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DEL FOLKLORE ASTURIANO
MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
ES PROPIEDAD DEL AUTOR
DEL
FOLKLORE ASTURIANO
MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
POR
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA
C. de las Reales Academias de la Historia y de Bellas Artes
de San Fernando, Delegado regio de Bellas Artes
de la provincia de Oviedo.
CON UN PRÓLOGO DE
R. MENÉNDEZ PIDAL
De las Reales Academias de la Lengua y de la Historia.
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MADRID. -TALLERES DE VOLUNTAD.-SERRANO, 48.-MCMXXII
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PRÓLOGO
Holgaría toda presentación de D. Aurelio de Llano
para que el público le conociese. Los asturianos saben bien
qué es él y cuáles son sus trabajos, p fuera de Asturias
es conocido como correspondiente a las Reales Academias
^ como autor de excavaciones llenas de novedad ij de pU'
blicaciones mu^ meritorias.
Mas para la obra que ahora sale a la luz desea el
Sr. Llano unas palabras preliminares mías, y muy gustoso
las escribo, por haber tenido desde un principio conoci-
miento de las largas excursiones que prepararen estas pá-
ginas p por haberme interesado de un modo especial en
otros resultados de esos viajes.
Si toda persona puede definirse por una cualidad ca-
racterística, la que define a D. Aurelio de Llano es el
entusiasmo tenaz. Y esa tenacidad, por sí sola p sin más,
es capaz de gran resultado, como es el haber recorrido toda
Asturias para recoger materiales folklóricos e históricos^
buena parte de los cuales son pa conocidos del público por
varios artículos de revistas o periódicos, así como por El
Libro de Caravia, en que el autor los ha dado a la es-
tampa.
Este nuevo libro Del Folklore Asturiano está mu})
provisto de interés. Por donde quiera que se le abra se
hallará material nuevo, localizado con precisión y útil para
el estudio.
Divídese atinadamente en tres partes. La primera, des-
tinada a los MITOS, creeré que es la más curiosa ij atractiva.
Véase, por ejemplo, cómo las tradiciones relativas a la
güestia o estantigua parecen servir para caracterizarla de
doble manera; unas veces se manifiesta como turba de
almas condenadas, malignas \? enemigas de los vivientes;
este aspecto lo creo primitivo; otras veces parece convertirse
en procesión de ánimas del Purgatorio que esperan reden-
ción, pues van a restituir lo robado: árboles, mojones o
portillas de heredades {compárese el cuento del usurpador
que espera salvación, en la pág. 108) ; pero aun en este
aspecto, que creo tardío, noto que nunca las almas de la
güestia piden a los vivos oraciones, pues éstas son inútiles
para los condenados,, y condenados creo eran siempre los
de la estantigua primitiva (1) .
En esta misma sección mitológica señalaré los muchos
casos nuevos referentes a la Mañana de San Juan, que
han de servir mucho al autor futuro de una monografía
sobre esta fiesta tan famosa en las costumbres p en la lite-
ratura, \j que espera ser estudiada ampliamente.
Pero no sólo el mitógrafo, sino el artista mismo, puede
hallar en el libro del Sr. Llano motivos de interés. En
todas las le})endas de los seres fantásticos, el Nuberu, los
'Encantos, etc., se encontrarán temas de novelística popular
no recogidos hasta ahora en España, motivos rústicos que
aun ho^ conservan actualidad junto a viejísimos rasgos fan-
tásticos pertenecientes a la psicología de edades mu^ re-
motas.
(1) Siento no poder entrar en consideraciones acerca de ambos temas tra-
tados en este libro Dex Folklore Asturiano, porque me hallo sin libro al-
guno a la mano; sólo podría hacer indicaciones vagas. Por no necesi'ar apo-
yarme en textos escritos, recordaré aquí que el cuento cuarto, relativo al diablo
burlón, y recogido por el Sr. Llano lo mismo en el Occidente que en el
Oriente de Asturias (págs. 62-63), lo oí a una persona de La Coruña (ju-ju-
rujú!, as nenas do moiño quentaronme o cu).
Pero en este campo confio que el Sr. Llano nos ha de
dar a conocer ma])ores novedades publicando los cuentos
por él recogidos, que formarán un excelente complemento a
la gran cosecha que el profesor Espinosa, de California, ha
reunido en su reciente viaje a través de España.
El autor pone especial empeño (págs. XVIII y 263) en
notar que ninguna de las personas por él interrogadas en
Asturias ha oído hablar de ciertos personajes rústicos men-
cionados por otros escritores bajo los nombres del Busgoso,
le/ Sumiciu, los Espumeros, los Ventolines, las Lavanderas,
la Guaxa p las Ayalgas. Las voces dialectales guaxa o
buho, ayalga o tesoro, ocasionaron, sin duda, confusión en
personas que desconocían el valor de estas palabras dentro
del dialecto asturiano v las tomaron por personificaciones de
seres fantásticos. En cuanto a alguno de los otros mitos,
confirmo la negación del Sr. Llano recordando haber oído
a mi hermano Juan, amigo que fué de D. Gumersindo
Laverde, que éste le confesó en cierta ocasión haber in-
ventado completamente de su cosecha las noticias relativas
a los Ventolines p Espumeros.
En la segundo^parte del libro del Sr. Llano, dedicada
a las SUPERSTICIONES^ sobresalen los artículos acerca de
los aparecidos, el aojamiénto, los tesores ocultos, etc.
La tercera parte, COSTUMBRES, es abundante en escenas
de carácer local: la esfoyaza, la fila, la hoguera, los entie-
rros, las veladas junto al llar, el cortejar en verso los mozos
p las mozas, los bailes. . . Entre éstos nótense los nuevos
datos acerca de la danza prima, que tan necesitada está
de un estudio detenido, por el gran arcaísmo de esta danza
coral, donde se cantan romances, comparable a la danza
coral de las islas Feroe, donde también se cantan baladas.
En la página 1 83 de este libro se hallan cantares que alu-
den aún a la costumbre de llevar las solteras el pelo suelto.
VIII PRÓLOGO
Aunque ayer te vi soltera,
con el cabello tendido...
costumbre que fué general en el resto de España durante
la edad media : la doncella en cabellos, la moga en cábelo
de quien tantas veces se trata en las le^es en los fueros p
en la vieja poesía lírica hisp ano-portuguesa.
A los guirrios o los bardancos, de que se habla en la pá-
gina 215, personas que bailan bajo disfraces grotescos o
de animales, ha]) que añadir los zamarrones que salen en
Lena por carnaval, i; que son curiosa supervivencia de los
"facedores de los zaharrones'^ mencionados en Las Siete
Partidas.
Muchas de las noticias del libro del Sr. Llano están re-
cogidas mu^ a tiempo, pues las peculiaridades a que se re-
fieren están a punto de desaparecer. El autor sólo halló ija
seis u ocho ancianos que vistiesen el traje varonil con el cal-
zón corto ^; la rriSmera picona; hace treinta años recuerdo
que eia aún bastante frecuente ante las personas de edad en
el concejo de Lena. Pues, como el traje, muchas costum-
bres ij creencias están a punto de borrarse, por lo cual es
mu^ de agradecer el libro del Sr. Llano, ;p sería de desear
que a su ejemplo se recogiese aún mucho más material, tan-
to en Asturias como en las otras provincias arcaizantes.
Cuando alguna materia ha sido ija estudiada por otroSt
el Sr. Llano se hace cargo de las cuestiones suscitadas, en-
trando en indicaciones bibliográficas, en comparaciones 3;
discusiones. Mas como, por lo común, los asuntos son nue-
vos, el autor se abstiene, con mu\) buen acuerdo, de entrar
en consideraciones de carácter general, para las cuales
le faltan elementos.
Con parecer las costumbres populares mu^ exclusivas
de cada localidad suelen ser, bien miradas, cosa mu^ poco
local. Sin embargo, no ha^ error más frecuente en los que
escriben historia especial de una región que el creer peculiar
de ella lo que existe en multitud de otros lugares. Aun lo
que realmente es local puede ser ho}^ propio de tal
región tan sólo por perdurar allí después de haberse ex-
tinguido en las demás partes. Este es caso mu^ frecuen"
te, p desde.luego abunda en Asturias tanto, que po aconse-
jaría a los que estudian las costumbres del principado que se
acostumbren a mirar su provincia como una parte del rei-
no leonés, medieval, ij como un depósito de supervivencias
de ese reino; pero es que, además, no creo que debe conside-
rarse el mismo reino leonés dentro de las antigüedades espa-
ñolas, sino como una región arcaizante que mantiene ras-
gos de costumbres y lenguaje que antes fueron también
comunes a Castilla p otras regiones, pero que en éstas se
extinguieron mucho, muchísimo antes que en León. Las Xa-
nas, que parecen la cosa más asturiana del mundo, existieron
antes en regiones mu^ apartadas de la Península (1) ; la
güestia es la misma hueste antigua o estantigua, común an-
tes en Castilla p otras regiones. La soliera del cabello ter-
dido, que aún ho^ se canta en Asturias, fué cantada en la
edad media en Castilla, lo mismo que en Portugal p Cali-
da, p así sucesivamente.
Por esto un estudio folklórico limitado a una sola lo-
calidad debe cefiirse a ser meramente descriptivo, aco-
piando en mu^ gran número noticias p datos escrupulosa-
(1) Véase lo que digo en el artículo copiado por el Sr. Llano en la
pá§, 30. Aprovecho la ocasión para precisar y rectificar la leyenda por mí
aludida. Cuando niño oí contar que los que qr.crían cazar una xana pudieron
pez sobre el lomo de un caballo, y pegado allí "cayó un xan". Recuerdo perfec-
lamente esta forma masculina del nombre, que debe significar el hijo de una
xana; el xanín figura en Varios cuentos, que yo ya no recordaba cuando es-
cribí mi articulo, y por eso interpreté erradamente la forma "xan" como anó-
mala de "xana".
mente recogidos. Un estudio que aspire a ser histórico 3;
teórico debe pa extenderse a regiones diversas para poder
comparar muchas variantes de cada tema que lo declaren
en todo su valor ij significado, i; que permitan juzgar de
las peculiaridades de cada sitio. Cuanto mejor conozco
la vida de los fenómenos folklóricos veo más evidente que
un estudio teórico reducido a los materiales de una sola
provincia es estéril o aventuradísimo. Por eso aplaudo que
el Sr. Llario,Jmbuído de esa verdad, se concrete voluntaria-
mente a reseñar las noticias referentes a Asturias, para que
en su día se reúnan con las que se recojan de otras provin-
cias j; puedan ser examinadas con fruto. Las doce palabras
retornadas o los cantos de molino, tal como se dicen en
Asturias, no son sino una parte integrante e inseparable de
la tradición de toda España. Las ceremonias de la boda,
o los cantos de Mayo en Asturias, son íntimamente aná-
logos a los de León, y> éstos a los de Salamanca o Extrema-
dura, y únicamente con la comparación puede recibir pleno
sentido e interés las manifestaciones especiales de una de
estas regiones, y todas ellas deben, además, de ilustrarse con
las noticias antiguas; por ejemplo, con las descripciones de
bodas y de ensayos que abundan en nuestro teatro del siglo
XV IL Sólo después de un estudio muy extenso podremos
apreciar cada manifestación, descubriendo lo que en ella
hay de común muchas regiones, o lo que podrá ser más pro-
pio de Asturias, sea por haberse creado en ese provincia, o
por haberse allí modificado, o sólo por perdurar allí más que
en otras partes. Y claro es que, además, la comparación de-
be extenderse a fuera de España, al menos a los países más
afines al nuestro, pues en muchos otros viven los mismos
usos, las mismas supersticiones, en forma igual o análoga,
que es preciso conocer para poder juzgar rectamente acer-
ca de las manifestaciones españolas.
Mu}; en especial ha^ que llamar la atención de los tra-
bajadores hacia las manifestaciones del folklore en nuestra
literatura de los siglos de oro. España, por el carácter po-
pular que domina bastante en su producción artística, ofrece
en su literatura, más que otras tierras, reflejos múltiples
de las costumbres, creencias y sentimientos populares. Sólo
del teatro de Lope de Vega se podría entresacar una an-
tología folklórica del más grande valor documental, que
serviría de base a estudios de capital interés.
Con todo esto se comprenderá con qué buen acuerdo
el Sr. Llano se aplica, más que a teorizar, a recoger mucho
material. Ojalá su actividad fuese imitada ahora, que ape-
nas se hace trabajo alguno folklórico. Los frutos de una
gran redada que organizadamente echó el Ateneo de Ma-
drid por gran parte de España es de suponer que sean
importantísimos; pero permanecen lastimosamente inéditos
y desconocidos, cuando acaso ellos bastasen para un es-
tudio comparativo de muchos de los temas allí documen-
tados.
La forma \; utilidad de una comparación metódica la
he mostrado con el ejemplo del romance de Gerineldo,
estudiándolo en 160 versiones esparcidas por el suelo de
toda España; sólo en vista de grandes conjuntos así puede
surgir una idea clara de lo que es i; de cómo vive una ma-
nifestación tradicional cualquiera. Por cierto que debo aquí
dar gracias al Sr. Llano por haberme proporcionado ama-
blemente alguna de esas versiones del Gerineldo, con otras
muchas de otros romances, que me ha entregado, movido del
ípa citado convencimiento de que no son las manifestacio-
nes aisladas, sino los conjuntos variados, los que pueden
prestarse al estudio. En su día la colección de Romances
del Sr. Llano verá íntegra la luz dentro del Romancero Ge-
neral Español, cu^a aparición está bastante bien preparada
por multitud de estudios a ella conducentes. Para las otras
materias que duermen en el más completo abandono debe-
mos desear que el acopio de materiales se active, que el
ejemplo del Sr. Llano cunda ^ se multiplique.
R. Mcnéndez Pi^aL.
Zumaj'a (Guipúzcoa), 24 Julio 1922. '.
A LOS LECTORE5
La ciencia folklórica adquiere cada día más impor-
tancia. En los principales países, en el siglo pasado, for-
máronse sociedades ij se celebraron congresos para dar
forma a esta nueva ciencia, que como tal quedó constituí-'
da en el segundo Congreso internacional de folklore, ce-
lebrado en Londres en I89L
En Agosto de 1920 vino a España, con el exclusivo
objeto de recolectar material folklórico, una Comisión de
profesores de Norteamérica, subvencionados por el Go-
bierno de aquel país. Y recorrieron varias provincias, píes^
cindiendo de la de Asturias.
Aquí, entonces, había quien estaba haciendo la reco-
lección de cosas del saber popular. En 191 8 me decidí a
terminar, sin subvención de nadie, esta labor que hacía
tiempo tenía yo comenzada, la cual entra en mis aficiones
por haber vivido este ambiente p llevar dentro de mi alma
el grato recuerdo de todos los elementos que forman el
conjunto armónico del folklore asturiano. Son reminiscen-
cias que me quedan de mi infancia, porque yo abrí los ojos
a la primera luz en Caravia, en un pequeño valle circun-
dado de bosques y montañas, p allí aprendí muchas cosas
que ahora me sirven de auxiliares poderosos para escribir
este libro.
En mi antigua casona solariega, que se alza al pie del
Pico del Castro, pasé los primeros diez y siete años de mi
juventud. En aquellos montes templé el alma reciamente
A LOS LECTORES
para la lucha; sobre sus pjcosjie visto muchas veces cer-
nerse el águila, ^ en sus cañadas oí el aullido de los lobos
hambrientos.
Y a dos kilómetros de donde nací abrázase la tierra
con el mar, i; con la ligereza de mis pocos años me encara-
maba en el alto cantil con la idea de escuchar el canto de
la Sirena, ver las olas romper su furia contra las rocas o
deshacerse mimosas sobre la pla'\^a.
He saboreado las veladas patriarcales escuchando
— después de rezar el rosario — los romances, cuentos mito-
lógicos, de princesas encantadas y otros, que recitaban mis
abuelos sentados en el escaño, a la vera del llar, al mismo
tiempo que las señoras hilaban su copo.
/Noches aquellas que van desapareciendo de los lla-
res astures, alrededor de los cuales se formó la interesante
literatura popular asturiana. ..\
Oí los pájaros cantar amores en las ramas floridas
mientras fabricaban sus nidos. Y me entusiasmaba viendo
la calandria elevarse en vuelo vertical ij posarse en un
ray^ín de sol, para romper en una fuente de trinos i; verterlos
en cascada sonora sobre el lecho de sus hijos, construido
entre una mata de tomillo.
Y a la hora en que las vacas mirlaban en los mosqui-
les p las aves se resguardaban del sol bajo la sombra de
las cúpulas formadas por las ramas del robledo, sentado
junto a un chortal, en compañía de otros rapaces, para re-
gocijo nuestro, construíamos chiflas de salguera, para lo
cual empleábamos esta especie de conjuro:
Salivera, salivar,
sáli chifla de salgar
con salú ^ sin quebrantar:
nunca volverás entrar.
A LOS LECTORES
Disfruté de la alegría que proporciona la fiesta patro-
nal del pueblo con el repique de las campanas, el estam-
pido de los cohetes, el rezar a la Virgen cuando pasaba
en la procesión seguida de los fieles ^ de los ramos carga-
dos de roscas de pan, las alegres notas de la gaita y el
sonido de las castañuelas que acompañaban al baile for-
mado por la noche al pie de la lumbrada, las giraldillas
ij la danza prima...
Y en la época vernal, apenas riscaba el alba, a la
hora en que el gallo abandona el gallinero cantando, me
impresionaba gratamente viendo cómo se doraban las cum-
bres al recibir los rabinos del sol naciente \j la Natura-
leza manifestaba su alegría: El sonido de los esquilones
\j rústicos cencerros de las vacas que pacían en los prados
extendiéndose sobre el aire fresco y perfumado que flota-
ba sobre los campos. El mugir de los becerros y el balido
de las ovejas que subían por la falda del monte. Las voces
ide los rapaces. El canto del cuco en el bosque vecino. El
chirriar de los carros. El aroma de las plantas y de las
flores y las intencionadas canciones que la juventud ento-
naba al mismo tiempo que removía la tierra :
Coloradina y guapina
arrímate a la fesoria,
que tu padre jja non puede
mantenete de señora.
¡Años felices los que pasé en la tranquilidad de mi
aldea...!
El que quiera recoger materiales que tengan valor de
exactitud folklórica necesita tener un hondo conocimiento
A LOS LECTORES
de la vida de la aldea, inspirar confianza al aldeano ha-
blándole en su lenguaje, ayudar a su memoria exponién-
dole relatos recogidos en otras localidades }) no influir
en su ánimo para que conteste afirmativa o negativa-
mente a preguntas determinadas. Así se consigue recoger
gran cantidad de elementos folklóricos engarzados unos
en otros.
Pero si el investigador desconoce la vida de la aldea
}) su dialectología, por buena que sea su preparación
— dicen folkloristas autorizados — no obtendrá resultados
positivos, puesto que no podrá llegar al alma del pueblo...
Con el fin de hacer investigaciones de esta clase re-
corrí Asturias a pie desde Oriente a Occidente: Las casu-
chas situadas en las estribaciones de la sierra de Cuera, tras
de la cual descuellan los nevados Picos de Europa, ele^
vando hasta las nubes sus frentes inmaculadas. Los pue-
blos de casitas blancas que reposan a lo largo de la costa
como bandos de gaviotas que contemplan la espuma del
mar. Las cabanas de los pastores fabricadas al cobijo de
los árboles tarmudos que circundan las majadas.
Atravesé los espesos bosques, cuyas ramas se extien-
den como un toldo sobre la alfombra verdina sembrada
de florecillas. Las ingentes montañas que esperan la llega-
da del poeta astur que las describa, para lo cual se necesi-
ta el auxilio de nuestra mitología. Fértiles vegas, barran-
cos profundos, senderos cubiertos de nieve y laderas sem-
bradas de rocalla...
Entré en las cuevas de los encantos y bebí en las fuen-
tes de las Xanas. Caminé bajo los emparrados de los pue-
blos situados en las riberas del Navia y del Jbias. Y mu-
chas veces sufrí los rigores del frío, del sol y de la sed.
Y en todas estas andanzas por mi querida Asturias
Uevé por armas libros para regalar a los aldeanos, un lápiz
A LOS LECTORES _^^ HVK
y cuadernos para tomar notas. Jamás pasó por mi imagU
nación la idea de que nadie se metiera conmigo.
"En este país patriarcal — dice el señor Castor de
Caunedo en Un viaje por Asturias — el viajero camiria
solo ]) sin temor, a cualquiera hora de la noche, por los pa-
rajes más retirados.''
En todas partes fui agasajado, lo mismo en las chozas
de los pastores que en las casas señoriales. Y nadie puso
reparo en facilitarme desinteresadamente cuantos datos
conocía.
Al cabo de tres años de exploraciones recogí de la
tradición oral seis mil versos de romances, miles de coplas
^ otras poesías populares, cuentos, le})endas., vocablos ba-
ble — éstos los remití a la Real Academia Española — y
el material con que compuse este libro. En el cual procu-
ro presentar las cosas tal como las recogí de los labios del
vulgo, sin vestirlas con galas literarias para que no pierdan
la forma de su primitivo esqueleto.
He de advertir que los aldeanos, por lo general, cuan-
do hablan con un superior, o cuando hacen una narración
por boca de un personaje, quieren ennoblecer la lengua,
hablando lo mejor que pueden en castellano. Pero si ha-
blan por boca de un rústico, emplean el lenguaje del pue-
hlo. Y es más difícil encontrar un buen recitador de
cuentos que de romances, porque el cuento no está fijado
por el verso, y entonces, el recitador tiene que inventar
por fuerza la forma de exponer su xelato. El cual sufre
de un día a otro, en los labios de un mismo individuo, se-
gún la hora, su estado de espíritu p las personas que es-
tén presentes, algunas variantes; pero éstas nunca desvir-
túan las líneas generales de la narración.
•' ''Señalo con exactitud los lugares donde se desarro-
llan las acciones ^ do^ los nombres, edad y pueblo de la$
XVttl Á Los L£CtOftE«
personas que me facilitafon el material folklórico ^ la /c-
cha en que me lo facilitaron.
Con él auxilio de las le\)endas (1) hice la biografía
de los entes mitológicos. Y los que carecen de historia
tradicional en esta región no pueden figurar entre los mitos
astures. Tal ocurre con el Busgoso, los Espumeros, los Ven"
tolines y las Lavanderas (2) , seres que fueron incorpora-
dos a la mitología asturiana por la literatura moderna. Sus
nombres son desconocidos del pueblo (3) .
De esta clase de estudios no se pueden sacar conclu-
siones mientras no esté recopilado el folklore de todas las
regiones de España eñ sus múltiples manifestaciones. En-
tonces los sabios folkloristas podrán escribir la maravi'
llosa obra del folklore español.
Esta obrita mía, que le falta mucho para ser comple-
(1) Véase Eli libro de Caravia, por Aurelio de Llano Roza de Ampudia
y de Valle. Oviedo, 1919. Este es el primer libro en donde aparecen loa
mitos astures con algunas de sus correspondienles leyendas.
<2l Es en Bretaña donde existe el mito de las Lavanderas nocturna^.
Estas, cuando están lavando, si pasa por junto a ellas una persona, le man-
dan que les ayude a retorcer la ropa. Y si no la retuerce en sentido con-
trario que ellas, puede darse por perdida. Souvestre. Le foyer bretón, /
página 44, y Sebilloi. Tradilicn* et superstítions de la Haute-Brelagne, I
página 43.
En algunos concejos de Asturias, entre ellos Villaviciosa, Colunga y ~i-
ravia, existen unos entes — especie de Cocos — con los cuales se infunde
miedo a loa niños. Se llaman la Papa-resolla y ei Rapéo (CasL anL Rafeo).
En Caravia decíamos lo§ ropoces ■
La Papa-resolla
cayóse na olla,
lay] que te come
la Papa-resolla.
Estos dos entes los cita Vigón en el Vocabulario dlalectológlco de! cor.cejc de
Colunga, y D. Juan Menéndez Pidal, en Poesía popular, cita otro ente Je
la misma índole que estos; la Zamparrampa.
(3) Acerca de §stg véase la importonie nota de la página 263.
A LOS LECTORES
ia, no tiene más pretensiones que el aportar datos a la cien-
cia folklórica.
Y mucho celebraré que entre este material que recogí
en las venas de la cantera popular encuentre el mitógrafo,
el historiador, el jurisconsulto, el filólogo, el cuentista, et-
cétera, elementos para su estudio; el poeta, inspiración para
cantar a Asturias; el escultor ^ el pintor, datos suficientes
para esculpir ^ pintar las figuras de nuestra mitología.
Y que de aquí salgan el teatro asturiano ij la novela.
El autor.
CORRIGENDA
Páginas.
14 Lo que cKce la nota (2) corresponde a la nota (3), y viceversa.
28 El cuarto verso dice: "Vestida de mil amores". Debe decir:
"Vestida de mil primores."
68 Nota (I), dice: "Herrera, poeta del siglo XVIII." Debe decir:
"Reguera, poeta del siglo XVII."
73 Allí sale la Cuestia. Dice: "Vieron salir por detrás luces." Debe
decir: "Vieron salir por detrás de las casas de los canónigos
de Covadonga muchas luces."
94 El pastor y el encanto. Dice: "vio por el ojo de la fuente un
encanto con muchas vacas." Debe decir: "vio saür por el ojo
de la fuente un encanto con muchas vacas."
99 Nota (I). Dice: "Un día de San José." Debe decir: "Un día
de San Juan."
105 Nota (1). Dice: "Cristu-filiu-yusés." Debe decir: "Cristi-filiu-
jrusés."
119 El tercer verso dice: "Veso lugar." Debe decir: "Voso lugar."
123 Dice: "El denogado." Debe decir: "El desnogado."
201 Dice: "se ponen seis mozos a cada lado." Debe decir: "se
ponen seis mozas a cada lado."
221 La cuayada. Dice: "para felicitarles por el triunfo." Debe decir:
"para facilitarles el triunfo."
FFX FOLKLORE ASTURIANO
MiXOS - SUPERSTICIONES - COSTUMBRES
PRIMERA PARTE
M I T O 5 ^'^
El Busgoso : Personaje conocido en la Navarra fran-
cesa con el nombre de Bassa-yaon o señor salvaje, y en-
tre los vascongados con el de Basajaun o señor de los
bosques.
Y a alguien se le ocurrió traerle a Asturias. Nos lo
presentan con rostro, torso y brazos humanos, la cabeza
coronada con dos cuernos y las piernas de cabra: una es-
pecie de Fauno. Y dicen que anda por nuestros bosques
persiguiendo a las mujeres para llevarlas a su caverna, y
haciendo otras cosas peregrinas...
Este mito no existe en Asturias. Yo recorrí los espe-
sos bosques de Ponga, Caso, Quirós, Somiedo y Munie-
llos, interrogué a los ancianos y a las pastoras y nadie
oyó hablar del Busgoso. Ni yo, en mi niñez, cuando re-
corría las espesuras de los montes de mi aldea oí el nom-
bre de semejante personaje.
Los Espumeros: — Dicen que "son espíritus del mar,
tienen figura humana, de niño, danzan y jugj^ean entre
las olas y se resguardan de las tempestades en las caver-
nas de los cantiles...*'
Yo nací a la orilla del mar y en mi vida oí hablar de
los Espumeros, ni ningún aldeano sabe dar cuenta de ellos.
(1) Todo lo que en este libro no esté de acuerdo con lo que e»cribí en "El
libro de Caravia", Oviedo 1919, y en otras publicaciones, c» porque lo rec-
tifico.
1 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
Los Ventolines: " — Se parecen a los Espumeros en
la figura; portadores del rocío nocturno y de las lluvias,
vuelan sobre las olas y traen a los hogares el adiós de
la persona que muere lejos y a través del espacio llevan
al afortunado galán los suspiros de su dama enamo-
rada...**
Digo de los Ventolines lo mismo que de los Espu-
meros. En Asturias llaman ventolines a los remolinos de
aire.
Las Lavanderas: " — ^Viejas de rostro arrugado, vis-
ten túnicas amarillas, su voz es parecida a la de la cas-
cada, y habitan en las cuevas de los árboles viejos; en
los remolinos de las corrientes, golpean el agua con sus
palas, y si alguien quisiera sorprenderlas en su trabajo
pagaría su atrevimiento con la vida..."
Esto es tan cierto como la existencia del Busgoso en
los montes astures.
Las A^algas: " — Son jóvenes encantadas que cus-
todian tesoros...*' (1)
Las Ayalgas no son jóvenes encantadas. A\)alga,
tsalga, etc. es sinónimo leonés-asturiano del castellano
hallazgo o hallazgo, según dice D. Ramón Menéndez
Pidal en su estudio sobre el Dialecto Leonés (2) . Y en
Asturias "Ayalga" significa tesoro oculto bajo la tierra:
Eji términos de Ferrerín
hay una yalga guardada,
está muy mala de hallar
y está fácil de encontrar
(1) Véanse Mitos y tuptrsticionet de Aslurias, por Rogelio Jotc y BraTO,
Oviedo. 1903. . ifloo
Monografía Je Asturias, por Félix de Aramburu y Zuloaga, Oviedo, 1899.
Boal y su concejo, por Bernardo Acevedo, Oviedo 1898.
(2) V. Revista de Architíos, Bibliotecas y Museos, X, 1906, pág. 168.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA
si la busca una mujer
con la rueca de filar. (1)
El Busgoso, los Espumeros, los Ventolines y las La-
vanderas, son mitos traídos hace pocos años por varios
escritores. Y no pueden ser sometidos a un estudio cien-
tífico porque carecen de tradición asturiana.
Si existieran estos mitos en Asturias, se habrían for-
mado alrededor de ellos hermosas leyendas. Y en mis
investigaciones no encontré rastro de ellas.
¡Cuántos cuentos se habrían formado de las pasto-
ras y el Busgoso ! (2) .
Forman la Mitología Asturiana:
El Nuberu.
Las Xanas.
El Cuélebre.
La Sirena,
El Trasgu.
El Diablo burlón.
La Güestia.
La Bruja.
Los Encantos que aparecen en la mañana de San Juan.
(1) Así dice una Cácela que circula por San Martín de Luiña. De los do-
cumenfos llamados Cacetas o Cacepas y de las Ayalgas, me ocuparé en otro
capítulo de este libro.
(2) Se ha querido formar un mito falso con el nombre de guaxa, presen-
tándole en forma de mujer de rostro horrible, que chupa la sangre a los niños
y hace otras cosas monstruosas.
Es cierto que en algunos pueblos, hacia el centro de Asturias y cerca de
la costa, se dice a los niños cuando lloran:
" — ¡Calla, que te va a comer la guaxa I".
— Y iqué es la guaxa?
" — Guaxa=Especie de buho — Voz onomatopéyica del grito de esta ave."
Vocabulario dialeclológico <^el concejo de Colunga, por D. Braulio Vigón, 1896.
También han querido elevar a la categoría de ente mitológico al sumictu.
Cuando no se encuentra una cosa o persona que uno acaba de ver, dicen
en alguno3 concejos:
" — ¡Pero si estaba aquí ahora mismo; aunque la hubiera tragado el su-
micíul" Es decir: aunque se hubiera sumido. Y nada más.
DEL FOLKLORE ASTURIANO: MIT03, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
EL NUBERU
Hubo en las Gallas unos hechiceros llamados tem-
pestarlos, porque según creencia del vulgo tenían poder
para provocar el trueno y el granizo. Y recibían de los
particulares cierta cantidad de frutos por impedir que
las tormentas causaran daños en sus cosechas.
Algunos de estos embaucadores — sobre los cuales
escribió un libro San Agobardo, entonces Obispo Lugdu-
nense — fueron condenados a pena capital por practicar
la hechicería (I).
Y hemos dicho algunos publicistas, que el Nuberu
es semejante a aquellos tempestarlos, cosa que carece de
fundamento porque el Nuberu es un ser sobrenatural cu-
yo origen, quizá habrá que buscarlo entre los dioses del
antiguo continente líbico o asiático.
Las leyendas asturianas dicen que el Nuberu vive en
Egipto, y este es un dato de mucha importancia.
En la remota antigüedad, los navegantes orientales
venían a puertos españoles, entre ellos a las Casitérides de
Galicia, en busca del estaño que les era necesario para la
preparación del bronce, metal que ya usaban en Egipto en
tiempo del antiguo imperio, el cual comprende desde el
año "3000 al 2000" antes de Jesucristo (2) .
(1) V. Feijóo. Teatro cntico. Tom. II. Madrid, 1773, pág. 152. Historia
de los Heterodoxos españoles, por D. Marcelino Menéndez ,Pelayo. Madrid,
1917, tom. II, pág. 223.
(2) "Las diez Casitérides, las islas del estaño, que Posidonio, Plinio
y Mela dicen hallarse en las costas del Océano, al Norte de los Artabros,
hay que cree' son las diez ú once irlitas que se encuentran entre el Cabo Fal-
coeira y el Silleiro, en la costa de Pontevedra.
La« iei$ insulae Deorum o fortunatae, ante el Promunturium Nerium,
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA
El Nuberu tiene semejanza con algunos dioses orien-
tales y con Votan, dios que "suplantó a la figura más an-
tigua del Olimpo germano: a Zíu. El cual en un princi-
pio estuvo casado con la tierra (la fértil, la trabajada, no
representada por el elemento cósmico), como el dios ce-
lestial egipcio y sus semejantes de la leyenda india.
Votan, entre sus inmensas atribuciones, tiene las de di-
rigir las tempestades; viaja a caballo a través del espacio
y traslada por el aire a sus protegidos de un país a otro;
lleva barba gris, viste un hermoso manto o una armadura
de guerra, y oculta la falta de un ojo con un sombrero de
alas muy grandes; su fealdad infunde terror al pueblo.
