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Full text of "De la corte al cortijo : zarzuela cómica en un acto y en prosa"

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O  ,4      I 

ADMINISTRACIÓN 
LÍRICO-DRAMÁTICA 


ü  CORTE  AL  CORTIJO 


ZARZUELA  CÓMICA 


EN    UN    AOTO    Y    EN"    PROSA 


OKIGINAI-  DE 


GOHZáLQ  CANTÓ  y  U&SUBL  AMOR  MEJLAH 


música  de:  maestro 


"MIGUEL  SANTONJA 


"V^^iP 


MADiíID 

MAYOR,   KÚM.    16,   ENTRESUELO 

289G 


DE  LA  CORTE  AL  CORTIJO 


Esta  obra  es  propiedad  de  sus  autores,  y  nadie  po- 
drá, sin  su  permiso,  reimprimirla  111  representarla 
en  España  y  sus  posesiones  de  Ultramar,  ni  en  los 
países  con  quiene  i  haya  celebrados,  ó  se  celebren  en 
adelante,  tratados  internacionales  de  propiedad  lite- 
raria. 

Los  autores  se  reservan  el  derecho  de  traducción. 

Los  comisionados  de  la  Administración  Lírica- 
dramática  de  HIJOS  de  E.  HIDALGO,  son  los  encar- 
gados exclusivamente  de  conceder  ó  negar  el  permi- 
so de  representación  y  del  cobro  de  los  derechos  de 
propiedad. 

Queda  hecho  el  depósito  que  marca  la  ley. 


DE  LA  CORTE  AL  CORTIJO 


ZARZUELA  CÓMICA 


EN    UN    ACTO    Y    EN    PROSA 


ORIGINAL  DE 


GONZALO  CANTO  y  MANUEL  AMOR  MEÍLÁN 


música  del  maestro 


MIGUEL  SANTONJA 


Estrenada  con  extraordinario  éxito  en  el  TEATRO   ROM  EA  la  ñocha 
del  4  de  Diciembre  de  1896 


ifg'''isfr 


MADRID 

ft.  Velasro,  lmp.,  Marqués  de  Santa  Ana,  20 
Teléfono  número  551 

tsoé 


AL  EXCMO.  SEÑOR 


jVEkfquéjs'  de  fcrfaÓQtíkák 

como-  |vtuel>a  ^e  cumátcic^ 


REPARTO 

PERSONAJES  ACTORES 

MATILDE Seta.  Alcacer. 

URBANA Sea.    Mateas. 

LLORENS ....  Se.      Redondo. 

PASCUAL ". Fuentes. 

Coro  general 


Derecha  é  izquierda,  las  del  actor 


El  derecho  de  reproducir  los  materiales  de  orquesta  de  esta 
obra  pertenece  á  D.  Florencio  Fiseowich,  á  quien  dirigirán 
sus  pedidos  las  empresas  teatrales  que  deseen  ponerla  en 
escena. 


ACTO  ÚNICO 


Patio  de  una  granja  ó  casa  de  labradores  ricos,  en  un  pueblo  de  la 
huerta  de  Valencia.  A  la  izquierda,  primer  término,  la  casa  con 
puerta  y  ventanas  practicables  á  ambos  lados;  en  primer  término 
derecha,  una  barraca  donde  guardan  aperos  de  labranza;  un  ve- 
lador y  dos  mecedoras  en  el  centro.  Un  piano  en  el  sitio  más  á 
proposito.  Al  foro,  campo.  La  acción  empieza  á  las  seis  de  la  ma- 
ñana. 

ESCENA  PRIMERA 

URBANA,   PASCUAL  y  CORO    GENERAL 

Música 


Coro 

¿Dónde  está  Matilde, 

que  la  quiero  ver?  (Con  gran  interés.) 

Urb. 

(         En  este  momento, 

Pas. 

)         no  va  á  poder  ser. 

Coro 

Como  la  vimos  pequeña,  así, 

y  la  llevaron  poco  después, 

hoy  que  sabemos  que  volvió  aquí, 

despierta  todo  nuestro  interés. 

Ellos 

Dinos  si  es  hermosa. 

Ellas 

Di  si  está  crecida. 

Ellos 

Dinos  si  es  graciosa. 

Ellas 

Dinos  cómo  es. 

Ellos 

Si  volvió  huertana. 

Ellas 

Si  volvió  señora. 

Ellos 

A  eso  vengo  ahora. 

Ellas 

A  eso  aquí  me  ves. 

608738 


_  8  - 

Pas.  Anoche  la  vimos  entrar  por  la  puerta; 

que  fuese  tan  guapa,  yo  nunca  creí. 
Urb.  Está  muy  contenta  de  verse  en  la  huerta, 

y  trae  unos  trajes  y  un  lujo  hasta  allí. 
Coro  ¡Más  vale  así! 

Pas.  Sus  ojos  son  grandes,  su  boca  pequeña, 

su  cuerpo  un  encanto,  su  talle  un  primor. 
Urb.  Se  expresa  lo  mismo  que  una  madrileña, 

y  si  un  traje  es  bueno,  el  otro  es  mejor. 
Coro  ¡Si  es  un  primor! 


Pues  si  es  de  ese  modo, 
bien  puede  decir, 
que  tiene  ella  todo 
cuanto  hay  que  pedir. 


Pas.  Salió  con  la  aurora,  temprano,  y  me  escama, 

pues  yo  hubiera  ido  con  ella  también. 
Urb.  Pues  yo  la  creía  durmiendo  en  la  cama, 

rendida  de  sueño,  cansada  del  tren. 
Coro  Paréceme  bien. 

Pas.  Brincando  lo  mismo  que  alegre  cordera, 

la  he  visto  corriendo  con  rápido  pie. 
Urb.  Sin  duda  en  la  casa  se  halló  prisionera, 

y  pronto  á  la  huerta  corriendo  se  fué. 
Coro  Pues  luego  vendré. 


Abrasan  sus  ojos, 

su  talle  es  flexible, 

sus  labios  son  rojos 
Urb.  J      y  es  breve  su  pie. 

Pas.  )      Su  porte  enamora 

á  aquel  que  la  mira; 

por  ella  suspira 

todo  el  que  la  ve. 

Urb.  Trae  muchos  trajes,  con  cintas  y  lazos, 

con  tules  y  encajes,  en  gran  profusión. 
Brillantes  y  perlas  y  alhajas  tan  ricas, 
que  es  tan  sólo  el  verlas  una  bendición. 
Esa  es  Matilde,  joven  y  bella. 


—  9  — 

Pas.  Es  su  pintura,  su  copia  fiel. 

Ellas  ¡Virgen  querida,  quién  fuera  ella!.. 

Ellos  ¡Dios  de  los  cielos,  quién  fuera  él!. 


Ellas  Con  abanicos  de  fina  pluma,  (a  ellos.) 

con  aderezos  de  oro  y  coral, 
envuelta  en  tules  color  de  espuma, 
¡quién  me  vería  coquetear!.., 

Ellos         Si  entre  mis  brazos  tuviera  un  día 
á  una  señora  tan  principal,  (a  ellas.) 
de  puro  gozo  reventaría, 
¡quién  me  vería  coquetear!... 


Coro 


Urb. 

Pas. 

Coro 

Urb. 

Pas. 

Coro 


¡Qué  dicha  tan  grande! 
¡qué  felicidad! 
Pero  esa  ventura, 
no  me  tocará. 
Pues  volveremos 
y  la  veremos, 
¡á  ver  qué  guapa 
nos  la  hizo  Dios! 
Calmad  el  fuego 
que  arde  en  vosotros. 
Pues  hasta  luego. 

Adiós. 

AdiÓS.  (Vanse  por  el  foro.) 


ESCENA  II 


URBANA   y   PASCUAL 

Hablado 

Pas.  Ya  está  todo.  Creí  que  no  acabábamos  nunca. 

Urb.  .  Parece  la  casa  otro  cosa. 

Pas.  Sí;  parece  otra  cosa,  pero  no  una  casa.  Las 

mecedoras...  aquí.  (Arreglándolo  todo.) 

