeron de las mantas y pasa-
ron lista.
Durante ésta nos informamos de que en Córdoba se tributó al bata-
llón una despedida cariñosa y delirante.
A los oficiales les regalaron cajas de puros y á los soldados dinero,
los círculos conservador y militar 500 pesetas cada uno, la sociedad la
Omz Roja dio una función á beneficio de los expedicionarios, obteniendo
un producto de 1,000 pesetas, que le fueron entregadas; el ayuntamiento
también les dio dinero, y á la estación concurrieron las autoridades to-
das, incluso el señor obispo, formándose en la vía y en una gran exten-
sión una línea de personas con bengalas, que los vitoreaban al mismo
tiempo que el tren caminaba.
Ya con el batallón la charanga del mismo, siendo éste el primero
que aquí embarca con música.
Manda la fuerza el teniente coronel D. Manuel Alvarez, siendo sus
comandantes D. Juan Yalls Castelo y D. Nicolás Navarro. Van además
CBONICA DE LA GUERRA DE CUBA
siete capitanes, 32 subalternos, dos de los cnales se incorporaron en
Utrera, médico primero D. Carlos Velasco y 30 sargentos, que en su
mayoría estuvieron en Melilla.
De los mil hombres que constituyen el batallón faltan 50; se han
redimido ocho, algunos de ellos estando ya para marchar en la estación
de Córdoba, y el resto ha quedado en el hospital enfermos.
En Fuentes de Andalucía salió la música del pueblo a tocar al paso
del tren, y en Jerez esperaban en la estación los jefes y oficiales de ca-
zadores de Tarifa con la charanga del batallón. Los de Tarifa obsequia-
ron á sus compañeros de Cataluña, con vinos para la tropa y dos cajas
de amontillado para los jefes y oficiales.
No ha ocurrido en el viaje hasta Cádi2; ningún accidente.
El general Chinchilla telegrafió al general Bodas , diciéndole que
sentía que el estado de su salud le impidiera venir á despedir las tropas
y encargándole que las despidiera en su nombre.
Terminada la lista y provistos los soldados de sus mantas salieron de
la estación con la música á la cabeza, formando en el extremo del mue-
lle en columna cerrada por compañía.
Los soldados en su mayoría son de Cáceres, Avila, Salamanca y Ma-
drid , y algunos de esta provincia y de otras de Andalucía. Estos son los
menos.
Quintos de este año van en el batallón 248 y los restantes el que más
lleva tres años de servicio.
Por minutos aumentaba el público en el muelle, plaza de San Juan
de Dios y calles todas del barrio de Santa María.
Los balcones del ayuntamiento ostentaban colgaduras.
Concurrieron el alcalde señor Arroyo y concejales señores Orodea,
Casal, Larraondo, Torres (D. J.), García Bourlier, Rodríguez, Engo y
Miranda.
El general Rodas, con varios jefes y oficiales, marchó á la Catedral.
En el cuartel de San Roque se hicieron los preparativos de marcha
desde bien temprano. A los soldados se les entregó el pan y la manta.
A las ocho y cuarto salió el batallón del cuartel. Todo cuanto se diga
de cómo estaban de público aquellos alrededores y las calles del Tomo
de Santa María, Santo Domingo y Sopranis, resultaría incoloro ante la
realidad. Millares de personas se agolpaban y atrepellaban por todas
p tes, afanosas de abrazar á los soldados.
Los vivas atronaban el espacio, y la ovación que se le tributó á los
e edioionarios de Pavía fué inmensa, enloquecedora.
Elenunciamos á describir las sentidas escenas que se desarrollaron en
e ránsito, porque cualquiera las supone, teniendo en cuenta el tiempo
! lleva Pavía en Cádiz, el cariño que se le profesa, y que aquí quedan
^res más queridos de los que marchan hoy.
QRONIGA DE LÁ QUERRÁ DE OUBA
Eq la plaza de San Juan de Dios era imposible el tránsito, lo
que en la calle de Alonso el Sabio y plaza de la Catedral.
Tamronv I>MpiiM Ó» Im bidIoI»». — HmU al coarM. <'
En la puerta de la Catedral aguardaban los generales Rodas, Cast
UejoB y Toral y numerosas oomiaiones militares.
Fenetró el batallón en el templo, formando tres compañías en oad
nave.
/
10 CRÓNICA DE LA GUERRA DE CUBA
Los generales y autoridades militares se situaron al pié del presbite-
rio en la crujía central; parte de los gastadores á los lados del presbite-
rio y en éste el cabo y otros con el corneta de órdenes.
El abanderado, con el capitán ayudante señor Ferrer, se situaron á
la derecha del altar, donde tomaron asiento el alcalde y concejales y el
vicepresidente de la comisión provincial señor Meléndez y secretario de
la Diputación señor Cano Benítez.
Comenzó el religioso acto á las nueve menos cuarto, durante la cual
la música estuvo ejecutando algunos números.
La catedral resultaba pequeña para tantas personas como acudieron,
y no fueron pocas las que tuvieron que quedarse en la calle.
Terminada la misa, ocupó la cátedra del Espíritu Santo el señor
obispo y dirigió á los soldados una sentida plática, concebida en estos ó
parecidos términos: .
Ausente hace días, para honrar un egregio difunto, y por motivos
de familia, habría sentido no llegar á tiempo de despediros, amadísimo»
soldados de Pavía, que siempre, y más en el infortunio de la patria, se
consuela y reanima el abatido espíritu, publicando la heroica abnega-
ción y el indomable valor de los soldados españoles, así como hacienda
ostensibles estas demostraciones de amor conque concurre el pueblo ga-
ditano á daros el adiós de despedida á vosotros que vais á defender bI
territorio español.
De vosotros no cabe pedir más.
Secos los ojos, pero llorando sangre el corazón, os habéis arrancado
de los brazos de vuestras idolatradas madres, de vuestras esposas aman-
tísimas y de los besos de vuestros hijos queridos, para volar á luchar
con un clima cruel, con la perfidia de los traidores, tal vez á dar la vida
en los vírgenes bosques de Cuba ó á sufrir el bárbaro machete de los in-
humanos mambises.
Las dichas deliciosas del hogar pacífico hánse trocado en tristes
amarguras con vuestra ausencia por los azares de la guerra, pero la pa -
tria corresponde agradecida á vuestro sacrificio, acudiendo con recursos
á vuestras necesidades, é inscribiendo vuestros nombres en el largo ca -
tálogo de los héroes.
Desarrollando fuerzas latentes, supremas, el gobierno se ha propor-
cionado sin menoscabo del crédito público y sin exigencias vejatorias ,
los medios que se necesitan para terminar la guerra.
El caudal de la patria es el vuestro y todo se facilita largamente.
La patria os favorece con sus fervientes oraciones, y vosotros, sold&-
dos católicos, á quienes me dirijo, comprendéis la eficacia de la oración
De los hogares vuestros álzanse al cielo plegarias ardientes de vuoa -
tras madres, esposas é hijos, para que Dios os conserve y os devuelva é>
sus amorosos brazos.
GBÓNIGA DE LA GUEHBA DE CUBA 11
La Iglesia hace lo mi^mo: desde el comienzo de la guerra se hacen
plegarias por los sacerdotes por vuestra salud y por el triunfo de las ar •
mas españolas.
He aquí por qué yo pido á Dios conserve vuestras vidas, siquiera sea
aconta de prodigios, como conserva la del ilustre caudillo que estuvo en
este recinto y en cuyas manos se encuentra, no solo el giro de la guerra,
sino la suerte y destino de la patria.
Tal vez por esto el Ángel de la Guarda, que vela constantemente por
él, lo libró de las balas que atravesaron su maletín.
Si marcháis como aquellos soldados de que habla el padre San Ber-
nardo, forrados por dentro de la fe y de hierro por fuera, nos abrazare-
mos en retorno, convirtiendo las plegarias de este día en himnos de
trionfo.
Dio el señor obispo su bendición y se dispuso la salida del templo,
hasta cuya puerta concurrió dicha autoridad eclesiástica con los seño-
res canónigos á despedir á los expedicionarios.
En la plaza de la Catedral había engrosado la concurrencia de ma-
sera considerable.
Desde las gradas del templo se observaba una inmensidad de cábe-
las humanas, cuya vista se perdía por la calle de Alonso el Sabio. La
perspectiva era grandiosa.
No con poco trabajo pudo abrirse paso la tropa: todos se disputaban
el honor de abrazar al coronel señor Estruch. Al lado de éste y desde la
KÜida del cuartel, caminaba un hijo suyo, hombre ^a.
Todas las ventanas, cierros y balcones de las casas de dicha plaza,
calle de Alonso el Sabio y plaza de San Juan de Dios estaban atestadas
de gente, lo mismo que las murallas y el muelle. Muchas familias ocu-
paban carruajes.
£n el balcón principal del ayuntamiento estaban el gobernador ci-
til, el alcalde, concejales y vice presidente de la comisión provincial
!iq)erando la llegada del general Rodas y los otros ya mencionados.
I Las tropas penetraron por el ala izquierda de la plaza^ formando en
Nolumna por secciones frente al ayuntamiento y verificándose luego el
4esfile por la derecha.
En la citada plaza los soldados vitorearon al rey, á la reina, á Es-
paña, á Cádiz, á su ayuntamiento y á Pavía, emprendiendo la marcha
kadf el muelle*
II .n delante con banderas los estudiantes del bachillerato y de co-
&erc j.
£ entusiasmo que aquel cuadro produjo fué inmenso: los vivas se
ec ian sin interrupción y las notas de la música hacían olvidar, si-
iex "^ fuera momentáneamente, á los que aquí quedan llorando la au-
6i de los que marchan á la campaña.
12 or6nioa dk la quebra de oitba
En el muelle formó el batallón próximo á la últíma escala del E.
Todas las disposiciones estaban adoptadas, pero la concurrencia di-
ficultaba las operaciones. Allí estaban para dirigir el embarque, y lo
dirigieron con acierto y rapidez, el comandante de Marina señor Due-
ñas, segundo señor Ibarra, ayudante señor Castaño y otros señores
ayudantes de dicha capitanía con el personal auxiliar de la misma.
En tres balandras, dos de las cuales iban remolcadas por el vapor
Trocadero, del señor Mac Pherson, quien también se encontraba allí
presente, y otra por un auxiliar de la Trasatlántica se dispuso y llevó i
efecto el embarque, que fué amenizado por la banda del batallón, la
cual también llegó hasta el trasatlántico con la tropa.
En el puente del vapor iban el geoeral Castillejos, coronel Estruch y
otros jefes.
El general Bodas dio vivas á España, al rey, á la reina, á Pavía y al
ejército, que fueron calurosamente contestados.
En la travesía, una de las balandras que llevaba el Trocadero hubo
de romper el remolque, recogiéndose de nuevo sin consecuencias.
A la una tuvo lugar el embarque de los cazadores, que también lo
verificaron en el citado vapor y en un auxiliar remolcando balandras y
repitiéndose los vivas al desatracar las naves del muelle, siendo próxi-
mamente la una y media.
Ea el auxiliar número 3 embarcaron los generales Rodas, Jiménez
Castellanos, Bazán y Obregón, destinados estos ti-es últimos á Cuba,
como ya se ha dicho; otros varios jefes y oficiales, los ayudantes de los
generales citados, el señor Rodríguez Guerra (D. J.) y algunas personas
conocidas.
Hacía mar de leva y algunos soldados se marearon.
El coronel de Pavía dirigió telegrama de despedida á la reina, al
ministro de la Guerra y al comandante en jefe de este cuerpo de ejército.
Por la mañana á primera hora se embarcaron 68 individuos de la re*
duta voluntaria.
También se embarcaron 20 Hermanas de la Caridad y 42 jefes y ofi-
ciales para ser destinados á cuerpos.
En total lleva el vapor Buenos Aires 2.116 pasajeros.
He aquí los telegramas á que antes hemos hecho referencia:
General gobernador al jefe del Cuarto Militar de S. M. la reina.
Ruego á V. E. haga llegar hasta S. M. el telegrama siguiente:
Señora: Jefes^ oficiales y tropa batallón expedicionario Pavíu en
el momento de embarcar para Cuba, me confieren la última honr de
elevar hasta Y. M. respetuoso saludo de despedida.
La defensa del trono y de España es la suprema aspiración qa le-
van y la cumplirán como buenos, porque todos ellos lo son.
Con pensamiento en Dios y en el honor de la bandera, juran d^ ra-
^KICA DB I*A qUKHEA D» CUBA 13
>ta de su san^e en defensa de la integridad de la
ftra ello el cariño de sn reina y el deseo de cumplir
ruidosamente sos deberes de soldados.
General gobernador al ministro de la Ghierra:
Jefes, oficiales y tropa del batallón expedicionario Paría, antes de
ortír para Caba, me niegan envíe á Y. B. respetuoso salado de despe-
nda.
Tan animosos y contentos como cumple á soldados espafloles; llevan
I ooncienoia de an deber y la bendición de la iglesia les ha sido dada
lOT el ilustre obispo de Cádiz, habiéndolos despedido la población con
il entosiasmo que no encuentro frases para ponderarlo, ni jamás po-
ré agradecer bastante.
El batallón de Pavía honra á la nación y al ejército y enorg^Iece á
Bte humilde general, que eleva también á Y. &. el testimonio de su res-
eto y felicitación, asegurándole que con soldados como éstos, todas las
mpresas son posibles y la victoria segura.
General gobernador al comandante en jefe. — Sevilla.
£1 batallón expedicionario de Pavía, al embarcar para Cuba, le en-
'"or mi conducto el más respetuoso saludo de despedida.
1 el momento de alejarse de España juran una vez más *er dignos
región á que pertenecen: el nombre de Y. E. les infundirá alientos,
■mdo derramen su sangre por la patria, recordarán que también
5 Y. £. la suya en defensa de los mismos ideales.
.'verne de grata satisfacción participar á Y. E. que el expediciona-
o Paría va en las más brillantes condiciones, prometiendo ser dig-
^*
fij,:
I
*JÍ ,
r.V"!
14 CRÓNICA DK LA QÜEBBA »B QtJBA
no del heroico nombre que lleva, y del mando de V. E., á quien respe-
tuosamente felicito.
La despedida entre las autoridades militares á bordo del Buenos
Aires, fué afectuosísima y sentida.
A las cuatro menos cuarto de la tarde disparaba el cañonazo de sa-
lida el hermoso trasatlántico, y cruzaba gallardamente las aguas do-
blando la punta de San Felipe.
En Cádiz ha quedado en el hospital militar, por encontrarse enfer-
mo de cuidado, el segundo teniente de cazadores de Cataluña, señor Do-
mínguez, que llegó de Córdoba.
En el Satriistegui embarcaron el día siguiente y con los batallones
de Safooya y Zaragoza, los generales señores Toral y del Rey.
En Palma, la ceremonia de bendecir la bandera de guerra regalada
por la población^ fué imponente.
El día 20 de Noviembre, las campanas anunciaron con sus repiques
la solemnidad; la bandera enfundada, tal como la llevará el oficial aban-
derado en los ejercicios de combate, fué conducida á la sacristía y des-
pués colocada y desplegada al lado del Evangelio.
Las naves de tan augusto templo, hallábanse atestadas de numerosa
y escogida concurrencia.
Ocupaban lugar preferente el Excmo. Sr. Capitán general, el Gober-
nador militar de la plaza, comisiones de todos los cuerpos y depen-
dencias militares, los generales Palou de Comasema, Bennasar, Ascen-
sión, Truyols, León y Montaner, el Gobernador civil, Alcalde, Ayunta-
miento, Presidente, Fiscal y Secretario de la Audiencia, Diputación,
Delegado de Hacienda y demás corporaciones administrativas y litera-
rias, y la prensa.
Eran las diez cuando en medio de un religioso silencio y de la gran-
diosa severidad que producía el altar mayor, ricamente adornado, y las
paredes laterales colgadas de damascos, se adelantó S. E. lima, el señor
Obispo de aquella Diócesis para la memorable ceremonia de la bendición de
la bandera: cubrióse desús vestiduras pontificales, y empuñando el bácu-
lo, á la vez que arrodillándose el Comandante señor Matheu, jefe acci-
dental del batallón, con la bandera desplegada y rendida, dio la bendi-
ción sobre ella y sobre las cabezas del ayudante, del abanderado inte: L-
no señor Morey y de los individuos que formaban la escolta.
Entonces observóse en los semblantes de la distinguida conc -
rrencia, en especial de señoras, la emoción que había producido en il
ánimo tan solemne y significante acto.
Segaidamente se hizo cargo de la enseña el oficial abanderado, y ^ ^-
CRÓNICA OF. LA OUKRRA DR CUBA 15
lebró misa de Pontifical el obispo ocupando la cátedra sagrada,' des-
pués del Evangelio, el M. I. Teniente Vicario de aquel distrito, don
Joaquín Cervera Simón, Predicador de S. M. y de elocuencia, cuya voz
ha resonado muchas veces en los templos de la península y que con la
galanura de un castizo estilo, exqui}^ita erudición y salpicado de párra-
fos sonoros, pronunció un sermón elocuentísimo.
He aquí los puntos más culminantes del exordio y plática sinteti-
zados:
«Grecia celebraba aquellas fiestas panaténeas en las cuales el navio de
Minerva con ingenioso y oculto artificio y á remo y vela por tierra con-
ducido, ostentaba procesionaimente la famosa Peplo, vela sacra recama-
da de oro y pedrería, donde estaban escritas las hazañas de Palas con-
tra los Titanes y las proezas de los guerreros de Atenas.
^Nosotros por fortuna no adovamos al Júpiter de Doiona sino al Dios
de Israel y por eso venimos á esta Basílica á ensalzar y bendecir esa ban-
dera que ha de ser para vosotros principio fecundo de loables acciones,
manantial inagotable de ilustres hazañas, síntesis de acerbos dolores y
de inefables sacrificios.
>El objeto primario y esencial del ejército no es el ejercicio de la
guerra, pero esta es lícita, necesaria y aún meritoria cuando se trata de
eonaervar los intereses morales y materiales de la nación, el orden, la
justicia y la paz, Bellum geritur^ decía San Agustín á su amigo el
Conde Bonifacio, general del Imperio. Bellum geritur ut pax acqui-
UUur.
>La significación del acto que hoy se celebra, la bendición de esa
bandera, nos recuerda dos sentimientos que se desarrollan en todos los
climas que han atravesado todas las edades halagüeñas y tristes, prós-
peras y adversas y han inspirado las sublimes concepciones del arte y
han dado vigor y realce al genio y vibran en todas las almas sensibles.
DoB sentimientos potentes y vehementísimos: el amor patrio y el senti-
miento religioso.
>El amor patrio empieza en la segunda etapa que recorre el hombre
sobre el planeta, simultáneamente con la historia del arte militar y aun
con el origen dé la propiedad; empieza cuando la tribu laboriosa abre el
primer surco en el fondo del valle, cuando levanta la población en la al-
tura ó en la falda de la montaña para defender sus frutos contra la ra-
] ñdad de la tribu errante y holgazana.
»E1 sentimiento religioso empieza en el exordio de los tiempos. La co-
1 ¿1 inteligencia de Bossuet descubre en todos los sucesos de la edad pri-
1 dva la idea y esperanza del divino libertador. Asiría y Babilonia le-
j 1 esta herencia á los médulos y á los persas y éstos la trasmiten á to-
i \ los pueblos sojuzgados por el genio guerrero de la antigf '^d, por el
] -" de Filipo el Macedonio.
16 OBÓSIOA DE LA OüBRHA DE CUBA
>Y sigue palpitando este seatimiento en el seno de la idolatría, en li
urdimbre de la fábata, en los acentos de la lira pagana, en las fantásti'
oas Inoabraoiones nútológicas; y á pesar de sa arte incitante, lubrico ^
ToInptaoBo, palpita también en ta tierra olá^ioa de la filosofía, en aqoe
Ua Grecia soñadora y poética, arrullada por las ondas de nn argentinc
mar, qne se rompe en blanca espnma en bus costas, reclinada al pié dé
Olimpo, desde cuya cima centellean aiíu los tímidos vislumbres de 36
crates, Aristóteles y Platón; no obstante las ráfagas de sensualismo j
de lascivia, y la degradación de sus costumbres, palpita también en lí
antigua ciudad de Aventino.
>A1 llegar á este pnnto hacemos alto en nuestn
marcha para eeonohar una voz misteriosa qne soeni
en el oriente; es la doctrina de Jesús que derriba lo
falsos ídolos y ahuyenta con su luz las sombras di
paganismo.
>Y como esta doctrina purísima no pudiera ama)
gamarse con la corrupción del imperio, allá en la
estepas del septentrión óyese el galopar de los oaba
líos de Atila; son las huestes que la Providencia en
vía sobre Roma, hueates bárbaras, casi salvajes, ii)
dómitaa y feroces, á cuyo empuje el imperio se de^
vanece como una sombra. |
'Mas, por qué el amor patrio y el sentimienn
^T" religioso han de sellarse con sacrificio cruento? ¿pa
-3, <-' _ qué estos dos sentimientos nobilísimos han de arra|
_i^ ^ garse cen la sangre de los héroes y de loa mártired
ouüoaridtFiTi.. >¡Ah seño^e^! con sangre se afianza la tribu an
tigua y con sangre se consolida la nación moderna; con la sangre pn
eiosísima de Jesús se realiza ta obra incomparable de nuestra redenciói
con la sangre de 18 millones de mártires, se levanta el grandioso edil
cío del catolicismo.
'Soldados del batallón provisional da Ouba, vuestra sangre reclan
también la nación, vuestra sangre exige las angustias de la Patria ¡
Patria! nombre mágico que produce la vehemencia del entusiasmi
paraíso de nuestros sueños, fuente de todo heroísmo y abnegación. i
>Por la Patria firma Arístides su sentencia de ostracismo, Onrcio m
lanza con su corcel al precipicio, Escévola quema su diestra y quinieif
tos espartanos acaudillados por Leónidas detienen la rapidez del ejér-
cito de Xerxes en los desfiladeros de las Termopilas. J. ,;>..-;■. ■• ■■
>¡EApaña! ¡inmortal España! perla engastada'^ en las aguas deles
mares, edén del viejo continente, un día fuiste gentil matroñaT^TEoyw-
tas encorva^. ¿Si Beráj)0r el peso de tantes laurelea? ¡Batas envejecida
¿Si será por la ingratitud de tus hijos? /
CRÓNICA DE LA GUEBRA DE CUBA
17
>¡Ah! si yo pudiera expresar con toda su aterradora grandeza la
aablimé epopeya de tos dolores y martirios.... Ahí estás cual majestad
caída, recostada al pié de tos blasones, como la desventurada Sión,
tristCi llorosa y solitaria. ¿Qué haces ahí en tan angustioso duelo, en
tan amarga aflicción?
>Fero con nuestros infortunios y adversidades, nosotros somos de la
raza del Cid, más fuerte que la de Ajax; en la hora suprema repetimos
las palabras de Calistenes á su amigo Lisímaco, nos levantamos un codo
-'^'
r .-*>
b
Cma oaldera d«l ingenio '*Dos Amlf os** propiedad de don Pedro Goleochea, ineendieda por la partida Acebo.
lobre nuestra estatura y como el guerrero del ciego de Smirna solo ne-
eeñtamos luz para pelear.
>I!spaña es siempre grande, magnánima y varonil. España es hoy
^jMración del mundoX España es Sagunto vencedora de Anibal, en-
~^.endo entre sus escombros las huestes de Cartago; España es Nú*
jia ardiendo ante las asombradas legiones de Roma vencida; Es-
a es la que dicta leyes á Sedfn y Barbarroja en Lepante, y á Mira-
^n en el Muradal.
toldados del batallón provisional de Cuba, estas son las glorias,
'^ la historia que vais á defender á la sombra de esa inmaculada
P
n
^
*%cleraO A-^^T.JL
Preoio lO oen't.i
/
•í-i^o?"
Í.-Í ^ ^ ,
£*^'
l^'
18 OBÓNICA Dlt LA OUSBRA DX CUBA
bandera, que es la bandera de Calatañazor, la que tremoló en los moros
de Granada, en Italia y en Flandes, en la playa de Argel y en Trafalgar,
en Zaragoza y Gerona; es la bandera de nuestra antigua ooronüla de
Aragón, de aquellos héroes que saliendo de las fragosidades y riscos de
Sobrarbe y de los fértiles campos que bañan el apacible Isuela y el im-
petuoso Cinca, fijaron sus barras en las puertas hieráticas del Asia.
»Es también la bandera de nuestras creencias religiosas. ¿No sabéis
que á la sombra de la cruz paseamos victoriosos nuestros estandartes de
Oriente á Occidente, de Norte á Sur, por todos los mares, por los conti-
nentes todos? ¿No sabéis que en la grandiosa epopeya de nuestra recon-
quista, solo el férvido entusiasmo religioso derrotó en cien combates á
los hijos del Islam?
)>Los bélicos acentos que resonaron en las breñas de Asturias no eran
sino un plañido religioso, y desde Covadonga, donde brilló la aurora de
nuestra libertad, hasta Granada, donde terminó nuestra opresión, en
aquella tit&nica lucha de 781 años, el ejército español iba siempre pre-
cedido de la cruz; entre los pliegues de su bandera se dibujaba la son-
risa de María; con sti invocación los débiles cobraban aliento, los fuer-
tes pujanza y las huestes del profeta mordían el polvo del combate en
las Navas, Alarcos, Clavijo y Sevilla, donde el soldado cristiano inmor-
talizó su valor, sus proezas, su heroismo.
»Pero esta bandera es especialmente Balear; ha sido adquirida con
las cantidades facilitadas por los habitantes de la provincia, y baleares
sois también los que vais á escribir su historia, ilustrándola con glorio-
sas, hazañas.
> Recordad aquel grito patrio y enérgico, aquel grito terrible, aquel
desperta ferro de los almogávares, y haced ver á los insurrectos que los
baleares de hoy son los héroes de ayer, demostrad al nuevo continente, y
al mundo entero, que aun corre por vuestras venas la sangre de los
vencedores de O tumba.
«¡Fuera debilidades y desmayos! ¡Atrás la cobardía! No hay laure-
les sin sacrificio; no hay resurrección sin calvario: resistid la tempestad,
que ya vendrá la bonanza, y si los de Tesalia coronaron de amaranto el \
sepulcro de Aquiles, porque había peleado en defensa de sus conciuda*
danos, el amaranto y el laurel y mil coronas os reservarán nuestros pai-
sanos, cuando tornéis victoriosos: si — lo que Dios no permita — ^la muerte
cortare vuestros pasos en la inclemente manigua, la brisa de los maíces
traerá á este suelo bendito, el fósforo de vuestros huesos, el oxígeno de
vuestra sangre, para encender más y más el patriotismo de vuestios
hermanos isleños.
I »Voy á terminar imaginándome un espectáculo tan triste coiao
tierno conmovedor.
> Aproxímase el momento de partir: yo contemplo á vuestros padr »,
r
CRÓNICA DE LA GUERRA DE CUBA 19
á vuestros parientes y amigos con los ojos enrojecidos á fuerza del llan-
to, j & vosotros, á vosotros aturdidos de pena mientras vuestras madree
y hermanas os colocan con especial cuidado un escapulario de la Santí-
sima Virgen, mientras os confirman en las máximas cristianas, que fue-
ron siempre el mis rico tesoro de vuestras familias. Dilatad vuestros pe-
óhos, mostraos serenos y no redobléis el dolor de los que aquí quedan.
Id, pues, en paz, mis queridos soldados; procurad distinguiros por vues-
tra subordinación y disciplina, por el amor que os profeséis unos á
otro. Id en paz, os acompañan nuestras oraciones y las bendiciones del
cielo. Vuestras madres, postradas ante los altares, imploran la iQterce-
nón de la reina de los ángeles, figura la más dulce, la más bella, la más
simpática que brilla en el cielo del catolicismo.
>¡Dios clemente y misericordioso! ¡Guardad á estos bravos defenso-
res de la patria! ¡Qué les respete la lluvia y el rocío, el calor tropical y
aqael otro enemigo más cruel é implacable, la fiebre traidora.
«Soldados; confiad en el Señor; él premiará vuestros sacrificios y os
mostrará los diáfanos horizontes de la gloria.»
Tal ha sido el sermón del eximio padre Cervera, justificando la repu-
tación de distinguido orador sagrado y de rasgos de exquisita erudición,
de que teníamos las mejores noticias por su antecesor y por la prensa
del continente.
Ha sido, pues, escuchado con sumo agrado y felicitado por el audi-
torio, como un privilegio exclusivo del talisnto.
Terminado el acto, la bandera y escolta se incorporó al resto de la
faerza que se hallaba con las armas presentadas, al propio tiempo que
las músicas de los regimientos regionales tocaban marcha.
uJUn gentío inmenso e<<peraba en las afueras de la Catedral para oir el
discurso del jefe de ía fuerza, que pronunció según prescribe la ordenan-
za, recomendando la obligación de conservar y defender la bandera,
hasta perder la vida, por interesarse en ello la gloria de la Nación, el
honor personal y el crédito del cuerpo.
Hecha la exhortación se verificó la descarga, y desfiló el batallón
abriendo paso por la multitud que se apiñaba, dirigiendo atentas mira-
das á la bandera y á los valientes baleares que marchan con ella el suelo
eabano para distinguirse, como lo hicieron sus antepasados en Tesino,
en Trasimeno y en Cannas, donde formaron la primera línea de AnnibaL
En Pollensa fué imponente la despedida de los soldados.
Tin acontecimiento que formará época en los anales de la historia
de dste pueblo, tuvo lugar con motivo de pasar á Palma los soldados á
qu 'enes ha tocado la suerte de formar parte del batallón provisional de
Co )a.
t. r
20 CRÓNICA DB LA QÜEBBA DE OÜBA
A las ocho en punto, y apenas sonaron las primeras campanadas, los
alrededores de la parroquia se vieron invadidos por un gentío inmenso;
y apenas hubo entrado el Clero y el Ayuntamiento, el templo quedó ma-
terialmente lleno.
En seguida el señor Cura párroco, con su elocuente palabra hizo una
plática tan sentida y tan conmovedora, que hizo derramar abundantes
lágrimas al numeroso auditorio; recordándoles que corría por sus venas
sangre de aquellos héroes pollensines que en 1550, sorprendidos por las
hordas del pirata Barba Roja, sin otras armas que las herramientas de
labranza, acaudillados por el insigne Juan Más, supieron con su bravu-
ra arrojar y poner en vergonzosa fuga al terrible moro; y que como
aquellos derramaron su sangre generosa, para salvar la patria chica,
ellos también y sin temor á las fatigas que proporciona la manigua, ni
á los rigores del clima, demostrarían su arrojo, derramando la última
gota de sangre para salvar la integridad de la patria grande. Y después
de rezar las oraciones del Ritual, el señor Cura párroco colocó so-
bre el pecho de cada uno de los expedicionarios un escapulario de Nues-
tra Señora de los Angeles, patrona del pueblo; terminando este acto con
una SaWe cantada.
Acto seguido, el pueblo en masa, acompañado de la música del pue-
blo, fué á la Casa Consistorial, donde en el espacioso salón de sesio-
nes se les tenía preparado un almuerzo de abundante chocolate; servi-
cio que estuvo á cargo de lajs bellas señoritas de la buena sociedad de
la población, lo cual contribuyó en gran manera á dar más realce al
acto.
Terminado el almuerzo se levantó el bizarro coronel retirado don
Guillermo Aloy, quien entusiasmado, cual si estuviera en el campo de
batalla, les dirigió una tan sentida y tan entusiasta arenga, que aquellos
jóvenes sentían no encontrarse frente al enemigo; y hasta muchas per-
sonas de edad manifestaron, en aquel acto, vivos deisieos de entrar en
fuego.
T después de exhortarles á que tuvieran sumisión y respeto á sus je-
fes, y que debían derramar la última gota de sangre antes que ser trai-
dores á la patria, terminó dando vivas á España, al Rey, á la Reina y
al pueblo, que fueron contestados por toda la multitud con bravos y una
prolongada y nutrida salva de aplausos.
Después el señor Cura párroco se puso á dirigirles la palabra, y
seguidamente el abogado don Guillermo Cifre, antes Coll, y don Ramón
Martorell, quienes con elocuentes y sentidas frases aumentaron el
entusiasmo, siendo colmados cada uno con salvas de aplausos. Acto con-
tinuo y seguido de la respetable banda de música del pueblo tocando un
entusiasta paso doble, se puso en marcha la comitiva recorriendo las
calles más céntricas de la población.
21
a. Sra. del Ro*
illaron escenas
M en loB ojoB,
a por el adiós
sooorrerá; otro
ise con TÍras á
titnd, y se cal-
paflaron hasta
la Vii^en, y
ipafia! ¡Viva ]»
ordesde lamú-
nitÍTa seguida
itad se dirigió
a Casa Consis-
te se servio un
n las mencio-
itas; y después
irlos con meló-
os por la ban-
A, el ya citado
rolvió á dar an
iña y á Pollen-
iontestado con
ntnsiasmo que
se presentaron
>o8Ícione8: una
r los gastos de
isioa á Palma
oedida del ba-
va del Pueblo,
%ría para con-
le marchase la
linero para so-
, la pérdida de
es fueron acla-
iirias cuartillas
1 en seguida la
pueblo de Po-
a y entusiasta.
^JȒr:,^T^.5rBHr^-
22 CRÓmOJL DE LA QUEBBA DE CUBA '_
La despedida del Vicario castrense, en Palma, fué como sigue:
Al batallón provisional de Cvha
Es la despedida cerno una consolidación de afectos, como un pacto
de amistad perdurable de donde brotan fervientes promesas, el temor y
la esperanza, el regocijo y la pena.
Mustio el semblante, los ojos nublados por el llanto, con una voz que
se anuda á la garganta, los soldados baleares dan un melancólico <adiÓB>
á la noble metrópoli de sus islas, al paraíso de sus ensueños, á la ciudad
hermosa, blanca como el cisne, pulcra y engalanada como la casta vir-
gen en el día de sus nupcias.
Y desde la zona ardiente y al través de los mares enviarán cada día
un tierno saludo, que no-es buen soldado quien extingue el fuego sacro
de la gratitud; y vuestros hermanos de Palma os han prodigado sendo»
agasajos, y han exaltado vuestro espíritu y vuestros sentimientos con
una corriente de intenso cariño y de vivas simpatías, y os despiden con
solemnidad y pompa, con toda la efusión del alma.
Por eso 08 vais con pesadumbre.
Y aumenta vuestro duelo al recordar el pueblo nativo; vuestras pu-
ras y santas afecciones. ¡Cuánto os amarga, cómo os desconsuela aban-
donar el oscuro y tranquilo rincón, embalsamado con los perfumes de
vuestra deliciosa campiña!
¡Ah ! imaginaos un pobre proscripto, abatido y sin aliento cuan-
do á gran distancia de su patria recuerda triste los encantos de la casa
paterna^ los suspiros de su esposa, los lamentos de sus hijos, los horizon-
tes de su país, sus infantiles juegos, su madre que no existe, el sepulcro
de sus mayores; vedle en tierra extraña, melancólico y sombrío, solita-
rio y errante, contemplar con el alma apenada los montes, l<is valles y
los ríos; nada le sirve de esparcimiento; ni aquellas auras reciben sus ge-
midos, ni hay aroma en aquellas flores, ni aquel cielo tiene estrellas
como las de su patria querida.
¡Feliz, mil veces feliz el mortal que descubre siempre su cuna y na
le inquieta el pensamiento de que otra tierra sea su sepulcro!
Cuando el hijo de los mares abandona, en alas de la codicia, las pla-
yas de su patria, siente extremecerse su corazón y piensa tristemente en
las iras del túrbido elemento: mas llega su anhelado y feliz regreso. . .
¡Cuántos recuerdos dulcísimos se agolpan á su mente! ¡qué multitud le
tiernos afectos conmueven su ánimo! Mientras le refréscala brisa nal 1,
recréase en las costas donde verificó sus primeros náuticos ensayos, i-
luda los patrios lares y hace que su nave rompa veloz el cristal del x-
menso piélago^ para estrechar en sus brazos al amigo, al pariente, ( u
esposa que le espera.
CRÓKICA DE LÁ OUEBHA DE CUBA 23
¡Oh patria, objeto de amor, augusto santuario de nuestros regocijos y
penai}, de nuestras efusiones y tristezas, libro de oro, abierto en curva
infinita, donde los héroes consignan sus hechos y las naciones sus triun-
fos y glorias, sus reveses y desventuras, sus ideales y sus transforma-
ciones.
¡Qaé sublime es la palabra «patria!» Todos los pueblos rinden culto
i este sentimiento que fascina y arrebata, que subyuga y enloquece;
\ pero en niguno ha tenido su templó y su trono como en la antigua Ibe-
ria, ea esta muy noble tierra española, país clásico del valor, donde
\ cada muro nos recuerda un combate, cada bandera una conquista y ca-
; da soldado un monumento de patriotismo; nación cuyas maravillosas
empresas son otras tantas al parecer inverosímiles epopeyas, que hubie-
minf andido terror y espanto aun á los mismos gigantes de Homero.
¿Donde encontraréis nombres como lo de Sagunto y Numancia, de
Zaragoza y Gerona? ¿Donde héroes como Pelayo, Guillen González,
Eodrigo Díaz del Vivar, Hernán Cortés, Pizarro, D. Juan de Austria,
ddaque de Alba, D. Alvaro Bazán, Requesens, Churruca, Gravina y
Méndez Nuñez, todos ellos esforzados caudillos, insignes pa,tricios, cum-
plidos caballeros y verdaderos cristianos? ¿Dónde, decidme dónde se
ofrece un holocausto como el de Guzmán el Bueno, que sella su patrio-
tismo con la sangre de su sangre?
Soldados, imitad tan altos ejemplos, prius mori, quam fcedarv^^ esta
es la divisa de los héroes, que entraña las leyes de Dios y de la Patria;
ii divisa que templará vuestro espíritu, y os alentará en el desfalleci-
Diento, y os fortalecerá en la desgracia, y dará creces á vuestro valor
para sufrir hambre, sed, fatiga, el sol abrasador, los aguaceros y todo
los géneros de peligros.
Allí, en aquella tierra mortífera, vasta necrópolis de la juventud es-
pañola; en aquella perla de las Antillas, enriquecida y hermoseada por
^nestros mayores, en aquellos espesos bosques, humedecidos aun con la
gre vertida en la campaña de los diez años, allí veréis como pelean
fes soldados de León y de Castilla, descendientes los unos de los bravos
lucharon en la jomada de Villalar; herederos los otros de la altivez
foda y dignos émulos de los que tremolaron su morado estandarte sobre
muros de la ciudad de los Abencerrajes y Alhamares.
AUí encontraréis á los de Navarra, que se coronaron de laureles en
hs gargantas de Ronces valles.
Y á los duros y perseverantes catalanes, y á los fieros valencianos,
i los legendarios aragoneses, que con los invencibles baleares inmor-
on la celebérrima coronilla de Aragón,
i Di están en su honroso puesto los soldados de todas las regiones de
^, cuyos abuelos vencieron con los nuestros en la batalla de
24
QBÓNIW DI LA aOJBaA DB QDBA
una nación de tan gloriosa historia; una naoión cuyos hijos hotoi-
llaron á las legiones del Yolga, á las aguerridas hueste de Tena, Wa-
gram, Aasterlitz y Marengo, tiene derecho á exclamar: Cuba será sieni-
p^í^í?
pre española, mal que pese á los incendiarios mambises, bárbaros A
nuevo consiente. *"
Soldados, vuestro heroismo abreviará el plazo de nuestra separada a;
no olvidéis el grito de combate: desperta ferro. «Santiago y á ellos.i
¡Viva España!
MBttfiívaAíaMiaiffaivaiBSi^SttHB
^tm^pVfm «I» «jI» «i» «llir «ir «VT •!• Jfm ¥p
II
LA TOMA DE CAPIRO
^0^^i0^0^0^0^0^0m0^m^0^0^0tmm
L día 6 de Noviembre y teniendo necesidad el comandante
militar de Baracoa de relevar el destacamento de Ouan-
dao, asi como de recoger varios enfermos que en dicho
destacamento había, decidió la ida de una columna y la
del cañonero Alcedo hasta la bahía de Mata, con objeto
de recoger dichos enfermos que no habían de poder resistir los rigores
de una marcha.
La columna salió al amanecer del día 6 de la población, formada
por unos 450 hombres y mandada por el teniente coronel primer Jefe del
batallón de Talavera don Francisco Zamora, llegando sin novedad hasta
el Paso del Roble que por estar alta la marea, ofrecía no pocas dificulta-
des para el paso de la fuerza. No desaprovecharon los insurrectos esas
dificultades y cuando precisamente el Jefe de la columna con el médico
y ré prácticos se hallaba hacia la mitad del paso, hicieron nutrido
'o sobre ellos que nuestras fuerzas contestaron valientemente. En
fuego tuvimos herido grave al cabo de gastadores y en cambio nos-
s hicimos al enemigo dos muertos vistos. £1 enemigo huyó al poco
, abandonando sus posiciones y la columna siguió su camino des-
j de curado el herido. En el Paso del Güirito y en Dos Hermanas
*^eron nuestras fuerzas á verse hostilizadas por el enemigo, que fué
fu
ot
ra
v<
26 OROHIOA DE LA GÜBEHA DE CUBA
dispersado inmediatamente y al entrar en Mata de nnevo se repitió la
escena annque con idénticos resultados que antee. Allí, en Mata, ayuda-
ron á batir á loa inanrrectos los disparos de cañón del cañonero torpe-
dero Alonso Pinzón que con el Alcedo estaba en la babia.
HízDse el embarque de los enfermos en el cañonero y siguió Inego la
fuerza hasta Guandao. En este punto, recibió el señor Zamora confi-
dencias de que el enemigo con fuerzas muy considerables se hallaba eo
los montes dé Capiro y ya relevado el destacamento, se decidió Á mar-
char & dichos montes para batir á esa gente, entre la que se hallaba el
cabecilla Gil, y varios significados cabecillas como Faez, Delgado y
Galano.
Tuvieron nuestras fuerzas nuevo fuego al pasar por Mata, saliendo
victoriosos, y aig^nieron hacia Consolación, finca que estaba ocupada
por la partida de Paez. Esta partida hizo resistencia á la entrada de Is
fuerza, sosteniendo un nutrido fuego durante más de una hora; pero al
fin tuvo qne abandonar aquello internándose más en Oapiro, no sin de-
jar en el campo numerosos rastros de sangre, varios efectos y cuatro
muertos.
Paez y su gente, tenían ocupada á Consolación desde el día anterior
y atU habían hecho dos comidas matando una rea, cayos despojos se
encontraron.
Descansó la fuerza en Consolación el día 8 y al amanecer del 9 salió
decididamente para Capiro. No se hizo esperar la aparición del enemigo,
que opuso en diversos puntos tenaz resistencia, y por fin dividida la
fuerza en 3 columnas se decidió á subir á los campamentos insurrectos
que por las condiciones de acoidentación del terreno y aun por los tra-
bajos de atrincheramiento que habían hecho, resultaban ser verdaderas
fortificaciones. Las tres columnas tuvieron nutrido faego que duró más
de cuatro horas y en él hubo detalles que permitieron demostrar una
vez más la valentía sin igual de nuestros soldados, así como la pericia
militar de nuestra oficialidad. Seguramente eran los insurrectos más de
mil, pues permiten afirmarlo así, además de las condiciones y señales
de los campamentos que se les ooaparon, las confidencias tenidas por
gente del campo, que tuvo ocasión de apreciarlo.
E3 fuego, fué muy duro en Capiro, teniendo que tomarse dos altaras
á la bayoneta y llegando á ser la lucha poco menos que cuerpo á cuer>
po. Por fin el enemigo fué dispersándose y desalojó sus posioionea. Como
consecuencia de este fuego, dejaron los insurrectos 57 muertos en el
campo, habiendo sido herido en la cara el cabecilla Paez, que según se
cree ha muerto ya. El número de heridos que hayan podido tener es im-
posible calcularlo; puede sin embargo afirmarse que fueron muchos, puf s
Capiro se convirtió en un verdadero campamento de sangre. Se ocupi.-
roa al enemigo pertrechos de guerra, comida, caballos y un botiquJ'a
CRÓNICA DK LA GUBSBA DE CUBA 27
completo. Naestras faerzas tuvieron 1 muerto, 7 heridos graves y 6 con-
toaos, entre los que se cuenta el médico de Tala vera.
Distinguiéronse en esta acción el valiente teniente coronel señor Za-
mora, que con tanto acierto la dispuso, el comandante señor don Vicen-
te González Moro, que cooperó sabiamente á los trabajos de su jefe, el
infatigable médico de Talavera, don Kosendo Castells Billespí, que con
pericia poco común y una'valentía á toda prueba, viene trabajando en
esta campaña desde su principio, los capitanes señores Calvo y Amador,
que acreditaron una vez más su reconocido arrojo y los oñciales señores
Baxeras, Sosa, Jimeno, Pérez y Murillo, cuya bravura es superior á to-
da ponderación.
La acción de Capiro ha sido una verdadera gloria para nuestro ejér-
cito y para nuestra nación; con unos cuantos golpes como el de Capiro,
la insurrección será pronto acabada.
Columna Cabestany.
A las ocho de la mañana del día 16, tras penosa marcha vadeando
ríos en los que el agua llegaba al pecho del soldado, encontró al enemi-
go el teniente coronel del 11. "" batallón de Artillería señor Cabestany,
batiendo y dispersando completamente las partidas insurrectas de Cal-
derón y Bacallao, en el potrero de Enrique Rojo ó Dos Amigos.
El ataque lo efectuaron 85 hombres de la 1.^ compañía del batallón
de Artillería, al mando de su capitán don Francisco Martín Sánchez, y
12 caballos de Sagunto. Esta fuerza obligó al enemigo á huir por el flan-
co izquierdo y á entrar en el terreno en que los esperaba Cabestany con
100 hombres de Extremadura y 8 caballos.
£1 enemigo sostuvo el fuego durante algunos minutos en la casa del
potrero, mientras su vanguardia procuraba tomar los caballos, corrién-
dose luego á una espesa manigua próxima, donde continuó sosteniendo
el fuego como unos 30 minutos en medio de una gran gritería, dándose
después á la fuga dividido en muy pequeños grupos.
Las fuerzas cogieron á los insurrectos sobre la marcha 15 caballos,
8 machetes, un revólver, un cuchillo de monte, 6 chaquetones nuevos,
2 hamacas, 2 sombreros de jipijapa y un saco conteniendo carne, azú-
car, plátanos, boniatos, tabacos y papeles.
No pueden precisarse las bajas que se le hayan podido hacer, pues la
srsecución impidió á la columna reconocer la parte de manigua donde
vé más tenaz la resistencia del enemigo. Pero según manifestaciones de
gunos sitieros llevaban 6 muertos y bastantes heridos.
Reconocido más tarde el terreno minuciosamente, después de comer
^ tropa el rancho, se encontraron pedazos de camisas y algunos zapa-
« manchados de sangre, un hule y una hamaca con las mismas señales
dos caballos muertos.
GBÓNIOA DE LÁ OUXBBÁ DE OUBA
OBÓNtOA D8 LA. GUaSBA DB OÜBA 29
pequeño fuego y se retiraron, dejando algunos oaba-
acia Placetas y á las 12 se dló rancho en Pavón. Se sa-
as 2, hallando al enemigo ocalto en an bosque en cuya
íañaveral, desde donde rompieron el fuego sobre núes-
Se retrocedió en seguida y se generalizó el fuego de in-
legar al enemigo solo había un mal camino en cuesta,
liento coronel Palanca, mandó avanzar la artillería, la
Ltura de las guerrillaB. Betiráronse estas entonces para
.os cañones y se rompió el fuego á 700 metros; el efecto
lemigo huyó enseguida del monte, ante los efectos de
ipués se tiró á 1.000 metros al sitio de donde salía el hu-
-08 de los insurrectos pues á ellos no se lea veía, á causa
nado de nuevo en el monte,
u ellos por una es-
da.
oronel Palanca pre-
te Sebastián si po-
rtillería.
e coronel — contestó
tillería de montaña
las partes donde sea
la vereda. Machete
[a paso. A lo mejor
.co interceptaba el
3S los sirvientes de
1 á pulso el mulo y ■>
asaban al otro lado.
layó. El efecto mo-
fuego sobre los in-
a esperaban entrase
i fué tremendo. Al iu»«iai,uu«.
in llenos de terror, encontrando nuestras fuerzas, Bom-
amacas, comidas, monturas, impermeables, etc.
oando los insurrectos hacían un pequeño alto y rom-
>ero en seguida que la vanguardia los atacaba volvían &
efectos y abandonando hasta un saco con maniciones
vino encima y allí se acampó, sin comer ni beber ni la
ido. Empezó á llover. La sed era abrasadora. Se intentó
i lluvia en los sombreros, pero llovió poco por desgracia,
zo el enemigo nuevos disparos, se les contestó haciendo-
CRÓNICA DK LA OUEKRA DB 0U8A
rto y un prisionero, oontinuando la columna cogfiendo caba-
tOfl.
Qoe &e encontró una charca fangosa. El médico analizó el agua
I tanto se paso una guardia para que nadie bebiese. Dijo que
hrse y todos saciaron su sed con aquella agua con tierra que
ría.
la de la tarde se llegó & unos bohíos donde se dio pienso y ran-
ido ana res.
)a y el ganado llevaba 33 horas sin beber y 26 sin comer.
mte Coronel manifestó que estaba contentísimo de todos, pero
njusto sino prodigara grandes elogios á la artillería, por 1
fuego realizado por aquella sección y que así lo consignari
bohíos de los insurrectos estaban loa ¿pacíficos? horrorizadc
e los cañonazos.
|ue al colocarse por primera vez en batería las piezaz, el Jel
rrectoB mandó cargar al machete, y nadie se atrevió.
eron 86 caballos, 57 monturas, 30 machetes, un botiquín
efectos.
• una operación brillantísima, que honra al teniente coroni
Sania Clara.
andante general de Santa Clara participa que el jefe de la z(
;a, coronel Hernández, después de pernoctaren Pailita, atac
, disidiendo sus fuerzas en tres columnas para atacar el can
lie tenían los insurrectos en Carboneras, pasando por el os
onía, y después de dar acertadas disposiciones y de un nutrí
imó al enemigo, el campamento que se hallaba bien surtido
al provisto de medicamentos, cogiéndole además 20 caballo
ras, armas de fuego y blancas, toda clase de efectos, causan
Lgo dos muertos vistos y varios heridos que retiraron,
aída se encontraron los insurrectos con otra de laa tres co
nando del capitán Sánchez, de Extremadura, el que les hiz<
y dos heridos, cogiéndoles cuatro caballos.
_J
m^^:^¡mc^m:^mcmm
9cox]CLpensas
Por la acción de Peralejo.
LLA de Isabel la Católica:
•argento Miguel Candelas Oómez, cruz de plata del
ito militar con diatintiTO rojo y la pensión mensual
'50 pesetas no vitalicia.
lerrílleros Domingo Pardillo Madona, y Marcos Or-
Peninsular uúm. 6:
Martínez Buris, cruz de plata del Mérito militar cün
)enBÍón mensual de 25 pesetas, no vitalicia.
0 Aumi, Eugenio Pérez Moro, Miguel Lairo Alvarez,
Risano, Constantino Cordia Echevarría, Aumito
de plata del Mérito militar con distintivo rojo.
Cama Martín, Manuel Baena Cuadrado, Braulio
ro Bello Abanoilla, Gregorio López López, Mariano
1 Rodríguez Zaldivar, idem.
o Arribas, Bernardo Barrón Qaroía, Francisco Fon-
hgo Pedrosa García, idem.
Jorgonio López Rodríguez, Isidoro Veride Pérez,
García, Pedro Navarro Sanz, Francisco San Román
tzález Pérez, idem, idem.
32
CHONICA DR LA GUERRA DS CUBA
Soldados de 2.*" Reaito García Vicente, José Rodríguez Mora, Ilde-
fonso González García, Florencio Torrecilla Conde, José Audrade In-
cógnito, Salvador Pajol, Balbino Rodríguez Incógnito, Ambrosio Gon-
zález Andrés, José Fernández, Bemardíno Vaquero, Andrés Romero,
Joaquín Martín, Casto Velayos, Santiago Otero, Longino Diez, Elias
Rodríguez, Eugenio Losada Losada, Secundino Tachada, Antonio Do-
mínguez, Tomás Zubiria, Laureano Rúa, idem, idem.
ídem idem José Vaquero,' Juan Girón, Luis Jaén Mariano García,
Andrés Pereira García, Antonio Escolo Tonel, Agustín Echevarría Sille-
ro, Bautista Camero García, Benito López Vaquer, Baldomcro Dorca
Ruiz, Buenaventura Clara Justa, Ciriaco Moya Jihaja, Carlos Rivas
.i'
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,44/1/*^.
Dlbüjoi hcchM en el campo
Povechanes, Domingo Arroyuelo, Durana, Esteban Torredeflar Elstrada,
Enrique Várela Pavón, Edelmiro Fulgueiro Amposta, Eugenio Garrido
Gktrrido, Francisco Bairos Pérez, Francisco Elorza Zuarna, Federico
Tapice Almarán, Fermín Vila Ubaso, Indalecio Muñoz Quintanilla, José
Quintas Gallego, José Fernández Puga, idem, idem.
ídem idem Jenaro Jorge Alfonso, Julián Heras Camarero, Juan \
eos Blanco, Miguel Suso BufíU, Francisco Lázaro Perdiguero, Santo i-
cudero Danta, Manuel Conde Aguado, Domingo Esteban Martín, Sil y
riano Bringas Blasco, Antonio Baitrago Martínez, Vicente Chapa, o
Salvador, Dorandino Ubingoya Pacheco, Francisco Aguilar Vega, S ^'•
ro Romero Hernández, Marcelino Pérez Tóraida, idem, idem.
. OEÓMIOA DB LA GPKBRA DB CUBA 33
ídem Ídem Carlos Euiz Díaz, Jaime Tangasona Terviraoh, Julián
Sannigimbarñ PortillajValentínFalag^a Carnes, Manuel BlanooNoaín,
Agostía Chamorro Gómez, Cipriano Torrado Serrano, Luis Cortijo Me-
roBÍena, Pablo Lázaro Casado, Gregorio Marcos Alentín, Julián Cortés
IMrniu !• U Tilla irt Oobra.— BinII*(o do Cobii.
S Duez, Melchor Callen (.'ubero, Santiago NúBez PaIMn. Manuel Ticen-
fc '-*iar, Gregorio Pardal Grupo, Juan Roja Roja, José Campos Blan-
0 .ríos Cano Jalebut, Pedro Abrid Maso, Mariano Teimo Bamido,
J . Vidal Alvarez, Valentín Bilbao Expósito, Mariano Cnende Ama-
jj " Manuel Fernández Jiménez, Juan Charles Braoinos, José Chapa
-««■sx-no 43— T.n. F>reolo lO oent.*
!■*> ¿O .
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fc*-. ; . .
'34 CBÓNICA DK LA QÜBBBA DE OüBA
Vila, Francisco Carrión Ganga, Francisco Carballo Ibáñez, Eulogio Mo-
reno Ajo, Benito García Rodríguez, Fulgencio Martín Vega, Evaristo
Domínguez Cordero, Agapito Néctar Rojo, Antonio Carrasco García,
Basilio Rubiños Losada, Cecilio ürquello Urecha, Francisco Alonso
Alonso, Jesús Yerjuela García, Antonio Fernández Ibeleno, idem idem.
Batallón mixto de ingenieros :
Cabos Diego Carrero García, y Agustín Martínez Ulera, idem. idem.
Soldados de I.*" Manuel Gómez Domenech, Pedro Blajón Ubolins,
Nicanor Martínez López, Manuel Giménez Vera, Julián Garrido Ro-.
driguez, Juan Fernández Pérez, Felipe Rodríguez Ruiz, Pedro Mansol
Navarro, Enrique Cordobés Prats, José Baeza de la Vega, Juan García
Sanfranco, Juan Pablo Níera, Carlos Ruoguel Pagés, José Galván Ro-
dríguez, Francisco Fernández Valdés, Clemente Rosell Cortina, Fidel
Jalón Roca, Antonio Plaza Martín y José Fernández Salgado, cruz de
plata del Mérito militar con distintivo rojo.
Guerrilla montada de Manzanillo y Bayamo:
Sargento Martín Caña liña, cruz de plata del mérito militar con dis-
tintivo rojo.
Cabos Guillermo Rodríguez, Antonio Pérez González y Pedro García
Giménez, id. id.
Trompetas Miguel Mendoza é Ildefonso Rodríguez Sánchez, id. -id.
Guerrilleros José Prieto Chinchilla, Tomás Pellicer, José María
Expósito, José Solano Proto, Juan Signos Oliva, David Rodríguez Vá-
rela, Bernardo Benito, Manuel Adán Oras y Camilo Cepeda García, id. id.
Guerrilla volante de Guisa y Bayamo:
Cabo Rafael Naranjo Torres, cruz de plata del mérito militar con
distintivo rojo y la pensión mensual 7 '50 pesetas ^no vitalicia.
Otro Jaime Gómez Royo, cruz de plata del mérito militar con distin-
tivo rojo.
Guerrillero Manuel Sánchez Fernández, cruz de plata del mérito mi-
litar con distintivo rojo y la pensión mensual de 2^50 pesetas no vita-
licia.
Otro Natalio Ventura Palmo, cruz de plata del méríto Militar con
distintivo rojo.
Helación de heridos.
Cuartel general:
Capitán de infantería don Pedro Méndez Vega, cruz de María ( a-
tina de 1.^ clase.
Primer batallón del regimiento de Isabel la Católica:
Cabo Mariano García Martín, id. dé plata del mérito militar con s-
tintivo rojo y la pensión mensual de 7 '50 pesetas no vitalicia.
CRÓNICA DE LA GUERRA DE CUBA 35
■m
Sjldado de 1.* Gabriel Pérez Puerto, la id. id. de 2*50 no vitalicia.
Oaerrillero Ramón Cañáis Baneza, id. id. de 7^50 pesetas vitalicia.
Soldado Antonio Marqués Castillo, id. id.
Otros Manuel Guerra Maure y Manuel Sinchez Gorbau, id. id. no
vitalicia.
Otros Antonio López Justo y Manuel Reselló Montesa, id. id. de 7*50
vitalicia.
Otro Manuel Carretero S&nchez, id. id. no vitalicia.
Otro José Cordón Rivera, id. id. de 2*50 pesetas no vitalicia.
Otro Inocencio Toledano Calvo; id. id. de 7*50 pesetas no vitalicia.
Otro Francisco Vera Escribano, id. id. de 2*50 pesetas no vitalicia.
Otros Manuel Sánchez Redondo, ^ El{as González Martínez, Eu^ebio
Crarcía Beltrán y Gregorio Casasa Fernández, id. id. de 7*50 pesetas no
vitalicia.
Otro Ignacio González Martínez, id. id. de 7*50 pesetas vitalicia.
Otro Vicente Cuesta López, id. id. de 2*50 pesetas no vitalicia.
Otro Antonio Pereira López, id. id. de 7*50 pesetas no vitalicia.
Otro Remigio Eticribano Cisneros, id. id. de 2'50 pesetas no vitalicia.
Otro Agustín Prada Miguel, id. id. de 7*50 pesetas no vitalicia.
Otro Manuel Cortés Veira, id. id, de 2*50 pesetas no vitalicia.
2.^ batallón del regimiento de Isabel la Católica:
Primer teniente don Francisco Sánchez Ortega, empleo de capitán.
Sargento José Urquide Carratala, id. de segundo .teniente de la esca-
la de reserva retribuida. #*^
Otro Toribio Heredero Andrés, cruz de plata del Mérito militar con
distintivo rojo. , -
Cabo Daniel Abad Urraca, empleo de sargento.
Otro Mateo Velasco Fruto, cruz de plata del mérito militar con dis-
tintivo rojo y la pensión mensual de 7^50 pesetas no vitalicia.
Soldados Antonio Aman Creu, Domingo López García j Eduardo
Calderón Lema, id. id.
Otro Femando Esteban Gutiérrez, id. id. de 2*50 pesetas no vita-
licia.
Otro Francisco Roque César, id. id. de 7*50 pesetas no vitalicia.
Otro José Domínguez Bermúdez, id. id. de 7*50 pesetas vitalicia.
Otro Julián González García, id. id. de 2'50 pesetas no vitalicia.
)ldado Juan García Fernández, cruz de plata del Mérito militar
vdstintivo rojo y la pensión mensual de 7*50 pesetas, no vitalicia,
^em Juan Romero Moreno, Lancís Espinosa, Toribio García Gue-
dem Ídem.
lem Miguel González Verlanga, cruz de plata del Mérito militari
distintivo rojo. .
'm Francisco Carretero Galián, Diego Percejo García, Jaime Fe-
!♦• :*-s>
3^.
36 CROKICA DS LA GUERRA DE CUBA
-89"
rrer Pmggrósi Mariano Palacios Castro, Antonio Sobrado Rodríguez,
tnm de plata del Mérito militar, con distintivo rojo, y la pensión men-
tal de 7*50 pesetas no vitalicia.
ídem José Romanos Diez, Felipe Casado Ganéis, cruz de plata del
Mérito militar con distintivo rojo.
ídem Manuel Cresente Mayo, Ángel Prieto^Yillasa, Atilano Campos
Blanco, Baltasar Ríos Rodríguez, Heliodoro Gómez Vicente, Ildefonso
Bodríguez Bueno, cruz de plata del Mérito militar con distintivo rojo y
la pensión mensual de 7'50 pesetas no vitalicia.
ídem Juan Rivas Estrudes, cruz de plata del Mérito militar con dis-
tintivo rojo,
ídem José Ferrer Yalls, Bartolomé Suriña Colomina, cruz de plata
l¡í-¿;' del Mérito militar con distintivo rojo y la pensión mensual de 7^50 pe-
setas no vitalicia.
Batallón de Baza Peninsular, núm. 6:
Capitán don Luis Robres Guardabrazos, empleo de comandante.
Sargentos Pedro Turiel Martínez y Marcelino Mandiola Mendavilla,
oruz de plata del Mérito militar con distintivo rojo y la pensión men-
sual de 25 pesetas no vitalicia.
Cabos José Gómez Sierra, id. id. id. de 7^50 pesetas no vitalicia.
ídem Primitivo Villoris Sánchez, id. id. id. de 7'50 pesetas vitalicia.
Cometa José Eloy Alvarez,^id. id. id. de 7 '50 pesetas no vitalicia.
Soldados de primera Deogracias de la^Fuente, id. id.
ídem de segunda José Rojo Campillo, id. id.
Otros Feliciano González González, Máximo Julián Marcuello, Fran-
cisco Martín Navarro, Marcelino Guerrero Chico, Victorio Martín Mar-
tin, Manuel Pascual Tarrago y Demetrio Reses Rojo, id. id.
Otros Manuel Pérez Sánchez y José Cid Gallego, id. id. de 7*50 pese-
tas vitalicia.
Otro Eduardo Froyán Méndez, id. id.
Otro Elviro Méndez Alvarez, id. id.
Otros Benjamín Pereira Carballo y Andrés Pasos Santa María, ídem
Ídem de 7^50 pesetas no vitalicia.
Otro José Raña Cendra, id. id.
Voluntarios movilizados:
Primer tedíente don Guillermo Castelví é Ibarrola, crus» de primera
«lase del mérito militar con distintivo rojo pensionada.
Batallón mixto de ingenieros:
Soldados Ramón Esteban Mateo, Simón Delgado Camacho, Yicc e
Petil Ayel y Antonio Ejea Heredia, cruz de plata del mérito militar a
^Ustintivo rojo y la pensión mensual de 7^50 pesetas no vitalicia.
Guerrilla montada de Bayamo y Manzanillo:
V
OHÓSIOA PE LA OÜEBSA DB OtTBA 37
nte coronel graduado, oapítán de infantería retirado don Gnrí-
resi Benavidas, oruz de María Cristina de primera clase. '
ríUeroa Manuel Bobol Incógnito, Miguel Nolins Perra y Daniel
iz Várela, oraz de plata del mérito militar oon distintÍTo rojo y
n mensual de 7 '50 pesetas no vitalicia.
rilla volante á pie de Bayamo y Quiaa:
into Santiago Padrós Martínez, id. id. de 3'50 pesetas no vl-
) Silrador Benítez Martín y Evaristo Bermudez Cortés, idem
ídem de 7'50 pesetas no vitalicia.
Ouerrilleroa Eloy Benítez Mar*
tín, Mariano Fernández González
yManuelMarfulIYázquez, id. idem
de 2'50 pesetas no vitalicia.
Por las operaciones de Mayari
Arriba:
Relación de distinguidos.
Estado Mayor:
Comandante Ultramar, capitán
Peninsular don José de Dueñas Te-
jado, cruz de María Cristina de pri-
mera olafe.
Batallón infantería de Tala vera:
Primer teniente don Catalino
Cantero Diaz, cruz de primera cla-
se del mérito militar con distintivo
rojo,
c^o.,,. mcci». e*..b„ s.u,^. Caballería:
Primer teniente don Felipe Navarro y Caballos Escalera, cruz de pri-
nera clase del mérito militar oon distintivo rojp.
Batallón infantería de Talavera:
Segundo teniente don Francisco Albaladejo Romeu, omz de primera
liase del mérito militar con distintivo rojo.
Sargento Juan Balleater, cruz de plata del mérito militar con distin-
'"" rojo.
bos Juan Miñano Tortosa, Juan Guardia Guardia y Bautista Gin-
.er, id. id.
rneta Miguel Bordetaa Infante, id. id.
dados Joeé Gómez Folgueras, Domingo Rodrigo Puig, Aniceto
•a Pérez, Ángel Mateo Huerta, Domingo Vázquez Turiño, Felipe
^ Sancelona, Francisco Blasco Estrella, Francisco Pona Manes,
^T^fT^'^-' íl/.
■ ■♦
'H
U'
í»..-
i-a-r»
Sg* OBÓNIOA DB LA QÜEBRA DK OÜBA
Iflidfó Lázaro Ferrer, Juan Montolín Flor, José Barberán Uriol, José
Ferrer Mulet, Jofié Penalba Lleija, Joaquín Gil Piza, Jesús Saavedra
Puntero, Modesto Turis Lafont, Doroteo Anguera Expósito, Vicente Ci-
ña Cadtany, Cristóbal Broohero Saíón, Francisco Andrés, Yicente Yilar
Miralles, Francisco Zapater Mir alies, Miguel Castillo Piez, Félix Torquet
Urgelés, Bruno Martínez Calvo, Evaristo Lez Lapienza, Francisco Mata
Cavero, Andrés Marín Campos, Deñaetrio Mayabreza Pino, Eugenio
Pertegal Villanueva, Fidel triarte Dieus, Manuel Abella Juan, Ángel
Sanz Expósito, Antonio Anglés Blas y Antonio Sevilla Campos, id. id.
Relación de heridos.
» •
Infantería:
Primer teniente don Mariano Nieto Pindanza, cruz de María Cris-
tina*
Soldado Carlos Marín Andrés, cruz de plata del mérito militar con
distintivo rojo y la pensión mensual de 7^50 pesetas vitalicia.
Soldado Francisco Ferreros Bádemas, cruz de plata del mérito mili-
tar con distintivo rojo.
Cruces de 1.*^ clase del mérito militar con distintivo rojo, al maqui-
nista don Juan Mainé y al conductor don Julián González, del tren que
conducía tropas, por su distinguido comportamiento 'en la acción del
ingenio de San José el día 23 de Junio liitimo.
Empleo de capitán al primer teniente de Infantería de la columna
de guerrillas del primer distrito don Albano Blanco Alvarez, por su bri-
llante comportamiento en la acción sostenida contra los insurrectos en
Santa Bárbara el 24 de Junio anterior.
Empleo de 2.^ teniente de la escala de reserva retribuida al sargento
de la guardia civil de la comandancia de Colón, don Braulio Huarte, así
como la cruz de plata del mérito militar con distintivo rojo, pensiona '
da con 7^50 pesetas mensuales, á los guardias de la misma comandancia
Ramón Ubantas; José Hidalgo, Manuel Díaz, Pablo Salazar, Domingo
Quíntela, Antonio Jiménez y Amador López, en recompensa del com-
portamiento que observaron en el combate que sostuvieron el 2 de Agos-
to contra una partida de insurrectos en Montegordo.
Por la acción de Arroyo Blanco.
Batallón de Alcántara Peninsular DÚm. 3:
Capitán don Yicente González Martínez, cruz de l.*^ clase del Méri
Militar con distintivo rojo.
Sargento José Calpe Silvestre, cruz de plata del mérito militar c<
distintivo rojo.
I
r
CRÓNICA DS LA. GUERRA DE CUBA 39
Cabo Antonio Ochando Carrillo, id.
Soldado de primera Rafael Montoya Toledo, id.
Otro de segunda Estanislao Martín Gutiérrez, id. id.
Otro José Hernández Fernández, id.
ídem de Baza núm. 6:
Soldados Emilio Vega García, cruz de plata del mérito militar con
distintivo rojo.
Otro Gregorio Lozano Miguel, id. id. .
Guardia civil, comandancia de Cuba:
Sargento Mariano Estropa Banzos, cruz de plata del mérito militar
con distintivo rojo.
Guardia primero José Tejeiro López, id. id.
Otro segundo Francisco Fizarro Bivera, id. id.
Otro Isidoro Boent Coder, id. id.
Regimiento Infantería de Isabel la Católica:
Guerrillero Francisco Buscat Calatayud, cruz de plata del mérito
militar con distintivo rojo.
Otro Joaquín Ventura Ventura, id.
Otro Enrique Noé OUí, id. . '
ídem de María Cristina:
Soldado Eugenio Coso Hernández, cruz de plata del mérito militar
con distintivo rojo, y la pensión mensual de 2*50 pesetas no vitalicia.
■
Por las operaciones practicadas en Cumanayagua, Soledad, Corralillo
y rio Lagunilla.
Instituto de voluntarios: '
Capitán don José Villapol Fernández, cruz de primera clase del mé-
rito militar con distintivo rojo.
ídem don Antonio Porrúa y Fernández, id. id.
Sargento Baldomcro Concil Justurio, cruz de plata del mérito mili-
tar con distintivo rojo.
ídem Bartolomé Martínez Zamora, id.
ídem Antonio Cambria Caballeira, id;
ídem Cabo Manuel Rodríguez López, id.
ídem Emilio Albuermes Arguelles, id.
lometa Esteban Gisbert Ibáñez, cruz de plata del mérito militar con
i intivo rojc
bluntario Santiago Barróla Scherduahel, id.
lem José López Alvarez, idem id.
madeo Cigarrán Laururo, id.
"^m José Lorenzo Rodríguez, id id.
ím José Landa Aldecoa, id. id.
/^
40 0R6NI0A Pg I.A GÜBBRA DE CUBA ^__
ídem Cándido Fernández López, id. id. .
ídem Eugenio Allende Balbnena, id.
ídem Manuel Cueto Sánchez, id. id.
ídem Gumeraindo López Fernindez, Estanislao López (Jarcia, Ma-
nuel Freiré Estébez, Serafín Cambra Pardo, José del Boato Riestra, Do-
mingo Acosta Vargas, id. id.
ídem de ídem Tiradores:
Sargento JaanGrau Orivido, id. id.
Cabo Juan Rodríguez Guliener, id. id.
Voluntarios Cándido Díaz Alvarez, José Fernández Alvarez, Pedro
Martínez Albueme, José Rodríguez Suárez, id. Id.
ídem Ídem. — Guías:
Cabo Ismael Cebrián Roca, id. id.
Voluntarios Inocencio Enrique Quintana, Gregorio Espino Martínez,
Andrés Madruga Castro, id. id.
Cabos Emilio Aragón Aragón, Francisco Alvarez Sánchez, id. id.
ídem de ídem Ingenieros:
Cabo -Tuan Reyes Utra, id. id.
Voluntarios Tomás Lugones González, Aniceto Castro Trinidad, Fe-
derico Ramírez Jiménez, Clemente Hernández Trea, Valentín Cabrera
Cabrera, Ramón Sánchez Sánchez, Tomás Torzado Llórente.
La Cruz Hoja del mérito militar con distintivo rojo á'Ios guardi
segundos de la comandancia de Santa Clara Doroteo Martín Fernándt
Fulgencio Pérez García, José Mateo Cátala, Jaime Alberti Marzo, por
defensa en el ataque y descarrilamiento del tren de pasajeros por u
partida insurrecta el día 6 de Septiembre último.
OBOHIOA D» Lá OPKHgA DB OPBA
Por las operaciones realizadas en la Gran Piedra:
Distinguidos.
Estado Mayor:
Comandante en Ultramar, capitán en la
Península don Sebastián Ramos' Serrano,
empleo de comandante.
Teniente coronel don Edaardo Francés
Polo, cruz de seganda oíase del mérito mi-
litar con distintivo rojo.
Batallón infantería de Yalladolid:
Capitán Pedro Bielaa, cruz de primera
Va EBrIqv* CoTUm, tllalBdú ^«kwaJ dfll «jé^
clase pensionada del mérito mi-
litar con distiQtivo rojo.
Primeros tenientes Alberto Ji-
ménez Horales y José Freiré
Quintana, cmz de primera cla-
se del mérito militar con distin-
tÍ70 rojo.
Infantería C. A.:
Comandante Manuel Teijeiro Martín,
, cruz de segunda clase de María Cristina.
Primer teniente Manuel Sánchez Sán-
chez, cruz de primera clase del mérito
militar con distintivo rojo pensionada.
I Regimiento Infantería de, Cuba:
Capitán don Ricardo Comas Ortas,
cruz de primera clase del mérito militar
con distintivo rojo.
Otro Juan Ravanet López id. id.
par Tapia Ruano, don Manuel Martínez
ell, id. id.
42 GBÓNIOA DB LA QUSSBA DB CUBA
vf¡f
.'«.■•
í^v
y-u^
« Caballería C. A. segundo teniente don José Martínez de Campos,
mención honorífica.
Administración militar:
Oficial segundo don Federico Ayala Ubeda, cruz de primera clase
del mérito militar con distintivo rojo.
Regimiento Infantería de Cuba:
Sargento Julián de la Cuesta López, cruz de plata del mérito militar
con distintivo rojo y la pensión mensual de 25 pesetas no vitalicia.
Sargentos Timoteo Antón Lamas, Miguel Sancho lElamos, Miguel
Mestre Herrera, Julián González Espinosa y Felipe Coto Líerande, cruz
de plata del mérito militar con distintivo rojo.
Cabos Ramón Sánchez Yillacampa, Juan Narros Moreno, Eduardo
Fernández Toro, Nicomedes Valle Hernández, Tomás Crespo Vaquero,
Antonio Rondón Pena, Rafael Corre Romero, José Aquilino Cano, Sal-
vador Vega Martínez, Emilio Gómez de Lara, Cruz Pérez Sáez y José
Perechano Gómez, id. id. ,
Cornetas Domingo Martín Sánchez y Gregorio Herrero Lardón, idem
Ídem.
Soldado de primera Manuel Agustín Ramos, id. id.
Soldados de segunda Gumersindo Costa Várela, Antonio Olivera Va-
llé, Aquilino Iglesias Vaca, Gregorio Morales Rodríguez, José Fomento
Jiménez, Ignacio Reina González, Salvador Silvestre Lledó, Bautista
Camallonga Seguí, Juan Guerrero Martínez, Evaristo Gómez San Juan,
Ramón Guardia Ventura, Juan GuillotTomé, Marcelino Pacheco More-
no, Pascual Torres Esteban, Juan Muriel Moreno, Juan Varea Malagón,
Alonso Pedreira Barroso, José García Segueda, Lorenzo Mañero Castro,
Lorenzo Llor Villagdia, Francisco CoU García, Jacinto Neira Saldeiro,
Pablo García Lahoz, Antonio Aquilino Lardero, Salvador Doriado Del-
verne, Emilio Guitero Rodríguez, Juan Federo Castellano, José Reche
López, Toribio Rojo San José, Sánchez Carbonera, Benigno Pérez León,
Agustín Martín Lucas, Francisco Ricart Gil, José Valencia Villalón,
Rafael Expósito Benítez, Vicente Nogales Duran, Francisco Benítez
González, Juan Vicente Alarcón, José Boquet Boja, Gregorio .Guirgas
Fuentes, Francisco Vilches Muñoz, cruz de plata del mérito militar con
distintivo rojo.
Sargento don Andrés Girona Argamasilla, cruz de plata del mérito
militar con distintivo rojo y la pensión mensual de 25 pesetas no vi-
talicia.
Batallón de Valladolid, núm. 21:
Sargentos Primitivo Sánchez Borrego, Manuel Este vez Pérez, Ric -
do García Cuenca, Antonio Iñigo Aldecoa, Juan Ferrer Ramón, VaL •
tín Gutiérrez Toribio, Benigno Mateo Salgado, Hipólito Guillen NúS ,
Bernardino Bisier Oliva, Leoncio Román Román, Francisco Pradi &
Pí^
' C&ÓNICA DB LA QüERBA DE CUBA 43
Iribarre, Joaquia Domínguez Flor, Raimundo Muñoz Benito, Julián
Pérez Iturralde, Jorge Carrey Rasal, Emilio Izquierdo Pastor, cruz de
plata del mérito militar con dic^tintivo rojo.
Cometa Juan Fernández González, id. id.
Soldados de primera Joaquín Gómez Gómez, José Hidalgo Pacheco,
Antonio Gabarro Romero, Venancio Serrano Morales, José Sánchez Gra-
nero, Bernardino Clemente Ibón, Jesús Vázquez López.
Soldados de segunda Agustín Paniagua Sancho, Damián Carbó Jua-
nals, Jofeé Romero Vega, Feliciano Justo Vicente, Juan Carreras Rou-
ra, Cipriano Zapico Robles, José Balboa López, Justo Vázquez Sánchez,
Mariano Fernández Martín, Macario Nogueras Bernardo, Antonio Suá-
rez Barrasa, Ángel Quero Valenzuela, Jacinto Moran Vía, Juan Alonso
Hernández y José García Cifuentes, id. id.
ídem cuarto Peninsular:
Soldado de segunda José Juncoy, id.
Milicia local de Songo:
Guerrilleros Joaquín Gascón Carreño, Vicente Fuentes Torres, Bau-
tista Darán Mauri, Valero Pérez Martínez, Juan SoroUa Marín, id.
Administración militar:
Factor de provisiones Felipe Casado Fernández, id.
Heridos.
Regimiento infantería de Cuba.
Soldado Pedro Perea Luna, cruz del mérito militar con distintivo
rojo y la pensión mensual de 7^50 pesetas no vitalicia.
ídem Ídem Agustín García Cantero, Francisco Real García, Miguel
Cabos Montiel, id. id. id.
ídem Ídem Eustaquio Barrera, Francisco Col García, Manuel Rodrí-
guez Rodríguez, José Sabater Pulido, Salvador Ayaras Alvarez, Agustín
Ginés Cardona, cabo Tomás Crespo Vaquero, cruz de plata del mérito
militar con distintivo rojo.
Soldado Luciano Boza Boza, id. id. con pensión de 7^50 pesetas
mensuales vitalicia.
Batallón de Valladolíd:
ídem Francisco Calatayud Ayala, cruz de plata del mérito militar
con distintivo rojo.
^*-uz de segunda clase del mérito militar con distintivo rojo al te-
ni .^ coronel don Luís Otero Pimentel por los distinguidos servicios
qi sdene practicando en Manzanillo.
Qz de María Cristina al primer teniente de la guerrilla de Songo
do uan Carvajal.
r las operaciones sobre el río Filipinas y encuentros de Vuelta,
Ce Paso Largo y Malat:
OBÓNICA DK LA ODEKRA DI ODBA
'. tercera clase pensionada al corond don Franoiaoo
Secades y la de segunda oíase de la misma orden j
6a. al teniente coronel don Franóisco Zamora.
Distinguidos^
da Irles j Salas, omz pensionada de primera clase del
diatintiro rojo.
-regorio Romero Faoheoo, oroz de primera clase <
diatintivo rojo.
Pascaal Raeda Lloroa, cruz de primera clase del n
itintivo rojo, don Franciaco Amador Vega, cruz pe
, clase del mérito militar con diatintivo rojo, don £
I craz de primera clase del mérito militar con disti
Ltea don José Miranda Longoria empleo de capit¿
redo Espinosa, y don Federico Esparza Torres, cr
el mérito militar con distintivo rojo.
aquín Marmé Mas, id. id.
I don Roaendo Caatell Ballespí, id. id.
avera:
n Nieto Benito, cruz de plata del mérito militar o
> peD»ión mensual de 7'50 pesetas vitalicia.
■1-argallo García, Pablo Antero Fuente, Juan Sáncl
errer Albacete, cruz de plata del mérito militar o
pensión mensual de 7-50 pesetas no vitalicia,
'ur Ferrer y Gregorio Navarro Orguete, cruz de p
ir con distintivo rojo y la pensión mensual de 2'
Denito Aroza, Desiderio Cebollada García, Hermei
an Colomar Juan y Francisco Diaz Ortiz, cruz
ilitar con distintivo rojo.
Español Col¿s, Antonio Rufz Guardado y Ju
í-írón y Vicente Pérez, id. id.
mera Alberto Marín Gil, Rafael Lafarga S.
acorroy y Gonzalo Gómez Brotóns, id. id.
;unda Gregorio Gómez García, Lorenzo Garc
CRÓNICA DB LA tiüBRRA DK OUBA 45
ÍDO, Andrés Navarro Hernández, Fermín Bartell Apa-
ez, Jocé Golmán Folguera, Jesús Palas Felá, Juan
aime Torres Medina, Joaquín Bíesa Bleda, Joíé Pan
alero Fernández, Jolián Torrecilla López, José Ban-
tuel Esqnife Eletévez, Mannel Martínez Crestay, Oon
lingo, CriBtino Pérez Olna, Esquerro Valero, Fran-
itallar, Mariano Ferrer Francés, Fernando Andrea,
anzo Iba&ez, José Llopis Coll, Manuel Castillejos, Mi
)8, Pedro Segura Pariente, Jesús Cortés Doret, Ama'
Marcelino Torres Boys, Andrés Peinado Esteller, Dá
,ldo, Germán Chesa Bellido, Juan Lahuerta Figneras,
apos, AguatÍQ González Montarrana, Faustino Mario
lánchez León, Jo-
lez, Lorenzo Soria
Company, Anto-
das, Antonio Gi-
Irés Puente Alós,
Saza, Alonso Hue-
a Boria Pascual,
pia, Benito Blach
le León, id. id.
de Sagna:
ín López Vázquez,
idez, José Casta-
encía, craz de pia-
lar oon distintivo
I Franoisoo Blan-
anda Plácido Gar- d. B»(nu.i« 4i«rí., «iiHide «» u Hibu. j no n, i™
pnhsmbrii d(I pirilda ««waguliu J« Cnbi
an Gnal y Sotero '■ ^'^''--"^
1. id.
ro Hernández Duran, Mariano Hernández Palacios,
: Lámela, Blas Antonio Tolosa y Mariano Gaya Ven-
o Camaoho Benitez, Juan Mendoza Sarmiento, Luis
José Romero Pacheco, Ezequiel Rojas Rojas, Sixto
Santiago Pérez, Honorato Suarez Arias, Pedro Herrero
Aldaba Calderón, Mannel Seret Booh, Luis Medina
^lata del mérito militar con distintivo rojo,
lio Feijóo Pérez y Salvador Llorent Monet, id. id.
Lefonao Seijas Alonso, Panfilo Castellano Prefi, Joan
ORÓNigA DE LA ODERRA DI CUBA
IIíd, Atanasio Raiz Miret, Salvador Colomer Martínez,
ttévez Águila, Marico RojaH Rojas, Apolonio Rojas Rojas,
Osé», Domingo García García, Pedro Hospital Rufal, Isidro
^o, Jaime Rué Ayemame, Pedro Marcial Alvarg, José Ro-
Antonio Elíea Fernández, Santiago Lagarejo Mana y Be-
Rojas, id. id.
Heridos.
sé Cambio Cavilla, cruz de plata del mérito militar con
¡o y la penaiÓQ mensual de 7^50 pesetas vitalicia,
idrén Ramírez, cruz de plata del mérito militar aon distiu-
\ pensión mensual de 7-50 pesetas no vitalicia.
ío Alejo Pérez Pacheco, cruz de plata del mérito militar con
jo y la pensióu mensual de 2'50 pesetas no vitalicia,
tlata del mérito militar con distintivo rojo y la pensión de
mensuales, no vitalicia, al sargento de la comandancia de
ivil, de Cienfuegos, Luis Degorgue Nebreda, y la misma
>a, sin pensión, á los guardias de dicha comandancia Luis
ilva y Juan Gil García y á los voluntarios de la compañía
Antonio Vera, Antonio García, .Toaquín Vera y Rafael
ecompensa del distinguido comportamiento qne observaron
tro y captura de un grupo de insurrectos en el punto cono-
pa (Villas): el 1." de Julio anterior.
al soldado del batall¿p de Antequera núaaero 9 Francisco
ómez, por su comportamiento y heridas que recibió en I^^
>s Bocas.
por la cruz de María Cristina al capitán de artillería don
na y Cano, del empleo que le fué concedido por su compor-
el asalto y toma de Marahait.
Por la acción de Piedra Picada.
batallón 2." regimiento infantería de Marina:
don Juan Rufz Raíz, cruz de primera oíase del mérito mi-
intivo rojo pensionada,
sivil:
auel Cerezo Lanza, cruz de plata del mérito militar con dia-
Lto infantería de la Habana:
ente López Duran, id. id.
ie 1.' Fermín Urraiz, id. id.
2.^ Eustaquio Calvo, Francisco Chinestra, Mariano Armil ,
3, Francisco López y Enrique Fuentes, id. Id.
batallón 2." regimiento infantería de marina:
ie2.'' Vicente Torres, id. id.
r
lilHIf f f f IHffIlif Hf
YYi
IV
E8DE hacía algún tiempo merodeaban cercanas al pobla-
do de Santa Ana pequeñas partidas de rebeldes. En la finca
Santa Ana, que está á un kilómetro, se veía una docena de
hombres correr enlazando caballos, y otros tantos disemi-
nados por la sitiería.
En vista de estar las fuerzas de las Navas en operacio-
nes y el pueblo sin tropa alguna, más que los voluntarios, el señor Al-
calde municipal dispuso la salida de un tren embarcando una docena de
voluntarios, cuatro guardias municipales y seis guardias civiles al man-
do del cabo Izquierdo; se hizo el recorrido déla línea, viéndose en el tra-
yecto hacia la loma de los Colorados, pasar varias veces, én distintas
direcciones, grupos de tres y cuatro individuos, cuando se llegó á dicha
loma, el señor alcalde mandó que bajara la tropa y, puesto al frente
i olla, hizo el reconocimiento de una manigua, lugar donde se les vio en-
', no dando resultado alguno y mucho menos yendo á pié como iban,
'^omo ya tenían conocimiento del descarrilamiento de la explorado-
csperaron el tren de auxilio que venía de Sagua y en él subieron para
ladarse al lugar del suceso; en dicho tren venía el señor Cfhía admi-
urador de la empresa, que despreciando peligros, acude presuroso,
''onde sus deberes le reclaman, debido á esa infatigable actividad
m ma-
un tri>
a oasí-
deBOa-
■0 lado
cho.
tas, di-
partí-
lambre
rail de
r encí-
as con-
}bre la
ido te-
adado,
a falta
íbeldes
valen-
irando
del ■
.oj« ,
Br t»
, toe s
yr -
CROmCA DB LA. QUESEA DB CUBA - 49
decirse qne la cosa tavo que ser frorda, pnea, cuando el ene-
el tren descarrilado, en masa se tiró encima y, como los sol-
adados por el sargento (qne se llama Mariano Torres Cardiel)
n del carro á pesar de estar medio volcado, les pudo disparar
jarro y oonlnvieron sos ímpetus de machetear al distinguido
í'jefe.
FiKtiu U Uu Minlal, baUisdaH dtnit 4* i
is de concluido el faego, fueron á reconocer el sitio donde vie-
Los hombres y encontraron dos caballos muertos, con sus mon-
lachos rastros de sangre, en distintas direcciones, prueba ine-
e haber heridos; el mismo sai^ento señor Torres dice que el
oro muerto es el de Aniceto Hernández, cabecilla de la par-
lal, si esto es cierto, va muy mal herido, pues el punto donde
tiene el balazo es precisamente debajo del lugar donde va el
recho; se les vio también recoger dos individuos y echarlos
Etilos, los que se supone vayan muertos; por tal los dá el sar-
Bz concluida allí la misión, el Dr. Laso, fué, en un tren á La-
kderao 44— T. n. Pi-eoio lO cent.«
OBÓNIOA DB LA ttüEBRA DB CUBA
curar al señor Cabillas, teQÍente herido, y allí enoon-
Ruíz Castro-Yiejo, médico militar, que había heoho
a intenoíÓD, pues que, tal vez, la de amputación m le
il de Santa Clara: no se pudo hablar nada con el señor
nolestarle en aquellos momentos; seguidamente el dis-
Dr. Laso, ae enteró que, en el cuartel, habíann soldado
la acción y, con esa destreza y habilidad propias del
áace, curó de una pequeña herida de bala al soldado
zquez Fernández, (le faltaba del pabellón de la oreja .
leño fragmento de carne.)
Gutiérrez, rico propietario, de Lajas dio las siguientes
lonran sobre manera y poneh i gran altura, al pueblo
raxilios que recibió la fuerza deV la exploradora desea-
Mtaron los voluntarios de oabalWía é infantería de
do del primer jefe de caballería sen^r don Elias Mora,
los soldados que tan heroicamente seydefendieron y de
18 que custodiaban el tren de pasajeros), empataron los
7 procedieron á hacer un reconocimiento por aquellos
fin de impedir el nuevo ataque á que eauftban expnes-
el escuadrón de voluntarios de Lajas, cuantío tuvieron
mceso, fieles al cumplimiento de sus sagrado^ deberes,
estar las fuerzas del ejército allí destacad^, en ope-
una prueba más de su lealtad y patriotismo,! CubriÓy
.ertea con que cuenta la población, enviando Ra mayor
tmieato; esos voluntarios que tan señalados servicios
la patria, han agregado una línea más en las ^páginas
roes. \
tto de Lajas tiene acordado movilizar cincuenta vo-
erfa, seis clames y dos oficiales; lo cual es de aplaudir
el personal, se prescinde de influencias y se niombra
quelloa individuos que, por sus méritos persoimaleB y
srestados, tienen derecho á ello; teniéndose tatmbién
! han abandonado sus hogares é intereses y hanrsalido
Eispiraciones de ninguna clase. E
le, merece grandes aplausos la corporación ¿itad i,
lempo que crea una fuerza armada muy útil, día vi a
se han sacrifioado por la patria. X
asignar qne al chuchero don José Rodríguez He dic n
, las espaldas, por haber puesto bandera al trnn ex{ >-
aviso de peligro. f* ■
'■ ■ ¡
í ■
r-
^^^■^m
V
L día 6 de Noviembre el coronel señor Hernández de Velasco,
fraccionó en dos la columna que mandaba, para atacar al eiie-
migo que se encontraba entre Punta Larga y Piñón, y dispuso
que la segunda fracción al mando del capitán de Extremadura
señor Sánchez, con 40 caballos de Sagunto y 20 de Camajua-
ni, recorrieran los montes de Fondo de Peralta, Maniguas Bajai, Carbo-
nera, Playa E^tache, Punta Larga, Algodonera y Tiburón.
La primera á sus órdenes inmediatas tomó por el Armonía dirigién-
dose á Piñón, pero antes de llegar la vanguardia, tuvo fuego con una
emboscada del enemigo en el punto conocido por Carboneras de Parillas.
Para obligar á los rebeldes á empeñar combate y evitar que huyeran,
mandó atacar de frente sus posiciones, con fuerzas de Extremadura, al
mando del teniente coronel señor Posemal y con fuerzas de las Navas
a caba por el flanco el comandante Sánchez.
Combinadas ambas columnas después de alguna resistencia del ene-
0 1, lograron penetrar en Linda Piñón en donde estaba el campamen-
te agiéndoles efectos de medicina, 20 caballos con sus monturas, ar-
0 blancas y de fuego, relojes, impermeables, cartas y otros objetos de
Q articular.
fespués efe haberse apoderado los nuestros de los efectos, siguió la
OPJHEA D» QÜBA
6 la nataraleza del terreno, cansan-
leridos, cuyo número no se pudo pre-
igo y favorecerle lo espeso de la ma-
señor Vega encontró á varios rebeldes
sas de caballería ¿ sns órdanea, can-
jogiéndoles cuatro caballos con mon-
La columna no tavo má<a que nn
caballo muerto del escuadrón de Sa-
gunto, pernoctando en Armonía y re-
gresando el 7 á Sagua.
Por equivocación díjose que el in-
surrecto muerto en un encuentro con
la columna del general Valdés, era el
cabecilla Carlos Águilar y no fué éste
sino un hermano llamado José María,
al que le peoetró la bala por la boca
quedando muerto en el acto.
Después de nueve días de conti-
nuas operaciones, regresó el 10 la co-
lumna del general Suárez Valdés. La
operación tenía por objeto conducir
la á cabo felizmente á pesar de los
tos por el enemigo,
de San Marcial y América, 50 caballos .
de Montesa, una pieza de artillería,
t2 carretas j 60 acémilas de la oompa-
de las acémilas de las distintas uní-
lumna de protección en San Juan de
ú día 1.°, llegando á Fortuna, sin no-
:onde se acampó, presentói>e el enemí-
ntes, eiendo batido en todas las líneas
jompañías de San Marcial, que obaer-
úrable, tomó todas las alturas.
novedad que ligeros tiroteos llegó, la
onvoy el 5, regresando el 6 y practi-
y los siguientes por la Moza, Caanao,
,n encontrar al enemigo.
OBÓNIOA DE LA OUXSBA DE CUBA
53
A oansa de haber caído en un pozo, ha resultado con heridas graves
un capitán del batallón de San Marciali pero se cree sanará pronto. Es»
te efl el único percance que han sufrido nuestras tropas en esta ex-
cursión.
•
Para relevar el destacamento de Guandao, se organizó el día 6 en
Baracoa una columna formada por medio batallón de Talave^a al man-
do de su teniente coronel señor Za-
mora, operando, hasta la bahía de
Mata, en combinación con el cañone-
ro Alcedo.
En el Paso del Roble, Paso de Gui-
rito y Dos Hermanos intentaron los
rebeldes oponerse á la marcha de la
columna, siendo rechazados con pér-
dida de 2 muertos vistos; por nuestra
parte un cabo herido.
Al llegar á Mata, se sostuvo nue-
vamente fuego con el enemigo, jugan-
do la artillería del Alcedo y del Alon-
so Pinzón que se encontraba en la ba-
hía.
Relevado el destacamento de Guan-
dao y después de sostener nuevamen-
te fuego en Mata, y más nutrido en
Consolación ocupado por la partida de Fez, acampó la fuerza, en este
áltímo punto.
A las 5 de la mañana del 9 dice El Avisador, emprendió la columna
la ascensión á los montes de Capiro, dividida en tres fracciones manda-
das por los capitanes Calvo, Amador y comandante González Moro, que
desde los primeros momentos encontraron las avanzadas enemigas, que
disparando los tiros de aviso se internaron en la manigua, desde la mi-
tad próximamente de la salida se hizo general el fuego, presentándose en
las alturas más de 800 insurrectos, mandados por el titulado brigadier
6il, que fueron batidos y derrotados de posición en posición, terminan-
do 1 b toma de Capiro después de cinco horas de fuego, ocupándoles to-
das !aa alturas y la trinchera de piedras en que se hicieron fuertes en la
¿ItL la hora; el enemigo se retiró desordenadamente dejando en el cam-
po ( i^torce muertos, llevándose algunos más y gran número de heridos.
] conocido el terreno de la acción se encontraron monturas, caba-
Uoa, >nlo8 y varios efectos, ocupándose en la casa Central de Capiro
D. Miguol 0«TaB«UM.
L
54 . CRÓNICA PE LA GUERRA DE OUBA
oame de vaca recien muerta que tenían dispuesta para sus ranchps las
fuerzas insurrectas.
La columna que ha realizado esta brillante operación tuvo un gue-
rrillero muerto, otro herido muy grave y cuatro guerrilleros y un sar-
gento de Talavera heridos, aunque de menos gravedad, resultando con-
tuso de bala en la mano derecha el capitán don Claro Díaz, de la gue-
rrilla local de Baracoa y seis soldados.
En los altos de Capiro descan&ó é hizo su primer rancho la columna^
saliendo á las dos de la tarde á pernoctar en la Ceiba (Sabanilla).
En la madrugada regresó á esta población, acampando en la Pasada
después de batir completamente á unos cuantos grupos de insurrectos
que trataron de molestar á la columna y que salieron escarmentados por
la fuerza de flanqueo, mandada por don Armando Altamira. En las in-
mediaciones de Cabacii tuvieron dos muertos los insurrectos, sin que hu
biera novedad alguna por parte de la columna, que, según tenemos en*
tendido, continuará operando por la jurisdicción durante algunos días.
Por noticias posteriores se sabe que los muertos han sido 38 y más
de 80 los heridos, entre los muertos figura el cabecilla Faez.
El general Oliver desde el ingenio Santa Eosalía dice lo siguiente:
Con fecha del 12, al amanecer continué operación que di cuenta.
Saliendo del ingenio Julia á San Andrés retrocedí por tener noticias
del paradero de varias partidas, pasando á buscarlas á Cien Rosas, don-
de esperaban emboscados.
Reunido^ en número de 600 hombres, según confidencias, y manda-
dos por Carrillo y Varona, rompióse el fuego por ambas partes, dando
el enemigo la voz de cal machete», intentándolo contra la vanguardia,
que los rechazó, y perseguidos dejaron en el campo 10 muertos.
Dispersados, fueron alcanzados otra vez en el ingenio Julia, reuni-
dos de nuevo, y donde hicieron pequeña resistencia, después en el inge-
nio Rosalía, donde se hicieron fuertes, continuando desalojados dejando
rancho preparado, pasando á tomar posiciones en la loma Parejo, que
abandonaron después de una hora de nutrido fuego y perseguidos hasta
muy entrada la noche que volví para pernoctar en Santa Rosalía.
Fueron vistos en los tres últimos encuentros 20 muertos y gran nú-
mero de caballos también muertos, otros abandonados, de los cuales al-
gunos fueron recogidos, lo mismo que monturas, armas y efectos.
Suma total: bajas del enemigo, vistos 30 muertos y forzosamente
tiene que llevar muchos más y mayor número de heridos.
Por nuestra parte un oficial herido y otro contuso, un soldado y dosj
4)aballos muertos y 4 heridos de la tropa.
CRÓNCGA DE LA OUKRRA DS OUBA 55
En estos encuentros han jugado valerosamente las tres armas, con-
tribuyendo la artillería con sus certeros disparos al pánico de los que
huían.
El general Suárez Yaldés participa que fuerzas del batallón de las
Navas batieron el día 17, grupos enemigos en el ingenio Saratoga y Lo-
mas Nieves, causándoles 3 heridos y cogiéndoles 3 caballos.
Movilizados de Santo Domingo batieron el día 18 á un grupo enemi-
go, en Yabú y Naranjo causándole un muerto y heridos y cogiéndole
tres caballos.
En esta operación la tropa no tuvo novedad.
La columna de Ortiz Tovar sostuvo el día 19 un combate de dos ho-
ras con insurrectos numerosos en Loma Bacagual, haciéndoles 7 bajas.
La tropa tuvo un soldado contuso.
£1 general Jiménez Moreno llegó á Songo con guerrillas de Tejada
que le acompañaron desde Perseverancia reconociendo Corralillo, Gua-
nábana, Filipinas y varios potreros, teniendo en su marcha fuego con
varias partidas, á las cuales batió, causándoles tres muertos vistos y co-
giéndoles un armamento, dos acémilas, víveres, un botiquín y corres-
pondencia.
La tropa tuvo tres heridos.
A las seis de la mañana del día 16 de Noviembre se presentó una
partida insurrecta en el ingenio de Occetania, pidiendo y llevándose las
armas que allí había; acto seguido salí en su persecución con las dos
secciones montadas de esta columna, disponiendo que los movilizados
de Macagua saliesen desplegados á retaguardia del ingenio Semillero, á
fin de cortar la retirada del enemigo si éste como era de suponer trataba
de favorecerse en las sabanas del Mangal, colocándose en distancia de
difícil alcance, mientras que una sección de infantería se apostaba en el
camino del Semillero, que por la vía férrea da paso á los montes de
Santa Rita y el jefe que suscribe con la sección de Dragones de Santiago
me dirigí por el camino más recto al ingenio Occetania, haciendo es-
crupulosos reconocimientos en las colonias de don Francisco López, don
Antonio Mondyar y Rodríguez, don Ramón Pérez y del Moreno Hemely,
hi ka llegar al ingenio Occetania donde adquirí los informes del suceso
co ' sos más minuciosos detalles y se me incorporó la sección moviliza-
de de Macagua, y tomando el rastro que el enemigo dejó, lo continué
eo lirección del ingenio Arango, habiendo podido averiguar en una
00 fidencia que el enemigo seguía en dirección á Monte Alto, sin que
pi ieran precisarme el número de éste, siguiéndole la pista y haciendo
ni 'cerosos reconocimientos en las colonias de los morenos Mateo, Ul-
piano, Jacinto
é Inocencio
Arango, en la
de don Felipe
Carini y don
Cecilio Hernán-
dez, dando pa-
so á un peque-
ño arroynelo
que da cruce del
ingenio Mar-
quesita, Monte
Alto y Cuatro
Esquinas y en
él noté un nu-
tro vivo y fres-
co que conti-
nué , llegando
al ingenio Mar-
quesita y en él
obtuve noticias
afirmativas de
i breves instantes
■migo acabara de
dirección & Mon-
dispuse que la
ovilizados de Ma-
mando el flanco
icieseminuciosoB
QÍento8 en los oa-
i y demáa plan-
ireceión á Monte
uyo frente debía
mtramoB con la
de Dragones de
que venía desple-
el centro y fla »-
rdo, y llegando á
nto se reunier- n
,8 en donde se i le
un individuo q le
ser íargento < el
nifestándome 9 le
OBOMOA Da I.A. OÜBBKA DI CUBA 57
< próxima á la finca de Calzadilla se encontraba una partida
Bin duda era la que se perseguía; en su vista dispuse las me-
sentes á fin de impedir sa faga, cortándole toda la retirada y
>re ella entablóse el faego que duró breves instantes, pues ¿s-
ramaron y aprovechando el cansancio de nuestra caballería,
aflaverales, abundantes maniguas y los cercados de malla no
«epodo hacer un movimiento envolvente para su total copo, resultando
qoeéstOB se pusieran en precipitada fuga y diseminados tomaron distintas
direcciones, dejando varios rastros de sangre, con lo que demostraban
Hk OOm TlfOIWtft bJJBdAdL
luchoa heridos; y haciéndose imposible continuar estos rastros
muchos cañaverales queá oada paso se encontraban, ordené que
33 de Santiago recogiesen las impresiones de los sitieros colin-
:h averiguación de la dirección que el enemigo hubiese tomado,
9 que los movilizados de Macagua reconocían el terreno de la
n donde encontramos dos muertos, ambos pertenecientes & la raza
, quienes identificados por el alcalde de barrio de Monte Alto,
3n ser loa morenos Cirilo Martiartu y Raimundo Martínez (a)
ocupándoseles un fusil Bemington, una tercerola del mismo sis-
a. revólver cargado, trece cápsulas de fusil Bemington, un ma-
08 cinturones y dos caballos con sus monturas, y por el suelo se
rarias cápsulas disparadas.
la partida, según noticias adquiridas, era de nueva creación que
lilla Socorro está reolutando.
dos cadáveres ya mencionados fueron enterrados por el alcalde
T^r-vwm^fír^.
J58
OBÓNIOA DE I4A OUBBRA DE CUBA
de barrio don Juan Domenzain en el lindero E. del potrero del ingenio
San Luciano, lindando con el camino real que va á la tíenda de Monte
Alto distante de dicha tienda como 300 metros y como 6 metros de la
cerca del camino.
Habiéndose presentado á última hora el moreno Pancho Herrera,
con un machete, diciendo que era de la partida dispersada y (que en la
misma reinaba gran espíritu de querer presentarse, manifestando á la
vez tener una tercerola escondida, la que se recogerá, y haciéndose por
sus inmediaciones varios reconocimientos por si resultaran ciertas
dichas manifestaciones.
•
•V ■
'P,
W:-
\i.
De Sancti Spiritus
Una de las partidas insurrectas que merodean por esta jurisdicción,
dieron candela á su paso por el poblado de Banao á seis casas correla-
tivas de la propiedad de doña Monserrat Cañizares y don Aurelio Expi-
rano, quedando todas ellas reducidas á cenizas.
Como á las cinco de la tarde del 17 de Noviembre uno de los centine-
las del destacamento de Banao, dio la voz de candela, é inmediatamente
el cabo de la guardia civil jefe del mismo, Cosme Castillo Torres, des-
pués de dejar la fuerza colocada en sus posiciones, salió sin reparar en
ninguna clase de peligros, en unión de los guardias segados Manuel
Freo Simó, José Vicente llosas, Antonio Andrés Paracuello, Juan Gonzá-
lez Palanquera, Rafael Carrasco Beito y Estanislao Rodríguez Castillo,
para el sitio del siniestro, que á primera vista presentaba un aspecto
aterrador, pues se hallaba envuelta en llamas la casa propiedad de doña
Belén Pérez, habitada por su hija doña María Ortega, esposa del cabe-
cilla insurrecto Ramón Solanos y sus siete hijos. La citada fuerza al oír
los gritos que exhalaban aquellas inocentes criaturas, se lanzaron á aque-
lla inmensa hoguera sin reparar en el peligro que corrían y salvaron de
una muerte segura á la citada señora doña Belén, anciana de 75 años y
á tres niños de corta edad que en un rincón de la casa, se hallaban casi
asñxiados por el humo, la citada casa se derrumbó á los pocos momen-
tos, no quedando de aquel suntuoso edificio mas que un montón de es-
combros. Al lugar del siniestro no acudió ninguna autoridad por no ha-
berla en el poblado, así como tampoco acudieron los vecinos por cre^r
era un hecho de los insurrectos de las muchas partidas que merodea 1
por aquellos contornos; así es, que toda la gloria corresponde al heróit o
cabo y guardias que le acompañaban.
Vean los enemigos de la madre patria como se porta el soldado esp -
ñol, aún con los mismos familiares de sus enemigos.
OBÓNIOA DE LA QÜEBBA DE OÜBA 59
Armiñán, eHnagotable jefe de la guardia civil, á cuya indomable
energía se debe que la vía férrea de Tonas á Sancti Spiritus funcione
con igual regularidad que en tiempos normales, librando á la ciudad de
la escasez de subsistencias con su desesperante cortejo del encarecimien-
to de la vida y del hambre de las clases pobres; el simpático jefe que
tiene á raya á los dinamiteros de Roloff y reducido á impotencia en la
zona de su mando el anarquismo revolucionario, acaba de realizar ope-
raciones importantes lejos del ferrocarril y en aquellas vegas del Cduda
loso Zaza, donde en otro tiempo á la sombra bienhechora de la paz eran
felices un centenar de familias.
La columna se componía de fuerzas pertenecientes á Chiclana, Te-
tada y una sección de guardia civil, mientras el enemigo, doblemente
saperior en número le abandonó su campamento de San Carlos, reple-
ufándose sobre un fuerte que con ladrillo construyera en Casa Teja, cuya
fortificación aspillerada en sus frentes, con tambores en los ángulos
opuestos que la flanqueaban y con aspilleras además para fuegos diver-
gentes, era en sí un lugar adecuado para medir sus armas con las de
nuestros soldados. ¡Pero no fué así! Como abandonaron el campamento
abandonaron el fuerte, sin que el humo de la pólvora ni los relampa-
gueos del arma blanca justificaran el tiempo invertido en su construc-
don, sirviendo solo para que ñn tirar un tiro nuestras tropas disper-
saran en guerrilla millares de ladrillos acumulados allí por manos insu-
rrectas.
No es lo mismo volar puentes indefensos y quemar casas no guarda-
das al Conde de Lersundi, que esperar tras de paredes de mampostería
el empuje de las fuerzas españolas: esto no lo quieren hacer los secta-
rios del dominicano Gómez.
En la misma finca de Casa Teja también abandonaron otro campa-
mento, y por la tarde dejaron ver un grupo de 40 ó 50 insurrectos man-
dados por el cabecilla Marín, los que Armiñán persiguió y dispersó con
ona sección montada y una compañía de Chiclana mandada por el te-
niente Martín, causándoles bastantes bajas, que vieron retirar.
Después en Corralillo se le presentó en son de combate el mulato
Bartoliimé Gómez con 80 ó 90 hombres emboscados en la manigua de
ona altura, desde donde rompieron el fuego sobre el flanco derecho de
la columna; pero fuertes Tetuán y Chiclana en su fuego por desear-
g B complementadas con una carga de los 25 caballos dispersaron en
I ^eipitada fuga al enemigo, que abandonó á nuestras tropas dos caba-
I de ginetes heridos. Cuando tenía lugar esta operación el cabecilla
1 na con 100 hombres hostilizó la columna por el flanco izquierdo y
s *re esta parte del enemigo se arrojó la reserva que tenía Armiñán,
é persándole y causando al Mena cinco bajas, cuyos caballos recogie-
I nuestros soldados.
(^ÓHIOA DE LA. ODERRA DE CUBA
Terminadas estas operaciones, sabiendo qae las partidas tavieron
tres muertos y once heridos, se retiró la ooinmna por Yendabal á Pare-
des y Guásima donde tiene su zona, realizándose el importantísimo aer-
TÍoio de asegurar el tráfico entre Tanas y la ciudad del Yayabo.
Una vez más, la decisión, arrojo y bravura del general Prats, su in-
cansable vigilancia y su exquisito tacto, han salvado la provincia de
Matanzas de los horrores de la guerra, evitando un serio levantamiento
qae se proyectaba y que ha hecho abortar completamente el veterano
y activo general.
Hace cinco días tuvo noticias el general de que, en punto no mny
lejano de esta ciudad, había de alzar-
se una gruesa partida, compuesta de
individuos citados para un momento
dado, la cual, inmediatamente des-
pués de reunida, operaría de acuerdo
con las que se hallan en las Villas,
que invadirían eete territorio.
En el acto, el general, sin esperar
fuerzas, en un impulso de temerario
arrojo, ealió de esta capital y montó
á caballo, acompañado solamente del
teniente coronel de la Guardia civil
señor Rojo, de su ayudante el señor
Revert y de cuatro guardias civiles y
^'/^ cuatro voluntarios, recorriendo lodoa
loB Sitios del valle de Guacamaro, el
de Camarioca y las abruptas lomas de ese nombre, donde se hallaban ci-
tados los comprometidos para el levantamiento, arrastrando entusias-
mados á BU paso á los voluntarios de las inmediaciones, á los que acom-
pañaban grupos de paisanos amantes del orden, quienes con las fuerzas
que iban llegando, de María Cristina, Guardia civil, voluntarios de Cár-
denas y del regimiento de caballería de esta ciudad, ha registrado mi-
nuciosamente todos los puntos mencionados y otros muchos más que no
citamos, por no hacer interminable esta relación, impidiendo la reunión
de los comprometidos para el alzamiento, que se han ocultado indivi-
dualmente, ante tal alarde de actividad y energía.
En los tres días que han durado los reconocimientos, el general y las
fuerzas, apenas han descansado, habiéndose instalado el cuartel general
en el demolido ingenio Jesús María y potrero Conchita.
De los voluntarios y las fuerzas del ejército, todos los elogios que
QBÓHIOA DJ LA ttÜMtRA DB CUBA 61^
leerse son pálidos ante la realidad. Nada lea ha detenido, j á
lodazales y pantanos 7 por medio de los abruptos dientes de
oa montes, donde gran número de ellos perdieron los zapatos
i las ropas, onmplíeron su deber, siguiendo el ejemplo del ge-
Qo bnenoB. Al vadear el río Canimar, uno de los volnntarios
lo batallón de Cárdenas faé arrastrado por la corriente y hu-
biera perecido ahogado, á no ser por el anxilio que le prestaron sus com*
pañeros.
Por la tarde, después de dejar en aquellos sitios 250 hombres monta-
doe, el general partió para Cárde-
nas, donde llegó á las 5, siendo re-
lon verdadero entusiasmo,
bien partieron para Car-
ra voluntarios de aquella
regresando á Matanzas,
regimiento de caballería,
o del comandante don Ale-
Maruri y capitán don An-
emández Piñeiro.
BÜmen: una operación bri-
)or la que, gracias á la ao-
ínfatígable del general
) ha evitado an alzamiento
en la provincia de Matan-
ha sabido conservar tran-
mencionado general, aho-
18 múltiples intentonas que
rturbarla se han llevado á
CftpitiD doB FTJuelaeo Afano SínAlhtM.
[a 15 del actual las partidas insurrectas capitaneadas por Job¿
■ Aniceto Hernández, fuertes de 150 hombres, pretendieron ata-
igenio Santa Catalina en la jurisdicción de Cruces, 7 con objeto
r que los rebeldes pudieran realizar lo que se proponían, salió de
leblo el teniente coronel señor BruU con quince ginetes de su.
siguiéndole la infantería.
insurrectos no esperaron la llegada de la fuerza y evitando nn
ro se dirigieron á este término sin sospechar que una vez sobre^
, sería incansable en sn persecución el señor Brull, como efeoti-
! sucedió, pues se adelantó con sus quince mal montados ginetes,
le después de perseguirlos cerca de ocho leguas los encontró en.
io Carmita, barrio San Vicente, de este término, y con esa ener-
le es característica, se fué sobre ellos sin reparar que el número*
sidados era diez veces menor que el del enemigo. Al ver los in-
62 CRÓNICA DE LA GUERRA DE CUBA
surrectos aquella fuerza que con tanta decisión tomaba la ofensiva, se
figuraron que aquellos quince valientes eran . un regimiento, y Aniceto
Hernández, sin disparar un tiro, huyó á la desbandada con su gente.
Acebo pretendió resistir y ordenó á los suyos que hicieran fuego, orden
que fué ejecutada, pero los artilleros no se amedrentaron y contestando
la agresión les fueron á la carga con tanto empuje que los hicieron huir
en todas direcciones, dejando en el lugar de la acción quince caballos,
cinco de ellos con monturas.
Tan mal efecto ha causado en el enemigo aquel puñado de valientes,
que convencidos sin duda délo mucho que valen nuestros soldados, y
de la inutilidad ylocura^de ponérseles en frente, se han presentado ma-
chos de ellos y de seguro que han de quedar convidados j como suele de-
cirse, para no volverse á meter á redentores.
J
VI
SALVAJADAS Y ENCUENTROS
^^0^f^t0^0^0^0^0^^*0t0*0*0*0^^0^^t0^^>^0tm
É aquí el parte oficial que se trasmitió el día 2 de No •
viembre:
<£xcmo. señor: El tren de pasajeros de hoy salió con
20 minutos de atraso, ó séase alas 6 y 50 minutos, y á
las 6 y 52 minutos se oyó en esta estación un fuerte es-
tampido como de un cañonazo lejano, al llegar la exploradora al fuerte
número 5, kilómetro 23, se enteró por el sargento del destacamento que
haciendo un reconocimiento 600 metros mas allá donde se encuentra la
alcantarilla 11, de un cabo y cuatro números, en los momentos en que
ano de los soldados descubrió un petardo, hizo éste explosión, hiriéndolo
gravemente.
Los daños materiales han sido un larguero de la alcantarilla des-
truido, el muro de la mampostería y el cabezal de la misma, al Oeste,
dii ^rción del Príncipe, destruidos, veinte metros de terraplén destro-
za! d, así como sus cs^rriles y eclisas de acero y traviesas, rotos, dobla-
** astillados. Se advierte un hoyo en el terraplén de metro y medio
oerficie con un metro de profundidad.
jda la tropa embarcada en el tren de hoy continuó su viaje á pié
lirección á Dos Marías, retrocediendo el tren de pasajeros á esta
doi
de
en
eíi -^d. Entre una y dos de la tarde saldrá de aquí un tren con material
it»
Iti,
a»
lo
la
66 gROSIOA PB LA gPRRBA DK CUBA
miama partida como á las 8 de la mañana qnemÓ el pueblo
tas, desarmó á on volantario j siguió rambo á Colón.
Practico reconooimientoa j se procede á la reparación de
telegráfica y telefónica. >
Don Tícente Oómez, encargado de loa guardias armados de
Adela, jarisdioción de Placetas, con ocho de aquellos y el Admj
de la flaca batieron como á las ocho de la mañana del 2 á un
40 á 50 insurrectos, que les hicieron fuego al reconocer el ca
ocho gpuardias cogieron á los insurrectos coatro cajas de dini
peso de unas doce arrobas, cuatro caballos muertos, ano vivo
efectos.
El teniente de la guardia civil don Fausto Barrios con 2í
de Canarias y 8 guardias, batió y dispersó á un grupo insurreí
montes de Trujillo, causándole 2 muertos que fueron conducii
millas y quitándoles 5 caballos.
Aniceto Hernández y Roberto Bermúdez intimaron el día
vlembre por la mañana la rendición del destacamento del ing
tísima Trinidad.
£1 Comandante de armas de Lajas sospechó que era una
para dirigir el ataque á otro punto y se diaponfa á salir con fi
dirección al Salto, cuando recibió confidencias de que el oabeei
con 50 Ó 60 hombres estaba en las Nuevas.
El citado comandante salió con 16 guardias civiles, 9 mun:
8 paisanos, haciéndose seguir por 50 hombres de artillería y de
al mando de un capitán.
Llegó á las Nuevas y el enemigo se había marchado hacía i
Siguióle, forzando la marcha de la caballería, y le alcanzó á
gua mas allá. No hizo frente y se le persiguió hasta la Carmita
de la Esperanza, quitándole un cabaUo con montura y otro coi
artículos de medicina, cesando la persecución.
Aniceto con 150 hombres estuvo en la Vega, marchando &
de la tarde con rumbo á Seiba Hueca.
Hasta ahora, y sin duda por la falta de elementos de gne
insurrección después de la acción de Peralejo, no había habid
para ocuparse de los asuntos de la campaña en el distrito de
y por estar además las fuerzas de esta brigada ocupadas princif
aprovechando la estación de la seca, en surtir de toda dase d"
CRÓNICA DS LA aUERBA DE CUBA 67
las diferentes factorías enclavadas en el territorio; para cayo efecto se
han llevado á cabo nna serie de convoyes que partiendo desde Manza-
nillo por las vías marítima y fluvial llegaban á Cauto Embarcadero,
desde cuyo punto se encargaba una columna, dedicada exclusivamente
áeste objeto formada por el batallón de Alcántara Peninsular número 3,
la tercera sección de artillería de montaña al mando del valiente teniente
don José Company y la segunda compañía de transportes á lomo man-
dada por su capitán don Andrés Nufiez Pórtela de transportarlos á
Bayamo.
Todos los convoyes se llevaron á cabo felizmente y en poco más de
un mes se pusieron en la administración de subsistencias de esta plaza
más de 250,000 raciones para dedicarse por último á los convoyes va-
Sales y surtir de artículos las factorías dependientes de la de esta plaza,
con lo que una vez terminada la operación del abastecimiento, se pensó
en la persecución de los enemigos de la patria que parecía que se habían
evaporado y únicamente se tenía conocimiento de su existencia por al-
guna que otra finca que incendiaban, creyendo que con esto realizaban
un acto d^ valor.
Con la terminación del abastecimiento de las factorías coincidió la
venida á esta brigada del Excmo« señor general don Federico Alonso
Gaseo, militar de brillante historia y que hacía concebir grandes espe-
ranzas en pro de la causa nacional.
La fama no mintió en esta ocasión y tan pronto tomó posesión del
mando, se advirtió hasta por los más profanos en el arte de la guerra,
nna actividad desusada en las operaciones; se envió una columna á Ji-
guaní dándole como campo de operaciones toda la zona comprendida
entre los ríos Contramaestre, Cauto y Cautillo y cerrada por el Sur con
la Sierra Maestra; el batallón cazadores de Colón batió al enemigo en el
Ckirajo y finalmente la columna que opera en la zona de Jigúaní al
mando del teniente coronel don Roque Kodon, hizo una operación á los
Nebros batiendo en el mismo día y en diferentes sitios á las fuerzas
combinadas de Rabí y de Mana va.
A juicio de militares, experimentados esta operación es una de las de
más importancia de la actual campaña si se exceptúa la acción de Pera-
lejo, tanto por el número de enemigos derrotados, como por ser una ope-
ración que ellos habían estado preparando con toda anticipación y con
el solo objeto de ver si conseguían copar una colunma como la que man-
d el teniente coronel Rodón, compuesta de las tres armas y que no les
d a ni el tiempo suficiente para descansar; por lo que dedicamos espe-
0] 1 atención á este hecho de arma3 y á las consecuencias probables que
pi ra el porvenir puede traer.
M día 4 del mes actual salió al amanecer de Jiguaní la mencionada
01 -^«nna fuerte de 500 hombres de infantería, 80 caballos de la guerrilla
,68 OSÓNIOA DI LA. OnEKBÁ DS GUBA
del Batallón, una pieza de artillería al mando del primer teniente don
José Company y nna sección de la aeganda compañía de transportes ¿
lomo, mandada por el primer teniente de la misma don Felipe Carreras,
llegada á la artillería para el trauporte de municiones; el mismo dia
cuatro Ue^ba la fuerza á Baire ñn ninguna novedad y descansaba todo
el día. El jefe de la fuerza suponía que la jornada siguiente iba á ser du-
ra y quería reservar las fuerzas de sus soldados para el movimiento de-
eisivo, al amanecer del día aigoiente 5, salió la columna de Baire y en-
tró en los Negros porla vereda del Ajfs sin
*: - visto en todo el camino grandes rastros de
ban la misma dirección y que hacía pie-
sumir nn próximo combate, saliendo fa-
llidas las esperanzas de los bravos que
formaban la columna, porque se llegó
al nacimiento de tos Negros sin haber
disparado un tiro, el jefe de la columna
dispuso se hiciese el rancho y descan-
sar hasta el día siguiente que pensaba
ir al Cacao, suponiendo que el enemi-
go por huir de la activa persecnoiÓn de -
que era objeto se habría retirado en
aquella dirección.
El nacimiento de los Negros es una
de las mejores posiciones que la natura-
leza ha podido formar para llevar á ca-
bo el plan que la astucia de los insu-
rrectos había ideado, si no lo hubiese
destruido el valor indomable.de nues-
tros 'soldados y las condiciones de mando
se en la cumbre de una colinita que á su t
nn valle de entrada casi inaccesible, so
al mencionado valle por tres veredas es
: cabe más de un hombre de frente é imp:
la caballería, por lo que hubo furzosam
; ofrecía garantías para el paso de la colnm
Durante el día 5 el enemigo hostilizó r(
si bien con un fuego poco nutrido, que h;
sunectas por aquellos contomos, por lo qi
una compañía practicase nn reconocímien
i ■ >contrando al enemigo ni rastro suyo.
Amaneció el día 6 y la columna empre
. . al Cacao por la única vereda disponible;
jooarcha sonaron loma vecina coa
CRÓNICA DS LA GÜSBBA DS CUBA 69
válo de tiempo entre uno y otrO| señal del enemigo para avisar al que
se encontraba embosoado al paso en la vereda del Ajfs, que así se llama
la que tomó la fuerza para salir de los Negros. Esta vereda pasa á tra-
vés de mía montaña de la que toma sa nombre, por lo qne tiene dos
pendientes una de subida y otra de bajada; pues bien, el enemigo había
tomado posiciones en la parte más escabrosa y más culminante, donde
naestros soldados no se podían mover por falta de espacio y donde ei
ganado no podía avanzar por resbalarle los cascos en la piedra; allí en
fonnidables posiciones se hallaban las fuerzas de Rabí, habían cruzado
el camino por una barricada y desde detrás de ella y por el flanco iz-
qoierdo, rompieron un^ nutrido fuego de fusilería sobre la 4.^ compañía
qaeiba á vanguardia. Su capitán pronunció un enérgico ¡adelante! y la
trapa ardiendo en indignación combatió aquel fuego como saben ha-
eerio los hijos de España. El enemigo muy superior en número no ceja-
ba, las demás compañías no podían ayudar á la 4.* por impedirlo las
(sondíoiones del terreno, el combate se prolongaba, cuando el teniente
coronel Rodón que desde los primeros tiros había estado en las avanza-
das multiplicándose por acudir á todos lados mandó avanzar la fuerza
de artillería y su teniente don José Company , bajo una lluvia de balas
mandó descargar las distintas partes, formó el todo, preparó las cargas
é hizo el primer disparo que debió retumbar para los insurrectos como
un eco de muerte: desde este momento el combate cambió de aspecto, la
tenaz resistencia del enemigo cedió en parte y la compañía aprovechó
aqael momento de vacilación del enemigo para tomar á la bayoneta la
[ trinchera, teniendo únicamente que acudir á su flanco izquierdo puesto
qne el frente había sido despejado, el enemigo viendo que se le escapa-
ba lo que él consideraba como su víctima redobló sus esfuerzos, tronó
nuevamente por tres veces más el cañón y los insurrectos tuvieron que
abandonar cobardemente el campo prodigando á nuestras fuerzas en su
faga los más groseros insultos.
Desde los primeros disparos cayó gravemente herido en un brazo el
legando teniente don Antonio Muñoz que mandaba la extrema vanguar-
dia y más tarde hubo hasta cinco bajas más de tropa, un soldado muer-
to y cuatro heridos, entre ellos un cabo, pero en cambio el enemigo dejó
en poder de nuestros soldados tres muertos entre la iñanigtta á la orilla
iá camino. Los heridos fueron curados en el mismo sitio que cayeron
y e~ el mismo momento por el médico del batallón don Federico Baeza.
n detalle que pinta el espíritu de nuestras tropas: al observar el
oflc '<\1 de Administración militar don Felipe Carreras que la cuarta com-
pai .A había quedado sin subalternos puesto que no tenían más que el
ten inte herido y su capitán pidió y obtuvo del teniente coronel permiso
pai I ocupar su puesto y bajo su mando se desarrollaron los combates
wc "'vos.
70 OBÓNIGA DE LA GUEBBA DK CUBA
1
El eBQmigo en su hiaída se dÍTidió en dos partes, una que bajó al
llano á protegerse de ]a caballería insurrecta que esperaba á los nuestros
mandada por Manava y otro grupo que se internó en la manigua.
Una vez curados los heridos y emprendida nuevamente la marcha, al
bajar al llano se encontró la caballería que apoyada por los guerrilleros
hacia aquella parte se dirigieron trataba de cargar sobre la vanguardia
tan pronto como desembocó del monte, pero aquí las condiciones del
terreno eran iguales para ambos; nuestra guerrilla á pesar de ser en nú-
mero muy inferior protegida por la infantería que en columna de bata-
lla les hizo varias descargas y. por la fuerza de artillería que les envió
cuatro granadas más, cargó sobre el enemigo quien aunque trató de ha-
cer resistencia se vio obligado á retirarse nuevamente al monte, dejando
tendidos en el campo 5 muertoa más, por lo que se emprendió la marcha
á Baire, llegando cerca de la una y dando dos horas de descanso para
continuar el viaje á Jiguaní para poder asistir como es debido á los he-
ridos. El combate de la mañana había durado tres horas y media 6
poco más.
A las tres de la tarde se volvió á emprender nuevamente la marchaj
y poco después y en el sitio conocido por la Cruz del Yarey, volvió elj
enemigo á romper el fuego por ambos flancos, sosteniéndose la cuai
compañía de vanguardia hasta que el jefe de la columna dispuso que
artillería rompiese el fuego, haciéndole tres disparos que le obligaron
enemigo á huir nuevamente, en este encuentro tuvimos un\guerrill(
herido en un pie.
La intención de los insurrectos er{^ bien clara; trataban de encei
nuestra columba en los Negros, medio destrozada y los restos que huí
sen salido al Uano, la caballería hubiese acabado con ellos, pero bo
taban con que los nuestros muy inferiores en número y posicionii
ventajosas no se destrozan de cualquier manera y que la oración tj^
viese por pasiva.
Un ejército que cuenta cpn jefe de la altura del teniente coronfjl
don, con artilleros como el teniente Company que en los momen)c»<
la acción mandaba sus soldados y preparaba el material como en fa
de formación y en que los oficiales de Administración saben, caar)|b
ga el caso desnudar su espada y ocupar el sitio de peligro, como^fí
cial señor Carreras, ese ejército es invencible y con él se pueden
á reanudar las pasadas glorias de Hernán Cortés y del Gran Cap*^*
W>r^, Á'O.S'^U-yx^ "f-^ k
VII
E!:
N Hato Naevo, se han hecho cuatro prisiones relaciona-
das al parecer con el ataqué al poblado por los insurrec-
tos y el herido que se cogió á la partida, ha sido trasla-
dado ya á Matanzas é ingresado en la enfermería regi-
mentaria en calidad de preso,
prensa de Cárdenas dice que se llama Francisco López Iglesias y
p natural de León, pero según él es Benito Enrique Martínez y na-
en Ponferrada.
día 7 por la mañana y con el fin de relevar ó reforzar los desta-
itos de Siguapas y Guareiras, salió de Cárdenas con unos 40 hom-
el teniente Toledo, del regimiento infantería de María Cristina, y
á media legua del Cementerio una partida insurrecta que se hace
ler á 200 hombres y estaba emboscada, hizo una descarga á boca
ro á la tropa, causándole una baja.
fuerza, que no esperaba este ataque por no tener noticia de I»
% en aquel término de gente enemiga, tomó momentáneamen-
nsiva, entablándose reñida lucha en la que según noticias tuvo
^o algunos heridos y cuatro muertos que se vieron llevar atra-
1 en los caballos. La columna solamente tiene que lamentar la
iel soldado que cayó en la primera descarga. Fuerzas de guar^
^ "voluntarios y policía salieron en persecución.
aUKSBA DB CUBA
S entrar á ningnn placero que i
vender bus fratoB á la ciudad,
oiéndoleB arrojar éstos al aae
volver á sus domilioios 6 finca
En la finca de don Miguel
ña, situada en San Ignacio, del
mino de Santa Ana, se preeent
de 15 á 20 hombres armados y i
tados que se dice van mand
por loa hermanos Romero.
según se
poblados
0 de Ber-
Soleada.
XII, ha^
er á 180^
Q dirigí-
.Éxodo. Br. I>. J«it BHwra Farntod
doB, pero fe sabe qae debe esl
prca altara en capital, porque
empezado por saquear dos li
gas. Para bu persecución han 11
do en tren extraordinario á ü
de Reyes á las ocho y media <
noche, fuerzas de ejército proce-
dentes de Colón, que operarán i
las órdenes del teniente coronel < 3
la guardia civil señor García Boj ,
quien desde la mañana se enco •
traba en Unión de Reyes, á done ;
1 nueve.
.e la noche, otra partida de más c i
OBÓNIOA DE LA GüEBSA DB OüBA
I todoB montados y armados, han quemado la tienda del In-
^ genio Carolana, situado en Caimito.
El tren de Cienfaegos no H^ó á esta oíadad hasta las ocho de la no-
che, por lo que se suponía había sucedido algo grave en la línea.
Al pasar por entre los paraderos de Camarones y Hormiguero el tren
oíxto que salió de esta ciudad para Cienfaegos á las 12, se le acercó
ina partida numerosa, pues se calcula en más de 300 hombres, la que
tacía señas al maquinista.
El maquinista al principio creyó que eran fuerzas del ejército, y
ímpezó á detener la velocidad del tren, pero según se iban aproximan-
io, comprendió que era el enemigo y abriendo la válvula de la máqui>
cía pasó á toda velocidad por entre tma lluvia de balas de las descargas
:^ae hacían los insurrectos.
Diez guardias civiles que al mando de un cabo iban en el tren, esta-
n preparados, y al pasar por frente á la partida hicieron tres desoar-
fl, de las cuales dos debieron hacerles bajas, pues tiraron á la masa
I formaban y á una distancia de 8 á 10 metros lo más.
El tren siguió su marcha y los insurrectos se fueron al ingenio Hor-
g^ero, donde encontraron una máquina de vía estrecha de dicha
oa.
Ordenaron al maquinista que parara y le pidieron una mandarria
V^'^ílíi.
t.f.\
K T»
W }
i'-' \
74 CRÓNICA DE LA OUEBRA DE CUBA
y varias herramientas con las cuales levantaron un rail de la citada
vía estrecha.
Después dijeron al maquinista que se apeara y le abriera toda la
válvula á la máquina.
Asi se hizo y la máquina al llegar donde habían arrancado el rail,
se volcó destrozándose toda.
Llevada á cabo esta hazaña, volvieron los insurrectos á la línea de
Cienfuegos y con las herramientas que le habían quitado al maquinista
del ingenio, levantaron dos railes y cinco travesanos á pocos metros del
paradero del citado ingenio Hormiguero, dejando así la línea, con la
idea, al parecer, de que se estrellara el tren de pasajeros que venía de
Cienfuegos; y después de cortar también las líneas telegráficas y telefó-
nica se retiraron.
Al llegar á Palmira el tren de pasajeros que venía de Cienfuegos se
enteró de lo ocurrido al tren mixto y temiendo le sucediera lo mismo
salió con precauciones de este paradero.
Al llegar al de Hormiguero supieron lo que habían hecho los insu-
rrectos en el ingenio y en la línea, en vista de lo cual se detuvieron
para esperar auxilios.
El tren de pasajeros traía once guardias civiles más los once del tren
mixto que ingresaron también en el de pasajeros.
Del paradero de Camarones salió una máquina con fuerzas y ente-
rados en el paradero de Cruces de que una partida numerosa había pa-
sado en dirección á la línea férrea y en vista de la demora del tren,
presumiendo ocurriera algo, también salió un tren con una compañía,
que llegó hasta el lugar del suceso.
Ta con estas fuerzas se procedió á la reparación de la línea, para
que pudiera pasar el tren de pasajeros, lo cual pudo efectuar después de
tres horas de demora.
Las fuerzas practicaron un reconocimiento por aquellas inmediacio-
nes, mientras se llevaba á cabo la reparación de la línea; y encontraron
seis caballos completamente cansados que habían abandonado los in-
surrectos.
No se pudo inquirir el nombre del cabecilla que mandaba la partida.
Sólo se sabe que el que al parecer, hacía de jefe, era un hombre que
usa patillas, pues fué el que mandó parar al maquinista y al que lé oye-
ron dar la voz de ¡fuego! al ver que el tren no paraba. !
En el magnífico potrero Indio, propiedad del señor Batista y (sme e
encuentra en el camino de Báez á Fomento, se reunieron el 9 las partí
das insurrectas de Lino Pérez, Zayas, Machado y otros, en núme^ má
de dos mil hombres.
El objeto de la reunión era celebrar una junta para poner en donoc
miento de Máximo Gómez las quejas que reciben diariamente jde loi
CRÓNICA DE LA GÜERBA DE OUBA 75
campesinos, por el mal comportamiento que observa el cabecilla Suárez.
Dicha junta fué presidida por un delegado de Roloff en comisión de
Máximo Gómez.
Una columna al mando del alcalde en comisión que salió el día 8 á
operaciones, encontró á la partida insurrecta que manda un tal Acebo,
en el callejón de la Carmita, á la que batió la vanguardia de dicha co-
lumna dispersándose los rebeldes y dejando en su huida dos acémilas
cargadas de efectos.
El mismo día, mientras dicha columna se encontraba en operaciones,
tres individuos armados llegaron á caballo, como á las cuatro de la
tarde, á la tienda de don Antonio Rodríguez, que está á la entrada del
]meblo, y se llevaron varios mazos de tabacos y efectos de poca impor-
tancia, retirándose sin cansar otros daños.
Bvos a.ccii3e:ivt:*e:^
LA hora de 008tambre,8eis y media de la mañana del dia 19,
salió de Paerto Príncipe el tren de pasajeroa para el veoi'
no puerto de Nnevitas. Ooapaban los 22 carros de qne se
componía el tren varias personas particulares y todo el ba-
tallón de Oeroua, destinado á prestar sus servicios en toda
la Unea férrea, relevando al regimiento de Tarragona, dea-
tacado en dicha línea.
i este tren otro llamado de carga, en el que iban dos bri-
reros á transportar madera del kilómetro 70 á esta capital,
i á los trenes en marcha una máquina exploradora con na oa-
0 que defendía á una escolta de 30 Beldados.
i;ar al kilómetro número 13 faltarían á la exploradora nnoB
distancia igual á la que distaba la alcantarilla número 11,
ud es de dos y medio metros. En este punto la máquina se
hacerle alto un grupo de cuatro soldados y un cabo, one
> órdenes de un sargento comandante del fortín número 5,
nos 500 metros de la alcantarilla citada, salieron á recoi o-
linista, como los pasajeros, nada sabían ni habían oído. los
eron lo que pudieron decir, y el hecho se refiere de la mane ra
¿NICA DB LA QUERRÁ DB OüBA 77
[a, llegaron los soldados á la proximidad de la al-
B avanzaba dos <$ tres pasos más que sos oompa
n ana descarga de ocho tiros de fósil, disparados
aió á la descarga el estruendo producido por la ex-
JO de dinamita colocado en la vía, que al esta-
e á ano de los soldados, quedando ilesos los ros-
tía existido el petardo 6 bomba lo indicaba an an-
lomo un metro de profuadidad en la parte más
;ud de tres metros próximamente. El perno de la
truídopor completo, y doblado el rail, que media
de un polvo
lue se uñía al
en la explo-
de su primi-
: izquierda de
fué Colocado
talmente des-
i la derecha.
la explosión
xaplén.
tllónde G«ro-
tención al in- ^
oan Navarro
; á la cuarta
> batallón del
:ona, y hecha
I trenes con el
, B*>otaaluh
eros a estaca-
iez de la mañana.
ánico que se apoderó de todo el pasaje al tener ce-
dido, mayor fué la alarma que produjo en todo
tpital, cuando á las siete de la mañana se sintió
doso que nadie se pudo explicar en el primer mo-
rtadores dd pueblo de Caba empezaron á destruir
con el hacha ó la tea, todo este vecindario se llenó
>nocer la suerte que le había de caber al tren que
I las seis y media.
imita, colocada en la vía por mano tan miserable
i llenar de angustia á los mismos vecinos desde el
'en hace su partida.
lió por todas las calles la noticia de que habían
78 OBÓNICA DB UL QÜBBRA DE OÜBA
volado dos trenes, pero pronto salieron dd la duda los que se dirigie-
ron á la estación férrea de San José, en donde se dijo lo que aoababa de
suceder.
Este pueblo, siempre culto y sensato en su mayor parte, está comple-
tamente indignado contra los criminales que así atacan á vidas indefen-
sas y condena atentados de esta naturaleza impropios hasta de los mia-
mos anarquistas, pues el tristemente célebre Eavachol, al depositar una
bomba de dinamita en el palacio de Mr. Benoit, magistrado de la Au-
diencia de París, dijo: csi no muero en la explosión, moriré en manos
de la justicia, pero habré cumplido con mi deber. >
Aquí, el delito es condenado, pero queda impune por la inviolabili-
dad'de la manigua; por esto se hace preciso y muy urgente es, que se de-
termine el chapeo que á ambos lados de la vía se está haciendo, si no
de 400 metros, como dispuso el general en jefe en la provincia de Santa
Clara, á lo menos de 200, que es lo dispuesto. Despejado el campo y con
las acertadas disposiciones que adopta nuestro comandante general se*
ñor Mella, se hará más difícil que el enemigo pueda burlar la vigilanoiaj
de los fuertes.
Una partida insurrecta, como de cuarenta hombres próximamente,
mandada por Lino Mirabal y un tal Blanca, encontraron en la finca Do-
lores Boza, propiedad de don Francisco Correoso, á varios individuos, en
su mayoría malojeros, que salían á cortar yerba para después venderla
en esta ciudad y dedicar el producto á su sustento y al de su familia.
La partida despojó de todas sus ropas y efectos á doce de los que en-
contraron, dando muerte, á machetazos, á dos individuos, uno de ellos
de apellido Morciego, de oficio malojero.
El infeliz Morciego fué muerto por el cabecilla Blanca, quien le ii6
de machetazos, á pesar de las súplicas de aquél, que rogó por sus hijos
que no le mataran, pues era inocente. Blanca limpió las manchas de |
sangre de su machete, en el cadáver del desgraciado Morciego.
Se dice que enseguida que realizaron este inicuo acto, Blanca, que |
dijo tener mucha hambre, se puso á comer el pan que había quitado ¿ !
uno de los individuos detenidos.
TT10
^^««^k^k^k^h^«^k^MN^a^i^«^V^^t^%^^^^^^^^^«^^^^«A^^^^^k^k^t^hA^^^^^^*
AS operaciones se animan. A pesar de las contínaas
tormentas y frecuentes chubascos propios de la es-
tación, el general Gaseo, único jefe de esta brigada,
halla modo de imprimir su actividad á las fuerzas
que manda; y las columnas por él dirigidas con
acierto sumo, marchan lo mismo por el llano que
por las estribaciones de Sierra Maestra, hasta meterse en los intrincados
flenderos de los Negros, guarida predilecta de los libertadores.
Después de la tempestad de Peralejo, tuvieron por breve período de
; calma chicha; pero á la llegada del general Gaseo sucedió inmediata-
mente un período de inusitada actividad, empleada primero en acabar
de aprovisionar á Bayamo y los destacamentos, y en buscar y batir
después al enemigo.
Resultado de esa actividad fueron los dos brillantes hechos de armas
de ][ue vamos á dar cuenta exacta, pues los conocemos por algunos de
]« ^ue en ellos tomaron parte.
\l primero de esos dos sucesos, por orden cronológico, es el combate
de Corojo, que tuvo lugar el 24 de Septiembre. Por orden y con ins-
tn Malones del general Gaseo salió de aquí el día 20 para Guisa el bata-
lla ^e cazadores de Colón, el más simpático y marcial de los batallones
:S
yíx^---^^ . £^ ^ (X- o
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jfj c y^-^-^^
(p^r ^*-
y:
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/
tBBA DB OüBA
nentó daramente á Mir¿ en Sao
las imaediacíones de Guisa, par-
tiendo la columna, al mando del
pañías del citado batallón j otras
iDBaron en la conflnencia de los
jenao continuaron la marcha en
a del Corojo, marchando p
momento de empezar avade
el enemigo, que se hallaba
bosoado en nn mogote de en
te del vado y ¿ la izqnierdi
camino, rompió un vivo ñ
hiriendo dos caballos' de Is
cera compañía en la primere
carga.
AI mismo tiempo, esta ft
enemiga, situada en la oril
qnierda, hizo fuego también
giendo en medio á la tercera '
pañía de Colón que venía en
guardia, la cual contestó <
acto á las dos partea con :
intensidad.
Mientras tanto la seoci<
exploradores Burguete j lá
guerrilla á las órdenes del te:
te Faniagna pasaron el ríe
carrera, haciendo salir chf
teando á las fuerzas moni
del enemigo que estaban allí
nuestra parte, continuó el í
contra el mogote, & ana di
cunstancia de que el enemi]
rado en lo alto, en hoyos de
que nos impedía verlo, miei
ibierto. Se autorizó á loa sold
lar de lo cual se quedaron rod^ la
en rato de fuego se inició el av a-
Arriba Colón! dominamos la lo la
íamos la subida. El resto de la o-
amos nn revólver al lado de d ta
82 GBÓNIOA DB LA GUEBRA DK CUBA
V
,^
Las fuerzas enemigas que ocupaban las posiciones pertenecían á la
partida Estrada y estaban mandadas por el titulado coronel Montero,
un pardito muy mimoso, á quien sus familiares llaman c Mi Yidita.»
Tuvieron dos muertos y cinco heridos graves, uno de los caballos ocu-
pados era el del cabecilla Montero.
Al atravesar el río cayó del caballo el primer teniente don Ricardo
Bona, recientemente ascendido por méritos contraídos en la acción del
Peralejo, donde mandó la sección extrema de Ifi vanguardia; dos días
después falleció de una perniciosa en Bayamo.
La otra acción [tuvo lugar en Los Negros el día 6 de Noviembre.
£1 teniente coronel Sr. Bodón con su batallón, el tercero Peninsular, Al-
cántara, y una pieza de artillería de montaña, al mando del primer te-
niente del arma señor Company, salió de Jiguaní en la madrugada del
4, también por orden y con instrucciones del general G-asco, pasando
por Taixecasne el mismo día, y acampando en Los Negros el 5 sin que
apenas hubiese sido hostilizado. «»
Al volver por el mismo camino el día 6, encontró en la loma del Agís
una trinchera que le cerraba el paso, y detrás de ella parapetadas fuerzas
insurrectas de Rabí, y quizá de Maceo, en número considerable, las cuales
rompieron el fuego al llegar la vanguardia de nuestra columna. Desde lo
alto de la loma, al lado izquierdo de la columna, nutridas descargas del
enemigo batian de flanco además á las fuerzas del ejército, entablándose
entonces el combate, que duró más de una hora, y que concluyó como
el de Corojo al iniciar nuestros bravos una carga á la bayoneta. No
contribuyó poco al éxito de este primer encuentro la pieza de artillería,
disparando granadas y metralla contra lo alto de la loma del Agís. Cada
vez que sonaba el estampido del cañón cesaba por algunos momentos la
infernal algarabía con que acompañaban sus ataques los mambises. ¡Ni
que fuesen zulús!
Como si estuviese segura del triunfo y dispuesta á machetear á los
desbandados, encontró la colunma á la caballería de Rabí, machete en
mano, al desembocar en el llano. Cargó, varias veces, pero rechaza4a
siempre por los fusiles de la vanguardia, tuvo al fin que aguantar la
carga de la guerrilla, retirándose al monte, donde protegida por la en-
ramada siguió tiroteando hasta que un par de granadas certeras la pu*
sie|^ eDk precipitaren fuga.
Ocho muertos vistos dejó el enemigo en el- campo en este com^-^te,
en el que también se le ocuparon algunos caballos. Pero no conu. yó
todo aquí, porq^ue después de repasar á Baire la columna, al llegar la
Cruz del Garey, otra emboscada rompió fuego por los dos flancos Ou. ira
ella (la columna), teniendo que desalojar á los apostados con una > »ra
de incesante fuego.
Las bajas del enemigo en todos estos encuentros fueron de 18. ^ 30
OBÓNIOA DS LA GUKBRA DS CUBA
83
muertos, y más de 50 heridos. La eolamna tuvo un soldado muerto,
Juan Fabra^ y heridos graves el primer teniente don Antonio Muñoz
García (que falleció) y sds soldados, y algunos oficiales contusos.
La marcha del coronel teniente coronel Rodón, tan brava é inteli-
gentemente llevada á cabo, demuestra de una manera evidente que los
insurrectos no disponen de un solo palmo de terreno seguro en esta co-
marca, al que pudieran considerar como asilo inviolable de sus huestes
7 de su gobienio en embrión, puesto que hasta su agreste santuario de
Los Negros llega una columna cuando quiere, sin sufrir por ello gran
extorsión.
En cuanto acaben las lluvias tendrán que refugiarse en las cuevas
de las montañas.
WffffWffWWT'FF^PP^
ÍME 4f€^éf€0
E Cienfaegos oomunioan un combate verdaderamente
heroico ocnrrido en Ojo del Ágoa, cerca de aquella po-
blación.
Una columna compuesta de 60 hombres del batallón
de Canarias y de un cabo de la Guardia civil, al mando
Bayo nombre no- se conoce aún, recorrían la zona, del 0j6
tillo y orillas del río Caanao, onya defensa le estaba en-
ündo fué sorprendida por muy numerosas fuerzas rebeldes
9 cabecillas Regó é Ignacio Suárez.
irmes, todavía incompletos, que del suceso han llegado &
labe que el cabecilla Regó, al tener noticia deque la ex-
aa estaba descansando en Ojo del Agua, decidió coparla,
operación no ofreciese duda de éxito avisó al cabecilla
e que éste se le incorporase con su gente.
ios partidas, formaban un contingente de 1.200 homb — i.
cayó de improviso sobre la columna de Canaria»,
que mandaba los 60 hombres dispuso la escasa fuerza k-
oró el oombate.
DtoB rodeaban á la columna haciendo sobre ella nntij o
OBÓNIOA DX LA GÜXBBA DB OÜBA
85
Por tres veces sucesivas tavieron los bravos soldados ^ae formar
el cuadro, resistiendo la avalancha de enemigos que sobre ellos caian.
Viendo el cabecilla Bego que era inútil insistir un ataque que ya le
había costado bajas, se retiró con su gente.
El enemigo tuvo siete muertos y muchos heridos.
Nosotros 6 muertos y 12 heridos. Entre éstos se hallan el capitán y
11 soldados.
El general Martínez Campos, al tener noticia de la brillantísima re-
sistencia de la columna de Cana-
rias, ha dispuesto que tan heroi-
co comportamiento se consigne
en elogio en los despachos oficia-
les.
Un bando del general Martínez
Campos.
£1 bando que, en defensa de
los ferrocarriles, ha dictado el
general 'Martínez Campos, dice
así:
cLos atentados cometidos des-
de algún tiempo en las vías fé-
rreas, y más especialmente los de
estos últimos días, que tantas víc-
timas han causado, me ponen en
la imperiosa necesidad de dictar disposiciones para evitar siga tan es-
candaloso y salvaje procedimiento^ dirigido contra los trenes de pacífi-
eos pasajeros.
ORDENO Y MANDO
Don Flor6B«io Lbom MarÍB.
I.*" Se chapeará toda la manigUa y cercas que haya, en una exten-
sión de 400 metros, á derecha é izquierda de la línea férrea de esta pro-
vmcia.
2.f No se permitirá la continuación de bohíos sueltos á 200 metros
de ínea, á no haber un puesto militar á tiro de fusil.
En las cercanías de los puentes, aunque haya puesto, militar, no
te \ "^ntirá estén habitados los bohíos, si sus dueños no inspiran com-
ple rwufianza y no dan parte oportuno de las novedades que ocurran.
No se permitirá, en la expresada distancia de 200 metros, la
dr bción de hombres, sobre todo en las horas del paso de los trenes;
loa vieren el tren y no se retirasen, serán sujetos á procedimiento ó
f^h- i
86 GBÓNICA DS LA GUSRBA DX CUBA
averiguación brevísima para probar «u culpabilidad 6 inculpabilidad.
Santa Clara 10 de Noviembre de 1895. — Arsenio Martínez dé Cam*
pos.>
Víctimas de la fiebre y del vómito.