Y una leyenda popular dice que estuvo casado con
Godan, la cual viajaba en un trineo tirado por perros y
lobos." (1)
corresponden sin duda a las islas de Bruyos, al N. de la desembocadura del
Tambre. Avieno, menciona dos islas situadas frente al Prcmunlurtum
Aryum o Cabo Ortegal. Véase Hispania, por el Dr. Adolfo Schulfen, Tra-
ducción del alemán por los Dres. Boch Guimpera y Miguel Artigas Ferran-
do. Barcelona, 1920, págs. 42, 44, 75 y 111.
Aunque no están de acuerdo todos los autores en la reducción de las Casi-
térides, es mucho de advertir que en tiempos muy remotos, por mineros exper-
tos, se explotó el estaño en el Occidente de esta región, por lo cual Asturias
estaba en comunicación con los pueblos orientales.
"Sabido es que Galicia era uno de los centros más activos de la produc-
ción de estaño", dice el Sr. Aramburu en Monografía de Asturias, Ovie-
do. 1899, pág. 37.
Acerca de lo de la explotación del estaño en Asturias dice Schulz:
"El tercer grupo de granito se halla en Sabale sobre la costa a dos leguas
E. N. E. de Rivadeo...; hubo en este terreno platónico ui\a explotación antigua
de enormes dimensiones... a cielo abierto; tenía una acecjuia de agua motriz o
auxiliar de dos leguas y media y varias galerías de des*aguí*al Mar inmediato;
lus regiones profundas estaban ocupadas hasta 1830 por varias lagunas... En
el grupo más Mofundo existe todavía una gran laguna difícil de desaguar, re
deada de poí^nao 'molybdemífero.
Creemos que esta grandísima explotación de circunstancias especiales sea
del tiempo de los fenicios y haya tenido por objeto la extracción del estaño."
Descripción geológica de Asturias, por D. Guillermo Schulz, Bilbao 1901,
págs. 34 y 45. La primera edición se publicó de Real orden en 1858.
(1) Cermanische Mytologie, Julios Von Megelein, Leipzig und Berlín,
1919, pág. 53. Dice este autor que "en el Norte de Alemania ei dios del
8 DEL FOLXLORE ASTURIANO: MfTOS, sOPEMTlClbNES, COSTUMBRES
Votan es a los germanos lo que Osiris es a los egip>-
cios y lo que Adad es a los asirios y caldeos.
"Adad, el ministro del cielo y de la tierra... tiene
funciones a la vez benéficas y terribles; dueño de la tem-
pestad, del torbellino, del rayo... fué el que descargó
sobre la tierra el gran diluvio...
Un día, al apuntar la mañana, una nube negra se ele-
vó de los soáílénes del cielo. Adad tronaba en medio de la
nube... La tempestad de Adad escaló el cielo, Cémíibió
la claridad del día en tinieblas e inundó la tierra como
si fuera un lago...
Las leyendas de los dioses de Oriente emigraron de
un país a otro. Por ejemplo, la leyenda de Isis y de Osi-
ris emigró a Byblos [Fenicia], y allí se enlazó con la de
Adonis y Astarté.
Y en los az^es de la política, en las guerras de con-
quista entre Egipto y las ciudades de Asia, la ciudad que
resultaba más fuerte imponía sus dioses a otros dioses.
Transportados los santuarios fenicios de Egipto, a los
santuarios fenicios de Asia, los mitos extranjeros se mez-
claron inmediatamente con los nacionales...
Dioses o diosas, todos habitaban en las cimas de las
montañas...** (1)
Y en Asturias se dice que el Nuberu habita en la cima
de una montaña de Egipto. Este mito, ¿vendría con los
navegantes y mineros del mundo oriental, que arribaron a
hueno es Donar o Tor; cuando truena dicen allí que el viejo Donar golpea
la rueda de su carro, el cual es tirado por dos machos cabríos.
En Noruega y Suecia, Donar es el dios de las tormentas. Donar lleva en
su mano izquierda un guante de hierro y en la derecha un martillo de pie-
dra llamado Mjollnir que, como la espada Guinguir de Votan, cuando lo
arroja, vuelve a la mano del dios."
(I) G. Maspero. Historia antigua de los pueblos de Oriente. Tradu-
cida de la 8.* edición francesa por Domingo Vaca. Madrid, 1913.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA
las costas de nuestra Península, en busca del estaño y
otros metales?
¿Lo trajeron los iberos cuando vinieron a España
desde Libia?
Los griegos comprendían con el nombre de Libia a
todo el continente africano sin excluir a Egipto.
En Asturias no hay leyendas que digan que el Nu-
beru viene de los países nórdicos de Europa a inundar
los campos. Las hay que dicen que viene del país bañado
por el Nilo, cuyo origen pone Herodoto en "los montes
de Elefantina y de Libia.»
Es cierto que estas leyendas están mezcladas con fá-
bulas adaptadas a la psicología de Asturias y dicha mez-
cla deformó una parte de la leyenda original del mito. Y
no hubiera quedado nada de ella si no fuera que actúa
sin cesar la causa que la creó. Por eso quedaron algunos
puntos importantes, a través de los cuales se adivina una
parte de la historia del mito perdido.
El foco principal de las hazañas del Nuberu está en
el Occidente asturiano.
El Nuberu astur es el director de las tormentas. Es un
ser maligno, feo ( 1 ) , de estatura elevada y de una fuer-
za colosal. Viste traje de pieles, usa barba (2) , cubre su
cabeza con un sombrero de anchas alas y viaja cabalga-
do sobre una nube.
Se llama Juan Cabrito. Y vive con su mujer y sus hi-
(1) En Asturias, cuando una persona carece de belleza, suele decirse de
ella que "es más fea que el Nuberu."
(2) El 13 de Noviembre de 1921, varios vecinos de Bao, concejo de
Ibias, entre los cuales estaba el párroco D. Ramón Rodríguez González
y la joven Luisa Rodríguez me dijeron que una vez "cayó allí el Nuberu
y teníauna barba muy grande."
Las demás seña» personales del Nuberu las facilitan lat leyenda» que de
él publico aquí.
10* DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
jos, en una ciudad fabricada en la cumbre de una mon-
taña de Egipto, cubierta de niebla.
Desde allí sale a facer truena y a verter las nubes en
el sitio que le plazca, si no lo impiden los conjuros de los
sacerdotes y el loque de las campanas. Porque cuando el
Nuberu aparece sobre un pueblo, lo reciben al toque de
campana y le conjuran a que descargue la nube en un
sitio donde no haga daño ( 1 ) .
Un cura que hubo en Villanueva de Teverga, que mu-
rió hacia el año de 1 856, para esconxurar al Nuberu, rodeá-
base de esculinos porque la inocencia de éstos favorecía
el conxuru. Pero un dia, púsose a la puerta de la iglesia a
esconxurar la truena, y el Nubeiru no le hacía caso. Enton-
ces, el cura le tiró con un zapatu, el cual desapareció en
el aire y el Nubeiru fué a descargar la nube al monte, de-
trás del picu "Tromeu" (2).
(1) Al Nuberu, en Quirós, Teverga y en algunos pueblos colindanles
con Galicia, lo llaman Nubeiru. En Somiedo, Cangas de Tineo y San An-
tolín de Ibias, Renubeiru. En San Martín de Luiña, Pola de Allande y
Grai.das de Salime, le conocen con el nombre del Escolar. Y algunas perso-
nas, muy pocas, de estos últimos concejos, dicen que el Escolar es de pequeña
estatura.
La imaginación creadora del Nuberu, no pudo concebir un personaje ra-
quítico, porque los truenos, según creencia del vulgo, son enormemente gran-
des, de forma esférica, y él tiene que transportarlos de un sitio a otro y ha-
cerlos chocar entre sí para que se rompan y caiga sobre la tierra el agua y
el granizo que tienen dentro.
(2) Este suceso me le refino^ Jasé López, de 80 años, natural de Villa-
nueva de Teverga, estando \}StaS^éren su cama, el 24 de Marzo de 1(821.
Y en esta misma fecha y pueblo de Villanueva, Luis Menéndez, de 81
Años, me dijo: "Cuando venía la nube, si no estaba aquí el cura, se reunía el
pueblo y tiraba un zapato al alto; entonces el Renubeiru que venía en el
centro de la nube, no podía pasar por sobre el pueblo y marchaba con ella
para el monte."
Josefa Villar, de 60 años, natural de Oblanca (Carrandi) y vecina de
Lastres, concejo de Colunga, me dijo el 24 de Agosto de 1921 que "una vez
ti cura de Libardón, desde el corredor de la casa Rectoral, le tiró al Nuberu
con un zapato estándole conjurando. Y otra vez, el cura de Lúe (Colunga) le
tiró con el bonete."
Indalecio Arias, de 85 años, el 9 de Abril de 192!, me cijo, en Pola
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 11
El Nubeini opone gran resistencia al conjuro.
A veces, durante la ceremonia, el sacerdote era sos-
tenido por dos hombres para que "no le llevara el Nu-
beiru" (I).
A pesar de su carácter maligno, proteje a los que se
portan bien con él, y en ocasiones, avisa a la gente que en-
cuentra en el campo para que se recojan antes de que des-
cargue la tormenta.
Acepta el hospedaje que le ofrecen los campesinos.
Y algunos le han visto dar saltos entre la nubla, sentado
en los peñascos, o al ^bi]o de los árboles.
— Una vez, siendo yo rapaz — me dijo un vecino de Lla-
mosu — estaba cuidando ovejas en el Agüeiral, en compañía
de dos pastorinas ¡ ay Dios ! , esto no se me escaecerá nunca
porque una de ellas es hoy mi mujer.
Las ovejas pacían tranquilamente, las rapazas estaban
tirándome la montera al alto, y en esto comenzó a tronar.
Una de las pastoras echó a correr monte abajo llorando y
diciendo :
— Acaba de meterse debaxu de aquella encina el
Nubeiru con el sombreiión (2) .
de Somiedo, que el antiguo cura de Aguinos, parroquia de Scmie^o, "tenía
gran mano para exconsurar al Renubeiru ; éste nunca pudo apeSr^r sobre
Aguinos, y tenía que ir a descargar la nube a un despoblado que llaman Riu-
ornu.
(1) Me suministró este dato Hermenegildo Rodríguez, de 74 años, el 12
de Marzo de 1921, en San Martín de Luiña, concejo de Cudillero. Que
había que sostener a los curas para que no les levantara el Nuberu, se dice
en todo el Occidente.
(2) José Patallo, de 60 años, natural do Llamosu, concejo de Belmonte,
21 de Julio de 1921.
El Nuberu-^egún datos que recogí sobre el terreno — aterrizó en Naran-
co y en Faro, concejo de Oviedo. En el monte de la Magdalena, en San Sal-
vador y en Taja, concejo de Teverga. En el Fresno, concejo de Grado. En
San Juan de la Pinera y en San Martín de Luiña, concejo de Cudillero. En
Celón concejo de Pola de Allande. En Saliencia, concejo de Ibias. En una
majada del Concejo de Cabrales y en la majada de Merguyines del puerto
12 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SXH'ERSTlCIOrJES, COSTUMBRES
En la actualidad, en varias parroquias de Occidente,
entre ellas las de Cibuyos, Jedrez, Vega de Rengos, et-
cétera, pertenecientes al concejo de Cangas de Tineo, los
sacerdotes, cuando "llega el Nuberu", tienen que conju-
rarle si no quieren caer en el desagrado de sus felilrésesl'
Además de los conjuros, se emplean otros procedi-
mientos para ahuyentar las nubes.
En Brañaseca, concejo de Cudillero, encienden una
vela bendita y colocan la pala de enf ornar en el tejado
y al lado de la pala un hacha con el filo arriba para que
corte el esclarón de truena y no caigan rayos en la casa.
Y en otros concejos de Occidente, entre ellos Pola de
Somiedo, Tineo, Cangas de Tineo y Allande, colocan de-
lante de casa, donde pueda mojarse con el agua de lluvia,
la pala de enfornar y el redoviellu o el xurradoiru en forma
de cruz.
En Allande, además de la pala y el xurradoiru, ponen
el carro de aviesu, o sea del revés, con las ruedas hacia
arriba. j,v~<^/-<.^^,
Y en Sistema, concejo de Ibias, colocan en el alféizar
de la ventana una servilleta y sobre ésta una hogaza y un
cuchillo. Y delante de la puerta de casa, ponen la pala
de enfornar y un pote con los pies hacia el cielo.
En otros pueblos de este concejo, cuando se aproxima
la nube, un vecino cualquiera entra en una capilla, saca el
ara y con ella traza una cruz en el aire en dirección a los
"cuatro vientos". A este acción llaman "cruzar la nu-
be"(l).
Sueve. En el monte de Moreda concejo de Llanes y en Aciera concejo de
Quirós. Aquí, dijo a unos segadores:
" — Recoged pronto la hierba que va a haber nube. — " Y a todo» lo»
que le trataron bien, les ofreció su cata en Eigipto.
(1) "El hierro es también empleado como una especie de pararrayo» en
yarias regiones francesas, en las que colocan delante de la casa cuacdo
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 13
Antaño era general la costumbre de tocar las campa-
nas para preservar de las nubes. En la actualidad, esta
costumbre queda reducida a Celón, concejo de Pola de
Allande; Taladrid, concejo de San Antolín de Ibias;
Aguinos y Saliencia, concejo de Pola de Somiedo; La
Pinera, concejo de Morcín; Murias, concejo de Aller;
Llueves, concejo de Cangas de Onís, y a algunos otros
pueblos, muy pocos (1).
Dicen que las campanas al ser tañidas lanzan a la
nube este conjuro:
' — Detente, nube y nublado
que Dios puede más que el diablo.
Detente, nube.
Detente, tú;
que Dios puede
más que tú. (2)
También se practica el encender velas tenebrarias, que-
mar romero y laurel el Domingo de Ramos y repetir va-
rias veces la oración siguiente :
f6
hay forniMita, un hacha o una guadíaña, el filo hacia el cielo, una marmita
o unas trete^M; la parte inferior arriba."' El Paganismo contemporáneo en
los pueblos cello-lalinos, por Pablo Sebillot, traducción de F. Peyró Garrió.
Madrid. 1914, pág. 338.
(1) Es muy peligroso tocar las campanas cuando está encima de la igle-
sia una nube cargada de electricidad, porque el campa^rü hace las vece»
de pararrayos y la cadena de la campana es un buen conductor de las chis-
pas eléctricas.
Dice el P. Feijóo en Teatro Crítico, tom. V. pág. 122, que, "en 1718
cayó una furiosísima tempestad en parte de la costa dé Bretaña, y 25 Igle-
sias fueron heridas de rayos por haber pulsado las campanas."
En Galicia hay Nubeiros y Tronantes. Y allí "tocan las campanas de las
Iglesias parroquiales cuando truena." Lo mismo hacen en Gasfilla. Y "en
Portugal voltean una campanita bendita, y el rayo no cae en los lugares
a que llega el sonido. En Sicilia locan fuertemente una campanita llamada del
trueno o de Santa Bárbara, rezándole una oración a San Juan Bautista." Se-
billot, obra citada, pág. 340,
(2) Recogido en Grandas de Salime el 9 de Ndviembre de 1921.
14 DEL FOLKLORE ASTURIANO; MITOS. SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
— Santa Bárbara bendita,
que en los cielos está escrita
con papel y agua bendita,
y en el ara de la cruz
paternoste, amén Jesús, (l)
y rezan a San Bartolomé para que no caigan rayos:
San Bartolomé se levantó
y con Jesucristo encontró:
— ¿A donde vas, Bartolomé?
— Yo, Señor, con Vos iré.
— ^Pues te voy a dar un don
que nunca di a varón:
Donde fueres nombrado,
no caigan rayos ni centellas,
ni mujer muera de parto,
ni criatura de espanto (2).
Y para que cese de llover:
Abocana, Santa Clara,
mientras voy a la^ cabana <^^
por un cestiqum de lana
para tí y para mí,
para Dios que viene ahí (3) .
Para disipar la niebla que el Nuberu echa sobre los
montes, se emplean varios conjuros:
Escampa, borrina, escampa,
debajo p'arriba
por toda la Vallina,
(1) La oí en Caravia cuando era niño; *e dice en toda A»tuña».
(2) Recogido en Ribadesella el 25 de Agosto de 1921. Y lo oí muchat
veces en Caravia siendo niño.
(3) Recogido en Oriente; por un descuido mío no tomé el nombre del
pueblo donde recogí el conjuro, pero me parece que fué en el concejo de
Cangas de Onít.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUPIA 15
que ahí viene San Juan
con el caballo ruán '^«■*^^
la perrina falduda
y la Virgen que le ayuda (1).
Y dice el pastor con su turulla:
Escampa, borrina, escampa,
que está el llobu en la Garganta
comiendo una oveya prieta
y mirando pa la blanca;
nin e tuya nin e mía,
e de mi madrina santa (2).
En el Occidente:
Escampla, nublina,
de vatche en vatchina,
regueiros abaxu
canales arriba,
que ahí vien Xuan blancu
jurando y votando
que te ha de comer,
con sua mucher barbuda
y sua perra tchanuda (3) .
Y con la turutcha:
Escampla, nublina,
de vatche en vatchina,
que está el tchobu comiendo
la mia cabra cornina (4).
(1) Recogido en los Llanos de Somerón, concejo de Lena, el 25 de
Diciembre de 1918.
(2) Recogido en Belmente el 20 de Junio de 192K También se dice
en Caravia, sin los dos últimos versos.
(3) Recogido el 12 de Marzo de 1921 en Brañaseca, concejo de Cudillero,
y en Aguinos, concejo de Pola de Somiedo, el 23 de Junio de 1921.
(4) Recogida en Belmonte el 20 de Junio de 1921.
16 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
LEYEKDA5 DEL NUBERU
1.— Si vas a tierra de Egito.,.
Cuentan que una vez, mientras el Nuberu contempla-
ba.desde la eminencia de una roca la hermosura de una
llosa que acababa de regar con beneficiosa lluvia, se le es-
caparon las nubes y tuvo que quedarse en tierra hasta la
mañana siguiente.
Se dirigió a casa de un labrador rico y le pidió posa-
da por una noche; el labrador le contestó que no admi-
tía mendigos en su casa.
Después fué a la de un labrador de humilde posición
y éste le acogió cariñosamente; claro es que ninguno de
los dos labradores sabía que aquel hombre era nada menos
que el rector de las tormentas. Este se levantó muy de
mañana y después de dar las gracias a su huésped, le
dijo:
— Si vas a tierra de Egito,
pregunta por Juan Cabrito.
Y el Nuberu se dirigió al pico más alto de una montaña
y cabalgando sobre una nube, agrupó a los redondos
truenos, los llevó sobre las propiedades del labrador que
le había llamado mendigo, y haciéndolos chocar unos
contra otros se rompieron con gran estfírt!ñdo, derraman-
do con fuerza toda el agua, que tenían dentro, en las
tierras de su enemigo, arfasandblas por completo.
Desde aquel día las tierras del labrador pobre em-
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 17
pezaron a dar abundantes frutos, y las del labrador rico
se convirtieron rápidamente en campos estériles.
Sucedió que el labrador pobre, mozo valeroso y dis-
puesto a meterse en empresas, decidió ir a Jerusalen — qui-
zá de escudero de un señor que fué a las cruzadas. — Allí
cayó prisionero y después de muchas aventuras fué a dar
con su cuerpo a Egipto.
Preguntó que dónde vivía Juan Cabrito, y le contesta-
ron asombrados de que se atreviera a nombrar a tan gran-
de señor.
El labrador averiguó que el Nuberu vivía en una
montaña y hacia allí dirigió sus pasos caminando por un
desmadero/Al final de éste aparecía la roca cortada ver-
ticalmente y en el interior de ella tenía sus habitaciones
el Nuberu. Salió un criado y le dijo al labrador:
— ¿Cómo tenéis valor para acercaros a esta casa? Mi
amo ha ido a tronar y no regresa hasta mañana; además,
no recibe a nadie; ¡marchad!
Volvió nuestro labrador al otro día y le suplicó al
criado :
— Decid a vuestro amo y señor que está aquí un as-
turiano que desea saludarle. . .
Inmediatamente fué introducido en la casa y el Nuberu
le trató con atención expresiva y cariñosa ; después le dijo :
— Vengo de romper unos truenos sobre tu pueblo; he
regado tus tierras con mucho cuidado; tus cosechas son
más abundantes cada año y tu familia está buena.
Ahora tengo que darte una mala noticia: tu mujer,
•creyéndote muerto, se casa dentro de unos días, pero no
te apures, mañana llegarás a tu morada y tu esposa reci-
birá mucha alegría. A mí no me volverás a ver porque
marcho esta noche a tronar; levántate antes de amanecer
y monta en un macho cabrío que estará esperándote a la
2
18 DEL FOLKLORE ASTURIANO; MITOS. SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
puerta de esta casa : él te conducirá a tu pueblo por el aire ;
no tengas miedo, nada malo te ocurrirá.
Y tal como le dijo el Nuberu así sucedió; el labrador
llegó a su casa en un abrir y cerrar de ojos, y su mujer
le recibió amorosamente entre sus brazos.
2.— Si vas a la ciudad de Orito,..
Una vez, el Nuberu andaba corriendo una nube de
monte en monte, y cayó con ella en la majada de Mergu-
yines del puerto Sueve, y se hospedó en la cabana de un
pastor. Este le obsequió con leche, queso, pan de cen-
teno y avellanas. Y le regaló un par de condes.
Al día siguiente, el Nuberu se despidió del pastor
diciéndole :
— Si vas a la ciudad de Orito
pregunta por Juan Cabrito.
El pastor tuvo que ir a la guerra y en ella cayó preso.
El enemigo lo vendió a un guerrero que lo condujo a la
ciudad de Orito.
Al pasar por la ciudad vio a la puerta de una casa
el par de coricies que él había regalado al Nuberu la no-
che que le hospedó en su cabana.
Lleno de alegría, llamó a la puerta de aquella casa
y en ella fué recibido por Juan Cabrito. El cual, después
de redimir al pastor le obsequió espléndidamente y puso
a su disposición un macho cabrío para que cabalgando
sobre él le condujera por el aire, a su pueblo, antes de que
su mujer se casara. Porque iba a casarse creyendo que su
marido había muerto en la guerra.
Cuando el pastor llegó al pueblo, su mujer acababa
de casarse y se disponía a celebrar la comida de boda.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA Í9
Sentóse el pastor a la mesa entre los convidados y na-
die le conoció. Unos creyeron que le habían convidado
los otros. Después de la comida, cada convidado contó
un cuento.
Entonces dijo el pastor:
— Si me lo permiten ustedes, contaré yo el mío.
— Que lo cuente — dijeron todos.
— Pues señor, otra persona y yo teníamos un arca y
en ella depositábamos nuestros secretos; el arca se abría
con una llave de oro, pero un día desapareció esta llave
y aquella persona, creyendo que se había perdido, encar-
gó otra de hierro a un herrero.
Y habiendo parecido la llave ¿cuál creéis que se
debe de usar, la de oro, o la que hizo el herrero?
— La de oro — contestó la mujer.
— Pues el arca es tu corazón el cual abro yo con la
llave de mi cariño, porque soy tu marido.
Y se unieron en dulce abrazo para siempre.
3.— Si un día vas a Egito...
Una tarde que hubo mucha truena, cayó el Nuberu
en términos de Taja, concejo de Teverga, y durmió en
casa de un mozo labrador. Y al despedirse de él le dijo:
— Si un día vas a Egito
pregunta por Juan Cabrito.
Sucedió que el labrador tuvo que ir al servicio del rey,
dejando a su mujer sola al cuidado de la casena.
En una batalla, el mozo cayó prisionero de los moros
y lo llevaron muy lejos ¡probín! le traían arando desnudo
y descalzo.
Un día logró escaparse. Subió a una montaña muy al-
20 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
ta y fué a parar a un pueblo donde habita la niebla, y allí
pidió posada a una mujer que estaba a la puerta de su
casa:
— No puedo darte posada porque no está aquí mi
marido. Y si te la doy, cuando venga te matará.
— Escóndame por ahí aunque sea debajo de una cama,
pues si no hay quien me dé posada tengo que dormir entre
la niebla.
La mujer, compadecida del labrador le admitió en
su casa.
A eso de las doce de la noche llegó el marido y en
cuanto entró preguntó a su mujer:
— ¿Quién está aquí? A cristianizu me huele.
— Es un pobre que me pidió posada y se la di; no
le hagas daño.
— Díle que se presente a mí.
Cuando el labrador se encontró frente al dueño de
la casa, éste le preguntó:
— ¿Cómo viniste aquí?
— Me escapé de con los moros.
— ¿De dónde eres?
— De Asturias, de la parroquia de Taja.
—Siéntate al pie del fuego y no tengas miedo; aquí
nadie se meterá contigo.
Y aquel liombre, que era el Nuberu, entregó a su
mujer una'^sarta de lagartos y culebras para que las pre-
parara para la cena.
Después que cenaron, le dijo el Nuberu al labrador:
— Si eres de Taja, recordarás que una noche durmió
en aquel pueblo un hombre muy alto, así como yo...
— Si, señor; durmió en mi casa y al marchar díjome
que si algún día iba a Egipto...
— ¡Cierto! Que preguntaras por Juan Cabrito. Pues
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 21
bien, ahora estás en Egipto y Juan Cabrito soy yo. Bien
te conozco; no se me olvidó el favor que me has hecho
cuando me recogiste en tu casa. Ahora te voy a dar una
noticia que te interesa: tu mujer, creyendo que has muer-
to, se casa mañana con el vecino más rico del pueblo y
para evitar el casamiento voy a proponerte una cosa:
Hay en Taja un cura cojo, que, en cuanto yo aparez-
co sobre el pueblo y rompo el primer trueno ¡tin, tcín!
¡tin, tan! comienza a tocar la campana y a esconxurarme
y no soy capaz de tumbar allí ningún pedral.
Y tengo interés en apedrear en términos de Taja para
fastidiar al cura. Si me facilitas un terreno libre, para des-
cargar en él una buena nube, te llevo a tu pueblo antes
de que se case tu mujer.
— Mi padre tiene una roza en el monte y puede usted
descargar sobre ella todas las nubes que quiera.
Juan Cabrito cogió al labrador y lo llevó por el aire,
envuelto en la niebla, y lo dejó al pie de la iglesia de
Taja, donde estaba su mujer con el novio esperando que
llegara el cura para casarlos.
El labrador estaba muy desfigurado. Se presentó a
su mujer y no le conoció. Entonces él, enseñó una marca
que tenía en el pecho y le preguntó:
— ¿Me conoces ahora?
— ¡Si! Tú eres mi marido.
Y se suspendió la boda (1).
4.— ¡El Nubcm en la Brana...
Una vez cayó el Nuberu en una braña y un vaquei-
(1) Hermenegildo Rodríguez, de 74 años, vecino de San Martín de Luiña,
concejo de Cudillero, el 12 de Marzo de 1921, me contó la siguiente va-
riante:
2^ DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES. COSTUMBRES
ru le dio hospedajeen su choza. Al día siguiente, después
de tomar una escudilla de leche acabada de ordeñar, dijo
al vaqueiru :
— Yo vivo en Egipto; si algún día vas a correr tierra
y das en aquella, pregunta por mí ; me llamo Juan Cabrito.
Y marchó.
Sin que se sepa por qué motivo, el vaqueiru hizo un
viaje a Egipto y allí fué muy bien recibido por el Nube-
TU, el cual dijo a su mujer:
— Hay que dar una buena cena a este asturiano.
Y la mujer se agadió gritando:
— ¡Acuerri acá! ¡Acuerri acá!
Por infinidad de agujeros comenzaron a salir gafeces :
sapos, culebras, sacaberas y lagartos.
— ¡Eso no! ¡eso no! — dijo el Nuberu; — a este hom-
bre hay que darle de comer otra cosa mejor que gafeces.
Al día siguiente se lamentaba el vaqueiru de lo di-
fícil que le sería pasar la mar para volver a su casa.
El Nuberu puso delante de él una Jorama llena de
agua y le preguntó :
" — Un día cayó el Nuberu en un barranco, en la parroquia de San Juan
<le la Pinera y un vecino le ayudó a salir de allí.
El vecino se marchó por el mundo y a los nueve años determinó regresar
a su casa. Perdióse en el camino y fué a parar a Egipto a una montaña muy
alta cubierta de niebla y allí pidió posada a una mujer que estaba hirviendo
rayos en una caldera muy grande.
— Aunque estoy sola y no tengo orden de recibir a nadie — dijo la mujer —
puedes quedarte; mi mando fué a tronar y no lardará en venir.
En seguida llegó el Nuberu, reconoció al foíc^e^ y le dijo:
— Vengo de echar un pedral sobre tu pueblo, y vi a tu mujer haciendo
lo» preparativos para casarse mañana en una capilla que está al lado de un
roble. Anda: vamos a impedir el matrimonio.
Y sobre una nube lo llevó hasta su pueblo. Se presentó a su mujer y le
dijo:
— ¿No me conoces?
— No sé quién eres.
— Pues mira esta marca que tengo en el pecho.
La mujer reconoció muy contenta a su marido y vivieron felice»."
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 23
— ¿Te atreves a saltar por encima de esta jofaina?
— cNo he de atreverme?
— Pues salta.
El vaqueiru saltó y fué a caer suavemente a la puerta
de su casa, en el momento en que su mujer iba para la
iglesia a casarse con otro vaqueiru.
5.— Si vas a la ciudad del Grito...
Una vez, bajó el Nuberu por entre la nubla y posóse
encima de un peñasco. Estaba mirando al cielo, cuando
pasó por allí un paisano, y al ver a aquel forastero le pre-
guntó que de dónde era y cómo había podido sentarse en
un sitio tan alto.
— Soy de Egipto y vivo en la ciudad del Grito. Me
senté aquí porque bajé entre la nubla.
— cY va usted a pasar ahí la noche?
— No, si tú me das posada.
— En mi pueblo no consentimos que nadie duerma en-
cima de las peñas, venga Vd, conmigo. — Y le hospedó en
su casa.
El Nuberu levantóse muy de mañana y dijo al paisa-
no: — Tengo que irme antes que se quite la nubla. No
sé cómo pagarte el favor que me has hecho: pero
— Si vas a la ciudad del Grito,
pregunta por Juan Cabrito.
Pasó el tiempo y el paisano fué con dos amigos a
comprar una pareja de bueyes a la ciudad del Grito.
Cuando llegó a la ciudad llamó a la puerta de la me-
jor casa:
— Deo gracias.
— ¿Quién? — respondió una mujer.
24 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
— ¿Vive aquí Juan Cabrito?
— ¡Sí! Juan Cabrito es mi marido, pero no está en
casa. Entra y espera un poco, luego vendrá.
El hombre entró. Y al poco tiempo llegaron los hijos
del Nuberu y dijeron:
— Madre: a cristianizu nos huele, ¿quién está aquí?
— Un hombre que pregunta por tu padre; sin duda
son amigos, hay que respetarle. Coged los cuernos y los
cencerros y vamos a la peña; se acerca la hora del grito;
avisad a los vecinos.
En el centro de la ciudad hay una peña muy alta y
sobre ella se pusieron las mujeres y los niños, y comen-
zaron a dar gritos y a tocar cuernos y cencerros para que
el Nuberu se orientara entre la niebla.
En medio de aquella gritería, bajó el Nuberu y se
dirigió a su casa. Sentóse en el eséano y dijo a su
mujer:
— Vengo muy cansado; estuve sobre un pueblo de
Asturias a las doce del día faciendo truena para echar
una nube sobre el trigo en flor. En cuanto rompí dos
truenos salió una mujer de una casucha y comenzó a hacer
cruces y más cruces con pasta de pan sobre la pala de
enfornar y el redoviellu. Por causa de tantas cruces no
pude echar el ^edi^al abajo, volvióse contra mí. ¡Qué
cansado estoy!
— Calla — le dijo la mujer — que hay aquí un hombre
de ese pueblo.
El Nuberu, enseguida que vio al hombre le reconoció
y le dijo:
— cQué te traes por aquí, buen astiuriano?
— Vine a comprar una pareja de bueyes y mc/^acom-
pañaron dos vecinos míos.
— Tus vecinos habrán muerto entre la niebla, y en
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPÜDIA 25
cuanto a los bueyes que has venido a comprar, yo te los
regalo.
Y el Nuberu le regaló una pareja de bueyes pin-
tos (1).
6.— Vé con gllo a las sierras.
Una vez llegó el Nuberu a Belmonte, y en cuanto le
vieron los vecinos, empezaron a tocar la campana de la
capilla de San Bartuelu (2) .
Y el Nuberu marchó diciendo:
— No puedo descargar la nube porque tocan la pe
rrina (3) de Cezana y el truehanón de Belmonte (4) .
Una vieja le vio pasar por encima de su cabana con
el sombreirón terciau y le dijo :
— Vé con ello a las sierras
y a los valles,
dexa a los probes vaqueiros
en estos carrascales.
(1) El 18 de Octubre de 1921, María Santos, de 87 años, natural de
Orlé, concejo de Campo de Caso, me dio esta variante:
— "Quando el Nuberu dijo a su mujer, que venía muy cansado, ella 1«
preguntó :
— ¿A dónde fuiste a correr la nube?
— Al Ilugarín de Orlé
cuando quixe soltarla
imposible me fué,
la campana de Moño lladraba como una perrina y no pude pasar de allí."
Ramón Rubio, ae 81 años, en su casa de Celón, concejo de Allande,
el 7 de Noviembre de 1921, me contó esta otra:
" — Cuando regresó el Nuberu, le preguntó su mujer:
— ¿Cómo te fué por Asturias?
— Regular; vengo muy cansado; apedree siete parroquias, y
Si no hubiera sido un traviesu
que me puso el carro de aviesu,
apedreaba otras siete.
(2) San Bartolo de Cezana.
(3) Perrina. =Caropana.
(4) Tructonon.n^Campana antigua que hubo en Belmonte.