Urb.  ¿Y  el  piano? 

Pas.  Hay  que  meterlo  dentro. 

Urb.  ¿Cómo  se  toca? 


—  10  U. 

Pas.  jNo  lo  toques! 

Urb.  ¡Si  pregunto  cómo  se  toca! 

Pas.  Pues...  con  las  manos.  Hay  quien  toca  con 

las  dos  y  tragina  con  los  diez  dedos;  pero  á 
mí,  con  uno  sólo  me  basta.  ¡Miral  (Hace  una 

escala  con  un  dedo.) 

Urb.  ¡Es  verdad!  (con  asombro  ) 

Pas.  (con  aire  petulante.)  Con  lia  dedo  se  pueden 

tocar  muchas  cosas.,  y  muchas  teclas... 
¡Pero  esa  chica  que  no  viene! 

Urb.  ¿Cómo  se  ha  levantado  tan  pronto? 

Pas.  ¡Qué  sé  yo!  Querría  disfrutar  del  campo,  y 

antes  que  el  sol  se  levantó  ella. 

Urb.  ¿De  Madrid  aquí,  debe  ser  un  camino  muy 

pesado? 

Pas.  ¡Como  que  es  un  camino  de  hierro! 

Urb.  ¡Sí  que  es  pesado  de  veras!  Cuando  vea  bien 

la  casa,  va  á  creer  que  aun  está  en  la  corte. 

Pas.  No  tanto,  no  tanto,  aunque  no  faltará  quien 

se  la  haga;  porque,  si  bien  ella  tiene  algunos 
cuartos,  hay  algunos  que  tienen  cuartos...  y 
alcobas.  Yo  soy  bastante  más  rico  que  ella: 
pero  como  ella  está  criada  de  otro  modo... 

Urb.  ¿Con  biberón  acaso? 

Pas.  Quiero  decir,  que  la  educaron... 

Urb.  También  aquí  se  educa. 

Pas.  Sí;  pero  se  educa  mal;  ya  se   comenta  que 

mi  intención  es  casarme  con  mi   sobrina... 

Urb.  ¿Y  qué? 

Pas.  Que  tengo  más  intención  que  uno  de  Col- 

menar. 

Urb.  (Quedando  pensativa.)  No  sé  quién  pueda  ser 

ese.  De  Colmenar  no  conozco  á  nadie. 

Pas.  Ni  yo. 

Urb.  Pero  su  intención  no  es  mala. 

Pas.  Yo  la  tengo  con  buen  fin. 

Urb.  Con  tal  de  que  le  entre  á  usted  por  el  dere- 

cho... (Señala  el  ojo.) 

Pas.  Sí;  de  entrar  tiene  que  ser  por  derecho. 

Urb.  Digo  por  el  ojo  derecho. 

Pas.  |Pues  no  es  nada  lo  del  ojo! 

Urb.  Usted  aún  es  joven. 

Pas.  Ya  lo  creo. 

Urb.  ¿Qué  edad  tiene  usted? 


—  ii  — 

Pas.  Eso  no  se  pregunta;  pero,  en  fin;  como  eres 

de  la  familia  cieo  que  guardarás  el  sscreto. 
Tengo  ..la  edad  que  tendría  mi  pobre  primo, 
el  padre  de  Matilde,  si  no  hubiera  muerto. 

Urb.  ¡Ah,  sí!  Ya  sé.  La...  ¿Y  qué  edad  tendría  el 

padre  de  Matilde? 

Pas.  Sincuenta  años. 

Urb.  Entonces  es  usted  un  niño. 

Pas.  Lo  he  sido,  lo  he  sido. 

Urb.  ¿De  modo  que  usted  tiene?... 

Pas.  Sincuenta.  Saca  la  cuenta  bien. 

Urb.  Sin- cuenta  no  se  puede  sacar  cuenta  ningu- 

na; pero,  en  fin;  si  son  sincuenta,  como  us- 
ted dice,  aún  no  los  ha  hecho  usted. 

Pas.  No;  ya  me  los  darán  hechos. 

Urb.  A  esa  edad,  aún  se  puede  decir  que  es  us- 

ted un  niño. 

Pas.  Sí  se  puede  decir;  pero  no  se  cree;  porque- si 

yo  con  mis  años  soy  un  niño...  tú...  no  has 
nacido  todavía. 

Urb.  Debe  usted  casarse  con  Matilde,  porque  si 

me  caso  yo  con  Llorens,  ¿qué  va  usted  á 
hacer? 

Pas.  Asistir  á  la  boda  ,qué  remedio! 

Urb.  Ya  sabe  usted  que  Llorens  y  la  prima  se  tu- 

vieron cariño,  y... 

Pas.  Sí;  pero  aun  cuando  Llorens  es  un   chica 

guapo  y  rico...  es  labrador,  y  Matilde  pica 
hoy  más  alto. 

Urb.  Pues  esa  es  la  pulga  que  más  me  pica. 

Pas.  ¿Cuál? 

Urb.  Esa. 

Pas.  No  estés  intranquila.  Yo  creo  que  Lloren^ 

te  quiere  y  te  casaras  con  él! 

Urb.  Pero,  ¿qué  va  usted  á  hacer  solo? 

Pas.  Es  verdad. 

Urb.  Usted  no  quiere  separarse  de  su  granja,  de- 

sús olivos,  de  sus  naranjas... 

Pas.  Y   ahora  me   contentaría    con    media;   ya 

ves  tú . 

Urb.  Yo,  de  usted,  me  atrevería. 

Pas.  No,  si  por  atreverme  no  quedará;  pero  estan- 

do en  la  edad  media... 

Urb.  Le  falta  á  usted  la  otra  media. 


—  12  — 

Pas.  ¿Cómo? 

Urb.  La  media  naranja;  porque  con  una  media 

no  va  usted  bien. 

Pas.  Pues,  mira;  tienes  razón.  Es  la  mejor  me- 

dia... Digo,  es  el  mejor  medio. 


ESCENA  III 

DICHOS  y  LLORENS  (per  el  foro.) 
Ll,OR.  Muy  buenos  días.  (Desde  el  foro.) 

Pas.  ¡Hola,  Llorens!  A  buena  hora  llegas.  Almor- 

zarás con  nosotros- 

Llor.  No  puede  ser. 

Urb.  ¿Por  qué? 

Llor.  Porque  ya  he  almorzado. 

PaS.  ¡Tenemos  chocolatel    (Metiendo  los  aperos  de  la- 

branza en  la  barraca.) 

Urb.  (Bajo,  á  Llorens.)  Ha  llegado  Matilde. 

LlOR.  Ya  lo  Sé.  (Queriendo  contestar  á  los  dos.) 

Pas.  ¿Quién    te   lo    ha    dicho?  (Distraído   en   su   ocu- 

pación.) 

Urb.  (Bajo,  á  Llorens.)  Está  muy  cambiada. 

Llor.  (Repite  ei. juego.)  ¡Es  clarol 

Pas.  ¿Qué  ha  de  ser  claro?  ¡Superior! 

Llor.  ¿Gomo  está?  (a  urbana,  alto.) 

Paf.  ¡Superior. 

Urb.  (Bajo  á  Llorens )  Lleva  un  lujo.. 

Llor.  Malo. 

Pas.  Que  no,  digo,  Y  como  sé  que  te  gusta... 

Urb.  ¿El  lujo? 

Fas.  El  chocolate,  que  no  deja  de  ser  un  lujo, 
¿verdad  que  te  gusta? 

Llor.  ¡Mucho! 

Urb.  ¿Te  alegras  de  que  haya  venido?  (Bajo  á  Llo- 
rens.) 

Ll.OR.  [Mucho!  (Sin  saber  á  quién  atender.) 

Pas.  ¡Toma!... 

URB.  ¡Toma!  (Le  da  un  pellizco.) 

Pas.  Te  vas  á  chupar  los  dedos. 

Urb.  ¡Chúpate  esa! 

Llor.  ¿Cuál?...  ¡Ah!...  ¿Qué  dedos? 