Recientemente han fallecido de esa horrible enfermedad, en Puerto
Príncipe, los señores Barcina, capitán del batallón de Gerona; don Al-
fonso Tillagómez, teniente del mismo batallón; don José Eguiluz, te*
niente del escuadrón de Tetuán, y Hoz, teniente del batallón de Cádiz«
En Sancti Spiíitus han fallecido de la fiebre amarilla el señor Guerra,-
teniente .de la guardia civil, y el señor García Cifuentes, teniente.
El señor Guerra fué á Cuba con toda su familia, compuesta de su
esposa, de su suegra y de una. hija de corta edad.
En un período de veinte días han muerto del vómito el teniente
Guerra, su mujer y la madre de ésta, quedando la niña en el mayor
desamparo.
Amigos de la desventurada familia han recogjldo á la niña, que
viene á la Península en el vapor Alfonso XII.
Noticias de Caracas recibidas en esta corte, dan cuenta de que el ca-
becilla Quesada se encontraba tomando en Las Trincheras los baños
termales que le han prescrito los médicos para los dolores reumáticos
que padece.
Quesada se mostraba reservado y hasta receloso, creyéndose que le
faltaba dinero y que el recuerdo de la venta de armas que efectuó eu
1872 hace que los filibusteros miren con poco entusiasmo sus trabajos.
Aunque antes de salir de Nueva York ofreció organizar en Venezuela
una expedición; todo hace (íreer que le será imposible cumplir su palabra.
El comandante Michelena, jefe de la Guardia civil, ha sido muerto
en la Macagua.
De las averiguaciones hechas por el celador de Colón, en la Maca-
gua, resulta que el señor Michelena les seguía la pista á cuatro indivi-
duos que se habían alzado, los cuales estaban emboscados á la orilla de
un cañaveral como á dos kilómetros de dicho pueblo, y al pasar el señor
Michelena le hicieron fuego dándole muerte.
* Los cuatro individuos estaban alomados de carabina, machete y re-
vólver.
El alcalde de barrio detüamanayagua (Cienfuegos) participa que ^ aa
Paula Arteaga, vecina de aquel barrio, se ha ido al campo insurre .p.
Es extraordinaria la emigración que desde Camajuaní se está -'= li-
zando para Canarias.
El María Herrera, que ha zarpado de Cayo Fri^ncés, lleva á su , )r-
do para esas islas cerca de 1.000 individuos que se dedicaban en C-* la-
juaní al cultivo del tabaco.
CRÓNICA DE LA GUERRA DE C?UBÁ 87
De otros puntos de la jarisdioci<5n también emigran familias para
Vnelta Abajo y de los pequeños caseríos y despoblados arriban los que
no pueden salir del distrito á esta ciudad y pueblos mayores.'
La escasez de braceros por efecto de esa emigración que se advierte,
será extraordinaria en la época de la cosecha de la zafra.
Se dice que Serafín Sánchez, con 800 hombres, se encuentra entre los
paraderos de Remedios y Taguayabón, fraccionados en pequeños gru-
pos, para imposibilitar la marcha de los trenes.
Se añade que están dispuestos á sacrificarse para impedirlo, si la em-
presa persiste en ser tenaz en su propósito.
Se desmienten las noticias que circularon acerca de la muerte de Ro-
loff, jefe superior de los insurrectos en Las Villas.
Aseguran que ha sido nombrado jefe nato de las fuerzas insurrectas
de Morón el cabecilla don Nicolás Hernández, quedando bajo sus órde-
nes todos los demás.
Se habla de un desembarco en la Guanaja, norte de Puerto Prínci-
pe. Dicen los que se suponen enterados de tal suceso, que un pailebot de
tres palos desembarcó una partida de 20 hombres y algún pertrecho de
guerra por aquel lugar, y que á proteger ^1 desembarco fué la fuerza
I de Alejandro Rodríguez Velasco.
Otro rumor que circula con bastante insistencia es el que se refiere á
que Nicasio Mirabal está herido de Maüsser. Los que tal dicen aseguran
que cuando el siniestro reciente en San Serapio, se recogió una capa de
goma perteneciente á Mirabal y que se encontraba perforada por un
proyectil.
Comunica el comandante militar de Remedios que algunas operacio-
nes llevadas á cabo por .tres columnas en combinación, han dado por
resultado que una de ellas encontró al enemigo, que estaba emboscado
en el monte Rivero, el cual hizo tres descargas á nuestras tropaíí, de las
euales cayó muerto el guardia civil Elias Pérez.
Contestado el fuego por descargas, huyó el enemigo, y hecho el re-
conocimiento, se les recogió un muerto, que no pudieron llevarse, de-
biendo ser muchas las bajas que se le hicieron.
Se les hizo un prisionero blanco, el cual sirvió de práctico para ir al
campamento, que se ocupó con muchos efectos.
Tres guerrillas de Tejeda, qu? salieron de San Luis para proteger la
re] íón de la línea telegráfica de Palma Soriano, sorprendieron y ba-
tie -*ná partida insurrecta de 300 hombrea mandada por el cabecilla
De io Castillo. Guerrilla de 25 caballos de Antequera y 25 del escua-
dr Rey^ que estaban á media legua practicando un reconocimien-
to ouente de las Chivas, quemado días pasados por el enemigo,
oj .aego, acudiendo seguidamente y cargando á la partida en reti-
ra ^'irsándola completamente, dejando en nuestro poder tres muer-
CRÓNIQA DB LA GUEBRA -DB CUBA'
toa, una acémila cargada de efectos, do8 armamentos Remington y dos
escopetas, machetes, municiones y víveres. Por nuestra parte, sin no-
vedad. - "
Enviados posteriormente al sitio del combate 50 caballos del escua-
drón del Rey á ocultarse en el monte próximo, por si los insarrectoi
volvían á bascar los muertos y armas abandonados, sorprendieron á va-
rios, haciéndoles un prisionero con fusil Remingtoif y munioiones, reoo-
giendo dos fnsiles más y una tercerola. El prisionero declaró que la par-
tida llevaba bastantes heridos. '
ToUdur* i]«.l puente da taimo tobn >l rfa> Camijiuf.
Los voluntarios de la Argentina.
Abordo del vapor San Francisco, llegaron á Santiago de Cuba, pro-
cedente de Buenos Aires, 860 hombrps de loa quintos indultados residen-
tes en la Argentina, que van voluntariamente á hacer la campaña de es-
ta iala.
Son en su mayor parte jóvenes robustos, llenos de patriótico ardi-
miento y dispuestos á salir á campaña cuanto antes á derramar su san-
gre en aras de la patria primitiva, qneen no remoto tiempo abandona-
ron por libertarse de un servicio obligatorio que hoy, viéndola en p 3i-
gro, vienen gustosos á prestar.
Saltaron á tierra y después de obsequiados en elTinglaiJo Nuevo lor
una comisión del Círculo Español con refrescos y bebidas de todas la-
ses, emprendieron la marcha precedidos de la charanga del b ta-
llón hacia el convento de San Francisco y cuattel Reina Meroei es,
OBOBIOA DE LA QülgRA. Pg CUBA 89
donde han sido alojados proTÍaionalmente para aer repartidos en las
oompafiías de los diferentes cuerpos que operan en esta jurisdioción.
Desde sa llegada recorrieron las calles de la población en grupos de 40
j 50 individuos, entonando canciones populares y dando vivas á España
1 Cuba española en medio del mayor contento.
A campaña.
Por la noche embarcaron para Onantánamo en el vapor Benito Es-
mger anos 200 argentinos que, según se dice de público, solicitaron
>í^
Batan* dal OJs de AfU.
; i prestar sus servicios & las órdenes del teniente coronel señor Gkrri*
o, jefe de las guerrillas que operan en aqnella zona. Mas para demos-
rar una vez más el patriótico entusiasmo que les anima, dichos expe-
idonarios, antes de embarcar, recorrieron algunas calles principales
reeedidos de las escuadras de gastadores del batallón de voluntarios y
el de bomberps que con hachones encendidos les acompañaron hasta el
inelle, marcfiando á la cabeza de la comitiva una banda militar, ooyos
.tronadores sones apagaban á cada momento los gritos de viva España,
iva Cuba española, vivan los voluntarios de la Argentina, muera Ma-
eo, mueran los traidores, patrióticas exolamacÍ9nes que nos auguran la
ata terminación de la guerra en esta provincia, á juzgar por el en-
lamo con que tan valioso contingente emprenderá la próxima cam-
Lo del barco apresado. *
1 Dos de Mayo, pequeño balandro, cuyas dimensiones no llegan tal
' Ug de cualquier lancha común de carga, fué armado de guerra por
90 OHÓNICA DB LA QUEBBA DB OIJBA
el Gobierno' para prestar el servicio de pontón en algunos lagares de la
costa, así como conducir pertrechos ó raciones á los distintos destaca-
mentos que existen en el litoral, á pesar de no reunir condiciones para
el caso. Al efecto se le colocó á popa una ametralladora y con su correg;
pendiente parque y provisiones de boca se hallaba á principios de sema-
na en el Aserradero al mando del teniente de navio de segunda clase se-
ñor don Francisco Gallegos Arnosa, de la dotación del crucero Reina
Mercedes, marino de excelente reputación y que goza de legítimas sim-
patías. -
Componían la dotación del balandro 12 ó 15 hv^mbres de tropa y pa-
rece ser que en un extremo próximo al Aserradero hubo de mandar aquel
oficial cinco hombres á tierra acompañados de un práctico (moreno co-
nocedor de la localidad), en busca de agua, y he aquí que díchps indivi-
duos fueron sorprendidos y hechos prisioneros por una numerosa parti-
da insurrecta, que se hace ascender á 600 hombres, cuyo jefe ó cabeci-
lla intimó la rendición á los desbordo, que aun cuando intentaron cor-
tar las amarras y separarse de la playa, no pudieron llevarlo á cabo por
las continuas descargas que hacían aquéllos desde tierra, faciendo certe-
ro blanco por las laalísimas condiciones del barquito que, amarrado de
proa, imposibilitaba el uso de la ametralladora.
Después de algunos momentos de duda t\ referido oficial tuvo que
salvar la vida de los que componían las fuerzas á sus órdenes con la en-
trega de los armamentos, 5.000 tiros y la ametralladora, así como las
provisiones de boca que tenían, cuyos efectos pasó á recoger á bordo di-
cho cabecilla, dejándoles solo los víveres necesarios para dos días. El día
10, por la mañana, entró en puerto el crucero de guerra Reina Merce-
des, que al pasar por aquel lugar y encontrarse aquella fuerza desarma-
da, enterado su comandante de lo ocurrido, trajo á remolque la pequeña
embarcación. Este hecho fué tan público en toda la ciudad, que continua-
mente había grupos en el muelle observando con mirada escudriñadora á
el Dos de Mayo y haciendo los más vivos comentarios, asegurándose pú-
blicamente que dicho oficial de marina y demás tripulantes se encontra-
ban detenidos en el expresado crucero Reina Mereedes^ por haberse
mandado instruir la oportuna sumaria en averiguación de los hechos
ocurridos,
Dícese que el cabecilla de la partida insurrecta que ha llevado á cabo
este atentado fué Evaristo Lugo, que merodea por aquellas inmediac •
nes y á quien ha dado por muerto dos veces la prensa de esta localidí ,
asegurándose por otros que ha sido Rabí, aun cuando esta últim» ^
sión carece de fundamento.
En la madrugada del 20 de Noviembre salió de Tunas de Zaza, lu
cha Ramona, de don José Casadevall, del comercio, para el estero
CRÓNICA DE LA GUEBBA DB CUBA 91
mado Las Guásimas, al objeto de cargar guano y yarey que el indica-
do señor Casadevall tenía comprado.
El 21 salía ya cargada la lancha, y estando á la mitad del estero
apareció una partida de insurrectos que á la voz de ¡alto! y apuntando
los fusiles á la tripulación obligaron á ésta á detenerse y atracar la
lancha.
Así que los rebeldes pusieron los pies encubierta, su primera dispo-
sición fué echar todo el cargamento al agua y retroceder hasta el punto
donde habían embarcado el guano y yarey.
Llegados á este punto, nueva fuerza de insurrectos esperaban la
codiciada presa. Provisiones, batería de cocina, encerados, ropa de los
tripulantes, todo desapareció en un santiamén. El velamen se lo partie-
ron como sr fuera la túnica de Cristo. — ¡Qué buena lona para el aguante
de la lluvia!— se decían. Hasta que fué reducida ala nada se hicieron re-
particiones.
Quedaba la embarcación, la cual querían quemar sin consideración
ninguna, y gracias á las súplicas de los marineros no lo hicieron y que-
dé allí tirada; pero no permitieron se la llevasen los tripulantes, prefi-
riendo darles una chalana para que regresaran á Tunase, haciéndoles
presente que dijeran al dueño dé la embarcq.ción que fuera á buscarla si
la quiere, pero que venga provisto de velas de buena luz, que hacían
macha falta.
Carta de un soldado.
La dirige á su familia un soldado de Lavadores (partido judicial de
Yigo), desde Ciego de Avila, dando algunod detalles de la situación
en que se encuentra y no dejan de ser curiosos. ^
«No hemos tenido todavía, dice, más que un cuarto de hora de fuego
«on los enemigos, sin que en ese tiempo hayan logrado causarnos nin-
guna baja. Verdad es que apenas nos divisan y se enteran de que nues-
tro armamento es el Maüiser, se internan en la manigua, pues tienen
más miedo que vergüenza, porque saben que con estos fusiles ni les tir-
yen los árboles.de nada, porque atraviesan las balas la madera y hacen
blanco con ellos, si se parapetan tras de los troncos.
A los que más atacan es á los que llevan fusiles Remingtón. A éstos
1( " aan ellos «los del humo.»
!o que yo veo, la guerra no es tanta como se dice por ahí, esta
e .j^.nión de otros compañeros míos, que ya han estado en más com-
l
ermedad mueren algunos, A mi el clima me parece tan bueno
€ je. En lo que si encuentro gran diferencia es en los alimentos.
*a no contamos con otra que la de la lluvia.
92 CRÓNICA DE LA GUSBBA D£ CUBA
Gracias á qae las frutas substituyen mucho su falta. Be todos modosy
algunas miserias se pasan; pero no hay más remedio que tener confor-
midad y llevarlo todo con paciencia. » •
•
Encontrándose el teniente CuUen, del batallón Yalladolid, de avan-
zada en las lomas de Daiqíjiirí, divisó gprupo enemigo, sali^do en su
persecución con 40 hombres, siguiéndole hasta dos leguas de Daiquirí,
rodeándole entonces partidas de 300 á 400 hombres. El teniente Alegre,
al ver que no regresaba Cullen, fué en auxilio con 20 hombres y muni-
cienes de reserva, huyendo á su aproximación el enemigo, creyendo sin
duda eran fueraas numerosas, dejando en el campo dos muertos y cinco
caballos. Por nuestra parte cuatro heridos. £1 general Navarro reco-
mienda al teniente Cullen, á quien se le ha formado juicio de votación*
Ha quedado restablecida la comunicación telegráfica de Daiquirí.
Sábese de los laborantes que en torno de la Junta revolucionaria se
agitan como mariposas negras los criollos desocupados que van al
campo; pero conquistan al precio de sus exageraciones los doUars de la
Junta. Esta ha cerrado ya la bolsa, cada día menos repleta, pues las
cuotas extraordinarias ceden, y expediciones fracasadas ó felices gasta-
ron los fondos recogidos en el período de preparación.
Aunque no tanto como el dinero, se van gastando también las ilu»
sienes, y, no son pocos ya los que, como Estrada Palma, admiten la po-
sibilidad de la derrota, y se consuelan pensando en una nueva revolu*
ción; tampoco falta que dé vueltas á fórmtdas de paz basadas en la au-
tonomía impuesta por las armas. Los exaltados hablan de destruir la
isla antes que dejarla poseer á España, y suponen conjurada contra nos-
otros la Providencia, que nos priva de barcos en castigo de nuestra
8ober]t)ia.
La gente alegre se entretiene organizando tómbolas, bailes patrióti-
cos, soirées musicales ó lecturas poéticas.
Se quejan de la difícil comunicación con sus amigos; en cuanto re-
ciben una carta oficial se reúne el cónclave y sale pregonando la noticia
de fantásticas victorias. No falta, sin embargo, cubano patriotero á
quien oir frases de desaliento y disgusto como ésta: tYo no me meto i
el campo para que me mande un negro, y además, amigo, la cosa >
está muy segura.»
Se han enviado al campo instrucciones para que las partidas se re -
ren al monte cuando el ejército empiece á operar. La principal venti \
nuestra consiste en la prolongaciáa indefinida de la guerra. Hay q ^
estar diseminados y ocultos en el período de la seca, y cuando vuelva l
J
pr--
OBÓNIOA DI LÁ GDBRIU DK CUBA
93
lu llavias reaparecer óon brío. En la otra guerra, con menos de 8.000
hombree, reaistimos diez afioa, y ahora, con más de 20.000, ¿permitire-
moB qas se concluya en meses?
El d£a 15, por la maflana, salió de Manzanillo, un importantísimo
«rnvoy con destioQ & Vegoita;
eonroy qae debía salir tres días
intes, pero á cansa del fnerte
temporal de agaa qae safrían
fué necesario snupender, cuando
precisamente todo estaba listo
Hubiera sido una imprudencia
haber emprendido la marcha,
pnea el río Yara había inundado
no solo el camino y la sabana,
ñno también el poblado del Caño
' Todos sabían que el prínoi
I del convoy era con
0 fusiles Maüsser y
íápsulas para los mis
noticia cundió muy
<r todas partes, y con
te espionaje que tiene
o, seguro ea que cono
alie la importancia del
ie ifupo que por las in
les de Yara y por el.
Le Veguita se estaban <
> numerosas partidas
19, y todo hacía presu-
la columna habría de
encuentro reñidísimo, pues hallándose el enemigo escaso de
to y más aún de municiones,, lo natural era creer que su ob>
mirse en tan condderable número, era seguramente para ata-
iToy.
ihimna que salió custodiando éste se componía de unos 450
del batallón de Yergara, nna sección del de la Unión y las dos
1 de ambos. Mandaba esta faerza el teniente coronel Tejerizo,
e Yergara. Al llegar la fueraa al poblado del Caño, las oonfi -
ue tuTo el señor Tejerizo fueron que el enemigo, en considera*
ro, se- estaba reuniendo y que todo indicaba que su objeto era
al paso del convoy. Así se lo comunicó al general Muñoz, en
94 CRÓNICA DE LA GUEHRA DK QüBA
espera de órdenes. El general, acompañado de sn cuartel general, béM6
inmediatamente para el Caño, y después de conferenciar con el jefe de
la columna, ordenó que continuara la marcha, lo que se puso en prácti-
ca inmediatamente. El camino estaba horroroso; las carretas iban su-
mamente despacio, para evitar tropiezos; así llegaron á Cañada Honda,
ó sea á unas cuatro leguas de aquí, donde se hizo alto y se prepararon
á pasar la noche. Al siguiente día, emprendieron la. marcha, habiendo
llegado sin novedad á Sofía, y llegando á Yegüita, sin haber oido en
todo el trayecto ni un solo tiro.
La expectación, por parte de todos, grandísima, y se explicaba per
fectamente; el enemigo está escasísimo de armamento y municiones,
pues mejor oportunidad que aquella difícilmente se le ha de presentar.
Que hay que pelear; seguramente ese y no otro es el objeto de ir ala
guerra. Ellos tienen facilidad de reunirse en considerable número: có-
modo les hubiera sido haberse agrupado, como lo han hecho otras ve-
ces, cinco ó seis mil, y librar combate; que éste sería rudo y pudiera
haberles costado ínucha sangre, es lógico; pero hubieran demostrado,
por lo menos, deseos de luchar y afán de ponerse en buenas condiciones
para lo sucesivo; mas al desperdiciar tan felicísima oportunidad, han
venido á demostrar una vez más que no están dispuestos á la lucha y sí
solo á una resistencia pasiva; que entre ellos no hay buena organización
ni disciplina, pues no hay un jefe bastante prestigioso que sepa obligar-
los á combatir, y que por el camino que van cada día se desmoralizarán
más y más.
Aun cuando el esperado combate no se haya efectuado, no por eso
deja de tener grandísima importancia lo ocurrido con este convoy. Bon
muchas las reflexiones á que se presta, y entre ellas la muy importante
de que al empezar la campaña que pronto se iniciará, las tropas no en-
contrarán seria resistencia en ninguna parte, y se verán. los jefes preci-
sados á tener que ir á perseguirlos á la sierra, pues ya donde se han fija-
do destacamentos no se ve al enemigo, y una vez emprendidas las ope-
raciones con la actividad y energía que se espera, las presentaciones
/ 1 ^^^^baiLdeser en considerable número, tanto que muy pronto mermarán
sus huestes, reduciéndolas á un. insignificante número de los más te-
;^'"'^ naces, que será fafñUsimo combatir y reducir á la obediencia.
No cabe duda, se comprende que entre ellos se ha perdido la fé, que
hay un gran desaliento y que si aún están en el campo, es debido á ^^e
no se les hostiliza como se debiera, que por ahora aun no escasea d o
más necesario y que para la inmensa mayoría, encaja perfeotamf e
esa vida de aventuras y de dolce f amiente que llevan; pero cuando \ a
que se les acosa, que son peirseguidos y no hay ya comodidades y ^ a
pasar, entonces ya se verá como todo varía.
w
0*0^0^^^^^m0^0*0^0^^*^^^^0*^^0*^^^*^t^^^il0t^t0*0t0^^*0*0^0*0*^
if la mañana del 21 ^ un paisano que llegó al poblado de Ojo
del Agua, dio noticia al capitán Valenzuela, que mandaba
aquel destacamento, de que una partida de rebeldes, muy
numerosa y bien armada, se dirigía al ingenio de Cantabria
para destruirle y saquearle-
Al mismo tiempo el alcalde de Ojo del Agaa reóibía confidencias se-
mejantes, que participó al capitán Yalenzuela.
Este dispuso ir á buscar al enemigo para impedirle que llegara al in-
gtoio, y ordenó al propio tiempo la distribución de su escasa fuerza de
tal modo, que no quedara desguarnecido el poblado.
Yalenzuela dejó en éste 16 hombres; estableció una avanzada con 12
soldados, al mando del sargento Juan Cancio, en las afueraa del poblado,
y salió de Ojo del Agua con 66 soldados, un cabo y un gpiardia civil,
formando parte de esta fuerza el teniente Gómez.
^ ^as dos y media de la tarde, cuando la columna acababa de en>-
or el camino del ingenio Cantabria, fué sorprendida por un inespe-
r vivísimo fuego.
El partida de 400 á 500 insurrectos acometió con gran empuje á las
^ de Yalenzuela.
láratar éste de buscar posiciones defensivas, salióle al paso otra
pi "^ compuesta de 1 .300 hombres, de infantería y caballería.
n
rgBRA D» OÜBÍ
lió entre dos fuegos y en aitnaoiiSn
Lad numéi^oa del enemigo,
la de 15 hombres, qae rompió el
ite con el grueso de las ñterzaa re-
rodeando de un círculo de fuego á '
isifltir varias cargas de caballería,
adero coraje.
igo de la infantería rebelde consi-
LoB primeros disparos del ene-
migo fueron, desgraciadamente,
certeros. Cayeron muertos tree
aoldados y cuatro heridos.
Los rebeldes acudieron á apo-
derarse de los últimos para re-
matarlos, pero no consiguieron
su propósito, porque el capitán
Valenzuela logró recoger á los
heridos bajo un fuego mortífero.
En este momento de la lucha,
fué herido de un balazo en el
hombro izquierdo el heroico ca-
pitán.
Pero la herida no fué para ¿I
obstácalo ninguno, y siguió pe-
leando y animando á sus tropas, -
hasta que otra bala le alcanzó,
hiriéndole en la pierna izquierda.
Aun quería seguir peleando,
B soldados dicíéndolest
zuela, por lo que el teniente Gon-
[Ue se retirase, encargándose ¿1 del
enemigo, que parecía decididc .
ro que ordenar que se hiciese fue
loasear las maniciones de los s-
resisteneia, y así principió la re
EOepcionaleB de riesgo.
CRÓNICA Pg I^ QUERRÁ PB CUBA
orgo, la tropa sigaió retrocediendo hacia Ojo del Agna, ea
> entrar sin perder nn solo herido.
o de las tropas al llegar á aquel poblado era verdaderamente
üuantos elogios se hagan de su heroismo y de su resistencia
} estos sucesos ocurrían, otro grupo de rebeldes atacaba á
la, y hasta cinco veces trató de entrar en el caserío, que fué
on tanto valor como fortuna por el pequeño destacamento,
6 tres muertos al enemigo.
0 en el combate referido 13 muertos y muchos heridos, y de
1 quedaron cuatro abandonados en el campo.
nna tuvo nueve muertos, entre ellos el cabo de la guardia
mo Bobles, y trece heridos, cinco de ellos muy graves.
tirada que hizo la columna del capitán Valenzuela, desapa-
Ince soldados del regimiento de Canarias, los cuales cayeroa
los insurrectos.
le desde que comenzó la actual insurrección han combatido
ropas utilizando los medios más perversos é infames, propios
10 de hombres, han realizado un acto digno de encomio, de-
nuestro ejército aquellos quince valientes á quienes hicieron
illa Hego, con objeto de devolver á los prisioneros, celebró
noia en Cumanayaga, partido de Cienfuegos, oon una eomi-
itro ejército, compuesta del coronel Valle, el comandante
los capitanes Navarro y del Bío y del médico señor Nieto,
illa se presentó á los jefes y oficiales del ejército llevando
s prisioneros, que iban escoltados por un numeroso grupo de
^r Regó los soldados prisioneros, pronunció estas palabras:
Ivo al ejército ese puñado de héroes, que son honra de Espa-
alor, por su patriotismo y por su entusiasmo por la causa que
oon orgullo: me siento satisfecho al devolver esos héroes es-
quienes admiro — á las filas de donde los arranqué, porq le
i venas sangre española.
de una gallega, y el entusiasmo por la causa que defende ré
} dure la vida, no ha de cerrarme los ojos para ver y apla i-
leróicos de los que son hoy mis enemigos, compatriotas aX
1 heredé el valor para luchar en loa campos,
illa Regó, terminadas sus palabras, que dijo con tono de s' t*
í' I
r
i
I CRÓNICA DB LA GUEBRA DE OUBA 99
ceridad, fué abrazando uno por uno, á todos los individuos que consti-
toíán la comisión militar.
7 al marcharse, un momento después, porque la entrevista fué corta,
se volvió haeia los soldados y les dijo sonriendo:
—¡Adiós valiwtes!
Según ellos han declarado, el enemigo trató con grandes considera-
dones á los prisioneros^ mientras estuvieron en su poder.
En una correspondencia de Washington de pocos días ha, leemos lo
símente:
«Tomás Estrada Palma es una persona en extremo vulgar, un profe-
sor de colegio que ha tomado en serio el papel de presidente de repúbli-
ca. Tiene un discursito de cliché, que repite siempre y que me atrevería á
creer que ni siquiera es suyo. Habla mirando al espacio, se da regulares
golpes de pecho al pronunciar la palabra nosotros y extiende los brazos
con ademán profetice al decir algo sobre la libertad.
Gonzalo de Quesada le sigue en importancia con respecto á su cargo
oficial, pero á mi juicio es persona muy superior en cuanto á ilustración,
y se muestra hombre de acción en grado más alto que Palma. Es deci-
dor, habla con facilidad y sin afectación. Dijo que los orígenes de la
insurrección son los que siempre ponen por delante, estar cansados de
los continuos desmanes de los españoles, y añadió que Cuba era un pue*
blo mayor de edad, y que, por lo tanto, tenía derecho á conquistar su
libertad; dio como seguro que se les concederá la beligerancia con la que
piensan conseguir el triunfo. Habló de una Constitución excelente, de un
progreso indudable, y á no atajarle, , terminaría por hacer á Cuba libre
la Metrópoli del mundo. »
. /También de Rabí hemos conocido los siguientes detalles:
^^^ ' Rabí es español, nacido en un pueblecito de la provincia de Logroño,
muy próximo á esta villa.
£2s tuerto y disimula su defecto con un ojo de cristal.
Actualmente tiene dos hermanos, uno de ellos dignísimo oficial de un
ini ítuto del ejército, y otro muy estimable hacendado.
alió de su casa, como otros tantos jóvenes, en busca de mejor suer-
te, lacia aquellas mal gobernadas repúblicas americanas.
Lievantisco de suyo y de aventurero espíritu, vino á parar, tras de
mj azares, en la de Venezuela, agitada entonces, por uno de los muchos
m< ines que han llegado á formar el estado constituido de aquellas in-
gr tas hijas de esta noble madre España.
OBOKIOA PB LA. OPKRBA DE OüBA
K>r fortuna 6 por desgracia perteDeoer al bando triunfante
al presidente 6 dictador. Fué nombrado coronel, y con tal
i España y verifloó baena compra de armas en las fábricas
1 siguiente afio, es decir, hace dos, regresó á ésta su patria
ya general venezolano, según él dijo, y portador de ana co-
dal de su gobierno.
itonces se le pierde la pista, hasta qae en la aotnal insurreo-
>a aparece ostentando el pomposo título de general.
de esta biografía dice que Rabí es mote, y que no se atreve
el verdadero apellido de aquel aventurero, en honra á sos
los, que aborrecen de tal miembro de familia.
s el pueblo de Buenos Aires pudo darse cuenta del patriotis-
spañoles, con motivo del embarco de los que componen la
pedición de voluntarios á Cuba.
■a forzaba é, ir; no se ha hecho la recluta; los mismos á quie-
t correspondía entrar en quintas, hallándose á tantas leguas
i de la patria han podido eludir el cumplimiento de la ley;
B que á su debido tiempo no ingresaron en las filas y los de-
tenían por qué pensar en volver al servioio de las armas; y,
?, todos se han disputado el honor de alistarse para marchar
Lefensa de la integridad de la patria y del honor de la siem-
i bandera roja y gualda.
táculo fué, realmente, conmovedor y se presta á muy eleva-
raciones.
! todos los días que jóvenes robustos, llenos de vida, gozan-
vas comodidades en países amigos y en hogares santificados
y el respeto, abandonen sus habituales ocupaciones, rom-
s de amistad y estrechas relacioiies de familia, para sujetar*
tras ordenanzas militares; y marchar á un país de clima mor*
íausa más víctimas que el plomo enemigo, á combatir con
detractores del buen nombre español y ciegos instrumentos
e explota con espíritu mercantil la credulidad de los tmoa,
ía de los otros y la mala fe de los más, que son los que me*
desdichada campaña de Cuba.
;s preciso decirlo; los compatriotas nuestros que han idt á
n vagos de esos que aquí se llaman atorrantes, sino jóveí i»
9, honrados, que vivían bien, muchos de ellos en posici n
, rodeados casi todos de afectos y estimados por sus coiii í-
ales; vigorosos, fuertes, hombres de acción y, sobre tod ),
tiles y provechosos que hacían honor á nuestra patria, pr r*
nuestras del vigor de la raza española.
QTjaRRA DB OÜBA 101
ro8, sino de hombres de corazón, de y
bjado y en vista de cnanto se ha he ■
3 sns propósitos, hubieran desistido
compatriotafl han vencido todos los
1 noble idea con ana actitud que mu-
dos de la tarde; pero desde medio día
presentaban igaal aspecto qne el día
La concurrencia fué menos numero-
que la otra vez, pero así y todo era
traordinaria, como pocas veces se ha-
& viBto, formando ^upoa compactos
el espacio comprendido entre los gtd*
nes, al frente de los mismcw, en los
ques atracados á los muelles, sobre
1 pescantes de laa cabrias hidráulicas
tiasta encima de los vagones de car-
del ferrocarril.
En la escollera había apiñada multi-
1 de personas qne por ambos lados de
dársena se extendían desde el galpón
mero 3 hasta la Boca del Kiachuelo.
Imposible fijar el número de conou-
>ntes, ni siquiera aproximadamente;
ro á buen seguro que pasaban de diez
,1, notándose gran afluencia de seño-
I en los ojos y dolor en el corazón á
ente, habiéndose adoptado con anti-
ra evitar molestias á los voluntarios y
1, de 900 toneladas, de La Platense,
>narios, se hallaba atracado frente al
B voluntarios se hacía por el espacio
sósito y el señalado con el núm. 1.
•dujo ningún incidente.
ir á los voluntaria el personal de la
t, los miembros de la Comisión patrió-
nay, Goñi, Laclanstra, Llonch, Cal-
los redactores, y el administrador de
iguidas personas de la colectividad,
102 080MI0A DE LA aUBBEA DB OUBA
además de mtiohos representantes de sociedades que no pudieron s
camino á través de la gente que contestaba con vivas á los volun
á los que éstos daban á España y á Cuba española.
El general don Lois M. Campos, ezministro de la Guerra, vest
oniforme y sus señores hermanos don Manuel, jefe de policía de li
tal, y don Carlos, acompañados de otros dignos caballeros, hoi
con su presencia á los voluntarios, de los cuales hicieron muchos é.
El ezministro de la Guerra fué saludado por los voluntarios coi
á la República Argentina y al general Campos, que éste agrade
bremanera.
A bordo del San Martín fué saludado el señor jefe de policía j
miembros de la Comisión patriótica española.
Nuestros compatriotas deben agradecer la atención de que
objeto departe de los nombrados personajes argentinos.
A las tres y media, se izó al tope del vapor San Martín, la bi
de guerra española, que fué saludada con estruendosos aplausos,
maciones y vivas.
Pocos momentos antes de zarpar el buque que condujo á Mont
á los expedicionarios, muchos de éstos manifestaron que deseaban
gunas palabras de Él Correo Español, á lo cual no fué posib
traerse, habiendo pronunciado el señor don Rosendo Ballesteros,
gnientes:
Señores:
Ya no es hora de hablar, sino de obrar.
Esta expedición y la conducta que habéis observado, prueban
beis cumplir como buenos; portaos en adelante como bravos, y i
regreséis de Cuba victoriosos, losgo de afianzar en la manigua
der de España, os recibiremos en nneatros brazos como lo mere
leales defensores de la invicta bandera española.
Los que aquí quedamos, sabremos ir al lado vuestro, sí fuere i
rio, á defender la integridad de la patria, y en todo caso el pxu
Buenos Aires será testigo de que no os habéis mostrado sordos á
del deber, y del pat^otismo de los que por ir á defender el honor
paña han abandonado las comodidades y los hogares de que aqi
frutaban.
En nombre de M Correo Español, os digo ¡adiós! y os deseo
suerte. Tened la seguridad de que no os olvidaremos, y de que
mos constancia en las oolnnuias del diario de vuestra digna coi
para que los que nos sucedan en la honrosa tarea de defender la
española en el Rio de la Plata, sepan que habéis sentido patriotif
mo lo decía Donoso Cortea, sintiendo, amando y aborreciendo
ñente, ama y aborrece la patria.
Decid ahora todos conmigo: ¡Yiva España! ¡viva Cuba españ
r^
GBÓKIOA DE LA OÜERBA DE GUBA 103
Las voces, los vivas de los voluntarios ahogaron las últimas frases
del señor Ballesteros y algunos de los expedicionarios conmovidos le
abrazaron, de cuya manifestación fué partícipe también el administra-
dor de este diario, don Ceferino Recio, que con tan cariñosa solicitud ha
atendido durante más de dos meses á los voluntarios, de los cuales ha
ádo el paño de lágrimas. ^^^
•
L(is operaciones
Están dispuestas de tal suerte las columnas en Las Villas — según es-
tibe desde la Habana el director de El Imparcial — que un toque de
cometa movilizará toda una línea de fuego que se extenderá de mar &y¿^ A
mar. Hácese así punto menos que imposible el copo ó macheteo de liñ /
destacamento, porque á la media hora de sonar los primeros disparos
estarán reunidas fuerzas considerables. Esta línea de columnas combi*
nadas en el tablero de Las Villas y con el difícil ajedrez de la guerra,
avanzará cuando cesen las lluvias, á fln de limpiar la riquísima provin-
cia de insurrectos.
Los enemigos de España tienen también su plan: lo ha comunicado
im bijirita elegante que blasona de español. Lo dijo con la fórmula
adoptada por el laborantismo medroso.
€ España ha reaiisado grande es fuer so ^ pero la pobre no va á podé.
Los cubanos, quiero desi los insurrectos, si Matine Campos les arprieta
en Las Villas, se retiran al monte ¿sabe? y eperan otra temporadita de
verano y se hasen otra ve señore de la ila. Y así varia vese. Yo lamen-
to que España tenga que hasé tantísimo esfuerso y siento que no va á
po^fó, ¿sabe?»
Este castellano corrompido es el propio del mambís. Hay muchos tí-
midos co»o el de que hablamos. Se contentan con odiamos faltándoles
el valor para lanzarse al campo. Por cierto que las señoritas mambises,
para avergonzar á estos hojalateros y excitarles á irse á la manigua han
dado en la costumbre de enviarles un camisón de mujer con irónica de-
dicatoria; rugo que pinta cuál es el estado de la opinión entre mucha
parte de la población.»
La cokunna Lauda se compone del primer batallón de Asturias (940
Mübresí) y 98 caballos del escuadrón España.
El batallón de Asturias lo manda un jefe de los más jóvenes de núes-
d <^rcito, don José Moragas, entusiasta y de valor muy probado en
\ pasada ^erra.
El jefe de la columna es el coronel de caballería don Pablo Landa,
I gian gaerrillero de los que presienten el enemigo donde nadie puede
104
ORÓNIOA DB LA GÜEBHA DE OOSÁ
imaginarlo. Lle7a treinta j dos años en la isla, j ha asistido á todas
las revueltas que la insurrección ha
provocado. Este jefe no necesita
prácticos.
Cuando comenzó & operar en la
zona de Contramaestre, de Puerto
Príncipe, llevó diez y seis días de
exploración, marchas y fatigas sin
cuento, soportadas con entusiasmo
- desde el jefe hasta el último sóida*
' do. Eq tan breve plazo se ha crea-
OT
\"' \'^^^y<
do nombre esta columna. Ünicamen-
te asf se comprende el constante te-
mor que revela Máximo Gomes á
un encuentro con su antiguo amigo
Landa, el cual no deja de perse-
guirle.
El dfa 19, en espera de un con-
voy de la columna que de Puerto
Príncipe debía llegar á Contramaes-
tre (centro de operaciones), se re-
cibió confidencia de que el enemi-
go había hostilizado lá fuerza qae
lo conducía. Puestas en marcha
cuatro compañías del batallón y 3-
oaballos del escuadrón de Hispana
Conducidas por Landa con rapidc
inconcebible por el corazón de I
manigua, avistó al enemigo en su campamento á las primeras horas d*
la mañana. Los insurrectos huyeron rápidamente internándose en <
^■'
Oomul HtniDdM TbIuh.
CBÓNIOA DE LA OÜBRRÁ DB (JUBA 105
monte, abandonando el rancho que tenían preparado y varios caballos.
De los informes adquiridos resultó ser las partidas dispersas por la fuer-
la del convoy en el ataque frustrado que al mismo hicieron, y reunidas
otra vez en Songorrongo sin su jefe el titulado coronel Paco Recio, ca-
pitanes Varona, Biamonte y Agapito Gómez, muertes con 25 insurrectos
mis por las balas de nuestros valientes soldados al mando del bravo te-
niente coronel Moragas.
Continuada sin descanso la persecución, la vanguardia recibió una
descarga del enemigo, siendo imnediatamente contestada por un fuego
natiido y certero, que dio por resultado tres muertos vistos, y que no
pudieron retirar en su rápida fuga, ignorándose el número de heridos
que como es sabido á todo trance recejen.
Por nuestra parte, hemos de llorar la muerte de dos oficiales y die-
dfliete individuos de tropa del batallón de Asturias, más un soldado del
eBonadrón de España.
* *
El corresponsal del Heraldo en Nueva York escribe lo siguiente:
cLa expedición abortada en Inagua, poco importante por el valor y
número de las armas, fué de efecto moral indisputable por la condición
y prestigio de los detenidos.
ün detalle curioso: nuentras en Wilmington, se tramitaba el juicio
ordinario sobre la propiedad del cargamento aprehendido. Carrillo y
808 compañeros absueltos por el fallo del Jurado, se embarcan conven-
cidos de que el Commodore y su cargamento de guerra coincidiría con
ellos en las costas de Cuba. £1 segundo embargo fué decretado cuatro
lloras después de zarpar el barco que conducía al aventurero separatista,
7 cuya pista, seguida por la policía, fué oportunamente hallada por las
autoridades de Jamaica.
Ni uno solo de los detenidos lo fué por capricho injustificado; si
Yero, Menocal y Betancourt consiguieron substraerse á la acción de
naestros agentes y arribar á Cuba, fué porque su partida se efectuó en
instantes en que la prudencia no aconsejaba vigilarles de cerca. Carrillo,
intentando inútilmente volver á Cuba, desde el día mismo que las auto-
ridades de la Habana, ateniéndose á su condición de ciudadano ameri-
cano, declararon su extrañamiento, es prueba completa de las dificulta-
des ""ue á las intentonas filibusteras crea la actividad de nuestro mi-
nigt '>.
] fca desventura de Carrillo y esta persecución constante de la poli-
cía apañóla, constituye una obsesión para Estrada Palma, á cuya debi-
lida 1 y apatía atribuye la insurrección los fracasos de las expediciones
últi^'-^s. Las acusaciones alcanzan al Dr. Betancourt, y tales disgustosi
h1
uta
itó.
me
me-
[ no
ola
iliai
OBÓNICÁ DE LA GÜBRBJH m OOBA 107
en poder de hombres rúatioos, gran parte de ellos de la raza de wkw y
que en su mayoría no saben leer ni escribir.
— ¿Qaé trato les daban?
—Figúrese Y. qué miramientos y consideraciones pueden guardar
008 hombres á sus subalternos.
—Hablando cierta noche con Bego, le hice tímidamente notar eso,
qae 70 estimaba un contrasentido, y él me dijo:
—Amigo, yo también estoy disgustado de la marcha que lleva todo
esto. Máximo Gómez me ha impuesto á ciertas gentes que no son de mi
agrado, y como juzgo desde hace tiempo que esta situación se va ha-
ciendo insostenible, determiné escribirle, diciéndole que si no venía á
imprimir una nueva organización á estas fuerzas, tuviera por presenta-
da mi dimisión.
La muerte de Martí — continuó hablándome Regó — ^ha sido funesta
para la causa revolucionaria, porque con su muerte va desapareciendo
el espíritu de orden y disciplina que debe reinar en todos los ejércitos.
mt^ úm Rmméñ U®mú
^que partió del enemigo, cuya faerza era evident
uperior en número.
Ocupaba éste un cerro, desde el qne hizo iintriiLiuu.v i
;o sobre las tropas, al darles vista. Era el día 20 de no- V;
mbn.
La columna operó un movimiento en distintas d
imediatamente el fuego, que duró cuatro horas.
tiempo, nuestras tropas se batieron con gran d
imo de debilidad por parte de un solo hombre.
le en la columna cansaban las balas enemigas,
soldados, que parecían veteranos aoostnmbrac
le los mambisee iban dando muestras de en dé
, hostilizando constantemente al enemigo.
r consideró el jefe de la columna llegado el m
oyó el toque de ataque á la bayoneta, y núes
se arrojaron furiosamente sobre las partidas,
lé terrible,
pretendió defenderse, pero el empuje de los leí
OBÓHHJA Pg LA. OOaRRA DZ pDBA 109
tan violento, qae los mambisea, desorganizados, oonolnyeron al fin por
abandonar sos poeioíones y dÍBolverse, internándose en la manigua y
dejando oadáveres, armas, mmii-
cienes y caballos en poder de la
columna.
Reconocido el terreno, despnés
de la buida de los rebeldes, faeron
hallados 36 cadáveres de éstos.
Créese qae los heridas hanjúdo
muchísimos, porque se vieron va-
rias reatas de caballerías que lle-
vaban á los lesionados, algunos de
los cuales daban grandes gritos.
La columna experimentó tam-
bién sensibles pérdidas.
El primer teniente de las gue-
rrillas de María Cristina, don Ar-
turo Lezcano Fiedrahita , cayó
muerto de varios balazos. Perecie-
ron también siete soldados, y otros
doce resultaron heridos.
La victoria alcanzada por la
columna que manda el coronel
•lo
y^
ie-í
lá
w KlcuHo d< Bori* j Lian
a Máximo Gómez distraer la aten-
e, principalmente, á arrojar de laa
lio CBOWICA DE LA OOgRRA PB CDBA
Por cartas particulares ae conocen algnnos detalles sobre la capito-
laciÓQ de dicho destacamento, después de hacer una heroica defensa j
quedarse ya sin municiones.
El cabecilla Rabí, que lo atacó, había ocupado las casas del pueblo j
desde ellas hacía un fuego horroroso al fuerte, situado en la plaza prin-
cipal. Por último, los mambises con botellas de petróleo lograron incen-
diarlo, y la guarnición del sexto penÍDSoIar, mandada por un teniente,
hubo de rendirse.
Después dé apoderarse de las armas de la tropa, Rabí mandó
pliego al comandante militar de Figuaní, para que éste enviase por
cha fuerza y tres carretas para recoger los víveres que ésta tenía ei
fuerte.
Asegurábase entre loa españoles que esta conducta de Rabí y o1
cabecillas obedece á móviles que no son sólo humanitarios, pues
ella creen que así les ha de ser más fácil aprovecharse del ármame
de las fuerzas qne en pequeño número guarnecen algnAos puestos; p
como el espíritu de las tropas es inmejorable, no les da, ni puede da
resultado esa maniobra.
Díganlo si no las defensas heroicas que han hecho después otros i
tacamentos atacados.
En una carta de Puerto Príncipe se leen los siguientes detalles d
manera de vivir de los insurreotoa y como ae arbitran recursos.
•Los insurgentes viven unas veces en constante peregrinación, oi
habitando por espacio de algunos días un improvisado campamei
donde son muy raras laa tiendaa de campaña.
Duermen en hamacas, sobre tarimas y á menudo en el auelo.
Visten cbmo pueden, ai no tienen facilidad de renovar la ropa. U
zapatoa de baqueta ó van descalzos. Las comidas de la manigua
penden del azar; estando lejos de loa poblados ó siendo muy aotívi
persecución, todo escasea. Pero cuando hay forma de visitar á men
las tiendas de los caseríos, las estancias y loa ingenios, sobre todo.
Después de un largo período de tranquilidad, no existe país de i
yores recursos que la isla de Cuba. Las haciendas, fincas azucare;
estancias, sitios, vegas de tabaco, potreros y cafetalea asciendei
45,000, y son, en su mayor parte, almacenes abiertos á la insnrrecci
por carecer de defensa.
Los caballos pasan de 350,000; hay más de 800,000 reaes de cerd
5.260,000 reaes vacunas.
Aparte de las contribuciones forzosas que imponen cabecillas, de
contarae con muchas rohmtarias, merced á la amenaza de asaltar i
finca ó de incendiar un cañaveral.
Ed las huertas de loa poblados y de los ingenios ae adquieren sin
fícultad, aunque no intervenga el machete, loa tesoros de la tierra
OSÓSIOA DE LA .QÜBRRA PE OÜBA 111
k, el níspero, qoimbombó y el camiatel, que la gnanábana
y el aguacate, los plátanoi y loa tamarindoB; aeí como los dolces mame-
ja de Morón, como las exquisitas naranjas délos cafetales de Goan-
tánamo. /
Lejos ya de las poblaciones, y ateniéndose ¿ los varios fmtos qne (
con más espontaneidad brinda allí la naturaleza, pueden gustar los in-
jtos del ñame, la patata, el sagú, el boniato, la yuca, la malanga, j
mito y el zapote, y en último caso pueden sembrar y obtener oo- /
rápida y abundante, porque la acción productiva del suelo cuba-
16 reces mayor que la de los países de Europa. .
>urados más tos recursos, todavía tiene la insurrección la palma (
]ue le ofrece la vega como abrigo y el palmiche como alimento ]
oí del pan, el árbol del agua y el coco, fábrica de artículos de pri- /
necesidad, pnestu que dan comida y bebida, azúcar, aceite, man- /
popa y habitación. \
enen también el gato salvaje, la jntia, el conejo, el pavo real, el i
oimarrón y la gallina de Guinea. I
bra atender á su seguridad en las horas de descanso, las partidas .
ecen goardiaa avanzadas, centinelas y escuchas; los vigilantes se i
m pecho á tierra ó se snben á la copa de un árbol. Golpeando los í
w ó imitando el canto del sinsonte y de otras aves, dan los avisos \
anos. /
rrible enemigo de los insurrectos acampados es el bnitre de los tro- (
[cuchazlisaurd)^ pues atraído por los despojos del campamento, se
I sobre él á gran altura y sirve de guía iDConsciente á los perseguí- /
) tienen médicos ni botiquines los guerrilleros, pero conocen y uti-
numerosas plantas medicinales.
^ra curar las heridas, á falta de otro medio, ponen junto á ellas una
sobre la que derraman con lentitud agua fresca y repiten el lava-
muchas veces.
gún informes facilitados en los centros oficiales, los ingresos obte-
en la gran Antilla durante el ejercicio económico de 1894-95 as-
en á 22.994,810 pesetas.
)s pagos ejecntados en aquel período ascienden á 25.601,236 pesos
i presupuesto ordinario, y á 4.870,816 por el de campaña; en total,
2.052 pesos.
i recaudación conseguida por cuenta del presupuesto de 1895-96 en
s de Julio, asciende á 1.699,306 pesos, con alza de 536,588 sobre
mío mes del año anterior.
/
112 CRÓNICA DE LA GITEBRA DE CUBA
El sargento traidor. — El corneta patriota.
Macho Be habló de un acto de traición intentado por un sai
la jurisdicción de Remedios.
He aquí la relación de lo sucedido:
El sargento de Isabel II Domingo Vicente Sánchez mandabí
ton de 15 soldados, que estaban encargados de impedir que loi
se apoderasen de algunas fincas cercanas á Remedios.
Los insurrectos mandados por el cabecilla Pintado se aoe
lugar donde estaba la tropa, y dijeron al sargento que se fuera
y le darían dinero y el empleo de teniente.
\
«1 iD^nLo "Doi ájdJ^i."
Domingo Vicente Sánchez tuvo la mala idea de escuchar ti
ñas proposicionea. No se sabe si mediaron dádivas ó solo prom
lo se sabe que entre Sánchez y el cabecilla Pintado quedó deci
el día 29 á primera hora se pasaría aqnól con bim soldados al c
beldé.
Hfzolo Sánchez como estaba convenido. Antes de amanece
á sus hombres armarse para salir á un reconocimiento. El mox
caballo (le tienen casi todos los sargentos que mandan destaca
y al frente de los 15 soldados salió en dirección á una espesni
le aguardaban los mambises.
EU cometa Viguen iba delante, y notando que iban á U^i
peligroso, lo advirtió al sargento, pero éste le ordenó seguir i
OBÓNIOA DB I^ QüBEBA DK OUBA 113
Por algdn antecedente que el cometa tendría y por la sospecha qne le
iofondió aquella marcha, habló con dos soldados llamados Lamas y
Barbero, y puestos de acuerdo, resolvieron esperar prevenidos.
sargento se detuvo y dijo á los soldados:
3fl he traído para que nos ganemos mucho dinero. Vamos á pa-
, & los cubanos, qne nos pagarán bien.
ictderoo 48— T. n. F*i-eolo lO oont^m
CA DB LA QUKBBA DE OUBA
adelantó, y agarrando las bridas del caballo
irnos, ni yo le dejo á nsted qne Be pase. Esta
ni á mi padre.
rbero agarraron al sargento y le obligaron i
idole á laa autoridades superiores.
a Habana:
peninsulares ven con dolor que sus hijos v
s insulares que sientan lo miamo al ir sus h:
muña necesidad, una justicia.
y patriótico de no establecer quintas por f
no es un argumento. Con ó sin quintas,
ia, irán. Y si porque ee establecen las quir
an.
ida lo que suceda.
tablecer aquí las quintas.»
pañero.
n invierno, ó áloa Pirineo8.>
icen creer que en el lugar de la provincia
mayor resistencia por parte de los rebel
guanea, montañosa á trechos, pantanosa
.anea es donde Holoff ha acumulado ma;
leral, un campamento de importancia y ha
isa, siquiera esto sea poco verosímil, teniei
o de pelear de los mambíses. De todas suerl
montes de Siguanea á los rebeldes, se hal
paciñcación de las Villas.
i está situado en los confusos grupos del t
gaas de Este á Oeste, desde el abra por do.
) hasta el saltadero ó cascada de la Signan
a Hanabanilla para confluir con el Arima
[ valle es de una legua y está sumamente'
de lomas, como son las cadenas de Siga»"
OBÓNIOA PE LA QÜEBBA DB OÜBA 115
por el Sur, las lomas del Alcalde y de la Helladara del Caabal al Oeste,
la sierra de la Jara por el Norte y las lomas de Orano al Este. Limitan
también al valle el abra del río Negro, por donde entra éste y le baña;
el abra del Guanayara al Este Noroeste, entre la sierra de la Jara y las
lomas de Orano y el abra largo y sinuoso del Jibacóa, por donde sale
este río para el valle llamado especialmente del Jibacoa, que se halla
separado del de Siguanea por dichas lomas de Orano. Como el valle es
muy bajo con respecto á las alturas que le ciñen y le riegan además del
Eanabanillo, del río de los Negros y de los arroyos de Siguanea y de
Oaanayara, varios manantiales, está casi siempre anegado y lleno de
lagunas, por lo que apenas es habitable y los combates han de ser en él
penosísimos.
* «
Un periódico publica un telegrama de Toledo dando cuenta de una
interview celebrada por un corresponsal con el cardenal Monescillo.
Este, aunque careciendo casi en absoluto de fuerzas físicas, ha de-
mostrado que conserva su espíritu enérgico y valiente.
Respecto de las grandes desgracias que afligen á España, el ilustre
purpurado dice aun serán mayores las que vendrán, porque estamos pa-
gando los sacrificios de sangre con dinero y humillaciones vergonzosas.
Declara que nuestro ejército yace en la inacción, y que lo mismo en
Melilla que en Cuba somos deshonrados y humillados con transacciones
vergonzosas que no pueden hacerse sino á costa de dinero.
Jazga el cardenal deplorable la política que sigue España en el ex-
terior.
<Y en cuanto á política interior — ha añadido — está en la conciencia
de todos que solo se piensa en el demonio llamado céntimo y en otras
cosas semejantes, y que estamos como 24 horas antes del diluvio.»
Dice el sabio prelado que el ejército se bate heroicamente en Cuba
para conservar el comedero á unos cuantos gorriones, pues ciertos polí-
ticos solo hacen de la guerra un negocio turbio.
Creo — ^ha añadido — que debe dejarse al general Martínez que des-
arrolle libremente su plan de campaña.
Yo le aconsejaría el exterminio de las hordas insurrectas si no quie-
n devorado por ellas. G6¿e-*^r ^^^ ^
opinión es que todos deben tener mucho patriotismo y gran ab-
n ion, pues creo que los verdaderos rebeldes están en Madrid.
^ mismo modo dije cuando lo de Melilla, que los verdaderos riffe^
ñ ¿aban en Madrid, y se ha comprobado después.
116
CRÓNICA DE LA OUSBRA DB CUBA
Nuevos detalles sobre el combate de Rincón Hondo.
Con referencia á un testigo presencial del combate victorioso soste-
nido por la columna del coronel Molina en Rincón Hondo, dice un des-
pacho de la Habana que aquel digptio jefe, que tan bizarramente se con-
dujo en dicha acción, al encontrarse en un momento sin el cometa de
órdenes á su lado, simuló los toques de ataque colocándose la mano en
la boca en forma de bocina.
ün soldado se arriesgó tanto en el combate, llevado del ardor de la
acometida, que se vio rodeado de enemigos, y hubiera perecido á ma-
nos de éstos, si con un arran-
que supremo, no hubiera con-
seguido abrirse paso repar-
tiendo bayonetazos á diestro y
siniestro.
La Hsta completa de los
muertos y heridos que tuvieron
nuestras tropas en la heroica
acción, es la siguiente:
Muertos: don Miguel Bis'
bal, teniente de voluntarios de
Colón; el cabo Ricardo Mira*
lies; los soldados José Fraga,
Francisco Isabeu , Cristóbal
Bermúdez, Manuel Collazo y
Simón Borrell; el guardia oivU
Cesáreo Rodríguez y los vo-
luntarios Manuel Alamis, Ra-
món Barba y Liberato Pérez.
Heridos: los cabos Rafael Romero, Nú&ez, Gil y Robledo, y los sol-
dados Cipriano Lavín, Jacinto García, Servando Chicote, Francisco
González Bravo y José Alonso.
Aunque todas las fuerzas que tomaron parte en el combate se porta*
ron admirablemente, hácese especial mención de la compañía del bata-
llón del Rey, mandada por el capitán Yillasevil y el teniente Moreno.
A
Faerfe «'SAnvíaan de Dios" en el ingenio "Resalta".
La columna Sandoval salió de Santiago el día 7, con objeto de oo-
rrer varios pueblos, poblados y caseríos y desalojar de ellos á los reb' ea.
La primera etapa xle la columna dio por resultado la toma de ios
bohíos entre Vega Lucio y Dorados.
El enemigo no opuso en ninguno de estos lugares resistencia sal en-
te para que el tiroteo llegase á combate.
r
t
CRÓNICA DK LA OÜERBA DE CUBA 117
Continuando su marcha la columna Sandoval, estuvo en los pueblos
de Caney, Sitio, Charco Redondo, Ramón, Palmarito, San Juan de Ma-
nacas, San Jorge, Santa Rita, Suena el Agua, Maboa y otros.
Todos estos pueblos hallábanse infestados de insurrectos y huyeron
de todos ellos apenas se acercaban nuestros soldados.
Solo en San Juan de Manacas encontró la columna Sandoval una re •
«iatencia seria*
£n dicho punto 500 insurgentes, mandados por los cabecillas Che*
riico é Higinio Vázquez, se parapetaron en posiciones ^dominantes y se
opusieron á la marcha de las tropas.
En San Juan de Manacas tenían establecido los - rebeldes un campa-
mento de alguna importancia-
Habían utilizado una multitud de bohíos, convirtíéndolos de depósi-
tos de víveres y municiones. También tenían allí una enfermería con
algunos elementos para la curación de los heridos.
A pesar de que para los insurrectos eran de indudable importancia
conservar esta posición, solo pudieron resistir el empuje de los soldados
durante una hora.
En este tiempo fué vivísimo el fuego de una y otra parte.
Al huir los rebeldes, las tropas avanzaron rápidamente y tomaron
posesión del campamento de Higinio Vázquez, ocupando y destruyendo
quince bohíos grandes y cien pequeños.
Por nuestra parte hemos tenido un muerto y siete heridos.
£1 enemigo dejó en el campo cinco muertos y en su precipitada fuga
tuvo que abandonar quinoe caballos.
También se apoderaron las tropas de víveres, municiones y medicinas.
Esto ocurría el día 8.
El día 9, continuando la columna Sandoval su movimiento de avan-
ce, ocupó y destruyó otro campamento en San Jorge.
Aunque en este punto la defensa intentada por los separatistas no
fué muy tenaz, dejaron en el lugar de la lucha tres muertos.
Nosotros tuvimos dos heridos.
El mismo día 9 y el 10 la columna Sandoval desalojó de las posesio-
nes y bohíos que ocupaban en las estribaciones de Sierra Maestra á va-
rias partidas enemigas, haciendo á éstas un muerto.
Las fuerzas ya nombradas entraron el día 12 en Palma Soriano,
d scansaron un día para comenzar de nuevo sus victoriosas co-
n '^r el campo rebelde.
* *
Los laborantes de Tampa.
*os representantes — escribe el corresponsal del Heraldo^ en
1 --^*- que tales, son huéspedes sospechosos y vigilados. Los edi-
;-,r.
»v-^r'>^3-"\''--v
(A?
;'>
iv ■
I
118 CRÓNICA DS LA GUERRA DR CUBA
ficios públicos BÍrven para albergue de laborantes. La bandera de la es-
trella solitaria ondea en todas partes. Nadie cumple ni respeta el dere-
cho internacional. Eq suma: los intereses de España sirven de juguetea
estas autoridades soberanas, y no hay para nosotros más que afrentas y
humillaciones diarias.
Con todo, Tampa no es la población donde estamos peor. En la
numerosa colonia extranjera, pueden contarse hapta mil españoles pe-
ninsulares, que no solo no transigen con los insurrectos, sino que opo-
nen á la propaganda de éstos el esfuerzo de su inteligencia y también e)
de sus capitales, pues algunos de ellos son ricos. A compatriotas tan dig-
nos de aplauso, y lo mismo de afecto, debemos la constitución de un
casino español, levantado en terreno y ediñcio ^propios, con un gasto
de 17.000 duros.
Este casino es el único,centro de acción que resueltamente se opone
i\ la agitación filibustera y en parte la contraresta. Los primeros pe-
jdnsulares que llegaron aquí, tenían que hacerse fuertes en sus casas y
cotístituir guardias armadas por la noche para gozar de relativa tran-
^uilidad. Hoy luchan al descubierto y públicamente sosteniendo la fe y
el cariño á la patria.
Tan cierto es esto, que los emigrados cubanos van trasladando poco
á poco su residencia. De ahí ha nacido Im pueblo nuevo, ya importan-
1 e, que está á un cuarto de hora de la ciudad y que ha sido bautizado
con el nombre de West-Tampa. Establecimientos y casas particulares se
.cubren casi todas con la bandera de los insurrectos. Tiendas donde lee
uno apellidos tan españoles como Ruiz, Bustillos, Pérez, son lugar de
reunión de los que trabajan contra España. Todo respira allí odio i
nuestro país.
Para colmo de afrentas, estos yankees que oficialmente se llaman
amigos de España, han reconocido á West Tampa como municipalidad
independiente, permitiendo que los cubanos nombren alcalde á Fernán^
do Pigueredo, coronel de la pasada insurrección y hoy tenedor de li-
bros de una fábrica de tabacos y jefe supremo de los filibaeteros de la
Florida. El jefe de policía es otro insurrecto. Por manera que si el re-
presentante de España tuviese que hacer reclamaciones en West-Tam-
pa, necesitaría entenderse con autoridades de ese linaje. Y es posible
que todavía dijera, y que lo dijesen también ahí en Madrid nuestro»
hombres de gobierno, que el Heraldo habla con pasión en todo lo ue
atañe á los Estados Unidos.»
*
Resistencia heroica,
A las dos de la madrugada del día 16 fué atacado un bohío del ^ 'e-
GBONIGA DE LA GUERRA DE CUBA 119
—
nio del Salvador, por' oca partida insurrecta compuesta de 90 á 100
hombres; muchos de ellos iban á caballo.
£1 jefe del fuerte inmediato, don Ángel Peñalva Jiménez, primer te-
niente del regimiento de infantería de Galicia, ayudado valerosamente
por la fuerza á sus órdenes, compuesta de un sargento, un cabo y 20 sol-
dados, hizo una heroica resistencia las tres veces que los rebeldes ataca-
ron el fuerte. Viendo éstos lo inútil de sus tentativas, le prendieron fue-
go rociáudolo con petróleo.
Los soldados, después de heroicos esfuerzos, lograron sofocar el in- ^
eendio, que empezaba á hacer presa en la parte de carpintería, y luego
comenzando un fuego graneado, dispersaron al enemigo, que se decla-
ró en vergonzosa fuga, dejando en poder de las fuerzas leales dos pre-
sos insurrectos, tres latas llenas de petróleo, un caballo y algunas armas.
Durante la refriega, el teniente Peñalva sacó roto el machete en dos
pedazos y agujereado el sombrero por dos balazos.
Las bajas del enemigo debieron ser de importancia, á juzgar por los
regueros de sangre que encontraron nuestros soldados al día siguiente
al hacer la descubierta.
Por nuestra parte no hubo que lamentar pérdida ninguna.
Salieron contusos únicamente, el teniente, el sargento, y dos sol-
dados.
Los prisioneros enemigas fueron conducidos el día 16 por la tarde á
Sagua. ^^^^ xf^i../^ fc^^ ^é.^-^^ ^^.^W^:^ .^^^^^^^u-^ .a^,<^^¿¿^ >r^<.<-^
Mister Hill pertenece al partido republicano, y se le tiene por ene- ^ 'y
migo personal y político del presidente Cleveland.' Impugnó el ¿tí/ aran-*
celarlo de Mr. Wilson, y se opuso tenazmente al impuesto del 2 por 100 / ^''^ ^
sobre la renta. E^ partidario de la plutocracia de Nueva York, excelen-
te abogado, notable orador y uno de los miembros más influyentes del
Senado. Tiene menos de 60 años, y su posición es desahogada. En poli-
tica exterior, fué siempre muy hostil á E8paña.
Mister Reed ocupó la presidencia del Congreso siendo Harrison pre-
sidente de la República. Es hombre inteligente, gran orador, de tempe-
ramento autoritario; propuso y logró la reforma del reglamento del Con-
greso. Pertenece mister Reed al partido Republicano, que está hoy en
mayoría. Tiene unos 60 años de edad, y representa á Massachussetts.De
ambos se habla como candidatos probables á la presidencia de la Repú
bj ^\ pero Reed dispone quizás de más elementos y tiene mayores sim-
pi ° que Hill.
1
r-ticulo imj>or*ta,nt:e
lENTRAs personaá importantes por su poaioión ofie
ó por BU riqueza en loa Estados- Unidos ayudan n
terial ó moralmente á los insurrectoi de Cuba; mil
tras el senador Morgan, presidente de la oomisíóii
asuntos exteriores, acaba de mostrar sus sentimii
tos favorables 4 la beligerancia y contrarios al de
toontramos en las coleccioaes de periódicos de An
Le nos ha producido impresión bastante lisonjera.
lal, semanario neoyorquino de gran mérito litera
[ación entre los elementos máa quitos de los Estad
^ar de preferencia, publica un excelente artículo '
r. Hillary Bell, bajo el título «Cuba libre.»
lomienza manifestando que las simpatías de los *
iirrecoión, obedecen meramente al temperamentc
ribuyen mucho el espíritu impulsivo y la genero,*
blo.
nos llevar exclusivamente de estas «nociones—
aos en guerra perpetua. Afortunadamente, grac.
adora forma de gobierno ideada por aquel gran
CBÓMICA DB LA OUBBRÁ DE CUBA
121
dado y aun mis grande estadista que se llamó Washington, el cual que-
ría que esta nación fundada por la
guerra, se conservara por la paz, he-
mos progresado en prosperidad y fe-
licidad... > «Pero— añade — á pesar de
la política de paz de Washington, re-
ñiremos innumerables hatallas... con
tinta de imprenta y desde la tribuna
ts IbU*i TÉl*r*.
Felices somos, pues, de
ierno sosegado, juicioso *'"
y honrado para decidir entre
el bien y el mal.»
Desde hace cinco años el
partido revolucionario cubano
ha estado publicando en nues-
tros periódicos declaraciones
vehementes. España, por el
contrario, ha guardado un si-
^^^_ lencio circunspecto y digno.
^r^^^ La reticencia es cualidad emi-
^^^^ nentemente española. De don-
i^^^^ de resulta que la taciturnidad
^■^-^^^ española y la volubilidad cu-
" %,^ baña, han conspirado al mis-
mo fin de inflamar el entusias-
mo generoso de nuestros ciu-
dadanos. En realidad, Cuba
no nos inspira más interés que
~ Austria.»
Mr. Bell en la exposición de los antecedentes del actual mo-
f
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PÜ • .■
122 GRÓNIOA DE LA GUERRA DE CUBA
vimiento revolucionario en Cuba, refiere la inmigración cubana que su
cedió á la rebelión terminada en 1878, y que trajo aquí gran número de
personas que, cambiando el marchete por la chabeta del tabaquero, se
identificaron con el país, templándose sus ardores bélicos.
Mas he aquí que surge un espíritu inquieto, revoltoso, en la persona
de Jofeé Martí, cuyos antecedentes y cualidades características describe
el articulista haciendo notar el hecho de que Martí, aunque insurrecto
irreconciliable, era hasta la médula de los huesos español de raza, y co-
mo tai nada amigo de predominios ó absorciones sajonas en la América
Ibérica.
La riqueza adquirida por Martí con los donativos de los tabaqueros,
hizo que acudieran á su lado algunos de los jefes de la antigua rebe-
lión.
«^Muchos — dice Mr. Bell — habíanse nacionalizado ya en los Estados
Unidos, y nuestras leyes les prohibían tomar parte en expediciones con-
tra un gobierno amigo de los Estados Unidos; pero los que han sido re-
beldes en su patria, con dificultad son leales á las leyes de otros países,
y estos tabaqueros no vacilaron en abandonar su ciudadanía para ini-
ciar la actual insurrección de Cuba.:»
Hablando luego del origen de la rebelión, Mr, Bell explica los ante-
cedentes y nacionalidades de sus jefes: el dominicano Gómez, infiel á su
promesa dada en el Zanjón, los mulatos Antonio y José Maceo, el judío
polaco Roloff, y los bandidos Matagás y Mirabal, que se metieron á in-
surrectos cuando la insurrección brindó más ancho campo á su rapa-
cidad.
Expone después el señor Bell la proporción numérica de las razas
que habitan la isla, para* venir á parar á la conclusión de que negreros
y criollos, en su inmensa mayoría, no están con la insurrección, en la
cual hay solo 15.000 hombres de color y unos 5.000 blancos. El hijo del
país, de raza caucásica, por lo general es demasiado avisado para unir-
se á la presente rebelión; y prefiere ser autonomista y conquistar con
discursos en las Cortes lo que sabe muy bien que no puede lograrse por
la violencia.
Cuanto al peninsular, elemento si no el más numeroso, poderoso y
rico, el articulista reconoce que al abandonar á la Península no ha
abandonado su patriotismo, y desde la Habana mira el movimiento in-
isurreccional con tanta indignación como si estuviera en Madrid.
El porvenir y prosperidad futuras de la isla — dice — están en mai s
de los insulares y peninsulares. El elemento negro no es más apto pr a
los deberes del gobierno que los ciudadanos de este país de origen a i-
cano. Los cubanos desean la autonomía y las Cortes han venido á re »
nocer gradualmente la justicia de esta demanda, concediendo á la i a
mucho de lo que piden los autonomistas.
CRÓNICA DE LA GUERRA D£ CUBA 123
Contra los esfuerzos de aventureros y de mulatos, lucha un ejército
numeroso mandado por un gran general.
Estos hechos los conoce nuestro gobierno en Washington, que á pesar
de los ruegos de muchas personas impulsivas, pero irreflexivas, se niega
á conceder derechos de beligerantes á los insurrectos.
No es posible — y con esto termina el articulista su trabajo — que un
ejército de 20.000 hombres, formado principalmente por negros'sin ley
y sin instrucción, y mandados por extranjeros, forma«[e un gobierno
permanente sobre un pueblo tan inteligente como el cubano.
»
La embarcación regalada por la colonia española de Nueva York,
tíene un andar de 10 á 12 millas, y mide un largo de 50 pies y 5 de ca-
lado. Tiene dobles remaches en su casco de hierro, el cual se le ha pues-
to en la última reparación un nuevo fondo del mejor acero con nuevas
costillas y nuevas planchas de acero intercostales. La parte más baja
del casco ha sido cementada con cemento de portland, para preservar
el hierro, y la parte alta, también interior ^ fuertemente pintada de al-
magre ó azarcón, con el mismo objeto. Por fuera, debajo de la línea de
agua, se ha pintado de rojo, y desde dicha línea á la borda, de blan-
co zinc, con baranda de hierro pintada denegro.
La cámara y casilla del timonel son sólidas, de caoba.
Hácense de este buque los mayores elogios, y t^e consideran como
obras perfectas de la industria moderna los diferentes departamentos y
la maquinaria del buque.
Los españoles residentes en Méjico regalan á las fuerzas de nuestro
ejército, además de 500 mulos, 200,000 pesos, con los cuales se premia-
rán los actos heroicos de la campaña.
Con dicho donativo irá á Cuba una comisión presidida por don Te-
lesforo García.
*
El primer teniente del batallón de Canarias don Miguel Gómez Mar-
tín, que tomó el mando de las fuerzas al caer herido de tres balazos el
c ,-ices capitán Valenzuela, en la acción de Ojo del Agua, es natural
c ^"iftrto Lápiche, Ciudad Real, y tiene treinta y cinco años.
08 diez y ocho sentó plaza, ingresando en el cuerpo de ingenieros.
JL año después pasó al 'ejército de Filipinas, donde permaneció seis
8 s, alcanzando por su conducta y comportamiento encampana la gra-
c '^ión de sargento primero.
^ de los comprendidos en el decreto del general Castillo, y no que-
124 CBÓNICA DE LA OülEBBA DE OüBA -
riendo aceptar ni solicitar destino civil alguno, fué promoTÍdo al
pleo de segundo teniente de la escala de reserva.
Llamado al servicio activo en abril áltimo, costó mucho trabajo
familia y amigos disuadirle del empeño de marchar voluntariamen
Cuba, y cuando fué destinado con su batallón recibió la noticia con
dadero júbilo.
Ha fracasado el proyecto de celebrar en un día, que ya estaba si
PiHBte Hbn el rio Cico^s^Íd.
lado, lo qne algunos neoyorkinos han dado en llamar la fiesta de <€
libre.»
Los preparativos que se habían hecho no podían ofrecer más n
dad: se anunciaba una patriótica peroración (!) del gobernador dt
diana, Mathewd, con intermedios de fuegos artificiales. Para la fl
se había invitado á la <JnDta> insurrecta de Nueva York.
La prensa atribuye el fracaso á que, habiéndose enterado uno d<
ministros, de que la Juerga separatista no tenía otro objeto qne at
á los incautos á la Exposición algodonera que celebran los organizi
res del meeting en la ciudad de Atlanta, tomando por pretexto el s(
miento patriótico para servir al lucro de una empresa particular, i
siguieron el aplazamiento de la misma hasta Diciembre próximo
pues que se haya reunido el Congreso, y en el intermedio se gestic
la prohibición de esa fiesta del ñlibusterismo.
CONSEJO DE aUERRA.
^^^^I0^0^0*^*0*^*0*0*0^0^^0^0*^^0^^^i0m0*0*0*^^0tm
El pailebot ^Dos de Mayo-*.
OMO estaba dispuesto se reunieron los señores General
de brigada Suero y Mar coleta, Coronel Copello, Capi-
tán de Navio señor Pedemonte, Capitanes de fragata
señores Lozano, Bayo, Enlate y García de la Vega;
suplentes, señores Lasquetti, Capitán de fragata, y
JL ^ ^ Casaus, teniente coronel de infantería de Marina; Juez
J I instructor señor Triana, Secretario señor Freixas, Fis-
cal señor García Gutiérrez, Defensor teniente de Na-
vio señor Andújar y el Asesor señor Montero, con objeto de celebrar la
vista pública del Consejo de Guerra formado al teniente de Navio don
Francisco Gallego y Arenosa, comandante del pailebot Dos de Mayo,
que en el punto conocido por el Aserradero hubo de entregar á una fuer*
te partida insurrecta algunas carabinas, sables y cartuchos á cambio de
cinco prisioneros hechos por los insurrectos en la dotación del pailebot
liaberlos sorprendido cuando estaban tomando agua para la dota-
" -'el barco.
spués de haber oído los señores Generales y Jefes que formaban el
1 de Guerra la misa del Espíritu Santo en la capilla de la Coman-
General del Apostadero, se constituyó el Consejo á las nueve
cuarto de la mañana. Un numeroso público ocupaba el vasto sa-
»cupaban los primeros asientos muchos 'bñciales y jefes de marina»
L
126 OKÓNIUÁ DR LA OIJKRKA DR CURA
Sí teniente Gallego
Es natnral de Jerez de la Frontera, provincia de Cádiz, casado y de
35 años de edad. Su aspecto sereno, sa apostura gallarda y la varonil
expresión de su rostro, ensombrecido por la melancolía, pero altivo y
arrogante sin afectación, predispone al público en favor suyo. Todos sus
rasgos, sus ademanes y su tranquilidad cuando habla contentando Á las
pregaotas que el Tribunal le dirige, revelan en el señor Gallego al hom^
bre de honor y al militar digno, que estima haber cumplido su deber en
toda la medida de sus fuerzas.
Instrucción del procedo.
El Jaez instructor señor Triana dio lectura á todos los documentos y
actuaciones qae contiene el proceso sumarísimo formado al teniente de
navio señor Gallego. Resulta de la exposición de hechos, confirmados
por todos loa testigos que han prestado declaración, que el 2 del actual
á las 2 y 30 de la noche se hizo á la mar el señor Gallego en el pai-
lebot Dos de Mayo con objeto de vigilar las costas entre Cuba y Tur-
quino, en una extensión de 60 millas. Llevaba un práctico, dos cabos
de mar y diez marinos de la dotación del Reina Mercedes con otras tan-
tas carabinas y sables de abordaje y mil cartuchos. Las condiciones ma-
rineras del pailebot eran pésimas; carecía de espacio, pues no mide sino
8 metros de eslora por 2'50 de manga, no tenía cañón, ametralladora ni
otro medio eficaz de defensa y era tan difícil y penoso dirigirlo que in-
virtió no menos de 36 horas para recorrer fi millas antea de avistarse por
vez primera con el Reina Mercedes.
Todo el día 2 de Octubre estuvo en el mar y al oscurecer entró en la
boca del puerto, de donde salió á las pocas horas. En los días 3 y 4 no
tuvo novedad; en este último día hizo aguada en Cayo Damas. El día 5
al amanecer vio en la playa una porción de hombre» bañándose y supu-
so que pertenecían á una partida acampada; pero la falta de certeza so-
bre este particular y la recomendación que el comandante general de
Santiago de Cuba le había hecho de que no buscase aventuras innecesa-
rias ni se comunicase con la tierra, le inclinaron á abstenerse de agre-
dirlos. Eq la tarde del mismo día comunicó con el Reina Mercedes.
El día 6 pasó por la Punta Tibijal y el 7 tocó en Cayo Damas. El ("i
9, encontrándose de nuevo en la necesidad de proveerse de agua, rec S
sobre el Aserradero á las ocho de la mañana. No cenó de observar \
costa, no percibiendo el menor indicio de que hubiese por allí part i
alguna. Una vez fondeado el pailebot envió por agua á tres hombreí 7
el práctico, á las órdenes del cabo Martínez. Desembarcaron sin dific -
tad. A poco de haberse internado en la playa los cinco hombres oy¿ I
CRÓNICA DE LA QUERRÁ DE CUBA 127
teniente Gallego muchos disparos y recibió su pailebot, que estaba á unos
200 metros de la playa, un graneado fuego de fusilería.
Lo instantáneo é imprevisto del caso, lo incesante del fuego enemigo,
que barría el barco, la imposibilidad de retroceder dadas las malas con-
diciones de éste y el peligro inminente que corrían cuantos estaban so-
bre cubierta, hirviendo de fácil blanco á centenares de individuos apos-
tados en la manigtta, impusieron al señor Gallego la necesidad de refu-
tarse en el sollado, después de contestar al fuego del enemigo, siendo
el último que abandonó, como era su deber, la cubierta y recibiendo va
ríos disparos, uno de los cuales destrozó los gemelos con que observaba
la playa.
La situación era insostenible: no podía intentar maniobra alguna,
pues tendría que sacar al menos cuatro hombres y aun así el intento
era absurdo, pues necesitaba mucho tiempo para hacer la retirada y los
marineros habrían sido necesariamente víctimas del fuego que se les
hacía á boca dé jarro. Como, por otra parte, carecían de medios ofen-
sivos y defensivos, resolvió mantenerse así y al fin cesó el fuego y oyó
el señor Gallego la voz del cabo Martínez que con los otros cuatro hom-
bres había caído en poder del enemigo y que le decía que el jefe de la
partida quería hablarle. Se le propuso ceder el armamento á cambio de
dejarle marchar y entregarle los prisioneros y respondió que lo pensa-
ría. La proposición, dadas las circunstancias, era evidentemente venta-
josa, pero el señor Gallego no se decidía á tomar resolución alguna y
volvió á responder otra vez que lo pensaría, cuando volvieron á pedirle
que se decidiese pronto, pues sino sacrificarían á machetazos á los pri-
rioneros. Al fin le propusieron que pasaran á bordo dos jefes de la par-
tida; accedió y no tardaron en llegar en el bote del pailebot un negro y
un mulato, segundo jefe éste de los insurrectos. El parlamentario mani-
festó al señor Gallego que había 500 hombres extendidos á lo largo de
la playa y á poca distancia otros ciento y que contaban con dos caño
nes que, en efecto, vieron los marineros. Añadió que si no le entrega-
ban las armas destruirían el barco y darían muerte á los prisioneros.
De un lado estaba la muerte de los hombres y la pérdida del barco, ya
acribillado á tiros; y de otro la salvación del barco y de la gente enco-
mendada á su custodia, á cambio de las armas. El señor Gallego se de-
cidió en este sentido. Pudo haber detenido al segundo jefe de los insu-
I )tos; pero no lo hizo porque después de haberle permitido subir al
\ '^Oy habría quebrantado así las leyes del honor.
Eil es la relación de hechos tal como resultan de las actuaciones, de
I eclaración del señor Gallego y del mismo dictamen fiscal.
Prueba de testigos.
■eron examinados por el Tribunal, el práctico Manuel López, los
L
128
CRÓNICA DB LÁ aUXBRA DB CUBA
caboB de mar y siete marineros, renunciándose á los demás testigos. To«
dos, salvo ligeras discrepancias de mero detalle, estuvieron de comple-
to acuerdo en la exposición de lo sucedido.
El procesado.
En seguida el Tribunal dirigió al señor Gallego varias preguntas,
siendo las más interesantes las que siguen:
— El fuego dirigido contra el pailebot, ¿fué muy intenso?
•:-^<>:'"^'r<' ">:'
Lancha "Santocildea** adquirida en los Estados ünidoi.
— Fuego graneado algunos ratos, pero no verdaderas descargas ce
rradas.
— ¿No era posible etcprender la retirada?
— Hubiera ' necesitado poner cuatro hombres y un cabo sobre cu-
bierta á disposición del enemigo: estábamos indefensos ante trescientos
ó cuatrocientos hombres y era preciso esperar al menos una hora lar^a.
— ¿Entregó V. la bandera?
— ^No, (Con gran energía).
— ¿Cómo estando V. frente al enemigo con un foso por medio no "i-
peró y. para aceptar pactos á tener cierto número de bajas?
— Porque los prisioneros de mi dotación corrían un riesgo inmine e
y además poner á los marineros sobre cubierta era entregarlos casi l-
defensos al fuego del enemigo que estaba oculto, mientras ellos no ^-
dían parapetarse.
— ¿Por qué entró V. en el Aserradero?
OBÓHIOA DK Ll. OUBBSÁ DE OITBA
129
— Porque necesitaba proveerme de agua.
— Caando oomanicó usted con el Reina Mercedes ¿qo tuvo usted
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oe u de decirle que el pailebot tenía poca provitión de agua? ¿Por
qa ' "i'díó usted más barriles?
130 CRÓNICA DR LA OUKRBA DK OPBA
— Porque el barco no tenía capacidad para más de Iob
les qne llevaba.
— Pero las advertenoiaa del Comandante general de Oi
qae evitase aventuras, ¿no le aconsejaban á nated alejar
sities como el Aserradero?
— Sin dada: pero ante la necesidad de agua no tuve
que hacerlo; tanto más cnanto amenazaba el ciclón.
El Fiscal.
Correspondía este cargo al ilustrado jefe señor G-arcía C
leyó ua infbrme sobrio, preciso j muy correcto.
Empezó manifestando qne los rumores esparcidos al
proceso daban al hecho proporciones extraordinarias; perc
montaña se había reducido á microscópioo grano de arena.
Hizo una relación fiel y detenida de los hechos y dijo qi
sabilidades por esta clase de sucesos pueden provenir, ya
ei, ya de sus consecuencias, ya de los antecedentes que lo
nado.
En el caso qne tenemos á la vitita no hay responsabilic
oho en sí. Un desembarco de cinco hombres para hacer
agua en playa sólo provisionalmente enemiga es sorprenc
por el enemigo con fuerzas cuarenta ó cincuenta veces mi
sultado no es dudoso; no hay medio de lachar con éxito en
de esta naturaleza. Considero justificado el pacto en vista <
taba de salvar la vida de más de la tercera parte de la fi
ñera por el enemigo. Las leyes admiten la rendición cu:
medio humano de resistir y se había llegado á este case
parte del enemigo superioridad de fuerza y de posición, y
el señor Gallego ha salvado en tales circunstancias la fuer:
á sus órdenes. Por esto el fiscal no ha encontrado relació
hechos y la íancióo penal, y ha JTUtificado el canje de los
la nave por las armas-
La necesidad de proveerse de agua ha motivado el dess
Aserradero. Pero el comandante estaba en el deber de prep
en las condiciones debidas y por tanto debió solicitar aum<
da, sobre todo cuando ta experiencia le probó que no teñí
que tocar tierra á cada paso. Le alcanza, pues, la respon
artículo 17G del Código Penal militar de Marina.
Las mismas reflexiones acuden al ánimo del fiscal por 1
mas ofensivas y defensivas.
Mas como del espíritu y letra de lo declarado y actué
que el comandante Gallego al proceder: así lo hiso obede<
CRÓNICA D» LA QUEHRA DK OUBA 131
malos del honor para que no pudiera creerse que ponía obstácnlod á la
diñcil misión que se le había encomendado, debe tenerse esto en cuenta
como ana circunstancia atenuante.
En vista de lo expuef^to terminó el señor Fiscal pidiendo ¿e condene
él teniente Gallego á dos meses y un día de arresto militar, con la acce-
soria de pérdida de tiempo de servicios durante efte plazo.
El defensor.
El señor Andújar (don Manuel) encargado de la defensa, leyó un
disoorso elocuentísimo, rico en bellezas de dicción, en brillantes imáge-
nes 7 en profundas ideas, analizando escrupuTosamente los hechos y lo
que resulta de las actuaciones para demostrar que el teniente Q-allego
ha procedido en todo y por todo como un hombre de honor y un militar
valiente y pundonoroso.
Hizo un detenido estudio de las condiciones del barco Dos de Mayo,
«firmando que jamás crlizó los mares embarcación tan mala. Carecía de
capacidad, tenía el centro de gravedad muy alto, no obedecía á las ma-
niobras y el espacio, destinado al manejo del timón era tan pequeño que
el timonel tenía forzosamente que estar en una postura violenta é incó-
moda^ y cuando el comandante quiso ensayar otra, cayó al mar. Ade-
más el pailebot hacía constantemente agua y aunque el calafate no se
daba mano para cumplir con su deber, entraban cada día más de dos-
' denlos galones en el barco. Invertía cuatro horas para andar dos millas
i estando el mar en calma; no hubiera podido resistir un temporal. Para
llegar el día 5 al Reina Mercedes, que distaba seis millas, invirtió trein-
ta y seis horas.
Consagró después frases de gran elogio al teniente Gallego, á quien
finió como nn hombre de valor, sereno y reñexivo, incapaz de desviar-
se un ápice del cumplimiento de sus deberes y analizando el Código con
referencias á los de Francia y Alemania, sostuvo que allí no había exis-
tido capitulación, sino el cange, más que impuesto por las circunstan-
^as, de nueve carabinas y sables viejos por las vidas preciosas de hom-
Inres que están dispuestos á derramar heroicamente su sangre por la
patria.
Nada hay en ese hecho que pueda molestar en lo más mínimo la sus-
eeptibitidad nacional. No ha habido rendición, pero aun en este caso
kn^' 'Jo gloriosa, porque el heroísmo nunca llega hasta el imposi-
4ib ;ner una lucha desesperada.en las condiciones en que estaba el
Ik ^ayo no habría sidb valor, ñi temeridad, sino una tontería.
'"'^ después detenida y elocuentemente los argumentos del fiscal
1 que ios motivos de orden moral que el señor Fiscal consi^
jstancias atenuantes son, en realidad, eximentes; pues el se-
' no incurrió en on^isíón aíguiía.
I terminar — no I
leríi llegado el
L la falta de eonc
leí honor milítai
nploro y pido la
. modificaba bus
las BOBtavo y t
cío público á '.
mañana, oonsl
consejo para d
Se han api
guientes reeo
los serncios pi
campaña de C:
Cruz roja c
se del Mérito
sionada, al ce
~ fanteria don E
de Ceballos, y
clase, ainpensi
te coronel don
no y Puig, poi
Melones y otri
> militar, pensi'
I de igual empleí
primera dase d'
cala de reserva
Ion Félix Molini
ft pensionada al
torente; cruz de
ton Pedro Fajan
i médicos prime
í; la de segunda i
, y 8ia pensión a
rioios prestadof
tel de Naeritas
CRÓMICA DI LA aUKBBA DB CUBA 133
croz roja del Mérito miliUir, pensionada, al capitin de infantería don
Agustín Latorre, y sin pensión á los capitanes don Vicente Ripollés y
don Jerónimo Agairre, y á los tenientes don Cruz Paente y don Emilio
YiUaeampa.
Por los combates de Melones y Qicotea: empleo de segando teniente
de la reserva al sargento de infantería don Artaro Yillanneva; crnz roja
del Mérito militar, pensionada al teniente de yolantarios don Bernardo
Salgado; cruces rojas del Mérito milit^tr, sin pensión á los capitanes don
Gumersindo Proenz y don Francisco Merono; á los tenientes don Al va*
ro González, don Antonio Martín Aguilar, don Juan Hernández, don
José Reyes Morales y don Juan de la Paente y Rodríguez, de infante-
ría; á los capitanes de caballería, don Florencio Ortega y don Anto-
nio Jiménez, y al teniente de artillería don José Guerrero García-
Para la defensa del ingenio La Unión: cruz de María Cristina al
teniente de infantería don Manuel Montero Navarro, y cruz roja del
Mérito militar al teniente de la misma arma don Francisco Molí y
Alba. ^
r.
El general Martínez Campos sostiene, desde la isla de Cuba, una
numerosa y activa correspondencia con la Península. T no nos referi-
mos á la correspondencia oficial, que claro está, no abandona un solo
día, sino á su correspondencia particular.
A compaSLeros de armas, á señoras, á amigos particulares, á perso*
najes políticos, á todos los que le escriben contesta, y siempre su puño
y letra, sin ayuda de escribiente y llenando muchas veces las cuatro ca-
rillas de papel.
£1 general tiene una letra de carácter español, muy clara, y su estilo
▼aria según á la persona á quien se dirige, pero siendo en el fondo bueno
y agradable con una facilidad muy propia del género epistolar.
Las cartas que dirige á Jas señoras son verdaderamente encantado-
ras, y al leerlas nadie diría que son las de un hombre al que abruman
en el momento en que las escribe tan gravísimos cuidados.
Parece que está haciendo una expedición de recreo y cuenta de una
m^^'^^a amenísima los accidentes de la campaña*
*ribe desde todas partes, á bordo de los vapores, ba|o la tienda de
MI la, en las breves paradas que hace, y la publicación de muchas
4e s epístolas han de ser algún día interesantísimas.
1a«( últimas que se han recibido en Madrid, dice el Ejército Es-
^ ^ denota una serenidad de espíritu admirable en quien tiene
ta ^ tan graves preocupaciones, y denotan un buen humor, que es
-p] '^'^ buenas nuevas.
/
6inOA DI LA aUKRRA DB OUBÁ
1
-tioulares, se revela muy claramente la caltura del
balleresoo, la amabilidad y la franqueza, que son
esas condiciones que hacen de él, bo un soldado
lerldo pintar muchas veces, sino un hombre dis*
dioionefi nada vnlgares.
La opin ion en América.
periódico filibustero, dice el director
resa leí en bu periódico tu suelto tituU
Be aplaude el uso de la dinamita para
Si tal clase de guerra es lícita en épo
¿Qué es barbarie? ¿Qaé fio puede jusl
a, dice el suelto.
libertadores?'
Máximo Oómes, dominicano, que ea
puéase volvió contra ella; Maceo, mu
aigrAdo9 polacos y aventureros de prc
tres que, según el suelto, quieren dar
tra la que éstos protestan. Véanse sin
onomista, compuesto de los hombres q
>ría de los habitantes de Cuba qnisieri
efe de color y tres extranjeros para ob
lantes de la libertad ¿por qué Máxim
lespotismo de Henreaux, y Roloff y
nsa? ¿Es la libertad de la República
retenden estos redentores plantear en C
las poblaciones se dice que es con el o
n que irse á los bosques y morir.
pilante suelto nada le importan los nii
lue forman entre todos la mayoría de 1
en perecer; ni le importan tampoco x
los iosnlares que no quieren la libert
anos y polacos.
sta de la dinamita la bondad de deciri
,res si pusieran en práctica el sistemf
lé diría de los españoles, francesesy
mente de Santo Domingo, México y '.
loblaoiones y deatrnído todas las pro{
Gómez, Maceo y los polacos en Cuba?
diciendo: <E1 hombre libre es el ú;i
y
OBÓNIOA PE LA QUEBBA DB CUBA 135
eonyertir las rainas en centros de civilización y de riqueza. > ¿Son la
Habana, Matanzas, Cárdenas, Cienfuegos y demás poblaciones de la isla
centros de civilización y riqícezá? ¿Hay en toda la América hispana un
solo pedazo de tierra igual á Cuba que le sobrepuje en civilización y se
le aproxime en riqueza?
Yo no lo conozco, y hace cuarenta años que vivo en América.
Paes bien: esa riqueza y esa civilización se obtuvieron sin la libertad
qoe los redentores dinamiteros quieren implantaren Cuba.»
La lección no puede ser más concluyente y oportuna, y
m
Al penetrar en los vastos talleres de la Halloran Manufactory — escri-
be el corresponcial del Heraldo desde West Tampa — encontré algunos
olleros que me recordaban desde mi estancia en Cuba y uno de los cua-
ja se obstinó en obsequiarme galantemente con un puro que acababa
ie hacer.
—Estos son los tabaqueros que han contribuido á sostener la guerra
deCaba. — T contribuiremos toda la vida — ^replicaron varios. — ¿No de-
cían que con la peseta de los tabaqueros no conquistaríamos la indepen-
dencia? Ta ven lo que dá de si la pesetilla.^
En la misma sala visitamos la sección de mujeres.
—También contribuyen estas pobres — observó un obrero. — Y prosa-
goimos nuestro paseo por los talleres, entre los murmullos de los traba-
jadores.
—¿Qué se recauda? — pregunté. ^
—El 10 por 100 del jornal — me replicó Figueredo. — Entre este pue- /
Uo y Tampa recaudamos 6.000 pesos semanales, que remito en seguida
ila Janta de Nueva York, y en Cayo Hueso se ingresan próximamente '^^ ¿"^^
otros 4.000. Además percibimos una cuota especial para los heridos, ~
oedacida del jornal de un día de la semana, que llamamos el dia de la "^ /
poíría.
—¿Y hace mucho que comenzaron esos descuentos? — Hace tres años
le constituyó el partido revolucionario obrero y comenzaron los donati • ^
n», aunque con ciertas intermitencias, y siempre con carácter volunta-
rio; pero desde que estalló la guerra, los obreros expontiáneamente pac-
tare- '^ -"'-ta y se cobra con perfecta regularidad.
Contrabando de armas.
1 x^rv^dohA publicado un telegrama de la Habana, atribuyen-
do i '^'^ una afirmación que no podemos menos de poner muy en
dod. todos los informes y referencias que proceden del filibuste-
riin
L
/
136
OBÓNIOA DK LA GUXSBÁ DK CUBA
Parece que ha dicho aquel cabecilla que la mayor parte de las armas
y municiones introducidas de contrabando en la isla de Cuba con desti *
no á los insurrectos, no proceden de los listados Unidor, sino que han si-
do conducidos á aquellas costas en vapores ingleses, procedentes de las
Antillas británicas.
En esta noticia cabe también una habilidad política, bien del perió-
dico que la ha acogido en sus columnas ó de los centros laborantes que la
han propalado.
Presentaciones .
El comandante general de Matanzas telegrafió lo siguiente al general
en jefe:
8«netl Spiritos: Depósito áé TÍrerft j efeotoe de guerra.
>
«El coronel Molina, en telegrama de la una de la tarde, dice desde el
ingenio Diana:
Keconocido el punto donde acampó una partida de 100 hombres, el
lindero de dicha finca y potrero Andrea, fué diseminada y perseguida
en su rumbo; quedan 60 hombres que persigue el teniente coronel Rojo,
abandonando los dispersos 16 tercerolas y 12 caballos que ocupó dicho
jefe en q1 campamento.
Con motivo de la dispersión se han presentado 49 individuos en dis-
tintos puntos. >
Otro día se presentaron al alcalde de barrio de San Miguel, don
desto Acosta, don Alfredo Lima, don R. Mazorra, don Pedro R. A
ta y don Alberto Rodríguez, pertenecientes á la partida que se levr
en Alfonso Xn y Bermeja, cuya partida ha sido ya disuelta.
El señor Pérez, alcalde, presentó dichos individuos al alcalde m^
oipal de este término, don Waldo Reguera, quien los trató muy bif
Esos presentados lo hicieron con armas y caballos.
I-
138 ORONICA Da LA QUBBBA DB OUBA
y que aolo existan determinados escuadrones de caballería entxe los es-
cogidos, para proteger la infantería y hacer el servicio de avanzadas j
postas de correo.
También se dice que ba dispuesto que se fraccionen todas las gran-
des partidas, de modo que ninguna pase de cien hombres. El mismo, se
asegura, que sólo lleva 60 hombrea.
La columna mandada por el señor comandante don José Lóp^z Ro-
zabal, compuesta de 200 hombrea de Simancas, 50 de laa escuadras y 20
déla Guardia dvil, batió y dispersó al enemigo en Limones (Oriente),
donde tenía su campamento Periquito Pérez, quedando destruido com-
pletamente.
El enemigo abandonó en el campamento dos muertos .vistos é identi-
ficados, llevándose bastantes heridos.
Por parte de la tropa, dos soldados heridoe; se le ocuparon también
aeia armamentos de fuego, municiones, 200 cartuchos que se repar-
tieron entre laa escuadras, monturas, tres reaea muertas, nueve caballos
y un mulo.
El primer fuego ae tuvo en Jaibo. La fuerza de Periquito era de unos
500 insurrectos y el campamento se componía de 210 casas bien amue-
bladas, así como la del jefe lujosamente.
A consecuencia de una confidencia adquirida en la noche del 24 por
el general García AldaVe, las fuerzas de su mando prestaron un baen
servicio.
Cerca de Ciego de Avila fué sorprendido un grupo de seis inaurreo-
toa, que venían á aquel término con una comiaión.
De loa seia, en laa deacargas que lea hicieron laa fuerzaa murieroü
tres, dos de elloa eran un tal Agramonte, de Puerto Príncipe; el bandidc
Evangelista, y el tercero no pudo ser identificado; loa otros doa resalta
ron heridos, y fueron llevados á Ciego de Avila con los trea oadávereí
de sua compañeros.
Dice un periódico de Puerto Príncipe:
«Segáu nuestros informes, que estimamos fidedignos, están ya hacien
do los preparativos necesarios para la zafra, los ingenios Senado — '^-~.
garefio, situados en las inmediaciones de la línea férrea.
En medio de la atonía que ae experimenta en todas las manifea*'
nes de la vida, á consecuencia de la funesta lucha entablada, vien' !
noticia á dar vida á la esperanza de que al cabo se normalice la m.
general de los asuntos financieros, y que hallen donde ganar el suaL
centenares de padres de familia que son los más agraviados con la p'
ción actual.
CRÓNIQJ^ DB LA GUBRRÁ DB QÜBA
139
Lo8 esfaerzos, pnes, que para realizar la zafra hagan los señores Sán-
chez y Bernal, son verdaderamente laudables; y confiamos que sean be-
neficiosos al cabo, tanto para ellos que tienen invertidos en dichas fincas
m capital inmenso, como para el país en general que mejorará su situa-
ción económica, bastante atrasada y difícil ciertamente.
Y poco ó nada más substancioso ocurre. Las operaciones permanecen
inactivas aún, esperando los días secos, y por su parte, se dice que los
insarrectoB tienen órdenes de no aceptar combates.
Dentro de la guerra, tenemos, pues, algunos días de paz forzosa.
1 1 i i í i i i i i i í i 1 I i i I í i i I £ i í i II I
tCl comj>lot: s^fi^x'Ei.tis'ta.
E8DB el 24 de Octubre en qne se facilitó á la prensa la not
cía de haber sido atacada por anos campesinos, la gaa
dia civil que oondacia unoa presos á Guayama, ni el Gti
bierno ni las informaciones particulares han vuelto á deo
nada de aquel suceso que en centros oficiales se atribn^
á manejos socialistas.
La prensa de Puerto Bioo aclara suficientemente el hecho, que e
anstancialmente, como sigue:
Por manifestaciones de un sujeto llamado Elias Vázquez, fué deso
bierta el 16 del pasado Octubre, en el paeblo de Arrojo (Puerto Rice
ana conspiración separatista, organizada por una sociedad secreta qi
tiempo ha existía en el mismo punto.
Antes de ingresar en la Asociación el neófito, era conducido al camj;*
de noche, y. sin más testigos qae un individuo de los iniciados en
complot, juraba cooperar por las armas y por la propaganda de *
ideas á que dejara de ser española la isla.
El juramento lo prestaba hincando la rodilla en tierra y sobre a:
cruz que trazaba con un machete el conjurado acompañante.
El premio ó recompensa de la conspiración consistía en la oferta
repartir tierras á cada separatista una vez lograda la libertad é i"
CRÓNICA DB LA OüK&RA DK OüBA 141
la de Puerto Rioo. Por manera qae, de un lado, la conjura era
¿libiutera, y socialista por otro lado. Sorprendidos algunos conjurados,
ron en poder.de la guardia cítU, la cual los condujo á Guayama,
no sin riesgo, pues en el camino, y
machete en mano, salieron al en-
cuentro de la benemérita unos 15
hombrea, que lacharon en vano por
conseguir la cTasión de los deteni
dos. La Integridad Nacional, que
ha publicado las noticias que ante-
ceden, dice que loa presos en los
primeros momentos fueron 100, y
la Correspondencia de Puerto Ri-
co se hace eco del rumor de que
iban á ser conducidos á San Juan
el día 20 6 21 de Octubre, 41 dete-
nidos en Arroyo.
Gran importancia debi<5 dar el
capitán general señor Gamir al eu-
oesu, pues inmediatamente dirifrid
. a l&É autondades militares una cir-
cular de que tomamos estos párra-
fos.
(A la vez encargo á los señores
comandantes militares de los de-
partamentos en que se halla divi-
dida la isla que, sin invadir las
atribuciones que corresponden á los '
señores alcaldes, como delegados
^ que son de mi autoridad, antes bien
^ ^; con su conocimiento y acuerdo, to-
Í' \ men una activa y enérgica inidati-
\ va, auxiliados por la guardia civil,
7} en el descubrimiento y repret^ión de
/\ tales reuniones ilegales, y hagan
/' ■^•/ ^' entregar á los que las preparan y
á. cuantos á ellas concurran á la
Km AbIobI» Batí J Bal*. , i i rn . ■
acción del Tribunal competente.
■ último, y aprovechando la publicidad que ha de darse á la pre-
circular, haga un leal llamamiento á cuantos hombres de bien
•a esta hermosa y floreciente provincia, sin distinción de clase,
ion ni origen, y sin exceptuar á los mismos ilusos comprometido»
peligrosas aventuras, para que me ayuden moral ó material-
142 CRÓNICA DB LA aUEBRA DE CUBA
mente al logro de mi propósito, que no es otro que Conservar la paz, la
traijquilidad y el crédito de que por fortuna hoy se disfruta, y para
cuya continuación no he de omitir ningún desvelo; pero empleando &
la par la más severa aplicación de las leyes si este llamamiento fuese
desoído.»
Es, por último, no menos interesante que lo copiado, esto que es-
cribe La Correspondencia de Puerto Rico:
«Parece que no faltan emisarios, no sabemos de quién, que se ocu-
pan de hacer propagandas maquiavélicas, sorprendiendo la buena fé y
la candidez de nuestros campesinos, que, bajo ningún concepto, deben
dejarse arrastrar por extrañas sugestiones. A eso y á las listas sorpren-
didas parece que obedecen los sucesos de Arroyo, donde se cuentan
hasta la fecha unos 43 individuos detenidos. El general Gamir se ocupa
con marcado interés, con celo digno de encomio, de averiguar la ver-
dad de todas esas cosas, para obrar como lo aconsejan las circuns
tancias.»
El general Navarro, con Canella, y fuerzas llegaron á Perseverancia,
reconociendo á CorraliUo y Guanábana, Filipinas, potrero Casimba, La
Toruna, Ramón, Palmarito, San Prudencio, Santa María, Sabana y
Yerba de Guinea, habiendo tenido fuego durante la marcha con peque-
ñas partidas enemigas, que batió, causándoles tres muertos y recogién-
doles armas, municiones, dos acémilas cargadas de víveres, botiquín y
correspondencia.
La tropa tuvo tres heridos.
El 27, alas nueve y media de la mañana, el comandante de la Guar-
dia civil don Luis López Mijares, jefe de la zona de Aguada de Pasaje-
ros, con una columna compuesta de 67 soldados de la segunda compa-
ñía del batallón de Barcelona, al mando de su capitán don Julio Lló-
rente, y del segundo teniente de la misma, señor Rodríguez, y 25
guerrilleros del regimiento de Alfonso XII, al mando del primer tenien-
te don Manuel Saero, dieron alcance, en el punto conocido por Galeón,
próximo al río Han&bana, á una partida insurrecta de 400 á 500 hom-
bres, bien armados, mandada por el cabecilla Pérez y el bandido Ma-
tagás.
Los insurrectos sostuvieron tres horas y media eí fuego; dejaron
ce muertos; se les calculan infinidad de heridos, y se les ocupai )
caballos con monturas.
Por parte de la tropa hubo tres heridos de la segunda compañía ^
Barcelona y el práctico don Mateo Carra zana, leve, de poca imp
tancia.
OBONIGA DS LA OUERRA DK CUBA 143
En la colonia Santa Elena se encontraba destacado con 50 hombres
el primer teniente del batallón de Canarias, don Alejandro López Mo-
lunero.
En la tarde del 29 se presentó ante la fuerza el referido oficial con
raptos de enajenación mental, y haciéndoles cargos Á los soldados por
si 86 quejaban ó no del rancho, sacó su revólver y lo disparó sobre la
foerza, hiriendo á tres soldados, encerrándose en seguida en su habita
oión. A la mañana siguiente, al sentirse una detonación, se le encontró
tendido en un charco de sangre, con una herida.en la parte superior del
cráneo, creyéndose que se hubiera suicidado.
El tren mixto que del ramal de San Juan se dirige á Oienfuegos por
la tarde, fué tiroteado por una partida de 40 hombres bien armados y
montados, que se supone sea la capitaneada por Núñez. La Guardia ci-
vil contestó al fuego. Uno de los carros está atravesado por las balas re-
beldes de parte á parte.
Durante el tiroteo afirman, así el maquinista señor Fernández como
el conductor señor Sarda, que una numerosa partida se encontraba
acampada á no muy larga distancia del lugar.
Los centrales del término de Colón, en su mayoría, están dedicándo-
se al arreglo de sus maquinarias para la próxima zafra, considerándose
que ésta será buena, á juzgar por los cálculos siguientes:
Santa Gertrudis, de don Antonio González de Mendoza, 100.000
sacos.
Álava, de los herederos de Zulueta, 100.000.
Unión, del señor Lezama, 100 000.
Mercedes, de los herederos de Carrillo, 60.000.
Caney, de don Serafín Mederois, 50.000.
Aguedita, de don Francisco Rosell, 50.000.
España, de los herederos de Zulueta, 50.000.
Tinguaro, de don Carlos de la Rosa, 40.000.
La Vega, de don Serafín Mederos, 40,000.
Dulce Nombre, de don Emeterio Orruta, 40.000.
Occitania, de los señores Hauley y C.*, 40.000.
Laberinto, de don Serafín Medero, 30.000.
í obstante lo poco atendidos que han líido los campos en este año,
h ^a se presenta gallarda y ufana.
das estas fincas y otra^i, cuyos nombres ignoro, comenzaron á mo-
lí de el mes de Diciembre.
( magníficas casas de la finca Céspedes, de don Ramón Rubio Her-
I ' ■ la^ de Alonso Sánchez, del concurso de la Pina; otras cerca de
144 CROHIOA PB LA OUEBRA. DB ODBA
Tunicú y la de don Franoiaoo Rodríguez, en Santa Lucía, han sido qae
madas por los insurrectos.
E[ ÍDgenio Jinagaayabo (ft) SHn Rafael, en Remedios, ha sido inoen-
diado por tres puntos distintos.
Continúan á diario toa incendios de fincas en la provincia de Santa
Clara.
Según nuestros informes, se presentaron, en Santa Clara, 80 inaarreo-
tos al general Soárez Ysldés.
Dice un periódico de Santiago de Cuba:
Se nos ha informado haber llegado á Playa del Este el vapor San
Fernando, conduciendo , de Buenos Aires 1.300 hombres que vienen á
esta itila á compartir las fatigas de la gue-
rra defendiendo el pabellón nacional.
También hemos sabido que saldrá para
aqnel lugar el vapor Benito Estenger que
con el Tomás Brooks que se encuentra en
Caimanera harán el transbordo de los expe-
dicionarios voluntarios.
Igualmente hemos sabidoque se lea pre-
para un espléndido y entusiasta recibimien-
to por el excelentísimo Ayuntamiento
El meetÍQg filibustero se celebró en Fi-
ladelfía en el vastísimo salón de la Acade-
mia de Música, con asistencia de 2.000 per-
sonas, y entre ellas, lo más escogido de la
sociedad laborante.
Et corresponsal del Heraldo escribe los ^ Bi(h«t4 oi.»
siguientes detalles desde Fitadelfia:
«Presidía el general Fisher, y llevando la vos de aqnel extraño con-
curso et Rdo. Bussell, Conwell y el coronel Mac-Cluve.
¿Sus discursos? Mezclen ustedes las mayores columnas con triviales
vulgaridades, añadan algo de insustanoialidad y un poco de la exagera-
ción á que son tan aficionados los americanos y tendrán idea de estos
recitados del odio, en que el lugar común se repite con tal monotonía
que Flaubert hubiera encontrado aquí Bouvards y Pecuchets & granel,
sin tener que añadirles las galas maravillosas de su ingenio.
Anotemos algunos párrafos de la perorata del reverendo.
— Si en Cuba hubiera escuelas la tiranía española y sus sanguinar: b
procedimientos durarían poco; pero allí no se permite instruir á los :
ños y el padre que no los quiera en estado de salvaje, ha de enviarlos i
los Estados Unidos, burlando las indagaciones de la policía.
El gobernador general de la isla es un tirano sediento dé sangr. r
dueño de vidas y haciendas, de las que puede disponer á su oaprid ;
CBÓSICA Pg LA QITKRSA DM CUBA
Sspafia^ 7 miope de entendimiento había <
de permanecer en los Estados Unidos,
ios de la insurreooión actual no contaban
8 elementos que los propios, y á lo sumo la
>; el país permanecía indiferente ¿ los mar
B, entre las que hay que reconocer la ezt
bda por la colonia insurrecta, han hecho vi
términos que hoy el Gobierno, real ó apai
trevo á aBegurarlo, está á la zaga de la o
ilemente con los insurrectos y bu8ca ocasi
, asistiendo álos meetings de Chicago, de \
en distintas poblaciones de los Ebtados
Koarse en Filadelfía.
9 acosados por tas tropas decaen en su espíj
ven obügadrsá combatir en primera linee
Bto el coDsiderable número de jefes que re
es.
E ha dictado una circular que revela gran
insurrectos: manda á los jefes que sean
aprehendidos y con cuantos se muestren
fuerzas rebeldes que su principal objetiv
i6a por lad vías férreas y destruir los inge
rales. Será considerado como traidor, fusilt
1 de juicio, todo cubano que, desobedecie
iel gene ralísimo, preste el concurso de su ei
igrícolas 6 al trabajo de las fábricas.
tristemente célebre cabecilla produce gec
le, lejoá de disponerse á transigir, perse'v
sar la isla si no prospera la insurrección,
ente notable la operación realizada por
¡1 señor Palanca, cerca de Placetas.
ra de 400 hombres y llevaba dos piízo
iba oculto en un cañaveral, y recibió con
istra» tropas.
enemigo sólo había un mal camino en cut
ronel mandí avanzarla artillería, que h(
rillas. Retiráronse éstas para que los cañor
ron los disparos á 7Ü0 metros. El enemigL
sde la metralla.
; les persiguieron hasta los mil metros, y
OBámCA DE LA QügttRA DE CUBA 147
piuo la eolanma en seguimiento de las faerzas iasarrectaa, por ana es-
treohísima vereda.
Qieate coronel pregantó al teniente de artillería, don Vicente
n, si podría marchar por allí la artillería.
teniente coronel — contestó el oficial — la artillería de montaña
i todas partes donde sea preciso.
atró en la vereda, abriendo paso con el machete. De vez en
in g^rueao tronco obstruía el camino, entonces los sirvientes de
B cogían á pulso á los mulos, y en hombros los pasaban al otro
nao solo se cayó.
icto moral que hizo el fuego sobre los insurrectos, que no espe*
trase allí la artillería, fué tremendo. Al poco rato corrían llenos
r, encontrando nuestras fuerzas sombreros, bules, hamacas,
monturas, impermeables, etc.
íz en cuando Ioh insurrectos hacían un pequeño alto y rompían
pero en seguida que la vanguardia les atacaba, volvían á co-
indo efectos y abandonando un saco con mUDÍciones Maüjser.
laneoer hizo el enemigo naevos disparos: se le contestó, ha-
un muerto y un prisionero, continuando la columna recogiendo
y efectos.
> once se encontró una charca fangosa. El médico analizó el
nientras tanto se puso un guardia para que nadie bebiese. Dijo
) que el agua era potable, y todos apagaron su sed con aquella
telada de fango, pero que supo á gloria.
loa de la tarde se llegó á unos bohíos, donde se dió rancho.
Qpa y el ganado llevaban 33 horas sin beber y sin comer.
liente coronel prodigó grandes elogios á la artillería.
s^ieron 86 caballos, 57 monturas, 30 machetea, un botiquín y
)a efectos.
Casas quemadas.
ólo en el día 20 de Noviembre y pertenecientes á don Modesto
■uído los insurrecto» en Remedioa, por medio del incendio, las
loa siguientert arrendatarioa: José María Turras, Pablo Rudrí
tonio León, J.>.sé Tripíta, Domingo Gabiiin, Di>mingo Rudrí-
más Siete Cab-za-f, Vicente Ciiato, José Ucriiándtrz, viuda Cat-
lac Martín, J -r-é Antonio Gutiérrez, Jofé IÍ isilio (cana tabaco),
luel liuises, Panadero, Domingo Lavín, Juan Díaa, Dumiugo
•anchón, Petnioa Pino, Joíé Martínez (ca^a vivienda).
lOa arreudatarijB perecieron carbonizados.
ORÓNIGA DI LA QÜEBRA DI OüBA
.1
qoíridas al legreao de la oolumna del señor eoman-
Callol, qae salid del poblado de San Juan de las Te-
ha aabido qae oomo á las diez de la mañana y en el |
el poblado de Potrerillo, la vanguardia de la co-
;o con las partidas insurrectas mandadas por los ca-
pero, Rojíta ySarduj, cogiendo prisionero y herido I
ico, natural de la Esperanza y nombrado Manuel de
la columna del Comercio, al mando del teniente señor
del jefe de la misma, atacó con arma blanca & los
la desgracia de perder á un soldado, que quedó
lo herido otro, de machete, en la cabeza.
D como el insurrecto heridos han sido trasladados i
cabecillas citados, había otra partida, mandada por
¡ta de ciento veinte hombres.
ro salió herido de bala en la cabeza el cabecilla Ro-
le fueren curados en las casas de la loma de la Jutía.
)s ¿ cortar los hilos telegráficos entre Mata y Ci-
1 fueron cortados entre ésta y Rodrigo. Los últimos
;lado8 ya por los reparadores de telégrafos que sa-
la blindada, con.fnerzas, á componerlos. Seguida-
la linea de Camajuaní ¿ componer los que están cor- ;
Cifuentes. Es de suponer que este corte sea en el su- i
Líbano, puntos por donde, al parecer, se encuentran |
mucha frecuencia. -
I, en número de 800 á 1,000 hombres, atacaron con ¡
npeño por tres puntos distintos el barrio de la Sá- ,
'., logrando Á duras penas, y por encontrarse los vo-|
anas agrícolas, quemar unas sesenta casas y teniendo
nidísimo combate con aquellos infelices que dejan el
el fusil y el azadón por el machete.
i salió el comandante militar de aquella villa con
San Marcial y voluntarios de Camajuaní, no pudien-
emaran muchas casas y mataran algunos de los to-
•8.
lin llegando ¿ Camajuaní familias cargadas con sus
tizos y todos sin más ropa que la puesta.
Carta de un soldado.
[trreo se ha recibido carta de un soldado volantaric
CRÓNICA DE LA QUERRÁ DB CUBA 149
del batallón peninsular número 1, y que se encuentra de guarnición en
el faerteciUo de Manati (Puerto Padre). La epístola en cuestión tiene
párrafos dignos de ser conocidos, aun cuando solo fuese por la expon-
taneídad con que están escritos y porque pintan á lo vivo el espíritu
qae reina en el ejército de Cuba:
cAquí — dice el soldado — hay una calma relativa, pues, según pare-
ce, ae ha celebrado una reunión de cabecillas en un sitio denominado Sa-
bana la Mar, distante de este poblado unas tres leguas, y el tema de di-
cha reanión creo que ha sido el ataque á este fuerte. Veremos si vienen.
Me parece que los insurrectos están pasando hambre, pues aquí no
se deja sacar nada de los bohíos, según la orden estrecha que nos dio el
teniente señor Vegas, y puedes creer que de aquí no sale una rata sin
que la registremos. Nuestro teniente es el coco de la gente maleante y
elfofliego y tranquilidad de las personas honradas de este poblado.
Excuso decirte que si los insurrectos tienen hígados para venir aquí
(locoal no harán hasta que se hayan reunido muchísimos), desgraciado
del que veamos entre la ranura del alza y el punto de mira, porque se
puede contar entre los difuntos.
Pero está visto que á esta gente le asusta la idea de morir vestido,
paes baste decirte que hace unos días salimos 20 hombres al mando del
teniente, y cuando las partidas que por aquí andan se enteraron de que
Íbamos á sus alcances, escaparon como gamos y no pudimos echarles
la vista encima.
Las salidas secretas las hacemos con mucho sigilo, tanto que no lo
liben ni los mismos vecinos de este poblado. De este modo no nos sor-
prenderán nunca los insurrectos, y cuando podamos cogerles va á ser
para nosotros aquel día fiesta nacional.
Caando vamos á hacer una salida, solo lo sabemos pocos momentos
antes, y vamos saliendo del fuerte uño á uno. Los primeros dan un pa-
leo alrededor del fuerte, como si buscaran caracoles para pescar; otros
Tan con el machete cortando palos de la manigua, y los demás como
quieren, y como la manigua comienza á 200 pasos del fuerte, en ella
B08 reunimos y nos internamos sin que nadie lo note.
Reunidos ya, el teniente nos dispone con nuestra pequeña vanguar-
dia, retaguardia y ñanqueos, como si se tratara de un pequeño ejército.
En fuerza de salir conocemos de tal modo el terreno, que aun cuan-
do >e quedara solo alguno de nosotros, volvería al fuerte con to-
da I ?guridad, aunque fuera á ojos cerrados. Así es que nunca llevamos
prá tico.
ista ahora no hemos rehuido ningún encuentro, al contrario, siem-
pre atamos indagando por donde se encuentran los mambises para me-
terl ^ mano, y nunca se nos ha ocurrido preguntar si van muchos ó po-
M "^orque lo mismo nos da.
\
150 CRÓNICA DE LA QUERRÁ DE CUBA
¿Qué van tantos conio nosotros? Paes á la bayoneta. ¿Qae van ocho
ó diez veces más que nosotros? Pues clavamos la rodilla en tierra y tiro
va tiro viene, pero no nos hace retroceder ni una locomotora.
Tenemos un perro tremendo al que no he oído todavía ladrar, pero
en cuanto hay un soldado fuera del fuerte ya está á su lado y da vueltas
y olfatea, y como encuentre algo extraño no para hasta llamarle la aten-
ción y hacer que se vuelva al fortín.
Al lorito le hemos ensenado á decir: ¡Maceo, Maceo, qué apurado te
veo! — ¿Quién va ir á tierra? — ¡Amador Guerra! — ¿Y el de poca vida?—
¡Santa Lucía! y otras cosas por el estilo que repite el animalito con una
fruición verdaderamente española.
Las partidas que acuden por aquí son de 40, 50 y 70 hombres; en fin,
de todo como en botica. En Sabana la Mar tienen taller de zapatería y
de recomposición de armamento.
El comandante del Jorge Juan piensa hacer un desembarco con 80
hombres y alguna ametralladora á ver si puede, apoderarse de esos ta-
lleres. Ojalá nos manden agregarnos á esa espedición, porque desde la |
acción de les Moscones no le he visto la cara á ningún insurrecto.»
Se ha concedido el empleo de segundo teniente, con destino á Cuba,
al sargento Sebastián Core Adamero.
Se ha concedido el empleo de segundo teniente de la escala de re8e^
va retribuida del arma de artillería, con destino al ejército de Cuba, á
los sargentos D. Fernando Morales, D. José Veiga, D. Antonio Infantes,
D. Juan Caballero, D. Manuel Rodríguez, D. Francisco Lliteras, D. Emi-
liano Antón, D. Salustiano Rodríguez, D. Dionisio Belmonta, D. José
Lumpié y D. Jerónimo Serra.
Máximo Gómez.
La Bandera Española de Caracas, retrata así, al jefe insurrecto:
cEn el año 1862 entregó su país, Santo Domingo, á España, á cam-
bio DE TREINTA MONEDAS y del cmpleo de teniente coronel que le dio el
Gobierno español.
Poco después de iniciada la insurrección de Cuba se vendió á ' re-
beldes, haciendo traición á España, su patria adoptiva.
En 1878, titulándose ^en^rá lihetadó^ firmó la capitulación mee inte
otro puñado de monedas, con las cuales compró una finca en Sant'^ Do-
mingo, traicionando de ese modo á los separatistas.
Y ahora, no sabemos á quién hará traición; por de pronto no v oii*
te hacer azúcar.
CBÓNtCA DE LA GÜHHBA PB OÜBA 151
stos rasgos del tío Máximo para qne la historia se ocupe
en su diamantina página der preUgio eplendoroso del egregio y exiomio
genera libelado.»
Se ha presentado en Santiago de Caba el titulado oficial de la insn-
nección don Francisco García y García, natural de Asturias, antiguo
largento de la guardia civil, y que desde el 25 de Febrero se fué al
insurrecto con Amador Guerra.
erviewado por un corresponsal, éste refiere lo que sigue:
ice García lindezas de cuanto por allá está pasando. Kstuvo con
lo GiSmez en la acción de Dos Ríos, y de^de entonces no se babfa
do de ét hasta el 24 de Septiembre, qne obtuvo licencia para pa
aperar á su zona, en unión de Juan Vega, cabecilla que se había
ado de aquí disgustado con sus compañeros. Hablando del estado
insurrección, dice qne allí no hay entusiasmo ni nada que se le
a; que todos van á su negocio; que los jefes de las partidas, se-
pnnto por donde operan, permiten la extracción de reses á razón
I pesos una, y que ese dinero no va á ninguna junta y sí al botsí-
'ticular de cada uno; qne como consecuencia de esto, se han orí-
> innumerables rivalidades y celos entre los jefes, pues aquellos
Bcen poco negocio ó ninguno, no ven bien á los que á diario se
leñando el bolsillo; que los insurrectos empiezan ya á abrir los
ver claro que solo están sirviendo para que unes cuantos se enri*
tn á sus expensas; que son la carne de cañón; qne en el Camagüey
e están en armas claman por la paz; que Máximo Gómez tiene,
amenté, llagas en una pierna, pero que á pesar de eso, mont^ á
3, aunque ee supone ha de sufrir horriblemente; que cuantos le
1 le odian, pero que no desertan, unos por temor y otros por la
icia de su segundo, Alejandro Kodríguez, á quien todos quieren
carácter diametralmente opuesto al de su jefe,
sguntado por las fuerzas que podría haber con armas entre el Ca-
y y Oriente, contestó que en el Camagüey el número de armados
a de 1,000, y que les quedan muy pocas municiones en la actúa-
que en Oriente el número df. hombres armados quizás pase de
y dispone de más municiones que loa del Camagü^'y, pero no tan-
i puedan desperdiciar un solo cartucho. También dijo que la di-
i de qne disponían en el Camagüey procede de Cuba, donde fué
imente, en unión de otros dos, á buscarla, junto con algunas mu-
;s que llevó, todo en tres mulos.
mismo, que el marqués de Santa Lucía, titulado presidente de la
ica, acababa de venir á Oriente, en unión de López R. Recio,
CRÓKIOA DE LÁ GUERRA DE CUBA
153
También dijo que los de Oriente están disgustados con los de Cama-
güey j Las Villas, por no haber
sacado la candidatura de Massó,
y que Rabí está en completo des-
acuerdo con Maceo y Máximo
Gómez , por las depredaciones
que éstos cometen.
Dice que la política del ge-
neral Campos trae desconcerta-
dos á los jefes, pues no pueden
contar con la gente, ni obligar-
Rof ello Afiino.
los á combatir, temiendo siempre apre-
tarles la mano por el temor de que se les
vayan, y á tal punto juzgan inconve-
niente y perjudicial para ellos este esta-
do de cosas , que cuando se dice que se
Capitán Gftbaliá.
trata de hacer la concentración,
son los primeros en desearla, tan-
to porque con eso no podrá ca-
da personalidad tratar particu-
larmente con la independencia
que hoy lo hace, como porque
de esa manera todo individuo
que se halle en el campo será con-
siderado insurrecto, y por lo
tanto, forzoso les será que haya
más cohesión y más disciplina.
De Aguada Pasajeros, en tren
expreso, salió á operaciones el
día 27 de Noviembre, una co-
loini'^ mandada por el comandante señor Mijares, y compuesta de 67
Jaan B. Liibona.
■-• i 4. .
154
CRÓNICA DB LA OUEERA DE CUBA
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números de Barcelona á las órdenes de su capitán señor Llórente y te-
niente señor Rodríguez, guerrillas de Alfonso XIII con bus tenientes
señores Suero y Pompido: más 4 guardias civiles: 103 hombres, en
total.
La partida que el cabecilla insurrecto Pancho Pérez capitanea y á
la que sirve de práctico Matagás, tuvo conocimiento de la salida de la
columna, número de hombres que la componían, movimientos en pro-
yecto y otros pormenores, y de Cayama, donde se encontraba acampa-
da, se dirigió hacia Cocodrilo, con intento de pasar por Cayo Espino,
primero, y más tarde por Jagüey Chico, vadear el Hanábana é intro-
ducirse en la provincia de Matanzas, incorporándose á las distintas par-
tidas que por allí pululan.
Cuando el comandante Mijares llegó á Campiña y allí se enteró de
lo que ocurría, por medio de exactas conñdencias, determinó muy asta
tamente regresar á Aguada en el mismo tren, llegando á ésta á las cua-
tro de la madruj^ada, sin novedad alguna. ^
El señor Mijares, sin darse momento de reposo, tomó las medidafi
oportunas y á poco de llegar á ésta emprendió viaje nuevamente con au
columna hacia determinado lugar, donde se proponía cortar la retirada
á los rebeldes invasores.
Al pasar por Cocodrilo la partida de Pancho Pérez, su cabecilla di6
órdenes de que le siguiesen, para utilizarles más tarde como prácticos,
al vecino don Nadal Farragui y á sus hijos, que á viva fuerza arranca-
ron del hogar.
Pérez y los de su partida andaban lentamente, llenos de confianza,
suponiendo á la columna en dirección opuesta á la por ellos empren-
dida.
Juzgúese, pues, cuál no sería la sorpresa que experimentaron, cuan-
do, llegando al Galeón, cerca de la laguna de Guevara y á dos leguas
del río Hanábana, la tropa les salió al paso con el imponente ¡alio! y la
pregunta de rigor: ¿Quién vive?
— ¡Cuba libre! — contestó, no obstante, la sorprendida gente y tras
la contestación repetidos tiros hicieron creer por algunos momentos que
estaban dispuestos á aceptar — ¡cosa extraña en verdad! — un combateen
toda forma. La columna comenzó sus movimientos convenientes, con-
testaba al fuego enemigo con otro más graneado y atenta siempre á la
voz de sus jefes, con esa disciplina inimitable y ese arrojo que á t'^da
ponderación excede, desbarataba de continuo el plan de ios rebel es,
tendente á envolverla con su superioridad numérica, intentando el co >o.
Al empuje indomable de aquellos hombres valerosos y disciplinac [)S,
los rebeldes comenzaron á ceder, fueron replegándose hacia la manij üa
y ejecutaron un simulacro cuyo maquiavelismo á poco se puso de la-
nifiesto.
CRÓNICA DB LA QUERRÁ DB CUBA 153'
L
Dice La Discusión^ de la Habana:
cHace meses dijimos que había en la Habana una intriga, con su-
^sal en Madrid, para lograr la dimisión del general Martínez Campos.
Este, á pesar de todas las concesiones que ha hecho al partido dere •
sta, no ha logrado atraérselo.
■■-■V-,
^ • Vi
M
La contienda había durado tres horas y media.
Ya en la manigua, ocultos unos, otros reunidos en pequeños grupos»
agitaron simultáneamente sus pañuelos, como indicando, tregua.
—¡Alto el fuego! — ordenó el señor Mijares, y valiente, pero cauteloso,
se adelantó á la columna.
Pancho Pérez le indica que se aproxime algo más, pero sin él aban-
donar su puesto.
— Señores — ^les gritó el comandante, que por momentos creyó en su
indicado propósito — nuestro ilustre jefe, el general Martínez Campos,
fflempre magnánimo, por mi conducto les ofrece el indulto. Venid á
nosotros y no seréis molestados; volved á vuestros hogares y decid con-
migo: ¡viva Efipaña!
— ¡Viva Cuba! — fué la unísona contestación de los rebeldes y más
nutrido, más tenaz que el anterior, fué su fuego contra las filas leales á
las que pretendieron engañar, salvándose milagrosamente el coman-
dante, y alcanzando un proyectil al práctico Carrasana, que quedó he-
rido, así como el asistente Pozo.
En estos instantes supremos, el guardia Agapito Saco hizo un dispa-
ro al abanderado de la partida, Bernardo Matos, tan certero, que á poco
eaía sin vida el mambís, hermano del célebre tuerto del mismo apellido.
El sargento Batalla mató de un tiro el caballo que montaba el cabe-
oílla Pérez.
Los rebeldes, que se dispersaron por distintos lugares, dejaron sobre
el campo algunos muertos y no pocos caballos abandonados.
La fuerza tuvo tres heridos y dos caballos muertos.
Créese que el intento del cabecilla Pérez era traer á la manigua á la
fuerza, haciéndoles creer que pretendía rendirse, para una vez que se en-
contrase allí, darle una carga al machete por sorpresa y con fuerzas
abrumadoras.
Como á las tres de la tarde, hora avanzada ya, dado que la columna
no había tomado aún ningún rancho, decidió el comandante Mijares su
regreso á Aguada, y así lo efectuó, siendo aquí recibido con vivas y ca- |
lurosas felicitaciones.
El señor Mijares hace grandes elogios de sus soldados, y en particu-
lar de sus oficiales señores Llórente, Rodríguez, Suero y Pompido,
así como también del sargento Batalla y del guardia primero don Aga-
j''o Saco.»
:^
156 OHÓNIOA DE JJí QUERRÁ. DB OÜBA
Los constitucionales ponen sordina á su desagrado, pero
trabajo en Madrid.
Cuentan con dos ministros, los señores Romero Robledo y Bosch, y
esperan que éstos consigan la cooperación del señor Cánovas.
£s inevitable una crídis ministerial, originada por la cuestión de Cu-
ba, á no ser que una de las dos tendencias que pugnan dentro del Gk>-
biemo, haga capitular á la otra.
Si la que vence es la tendencia romerista contraria á la política del
general Martínez Campos, ya se sabe lo qne le espera á este país, un ré-
gimen turco, una copiosa sangría en la población cubana y, como con-
secuencia, la intervención de los Estados Unidos.
Buenos españoles están los imprudentes que quieren orear en Cuba
esa desastrosa situación!*
Son dignas de conocer las siguientes cartas mediadas entre el cabeci-
lla moreno Falero y el guardia civil Cándido Santa Eulalia, comandante
del puesto de Dolores:
«Señor comandante del puesto de la guardia civil de Dolores. — Wnv
señor mío: Por orden superior y qne bajo ningún pretexto puedo
de cumplir, tengo que tomar el fuerte que usted ocupa, mañana,
nueve, sin falta.
Yo, para no cometer un acto infame y dar muerte Terrible á u
que serán víctimas de un Gobierno... les advierto esto para si q
entregarse sin folmar combate y librarse de perecer todos si se o
al rendimiento.
«Ustedsi se entrega y quiere pasar á nuestras filas, obtendrá el
de SARGENTO PRIMERO y en buena paz y unión, le ofrezco la mayo
ttideraoión y hermandá.
>Y sí se oponen será destruido el fnerte por cuatro bombas de
mita y 300 hombres que á las nueve próximamente les tendren:
tiados. La contesta la espero en seguida.
>Qaedo de usted con cousidersción: — El capitán, José María I
For orden, el ayudante, C. Crespo.»
A esta carta contestó el jefe del destacamento con la siguient
»Sr. D. JoÉé M. Falero.
»Muy señor mío: Enterado de su atenta carta, debo manifesté
yo soy español, y sobre todo que pertenezco á la benemérita Oí
civil; y que habiéndome mis dignos jefes honrado con el mando (
destacamento, primero prefiero mil veces la muerte, que yo serle t
á mi patria y olvidar el juramento de fidelidad que presté á la gl
bandera española, en cuya defensa derramaré mi última gota de i
GBÓNIOA DE LÁ GUEBRA DE CUBA 157
antes de cometer la vileza de entregarme con vida á los enemigos de Es-
paña y de mi rey.
>E1 ascenso que me proponen para nada lo necesito, porque estoy or-
filoso de vestir el uniforme de soldado, y mi mayor gloria sería morir
eon él. Mis jefes también saben premiar á los que saben defender su
honra, y así es que reunidos aquí con todos mis dignos compañeros, re-
chazamos con energía todas vuestras predicciones y amenazas, y estre-
chados como buenos hermanos y como defensores de este pedazo de
terreno, gritamos, pero muy alto, para que ustedes lo oigan: ¡Viva
Apaña!»
160
CRÓNICA DE LA GUERRA DE CUBA
ron á proponer á individuos de nuestro ejército la venta de sus muni-
ciones y hasta la entrega de edificios militares. Cosa corriente es que
la propaganda de ideales y la impunidad de lanzarse al campo insu
r recto dé sus frutos, y así en cuanto los propagandistas han conseguido
6 ú 8 adeptos, de la noche á la mañana desaparecen, toman (roban,
es la palabra), en el primer potrero que encuentran los caballos que
mejor les cuadra y nunca les falta, si carecen de armas, medio de pro-
porcionárselas por algún individuo de Cuerpo de Voluntarios ó algún
empleado armado de alguna ñnca, á quien, si no se las dá, se la quitan
y para eludir la penalidad de ser cabecillas y estar en disposición de
Panorama de Tanarlma. — L»go Nosi.
volver á presentarse, pasan á engrosar otra partida ó bien se incorporan
á la de procedencia del que los ha sugestionado. Ya en esta forma ro-
ban, incendian los edificios de los que les son desafectos ó han prestado
algún auxilio á nuestras tropas ó al Gobierno, levantan rails de los
ferrocarriles para impedir la circulación de los trenes, satisfacen alguna
venganza personal dando muerte á quien les parece; si tienen dinamita
vuelan puentes y obras de fábrica, hacen alguna emboscada por donde
saben que ha de pasar alguna fuerza del ejército, una descarga, y acto
continuo á la huida; si han hecho alguna baja ya está logrado el p d-
pósito. Con el fruto de su rapiña y la satisfacción de sus hechos vr 1-
ven — sin armas — á presentarse en otro punto á las autoridades y á r s-
frutar inmediatamente de la libertad que utilizan para eontinuai lu
faena propagandista, gozar de lo robado y dar noticias útiles á los r le
dejaron en el campo. Hay individuos que se han presentado ya cinc y
seis vecep, cuyos nombres ha publicado la p?Q^sa y que á fuerza de i i-
CBÓNICA D» LA QUMtRA DB CUBA
1^» dinamite» «m In Reaba.toma- (Pie- iil,}
Don Cums Loli
162 CRÓNICA PB LA QUERRÁ. PB ÜÜBA
pnnidad 86 han acostumbrado á la vida del riesgo y hoj
dando partidas. Lo que se hace incomprensible es que no e
todo él muiído á la iosorrecclón con las disposiciones qu(
sofocarla, pues excepto los cabecillas y los que se hagan pi
ana acción 6 encuentro, todos los demás disfrutan de la lil
damente de su presentación; resáltales así la vida cómoda, ;
el que permanece tranquilo en bu casa, se expone, si no hi
las 4ue hay se retiran para otro punto, después de estar tral
tíVü") ^ qne su persona y hacienda y animales estén á me
. merodeadores que les acechan. Este sistema tiene muy d
elemento sano español, que no protesta en alto por no amen,
tigio y autoridad del general en jefe, á quien conocen mu;
seos de dar término á la guerra, pero que entienden se equ
plan actual — que es indefinido, — puesto que observan que la
aumenta notablemente de día en día, y toma asiento en lugí
nunca llegó en la pasada guerra.
Oontribuye mucho á la gravedad de la actual, laprofni
del partido español. Aun en estas circunstancias en qne coni
y reformistas debieran unirse para combatir al enemigo con
8U tiempo entregándose á laa más vivas polémicas por medio
y en BUS círculos, olvidándose de auxiliar y acrecentar el
del ejército, así es qne éste, á diferencia de lo que en la pasai
ocurrió que por todas partes encontraba decidida protecciói
de los peninsulares representada en hechos prácticos, sal
Contadas localidades, cuanto disfruta se lo debe exclusiva
nación, que por medio de sus jefes y autoridades tiene que
solutamente todo cuanto necesita aquél. Crea usted, que c
paro el cuadro actual con el que en todas partes presencié e
anterior, me produce verdadera tristeza reparando lo mnch(
debilitado aquí los sentimientos patrios. Al hablarse deEspf
duee este nombre aquella impresión grata que ponía á tod.c
sores de nuestra causa en incesante movimiento, y que les fa
gar con gusto su persona é intereses; noto macha indifereí
I sivo egoísmo.
El cuerpo de voluntarios, que en la anterior campaña
' servicios prestó á nuestra patria, debido sin duda á la pocf
sidad con que se ha permitido en el mismo, el ingreso de hijo
probablemente con la idea de atraerlos más á nuestra bandei
trarles confianza, — está hoy minado por los separatistas, y ei
no infundado recelo. Muchas, muchísimas han sido las dése
en él ha habido y siguen sucediéndose para el campo insurre
citarle multitud de casos en que, contra la obligación que su
les impone de acudir á la persecución inmediatamente que
r
OROWCA D» LA OXJKBBA D» OÜBA 163
yantamieiito de rebeldes donde exista filena de aquellos, han permaoe^
oido impasibles al ocurrir estos sucesos; en otros puntos, como en Mor-
áazo por ejemplo, estando auxiliando á la fuerziEi de un puesto de la /
guardia civil, al ser éste atacado por el enemigo le abrieron las puertas
para que machetease, como lo verificó, á los guardias defensores, in-
cendiando después él edificio y yéndose con los insurrectos. Esté mismo
heeho se ha repetido en otros destacamentos. No hace dos días entrega*
ron al enemigo un magnífico fuerte de mampostería confiado á su de*
fensa, haciéndolo & la vez de 38 armamentos y algunos millares de ma^
nidones que había en depósito, agregándose enseguida á la partida re^
beldé. Todas las deserciones las ejecutan con armas y municiones, y los
que pertenecen al instituto montado, además con sus caballos y equi-
pos.
Ha favorecido mucho á la insurrección el extraño proceder de los
Estados Unidos. Para no hacerse objeto de reclamaciones, esta nación,
siempre que salía de alguno de sus puertos una expedición filibustera^
á poco era seguida de un buque de guerra norteamericano que paréela
que trataba de vigilarla, y la seguía á^ la vista hasta algún punto de
desembarque en esta isla. Si una vez en aguas españolas ó en el momen-
to de desembarcar se presentaba alguna embarcación ó fuerza nuestra,
el buque expedicionario arbolaba la bandera norteamericana, y el d^e
guerra de esta nación inmediatamente se hacía cargo de los expedicio-
narios y del contrabando de guerra para someterlo al fallo de un tribu-
nal de su país, al cual regresaba con todo. Se hacía la fórmula del juicio,
se condenaba á ligeras penas (ficticias, puesto que no se cumplían) á loer
expedicionarios, y se aguardaba ocasión para emprender de nuevo otra
expedición con los mismos efectos ocupados. Si al desembarcar no había
habido contratiempo, el buque de guerra extranjero se hacía visible en
algún puerto nuestro ó regresaba á su país sin haber notado nada de lo
sucedido. Así hemos estado desde el comienzo de esta campaña, sin qué
de nada valieran los avisos y reclamaciones de nuestros representantes
en los Estados Unidos. La mayor vigilancia que ahora se ejerce y el
eonocimiento del anormal proceder de aquel país, disminuye el éxito de
las expediciones, pero esto se repetirá mientras no tengamos los ele-
mentos que se necesitan para la vigilancia de las costas.
°^y de los que creen que la guerra ha de durar mucho tiempo, que
n< Jicabará ni en este año ni en el próximo, costándonos mucha san-
g] j mucho dinero. En el país son muchos los que entienden que ha
11< ''^.do la hora de la independencia con que sueñan, y el sacarlos de su
ei - no ha de ser con el sistema de debilidad que se usa, probándolo el
ai ^nto de la insurrección de día en día. Esto solo puede conducir á
ai ntar el bandidaje, por la afición que se presenta á apoderarse de
lo ^no y la impunidad en que este hecho queda por el medio dicho,
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164 GBONIGA DE LA GUERRA DE CUBA
que trae en oontfnao sobresalto á cuantos tienen intereses y no militan
en las filas rebeldes ó les son adictos.
Con cargo al Estado se viene diariamente facilitando á todos los in-
dividuos de tropa del ejército é institutos 20 centigramos de sulfato qoí*
nico, ácido que se disuelve en el café que toman por desayuno. Dicha
«cantidad es para cada plaza, y después de 20 dias consecutivos de tomar
la referida dosis se les deja 10 días sin propinársela, continuando nueva-
mente 20 días c»n la mediación. Esto da resultado como_ preservativo de
:fiebres palúdicas, donde 'hay destacamentos en terrenos cenagosos é
cuando la tropa los recorre en operaciones, pero no da resultado para el
mal endémico del país, la fiebre amarilla. Da inmensa pena la mortalidad
que ésta níos causa en todas las clases; pero, como es natural, sobre todo
«n el soldado. Hasta ahora, ni hospitales ni enfermerías había para los
atacados; muchos han muerto al ser trasladados á los que se encontra*
ban á largas distancias en capitales de provincia. Ya se ha mejorado al-
go este servicio con la creación de establecimientos de este género, pero
continuamos teniendo numerosas bajas.
El ejército cobra sus devengos al día. El último cuerpo que tiene or-
den de efectuarlo es la guardia civil. Los empleados civiles de todos los
ordenes, llevan tres meses sin cobrar. Ahora se les ha abierto el pago de
sus sueldos de Agosto. Elsta diferencia ocasiona censuras y los empleados
de la Administración, sobretodo, no se recatan de extralimitarse en abu-
sos cuando pueden, diciendo que si no les dan sus pagas cuando les co*
rresponde, de qué han de vivir, y que si no tienen el mismo derecho á
percibirlas que el ejército.
El comercio, sobre todo el que efectúan los grandes proveedores y
almacenistas, está muy paralizado; pues como lo que facilitan á los esta*
blecimientos que venden al detall no tienen seguridad de realizarlo por
los incendios de tiendas y saqueos á que se entregan los rebeldes, unos
^r han limitado el servicio de pedidos y otros se retraen completamente.
Los suministros al ejército se hacen al contado ó cortísimo plazo, pues
reina el temor que produce á los abastecedores el recuerdo del célebre
corte de cuentas con que terminó la anterior campaña, y como fueron
muchos los arruinados y quebrados, y el mismo que lo llevó á cabo es el
responsable ahora, nadie se fía; viniendo así á quedar nuestro ejército
, en la situación de cualquiera otro que no fuera nacional, teniendo ""^^e
pagar en seguida cuanto censume, por falta de crédito.
^s^^iÉ^ie^^
r
9&a iaUmsT eo& el seairal
W^'W^'^'V^PWW^^^^^^tfW^^^^^^M^^^^^'^'^'^^'^'^^l^i'^MMAMAn^hA^IMAM^
L corresponsal de El Impar cial, señor López Allué, mandó
al periódico de Madrid el siguiente extenso telegrama:
cAoabo de llegar á Santa Clara y sin tomar descanso
algnno me he apresurado á ir á saludar al general Martines
Campos.
El aspecto de la población es el de un inmenso cuartel.
En calles y en plazas hay jefes, oficiales y soldados. En todas direccio-
nes van y vienen los soldados de administración militar encargados de
racionar á las tropas.
Puede decirse que Santa Clara es un campamento donde por cada
paisano hay 20 militares.
Encuéntrase aquí la columna del general García Navarro.
Como es sabido, las columnas de los generales Suárez Yaldés y Lu*
que están en operaciones.
lasí, es grande el número de tropas concentradas en la población,
"nismo tiempo que yo ha llegado á Santa Clara el marqués de
^ ^aift) qne viene á ofrecer sus respetos al capitán general.
ipédase éste en modestísima casa. Nada de bandera en el balcón
1 tiquetes de honor en la puerta. Por eso nos costó trabajo encon-
t "domicilio del general en jefe.
^:
■níi
>#v.
l6é CBÓNICA DE LA OUEBSA DB CUBA
La ÚQioa guardia que hay en el edificio donde vive el general Martí-
nez Campos es un agente de policía municipal.
Recibióme el general Cón su amabilidad acostumbrada.
A mis preguntas contestó exponiéndome en breves palabras la situa-
ción de las operaciones, el resultado de las últimamente verificadas, las
modificaciones que ha experimentado el plan del enemigo por efecto de
la acción de las tropas.
Díjome que se carecía de noticias respecto de hechos concretos.
— Los últimos encuentros — añadió — son ya conocidos y los habrá
usted telegrafiado seguramente. Aunque no constituyen grandes ni im-
portantes hechos de armas, han tenido un éxito muy feliz, no solo co-
mo preparación de la campaña, sino como indicio seguro de que la za-
fra se realizará con facilidad.
— Hoy mismo — me dijo después — ha comenzado la molienda en el
ingenio de San Antonio de Abriu, que está -cerca de Santa Clara. -Los
preparativos de los azucareros coincidirán con un período de relativa
tranquilidad en Las Villas.
R(;firióme después detalles de la acción sostenida en Jiquimas por la '
columna que manda el general Oliver.
Mandaba el enemigo— añadió — el cabecilla Serafín Sánchez y trafió
de resistir cuanto pudo, pero la acción de la artillería sembró el pánico
en las filas rebeldes, una granada cayó dentro de un bohío donde se ha*
bían refugiado muchos insurrectos huyendo del fuego de nuestros fusi-
les. Reventó la granada y mató á nueve hombres, quedando otros heri-
dos. El total de los muertos enemigos en esta acción es de veintidós, que
fueron enterrados á poca distancia del lugar del combate.
— Es evidente — me dijo también el general — que Máximo Gómez se
proponía atravesar Las Villas en rápido avance para llegar á Matanzas
y proteger allí el aumento de la insurrección. Al efecto, había reunido
hacia Taguasco todo el número de fuerzas de que podía disponer, re-
eonc«ntrando en aquel punto partidas que se encontraban á muchas le-
guas de distancia. Si hubiera conseguido su propósito, no puede ocul-
tarse que se hubiese agravado mucho la situación, pero hasta ahora los
planes de Máximo Gómez no se han realizado. La acción de las colum
ñas del general Oliver y del coronel Zubia ha sido eficacísima, y el re-
cluitado de sus movimientos excelente.
Oliver en Manacas y Zubia en Jatibonico han desbaratado los pro-
yectos de Máximo Gómez. \(
En los dos combates de que ya se tiene noticia y en las marchas
teriores á ellos se ha evidenciado otra vez más la superioridad de nú -
trae tropas, y donde había contingentes armados de Mattsser, el ener -
go no ha tenido alientos sino para huir. Máximo Gómez, y esta noti i
1
f JA. ljjU»W. i.,\c^\ilv~A^ lís^A^ , C.\AJt 'tWiVyOVJLO ^ .na^
I
OBÓNIOA DK Ul 0U£RR1. DB CUBA
167
está ya comprobada por toda oíase de informes^ tuvo que pasar de nue •
Vo á la desbandada y de cualquier modo el rfo Zaza,
Para que vea usted — añadió el general — cuanto empeño tenía el ge-
neralísimo en avanzar, conservando por lo menos sus posiciones en la
orilla derecha del río Zaza, le diré que atacado por Oliver y cómo se
viera obligado á pasar á la otra orilla hizo un esfuerzo supremo y vol-
vió á pasar el río. Nuevamente fué rechazado, esta vez ya de un modo
definitivo.
Manifestó el general Martínez Campos que la continuidad de las ope-
raciones y el ataque sin descanso de las columnas á las partidas va des-
moralizando al enemigo.
— ^Nótase — ^me dijo — menor movimiento de los insurrectos en las ju-
risdicciones de Cienfue^os y Santa Clara, y aun en todo el radio de la
riqueza azucarera, que es donde naturalmente han desplegado las tropas
mayor actividad.
Esto es efecto de la persecución de las columnas^ pero no negaré que
también obedece á la concentración de insurrectos en Santi Spiritus.
Terminó el general manifestándome^ que nada se sabe positivo res-
pecto al punto en que se encuentra Antonio Maceo. Hay quien supone
que se ha incorporado á Máximo Góihez, pero hasta ahora no pasa de
un rumor.