26 DEL FOLKLORE ASTURIANO: ÍÍITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
Y fué a echar el pedral a un sitio que hoy llaraati
Barrublancu, porque la nube arrastró toda la tierra ve-
getal, y desde entonces acá dejó de dar hierba aquel
terreno (1).
7.— Descárgalo alli.
Un día se presentó el Nuberu en el concejo de Grado,
sobre la parroquia de San Martín de Ondés, y en cuanto
inició la truena, se reunieron los vecinos y comenzaron a
decir :
— ¡Probes de nosotros si el cura no echa de aquí al
Nuberu !
Y fueron corriendo hacia la casa rectoral. El cura es-
taba en el corredor rezando, por el breviario. Y cuando
los vecinos le dijeron que se aproximaba el pedral, hizo
varios conxuros; después, descalzó un zapato y lo tiró a
su huerta diciéndole al Nuberu:
— Descárgalo allí.
El Nuberu descargó sobre el zapato una pila de pe-
dral que tardó más de quince días en derretirse.
El cura estropeó su huerta, pero salvó la cosecha de
los vecinos (2) .
(1) En Villanueva de Teverga el 24 de Marzo de 1921 José López, de
80 años, me contó esta variante :
El Nuberu iba hacia Villanueva y al oir la campana, escapó diciendo:
— Siento una perrina ladrar
y voy a otru lau a gurritar.
(2) Indalecio Arias, de 84 años, de Pola de Somiedo, el 9 de Abril de
1921, me contó esta variante: ^r**^
" — El cura estaba en una pitanza y en cuanto oyó la truena sobre su
parroquia, montó en la muía y a todo correr llegó a la iglesia y echó la cam-
pana al vuelo.
En seguida dijo el Nuberu: — ¡Basta, no puedo más! ¿Dónde lo echo?
El cura descalzó un zapato y lo tiró a su huerta diciendo:
— Échalo allí.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 27
8.— ¿Qué haces ahí, Pedro?
Un día fueron varios vecinos de Vidiago, concejo de
Llanes, al monte de Moreda a ver el ganado que tenían
allí vef^iearí3a
Entre ellos iba un viejo que se llamaba Pedro. Y
como no podía caminar tanto como sus compañeros, que-
dóse descansando al pie de la fuente de Joyubardal.
Se puso a envolver un cigarrillo, y de pronto apareció
el Nuberu dando saltos por el aire y le preguntó al
viejo :
— cQué haces ahí, Pedro?
— Voy al monte a ver mi ganado.
— Mejor das la vuelta para tu casa, porque de ramas
arriba voy a soltar una nube como no se ha visto otra, y
te mojarás.
Pedro dio la vuelta por su casa, y en cuanto llegó
a la arboleda que cubre la falda del monte, el Nuberu
descargó una nube muy grande.
Y echó el pedral en la huerta del cura."
En Cataluña también hubo sacerdotes que lanzaron un zapato contra los
conductores de nubes. Una voz dijo un día desde una nube exorcizada por
un cura:
" — No puedo pasar; la Juliana — gran campana, poderosa contra las tem-
pestades— suena.
— Pasa; no te haré nada.
— Dame un salvo-conducto.
El sacerdote lanzó un zapato que fué encontrado a considerable distan-
cia." Sebillot. Obra citada, Madrid. 1914, pág. 342.
28 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
LAS XANA5
Las Xanas son una especie de ninfas pequeñitas, de
extraordinaria belleza; tienen el cabello muy largo, visten
el traje típico del país y son cristianas (I).
Habitan en las cuevas y en las fuentes, y algunas están
encantadas. Regalan ovillos de hilo a los pastores, pagan
con alhajas a quienes les presta un servicio y hacen ricas
a las personas que les saquen de su encantamiento.
Poseen grandes tesoros. A la puerta de su vivienda
hilan y tienden cadexos de oro. Y de oro son sus pollos y
gallinas, los peines, la rueca y los bolos con que juegan
sobre la alfombra del prado la mañana de San Juein.
"¡Ay! que una xana hechicera
lavando está en fuente noble
lavando cadejos de oro
vestida de mil amores" (2)
dice un romante titulado "El Cueto Lloro."
No hay noticias de que exista el Xan, y sin embargo
ellas tienen hijos. Y cuando nadie las ve, sacan de la
cuna los niños de los campesinos y los llevan consigo de-
jando los xan'mos en lugar de aquellos para que las aldea-
nas les den de mamar. Y cuando lo creen opor^iuno, de-
vuelven el niño ajeno sin hacerle daño y recogen el suyo.
— "Si yo fuera tan sistemático por la derivación clá-
(1) En el concejo de Llanas las llaman Injanas; en Ponga, Xianas y en
Muros de Pravia y Cudillero, Xanias.
(2) Poesía popular, por Juan Menéndez Pidal. Madrid, 1885, pág. 179.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 29
sica, como los celtistas por la suya — dice Menéndez y
Pelayo — , asentaría de buen grado el parentesco de estas
xanas con las ninfas que robaron el niño Hylas, H^las
puer, como se lee en la Argonáutica de Valerio Flaco y
en otros poemas antiguos; pero no quiero abusar de las
similitudes, y doy de barato a los pamSarios de orígenes
septentrionales la filiación de nuestras xanas de las ondinas
de Germania o de cualquiera otra concepción fantástica
que bien les pareciese." (1)
Por la gran autoridad que tiene el autor de esta pro-
posición conviene exammarla.
La aventura referida por Valerio Flaco en los Ar-
gonautas (2) ocurrió de esta manera:
El mancebo — no niño — FIylas formaba parte de la
expedición de los Argonautas que iban a la conquista del
vellocino de oro y abandonó la nave para saltar a tierra
con Hércules.
' Varias ninfas que estaban cazando en un sitio cu-
bierto de pinos se asombraron al ver que huían los anima-
les. De pronto, la ninfa Dryope vio a Hércules y espantada
con la vista de éste se volvió rápida a su fuente.
La diosa Juno desciende del Olimpo, se apoya contra
un pino, la llama, la coge de la mano y la dice con
bondad :
— "El esposo que he escogido para tí, joven ninfa, ya
que has desdeñado a tantos otros, acaba de llegar en un na-
vio tesaliense. Es el bello Hylas, que errante recorre estos
bosques a orilla de estos eu-royos. Así era Baco cuando tú
le viste en un carro cubierto de rosas... Tal es Apolo
cuando abandona su lira por el ejercicio de la caza..."
(1) Historia de los Heterodoxos españoles, por D. Marcelino Menéndez
y: Pelayo. Tom. II. Madrid 1917. pág. 240.
(2) Libro III, Verso 551 y siguientes.
30 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
Y de pronto lanzó un ciervo del fondo del bosque...
Hylas le persigue y Hércules desde lejos le anima con su
gritos ; después le pierde de vista.
Siempre perseguido por Hylas, cuyo brazo se cansa
por tender su arco, el ciervo llega a orilla de un arroyo
límpido y sinuoso, que flanquea sin reflexionar. Hylas
renuncia a perseguir al animal, y fatigado, cubierto de
sudor, se sumerge en el agua, ávido de aspirar su frescura. . .
Entonces la Náyade, ansiosa de besos, le enlaza entre
sus brazos y se lo lleva.
El robo del "bello Hylas" por Driope no es argu-
mento que obligue a buscar por aquí el parentesco de la
Xana con la ninfa.
Como veremos más adelante, la Xana astur se con-
funde con las hadas de Sicilia, Irlanda, Bretaña, Francia
y Escocia.
Y todas las investigaciones que se hagan para buscar
el origen de este mito deben orientarse hacia estos países.
— "Xana= Diana.
En el Algarbe existe una voz que corresponde exac-
tamente a la asturiana: ja o /ans (Rev. Lusit. I. 306),
aplicada a ciertas hadas hiladoras nocturnas.
La creencia en estos seres fantásticos debió de estar
extendida por toda España, pues en el vocabulario arábigo
escrito en el siglo XIII en Cataluña, y probablemente por
Fr. Raimundo Martín, se traduce la voz árabe o mozárabe
correspondiente por jana ( 1 ) y no por fata. Conocida es la
forma latina Jana por Diana, y aunque no estuviera ates-
tiguada por Varrón, Macrobio, etc., debiéramos suponerla
en vista del masculino Janus por "Dianus'' ; las voces apun-
(I) F. J. Simonel, Glosario de Voces ibéricas y latinas usadas enlre
los mozárabes. Madrid 1888. s. v. "fatha" y pág. CLXIV para el autor del
vocabulario catalán.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 31
tadas, Xana, jana, ja, responden perfectamente a Jana,
bastando comparar los nombres del mes dedicado a Janus,
lat. Januarius, asturiano Xineru, catalán jancr, portugués
Janeiro. En Du Cange se hallan abundantes textos en que
se alude a Diana como hada nocturna y especialmente a la
superstición "cum Diana equitare" que corresponde a tra-
diciones de Asturias en que se cuenta haber ajífesáao a
una Xana armándole lazos sobre un caballo y deján-
doselo abandonado de noche para que ella lo cabal-
gase." (1)
Distribución geográfica del mito.
Para que se vea la importancia de la distribución geo-
gráfica del mito, citaré algunos domicilios de las Xanas.
Cueva de la Cogolla en el monte de Naranco, Oviedo.
Cueva del Moru junto a Carrandena concejo de Co-
lunga.
Cueva del Castiellu de Aguilar, en Muros de Pravia.
Cueva de Corrimateo y cueva de Santa Marina, en
Vidiago concejo de Llanes.
Cueva de la Xerra de Lapisón en Monte Alea.
Cueva de las Huelgas, en Coviella concejo de Can-
gas de Onís.
Cueva del Lago en Pola de Lena.
Cueva de las Xanas, en la Llera concejo de Colunga.
En Proaza. En Caravia. En Cuenya, en Aviles y en Bio-
bes, concejo de Nava.
Cueva de la Injana en la sierra del Trave, parro-
quia de Noriega, concejo de Ribadedeva. .ty^^uv^*'^
En Albandi concejo de Carreño, está el coto de la
(1) Ramón Menéndez Pidal. Ellmologías españolas, ROMANÍA, Re-
cueil tr¡me»trel, año 1900. tom. XXIX. págs. 376-377.
32 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTiaONES, COSTUMBRES
Xana. Y el prado de la Xana en Payandi concejo de
Laviana,
Monte de la Xana entre Berbes y Caravia. Y rozu
de la Xana en Cuña concejo de Teverga.
En Pie del Oro concejo de Carreño, y en Antromeo
concejo de Gozón, las Xanas tienden la coTaáa al "res-
plandor de la luna."
En el Castiellu de la Riera de Colunga tienen las
Xanas las siguientes prendas de oro:
Una bolera, cadexos, telas y una gallina con sus
p'úinos.
En Cuetulloriu de Cangas de Onís y en Cueto Lícro
de Nueva de Llanes, viven Xanas encantadas. Las de
Nueva custodian un gran tesoro, según dice una copla
popular :
En Cueto Llorou ,
hay un zuríon doro,
que vale más
que Llanes y Parres,
Onís y Cabrales,
y Peñamelleraj^^^^^
con sus arraoales.
Hay fuente de la Xana en Aguinos, concejo de Pola
de Somiedo. En el valle de Candamo (1). En la parro-
quia de Santibáñez concejo de Aller. Entre San Martín
de Gurullés y la Mata de Grado. En Toriezo, concejo
de Quirós. En la Mo-rtera de San Nicolás concejo de
Mieres: por el ojo de esta fuente sale un hilo de oro que
da vueltas y vueltas, porque está dentro una Xana des-
enduvillando. En la Foz de Tarna de Socastiellu y en
Orlé, concejo de Campo de Caso. En este concejo hay
(I) En este punto los vecinos oyen por la noche el son de las pandere-
tas tocadas por las xanas.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 33
una fuente donde canta una Xana cuando se está pei-
nando :
En la fuente de las xanas
junto al río del Nalón,
hay un rico tesoro
mirando la cara al sol.
Se han visto Xanas en fuentequemada, Fontica y
Fuentebernalda del monte Na raneo-Oviedo. En Fuente-
adentro cerca de Tolinas y en la Fontanona de Llamosu
concejo de Belmonte. En la fuente de Castañeda y en la
de la Figal, concejo de Grado. En Fuentecaliente, sita
en Pie del Oro, concejo de Gozón. En la fuente de Fu-
mayor de San Román de Candamo. En las , fuentes de
Obaya, Fabola, Gobieta y Solderiz, "sitas en el puerto
Sueve. Cuando pasan los rapaces por junto a la fuente del
Peñón, concejo de Morcín, dicen:
— Sale, Xana, sale. Xana
que tu padre el rey te llama.
En Sietefuentes de Cabanín, concejo de Mieres, las
Xanas tienden madejas de hilo de lino para regalarlas a
las mujeres que van allí por agua.
Y los habitantes de Bocines, concejo de Gozón, es-
tando en el Pedreu, a la orilla del mar, oyen piafen las
cuevas del cantil los pitinos de las Xanas que viven allí.
En Proaza hay río de las Xanas.
Y en Quirós, sobre el peñón de Brególa, apareció un
día una Xana, llamó a los pastores que estaban en la
Vallina y les preguntó:
— ¿Queréis riqueza?
y les tiró un puchero lleno de oro en polvo; después les
dijo :
3
34 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS. SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
— Entre castres y castrina
hay una espinerina
con cien monedas de oro
y otras cien de plata fina.
El mito de la Xana se extiende uniformemente re-
partido desde el extremo Oriente hasta una línea que se
trace desde la orilla del mar en Cudillero hasta un punto
del límite de Asturias con la provincia de León pasando
por Belmonte y Somiedo (1).
Desde esta línea hasta el extremo occidental no en-
contré vestigios del mito, ni cuevas ni fuentes que lleven
el nombre de Xana, ni personas ancianas que oyeran
hablar de estas ninfas. Lo cual demuestra que el mito en-
tró en Asturias por Oriente.
En las cuevas y en las fuentes del Occidente viven
las "encantadas», las cuales se dejan ver el día de San
Juan, pero parece que no tienen leyendas; por más que
investigué no encontré ninguna.
En cambio, las encantadas orientales que viven entre
la población de las Xanas, e independientes de éstas, tie-
nen leyendas muy poéticas y llenas de altísimo valor sim-
bólico.
(I) Los puntos que determinan la línea son: la leyenda Xania Xanieta
recogida en Cudillero; la Fontanona de las Xanas de Belmonte; y la fuente de
las Xanas — yo bebí en esta fuente al amanecer el día de San Juan de 1921 —
sita al pie de un altísimo roquedal, entre Aguinos y Perlunes concejo de So-
miedo.
Perlunes está próximo al límite de Asturieis con la provincia de León.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 35
LEYENDAS DE LA5 XANA5
!♦— Oye, nmier.
Una mujer de la parroquia de Cardo, concejo de Go-
zón, venía del molino con el folUcu sobre la cabeza, y al
llegar junto a una fuente puso la carga sobre una murta
y sentóse a descansar.
Cuando se levantó para continuar su camino, vio que
por el ojo de la fuente asomaba un rosario blanco y ex-
clamó:
— ¡Ave María Purísima! ¡Qué rosarín más gua-
pu sale por el ojo de la fuente; voy Uévalu pa la
mió fía.
Y al momento de cogerlo salió una Xana y le dijo:
— Oye, mujer: si me quitas el rosario, ¿cómo me arre-
glo para rezar?
Y la mujer dejó allí la prenda y marchó avergon-
zada.
2.— El parto de la Xana,
En una cueva de la Cogolla, sita en el monte de Na-
ranco-Oviedo, a una Xana le dieron los dolores de parto
y comenzó a gritar.
A la ocasión pasó por allí una moza costurera en di-
rección a Oviedo, y al oir los gritos asomóse a la puerta
de la cueva.
La Xana, al ver a la moza la suplicó que la ayudara
36 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
en aquel trance. La costurera la ayudó como mejor pudo
y tuvo un parto feliz.
— Quiero pagarte el favor que me has hecho — dijo
la Xana a la moza — ; de las alhajas y prendas de oro
que hay encima de esa mesa, coge las que más te gusten.
Y la moza, como era costurera, cogió unas tijerinas
de oro.
3.— Dame el mió criu.
veji¿L. ^^^ mujer de Vidiago, concejo de Llanes, estaba sa-
llando maíz junto a la cueva de Santa Marina.
Y a la orilla de la finca donde sallaba, tenía un
niño acostado en una "nlcííS^á a la sombra de un cerezo.
Cuando anocheció, la mujer cogió la macona con el
niño, la puso encima de la cabeza y se dirigió hacia su
casa. Pero antes de llegar a ella se dio cuenta de que le
habían cambiado el hijo.
Entonces fué a la cueva de Santa Marina y dijo:
— Injana mora: Dame el mió criu y toma el tuyú.
La Injana contestó:
— Tráelo acá, mala mujer:
no te lo di para que me lo criaras,
dítelo para que me lo bautizaras ( 1 ) .
(1) También en Bierces, Riera de Colunga, una Xana cambió su hijo
por el de una salladora, la cual lo tenía durmiendo en un sarda bajo un
castaño.
Como la mujer no daba de mamar al xanín y éste lloraba, dijo la Xana
desde lejos:
— ¡Mujer, cuida ese nenu!
Y la mujer sallaba y cantaba sin hacer caso de la Xana ni del xanín.
— Mujer, da de mamar a ese nenu — repetía la Xana.
— Que i lo dé la madre que lu parió — contestó la salladora.
En todos los sitio» habitados por Xanas se encuentran casos de que cam-
biaban a sus hijos por los de las aldeanas para que éstas les dieran de mamar.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 37
4,— Toma el tn mocosín.
Una vecina de La Canga, concejo de Colunga, mien-
tras iba a trabajar al campo, dejaba a un hijo suyo acos-
tado en el irubiecu.
Un día, cuando regresó del campo, encontró en el
sitio de su hijo un niño muy pelosu. Y la mujer dijo
para sí :
— Alguna Xana llevó el nenu míu y dejó el suyu por-
que ella non trae llechi y quier que yo i dé de mamar;
pero aunque llore de fame tres meses seguidos, la
teta mía non la chupa. ¡Non, madiós! (1).
Al poco tiempo, el niño comenzó a llorar fuertemente.
Y cuando la Xana le oyó, dijo a la mujer:
— Amamanta y ania a ese nenu, bien se conoz que
tuyú non e.
Y viendo que la mujer no le hacía caso, acercóse a
ella diciendo:
— Toma el tu mocosín
y dame el mió pelosín (2).
(1) En algunos pueblos del Oriente, para dar fuerza a una negación o a
una afirmación suelen decir:
— ¡Non, madiós! ¡Si, madiós!
Lo cual, según dicen algunos autores, es un juramento que "equivale a
por Júpiter."
(2) En Tanda, concejo de Ponga, ocurrió el mismo caso con esta
variante, según me dijo el 10 de Septiembre de 1921, Prima Díaz, de
46 años : -
— Toma el tu sarnosu
y dame el miu hermosu.
Y el 9 de Marzo de 1920, María Martínez, de 25 años, de Monte Alea,
me dijo que la Xana había dicho:
— Acallanta el nenu, muyer,
— Acallántelu quien le doler,
contestó la salladora.
38 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS. SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
5.— Cien años ra que nad.
En una cueva de la Xerra de Lapisón — Monte Alea —
vivía una Xana en compañía de su hijo, el cual tenía
muchos años y nunca había hablado una palabra.
Un día muy temprano, la Xana se puso a la orilla del
czimino real con su hijo en brazos, con el objeto de con-
sultar, con el primer pobre que pasara por allí, los medios
que había de emplear para que el rapaz hablara.
Al poco tiempo de estar esperando pasó una pobre y
la Xana consultó el caso con ella.
A lo cual contestó la pobre :
— Rodea el fuego de cascaras de huevo y sienta a
tu hijo detrás de ellas.
Hízolo así la Xana, y su hijo, al ver las cascaras,
rompió a hablar diciendo:
— Cien años va que nací;
nunca tantos pucheros
juntos, al pié del fuego vi (1).
(1) En muchos pueblos de Asturias ocurrió lo siguiente:
Una Xana cambió a su hijo por el de una salladora para que ésta diera
de mamar al xanín. La salladora quiso asar manzanas para cenar y las puso
en el llar alrededor del fuego; después sacó al niño de la cuna j lo sentó
detrás de la lumbre; el niño al ver las manzanas dijo:
— Cien años va que nací
y nunca tantos pucheros vi.
Entonces, la salladora se dio cuenta de que su hijo había sido sustituido
por el de una Xana. Esto me lo contaron en varios concejos; la última vez
ue lo cI fué el 7 de Marzo de 1921, en Cabielles, concejo de Cangas de
Onís, a Andrea Reguera, de 42 ,3085.
" — En las cercanías de las gruíáP'de Margot la Fée y de las cavernas
del litoral, se cree haber sido habitadas hasta hace poco por tribus de hadas
robadoras de niños.
En Sicilia, las madres y las nodrizas que dejan solos a los niños, derra-
man sobre ellos, para que las hadas no se los lleven, un poco de leche dicien-
do: "Aquí su madre lo hizo, y como lo hizo lo acostó." Cuando se suponía
que, a pesar de todas las precauciones tomadas, el cambio se había efectúa-
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 39
6.— Xanin mió.
Un mujer de Naranco, concejo de Oviedo, cogió un
xanín en Fuentequemada y lo llevó consigo para que sus
hijos se divirtieran con él.
La Xana buscaba al xanín por todas partes, y una
noche le oyó llorar en la casa donde le tenían recogido.
Se acercó a la puerta, y por un agujero habló así con su
hijo :
— Xanin mió,
¿quién te me llevó?
— Madre mía,
quien me requería.
— Quien me diera
el xanin mió.
plata y oro
le diera yó (1).
do, recurrían a procedimientos tradicionales por los que se pretendía averiguar
ti realmente había en la cuna algún intruso. Uno de los más corrientes con-
sistía en hacer hablar a éste asombrándole con un acto insólito: el agua
puesta a l^ryir al fuego en cascaras de huevo o en conchas desataba la len-
gua del váStago de las hadas.
Se hacía entonces ademán de pegarle o se le pegaba realmente, a vece»
cerca de la gruta donde las "buenas gentes" tenían su residencia, o bien se
le privaba de alimento; las hadas acudían a sus gritos y restituían el niño
que habían robado." Sebillot. Obra citada, págs. 50, 80, 81 y 82.
Comparando lo que dice Sebillot, con las historias que en Asturias te
cuentan de las Xanas, resulta que éstas se confunden con las hadas de otroi
países, conforme advertí en la página 30.
(I) El 10 de Abril de 1921, María Fernández García, de 65 años, de
Grado, me dio esta variante:
Una mujer de la casa de la Matiega concejo de Grado, encontró en U
fuente de la Figal un xanín tiritando de frío. Lo llevó con ella para su casa
y después de envolverle en un paño de color, y usado, lo sentó a la vera de
llar para que se calentara.
La mujer se puso a hacer papas, y cuando las estaba revolviendo, oyó
que decían desde la puerta de su casa: — Anda, xanín, que fe llama la
Xana. Y tú, mujer, poco amiga del agua, si en vez de envolver al xanín
•n un paño de color y usado, le envuelves en un paño blanco y bien limpio,
te hubiera» hedbo rica.
40 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
7.— El hilo de la Fontica.
Por el oj(y de la Fontica del monte de Naranco con-
cejo de Oviedo, salía un hilo de lino. Allí iban las muje-.
res del coíiÉ^^o a devanar ovillos para hacer sábanas y
camisas y el hilo no se acababa nunca.
Un domingo, una mujer que se llamaba Juana Prin,
estaba devanando a más devanar y la llamó su marido
para que fuera a misa. De repente, paró de devanar y rom-
pióse el hilo.
Entonces, dijo una Xana desde el interior de la Fon-
tica:
— ¡Maldita seas! Si no hubieras roto el hilo pronto
acababa mi encantamiento. (1)
8.— La Xana y la pastora.
Una pastorina del concejo de Ponga, estaba un día
apacentando las ovejas al pie de una fuente:
Pasó por allí una Xana y díjole a la pastora:
¿Cómo andas tan esgarrapeiada? ¿No tienes ove-
jas?
— Non; éstas son de los vecinos.
— Pues toma este ovillo para que tu madre haga te-
las y más telas, pero que nunca se le ocurra preguntar por
el cabo.
La pastorina entregó el ovillo a su madre. Y ésta que
era tejedora, comenzó a tejer varas de tela. Ya llevaba
(1) Lo mismo ocurrió en Fuentebernalda de Naranco y en la fuente de
Fornosvieyos de Limanes, concejo de Oviedo. Y en Foz de la Espina, concejo
de Riosa, con la diferencia de que el hilo que salía por el ojo de estaa
fuentes era de oro.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 41
mucho tiempo tejiendo cuando un día se le enredó la lan-
zaiJera entre los llicios y dijo impensadamente :
— ¿Dónde estará el cabo de este ovillo?
Y acabóse el hilo. Y la tela.
9.— jAh, lladrón!
En una cueva de la Llera, concejo de Villaviciosa, vi-
ven las Xanas más guapas de Asturias y las más pelosas.
Cuando hace sol, tienden sobre las peñas cadexos de
oro, los cuales se ven relucir cesde muy lejos.
Un día, pasó por allí un hombre a caballo, cogió un
cadexu y salió galopando.
La Xana que los cuidaba corrió tras de él y como no
podía alcanzarle, se subió encima de una peña y comen-
zó a decir a grandes voces:
— ¡Ah, lladrón! Nos robas una fortuna. Ya llevas
oru pa tí, pa los tos fios, y pa los tos nietos. ¡Lladrón!
10.— El dedo de la Xana.
Una vez, estaba una mujer, de la parroquia de Salas
concejo de Colunga, llendando las vacas en el prado Fel-
trón y de pronto, vio delante de sí un gran tendal de ca-
dexos de plata.
— ¡Virgen de Loreto! (1) que cadexos más relucien-
tes!— exclamó la mujer, y al mismo tiempo cogió uno y
marchó con él para su casa.
Cerca del tendal estaba una Xana cogiendo ganda
y al ver que la mujer le llevaba un cadexu, corrió tras de
ella y la zdcanzó al llegar a una raya de la cual no pa-
(1) La fiesta de la Virgen de Loreto se celebra en Colunga el primer
domingo de Julio o el segundo, cuando el primero cae el día uno del mes.
42 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
día pasar la Xana. Cogió a la mujer por un brazo y le
preguntó :
— ¿Por qué me quitas esa prenda?
Y sin fijarse, pisó la raya con el dedo gordo. El cual
se separó del pie y se convirtió en oro.
La Xana, llorando a lágrima viva, cogió su dedo del
suelo y dijo a la mujer:
— Por causa tuya acabo de quedar coja, pero te per-
dono. ¿Tienes muchos hijos?
— Bastantes, gracies a Dios.
— ¡Pues toma! Te regalo mi dedín de oro para que
con él compres una vaca de leche que te ayude a criar a
tus hijos.
11.— El vindo y la Xana.
Un viudo, vecino de Carrandena, concejo de Colun-
ga, tenía dos hijos de corta edad. Y mientras él iba a
trabajar la tierra, una persona desconocida le lavaba y
peinaba los niños, restiellaba lino y ponía la casa en orden.
El viudo, por más que inHaí^a^, no podía averiguar
quien hacía aquellos milagros. Y para averiguarlo, dejó
de ir un día al trabajo y se escondió en casa detrás del
escaño.
Al poco tiempo de estar en su escondite vio entrar por
la puerta una Xana con la restiella debajo del brazo. Se
presentó a ella, le dio las gracias por todo cuanto había
hecho en favor de sus hijos y le propuso que se quedara
a vivir con él.
A ésto contestó la Xana:
— Me quedaré a vivir aquí. Pero con la condición de
que no me digas nada de lo que oigas cuando pases por
delante de la puerta de la cueva del Moru.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 43
El viudo aceptó la condición muy contento.
La Xana comenzó a cuidar amorosamente a los niños :
se pusieron blancos y encarnados como las rosas del
huerto.
El viudo subía todas las mañanas al puerto Sueve a
mecer las vacas y nunca bajaba sin un cestín de fruta para
los niños y un ramo de flores silvestres para la
Xana.
Esta, con mucho cariño, curaba con hojas de anzuela
una llaga que tenía el viudo en una pierna. Y a pesar de
este cariño y de la alegría que esparcía la Xana por toda
la casa, el viudo comenzó a ponerse muy triste. Lo cual
fué notado por ella, y por más preguntas que le hacía, el
viudo no quería decirle el motivo de su tristeza.
Pero un día que la Xana estaba "restiellando" lino
le rogó llorando, que le explicara por qué estaba tan triste.
El se resistió mucho, pero al fin dijo:
— Cuando paso por delante de la puerta de la cueva
del Moru, aunque tape los oídos para no oir, oigo una
voz que dice:
— ¡Ah, Xana hermana!.
¡ Ven a ver a tu madre
que está muy mala!.
La Xana, al oir ésto, tiró la restiella contra las pier-
nas del viudo y salió de casa diciendo:
— Por no haberte resistido cuatro días más en satis-
facer mi curiosidad, perdiste de ser rico y a mí me des-
encantabas para siempre.
Los niños sintieron mucho la marcha de la Xana. Y
al viudo, cuando pasaba por delante de la cueva del Mo-
ru, le decía una voz :
i
44 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
— ¿Sigues con la pierna mala?
Pon anzuela y quita anzuela
y verás como te sana (1).
12.— El pastor y la Xana.
Cerca de una majada de Ponga hay una cueva que es-
tuvo habitada por un grupo de Xanas.
Salían por la noche a lavar la colada a la fuente y la
tendían a los rayinos de la luna. Y al riscár el alba se po-
riían a tiiar y a devanar en un camperín que hay delante
de la cueva.
Pasaba por allí todos los días un pastor ¡guapo mozo!
Cantaba mejor que cantan los tordos por las mañanas en
el robledal.
Poco a poco logró hacerse amigo de las Xanas y mien-
tras pacía su rebaño iba a divertirse con ellas jugando al
escondite por entre los peñascos y bailando la giraldilla
en los camperos.
Y sucedió que el pastor se enamoró de la Xana más
guapa y le declaró su amor. La Xana le contestó
— Si quieres llevarme contigo ha de ser con el consen-
timiento de tu madre. Después, para poder sacarme de
aquí, tienes que hacer lo siguiente: Cuando mis compañe-
ras y yo nos acerquemos a la cueva para entrar en ella,
me coges por el refaxu, tiras sobre mí un puñado de tierra
de la iglesia y seré tuya.
(1) El i6 de Octubre de 1921, Lucas Gamonal, de 59 años, natural
de B imenes, me dio en Campo de Caso esta variante:
— ¿Tienes la pierna mala?
Échale anzuela,
quítale anzuela,
y la tu herida
sana se queda.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 45
Lo hizo así el pastor y la llevó consigo.
Un día que la Xana estaba "restiellando", llegó el
pastor del monte y le dijo que ai pasar por delante de la
cueva había oído decir:
— ¡Ah, Xana hermana!
¡Te fuiste y nos dejaste solas!.
La Xana le tiró con la restiella y desapareció de casa
para siempre.
13.— La Xania del Castiellu de Aguilar.
En la cueva del monte Castiellu que está junto a la pla-
ya de Aguilar en Muros de Pravia, vive una Xania en-
cantada. La encantaron sus padres porque cometió una
falta muy grave.
Y no podía salir de su encantamiento mientras no
se presentara un hombre valiente que la bajara en sus bra-
zos, desde la cueva a la playa, sin detenerse en el camino
y sin dejarla caer al suelo.
El hombre que hubiera hecho esto se haría dueño de
muchas riquezas, porque la Xania le regalaría el tesoro
que guarda en la cueva envuelto en un pellejo de buey
pinto. Dice una copla :
En Castiellu de Aguilar
donde trigo se mayaba,
hay un pellejo güpy pinto
lleno de plata labrada.
La Xania jugaba en la playa a los bolos con bolera
de oro. Devanaba ovillos con el hilo que salía por el ojo
46 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
de la fuente que está cerca de la cueva y tendía su pe-
queña colada en la falda del monte (1) .
Una mañana, fué una mujer de Muros a segar hierba
al prado del Castiellu y sorprendió a la Xania cosiendo.
En cuanto ésta vio a la mujer, se metió corriendo en la
cueva y dejó las tijeras olvidadas en el sitio donde cosía.
Después que marchó la mujer, la Xania salió a reco-
gerlas y como no estaban donde las había dejado comen-
zó a cantar:
— Quien mis tijerinas de oro llevó,
cocido y asado le vea yo.
Las tijeras las había llevado la mujer y por esta mala
acción, le murió algún ganado y cayeron calamidades
sobre su familia.
La Xania esperaba un año, otro y otro, y no llegaba
un hombre que se atreviera a desencantarla.
Un día que estaba guarneciendo el dengue a la puer-
ta de la cueva, pasó por allí un caballero, el cual la pre-
guntó que quien era y por qué estaba allí.
La Xania contóle su historia y le dijo lo que había
que hacer para desencantarla.
El caballero se ofreció a sacarla de aquella situación,
la cogió en sus brazos y echó a andar con ella en dirección
a la playa. Y según se iba alejando de la cueva, la Xania
iba desencantándose, y a medida que se desencantaba,
crecía y aumentaba de peso.
El caballero corría, corría, viendo el milagro del des-
encantamiento, pero cuando iba llegando a la playa, os-
curecióse el cielo, alborotándose las olas, y estalló una tem-
pestad muy gríuide.
(I) En la actualidad, cuando la gente de Muros ve una colada pequeña,
dice que "parece la colada de la Xania".
AURELIO DE LLANO ROZA PE AMPUDIA 47
Con los relámpagos, los truenos y el peso de la Xania,
que cada vez era mayor, el caballero se asustó y la dejó
caer al suelo. Y como ella le había dicho que si la dejaba
caer quedaba encantada para siempre, se volvió llorando
£ su cueva.