Pas.  Eres  bobo.  ¡Cuando  yo  digo  que  te  chuparás 


—  13  — 

los  dedos!  Urbana;  vé  preparando  el  choco- 
late, que  yo  voy  á  echar  el  pienso.  Para 
este,  pon  una  taza  grande,  que  ya  sabes  que- 

le  gusta  niojar.  (vase  por  detrás  de  la  barraca.) 


ESCENA    IV 

URBANA   y   LLORENS 

Llor.  Pero,  mujer  estoy  hecho  un  cardenal. 

Urb.  Ego  quisieras;  lo  que  estás   hecho  es  un  ca- 

zurro. 

Llor.  ¿No  quieres  que  me  alegre  déla  llegada  de 

Matilde? 

Urb.  No;  digo,  sí;  pero  prueba,  prueba  de  escu- 

rrirte con  Matilde...  y  ojo  con  el  chocolate. 

Llor.  ¿Temes  que  me  unte? 

Urb.  ¡Puede! 

Llor.  Ya  sabes  que  no  soy  de  los  que  se  corren; 

pero  tampoco  me  corto. 

Urb.  ¡Ni  que  fueras  de  natillas! 

Llor.  Matilde  ya  sabe  lo  que  aquí  somos.  ¿No  na- 

ció entre  nosotros? 

Urb.  Tanto  como  entre  nosotros... 

Llor.  En  la  huerta  fué,  y  no  ha  de  renegar  de 

ella  porque  haya  estado  en  Madrid. 

Urb.  Sí;  pero... 

Llor.  En  cuanto  yo  la  coja  por  delante... 

Urb.  Te  guardarás  de  cogerla  por  ningún  lado... 

Llor.  ¿Y  está  guapa? 

Urb.  ¡Llorens!...  A  tí  te  gustan  vestidas  con  mu- 

chos trapos... 

Llor.  No;  al  contrario. 

Urb.  Aquí,  ella  no  es  nadie;  cualquiera  es  más 

que  ella.  Tú,  yo,  mi  tio... 

Llor.  ¡Claro!  Como  que  somos  tres.  No  se  me  ol- 

vida cuando  fuimos  á  verla  al  colegio  en 
que  estaba  en  Madrid.  Se  reía  de  mí  porque 
no  me  quité  el  sombrero... 

Urb.  De  tí  se  ríen  todos. 

Llor.  Todos,  no;  pero  casi  todas,  casi  todas... 

Urb.  Voy  á  preparar  el  chocolate,  porque  si  no... 

Llor.  Iré  contigo  si  no  te  enfadas.  (Mutis  por  la  casa.) 


14  — 


ESCENA  V 

MATILDE,  por  el  foro  con  un  ramo  de  flores  en  la  mano  y  un  som- 
brero de  paja  en  la  cabeza;  después  del  cantable    salen    UXBANA  y 
LLORENS  por  la  casa,  y  PASCUAL  por  la  derecha. 

música 

Matilde  ¡Qué  hermoso  es  correr 

y  el  campo  cruzar, 
y  qué  dulce  es  ver 
el  día  asomar! 
|En  estos  días 
de  primavera, 
qué  hermoso  es 
en  el  rocío 
de  la  pradera 
mojar  los  pies! 

Todo  es  vida  y  es  belleza; 
todo  luz,  todo  armonía, 
placer  todo  y  alegría, 
todo  hermoso  y  seductor. 
Tiene  á  la  luz  de  la  aurora 
más  encanto  el  bosque  umbrío; 
más  rumores  tiene  el  río, 
menos  espinas,  la  flor. 

¡Qué  hermoso  es  correr  etc.,  etc. 


Los  aires  de  aquí 

balsámicos  son; 

respirando  así 

pe  ensancha  el  pulmón. 

Y  en  estos  días 

de  primavera, 

¡qué  hermoso  es 

bajo  las  ramas 

de  la  palmera 

dormir  después! 


—  15  — 

Y  volver  por  los  senderos 
entre  pájaros  y  flores, 
aspirando  los  olores 
del  tomillo  y  del  azahar; 
y  bañarse  en  las  vertientes, 
y  magníficos  fulgores 
que  nos  dan  luz  y  colores 
en  la  tierra  y  en  el  mar. 

¡Qué  hermoso  es  correr,  etc.,  etc. 

Hablado 

Llor.  ¡Buenos  días,  Matilde! 

Mat.  ¡Hola,  Llorens!  Ya  había  preguntado  por  ti. 

LLOR.  ¡Vaya  Una  pregunta!  (Mirándola  embelesado.) 

Mat.  ¿Como  andas? 

Pas.  En  dos  pies,  por  milagro. 

Mat.  Te  extrañará  encontrarte  con  una  madrile- 

ña hecha  y  derecha...  Tú  estás  guapo... 

L1LOR.  ]K/Cha!...  (Sin  dejar    de   mirarla  y  como  no  sabiendo 

que  contestar.) 

Urb.  (impaciente.)  (Le  echa  flores.) 

Mat.  Y  robusto... 

Llor.  ¡Echa! 

Mat.  ¿Y  á  mí,  cómo  me  encuentras? 

Llor.  Hecha...  y  derecha  y...  (doble  derecha  voy  á 

tener  que  tocar.) 

Pas.  Yh  la  tenemos  aquí  para  siempre. 

Llor.  ¿Para...  para.  ,  qué? 

Urb.  Para  siempre.  (¡Toma!)  (Le  pellizca.)  ¡Qué  cara! 

(Al  ver  que  le  dnele.) 

Llor.  ¡Qué  cara...  y  que  pellizco  de  monja! 

Mat.  Parece  que  lo  sientes... 

Llor.  Lo   siento,  lo  siento   como  lo  digo.   Me  ale- 

gro, me  alegro... 

Urb.  ¿En  qué  quedamos? 

Llor.  En  que  lo  siento;  digo,  en  que  me  alegro; 

¡qué  ojos!  ¡como  me  mira!  (por  Matilde.)  Y 
ésta  también  ¡como  me  mira!  ¡qué  ojos!  (por 

(urbana  que  hace  mutis  para  sacar  el  chocolate.) 

Mat.  No  hay  remedio.  A  lo  hecho  pecho. 

Llor.  Que  pe...  digo,  ¡qué  cuerpo! 

Mat.  Quiero  vivir  con  vosotros,  y  como  vosotros. 

Llor.  ¿Con  nosotros?  Es3  no  irá  conmigo. 


—    16  - 

Mat.  Quiero  correr,  brincar,  cantar... 

Pas.  Aquí  no  cantamos.  Gracias  si  nos  dejan  tri- 

nar. 

ÜRB.  (Saca  el  chocolate.)    El    almuei'ZO. 

Mat.  ¡Cuánto  tiempo  hace  que  no  tengo  el  ape- 

tito como  hoy! 

Pas.  ¿Abierto,  eh? 

Mat.  De  par  en  par.  Supongo  que  eso  no  estará 

aquí  mal  visto. 

Llor.  Aquí  no  vemos  esas  cosas. 

Mat.  Y  eso  que  esta  mañana  tomé  una  torta  y  un 

vaso  de  leche  que  ya,  ya...  Tienen  ustedes 
aquí  una  leche...  exquisita. 

Pas.  Pues  ahora,  toma  chocolate. 

Mat.  No,  no  quiero. 

Pas.  ¡Tiene  cacao  y  todo! 

Mat.  Para  eso  no  valía  la  pena  de  venir  al  cam- 

po. (Se  sientan  todos  menos  Matilde;  que  permanece 
de  pió  junto  al  velador  apoyada  en  una  silla.  Urbana 
sirve  el  chocolate  y  se  sieuta.) 

Llor.  Tiene  razón. 

Mat.  ¡Calle!  ¡Y  un  piano!...  Esto  es  demasiado. 

Pas.  ¡Anda!  ¡Canta  algo! 