Un colega habanero refiere que un tal Fajardo, que formaba parte
de los presos en Santiago de Cuba, con destino á Ceuta, y que fué pues-
to en libertad antes de su embarque, ha llegado á Nueva York, diciendo
públicamente, entre otras mil calumnias, qug^los soldados españoles ven*
den los fusiles con 100 cápsulas por 10 pesos á los insurrecto s .
La voladura de un puente.
Son curiosos los siguientes detalles de la última hazaña de los insu •
rrectos.
Entre las estaciones de Jicotea y Esperanza, en la línea férrea Cár-
nas y Jácaro, en el sitio donde cruza la alcantarilla del ramal del
Tenio de Santa Rita, la partida rebelde que manda el cabecilla Ber-
.dez había colocado un cartucho de dinamita que reventó al pasar un
n militar compuesto de material de la empresa de Cienfuegos y Santa
ra.
TCn este tren regresaba á Santa Clara el general Suárez Valdés con
168 CBOHIOA DK LA OÜMtBA D» CUBA
SU Estado M&yor y escolta y ana escasa eolnmna, oompnesta de I
dados del regimiento de San Marcial, 8 guardias oivilea y 16 boI
de otros cnerpos.
La explofli(5a fué te-
rrible, tanto, porque se
gún parece, el cartucho
era grande, cuanto por
haber sido colocado con
suma habilidad debajo
de las traTiesaB.
Descarrilaron la lo
Comotora, el ténder, el
vagón blindado, un oo
che de primera y otro
de tercera, el furgón de
equipajes y OtrOqUe con ■ U>*ht4<i ín, barldo gr»* e- U mudlbala, Bimo I pltniu, lu eoalw
duofa caballo,. -■"'"■ ""••'"'• " '- '"-
El puente quedó destrozado completamente, y todc sa armazói
al rio.
Un vagón de tercera y otro de primera en que iba el general £
Valdés, quedaron colgados sobre el abismo y pendientes no mas {
los enganches á loa vagones posteriores.
El pánico fué <
toso: la situación t
I neral y de su escolti
■■ promel idísima.
Todo el materi
tren sufrió grande
«perfectos . Los bi
quedaron desbaral
los vagones volca
los soldados enoerra
j ellos sin poder salir
P primeros momentoi
Con gran difii
r consiguieron el gen
pudiendo también sacar de los vagones á los caballos que lleva
Estado Mayor y la escolta.
Esta y aquel, con el general á la cabeza, se pusieron en niar(
dirección á La Esperanza, dejando el tren custodiado por la fue
infantería.
A consecuencia de la explosión y del descarrilamiento resultan
r
ORéNIOA DI LA ODEEBA PK CUBA 169
rídos 10 soldados, tres de ellos de gravedad, y con algunas lesiones el
~ hijo y ayudante del general Saárez Yaidéa y el director de £l Nacional
de Santa Clara, señor Cancio.
Cnaado el general, con su escolta, iba á contintiar el camino hacia
La Esperanza, aparecieron de entre la manigua inmediata grupos de
rebeldes al mando del cabecilla Bermúdez, que comenzaron á hacer fuego.
El señor Saárez Yaldés dio la orden en seguida para atacar, y por sf
ismo dirigió la operación, persiguiendo á los insurrectos con la gente
> i caballo.
Puteo' i rcUfnwdl*.
A perar de la superioridad del enemigo, de la alarma que había pro-
ioido en las tropas la exploBión y de que costó no poco trabajo encon-
ir las armas y los caballos, la persecución fué activa y el enemigo
ledó destrozado.
Practicado un reconocimiento en las espesuras cercanas se halló en
L bohío un enorme caldero, donde hervía nn cerdo, preparado, sin
ida, para el rancho de la partida.
■"^ministrador de la empresa ferroviaria de Cienfnegos á Santa
íor Paradela, telegrafió inmediatamente al general Saárez Tal-
''"itándole por haber salido ileso de la explosión, y diciéndole
,^araba un tren de auxilio á reserva de organizar otro para reco-
. efectos que habían quedado en el lugar del descarrilamiento.
— ^^neral Suárez Valdés contestó que tomaba en La Slsperanza el
—dente de la tarde que se dirigía & Santa Clara.
OHÓNIOA DB LA QÜKBBA D» CUBA
I efecto, y al pasar este tren las estaciones de Gspeí
de Gómez, fué tiroteado por los insurgentes, sin
cia alguna.
Ltauillas de los vagones contestaron los soldados coi
n que defiende el fortín del puente de Arroyo Qxí
igo al enemigo, pudiendo continuar el tren su mai
1.
lárez Yaldés consiguió llegar á Santa Clara, siendo i
general Martínez Campos y por toda la población
salvado, sino por el valor que demostró en tan di
De municipal á cabo.
irigida á El Noticiero Sevillano y fechada el 18 de
le Avila, es original y curiosísima. En ella relat
muedo su metamorfosis de guardia municipal sevil
! la manigua.
alabta al exguardia en cuestión:
Por la patria.
iicho se^or director, servía en la guardia municipi
> aventajado; estudié el ya citado real decreto dado (
lente y sin consultarlo con persona alguna, ni con n
ra sido lo naturaí, salí de mi casa, Bustos Tavera,
de la mañana del 15 de Septiembre, hora reglamen
}io al día y prestar el servicio de mi clase, dejando
tro hijos y á su madre, y sin despedirme de ellos pe
li resolución, me dirigí al estanco déla calle Placen
imando la mañana con el célebre campanero de la (
igos hasta las siete de la miama, que le entregué al e
tedirigido al señor comandante de la guardia rau
o García de la Mata, conteniendo varias órdenes d
nisión por escrito y una esquela notificándole mi
t embarcarme en el vapor San Telmo, no marohand
ir visto de nadie en el tránsito hasta Oádis, pues <
»08 que soy, lo más natural hubiera sido que en las
hermanas ó Utrera me hubiese visto algún conocido
:qaé en Sanlúcar y de allí pasé á Cádiz en el tren, d
CRÓNICA DE LA 6UERBA DE CUBA 171
llegué dicho día 15 á las nueve de la noche y me hospedé en una fonda
en la plaza de San Juan de Dios, donde pasé la noche bien; amaneció el
día 16 y me presenté en las oficinas del banderín al teniente, al que le
manifesté mi resolución, contestándome que no podía filiarme por estar
oompleto el cupo para el embarque del 18.»
El dinero y el uniforme
cLe supliqué varias veces que accediera á mis deseos, pero todo fué
inútil; advirtiéndole á usted, señor director, que mis súplicas eran fun
dadas, pues me hallaba en Cádiz sin conocer á nadie y con siete cénti*
mos en el bolsillo.
Me presenté al general gobernador y le conté lo que me pasaba; y
entonces dicho señor por medio de un oficial, mandó al referido te
niente que me admitiese. Firmé y desde aquel día pertenecí ya al
eaerpo de voluntarios. Diéronme los cincuenta duros de ordenanza y
acto seguido puse una letra de treinta duros á mi familia, envié el uni-
forme á su procedencia, pues que de uniforme salí de Sevilla corriendo
d riesgo de ser detenido, y embarqué con mis compañeros.
El viaje fué muy disJ;raído y llevamos buen tiempo. A bordo, me
enteré de la última fechoría de los insurrectos ó sea del descarrila-
miento de un tren en la Resbalosa. Dicen que este tren conducía pasa-'
jeros y algunos soldados, y que los mambises arrojaron al paso un car-
tacho de dinamita que estalló en el acto produciendo varios muertos y
heridos.
Dimes vista á la costa de Puerto Rico el día 4, la alegría fué in-
mensa ^ bordo; llegamos á la bahía á las nueve de la mañana, sin no-
vedad, la gente nos ha recibido bien. A orillas de mar hay un convento
y salen las monjas con los pañuelos saludándonos por las ventanas.
Aquí han desembarcado 16 soldados del regimiento de León que se
halla de guarnición en dicha plaza.
Llegamos á la Habana el día 8, á las ocho de la mañana, hemos in-
vertido en la travesía de España á la isla 13 días justos; al llegar á la
capital de la isla nos recibieron muy bien, con bandas de música to-
cando himnos nacionales, noa desembarcaron y llegamos á tierra á las
nueve y nos metieron en el fuerte de la Cabana, donde permanecimos
don días, trasladándonos al fuerte del Morro; aquí nos vistieron y fui-
] destinados á cuerpo.
A campaña.
[as cuatro de la mañana del día 13 salí en el tren de la estación
€ ^^la, y fuimos á Bayamo; en esta estación que está en un puerto
DE LÁ GOERHA DE CUBA
el vapor Josefita, llegando á Cienfa
las once y á las oaatro de la tarde pa
ina poca faerza para operar,
llegamos á las Tanas, de Sancti Spiri
IOS al Júoaro.
mañana, recibí de un oficial de la g
[ué en el tren, yo solo (porque la
. sos destinos), para Ciego de Avila,
lel mismo; me presenté en las ofloín
imero 1, donde lie sido destinado á 1
cuddn de Barrero.
el sexto cuerpo, según de Santander
á despedir á las tropas expedioiona
1, invitó al señor obispo á dar á los «
.0 así lo verificó dicha antoridad eclc
^r atención, presentándose sobre el ]
[a al obispo y capitán del Montevideo
Qador militar de Santander; el sileni
llamó el general por su nombre á loe
adoles;
ndición por el representante del Sefi
la palabra sagrada qne vivifica y d
;aerra; aquí viene también vuestro ,g
ombre de la patria y del Rey; vengo
á recordaros como general lo que á
luchar con un enemigo á quien desp
s y cultura, nos hace traición, reni
i bandera y se subleva contra la que
jontra su madre patria; tal ingratitu<
aso vais, vais á cumplir con lo que lai
3n duras y terribles, cuando de traid
), porque de ¿1 dará patente prueba el
i de vuestras bayonetas; disciplina y n
nación coloca sobre el pecho de sus
religión, es la religión de la disciplii
igridad de la patria qne peligra, can
confía en vuestra bravura y en la
[cíales; tened en ellos fe ciega, amor i
Ob6nIOA Pa LA GÜJBBA PJ OÜBA 173
tra patria y á vuestro Rey, y así saldréis siempre vencedores en cuan-
tas empresas tengáis que afrontar. >
La concentrtuñén. — Un bando del generad.
El señor Ordás, secretario del Gobierno civil de Santa Clara y go«
bernador interino en ausencia del señor general Luque, ha circulado á
los alcaldes de esta provincia la siguiente disposición del general Mar-
tínez Campos y algunas reglas para su cumplimiento:
cEl excelentísimo señor general en jefe desde esta capital donde se
halla, se ha servido dictar la siguiente disposición: /
Excelentísimo señor: El bando del cabecilla Roloff sobre la concen-
tración al campo insurrecto de las familias y hombres que sirven cerca
de los caminos y la amenaza de fusilar á los que se queden á menos de
nna leg^a de los poblados y fuertes, da á la guerra un carácter especial
f sobre todo determina la concentración en los poblados de una por-
ción de habitantes pacíficos; es claro que nos impone la penosa obliga-
ción dé alimentarlos cuando caresscan de recursos, porque no podemos
abandonar al hambre y á Ja miseria á pacíficos ciudadanos á quienes
va misma laboriosidad y sus hábitos de moderación exponen á tan cruel
contingencia; pero es necesario conciliar el interés del Estado, la evi-
tación de convoyes y el deber ineludible de humanidad y de gobierno,
que ya que no pueda por el carácter feroz que el enemigo da á esta
guerra y por las costumbres de diseminación de la población rural evi-
tar los padecimientos de ésta, está en el caso áe aminorarles. Para con-
ciliar atenciones tan contradictorias es preciso que las concentraciones
á que obliga el enemigo se verifiquen en los poblados que tengan guar-
nición y estén en la línea férrea, y que por Y. E. se dicten reglas á fin
de que todos los^ terrenos incultos que están en las inmediaciones de di-
chos poblados, ya sean del Municipio ya de particulares, se dividan en
porciones para que sean labrados y aprovechados por los emigrantes y
les faciliten recursos al menos en parte, haciendo trabajar en ellos á fin
de que no se recargen tanto las ya gravadísimas atenciones del Go -
bierno. Yo espero gue ni los Municipios ni el Estado pondrán oposición
ni harán reclamación alguna, pero si así no fuese se cumplirá de todos
niniios esta orden y se elevarán las reclamaciones de los propietarios al
^'«"mo general con el informe de los antecedentes morales y poli ti-
los reclamantes. >
al trasladar á Y. S. dicha superior disposición, he resucite en
«jncia de lo que á mi autoridad se encomiende dictar las siguien-
'eglas para el más exacto cumplimiento de cuanto en ella se me
^lU el acto de recibir Y. E. la presente formará una relación de
174 ORÓKIOA DB LA OUBSaA DB OPBA
los terrenos que se enouentran en las oondíoionea á que alude la prein-
serta circular y otra de las familias que sin recursos se hayan concentra '
do y puedan concentrarse en los poblados de este término que tengan
guarnioi<5a y estén en la línea férrea.
2.° Con ambas relaciones dará Y. S. cuenta al Ayuntamiento para
que con toda equidad se ha^ la distribución de dichos terrenos y se fa-
ciliten & las familias á qui«ies se entreguen los más perentorios recnraoi
á objeto de que puedan dar comienzo á sus faenas agrícolas, para lo que,
ai necesario fuera, se acudirá á los patrióticos sentimientos de los mayo-
res contribuyentes de ese término.
Dada la urgencia que entraña este asunto, me prometo del celo y re-
conocida actividad de V. S. no descansará hasta dejar en un todo cum-
plida tan sabia diaposición de S. E. y qne me dará cuenta onda 10 días
de los trabajos que en dicho sentido se hayan realizado.
Dios guarde, etc.
8r. Alcalde municipal de...>
Un diálogo ejemplar. — Cuadro gráfico de la guerra.
En un periódico antillano encontramos un diálogo titulado El inste-
rrecto y su tia, del cual reproducimos estas sabrosas líneas:
— «Pero muchacho, ¿cómo te atreves tú á andar por aquí así solo y
con esas armas?
— No tenga usted cuidado, tía, si la fuerza está acampada ahí á la
orilla del arrollo y yo le pedí licencia al capitán para venir aquí.
— ¿Y si te ven los soldado»?
— ¡Qué va! si tenemos avanzas lo menos á una legua de aquí. Ade-
más que los BoIdados"no andan ahora ni por todo esto.
— No te fíes, Juan, que luego...
— Mira, Chicho, tú no sabes nada de esto. Ayer de tarde estuvieron
en el pueblo tras de la partida á enterarse por donde anda la tropa, y
sabemos bien que por aquí no vienen ahora.
— ¿Y cómo van al pueblo?
— Pues muy bien. Dejan las tercerolas en la partida, se cambian el
sombrero que tiene la escarapela por otro y con su cédula en el bolsillo
entran y salen sin novedá y como los patones que están en la entrada del
pueblo no los conocen, les piden los documentos, se los enseñan y :
más; a3Í se proveen de lo que necesitan, se enteran de lo que convienr
pa la manigua otra vez.
— Hijo, ¿y tú por qué no te presentas?
— ¿Quién? ¿yo? Vamos, tía Charito, no juegue. ¡Ahora es cuando
cosa está buena! ¡Con que vengo á ver si Chicho se determina á irse c.
nosotros!
GBÓNICA DS LA QUERBA DI OUBA 175
—Ni loco*..
— Mire, hijo, si asté quiere esté en el mohío hasta que le dé su gana,
pero al Chicho déjemo quieto que yo no tengo ninguna necesidá de que
me lo maten.
— ^Ni usté lo crea que maten á nadie.
— Mira, Juan, tú eres un inocente. Aquí trajo mi compadre Tomás
el otro día un diario del pueblo y estuvo leyendo que eso que ustedes di-
cen no es posible porque para que les concedieran esa heligeria^ 6 lo que
sea, tenían ustedes que tener cogido un pueblo y ün puerto de lámar, y
<te allá tampoco iban á mandar tropa ninguna y el arreglo que les va á
dar Martínez Campos va á ser mucho tiro, porque dicen que en los pa
peles viene puesto que ahora vienen otros 20.000 ó no se cuantos hom-
bres más d« España.
— ¡Oh, tía Charito! ¿Qaé usté comulga con tortas de casa ve? Mire
qae ya usté es tina mujer de edad para que ande creyendo esas cosas.
Ta en España, como dice el capitán, no hay más gente ni hay un me-
dio más que gastar. ^
— ^To de eso no sé, Juan, pero digo lo mismo que'mamita, que va
á haber mucho tiro, pues y que ahora la tropa trae de esos rifles que le
dicen de Máusa.
— Lo mismo que ná, porque nosotros no nos ponemos á donde nos
den y juyendo tenemos la pelea ganada.
— Pero hijo, ustedes no pueden ganar, me parece á mí; pero ganen
6 no, ¿qué te van á dar á tí ni á otros muchos cuando se acabe la gue-
rra? De todos modos los que ganarían serían los gordos, pero vosotros,
los pobres, lo más que podéis sacar es alguna pierna rota.
— Así está tu madre, que dicen que la pobrecita está cayéndose muer-
ta, temiendo que te suceda alguna cosa.
— Lo que vais á conseguir es acabar con todo. Vamos á ver, ¿por
qué quemáis las casas?
— Porque lo ha mandado el general Máximo Gómez.
— Ya lo creo, como él no tiene nada en Cuba.
Después que se acabe la guerra él se irá, si escapa vivo, y vosotros
no tendréis donde ganar ni un medio.
—Mire, tía Charito. Usté no entiende de esto, y tu Chicho, eres
r"-* cobarde y por eso no vas con los patriotas. Dame acá dos quesos
; ^ poco de café y la azucara que tengas aquí y ves cogiendo unos
í 'ones que horita vendremos á buscarlos y déjate de dar parte ni
»r con sinvergüenzuras, si no quieres que te guinden de una guá-
i 3k ó que te den machete, porque los que defendemos la liberta no
< °entimos que nadie trabaje ni. . . .
Vh, mira, y trae todo el tabaco que tengas, y la montura y una
^ de ropa y las polainas, y ese hule, que la gente honrada no ha
176
CRÓNICA DE LA GUERRA DE CUBA
de carecer de nada, ya que anda exponiendo su vida para dar á Cuba
la liberta.
— Vaya una liberta y «na manera de entenderla! Llévate cuanto
quieras, pero vete y déjame en paz. ¡Maldita sea la guerra que os está
acabando, y el condenado que la inventó!»
El tabaco en Vtcelta Abajo.
Iki los primeros días de Diciembre, se han realizado varias ventas de
tabaco en los términos de San
Juan, Pinar del Río y Vina-
les, vendiéndose á precios pro-
porcionados con la calidad y
número de tercios de que se
compone cada vega, con lo
cual aquellos agricultores han
recibido una verdadera satis-
facción, pues además de rea*
lizar el trabajo del año pasa-
do, les proporciona les recur-
sos que necesitaban para em-
prender la nueva cosecha.
Esto, agregado á que no
escasean las posturas , pues
^ en su inmensa mayoría no
tienen que comprarlas, y el
que las compra lo hace en
proporción, dá verdadero pla-
cer salir por el campo y ver
á los vegueros contentos tra-
bajando con la fé de que si
logran un año regular, el fru-
to les proporcione el alinéen-
te y bienestar de su familia^
pues presienten que lo han de
.:^^;S: :;;,-rm
'Z^^^
Faarte "Reina BAgent*** en Saga* la Granda
vender bien y pronto.
Noble emulación.
Dice una carta de Manzanillo, describiendo la marcha del con
llevado á Bayamo por el general González Muñoz;
«El entusiasmo de jefes, oficiales y soldados es grandísimo, y ta
van ansiosos de batirse. Me daba pena el afán que todos los jefes ^
»
OBéKIOA. DB LA QPKRttA DK OUBA 177
cíales qae enoontrábamos al paso mostraban, solioifando del general el
que se les oonoedíera ir con la eolumna y lo tristea que quedaban al
oír al general detíx qae era imposible qne todos fueran; que era preciso
guarnecer los fuertes y los poblados, pero que en la próxima expedí-
*es tocaría á ellos. Hasta yo, que nada tf ngo de militar, sentía
Tfie la columna y no poderlos aconipaüar. El tiempo es mag-
seguir aeí, muy pronto estarán buenos los caminos y ae po-
r á las operaciones activas.»
*'5— T. n. I*rcclo lO cent."_
í'- ; / <■
178
GBÓNICA DB LA QUXOBA DE OUBA
15V¡
E^-r
.t
España y Santo Domingo.
' Como ejemplo de corrección internacional y honrado y sincero cum-
plimiento de sus deberes, transcribimos igualmente el texto de la orden
que el G^obierno de la república de Santo Domingo ha pasado á sus go-
bernadores, para que les sirva de norma en su conducta, con respecto á
la insurrección cubana.
Dice así:
€ Ciudadano gobernador:
Los pactos internacionales vigentes entre esta república y el Gobier-
no de España, imponen, no solo el deber común de una neutralidad ex-
tricta, respecto de los sucesos políticos que comprometan la paz interior
y exterior de ambos Estados, sino que establecen además el compromi-
so indeclinable de no consentir que desde ninguno de los respectivos
territorios se conspire contra la seguridad ó tranquilidad de otro Es-
tado.
Para cumplir el Gobierno dominicano esos deberes internacionales,
sin reproche de su alto espíritu de lealtad, necesita no consentir én que
por ningún medio se enardezca, excite ó auxilie desde nuestro territo*
rio, el espíritu revolucionario que opera actualmente en la isla de Cuba
el sangriento espectáculo de la guerra separatista.
A usted, ciudadano gobernador, encomiendo portante, no autori-
zar ni permitir, y ni siquiera tolerar acto alguno que, tendiendo al fin
indicado, pueda causar agravio á la seguridad ó tranquilidad de Espa-
ña, en cualesquiera de sus dominios antillanos 6 ultramarinos.»
r
XVIIl
LA BATALLA DE CAYO ESPINO
GUABA de Pasajeros, 2 de Diciembre de 1895.
La sierra de madera de don Antonio Marcial, está en^
clavada en el asiento de Cayo Espino, distante una y me-
dia leguas de Aguada de Pasajeros y en la misma línea li-
mítrofe de las provincias de Santa Clara y Matanzas.
'f Allí tuvo efecto el combate entre la columna del coro-
nel Molina fuerte de 242 hombres y las gruesas partidas de Lacret, los
Núñez, Pérez y otros cabecillas.
Cómo se presentaron en la sierra mencionada las partidas insurrectas
que invadir se proponían la provincia de Matanzas y cómo apoco,
<)aando Lacret notificaba al señor Marcial algunas de las órdenes de sics
superiores referentes A la suspensión de tiabajos, hizo su aparición en el
Iq"^* la columna del señor Molina.
^olumna del señor Molina, se componía de una compañía del ba-
jI Rey, compañía de María Cristina, la guerrilla de dicho bata-
jluntarios movilizados de la Macagua y guardia civil,
^nces los insurrectos apercibidos de las fuerzas se dividieron en
^pos, uno de los cuales se atrincheró en el edificio de la Sierra
el otro se replegaba en el batey,
nzó el fuego, nutrido, reñidísimo por ambas partes.
ta
11(
de
m
•a a
i
180 CBONIOA DK LA OUEHHA DE OPBA
Hubo un momento en qae la oolamna del coronel Molina cesó
parar.
¡Harrae! de viotoria brotaron de los labioa del adversario. Sa sape*
rioridad numérica y sua ventajosas posiciones se imponían.
Sueños que pronto se desvanecieron.
£1 coronel Molina había tomado determinaciones salvadoraa 7 el
momento de calma traería en pos de sí el triunfo para sos fuerzas.
De súbito aparecen por entre los caña- /
veralea los tiradores de MaÜsser. Á^
Un minuto después y el cornetín de orden 1^^ /
toca ¡á la baywnetal f/7/^íe^á/j
La columna avanza y el- ene ,
menos se esperaba, abandona
nables posiciones.
La tropa quedó duefia del
terreno. N
Habían transcurrido tres ^
horas consecutivas de com- ^
bate. ^
Ya de noche se procedió al ^
reconocimiento del terreno.
Algunos facíficoB habían
caído á loB disparos de los com-
batientes.
Muchos de ellos, detenidos ,
por los insurrectos, que en el , ¿¿
momento de mayor ardor en la ~
pelea corrían de aquí allá bus-
cando protección para no en-
contrar la muerte.
Las familias que habitaban
en la Sierra se refugiaron á los ^ ^ __ ''
primeros disparos en el depó- ^ ^^^
í^.^ , , / ^ ... r "qw!!» «lopiron d« >,.gur. BHBrtí... (Píj. 181).
Sito del serrín.
Allí se creían libres de las balas.
Pero los prisioneros y algunos de las partidas al huir, sin rumbo f
se refugiaron en el lugar, especie de pozo, al encontrarle á su pp °-
puerto de salvamento.
Los soldados les signen y disparan hacia el hoyo aquel y eu
fusión pretenden escapar con loa condueños de la Sierra, don Josa
Francisco González, con tan mala suerte que al intentarlo con a.^
de los que acababan de meterle allí, son blanco de bs pro''*"
JUaÜjser.
I
OHÓNICA PE LA QUBBRA DB CUBA 181
Afortunadamente, á tiempo se enteró la tropa que allí se encontraban
algunas mujeres y no pocos niños.
Cesó el fuego y aquellos escaparon de segura muerte.
Cuando se reconoció el campo, se encontraron más de treinta cadá-
veres de paisanos. De la tropa: él del teniente movilizado de la Maca*
gaa, señor Versal; tres individuos de la guerrilla de Marfa Cristina, tres
voluntarios movilizados de la Macagua, un soldado del Rey, tres de Ma-
ría Cristina y dos guardias civiles.
Heridos y contusos, la tropa tuvo algunos.
^ Los insurrectos dejaron abandonados tantos caballos, que cuando la
tropa regresó á la Aguada todos los de infantería fueron montados.
La columna hizo un prisionero que fué conducido á Aguada por el
teniente de la guerrilla señor Lezcano.
£1 oficial muerto en el combate de Cayo Espino, era movilizado de
. la Macagua. Los soldados pertenecían al regimiento de María Cristina.
De los heridos 10 pertenecen al regimiento de María Cristina. Y contu-
I 808, un capitán y. un guerrillero del segundo batallón de dicho regi-
I miento. Han desaparecido tres individuos del mismo regimiento.
I El destructor de Hato Nuevo se presentó al frente de un pequeño
I grupo de rebeldes en el demolido ingenio Retribución en aquel térmi-
no, exigiendo que para ]as 8 de aquella noche se le tuviera dispuesta
ana comida de 150 cubiertos (todo un banquete).
£1 cabecilla dejó á cinco de sus compañeros custodiando la finca y
cuando regresó á ella, á la hora señalada, se llevó la comida y dejó un
vale consignando que se había entregado á viva fuerza.
Por la madrugada una fracción de la partida estuvo en la finca de
don Fermín Castañedo Amaro, á 2 kilómetros de Hato Navo, exigiendo
armas y caballos y llevándose una montura.
Hizo acto de presencia en el batey del ingenio Precioso una partida
numerosa capitaneada por Julio Rossell.
El cabecilla exigió al administrador de la finca armas y bestias y
continuaron'su marcha en dirección á Cantel.
El alcalde de Hato Nuevo ha participado al señor gobernador de la
provincia haber sido puestos en libertad por la partida Felipe Martínez,
los hijos de don Luis Triana y don Robustiano Martínez, vecinos del
logar, que se llevaron los rebeldes para que les sirviesen de prácticos.
'^n informes del indicado Triana, en los portales de su finca
A se encontraban acampados buen número de rebeldes que cons-
ti » la partida capitaneada por Junco.
"". partida rebelde visitó la colonia Echevarría del ingenio Santa
€ ^« . Los visitadores se llevaron las armas del sereno de la co-
1(
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~a.
Id2 CB'ÓNIQA DE LA GUERRA DE CUBA
Más detalles.
El corooel Molina, oomandante militar y alcalde corregidor, militar
de un valor excesivo, casi temerario, no perdona medio para batir,
donde quiera que estén, á las partidas insurrectas. Sapo que los revo*
lucionarios, en numero considerable, al mando de Lacret, Pancho Fé*
réz, los Núñez y otros cabecillas, venían de Santa Clara con intención
de invadir la provincia de Matanzas.
Secundando los planes del general Prats, que á la vez obraba de
acuerdo con el general Saárez Yaldés, salió el citado coronel Molina de
Aguada de Pasajeros al frente de 250 hombres con dirección á la finca
llamada La Sierra, — nombrada así porque hay en ella un aserrío de ma-
deras,— situada en Cayo Espino, á poco más de una legua de Aguada*
Anles de llegar al batey encuéntrase con la avanzada de los insu-
rrectos.
Se baten. Aquellos inician un movimiento de retirada hacia el batey;
siguen nuestras tropas tras ellos, y al llegar á las casas de la finca, há-
llanse con el grueso de los revolucionarios, ascendentes, según diceut
á 1.200 hombres, parapetados unos en las casas, detrás de trincheras
naturales formadas por objetos diseminados por el lugar, y otros forma*
dos en orden de combate sobre un punto determinado del campo de
acción. Empéñase una lucha Cormidable; pero desigual. Nuestros solda-
dos, sin cuidarse de las balas que los diezmaban, avanzan decididos, fre*
Héticos, con esa valentía y frenesí que agiganta el propio instinto de
conservación, que adivina la muerte irremediable, y en el paroxismo -
de su manifestación, especie de consorcio» del valor y la locura, quiere
destruir, devastar, herir á la misma muerte, para caer, al fin, ni vence-
dor ni vencido; pero sí, al menos, bien acompañado.
Los revolucionarios comprenden su ventaja; arrecian el ataque: en-
tre nubes de humo aparecen guerrilleros blandiendo su arma favorita, el
terrible machete. Cae aquí el teniente movilizado Bisbal de un tremendo
revés que le cercena la garganta; más allá es alcanzado un 'soldado: in-
tenta disparar su fusil, y un tajo le arrolla, cortándole el brazo-, destru-
yéndole, al propio tiempo, el arma. Aquel es el momento supremo; el
coronel Molina comprende el peligro de un copo, y prepara su revólver
para suicidarse antes que caer prisionero; conserva, no obstante, la se-
renidad, anima á su gente, á la que ya van escaseándole las municioc^s^
y se sostiene un momento más, el preciso para recibir la ayuda de 80 i
radores Maüsser, que desde los cañaverales próximos descargan ^ n
eficacia sobre aquella masa inmensa de hombres y caballos. Los ir i-
rrectos dejaron el campo. Poco después no había allí más que silenc >;
pero un silencio inmensamente más horrible que la batalla misma, t* r-
bado á ratos por los gemidos de los heridos, por estertores de alguno ^ le
OBÓNIOA DS LA QUXRBA DE CUBA - 183
«
agonizaba, por el pataleo de algún caballo despanzurrado en un leeho de
fango y sangre.
Las tropas que constituyeron la columna á las órdenes del coronel
Molina se componía de las secciones siguientes:
32 Guardias civiles, montados, al mando del teniente don Esteban
Castelló.
37 Guerrilleros del 2. ^# batallón de María Cristina, á las órdenes del
capitán don Ricardo Villar y don Arturo'Lezcano.
20 del tercer batallón de María Cristina, á las órdenes del teniente
don Jojsé Carbonell .
25 voluntarios de los escuadrones de Colón y Macag^, á las órdenes
del teniente don Miguel Bísbal, que perteneció al 2.^ escuadrón de Colón.
50 infantes del regimiento María Cristina, á las órdenes de su capitán,
don Manuel Cabello.
80 de la 3.* Compañía del batallón Inmemorial del Rey, núm. 1, á
las órdenes del capitán don Leocadio Villasevell y teniente don Clemente
Moreno.
Las bajas del enemigo son considerables, pues ha tenido 37 muertos
vistos, unos 200 heridos, un prisionero, imos 75 caballos y mulos en
•poder de la tropa; é infinidad de muertos, heridos y extraviados por el
monte.
Se asegura que al día siguiente al de la acción pasó por aquellps
terrenos la columna del comandante Mijares y encontró unos 50 muer-
tos enemigos en un montón, caballos en buen estado sueltos y muertos
y heridos otros.
Consisten las bajas de la columna en un teniente del segundo escua-
drón de movilizados del regimiento caballería de Colón, y diez de tropa
y voluntarios, muertoe; heridos ocho y dos contusos.
Mtcertos. — Teniente don Miguel Bisbal Rancervilla. — Cabo don Ri-
cardo Miralles Muñoz. — Soldados: don José Fraga López, don Francisco
Irabén Romero, don Cristóbal Bermúdez Ponce, don Manuel Collazo
Gómez y don Simón Borrell Sagra. — Guardia civil don Cesáreo Rodrí-
guez Bráñas. — Voluntarios: don Manuel Alamis, don Ramón Barba y
don Liberato Pérez.
Heridos. — Soldadps: don Cipriano Lavín Laprada, don Jacinto Gar-
cía Alvarez, don Servando Chicote Lucas, don Francisco González
Bravo, don Salvador Eí^pinosa y don José Alonso Pomedio. — Cabos:
d Rafael Romero Robledo y C. Núñez Gil.
niusos. — Capitán don Ricardo Villar de los Reyes. — Soldado don
C -niro Bartolomé Gri jaiba.
* «
j aquí las fuerzas que constará para primeros de año el ejército de
C ".!
L
184 - CHÓNICA DB LA OfEKHA DK CUBA
Sañstian antes de estallar la guerra. — Quince batallones de
infantería, dos regimientos, ocho escuadrones de caballe-
ría, un batallón de artillería de plaza, una batería de mon-
taña, un batallón mixto de ingenieros, tres tercios de la
guardia civil, un batallón de orden público, una brigada
disciplinaria y varios cuerpos de milicias locales oon nn
total de hombres. . ' . 17.000
Se han enviado. — Primera expedición: siete batallones y 2.500
reclutas '. . . ... 9.000
Segunda ídem: dos batallones y 4.000 soldados sueltos para las
quintas y sextas compañías 6.000
Tercera idem: cuatro batallones de Puerto Rico -4.000
Cuarta idem: diez batallones del ejército peninsular, diez es-
cuadrones, un batallón de artillería de plaza 12.000
Quinta idem: veinte batallones idem idem, uno idem de inge-
nieros, ocho escuadrones y cinco baterías 23.000
Ot^anizados por el comercio: dos escuadrones T"^
Infantería de marina enviada 3.( )
Dos terceros batallones organizados con voluntarios reclutas. . 2.( }
Soldados de la recluta voluntaria peninsular ** ' )
ídem de prófugos y desertores y corrigendos indultados (de la
península y de las repúblicas Snd- americanas). ... ¿. }
QRÓMCA DM LA OtT»HBA D» CUBA 185
,105 enviadas hasta la fecha 65.000
\ Están en marcha. — Veintian batallones de infantería; uno
^ ídem de ídem de Marina, y fuerzas de caballería y artille-
■ ría para oabrir bajas, más una compañía de Telégrafos. . 23.000
-Reolata» del reemplazo actual que recibirán
el mes próximo y marcharán en seguida. . . 8.000
Total general. 113.000 I
es 96.000 ae habrán enviado desde Marzo á fines de 1895. \
rzas hay qne añadir más de 50.000 hombres del instituto ^
de Cuba, de los cuales hay unos cinco ó seis mil movi- '
J^"---^
r)E o.A.sooraiO
E aquí lo, que ha acontecido en Cascorro según los datos que nos
suministran:
cExiste allí un hermoso fuerte construido por tropas del ba-
tallón de infantería de María Cristina, bajo la dirección del in-
teligente y modesto capitán don Aniceto Castañeda. A mediados
dql mes último comenzó á circular el rumor de que los insurrectos pro-
yectaban sitiar por hambre el destacamento del fuerte. El rumoi', tenía
efectivamente fundamento, pues se vio que las familias abandonaban
el poblado. La n jche del día que siguió á ese abandono entraron los
insurrectos en el pueblo, saqueando las casas que el fuerte no podía pro-
teger con sus fuegos. Retiráronse después al circular la noticia de que
se aproximaba una columna del ejército; mas como no se confirmara
aquella, volvieron dos días más tarde enarbolando bandera y haciendo
al fuerte durante unas setenta horas un fuego bastante nutrido.
Cesó éste, y regresaron el 20 por la mañana las 'familias, anuncia
do la proximidad del batallón de Cádiz.
Los insurrectos iban mandados por el titulado cabecilla Primell ,
los hermanos Rodríguez, Labrada y Miranda. Se sabe que el últi' >
quedó herido, así como otro que iba á su lado.
El destacamento del fuerte solo consumió 863 cartuchos, pues I
r
ORÓNIOA DK LA QUJERBA DE CUBA 187
r
enemigo disparaba sin presentar la cara. No hubo en el fuerte otra no
vedad que la limitación de galleta, pues en previsión de un sitio en
. regla se cercenó desde el primer día un tercio de este alimento.
I Detalle interesante: los soldados del destacamento — ca^lanes en su
mayoría — que habían formado una especie de orfeón y acostumbraban
á amenizar las retretas en la plaza pública cantando en coro, pasaron
los días de fuego entonando cantos patrió ticos« A uno de ellos bcurrió-
Hsle colocar en uno de los lienzos unos maniquíes de paja, contra los que
disparaban los insurrectos creyendo que eran soldados. Cuando un mu-
ñeco era derribado, enseguida volvía' á alzársele, fingiendo sustituir la
baja. De ese modo se consiguió que el enemigo gastase infinidad de mu-
nioiones.
Una heroma.
Entre los diversos incidentes á que dio ocasión el ataque, hay uno
qae no debe pasar en silencio.
Una agraciada joven, Amada Serra (la heroína de Cascorro la deno-
minan hoy los soldados del fuerte) expuso más de una vez su vida, arras
trándose desde una casa próxima á aquel para llevar carne fresca de
vaca y^de puerco á la fuerza del destacamento, echándola al foso de la
fortaleza, de donde valiéndose de hábiles arbitrios la sacaban los soldados.
Amada Serra y la señora doña Eloisa de Armas, que la acompañó
algunas veces en esas peligrosas y laudatorias excursiones, pidieron — y
obtuvieron como era natural — que se les facilitase á ellas y á sus f ami •
lias sitio en las. carretas para venir á Puerto Príncipe, al regreso de la
columna, á causa de haberks mandado á decir los insurrectos que ha-
bían sido condenadas á muerte por españolas.
La columna Suárez Valdés.
El día 11 de diciembre salió á operaciones desde Santa Clara una co-
lumna compuesta de tres compañías de' San Marcial y una de Soria,
40 caballos de Pizarro, 25 del escuadrón de Montesa, 30 guerrilleros de
San Diego, 20 guardias civiles de caballería y uua pieza de artillería al
mando del general Suárez Yaldés.
^'1 más incidentes que algún tiroteo en los reconocimientos practi
c , pernoctó la fuerza enZuazo, siguiendo la marcha al día siguiente
i Nueces, donde encontró al enemigo en número de unos 800 hom-
ti mandados por Zayas y parapetados en fuertes posiciones, de
d ^ fueron desalojados después de una hora de nutrido fuego á cuyo
Ir -ío contribuyó la caballería de Pizarro que dio una brillante
JA um OüBA
artillería hizo dos disparos de
fanfda BÍeodo activamente per-
[JasaDova donde se disponían i
>s del campamento después de
Pizarro y una Compañía de in-
sta CardoBo donde pernoctó la
persiguiendo á los insurrectos
, sin poderlos dar alcance.
La columna no . ha tenido
novedad en estas operaciones.
Captura del cabecilla Acebo.
Entre diez y diez y media de
la maüana del día 8 de diciem-
bre marchaba la columna del
comandante Moreno, compues-
ta de doscientos cincuenta in-
fantes del batallón Barcelona
llevando en vanguardia vein-
tiocho voluntarios del escua-
drón tiradores de Cienfueg<'B
al mando del primer teniente
del mismo don Gabino Revuel-
ta, y á retaguardia, cuarenta
y ocho voluntarios de la sec-
ción movilizada de Rodas a!
mando del capitán de dicho
instituto don Enrique Meltkon
y el incansable capitán de E^
tado Mayor señor Gil, por la
sabana de la Redonda, en di-
rección á la colonia del mismo
*eunidas de los Núñez, Muñoz,
rte de la de Matagas mandada
ras, constituyendo entre ^'""s
nbres armados de rifles re i-
liado escuadrón de mache is
s flancos y retaguardia en -, i-
sorientando y sirviendo c- o
I cuales iba el cabecilla T'» t,
r
CRÓNICA DB LA GÜBBRA DE CUBA 189
para intentar por segunda vez sa paso á la provincia de Matanzas cru-
zando el Hanabana por Tierras Nuevas 6 Voladoras.
Todos estos extremos fueron escrupulosamente compulsados y verifi-
eados en el campamento del potrero Las Animas donde las partidas
reimidas con avanzadas á mucha distancia pernoctaron el día cuatro y
al cual llegó la columna entre diez y once de la mañana del cinco, en-
contrando además de numerosas hogueras, restos de gallinas y cerdos,
plátanos y boniatos, algunos sombreros, monturas viejas, arreos y va-
rios regueros de cápsulas de rifle relámpago, tercerola y revolver.
Comprobadas la presencia de Lacret, Pancho Pérez y demás cabeci*
lias, número aproximado de rebeldes y dirección que llevaban por di-
versos sitieros y vecinos de los bohíos de dicho potrero en uno de lo»
cuales se alojó Lacret, y sabiendo iban en vuelta de Voladores por Ja-
bacoa y Medidas se hicieron dos marchas forzadas los días 6 y 7^ lle-
gando al medio día de éste á Voladoras para ganar la delantera de seis
horas que llevaba la partida y atajarles contramarchando por toda la
margen izquierda del Hanabana, cubriendo los pasos de Voladores, Bo-
querones, Talmilla, Novillo y Palma Sola de dicho río, pues los de Ve-
nero y Jagüey estaban guarnecidos por fuerzas de Colón.
Cerca de Santiago se encontró la partida de Muñoz que era la se-
gunda de vanguardia la cual se dispersó en dirección al Novillo al aviso
de una avanzada. Practicado un reconocimiento en la colonia y paso de
de dicho nombre por el capitán Gil de Estado Mayor con el teniente y
guerrilleros de Cienfuegos, divisaron al huir é internarse en la manigua
del borde del Hanabana un moreno que según confesó un colono iba
armado de un cuchillo bayoneta Maüsser y tercerola, preguntando por
el camino de Voladoras y las partidas de Muñoz y Núñez.
Emprendida de nuevo la marcha al atravesar la sabana y cerca de
la bifurcación de los caminos de Medidas y Palma Sola, apareció de
pronto á la vista de la vanguardia un grupo de exploradores enemigos,
uno de los cuales apuntó con su tercerola y sin dispararla huyó hacia
el río. La vanguardia hizo alto desplegando sus tiradores y avisando la
novedad, pocos instantes después empezó el fuego graneado por el flan-
co izquierdo hacia donde hizo frente el grueso de la columna, mientras
la sección de voluntarios de Rodas corrióse hacia la derecha formando
martillo. Reunida ya la vanguardia cayó sobre el flanco izquierdo de la
partida que se dispersó huyendo en retirada y corriendo la pareja de
tiradores de Cienfuegos Manuel Linares y José Indarte tras del indivi-
duo que entre ambos frentes corría hacia el extremo derecho de su gen-
te, fué alcanzado al saltar su caballo un arroyo y derribado del mismo
asido por el cordón del revólver. En este preciso instante llegó al borde
del arroyo el teniente de voluntarios señor Revuelta y tras de él el capi-
tán de Estado Mayor al cual se acogió el prisionero suplicándole no per*
190 CRÓNICA DE LA GUERRA OE CUBA
:: . , —
mitiera le matasen y entregándole su sombrero para que le arrancase
]a escarapela estampada que en él Ueva^ bordada de pliegues en raso de
azul y blanco y con un alfiler de metal dorado atravesado.
Díjole el oficial de Estado M^yor que nadie le mataría ni permitiría
se le maltratase mientras estuviese en su poder, y condújosele ante el
señor comandante Moreno, jefe de la columna, al que también ofreció au
sombrero y le dijo éste que lo conservase, puesto que lo llevaba con
tanto orgullo. Montaba, en el acto de la captura, un hermoso caballo
castaño con una montura cuidada con mucho esmero, llevando 2 carteri-
tas á ambos lados, en u^a de las cuales se encontró un paquete de sulfato
de sosa y en la otra trece cápsulas de revolver. Vestía botinas de cuero
color avellana con pezpuptes, calzoneras guajiras muy sudadas, perecen
correas en buen estado, pantalón blanco, chaleco y chaqueta de paño
negro y sombrero de jipijapa muy bueno con la escarapela descrita; iba
armado de revolver Smit, americano bastante bueno con cordón negro
y corchete dorado, machete ordinario y sucio con vaina de cuero ador-
nada con tachuelas. Dijo que su rifle relámpago lo llevaba su secretario.
Al incorporarse de nuevo á la columna en la colonia La Luisa el
capitán de E. M. que con el de los 48 voluntarios del Escuadrón de Ro-
das marchó practicando reconocimiento y en persecución de un grupo
que fué dejando regado sus caballos y sombrero en el camino de Palma
Sola, el prisionero que resultó ser el cabecilla Acebo, se le dio de comer
y sereno ya por completo aun durmió un rato de siesta montando luego
en un caballo con gran soltura, no obstante llevar atados los brazos y
permaneciendo con la cara levantada y fumando tabacos puros todo el
resto del día muy atento pero quejándose de una lijera fiebre que no
acusaba su pulso normal.
Fué entregado aquella noche al comandante del destacamento de
San Lino, quedando custodiado en uno de los fortines de dicho central
y satisfecho de que ningún individuo le hubiese insultado ni de obra ni
de palabra y se le diese dé comer y una manta para dormir. Al amane-
cer del día siguiente la columna continuó sus operaciones dejando allí al
prisionero. Su partida se componía de 100 á 120 hombres todos monta-
dos y armados.
La noche del día 10 desde dicha hora á dos de la madrugada ata -
ron las tropas rebeldes el poblado del Songo guarnecido por el batal? i
de la Constitución, resultando un centinela muerto por una desea? i
hecha por los incendiarios. Los rebeldes, envueltos en las sombras de i
nochp, tuvieron varias bajas, según los ayes lastimeros que dejábar $
oir. Su idea sería sin duda saquear el mencionado poblado, en vistp^ 3
r
■
CRÓNICA DE LA 6U£&RA DS CUBA 191
haber salido fuerzas de dicho batallón, á custodiar un convoy, pero no
contaban que allí quedaban un puñado de valientes.
Personas de entero crédito aseguran que es mucho el deseo que tie •
nen los individuos del repetido batallón de la Constitución dé entrar en
fuego; baste solo decir que se compone en su mayor parte de aragoneses
y navarros, siendo objeto de los mayores elogios por parte del valiente
y nunca bien ponderado coronel Tejada.
Aquella tarde entró el batallón de León que operaba por las minas
de Firmeza, atravesando las calles principales acompañado por la música
del regimiento de Cuba .
En esta provincia parece que los doncellas no desean por ahora más
qoe desaparecer é ir á otros puntos más vacíos de tropa, y poder asi tra-
bajar por su líbeltá.
En verdad que los generales Navarro, Canella y coronel Tejada han
hecho una limpia ¡pero qué limpia, Señor! solo la parte de Guanta*
ñamo es la que, aunque en Corta escala, está asediada por esos crimina-
I les é incendiarios, siendo digna de las frases jnás encomiásticas, entre
otras fuerzas, la de la Guardia Civil que hoy está al mando del capitán
i don Francisco Marti Aramburo, conocedor práctico del terreno, ya ha-
ce años, y que el valiente general Canella lleva á sus órdenes.
Para los laborantes brasileños.
j
Dice La España Moderna, de Montevideo:
cSuponiendo que los Gobiernos americanos no echaran al canasto,
que sí la echarán, la petición de los brasileños que capitanea el doctor
(¿no será general también?) Timoteo, es casi seguro que enviarán estas
respuestas:
República Argentina. — Las relaciones de amistad que mantiene la
república con España, nos obligan á hacer respetar el derecho de esta
I nación; por lo tanto, el Gobierno prohibirá cualquier manifestación que
pueda ofender á la nación española.
Perú. — «Mientras yo esté en el Gobierno, trataré de mantener las
más estrechas relaciones con la madre patria, cuyos derechos no deben
ser jamás motivo de discusión por parte de las repúblicas americanas.»
Chile. — (Por boca de Komer): Estamos muy ocupados en desasnar
reclutas, y en coser rotos.
'uguay. — Estamos en muy buena harmonia con España y los
4 O españoles que aquí hay, y no queremos romperla para dar gusto
á "ídes. — ¡Perdonen, otra vez será!
araguay. — Cuando el papel esté á la par (es decir, el dia del Jui-
ci 4 las cuatro de la tarde) hablaremos de eso; pero pueden ustedes
ei aderse mientras tanto, con los diputados Decould y Baez, que son
b -^» cebadores de mate.
192 QBONIOA DK LA ttüERRA DE OÜBA
Venestceta. — Después qae hajamoB dado satisfaocionea á los ingl«'
OB agentes de policía de la Gran Breti^,
i disturbios que sofocar y coroneles que
nitos.
conviene alentar á los insurreotos de las
las los de Rio Grande -do Sal, y además,
aquí tenemos á los ingleses en Trinidad
y á los franceses en Amapá, que ya,
ya...
Ecuador. — ¿No saben ostedea que
aquí la gente
también se escalda
por aquel SBunttid
de la Esmeralda^
Nicaragua: — Está muy reciente lo
de Corinto para metemos en otras bre-
ga».
^o/tcííí,— Primero tenemos que , re-
' soWer algunas cuestiones de límites.
México. — Nuestro presideote ha brin-
dado por el pueblo español y gritado
¡Viva España! por lo tanto, no quiere
ni puede contradecirse.
Resumen: que los libertadores de Eio
Janeiro sacarán de su propaganda lo
que el negro de! sermón.»
íiento de fuerzas.
esos de consideración. La llegada de Má-
le Comprobará con el movimiento extraer -
ipor M. L. Víllaverde, procedente de San-
*igada don José G-arcía Navarro, c — 'os.
olid y Cuba y dos piezas de artiUer.^
) el general Aldave; de Saucti Sp^- p,
z Valdés; de Sagua, más de mil plai. é-
itemedios.
sgos los generales subinspectores de i-
lente, señores Lachambre y Borraqu
CBONICA DE LA QUEBRA DE CUBA
Más Be comprueba la estancia de Máximo Gómez en Laa YUlas por la
presencia indudable en los montes del ingenio Natalia y del potrero Es-
trella, de Sagaa la Grande, del ban- í' "*^' " -c,^
dido Mirabal con 52 hombres que 5^'-\:Í'
forman la vangaardia del genera-
¡f ■ '"*jurrecto.
Santiago de Cuba.
"ido la alegría empezaba á despuntar en nuestro ánimo, pues
c ., ya limpios los campos de esta Provincia aunque relativamente.
Si . reconocimientos y batidas llevadas á cabo por el nunca bien pon-
d - Bfeneral Navarro, he aquí que ha marchado éste con parte de su
— ^«t-no S3—T.JL Precio lO oent.*
194
CBÓNICA DE LA GUERRA DE CUBA
brigada por orden superior á CienfaegoSf aparece una plaga vandálica,
que otro nombre no merecen, ascendentes á 1500 hombres por los altos
de Escandell y Yillalón, mandados por el mulato Valeriano Hierrezue-
lo, Eduardo Domínguez y Lino Ramos.
Distribuida, además, fuerza de dicho Instituto en pequeños destaca-
mentos por ingenios y cafetales protejen, merced á su celo por la con-
centración de las propiedades, la zafra que á toda costa quieren los in-
surrectos evitar.
En Santiago de Cuba se prepara un entusiasta recibimiento para los
próximos á llegar, expedicionarios montevideanos. Entre los festejos se-
rá digna de verse una rondalla aragonesa que bajará al muelle á recibir*
los, compuesta de militares de la tierra de Agustina de Aragón.
Un hurra á los entusiastas aragoneses.
' T* V V T T ^ V V V T
rOH LA PA.Z
^*0^^>^^^m0^0^l^0^0^m0^0^0^0^^^^t^^^m0^^^^t^^
L Fénix de Siuicti Spiritus ha pablioado en suplemento
extraordinario una carta abierta qae El Pueblo de
Paerto Príncipe ha dirigido á los cubanos levantados
en armas, y, en uno de sus últimos números, un arti-
culo titulado «A los campesinos»; documentos que re-
L ifíjl^ producimos á continuación, aunque no estamos con-
J i formes con las apreciaciones de carácter autonómico
f que contiene, pues sabido es que nuestra bandera son
las reformas aprobadas por las Cortes y las consignadas en el programa
del partido reformista, á fin de que aquí y fuera de aquí pueda conocer-
se el concepto que la insurrección merece á muchos y muy ilustrados
elementos de este país.
Dicen así:
i
POR LA PAZ!
i
i
En nuestro afán sin límites de contribuir por todos los medios posi-
'^ & salvar á Cuba de su ruina, á los cubanos que ciegos y equivoca*
3j 6 fanatizados y arrastrados por una obra antipatriótica y desola-
ra, empuñan hoy las armas contra la legalidad y el porvenir y la
■cidad de Cuba, y complaciendo, á la vez, á las numerosas personas
196
CRÓNICA OE LA GUERRA OE CUBA
que desean conocer y extender la notable y razonada «Carta abierta>r
que El Ptteblo de Pueito Principe dirige ér los insurrectos, damos una
edición extraordinaria de El Fénico^ de cinco mil ejemplares, para que
la voz del convencimiento llegue á todas partes y en aras del deber y de
la justicia, de la salvación y de la libertad de Cuba^depongan las armas
los cubanos levantados en hora funesta, y vengan á la razón que es la
paz.
La edición de El Fénix de hoy se ha agotado, pues la «Carta abier-
ta» ha producido gran impresión, como era natural sucediera.
Y para ver si ese consejo reflexivo, humano y justo resuena en el co-
razón de los obcecados y dominados
por una idea suicida y devastadora,
no solo hacemos esta gran tirada
que se repartirá gratuitamente al
pueblo, sino también publicamos dos
oportunos documentos del ilustre
Pacificador, tendentes á salvar á Cu-
ba de su ruina.
El general Martínez Campos, con
sus levantados sentimientos huma-
nitarios, no cierra jamás su gran co-
razón al perdón y se interesa porque
los habitantes leales del campo y de
los pueblos no sean maltratados, si-
no considerados «como corresponde
á 4a nobleza del ejército español y á
las conveniencias de la patria. 2> —
¡Honor siempre á ese gran patriota!
El indulto está vigente; el plazo está abierto. Deponed las armas.
¡Qué Dios abra los ojos de los cubanos levantados en guerra, que
inspiren sus sentimientos y no aniquilen un día más la patria, el hogar
de sus hijos, el fruto de sus trabajos !
¡Basta de sangre, lágrimas y luto!
¡A. LA. PAZ TODOS! \k LA PAZ!
A continuación publicamos la € Carta abierta» y los bandos del ge*
neroso é hidalgo Pacificador de Cuba.
Laoio Gutiérrem.
A los cubanos levantados en armas.
CARTA ABIERTA.
Hace siete meses que se inició el actual levantamiento y puede
cirse que aún no ha comenzado la guerra.
r
OBÓNIGA DE LA GUERRA DE CUBA 197
Caanto ha sucedido, es el prólogo de cuanto va á suceder. De lo pa-
sado puede deducirse el porvenir.
Antes de que la lucha comience con toda su intensidad, con todo su
ciego ardor, habéis creido necesario devastar dos provincias; j el mis-
mo procedimiento se ha aplicado á las Villas.
La labor acumulada durante varias generaciones, las manifestacio-
nes de una cultura conquistada á duras penas, la sólida base de un gran-
de y futuro engrandecimiento, va desapareciendo con espantosa veloci-
dad, á guisa de preparación para una lucha, en la cual desaparecerá lo
que queda.
Dentro de breves días, setenta ú ochenta mil combatientes que han
de estar siempre entremezclados y á tiro de fusil, darán^ principio á una
lucha cruel, en las tres cuartas partes del territorio cubano.
Casi sin concretar un plan; sin disputar posiciones, ni tener por ob-
jetivo el ocupar este ó aquel distrito; sino con el sólo fin de encontrarse
y matarse en cualquier sitio y como haya lugar; teniendo todo el país
como campo de batalla; utilizando sus pasos, y accidentes, para guare-
cerse ó atacar, siendo hoy dueño uno de lo que el otro ocupará mañana;
esa hueste inmensa, en su constante moverse y destruir, arrasará forzo-
samente todo el país, que quedará desolado.
La insurrección duplicará acaso el número de sus afiliados, y el go-
bierno, seguramente doblará el de sus soldados.
Entonces serán ciento cincuenta ó doscientos mil, los que en realiza-
ción de sus empeños, se encargarán de acortar la vida de esta sociedad.
¡Cuba está perdida!
Su suelo no podrá resistir el esfuerzo y su ánimo decaerá ante la
oleada de sangre y de destrucción que se viene encima.
La miseria, con sus aliados, el hambre y la epidemia, harán en las
ciudades lo que las armas y el incendio .harán en los campos; y para
que el cuadro sea más sombrío, más repugnante, la prostitución de un
sexo y la degradación del otro, seguirán por los senderos que la deses-
peración y la angustia sin término, abran bajo los pies de sus some-
tidos.
Si el cuadro que acabamos de bosquejar no pareciese exacto, será
por falta de colorido y no por error en las apreciaciones.
No hay un solo individuo dotado de buen juicio y dueño de sus fa-
c s, que no se haya pintado á sí mismo el funesto espectáculo que
h .ntentado describir, cualesquiera sean sus aficiones y compromi*
» .uticos.,
^ que detenerse, pues; hay que reflexionar, antes de seguir ade-
h \o se trata ya de recabar más ó menos libertades para un pue-
h hacer una sociedad más ó menos dueña de su destino; de encau-
z¡ '^^ «ste ó aquel camino.
» ^íT.-l--^ «« V/ > "* -i"^ ••
fe -
\
<.-
«■
I
193 ORÓKIOA DS LA OUBBRA DB OUBA
El problema es. otro. «
Tal cual está planteado, el problema'es: si se aniquilará ó no la so-
oiedad cabana; si se lanzará al caos á un pueblo en masa; si para re-
cabar m4s 6 menos libertad de acción en un tiempo más ó menos corto,
se pueden jugar al azar de una lucha desesperada, la vida misma de la
sociedad que se pretende favorecer.
Todas las piezas de la horrible maquinaria de la guerra están y»
preparadas, todos los engranajes están engrasados, y de un momento á
otro comenzará el terrible funcionamiento de tantas energías acumu-
ladas.
Y la cuestión, para todo espíritu noble y generoso es: ¿dónde estará
Cuba cuando todo haya concluido? ¿Dónde habrán ido á parar su ri-
queza, su cultura, sus esperanzas, su significación, su vida?
¿Quedarán energías para reconstruir, iguales á las que se emplearán
en destruir?
¿Cuántas generaciones habrán de consumirse antes de que las dul*
zuras de la paz y las venturas de la civilización, vuelvan á hacer la vida
amable en nuestro país?
Hay que detenerse y reflexionar antes de seguir adelante, como se
detuvo Coriolano, victorioso, á las puertas de Roma, prefiriendo la sal-
vación de la patria á la propia satisfacción.
Hay que detenerse y pensar si es lícito llevar la guerra hasta la de-
gradación de la patria.
Porque cuando el triunfo de los más nobles y legítimas causas com-
pelen á sus defensores en el campo de batalla, á herir con el mismo
golpe al adversario y á la patria, la guerra cesa de ser lícita, de ser^
moral.
Por eso Napoleón capituló en Fontainebleau; por eso Lee entregó su
espada á Grant.
Eran los más grandes capitanes de sus tiempos; acaudillaban pue-
blos heroicos; podían seguir luchando; y aún vencer podían, pero
era menester desgarrar la patria y para eso no quisieron seguir siendo
caudillos!
El espíritu de cultura moderna condena con los esfuerzos suici-
das.
El aniquilamiento de una sociedad ya no se decreta, sin que la pro-
testa del mundo civilizado se formule.
Una causa es simpática, en tanto no se toman los senderos vedaú »
para hacerla triunfar.
Cuba arrasada, debilitada, prostituida, será presa de horrores an^ -
quicos que repugnan al espíritu moderno.
Los que persistan en ese camino tienen que ir solos, y la historia ; >
recogerá sus nombres para bendecirlos.
CRÓNICA DE LA QUERRÁ DB CUBA 199
Sí; es faersa detenerse y desistir del empeño, antes de consumar la
obra de destracción que se va á emprender.
Jios qne se han lanzado, al terminar la lucha han de preguntarse á
sí mismos: ¿dónde está la patria?
Cuba no puede ni debe fundar sus esperanzas del porvenir en sus con-
tingentes de guerra.
Aparte de otras razones, debe bastar la de que su población y modo
de ser la condenan á una guerra de exterminio.
Nuestro vigor, nuestras energías reales, nuestro valer intrínseco é in-
discutible está en el poder del pensamiento; y ante su empuje todas las
resistencias habíbn cedido ya.
Los odios y las explotaciones seculares se disfrazaban ya y las in-
transigencias políticas desenfrenadas habían reducido sus' vociferacio-
nes á un sordo murmurar.
La verdad y la justicia; ]o propio y correcto habían conquistado to-
das las conciencias; y nuestra causa, la de las reivindicaciones cubanas,
iba triunfando gallardamente sin costar al país ni una vida ni una lá-
grima.
Nuestros hombres políticos tan cultos y bien inspirados, añadían
cada año una conquista á las ya obtenidas y que debían dar colorido é
impulso á la vida cubana.
Las manifestaciones de nuestros progresos en los últimos años llama*
ban la atención del mundo culto, ya en el terreno de las artes y ciencias,
ya en el de las industrias.
Vencido y postrado en tierra el viejo espíritu de resistencia, sin fuer-
zas para sostenerse en pie frente á la cultura cubana, habíamos desper-
tado la fe en la eñcacia de las libertades modernas en la mayor parte de
los peninsulares, y conquistado la conciencia política de la Nación, al
grado de obtener, por voto unánime, las reformas, que han de ser la
puerta por donde vendrá la autonomía.
Nuestra riqueza iba salvándose de la universal crisis, y en pocos
años nuestros productos principales han podido obtenerse por la mitad
del precio á que antes se creía necesario producirlos.
"la confianza renacía, poco á poco, y los capitales extranjeros venían
uba á explotar minas, á explotar ferrocarriles, á establecer grandes
nufacturas de tabaco; y en los últimos meses, casas inglesas solicita-
permisos para establecer bancos agrícolas entre nosotros.
I "^espejábase la atmósfera, desaparecían las brumas que envolvían
I «¿ro porvenir, y parecía próxima, muy próxima la hora en que Cuba,
!
i
200 OBÓNICA T>% LA QUEBBA. JJt OUBA ■
Eramos j aun somos uno de los pueblos más ríeos de los de nuestra
extirpe y circunstancias; nuestras cosechas aumentaban; nnestro crédi-
to se rehacía; naestra laboriosidad nos conquistaba un lugar de prefe-
rencia en el mundo del trabajo; nuestras ciencias y letras nos hacían
amados de propios y extraños; las conqaistas políticas nos habían dado
un puesto prominente, entre los grupos que luchan y vencen con la in-
teligenoia, y la certeza del próximo triunfo final y decisivo, nos llenaba
de BatísfacciÓn .
Cuba marchaba por triunfal senda, guiada por el pensamiento oa-
bano; y á la hora de las mieses habéis prendido fuego al campo tan cui-
dadosamente cultivado.
Maquiavelo, ese hombre que simbolizó la maldad, la intriga, la hi
pooresía y la mentira, aqnel genio poderoso de la decadencia italiana,
según nos lo pinta Maoautay, ideó sus más torvas combinaciones, for-
muló sus man tenebrosos consejos, quebrantó quizás su aptitud republi-
cana alguna vez, por salvar la resplandeciente civilización de las repú-
blicas italianas, amenazadas por la contundencia estúpida de las bárba-
ras huestes del Norte de Europa. No fué sólo el amor al hogar, al terruño,
lo que movió á aquel grande hombre á desplegar las maravillosas ener-
gías de que estaba dotado tan ricamente; fué también el amor culto
delicado que su espíritu elevado había concebido por aquellas aoumt
ciones tan bellas, del humano saber y del trabajo humano.
No podía ver profanar, sin revelarse, las más amables conquistas
su tiempo; no podía resignarse á ver desaparecer las manifestaciones
la cultura de su época, ante las torpezas de guerras destructoras, ^
jamás devolvían las energías que consumían.
0H6nI0A Pg LA QTTgBBA PB CUBA 201
labra entre nosotros tanto culto y humano amor á las amables
as de nuestro espíritu 7 á la acumulación de bienes adquiridos
varias generaciones que todo, todo lo lancemos á la hoguera, en
e impaciente desesperación?
mos de salvar esta sociedad, ¿por qué la destruímos? Si ama-
itro genio ¿por qué lo despeñamos en la anárquica sima que va
i abrirse al porvenir de Cuba?
Si amamos nuestras madres, hijas, esposas y hermanas; y si gimien-
por ans desdichas j las nuestras, apelamos á recursos de fuerza, ¿por
é continuarlos, si ellos han de conducir á la degradación de los que
lamos?
No lo fiéis todo á la fiereza de la guerra, que ya está JQZgada.
Ese procedimiento desolador es el de loa reaccionarios, y su natura-
:a tal, que sirve á los propósitos más opuestos y asegura el triunfo tan
o á la mayor fuerza.
Teníamos abierto el camino, que quizás la lucha pasada preparó,
él y tened la abnegación necesaria para salvar á Cuba del de-
-e le aguarda.
^"lensa mayoría de los habitantes de Cuba, acepta reformas au -
»d como el mayor bien.
°.z se recibiría hoy en Cuba como la señal inequívoca de la in-
in del Cíelo.
"'- excépticos, los más enardecidos, los más ciegos, verían con
202 OBÓNiqA DE LA QÜKBBA DE CUBA
gozo Uegada l|i hora de poder, deooroRamente, dejar una actitud que ha
conducido, por forzosa senda, á la aniquilación de la patria.
Elevad vuestros corazones, tened la abnegación necesaria en tan su-
prema hora, y deponed las armas en manos de los defensores de las li-
bertades cubanas,
£1 Partido Autonomista ha sufrido mucho por Cuba y mucho ha
conquistado para la felicidad de esta sociedad.
Su obra ha sido interrumpida por la rebelión. El porvenir que tenía
conquistado halo trocado la guerra en piélago de miserias y de desgra-
cias.
Pero aún hay un grupo fuerte, enérgico, amante de Cuba, que no
odia á nadie, que será oido y atendido, que quiere ahorrar sangre y
provocar inteligencias, que no hallará desabrida ninguna tarea' y está
dispuesto á intentarlo por la paz.
Acudid á él sin vacilar, y aún podemos, entre todos, salvar á Cuba.
No desdeñéis el consejo. No lo formula un corazón tímido, sino an-
tes bien una conciencia justa, reflexiva, humana y amante del país.
En el corazón ¿rme del guerrero se albergan, para ennoblecerlo, al
lado de la resolución sensible de morir ó vencer, los sentimientos más
suaves que adornan al ser humano.
¡Sólo los valientes se vencen á sí mismos!
Levantad vuestros corazones y salvad vuestro país. Las inteligen-
cias cubanas más preclaras; los espíritus más robustos y sagaces; los hi-
jos de este suelo más capaces de recoger el espíritu de su tiempo, y más
dignos de representarlo, serán los sacerdotes del altar donde depositéis
vuestra fe. Salvad la patria y seréis bendecidos.
(El Pueblo de Puerto Príncipe).
r
EL COMANDANTE VALENZUELA
£ ienido el honor de estrechar la mano del heroico coman-
dante Yalenzuela, herido en Ojo de Agua, dice un periodis-
ta cubano.
¿Cómo había de pasar yo por Cien fuegos, sin disfrutar
de e^a satisfacción inmensa?
Inmensa y me quedo corto. Porque en el héroe, se ad-
mira al lado del valor, la modestia, la sencillez en el relato, la natura-
lidad con que juzga su conducta en el combate, como cosa corriente,
qae cualquiera realiza.
Es hoy comandante militar de Cienfuegos, el comandante de infante-
ría de Marina don José Cebrian, persona que une á la actividad incan-
sable la amenidad en el trato. El, aprovechando el primer momento de
descanso que tuve, me llevó á la enfermería que aquí tiene establecida
ia riña.
pradecidísimo estoy á las atenciones de este ilustrado comandante.
e visto en nuestros dominios, hospital mejor montado que la enfer-
a de que me ocupo. La limpieza, el orden, el cariño, la competen
rofesional, la higiene, todo allí brilla y se advierte desde el primer
uto. En medio de tantas condiciones, casi es imposible morirse.
BCto, muchos heridos y muy graves se salvan y salvaron en
N
m
cí
m
Y
-*,
204 OBÓNICA DE LA GUERRA DK OÜBA
aquel establecimiento, admirablemente dirigido por el médico ülloa, á
qaien secunda el médico del 2.^ de infantería de Marina don Aureliano
Guerrero. Esos dos señores merecen todo género de alabanzas.
Allí vi, al entrar, en limpísimas camas, al herido de la escolta del
ilustre general en jefe, que el doctor Semprún preparó á bordo del Vi-
Uaverde. Está casi sano.
En la misma sala, se halla un herido grave de la acción de Ojo de
Agua, una bala le dio en la cartuchera inflamándose los cartuchos Maüs-
ser que en él llevaba y la explosión le produjo una brecha enorme en la
nalga y espalda derecha de la que se han extraído trozos de uniforme
y pedazos de casquillos y de proyectiles; este herido está muy grave.
Hay otro trepanado por los doctores Uiloa y Guerrero, otro atrave-
sado de parte á parte, otros varios con balazos en los brazos, otro con
un machetazo en el cogote; todos curan, todos van mejorando.
Y después de atravesar esta sala se entra en la de los oficiales. Allí
está el comandante Yalenzuela. Al verle se siente profunda emoción.
— Mi comandante — le dije — permítame que estreche su mano. ¿Có-
mo se encuentra?
— Con mucho gusto — me contestó— me hallo bien gracias á estos
buenos amigos. Ya las heridas del hombro, del dedo y de la nariz las
tengo casi curadas, la pierna — agregó levantando^ la sábana — véala
usted, la inflamación cedió, los dolores son menos, es cuestión de pa-
ciencia, y aun cuando he perdido mucha sangre, yo soy fuerte y tal vez
me sirva para librarme del vómito.
— ¿Cómo ocurrió ese combate extraordinario?
— Permítame que le conteste que no tiene nada de extraordinario.
Es una acción corriente la que yo hice. Otro cualquiera hubiera hecho
lo mismo. Se lo aseguro sin falsa modestia. Yo recibí la noticia de que
una gruesa partida estaba cerca del ingenio Cantabria, veía arder la
caña, pero más me preocupaba el pequeño destacamento del ingenio
que corría peligro. Salí del fuerte con mis 65 hombres. Subíamos una
loma y al llegar á la cresta nos encontramos en una pendiente suave del
otro lado con la partida. Eran muchos, muchos, muchísimos, una nube,
el sol nos daba de cara, el humo y el calor de la caña ardiendo nos so-
focaba, comprendí el peligro, nos hicieron las primeres descargas cq^si
á 40 metros de distancia. Hubo un momento en que suspendí el fue^i^o
porque vi entre ellos uniformes parecidos á los nuestros, más al v es
entonces tirar de machete, y dispuestos á echársenos encima mandé r-
mar el cuadro, agrupándose los que pudieron, y di orden al ten te
Gómez, un valiente, para que por escalones nos retirásemos á gan el
monte. Pronto me sentí herido en el hombro. No fué nada.
Seguí en mi puesto hasta que una bala me dio en la pierna, ce^^ ie
la rodilla y caí sentado. Entonces mi asistente y otro soldado á ^'^'^ le
OBÓSIOA PM LA aa»REA D» OüBA 205
debo la TÍda, me agarraron, yo echaba mi pierna izquierda rota sobre
la derecha j arrastrando, me fueron retárando hacía la manigua, siem-
pre sofriendo el fnego, allí encontré algunos de los míos, improvisaron
ana camilla con los fusiles y las correas y salimos con grandes trabajos,
llegando á las diez de la noche al fuerte, donde me hicieron una cura,
era la primera desde las cuatro de la tarde que me hirieron. El enemigo
era 20 veces más que nosotros, pero
gnfñó grandes pérdidas por el fnego
de nuestros Maüsser.
Hé ahí todo lo que pasó.
Según me dijeron los médicos, el
estado del comandante Yalenzuela es
satMaotorio y seguro ya que salva la
pierna. Esta tiene rota la tibia y el
peroné, por bajo de la rodilla.
3. M. la Reina, preguntó por cable
la salud del herido, enviándole un
tzo de sus padres, y diciéndole que
ban buenos. Este hermoso rasgo,
» saltar lágrimas de agradecimien-
1 herido. Cada dos días se dá cuen-
. S. M. del estado en que se en-
itra.
EU comandante Yalenzuela tiene 35
s, hace 5 que ascendió á capitán,
e Madrid, vino con el bataUón de íii«ípe.(o.
arias.
Jno de los heridos que cayeron prisioneros, me contó que lo trata-
bien. Regó le hizo proposiciones de dinero para quedarse entre ellos,
rechazaron todos y entonces los entregaron. Comían con el cabeci-
No estaban en el campamento principal, y solo veían á uno que ha-
le aposentador y llevaba una banda de cinta azul y blanca con esta
ripoión Jefe de día.
Si comandante Yalenzuela, obtendrá la cruz laureada. Ha sido visi-
I por el general Laohambre con el general Barraquer, comandante
ello, capitán Qómez Núñez, comandante Ochoa y capitán Montever -
i^eneral Lachambre le manifestó cuanto honor tenía en saludarle
3har su mano, agregando que había conquistado una gloria más
. infantería española. El comandante Yalenzuela, contestó como
* Aoe, que está agradecidísimo á esos inmerecidos elogios, que
'lo lo que cualquier otro hubiera hecho.
206 CBONICA DE LA QUERRÁ DE CUBA
1
ÍÁ
Un sargento murciano.
De una carta que el sargento de la guardia civil, Pedro Peñarancbi,
dirige desde Caraciioeey con fecha 5 de Noviembre pasado á sus padres,
entresacamos los siguientes párrafos, que demuestran la infame guerra
que se hace en Cuba y el valor indomable de nuestros soldados.
cEl día 29 de Septiembre que tan presente tienen ustedes y yo, por-
que nos recuerda la muerte de mi hermano, será recordado por mí con
doble motivo, por que en ese día, tuvimos un encuentro con los insu-
rrectos, en el que creí perder la vida y no volver á ver á ustedes.
^: Contaré como fué ese encuentro.
El día 27 del pasado, después de haber tenido á raya unas partidas
insurrectas, compuestas de 50 ó 60 hombres de caballería y otroa tantos
de infantería, en las llanas llamadas El Gritón, llegamos á Falmarejo.
A las dos horas Se llegar recibimos orden por teléfono de salir el 28
de madrugada á perseguir las partidas de Perico Muñoz y Serafín Sán-
chez, que eran las mismas á que antes me refiero, pero reforzadas por
la del cabecilla Juan Bravo, que lleva unos 100 hombres á caballo y
algunos á pié, constituyendo entre todos unos 250 hombres, la« tres
cuartas partes de caballería.
En efecto, salimos el 28 de madrugada, yendo á hacer noche en la
casa del cabecilla Perico Muñoz.
El 29 á las seis de la mañana salimos para buscar á las citadas par-
tidas, las que enteradas de que laa íbamos persiguiendo se retiraron á
un sitio llamado San Ambrosio.
A las once de la mañana y en ocasión en que estábamos haciendo el
rancho á la orilla de un río, un centinela qtie estaba en un punto ele-
vado vio con los gemelos á tres ginetes con armas que venían á la ca«
rrera y que eran exploradores de las partidas.
El centinela les disparó después de darles el alto y ellos hicieron
fuego echando á correr.
Subimos casi todos nosotros á la montaña en donde estaba el centi-
nela y les hicimos fuego á diez ó doce ginetes que habían aparecido ya,
tirando á tierra cuatro y cogiéndoles los fusiles, las municiones, los
machetes y dos caballos, quedándome yo con el mejor de éstos.
No ocurrió otra novedad, nos comimos el rancho y salimos para San
Ambrosio, andando por entre dos montañas cubiertas de manigua como
una hora y media escasas.
Tuvimos que empezar á pasar un río con agua hasta la cíntar< y
encontrándose la mitad de la columna en el agua y la otra mitad en la
orilla, el guardia que iba de guía dio el alto é hizo fuego, por hal^er
visto en la manigua que había en la montaña de la derecha, á los xnam-
bises.
r
QRÓmCA DK LA QUBBRA DK CUBA 207
t
Figiirenae ostedes lo orítioo de nuestra BÍtuaoión.
El enemigo que estaba emboscado y atrincherado en dicha monta-
lia, empezó á hacemos descargas cerrad&s como á unos 20 pasos de dis •
tanda.
Ea medio del río hicimos una descarga, adelantando hacia ellos, que
estaban como á 15 pasos de la orilla.
Pasamos los primeros cuatro guardias civiles de la vanguardia, el
oabo furriel y dos guardias de mi compañía y yo.
Al pasar el rio cayó mu^erto un guardia de un balazo que le partió
el corazón y otro resultó herido en un brazo.
Eohamos nosotros rodilla en tierra y rompimos el fuego contra aque-
lla canalla, que nos tiraba á mansalva, hasta que pasó toda la vanguar-
dia, compuesta de 25 hombres de mi compañía, dos cabos, un sargento
y un teniente.
Entonces nos levantamos y emprendimos la marcha, hacia donde es-
taban los que nos asaban á balazos.
Padre, yo no debo decirlo, pero sé que al acabar el combate me íiu-
biera usted abrazado como me abrazó el comandante jefe de la columna
j el capitán de mi compañía.
Empezamos á subir y ellos á retirarse haciéndonos fuego en la reti-
rada.
Yo delante de todos les gritaba á los nuestros: «¡Arriba valientes, no
hay que tener temor!» y el teniente les decía:
«¡Vamos á recuperarnos del muerto que nos han hecho y del herido
que tenemos! »
De repente y á boca de jarro nos hacen una descarga desde una trin-
.ehera, que ya casi alcanzábamos ocho soldados y yo, resultando de nos-
otros tres heridos más, pero leves.
No per esto desmayaron los valientes que me acompañaban; ellos
mismos decían: «¡Adelante compañeros! ¡Arriba la cuarta!»
Probamos á escalar la trinchera y no lo conseguimos; damos la vuel-
ta y machete en mano entramos por un costado, pero solo había en ella
dos insurrectos muertos y cuatro heridos que aún empuñaban las armas.
Uno de ellos quiso matarme, pero ¡desgraciado de él! aún no lo ha-
bía intentado, cuando ya mi machete le enseñó á no ser imprudente,
partiéndole la cabeza en dos partes; entregándonos los otros las armas.
I rato de estar allí solos los cinco guardias y yo, con los muertos y
h( 408 insurrectos, llegó el oficial con 10 ó 12 soldados y un cabo.
uelvo á gritaír á los cinco valientes que me acompañaron á tomar
la inchera: ¡Muchachos, vamos por la segunda y hemos ganado la ac-
ci ^ ¡arriba! gritan ellos y tomamos loma arriba por entre zarzales,
qi teníamos que cortar con los machetes para poder pasar, acompaña-
de (^ata vez de seis soldados además de mis cinco héroes.
I
OKONlGi. DS LA OUEBBÁ DS CUBA
« ¡arriba y á ellos! > decían todos, echábamos rodilla á tierra, dispa
rábamoB nnestros fusiles y avanzábamos ocho ó diez pasos; otra descar-
ga y otros tantos pasos de avance, y de este modo llegamos á tomar la
segunda trinchera, que el enemigo almndontS al ver que los que habían
tomado la primera iban por la segunda también.
El enemigo abandonó las armas y municiones y dos heridos, los que
nos pidieron por Dios les dejáramos con vida, lo que hicimos, entr^áo-
dolos al oficial que llegó muy poco tiempo después de ser nosotros due-
ños de la trinchera.
:1
-t-^-
Habíamos ganado la acción pero aún nos quedaba trabajo, por ha-
berse corrido el enemigo á la izquierda tomando nuevas posiciones,
aunque no tan buenas como las primeras.
No habíamos andado 50 pasos cuando nos hicieron una descarga á
la que no contestamos, con la idea de cogerlos en medio como sucedió.
Llegó el centro de la columna frente á ellos, hizo derecha y fuego; la
vanguardia hicimos cabeza variación derecha y la retaguardia varia-
ción izquierda.
Vanguardia y retaguardia no hacíamos fuego, pero avanzábamos
para cojerlos en el centro.
Como e]Ios son tan conocedores del terreno, antes que cerráronos
del todo huyeron por una cerca que tenían detrás, dejando cinco '• ja-
llos Con sus monturas y un machete con puño de plata.
Debieron llevarse muchos heridos, porque los seguimos hasta 4 se
hizo de noche y fuimos viendo tin gran rastro de sangre.
Llegamos á Palmarejo á las once de la noche y á esa hora se fci. pe-
zÓ á hacer el segundo rancho, que comimos á otro día al amaneO' — i&~
QBÓNICA DB LA OUSRBA DS CUBA
> á las ocho de la mañana otra vez de operaciocefi, hasta qae llega-
Caraonoey, donde me encuentro bien y donde me dirigirán uste-
lora las cartas.»
En él ingenio Dolores.
la partida insurrecta como de 80 hombres de caballería, se apostó
2 de Diciembre, & anos 500 metros del batey del ingenio Dolores,
ido Tarios disparos contra el fuerte que allí existe y el cual -está
lido por unos ocho soldados del batallón de Isabel segunda, quie-
ladeimo JS4— r. n. Precio lO «sen^a
210 OBÓNiqA PB LA QUKBRA P> OÜBA
nes contestaron á la agresión de los insurgentes con varias descargas,
las que dieron origen á que se generalizara un fuego graneado por espa-
cio de media hora.
Los disparos de los individuos que defendían el fuerte fueron tan cer-
teros, que se le causaron al enemigo varios heridos y un muerto que se
llevaron.
La fuerza del gobierno no tuvo novedad alguna.
Se supone que la partida que atacó el ingenio Dolores, sea la capi-
taneada por Carrillo el joven.
Se presentó al comandante militar de esta jurisdicción, el paisano
don Antonio Roque Conté, vecino de Taguayabón, en solicitud de in-
dulto.
Dicho individuo hacía como un mes se lanzó al campo insurrecto,
habiendo pertenecido á la partida que capitanea el cabecilla Ñapóles.
El presentado quedó en libertad.
En el tren general de pasajeros, llegaron procedentes de la cárcel de
Santa Clara, y custodiados por fuerzas de la Guardia Civil, los penados
don Joaquín Clara Monte, don Alvaro Prendes González y don Camilo
Rodríguez; morenos Domingo Mir, José Font González y Joaquín Me-
dina; pardos Teodoro Ramos y José Ramón Reyes; y asiático José
Achón, los cuales vienen á cumplir condena en la cárcel de esta jurisdic-
ción por disposición del general Luque.
Probablemente saldrá á operaciones el general, siendo su principal
propósito el de traer la dinamita que fué ocupada por el capitán Gonzá-
lez á una partida de insurgentes en el ingenio Dolores.
Se esperan fuerzas de Placetas para reforzar la columna que ha de
salir á operaciones y dejar aquí el contingente necesario para la defen-
sa de la plaza.
En San Diego del Valle no se han tenido noticias de circulación de
partidas cuyos jefes alcancen alguna popularidad, y sí sólo de la apa-
rición de unos cuantos grupos de plateados que roban y saquean, lle-
vando, con su proceder, á todas partes el malestar y la angustia.
Como á las 7 de la mañana del 6 de Diciembre compareció ante las au-
toridades del poblado el honrado vecino de Sitio Nuevo don Serafín Her-
nández Perdomo, exponiendo que en la noche anterior, tres morenos
desconocidos se presentaron en su morada exigiéndole 8 centenes, y
como les contestara que no los tenía, trataron de amarrarlo, á e
hizo resistencia, viéndose entonces acometido por los tres band^ i
machete en mano.
Durante esto, pudo el señor Hernández agarrar una tranca c i
que se defendió hasta verse libre de las garras de los invasores que
prendieron la fuga.
Como resultado de este acto violento tanto el referido Her*^^' e
ORÓNIOA DE LA QügRBA PE OUBA 211
I eomo BU señora esposa, que no lo abandonó nn momento, salieron le-
! «ionadoSy si bien las heridas producidas por los machetes son de ca-
I ráoter leve.
\ El día 7 salieron á recorrer parte de la demarcación, dos Qolumnas;
[ una mandada por el señor teniente coronel Jefe de la Zona y otra por
I el capitán de la quinta compañía del Soria, don Manuel Molina Al-
I cántara.
Esta última que tomó el camino de Yabú, divisó el enemigo á larga
\ distancia, en el punto denominado Blanquizar, en número de 15 á 20
hombres, los que, álos primeros disparos del Maüsser, emprendieron la
foga, dejando carnes y otros efectos de primera necesidad. A las seis de
l^la tarde regresaron, nuestras fuerzas, sin novedad.
I Después se supo por personas que lo presenciaron, que por la Tena-
Isa, distante dos kilómetros del poblado, pasó Bacallao con su partida,
i flevándose á los vecinos don Feliciano Moiño y moreno Liborio León
[que se hallaban forrajeando en un sitio de labor.
h
f
Be Matanzas.
Ei 9 se presentó al comandante de voluntarios, de Corral Falso, don
rAlonso Manzano Penichet, quien dijo que había sido llevado á la fuerza
ípor un grupo de Unión de Reyes, á la partida levantada en los Palos,
de la cual se escapó al llegar á la Ciénaga de Zapata.
También se presentaron al jefe del puesto de la guardia civil de Za-
pata, los vecinos de Alfonso XII, don Éamiro Acosta y pardo Juan San-
iehez, procedente de la misma partida citada.
i Igualmente se presentaron al jefe del puesto de la guardia civil de
bopapo. Cabezas, desprendidos de la mencionada partida, los hermanos
Aon Carlos y don Antonio González Torres.
El 29 se presentó al comandante militar de Alfonso XII procedente
ie la partida de Palos, el vecino de aquel término don Francisco de
iúeón Rosales.
En la noche del 29 una partida compuesta de unos 9 hombres arma-
os y montados se presentó en una colonia próxima al <chuchD> San
edro, en el ingenio Valiente ó Tolón, Alfonso XII, llevándose un
baballo y dos monturas.
I En la mañana del 9, tres hombres blancos, armados y montados, se
resentaron en las colindantes fincas de don Eamón Sardinas y Las
uásimas, en el término del Roque, apoderándose de varias piezas de
pa de uso, dos sombreros y un caballo de la última.
De allí pasaron á la colonia Magnolia, de don Pedro C. Caneda, pi-
Éendo las armas que tuvieran, exigencia que no pudo satisfacerse, por
Ito haber ninguna.
212
OBÓNIOA DB LA QUEBRA DB OUBA
^
Al marcharse los citados hombres dijeron á Caneda que no saliera á
dar parte, pues en el monte estaba el grueso de la partidUk y podía co8
tarle la vida.
En persecución de la partida, salió el Alcalde municipal del Boque,
con seis guardias.
En la noche del mismo día se presentó en el ingenio San Kafael de
Jorrín, sito en el término de Bolondrón, una partida fuerte de 150hom>
bres, la cual saqueó la tienda de la finca, apoderándose además de varias
jtrmas y cuatro caballos.
En la noche del 9 eatuvo
una partida cuyo número se
ignora, pero que se supone
sea la misma que estuvo en
San Rafael, en el ingenio de-
molido Dichoso, sito en la
Gttira, Bolondrón, siendo re-
chazada á tiros por un pe-
queño destacamento allí exis-
tente que le hizo dos heridos.
Otra partida que crusó
por la línea férrea de la Em-
presa de Matanzas, entre Ba-
ró y Guareiras, cortó los hi-
. los del telégrafo y del teléfo-
no, siguiendo su camino sin
causar otro daño.
forrajeando en un sitio de labor. (Pkg, Sil).
Noticiosos la guardia ci*
vil y el juez municipal de Seiba Mocha, de que en un bohío en el ba-
rrio de San Francisco de Paula, había un moreno gravemente herido,
J9e personaron allí, hallándose al moreno Juan Fernández herido, de un
machetazo en la cabeza.
El herido Fernández, dijo que dicha herida.se la infirieron dos hom*
bres blancos desconocidos, que por allí pasaron y que según informes fue*
ron á incorporarse á una partidita que se levantó en la finca Eche^aray ,
del término de Santa Ana.
El Correo de Matanzas ampliando la noticia del encuentro tenic :> d
domingo por una columna al mando del comandante don Luis L v »pes
Mijares coü las partidas de Francisco Pérez y Matagás, en Aguadr. d(
Pasajeros, en los límites de esta provincia, publica los siguientes '
CRÓNICA DX LA OUBREA DK CUBA 213
lies que al Eco de Cárdenas envía su corresponsal de aquel punto, que
dieeasf:
«Entre los doce insurrectos muertos se halla el titulado abanderado
Bernardo Matos, hermano del Tuerto, á quien se le ocupó un sombrera
con su escarapela. En esa acción se distinguieron los prácticos Federico
Prendes y Mateo Carranzada y el sargento de la guerrilla, que iba á la
extrema vanguardia, Juan Batalla, de Alfonso XIIL
Los insurrectos trataron de copar, por tres veces, á nuestras fuerzas,
y el comandante señor Mijares, ordenó varios ataques á la bayoneta.
El teniente señor Suero se vio varias veces en peligro ante un grupo
de más de 100 insurrectos, los que fueron derrotados por 12 hombres
de la jguerrilla y 15 soldados de infantería, al mando del teniente Ro-
dríguez.
Aún se continúan las operaciones. Los insurrectos han invadido esta
zona, y se calcula su número en 1,200.
El teniente don Eamon Pumpido y Fuga tuvo la suerte de hacer una
baja al enemigo, con su revólver, al ir al mando de un grupo.
El práctico Luciano Prendes, con cinco números, les cortó la reti-
rada á los rebeldes por el flanco izquierdo.
Es digna de elogio la columna que manda el señor comandante don
Luís Lópea Mijares. »
De Bocas de Camarioca.
Persona que nos merece entero crédito nos escribe desde Bocas de
Camarioca, con fecha 30 de Noviembre, refiriéndose á la operación de
^erra llevada á cabo por la fuerza á las órdenes del teniente señor Mar-
tínez Bemabeu, en las inmediaciones de Cárdenas.
La fuerza salió á las cuatro y cuarto, por lo que en el momento de
principiar la acción estaba clareando el día. No conducía acémilas,
sino seis caballos sin montura é inútiles, ni más carga que un rancho
para 25 hombres, y no tuvo ningún herido y sí un muerto.
El señor Martínez Bernabeu no fué á Cárdenas, ni se separó un se*
^ando de sus soldados, sino el señor Toledo, y esto cuando llegaron los
refoerzos sin llevar municiones.
Todo esto es público, y parte de ello lo presenció el licenciado en
UHIcina don Enrique Pascual, el cual se ofreció al jefe de la pequeña
eo -»na para todo lo que de su profesión dependiera.
♦' *
rún comunican varios pasajeros que llegaron en el tren de Yuel*
ta 4ba, el 9 por la mañana una partida de insurrectos, compuesta
214 OBÓNICA DB LA OUEBaA DE CüBA
de unoH 50 índiTídaoa á caballo, estaba cortando las líneas tele^áficas,
entre Iob kíldmetros 55 y 56, 6 aea entre Santo Domingo y San Marcoi.
AI ver que la máquina se aproximaba emprendieron la faga, gin que Be
les pudiese hacer fuego, á causa de impedirlo un cayo de monte.
Un suceso lamentable:
En la noche del 29 de noviembre puso fin ¿ su vida disparándose un
tiro de revtílver en la sien derecha, el teniente del segundo batallón del
regimiento de María Cristina, don Ceferino Bajo Nieto, jefe del destaca-
mento situado en el barrio del Estanque, término de Alfonso XII, donde
cometió el hecho.
El teniente Bajo, que tenía 40 años de edad y llevaba 20 en el ejér-
cito, hace muy pocos días que salió del hospital, donde había estado en
observación por presentar síntomas de enagenación mental.
Según todo lo indica, Bajo que no se hallaba curado, se ha matado
en un acceso de locura.
Barcos para Cuba, \
Los cruceros Alfonso Xin y Marqués de la Ensenada irán á prestar j
el servicio que antes estaba confiado al Sánchez Baroáiztegoi y al Co-
lón. El primero de aquellos marchará en breve y el segando acompaña
rá é. los tres cañoneros de 200 toneladas construidos en Q-lasgow. ,
Según noticias recibidas, se han presentado 49 individuos proc<
dentes de las partidas insurrectas qne se habían alzado en Matanzas.
E^ta presentación se debe á la batida que les dio el coronel Moline
Seguramente muy pronto ee quedarán las partidas reducidas á peqa<
ños grupos de bandoleros, que en su mayor parte son los que merodea
por esa provincia.
Dos columnas del general Linares y coronel Tejada salieron á opi
raciones.
Fuerzas del general Navarro practicaron reconocimiento er 1
Rosa, Desierto y Unión, sin novedad.
Según parte del general Navarro desde Firmeza, dice que llej,. ]
las fuerzas de Cuba, Talladolid y León en número de 300 hombí 4
lieron con impedimenta y mal tiempo de viento y agua á las C. .«
del teniente coronel Francés y comandante Izquierdo, sin novedp
í
r
OBÓNIOA DE LA GUERBA DE CUBA 215
Han practicado marcha asombroBa de más de doce leguas por altu-
ras inaccesibles y barrancos profundos; han estado en la cima de la
Gran Piedra donde no han encontrado iadicio de persona' y si una esca-
la de árboles para subir el vigía á la Piedra y las señales de los Touris-
tas que visitaron aquel punto ^ pudiendo afirmarse que allí no pueden
existir partidas ni heridos, pues no hay agua ni comida ni manera de su-
birla, porque no existe tampoco en gran extensión ni reseS ni el más
pequeño bohío. £1 subir allí ha sido para probar que estas fuerzas van
á todas partes y para destruir los trabajos de los laborantes que hacían
ereer que en la GranTiedra estaban 400 insurrectos y tenían estableci-
dos hospitales de sangre muy seguros, porque allí no podían subir las
fuerzas.
Se reconocieron después los altos de la Merced, Paraíso y Las Cu-
ehillas sin un tiro siquiera. Los soldados de Cuba y Yalladolid se porta-
ron como siempre, los de León llegados últimamente de la Península no
desmerecieronJde sus compañeros.
Becompensas concedidas á las fuerzas que acompañaron al general
Martínez Campos en su viaje de Ciego de Avila á Santi Spiritus:
«
Cruerrilla de Yero.
Capitán don Nicolás Yero Pérez, cruz de María Cristina.
Cabos Antonio Poblet y Jofeé Guerrero, cruz roja sencilla de mérito
militar.
Cabo José Alonso Bolaños y trompeta Victoriano Tobías, cruz roja
de mérito militar vitalicia de 7^50.
Guerrilleros Juan Expósito, Francisco Montes, José Kuiz Montero,
Uanuel Toyos, Celedonio González y José González Parada, cruz roja
sencilla de mérito militar.
«
Ghuerrilla de Lersundi.
Capitán de milicias y primer teniente de la guerrilla don Cecilio Or-
tq;a, mención honorífica.
Capitán de voluntarios de la Habana y primer teniente de la guerri-
11 1 Rosendo Espina Díaz, cruz roja del mérito militar pensionada,
"^.nto Ángel Candosa Talle, empleo de segundo teniente.
'nto Demetrio Barrueco Cura, cruz roja sencilla de mérito mi-
li
T)ionisio Saez izquierdo, empleo de sargento.
.. Jleros heridos Carlos Silva Yaldés y Pedro Yidal Chabrán, cruz
rj — ^Hfo militar pensionada.
to-
li-
tar
■re-
OEÓNIOA D» hk aUVSBá. DM ODBA 217
llanto Eosebio Romeo, omz roja sencilla de mérito militar pen-
la con 25 pesetas.
ibo Constantino Díaz, omz roja senoilla de mérito militar.
Idado José Arbe Alemán, omz roja de mérito militar pensionada
'50.
IdadoB Pablo Cireit Pereda, Miguel Ansan, Mignel Gori Garayal
adro Colé Altamira, Antonio Gama, Antonio Boval, Ramón Leza-
' na, Felipe Lodosa, Alfonso Cabello, Jaime Domestre, Joan Alexancó y
«doro Santa Maria, oruz sencilla de mérito militar.
... i IiprtneFidHBUfft dali ■•(luads... (Plf. llí).
Segunda compañía de Tetuán.
Capitán don Jaime Ortiz, oraz roja de primera dase de mérito mi-
ir pensionada.
Segando teniente c!on Cándido García, cruz roja de primera clase de
iríto militar.
Sargento José Corzo, cruz roja sencilla de mérito militar.
Cabo Roque Espinosa, cruz roja de mérito militar 7'50.
Cabo Grislea Carrión, cniz roja de mérito militar.
Idado Martín Soler, herido, oraz roja de mérito militar oon 7'50
tela.
Idados Yioente Vives, José Puig, Joeé Martínez, José Sanz, Se-
ino Tomás Muñoz, Migael Martínez, José Berenguer, Eulogio Mon-
os, Pedro Romero, José Ferri y Ramén Nava Noya, oruz roja sen-
de mérito militar.
218 OBÓNIOi. DE Ll. QUESBA DK CUBA
Tercera compañía de Tetuán.
Primer teniente don Rioardo Silla Boca, craz roja de mérito m:
de primera oíase.
GaboB Alfredo Liaste y Femando Beltrán, cruz roja 8en<^I1a de
rito militar.
Soldado José Moya López , herido , cmz roja de mérito m
con 7 '50.
Soldados Ramón Peiró, Santiago Arman, Tofino García, Vú
Llavalayes, Francisco Monelena, Pío Ventora, Antonio Llavalayes
fael Rabio López, José Ortiz, Bernardo Martínez, Joan 0avald¿.
cente Pina y Jaan Beltrán Jiménez, cruz roja sencilla de méritt
litar.
G-TT^A-JSTT Á TT A TVrO
^«iM^«M*M»nMM«W«M*M^#V^MtfW«MM«>
N el Diario de aquella población encontramos importan-
tes detalles de la operación realizada por la columna
que manda el teniente coronel don Tomás Rotger.
El día 29 de Noviembre salió la columna compuesta
del 2;^ batallón de Simancas y las guerrillas del Guaso,
por el camino de Jamaica y Casimba hasta el Palmar, donde quedó el
convoy que cufitodiaba siguiendo su marcha hasta San Fernando, don-
de tavo fuego en' el cafetal del mismo con unos grppos insurrectos, á los
que batió y dispersó.
En la madrugada del siguiente día ordenó el bravo y aguerrido se-
ñor Rotger la marcha hacia el Arroyo de los Camarones, donde suponía
encontrar el campamento de las fuerzas enemigas, fueron tan acertadas
las disposiciones que adoptó, y tan bien ejecutadas por todos los digní-
g}«».^. 'oficiales, y tal el silencio con que canainaba la columna que al lle-
g a cumbre de una cuesta que va á caer al mencionado Arroyo; de
'80 se encontró con la avanzada enemiga que estaba parapetada
iina fuerte y bien construida trinchera de piedras perfectamen-
''^ias, la cual abandonaron enseguida al ímpetu de nuestros gue-
di mando de su valiente capitán don Nicanor Reyes, que á la
•descarga de la avanzada les atacó con tan denuedo, que los co-
1]
t]
ti
n
220 OBONIOA DB LA GUBgEÁ DB OÜBA
bardes sin reparar en lo casi inezpugnable de sa posición se lansaron
hacia el campamento donde estaba el grueso de la partida, pero estaba
tan Cérea la columna y marchaba con tal rapidez qne enseguida cayó
Hobre el campamento, el onal abandonaron también precipitadamente
tras de un ligero fuego, dejando en nnestro poder 11 tercerolas y esco-
petas, 8 revÓlvers, 32 machetes, una buena cantidad de municiones re*
mington, un saco con ropas de vestir, correspondencia, carne en abun-
dancia, 3 caballos, 5 monturas y varios efectos, las fuerzas allí acampa-
das pasaban de trescientos hombres. Nuestro dignisimo teniente coronel
después de perseguirlos y hacer un escrupuloso reconocimiento y darán
i-ato de descanso á la columna mandó incendiar el -campamento y des-
truir las trincheras, lo que se efectuó
acto seguido, sin tener que lamentar
por nuestra parte bajas ni herido al-
guno, ignorando Ihs qne tuviera el
enemigo, pues si bien no se encontró
ningún muerto ni herido, debió tener-
los por algunos rastros de sangre que
(te vieron.
Después de practicadas dichas ope-
raciones se puso en marcha la co-
lumna con dirección al sitio llamado
la Palmira, á donde adoptando igua-
les precauciones llegó, encontrando un
soberbio oampaníento como para unos
600 hombres recientemente abando-
nado por la partida del titulado te-
niente coronel León, el que sin dada c.pi.*,.d«M*.„™E.,«,*>L.*..
habiéndose apercibido de que núes
tras fuerzas se dirigían con -dirección á él, temió presentamos bata-
lla y lo abandonó cobardemente . Después de reconocidas perfecta-
mente sus inmediaciones y no encontrando enemigo á quien batir, fué
incendiado y destraído el campamento, eontinnando la columna con
dirección al ingenio Santa Fé, en donde pernoctó sin novedad. Al ama-
necer del siguiente día regresó la columna á Guaso, haciendo en el tra-
veoto minuciosos reconocimientos y en dicho pnnto descansó un rato,
continuando despnés hacia San Miguel, al pasar por el referido sitio
peninsular don Mariano de Santiago, que fué cantinero en Guaso, re^
un ternero á anos soldados conocidos suyos y otro individuo reparl
cigarros á la tropa. Continuando su marcha la columna por el ingen
Stnta María y llegando sin novedad á esta población á las cinco de .
tarde próximamente.
OBÓNIOA DS LA GUERRA DS CUBA
221
La columna Lomo tuvo un buen encuentro con una numerosa par-
tida y como ese- veterano cuando dá con ellos es incansable en la perse*
caeióñi los batió y persiguió hasta acosarlos y hacerlos desaparecer
fraccionados y sin mas alientos que para eludir el bulto.
En las lomas de Juan Labado había una ó "dos partidas, pero en
conjunto con unos 700 hombres en su mayoría montados y que tenían
excelentes posiciones para la defensa. El señor Lomo fué á encontrarlos ,
les atacó por dos direcciones, fogueándolos y luego persiguiéndolos con
energía.
El enemigo dejó en el campo dos muertos, retiró larga fila de heridos
en camillas por el monte, se les cogió un prisionero, 33 caballos con
monturas, 5 mulos cargados con inflni
dad de efectos, municiones, correspon
dencia, etc.,' y varios armamentos.
Los 700 hombres fueron batidos por
205 que llevaba Lomo y esta acción le
ha valido la felicitación del General en
Jefe que como siempre sabe apreciar los
esfuerzos de las tropas.
Felicitamos al comandante Lomo ó
mejor dicho don Lomo, pues así le di-
cen por estos campos donde es muy co-
nocido.
TCBtoBtt «orón*! don Fruneiieo Sad HartlB.
Es interesantísima la interview que
el corresponsal de un diario de la Ha-
bana, ha celebrado con una señora cam-
pesina recien mudada á Santa Clara, y que habitaba en un sitio tan
montañoso y aislado, que diariamente era visitada por los insurrectos.
A las muchas preguntas ha respondido, en síntesis lo siguiente: — No
pasaba día sin que una ó dos partidas visitaran mi casa ya suplicándo-
me que les cocinara reses que hechas trozos traían en sacos, ya pidién-
dome lo necesario para hacerlo ellos.
Al principio me infundía su visita gran pavor, pero después me acos-
itaré y solo temía siempre que se figurase el gobierno que yo hacía
Li agrado lo que solo me imponía la fuerza.
Varias veces estuvieron allí también las tropas y sus jefes me trata -
con gran cortesía.
Jólo me pidieron informes y un poco de aguardiente, cuyo cobro me
"deron.
Este cruceteo de enemigos» me hizo presumir que el día menos pen-
nsONICA DE LA OUEBBA. DE CUBA
>-ado habrían de contender en mi misma casa y aunque pobre, temí poi
mi8 hijos, hice un sacrificio j me mudé al pueblo.
Siguen los insurrectos haciendo disparos de rifle contra los fortinea
que defienden en CamagUey que se hallan situados cerca del cemente-
rio. El fuego es contestado por la faerza que guarnece en dicho fortín,
con varias descargas.
Hace poco los insurrectos, al retirarae, incendiaron la casa de tabla
de una finca, ceroa del cementerio, de la propiedad de don Angelino Mo-
rales, cuya casa se hallaba desocupada y fué totalmente destruida por
las llamas.
La tarde del 7 de Diciembre llegaron á Holguin con destino al regí-
ftiiento de la Habana, 200 españolea procedentes de las repúbñcas de Sur
América, alistados voluntariamente para defender la honra nacional y el
derecho indiscutible que tenemos á conservar á esta Isla unida á la Me-
trópoli que le dio civilización, cultura y progreso.
En la estación del ferrocarril esperaban á aquel núcleo de patriotas
todos los jefes y oficiales presentes en la plaza, cambiándose entre todos
frases de cariño y entusiasmo mezclada, con los mágicas gritos de ¡Yiva
España! y ¡Cuba española!
Ya en formación los nuevos soldados en el patio del cuartel se apare-
ció, acompañado de sus ayudantes y lucida escolta el valeroso general
Eohagüe, quien con vigorosa entonación y reflejando en el semblante la
más grata de las emociones, dirigió á los recien llegados la preciosa aren-
ga que incluyo para valor de corazones españoles:
«Soldados, en nombre de este ejército os saludo y os doy la bienve-
nida. El ejemplo de patriotismo que habéis dado acudiendo de lejanas
tierras de América para pelear en defensa de este pedazo de tierra espa •
ñola, á todos nos llena de orgullo y entusiasmo, unidos á vosotros la-
charemos, y todos juntos, pronto muy pronto daremos fin á esta guerra
por la fuerza de las armas.
(Habéis venido como leales y valientes á defender en unión de nues-
tros hermanos, la bandera de la Patria, ante esta bandera que os recil
con cariño, gritad conmigo ¡¡Yira España!^>
Un grito aterrador que revelaba el mayor entusiasmo brotó de tod.
los labios para contestar al general Echagüe y decirle que é, sus órdem
morirían gustosos por la patria todos los allí presentes.
«Ahora, siguió el general, inspiraos siempre en la mas severa diac
plina, pues siendo disciplinados, somos invencibles.*
COEtONIOA DE LA QUERRÁ DB CUBA . 223
Al día siguiente los nuevos reclutas satisfechos de su nobilísima
^ acción juraron la bandera, siendo obsequiados con un rancho suculento
proporcionado por ambos batallones y 1,000 tabacos, donación del co-
merciante don Julián García Zuballa. Ya se les está instruyendo en el
manejo del Maüsser y muy pronto medirán gustosos sus armas con el
enemigo.
« «
Por Colón reina tranquilidad completa desde la brillante acción del
coronel Molina, de la cual vamos á narrar algunos hechos que no deben
quedar obscurecidos. Sabido es que la caballería de la guardia civil
formaba la vanguardia de esta pequeña columna cuando sostuvo fuego
con las avanzadas de la gruesa partida de Cayo Espino, y que la gue-
I rrilla apoyó esta fuerza, siendo todas arrolladas por las del enemigo, la
situación era dificilísima, el coronel Molina, con el revólver en la
\ mano, animaba la fuerza que cuerpo á cuei^po combatían uno contra
¡ ocho, en estos momentos logran abrirse paso varios insurrectos y acó-
! meten furiosos al coronel Molina, que apuntaba con su revólver y de-
. rriba dos de los. combatientes, pero la avalancha era grande y no había
\ salvación para este jefe, entonces su ordenanza que no se le sep^.ró un
I momento dispara su Maüsser contra un negro que con el machete le-
I vantado iba á descargar sobre Molina, con tanto acierto, que cae ro-
I 4ando sin vida, las tropas rodeados por tres puntos sufrían el encuentro
al arma blanca, un .oficial y ocho soldados caen al machete, era grande
el número de enemigos, la infantería no llegaba y no había más remedio
que dejarle el campo álos insurrectos. En estas circunstancias el coronel
Molina alienta nuevamente á su gente y les dice: «Cuando yo me mate,
taúes de ser macheteado, será la señal de retirada. Adelante valientes.»
Nuevo empuje y nuevo esfuerzo. En este momento aparece la infan-
tería, verdadera salvadora de la acción, el coronel Molina le ordena:
€&i línea y fuego por descargas.» Dos horas de fuego y se acababan las
municiones. Era preciso atacar á la bayoneta, así lo comprendió el co
ronel Molina y lo mandó, tomando el campamento y acampaiido en el
dtio desalojado, 1 oficial y 11 soldados muertos y 9 heridos más, un ca-
pitán contuso costó esta jomada, 30 muertos fueron enterrados del ene-
aci ^ e se dispersó en dirección á montes Galeón, ocupándoseles 70
ca los. Esta acción es una de las más importantes que se ha dado, pues
8e| ^^rsiones de algunos campesinos ha costado al enemigo como 200
ba a desbaratado los planes de los rebeldes de invadir la provincia
y 1 ibrado el pánico en ellos.
" que sean conocidos van los nombres de los oficiales que más se
Ji ■'^^on.
t
OBÓNIOA DK LA GUBBSA DB OüBA
1
I
Capitanen don Leocadio VUlaserTÍl, donManael Cabello y don Ricar-
do Villar; teniente de la Guardia Civil don Esteban Castelló y de mili- -
tásM don Alejandro Fresnillo. Los mnertoB ion: tenientes movilizados de
Uacagua don Mi^el Bisval, cabo del Rey Ricardo Miralles, soldados
José Fraga, Cristóbal Bermúdez, Francisco Iribao, Manuel Collazo, &■
món Borrell de María Cristina, Cesáreo Rodríguez de la Goardia Civil y
voluntarios Manuel Alcumí, Ramón Barba y Liberato Pérez: heridos
Cipriano Saem, Jacinto García,
Francisco Sánchez, Servando Chi-
cote del £ey, cabos Rafael Romero
y Casto Núñez, soldado Salvador Es-
pino, guerrilleros José Alonso, con-
tusos capitán Villar y soldado Ca-
simiro Bartolomé.
Al día Bigniente la columna qae
llegó en auxilio del coronel Molina,
pudo ver en el extenso reoonoci-
miento que hizo por los montes de
Galeón, punto por donde se retiró el
enemigo, vio multitud de cadáveres
de rebeldes recién enterrados y con
tanta precipitación hecho, que les
quedaban á algunos los pies fuera.
También cogieron 40 caballos
abandonados.
Por Pijuán ha circulado un ban-
do del cabecilla Pancho Pérez tita-
ijt.. jjlBOj- ...«.rt4U.hIlMJ.lMMfr.to... (Píj. í«).
lado general de brigada del o. dis-
trito de las Villas, en el que dice que los dueños de ingenio y propieta-
rios no den trabajo á nadie, y amenazaba con darles candela á el cam-
po y fábricas si contraviniesen su mandato.
De otro encuentro reciente, se sabe que el cabo Cuevas con 9 so. La-
dos dispersó una partida de 30 hombrea en la finca Ordeta (San P< Lro
de MayabÓn), mandada por un tal Modesto Xiópez, quitándole tres oa >a'
líos con monturas, machetes y otros objetos.
CBÓmOA DE LA OUEBRA DI CJUBA 225
La fuerza morilizada del escuadrón de voluntarios de Cienfuegos,
yendo á las iumediatas órdenes del primer teniente señor Salinas, en-
contró el 6 en terrenos de la finca Santa Hosa, á nn carretero que con-
il tc»t*B4.l Mollnk qi
i la leña y carbón para Jicotea, y á quien Víctor Acea acababa de
i órdenes de que no condujese más combustible para las máquinas del
i "ducto.
"terado el señor Salinas de la presencia de la partida, forzó la mar-
c logró alcanzarla en un callejón.
n SS—T. n. r*r©oio lO oent*»
226 oaoNiOA ua la quebra dx ouba
Al ver Acea los tres voluntarios que iban en la vanguardia, Be
vio, diciendo á bu gente <á ellos, que no Bon más que trea >
El que mandaba la vanguardia de la columna, al oir la orden
Aoea, dijo al machete, voz que puso en precipitada fuga á los insor
' tos que se encontraron con la retirada cortada.
'f En tan crítica situación los insurrectos se dispusieron á la defei
los nuestros avanzan j cae Acea herido de bala, que se dtfiende tei
mente disparando con su revólver, hasta que uno de loa guerrillero
asesta un tremendo machetazo del cual muere caai en «1 acto.
El primo de Acea, Cayetano, cae también á los pocos pasos del ci
V cilla, y con ellos otro individuo llamado Cristóbal, de Caunao.
Los insurrectos pasaron el río, llevando varios heridos y mué
más, según nuestras noticias, y quedando en poder de nuestras tr<
tres cadáveres que trajeron á Caunao para ser identifícadoB.
Los vecinos del poblado declararon en Beguída que uno de los m
tos era Víctor Acea, al cual se encontraron papeles de interés, entre i
una orden del cabecilla Kego, para quemar sin contemplaciones tod
zona de cultivo de Cienfuegos.
Recibido el parte, el señor dun Luís Ramos Izquierdo, jefe del
cuadrón, con el ayudante don Darío M. de Labra y el jefe de policía
señor don José Merino, con guardias á sus órdenes, salieron para CaU'
nao, con objeto de identificar los cadáveres y conducirlos á dicha ciu-
dad.
A las trea y media de la tarde entraban en Cienfuegos loí cadáveres.
En el camino de Caunao, el cabecilla Víctor Aoea y su primo Caye
taño, fueron reconocidos por el señor don Franoisoo Aoea, que se prc'
sentó allí con el corresponsal de La Discusión, señor Nethol.
Colocados los cadáveres en el depósito del hospital, se trasladó allj
el jefe de la zona señor Arizón, ante el cual volvió á reconocer los cadá-
veres el señor don Franoisoo Acea, presentándose allí también la madr<
y hermanas de Víctor, dando esto lugar á una escena triste, que fuéiae
TÍtable por obstinarse ellas en ver el cadáver.
El cabecilla Víctor Acea, resultaba temible por bu temperamentc
criminal.
Había exigido á algunos propietarios, el día antes, dinero y ahor
oado á un lechero.
»
* •
Muchas veces se ha dicho que, cuanto más lejos se vive de la pa*
mayor y mád intenso es el cariño que por ella se siente.
Así lo han demostrado los españoles residentes en Mérida (Méjio
los cuales en una reunión celebrada en aquella ciudad el día 27 de (
tubre último dieron elocuentes pruebas de cuan arraigado vive en e}
el sentimiento del patriotismo.
r
ORÓmOA OB JLA OURRBA DX CUBA 227
£q dicha reunión y despuén de ofrecer á España un testimonio de
ardiente amor, los señores don Norberto Otero y don Miguel Nogués,
dieron á conocer un proyecto altamente patriótico.
Abrir una suscripción general entre todos los españoles que hay en
América, cuyo numero calculan en 3.000.000. ^ ¿,4^ oi^^t^ uK^¿^c^ a^ úa^ j^
La suscripción durará 60 meses y será de óO^entavos mensuales. ^
Los proyectistas calculan reunir, sin contar el exceso que resulte por
la infinidad de personas que seguramente se suscribirán con una cuota
mayor de 50 centavos, pcios fuertes 1.500.000 mensuales, que converti-
dos á oro español al 80 por 100, serán pesos fuertes 833.333 sin contar
que hay algunos países donde el talón es oro, y por lo tanto la cuota
será de dicho metal, y no tendrá el descuento arriba consignado.
Es decir que, al cabo de lo^ 60 ineses, habrá en el Banco de España
la importantísima suma de 60.000.000 de pesos en oro.
Con esta suma quieren dotar á nuestra querida España de veintidós
baques de combate: veintiuno que cuesten á pesos 2.000.000 cada uno,
y otro que será el más grande y que llevará el nombre de «España»,
costará cuatro millones de pesos.
¡Grandiosa idea!
¡Cuánto patriotismo encierra, y á qué altura colocaría á nuestra pa-
tria como potencia marítima y á sus hijos de América como patriotas!
Los señores proyectistas quieren que el dinero se mande al Banco de
España, y á la disposición de los señores marqués de Comillas, don
Emilio Castelar y don José Echegaray.
¡Qué gloria para los iniciadores! ¡Qué orgullo para los españoles de
Améric¿i y qué alta significación de la virtud del patriotismo, dada por
los hijos de E^spaña!
¡Adelante!
La Zafra.
Toda la atención de la campaña de Cuba se ha concretado en esta
pr^unta: ¿se hará la zafra? Y con el ñu de ilustrar la opinión, basándo-
nos en informes que tenemos por fidedignos, vamos á hacer algunas
eonsideraciones sobre el asunto.
Tji. 7.afra es la época de la elaboración del azúcar. Antiguamente,
die: J8 há, el agricultor y el fabricante eran uno mismo en la isla de
Oal Bl ingenio que elaboraba 2.000 bocoyes de azúcar (1500 tonela-
dafi \ una finca importante, y sus beneficios como industrial se
agí iban á los que obtenía como agricultor. Cuidaba de cultivar sus
can B lo más cerca posible de la fábrica para limitar los gastos de
acá "^ V dominaba con la vista en un radio reducido, al que Eervía de
een ^^*py^ toda la caña que había de moler. Los ingenios estaban
L
228 QBOHICA DB LA QÜERBA PE OüBA
á cierta dititancia unos de otros en las comarcas azaoareras y se
liaban mútaamente en los casos de fuegos, interrupciones en Ii
quinaria y, muy priooipalmente, en evitar las depredaciones de 1
sorrectos durante la pasada guerra.
En esta fecha, algo más remota, existía aiin la esclavitud, y & pesar
de las amenazas de los enemigos, los negros eran llevados al trabajo
del campo con una escolta de movilizados, fuerza armada que sostenían
los hacendados en el número correspondiente al que, en la zona respec-
tiva, exigiera el del enemigo. Los brazos esclavos no costaban Dada,
la alimf>ntaí3tó;i era barata y el precio del azúcar, subido. De suerte
que el hacendado, además de costear la defensa de su ingenio, pagar a
Estado cuantiosas oontribuoione
directas y sufrir enormes dere
chos sobre el azácar, aun teníi
sobrante para capitalizar. Se le
oía decir, cuando en las Corte
se agitaba la idea de libertar
los esclavos: «¡Una zafra más!
Creían que sin negros no a
podía trabajar y hablal>an d
una zafra más, como para ¡¡ig
nificar que, con el producto d
ella abandonarían el negocio. N
pocos escritores de aquella épt
oa y de otras anteriores, orí
yeron cierta esa afirmación
asustaban & los liberales penii
; <> ^^^^ Bulares con la pérdida de la r:
/ <. queza cubana el día que faer
*.H„.,«..o.™„i,q„.r.....(PiE. m). emancipado el negro.
Se impuso, como siempre, I
justicia y tras el patronato vino la abolición y con ella, esto fué mi
grave, una crisis azucarera.
De todo esto nació la grande, la admirable transformación de la ii
dustria de Cuba. El negro fué substituido por la maquinaría, el 5 y
por 100 de azúcar que sacaban á la caña los mis laboriosos, se aunaeni
por medio de dobles y triples presiones en los trapiches al 8 y 9 por 1^
y por úUimo logró perfeoeionarse por entonces el «homo de quemar \
gazQ verde. > Es el bagazo el residuo de la caña después que se ha ex'-
mido y ente, al salir de las mazas de los trapiches, va automátioam
te á quemarse en los hornos y servir como único combustible pi
generar el vapor que ha de mover toda aquella maquinaria pesad'
r
CRÓNICA DE LA GUERRA DE CUBA 229
enorme y hacer evaporar la iamensa cantidad de Hquido que se ha ex-
traído de la caña.
Así montada la fábrica, necesitaba, para producir barato, elaborar
mocho en poco tiempo, y el ingenio más pequeño (arreglado ya á la
moderna), necesita, cuando menos, hacer el doble de azúcar que el más
grande áe los antiguos. Ya la caña, pues, no podía limitarle á cortas
distancian; ya no era un hombre solo el que podía dirigir y cultivar con
acierto tanta extensión de terreno, y de aquí nació que los ingenios si-
tuados al rededor de alguno que mejoró sus fábricas, destruyeron las
sayas y muelen sus cañas en las del mejorador; que otros dueños de te-
rrenos cambiaron sus cultivos con el propio ñu y que el mismo dueño
entregó sus tierras y aún sus cañas ya sembradas, á agricultores que las
atendieran más especialmente y poner él su sola atención á la fábrica
con el fin de obtener la mayor extracción de azúcar, éxito que se logra
con un excesivo cuidado en la elaboración y extracción del jugo. Para
esta concurrencia, fué necesario también cambiar los medios de acarreo,
y la carreta antigua con sus 3 y 4 yuntas de bueyes que tardaban á
veces medio día, y aún más para llegar á echar la caña al trapiche, fué
substituida por carros preparados ad koc, conducidos por líneas de fe-
rrocarril y arrastrados por locomotoras.
Las fincas que, por su situación han podido, usan de las vías públi-
cas para este transporte, pero las que están apartadas de las mismas, ó
les ha convenido buscar tierras vírgenes, han construido sus líneas par-
ticulares, de las cuales está cruzado casi todo el tet-ritorio de Las Villas.
Estas líheas tienen uta distancia de 30 pulgadas inglesas de rail á rail
y soportan locomotoras de 16 á 18 y 20 toneladas de peso, que arras-
tran de 20 á 30 carros de caña (según los desniveles del terreno) con mil
arrobas ó más cada carro.
El tipo corriente de un ingenio es de 25 á 30.000 mil sacos, hasta
llegar á 130.000, como el Caracas del señor don Emilio 'Ferry, situado
cerca de los cruces y que se tiene por el mayor ingenio del mundo. El
del marqués de Apezteguia, Constancia, le sig^e en producción y se
cuentan muchos, tanto en las provincias de Matanzas, Remedios, Las
Tillas y aun en las de Santiago de Cuba y Habana, que llegan á 90y
lOO.OOO sacos. Los que aun no alcanzan esta cifra es porque les falta
caña ó no han concluido de arreglar su maquinaria.
^^ra que* el trabajo sea reproductivo á un central, tiene que moler,
el ue menos, 1.500 arrobas de caña por hora, sin interrupción alguna.
Oi '*, interrupción le representa el gasto de combustible con que ha de
se .átuir el bagazo que deja de salir del trapiche para quemarse en el ^
h( no por sí solo, y además del combustible los jornales que ha de em-
pl " en Helarlo á la fornalla ú hogar. Esta caña la recibe el central
p( -" línea particular á distancia, por lo general, de tres ó cuatro le-
Or6n1CA di la aiTKBBA Pg CUBA
''erry, Coitizolo, Apezteguia y otros tienen 10,
intarill&s y puentes, disponiendo, segan la impt
ocomotoras. (Bl central Caracas tiene siete loco
I movimiento) y los carros para la caña que sea
e asan las vías de servicio público no tienen I
pues hay agricultor, por ejemplo, de la provin
ende su caña á un central de Matanzas, y vice
a caña se regula por la necesidad que el central
oaefta lo mismo moler 15.000 arrobas que 20iC
precio. Hemos dicho mal, le cuesta más moler ]
:iene con ese número regularizado el trabajo, segtrn
1 hablar dfel 6omba8tib!e.
npo de cortarse tiene á su pie todas las hojas de qn<
se durante su crecimiento, de suerte que el espací<
averal en es'a época está cubierto por un espeso col
18. Eíte es siempre un gran peligro, porque esa hoja
facilidad, que basta un poeo de brisa para propaga
muy pocos segundos produce la cola de un cigarrilli
ija, y si reina el viento Sur se destruyen inmenso
B las chispas que vuelan de un cañaveral encendido s
ediato, á pesar de la ancha calle que se deja entre un-
tra candela que, al primer indicio de fuego, se ha da
!i-ta operación consiste en tumbar alguna caña y que
reocitSn contraria al viento, para que, al llegar allí c
re una trocha de ceniza y se detenga,
escrito dará una idea de lo que representa el azúca
y el trabajo y la zozobra con que en tiempos norma
la zafra. Es un trabajo incesante, vertiginoso, ame
nente por inmensas contrariedades,
el presente estado de cosas, la amenaza de los rebelde
pensión de los trabajos, reviste unes caracteres ta
dIo pensar que se obstinen en llevar á cabo sus prop<!
imo y contrista el espíritu.
. son los medios que pueden los insurrectos emplea
rs, si los hacendados no se someten á sus exigenciat
laa máquinas más indispensables, suponiendo que n
itrucción total de la fábrica. El incendio de los c —
ue basta un solo hombre. La destrucción de las '
para cargar la caña ó de los puentes y aloantai..
mercancías pueden trasbordarse fácilmente, en cu»'
mposible el trasbordo, primero, porqne no hay c
ar que tenga el doble juego de carros necesario t-
orque sería irreproductivo el coato del txasbord'^
r
OBÓHÍGA DX LA QUKRBA DJt CUBA 231
encarecería de una manera tal la caña, que llegaría al ÍDgenio con un
valor que no cubre el precio actual del azúcar.
En la isla de Cuba todos viven de la caña y el tabaco. Todo se im«
porta para el sostenimiento de 8U8 habitantes y destruidas como están
las escasas haciendas de labranza y diseminado el ganado por las exten-
sas praderas en que el enemigo vive, considérese qué situación no se
creará en aquella rica y antes próspera antilla si de un solo golpe se se-
can sus fuentes de riqueza.
Tal es la situación actual. La batalla se prepara en las Villas y Ma-
tanzas, no solo entré soldados, sino entre el ser y no ser de aquella ri *
qaeza y todo hemos de saberlo y resolverlo en los meses de Diciembre y
Enero.
Por eso es tan grande la expectación, y no se oye entre los que sa-
hea lo que es la isla de Cuba, otra cosa que esta:
¿Se hará la zafra?
Bhi el dilema que de esa pregunta se deriva está encerrado el porve-
nir de Cuba y por consiguiente el mayor interés de España •
Poco tiemrpo falta para que sepamos á qué atenernos, pues si pasa-
sen los meses de Enero y Febrero sin que nuestras tropas se impongan á
los rebeldes en las Villas y Matanzas, los colonos no tendrán tiempo pa-
ra prepararse á cortar sus cañas ni los centrales para recibirla, esto su-
poniendo que en ejos dos meses no hayan los insurrectos destruido ma-
quinaria, campos ó vías ferroviarias.
<
La prensa europea ha dado cuenta de una extensa carta de Cuba
publicada por el Times, pero las opiniones que emite la redacción de
este importante periódico, necesitan, por su gravedad, ser conocidas en
España.
Dice asi el referido artículo:
cNuestro corresponsal especial en Cuba ha tenido ocasión de oir de
labios del general Martínez Campos el concepto que éste tiene de la si •
tuación militar, política y económica de la isla de Cuba.
El general parece animado de un invencible optimismo, manifes-
tando que ni la más desfavorable combinación de circunstancias ad-
u»s podrá deprimirle ni desalentarle.
' desenfado (air of detachment) con que ha hablado el general Mar-
Jampos de la situación militar, parece increíble en hombre sobre
" pesan las gravísimas responsabilidades del mando de un ejército
^wtOieroso. Martínez Campos tiene todas sus ideas perfectamente
k^^AQdi^g^ etiquetadas y encasilladas, y las vierte (para satisfacción
itro corresponsal) exactamente lo mismo que un imperturbable
232
CRÓNICA DS LA GUERRA DB CUBA
empleado de an departamento estadístico pueda ir mostrando sos taqui-
llas á un visitante engolfado en sutiles investigaciones.
Con respecto á los asuntos militares dice que las operaciones mar-
chan ahora más lánguidas que en los últimos meses. Es completamente
exacto, añade, que los rebeldes han aumentado mucho, especialmente
en la provincia de Santa Clara, que parece es donde tienen ahora su
cuartel general. Pero de todos modos, no han sido capaces de obtener
ninguna ventaja positiva. El aumento de rebeldes no debía haber ocu-
rrido, sin embargo, pues las personas más influyentes le habían asegu-
rado positivamente que las poblaciones de Puerto Príncipe y Santa
Clara no se unirían á la insurrección; y de esto se queja amargamente
el general.
.. que le quedaban á algunos, los pies fuera... (Pág. 224).
Pero, después de todo — dice, — sólo dos destacamentos de caballería
irregular (voluntarios) han sufrido realmente, y sólo dos fuertes guar-
necidos de tropas se han rendido á los rebeldes. Con un ejército que así
conserva su espíritu y el dominio de la situación en presencia de un
enemigo cada vez más numeroso, no hay motivo sino para estar muy
satisfecho.
Algunas veces ha lamentado las deñciencias de la Marina, que no ha
impedido el desembarco de elementos de guerra para los insurrecto.,
pero reconoce que la línea de la costa es sumamente extensa y muy di
fícil de guardar, por lo cual, consideradas todas las cosas en conjunt
los resultados han sido todo lo bueno que podía esperarse. Pensó l
tiempo poner un cordón de destacamentos á lo largo de la costa, pe^
su extensión de dos mil millas requerían un número incalculable de 8<
OBONIOA DE LA aUEBRÁ DE CUBA 233
dkdoB. Así, paes, ha aceptado la llegada de armas y munioiones para '
loi rebeldes como an mal irremediable, y destina gran número desoí
dados á gaarnecer peqaeñoa fuertes donde quiera que hay an puente,
ODA factoría, una estación de ferro carril, algo, en fin, que proteger.
Al mismo tiempo, pequeñas columnas están en constante movimiento,
j ouerpoB numerosos hay siempre dispuestos á atacar al enemigo
oaando éste se aventura & reanirae, en núcleos importantes. Los insu
rreotos se hallan generalmente montados, y pueden hacer movimientos
rápidos, mientras 'que las tropas tienen que operar en sitios donde no
hay caminos.
Nuestro corresponsal (el del Times) no muestra, sin embargo, el
mümo optimismo respecto á las operaciones de~las tropas. Los rebeldes
i órdenes estrictas de no pelear, sino de dispersarse en cuanto vean
ir una de las columnas del ejército. Asi es que las columnas quedan
ire viotoriosas; pe'ro al mismo tiempo, los insurrectos no lo
i mal.
I cosa de sospechar que los rebeldes toman el asunto tan despacio
el ejército, & no ser cuando se reúnen en -un número extraordina-
mte superior al de las tropas. Por otra parte, la gente del país tie-
* asuntos á que atender, sus granjas, sus plantaciones de caña ó de
o que cuidar; con)«iderando todo esto, se comprende que la pcbla-
«penas puede hacer otra cosa que jugar á la insurrección de la
y manera que ligeramente indicamos.
siti rímente, después de todo, sólo un corto número de desconten-
desgraciados ú holgazanes incorregibles son los que se mantienen
o de ejército permanente mostrándose aquí y allá. Pero de todos
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234 CRÓNICA DE LA GUERRA DE CUBA
1
modos, es evidente que el ejército español hace poco para sofocar el mo-
vimiento, el cual puede prolongarse indefinidamente, continuando en
las mismas condiciones.
Si el general Martínez Campos podrá ó no hacer más progresos par-
tiendo de las ideas políticas que profesa, es ya otra cuestión. 'Hasta
ahora no tiene la menor intención de poner fin al movimiento conce
diendo lo que los rebeldes demandan; pero, por otra parte, prohibe em-
plear la severidad, con objeto de inducirles á que abandonen sus preten-
siones, y ofrece perdón completo á todos los que vuelvan á la obedien-
cia La masa de los insurrectos parece estar formada de jornaleros que
no encuentrap trabajo, ó gente turbulenta sin ocupación conocida, y
que hallan más de su gasto una vida de semi bandolerismo que la mo
notonía del trabajo. De todos modos, tanto la insurrección como la re
presión de ésta, marcha de un modo lánguido, calmoso é inconsistente,
posible sólo en hombres de sangre española en uu clima donde las nece-
sidades de la vida se satisfacen con facilidad.
El general Martínez Campos nos dice que la condición económica
del país es mala, y esto explica en cierto modo la situación militar y po-
lítica. El aziioar es la producción principal de la isla; pero los precios
son ahora tan bajos, que no compensan el esfuerzo de cultivadores y co-
merciantes. De aquí resulta que hay poco trabajo para las clases obre-
ras y que las necesidades del país suponen muy poca demanda del co-
mercio y la industria en los momentos actuales y la paralización de los
negocios. De esta manera, la pereza y *el descontento aparecen como
primeros factores, del estado calamitoso del país; y á éstos debenios aña-
di/ el hecho de que las necei^idades de la vida puramente material pue-
den allí satisfacerse fácilmente. En suma, la pintura que se nos hace de
los asuntos de Cuba, es la de un país que marcha hacia la más completa
anarquía por falta de plan defíaitivo, de meditación y de actividad or-
denada en todos los ramos de gobierno.
La Vuelta Abajo, ó sea el principal distrito tabaquero, conserva
cierto grado de prosperidad y se mantiene asimismo en calma y libre
del movimiento insurreccional.
En el resto de la isla, tanto el Gobierno como los rebeldes, parecen
obrar sin orden ni concierto más bien que con u a propósito concreto y
una política definida.
La autonomía de Cuba es una frase inevitable, pero nos equí'^'^'^a-
riamos lastimosamente si asignáramos á dicha expresión igual sigí a-
ción que la que tiene el Home Rule de los paises septentrionales ^ ia
forma de actividad en Cuba presenta un carácter muy poco inte. y
las fuerzas, tanto de orden como de desorden, se desarrollan de u"^ io-
do tan perezosos, que no cabe en la comprensión de las razas vigo is.
*
r
CRÓNICA OS LA QUSRKA DB CUBA
235
He aquí la única estadística que hemos podido encontrar de las fuer-
zas con que cuentan los insurrectos.
Procede de un periódico yankee, y por tanto es dudosa su exis-
tencia:
ORIENTE
Hombres.
Cabecilla Echevarría l.GOO
» Gil 400
j> Cabreco 1.800
» Massó 2.500
» José Maceo 3.000
» Antonio Maceo. . . . 4.000
» Miró ; . 300
* Yero 500
* Qüiotln Banderas. . . 2.500
ToCal. . . . 15.600
CAMAGUEY
Cabecilla Castillo 1.200
* Hernández 700
* Valdéfl 300
» López Recio. .... 3.000
» Agrá monte 500
» Recio Bethancourt. . . 1.000
» Varona 500
Total. . • . 7.200
Lk6 VILLAS
Cabecilla Serafín Sánchez. . . . 2.300
9 Roloff. 2.100
» Fleítes. . . .
* Alberdi.. . .
» Roban. . . .
» Paco Cíirrillo. .
» M. Castillo. .
* Arce
» Socorro Pérez.
» Suárez. . . .
» ' Regó. . . .
900
500
800
700
500
250
300
300
1.000
Hombres.
Cabecilla Bern.údez 570
» Rafael Socorro (Herrera) 800
Zayas 2.000
Roqueta 200
González. ..... 200
Cleto Arguelles. ... 250
Cepero. 150
Sarduy 100
Núñez 300
Bacallao 250
Jiménez. . .. . . 280
Rivandecira 100
Pajarito. ..... 150
Espinosa 200
ToíaL . . . 14.030
MATANZAS
Cabecilla Lacret 2.500
> Kegino Alfonso (bandi-
do)
José La Muerte (id.) .
El Iglesito
Fraga
Total. . . .
250
200
200
150
3.300
Agreguemos á estas sumas las
partidas sueltas, sin jurisdicción
fija , de los cabecillas Rabi ,
Buen, Basilio Guerra, Perico
Díaz, Alemán, Leoncio Vidal
y otros, que se les pueden juz-
gar por lo bajo 3.300
Todas estas fuerzas sumadas dan
un total de insurrectos de. . . 53.130
*
lífev) York Herald publica una correspondencia de su correspon
'. Brysou, dando cuenta de una conferencia que celebró en el Ca
y con el general don Pedro Mella y Montenegro , gobernador ci
lilitar de la provincia de Puerto Príncipe,
'^ío el general al periodista yankee:
236 CRÓNICA DK LA GUBBRA DB DUBA
Situación de las cosas.
En eitta provincia y la de Santa Clara la campaña será mu
.ta. En Oriente, sin embargo, loa rebeldes podrán sostenerse por uiguu
tiempo más en las montaSas.
Considero á Maceo la figura principal de este movimiento, y loi
hombrea que le siguen, negros y mulatos, debido á su constitución í
prueba de trabajos y fatigas, pueden estimarse como la espina dorsal d*
.la revolución Demasiado haraganes para consagrarse al trabajo, se en
cuentran á sus anchas en la manigua y pueden sostenerse durante mu
chas semanas con el jugo de la caña, y las viiindas y raicea de planta
silvestres y acostumbrados á vivir á la intemperie, duermen tranqaili
y cómodamente sobre
la yerba, y ni el sol
ni la lluvia les moles-
ta en lo más mínimo.
Aquí en Puerto
Príncipe la inactivi-
dad de Máximo Gó
mez ha llenado de sor-
^; presa á sus antiguos
admirad» res.
Hasta el presente,
W- no ha sostenido un so ■
[y lo encuentro, conten
'.'. . 1 ándese por cinco me
Í' ees largos que lleva --- „^^;- . _,^-— ^
il mos, con correrías é -' ' '
incendios de peque- ...uii.«fl«.trin*,qq.ruíiii..,t.bi»...(pig.í2«..
ños poblados como Altagracia y San Gerónimo, la captura de dos pe
queños fuertes, aitibos protegidos solamente por pequeñas insignifi
cantes guarniciones hostilizar por distintas veces nuestros convoyes
g, destruir puentes ferroviarias y quemar fincas alejadas de la población
í El fracaso de no obtener la cooperación que él esperaba entre los sano
í:,' elementos de este pueblo al llamarle á las armas parecen haber agriad<
al general Gómez contra todos, incluyendo los pacíficos habitantes ■■
los campos y algunos de sus decretos prohibiendo á édtos la conduce,
y venta de leche ó vegetales sin su especial permiso resultan por der
1 idf culos.
El ejército de Gómez lo componen tres elementos, á saber: u
cuantos aventureros, el primero, veteranos de la guerra pasada,
propiedades en la isla ni intereses en parte alguna, qué se han mezol»
1 if^Mv
238 OBÓmCA DB LA QUgBSA P» OUBA
uno de nue8tro8 ministros ha dicho á un repórter del Herí
algunos meses hace, eatá tan determinada ahora como lo
bíerno de Washington entonces á sofocar la rebelión y mi
tegridad nacional. El presidente del Consejo de ministros
y el general señor Martínez Campos están tan dispuestos 1
lo estnvieron Lincoln y Grant á hacer cualquier sacrificic
de dinero para mantener la nnión. Y con la entera peníni
doles y refuerzos nuevos llegándoles por cada vapor, yo <
neral logrará sofocar el movimiento para el primero de 1
— No habrá arreglos ni concesiones de ningnna clase,
incondicional es lo único que podría salvar á los rebeldes
mente exterminados. Puedo afirmaros que si faene necc
está diapuesta á poner doscientos mil hombres^ Cuba \
para llevar á cabo las me lidas que estimase necesarias ce
con el consentimiento patriótico y unánime de todos los \
eos de la Península.
En una palabra, que estamos dispuestos á ooBcluir coi
concluirla pronto, cueste lo que cueste.
No habrá concesiones
Cab» hoy, se encuentra representada en las Cortes d<
como lo están las otras provÍDcias españolas.
Los tribunales de justicia están constituidos sobre el
Como en los Estados Unidos las altas autoridades federa
nistradores de rentas son nombrados y enviados por el I
tral; pero EL PUEBLO' DE CUBA forma sus propias asai
cíales y municipales y se guarda mnchos puestos de res[
las órdenes del Gobierno general. Y España está dispues
los malea del sistema administrativo actual dando á los c
representación en loa asuntos de la isla tan pronto como
sofocada y las elecciones puedan celebrarse.
Ni autonomía, ni aneañón.
Cuba se encuentra aun incapacitada para un Gobie
co como el concedido por la Gran Bretaña al dominio de
te de que el Gobierno español no podría otorgar á la isla
en la Península no disfruta provincia alguna. Para hacei
que reconstruir nuestra Constitución y cambiar radical
sistema nacional de gobierno.
Tengo la plena seguridad, por más que ciertas cosas i
mencionarse, que España jamás venderá á Cuba y yo ere
' CRÓNICA DE LA GUERRA DM CUBA 239
ría de los que piensan en el pueblo americano nunca han pensado seria-
mente en la anexión de ia isla. El gobierno americano, se ha demostra-
do claramente en los casos de San Thomas, Santo Domingo y Haiti, no
está dispuesto aún á lanzarse en empresas conquistadoras, sobre todo
tratándole de pueblos diferentes abiertamente al tipo anglosajón yankée
en raza, lenguaje y carácter personal.
El yankée desea el mercado de Cuba y nada más. Si los cubanos lo-
gran causar ocasionalmente molestias á España, las ocasionaría en ma-
yor escala á los americanos si loa anexionasen y el gobierno yankée es
lo bastante astuto para guardarse de poner su mano allí.
El gobierno yankée necesita completar su nueva armada y desarro-
llar sus riquezas en el vasto Oeste antes que buscarse complicaciones en
el exterior.
Con la continuación de las relaciones amistosas entre España y los
Estados Unidos podrían ésto3 obtener de Cuba, bajo la bandera españo-
la, por medio de tratados de equitativa reciprocidad, aquella porción
del comercio de la isla que por derecho natural les pertenece.
\ Por las cualidades de hábil diplomática, militar experto en las lides
[ de la .guerra y escritor culto y brillante que concurren en el general
Riva Palacio, siempre concedimos importancia á las manifestaciones
que pudiera hacernos, sobre el problema capitalísimo para España de la
insurrección cubana.
No resultó equivocada nuestra creencia. En la entrevista con que el
general nos ha honrado, presidió á sus palabras, unas veces la prudente
mesura á que le inclina la misión que su gobierno le conñara en nuestra
corte, abandonóse otras á la sinceridad propia del militar avezado á la
vida de los campamentos; pero en sus reservas, como en sus expansio-
nes, animó sus frases con el espíritu de observación propio de su gran
cultura, al cual no pasa desapercibido aspecto alguno de las cuestiones
actuales.
Nada he de añadir á las manifestaciones de mi gobierno sobre la
actitud de Méjico respecto de los separatistas cubanos — comenzó di*
ciendo el general. — Todo el mundo la conoce, y el gobierno, español ha
quedado de ella plenamente satisfecho, apreciando en cuanto vale y
significa la buena amistad de Méjico en estas circunstancias. Demuéstralo
bien á las claras el hecho de haber otorgado al presidente de la Repú-
blica una distinción tan estimada por cuantos se dedican á la profesión
de las armas como la gran cruz del Mérito militar.
Siempre es sensible la guerra, y lo es mucho más cuando se desarro-
lla entre hijos de una misma patria y entre descendientes de una misma
L
240 CHÓmcA D]
raza. Para mí, mejicano, es ta
España como el cotopatriota q
la tristísima y amarga impre.
la manigua, donde loa cubano
españoles, reproducen con sos
los españoles emplearán en 181
detalle demuestra que los cabe
sangre inquieta, ardiente, qa
que, lo mismo en la Penín-
sula que en el territorio sud-
americano y en la manigua
cubana, inducen á ,1a rebe-
lión aislada 6 colectiva con
tra toda manifestación arbi '
traria del poder y de la auto -
ridad.
Varias son las causas de
la insurrección que diezma
y empobrece á la isla; pero
la principal entre todas resi
de, á no dudarlo, en nuestro
temperamento y en el espe-
cial carácter de nuestra raza.
Hablaba estos días de dis-
guatos entre el gobierno y el
general Martínez Campos y
hasta se asegura que existen
propósitos de relevar á éste
de su cargo. No sé lo que en
esos rumores habrá de cier-
toj pero yo, como militar at
tes, en terrenos análogos y ce
combate hoy en Cuba; en m
en plena Europa otras; en Fi
los franceses; en España cuan
rales, opino que al nombrar
de capacidad para desempeñf
gáraele la más absoluta confii
debe hacerse, porque la traso
los términos medios ni las res
Nadie como el soldado es t
los hombres civiles sortear lo
general; pero el militar tiene
242 oBáwicA Da la opbbba d« ovba
luchar con lo imprevisto, de ratudiar el detalle más nimio, y de li|
en fatídico pacto con la saerte. Sí esta le es favorable, oi la victo:
sonríe, el plan más descabellado, lejos de provocar censuras, ser
jeto de triunfos ruidoBos y de frenéticos entusiasmos.
Cuando un general se coloca al frente de un ejércifo hay que
nooer siempre en él, que pone por su parte todo, vida, inteligencia, __
ñor para salir airoso en la empresa encomendada. Si ee le regatean los
medios, 8i se les 8UF<citau dificultades tn vez de allanár£elas, la situsoi
del caudillo es insostenible y hasta peligrosa.
Soy testigo de mayor excepción: en una de mis campañas de Méj
fui objeto de censuras y de requerimientos por mi gobierno que disou
mÍE( planes é intentaba reotifícarlos; yo los sostuve y logré la victoi
consiguiendo con ella uno de los más brillantes triunfos políticos pi
el partido gobernante- AI mantener aquellos planea yo no procedía '
prióbosamente, sino impulsado por oircunstaDOias imprevistas, ]
incidentes que surgían á cada paso y sobre un terreno cuyas exigenc
podía yo comprender, apreciar y corregir, puesto que tocaba de cei
los inconvenientes, tnucho mejor que los que se hallaban diatantes.
Preocúpase en estos momentos España el posible reconocimiento
la beligerancia á favor del separatismo por parte de los Estados-U
dos. Y con este' motivo hablase de la actitud que en tal caso adoptan
los demás países americanos.
Para mí, analizando fría y serenamente este punto del conflicto, e:
que ese movimiento de la opinión, lo mismo que otros movimientos
cíales de gran trascendencia para la vida de los pueblos, como las re
Itioiones, son efecto de un contagio moral del individuo á las graní
ma9as, y del grado mayor 6 menor de intensidad que reviste tal con
gio, dependen sólo sus consecuencias.
Constituye esto un fenómeno análogo al de las imposiciones de
m'oda, que ae desarrolla sin que los mismos que las patrocinan paec
explicar satisfactoriamente la causa de la adopción de un objeto 6 de
capnóho indumentario. Otro tanto acontece en la literatura y con ole
dase de ideas y de estudios. Hace años el romanticismo imperó en 1
ropa con verdadero furor: se pensaba, se escribía, se hablaba, en t
palabra, se sentía, en romántico. Pasó aquel estado psicológico; ¡có
no, si nada hay eterno en la vida! Varió el gusto, se impuso otra t
dencia literaria, y las gentes vieron entonces que el romanticismo nr
de todo punto indispensable para el funcionamiento de la vida es
tual y social.
Fué aquel un caso contstgioso, á cuya influencia nadie pudo snst
se, como nadie se exime de pagar un tributo á los agentes morbosi
las epidemias que de vez en cuando diezman la humanidad.
Así. pues, para mí el contagio lo explica todo, y lo que hoy c
CRÓNICA DE LA GUERRA DE CUBA 243
«
con la beligerancia puede llegar á constituir una acción sugestiva de re-
sultados inevitables. Si ese fenómeno moral se inicia y se desarrolla
allende el Atlántico en pro de los intereses de España, ésta puede per-
manecer tranquila; pero si, por el contrario, se opera en sentido hostil,
paede temerse que no haya nadie con fuerza ni autoridad bastantes á
contener sus fatales efectos. >
L
B DEL GENERÜL MARTÍNEZ CAMPOS
L geneial Martínez Campos faé relevado, después de ver
oomo en las pnertas de la Habana llamaban los izua-
rreetos oon los pomos de sos machetes.
El Qobiemo del señor Cánovas del Castillo, que nom-
bró á Martines Campos general en jefe del ejército de
)nfirmó en so confianza onantas veces se pnso á debate
} la condncta militar y política que convenía segnir con-
dón, que negaba que háblese pensado en la destitnoión
[eraba caudillo de la patria, ha acordado so relevo j bu
tínsula<
inistros y ministeriales que se hubiese pensado en el re-
d Martínez Campos. La nota oficiosa del Consejo celebra-
I Enero que en él quedó acordado ese relevo.
este sistema de negarlos hechos hasta que la realr' d
la negación, es el escepticismo qae para todos los a r-
hasta oficiales produce en el espíritu público. El tal s^ 3-
ce á nada ó lleva & empeorar las cosas con las dnc é
e engendra. De semejantes consecuencias se han de te vr
oto que nunca los resultados en el período que de la ' e>
thora.
OBÓNIOA D» LA OUJBBA P» OüBA 245
El general Martínez Campos está relevado ya. Para ello ha sido pre-
dflo que de una manera tan continua y sostenida los sucesos de la gpie-
rra hayan hecho inevitable esa disposición de gobierno; que la opinión
(Be haya determinado en tal sentido y con tan rara unanimidad en la Pe-
nínsula, y que esta opinión haya sido refonsada, con tanto vigor por
dos partidos políticos de Cuba. Tan significativos datos no son para
olvidados por los que se imaginan que el general había rectificado su
sistema ó habría caído mucho antes si media docena de periódicos de
la Península le hubiera sometido á sus críticas desde hace algunos
En la conciencia de todo el mundo estaba que era imposible prolon-
gar por más tiempo la situación violenta en que el país se encontraba
por las noticias que de Cuba se recibían.
Aguardar noticias faustas significaba tanto como esperar nuevos des-
engaños.
La s(^ción se imponía con fuerza incontrastable.
Aunque el Gobierno, teniendo en cuenta razones tal vez dignas de
respeto, pero que ya á nadie podían convencer, puesto que los sucesos con
su abrumadora pesadumbre ejercían formidable presión en los espíritus,
trataba de calmar las impaciencias, abrigando esperanzas consoladoras
de triunfos que nunca acababan de llegar, sus esfuerzos estrellábanse
contra la fatalidad que parecía empeñarse en oponer á esos deseos el
dique de lo imposible.