Y desde entonces acá, los vecinos de Muros de Pravia
no han vuelto a ver jugar a los bolos en la playa a la
Xania del Castiellu de Aguilar.
48 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
EL CUELEBRE
El Cuélebre es una serpiente alada que custodia tesoros
y personajes encantados. Vive en los bosques, en las cuevas
y en las fuentes de gran cavidad subterránea.
Ataca a las personas y a los animales; la escama que
le cubre es tan dura que rechaza las balas; únicamente se
le puede dar muerte hiriéndole en la garganta.
Cuando es viejo y está muy encascarado, es decir, cuan-
do su escama está muy dura y crecida, le prohibe Dios
permanecer aquí y se va volando a la mar cuajada, donde
viven los Cuélebres que, por ser viejos, han sido expulsados
de sus viviendas. En el fondo de este mar hay montones
de riquezas, pero los hombres no pueden apoderarse de
ellas por causa de la vigilancia de los Cuélebres.
Este mito, de origen griego, es semejante al mito del
dragón que custodiaba las manzanas de oro del jardín de
las Hespérides, situado allá, en un punto de la costa del
Océano Atlántico, en cuyo jardín se presentó Hércules,
derrotó al dragón y robó las manzanas sagradas.
Y el vellocino de oro robado por los argonautas, tam-
bién estaba custodiado por un dragón, el cual no pudo de-
fender el tesoro porque le adormeció — y después le mató —
el jefe argonauta, Jasón, con el auxilio de un Bmí^ que
le facilitó su amiga, la poderosa maga Medea, hija del rey
de la Cólquida.
También en la mitología germana hay dragones que
custodian tesoros.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 49
La distribución geográfica del mito del Cuélebre es
próximam?nte la misma que la de las Xanas.
En Buelnes, concejo de Llanes, a la orilla del mar, en
una cueva hay un gran tesoro custodiado por un Cuélebre.
Y hay cueva del Cuélebre en Noriega, concejo de Riba-
dedeva; en Piedrafita, entre Morcín y Quirós; en Salien-
cia, concejo de Somiedo, y en Oviedo, detrás del con-
vento de Santo Domingo.
En el Xienal, concejo de Quirós, existe el prado del
Cuélebre. Braña de Valdecuélebre está en el concejo de
Somiedo. Y encima de Barrio, concejo de Teverga, está
Cuevaf ras ; y cuando pasan por allí los pastores dicen :
— -Cuelebrón de Cueva frás,
baxa al riu y beberás.
Había un Cuélebre muy grande en una cueva de Bra-
ñaseca, concejo de Cudillero. Y los vecinos, para que no
les comiera el ganado le mantenían con boruna y pan de
centeno. Cuando iban a llevarle la ración le decían :
^ — Abre la boca, Cuelebrón
que ahí te vá el boroñón.
Y un día, en vez del pan, le dieron una piedra calenta-
da al rojo y murió ( i ) .
(I) Un caso igual ocurrió en el monte de Salinas; pero aquí el Cuélebre
•e tiró al mar, bebió y enfrió la piedra que habría tragado.
Detrás del convento de Santo Domingo, en Oviedo, está la cueva del
Culebrón; en ella vivía un Cuélebre, al cual le tenían que dar los frailea
un pan cada día para que no comiera los cadáveres de éstos, hasta que una
▼ez se les ocurrió darle un pan lleno de alfileres y murió.
Junto al castillo de Soto, en el "cañu del charcu", cercfi de la de»-
embocadura del Nalón, había un Cuélebre con alas muy grandes. Un día
lo llevó la marea.
En 1917, varios vecinos de Caravia oían silbidos extrañes en el bosque
del Vallín, y creyendo que era un Cuélebre se armaron de escopetas y allá
M encaminaron para darle muerte, pero no encontraron nada.
4
50 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
"En Vega de Cueturrasu", en el concejo de Cangas
de Onís, "de una cueva salía todos los días un Cuélebre
a comer una oveja. Una mañana, estando enroscado al sol,
oyó el sonido del cuerno de los pastores; alMeo y quedó
engco^í^ en la forcadura de una erí^msT y allí le ma-
taron" (1).
En Allande hay una iglesia románica del siglo XI,
Santa María de Celón, notable por sus hermosas pinturas
al fresco del final del siglo XIV.
Y dice la leyenda que un Cuélebre entraba al templo
por un agujero a comer los cadáveres que enterraban allí.
Un día llegó un peregrino y le dio muerte con su
lanza. Esta escena está esculpida en una piedra, colocada
debajo de la cornisa exterior del ábside. Yo la vi el 6 de
Noviembre de 1 92 1 .
El Cuélebre desempeña un papel importante en los
cuentos populares y en el mito de la mañana de San Juan.
También hablan de él los romances. El de "La muerte del
impío» dice:
¡Ay del que allí se acercó!
Dragón vermejo le guarda,
el cuélebre volador (2) .
y el de "La pastorcilla" :
¿Cómo es tan tarde e non viene
la hija de mis entrañas...?
Si los OSOS la comieron
s¡ algún culebro la encanta... ( ).
(1) Contado el 9 de Marzo de 1921 por Euiebio Fernández, de 89 añot.
de Llerices, concejo de Cangas de Onís.
(2-3) Poesía popular, por Juan Menéndez Pídal. Madrid, 1885, pági-
Bu 225 y 258.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 51
LA 5IRENA
En los pueblos de la costa creen en la existencia de
la sirena, la cual "de medio cuerpo hacia arriba es mu-
jer, menudina y guapísima, y de medio cuerpo abajo es
pescado." Las canciones populares acusan la supervivien-
cia de este mito greco-romano :
En el medio de la mar
oí cantar la serena:
¡válgame Dios, que bien cíinta
una cosa tan pequeña !
y a la moza que canta bien la ponderan así :
Aquella coloradina
que vive junto a la peña *
bebe agua cristalina,
canta como una serena;
ponderación parecida a la que hizo la reina mora del
conde Olinos cuando le oyó cantar desde las altas torres
de su castillo:
Escuchadle, mis doncellas,
las que dormís, recordad,
y oiredes a la serena
como canta por la mar.
52 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
EL TPvA5GU
El Trasgu es de origen "céltico romano"; salió de
entre aquellos trasgos ni^*í aparecieron en tierra del Norte
con los Gnomos, Silfos, fCobolds... cuando "las divinida-
des célticas fueron destronadas por la fe".
"Los trasgos, según el autor del Ente dilucidado, no
son ángeles buenos, ni malos, ni almas separadas de los
cuerpos, sino unos espíritus familiares semejantes a los Ze-
mures de los gentiles, conforme a la opinión del Padre
Feijóo» (1).
El Trasgu es de figura diminuta y simpática, viste de
blusa de bayél^a colorada y cubre su cabeza con un gorro
del mismo color (2) . Nadie se ha fijado si gasta o no pan-
talones y si anda calzado o descalzo.
Por las noches penetra en las casas cuando los mora-
dores están durmiendo y se entretiene en hacer labores do-
mésticas, pero si está de mal humor rompe cuantos ca¿na-
rros hay en la casa, jrevuelve la ropa de las arcas, trasiega
el agua de una herrada a otra, saca el ganado del establo
y lo lleva al abrevadero dando voces y gritos que es-
pantan a las reses.
De todas estas roturas no resulta ningún perjuicio ma-
(1) Hislorta de los Helerodoxos español^, por D. Marcelino Menéndez
Pelayo, tomo II, pág. 223 y 251. ^^^X>i^.^r^ ^^ ^ ¿^^
(2) Cuando an niño e» muy travieto, le dicen: "Eres mát enredoso
que el del gorru colorau".
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 53
terial; cuando los dueños de la casa se levantan de la
cama, encuentran las cosas como las dejaron al acostarse.
Para echar al Trasgu de casa se le manda hacer una
de estas tres cosas :
Traer un paxu lleno de agua del mar.
Coger del suelo medio copín de linaza.
Poner blanca una pelleja de carnero negro.
Claró está que traer agua en un péixu le es imposible.
Y la linaza, conforme la va recogiendo, le vuelve a caer
por un agujero que tiene en la palma de la mano iz-
quierda.
La pelleja la coge y va con ella de río en río restre-
gándola contra las piedras y cantando:
— Aunque gaste más jabón
que hay de Madrid a Valencia,
no se me ha de poner blanco
este pellejo o pelleja. (1)
Y como no puede hacer ninguna de estas tres cosas,,
se marcha avergonzado para no volver.
Algunas familias^ que desconocían estos medios de des-
pedir al gracioso eímiío, por no le aguantar, se mudaban
de casa. Y cuando llegaban al nuevo domicilio, se presen-
taba allí el Trasgu a entregarles algún cacharro viejo que
habían dejado olvidado en la casa de donde acababan de
salir, y les decía:
— Esta casa es más guapa que la otra, quedóme aquí.
En el palacio de Rozadiella, cerca de Cangas de Ti-
neo, no se podía vivir por causa del Trasgu. Y los que le
habitaban determinaron irse de allí. Cargaron todos los
(1) Por eso dice la gente que el Trasgu anda de noche por los río»
lavando la manta.
54 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
enseres en varios carros, y cuando éstos iban a romper la
marcha, uno de los carreteros vio al Trasgu sentado en-
cima de los muebles del último carro.
— ¿Dónde vas? — le preguntó el carretero.
A lo cual contestó :
— Ya que todos vais,
de casa mudada,
/ también yo me mudo
con mi gorra encamada. ( 1 )
(I) En Alemania existe el Kobold, duende familiar que »e dedica a
hacer la» misma» travesuras que el Trasgu asturiano.
Pero además de esto, "el Kobold — lo mismo que Votan — , e» guardián de
tesoros y dice a los hombres dónde los tiene ocultos," Cermanische Religions'
gefchichle, und Mylhologie, Von Prf. Dr. Eugent Mogt, Berlin, und Leipzig.
192!. pág. 67,
AUKELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 55
LEYENDAS DEL TRA5GU
1.— Birle a la izquierda.
Hay en Caravia la Alta, cerca de un espeso robledal,
una casona antiquísima: el palacio de San Lorenzo, en el
cual se había instalado definitivamente el Trasgu.
Allí nadiepodía dormir ; las vacas andaban sueltas por
el COI ral corneando los i?eseBVes, las gallinas alborotaban el
gallinero, y en el desván se oía gran ruido, producido por
los saltos y carreras del gracioso Trasgu.
Determinaron algunos mozos del concejo ir a pasar
una noche al palacio para ver si atrapaban al alborotador.
Al poco tiempo de llegar oyeron pasos en el desván y una
voz que decía:
— ¡Birle a la izquierda! ¡Ja, ja, ja! ¡Cuatrada!
¡Vale! ^J.^^^^
— Está jugando a los bolos — dijeron los mozos — , va-
mos a ir a preguntarle si quiere que echemos una partida
con él.
Resultó que ninguno se atrevía a subir ; pero estaba en
la reunión un mozo que hacía pocos días que había re-
gresado de servir al rey. En estos casos, y lo mismo cuan-
do se presenta la Cüestia o algún aparecido, dicen que
siempre da la cara uno que fué a servir al rey ( 1 ) .
Cogió el mozo una luz y un palo de porra y se dirigió
(1) Esto demuestra el gran concepto que aquí se tiene del valor del
soldado.
56 DEL FOLKLORE ASTURIANO; MITOS. SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
al desván; apenas llegó le apagaron el candil, se derrum-
baron los bolos con estrépito y dijo el Trasgu:
— ¡Cuatrada! ¡Vale! ¡Ja, ja, ja!
Continuaron en aquella casa las diversiones trasgue&'
caSy hasta que una pobrCj^ncaMiídose con el célebre per-
sonaje una noche en la tenada, le dijo:
— Recoge esto del suelo.
Y le arrojó a la cara medio copín de linaza; desde
entonces acá el Trasgu no volvió a poner los pies en la
vetusta casona de San Lorenzo (1),
2.— ¡Ux, que me quemé!
Vivía en Duyo? joncejo de Caravia, un matrimonio
sin hijos. En las noches de invierno, después de tomar la
cena, el marido se iba a conce]mr a casa de un vecino, y
mientras tanto su mujer amasaDa una torta y la ponía a
cocer en el llar. Durante la cocedura de la pasta la buena
mujer acurrucábase sobre un r'iestru y comenzaba a hilar
copos de lino.
Cuando la torta estaba en su punto de cocción, el
Trasgu bajaba por las calami^eres, cogía la torta y mar-
chaba por el camino que había traído, diciendo :
— i Ja, ja, ja, que te la llevé!
Y esto ocurría una y otra noche sin que la mujer se
atreviera a decirle nada al bromista. Pero una noche se
puso de acuerdo con su marido para que éste se quedara
(1) Esta leyenda es conocida en todo Asturias con ligeras variantes.
Otra de las diversiones del Trasgu era ir a los molinos por la noche
a burlarse de las personas que estaban de molinada.
A las mozas de Parres — me dijo Benita García, anciana de 74 años, ve-
cina de Caxidi Cangas de Onís — , cuando estaban por la noche en el
molino de Sopereda, se les presentaba un hombrín muy pequeñín, vestido
de colorado, bailaba delante de ellas y se marchaba dando jargayaJas.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 57
hilando, vestido con la ropa de ella, y colocara una piedra
en el llar en vez de la torta.
A la hora acostumbrada asomóse el Trasgu a la ba-
randa de la cuña y quedó sorprendido al ver que la hilan-
dera tem'a barba. Sin atreverse a entrar, dijo, ahuecando la
voz:
— ¡Oye! ¿Tienes barbes y files?
-¡Sí!
— c Files y non salives?
—¡Sí!
— c Quieres que coja la torta?
— Cógela si quieres.
Entonces el Trasgu bajó muy contento, pero en vez
de la torta cogió la piedra ingrienta y soplando las manos
subió por las calamiyeres diciendo :
— ¡Ux, que me quemé!
58 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES. COSTUMBRES
EL DIABLO BURLÓN
Es un espíritu que se complace en burlar a las perso-
nas, para lo cual toma la forma de uno cualquiera de los
animales domésticos o la de figura humana ( 1 ) .
No hace bien a nadie ni tampoco puede causar daños
de consideración. Cuando algún campesino va al oscurecer
al monte a buscar — por ejemplo — un cabrito que se le
extravió, le oye berrear encima de una peña o tras de una
mata, se acerca a ésta y el animal berrea más allá y así
anda dando vueltas de un lado para otro hasta que se
deja coger por el campesino. Este, creyendo que el cabrito
jes el suyo, le pone atravesado sobre los hombros y marcha
con él para casa. Y al llegar a la puerta, el cabrito le mea
el pescuezo, sacude las patas y escapa despidiéndose así:
— ¡Ja, ja, ja, que te la pegué!
No existe concejo donde no hayan ocurrido casos como
este o parecidos. Y hasta se citan los nombres de las per-
sonas que fueron burladas por este espíritu travieso.
(1) Nunca se presenta en forma de mujer. El 7 de Marzo de 1921 me
dijo Andrea Reguera, de 42 años, que en el molino de Peyuya, concejo
de Onís, cantaba una joven por la noche, y que cuando iban a ver quiéa
cantaba no encontraban allí a nadie; pero una vez fueron allá sin meter
ruido, miraron por debajo de la puerta, y vieron junto al banzal una moza
que tenía los pies de cabra. "Era el Diañu burlón".
Y en este concejo de Onís oí que una vez se presentó en una romería
una moza forastera, la cual bailaba mejor que todas las de aquellos pueblos.
Pero al dar una vuelta al final de una mudan7a, se le levantó un poco la
•aya y la gente vio que tenía los pies de cabra. "Era el Diañu burlón".
En mis investigaciones, en el resto de Asturias, no encontré datos refe-
rentes a que el Diablo burlón o el Diañu burlón — que también le dan este
nombre en algunos concejos — tomara la figura de una mujer.
Esto habría dado lugar a fantásticas leyenda y no existe ninguna. Loa
do« caiot de Onís quizá procedan de lecturas.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUPIA 59
Cuando aparece en forma de caballo o turro, suceden
escenas cómicas entre él v los que le montan.
A veces quita la f^a a los mozos, y en la época en que
gastaban calzón, les quitaba los cenogiles.
Y cuando algún aldeano va de noche a algún sitio,
suele encontrarse con un forastero que lleva su mismo
camino. Los dos entablan conversación, pero el campesino
observa que su compañero crece y mengua de una manera
notable. Y cuando le parece bien pone un pie en cada talud
o pared del camino y le dice al aldeano:
— Pasa.
Excusado es decir que al aldeano que pasa por entre
sus piernas le hace una travesura de mal gusto.
El Diablo burlón no induce a los hombres al pecado,
no piensa más que en chasqorearlos. Y cuando oye pronun-
ciar el nombre de Dios se atemoriza. En el Occidente,
para espantarle, le dicen así :
— Jesús, María y José,
si eres el diablu
de tí reniego;
mal añu pa tí,
doite m... de gatu negru,
la cruz te fago
veite pa las peñas de Fontoira. (1)
y en el Oriente :
— Jesús, María y José,
si eres el diablu,
de tí reniego;
m... de gatu pal diablu,
vete pa la Peña. (2)
(1) Recogida en Pola de Allande el 6 de Noviembre de 1921. La»
Peñas de Fontoira están cerca de este concejo.
(2) Recogido en Caravia. La Peña está en la falta septentrional del
puerto Sueve.
60 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
LEYENDAS DEL DIABLO BURLÓN
!♦— Avarico y Carmela.
Vivía en Caravia un tal Avarico. Y una noche, estan-
do en la cama, oyó que llamaban fuertemente a la puerta
de su casa.
— Levántate, Carmela — dijo Avarico a su mujer — , y
pregunta qué se i ofrez a esi que golpea a la puerta tan
reciamente.
Carmela abrió la puerta y se encontró con un caba-
llero montado en un hermoso caballo.
— Deseo — dijo el caballero — que venga su marido con-
migo hasta ponerme en el camino real; hace media hora
que ando dando vueltas por el pueblo y no acierto a salir
de él.
— Iré yo, señor — contestó Carmela — porque mi mari-
do está algo delicado y puede hacerle daño el frío.
Echaron a andar calle adelante, y al desembocar en
el camino real, el caballero ordenó a Carmela que se
retirase.
— ¡Vaya usted con Dios! — dijo la mujer.
El caballero, al oir el nombre de Dios, desapareció
como por arte de encantamiento, y al mismo tiempo, la
mujer recibió la impresión de que caían todas las ramas
de los castaños.
Carmela llegó a casa muy asustada y el marido le pre-
guntó si le había dado propina el caballero.
— Propina no me dio, pero llevántate, que cayó mediu
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 61
castañeu y antes de que se den cuenta de ello los vecinos
vamos a coger un pocu de llena.
Avarico y Carmela fueron al castañar y vieron sorpren-
didos que de los castaños no había caído ni una sola
rama ( 1 ) .
2.— Atraca aquí.
Una noche un pescador de la Arena, después de pasar
la barra con bastante dificultad, subía por el Nalón y oyó
una voz conocida que le llamaba desde la fuente Laes-
pilonga: o^yj^
— ¡Bernardo! Atraca aquí.
Acercóse el pescador a la orilla del río y no vio a
nadie, pero oyó que le decían desde más arriba:
— ¡Atraca aquí, Bernardo!
Este remó con fuerza y llegó al sitio adonde le pareció
que le habían mandado atracar y tampoco vio a nadie.
— ¿Quién me llama?
— ¡Atraca aquí, hombre! — oyó decir al otro lado del
no.
Y el marinero contestó;
— Jesús, María y José
si eres el diablu
de ti reniego
la cruz te fago...
(I) Algunas noche» lo» pescadores del concejo de Luarca, cuando estaban
entre las peñas pescando barbadas, han recibido la impresión de que se
derrumbaba el cantil sobro las olas, y en medio del ruido que producía el
derrumbamiento, oían las carcajadas del Diablo burlón.
62 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES. COSTUMERES
3. -Ya pagaste las maquilas.
Una mujer de Bada, concejo de Parres, por no pagar
la maílla iba de noche al molino de Sopereda a moler
su maíz sin que lo supiera el molinero.
Una noche, al acabar de moler el grano, se presentó
un perro negro en el molino, metióse en el hanzal y no
la dejaba recoger la harina.
La mujer pudo echar el perro fuera, recogió el pro-
ducto de la molienda en un cesto y en un follicu, y mar-
chó con ello para su casa.
Cuando iba por un prado el perro se acercó a ella
y para que no la mordiera le dio un puñado de harina.
Y como todavía trataba de calcai los dientes le dio otro
puñado, otro y otro, hasta que acabó la que llevaba en
el cesto.
Después echó mano de la que llevaba en el follicu
y poco a poco se lo dio todo al perro. Este se puso de-
lante de la mujer, soltó una carcajada y le dijo:
— Ya pagaste las maquilas que debías al molinero.
4.— iCuctimcál
Tres mozas del concejo de Allande, fueron una noche
al molino a moler mciíz. Y como la operación duraba has-
ta el día siguiente por la mañana, se acostaron cerca del
banzal y escuchando el ruido de los molinos quedáronse
doi midas.
Al amanecer, cuando ya los paxarinos cantaban a
la orilla del río, las mozas oyeron llorar a los pies de
ellas un niño recién nacido.
Una de las mozas sentóse encima de un follicu y al
mismo tiempo que se restregaba los ojos preguntó:
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 63
— ¿Cuál de vos pariu esti nenu?
— Serías tú que fuiste la primera que le oíste tchorar.
— Serías tú.
—O tú.
— O ésta.
Y las tres armaron gran riña sobre cuál de ellas era
era la madre del niño. Por fin, una de las mozas, compa-
decida del recién nacido que lloraba y espernexaba furio-
samente, le cogió y dijo:
— Mientras parece la madre, fágome yo cargo del
nenu.
— ¡Ah! — dijeron sus compañeras.
Cuando la moza llegó a su casa encendió un buen
fuego, calentó agua y con ella lavó al rapaz. Después le
secó cuidadosamente y llenándole de caricias le puso pa-
ñales limpios y le envolvió en una manta.
— ¡Probín! — le decía la moza — catcha que te vou a
preparar tchechina caliente, y mientras tanto voy a pone-
ti aquí xuntu al fuego. Así, ¡ajajá!
Cuando la moza estaba cogiendo un cazo para ca-
lentar la leche, el nenu subió por la garma])eira hasta el
guindaste y desde allí dijo:
— ¡Cucurucú!
amantásteme
calentásteme
y secásteme el cu. (1)
(I) Variante:
Unas cuantas mozas de Cué, concejo de Llanes, estaban una noche hilando
en una casa, y de pronto oyeron llorar un niño en la calle. Salieron a la
puerta, y entre la nieve vieron que estaba un recién nacido desnudo.
Le cogieron y le calentaron. Y cuando iban a preparar un biberón, se le»
escapó por las calamiyeres diciendo:
— ¡Ijujú!
Que las mozas de Cué
calentáronme el cú.
64 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
5«— ija, ja, ja, qne comí sopesl
Una vez, una vieyina del concejo de Teverga, fué
al monte a buscar un cabritín que se le había extraviado
y le encontró detrás de uaa peña temblando de frío. Le
cogió y le llevó para casa envuelto en el raanail.
La vieja, ¡Jesús, señor, probina! encendió el fue-
go, hizo sopas de borona para ella cenar y las que so-
braron se las dio al cabritín en una escudilla.
Después fué a acostarse a la cama. Ja cual estaba
junto al llar. Y el cabritín quedó rumianao junto al fue-
go y mirando fijamente cómo se desvestía la vieja. Esta
metióse en la cama y santiguóse.
El cabritín, al verla hacer la señal de la cruz, dio
un estornudo muy fuerte se puso de pie y dijo:
— ¡Ja, ja, ja, que comí sopes!
¡Ja, ja, ja, que les comí!
Ja, ja, ja, que te vi el cu!
Ja, ja, ja, que te lu vi!
y salió por donde el humo.
6.— Turnlnrú.
Juan García, vecino de Saliencia, concejo de Somiedo,
iba una noche a regar un prado que tenía en Turria, al
final de la tefade Valbarán.
El prado está lejos de Saliencia, y García se encon-
traba rendido de cansancio porque había estado todo el
día trabajando en la braña.
Sentóse a descansar un momento, y mirando a su re-
dedor dijo:
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 65
— ¿No habrá por aquí un diablu de un burru que
me lleve hasta Turria?
Echó a andar, y al poco tiempo encontró un burro
a la orilla del camino. Montó sobre él, y a medida que
se iba acercando al prado, el burro crecía y adelgazaba.
Y tanto adelgazó, que su espinazo casi cortaba como
una navaja; el ginete sufría horriblemente.
El burro, en vez de seguir el camino de Turria, se
acercaba al río con la intención de tirar allá a García, el
cual le daba palos y más palos en las orejas, y como el
animal no hacía caso de aquellas caricias, dijo García en
voz alta:
— ¡Jesús!, ¿qué clase de burru será esti?
El burro, al oir el nombre de Jesús, dio un estirón,
lanzó un par de coces al aire, tiró a García por encima
de las orejas y al mismo tiempo le dijo riéndose a car-
cajadas :
— Turu lurulú ! . . .
bueno te he dejado el cu...
a lo cual contestó Juan...
— Turu lurubeichas
buenas van as tuas oreichas. (I)
(I) Variante»:
En Villanueva de Teverga, el burro, después de tirar al mozo en un re-
guero le dijo:
— Ja, ja, ja, que te llevo la faja
ja, ja, ja, que mírala aquí.
y el mozo contestó
— Ja, ja, ja, que te di buenos palo*,
ja, ja, ja, qué de palos te di.
En Belmonte tiró al que lo montaba en una lldmtferga y le dijo en medio
de grandes risas:
66 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES. COSTUMBRES
LA GUE5TIA
Sobre el origen delmito de la Cüestia han dado su
opinión varias autoridades en esta materia.
Menéndez Pelayo dice que la Güestia es de origen
céltico.
Y R. Menéndez Pidal y Carolina Michaélis trata-
ron este asunto en la Revue Hispanique, VII, 1900, pági-
nas 5 y 1 0, respectivamente.
La mala güesie — después se dijo estantigua — fué una
creencia común a toda España desde los más remotos
tiempos. Se le menciona ya en el poema de Fernán Gon-
zález, escrito en el siglo XIII.
Significaba primitivamente un ejército o procesión de
demonios. En Berceo la hueste antigua está formada PPi*j^
Satanás y su séquito de gentes diabólicas que traen cí^
rios en la mano. Después pasó a significar procesión de
almas en pena.
— ¡Ay que te ergañéi
y bien que te enllamuerguéi.
— Engañar engañéstime
pero a caballu traxéstime.
Y en Villademar de Cudillero, fué una moza la que montó al burro, y
éste, moviendo blandamente los pies al caminar, comenzó a decir:
— lAy! que a la linda
la llevo a recachas
¡ay! que a recachas
yo llevo a la linda.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA €1^
En esto se hallan conformes los dos autores citados.
Discrepan empero en que el Sr. Menéndez Pidal cree
que el mito tiene un origen cristiano partiendo de la ex-
presión bíblica hoüh antiquus, aplicada al demonio, "el
enemigo antiguo del humanal linaje"; mientras que la
señora Michaélis le supone origen germánico, comparan-
do la superstición española con la mesnée de Helleguin
o der alte Haufen, alusión al viejo dios germánico de
las batallas montado a caballo y conduciendo las almas
de los guerreros finados.
Conviene examinar la suposición de la señora Mi-
chaélis :
El dios principal de los germanos llegó a tener hasta
200 nombres que condensaban su potentísimo ser. Este
dios, apellidado Votan, sobre su caballo "Sleipnir" (1),
galopaba por entre las nubes con la velocidad del viento
huracanado, y cuando en las batallas decidía el comba-
te, en el aire que le llevaba aumentaba el ejército de las
almas de los muertos, las cuales pasaban al reino de Vo-
tan en forma de viento.
Por eso, cuando éste en el mes de Noviembre sopla
con fuerza, silba y azota las ventanas, dicen los cam-
pesinos alemanes que es el ejército de Votan (2) .
Si las almas conducidas por el dios germánico son
viento, parece que el mito no tiene comparación — dicho
sea con toda clase de consideraciones y respetos para la
«eñora Michaélis — con la Güestia, la cual se componía
de seres visibles que andaban por la tierra con cirios
encendidos.
(1) Algunos autores dicen que el nombre del caballo de Votan se ha
perdido. Otros dicen que se llama "Sleipnir".
(2) V. Cermanische Mytologie, Julins Von Negelein. Leipzig und Berlin,
1919, pág. 53 y sig. y Germanische Religionsgefchichte und M/thologi^
Von Prof, Dr. Eugen Mogt, Berlin und Leipzig, 1921.
68 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS. SUPERSTICIONES. COSTUMBRES
"La güestia que vien del otro mundo
y sal de los llámales del profundo". (1)
se reunía en los cementerios para ir en procesión a visitar
las personas que están próximas a morir (2) .
Pero después, en época desconocida y quizá no muy
lejana, la Güestia pasó del mito a la realidad en forma
explotable.
Al final de la primera mitad del siglo pasado, to-
davía andaba de noche por las heredades y caminos,
vestida de blanco, con velas encenáidas, tocando una
campanilla y mascullando rezos y cantos fúnebres; gol-
peaba a las personas que encontraba a su paso y les decía
al mismo tiempo que les daba un palo o una bofetada:
— ¡Andar de día
que la noche es mía!
Otras veces, al atravesar las huertas, iba diciendo con
voz jdolorida :
— ¡Cuando nos éramos vivos
andábamos a estos figos,
y ahora que somos muertos
andamos por estas huertos!
¡ Andar, andar
hasta el tueru de la figar! (3)
Los campesinos, cuando se encontraban con esta es-
pecie de Güestia, si tenían tiempo para ello, trazaban en
el suelo un cercu y se metían dentro de él. Este círculo, al
cual podemos llamar asilo, era respetado por la Güestia.
(1) D. Antonio González Herrera, poeta del siglo XVIII. Colección de
poesías en dialecto aziuriano, impresas en 1839 por D. Benito González.
(2) A la Güestia en algunos pueblos la llaman la Buena gen/e, la Sania
compaña o la Ronda de ánimas. En Cudillero la llaman la Guáipida.
(3) Elatos verso» los recogí en Caravia, pero ton conocidos en todo
Asturias
69
Y en algunos concejos de Oriente, entre ellos el de San
Juan de Ponga, además del cercu, era asilo seguro el
agarrarse a una nación macho.
Me han contado ahora en las aldeas — y yo lo oí en
la mía siendo niño — que en algunos pueblos había ve-
cinos que tenían que "andar a la fuerza con la Güestia."
¿Fué ésta en los últimos tiempos una asociación de per-
sonas juramentadas y dirigidas por fanáticos?
La tradición afirma que la Güestia desapareció
cuando por medio de las limosnas aumentaron los oficios
por las ánimas, para lo cual se organizó en cada parro^
quia una especie de procesión que, en noche determinada,
con faroles encendidos, tocando una campanilla y entonan-
do cantos fúnebres, va de. casa en casa pidiendo dichas
limosnas. yjtr.u ,?,.
En la actualidad todavía funcionan 'algunas de estas
procesiones, según se verá más adelante.
Y en las leyendas que publico aquí se ve la trans-
formación que ha sufrido la Güestia. Las dos primeras
pertenecen a una época lejana, en la cual el mito vivía
en toda su pureza.
70 DEL FOUCLORE ASTURIANO: MITOS. SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
LEYENDA5 DE LA GUE5TIA
1.— Que pasan las ánimas.
Había en un pueblo un vecino que veía a las ánimas
salir del cementerio en procesión y entrar en la casa donde
había una persona enferma. Esto era señal de que aque-
lla persona se moriría pronto.
Una noche iba el vecino por un prado con su mujer
y vio venir en dirección a ellos la procesión de ánimas
dirigida por una mandona. Esta, al pasar por junto al
matrimonio, sopló y tiró a la mujer al suelo. La cual dijo:
— ¡Jesús, caí!
Y el marido le replicó* <^^^
— ¿No te dije que i^iáras, que pasaban las ánimas
en procesión para casa de fulano que está enfermo?
Este vecino tenía la facultad de ver las ánimas porque
había sido bautizado con óleos de muerto. Y para que
se le quitara esta facultad, le dijo el cura que tenía que
bautizarse con agua viva.
2.— Que va a pasar la Gñestia.
En Santo Adriano de Riosa vivía un hombre bastan-
te bien acomodado. Y sucedió que, una vez, iba camino
de Panderraiz hablando con su criado y de pronto le
dijo:
— Apártate, que va a pasar la Güestia.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 71
— ¿Que va a pasar, si yo no la veo?
— Claro, tú no la ves porque no puedes. ¿Quieres
verla?
— Si no me hace nada, sí.
— Apoya tu barba en mi hombro.
El criado apoyó la barba en el hombro de su amo
y vio desfilar una gran procesión de ánimas (1).
3.— Luces sobre el agua del mar.
Antiguamente los pescadores de Cudillero no salían
a la mar la noche de todos los Santos ni la del día de
la Encarnación.
Pero una vez, la noche de todos los Santos, salieron
dos lanchas a la pesca y al pasar frente a la concHa de
Artedo, vieron que, sobre el agua, casi a orilla de tie-
rra, ardían muchas luces.
Los marineros enfilaron las proas de sus lanchas ha-
cia aquellas luminarias y rema que rema, porque allí
las olas rompían con mucha fuerza, llegaron allá y vie-
ron llenos de miedo, que las luces eran producidas por
huesos que había puesto allí la Güestia.
4.— La engañó la luna.