Mat.  Estoy  afónica...  no  puedo  llegar  al  sol,  si  no 

cantaría...  el  vals  de   la  sombra...  pero  hoy 

no  puedo. 
Pas.  ¡Qué  lástima!  Ni  sol  ni  sombra...  Pues  mira, 

todo  el  pueblo  se  hace  lenguas  de  tí. 

LLOR.  Ya  lo  Creo.    (Tomando  una  sopa.) 

UkB.  ¡Cierra  la  boca!  (a  Liorens.) 

LlOR.  I^y!  (Abrasándose  al  cerrar  la  boca.) 

Mat.  j  ¿Que  és  eso? 

Llor.  Lengua...  Me  abrasé  la  lengua 

Urb.  Porque  la  tienes  muy  larga. 

Mat.  ¡Pobre  Liorens! 

Llor.  ¡No  quiero  más! 

Pas.  ¿Ni  una  sopa? 

Llor.  ¿Sopa...  después  del  chocolate? 

Pas.  ¡Tiene  gracia! 

ÜRB.  Vamos,  toma.  (Dándole  una  sopa.) 

Llor.  ¡Ay...   qué  rica!  (Mirando  á  Matilde.)  ¡qué  rica 

es  ésta!...  (Señala  á  Ja  sopa  y  á  Matilde.) 
PaS.  No  se  permiten  goteras.  (Limpiándole  la  barba.) 


—  17    - 

Mat.  ¿Y  qué  vamos  á  hacer  esta  tarde? 

Llor.  Eso;  después  de  almorzar,  ¿que  vamos  á  ha- 

cer? 

Pas.  Haremos...  la  digestión,  si  te  parece.  Iremos, 

de  paseo. 

Urb.  Eso,  como  en  Valencia. 

Pas.  Voy  á  preparar  la  tartana,  (se  levanta.)  (Hay 

que  darle  gusto  á  la  chica...  y  para  esto, 
nadie  como  yo.  Empezaré  por  hacerle  la 
corte  para  que  no  se  aburra  en  el  campo.) 

Mat.  ¿Vendrás  con  nosotros,  Llorens? 

Llor.  No  puedo;  tengo  que  limpiar  un  poco  de  cá- 

ñamo y  hacer  algunos  ingertos.,. 

Mat.  ¡Cómo!¿  Tú  sabes?...  ¿Cómo  se  hacen  los  in- 

gertos?... (Con  júbilo.) 

Llor.  Pues  con...  la...  Ven,  ven  conmigo,   y  lo 

verás. 

Mat.  Claro  que  iré  contigo.  Eso  es  más  entreteni- 

do y  más... 

Urb.  (¡Mastuerzo!)  (pellizcándole.) 

LlCR.  Más...  más...   (Rascándose.) 

Mat.  ¡Qué  gusto! 

Llor.  Bueno.  Yo  voy  á  avisar  á  la  gente  y  vuelvo. 

.Urb.  (Sí,  vuelve  por  otra.) 

Llor  Hasta  luego. 

Urb.  (Me  parece  que  lo  de  los  ingertos  no  será 

Verdad.)  (Va^e  Llorens  por  el  foro  mirando  A  Matil- 
de y  á  Urbana,  que  no  cesa  de  amenazarles  con  el 
gesto  y  las  miradas.) 


ESCENA  VI 

URBANA  y  MATILDE 

Mat.  ¿Serás  de  los  nuestros,  Urbana? 

Urb.  ¿Al  aire  libre...  y  con  este  sol?  Eso  si  que  no. 

Mat.  ¡Bah!  A  mí  lo  que  me  molesta  es  el  vestido. 

Urb.  Pues  quítatelo. 

Mat.  Es  incómodo  para  el  campo,  y  á  poco  que 

corra...  Se  me  ocurre  una  idea.  Si  me  pres- 
taras uno  de  los  tuyos...  yo  te  prestaría  uno 
de  los  míos. 

Urb.  ¡Anda!...  ¡Vestirme  de  señorita! 

2 


—  18  -- 

Mat.  Y  yo  deliuertana...  ¿quieres? 

Urb.  ¡Vaya! 

Mat.  En  mi  cuarto  encontrarás  todo  lo  que  nece- 

sites. 

Urb.  Y  tú  en  el  mío. 

Mat.  Eso  es;  para  cuando  te  cases,   te  haces  un 

vestido  igual  al. mió. 

Urb.  En  los  tuyos  entra  mucha  tela.  Yo  con  una 

vara...  tengo  bastante. 

Max.  Y  te  sobra  para  ir  desnuda 

Urb.  ¡Aun  no  tengo  novio  oficial! 

Mat.  ¿Ni  subalterno?  ¿Te   parece   poco  Llorens? 

(Exploremos  el  terreno.) 

Urb.  Es  tan  corto... 

Mat.  Ya,  ya  se  haría  largo...  cuando  haya  más 

confianza. 

Urb.  No,  si  confianza  no  falta;  pero... 

Mat.  Pero  ¿qué? 

Urb.  Es  tan  rústico... 

Mat.  Mejor.  Tú   que   eres   Urbana,   con  darle  la 

mano... 

Urb.  No  pienso  darle  nada. 

Mat.  ¡Ban!  Ya  lo  veremos. 

Urb.  Es  un  hombre  muy  basto.  (Le  desacredi- 

taré.) 

Mat.  Ya  se  afinará. 

Urb.  Y  á  mí  me  gusta  más  el  otro   palo...  el  de 

oros. 

Mat.  ¿Eres  ambiciosa? 

Urb.  No,  pero  ha}''  que  tener  algo... 

Mat.  Pues  él...  algo  tendrá. 

Urb.  Algunos  olivares,  naranjos,  y  creo  que  una 

viña... 

Mat.  Pues  ¿quieres  más  viña? 

Urb.  Ya  hablaremos  de  eso. 

Mat.  Tienes  razón.  Ahora...  á  vestirnos. 

Urb.  En  cuanto  Llorens  me  vea  con  tanto  arru- 

maco... (Entra  en  la  casa.) 

Mat.  ¡Y  dice  que  tiene  bastante  con  una  varal... 

¡Ca!  yo  creo   que   necesita   muchas  más... 

muchas  más  Varas;  (lintra  en  la  casa.) 


ESCENA  VII 
]»2  tísica 

LLORENS  y  CORO  GjENEKÁL 

Ellos  Ven  acá,  huertána 

Ellas  Ven  ncá,  huertano. 

Ellos  No  seas  tirana. 

Ellas  No  seas  tirano. 

Todos  A  Ja  huerta  vamos  ya. 

Ellas  Quita  allá,  huertano. 

Ellcs  Ven  ac;i,  huertana, 

acerca  tu  Mario. 
Ellas  No  me  da  la  gana. 

A  mí  nadie  me  la  da. 
'Todos  Vamos,  Llorens, 

^A  Llorens  que  aparece  en  el  foro.) 

que  es  tarde  ya. 


Pues  que  lá  señorita 

se  despepita 

por  ir  á  ver  el  cáñamo  '-■ 

recolectar, 

ve  y  dile  que  esperamos, 

3r  aquí  aguardamos, 

pues  luceunsol  espléndido 

que  hace  sudar. 

Llor. 

Bajad  la, VOZ  (oon  misterio  ) 

que  os  puede  oir. 

-Coro 

f;V  si  nos  oye, 

qué  ha  de.  decir? 

¡Tú  crees  que  ella!...  (con  ¡mención.) 

Llor. 

¡Que  me  perdéis! 

<3oro 

Matilde  es  bella... 

Llor. 

l'ues  ya  veréis. 

Aunque  de  ambicioso 
-alguno  me  tilde     , 
vivir  síq  Matilde 
no  he  de  poder  yo; 


—  20  — 

mi  amor  es  tan  puro, 
que  yo  os  aseguro 
que  nadie  tan  grande 
jamás  lo  sintió. 
Coro  Si  piensas  que  esta  tórtola 

descenderá  (Haciéndole  bur;a. 