Entonces fué cuando surgieron aquellos tremendos pesimismos; en-
tonces fué cuando los propios ministeriales dieron muestras palmarias
de alarma en frases que se suponían mal interpretadas y en silencios
sospechosos; entonces fué cuando los rumores de graves acontecimientos
motivaron noticias estupendas; entonces fué cuando la general zozobra
marcó al Gobierno el rumbo que debía seguir, apelando á procedimien-
tos enérgicos sin detenerse ante ningún género de contemplaciones.
A pesar de que el señor Cánovas se decidió al parecer, á adoptar re-
solaciones en armonía con las noticias recibidas de Cuba, es indudable
que en el ánimo del presidente ya antes habían surtido efecto los clamo-
res de la opinión pública.
De ahí que no sorprendiera tanto como se creía la resolución adap-
tada en el Consejo de ministros.
~ A odisea, pues, del general Martínez Campos en Cuba ha terminado
in modo triste, dejando la insurrección á las puertas de la isla.
Telegrama del general.
f
espués de la visita que el señor Cánovas hizo á la Regente, como
^Inmbre, declaró ante varios periodistas que había habido cambio
ÍW
I
■34€ CBÓNIOA DK LA GÜKRRA DB OtJBA
de opinión y que en el Consejo se ocuparían de los sueesos de Caba y
4eí relevo del general.
La causa de este cambio fué el siguiente telegran^a:
^Habana i 6 de Enero.
£1 gobernador general al señor ministro:
Ayer se acentuó más el movimiento de opinión en la mayoría del
partido constitucional, y algo en el reformista: la junta directiva del
partido constitucional calmó los ánimos, y resolvió en vista del conflic*
^o influir en Madrid para mi separación: los reformistas han publicado
«^tículos respetuosos para mí, pero indudablemente con la misma ten-
dencia. En su vista, he reunido tres personas de cada partido, y he te-
nido una entrevista de exposición de hechos: los conservadores y refor-
mistas, ante la gravedad del conflicto, y porque han perdido la fe en
mis procedimientos, creen que debo ser relevado; los autonomistas, por
el contrario, creen que debo continuar. El gobierno resolverá. — Camr
pos.»
El Consejo.
Fué corto.
EiStaba convocado para las cuatro y media y mientras iban reunién-
dose los ministros en el salón de Consejos, conferenciaron con el señor
Cánovas en su despacho el duque de Tetuán y el general Azcárraga.
La entrevista tuvo verdadera importancia, pues en ella el duque de
Tatúan que se halla unido con lazos de intimidad con el general Martí-
nez Campos, expondría al presidente las razones que tenía para conside-
rar que el relevo del general le obligaba á no seguir formando parte del
gobierno.
JSl presidente debió oponer al ministro de Estado sus puntos de vista
en, el asunto, insistiendo en que para nada se relacionaba con la marcha
;PQl;Ítica del gabinete la venida del general en jefe del ejército de Cuba.
Es más, probablemente el señor Cánovas fortificaría sus argumentos,
diciendo que la suerte de un gobierno no podía en modo alguno ir unida
á la de un jefe del ejército que se equivoca en una campaña, pues de
fmfi errores militares él sólo debe ser el responsable.
Algo habló sobre esto el general Azcárraga, y parece que el de, le
no quedó muy convencido de las razones expuestas por el señor ' á*
novas.
Poco después de las cinco empezó el consejo.
¿Qué pasó en el consejo relativamente á la cuestión que principa y
,pnede decirse que exclusivamente lo piotivaba?
CmÓNICA P3S UL aUCRBA 'DE GUBA 24T
No tenemos la rídíoula pretensión de saberlo en todos sus porme-
nores.
Lo únieo que podemos afirmar es qne el señor Cánovas planteó el
asanto, dando lectura del telegrama, y al final, su opinión, resueltamen-
te inclinada á sustituir al general Martínez Campos en el mando de Cu-
ba; que excitó á sus compañeros á que, individualmente, expusiesen la
saya; que hablaron todos los ministros, empezando el señor Cos Gayón
y siguiéndole el conde de Tejada de Yaldosera, el señor Linares Ri-
yas, el duque de Tetuán, el señor Castellano, los generales Azcá-
rraga y Beranger, siendo el último el señor Navarro Reverter, y que el
acuerdo de aceptar la dimisión al general Martínez Campos se tomó por
unanimidad, según manife^staban más tarde los ministros, con visible
empeño de que divulgase este dato.
¿Hubo — dentro de esa unanimidad — ^notas discordes, no respecto al
relevo del general, sino á las consecuencias lógicas que tal acuerdo de*
bía producir para la existencia del gabinete?
Hay quien afirma que sí, añadiendo que pudo conjurarse una crisis
general, claramente planteada.
La contestación.
Tomado el acuerdo, el Sr. Cánovas del Castillo — á quien correspon-
día de derecho el cumplimiento de la misión — se encargó de redactar
un despacho para contestar al del general Martínez Campos.
La contestación fué la siguiente:
«El Gobierno, apreciando en todo su valor los nobilísimos y patrió-
ticos sentimientos que han inspirado su telegrama del 16, autoriza á
y. E. para entregar el gobierno general y el mando del ejército de ope-
raciones de esa isla al teniente general D. Sabas Marín, y regresar á la
Península en el vapor ordinario ó en uno extraordinario que se pondrá
á disposición de Y. £. 6i le conviene.»
El sucesor.
También acordó el Consejo llamar al comandante general de Cata-
luña, general Weyler, para celebrar una conferencia con el Sr. Cánovas
y conocer sus puntos de vista respecto de Cuba.
)iscatióse después la forma que se daría al decreto de relevo, convi-
n idose en que al cesar en el mando del ejército de Cuba, apareciera
e a Gaceta el nombramiento del general Martínez Campos para la pre-
si ,ncia del Consejo Supremo de Guerra y Marina; y por consecuencia
rx "ñtable se habió, también, acerca de quién habría de sustituir en la
g Otilia al general dimisionario.
248 CR<>m<^ D« LA OPKRBA DB OUBA
Por Tazones que deaeonooemoB qued<S — aegiia se asegura — descartado
el nombredel general FolaTÍeja; del mismo modo fué excluido el capitán
general de Puerto Rico, eeñor Gamir, entre otras razones por la verda-
lioámg*, Mlnlim de la Oaans.
deramente sensible de hallarse gravemente enfermo, atacado por el v<
mito, y por último, quedó designado el general Weyler pantieemplaBS
al general Martínez Campos.
El Diario O^ciaí publicó la Real orden, dictando reglas para elcnví
250 CBÓNIOA DX LA OUBBKA DK OUBA
á Cuba de los 10 escaadrones de Caballería pedidos por el general en
jefe del Ejército de operaciones.
La plantilla de jefes, oficiales, tropa y ganado de cada uno de dichos
escuadrones, fué la siguiente:
Un comandante; dos capitanes; tres primeros tenientes, uno de ellos
ayudante; tres segundos; un médico segundo; un segundo profesor vete-
rinario; cinco sargentos; 16 cabos; cuatro trompetas; cuatro herradores;
un forjador; cuatro soldados de primera y 126 de segunda; 11 caballos
de oficial y 120 de tropa.
Los jefes y oficiales de los 10 escuadrones, excepción de dos segundos
tenientes que fueron designados por el ministerio de la Guerra, entre los
sargentos ascendidos de la escala de reserva retribuida, fueron elegidos
entre los que lo solicitaron.
Los médicos y profesores veterinarios nombráronse por el ministerio
de la Guerra.
Las clases é individuos de tropa de cada escuadrón, fueron elegidos
por sorteo dentro de cada regimiento, entre los que hubieron ingresado
en el servicio antes de I,"* de Octubre anterior.
Los sorteos de jefes, oficiales y asimilados, se verificó el día 16, en
los respectivos cuerpos de Ejército.
Los sorteos.de tropa el día 17.
Los sargentos propuestos para destinos civiles, así como los alumnos
de las Academias y colegios militares, fueron excluidos del sorteo.
Estos escuadrones, recibirán á su llegada á Cuba armamento Mattsser,
así como el ganado.
Los individuos de tropa llevan sable, el vestuario de rayadillo y los
demás útiles, como bolsas de curación y fornituras, bridas, silla de
montar, etc.
r
E3L Tmvn={ A T?.QTT-m
L nombramiento del general Weyler fué muy bien recibido por
la opinión pública, y la capital más entusiasta por este nom-
bramiento, Barcelona. Era natural: allí se conocía perfecta-
mente al nuevo general en jefe, y con justicia, mucho se espe-
raba de él. Por eso, al solo anuncio de su salida, preparóse la
población á tributarle una despedida cariñosa. Al efecto, vinieron co-
misiones de los Ayuntamientos del llano, de algunas provincias, y fue
ron innumerables las pruebas inequívocas de cariño y respeto que el
general recibió, tan pronto como llegó á Barcelona, de vuelta de la
Ciorte, á donde fué llamado por el Gobierno á una conferencia.
El día 25 de Enero ^ las diez de la mañana, era el designado para el
embarque.
£1 Ministro de la Guerra ordenó todo lo conveniente para que los
diez escuadrones que habían de marchar estuvieran dispuestos, y en
lauv pocos 4ÍM quedaron concluidos los .preparativos.
las 7 de la mañana del día 25, los empleados de mayordomía del
A] jamiei^to fueron á los cuarteles de Jaime I, San Fernando de la
Ba '^^loneta y los Docks, donde se hallaban alojf^dos respectivamente,
los cuadrones de caballería de Castillejo y Lesma, de Alcántara y de
Bo Sn, y allí repartieron en la misma forma que en los embarques
m "lores, diu^o jy cigarrop á la tropa.
L
252 OBÓNIOA P» LA qUMBBA D» OÜBA
También, un fabricante repartió en el cuartel de los Dock^, cordones
para los zapatos. Los jefes y oficiales faeron obsequiados con tabacos
habanos.
Los escuadrones de Borbóny Alcántara, después de comer el rancho,
oyeron una misa en la iglesia de San Miguel del Puerto, encaminándose
después al muelle, asi como los otros escuadrones.
La animación era extraordinaria desde las primeras horas. Numero-
sos grupos se dirigían^al puerto y tomaban posiciones para presenciar
de cerca el espectáculo.
Todos los vapores surtos en el puerto estaban engalanados, y no
quedaba embarcación pequeña que no fuera cuajada de gente.
A las ocho y cuarto empezaron á llegar al muelle los piquetes de las
fuerzas de la guarnición, situándose en el muelle alto de la Riba. Las
bandas de los regimientos infantería de Luchana y Almansa y de los
batallones de Figueras y Alfonso Xil, colocáronse junto al embarcadero
-de los vapores golondrinas. La anuencia de gente al muelle nuevo de la
Riba era mayor á medida que se acercaba la hora del embarque; á las
ocho y media, era tal la aglomeración, que hacíase punto menos qu3
imposible, el tránsito por aquel sitio. Entonces empezaron á llegar las
tropas expedicionarias, por el orden siguiente:
M de Alcántara formaba en la cabeza de la línea, llevando el estan-
darte de su cuerpo. Después, Castillejos, Lesma y Borbón.
La concurrencia recibió á los soldados con grandes aplausos y ¡Vivas
á España!
Los soldados vestían traje de rayadillo, zapatos, manta y gorra
azul. Momentos antes que las tropas expedicionarias, llegó al muelle el
general Ahumada, junto con sus ayudantes.
Inmediatamente embarcó, imitándole después las fuerzas de Caballé*
ría. En media hora, los vapores golondrinas, trasladaron á los expedi-
cionarios. También embarcaron 40 voluntarios rezagados. Los soldados
iban muy animosos, y cosa rara, no se desarrollaron escenas tristes,
como en embarques anteriores.
El aspecto que presentaba el muelle al verificarse el embarque, era
por demás, animado y pintoresco. Una muchedumbre inmensa hormi-
gueaba en los muelles que se hallaban ya materialmente ocupados.
Las músicas militares tocaban alternando, aires populares, acompa-
ñándoles las bandas de cornetas y tambores, y surcaban el mar fya
número de lanchas, botes y otras embarcaciones de pequeño porte, e
ñas de gente deseosa de contemplar, sin las apreturas con que ten m
que luchar los espectadores.
Mientras esto ocurría en el muelle, celebrábase en la iglesia w la
Merced, la anunciada misa. Una hora antes, de empezar el acto, se a-
liaba la iglesia ocupada por numeroso gentío. ESn la plaza de la Mer' d,
r
ORONICA P» LA QUJBRA DK OüBA 253
dos parejas de guardia municipal montada, y varios individuos de á pie
j agentes de vigilancia, cuidaban de evitar la aglomeración de gente,
manteniendo expedita la entrada al templo.
El templo, estaba profusamente iluminado.
A las 9, llegó el general Weyler y el órgano entonó la marcha real.
El obispo se revistió de los ornamentos sagrados, el general con su es-
tado mayor y las autoridades tomaron asiento en el presbiterio y em-
pezó él sacrificio de la misa.
Mientras duró la ceremonia,- la escolanía cantó algunos fragmentos
religiosos. Se rezó la oración pro témpora helli, terminando el acto, con
una plática del obispo, diciéndole al general que al saludarle, hacía ex •
tensivo su saludo, á los demás generales, al ejército que pelea en Cuba
y á España, por cuya honra é integridad, sostiene la lucha. Dirigió
! elimos á la reina y una calurosa invocación á la misión que la patria
ha encomendado al general Weyler al confiarle la defensa de su bande-
\ ra. Hiso un brillante panegírico de las cualidades del general, que toda
Barcelona ha tenido ocasión de apreciar, por lo cual, su marcha será
muy sentida.
Imploró para él y para todo el ejército la protección de la Virgen
de las Mercedes, patrona de Barcelona, que inspiró á los Reyes la idea
de la conquista de Mallorca infundiéndoles aUentos, entusiasmos, y fuer-
tas para realizar su cristiana misión, terminando con una hermosa in-
vocación á la corona que ciñe las sienes de la Virgen, reina de la ciudad,
deseando que ilumine con sus destellos al ejército y sea feliz presagio
de la victoria que el país ansia.
A pesar de U santidad del templo, algunos no pudieron contener el
entusiasmo y resonaron fuertes vivas á España, al ejército, y al general
Weyler.
El general con el prelado, el gobernador y el alcalde, fueron rodea-
dos en la misma iglesia por una masa de público entusiasta, que empe«
ló á aclamar al marqués de Tenerife. Las voces resonaban en el templo,
en cuyas bóvedas repercutían, siendo impotentes los esfuerzos de algu-
nos devotos que intentaron acallarles, por respeto á la santidad del lugar.
Al aparecer en la puerta, el público que aguardaba, se precipitó á
saludarle, arroUando á los guardias que á pie y á caballo, intentaban
abrir paso.
'^n ¡viva! unánime, atronador, entusiasta, le acogió y el general
es ajado, materialmente, separado por el oleaje humano, de su acum*
p amiento, pudo llegar á duras penas á su palacio. Allí se le reunieron
el -^hispo, el gobernador, el alcalde y otras personas, quedando el públi-
ca .Jtacionado, creyendo, volvería salir, pero lejos de ello, cruzaron to-
d i con paso ligero el patio de la capitanía, huyendo de ovaciones y sa-
lí -^n por la puerta que da al Paseo de Colón.
L
254 GRONIUA DE Í.A OURRBA DB GUISA
La comitiva oficial se dirigió á pié al embarcadero de la capitanía
donde el general, embarcó en una canoa del cañonero Pilar, junto con
el obispo, alcalde, gobernador civil, y su secretario, el general Ahuma-
da (don Joaquín) con su a'yudante.
Al cruzar; dichas autoridades el muelle, fueron vitoreadas por el pú-
blico que ocupaba las embarcaciones.
La proximidad del general Weyler al muelle de la Riba, puso en mo-
vimiento á la multitud que esperaba ansiosa su llegada.
La guardia civil tuvo que entrar en funciones para hacer retirar á
aquella mole compacta que se estrujaba, bullía y rebullía para ocupar
los primeros sitios. Hubo un momento de verdadera cc^nfnsión en qne
anduvieron revueltos uniformes, blusas, levitas; en una palabra, la indn'
mentaria que revelaba la presencia de todas las clases sociales.
Las bandas y músicas atronan los aires con la marcha real, los víto-
res se multiplican y se agolpa la multitud para ver de cerca al general,
que después de haber saludado á las autoridades militares fué llevado en
andas por la multitud, que no se cansa de dar vivas á España, al ejérci-
to, al honor nacional y á Weyler.
El general palidece de emoción, y después de saludar á todos con el
ros y estrechar la mano á algunos obreros,^ embarcó otra vez con las
autoridades que le acompañaron y se dirigieron todos al trasatlántico
Santo Domingo. Continuaron los aplausos y vítores.
La falúa del general fué escoltada por una infinidad de pequeños botes,
que se colocaron después alrededor del Santo Domingo. En la cubierta
de este buque no podía darse un paso. Sería interminable publicar la
lista de personalidades importantes en la ciencia, arte, literatura, indus-
tria y comercio, diputados, senadores, representaciones de diversos cen-
tros y autoridades civiles y militares y particulares que estuvieron i
bordo para despedirse.
El general Weyler estrechó á todos la mano efusivamente; dando nn
fuerte abrazo á su hijo don Fernando.
El vapor rebosaba con ello vida y animación; los soldados expedi-
'Cionarios agrupados en la parte de proa, subidos unos en las vergas, otros
donde podían con objeto de dominar el hermoso espectáculo que presen-
taba el puerto, no cesaban de dar vivas y saludar al público que les ro-
deaba. A cubierta iban desfilando ante los generales Weyler y Ahumada
los que allí se hallaban y para todos tenía el jefe del ejército de k ba
frases de afecto y cariño. Los vivas y aclamaciones no cesaban y í do
■ello uníase el estrépito de la sirena del vapor, cuyas vibraciones ' )r-
decían.
El señor obispo, después de dirigir palabras de aliento á los exj lí-
«ionarios, repartióles como recuerdo medallas de plata de la Tir| de
la Merced, que todos ansiaban poseer. Todas las autoridades ^^" el
CRÓNICA Pg LA QUERRÁ PK CUBA 255
señor Sánchez de Toledo, que había salido ya poco antes con objeto de
irá recibir al general Despujol, se despidieron del señor Weyler, abra-
ziñéple j haciendo votos por el buen éxito de su cometido. Varias per-
sonas de su intimidad también aguardaron el último instante y así, á
ba once y cuatro minutos, cuando el buque se puso en movimiento aun
quedaban á bordo dos ó tres personas que tuvieron para salir algunas
dificultades.
Resultaría pálido todo cuanto dijéramos para describir el aspecto
del puerto al empesar á moverse el Santo Domingo. Los muelles de la
Paz, Barcelona, Riba, la terraza de la Capitanía, las escolleras, todos
aparecían bordeados de público, que se había encaramado en las grúas
y demás cuerpos elevados; las cubiertas de los buques vecinos estaban
coajadas de público y alrededor del trasatlántico centenares de botes,
skifs, falúas, vaporcitos, golondrinas y hasta barquitos de pesca alqui-
lados á los curiosos. La masa de pequeñas embarcaciones formaba calle
al vapor hasta el antepuerto, sin que, á pesar de tal aglomeración, ocu-
rriera incidente alguno desagradable.
Apenas hubo hecho el vapor algunas brazas, el general se asomó á
la baranda del entrepuente; aT verlo el público prorrumpió en un clamo-
reo entusiasta, atronador, incesante de aplausos, vivas y aclamaciones.
Laa señoras agitaban sus pañuelos, los hombres las gorras y sombreros,
todos los buques hicieron vibrar sus sirenas saludando con las bandero-
las al Santo Domingo. Weyler contestaba quitándose el ros, mientras
los soldados expedicionarios coreaban los vivas del pueblo con los eu*
yo8, tan entusiastas como los de éste.
Hasta el último momento permaneció Weyler en el entrepuente con-
testando los saludos; á las once y cuarto, el Setanti en el que iba el que
relata, viró de rumbo en demanda de puerto, mientras el Santo Domin*
^(7 proseguía magpstuosamente su camino, llevándole la personalidad
iK>bre la cual tendrá en breve fija su atención España entera.
Embarcaron también, además de los generales Weyler y Ahumada,
los coroneles de infantería don Juan Hernández y don Tirso Albert, los
tenientes coroneles don Guillermo Pintos, don Narciso Acosta y don
Adolfo Villa, los comandantes don Servando Rodríguez, don Narciso
Fonsdeviela y don Ataúlfo Ayala y el capitán don Valerio Todo, los co-
mandantes de ic^aballería don José Gregorich, don Rafael Girón y Ara-
gór , don Federico Rodríguez Fito y don Fernando Pastor, el primer
ten^ *,nte don Eulogio Despujol y los segundos tenientes don Ignacio Sie-
rra/ don Ensebio Grau, los capitanes de Estado Mayor don Antonio
Eo4 a Simó y don Rafael Mucientes, el médico mayor de Sanidad mili-
tar Ion Ceferino Rives, el comisario de guerra don Jjeopoldo Rich y los
«fie lies segundos de oficinas militares don Alberto Pampillón y don An-
tón ^ 'Maeso.
256 ORÓNIOA DB Ul GUSBBA DX CUBA
El general Weyler recibió una manifestación de simpatía muy cala*
rosa, cosa rara en nuestro pueblo que no es dado á grandes entusiasmos
porque no responde á su modo de ser, y solo se entrega á ellos eu%ndo
cree que liay motivo fundado para hacerlo. Agradecido se mostró el ge-
neral y podía estarlo de veras; que nada puede satisfacer más que ser
llamado por una nación cuando ésta pasa un periodo difícil. La misión
de pacificar la isla es espinosa, pero por lo mismo honra muchísimo más
á quien está llamado á llevarla á cabo.
A las once, dióse orden de despejar el vapor y diez minutos después,
este levaba anclas dirigiéndose á la boca del puerto, seguido de infini-
dad de canoas, falúas, botes, lanchas y demás embarcaciones de pequeño
porte, repitiéndose los vivas á España, al general Weyler y á la integri*
dad nacional.
C!on satisfacción consignamos aquí la respuesta que el general dio 4
un individuo que le decía:
— ^Mi general, hay que ganar el tercer entorchado.
— Los muertos únicamente, son los que no pueden ganarlo.
* «
La despedida que Logroño hizo al escuadrón expedicionario del re*
gimiento de Albuera, supera á toda ponderación.
Vamos á insertar los documentos y discursos publicados y nuestros
lectores harán los elogios que todos ellos merecen.
ORDEN DEL CUERPO
Orden del 20 de enero de 1896, en Logroño, despidiendo cU escua-
drón expedicionario:
En el tren que partirá á las cuatro de la tarde de mañana saldréis de
esta hospitalaria capital de la Rioja, donde tantas pruebas de afecto ha-
béis recibido de todas las clases sociales» para embarcar el 23 en Santan*
der, con rumbo á la isla de Cuba. Yáis á combatir allí con dos enemi-
gos, mas temidos que temibles; el clima y los insurrectos. Estad seguros
de que las enfermedades endémicas se ceban generalmente en las perso-
ñas viciosas; pero no en las de morigeradas costumbres, y menos si ob-
serváis las reglas de higiene que se os han enseñado.
Los separatistas se presentan en hordas semi-ealvajes, acaudillad
por unos cuantos mercenarios que á pretexto de libertar á Cuba de xv
opresión que jamás se ha hecho sentir sobre la isla más libre del mund
saquean, incendian y devastan aquel hermoso suelo, regado con el s
dor de nuestros ascendientes durante 400 años; importando poco á éi
miserables extranjeros que perezca la familia cubana, sucumba la re'
n«Aw?nA nw xjk arwRUA db oimA
Rroolo lO «
. 258 CKONICA DK LA OUERBA DB CUBA ^^^^
gióp, Be destruyala propiedad y demás fuentes de la riqueza pública,
qué constituyen los principales «lementoa de toda sociedad civilizad».
|; Fácil o8 será comprender que quien, para hacer la guerra, echa ma-
|j, no de medios tan cobardea y villanos, es poco temible en el combate,
^, ^ por eso lo rehuye siempre que puede para proseguir ea innoble tarea,
f- cayendo alguna vez de improviso sobre descuidadas columnas.
k Afortunadamente vais mandados por un jefe y oñoiales de gran
^''. experiencia, que sabrán libraros de las asechanzas del enemigo; en Tnes-
^l - tras conciencias lleváis grabada la justicia de la santa causa que válfl á
¿' "^ defender, la integridad de lapatria;' y en vuestros sables la fuerza que
i mantendrá ese derecho; mas si esto no fuera bastante, que silo es, par
':¿' hacer rugir de ira vuestros pechos, acordaos que pertenecéis al regí
>: miento oreado para perpetuar la L^emoria de la más gloriosa acoiói
librada en la guerra de la Independencia, la bátaUa de la Albuera
r- . donde quedaron abatidas laa orguUosas águilas francesas; no olvidM
\i' - que B<Sia dignos desceudientea de los que en los Castillejos, Tetuan ;
■ Wad-Rás, hicieron morder el polvo á los bárbaros africanos; y por lil
timo, aunque con menos gloria por tratarse de españoles, recordad qu
en el Norte vencisteis siempre.
' '/ ^, valientes de Albuera, la nobleza de vuestro abolengo, consig
nada está en la historia del regimiento, llena de brillantes acciones ;
h vuestro escudo ornado de inmarcesibles laureles, qup espero reverde
ceréís en Cuba, con nuevas victorias. Abiertas quedan las páginas qu
'■■}.: llenaréis con vuestro heroísmo, para honra del regimiento y gloria d
'',. la patria.
% Entre tanto, nosotros que por ministerio de la . ley no podemo
acompañaros, nos embarga la pena de, despediros; naeatro espíritu;
, nuestro corazón estará siempre con vosotros, siguiendo anhelante la
vicisitudes de la campaña, yrogando al Bíos de los ejéroitoa os protej:
y dé alientos para pacificar la hermosa antüla cubana, y volver sanoe
honrados y satisfechos á vuestros hogares. — El ^ranñ\,Ricardo de 0)eda
ALOCIJCION
Durante la misa, el distinguido capellán del cuerpo, señor Carpínte
ro, dirigió á los expedicionarios la siguiente plática:
Nisi quod lex tiia meditaiio mea est, ti
forte prriissem in kvmilitate mea.
Si tu ley no hubiera sido mi meditaci.
entonces de cierto hubiera perecido en
pequenez.'
Ps. 118, V. 92.
excelentísimos SEÑORES: ■:
, Al dirigiros la palabra, expedicionarios de Albuera, con motivo
vuestra próxima marcha á la isla de Cuba, ya que no puedo ni f-
r
OBÓNIQA DE LA QUSRBA DS QUBA 259
■ ■' - , .1 .1 ■ I , ■
i
extendenne mucho en esta plática ó alocación de despedida, me veo,
ún embargo, precisado á recomendaros muy eficazmente la observancia
de la ley de Dios y la práctica de las virtudes cristianas, para que
siendo buenos cristianos seáis también al mismo tiempo fuertes, gue*
rreros y victoriosos soldados.
Lo acabáis de oír en las significativas palabras del real Profeta Da*
vid, tipo y ejemplar de aclarecidos guerreros, que acabo de pronunCÍ9.r
y que voy á repetir. cSi tu ley no hubiera sido mi meditación, enton-
ces de cierto hubiera perecido en mi pequenez. »
Y efectivamente, señores ¿qué es el soldado, por si solo sin la inque-
i brantable ayuda del auxilio del Señor? Abierto está para todos el gran
L libro de la historia, y en él vemos consignado con letras de oro, que
; 'muy poco 6 nada puede el guerrero sin la protección de Dios, al píaso
que lo alcanza todo con su dirección y apoyo. ¡Ah! ¿Bki qué vinieron á
i parar los formidables ejércitos de los asirios, persas y medois, no obs-
[ tante el asombroso número de sus aguerridos soldados?
; Pues no ignoráis, queridos expedicionarios, que aquellos innumera-
\ bles ejércitos, con increíble facilidad y prontitud se dispersaron y disi-
I paron como el humo. Y es que donde no se halla el espíritu del Señor,
I allí falta la cohesión, la disciplina y la fortaleza. Sí, en todas las pági-
nas de la histoiia vemos consignado lo mismo: donde se halla el hombre
sin la ayuda del cielo, allí está la debilidad, la flaqueza y la impotencia:
donde se halla el espíritu de Dios sosteniendo, conformando y robuste-
ciendo al hombre, allí la inteligencia, allí la sabiduría, allí la destreza,
allí el acierto y allí la incontrastable fortaleza.
Por tcdoló cual, señores, el militar cristiano para llegar á ser dis-
creto y valiente, es preciso que comience por ser temeroso de Dios, re-
ligioso y puntual observante de la ley santa del Altísimo.
¡Ah queridos expedicionarios! No de otra manera ni por otros me-
dios adquirieron los celosos macabeos aquel valor y fortaleza indoma-
bles que les alentaron, aún antes de organizarse, para defender su reli-
gión y su patria y reconstituir su nacionalidad injusta y sacrilegamente
dominada y sojuzgada por el formidable ejército del rey Antióco.
Ante todo, se humillaron en la presencia del Señor y le suplicaron
rendidamente su gracia y perdón, y después de reconciliados con Dios,
eo] ..aron aquella guerra gloriosa de pocos contra muchos que termi-
nó -^almente con la más completa victoria los que peleaban en nombre
^de] ñor.
-^r tanto, soldados expedicionarios de Albuera, no dejéis de guar^
éaj '\ y constantemente la ley santa del Señor: además., distinguios en
«qi ^ remotas tierras, entre todos, por vuestra piedad y devoción,
poi ,mor que os tengáis unos á otrot^, por el exacto cumplimiento de
Q^ a ^Hligaciont s, por la x>baervan,cia de los divinos mandamientos,
260
CRÓNICA DE LA OUBRRA DX CUBA
por la honestidad de vuestras costumbres, por él odio al vicio, por el
horror á la blasfemia, por vuestro amor y respeto á vuestros dign&imoa
jefes, y por todo aquello, en fin, que os constituya buenos cristianos,
temerosos de Dios y de los hombres para que seáis fuertes guerreros y
victoriosos soldados en los combates que tengáis que sostener. ¡Ah! con-
tad, contad desde luego y mientras dure el tiempo de prueba y de la
lucha con las oraciones de todos y muy especialmente contad con la
oración y las plegarias de es*
te noble pueblo de Logroño
que os ve partir para vuestra
destino con el corazón angus-
tiado presa del más acervo
dolor.
Nadie, nadie querrá nega«
ros su concurso en está obra*
£1 sacerdote entre el ves*
ti bulo y el altar, religiosa en
las soledades del claustro, laa
familias cristianas en el ho«
gar, la inocente niflez en loa
Colegios y la brfandad en loa
Asilos donde el amor la al-
berga; todos, todos harán vio-
lencia al cielo y estrecharán
el corazón amantísimo de Je-
6Ús hasta confundir á nuestroa
enemigos.
Ejemplo elocuentísimo de
esto tenemos en la historia
militar de todos los pueblos,
desde la más remota antigüe*
dad hasta nuestros días :
lado del ejército que combate se vé al pueblo que ora, ya sea con 1
•ración de la inquietud y de la tristeza, ya sea con la oración de
gratitud y de la acción de gracias.
Pues bien, dignísimo Jefe, bizarros oficiales y queridos soldi.^
pedicionarios: el Dios de los hebreos^ en el Desierto y de los Israeli
el mar Rojo, es el Dios de Covadonga y de Lepante: el mismo que .
á cabo la obra de la gloriosa reconquista con San Femando; que de
la victoria de Clavijo con Santiago; que con Isabel la Católica h*
África á los hijos de Mahoma, y que extenderá sobre vosotros el
4e su soberana protección.
Prenda segura de esta misericordia, son estas demostraci^*''^
El f aaeral, marqué* de Abavada.
t^
á
CRÓNICA DK Uk QUERRÁ D» OÜBA 261
«as que hacéis ante los santos altares para implorar la asistencia de la
Sant^ima Tirgen, antes de partir para el teatro de la guerra; y sean
cuales fueren los accidentes de la campaña, bastará á sostener y afir-
mar nuestra esperanza la iiermosa y tierna ceremonia de imponeros el
Santo Escapulario de la Virgen del Carmen con la medalla de Naestra
Señora del Pilar, que con tanta solicitad y esmero os ha preparado una
piadosa señora, para que en las horas de angustia y en los momentos
de peligro, la imagen de la Virgen Santísima, sea vuestro consuelo,
Yuestro refugio y vuestro amparo.
Acto tan tierno me obliga á manifestaros lo que siente mi corazón,
¡Ah! Yo te saludo, brillante regimiento cazadores de Atbuera, gloria y
ornamento del ejército español, decoro y modelo de todos los regimientos
del Arma; tú, tú que mil veces has dado grandes pruebas de virtud y de
sufrimiento, tú que en cien combates has conseguido coronarte con
otros tantos laureles, tú que en mil ocasiones has proporcionado con la
mayor abnegación días de gloria á la patria, tú que lleno de fé y en-
tusiasmo vienes en este día á postrarte ante tu querida protectora la
Santísima Virgen del Pilar, recibe, recibe el más cumplido parabién; y
vosotros, mis queridos expedicionarios, repetid hoy entusiasmados en
presencia de esa vuestra protectora, lo que el pueblo de Betulia al con*
templar la insigne victoria que sobre los asirlos consiguiera su famosa
heroína. «Tu gloria Jerusalen, tu letitia Israel, tu honorificentia populi
noetri.»
Sí, expedicionario de Albuera, á María Santídma han acudido siem-
pre los más insignes capitanes y los guerreros de más renombre. Ri-
cardo, Corazón de León, llevaba camisas tocadas á la de la imagen de
María Santísima de Ohartres; Duguesdín, hacía prodigios de valor al
grito de Nuestra Señora; Jaime de Aragón, lanzaba las huestes agarenaa
de su reino y las hacía huir ante los estandartes de María; Alfonso de
OastíUa, derrotaba doscientos mil moros auxiliado por Ella y el gran
Colón la invocaba como á su consuelo en todos sus conflictos. ¡Ah! No
dejéis, queridos expedicionarios, no dejéis, de acudir á Maria en todas
vuestras necesidades, pues SUla es la Reina de las victorias y también el
auxilio de los cristianos, «auxilium cristianorum.»
Por loque á mí toca, todos los días, en el altar del sacrificio, tendré
pr*~ '*^notros amantes y piadosos recuerdos, rogando al Señor, por me-
dí -^n de la Virgen del Pilar, nuestra protectora, y del gran Apóstol
Si go, nuestro Patrón, que haga próspera vuestra navegación, cen-
se -uestra salud, defienda vuestra vida y os conceda pronta y seña»
b .^toria.
-^-H bien, señores, no seria justo ni nada caritativo que yo diera
ib , desaliñada plática sin dedicar un recuerdo á los que fueron
VI oficiales de Bailen, hijos queridos de esta nobilísima ciudad.
L
262 CRÓNICA gE UA. avSREA. DB CUBA
que con qd valor á toda prueba, y pensando tal vez en sn querida
tria han muerto' heroicamente al frente de sos Boldados en defensa
honra y de la integridad nacional.
Y como ea pechos católicos la forma de la gratitud es el sofr
por ellos hemos pedido todoa al Dios de las misericordias, que pi
con gloria eterna los aumentos de gloria que han dado á su qu
país.
Finalmente, señores, haga el Señor, por su bondad infinita, q
oonTierta en bien el mal que boy nos afllje y que gocemoe pronto,
pronto, los beneficios de la paz que es principio de toda prosperida
Sea prenda Bí;gura de estos votos la bendición que desde el fom
mi alma os doy en el nombre del Padre y del Hijo y del Espirita S
Amén.
■ Carlos Carpintero Buriüo.
Bando de la alcaidía.
Logroñenses: — A la hora de las tres de la tarde del día de ma
saldrá de esta ciudad el esouadrÓ'n expedicionario del regimiento <
Ueria de Albuera destinado á la campaña de Cuba, en donde va & d
der la integridad del territorio español.
Ya en otras ocasiones semejantes habéis demostrado vuestro e
alvalerosoejercito.de la patria y no duda el municipio que, en
Bueva ocasión seguiréis dando maestras inequívocas de vuestra ge
sa hidalguía, acudiendo á despedir & esos queridos hijos de nuesti
oión que van á aaorifíoarlo todo en honor de sus banderas.
Así mismo os mego, en nombre de la representación popular, <
lañéis los balcones de vuestras viviendas, principalmente en las
del Mercado, Sagasta, Estación y muro del Siete y de los Reyes, oo
do siempre con la gratitud del municipio y de la alcaldía-
Logroño, 20 de Enero, de 1896. — Vicente Infante.
El viaje del general Weyler, desde Barcelona á Cádiz, fué en exl
felii.
' El día 27 de Enero, ¿ las ocho de la mañana, fondeó el <
Domingo.
La población esperaba con ansias la llegada de los expedición
y apenas tuvo noticias del fondeamiento, acudió al muelle, desee
recibirle.
Las autoridades civiles y militares, á bordo de un remolcador
-vieron á visitarle. El general, recordaba emocionado, y así lo rf>
ORÓNIOiL T>K LA OÜERÍIA DB CUBA 2é3
la despedida que le hizo Barcelona, y solo ne^tía que el Alfonso 'XJ II
ño zarpara en el acto, porque le impacientaba ya el tienipo, que había
de tardar en llegar á Cuba.
El general Fernández Rodas, gobernador » militar felicita al nuevo
gobernador general de Cuba, quien contestó emocionado que sentía
honda ansiedad por llegar á la Ehibana, que le abruma el peso de las
responsabilidades contraidas y que piensa en lo horroroso que sería su
fracaso^ pero que está orgulloso de su misión dispuesto á todo para
cumplirla y confiado en el valor, en el heroismo de los soldados.
De haber sido posible, quería' el general Weyler transbordar al
Alfonso XIII y zarpar enseguida.
No aceptó el convite del general Fernández Rodas quien esperaba
tenerle á comer, resuelto á permanecer á bordo del Santo Domingo.
A las once de la mañana, almorzó el general y después, paseando
por la toldilla del buque, declaró á varios de los señores que habían
acudido á saludarle, que le preocupaba el porvenir, y expresó sus te-
mores ante lá enorme responsabilidad que asume, de la confianza (¿he
en él ha puesto la nación.
EJntónces quedóse un rato pensativo y el general Ahumada le sacó
de su ensimismamiento, cociéndole:
— General, tengo fe ciega en que la victoria será suya No caben
discusiones ni recelos..... E^ una corazonada de todo el pueblo español.
En tales mdtheiltos sé iba efectuando el trasbordo de los' escuadrones
embarcados en Barcelona, que llevaban al Alfonso XIII un auxiliar de
la Trasatlántica y el vapor Trocadero. . -
' Los soldados no cesaban de dar viras, todo era alegría y confianza.
; El general no quería bajar á tierra por miec'o á las ovaciones, y
y mucho más en las circunstancias excepcionales en que se encontraba
por las recientes desgracias de familia que había sufrido.
A las dos de la tarde, trasbordó el general al Alfonso XIII, y du-
rante la travesea, fué hablando de Cuba, de sus importantes progresos
en las ciencias y en las industrias. Antes que. la Península — decía el ge-
neral— tuvo Cuba, sus tranvías, sus redes telefónicas^ etc.
Es innegable — añadía— que la hace progresiva la vecindad de los
Estados Unidos; pero en progreso está, y por ello es un ei*ror el negarle
I" ^Ttades y reformas que la vida progresiva requiere.
¡Triste error — exclamó, — que tanta sangre y tanto dinero ha cos-
oU
i
Sofocada la rebelión, el general Weyler opina que debe concederse á
"^a todas cuantas libertades y mejoras políticas y administrativas son
i upatibles con la vida nacional.
"¡orno sé repitiera la noticia de que e^tá herido Máximo Gómez, ob-
I ' -^1 general Weyler que sería de lamentar su muerte, pues contiene
L
r"
OBÓKICA DE LA QUKBBA UK CUIU 365
Uns ves en el Alfonso XIII, abrió la eorrespondeneía y trasmitió á
Baioelona el BÍgniente telegrama:
• Gobernador general electo de Cuba á alcalde Barcelona.
>AI llegar & Cádiz mego interprete á ese paeblo qae tanto quiero mi
ig dmiento por las prnebaa de afecto de que ^fní objeto á mi despe-
dii .aseando hacerme acreedor á tal confianza, realisando las espe-
ra 3 qtM en mí tienen. — Wetleb.
" impaciente estaba el general por oomplir su misión, que quería
qu illa misma noche zarpara el Alfonso XIII.
5?s^-
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^í'r
3 j:'*
y'.v •
^
266 CRÓNIQA DX LA GUSKRA DE CUBA
Vista la imposibilidad de ello ordenó que se alistase todo, á ñn de
zarpar á las ocho de la ma&ana.
Suprimió la escala de Canarias para ganar uno ó dos días; tal era
íu impaciencia.
Saltó á tierra el general Weyler acompañado del general Ahumada
y sus ayudantes, á las siete y media de la noche, no queriendo hacerlo
í^ oficialmente.
A pié recorrió parte de la ciudad, visitando al gobernador civil, al
alcalde, y al gobernador militar.
En el doniicilio del general Fernández Rodas aceptó una taza de
café, en espera déla llegada del tren en que(rvenían los generales desti-
nados á Cuba.
El Casino Gaditano convidó á tomar una copa de Jerez al goberna-
dor general de Cuba, quien aceptó á condición de que fuese extricta-
mente íntima la reunión, sin él menor carácter de fiesta, rogando que
respetaran su luto.
• — Bebo — dijo— por el primer triunfo que alcance en Cuba. En esa
hermosa perla de las Antillas que algunos pesimistas dicen que se ha de •
perder y que yo aseguro lo contrario. Perder á Cuba, sería la ruina de
Espa&a, y una deshoni^ nacional.
A las ocho y media entraba el tren en la estación, donde aguarda-
ban nutridas comisiones militares y gentes del pueblo venidas en parte
de las poblaciones vecinas.
Llegaron los generales Ochando, Bariíés y Arólas, destinados á Cuba.
Eq Córdoba tomó el tren el general Monroy, venido expresamente á
saludar al general Weyler. .
Los cuatro generales se fueron directamente al Gobierno militar.
El general Weyler abrazó fuertemente al general Arólas, diciéndole:
—«¡Vamos á otro Joló! Hay que dejar bien puesto el pabellón como
en Filipinas... Juntos peleamos y juntos vencimos.»
La entrevista de los generales en el gobierno general fué en extremo
afectuosa.
La escena suscitó el entusiasmo de los generales presentes que eran
Ochando, Bargés, Monroy, Ahumada, Bsmal, Fernández Bodas y Cas-
tillejos.
Aquella misma tarde á las cinco y media llegó en tren, el escuaf* u
de caballería de Vitoria, procedente de tíeréz.
Los jerezanos hicieron al escuadrón una despedida delirante.
En Cádiz tuvo un gran recibimiento, asistiendo las autoridades, , »•
nerales, jefes y oficiales, miisioas y mucha gente.
Seguidamente embarcaron los expedicionarios én los remolcadc »
que les trasbordaron al Alfonso XIIL
r
^*^0*0^0t0p0^0*0*»*0*0^0^0*0^0^0m^0^m^0*^^0^ft0^0^0^m0
A despedida que Palenoia hizo a! escuadrón expediciona-
rio de FamesiOf fué brillantísima.
El banquete que en el Continental se dio á la oficiali-
dad de dicho escuadrón resultó conmovedor y entusiasta.
Después de pronunciarse elocuentes y patrióticos brin-
dis, leyóse la siguiente composición poética, original del
señor Cadavieso Calderón.
Al escuadrón de Farnesio destinado á la campaña de Cuba.
En el fecundo suelo americano
c Jolón descubrió^ la patria amada
t 3 6u honra hoy, allí empeñada
^ á defenderla vais contra el villano.
í8 enemigaos son; el clima insano
} Tuerra traidora de emboscada,
] 08 sobra valor y fe sa^rrada
para vencer, al clima y al tirano.
Más solos no partís, que os acompaña
en el mar de la Antilla leriebroso
y en el rudo sufrir de la campaña,
el corazón amante y cariñosa
de sacrosanta Madre... de la España
que vela por su ejército glorioso.
^tes que se leyera este soneto que fué muy aplaudido, pronunció
el improvisado brindis, que copiamos.
268
OBÓmOA DE L& GüBBaA. DI OÜBA
MientrBBhaya un corazón
que encierre 6an({Te española
DI con los yankés, ni eola,
TencerA la iosarrección.
Y eBte brillante escuadrón
de Farneoio, que ahora va
á la guerra, ayudará
& conseguir la victoria,
y con laureles y gloria
i Paleucia TolverA.
Que ha de vencer, lo atestigua
el renombre que alcanzó
cuantas veces se batió,
porque su bifitoria es antigua.
T en la cubana manigUa
luchará siempre aninioso
7 BÍu tregua', ni repoeo,
que es cada soldado un Marte
por haber formado parte
de Fameeio, el valeroao.
Y como espero, señorea,
que ha de quedar nuestra Bsp:
victoriosa en la campaña
contra ingratos y traidores,
brindo por los defensores
de BU honor inmaculado
y de BU nombre Bagrado;
por los dignos generales,
por loa jefes y oficiales
y por el pobre soldado.
A las dos y media de la tarde salieron del cuartel loa individuos
del escuadrón expedicionario, precedidos y acompañados de tod<
jefes y ofloiales del regimieato, presididos por el señor coronel.
El alcalde y diez ó doce concejales con los porteros, guardas i
oipales y seguidos de la banda de música que tocaba entusiastas hñ
formaba parte principal de la comitíTa, así como todas las autorí
y comisiones de los cuerpos militares y centros oficiales.
Las calles del tránsito desde el cuartel á la estación estaban <
das de canosos, y los balcones de las casas, vistosamente engalar
En la estación aguardaba ya un nameroBo gentío, deseoso de c
dir y saludar á los valientes soldados de Famesio, y entre ese t
estaban los alumnos del Institato, Escuela Normal y colegio de
Isidoro, coa banderas de colores, predominando el mojado de
Castilla y la que simboliza las glorias de la patria.
El estampido de las bombas y cohetes anunció la llegada del
ezpedioionarío, como también su salida de la estación.
Hubo escenas conmovedoras al despedirse los expedioionari
sus familias y amigos, y muchos de estos quisieron acompaña
algunas horas á los bravos defensores de la integridad nacional
bieron al tren que les conducía. El Sr. Polanoo, alcalde de la ciad
algunos concejales, diputados y oficiales lea acompañaron hasta O
ó Alar, y se asegura que algunos llegaron hasta Santander.
El Ayuntamiento obsequió á la oficialidad, clases y tropa del (
drón expedicionario, con una docena de. cajas de cigarros habana
diez reales 4 cada soldado, cinco pesetas á los cabos y siete oincut
cada sargento.
El Sr. Rodríguez LagnniUa, diputad'j & Cortes, les regaló tre'
cinco arrobas de vino blanco de su cosecha.
OaéinOA PM LA OOaKEA P« OÜBA 269
«dad El Casino también obsequió en metjlíoo á la trepa, 7
mas oajaa de cigarros á los ofloiales.
posible dar nn paso por el anchuroso andén, ooupado por las
LB partes de la población, y la guardia civil empleaba un ím-
probo trabajo para lograr abrir
paso, por entre la apUlada mu-
chedumbre, á las autoridades y
corporaciones oflcíalee que tenían
el deber y la satisfacción de
acompañar hasta la partida del
tren á los soldados de la patria.
Sonó' el silbato de la máquina
anunciando la marcha, y eetalló
una salva d« entusiastas aplaa-
SO8 por todos los ámbitos del an>
den; hubo vivas á la patria, al
ejército, á Famesio y al triunfo
de España en la fratricida gue-
rra; millares de manos se agita-
ban, saludando frenéticamente á
los que, hasta hoy, han sido, más
que huéspedes molestos, amigos
cariñosos de los vecinos de Fa-
lencia, y entre estrepitosos vivas
■ipurÉiB»(«.. y aclamaciones salió de la esta-
ción la magestuosa máquina que
1 puerto de embarque para Cuba á los que la suerte ha desig-
que representen en aquel sufrido y valeroso ejército al biza-
ento, de brillante y larga y gloriosa historia; al de Famésio.
jielo que vuelvan pronto ilesos y victoriosos, al regazo de sus
los amantes brazos de sus desconsoladas esposas y á recibir las
cias de sus tiernos hijos cuantos han abandonado la peninsu-
allende efl irraseible Océano, á correr los azaree y peligros
la y cruenta guerra y á sufrir loa rigores de nn clima tan
o mortífero.
W^OiSiSC^Si
OPINIONES DE UN SOLDADO
»^^»^^^^>^»%^^>^i^^i^^<i^^l^^t^^<^^^^^^W^^>^^^^rf%tf^>^^»^>^»W^^>^'^^<Í
' ».
N un colega militar ha publicado un soldado algunas obser-
vaciones encaminadas á demostrar que los preceptos del
arte de la guerra son aplicables, así como los niodemos
adelantos de la ciencia militar, á la campaña de Cuba,^ con
las modiñcaciones propias de la condición especial que la
misma tiene.
Así, pues,— dice — en la guerra de Cuba nuestro ejército tiene que
vencer forzosamente, no sólo por su valor heroico, sino porque nuestros
generales, jefes y oficiales conocen la ciencia militar, que los insurrectos
desconocen, y por lo que es de esperar llegue pronto el día en el que,
obedeciéndolas operaciones de nuestras columnas á un plan general de
campaña cualquiera, reduciendo cada vez más el teatro de las operaeib-
nes de la insurrección, no sólo no le sirva el fraccionarse, sino que n
pudiendo hacerlo, no tenga más remedio que combatir siempre que noi
otros lo deseemos y donde más nos convenga.
El estableoimiento de líneas que tienen por objeto llevar la insurri
r
CBÓNIOA DK UL OUKRBA DE QUBA 271
oiÓQ delante de nuestras colamnas, redaciendo cada vez u\&s él teatro de
op^raeipne;» para terminar por' acorralarla en el extremo oriental de la
isla y una vez allí, obligarla á rendirse ó á batirse para ser positivamen-
te vencida, es uno de los puntos esenciales en el plan que nos ocupa.
Estas lineas son trece: de Matanzas á Santa Clara; de Remedios á
Cienfacgos por Santa Clara; de Remedios á Trinidad por Sancti Spiri-
tos; de Remedios á Tunas de Zaza por Sancti Spiritus; de Júcaro á Mo-
rón por Ciego de Avila; de Nuevitas á Santa Cruz del Sur por Puerto
Príncipe; de San Miguel á Zanga por Guaimaro; de Manatí á Cauto
Embarcadero^ por Victoria de las Tunas; de Mayari á Cauto Embarca-
dero por Cauto Cristo; de Mayari á Santiago por San Luis; d^ Manza-
nillo á Santiago por Bayamo; de Sagua de Táñame á Caimanera por
Santa Catakna de Guantánamcy Santa Catalina á Baracoa por Pu-
ñal.
■
Las líneas antes expresadas c^n sus vías férreas militares y el nú-
mero de fuertes necesarios (se calculan en unos 144), pueden qjuedar es-
tablecidas en menos de mes y naedio.
La longitud total de las vías férreas será de 640 kilómetros, y su-
poniendo que el precio kilométrico de esta clase de vías con el material
militar móvil correspondiente sea de pesetas 20,000, entregado en cual-
quiera de los puertos de la isla, resulta que su coste será de 12.800,000
pesetas.
Esta cantidad, aunque á primera vista parece crecida, es insignifi-
oante — dice el autor — si sé considera que merced á ese gasto se acelera
la feliz tern^nación de la campaña, con lo que se economiza la sangre
de nuestros soldados, sus fatigas y la suma enorme que diariamente nos
cuesta aquella guerra.
Además — añade — ^una vez conseguida la victoria y restablecida la
paz, esas vías férreas militares constituyen una red de ferro -carriles
económicos que contribuirán al desarrollo de la riqueza comercial,
agrícola, industrial y miuera de la isla, y que siendo del Estado, su
exportación será fuente de abundantes ingresos, que contribuirá po-
derosamente á enjugar el déficit que en el Tesoro ha producido la
guerra.
juicio de un soldado y corroborando las afirmaciones pública-
m ^ hechas, no hace mucho por un distinguido general, que conoce
ac .lia guerra, las fuerzas militares, dentro del plan indicado, deben
di -".irse en tropas de ocupación, guarniciones de posiciones y líneas
y "^ag de operaciones.
L
272 CBOSICA DE LA BüKBBA PK CUBA
T partiendo de esta diviaión esencial, empezaría por destinar al de-
partamento Oriental 25,000 hombres y al Camagttey 15,000, onyo pb-
jeto sería, no solo mantener en respeto, sino perseguir sin desoanso i
las partidas que andau hoy por esa comarca é ir estableciendo las TÍas
militares antes señaladaf. A Pinar del Río irían 5,000 hombres, q.
consideran safioientes para su ocupación militar.
Las líneas no habían de establecerse hasta que las faerzas de op<
clones llegaran al terreno en que se habían de emplazar, y batido
tanto, todo el que dejan á retaguardia.
I CaÓSiqA DM LA ODKEBl. DB qUBA 273
[ ¿Qa¿ faenas son necesarias para la realización del plan? El autor
[ oateola en 40,000 hombres las qae exigen la ocupación y guarnición de
I ]u lineas y en 80,000 las de combate.
ipisíón de estas fuerzas de combate, organizadas en dos cuerpos
.,000, uno de vanguardia y otro de retaguardia, y divididos en
"ñas, convenientemente; situadas, empujarían la insurrección hacia
lAder^ao S9—t.xt Precio lO eent^
274 CRÓNICA Pg LA QUBBRA PE OUBA
el extremo oriental, en cuya situación, aumentando el ejército de ope*
raciones con los 40,000 que desde el principio tenemos en el Gamag^ey
y en Santiago y apoyándose en las líneas de esta provincia, envolvería
al enemigo fácilmente, concluyendo por derrotarlo.
Resulta, pues, que según este plan son precisos 160,000 hombres
efectivos en Cuba, y que teniendo en cuenta las bajas, habrá que contar
además con el 15 por 100. El tiempo que exige para su desarrollo no
llega á cinco meses.
Notas importantes.
De una carta del señor Gasset, fechada en Puerto Padre, á 18
Diciembre, tomamos los siguientes párrafos:
cEl día anterior había llegado á Puerto Padre una columna que pa-
saba de 1,000 hombres, compuesta de fuerzas de Bailen, Aragón y Ha-
bana, un escuadrón de Hernán Cortés, una pieza de montaña y varias
guerrillas.»
Las aguas, que por caso extraordinario en esta época, lejos de cesar,
arrecian, son causa de que infinidad de soldados terminen descalzos las
marchas; así es que da grima verlos andar con los pies estropeados so-
bre piedras y malezas.
Confírmase en estos párrafos lo que no nos cansaremos de sostener
para ilustrar la opinión, y evitar el peor de los pesimismos en una cam-
paña, que es la desconfianza en los que la dirigen^
El temporal ha sido excepcionalmente desfavorable para las opera-
ciones y la salud de las tropas. Véase que para formar una columna de
poco más de 1.000 hombres entre infantes, ginetes y artilleros, se nece-
sitan tres cuerpos de infantería. Calcúlese además la celeridad que pue-
den alcanzar marchas en que los soldados europeos acaban por caminar
con los pies descalzos.
Ante estas contrariedades es preciso recordar lo que Felipe H dijo al
saber la destrucción de la gran armada, y hay que confiar en que ha de
acabar el mal tiempo, y con el aprovechamiento de los nuevos refuer-
zos, ha de tomar otro giro favorable U campaña en el centro de la isla
de Cuba.
Los combates de la Trocha
^
«MMMM**«W«MMPW*««MM««««M^«MM*
N ]a noche del 3 al 4 de diciembre atravesó la Trocha-
e1 titulado general insurgente Máximo Gómez con 800
caballos y 300 infantes, y el 5 lo verífioó una fuerza de
200 ginetes negros y mulatos que volviendo grupas me •
rodean por la vía férrea. Siguiendo las instrucciones de
sus jefes pretenden volar los puentes por medio de la dinamita, no ha-
biéndolo conseguido todavía merced á las disposiciones adoptadas, tiro-
teando sin embargo todos los trenes que circulan por la Trocha. Pera
no adelantemos los sucesos.
El 5, y una vez que hubo regresado la columna que condujo un con*
voy á San Nicolás, fuerte que dista de aquí siete leguas, salió en perse-
cución del viejo dominicano á las órdenes del señor Rizo, coronel del
regimiento infantería de Alfonso XIU.
"^^ Ha columna, de unos 1500 hombres, está compuesta de fuerzas
jndo batallón de dicho cuerpo, todo el batallón provisional de
Bico número 1 , mandado por su digno teniente coronel don Ar-
^ *iíz, dos compañías del de Reus y los escuadrones de caballería de
.da y Lusitania con más las guerrillas montadas de los dos pri«
cuerpos,
"^ido á la interrupción de las líneas telefónicas y telegráficas, nada
276 ORÓNIOA Pg LA OÜEaaA DB OtJBA
se sabe de dichas fuerzas, üaicamente bÍ, por guajiros llegados de Kio-
Orsnde, qae en las Cejas del Re?aroadeTo y Santa Fé tavieron un en-
cuentro con el enemigo que tras alguna resistencia huyó por la espe-
sara, siendo perseguido muy de cerca por nuestras tropas.
Los sitios indicados son peligrosísimos para las columnas, pues de
bído á la espesa manigua que existe ¿ ambos lados del camino, siempre
son tiroteadas. Con un poco de serenidad por parte' del insurrecto ten-
dríamos que lamentar un sinnú-
mero de bajas, porque disparando
á muy corta distancia serían apro-
vechados todos sus proyectiles.
El 8 de diciembre tuvimos que
lamentar ana de tantas salvajadas
como á diario son víctimas los que
por lavar el borrón que pretenden
echar sobre la hispana nación loa
hijos de la hermosa Cuba, arros-
tran todas las inclemencias y para
quienes todos los sacrificios son
'|!||!i' pequeños.
Uegada con retraso al parade-
ro la fuerza del batallón de Reos
üsk que había de escoltar el tren al
r,.b.«.m«i«,.B,««i«iíMb,ii«n,.,.(Pí,.MB). Júoaro, salió á pié por la vía. Es-
ta fuerza, compuesta de 60 hombres, iba al mando de dos oficiales del
citado batallón, cuando al llegar cerca de una alcantarilla suena una te-
rrible detonación y ana lluvia de tierra cae sobre ellos. Inmediatamen-
te les hacen dos descargas, que ocasionan 14 bajas por heridos, entre
ellos un primer teniente y un s^gento atravesado por el cuello y tres
«oldados muertos.
El gastador Francisco Qaroía Fernández fué na héroe.
Es un hombre alto, de atléticas formas y tiene una herida leve en el
hombro derecho.
Explicaba lo sucedido, intercalando en su relato bastantes palabra»
en BU lengua:
— Caminábamos por la línea y por un sitio muy estrecho donde la.
manigua llega casi hasta los mismos railes. Estábamos cerca de ana
cuQtuilla cuando sonó una grandísima detonación é inmediatamei
doB descargas, de las que cayeron tres soldados nuestros muertoay ]
heridos que se ven aquí, más uno que murió anoche y el tenienl
Antes de que pudiéramos damos cuenta de lo que ocurría y no repu
tos de la primera impresión oímos desaforados gritos y voces de < i .
r
OBOKICA DE LA OÜEREA DE OüBA , 277
/
machete que son pocos! » , y en el mismo momento salieron de la manigtta
muchos insurrectos qne nos cercaron.
Yo — oontinaó diciendo — me vi sujeto por tres qne se me agarraron
á este brazo (y señalaba el izquierdo), agregando «¡pobre galleguito,
d¿ndehas venido á morir! > (palabras textuales); inmediatamente con el
fusil que tenia en la mano derecha df á uno un golpe en el pecho, que
cayó á mis pies, desasiéndome de los otros dos, no sin que uno de ellos
me tirase un machetazo que cortó la hamaca que llevaba en bandolera
y la correa hombrera del correaje, como se puede ver, pues ahí está...
y, efectivamente, estaba cortada como con una navaja de afeitar.
— Libre de aquellos tres enemigos — siguió — que no me querían de-
jar volver á España, corrí á retaguardia y disparando mi Maüsser logré
dar muerte á tres más, y al ver que Nicolás Frada, ese herido que está
más allá, y señalaba dos camas más arriba de la suya, sostenía rudo
combate con unos cuantos, me uní á él, procurando dar muerte á cuatro
más, de modo que entre los dos matamos sietessin el del culatazo en el
pecho que no sé si moriría, pero créame usted, le di bien y fuerte, por
lo cual creo moriría. Efectivamente, un hércules como él es capaz de
dar muerte no á un hombre, sino á un buey.
— ^Nada pido, señor,— continuó, — pero «malus demos os leven»,
que como pudiera mover bien el brazo mañana volvería á buscarlos. ^/'
El oficial á quien quedó la bala alojada en un testículo (que perderá) (f\^^^
se encuentra relativamente bien, dentro de su gravedad, como así mis- <^^<^
mo el sargento que, como arriba digo, tiene atravesado el cuello, co8--í:¿^<
tándole sumo trabajo el hablar. De los demás heridos han fallecido tres.^/f^^^^
Practicado al día siguiente Un reconocimiento en el lugar de la ac-
ción, se vio muchísima sangre en todas direcciones, signo evidente de
que sus bajas han debido ser bastantes. La alcantarilla quedó arreglada
ai siguiente día.
Siendo la Trocha militar del Oeste de Jácaro á Morón un punto tan
importante para las operaciones, es una lástima se encuentre tan des-
cuidada. Hay en Ciego una sola brigada que no para nada en el pobla-
do; siempre está recorriendo el distrito de una á otra parte, mientras
que la lioea se encuentra únicamente defendida por dos compañías del
batallón de Reus y un escuadrón de caballería. ¿Son suficientes estas
fuerzas para vigijar una extensión de catorce leguas? ¿Y cómo impedir,
exponerse á ser exterminados, el paso de numerosas fuerzas enemi-
^? Mientras la línea no esté perfectamente defendida, el enemigo pa-
'á del Camagüey á Las Villas y de Las Villar al Camagüey, y cuando
lor donde bien le parezca. Ciego de Avila, situado en un punto medio,
encuentra defendido únicamente por un par de compañías y alguna
Tza de la guardia civil, más los enfermos del hospital que todos están
^^dos. Su perímetro es grande y en caso de alarma las fuerzas de las
OBÓNIOA DE LA ODKBRA DE GDBA
representaciones de los cuerpos tienen señalado su puesto de di
Está rodeado de una valla de madera de jiqoi, durísima, termim
aAiadaB puntas, y tan espesa, que no puede penetrar por entra e
brazo de un hombre; los fortines están dispuestos de tal manera, <
«ualquiera calle que ee esté está dominada por dos de ellos y por li
1^ de la manigua cualquiera de ellos está defendido por los adj^acenl
A pesar de todo ello, es may escasa su guarnición, siendo, coi
objeto principal de las miras de Máximo Gómez, aunque no se de
naá atacarlo.*
t.>
E^-
Un bando del general
£1 general Martínez Campos ha hecho circulará primeros del
Biciembie este bando:
«Habiendo llegado á mi conocimiento que se ha esparcido el
4e que ha cesado el plazo para admitir presentaciones, juzgo pr
desmentir este aserto y hacer saber á los que se hallan en las fílaí
insurrección, que continúa vigente la circular que di el día 16 de
al tomar posesión del mando del ejercito, que previene losignien
«Los presentados serán puestos en libertad, excepto los que 1
^adnación de jefe y los cabecillas, á los cuales se retendrá preí
perando mis órdenes: para poder resolver yo según los casos, sem
cuenta detallada sobre ellos, expresando los nombres, profesión,
dad, graduación, si tomaron parte en la otra insurrección y si e
guerra han cometida* alguna tropelía.
Como la suerte de los prisioneros y de los presentados ha de se
distinta, encargo á los señores j^es de columna me manifieste!
p / «ada uno las condiciones en que han sido apresados ó se han prese
r' I £1 trato con los habitantes del campo y de l'ja pueblos ha de
I; ' \ que corresponde á la nobleza del ejército español y á las conven:
de la patria; en ooasionee, en esta clase de guerra, el mal trato ó li
,_ oiplina, dan lugar á la exacerbación de. ella. — Arsenio Martv
|j Campos.»
r-
% El combate de Hebarcadero.
£1 día 31 de Diciembre la columna mandada por el teniente c
don José Salamanca, compuesta de dos oompa&Cas del regimiei
Tarragona y un escuadrón de Pizarro y la del comandante don £
Aranjo, que la componían tres compañías del primer batallón de.
so Xni y una sección de caballería de Talavera y otra de Almans
dades todas muy escasas de fuerza, atravesaba la ceja del monte ]
oadero con dirección á Río Grande; á la salida de la ceja el enemij
r
CRÓNICA DE LA GUERRA DE CUBA 279
la había obstruido atravesando tres grandes árboles y alambres de cer-
cas, hiso una descarga al cabo y seis soldados de caballería que iban de
extrema vanguardia, hiriendo gravemente á un soldado y matando un
caballo.
En seguida se retiró el enemigo, pasando la columna sin novedad,
hasta que al atravesar el obstáculo el capitán de la tercera compañía
del primero de Alfonso XIII, don Mariano Gkan, que venía mandando
la extrema reitaguardia, recibió una descarga casi á quema ropa, de la
que por fortuna solió ileso, sosteniendo dicho capitán el fuego con su
revólver, que descargó dos veces sobre el grupo enemigo, hasta tanto
qne habiendo pasado su compañía, compuesta de 44 hombres, empeaó
el fuego por descarga, rechazando á aquéllos. La columna había hecho
alto á unos cien metros para tomar disposiciones, y al incorporarse la
teroera compañía con un soldado herido, volvió á ser tiroteada por
el enemigo siempre emboscado, siendo contestado con solo nueve hom-
bres desplegados á retaguardia, no pudiendo responder al fuego que ha-
cia el enemigo por derecha é izquierda, por haberse recibido aviso de
haber salido flanqueos.
El enemigo, siempre astuto y sagaz, se retiraba cuando éstos se
acercaban, volviendo de nuevo á hostilizar la retaguardia cuando aque
líos habían pasado, no pudiendo evitar, sin embargo, que el flanqueo de
la izquierda, compuesto de la cuarta compañía de Alfonso Xin, man-
dada por su capitán don José Rodrigo Longo, sostuviera con él dos nu-
tridos tiroteos.
Nuestra brillante caballería no pudo maniobrar por impedírselo lo
montañoso del terreno.
Ocurrió un hecho que es digno de mencionarse: hallándose el médi-
co primero del escuadrón de Talavera, don Ricardo Pérez Rodríguez,
en las guerrillas, bajo el fuego enemigo, curando al soldado herido de
la teroera compañía Agustín Bardagi, emprendió la marcha la colum-
na, y preguntando dicho médico al capitán señor Gran csi se iba á
quedar solo^, éste le contestó: € mientras usted y el herido no vayan de-
lante, la tercera compañía sabrá morir aquí toda.
Las familias de los que mueren en Cuba.
\ producido el mejor efecto en las clases militares, y de seguro
te % en la opinión pública, el decreto firmado por la regeate, y que
p a la Gaceta, concediendo determinados beneficios á los huérfanos
di oficiales que mueren en Cuba del vómito.
I parte dispositiva de dichc decreto dice así:
las las ventajas concedidas por las disposiciones vigentes respecto
al ^üo y permanencia en las Academias militares á los huérfanos de
L
iad
iM
F BUS
nya
• ÜRÓmOA DM LA OPKBSA D» OüBA 281
tnat iasarreeción es cosmopolita, revolacíonaría.
está el que no vea bu oaráoter y mi tendencia. No pre^nta á
donde viene; bástele saber á donde va. Por eso admite á onan-
~ tos quieren incorporarse á ella. Socialistas, colectivistas, anarqaistaa de
¡nropa, esclavos de África, parias déla India, judíos, expnlsos, emi^fra-
08 de todas partes están llamados á ella y serán bien recibidos.
Como no vamos á rescatar el sepulcro de Cristo, no necesitárnoslos
ftballeros de las cruzadas.
J^ ^
284 qROHIOA DB LA CÜBgtRA DB CUBA
El sar^uto distribuyó su gente en tres gmpos con la orden de dis-
parar contra cualquiera que se aproximara, y contestó así al oabeoilla:
. <Sr. FJeítes: Agradezco sus nobles promesas, y puede usted proceder
á la toma del cuartel; pero antes de entregar las armas, gastaremos el
último cartucho ó moriremos todos en defensa de la patria y de las ar-
mas que están á mi custodia. Puede usted romper el fuego en seguida.
Su atento y s. b. — Juan PvcHOh, jefe del destacamento.»
Nueva intimación del cabecilla, contestada oon la orden de qne no
se acercara nadie al fuerte, pues se le recibiría á balazos.
Pronto se generalizó el fuego.
Los tres héroes, con serenidad pasmosa, aguantaban la lluvia de
balas procurando ahorrar las muaioiones, disparando contra el sii'
desde el cuál salían los
disparos más nutridos. ~~
Finalmente uno de los
mis valientes avanzó y
fué herido. Eotonces se
retiró el enemigo al gri-
to de ¡Viva Cuba libre!
mientras los del fuerte
prorrumpían en vivas á :'■■„
España. -,[;
Losinsurrectos saquea- -^/'^á ^
ron la tienda del asiático '*^ d ^
Quirino Aquí, y fueron -
tiroteados por un peque- A^ ^
ño destacamento salido
del fuerte. Otra patrulla -^^ .-^
hizo luego prisionero a
un sujeto armado con una carabina recortada.
Los vecinos de Guayabales piden el ascenso para el sargento y a
recompensa para los soldados.
He aquí los nombres de los defoisores de G^uayabales:
Sargento. — Juan Pnchol Casalta.
Cabo. — Juan Escuela Larramona.
Soldados. — José Ramírez Qaldón (con fiebre de 39 grados), Vioei
Calatajud Borro (enfermo), Joaquín Domínguez Asenoío, José **
Bíneta, Francisco Fuerte Míralles, Francisco Alejandro Serrano, 1
cual Cátala Broch, Manuel Yifials Carbonell, Miguel Qnerol Fons,
cente CoUaso Colas y Teodoro Lorrión Juan, casi todos catalanes.
En una carta qne tenemos á la vista, dice uno de los defensores
Guayabales:
«Ayer los tuvimos (á los insurrectos) acampados á tres küómetr~
r
CBÓNIGÁ DX LA GUXRRÁ DX OUBÁ 285
aquí; pero se guardaron muy bien de venir, por más que han pr.ometido
dar candela á todo el pueblo, y de nosotros dicen que harán embutidos.
Pero ya saben que les queremos mucho, y nos desvivimos por obse-
quiarles con el Matlsser; sino que /ellos son tan tontos que no les gusta
esa fiesta; empiezan á gritar: « ¡que llevan el vichitof* como ellos llaman
al Maüaser, y se echan á correr.
«Para que vea quien son esa gente, durante el combate vinieron tres
bastante cerca del fuerte, arrastrándose por junto de unas tapias, para
pegarnos fuego á la casa; sucedió que por aquella parte no se hacía
faego, pero yo estaba apuntando, y como se perfilaban tres sombras
qoe se movían ^en las tapias de la casa del vecino Crespo, les envié una
bala Maüsser, y allí había de verles usted correr y desaparecer en un
abrir y cerrar de ojos; pero no ante^ de que una descarga les acompa-
ñara por el camino.»
El incendio de Pijuán^
Pljuán es la quinta estación del ferrocarril de Cárdenas y Jácaro,
en la línea que termina en Taguaramas y está situada en el kilo-
metro 40, distando 5 de Altamisal (entronque del ramal de Baña*
gtlises) 17 de Recreo (entronque del ramal á Itabo) y 24 de San Antón.
En la historia del deaen volvimiento de las ricas empresas de Carde
ñas y Jácaro, ocupa un lugar de nota. Antes de la fusión de ambas, fué
el término de las líneas de la segunda, que se constituyó para hacer un
ferrocarril desde el embarcadero de Jácaro hasta el caserío de Pijuán,
en la hacienda de Laguna Grande.
El primer tramo del Jácaro á San Antón, de 10 kilómetros, se puso
en explotación en agosto de 1842. El de San Antón á Recreo, 6 kilóme-
tros en septiembre del mismo año; el de Recreo á Altamisal en ehero de
1843 y el dé Altanüsal á Pijuán en 1844.
Pijuán formó en esta época un centro de mucha animación, por vir-
tud de los muchos ingenios que por allí remitían sus azúcares á Cár-
dalas.
Últimamente solo depositaba los frutos del gran central Tinguaro,
del señor don Carlos de la Rosa, de cuyo batey solo separa á la estación
una distancia menor de medio kilómetro.
"^il poblado lo constituían 12 casas.
e Pijuán á Colón, por ferrocarril, hay unos kilómetros.
ir la mañana seis hombres bien armados y montados se presenta-
re: r.{i el caserío, dirigiéndose á la tienda de don José María Gaimetea.
imaron la mañana, pidieron armas, que no se les dieron por no
¿a ^las, y se marcharon rumbo al ingenio Neda.
'*no á las cinco de la tarde aquellos mismos hombres, acompaña-
CRÓNICA DK LA. OVKBRJk DI CUBA
dos de algunos otros, en número de 25 á 30, aparecieron de noe^
te á la tienda ya citada.
— Salga la familia, — ezclaouS uno de ellos, — pues vamos á
la casa.
fiS sefior Oaimetea, hombre bondadoso, si los hay, empezó á i
á los rebeldes no llevasen á cabo sa' amenaza, súplica en que le
áó sa familia toda y de la que hicieron caso omiso, contentind
indicarles qae era orden de sos saperiores y solo les competía <
con ella.
Permitieron solo qae cada uno de los habitantes de aquella t
case de ella una muda de ropa, ¿ más de la paesta, y embadomi
petróleo el mostrador y paredes del edifieic, aplicaron la tea rebt
medio de sus atronadores vivas á Oaba libre.
Después de la oasa tienda, los invasores quemaron, 6 comen
quemar, la de éon Alfredo Zayas, ocupada por na estableoimie:
no, del que sacaron tabacos y cigarros en no poca cantidad.
A más de los indicados edifloios las llamas se cebaron en
cuartel de la guardia civil, desocupada, casa vivienda del señor
tea, panadería, alcaldía de barrio, casa del señor don José Migí
baño y una casa de vecindad, compuesta de unos dies cuartos.
La partida, cortado que hubo los hilos telegrafióos de la 'Km]
Cárdenas y Júoaro, notificó á loa vecinos, por conducto de su jel
bre de campo, de unos treinta años de edad, desconocido del lu{
se mudasen, pues allí regresaría en el plazo de quince días á coi
obra comenzada, quemando lo que quedase del poblado en pie
esto, se retiraron muy tranquilamente camino del Neda, á las d<
de encontrarse aquí.
Como es lógico suponer, Pijuán comienza á despoblarse, las
recogen su equipaje y por todas partes en medio de las lamen
«onGignientes, solo se ven^^preparativos de marcha.
Pijuán se quedará sin gente.
Historia de unos expedicionarios
^««NMMMMM«V«#«MM»V«M««MMMM*V«MMtf«M*
K periódico de Filadelfia, refiriéndose á los cabano» de-
tenidos en la isla Inagoa por las autoridades inglesas
como filibusteros, recoge los informes que el doctor
don Juan Guiteras de aquella ciudad le facilita.
El doctor Guiteras es primo de L. Domínguez, uno
de los detenidos, y éste le ha enviado en extensa carta
los datos suministrados á la prensa.
«Llegamos á Inag^a — ^ha escrito el señor Domín-
goesB — el 18 de Octubre al mediodía. Allí nos esperaba ya un buque de
guerra inglés: el Pairidge.
Tan pronto como el vapor americano Delaware echó anclas, le
abordaron un oficial del Patridge y el gobernador de la isla. Nos ins-
peccionaron y se nos permitió desembarcar.
Cuando desembarcamos se hizo minucioso registro de nuestro equi-
paje y nos vimos obligados á pagar derechos de importación por las ha-
macas y otros efectos.
Se ños preguntó si llevábamos armas y se nos dijo que ellas estaban
prohibidas en la Inagua.
Hicimos entrega de nuestros revólvers y fueron depositados por el
gobernador de la isla, quien nos manifestó que nos seríaiv devueltos al
embarcamos para Nueva York.
I
/
288 CBÓSIQA DB LA &ÜERRA DB CUBA
Poseíamos oomestibles por valor de 500 pesca j deaembaroaní
ellos los qae estimamoB neoeaarioa para naestró conaamo daraii
dies días que esperábamos permanecer alli. Se nos hizo pagar tree
de derechos por los comestiblea.
Habíamos, pnea, onmplido exactamente con todos los requisil
gales.
,^ Un baen americano, excelente caballero qne allí reside, Mr. D
se hizo cargo de bascamos hospedaje y pronto; aigoiendo sus coi
tomamos una pequeña casa en alqiüler por un mes, pagando 10
adelantados, qae era su importe.
Al mediodía el gobei
j Mr. Darrell noa hielen
visita y quedamos citados &
una conferencia privada con
los mismos.
Cuatro de nosotros acudi-
mos á la cita que se nos diera.
El gobernador nos manifes
tó que el capitán Macallistei
del Fatridge, obligado á hacei
un viaje á Nassau y temiendc
dejamos en la loagoa, nos in
vitaba á hacer el viaje com<
amigos, regresando á tiemp<
para alcanzar el Delaware ei
su viaje á New York.
Rehusamos aceptar el ofie
oimiento y expusimos al gober
nador nuestro derecho ¿ per
man^oer en la Inagua, toda ve
que en nada habíamos faltado á los preceptos legales qae en ella rigen
No teníamos armas, ni buque, ni nada que pudiese dar Ingar á sospeohi
de que tratásemos de ir á Cuba en forma de expedición organizada; qn
habíamos prometido regresar á New York por el Delaware al regre8<
de éste, y que con esa oondioitSn se nos había permitido desembarca ei
la isla; qae en nada habíamos alterado el orden alli subsistente y hasti
habíamos satisfecho con escrupulosidad los derechos de importac^'^'
señalados á nuestros efectos. Estábamos dispuestos, pues, á perma
cer en Inagua, á menos de no ser obligados por la fuerza á salir
ella. Llegamos tan lejos, hasta proponer que ano de nosotros qued
detenido como garantía de que no habríamos de quebrantar las leye*
la neutralidad.
Después de esta entrevista, el gobernador y Mr. Darrell desap'*
290 CBÓNIOÁ DS LA OU£K&A DB CUBA
» I ■ I ■ ■ I ■ II ti , , . . I »
Le informamos entonces de la situación en que nos encontrábamos;
de modo que, cuando llegamos al consulado por segunda vez, ya allí,
. ^e nos esperaba con la protesta lista para ser signada. La firmamos, y el
4)ón3ul nos entregó copia de ella con una carta lacrada y sellada para el
representante de nuestro país en Nassau.
Lo que pasamos á bordo del Patridge no es para narrado; baste con*
signar que se nos quiso obligar á C3mer el rancho de la^ tripulación, i
menos que pagásemos, como lo hicimos, peso y medio diario por ca*
bezaf
: Salimos de la Inagua el 19 y arribamos á Nassau el 21, desembar-
cando en la tarde del siguiente día.
Al desembarcar fuimos inspeccionados y registrados por 20 ó 30 po-
liciacos, que nos condujeron luego á las barracas. Enviamos por nues-
tro cónsul, y nos enteramos de que el capitán del buque le había hecho
ya entrega de nuestra protesta. Et cónsul americano y un sacerdote ca-
tólico de América se tomaron considerable interéi por nosotros. Nues-
tro abogado afirma que el caso está perfectamente claro, y que el go-
bernador de Inagua ha procedido con completa ignorancia de la ley.
El gobernador en estás circunstancias ha comunicado al de Nassau que
deicliná toda responsabilidad en el comandante del Patridge, mientras
éste declara que el gobernador es el solo causante de tan escandaloso
ultraje.
Trabajos filibusteros.
£1 colega Las Novedades de Nueva York, da la noticia de que el
señor Ortiz de Zugasti, cónsul de España en Santo Domingo, se ha vis-
to obligado á trasladarse á Cuba para conferenciar con el general Mar*
tínez Campos, en vista de que se están importando constantemente gran-
des cantidades de armas y municiones procedentes de los Estados Uni-
dos, Santo Domingo^ Haiti y Europa con destino á Cuba, á pesar de las
reiteradas protestas de amistad á España hechas por el representante
dominicano en Madrid, por su gobierno y particularmente por el presi-
dente Heureaux, á quien el gabinete de Madrid ha concé^do última-
mente una alta condecoración española.
Estas noticias revisten suma gravedad por las circunstancias de ve-
cindad entre Cuba y Santo Domingo y por ser dominicano el titols. o
general insurrecto Gómez, á parte la coincidencia de haber surgido 1-
timamente graves disensiones interiores en la dominicana, donde 1: n
tenido efecto combates entre los insurgentes y las tropas de aquel ( >-
bierno en la frontera de Haiti; habiéndose corrido los insurrectos d s-
pués de estos encuentros á territorio haitiano. Añádese que el preeidei: l;e
Heureaux ha pedido la cooperado a del presidente Hippolite para rer i*
\
PHÓNICA DB LA QÜBBRA DE CUBA 291
mir la insnrrecoiÓD, y qne ¿ate ae ha negado á concedérsela, lo oaal
podría reaDiinar las antíg^uaa disoordias entre la parte española y la
parte francesa de la isla, contenidas hasta él presente por exquisita pru-
dencia y harmonía que ambos presidentes han procurado rohubtecer
para seguridad da sus respectivos gobiernos y países.' En realidad, has-
ta el presente, el gobierno del general Hippolite, sin espontanearse en
oflcíosos sentimientos de lealtad hacia España, no ha dado motivo al-
guno de sospecha al gabinete de Madrid en lo referente & la cuestión
«abana, habiendo permanecido completamente neutral y dado pruebas de
sn lealtad en dos ocasiones distintas, en las cuales se colocó al lado de
España impidiendo el desembarque de filibusteros cubanos en la costa
de Haiti.
De todos modos, será muy conveniente que nuestro gobierno y sus
«onsülados, redoblen su vigilancia en la segunda ÁntíUa, para contra-
rrestar los manejos de los cubanos de Santo Domingo, siendo nna buena
señal de esta actividad la prudente iniciativa del señor Zugasti.
Un encuentro con Ret
iiv día 19 de Diciembre á las caatro y media de
y á un coarto de legoa de Barajanas, faeron íi
fuerzas d'el cabecilla R^o, en sn primer campa
de Alfonso XIII que en combinación operaban pi
tomos.
Después de nn reñido combate, Regó abandonó el oa
los suyos dejando algunas armas y moniciones, yénd(
otro campamento situado próximo al Hanabanilla, donde
mismo batallón se disponían & atacarlo.
Hubo un nutrido tiroteo y algunos eañonazos dispari
tillería, que obligaron al enemigo á refugiarse en otro
mentu, situado en la vereda del Centurión y camino dele
Ea este último campamento fué batido y dispersado
brfis que le atacaron esforzadamente.
El día 15 de Diciembre, salieron de las Cruces tres
operar en combinación, en terrenos de Lomas Grandes e:
Chipelles y el Roble.
CRÓNICA DE LA GUERRA DE CUBA
293
Mandaba ana de estas colnmnas, el teniente ooronel Rio, y se com-
ponía de una secoidn de Treviño, una compañía de Canarias y dos de
Bailen.
La otra columna, estaba formada por una compañía de infantería de
Marina, y dos de Barbastro.
Otra columna, estaba mandada por el teniente coronel de Bailen, y
constaba de dos compañías de Barbastro. La columna de Rio, tomó la
dirección de Maltíempo y duran*
. /
i/ y>
te una hora marchó sin incon-
veniente alguno y sin que se di-
visara al enemigo.
Pasaba por un callejón bor-
deado de espesos cañaverales, y
de improviso, la vanguardia de
.la columna fué atacada por con-
siderables fuerzas rebeldes.
Hallábanse estas ocultas tras
: los^ cañaverales y ocupaban po •
v' síciones ventajosísimas. Nuestras
^^ fuerzas se pusieron inmediata-
mente en condiciones de hacer
resistencia al enemigo, tomando
con gran rapidez y extraordina-
ria energía, las posiciones menos
desfavorables para hacer frente
al ataque.
Desplegóse por la izquierda
la compañía de Canariaf>; por la
derecha y centro, las dos compa
nías de Bailen, dejando á la re-
taguardia la caballería y las acémilas.
Al punto se generalizó el fuego en toda la línea, que era muy extensa.
Millares de enemigos emboscados en la manigua, disparaban sobre se-
guro, sin dejarse ver.
Al mismo tiempo, resonaban en todas partes los disparos, sin que
las tropas tuvieran á cara descubierta un solo mambís sobre quien to-
mar la revancha.
La emboscada había sido dispuesta con toda la artería que es cos-
tumbre de los separatistas.
La línea de éstos, formaba una herradura cuyos extremos iban apro-
ximándose poco á poco, operando un movimiento envolvente. De pronto
surgiendo de entre los cañaverales, se precipitó sobre las tropas un in-
menso tropel de ginetes enemigos.
... jnuehUima sangre en 'todas direcciones. .. (Pág. 277).
i9^ CRÓNICA DE LA GUERRA DE CUBA
Los soldados de Canarias, resistieron la aoomelida oon un brf
daderamente ínveroBÍmil. £1 capitán qae los mandaba, D. Mázii
gaejo, hizo formar rápidamente el cuadro. Quedaron á retaguar
acémilas j los rebeldes se apoderaron de ellas.
En este momento supremo, apareció ea el lugar del combate e
nel Arizón, que había salido de las Cruces, con 25 caballos de Ti
En el camino se le había incorporado la columna mandada po
niente coronel de Baüén y que según dijimos, estaba formada p
compañías de Barbafitro.
Arizón, al frente de dichas compañías y seguido de los 25 oa
lanzóse al combate apoyando la tenaz y heroica resistencia de 1
pañía de Canarias que seguía formando un cuadro apretado é im
de romper. ¡
■ Las tropas de Bailen que se hallaban en e) centro de la línea
go cooperando al ataque, se echaron sobre las masas rebeldes.
En este momento, la tacha adquirió caracteres espantosos.
Al fia, logró el coronel Arizón, recuperar las posiciones y r
los muertos y heridos, que estaban ya en poder de los insurgente
duyendo por rechazar á éstos.
No acabó, sin embargo, coa esto la pelea. Dos horas más se
gó el fuego, que fué verdaderamente formidable.
Muchas Veces, entraban en tropel los rebeldes sobre las línes
ñolas. Los soldados, con nna bravura extraordinaria, resistían 1
metidas.
Después, las partidas en tres fuertes columnas mandadas por 1
Gómez y Antonio Maceo y Cebresoo, retiráronse oondaciendo
200 heridos y gran número de muertos, á terrenos de la finca I
Flora.
Dejaron en el campo de la acción diez y siete muertos los
yeron en loa últimos momentos de la lucha y á los que inútilme
> taron de retirar.
Nuestras bajas han sido: 4 oñcialea y 14 individuos de tropa, n
. Los heridos son: los tenientes don José Rích, de Treviño; do
no Fernández, de Canarias; don José Predas, de Bailen; diez ind
de tropa, de Canarias; dos de Treviño; trece de Bailen y uno i
bastro.
El médico del escuadrón de Treviño, señor Madariaga, curó ¡
terreno á nuestros heridos, conduciéndose oon sangre fría ejen
Con admirable valor.
Dicho señor médico, condujo á Santa Clara, los heridos del oi
é ingresaron en el hospital.
Según opinión facultativa, solo dos de ellos ofrecen gravedad,
por eso desespere de salvarlos.
ORÓSIOA Pg LA OUgBHA DK CVBA 295
Allí había también, tendido en sa lecho, an soldado de Salamanca,
ñamado García. Tiene siete machetazos en la cabeza.
Al preguntarle el médioo ai quería algo, contestó:
—Lo ünico que quiero es, curarme pronto para ir á combatir con
«a canalla.
De una carta que tenemos á la vista, fechada en Ciego de Avila, en-
tresacamos los siguientes pormenores que revelan el carácter de aquella
hcha.
(No pudo sorprendemos el paso de Máximo Gómez por la trocha,
porque esta trocha la pasan y pasarán cómo y cuando quieran, sin más
cuidado que esquivar el cruce de alguna columna que por ella circule
inoidentalmente; pues, hoy por hoy, ni están los pasos defendidos ni se
han establecido fuertes más que en aquellos puntos de la vía que mayor
peligro ofrecen á la circulación de los trenes. En la guerra ..anterior ha
t^ 25 entre Jácjkro y el Ciegft,_y 33 entre éate-y_Moi:¿nj_á_un kilómejro
de distancia, estacada alta y segura y patrullas que recorrían la vía con-
tínuamente. Hoy existen ocho en reemplazo de los 25 citados, y cinco
en la direijción de Morón, hasta Sánchez, pues la línea no está aun ter-
minada, y un batallón, que es de cazadores de Reus, para cubrir y gnar-
neeer tan considerable extensión, con distancias entre algunos fuert»
que exceden de cinco kilómetros. >
.'á
(Aquí, el camino está constantemente interceptado por partidas in-
-Tureotas ó comisiones, como aquí dicen, encargadas de levantar el ea-
íritu del país, penetraren los pueblos donde no hay guarnición, co-
rar tributos, quemar las casas de propietarios crospechosos ó que no les
Dxilian, guindar 6 ahorcar á los que prestan su cooperación á la fuer-
i armada llevando partes, víveres ó materiales de construcción, tirar
Bsde el monte unos cuantos tiros al aproximarse la tropa, para echará
jrrer, salirle al encuentro un par de leguas más arriba, y ei no les con-
iene repetir la función, esperar el paso, después de esconder las armas
B fuego, y presentarse con la consabida sonrisa y la humildad de siem-
~>, contestando que no saben ni han oído, n.i han visto nada. >
[Hace días, los dueños de Las Colonias, serrería mecánica estableoi-
á seis kilómetros de Ciego, recibieron orden de Serafín de girar mil
08 á una casa de Nueva York, en concepto de contribución anual; y
no los hermanos Iríondo, asturianos, que saben batir el cobre y tie-
1 armado con riñes relámpagos el personal de confianza de la fábrica,
reconocen el miedo, y cuenta además con uu destacamento de trein-
296 CHáNIOA DE LA QÜ8RRA DB QUBÁ
ta hombres pTÓzimo á la eerrería, contestaron que fneran á •
dinero, que se lo darían en onzas de plomo. >
Organización de las fuerxas.
Primer cuerpo de ejército, departamento Oriental: comí
jefe, general Pando.
Primera división, general Moreno.
Primera brigada, de la parte Occidental del mismo depi
general Linares. Medias brigadas: coroneles Sandoval y Marc
Cuerpos;. Antequera, Baleares, San Femando, Asia; secei
Hería de montaña.
Segunda brigada, de Oriente, general Navarro-
Media brigada, coronel Zakowiski.
Cuerpos: Cuba, Valladolid. Constitución, sección de ai
montaña.
Tercera brigada, general Canella.
Media brigada, tjoronel Vaquero.
Caerpo»: Simancas, Luchana, Príncipe, escuadrón de G-d
escuadrón de María Cristina y una sección de artillería de mt
Cuarta brigada, Baracoa, Sagua Mayari, general Obreg
brigada (el nombre del jefe que la manda aparece complétame:
en el despacho).
CBÓHIOA DB LA OÜBtKl. D» OÜBA 297
ib: Talavera, Ouadaján, Córdoba.
oucAu: Media brigada, coronel Tejeda.
Caerpos: Toledo, León, de gaamioióii en- Yaragna y Daiquiri gnerri-
lUt; esoaadrón del Rey) ana compañía de ingenieros; gaerrillas locales
y Guardia civil.
Segunda divisíóa, general Mañóz.
' Primera brigada, distrito de Bayamo, general Gaseó.
Medias brigadas, á las órdenes de Vara, Rey, Lezpnru.
Gaerpos: Colón, Alcántara, Baza, Andalnofa y una sección de arti-
llería de montaña.
—Mi (tDeij>1,>a>sB utido... (Pig. tíS).
S^nnda brigada, en Manzanillo, general Ordóñez.
Medias brigadas, Echevarría, Figneroa.
Caerpos: Isabel la Católica, Unión, Yergara; sección de artillería de
montaña; dos compañías de ingenieros; tscaadrón de Arlaban; guerri-
llas de Gnisa y Biyamo, Guardia civil y guerrillas locales.
Tercera división, general Pin.
Primera brigada, distrito de Holgnín, general Echagüe. Media bri-
gada, Ceballos.
Cuerpos: regimiento de la Habana, dos batallones de infantería de
n a y batallón de Sicilia.
pmáñ brigada, general Toral. Media brigada, Marín,
.erpos: Aragón, Bailen.
roerá brigada. Caerpos: infantería de marina, una sección de ar-
tí -la de montaña, una compañía de ingenieros, escuadrones de Her-
ni Ciortés, guerrillas, Guardia civil.
¡fundo cuerpo de ejército, Las Villas y Ciego de Avila, general
298 CEÓNiqA Pg.LA gUEBBA Pg CUBA
Primera división, general Suárez Taldís.
Primera brigada, en loa distritos de Villa Clara y Trinidad, g(
Laqae. Medias brigadas, Holgoín, Oses, Lara.
Cuerpos: Soria, San Quintín, Alfonso XTI, Ahiérioa, Álava; c<
ñas de Vizcaya, Castilla, Barbastro; escuadrones del Comercio
Fizarro.
Segunda brigada, en Cienfuegos, general Comel. Medias brig
Arizon, Salmero.
Cuerpos: Barcelona, Bailen,. Peninsular, Canarias, infantería d
riña, - Cantabria, guerrillas de Alfonso XII; escuadrones de Moni
Treviño.
Tercera biigada,' en Sagua, general Codoy. Medias brigadas,
ña, Hernández.
Cuerpos: Saboya, Galicia, Extremadura, Zaragoza, Navas; i
drones de Sagunto, movilizados, Santo Domingo; Fecci6n de art
de montaña, batallón de artillería, civiles, voluntarios movilizad
la Habana.
Segunda división, general Castellanos.
Primera brigada, en Remedios, general Oliver. Medias bri^
Amer, Eomaquera.
Cuerpos: Jaabel II, Cataluña, Burgos, San Marcial, Pavía, Be
escuadrones de Pavía y Camajuanf y una sección de artillería de
taña.
Segunda brigada, en Sancti Spiritus, general Aizpunia. A
brigadas, Martín, Rubín, Segura.
Cuerpos: Mérida, España, Granada, Zamora, Chiclana, Puerto
escuadrón primero, guerrilla de Sancti Spiritus y una sección dt
llerfa de montaña.
Tercera brigada, en Ciego de Avila, general Aldave. Medias 1
das, Rizo, Galbis.
Cuerpos: Alfonso XII, primer batallón de Reus, provisional, v
Valencia; dos compañías de ingenieros, escuadrones de Talavera,
tañía, Pizarro, Numanoia; sección de artillería de montaña, gue
locales, guardia civil, movilizados de la Habana.
Comandante del Camagüey, general Mella.
Segundo comandante general de las fuerzas de' Matanzas, Hab
Pinar del Rio y encargado del despacho, general Arderius.
La brigada de Matanzas quedará organizada con loa batallón
María Cristina, Rey, Cuenca y escuadrón de Santiago.
r
CBONIGA D£ LA GUERRA DS OUBA 299
Alocución del general Pando.
La alocación que el general Pando ha dirigido á los habitantes de
Santiago de Caba es un documento notabilífiimo del que entrepaoamos
estos salientes párrafos:
t Tengo la seguridad de queji en breve plazo, no ha de llegar á seis
meseSjjjDojviera coronado coñTeT éxito rois eBfuerzosT^s^éiXSala^ culpa.
Sabré cumplir^^^irmrdeber de soldado. Hónrame la condicién cu-
bana. Sé que á vosotros como á mí sublevará el antipatriótico preceder
de aquellos que, olvidándose 'de lo que la dignidad cubana exige, prefie-
ren, sirviendo órdenes extranjeras, la ruina y la desolación de la-isla á
su prosperidad y encumbramiento con la vida de adhesión á la madre
patria.
Sé que los que olvidan tan sagrado deber son los menos, lo que prue-
ba que los más son hombres de prestigio.
Mi política por deber de mi cargo como subordinado será acatar y
cumplir las órdenes del general en jefe, y como superior en esta región
no será otra que el perdón para los arrepentidos y los rigores de la ley
para los delincuentes. SI algunos de los últimos estuvieren entre nos-
otros, le aconsejo que abandone la actual situación, porque, aun sién-
dome muy sensible, tendría que ser inexorable en la aplicación del cas-
tigo.»
Lista de recompensas.
La cruz roja del mérito militar, pensionada por servicios de campa-
ña en Cuba, á los siguientes jefes y oficiales: cruz de tercera clase al co-
ronel de infantería don Manuel Nario; de segunda clase al teniente co-
ronel don Luis Cenzano y al comandante don Luis Fridrich; de prime
ra clase al capitán don Luis Jiménez, al de igual empleo don Friolán
Vázquez y al teniente de caballería don Francisco Coloma.
Cruz de María Cristina al capitán de infantería don Eduardo Ca-
talán,
•*uz roja del mérito militar de primera clase al médico municipal
d labana don Antonio Dubib.
iz de María Cristina al teniente de infantería de marina don Fran-
cí 'O Salas.
ruz roja del mérito militar de primera clase al médico primero don
TR cao Pérez y al primer teniente de caballería don Arturo López.
"^pleo de segundo teniente de la escala de reserva retribuida á los
K^^"
02- OBÓNIUA DR LA QUEltHA DK CUBA
1
>A los pfodaotos de este país ioaportados de las islas de Caba y
Paerto Rico se lea ha aplicado la tarifa míoima en virtud del convenio
omeroial -concluido en ensro último, y ea reprooidid del trato que ob-
tienen los productos eapañiles en el territorio de los Estados Un'idM.
Vigorosas protestas contra el procader de !o8 empleados de Aduanas de
Cuba y Paerto Rico, que impusieron multas sobre barcos y mercanoiaí
por triviales errores, provocaron la devolución del dinero en casos en
que no eran eviletiteH las transgreBiones de los reglamentos.
?;'■'■ .
t; Un bando.
He aquí el bando publicado por el Jefe del poblado Contramaestre,
haciendo tin patriótico llamamiento á los vecinos que huyeron teme-
rosos de ser objeto de venganza por nuestras tropas:
«Don Pablo Landay Arrieta, coronel de caballería y jefe de media
brigada:
SeÜxlado por la saperiorídid para formar el poblado de Contramaes-
tre, á vosotros, honrados vecinos, dirijo mi palabra autorizada por de*
legación del Excmo. señor comandante general de este distrito, don
Pedro Mella, que fiel intérprete de los sentimientos que animan á la ma-
dre España, desea paz, progreso y unión entre sus hijos, peninsulares é
insulares.
Vosotros, los que por temor imaginario, por error de idétts, hijos de
la miserable calumnia tramada por los que ven en estas revueltas un
medio criminal de medrar; vosotros, los que os colocáis fuera de la lev,
siendo buenos y honrados, oíd mi autorizada palabra y mi consejo lei
Empina, siempre noble y generosa, siempre perdonando los mome
tánepH extravíos de sus hijos, os ofrece la tranquilidad y bienestar. I
Contramaestre hallaréis hogar, alimento para vosotros y modo digno i
vivir. El que por sus aptitaiea y servicios sea merecedor de recompon
señalada, la tendrá. El que laborioso y activo quiera trabajar, recibí
decidida protección, y el que tan solo aspire á la tranquilidad perdú
por esta situación anómala, oreada por miserables dignos de nuestro de
preoiti, y nunca temor, tambiéa, bajo el pabellón que cubre el fuerte
dicho poblado, hallará protección decidida.
España siempre ha querido á sus hijos de Cuba. Sa Gobierno, t
dignamente representado por el excelentísimo señor capitán gene
Martínez Campos, desea probaros con su conducta cuan nobles y g(
rosos son los sentimientos que le animan para con vosotros. Prefi
desengañaros por afecto más bien que por la fuerza de las armas tan
midas, como habéis demostrado por esa vergonzosa y constante huí
de los qua á sui intereses partiauíares blasfeman del sagrado nombre
la patria.
r
CRÓNICA DR LA GUERRA DK CUBA 303
■^•^^ ■■ ■ ■ ■ — — - ■ . .. . ■■■-■■-_■ ■ _._.._
Venid á mí; yo 03 empeño mi palabra honrada de que en Contra-
maestre seréis recibidos con verdadero afecto por vuestros conciudada-
nos y comandante de zona,
Landa.»
Tipos insurrectos.
Ta se ha dicho quien ei Lacret; de haber realizado un negodio de
abonarés que le inquietaba, no hubiera trocado los blandos divanes de
la^ Cerirecerí a Inglesa por las fragosidades ásperas de la manigua.
^ Zayas no habría ido al campo insurrecto si la titular de médico de
un poblado de 20 casas se trocara en un partido de numerosos vecinos
á quienes administrar los recursos de su ciencia.
El titulado general Sairez, ese libertador de nuevo cui^o, no se con-
tentaba con menos de una administración de Aduanas; no la consiguió
y, claro^ acordóse de que Caba podía ser independiente, y sin fe en la
causa, según su misma afirmación, marchó al campo por sport, pues le
encanta la vida aventurera.
También Pepe Alemán es un patriota: después que fué diputado pro •
vincial se entrampó de firme, y para atender á sus deudas, fijóse en el
empleo de contador de este Ayuntamiento; no se le nombró, y héteme
á Periquito hjecho fraile, es decir, al buen Alemán separatista furibundo.
López Le¿éa, que tuvo la frente bastante firme para no perder la
serenidad ante ciertos hechos domésticos, piérdela en cuanto se acuerda
que sus hermanos están en peligro, y allá se va á engrosar las huestes
libertadoras.
¿Pneü y Barmúiez, ese pobreoito á quien malas querencia^ de envi-
diosos, sin duda, de sus méritos, le procesaron por cuatrero?
Monteagudo, .ocioso en su farmacia par falta de parroquianos, pensó
que tanto importaba despachar recetas como mandar guerrilleros, y én
el campo está el bueno del boticario campando por sus respetos.
Y así muchos: Cayito Alvarez, de una reputación hampesca, Basilio
Guerra, desertor de presidio, y Matagás, y el Tuerto, y Matos, émulos
del guapo Francisco Esteban, que entre las coles de sus secuestros mez-
clan la lechuga de la redenoión cubana «
T es sensible que entre esos tipos esté un Antonio Núñez, de tan
bada fe en la causa separatista, que incendió su casa para no dar al-
prae en ella al S3ldado español.
)e Bego sólo puedo indicar que es insoportable por su carácter vio-
to., de herrero modesto pasó á periodista en la Encrucijada, Santo
mingo y Lajas, promoviendo á diario agrios altercados. De Roloff
se ha dicho Cuanto hay que decir, y á Serafín Sánchez se han con-
'áo los honores de la biografía.
ORÓNIOA DE LÁ QÜEERA DK OUSA
El batallón de Lucharía.
Hemos visto una oarta que, entre otras cosas, dice:
<A1 llegar el batallón de Luchana casi nos revientan con la dinamita;
á los pocos días nos hacen subir á mi monte para copar al enemigo al
campamento de la La Piedra, sin poder llevar bagajes ni nada. Estu-
vimos seis horas sin ver el sol; parecíamos los ángeles del snefio de Jacob.
No tardamos éa tomar otro campamento, y finalmente, tavimos un
recio combate en la Cristalina con el titulado brigadier Gil. No exagero
si digo que los mambiaes sienten cierto aseo á pelear cuando saben que
Luchana entra en fuego; i esto ae debe que las jurisdicciones de Gnan-
táñame y Jamaica,
donde operamos nos
otros, se vean libres
de enemigos.
A nuestro tenien '
te coronel don Ma-
nuel Hniz le di¿ la
fiebre amarilla el día
de la Virgen del Pi.
lar, y ha salido d^
la enfermedad bas
tante quebrantado.
Ve la guerra.
mi «ibaalllo Anbo.
Creo que tenemos
para rato, si continuamos andando en contemplaciones y no nos deci-
dimos á dar duro y á la cabeza.
Venimos viendo que las familias de los rebeldes, acampando con
ellos en la manigua, vienen impunemente á refugiarse y buscar víveres
en los ingenios, algunos de los cuates al acercarse tropas, izan la bandc'
ra francesa, obligándonos á cruzamos de brazos y á renegar lo renegable
La valerosa infantería trabajando á más no poder, pues se ha ido
acostumbrando á ir sin alpargatas, con barro hasta la cintura y snfrien
do constantes lluvias, acampando los soldados mojados en la tirar» bi)
meda.
Aquí nos llama la atención ver pocos barcos de guerra en la » t
y mucho más nos extraña que al pasar el vapor en que venimos de )
paña cerca del Reina Mercedes, este crucero no nos saludó, y en car c
fuimos saludados por cuantos buques extranjeros encontramos en la k
vesía. >
CBÓMICA DM hA QÜKRtti. DK CUBA
■neta Manuel Germán González, cabos id. Emilio Bello Ma'
PalaoioB'Baeso, Salvador Cerriné Imánez, Manuel Pérez
tas Juan Pijoán Ferrer, Juan Salamaño Font, Daniel Vale-
oingo Qainto Valero, soldados Nicolás Lacroz Mené, José
ón, José Colas Soler, Joaquín Sieso Cayeras, Joaquín Cere-
Pomás Pedro Matamalella, Martín Matase Franch, Armen-
Marsesoh, Roque Sesí Mürillo, Pedro Castellé Ferrer, An-
des Casañes, Francisco Rodríguez Martínea, Pablo Barbe-
, Isidoro Larramona Palau, Vicente Ruiz Rosillo, José
roca, Miguel Mousugaa López, Marcelino Diaz Aryamem,
relo Messeguer, Juan Tóini Serra, Miguel LlopiS, José Oa-
Mariano Figuero Camels, José Miohape Portada, Mariano
at, José Olivella Rafols, Juan Roca Manso, Eugenio Esta-
r, Gaspar Bailón Botella, José Pajols Oriols, Juan Gabedia
9oye Siré, Migael Ifaro, Diego Almoner, Joaquín Torrente,
ta Gastaldo, Joaquín Freizas Millán, Germán Goardiola
iequeiéns Masmigael, José Martínez Pellicer, Juan Olivar
sdro Bioro Rovira.
Heridos.
Juan Cruz Pellicer, cruz del Mérito militar 7*50 pesetas,
m Sadnmí Monet, id. 2'50 id.; Pedro Genet Cruset, id. 7'50
Selles Luseda, id. 2'50 id. José Domingo Mausit, id. 7'50
nlvador Beltrán, id. 7'50id.; Joaquín Caenill Ferrer, idem
enzo Selles Siúeda, id. 2'60 id.; Luis Collado Polo, id. 2*50
Vicente Toronoher Baendía, id. 2'50 id.; José Alvarez Al-
ÍO id.; soldados José Bodena Odonez, id. 7'50 id.; Juan Roll
50 id.; Julián Puerta Villa, id. 7'60 id., vitalicia; Pedro
d. 2<50id.; MiguelMiláDomeneoh, id. 2'50íd.; José Ló-
2'50id.; armero Víctor Ojet Rodríguez, id. 7*50 Ídem,
r^
ON cariosos los detalles siguientes ^sobre la muerte de
Masferrer, uqo de los oabeoiUas insurrectos.
Este jefe de partida se había hecho célebre por su
crueldad. Asi nos lo dice nuestro corresponsal en Cuba.
En Mata (Santa Clara), á comienzos de la actual gue-
rra macheteó á un teniente y diez soldados de nuestro ejército, los cult-
les sufrieron tan terrible pena por sostener y defender el honor de la pa-
tria y la integridad del territorio español.
A los pocos momentos de estar en este bendito pueblo, se produjo una
alarma por haber aparecido un grupo insurrecto en el punto conocido
por la Quinta, distante un kilómetro del perímetro de la población, ha*
blando detenido y componteado á varios campesinos que se ocupaban en
cortar hierba para su venta.
Seguidamente el capitán de la quinta compañía del batallón de Ga-
ta, señor Espeleta, y teniente de la guardia civil señor Vera, se dispu-
Ton á combatir al enemigo, á cuyo efecto reunieron toda la fuerza
ponible, formando una pequeña columna como de 40 hombres de in-
Atería y 20 caballos. A esta fuerza se agregaron varios vecinos arma-
i s, entre ellos el teniente de voluntarios don Cristóbal Llanes.
Serían próximamente las diez y media cuando la fuerza se puso en
í
:/ 808 OBÓNICA DB LA QÜBgRA D» OÜBA
mucha al mando del teniente de la guardia oivU señor Vera, tomó por
la TÍa férrea para ir á salir por detrás de la loma de Reforma, y el otro
grupo, que tomiS por el camino de Sitio Grande, iba á las órdenes del-
pnndonoroBo militar seftor Kspeleta.
Mientras salía la tropa — dice nuestro corresponsal — me fui á la azo
tea de la iglesia, con varios amigos, y desde allí estuvimos, por espa-
cio de media hora, viendo la
marcha de la columna, hasta que
la vanguardia de la fuerza del
capitán Espeleta tomó el rastro
del enemigo y fué en su busca.
Al desaparecer la tropa de
nuestra Vista, quÍEC que el amigo
/' Piazaola me presentase á los cOTn-
ponteados.
Estos eran don Juan López (a)
El curro sin zapatos, don Vic-
toriano Ferrán, don Ramón Ba- ?
rrallo, Feliciano Amodor, un ni-_
ño de diez años, y otros más,
cayos nombres no pude adquirir.
Refirieron que el grupo instt
rrecto lo componían Agustín Ti-
dal, conocido por Tiniin; un in-
dividuo blanco, casi un niño, y ..,p-dr^o..o«„™«b^o...(Pi,.««.,.
tres morenosj tres de ellos con tercerolas y rifles y los otros dos con
machetes.
Cuando los componteados fueron presos, se los llevaron detrás de-la
tnna Reforma, y allí les obligaron á ponerse boca abajo y les dieron de
planazos hasta hacerles salir la sangre.
Para algunos de estos infelices el susto fué mayor, pues lea llegaron
á poner una cuerda al cnello y trataron de colgarlos, pero luego se arre-
pintieron y los dejaron en libertad.
Tintín y sus compañeros les dijeron que como volvieran por hierba
i cualquier otro artículo para Cifuentes, los iban á ahorcar de veras, y
que cuando calieran al campo procurasen llevarles municiones.
Con objeto de hacer tiempo, mientras llegase el tren que había
Oonduoirme á Gamajuani, me entretuve paseando por los alrededor
viendo loa fuertes que se han construido y las barricadas levantadas,
que durante la noche prestan servicio los paisanos.
Después de haber recorrido la población, hallándome frente al fi
tín España» me sorprendió an gran vocerío que se dejaba oír á la pai
caóHioA pg i;a qükkra d« opba 309
iblo, y qae cada vez se haofa mis perceptible, hasta que*
aente ¡Viva España!
la plaza de la Iglesia, pero en el camino me encontré
ados que venían may contentos y condaciendo gran nú-
38.
ide, amigo? — le pregante á nno de ellos.
I, qne hemos morto al cabecilla.
riosidad llegué corriendo á la plaza de la Iglesia, obser-
te al Ayuntamiento había un nameroso grupo de gente
vitoreaba á España, al ejército y á los voluntarios.
encontré cerca de aquel remolino de gente, pode saber
{ue había traido sobre un caballo el soldado Antonio LÓ- -
lilla Masferrer.
'ar, aunque con algún trabajo, pues era casi imposible
la mesa en qne estaba el cadáver, que éste era un j<Sven
ocho ú treinta años, de fisonomía simpática, teniendo
el pecho y parte de la ropa.
tos salían de ver el cadáver, decían: cEs el mismo; Mas-
: n'osteoía sitiados.»
yuDtamiento, estaban el alcalde, el cara párroco, el oa*
el teniente Vera y otras personas caracterizadas del
azaola examinó el cadáver, observando que en la espalda,
tenía una herida causada por proyectil Mauíser, la cual,
Eéptimo espacio intercostal, salió por la región cardíaca
¡Tesando seguidamente el corazón y la artería carótida.
saba bigote y pera, vistiendo camiseta de crepé á rayas
de dril obscuro, chaleco negro, trochaua de Holanda,
y zapatos borceguíes oon hebilla.
quedó en el Áymitamiento para ser conducido á la ne-
B se entregará á sus familiares para su inhumación, se-
o.
>ra los detalles que he podido adquirir sobre la muerte de
poblado la fuerza que mandaba el capitán señor Espeleta,
> de Sitio Grande hasta la loma del potrero Reforma,
lea por la colonia conocida por la de Mulata Pola, terre-
Unidad.
vangaardia de la fuerza, que la componían el cabo de
[ Matías Gaijarro, el guardia de primera Isaac Crego,
1 batallón de Galicia, Valero Falo y Juan Antía, y los
bal Llanes y Francisco Carbajo, obeervaron que en la
la de la colonia Pola había como anos 30 caballos, por
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ORONÍCA D£ Uk OUER&A DB GUBA
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lo que comprendiendo que era la partida que perseguían, echaron pié á
tierra.
La vanguardia de nuestra fuerssA estaba en esos momentos como &
unos 60 metros de la avanzada insurrecta, que se hallaba en la portada
de la finca, y que al ver la tropa dio la voz de alarma.
En estos instantes ordenó el cabo Guijarro hacer una descarga, que
desconcertó por completo al enemigo, huyendo á la desbandada, sin
poder disparar un tiro.
Los insurgentes que estaban por el frente del edificio pudieron tomar
ras caballo^, pero no asi los ded fondo, pues era el sitio por donde la
tropa les hacía fuego.
De los dos últimos que salieron de la casa disparó contra uno de
^dlos el soldado Yolero Falo, que le hizo caer en tierra en los momento»
en que se agarraba á la cola del caballo para montar. Este individuo n»
volvió á levantarse y corrió unos cinco pasos, cayendo de nuevo al
disparar su remington el cabo Guijarro.
El compañero del individuo que cayó, al ver que no le seguía, vol-
vió el caballo con intención de recogerle, pero nuevos tiros de la van*
guardia le hicieron desistir de sus propósitos, abandonar la cabalgadura
á internarse entre los cañaverales, donde desapareció.
> Al desaparecer los insurrectos, el guardia de primera Isaac Crego
recogió el cadáver del individuo que cayó en tierra, que resultó ser el
del cabecilla Masferrer, ocupándole revólver, machete, una bandolera^
en ouya costera tiene la siguiente inscripción: cComandante R. Masfe-
rrer. Ejército Libertador de Cuba, núm. 3». Un peto niquelado y un
reloj.
Al llegar el capitán Espeleta y teniente Vera con el restó de la fuer*
zá, pues oyeron los tiros de la vanguardia, se encontraron que ésta se
<>cupaba en rei^oger el cadáver y los diferentes objetes que allí abando-
naron los insurgentes.
Se dice que el número de insurgentes reunidos en la casa vivienda
de la colonia Pola ascendían á unos 30 ó 40, y que estaban mandados
por Masferrer, Tapánes y Tintín Vidal.
Fueron ocupados 14 caballos, nueve de ellos con monturas, un mu-
lo, hamacas, machetes, impermeables; municiones y otros objetos más*
En el campo del suceso quedaron dos caballos muertos, que parecen
ser el de Masferrer y él de su compañero.
^ La colonia de la Mulata Pola ¿sta un kilómetro del ingenio Unida
y legua y media de Cifuentes.
Según los informes que á la carrera pude adquirir, Rafael ]Vfasferr<
fué empleado de la empresa del ferrocarril de Ságua por espacio de nm
ve años, hasta el mes de Abril de 1893, en que se le despidió por £U oa
rácter violento y negligencia en el desempeño de su cometido.
OBÓNIOA DB LA. QUBBBA DK C?ÜBA 311
iuii8i«rrer nace próximamente unos cuatro meses qne se lanzó al
campo insurrecto, y ptpr su causa se halla desterrado en Ceuta un her-
mano suyo, qne era guarda almacén de la estación de Cifaentes.
De público ae dice qne tomó parte en los sucesos del ingenio Maca-
bí cuando fué muerto el teniente Cobrá y 14 soldados.
Incendió de la estación de Sitio Grande.
Id. de los tejares de García y Caparó. .
Id. ÍQ¿'enio de loa Angeles.
Destmeoión de las alcantarillas de la línea férrea ¿ los ingenios Lí-
bano y Los Angeles.
Levantamiento de los rails frente á la loma de Tomás Pérez, cuyo
desperfecto fué arÍFado por un ciego y su lazarillo al conductor de pa>
■ajeros señor Gutiérrez, que sin pérdida de tiempo reparó el mal y ade-
más abrió muchos hechos. . ,
- Conferencia separatista.
£1 12 de Noviembre se dio en Montevideo una conferencia pública ¿
favor de los separatistas cubanos, siendo el conferenciante nn señor á
quien los insurrectos darán cuando triunfen la exclusiva para importar
en Cuba una carne liquida de en invención, substitnta del tasajo. Rese-
ñando la conferencia, dice un diario del Plata:
<Abrese el acto á las ocho y medía de la noche. La concorrenoia la
componen nnas 350 personas, de las cuales la mitad son orientales y la
otra mitad españoles. Entre los orientales, muchos compadres orilleros;
entre. los compatriotas, hombres del pueblo dispuestos á defender la
patria.
Macha policía de uniforme y secreta. En la calle algunos grupos,
jree de compatriotas, que fueron dispersados por la policía.
En el escenario de la sociedad «Stella d' Italia» hay dos banderas
>rientales y en medio nn escado cubano.
Aparece Valdéd García, que es recibido entre aplausos y silbidos,
)redoniínando éstos.
Reina gran confuBÍón y hay corridas. Interviene la policía. Cálmase
ti público, y, restablecido el orden, comienza el conferenQiante diciendo
jne admira á la España antigua y que aprecia á los españoles aquí resi-
'~\te8.
Haoe la historia de nuestras glorias pasadas, para venir á parar en
nuesti-a patria no es hoy potencia militar ni marítima.
Al llegar á este pueblo se oyen voces de ¡Fuera! ¡Qne se calle! ¡Viva
laSa!
Nuevas corridas y bochinche infernal que hace necesaria la ínter-
LCiÓn de la policía. Restablécese el orden.
OBÓNIOÁ ÓB LA GUBRBA DI OUBA
do
OBÓHIOA, DB LA QPKBRA D» CUBA 313
la de San Quintín, paes van decididos; pero oonfórmanse
conlaB protestas y vivas, impidiendo, sin derramar sangre, que se nos
ultraje.
Todo va ¿ nuestro fovor; pero la policía procede arbitrariamente.»
Un decreto insurrecto.
Es corto y humanitario el decreto de los que quieren libertar á Cuba.
«Kepública de Cuba. — Ejército libertador, — 4.° cuerpo. — 2.' divi-
b6ü. — 2.' brigada.
CIENFUEGOS
Capitán Víctor Acea:
Qaeda Y. autorizado para quemar toda la caña que encuentre Á su
Igualmente procederá V. á avisar á todos los que se dispongan á tra-
Iwjar en laa faenas de caña, que serán pasados por las armas en el acto
le caer prisioneros.
Cuartel general á 21 de noviembre.
El coronel primer jefe.
P. O.
£. Gómez.»
"♦-í=:^^^^:=S-»'
ímnn
ITAS Y COMENTARIO!
OS grandes ÍDgeníos de azúcar, perteneeiei
canos en Cuba, cayo valor ee cálcala en
lloneii de pedos, están amenazados serÍBii
recientes órdenes del general Máximo
quiere destruir todos los ingenios cuyos
traten de hacer azúcar este año. £1 cónsí
la Habana, Mr. Williams, que ha estadc
de más de 40 .años en el negocio de azúci
I que no es exagerado el valor que se atrib
os.
le QÓmez, son más 6 menos como signen:
Todos loa plantíos serán totalmente d
irlas se quemarán, así como las líneas férn
io trabajador que preste bu concurso á los :
irá considerado como traidor á la patria,
alquiera persona que se sorprenda en flagr
ictamente al art. 2." será pasado por las ai
irte de los ingenios azucareros de Santa Cl
.pítales extranjeros. Los propietarios espai
ubanos tienen más que los peninsulares.
ORÓNIOÁ DB LA GUERUl. DB OüBA 315
IngeDÍoa llamados Caracas y Dos Hermanos son pro-
IOS. El primero que es el más {grande del mundo, per-
ín TélTy. He aqní algunos de los que explotan capita-
>Iedad, oeroa de Arítcao; Hormigueros, La Constancia,
queito.
a de Cienfaegos representan en buenos tiempos 7 mi-
^ _n Trinidad hay propiedades de nu sindicato de Nueva
York. En Sagua, tres ingenios; su valor aproximado es de dos millones
mil pesos. En la provincia de Puerto Príocipe trabajan capitales
rioanos que no bajan 4e 1.600.000 pesos. En Santiago hay también
ortantea ingenios americanos. Muchos de los ingeoios americanos
á la bancarrota, si no se les permite trabajar este año.
jos representantes de estos ingenios hablan con pena de la barbari-
de una guerra tan destructora, trayendo á colación el recuerdo de
rrandes ingenios de Santo I>omÍDgo que, destruidos por loa negros,
lan vuelto á levantarse jamás. Uuo de ellos dice que si la guerra
inúa, el porvenir de Cuba será el mismo de Haity. El general Mar-
E Campos colocará en Santa Clara el nuevo contingente de tropas,
orando á los dueños de ingenios que empleará cuantos medios estén
alcance para protejerles. Tengo motivos para creer que el ilustre
¡ral seguirá con los incendiarios y aquellos que tratan de entorpecer
rabajos, una política diferente de la seguida con sus antagonistas en
impo. Los extranjeros oaliflean de bárbaras é indignas del pueblo
salvaje, las prácticas de conflagración y destrucción de los insu-
tos.
Cl bajo precio á que se vendió el azúcar el año pasado dejó á los ce*
eros casi exhaustos. Si no pueden verificar la zafra este año, solo es-
, desconsoladora ruina á muchos que fueron un tiempo prósperos y
oientes iogenios azucareros. Algunos cosecheros, imposibilitados de
liar la cizaña de los plantíos nuevos, tienen en perspectiva una per-
, de las tres cuartas partes de la producción, aun en el caso de que
lan verificar la zafra. Algunos ingenios han limpiado los plantíos
sola vez. Basta saber con cuanta rapidez crece y se desarrolla la ci-
i en los trópicos, para comprender lo que esto significa.
En las Villas.
general en jefe participa desde Santa Clara, con fecha 4 de Bi-
bre, que el general Suárez Valdés, desde Ciego de Avila, le comu-
que salió el día 30 de Arroyo Blanco, con parte de una columna, á
\mota y Jobo^í, reconociendo á Juan Criollo, Zagitas, Dauajagua
ifolma.
acampar, dice, en Busos, á legua y media de la Reforma, y en
316 OHámOA P» LA QÜBRRl. D» OPBA.
los momentos en que varios vecinos de aquella me
Maceo se había reonido aquella mañana á- Máximo (H
se hallaba desde el día 18 acampado, con 2,000 homb
Inés y Reforma, grupos del enemigo rompieron fuego
zadas, oontinnindolo por la noche.
Al día siguiente, desde las cinco de la mañana haste
ve combate con fuerzas reunidas de Máximo Gómez y Maceo, que se ha- "^
liaban situados des-
de tres kilómetros de
mi campamento has-
ta la parte alta del
potrero La Reforma,
en dirección á Gua-
yos; lea fueron toma-
das sus posiciones y
campamentos y per-
seguidos hasta Tri-
lladeras.
Mí columna se ¡
componía de loa ba-
tallones de .Cuba y
Valladolid, 30 caba-
llos de la guerrilla de
Yero, 40 del escua-
drón de Fizarro, una
sección de artillería
y una compañía de
Ohiclsna.
Total, 1,250 hom-
bres.
La fuerza enemi-
ga, según sus cam-
pamentos, restos de n
á 4,000 hombres de c
Sólo he tenido 7 b
ranchos y efectos de
de caballería é infanl
Con el mayor gus
que lo3 oficiales del
Bando han seguido U
asiatieron á mi lado.
Las fuerzas que c^
nosaa y lanzaron Á JA
^ OBÓMOA DB LA OUXBBA DX OUBA 317
oombate inmediato á la reunidn de las faenas de estos cabecillas en la
Reforma, en cuyo punto — según noticias, — se hallaban también los que
ellos llaman su gobierno, son recomendables.
El enemigo ha salido muy castigado, como lo demuestran en primer
término, las doce señales evidentes que de sus bajas han dejado en el
lugar del combate.
Se recogieron algunos caballos con monturas y se vieron varios
muertos.
Y en segundo término, que al regreso de la columna desde el monte
de Guayos á Jicotea, atravesando toda la Reforma y Río Grande, no ha
disparado un solo tiro.
Entre Río Grande y Jicotea me alcanzó el general Aldecoa, que ha-
bía dejado una columna de 300 hombres en marcha en el camino de Lá-
zaro López á Hoyes sobre el rastro del enemigo.
A este general impuse la dirección que el enemigo al salir del monte,
de Guayos había tomado, y me manifestó que precisaba acampar en la
Ciénaga, á la entrada de la Reforma, para continuar la persecución de
las partidas.
En Santa Cruz del Sur.
13 día 6 incendiaron los msurrectos la barca de dos palos Saltana,
tripulada por cuatro individuos y que se dedicaban al transporte de
puercos.
Refieren los tripulantes que hallándose dicho día en el estero llama-
do PoUsón, como á las dos' de la tarde, se apareció un bote en que iban
ocho individuos armados, los cuales les gritaron que se pusieran al pai*
ro, una vez que llegffcron á bordo, cogieron^ ropas y efectos que más ne-
oesarios les parecían, y embarcando á los tripulantes los llevaron á tie-
rra, donde los dejaron custodiados por 10 ó 12 individuos también ar-
mados, prendiéndole fuego á la embarcación.
El patrón y los tres marineros fueron después conducidos por dos
parejas hasta el campamento de Maceo cerca de las Guásimas, y en el
que había unos .2.500 hombres. Maceo sé mostró disgustado por el he-
cho, y ha prometido al patrón pagarle el importe de la embarcación y
qae los custodiase una pareja hasta cerca de Santa Cruz.
J
g^meral en jefe ha escrito al señor coronel Arizón enviando 100
pe lara el asistente de Yalenzuela*
1 100 pesos cbn 100 más los donó un señor Mazorra para que se
en ran á dos soldados distinguidos.
OBÓNIQA DB LA QUERBA DB CUBA
Tengo entendido que loa otros 100 pesos fueron entregados al
do que tanto se distinguió en la Trocha.
Creo que han sido acertadamente distrihuidas esas oantidadei
A las once de la mañana salió el día 5' de Santa Clara, el ¡
Martínez Campos, acompañado de sus ayadantea y del eoronel d
do Mayo'r, señor Eamoa.
Al llegar li Santo Domingo, el coronel señor Ramos se dirigi<!
ferrocarril de Sagua á Remedioa, Camajuaní y Oaibarién, para ri
los batallonea que, como refuerzos, son destinados á dichas {ariadic
El general Martínez Campos tuvo que detenerse un buen i
Santo Domiogo por estar terminando lia recomposición de una a
rilla que entre dicha estación y la de Manacas habían destruid'
noche anterior los insurrectos.
Franca la vía siguió au viaje el tren general de pasajeros, do
nía S. E., sin que en todo el camino ocurriera el incidente más i
ficante.
Durante el trayecto, el general en jefe inspeccionó los desta
toa, habló con los jefes y cambió impresiones con algunaa auto
del orden civil.
Encontró á las fuerzas en buen estado, salvo en un punto, de
. giiu hemos oído, tuvo necesidad de imponer correctivos por o'
que no se cumplían instrucciones terminantes que tiene dadas, p
las tropas no dejen ni un momento alguno sus armas.
Las impre:i')nes que recibió en Matanzas fueron satisfaotorii
La muerte de Fraga, el incógnito' que guarda Regino Alfonat
que se le desertaron unos cuantos de su partida, el relativo aleja
de la de Clotilde García y el no haber logrado cruzar la línea de
- mites las partidas de las Villas, han influido en que se levante d
tu público y ofrezoan los campos el aspecto lisonjero del trabajo
tos críticos momentos de la zafra.
- Algún ingenio ya está moliendo y otros se preparan para h
propio.
A las siete de la noche llegó á Regla, donde le esperaban el
Arderius, el señor Calvo Muñoz y otras personas.
Al tomar su carruaje en Luz ae le cayó á un maletero un bu]
llevaba en la mano; cayó sobre una pierna del general.
Por fortuna era ropa y no pasó nada.
No S3 sabe el tiempo que durará su estancia en la Habana i
que lleguen los generales y los refuerzos; pero lo aprovechará en
pacho de los asuntos generales del gobierno, sin perder de vista
lie de tas operaciones militares,, á que consagra su princip
atención.
—^
CBONIOA DE LA GUERRA DE CUBA 319
Como documento histórico y carioso, publicamos la orden general
de la plaza de 22 de Marzo de 1869 en la Habana, por la cual se ve que
d ministro de la Guerra don Juan Prim comunica al capitán general de
Cuba^ don Domingo Dulce, que apruébala resiolución de su antecesor
don Francisco Lersundi, al dar de baja en el ejército al entonces co-
mandante de Caballería del mismo don Máximo Gómez y á otros cabe-
cillas separatistas que, como el mariscal de campo don Modesto D{az y
el coronel Heredia, venían figurando en las filas;espáñolas.
cOrden general del Ejército de 22 de Marzo de 1869 en la Habana.
•—Capitanía general de la siempre fiel isla de Cuba — Estado Mayor. —
Sección 5.*
M Excmo. señor Ministro de la Guerra, con fecha 31 de Enero últi-
mo dice al Excmo. señor Capitán general de e^ta isla lo siguiente. — Ex-
celentísimo señor. — En vista de la carta número 1.108 de 22 de Diciem-
bre próximo pasado en que participa Y. E. á este ministerio que por no
hab¿r justificado su existencia en dicho mes y tener la convicción moral
de que se hallaba con los insurrectos, había dispuesto se diera de baja
en las nóminas de. su clase para el percibo de sus haberes al general don
Modesto Díaz Alvarez, coronel don Francisto Heredia Sola, tenientes
' coroneles don Santiago Pérez Gómez y don Jerónimo de Castro Báez,
comandantes don Máximo Gómez Báez, don Ceferino Martínez Mejía y
don Juan Cruz Flgueredo; capitán don Carlos de Soto Araujo; tenientes
don Félix Marcano Alvarez y don Francisco Marcano Alvarez, y alférez
don Ignacio Díaz Alvarez, procedentes todos de las reservas de Santo
J>omÍBgo; el Gobierno Provisional ha tenido á bien aprobar lo dispues-
to por Y. E., previniéndole que una vez terminada la pacificación de
esa isla no deberá admitir las solicitudes, casQ de que en súplica de re-
Kef las hi<íiesen los individuos mencionados, á menos de que patenticen
de una manera indudable la inocencia de su conducta. — Lo que partici-
po á Y. E. para su conocimiento y efectos consigaientes. — Lo que de
orden de S. E. se hace saber en la general de este día para los fines de
ordenanza. — El brigadier jefe de Estado Mayor, Carlos Navarro, t^
Distribución de fuerzas insurrectas.
Los rebeldes han hecho la siguiente distribución de fuerzas: Maceo
ca jatirá en la provincia de Santa Clara, asumiendo allí el mando; Má-
zu > Gómez se encarga del gobierno y de la guerra en el Camagüey, y
Qq ~>tín Banderas operará en los límites de Matanzas y Santa Clara.
\ disgregación de fuerzas apareciendo núcleos numerosos de par-
tid b rebeldes cerca de Cárdenas, mientras que otras se hallan cerca de
Sa iSti Spiritus, hace difícil encuentros decisivos y fácil los ataques á
po •'•^os y á ingenios; pero al mismo tiempo impide ataques serios por
■ 3iO OBÓHIOA DM LA QUaRBA DB CUBA*
parte de elloa, así como cualquiera intentona sobre ;
guna importancia.
El jefe de los rebeldes oamagUeyanos, don José M
Mayiay á imitacíÓD de lo que Roloff ha hecho en las
do que los vecinos del campo adictos á la revolncicSi
fincas inmediatas á la ciudad y á los campamento)
simpaticen con la insurrección abandonen el campo
ocho
ordei
tode
ZO BU
muer
P
tan a
dad]
pacff
camf
t¿nd(
subsi
ques
gobii
T
áoM
mita
Kitra
leche
Cu oMBiDi Mlnniu «gmo d* 40 honbr» d' Inhnleili j 10 eaballoa... (Ftc. WT.) ,
rraje
producto del campo, bajo pena de muerte á los infrai
Se dice que algunos cabecillas han notificado á lo
comarca de San Diego del Valle (Santa Clara) una or
ne retirar lo más lejos posible las casas inmediatas
como la prohibición absoluta de dar conocimiento á
la llegada de ellos á dichas casas.
Fín de l¿ primera paste.
. .r3¿-
•^
MMrte á«I e«b««illa Acebo.
(SEGUNDA PARTE)
FUSILAMMIÜ DE UN DESERTOR
^^m^>0^0^0^0^0^0^0^0^m0^f^r^^0^^^m^^0*0*0^0^m^^f^^0^r^m0^i^i^m
GNAOio Yaldés Gómez, natural de la Habana, de 33 años de edad,
soltero, de ofioio talabartero, de estatura regalar, blanco, de es-
pesa barba recortada, entró á servir en la guerrilla del segundo
batallón del regimiento de la Habana con el nombre de Manuel
Santa Cruz, el I*"" de Mayo del pasado año. El día 2 del mi»^
mo mes desertó Yaldés, llevándose consigo el caballo, montura, equipo,
tercerola Maüsser y 150 cápsulas.
— T. II.
Procio lO oen't*
322 OBÓmoA Da la qükbba db ousa
lagresó en la partida de Mirt5 y se halló presente, prf
oíos á loa ^nipoa reToluoionarios en la aooión de Canaja
herid<j el teniente coronel Arízón.
Todo el resto del tiempo qae permaneció en la manigüt
ta que fué hecho prisionero, en 5 de Julio, por la column
Eohagüe, en Arenas (Tunas), se le destinó á una zona de fl
Ignacio Yaldés Otómez había sido condenado por la Aud
tanzas á diecisiete años, cuatro meses y veintiÚQ días de pi
ladado al departamento de la Habana, se fago de éste coai
taban por cumplir doce años y días.
A las nueve de la noche del 21, le fué leída la sentencie
juez instructor, primer teniente del segando batallón de la
Miguel Martín Pérez.
Cuando á Valdés Oómez le leyeron el terrible fallo, solí
ana prenda de vestir; una mala camiseta gris cubría las
aquel séi* lleno de vida, qne en breve iba á pagar con ella
El estado de excitación nerviosa en que se hallaba era
nunoiaba quejas incomprensibles, quería articular frasee
miento 6 amenazas ó ahullidos lastimeros, inint^gibles, i
de sus labios.
Se le pidió que firmase la sentencia y se negó decidid
cerlo.
T cuando se le indicara la necesidad de que cubriese :
algunas vestiduras se dispaso á hacerlo con esta sola obs
habrán de ponerle mis la ropa de soldado. >
En el mismo calabozo que ocupaba se le arregló la
altar era modesto, propiedad del regimiento déla Habana,
tel se encontraba el reo.
El piquete que había de formar en el acto de la ejecnciÓD
por el primer teniente de la reserva don José Jimeno y se
un sargento, dos cabos, un cometa y 20 gaerriUeros de la
ción á que el reo pertenecía.
A las diez comenzó á tranquilizarse Valdés — cediend(
excitación nerviosa — y tomando una silla se sentó, á ref
del padre Herránz.
A las diez y veinte llamó al capitán del cuartel don Ma
y le suplicó mandase conducir ¿ su presencia al maestro ta
Luis Melandieras, pues quería encargarle pidiese á su fami
de una silla de montar por él confeccionado y qae se en
dorante la Exposición.
A las diez y media llegó á la capilla el señor Melandif
Qómei le recibió afectuosamente, departió con él con sunu
le hiao los siguientes encargos:
CRÓNICA DB LA OÜBRBA DB CUBA 323
se á una de sns hermanas — caya direooión le entreg<5 —
tografía de una siltade montar remitida á la Exposición
[ue aunque mamarracho (palabras textuales) faé pre-
l^rafía — dijo — es obra de un capataz del presidio de la
aado, de nn nuevo ataque de ezcitacitSn nerviosa, sostuvo
amena conversación con el capitán Alendao.
— wí «ííft íiQ — íiecía — ¡bien lo recuerdo! pasaba yo por Holgoín en
idiaríos destinada á los trabajos de canalización del
iresionó vivamente la vista de Holguin. Lo atribuí
lo de mi madre, cuyas holguineras eran deliciosas.
deserté del presidio, fué mi primera idea trasladarme
tante barrenillo. Hoy me lo explico: era mi estrella
ia el lugar donde había de desaparecer para siempre
Vos.
ro y se dirigió & la bandera del segundo batallón,
- al estar frente al comandante don Isidoro de Castro,
tdante, me perdona nsted?> y entonces contestóle di-
)ue Dios te perdone, como yo te perdono. >
amenté la sentencia, la que escuchó de rodillas, y en
1 sitio designado para tan trágico suceso; se reconoi-
latro guerrilleros, dispararon y cay<5 al suelo Valdéa;
Lescarga no muriese, fué preciso darle el tiro llamado
I coronel Ceballos dirigió unas sentidas y lacónicas
ilU reunidas y empezó el desfile de las mismas.
Un testigo.
>rresponsal en campaña, que acompañó al general
u últimas operaciones, da cuenta del siguiente díá-
etrata el carácter de nuestros guajiros.
Ayala — si el general Yaldés, en el parte oficial que
las Nueces, consignará ó no las bajas hechas al ene>
> acostumbra á hacerlo cuando no las ve €oon sus
■) como la información no tiene que ver nada con
ido un corresponsal en la columna para tener impre-
do decir que el enemigo en ese encuentro tuvo las ba-
en del siguiente diálogo que sostuve con un guajiro,
la partida, deteniéndose varios de ella breves segun-
ta. Hay que tener en cuenta que cuesta más trabajo
dno una declaración que á cualquier hombre de E^
■an algunos eon los que no hay diálogo posible.
OBÓHIOA DB LA OITKBBA DI ODBA
—Buenas tardes; ¿qué tal por aqnf, no le han qnemí
— Todavía no me han quemado naitica.
— ^Pero á usted no le qnemarán la casa, porque ierái
— ¿Quién Bahe? ¡TÓo pué suceder!
— ¿Y cómo á qué hora pasaron por aqui?
— Edo, ¿quién to sabe? Figúrese que, como no hay
puede ano medir bié la hora.
— Bueno, ¿pero hace mucho?
— Ya hace bastante rato.
— Y dígame, paisano, porque yo tengo una disputa
loa herid(
¿eran seia
que no pa
—De
le puedo
mente, p
está metíc
te, ¿3abe?
trabajo...
—Eso
la casual
tenido qui
I que se me
nos tres <
yo, aunqi
— Biei
pudo ooni
—Si h
verdad p
jo-^ porque pí
-K. bmn bKida «qai, p*ro u hu rodlde *•««■»... (féf. in). ®^* Verefll
do mucho
tuvo tomando agua Sensión, que es compadre de Reg:
bautizó el hijo antes de irse pa el monte, y dijo que n
más que cinco, pero que uno no tenía ruá y que nu
bueno.
— Ya ve usted, si es lo que yo decía, que no podían
dígame, los dos muertos no los traerían aquí, los dejarí
— De eso sí que no sé yo ni esto.
— {Regina, desde el colgadizo). ¿Tú ves, Juan Mai
que iba en el serón. ¿No te lo decía yo á tí?
— Mire, ni ésta ni yo sabemos ná; porque imagínese
día ir vivo, que era lo que yo le porfiaba á ésta.
ORÓHIOA Pg LA ODMtRA. PB OnBA
10, adióa 7 gracias, y no tenga eaidado, qui
importante de cuantos han cruzado el río C
I guerra, es el que, consistente en' mil. fusil
103 j 70.000 raciones, salitS de Manzanillo,
leí general Qascó, para Bajamo.
mbareaciones y no tuvo la menor noved
decirse de público que fuerzas rebeldes en
bU ocupada parte considerable de la travetíi
mte operación se han completado las que víe
B en aquella provincia, para la distribución
fts tropas, y el provisionamiento de las zo
>nBal en Manzanillo, nos suministra todos lo
ín que el día 29 de Diciembre, tuvieron nuei
tos. Estos datos vienen á completar el relat<
íormente y por eso los consignamos.
iembre, á las siete de la mañana, salieron
propiedad de la, señora viuda de don Roqu
;na de Manzanillo — 28 núineros de la guerri
.tallón del regimiento de Isabel la Católica,
rúente don Pedro Aguilar y González, al
!gua hacia el interior, con objeto de hacer 1
al panto qne se proponía la pequeña coI<
ir una avanzada de cuatro hombres en el p
0, y en esta operación apareció por el freí
imigo, que se le echó encima y á caballo, d
1, por no tener tiempo para otra cosa, pen
3ual le sirvió de aviso al grueso de la fue
isa.
íer presa el enemigo de los cuatro guerrillerc
, corta distancia intimó la rendición al peq
BOU una descarga cerrada, mientras aquél, I
npo daba el grito de < ¡al machete, que está
enemiga que aquellos héroes no sólo no se
loasión á qne entrasen al machete, porque
ndían avanzar, cargó por el ala izquierda di
»ior, también de caballería, que se hallal
ti, y &í esta sorpresa, víctimas de una c
irimer teniente señor Aguilar, el sargento
cabo Braulio Maíllo, lo cual no fué obstác
32b OROHIOA PB LA QÜEEBA PE ODBA.
qne cada cual sfgniera en bus pacatos, y formando
frente con valor sosteniendo á la fuerza enemiga.
Duplicada ésta y atacando por dos flancos, intea
machete, siendo rechazada por descargas cerradas y
lentía de antes.
Viendo el «nemigo la tenacidad de los guerrilleros en no rendirse,
avanzó por la retaguardia de éstos, que formaba en un manigual otro
crecido número de rebeldes, también á caballo, y entonces el teniente
Aguilar, viendo la superioridad nnmérioa y el grave riesgo que corría
de ser copado, sin perder la serenidad buscó ventajas sobre el propio
terreno: á pesar de tener ya un guerrillero muerto (que no abandonó),
forma el cuadro nuevamente dando á tres oaraa y replegándose á nna
cerca de alambre que tenía á la derecha, donde formó an semicírculo,
y ofreciendo de este modo el frente al enemigo y la espalda á la cerca,
quedando él y el sargento en medio del grupo.
No se llevó empero & cabo este movimiento sin que el enemigo, vien-
do qne la presa se le escapaba, se avalanzara por medio de un moi
miento envolvente, ante el cual hubo, por parte de los soldados, verd
deros prodigios de valor.
Upo de ellos herido de machete en el brazo izquierdo, y rápido con
ana centella tira también del machete, y de un tajo separó la cabeza <
su agresor; á otro soldado, herido y tendido en tierra, se le aproxÍE
otro insurrecto para rematarlo, y de un tajo le abrió el pecho al cabal
de éste, que cayó á pocos pasos; el asistente del teniente Aguilar fué e
vuelto por el enemigo después de batirse heroicamente, haciendo me
der el polvo á varios enemigos, cayendo por fin prisionero.
También lo fueron dos soldados más, uno de ellos después de herid
Mientras la pequeña columna se batía al pie de la cerca, abrieron i
pequeño paso en aquélla para tener segura la retirada, y escaseándc
las mimioiones salió rápido de la fila un soldado á buscarlas al deatac
mentó del ingenio Tranquilidad, regresando con ellas y repartiéndol
entre sos compañeros.
El enemigo, efectuada esta operación, empezó á desanimarse y
retirarse, convencido de lo imposible de su empeño.
Auxilios.
Habiéndose avisado al general González Muñoz por un propio qa<
enviaron del destacamento del ingenio, salió inmediatamente pare
lugar del suceso oon fuerzas de Alcántara y la guerrilla volante <,
manda el capitán don Joéé Fernández; también salieron los agaerrit
tenientes don Bernardo Manzano Con cuatro guerrilleros y Castellón,
coronel señor Sánchez Echevarría, que manda el regimiento de Isab"
ORÓNIGA DB LA ÚUMSRÁ. DB CUBA
tdal y catorce guardias oÍTÍles montadoB ec
izilioB llegaron al lugar del snoeso, ya el ei
, dendo, recibidoB por aquellos valientes 001
BJÓ en poder de los soldados nn muerto.
Detalles.
onel Echevarría lleg<5 hasta donde se encon
le preguntó qne «qué tal»; aquel se desabro
ole la herida de bala qne le interesa el puln
coronel:
3o aquí, pero no han podido vencerme.»
dado guerrillero, Pedro Poroel Gómez.
nte, don Pedro Aguilar y González Lauzán (|
'aclio Jiménez.
< Maíllo Domínguez.
n Castillo Esparza (grave), Gumersindo Pt
n Sentí Bartolomé (grave), y levemente Ja
rto Torres Zurita.
X de la fuerza qne faé en auxilio atendía
Eiridos se los trasladaba á esta población, di
ira al muerto del enemigo, la otra parte e
racticar un minucioso reconocimiento en el
ededores, encontrando tres muertos del en
>allos, y entre ellos el del titulado brigadie:
ibíén se encontraron cinco caballos herid
'as y equipos. Al enemigo no se le pudo dar
informadas hacen ascender sus muertos á d
illos los nombres conocidos en Manzanillo
E, José Millán, Camares y Kiverón, suponi
idos sea crecidísimo, porqae la acción se d<
tno de 100 por 60 metros.
que atacaron á la reducida fuerza fueron
Ivador Ríos, jefe de aquella zona, y don M
Eiristo Rodríguez y algún otro, con fuerza n
38.
opa. Dispersos, cuatro; prisioneros, tres; me
>tal, 16.
ledaba intimamente para combatir, 13.
Ifuilar no dejó el mando de su fuerza hasta q
328 ORÓHIOA DB LA OÜEBRA DB OÜBA
Los cuatro gaerrilleros dispersos se presentaron en C
urnas.
Loa tres ^aerrilleros prisioneros fueron deaarm&dos p<
puestos en libertad, pasando al hospital el herido al pi
ingenio Tranquilidad.
El general señor González Muñoz elogió sobre el ter
... ni propio tltupo, dibk (I (rilo i» 'li uchtu qu Htii kIm'', <Pá(. ii.
conducta de eeos soldados, y les dio de bu bolsillo partic
nes á cada uno.
Y como prueba de hallarse satisfecho de su comporta
una orden del día haciéndolo constar.
El primer teniente don Pedro Aguilar y González La
güsyano, sobrino del conde de Palatino é hijo del generi
fué gobernador de Puerto Príacipe.
Nació el 18 de Abril de 1866, ingresó en el servicio
bre de 1884, y es primer teniente desde 6 de Diciembre c
En una casa de campo, al final del rectángulo donde
acción cerca de CalisUo, vive nn pobre hombre de apelli
Cuando empezó la acción se hallaba una hijita suya
la casa, y al reconvenirle su padre para que entrara, ui
veso dejándola muerta en el acto.
Cuenta uno de los soldados, que al principio fué b
por la avalancha insurrecta; pero que cuando lo Uevah
da fuga, volvió la cabeza para tratar de ver lo que en
DROmOA DB LA QUERRÁ DB CUBA
aqael grupo de valíentea que no o
1 pié TÍÓ claramente los dos dnio
[ue eran el ofioial y el sargento,
llegamos dice on corresponsal, el
Btra, may pálido, pero animoso y
A sido macha,
mayor importancia es el sigtiienti
/
Idal j 14 t<urdiM «ItIIm ■omUdM, wae iiddIu... \Pit. 9S
aíciones, ordenó el ofioial á on sol
de algunas, y el soldado aqael, sic
i caballo á escape, pasa por entre la
cuantas municiones podía cargar.
i_ revela el magnífico espíritu de di
pesar de verse sin ofioial y sin dai
o de su oficial herido y se diepont
hubo en que la lucha fué cuerpo i
ligan á aquellos numerosos enemig
onzados y corridos ante aquel puñ
)ldado muerto fué ana manifeataoi
no solo todos los jefes y oficiales <
aento civil y machos particulares.
ilez Muñéz en persona. El féretro Íl
, obsequio de distintos cuerpos, eni
i1, con la dedicatoria siguiente: <A
:, el general González Muñéz. »
La opinión de un autonor
^L señor Cabarrooa, uno de los principales aaton
Villaa ha dicho lo siguiente:
— «Es un error grande saponer que el partid
se ha disnelto por haberse marchado al cam|
ríos.
>8e habrán ido algunos; pero mientras V. no sepa <
monte hombres como Batévez, Abréu y Arencibia, de San
eos Oarofa, de Sancti Spiritos; Pastor Valera, de Eemed
igual signifíoación, pnede afirmar qne no hay en las part
lias personas de verdadero prestigio ni infiaenoia.
>Por hoy, lo que existe en el monte es una anarqufa.
se prolonga este estado más allá de marzo, quizá la ola ci
tnyendo uu movimiento político,
»No soy revolucionario. Creo que el país tiene moti^
con loa gobiernos; pero esa revolución es el suicidio del p
á mi pueblo lo bastante para no contribuir á esa gran dei
— cPnede V. tener la seguridad de qne la guerra era
chazada cuando se Inició, y diga qne es una guerra impí
no procedió ese trabajo de conspiración activa que es sien
de estos movimientos; no hubo ese tacto de codos que prt
OBÓHIOA PB LA OUBBRA PB CUBA 331
lo le hubo soy teñtígo de mayor exoepción, porqne yo no
' mi posición no habría side de los últimos en apercibirme
bído.
Pancho Carrillo, qne tiene temperamento de guerrillero
rio, conoció lo de Oriente -estando en la Talla de Gallos,
risado un amigo de qne le iban & prender, y tan lejos es
•romiso, qne no taro inconveniente en advertirlo,
ierra importada qne se aprovechó de la miseria del país y
e aventareros inconscientes y obreros aín trabajo, esas
T van de an lado para otro sin concierto,
pasa al partido autonomista, ea qne no puede decir lo que
1 la actitad serena y juiciosa de sus hombres. No enena
ele perjudica, pero no se determina el beneficio qne hace.