A una mujer de Bresnau, concejo de Cangas de Onís,
la engañó la luna, pues creyendo que era de día se le-
vantó de la cama y dijo para sí:
— Esta noche sopló el vientu muy fuerte y debió de
(I) "Los campesino» de los Abruzos deseosos de presenciar la procesión
de los muertos que salen del cementerio para visitar las iglesias, debían co-
locarse bajo la pila, apoyando la barba en un horcado de dos dientes, j
CD la mano un gato." Sebillot, Obra citada, pág. 394.
72 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERáTlCIÓNES, COSTUMBRES
tirarme munches castañas; voy a recogerles antes que me
les coman los cerdos de los vecinos.
Se dirigió al castañar y como tardaba en eimémecer
sentóse encima de una piedra a la puerta de una cabana.
En esto apareció por allí una procesión de hombres,
los cuales, a pesar de la claridad de la luna, llevaban ve-
las encendidas. Fueron pasando por delante de la mu-
jer sin decir nada, hasta que pasó un cojo que iba el úl-
timo y dijo:
— ¡Vaya! a ésta la engañó la luna como a nosotros,
que ya Vamos de retirada.
5,— Allí viene el viático.
Una costurera de la parroquia de Libardón, conce-
jo de Colunga iba todos los días a coser al Eslabayo. Y
cuando regresaba, al oscurecer, su amo la acompañaba
hasta cierto sitio y desde allí daba la vuelta. ^^[^^^ U*u''
Una noche, la costurera, vio que por la eria y en
dirección a ella avanzaban muchas luces.
— ^Allí viene el viático — dijo la costurera — voy a co-
rrer para abrirle la portilla y arrodillarme detrás de ella
mientras pasa.
Según lo pensó lo hizo, pero su asombro fué grande
cuando vio que no conocía a ninguna de las personas que
formaban la procesión, ni entendió una palabra de lo que
iban rezando. Una de ellas al pasar le dio una vela en-
cendida y le quedó otra en la mano a pesar de no traer
más que una.
Pasó la procesión y la costurera, vio que lo que le
habían dado era un hueso y no una vela. Esto le produ-
jo tanto miedo, que enfermó y murió al poco tiempo (1).
(I) Esta leyenda e* general en Asturias, con pequeñas variantes. Fueron
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 73
6.— Allí sale la Gñestíá.
Entraban todas las noches los jabalíes a comer maíz
en una finca llamada el Caballón de Repelau, sita en
el monte frente a Covadonga.
Su dueña, María Puente Grande, vecina de Lleri-
ces, determinó ir una noche a la finca en compañía de
unos rapaces a encender fogatas para ahuyentar los ja-
balíes.
Y cuando las estaban encendiendo vieron salir por
detrás luces, y dijo uno de los rapaces:
— ¡Allí sale la Güestia!
Se dirigió hacia la Riera y por el camino encontró a
dos vecinos de Llerices. Uno de ellos logró escapar, pero
su compañero fué golpeado por la Güestia con sacos que
contenían arena, por lo cual murió a los pocos días.
7. — Andar de día.
en Teverga, y al llegar al pico de la Campa encontróse
con la Güestia. Y conforme iban pasando, cada uno de
los que la formaban le decía al mismo tiempo que le da-
ba una bofetada:
Andar de día
que la noche es mía, (1)
muchas las personas que al oir la campanilla de la Güestia creyeron que era
el viático y se unieron a la procesión; uno cualquiera de los que la for-
maban, entregaba a la persona que se les unía un hueso encendido.
(I) Los vecinos de Brañagallinero, cuando iban a vender leña a Cu-
dillero, solían encontrarse con la Güestia, la cual corría detrás de ellos
dándole* palos y diciéndoles:
74 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
Unos, llevaban árboles; otros, portillas; otros, mojo-
nes. El último que pasó cogió al hombre por un brazo
le apartó a un lado y le dijo:
— Has de vivir bien; yo soy tu padrino; vamos a res-
tituir los árboles y las portillas que hemos robado; y los
que fueron metiendo poco a poco los mojones de sus fin-
cas por las tierras colindantes, van a colocarlos a su ver-
dadero sitio. ¡Ea! Me voy; por haberme detenido con-
tigo, hasta mañana a estas horas no alcanzo a los otros ( 1 ) .
8.— ¿Es esto la Guestia?
Una noche iba un mozo de Teverga a cortejar y en
la Llamosa se encontró con la Güestia, la cual iba de
Monticiello para la parroquia de Riello.
El mozo era valiente, pero como se trataba de la
Güestia había que dejar el valor para mejor ocasión. Así
es que, con algún miedo en el cuerpo, se escondió en el
tronco hueco de un castaño. Y por una resquiebra se dis-
puso a ver el desfile de las áiymas.
Acercó un ojo a la hfflidídura del tronco y dijo Heno
de asombro:
— Andar de día,
que la noche es mía.
Y estos brañero», cuando cargaban p>or la noche en el carro la leña que
habían bajado del monte, al hombro, hasta la iglesia de San Martín de
Luiña, trazaban en el suelo un cercu alrededor del carro y de la leña,
porque dentro del cercu no podía entrar la Güestia.
(1) Una niña iba a llevar la cena a su padre que era pescador, y al pasar
por junto a la puerta judiciaria de la iglesia de Cudillero, vio salir muchas
ánimas con luces, y una de ellas le dio un empujón. Y dijo otra ánima
que iba detrás:
— No la empujes, que es mi ahijada.
Y un vecino de Brañabusfrío, de Cudillero, se encontró una noche con la
Güestia, y uno de los que iban en ella le dijo:
— Procura no encontrarte otra vez con nosotros; hoy salvas porque yo soy
tu padrino.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUPtA 75
— ¡Calla! Aquel que va delante cantando ye el ca-
pellán de la Plaza; aquel que toca la campanilla ye un
vecinu de San Salvador; aquellos del sabañón blancu son
de Carrea; y aquellos... ¡Ay! Pero, ¿es ésta la Güestia
que tantu atemoriza a los vecinos? fü^^juí/^
Salió el mozo de su escondite, arrancó un bárgano
de una seve y deshizo la procesión a barganazos.
76 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
LA5 BRUJA5
En Asturias se dice "que no hay campana sin Bruja'.
Lo cual significa que, cuando menos, habrá una en cada
parroquia (1) .
Las brujas de Oriente se reúnen en Peñamellera al
cobijo de mi encina solitaria y después de bailar al son
de una cnma en presencia del diablo y de celebrar abomi-
nables misterios en aquel conventículo preparatorio, ca-
balgan sobre las escobas y con su jefe^a la cabeza, en fi-
gura de macho cabrío, se dirigen al aquelan^^ de Sevilla.
Dice una canción popular:
Ayer vi una bruja
en Peñamellera,
que toca una chifla
y el diablu la lleva.
Las de Occidente se reúnen en la Veiga del Palo la
noche del 30 de Abril al 1.' de Mayo a celebrar una
gran fiesta.
Para poder viajar por el aire se coloca la bruja en-
cima del llar y después de desnudarse toda, se da una
untura de pies a cabeza con un ungüento sacado de Uüa
escudilla que guarda en la fornica debajo de una balaMEr!^^
Después de darse la untura dice esta fórmula:
(1) Dicen que »i el sacerdote deja el misal abierto al terminar la mita,
no pueden «alir las brujas que haya en la iglesia.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 77
— Por encima de ríos,
por encima de escayos,
por encima de montes
con todos los diablos. (1)
y sale por la chimenea.
Las de Occidente dicen:
— Por encima de artos,
por encima de carbayos
a la Veiga del Palo
con todos los diablos. (2)
Cuentan que una vez, la vecina de una bruja entró
en curiosidad por conocer las artes empleadas por ésta
para ir al aquelarre. Por un agujero consiguió verla dar-
se la untura y oír una parte de las palabras mágicas. Y
creyendo que las había aprendido entró en casa de la
bruja, se dio la untura y en vez de decir por encima, dijo:
— Por debajo de ríos, de escayos y de montes con to-
dos los diablos.
Y salió de cabeza metiéndose después por los mato-
rrales.
Cuando regresó, al amanecer, trzaa el cuerpo echando
sangre y lleno de espinas (3) .
(1) Eifa fórmula la recogí en Caravia.
(2) Recogida en Pola de Allande el 7 de Noviembre de 1921.
(3) Recuerda e»ta curiosidad la de Lucio o el Asno de Oro, que por
imitar a Pánñla, ayudado por la bella Andria, se convirtió en un asno
perfecto, de cuyo estado no pudo salir hasta que comió un puñado de
78 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS. SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
LA MAÑANA DE 5AN JUAN
Y LOS ENCANT05
La mañana de San Juan es la más poética del año.
Es la mañana clásica del floklore en que ocurren cosas
maravillosas. Baila el sol. Los Cuélebres pierden su po-
der mágico. Las damas encantadas salen de las cuevas
y de las fuentes a peinar sus cabellos con peines de oro
y a ofrecer sus riquezas al que sepa y tenga valor para
desencantarlas. De las peñas y de los manantiales bro-
tan joyas preciosas. Y aparecen gallinas con pollos de
oro picoteando las flores silvestres. Unos encantos rega-
lan vacas a los pastores. Y otros, juegan un partido a los
bolos con boleras de oro...
¡Y todas estas maravillas desaparecen antes que lle-
guen a ellas los rayinos del sol naciente!
El culto al fuego celebrado por los celtíberos todos
los años en el solsticio de verano para ayudar al dios de
la luz a vencer al dios de las tinieblas, existe en la actua-
lidad como en la época de Strabon. Las hogueras de
San Juan que se encienden en todos los concejos de la
provincia, saltando las gentes por encima de las llamas,
dejan vislumbrar aquella costumbre pagana, cristianiza-
da en la actualidad.
Los pastores festejan la mañana de San Juan sal-
tando por encima de las fogatas. Yo lo he comprobado
DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES 79
en la majada de Merguyines del puerto Sueve; en la
braña de Fonfría y en la de Cuevas, sitas en el puerto
de Teverga ( 1 ) .
Las mozas adornan las fuentes con ramas y flores.
Y mientras llegan las doce de la noche, hora de coger
la flor del agua, — la cual tiene la virtud de desencantar,
la de curar enfermedades y la de dar la felicidad, etc. — se
entretienen bailando y cantando delante del manantial
o de la hoguera:
— Que traila, mió vida
que traila, traila
que traila, mió vida,
la flor del agua.
En la parroquia de San Salvador concejo de Tever-
ga, las jóvenes del barrio del Campal van a quitar la flor
del agua a las del barrio de la Puente y viceversa. Y
ésto, que ocurre en varios concejos, ha dado lugar a gran-
des peleas (%) .
Los mozos colocan de pie a la puerta de las casas de
sus novias, un árbol de fresno o de roble, — al que llaman
ramu — para que las bendiga el Santo. Después reco-
rren el pueblo cantando:
— Mañanita de San Juan,
madruga, niña, temprano
(1) En la braña de Piedrajueves, sita en una montaña de Somiedo, lo»
brañeros de ambos sexos y gente que acude allí de varios pueblos, celebran la
mañana de San Juan con demasiada libertad.
(2) En los pueblos donde las mozas no esperan divirtiéndose la hora
de coger la flor del agua, la que más madruga coloca en la fuente una
rama en señal de que se llevó la flor del agua. Cuando va otra moza a la
fuente y la ve enramada, se dirige a otro manantial, y así sucesivamente,
hasta que enraman todas las fuentes que circundan el pueblo.
80 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
a entregar el corazón
al galán que puso el ramo. (1)
La moza a quien no le han puesto el ramo la mañana
de San Juan y se lo ponen la víspera de San Pedro,
muestra su desagrado con esta copla:
— ii,nramasteme la puerta.
'. ■ ' la víspera de San Pedro.
cNo sabes, galán del alma
que estaba San Juan primero? (2)
y el galán se disculpa así:
— La víspera de San Pedro
te puse el ramu;
la de San Juan no pude
que estuve malu. (3)
También el trébol juega su papel en la noche de San
Juan :
A coger el trébole,
el trébole y el trébole;
a coger el trébole
la noche de San Juan.
A coger el trébole,
el trébole y el trébole;
a coger el trébole
los mis amores van.
cantan las mozas de Oviedo para bailar la giraldilla.
(1) Y atraviesan en los caminos ios carros, los arado» y portillas y hacen
otras cuanta» bromas de buen género.
(2) Una variante que recogí en el concejo de Morcín dice:
Eso fué por facer burla,
que estaba San Juan primero.
(3) La recogí en Aviles en Agosto de 1919.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 81
Y en algunos de nuestros romances, la mañana de
San Juan suceden cosas extraordinarias:
Mañanita de San Juan
cuando el árbol floreaba,
iba la Virgen María
por una fuente sagrada;
más hermosa que una estrella,
más que una estrella galana,
lavando sus pies y manos
y su pulidita cara;
con un libro en las sus manos
dio la bendición al agua.
— Bien venida la doncella
que viniese aquí por agua;
que si del agua bebiese,
muy pronto será casada... (1)
Otra versión dice :
Mañanita de San Juan,
cuando el sol alboreaba,
cuando la Virgen María
de los cielos abajaba,
con una candela encesa,
y un libro pél que rezaba;
con un rosario en las manos,
para bendecir el agua.
Después que la bendició,
lavó su bendita cara;
y despuéj que la lavó
estas palabras hablara: /
— Dichosa de la doncella
que aquí viniera por agua... (2)
(1) Poesía popular, por Juan Menéndez Pidal. Madrid, 1885, pági-
na 261.
(2) De una hermosa versión que recogí en Tanda, concejo de Ponga, el
7 de Septiembre de 1920.
82 DEL FOLKLORE ASTURIANO; MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBREa
Y el del marinero:
Mañanita de San Juan
cayó un marinero al agua.
— ¿Cuánto me das, marinero,
porque te saque del agua...?
Y uno de moros y cristianos:
Conde Olinos, conde Olinos
es niño y pasó la mar.
Levantóse conde Olinos
mañanita de San Juan,
llevó su caballo al agua
a ima fuente junto al mar... (1)
La mañana de San Juan de 1921, al riscar el alba,
en la parroquia de Santiago de Aguino, concejo de So-
miedo presencié el rito de "salar las vacas con sal bendi-
ta" para preservarlas de enfermedades (2) .
Después, por un Ccimino de difícil acceso, trazado
por entre riscosas angosturas, al borde de precipicios y
al pie de grandes alturas que producen estremecimiento
en el ánimo del que las contempla, subí a Perlunes, pue-
blo perteneciente a la citada parroquia y situado entre
altos roquedales donde anidan las águilas y el oso tiene
su guarida.
Llegué muy temprano. Las casas están enramadas;
algunos vecinos acaban de asperxar las ovejas en el río
(1) De una versión que recogí en Saliencia, concejo de Somiedo, el
7 de Abril de 1921.
(2) En Junio de 1921 recorrí los pueblos de las montañas de Somiedo
y de Belmonte con el exclusivo objelo de estudiar sobre el terreno los ritos
que allí se practican la mañana de San Juan.
En la mayor parte de los pueblos occidentales, la víspera de San Juan
ponen sal al sereno, y al amanecer, lo dan al ganado. A esta práctica la
llaman "salar las vacas con la sal bendita". Porque la bendice San Juan.
AURELIO DE LLANO ROZA VE, AMPUDIA 83
y las echan a pacer la rosada antes que salga el sol y le
quite la virtud (1). Los niños se bañan en la corriente del
agua cristalina que salta por entre las peñas. Y las per-
sonas que tienen alguna enfermedad cutánea, la curan
revolcándose desnudas en el rocío de los prados ocultos
entre los árboles o entre las peñas (2) ,
La costumbre de hacer uso del rocío para curar la
sama o para aumentar la salud, ha sido general en As-
turias.
" — En el pueblo de Borines concejo de Pilona, las
mozas, completamente desnudas, se revuelcan en los pra-
dos para participar la virtud del rocío" (3) .
Esto hacen ahora las mozas de algunos pueblos de
Allande y las de Tormaleo concejo de Ibias. En Sister-
na, pueblo de Ibias, la juventud al dar las doce de la no-
che coge la orvallada en el río.
Los vecinos de Brañaseca y de San Martín de Luiña
concejo de Cudillero, y los de Arcallana, concejo de
Luarca, echan una rosa en la flor del agua y ésta la
conservan en una botella para curar los ojos. Y con
la flor del agua acabada de coger, se lavan todo el cuer-
po para preservarle de enfermedades de la piel. Cortan
flores de saúco y las cuelgan a la ventana para que re-
ciban la bendición de San Juan y las retiran antes que
salga el sol. Porque los rayinos de éste les quita la virtud
que tienen para curar varias enfermedades. Enraman las
(1) En Valle del Ajo, concejo de Somiedo, también hay la costumbre
de asperxar las ovejas y demás ganado; el agua está bendita por el Santo.
En Morcín, dicen que la mañana de San Juan todas las gafeces salen del
agua.
(2) Basilio Alba, de 78 años, vecino de la parroquia de Aguinos, me
dijo que él se había revolcado desnudo en el rocío para curar la sarna.
(3) El Correo de Asturias, Oviedo, 24 de Junio ce 1892.
En la Riera de Somiedo, tienden la ropa de vestir al rocío; esto evita
enfermedades al dueño de ella.
84 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
casas y los establos y sacan todo el ganado al campo para
que San Juan lo bendiga (1).
(1) La costumbre de sacar el ganado al campo para que lo bendiga San
Juan fué general en Asturias; hoy lo sacan en casi todos los pueblos de
Occidente.
Y el "enramado" de las casas y de los establos, en Perlunes, Brañaseca
y otros pueblos occidentales, es independiente del ramo que colocan los
mozos a las puertas de las casas de sus novias. Aquel enramado se hace con
el fin de preservar la casa de desgracias. En algunas parroquias, entre ellas
la de Jarceley, concejo de Cangas de Tineo, mojan un ramo en la fuente
y lo colocan sobre el tejado para que no caigan rayos en la casa.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 85
LEYENDAS DE ENCANT05
1. — La niña encantada.
y
Erase un grande señor que tenia dos hijas: una estaba
para casarse con un conde. Y la otra hablaba secreta-
mente con un mozo pobre y plebeyo.
Enteróse de ésto el padre de la niña y la encerró en
un cuarto del palacio.
Por una ventana se comunicaba con su novio, pero
ésto se descubrió y el mozo determinó marchar con un
señor que iba a pelear contra los moros.
De acuerdo con los encantadores, el padre cogió a
su hija y con el dinero que le correspondia en herencia
la llevó a una montaña; un encantador comenzó a leer
por un libro, y de una cueva salió el Cuélebre que había
de guardar a la niña. Esta, llorando a lágrima viva, ro
gaba a su padre que no la encantara, pero el tirano la hi-
zo entrar en la cueva y como único consuelo le dijo los
medios que tenia que emplear el que se atreviera a li-
bertarla y la dejó allí encantada.
Mientras tanto, su novio, dispuesto a ganar honores,
hizo tantas cosas peleando contra los moros, que el rey
le hizo noble y le dio armas para su escudo.
Y con ésto regresó y presentóse delante del palacio
de su novia. Por un criado viejo que estimaba mucho a la
niña, supo lo del encantamiento. Y el mozo fué a la mon-
taña y registró todas las cuevas sin resultado alguno.
86 DEL FOLKLORE ASTURIANO; MITOS. SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
Después sentóse a descansar bajo la sombra de un fresno
y de pronto oyó la voz de un pastor que iba detrás de su
rebaño cantando:
— Niña que estás encantada
en la cueva de Cirbian,
he de libertarte yo
la mañéina de San Juan.
/ J '-
El mozo atravesó corriendo un cotollal, llegó al pié
de la fuente donde estaba el pastor y le preguntó el sig-
nificado de la copla.
El pastor le contestó que estando él metido en el hue-
co de un roble para librarse de la lluvia, había visto, lleno
de miedo, el encantamiento de la niña. Y que el padre
al marcharse habia dicho a su hija:
— El que se atreva a desencantarte tiene que presentarse
aquí la mañana de San Juan cargado de reliquias y dar
muerte al Cuélebre, de una lanzada en la garganta.
Y si no hay quien se atreva a hacer esto — agregó el
pastor — lo haré yo cuando sea hombre. ¡Si supiera usted
que guapa es la nena!.
— ¡Calla! A esa joven me corresponde a mí des-
encantarla.
Y la mañana de San Juan, armado de lanza y car-
gado de reliquias, presentóse el mozo en la cueva donde
estaba encantada su novia y esperó.
Al poco tiempo sintió un ruido muy grande y vio
que en dirección a el avanzaba el Cuélebre silbando y
dando golpes con la cola.
El mozo, aprovechando un momento en que el Cué-
lebre se enderezó frente a él, hinchando el cuello, le
dio un golpe de lanza en la garganta y le mató.
Inmediatamente se rompió el encanto y apareció la
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 87
niña llena de hermosura delante del valiente mozo. Es-
te la cogió en sus brazos y la depositó desmayada en el
campo.
El pastor presenció la lucha del mozo con el Cué-
lebre desde el mismo sitio que había presenciado el en-
cantamiento.
Y cuando vio al Cuélebre caer muerto, fué corriendo
a dar cuenta de lo ocurrido al antiguo criado de la niña.
El padre de ésta había muerto el día que la encantó.
Hiciéronse grandes preparativos en el palacio, y todos
los habitantes del contorno se dirigieron a la montaña en
busca de los enamorados, los cuales se casaron a los
pocos días. Y dieron al pastor una parte del dinero que
había acompañado a la niña en su encantamiento (1).
(I) En Cardo, concejo de Gozón. Carmen Peláez, de 71 años de edad,
en Abril de 1921, me dio esta variante:
— "Un señor llevó a su hija a una peña que hay en el medio del mar,
y por desobediente la dejó allí encantada, vigilada por un Cuélebre. El padre
al marchar le dijo:
— El que de aquí, te quiera sacar
fres besos en carrtfíu le ha de dar.
El día de San Juan llegó a la peña su novio, el cual era marinero.
Encontró al Cuélebre durmiendo, le dio tres besos y desencantó a la joven".
Y en Caravia, en Julio de 1920, Ramón el Cano, de 70 años de edad,
me dio esta otra:
— "Cuando el señor encantó a su hija en el monte, quedó guardándola nn
Cuélebre. Al marchar el señor dijo a su hija:
— El que de tu hermosura
quiera gozar
tres besos al Cuélebre
le ha de dar.
Y el día de San Juan, el novio de la joven, cargado de reliquias, fué
al monte, dio los tres besos al Cuélebre y desencantó a la niña**.
Angele» Balbin, de 15 año», natural de Caravia, en Ago»lo de 1918 me
dio esta :
— "Cuando el encantador leía por el libro, la soga con que estaba atada
la niña »e convirtió en un Cuélebre. Vino el novio de la guerra y fué a la
cueva donde estaba encantada la niña. Encontró el Cuélebre dormido y le
mató de una lanzada en la garganta.
DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERST1CIC»4ES, COSTUMBRES
2. — Can Cambroña.
A un kilómetro del concejo de Caravia, en la falda
de un cerrillo que se alza dominando la playa de la Isla,
brotan borbollando las aguas de la fuente Cambroña, y
debajo de su cristal, en un palacio labrado por un genio,
viven sujetas al poder de los encantadores doce hermo-
sas doncellas moras.
Y la mañana de San Juan, después de pasear des-
calzas sobre el rocío que cubre la alfombra verdina del
prado, tendida desde la fuente a la playa, se van a la
orilla del mar y allí danzan al son de las olas dando
al viento sus velos de oro, los cuales flotan alrededor de
sus cuerpos flexibles, como una niebla luminosa. Y las
olas rompen con mimo para acercarse suavemente a las
danzarinas y besarles los delicados pies.
Y las jóvenes dirigen la vista hacia el horizonte azul
para ver si se acerca a la playa una lancha conduciendo
al hombre que ha de libertarlas.
Y una mañana de San Juan, cuando las vírgenes
moras retornaban al palacio saltando a la comba con sus
velos, vieron llegar a la playa, empujada por la suave
brisa, una lancha tripulaba por un arrogante pescador.
Se acercó a él una de las moras y le dijo: — Si quie-
res ser rico y poderoso, el año que viene, la víspera de
San Juan, al dar las doce de la noche te presentas con
doce panecillos de cuatro picos al pie del ojo de la
fuente Cambroña y dirás:
— Can Cambroña, toma el pan que te envía tu se-
ñora.
Lo demás corre de nuestra cuenta.
Al año siguiente se presentó el pescador a la vista de
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 89
la playa, y mientras se acercaba la hora convenida, soltó
los remos y dejó a la lancha juguetear libremente sobre
las olas.
Cuando más abstraído estaba pensando en el poco
tiempo que le quedaba para ser rico, vio que un pez
enorme se dirigía hacia su embarcación, y para ahuyen-
tarle, tomó un panecillo, le quitó un pico y se lo arrojó
al pez, el cual desapareció debajo del agua.
Llegó el pescador al pie de la fuente, y al dar las
doce de la noche dijo:
— Can Cambroña, toma el pan que te envía tu se-
ñora. ,¿.,o^^'
Se rompió el cristal de la fuente, y por entre burbu-.
jas de plata que brillaban al claror de la luna, salió
una de las jóvenes encantadas, agitó su cuerpo un suave
temblor y cayeron a sus pies, produciendo armónicos so-
nidos, gran cantidad de perlas y brillantes.
En cuanto la mora tomó el panecillo en sus manos,
le dio un beso y se convirtió en un hermoso caballo.
Según iba el pescador repitiendo la fórmula conve-
nida, iban saliendo las moras de la fuente y depositando
a sus pies montones de riqueza. Ya estaban a caballo
en disposición de huir en cuanto saliera la última; pero
al faltarle un pico al panecillo, le faltó un pie al caballo,
por lo cual tuvieron que recoger las riquezas y volver a
su encantamiento, no sin antes maldecir a los encantado-
res por haber sido culpables de la aparición del pez.
Y el pescador, lleno de tristeza, soltó las arííari/as de
su lancha, remó con fuerza y se alejó de la playa para
tender sus redes más allá del horizonte...
90 DEL FOUCLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
3.— Mora encantada.
Los moros cogieron prisionero a un vecino de Sardea,
concejo de Pilona, y lo llevaron a Argel. Allí estuvo mu-
chos años cautivo, y un día le dijo su amo:
— Te has portado muy bien conmigo, y para premiar
tus servicios te concedo la libertad.
Desde ahora eres libre. Toma esta caja, vete a tu
pueblo, y la víspera de San Juan, al dar las doce de la
noche, te presentas en la cueva de Orbiyón, que está en
el puerto Sueve, abres la caja, coges un pan que hay den-
tro de ella y dirás:
— Mora encantada, toma el pan que te envía aquel
que esperas.
Si te portas bien serás rico, pero no abras la caja antes
de estar junto a la cueva.
Llegó el hombre a Sardea, y su mujer entró en cu-
riosidad por saber lo que había en la caja, la abrió y
probó el panecillo.
Cuando el hombre fué a la cueva a llamar a la mora
y vio que no salía, dijo:
— Por causa de mi mujer, la mora se queda aquí en-
cantada y yo dejo de ser rico.
4.— Detrás viene qnien paga.
Una vez iba un vecino de Somiedo para Oviedo, y
en la Riera encontró un señor que le pregimtó:
— ¿A dónde vas?
— A Oviedo.
— No vayas hasta otro día. Quiero encargarte de
un asunto que te valdrá mucho dinero.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 91
— ^Pues no sabe usted la falta que me hace, porque
no tengo ni dos cuartos. Si es un asunto honrado no tengo
inconveniente en hacerme cargo de él. iDe qué se trata?
— Toma estos tres panes, y pasado mañana, que es
día de San Juan, antes que salga el sol te presentas en la
fuente Caurin, la cual está en la parroquia de Iguarda,
concejo de Belmonte, y metes los panes uno a uno por el
ojo de la fuente.
— ¿Y quién me paga por hacer esto?
— En la fuente hay una persona que te hará rico.
Pero ten cuidado que nadie toque en los panes.
Llegó el hombre a su casa y, dijo a su mujer:
— No toques en las alforjas ni trates de averiguar lo
que hay dentro de ellas.
En cuanto el hombre se acostó, la mujer abrió las
alforjas, quitó un pico a un pan y éste comenzó a sangrar.
El día convenido se acercó el hombre a la fuente y
metió en ella un pan. Inmediatamente salió por entre el
agua una joven muy guapa y le dijo:
— Detrás viene quien paga.
Y marchó.
Metió otro pan y salió un mozo diciendo:
— Detrás viene quien paga.
Y también marchó.
Cogió el tercer pan, y al ver que le faltaba un pico,
dijo para sí:
— Suceda lo que suceda, lo meteré por donde los
otros.
Lo metió y salió un cojo llenándole de insultos. Des-
pués entró por el ojo de la fuente diciendo al somedzino:
— Aquí me quedo para siempre, encantado y cojo,
por ser tu mujer una lambiona.
92 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
5.— Sale, mora.
En la cueva de la Roza, sita en el castillo de So-
beirón, vivía una mora encantada. Y la mañana de San
Juan se ponía a la puerta de la cueva a coser y bordar.
Los pastores se acercaban allí para verla, pero no
conseguían más que oiría cantar.
Un día estaba un pastor apacentando las ovejas y
se acercó a él un señor preguntándole:
— cDe dónde eres, pastor?
— De Sobeirón, cerca de Llanes.
— Pues en la cueva de la Roza está mi mujer en-
cantada y quisiera que le llevaras un encargo.
— No tengo inconveniente en ello.
El desconocido entregó al pastor un pan de seis picos,
recomendándole que no comiera nada de él, y le dijo lo
que tenía que hacer y decir a la puerta de la cueva.
Cuando llegó el pastor a su casa le preguntó su
mujer:
— ¿Qué significa este pan?
— No me preguntes nada ni se te ocurra empezarlo.
A la mañana siguiente se acercó el pastor a la cueva
y dijo:
— Sal, mora encantadora,
que aquí hay quien te quiere ver;
yo te traigo un encarguito
que te servirá muy bien.
Y le entregó el pan, pero como su mujer le había
comido un pico, no pudo salir la mora. Esta dijo al
pastor: '^ Á . '
— Aquí tienes qumcaTlá de oro, coge tres cosas.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 93
Y cogió unas tijeras, un peine y una cinta de seda
para su mujer. Después que lo cogió le dijo la mora:
— ¡Maldito seas!
Nunca te faltarán
ovejas que trasquilar,
n¡ sarna que rascar,
y el cuerpo de tu mujer
lo verás tronzar?'*^ '""
Marchó el pastor, y al pasar por la vega de Sobei-
rón quiso ver lo larga que era la cinta y la ató por un
extremo a un árbol y éste se tronzó como se tronzaría
el cuerpo de su mujer si hubiera usado la cinta.
Al pastor nunca le faltaron
Ovejas que trasquilar
ni sarna que rascar,
siendo esta enfermedad hereditaria en la familia del pas-
tor el día de hoy.
6.— El esquilador y la encantada.
En Cobiella, concejo de Cangas de Onís, está la
cueva de la Huelga. Y una mañana de San Juan pasó
por allí un mozo de oficio esqíílador^y a la puerta de la
cueva vio una joven sentada detrás de una mesa de quin-
calla y se paró delante de ella.
— De lo que ves, ¿cuálo te gusta más, esquilador? —
preguntó la encantada.
— Unas tijeras de oro.
— Tómalas, puerco esquilador; que nunca te falten
94 DEL FOLXLOKE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
ovejas que treisquílar
ni sarna que rascar. (1)
7.— ¿Qué miras, mozo?
Una mañana de San Juan pasó un mozo por junto a
la fuente de la Quemada, sita en el monte de Naranco-
Oviedo. Y al pie del ojo de la fuente vio una señorita
muy guapa peinando sus cabellos rubios con un peine
de oro. Se detuvo para mirarla y ella le preguntó:
—¿Qué miras, mozo?
— El peine.
— Y cuálo te gusta más, ¿el peine o mis cabellos?
— El peine.
— Si hubieras dicho que te gustaban mis cabellos,
me desencantabas.
Y la señorita desapareció por el ojo de la fuente mal-
diciendo a los hombres que ponen el interés por encima
del amor.
8.— El pastor y el encanto.
Una vez estaba un pastorín sentado al pié de la fuen-
te de las Traviesas, allá en la Collada de Taranes, con-
cejo de Ponga, y vio por el ojo de la fuente un encanto
con muchas vacas. Y el pastor las miraba es/e/au/*'***^-^*^
— cQué miras, pastor? — dijo el encanto.
— Miro estas vacas tan guapas.
— ¿Tú no tienes vacas?
— No señor.
(I) Esto mismo sucedió con otras encantadas en una cueva de Vidiago,
concejo de Llanes, y en la cueva de la Porra de Socastiellu — Riera de Co-
▼adonga.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUPIA 95
— Pues cuando entren por el ojo de la fuente, tiras
tus calzones sobre la que más te guste y quedará para tí.
Ella te hará rico, porque siempre parirá fafas. Pero no
la dejes entrar nunca en el río Caldar.
El pastor se puso al pie de la fuente. Comienzan a
entrar las vacas y dice:
— Esta sí que es guapa; allá van mis calzones. Pero
no; es más guapa esta, o si no esta otra que es pinta, o
mejor la negra...
Y cuando acordó consigo, habían entrado todas las
vacas y se quedó sin ninguna.
Al siguiente año, el día de San Juan, el pastor se puso
al pie de la fuente y no se detuvo a escoger; en cuanto
apareció la primera vaca, le echó encima los calzones y
la llevó consigo.
La vaca le dio muchas jatas, y éstas ís dieron otras,
y fueron tantas, que se hizo rico.
Y un día se le ocurrió decir:
— ¿Por qué no he de permitir que entre la vaca en
el río Caldar?
La dejo entrar. Y la vaca no volvió a la cabana.
9.— jDetenfe, Gcnoyosa!
Una mañana de San Juan iba un pastor por una valli-
na arriba, hacia Tomín, concejo de Cangas de Onís, a bus-
car las cabras que habían dormido fuera de la cabana.