á  dar  oído  á  tu  chachara 

sin  más  ni  más; 
sería  cosa  idéntica, 

que  el  comparar 
la  verde  ñor  del  cáñamo 

con  el  azahar. 
Limpíate,  limpíate,  limpíate 

que  estás  de  huevo, 

(Acercándose  a  Llorens.) 

porque  ese  pez,  de  seguro, 
no  pica  el  cebo. 
Llor.  No  seáis  incrédulas. 

Coro  Limpíate,  limpíate. 

Llor.  No  seáis  incrédulos. 

Coro  Que  estás  de  huevo. 

Llor.  Tal  vez  mis  súplicas. 

Coro  Limpíate,  limpíate 

Llor.  Alcancen  éxito. 

Coro  No  muerde  el  cebo. 


Llor. 

Coro 
Llor. 
Coro 


No  seas  loco, 
coge  la  hoz. 
Poquito  á  poco, 
bajad  la  voz. 
Sois  unes  primos. 
Tanto  mejor. 
Aun  los  racimos 
no  están  en  flor. 


¡Quién  te  vería 
si  te  quisiera 
de  alta  chistera, 
largo  gabán!  . 
'Nadie  daría 
por  cosa  cierta 
ser  de  la  huerta 
tal  perillán. 


LLOR. 

•Coro 


-  21  — 

Basta  de  bromas, 
por  compasión. 

Porque  las  tomas 
por  otro  son. 


Llor.  Avisemos  con  una  coplillas 

que  estamos  acá. 
Coro  Canta  tú,  que  nosotros  sabremos 

llevarte  el  compás. 

(Colócanse  todos  á  la  derecha  y  delante  Llorens;  tod* 
esta  parte  muy  cómica.) 

Llr.  Aunque  es  muy  áspero  el  cáñamo. 

■Coito  Cáñamo,  cáñamo. (a.  media  viz.) 

Llor.  Piensa  que  tiene  sus  fibras. 

Coro  Tiene  sus  fibras. 

.Llor.  Y  donde  hay  fibras  hay  ánimas; 

Coro  Animas,  ánimas. 

Llor.  De  los  amores  heridas. 

Coro  Niña  bonita. 

Llor.  Aunque  es  muy  áspero  el  cáñamo, 

etc.,  etc. 

Coro  Aunque  es  muy  áspero  el  cáñamo,  etc. 


Llor.  Aunque  muy  burdo  es  el  cáñamo. 
Coro  Cáñamo,  cáñamo. 

Llor.  Y  es  el  naranjo  muy  bello. 
-Coro  Siempre  muy  bello. 

Llor.  Un  mismo  cielo  cobíjalos 
Coro  Cielo  cabíjalos. 

Llor.  Y  los  besa  el  mismo  viento. 
■Cok o  Los  besa  el  céfiro. 


Llor. 
Coro 


Aunque  muy  burdo  es  el  cáñamo, 

etc.,  etc. 
Aunque  muy  burdo  es  el  cáñamo,  etc. 

(Vanse  todos  por  el  foro.) 


—  22  — 
ESCENA    VIII 

URBANA,    MATILDE    y    PASCUAL. 

Hablado 

Pas.  '(saliendo)  Ya  está  lista  la  tartana...  ¡Demo- 

nio! (Se  engancha  e:.  la  barraca.) 

'TJrb.  ,r    '    Kies  desenganche.  (Desde  dentro.) 

Pas.  No  puedo.                                                  .1. : 

Urb.  '     ¿Por  qué? 

Pas.  Porque...  me  he  enganchado.    , 

Urb.  Pues  desenganche,, porque  Matilde  no  quie- 
re salir. 

Pas.  ¿Eso  es  verdad?...  (¡Maldito  clavo!) 

MaT.  Sí,  tío.  (Desde  dentro.) 

Pas.  Entonces,  voy.,.  ¡Pero  si  no  puedo!  Yo  tira- 

ría, perp  eso  dé  engancharse  uno  y  tirar  des- 
''    püés...' es  de  borrico.  ¡Por  fin!  (Dando  un  tirón. 

,  fuerte.)         .     ^  .  ,        ,  ;■:..' 

Mat.  '    '  'Ande  usted. 

Pas.  ¡Voy!  ¿Pues  no  me  hace  volver  á  la  cuadra 

esa  chiquilla?  Después  de  todo;  ¡qué  diablo! 

'*  '¿asi  tiene  razón.    Así  me  da  lugar  para  que 

Ja  vea  más  á  mis  anchas  y  para  que  yole 

declare  mi    atrevido.,    ¡pero  qué  atrevido 

soy,  y!...  ,¿Y  qué  declaro  yo,  vamos  á  ver? 

Si  se  tratara  de  un  juicio ..   ¡Pero...    si  por 

ella  lo  pierdo!  Esto  no  es  tener  juicio,  sino 

todo  lo  contrario.  La  llamaré  guapa,  divi- 

na...  y  ella  me  llamará  tío...  ¡Y  tiene  razón 

para  llamármelo!   Pero   no;  está  bien  edu- 

;  cada,  y  la  buena  educación  se  nota  siena*- 

'    pié,  aunque  se  hable  con, un  tío  cualquiera,. 

.  .,;i    como,,  yp-  ¡Voy  á  ponerle  de  tiros  largosl 

Acaba  de    traerme   el    prdinario   un  trajfr 

muy  fino  y  muy  elegante;  me  lo  pongo  y 

me  presento  á  eila  hecho  todo  un  caballero.- 

(Vase  por  la  derecha  ) 


~  23  — 
ESCENA  IX 

MATILDE   y   URBANA 
Max.  (Sale  vestida   de   huertana.)    ¿Estás   lista,  Urba- 

nita? 

ÜRB.  'Vestida  á  la  moda,  pero  con  traje  qua  se  le  despega.) 

Pero  estos  malditos  guantes...   ¡son  tan  es- 
trechos! 

Max.  Trae,  yo  te  los  calzaré. 

Urb.  Pero,  ¿son  para  los  pies? 

Max.  No,  mujer.  Es  que  se  dice  así.  (sale  urbana.) 

ÜRB.  ¡Ah,    ya!    (Se  adelantan   la  una  á  la  otra,   se  miran 

mutuamente  y  sueltan  la  carcajada.) 

Las  dos      ¡Já,  ja! 

Max.  Estás  guapa,  muchacha... 

Urb.  No,  pues  tú... 

Max.  ¿Crees  que  Llorens  me  encontrará  lo  mismo? 

Urb.  Si  te  busca...  puede  que  te  encuentre.  (¡Dia- 

blo de  Llorens,  cómo  le  precupa!) 

Max.  ¿A.  dónde  vas? 

Urb,.  A  enseñarme  á  todo  el  mundo...  A  lucirme 

para  que  vean...  (Ya  te  daré  yo  á  tí  Llorens. 

¡Tío!  ¡Tío!  (Salo  por  el  fondo.) 


ESCENA  X 

MATILDE,  después  LLORENS,  foro 

Max.  ¡Nada,  que  estoy  mii3T  contenta!  Estos  trajes 

de  huertana  parece  que  me  dan  nueva  vida, 
que  respiro,  que... 

Llor.  ¡Anda!    Pues  con  esa  ropa  está  mucho  más 

linda,  mucho  más. 

MAX.        . .,.    ¡Ay,  Llorens!...  (Ruborizándose.) 

Llor.  Hemos  venido  por  tí,  y  como  no  estabas, 

vengo  yo  ahora,  por  si  quieres  acompa- 
ñarme. 

Max.  ,  Con  mucho  gusto.  Me  quise  vestir  de  huer- 

tana; pero  como  no  tengo  chambras  ni  refa- 
jos á  propósito,  estoy... 


—  24  — 

Llor.  Sí,  en  paños  menores,  como  quien  dice. 

Mat  Estoy  de  prestado. 

Llor.  ¡Pues  si  pareces  un  manojo  de  flores! 

Mat.  [Ojol   Que  estas  flores  tienen  espinas... 

Llor.  No  importa.  Pero...  ¿no  vienes? 

Mat.  ¡Estoy  tan  jcansada!...  ¡La  caminata  de  esta 

mañana!...   ¡Esto  no  quiere  decir  que  te  de- 
tenga!... 