> mismo al general Martínez Campos, á quien no conozco,
lerosidad, desinterés y alteza de miras han contribuido en
lonsiderables á reatar elementos valiosos á esa insurrec-
Lto, es una locara, que en cambio de no poder triunfar
na del país.
perderse de vista por el gobierno ni por nadie, sin em-
'edad de la situación económica, revelada por la falta de
Jimo se va á negociar un pagaré de persona cuya fortuna
I grande, y no le aceptan <J le someten á un quebranto
f esto, si la zafra no se hiciera, daría forma á tristes pre-
[>or cuya razón es necesario que la cosecha se recoja y se
i mtierte antes de marzo.
Santa Clara es un pueblo eminentemente autonomista, oo
ra qne el Ayuntamiento tieneiíace muohoB años esa sig'
esar de haber hecho los gobernadores lo imposible para
rácter, pues de Santa Clara no se ha marchado nadie de
' se hubieran ido al campo los que pesan en el partido
a guerra tendría en Las Villas gravedad extraorcUnaria.
arrastraría mucha gente con el hecho solo de tomar par-
oión.
cuando se recela del partido autonomista se hace viuy
Los fondos de la insurrecddn.
lorteamerioano publica un extenso artículo acerca de la
unta cubana de Nueva York y de la inversión de las cañ-
adas por ella.
OBONICA DS LÁ OUKRIU. DB CUBA
' Bua trabajos en
biera realizado
M autoTidades i
BÍ como tambi
[>ara los qae lo
>breB y sin arm
públicas y seoí
08 tres meses
lo todavía no w
aponerse al éxi
embargo, la J
do en empresa
dinero samini
triotas y no h
J)ice luego
kino que el di:
pleado en flel
ni en oompra
nieiones.
Enumera á
Cubanos de la
En Cayo Hq<
Tampa, 15; ec
7 en Méjico;
Ooala y Jumn
3 en Nuera Oj
ton, Santo Be
ville . Thomn
Brockljn y P
Se establecí
00 años, y se
anales, para oo
nativo se troct!
bido rerolucioni
L en febrero pae
Diez de ellas co:
revolución. Loe
jondioiones par
La mayor parí
Junta.
reunir cierto ni!
la Junta dijo qi
CHÓNIOA PB LA OTTEBRA OE CUBA
brir sosoñpoioaes para que la expedio
nos, en los primeros momentos, ae •
floando sns propieH intereses; pero la
vicios no se habían solicitado,
qae dirigen la campaña son todos ezt
to Domingo, y es autor además de un
o es podible á Cuba conquistar la libe]
Roloff es polaco y anarquista. El fué
ita en la campaña; Dionisio Gil es d(
acieron en Venezuela. No son, pues
arraigo ni antecedentes en Cuba, y si
que puedan dorante la guerra, y en c
n aquello que tengan por conveniente
t negros consta de cuadrillas de facine
|ue ultrajan mujeres y niños donde qu
gnifiea para ellos la eatiafaüoión de toi
ts de raza; como que nada de cuanto
japonesa puede igualar á las atrocida(
lalhechores en Cuba en nombre de la '.
ermioa preguntando cuánto dinero 1
S80S bandidos; qué ha sido del dinero r
evolución de granjerias, de infamias j
nes que ha recogido en Cádiz nuestro
idos en el Correo de la Giran Antilla
«r una salvedad, á eaber, qne eín ese
brmes, en lo que respecta al soldado
ado; dispuesto á la lucha, pronto al st
lobrío en sus necesidades, valeroso en
tira, de sna deberes para con la patria,
liones materiales que necesariamente
largas y penosas marchas por terreno
I y á veces descalzos, caminando con
ador, viendo á cada paso caer á un o<
, para no levantarse más, ni otras t
I, imponen tibieza en en ánimo, que a
ce Cíida vez más grande y más valí
cae una nueva ofensa qne vengar, un i
sn sus afanes de lucha, pocas veces co:
ibuHtero hiere por la eapalda cobardei
334 OBOSIOA DB LA OUEBBA DB CUBA
aenta con la nobleza que debe reconocérsele & Iob
pelean frente á frente.
Así se da el caso, no pocas veces, de que las herid
clben nuestros soldados sean por la espalda, y está
cuantos asistieron al teatro de ü ^erra que los insui
siempre por retaguardia.
El teniente coronel del batallón de la Constituoióo
trae una bala enemiga que hirió Á uno de sus sóida
vertebral, dejándole muerto.
Hay otro detalle qne también confirma que caá
clima que las balas. De 900 hombres que tenía el bat(
fueron baja 300 en tres meses, por consecuencia de la
La Lucha, de la Habana, ha dicho recientemente que
tes ó enfermedades de nuestro ejército, desde los comí
ascienden á 14,000, cifra qne si en un principio pan
las opiniones del periódico citado, fué considerada la
"Éa rigurosamente exacto qne Maceo aconseja &
rehuyan los encuentros, y él mismo da el ejemplo evii
propone, como han dicho los corresponsales telegrj
tropa, impedir la zafra y dar tregua á la campaña pi
goB sean mayores en la época en qne la fiebre amaríll
do álgido.
No hace mucho tiempo un distinguido militar s
corta distancia de Maceo. Avanzó con cerca de l.OOC
vaba con Mattsser y abundantes provisiones, y ouai
hizo cargo de que iba á empezar el ataque, desaparee
les por sitios que solo ¿1 conocía, dejando burlados
jefe militar de referencia.
La espeotaeión qne existe hoy en la gran Antilla ^
se experimenta por conocer él resultado de las operaci
no tiene Kmite-
Los hacendados de la isla quedaban á la salida del
peranza de qne Maceo fuera copado, como única solu
efecto la zafra, pero ese codiciado propósito es de dJ
gÚD. opiniones.
El nombre de Maceo es temido en toda la isla. B
hasta de los más leales á España, prestan, si se les ex
al cabecilla, por el terror que éste infunde; los ricos j
guardan también respeto por recelo de venganza.
La política de atracción que signe el general — de
todo ,el país la detesta, sin distinción de clases. Hace 1
si aquello ha de terminarse pronto, pues de lo contrai
mo8 nn paso.
tOA PM LA QnBBBA Pl OÜBA 335
toión es la canga de qae en ta misma capital de
raüstas; y en los cafés y otros establecimientos
el que no sea sordo, cómo se manifiestan sin
Ltfas por los insorrectoB, y casi á diario se tiene
I jóvenes de familias acomodadas que marchan
les de laborantiamo existen en las repúblicas
de ellas, comeen Santo Domingo, se califica
Aoen los insurrectos. Vivo está aun el recuerdo
aé aUÍ destituido por sapnesta complicidad oon
Lombres y armas para la insurrección se hacen
no en la proporción qae ellos quisieran por-
es elementos que se necesitan, pero se precisa
costas para evitarlos por completo; esto es, más
lay hasta ahora, con ser muchos, no son en
ia extensa vigilancia que se requiere.
n tropas que han libado recientemente á la
'a oonJEtrmado de Maceo y Massó, por diversidad
« militares, han reanimado el espíritu público,
ronsas de próximo desenlace favorable para
lar, para que no se confirmen las siguientes fra-
Maceo, dichas una tarde en que rodeado de sn
le la campaña y de su éxito, sí lograba prolon-
cos, excelentes generales, para Combatir contra
on: Julio, Agosto y ¡Septiembre,
lan llegado á Cádiz á bordo del Alfonso XII los
A, de 18 años; pertenecía á la partida de Re-
preso por nuestras tropas en el rancho Veloi,
yo sitio quedóse rraagado.
rasa negra, preso en el ingenio de Santo Do-
lí de Canarias, preso en Sagua; éste y el ante-
ligo; y Bamon Soto, perteneciente á la partida
iho prisionero en la acción sostenida en Loma
lan tratado de celebrar una interview oon los
aes recibieron de muy mala gana á los perio-
estar sus preguntas y renegando de España en
336 OBOMIOA PBi LA ODBRBA D8 COBA
Con verdadero sigilo y uaa habilidad admirable realizó e
Hernáadez ana de esas operaciones que si su importancia ms
ea inmensa, tienen, en cambio, un efecto moral de sama imp
paes praeba al enemigo lo que son y lo que valen nuestros k¡.
que frente á la agilidad y astucia ^tá la astucia y la agilidad
tan Conocedores de esta guerra, como lo es d digno coronel Hi
A las tres saüó la columna del Santo, donde algunas horai
era enterrado el cadáver del infortunado soldado Jacinto 6arg
vo soldado de Galicia. Con las carretas vacías, todos eupoBiero
á conducir é^tas á la Encrucijada. Llegada la columna al emb
pemoottS allí.
nllna loa turldoi
u A las orce y media de la noche el capitán de Estado Ma;
.ijüA^^ Cabana y oficial de órdenes teniente Amado trasmitieron las d
1. C"vUf'-
nes convenientes para que la columna se dividiera en dos, cor
una parte, según lo dispuesto por el coronel, el primer jefe de
dura, sefior Pascual, que llevó las acémilas y carretas á la Ene
y marchando con 180 hombres á San Joan de Truffio, donde d
cuatro horas de una marcha penoeídima, con más de tres patn
do, se llegó, sorprendiendo al enemigo. Con una rapidez admi
puso el Coronel Hernández el ataque al demolido ingenio de 1
de Trnffin, donde 400 insurrectos, locos de espanto, buscaban
ción en la huida, y en la que hacía un fuego nutrido. La seooi
Navas al mando del comandante Pérez Blanco, rompió el fueg
cargas sobre el batey mientras la Guardia civil y caballería d(
lo iban envolviendo por la derecha.
El bravo teniente Ortega de Armas fué uno de los primeros
la alambrada bajo el fuego enemigo. A los pocos minutos sonó
338* ORONIOA DE LA GUEBBA DS CUBA
del cóthetín de órdenes lanzando las iiot^s de «ataque,» y las Navas y
la oaballerfa, protegidos por la tereera de Galicia, se lanzaron á^ en-
trando en el batey, á I& cabeza de todos, el bravo coronel Hernández,
segaido del comandante Pérez Blanco, capitán de estado mayor |y te-
nientes Amado, Haidobro y Rodríguez. \
Al mismo Cortina algunos momentos antes se le vio huir despavo-
rido, !y se supone fué herido por el nutrido fuego que se le hizo. '
Sa continuó durante media hora la persecución del enemigo con na-
tridáfit descargas, dejando aquél dos muertos, y llevándose, según buenas
noticias, de 17 á 20 heridos.
Las bajas de la colunma fueron dos soldados heridos y 23 con-
tusos.
ün detalle: el cabecilla Cortina había reprendido la víspera de este
hecho á su gente por lo cobarde que estuvieron al atacar el convoy en
Cavarroca.
¿Qué dirán ahora los subordinados del bravo general al verlo huir
despavorido sin dar una sola orden á su gente?
Probado queda una vez más que la táctica del enemigo consiste en
huir, salvo en aquellos casos de 10 contra uno ó á mansalva.
La conducción del convoy ha puesto de relieve las brillantes cuali-
dades del jefe de la columna el coronel Hernández de Yelasco, y su paso
por la comarca del Santo, Calabazar y Encrucijada, ha reanimado el
espíritu de los buenos patriotas que hacen esfuerzos titánicos para au-
xiliar en la medida de sus fuerzas al jefe de la zona, en cuy»s dotes de
mando y celo exquisito confian para devolver á esta rica Jurisdicción la
tranquilidad perdida. ,
•
Los padres de Valenzuela.
^
t
Su aflicción es inmensa.
— ¡Yo, que esperaba abrazarle para enero y salir á esperarlo á una
estación vecina para que nadie me robase su primer abrazo!
Esto decía entre sollozos la desdichada madre del malogrado héroe
de Ojo del Agua.
— Estaba escrito que no habíamos de volverle á ver— exclamaba el
padre conteniendo el llanto.
Sucedíanse los abrazos silébciosos y los sentidos apretones de mane ~
cada vez que llegaba un amigo ó .algún entusiasta del valor de aqu^.
bizarro militar.'
" Grande ha sido su desgracia, pero grande é imperecedero el recuerc
que en los fastos de la ^erra de Cuba deja impreso Valenzuela.
S. M. la reina al tener conocimiento de la fatal nueva envió á ui
de los oñciales del cuarto militar á casa de los padres del finado par
r
ORÓHIOA DB LA QXTEXBLA DE QÜBA 339
que en SU nombre lea manifeBtara el profando sentimiento que embar
^aba sa ánimo por tan irreparable pérdida.
|T<ftmbléii el señor ministro de la Gaerra general Azcárraga, les ha
= eQTÍado el pésame con uno de sos ayudantes. - .^\
Son infinita» las pruebas de adhesión y sentimiento que los padres
de Yalenzuela están recibiendo estos día^.
•
Las señoras dé la eapital de la pequeña Antilla han bordado una ri •
quinina bandera de oombate para el cañonero de primera c^ase «Ponce
de León», que se ha construido en Glasgow.
£1 acto de la entrega de la insignia patria fué muy solemne^ según
\ lo describen los periódicos portorriqueños últimamente llegados.
El alcalde de San Juan de Puerto Rico, señor Potous, interpretando
: los sentimientos de aquella leal población, pronunció con tal motivo un
: docoente. discurso, del que reproducimos este hermoso párrafo:
cDelante de este pequeño casco que extiende por los mares el territo-
rio español, delante de esta bandera que ha proyectado i^u sombra en el
mundo entero, desde las heladas márgenes del Báltico á los arenales del
África abrasada, desde las placenteras playas de la G recia y del Asia
Menor hasta los remotos pantanos de la Cochinohina, á la que debe casi
exclusivamente su civilización el rico continente americano y la mayor
7 mejor parte del novísimo cuanto placentero mundo marídmo, afirma*
mes una vez más nuestro amor á España, declarando solemne y formal-
mente nuestro constante deseo de ser una parte integrante, un miembro
propio de la nación española, que no puede cortarse ni arrancarse sin
que resulte una, mutilación que, aunque no produzca la muerte, constitu-
ye una desgracia horrible para el cuerpo que la haya de sufrir.»
•
c Collazo con 115 expedicionarios, entre ellos los titulados comandan*
tes Rodríguez, Vázquez^ Cuspiére, el célebre químico Julet, que tiene
inventos que han de sorprender al orbe, O Farrül, Dres. Antigás y Ney-
ra, i mcontraban hace un mes en Cabo Sable, punto deshabitado y
djst '^e de aquí unas 40 millas, esperando el vapor que los había de
eon/ ir á Cuba.
< ^ocida la idea de los- expedicionarios, para que el fracaso fuera
eon uo, era preciso darles el golpe de gracia en el momento preciso,
;pori , así éste era contundente y les acarreaba todo el gasto de cosa^
teal da.
, '"4^- en el momento oportuno, cuando el vapor, con cuatro oaño-
340 OBÓOTOA DB L* QUaBBA P« OUBA '
nefl, 300,000 cartuchos de fusiles 7 rifles, dinamita, medicina
pertrechos de guerra, se disponía á tomarlos, se denunció el I
liendo inmediatamente un guardacostas para el Ingar, deshaoienao io-
dos los planes.
Al ^ectnar el desembarco la tripulación del guardacostas, vieroD
huir á los expedicionarios hacia el monte, cargando cada uno de ellt
oon loa pertrechos que pudo, dejando el resto en el campamento; en ¿si
ae apoderaron los marinos de 2.000 cartuchue, 200 disparos eléotricoi
;Tapor lu reruEda mlblesdo á bwdo i 1m bitillonei de llmanti j Albii«ri.— DIi IB. <IuUBtii«i daRolcBsdí^
«ien pares de zapatos nuevos, hamacas, mantas y otra porción de ei
seres propios de campaña.
También condujo el guardacostas á un joven de 18 años en lamei
table estado de salud.
El vapor no ha sido habido, y lo mismo puede haber arrojado k
pertrechos al mar por no poder entrar en ningán puerto con ellos, cora
haberse lanzado á la aventura de querer desembarcarlos en Cu'.
remos lo que resulta.
Al siguiente día, en grupos de quince y veinte, fueron tlegiu.
pi quenas embarcaciones que les mandaron los jefes de la cosa ot-
en esta ciudad, habiéndolo realizado ya la mayor parte, indasr
rulados jefes que dejo mencionados, á excepción de Collazo,' qr
i<abe de fijo donde se halla, á pesar de asegurarse que está aqui .
-demás.
CRÓNICA DE LA OUKBRA DX CUBA
341
LoB expedioionarioa, en aa mayor parte jóvenes de familias pudien-
tes de la Habana, como el hijo del conde de Diafla, Cárdenas, O^Farrill,
Lezpa y otros, qué hacen muy buenos muchachos de salón, pero muy
malos soldados, han llegado en deplorable estado de salud y trajes.
La mala alim^itación, los mosquitos, el ejercicio militar, guardias,
^cétera, á que los tenían sn jetos en el improvisado campamento, se
aviene mal con estos señoritos, y por ello su salud se ha i'esentido
mucho.
La denominación que tendrán en campaña estos pollos — ^si á ella Ue*
gan — será cBifleros de la acera.»
Por ahora tendremos ocho ó dies dias de calma, mientras reponen
«US fuerzas y estudian el nuevo plan de expedición;' luego la salida en
grupos para los cayos, la espera del vapor, las vicisitudes citadas, la
agonía natural del que hace algo malo y espera lo necesario para reali-
zar su deseo, la nueva captura, etc.
Propios y extraños comentan muy favorablemente la actividad de
nuestro ministro en Washington, así como la del cónsul y vice cónsul
en esta, que no descansan día y noche deshaciendo planes ñlibusteros.
Bien por todos, puesto que vemos el provecho de sus esfuerzos.
Esta es la tercera vez que nuestras autoridades allí han hecho fraca-
sar esta expedición, que á estas horas les cuesta á los mambises más de
ciento cincuenta mil duros.»
1
f?mff¥?ffffi^fWfffffff¥ff
PAS EXPEDICIONARIAS
BAíz dfl nembramiento del geieral Wejler para el
mando del ejército de operaciones en Cuba, acordó
el Gobierno, en vista de las exigenciaa de la guerra,
enviar nuevo coctícgente de fnetza.
"Ei ministro de la Oaerra, general Azcárraga, di8-
poso todo lo hecesaiio y con nna actividad dín^oa
combináronse los embarques, en la forma que indica
iz, cazadores de Tarifa, vapor <Cataluña>>
Toelona, batallón de Otumba, vapor «San Francisco»,
roña, batallón Lnzón, vapor «Montevideo».
,diz, Rtina y Wad Ras, vapor «Buenos Aires».
j-ce!ona, Almansa y Albnera, vapor «San Femando»,
icante, batallón Princesa, vapor «San Agustín».
go, batallón Murcia, vapor «Montevideo»,
roelona, balallón Onipdzooa é Infante, vapor «Colói ,
diz, batallón cazadores Arapiles y Covadonga, vap :
nfander, batallan Llerena y Garellano, vaper «Alfi •
cb6hioa pb la oujbba p« Oüba 343
ídem ld\ de Santander, reato Garellano y Lealtad, vapor <Santa Bar ■
bara>.
Eo efecto, el día 12 á las diei de la mañana, llegó de Jerez á Cádiz
el batallón de cazadores de Tarifa.
El recibimiento que se hizo á la tropa supera á toda ponderación.
Esperaban en el andén de la estación, el general CastillejoH al frente
de varias comisiones militares y civiles, j on gentío innumerable.
La despedida de Jerez fué magnífica. La población entera acudió &
la estación prorompiendo en vivas al ejército, á Espafla y á Caba es-
pañola.
£n las estaciones del tránsito se repitieron las ovaciones á los caza*
dores.
Inmediatamente se llevó i cabo el embarque en remolcadores, ha-
ciendo penosa la operación un Levante impetuoso que con dificultad
permitét el atracar al costado del trasatlántico (Catalaña>.
En la puerta del muelle tocaba una música militar y una cKaranga
de cazadores, mientras llenaban los aires vivas atronadores.
El teniente coronel jefe del batallón de Tarifa don Antonio Cano
abrazó á los jerezanos que fueron á despedirle.
El maestro de escuela señor Ibáñez, fué aclamado con gritos salidos
del corazón del pueblo.
Un accidente ocurrió al embarcar las tropas, que pudo tener fatales
Caaado el vaporcito <Trocadero> se hallaba ya al costado del <Cata-
lafia>, se rompió el cable de remolque, saliendo disparadas de garete las
dos barcazas que llevaba, cargadas de soldados.
Cuantos estaban en el muelle sufrieron una violenta emoción duran-
te algunos instantes, mientras los vapores auxiliares de la Trasatlántica
y el vapor «Trocadero» salían coa toda la rapidez posible al encuentro
de las barcazas, impelidas sin gobierno.
Por fortuna, los patrones de las barcazas no perdieron la serenidad
y dieron fondo instantáneamente, aguantándose al poco rato sobre las
anclas, y evitando de esta manera las desgracias que eran de temer,
' La serenidad y acierto de los patrones fueron uDánimemente celebra ■
dos, pues supieron evitar todo riesgo mientras llegaban los auxilios.
En cambió, fué censurada la dispoiíición de hacer fondear tan lejos
muelle los vapives de la Trasatlántica en días de embarque de tropas.
El gobernador militar se ha quejado otras veces de ello.
Sn todos los trenes llegaron fAmilias de Jerez á despedir los cazado-
de Tarifa.
En la despedida que lei han hecho ha habido rasgcs ¿e cariño indes*^
«tibies.'
" alumnos del colegio de San Juan habían reunido mil reales, que
344 ob6hioa db r.A opkbba p» ouba
loB entregaron al coronel Cano para el primer soldado del batallór
se distinga en la campaña.
En la oficina del Giro Mútao se presentó un acedado á cobrar ^í¡
branza. Pero se le negó el pago por falta de aviso, ün sacerdote
estaba presente abonó en seguida la cantidad.
NameroBos grupos esperaban en el muelle y en las murallas á
zarpare el «CaialuQa.»
£t estado del mar impedía salir en botes como en otras ocasione
A las cnatro y nieiia ztrpó e) vapor «Cataluña.»
Llevaba 3 jefes, 28 (ficiales, 37 sargentos, 1,037 soldados del I
AatorMtd» bItIIh j aJIlum, Urigltaioit i borlo.— DI* II.^IuUdUíhu d* Bolf Bo4in.>
lI(Sn de Tarifa, 20 jefes y oficiales de distintas procedencias y 53 pasaj
Los soldados iban animosos y contentos.
La tarde del día 11 saUerim de Madrid hacia Cádiz las tropas <
dioionarias que componen el batallón de Wad'Rás.
La Cuesta de Sin Francisco, callea de Bailen, Mayor, Puerta de
' Carrera de San Jerónimo y paseo del Prado, estaban totalmente 1
de público que aguardaba el paso de las tropas.
Al salir del tren, reBonaron vivas á España y al ejército.
Entre la multitud reunida en loa andenes de la estación se hall
los generales Ascárraga, Martitegni, López Donüngpiez, Primo de ]
ra y otros, además de todas las autoridades civiles. La despedida hi
entusiasta.
346 « CBÓNIOA DS Lk OUXBRA I>X OCJBA
A las cinco salió para Cádiz el batallón expedicionario.
Se comentó mucho que no hubiese^ bajado á despedir á las tropas el
general Martínez Campos.
UnA señora colgó un medallón del cuello del coronel i y entonces un
caballero le entregó la cadena del reloj, de valor bastante apreciableí
diciendo que la regalaba al coronel; pero éste contestó que de ello haría
presente al primer soldado del batallón que se distinguiera en Cuba*
£1 día. 13 á las tres y media de la tarde salió de Madrid el batallón de
Covadonga, tributándose una despedida cariñosísima.
Al pasar por frente á Palacio, estaban Sos Maje&tades en el balcón.
Las tropas saludaron á las reales personas y dieron repetidos vivas
á España y á los reyes, en tanto que éstos respondían al saludo de lc« de-
fensores de la patria.
Ea la Puerta del Sol y en la Carrera de San Jerónimo, una muche*
dumbre enorme impedía catsi el paso & las tropas. Las aclamaciones se
sucedían sin iuterrupción.
Cuando el batallón pasó frente al Congreso, la música tocó fa marcha
Real, las tropas saludaron y todos los diputados que sé habían reunido
en el vestíbulo y en el póitico, se descubrieron, en tanto que atronaba
los aires un ¡^nva España! proferido por millares de voces. Fué un mo-
mento solemne.
Después lad tropas c ntinuaron por el Prado y el Botánico hasta la
estación, donde á las cinco embarcarían.
En los andeuts y para despedir á los expedicionarios, había loa ge-
nerales Azcárra^a, Primo de Rivera, Sinchtz, Gómez, Martitegui-— éé-
te en representación de S. M. la Reina Regente — y otros varios.
Casi todos los balcones de las calles por donde pasó el batallón esta-
ban engalanados. Mucho entusiasmo en el público y buen talante en los
soldados.
Los soldados de Covádonga han recogido infinidad de dinero. Ade-
más de la importante huscripción del comercio madrileño, varias seño-
ras les han repaitido hoy dinero á razón de una peseta por individuo;
una señora daba dos pesetas á cada uno de los soldados, que han ooi*res
pendido á las demostraciones de cariño y de entusiasmo con manifesta-
ciones semejantes.
En Oetafe ha sido despedido también magníficamente el batallón ^^
cazadores de Arapiles.
Se han repartido entre los soldados tabacos y dinero, producto 3
los donativos de la reina y varios particulares.
Procedente de Castellón de la Plana, llegó á Barcelona el día ^' i
OaáHICA DM 1.a. QPaaRA DB OÜBA 347
laa 10 de la maQaiia el batallón expedioioñaño de Otumba, á quien reci-
bió en la estación el comisario de guerra don César Costa, el capitán de
estado, mayor don Ignacio Despujol, otros miiitaies j algoaos parientei
j amigos de los que marcban á lejanas tierras ¿ defender la integridad
de la patria.
La plantilla de los jefes y oficiales del batallón expedicionario es la
siguiente:
Teniente coronel, don Luis Naeveiglesias LtSpez; comandante, don
-Toan Aragonés Carsi; capitanes: don Jnan Q-aroía Orovio, don Luis Ro-
Iríguez Q-alIéo, don Joaquín José García, don Francisco García Car-
lona, don Francisco Gómez Estrada ydon Rafael N^üez Morales; pri-
aer teniente, don Antonio Sanz Masana; segundos tenientes, escala
'eserva: don Mariano Guirao Gambín, don Vicente Mallens Albalat,
Ion Vicente Estévez Moczabal, don Joié Alvartz Rens, don Ensebio
?astor liuia 7 don Lorenzo Miró Margalet; segundos tenientes, escala
MJtiva: don Antonio López Martínez, don Rafael Bernabea Masip j
Ion Antonio Trucharte Samper; segundos tenientes, escala reserva: don
tiiguel González Salinas, don Jnan Navarro Fardo, don Gabriel Izquier-
io Silva, don Juan Frau Gaseo, don Bartolomé Caro Ibáñez, don Joíé
Ubertos Rodiígtttz, don José Estévez Calcines y don Julián María del
Poso; segundo teniente reserva gratuita, don Antonio Hernández Mata;
nédioo primero, don Eustaquio González Velasco.
La fuerza total del batallón se compone de 1,050 hombres, habiendo
¡mbarcado además 139 voluntarios y rezagados de anteriores expedí -
üones y 19 individnos de Sanidad militar.
El batallón expedicionario estaba muy satisfecho de los agasajos
que se le habían hecho en metálico y cajas de tabaco, pues hasta el
Casino le diÓ á~ los oficiales nn espléndido banquete, en el cual se pro-
Dimciaron elocuentes y patrióticos brindis.
Una vez «n la estación de Baicelona, pasóse lista á los soldados y
enseguida se dirigieron al cuartel de San Fernando de la Barceloneta,
donde se les sirvió el desayuno, compuesto de café, pan y una copa de
ron. Los oficiales fueron obsequiados con un lunch en el cuarto de Ban-
deras.
Entre tanto, la gente comenzaba á llegar al muelle cogiendo los me-
jores sitios para desde allí presenciar el embarque y dar el adiós á los
'-idos expedicionarios:
'ambien fueron muchos ks obsequios que recibieron en Barca
Ion Carlos Godo, esta vez como siempre, envió ima cantidad para
irtir entre sargentos cabos y soldados. El Ayuntamiento hizo lo
oto.
<co después de las once tocóse á formación en el patio del cuartel
OBOWIOA PB LA OÜBHBA PM OPBA
lando, saliendo lu^o el batalMa expedicionario en dirección
Jo del maelle nuevo de la Baroeloneta, donde se hallaban de
1 capitán general don Ealogio Despnjol, el segando jefe de
de ejército teniente general don Joaquín Ahumada, los ge
ivisión señor duque de Aumada y don Luis Caatellví, los de
1 £daardo Soler, don Alberto Borbón, don Aareo Payueta,
aokenna, don Joaquín Buega, don José de Luna, don Frpi-
lez, el auditor de guerra, don Mariano Qiménez, el intenden-
rtas, el comandante de Marina don Ismael Warleta, el subíns -
i guardia civil don Bartolomé Julia, el de carabineros don
la mayor parte de jefes de oaerpo, jefes y ofícial» libres de
gobernador oítíI señor Sánchez de Toledo, el secretario del
vil señor Aspiazu, el alcalde señor Rius y Badía, presidien-
isión del Ayuntamiento de la que formaban parte los ediles
retUat, Martí Thomas, Esouder, Travé, Martínez, Valles y
Rovira (cuatro republicanos y tres fusionistas), el dipntado
ion Darío Rameu, el vicario general oastrentie don Pedro Fi
efe del tercer tercio de la guardia civil don Jaime Izoard, e
hospital militar señor Carreras, el ingeniero director de lai
lerto don Carlos Mondéjar, el ayudante de la misma depen
r Opiso, el director de Sanidad marítima don Rafael Bían
misión de la C^nz Roja presidida por el señor Pujol Fernán
: voluntarios catalanes á cuyo frente se hallaba el corone
il señor Bau, y muchas otras personas distinguidas,
iz y cuarto estaban formados en el Paseo Nacional de la Bar
ente al embarcadero de los vapores golondrinas, los piqueta
tos de esta guarnición. Dicha fuerza estaba al mando del oo
illería señor Salas.
vque empezó á las doce menos cuarto; siendo los primero)
■lo 139 voluntarios del banderín de enganché y 29 sani
to de hora después llegaban al muelle las fuerzas de Otam
itamente se procedió al embarque, empleando los vapores go
) minutos en trasladarlas al trasatlántico «San Francisco»
salían los dltimos soldados, el general Despnjol, él gobwna
militar, la oomisión del Ayuntamiento y otras personalida
íeron al <3an Francisco >.
■al Despnjol reunió en la toldilla de popa á los jefes y v^
ba, á quienes dirigió sentidas frases, dioiéndoles que au^
de otra región y se hallasen de paso en la nuestra, no .
darles el adiós de despedida, confiando que el batallón
ntado en Cuba el nombre glorioso que ostenta y que d"
resar cargado de laureles á la madre patria.
iOLOmOA DB liA OUSBRA DB CUBA 349
cComo yiejo soldado que' soy— dijo — quisiera daros consejos sobre
el modo como se hace la gaerra en el país á donde dentro de breves mo
mentes os condneirá el cSan Francisco»; pero este deber ha debido lle-
narlo con creces el general Salinas, quien por encargo del comandante
en jefe del tercer cuerpo de ejército, señor Lasso, general valeroso y ex
perimentado, tuvo el encargo de despediros en su nombre. Os veo par-
tír con vividla, porque mi más feri^ente deseo es ir ¿ pelear por la
patria donde quiera que ésta tenga empeñado su honor; pero deberé»
cayo cumplimiento es ineludible para los que visten uniforme militar
me impiden hacerlo.
£1 general Despujol terminó su patriótica arenga, dando gritos de
viva el Rey, viva España y viva Cuba española, siempre, siempre,
ñempre.
A la una de la tarde salieron las autoridades del «San Francisco»,
empelando á levar anclas dicho trasatlántico.
Mientras se verificó el embarque diéronse vivas á España y al ejér •
eíto, .que eran contestados por los soldados y los curiosos, que en meno»
número que en otras expediciones, ocupaban el muelle y algunas pe-
queñas embarcaciones.
Amenizaron el acto algunas músicas militares, y la del Asilo Naval,
qne estuvo ejecutando alegres piezas, con regocijo de los soldados.
Al zarpar el buque, el público en general prorrumpió en un viva,
nutrido y expontáneo. Agitáronse los pañuelos, las músicas batierou
marcha, y á los pocos instantes, abandonaba el puerto el vapor cSan
Francisco.»
« «
Tarragona hizo cuanto pudo por alcanzar del Gobierno que permi I
tiese embarcar en aquel puerto al batallón de Albuera, pero las necesi •
dades del servicio, acaso la buena organización ó razones particulare»
impidieron satisfacer los patrióticos deseos de los tarraconenses.
Ello es que, no por esto se entibió el entusiasmo para la despedida, y
el dfa 12, á las ocho y media de la noche empezó la función benéfica or-
ganizada por varios jóvenes de aquella ciudad, con el fin de obsequiar
'allón expedicionario.
. función fué desempeñada por dos distinguidas señoritas y por aU
•OS de los jóvenes organizadores, amenizando los entreactos la bri-
'^^ música de Navarta.
j música de Albuera, que es la qne se solicitó, no pudo complacer
seo de los organizadores por sus muchas ocupaciones; en cambio, al
'tarse la de Navarra, que estaba tan atareada como la primera^
^Á ^nistosa.
ñ
SSO-- OaÓNlOA PB LA QügBBA PB OüBA
La cantidad líquida de dicha fanción fué entregada al teniente c
nel señor Soriano.
Toda la noche estuvo encendido el alumbrado de la población ]
^unos edifteios públicos, sociedades j particulares ilamioaron sns bt
nes; muchos establecimientos no se cerraron y el aspecto de la cii
era en extremo como el de las grandes solemnidades.
A las dos y media de lamadrugada las cometas tocaron diana }
menzó el movimiento.
Frente al cuartel ya se había formado un compacto grupo des
de despedir al batallón, atraído por el clamor de las cornetas.
La rambla de San Carlos, frente al cuartel, estaba repleta de gei
las tres de la madrugada y llegaron Isa autoridades, varias comisi
de sociedades, entre ellas del Ateneo, Fomento, Renacimiento y o1
entrando eu el cuartel, cuya puerta después de -darles paso volv
cerrarse.
Momentos después salió nn pelotón de los soldados que se qn<
para tomar las puertas de la estación.
La carrera por donde debían pa^ar los expedicionarios estaba i
animada. A través de los cristales de los balcones se veía luz, \ó qu<
dicaba que no se dormía por despedir al batallón.
EL batallón formado en el patio preparábase para la marcha.
menzó á tocar la múñoa; abriéronse de par en par las puertas del c
tel y varios niños con hachas de viento iluminaban aquel cuadro lien
vida y sentimiento.
Los gastadores fueron aclamados por la multitud.
Allí había socios de varias sociedades con hachas, la música át
buera, las autoridades civiles y militara, sociedades, el Ateneo co
estandarte, sigaiendo el batallón y terminandp con la múúoa de N
rra, que tocaba alegres piezas. Alambraba al batallón con haohi
brigada de bomberos. '
La carrera s^uida fué Rambla de San Carlos, calle de San Aguj
Rambla de San Juan, calles de la unión, Apodaoa, Barcelona, á la i
ción del ferrocarril.
A pesar de Io« intempestivo de la hora, las calles estaban concur:
simas, vitoreando á la fuerza expedicionaria con delirante entusiat
. Los balcones asimismo estaban ocupados por los vecinos.
£q la estación se produjeron escenas tristes.
Fueron ocupando el tren militar que estaba preparado, amenizi
en los andenes las dos músicas.
Eatre la multitud que se reunió en la estación para despedir á
expedicionarios, se vieron varias señoras y señoritas.
El Diario del Comercio repartió entre los expedicionarios .nútn
de la edición del día.
CRÓNICA DK LA QtTKRKA HK 0(lBt. 351
< y 43 seflalaljB el reloj: los jefes y oflQialidad del batallón
re despidieron de los generales, jef^s y oficiales y autoridades civiles;
psitiendo poco después eltren entre estruendosas aclamaciones del pue-
blo y de la tropa.
Los vítores se centuplicaron y se oían hasta que el tren había des-
aparecido.
El día 13 por la mañana llegaba á Barcelona y como el batallón de
Otomba, fné recibido en la estación por el elemento civil y militar, ao'
riedades, particalares y nn inmenso gentío que le aguardaba para vito-
rearle.
Eq el cuartel, fueron obsequiados los soldados con un desayuno: los
jefds y oficiales con un lunch costeado por sus compafieros, y el Ayun
tamiento y el sefior Oodó, hicieron repartir A los soldados, cabos y sar-
gentos, los donativos hechos anteriormente á loa demás expedicionarios.
Llegaron al muelle los batallones de Almansa y Albuera, empezando á
embarcar acto seguido en los vapores golondrinas.
Eq el embarcadero hallábanse las autoridades, los piquetes, las mú
íb y bandas militares.
La banda mnnieipal se situó en la terraza de la capitanía del puerto.
La comisión del Ayantamiento, presidida por el señor Rius y Ba>-
, se componía del teniente de alcalde señor Lallave y de los conceja-
señores Oallard, Boflll y Bosch, Ribalta, Oalindo, Ravetllat, Martí
y Valles y Masferrer.
Bepreaentaban á la Diputación provincial loa señores Boig Bergadá,
vell y Godo (don Juan).
Caando terminaba el embarque del batallón de Almanta, llegó el de
uera, y á su frente el coronel del mismo don José Campmbí, que
o desde Tarragona acompañándole para despedir á sos subordinados.
Terminado el embarque, el general Despujol, reunió en el comedor
vapor <San Fernando» á los jefes y oficiales de los batallones expedí-,
oarios y les dijo:
Saldados: vais & partir para Cuba, yo os vengo á dar el adiós de
pedida cumpliendo aaí, tanto yo como los militares que equinos ha-
dos presentes, con un gratísimo deber de compañerismo, al cnal se
oian \aa clases todas de esta culta capital, representadas por su digno
temador civil, alcalde y demás entidadea, las cuales se compenetran
'■Ita miaión que os ha sido confiada por la patria,
ipecto á la guerra de Cuba, y como he sido algo guerrillero en laa
08, me permitiré deciros dos palabras.
enemigo que vais á tener enfente no tiene otra bandera que la
■\tad y la ingratitud, eatá mal armado y es cobarde por todo^-
•o debéis advertir que es maestro, muy maestro, en preparar trai-
352
CKONICA DX LA QUSBRA. DX CUBA
doras emboscadas, y cuando por inmensa superioridad numérica re fa*
cilísimo el triunfo, no vacila en presentar la cara, convirtiéndose enton«
ees en cruel y despiadado.
En Cuba, señore:), m&:$ que á los insurrectos, hay que temer al clima,
que por desgracia es asaz mortífero; pero esto no empece para que con
una buena regla de conducta pueda combatirse semejante contratieiñpo,
y al efecto circula por allí con profusión entre las tropas una cartilla
en la que se consignan reglas previsoras que os recomiendo sigáis.
Ante todo, y sobre todo, procurad por la salud del soldado y de la
1
Embarque de U bandera del batallón de Alm uisa.— Día 13 en el vapor San Femando. (InstantáaetB d« Boif Kod6s.>
m
vuestra, y no dudo que así lo haréis, teniendo en cuenta que aquí que-
dan las madres de todos los expedicionarios, que esperan con ansia vol-
verlos á abrazar.
Esta es también mi esperanza y la de cuantos nos hallamos aquí I
presentes. fe
Para terminar, debo deciros que vais á poneros á las órdenes del t
ilustre general que hasta hace poco ha tenido la honra de mandaros yM
que de seguro os conducirá á la victoria, terminando en breve L ie-
rra, y confío que los batallones de Almansa y de Albuera regresa s i
la patria, donde os esperamos con los brazos abiertos, con nuei m
bres que añadir á los gloriosos que ostentan vuestras banderas.
A las dos, zarpó el cSaa Fernando,» rodeado de innumerables «
OBÓmOA DB LA GÜKBBA DI OUBA
Precio lO oezat.'
354 OBOmOA. PB LA OU»BRA D» ODBA
caoiones oaajadas de gente, que agitaban los pañuelos y prora
vítores atronadores.
La plantilla de jefes y oficiales de ambos cuerpos expedioi(
la sigaiente:
Almansa. — Teniente coronel, don Bafael Alrarado QarztSii.
Comandante, don Kam<5n Pérez Fernández.
Capitanes: don Braulio Robles García, don Vicente Sevi
don Nicolás Martín Gómez, don Manuel Moyano Bargas, do
Gutiérrez Cruz y don Francisco Ballesta González.
Primer teniente, don Antonio Roldan Muñoz.
Segundos tenientes escala reserva: don Mariano Lanao Á.
Pedro Uget Bayo, don Pedro Prieto Alvarez, don Simón Ber
don Agustín Planas Riazaelo, don Juan Paig Jiménez, don M
bestre Ortíz y don Francisco Salamero Gmdas.
Segundos tenientes escala activa: don Francisco Morquil
don Francisco Romera Vares, don José Llovera Dolader y d
mfn Romero Bertomen.
Segundos tenientes escala reserva: don José Hidalgo Fk
Bernardo Costell Ferrer, don Enrique Arbolí Borja, don Mai
rrero Lorenzo y don Luia Gelabert Caberra.
Sagundo teniente reserva gratuita, don Balbino Agudo Pint
Médico primero, don Genaro González Rico y Grana.
Albuera. — Teniente coronel, don Trinidad Soriano Clemenl
Comandantes: don Eulogio Ruíz Ramirez y don Enriqn
Millán.
Capitanea: don Gregorio Ibáñez González, don Rafael Figo
chez, don Fernando Dolaa Ramón, don Ciríaco Tejerina Aa
Daniel Prata Perales y don Manuel Ponce de León.
Primeros tenientes: don Apolinar Revuelta García y Jos<
Pinol.
Segundos tenientes escala reserva: don Mañano Escnderi
don Nemesio Hernando González; don Ramón Pérez Gonz:
Pablo Artero Campos, don Dionisio Izquierdo' Calvo y don
Mediavilla Claramnnt.
Segundos tenientes escala activa: don Juan 011er Pinol y
Batlle de Valle.
Segundos tenientes eacala reserva: don Emilio Gómez Jim
Rafael Millán Blazquez, don Florencio Ibáñez Basbastro, doi
Argota Gómez, don José Poch Julf, don GInés Martínez Gal
Miguel Massot Petro', don Francisca Marqués Amador y d(
Sanz Ooll.
Segundo teniente reserva gratuita, don Antonio Ramos Ga
Médico prímero, don Venancio Plaza Blanco.
OBÓNICA DB UL QÜBSBA DB CUBA 355
Las clases y soldados del batallón de Albaera ascienden á 1,043 y
i IfiH las de Almansa.
Los batallones de Infante y Guipúzcoa, embarcaron en Barcelona
«1 día 14, y su despedida fué una no interrumpida serie de ovaciones.
Ya en Zaragoza, habían tributado al dicho batallón una despedida
cariñosa, y en Gerona á Guipúzcoa, pero como si todas las provincias
quisieran tomar parte en estos actos, Barcelona, que aunque no se entu*
fiasma fácilmente sabe sentir hondo y demostrar lo que siente, al dar
«1 adiós á los batallones antes citados, probó cuan arraigado está en
ella el sentimiento de patriotismo.
El Ayuntamiento, el Sr. Godo, y algunos otros particulares obse-
quiaron á la tropa con donativos en metálico, y el elemento oficial acu-
dió solicito así como la población á decirles á los soldados expediciona-
rios, que los que aquí quedan, toman parte en su sentimiento y desean
que el triunfo corone la obra comenzada.
En el muelle, la aglomeración no era menos que en los días anterio-
rea cuando embarcaban los batallones de Almansa, Albuera y O tumba.
Los barcos estaban empavesados y multitud de lanchas y botes rodea-
ban el < Colón», que era el buque designado para conducir las tropas á
Cuba.
Las bandas municipal y del Asilo Naval, situada la primera en la
terraza de la comandancia de Marina y la segunda en una lancha que
fué remolcada hasta el costado del trasatlántico por la golondrina que
salió del muelle conduciendo á la primera compañía de Guipúzcoa, salu-
daron con la marcha real al general Despujol, á quien acompañaban el
gobernador civil señor Sánchez de Toledo, el alcalde señor Rius y Ba-
día, el teniente coronel del Infante y el capellán del mismo cuerpo. Este
v^tía el traje de campaña, incluso el sombrero de jipijapa con los galo«
nes y escarapela correspondientes á su cargo.
El general, después de examinar todas las dependencias del buque,
reunió á los jefes y oficiales y les dijo:
«Señores jefes y oficiales del Infante y de Guipúzcoa.
Al daros mi bienvenida, debo haceros presente que conmigo os la
da lambién las autoridades civiles de esta capital, que una ves más, en
rej jsentación de la provincia y de la ciudad de Barcelona, han querido
da '^1 el adiós de despedida, que no dudo ha de ser el precursor de vues-
tra lorioso y pronto regreso á la madre patria.
I^uro como estoy de las brillantes condiciones que reúnen los cuer-
po — i que formáis parte, nada tengo que decir que de antemano no
4e ^Í8«
356 GBOiaGA DX LA OUXBRA DB OüBÁ
Ambas unidades recordarán la ley del honor que la patria les ha con«
liado, y no dado que recordarán también la hermosa misión de velar
por la salud del soldado.
Todo ouidado para con éste es poco. Nuestro soldado es un niftoi nifto
heroico, es verdad, y cuyas naturales imprevisiones es necesario corre-
gir como corrige un padre á sus hijos, sin olvidar por esto lo que dispo-
nan las ordenanzas por que nos regamos los militares.»
Lss recomendó que no se apartasen de las reglas que marca la car
tilla sanitaria redactada por distinguidos militares del ejército, afta*
diendo:
cMerced á los sabios consejos de la digna clase facultativa del ejér-
0ito español, durante la presente guerra de Cuba las calenturas y laa fie-
bres palúdicas propias de aquel clima han causado menos victimas que
en las anteriores campañas, registrándose asimismo escasas víctima»
ocasionadas por la fiebre amarilla ó por el vómito.
No he dudado nunca, ni dudo ahora, que puesto que vais á ser man-
dados por el ilustre general Weyler, él os llevará á la victoria, y ayuda-
dos por la Providencia, que no os desamparará jamás, conseguiréis lo que
todos anhelamos: dejar incólume la integridad de la patria.
Así sea, y hasta luego.
Entre tanto, y mientras peleéis en Cuba, aquí quedo, para serviros
en cuanto pueda seros útil cerca de vuestras esposas, vuestras madres y
vuestros hijos, deseando me reconozcáis como vuestro apoderado.
Adiós, señores, y hasta mmy pronto.»
Un viva España, el ejército y Cuba, atronó el espacio, y tras muohoe
apretones de manos, frases cariñosas y no pocas escenas conmovedoras,
despidióse el elemento oficial, y el «Colón» comenzó á levar anclas.
Poco después de la una, salía del puerto, para dirigirse á las costas
antillanas.
Los vivas se prolongaron bastante tiempo y las pequeñas embarca-
ciones le escoltaron hasta la salida.
Las plantillas de los jefes y oficiales de los batallones que han em-
barcado, son las siguientes:
Infante. — Teniente coronel, don Ricardo Torrado Ramos*
Comandantes: don Pío Riba Orbea y don Cesáreo Martinez Diez.
Capitanes: don José Pérez Guerrero, don Ángel Ibáñez Navarro, don
Antonio^Lorenzo Fuertes, don Mariano Gutiérrez González, don Y'^'^'^'^
Yalencia üncué y don Hipólito González Serrano.
Primeros tenientes: don Pascual Baños Torres, don Mariano B^
Fuentes,^don Lorenzo Marín Espinosa, don Eugenio Pin Colas, dor
ciso García del Busto y don Ensebio Borrajo Viñas.
Segundos tenientes de la escala activa: don Francisco Gómet
rez, don Ensebio Sierra Forniers, don Ángel Bartolomé Femánde-
QgáHIOA DB LA, OTMBU DB ODBA 357 _
íarqnés, don Antonio Ferales Lavallén, don Eniiqne Cms
Uoralea, don Jnlio Moran Otaria y don Blanael Lon Lsgs.
Segundos tenientes de la escala de reserva retriboida: don Santos
Morón Tillar, don Frutos Velasoo Dictado, don Bonifacio Hemándes
Uanero y don Benito Vonaigói Lafaerza.
S^nndo teniente de la escala de reserva gratnita, don Clemente Ll-
ito López.
Médico primero, don Celestino Alemany.
Otñpúgeoa. — Teniente coronel, don Ignacio de Torres y Peres.
Comandantes: don Enrique Liévana Fernandos y don León Oaona
" liriel.
Capitanes: don Pedro Adrobán Mas, don Cipriano Ferrón Delgado,
i Ládano Merino Miguel, don Faustino Benedo Lopes, don Francis*
Qil Martín y don Pascual Sanz de No.
Primeros tenientes: don Rafael Martí Torralba, don Félix Contreras
10 y don Francisco Buerba Boerba.
Segundos tenientes escala reserva: don Enrique García Marcos, don
nuel Herrero Lastra, don Valentín Torrado Santana, don Clemente
Taño Sáez y don Amador López Patón.
Segundos tenientes escala activa: don Asoensio Térez Martínez, don
ñque Yila Dora, don Dionisio Ortega Ferrer, don Enrique Paz Elena
bn Antonio García Yieytez.
Segundos tenientes escala reserva: don Enrique Alfaro Triay, don
lado Brisuela Gutiérrez, don Bernardo Tello Pérez, don Vicente Juan
lies y don Juan Rodríguez García.
Médico primero, don José Lorente Gallego.
Lu clases y soldados de los cuerpos que han marchado á Cuba son:
120 del luíante y 1.034 de Guipúzcoa, habiendo embarcado además el
dico y el maestro armero del batallón de Almansa.
w^mmm^^mmw^m
Dvc-A-s tro:p-a.s
^L veoindaTÍo de Leganés dedicó todo el día 13 de Febrero & ag
sajar á la oficialidad y eoldados del batallón qae por la tar
habían de salir de Getafe con objeto de partir por la noche pa
Cádiz.
El pueblo en masa obeequió á loa eoldadoB, de Arapiles y
todas las tiendas del pueblo tenían carta blanca los soldados para hai
el consumo que desearan.
El entusiasmo fué grande, pues los oficiales y soldados que en
mencionada villa han residido por espacio de ocho meses próximamen
se captaron las simpatías del Teoindario, acentuándose el afecto en
día en que había de partir para defender la integridad de la patria.
En el salón de sesioneB del Ayuntamiento congregó éste por la tar
á la oficialidad, obsequiándola con un espléndido lunch.
Reinó la mayor alegra y entusiasmo indecible,' brindándose
España, por el ejército y por S. M. la reina regente.
Muchas y muy distinguidas señoras de Kadrid, unidas con -vím
de parentesco con los oficiales, fueron también galantemente inviti*
También acudieron á Leganés muchos oficiales de otros regimi<
i dar el último adiós á sus compañeros.
La música del batallón de Arapiles ejecutó varios aires popp^'
CRÓNICA DB LA QPBHBA DB CUBA 359
bailando loB veoinos del pueblo en la plaza, en la cnal á los eoldadbs se
lea obseqaid con nna espléndida merienda.
También se hizo entrega al batallón de un donativo igual al que se
ha hecho en Madrid al batallón de Covadonga.
Por encargo de S. M. la reina regente se entregó á cada soldado un
pan, dos chorizos y una cajetilla, y los oñoiales fueron obsequiados,
también por encargo de S. M., con 30 cajas de cigarros habanos.
El ex- vicepresidente de la Diputación provincial de Madrid, señor
Homero, entregó al teniente coronel dotx Joaquín Romero, en nombre
de la expresada corporación, 2,000 pesetas.
A las cuatro en panto salió el batallón, batiendo marcha, en direc-
ción de Getafe, acompañado del Ayuntamiento' en pleno y de multitud
de vecinos de Leganés, precedidos de los niños de la escuela de primera
enseñanza, llevando uno de ellos una preciosa bandera.
En la mitad del camino hallábase aguardando al batallón expedicio-
nario el juez de primeta instancia de Oetafe, señor Entrambasaguas; el
alcalde don Mariano Cerrera, con el Ayuntamiento en pleno; el coman-
dante déla remonta establecida en Oetafe, señor San Cristóbal; la ofi-
cialidad del mismo, los profesores y alumnos de la Academia de sar-
gentos para oficiales de la guardia civil.
Las campanas de la iglesia parroquial se echaron á vuelo, y los
rivas & España y al batal'ón expedicionario se sucedían.
Presenciaron la entrada los generales Palacios, Mesa, Tallarino y
klartitegni, éste en nombre de 8. M. la reina regente.
En el Ayuntamiento se repitieron los agasajos á la oficialidad y vol-
rieron á escucharse las manifestaciones patrióticas que en Legataés ha-
llan tenido efecto.
Los soldados fueron obsequiados con esplendidez por el Ayuntamiento
7 por el vecindario en masa, y la banda de Arapiles demostró en la
)laza su gratitud á los honrados y patriótioos pueblos de Legases y
Setafe ejeciitando námeros bailables, que los mozos y mozas del pueblo
10 desperdiciaron.
Solamente las madres y familias de los ezpedioionarios que habían
legado de Madrid para despedir á sus seres queridos, conversaban y
•aban, al que dentro de pocas horas había de darles el adiós de des-
uda,
'odo el pueblo de Jetafe, en unión de gran número de vecinos de Le-
.^, invadían el andén, y los últimos abrazos se mezclaban con
irbo llanto y dolorosas exclamaciones, mientras que la banda de Ara*
is Be despedía del pueblo de Jetafe ejecutando la marcha del Tambor
'^^anaderos, desde el carruaje que ocupaba.
860
CEÓNIOA DE LA QUXRRA DE CUBA
El anciano padre del segundo teniente seMor MarohamalO| despidió
á sa hijo diciendo:
«Hijo mÍ0| sé valiente, que no te maten por la espalda y mira por
los soldados de tu compañía. »
El se&or Marchámalo faé abrasado por gran número de dremifl-
tantes.
Forman parte del batallón expedicionario, como jefes, el expresada
r*- ,
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Iileg«4A det f «Berftl Deip^Jel al muelle nnevd de la Baroeloaeta para despedir i las tropá8«
Iistaatáneat de naestro eorreepoiual ariistieo tefior Roi|^ Rodón.
teniente coronel señor Romero y los comandantei señores Darán y d-
rajeda; van además 8 capitanes y 18 tenientes.
Los pneblos de Leganés y Jetafe han demostrado su amor patrio y
merecen mil plácemes.
El día 15 á las 4 de la madrugada llegó á Cádiz el batallón exp^f •
clonarlo de Arapiles.
El de Covadonga veriñcó su entrada á las 7 de la mañana.
A esta misma hora empezó el embarque de las fuerzas en el w
cLeón Xni,> que se hizo con toda felicidad, ayudado del buen tiei
que reina.
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862 OBÓNIOA DB LA GUERBA DB CUBA
K^."*
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ted esta cecina para que la coman en mi nombre esos valientes que van
á sos órdenes.
^: . El jefe le dio las gracias muy afectuosamente, y dispuso se llevara
el obsequio al carro del batallón.
í En la estación, un caballero, desprendiéndose de un hermoso reloj
I ' de oro, se lo dio á un soldado y le dijo:
— Para que sepas á qué hora matas á un insurrecto.
En la explanada de la estación, un soldado marchaba sonriente em-
pinando de vez en cuando una bota de vino completamente exhausta.
— Toma para que la llenes — dijo un joven, alargándole un duro^
— Gracias, dijo el soldado, tomando la moneda.— ¿T á la salad de
quien he de beberlo?
— De un estudiante de derecho — contestó el joven.
— Pues que á la vuelta le vea á usted de «licenciado
1^ —Y yo á tí lo mismo — dijo el estudiante aprovechando el equívoco.
Al pasar por la calle Mayor, un soldado abrazó, sin conocerla, á una
linda muchacha que presenciaba, Ueila de viva emoción, el paso de las
tropas expedicionarias. La joven, aunque algo sorprendida por el brus-
co é inesperado homenaje, respondió al abrazo con otro, provocando la
escena, por lo expontánea y exenta de malicia, una salva de aplausos.
ün anciano se acercó al señor Lastra, y cogiéndole la mano, se la
besó, diciéndole:
—-Mi coronel, ahí lleva usted un hijo mío; si cumple con su deber,
cuídemelo usted, porque será mi único amparo.
El teniente coronel apuntó el nombre del soldado, y dijo que no ol-
vidaría la recomendación.
Varios soldados j al salir del cuartel, repartieron algunas prendas de
paisano en un grupo de mendigos, que se hallaba en el paseo, frente á la
palle Luisa Fernanda, y les dijeron:
— ^Tomad esas ropas para que os acordéis de los soldados de Cova-
donga; si volvemos, ya nos darán para otras cuando cumplamos y si nos
quedamos allá, disfrutadlas con salud.
L^ V.
•
A las cuatro y media de la madrugada del día 14 de Febrero, Ali-
cante se dispuso á despedir al batallón de la Princesa.
Después de tocar diana, dióse un rancho extraordinario al bata. i.
Este oyó después misa en la colegiata de San Nicolás, en donde e
distribuyeron escapularios entre las fuerzas.
Terminado el solemne acto, las tropas acompañadas de las autori ^-
des, de bandas de música y de un numeroso gentío, se dirigieron kl
muelle.
CBÓHIOA P« LA OÜ»BBA P« CUBA 363
Q embarcó á bordo del <San Ágastín» en medio del mayor
orden.
El pneblo en masa presenoi<S el embarque.
El general gobernador y el teniente ooronel jefe del batallón expedi-
cionario arengaron á ¿ete á bordo del baque que lo ha de condnoir á
Caba.
Esta población eleva sos preces al Todopoderoso para qne nos de-
vuelva pronto y victorioso al batallón de la Princesa, juntamente con el
resto de las fuerzas que pelean en Cuba.
A las 3 y 15 minatoa de la tarde, zarpó de aquel puerto con rumbo
& Cuba, el vapor trasatlántico «San Agustín,* conduciendo al batallón
de la Princesa, compuesto de unas mil cien plazas, entre jefes, oficíales
4 individnoB de tropa.
Desde el viernes último las autoridades, sociedades y el vecindario
lan rivalizado en obsequio al batallón.
Han sido varios los banquetes dados en honor de la oficialidad ex-
Kdioionaria.
Ekitre los soldados ee han distribuido más de 8,000 pesetas.
Es indescriptible el entusiasmo de que est&n poseídos los que muy
31 breve han de soportar las penalidades de la guerra.
Todos los buques espafioles surtos en el puerto izaron las banderas y
aludaron con las sirenas la salida del trasatlántico.
Este fué acompañado hasta fuera del muelle por gran número de bo-
as lujosamente empavesados y por el cañonero «Diligente» , el Cual hizo
os honores de ordenanza disparando tres «afionazos al levar anclas el
:San Agustín».
Las autoridades despidieron al batallón de la Princesa á bordo del
»ñonero «Diligente».
Procedente de Lugo llegó el día 13 á Corufia el batallóla expedicio-
lario de Luzón, el cual, juntamente con una compañía del batallón de
furcia, qne se encontraba destacada en ésta, embarcaron á bordo del
[Montevideo.»
El general Moltó pasó revista á las fuerzas, las cuales estaban aloja-
m el cuartel de Alfonso XTI.
n frases elocuentes y patrióticas arengó á los soldados, quienes
ataron entusiasmados con vivas á la patria y al ejército.
AS calles qne recorrieron las tropas desde el cuartel al muelle se ha-
tan invadidas por numeroso público, el cual saludaba á los expedi-
larioi.
'~oha8 casas de las atoadas en la carrera, estaban engalanadas.
364 OBQWIC* PB lA QUMRBA D» OüBA
. El embarque se TeriñoiS en medio del Biayor orden y dn
va que lamentar incidente alj^ono.
Kl vapor <&Iontevideo< hará escala en Vigo con objeto dt
«ste puerto al resto del batallón de Mareia, qne reside en aqn
A bordo ▼» el general Moltó, acompafiado de sns ayad
asistir & la despedida qne proyecta hacer en Yigo á los expeí
que se espera sea brillante.
SI «Montevideo» zarpiS á las 3 y media de la tarde.
El 18 á las dies de la maflana salió dd cuartel de San Fi
Bilbao el batallón expedicionario de Garellano.
Rompía la marcha el batallón ínfuitÜ y la música del
siguiendo las bandas municipal y de Santa Cecilia. Seguía
con sus jefes á la oabexa.
Todas las casas de las calles del tránsito estaban engal
colgaduras.
Un gentío inmenso presenciaba el paso del batallón, salni
viras á España, al ejército y á Oarellano.
A los jefes oficiales y soldados se les repartió la merient
por suscripción pública, iniciada por el periódico local El 3
La merienda á los jefes y oficiales se componía de lai
viandas:
Pollo, jamón en dulce, lomo, merluza frita, salchichón, 1
tas finas y vino del Riscal. Todo encerrado en elegante cests
cesorioa necesarios para la merienda.
La merieoda de las clases y soldados consistía: en una lil
de primera oíase, chorizos, bacalao frito, huevos cocidos, gi
naranjas y un onartíUo de vino por plasa.
Al pasar el batallón por bajo de los balcones de la redao
vitoreados. Los redactores arrojaron flores y ana corona de
la bandera del batallón.
En el muelle de Ripa, donde tomó él tren la fueraa, la c
era numerosísima.
Culoúlase en 20.000 el número de las personas que allí hi
Efecto de la aglomeración, cuatro personas cayeron á la
sacadas inmediatamente.
Despidieron á las tropas: los gobernadores civil y milita
y concejales, jefe de la brigada, comandante marina, presi
Diputación provincial, director de los astilleros de El Nervi
siones de jefes y oficiales de la guarnición.
El entusiasmo fué grandísimo. Los vivas á España, al <
IBÓNIM D» LA aUlBRA D« pDBA 865
[O repitiéronse sin oeear, habiendo on verdadero des-
uiasmo al partir el tren. ■
sha & lof ItaravoB «ddados ei innarrable por lo gran-
i de Zorroia aoompafiaron al batallón, el gobems-
de Bilbao, oonoejales y dipntadoB proTinoiales.
Hiiiniir
□. el t;enrexLO
ESOONOciDO completamente se enoaentra hoy el
de Colón por el movimiento, animación, vida ]
nalidad qae produce la reunión de mucha fuf
hoy dá este pueblo hospitalidad relativa & :
3.000 hombres pertenecientes á las columnas
generales Navarro y Aldecoa. Decimos hospi
relativa, pues si bien los oficiales y jefes han si
jados OÍ casas particulares, los soldados han d
y permanecen en las calles, no estando á la intei
gracias á que las construcciones dan á las oass
ubiertas.
ú la ley de alojamientos es extensiva á esta isla
le debía haberse hecho, yo solo puedo expresar
to qne dominaba ver llegar & nuestros bravos so
rgas joirnadas, aunque la última, es verdad, la v
il, cansados de permanecer largo tiempo' en si
se decidió, y por último, hallándose en la pob
al suelo sobre su manta (que más falta les haoí
li estuviesen en el campo; yo recordaba en puebl
Lospitatidad á los que representan la garantía de
loner su vida, en cumpUmiento de su deber; ci
a-as disposiciones y por último hasta veía ante m
Iro que lleva por nombre, «La boleta de alojamii
raciones en mi fuero interno, sofría, dándome li
le los demás.
o qne hacía laa anteriores reflexiones, la faersa, >
al combate con la sonrisa en los labios, demosi
^r:.%¡
* -«"• ,
OBONIGA DB JJL aUERRA. DB CUBA 367
Ho es petulancia, el arrojo ingénito en ella, formaba corrillos, prevenía
acordeones aquí, templaba las guitarras allá, y se disponía á mirar la
vida por el lado más agradable, olvidando con coplas de malagueñas,
sortsácos y jotas, los trabajos pasados y los peligros futuros, y ahogan-
do en vino ó caña el sentimiento que la ausencia de los seres queridos
pudiera producirles. ¡Bendito carácter el del español, que lo mismo va
i im entierro que á un bautizo!
Como decimos, llegaron las columnas de Navarro y Aldecoa, y así
ñinultáneamente el excelentísimo señor general en jefe, saliendo la de
Aldecoa al poco tiempo á situarse más al límite de esta provincia, con
dirección á la de Santa Clara.
Por aquí nó ha ocurrido nada absolutamente que merezca los hono •
res de mencionarse; pues no creo que lo sean, robos de cerdos, gallinas,
y uno que otro' caballo, corte de comunicaciones telegráñcas, á las que
«atamos acostumbrados; pero como caso raro en mí, que solo me gusta
hablar de hechos, voy, si usted me lo permite, á entrar en los se dice.
Se dice que el general en jefe establece allí su cuartel general 6 cen-
tro de operaciones; que Maceo y Máximo Gómez, con fuerza de 6.000
hombres, ha penetrado en la provincia, con ánimo de dirigirse sobre
Matanzas.
Se dice que no ha entrado, pero que intenta hacerlo^ pretendiendo
caer sobre Cárdenas; que haya entrado ó entre, se limitará á quemar
ingenios y campos de caña, haciendo cumplir las órdenes emanadas ^e
sa Cuartel general.
Se dice que va á ser fortiñoada aquella villa con cuatro piezas de ar-
tillería dé gran calibre, siéndolo provisionalmente con artillería de mon-
taña.
Y son tantas %Bbs cosas que se dicen, y entre ellas algunas que sin
pruebas no se pueden repetir, que vale más dejarlas pasar por alto.
Insertamos un autógrafo que hemos podido conseguir, y que es la
circular siguiente del titulado brigadier Francisco J. Pérez, conocido
por Pancho Pérez, cuya circular fué encontrada en los bolsillos de un
colono de Yaguaramas, ahorcado por los insurrectos próximo á dicho
punto. He aquí la circular con su propia ortografía:
Ejército libertador de Cuba
5.* cuerpo
oiboular:
L consonancia con lo dispuesto por el Gobierno de nuestra Bepúbli-
^ teniendo en cuenta las disposiciones del Cuartel General, debo re-
ce ar, encareciendo el cumplimiento exacto de las siguientes disposi-
ci acs, cuya observancia es indispensable y en . ningún caso motivo á
4] "^ision.
^ El deber que á todo cubano lo obliga al servicio de la patria le
/
/
370 OBONIOA D» LA OÜMtKA DK ODBA
y además le era en la gaerra tan propicia la fortana que _
ni un ligero rasgaño, habiendo asistido á combates Como el célebre de
las G-uaximas, donde sólo qaed<5 en ^ie el diez por ciento de su fuerza.
Estaba el general en la avanzada nuestra, montado á caballo, mnv
-cerca de la linea de tiradores y con el caballo quieto.
Oomo nos hallábamos tan próximos al enemigo todo se podía obs
var, y un oficial rió que varios insurrectos apautabau alto, es decir, <
rigían sus disparos al general*
Mi general — exclamó — retírese de ahí 6 muera el caballo que
apuntan á Y.
El general sonriente y con aquella tranquilidad que él tenía en '.
^aoces apurados, contestó:
— Pierda T. anidado, todavía no se ha fundido la bala que ha
matarme.
¡Capriehos'y rarezas de la suerte que se retira, 6 acometividadei
arranques de la desgracia que llega, apenas terminó de pronunciar '.
palabras citadas, el general recibió una descarga, de la que á un tiem
hicieron blanco tres balazos y los tres en la cabeza!
Recibió uno ea el- cuello, otro en la boca y el tercero en el cráni
El bravo Santocildes no piído decir palabra; llevóse á la cara a:
bas manos, qne se le tiñeron de sangre, y enseguida se indinó sobre
cuello de su caballo.
El primero que se acercó al general recogió un cadá^ver.
Ya y. puede notar cuan distinto ee esto de lo que se ha referid
oomo Y., ve, no cabe aquello de seguir combatiendo luego de herid
Cosa qne en realidad no debe practicarse ep la guerra.
iiiiiiüiiiilllllllllHIIHllllllliillíHlllllWiHl
Conducción de un convoy
LAS siete de la mañana del día 18 de Diciembre salid un
convoy de la Bacmoij&da con direcoiiSn al Santo, cfcoI-
tado por la oolamiia que manda el bizarro coronel Her-
nández, jefe de eata zona, compuesta de 200 hombres de
Galicia, 50 de las Navas, 22 guardias civiles montados,
10 del escaadrón de Sagnnto y 20 movilizados de Santo
Domingo: total, unos 300 hombres, número muy reducido dadaa las
Dotioias que había de la reoonoentracióa de partidas enemigas por el
lagar que iba A atravesarse.
Los días 18 y 19 la marcha fué penosísima por el estado infernal de
los oaminps.
Se tuvieron confidencias de que lo más granado de las partidas» de
1 urisdioci<5n y algunas de las de Remedios, al mando todas del titn*
I > brigadier Corti&a, trataban, no sólo de atacar al convoy, sino to*
1 lo.
Jitierosy guajiros habían visto todo el día 18 gran movimiento de
I oncentración de enemigos hacia Pavón y Santa María.
^1 19 á las tres de la tarde, al llegar la vanguardia de la columna &
OBÓinOA PE LA QPMtKA DB CUBA
a emboBcada enemiga rompió el fuego sobre en
[}o la partida de Indalecio Oonzález por la dere<
ta del Rio Sagua la Cfaioa.
rdia, mandada por el bravo comandante Pére
ntrido fuego' al del enemigo; formaban dicha ti
i de Santo Domingo, al mando del teniente Roí
nía de G-alicia, mandada por su capitán Qarcl
anemigo, avanzó la columna, y al llegar ana hoi
vuelven lo« iasurrectos á romper el fuego aobi
contesta enérgicamente, y toma las casas de Sa
ó el enemigo, llevando un maerto y tres heridoi
lO un caballo muerto.
lunto pernoctó la columna, y antes de oscnrecei
de Velasoo con la 3.' de Galicia y toda la (
inucioflo reconocimiento sobre la orilla izquien
m algunas descargas dirersos grupos, qae hayei
dicho día que los cabecillas Jesdi Rodríguez, E
, Paz, Ruperto Sánchez, Montes de Oca, Qonzal
dando las órdenes de Cortina, trataban de para
¡rda del rio y que Indalecio González y Enriqi
>n la derecha, complementarían el ataque.
>, reconcentrado hacia Siete Pasos y Oavarroca
X) á 1,200 hombres, todos ellos perfectamente ari
nochecer salió la columna de Santa Rosa en el
.rdia, al mando del comandante de las Navas di
compuesta de diez caballos de Sagunto, mandaí
a de Armas, 22 guardias civiles por los tenientes
la, cuarta compañía de Galicia al del capitá
indez, jefe de la columna con su estado mayor
3 las Navas, mandada por el teniente Díaz Huid
', al mando del teniente coronel de Extremadaí
con una sección de inmediata escolta. Retag
[>itán de Galicia García Viana con la tercera coi
y 20 movilizados de Santo Domingo,
las seis y media al callejón de Siete Pasos sueni
rimera avanzada enemiga, mandada por el m
, en ocasión de haUarse el capitán de Estado Mi
sando órdenes al comandante Pérez Blanco. Nu
e el fuego y avanza; pero al salir á un claro, el
i considerablemente, y allí murió el infortunai
iUo Ibáñez y caen dos más heridos. El comand
r^
OBÓKIOA DS LA QUBBRA DB OÜBA
373
Blanoo sitúa convenientemente bub fuerzas, y con descargas cerradas
limpia la manigua del enemigo, que se retiró hacia el embarcadero de
Gavarroca. £1 coronel Hernández ordena al capitán Sánchez que con la
sección de las Navas refuerce la vanguardia, pues el teniente Ayguavi-
ves, de Sagunto, oficial á las órdenes del jefe de la vanguardia, le da
parte de que el enemigo está atrincherado en Cavarroca y sus inmedia-
ciones, y en el embarcadero va el convoy, y frente á él en posiciones la
cuarta de Galicia y sección
^ de las Navas, toma personal-
^ ^ mente el mando de la acción
el coronel Hernández.
Ante el fuego continuo de
los insurrectos , parapetados
en trincheras que cubren las
gavetas del demolido inge-
nio de Cavarroca, ordena el
coronel se conteste con des*
cargas cerradas, y con ver-
dadero espanto del enemigo,
admirablemente fortificado ,
atraviesan los proyectiles Ma-
üsser las potentes planchas de
hierro.
En la misma linea de gue*
rrillas se ve al valiente coro*
nel Hernández de Yelasco, y
secundando sus órdenes, al
capitán Ortíz, de Estado Ma-
yor, y oficial á sus órdenes el
ilustrado teniente Amado, de
caballería.
Mientras tanto, la tercera de^ Galicia, al mando del teniente coronel
Pascual, desde las casas del embarcadero, y situado allí por orden del
coronel, contesta al fuego que desde la orilla opuesta del Sagua la Chi •
ca,.y también por retaguardia, hacen los insurrectos.
Es decir: el convoy está encerrado en un círculo de fuego, que la pe-
L del coronel y valor de nuestras tropas tarda muy poco en romper
. ^gar.
!)ominado en gran parte el fuego, ordenó el jefe de la columna al
^andante Pérez Blanco avanzase para atacar de frente y por el cos-
ió derecho al batey de Cavarroca, haciéndose por fuegos escalonados;
^onvoy se puso en marcha, y cuando las fuerzas del comandante Pé*
^^<^nco llegaban á la mitad del potrero Cavarroca, el teniente Ama-
... BmMtra iraiicuftrdia rompe él faago... (Pág. 372).
086N10A P» LA OÜKERA PB CUBA
, llevó la orden de ataque. La infantería, de fr<
lando del oo^nandante Pérez Blanco y capitán
mando del teniente Ortega, de Armas y Mar^
rma blanca la posición; pero el enemigo que
ido huyendo al ver iniciarse el ataque, ee retii
ia la manigua próxima al ingenio donde se oi
ledíatameote dispuso el comandante Pérez BJ
ite de caballería don Joaquín AjguaviveB, oo
( el mando de toda la caballería y praotioaee
to, que dio por resultado encontrar varias arn
[ue el enemigo sufrió allí y que posteriormente i
de 25 á 30 heridos. Terminado este reconocim
la fuerza del comandante Pérez Blanco,
tanto el convoy seguía avanzando con una pt
jl camino real, y estA faerza iba contestando
icadas, desde las guayabales hacían sin eesM
ido divisaba los grupos de Indalecio Gonzáh
m descargas á sus disparos.
ías mismas del Santo y desde terrenos de (
i enemigo haciendo fuego, contestándole la c
LO de los fuertes del poblado, cayos vecinos, co
"eoibieron al digno coronel y su columna.
las ha habido algún movimiento entre las co
egión operan. ,
tro de Regó, en Hanabanilla, del cnal salió a<
de su intención de presentarse acompañado di
i dos noticias que no han dejado de promover
ipinión y dado margen á toda dase de coment
ifioiones de los comentaristas.
1 del cabecilla Suárez y su conducción á la prest
con una fuerza de 300 hombres mandada por e
ado pasto á la in^ciable voracidad de los ansi*
que así han entretenido su curiosidad y su
I que Saárez pensaba presentarse con toda su j
le BU intención y de otros hechos qne al referi
m, parece que será tratado con rigor eztremí
tro de la columna de Zubia, con la avanzada
gnajay, motivo por el caal se supone que ha
su marcha, es también objeto de acaloradas
lontando cada cual el aaoeso á su gnsto y sabo
«rgi>, ai la noticia referida es tal y como la ¡
CRÓNICA PB LA OÜBHBA D« CUBA 375
Lo que sí es cierto es la voladora del fuerte Peluyo, en la proVin-
eia de Sanoti Spirítns, y la presentación en aquella población de un
oficial y once soldados desarmados pertenecientes á la guarnición de
aquel fuerte destruido por Máximo Gómez.
Otro suceso semejante, el de la voladura del tren en que iba el gene*
ral Snárez Yald^, saliendo ileso de tamaño peligro, como también lo
han respetado las balas en los encuentros que hasta abura ha tenido.
En dicha catástrofe sufrieron heridas y contasiones algunos de lo»
que viajaban en aquel tren.
Por lo que se dice entre el público, hay que registrar entre los suce-
Bos la entrada en la isla de algunas expediciones y el apresamiento, de un
bote en Aguadores (Santiago de Cuba), no por la marina de guerra^
sino por un cabo del ejército que pertenece á la guarnición de uno de los
fuertes que por allí se han levantado para proteger las costas.
También ocupa la atención pública la quema del pueblo de Gttinfa
de Miranda, por las fuerzas revolneionarias.
Recompensas.
Se han concedido las siguientes:
Cruz del mérito militar, con distintivo rojo, pensionada con 7<50 pe-
setas mensuales, al soldado del regimiento de Tarragona Juan Navarro
Bonal, que perdió la vista á consecuencia de la explosión de un petardo
colocado por los insurrectos en la vía férrea de Puerto Príncipe.
Por el encuentro de Saboruquito, á los individuos del batallón de
Guadalajara sargento Ceferino Gómez, cruz sencilla pensionada con 25
pesetas mensuales; id. id. id. con 7'50 pesetas, sargento Francisco Cas-
tafio y soldado José Gemitar; id. id. id. 2'50 pesetas, cabo Gabriel Ber*
nabé y soldados Antonio Sero, Pablo Sebastián, José Hernández, Bau-
tista Java, Juan López y Mateo Zaragoza.
Cruz sencilla, pensionada con 7'50 pesetas mensuales, al cabo del re-
gimiento de Cuba, Tícente Franquet.
Cruz sencilla, pensionada con 2'50 pesetas mensuales, al cabo del re-
gimiento de Tarragona, Modesto Mirasierra.
Tretas de los insurreí^os.
.H>n motivo de los sucesos ocurridos en algún ingenio de la provin-
( de Matansas se dice lo siguiente:
ÍMñ alzados en armas en esta provincia, á los que no nos atrevemos
i tilífiear ni de insorreetos ni de bandidos, exigen álos dueños de fincas,
án nuestras noticias, una fuerte contribución en armas y municiones,
* de no qnenúrles los campos de caña y las fábricas de los bateyes.
376 CBomcA PM la querrá db cuba
La entrega de las annaa ba de efectuarse ea los mism
para lo onal ordenan qne ee pida permiso al gobierno para
30 hombres, y después de concedido y cuando ya las armas
nes estén en las fincas, se presentarán de día ó de noche i '
les serán entregadas con macha tranquilidad, dando de ello d
te á la autoridad correspondiente.
El medio escogido nos parece mal, pero nos figuramos qi
ridades militares sabrán ponerle el remedio oportuno y i
alerta para castigar del modo que se merecen los que son tn
patria facilitando armas al enemigo-
Es necesario p
energía y el que
patria obtenga
que se h^^ ac
tan enorme delil
La prensa norte
En una corre
de Nueva York 1
guíente: '
' *Uama la a
blica un segutti
publicado por el
referente al din*
tado por la Jun
mentar la gueri
El objeto de est
trabajo es para
que la insurrec
pretexto para enriquecerle unos cuantos camastrones que ^
Estados Unidos. Pruébase por medio de guarismos, qne de la
mimas recibidas por la Junta sólo una míoima cantidad se
para sostener la inanrrecoiÓn. Susurrase' que este importsnt'
debido á la pluma de un joven portugués.
Se nota en la prensa metropolitana una reacción favora'
¿a, como habfamoB anticipado. El World, que nos ha hecli
DÚO guerra de tan mala ley, censara duramente & los rebeldi
oendio de propiedades de particulares. El Jottrnal, qae tam
dades ha soltado contra España en sus artículos de fondo, <
se calla ahora. Los periódicos del interior, que por lo regulai
miras de -sus colegas del Este, se han vuelto muy comedidos,
está que esta nueva actitud quita fuerzas al proyecto de la bel
OSÓNICl. DB Ll OÜKERA DB .CUBA
Cosas de la guerra.
hOtaal guerra de Caba, una partíonlarídad que no recorda-
mos presentase la anterior. Y oonsiete en que los insurreotos, en vez
de combatir en todas partes, según y oottforme las oiroimatanoias del
momento lea proporcionaban oaaeión, demaestran poseer, al menos de
on mes á esta parte, lo que Be llama un objetivo es^atégico. Esto hace
qae tengamos asimismo el de impedir que ellos realicen el sujo.
No es la guerra regular, porque evitan presentar batalla no fiando el '
éxito á la suerte de las armas, pero tampoco es en absoluto la guerra de
partidarios como lo fué en los primeros días de la insurrección. Y como
dsás águe siéndolo aún en el departamento Oriental j en el Cama-
ley.
Gruesas partidas que ora se reúnen ora se separauj pero bajo la ac-
Sn directa de Máximo Gómez y Maceo, recorren Las Villas, rodeadas
I columnas, que en ocasiones logran alcanzarlas y sostener con ellas
roteos más ó menos prolongados.
E[ objetivo estratégico consiste en pasar á Matanzas é impedir la za-
k, aaf como en Las Villas; el procedimiento aplicado es mantener á las
[>paB, por medio de una movilidad constante, en otra más fatigosa; y
tica empleada no es otra que la de entretener con el fuego de al-
J8 centenares de insurrectos á la columna perseguidora, mientras el
wo de las partidas marcha en la dirección que le conviene.
1 restantes fuerzas de la rebelión excepto algunas que á guisa de
^..udas merodean en Matanzas y hasta en Pinar del Río, parece como
esparcidas y muy dispersas por las otras dos provincias sublevadas,
'"'""} á conservar en ellas un estado entre de guerra y de paz; es
378 OK¿mCA DB LA OUgBBA PB OLTBA
decir, la suñoiente intranquilidad para que de esas provincias no pueda
diatraerse ud batallóp para Las Viltas, pero -sin que haya ocasión de
verdaderas operaciones.
Suponiendo que la cifra de rebeldes ascienda (eso se h» dicho) á 25
mil, 20.000 de elloa en tal maniobra pasiva (llamémosla así) se emplean,
y los otros 5.000 son los que con el generalísimo mambí y su colega Ma-
ceo prooarau realizar el plan que á éstos se atribuye.
Algo parecido sucede á las tropas: de los 100.000 hombres á que pró-
ximamente sube aquel ejército, 90.000 están dedicados á ser entreteni-
' dos por los 30.000 rebeldes de que antes hablamos, y loa otros 10.000
son los que forman la media docena de columnas encargadas de operar
en torno de los 5.000 blancos y negros del dominicano y su negro adlá
tere.
A la vista de esto se ocurre preguntar: Si el número de tropas qd
maniobra en torno de los dos jefes separatistas fuese, por ejemplo, tripl
del de hoy; si en vez de diez ó doce mil hombrea hubiese treinta mil :
los alcances de Máximo Gómez y Maceo, ¿por mucho que éstos eztrc
maran su habilidad y conocimiento del territorio, no caerían en una et
pecie de ratonera 6 se dispersarían en retirada hacia Puerto Príncipe
Podrán evitar el choque con seis columnas, pero no con dieciocho.
Ahora bien, de los 30.000 soldados distribuidos en fuertes y oolqni
nitas volantes por juasi toda la isla, ¿no se podrían reconcentrar siquier
20.000 que se uniesen á los que maniobran en Las Villas? Esp ea lo qo
se preguntan muchos militares entre lop que no pocos contestan afirma
tivamente.»
Con el epígrafe España y Cuba ha escrito el distinguido literal
yankée Mr. Paul Vane un artículo que viene á justificar que en los Ec
tadoB Unidos también hay escritores y personas qae saben aplicar á 1
cuestión de Cuba an criterio imparoial y raaonádo, como, desgraciada
mente, no sucede con aquellos que, por mala fé ó por ignorancia, a
han dado á discurrir y á fantasear sobre lo que no conocen ni entien
dea, cuando presentan á los filibusteros como anos mártires, y á Cab
como un pais esclavo y digno de mejor snerte.
El señor Paul Vane enoabeaa su artículo con las siguientes palabí
<Me avergüenza la conducta de nuestro pueblo, de nuestros pri
pales periódicos y de nuestros oradores y reverendos. ¡Qué. deagr
para nuestra patria!
Centenares de redactores se han negado á publicar todo aquello r
en exclarecimiento de la verdad y de la situación de Cuba podía fa
reoer á los intereses españoles.»
CRÓNICA DK UA QUKRRA DE CUBA
) acerca de las manifestaciones j meetings de Chi-
cago en favor de los insurgentes, era lo sigoi^Dte: que según las aser-
ciones de Qaesada, el representante de la junta de Nueva York, la rebe-
Uón tavo poca importancia, hasta que algunos extranjeros vinieron y le
dieron estímulo y fuerza, dijo qne Gómez (un extranjero subdito de la
Oran Bretaña] vino en Febrero y levantó una fuerza de 1.200 hombres;
i en Marzo 22 oficiales (extranjeros) llegaron de Costa Rica con unt»
ttenares de hombres; que varias partidas de americanos desembarca-
i poco después y con ellos se empezaron las operaciones en No-
mbre.
Supóngase que extranjeros hayan intervenido en los asuntos de núes-
B numerosas huelgas de trabajadores, pretendiendo que Debs y sus
apañeros estaban luchando por la libertad contra sus tiránicos opre-
es, ¡qué hubiéramos pensado de aquella nación!
Entre todos los qne tomaron parte en el meeting de Chicago, ni uno
ía de fijo cuáles eran las condiciones que imperaban en Cuba, ¡y qué
lardo y ridículo el comparar estas hordas de vampiros dinamiteros,
idos de la manigua, con Washington y sus conciudadanos! Quélogi'
tan digna de esta declaración: «España se portó mal con nosotros
indo reconoció la beligerancia del Sur; ahora nosotros, para enmen
' aquella falta, hemos de cometer otra peor y declarar legpítimos
lados de un bona fide gobierno equipado con todos los atributos de
liunalidad, á unas cuantas hordas de vándatosl ¡Qué página más ver-
izosa para nuestra historia, si semejante absurdo fuese sancionado
' nuestro gobierno!
¿No será esta la misma España cuyo valor, fama y virtudes cristia-
I tanto ponderaron durante la Exposición de Chicago? ¿No agotaron
onces sus manantiales de adjetivos elogiadores, cantando sus glorias
3s mismos redactores, oradores y reverendos, que tanto se empeñan
>ra en rebajarla? ¿No es ahora la misma España de antes?
No faltaron entonces críticos que dijeran que la cansa de nuestro fer-
r era debida á nuestra afición al dollar, que entonces nos arrastraba-
s para aprovechamos mejor después. ¡Realmente no podemos permi '
que parezcan profétioas tan vergonzosas afirmaciones! ¡Cómo puede
'^una persona sensata creer esos cuentos de crueldades ejercidas sobre
"risioneros!
Ddo el pasado de la historia no demuestra semejante conducta de
.& de los soldados españoles. El valiente nunca es cruel; hidalgo y
oe son sinónimos. Parece mentira qne estemos tan mal enterados de
cualidades que caracterizan á España y demos crédito á esos cuentos
"rbarismos; y más raro es todavía que hayamos olvidado tan pronto
• diiimoB acerca de nuestros propios actos de crueldad durante
J
CBOKIOA DB LA QüaHEA. Pg OÜBA
a guerra civil. ¿Qaé dereobo tenemoa de 1
ad de lo8 españoles? ¿Acaso hemos olvidado qué Ifispafia y
3 de entonces pidieron aoa tregua, en la cual ambos pi
ra el tratamiento cruel de los del Norte? ,
moB nuestra memoria un pooo, haciendo un examen
borgnemoB justicia, hídaigoía y otras virtudes que carao
sión española, á la cual somos deudores del descubrimler
del Nuevo Mundo, y confiemos ea que España sabrá i
ba todas loa reformas que exijan el bienestar y el progn
in Antilla.
Ltos disparos hechos por la parte oeste de Santa Clara, 1
fusión á las gentes. Corrían Ips muchachos, gritaban '.
irraban con estrépito las puertas, herían el espacio con i
los clarines llamando á Ja tropa con la contraseña' de á
parecía indicar, que con un golpe de audacia losiúsurr
vadido la población convertida hoy en cuartel general.
iraciones eran muy grandes. Ni en la plaza se había hec
10, ni los insurrectos llegaron al puente,
lia el día 29 de Diciembre,
ila curiosidad con que muchos observaban lo que oourr
altas azoteas, indicaba que todo estaba fuera del pueb
lesde una de aquellas se veía todavía el espectáculo, sie
verdad, pero también menos importante de lo que- al pr
de 40 hombres, obedeciendo sin dada á la consigna de (
fecto y aprovechando confidencias rastreras y mi^erabl
rotegido por maniguas, cercas y edificios hasta cien met:
antigua estación agronómica, convertida en fuerte,
¡la qtie vigilaba en lo alto les dio el ¡quién vive!, y ellos,
o que contestaban ¡Cuba libre!, avanzaron hasta llega
paredes del edificio, sin que el centinela lograra hacer
o ó seis disparos.
oión, que se componía de seis voluntarios y un cabo
ida en dos, & quienes correspondía almorzar en sus cas
sólo había en el fuerte un cabo y cuatro números. D
era el centinela, estaba en lo alto de la torre,
aento consistía en carabinas Bemington; ni siquiera ht
er.
nes, los insurrectos, que podían dar un buen golpe, i
isultados materiales, por el efecto moral que dentro y fr
hazaña.
OBÓmOA PM LA OPMBBA DB COBA 381
adioión, amenazando oon la dinamita; pTetendieron
sgaron á pioar ana de las paredes; pero los de dentro,
Di se rendían ante las amenazas, ni ante el número, ni ante el fuego
qae les hacían desde las^ mismas bocas de las aspilleras.
Ck}mo no eran más que onatro, sólo podían cubrir cuatro huecos, y
is insarrectos aproTecharon los restantes para llenar de balas el inte-
or del fortín.
Una de ellas fué la que mató al
}luntario Ramón Nordelo; ese ti-
iteo fué el que produjo la alarma
1 la población, y el que puso en
lOvimiento las escasas fuerzas que
. guarnecen.
En ana loma cercana que no
ísta del fuerte 200 metros se veía
aa linea enemiga que protegía al
rnpo que llegó al fortín.
Apenas salieron los primeros .
tldados por el pueblo, huyeron
0 40 del ataque hasta incorpO'
irse á la línea qne los protegía.
No había* trascurrido na cuartp
i hora y ya se veía trepar por
indias cuestas la pequeña oolum-
i que formó el bravo capitán de
atado Mayor señor Inzenga.
Aquel pequeño espacio de tiem-
[> fué interesante para los que
mtemplamoB desde la ciudad el
leeso, pues difícilmente se pre- ~^
¡nta ocasión de ver'tau cerca he- Ti»j»b»B... (p*t- e^»)-
iioa análogos.
Reforzado el fortín desplegó el señor Inzenga á sus tiradores y avan-
S siempre entre zarzales, cercas elevadas y no poco fango.
Mientras no rompió el fuego y no lo hizo hasta estar á la menor dis-
mpia posible, caracoleaban por las lomas los insurrectos Ó se les veía
^ venir, correr y saltar en ana especie de táctica riffefia; pero en
'to sonó el primer disparo descargaron en confusión sus armas y
orón, desapareciendo hacia la sabana que aquellas lomas ocultaban,
•^e tenían el grueso de la partida que se aproximaba á 500 hombrea,
lados por Zayas y Leoncio Vidal.
mtinuó avanzando la columna y siguieron ellos retirándose hasta
>«1mar espeso, donde pretendieron resistir.
CRÓNICA PB LA-QÜEBRA DB CUBA
ítán Inzenga, que por ganar tiempo fué. Bin revólver, mm%-
able, ni nada, creyó ,que al ver la diferencia tan grande de
gÍBtirían, y en ef€Cto, marchaba á la cabeza Heno de entasias-
ablÓ la lucha, iniciaron las partidas un movimiento envol
Igano de la fuerza no se pudo contener j dijo: «¡Estamos oo-
capitán!»
>r Inzenga acude al sitio amenazado, y dloiéndoléB: ¡Son nnet'
>s, muchachos! desbarató el plan del enemigo que se poso en
con arreglo á su táctica, fraccionándose en grupos.
3 la columna' regresaba de esta operación, no ee veían por los
1 suceso, mas que despojos, huellas y sobresaltos.
ipo estaba sembrado de casquillos de Maüuer; la manigÜA
m grandes trechos, trillada por el paso de peatones y caballos '
} goajiros de los sitios y trabajadores de los hornos de cal, in-
y temores, ¡quién sabe si fingidos muchos!
entradas y fortines, se veían guardias reforzadas y centinelas
notos provisionales; el cuadro, en fin, que ofrece una plaza
a.
nirreotoB podrán tener valor individual, pero su fracaso en ese
lUdaoia es una prueba máa de su cobardía colectiva.
. Con todos sus pelos y señales lo que había en el fuerte, y se ¡
)n arrebatarlo. Comisionaron á nn titulado capitán, Pancho ;
ra que realizara el atentado y su, fracaso le valió la deati-
ille característico de la forma en que hacen la campaña, el
B de lo ajeno; ¡pero con qué miseria!
huida fueron llevándose de los potreros hasta la camisa de
[>mbres y mujeres encontraron á su paso.
Bdentores!
ba todo el mundo en Santa Clara que por la noche, protegí- ■.
obscuridad, volverían á molestarnos, pero huyeron de veras y
.elto á parecer.
memígo éste, que huye á toda hora.
[) Manuel García pululaba con el pomposo título de Hey de los
! Cuba, solía presentar la cara alguna vez; éatos ni siquiera
ralor de aquel bandolero famoso.
encontrarse en este suceso el fenómeno extraño de que se acer-
> capital, residencia del cuartel general, siu ser vistos; pe Irá
[ue es esto más inexplicable cuanto mayor era el número 1 1 la
lero es lo cierto que llegaron como matuteros y se retira on
ilea.
» le den vueltas: enemigo de estas condiciones dará qué hav er,
irnos, pero no es fuerza que representa una idea, porque >or
(gtÓNIOA PM LA agMBBA i)K OüBA 383
» luea HB peiea j se muere á toda hora; ellos huyen siempre, y sólo
maeren onando se les caza á tenazón.
Para ellos es superior la vida que la idea, porque viviendo pueden
rsalizar bus propósitos; vengar supuestos agravios, popularizar nombres
obsenros, constituir medios de vivir holgadamente, pero nunca hubo
mirfcires que pospusieran la idea al provecho personal.
El encuentro de Segura.
La columna mandada por el sefior coronel don Enrique Segura cum-
lió la misión que le fué confiada por el general Saárez Valdés, de con-
noir un convoy de 20,000 raciones á Iguará, Arroyo Blanco, Jobosí y
lellamota, saliendo de Alonso Sánchez el 27 de Noviembre último, com-
nesta de los batallones de Granada y Cuba, guerrilla montada de Chi-
lana y algunos caballos de Pizarro. Acampó en Ojo de Agua y aquella
oche fué hostilizada por el enemigo, que tuvo fuego con las avanzadas,
B que resultó muerto un soldado del batallón de Granada.
El 28 continuó la marcha á Iguará, racionando dicho punto, y el 29
¡guió á Arroyo Blanco, donde por disposición de los generales Suárez
'aldés y Navarro, parte de la fuerza de esta columna se unió á las de
qnellos, quedando solo á las órdenes del coronel señor Segura 450 hom-
res del batallón de Granada y 60 guerrilleros montados del de Chidana.
El día 30 salió esta pequeña columna para Jobosí, y bien temprano
ampió el fuego sobre el enemigo, que aunque corto en número, apro-
echó ventajosas posiciones para atacar al coronel Segura, que no tardó
D hacerle huir, llevando seis bajas que se le vio recoger, teniendo nos-
tros que lamentar la de un guerrillero de la vanguardia.
El día 1.° de Diciembre continuó la marcha para el fuerte de Bella-
iota, y desde las seis de la mañana que empezó la columna á internarse
a un camino cubierto de manigua, fué hostilizada por emboscadas que
s hacían fuego á quema ropa; pero sus descargas fueron contestadas
on tal oportunidad por la vanguardia, mandada por el capitán don
lütonio Sandino, que trabado el combate en la loma de la Longaniza,
né derrotado el enemigo, dejando en poder de la tropa tres muertos,
rmas, municiones y caballos, viéndosele recoger en la huida más de
niñee heridos. Por nuestra parte dos heridos y muerto el caballo que
Kontaba el capitán Sandino. Este encuentro fué con las partidas de
«ilio Guerra, Periquín y el tuerto Rodríguez.
El día 2 la columna siguió su marcha para Arroyo Blanco, siendo
eramente hostilizada por el enemigo en las lomas del Peregil.
El día 3 salió esta pequeña columna, compuesta, como se ha dicho,
450 infantes y 60 caballos, llegando á Iguará con 39 enfermos y 300
^milas: y habiendo sabido el coronel señor Segura querías partidas de
384 OBÓHICA DK LA QÜBBBA DJ CUBA
Maceo,. Máximo Q-ómez, Serafín S&aohez y Roloff habían sido arrojados
de su campamento de la Reforma por alguna colnmna de las qae lo
persigaen, y que huían en la misma direoolón que su columna llevaba,
decidió batirlos, á pesar de la escasa fuerza con que contaba y la mn
cha impedimenta que tenía que defender.
Al efecto concedió á su fuerza un pequeño descanso de media hora,
y ealió de Iguará á las nueve y media de la mañana. No bien había re-
basado la vanguardia, mandada por el teniente señor Guillen, el río Ja-
tibonioo, rompió el fuego sobre ella el enemigo, que fué contenido por
las certeras descarga? de nuestros soldados, hechas á la voz de mand
del expresado teniente, que coi
\ su serenidad y arrojo dio tiemp
á que el coronel jefe de la eoVaia
na dictara las acertadísimas die
posiciones por las cuales fué un
victoria la que pndo ser un he
oho desgraciado, pnes los rebel
des eran más de 4.500, teníend
por Ip tanto , que luchar oad
uno de nuestros bravos soldado
con diez contrarios.
El enemigo entró con tal deci
siÓn y en tal forma situado, qa
á no ser por la serenidad, inteli
gencia y conocimiento de est
guerra que tiene el coronel Segt
ra, la columna se hubiera vist
en gpran aprieto.
En seguida se hizo tan bizarr
^ jefe cargo de la situación y m
r^ perioridad numérica del enem:
... dliptnuiaa b« ■IfoiiM dMetrcM... (Pif. STt). ^ , . . i
go, así como de su propósito a
envolver á la reducida columna, y supo atender á la vez á la vangoai
dia y retaguardia, pues por ambas era atacado simultáneamente, co:
terribles cargas de la numerosa caballería insurrecta.
La salida del río Jatibonico, desde Iguará, la forma un callejón qu
desemboca en el extenso potrero del Guasimal, por monte y espesa ma
nigua rodeado. En él entró la vanguardia, atacando al enemigo,
paso largo el resto de la oolumna; el fuego ae generalizó enseguida
todos loa flancos y hubo momentos supremos. EL valiente coronel S-
ra, estando al lado del teniente coronel primer jefe del batallói
Granada, señor Amayas, que con tres compañías de su batallón atao
con arrojo á las fuerzas enemigas, que machete en mano le iban >"
0R6KICA DB LA- OTTKKRá. DB OPBA 885
ma, vio que un gmpo como de qainientoB ginetea insurreotos ae corría
por el flanco izquierdo para envolver á la columna y cortarle la retira-
da, y marchó á escape á la retaguardia, mandada por el bravo coman-
itrn... tPá(. 3«t).
I «¡de Granada, señor Massuti, viendo con satisfacción que ya este
j , rechazaba con fuego por descargas al enemigo que le cargaba con
t mendo empuje.
^ta defensa se hacía con tal entusiasmo, qae los soldados vitorea-
1 i á BU comandante y éste contestaba con vivas á Eppafia y á Grana-
í "''eraadoa con las vocea de mando, logrando rechazar al enemigo
'Cuaderno 6S— r.n. Px-eoio lO cent.a
OBÓNIOA DE LA OUXBBA DB GDBA
por esta parte, no sin que llegara á combatirse oaerp
obstante contar con tan valientes defensores la retagaardia, el coronel
Segara, personalmente, y con solo doce números de la compañía con
que el valiente capitán Sandino defendía el ala derecha, corrió á la si
Uda del callejón por el paso del río, donde ja encontró al enemigo, :
que desalojó de aquel panto, dejando expedita la retirada, que aqa
quería cortar ¿ toda costa.
Para proteger la numerosa impedimenta fné necesario formar
cuadro, de una sola ñla, por la escasez de fuerza y lo extenso del peí
metro que habían que defender, y fué tal la decisión con que cargaba
los insurrectos, que nueve de éstos lograron penetrar dentro del ouadrí
donde fué necesario matarlos.
Una vez tomadas las posiciones por el valiente teniente coronel s
ñor Amayas, rechazadas las tenaces cargas de la caballería enemiga p<
el valiente comandante señor Massuti y cubiertas las posiciones de retí
guardia por el bizarro coronel señor Segura, el enemigo hizo su reooncra
tracLÓn y el jefe de la columna mandó recoger sus muertos y heridos
ordenó la retirada á Ignara, haciéndolo primero la impedimenta y de
pues las fuerzas con el mayor orden, no sin haber reconocido antes h
inmediaciones del campo, donde dejó el enemigo 19 caballos muerto:
Los rebeldes puede asegurarse tuvieron más de 150 bajas. Por naesti
parte hay que lamentar siete muertos y 26 heridos, de ellos un oficial
un extraviado y tres caballos y nueve acémilas maertas y 13 extravif
das. Siete de nuestras bajas lo fueron por arma blanca.
La acción duró dos horas.
Hijo adoptivo de Trinidad.
A continuación reproducimos la carta que el general en jefe ha ei
viado al alcalde municipal de Trinidad con motivo de haberle dirigid
éste una muy expresiva, en la que le participaba el feliz acuerdo de 1
Corporación municipal, al nombrarle hijo adoptivo de dicha ciudad:
<Muy señor mío y de mi más distinguida consideración:
Con su atenta eomunicaeión del 25 de Noviembre he recibido la o<
pia certificada del acuerdo tomado por ese Ayuntamiento nombránd<
me hijo adoptivo de esa población.
Como encargado del mando superior de esta isla mi deber t» j
rar por todos los medios posibles de qae puedo disponer, el contt
al bienestar de ella, y en este concepto, -lo que he hecho por Tri*'-
no tiene mia mérito ni merece más gratitud que lo que he prr'
hacer por las demás poblaciones, aun cnando en sus manifestaciv
reconocimiento no hayan sido para mí tan expresivas y lisonjera
mo en esta ocasión lo es Trinidad.
OBÓHIQA DI LA QUKBK& DB CUBA 387
3 profandamente la inmerecida distinción con qae ese
Ayaatamiento me ha honrado, y ruego á luted que, oomo presidente, y
CB nombre mío, higa extensivo mi reoonoeimieato Á tcdos los señorea
ejales que con suí» votos me han favorecido, y de los cuales, como
ited espsoialmsnte, se ofrece oomo amigo y servidor may afectísi-
[. b. B. m. — Arsenio Martínez de Campos.»
Situación de los barcos.
íitán en la Habana el Alfonso XII y el Magallanes.
In la línea extt3rí ir el Infanta Isabel y el Conde de Venadíto, hasta
ibo de Sin Antonio.
'\l Diego Ye1áz']uez hasta CíenfuegoF, recorriendo 290 millas. Desde
panto á Santa Cruz el Cuba Española.
la la costa Sar de Oriente Vicente Pinzón, Nueva España, Marqués
bolina y Galicia. Desde la punta de Maíef, por la costa del Norte, el
lo, el Sandoval, el Baracoa, el M. A. Ptoz6a, que recorre 102 mi-
el Mercedes y el Jorga Joan, que vigilaá 82 millas,
ínlo interior, para la custodia de los cayos: por los Colorados, el
lajero, la Intrépida y la Cristina. Sigue por la costa Sar de Pinar
lio, el Almendares y el Águila.
>e Batabanó á Cienfuegos, el Dardo y el Gaardian.
'or Siuta Cruz, desde Tunas, el Contramaestre, la Ardilla y el Co-
1
iesáe Manzanillo, por la costa Sur de Cuba, que siendo de piedra .]
se vigila por la línea exterior. j_
¡a el Norte, hay en Cayo Romero, el Valiente; ^i los de la Herrada* "'|
I Relámpago; en Cayo Fragoso, la Lealtad. En la boca de Sagua, ■^■
¡aridad, y en Cayo Cruz del Padre, el Antonio López. ]
'outones. — En Ñipe, el Cortés. Eq Santa Croz estero del Humo, el
[a. En la boca del Cauto, el Centinela.
■^
^GlsLO-ixíTSk. de xxrx irr-en
N vista de que el tren correo del día 20 de Diciembre no Ut
gaba á la hora de costumbre á Santa Clara, y de que la li
nea telegráfica central estaba interrumpida, se supuso qn
algo grave había pasado en la línea férrea, y desde las cine
á las siete déla tarde, que se tuvieron las primeras notioiai
reinó en dicha capital gran ansiedad en tod<» los círculos
eos, comentando cada uno oon arreglo & su modo de pensai
iera haber sucedido.
Eimente & las siete llegó el tren de Cienfnegos, y entonces t
irrido.
is estaciones de Jiootea y Esperanza se enonentra un paenl
b, cerca del chucho -de Santa Rita, en el cual la partida insí
Bermiidez había colocado un cartucho de dinamita con ]
ar el tren que momentos después había de cruzar por .
la una de la tarde un tren especial que conducía al gei
des, procedente de Camajuaní, sufrió las terribles conseo.
linamita colocada por los insurrectos, pues al pasar la i
ló el cartucho, volando los rails de la línea y destrozando
lado y cuatro casillas más, sufriendo averías el coche de -
CRÓNICA DX LA GÜXRBA DX CUBA
389
mera donde iba el geaeral con su Estado Mayor, y quedando el carro de
tercera colgando de nn lado del puente.
Acompañaban al general Suárez Valdés el teniente coronel de Es-
tado Mayor señor Benzo, teniente coronel de la Guardia civil señor
Teruel, médico militar señor Ríos, ayudante del general señor Méndez,
25 soldados al mando de un teniente del batallón de San Marcial y ocho
guardias civiles.
Han resultado cuatro heridos, dos de ellos muy graves, y doce con-
tusos, todos de la clase de tropa.
El teniente de San Marcial, que venía en la plataforma del coche de
primera, fué lanzado á la vía por la trepidación del desoarrilamienta.
... Tolaado 1o« raJls d« U Ifneft, y destroiaado... (Pág. S88).
sin que, afortunadamente, haya recibido más que una ligera contusión»
uno de los soldados heridos graves, le fué producida la herida en la
cabeza por un pedazo de rail que entró por la ventanilla del carro, im«
pulsado por la fuerza explosiva de la dinamita.
En los momentos del descarrilamiento, el enemigo, que se hallaba
emboscado, hizo varias descargad que fueron contestadas por las fuerzas
que venían en el tren y que, á pesar de lo sucedido, no habían perdido
su serenidad.
El señor Suárez Valdés dispuso que se desembarcaran los caballos
que venían, unos catorce,''en los cuales cabalgaron el general y su estado
mayor y los ocho guardias civiles, dirigiéndose á la Esperanza, donde
tnmaron el tren de pasajeros de Cienfuegos para Santa Clara.
jOs insurrectos, no contentos con lo que hítbía pasado, se corrieron
i .aismo tiempo . que el general á la línea de Cienfuegos y al pasar el
i ^ cerca del Caimital le hicieron una descarga que contestó inmedia*
i jnte la guardia civil que venía.
4 llegar el tren de pasajeros á Santo Domingo, enterado de lo que
1 ^ pasado en la línea, pidió permiso á la empresa del ferrocarril de
L
390 OtómOA BM 1^ aUKBHA Pa'OÜBA
Sagua para pasar por sn vía el tramo que había obstruid
car rilado.
Los pisBJ3ro3 y correspondencia llegaron á Santa Clara á las naeTe
de la noche.
El oonooimiento de este Bueeso ha producido en la Habana profunda
impresión, desmintiéndose con él los rumores que circulaban acerca de
proyectos de paz.
Sigue hablándose con insistencia de los intentos de presentación del
importante cabecilla Alfredo R^o.
A esta noticia se nne la de qne 250 insurrectos desean deponer laa
armas ante las autoridades de Cifneutes.
Pero de una y de otra no se tiene confirmación oficial .
El día 25, á las doce del día, cuando todo el mando e!>taba en sus
ocupaciones habituales, en Santa Cruz del Sur, se oyeron de repente ra-
ríos disparos de fusilería, y enseguida los toques de corneta llamando á
los voluntarios. A los pocos momentos se hicieron los disparos repetidos.
Frente al fuerte Fluriaeh, y á una distancia de 400 metros á lo mié,
se hallaba una gruesa partida como de unos 200 hombres.
El fuego duró UQos tres cuartos de hora, y fué defendido heroica-
mente el fuerte por el primer teniente del batallón de Cádiz don José
Manuel Armiñáa y SO números, que son los que componen la guardia de
dicho fuerte.
A los primeros disparos fué la puntería tan certera, que cayó el ca-
becilla herido en la naca, lo mismo que el caballo que montaba, traspa-
sado completamente de parte á parte, y tres heridos más vistos perfec-
tamente.
Segán se supo despnés,- era la partida de Waldo Viamonte y Sardoy^
comisionado por el cabecilla José M. Rodríguez para vigilar las peqne-
fias partidas que operan por ésta.
Qüinía de Miranda ha sido nn pueblo de los má? importantes d-
jurisdicción de Trinidad, j con sos principales producciones abaste
este mercado, llevando gran parte de ellos, por la fácil comunioaoi<^"
Placetas.
El pueblo era en sn mayoría de mampostería, y tejas y emb
existiendo de éstas 24 6 25^ y el resto hasta 50, de guano.
CRÓNICA Da LA. auaRRA DB Cfül
ipal riqueza consistía en tabaco, café ;
I comienzos de esta guerra y oaando o
to de LÍDO Pérez y los demás de aquel barrio, sufj
oomeroio, pues ae encontraba con escasfaima faerz
Era el punto más estratégico de dicha jariadioi
topográfica y por encontrarse á seis leguas de la Si
Manicaragaa y Fomento. ~
Tenía 4.500 habitantes, que en su mayoría hai
íe en el monte.
Ha sido reducido á cenizas todo el poblado, del
ña fuerza allí destacada contra el grueso de la pan
oiende á 1.500 hombres.
Hacía cinco días que recibieron órdenes de dia
blado de abandonar inmediatamente sus casas, y i
T8Q engrosar las Slas rebeldes, si no cumplían di<
pena capital.
£n la madrugada del día 17 se vio muy próxim
dorea, en Santiago de Cuba, una lancha pintada i
saltaron á tierra cinco individuos biea vestidos,
cerca de la caseta donde está sumergido el cable (n
uieióa del fuerte Teniente Torres que serían repar
presa.
En estas circunstancias, y después de atravea
tenidos á la voz de ¡alto! dada por el centinela
mdaate es el cabo del regimiento de Cuba, don <
En un principio manifestaron los detenidos qui
aguadores impulsados por las corrientes de la mt
Kingston (Jamaica), pero que nn temporal los i
no, y sin que en sus manos estuviese el evitarlo, '
io esto después de haber pasado dos días de me
tner ni beber, y rendidos por el caQsancio de la i
Dijeron que ellos salieron de Kingston el jueveí
ir, estando, por consiguiente, cuatro días en la ni
Después da estas declaraciones, manifestaron
os era unirse á las fuerzas rebeldes; que les extrs
na partida en la playa, y que el hambre les det
'""te, que conocieron por tener izada la bander
' detenidos son cinco, cubanos de nacimiento
— i de un tal Fernando P. Alvares á quien
'7s un título de general venezolano firmado '
"úblíca, don Joaquín Crespo.
'rdo Yícent (moreno), Manuel Arozarena,
J
ORÓNIOA DB LA aUBBBA DI QüBA
Taotnto Maiiez Gonz&tez, herida de ba
silar.
^ranoúoo Gil Navarro, rozadura de baU
eta 'Francisco Díaz F^nández, rozadu
erida pié derecho por cerca de alambre.
José López Cabezas, Ram<Sn Raíz Sant
Angaita Polaiaa, Manuel Reohi Agud<
Pedro Martínez Alvarez, Kamdn López
,no, Manuel Santiago Lozano, Pablo R
lomarea, Jaime Pérez RlncÓQ, Ángel Mi
3 del batalión de Soria que venía agregt
rta la cabeza de un machetazo. Eitá en
de Chiclana. — Heridoi*: Goerrilleroa: S
Antonio Palao, Clemente Telleohea, y L
añia de íranspor /ás.—Maertoe: Aoemilf
imón Real, Aniceto Díaz y José Vega i
a siguiente á gran distancia del sitio de
fado).
cemilero, Teodoro Rodríguez,
iencias se sabe que en aquel glorioso he
lebrero, segundo de Maceo.
le dice que una bala atravesó el Fombrerc
inteligencia y actividad del coronel Ef ñ<
.antes se encontraron á bus órdenes en I
as más importantes de la campaña.
Las ha}as de las Minas.
iresa ocurrida en el sitio las Minas, cer(
lientes bajas:
ie Gerona. — Heridos graves: Francisco
o Barrueto, id.; Ricardo Mijares, id.
D. Narciso Ardieta, 2." teniente; Greg"
ailuno, id.; Pedro Aranramundi, id.;
uel Clavel, soldado; Manuel San Antoi
provisional de Puerto Rico número 2
di Lerda, soldado; Arturo Mariano Ort
illa, id.
Tranoiseo Amorós Marco, soldado; Gas;
Momplot Xqmainé, id.; Santos San J
o Torres Riera, soldado; Ramón Talls
Lbater, id.; Ramón Ferrer Gallar, id.
ySlOA DK LA ODKItttA HE OUBA ^So
res. — Heridos graves: Juan B^pinoBa, soldado; Jo-
io.
íoreno, sargento: Joan Bertaoi, soldado; Miguel
to Baltazo, id.; Pasoaal Martí Meló, id.; Antonio
tas, id.
del enemigo. — Del bataltiSu de Gerona: don José
:] don Luis Me^a, segando teniente; Baltasar Ro-
irdorain, id.; Juan Gutiérrez, id. ; Lorenzo Her-
)oroteo Al faro, id.
írto Mico nútn. S. — Juan Soret Baldrfn, soldado;
ada, id.; Pedro Pérez, id.; Juan Jiménez Monné,
I Lliopar, id.; Antonio Ramos Ferrer, id.; Pedro
res. — Salvador Campillo, soldado; Antonio Mur-
ú Prado, id.; Manuel Guzm&n, id.
[on Higinio Borrego Vega, capitán; Miguel Nioo-
abastida, id.; José Fernández Rutia, cabo; Juan
iso de Gracia, soldado; Felipe Drudis Aieú, id.;
., id.; Pedro Martínez, id.; Joaquín Bometón, id.;
; EÜodoro Alemán Monead i, id.; Fíliberto Fer-
ü, paisano y carretero.
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u
tr -
1 .
VIII
La "doctrina" de Monroe y la América latina
•'-v
•íl
.ir-
ÚV *
L mensaje inopinado y ya famoso del presidente de los Estados
Unidos de la América del Norte, ha puesto nuevamente sobre
el tapete la grave cuestión de las relaciones políticas entre los
dos mundos. M. Cleveland imita, con sesenta años de intervalo,
á Monroe: € Quien toque cualquier Estado americano me toca;»
y añade no menos explícitamente: cy si me tocan... ya veremos. >
Queda un punto á dilucidar: ¿Las repúblicas americanas quieren ir
con Cleveland?
Al Peta Temps de París le ha parecido interesante averiguar si esta
especie de protectorado que les ofrece M. Cleveland á las repúblicas dd
Centro y Sad América, lo aceptarían éstas y cual era la opinión de sus
diplomáticos respecto á la c doctrina» de Monroe.
He aquí las opiniones privadas de los ministros que representan á las
Repúblicas americanas en París.
República Argentina.
«La doctrina de Monroe, declara el ministro de la República Ai
tina, no es, según mi manera de ver más que el deseo vehemente d t
pueblo que formula así la expresión de sus intereses materiales y n
les. Pero no pueds ser un principio de derecho público. Lejos d< I
OBÓHtOA P8 LA. QÜBBBA. PB OÜBA 397
djuntir esta aspiraoión nacional; pero no eatá revestida, según mi pare-
oer de loa caracteres de jastioia y derecho natural capaces de imponer-
w por sí mismos á toda la América.
>Yo creo qne, en el estado actual de cosas el prinoípiOv sobre el cual
M apoya esta doctrina no tiene razón de ser. ¿Es qué en lo porrenir Els-
paila puede acariciar la idea de reivindicar bus antipios privilegios co-
loniales, la Oran Bretaña atraerse las colonias emancipadas en 1776?
La independencia de América es un hecho y un dtrecho, y nadie tiene
la idea de volrer sobre los hechos oonsumadoa. Han pasado los tiempos
de oaa intervención anglo francesa en el Plata 6 en México.»
Este lenguaje es claro: para los argentinos, Monroe ha hablado como
P«M(a d* 8uu BlU, um JIwMb j Eipariua. (FJ«. SU).
un americano excelente... de los Estados Unidos, y las palabras de Cíe*
veland no han producido en aquellos el menor entusiasmo.
Solivia.
El mensaje altisonante de Cleveland no ha preocupado en lo más mí-
nimo á los habitantes de Bolivia. El ministro de esta república se mues-
tra celoso de la independencia de los Estados americanos. «Cada uno en
Buoasa es el amo>, repitió. No quiere en tierra americana la menor
sombra de protectorado, aun el ejercido por un Estado americano. Has-
f ' el peligro fuese grande, si se tratase de oponerse á un ataque enro-
j desearía que cada uno luchase por su cuenta y esto basta. — Ei
.-jd que Bolivia, esta Suiza americana, gracias á su situación geo-
, tea no tiene que temer un ataque parecido.
Haití.
a república de Haití está colocada entre Europa y América y en-
398 OBOWOA .DB LA gUKBEA DB CUBA
medio de ooloniaB europea^; su minútro creyó oportuno gua
serva qae nuestros lectores deplorarán. Parece admitir, no obstante, qne
la «doctrina* de Monroe no t;8 aplicable sino en caso de guerra declarada;
paea, las dificultades qne han puesto obstácnlo á las buenas relaoioi
anglo venezolanas no ban perdido aún el carácter de simple incidei
dlptomátioo; eéaDos permitido eacar esta conclusión.
Mécctco.
Uno de los mexicanos de París, que es de los primeros por bu car^
ter, mérito y situación, nos ba dicbo:
<Lo que se llama doctrina de Monroe, no e» más qne nna opini
particular de loa americanos del Norte. Las repúblicas latina no h
dado nunca sobre esta doctrina &u opinión oficial. No se han adberi
tampoco á esta pretendida doctrina, ni la han jamás rechazado; les '
faltado la ocasión. Venezuela que ve aa cansa fortificada por la inti
vención de Cleveland, maestra, con su actitud, que — hoy — acepta ]
consecuencias de esa doctrina. Y esto parece natura', porque tampo
es cierto que Inglaterra y los Estados Unidos no se entiendan sobre 1
e9paldaB de Venezuela. Pero nosotros, loa demás pueblos latinos guare
mos nuestra «América para los americanos;» pero no únicamente pa
los americanos del Norte. Bis necesario que cada trozo de América pi
tenezca exclusivamente al Eitado que ooupa. Y, aquí, déjeme V. hac
intervenir nna cuestión de forma. Habrá V. notado que los americar
del Norte no ee dan otro nombre que el de «americanos» y nada mi
Pero nosotros, los Estados Unidos mexicanos, somos americanos ta:
bien y por esto no llamamos jamás á nuestro potente vecino más qi
Estados Unidos de la América del Norte. >
— Usted parece muy peco partidario de loa proyectos de confedej
ción panamericana.
— Estos proyectos, señor, onyo padre fué Bolívar, son nna pura qi
mera. En el congreso de Panamá, los delegados no hicieron otra oc
que coger la fiebre. En el congreso qne debía celebrarse en casa, lU
xico, no vino nadie. ¿Por qué no se unieron los americanos? Median
mente poblados, poco iadustrialea, y además celosos uno de otro.
Perú se bate con Chile que quiere pelear con la Argentina. Ved, pui
cómo es mej or qne cada nno se quede en su casa arreglando sus neF ~ '
— Tal vez México, según algunos, tiene sua razones partícula:
— ¿Se refiere V. al miedo que podamos tener á los americaLv
Norte? Ciertamente, en el tratado de Ouadalupe Hidalgo, faímos ti
dos con dureza. En 1848, cada nno, en América, nof< abandonó, c.
en 1871 en Europa abandonaron á ustedes. Los mejicanos perdir
mitad de nuestro territorio; ¿quién, en esta época invocó la doc*'
r
ORÓNIGA DB LA OUXRBA DS OUBA 399
iMonroe» y la inalienabilidad del Buelo americano? Mas nuestros temores
fle han disipado. Después de la guerra de Sicesión, el podar en los Es-
tados Unidos pertenece á los hombres del Norte; tarde ó temprano,
tengo de ello la convicción, el Sad formará una república independiente,
y contra ésta, la república del Norte será nuestra aliada.
— Pero en la hoia actual....
— Eq la hora actual, se lo repito, que cada uno trabaje por su cuenta!
Para los republicanos latinos de América, el temor á cualquier liga ó
protectorado es el principio de la sabiduría.
— ^No obstante, si el país de V. se viese atacado por una potencia eu-
ropea, ¿confiarían Yds., como Venezuela, sus intereses á un tercero?
— Tal vez, si hubiese peligro, y hasta en ese caso... no tendríamos
razón.»
Mexicanos, haitianos, bolivianos, argentinos, á nadie le gusta la
«doctrina.» La desconfianza parece ser general.
Venezuela.
Los Estados Unidos de Venezuela no están en relaciones diplomáti-
cas con Francia; pero pasó casualmente por París Mr. Gil Fortoul, mi-
nistro de Venezuela en Saiza, y el redactor de Le Temps aprovechó esta
coincidencia para intervievar á dicho señor.
«La intervención — lijo — de loa Estados Unidos era esperada y fué
legitima. El mensaje Cleveland es conforme absolutamente á la «doctrina
de Monroe. » Esta «doctrina» puede resumirse así: impedirá una na*
ción europea aumentar, por la fuerza, la extensión de sus posesiones en
América. 7 digo por la fuerza, porque si un Ektado americano consien-
te en alienar una parte de su territorio, es claro que no puede haber ma-
teria de intervención. En cuanto á Venezuela, cualquier enagenaoión de
territorio le está absolutamente prohibida por su Constitución.
— T en el conñicto actual...
— Eq el conflicto actual la «doctrina» es aplicable absolutamente.
Inglaterra, sin ningún derecho, ha hecho ocupar, por fuerzas de poli-
cía, un territorio en interdicto. A nuestras reclamaciones nos propuso
an arbitraje ridículo é inaceptable... y haciendo ocupar un territorio
objeto de litigio, ha demostrado claramente que quería emplear la fuer-
z * jastificado, pues, la intervención de los Estados Unidos.»
'suanto á la «doctrina» de Monroe se expresó ai^í:
«doctrina» de Monroe, que no es admitida por la Europa en el
i internacional teórico, que no lo será probablemente jamás, ea
I la á las repúblicas americanas, hasta el día que estén ligadas. Lo
< ^ que desear, no es el protectorado de los Estados Unidos, sino
I' ~~—
400
OBÓNIGA nú LA OUBRRÁ DS 0ÜBA
en ella á los Estados Unidos. La formación de esta liga sería una cosa
buena también para Europa; aseguraría las relaciones comerciales entre
los dos mundos y las desarrollaría. Ninguna violación de derechos se
ría entonces posible; cualquier dificultad entre los Ertados americanos y
europeos sería arreglada entre iguales, por * un acuerdo amistoso ó por
arbitraje. Tal es el deseo de Venezuela.»
Menos esta república, las demás latinas de América no creen en la
«doctrina» de Monroe, prefieren más su independencia absoluta.
Lo gtie es aquella gue -
rra.
«Comprendemos, di-
ce un órgano militar , el
asombro de los extran-
jeros y aun de los éeipa-
ñoles paisanos al ver que
en la guerra de Cuba
ejercen tan escasa in-
fluencia los combatea,
hasta el punto de que no
solamente ninguno de
ellos puede ser calificado
de decisivo, sino que la
mayor parte apenas si
hacen modificar á Iob
insurrectos los planes que bien ó mal se trazan.
Y es que para hacerse cargo de las causas que tal ocasionan, es pre-
ciso conocer perfectamente la guerra de guerrilleros ó partidarios en ge-
neral y la de Cuba en particular.
Si en cualquier campaña regular resultase un destacamento de tro-
pas puesto en fuga después de abandonar las posiciones por él ocupadas,
se le considerará completjimente derrotado y habrá de pasar bastante
tiempo antes de que la gente que logró salvarse puede volver á com-
batir.
En Cuba no ocurre nada de eso; á las partidas, se entiende.
Qae podrían ser comparadas á esos insectos que no mueren pe — 9
se les seccione un trozo de su cuerpo. Y la situación no es igual par s
tropas. Lo vamos á demostrar con dos ejemplos:
Primero. La columna A, compuesta de un batallón de infante. ,
un escuadrón de caballería y una sección de artillería, mas alguna fr
za de guerrillas volantes, maniobra en persecución de las partidas 2 j
Z. Tras de penosos esfuerzos y marchas dificilísimas; con la impedir^
Koche BaenB ea el inerte.
402 nHOMICA DB LA QÜEBRA PE CUBA'
faaoe Rómpese el fuego, y tras de mayor 6 menor lucha llégase al fin
de la acoiÓB.
Si el resultado es favorable, si logró imponerse al enemigo, en cuanto
/éste lo ha oomprendido así emprende la retirada primero, la huida
/ después, dispersándose por el bosque 6 la rapesa manigua. Dejando unoi
I owuitos muertos y armas, y como bandada de gorriones se pusieron en
I salvo los mambiaea. La persecución no pudo prolongarse más que hasta
el obscurecer.
Pero volviéronse las tornas y la columna fué rechazada, y el' ene-
migo, merced á na superioridad numérica, la envolvió en un cinturón
.do fuego, llegando el combate á ser heroico por parte de los nuestros,
qqe'al fin lograron rechazar á los rebeldes. Concentrándose luego, y con
la considerable impedimenta de heridos, tiene que marchar al pueblo 6
fuerte más cercano para dejar aquéllos en el hospital y reponerse de
TÍreres y municiones. *
Mas si por desgracia (lo que en esta guerra no ha ocurrido aún, ni
quiera Dios, pero si en la otra), sobreviene un momento de confusión y
el pánico consiguiente y se dispersa la tropa, entonces los que no caen
bajo el machete mambís, piérdense en el bosque desconocido para ellos,
donde pasan mil penalidades, y la derrota es tremenda. Hasta aquí el
primer ejemplo. ¿Victoria? de escasas consecuencias. ¿Fracaso? de mu-
chísimas. Ahora vamos con el
Segundo. La partida X se vé muy acosada y perseguida, y se decide
á aceptar combate con alguna de las fuerzas que le persiguen, fii con-
sidera que van en grupos no muy numerosos.
Toma posiciones: procura atraer á los nuestrbs á nna^ emboscada. Si
lo consigue, ya trazamos antes el cuadro de lo que sucede; pero si, según
es más probable, vé que el éxito le ea difícil, deja el campo de la acción
y se marcha, sin creer que por ello perdió nada el honor de las armas
ni, el propio concepto ante los suyos. Pero si el combate se formaliza y
las tropas atacan con tal vigor que el tropel insurrecto solo puede sal-
varse por pies, á ese recurso acuden, y como gente práctica en el país
i^': I . y ducha en correr por entre la espesura del bosque, pronto se dispersan
^ para unirse en el punto señalado de antemano.
¿Quebranto material de la partida? las bajas que sufrió. ¿ídem moral?
poco, porque para elloá no es vergonzosa la huida.
¿Quiere decir esto que no se pueda terminar la insurrección por la
fuerza de las armas? Sí que se terminará, pero no con dos ó tres oo
batea decisivos, sino por medio de una persecución incesante; de e
en que solo suenan algunos disparos durante todo un día, pero qnt
fatiga á los nuestros, desmoraliza y rinde á los secuaces del separatism'
y
DN DE LAS VILLAS
\ el objetivo de la operacióti, que el grueso de las
partidas al mando de Oómez y Maceo no pasaran á '
las Villaa.
El general Martínez Oampoa combinó las faerzas,
en térjainos tales, qne parecía qne habría de respon-
der todo á BU pensamiento.
BÍtives de que el grueso de las partidas Be había coo'
[ues de Reforma y que bu propósito era avanzar, se
erta lo posible con la brigada Aldave y se colocó en
e el campo insurrecto y en combinación mutua á la
aedia brigada de Gaiyis, las cuales debían avanzar
a del enemigo. ■ "'-"f^
a línea estratégica del río Zaza con las fuerzas de "i
!aaca, Zubia y Lara, dejando en S^incti Spiritus ele- '\
19, para que el coronel Rubín pudiera formar una '•
sesario, que se dirigiera al límite y encomendó á Is "-
n el general Suárez Valdéa la miaión importante de
i al avanzar sobre las Villas,
inación.
n numerosas. Con Maceo habían venido de Oriente
404 OHOmOA DB LA ODJHBA D» CUBA
faerzas de sa confianza y oabeoillas audaces. Qómez tenía allí las pro-
pias, las de Roloff , Serafín 3&nohei, Castillo y otras, el núcleo de sos
«lementos, al extremo de habene traído á esos bosques ese gobierno qae
ejerce de cómico de la legua.
Por nuestra parte se habían aonmnlado también tropas en número
considerable: bien paede asegurarse que en ese tablero se remiían por
ambos lados 12.000 hombres.
Aanqae es perfectamente Conocido el propósito de rehair encuentros
serios, todo hacía sospechar qae, quisieran ó no, ee entablaría un com-
bate formal.
No hay por. qué decir que desde ef general en jefe al último que co-
nocía ó sospechaba el alcance de la combinación, sintieron gran impa-
ciencia desde el día 38, en que se inició el movimiento; hasta el día 3»
en que vinieron las primeras noticias.
£1 general Yaldés con la brigada Navarro rebasó el límite del Jati
bonico, llegó á Arroyo Blanco y encontró el día 1." al enemigo qae ofre
ció escasa resistencia, pero la bastante para que Navarro se batiera e;
la vanguardia como un soldado y pudieran los oficiales ingleses forma
concepto de nuestra Infantería, de lo que es el enemigo y lo qae es est
gaerra.
Vino el parte oficial, y al ver que el encuentro había sido insignif
cante que nosotros tuvimos siete heridos, que no se precisó una baja se
ya y que en vez de hacer caer al enemigo sobre las brigadas de rett
goardia, eran los generales Yaldés y Aldecoa los que se reunían en Jioc
tea, no pudimos contener una expresión de contrariedad, que tenía bie
poco valor por lo mismo que no somos versados en el arte de la gaem
Supimos entonces que una gruesa columna iba detrás del enemigo
qu? éste tangenteando el movimiento de nuestras tropas al amparo de 1<
espesos bosques de Reforma se corría hacia el Sor para cruzar los límite
Continuaron las impaciencias y vuelve & hablar el telégrafo cnareí
ta y ocho horas después para decirnos tímidamente que el coronel Segí
ra había entrado con heridos en Igu^rá, circulando al poco tiempo
rumor de que algo importante había ocurrido.
^ Por fin se habló claro y se supo toda la verdad, que vino & dar fue
L- za al presentimiento que abrigamos desde que conocimos el priini
parte.
i' ' La acción librada por el coronel Segara no era más que un acc' ~ i
'f te, no sabemos todavía si glorioso ó fatal, pero un accidente, al fií
I la operación, porque ni él salió de Iguará, creyendo encontrar á las * i
tidas, ni édtas suponían que iban á tropezar con él.
Segura, después de dejar un convoy en Iguará, se poso en ca^* i
para regresar á Sancti Spiritus Con una columna de 400 hombres i i
impedimenta de 200 mulos.
I;
OBÓNIOÁ DB LA GUXBBA DB CUBA
405
No se había alejado una legua de la población^ y se encontró con las
faerzas de Maceo y Gómez, que en junto sumaban, según versiones ofi-
dosas, irnos 6.000 hombres.
Pudo regresar al pueblo, pero no le pareció honroso retirarse sin
probar sus armas, y sin tener en cuenta la diferencia del número, se ba-
tió denodadamente, tanto que evitó el copo, y si bien es cierto que dejó
en el campo nueve muertos y se vio imposibilitado de recoger alg^os
heridos, no dejó ni un fusil y causó al enemigo 78 bajas, según dice el
alcalde de Sancti Spiritus,
bajas que no sabemos si se-
rán de muertos y heridos ó
muertos solo.
Esto fué el primer acci-
dente, porque la operación
tenia su base en el paso de
las partidas á las Villas.
Del fraccionamiento de
ellas deducen algunos que
les fracasó el propósito de
ir con todos sus elementos á
la jurisdicción de Remedios,
pero hay motivos para su •
poner, lUcho sea en honor
de la verdad, que el despren <
dimiento del negro Quintín
Banderas con 800 hombres
en dirección á Trinidad, tu -
vo por objeto distraer fuer-
zas para cortar el paso, por
si pretendían correrse por Cienfuegos con apoyo en la Ciénaga, en di-
rección á Matanzas.
Previsto el caso, no variaron de posición las fuerzas que contenían
la línea del Zaza á Remedios, y se encomendó á Zubia la operación de
cortarle el camino, ó al menos entretenerle mientras se reforzaba la línea
de Matanzas con los nuevos batallones.
Los momentos^ pues, eran muy críticos. Seis días más tarde quizá
sei ' inveniente que se reconcentraran ahí las operaciones; hoy todavía
-^•^ peligros, á pesar de que los batallones de Bailen y Cantabria
. á las pocas horas de su llegada, aquél para Cienfuegos por mar,
^ ^forzar la línea de Cruces en la zona de San Juan de las Teras,
r Mordazo, para cubrir la línea desde Colón á Santo Domingo con
aliones del Rey, las Navas y el de artillería,
-«mo tiempo dos batallones nuevos reforzaban la línea de Sagua
... poner en eomvBleAclóa Interior... (Páf . 416).
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406 OBÓNIOÁ DX LA GUERRA DE CUBA
y Pavía, y Cataluña aumentaba el oontiogente de Caibarien, Remedios
y Yaguajay.
Las brigadas Navarro y Aldeooa, que habían quedado á retaguardia
de las partidas, y cuya dirección fija se desconocía, parecen sittiadas, la
primera por el Norte, con apoyo en el Seborucal; la segunda por el Sor,
con apoyo en el Jatibonico y Sancti Spiritus.
¿Qué sucederá en esta segunda parte?
Hasta la hora en que se conocen estos detalles no hay nuevas noti-
r >^as, pero se esperan con impaciencia y han de revestir excepcional in*
teres.
^0i:'' Si en esta segunda línea se obtiene el resultado apetecido y se obliga
nuevamente á las partidas á retroceder, y hay la fortuna de que la eje*
cación responda al pensamiento, y son batidas y escarmentadas con du-
reza, no se habrán perdido más que seis ú ocho días, y la alteración
experimentada en estas últimas cuarenta y ocho horas no tendrá resal-
tado alguno.
Si, por el contrario, permanecieran allí algún tiempo ó lograran
avanzar hacia Sagua por un lado y Cüenfuegos por el otro, las cesas va-
tiarían de aspecto y renacerían -pesimismos que ya iban perdiéndose, por-
qué los hacendados se llenarían de temor, sería difícilísima la molienda
y entraríamos en un periodo de cuidado.
Ahora bien; si, como es de esperar, las cosas van como deben ir y
resultan como .deben resultar, por muchas razones, y esa gente retrocede
^carmentada, la situación de las Villas mejorará rápidamente, porque
con los nuevos elementos acumulados, no sólo se podrá aumentar la ga-
rantía á la propiedad y «desarrollar operaciones activas, sino que po-
drán combinarse dos acometidas esenciales; una á la Ciénaga de Zapata
y otra á la encrespadft y abrupta Siguanea.
Al dar cuenta por cable de la situación de las fuerzas, dijeron que
sobre la Ciénaga se había realizado un movimiento de columnas man-
dadas por el general Prast y coroneles Molina y Arizón, y teniente co-
ronel Brull.
En efecto, así sucedió; entraron hasta donde pudieron entrar, por-
que todavía no aguanta á la gente aquel terreno de tembladera.
Al interior de esa Ciénaga, refugio siempre seguro de bandidos^ for-
talecía inexpi^^nable de Matagás, sólo pueden llegar ellos por veredas in-
trincadas, y por eso han establecido dentro campamentos y talleru.
Allí tienen mecánicos que les arreglen armas, y hasta alguna '' a
de cultivo.
Se impone, pues, el lanzarlos de ahí; pero para esto se necesita a^ n
tiempo.
Otro tanto sucede con la Siguanea. En lo más alto de esta monU. i,
que divide la jurisdicción de Cienfuegos de la Trinidad, tienen los ^^ i-
ORÓNIOA DB LA GÜSBBA DB gUBÁ 407
rrectofl sns hospitales y zonas extensas de cultivo. Allí se' reunieron los
alzados hoy en armas para esperar el momento de salir al campo, allí
se ínstmyeron, allí se está curando Regó las heridas que le hizo en un
encuentro la columna de Arizón.
Hay quien se apena porque no se procuró fortiflcar con tiempo, como
hay quien no se explica que no se fortificara en lo posible la línea del
Jatibonico Norte y Sur, como hay quien lamenta que las fuerzas de
Valdés no se contuvieran en la defensa de ios límites para cortarles allí
el paso mientras los refuerzos llegaban y entraban en operaciones, puesto
que había necesidad de ^anar días; pero son todas estas cuestiones te •
mas de excesiva importancia que requieren mayor estudio.
Carta de un marino.
Son interesantes los siguientes párrafos de la carta que un marino
murciano al servicio de un buque de guerra dirige á su familia desde
Santiago de Cuba.
cRespecto á como se va en este país, dice, te digo que hasta la pre*
gente no puedo quejarme, si bien he pasado algunos días con calenturas,
teniendo que salir de á bordo para una Casa de Salud, donde estuve
cinco días, después de estarcen cama en el buque otros tantos, con el
correspondiente temor por si se convertían en fiebre amarilla, que es en
lo que degeneran todas las enfermedades en este rico país y muy parti-
cularmente á los que por primera vez vienen á él.
Y no era infundado mi temor, porque todos los enfermos que salie
ron en esa época de á bordo fueron muy raros los que no la tuvieron y *
seis de ellos se fueron al otro mundo.
Estábamos en Manzanillo, añade, desde la acción de Peralejo á las
órdenes del general de división del primer punto citado, y por lo tanto,
siempre que había que llevar un convoy por el rio Cauto, de nuestro
buque salía un oficial y 10 ó 12 hombres, los cuales iban en el barco
que dirigía los movimientos y que remolcaba á los demás, durante la
teavesía por el rio.
Ea los buques remolcados iban los efectos que constituía el convoy
custodiados por tropas del ejército y también iban algunos pasajeros
de ambos sexos, que aprovechaban esta ocasión para ir de un punto
»tro.
1 el primer convoy que se llevó, esperaban por banda y banda
rio, una columna de nuestras tropas, y por lo tanto, no hubo no-
^ad.
Eki el segundo, tan solo fueron tropas por una banda y en muy es*
lO número, y también llegó sin novedad y de este modo fueron dis-
"^nyendo las precauciones, hasta que en el cuarto lo dejaron á la vo-
408 OBÓMIOA. DB LA ePKBBA. DM CgBA
luntad de Dios, j como los insnrreotos lo saben todo, esoog
ño nn sitio donde las tropas no podían molestarles por tiem
daron á que por allí pasaran los barcos y á bo6a de jarro li
varias descargas; pero no por eso los naeatrra callaron, porq
bnqne hacían nn fuego atroz y los cobardes y canallas se c
para no dar la cara más.
Nos mataron á dos comerciantes qne iban en nno de los
pesar de estar detrás de nna plancha de hierro de siete mil
-/^
t* IM de linriM d« I* «tqalBi epaa
gnieso é hirieron á nnos cnantos más, pero no pudieron logn
ningún militar, ni de marina ni de tierra.
A la gente de mi barco tan solo al oficial encargado de él
bala de rebote y le hizo nn morado en la rodilla, y al cond
tando apuntando para hacer fuego le di<5 nna bala en el cafit!
rabina y se la dejó iniitU, pero sin tocarle á él nada. Esto fm
só en este convoy.
En el BÍgniente también tuvieron fuego, pero sin oonseoue
es tanta la valentía de nuestras tropas que estos sin vergttem
0E6HI0A. PM LA. OÜBBRA DM OÜBA 409
seguida chaqiteteando, como dicen por aqní, 6 lo que es lo mismo que ñ
dijéramos, salen corriendo.
Es preciso estar aqní y ver lo qae es este país, en el onal, por nume-
roso que sea el ejército que venga, si los insurrectos quieren no hay
quien los emcnentre y con seguridad que ellos verían cnanto hiciera el
fljérdto.
Ahora eax toda la jurisdiccúSn de Manzanillo y Santiago de Cuba no
le encuentra un insurrecto, tanto que las tropas salen en busca de ellos
... p«r lu áMMTffM 4* hUm nStrttm wUadM... (Pif. tU).
y se vuelven después de una porción de días de campaña, sin haber dis-
parado nn tiro. £a cambio no dejan transitar por el campo una vaca
que vaya para nn pueblo, sin que lea abonen tres pesos.
Esto te lo digo para que veas como w presentan cuando les conviene,
y ' '' no, nadie los encuentra.
edes figurarte cuántas ganas tengo de que cojan 6 cojamos &
esi ..cillas Como Maceo, Máximo y otros piratas y destructores de
esl • Al personal de todos los barcos que hay en esta jurisdicción, nos
ti( rentados de tanto cruzar, y puedes figurarte los ratos que lle-
va naa veces con el enemigo constante que tenemos debajo de los
pi u que hasta carecemos de víveres en algunos cruceros. Así es,
410 OHÓmOA PB LA QlTgBEA DK CTBA
que todos estamoe deseando qae ae nos presente un barct
va gente de esta, para haoeiloB pedazos, si podemos oop
Pero oréeme que si esta suerte le tocara á mi barco
calderas, con objeto de conseguir que se pusieran baje
nuestros cañones.»
■«-ic^^^^is*-»'.
"SS/*'
COIiOMBIA T ESPAÑA
1 08 tele^amas dan oaenta estoa días de una noticia grave, la de
haber sido objeto naestro repreientante en Colombia de una se '
vera medida por parte de aqael Gobierno & oanaa de no sabe-
moa qué afinidades de dicho representante con el de Inglaterra
en la misma república.
£ste auoeso parece acusar en Colombia ciertas actitodea nada gratas
«ra España, pero al tiempo mismo en que los referidos telegramas, nos
legan periódicos venezolanos y colombianos atestiguando lo contrario.
En primer lagar, véanse los sigoienteB dooomentoa que transcribimcs
le M Telegrama, de Bogotá, del 12 de noviembre.
Neutralidad de Colombia.
Memoeial.
Cartagena, 26 de octubre de 1895.
^eñor Presidente de la República.
Bogotá.
s stucriptos, en representación de los cubanos residentes en esta
i, deseosos de prestar ayuda pacífica á nuestros compatriotas que
412 CBONIOA D» LA GUERRA DB OÜBA
luchan por la independencia de Cuba, hemos acordado organizar, con el
título «Club Once de Noviembre,» una asociación patriótica cubana en
harmonía con el derecho que consagra el artículo 47 de la Constitución.
Y teniendo en cuenta la resolución núm. 122 de 13 de marzo de 93 (Diario
Ofidalj núm. 9.105) del ministerio de Gobierno, venimos á solicitar
de S. £. la necesaria aprobación, con la súplica de que nos sea transmi*
tida telegráficamente y á nuestras costas lo que resolviere.
Dios guarde á S. E.
Fulgencio Segrera. — Eugenio Quesada.
Juzgado I."" del Circuito. — Cartagena, 26 de octubre de 1895.
Este memorial ha sido presentado en papd sellado de primera clase
en la fecha y horas de audiencia pública al suscrito juez, presente d se-
cretario, por el señor doctor Eugenio Quesada en persona, á qtden se le
devuelve con la presente nota.
Luis F. Scholborgk. — Mamerto E. Bemol, secretario interino.
En papel sellado.
Cabrera, telegrafista.
Resolución,
. República de Colombia. — Poder Ejecutivo. — Bogotá, 8 de noviem-
bre de 1895.
En vista de la consulta elevada al Gobierno por el señor gobernador
de Antioquía, con fecha 25 de octubre, y del memorial de Fulgencio Se •
grera y Eugenio Quesada, fechado en Cartagena á 26 del mismo mes^
Y tepiendo en cuenta los deberes del Gobierno en sus relaciones con
naciones amigas, con arreglo á tratados públicos y solemnes, el Gt>bier*
no ha jurado cumplir como leyes de la república, y al principio del res^
peto que recíprocamente se deben las naciones como cuerpos políticoa^
como garantía suprema de la soberanía de cada una de ellas, principio
invocado ya por el mismo Gobierno tratándose de la neutralidad de
otros Gt>biernos respecto de las cuestiones internas de Colombia,
Se resuelve
1.^ Es prohibida toda organización, reunión ó suscripción de fon»
dos que tenga por objeto auxiliar insurrecciones en el exterior.
2.^ Las suscripciones promovidas con el objeto de socorrer hej
en tierra extranjera, no serán autorizadas sino bajo la condición de
los fondos que se recauden sean remitidos bajo la inspección de la s
ridad con las necesarias seguridades de que serán exclusivamente '
cados al objeto humanitario con que se haya abierto la suscripció
3.^ Los gobernadores de departamentos, y en su caso el m^
OBÓNIOA D» LA GCTBHA DB OUBá. 413
quedan encargados de ejeoatar y hacer qiie se cumpla la
presente reaolacídn.
M. A. Caro.
El sobeeoretario de Gobierno, encargado del despacho,
Luis M. Holguin.
Colombia y Cttba.
M citado colega colombiano El Telegrama publica un artículo, cu-
ja lectura revela cuan acentuada es la reaooitSn operada en la opinión
pública de aquel país, contra
loa insurrectos que siembran
de ruinas y de devastaciones
el territorio cubano.
El articulista, precedido
de un excelente sentido, ridi-
culiza la campafia periodis-
tica filibustera y pinta con
mano maestra el error de los
que tenazmente pretenden
convertir la hermosa Antilla
^ en un verdadero erial y en
^x degradado burdel de la más
ííí-^ baja orgla<
ün pueblo civilizado co-
, mo el de Colombia, cuna de
verdaderos hombres de Esta-
do, y que no en vano su capi-
tal Bogotá ha merecido el
r^ nombre de Atenas de Améri*
oa, al tratar de esa guerra,,
por ningún concepto justifi-
cable, ha podido dejar de ha-
'''^„. cerlo con la sensatez y cordu<
... dlM MklIlH >ItH.- (Pá(. <!*). ,, r
ra que le es peculiar a una.
diSn que, como Colombia, por su cultura y civilización forma en el
aderto de las naciones europeas.
La opinión nacional de aquella república reprueba el movimiento
oOcional de Cuba, no solo desde las esferas gubernamentales, con-
. lo vemos en la resolución trascrita, sino por les órganos de la>
% del país.
España en Venezuela.
Incepción por el presidente accidental de la República de Vene-
r^
nOA DB LA OPBREA D» OPBA
DÍnistro ea aqaeUa nación señor Castro ;
Btrativo de caán afectuosas relaciones un
I naoiones bijas suyas más caltas y adelantadas.
e El telegrama:
[i AUXILIO PARA. CUBA
efe de los insarreotos de Caba ha proclamado y
guerra devastadora en que el incendio y la des-
>T¡noipale8 elementos; guerra á lo Atila é á lo
[la sido mirada con borrar, pero macho más en
ligio XIX en que la civilización cristiana se ha
el muado entero. Ya no hay nación ni pueblo
acido de que todo !o que sea destrucción, no
la ser útil para ninguna causa, por buena que
5 todo lo que sea emplear el terror y la desoía-
\ y Tuslve antipática la causa que tales medios
locante todavía que ese aspecto salvaje y bár-
\ la actual revolución de Cuba, y es que á lan-
la del teatro de esos sucesos se reúnan clubs y
r fondos con el fin de dar auxili" á los que so
lan todas las lejes que la bvmanidad mira como
empo y circunstancia. Algunos de esos clubs 6
lubierta confiesan que los foudps que recaudan
a revolución; otros toman la capa de la filan-
para atender á los heridos ó inválidos de los
;aña este disfraz y todos están convencidos, que
lOojer los unos y los otros, será exclusivamente
B revolnoionarioa toda clase de elementos para
bra.
ida más inverosímil que decir que se recaudan
is necesidades de esos heridos y demás rerolto-
»8, con en modo de hacer la guerra, en hacer
se de auxilios, porque talando los campos y re-
oblaciones, necesariamente tienen que sembrar á
j la escasez con todo su cortejo de calamidades,
irles: sigan ustedes su obra de destrucción, ~ ~
% en el suelo de su patria, que nosotros para q
hs fuerzas antes de dar remate á- tan grandio
I cuanto recurso esté á nuestra mano. Así, pi
}ible, con el pretexto de amor á la libertad, va
Qos principios á coadyuvar á una obra incal'
CRÓNICA DE UA flüKBttA DB OüBA 415
__ ^ Posada en ans Memorias dice qae la guerra de la Inde-
pendencia entre nosotros fué una guerra ciyil, y así lo habíamos pen-
tade siempre nosotros aún antes de leer las Memorias del ilnstre gene-
ral. PaeB bien, ai eso se dice y puede admitirse respecto de nosotros,
¿non cuánta mayor razón no lo será respecto á Cuba, que hace tiempo
ea parte integrante de Bspaña, y como tal goEa délas prerogativas y
derechos de cualquier provincia española?
Ahora bien: ai lo que allí hay es una guerra civil, ¿con qué derecho
se mete nadie á dar ninguna clase de auxilios & los revolucionarios? ¿No
miramos nosotros como indebida y atentatoria la intervención de los
venezolanos que tomaron parte y proporcionaron elementos á los revo-
'aoionarios de nuestra última contienda?
Fomentar óprotejer en cualquier sentido las revoluciones de los otros
ftises no es otra cosa que prepararlas y animarlas entre nosotros mis-
ios: y si las que se apoyan son como la actual de Cuba, nada tendrán
ae objetar ni por qué quejarse, los que tal paso dan, el día que entre
oBotros, cualquier partido, por hacerse del poder, haga las mismas
osas y emplee los mismos medios que aplaudimos en los de allá.