Al salir de la vallina divisó un rebaño de vacas al
cuidado de dos mozas. Estas vieron al pastor y dijo una
a la otra:
— ^AUí viene fulano, pero no se lavó ( 1 ) . Si se hu-
(I) Sin duda quiere decir que no se lavó con la flor del agua.
/
96 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
biera lavado daqué bueno nos sucedería a nosotras y a él ;
vamos a decírselo:
— Pastor: si te hubieras lavado nos desencantabas y
este rebaño de vacas sería para tí.
Al poco tiempo comenzó el sol a entrar en la va-
llina y las vacas se dirigieron hacia una cueva. Enton-
ces las mozas dijeron al pastor:
— Las vacas se retiran antes que les dé el sol. Ponte
a la puerta de la cueva, y conforme vayan entrando, llá-
malas. Y las que aciertes cómo se llaman quedan para tí.
El pastor comenzó a llamar las vacas:
— ¡Garbosa! ¡Princesa! ¡Colorada! ¡Pardina!...
Y ninguna se detenía. Ya no quedaba fuera más
que una vaca y le dice:
— ¡Detente, Genoyosa! que toes vos vais, y solu me
dexáis.
Y como acertó con el nombre, la Genoyosa se detuvo.
Y las mozas se metieron en la cueva.
Dicen que en la majada de Tomín todavía hay raza
de la Genoyosa (1).
10.— ¡Oh, Curiosa!
Era un señor que le faltaba una vaca, y el día de
San Juan, por la mañana, fué a Buscarla a la cueva de
Cuevuruxu, que está en Cardes, concejo de Pilona. .
Y cuando llegó, vio salir de la cueva vacas marres
y pintas. Detrás de las vacas salió un hombre y preguntó
al señor:
(1) Un caso igual ocurrió en la cueva de la Huelga, concejo de Canga
de Onís, con la variante de que el pastor dijo a la última vaca:
— ¡Vaya enhorabuena!
Y la vaca te detuvo porque se llamaba Enhorabuena.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUPIA 97
— iQué hace usted aquí?
— Vengo a buscar una vaca y no la encuentro; sir
duda se despeñó.'*^^-*'^'^
— Diga usted tres nombres, y si uno de ellos es el
de la vaca que va detrás, se la regalo.
Dijo dos nombres y la vaca no se detenía. La tercera
vez dijo así:
— ¡Oh, Curiosa!
— Acertó usted, quédese con la vaca.
Y marchó para su casa muy contento con la vaca
morra y pinta. Desde entonces acá, los vecinos del señor
van cada siete años, la mañana de San Juan, a ver si
salen vacas por la cueva de Cuevuruxu.
11. — San Antonio te guarde.
Un pastor de Campo de Caso estaba una mañana d'=?
San Juan a la puerta de su cabana y vio venir una moza
en dirección a la majada y sentóse junto a la fuent'^
Xirús.
El pastor entró en conversación con ella, y al p'CD
tiempo le dijo la moza:
— Tú puedes desencantarme, y si lo haces te doy un
rebaño de vacas muy grande,
— Si puedo, desencantóte sin interés ninguno, con
mucho gusto.
— Desinteresadamente no puedes desencantarme. Las
vacas que te ofrezco saldrán por el ojo de la fuente y
cada vez que salga una dirás:
— ¡San Antonio te guarde! Pero si pasa una sin
que le digas esto, no adelantamos nada.
Comenzaron a salir vacas y el pastor decía:
— ¡San Antonio te guarde! ¡San Antonio te guarde!
98 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
La fila de vacas ocupaba una distancia larguísima,
llegaba desde Xirús al Collau de la Mostayera. El pas-
tor se iba cansando, y como las vacas salían a la carrera,
pasó una sin recibir el ¡San Antonio te guarde!, por lo
cual el pastor lo perdió todo y la moza sigue encantada.
Y el pastor, pensando en los miles de ducados que
le habrían valido las vacas, cantaba en el monte:
— Desde la funte de Xirús,
al Collau la Mostayera,
perdí yo tres mil ducados
y una hermosa doncella. (1)
12.— El pastor y la encantada.
Un día de San Juan al amanecer iba un pastor para
el monte, y al pie de una fuente encontró una moza muy
guapa. Ninguna de la comarca la igualaba en herniosuia.
El pastor la acompañó más de una legua de camino
y al despedirse de ella le preguntó que quién era y dónde
vivía.
— Vivo aquí cerca de una cueva y soy una encan-
tada. ¿Tendrás valor para desencantarme?
— Nunca tuve miedo. iQué tengo que hacer?
— Me presentaré a tí tres veces transformada en un
Cuélebre con una rosa en la boca. Si me la quitas me
desencantas. No me tengas miedo aunque me veas re-
torcerme y amenazarte con la cola.
Después que dijo esto se metió en la cueva. Y al
poco tiempo apareció un Cuélebre muy grande y el pas-
(1) En Occidente no hay leyendas de este género; al menos yo no la»
encontré. Únicamente oí que en la sierra de Muelos, concejo de Ibias, hay
dos lagunas grandes y que el día de San Juan salen de ellas dos toros.
Una vez un vecino de Alguerdo echó allá una nov/na para que sacara raza
de aquellos loros, pero se fué con ellos y no volvió.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 99
tor tuvo miedo, no se atrevió a quitarle la rosa. Lo mismo
sucedió cuando se presentó la segunda vez, pero cuando
se presentó la tercera, le quitó la rosa y la moza quedó
desencantada. Y al pastor le regaló el tesoro que tenía
en la cueva (1).
13.— ¿A dónde vas?
El día de San Juan iba un hombre para Aviles, y en
el camino encontró una joven, la cual le preguntó:
— i A dónde vas?
— A la villa.
— cQué vas a comprar?
■ — Mucho, si llevara dinero.
— Yo te haré rico si me esperas tres veces, haciéndome
una culebra y subiendo por una pierna tuya. La primera
vez seré delgada y subiré suave; la segunda, mástorpe
y más gruesa; y la tercera, más enorme y más%afa7Las
tres veces llegaré con mi cabeza a tu cara, pero no te
asustes.
El hombre la esperó dos veces, y a la tercera, al verla
tan grande, echó a correr.
Y ella dijo:
— ¡Cobarde! Ahora me metiste más honda, me en-
cantaste más de lo que estaba.
(1) El 5 de Julio de 1 921 recogí esta variante en la villa de Mieres:
Un día de San José fué un mozo a beber a Sietefuentes de Cabanín,
concojo de Mieres, y allí se encontró con una moza. Etta le dijo que era
una encanlada, que para salir de su encantamiento tenía que transformarse
en un Cuélebre y encontrar con un valiente que le diera tres besos.
El mozo se comprometió a realizar la hazaña. Y en seguida ella se pre-
sentó en forma de Cuélebre. El mozo le dio dos besos, y cuando iba a darle
el tercero, el Cuélebre comenzó a agitarse de trl manera, que el mozo tuvo
miedo y escapó sin mirar hacia atrás.
En las riberas del Rhin, en Basilea, ocurrió un caso muy semejante
a este de Mieres. Véanse Carias, tom. III, pág. 17, P, Feijóo.
100 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
14.— La mina que brota.
El agua de Fuenteblanca de Sopereda, concejo de
Parres, sale de una peña que tiene la figura de una al-
bardah^»"*^
Un día de San Juan fué allá una mujer por agua y vio
que la peña estaba cubierta de oro y de joyas; volvió
corriendo para su casa a buscar a su marido, y cuando
llegó a la fuente, habían desaparecido el oro y las joyas.
Si la mujer hubiera tirado encima de aquellas riquezas
un objeto bendito, no se escondía la mina. Esta brota cada
siete años.
15.— Danza de princesas.
En el monte de Caravia está la fuente del Alisu, en
la cual hay princesas encantadas por un Cuélebre. Este,
la mañana de San Juan, enfoscase y duerme ; entonces, las
encantadas salen y suben al pico del Castro a limpiar la
cadena de oro que le rodea. Y al bajar, cogen flores de
clSt^a y danzan en el campo de la Llana.
Si durante el sueño del Cuélebre pasa por allí una
persona, las princesas se acercan a ella y le dicen:
— Toma nuestra riqueza y danos tu pobreza.
Si en aquel momento tira una medalla en la fuente o
les entrega a ellas un objeto bendito, quedan desencanta-
das. Pero si no hace esto, al salir el sol, despierta el
Cuélebre y las princesas vuelven a su encantamiento.
16.— Xania, Xanieta.
Una mujer de Cudillero llamada Camila Sande, iba
el día de San Juan para Aviles. En el monte encontró
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 101
una Xania que estaba cuidando una gallina con muchos
pitos de oro.
La mujer quiso atrapar alguno con el mandil, pero no
pudo. Cuando volvió para Cudillero, lo contó a los ve-
cinos y éstos le dijeron:
— ¡Ah, burra! Si hubieras arrancado un remendín de
la tu saya y lo entregas a la Xania diciendo:
— Xania, xanieta,
dame la tu riqueza,
y toma la mió probeza.
te hubiera dado la gallina y los pitinos (I) .
17.— ¡Santiago de Aguino!
En la parroquia de Santiago de Aguino, concejo dt
Somiedo, el día de San Juan estaba una Xana muy guapa
y de pelo muy largo limpiando sus alhajas al pie de una
fuente.
Pa§ó por allí una niña, se acercó a la Xana, le cogió
un cáliz y marchó con él.
La Xana corrió detrás de la niña, y ésta, cuando iba
llegando a la iglesia dijo:
— ¡Santiago de Aguino, sálvame, que lo quiero para tí!
Y dicen que el cáliz que hoy existe en aquella pa-
rroquia es el que la niña le quitó a la Xana (2) .
(1) De la fuente de Fomosvieyos, sita en Faro concejo de Oviedo, la
mañana de San Juan, sale una gallina con pitinos de oro, a picar las flores
de los prados.
(2) En Vilianueva de Teverga, Luis Menéndez, de 79 años, el 24 de
Marzo de 1921, me dio esta variante:
" — Una mujer, al pasar por un sitio que llaman las Xanas, vio una tien-
da de quincalla y cogió un cáliz. La Xana corrió tras de la mujer para qui-
társela, pero ésta exclamó:
— ¡Virgen de Vilianueva, es para tí!
Y entregó el cáliz a la virgen."
5EGUNDA PARTE
5UPER5TICIONE5
Las doce palabras retornadas.
Existe la creencia de que es necesario saber las doce
palabras retornadas, porque cuando se muere una persona
su alma tiene que pasar un puente sobre el cual está el
diablo esperando el paso de las almas. Y cuando llega
una la detiene y le dice:
— Alma mía, de las doce palabras retornadas, dime la
una.
Y si el alma las sabe, contesta :
— Alma tuya, no; de Dios, sí. Yo te diré la una, que
bien la sé: la una, la Virgen pura.
— Alma mía, de las doce palabras retornadas, dime
las dos.
— Alma tuya, no; de Dios, sí. Yo te diré las dos, que
bien las sé : las dos, las tablas de Moisés ; la una, la Virgen
pura.
— Alma mía, de las doce palabras retornadas, dime
las tres.
— ^Alma tuya, no ; de Dios, sí. Yo te diré las tres, que
bien las sé: las tres, las tres Marías; la dos, las tablas de
Moisés ; la una, la Virgen pura.
Y así van diciendo y retornando hasta llegar a doce.
Para abreviar, las diré empezando por la última:
104 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS. SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
La doce, los doce Apóstoles.
La once, las once mil vírgenes.
La diez, los diez mandamientos.
La nueve, los nueve cielos.
La ocho, los ocho coros.
La siete, los siete gozos.
La seis, los seis cirios ardiendo.
La cinco, las cinco llagas.
La cuatro, los cuatro Evangelistas.
La tres, las tres Marías.
La dos, las tablas de Moisés.
La una, la Virgen pura.
Las doce ya te las dije,
trece no las aprendí.
Vete al infierno, demonio,
que esta alma no es pa ti. (1)
(I) En Villanueva de Teverga, el 25 de Junio de 1921, Generosa Gar-
cía, de 55 años, me recitó esta variante:
— Espíritu malignu,
márchate de aquí,
no tienes nada en mí,
ni en los que están aquí.
Las doce palabras retornadas las oí en toda Asturias. Y éstas me las reci-
taron :
Reimona Ruiz de setenta y tres años, de Loroñe concejo de Colunga, 6
de Agosto de 1 91 8.
María Zardón, de 28 años, de Villamayor de Infiesto, 7 de Septiembre
de 1920.
Evarisfa Díaz, de 85 años, de San Antolín de Ibias, 1 1 de Noviem-
bre de 1921.
En otras partes empleaban Las doce palabras de la fe, no para librarte
del diablo sino para evitar el castigo de la justicia de los hombres.
En un periódico de Barcelona, en Las Noticias del 1 1 de Septiembre
de 1920, dice D. Francisco Carreras y Candí:
"Un proceso de brujería incoado en Valencia en 1624, manifiesta emplea-
ban en actos de hechicería Las doce palabras de la fé, con especial efica-
cia para librarse de la acción de los ministros de la justicia empezando: A
la una vale más el sol que la luna; a las dos vale más Dios que vos; a
las tres, las tres Marías, y terminaba: las dos tablas de Moysen, donde
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 105
El diablo desaparece y el alma sigue su camino hacia
el cielo.
Los aparecidos y algunas de sus leyendas.
Los aparecidos son almas que vuelven del otro mundo
a restituir alguna cosa, a encargar el cumplimiento de ima
fué Nuestro Señor Jesucristo a Jerusaiem, do vive y reiníu-á para siempre
y sin fin, amén."
En Riosa, e! 24 de Octubre de 1921, un anciano comenzó a recitarme
un conjuro que empezaba como el de Valencia:
"A la una vale más el sol que la luna..."
Pero al mismo tiempo estaba yo tomando otros datos y después se me
olvidó decir al anciano que continuara recitcindo.
En Caravia, en Agosto de 1918, Ramón el Cano, de 68 años me re-
citó Las tablas de Moisés:
Doce con un docorum,
once con un sanctorum,
diez con un angelorum,
nueve con un virginorum, ^
ocho de gaturulé,
siete son de espíritu,
seis fué, seis diré,
que encarnan en Galilé,
cinco a los pies de David,
cuatro los angeliqués,
tres patriarqués,
las dos tablas de Moisés
y una es Cristi-Filiu-yusés.
El 29 de Octubre de 1921, en Salcedo, concejo de Quirós, Eugenia Al-
varez, de 60 años me recitó estos fragmentos:
Ahora si que son doce dones,
once mil Vírgenes, es perfectum deum,
nueve coros de angelorum,
ocho bienaventures
cinco de espíritu, seis,
seis serían en la nave de Galilé,
la cuba de Moisés
y unos espíritus que reinan en tí, amén.
Las personas que me recitaron estos conjuros no saben para que se em-
plean; se dicen retornados:
La una, una es Cristu-Filiu-yusés;
la dos, las dos tablas de Moisés
y una es Cristu-Filiu-yusés;
la tres, tres patriarqués
las dos tablas de Moisés
y una es Cristu-Filiu-yusés, etc.
106 DEL FOLKLORE ASTURIANO; MITOS. SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
promesa que no pudieron cumplir, o a pedir a su familia
que les diga misas para aliviarles de las penas que están
sufriendo en la otra vida.
Se anuncian de diversas maneras, y afectan, unas veces,
la forma que han tenido en vida con la diferencia de que
por detrás son huecos; otras, la forma de una luz.
Cuando ocurre esto, se hace lo que llaman en Quirós
"el requerir". Una persona se dirige al aparecido y le
dice:
— Yo te requiero para que me digas a qué vienes a
este mundo:
O de esta otra manera:
— ¡En nombre de Dios!: ¿qué te hace falta?
El aparecido expone lo que desea, y al despedirse dice
al que le requirió:
— Vuélvete, y no mires hacia atrás.
En algunos concejos dicen que el que habla con un
aparecido muere el día que se cumple el año que habló
con él.
También se han dado muchos casos de aparecerse, arite
sus deudos y amigos, momentos antes de morir, persoi^as
que estaban lejos de ellol
— "Un día, estando mi abuela en la cocina, la lla-
maron desde la ventana:
—¡Madre!
Era la voz de un hijo que tem'a en Madrid. Y a los
pocos días recibió la noticia de que había muerto" ( 1 ) .
— "Al salir un día de mi casa — y de esto hará unos
seis años — , vi delante de la puerta a un vecino nuestro,
el cual hacía tiempo que estaba en cama gravemente en-
fermo.
(I) Rosario Riego, de 22 años, de Brañaseca concejo de Cudillero, me
dio este dalo el 15 de Marzo de 1921.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 107
Volví la cabeza para llamar a mi madre, y mientras
tanto Careado, que así se llamaba el vecino, desapareció
sin saber cómo.
El caso es que no había salido de casa. Y murió al día
siguiente." (1)
1.— Los dos hermanos.
Dos hermanos, naturales de Vermiego, concejo de
Quirós, fueron a servir al rey en tiempo de la guerra de la
Independencia.
Y un día, estando en un combate, se ofrecieron a ir
andando descalzos al Santuario de Covadongí. y mandar
decir a cuenta de ellos una misa a la Virgen.
Uno de los hermanos murió, y el otro regresó a su
pueblo, y a los pocos días comenzó a tener miedo de no-
che. Dormía en la ten^a y veía algo así como una figura
extraña.
El mozo fué a consultar el caso con el cura, y al mismo
tiempo le habló de la oferta que habían hecho a la Virgen
de Covadonga.
— Pues tienes que requerir a tu hermano para que te
diga qué es lo que desea — le contestó el cura.
Después que oscureció, fué el mozo para la tenada y
dijo :
— Hermano : Yo te requiero para que me digas a qué
vuelves a este mundo.
— Vengo a recordarte la promesa que hicimos a la
Virgen cuando estábamos en la guerra; tienes que ir an-
dando descalzo a Covadonga y mandar que digan la
misa ; yo te acompañaré todo el camino ; no me verás, pero
sentirás mi presencia.
(I) María Garrido, de 21 años, de Brañaseca concejo de Cudillero, 15
de Marzo de\921. Casos como estos me han contado muchos.
108 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
La familia del mozo fué a escuchar la conversación y
no oyó nada de lo que dijo el difunto.
El mozo cumplió su promesa y vivió tranquilamente
muchos años.
2.— Un señor muy rico.
Un señor muy rico tenía la costumbre de apropiarse
poco a poco de una parte de las tierras de sus colindantes,
para lo cual corría hacia ellas los mojones que dividían las
propiedades.
Al señor le llegó la hora y murió. Y al poco tiempo
los vecinos vieron que una luz recorría todas las noches
las divisorias de las tierras del señor y se detenía sobre los
mojones, y acordaron que el más valiente del pueblo fuera
a ver lo que significaba aquella aparición.
El vecino designado se acercó a la luz y dijo:
— ¡En nombre de Dios!: ^qué te hace falta?
— ¡Gracias porque os apiadáis de mí! Ya que viniste,
quiero que me ayudes a colocar estos mojones en su ver-
dadero sitio, pero no mires hacia atrás mientras estés con-
migo.
Cuando colocaron el último mojón, la luz desapareció.
Y el vecino murió la noche que se cumplió el año que
habló con la aparición.
3.— El personaje del hábito.
Santos Valledor, vecino de Berducedo, concejo de
Allande, al pasar un día por las Cabanas, se le apareció
un personaje, el cual le cogió por un brazo diciéndole al
mismo tiempo:
— Mañana a las dos de la tarde te espero aquí mismo
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 109
para que con tu cayado me rasgues de abajo arriba este
hábito que traigo piífesto.
Regresó Valledor a Berducedo, y al día siguiente, des-
pués de confesar y comulgar, colocó sobre sí algunas re-
liquias que le dio el cura, y se dirigió al sitio donde le
aguardaba el aparecido. . ,
En cuanto llegó, le enganchó el hábito con el cayado,
tiró hacia arriba y se lo rasgó. El hábito se convirtió en
una llama y el personaje desapareció sin saber por dónde.
Varios vecinos de Berducedo que se subieron a un
alto para ver desde allí lo que ocurría, no pudieron con-
seguirlo, porque se interpuso entre las dos partes una iela
de niebla (1).
4.— Los siete ladrones.
Una vez estaba un pastorín del concejo ,de Caso en
la majada de Capiella, y desde su cabana vio que siete
ladrones estaban, matando dos vacas. Y después que las
mataron, las pusieron a asar al fuego que hicieron en un
hoyo.
El pastorín se subió a un pico del monte para dar
aviso a los vecinos de Pendones. Con la voz de la turulla
dijo :
— ^TuruUerina,
vé a la ▼illa
y dile así:
que nos están robando
a mí y a tí,
que la vaca Saluda
está tras del fuego y suda,
y la vaca Corneta
está tras del fuego y tuesta. "^^^
(I) Se cuentan muchos casos de aparecidos que andan diciendo de noche:
— ¡Quitadme este hábito! [quitadme este hábito que abrasa I
lio DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
Los vecinos de Pendones, en cuanto oyeron lo que
les decía el pastor con la turulla, subieron a la majada,
mataron a los siete ladrones y los enterraron en una laguna
que hay allí; desde entonces se llama el Lago de los
Ladrones.
Y las almas de ellos aparecen de noche por aquellos
sitios.
Mal de ojo.
Se atribuye a las brujas la facultad de ocasionar ma-
les y perjuicios al prójimo con el simple efecto de la mi-
rada. Y la creencia en brujas es una de las supersticiones
más arraigadas en Asturias.
La bruja es una vieja que por la noche chupa la san-
gre a las personas de poca edad, mientras duermen. Y a
los niños y a los animales domésticos les hace mal de ojo
o aoj amiento.
Dicen algunos autores y entre ellos D. Marcelino
Menéndez Pelayo, que la creencia en el mal de ojo es
probablemente de origen latino.
La vaca atacada de este mal, en vez de leche da san-
gre; y el niño alcanzado por la mirada de la bruja, enfer-
ma rápidamente.
D. José Caveda, en su hermosa composición poética
bable. El niño enfermo, dice:
— Anxelin hermosu,
Vixu de to ma.
Que penes i dieres
Si Dios te llevas!
¡Probiquín! iQue tienes?
cQué te fexo mal...?
¿Si lu agueyará
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA ÍÍ\
La vieya Rosenda
Del otru Uugar?
Desque allá na cuerra,
Lu diera a besar,
Poqueñin y a pocu
Morriéndose va ;
Dalgún maleficiu
La maldita i fai
Que diz q'a Sevilla
Los sábados va,
Y q'anda de noche
Por todu el Ilugar
Chupando los ñeños
Que gordos están.
¿Si el miu la bruxa
También chupará?
Temólo en conciencia
Temólo en verdad... (1)
Para curar a los enfermos hay que buscar a la bruja
y hacerla decir delante del niño:
— Dios te bendiga.
Y delante de la vaca:
—-San Antonio te guarde.
Como no es fácil que en todos los casos vaya la bruja
a desaojar a los enfermos, los llevan al cura para que
los bendiga.
Y además, van con los niños a ver a una desaojadera
para que les pase el agua por el alicornio que, así llaman
a un disco de asfade ciervo que venden en algunas boti-
cas, y a una copa de hueso, la cual creen que procede del
fabuloso Unicornio (2) .
(1) Colección de poesías en dialecto asturiano, impresas en 1839, por
D. Benito González.
(2) El algunos concejos de Oriente, a estos amuletos les llaman el
alicor. Y el que generalmente emplean es el de asta de ciervo.
112 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
La desaojadera, para pasar el agua, echa ésta en una
vasija al mismo tiempo que reza el credo; y al decir "su
único hijo", introduce en el agua el disco. Y como éste
tiene un agujerito en el centro, salen barbujas por él. Esto
es señal de que el niño está ague^au.
Las burbujas son los ojos de la bruja y hay que que-
marlos, para lo cual echan unas gotas del agua pasada,
sobre las baldosas del llar calentadas al rojo.
Después, el niño bebe el agua de la vasija y sana (1) .
En Oviedo, las desaojaderas al introducir el disco
en el agua se persignan y dicen :
— Dos ojos te vieron
y un corazón malo,
Dios te bendiga
y el Espíritu Santo.
En el Occidente he visto copas del alicornio que
son verdaderas obras de arte. Este amuleto posee varias
virtudes (2) . Para curar el mal de ojo se echa agua en
una vasija y con el borde de la copa del alicornio se tra-
zan en ella varias cruces, y esta agua se la dan a beber al
niño por dicha copa.
En el concejo de Ibias, para curar el mal de ojo, una
persona cualquiera se persigna al pie del llar y acto segui-
do, echa en el fuego gallinaza, pimiento picante y hojas
de laurel. Y cuando esta mezcla está ardiendo, coge al
niño en sus brazos y lo pasa por encima del fuego, a
(1) El 1.° de Abril de 1921, Carmen Peláez, de 75 años, vecina de Car-
do concejo de Gozón, me enseñó en su casa el alicor o el disco de asta de
de ciervo y me explicó las prácticas que se emplean para pasar el agua.
Y es casi general la costumbre en Asturias, entre las desaojaderas, de
echar el agua pasada sobre el llar candente para quemar los ojos de la bruja.
(2) Para curar heridas, diviesos etc, se echa agua en un plato de madera,
•e moja en esta agua el borde de la copa del alicornio y con el borde así hu-
medecido, »e hacen varia» cruces tobre la parte enferma.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 113
cierta altura, tres veces, trazando cada vez con el cuerpo
del niño tres cruces en el aire ( 1 ) .
El señor Caveda, en la poesía citada, describe así al-
gunos remedios que se emplean para neutralizar el daño
que la bruja causa al niño:
Mañana sin falta
(Si e que llego allá) ,
Con agua bendita
Lu tengo asperxar
Y ponei la cigua
Antes de mamar,
Y dai pan bendito
Mezclau al papar,
Y de San Benito
Se i ha de colgar.
La regla que fora
Del padre Bastián...
Se dice que la propiedad de aojar está en uno de los
ojos, nunca en los dos. Y esta propiedad no es innata;
aparece súbitamente y a veces también algunos hombres
la poseen.
Acerca de ésto oí en los pueblos de nuestras montañas,
la siguiente leyenda:
" — Un señor tenía una gran vacada y cada vez que
iba a verla a la majada se le moría una vaca.
Tantas se le iban muriendo que un día se atrevió a de-
cirle el criado:
— Señor, no vuelva más por aquí, porque se va a
quedar usted sin vacas.
(I) " — En estos contornos es corrientísimo este procedimiento para cu-
rar el mal de ojo" — me dijeron varios vecinos de San Antolín de Ibias, el
12 de Noviembre de 1921, entre los cuales figuraba Francisco Fernández
Uña, de 42 años de edad.
114 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
El señor consultó el caso con un amigo y éste le ha-
bló así:
— Cuando vayas a ver tus vacas tapa un ojo y míra-
las con el otro porque en uno de ellos tienes la medicina.
Y las miró con un ojo tapado y se murió una ; después
las miró con el otro y no se murió ninguna.
Entonces, el señor, comprendiendo el daño que podía
causar, se sacó el ojo con un ¡JíI^ÍÓn." (I)
En Occidente se emplean diversos procedimientos para
desaojar las vacas (2) .
" — Una vez se nos puso una vaca enferma del mal
de ojo y fuimos a buscar la persona que la había embru-
jado para que la desembrujara; y le quitó el mal ahumán-
dole el hocico con humo producido por una mezcla de
cuernos, excremento de cerdo y hierbas medicinales." (3)
En Brañaseca concejo de Cudillero, les ponen a modo
de concuna tira de piel de odre, y pendiente del collar
ponen una bolsita que contiene ajos y caracoles del mar.
Y en otros pueblos de este concejo, entre ellos San
Martín de Luiña, en la bolsita, que ha de ser encarnada,
colocan ajos y ruda machacada, excremento de cerdo y
una cruz hecha de la misma bayeta que la bolsa.
En el concejo de Grandas de Salime, el collar ha de
ser hecho con una tira de paño cortada de un pantalón
usado, y en la bolita ponen incienso, cruces de bayeta
(1) La última vez la oí el 21 de Junio de 1921, en !a capital de Bel-
monte; me la contó Alfonso Martínez, de 84 años.
Una variante que recogí en Caravia, dice que fué un labrador el que
se sacó el ojo, porque cada vez que miraba sus bueyes ui^^dos caía uno al
suelo enfermo.
(2) En algunos pueblos de Oriente las bendicen, en otros las mojan el
alimento con el agua pasada, y en otros las cura un Saludador.
También preservan de la bruja las antenas del escarabajo y las cruces
que tienen las campanillas y los cencerros.
<3) D. Carlos Santos, de 78 años, ex-alcalde de Pola de Allande, me
dio esta noticia el 6 de Noviembre de 1921.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 115
amarilla como la de la bolsa, cera del cirio pascual y un
ajo. (I).
En San Antolín de Ibias, en cuanto un vecino ve que
una vaca presenta síntomas de aoj amiento, busca un amigo
de toda su confianza y se la vende por poquísimo dinero,
por unos céntimos. Y a las pocas horis, el comprador re-
gala la vaca a quien se la vendió. Hacen esta operación
porque la vaca se desaoja al ser vendida.
Otra de las prácticas empleadas en Torga, parro-
quia de Tormaleo, es la siguiente:
Cogen unos pantalones y los ahuman con laurel y ro-
mero; después trazan con ellos una cruz sobre la nuca de
la res, otra en el medio del espinazo, otra en la rabadilla^"^^
y vuelta a empezar hasta nueve veces. Y al mismo tiempo
que cruzan la vaca, dicen:
— Dios que te crió
y Dios que te guardó,
salte los ojos
a quien te enolló. (2)
En el concejo de Allande y en el de Grandas de
Salime, también emplean los pantalones ahumados y cru-
zan con ellos la vaca nueve veces diciendo:
(1) El pxiem quizá aprendería ¿e los exorcistas algunas de estas prác-
ticas.
En un libro intitulado Práctica de exorcistas y ministros de la iglesia,
por el P. Benito Remigio, Madrid, 1689, pág. 100, se lee la manera de
librarse de hechiceros y brujas:
..."tomará el Exorcifta oro molido, incienso, mirra, fal, oliva, cera
bendita y ruda, cada uno bendito con su particular bendición y aviendolos
mezclado, pondrá en cada efquina de la cama, defpués de limpia, un poco,
bendiciéndola tres veces con la feñal de la Cruz a honra de la Santísima
Trinidad: ita. Hieron, Mengus, qui fupra."
Y añade que poniendo un poco de esta mezcla en una bolsita colgada
al cuello preserva de los demonios íncubos y Súcubos.
(2) Estos versos los recogí en Ibias el 13 de Noviembre de 1921.
116 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICI(»IES, COSTUMBRES
— En nombre de Dios
y de Nuestra Señora:
dos te enollaron
y un corazón malo.
El señor San Pedro
San Pablo y San Andrés,
son hermanos todos tres,
Jesucristo los crió
y a ti de desenolló. (1)
Después queman los pantalones en la encrucijada de
dos caminos.
En los pueblos altos del concejo de Cangas de Tineo,
entre ellos Cibuyos, el rito ha de ser practicado por una
mujer. Y los pantalones los llevan a la encrucijada, y en
vez de quemarlos, colócanlos en el suelo y les dan una
paliza. La cual creen que reciben las brujas.
El mal del erizo.
Cuando a una res se le forma una llaga entre las uña^
(gloposeda) dicen que tiene el mal del orizo. Y para es-
tirparle llevan la res a un campo y con un instrumento pun-
zante trazan sobre la hierba una línea alrededor del pie,
por la cual queda marcada la figura de éste en el suelo.
Después ahondan la línea y arrancan la tierra con-
teniendo dicha figura y la colocan en un agujero donde
no se moje. A medida que se va secandc la tierra se seca
el orizo (2) .
Y cuando un animal doméstico rompe una pata, des-
pués que se la enf^lulan, entablillan el pie de un mueble
(1) Los recogí en Ailande el 7 de Noviembre de 1921.
(2) Estos datos los recogí en San Antolín de Ibias el 11 de Noviem-
bre de 1921.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 117
de casa y lo tienen entablillado nueve días para que pegue
pronto el hueso roto de la res (1) .
El gurríetu.
A una enfermedad del ganado lanar, llamada torneo,
(cenurosis cerebral) en Oriente la llaman el gurríetu; y
en el Occidente atchueiru, rebolo ^ lolein.
Los pastores orientales sacari el gurríetu operando la
res y curando la herida con ¿umq de ortiga. Y los occi-
dentales, colocan debajo de la "solera de la puerta de la
cabana alfileteros con azogue^creyendo que al pasar las
ovejas enfermas por encima de ellos se les quita el mal (2).
También suelen clavar en la puerta de la cabana la
piel de un ^i^o^ Y en Grandas de Salime, cortan la ca-
beza a una de las reses enfermas y la tiran por encima de
la cabana, de manera que pase de un lado a otro sin tocar
en el tejado; así creen que a las otras se les quita la en-
fermedad.
A pesar de poner en práctica estos remedios, mueren
todas las ovejas porque el mal es incurable, termina con
la destrucción del cerebro.
— Santo Dios, dijo la zorra,
aquí está un cameru muer tu,
esti no lu maté yo
que se murió del gurrietu. (3)
cantan en Oriente.
(1) En algunos concejos de Occidente, entre los cuales figura el cíe
Allande y el de Cangas de Tineo, para que un perro sea valiente y
muerda a cuantas personas se le acerquen, le cortan las orejas y se las dan
a comer, cocidas dentro de un panecillo.
(2) El 6 de Noviembre de 192!, el boticario de Pola de Allande, D. Mi-
guel Iglesias Portal, me dijo qu» los campesinos van con frecuencia a su bo-
tica provistos de alfileteros a comprar azogue para curar el atchueiru.
(3) Esta copla la recogí en \^¡diago concejo de Llanes.
118 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
El cuerpo designan.