Li.or  No,  ya  sé  que  no  me  detienes;  pero  me  que 

do,  me  quedo. 

Mat.  ¿Y  los  hombres?... 

Llor.  Allá  estarán,  y  yo  iré  también...  más  tarde. 

Mat.  Luego...  ¿te  quedas? 

Llor.  Contigo...  si  no  te  fastidio. 

Mat.  ¿Sabes,  Llorens,  que  no  creí  que  fueras  tan 

amable? 

Llor  Tampoco  yo  lo  sabía.  Lo  que  sé  es  que  me 

gusta  estar  á  tu  lado...  y  que  no  me  aburro 
y  que  tengo  celos  del  tío  Pascual.-. 

Mat.  ¿Por  qué? 

Llor.  Porque  es  tío...  y  yo  no. 

Mat.  ¡Cómo! 

Llor.  Porque  es  tío  tuyo  y  yo... 

Mat.  ¿Tú  que  eres? 

Llor.  Un  borrico  que  te  mira  embelesado  y  no 

quiere  dejarte  sola,  y  tiene  celos  de  todo  lo 
que  te  rodea. 

Mat  ¿Sí? 

Lior.  Oyéndote  hablar,   me  quedo  con  un  palmo 

de  boca  abierta... 

Mat.  Cierra  la  boca.  (Creyendo  que  llega  alguien.) 

Llor.  ¿Cómo  quieres  que  la  cierre  si  por  tí  estoy 

con  la  boca  abierta? 

Mat.  ¡Si  te  oyese  Urbana! 

Llor.  ¿Qué? 

Mat.  Te  pondría  mordaza. 

Llor.  ¿Porque  digo  que  te  quiero? 

Mat.  ¡Ahí  ¿Luego  me  quieres? 

Llor.  Ya  se  me  escapó.  (Se  va  á  reir  de  mí.) 

Mat.  ,¿P,j1*  es0  eres  celoso? 

Llor.  Por  eso. 

MAT.  ;Já,  já,  já!  (Riendo.) 

Llor.  (¡Cuando  yo  decía  que  se  iba  á  reir  de  mí!) 

No  lo  tomes  á  chacota. 


—  25  — 

Mat.  ¡Já,  já,  já! 

Llor.  ¡Por  Dios,  Matilde!... 

Mat.  (Aparte.)  ¡Pobrecillo!  (Alto.)  Pruebas. 

Llor.  ¿Pruebas?  ¡Toma!  (La  da  un  abrazo.) 

Mat.  i  Arre  allá,  celoso!..-  ¡Já,  já,  jal 

música 

Llor.  Dame,  y  no  te  dé  reparo, 

(Queriendo  abrazarla.) 

un  abrazo,  dos  ó  diez. 
Mat.  Hombre,  me  gusta  el  descaro. 

Llor.  Pues  repetiré  otra  vez. 

Mat.  ¡Qué  dirán  de  mí! 

Llor.  Dispensa. 

Mat.  No  lo  quiero  ni  pensar, 

Llor.  Pues  devuélveme  la  ofensa 

que  }ro  no  me  he  de  enfadar. 


¡Si  supieras  lo  que  peno, 

yo,  que  soy  tan  bueno! 

Mat. 

¡Tú,  qué  vas  á  serl 

Llor. 

Pues  sí, 

Porque  te  quiero  y  requiero 

y  por  ti  me  muero. 

Mat. 

¡Tendría  que  veri 

Llor. 

Por  tí. 

Mat. 

Si  no  fueras  tan  celoso 

serías  mi  esposo. 

Llor. 

Ya  tú  lo  verás. 

Mat. 

Y  así, 

eres  casi  insoportable 

y  hasta  inaguantable. 

Llor. 

Motivos  me  das. 

Mat. 

¿Yo  á  tí? 

Llor. 

Soy  celoso  porque  quiero. 

Mat. 

Esa  no  es  una  razón. 

Llor. 

Tengo  celos  de  mi  sombra. 

Mal 

Pues  no  te  pongas  al  sol. 

Llor. 

Si  es  verdad  que  te  he  ofendido, 

si  algo  me  has  querido, 

perdona  por  Dios 

y  ven. 

Ven,  por  Dios,  no  me  rechaces 

—  "26    - 

y  hagamos  las  pac  es 
dé  una  vez  los  dos 
.'         mi  bien. 
Mat.  Si  es  que  estás  arrepentido, 

démoslo  al  olvido, 
toma  mi  perdón 

y  ven. 
Que  aun  cuando  arrugues  el  ceño 
tú  solo  eres  dueño 
de  mi  corazón 
;  también. 


Llor.  Basta  ya  de  celos. 

¡Cuándo  será  él  día 
en  que  seas  mía! 
Ven  y  dímelo. 
¡Ay,  qué  ganas  tengo, 
si  tú  lo  supieras, . 
puede  que  tuvieras 
más  prisa  que  yo! 

Mat.  Yo  también  confío 

con  ardíante  anhelo 
á  que  desde  el  cielo 
nos  bendiga  Dios, 
y  se  me  figura, 
aunque  té  dé  risa, 
que  la  misma  prisa 

tenemos  los  dos.  (Se  abrazan.) 


ESCENA  XI 

DICHOS  y  URBANA  por  el  foro 

Hablado 

Urb.  (sorprendiéndolos.)  ¡Bien,  muy  bienl 

LOS  DOS         ¡Urbana!  (Se  separan.) 

Llor.  ¿Pero  tú  con  ese  traje?... 

Urb.  ¿Qué  importa?  Si  acabo  de  convencerme  que 

el  hábito  no  hace  al  monje. "  \  ■■_ ■-.'..' 
Mat.  Verás,  mujer,  yo  te  explicaré... 


—  27  — 

Urb.  Ya  veo  que  te  explicas  bien.  Excusas  decir 

más. 

Llor.  Verás,  Urbana... 

Urb.  ¿Y  te  atreves  aún  á  abrir  la  boca? 

Llor.  Pero  si  no  es  culpa  mía,  sino  tuya... 

Urb:  .¿Mía? 

Llor.  ¡Claro!  Entro  aquí,  veo  una  huertana  muy 

f', '.'•..',  guapa,  creo  que  eres  tú... 

Urb.  [Ya  es  creer! 

Llor.  Mujer,  Dios  nos  manda  creer  lo  que  no  vi- 

mos, y  yo  no  le  había  visto  la  cara...  Reco- 
nozco tus  vestidos,  creo  que  estás  tú  dentro 
de  ellos,  y  te  abrazo... 

Urb.  ¡Qué  habías  de  abrazarme!  (Enojada.) 

Mat.  No,  de  eso  soy  3^0  testigo...  Te  abrazaba,  te 

i  .', ■■;.'  -abrazaba. 

Llor.  La  intención,  al  menos,  era  para  tí,  y  ya  sa- 

•;.-,:¡  .:•  ;  ,       bes qxxe  la  intención  basta. 

Urb.  ¡Qué  ha  de  bastarl 

Llor.  También  es  capricho  el  cambiar  así  de  traje. 

Urb.  ¡Cada  una  tiene  los  caprichos  que  mejor  le 

i  parece!  Mientras  no  me  case... 

Llor.  ¡Claro!  No  te  van  á  consentir  caprichos  des- 

:    pues  de  casada. 

Mat.  -¡Urbanidad...  Urbanal 

Llor.  No  te  incomodes,  hija  mía. 

Urb.  ¡Hija  tuya!  ¡Hija  tuya!  Eso  lo  veremos  des- 

pués... 

Llor.  (a  Matilde.)  Perdóname,  Matilde,  si  me  he 

atrevido...  pero,  la  verdad,  ya  ves  que  no  soy 
yo  el  culpable...  (Aparte.)  (¡Qué  le  vamos  á  ha- 
cer!) (Vase  por  el  foro  ) 


:  ESCENA  XII 

MATILDE,  URBANA   y  PASCUAL. 
PaS.         -        (Aparece  por   la  derecha  ridiculamente  vestido.)  Ea, 

ya  estoy  vestido. 
Mat.  ¡Dios  mío!  ¿Pero  esto  qué  es?  (Riendo.) 