Más caritativo y más cristiano sería reunir fondos, no para enviar
)8 á insurrectos Cuyos manejos tesemos que condenar, sino para distri
oírlos entre los huérfanos y las viudas de los que murieron en la pa-
láa revolución, sin distinción de colores -políticos, paes todos ellos si
m acreedores á nuestra conmiseración y lástima.
Nosotros lo proponemos así y creemos que no habrá colombiano que
leste sentido no esté con nosotros.»
La defensa de la cárcel de Bejucal.
- Persona que nos merece entero crédito nos remite la siguiente dea
ripción de la heroica defensa hecha en la cárcel y el Ayuntamiento de
ejucal, el 13 de enero, al ser atacada por Máximo Qómez y otros oa
eoillas:
'Bejucal 17 de Enero.
Como á las doce del día 13 del actual fuimos sorprendidos por las
oestes de Máximo Gómez y otros cabecillas que con la velocidad del
iyo se esparcieron por to¿i la ciudad. Tan pronto nos apercibimos, se
n zó la defensa en esta forma.
frente de la cárcel y por las espilleras que dos días antes se cons-
T .'on, por los ocho voluntarios, dos escoltas y Guardia Municipal.
i< ..do Sarda y el Alcalde don Celestino Mier, que colocí al llavero y
01 '"coltas en el .patio al cuidado de los presos y á dominaftel tejado de
t ma.
fíl costado derecho entrando, que forma tres bocas calles, un gru-
?
OBÓmOA. DB LA OPKtBA. DB POTA
po de Io8 valientoa soldados de Astarias, con sa oficial y ¿ peoho desea-
bierto, rodilla en tierra, resistieron el empnje y las descargas que de las
tres booa calles les dirijía el enemigo, no dejándolos avanzar de las es-
quinas anteriores & la Plaza. Al lado de este pnftado de valientes se ha
liaba 61 Guardia civil de primera Jesas García Fernández y el capitán
de Caballería de Voluntarios señor Oliva, y en esta posición es donde re-
cibieron las bajas los valerosos soldados de Asturias.
El fondo de todo el edificio, qae fué atacado por la numerosa infan-
tería enemiga lo defen-
dieron el resto de los cua-
renta kombres de Asta-
rías, los ofioialeB y el ca-
pitán de los mismos señor
Serrano, quien, dirigió el
combate.
El costado izquierdo,
que es el Ayuntamiento
fué defendido por diez y
seis soldados de San Quin-
tín, al mando de su te-
niente don Agustín Alva-
rez de Toledo, y algunos
voluntarios, guardiasmn-
nicipales y celador Gu-
bernativo, habiéndose
dispuesto perforar la pa*
red que separa la cárcel
del Ayuntamiento y po-
ner ea comunicación in*
terior hasta ,el costado
iaquierdo del mismo ,
abriéndose agujeros en
las puertas y asegurando- j,„. |,„,„.
las por dentro basta po-
&, nerse en línea de fuego todo el rededor del edificio. Esta operación la
dirigió el ceñor Alvarez Toledo, repentinamente, logrando que no avan*
zara el enemigo por ese costado, mientras se efectuó dicha opera* ' ' ,
los Mattseers de las de Asturias de la esquina opuesta.
Defendían pl fondo de la casa cuartel de la Guardia civil oébo &•
dos de San Quintín, al mando del sargento de Piamonte, y aunque
tentaron tre« veces prender fuego á la puerta del patio; ne pudiir >
conseguirlo por las descargas de estos valerosos soldados, quemand" >
la casa contigua- á esta los insurrectos.
I
OBÓmOá. DB LA QÜBIIRA DE CUBA 417
Debo sigoifioarle & usted que á los pocos momentos de romperse el
faego acudió á esta cárcel, por entre los mismos, el capitán de volunta-
rios de infantería se&or Alonso, y el comandante de caballería de volnn*
tarioB señor don Pedro Almario y algunos voluntarios de infantería qae
se encontraban en sus casas con sus armas en la mano.
ta es la defensa real verdaderamente que se ha hecho en esta car-
' Ayuntamiento y cuartel de Guardia civil.
•"oa luchando de idéntica manera, defendiendo sus puestos con va-
ídtriotiámo.
'U Ademo 67— T.n. Precio lO cent."
1
ír^'
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-.*■:, ,
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1
418
ORONICÁ DE LA QUERKA DB OÜBA
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También debo manifestarle que al poco rato del fuego reaparecieron
parlamentos con bandera blanca, y el señor Alcalde Municipal se pre-
'sentó en el cuartel de los de Asturias manifestándoles, de orden de Má-
; ximo Gómez, cque á ello lo obligó», que se rindieran, que les respetarían
armas y vida, y si no quemaría el pueblo, habiéndose negado á ello,
manifestando que primero muertos que rendidos. A la cárcel mandaron
otro emisario y el Alcaide señor Mier lo metió á dentro contestándole á
tiros.
También debo aclarar que desdé el día 13 por la noche hasta el 17,
á las once de su mañana, no han aparecido ni el Alcalde, ni el Celador
municipal, ni el Secretario, ni ningún funcionario del Ayuntamiento,
quedando sólo en su puesto el Alcaide de la cárcel con sus empleados, el
celador Gubernativo con los suyos y los guardias municipales, todos los
cuales se han puesto á las órdenes de la autoridad militar, superior que
existfa en la ciudad.
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í\.
A las once de la mañana del día 2 de Enero, hallábanse 23 hombres
del Batallón provisional construyendo un fortín en el batey del ingenio
Averhoff, en el Aguacate, cuando fueron sorprendidos por una partida de
unos 3Q0 insurrectos á caballo, matando al sargento que'la mandaba, y
á un soldado y quedando cinco de éstos detenidos.
El enemigo dejó un muerto que no pudo llevarse y recogió otros tres
y cinco heridos. También abandonó 5 caballos vivos, tres muertos y ar-
mamentos.
iillllllllllllllllflll
3 Operaciones
iqoi el parte de operaciones, remitido por el general
fartfnez Campos al Ministerio de la 0aerra.
El documento que estaba escrito de paño y letra del
meral, es interesantísimo.
Dice así:
Hsy un sello qae dice: «Ejército de operaciones de •
!aba. — Estado mayor general.* — Ezcmo.. señor: Oes-
e hace tres meses empezó & circular en el campo in-
i la invasión de las Villas para impedir la zafra é
rerales é ingenios, castigando con la pena de muerte
Ajase, llevara víveres á las poblaciones 6 estuviese
eas férreas, y en este concepto dictó disposiciones el
>loff.
las dificultades que retrasaron la ejeonoíÓD; pero Ma
encia de los orientales, y Máximo Gómez, reclamado
las Villas, se decidió hacia el 24 de octubre & hacer
iguíendo atravesar el 29 por Jicoteita y Piedras la lí
sosteniendo nn ligero fuego con una peqnefia colam
oho punto.
3iego de Avila estaban empleadas en operaciones y
420
CRÓNICA DE LA GUERRA DE CUBA
racionar alganoa pequeños destacameatos, y no se pudo formar colum-
na de persecución hasta el d{a 5, y como el terreno estaba cruzado de
rastros, tomó equivocadamente la dirección de Arroyo Blanco y Santa
Teresa, donde había partidas de alguna consideración, si bien no el
grueso del enemigo, y que rehuían combate, contentándose con tiro-
tear la fuerza desde posiciones escogidas; esta columna tuvo que regre-
sar á Ciego para racionarse, y por si podía evitar el paso de Maceo.
El día Sdí órdenes á Mella para que el general Aldecoa, con. dos ba-
tallones, siguiese á Maceo, si no conseguía detenerlo en el Camagüey; al
teniente coronel Zubia para que, reuniendo la fuerza de Barbón, bajase
hacia Manacas y Pedro Barba; al general Oliver para que, desde Place-
tas, por el Tibirial, se pusiese en-
frente del enemigo, y al general Oa-
rrichpara que, nn descuidar áSanc-
ti Spiritus y el ferrocarril, fuese por
Alonso Sánchez á Taguasco é Iguará
á encontrar el rastro del enemigo;
estas órdenes se retrasaban por los
cortes del telégrafo y por no ooniu
nicar el heliógrafo á causa del tiem-
po, pues desde el 17 de octubre hasta
fin de noviembre ha reinado un tem-
poral grande de aguas, tanto que
Garrich no pudo pasar el Zaza en
cinco días.
Ordené al general Navarro que
desde Cuba viniese con dos batallo*
nes á Yillaclara.
Zubia y Oliver tuvieron algunos
combates con fuerzas de Máximo
Gómez, y le hicieron retroceder á los
Jatibonicos; yo supongo que más que por la importancia de los com-
bates, por la desconfianza que tenía este cabecilla de la cohesión de sus
fuerzas.
El* 13 de noviembre di orden al general Luque para que fuese á po-
nerse en combinación con el general Oliver y avanzasen en dirección al
enemigo; éste que había pasado el Zaza por Neiva retrocedió, y air^'^^
generales siguieron uno de sus rastros, teniendo varios combates peí,
ños con retaguardias y flancos, y continuaron sus operaciones has^< I
29 de noviembre, que volvieron á Placetas, sufriendo grandes privr
nes á causa de las aguas.
El 20 de Noviembre salieron los generales Valdés y Navarro, y
pues de varias operaciones y enviar al coronel Segura á racionar T
■ r \\
Capitán Gabaldi.
OBÓNIOA DE LA OÜERBA DE QüBIl 421
mota y JovoBÍ entraron en 1^ Reforma, que es un monte de ocho leguas
de Norte á Sar, y oinoo de Este á Oeste, donde encontraron á Máximo
Gómez con Maceo, que acababa de llegar, y le batieron el día I.'', per*
sigaiéndole por espacio de tres «leguas hasta cerca de Río Grande.
Maceo había tardado un mes en trasladarse desde el Cauto á la línea
m
de Ciego de Avila, contribuyendo á detener su marcha las columnas
que le seguían y alcanzaron algunas veces desde las Tunas, mandadas
por los coroneles Ceballos y Nario, y las del Camagüey, que consiguió
evitar con suma habilidad.
Durante este tiempo las partidas de las Villas salieron de su sistema,
y unas empezaron á atacar las propiedades y otras marcharon á incor*
porarse á Máximo Gómez, sosteniendo fuego de más ó menos considera-
ción en las zonas de Remedios y Villa dará.
Al volver Oliver á racionarse el 15, como Garrich tuvo que ir tam-
bién con el mismo objeto á Alonso Sánchez, y Zubia acudir á puntos
que estaban atacados, Gómez, que se había ref agiado en la Reforma, se
presentó el 17 ante Pelayo, y el comandante de aquel puesto lo rindió
vergonzosamente, á pesar, de tenei: suficiente guarnición y querer defen-
derse ésta; tomó enseguida la dirección de Gíbaro, pero habiendo sabido
que este destacamento estaba bien mandado, se dirigió á Iguará, que no
atacó por saber tambiéa había 230 hombres, que si muy pocos para
atacarle, eran más que suficientes para con su defensa darle una ruda
lección; volvióse prontamente hacia Río Grande, en donde encontró una
tenaz resistencia por tres días, y fué sorprendido por la columna del
teniente coronel Ruíz, que lo persiguió hasta el centro de la Reforma,
no siguiendo más adelante porque las lluvias y el terreno pantanoso se
lo impidieron.
Notará V. E. cierta incoherencia en las operaciones, y debo explicar-
sela.
Santa Clara comunica difícilmente por telégrafo con Placetas; ha
habido día de cortar tres veces el telégrafo que va por Santo Domingo,
Sagua y Camajuaní á Placetas, y á veces cuando se ha recompuesto por
un lado, estaba cortado por otro, los trenes no marchaban con regulari*
dad por las alcantarillas voladas y los levantamientos de rails; todo esto
hacía que las comunicaciones fueran lentas.
El heliógrafo, desde Villaclara, loma de Santa Lucía, Placetas y Pi>
€ '"lerto á Sancti Spiritus, de poco servía, porque casi siempre ha es-
t " '^l cielo cubierto de nubes y lluvia por el día, y de niebla por las
I ts.
ra comunicar con Spiritus y Ciego de Avila me valía de vapores
€ lalían de Cienfuegos.
tre Spiritus y Ciego de Avila (cinco jomadas) no había comuni-
L
422 ORÓyiQA DB LA QÜEKRA DK CUBA
oación, ni podían pasar propios, siendo otM contrariedad las di
des para el racionamiento.
Caacdo á mi paso por Ciego de Avila, para enviar Á Qarrioh
ritos, pievine que éste era el principal cometido de las dos brigadas,
empezó el mal tiempo, que casi continúa con los Nortes.
Si se hubiera racionado Ignara y Arroyo Blacoo y se hubiera leyan-
tado e! fuerte de Taguasco y el de Alonso Sánchez, las columnas no hn
'f¡. hieran sufrido tanto, y sobre todo no hubieran tenido qne retroceder
haeta tres jornadas, dejando en relativo descanso al enemigo, ya que no
se puede afirmar que lo batiesen, por su propósito de no empeñar com-
bate, su facilidad en ocultarse y bu ligereza en la marcha.
Paso á dar cuenta á V. E. délas operaciones desdeel paso de la Unea-
férrea de Ciego de Avila: el día I." se unió Maceo á Másimo Qómez en
la Reforma. Oliver estaba operando en el triángulo qne hay entre Ca-
majaaní Caibarién y Placetas, que había sido invadido por casi todas
las partidas de Remedios; la columna Luque había tenido que bajar
parte hacia Arimao á defender la zona de Ingenios, y la de Lara se ha-
bía dirigido hacia Junía de Miranda, atacada hacía días por Regó ;
partidas de Trinidad.
En el momento que vi la decisión de Gómez de seguir á Ootidenf
., y tuve noticias de que Maceo estaba ya en el Contramaestre (Camagüey]
1^ mandé venir de Cuba á Cienfnegosal general Navarro con dos batallone
y dos piezas, y lo retuve en Villaolara unos días por la falta de notioiai
y que las pocas que había eran contradictorias, y no estando corrient
el heliógrafo, envié el 20 dicha columna á Sanoti Espíritus, para qu
á la vez que llevaba un convoy á Iguará, se pusiese en persecución de
enemigo y diese unidad á las columnas de Spiritna; el camino estaba
malísimo, y esta columna tardó ocho días de Villaolara á Ignara, peí
diéndose la mitad de las raciones en el paso del río Zaza.
El coronel Rubín había salido para racionar el Jíbaro, y como li
defensa del ferrocarril, Sancti Spiritus, Banao, Cabaiguán, los ingenio
y otros puestos absorbía gente, y además había muchos enfermos en e
hospital y muchísimos convalecientes del vómito, no pudo formar la
columnas que yo le había recomendado, pero con la que vino de Cabí
y la del coronel Segura, llegó á Iguará el 28 y siguió á Arroyo Blanco
desde donde envió á Segura á racionar Bellamota y Jovosí, punt
no había podido racionar el general Aldave, porque las acémi*
se le habían enviado estaban muy fatigadas.
En Arroyo Blanco supo la situación del enemigo, y salió cor
encontrándose en el centro de la Reforma, y como acababa de ir>
rarse á los rebeldes Maceo con los orientales, fué Yaldés atacL
furia; pero el enemigo, al ver cómo avanzaba Navarro con la ^*
CEÓyiOA DE LA QUEBBA D« OüBA 423
ría, perdió su ímpetu, retirándose y siendo seguido tres leguas con tiroteo
de su retaguardia con nuestra vanguardia.
Aldave, prevenido contra el paso de Maceo, había acumulado sus
faersas en la parte Sur del ferrocarril que, según las noticias, debía
destruir el enemigo al pasar por ella, y como esta contingencia era gra
ve, en ella fijó su cuidado; pero Maceo, con las noticias que recibió de
nuestra situación, por una rápida marcha de flanco, subió á la Redonda,
por donde pasó el día 29; las fuerzas perdieron dos jornadas en concen-
trarse al Norte, y el día I."" salieron Golbis y Aldecoa, que habían llega-
do el 30 por la tarde, á seguir el rastro; mucha ventaja les llevaba el
enemigo, que además dejó un rastro falso hacia Arroyo Blanco; Galvis
volvió hacia Río Grande, y Aldecoa siguió, cuando la volvió á encon-
trar, la dirección del enemigo, llegando á Placetas el 12, después de
veinte días de marcha con lluvias, por pantanos, y sin calzado ni racio-
nes hacía cinco días; allí efitaba también el general Navarro por la
misma causa, y que salió ese día para YiUaclara.
Entro en estos detalles, innecesarios para Y. E., pero muy interesan-
tes para los que creen en la facilidad de obligar á combatir al enemigo
y aún coparlo; el nombre del general Navarro es conocido; su vehemen-
te deseo de adquirir gloria, evidente; y si él no ha conseguido más éxito,
otro no lo hubiera alcanzado; casi lo mismo digo del general Aldecoa y
de los demás jefes que han mandado columna, de cuyo buen deseo y ce-
lo no se puede dudar.
Las partidas, unas veces divididas y otras reunidas, siguieron su
marcha de avance haciendo muchos rodeos para cruzar los rastros y
habiendo encontrado el día 5 al coronel Segura que volvía de racionar
los destacamentos con 450 hombres, le atacaron cerca de Iguará, obli*
gándole á cesar en su avance, y siguieron hacia el Zaza, que pasaron
por cerca de Neíva y las Damas, y aun sospecho que por cerca de Zaza,
dirigiéndose Quintín Bandera por las lomas de Banao, donde fué alcan-
zado por el coronel Rubín, sosteniéndose un fuerte combate en una an-
gostura cerca de la Seiba, límite con Trinidad, combate en que se hizo
macho daño al enemigo; pero la necesidad de dejar en sitio seguro los
heridos, obligó al citado coronel á volver al Zaza el 11.
Oliver, que recibió orden de seg^r á Gómez, el 11 le alcanzó en los
altos de Alberiche, después de seis días de persecución obstinada, y des-
Jos de la posición con un fuerte y duro combate, rechazándoles en
Dión del Este; pero Gómez, con rapidez, pasando por cerca de Gu
^ Miranda, se trasladó por el valle de Guanayara y el Guanabo á
aanea, y se distanció de la columna de América, que le perseguía,
a de Álava, que mandaba Lara.
^*\e había trasladado á la Habana el 5, porque tenía asuntos graves
'^er, coincidiendo con el desembarco de tropas que me absorbía
CBÓNKJÁ DB LA OÜIRBA DB OUBÁ
gran parte de las fnerzaB en la qustodia de los ferrocarriles y me innti
ORÓNIOA DI LA OUmBA D» CUBA 425
£1 grueso del enemigo exoede de G.OOO hombres, más las partidas lo
I cales qne les sirven de exploradores.
I Así qne ture noticia de estos hechos y que la vanguardia de GÓmtz
había pasado el ferrocarril por cerca del paradero de Camarones y la
Flora, avisé á las columnas de la Siguanea bajasen á San Juan de las
Yeras y Cienfuegos; no pndiendo dar más órdenes por haber recibido
noticia de la voladura de varías alcantarillas y cortes del telégrafo én
Jiootea, Camarones, Lajas, Santo Domingo y Sieteoito, no quedándome
más comnníoaoión que con la Habana por el cable. Avisé á Cuba paia
qne viniese un batallón de Matanzas y á Jácaro y Tunas de Zaxa, para
qne en los vapores que enviaba viniesen de Ci^o y de Spiritus respeo
tivamente un batallón de Batsbanó, con intención de que reforzara
Colón; al día sigoiente, restablecida por unas horas comunicación con
ChDik •■ d«Bd( ■• np«B* qua bacfa noel» Muto cauda ptmtni u !■ proilasU da U Hkbuu.
Yillaolara, di la orden de que Navarro viniese en tren desde Clara á
Colón, y Aldecoa también desde Placetas; previne qne una columna de
Sagua se acercase á Alvarez, otra á Manacas ó Santo Domingo; que
Laque bajase á Cruces y Arizón á Lajas, para que bajo la dirección del
general Yaldés se acosase á Máximo Gómez.
No puedo menos de dar gracias á la Providencia de que con tanto
movimiento de tren y tanta dificultad no haya ocurrido una catástrofe,
j DO puedo dejar pasar la ocasión sin manifestar á Y. E. que estas em-
presas de ferrocarriles y sus empleados han hecho esfuerzos sobrehuma-
n á pesar de estar bajo la pena de muerte los empleados, de no haber
n miento en los ferrocarriles, de las pérdidas de material que han
t< _o, de loa muchos gastos que han hecho, y debo advertir- á V. S.,
Q O general en jefe, el peligro que hay de qne por falta de material
8' endan el movimiento.
m luego como di mis órdenes vine por mar á Colón, no haciéndolo
p ierra por no habef comunicación todavía desde Cienfuegos.
i
42C OBOSIOA PE LA OüBBBA DK CUBA
Aq'jí he dispuesto las tropas, y parece ser, segiia notíoiaü, que Máxi-
mo Gómez no sigue adelante, antes parece que retrocede. Yo, por ai eato
es una añagaza, sigo aquí, pues en esta provincia . hay varios ingenios
que han empezado la molienda con verdadera patriotismo y serta on
mal que tuvieran que suspenderla, cosa fácil porque no están protegido!
con defensas, como tampoco los poblados, y GKSmez ha asegurado qtu
venía decidido á ejemplares castigos por haber desobedecido sus órdenes,
Las noticias que me llegan del estado de los rebeldes no son muy fa-
vorables, pero como pueden no ser ciertas 6 puede rehacerse su moral,
no hago más que indicar oí hecho.
Sólo me resta en este relato, hecho á la carrera por falta de tiempo,
manifestar á Y. E. que todos los jefes han trabajado de un modo nota'
ble, y que el «Acial y el soldado son un modelo; defloiercias ha habido,
pero débanse en su mayor parte á la falta de comunicaciones y á las "di'
fícnltades propias de esta clase de guerra.
Dios guarde á V. E. muchos años. Colón 19 de Diciemtre de 1895.—
Bzomo. Sr. — Areenio Martínez de Campos. — Excelentísimo señor minis
tro de la Querrá.
A propósito de la eñoaoia del empleo de grandes, ovlamnas de oaba
Hería para acosar y perseguir á los inaarreotos se dice mucho y no falti
razón á los que afirman tal necesidad; razóa que se les reconoce enli
orden reciente del general en jefe, por la que dispone se requiee todo e
ganado caballar que hay en las fincas rurales con el fin de que lo puedaí
utilizar las tropas.
¡LáiStima grande qne esa orden no se haya dictado hace tres meses i
siquiera dos. Habríase conseguido así, no tan sólo aumentar la movUi
dad de nuestras columnas, sino disminuir las del enemigo, privándol
de recurso tan necesario para su sistema de guerrear.
Los rebeldes, sin necesidad de órdenes de requisa, ni de hacer ta
saciones, ni entregar resguardos, ni llenar formalidad alguna, apodó
ranse lisa y llanamente, cuando loa neceaitan, de todos los caballos qm
encuentran. Esto les permite trasladarse con extremada rapidez de m
panto á otro si el terreno es relativamente llano, como sucede en li
parte Central de Cuba.
No oonstitujen tanto una verdadera caballería, sino más bit..
dragones, ó séase infantería montada, pronta á combatir á pié ó
bailo, según convenga. Pero con una ventaja; como el caballo no
para ellos valor alguno, pues sólo les cueata el trabajo de cogerlo, o
por ser el terreno infranqueable, ó por tener que combatir Ó poi
sancio del ganado, se ven en la precisión de desmontar, lo ah»"'''
1
^\
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<¿./-
OBÓNIOA P« LA OPBBRA PK OUBA 427
■
de caalqaier modo, y si les es posible lo sustitayen con el que á mano
tropiezan.
Nnestra caballería, y en ocasiones ni las guerrillas montadas de in-
fantería, pueden hacer eso. Lleva su ganado la correspondiente reseña;
constituye un valor á cargo de los jefes y capitanes, y no es lícito ni
abandono ni sustitución de él, aunque por cualquier motivo se con-
vierta en un estorbo.
Ahora tal vez se remedie esto algo con la requisa ordenada^ Pero lo
dicho, algo tarde llega tan excelente disposición.
Para concluir. En Cuba hay las siguientes fuerzas de caballería: Re-
gimientos de Pizarro y Hernán Cortés (á 4 escuadrones), y escuadrones
sueltos del Rey, Príncipe, Yillaviciosa, España,. Sagunto, Santiago,
Montesa, Numancia, Lusitania, Talavera^ Tetuán, Princesa, Pavía,^ Al-
fonso XII, Villarrobledo, Arlaban, Treviño, María Cristina, l.^y2.^
del Comercio, idem movilizados de Santo Domingo, idem deCamajuaní.
Total, 32; que por muchas bajas que tengan, libres como estarán de
eubrir destacamentos y reponiéndose su peri^onal, segúu debería ha-
cerse, con el de infantería que sepa montar mal ó bien, arroja un total '_ J^
^uMido menos dg^S^^OOO caballos. '
En I."" de Diciembre, de esos 32 escuadrones había 5 en Santiago de
Cuba (primer cuerpo), 17 en Las Villas (segundo cuerpo), 8 en la co*
mandancia general de Puerto Príncipe y 2 en la de la Habana, Matan-
zas y Pinar del Río.
¿Cuántos, desde esa fecha acá, han sido acumulados sobre las parti-
das de Máximo Gómez y Maceo, invasoras del centro de la isla?
No quisiéramos engañamos; pero no nos suenan otros nombres que
los de batallones de infantería.
Una salvajada.
El Eco de Cárdenas relata lo siguiente:
«Con la indio^nación que produce todo acto criminal, propio de ser
llevado á cabo por miserables cobardes y asesinos, hemos oido la rela-
ción del siguiente hecho, realizado por una de las partidas insurrectas
que merodean por San José de los Ramos.
Una de esas partidas cogió prisioneros á dos individuos, un volunta-
rio y otro paisano, que se defendieron heroicamente en el fuerte Habana.
Internados en el monte dichos prisioneros, empezó para ellos el mar-
tirio más horrendo que concebir pueden los que más salvajes instintos
alimenten.
Al voluntario le fueron cortando los dedos de las manos y de los pies,
después de arrancadas las uñas. Mientras tales crueldades le hacían, otros
de esos libertadores de Cuba, abofeteaban y les daban planazos y cortes
á las infelices víctimas.
428 OBÓNICA DK LA, OÜKRBA DB OUBA
Bí ¡viva Cuba libre! le repetían á cada inatante aquellos malvados.
Y éí voluntario y el paisano que habían sabido defender la honra de
España, contestaban ¡viva España! y acaben de matamoe pronto.
Pero lejos de hacerlo así, el martirio seguía; pinchando, cortando 7
mutilando los cuerpoa de los que habían tenido la desgracia de caer en
poder de los que quieren regenerar á Cuba.
AI fin, desangrados, entregaron su alma á DioB los dos mártires de
la patria, qne, quedando insepultos, fueron después recogidos el del to- .
Inntario por su propia madre, auxilia-
da por las autoridades 7 veoinos.
¡Horror!
El pueblo entero .de San José de
los Ramos acudió en masa al entierro
de esos mártires, cuyo imponente acto
fué la protesta muda, elocuente, de
tan bárbaro crimen.
Descansen en paz esos bnenoa hi
jos de JGspaña.»
Un documento insurrecto.
Unos soldados' recogieron el salvo
conducto que copiamos. ,
«Ejército Libertador de Cuba
4." Cuerpo
General Serafín Sánchez Jefe de
la 1.' DivisiiSn General. — Puede us-
ted poner en libertad á loa cuatro pri- comund-m. tui.™,,
sioneros hechos al enemigo por el Comandante Simón Reyes dánd-Jes
el correspondiente aalvo conducto. — A. y S. Los Hoyos noviembre 29.
1895.— El Ingeniero General. — Carlos Roloff. — rubricado.
Se concede paso libre á loa prísioneroa españoles portadores de eate sal-
va conducto. — Se ordena á las autoridades militares y civiles presten el
auxilio yoonsideraoiones necesarias á dichos prisioneros. — P. yS. Cuartel
General «La Demajagua» á 20 de Noviembre de 1895. — El General Jefe
Serafín Sánchez. — rubricado. — Cúmplase cuanto se ordena en el presen-
te salvo conducto. — Máximo Gómez.' — rubricado.»
El teatro de la, g\ierz?a,
ÁNAGUÁ. — Pertenece al partido judicial de Oaanabacoa;
tiene 5.858 habitantes y confína por elE. con San José
de las Lajas. Su territorio es muy fértil; existen en él 80
fincas urbanas, an importante ingenio, 72 potreros y 172
sitios de labor. El pueblo cabeza de este término munici-
pal dista de la Habana por carretera 19 kilómetros: tiene
Administración de correos y varias escuelas.
Alquizar. — Pertenece este término manioipal al partido judicial de
San Antonio de los Baños, y cuenta 8.314 habitantes. Su superficie de
153 kilómetros oaadradoa comprende" terrenos muy llanos y de ricos y
variados cultivos: posee 215 fincas urbanas, 8 ingenios, 10 cafetales, 70
potreros y 188 sitios y estancias.
£1 pueblo cabeza de este término municipal tiene 2.000 habitantes y
p i edificios de gran importancia, sitos en anchas y bien trazadas
c
ita de la Habana 51 kilómetros por ferrocarril y 16 de San Anto-
n ; loa Baños.
'temisa. — Eite término municipal, perteneciente al partido judí-
c o Quanajay (provincia de Pinar del Río), tiene 7.500 habitantes y
CBÓmOA PE LA QDBBm. DK OüBA
s oaadrados de pnpeifioie, qne forman ana encanta-
da por aa riqueza el jardín de Cuba.
BnoAs urbanas, algunas de ellas muy importantes, 4
os, 88 sitios de labor y 106 vegas de tabaco,
hbeza de este término municipal tiene 2.000 habitim-
la á 96 kilómetros de Pinar del Bío y 70 de la Habana.
te término municipal, perteneciente al partido de m
7Ínoia de Pinar del Bío, cuenta cerca de 10.000 ha-
Die es de 115 kilómetros cuadrados. Para dar idea de
}n8ignar que están enclavadas en él 747 fincas, ena-
lbas de tabacos, cuatro potreros y 248 sitios de labor,
M son café, tabaco, azúcar, arroz y pastos con que se
¡;anados.
ibeza de este término, dista 130 kilómetros de la ca-
ía y 46 de la Habana, á la cual se halla unida por fe-
gado de primera instancia. Registro de la Propiedad,
Correos y Telégrafos, Colegios de segunda enseñan-
[indiciones, fábricas de tabacos y varios comercios,
nuino municipal de la provincia de la Habana y pue-
no con' 1.500 habitantes. Se halla en el camino de
Baños & Batabanó y dista 30 kilómetros al Sur de la
»tá unido por ferrcoarril, y ocho de Uejucal, cabeza
á que pertenece la Salud.
tenace al partido judicial de Bejucal; dista 39 kiló-
la, á la cual está unida por el ferrocarril deVilIanue-
érmino municipal de su nombre, que cuenta 4.595
de superficie 351 kilómetros cuadrados de terreno
ido de todas clases y para dar idea de su riqnesa
, según las últimas estadísticas, eatín andavadas en
ipal 107 fincas urbanas, seis ingenios, 22 potreros y
de Qaivican existen varías fábricas de tabacos.
ro los bandidos capitaneados por e genera de elloa,
acarón el pueblo de Bejucal. .
segúu noticias, había 50 soldados del batallón de Aa-
I valiente capitán señor Serrano, 25 de San Quintín
inte don Augusto Alvarez Toledo y unos 30 vol
intimó la rendición á esa pequeña fuerza, ,
i nada si se entregaba; pero el capitán señor S
ipañoles no se ríuden: 6 mueren ó vencen.*
lurrectos entraron en la Plaza de Armaa y allí
• C&ÓNIOA DE LA GUERRA DE CUBA 431
peraba, rodilla en tíerra, un grupo de soldados al mando del teniente
mencionado, señor Alvares de Toledo.
Esta fuerza se parapetó luego en la casa cuartel de la guardia civil,
y el capitán Serrano con los voluntarios y los de Asturias, en la cárcel.
£1 ataque de los insurrectos fué formidable para rendir á los sóida
dos; pero después de tres horas de fuego fueron rechazados los bandidos
con grandes pérdidas.
Los soldados, voluntarios y paisanos españoles del comercio se por-
taron como todos unos valientes, distinguiéndose el capitán señor Serra
no 7 el teniente señor Alvarez, para los cuales pedimos la recompensa
que se merecen por su heroico comportamiento.
¡Así pelean los españoles disponiéadcse á vencer ó á morir; no como
los Encaladas de Alquízar!
¡Viva España!
¡Aprendan los Escaladas de Alquízar!
El día 3 de Enero como á las doce y media de la noche fué atacado
el poblado de Cascajal, provincia de Santa Clara, por ,600 bandidos
mambises.
En el pueblo se reunieron 14 hombres entre guardia civil y soldados
de Cantabria, al mando del primer teniente de la guardia civü don Blas
Rubio y del segundo de Cantabria, los cuales ocuparon dos boca calles,
y otras dos fueron ocupadas por 14 voluntarios de caballería al mando
del distinguido comandante don Baltasar González y del capitán don
Antonio Pérez Torres, logrando rechazar al enemigo después de dos ho
ras de fuego, causándole varias bajas.
Por nuestra parte tuvimos herido en el brazo izquierdo, al capitán
Pérez, el cual continuó en su puesto de honor, hasta que el comandante
lo mandó retirar viendo la abundante hemorragia.
Se le ocuparon caballos con monturas, estreliitas de cinco cuernos,
annas y otros efectos.
¡Así pelean los valientes!
¡28 españoles vencen á 600 mambises!
¡Viva España y viva el ejército español!
Heñido encuentro.
El general Madan remitió el día 1.^ de Enero desde Gnanajay el si-
guiente parte que le dirigió el general Luque desde Los Palacios.
Diga V. E. que por mensajero supe que el enemigo contramarchaba
desde Palenque por la costa Sur con dirección á Candelaria en número
432 OBOHICA. Pg LA OÜIBRA DE CUBA "
800 hombres. Forcé la marcha dirigiéndome á AngoBtaras, cuyo cam-
pamento había sido abandonado por la vanguardia enemiga: el grueso
y la retagaardia aun no habían pasado.
Salí al encuentro del enemigo y le cogí doce exploradores armados,
proporcionándome sorprender el campamento. Combatieron, sin embar
spnés en todas direociones y dejando en
:llo8 el cabecilla Francisco Cmz Bodrí-
ira Btu tropas, una bandera con au porta
lertos y heridos, 40 caballos útiles, mon-
ím&a siete prisioneros.
ecer; la tropa admirable sin comer todo
el dia. £1 jefe' de la vang^uardia coro-
nel don Cándido Hernández me de-
jó muy satisfecho; la artillería pudo
hacer varios disparos certeros du-
rante el combate; todos mis ayudan-
tes y el jefe de Estado Mayor pelea-
ron en la extrema vanguardia.
Nuestras bajas han consistido en
siete heridos de Alfonso XUI, Soria
y escuadrón del Comercio y ademán
dos contusos.
Según manifestación de dos de
' los prisioneros,, las partidas estaban
mandadas por NúSez, Bermiidez y
Alvarez y su objeto era unirse á la
vanguardia.
ndante de armas de Jibacoa qae á las
líérooles, una partida insurrecta de 200
indo el fuego una hora, causándole un
ole algunos caballos sanos y otros herí-
leí poblado.
ias civiles y algunos voluntarios, """-
la línea de Cárdenas y Júoaro, t». ^
igenio Santa Catalina, fué quemat?' [
J
OBÓNICA DS LA GUBBRA DK OtTBA
433
tren de viajeros qae hace el Bervioio en el ramal que va del Recreo á
Itabo.
El trea fué tiroteado el día 13, cerca de Hato Nuevo j frente á la
finca propiedad de don Carlos Reynaldos.
A día 14, alas siete de la mañana, salió de Itabo, como hora de
-mbre, el tren de viajeros, pagando sin novedad por los paraderos
ato Naevo y Sabanilla.
1 poco rato de partir de este último punto, frente al monte Cofño,
CuMcXerao 68— t.d, Precio lO oeat.»
434
CRÓNICA DR LA QUERKA DE OUBA
L'
f
el pasaje del tren se vio sorprendido por repetidas descargas de fasilería
procedentes de ambos lados de la línea y dirigidas contra los coches.
A los pocos momentos, y sin salir aún de la impresión cansada por
el fuego de los rebeldes nn ruido extraño acompañado del repentino
movimiento del convoy, advirtió el pasaje de que el tren había sido
descarrilado.
Para lograr esto, los insurrectos habían desprendido con anticipa-
ción dos rails, y al llegar el tren cerca de este punto, lo tirotearon vi-
gorosamente á fin de causar los mayores estragos; pero no se salieron
con la suya, pues solo la locomotora se salió de vía ladeándose un tanto
cuando las ruedas de la misma invadieron el terraplén.
El tren descarrilado se componía de un coche de pasaje, un carro de
equipajes, una casilla con muebles, otra con carbón vegetal destinado á
Banagülses^ y un carro con un caballo y dos yuntas de bueyes.
El pasaje fué asaltado atropelladamente por los insurrectos de la par*
tida, cuyos individuos poseidos, de feroz acometividad, entraron en los
carros, machete en mano, á los gritos de: ¡Nadie se menee! ¡ Viva Cuba
libre! Registraron inmediatamente á los viajeros, sacándoles cuanto te-
nían en los bolsillos. 'No bien se había verificado esto, cuando se presen-
tó el jefe de la partida ordenando á su gente que presentaran lo que ha-
bían robado y ordenó al pasaje que desalojara el tren.
Entonces se le presentó el conductor del mismo señor Arias, rogán-
dole no hiciera daño ni al tren ni al pasaje. '
A lo que el jefe insurrecto contestó:
— ¿Dónde están las armas que ustedes han traído de Itabo?
— En este tren no viene arma ninguna, contestó el conductor. Lo
que me han quitado — añadió el conductor — ha sido el reloj. Y ensegui-
da dio orden el jefe insurrecto de que se buscase el reloj del conductor.
Mientras estas escenas tenían lugar, los individuos de la partida des-
pojaban los carros del tren y se disponían á realizar la obra inicua que
Ucnó de espanto á los viajeros. ¡Candela al tren! ¡Ftcegó al tren! grita-
ban desaforadamente. Y con guano seco de que venían preparados, in-
cendiaron el tren sin compasión alguna.
Al pedirle los pasajeros al jefe de la partida, por mediación del con-
ductor señor Arias, que les dejara seguir á pie hasta el inmediato pue-
blo del Recreo, lo concedió al cabo de unos momentos, cuando el tren
se hallaba destruido por completo.
El jefe de la partida insurrecta que realizó la vandálica fechr-- ae
relatamos se llama Andrés Borroto.
De los que iban en el tren fueron despojados cinco: un comis^i ta
al que quitaron un revolver y dejaron el reloj; un señor, de a^ lo
Pascón, vecino de Itabo, fué despojado del reloj, sombrero, y dir., en
plata que llevaba en el chaleco.
CRÓNICA D» LA QÜBRRA DB OüBA
Al condaetor de oorreoB fie5or Grande le faé peiid
lihnc9 de la partida la cartera qae portaba, á lo ou?
mero: — ¿Prestada? No hombre, ten^a Vd., se la rega
La locomotoTa fué destraida ^ machetazos y go
ventamllaa y asientos del carro de pasajSgOOoperaQd
del incendio.
Los pasBJeroH, en unión del maquinista don Domi
eoBdnctores del tren y correspondencia llegaron al in
Beoreo oportunamente para tomar el tren de Yagui
Cárdenas.
El fogonerp asi&tioo, fué herido por una bala qu
El maquinista recibió una contusión en la mano i
Según los pormenores qne proporcionan los mism
po insurrecto se componía de unos sesenta hombres j,
partida de Lacret.
Tan pronto se tu7o noticia ea el Recreo de la fect
de hacsr los rebsldss, salieron fuerzas ea su perseouc
,'
•ftttttttttttttttttl
CABOS SUELTOS
i
s reconooimieDtoB practicados el día 14 de Enero por fuerzas d
Mérida y la guerrilla nombrada de Sanoti Spiritus, por todo i
sector comprendido entre el Horno de Cal y el rio Tainaoú, ei
oontraron pequefiaa comisxones, & las qae dispersaron, oausándc
lea un muerto y cogiéndoles dos caballos.
A las once de la noche del 13 un pequeño grupo insurrecto prendí
fuego á dos casas de la colonia Gajando, perteneciente al central Bo
Hermanos, término de Cruces.
La guerrilla local de Limones, al mando del teniente Oüal, batió e.
fi la mañana del día 14 en Loma del Cuero, Palmira, una pequeña partid.
^ insurrecta, haciéndole varias bajas, entre ellas tres muertos que dejaro:
en el campo y fueron conducidos á Palmira por loa guerrilleros en unió;
de tres de éstos qae también murieron en el encuentro.
Según parte del general Aizpárna, desde Sancti Spiritoa, ha pu*^'
por Cabayguán Serafla Sánchez, con impedimenta de heridos, prooec
tes de occidente.
La guerrilla de Camajuaní causó varias bajas á la partida de L^
cío Vidal, cerca de Vuelta».
Para que se vea la actividad é inteligencia desplegada por el ten.
te coronel señor Díaz Benzo, Jefe de E. M. de la l."^ dÍTisión en la
OBONIOA. DB LA GnBRBÁ OB OUBA
437
reooión de todas las operaolonen relacionadas oon la requisa de caballos,
dispuesta por el general en Jefe, baste ooseignar qae á los seis días
de oomeQKadas, ascienden á 1.200 los caballos requisados y traídos á
Santa Clara, donde han sido depositados en nn potrero para qae los es*
eoadrones realicen la remonta. Sábese además qne pasan de 500 los re
qoisados en otros términos, j qne llegarán á esta capital de un momen
to á otro.
Solo haciendo esta operación en los primeros momentos y oon per*
■ocal escogido, para evitar las martingalas osoales en estos casos, coma
las de traspaso de propiedad j otras por el estilo, puede obtenerse na
resoltado tan brillante. Para los profanos esto no tendrá mérito algano,
para los que han presenciado los trabajos, lo tiene, y grande. Para re-
qaisar cerca de 2.000 caballos en
seis días, ha sido necesario qne el
señor Días Bmzo no levantase ma
no del asunto, desde qne se recibió
la disposición del general Martínez
Campos, hasta que los jefes desig
nados por aquel para llevarla á ca
bo han ido entregando aqní los ca
ballos requisados.
£1 teniente coronel Díaz Benzo,
que como jefe de E. M. del general
8aárez Yaldés ha demostrado en dis
tintas ocasiones su bravura y su pe-
ricia, al frente del enemigo, por lo
qae ha sido recompensado reciente*
mente por el Gobierno de S. M. con
la cruz roja pensionada; y en laor-
ganizaoión del distrito de Holgaín,
primero y en este de las Villas, después, las especiales dotes de inteli-
gencia que le distingue; y en todas ocasiones su extremado amor al
trabajo, pues rinde verdadero coito al cumplimiento del deber, ha apro-
vechado ahora su permanencia en esta provincia, sin descuidar los otros
asuntos relacionados, con sn importante cargo,- en dirigir las opera-
ei jes de la requisa, con el éxito qne dejo consignado y en estudiar las
«1 u de defenea de Santa Clara, presentando una memoria que ha sida
a] obada por el general Marín y que se está llevando ya á la práctica.
'?omo á las siete y media de la mañana regresó á esta ciudad una
p< ,aefia columna eompnesta de tres compañías de León, ana de Cuba
y na de la guerrilla de Tejeda, después de varios días de operaciones
hi ta el Ramón de las Yaguas, habiendo tenido fuego en Escandell con
m iftrtida insurrecta sin novedad por parte de nuestras tropas.
OikoMitatloHontÍB.
;
ORÓKIOA DK LA QUIBBA D» CUBA
£1 infatigable coronel Sandoval salió con su columna de Pa
TÍano el día 12 de Euero á reconocer puntos nombrados Caney,
Rila, Aguacate y otros, sosteniendo varios tiroteos con péquefi
tidas, haciéndoles un nraerto, y cjgíéndoles un prÍBÍonero, 14 c
municiones y víveres.
NoEotros tavimos un soldado y dos oaballos heridos.
También llegó á Palma Sorisno la columna del coronel Tej
sostuvo tiroteos en el cafetal Paraiao.
El teniente coronel Rotger regresó con su columna á Quant
.habiendo practicado reoonooimieutos por Tiguaho, y ocupado c
bailes que el enemigo dejó abandonado sin hacer frente.
En la maOana del día 2 de Eoero, regresó á Baracoa la c
mandada por el entusiasta y aguerrido comandante de Talave
Vicente Gonzáles Moro, el que, sorprendió al enemigo en la Esp
donde tenía nn campamento apoyado por una casa atrincherada
Los 160 soldadcs del comandante Moro atacaron decididamente las
posiciones enemigas, haciéndoles cuatro prisioneros y algunas bajas
cogiendo armas y pertrechos de guerra que entraron con la columna.
Las noticias que la gente del campo ha facilitado, hacen ascender
más de 20 las bajas del enemigo entre muertos y heridos.
Como consecuencia de la activa persecución de uaestras tropas, ha
empezado las presentaciones, verificándolo aa individuo con un rif
Winchester nuevo y la canana con sus cápsulas: el comandante m
litar gratificó con diez pesos al presentado y lo dejó en libertad.
Las guerrillas volantes y locales están procediendo á recoger tos ci
ballos que pueden caer en manos de los rebeldes y aquellos cayos du<
fioa no pueden justifioar su verdadera propiedad.
|l'- Periódicos de la Habana echaron á vuelo la noticia trasmitida pe
■os respectivos eorrespon^les en Matanzas, de encontrarse en dicha prc
Tin<^ el cabecilla Banderas; más en abono de la opinión contraria qu
siempre sostiene, viene el se&or Ayala quien con fecha 5 de enero esor
be participando que Qaintín Banderas pasaba por el potrero Nieves co
dirección á Sanoti Spiritus. Esa versión es de todas las que ctrcnlan, I
más aproximada á la verdad. Qaintín Banderas no ha salido aiia de est
jurisdicción por encontrarse enfermo en las lomas de Trinidad, y lo mi
que algunos suponen es que solamente gente de su fuerza siguió C"™
retaguardia á Maceo y Máximo Qómez.
Según parece la gente del valle, teme en vista de que hay por .
pocas fuerzas, se aproxime demasiado la gente de Banderas.
En San Andrés donde hay goamioión, el cabecilla Salvador Eüi
saqueó una tienda que no se hallaba protegida por los fuegos del fu
que allí existe.
Según se nos dice, tuvo án fuego nutrido con el enemigo la o»'
CEÚXICA DE LA OUEERA DE CUBA
I
del coronel Holgaín. Este punto era un colmenar insaireoto en la otra
guerra- por eer an paraje inaoceeible.
Carta de Tampa.
Collazo y sus colegas cayeron en la ratonera, dice un corresponsal:
£1 día 6 de Enero fué sorprendido el campamento de loa expedíoio-
uaríod filibusteros en número de 75, loa caalea, al notar el fuego de ame-
tralladora que el gaardacostaa Winona (de la eecoadra americana) le di-
rigía al Cayo>Cabo Sable, en donde esperaban por el buque que había
de llevarlos á Cuba, salieron huyendo (como ellos saben y acostumbran),
dejando en vergonzoso abandono tos efectos quese Componía dicho cam-
pamento, y también abandonaron correspondencias, particular del Co-
llazo y documentos de gran Importancia.
Esta expedición fracasó, gracias á la tenaz vigilancia que los agentes
diplomáticos españoles venían ejerciendo, con particular empeño sobre
ú desgraciado Collazo.
Eate cabecilla se ve hoy muy contrariado por su poca enerte, y lo
lartioiilar del asunto es de que los explotados cubanos demuestran gran
iesconfianza de ese pájaro de cuenta.
Ta se dice con gran intención, que Collazo está engañando al par-
ido revolucionario, fundándose en que, en cuestión de dos meses le han
lorprendido dos expediciones, la primera en Finar Rey, y ahora la que
ia lugar á esta narración.
Si Y. me lo permite, le diré que estos infelices tienen razón; pues
lemnestra Collazo gran mieditis, y procura á todo trance salvarse de
rérselas con nuestros imberbes soldados. Pero bu situación es muy com-
iTometida por hallarse juramentado á ir á la manigtta para ayudar á
IOS hermanos, que tan cobardemente pelean por la libertad de la isla de
Taba.
La húitoria de Collazo tiene muchos colores, y el más vivo lo adqni-
ió hace tres años, con unas correspondencias que esoribió, en las cuales
leosaba á Martí de charlatán y cobarde, que en tiempos de la pasada
nsurrecoióa, mientras él ponía su valor ante los soldados españoles,
¡lartí se ocupaba de busror un destinillo con que poderse llenar el esto-
nio. Martí le contestó enérgicamente, y después de varias correspon-
niaa se hicieron muy buenos amigos, viniendo Collazo á estos are-
á ponerse de hinojos ante el mártir de Dos Ríos, lo que le sirvió
a ocupar un puesto en el partido revolucionario,
jsde el 24 de febrero hasta la fecha viene buscando el modo de pa-
Cnba y aún no ha podido conseguir su intento,
a la^ actual expedición le acompañaban, entre otros, los señores
-<iérre, Onerra, Julet, el doctor Antigás (que tan mal paga los fa-
440
CRÓNICA, DK LA GUKRSA DB CUBA
{idL^ ^ voresjrecibidog . del gobierno de España), José Rodríguez, etc., es decir,
la plana mayor.
' Benjamín Guerra llegó á ésta de regreso de Cayo Hueso y siguió
viaje á New-Tork el día 15 del actual.
' Los^ americanos no cesan de prestarles apoyo moral y material.
La situación de los españoles en. ésta es insostenible, y cada día va
poniéndose peor.
El New York Herald (edición europea) viene rebosando filfas y exa-
geraciones, y á la verdad no sabemos, á conciencia, como censurar la
conducta de ese periódico, que acoge con gran extensión los partes de la
guerra favorables á la causa española, que se le transmiten de Madrid.
BaiiM de Ift cata del fuarda dal iaf auto «Doí amibos» destruido por los Insorrectot.
Un lector del Herald en la sección que la prensa inglesa y nortéame
ricana dedica á las carlitas que recibe el editor, pone enfrente un parte
del día 6, en que se anuncia el paso de los rebeldes por Bata bañó, y otro
parte «oficial» en el que el general Martínez Campos dice el día 6 que
«la columna Navarro ha contenido el avancé de los insurrectos hacia
Batabanó. >
En tales condiciones, ¿qué autoridad pueden tener nuestros despa-
chos oficiales en el extranjero? Y las tan decantadas demasías de la
prensa, ¿han llegado nunca á ese extremo? ¿Qué significa el telegr&i »
en que un periódico de Madrid anunciaba la entrada de Máximo Gói
en territorio de la Habana, y que provocó las iras del gobierno y de ^
4)orifeos, siendo cierto, ante esa noticia «oficial?»
¿Cómo legitimar la censura telegráfica?
No quiere eso decir que sea excusable la publicación de noticias t
denciosas, de veracidad improbable, en un periódico de gran circv
CBÓNIOA D» LA OPKRRA DB QÜBA 441
e\6n y por consigaíeute de inñaenoia poderosa. Aaí se fomenta una gne-
rra espantosa, j sin pensarle aoaeo se ayuda ^ la mina, & la muerte de
milIareB de críataras humanas. Así ee legitima, por de pronto, el movi-
miento, qae se reanoita ahora, favorable á que se reconozca la belige-
rancia de los insnrreotos onbanos, y qae en el mismo Herald viene
ezpaesto por on señor S, para qne los insarrectos respeten las vidas y pro-
piedad^ de los no combatientes, y especialmente de los norteamerica-
nos, que tienen emplea-
dos anos veinte millones -■<
de dollars en plantacio-
nes y maquinaría.
<La próxima crisis en
Coba» titula el Herald á
BO primer fondo, en que
afirma que un encuentro
decisivo < debe decidir
muy pronto n£ la suer
TE DE LA HaBAKA. >
Añade que el mejor
soldado de España, con
hombres, armas y barcos
DO pudo arrinconar al
enemigo en la península
de Zapata, como se pro- ,
ponía , para rendirle ó
aniquilarle.
En cambio el general
'^ómez, con «sus inespe-
Eidos y notables talentos
e jefe de guerrillas , >
ompid las líneas de las .. , ^ „
» rsMU lobrt al rio Caito.
ropap espanouM, obligo
1 mariscal Campos <á retirarse sobre Matanzas,* y se dice qne avanza
lara atacar ¿ la capital, El mariscal está nada menos qne en Matanzas,
tendiendo á su propia defensa, cercado por el adversario, incapaz de
»"'char al auccilio de la Habana y aún de tomar parte en la decisiva
^lla qae se cree va á empeñar su ejército (!!!!!)
¡^ermina ese ramillete con la noticia de que las fortificaciones de la
ana son en extremo débiles (pronounced inadequate) para resistir
úen combinado ataque por tierra, y predice á «la hermosa y rica
ad> el bombardeo de los gmesos cañones del castillo del Morro, que
to serán dirigidos contra ella. (!!!)
i
44g OBOMICA DB LA. GÜEltKA DK CUBA
Al fia, cumpliéüdo&e la tentencia diotada por el tribaDal u^ gu»»»,
til di) 26 de Diciembre á las seíti y media de la mañana fué pasado por
las <irmaB de Cieuf uegos' el cabecilla insurreoto José Acebo Qiüniaoa.
£1 uabeoilla de este nombre, envió al director de Las Villas, perió-
dico que se publica en aquella ciudad la carta qae reproducimos á oon-
tinuación:
>Me enoientro en capilla:
Circuastanoias de la vida y varios atropellos me han conducido á
darle un golpe de mal hijo á mi querida patria por la qne siempre he
adorado, conduciéndome & este lugar.
Me encuentro serepo; solo sí siento morir con el baldón de haber
ofendido á la tierra en que nací, por haber tomado tan cruel determina-
ción en contra de lo que siempre ha ardido y arde en mi alma.
Creo que todos lo3 españoles creerán y tendrán fe de esta ultima de-
claración y particularmente mío querídc s paisanos de Asturias; lo qO'
ruego al señor director de Las Villas haga público en su digno peri(S
diooi esperando de todos queden en la satisfacción de lo qne antes dej<
expresado, para honra de cuatro hijos que dejo en el mundo á la ven
tura de Dios.
José Acebo.
Cienfaegos, 25 de Dicienjbre de 1895. >
Tienen miga, pero mucha, las siguientes gráficas y oportunas obseí
vaciones que opone un colega militar á la noticia de los avances de lo
rebeldes por la proviacia de Pinar del Bío:
<8[, como dicen los optimistas, qne tanto abundan en los centro
oficiales (así como los pasimistas brotan por generación espontánea a
las redacciones y en los cafés), el grueso de las partidas insurrectas, coi
Máximo Gómez y Maceo, Roloff, Lacret, Quintín Banderas y compañía
vá internándose en la provincia de Pinar del Río, será cosa de perdo
narles el oosoorrón por el bollo; esto es, de alegrarse de que hayan oonse
guido realizar su incurdión, pues á cambio de loa destrozos causado
por ellos en los cañaverales y vías férreas, nos proporcionarán el medií
de concluir la guerra en un dos por tres.
En efecto, segün los informes oficiales, más de diez columnas
menos de 1,000 hombres cada una, cubren la línea divisoria de aqi
provincia y la de la Habana, cuya longitud no exdede de unos 3!^ ■
kilómetros.
Pues bien; si esa linea se cerrase, claro está qae los rebeldes n
drían salir ya de esa especie cul de sac en qae se han metido.
Es más, no sería necesario dedicar los diez 6 doce mil homh"
CRÓNICA DE LA QUERBA, DK CUBA 443
loB generales Saárez Vatdéd, Navarro, Aldeooa, etc., manque durante
cierto tiempo & la custodia de esa línea. En no muchos días podríase
coDBtrDÍr en ella uoa Trocha como las otraa doa que hay en la isla, con
faertes cada kilómetro, fortines intermedios y elevada talanquera de
troncos. Después, con cuatro 6 seis mil hombres en ella situados, no la
cruzaría ni, como vulgarmente ee dice, una rata.
T como lo que dijo un periódico de que los jefes de la rebelión pro-
curarían tornar al Camagüey y Oriente embarcados, es, á poco que vi-
gilen nuestros oañonerca, completamente imposible, tendríamos que,
con meter luego dentro de la provincia ocho ó diez mil soldados, llega-
ría un momento en que el generalísimo y sus adjuntos no podrían salir
de la ratonera en que ellos mismos habrían penetrado.
Pero nos parece que por lo menos es un poco prematuro hacerse estas
Üosionee. Como que falta para ello aún conccer el dato más principal.
¿Se sabe seguramente si los cabecillas aludidos han entrado en Pinar del
Río ó si enviando allá cierto número de sus fuerzas, permanecen con el
refito á la parte de allá de la línea en cuestión?
Porque en el piimer caso coronarían su obra con una torpeza mayús-
^ cala; y hasta ahora, si no dieron muestras de valientes, tampoco las
han dado de torpes; y en el segundo nos encontraríamos frente á una
estratagema para atraer las tropas hacia Occidente, quedando en el
centro el núcleo de la insurrección con bus jefes á la cabeza, los cuales
conservarían en absoluto su libertad de acción.
La guerra en Pinar del Río puede tomar en tal oaso el mismo oarác
ter que tiene en las otras provincias, y se prolongaría indefinidamente.
^,azón de más para creer que no habrán cometido los jefeis de las partí-
M semejante error.
Lo malo es que mientras en las demás provincias hay elementos me-
>r ó peor organizados para la guerra, en Pinar del Río hay que crearlo
>do, so pena de que las tropas maniobren en condiciones imposibles,
io puntos de racionamiento, sin hospitales, sin depósitos de cartnohe-
[a; en una palabra, falta de cuanto necesitan para moverse con ra •
idez.
Esperamos, por consiguiente, á ver lo que nos dicen los próximos
artes sobre el sitio en que están Máximo Gómez y su cuartel general;
9 entiende, á que nos lo digan con exactitud, pues hasta ahora no ha
do acción alguna en la que, según los corresponsales, no se haya
.ntrado el viejo chino, verificándose á veces dos ó más de esos oom-
"~ al mismo tiempo.
que sea de creer que el tristemente famoso dominicano tenga el
la ubicuidad. »
■1
444 OHÓmOA DB LA gtTBRRA DE OÜBA
Un Comerciante de Barcelona, ha recibido de bu corresponsal en el
Japón ana carta en la coal le participa lo eiguiente, que segaramente
' ' habrá merecido el agradecimiento del Qobiemo español.
(Con la amabilidad que me ha distinguido siempre el ministro plsii-
y:- potenoiario, don José de la Rica, me ha participado que la sociedad de la
Cruz Roja del Japón ha regalado quinientas libras de té para los soldados
e8pañ<^ea heridos ¿enfermos enla Isla de Cuba. Este ofreoimiento ha sido
acompañado de una comunioación en la que, en términos sumamente
^ amables, se hacen elogios de nuestros soldados, llegando al extremo en
^ la que dicen que estiman al ejército español como á su propio ejército.
h, "Es muy lisonjero para los españolea en estos, momentos un acto de
^. amistad tan distinguida, y oomo he conocido al comerciante secretario
i de la sociedad que ha regalado el té, me he permitido felicitarle y darle
^ las gracias en nombre de Yda. , como españoles agradecidos á su bondad.
f >Tengo la comunicación que el señor ministro manda al capitán ge-
\. neral de la Isla de Cuba para mandar ¿ la Habana por el mismo correo
f que la presente, lo que haré al recibir el conocimiento de embarque d(
; . las 500 libras té, el que la sociedad de la Cruz Roja del Japón me hi
I prometido entregar.
!-\. >Como el té y la carta que el ministro manda al Gobierno salen poi
I" el mismo buque que la presente, pienso que Vds. serán de loa primeroi
%;_ en tener noticias de esto si no es por el telegrama que hace pocos díai
t' mandó al ministro.»
No hay duda que el pueblo español estima en macho la fineza de
Japón, atención delicada que no olvidará jamás el valiente ejército es
pañol.
Un importante cablegrama de Nueva York trata nuevamente del re
conocimiento de la beligerancia en Cuba, en el sentido favorable.
Dice el despacho que el departamento federal de Estado en Washing
ton ha dado instrucciones al cónsul general en la Habana señor Wi
Uiams para que insista en que se proteja al titulado general Sanguilj
condenado por los tribunales, y confinado en el castillo'del Morro.
Añade, y esto es ya más que dudoso, que los voluntarios de la Ha
baña han hecho una petición á favor de la vida de Sanguily, ponién**"
la oomo condición de sus servicios á las órdenea del general Martír
Campos; pero el departamento de Estado asegura que ha de ser pro
gido Sanguily aun en el caso de que se vea obligado á dimitir el get
ral Martínez Campos.
Los representantes de los revolucionarios cubanos se presentaron
día S al secretario ó ministro de Estado, M. Olney, en demanda de q'
se lea conceda por los E^tad&s Unidos los derechos de beligerancia.
OBÓHIOA DB LA QÜBRBA DB POTA
Lo8 documentos presentados por los onbanos han
Congreso federal.
La comúiÓn parlamentaria de Negocios Extranjt
unanimidad, á M. Olney oaantas informaciones tei
oolar.
Por el propio condnoto llegan nuevos datos aoert
neial> Sangaily, que resulta ser un traidor de la caí
to como un setUcloso para la cansa española.
Recuerdan que Sanguilj faé un cbravo caudillo»
rra, demostrando
ridas ganadas en
talla.
Un mensajero <
viado de Tampa c
tnar el alzamiento
febrero de 1895, c
esa fecha, fijada p
diera con el deeen
Gómez y José Mai
En el mismo i
arrestado en la B
Compañía de otr<
americano, J. Agí
Ninguno de e:
actos sediciosos, ]
te las autoridade
aoB motivos para
lioidad con los revolucionarios.
Estos por su parte han considerado á Sanguily ce
uido BU detención por el intento de salvarse de las
¡fradables que podía acarrearle su traición.
Dicen los rerolacionaríos cubanos que García, pe
freoid al «general Martí> la cantidad de 35.000 pest
idos por Martí, por lo que fué entregado el dinero a]
an la condición de que se emplearían en el objeto q
García faé muerto en seguida, y Sanguily se gua:
- hizo guardar, con otras cantidades recogidas, p
'ñolas.
lOB revolucionarios están decididos & cobrarse ce
y, así que esté en libertad, la traición de que le i
s ■
OT^?p!^'^«íCíif«'»«iií««w«*w«*«íifxw
El combate de Mal Tiempo
L
Preliminares.
L día 14 de Enero por la tarde UcigtS á Cruces el (
ronel don Salvador Ariz<5n Con objeto de ponerse
frente de ana columna y dirigirse á Fáez para m
vir de apoyo á otras columnas que iban á operar i
bre la Sigoanea.
Tres columnas.
En Cruces se enteró el coronel Ariz<Sn de qae por Lomas Qrand
había fuertes partidas, por lo que continuó su operación con tres c
lumnas. ■ ' '
La primera al mando del teniente coronel de Bailen que se enoo
traba en el ingenio Teresa, al cual avisó, compuesta de unos 500 bol
bres.
La segunda al mando del teniente coronel Rioh, de Canarias, *"■
puesta de dos compañías de Baüén y dos de Canarias, unos 300
bres.
Y la tercera, bajo su inmediato mando, compuesta de unos 700
bres, formada con fuerzas de Barbastro, dos compañías de San M'
y 20 caballos de Montesa, mandados por el capitán Amallo Heg*
«1 primer teniente Eduardo Vico.
CaÓRlCA DR LA OÜRRRA DR OUBA
En marcha.
El día 15, á las seis de la mañana, rompió la marcha la coinmna de
Rich, j hora y media más tarde la de Arizón, haoiéudolo al mismo tiem-
. po desde et io^nio Teresa la del teniente ooronel de Bailen, con objeto
de ir, por tres oaminoR distintos, i eaer sobre Lomas Grandes, donde
debían estar las partidas.
Al U^l^r la colamna de AriztSn á legua y media de Mal Tiempo, di-
vidíase el camino en dos paralelas, y con objeto de reconocer mayor
espacio de terreno y establecer el contacto entre las colnmnas, tomó por
el de la izquierda con 200 hombrery 8 caballos, continuando por el de
la derecha el resto de la columna, al mando del teniente coronel de Bar-
bastro.
El primer fuego.
Como á tos trea cuartos de hora de marcha se oyó fuego, por lo que
se precipitó la marcha, suponiéndose que sería el ooronel Rtch, que ha-
bía salido hora y media antes. El camino que seguía la columna Arizón
era un callejón. Al llegar á un riachuelo notó la vanguardia que, venían
hacia ella los prástiooB y algunos acemileros gritando que estaban co-
pados y que los insurrectos, en número considerable, veníaü por el ca-
llejón, machete en mano, cargando sobre la impedimenta del teniente
coronel Rich y que ya habían macheteado á muchos.
El capitán del escuadrón de Montesadon Amalio Reguero, que man-
daba la pequeña vanguardia, compuesta de 8 caballos y una sección de
nfantería, vadeó el río á la carrera y al grito de /viva España: quieto
odo el mundo! logró contener á los acemileros, y formando inmediata-
aente la sección de infantería, al mando del segundo teniente don Emi-
io Oómez del Villar, en línea de combate con el frente al enemigo, rom-
lió el fuego por descargas á la voz de mando, haciéndose esto cour tal
irden que contuvo el ataque del enemigo, retirándose éste del callejón.
El combate.
Al mismo tiempo que esto ocurría, el coronel Arizón se lanzó al ga-
; y organizando las fuerzas hizo que tomasen por la izquierda con
?ción al enemigo, formándolos en línea y rompiendo el fuego sobre
^t, ordenando á la vez al capitán don Juan O'Donnell, que con 200
-*"-efl de Barbastro tomase unas casas que había á la derecha para
»^.ier desde ellas al enemigo, que se corría en gran número por ese
-. «^¥> intención de cargar.
448 CRÓNIOA DX LA GUKSRA DI CUBA
Así lo hizo el capitán O'Donnell, colocando bus fuerzas en poBioúSn
de poder resistir cualquier ataque del enemigo y poniendo á resguardo
dentro de la casa la impedimenta y el hospital de sangre.
á. los pocos momentos dejó O'Donaell en la casa una compafiía y se
faé con otra á reforjar el fuego de los anyos, encontrándose al coronel
Arizón á caballo bajo el fuego enemigo, dirigiendo á loa soldados — qnin- •
tos recién venidos — en el manejo del Matlsser.
Terminado el fuego, ordenó el coronel que se incorporiuen la impe-
diníenta y los heridos para continuar la marcha, mientras loa capitanea
^^ Reguero y O'Donnell hacían un reconocimiento por la izquierda, sieiído
'^■" atacados nuevamente por los insurrectos, machete en mano, logrando
rechazarlos con las certeras descargas
de la infantería.
Antes de ocurrir todo esto, ya ha-
bían aprovechado los insurrectos ma
oho más adelante las ventajas que les
proporcionaban la inmensa superio
ridad del número y la sorpresa con
U-- que cayeron sobre nuestros valientes
' soldados.
La columna del teniente coronel
Rich, que como queda consignado al
principio, salió hora y media antes
que la de Arizón, se dividió, después
de pasar el río, y desconociendo la
presencia del enemigo, en dos alas,
tomando ana compañía de Canarias b«i.iiw Dontori-
por la izquierda del callejón, otra de
Bailen por la derecha y por aquél la impedimenta con una sección de
infantería.
Cuando las dos compañías estaban en el centro de la herradura for-
mada por el enemigo, en número de cuatro ó oiiioo mil hombres, rom-
pió éste un nutrido fuego y cargó al machete en número incontable y
verdaderamente abrumador.
\ La compañía de Canarias, que ya está acostumbrada á esta guerra
Jde emboscadas y sorpresas, formó inmediatamente el cuadro, y á pesar
del BÚmero exiguo que la componía, logró rechazar y contener al c
migo, haciéndole numerosas bajas.
Los ofíoiales que mandaban esta compañía y formaron el cuadro .
los siguientes: capitán don Maximino Requejo; tenientes don José
Castro, don Teodoro Carrasco y don Félix Paul.
En cambio la compañía de Bailen, compuesta de soldados rec
venidos, que salían por primera vez á operaciones, al verse sorprer
OKámOA DB LA OOTJtRA D» qPBA 449
dM de manera tan brosoa y en número tan considerable, desoonoertá*
roiue, no formaron el cuadro, y como iban desplegados en gnerrilla,
DO tnTieron materialmente tiempo de reunirse, siendo víotimas del
enemigo.
TBBfurdla •iplonJAr* da ■■ fuirilu 4«l upltin TriiTof.
n ese ataque resaltaron muertos sesenta soldados y heridos treinta.
Q ^ todos de machete.
Jatre los oficiales resultaron heridos el segundo teniente de Bailen
di Joeé Parada; el segundo teniente de Canarias don Gabino Fernán-
di Alvarez y el primer teniente de Treviflo don Jofé Rich Font. Y
Ou Ad«mo 69— .z, n. Preolo lO oen^*
450 OBÓHIOA PB LA GUERRA PB OüBA
muertos el capitán de Bailen don Osorio Sánchez Tutor, los segundos
tenientes del mismo batallón don Félix Avalo Aróstegui y don Diego
Mayoral Monforte, y el médico primero de Canarias don Bamon So*
riano Pinazo.
Un diario militar ocupándose de la anunciada dimisión del general
Martínez Campos dice lo que sigue:
€ . . . es el caso que el general Martínez Campos, por su condición de
militar, no puede ni debe dimitir estando al frente del enemigo, ni debe
ni puede tampoco ser relevado sin someterle á un juicio.
Es el casó también, que su posición elevadísima, su prestigio, la
creencia que venía abrigándose de que era insustituible y la atmósfera
extendida entre propios y extraños de que él y solo él puede resolver en
España to ios los problemas y todos los conflictos sean del orden que
sean, colocan al Gobierno en un callejón de difícil salida, la cual contri
buyen á cerrar más cuantos en este rio revuelto se proponen pescar y
cuantos ven que el empuje de sus ag^as puede socavar ciertos cimientos.
Extreníécense éstos ante los golpes asestados al Gobierno responsable
que, abrumado por gravísima responsabilidad y sin Parlamento con el
cual compartirla, hace esfuerzos titánicos para desatar ese nudo hecho
en la gran Antilla y cuyas puntas asoman, allí una, aquí en España la
otrai
Tiran en la Habana de la primera los partidos españoles, dando her
moso ejemplo de unión para con el esfuerzo de todos desatar el nudo; y
tiramos aquí de la otra en distintas direcciones, apretando aquél cada
vez más, sin preocuparnos del peligro que corremos de caer de espaldas
si en Cuba aflojan.
Y el general Martínez Campos, casi asfixiado por esa constante pre-
sión, y el Gobierno á punto de ahogarse entre las fuerzas encontradas
que le oprimen, continúan intentando desatar ese apretadísimo nado
que necesitaria para deshacerse lo que ya nos falta: tiempo y paciencia.
Nosotros, dice El Correo Militar^ que con tristeza contemplamos es-
te espectáculo y con desaliento vemos la inutilidad de cuantos esfuerzos
se hacen para terminarlo, id hallamos medio de desatar el nudo, ni nos
ocurren procedimientos, siquiera sean transitorios, para aflojarlo.
En tal estado y ante los peligros que amenazan, solo existe una de
dos soluciones: la de encomendamos á Dios como buenos cristiañob ~i
que éste se encargue de desatar el nudo, ó buscar quien lo corte e 1
filo de la espada.
Lo primero puede conseguirse con oraciones en forma de leyes, r
las cuales suspiran liberales y republicanos; lo segundo está dicién. »
el ejército y una parte del país que cree haber encontrado la espada ^
necesita. >
'^Mmw^'^
>ET.A.XiXiES
lo un diatíagiiido periodista cnbano dá oaenta de ana
celebrada con un ímportaate Ingeniero de la Escnela
maj conooedor de todo lo que ocurre en Cuba.
B conocerse y por eso lo consignamos en esta crónica.
ai la interwiev & que nos referimos:
enida híceme conducir al hotel donde vive el señor de
lidad discreta que le oaraoterixa me recibió en su ha-
, ün vicio que me seduce & pesar de las predieaoioDes
sociedades de temperancia.
n fué la signiente:
r., como redactor corresponsal del Diario de la Mari-
r con usted una entrevista, con el objeto de que me
pensamiento acerca del decreto de Máximo QómeL so-
l — ^modestia aparte — conoce perfectamente la econo-
, y podrá decirme con fundamento las consecuencias
le derivan de semejante decreto.
tedo decir es que aún no he salido del asombro de se-
DS extremos se tocan, amigo mfo. ¡Cuánto se parecen
I autócratas á los de los republicanos anarquistas! Y lo
«uto es que á cada instante se tropiexa nao por ahí
452 OBftmqA, db la. qu— ha db oüba
con personas iaoapaoes de matar ana pulga ni de hacer mal á nadie,
que aprueban medidas tan descabelladas. Hay que confesar que el ver-
tigo ha perturbado la concienoía del país, cuando tantos hombres for-
males aplauden ó aparentan aplaudir una medida tan torpe como con-
traprodaoente 7 sobre todo imprevisora.
— To desearía, sefior J., que usted se sirviera concretar su repalslón
por eea medida de Máximo Gómez.
— Los separatistaa, pensando tal vez más con los pies que con la ca-
braa, se olvidan de muchas oosas; no recuerdan quisa las causas princi-
pales del fracaso de la revoluoitSn de 1868, cansas que por cierto no apa-
recen indicadas en níngano de los libros que sobre la revolnoidn se pu-
blicaron. Recuerda usted que cuando el actual generalísimo cruzó la
trocha en 1875, quiso más bien triunfar con la tea que con las armu.
Fueron incendiados en los meses de Febrero 7 Alarzo una infinidad de
ÍDgenios. Recuerdo jo que en menos de oinoo días el cabecilla Rafael
Rítbs redujo á cenizas siete ú ocho valiosos ingenios, entre ellos los fa-
mosos Santa Susana y Santísima Trinidad.
Estos atentados prod[^eron en Las Villas honda sensación. Produjo
se inmediatamente una reacción. En menos de quince días se estableoíe
ron 300 destacamentos, puestos avanzados, que utilisó el Gobierno pan
estar enterado del paso del enemigo y para fraccionar sus fuerzas qu(
encontraban apoyo por todos lados. Los insurrectos se vieron obügadof
á guarecerse en las' lomas de Trinidad, •Sancti Spiritus y Remedios.
Be suerte que aquellos propietarios que hasta entonces habían m&
ó menos, simpatizado con la revolución, por salvar sus amenazados iu'
tereses, se pusieron enfrente de ella. Y desde entonces pudo predecirse e
fin de la revolución, tan prT>nto como llegase á Cuba un caudillo qa(
adoptara procedimientos más humanos que los que entonces se asaban
Y es que, amigo mío, ningún ideal político que olvide que las ideai
tienen que tener alguna correlación con'el ^estómago, puede triunfar. N(
se vive solo de oxígeno.
Pues bien, Jas mismas causas siempre producen idénticos efectos. A
la ferocidad de los ataques contra la propiedad, responderá la defenst
heroica de los' que tienen que perder, cuando se convenzan, como yí
empiezan á convencerse, de que esta es una guerra de los qice no tiener<
contra los que tienen.
Qué diablos, no todos somos Ugolino, que devoró sus hijos para 1
servarles un padre. A qiüen tiene una familia que alimentar, nadie pr
convencerle que es patriótico dejarla morir de hambre.
Por eso al finalizar la anterior guerra separatista había 32,000
baños en las filas del ejército español.
Pero dije á Y. que la resolución que dio lugar al úhase de don M<
mino, era torpe y contraproducente, y voy á probarlo.
CRámOA PB LA ttüBHRA PJ OüBA 453
<¿Qa¿ provecho saca el gobierno de lo8 tres milloncB de sacos de
azdoar qae se elaboran en Las Villas, CamagUoy y Oriente?
Poea saqne usted la cuenta y verá que no pasa de dos millones de
pesos.
Ahora bien; la insurrección, fuerte hasta el presente para destrnir,
pnede cobrar un millón. Y este* millón le aprovecharía más que 25 al
Oobiemo.
—¿Veamos por qué?
—Porque la insnrreociiSn no paga, ni calza, ni viste, ni mantiene sn
ejército de mar y tierra. No nece-
sita más qne armas y municiones.
— ^Pero es que el gobierno espa*
fiol no permith^ esos arreglos con
los revolucionarios.
— Como tampoco permite el res-
cate á los secuestrados. Pero se
rescatan y se salvan de las garras
de los secuestradores.
— Se me ocnrr^ una grave ob-
jeción, qne á menudo oigo propa-
lar por ahí. Los insurrectos no
quieren permitir la zafra, porque
temen qne ésta le reste muchos sol-
dados, que prefirirían ganar un
sueldo trabajando á andar errantes
' por esos matorrales.
— ¡Ciertamente mis no olvide usted que el gobierno tiene que dedi-
car diei ó doce mil hombres á prot^er la zafra, y cuando se convenza
de que ésta no puede hacerse, formará con ellos 40 ó 50 oolnmnas, que
de otro modo hubieran quedado neutralizadas.
— ¡Muy bien! Si mal no recuerdo, usted me dijo que el decreto de
Máximo Gómez era también imprevisor.
— Y lo va usted á ver. Cuando en Marzo comiencen los europeos á
preparar BUS terrenos, si se aperciben de que la falta de zafra en Cuba ha
dejado un déficit en la producción azucarera, ya verá usted como se
arreglan para aumentar sus siembras de remolacha en un 30 ó 25 por
I con d fin de cubrir el vacío. De suerte que aun en el caso de qne en
C A pndíera hacerse la zaSta de 1896 á 1897, le será imposible realizarla
p que no cubrirá los gastos. >
L^^Só:^f^i'¿9=!=^:^¿^. „.
IGUEN AVANZANDO
saben nneetros lectores por loa oapftoloB anteriores, e
avance de los insarrectos: vamos á completar nnestroi
datos ff{?ndadoB por un testigo preaencial.
El enemigo, después de tantear los límites por distinto!
pnntos ha penetrado al fin por el más corto, por Palmi
Sola.
Los cañonazos que por Montes Gordos se oían faeroi
le el grueso del enemigo se acercaba.
i aqael momento nos pusimos en verdadero estado de de
)itSn había máquinas encendidas para el transporte de tro
ción de la Cruz Roja vistió sus camas, en previsión de qa>
1 á ella los soldados de la patria; fueron emplazadas coa
lisourrió la tarde entre conjetaras y comentarios.
10 de la noche notóse algún movimiento en el cuartel
9 por tener noticias concretas de los movimientos del f
impaciencia tenía por base el no conocerse el resol*
telegráficas seguían funcionando con regularidad y b»
atratiempo el tren de pasajeros de las Tillas.
OBÓHIOA, P» LA OÜK»BA DM CCBA 455
> de Saárez Yaldéa recibido ya tarde, deterioinó ana con-
ferencia telegráfica entre el general en jefe y el comandante general de
lu Tillas, qae había llegado á Mordazo tras el rastro de las partidas y
eon tiroteos de retaguardia, siempre detrás, ¡siempre los rastros!
Los 1.500 hombrea de la brigada Navarro, obedeciendo al toqne de
alendo, dormían en las hamacas tendidas bajo' los colgadisos de las ca-
■as, y todos nos entregamos al descanso.
Naeros despachos obligan á levantarse al cuartel general á las dos
de la mañana; el enemigo estaba cerca de la Macagna, á tres leguas de
Colón; habría qae tomar determinaciones; se ordena á Saárez Valdés
para que en combinación con las faeraas de Godoy venga sobre el gran
náoleo de insurrectos que amenazan destacamentos y propiedad.
Pasa la noche del viernes 20, en relativa intranquilidad.
El despertar del 21 fué desgraciado. Nubes de humo y oleadas de
nngre llegan hasta Colón.
Las partidas se hallan á legua y media.
Cercan ahora el ingenio Agaedita, dicen, y desde aquel momento ya
9 se oyen más que rumorea siniestros.
Toca llamada el cornetín de órdenes de Navarro; apresaran el tan-
to las compañías.
Se oye que las partidas están proeorando rendir el destacamento del
genio Antílla.
Empiezan á circular órdenes loa ayudantes.
Se ven formadas las compañías.
¡Buena suerte, mi general!
Se pone en marcha la columna camino de Aguioa y Antilla. La gen-
salada á los soldados.
Van contentos. Algunos llevan escrito con lápiz en los sombreros de
ija: ¡Vira España!
A lo lai^o de un camino, hoy en buenas condiciones, desaparecen
[aellas fnerzaa.
Nos quedamos en Colón con 300 hombres.
Llega á las once y media una sección de artillería.
Loa voluntarios se disponen á la defensa.
^ general Prast recorre los lugares de mayor peligro; refuerza los
Cenes y las piezas colocadas en los logares más estratégicos,
rompe la comunicación telegráfica con las Tillas á las doce,
no sabemos una palabra de lo que pasa desde la Macagua para
■,te soldados del Rey que se quedaron fuera del fuerte fueron ma-
.^o8. ¡Dios les perdone!
> van corriendo los incendios. El humo es cada veZ: más negro. Es
^e caña, nos decían.
7XBKA DE ODBA
nde escribo llegan pavesas, empn
zas el batallón de Ánteqnera; aea-
ntáago 4e Cuba.
ballerfa.
onel Rniz eon fnerza de Santiago;
Bpone á marohar á operacionM.
ia Banaquiaes, y hay qne cogerla
Ktro.
!favaiTo. Dice que
se ha dflfendilo h(
atro heridos, dos t
impo de salvarles,
-la.
ia la izquierda, a
del Álava los que
horrible espectácu
d bloqueados. Ape
de prepararse pa
tienen heeho vap(
[ñera para que se
OBÓNtOA PB LA gp«RRA. PB OÜBA 457
A las seú llega \m tren; trae faerzas de varios cnerpoB, que tian de
formar la oolnmna Prast.
So reparte im sabroso ranoho á los artilleros en la estaoüSn.
Los soldados oantorrean en los vagones. No se quejan de fatiga^ 7,
on embargo, el traqueteo es regular.
Se pone en marcha el tren para Banaquises.
Gírenla el mmor de que ha habido fuego doro por Álava.
Era hora de comer. Sin damos tiempo ¿ concluir, llega el capitán
de voluntarios moviliaados de la Habana, señor Sspina.
Trae otro parte de Navarro. Los ha batido entre los cañaverales de
Álava, que ardían.
Han resistido con ímpetu; sin dada para probar á los soldadt» de
Caba j Talladolid, haciéndonos 14 heridos.
A la impedimenta de heridos unen ellos las bajas de e£te reñido en-
euentro»
£s un parte de primera impresión para que el general en jefe no ee-
té tan aislado de noticias.
I^ina tra&un sombrero de nn oabeoitla empapado en sangre to-
davía no cuajada. Me lo regala, j grupos de cariosos me rodean para
ver aquella escarapela con tres galones y una estrella de metal.
Me avisa el presidente de la Cruz Roja, señor Sáinz de Gnzmán, que
11 nn los heridos por la estación de Sabanilla.
7amos allá. Llegamos ea el momento en que hacía alto el tren.
7arios vagones estaban atestados de soldados de Asturias, los mis
n que se batieron Con heroismo contra faenas de Gómez diei vecea
n ores en número.
Ja ana plataforma cubierta con hulespara evitar el reíante, estaban
U ^"ridos: tres oficiales y cuatro soldados.
458 OBOlrtOA DB hk OUmtRA DB OÜBA
También traían. dos maertos.
Como venían en camillas, no hubo necesidad de aproveobar los ele
mentos de la Craz Roja.
Fneron llegando al nuevo hospital, donde todo estaba limpio oomo
soles; ellos estrenaron camas, ropas, etc.
Shnpezó el cuadro triste de la guerra.
£1 médico del general en jefe, señor Sempiiin, y otros médicos mili
tares, empiezan á practicar reoonocimifflitos.
Los individuos de la Cruz Roja se multiplican para que no falte nada-
Como se viene advirtiendo á los insurrectos que tiran alto, casi to-
das las heridas están en las piemos.
Bmpiezan á curarse.
Se oyen los gjfitos que produce el dolor al extraerse las balas.
£1 ¡ay madre míal ¡Ay Dios mío! repetidos cuando se practicaba
las difíciles operaciones, conmueven.
Por fortuna uo está ninguno de gravedad extrema.
Les dejamos por la noche, ya en relativo sosiego.
Tnelvo al cuartel general. Ño ocurre nada.
El general en jefe se retira á descansar.
Me dioe. Ya lo ve usted, se hace todo; se les constituye un oíroulc
BÜtai y se les forma otro y otro, pero los malditos se van.
Llega el comandante Balboa, jefe de la fuerza de Asturias, y d
euenta al general en jefe de la operación dé ayer.
Este le felicita y le dice que abra juicio de votación para dos en
pieos y otras distincionra.
Aquellos serán casi seguro para los heridos capitán Malíbran y te
niente Caballero.
Salgo á la calle y hablo con soldados y oficiales de Asturias.
£1 encuentro fué rudo: el valor grande.
Cuatro compañías y una pieza se encontraron con las avanzadas d
Gómez. Las atacaron y vinieron sobre ellas 4,000 hombres, en su maye
parte de caballería.
Creyeron conseguir el mismo resultado que con los 300 de Canaria
y Bailen en Mal Tiempo, y se equivocaron.
Más' prevenidos éstos, calcularon el peligro; esperaron siempre la
cargas formidables, y á la voz de mando hacían fuego á distancia de 1
metros.
Muchos enemigos caían; repetían la operación; empezaron á .
de los nuestros, pero los oficiales no se cuidan de las heridas, se levan
y signen ensangrentados, hasta que no pueden más.
Pasan el río de la Colmena.
£1 enemigo se recoge eomo para hacer en masa un esfnenso su
mo, y el teniente de artillería señor Andino, que mandaba la pie^»^
ORÓmCX P» LA OÜBBBA D» OüBA 459
oargs, metiendo la granada en el grupo, prodaoíendo nn efeoto moral
extraotdmario.
Repite la descarga hasta seis veces; se desbandan; hayen en distintas
direeoioDes dando gritos desaforados.
Se ve correr á machos con gente atravesada sobre la perilla de las
montaras, j algunos hasta con dos, y aquella peqnefia «olumna de As-
tarias y ana sección de artillería deja los muertos del enemigo, recoge
nu heridos y despojos de las partidas, y sin más molestias ae retira
hasta Santo Domingo de la Calzada, para tomar base en Amorillas,
dude donde se venían.
Ta era muy tarde, cérea de la ana de la madrugada.
Virae un parte diciendo que las partidas están en Altamieal, oer-
qmta de Cervantes, y que algunos ocupan el Ingenio España, de Homero
Robledo.
Por distintos puntos se enrojece el espacio, ofreciendo la noche si-
oiestro aspecto.
Son las siete de la mañana del 22.
La estación tel^ráfloa empieza á tener el efecto de nn cruce,
rcho á la estación. Hay varios trenes preparados,
abren varias cajas que tienen Mausser. Fuerzas de Navarro y
k están tendidas en la explanada inmediata. Se verifica el cambio
lamento.
B al poco rato un tren con obreros y fuerza para recomponerla
elegráfloa y férrea interrumpidas cerca de la Macagua.
ga á caballo don Alfredo Cemedo, dueño del Antilla, atacado. Fué
oe, pero me dice:
Qué soldados! ¡Qué soldados! To no hice nada más que ordenar
rzas; mi hijo que no tiene más que catorce años y resaltó herido,
ó oomo debía, haciendo fuego hasta consumir la monición y des-
m el MaUsfwr, de un herido hasta qae llegó Navarro. Mi familia,
! no hizo otra cosa que rogarnos que si nos vencían, las diéramos
antes de que entraran, para no caer en su poder.
I quemaron una casa y prendieron fuego al fuerte, pero lo apa-
ño quiero nada; pero esos soldados lo merecen todo; ¡qaé valíenteet
han quemado 500.000 arrobas de caña.
sé cómo nos libramos. Eran 1.500 hombres. Les hicimos 40 ba-
laron caballos y monturas, pero me llevaron del potrero caballos
B.
general Navarro estuvo muy cariñoso; abrazó á todos. Y estiman-
wario que se nos reforzara, y yendo él en persecución de la par-
l^irafló á Aldeooa rogándole que mandara 20 hombres; pero no
ORONIOA D» ÍA OtaCBB*, D» CtTBA
. general en jefe me manda el refaerzo, j como '
que, allá me vaelvo.
i aqOí la familia hoy miflmo.
do lo haré para su seguridad y poder yo move:
le la acción de Aatarías en Río Colmena.
hvian despavoridoB por los efectos del cañón, decían á. gñto
es. No tireít con eso.
lises — contestaban los soldados, — venir aqni á oír ¡viva Es-
en el ataque gritaban ¡al machete! los soldados i
Btal y costaba trabajo al jefe y oficiales contener
fn^o ordenada que fué sn salvaciiSn.
loee y estamos incomanioadoa.
por correo á la Habana on despacho. Si esto siga
plegando hacia Matanzas para estar en oomonic:
i las doce el sobre de la carta. Voy al cuartel ge:
krandillaB montaras preparadas. Entro y veo al g
Qs y ayudantes coQ botas de montar.
ir el cuartel general & caballo.
1 calle y veo movimiento de fuerzas.
■al en jefe se resuelve á salir á campaila. ¡Cuánt
LÓn del general!
Etndo de general en jefe de mí mismo, lío mi
íén, no con el cuartel general, sino en el tren di
. mis que nada tener comunicación y en Colón la
izas, pues. Liquido mis cuentas y vuelvo á ver <
la ya no van á caballo; las acémilas ya carga
ral Martínez Campos, en persona, dá órdenes par
ente.
sn Estado Mayor y fuerzas de Cuenca, Navarra,
ta, va á Jovellanoa por la línea directa.
iUos momentos se oyen descargas por una loma i
que es Roberto Bermúdez con 300 ginetes y 400 i
también que han vuelto i atacar á la Antilla.
Ao.
n sobre las armas voluntarios y bomberos.
general en una estación, cojo la maleta y me vo
ORÓMIOA DB LA OmtBEA. DI OÜBA 461
Allí eataban loa bravos de Asidrias, con su jefe á la cabeza.
Cargaban la artillería y la impedimenta; van á JorellanoB y toma
lin la línea directa en GnareiraB.
Se retrasa el tren.
Teco por fin la c^ampanilla y partimos.
La colulmna qae mandará Campos, se compone de 1.400 hombres.
Mi TÍaje tríate, de alarma permanente.
A la derecha de Cnevitas se ve una oolamna de hamo espeso y ne-
gro. Viene de los -cañaverales del Roque, qae arden.
De frente á nosotros, y á lo lejos, ee ve un incendio qae abarca ex-
tensa lona. Al llegar á Corral Falso, nos dicen qae es la cafia del inge-
nio Diana.
Seguimos y crasamos entre el homo. Las pavesas qae trae el aire,
eomo tristes despojos de esta gaerra salvaje, nos aaotan el rostro.
Encontramos en ob paradero al coronel Molina.
— ¿Pero qné ha pasado?
— Paes qae han pasado.
— ¿T cómo ha sido eso?
— Paes siendo.
Y sígalo el tren sn camino.
Sabemos en la Gaira que han cortado la línea directa del ferrocarril
tre Jovellanos y Colón, y que los hilos del telégrafo y teléfono están
tnbíéa cortados.
¿Por dónde vendrá el general en jefe?
¿Qué habrán hecho las columnas qae andan por esos campos?
Nada sabemos.
En los andenes de las estaciones se ve mucha gente y se notan mur
os cuchicheos.
*
• *
Estado real de la insurrección.
Ocupándose de la insurrección cubana, un diario militar dice lo si*
dente:
<La provincia de Pinar del Río, tiene 280 kilómetros de longitud con
anchara máxima de 82 kilómetros en la línea de Consolación del
^«. Alonso Rojas, al Estero de Guanal en la costa Sor; de donde re*
i, qne su extensión auperfíoial es la quinta parte de la de la provin-
ie Santiago.
hora bien, y paesto que el grueso de las faerxas insurreotas con sus
«1 principales se encuentran encerrados en un campo de operaciones,
-n veces menor que el que tenían, es evidente que por este solo he-
462 OBOmOA DB LA OPaREA. D« ODBA
«ho, se han aumentado en esa miama proporción los facilidades qoo
nuestro ejército ha de tener para encontrarles, perseguirles, acosarles y
obligarles Á combatir, lo que equivale & batirles j derrotarles, acaban-
do con la Insurrección en un espacio de tiempo, mitad del que sería ne-
cesario emplear para cons^uir este resultado, si la insurrección hubie*
se permanecido en el extremo Oriental..
Para realizar con éxito estas operaciones, son machos loa planes de
campaña que se pueden concebir, y convencidos de que el nuestro es d
peor, vamos & exponerlo muy ligeramente demostrando aritmétioaoii
te lo consignado en el párrafo anterior.
De los 115,000 hombres de que hoy se compone nuestro ejército
Caba, dedicamos 25,000 á la provincia de Santiago, 15,000 al Can
gUey, 10,000 á las Villas y Matanzas. Estas fuerzas no sólo se empl
rían en la persecución activa de las pocas y pequeñas partidas c
existen hoy y pudieran levantarse, manteniéndolas siempre en respe
sino que se utilizarían en el establecimiento de las lineas de comonii
cienes, que una vez batida la insurrección en Pinar del Río, han
servir para la más rápida pacifloación de aquellas provínolas: y teri
nada la guerra, han de resolver del modo más económico y eficaz pe
ble, el difícil problema de la ocupación militar de la isla, que teñen
que sostener durante muchos años.
De guarnición en la Habana, 5,000. Q ]
Los 60,000 restantes divididos en dos cuerpos de ejército de 30,C
cada uno, bastan para derrotar y aplastar para siempre á la ínsurr'
oión en la provincia en que hoy se encuentra.
Los dos cuerpos de ejército, uno en vanguardia y otro de retaga
dia, á 5 kilómetros de distancia entre sí, divididos en 10 columnas
3,000 hombres cada una, separadas de 7,5 kilómetros entre sus oentr
procurando que los centros de los intervalos de las columnas de vt
guardia, correspondan á los centros de las del cuerpo de ejército de
tagnardia, y avanzando directamente tan solo 5 kilómetros imposib
tarían á los insurrectos salir de esa provincia, cuyo terreuo se les ¿
minuirá así diariamente y con esto la esfera de su acción, limitar
cada vez más sus movimientos, obligándoles cada día mas á comba!
Como el avance diario que exigimos á nuestras fuerzas es toa ;
qneño, la fatiga que les imponemos es insignificante, por cuya raí
pueden establecer sobre la marcha las líneas de operaciones que ñor *-
de asegurar el terreno conquistado, y que, en nuestra opiniÓB, ^
ser las sigaientes;
1.* Cabanas, Candelaria á Mangas.
2.* Bahía Honda, Santa Cruz, Sabana, Nueva.
3." San Cayetano, Vinales, Soledad.
4.* Consolación del N., Vinales, Pinar del Río, La Coloma.
QBÓHIOA DS I4A eUKKHÁ DI ODBA
mea. Oalafre.
6.' Loa melones, 3. Finieata, Gnayacanal, La 0rifa.
7/ BoIondñSn, LaCaravela, Los Melones.
Como se Té, con este plan que repetimos, es el peor de enantes se
pueden concebir en oiooaeata y seis días; la insorreoción se vería aco-
rralada en el Oabo de San Antonio, y allí vencida.
Un valiente.
En el combate qae el día 12 ae verificó en el potrero La Herradurs,
11 el cual se dio una magnifica carga á la bayoneta, hnbo, entre
}B, el siguiente rasgo:
<E1 sargento Tomás Crespo Asensio, que en aaíón del soldado Pedro
ides Plaza, insensiblemente y enardecidos por el combate, fueron
nzando hasta encontrarse solos y rodeados por numeroso grupo ene-
;o, resistiéronles largo tiempo, hasta que el sargento oayó atravesado
ientre de un balazo. Entonces dijo al soldado: <No me abandones,
s esos miserables me acabarán de matar.» Y aquel valiente soldado,
contar el número de sus oontrarios, redobla en-aotívidad sna fuegos,
ra hacer que se retiren á alguna distancia, y aprovechando con pas-
» calma y sangre fria aquel supremo momento, carga con el sar*
to herido, recoge el Mansser del mismo sin abandonar el suyo, y
i burlados á sus contrarios, que creían seguro en su poder al herido.*
Notas de campaña.
Operaciones practicadas por la 4.' brigada de la 2.' división del 2.*
rpo de ejército, al mando del general don José Oliver, en las fechas
se detallan.
Día 9. — Salió el general Oliver de Placetas ooncinco compañías
batallón de BurgcM, tres de San Marcial, tres de cazadores de Cata-
ft, escuadrón de húsares de Pavía, movilizados de Camajuaní y dos
sas de artillería al encuentro de Máximo Gómez, que según conflden-
I se dirigía á Las Villas. Durante la marcha, que fué bastante penosa
las Condiciones del terreno, no hubo novedad alguna, llegando á nn
ito llamado Ouaracabolla, compuesto de 12 ó 14 bohíos en malas
liciones, pues demuestran las consecuencias de la campaña. Existe
fuerte reducido y en malas condiciones de defensa, goamecido por
'«'imbres y nn oficial de Burgos.
ía 10. — Salimos al amanecer para Baez y Pesimdengo, llegando &
•is Bajas, donde al rebasar la vanguardia, que la mandaba el tenien-
ronel don José Delgado, sostuvo un pequeño fuego con las avanza-
memigas, sin consecnenoiaB.
ría Rodríguez, I
wtreroa de Alveriehe, caTas
en correcta formación y 1
fnego sobre nuestra vang^
noa, que lo t^goantó con a
tagnardia, mandada por e
rechazó. Empeñada la Im
al señor teniente coronel ]
gado Santisteban que con
compañÍM tomara las posi
nes de la izquierda enero
punto estratógíoo y que d(
naba por completo el eai
de acción. Esta opéraciÓ;
llevó á efecto con un oi
admirable, viéndose al va)
te teniente coronel Delgí
secundado por el ayudante
Fabián Rubio, teniente
Atanasio Alone o de Robad
capitanes don Manuel Dasl
niente don Sabas Hernánd
don Rodrigo Yazquex, toi
en medio de un nutridie
fuego, las alturas, desalo
dolas, á excepción de la
ma, que por echarse la n(
encima, no pudo efectos
aguantando con heroiami
incesante fnego de toda la
mpo qne á Delgado, el aas
i, admirablemente ejecnti
ezas por los tenientes Se
y sangre fría dirigieron a
ijeron en el enemigo efe
rden y huida de ellos á c
da al teniente coronel Alví
ra de fuegos bastante cert
I suspendió el combate, <
, sufriendo el fuego del '
ñaña del 12, en que el bi
lerzas, á la bayoneta, la i
466 OBÓNIOA DX LA aüXRBA DB GUBÁ '
ma altara qae sostenía el enemigo, el oaal desde este momento se decla-
ró en precipitada faga, internándose en los bosques y manigttas qae á
sos espaldas tenían.
Esta batalla es sin dada la primera qué se ha dado en esta campafia,
revistiendo sama importancia, paes el desastre del enemigo ha sido on
hecho qae ha repercutido con todas sas faensas, y por consiguiente la
moral se ha resentido, como lo demuestra las muchas deserciones y pre-
sentaciones que se verifican.
Nuestras bajas han sido 6 muertos y 22 heridos, entre ellos el tenien-
te de Camajuaní don Antonio Gascua. Las del enemigo, según hemos
podido apreciar por los 30 que á medio enterrar dejaron, han tenido que
ser numerosísimas.
Este hecho gloriosísimc que ha alcanzado nuestro general Oliver,
merece la consideración de nuestra patria, como igualmente la de los que á
ello han contribuido, como lo son: tenientes coroneles don José Pelgado
Santistebán, don Carlos Palanca y don Manuel Alvares Arenas; comandan-
tes don Benito Márquez Martínez y don Leopoldo Gómez Sena; capitanes
don Fabián Rubio, donManuel López y don Joaquín Mesonero; tenientes
don Atanasio Alonso, don Sabas Hernández, don Antonio López, don
Manuel Ferro, don Miguel Remenal.y don Rodrigo Vázquez.
Se debe hacer notar lo bien que ejercieron su profesión los médicos
Codina, Moya y Yelasco, los que con gran inteligencia y asiduidad asis*
tieron á nuestros heridos, situados al principio de la acción, antes de
instalar el hospitid de sangre, en lo más rudo del combate. Todo cuanto
se diga y se elogie á estos valientes, resultaría pálido ante la realidad
de las innumerables fatigas que soporta luchando hasta con el hambre,
cuyo mal no ha rebajado su principal virtud, que es la disciplina.
Día 12. — Declarada la huida del enemigo y terminada su persecu-
ción, se procedió al entierro de los cadáveres, tanto nuestros como
del enemigo, enviando los heridos á la enfermería de Manicaragua, con-
tinuando tras el rastro, internándonos por los bosques y montes de Sierra
Morena, donde marchábamos de á uno, llegando á Qainto, donde el ene-
migo tenía su campamento, que abandonó á los primeros disparos, con-
tinuando hasta el potrero de Piedra, donde vivaqueamos.
Día 13. — ^En vista de la falta de raciones nos dirigimos á Manicara-
gua, en donde se adquirieron noticias ciertas de la situación del enemi-
go, y salimos inmediatamente á su encuentro en dirección á la Sigua-
nea, que así se llama á una extensión de terreno aproximadamente \
20 leguas de abrupto é intrincado laberinto de montañas que hacen
posible todo despliegue y por lo tanto difíciles los combates.
Con una marcha dificultosísima llegamos á las alturas del MaL ,
después de un ligero tiroteo, sin consecuencias y vivaqueamos.- ^
testigo presencial.
r
El 5.° cLe DyContafi-a
L día 6 de Mano i lu dtei de la mañana, embaroa<
ron para Caba las tres baterías del 5." re^miento
de Montafta.
Diósele en el patío del cuartel de Atarazanae nn
rancho extraordinario, y el donativo que hasta aho-
ra ha Tenido repartiéndose A las tropas expediciona-
Tias y deepués de tocar llamada, qncdaron formadas dichas baterías.
Antea de marchar les ha dirigido uom arenga muy patriótica el coro-
nel del primer regimiento de montalla don Manuel Salazar, que terminó
«on un ¡Tiva Espafial y ¡viva el Rey! oonteetados con entusiasmo por
los artilleros, quienes, A su vea, TÍtorearon al citado jefe, al teniente oo-
Tonel señor Bapaña y á los demás jefes y oficíales.
Precedidos por el piquete de montaña, se dirigieron al moelle de la
Barceloneta por el Paseo de Colón, segnidos por uq numeroso gmpo de
iosos, qae de antemano se había apostado «n la plaza de la Pai.
"n el citado muelle, & donde llegaron casi al mismo tiempo que los
uitarioB y rezagados qne han estado alojados en el depósito de Ultra*
■ . se hallaban ya los piquetes de loe cuerpos de esta guarnición y
. bfsima gente que se agolpaba en los embareaderos, enoargándcae la
irdia civil y municipal montada y de á pie y varios agentes de orden
blieo de despejar el paso.
Vl-^V
?( .'■
'*í.
(5^.
ívr
r
468 QROWLoa p» la querrá db cuba
Después fueron llegando al muelle los generales de división señores
duque de Ahumada y Castellví, los de brigada señores Mackenna, Soler ,
Payueta, Luna, Borbón, Buega y Portas, el gobernador civil señor San*
chez de Toledo, el comandante de Marina don Ismael Warleta, el presi-
dente de la Diputación provincial señor Comas Masferrer, una comisión
del Ayuntao^iento presidida por el alcalde señor Bius y Badia y com*
pueéta de los tenientes de alcalde señores Nadal, Lallave, Sentmenat j
Soriano y de los concejales señores BoflU, Rosich, Ravétllat, Martines,
Marti Tilomas, Pascual y Ghissol; una comisión de la Cruz Roja y otra
de los voluntarios catalanes, el ingeniero director de las obras del puer-
to don Carlos Mondéjar, el ayudante señor Ópisso, la mayor parte de los
jefes y oficiales libres de servicio y muchisimas otras distinguidas per-
"^ >í'. sonas.
Poco antes de las diex y media llegó q1 general Despujol, acompaña»
do de sus ayudantes de campo señores Sánchez Salcedo y Calderón,
siendo saludado por las músicas y bandas militares con la marcha real»
A la hora señalada empezó d embarque, siendo los primeros en sal-
tar á las golondrinas 90 voluntarios y 52 rezagados, los cuales, así como
los artilleros, prornmpfan en entusiastas vítores á la pattia.
La primera golondrina que salió del embarcadero remolcó hasta el
costado del Beina María Cristina la lancha en que iba la banda del
Asilo Naval, que tocó algunos aires nacionales durante el acto, así como
las músicas militares y la banda municipal, situada ésta en la terraza
de la Capitanía del Puerto.
Poco antes de salir la última golondrina, un orador improvisado,
que se hallaba instalado en lo alto de una grúa, pTonunció un discurso
patriótico, dando ocasión á que se oyeran en el muelle algunos gritos
4e ¡Viva España!
£1 general Despujol, el gobernador civil y el alcalde se trasladaron ¿
bordo del Reina María Cristina, recorriendo los alojamientos de la tro-
pa y los camarotes de los oficiales.
Reunidos en el espacioso salón de toldilla los jefes y oficiales de las
baterías expedicionarias, el general Despujol les dirigió una arenga, en
la cual dijo que el embarque efectuado hoy supone un nuevo esfuerzo de
la patria y una nueva demostración que hacen los liijos de España para
mantener en la isla de Cuba la integridad nacional. .
Después de dar útiles consejos á los jefes y oficiales, díjoles el g
ral Despujol:
— ^Oficiad de padres con los soldados y cuando tengáis ocasión
sostener el faego en un combate, sed sus modelos.
— Eil honroso uniforme que vestís y el entusiasmo que en vucl
pechos late son prenda segurísima de que añadiréis nuevos lauros á
muchísimos que tiene conquistados el arma de artillería, y en previf
OBÓinOA DI LA ODBBSA DH ODBA
469
r —
I de vuestros f ataros trianfos y oon la esperams de qae regresaréis pronto
P TÍotoriosos á la madre patríai os doy on eariftoso adiós, manifestándoos
I que dejáis en mi á an amigo de qaien podéis disponer en todas oca*
dones.
—Señores jefes y oficiales: feliz viaje y baena suerte.
Poeo despaés las autoridades citadas abandonaban el Reina María
Cristina, qae trasbordará en Cádis al Ciudad de Cádiz las fuerzas expe-
dicionarias, por tener que dotarse á aquél dd armamento y tripulación
al objeto de quedar convertido en crucero.
A las dos de la tarde zarpaba el Reina María Cristina, escoltado
hasta la boca del puerto por pequefias embarcaciones.
Los soldados armaban gran algazara, dominando entre ellos el buea
j humor.
I El total de fuerza embarcada asciende á 600 plazaa«
En dicha expedición van tres médicoe militares.
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TJisr snÉnoE
' N testigo preseneial de loa heobios qne vamos & referir, e»
qniéa aos eomimiea lo qne oon orgullo coBsigUamos. ~ :
Llámase nuestro héroe Miguel del Campo Gómei. £»
naturaídel Valle de Garransa, Viacaya. Tiene oaarenta y
nueve años de edad, jasado ea Ojebar, provincia de Saa-
tander, Aynntaniento de Basines. Sirvió como volunta-
rio en la pasada guerra de Cuba. En 1890 emigró á la Re*
r -pdblicft Argentina, de donde hace poeo tiempo vino oon otros muchos
f^' «apafioles voluntarios á tomar parte en esta campaña.
Hállase filiado' en la primera eompafiía del batallón cazadores de Va-
Iladolid, en la brigada del general Oareia Navarro. Esta brigada pcote-
nece al primer cuerpo de ejército y hace poco tiempo que se halla en
lias Tillas operando eontra los insorreetoB expedicionarios de Oriente.
El día 21 de NovÑmbre salió de aquí la columna de Oaroía Navw
' -en dirección á los limites de esta provincia oon la de Puerto Prínci,
en donde se sabía que estaban eimoentrándose y organizándose las pa
tidas insurrectas de Oriente, «ob objeto de invadir este territorio y el
Jíatanzas.
£1 camino se hizo á pié, en an recorrido de más de cuarenta legu
Antes de salir la «olauna h düron á Talladolid 400 Maüsser, á oarnt
CBÓNIOA D» LA OÜMtBA D> CUBA 471
de igual número de Remingtons. El ñaevo armamento se repartió entre
los soldados más jóvenes y vigorosos. Al soldado Miguel del Campo
Gfómez no se le dio Maüsser. ¡Como era ton viejo el pobre veterano!
La columna, después de fatigosas marchas, llegó á Arroyo Blanco, y
allí nuestro viejo soldado presentóse á su capitán diciéndole que estaba
enfermo; lo reconoció el físico y se le dio de baja. La columna levantó
el campamento para marcharen busca del enemigo, y Campo recibió la
orden de quedar allí, en espera de la primera fuerza que pasase en di-
rección á Sancti Spiritus, á la cual te incorporaría con destino al Hos-
pital. -
Al día siguiente de la salida de la columna de Ghi^cía Navarro, llegó
á Arroyo Blanco el coronel Segura con fuerzas de Granada, conduciendo
QQ convoy; entregado éste, regresaría la fuerza inmediatamente á Sancti
Spiritus, y al emprender el camino de regreso, la grande impedimenta
que llevaba la fuerza mandada por el coronel Segura se aumentaría con
nuestro soldado Campo j treinta y ocho más de distintos cuerpos que,
GOfoo nuestro héroe, habían sido dados de baja por enfermos.
' El día 3 de Diciembre, á las nueve y media de la mañana, salía de
IgwBírá para Sancti Spiritus la columna de Segura, conduciendo 200
mulos de vacío; sobre varios de estos animales viajaban, cabalgando en
ellos, los soldados enfermos. Apenas nuestra columna había rebasado el
río Jatibonico, la vanguardia de Granada mandada por el teniente
Oaillen, fué rudamente atacada por las partidas insurrectas de Gómez
y Maceo, fuertes de 4,000 hombrea, que en aquel momento desfilaban en
sentido trasversal á la dirección que llevaban nuestros 400 soldados de
Granada. lA pelea, como se vé era desigual, de diez contra uno.
Allá| de extrema vanguardia, en la punta de la fuerza española, un
sal'gento y siete {toldados batíanse con denuedo. Apenas iniciadc^el com-
bate, aquel peque&o grupo recibió un refuerzo, el del soldado enfermo
Miguel del Campo, que al oir los primaros disparos, apeóse de la acémila
en que cabalgaba, arrancóse de la frente el pañuelo que llevaba atado á
manera de venda, y empuñando el Bemington, corrió al sitio en que
llovían las balas enemigas, y rodilla en tierra, cotao los otros, contestó
al fuego de los riflieís con el de su viejo fusil.
Muy pronto, de aquel grupo de valientes sólo podían batirse tres
soldados y el enfermo Campo; los demás, con el sargento, habían caido
hei 8. Sobre uno de éatos, que cayó algo separado del grupo que se
bal ^ avanzaron algunos ginetes enemigos. Al frente de ellos venía un
n^ ^ corpulento que los mandaba, ostentando sobre el ala levantada de
su imde sombrero de yarey ancha escarapela insurrecta, adornada
COI ' B estrellas, que relucían vivamente heridas por los rayos del sol.
fuego graneado que hacía el grueso de nuestra pequeña columna
COI ^^ «"1 grupo de ginetes enemigos; pero el negro corpulento, seguido
472
0BÓRIOA DB LA OUSRRÁ DX OüBA
de OBO de los suyos, con machete en mano, avanssaron hasta ll^ar d
primero á donde se hallaba nuestro soldado herido, y levantando el ne-
gro el nervudo brazo, descargó tremendo machetazo sobre aquel hom-
bre indefenso, al que no remató del fiero- golpe, gracias al poderoso mo«
vimiento de rechazo que hizo el brioso caballo que montaba él despia-
dado insurrecto, producido por el espanto que en la bestia causara aqud
hombre caído en, tierra y que con movimientos extraños defendía el res-
to de vida que ]e quedaba.
£1 feroz ginete revolvió su cabalgadura clavándole con ira sus gran-
BareékMUU Salida d«l primer rapor golondrlaa eon^jieiendo á loi Tolaatuiot. ilattaatánaa de Roic Rodóm).
des y cortantes espuelas, pero al lanzarse de nuevo sobre el infeliz heri-
do ya éste no estaba solo. A su lado, á pie firme y enfilándolo con el ca«
ñon de su Remington, pudo ver por un momento al soldado Campo, que
había corrjdo en socorro de su compañero. El negro, sediento de sangre
española, lanzóse, ciego de furor, sobre nuestro héroe, que sin moverse
esperó sereno la acometida, disparando con su Remington á quemarro-
pa, atravesándole el ancho pecho con el proyectil, haciéndole caer s
espaldas en tierra, dejando oir al caer horrible gruñido de muerte.
El soldado Campo cogió el sombrero del insurrecto muerto, y conri -
do al lado de su camarada herido, cargó con él sobre sus espaldas, re *
mendándole que no soltase el Mattsser, y ^on toda lá premura que
permitían las circunstancias marchó hacia el grueso de la fuerza. A
00 trecho andado hubo de detenerse y echar sobre el suelo la pree.
s
474 OBÓNlgA DB LA OPERHA DB OÜBA
carga, porqae el otro gioete eoemigo cargaba sobre ellos machet
mano para matarlos. Campo, sereno j valiente, paró y rehnyÓ los
pesjde BU enemigo, acertando á darte maerte de an disparo de sn
mingtoD. Terminado esto, echóse nuevamente sobre e{ al comps
herido, llegando al fin á las camillas, entregándolo á la sección d<
nidad.
Nuestro viejo soldado volvía corriendo al logar más peligróse
combate. Al pasar por el sitio en que se hallaba la impedimenta pr
tose ante sus ojos un cuadro terriblemente trágico, ün grupo de ei
gos había rebasado la línea de uno de naestros flancos y daban de
chetazos á los acemileros y á los soldados enfermos qne allí se hall
desarmados. Tres de los acemileros fneron atrozmente macheteadoi
Detrás de un soldado enfermo, desarmad», perteneciente al bat
de Soria, corría nn insurrecto montado, tirándole tajos de machete
de los cuales le alcanzó en la cabeza, produciéndole honda herida
le hizo caer al suelo, aturdido por el golpe. Campo corrió al lado d
' defeuBO compañero enfermo, repitiendo allí con heroísmo admirabl
hazañas anteriores, dando muerte al ginete insurrecto y cargando i
sos hombros hasta dejarlo en las camillas al soldado de Soria.
£1 combate continuaba, cada vez más fieramente empeñado. Nu
viejo soldado volvió al lugar avanzado á tiempo de qne los pocos
allí quedaban de pie querían irse con el grueso de la f ueiza, abt
nando aquel lugar en que los proyectiles enemigos tiembraban la me
£1 sargento herido gritó Á Campo: «¡Viejo, por Dios, no nos <
lutedes aquí abandonados, porque esos negros nos machetearán
Campo detuvo á los qae se iban y allí estuvo como viejo león que j
da á BUS hijaeloa hasta que, pronto ya, llegaron foerzas ^atantes
coger los heridos, replegándose todos al gmeso de la columna, que,
.'sada por todos lados, hubo, de formar el cuadro, en nna fila, part
fender la enorme impedimenta qne conducía, rechazando, á peee
• todo, las continoadas y feroces cargas de un entmigo diez veces m
en número.
Nuestro viejo veterano en aquella memorable y gloriosa lucha
las armas españolas hizo 85 disparos con su Remington, y como *
decía pasándose la mano por su extensa calva: «créame, señor, y
me apresuraba en tirar; muchos de aquellos tiros fueron aproveoh
los insurrectos eran numerosos y estaban cerca.»
£1 coronel Segura, después de recoger y enterrar nuestros mner
curar á los heridos de mayor gravedad, retiróse á Iguará, en doD
día siguiente, después del combate de La Reforma, llególa colnnu
García Navarro.
£nterado este general del comportamiento heroico de nuestro
soldado, le Uamó ¿ bu presencia, le felicitó y regalándole tres dar
r
OBÓNIGA DX LA aUXRRA DS OUBA 475
dijo: «Vamos, dime lo que quieres. > Pues lo qae quiero, mi general, es
qae me voy otra vez con mi batallón, porque ya* estoy bueno con esto
de ayer. Además, mi general, por si acaso se presenta otro caso como el
de ayer, que si se presentará, deseo ser cabo, porque así me obedecerán
los soldados cuando yo les mande que vayan adelante 6 se queden á de
fender á los compañeros.
£1 general, sonriéndose bondadosamente, le dijo:
— Bueno, ya le diré al teniente coronel de tu batallón que te hagan
cabo. Por lo pronto el coronel Segura ha dado un parte en que dice que
eres muy valiente. A ver si en adelante' te portas lo mismo; la patria
te premiará y tus jefes te estimarán muoho«
La columna de García Navarro llegó aquí y mi amigo el teniente co-
ronel de Yalladolid, don Ekluardo Francés, me refirió este episodio. Qui-
se conocer al héroe y vino á mi casa, en donde á su manera, con sus
eoncordancias vizcainas, me refirió lo que hizo, que en un todo hállase
eonforme con la relación hecha por sus jefes.
Le llevé á casa de un fotógrafo para que se conozca á este hombre
qae, para mí, es el legendario tipo de aquellos viejos soldados de los an •
tigaos teroioff de Flandes, salvo la fficayabera, el sombrero de yarey y
b desastrado de la indumentaria toda.
I £1 bizarro teniente coronel señor Francés nos acompañó á casa del
I fotógrafo. Cuando preparaban la maquinilla^ el viejo soldado se cuadró
I rígidamente ante su jefe y le dijo:
; — ^Mi teniente coronel, nuestro general me ofreció hacerme cabo, y
ya V. ve cómo voy á retratarme.
El jefe, sonriéndose, contestó:
I — ^Pero, hombre, si ya eres cabo'¿por qué no te has puesto los galonee?
í ^— Mi teniente coronel, no he tenido dinero para comprarlos, y luego,
i ya y. ve, aquellas estrellas del negro insurrecto que tanto relucían. . .
pues resultaron de hojadelata.
Intervine entonces en el diálogo y dije al veterano, cuya justificada
! presunción en aquel momento no quería yo que quedaáe defraudada:
— ^No tengas cuidado; ya que tu teniente coronel lo desea también,
I te retratarás con los galones de cabo porque el diario de Madrid El Im-
parcial te los regala, y en su nombre y representación me honraré yo
poniéndolos en tus brazos. T en efecto, así se hizo y así se retrató el ve •
tera- - ^e Yalladolid.
( mdo terminado todo iban á marcharse, el valiente soldado
con ojos humedecidos por el llanto de la satisfacción y de la gratitud,
dijo 1 jefe:
teniente coronel, cuando salgamos á la manigua tendrá Y. que
hací ^^ sargento, porque... yo he de ganármelo y Y. ha de hacerme
esa <4ieia.
4Tg OBOmOA. DB LA OÜMtaA DI ODBA
— ^Veo — contestó el jefe — que eres ambloiOBo, y eeo no me di
Te prometo qae serás sargento si haces méritos para ello.
— No soy ambioioao por serlo, mi teniente coronel— ^replio
hablfmdo consigo el pobre veterano; — lo que hay es que ya soy viejo y
ai cuando a« acabe eato obtengo ana licencia limpia podría pedir na
destino de portero 6 de llevar cartas, y ai me lo dieran ae me haría me*
nos difícil la existencia en la vejes.
Salimos á . la calle. La reflexión del viejo soldado me cansó una im-
presión vivísima; tras la lacha ardiente,, heroica, por la patria, surgía
el problema de la locha por la existencia. Bien que ¡se reducen á tao
poca cosa las aspiraciones del heroico soldado!
Al estrecharle la mano de deapedida'le dije:
— Con qne ya tienes Maüsser. — Sí — contestó — bien me lo he ^na
do — Y acariciando el terrible foail me dijo en voz baja haciendo un gui-
ño de ojo: «¡Yaya ai me harán sargento! >
Apresamiento de un barco rebelde.
£1 Diario de la Marina de la Habana, da cuenta en los eígnientei
términos dé un importante hecho de armas realizado por el- teniente di
navio don José Vilela:
«Al crozar anteayer por esta costa — dice el Diario — el cañonero Lin
L ce, entró en el río San Jaan, donde encontró el gnairo Dos Amigoa, d<
I la matríoola de Cienfnegoa, al que reconoció, encontrando los doea
mentoa en regla. No obatante, llamó la atención del comandaste el qn<
ese gnairo estuviera en un sitio peligroso, por lo frecuentado que es peí
el enemigo, así como también por la gran cantidad de carnes y pesca
dos que vló á bordo, por lo que procedió á un detenido registro, hallan
do numerosas cartas firmadas por un cabecilla y diñgidas á variaa per
\ eonaa del comercio de CienfuEgoa, exigiéndoles dinero y otroa aitícnloa
En vista de esto fué detenida la embarcación por el comandante de
Lmce con sos trea tripulantes. Poco antea de la deaembocadura del ríi
^ fué tiroteado, fuertemente por el enemigo, que vagaba por las coataa. I
cañonero, con el cañón de tiro rápido, contestó el fuego, haciendo oeaa
la agreaión. El guairo fué conducido á remolque hasta Cienfu^^s po
la lancha Ardilla, y la tripulación que, obn la correspondencia reo(^
da por el Lince, ae entregó en calidad de detenida al cañonero Indio, qa
eatá reparando averías en aquel punto. »
Noa consta que el general Martínez Campos y su ayudante el a^. >
O Donnell felicitaron oaloroaamente á tan digno oficial de la Arnu i
que con sos actoa honra á la ciudad qne le vio nacer.
Homenajes á dos soldados.
En Santander han sido objeto de verdaderas manifestaciones de i
0B6NI0A tíÉ LA OUMOtA D» OÜBA 477
patía doB soldados enfermos que con otros oompafieros llegaron de Cu-
ba en el va{MMr Beina María Oristina.
Por la mañana, en la plaza de Yelarde, varias pescaderas tomaron
aobre si la noble misión de recolectar fondos con que socorrer á dos des-
graoiadoa militares, y en poco más de una hora lograron reunir entre
las vendedoras de aquel mercado y del de Atarazanas 125 pesetas, can-
tidad fabulosa si se tiene en cuenta que las que contribuyeron á reunir-
la son gentes pobres, que apenas cuentan con lo indispensable para aten-
der á sus necesidades.
La prensa cubana.
La Discusión de la Habana publica dos artículos, cuyos puntos más
salioites copiamos, porqué dan alguna lu^.
cEl primero, titulado cM general no se va». cLo que se necesita»,
se publicó A día 26 de diciembre, y dice así:
cAyer (el 25 de Diciembre], corrió por la Habana el rumor de que
d general Martínez Campos había pedido su relevo al Gobierno. Des-
jfoké se dijo que, si bien era cierto que había manifestado la resolución
de regresar á la Península, había renunciado á ese propósito, ante las
observaciones y ruegos de hombres importantes de todos los partidos.
Deseamos que el general no vuelva á tener deseos de retirarse y es*
tamos seguros de que éste será también el deseo de todo el país.
El cambiar de gobernador general nada mejoraría la situación; y
probablepente, la empeoraría en considerable medida. No hay en Es-
paila hombre alguno de guerra que sea superior á Martínez Campos en
capacidad téenica, en prestigio y en popularidad. Ninguno podrá hacer
lo que Martínez Campos no haga.
Los contratiempos, grandes ó chicos, nada prueban en contra de la
aptitud de un caudillo ni de la tficacia de un plan militar en conjunto.
Si no hubiera obstáculos que destruir, ¿dónde estaría el mérito del es-
faerzo? Ya lo dijo, en versos iamortales, el ilustre francés: <E1 que triun-
fa sin combate, vence sin gloria.»
No; para que la situación mejore rápidamente, no se necesita que el
general Martínez Campos deje el mando del ejército. Lo que se necesita
es que la acción militar sea secundada por la acción política: que, has-
^hora, ha sido nula.»
I segundo artículo, correspondiente al día 27 del pasado dioiembre,
M lOila Después de la serenata, y dice así:
Esta noche se efectuará la serenata con que obsequian al general
U ->Hinez Campos los tres partidos de Cuba.
478 oeómoA dm la ouebka db oüba
Se va á aclamar <aniversalmente ante el mando — oomo dioe El Pais
órgano del partido liberal — la política previsora, magnánima y abierta,>
representada por el gran oandillo español.
Nuestro colega añade que <el pftrtido liberal antonomist», al a«ooiar*
86 á esta solemne demostración, es oonsecnente con sus actos, con m es-
píritu, con BU actitud constante para el general en jefe y su admirable
conducta militar, para con su heroiamo, su templanza, bu generosidad
y BU demencia. >
La de esta noche seri, sin dada, una hermosa y significativa mani-
festación. Por vez primera aparecerán unidos los tres partidos leg!
bajo la presión de circunstancias difíciles.
Esa presión que los obliga á juntarse para. festejar á MartÍDei C
pos, ¿Qo tendrá fuerza bastante para compelerlos á buscar, juntos 1
bien, los medios de poner término á la tremenda crisis política de Ci
Muchas veces hemos repetido que, en los largos meses qae lleva
de guerra, nada ha hecho el Gobierno para secundar con hábiles n
das políticas la acción militar encomendada al general Martíoez C
pos. Culpa y gravísima del señor Cánovas ha sido ésta ; pero
alguna excusa tiene en el estado de los partidos locales. Uno le ha a
sejado el mero empleo de la fuerza; el otro ha abogado por las refoi
tímidas; el tercero se ha limitado á mantener su programa. £1 Gobie
libre de escoger, no contrastado por el empaje de una opinión onái
y organizada, ha optado por lo más cómodo; dejar correr los snoesc
Nada ha dicho; nada hará, si la voz de todo un pueblo no ae
para exigirle resoluciones salvadoras.
Sí, mañana, cada caal vuelve á sas posiciones, ¿qué quedará c
fiesta de hoy? Solo el recuerdo agradable de haber cumplido deberé
cortesía y de cariño con el soldado ilustre á quien se va á aclama
los partidos políticos existen para algo m&s qae para pavonearse en
cesiones.
Hasta ahora, frente al separatismo, solo se ha propuesto una n:
negativa. Se ha hablado de aplazar toda polémica y de esperar á
por las armas, se suprima la insurrección. No es esta la anión que 1
falta; y ella, si se lograra, tendría funestos resultados, al sanoioni
empleo exclusivo de la fuerza.
IjO que hace falla es un acuerdo entre los ires-partidos sobre las
didas de reforma política que deben adoptarse para debilitar á le: -
lucionarios y traer la paz pronto t bien. Que no se vacile ante í'
eriñoioa necesariop; porque el hecho de la guerra ha modificado "'
damente la realidad política.
Si, antes, tal ó cual programa servía, la mayor ó menor un
para promover el progreso del país, hoy el único programa po¡
r
OBÓKIOÁ DB LA GUERRA DB GÜBA 479
bueno, será el que evite la pérdida de vidas Mimarías y la ruina total
de la riqueza. »
Los deportados.
Ooho Bon los que ha oondaoido el vapor Santo Domiogo, llegado á
GádÜE.
Desembarcaron oerca de las siete, juntamente oon un reo de homioi*
dio, llamado Andrés San Martín Zamora, que viene á oamplir la pena
en Ceuta.
Los deportados se llaman Manuel de la Rosa Ragel, Ibrail Manso,
José Manuel Deán, Torouato Mazona, Diego Zurita Delji^ado, Filomeno
Femindez Sánchez, Victoriano Collado Rodríguez y Santiago Ba vello
Soárez-
cCon varios de eitos inmrrectos hablamos en la cárcel. Excusado'
008 parece decir que todos protestan de su inocencia, queriendo hacer
creer á cuantos les interrogan que son mártires del filibusterismo*
José Manuel Deán es peninsular, de Santa Marta de Ortigueira
(Coruña).
Refiere que era patrón de un barco de vela; que le entregaron una
carta para que £f0 la^ diera al armador del buque, y que antes de hacerlo
, lo prendieron nuestras tropas, cogiéndole la referida carta.
Ignoraba — dice — el contenido de ésta.
Torcuato Mazorra es un negro de pequeña estatura, grueso y muy
dado á conversar.
Tiene 38 años, es de Santiago de Cuba y casado.
Cuenta que cierta noche se dirigía desde su casa á la de un ahijado
suyo; qae le salieron al encuentro muchos hombres, dándoles el ¡aXto!:
le preguntaron si tenía armas, él dijo que no, y amarrado se lo llevaron
al monte, obligándole á formar en la partida de Rafael Socorro.
Fué preso á los tres días en Javaro C^atanzas) por el alcalde de
aquel poblado.
— ^Cuando me prendieron — agregó — me cogieron nueve cápsulas y
uoa carabina; pero asegura que no disparó ni un selo tiro.
Protesta^ mucho de ser inocente, y en el calor de sus protestas nos de-
cía textualmente estas palabras:
cEsta guerra, zeñó, ha hecho perder muchos hombres buenos, por-
qtio ir.^ insurrectos son unos picaros.»
^meno Fernández tiene 28 años, es mulato, natural de Batabanó.
ise que bu padre fué teniente del ejército español; era de Cádiz y
m en Cuba hace poco más de un año. Filomeno nos dijo que fué
ce jro del jaez de Colón y del cura párroco de Los Palos.
fiere que los insurrectos le sorprendieron cocinando en el ingenio
de *~íUo, donde servía.
480 CltáMlOA D» LA aUMUU DK OUBA
Por la faerza lo llevaron al campo en donde estovo un día, forman-
do parte de ana partida.
Yiotoriano Collado tiene 29 años, es nataral de Colón. Tree dfas dice
qoe estuvo en el campo, y eso porque le obligaron los rebeldes.
Faé preso por nna
guerrilla de María
Ciiatina, al mando del
teniente señor San
Martín.
Santiago Bavello
tiene 20 aSos y naeió
en Matanzas.
Formó en la partida
. de Clotilde García.
El mismo teniente
Sr. San Martín Itf hi-
zo prisionero el día 8
de Noviembre, enLti
Arabos (Matanaas)i
también estnvo en
el campo por lafuerui
Meeting fíltítustero
en Para.
fin el teatro de la
Paz del Estado Pari
(Brasil), se ha Cele-
brado on meetisg fi-
libustero para ensal-
zar á los que se baten
heroicamente (siem-
)...f.<utio- pre corriendo) por BU
esclavizada patria.
La reanitSn careció de importancia, y en ella no se pronunciaron
frases violentas contra España, porque lo prohibió el gobernador del Es-
tado, don Lauro Sodié, el cual profesa á nuestro país grandes simpatíss.
Acerca del Blstado de Para, nos escribe lo siguiente nn españo' ~ia
reside allí:
«Hace algunos días recibí un libro de don Francisco Cepeda, dt r-
celona, en el cual dice que aquí se pagan sueldos fabulosos y qi" as
emigrantes encuentran fácil colocación.*
Ambas afirmaciones son inexactas. Además, el clima es muy n y
se desarrollan con gran facilidad la fiebre amarilla y las terciana'
II. iliutuMBH dg Bolf Ksd&nJ.
CBOKIOA DB LA OUSRRA DX CUBA
481
El Banco Azucarero.
Dioen de la Habana que la junta directiva de este Banco, ha quedado
constituida en la forma siguiente:
Presidente honorario, Ezcmo. señor don Arsenio Martínez Campos.
Presidente, don Francisco de la Sierra de Porras.
Vicepresidente, don Antonio Alvarez Yaldes.
Coa«dor donde fti¿ obseqolada con im (•nqncte U ofielaüdnd del batallón de la Princesa en A.Iio«nte.
Vocales^ don Adolfo Sánchez Arcilla, don Francisco M. Durañona,
don Jorge de Ajuria, don Alfredo Labarrere, don Miguez Díaz, don Mi-
guel Jorrín, don Perfecto Lacoste y don Ramón López de Mendoza.
Supernumetarios, don José Mariano Crespo, don Leandro Selly Guz-
iD^n don Juan José Ariosa y don Andrés Moreno.
legido el Consejo, la junta acordó enviar un telegrama al general
M iínez Campos participándole que había sido nombrado por adama-
úi *^re8Íd(Bnte honorario de la nueva institución de crédito,
i aquf el texto de dicho telegrama :
.1 general Martínez Campos.
^ i*unta general de fabricantes de azúcares y productores de cafia,
Huftderao ^1— t. n. Precio lO csen't»*
OBÓNIOA DI LA QUKBIU DI OUBA
!. nombrado presidente honorario del Banco Aznearero, dé-
lo de gratitud por sus nobilísimos propósitos en favor de la
Regalo á las tropas.
ana nota de los tabacos j cajetillas repartidos por el gre-
;oante8 de Caba ¿ las tropas desembarcadas en las tres ex-
r cuerpo de ejército 29.150 tabacos y 24.900 cajetillas ci-
do cuerpo de ejército 55.835 tabacos, 30.072 cajetillas ciga-
.quetes picadara.
cuerpo de ejército 63.425 tabactAi j 46 cajetillas cigarros.
aeral: 148,400 tabacos, 101.607 cajetillas cigarrillos y 50 pa-
lura.
En el crucero Alfonso XÍI.
gaeión de la comisión general de festejos obsequió á las
dioionañas, formada por los señores don Saturnino Martí-
>nuel María YiHaverde, don Gregorio Pequero, don Santiago
a Pascual Lorenzo, don Ángel Radillo, don Jmé Gr. Núñei,
Villaverde y don Francisco Villaverde, fué & bordo del cni-
itra marina de guerra Alfonso XII á repartir & los soldados
{ue lo tripulan, un obsequio igual al que se ha venido ha-
distintas tropas que sucesivamente han llegado á'la Habana.
Saban á la delegación de la comisión de festejos las señoras
Qaintanar de Villaverde, doña Matüde Pascual, doña Matía
uez, doña María Silas de Radillo y doña Juana EscagÜes y
ñoritas Petra Peqnero, Pilar Raiz y Ana Salas,
is á bordo del hermoso crucero con la cortesía y amabilidad
Ja en nuestros oficiales de la Armada, explicó la oomiaión el
visita por conducto del señor Martínez, quien lo hizo con
ocuentes como patrióticas y sentidas, contestadas en ignsi
1 comandante del barco, el capitán de navio 'de segunda se-
tdo Montojo.-
h después la tripulación del Alfonso XII por escuadras, ^ <•
señoras y señoritas que acompañaban á la comisión al i'
) obsequios, consistentes en un peso plata, cuatro cajetL s
y cuatro tabacos á cada uno de los trescientos sesenta y i s
cabos, soldados y marineros que forman la dotación ¡1
OHAnIOA DB la aPBRBA PB ODBA 483
También llevó la oomiaión nn mazo de Teintícinoo brevaa especiales
para cada uno de loa jefea y diez y seis oficiales qae forman parte de la
fuerza del craeero.
Terminado el acto del reparto, la comisión fué á sa Tez obsequiada
~~j may delicadamente — en la cámara del Alfoneo XII por el señor
Montojo, con licores, .Jerez y cerveza.
leales obsequios se han hecho á las dotaciones del crucero Marqués
de la Ensenada y Legazpi.
De la Trasatlánlica.
E[ señor marqués de Comillas, presidente de esta Compañía, ha di-
rigido por cable al señor alcalde de la Habana la siguiente comunica-
ción telegráfloa:
«Compañía Trasatlántica agradece profundamente inmerecidos plá-
cemes que la dirige por conducto Gobierno dispuesta imponerse cuan-
tos saorí&oios sean precisos en defensa integridad España si Dios pone
á prueba la inquebrantable constancia de éáta, confía que loa hará pron*
to innecesarios premiando una ves más con la yiotoria y la paz los he-
TÓicoB esfuerzos 'y acertadas medidas ilnstre general Martínez Campos,
así como la abnegación del valeroso ejército y demás españoles que tan
noblemente le secundan. — Marqués Comillas.
De San Luís á Palma Soriano.
El general Pando ha comunicado ^ la empresa del ferrocarril de Sa-
banilla y Maroto, la necesidad de emprender inmediatamente la cona-
tmociÓQ del ramal que ha de poner en comunicación los importantes
pueblos de San Luis y Palma Soriano, y ha pedido relación de los bom-
beros, carpinteros y albañiles, para desde luego darles colocación en el
«itado ramal.
:i>
h
El combate del río Colmer
US dos de la tarde del 20 de Enero en el p<
Santo Domingo, la eolamna que opera bajo
órdenes del comandante don Luis Abelda Bal
ta de cuatro compañías del batallón de Ai
31, y una pieza de artillería de montaña, en j
brea, dio alcance á la partida del titulado gei
ximo Gómez, fuerte de 5.000 hombres, trabándose tenaz i
En dicha colonia se hallaban dispuestas las vangoard
quienes al divisar á la nuestra, que la oonstitnía la tercer
las Órdenes de su primer teniente don Enrique Alvarez, ti
do fuego, cargando ésta á la bayoneta con tanta decisiói]
dueña de las posiciones que ocupaban los enemigos.
Incorporada nuestra pequeña columna y en la forma
la táctica militar, el primer jefe ordenó el avance, no sii
discretas medidas para evitar una intentona, pues el enei
por un callejón hacia la Sabana, al otro lado del río Coln
punto hubo nuestra fuerza de entrar en persecución.
A la tercera compañía seguíanle la 5/, capitán don
br&n; la pieza de artillería, teniente don Joan Jiménez Ai
tilleros, protegiéndola la 6.* compañía, capitán don Herí
OBáHlOA D« hA qPMRRi, D« OUBA 485
mofl y la impedimenta, 40 acémilas de carga y mmúciones, cerrando
la oolamna, y en retaguardia la primera compafiia, capitán don Jnsto
de Pedro.
El avarce se hizo en las condiciones que permitía el eaoabroBo te*
rreno hasta la llegada del río Colmena, que apreanradamente pasaron
las referidas avanzadas enemigas y descnbríóae á primera vista el im<
ponente número elevado de esos, dueños de las mejores posiciones.
Esta paeó el río sin dificultad, mientras que la 5." ee preparaba para
imitarla, montada en lugar á propósito la pieza de artillería, protegida
por la 6.' y 1.* compañías.
Tan luego estuvo á la parte opuesta de la orilla la 3.* compañía, fué
atacada por varios pelotones, fuertes
de ¿ 500 caballos cada ano, cuyos gi-
netes llevaban hasta ocho metros de
distancia de nuestros valientes, sos-
teniendo éstos tos empujes rodilla en
tierra y haciendo fuego por descargas
cerradas á la voz de mando de su te-
niente Alvares.
El capitán Malibrán, que manda-
ba su compañía, á los gritos de <al
machete, al machete» que proferían
los rebeldes contra la vanguardia,
contestó el de «Viva España y á la
bayoneta», atravesando el río á paso
J ligero y al frente de su fuerza, coro*
nando la orilla opuesta, uniéndose á
la vanguardia que tan admirablemen-
te supo defenderse sin perder un pal*
mo de terreno, y rompiendo un viví-
g„^^a^^ simofoego, viéndose precisado el ene-
migo á retroceder. En este momento
iüé herido gravemente el heroico capitán, y á pesar de ello, seguía man*
dando, siendo necesario obligarle por el jefe de la columna á retirarse
á retaguardia, pues ya se había caido dos veces y no le era posible sos*
tenerse en pié .
AI mismo tiempo fué herido de bala, también gravemente, el te-
jnte Coto, el cual continuó dando las voces de mando, con el fin de
e no cesara el fa^o, hasta que fné necesario retirarlo por su mal estado.
En esta situación púsose la pieza en batería á la orilla del río, híxo
primer disparo con tal acierto, que les prodnjo infinidad de bajas^
Sudóse desde nuestro campamento los lamentos de los heridos, mien-
« otros caían muertos de sos caballos.
L
í i 36 OBÓNIOA DE lA OUgHaA DK OPBA
La artillería do podía obrar con facilidad pir teaer al fre
filiadas compañías; pero el teniente Jiménez tomó las medidaf
y explosión relativas, dando el apetecible resttitado, veríñoant
nalmente la mayor parte de los disparos.
f ' í^o siendo posible á la artillería é impedimenta pasar el tí
^ tavo la co'timTia en la expresada forma por espacio de dos h
to, duró el TÍ^orofo fuego, hasta que el enemigo se retiró compr
& lo imposible de veDCer á nuestros bizarros soldados y envista d
^ '«hísimas bajas que experimentó.
t Las operaciones fueron sabiamente dirigidas por el jefe c
í Jamoa, comandante don Luis Abelda Balboa, que con serenid
A^ 4hable atendía los accidentes del combate, atendiendo á nuestt
p.r- Aes, los cuales obedecían ciegamente las órdenes indicadas pe
" ftetín, saspendiendo el fuego unas veces, renovándolo por c
otras, y formando el cuadro cuando las apremiantes necesida
gabán.
Terminada la acción, bízose un pequeño reconocimiento
- pasos alrededor, encontrando ocho insurrectos j doce caballos
i un cabecilla rebelde herido, llamado don José Aoosta, natare
, maguey, caballos, una tercerola, ana cartera con municiones,
tohetes, doa sombreros con escarapela, una dorada de metal y I
plata, ambas de grandes dimensiones, formando triángulo coi
trella de cinco puntas en el centro, de igual metal, armamento
electos.
Bl doctor del batallón de Asturias, don Eduardo Cisneros S
dirigía, al igual de un oficial, una sección, hasta que hubo herí
«nales, y sin darse cuenta de peligro alguno, acudía al punto
llamaba bu deber, auxiliando al desgraciado, recibiendo dui
servicios médicos una contusión. de bala en la cabeza y sin qn
dejase de atender á los heridos, no ooapáodose de sí mismo h¡
T avanzada la noche, ya en Santo Domingo.
Tenemos que lamentar la pérdida de dos valientes, siete 1
doi tJontusos.
Muertos: Soldado don Celestino Cabrera, artillero; id.' don •
pez Martín, Asturias.
Heridos: Capitán don Alfredo Malibrán, teniente don Anto:
Id. don Federico Caballero, soldados Pablo Simón, Fío Lope
- Genaro Muñoz Rafael, Feliciano Qómez.
Contusos: Capitán don Hermenegildo Ramos, médico don
Cisneros.
Sin embargo de la gravedad de los heridos, la ciencia médií
salvarlos á todos.
Según infotmes del oficial prisionero, son considerables '.
K
r. .■/
OELÓmQA DS LA GUSBBA DX CUBA 487
oe nuestro corresponsal desde Paerto Príncipe:
A batallón de Cádiz que tanto viene distinguiéndose en las opera-
tí M8 que practica, volvió á salir en la madrugada del día 20, hacien-
da ma recorrida por el extra radio de esta población, separándose á
ci tro leguas de la misma.
I fidedigno espionaje que tiene el enemigo permitió á éste conocer
la ida del teniente coronel de Cádiz y fué motivo suficiente para que
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que ha sufrido la partida que manda Máximo Gómez, producidas por
lo8 f asiles Maüdser y el cañón, cuya pieza les disparó seis granadas con
metralla, dirigidas siempre al grueso de la fuerza, y ocasionándoles in-
descriptible mortalidad, demostrándose la exactitud del oficial en cues«
tión al hallarse 8 muertos y un herido, más veinte caballos, en el escaso
radio que reconoció parte de la columna, no siendo posible efectuarlo
en mayor espacio por la avanzada hora y escaso número de fuerzas.
Cuando recibieron la primera granada que les remitió el bravo te-
niente Jiménez, exclamaban: «No tiren con eso.» Porque, claro, al ha* - I
eer explosión, iba hacia las nubes un montón de ginetes para morder el
polvo á los brevísimos instantes/
Fué una acción digna de encomio, una acción brillante que for-
ma una página más de nuestra envidiable historia. En ella resaltarán
los nombres de los héroes: comandante don Luis Albella Balboa, capita*
nes don Alfredo Malibrán, don Hermenegildo Ramos y don Justo de Pe*
dro, tenientes don Juan Jiménez Andino, don Eduardo Cisneros (médi-
co), don Enrique Alvarez, don Antonio Coto, don Federico Caballero,
don Andrés Sarrá Golpes, don Juan urbano, don Antonio Manzano, don
Casimiro Yiel, don Emilio Nicolao y don Emilio Pedrinaz, sargentos don
Joan Montero Faccio, don Emilio Mateos Alvarez y don Mariano Albi-
Uo y el cabo don Manuel Suero Calleja.
Al amanecer del día siguiente emprendió nuestra columna la marcha
hacia Las Yaguas, encontrando en la linea férrea de dicho punto algu-
nos vagones vacíos de carga, utilizando uno para la conducción de he-
ridos, y empujado por varios soldados, se trasladaron al paradero in-
mediato, siguiendo hasta Santo Domingo y regresando al otro día á esta
villa.
Hablóse de la corbata para el batallón de Asturias núm. 31, y en ca-
so tal, serán tres las que ostentará la gloriosa bandera de este distingui-
do y valiente batallón, y de recompensas para el jefe, oficiales y tropa
que componían la aludida columna que tan brillantemente sabe batirse,
la cual pertenece á la bizarra é invencible brigada que manda el general
Aldeooa. >
• *.
488 OBOWIOA DK LA QÜIHRA PB Ot
dorante el día 20 citado no cometieran las comi
ninguna fechoría.
Durante todo el día 28 se entretuvo el cabecilla Bazán en recor
caminos y senderos y visitar bohíos en basca de hombres & quienes ]
dar dejar en traje primitivo.
A cuarenta y dos hombres ascendió el número de loa que eneontr
á uno menos á los que dej<S como á nuestro padre Adán. El que en
principio se creía salvado, IKmado Miguel Guerrero, dícese que
macheteado el día 19 por el famoso Bazán. Antiguos resentimien
personales entre ano y otro, motivaron el macheteo.
He hablado con nao de los Sebastianes, y me ha dicho que dura
las 26 horaa que permanecieron desnudos,' pensaron en helarse, temí
dolo más por la noche. >
Ha pasado la noche sin novedad en la población. Aquella humare
aqnellos resplandores que veía desde el cuartel, tenían más importai
de lo que podíamos suponer; pero no adelantemos los aconteoimiem
Tan llegando despachos y noticias. Son buenos los primeros.
Unión de Reyes, Bolondrón, Cabezas, Alfonso XII y otros pueblos
mediatos á Matanzas, dicen que no ocurre novedad hasta el mome
-en que telegrafían.
La oomTinicaoión telegráftoa se sostiene hasta Colón por la línea
Sabanilla.
Las partidas, por lo visto, se mantienen en el espacio que u.
tre Jovellanos y Coliseo, corridas al Sur; pero sin llegar á Sabaí
Llega el tren de pasajeros de la Habana y trae municiones, .
cartuchos Bemington de distintos sistemas y un número menor de ^
Regresan las avanzadas relevadas de las cuevas de Bel
JGnomoijada y otros pantos.
OBÓtnOA DE LA GUXBBA D« CUBA
489
No han visto ni oído nada.
Signen las autoridades sin conocer donde está el general en jefe.
Ignoran también donde están las colamnas.
Como es día de espansiones, eo redóblala precancidn en las guardias.
El seQor Forset ordenó que no se permitan bailes noctumoe, ni com-
parsas.
Entra en pnerto á las once el Marqués de la Ensenada y se reanima
algo el espíritu.
El destacamento del ingenio Atrevido compuesto de 50 individuos
Enbarqoi 1>1 bilillAa At I* Crintc» (B al Tspor iSiiii Afuiiru, «D illluiiu.
que se hallaba en sítaación comprometida y fué atacado dos vecea se
había salvado, porque cuando ya no tenían municiones desistió de su
«mpeño la numeroEa partida de Zayas.
Ijos pobladitos del Reoreo y Sumidero, que están tan cerca de Ma-
zas, habían sido destruidos por las llamas.
Recibo un pliego del corresponsal del Heraldo en Colón.
Me manda eu él noticias de interés.
Solvieron á atacar á la Astilla, me decía, y volvió á defenderse el
itaoamento y el dueño señor Omedo, con bravnra.
~GI empeño de los insurrectos por apoderarse de aquellos valientes,
"ra de la patria, era tan grande como el de ellos en no caer.
- OBÓMIOA DB LA OUBBBA DB COBA
LÍoiones que el día anterior les mandaron salvaiJí
qne estaba en la Afj^aica, destacó ana aeooión de caballería
leoaigo,
liles del enoaentro de Navarro en Álava.
sible formarse idea de dos cosas: de la bravura del soldado
stra grandeza del espectáculo,
go era numeroso y pretendió dar quehacer ¿Navarro, pro-
ís llamas de los cañaverales.
ite se trabó- con la retaguardia, pero contramarchó el grne-
tida j se vino encima.
soldados de Talladolid y Cuba chupaban caña y tenían el
bro.
i ñoca estaban asombrados,
i vienen cargando — les decían. — Prepararse,
que se acerquen, qne no llegarán.
0 estaban á 20 pasos, tiraban la caña y hacían fnego por
igo resistió poco. Vieron que era Navarro, y se dió á cha-
T eiv sa huida el incendio fué anunoiando la^ dirección que
1 otra fueron quemando las fincas,
ibraban de las llamas los bateyes.
1 vienen más noticia?.
do la brigada Luque; se han levantado reductos para la de-
lan armado los vecinos.
} impresiones y á almorzar.
rren algunos minutos, pero antes de terminar me avisan que
londe está el general en jefe.
iutra en Limonar, me dijeron, y se ha batido.
r está á seis leguas de Matanzas.
kbe el resultado? — pregunto.
>e que vienen muchos heridos y qne llega Prats.
al telégrafo y me tranquilizan dos cosas; una que el general
la sufrido percance, otra que con su columna iba alguien en-
contarme todo lo que ocurriera.
\ de telegrafiar marcho á la estación, para donde se había;
I gobernadores civil y militar, pero no llego.
imino me dicen:
iise con nosotros.
3 que hacer.
déjelo, y venga..
OBÓNIGÁ DS LA QÜBBRA DI OUBA 491
— ¿Qué pasa?
— La mar.
— Diga, diga,
— Paes que el general está en Limonar, y acaba de decir que se pre-
pare la ciudad á la defensa; que se levanten -barricadas y se aspilleren
las casas.
— Ya ve usted, todo con tanta precipitación. No tenemos ingenieros
militares, y por lo visto, la cosa urge.