Tiene el cuerpo desiguau o abierto la persona que
sufre dolores de cabeza, de espalda, y le dan mareos.
Dos procedimientos emplea el curandero o curandera
para comprobar la existencia de la enfermedad. Uno de
ellos consiste en medir al paciente con una cinta desde la
boca del estóm.ago hasta el espinazo por ambos lados. Si
la longitud es mayor por un lado que por el otro, el cuer-
po está desiguau.
El otro procedimiento es de mayor manipulación. El
curandero sienta al paciente en el suelo, le junta y le es-
tira las piernas; después se pone detrás de él y le coge los
brazos por las muñecas y estirándolas por igual, se las
eleva hasta juntar la palma de las manos sobre la cabeza,
y si una mano sobresale de la otra — lo cual sucede siem-
pre, porque así le conviene al curandero — es señal de que
la enfermedad existe.
Y para curarla, le dan una fuerte fricción con man-
teca en el espinazo y en las costillas. Después le enfaj^an,
y así tiene que estar nueve días sin doblarse ni acostarse
de espalda.
En varios pueblos, a esta enfermedad o cosa parecida
la llaman el mal del filu. Y para curarla colocan al cue-
llo del paciente un hilo con nueve nudos y cada día que-
ma un nudo y al mismo tiempo reza un padrenuestro. Es-
te dato me lo dieron en Perlurfes, Concejo de Somiedo.
La paletilla en tierra.
Dicen que la paletilla es un hueso que hay en la boca
del estómago. En Occidente la llaman espinilla.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 119
Y creen que tiene la paletilla en tierra la persona que
pierde el apetito, vomita la comida, se fatiga al andar y
siente opresión en el pecho.
Esta enfermedad la tratan frotando fuertemente la
boca del estómago y aplicando al epigastrio un repegón
de pez; el paciente tiene que estar en quietud varios días.
En Occidente tratan la enfermedad conjurándola así:
— Aracas caídas,
espinillas e paletillas,
volvédevos a veso lugar
como se volven
as olas del mar. (1)
(I) Eíte conjuro lo recogí en Grandas de Salime el 9 de Noviembre de
1921. Se usa mucho en Paradas, concejo de Allande.
Para que se vea cómo curaban antiguamente algunas enfermedades, daré
cuenta de un interesante documento que existe en mi archivo, legajo III,
número 13. Dice así:
" — Real Provisión de los Señores de la Real Audiencia de Oviedo,
de 20 de Septiembre de este año, por la que se manda a las Justicias de
este Principado no permitan que los Hernistas y Capadores executen la
operación de castración en los Niños sin las precauciones que en ella se
contiene...
A vos la Justicia ordinaria del Concejo, Coto o Jurisdicción de (aquí el
nombre; fué repartida en toda Asturias) salud y gracia, sabed: Que ha-
biéndose formado causa contra Juan Francisco Dieguez... sobre haber hecho
de Hernista en este Principado sin estar examinado... se hi/o presente que
en este Principado algunos Castradores de Bestias hacer tales operaciones
a los racionales, como si fuera lo mismo la Albfiitaría que la facultad
Médica... y para cohibir y refrenar tan abusivas operaciones, que al paso que
ofenden la humanidad, disminuyen la población... acordamos librar la pre-
sente, por la cual os mandamos que no permitáis con pretexto alguno se
ejecute la operación de Castración en los Niños por los Hernistas o Capa-
dores, y en caso de practicarse aJguna vez, pasada la edad de catorce años,
por urgentísima necesidad, en ios que proviene el arte, se haga por Cirujanos
aprobados de la mejor nota... y si alguno aximinado de Castrador de
Bestias se mezclase en intentar practicar tal oficio cok los Racionales, los
arrestaréis incontinenti, embargaréis sus bienes... Dada en la Ciudad de
Oviedo a veinte de Septiembre de mil setecientos ochenta y uno. — D. Antonio
Melgarejo. — D. Vicente Thomas Lavandeira."
120 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
El polvo de ara.
Algunas mujeres, cuando están en cinta, raspan un
ara y el polvo que obtienen lo toman con agua para salir
bien del cuidado y para que el feto no venga antes de
tiempo.
D. Francisco de la Peña, dueño de la capilla de Vi-
llanaje, concejo de íbias, me dijo el II de Noviembre de
1 92 ] , que le habían estropeado el ara de tanto rasparla
para obtener polvo de ella. Y que le iba a decir al señor
cura, que hablara a las mujeres desde el altar para ver
si perdían esta costumbre antiquísima, la cual no les re-
porta beneficio alguno (1).
£1 mal del monte.
A la mastitis o inflamación de una mama lo llaman
el mal del monte.
Y lo curan trazando varias cruces sobre la parte en-
ferma con un diente arrancado de la boca de un lobo
vivo, y cuyo diente es necesario traerlo pendiente del
cuello durante la enfermedad.
En otros pueblos occidentales, en vez de emplear
el diente de lobo, calientan la garmayeira y cruzém la
mama con ella (2) .
(1) En Asturias, entre las naturales del país, hay muy pocas supersti-
ciones referentes a los partos y embarazos; los antojos, y que si devanan
una madeja sale el cordón umbilical enrollado al cuello del niño, que si al
subir una escalera echan delante el pie derecho darán a luz un varón,..
(2) No es difícil el conseguir un diente en estas condiciones, porque en
Asturias hay bastantes lobos.
El 11 de Noviembre de 1 92 1, el vecino de San Antolín de Ibias, José
Cadenas Fresno, de 52 años, me enseñó un diente de lobo, y tal fe tiene en
las cura» que hace con él, que me dijo que no lo daba por ningún dinero.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 121
La gota.
La persona que padece de ataques epilépticos, dicen
que tiene la gota. Y para curarla queman la camisa que
trae el paciente en el momento que le da el primer ataque.
La ceniza de la camisa se la dan a beber con agua al
enfermo. Y con esto creen que sana (I).
Sacar el golpe.
Cuando una persona recibe un golpe en un ojo y éste
se hincha y se pone rojizo, lo curan haciendo succión con
la boca sobre las venas del brazo izquierdo, si el ojo en-
fermo es el derecho o viceversa.
Chupan por encima de la piel creyendo que hacen
salir y circular por las venas la sangre negra que está pa-
rada en el ojo.
A esta operación la llaman sacar el golpe (2) .
El arzolín.
Para curar el orzuelo colocan en un sitio apropósito
tres montoncitos de paja, los cuales representan una casa,
un hórreo y un molino.
Pegan fuego a los tres montoncitos, y el paciente, co-
loca la cara sobre ellos de manera que le entre el humo en
el ojo enfermo y dice muy deprisa:
(I^ Recogido en la parroquia de Sistema el 13 de Noviembre de 1921.
(2) Recogido en el concejo de Ibias el 12 de Noviembre de 1921.
Y en este concejo cuando una persona tiene una nube en un ojo, el en-
cargado de hacer la cura mete un ajo en la boca y soplando con una paja,
"echa aire de ajo" en el ojo enfermo, tres vece» cada día durante nueve días.
122 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICICWES, COSTUMBRES
— ^Afuxi, afuxi, arzolín
que te quema la casa,
el hórreo y el molin. (1)
En Grandas de Salime dicen:
— Orizolo, erizólo
quéimuche a casa
y déxame el oUo.
En Oriente quitan el orzuelo echándoselo a otra pt
sona, para lo cual abren y cierran con rapidez el índice
de la mano derecha frente ai ojo donde lo van a echar y
dicen en voz baja:
— Mala paya,
mala raya,
mal arzolin
te caya. (2)
En Oviedo dicen de esta manera:
— Arzolin, arzolin
del ojo derecho,
mírame bien
que a ti te lo echo.
y soplan en dirección al ojo donde lo quieren echar.
Sacar el argneim.
Llaman argueiru a cualquier cuerpo extraño qup se
introduzca en un ojo, y para sacarlo, frotan el páf
mismo tiempo que recitan:
(1) Este conjuro lo recogí en Pola de Allande el 9 de Noviembre de 1921.
(2) Este conjuro lo oí en mi niñez, en Caravia.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 123
— Corre, argueiru
corre, argueiru,
como el agua
en el regueiru,
que viene Santa Lucía
ella me lo sacaría
con súa man lavadía. (1)
El denegado.
Dicen que una persona está desnogada cuando sufre
una distensión de los ligamentos de un pie o de una mano.
Y para curar al desnogado se busca una mujer que
haya tenido dos hijos de un parto. La cual se pone des-
calza sobre el miembro enfermo y dice:
— Sana tú, de tu desnogadura,
como sané yo de mi ximielgadura. (2)
El desfilan.
Está desfilada la persona o res que sufre la disloca-
ción de un pie o de una mano.
El encargado de curar el miembro, se persigna, y con
un trocito de rama de saúco, al cual llaman haiteiro, hace
varias cruces sobre la parte dolorida y al mismo tiempo
dice así:
— Baiteiro te pongo
que no seas desfilado
no seas mancado.
(1) Con su mano lavadita quiere decir. Recogí estos versos en San An-
tolín de Ibias el 11 de Noviembre de 1921.
En Occidente, a las afias las llaman liras y para curarlas, mojan nueve
pedacitos de pan con saliva, uno cada día y se las van dando a un perro,
diciéndole :
— Toma can,
liras y pan.
(2) Lo recogí en San Antolín de Ibias el 9 de Noviembre de 1921.
124 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
este baiteiro está bendito
por la gracia de Dios
y de Jesucristo. (1)
y tira el baiteiro lejos de sí; el medicamento se repite
nueve días.
En otras parroquias emplean distinta fórmula para
curar el mal. Ai pie de una fuente que no se seca nunca
y por eso la llaman fuente prial, cogen nueve piedrecitas
y con una de ellas cruzan el miembro dislocado y lo con-
juran diciendo:
— Estas piedras y estos huesos
vuélvanse a su lugar,
como el agua de esta fuente prial
corre pal mar. (2)
y vuelta enseguida a empezar el conjuro hasta terminar
las nueve piedrecitas. La operación se repite nueve
días (3).
(1 y 2) Recogidos en Villamayor concejo de Ibias, el II de Noviem-
bre de 1921.
(3) Los conjuros contra enfermedades se vienen empleando desde los
tiempos más remotos. Los esQaJdos han dejado un programa completo de en-
señanza del encanto rúnico, el cual empleaban al mismo tiempo que recita-
ban unos versos para obtener distintos resultados.
En unos versos del Edda, llamados el encanto de Meseburg, se ve una
manera de conjurar semejante a la que se emplea para curar el desfilau.
Votan fué con Phol y otros dioses a buscar leña al bosque y en el ca-
mino, el potro del dios Balder dislocó un pie:
— Entonces lo conjuró Sinthgut,
y su hermana Sunna;
después lo conjuró Folla,
y su hermana Friga.
Entonces lo conjuró Votan como el sabía hacerlo:
— Esto es tercedura de la pierna,
esto es paralización de la sangre;
pata a tu pata
sangre a fu rangre
miembro a tus miembros
como si estuvierais pegados.
Véase Cermanische Myihologie, Julius Von Magelein. Leipzig und Ber-
lin, 1919.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 125
Losingalius.
Cuando un niño está en'cajiijado dicen que tiene los
ingalius y para curarle se reúne Ha familia y le atan las
piernas con un hilo de lana hilada en casa. Y acto se-
guido, una persona lo lleva a la encrucijada de dos ca-
minos por los cuales haya pasado o pueda pasar el
viático.
Y allí se sienta con el niño entre sus brazos y a la
primera persona que pasa le entrega unas tijeras y le dice :
— Hombre que vienes con fortuna,
corta los ingalius a esta criatura.
y el hombre — o mujer — corta el hilo que ata las piernas
del niño y con esto queda cortada la enfermedad.
Para que la operación surta efecto, ha de hacerse
en silencio, y las personas que intervienen en ella tienen
que separarse sin despedirse (1).
El pccerbún.
En Occidente llaman pecerbún a la erisipela, y para
curarla, dicen delante del enfermo:
Lázaro en el monte está
dando voces de agonía
y la Virgen bien le oía.
— iQue hace ahí, Lázaro?
— Aquí estoy decípola y decipela
pecerbún y culebrún
(I) Lo recogí en Gríuidas de Salime y en San Antolín de Ibías los días
9 y 12 de Noviembre de 1921. Dice Strabon que los astures, "como antigua-
mente los asirio», exponen en los caminos a los enfermos con el objeto de que
los vean lo» que tengan experiencia de la enfermedad."
126 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
que aquí me quemo
que aquí me abraso.
— Lázaro: vete a tu casa
y en una escudilla de fresnal,
echarás agua de fuente prial,
tres silvas de un silvadar
tres ortjgas de un ortigal
y tres arenitas de sal;
mojarás con ésto tus llagas
y quedarán sanas y salvas (1).
Después de recitar estos versos, con un trapito empa-
pado en la mezcla mojan la parte enferma. Esta opera-
ción la hacen nueve veces, una cada día.
El Saludador y el Ensalmador.
Llaman Saludador al individuo que se dedica a em-
baucar a la gente curando toda clase de enfermedades
de personas y animales, nada más que con soplarles, echar-
les saliva y diciendo conjuros.
Y Ensalmador al que cura las fracturas de huesos y
emplea ensalmos.
La virtud de los Saludadores está en que, según ellos
dicen, tienen impresa en el cielo de la boca la rueda de
Santa Catalina y una cruz debajo de la lengua.
Todo esto es una impostura. Yo he visto una vez en
mi aldea un Saludador que iba curando enfermedades,
de pueblo en pueblo y no tenía inconveniente en mostr:,
lo que el decía que era una cruz: doblaba la lengua h?
cia arriba y la comprimía entre los dientes por lo cual se
le dilataban las venas y en la concurrencia de éstas veía-
(I) Este conjuro me lo recitó Antonio Piquín Castrillón de 78 años,
natural de Grandas de Salime, estando baldado en su cama, el 9 de No-
viembre de 1921.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 127
mos los rapaces lo que el Saludador quería que viésemos, y
las personas mayores también veían lo que no había.
Hubo una época en que estos embaucadores, "se im-
primían con arte la rueda de Santa Catalina."
Y "como gente rústica, — dice el P. Feijóo — no dis-
tinguen cuales prácticas son supersticiosas, y cuáles no.
Pero esta solución no ha lugar, porque los Saludadores
por lo común son examinados, o por los señores Obispos
o por el Santo Tribunal : por consiguiente sí en su pr '
tica hallasen alguna circunstancia supersticiosa los des-
engañarían, y aún los prohibirían debaxo de graves penas
el exercicio."
De donde resulta que no les estaba prohibido ejercer
la profesión de Saludadores.
" — Dos años ha que un Paje del señor Obispo de
esta Santa Iglesia, (de Oviedo) fué mordido por un pe-
rro rabioso: fueron llamados dos Saludadores, uno d
ellos el más famoso que hay en este Princiniado: hicie-
ron entrambos sus habilidades. cQué sucedió? Que e-
enfermo murió rabiando.
Y un caballero de este Principado llamó a un Salu-
dador para que curase o matase una vaca suya, tocada
de la rabia. Vino; pero por más que le animaron no se
atrevió a entrar en el corral donde estaba la vaca. Lo
más que hizo fué entreabrir un poco la puerta, y desde
allí soplar, y más soplar, teniendo buen cuidado de cerrar
la puerta siempre que la vaca le encaraba, o se quería
acercar".
Estando un Saludador en la cárcel "instaba con rue-
gos al Carcelero sobre que le dexase saHr un día de fies-
ta a saludar y bendecir a la gente que concurriera, ofre-
ciéndole partir con él el dinero que había de sacar. Al fin
confesó su embuste y dijo:
128 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
— Me va lindamente porque con soplar los días de
fiesta gano lo que he menester para holgar, comer y beber
toda la semana.» (1).
El Arcipreste D. Antonio González Reguera com-
puso a mediados del Siglo XVII un gracioso entremés
titulado El ensalmador.
Entre las personas que van a consultar sus dolencks
figura un tal Antón, el cual se explica de esta manera:
— Tengo isti corazón tan trastayado.
Que ñon afayo fuelgo de cansado.
Diz que ye mal de bazo y ñon afayo
Quien, como vos, me quite isti trabayo...
y el ensalmador le pregunta:
— ¿Per ú VOS da isti mal>
— Peí espinazo.
Báxase a la vería y corbiyones,
y vuelve pe la nalga a los ríñones...
— Pos ñon tien que vos dar mucho cuidado.
Tomaréis la salmoria y el torbisco,
Zumaque, pulepule y malbarisco.
Trementina, xaljón, lleche d'oveyes,
Erba mora, artemisa, ortigues vleyes.
El queso del reciello y el mestranzo.
El benito campin con el colanzo.
Los asenxos y sebo de carnero
Y oriégano coido por Enero;
Y si aquesto bebéis por siete viernes.
Habéis de quedar sano y facer piemes...
Después le consulta Alfonso que, tiene varios acha-
ques y los va exponiendo así:
(1) Feijóo Teatro Crítico, tom. III. Discurso I.
AURiXIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 129
— Tamién esta garganta
Ñon la tengo muy seinta:
Dícenme que son buves y no afayo.
Quien como vos me quite isti trabayo...
— Isi mal que tenéis, Alfonso Friera,
Ñon son buves, que ye la cerviguera...
El ensalmador le receta hierbajos, aceite, incienso,
los pelos de un furón, etc, y le dice:
— ...echaréislo a cocer en un puchero
Con aceite y con suero;
Colaréislo dempués por una toca,
Y echaréislo nueve veces pe la boca;
Que cerviguera, puxos y almorranes.
Han dir con Llucifer en tres semanes...
Le toca el tumo a una mujer, y el ensalmador, para
resolver uno de los casos que le consulta, "aparece con
otro carácter y con pretensiones más subidas", puesto
que llega a. conjurar el alma de una difunta que anda por
la qumta'na en figura de estornino cantando en las ramas
de una higuera y comiendo los higos.
Dice la mujer:
— Hay, Pero Suare, allá na mió quintana.
Una figar muy guapa y muy temprana;
Y habiendo otres allí más que la mía.
Ñon la dexa de noche nin de día
Un estomin, el cual ye tan porfiado
Que todo figo dexa espicotado ...
— Isi estornin fatal, que tanto grita.
Ye Taima de to madre Malgarita,
Que ñon terna descanso ni folgura
En Pulgatorio ni ena sepultura.
Si el sábanu en que fora sepultada
Non s'apodrez hasta que quede en nada
9
130 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES. COSTUMBRES
Más porque ñon vos cause tanta Ilerza
Tomaréis nueve taramos de verza.
Tres granos de cebada, tres de trigo
Y d'esa tal figar el meyor figo:
Un poco d'una estola.
De llechuga montes la fueya sola...
Y sigue una larga receta en la que entran astillas del
^ugo de campana, unto de oso, los pelos del raposo, dos
hojas del breviario del cura, un remiendo o dos de la so-
tana, etc.
Y después de ordenar a la mujer que hierva todo esto
en un puchero para que resulte un buen ensalmo, añade:
El primer viernes cuando el gallo canta,
Acurrucaivos bien en una manta:
Xuntaréis les rodíes
Y esfregaréis con fuerza ambes veríes,
Y diréis: "Estornín de la estorneya.
Los figos dexa o dexa la pelleya.
Si yes l'alma quiciás d'algún difunto.
Márchate de aquí al punto...
Vete p'al Pulgatorio y si non quieres.
De min rezos y mises non esperes.
¿Serás acasu en estornín tornada
L'alma d'un aforcado,
O la güestia que vien del otro mundo
Y sal de les llámales del profundo?
Pos si eso yes, conxúrote mil veces
Que te vayas allá con les gafeces."
Al decir ésto faite cuatro cruces ;
Y encendiendo dos lluces.
La to figar asperxarás primero.
Con todo el cocimiento del puchero.
Pondránsete los pelos respingados;
Ahullidos oirás, verás nublados.
Un sudor friu moyará to frente ;
Pero aquisi estornín empertinente
AURELIO PE LLANO ROZA DE AMFUPIA 131
Ñon tornará a gritar nin comer figos.
Y dexárante en paz los enemigos. (1)
El donoso poeta D. Antonio González Reguera, que
sabía inspirarse en las creencias del pueblo, tomó quizá
de él el conjuro del estornino; acaso sería popular en As-
turias.
Digo esto porque en el concejo de Caravia todavía re-
citan hoy trozos del conjuro, más popular que el del señor
González Reguera y más enérgico; dice así:
Malva montes,
Perexil morís.
Un tu infernal
Con el intís...
El llunes, cuando el gallu Céinte,
Enrollaraste na to manta y dirás:
Estomin, estomeya
De la barba bermeya.
Na figal te ponxiste,
Gran pecau fexiste.
Los figos me comiste,
Gomítamelos acá.
¡Ah, Satán!,
¡Ah, pelitán!
Apega ciencia :
Yo te conxuro
Con cinco granes de pimienta
Con la pala y la fesoria
Per sécula seculoria...
— "Como se ve — dice D. Marcelino Menéndez Pelayo
en la Historia de los Heterodoxos españoles — estamos en
plena evocación nigromántica, no para atraer, sino para
ahuyentar espíritus; y esa alma transmigrada al estornino
(1) Colección de poesías aslurianas. Obra citada.
132 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS. SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
es uno de los pocos rastros de la metempsícosis celta de
nuestras comarcas septentrionales».
En la actualidad, los Ensalmadores, bajo el nombre de
curanderos, siguen ejerciendo su profesión.
La piedra del rayu.
El hacha neolítica en los tiempos remotos ha sido ob-
jeto de un culto. En algunas ciudades de Grecia aparece
sobre la cabeza del toro sagrado que sirve de ornamenta-
ción a algunos vasos...
Y los lictores la llevaban como insignia delante de
los cónsules. A esta arma y herramienta a la vez, que
Ovidio llama ceraunia, los aldeanos astures la llaman
piedra del ra})u. Y le atribuyen virtudes sobrenaturales
y origen celeste, como también se lo atribuyen los campe-
sinos alemanes al creer que las arrojó a la tierra, el dios
del trueno, Donar, el del terrible martillo de piedra.
En el concejo de Caravia yo he visto en mi juventud
una piedra del rayu en un establo; la tenía allí su dueño
porque se cree que las vacas que conciben en presencia
de ella paren hembras.
Y cuando una vaca enferma de la ubre, mojan la
piedra con leche y frotan ligeramente la parte enferma;
como este masaje suele dar resultado, creen que la cura-
ción de la vaca es debida a la virtud de la piedra del
rayu ( 1 ) .
(I) El 21 de Junio de 1921, el vecino de Pola de Somiedo, Genaro Ca-
beza, me enseñó en su casa una hermosa hacha neolítica y me dijo :
" — Esta piedra del rayu no la doy por dinero; la heredó mi mujer, d«
«ti» padres, y ha curado muchas vacas en esta comarca."
AURELIO DE LLANO ROZA IXE AMPUDIA 133
La piedra de la leche.
Es un amuleto de pizarra o de mármol ; su tamaño es
poco mayor que el de una avellana. Las mujeres que
lactan la llevan pendiente del cuello de manera que toque
en las mamas.
Dicen que el amuleto posee la virtud de aumentar la
secreción de la leche y preservar de enfermedades (1).
La piedra de la cnlebra.
Dicen que tiene la virtud de extraer el veneno de la
herida causada por este reptil.
Para formar la piedra se juntan siete culebras for-
mando un grupo interesante; unas giran irguiendo la gar-
ganta; otras ondulan caprichosamente, y la luz hace sobre
los colores diversos de su piel hermosos cambiantes; des-
pués se apman y se b^eafí seis de ellas sobre la cabeza
de la más grande, y cuando se endurece la baba, queda
formada la piedra.
Yo afirmo haber visto más de una vez en los montes
de mi aldea un grupo de estos reptiles; igual afirmación
harán la mayor parte de los aldeanos de Asturias, pero
yo no sé lo que resultaba de aquellas reuniones. '
La piedra de la culebra es porosa y de color azulado,
según dicen. Después de aplicarla a la herida, la introdu-
cen en un baño de leche para que suelte el veneno que
absorvió (2) .
(1) En las campiñas de Italia, las mujeres usan la pielre del latte. En
Portugal llevan al cuello una piedra pequeña llamada leitario, o una cuenta
que la llaman conta leilaria. Sebillot, obra citada, pág. 63.
(2) Estando yo en Vidiago concejo de Llanes el 12 de Febrero de 1921,
134 DEL FOLKLORE AS1VRIANO: MITOS, SUPERSTICIONES. COSTUMBRES
Las cnlebras no maman.
Dicen los aldeanos que las culebras mciman a las vacas
y que tienen tanta dulzura en el mamar, que cuando no
acuden a tiempo las vacas las llaman con mugidos espe-
ciales y cariñosos.
También creen que maman a las mujeres. Cuentan
que una noche un padre fué a besar a su hijita que dor-
mía al lado de su madre, y vio, horrorizado, que una cu-
lebra estaba mamando enroscada alrededor de una mama
de su espesa, y que tenía ía punía del rabo metida en la
boca de la niña.
La culebra entraba en la habitación por una ventana,
hasta la cual subía por una parra que crecía arrimada a
la pared ( I ) .
Es inútil decir a les aldeanos que las culebras no pue-
den msmar porque su boca no está constituida para hacer
succión; no lo creerán.
me dijeron que una vecina de aquel pueblo tenía una piedra de la culebra.
La buena mujer tuvo la amabilidad de enseñármela, y lo que ella y sus
vecinos creen que es piedra de culebra, es sencillamente un trocito de pi-
zarra de dos centímetros de largo por 5 milímetros de grueso.
" — Cuando a algún vecino de esta comarca — me dijo la mujer — la muerde
alguna culebra, vienen a buscar esta piedra, ¡si viera usted cuántas persona»
ha curado! Hace muchos años que la tengo."
Las culebras de Asturias no son venenosas; su mordedura no produce
más que una ligera inflamación la cual desaparece en dos días.
También creen que neutralizan lo» efectos del veneno golpeando la he-
rida con una vara de avellano.
El P. Feijóo trata de la piedra de la serpiente. Teatro Crítico, tom. ÍL
Discurso II. Núm. 52 y tom. II. Cartas 9, Núm. 5 y siguientes. Dice que la
piedra es de cuerno de ciervo tostado y que la inventaron los Brammes de
la India.
(1) Esto se cuenta en toda Asturias. Yo lo oí el 12 de Marzo de 1921
en San Martín de Luiña, a Benjamina López, de 28 años de edad.
José García, vecino de la capital de Morcín el 22 de Octubre de 1921,
me dijo que él había matado una culebra que mamaba una vaca suya.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 135
Las golondrinas.
Cuando las golondrinas empiezan a construir sus n>
dos en los aleros de los hórreos o de los corredores, j cómo
alegra la quintana esta ave nómada y hermosa vestida de
plumaje negro y blanco, al anunciarnos la primavera!
Las golondrinas han desempeñado en las leyendas an-
tiguas y modernas un papel muy simpático y poético.
En el Piamonte llaman a la golondrina el pollo del
Señor; en Alemania pájaros de la Virgen; en Italia es
pecado mortal matar una golondrina o destruir su nido;
en Austria deja de dar leche la vaca de la persona que
mata una golondrina. •
Y es creencia general en España que las golondrinas
quitaron a Cristo Jas espinas de su corona ; dice un cantar :
— En el monte CeJvario,
Las golondrinas.
Quitaron a Cristo,
Las cinco espinas.
En Asturias no hay quien se atreva a matar una go-
londrina ni a destruir su nido; quien tal hiciera sería cas-
tigado inmediatamente con la pérdida de la mejor vaca.
Y dicen que si el que comete el daño no tiene reses va-
cunas, se muere la persona más querida de su familia.
La oración de San Antonio.
Cuando los pastores pierden alguna res, dicen esta
oración :
— San Antonio de Padua
que en Padua naciste,
136 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS. SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
en Portugal deprendiste
letras para predicar,
y estando predicando
el rebaño perdiste,
el Hijo de Dios te lo halló
y tres dones te dio:
lo perdido hallado,
que ampares todo el ganadp,
lo que esté mal amparado,
sin pastor, sin dolor
hasta que salga el sol. (1)
En mi niñez, la oí en Caravia con algunas variantes;
dice así:
— San Antonio de Padua
que en Padua naciste,
en Portugal deprendiste
letras para predicar.
Y estando predicando,
el Hijo del Padre Santísimo
te ha revelado:
Que lo perdido fuese hallado,
lo olvidado recordado
y así como ésto es verdad,
cúmplase tu voluntad
Padre nuestro.
Toca, zamploña.
De una caña de alcacer construyen los niños la zam-
pona y para que toque bien, la restriegan entre las ma-
nos y le dicen:
— Toca, zamploña,
que vamos pa Roma;
(I) La recogí en Llerices concejo de Canga» de Onís, el 9 de Marzo
de 1921.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 137
tu comerás pan
y yo borona,
si tocas bien
pa con Dios irás,
y si tocas mai
en Infíemu caerás:
toca, toca, tocarás. (1)
Y en Occidente:
— Toca, toca, pipa nueva,
mientras voy a Villanueva
por ur poco de maíz,
para tí, para mí,
para el rey que viene cihí. (2)
Salivera.
Cuando en la primavera se hace una chifla — especie
de flauta — con la corteza sacada de una vara de salgue-
ra o de castaño, para que la corteza salga bien, le dicen
de esta manera:
— Salivera, salivar,
sali, chifla, de salgar
con salú y sin quebrantar;
nunca volverás a entrar. (3)
o de esta otra:
— Sali, sali, xiblatín,
de corteza y maderín.
(1) Esta formulilla se dice en los concejos de Oriente; yo !a oí en mi
niñez en Caravia, e hice uso de ella muchas veces.
(2) La recogí en Cornollu concejo de Pola de Allande el 7 de Noviem-
bre de 1921.
(3) Se dice en todo el Oriente; yo la recogí en Caravia.
138 DEL FOLKLORE ASTURÍANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
Por aqní pasó Jesús.
Dicen que si se coloca un cabello de mujer o una
cerda de la crin de caballo en agua corriente, se convierte
en una culebra. Y que lo mismo ocurre si se introduce la
cerda o el cabello en el estómago de una persona.
En las fuentes de las montañas suele caer alguna cer-
da de las caballerías que frecuentan los manéuitiales ; por
eso cuando alguien va a beber a una fuente dice:
— Por aquí pasó Jesús,
con tres velas y una cruz
y me dijo que bebiera
toda el agua que quisiera. (1)
y sopla tres veces; después bebe tranquilamente, sin mie-
do a que entren gafeces en su estómago:
En Oriente se dice de esta manera:
— Jesucristo me dio el vino,
Santa María me dio el agua,
si hay alguna gafura
de tres sogJÍDS se me vaya. (2)
Salid, sapos.
El sábado de Gloria, las mujeres y los niños, provis-
tos de jarras de agua bendita, se dirigen desde la iglesia a
los campos para bendecirlos. Mojan un ramito de laurel
en el agua y asperxan la tierra diciendo:
(t) Estos versos los recogí en Occidente, pero no puedo precisar la lo-
calidad porque se me olvidó anotarla.
(2) Esta formulilla la recogí en Llanes, Ribadasella y Caravia.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 139
— Salid, sapos; salid ratos,
salid toda comezón,
que aquí está el agua bendita
y el ramu de la pasión. (1)
En Occidente dicen:
— Afuxí, mures
y mundicia,
que ahí vos va
el agua bendita.
Mures ya ratones;
allá va Tagua
de les pasiones.
¡Afuxi, mures,
afuxí, mures! (2)
CuquicUu, barbiellu.
Cuando canta el cuco en las ramas del bosque, los
rapaces y las rapazas le preguntan:
— Cuquiellu, barbiellu,
barbes de escoba;
c cuántos años hay
de aquí a la mió boda? (3)
(1) Esta fórmula es general en Oriente, y en la parte central de la
provincia; yo !a aprendí en Caravia cuando era niño.
(2) El sábado de Gloria de 1921 presencié en Villanueva de Teverga
la bendición de los campos y las mujeres empleaban esta fórmula.
Dice Arivau que en Proaza hacen la aspensión diciendo:
Salid, ratos,
salid, mores, [mures, quiere decir]
salid, sapos,
salid, cuélebres,
salid, mala condición,
que aquí traigo agua bendita
co'l árbol de la Pasión.
Véase Foll(-lore de Proaza por L. Giner Arivau.
(3) Recogido en Caravia y en Ribadesella.
140 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
y responde:
— ¡Cucú!
y los rapaces cuentan :
— ¡Cucú!
—Dos...
A veces, a los que le interrogan, les parecen muchos
los años que les cantó; a otros les parecen pocos; y en
ocasiones ni pocos ni muchos porque el cuco no respon-
de. Entonces le vuelven a preguntar:
— Cuquiellu, barbiellu...
En otros concejos le interrogan así:
— CuquielHn del rey,
rabiquin d'escoba :
¿cuantos años falten,
de aquí a la mió boda? (1)
El glorioso San Justo.
Al enhornar el pan, las mujeres dicen varias formu-
lill<
Al glorioso San Justo
para que a lo poco
lo vuelva mucho.
Padrenuestro (2) .
íl) Recogido en Ceceda concejo de Nava.
(2) Formulilla general en la provincia; la oí por primera vez en Caravia.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 141
San Froilán
que saque buen pan
y lo florezca dentro y fuera.
Padrenuestro (1 ) .
San Vicente
que lo acreciente
y a San Pantaleón
que lo saque bon. (2)
En Grandas de Salime, cuando amasan pan, hacen
un panecillo y lo dan al primer pobre que llega a la puer-
ta; le llaman el pan de San Pantaleón.
En toda Asturias, después de rezar el Padrenuestro
deshacen la cama donde fermentó el pan, pues si no ha-
cen esto cuece mal y no toma color.
Pajarito blanco.