Pas.  Pues  mira,  sobrinita,  esto  es.. ..un  caballero. 

En  cuanto  uno  se  pone  estos  arreos  .. 
Mat.  ¡Arrea! 


Pas.  No,  no  arrees. 

Urb.  (Mirándole    de    arriba    abajo.)    ¡Mll}r    bien,    muy 

bien,  tío!  Está  usted...  interesante. 
Pas.  Eso  sí  que  no. 

Max.  Está  usted  muy  bromista,  tío... 

Pas.       .      (sorprendido )  ¿Cómo  bromista? 
JVIat.  (Riendo  á  carcajadas.)  No  me  haga  usted  caso, 

tío...  Es  que  la  tentación  es  más  fuerte  que 

yo.  ¡Já,  já,  já!  (Riendo    siempre.)  Pero...  ¡Já,  já! 

(Vase  por  la  derecha.) 


ESCENA    XIII 

URBANA,    PASCUAL 
PaS.  (Que  se  reía  también,  se  detiene  de  repente.)  ¡Anda! 

¿Y  por  qué  me  reía  yo? 

TJrb.  ¡Claro!  Ella  se  burlaba  deusted  yá  usted,  pol- 

lo visto,  le  agraciaba  .. 

Pas.  ¿Quién? 

Urb.  ¡La  burla! 

Pas  Pero  eso  no  está  bien.  Reírse  así  en  las  bar- 

bos de  un  tío  no  está  bien.  . 

Urb.  ¡Bab!  Si  fuera  usted  todo  lo  tío  que  debiera, 

no  se  reiría  así.  Pero  se  la  disculpa  con  decir 
que  es  ella  así,  alegre  de  genio  y  abierta  de 
carácter. 

Pas.  Pero  no  está  bien,  sobre  todo  en  las  muje- 

res, el  ser  así  tan  francas  y  tan  .. 

Urb.  ¡Claro  que  no!  Pero  como  viene  de  la  Corte, 

ya  se  figura  que  puede  tratarnos  de  cual- 
quier modo.  ¡Si  le  contase  á  usted  lo  que 
hizo! 

Pas.  Alguna  diablura,  como  si  lo  viera. 

Urb.  En  fin,  creo  que  debemos  hacer  que  se  vuel- 

va á  Madrid  enseguida. 

Pas.  Eso  me  parece  á  mí  también. 

■Urb.  Si  es  una  penitencia.  Y  en  confirmación  de 

ella,  le  digo  á  usted,  que  á  poco...  le  rompo  el 
bautismo. 

Pas.  Si  con  ella  no  hay  orden  .. 

Urb;  Ni  matrimonio. 

Pas.  Nada,  nada. 


—  29  — 

Urb.  Usted,  dése  prisa.  Enganche  de  nuevo,  y  á. 

la  estación,  á  la  estación,  á  la  estación. 

Pas.  ¡A  la  estación,  á  la  estación!  Pero,  chica,  pa- 

reces yin  viacrucis.  (pausa  breve.) ;Pero,  vamos 
á  ver;  ¿á  dónde  la  mando?  ¿Al  colegio  otra 
vez?  Me  gastaría  la  mar. 

Urb.  Y  no  le  hace  falta,  además.  Sabe  demasiado. 

Pas.  Y  sola...  sin  padres...  Yo  soy  el  único  qu& 

por  ella  vela. 

Urb.  ¡Vaya  una  vela! 

Pas.  Y  se  desvela. 

Urb.  Déjese  de  velas  y  cásese  con  ella  al  vapor. 

Pas.  Ahí  tienes.  Sería  un  partido... 

Urb.  ¡Sí,  bonito  partido! 

Pas.  Y  me  iría  á  vivir  á  Madrid  ..  ¡Nada,  que  me 

caso! 

Ukb.  Si  ella  quiere.  Hace  poco  se  reía  de  usted 

bien  lindamente. 

Pas.  Como  que  en  ella  todo  es  lindo.  Además,  no 

tiene  nada  de  extraño.  La  primera  vez  que 
uno  se  pone  esta  ropa...  Como  falta  la  cos- 
tumbre... Las  costuras  le  lastiman  á  uno. 
Pero  después  que  se  sientan  las  costuras... 
Hay  que  acostumbrarse,  hija  mía,  y  tener 
sociedad...  Es  cuestión  de  instinto...  Y  si  no, 
ahí  estás  tú  hecha  una  señorona...  Ya  ves- 
que  no  es  verdad  lo  de  que  aunque  la  mona 
se  vista  de  seda...  ¡Si  estás  casi  más  bonita. 
que  yo!  A  ver,  enséñame  á  hacer  el  caballe- 
ro... Así  acabaré  por  dar  gusto  á  Matilde  y 
casarme  con  ella. 


ESCENA  XIV 

DICHOS  y  CURO  GENERAL  al  foro 

Música 

Pas.  Estás  hecha  una  señora. 

Urb.  Y  usted  todo  un  caballero. 

Pas.  Pero  instruyeme  tú  ahora 

que  aprenderlo  todo  quiero.. 


Urb.  Para  que  diga  la  gente 

que  aunque  de  seda 
se  vista  la  pobre  mona 

mona  se  queda  (Dándose  t«no. 
Pas  .  Cuando  las  gentes  me  vean 

en  algún  baile, 
nadie  dirá  que  los  hábitos 
no  hacen  al  fraile. 
Urb.  Hoy  es  preciso, 

porque  es  de  viso, 
tener  otro  aire. 


Pas.  No  me  abandones, 

dame  lecciones, 

préstame  luz. 
Urb.  Es  lo  primero 

traer  el  sombrero 

puesto  al  desgaire, 

y  á  las  señoras 

á  todas  horas 

hacer  el  bú. 

Los  cortesanos 

nunca  las  manos 

tienen  tan  tiesas. 
Pas  .  Sí  así  lo  quieren 

y  lo  prefieren, 

las  moveré. 
Urb.  Para  ir  de  líos 

y  de  amoríos 

ú  otras  empresas, 

se  necesita 

en  la  levita 

un  buen  clavel. 
Pas.  Me  lo  pondré: . 

Pero  fuera  aprensión; 
dime  cómo  he  de  hacer    . 

una  declaración 
que  llegue  al  corazón. 

de  una  mujer. 
Coro  (Ha}*-  allí  un  caballerete 

(Agrupados  al  foro.  Llorens  delante,  vieml)  las  actitu- 
des ridiculas  de  Pascual  y  urbana.) 

y  una  mujer, 


—  31    - 

como  entremos,  en  un  brete 

se  van  á  ver. 
¿Quiénes  son  tan  de  mañana 
y  en  traje  tal? 
Llor.  Callar,  que  ella  es  Urbana. 

Coro  Y  él  es  Pascual.    . 

(Quedan  escuchando    y  riendo  de  verlos    hechos  ano 

tontos.) 
Urb.  Se  la  mira,  se  suspira 

tembloroso  de  emoción,  .    .' 

y  se  endilga  de  repente 

la  siguiente  admonición. 
Coro  Mucba  atención. 


Urb.  Se  la  llama  hechizo, 

querube  y  estrella, 

pues  debe  ante  todo 

deciree  una  flor. 
Pas.  Se  la  llama  hechizo, 

querube  y  estrella,  .     . 

pues  debe  ante  todo 

decirse  una  flor. 
Llor  I         ¿En  dónde  demonios 

Coro  j         ha  aprendido  ella 

esa  moda  y  modo 

de  hacer  el  amor?  ,    . 

Urb.  Diga  que  el  sol  tiene  ,    u 

puesta  en  su  mirada  .    '. 

la  luz  que  en  Oriente 

nos  deja  asomar. 
Pas.  Digo  que  el  sol  tiene 

etc.,  etc. 
Llor.j         j         La  broma  va  siendo 
Cgro  '         j         ya  un  poco  pesada, 

si  no  es  que  esta  gente 

es  loca  de  atar. 