— ^Además, va á llegar un tren con 12 heridos tenidos en un combate
que sostuvo en persona cerca de Coliseo.
— Pero, hombre, ¡qué cosas me cuenta usted!
—Hay más. Viene Prats por la linea de Sabanilla; Saárez Yaldés está
en Unión de Reyes, y Luque muy cerca.
Al llegar á este punto, y sin darnos cuenta, estábamos en la plaza.
La gente se había apercibido de todo, y ya se sentía la alarma.
A la puerta del Gobierno estaban ya todos los obreros del Municipio
€on palas, picos, azadones y carretillas.
Las cornetas de los voluntarios tocan llamada á la carrera; cruzan
eookes y caballos en todas las direcciones.
¡Buena Nochebuena se prepara!
Pues á la estación otra vez.
¡Qaé reflexiones más tristes!
Llegué al flo.
Eutraba el tren con el convoy de heridos. Venían doce.
En ese tren vino mi compa&ero Escobar, que se fué con la colunma,
^ y á quien le dieron la cruz roja, y venía también el pliego que me remi-
tía el corresponsal accidental que allí estuvo y allí peleó.
Lo primero era ocuparse de los heridos. Dos venían muy graves.
Las autoridades, Cruz Roja, médicos militares, etc., fueron hacién*
dose cargo de aquellos infelices.
También venían heridos en las piernas algunos.
Su entrada en Matanzas impresionó vivamente á las gentes y aumen-
tó la alarma.
Eran las tres. El telégrafo se interrumpió.
unión de Bey^^s y la línea de Sabanilla está ya cortada.
Prats no puede venir con su columna por el tren.
Llegan 25 caballos, que se replegan, de la parte de Ibarra, y con es-
to y la escolta que vino con el convoy, se aumenta la guarnición; se es-
tabl >^en nuevos retenes y avanzadas.
general en jefe pide raciones para su columna y se le mandan.
;ue operando hacia Guanábana, y se confiaba en que vendría por
la I ihe á Matanzas; pero no ea así.
""tablecida la censura con Madrid, no sabiendo lo qué habría sido
L
492 OBOinOA D« LA QDKBBA DM ODBA
de mis despachos, temiendo que el esfuerzo por alelantar los snoeeoa ^"^
biera resoltado inátil, y sintiendo la necesidad de dar extensa ooi
por el cable de la acción librada por el general en jefe, pedí la male
me pose en marcha para la Habana.
Al salir eircalaban rumores de que se habían ordenado algunas
tenciones de personas sospechosas.
Se pone el tren en marcha. A lo lejos se veía humareda girande.
«aña-que arde.
Veamos lo que me dicen desde el teatro del combate.
' Se libró en el demolido ingenio Audaz. ¡Qué nombres más raroi
de los sitios de las acciones! Mal Tiempo, Audaz, j sin embargo, pa
que han sido esco^dos.
E}1 combate sostenido por el general en jefe fué audaz.
El general Campos fué á Peralejo porque tenía que ir; hiso le ;
grosa marcha de Ciego de Avila & Sanpti Spirítns porque tenía qu(
cerla; ha ido á combatir como un jefe de brigada porque debía hao
Resultó ahora lo que resulta siempre; que enouentra al enemigo
nas se pone en movimiento y lo bate.
£s más afortunado sin duda que loa demás, quienes hacen esfoc
supremos por encontrarle y se les escurre.
Salió de Colón el general en jefe después de dirigir personalment
operaciones, de embarque; llegó á Navajas, cogió al coronel Moli
con fuerzas escasas w dirigió á Jovellanoa.
Supo allí que el enemigo estaba en Cimarrones y allá fué, pe
jefe de ese ejército de incendiarios le hurtó el cuerpo y mandó sos
por delante.
SI general le buscó, le presentó combate como ellos le desean }
les obligó á entrar.
A las veinticuatro horas pues de haber empezado á operar le h
batido con fuerzas desiguales.
Seis mil enemigos huyeron cobardemente ante mil trescientos.
Después de marchar y contramarchar desde las siete de la mai
del 23 hasta las cuatro de la tarde haciendo lo que el cazador detríl
un bando de palomas, por fin le dio alcance.
Llevaba con él un capitán de voluntarios el señor Espina, que
revelándose como guerrillero notable y audaz.
Sólo tenía 20 caballos y con ellos se puso en descubierta.
La primera orden que dio el general en jefe fué la de que n
ran fuego hasta que él lo dispusiera.
Sus ayudantes, señores Moreno, duque de la Seo de ITrgel y n
del Baztán circularon las órdenes.
EL jefe de Estado Mayor, señor Ramos, y el capitán señor
no descansaban y apercibían á todo el mundo.
i^\
OBámOA PB LA. QVKBRk D» COTA ' 493
idas enemigas iban prendiendo fuego ¿ los oafiaverales y
le la aooión iba á degarrollarse se convertía en infierno.
Sigilosa, pero rápidamente, se dirigió el general al grueao del enemi-
' líD. destacando ana oompa&ía para contener y aislar las avanzadas.
desplegó en guerrilla la infantería, compuesta de las cuatro com-
que ganaron en Arroyo Colme
I batallón de Asturias, dos de
ra , otras dos de Cuenca y
inó al desplegarse un ángulo
lor la izquierda, colocando en
io perpendicular al ingenio
a de artillería.
Bnemigo, apercibido de su su-
dad numérica, creyó llegada
b suprema, bordeó las lomas,
lió realizar na movimiento
ente, apoyándose en anas rui-
I piedra para caer Bobre el
derecho de nuestra columna,
no tiempo qae, al afnparo de
spesos cañaverales, pretendía
>bre la izquierda,
general seguía con cuidadosa
Sd todo esto y les dejaba ha-
rque su propósito era entn-
rles , haciéndoles- creer que
i copar á la columna y á él.
' las cosas, llegaron las fuerzas
general en medio de aquel en»
ündo vio que aquellas turbas ei
&r, ordenó que se rompiera el
se olvidó &i este instante de
de la acción.
to el fuego al grito de ¡Viva I
'as tres flancos, empezó á avan:
enemigo se vio sorprendido, c
'%, que era numerosa, empezó i
.aba; la pieza de artillería dispi
'". rota «a fuerza, que no sólo s
.«^nes, retrocediendo una part
""•■« CoUseo.
494 ob6hioa db la qdbbba pe opba
EL general hubiera querido evitar este incendio, pero riendo que no
lo podía lograr porque los grupos dispersos en su rápida huida it^
prendiendo oandela, ordenó cesara el foego y que se hiciera alto.
El campamento se estableció en el ingenio Audaz, donde no dcurriÓ
novedad alguna.
¿Qai'én se distinguió más?
No puede decirse, todos se portaron como bravos^ todos contribuye-
ron al éxito.
El general en jefe ha demostrado una vez más que se pueden hacer
muchas cosas.
Al día siguiente regresó al Limonar y estableció la línea de la Ooa-
nábana á Unión de Reyes.
Ya estamos en la Habana. Restablecida la censura, mis despacl
han sufrido retraso. Nada decía en ellos que pudiera comprometer
ooaas, y siu embargo, queda esterilizaldo el esfuerzo. Los que desde
teatro de las operaciones telegrafiamos sufrimos dos censuras. ¡Qué 0(
capto de las cosas! Entretanto, ahí la gente se ahoga por la natural i
paciencia.
Aprovecho un correo directo que llegará antes, pero por Tampa v
extensas cartas con los preliminares de estas operaciones.
El enemigo avanza como turbas incendiarias; le importa poco dej
regado el campo de bajas: ¿quién evita eso en territorio tan extenso?
Si hay alguien que todavía dude de que los insurrectos de Cuba :
presentan la barbarie más odiosa, le bastará para convencerse de ello
lectura del siguiente decreto circular que el generalísimo Máximo G
mez ha dictado, y que aparece en el último número del periódico filtbi
tero Patria, órgano oficial de la insurrección:
t Cuartel general del ejército libertador. — Territorio de Sanoti S,
ritus, noviembre 6 de 1895. — Circular. — Animado del mismo espíritu
inquebrantable resolución en defensa de los fueros de la revolución i
dentora de este pueblo de colonos, vejado y despreciado por EspaSa,
harmonía con lo dispuesto sobre la materia en circular de 1." de juL
he venido en disponer lo siguiente:
Artículo 1." Serán totalmente destruidos los ingenios, incenor
sus cañas y dependencias de batey, y destruidas sus vías férreas.
Art. 2." Será considerado traidor á la patria el obrero que pi-
la fuerza de su brazo á esas fábricas ds azúcar, fuentes de recursos
debemos cegar á nuestros enemigos.
Art. 3." Todo el que fuere cogido infraganti 6 resultare prob
eu infracción al art. 2.°, será pasado por las armas.
CRÓNICA DK LA QUBBRA DB CUBA 495 ,
Oútnplase por todos los jefes de operaciones del ejército libertador,
dispuestos á enarbolar triunfante (aún sobre escombros y cenizas) la ban-
dera de la república de Cuba.
Ea cuanto á la manera de hacer la guerra, cúmplanse las inst r necio -
nes que privadamente tengo dadas.
El honor de nuestras armas y el reconocido valor y patriotismo de
usted, hacen esperar el exacto cumplimiento de lo ordenado.
El general en jefe,
Máximo Gómez.»
Un artículo del Times.
«La marcha de las cosas de Cuba — dice el importante diario inglés —
mantiene, como es natural, una gran excitación entre todos los españo-
les y los an^igos de esa nación.
Esta nación ha hecho esfuerzos militares en grande escala , y por
largo tiempo sostenidos, hasta causar muy grave detrimento en su Ha-
cienda, sin que hasta la fecha pueda decir que se hayan obtenido resul-
tados prácticos en combatir la rebelión .
En las regiones oriental y central de la isla, donde, á alguna distan-
cia de la cofita, el país es montañoso, intrincado, salvaje, fácil es com-
prender que las bandas de facciosos, disolviéndose á la proximidad de
las tropas españolas para reunirse en cualquier otro punto, han de ser
batidas con extrema diñcultad; pero también debfa esperarse que las
no accidentadas y espléndidamente cultivadas provincias del Oeste que-
dasen siempre convenientemente protegidas por el general Martínez
Campos, máxime teniendo en^ cuenta las numerosas fuerzas de que dispo-
ne. Y, sin embargo, los rebeldes no sólo se hallan recorriendo esas pro •
vincías, sino que ap^enazan actualmente la capital misma.
Verdad es que se les ha obligado en dos ó tres ocasiones á abandonar
m táctica habitual y aceptar combates en que han sido derrotados; pero
estas derrotas no parece han tenido un efecto decisivo ó no han sido
bastantes á proteger la población laboriosa y productiva contra la des-
tructora irrupcioAes de los rebeldes.
Se comprende que ante resultados tan exiguos la impaciencia au-
mente en Madrid donde la petición del relevo del general Martínez
O upes es apoyada por gran parte de U opinión pública.
El señar Cánovas, sin embargo, parece manifestar mucha repugnan-
ci á cambiar la dirección de las operaciones militares, probablemente
p razones no militares.
. . .Dase ahora otra versión de la situación y descríbese la estrategia
d general como una obra maestra para atraer á los rebeldes á campo
a «rto y encerrarlos entre la Habana y un círculo de tropas españolas.
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LA OÜJaBA D» OüBA
aceptar ana batalla decisira, cuyo n-
I que la termiDaoión de eata lacha lea
creenoia manifiesta,
la, el general Martínez Campos aparece
I an soldado. Lleva á boa oampañai m
iqne admirable en ea Ingar oportano, se
completamente ineficaz pant sofocar la
ad, ha de considerarse como ana re^U
cuando an paeblo lacha, debe luchar it
idimiento para conducir las cosas i u-
la moderación produzcan efecto.
i ni se combaten con agua de rosas; y el
espíritu de rebeldía es evidentemeD-
te mnj* fuerte y muy general en Cu-
ba, para hacer de esta isla lugar de
un experimento de resultados siempte
dndosos. La depresión económica jue-
ga indudablemente un papel muy im-
portante en el descontento político y
ha dado alma al movimiento insurrec-
cional. El azúcar es el producto prin-
cipal de la isla, y ahora la indusbia
.: azucarera, por virtud de los preoioK
bajísimos y délas tarifas protecdO'
^ nistas, se halla completamente arrui-
nada. Una población, así privada de
sn principal y más lucrativa ocupa
ción y en posesión de un suelo y nn
clima que dan muy fácilmente los
elementos necesarios para satiafacer
ida, ha de estar fácilmente dispuesta á pe-
menos & sostener y dar indirecto apoyo
r los perjaioios que la población cubana^
imo originados por el presente régimen, i
sr que ganarían con el establecimiento;
le los rebeldes desean. Experimentop d»
I Antillas y han dado bien infelioer re-
rraigada en la conciencia del pueblr ea-
Koio resolta excesivo para retener 1^ oo*
rse en un pueblo de tan gloriosas t- idi-
A ese noble y tenaz propósito opÓr Ji»
498 OBÓNIOA pg hA oinmaA db oüba
partes, saliendo de elloa en tal estado de ánimo, que si en aqael instante
hubiese encontrado frente á frente nn eneini|^ díspaesto & hacerle ana
resiBtenoia tenaz, sentíase orael.
No trato señores, agregó, de ocultarles la situación, pero sí puedo de-
cirles que es más aparatosa que real su gravedad.
Yo he venido á la Habana para activar y dirigir aquí las operacio-
nes, y hubiera dimitido si no fuera un soldado de la patria qne cumple
las órdenes del Gobierno y que sólo abandonaría este puesto cuando
aquél me lo ordenara ó perdiese vuestra confianza.
Yo agradezco, pues, mucho en nombre de la reina y del Gobierno y
de la patria, en fin, esta manifestación que este sentido tiene y á ellos en
mi cargo se dirige y ruego á todos que.si en mis actos ven algún e:
me lo digan, que estoy dispuesto á oir siempre los baenos consejos.
También me alegro de esta manifestación para qne se sepa en e
tranjero qne este pueblo es amante sincero y decidido de la naciona
y para que se convenzan también los que en la manigua luchan, qi
pueden contar con el apoyo de nadie. (Tivas y aplausos repetidos.]
L<ts comunicaciones entre Cuba y España.
A pesar de la interrupción de la línea terrestre que une la Ha
con Batabanó, punto de amarre del cable de la compañía «Cnba bu'
rina> que abarca el Sur de la isla, las oomnaicaoioneB entre la isl
Onba y España existen:
1.° De la Habana por la Florida y las líneas terrestres americ
y por los cables trasatlánticos de Nueva York á Inglaterra.
2." De Santiago de Cuba por Cabo Haití, Pioheiro, Femaml
Cádiz, por los cables de la «Compañía francesa de cablea telegráfic
por los de la cS^uth American C.'> Esta última vía es más costosa
ro oreemos saber que el Oobierao está en vías de conseguir una n
de precio.
La interrupción de los cables de la «West India Panamá Teleg
Company* entre Santiago de Cnba y Jamaica, ó bien entre este {
y Puerto Rico, de existir, en nada afecta á las oomunioacionea
Cuba y España.
Sin embargo, la interrupción de las comunicaciones entre la Ha
y Batabanó tiene el gravísimo inconveniente de aislar la Habana <
to de la isla y por consiguiente el de dejar completamente aiala^"
neral Martínez Campos.
La táctica de Máximo Gómez.
En el Estado Mayor general de Gómez figura nn exofloial de '
OBÓmOk DB ÍA. OUBBBA. DB ODBA 499
TÍa'del ejéroito inglés, Mr. Stnart. De ana carta saya, recibida en New
Tork y pablieada por el World, tomamos loa si^aientes párrafos :
<Máa ó menos, combatimos todos los días; pero Begaimos adelante, á
dapeoho de las oolamnas españolas qae se nos oponen.
Ayer tropezamos con ana extensa línea de tropas, que se aprestaban
i cerramos el paso en un valle estrecho que íbamos á cruzar. Inmedia>
tamente la columna hizo alto fuera de la vista del enemigo. Por el ala
iiqnierda adelantamos hacia los españoles algunos caballos y peones; la
tropa se concentró en seguida y rompió el fuego contra nosotros, que lo
lOBteDÍamos de lejos y retrocediendo.
Entretanto, el grueso de los nuestros doblaba hacía la derecha; se
alejaba del teatro de la acción sin preocuparse de nosotros, y & algunos
kilómetros volvía ¿ doblar hacia la izquierda, siguiendo la marcha con
toda tranquilidad en la dirección constante á Occidente. Nosotros tuvi*
moa algunas bajas, y al anochecer desaparecimos de la vista de los es*
pañoles, descansamos un rato, y antes de amanecer nos incorporamos á
tidmez. Añí hacemos siempre: combatiendo lo menos posible, pues, co-
mo dice Gómez, los muertos no pueden disparar fusiles. - -
A poca distancia de nosotros. Maceo practicaba una maniobra seme-
jante oon el mismo éxito.*
Declaraciones del general Afarin.
periodista ha celebrado una conferencia con el general Marín, y
. sacamos los siguientes párrafos:
stima el general qae los partidos y ciertos elementos de opinión
1 podido sustraerse á ciertas exageraciones al juzgar la conducta
aeral Martínez Campos.
rece el capitán general relevado, por sus antecedentes, su pres-
r su conducto, los mayores respetos, y así lo expuse al recibir el
I de sus manos.
ata ahora, por fortuna, no ha habido que lamentar ningún fra-
a. los combates: el enemigo huyó ó fué batido siempre.
afío en que empeñando en ello toda mi buena volnntad, alcanza*
'-- mis gestiones, encaminadas hoy principalmente á lograr
.^tes la unión definitiva y sincera de todos los buenos españo-
"^ concurso tanto importa á quien haya de ejercer las funciones
"jiamente desempeño.
M conveniente nna poUtica de violencias, y mucho menos de
■aes, impropia del carácter nacional y del espirita de nuestro
- -rwro consagraré especial cuidado á fortificar los medÍM de vi-
SOO OBÓUnCj DB LA QÜ«EBA DM OÜBA
gílaDCia contra el espionaje del enemigo y la infldenoia de los BÍmpsti-
sadores <S agentes de la rebeldía.
Tanto en - loa campos como en las ciudades tendré abierta la puerta
de la clemencia á los qne se presenten aoogiéado8& á indulto, paes por
este medio se evita la mayor prolongación de la guerra.
Extenderé á otras provincias las medidas qne puse en práctica en
Las Villas sobre organización de de&taoamentos y columnas, y espero-
--r^ lograr, como allí lo conseguí, tener siempre exploradores sobre el eoe-
Í3» núgo, que permitan conocer á todas horas su fuerza y situación.
pB Por virtud de la requisa que he realizado ya en Las Tillas y en Ha-
tanzas, contaré desde luego con 2,000 caballos más para perseguir á lo»
rebeldes.
Terminó el general sus manifestaciones haciendo notar el carácter
odioso de una insurrección &. la que enagena las simpatías de toda con-
ciencia honrada el tener por sistema el asesinato y el incendio á todo lo
qne se sospecha siquiera que ea español ó puede prestar servicio i la»
tropa«.>
Se ha djoho también que el general Qamir fallecido recientemente
en la isla de Puerto Rico había aconsejado al general Martínez Campos
que no fuera á Oaba, poí'qae bu política de paz y de templanza solo era
buena para cuando, vencida la insurrección, fuera necesario restablec
la normalidad política, borrando el pasado y cimentando la ooncord
entre amigos y enemigos.
El general Gamir creía que entonces era cuando el general Martüi
Campos debía ir á Cuba, y antes de morir ha tenido tiempo de ver re
tizadas sus profecías.
En una carta de Santa Cruz del Sur (Puerto Príncipe), se dice q
hace ya una semana reina en aquella parte de la isla completa tranqi
lidad, no oyéndose tiros ni ocurriendo sucesos de importancia, excepto
desaparición del ingeniero del ferrocarril don Domingo Delmonte, quii
habiendo salido el día 26, á las tres de la tarde, á medir la curva de
línea, fué sorprendido por unos cuatro 6 cinco insurrectos que se ap
deraron de él, internándose en la manigua, sin que todavía se ha;
vuelto á saber de dicho señor.
Como en todos los correos, en el que saldrá de Santander, s^ er>^
á Cuba cinco millones de pesetas, para atenciones de la campaña.
También irán fondos para el canje de moneda en Puerto Rioc
Juicios de la preiisa extranjera.
Le Matin publica un artículo ÍDspirado en sentimientos de viva
patía hacia España.
r
T.iPíBW*
OBONIQÁ DB LA GÜXBSÁ DB CUBA
501
Admira el valor y el entoBiasmo heroico de los españoles, que nunca
«e rinden á la adversidad, y pondera el carácter nobilísimo de la vieja
4iaDgre latina.
Elogia calurosamente al ejército español, que sufre con verdadero
«gtoieismo las cruentas penalidades de la guerra.
Compara al general Martínez Campos con el conde de Fuentes, y
añade que el ezgeneral en jefe verá seguramente sin amargura á otro
<»itdillo más afortunado realizar y conseguir la victoria preparada por él*
Le Temps, al dar cuenta de la substitución del general Martínez
Campos, dice que el acuerdo del
Gobierno ha sido bien acogido por
la opinión y la mayoría de la pren-
sa, y que casi todos los españoles
participan de la opinión de los par-
tidos conservadores cubanos, que
desean una represión más vigorosa
y una política menos clemente.
El Journal des Debáis añrma
que la substitución del general Mar-
tínez Campos se debe más que á
disentimientos con los partidos de
.Cuba, á la marcha de la campaña.
£1 Times se limita á dar la no-
ticia en un telegrama.
OooMadaBte Boooia*.
Una española patriota.
Las Novedades de Nueva Toik publica el siguiente suelto:
<Se encuentra en esta ciudad y se embarcará para la Habana, la se-
ñora doña Concepción Camacho de Morales, dama granadina, que á los
dones dé una gran belleza física y. de una sólida instrucción, une el más
fervoroso entusiasmo para España.
Esta señora no puede considerar el heroico espectáculo que propor-
cionan ciento y tantos mil españoles sacrificándose en Cuba en aras de
la integridad nacional y la civilización, sin sentirse animada del inque-
brantable deseo de aportar su concurso personal á la obra admirable; y
ha '^''suelto hacerlo en la forma que le permite su tierna condición de
mü .r. Con este propósito, solicitó su ingreso en la Cruz Roja, ofrecién-
doí para atender á los heridos en campaña ó en los hospitales, según
86 designe. La compasiva señora es tan animosa como patriótica, y
na ^ le arredra: ni los peligros de la guerra, ni las asechanzas de un di-
mi traidor al cual no está acostumbrada su naturaleza, puesto que nun-
ca "'^"ivoen Cuba.>
■'ív
•I ;..
.■■■i
Si
1
.1
' }
liO QTJE SE IDIOE
^EBO, señor, ¿dónde están nuestras tropas?»
Y si esto dice el general Azoárraga, el ministro de la G
rra, ¿qué. diremos nosotros, qa¿ dirá el país? ¿Dónde es
nnestras colomnas, naestros generales, nuestros soldados p
donoroBos y valientes?
Ante tal gravísima pregunta, ante la exclamación expontinei
fondada del ministro español, ante la gravedad de la sitiiaoión, ¿
hará el señor Cánovas del Castillo? ¿lleperará á qne Máximo Gómez
gae á poner sitio al palacio que está en la plaza de Armas de la Hab
para tomar una deciaiÓn enérgica? ¿Qué pretende el actual Gobiei
¿Aplicar el remedio cuando el mal sea irremediable? ¿No revisten
gravedad bastante las noticias de la guerra?
La capital de la Isla incomunicada y casi sitiada por los subleva)
¿no indica ya el colmo de la desgracia por parte del general en
¿Cuál es el papel á que se han relegado nuestras columnas?
El telégrafo nos lo dice: mandarlas con actividad tardía á loa
blos atacados, saqueados é incendiados por los separatistas, despa.
éstos han desarmado á nuestros destacamentos. Esta es la trist»
Udad.
Jamás dudaremos de la pericia de los jefes de nuestras col
<?b6hiOA di la GTttBBA D» CUBA 503
remos del herÓioo valor de naestros soldados; pero dada
iranoia qae se ha permitido tomar la insnrrección oa-
tlaramente qne para contener sa impulso falta nna oabexa
b; on hombre qne, inspirándose en los deseos de la nación
ano de hierro tanta calamidad, tanta desdicha; pnes hoy por
9tros bravos generales proceden con acierto, ni nnestros va-
4oB consignen el fruto merecido á sos privaciones y esfaerzos.
aoa noaotrof, es el general ¿zcárraga el qne dice: ¿dónde es-
1 soldados?
donde están aquellos ínclitos guerrilleros nuestros que en la
pasada guerra obligaron á los insurrectos á no abandonar las escondi-
das madrigueras de lab montañas y de la manigua?
Gracias á la mala iniciativa, á la funesta táctica, á la torpe política
seguida ahora, no brillan hoy como adquirieron renombre y fama ayer
l<wAr¡za, Sanfeliu, Montaner, Zurbano, Mattosy otros,qne, al ser el te-
rror de los separatistas fneron un timbre de gloria para la cansa nuestra.
Debido á la política enérgica y sabia de los generales que combatie-
ron la otra guerra, casi siempre funcionó el telégrafo con señalada re-
gularidad; los trenes no interrumpieron su marcha; los ingenios, dadas
raras excepciones, mclíeron la caña; los insurrectos merodeaban á mny
respetable distancia de las poblaciones.
Ni un solo separatista armado penetró en el departamento Occiden-
tal. Vuelta Abajo, á pesar de la escasa fuerza que la guarnecía, jamás
vio interrumpida su tranquilidad.
Hubo entonces insurrección, sí; y llegó á tomar incremento, pero
dempre lució con toda su fuerza la preponderancia de nuestras armas.
¡Cuan distinto sucede ahora!
No cabe duda: los insurrectos son hoy dneños del campo. Apenas
han llegado Máximo Gómez y Maceo á las jurisdicciones de la Habana
y Pinar del Río, han salido del departamento Oriental, avanzando siem-
pre, con pasmosa facilidad, nnevos refuerzos, que el país les proporcio-
na, mandados por importantes cabecillas, que llegarán no cabe dada
mny en breve & engrosar las fuerzas de sus secuaces qne se enseñorean
det departamento Occidental.
Negra, muy negra es la situación de Cuba. La de nuestros hermanos
de allá es desesperada, porque muy pronto quizás, será irremediable.
<EI general en jefe indica claramente que algunos voluntarios no es-
\ ' muy dispuestos á la lucha y qne en algunos sitios parecía qne
1 .^^tizabaa con los insurrectos». Esto nos dicen hoy los conservado-
] nosotros hace tiempo qne lo sabíamos, y por patriotismo lo ca*
] .3.
'ase el siguiente párrafo de una carta fechada en Sancti Spiritus
1 '*oco tiempo:
ORÓmCA DI U aUEaHA DX CUBA
«La gente de pueblos enteros ee va con Iob rebeldes, ya siíi distinción
de peninsulares é insulares, oonvenoidos que la funesta politioa de beiw-
Tolenoia de Martínez Campos dará desastioBos reaultadcs. Partidas in-
surrectas existen en las que fiaran mnohos Mjcs de España, oasi tantas
como criollos. Esto va muy mal, y pronto, muy pronto veremos el des-
enlace, y no tendremos mas remedio que >
No copiamos más porque es demasiado grave lo que tendríamos que
hacer público.
Verdad ea que el Gt>biemo, conociendo ya la verdad terrible de tan
tremenda situación nos deja saber
qne: <Un cabo entregó al enemigo
el fuerte Vigía.* c Máximo Gómez
ha quemado la estación de Beju ■
cal, atacando al pueblo. > «Los ia-
üurreotoB incendiaron el tren de
Oárdenas.> «Los separatistas han
entrado en el pueblo de San Luis, á
pocos kilómetros de la ciudad de
Pinar del Río.* «Antonio Maceo
atacó al pueblo de Vinales.» «An-
tonio Maceo marchó sobre Santia-
go.» «Loa rebeldes son ea número
de 40 mil, y el general en jefe está^
apesadumbrado ante tal situación. > '
£^ta lista sería interminable; y
no nos cabe duda qne & la vista de
tan desastrosas, noticias, exclama-
ría el ministro déla Guerra: — «Pe-
ro señor, ¿dónde están nuestros sol-
dados?»
Opiniones de la prensa militar.
Dice El Ejérdío Español.
«No fueron las armas las batidas por el enemigo; no es la frente de
nuestros soldados la qne se baja y cede ante el esfuerzo contrario; es la
forma de ser empleadas esas armas y esos esfuerzos; es el uso hecho de
las facultades omnímodas que la nación concedió á sus gobernantes
el criterio falso, destruido por la abrumadora realidad de los hecl
y de todos esos cargos no puede declararse inmune el partido con'
vador.
Además, las circunstancias podrían agravarse más aún, podrían
necesarias las Cámaras para autorizar soluciones graves qne el pro'
OBÓKIOA DB LA 6
ma de la guerra exigiere, j entonoei
na, de ana alarma inesperada, de tu
grave riesgo altÍBÍmos intereses?
Eflte estado de ooaaa ea imposible
amenaza al público sosiego; estado <
que allí tienen sos dendos; estado f
puede terminar por una imposición
las cirounstancias que nos afligen.»
De La Correspoí
■*M patriotismo nos une á todos i
MirUH Kiptjo Moalers.
á Cuba de la desesperada situación c
preciso, por cima de toda oíase de c
en otro tiempo la gratitud de Elspañ:
lia, queremos ver retirado á su hoga
pañoles.
'".Q la vista en Cuba, el pensami
el ios de loB éxitos, aguardamos ia
U -ientoB que tan complicados se j
El Correo
'i un Iiecho, por desgracia oiet
.<fp
\ •
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sv
»■;■.'
IV'\.
- V
v.
506 OBÓNIOA DB LA OUXBBA DB OUBA
la insorreoción de Cuba plantea un problema militar y político, en que
la opinión oomiensa á manifestarse en forma amenazadora.
Errores pasados, que no es este el momento de señalar, nos han traído
á la actual situación en que todo, todo peligra.
Los sacrificios en hombres y dinero que la nación lleva hechos, apa-
recen inútiles; el alcance de nuestras armas, ineficaz, el valor de núes
tros soldados obscurecido en gloriosos, pero siempre pequefios encuen-
tros.
Cuando todo peligra en pueblos al parecer dejados de la mano de
Dios, inútil es el intento de convencer á los hombres qu^ lo forman de
que sólo uniéndose en apretado haz y encaminando sus energías á un
mismo fin, se salvan todos los obstáculos y se conjuran todos los peli-
gros.
Esto no lo entienden ni lo entenderán jamás y á la ola que amenaza y
ai vendabal que se aproxima, opone cada, cual una piedra sin enlace con
la inmediata, ó frágil tabla sin conveniente trabazón que le preste so-
lidez.
Únicamente el ejército, cuyos lazos de unión son fuertísimos, pre-
senta, suficiente resistencia para contener la ola y oponerse al vendabal.
Únicamente el ejército, que tiene conciencia de sus deberes y en aras
de ellos viene realizando heroico sacrificio, puede salvar lo que en peli*
gro aparezca.
Únicamente la disciplina del ejército, su valor, su entusiasmo, su fe,
es lo que nó peligra hoy ejf^ esta nación desdichada. >
«
Recompensas.
La reina ha aprobado las siguientes propuestas de recompensas:
Acción de las Minas de Binen t y Lomas de la Magdalena:
Empleo de capitán al teniente de infantería don ^Santiago Callen
Yerdugo.
Cruz de María Cristina al teniente don Joaquín Gutiérrez Alegre.
Empleo de segundó teniente de la reserva retribuida al sargento don
Félix Pulg Areste.
Ataque y toma del campamento de la Gran Piedra:
Cruz del Mérito Militar pensionada al capitán don Jerónimo a
García.
Cruz de María Cristina al teniente don Federico Aguirre Abre
Cruz del Mérito Militar, sin pensión, al capitán de la guárdi; ¡1
don Francisco Martí Aramburo.
Acción del Sateadero de la Guásima:
CBÓHIQA PB LA QÜ»B1U P» QÜBA 507
Cmz de María Cristina al teniente don Juan de la Maza Cárdenas.
Croz del Mérito Militar, pensionada, al teniente don Francisco Ro
drfg^ez Criado, y sm pensión, al teniente don Martiniano Poig de Val
Calzada.
Cruz roja de primera clase del Mérito Militar, pensionada, al capitán
de infantería don Federico Pérez Jaramillo, por la acción de los Mes
cenes.
Igual recompensa al segando teniente de infanteria don Ricardo Ses-
ma Fernández, por la de Colonia del Cura.
Cruz roja de primera clase del Mérito Militar, sin pensión, al capitán
primer teniente de infantería don Bernardino Hernández Herdez y don
Emilio Ruíz Varona, por la acción de San Francisco del Purial .
Id. id. al capitán de la guardia civil don Guillermo Castaños Pradell
y al primer teniente de caballeria don Joaquín Crispi de Yaldaura, por
la acción de Caibagnan (Macoguato).
Cruz r,oja de primera clase del Mérito Militar al teniente de la guar-
dia dyil don Matías Díaz Huidobro, por la persecución y captura de
dnco criminales.
Id. id. al del mismo empleo y cuerpo don Emeterio^ Enriquez Tomé,
por la acción de Realengi y captura del cabecilla Mújica.
La misma cruz al primer9 y segundo teniente de la guerrilla local de
Campechuela, don Gregorio Blanco y don José Moreno Beltrán, por la
defensa del poblado de aquel nombre.
Cruz roja de primera clase á los primeros tenientes de la guerrilla lo-
cal del Camagüey don José Maceira y don José Andrade Chinchilla, y
el empleo de segundo teniente de la escala de reserva al sargento de in-
fantería don Miguel Serrano Aranda, por la defensa de un convoy desde
Puerto-Príncipe á Libanien, Cascorro y Guarimaro.
Cruz roja de primera clase al primer teniente de la guardia civil don
Matea Bruguera Taulet, y la misma cruz, pensionada, al del propio em-
pleo de caballeria don Antonio Ruíz Ruíz, por los encuentros de Rojas
y Lomas de Managuitas.
' Oruz de primera clase, pensionada, al maquinista don Gil Gil Mora,
por su comportamiento y herida recibida al ser atacada por los insu-
rrectos la locomotora que dirigía.
Concediendo la cruz roja de primera clase del Mérito Militar al capi-
'^e infanteria don Federico Pérez Jaramillo y al segundo teniente de
^jsma arma don Ricardo Sesma Fernández, por la acción de Colonia
Cura,
dem la cruz roja de primera clase del Mérito Militar, sin pensión, al
,i.tán y primer teniente de infanteria don Bernardino Hernández y
máhdez y don Emilio Ruiz Varona, por la acción de San Francisco
^-rial.
%
OBONIOA DB LA OUSBBA DI ODBÁ
í
ídem Ídem al capitán de la goardia civil don Gaillermo
y al primer teniente de iirfantería don Joaquín Crespo de Val
ídem la omz roja de-primera clase del Mérito Militar al ]
niente de la guardia civil don Matías Díaz Onedebro, por la pi
y captara de cinco criminales.
ídem ídem al del mismo empleo y onerpo don Gnriqae 1
la acción de Realengi y captura del cabeoUla Múgiea.
ídem ídem á los primeros tenientes de la guerrilla local
gUey don Luis G-aroía Maoena y don José Andrade Chinchilli
el empleo de segando teniente de la escala de reserva al sargei
fantería don Mignel Serrano Estrada, por la defensa de on coi
Faerto Príncipe á Sihamen Coscorro Quasimaro.
ídem cruz roja de primera dase del Mérito Militar al x
don Otíl Qü y Mora por su comportamiento y herida recibida
cada por los insurrectos la locomotora que dirigía.
Opinión del almirante Fbumier.
El almirante ^oumier, actual director de la Escuela super
riua, de la República francesa, estuvo hace poco tiempo ma:
escuadra francesa de las Antillas y visitó la Habana, donde
agasajado, lo mismo que los marinos que estaban á sus órdeni
EL almirante Fournier es hombre observador y se dedicó i
la situación política de Cuba para poder formar juicio person
mar perfectamente & su Gobierno.
Htí aquí lo más saliente del pensamiento de Foornier.
La insurrección — cegón el almirante — ofrece caracteres
desde el simple descontento hasta la franca rebeldía; la oposic
biemo español es general en el país, pues ni siqaiera el parti
salar está satisfeoho, porque no se ve apoyado.
España nu es el enemigo común para todos, pero en cam
la verdadera madre patria para ninguno.
En la Habana, centro comercial é industrial de la isla,
los grftdoa sociales se nota igual sentimiento; las vejaciones a
tivas fueron tantas, que los lazos que unían á la colonia Con li
li se han relajado, y podrian llegar á romperse completameni
toman hábiles medidas y determinaciones salvadoras.
Compréndese la imposibilidad material de plantear las ú
formas votadas por las Cortes; pero al mismo tiempo la can
litar parece un juego de estira y afloja, y para que se llegae i
oación hay que adoptar medidas políticas de represión é ii
mayor energía á la campaña.
Por otra parte, la política colonial española no parece bit
OBáHlOA D« LA SüaaBA PB COBA 509
«n determinados pnntos, y la EátaaoiÓD fiaanoiera de la isla de Cub»
será hb peligro graTÍdmo para un porvenir no lejano, sobre todo si por
medio de nn esfuerzo gigantesco no termina pronto el estado de guerra
en aquel hermoso país.
Los impuestos oreoen de día' en día, la miseria es grande, el co-
mercio y la industria' están pwalizados y la agricultura muerta. Eso e»
lo que se ve en Cuba.
Pormenores del ataque de Bejucal.
He aquí algunos pormenores del ataque de Bejucal.
«Había allí 50 soldados del re-
gimiento de Asturias, 25 de San
Quintín y 30 voluntarios.
Mandaban esta fuerza el capi-
tán' Serrano y el teniente don Au-
gnsto Alvarez de 'Toledo.
Estableciéronse destacamento»-
en la Casa Ayuntamiento, la car
oel y la casa cuartel de la guardia
civil, edificios sitnados todos en la
plaza de armas del pueblo.
Al llegar Máximo Gómez, hi-
zo la acostumbrada intimación ¿
las tropas para que se rindieran,
siendo contestado con el mayor
desprecio. En vista de esta con-
testooión, Oómez, con la mayor
■ \ parte de los suyos, entró en la ex-
OMMiiomiL presada plaza de armas.
El señor Alvarez de Toledo, con unos cuantos de sus soldados que-
guarnecían la cárcel, salió fuera del edificio, y armado de un fusil y ro-
dilla en tierra, ioició un vivo faego. El capitán Serrano, con los solda-
dos y volantaríos que defendían la casa cuartel de la guardia civil y el
Ayuntamiento, rechazó varios ataques de los rebeldes.
Durante la pelea, y mientras la mayor parte de los rebeldes comba-
tían en la plaza de armas, nn grupo numeroso de insurrectos atacó el<
f— *in de la estación der^ferrocarril, defendido por ocho soldados, é in*
I ■'ió al ganas, casas.
nando este grupo de rebeldes atacaba el fortín, llegó á la estación
1 tren.
Siciéronle detenerse y rociaron de petróleo los vagon^, y oaando-
I ivieron ardiendo abrieron el regulador de la máquina y lanzaron el
1 n á toda velocidad. '
510 QgOHIOA DX IéA QP.^tRA PB ODBA
La rapidez de la maroha de aqael tren disparado, aumenl
dio de los vag^onea.
A las caatro horas de empezado el ataqoe, llegó el genei
con BU oolanma, y en cuanto ésta empezó el faego hnyero
rreotoB.
Linares, después de dar descanso á las tropas, salió en
de Máximo Gómez.
Las casas quemadas son 30,. oasi todas ellas de tabla y ¡
que las de mampostería están en el centro de Bejucal, á don
llegar el enemigo.
El celador, señor Cuadrado, confundido en un grupo, dis
sil apuntando á Máximo Gómez, y no le dio porque se inte:
cretario del generalísimo, el cual cayó muerto en el aeto.>
Illlllllllllllilllllllii
fRURAS DE LA GUERRA
ate cuadro qne Oaba ofrece á medida que la guerra se ex-
ide y la desolación dembra el pánico está perfectamente -
lo&trado, por la relación de los habitantes.
La inquietad, la desconfianza, el pánico de los puebleoilloa
campo ante la amenaza constante de los insurrectos, puede
or la medida del estado de alarma en que va estando la Ha<
iltimos días, ante la proximidad de Máximo Oómez j Maceo.
la Habana con guarnición veterana que refuerzan en caso
Luestes de voluntarios; defendida sólidamente y con espirita
hostilidad al desenfreno revolucionario, es inaccesible &
' de invasión, Empero, el temor ha podido roer en el ánimo
antea, que ven con ojos asombrados la marcha abierta de
desde los montes inexpugnables de Oriente hasta los llanos
e Occidente.
^to de fracaso real ó aparente en las disposiciones militares,
que ha dado al espíritu público, de sayo impresionable, mo-
reoelar y temer. Por fortuna, hasta hoy, ni agresión hubo,
Ugarada habrá de ocurrir.
ural zozobra de las gentes, que conocen, aparte la misión
> de los insurrectos, cuyo paso se marca primero por una
512 ob6hioa db la. QTT«BBA 3JM opba
corriente de fuego y despaés por on oanoe negro de desolaoión y ruina,
ha venido á aoirse, para provocar oon mayor intensidad la alarma, 1»
precipitación en loa medios de precaver el peligro. Esas fanciones apa-
ratosas de defensa son un contrasentido en loñ momentos de inquietud,
porque avisan ó aseguran la probabilidad temida. Más saludable es á
estar de antemano prevenido contra toda contingencia. Y si np fuera
bastante la adopción de urgentes medidas para ponemos & resguardo
del enemigo, nn bando del comandante general del distrito nos previene
ya sobre la posibilidad inminente
de tenerlo en las calles de. la capi-
tal 6 punto menos.
La consecuencia en el moví
miento urbano es fácilmente com-
prensible; la paralización y el re'
traimiento llega & todas las esfe-
ras, y por la noche vénse desier-
tos aquellos sitios que eran más
frecuentados. Hasta los teatros han
clausurado sns puertas temporal
mente. La Habana es otra; ha
perdido su animación caracterís-
tica en esa época del año, en que
los hombr«s echaban á rodar los
primeros productos de I4 zafra, y
las mujeres aparecían en todas par-
tes haciendo derroche de su her-
mosura y BU elegancia.
Ahora los hombres invierten el
tiempo en hacer calendarios sobre fimbí.» ottiuio.
la guerra, único tema en la ofici-
na, la redacción, el establecimiento y el corrillo; y las mujeres, & falta
de más propio sitio, van á lucir sus trapos & las iglesias.
Hasta el corazón de la ciudad llega el eco cercano de los horrores de
la guerra; refléjase en todos los semblantes la ansiedad, y los más asos-
tadizoa creen oir en cualquier ruido los cinco cañonazos de ordenanza,
oon que el castillo del Príncipe ha de decir & los pacíficos habaneros:
{Ahí están!
No ha desaparecido la alarma, pero se ha logrado, aunque & últi.
hora, precavemos contra todo asalto. La población se halla circunva
da por fortalezas de primer orden que se hallan hoy bien apertrechad.
Bl Morro es el primer centinela que extiende la luz de su ñiro por
Norte; le sigue la Cabana, que deja un corto trecho hasta el castillo
Atares; se salta luego al del Príncipe por el Oeste, y se viene después
CBOmOA DS LA OUEBBA DI OUBA
OvMUlerB* 73~s.B, F*reolo lO oent.*
514 080HIOA DB LA QÜKHBA DB ímBA
las baterías de Santa Clara y de la Reina, para cerrar el
dra en el castillo de la Fanta, fronterizo al Morro. Por los huecos de los
bastidores asoman las fortalezaa las bocas de sas cañones, y en los para-
petos antea solitarios, se pasean hoy las guardias redobladas, ojo alerta.
Naturalmente la inquietud ha sido mayor en las cercanías de la Ha-
bana, y á ellas se ha acudido con hombres, municiones y piezas. Se han
colocado baterías volantes en los pueblos de Guanabaooa y Marianao, y
en los barrios del Cerro, Jesús del Monte, las Puentes, Vedado, Luyauó
y la Vívora, llevándose poderosos refuerzos de artillería, como avanza-
das de defensa, á los ayuntamientos más prtSzimos del Calabasar y el
Cano.
Los cuerpos de voluntarios, bomberos y orden publico prestan en
mayor número los contingentes de Tígilanoia; de noche, nutridas parti-
das recorren & caballo el litoral; Ja Habana, en fin, está en pie de guerra.
Ya podemos .estar tranquilos; tarde ha sido en verdad, pero por ello
debe ser más profunda nuestra satisfacción. Las precauciones últinu
mente adoptadas compénsannos de la angustia de los días anteriore
cuando el enemigo tocaba casi á nuestras puertas y la seguridad públ
oa estaba amenazada; cuando el riesgo era inminente y todo estaba p*
hacer.*
En Matanzas ocurre iguaÜ; véase sino lo que desde allí nos escribe
con fecha 23 de Enero.
cAyer por la tarde — dice — las noticias alarmantes que corrían i
boca en boca, pues aun se ignoraba el combate del Audaz y la interra]
oión de las líneas ferrocarrileras y tel^ráftoas daban pábulo á diclu
noticias, causaron en esta ciudad serios temores, por lo que las autor
dades tomaron enérgicas medidas de precaución.
En Palacio y en las entradas de la población, se colocaron cafione
destacándose fuertes grupos de voluntarios, fuerzas de María Cristina
los' artilleros llegados de la Habana en todos sitios por donde pudiera 1
tentarse un ataque á la ciudad, que recorrieron toda la noche nomer
sas patrullas de voluntarios de caballería, guardia civil y policía gnbe
nativa y municipal.
A las ocho de la noche se repartió con profusión el siguiente band
que fué cumplido por el pueblo con la más completa obediencia:
«Don Adolfo Porset é Iriarte, jefe superior de Adminútraoión civil
gobernador de la región Central y de la provincia de Matanzas.
Hago saber que en previsión de que algunas personas mal acouL
das pudieran esta noche perturbar la tranquilidad pública con oc'
de la festividad de mañana, ó que óteos dando á entender que estí
connivencias con enemigos del orden extraños á esta ciudad, pnd^v
buscar pretexto en la misma festividad para alarmar la. poblaoiói
dispuesto que los vecinos de esta capital permanezcan en sus caaf "
ORÓNICA P« LA qUKEBA PB 001
Doohe desde las diez de la misma, oon el fia de
tranquilidad qae espero no ha de alterane.
Si al^no por oaosa de enfermedad 6 por algui
cíb, tuviera que salir de sa domicilio, se parará ei
qae pase la primera fuerza armada, á qaien dará c
le acompañe <5 disponga lo que sea del caso, en la
fiÜCa de cumplimiento de esta orden causará la '
«ometa, oon lo más á que haya lu^r. — Matanzas
—El gobernador regional, Adolfo Porset.*
Se trató de armar los vecinos conocidos para
idad defendieran sos casas; pero luego se desist
teoMario.
Las guardias fueron todas duplicadas, y se t\
tanoo, en la Audiencia, la Planta Eléctrica,
nte de San Luis, el Mercado y otros puntos.
Tanto el gobernador militar interino coronel
;obemador regional señor Forset, los jefes y ol
ly todas las autoridAdeíi, estuvieron toda la m
rría y dispuestos & acudir á todas partes.
Eu la £9taci6n delofl bomberos .estuvieron su
vo carro ambulancia,y teniéndose preparado
iberos.
á.Tg'anos irlandeses trabajan á favor de los sepi
El oorrejpsnsal del Independiente de Dnbifa e
isriódioo, que al abrirse la nueva legislatura e:
>, presentará una moción á la Cámara de los
O'Kelly, para que se concedan los derechos d<
irreotoB cubanos.
Vlr. , O'Kelly está relacionado oon los jefes de
y faé recientemente al ministerio deNegooioa E:
la libertad de algunos caballeros cubanos (Cu
18 por las autoridades británicas, alegando quf
lontravenido á todas las leyes internacionales.
refiere á los filibusteros llevados á bardo de
ica.
corresponsal asegura que la moción de Mr,
lamento <nn apoyo general,» lo que es más
iy que hacer constar la procedencia de la (
''ono de la isla de Cuba.
' H junta revolucionaria cubana la que fui
I
S16 CRÓNICA DM LA QPBBRA PM CUBA
con la oficiosidad de qae el presidente Claveland ha d
al seoretario de Estado Mr. Olney para que mande :
americano en Madrid una <prop08Íoión amíatosa á E
loB asuntos cubanos.
£1 plan norte americano — iS mejor filibustero — coni
retire <á la primera oportunidad* sus tropas de Cuba
soluta independencia de la isla como RepúbHoa j a*
fondo de indemnización, garantizado por los Estados 1
El departamento de Estado de Washington no hi
de ello, como es natural.
El New Tork Herald concreta por su parte el val<
eión en una nota, observando que para ese contrato
contratantes. «¿Querrá España abandonar Cuba?* — s«
Y la respuesta es de que niagún testimonio ha hf
tender tal propósito en España.
Un francés propietario de un ingenio en Matanz
prisionero por Máximo Glómez, el cual lo llevó en su (
una semana dice que, las partidas de Gómez y Maceo
pre paralelas, cubiertos los flancos por guerrillas, de s
días de su permanencia, los gruesos de ambas column
fuego, aún cuando las guerrillas de los flancos tropessi
Calcula Mr. Laine que entre los dos cabecillas rec
mil hombres bien armados, de los cuales cuatrooienl
supuesto, que sin nada de artillería, ni más impedin
oaballos CEU'gados de manioiones. Los insurrectos, d<
mentaban mascando caña de azúcar; de noche matt
do entraban en algún poblado, costaba gran trabajo i
qae los negros se emborrachasen con ron; así es, que ]
bu tiendas donde se vendía.
Todas las noches se reunían Gómez j Maceo, j pasa
ras combinando sus planes. El coartel general de Maoi
mulatos; el de Glómez de cubanos y extranjeros, gent
y de buena educación. Con la partida de Gómez iba ui
da de música muy mala; pero que entusiasmaba á la
rante los altos que hacían de día.
Maceo — dice Mr. Laine — es taciturno y no se le ^
Gómez, en cambio, es comunicativo, y hasta le gusta
de discursos altisonantes sobre el porvenir de la Repú
suyo propio; respecto á esto, se preocupa sobre todo d
general. Manifestaba verdadera veneración por el
* OBÓNigA DE LA GÜXBBA DB gUBA 517
Campos, y de los jefes de oolumna, al único que temía, y de cuya sitúa*
ci6n procuraba siempre estar e&terado, era García Navarro.
Trabajos de los laborantes.
El Beber, periódico semanal que se publica en Nueva York y se ti*
tala órgano de los intereses generales de los países hispano americanoSi
siendo en realidad órgano de los laborantes y gran fomentador de la in*
gnrrección, publica la Exposición leída por el secretario de actas, don
Oamersindo Rivas, en la asamblea general de puertoriquefios celebra-
da el día 22 de Diciembre último, en Ghimeney Cornell Hall.
«El movimiento de independencia que se inicia en Puerto Rico — di*
ee el citado secretario — cuyo directorio lo tenéis presente, y cuyo dele-
gado general lo es el eminente patriota Dr. Betances; cuyo director efeo-
tiyo lo es el honorable patriota Dr. Henna, honra y prez de nuestra co-
lonia, con Terreforte, Besa y Figueroa, que representan la protesta eter-
oa de la revolución y de la consecuencia, con Fprrest, el sacrificio per-
manente en pro de los intereses de la patria, no es un movimiento
aislado y sin fundamento, es el plan general de una campafta, escrito y
madurado por los iniciadores de la independencia antillana.
El grito de guerra dado en Cuba el 24 de Febrero de este año, tenía
qae repercutir en Puerto Rico, y porque ha llegado la fecha marcada,
no por una turba de aventureros, sino por un núoleo de patriotas ínte-
gros y de representación, es que se os convoca hoy, á fin de daros cuen-
ta general de todo lo hecho hasta la fecha.»
Después agrega que ha llegado el momento de actuar sobre Puerto
Rico y que á eso se dirigen los trabajos del directorio revolucionario,
que ha dispuesto lo siguiente:
«Movimiento de la campaña, bajo la hábil dirección de uno de los
más esforzados luchadores de la libertad antillana, cuyo nombre se dará
i conocer á la hora suprema del grito de-guerra, con oficialidad valien-
te y aguerrida. Plan económico discreto, y sin responsabilidades para
la República mañana, hábilmente dirigido por nuestro digno presiden-
te el Dr. Henna. Solidaridad íntima y eterna con nuestra hermana Cu-
ba, para arrastrar sus mismos accidentes de sacrificio ó de gloria.
ucha de valor, de dignidad; sin la represalia brutal, con la fiebre
del elirio en la pelea, pero con el reposo de la razón en las decisiones;
COI ^ patria por lema y la justicia por norma.
estas horas recorren emisarios entendidos las diversas regiones de
nu( .ra tierra, á salvo de responsabilidades y accidentes. Ellos nos di*
rár jn breve, cual es el estado de las cosas.
>^4mo8 en comunicaciones directas con aquellos patriotas íntegros»
; •..■■>;
/v.
*>*•.-•;
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'■m
,-«?•.
-"?)^j
OBOHIOA D» LA QUERRÁ D» CUBA
tes en la colonia, sonincapacea de la traioíón, pero aun ta-
7 esto sería el colmo de lo ilógico y falta de sentido, que el
leño no quisiera la guerra para la independencia, como e»
lición terminante, como dije antes, y está decidido, allá irá
Sn Con su honda abrasadora, á darles con la dignidad del
la libertad patria; deséenla 6 no un número de convenciona-
^ande y poderoso que fuera. Recuérdese á este efecto el co-
la guerra de Cuba, y véasele ahora: ayer rechazada por la
,oy acogida por todo el pueblo cubano, sin distingos de posi-
aza.>
na con la siguiente amenaza:
el gobierno colonial tomar las medidas que crea oonvenien-
lus puertos, refuerce su ejército, que con ello y sin ello, á la
ida, las expediciones, contando con la inspiración del que
desde regiones desconocidas, invadirán el suelo patrio al sa-
rito de ¡viva Puerto Rico independiente!»
• corresponsal en Bayamo, nos pinta con tristíeimos colore»
ue allí ha causado la guerra.
reros abandonados, las cercas cortadas por todos lados, el gs
), la crianza abandonada, los sitieros teniendo que reconoei
LS poblaciones, abandonando sus fincas de cultivos menoreí
a ruina de los que tenían, algo, la miseria de los trabajadore!
causa de los que creen que Cuba será- feliz con la indepeí
lara ello queman y destruyen lo que hay, valiéndose de la d:
ra volar, puentes, fábricas y todo lo que representa adelant
uta de tantas maestras del entusiasmo y valor de nuestra
iere el corresponsal este episodio de la defensa de Ventas d
poblado que guarnecían 66 hombres, al mando del capitá
áronse los insurrectos de varias partidas en número de má
)mbres al mando de Rabí.
a. lucirse estrenando armamento y un cañón Hotkis, que diee
I un reciente desembarco dirigido por Céspedes, y coataba
unfo con la ayuda de algunos americanos artilleros que co
(D.
táronse con la algarabía y gritos propios de en táctica, ¿'
diez y ocho veces su cañón con proyectiles de cuatro ''
lotes de metralla, con tanto acierto, que diez y siete p
1 en el fuerte pasando el restante por encima de la oubic
itán contestó con certero y metódico fuego, cansándole
do la insistencia del enemigo, resolvió salir con alguna f
loa más cerca y ver si podía conquistarles la pieza. T'^<*"
.-.i>^
<l¿.'''.i
ob6níoa de la qübbba de cuba 519
soldados fueron voluntarios para esto, y tuvo que escoger solo 20, de-
jando al sargento coa los 30 restantes en el fuerte, á quien exigió no se
rindiesen y muriesen todos antes que dar esta alegría á los enemigos de
Eapaña.
El capitán Fernández con los veinte hombres, salió del fuerte, tiro-
teó á los insurrectos, les hizo varios muertos y heridos, entre los prime-
ros al americano que apuntaba, y dirigiéndose veloz con los soldados al
.. panto donde estaba el cañón, no pudo apresarlo porque un negro vigo-
ro8o y hercúleo lo cogió y en hombros lo llevó, pero sí se apoderó de la
limonera sobre que estaba montado, y de los proyectiles que tenían para
continuar los disparos.
La salida hizo que se retiraran los rebeldes desesperando de rendir
' á lacerta guarnición del poblado.
Relato de un prisionero.
El guardia civil Pedro Márquez, que cayó prisionero de los insurrec-
tos y logró evadirse, cuenta los siguientes detalles, que resultan curiosos:
<El campamento de los rebeldes en la Ciénaga de Zapata lo compo-
nían grandes chozajos de varas en tierra, cubiertas de guano de palma,
mal construidos. A uno de estos chozajos le llaman el Hospital, y en él
tienen á sus heridos y enfermos. A otra pequeña choza le llaman la ofi-
cina en que despacha el titulado coronel Matagás.
En un lugar más alto de aquella isleta tienen siembras de plátanos
(lo que por ahí llaman bañados), y á la gente desarmada la ocupan en
sembrar boniatos (tubérculos parecidos á la patata de Málaga). Mata*
gas ordenó que el guardic^ prisionero fuese á tomar parte en estos traba-
jos, dirigidos por un negro, especie de mayoral; pero Lacret no lo con-
sintió. En los días que estuco en el campamento el guardia prisionero,
sólo se alimentaban con carne de vaca asada sin sal, alimento que to-
maban con gusto aquellos negros, pero que repugnaba al prisionero.
«Eq todo el tiempo que duró mi prisión en la Ciénaga — dice en una
carta el guardia Márquez — no vi nunca que los insurrectos practicasen
instrucción militar alguna. Todos los días, á media tarde, un titulado
alférez formaba la fuerza armada de servicio, á la que distribuía en
grupos de á cuatro Ó cinco individuos con un cabo, que salían en distin-
ta lirccciones en servicio de exploración, y además, se nombraban
gi rdias más numerosas, que se constituían en todas las entradas de la
Ci "•^ga.
»r la noche amontonados en aquellos chozajos, hablaban ruidosa*
m ^ de los sucesos de la guerra. De sus relatos resultaba siempre la
ai '"ación de que en todos los encuentros que los rebeldes tenían con
nt *-<^s tropas salían aquéllos victoriosos. Aseguraban que el Gobierno
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OÜEBEA PE ODBA
qae le quedaban en la Peni
los, y daban por Begoro el
B la aeoa lograiíui el triunf
eoíanme que me darían nn
qninientos & su terminación
,e por igoal gozarían todos
ifaerzo á combatir á Españ
1 las amenazas de mnerte. A
ga de Zapata le dan los b
el nombre de <Ouba libre
Derechos de los beligm
.Con el título <Belliger^
se ha pablicado nn intere
bajo en los Estados unid
-. producido nn buen serv
causa española.
La primera parte del
tá dedicada á hacer un
elogio de la conducta de
velaná, y criticar la de e
diputados, banqueros, y
' cerdotes, que abogan pon
ceda la beligerancia á los
ito para propagar sus ideat
la beligerancia, dice el a
o declare beligerantes á Ips
oración no puede hacerla ni
sho, y para esto es necesari
I, impuestas por el derech(
ipatía que teogamos por eo
}limiento de éste se oonsigí
Etricta justicia respecto á qi
lilncidar es si los rebeldes
considerar como beligeranl
rnacional. Estas condicione
ido y con buenos oficiales.
ister el ejército, y un Gobie
e dedicarse al merodeo parí
OBÓtnOi, DI LJ
3.' El Gobierno de la rebelió
miembros qae.le compongan pae<
4.* Deben ser daefios, por lo
de oomanioací(Sn con el mnndo ei
citadas condiciones, será llegado
rantes, pero si les falta alguna de
reoonooerlea la beligerancia.
Dice laego qae, careciendo lof
insalto á España reoonocerlea la
beligerancia, y el caso actual no
es ígnal al de la guerra de snee-
f>i<$n , pues cuando Inglaterra ,
Francia y España reconocieron
la beligerancia á la Confedera-
ción del Sur, ésta tenía un ejér-
. cito re^^ar y era dnefia de tres
6 cuatro puertos de mar, de la
ciudad de Richmond y tenía á
Viíginia como capital.
Se extiende luego en conside-
racionea respecto al derecho in-
ternacional marítimo, y hace una
calurosa defensa de Espafia, di
ciendo qae siempre ha sido una
noble, brava y honrada naci<5n
para cumplir sus tratados, esti
pulacíones y contratos y para
yindioar su honor en cualquier la
Insiste en lo vergonzoso que e
apoyen & los rebeldes, y critica 1<
tiendo qne las tropas españolas lo
S^tin noticias que recibimos
documento, enviado* & todas las p
dos Unidos, á la prensa de los mi
prodnjo un efecto «n contra del r
favor de España.
^-í=S
1.
SIGÚELA GUEFt
kADA. vez, los corresponsales pintan más negra Ja si
guerra.
Una carta qae tenemos á la vista, deja eompí
aun ha de prolongarse.
El estado de inoomnnioaoión en que aquí viv
nos ha hecho perder el hilo de los anoesoa más oalminantes
Se tarde en tarde llegan periódicos de la capital, y por <
algo de lo que ocurre en loa lugares que los rebeldes ha;
teatro principal de sus hazañas.
Mis impresiones, expuestas en anteriores corresponden^
do la triste fortuna del acierto; la guerra se ha extendido
dente de la iala, infestando á las provincias de Matanzas, i
y de Pioar del Río.
Yo sé que carezco de autoridad para hacer la crítica i
sos, que tanto influyen en los intereses de la patria, pero bi
do exponer algunas reflexiones sobre las cosas que con la
laoionan, puedan ir formando juicio de ellas y se explique
punto sucesos que de lejos parecen ó deben parecer inoom]
Extráñanse muchas personas juiciosas de que por un U
tivamente abierto y poblado, cruzado de vías férreas qni
ORÓSIOA DK LA OÜKKBA DM COBA 523
icaoiones y movimientoB de tropas para que sean ocupados rápi-
te loa lagares estratégiooe; de que por enmedio de fuertes j nu-
LS oolumoas del ejército, hayan realizado, sin graves obstáoalos,
la salvaje irrupción que han llevado á cabo les rebeldes expedicionarios
BB provinoias de Matanzas y de la Habana,
leoho no he de cansar la atención á los lectores de esta
le añadir qae la materia prima de nuestro ejército, estos
lados de la patria han puesto de su parte cuanto le han
esistencias físicas para oponerse á las hordas invasoras y
ülizasea sus inicuos y salvajes propósitos de destruir el
lestrofl soldados han trabajado y trabajan píntalo gráfica
ite el siguiente fragmento que copio de una carta escrita
lido jefe que forma parte denna columna de operaciones,
ino de los muchos generales qne aquí tenemos: «Acaba-
r &... después de varias jornadas pencsísimas, en las que
mos almorzado y comido ¿ la vez ya de noche; isomo es-
damos sin columna, pues la tropa está la pobre queja
, la materia prima te todo bondad para que luzcan las
el artífice.
¡os de nuestros soldados, estas jornadas penosísimas, estas
guerra hechas á rombo incierto, marchando á piéince
ras de un enemigo fantasma, perfectamente montado,
1 todas las etapas, orientado con conocimiento exacto de
sus perseguidores, resultan ana lucha desventajosa para
B en realidad no combatimos con los enemigos de la pa-
os rigores de la naturaleza, que agotan la repístencia de
os que no pueden realizar lo que en el orden físico es un
ftdo de guerra es lícito producir un mal menor con objeto
mayores, y ya es hora de que en esta tierra, que ea tan
ría caballar, se apodere de este ramo de la riqueza nues-
ivando á los rebeldes del secreto principal de sus medios
cando á la vez á nne»traa.tropas en condiciones de to-
'es de las marchas continuadas por un país en que no
i transitables. Así se hizo en mucha parte de la pagada
to que me atrevo á señalar como una necesidad de la gue-
a la misma maneraeo lo que se refiere at ganado vacuno,
o que pudiere presamiree, que quien esto escribe tiene
Registros de la Propiedad pecuaria buen número de ca-
o.
i la anemia es el estado natural del individuo y la ali-
i y suBtanciosa la más imperiosa necesidad para la vida
_ '824 OHÓNIOA DM LA. GPKBRA DI QgBA
^ del europeo, aliméntase ¿ tmestros soldados de tal manera qne raya en
Jo mezqaino, sbí en la calidad como en la cantidad de los alimentos. El
exceso de fatigas y la falta de natrioión hacen de los soldados terreno
«boDado para la inTasión de las fiebres, qne tanto abnndan en estos
países tropicales, y de ahí el oreoido número de bajas y pérdidas dolo*
rosas en el ejército, de que es triste y elooaente muestra la pasada gaerra
de los diez años.
- Los soldados, en sas marchas penosas, continuadas, atraviesan terri-
;^':, torios llenos 4e reses Tacanas, que son respetadas á pesar de los aguijo-
^i,%zies del hambre, para qne detrás de ellos vengan nuestros enemigos, y
- no solo satisfagan sus necesidades, sino que destrocen y tiren con lar-
^í ; gaeaa lo que también constituye para ellos parte de lo que llamaremos
'\f\ «1 secreto de sus medios de campaña, porque aquellas reses son el alma-
cén de su aprovisionamiento de boca. Y ¿no es absurdo y hasta .mona*
truoso que nuestros soldados, & costa de su sangre y de sus vidas, goar-
r' den aquellas cosas y pasen hambre en beaefioio exclusivo de nueatros
1^: eaeraigos? Los rebeldes en esta parte son más lógicos qi^e nosotros.
'■^.í Con amenazas de muerte prohiben á los criadores de ganado vacuno la
" extracción de reses para el consumo de las poblaciones; es un medio de
Combatir alevosamente á nuestras tropas tratando de causar baJM por
ia extenuación de las fuerzas físicas. Claro es qae en este punto podrá
. haber quién haga la siguiente pregunta: <¿Cómo encuentran apoyo los
\- rebeldes en los campesinos á pesar de que se apoderan de sus ganados
de manera violenta?* Pues por el fanatismo de las ideas, por la coinci-
{.^ denoia de sentimientos; y cuando no existen estas causas, por las medí-
•':: ; das de rigor que adoptan con todo el que se permita la más ligera cen-
-'■ Bura ó el más leve indicio de infidelidad.
To entiendo qae los jefes de columna deben tener órdenes rigorosas
para que por encima de todas las cosas se alimenten debidamente las
fuerzas de operaciones, sin que en una sola ocasión falte la carne en
abnndancia, con dinero ó sin é!; que lo primero de todo sea la salud y el
Vigor de los defensores de la patria. .
Los recursos militares de los rebeldes, relativamente & sus necesida-
des, parece ser que no les han escaseado, y esto indica la existencia de
nn continuo y bien montado servicio de relaciones con agentes del exte*
rior, que los envían con regularidad. El poner término á este hecho se*
ría, á mi juicio, el principio del fin de la rebelión.
En él terreno de las umas, en los encuentros y acciones qne Uamr
remos serios, nuestras tropas, aunque hayan estado en notable ínferit
ridad namérioa, han vencido siempre, sosteniendo á grande altura '
honor de sns banderas. Sobre esto no quiero yo exponer reflexiones pz
pías; en ocasión y hechos idénticos dijo un general de nuestro ejército
sigoiente: «Pero si es verdad que en todas partes y en todas cironnstf"
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cft.-
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OBÓNIOA D» LA QUERRÁ D» OÜBA 'JSJB^l^^
cias han sido batidos y dispersos, también es cierto que las batidaé y\
derrotas qae^han sufrido no han producido, como debía suponersdi i^;;
abatimiento ni desmoralización.
» Al día siguiente de una derrota se presentan imperturbables á sufrir
otra. Como no tienen ideas del honor militar ni de la disciplina de loa
ejéroitos, como su manera especial de combatir y las circunstancias ven *
tajosas en que 1q verifican no les obligan á hacer nunca grande resisten •
da, sus bajas son generalmente insignificantes, y las consecuencias de
la pérdida de un combate están reducidas para eUos á una carrera máa
6 menos larga y á una dispersión más ó menos completa, durante la cuál
viven á su arbitrio y roban y merodean á su antojo.»
Otras muchas reflexiones podría exponer, relativas á este obscurp
problema de la guerra en Cuba, si no temiese hacer este trabajo excesi*
vamente extenso, cansando la paciencia de los lectores. No es que desis*
ta de hacerlo, sino que queda aplazado para otra ocasión.
De aquí, de la provincia de Santa Clara, nada ó muy poco he de de^
cir relativo á la guerra. Las partidas rebeldes que llamaremos lócale»
marcharon hacia Occidente, engrosando á las de Máximo Qómez y Ma«
ceo. De encuentros y acciones nada ha ocurrido aquí que sea digno de
mención.
El general Marín, jefe del segundo cuerpo de ejército, salió de esta
capital hace ya días á campaña, según avisé por el cable. Situó su cuar- ; r|
tel general en Ciego Montero, pequeño poblado entre Cruces y Cartage*
na, términos municipales del partido judicial de Clenf uegos.
Allí estuvo algunos días al frente dé varias columnas^ en observa-
ción^ esperando el paso de regreso de las partidas orientales, que se su *
ponía venían en retirada, puesto que hicieron una contramarcha hacia
el Sur del territorio de Matanzas, rebasando la línea de Santa Clara por ^ I
las inmediaciones de La Ciénaga de Zapata, acampando en el Indio, ha-
cia Yaguaramas, Cienfuegos, retrocediendo nuevamente hacia Occiden-
te en dirección á la provincia de la Habana. ^
Asegúrase que el general Marín recibió órdenes del general en jefe
para que avanzase hacia Colón, haciéndose allí cargo del mando militar
de aquella zona, que por la orden general del ejército no corresponde al j|
s^^ndo cuerpo, sino á la comandancia general de la Habana.. Sobre es«
tos hechos circulan rumores relacionados con detetminados jefes milita-
., de cuyos rumores ni quiero ni debo hacerme eco, no solo por la gra-
^d que entrañan, sino por la falta de comprobación respecto á su
actitud.
Lo que debía hacerse.
El Pt^hlo, diario de la Habana, se ocupa del movimiento de inva*
n de los insurrectos y dice con razón que debía haberse aislado el foco
M
m
\
i
OBÓmCA DB LA GUKBBA DE OUBA
rsTolnoioiiarío en Is provinoia de Santiago estableciendo nni
ce de operaciones en la de Puerto Príncipe, que lea impidí
refaer EOS del exterior; así se hubiera evitado qae penetrar
el CamagUey, y hasta dado este caso, el j?fe iasorrccto no fa
segaido seguir adelante si la Trocha se hubiese utilizado coa
línea de defensa de Las Villas, como pasó en la otra gnerrt
ce hicieron eea serie de desaciertoB, sino que con la manía d(
laa fuersaa en pequeños destacamentos, táctica contraria á h
eurreotos, no pudo evitarse la irrupción á la províDcia de M
Coa el mapa á la vista se ve claramente la marcha segv
iosnrreotos:
«Súpose primero — dice el colega — que después de atrave
«ha del Jüoaro & Morón, pasaban por Manaoas, Arroyo Blan
te de Sancti-Spiritus — y que, entre Iguará y Tacuasoo, sor{
pequeña fuerza del coronel Segura, con 3.000 hombres. Bata
mera ocasión de pensar seriamente en atajar el avance de I
mez, acumulando á su frente un crecido número de tropas,
no «e hÍEO así, continuaron su marcha las partidas mandada
cabecilla, pasando por Corojo, Pedro Barba, Piríndinga y ]
gar á este punto se dijo que se inclinaban hacia el Sur pars
en la Siguanea; especie inadmisible para todo el que sepa (
«ierra no hay reonrsos de ninguna clase, para la vida, ni exi
mino de salida que el de entrada. Tal propósito, equivalía á '
La noticia, como era de presumir, resultó falsa y se pndo seg
To el derrotero de los orientales y camagUeyanos. Después d
recen en María Rodrigo, La Mandinga, Ojo de Agua, La
Tiempo donde el coronel Arizón trata de oponerse & sn avE
puñado de soldados. Si algnua duda quedaba — que no pod
quedar ninguna — acerba de las intenciones del enemigo, e]
de Mal Tiempo despejaba por completo la situación.
Aquel fué, para todo hombre observador, el instante cr
mar una pronta y enérgica resolución, y esta no podía be
traer por el Norte á Matanzas y por el Sor á Batabanó, toda
que fuera posible para desplegarlas á vanguardia del adver
línea Ouamutas Colón Amarillas, mientras las columnas (
Saarez Valdéa, Navarro y otrab fuerzas de las Villas, ocupa
taguardia da aquel, la línea Santo Domingo Banchuelo Oj<
procurando vigilar las extremidades de las alas.
t' Desde el día 16 en que ocurrió la acción de Mal Tiempo,
!■ en que se presentaron Maceo y Máximo Gómez junto á G*
> tiempo bastante para, atilizando el cable y todos los medios
i cación y de transporte, acumular delante y detrás del enemi
ce á veinte mil hombrea.
c
t
OBÓHIOA DK LA OPBBRA PB OüBA 527 'i
8Ítaaoi¿n un cambio de frente á van^ardia adelantando la
frente el a!a izquierda y la de la espalda el ala derecha, habría ,
>ara precipitar loa einoo mil ínvaBoreB en la Ciénaga de Zapa
cerrada la salida por una doble línea de bayonetas y rodeada
e la Ciénaga de cañoneros, las huestes de Oómez y Maceo pri-
todo recurso habrían tenido que rendirse á discreción, como
de Marzo tn?o que verificarlo la partida de Marrero.
itas horas la zafra se estaría haciendo tranquilamente, la in-
a. estaría herida de muerte y el general Campos habría sido pa ■
uno diario publica una serie de artículos en los que desarrolla
ompleto de reconquista de la isla de Cuba. La síntesis de di
jo es que se necesitan 160.000 hombres efectivos de combate,
iendo en cuenta tas bajas por enfermedad y combate, que esti
1 un 15 por 100 sean 24.000 en todas las operaciones, tenemos
sión que para reconquistar la isla de Cuba se necesita un ejér
14.000 hombres.
ién M Pueblo publica el número de refuerzos de caballería y
]ue ocupan en la isla. Dan un total de 13.500 ginetes, que se
nen en 48 escuadronea con 6 100 caballos, 30 guerrillas de 80 I
j unos 5.000 voluntarios. \
lio el Colega se ha propuesto demostrar que no es cierto que ^
,ba11erfa para poder persegair á laa partidas montadas de Gó- '*
loeo; puea desde la acción de Mal Tiempo hasta el día 7 del ao '
tnal podía haber en Matanzas entre caballería, voluntarios, guerrillas y ¡
guardia civil 8.000 ginetes por lo menos, sin perjuicio de haber monta-
do gran parte de la infantería en caballos de requisa. j
¡Patria! j
Si cada uno de nuestros refranes castellanos no fuese una deesas ver- 'vj
dades indiscutibles, que pasan ya por axioma, cuando no por principio '%
filosófico, bastarían aquellos cantares que inspiran al pueblo español la '^
masa popular para dejar bien sentados estos pTÍncipioa y estas verdades "^
indiscutiblea.
Aquella seguidilla que ya se hizo célebre desde que apareció ento*
nada por el pobre mendigo callejero, que dice:
Et amor qne te tengo ^
parece sombra, ',
cnanto más apartado
más cnerpo toma.
La ausencia es aire,
qne apaga el faego corto
y enciende el grande,
"" nuestro aserto, y viene en apoyo de las opiniones emitidas.
LA. QÜMBRA DM ODBA
ktria oon más vehemencia que euando
eaponden nunca las fibras del sentimieD-
idad que, cuando á través de las distan
oorazdu en la patria, se recuerda el ha-
i laz primera; la triste aldea en donde
3b; la solitaria habitación en donde com
8 abrazos y sns besos: nunca se desea-
con más veneración, que cuando ve
hermosa bandera roja y gualda, honra
nacionales.
tpa&oles residentes en lejanas tierras, al
conmueve á España, den el grito de
alerta y se dispongan ¿ enjugar las
lágrimas en la forma más adecuada.
La colonia española residente en
San Juan Bautista de Tabasoo secun-
dando la patriótica idea de los espa-
ñoles domiciliados en la capital de
aquella República y por iniciativa del
Vicecónsul en el Estado señor don Ma-
nuel Gabuoio Maroto, ee reunió en los
salones del Círculo Meroantü, oon et
objeto de nombrar una Junta Direo-
^ tiva que se encargase de organizar los
trabajos y reunir los fondos oon que
la colonia contribuiría para la campa-
ña de Cuba española.
La Junta general, procedió á la
votación de los miembros que habían
in electos por unanimidad:
Barasorda.
omán Mestas Romano.
I Gabucio Maroto.
lárez González, Joeé Ferrer Oliver, Ga-
iervias.
comunicar á todos los compatriotas
oiÓn de esta Junta, recomendando i
, se sirvieran llenar la adjunta boleta k
mpleados en sos respectivos estable
la la cantidad con que cada uno qnir'
triótico fin.
w recaudado cantidades crecidas ce
<«óinOA DI LA aUSBBA DI GUBÁ
JtJNTA PATRIÓTICA SE SAN JUAN BAUTISTA D2 TABA8C0 (UÉZICO)
IB Jsaí BlrMardl
Cuaderao V^^-T.n, Preolo lO c«n't.>
530 GBONIOA DX LA GUERRA DX CUBA
praeba la siguiente lista de lo recaudado entre los españoles residentes
en el Estado de Tabasoo, para coadyuvar al proyecto iniciado por la
Junta Patriótica Española de la capital de aquella República.
En San Juan Bautista.
Señores M. Berreteaga y C.*, 200 duros; Romano y C* sucesores,
200; Bulnes hermanos sucesores, 200; M. Ripoll y C/, 150; don Manuel
Gktbucio, 100; don Francisco Hervías, 100; don Manuel Saárez G., lOO;
señores Pérez, Rotger y C.% 50; M. Suárez y hermano, 50; Posada y
compañía, 50; don Juan Pardo, 50; don Román Mestas, 50; don Isidoro
de Mucha, 50; don Gonzalo Ramos Alfonso, 50; señores Juan Pizá y
compañía, 50; Trueba, Estades y C.^, 50; don Justo Rozas, 50; don Ni-
colás Berazaluce, 25; señores Gutiérrez hermanos y C.'^, 25; don Félix
Menendez y Ceballos, 25; don Ramiro Cuevas, 25; señora Josefa Gonzá
lez de Bulnes, 25; don José Pagés, 25; don Mariano Prades, 25; don Fran-
cisco Rodríguez Traban co, 25; don Gabriel Goas del Rio, 25; don Anto-
nio de Teresa, 25; señores González Hermanos, 25; Pons, Pastor y C.^, 25;
Forteza y C."^, 25; don Marcelino Cea, 25; don Agustín Escajadillo, 25;
don José Miralda, 25; don Tomás Guerediaga, 25; don Juan Vidal Sán-
chez, 25; don Teodoro Abaunza, 25; don Vicente García, 25; señores
Cañáis y Hervías, 20; don Nícasio S. Gómez, 15; don Rafael González
Sordo, 15; don Juan Cué, 15; don Manuel Arana, 15; don JuanB. Arta-
za, 12; don Fernando S. Noriega, 12; don José Gómez Gabucio, 10; don
Ramón González Vigo, 10; don Juan Ripoll, 10; don Juan Vicens y Fe-
rrer, 10; don Juan Oliver, 10; Dos Mexicanas, 10; don Lucio Amabar,
10; don Enrique Ber mudez, 10; don Zacarías Maestro, 10; don Epifanio
Gutiérrez, 10; don Nicolás García, 10; don Gerardo Aparicio, 10; don
José Merodio, 10; don Ángel Bulnes, 10; don Manuel V. Bulnes, 10; don
Antonio Morell, 10; don Antonio Goas, 10; don Francisco Rodríguez,
10; don Ramón Fernández, 10; don Víctor M. Mantilla, 10; señores Pas-
tor y Villanueva, 10; don Ensebio Pagés^ 10; don Diego González, 10;
don Pablo Riera, 10; don Manuel Azuela, 10; don José Ventura Calda •
ron, 10; don Francisco Albert, 8; don Saturnino Díaz, 5; don Antomo
Valls, 5; don Cándido Vidal, 5; don Ramón Vicens, 5; don Baltazar Gu-
tiérrez Quintana, 5; don Hilario Gutiérrez Quintana, 5; don Vicente Ij6-
pez, 5; don Alejandro Menendez Ceballos, 5; don Mateo Bulnes, 5; d^*^
Manuel Bulnes, 5; don Pedro Vega, 5; don José Villanueva, 5; don A
relio Cereijo, 5; don José Jener, 5; don Juan Torres Llileras, 5; d<
Cosme Pérez, 5; don Manuel Rodríguez, 5; don Victoriano Mingo,
don Carlos Prades, 5; don Pedro Ros, 5; don Marcos Merodio Sordo,
don Juan Pérez Guerra, 5; don Salvador Calvo, 5; don José Albucri
5; don Anastasio Garmendia, 5; don José M/ Mantilla, 5; don Ram"
ORONIOA DB LA QtTKBRk VM CUBA 531
Bemot, 5; don José Mijares, 5; don Tomás Massot, 5; don Gregorio He-
rrero, 5; don Froilán Merino, 4; don Jaan Mir, 3; don Jaime Estival,
3; don Antonio Yicens, 2; don Bartolomé Magraner, 2; don Jaan Bosoh,
2; don Gabriel Maeda Navarro, 2; don Samuel Castillo, 2; don Joan
Labrador, 2; don Pablo Llovera, 2; don Jaan Faster Forteza, 2; don
Jaan Forteza Serra, 2; don Juan Forteza Pina, 2; don Pablo Jener Rie-
ra, 2; don EmiUo Galindo, 2; don Francisco Ardines, 2; don Santiago
Pérez Guerra, 2; don Antonio Cañáis, 2; don Emilio Fernández, 2; don
Ángel Pérez Olivares, 1; don Ángel Sánchez, 1; don Salvador Jener, 1.
En Huimanguillo.
Don Rafael G. Villar, 100 daros; Dr. S. Garrido, 25; don José García
Saárez, 10; don Segando Rodríguez, 10; don Justo M. del Río, 8; don Do-
mingo G. Villar, 5; don José Pérez, 5; don José Cuyar, 5; don Francis*
00 Herrera, 5; doña Carmen C. Raíz, 5; don Benito O. Martínez, 5; don
José Inés Placeres, 5; don Juan Róselló, 2; don Matías Reselló, 1; don
Ángel Pérez, 1.
■
De Pichucalco.
Don Lnis Pacheco Santisteban, 100 duros; don Isauro Morgadanes,
25; don Dionisio García, 20; don Wenceslao Calderón, 10; don Juan Vi-
llanaeva, 5; don Vicente Ortíz García, 5; doña Dolores García, 5; don
Rogelio García, 5; don Fermín García, 5; don Ramón Guerrero, 5; don
Florentino D. Bustamante, 5; don Domingo Morgadanes, 5.
En Cundicacán.
Don Pablo Díaz Gramas, 50 duros; don Mateo Gramas, 20; don Cán«
dido Fernández, 20; don Felipe Rodríguez, 15; don Juan Rodríguez,
10; don José Madon, 10; don Eladio S. de la Riva, 10; don Antonio Díaz
González, 5; don Gabriel G. Mirabal, 5; don Domingo Madrazo, 2; Un
Contribuyente, 5.
En Comalcalco.
Don Ramón Pulido Fernández, 30 daros; d^n Damián Ortíz, 10; don
Antonio Rodríguez, 6; don Manuel Moran, 5; don Francisco García, 5;
f'ñores Villa Cantero Hermanos, 5; don Agastía Somellera, 5; don Pan-
] \o Pérez Tamés, 2; don Juan Bautista Ocharan, 2.
En Tenosique.
Don Dionisio Aguirre, 16 duros; don David Gutiérrez, 10; don Fer-
s ^ndo V. Bulneff, 5; don Bemardino Rodríguez, 5; don Manuel Villa*
i »eva, 5; don Felipe Torres, 1; don Manuel Vega Díaz, 1.
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532 OBÓNIOA DX I.A GUJBRA DX OUBA
En Paraíso.
Don Dionüdo Agnirre, 5 duros; don Félix Ortega, 5.
■
En Jonuta.
Don León Diez, 2 duros; don Antonio D. Lara, 2; don Juan A. Lara,
1; don Julián Madraso, 1.
En Cárdenas.
Varios españoles, 40 duros. — Total, 3.325 duros.
Gastado en oertiflcados, portes de o6rreo, papel para circulares, bo*
letas de suscripción y telegramas, 14 duros. — Liquido producido 3.311
duros.
San Juan Bautista, Enero 9 de 1896. — ^José Barasorda, Presidente. —
Román Mestas Romano, Yice presidente. — ^Manuel Gabucio Maroto, Te-
sorero.— ^Vocales: José Balnes Yillanueva, Manuel Suárez González, José
Ferrer Oliver, Gabriel Rotger Gelabert.— -Secretario, Francisco Hervias.
Véase pues con cuanta razón decimos que el amor patrio toma más
cuerpo cuanto más apartado se encuentra el individuo del sitio en que
nació, pues si bien en la Península no se han escatimado medios para
contribuir al sostenimiento de las cargas de la guerra, los españoles
residentes en apartadas regiones han hecho mas aun y mas oportuna-
mente que cuanto hubieran podido en esta ocasión demostrar por estas
tierras su acendrado patriotismo.
Por eso publicamos los retratos de los iniciadores de este movimiento
de amor á la patria y esta crónica se honra consignándolo así, para que
nada se escape de cuanto interese á la guerra fratricida á que nos han
retado.
Y como no hay flor sin espinas, y el oficio de cronista nos obliga 4
narrar con exactitud lo bueno y lo malo, véase como contrastan con las
hermosas manifestaciones de patriotismo de To vasco, las que contra
España se han realizado en Chile.
Un diario de allá nos lo refiere en los siguientes términos:
cPara anoche estaba anunciado en el teatro Municipal el concier'^>
organizado por la Sociedad cünión Americana» á beneficio de la Gr i
Roja de Cuba.
Esta función fué suspendida por disposición de la Intendencia, oo ►
se verá por la nota que sigue:
clntendencia de Santiago. — ^Núm. 275. — Santiago, 21 de Diciem ^
de 1895. — ^Habiendo vetado esta Intendencia el acuerdo de la ilustre } -
r
OBÓNiOA pg liA emnau p» oüba 533
uicipalidad por el oaal concede el teatro Manicipal para an concierto
que se celebrará esta noche á beneficio de la Cruz Roja de Cnba, pro-
I oeda usted á notificar al administrador de aquel teatro, á fin de que sus-
penda la celebración del concierto, adoptando usted por su parte las
medidas necesarias para que no se lleve á cabo esa función.
Dios guarde á usted. — A. Zañartu F. — Al señor prefecto de policía.»
El señor prefecto notificó al administrador del teatro Municipal la
orden emanada de la Intendencia, y dispuso que la fuerza de policía
que acude al teatro en las noches defunción, no concurriera.
El administrador del teatro Municipal se puso al habla con el señor
José Arce, alcalde municipal, para pedirle las órdenes del caso con res-
pecto á la suspensión del concierto.
El señor Arce le ordenó que no entregara el teatro á la delegación de
la cSociedad Unión Americana», que lo había solicitado, para cumplir
así lo dispuesto por la Intendencia.
Y en efecto, aquel empleado así lo hizo.
A las ocho de la noche comenzó á llegar al Municipal gpran número
de personas, las que se iban imponiendo de la suspensión del espectácu*
lo y quedándose agrupadas en la plazuela, para protestar de la medida
tomada por la autoridad.
Un cuarto de hora antes de las nueve aquel local se veía casi lleno
por completo.
Varias perdonas hicieron uso de la palabra y un grupo se desprendió
de la masa general para dirigirse á la casa del señor Osvaldo Renjifo,
ministro del Interior, con el objeto de elevar su protesta por la disposi-
ción del ejecutivo.
Los otros grupos se dirigieron á la casa habitación del ministro de
España en Chile, señor Salvador L. Guijarro, situada en la calle de la
Catedral, esquina de Teatinos.
La muchedumbre recorrió las calles de Agustinas y Estado, costados
de la plaza de la Independencia y calle de la Catedral.
Durante el trayecto se hicieron diversas manifestaciones de simpatía
por Cuba.
Entre la numerosa concurrencia que había en los portales y en la
plaza, causó la pasada de los manifestantes gran curiosidad y algún te-
mor, porque se ignoraban los propósitos que persiguieran.
Kl oficial de policía señor Luis E. Concha, de guardia en el centro,
i ftndo vio pasar la muchedumbre se dirigió á carrera á la 3.^ comi-
« "ía.
De ahí se envió fuerza armada de á caballo y de á pie, á la casa del
I üistro de España y se pidió más fuerzas á las otras comisarias.
De manera que cuando los manifestantes llegaron cerca del lugar de
fl 'lestino, se encontraron con que la calle estaba bien resguardada.
fe 534 OBÓSIPA P» I^ QÜBRRA DB OüBA
|:. ¿demás de la preeancia de la policía, hubo otra cirounatanoia
I impidió que la muchedambre ee estacionara en aquel punto.
p Cuando la mayor parte de ésta había llegado á la mitad de la
i^^ dra comprendida entre las calles de Morandé y Teatinos, sonó un d
t ro de revólver que puso á todos en íu^ en dirección á la plaza, que
*- do algunos grupos en la esquina de Morandé.
f. Nadie supo quién había hecho el disparo. La policía hizo las i
I gaoiones del caso y redujo á priíión á un cochero del servicio pú
[ que estaba detenido con su carruaje en la calle de la Catedral y t
X,- del cual se oyó la detonación y se viÓ el fogonazo.
I La fuerza armada comenzó á llegar de las divereas comisarías
|. grupos se dispersaron rápidamente.
t' £1 subsecretario del ministerio del Interior, señor Luis Matta,
I prefecto de policía, señor Juan Manuel Cerda, entraron en la casa del
^ Beñor ministro de España á ftn de conferenciar sobre los sucesos que
^ acababan de ocuriir.
L El señor López Goijarro, que estaba acompañado del agregado mili-
\ tar de la Legación, señor José Domingo de Osma, recibió á los repre-
^.-^ sentantes de la autoridad, y el señor Encobar Solar y los otros caballero»
í expresaron al señor ministro que nada tenía qne temer y que todos se
t hacían nn deber en amparar y proteger su casa habitación contra cual'
f, " quier atropello de la turba.
P Cerca de las diez, los diversos grupos de los manifestantes se dirígie
K ron á la plaza de la Independencia y de ahí al Círculo Español.
^ Un piquete de policiales montadof, los siguió para impedir los deaór-
I' denes y logró disolverlos poco á poco.
p. En la puerta de la legación de Ejpaña había un grupo de ciudaduiof
^ ospajloleB, los cuales se portaron con suma prudencia, sin lámar nns
t palabra ni cometer acto alguno qne pudiera herir á los manifestantes.
I, Con este mismo motivo se han pasado ayer á la Alcaldía las signien
tes notas:
^' «Ministerio del Interior. — Núm... — Santiago, 21 de Diciembre 1895.
Ha llegado á noticia de este ministerio, por las publicaciones dalos dia-
h ríos, que se piensa dar en el Teatro Municipal un concierto á beneficio
í de la Cruz Roja de Cuba, y como un acto semejante en un local que de'
b pende de la municipalidad pudiera interpretarse como una infracción de
I los deberes de estricta presoindescia que los fancionarloa chilenos del
mantener en los sucesos que se desarrollan en la isla de Cuba, espero
sirva US. decirme si ese concierto se lleva á cabo con autorización di
corporación que US. representa, circunstancia qne no me es posible a<
tar que ocurra, dada la seguridad que US. mismo me ha dado antet
qne tal cosa no tendría lugar.
Dios guarde i US. — O Renjifo. — ¿1 señor alcalde mnoicipal.»
COEtONIOA DE LA QUEBEA D» CUBA 536
«Intendenoia de Santiago. — Nám. 274. — Santiago, 21 de Diciembre
de 1895. — Por publicaciones en los diarios, tiene conocimiento esta In-
tendencia que debe celebrarse esta noche en el Teatro Municipal un
concierto á beneficio de la Cruz Roja de Cuba, usando un permiso otor*
gado por la ilustre municipalidad. Como el acuerdo que lo concede no
ha sido comunicado á esta Intendencia, según lo dispone la carta fusda-
mental, véome en el caso de vetarlo y suspender su ejecución, por cuan-
to él compromete el orden público, infringiendo los deberes de estricta
prescindencia que incumbe en este caso observar á todos los funcionarios
chilenos.
Dios guarde á US. — A Zañartu F. — ^Al señor primer alcalde de la
ilustre municipalidad. »
^2>m£ssimwm^^:^^Q^m
-HT^^ IDERÜOT.^
AS noticÍB8 particulares añaden nuevos é interesanl
pormenores á las qae contiene el telegrama ofloia
el importante hecho de armas realizado en la pro
de Finar del Río.
El combate, que ha tenido lugar caei á las pnei
la capital de la prorinoia, reviste verdadera imp
or haberse librado contra el tiiioleo de las fuerzas qa<
i Antonio Maeeo,'sino por la vergonzosa derrota y lai
que han experimentado los rebeldes,
se verificó de la manera siguiente:
1 don Ülpiano Sánchez, con ex(gaa parte de nn batal
ílica, doscientos cuarenta soldados del de Basa y
>cale3, salió el 17 de la capital en. busca del enemig
i á siete kilómetros del Sur de aquella capital en las
ar, barrio raral agregado al término municipal de
laceo, á la cabeza de más de dos mil caballos, oo
aetió briosamente á laa fuerzas leales, y aunque loi
I el combate esforzadamente, llegaron á verse en gra
OBÓHIOA D» LA OOBBBA DI ffüBA 537
El coronel don Ulpiano Sánchez, que mandaba nuestra oolamna, to-
mó acertadas disposioíones para sostener sas poBÍoíoneB) y al propio
tiempo enviaba aviso á otra ooinmna qne sabía se hallaba cerca.
Esta, al mando del teniente coronel de Baza, señor Sui Martín, se
componía de 100 hombrea de este batallón y 190 de Isabel la Católica.
Llegó este auxilio en un mo*
mentó supremo.
Maoeojfavorecido por las con ■
dioiones del terreno, completa-
mente llano, y en el que n'o se le-
vanta ni ana sola cerca, evolu-
cionaba con facilidad; la caba-
llería enemiga dio terribles aco-
metidas á los nuestros, tratando
de envolverlos é intimándoles la
rendición.
Las tropas demostraron un
valor á toda prueba, formando
cuadros y acometiendo á la ba>
yoneta con verdadero heroísmo.
Al fin el auxilio recibido des-
animó á los insurrectos, que in-
tentaron inútilmente un nuevo
ataque.
Maceo vio decaer el espíritu
de BU gente y caer heridos á mu-
chos ginetes por el fuego de nues-
tra infantería. Comprendiendo
que era peligroso continuar la
batalla, ordenó la retirada, que
según informes fidedignos, fué
bastante desordenada.
Es considerable el numero de
heridos retirados por los insurrectos; en el campo abandonaron trein-
ta cadáveres, algunos caballos y armas.
En las filas del ejército hay también bastantes y sensibles bajas que
la-ientar: un oficial y tres soldados muertos, y otro oficial y veinte sol-
di los heridos, algunos de ellos gravee; son también bastantes los con-
tl lOB.
Se sabe por confidencias seguras que el enemigo llevó más de dos-
oi atoa heridos, entre ellos el cabecilla Roberto Bermúdez, que comba-
tí -ido en primera línea, recibió dos balazos.
Un prisioiiwo ha comunicado interesantes detalles acerca de los pro*
538 OBÓHIOA D» LA QüMBA PB CUBA.
pósitos de Maceo, que habla abrigado la temeraria esperanza de apoi
rarse de la capital de la proviscia.
La oonduota de las tropas, objeto de nnánimes elogios, se ve enal
cida en una orden del día laudatoria: el general Mario ha felioitadc
los jefes.
La hoja de despedida.
La que circuló profusarneute entre la multitud que ocupaba el mi
lie de la Habana al embarcarse de regreso á la península el genial M
tínez Campos, dice así, después del epígrafe dedicado á dicho genet
<0s váís sin miedo, sin tacha, como vencedor.
Los cubanos no ven la pretendida fatalidad de rasa.
Os miran con veneración y con orgullo.
Os señalan propios y extraños como acabado modelo de nobleza y
de hidalguía, timbres de nuestra patria Elspaña.
A pesar de la violencia con que íe pretende desfigurarlo todo por al
gunoB rezagados en la marcha de los tiempos, en los hogares oubanc
álzanse himnos de admiraoióa, cariño y gratitud en honor vuestro.
Vuestro mando tendrá resonancia en el porvenir.
Los partidos pasan ; la patria es inmortal.
Porque así lo dicta la conciencia universal, os aguardamos. Agnai
damos el premio de vuestra virtud.
Llenaréis una página suprema en la historia nacional.*
La firma de la hoja son estas dos palabras:
Cvha agradecida.
Los optimismos del general.
De El Guadalete de Jerez son las líneas que transcribimos:
(De persona muy allegada al general y que desde que éste llegó
Cuba ha desempeñado cierto cometido, se han tenido en Cádiz oartt
particulares.
Del contexto de algunas de ellas se sacan deducciones, que vieneno
mo anillo al dedo, en la solución grave y trascendental que ha teaii
que acordar el Gobierno.
No oreo oportuno indicar ahora lo poco que sé de esas dedueoion
pero sí haré público una revelación que me hizo Bettanoonr, uno de
tres deportados que llegaron de paso para Ceuta hace varias semanal
Con quienes se recordará que celebré amplia entrevista.
Bettancour, entre otras manifestaciones, que yo me dejé en carte
me hizo una personal de Martínez Campos, de la que por entonces ta
poco creí oportuno hacerme eco.
OBÓNIOA PE LA QUBBBA DE OÜBA 539
Me dijo Bettancoar que Martínez Campos, á los pocos días de des-
embarcar en la Habana le dieron un espléndido banquete al que asis-
tieron como representantes de la Diputación, Bettancour y Tamayo,
otro deportado, que aún se encuentra en la Cárcel Modelo de Madrid.
Martínez Campos se había presentado demostrando gran confianza
en todos, y durante el banquete edtuvo decidor, hasta bromista.
Tamayo y yo— -decíame Bettancour t — estábamos algo distantes del
general, y como conocíamos el estado progresivo de la insurrección, no
nos explicábamos esa confianza, ese buen humor de Martínez Campos.
Era que el general, me añadió Bettancourt, sin duda venía de la pe-
nínsula engañado, confiando en la pronta pacificación de la isla, por no
darle importancia al movimiento.
A los postres, Martínez Campos, con su conversación franca, amena
y hasta chispeante, había disipado las frialdades de la ceremoniosa
etiqueta y hasta hubo alguno de los comensales que se preparaban á
contravenir la consigna de que no había brindis.
Todo este estado de calma y confianza vino á turbarlo un inesperado
incidente ocasionado por uno de los principales factores para el fomento
de la insurrección.
Estaba Martínez Campos saboreando una fruta muy sabrosa del país,
nn níspero, cuando uno de sus ayudantes, un hijo suyo, le entregó un
telegrama.
Martínez Campos no hizo más que fijar su vista en el lacónico texto,
y mudando de color, lívido y convulso, puso término al banquete, le-
vantándose bruscamente y saliendo inmediatamente sin despedirse para
la Habana.
El telegrama le daba cuenta de que acababa de desembarcar Máximo
6ómez.
Desde entonces, díjome Bettancourt, perdió Martínez Campos la
confianza que había llevado de la península.
Con la entrada en Cuba de Máximo Gómez empezó seriamente la
guerra.»
Se^rún participa el capitán general de Cuba en 10 de Febrero último,
han fallecido en el ejército de operaciones los siguientes jefes, oficiales
y 'ropa:
Segundo teniente del regimiento de Cantabria, don José Guelbanzu,
d I de Enero, del vómito, en Santa Clara.
CapeUán del de España don Agustín Lacasa, el I.'' de Enero de en-
fe medad común en Sancti Spiritus.
Primer teniente de cazadores de Colón, don Juan Casalet, el 17 de
D; '*!embre, del vómito, en Güira.
L' .«
540 CBÓiaOA PK LA qiTgRBA DE OÜBA
Primer teniente del regimiento de Aragón don Gregorio Agoilar, el
19 de Enero, del vómito, en Puerto Padre.
Soldados del regimiento de Zamora,. José Fernández García y Blas
Falgueira, el 2 y 4 de Enero, en Sancti Spiritus, de enfermedad y del
vómito respectivamente.
Soldados del regimiento de Granada, José Esteban Yalverde, el 2 de
Enero,. de enfermedad común, José Baena y Alfonso Olmedo, el 5 de
Enero del vómito; José Peralta el 6, y Antonio Salvat el 10, de enferme-
dad común, en Sancti Spiritus.
Soldados de cazadores de Mérida: Francisco Revilla, el 5 de Enero,
Isidro Sanz, el 7, y Pascual de Salvador, el 8, del vómito, en Sancti
Spiritus.
Artillero Antonio Santana, el día 1.^ de Enero, de enfermedad co-
mún, en Sancti Spiritus.
Guardias civiles: Yictor Peña y Antonio Feijóo, el 5 de Diciembre,
Benito Rinja, el 14, y José María Vázquez, el 27 del vómito, en Fomen-
to (Santa Clara), cabo José Justo Yillasante, el I.'' de Enero del vómito
en Holguin; Juan Morcillo Carlos, el 30 de Diciembre de enfermedad
común, en Jamaica; Estanislao Palacios García, el 9 de Enero, idem, en
Sagua; Felipe Fernández Canales, el 29 de Diciembre, de heridas, en
ingenio Triunfo.
Soldados de María Cristina, Manuel Gradames Calavides, Antonio
Frades Fernández, Amador Pérez Losada, José Pereda Moma, Ricardo
Silva Espinosa y Juan Reyes Ortiz, todos en el ataque del ingenio Triun-
fo, el 29 de Diciembre; Antonio Java del Valle, el 30 de Diciembre, de
heridas, en ingenio Triunfo, y Tomás Cortés Pérez, de heridas, en Ma-
tanzas, Román Llovet Pitarch, el 9 de Enero, de enfermedad común, en
Matanzas.
Soldados de infantería del Rey, Juan Cruz Ocóh, el 6 de Enero, he*
ridas, Juan Ruiz Huesca, el 2, del vómito; Nicolás Pastor, el 7, de en*
fermedad común, y Mariano Pinol, el 9, del vómito, en Colón.
Saldado de Cuenca, Juan Diaz Fernández, el 4 de Enero, de resaltas
de heridas en Colón.
Soldado del escuadrón de Santiago, Manuel Sánchez Guerrero, el 8
de Enero, de herida en el ingenio Lucia (Matanzas).
Soldados de Alfonso XIII, José Juan Bonet, 1.^ de Enero, de enfer-
medad común, en Ciego de Avila; Vicente Roca Fernández, el 18 de di-
ciembre, del vómito en Yambas.
Regimiento Infantería Valencia: soldado José Alonso Tañón, e) L3
Diciembre, de heridas.
Regimiento San Quintín: soldado Melquiades León Velasco, el 1(' le
Enero, en la Habana.
r
ORÓNIGA DE Uk OUXRSA DB GUBA 541
•1 ' * ••.'^..
• * - '^"V^i
saldado de Mallorca Antonio Claro, el 10 de Enero, de enfermedad
común i en la Habana.
Soldados de Isabel la Católica, José Svillero Franoisoo, el 11 de Ene*
ro, de enfermedad común, Dayo Bausa Incógnito, el 18 de Enero, de
heridas, los dos en la Habana.
Soldado de Baleares Jorge Argenti Alonso, el 12 de Enero, de enfer»
medad común, en la Habana.
Administración militar: soldado Emilio Fernández Rey, el 14 de
Enero del vómito, en Ciego de Avila.
Cabo r^miento de Tarragona, José Mingues y soldado de Lnchana
Esteban Casols, el 13 de Enero, de enfermedad común, en la Habana.
Soldado de Córdoba, Francisco Almasán, el 16 de Enero, de enfer*
medad común, en el ingenio Loisa.
Cabos de ingenieros Baldomcro Medrado, el 7 de Enero, Tomás Gu-
tiérrez, el 11, y Laureano Muñoz Carretero, el 14 en Yeg^itas; Vicente
Escriba Estruch, el 9 de Diciembre, en la acción del Senado (Colón), de
herida.
Sanitarios: Eduardo Orense, el 31 de Octubre del vómito, en Baya-
mo; Juan Losada, el 2 de Enero, de idem en Sancti Spiritus; Joaquín
S&nchez Alarcón, el 11 de idem en Santa Clara.
Guerrilleros de caballería de Lajas: Nicolás Bavona García y José
Rodríguez Cambón, el 16 de Diciembre, en el campo de batalla.
Marinero Francisco Abelera Giménez, el 6 de Enero, del vómito.
Soldado de infantería marina: Manuel Yelázquez Barca, el 9 de Di*
ciembre, enfermedad común.
Soldados de Cantabria: Domingo Mamet, y de Barbastro, Agapito
Torralba, el 2 de Enero; artilleros, Juan Fuentes y José Ramírez, el 3,
todos del vómito, en Santa Clara.
Soldados de Simancas: José Sabaté, el 1 de Enero; de Galicia, Sal-
vador Brío y de Cuenca, Emilio Molero el 2; de Borbón, Rafael Cenizo;
de Isabel la Católica, José Amado; y de María Cristina, Federico Marín
López, el 3: de Baza, Miguel Pena, el 6; y de Orden público, Manuel
Boca, el 2; de enfermedades comunes, en la Habana; de Zamora, Anto-
nio Taboada, el 4; del vómito, en la Habana.
Artillero: Manuel Fernández Chacón, el 6 de Enero; del vómito.
Soldado de Mallorca Faustino Pares y cabo Rafael Mufioz, el 2 y 7|
dr^ vómito, en Puerto Príncipe, y de idem en el mismo punto el soldado
d( Tarragona Claudio Sánchez Luis.
Infantería: soldados de Vergara Antonio Serrano, 3 Enero, vómito^
Id nzanillo; Isabel la Católica, Andrés Ares, 4 Enero, enfermedad co •
m n, Manzanillo.
Irtillero de plaza Eduardo Rossis, 4 de Enero vómito, San Luía
(( ba).
r"
^
542 OBÓmOA D» LA OÜMtM. DB qpBA
lofanterfa, soldado de Aaia Tomás Piiig, 6 Eaero, vómito, San Luis.
Guardia civil: Felipe Rodado, 5 Enero, vómito, Canto.
Infantería: soldados de Talavera Jaan Pérez Román, Ramón Fer
n&ndez y José Minuere, 5 Enero, Baracoa, del vómito el primero y de
enfermedades comnnes los dos últimos.
S3ldado8: Jaan Fuentes Casanova, Raimundo Losa Alvarez, Jaan
Sanz Marugán, Nicolás Contreras Tnste, Ángel Zamorano Caeanova,
José Rasio Megias, Vicente Hito Rojas, Mariano Ros Casado, Claudio
Nigere Sainz, Lnis Ventura Aranguren, Juan Terser Mootell, Benito
García Pandad, Juan Montell Lasera, Domingo Morites Moreno, Luis
Estanislao Miguel, Paulo Freibot Vendrell, Francisco Gregorio Carbo
nell, Fortunato Rodríguez Barrios, Leandro Gil Mora, José Pomar Gar-
cía, Félix Juan Bell, Matías Martín González, Paulo González del Río,
Juan Bernas Santaellas, Joan Andreu Oasanovas, Carlos Bemnt Care- '
got, Salvador Mayor Cánovas, Antonio Casanova Losa, Esteban Rocaf
full Tello, Ramiro Fernández Barreiro, Anastasio Gutiérrez Agnado,
Fernando Prieto López, Juan Vallarmín Soler, Teodoro Reyes, Barto
lomé Lapaerta, Antonio Roseoh Carbonell, José Cerdán Cortés, Domin
go Gómez Zorrilla, Pedro Pérez Esteban, Lucas López González, Eva
risto Gómez Jiménez, Pablo del Pozo García y Eleuterio Lázaro San Ni
oolás, todos del vómito.
Soldados: José Carrasco Barrionnevo, Antonio Rubio, Benigno Gon
zález Arbosa, Eusebio Larios Pérez, Tomás Blasco Raíz, Daniel Idata
José Orbistendo, Juan Noya Iglesias, Lorenzo Peüa P«fia y Jaime Le
fumell Campos, todos de enfermedad común.
Soldado Ambrosio Gutiérrez Agnado, el primero de Enero de herida
en Matanzas.
Orden general.
Ejército de operaciones en Cuba. — Segunda Comandancia generaL-
Estado Mayor.
«Declarado el estado de sitio en esta provincia por el Exomo. seño
capitán general en jefe del ejército y en previsión de que la prozimidaí
del enemigo ó exageradas noticias expresamente propaladas pueden io
trodnoir alarma en esta capital, que por su topografía, fortificaciones ;
artillado, así como por la potente guarnición que está dispnesta á <*'
fenderla, se halla á cubierto de nn ataque formal por las partidas íd'
rreotas, que cobardemente rehuyen todo encuentro con las tropas: á
de garantir la abdolnta tranquilidad de los habitantes de la Habiuii
evitar desórdenes en sns arrabales y poblados inmediatos á que po<
dar origen la menor algarada del enemigo, y para repeler también,
timamente, con rapidez y energía cualquier agresión, sofocando tr
r
! OBÓNIOA D» LA OUmBA D» OÜBA 543
! improbable movimiento sedicioso interior, he tenido por conveniente
resolver lo siguiente:
1.^ La señal de alarma será: cinco cañonazos consecutivos dispara-
dos por el castillo del Principe, izándose de dia la bandera en dicha for-
taleza ó un gallardete bajo ella si fuera festivo, y de noche un farol rojo
en el asta, cuya última parte repetirán las demás fortalezas, debiendo
tenerse en cuenta, á fia de evitar falsas alarmas, que mientras no se
haga esta señal y á menos de recibir órdenes concretas comunicadas por
medio de los jefes y oficiales de estado mayor y ayudantes de campo y
órdenes, no debe precederse á la formación por los cuerpos, aunque se
oyera fuego de fusilería, petardos ni alborotos, limitándose, si acaso,
las tropas á dirigirse á sus cuarteles, y á su domicilio los voluntarios,
para estar precavidos y dispuestos, pues ya se ha establecido un servicio
avanzado suficiente para dar tiempo siempre á que la autoridad vaya
tomando las medidas necesarias sin precipitación de ninguna clase.
2.^ Una vez hecha la señal, los cuerpos formarán en los sitios que
luego se designan, debiendo concurrir á la formación los individuos to-
dos con rapidez, pero sin escándalo, gritos ni carreras innecesarias é
inconvenientes, pues hacen formar pobre concepto del buen espíritu que
debe animar á los institutos armados. Los jefes de cuerpo y fracción
prohibirán en absoluto los toques de corneta por las calles, y si por
cualquiera circunstancia imprevista se dificultara la concentración de
un cuerpo y hubiere de acudirse á este medio para llamar á los indivi-
duos de él, antes de dar la orden para hacerlo, solicitará el jefe respec-
tivo la venia de mi autoridad, sin cuyo requisito de ninguna manera se
hará uso de las cometas.
3.^ La vigilancia, precauciones y defensa de Guanabacoa y Maria
nao quedan encomendadas á su comandante militar y al teniente coro-
nel de ingenieros don Julián Chacel, respectivamente, que asumirán el
mando de la fuerza armada que allí se encuentra, disponiendo de una
sección de artillería de montaña y otra de ingenieros para las eventua-
lidades del servicio, dándome cuenta por telégrafo y de oficio de toda
novedad que lo merezca, según su importancia.
4.'' Los puestos de formación de las tropas, á quienes se comunican
también con esta orden instrucciones reservadas respecto á su destino,
una vez que estén formadas, serán las siguientes:
Infantería. — En las fortalezas de la plaza, campamento del Príncipe
y Jabaña, cuarteles de Orden público, idem de policía municipal.
Caballería. — Cuartel de Dragones, id. de Orden público, id. de poli-
ci \ municipal.
Artillería. — Cuartel de Compostela, compañía de obreros de la maes-
tr nza, batería volante.
544
OBONIOA DB LA OinOUEU DB CUBA
Ingenieros. — Cuartel de Madera, campamento de las Animas, maes
tranza.
Guardia civil. — Cuartel de Belasooain.
Estado mayor de voluntarios. — Comandante General.
Plana mayor de voluntarios. — Comandancia General.
1.^ de cazadores voluntarios, Muralla y Agniar.
2.^ id. id., Galiano, entre San José y Barcelona.
S.'' Ídem idem. — Reina entre Lealtad y Escobar.
4.^ idem idem. — Cuba y Obispo.
b."" idem idem. — Prado esquina á
Animas.
6.^ idem idem. — Monte esquina á
Parque de la India.
7.^ idem idem. — Amistad y Reina.
1.^ de Ligeros. — ^Muralla entre Cu-
ba y San Ignacio.
2.^ de Ligeros. — Galiano frente á
la iglesia de Montserrat.
Compañía guías del capitán gene-
ral.— Plaza de Armas.
Regimiento caballería de volunta •
ríos. — Monte y Belascoaín.
Escuadrón de húsares idem.— Rei-
na y Belascoaín.
I."" de artillería idem. — Prado fren-
te al Círculo Mili(¡ar.
2.^ de artillería idem. — Águila es
quina á Estrella.
Regimiento montado. — Carlos III,
en su cuartel.
Batallón de ingenieros. — ^Industria entre Barcelona y San José.
Bomberos municipales. — En su cuartel, Obrapía entre Habana y
General de brigada don ▲giiaüa Luqva.
5.^ Los señores jefes y oficiales de todas clases que tienen destino
en la plaza acudirán á las dependencias donde sirven, y el personal de
tropa armada de ellas, al mando de los oficiales necesarios, esperarán
órdenes.
6.^ La guardia municipal, á pie y montada, así como la fuerza
orden público, después de dejar cubiertos sus respectivos cuarteles,
trullarán por las calles de la población, dando aviso de las noveda
que ocurran al jefe de fuerza más inmediato, quien proveerá lo que \
ceda, dándome cuenta.
IJ^ Mientras no se dé orden terminante no se dificultará la circ
ie
I-
■ OHÓNIOA DS LA OQgaEA P» OTTBA 545
t&áa del pdblioo, exigiendo eolamente todo comandante de faena 6 in-
dividao armado qoo Iob tranvías, rippers, carruajes y ginetea transiten
porlaa calles, plazas y paseos al paso precisamente, y no se molestará
tampoco al veoindario oon voces de altÓ ni quién vive, limitándose las
... BlriTCdDdgl* (I intho picho con el proj«<tt... [Pá(. r.2).
jas á impedir los grupos que podrán dicolver, intimándoles primera-
.te á ello con cortesía, y opoDiéodose á toda carrera, cierre de puertas
3Dto 6 ooalqoier acto qne paeda producir esoindalo ó alboroto.
''I que no obedezca de buen grado será detenido, y toda agresión ee
>erá con las armas.
" Tudos los señores generales, jefes, oficíales é individuos que se
DO VS — X. B. Preolo lO o«ii*^
546 ob6otoa pb la apMuu, pi odba
mencionan en esta orden, se atendrán eztriotamente á lo prevenido eo
ella y en laB instruociones reservadas anidas, ain alterar ni variar lo dii-
puesto bajo ningúo oonoepto, á menos de orden expresa y debidamentt
oomnnioada, sin lo onal serán responsables de su onipa conforme á orde-
nanza, espesando del celo y oordnra de los institutos armados, qae no
darán motivo de censara ni correooitSn, ya qae de sa bravura, disoipli-
na y buena urbanización debe esperarse que sabrán siempre dejar bien
puesto el honor de las armas. '
9.° Únicamente al Exorno. Sr. general en jefe, como autoridad sn-
prema, si se hallare en esta plaza, compete el comunicar directamst^
cuantas órdenes tenga por conveniente, aunque se opongan á estas im-
truociones, las cuales serán acatadas y obedecidas por todos, no sin dar*
me cuenta inmediatamente de ello.
Lo que de orden de S. E. se pablioa en la general de hoy para los fi-
nes de ordenanza.
El teniente coronel jefe de Estado Mayor, llamón Domingo.
R&g^SVdV^D
mTTTTTTTrF?TTTTtTTTTfT¥1Tff
Itsrixesl3r*a,s jfixenrzas
s por demia interesante, en oírtraastaacías oomo las
presenteB, saber noticias de la caballería con qne
nosotros oontamoe en Caba, j con la que cuentan los
insurrectos.
Por eso insertamos los siguientes datos:
«Armada la insurrección con los escasos fasiles
~ que existían en los primeros momentos, aumentados después por suoesi*
vas, periódicas y segfnras expedieiones de buques fllibusteros, los efec-
tivos fueron creciendo de nn modo imponmte, sin qne la persecución,
tan tenas oomo difícil, emprendida contra ellos, fuese bastante efioas
para obtener la paralización de sus trabajos orgánicos. Y á medida que
el tiempo transcurría, entre las angustias del vómito negro y de 1<m
agaaceros implacables, otras expediciones marítimas y nuevos núcleos
de gente alsada fortalecían á la insurrección, multiplicaban sns objeti-
os, provocaban la disjunción de las fuerzas persegnidc ras y burlaban
ifaliblemente, gracias al expionaje, á la fragosidad del terreno y al es-
j-itu de hostilidad contra la península, todos los cálculos de la más in-
exible lógica de la guerra regular.
Con los numerosos batallones que los buques trasatlánticos arrojaban
i la isla, nuevas insarrecoiones, en pantos diveríos de las extensas pro-
noias orientales equilibraban la lucha, la forzada inaccióa de las co-
"■ 648 OE^ino* D« lA aüMB»A d» ouba
htmnas, debida al clima mortífero y á las exígenoias^ de un ¿raooi
miento inaudito de aquellas hermosas onidadea del campo de ba
que llegaban á las regiones sable rodas, permitieron á los jefes sej
Ürtas tomar, en medio de eontinnadas huidas, ofensivas tan rápida
mo fugaces, concentracionea amenazadoras para nuestros destaca
tos, y fraeoionamientos inflnitoB, que si son peligrosos operand
pabes neutrales, son absolutamente seguros en las comarcas donde
pfritu de la población es uaa garantía segura de éxito para burla
persecuciones más enconadas. Mas para llevar á cabo esas fugaoet
nifestaciones de una ofensiva cobarde y obtener en momentos deb
nados una rapidez maravillosa de oonoentración, necesitaban los
insurrectos un factor importantísimo en la guerra, un elemento i
pensable, con el que les brindaban todas las regiones de la i«1a, c<
qne podían burlar la persecución, obtener un valor esencialmente
co en el comhate, y un medio con el que asegurar á sos gprándes t
un valor estratégico de inmensa importancia: este elemento e
caballo.
Bl caballo: éite ha sido, en realidad, el elemento de guerra adi
ble elegido por los jefes de la insurreccldn para eludirnos y baria
Montada su iafantería, ó, más exactamente, montados sus efecti
modo de cuerpos irregulares de dragones, qne lo mismo podían bi
i pié que á caballo, á excepción de un cierto núm«-o de cuerpos <
nizados con el nombre de r^mlentos de caballería, fácil les era g
en velocidad á nuestras columnas de infantería, emprender incnrs
sobre comarcM tolo defendidas por débiles fuertes y aun más d(
destacamentos, acampar como conquistadores con la satisfacción i
- encontrarse jamás, ni en una tan sola de sus empresas, con una <
llería peninsular que pusiera sangriento reto á bus audacias y ja
oiosas fanfarronadas.
ConsegaÜa esta organixación mixta, debida ¿ los recursos que
cía el país en ganado caballar, comenzaron á acentuar loa dos cam
mis preatigioaos de la insurrecdiiSn, Máximo Gómez y Maceo, una
siva que podríamos llamar fugitiva, pero que no por eeto dejat
presentar sus peligros, si no en el orden material de un desealab
campo abierto, si en el moral ante las naciones del viejo y nuevo :
do; en aquéllas, por apreciarse ansiosamente el poder militar de nn
pneblo; en é^tas, para acentuar sos simpatías, mostramos hostiUc
hasta declarar la beligerancia á loi titulados héroes de la independí
cabana.
Adquirido, pues, por las gruesas masas insurrectaa el valor esl
gioo tan ansiado, y comprobado su valor táctico en algunas irreaisi
cargas contra puñados de héroes que caían bajo el machete de sus :
merables enemigos, los dos jefes insurrectos se ahogaban en los estr<
OBÓHICA D» LA 0ü«BBA D» OÜBA 549
horiasontes del extremo Oriental de la iala, y la maoclia de la insurreoción
faé extendiéndose rápidamente, entrenándose lacla de la invasión en la
estratégica linea dé la Trocha, que no por estar insnftoientemente de
íendida dejaba de cansarles snperstieioso temor.
T mientras los secuaces y los traidores recorrían aquellas extensas
comarcas redatando, imponiendo, castigando, la. organisacién militar
de los dos grandeii núcleos d,e enemigos se completaba, elevábase el va-
ior militar de sus combatientes y preparaban con profunda sagacidad
el momento de efectuar el osado golpe de mano existido imperiosamente
desde Nueva York por los comités separatistas, para inolinar debida-
mente el ánimo de las Cámaras americanas al recono oimiento de la be-
iigerancia.
Comienza entonces el famoso raid, tanto más famoso cuanto menos
perseguido era. El avance andas, simultáneo, el de los caudillos princi-
pales, se inicia con su aureola de incendios, y mientras nuestra admira-
da infantería emprende la fenomenal . tarea de perseguir un imponible,
su numerosa caballería, todas las fuersas montadas de la insurrección,
avanzan rápida y ordenadamente, sacritcan á su paso los pobres restos
de las más pequeñas unidades tácticas de la caballef ía peninsular, que
encuentran diseminadas dentro de su ¿rbita de acción, y atravesando la
célebre línea de Morón á Jácaro, soberbia línea militar que hubiera sido
dique infranqueable de guardarla dos divisiones de caballería de tres
brigadas, con el apoyo táctico de una infantería establecida con solides
en los puntos estratégicos, invadieron victoriosamente el territorio de
IfataDzas, re apoderaron de una red de ferrocarriles, que destruyeron,
no bárbaramente, como la sensiblería de algunos escritores caMfioa este
hecho, sino como aconseja el arte moderno de la guerra, se remontaron
de nuevo con los caballos descansados que pastaban en aquellos ricos te-
rritorios, y lanzáronse, por último, resueltamente sobre la provincia de
la Habana.
Cañoneo entre nuestros buques.
£9 curioso el siguiente relato que hace un tripulante del Marqués de
la Ensenada, en carta que publica La Voz de Galicia, de la Comña.
Tras de referir en dicha relación las angustias de una navegación
.ligrosa por el temporal que aquel buque corrió primeran^ente al zar*
kr de Olasjfow, y después á la salida de San Juan de Puerto Rico,
lade en su carta el tripulante del Marqués de la Ensenada, testigo de
ayor excepción:
«Al llegar á Punta Maisi tuvimos que arribar á ima playa que eiiste
i la costa Sur de la isla de Cuba, llamada La Caleta^ con objeto de ver
A tiempo abonanzaba.
V
\
650 ' CB¿NICA D« LA QCKRBA D» OUBA
De noche, á eao de las dos de la madrugada, sentimos qae nos di
raron varios cañonazos con projeotil, pasando algunos muy próxim
los barcos.
Al principio creíamos que sería algún buque norte amerioaao.
El Marqnés de la EoBcAada, al sentir los primeros disparos, a]
las Ipoes para do servir de blanco.
Los dos cañoneros seguían con ellas oicendidas, continuandc
disparos hasta qae el primero de dichos buques encendió la luz elécl
y puso las señales de Eapaña, preparándose para hacer fuego; mi
esto vieron nuestras señales, encendieron los que nos cañoneaba]
proyector eléctrico para reconocemos, y ¡figúrese usted, fefior dire<
cuÜ sería nuestra sorpresa al reconocer pocos momentos déspué
Marqués de Molins, que era el buque que nos hacía faego!
En el acto se acercó á nosotros y nos dijo la oficialidad que se h:
figurado que se trataba de haber contrabando de guerra por la cost
que por ser aquel pmito muy á propósito para esta dase de alijos, h:
orden de disparar sobre cuantas luces se vieran.
Excuso decir á usted que este suceso imprevisto y casual produj
los primeros momentos la alarma consiguiente.
Al otro día zarpamos con el Molins á un punto llamado Playa
EiSte, bastante abrigado, desde donde se podía i^ á Gaantánamo á h
víveres, pues no llevábamos más provisiones que para cuatro días.»
Médicos en Cuba.
Con el personal de Sanidad Militar que últimamente embarcó '
Cuba en todo el mes de Febrero, figuran en aquel ejército de oj
«iones:
1 ÍDspeutor médico de primera.
1 Ídem id. de segunda.
6 subinspectores de primera.
8 iiem de segunda.
117 médicos mayores.
127 médicos primeros.
80 mélicos segundos.
350 médicos en total.
Esta cifra constituye bastante más de la mitad del cuerpo de í
dad. Así es que apenas terminadas las oposiciones para el ingreso e
mismo, estaban ya convocadas para Marzo próximo oposiciones c
cíales para Cuba, donde los oficiales médicos están prestando gra:
servicios y demostrando cualidades admirables, habiendo realizad(
algunos hechos verdaderamente heroicos.
lIlililliilllillllllilinH
U beligerancia y los senadores yankees
ÍL eorresponeal de The Times en Washington ha oomanicado á '4
este periiidioo el texto de las reaoInoioneB propueetaa por la Oo- |
<k misión de relaeiones exteriores del Senado en el diotámen aoeT' -^
ca de las proposiciones sobre el reconocimiento de la belige- \^,
rancia en favor de los rebeldes oubanos. A oontinuaciiSn trans- -J
106 ese texto: ;^
I Senado, con el oonoono de la Cámara de representantes, declara 4
deplorable guerra aotnal de Caba ha alcanzado anas proporciones ?:1
ectan á todas las naciones ciñlizadas, hasta tal ponto, qae en el '^
«iado caso de prolongarse más tiempo, será necesario que se haga j
uido aquellos principios y leyes de la guerra reconocidas como
torias por todos los pneblos coitos cuando se ven empeñados en .
18 hostilidades, á saber: el trato de los prisioneros de ambos ejét- '.!
on el debido respeto, conciertos para el canje de prisioneros y
loes militares, treguas, banderas de parlamento, precauciones para
ipitales y provisiones farmacéoticas para loa enfermos y heridos
bos ejércitos.
I acuerda además que esta expresión de las aspiraciones del Con-
lerá enviada al presidente; y si éste presta so concurso, empleará
[na amistosa los buenos oficios de este gobierno, con objeto de que \
552 OBÓHIOA DB LA qpgBBA PE OüBA ^
sea España requerida para que conceda á los ejércitos con quienes tiene
empefiada pierra los derechos de beligerancia, tales como son requeri-
dos por el derecho de gentes. >
Segúa saben nuestros lectores por lo que ya llevamos dicho en esta
Crónica, con el dictamen presentó al Senado la comisión aludida vola*
minoso informe, en el cual, al mismo tiempo que lamenta profundamen-
te el estado de guerra de Cuba, resultado de las reclamaciones de gran
número de los naturales en favor de la independencia, se afirma que él
Congreso de los Estados Unidos, animado por el deseo de respetar d
bienestar de ambos países, desea ardientemente la seguridad de la vida
y de la propiedad, y el establecimiento de una paz permanente, y opina
que debe organizarse un Gobierno que dé satisfacción á los cubanos. Kl
informe prosigue en los términos siguientes:
<El Cong^so simpatiza calurosamente con los cubanos que pretenden
obtener los derechos del selfgovernment para su vida interior y se feli-
citarán de que España conceda la completa soberanfa á los cubanos.
»La proximidad de Cuba á los Estados Unidos, y el hecho de que la
isla se considera umversalmente como- formando parte del sistema coa-
tinental americano, identifioa tan íntimamente á Cuba con la prosperi-
dad política y comercial de los Estados Unidos, que el Congreso no puede
permanecer indiferente ante la guerra civil sustentada en dicha isla. Ele
imposible no tener en cuenta el carácter destructor de la aetual guerra,
que está perjudicando gravemente los derechos é intereses de subditos
americanos en Cuba, así como el comercio legal de los Estados Unidos.
Es notorio que en la guerra pasada, que tuvo análogo carácter, los Es-
tados Unidos cumplieron sus deberes para con ambos beligerantes con
rigurosa imparcialidad.
>S3 acarició la es pjeranza de que España mejotraría la condición de
los cubanos Y dándoles paz, satisfacción y bienestar; pero desgraciada-
mente esto no se ha verificado. La falta no es imputable á ninguna in-
gerencia de los Estados Unidos en Cuba.
^La hospitalidad que los tratados, el derecho de gentes y el cristia-
nismo concedieron á los refugiados cubanos en los Editados Unidos ha
engendrado la desconfianza por parte de España respecto de la fidelidad
de nuestra nación en el cumplimiento de sus deberes de neutralidad.
Esta desconfianza ha sido frecuentemente el origen de serios disgustos
para nuestro pueblo y ha despertado un espíritu de desquite contra 1
autoridades españolas de Cuba, dando así ocasión á frecuentes conti
vcffsias. »
Las hojas en diez dia^.
Según las relaciones remitidas por la Capitanía general de la isla
OBOHIC* DM LA ainnUU PM COBA 553
Cuba, las bajas ooanidas en la primera decena del mea de Eoero en
aqoel ejército resultan laa aipcdentes:
Maertofl en el campo de batalla. 23
De resnltaa de heridas 4
De enfermedades oommies 27
Y del vómito 173
Total 227
Eotre estas bajas figuran:
£1 abanderado del batallón expedicionario de Isabel II don Isidro
Linago Arias, fallecido en Remedios.
Segundo teniente del batallón (x-
pedicionario de Gerona don Narciso
Hemándf z Ardieta, en Minas de Puer-
to Príncipe.
Y teniente de infantería de mari<
na don Nioasio Pon Magraner, en
Matanzas.
El gobernador de Pinar del Rio.
Acerca de la agresión de qn» fué
objeto el gobernador civil de Picar
del Bio, poír parte de nna partida in-
surrecta, dice el Diario de la Marina
corroborando así el juicio que noso-
tros hemos formado:
<EI señor Bodriguez San Pedro sa-
lió el 12 del actual de la capital de bu
provincia con dirección & la Ooloma,
para embarcarse allí é ir á eonferen*
ciar con el sefior gobernador general.
ItB acompañaba nua escolta compuesta de 15 guardias civiles de ca-
ballería al mando del teniente don Baldomcro Navarrete.
A mitad del camino empezaron á ser hostilizados el gobernador y sa
escolta por una partida de 80 hombres poco más ó menos.
Eü gobernador, qae llevaba un rifle relámpago, y los guardias que le
a< mpafiaban, rompieron el fuego sobre el enemigo sin suspender la
n -cha.
Gl teniente Navarrete animaba á sus soldados sin dejar de tomar to-
d I las disposiciones que el caso requería.
)arante la marcha y merced al fuego de los nuestros cayeron herí-
d ' dos insurrectos.
654 obAvioa db l4 qukrea dm cuba
Estos solo locaron matar un caballo de on guardia.
Cerca ya de la Coloma, ana íeocitSn de la fuerza enemiga tra
tar el paso al gobernador j su escolta, interponiéndose entre é
blo; pero el señor Rodríguez San Pedro j Iosbujob se lansaron
y llegaron á la Coloma burlando al enemigo.
Irritado éste peg<3 fuego á una casa de Obras púbUcas qa
Iba afueras de la Ooloma, y allí estuvo hasta que el cañonero h raaers le
huso cuatro disparos de cañón, yendo el último proyectil á reventar en
la misma casft incendiada, que quedó reducida á aecombros.
El señor Rodríguez San Pedro enseguida que llegó á la Habana tai
á conferenciar con el general Martines Campos.».
ün episodio.
Hablando con varios periodistas, ha dicho en la Comña el general
Martínez Campos que Iob rebeldes persisten en rehuir todo combate bB'
lio. Cuando los tropieza una columna de nuestras tropas contestan con
algunas descargas y se dispersan para reunirse más lejos. Ksto es deseS'
perante.
Reñérese del general García Navarro, que tras muchas jornadas fatí'
gosas, sin lograr que los insurrectos le resistieran, encontró á las partí
daa de Máximo OÓmez. üstas, apenas vieron á nuestras tropas, hioieroi
algunos disparos, esoabuUéndose rápidamente. El general, indignado an
te la cobardía de los rebeldes, empinóse en la perilla de la silla del oa
bailo gritándoles:
— (Cobardes: decidle á Máximo Gómez que aquí está la columna d*
Navarro, á quien ha prometido matar.»
Un héroe de i4 años.
El ataque al poblado de Guayo por la partida que manda el negr<
Aniceto Hernández, fué victoriosamente rechazado por los voluntarios
Distinguióse en la heroica defensa un niñd de catorce años, Uamai<
N. Quintero, el cual, en los momentos en que era más rudo el ataque
salió de la casa fuerte en que habita, llevando como única arma un re
volver de reglamento, para acercarse más al enemigo y así fuesen mi
segaros sus tiros y pudieran hacer éstos blanco en ellos, siendo herid<
en estos momentos; pero no por eso se arredró ni retiróse faasta que c
siguió disparar su último cartucho.
Ha sido preciso amputarle dos dedos de la mano, á consecoenoia
la herida.
En los Estados Unidos.
£1 «attomey general» de la confederación, jefe supremo de la ma*
- ORONICA DK lA OUEBIU P« CUBA 555
tratara ha ordenado que sean ^detenidos y procei^ados todos los indivi-
duos de la junta separatista cabana de Nueva Tork, y todos cuantos ha
yan intervenido en la expedición naufragada en el vapor «Hawkins.»
La prensa norteamericana ál tratar de la «resolución» adoptada por
la coausión senatorial de Negocios Extranjeros, se declara en su mayo*
ría, partidaria de la concesión de los derechos de beligerantes á los in-
BorrectoB de Cuba.
El World llama «deber patriótico» el que ha inducido á la comisión,
d Recorder (también de Nueva Tork) quisiera el reconocimiento de la
beb'gerancia, antea de que desembarque el general Weyler, y sino, dice
c¡teDga el cielo piedad de todos cuantos americanos viven en Cuba!»
Edte tono perentorio aparece, más ó menos velado, en los comenta-
ríos de casi todos los periódicos.
En el incendio de Bejucal, los facciosos destruyeron los aparatos te-
legrafieos de la estación del ferrocarril, rompieron la caja de caudales y
se apoderaron de 800 pesos que tenía allí guardados el jefe de la estación
señor Torart.
Después siguieron su obra de destrucción pegando fuego al edificio,
á la casa de la aguada, almacén, barracones y varios carros.
Be la estación pasaron á la bodega del señor Dozal, donde aplicaron
también la tea, porque desde allí se les había hecho fuego. Despuéj de
la de Dosal, incendiaron otras casas, perteneciendo la mayoría á fami
lias pobres del barrio del cementerio^
En la calle de la Sacristía quemaron la fonda del señor Pita, por
asegurar que desde allí también se les había hecho' agresión. En esta
calle destruyeron también casas y establecimientos.
La residencia del vecino don Francisco Gránda Bances, antiguo co*
merciante de tabacos, también fué rociada con petróleo y en seguida
incendiada, pero el fuego pudo dominarse, lo mismo que el prendido en
mía maicería que existe al frente.
El señor Granda, al ver que los insurrectos mandaban salir á las fa
milias á la calle para pegar fuego, suplicó á Máximo Gómez, que res
petase á su familia, compuesta de cuatro mujeres y ocho niños. El ca-
be illa dio entonces orden 4c respetar aquella casa, mandando al propio
tie jpo á varias familias que estaban en la calle que entraran en la mo-
HM a del señor Granda.
?ero apenas volvió la cabeza Máximo Gómez, un grupo que acababa
de »egar fuego á una bodega que existía á poca distancia, llegó con
un norenito como de 14 años, que traía dos latas de petróleo, con cuyo
líq ddo roció la puerta de la casa. El fuego pudo ser dominado.
■<:'';:s
^vt
^1
556 OBáSIOA DM LA OOTMEA DB OÜBA
Al hospital también le empesaron á pegar faego, pero el inoendio
pado ser localizado.
Máceimo Gómez en peligro.
Se dioe que hallándose eete oabeoilla con varios de los sn^os frente i
la casa que ocapaba la fonda del señor Pita, de los altrá de dicha can
partió na dÍRparo, cuyo proyectil alcanzó, matándolo, á un individuo
qae estaba junto á Máximo Gómez. Este, al ver aquéllo, dio orden de
pegar fuego & la casa, no valiendo de nada las Eii^tioas del sefior Pita,
que negaba que de so casa había partido el disparo.
A pesar de los e^f aerzos que ee hicieron para saber quién había si
el indiridno muerto, nada ge ha logrado, por la reserva mostrada [
los insurrectos.
Las bajas.
Nuestras tropas tuvieron dos muertos y 10 heridos, y los insurgen
otros dos muertos y gran número de heridos. Los facciosos se Uevaí
uno de los muertos, dejando el otro, según se dice, abandonado en
pueblo.
El teniente Áharez Toledo.
El pueblo puede decirse ha hecho una ovación al teniente del ba
llón de San Quinlín don Augusto Alvarez Toledo, por sa heroico oo
portamieato y por la serenidad y arrojo demostrados en todos sus ao
mientras el pueblo tnvo en bus calles al enemigo. Al teniente Alva
Toledo es á quién ee deben las excelentes condiciones de defensa en <
se hallaba la cárcel y qué tan excelentes resultados han dado.
El vecindario piensa elevar nna instancia pidiendo recompensa pi
el teniente Alvares Toledo.
Resignación de mando.
El alcalde de Bejucal, señor Zerlinohe, ha pasado al gobernador '
neral un telegrama, en el que le dioe que en. vi^ta de los sucesos ao;
dos en la población, había hecho entrega de aquella Alcaldía y Coi
dancia militar al capitán del batallón de Asturias señor Serrano.
Un tren quemado.
Cuando los ínsarrectos se hallaban en la población, libaba á
oa6moA D« Lk amasA p» püba
,^. JiTocarril el 11*611 número 38, de meroaiu
la Üai6n.
Los iosargentea hicieron doi descargas al tren ¡
nista, doD Antonio Rodrfgaez, lo parara.
Una vez consegaido su objeto hicieron apear al 1
oondastor don Rafael- Sosa 7 'deqiás empleados, y
oabezas de ganado vacuno y cincuenta cerdos que vi
para el encomendero don Lacio Betanooort.
Después rociaron con petróleo los 56 carros qae
tren, pegándoles fuego, y abriendo la válvala á la m
retroceder hacia Quivioán. lU tren recorrió así un k
¡estacionado hasta que quedó totalmente destruido pe
•■•
£1 corresponsal del diario parisiense Le Temp¡
sensacional, desde ta Habana, de la que copiamos I
le tienen interéi porque sirven de base á la prensa
lOlar sus jaioios de la actual insurrección.
(Situación á primeros de Enen
iTJados en Uarzo.
3sde Marzo al 6 de
Mayo 10.113
i\ 8 de Mayo & 21 de
junio 11.904
) Jalio á Septiembre. 24.793
I Octabre y Noviem-
bre. ....... 23.579
t camino 8.000
8.302 soldados.
Bstallones organí!
en Caba. . .
ídem de Paerto K^
ídem de caballeril
Gaerríllas y bat
disciplinario. .
Volantarios. . .
Total general de
batientes. . ,
F'UBRZA.S INSURRECTA
(Situación oficial de Diciembre)
Iximo Gómez, en Ma
Cortlny,enSantat
tanzas
5.000 hombres.
Qaintln Banderai
itonio Maceo, en Ma
Sanctl-Splrims.
izas
4.000
_
Regó, en Matanza
Maceo, en Saotia
Bermúdez,enHat
-de Cuba. . .
3.000
_
Pancho Pérez, en
.i«t, en Santaclara
2.500
—
ta Clara. . .
iex, en Habana.
1.600
—
Periquito Díaz, en
ofT, en Santa Clara
1.500
_
ta Clara. . .
'*, en Santiago d<
Basilio Gocrra, e
ba
1.000
__
lias
S58
OBÓNIOÁ DB I^ aUBBU. OK OUBA
700 hombres-
300 —
500
500
Jnan Bravo, en Trloi-
dad
Pajarito, en Remedios.
Ua&oz, en Cienfaegos.
Clotilde Sarcia, en Cár-
denas
Laia Cbapotln, en Cir-
denas
Perico Cárdenos , en
Cárdenas
Roban, en Cárdenas. .
R. Carrillo, en Uatan-
zae
Total. . . ~
500
500
Lino Pérez, en Trini-
dad
Castillo, en Sagna. . .
Vidal, en Sagna. . .
Cebreco , en Santiago
de Cuba
Zayas, en Habana.. .
Rafael Socorro , en Cien.-
faegos
Rnen, en Cnantánamo.
Miró, en Santiago de
Cttba
Ignacio Soárez, en Sa-
goa
Según et correspomsl de Le Temps, Máximo Oómez, en el mes de
Diciembre y los diez primeros dios de Enero, alzó en armas en las pro-
vincias de MatAnzaa, Habana y parte de Finar del Río más de diez mil
naeTOB rebeldes.
Riqueza destruida.
Detalla luego los destrozos realizadoa, y dice qae fueron deatmfdi
las fábricas de azúcar sigaientes, en territorio de la Habana: en Palo
«Kaeva-Poy», propiedad de Cuervo; en San Nicolás, <Jobo>, cSastre:
«Margarita» y <TereBa>,- propiedad de SouU; en Güines, cProvidenoia:
de Ooicoehea; en Melena, «Teresa* y «San José», propiedad de Sawiti
y «Merceditae», de Pascual; en Darán, «La Gfa*, de Barato, y la «Ji
lia>, de Casofi; en Quivioán, «San Agnatín»; en Hoyo Colorado, «Mai
rín> y «Claro», de Lacoste; en Alqnízar, «Pulido», y otras fabricase
menor entidad.
Añade Le Temps qae los insurrectos entraron é hicieron alto en 1<
pueblos de Vegas, Melena, Guara, San Antonio, Quivioán, La Salai
Güira de Melena, Gandíel, Alqulzar, Hoyo Colorado y otras.
Los perjuicios cansados á los ferrocarriles son enormes. La compí
fi{a inglesa cWestem railway» ha visto incendiadas en pocos días si
estaciones de La Salud, Gardil, Güira y Alqufzar y los 18 pontones ei
tablecidos entre Gondiel y Güira.
Apreciaciones absurdas.
Siguen luego grandes exageraciones acerca del estado de la Hab.
y acompaña á la carta un plano en el cual se precisa día por dfa la n
cha de Máximo Gómez en los meses de Diciembre y Enero últimos,
lugares en que se verificaron los combates, loe campos quemados y
estaciones deitruídas.
OBÓNIOA PS LA OÜKRRA DX OUBA 559
Termina el corresponsal con la absurda propuesta de Máximo Gó-
mez de contratar por dinero la evacnaoión de la isla por el ejército, y
su amenaza de destruir en otro caso toda la riqueza del territorio.
Lo qtce cuesta la guerra.
En un afto^ según datos oficiales, el coste aproximado del ejército de
Cuba es de sesenta millones de duros.
Sesenta millones de duros hubiera costado el solo mantenimiento del
ejército de Cuba, desde el 24 de Febrero del año pasado al día de hoy,
triste aniversario del en que se supo en la Península la noticia del cgri-
to de Baire», si desde los comienzos de la guerra hubieran existido en
la isla los den mil hombres que sirven de base al cálculo. Estos se han
ido enviando por etapas sucesivas, y solo llegan á aquel número los que
hay en Cuba desde el mes de Octubre. Por consiguiente, para computar
la cifra de lo gastado, hay que proceder por otros datos.
La unidad de combate cuesta en Cuba, tomando un término medio
entre el sueldo del general y el plus de campaña del soldado, incluyen-
do lo que representa la oficialidad, /
¡10.000 reales por hombre al año! ^
/
Por consecuencia, y en virtud de datos oficiales, auténticos y feha; /
cientes, puede asegurarse, |que lo que se lleva gastado en el año trans* /
currido de guerra es lo siguiente, tomando las cifras en números redon-
dos, y con un criterio, que si fuera susceptible de error, más bien re-
sultaría por bajo de la abrumadora realidad, que acrecentándola y so- /
brepajándola «
DUEOB
Gasto del ejército de operaciones en Cuba. . . . . 40.000.000
ídem del armamento adquirido, del coste de los transpor-
tes, de la Marina de guerra y de las comunicaciones. . 10.000.000
, Total de lo gastado en un año de guerra (24 Febrero
189524 Febrero .1896) 50.000.000
Cincuenta 'millones de duros cuesta ya combatir la criminal insu*
] tscoión, atendido que solo hace cuatro meses qué están en campaña
4 en mil hombres. Mas como en lo futuro y desde Marzo habrá en la
] la de Cuba cerca de ciento treinta mil soldados, con lo cual aumentan
1 dos los demás gastos, se podrán establecer para el año de guerra que
i »mienza las siguientes cifras:
*^
/
560 OBÓnOA DB hÁ. QDSBBl, DI CUBA
DITMW
Gasto del ejército de operaciones en Cuba 60.000.000
ídem de armamento , transportes , Marina y cobhuú-
caciones 15 000 000
Total para el gasto anual fatoro 75.000.000
El (general Weyler, al embarcarse para Cnba, fijó como plazo parali
terminación de la guerra por ana defloítira, completa, abaolata viotorit
de naestras armas, el plazo de dos años más sobre el qoe ya Ta transen
rrido. Partiendo de ese cálcalo hecho por an general que cuenta ooi
grandes alientos y esperanzas, qae
empiezan & confirmar los hechos y lu-
poDÍendo, para lo que haoemo» á Dios
fervientes votos, que sus faticiaios se
cumplan, habrá costado la guerra de
Cuba, snmaLdo los cincuenta millones
ya gastados, con los setenta y cinco
millones cada" año que se habrán de
gastar:
¡¡200.000.000 de daros!!
Aquí hacemos punto, dejando al
tiempo que confirme ó destraja la
importancia de estas cifras, .de las cua-
les, por BU carácter oficial, que teñe*
mos por absolutamente aatorizado, |
respondemos en abdoluto.
De dónde y cómo áe sacan los recursos ^i
D. Qraaro Cardan.
Los fondos hasta el presente sin
ninguna dificultad insuperable se han arbitrado de la manera signientc
DURIM
Del Banco de España 30.000.00
De la operación con el Tesoro de Parü lO.OOO.OO
De las operaciones sobre valores de Caba 20 000.00
De las ventas de valores de Cuba 25.000.00
De los recursos de reserva . . 15.000.^
Total de recursos autorizados para afrontar los gastos de
la guerra lOO.OOO.i
Como quiera que hasta la fecha no se han gastado más que oiocí
ta millones de duros, como queda demostrado más arriba, quedan f
tivoB Como remanente para seguir la guerra, en tanto no se auto'
oaomoA DB lA Qinnau pb cuba 661
Doevofl reooraos en el naevo ejeroioio eoonómioo; oinoaenta millones de
dorofl. ^
El ejército y sus bajas.
¿1 estallar la iaBurreoeión había en Cuba 13.000 hombrea, y desde
tntonoes se han mandado 117.795.
Las bajas aüoienden & 3.877, distribaÜMít de la manera siguiente:
Noticia de los fallecidos en la isla de Cuba desde 1." de marzo de 1805
á fin de enero de i896.
aérales y asimilados 3
róñeles idem 4
nientes coroneles ídem 3
mandantes idem ■ • 17
altanes idem. . 51
-ñeros tenientes idem 101
no ^6— «.n. Preolo lO oes»*.*
562 CBÓMIOA DB LA QDKBHA. D« "flgBA
Segundos tenientes ídem 54
Capellanes.
Sargentos 80
CaboB. 161
Soldados. ^ 3.394
Total 3.877
Causas del fallecimiento .
En campo de batalla 286 j
De resaltas de heridas. 119 f « q^.
Del vómito 3.190/ '*•'*"
De enfermedades comunes. 282 J
$- \ Crédito del Tesoro de Cuba.
Ei un fenómeno extraordinario el hecho de qae en un pafs que está
en guerra, la moneda circulante, la qne sirve al oomercio y á la vida,
es todavía el oro.
La ampliación del capital y reforma del Banco Español de Coba,
ya acordada, permitirá disponer de una circulación fldaciaria, sólida*
. mente garantida, de 50 á 60 millones de pesos. En la anterior guerra,
sin garantía ninguna, se elevó la circulación á 76 millones de pesos.
El rendimiento de Aduanas se elevaba hace diez años á 20 millones
de pesos. Hoy rinde entre 11 y 12 millones. Conffa la ponencia de los
ministros designados para esto — así lo confirman los datos cffoiales i
que venimos refiriéndonos — en qne una prudente reforma de Arancel
permitirá elevar el ingreso i más de los 20 millones que ya ha rendid
Y sobre el aumento no será difícil levantar de 70 á 90 millones de duro
También cree el Gobierno que la reforma de los impnestos interi
rea podrán rendir, sin exageración, algunos millones de duros que p
drán servir, si otras catástrofes no lo impiden, para nivelar el pres
puesto de la isla y destinarlo á realizar mejoras en la misma.
En síntesis, el crédito de la Península y el crédito del Tesoro de C
ba podrán subvenir á las necesidades de la guerra durante tres años.
Noticias de origen yankée.
Nuestro oorreaponaal nos telegrafió, compendiándolas, las not.
que escribe al Neto York Herald su corresponsal en Caba. Hoy p'
mos añadir á lo telegrafiado interesantes detalles sobre el estado f
insurrección de la provincia de Pinar del Río, á principios del prci.
mes de Febrero.
qBÓNIOA DE hA QUKRBA D» ODBA 563
Máximo Gómez tenía 2.000 hombres; Maceo, 6.000, y hay, además,
otxoB 1.000 repartidos en partidas volantes, cuya misión es despistar á
las columnas españolas que les persignen, y qUe aquel corresponsal ha*
ce subir á 30.000 hombres.
Los insurrectos han dividido la provincia en prefecturas, cada una
de las cuales tiene dos millas cuadradas de extensión. E( prefecto tiene
por principal misión informar al jefe insurrecto de los menores movi*
mientes de'las tropas españolas. Dice Máximo Gómez que conoce per-
fectamente los movimientos de éstas , y que se mueve guiado por ellas.