(Retirase  el  coro  haciendo  comentarios  de  lo  que  aca- 
ban de  oir.  Llorens  queda  en  acecho.) 


—  32  — 
ESCENA  XIV 

DICHOS  menos  el  coro 

Hablado 

Pas.  (De  rodiiins.)  Bueno,  señorita,  pues  le  juro  y 

y  le  retejuro  por  lo  que  más  quiero... 

Urb.  Por  lo  que  más  quiero...  Eso  es. 

Pas.  Yo  te  juro  alma  mía...  que  tú  eres  mi  vida,. 

mi  fe,  mi  esperanza,  y  que  te  ofrezco  mi  co- 
razón, mis  bueyes,  mi  masía  y  mi  mano. 

Urb.  ¡Puf!  Cuántas  cosas.  (Riendo.) 

LLOR.  ¡bilí  ¿Qué  es  lo  que  veo?  (Adelantándose.) 

Urb.  ¡Llorens! 

Pas.  Oye...  eh...  muchacho...  Yo  te  diré. 

Llor.  ¿Ue  modo  que  se  casa  usted  con  Urbana? 

Pas.  No  es  eso,  hombre.  No  hay  que  ser  tan  atro- 

pellado... 

Llor.  Usted  es  el  que  atropellando  por  todo... 

Pas.  Verás. 

Llor.  ¿Qué  voy  á  ver  cuando  le  encuentro  á  los 

pies  de  ella,  y?... 

Pas.  Es  que  tomaba  mis  medidas. 

Llor.  Las  de  ellas  dirá  usted. 

Pas.  Además,  era  para  Matilde  por  lo  que... 

Llor.  ¡Cómol  ¿Estaba  usted  haciéndole  el  amor  á 

Matilde,  puesto  á  los  pies  de  Urbana? 

Pas.  Estudiaba  el  modo  de  hacer  el  amor  por 

todo  lo  alto,  para... 

Llor.  ¡Pare!  Por  todo  lo  bajo.  Si  empezaba  usted 

por  los  pies. 

Urb.  Te  juro,  Llorens,  que  es  verdad. 

Llor.  ¿Luego  es  decir  que  quiere  usted  casarse 

con  Matilde,  con  la  otra  sobrina? 

Pas.  Ni  más  ni  menos. 

Llor,  Pues  no  será. 

Fas.  (Animándose  peco  á  poco.)  ¿Qué  dices? 

Llor.  Digo    que  no    doy  mi    permiso  para   esa 

boda. 
Urb.  ¿Eh? 

Llor.  A  su  edad  es  una  tontería. 


—  o3  — 

Pas.  No  te  burles,  Llorens.   Mira  que...   que... 

Que  te  va  á  costar  caro. 

LLOR.  ¿A.  mí?  (Agarrando  una  silla.) 

Urb.  Tío,  no  se  propase  usted.  Échele  usted  el 

guante. 

Pas.  ¿Un  guante?  ¡Demonio!  Me  costaron... 

Urb.  Es  lo  que  se  usa  entre  caballeros. 

Pas.  Vamos,  sí,  desnudarse  antes  de  andar  á  ca- 

chetes. (Le  tira  u¿  guante.)  Allá  Va.  Y  ahora... 
(Suca  el  estoque  del  bastón    que    tendrá  en  la  mano.) 

¡A  muerte!  ¡Como  en  la  corte! 

L/LOR  (Sule  un  momento  y  vuelve  con  una  gran  horquilla  de 

madera.)  Y  yo...  con  mi  horquilla  de  coger 
las  mieses...  como  en  el  campo.  (¡A  defen- 
derse!) 

ÜRB.  (cayendo    sobre    una    mecedora.)    ¡Ay!    que  me... 

me...  me... 
Pas.  No,  mujer,  ahora  no.  (Rápido,  á  Urbana.) 

Uri3.  ¡Me  desmayo! 

Pas.  ¡Ah!  Era  eso...  ¡Pues  en  guardia!.,  (se  baten. 

Llorens  coge  al  fin  entre  los  dientes  de  la  horquilla 
1  n  cabeza  de  Pascual  que  queda  así  entre  la  pared  y 
y  la  horquilla  sin  poder  moverse.  Pascual  deja  caer 
estoque.)  ''■'-' 

Llor.  Y  ahora... 

PaS.  (Alzando   las    manos  eu   actitud    suplicante.)  ...y  en 

la  hora  de  nuestra  muerte... 

Urb.  ¡Socorro!  ¡Socorro!  (Llec;a  Matilde  corriendo.) 


ESCENA  ULTIMA 

DICHOS  y  MATILDE 
Mat  .  ¿Qué  es  esto?  (Saliendo  de  la  casa.) 

Pas.  Pero  hombre,  que  me  estrangulas.   (Force- 

jeando.) 

Max.  (Queriendo  separarlos.  Pero  ¿acabaréis  de  una 

vez? 

Llor.  (a  Pascual.)  Renuncia  á  Matilde. 

Pas.  Bueno,  hombre,   bueno...  Renunciaré.  (Llo- 

rens bnja  la  horquilla.)  ¡Qué  bárbaro!  Me  estro- 
peó el  cuello... 

Mat.  No,  pues  110  Veo...  (Examinándole.) 

3 


—  34  - 

Pas/  El  de  la  Camisa,  mivjer.  Está  visto  que  me 

he  de  quedar  sin  la  media  naranja.  Cásate 

,      ,  ,  t$.,(A  Urbana.)     l 

Urb.  ¿Con  Llorens?  ¡Nuncal    ; 

Urb.  Es  demasiado...  aldeanote  para  mí. 

Pas.  Entonces,  si  quieres  ser  tú  la  otra  media  de 

este  caballero  educado  por  tí.... 

1Urb;  No  sé  si  debo... 

Pas.  Lo  que  debas  se  paga. 

Llór.  Matilde,  tú  sabes  cuanto  te  quiero.  ¿Quie- 

res; ser  mi  mujer? 

Mat.  A  condición  de  quedarnos  en  el  campo. 

Llor.  Lo  que  tú  quieras. 

Pas.  (a  ürbana.V¿Quíeres  ser  mi  costilla? 

Urb.  A  condición  de  irnos  á  la  corte,  á  Madrid. 

Pas  .  Me  costará  un  riñon.  Pero  no  importa.      . 

.  (A  Llorens.) 

Te  presento  á  mi  consorte. 
Llor.  Y  yo  á  la  mía.  (por  Matilde.) 

Pas.  Transijo 

porque  me  voy  á  la  corte. 
Mat.  Pues  yo  quedo  en  el  cortijo. 


/, 


jki:ÓN 


OBRAS  DE  GONZALO  CANTO 


Gasa  editorial 
La  verdad  desnuda, 
tas  manías. 
Ortografía. 

M  fuego  de  San  Telmo. 
Las  guardillas. 
Candidato  independiente. 
La  leyenda  del  monje. 
Las  campanadas. 

Los  mostenses  (1). 

Ün  noy  un  sí  [2). 

Sobresaltos  y  saltos. 

El  rompeolas  (2). 

De  pillo  á  pillo. 

De  la  corte  al  cortijo. 


(1)  En  colaboiación  con  Carlos  Arniches  y  Celso  Lucio. 

(2)  ídem,  Id.  con  Santiago  Arambilet. 


PUNTOS  DE  VENTA 


MADRID 

Librerías  de  los  Sres.  Hijos  de  Cuesta,  calle  de  Carre- 
tas, 9;  de  D.  Fernando  Fe,  Carrera  de  San  Jerónimo,  2; 
de  D.  Antonio  San  Martín,  Puerta  del  Sol,  6;  de  D.  M.  Mu- 
Hilo  calle  ele  Alcalá,  7;  de  D.  Manuel  Rosado,  calle  de  Es- 
parteros, 11;  de  Gutenberg,  calle  del  Príncipe,  14;  de  los 
Sres.  Simón  y  C.a  calle  de  las  Infantas,  13,  y  del  Sr.  Es- 
cribano, plaza  del  Ángel,  2. 


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