No sabe j)or la mañana donde pasará la noche, porque esto depende
siempre de los movimientos de los españoles. Reconoce el generalísimo
que no quiere presentar batallas. Yo no puedo presentar batallas, dice,
porque mis tropas no tienen municiones. Tenemos fusiles para 50.000
hombres, unos tomados á las tropas, y otros que ya teníamos al estallar
la insurrección; pero nos faltan municiones. La mayor parte de las que
hemos cogido son de fusil Maüsser, y no tenemos más que unos 500 de
estos fusiles. Deseo, siguió diciendo el ge/ieralísimo, que sepa la gente
de New York y Washington, que solo hemos recibido de los que simpa-
tizan con nosotros en los Estadoi Unidos 500 fusiks y 75 000 cartuchos.
La pérdida del Hawskins, que se supo en el campo rebelde tan
pronto como en el palacio del capitán general, ha sido un goípe muy
duro para Máximo Gómez, quien se ha dolido de ello hace muchos días,
tanto por lo que necesitaba aquellas municiones como por el deseo que
tiene de ver á su lado á Calixto García.
Máximo Gómez — dice el corresponsal del Herald — es un dictador^
un ambicioso del poder; su sola ambición es la de hacer famoso su nom-
bre. Tiene setenta y dos años, y sabe que le quedan ya pocos para con-
seguir 8U deseo; tiene una herida de bala en una pierna, y anda lenta-
mente, pero -se tiene bien á caballo. Cree que si tuviese municiones po-
dría terminar la guerra en dos meses y establecer una República, de la
que sería presidente dictador. Como no las tiene, se contenta con hacer
el mayor daño posible á los españoles, destruyendo los ferrocarriles y
obligando á las columnas á que no tengan descanso alguno.
La disciplina entre los insurrectos se contiene solo por el miedo. No
tienen fe religiosa, pero son supersticiosos. Una superstición muy arrai-
<>-ada entre ellos es la de que es malo para el alma de un soldado muerto
'. que su cadáver caiga en manos de los españoles. Sus heridos están
ien atendidos, á pesar de haber prohibido las autoridades españolas
jne la Cruz Roja preste servicios en el campo insurrecto. Después de un
snouentro los insurrectos llevan sus heridos al poblado más próximo que
cnpan, el cual rara vez dista dos díai de marcha, y en el que tienen
médicos y medicina?.
En su marcha á Occidente hicieron á veces jornadas de 45 millas en
564 OKéHigA PB LA QgMtBA D» CUBA .
un día j estaban arpeados, pero después estaban desoan^ados,
las jomadas no pasaban de 12 millas y no tenian alarmas ni ata
noche.
Máximo Gómez, desesperado ya de conseguir municiones este
no, no desea, segúa dice, nucTOS laureles, y se conforma al repoi
ta que venga la ¿poca de las fiebres y del T¿mito, con cayo
onenta.
En los Estados Unidos.
Las noticias de Nueva Tork (25 de Febrero) son de que á los cinoo
presuntos jefe» de la expedición filibustera del vapor Bermuda se 1"
ha fijado la fianza de 1.500 dollars para cada uno. Los demás han m
dejados en libertad.
Los que han beneficiado de la fianza son: el < general» Q^roía, el c
pitan Hachea, de ¿"iladelfia; el capitán Brabazón; et señor Guerra, tes
rero de la junta cubana, y el capitán Hart, considerado propietario d
Bermuda.
Las autoridades federales, según el mismo despacho, dudan de qi
M establezca la culpabilidad de los procesados, pues faltan testimonii
fetuicientes.
Sabré las díopoMciones de los poderes pdYIicrp, dir<n al Keio Tot
Herald desde Wa»hÍQgton, que el presidente Cltreland tiende enérgic
mente á una iutervención en loa asuntos cnbanop.
SuB simpatías para los insorreotoB es evidente, pero Fe dice que 1:
hecho una promesa tácita á España de no intervenir hasta que la eiti
ción de las lluvias ponga fin á las lachas, en junio.
En esa época, si la revolución no ha sido sofocada, el presidente tii
ne el firme propósito de intervenir.
Los republíoaDOB, que sí no tienen el poder t jecutivn son dueños d
Congreso, cenaurau esos aplazamientos y exigen una acción inmediati
Ño obstante, el senador Sherman, que precide la comÍHÍón de Belf
oioiies Exteriores, y el representante Hitt, pre»¡iente de la oomisión d
Negocios Extranjeros en la Cámara, están díspoeatos á prei>tar su apt
yo al presidente Cleveland, á fin de evitar una acción precipitada.
Acerca de las RÍmpatíaB de loa norte americanos paia con los inn
rrectos, dicen al Times de Londres.
<Aqa{ en Washington está organizada la campaña á favor '
onbanos.
>Y á la par está oi^nizada una sección de policía española, 1¡
dirige con eficacia el señor Bapuy de Lome, mini^tio de España,
«Estamos presenciando uno á modo de desafío constante, qr"
pite en todo el Norte América.
OSONIOA DS LA GÜXRRA DB CUBA 565
»Hay aqa{ un partido cubano y un partido español; mucho más fuer-
te el cubano, por las simpatías que tiene de la opinión pública.»
Censura luego el corresponsal á los senadores y representantes que
están ahora buscando una resolución que condense el reto á España y
en defensa de Cuba, que no saben lo que es prudencia ni calculan las
consecuencias de sus planes.
La prenda fivorable á los insurrectos es más activa que nunca en
Nueva Yoik y en las demás poblaciones.
En Washington, las infiaencias sociales se imponen para ganar á la
causa separatista la prensa y las Cámaras; labor en que están ocupadas
algunas de las piincipales señoras de la capital federal, mujeres entu-
siastas, convencidas, y no muy escrupulosas en los medios de combate.
La política actual de esos ^jíngoes» de esos patrioteros insensatos,
es la de la guerra contra España.
Ebcpuesto por el senador Morgan este objeto descabellado, dice el co-
rresponsal que ha debUitado y desacreditado al partido cubano, pero
que no se desalienta por ello.
Su esperanza entá en hacer aprobar por el Congreso (Sanado y Cá-
mara de Representante^) una resolución que sea firme en el plazo reque^^
rido prescindienio de la firma del presidente.
Si se manda al presidente Cleveland una resolución para que la acep-
te ó la rechace, cree el corresponsal que no habría de aprobar ahora el
presidente de los Fstados Unidos una declaración de una política á que
se ha opuesto rotundamente.
Habla el corresponsal de un periódico sud americano.
Estaba deseoso de conocer aun bravo soldado que había venido como
voluntario de la Argentina, y de quien me contaron hazañas dignas de
grabarse en bronces, á mayor abundamiento cuando el que las había
ejecutado no era ningún hombre en la flor de su edad, sino ya maduro,
con sus cincuenta años, corridos entre privaciones y trabajos rudos.
Para alcanzar mi propósito y aprovechando la circunstancia de ha-
llarse en la Habana Miguel del Campo (que aVí se llama nuestro héroe)
pedí á un oficial español que -me honra con su amistad, me facilitase
una intertoiev con el soldado en cuestión. Prometióme que se enteraría,
ue llevaría hu amabilidad hasta el extremo de enviarme á mi aloja*
Buto, á Miguel, en cuanto las circunstancias del servicio se lo permi-
ran*
Sfectivamente, al siguiente día, sobre las diez de la mañana, cuando
aba yo despachando mi correspondencia, oí sonar dos discretos gol-^
dtos en la puerta.
5C6 CRÓNIOA DE LA QUEBBA DK CUBA
m
— ^Adelante — grité y volvíme.
Penetró, no sin hacerme un saludo militar, un hombre bastante
\iejo, biencarado, que o&tentaba en las mangas de su blusa los galone»
de cabo.
— ¿Le envía á V. el primer teniente X? — preguntóle.
— Sí, señor
— Eatonces viene Y. á decirme que Miguel del Campo no puede
venir.
— Miguel del Campo es un servidor de V.
— Ab! ¿Pero es V, cabo ya?
— Yaya; en&eguida. ¿Ye Y. estos galones? Pues me los ha regalada
El Impardal.
— Bueno, pues siéntese Y. y echaremos^^un párrafo, digo si no tiene
usted prisa.
— ^Ninguna; el teniente me ha dicho; cabo, vaya Y. á la calle tal,
número tal; allí hay un caballero que quiere hablar con Y.; está bien,
mi teniente y aquí me tiene Y.
Sentóle Miguel; hice traer unas copas de ron y cigarros y reanuda
nlos el diálogo.
— Yaya, — díjole y sirviendo una copita de Jamaica — lo que deseaba
de Y. era el que me diese algunos detalles
— Ya lo fié es decir, me lo figuro, por qué me han preguntado
tantos caballeros sobre aquella niñería .....
— ¿Niñería? ¿cuál? *
— ^Aquella de Jatibonico Ya verá Y., si es español y Vizcaino
por añadidura; va uno sobre un mulo, enfermucho, cuando de pronto
vé Y. á unos españoles que la entregan ¿Y. es español?
— No; pei'o desciendo de ellos y los admiro!
—Gracias; pues como le iba diciendo, yo vi la cosa muy grave para
mis compañeros, y como está sangre española no se puede remediar....
hice lo que hice.
— Pues eso quiero yo, valiente, que me cuente Y. lo que hizo.
— ^No tengo inconveniente, aunque después de todo la cosa no tenga
nada de particular.
Cuando llegó á las playas argentinas el rumor de que los manAises
se habían levantado, haciendo armas contra la madre patria, á nadie
cupo duda de que aquella algarada terminaría pronto y felizmente c^n
el oportuno correctivo que las tropas impondrían á los insurrectos.
Pero las sucesivas noticias hicieron palpitar nuestros corazones kj
indignación, vista la tenaz porfía de los laborantes y el indirecto apoj
de no ^0 sé quien.
Entonces un grito unánime de entusiasmo brotó de todos los labi
y el grito fué:
V
OBÓNIOA DE LA OUSBEA DB OUBA 567
—¡A Cuba!
¿Qaé hacíamos allí en saelo extraño, malgastando ana exÍBtenoia,
llena de vicisitudes, sin otro objeto que el triste pan de cada día?
La expedición fué un hecho^ y una tarde, un vapor que ondeaba á
popa la bandera española nos llevó, llenos de airamiento, á aquella
tierra Antillana, que ya conocía yo, por haber servido como voluntario
en la pasada guerra.
8d nos hizo un entusiástico recibimiento en el puerto de desembarco
y nos ñliaron. Yo ingresé en cazadores de Valladolid, al mando del ge-
neral de brigada señor García Navarro. Estábamos en las Villas, y, el
21 de Noviembre — ^siempre tendré presente esa fecha — salí con la co-
lomna hacia los límites de la provincia de Puerto-Príncipe, donde se
aseguraba que los insurrectos, en crecido número se preparaban, unién-
dose, á dar un buen golpe de mano.
Nos dieron el moderno armamento, pero á un servidor, — no sé por
qué — me dejaron mi viejo Bemington, que vale como cualquier otro, si
está bien manejado.
T emprendimos la marcha.
Una larga marcha, caballero, puedo asegurárselo á Y.; entre ciéna-
gas, siempre alerta, sin dormir, comiendo apenas
Yo soy algo viejo, y las fatigas del camino me postraron tanto, que
al llegar á Arroyo Blanco, tuve precisión de darme de baja. Quédeme
pues con alg^unos compañeros y al pasar por allí el coronel Segura, re-
cogiónos, prosiguiendo su camino á Sancti Spiritus. Pero antes de llegar
allí, al vadear el río Jatibonico, los insurrectos, en crecido número^ casi
duplicándonos atacaron la vanguardia.
Me hice cargo áe la situación; yo no había ido á Cuba para ponerme
enfermo y mirar desde el lomo de una muía, (que en ella iba) como mis
hermanos de armas se batían en tan desigual lucha. Observé que un
sargento de Granada y siete soldados se batían como leones con una
nube de mambises, que los sofocaban casi, y que, si no mediaba una
casualidad, era imposible que pudiesen salvar el pellejo. Me sentí repen-
tinamente bueno, apéeme de la muía, corrí al grupo, y con mi bueno y
viejo Bemington, empezó á largar peladillas de á onza, mientras se cru-
zaban entre nosotros frases de ánimo.
— ¡Animo, Granada! — gritaba el sargento á cada instante.
¡Toma, moreno! — decía otro disparando su Mattsserl
5ro desgraciadamente, nuestro valor no podía hacernos invulnera
b a. Uno tras otro fueron cayendo al suelo, heridos; el sargento rodó
d -~ii tíro; un soldado, al sentirse el balazo, avanzó como ciego y cayó
b .ante lejos de nosotros. Al verle un grupo de esa canalla, — ^á cuyo
£i ite iba un negrazo feo como la muerte, — ^se precipitó sobre él, con
4 mo sin duda de rematarle. Distrajo al grupo el fuego que hacía la
568 OBÓmOA DI L4 aUESEÁ DX OUBA
-1
Columna, pero el moreno, sf fruido de otro tan nefp'o y tan feo como él,
púwse cerca del soldado herido, levantó el machete, y, á no ser por on
bayonetazo que recibió el caballo en la grupa, lo qne le hizo peg^ar dq
bote...
— ¿Y quién dio tan oportuno bayonetazo? — preguntó yo.
— Pues verá... yo. Revolvió nuestro negro el caballo; y ciego de oó*
lera, precipitóse segunda vez con furia de chacal sobre indefensa presa,
á terminar la hazafia emp^ada, pero...
— ;Pero qué?
— Que se encontró con la boca de un fusil, que le miraba fijamente,
y aunque Remington, certerito cuando se apunta bien; creyó.'^e el mo-
reno, que el fusil le miraba. para bromear y se arrojó con su caballo so-
bre él, pero el fusil que estaba muy serio aquel día se disparó y el negro
rodó por tierra con nu boquete en el mismo pecho.
— ¿De quién era ese Remington?
— Pues verá usted... mío.
Dice un refrán de mi tierra qne el que habe una buena obra no debe
dejarla á medias, y me vf en la precisa obligación de terminar la riiía.
Puesto que había salvado el reato de vida que pudiese tener mi compa-
ñero, no era cosa de dejarlo para pasto de las auras tiñosaSt y como 70
siempre hago lo que pienso, cogí al herido, pásemelo al hombro con fu
' sil y todo y encamíneme en busca de las fuerzas. Cuando más satisfecht
iba de llegar con mi preciosa carga á puerto de salvación, o( con espau'
to nu trote resonante á mis espaldas. Dejé al herido en el suelo, volvínu
y vi que otro negro, ginete ea otro caballo, se lanzaba contra nosotroi
blandiendo el añlado machete.
Afortunadamente, recordaba la esgrima de fusil y esto me salvó,
y salvó á mía compañeros. Paré, revistiéndome de tanta serenidad
como era necesaria, los tajos y mandobles que me tiraba aquel conde-
nado y en uno de los movimientos, al saltar de lado, pude montar ei
Remington, y montarle y diapararle sobre mi enemiga) fué todo uno; El
negro se desplomó como una pared derrufda, muerto del tiro. Estaba d(
Dios que mi fusil tomase venganza de los Mattsser que le habían afron
tado...
No pude menos de reírme al oír la observación del valiente soldado.
— No lo tome usted á broma, — me dijo Miguel del Campo, — luego nu
han dado un Mattsser, pero créame usted, señor, en aquella mem<
batalla, las manos me quemaban al oojer el cañón del fusil, y nc
que miento si le digo á usted que pasaron de cíen los disparos qui-
en pocas horas.
— ¿Aprovechados?
— Eso no se puede precisar; pero vaya, creo que no se perdien
das las balas, el enemigo era abundante y la distancia corta. Pq"
CTIÓSIOA PK LA QÜMBRA D« POTA 569
iba diciendo á osted, latgo qae el segando moreno bei>ó el anelo, tomé
á montar sobre mis hombros al pobre herido, y prosegaf mi camino,
esta vez sin novedad, paesto qne entregué á mi hombre en manos sega-
ras, dejándole álos camilleros, qae lo tnuladaron & I^ sanidad.
— Valeroso y heriSioo rasgo qae le honra á asted infinito... es nated
nn valiente y me complazco en decírselo aef.
— ¡Ca, no, señor; eso está en la masa de la sangre y yo creo qae to-
dos hacían lo propio...
— No qaiero discutir esa creencia... adelante.
Laego qae dejé al otro segaro, volví á la fiesta como era de obli-
... anulro lUar as |w4U kuwBH Imniavattiw... <Pi(. tlT).
gaoiÓQ. Al onizar por los bagajes vi un espectáculo que me hizo hervir
la Eangre: un numeroso grupo de ínsurrectoa había llegado hauta allí, y
machete en mano, peor que las fieras más crueles, herían sin piedad,
indistintamente á enfermos y acemileros. Trea de éstna fueron asesina-
dos á mi vista. Un pnjre soldado enfermo, lleno de terror ante tal ea-
atácalo, sacó fuerzas de flaqueza, y huía ligero riendo perseguido co-
ima liebre por un fer¿rginete que le amenazaba con su machete. No
/ia salvación para el infeliz; uno de loa golpes dióle en plena cabt za,
rumbándole entre una mar de sangre. Corrí á su lado; yo no estaba
~-mo, y el cobari- nerneguidor de indefensos, dejó la piel en el mis
.jgar de su cobarde hazaña. Tuve que añadir aquel mambís en el
•■tr de mi Remington. Y vuelta á la carga. £1 enfermo sólo estaba
570 OHéSIOA DB LA QÜBRBA PB CUBA
herido. Herido y enfermo no podía caminar, así es que como al otro,
tuve qae oondacirle 4 las camillas. Cate era del batallón de Soria y creo
que oar<5.
Como principio quieren las cosas, yo le había tomado gasto á las
maniobras de matar ginetes y llevar heridos, así es, qne tan pronto oo -
mo dejé el segundo marché á la vanguardia, donde se pegaba de lo lin-
do y caían los proyectiles como granizo. Encontréme con el sargento
herido, á quien olvidé un momento en mis correrías, y al verme, como
quiera qne los pocos hombres que quedaban sin heridas, querían retí*
rarse, gritóme doloroeamente:
— ¡No nos dejéis por Dios, que nos rematarán!
Hice un llamamiento á loa sentimientos generosos de mis compañe-
ros y agrupados alrededor de loa heridoa, esperamos á pie firme el grae-
flo de la colamna, la que recogiendo los heridos encerróles en el cuadro
que se formó para reeútir el empuje de la partida. T como todo tiene su
fin en este mundo, luego que habimos rechazado á aquella horda, vino
la hora del descanso; enterraiaos á los muertos, y en bnen orden, fati-
gados, pero Contentos de noaotroa miemos, entramos en Ignara. Y vea
uated toda la acción de Jatibonico.
— Me ha dejado T. admirado.
— Bah! Loa hombres son según las oirounatanoias... aquel día salvé
JO dos hombrea, pero arrieros somos y por el mundo vamos; puede que
mañana me salve otro á mí y pata.
— ¿Y qué recompenaaa obtuvo Y. por sn brillante comportamiento?
— Pues mire V.
Y me enaeñó el galón encamado que ostentaba en la manga de sa
guayabera.
—¡Hola!
— Si señor; me hicieron cabo; y presumo qae si Dios me pone en
condiciones, puede que suba más.
— ¿Y volverá V. luego & la Argentina?
— ¿Para qué? Ya soy yo may viego, aunque no tenga mucha edad...
si no me toca una chiva y gano alguna crncesilla con aa pensión corres-
pondiente, el día que acabemos con esta gentuza, me doy una vuelta
por el Valle de Carranza y allí me estaré hasta qae Dios sea servido.
— ¿De modo que piensa Y. seguir los azares de toda la campaña?
— Toda; para eao he venido; y ahora — añadió poniéndose de pié, —
sino me manda V. otra cosa, me retiro, haré falta en mi sitio y...
— Tiene T. razón; le doy á Y. un millón de gracias por haber sil'
tan amable; le estrecho ¿ 7. la mano con verdadero orgullo, porque
la de un bravo, y si un día, necesita Y. de mi por cualquier continge
cía, ya sabe donde me hallará.
OBÓNIOA DB LA QUSSBA DB OÜBA
571
—Gracias señor; nada puedo ofrecerle á Y. más que una buena vo-
luntad, cuente con ella.
—Adiós, pues, valiente!
—Quede V. con él!
7 Miguel del Campo, despidiéndose con el saludo militar, salió de
mi habitación, dejándome sumido en hondas reflexiones acerca de las
nobles cualidades, que adornan pechos rudos, asi como el diamante se
esconde entre la pétrea corteza, para no dejarse adivinar sino por la
práotica.
»,
"Fil gezDLex'aJ. 'VsTe^l.ejo
RECEDiDO de gran fama, llegó á la Habana el nuevo capitán ge-
neral de los ejércitos en Caba.
La prensa de las Antillas le había dedicado grandes ariícn*
los encomiátfticos y quien más quien menos, hizo del invicto
general en quien todos tenemos tantas esperanzas, un tipo le-
gendario.
El general Weyler es un soldado valeroso, un caudillo enérgico y
decidido, el general en jefe de nuestro heroico ejército, el brazo impla
cable y justiciero que ha de castigar tantas motistruohidades y tantos
crímenes, como perpetran en nuestros campos de Cuba las abigarradas
hordas del separatismo; no es pues un político receloso inflaído por an-
teriores compromisos, pues no admite diferencias ni categorías, entre
los españoles todos que han seguido la causa del orden y la civilización.
' Y esa es — como dicen en Cuba — ^la más fervorosa .aspiración ^« *o*
dos los españoles Eq las difíciles circunstancias presentes, el i
tante de España debe dirigir todos sus esfuerzos á castigar la i
audacia de los rebeldes, á ña de hacer posible la paz que todos .
mos; y al lado de la superior autoridad, ofreciéndole incondicir^
peración, estarán todos los españoles, sin preferencias de ningi
sin líneas divisorias, sin falsos prejuicios, inspirándonos en el >^
a-
le
A-
O-
0B6nIOA Pg LA QÜJBRA PB OOBA 573
pobre patria que padece, en el peligro á esta tierra que peligra, en el
coito á la naoionalidal que nos defiende, en la veneración á la bandera
que nos ennoblece y ampara, en todos aquellos sentimientos grandea^
que deben mover á los que de patriotas se precian; pero nunca, jamás,
bajo ningÚQ concepto en el interés de bandería y que debe aparecer y
eclipsarse por completo para dejar sitio á las fraternales y hermosas ex*
pansiones de la gran familia española, que ahora debe unirse cada vez
más, si es que no hemos perdido los generosos alientos que constituyen
la característica de nuestra heroica raza.
Esto y otras cosas por el estilo tan justas como patrióticas eran las
que decían los periódicos de Cuba y los de la península apenas conocie
ron el nombramiento del general Weyler para el mando del ejército de
operaciones.
Así es que, apenas el Alfonso XIII doblaba la punta del Morro y
penetraba gallardamente en las aguae de la bahía, la explosión de entu*
dasmo fué inmensa.
£ntre los vi^as, el sonido ronco de las sirenas, de los grandes buques,
de vapor y el silbido agudo de los remolcadores, el ruido era verdade •
ramente ensordecedor.
Solo se escuchaban dos vivas: á España y á Weyler, pero repetidos
por millares de lenguas.
En las azoteas, agitaban las señoras los pañuelos y lo mismo en las
embarcaciones de la bahía^
Los vítores hallaron eco en el Alfonso XIII, que contestó con su si-
rena al saludo de la H ibana; sobre cubierta estaba todo el pasaje y las
fuerzas que iban de la península, y también saludaban con los pañuelos.
Los soldados de caballería agitaban las gorras de cuartel y daban
nutridos vivas á la patria que acababan de dejar y al general que los
acompañaba en el viaje.
E!ra tanta la ansiedad y tanto y tan vivo el deseo de ver al general
Weyler y aclamarle, que gran número de personas de las que se hallaban
en las embarcaciones rodeando el trasatlántico pr^endieron invadir las
escalas de ambos contados para subir á bordo y costó gran trabajo con-
tenerlas en tan legítimo deseo.
Faltaba media hora para que el general desembarcara y la multitud
deseaba verle pasar.
"^tas fuerzas de orden público convenientemente distribuidas desde el
o Je de caballería hasta el palacio de la capitanía general, intentaron
Taño dejar libre un estrecho paso por donde pudiese atravesar el ge-
al Weyler y hasta las mismas fuerzas del ejército que con los volun-
ios habían de hacer los honores de ordenanza al nuevo general en
^ á duras penas conservaban la línea de formación.
rsonas que presenciaron en aquella capital muchas recepciones de
574 OBÓNIOA DE LA QUEitRA DE CUBA
nuevos gobernadores, decían que no recordaban haber, visto nunca, tan
grande y legitimo entusiasmo, como el qiieen aquellos momentos domi*
naba á todas las clases de la sociedad sin excepción alguna.
La masa de los que esperaban, nutrida y compacta, y el excesivo
número de carruajes, ocupaban de tal manera todo el espacio de Iob
muelles y el camino basta la capitanía general, que no se sabía como el
nuevo gobernador había de llegar hasta su palacio.
A costa de grandes esfuerzos, pudo conseguirlo: el público prorom
pía en calurosas y frenéticas aclamaciones: las señoras y los niños arro-
jaban flores y coronas al paso del general, quien no quiso acq>tar nin
gnn carruaje y efectuó su entrada á pié mostrándose muy satisfecho de
la acogida qñe se le dispensaba.
Besó á algunos niños que se adelantaban á saludarle y á ofrecerle
corona. Aclamado por el público, que deseaba verle y oirle, salió al bal-
cón, siendo vitoreado coü delirio.
A las once de la mañana hubo gran recepción en la capitanía y w
verificó la entrega del mando por el general Marín, acto que resultó im-
ponente, así como la alocución que el general Weyler pronunció á los
allí presentes.
He aquí su discurso al tomar posesión del mando:
«Vengo animado de los propósitos generosos de España. Seré tole-
rante siempre que la tolerancia sea compatible con mis deberes. Vengo
á mantener el alto hombre de la patria y acabar la guerra en los cam*
pos y en las ciudades.
> Tanto los peninsulares como los insulares deben mostrar sin tregoa
y sin descanso su amor á España, sacrificándose por ella.
>Todos, así los unos como los otros, han dado pruebas ya de su pa-
triotismo, y recuerdo con orgullo, como español, la lealtad con que en
la guerra pasada los hijos de Cuba formaron columnas que prestaron
grandes servicios á España.
> Espero que estos servicios serán hoy tan generosos y tan importan-
tes como lo fueron *en aquella lucha pasada.
> Mientras dure la guerra — ^añadió — ^no admitiré distinción alguna de
política.
> Condeno toda política que no sea la política española.
>No admitiré á mi lado camarilla alguna.
>Sólo existen para mí en Cuba españoles y separatistas.
>Mi misión en este punto será la de deslindar los campos, haci Ao
separación perfecta entre los que aman á España y los que luchan )n-
tra España.
>Acogeré con benevolencia toda queja justa que me sea dirig >, é
informaré mis actos en la más estricta justicia. »
OSÓNIQADX LA GUSBRA DB gUBA 575
Eq la alocución dirigida al pueblo por el nueyo gobernador general
de Cuba, dice lo siguiente:
cTengo la confianza de conservar la posesión española, hallándome
dispuesto á no perdonar para esto ningún género de sacrificios.
> Cuento para esta obra con el valor y la disciplina del ejército y la
marina, con el patriotismo y abnegación de los voluntarios y con el
apoyo de los leales habitantes de Cuba, así insulares como españoles.
>Seré generoso siempre con los vencidos y no perdonaré medio para
premiar á los que auxilien la causa de España.
^Tampoco me faltará la decisión propia de mi carácter para casti-
gar con rigor á los enemigos, á los que ayuden á éstos y á todo el que
trate de rebajar el prestigio de España.
«Prescindiré por completo de la política. Mi misión principal es la
de concluir la guerra, sin perjuicio de ayudar al gobierno, el cual cono-
cedor de las necesidades de la isla, concederá oportunamente aquellas
reformas políticas y administrativas que estime necesarias. >
Respecto á las opiniones que de este ilustre militar, tenían los cuba-
nos comprometidos, pero no descaradamente, he aquí lo que se dice:
«Ahora... — dice un periodista que conoce el paño — ^tememos mucho
por el porvenir, porque ó no quieren decir nada las palabras del gene*
ral Martínez Campos, ó quieren decir que sin su garantía se impondrá
aquella política de crueldad que sin razón atribuye á los partidos men •
clonados, y nadie que no lleve la fe de bautismo peninsular podrá vivir
tranquilo colocando de esta suerte las cosas en una peligrosa pendiente.
Coincidiendo con esto, el Gobierno nombra al general Weyler, y en
el acto se determinan los fenómenos de emigración que temíamos.
No es para nadie un secreto que el general Weyler se distinguió en
la guerra anterior por su extraordinario rigor.
Cuantas veces se ha anunciado su nombramiento para el mando su-
perior de Cuba, otras tantas se han revelado aquí los temores.
Viene el general Weyler con la nota de la brillante campaña hecha
sin ruidos en Barcelona contra el anarquismo, y tiene el buen cuidado
de hacer dos afirmaciones capitales: una, que no es ni será sanguinario;
otra, perseguirá sin contemplaciones á los espías y traidores.
Hacía dos horas que se habían hecho públicas sus declaraciones.
La Habana ofrecía un cuadro interesante.
Era frecuente oír decir cosas como éstas.
— Fulano está hadendo la maleta.
— Se marchan á los Estados Unidos el señor Zutano y Mengano.
— Se han pedido en el Gobierno civil hasta 700 pasaportes.
— Hay pedidos 300 pasajes en los vapores de Tampa.
Anoche, sin ir mis lejos fué detenido un amigo nuestro por otro que
" era suyo, entablándose entre ambos el siguiente diálogo:
576 CBáWIOA Pl I«A OUK8BA PB OOBA
— Oje, ohíoo, vea acá. Te voy á pedir un consejo.
— ¿Qué te pasa?
— Nada. ¿Tá orees que yo debo maroharme?
—¿Por qué?
— Hombre, yo he hablado, ¿sabes?
— Baeno, paea'no seas bobo y no hables más.
— Sí, ¿pero tú crees que yo voy & dejar de leer los periódioot
— Lee loa nacionales y cállate la boca.
Me extraña — decía un distin^ido cubano — qne haya tañí
qae se qaiera marchar.
— Para mí lo mi^mo es Wey-
1er que Campos.
Él que no tiene OoCo no tiene
miedo.
Además, esos que se van por
que sí, tendrán que arrepentirse
si es que no eitán comprometi-
dos, porque si oreen que van á
pasar fuera una tem^uradita se
equivoCMi.
Un a&o aguantarán algunos,
pero después ya veráu lo que les
pesa, 'porque empt ztrá á faltarle
\o m&i neoeEatio pnra la vida.
Hay que conveuir en que no
les falta razón.
¿Por qué se van?
Respetemoasu determinación; O
pero anotemos el fenómeno oo- -^
mo determinante áA cambio de "*""*■"■"""'"■
situación entre la pnlftica que representaba el general Martíi
pos y la del general Weyler.
— ¿Qué pasa con Ion generales?
— Con los genérales... ná.
— ¡Pero si dioen qie hay algunos que quieren marchar oon
— Si lo dicen; perú... no eí> verdad.
— Me tranquiliza. >
El Correo Militar, autoridad iudiacntible en todo aquello ^
lacioaa oon el Marquéit de Tenerife, dice lo que sigue:
(No piensa, puei>, ni habla el general Weyler como alguno
huyen; sabe perfectamente loque en su nombramiento oorreí
los poderes públioos, á la representación del Estado y lo que lai
tes de la opinión pueden haber influido. Y de esa comiia confia
OaáwlOA. D» LA qPlBBA DB OCBA 677
eorará eonaervarae digno. Sin parar mientes en pérfidas insinaaoiones
■obre tal panto, oomo no las pararA tampoco en las insidias lanzadas
uerea de la designación de determinados generales para ir oon él á
compartir las glorias j fatigas de la campaña.
1
... U «nbaMadi « qn IBaroB nTultoa ]« nattlct taliUd».
Lparte de qneco le correspondía indicar moíupro/)rto esos generales,
perjaieio de ser consultado por el Gobierno, oomo se hace con todn
cridad de su categoría, al llevarlos gastoso á Cuba, no ha necesitado
.yantarles nada, sino recordar las oondioiones exolasivamente militares
•> posee cada nno. A sus órdenes han servido todos; los conoce bien; ve
'«Uofl titiles auxiliares y los lleva consigo. Lo demás no hace al caso.
Oiuulet-DO 9^—1. a, Prsolo lO oent**
OBÓNIOA D* LA OUKBU. OB OUBA
) Tenerife faese político, y formando parte de nn mi-
dar candidatos para unas eleocionea y se presentara,
ral A como republicano <5 el general B como carlista,
paría de tal asadto sencillamente para negarles el
)e por la patria basta con ser español, y será mejor
tenga, así haya comulgado en los altares de la repú-
ono hipotético de don Carlos.
I de S. M. piensa asi y procede con arreglo á tal prin-
Itar otra vez la harmonía que debe existir entre
general en jefe.
ae puede decir sobre algo que convenía abordar para
i en su camino.»
Documento curioso.
rtel General del Bjéroito Libertador.
Ingenio de Santa Rosa, Eaero 10, 96.
a & que ya queda suspendida la operación de la ia-
occidentales y por lo tanto no se hace necesario el
rales, dispongo lo siguiente:
leda terminantemente proliibido en absoluto el in-
Les.
tratados con la mayor severidad de la disciplina mi-
'al de la revolución los que contraviniesen á esta dii*
a que sea su categoría ó situación en el ejército,
destruidas las máquinas y fábricas de los iagenios
disposición salvadora intentasen emprender de nue<
respetados en sos peraonas y en sus labores agríoo-
itea pacíficos de la isla, cualquiera que sea bu na-
te, Múairno Gómez, »
El calDecilla Oepero
o8¿ Loreto Cepero es un criollo joren, de robusta oonaü-
taci<5n, y no obstante .de ser sn ilustración bastante li-
mitada, goza entre los auyos de bastante autoridad,
como lo prueba el hecho de habérsele nombrado coman-
dante del ejército libeltadol.
Máximo CMmez, á pesar del renombre que Cepero Üene, no lo estima-
ba antes y no se recata al decir que el citado guerrillero era un cobar-
de, y que tan pronto como pudiese haría por deshacerse de él.
No era esto desconocido de Cepero, quien se propuso captarse las
simpatías del ffeneralisiTno, con un hecho qne alcanzase alguna reso-
nanoia.
Presentósele la ocasión de distinguirse en el infortunado encuentro de
Mal Tiempo y realizó oampUdamente sos aspiraciones.
\f andaba la vanguardia de la partida de Regó, y preparó la emboa-
c ' en qne fueron envueltos los noveles soldados de Bailen,
erminada la acción, Cepero se presentó á Máximo Gómez, y arro-
ja .o á sus pies unos cuantos fusiles MaÜ-tser le dijo:
^Excelencia, esos Matisser tintos aún de sangre española, los Iw co*
g ~ yo con la hoja del machete.
lo que ooutMtó el generalísimo:
1
(BtOWm DM LA QÜMBEA DM COBA
> libra da ser quiftdado de ana gaáHima.
loa nñiió el propio Oepero, al jefe de la ta»
íerle.
ia hay á qne oanaa haya podido obedecer el qi
nas y tomara pasaje i bordo del Argonauta.
il generalísimo f aprovechando el deseo qne t<
) era valiente, le confiaría nna de las machas <
mentó da á los sayos cerca de los laboranti
0 resaltas la oombinaoitSn; y gracias á on oí
Bonocía personalmente, el señor Monasterio,
leí Argonauta en la signiente forma:
e baque, con dirección á la Habana, el fisc
>ral de Sinta Olara, don Enrique Yázques,
■ía y exprimer jefe del batallón de San Quintil
constar que este jefeoperó como subalterno e
abe, por lo tanto, lo qae entre manos ae trae,
o, re(übi6 el señor Yácques una inesperada o
&a la que no se determinaba nombre ni coi
ae iba en el buqae un pájaro de cuenta.
T'ázqaes al capitán del barco: éste le autorizó f
lo en el momento de cobrar los pasajes, poi
la camareta; la operaolón ss verificó y no c<
lono el pasajero don Lorenzo Dapuy.
m guardia civil qae iba enfermo, estableció
señor Vázquez, y se esperóla hora del almuev
esentándose el tal Dopuy en la mesa se le mi
[ue se encontraba indispuesto. >
>reseQtó en el camarote, acompañado del oaj
nsertamos el parte oficial, donde consta el diá!
militar de la comandancia de Santa Clara,
mi cargo, necesito saber como se llama nsl
renzo Dapuy, como lo acredita esta cédula de
la Habana.
ola nada significa, por ]a facilidad con que es
hago caso omiso de ella, y uo creo que usted i
roca usted.
1 vamos á ver ahora mismo. Ordenanza, diga
arios señor Monasterio, qae me haga el obse
^
OBÓmOA DB LA QÜSKBA DB CUBA 581
tiompareoió el tenieatei y el eeñor Vázquez lo interroga en esta
forma:
— :¿Oonooe usted á ese hombrr?
— ^Sí, señor; se llama José Loreto CeperOi y lo conozco por haber sido
su padre arrendatario del mío.
— Sí| yo soy Cepero — responde el cabecilla.
— ¿^ decir — agregó el señor Vázquez — que usted es el titulado co-
mandante segundo jefe de la partida de Regó y quien mandó la van-
guardia insurrecta en la acción de Mal Tiempo?
— ^Sl mismo, el mismo; y á propósito, señor teniente coronel: ¿por
I qué ponen ustedes á esos soldaditos nuevos á la vanguardia? Nos los co-
! HEMOS COMO GOBBIOÑZS.
i £1 jefe español midió con despreciativa mirada á aquel insolente y
\ no contestó la pregunta; lo constituyó en prisión y no sin peligro pudo
conducirlo á la Habana y presentarlo al general en jefe, quién lo entregó
I al general Arderíus, que dispuso su traslación al Morro.
I Al ser registrado, se le encontraron 140 centenes y una cédula de
ciudadano americano, extendida por et cónsul de esta República en
Cienfuegos, cuando ya el Cepero se encontraba en el campo rebelde.
I Cual será la suerte que alcanzará al sanguinario cabecilla, no se sabe.
El y los suyos empéñanse en demostrar que iba á la Habana á pre-
sentarse al general en jefe y someterse al Gobierno legítimo. Otros, los
más, juran que llevaba una misión secreta de Máximo Gómez.
Sea lo que fuese, Cepero no dejará de ser un traidor, un cabecilla
insurrecto y un asesino de los 70 soldados de Bailen, por él mandados
I machetear.
I^A. Ij-A- dvc^^hi
05 fllibosteros tenían necesidad de hacer ana qne
sonada, ya qne tantaa eran las palixas que Uevaban i
tropas leales.
Lo habían intentado todo y no les quedaba mi
oarsos qne acudir al ya gastado resorte de preparai
embarcos de hombres y dinero,
tocóle en suerte á Calixto García: el cabecilla de más
L las filas insurrectas, y dicho y hecho; no bien se
ido la expedición estaba dispuesta.
ectos daban mucha importancia & esta expedición,
•nte para nosotros no faé así, porque la providenci
siempre de todos estos asuntos, aguó las esperanzas i
lecidoB de la patria.
teros salieron del puerto de Nueva York el sábado p
!arzo) en un remolcador qne se dirigió al Sast Hiver
S navegando hasta encontrar la balandra Hawkins.
Ulaba preparada para zarpar y tenía sobre oubiertf
gnerra y muchos sacos de carbón.
. del barco aseguró á Calixto García y mui oompaf
men tiempo dnrante varios días.
OBOKICA DB LA QUIEBRA DB 0ÜBA 583
Esta afirmación, llenó de regocijo á todos los expedicionarios y la
Hawkins dio vuelta á Moncaarte Point, dirigiéndose hacia el Sur.
Durante todo el domingo, navegó el barco en excelentes condiciones,
pero á las nueve de la noche se inició un tiempo duro, y la máquina co-
menzó á hacer agua.
Esto alarmó sobremanera á los tripulantes y pasajeros que comen*
laron á protestar de las afirmaciones que el capitán les había hecho,
hacía poco tiempo.
El capitán no se inmutó por ello, pero comprendiendo la gravedad
del peligro que corrían, adoptó cuantas disposiciones juzgó oportunas
para evitar una catástrofe.
Cuantos se hallaban en el vapor, comenzaron á trabajar con empeño
para evitar que el barco se fuera á pique, y á las tres de la mañana del
lunes el barco seguía haciendo agua en tales proporciones, que se juzgó
imposible desalojarla.
A esa hora, el agua apagó los fuegos de la máquina y el buque tuvo
que marchar navegando con su única vela.
Entonces el capitán, cuidando ante todo de salvar la vida de los pa*
sajeros, dio orden de arrojar la carga al mar.
Los filibusteros trataron en un principio de disuadirle de tal propó •
zito, pero ante las observaciones de aquél, acabaron todos por obedecer
sos órdenes, y aun cuando, con inmensa pena, los separatistas ayudaron
á los tripulantes á echar al agua los pertrechos y el carbón que condu-
cía el buque.
Los momentos aquellos fueron de angustia indecible: todos gritaban
desesperados, maldecían y hasta rezaban porque la inminencia del pe-
ligro les obligaba á todo y no faltó quién se desnudara para arrojarse
al agua si el caso era llegado.
Cuando se hallaban á los 37^ y 58** de latitud y á 72'' y 39'' de lon-
gitud, el vapor pidió auxilio y logró per atendido á las 8 de la ma-
fiana.
Se le prestaron tres balandras, y los expedicionarios pudieron diri-
girse á Geik en cinco botes salvavidas.
Sorprendió y se comentó mucho en la Habana que fueran Calixto
García el jefe de la expedición filibustera, y su hijo, los primeros que
saltaron á un bote.
De los otros botes, los tres primeros con 70 náufragos, fueron rece-
los por la balandra Buhe que se dirigía á Bostón y los transbordó
"^go al remolcador DaTzell que se encontró en la ruta.
El remolcador se dirigió á Nueva- York inmediatamente y desem-
•rcó á los filibusteros allí, á la una de lá tarde.
El cuarto bote fué recogido por la balandra Benedict que hacía el
'ie desde Norfolk á Bostón.
584 OEOMOA PM Lá OOKBBA D« OÜBA
El quinto bote, pudo acercarse á la balandra Crosky qa<
' & Porland y en la cual hallaron acogida los náufragos.
No se tienen noticias de 18 pafajeroa del Hawkins: se lew
didos y se supone qne la mayor parte pertenecían al prímfr \
Entre los que desembarcaron en Nueva Yoik, ftgarab
García, su hijo Roza, el doctor Hernandei y Agnatin Cervant
La balandra Benedict condujo 25 náufragos á Bostón: y
solamente recogió 13, entre los cuales estaba Alfredo Arango.
La Hawkins naufragó cien millas al Sudeste de Barregat.
Esta catástrofe destruyó las
ioás doradas esperanzas de los ~
insurrectos cubanos.
Los enemigos de España ha-
bían estado, desde el mes de Agoa
to, haciendo preparativos para
organizar la expedición filibuste-
ra, sin duda la más importante
de todas cuantas han salido de
las coetaa norte americanas des-
de que dio comienzo la funesta ¿
insurrección de Cuba. ^
Los laborantes y separatistas
residentes en los Estados Unidor
han contribuido todos con sus ^
dineros ó han hecho cuantos ea*
fuerzos lea han sido posible para recaudar cantidades con á*
gastos de la expedición.
El desembarco de esta había de ser en el pnerto de Quadiai
en la parte Occidental de la provincia de Finar del Rio y esi
nada á salvar á Antonio Maceo de la difícil situación en que
juzgar por el apremio con qne, desde hace días, viene pidiei
zos y municiones, para poder hacer frente á las columnas d
que tan activamente le persiguen y acosan.
La situación de Maceo debe ser indudablemente oompromet
qne la salida de la expedición se ha adelantado algunas aenu
de llevar cnanto antes, armas y moniciones al jefe mulato.
Por consecuencia del naufragio de la Hawkins han perdi
bnsteros 1,200 rifles, 1.000,000 de cartuchos, 3,000 Ubraa d
y, dos cañonea de tiro rápido sistema Hothkiss.
Caloálase en cien mil duros el importe de laa armas y i
ob6nica p» la omnaA dm coba 585
perdidas, BÍn contar otros trece mil daros que los revolaeioiiaríoB cu-
banos tuvieron qae entregar para adquirir el barco.
La expedicidn formábanla 126 hombres, jóvenes la mayor parte y
pertenecientes & familíaB acomodadas y conocidas en la Habana.
A más de los citados, contábanse también entre ellos, Bernardo Soto
y dos químicos de nacionalidad francesa.
£1 fracaso de la expedición ha producido hondo disgusto á Calixto Gar*
oía y se ha negado rotundamente á celebrar conferencias con los repor-
lers de los periódicos que, como es natural, acudieron en buen número á
su casa, impacientes por conocer
todos loa accidentes del naufragio.
Estrada Palma, el presidente
de la junta revolucionaria cubana,
se ha negado también á recibirá
los periodistas, porque teme sin
dada, haber incurrido en respon-
sabilidades y cometer alguna in-
discreción.
El naufragio y como oonse*
cnencia el fracaso de la expedición
ha producido verdadera conster-
nación en los separatistas. El in-
dividuo de la janta que intervino
en la compra del vapor Hawkins es
acusado por aquellos de haber ob-
tenido un beneficio de 5000 daros.
o.b«iiu x>b j^ noticia del desastre de Jos
álibusteros ha producido gran entusiasmo entre los leales de la Habana,
dónde, desde hace algún tiempo, circulaba el rumor de que los laboran-
tes venían preparando una expedición de gran importancia.
Calixto García y su hijo están enfermos por consecuencia de la mo*
jadora.
La Hawkins se hiio al mar sin llevar papeles ni haberse llevado
ninguna formalidad administrativa.
Díoese en Nueva-York apropósito del naufragio, que el Hawkins era
un vapor viejo y desechado ya como inútil para la navegación. El car-
I _ento era eonáderable y á más de las armas y municioiies, figuraba
t ~ respetable partida de productos químicos para la elaboración de po-
-t ..js explosivos. El mayor número de los filibusteros que figuraban en
1 "expedición, estaba formado por el llamado «grupo de Carrillo» que
4 .^prende separatistas de alguna influencia. Calixto García acusa da
< -ludaoión á los agentes que llevaron á efecto la compra del barco; y
1 it« de Nueva York atribuye el desastre á un espía español.
^^!^^^i^^^^^!p!p^
Ei^A-S oh:.a:ro.a.s
Invitación á un combate.
L día 14 de febrero & las eiete de la mañana, el ea
tan jefe de la columna acampada en el ingenio D
oe Nombre (Maoagna), don Francisco Martín Si
chez, diputado á Cortes y aotnal gobernador i
Banco de Faerto Rico, tnvo, por conñdeneia, m
cías exactas de qae las partidas mandadas por
Pancho Pérez, Clotilde García, El Inglesito, El Ca
es, con fuerza total de 1200 hombrea montados, ea
la colonia Las Charcas, á 9 kilómetros del ingenio
ksar el día. Consistía el armamento de parte del a
erólas y escopetas, pero mnchos ginetes iban armat
nte. El administrador del ingenio que dio minnci-
armamento de los mamblaes y era amigo íntim*
asta el extremo de haber el día antes celebrado
os jefes, ojÓ decir al titulado general de divi'
ento de expansión y mientras pasaba revista i
Martín Sánchez, á quien conozco de haberle vist'
ObAnIOA P« la aOKRBA D« <?OBA 587
Madrid mnohaa veces, qae mañana paao aqnt el dia y tendré mucho ,
gaeto en que venga á tomar café coa noBotros.
Al enterarse él señor Martín Sánchez del osado reto que por oondnc '
[ to del admitústradoT del ingenio le dirigía el cabecilla insurrecto, pre-
paróse inmediatamente á contestarlo en la debida forma. Sabía que los
mambises tenían ganas d^ peleal (como ellos dicen) y de presentar un
combate formal á los españoles, cosa rara en esta guerra irregular de
' vergonzosas fugas j de cobardes emboscadas. Inmediatamente pidió re
ñiersos á los puestos más próximos, y á la una de la tarde llegan proce-
dentes de Macagua 160 voluntarios y 15 caballos, qne unidos con 90
, disponibles de !a compañía formarían nnacolnmita de 250 combatientes.
Después que los ofloiales bubieron almorsado reunidos, el jefe de la
columna se levantó y les dijo:
— Caballeros, Laeret y Pancho Pérez nos esperan á tomar café en Lhs
Charcas. Hay que ser corteses y acudir á la dta.
Púsose la ooinmna en movimiento dirigiéndose hacia Las Charcas y
eoando daban ya vista al enemigo rompió éste nutrido fuego á unos dos
kilómetros de distancia del ingenio. El tiroteo de los insurrectos fué
inmediatamente contestado por la vanguardia qne hizo abandonar á los
mambises el puente del río Palma, dispersándose numerosos grupos de
ginetes. Los soldados españoles apoderáronse de dos puentes, sin gran
reaistencia y entraron en Las Charcas. Desde allí divisáronse grandes
masas de caballos que ocupaban más de un kilómetro frente al campamen -
to insurreeto. Avanzó la segunda compañía en orden de combate, pero la
caballería enemiga confiando en la superioiidad nomérioa que tenían
Bobre los valientes defensores del honor de España, precipitóse sobre
ellos con infernal gritería, intentando dar una carga al machete.
Los españoles con extraordinario valor y serenidad admirables, no
ólo rechazaron, sino que hicieron retroceder también á la caballería
nemiga, obligándola á formar cuatro grupos, los cuales, apoyados en
I batey y cubriendo los caminos que van á los montes del Retiro, con-
ibieron sin duda el propósito de envolver á nuestras tropas. En estos
lomentos se empeñó un radísimo combate. El fuego de los nuestros era
an nutrido y ordenado qne resistió diez cargas de los mambises, los
nales en grupcs de 100 á 150 se arrojaban furiosamente. El empaje, la
isciplina y la bravura de las tropas leales, obligábales á retroceder, no
^-^.ante, el empeño de los jefes que cada vez intentaban destacar más
jtes de los grupos, no consiguiéndolo. Después de larga lucha la ca-
lería enemiga se ocultó en los cañaverales, y el batey cayó en poder
las tropas, huyendo vergonzosamente el enemigo en dirección del
~te. En el lugar del combate fueron hallados 11 cadáveres de insu-
.os, 7 caballos muertos, muchos pertrechos de guerra y siete reses.
>- según datos auténticos, tuvieron los enemigos mochas más bajas.
OHOMIOA D» LA QOMtBA DM ODBA
bo 1 gaerrillero maerto, 7 heridoi y 14 cont
valor dadas en esta brillante aooiÓn por el «
Boiales á- sos ordenas señores Peinador y Loi
tropa f aeron objeto de vivas y entoBÍastas fe
BíarÍD.
e se ha observado ana ves más la inmensa mperiori- ^
^m0^0^m0*0^0^0*0^0t0*0*0^0*0t0*0^m*0^0^0^0t0*0^0*0mt0*0*0^^^^m0*0it0^0*0t0t0^0*0^0^m
El combate de LA ESPERiÍLiSrZA.
STB es el nombre de un volnntario de 21 años, casi an ni-
ño, que rodeado por tmos veinte insurrectos y habiendo
perdido su caballo, se dispuso á vender cara su vida, ba-
tiéndose tan admirable y heroicamente y con tan pas*
mosa serenidad, que puso á tres hombres fuera de com-
bate y á las 10 de la noche se presentó en este pueblo con su carabina y
im solo cartucho.
Por espacio de más de media hora estuvo rodeado por los insurrectos
que hacían grandes esfuerzos por apoderarse del valiente joven, pero
cada vez que el enemigo se aproximaba, le hacía fuego, obligándoles á
retroceder hasta que logró al fin internarse en un espeso cañaveral, y
favorecido por la noche, dirigióse al pueblo.
Jk conducta de este valeroso joven es merecedora de los mayores
e 'Aos. Sin haberse batido nunca, se defendía con inusitada bravura de
1 te enemigos y los derrotó, porque derrota vergonzosa es, por cierto,
^ JAnta gente no pudiera apoderarse de un hombre, que, solo y ha-
I ^do presenciado la horrible muerte de sus dos compañeros, se defen*
i ^'^ ^el modo que lo hizo.
W^^'''''
580 OBÓMIOA D» LA flüEBRA PM OUBA ^^
f..
I- Un reto.
I El cabeoilU Leoncio Vidal, iigaiendo el sistema de las baladronadaí
í^ . á qne son muy dados loa mambises, esoríbió ana insolente carta al va-
¥'■ liente comandante Mellado, retándole para qae aondíera con sn colamna
^' á los terrenos del demolido ingeaio América, donde según decía en la
£'■" carta le esperaba con más de 300 rebeldes, con los que estaba dispuesto
^. á combatirle.
A poco de recibirse la carta mencionada, llegó na lechero con un re-
cado del mismo cabecilla que confirmaba el reto anterior y que dijo
además que le habían amenazado con cortarle el cuello si no llevaba el
a7Íao al propio Mellado.
La noticia del insolente reto del cabecilla Vidal se hizo bien pronto
pública, y el conocimiento de ella por los soldados llenó á éstos, de in-
menso regocijo y todos se manifestoron impacientes por acudir pronta-
mente al sitio señalado donde se prometían poseídos da verdadero entu-
siasmo hacer un escarmiento de laa osadías y fanfarronadas de los mam-
bises.
Lapequeña columna de Mellado deseosa ya de combatir, púsose en
marcha inmediatamente anhelosa de llegar cnanto antes al sitio desig-
nado por el referido cabecilla.
Foco después de la salida del pneblo, se mandó hacer alto, y diri-
giéndose á BUS soldados, les dijo su comandante:
«Soldados: El cabecilla Leoncio Vidal ha tenido el atrevimiento que,
yo aparte de todo le agradezco, de dirigir una carta retándome para
que acudiera con mi colamna á un sitio determinado. Sé que la fuersa
enemiga es por lo menos tres ó cuatro veces mayor en número que nofr
otros, pero sé también lo mucho que vale el valiente soldado español,
que sabe morir frente al enemigo sin abandonar nunca un palmo del te-
rreno conquistado- >
Aludió después á la bárbara muerte de los voluntarios qae esa misma
partida había macheteado el día anterior, diciendo á sus soldados que
era necesario vengar el asesinato de aquellos valientes, terminando con
vivas á España, al rey, al general en jefe y al ejército que fueron ood>
testados con entusiasmo delirante.
La arenga del comandante enardeció de tal modo á los soldados c
inmediatamente emprendieron, no una marcha, sino una verdadera
rrera en su afán de encontrar cnanto antea á la partida.
En esa forma, no tardó mucho la columna en llegar al logar der
nado por el cabecilla Vidal, y visto que el enemigo no parecía, se h
un detenido reconodinlento por aquellas inmediaciones que no di^
Bultado alguno.
GBÓNIOA DB LA OUBRRA DX CUBA 5&1
El desenoanto de los soldadoa que iban deseoaoB de combatir, faé
grande, y un andaloz que formaba parte de la oolmnna no pndiendo
contener los efeotoe que la hnida del cabecilla le habfan producido, dijo
á su jefe:
— Mi comendante; otra vez no haga Y. caso de los mambises. Es
gente de ^es^.formcUiá.
Una insurrecta distinguida.
La señora Menocal que acotnpañaba á su esposo el médico habanero
don Raimundo Menocal, muerto en la acción de Pozo Hondo, según in-
formes telegráficos que tenemos, es hermana del diputado autonomista
cubano y catedrático de Derecho de aquella Universidad don José Ante •
lín del Cueto.
' De este matrimonio habían nacido cinco hijos, el mayor de los cuales
no cuenta aún diez años, los qae no sabemos si también estarán en la
manigua.
El doctor Menocal fué detenido en junio último por orden del gene-
ral Martínez Campos, y puesto en libertad poco después á condición de
trasladar su re&idenoia al extranjero, de donde regresó con su esposa en
una de las últimas expediciones insurrectas.
El doctor Menocal tenía varios hermanos en la manigua, uno de los
cuales, secretario de Máximo Gómez, llamado Mari^, murió, aún no ha-
ce un mes, en el ataque de Bejucal.
El único hermano que no tenía en la insurrección, es el llamado Nar-
ciso que ejerce las importantes f anciones de juez de primera instancia
en el partido de Trinidad, no obstante su notorio abolengo separatista.
Lo de la heligeranda.
Dicen de Washington que entre los documentos presentados por Es-
trada Palma al comité de negocios extranjeros del Senado norteameri-
cano para obtener el trato de beligerantes en favor de los rebeldes co«
baños, figuran varias actas de sesiones celebradas por Ayuntamientos de
distintas poblacipnes de la isla, bajo la presidencia del cabecilla Máxi-
m 4mez, como para demostrar que ha ejercido autoridad civil en
ac ellos pueblos.
isegúrase que las referidas actas están revestidas de las firmas de los
oc «rejales, sellos del Municipio y demás requisitos legales.
^ero nosotros preguntamos: ¿qué valor pueden tener esos documen-
to «Trancados por la fuerza á los inofensivos habitantes de poblaciones
i A*
^ /"rt
qae no se hallaban amparadaB por ningana gnamieión? Loa aetot de
TÍolenoia oometidos por Máximo Gómei no son heehoe ezageradoR por
los partidarios de la soberanía de Eapafia; todo el mondo sabe los ho-
rrores A qne se ha entr^ado, los asesinatos, los fusilamientos ordenadot
por él, ¿qné Talor ni que faena moral ni 1^^ puedan r^resentar los
domunentos obtenidos y remitidos por d titulado ^enera/inmo á Was-
hington en tales condiciones?
Amenaza separatista.
Un cablegrama de Nueva Toik que comunica la agencia Central
Kfcws dá una noticia que debe acó
gerse con la natural desoonftuua
que requiere bu origen.
La noticia la dá un individat)
de la Junta Cubana en los Estados
Unidos, el que asegura que en vir-
tud de comunicaciones secretas de
Europa acerca de la proteodÓD
que la Gran Bretaña concederá á
sos subditos, han decidido los le
TolnoionarioB cubanos, así que el
congreso norte americano haya
adoptado la resolución que les con -
ceda derechos de beligerancia,
hacer navegar barcos con paten-
tes de corso, con el plan de des-
D. lbii Fnnto gu4cm. truLT cl Comeroio marítimo de li
españoles.
Estos buques están ya aprestados para hacerse á la mar en aguas i
los JEIstados Unidos y de la América dd Sud.
Trabajos de los laborantes.
Los simpatizadores de la insurrección no cesan en sus trabajos i
Concitar contra España el odio de los Americanos, aunque para ello i
vean precisados á apelar á todo género de supercherías.
Como muestra de esto transcribimos á continnácidn los par-
más salientes de una correspondencia de Nueva York.
<Bs cosa de ver — dice la carta á que nos referimos — el clamorea
sensato de loa periódicos «sen8acionalÍ8tas>, inspirados por la J'
desde que se anunció el nombramiento del general Weyler para gu
nadoT general de la iala de Cuba. Trátase de hacer pasar á éste po'
._ pgOmOA DI LA OÜIBSA P» ODBA 593
hombre sangainarío y omel, que no respetará vidas ni haciendas, en
«aanto se enoar^pie del mando superior de aquella Aotilla.
•Cítanse hechos de crueldad eometidos en épocas pasadas; pondé-
OI*T*l*Bd (praiUtDU d« la Xip^bllM d< loa Eatadoa tfíiidiw)
I .5 la emigración diaria de familias de la isla de Onba, temerosas de
i ninente perseoncldn; póneae en boca del general Martínez Campos
fl «oeptos distintoH de loa qae expresó al salir de la isla, y todo esto para
d apertar sospechas, para hacer atmósfera, para crear un sentimiento
li -til en los Estados unidos, con el fin ulterior de provocar una inter-
1 <4¿n.
OwmJcmo 78— X. a I*ieoio lO oem^^
594 OKÓKigA DB LA OVSBBA DB OUBA
» Contribuyen poderosamente á este fin los corresponsales americanog
en la Habana, que por telégrafo dioen una cosa á sas periódicos, y por
cartas verdaderas atrocidades que revelan mal querencia sin nombre.
Esta propaganda insidiosa nos hace mucho daño, y no se comprende
cómo las autoridades en la Habana no estén bien enteradas de estos he-
chos y no les ponen coto. Bastaría confrontar á esos periodistas con su
obra; advertirles por primera vez, para que nos sobre la razón, que es
censurable lo que hacen y embarcarlos para los Estados unidos á h
segunda vez de delinquir.»
r
lüiiiiiiiiiiii!
Varios combates
iL día 22 de Febrero parte de la oolamna del general Prats, oom-
i pneata de tmoB 200 hombrea del batallón de Aateqaera, al man-
: do del teniente coronel don Joaquín Carrasco, encontró en
terreno del potrero Cononi, del ingenio Luisa en el barrio Vie-
ja Bermeja, del término de Cabezas, las partidas insurrectas de
ecillas Niiñes, Collazo, Vidal y Bodrfgaei, fuertes de 1£00 oaba-
too infantes.
rebaba la columna por un callejón, y al llegar cerca de un caña*
las avanzadas de la vanguardia dieron el ¡alto! á un grupo que
6 haciendo nutrido fuego que no tardó en generalizarse, sostenien-
irosamente el primer ataque la segunda y tercera compañía de
lera que formaba la vanguardia. t
ipereibirse los insorreotos de la inferioridad de la columna, dieron
le <al machete que son pocos, » lanzándose furiosamente en confusa
a sobre nuestras tropas; pero éstas no solo resistieron con sereno
il impetuoso choque, disparando descargas cerradas como un sólo
e, á la voz de mando de sus jefes y oficiales, sino que á la hora y
lOtoa de empezada la acción, rechazaron completamente al enuni-
B huyó precipitadamente, llevándose entre muertos y heridos m&s
lombres de los cuales se le recogieron 3 muertos.
596 OBÓNIOA DB liA QUMMUL P« OOBA
La oolumna tuvo también sensibles pérdidas: muertos, cuatro solda-
dos y el teniente Sarti, y heridos 10 individuos de tropa.
Al marcharse los insurrectos, ocupó la columna el campamento que
tenían aquellos, recogiendo gran número de armas, municiones, efeetos
y encontrando 30 caballos muertos y varios heridos.
Los heridos de nuestra columna fueron trasladados á Unión de Be-
yes, desde donde fueron conducidos á Matanzas en un tren del ferroca-
rril de esta ciudad y escoltados por el segundo teniente don Ángel Prats,
hijo del general del mismo apellido, que asistió á la acción mencionada,
por el sargento Miguel Bivas y los soldados de la 3.* compaftía de Ante-
quera, Zenón Oteiza, Antonio Caatro, José Lobato y Andrés Sáez.
Los heridos se llaman:
Sdveriano Abertica, Nicolás Jiménez, David Blanco, muy grave; Jo*
sé Paredes^ grave; Eustaquio Amador, muy grave, y Cándido Cervino
de la 2/ compañía de Antequera; Baldomcro Contreras é Isidro Tosté,
de la 3/ compañía; José Bodríguez, de la 4."^ y Mariano Galán de la 5.*
En el mismo tren llegaron enfermos á Matanzas los soldados de An-
tequera, Fabián Yus, José Arias y José Pujol, y el de María Cristina
Félix Muñoz.
En la estación fueron recibidos los heridos y enfermos por el delega-
do de la Cruz Boja don Polioarpo Lujan y varios señores de dicha Abo-
ciaoión, el director de la enfermería regimentaría, doctor Portas, y otra»
caritativas personas que condujeron á los pacientes á la mencionada en-
fermería.
Como prueba de lo rudo del combate, consignamos el dato de qne
sólo dos ó tres de los heridos, lo fueron por proyectiles de arma de fue-
go; los demás, presentan lesiones de arma blanca, habiendo recibido d
soldado David Blanco ¡18 heridas de machete!
El teniente Franco.
Pocos días antes de la acción que acabamos de describir, el tenienl
de la 4."^ compañía del batallón cazadores de Barcelona, núm. 3, coman-
dante del destacamento de Venero (Camanayagua) don Luis Franco, re<
cibió del cabecilla Bermúdez el siguiente escrito:
«Venero y Febrero del 96. — Comandante del puesto de Venero. Ha(
entrega ó mueren todos. Yo tengo poca gente, 89, considero que
tenga ciento y pico, á mí me gusta que usted tengan más para \ tíx\
nos. La contestación me la da por escrito inmediatamente. — El f rtaj
dor mucho ojo, que será su desgracia. — El jefe, Roberto Bermúd
El primer impulso del comandante del destacamento fué no \3 itesj
tar nada á quien ningún respeto le merece; pero por otra parte qu^. ten
do demostrar al cabecilla, que le esperaba con valor y serenidad^ ^ > dij
cidió á escribirle y le contestó en la siguiente forma:
OBONIOÁ DB UL GUXRRJl DÉ OÜBA 597
Señor don Roberto Barmúdez. — Loa españoles no cuentan jamás el
número de sos enemigos, y tocante á los que somos, si usted vence lo
«abrá por el número de muertos que encuentre. — El oficial, Luis Franco. »
Al poco rato de haber entregado la contestación al mismo portador
del escrito de Bermúdez y dando muchas voces, aparecieron al lado del
bosque y ocultos por la espesura de la manigua unos 300 hombres, diri-
giendo nutrido fuego al fuerte, contestando los 29 defensores allí desta-
cados, retirándose el enemigo al cuarto de hora, convencido, sin duda
alguna, de la imposibilidad de vencer á aquellos valientes soldados de
España.
Ignórase en absoluto las bajas que pudiera tener el enemigo, si biea
se vio caer un hombre de á caballo.
Cuando las fuerzas del fuerte, salieron después á reconocer el terreno,
hallaron el sobre de la carta remitida poco antes al cabecilla por el
oficial Franco.
La fuerza del destacamento no tuvo novedad.
El ataque de Sabanilla.
En la mañana del día 24 de Febrero, una fuerte partida insurrecta
atacó el pueblo de Sabanilla del Encomendador próximo á Matanzas,
quemando la estación del ferrocarril y varias casas.
He aquí algunos detalles que, no sin grandes dificultades, hemos po-
dido adquirir.
Los insurrectos, al mando del cabecilla Eduardo Garcfa, invadieron
el pueblo por distintos puntos á la vez, como á las ocho y cuarto ú ocho
y media de la mañana dando estentóreos gritos de ¡Viva Cuba libre! y
disparando sus armas.
La forma en que los rebeldes entraron en el pueblo produjo entre
los vecinos la confusión más espantosa, sobre todo en las calles inme-
diatas al paradero, que, como siempre, á la proximidad de la llegada de
los trenes, se hallaban concurridísimas.
Al enterarse del suceso, el bravo teniente de la guardia civil, jefe del
lesto de Sabanilla, don Mariano Ruiz Gaudullo, con los 15 hombres á
órdenes y unos 40 voluntarios y paisanos armados, corrieron al en-
toentro de los insurrectos, cruzándose entre una y otra parte nutridisi*
LO Vego de fusilería.
grupo de voluntarios y paisanos se situó en la azotea de la igle-
sde cuyo punto tiroteaban á los. insurrectos, dispuestos á todo. En
[ti sitio perdió la vida un vecino llamado Iturria que recibió tres ba«
[azc* en el cráneo.
i el cuwtel del pueblo había un destacamento de unos 60 hombrea
Le i ^"^^«ría de marina, que al enterarse de la llegada del enemigo se
OBÓNIOA DI L& aDXBBÁ DI COBA
aprestaba á salir á batirlo; pero no lo hizo, segnn nuestros ioformes, aim
qne no lo asegoramos rotnndamente, por haberse opuesto resneltamente
á ello el alcalde corregidor, capitán de infantería de marina retirado
don Juan Oalvez, qae el día anterior había tomado posesión de dicho
cargo.
Loa motivos en qne esta autoridad fundara su opoeioión á la salida
de las fuerzas, se ignoran en absoluto, pero de todas suertes son moy
duros los juicios que los veoinoa de Sabanilla, han formado de tan ex-
trafia conducta.
Mientras tanto, la lucha continuaba enconadísima en las callen- R)
teniente Ruis y el puñado de hombres que le rodeaban, como otros
tos leones, solo cesaban el fuego para precipitarse encima de la mai
asaltantes, al arma blanca, sin preocuparse de la lluvia de proye<
que aquellos les lanzaban.
En esa lucha fueron gravemente heridos dos guardias oivÜes, y
dieron la vida, un voluntario conocido por Joan el Niño, otros d
nn dependiente de la panadería de Cagigal, muerto á machetazos.
A consecuencia de la confusión que reinaba, y de las carreras
daban gran número de vecinos por las calles, fueron muertos treí
renos, cinco morenas y una niña, á quienes alcanzaron los dispar
los qne se batían.
También resultaron heridos un niño de corta edad, hijo de Mau
Pérez y varios vecinos, cuyo número exacto se desconoce.
Los insurrectos tuvieron, vistos, 17 muertos que se llevaron.
Dorante el tiempo en qne el grueso de la partida se batía con e
róico teniente Bniz y loa qne le acompañaban, grupos desprendid
ella quemaban el paradero de la empresa de Matanzas, saqueaban
completo el almacén del aai&tíQo Audax, al que después pegaron fi
incendiaban una oarreteHa recientemente establecida y tres 6 ci
casas más, saqueaban la bodega de Pellón hasta el punto de rompf
pipas de vino para qne se vertiera el líquido, ya que no podían II
selo, y se llevaban todas las existencias de la tienda mixta La Lt
sita en la calle de San Eduardo, en el Centro del poblado.
También quemaron dos carros de pasajeros y las casas de la i
de don Emeterio Iribe Ándudi y de Rafaela Figneras.
A las once comenzaron á retirarse los insurrectos, siempre ba
por el teniente Ruiz y sus hombres, retirada que aceleró la Ue^
17 guardias civiles 'de Unión de Reyes y de otro grupo de ni
guardias que con los capitanes don Eulogio Antón Ruoandio y ár-
Rabadán, que iban en el tren de viajeros que salió por la taa-
que el día anterior tuvo qne retroceder á Cidra y demorarse al
haber sido tiroteado antes de llegar i Sabanilla, ain duda por la "
partida qrie atacó el referido poblado.
OBÓNIOA D» LA QÜEBBA Pg OÜBA 599
A las 4 de la tarde llegó á Sabanilla el tren expreso que conducía
una columna de Valencia.
Esta fuerza y apenas desembarcó del tren, salió en persecución de los
insurrectos, acompañados de parte de la de infantería de marina, que
86 hallaba en el cuartel de Sabanilla.
El combate de Pedroso.
cHé aquí el parte oficial de la acción sostenida por las fuerzas al man-
do del coronel don Bicardo Vicuña Diego entre Pedroso y Bolondrón.
Encontré las partidas reunidas de Periquito Pérez, el Inglesito y Pe-
pe Roque, en número mayor de 1.200 hombres, á mitad del camino i en-
tre Pedroso y Bolondrón, fuertemente parapetados en la cerca de pie-
dras que rodea el potrero Vista Alegre.
Acto seguido de ser avistados por la vanguardia se rompió el fuego,
generalizándose momentos después por espacio de hora y cuMrto, vién-
dose obligado el enemigo á abandonar pus posiciones, á pesar, de tenaz
resistenoia y á dispersarse en grupos, tomando distintas direcciones y
haciendo imposible su persecución.
Por parte de la columna resultaron un cabo y un corneta heridos, el
primero grave.
El enemigo ha sufrido grandes pérdidas consistentes en 12 muertos y
un buen número de heridos. Además 11 caballos muertos y heridos. De
los primeros dejaron 7 en el suelo, que coloqué en sitio conveniente y
enando regresé de la persecución habían desaparecido, creyendo que se
loe llevara una de las partidas al ser disperso el grup'o. Tanabién deja-
ron en nuestro poder tres caballos con monturas. >
((((lílíílílí(IÍHIlílílílil!lllí!íiHlHllilllliÍIII((lll
CABOS SUELTOS
N eete capitulo ramos á ooneigDar iatereeantes notioias reía
tivas todas á la guerra que servirán, oomo todo oaanto in
sertamos en esta orónioa, para ilustrar mejor el jnioio d
nuestros lectores, á la vez que de anteoedente necesario par
la mejor comprensión de posteriores aoonteoimientos.
Los numerosos medios de información que tenemos
nuestro servicio nos proporcionan multitud de detalles que estímame
Conveniente sean conocidos de todos cuantos sigan con interés la guerr
de Cuba y á este propósito dedicamos este y otros capítulos parecidos.
El general CanelUis en Cien/uegos.
Procedente de Santiago de Cuba ha llegado á Cienfaegos— «egúa nc
comunica nuestro corresponsal — en el vapor Julia, el bizarro general d
brigada señor Canella con su Estado Mayor y con el segundo batalla
del regimiento de Simancas, dos piezas de artillería, ana gaerriUa'y de
compañías de las escuadras de Guantánamo.
QBÓNIGA DX LA GUSBBA DB OOBA
601
El recibimiento hecho al bravo general y las tropas que le acompa»
fian ha sido tan entusiasta como cariñoso por parte de la población.
El Casino Español se llenó inmediatamente de socios encontrándose
entre ellos el marqués de Cienfnegos y todos los oficiales que estaban
francos de servicioi preparándose en los salones de la sociedad un es*
pléndido refresco con que obsequiaron al general y sus acompaftantes.
Con este motivo hubo calorosos brindis que pronunciaron el general
Ganella, el marqués de Cienfuegos, el señor Yaldelomar, redactor del pe-
0«M BUuwa (WasUngtoB).
riódico Las Villas y el señor Acevedo, secretario particular del señor
Canella, predominando en todos la nota patriótica y haciendo votos
para la pronta terminación de la guerra.
Terminados los brindis se departió entre la oficialidad y los socios
del casino, amigablemente, hasta que se retiraron.
TkT
co;
en
sil
¿tro activo y bien informado corresponsal en Nueva York, nos
^a importantes y extensas noticias acerca del espíritu predomi-
los Estados unidos en contra de la causa española.
^y que repetir una vez más — nos dice — que la revolución está aquí,
^istados Unidos; que de aquí en adelante no será la Junta un
^ de escuela y un abogado sin pleitos quien nos haga la guerra,
^ tendremos por enemigos, capitales americanos manejados por
602 OBÓNIOA DB LA eUBBBA D» OÜBA
hombres de ic fluencia en el país, que hace tiempo se han enviado á
Caba.
La lucha de aquí en adelante será más bien lucha de mar que de tie-
rra. De este país partirán elementos de destrucción que hace tiempo se
vienen preparando, y para coparlos es probable que los cuatro buques
que en tantos meses han enviado á Cuba no estén preparados.
Este es el momento crítico para Cuba. Le hemos visto venir día por
día; y si es que hemos de salir airosos de la empresa, ya que es cuestión
de honra nacional, reunamos en ese territorio que pertenece á cada uno
de los españoles, y no á un puñado de malhechores ingratos, todos los
elementos necesarios por mar y por tierra para concluir la insurrección
en poco tiempo, y para hacer frente á las mil y una contingencias del
exterior.
Con un pretexto ú otro se pretenderá dictamos leyes en nuestra pro*
pia casa, porque siempre se nos ha encontrado acomodaticios; y si no
nos armamos de energía y de razón se nos atrepellará. Ta se prepara la
campaña para demostrar que cada uno de los actos del general Weyler
será cruel y sanguinario; y como de aquí en adelante el elemento aven-
turero americano se lanzará sobre la isla, puede imaginarse si han de
presentarse casos para la intervención de los Estados Unidos, con que
sueñan los enemigos de España.
Parece que han partido indicaciones de la Casa BIan<^ en contra de
la oportunidad de la aprobación del dictamen presentado á las Cámaras
por la comisión de relaciones exteriores, reconociendo la beligerancia de
los insurrectos, en vista de que los informes de carácter oficial reoibidoa
de los cónsules americanos en Cuba, no lo justifican.
El señor Reed, presidente de la Cámara de representantes, denotuestra
igualmente el propósito de ir á pasos contados en todo lo que se refiere
á la cuestión de beligerancia. De esto dio prueba durante la disciiflión
del dictamen, y todo indica que se pasará algún tiempo antes que ae lle-
gue á tomar acuerdo. De todos modos, estas dilaciones no quitan nada
de la gravedad de las presentes circunstancias.
T siendo la mayoría de ambas Cámaras republicanas, todo aeto que
pueda traducirse en beneficio del partido, sea de la naturaleza que fuere,
encontrará decidido apoyo. La cuestión de la beligerancia es popular en
el país y los republicanos, están sobradamente dispuestos á explotarla i
para fines políticos. Sólo el presidente Cleveland podría oponerse tMnpo-
ralmente á ella, poniendo el veto al acuerdo que tome el Congref ero
más tarde es probable que el Congreso pasase por enoima del ver< j A-
reconocimiento de la beligerancia será un hecho.
En la esperanza de que los insurrectos triunfen hay grandes . ita*
les Aprontados para impulsar la insurrección tan luego como loa F do»;
OBÓNIOA DB Lí GUSSSA DI CUBA
[Tnídos reconozcan la beligerancia. La prensa anuncia que están arman
lose coatro barcos destinados & Cuba.
Todo esto dá caracteres de gravedad á la sitaaoión.
Corre el romor qae de un momento á otro, serán reducidos á prisión
Calixto García, su hijo y dos individuos que figuraban en la fracasada
expedición del Ilawkina, y que la <Janta> será procesada.
Zonas de operaciones.
Nos oomanican de Santiago de Cuba que por el comandante militar
le la plaza y con objeto de abarcar la mayor extensión posible de te-
rreno se ha dividido la zona de cultivo de aquella jurisdicción en cuatro
lonas de operaciones, tomando el mando de la primera el comandante
Ion Vicente González Moro; de la segunda, el de igual clase don Juan
!3odines; de la tercera, el capitán don Francisco Amador, y de la cuarta
bI capitán don Alfredo Sasa.
La primera zona, tendrá una colamna que vigilará Jara, Majayara
y Bama; otra que operará entre Mata el Gtlirito y el Roble; y otra que
lo hará desde el Jamal á las fincas inmediatas.
Segunda zona. — Una columna que operará por Sabanilla, recorrien-
do todos los terrenos hasta Capiro.
Otra que operará por Bermejal, Joar, Guanacón y el Fotuto.
Tercera zona.—Vra, columna encargada de vigilar los pasos del rio
Toar, y otra que operará por Duaba y fincas inmediatas.
Cuarta zona. — Una colamna en Jomnri, Sabana y pueblo Viejo; y
otra en Sfaisi, Los Llanos y Gran Tierra.
Estas columnas en sus instrucciones tienen su párrafo que dice:
<En los reconocimientos y operaciones, procurarán inspirar con-
fianza á los vecinos pacíficos, aconsejándoles que se mantengan traba*
jando en sus fincas, y haciéndoles ver que nada tienen qae temer de las
Ooltimnas, cuya principal misión es la de protegerlos y salvar sus inte-
reses. >
Con estas medidas y la llegada de la columna montada de Talavera,
•e oree que las partidas insurrectas abandonarán la zona de cultivo, y
le acaso en poco tiempo se vean tranquilos los campos de aquella jn-
iioción.
HEROICO ENCUENTRO
EN EL CALLEJÓN DE JAVIRA
OCHO CONTRA. SESENTA
N la tarde del veinte y seis de Febrero salió de Trinidad una.
pequeña fuerza del batallón de Vizcaya compuesta de eeho
individuos de tropa al mando de un oabo, los que ee encon-
traban destacados en el ingenio Tajo, á una legua de Tri-
nidad.
En el Callejón de Javira, situado á medio camino, fueron sorprendi-
dos por una avalancha de gente insurrecta como de 60 hombres, al
mando del cabecilla Ventura Ramírez, atacándolos por sorpresa y ca-
yendo sobre la pequeña fuerza que se defendió con heroismo inusitado.
A loa disparos sentidos en distintas partes de la población antedi-
cha, salió el comandante militar señor Lopeí coa faenas de la guardia
civil y el teoieoite señor Andorica con foersas de Vizcaya, al lugar del
La pequeña fuerza en la desigual y desesperada resistencia que trabtf
con la numerosa gente insurrecta, tuvo muertos y heridos de tropa 1<
siguientes:
El cabo José Pedornós que montaba á caballo cuando iba con s
fuerza, recibió en la agresión graves heridas de bala, así como la rotor
de la femoral que le cansó la muerte casi instantánea.
£1 soldado Amadeo Pinos, herido de arma de fuego ea la cara eztei
OBémqA DB LA. QOKBRi DI ffüBA 605
oa del moslo izquierdo. Este soldado faé curado de primera intenoión
BU la oasa del vecino de aquellos Ingarei don Manuel Santander. Y Ma-
teo Vilanovas, héroe de la jomada, que reoibió 14 heridas, que demnes-
tran la ferocidad de los mambÍBea j la bravura de este acidado que,
Bomo los demás, pertenecía i la 2.* compafifa de Vizcaya, y ee batió
como an león. Siete heridas tenía en et cráneo, cuatro con fractura de
lámina extema, pérdida de los dedos pequeños y anular de la mano iz-
n Otnfltm CWllfalBflIlII).
qnierda, tres en el antebrazo derecho con fractura del cubito y penetra*
tíÓn en la articulación de la muñeca.
Su defensa.
La defensa de este valiente, hijo de Sspaña, acaso no tenga otra
igual en esta guerra. En situación desesperada y habiéndole arrebatado
el numeroso enemigo el armamento, se batió pecho á pecho con un ma-
chete que quitó & los mismos insurrectos, con cuatro de éstos, matando
á dos que vio se los llevaban cruzados sobre caballos, y poniendo en
faga á los demás cobardes. Su aspecto, cuando lo visitamos en la clí-
nica— ^nos dice el corresponsal — era la paciente serenidad y sufrimientos
'ontenidoa, ¡tal era la magnitud de tan grandes dolores! Su estado, se-
in informes facultativos, es sumamente grave.
El cadáver del infortunado cabo del batallón de Vizcaya José Pedor-
Aa, muerto en la gloriosa acción que se ha narrado, recibió cristiana
pultura. El féretro fué acompañado desde el hospital hasta el cemen>
¡rio por numeroso cortejo en el que figuraba todo el vecindario y la
ásica y fuerzas de la plaza. Muchas coronas particulares, así como la-
OBÓKIOA DB LA QUIISBA DB OÜBA
del Coronel Rabin, ouerpo de volantarios, Ayuntamiento y
adornaban el féreti;o del infortonado cabo.
Estado del ejército.
Hasta aquí, se ha venido atribuyendo alas eafermedadeBl
que se haya dispuesto de poca tropa para laa operaciones qi
presente se han verífioado en Caba.
Por este motivo estimamos de impoitanoia dar á oonoo
ci<5n de la fuerza del segando cuerpo de ejército en Las Yillai
sulo en algunos días al paso de alguna parte de él á Matanzi
baña para oponerse al avance de Máximo Qómez y Maceo,
vé que los batallones, escuadrones y baterías de dicho cuerpo
to, tenían entonces la fuerza que se verá más adelante; fuer:
deben conservar, porque en los dos últimos meses la mortalid
fermedaáes es, afortunadamente, muy escasa en Cuba.
He aquí en resumen el estado de dichas fuerzas:
Peimeea división. — Primera brigada. — Batallón de Soria
San Qaintin idem, Alfonso XtlI 900, América 850, Álava 86
930, Barbastro 900, Castilla 950, cuarta compañía zapador
rea 125, 11." batallón artillería de plaza 700, comandancia (
dia civil 330, tercera batería de montaña 60, novena compai
portes á lomo 88, primera sección del escuadrón de Montesa
drón de Sagunto 59, idem de Fizarro 50, idem del Comercio,
100; voluntarios movilizados y guerrillas locales 300. Total, i
Segunda brigada. — Batallón de Barcelona 1,003, idem de!
idem de Canarias 1,008, infantería de marina 850, Cantabríi
secciones del escuadrón de Montesa 65, idem de Treviño 8
civil 420, voluntarios movilizados de la Habana 356, idem df
y gnerrillas locales 400. Total, 5,942.
Tercera brigada. — Batallón de Saboya 864, Galicia 940, '.
920, Zaragoza 910, Extremadura 820, Guardia civil 300, ^
movilizados de la Habana 482, escuadrón de voluntarios de
mingo y guerrillas 150. Total 5,836.
Segunda división. — Cuarta brigada. — Batallón de Cat
Isabel H 917, San Marcial 850, Burgos 965, Pavía 957, B
Guardia civil 250, escuadrones de Camajuaní 300, idem de
movilizados de la Habana 270, bomberos 100, voluntarios ]
locales 200. Total, 6,602.
Quinta brigada, — Batallón de Mérida 980, España 89;
860, Zamora 800, Puerto Kioo 1,000, Tetuán 900, Chiclana ■
drón de la Princesa 74 (faltan la Guardia civil, artillería y
etc.) Total aproximado 6,057.
OBÓNCOA P» LA QÜBBRA D» OÜBA 607
Brigada de la Trocha. — Se carece de datos sobre sa faerza.
Resumen de las cinco brigadas, 32,621.
Es decir, que sin contar con la brigada de la Trocha, la guardia ci •
vil, artillería y guerrillas, etc., de la quinta brigada, reuníanse en las
Villas más de 32,000 soldados.
Se vé, además que los 31 batallones de infantería que f aeron de la
Península con 900 6 1,000 plazas por término medio, oscilan entre las
850 y 950, lo que supone una reducción apenas sensible, dado el tiempo
que muchos llevan en campaña. El que menos tiene (Bailen) cuenta aún
con 760 hombres, y en cambio los hay con 1,000 (Puerto Rico), 1,003
(Baleares) y 1,008 (Canarias).
Pero al lado de esto vemos que la caballería, salvo los escuadrones
locales del comercio y Camajuaní, que aparecen completos, no presen •
tan más que la mitad escasa de la fuerza que debería tener. De aquí sa*
lieron los de Sagunto, Montosa y Pavía con 150 hombres, y presentan
en línea solo de 50 á 60 unos, y el que más de 80 á 90. Sin duda solo
constan en el estado los individuos que tienen caballos- Es decir, que
los seis escuadrones, de sus 720 ginetes, tenían solo para prestar serví*
ció 420.
E^to revela algún descuido en la organización de la caballería, el
más importante quizás de los elementos en erta clase de guerra.
Las dos terceras partes — según nuestros informes — de las considera-
bles fuerzas de Las Villas que dejamos consignado hallábanse fraccio -
nadas en guarniciones y destacamentos y solo así puede explicarse cómo
han podido acontecer muchas cosas.
El general Weyler no es partidario de ese sistema de organización y
se propone que en adelante.no salga á operaciones fuerza alguna que no
cuente por lo menos de 800 á 1,000 hombres, para evitar con ello lamen-
tables sorpresas y garantir también las vidas de nuestros valientes y
heroicos soldados que casi siempre se han visto precisados á combatir
extraordinariamente superiores en número.
Antecedentes de Maceo.
Como todo lo que se relaciona con Antonio Maceo, el ídolo de las
gentes de color que hacen armas contra España, el jefe negro de la in*
fl rección, como se le llama por todos, tiene en las actuales circunstan*
i ■ verdadero interés, estimamos oportuno dar á conocer algunos datos,
f Jilas de los que en esta crónica llevamos ya consignados, acerca de la
1 X y milagros del titulado general insurrecto, que nos da á conocer un
f eciable compatriota que reside en Córdoba (Buenos Aires).
~uando se apresó el Yirginius yo estaba en Santiago de Cuba — dice
] ro compatriota — ^siendo ayudante de Campo del general briga-
ORÓNIOA DK LA OUKBBA OB CUBA
dier Ampadia. Se me confió ana comuión reserrada, partiendo á bo:
del vapor de guerra Isabel la Católica con ofloioa para Fnerto Padre,
enyo punto tuve que pasar escoltado por fuerzas del batallón de infai
rfa de Asturias & Gibara, á findb encontrarme con la colnmna que m
daba el coronel Eaponda, y no encontrándole en ese. pnerto, salí á n
chas forzadas hasta Holguín.
Entregados les pliegos, se tído en conocimiento, que en el punto
nominado Faso del Aura, estabaa los filibusteros mandados por*Fam
Varona, el gnerrillero Sanguilí y Vicente Gómez (éste último mulato;
El tal general Maceo era el sirviente que tenía Gómez.
Puesta la columna del coronel Espooda en movimiento, lorpreí
n Capitolio tWuUBcm).
Bos en la madrugada los bohíos del enemigo tomando prisionero á 3
eeo, el oual nos prometió entregar á su amo Vicente Gómez, con tal
que no lo fusilasen, y en efecto, se convirtió en Judas.
Por órdenes recibidas me embarqué en el cañonero Manatí, llegan
á Cienfuegos, desde donde marché á las pocas horas desde Palmin
Santa Clara, en espera de órdenes, que no tardaron en llegar.
Unido á la gaerrilla del comandante Tizón, salimos para la troc
militar de Júcaro á Morón, y habiéndosenos incorporado la colnmnai
teniente coronel Cuato, tuvimos conocimiento de estar acampados
insurrectos en un potrero á dos leguas de Ciego de Avila.
A marchas forzadas salimos y copamos el campamento, pues
mambisea no tenían escapada posible por los fuertes y fortines bien
tados y municionados.
Lo admirable es que nuevamente hicimos prisionero á Maceo y t
hermanas; una de ellas con dos negritos y la otra con uno, hijos de
manigua.
OBÓNIOA DI Ll 0USBHA D> CUBA
Estando la tropa para haoer el rancho, se recibió un propio con ofl
eioa del Elxooao. Sr. brigadier don Pablo Bejlo, pidiendo la inmediata
incorporación de nuestra coinmna por estar reonido en gran número el
enemigo en el arroyo de Caimán, y eomo el práctico de primera clase
nneatra columna se hallaba gravemente herido y otro de «egnnda no
nocía bien el terreno, tavimoa algunos momentos índeciBos, pero te-
310H qae agradecer al general Maceo en ofrecimiento de servimos él
~ práctico, lo ooal cumplió tan exactamente qae, bajo promesa de H-
Cuadorao ?£> — ■. n. Creólo lO oont.«
6Í0 CB6n10A Dli LA QÜEBRA DE -OüBA
bertad con sus dos oscuras hermanaos y no menos oscuros sobrinitos,
nos p teso al antanecer en el glacis qice tenía el campamento enemigo*
Faé oosa de media hora lo que tardó nuestra bizarra columna en apo-
derarse de machetes, caballos y 255 prisioneros, fuera de los muertoB
que no pudieron retirar.
En los antecedentes que acabamos de relatar de la vida del titulado
general Maceo en la presente guerra, se vé retratado de cuerpo entero
el mulato que aspira nada menos que á ser presidente de la isoñada re-
pública de Cuba.
¡Y estos son los hombres que tanta simpatía despiertan en la gran
república norteamericana! / / — /^ /
Los soldados de San Quintín,
He aquí detalles de la sentida manifestación de duelo hecha en la Es-
peranza á los heroicos soldados del batallón de San Quintín, muertos
gloriosamente á manos de la partida Núñez mientras recomponían la
línea.
A la una de la tarde — dice el corresponsal — se efectuó el entierro de
las desgraciadas víctimas de su deber y patriotismo, que habían sido
tendidos en severa capilla ardiente en el cuartel de Alfonso XED.
Difícil, por no decir imposible, nos sería hacer una minuciosa rda-
ción del acto. Todo, absolutamente todo el pueblo de la Esperanza, acu-
dió expontáneamente á rendir su tributo de cariño y admiración á aque-
llos quince valientes que murieron llenos de gloria en el campo del ho-
nor, peleando con sublime heroísmo por la sagrada causa de la patria.
Todos los concurrentes llevaban marcado en sus semblantes el sello
del dolor, y todos los ojos iban humedecidos por el llanto. ¡Tan impo-
nente era el espectáculo!
uno á uno fueron sacados los sarcófagos de los soldados en hombros
de sus compañeros, amigos, admiradores y público inmenso, siguiendo
luego el del valiente sargento Casamayor y el del heroico teniente don
Eduardo Borges que, al igual de los demás, iba completamente cuajad
de coronas, mensaje que la amistad y el cariño rendían á los valientes
de Soria y San Quintín.
El cadáver del teniente fué sacado del cuartel por el sargento 1 .
loca, cabo Aragón y soldados Azada y López Peña, todos de Soria;
cintas eran llevadas por el capitán del mismo cuerpo don Manuel Oliv
teniente de San Quintín señor López, teniente de voluntarios don M
colino Fernández y el corresponsal del Diario de la Marina de la Ha'
na. Seguía luego el capellán del batallón *de Soria don José Ouzr
■f^si^
QBÓNIOA P» LA qüJBKA D» OÜBA 611
Oaerrero, y presidían el duelo el señor Comandante de San Quintín y
comandante militar don José Salvador Falcón, el señor Alcalde munici-
pal y el capitán de la primera compañía de Soria, á la que perteneeíaa
los muertos del mismo batallón, señor Alegre, y por último una masa
compacta formada por todo el pueblo de la Esperanza sin distinción da
clases y por todas las fuerzas armadas que allí se hallaban.
La guardia de honor la hacían soldados de Soria que llenaban su
triste misión con los ojos llenos de lágrimas.
El cadáver del pobre teniente fué entenado en el hermoso panteón
de la familia Ramírez, que generosamente fué cedido con dicho objeto.
En el entierro ñguraban muchas coronas con las siguientes dedica*
torias :
— Juan, á su querido hermano Eduardo.
— A Eduardo, su capellán.
— El comandante militar y oficiales de la representación de San Quin*
tín á los heroicos teniente Borges y soldados muertos en el campo del
honor.
— El Ayuntamiento de la Esperanza á los defensores de la patria.
— El escuadrón de voluntarios de la Esperanza á los defensores de la
patria.
— José Ledo á los mártires por la patria.
— ^El teniente Marcelino á su amigo Borges.
— Recuerdo de Taño y Juan.
— Andrés Suárez á su compañero.
— ^A Manuel, Josefina Piñeiro.
— A Eduardo, sus amigas Consuelo y Angela Herranz.
— A Eduardo, Marcelino.
— Manuel Azada, á su teniente.
— A Eduardo, las señoritas Betancourt y Castellanos.
— ^A Eduardo, Juan.
— Peñalosa, á su teniente.
— El teniente Gamero, á su compañero Borges.
— Los voluntarios de infantería á sus compañeros.
— Los voluntarios de infantería á Borges.
— Los jefes y oficiales de Soria, á Eduardo.
— El teniente Gamero, á su amigo Casamayor.
Terminada la fúnebre ceremonia, fué despedido el duelo en el Oe-
mterio por el comandante señor Salvador, que con voz entrecortada
} pudo más que dar las gracias en nombre del ejército; tal era la aflio*
>^ón de este valiente militar, que siempre ha permanecido severo ante
s balas enemigas, pero que ante cuadro tan sombrío, no era posible
ue pudiese conservar su serenidad acostumbrada.
' ". *íj
-ft-l
fyyyyyfyff!f!fyfipyifyifyifif!fy!fyY^
E3Sr EIj I'Xi.^T-A-
Atropello á los españoles.
os agentes del separatiemo oabano han fnndado en
Montevideo un eemanarío titulado Cuba Libre^ y
I en Buenos Airea caentan oon el apoyo de t'odr>8 los
periódicos hostiles ¿Eepaña por tradición EqIob
primeroa días de Febrero, en el loca! de una Socie-
dad italiana bonaerense, [reuniéronse en un meeting
1(M laborantieB argentinos
He aquí lo que acerca de este suceso nos comunica nuestro corres*
ponsal:
Los ioÍGÍadores de la reunión, con objeto de tratar asuntos de casa
agena, tenían permiao para reunirse en el local de la «Unione é Benevo-
lecza», pero no podían tenerlo para salir por las calles gritando ¡Yira
Oaba libre!, esto es, vira Cuba independiente, acarada de España; tí —
«1 dasmembramieato del territorio español; viva la rebelión alzada ec
t^ no» nación amiga; viva los que combaten á eia nación c<hi las e
barden armas de la tea y la dinamita. Grito BubversiTO, j por lo tant
vedado por las leyes y ptmible.
Si no lo hubieran {«ofeiido loa manifestantea, hubiéramos, oiert
mente, pasado deeapercibidoa entre loa españolea que estaban en la ca!
OBÓNIOA DS LA eüXBBA DB OÜBA 618
osando de un perfecto derecho ^ sin dar gritos sabversivos, vitoreando á
su patria, porque en la cara no se les hubiere conocido sos ideas á los
que simpatizan con esos patriotas cubanos de Polonia ó de otras partes
del mundo.
Los profirieron, y á ese grito respondieron los españoles con los muy
legales de ¡Viva España! y ¡Viva Cuba española! Entonces, cargaron
eobre ellos los manifestantes y la policía. Los primeros cometían un
acto ilegal, interesándose en cuestiones de otro pueblo, y fueron apoya-
dos por la fuerza pública; los segundos, interesándose en caufia propia,
proclamaban lo legal y fueron bárbaramente atropellados*
Así lo confiesan, hasta los periódicos que nos tachan de irrespetuo-
sos con las leyes y nos hablan de hospitalidad, como si los deberes que
esa hospitalidad impone llegaran hasta el extremo de recibir sin protes-
ta un bofetón en pleno rostro, y c< mo si por estar uno en su casa tuvie-
ra el derecho de abofetear al huésped.
0;3upándose de este asunto, dice el periódico La Nación:
«Etíto de coartar la libre manifestación de las opinioces sgenaa y de
provocar desórdenes porque haya quien quiera manifestar sus simpa-
tías por la independencia de Cuba, ei^pecialmente tratándose de los que
deben, ante todo, respeto á las leyes é instituciones del país que los hos-
peda, ha de ser severamente condenado y reprimido.»
Y luego, cuando entra á narrar los hechos:
cEn las esquinas de las calles Cangallo, Cuyo y Corrientes y Monte-
video, Paraná y Talcahuano, había un numeroso grupo de curiosos y
algunos españoles protestando contra la manifestación.
Apenas salieron á la calle los manifestantes en favor de Cuba, pro-
rrumpieron en gritos de ¡Viva Cuba libre! á los que contestaron los es-
pañoles con ¡Viva España! y ¡Yiva Cuba española!
Ea mal hora protestaron é^tos, pues en el acto recibían sendas pali-
zas, mientras que al raso dos ó tres ó más policiacos los arrestaban para
llevarlos á la comisaría.
Lo mismo pasó en todas las calles mencionadas; mucha brutalidad|
fomentada por los mismos jefes; un espectáculo bochornoso, patrocina-
do por la autoridad.»
Entonces, ¿quiénes fueron los provocadores?
Los españoles dieron vivas á su patria, á la integridad de España,
B eso punible? Recibieron por ello, sendas palizas, como dice La Na*
ón; tras de apaleados, fueron á la cárcel; se les trató brutalmente: ¿y
^davía se les acusa de coartar la libre manifestación de las opinionee
'gen as y de provocar desórdenes?
Si esa manifestación de opiniones se hubiera hecho únicamente den-
3 del recinto de la Sociedad italiana (y los manifestantes no tenÍMi
614 CBÓHlgA D» LA gg«BHA D» OÜBA
permiso para más, ni legalmente se les podía permitir más), los desó
denes no se hubieran prodnoido segarameote.
Los responsables, pues, de estos aooesos, faeron los iniciadores de 1
retmión, los que, en sa odio á España, no sabiendo c<5mo perjndioarli
tratan de enemistamos con el pneblo argentino.
Más combates. — En Menéndez.
Habiendo cabido por confidencias el teniente Sánchez Pojol qne 1<
insorreotoB se encontraban en el ingenio- Marqués coa fuerza de an<
100 hombres, resolvió salir con las tropas de bu mando al sitio desígni
do; pero antes de hacerlo, desconfiando por natural prudencia del m
mero exacto del enemigo, enrió un aviso al primer teriente de Mar:
Cristina, don Pablo Gil, que mandaba una fuerza de 1 eargento y *
soldados de dicho regimiento, y la cual se encuentra destacada en Va
divieso, situado á nn extremo de las playas de Menéndez, para que e
tuviese prevenido, y con la consigna de que á las primeras deecargí
que oyese, saliera en sn auxilio y procorata atacar al enemigo por
retaguardia.
A las once de la mañana salió el teniente Sánchez Pujol con la po4
fuerza que mandaba para el referido ingenio, formando de ésta dos gr
pos; uno, con el cual se adelantó, y el otro que debía salir á los diez m
ñutos después, tratando de sustraerse á la vista de los vigías insurrect*
que estuvieran en el batey, lo oual verificó internándose en la manigtti
para dar después un golpe decisivo y protejer el primer grupo.
Llega el teniente Sánchez Pujol con tn puñado de valientes — primí
grupo — al del ingenio, y se encuentra al enemigo posesionado de ést
A todo Correr pudo posesionarse de un lugar apropósito que, además i
que le defendían unos sacos de carbón, lo protegía así mismo, por f
«ituaoión, de la entrada de la cabatlerfa insurrecta. En esta posición i
entabló nn reñido combate á descargas cerradas.
El enemigo hiso grandes esfuerzos é intentó, sin poderlo lograr, so
prender con su infantería la tropa española que estaba oculta en la mi
nigUi, gritándole al efecto: «España: somos faenas de Rens, no tin
miU Marina >, y al mismo tiempo, y como á 200 metros de distanoii
Aale una falanje de caballos paia copar por el lado derecho á aquel gri
po de valientes. Ya habfa la caballería insurreota intentado varias c
gas, pero sin resaltado; alganos llegaron á aproximarse á diez pasos
distancia, pero tocaban con el inconveniente de la posición de los s
dados, qne solo era atacable por la diagonal y flanco derecho.
Antes de intentar este copo y en tan críticos momentos, el tenie<
Sánchez Pujol quitó el fusil á un soldado y apuntó al que le parecía i
j«fe de aquella partida; — toda mi alma— dice el bravo oficial — I^ n»
ORÓNIOA DB LA GUBBBA DS gUBA 615
en aqaella bala; aun me conmuevo onando lo recuerdo, no sé dónde herí
al que me pareció cabecilla: sé que al dispararle abrió los brazos , cayó
del caballo, y á la carrera lo recogieron y se lo llevaron al ingenio.
A la media hora de esto volvieron los enemigos con más furia; inten-
taban copar de nuevo al grupo del teniente Sánches Pujol, y entonces
sale del escondite el segundo grupo haciendo fuego graneado y rápido
sobre la caballería insurrecta, á la vez que simultáneamente lo hacía,
porque llegaba en aquellos momentos, la fuerza del destacamento de
Valdivieso; dando por resultado, esta bien combinada acción, que el
enemigo se viera instantáneamente copado. En esta cíituación volvieron
grupos por la Sabana que existe al S. del ingenio. Entonces el teniente
Sánchez Pujol, reunió loa 24 hombres de que se componía la fuerza que
mandaba, se internó en la manigua, que atravesó llegando cerca de dos
kilómetros al S. mientras tanto el teniente Gil, los perseguía haciéndoles
fuego. Trataron de rehacerse los fugitivos, y entonces la descarga de
Marina los hizo desistir del intento poniéndoles en completa disper*
sión.
El combate duró dos boras.
Los insurrectos tuvieron numerosas bajas.
En Paso de la Muía.
Les siguientes detalles de la acción librada en el expresado sitio nos
han sido proporcionados por nuestro corresponsal de la Habana.
El general González Mufióz^ al frente de una columna de 600 hom*
bres, siguiendo los rastros del enemigo, llegó hasta la sabana de la
Muía,- cerca del paso del río Cauto, que lleva este nombre.
La columna siguió avanzando hasta que á poco dio alto la caballería
que marchaba á vanguardia, dando aviso de estar el enemigo á la vista
en número considerable, como en disposición de presentar combate,
oponiéndose al paso de la columna.
La irf cintería enemiga, compuesta de 900 á 1,000 hombres, estaba
ainada entre el monte y una cerca de alambre que delante tenía, y á su
isquierda, como cerrando el paso del río por el camino de Palmarito,
estaba perfectamente formada la caballería enemiga que se calcula sería
de 100 hombres.
-*anzó nuestra caballería hasta hallarse frente á la infantería insu-
». Córrese á la derecha nuestra caballería, pero ya bajo el fuego de
intería enemiga, empezando en este momento, por una y otra par-
»s descargas cerradas.
caballería enemiga permanecía impasible, esperando, sin duda,
nuestra atacara su infantería para hacer una conversión y pro-
-^'^ volverla.
616 ORÓnOA. DB LA Oü»EBA D» OPBA
Visto esto por el comandante de Estado Mayor señor Llanos, qae
mandaba la caballería, ordenó avanzar hacia la derecha, á la cabaUe-
ría, dando con esto lagar para qae la pieaa de artillería' se pusiera en
coadiciones de disparar.
Al miümo tiempo ordenó que los hombres del escuadrón de Arlaban,
que llevan MaÜsser, hicieran dos desoargaa á la caballería para decidir-
los á empeñar combate; pero ellos se limitaron á rehacer sns filas des-
pués de las dos descargas, que por cierto fueron hechas con la mayor
precÍ8ÍÓD y como en un campo de maniobras, apuntando, por lo que de-
bieron recibir considerables bajas.
^Esto, no obstante, permanecieron impasibles, puesto que desde lue-
go, se comprendía que su propósito era que nuestra caballería se movio'
ra hacia la infantería.
£a el entretanto, la pieza estaba ya en disposición de dixparar. Car-
gada ya, y visto por el general Muñoz que el cabo estaba algo perplejo
al graduar el alza, se bajó del caballo, y recordando sus buenos tiempos
de cuando era capitán de artillería, graduó por si mismo el alza y dis-
paró, con tan buen acierto, que la granada fué á caer precisamente en
un bohío donde ee apoyaba el ala derecha de la caballería enemiga ; gra-
duó de nuevo el segundo diifparo, y salió la granada, yendo á caer i
cisamente entre las fitas insurrectas, y es indudable que debió hace*-
mnohas bajas.
Lleno el general del mayor entusiasmo y aprovechando la confuF
del enemigo, montó á caballo, pónese al frente de la infantería, y
pérdida de tiempo manda avanzar á ésta, haciendo sucesivas descarg
Viendo que el enemigo no cejaba y que rodilla en tierra y en oorr
OBOHiOA DI Uk. axnatMk um cüba 617
tísima formación contestaba & las repetidas descargas, sin dejar de ir al
firente de las fuerzas, y siempre & caballo, manda á sn cometa de órde-
nes tocar paso.de ataqae, que fné recibido por las tropas españolas con
on victorioso ¡Viva el general! é inmediatamente avanzaron á la bajo*
«•tan MÁilBo atmtt M
neta, tomando la cerca y persiguiendo al enemigo, que abandonó la
posición tan ventajosa que tenía y se internó precipitadamente en el
monte.
La oabatlerfa enemiga, & sn ves, se replegó, tomando el camino de
Palmarito que tenía hacia la derecha por la parte de atrás.
Bm%ú% Bwmtm Olmira
9^t^»^t^t^*^*0*^^l0*^^^0t^^^t^t^^0^^^t0^0^0^0^090^0^0^^^^0^0^0^0^0^0^0^0t0^0^0^0m090'
Los sufrimientos del soldado.
L oorrespoüBal de Santa Cítara oomuDica cariosas Bofácias
acerca de las penalidades y fatigas que pasan nuestroa
valientes soldados con motivo de la guerra de Cuba, que
revelan el admirable valor con que los soldados de Espa*
ña saben llevar todo género de penalidades sin prodnoir
una queja, cuando la patria demanda sus sacrificios.
Serían poco más de las nueve — dice— cuando se presentaron en la ca-
sa de un amigo mío, un cabo y tres soldados de Álava. Iban en solicitad
de alojamiento. Todos eran andaluces: el cabo de Sevilla, y de la pro-
vincia de Málaga los tres soldados. Mi amigo les hizo entrar. Eran mny
jóvenes y hallábanse estropeadísimos, con la ropa sucia y las caras en*
negrecicUis por el polvo del camino. Se les dio una habitación amplia
con tres cuartos.
— Gracias á Dios — dijo el más jovencillo — que me quito el coi
me paesía á mí que lo traía metió en el mismísimo pellejo der cut.j
Y como los otros, dejóse caer, rendido por la fatiga y el cansp^
«obre la cama que tenía más cerca.
— La verdá es — añadió luego nuestro personaje — que tenía y<^ | í
que me viese er físico de mi hatayón, porque estoy que no veo ná^
CBÓNIOA DX LA QÜBSBA DI CUBA 619
— ¿Está usted enfermo de la vista? — ^le preguntó el dueño de la casa»^
— ^Pues al parecer — añadió — ]a tiene usted sana.
— No señó — le replicó — lo que yo no veo es de jambresiia que tergo»^
— ¿No han comido ustedes?
— ¡Digo! — exclamó el soldadito, que por lo trigueño de su color pa
reoía un gitanillo. — ¡Pus si dende esta mañana quemos salió de Baez^
questá á dose leguas de lejo no hemo probao ni esto! (Y sonó con lo»
dientes la uña del dedo pulgar).
De una fonda que hay frente á la casa donde se alojaron se mandd
Deyar abundante sopa de ajos con huevos, grandes trozos dé ñlete asada
eon patatas fritas, á lo que se añadió una gran fuente con muchas sar*
dinas conservadas en aceite, pan en abundancia, vino, postres de frutas-
y café.
Preparada la mesa, llamóse á los soldados, que se sentaron ante sus
respectivos cubiertos y comieron... hasta casi dar fin de todos aquellos
eomestibles, debidamente remojados con el vinillo. Mientras comían na
hablaron ni una palabra.
Mi amigo estaba sentado en lugar aparte, viéndolos comer con ansia
infinita. Acordábase de los padres de aquellos muchachos que, allá, á lo
lejos, llorarán la ausencia de sus hijos. Como mi amigo los tiene, podía
hacerse cargo del dolor ageno.
Cuando, después de tomar el café, echaron, ya satisfechos, un ciga-
rro, interrumpió el patrón aquella plácida beatitud en que se hallaban
sus huéspedes, diciéndole al soldadito:
— Supongo que, aparte de aquellos días en que, como el de hoy, ha-
cen ustedes marchas tan extraordinarias, comerán excelente rancho y á
holras convenientes.
El joven rascándose la cabeza y mirando fijamente con ifus ojillos pi»
carescos á su interlocutor, dijo:
— Yo no fié bien lo custé me quié desí, pero en eso de los rancho sa-
brá t^té que lo que nos dan siempre es arró y una mijilla é tosino y una
galleta tan blanda asina como la bala der nauser y eso argunos días,
que lo que es en otros. ..
— Ta habrá alguna exageración en eso ; que usted dice — ^le replicó —
porque en el rancho les darán carne, judías ó garbanzos, papas...
— ¿Carne, garbanzos, papas? — interrumpió á la vez que echaba ma-
no ^nas ruédecillas fritas que quedaban en el plato; metiéndoselas en
la '",; — pu no es ná lo que á mí me enfaan las papas y las ganitas
\ qu ^a de verlas.
I demás les darán á ustedes café y vino...
I ^fino? — exclamó dirigiéndose á su jefe ifimediato. — Oiga usté,
Ma yo creo que sí, que alguna vé nos han dao un traguillo é vino ¿lo
^Bi ^^ usté? Y, ¡apenas si hay charcas de agua en estos caminos!
1
620 OBONiaA DI LA QUEBBA PB ۆBA
£1 cabo nada contestó y mi amigo continuó diciendo:
— Ta me hago cargo de que cuando andan ustedee por esas mani-
guas carecerán á veces de lo más necesario para hacer un buen rancho;
pero cuando no consuman todas las cosas que constituyen la ración re-
glamentaria del soldado, claro es que, en su día, en los ajustes de sus
sobras se les compensará con dinero efectivo lo que no hayan consu**
mido.
El soldadillo rascándose la cabeza, miró para el cabo, que cerró los
ojos y echó por la nariz dos largas columnas de humo del cigarrillo, y
volviendo el sóida lo haoia el patrón la mirada picaresca de sus ojos muy
abiertos, poniéndolos en blanco, le dijo por toda contestación:
— ¡A.y, patronsito de mi arma y qué sueñecitoían grande tengo! ¥>
ya usté vé, después de tantos días de dormí en er suelo...
Y se levantó la sesión con la siguiente orden del día para mañana,
dada previamente por el sargento de la compañía:
cAl amanecer, que estéis en la plaza, listos para salir á operaciones.»
Y al amanecer se fueron los jóvenes soldados, dejando muchas me-
morias para el patrón que, seguramente, no volverá á verlos má^i.
Me han dicho — ^reñere el corresponsal — durmieron muohos soldados,
sin haber comido, después de tan penosa jomada y en víspera de otra
parecida, c porque era muy tarde ya para hacer rancho.»
¡Oh, noble España! Tan grande como tus merecimientos y tus glo-
rías, son los corazones de esos pobres soldados, hijos tuyos, que entre la
miseria y el hambre, sin que sus labios murmuren una queja ni mi re-
proche, saben morir en defensa de tu honra y de tu bandera.
Aniversario y comparación.
Son por demás interesantes las observaciones que con motivo de la
presente guerra de Cuba, hace un distinguidísimo y experto militar.
Cumple ahora un año— dicte — que resonó en el Baire el grito s^a-
ratista; entonces pocos creyeron (y de esos pocos casi todos se lo calla-
ron) que aquellos míseros polvos habían de traer tantos y tan sangrientos
lodos. Tomaron la palabra los periódicos^ de gran circulación, monopo*
lizadores del patriotismo (en francés chanvinismo, en yankee jingois*
mo), y decretaron convicto y confeso de mal patriota al que sospechase
que la guerra podría pasar de la primera Navidad, siempre ye. do
que se procediese con rumbo en dinero y hombres. Por supuesto *" a*
do el dinero de las futuras generaciones en foraia de empréstitos a*
cando los hombres de las familias, que, por no ten^ 2000 peseta m
redimir á sus hijos, demostraban que no habían echado gran pi m
el régimen colonial español, ni sin él.
Uniéronse á los patriotas dileitanti los expertos en Cuba y si e»
prms;
OEÓRIOA DB tiA QUUUtA DB ODBA
mu; y estos últímoa también deoretaron que la iosai
al Oooidente de Ihb Villas, por la falta de manigUa ei
Matanias, Habana y Pinar del Rio.
La Providencia, qae es misteriosa, ha querido de,
óteos. £L general Campos y el general W^ler ponen
de la duraciiSn de la gnerra, tres años; y Oómea y M¡
sabe Maisi al de San Antonio. Y esto ha sao
a Isla de Cuba 99.000 hombres hasta la feol
[XtO); y entre lo qae se ha pagado y lo que
anos ^0 millonea de pesetas, y gastaremos
eaetas diario. Al pafa, además, se le han aaa
pesetas, en forma de oontribaoión no Totad
edenoiones á metálico.
«remos rápidamente, oon lo ooarrido en ei
rió desde el 10 de Ootabre de 1868 al 10 de i
ito lanzado en Yara por Carlos M. Céspedes
indi con anos 13.000 hombres en filas, «i bie
aban anos 19 000.
08 13 000 hombres, solo unos 5.000 asease
aes en loa primeros meses, cqando ya los ioi
lo de Bdfamo y había sitiado á Holguin.
los me^ea del año 68 y todo el 69 «e manda
KK) hombres; y el ejército por término medj
n unos 31.000 soldados útiles. Cierto es qae '.
) voluntarios, parte de los cuales, la mitad ¡
icios tan estimables como la tropa de línea,
grandes gastos de la campaña más qae la n
tmpo el tesoro de Cuba, el Banco de la Isla,
terciantes.
itá demás consignar qae durante los nueve
ruerra, España envió á Cuba 18 L 840 hombí
00 menos de loa que llevamos ahora enviado
«urreooión empezó con an éxito á que ahon
ion la toma y larga poeesión de Bayamo, pe
i un coronel por gobernador.
embargo de todas estas deficiencias favoral
de 1868, al finalizar el año no representaba
{(ley el carácter de vigor que ahora presentí
o mayores proporciones qae esta vez, en el
anzas. Habana y Pinar del £io, no ya en ei
622 OBOMIOA D« Uí güBBRA, D^ CUBA
■an toda la guerra no pudieron Iob íaonrreotoB Iterar á ellas
-orientales, ni organizar oon oaráoter permanente la insurreooídn looal,
para estorbar la produooídn de azúcar y tabaco.'
En síntesis; los insurrectos de 1868 en un año lograron infiaitamente
menos contra un ejército de 58.000 hombres (soldados y voluntarios ac-
tivos) y contra una nación quebrantada por una revolución, que en el
mismo plazo los insurreotoa de 1895 con un ejército de 119.0Q0 homb
todos soldados, y contra una nación real y efectivamente por un p<
-absoluto, sobre todo en lo que á la guerra de Cuba se refiere de cero
de muy lejos.
¿No merece la pena el contraste, que en él se fije ese mismo poi
único que ha de resolver en adelante, sin verdadero contacto con la •
nión nacional?
No se conteste con la vulgaridad de que la culpa de esa tristísima
ferencia la tiene Martínez Campos. Ni Lersundi, ní Dulce, ni lossuo
res interinos ó propietarios de este último en el primer año de la gue
pueden ufanarse de gran acierto político ni militar. Más es, sin nc
más acierto ó mis fortuna al general Weyler en el breve tiempo
llera de mando, basta ver cómo Maceo ha podido salir de Finar á
vés de dos líneas troobes, como él y Gómez se sostienen en la Hab
y Matanzas entre un sinnúmero de colnmnas, ahora bien manejai
basta ver esto, para comprender que entre la insurrección de 1868 ]
de 1895 hay un abismo, que no basta & llenar la pericia de un gen
•en jefe.
Los voluntarios del Plata.
La conducta de los españoles residentes en la Argentina es verdt
ramente digna de loa mayores elogios. Como buenos hijos de esta n<
lísima patria, no han podido permanecer indifereEtes ante el es]
táoulo de la guerra de Cuba en que España tiene empeñado su hoñ<
la gloria de su bandera y, oon un entusiasmo que les honra no han t
beado en dar su sangre y su vida por la patria ofreciéndose á marc
-oomo voluntarios á la manigua donde la satisfacción del debe- ~
piído como españoles será la única recompensa de sus generosos
cios.
He aquí las noticias que nos suministran de Cádiz acerca de <
nado de valientes:
Llegaron á Cádiz en el correo Ciudad de Cádiz los 1Í7 cu*
-jjae marchan á Cuba oomo voluntarios. Todos son hombres jó
OBÓRIOA DI LA aüBBBA DB OUI
TobnstoB, avezados al trabajo, en bu mayoría galle
(díanos.
Vienen algnnos andaluces, de Jaén y Glranada,
la provínola de Matanzas, varios vascongados y tu
Cadix.
Este eti natural de La Línea, se llama José Palo
qae marchó á Buenos -Aires con sn familia. AlU e
^ba ana posición desahogada.
Entre los indivídaos vienen machos que han f
ejército, algunos de ellos cabos y sargentos. Tamb
ciales, prófugos y desertores acogidos ahora á ind
Viene don Manuel {lodrfgnez, oficial de iafi
qoien acompaña su señora. En Buenos Aires se de<
se encontraba en próspera situación.
Don José García, alférez del regimiento de 6q
«ado al comercio.
Don Tomás Alonso, sargento primero del regi
Navarra; don Matías G-onzález, sargento primero
sallería de Sevilla, y Ángel Aldunate, cabo de sani
Los demás voluntarios ocupábanse en Buenos A
mmpo, unos, y otros eran dependientes criados. C
jhoB de ellos han servido ya en el ejército.
Viene también como voluntario un español, oa
^ntino: viste el uniforme de aquel ejército, paree
!}a]leTÍa, llevando en la boca manga en forma de
aellas; pertenecía al primer regimiento de oazadoi
Don Manuel Serrano, que así se llama este valie
3>o, es natural de Ouméres de Sin Bartolomé (Hue!
le edad.
Entró en quintas en el pueblo de su naturaleza,
Ao por haber sacado un número alto en el sorteo.
Buenos Aires, tomando parte en la célebre revoluí
ingresó en el ejército argentino como soldado, siei
Bial por mérito de guerra. Después ha hecho vai
Sontra los indios, alcanzando todos sus grados hasi
oes y hechos heroicos.
"'o pudo marchar con la primera expedición d(
un de las repdblicas Americanas por no haber]
"Memo argentino hasta ahora, en que se la han
H voluntarios van animados del mayor «at
Ji verse en Cuba para demostrarlo. Al saltar i
M, sa vivas á España y á Cuba española, que fui
-•ate qne se encontraba en el muelle.
92á tíBÓmOX D» LA atTOBA. DB OPBA
Todos llevan en el brazo y en el ojal de la amerieana grandei laxos
eon loH colores de la bandera nacional.
ÁóompsfiadoB de los jefes y oAcialcs del depiSñto de ültramur, mar-
ehaton desde el muelle al oaitUlo de Santa Catalina, donde se alojaron
hasta el día siguiente que embarcaron.
Ea el trayecto dieron constantes vivas & Sspafla y & Oádís, demos-
trando ^ran júbilo por verse de nnevo en su patria. En todo el trayecto
del muelle al castillo de Santa Catalina no cesó de llover copiosamente,
apesar de lo cual, fueron seguidos por constantes cotímos que
coro á loB vítores y aclamaciones de entnaiasmo de los volnatarios.
•Kdu Kute CrliUu."
EstoB Iiaoen grandes elogios de la colonia española en -Buenos Aires,
qme los ha colmado de obseqoios y atenciones.
Xa Comisión patriótica española, obsequió á cada voluntario ooi
una libra esterlina, y el rico tabaquero, compatriota nuestro don Ma-
nuel Duran les repartió 17.000 paquetes de cigarros de las mejora
thues.
Bü día del embarque acudieron Á despedirlos todos los españo-
les allí residentes, haciéodoles una entusiasta y cariñosa manifestacidn
á la que se asociaron muchos argentinos.
Los españoles en México
El patriotismo.
A.S inioiativafl tomadaii por loa españoles residentes en la
capital de México, vatt siendo generosa y entneiastamente
secundadas en todas las poblaciones de aqnella república
americana, donde existen corazones españoles, como no
podía menos de suceder tratándose de hijos de España, de
esta hermosa madre tan grande como honrada.
Las tristezas de la gnerra de Caba, promovida poruña raza ingrata,
que convierte en mortíferas balas el hierro de lascadenas que con orgu-
llo rompiera Eapaña, al libertarla de ominosa servidumbre; los estragos
y desdichas que esa misma iojastificada gnerra ocasiona, tiene necesa-
riamente qne producir hondas amargaras en todos los pechos 'españo-
les, conocedores, como son, de los aacrifioios inmensos que á £8p5>t^*
cuesta la conservación de bu hermosa Antilla, porque ella es el resto .
le queda del mundo que descubriera con Colón y porque eimboliza i
mis uno de los más gloriosos hechos de su brillante é imperecedera 1
toria.
No es extraño, pues, que España esté dispuesta, antes qne perdei
Cuba, á arrostrar todos los aacriñoios y á realizar todos les herois'^'
OBÓNIOA DS LA QUERRÁ DR OUBA Q^7
' ■ :. *9
'.»
Gomo no es extraño tampoco que los españoles ante el empeño de honor
en que España se halla interesada, le ofreaoan noblemente su ooncoryo
de dinero y el sacrificio de la propia vida.
El ejemplo que vienen dando nuestros compatriotas residentes w-
Francia, en la República Argentina, en México, en todas partes, en flot-
es digno de esta Nación de héroes y nos hace á todos sentirnos orgullp-
0OS y honrados de haber tenido la dicha de nacer españoles.
En Frontera de Tábasco.
Hacia fines del mes de Setiembre de 1895 ge inició por los esp«Eiol0s
residentes en la capital de la República Mexicana una pt^triótica suscigyp
ción para destinar sus productos á premiar á los soldados que más se
distinguieran en la campaña de Ouba.
La Junta iniciadora de tan plausible pensamiento dirigió circulai;efl
á todas las poblaciones de la República donde residen españoles, e^jp^o-
niéndoles la idea que en todas partes ha sido acogida con entusiasmo.
Frontera de Tabasco ha sido una de las poblaciones mexicanas en
donde el entuüasmo de los españoles se ha manifestado más vigoroso y
donde el pensamiento de la suscripción se ha llevado más prontamente
íl cabo, organizándose para ello una junta patriótica compuesta por ge-
nerosos españoles.
He aquí, como se llevó á cabo el pensamiento:
Don Esteban S. Herrero, representante en Frontera del Yice cónsul
de E<ipaña, reputado financiero y economista, dirigió una carta circular
á todos sus compatriotas que dice asi:
«Hoy á las nueve de la noche 9e verificará una reunión en el salón
<POLO NORTE» de todos los españoles residentes en esta población,
para adherirnos á la iniciativa aprobada en la reunión celebrada en el
Oasino Español de México, con motivo de los asuntos de Cuba.
Se suplica á usted no deje de asistir á tan patriótico acto.
Frontera, Octubre 13 de 1895. — Esteban S. Herrero.»
£1 llamamiento hecho por el señor Herrero produjo sus naturales re*
«altados, acudiendo solícitos todos los españoles que allí tienen su resi*
dencia, poseídos del mayor entusiasmo.
La reunión que estuvo concurridísima, se llevo á efecto la noche del
de Octubre en el salón cEi Polo Norte» que es propiedad del entu£ias-
patriota don José Poch.
En medio de la expeiBtación de todos se levantó el señor Esteban
, Herrero que como firmante de la carta circular le correspondía ex •
icar sus propósitos y dirigió la palabra á la concurrencia en los si-
lien tes términos:
«Señores: Veo con satisfacción inmensa que respondiendo al impul-
.".'íí
_ 628 OHÓHIOA PM LA ttO»B»A DB COBA
■O del sagrado amor de la patria que late en el corazón de todos '.
noB españoles, o« habéis apreBurado á asistir al llamamiento qae
he permitido haderos en nombre de nuestra querida España, de
eión civilizadora de la tierra americana qne pieamos.
>Yo quisiera que antes de exponeros el pensamiento que a<
Oongrega^ os di^uáieis desi^ar de entre los presentes, la perso
haya de presidir este aoto. (Por aclamación faé designado el mii
fior Herrero, el cual continuó su interrumpido discurso).
>Pues bien, señorea: Todos sabéis que en Febrero de eate año se dio
en Cuba el grito de rebelión contra la madre patria por algunos hij
desnatnralizadoA que con vanas promesas y soñadas engañosas venl
rae, han logrado atraer á su causa á todos loa ignorantes y fanáticos.
>La gaerra, pues, arde-en los campos de Cuba, en esa perla de 1
Antillas, donde todos los elementos de sa riqueza se ven destruidos, p
^maños aleves y donde de parte de los iosurrectoa se hace una gnei
más propia de bandidos y desalmados qne de partidarios de ideas ref
neradoras, como con evidente sarcasmo se denominan eUos mísm<
¡Triste recompensa la que recoge España de esa raza á quien sacó de
servidumbre para elevarla á la categoría de ciudadanos tibreel
>Paes bien; esos que nunca dan la cara á nuestros soldados para
lucha noble y leaf, que su ánica conducta de la guerra es la cobaí
asechanza y solo esgrimen el machete cuando llega el momento de ai
Binar á mansalva, son los que aspiran al gobierno de Oaba, los q
quieren imponerse á todo lo qne en la isla represente el trabajo, la ci'
liíación y la verdadera libertad.
>Dd todas suertes, el hecho es que en Caba existen los enemigos
' España, y ante ello, preciso es qne todos los buenos españoles acudan
Con nuestro dinero y con el sacrificio de nuestras propias personas,
auxilio de los gloriosos prestigios de la patria que nos legaron nueati
mayores.
■Protestemos Con energía de las ofensas que la prensa asalariad!
pasional dirige á España , con evidente desconocimiento de los hecho
de la historia ó con pnnible mala fé, puesto qne Cuba dentro de la u
.^dad española es un pueblo libre y civilizado.
w >No quiero molestaros más extendiéndome en consideraciones c
' no dudo están en la conciencia de todos y voy á exponeros el objeto
la convocatoria que he tenido el honor de haceros.
>En la capital de esta república, se ha acordado por los indií
más caracterizados de nuestra colonia, abrir una snscripoión, q
estimo tan patriótica como oportuna, entre todos los español
tengan reaidenoia en México, para con sus productos premiar á ^v
Uentes soldados que tan alto mantienen en Cuba el honor de la P*"'
más se distingan en la guerra; y este es el punto que yo someta
tro acuerdo, secundando así la generosa idea iniciada por nuestros com»
patriotas.»
£1 discurso del señor Herrero fué calurosamente aplaudido por todo9
los concurrentes que por entusiasta aclamación aprobaron la proposi-
ción del presidente.
Acto seguido se procedió á redactar el acjba de la reunión que se cele*
braba, y abierta la suscripción se inscribieron todos los presentes; re»
candándose una suma considerable, que juntamente con la lista y el
acta se acordó remitir á la Junta Central de la ciudad de México.
Un rasgo interesante: dos españoles de los concurrentes al acto que,
por carecer de recursos no pudieron contribuir á la suscripción, se ofre*
cieron & ir como voluntarios á la guerra, si la Junta se encargaba de
facilitarles el viaje. De este generoso ofrecimiento se dio también cuen-
ta á la Junta Central.
La reunión, después de haber elegido los individuos que habían de
constituir la Junta patriótica en Frontera de T/ibasco, se disoMó con
el mayor orden al grito de ¡Viva España! que fué entusiastamente cdu-
testado por todos.
He aquí la Junta nombrada:
Presidente: Don Esteban S. Herrero. — ^Vocales: Don José Poch, don
Emilio CsñalS) don Victoriano Canel y don Feliciano Tojaco. — Secreta-^
rio y Tesorero: Enrique Galindo.
iifiiw COI iL Mimeo
DE MARTÍNEZ CAMPOS.
8 interesante, por demás, la oonveiíaoión BÍguiente,
tenida en SeTÍlla por nn ilaetrado periodista con el I
tor Semprún, médioo y amigo del general Mart:
Campos. La conTersaoión tiene mnoha miga qne se p
ta á namerosoB oomentarios que dejamoa íntegr
es.
interview:
El Doctor Semprún.
la de medicina de Sevilla hizo sa carrera, el qne ha
o médico al lado del general Martínez Campos en el ti
dirigido las operaciones en la isla de Caba.
luardo Semprún, es. comandante y hállase laureado
ía Cristina por su noble y bizarra condaota en Peral
¡ido los detalles de aquella ac<á(Sn, se acordará de a<
n apartarse nn punto del peligro, tío cómo una bala a
e á parte la montura de su caballo; de aquel médico
10 caía del suyo el desgraciado Santocildes, pic(S espnt
me fuego, para prestarle auxilios qne eran ineficaces.
.WSh-
OEÓNIGA DX LA aUXBBA DS OUBA
-mit^
muerte ae había adelantado á la ciencia, por mucho que la ciencin q^^f
so adelantarse ala muerte...! \p
Semprún es joven , de regular estatura, barba negra corta, narrador
amenísimo de los accidentes de la campaña, simpático, amable... hasta
permitir que le hablen de la guerra después de diez meses de no oír otra
cosa.r.
Yo había ido — dice el narrador — á buscarlo á la fonda, por la tarde*
No estaba. Le dejé tarjeta. Volví por la noche. En el momento de yo
entrar, él salía. Un criado de la fonda me dijo:
— Ese es don Eduardo...
Iba de uniforme. Al pecho la cruz de María Cristina. Lo acompañé
á telégprafos, y después que hubo concluido, nos dirigimos al Ateneo.
Por el camino le expresé el objeto de mi visita.
— ¿Usted estará acostumbrado á las interviews?
— Las conozco. Rafael Gasset y Terifante Gallego, se han sentado
varias veces á la mesa del general. Son los dos periodistas que han me^
recido más deferencias de su parte. Sobre todo de Rafael Gasset.
El comandante accedió, con excesiva fineza, á mié deseos de inter-
vieióarlo.
— Lo único que siento — me dijo, — es que lo que yo diga pueda pare-
cer apasionado. Soy entusiasta del general. Creo conocerle por fuera y
por dentro. Me parece conocer hasta lo que sueña.
• '.- V'IV
/«i^
r , , r V
y 1^1
La opinión extraviada.
— No comprendo, cómo hay personas — ^añadió luego contestando á
preguntas que yo le hacía — que juzgan de la campaña, creyéndose infa-
libles. Vanidad de vanidades, y todo vanidad. ¿Cuántos españoles cono*
cen bien la isla de Cuba? ¿Cuántos la estrategia de aquellos cabecillas?
Nosotros tenemos que luchar con los obstáculos de la naturaleza incom-
parablemente más que con el enemigo; el enemigo huye, sabe que en
guerra franca sería inútil todo su empeño, que con el ejército español no
puede nadie; pero los obstáculos de la naturaleza persisten, dan la caza
y en casi todas las ocasiones vencen.
Desde aquí no puede saberse lo que es aquello. En la mesa del come-
dor, en el círculo íntimo de los amigos, todo es coser y cantar. Yo haría
o, yo haría lo ctro, yo emprendería el ataque por aquí, yo los sor-
dndería en sus madrigueras, lo más práctico sería el plan de campaña
e á mí se me ha ocurrido... Dicho todo, parece natural y factible;
ro en el campo, ante la eventualidad de los sucesos, ya es otra cosa.
ira nosotros son todas las desventajas. La conducción de convoyes,
r ejemplo, — y este es un solo detalle — suele ser obra de romanos. A
sea se atascan los carros y no salen del atolladero en tres días. En
'I
< *t
•:a^
632 OBÓBICA DB LA QOE^ DB OüBA
más de noa ooaBÍón, los oficiales, han tenido que andar á tiroi
boyeros, qae en vano luchaban para se^fnir la marcha. -
La opinión está extrariada. Comprendo que ella no tiene la
pero está extraviada. En Caba eehace una guerra verdaderamc
guiar. Si no foera asi, ¿duraría á eetas horas? El enemigo enf
hnaa los encuentros, es dueño y sefior de mochos secretos para
impenetrables. Sobre todo es dominador de la tierra que pi»a.
su casa, sn residencia, en la manigua; nuestros soldados no co
la fachada de esa casa, mucho menos las sorpresas que dentro 1
Martínez Campos.
— ¿En qué situación de ánimo vino el general á la Pesínsult
— En la misma de siempre. Su entereza habitual no le al
Por otra patte, (\ no ha vuelto vencido. Si hubiera presentado
sión, pudiera quizá decirse esto; pero sa diminión do ha eido i
nea. Bien claro está y se ha dicho, no sólo por él, sioo por tod(
riódioof: le han dimitido.
— ¿Qiié géaero de vida suele hacer en campaña?
— ^La vida de un soldado. MaTttnez Campos, hace las cosas <
üera más natural del mundo, 8in afectación de ninguna clase,
á caballo, de noche y de día, es incansable. Todo lo que se dig
punto, es perfectamente cierto. A veces le queríamos hacer
caballo para que descaneara.
— Un general en campaña no debe cansarse nunca, — ^nos d
que se canse que no sea general.
E^to dioho con una ingenuidad extraordinaria. Y advierto
que aquel trabajo revienta á cualquiera. Pero Martíoez Cam
una fuerza de voluntad qne se sobrepone á todo. Está templa
los antiguos guerreros. Se priva del sueño, de la comida, del
sin quejarse, con la conciencia del qne cumple un deber que i:
patria.
Marchenlo, siempre se le vé en la extrema vanguardia, en
de mayor peligro. Es una vida, que, por un celo mat eatcndí
expuesto en muchas ocasiones. Sus entorchados no desaparee
bocamangas, al revés de lo que hacen los demás generales. Esn
casi seguro; le salva la buena estrella; al sol brillaban los gal
brillo extraordinario. Parecían un foco de las, desafiando te
mente al enemigo...
CEtolQA DB LA QUIBRA DB qUBA 633
La leyenda de las <^tagaminas.*
Siempre le ha dicho qne Martínez Campos fama malos ohiootes, es-
pecie de tagarninas qne no se avienen con bu categoría. Sobre esto pre-
gunté al seflor Semprún, j ¿ate, sonriéndose, me dijo:
— ^Ebo se dice: pero hay bastante exageración en el dicho. El general
fama an tabaco mediano, qne eqnirale al de cuarenta céntimos de aqoí.
De eso á decir qne rinde onlto á lai tagarninas hay baatante dife-
reneis.
U C«pi»Uo lWi«UB(t«B).— TrtBl* OuU.
Cuando se le pregnnta qne por qné no gasta mejor tabaeo, contesta
qne seria para él «n cargo de conciencia.
Bn mi concepto para Martines Campos el fumar es nn vicio indigno
de qtte se le halague... y el caso es qne tiene siempre magníficos haba-
nos, qne le regalan por osjas, entre otras personas, el maqnéa de Pinar
del Rio.
Loe destina á los qne le rodean y & los qne le TÍsitan.
Los preliminares de Peralejo.
Nofl habían dicho qne Maceo estaba en Bayamo. El general hiio des
de Inego el propósito de atacarle. No tenía más qne 300 hombres y los
qne componíamos el Estado Mayor; el jefe Máximo Ramos, el marqnéa
de Baztán, el comandante Moreno, Vatenznela, Primo de Rivera, Pepe
Martínez Campos y yo.
— Adelante — dijo el general; — ^y adelante fuimos.
ün eX'Cabecilla de la gnerra pasada, de loe qne negociaron la paz
del Zanjón, y hoy administrador de la Aduana de Manzanillo, Ramírez,
al encontrarse al general en marcha, le pintó, lleno de buena fé, con ne*
OBOmOA DM LA güBBKA P» ODBA
gros colores la difícil aitnaciiSn en qae nos veriamos de encontrará Ma-
co Martínez Campos, firme en su idea, y sin dar entero crédito á las
palabras del exoabecilla, siguió su camino.
' Ramírez, tomando otra dirección, encontróse á SontooildeB con sa
coinmna cerca de Veguitas.
El genial va h&cía Bayamo. Corra usted á encontrarle, porque alli
está Maceo con 7.000 hombres...
Santooildes lo hizo, pero sin contar á Martínez Campos sa entrevista
oon el ezcabeoilla.
— ¿Dónde vá el general?' — preguntó el primero al segundo.
— \ Biyamo. Me han dicho que está allí Maceo.
— Le acompañaré- -añadió Santooildea.
— No hace falta... Si acaso venga usted detrás como á media hora de
eamino. Si oye usted fuego, adelántese hasta nosotros; si le oigo, yo me
reuniré con ustedes.
— Si es tan crecido, como dicen, el número de insurrectos que acom-
pañan á Maceo, me parece que no podemos ir ni juntos ni acompa-
ñados
— Taya si podemos — dijo el general sin detenerse.
Ma rtínez C^impos, no creía en loa 7.000 hombres. No dio crédito á la
noticia hasta que la oyó de labirs de nna distinguida señora, propieta-
ria de Veguitas, que se porta admirablemente oon los soldados españo
les, facilitando cuantos avíos necesitan para su curación.
— No salga usted, por Dios, general, — le dijo esta señora — en Baya-
mo hay 7.000 hombres y además de Antonio Maceo otros cabecillas im-
portantes.
— Señora; no tengo mái remedio. Ya eatoy aquí — le contestó el ge-
neral
La tortilla para el Estado Mayor. — Una conferencia.
— Los que formábamos el Estado Mayor de Martínez Campos, no
habíamos comido. La amable señora nos preparó nna en^^rme tortilla,
que nos supo á gloria.
El pobre Santooildes, que comía, de ordinario, bastante bien, apenas
quiso probar bocado en aquella cena de pan y tortilla- Estaba triste;
quizá le dominaba el presentimiento de su muerte, que nadie pndo fign
rarse tan cerca.
Durante la noche trató de disuadir al general en jefe de su propósi*
Tuvo con él una conferencia, de la que resultó confirmada en térmii
categóricos la actitud sostenida, desde un principio, por Mártir
Campos.
A la mañana siguiente, salíamos para batir á Maceo.
i Al!
QBONICA nB LiL aUXBKA DB CUBA 635
La acción de Peralejo.
— La vida del general en jefe e&tuvo muy expuesta en Peralejo; pero
en otras ocasiones se ha vi^to más expuesta aún. Por ejemplo en la mar
oha de Ciego de Avila á SanotiSpiritus. En Coliseo, vióse también gra*
vfsimamente comprometida.
El enemigo nos tenia cercados en Peralejo. El friego empezó. A los
pocos momentos era horrible; el hamo se amontonaba en la atmósfera,
apenas nos veíamos. A las tres horas de cenábate, Santocildes caia de su
caballo. Corro para auxiliarle. Tenía tres balazos. Estaba muerto...
Los soldados casi no se dieron cnecta, ni hubo el menor desorden.
Campos se puso al frente de las tropas. Al fin salimos de aquella crítica
situación gracias á un movimiento muy bonito del general. Al mismo
tiempo, nos apoderamos de tres bohíos, cosa que entonces era poco me-
nos que indispensable, para seguir un camino, desconocido para nos-
otros, que daba entrada á Bayamo.
Antes que Santocildes, murió su ayudante Sotomayor, un niño casi,
al conducir á retaguardia una orden de su general.
Nos reunimos en Peralejo unos mil trescientos hombres, porque se
me olvidaba decir á usted que, casualmente se unió á nosotros el tenien-
te coronel Escario que llevaba 300.
Maceo y los suyos huyeron á la desbandada.
El comandante Valenzuela.
— ^Ya sabe usted que el pobre Yalenzuela, no murió de la herida, sino
del vómito. Yo había ido á verle al hospital por orden de Martínez Cam-
pos, y al preguntarle éste si sería preciso amputarle la pierna, le dije
que no, que la encontraba bien.
Yalenzuela fué la primera víctima del vómito en Cienfuegos. Después
se propagó en el hospital.
A mí me cupo la satisfacción de llevarle el nombramiento de coman -
dante y la craz laureada de San Femando. Poco le duró al pobre la
alegría.
La Reina se interesaba mucho por su salud y lo mismo Martínez
C^ Tipos.
La fiebre del separatismo. — Marti. — Máximo Gómez. — Maceo.
*-*El separatismo no es una idea entre aquella gente; es un fanatis
n una verdadera le cura.
^o poseo un documento que se le encontró á Martí después de su
636 OBONIOA DE LA QüXRRA. DB OÜBA '
maerte. Bállsae dirigido por Máximo Gomes al presidente de la Ji
revolaoionaria de Naeva York. En dicho docamento se lee que Mari
Campos sigue una política insuperable que facilita las deserciones
tre ellos, y qae bí le coge prisionero, á pesar de siu buenas condidc
le fusila, Martí era el portador de este escrito.
A Martí le conocí en Sevilla. Desempeñaba en la insurrección e!
peí de propagandista, y lo era ardiente, apasionado, iacansable. T
sus humos de poeta. No creo que hubiera conseguido nnnea la glorii
Parnaso. Conczoo algunos de sns versos y están llenos de ripios. 1
poco Creo qae pudiera presumir de muy ilostrado. Era un rom&ntio
separatismo. Hombre de imaginación, tenía bastante de aTentoiei
da visionario.
Máximo Gámea y Antonio Maceo son, desde luego, los cabecillas
importantes, las dos figuras más salientes del campo enemigo. Má:
es hombre de inteligencia, buen guerrillero y excelente para dirigí
caballería. Debe tener unos 72 afioe. Su aspecto amojamado á lo
Quijote y cierto mal color, le hacen aparecer como pereona muy ei
ma, en período avanzado de la tíñs. No dudo que esté malo; per
creo i|ae lo esté tanto como se asegura-
Maceo, anoque tiene mucho prestigio, no alcanza la signifisacitS
Máximo, ni vale lo que él. Es hombre de buena presencia y entre
mulatos un coloso, así como Quintín Banderas está muy bien con
toado y muy querido entre loa de su raía.
De etras cosas más habló el distinguido médico militar, entre
del noble comportamiento del segundo batallón peninsular, del ari
la bizarría y el entusiasmo con que se, baten los jóvenes teniente^ n
salidos de la Academia, del por reñir glorioso qué espera en el ejercí
ayudante de Martines Campos, O'Donnell, y de la serenidad qne di
gue al capitán Primo de Rivera.
Lolo Benitez.
Al estallar el grito de Yara en 1868, Lolo Benítes oontarfa ente
veinte años escasos, y era na mozo varonil ¿ quien la juventud de
sa, su pueblo natal, consideraba oomo jefe indiscutible, tanto por s
teligencia, oomo por su valor y destreza en todos los ejercicios fl
que dominaba por completo; próximo á ^yamo, foco de la insa
4Üón, los jefes más caracterizados de ésta, le designaron oomo jei
una partida de las que por entonces se formaban, seguros de qn'
rT\
ORÓNIOA Pü LA QOgmU DE COBA 637
brfan de seg^airle los jóvenes de Guisa. Al saberlo el interesado protestó
con violencia y hobo de manifestar su desagrado, diciendo:
— No comprendo que ningnn blanco se subleve contra Espaila; aquí
no hay más que dos raisas; la de color, procedente de África, y lia blan-
ca que no es ni puede ser otra que la española; nuestros padres ó abue-
los han hido todos espa&oles y de ellos no puede renegar nadie que los
haya tenido honrados; los que desciendan de bandidos, podrán avergon-
zarse de ser españoles; pero mi abuelo era un español decentísimo y yo
no reniego de su nombre.
Estas frases se consideraron como un reto, y pocos meses después
una fuerte partida rebelde penetraba en Oaisa, dando apenas lugar á
que los amigod y parientes de Lolo Benítez, entre los que se encontraba
au madre, se hicieran fuertes en la Iglesia. Los rebeldes, convencidos de
la inutilidad de sus esfuerzos para venoer con nobleza, reunieron Canti-
dad suñoiente de hierba seca, á la que dieron fuego. Los defensores del
improvisado fuerte y las mujeres que en él se habían refugiado murieron
abrasados.
Lolo Benítez, que como todos los hombres verdaderamente esforza-
dos, había sido hasta entonoes de un carácter bondadoso, se hizo feroz.
El especticulo del cadáver de su adorada madre no se borró jamás de
8U méate, or^j^anizó una guerrilla con la que hizo verdaderos prodigios,
no perdonando nunca al insurrecto que caía en £U poder. Pronto su
nombre se hizo temible, y la guerrilla que mandaba se convirtió en el
espanto de los insurreotos de Bayamo, Manzanillo y Jiguari, teatro de
aus operaciones, agregada al batallón cazadores de Antequera.
Lolo Bdoítez, que tan gloriosa muerte ha tenido en el campo de sus
antiguas hazañas, luchando por su amada España, no era tan cruel co-
mo la fama le haoía, pues si bien en la lucha no perdonaba á nadie, ja
terminada mostrábase benigpao y compasivo. Era un cubano muy espa-
ñol, y aún descontando el terrible efecto que le produjo el asesinato de
su madre, se indignaba violentamente con los descendientes de los espa-
ñoles que maldecían á España.
Lólo Benítez, como la inmensa mayoría de los hijos de Cuba que des-
cienden dq españoles dignos y honrados, son, han silo y serán siempre
españoles; es una fal^a idea la que se tiene al sospechar de los hijos de
aquella hermosa tierra, tan españoles como los peninsulares y que tantas
lebas de amor á la patria están dando, y que no tienen que recibir
nadie lecciones de patriotismo.
El ejército y la armada tienen en sus filas muchos cubanos que han
rito con sangre generosa su amor á E^^paña ; numerosos voluntarios y
errilleros del país luchan como nuestros soldados; el general Weyler,
^niza batallones de gente de color con el mejor acuerdo, y e^as seño-
I cabanas que vitorean á nuestros soldados en las calles de la Habana,
688 OBÓRICA P« L*. quKtaA p« obba
denaestraabien claramente, á despecho de adTeHDL«liz98 aventareroB, de
gentes de sospechosa procedencia, aalro contadas esoeptáonea, y de ban-
dido! medianamente or^anízadoB, qne en Cuba hay sentimlentofl tan es*
pañetes como en la Península. Pensar otra cosa, es dar la raxte á los
laborantes de los Estados Uoidos y olvidar qne hay cnbancs que, como
«1 valiente Lolo Benítez, han hecho toda clase de aaeríflcios por Es-
pafia.
FIN DEL TOMO SfGCNDO
índice del tomo segundo
Lo8 últimos embarques
La toma de Capíro..
Hccompeneas. .
Accidentes. .
Otros eucuentros. .
Salvajadas y encuentros.
Operaciones.
Nuevos accidentes. .
Desde Bayamo..
Combate heroico. .
Los detalles del combate.
Combate de Rincón Hondo.
Un articulo importante.
Consejo de Guerra. .
El complot separatista. .
Lo que pasa ea Matanzas.
1
25
M
47
51
63
71
76
79
84
95
108
120
125
140
158
PAc.
Una interview con el gpeneral. . . 165
La batalla de Cayo Espino. . . . 179
De Cascorro 186
Por la paz 195
El comandante Valenzuela.. . . 203
Guantánamo. . . . . . . 219
Relevodel general Martínez Campos. 244
El embarque 251
Eu Falencia 267
Opiniones de un soldado. . . . 270
Los combates de la Trocha. . . 275
Lucha de 20 contra 200. . . ' . 282
Hifitoria de unos expedicionarios. . 287
Un encuentro con Reg*o. . . . 292
La muerte de un cabecilla. . , . 307
Notas y comentarios 314
Fusilamientif de un desertor. . . 321
La opinión de un autonomista.. . 330
Tropas expedicionarias. • . . 342
Mas tropas 358
Eq el terreno 366
nducción de uu convoy. . . .371
ladura de un tren. .... 388
«doctrina» de Monroe y la Amé-
rica latina 396
/asión de las Villas. . . . . 403
lombia y España 411
} operaciones. ..... 419
El teatro de la g-uerra 429
Cabos sueltos 436
El combate de Mal Tiempo. . . 446
Detalles 4bl
Siguen avanzando. . . . . . 454
El 5.^ de montañar 467
Un héroe 470
El combate del rio Colmena. . .484
Lo que se dice 502
Negruras de la guerra 511
Sigue la guerra 522
U lia derrota 536
nae. 547
ciay loüseiiadoreiiyaQ-
551
Cepeifo.
. 572
. 579
. 5K2
fuerra.— El combate de
nza.— Rafael Estrada. . '
Viirios combatee 595
CaboBBueltoB 600
Heroico encueotro. — Ea el callejón
db Javira. — Ocho contra sesenta. . G04
Bn el Plata 612
Desde Santa Clara 618
Los españolee en México. . . . 626
Interview con el médico de Uartí-
ñez Campos 630
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