En Oriente, cuando a los niños, camino de la escuela,
o en otro sitio, se les moja un papel o un libro, dicen lle-
vándose muchas veces la palma de la mano desde el pa-
pel a ia frente:
— Pajarito blanco
que andas por el campo,
me dijo San Miguel
que seques este papel (3) .
(1) La recogí en Coañana concejo de Quirós.
(2) Las recogí en los concejos de AUande y Granda» de Salime y
San Antolín de Ibias.
(3) Recogido en Caravia y Ribadesella.
142 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBIM
El peliqnín.
En Caravia y en otros pueblos costeros de Oriente,
cuando los rapaces cambian entre sí un objeto, para que
el cambio tenga validez, echan el paliquín.
Uno de los interesados arranca de su cabeza un pelo
y sujetándole por un extremo con el pulgar y el índice
de la mano derecha, pregunta al otro:
— ¿Dónde va este peliquin?
— ^A la mar.
— El que descambie
pa'l infiernu irá,
paliquinos p'acá
y paliquinos p'allá;
y sopla sobre el pelo, y lo suelta en dirección al mar.
Una vez echado el peliquin, . ninguna de las partes
se atreverá a intentar deshacer el cambio.
Esta oferta de un cabello al mar parece una super-
vivencia de un rito semejante al que practicaban los hé-
roes que combatían ante las murallas de Troya.
En Oviedo dicen:
— cQué es esto? (Señalando).
— Un diente.
— cY esto?
— Un botón.
— ^Al que descambie le reviente el corazón.
Varios.
El huevo del gallo: A los siete años de edad, el ga-
llo pone un huevo pequeño dentro del cual hay una ser-
piente.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 143
El alnM : Sale por la nariz ; no puede salir por la bo-
ca porque con ésta se peca.
El lobo: Cuando el lobo ve a una persona, ésta en-
ronquece si no se da cuenta de que el lobo la ha visto.
La mar: Está soltera ix)rque no cae sobre ella, desde
el cantil, un río grande. Esto lo oí en Caravia.
La luna: Dicen en varios concejos de Oriente, entre
los cuales figura el de Caravia, que el borrón que se ve en
la luna es la figura de Llonxinos (Longines) . Este iba por
el monte con una carga de rozu al hombro, al mismo tiem-
po pasó la luna y lo llevó consigo.
El perro : Cuando ahulla al pie de la casa de un en-
fermo, éste morirá pronto.
LdfñfíáfSnes: Le salen al que come alguna cosa que
haya tocado un gato con la lengua.
La ubre de las vacas: Enferma si al hervir la leche
se derrama ésta en el fuego.
La saliva : Si una persona padece de oftalmia, se la cu-
ra frotando los ojos por la mañana con la saliva de una
persona en ayunas.
El veneno de la culebra : Cuando ésta se ,met^ en el
agua para bañarse deja el veneno sobre una IláDana; si
durante el baño alguien le quita la ponzoña se mata con-
tra una piedra.
La camisa de la culebra: Osea la piel que este reptil
muda cada año, preserva del dolor de cabeza a quien la
lleve metida en el fopco del sombrero. Y ganará en el
juego la persona que la traiga sin saberlo, para lo cual se
la colorará un amigo en el bolsillo.
144 DEL FOLXLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
TE50R05
Circulan por toda la provincia unos documentos manus-
critos y otros impresos, muy antiguos, que el pueblo
llcuna Cacetas o Gacepas; en Allande, Grandas de Sa-
lime, Ibias y otros concejos occidentales las llaman Lien-
das. No se sabe de dónde proceden; unos dicen que del
archivo de Simancas y otros que los trajeron los cautivos
de Argel.
Estas Gacetas señalan en qué sitios de Asturias hay
tesoros ocultos por los moros debajo de la tierra. Y es tal
la precisión con que describen el terreno, que la gente
crédula pone en práctica cuantos medios tiene a su alcance
para buscar dichos tesoros y nunca los halla.
He aquí la muestra de una Gaceta que circuló por
Caravia :
"En la Minariega hay tres ojos de fuente, en el del
medio, cavarás y hallarás una losa, y debajo de ella, a
seis codos de profundidad, encontrarás doce barras de
oro".
"En la fuente de la Llana, fuente Blanca de Caribe,
a tres pasadas del ojo de la fuente en dirección al mar,
hay una lle^iza; a su orilla cavarás y a nueve codos en-
contrarás una tumba y en ella hay mucho oro y una gar-
gantilla de rubís y esmeraldas, que valen más que una
ciudad".
Las Gacetas son diferentes; cada una señala los si-
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 145
tíos donde hay tesoros en una localidad determinada. Y
lo notable es que existen las señas exteriores con que
distinguen los puntos que ocupan los tesoros.
Lo cual induce a suponer que fueron escritas por al-
gunos bribones de la localidad o por otros de fuera no
menos picaros que pidieron los datos topográficos a las
gentes del país que estaban en el servicio militar o en
otros puntos, con el objeto de venderlas a buen precio a
los avaros y mentecatos.
A los tesoros ocultos, en Oriente los llaman tesoros;
en Morcín, Riosa, Belmonte y Allande, los llaman ayal-
gas; en el concejo de Cudillero y en el de Luarca, yalgas;
en Teverga y Somiedo, chalgas; y chalgueiros a los que
se dedican a buscarlas ( 1 ) .
Dice una Gaceta que circuló por San Martín de
Luiña :
— En términos de Ferrerín
hay una yalga guardada,
está muy mala de hallar
y está fácil de encontrar,
si la busca una mujer
con la rueca de filar.
No hay monte en Asturias donde los chalgueiros no
hayan hecho excavaciones para buscar tesoros; los veci-
nos de Fano de Libardón, concejo de Colunga, "echaron
a rodar la Peñafrellina para sacar un gigante de oro que
había debajo de ella". Y también fueron a sacar gigantes
de oro de las cuevas del puerto Sueve y de las del Aramo
los vecinos de vanos pueblos cercanos a este puerto.
El año 1917, estando yo haciendo excavaciones cien-
(1) Hay más concejos donde llaman así a los tesoro», pero no tomé nota
de ellos.
146 DEL FOLXLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIC»<ES, COSTUMBRES
tíficas en el picul Castru, concejo de Caravia, varios
caravienses, al ver las alhajas de bronce que saqué, me
dijeron :
— "No excave Vd. aquí; es al otro lado; es al medio
día donde da la Gaceta la puerta de entrada a un palacio
subterráneo; en él dejaron los moros una cadena de oro
que rodea este pico".
Y en Agosto de 1 92 1 fui a hacer excavaciones al Cas-
tro de la Villeda, sito en el concejo de Colunga (1) . Y el
dueño del terreno se opuso en un principio, a p)esar de
ofrecerle la indemnización correspondiente, a que yo en-
trara a excavar en la finca.
— "No le permito excavar — me dijo — porque en lo
alto del Castro hay un tesoro escondido, el cual consiste
en una vajilla de plata y un juego de bolos de oro. Y
esto pertenece a mis hijos, porque el terreno es de mi mujer,
que en paz descanse..."
Por fin se convenció de que allí no había ningún te-
soro, y me dio toda clase de facilidades para llevar a cabo
mis investigaciones.
En Riosa dicen que:
— Desde la fuente Laespina
a la peña furacada,
hay doscientas libras de oro
so una piedra labrada (2) .
(1) Por una R. O. del 23 de Octubre de 1917. y otra del 22 de No-
viembre del I9i9, estoy autorizadopara hacer a cuenta de mi numerario
excavaciones arqueológicat en el casffoae Caravia, y en lo» castro* que
están situados en el concejo de Colunga, y son:
El de la Villeda, el de la Isla, Casfiellu, Castro de la Riera y Castellum
Obaliam.
(2) Fuente Laespina está en Riosa, en la falda del Aramo. Y en este
puerto está Fuentebermeja, a la que alude el siguiente cantar.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPL-TlA 147
y dice una Gaceta:
— En Fuentebermeja
sierra hiedrada,
busca la ayalga
y será encontrada
la cual consiste en un pellejo de güe pinto, lleno de oro
fabricado.
La fantasía popular tiene tres castillos cerca de la
braña de Fonfría, sita en Teverga: el castillo de Cueva
de la nariz, el de Trescuro y el de Turones; en éste se
guardaban las monedas de oro que sacaban de la fueni
de Fronfría: allí cantan:
— Tengo la cabeza rola
de acarretar los doblones
de la fuente de Fonfría
al castillo de Turones.
En la cueva de Montoiro, que se halla en Aguinos,
concejo de Somiedo, "hay un carbúncanu (carbunclo) que
alumbra más que una estrella y vale un reinado, y para
atraparlo hay que echar sobre él una prenda de lana".
"Unos tejeros de Llaries fueron a trabajar a la tejera
de Meruxa, sita en Belmente. Y cuando los vecinos
estaban entregando la tejera a los llaniscos, un águila alzó
una gallina del pueblo de Faeu. Y los vecinos decían:
— ^Va con ella pa la Peña '1 Cordal.
— ¿Dónde está la Peña '1 Cordal? — preguntaron los
tejeros.
— En las Cruces — les contestaron.
Los tejeros, que al parecer traían una Gaceta, fueron
148 DEL FOLKLORE ASTURIANO: M1T03, SUPERSTICKMíES, COSTUMBRES
por la noche a la Peña '1 Cordal y no volvieron a la tejera.
Sacaron oro molido de un morteiru, el cual está hoy en
Faeu(l)."
La creencia en tesoros tiene su explicación; por un
lado, la vida arqueológica de los castros y castillos a
tiguos, en cuyos monumentos se encontró algún objeto de
más o menos valor; por otro, la minería, que ya se e::
plotaba en tiempos remotos.
En Corralín, concejo de Ibias, barrio situado en una
especie de taza formada por altas montañas, se ven se-
ñales— yo las he visto — de grandísimas labores romanas,
de donde se cree que sacaron mucho oro; dicen allí:
— Corralín
cuenca de oro,
tiras una piedra
y es un tesoro
Que abundaba el oro en esta parte N. W. de Astu-
rias lo dicen los geógrafos latinos, entre ellos Plinio:
"Asturias, Galicia y Lusitania juntas han producido
en un año 20.000 libras de oro, de las cuales la mayor
parte salió de Asturias".
"Minerales preciosos — dice Schulz — fueron explota-
dos con increíble afán y constancia en la región occidental
de Asturias en la remota antigüedad, como lo demuestran
numerosas labores antiguas que se hallan en dicha comar-
ca... entre Naraval y Navelgas, dos leguas sud de Luar-
ca, los romanos explotaron dos filones, habiendo sacado
de allí sobre dos millones de metros cúbicos de terreno,
sin que se vea hoy escombrera alguna.
Y en 1844, al tiempo de trabajar en el ensanche del
(1) Me contó el cuento, el 21 de Junio de 1921, en Belmonte, Alfonso
Martínez de 84 años.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA
149
camino de Luarca a Cangas, que pasa por el pomente de
ana antigua explotación, se halló una pepita de oro del
peso de 52 onzas, habiéndose encontrado después otras
de menos valor..." (1).
Monumentos arqueológicos y antiguas labores de mi-
nería influyen notablemente para que haya tantos busca-
dores de yalgas.
El P. Feijóo habla de las Gacetas y las llama Librejos
manuscritos; él tuvo en sus manos uno "que daba razón
de los sitios donde están sepultados los tesoros y otro que
contiene los conjuros con que se desencantan".
Porque algunos "tesoros están encantados y los de-
monios (o uno o muchos en cada sitio) los guardan donde
están sepultados; de modo que no pueden parecer o des-
cubrirse si primero con la virtud de los exorcismos no se
arrojan de allí los malignos Espíritus".
Y el ilustre Benedictino copia al pie de la letra uno
de los conjuros del manuscrito "para que rían un poco".
"Todo alrededor donde estuvieren, con agua bendita,
p después con un humazo en una olla grande, con m^^rra
e incienso, i; laurel, p hierbas de San Juan, p romero, i;
piedra azufre, p ruda, todo esto bendito, se ha de fumar
el círculo todo alrededor, p por todo él mu]) bien; después
dexarlo estar incensando el medio; y así como fuera ca-
bando, se ha de ir echando agua bendita p cuando lo ha-
llen {el tesoro) , lo han de fumar mu^ bien para quitarle el
veneno i; pestilencia.''
E inmediatamente supone la advertencia d que inter-
vengan en esto "a lo menos tres sacerdotes'' (2).
En el camino de mis investigaciones no encontré ni
oí hablar de manuscritos que contengan conjuros para des-
(1) Schulz. Obra citada p!gs. 35, 43, 46 y siguientes.
(2) P. Feijóo. Carias. Tona. III. carta II.
150 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
encantar tesoros; habrán caído en desuso estos docu-
mentos.
Pero oí hablar de la existencia de un Hbro que le-
yendo por él, e invocando al demonio, éste aparece £
punto ofreciendo riquezas al que le invoca.
Y conseguí tener en mis manos un ejemplar; se titula
Libro de San Cipriano; no trae más que disparates. Uno
de ellos es la fórmula que da "para hacer pacto con los
espíritus infernales sin sufrir daño alguno".
Acerca de esto me contaron un caso que sucedió en el
concejo de Somiedo:
Un vecino de Villar de Vildas, J. G. P., muy afi-
cionado a buscar tesoros sin que jamás encontrara nin-
guno, a pesar de las indicaciones que le daba una Gacet
que tenía, consiguió hacerse con el libro de San Cipria-
no y tomó la determinación de emplear la fórmula d=^'
"pacto" para invocar al demonio y pedirle riquezas.
Para llevar a cabo su empresa, comenzó por buscar
dos sacerdotes que le ayudaran. Y como en Asturias no
encontró ninguno qu5 se prestara a cooperar a semejante
obra, fué a buscarlos a la provincia de León y allí los en-
contró; 'mo de ellos vivía en 1921 ; su nombre — que co-
nozco—no es aquí necesario (1).
Con el objeto de engañar al diablo, J. G. P. y los
dos sacerdotes celebraron varias conferencias y acordaron
hacer la invocación en el campo de las Cerezales, lugar
alejado de Villar de Vildas y a propósito para el caso,
porque el negocio había que hacerlo en un sitio donde no
se oyeran
gallos cantar
ni campanas tocar.
(1) La parroquia de Saliencia, en el concejo de Somiedo, era de pre-
sentación de los vecinos y tenían presentado este sacerdote cuando ocurrió
el suceso, por lo cual le retiraron la presentación.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 151
Sobre el campo hicieron un círculo muy grande y se
metieron dentro (I). Llevaban consigo un rapaz gallego,
criado de J. G. P. para ofrecérselo al diablo a cambio
del tesoro.
Como el diablo no podía entrar en el círculo, le di-
rían que echara las riquezas dentro, desde la orilla. Y
cuando él les pidiera el rapaz le cubrirían con una estola
y con otra el tesoro, y al diablo le tiraban un cabrito que
allí tenían preparado.
Así dispuesto, en cuanto dieron las doce de la noche,
se colocaron en el centro del círculo y comenzaron a leer
por el Libro de San Cipriano (2) .
Al poco tiempo apareció el diablo por la montan-
abajo guiando un carro del país que chirriaba con el peso
del oro; venía tirado por dos bueyes pintos que echaban
fuego por la nariz y por la punta de los cuernos. Los hom-
bres se atemorizaron; uno de los sacerdotes cubrió con la
estola la cabeza de los que le acompañaban y exclamó:
— ¡Virgen santísima, ampáranos!
Y el diablo desapareció con la carreta y los bueyes;
y los que le invocaron han estado enfermos a causa del
miedo que tuvieron.
Es histórico lo de la invocación y los preparativos para
engañar al demonio. Y esto ha dado bastante que hablar
en aquel concejo y fuera de él (3) .
(1) El círculo cabalístico que describe el libro.
(2) Este no lo ha escrito San Cipriano; es apócrifo.
(3) Me contaron el caso muchas personas del concejo de Somiedo, entre
ellas las siguientes:
Engracia Arnaldo, de 61 años, de Saliencia, 7 de Abril de 1921.
D. Manuel Alfonto Rodríguez, cura párroco de Pola de Somiedo, 10
de Abril de 1921.
Nicolás Alvarez. de 87 años, de Valle del Ajo. 22 de Junio de 1921.
Basilio Alba, de 78 años, de Aguinos, 23 de Junio de 1921.
PARTE TERCERA
COiSTUMBRE5
El traje.
El traje típico del país hace bastantes años que no se
usa. En las excursiones que acabo de hacer por los pue-
blos de la montaña, no encontré más que seis u ocho an-
cianos que lo traen.
— "Con este traje moriré, señor; — me dijo en Quirós
el anciano Ulpiano García ; — el pico de la montera indica
a los asturianos el camino del cielo porque apunta hacia
él como los picos de nuestras montañas".
¡Como los picos de nuestras montañas! ¿Si la configu-
ración del terreno habrá influido en la construcción de la
montera...?
En días especiales, las mozas sacan del fondo de una
arcona tallada el "traje asturiano" que usaron sus abue-
las y se lo ponen. En una fotografía que tengo a la vista,
aparecen vestidas con el traje del país treinta hermosísimas
mozas y seis mozos de Villaviciosa.
Vistieron este traje para asistir a un banquete que
se celebró en aquella villa "El día de los americanos",
que fué el 7 de Agosto de 1 92 1 . Yo las he visto allí ; con
ningún traje estarían más bellas de lo que estaban con el
traje asturiano, porque su corte es de una elegancia dis-
tinguida.
154 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MHrOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
Para su descripción me auxiliaré de las coplas popu-
lares de aquella época.
El conjunto del traje femenino se compone de zapa-
tos, medias blancas o azules:
Fuiste a la fiesta del Carmen
llevaste medies azules,
llevástiles emprestaes
aquélles no eren les tuyes.
Saya negra, verde o encarnada :
Fui a la mar y pesqué
un pescadito en la rede,
¡ ay ! quien te pescara a ti,
niña de la saya verde.
As rapazas de Salime
ponen saya colorada,
para salir a esperar
os chalaneiros de Navia.
La saya está guarnecida con una, dos, tres o más fran-
jas de terciopelo separada la primera unos cuatro centí-
metros del extremo inferior de la prenda.
Y algunas veces la saya verde terminaba con una
guarnición encarnada, bastante ancha:
Niña de la saya verde
del injerto colorado,
dicen que te gusta mucho
la parola del soldado.
El mandil es pequeño; blanco o negro, guarnecido de
terciopelo; se usó mucho el mandil de llana y ll'mu, com-
puesto de una combinación que hacían en el telar tejiendo
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 155
lino y lana negra, de lo cual resultaba una prenda muy
bonita:
Con esi mandilín pintu
vas publicando la guerra
y yo como buen soldado
siento plaza en tu bandera.
Que guapa vienes
que bien te está
la saya verde
y el delantal.
Cotilla de raso apretada con "cordones" muy visto-
sos, regalados algunas veces por los mozos:
Fuiste a la siega y viniste,
no me trajiste gordones,
en viniendo les castañes
maldita la que me comes.
y a veces no eran del gusto de ellas:
Los gordones que tú me dabas
ni eran de seda ni eran de lana,
ni eran de lana ni eran de seda,
todos me dicen que no los quiera.
Dengue — guarnecido también de terciopelo — atado de-
trás del talle, dejando a k vista parte de la cotilla:
Si me dieras esa rosa
que cogiste en el oteyo,
yo te diera este clavel
que en la cotilla le llevo.
Los brazos van cubiertos con las amplias mangas de
la camisa, cuya blancura resalta como la nieve sobre e
color oscuro de las prendas.
156 DEL FOLXLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERST1CI<»«ES, COSTUMBRES
Saltas de cuentas de corales que dan tres o cuatro
vueltas alrededor del cuello:
Cuatro vueltas de coréJes
trae la fía del alcalde,
otras cuatro traigo yo
que soy fía de mió padre.
Perendengues o arracadas y pañuelo a la cabeza atado
arriba, dejando caer con gracia algunos rizos sobre la
frente. El color del pañuelo es blanco, negro o encamado:
Tengo cuatro pañuelos
todos cuatro colcfrados,
otros cuatro pretendientes
y tres viven engañados.
Y esta canción alude a la saya y al pañuelo:
Vengo de la romería
de la Virgen del Collado,
de lucir la saya verde
y el pañuelo colorado.
El pañuelo colorado
pone color a la niña,
y por eso yo le traigo
porque soy descolorida (1).
(I) D. Matías Sangrador y Victorero, Teniente Fiscal de la Audiencia
de Oviedo, en su obra Historia de la Administración de Justicia y del an-
tiguo Cobierno del Principado de Asturias, Oviedo, 1866, pág. 284, trata de
ciertos delitos cometidos por algunos mozos y los achaca a la influencia de
los trajes de las aldeanas.
" — Estas — dice — son ordinariamente esbeltas, robustas y por su ejercicio
constante en las rudas faTíras de la agricultura, de gran desarrollo en sus for-
mas que se pronuncian de un modo notable en la parte superior de la cintu-
ra, por el arte con que se ajustan las cotillas y graciosa colocación que dan
al estrecho dengue que apenas llega a cubrirlas por completo; las sayas de
bayeta de distintos colores que visten, son en estremo cortas y si bien esto con-
tribuye a darles más aire, garbo y donosura, dejan al descubierto sus piernas..."
Las sayas a que se refiere el Sr, Sangrador cubren un poquito más de
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 157
El hombre calza zapatos, medias azules o blancas,
sujetas con cenogiles:
Galán de las inedias blancas
y de las piernas torcidas,
si quieres casar conmigo
endereza las rodillas.
Calzón con una hilera de "botones", pendientes de
cada pemil por medio de una cadenita. Los botones tie-
nen una forma parecida a algunos gemglos de los que se
usan para abrochar los puños de la ceunisa. Y son de
cuatro clases.
De "filigrana" :
Botones de filigrana
, embutidos en acero,
¿cómo quieres que te olvide,
siendo tú el amor primero?.
Estos botones tienen el busto de Isabel II.
De "San Fernando": llamados así porque tienen el
busto del Santo.
"Coleteros)) : los que tienen un "asa" en vez de cade-
nilla; éstos son ordinarios.
Y por último, los llamados "tarabicos", construidos
en casa con hilo y estaquillas de madera; los más prefe-
ridos han sido los de filigrana ( I ) .
media pierna y son sayas monjiles si se las compara con las que usan hoy
las mujeres de todas las clases sociales de Europa.
Las aldeanas, por causa de las faenas agrícolas, no pueden llevar las
sayas largas, se les mojarían con la rosada al andar por los campos y se
les engancharían en todas partes y no podrían caminar ni trabajar con
soltura.
Pero al Teniente fiscal, Sr. Sangrador, entre considerando y considerando,
le complace reconocer que a nuestras aldeanas, "esbeltas y robustas", la saya
corla contribuye a darlas más aire, garbo y deno§nra".
(I) Esta es la primera vez que se describe la clasificación de los bo-
tones. Me la dio a conocer el 22 de Agosto de 1920, delante de la iglesia
158 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS. SUPERSTICI(»«ES, COSTUMBRES
Chaleco forrado de blanco con los cavillos atados con
una agujeta que también solía ser regalo de una moza:
No te miro pal chaleco
pa quilate la guyeta,
solo te pido, mocosu,
que me vuelvas la respuesta.
Chaqueta de paño como el chaleco y el calzón (1) .
El mozo soltero, estando buen tiempo, en las rome-
rías y en los bailes la llevaba colgada del hombro para lu-
cir "la vuelta" del chaleco y la última guj;e/a que le ha-
bía regalado su novia.
Esta costumbre no se usaba entre los mozos casados:
El galán que está en el baile
parece que está casado,
que no quita la chaqueta
aunque se halle encalorado.
Montera de paño o de terciopelo:
Montera de terciopelo
ya la llevas acabada,
por ir de noche al molmo
y volver a la mañana.
también las usaban de fieltro:
parroquial de Libardón, concejo de Colunga, el vecino de la misma Manuel
Alonso González, de 91 años.
(1) En los pueblos de la montaña el traje era de sayal hilado en casa.
Eln estos pueblos usan coricies; en Ponga cantan:
Cabraliega c^n coricies
no me ia traigas acá,
que en quitarlas y ponerlas
todo el tiempo se le va.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 159
Montera de fieltro azul
tráela Antón de Pericón;
la locura non tien cura;
¡válgame Dios que razón!.
La montera es una prenda muy airona y demuestra
mal gusto el que la lleva con el pico vuelto:
Vóime, que lleva mi majo
la montera pico abajo;
vóime que mi majo lleva
pico abajo la montera.
También cantan las mozas:
¡Válgame la Magdalena!
Tienes el pelo rizoso
por bajo de la montera.
Forma parte de esta indumentaria un palo pinto con
clavos dorados en los nudos:
Hay que ver en una fiesta
la gracia de un asturiano,
con su montera picona
y el palo pinto en la mano (1).
Las madreñas no forman parte esencial de este traje.
Si bien en las aldeas no se puede prescindir de ellas por
causa de la humedad del país, los días de gala ningún
asturiano las lleva (2) .
(1) Estas coplas las recogí en Ponga, Llanes, Caravia, Quirós, Grandas
Salime, Somiedo, Lena y Tinco.
(2) Algunos autores, en el teatro, suelen sacar a escena personajes as-
turianos vestidos con un traje que quiere parecerse al traje típico asturiano
y calzados de madreñas. Con lo cual demuestran desconocimiento del asunto.
Pueden salir a escena personajes secundarios que llegan del campo ves-
tidos con el traje de diario y calzados de madreñas. Pero con el traje de
160 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
Junto al llar.
Las cocinas de las aldeas astúricas suelen ser bastan-
te amplias; el llar está colocado a ras del suelo y en el
centro de él se enciende la lumbre.
En algunos concejos, — entre ellos el de Caravia — de-
trás del llar, en el macizo de la pared, existe un hueco pa-
recido a una hornacma; a este hueco le llaman la fornica
y sirve para guardar en ella el rescoldo y la ceniza útil
para blanquear la ropa de la colada.
Instalado en la pared hay un pescante que gira sobre
el llar; en Oriente se le conoce con el nombre de tórzanu,
y en Occidente, con el nombre de guindaste. Del brazo
del pescante pende una cadena de hierro que sostiene en-
cima del fuego el pote o la caldera. A la cadena en la zo-
na occidental la llaman garma^eira; y en la oriental ca-
lami])eres.
La cocina, por lo general, no tiene chimenea; el humo
se esparce por la habitación ennegreciendo las paredes.
En el mismo plano que el desván y sobre el llar, hay una
especie de artesa construida con varas entretejidas; a la
cual denominan cuña, en Oriente; zardu, y ciebu, en
Occidente. Y en ella ponen castañas y nueces para que
curen al humo.
De una de las paredes de la cocina cuelgan las he-
rradas, las calderas de cobre, chocolateras, cazos, sarte-
nes, el almirez, etc. Al sitio donde colocan este conjunto
de utensilios que relucen de limpios, lo llaman la espetera.
El horno de cocer el pan y la bor9pa, está construido
fuera de la habitación, pero su boca la tiene en una de
fiesta no se lleva este calzado. Ténganlo presente lo» autores cueindo saquen
a escena tipoc vestidos con el traje típico de este país.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 161
las paredes de la cocina y cerca del llar. En éste, calen-
tado al rojo, — cuando no usan el horno — suelen "echar
la torta" a cocer envolviéndola en hojas de berza, de cas-
taño o de helécho, y la cubren con rescoldo y ceniza, igual
que se hacía en los tiempos remotos para cocer el pan sub-
cinericio (1).
Entre los muebles de la cocina figura la masera y una
tina de madera para colar la ropa.
La vida íntima de la familia se reconcentra en la co-
cina. En Noviembre de 1921, rec^rí, por la noche, al-
gunos lareiros de las aldeas de Occidente y vi que allí las
veladas familiares son lo mismo que las de los pueblos
de Oriente.
En las noches de invierno se reúne la familia alrededor
de la leña que arde sobre el llar. Las personas mayores
siéntanse en los escaños y los rapaces en ta\)ueles o ríes-
iros. Sobre el fuego, pendiente de las calamiyeres está co-
ciendo un pote de castañas para entretenerse comiéndo-
las durante la velada.
Después de rezar el rosario y "por los navegantes y
caminantes de mar y tierra", a la luz de un candil, se lee
un poco por un libro; — antaño se leían libros de vidas de
Santos y el Amadís de Gaula — ; suspéndese la lectura y
mientras las mujeres hilan, los ancianos narran leyendas
mitológicas, cuentos de princesas encantadas, de risa, de
miedos y recitan romances.
¡Cuántos cuentos oí en mi niñez, a la vera del llar!
Y en la casa donde hay mozas, los días señalados
para cortejar, reciben en la cocina, delante de sus padres,
a los mozos que van a hablar con ellas.
(1) En los pueblos donde hay minas de carbón, y en los que tienen fa-
cilidad de adquifirlo, el llar ha sido substituido por la cocina de hierro.
162 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
El cortejar.
La juventud de antaño tenía la costumbre de impro-
visar cuartetas para cortejar. El mozo o la moza que
"cortejaba bien en cuartetas", adquiría fama en la co-
marca.
En verso hablaban de amores, de celos, y se decían
toda clase de reproches. Véase como contesta un mozo a
las cuartetas de una moza y la pintura que hace de
ella:
— ¿Para qué hablas en cuartetas,
ñi en cuartetanes,
si toda te vuelves
cajd^es y espaldes?.
Eres tetuda
muy nalguda,
ancha, curtía
y cabezuda.
Muy ligera en sentarte,
muy pesada en levantarte,
y otra más tienes:
de donde vas non vienes. (1)
pintura parecida a la que hace el Arcipreste de Hita, de
la serrana ye^eriza.
Y como recibe una dama a su enamorado:
— La primera entradita
que el amor tiene,
santas y buenas noches
tengan ustedes.
La segunda pregunto
(I) Me recitó estos versos en Folgueras, pueblo de la montaña del
concejo de Riosa el 24 de Octubre de 1921 Pedro Villoría, de 71 años.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 163
muy al oído:
díme, prenda del alma,
¿cómo te ha ido?.
— A mí me ha ido bien,
te doy las gracias,
preparadas te tengo
las calab^azas.
— De las calabazas
luego hablaremos;
me hcín dicho que tienes
amores nuevos.
— Amores no los tengo
te han engañado,
te han vuelto la cabeza
de medio lado.
— A mí no me la vuelven
tan fácilmente,
tan firme estoy ahora
como estoy siempre (1).
Y cuando el galán llega tarde:
— ¿Cómo vienes tan tarde,
galán, a rondarme
si me estoy desvistiendo
para acostarme?.
— Si te estás desvistiendo
vuélvete a vestir,
bastante malos ratos
paso yo por tí.
— Si pasas malos ratos
cállalo y perdona,
que algún día serás dueño
de la mi persona (2)
(1 y 2) Me recitó estos versos el 20 de Junio de 1921, en Belmente, Juaaa
Fernández, de 71 años.
164 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
Para pedir relaciones amorosas:
— Vengo a decir que te quiero,
vengo a decir la verdad,
vengo a cortejar un poco
que es cosa de mocedad.
— La palabra está bien dicha
galán, que tu la dijiste,
y si sabes el camino
vuelve por donde viniste.
— El camino bien le sé
desde aquí le estoy mirando
sólo quisiera llevar
esa rosita a mi lado.
— Esta rosa no la llevas
c^io 'd .crdó prim»'-^
lo que pudieras llevar
calabazas nel sombrero.
— Yo sombrero no lo gasto
ni tampoco me hace falta
que pa cortejar contigo
esta montera me basta.
— Primero que cortejara
con un galán de montera,
primero yo me quedara
toda la vida soltera.
— Dísteme las calabazas
en el medio del camino
voy tan contento con ellas
como si fuera contigo ( 1 ) .
También hacían uso de esta composición titulada Los
sentidos corporales:
(I) El 15 de Noviembre de 1921 me recitó estos versos, en Cangas de
Tineo, D. Antonio Uría, de 50 años. Y yo los oí en mi niñez en
Caravia. Últimamente las "cuartetas de cortejar" pasaron a canciones de
giraldilla.
DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES 165
El primero que es el ver
la prenda que más estimo,
penscindo estoy en la cama
que he de casarme contigo.
El segundo que es oir
suspiros del corazón,
por Dios te pido en el alma,
que non me pierdas l'amor.
El tercero que es gustar
¿qué gusto podré tener?
estando ausente de ti,
¿qué haré sino padecer?
El cuarto que es oler,
entre rosas y jazmines,
por Dios te pido en el alma
que nunca jamás me olvides,
El quinto que es tocar
yo de tí nunca toqué,
por Dios te pido en el alma
que no me pierdas la fe. (1)
y de los Los mandamientos en flores :
En el primer mandamiento
dice la ley que es amare,
es tanto lo que te quiero,
que no te puedo olvidare.
El segundo he jurado
y echado mi juramento
de no te olvidar jamás
ni sacarte de mi pecho.
El tercero que es la Misa
no la oigo con devoción,
porque estoy pensando en tí.
prenda de mi corazón.
El cuarto que es a mi padre
(1) Me recitó estos versos Clotilde Simón, de 74 años, en Campo de
Caso, el 16 de Octubre de 1921. Y encontré fragmentos de ellos al otro
extremo de Asturias: en San Antolín de Ibias.
166 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
nunca le perdí el respeto
sino por hablar contigo
en público y en secreto.
El quinto que es no matare,
no deseo muerte fiera
sólo la quisiera daré
a quien a mí me la diera ( 1 ) .
En la actualidad, los mozos van de ronda la noclT»
de los sábados y la de los domingos, (2) algunos, a pue-
blos distantes del suyo más de dos leguas, y durante el
camino, riflan y entonan canciones en las que demuestran
su pasión, sus celos y rivalidades:
Esta noche rondo yo
mañana ronde quien quiera,
esta noche rondo yo
los ojos de mi morena.
y para demostrar su despecho:
(1) Me los recitó en Saliencia, concejo de Somiedo, e! 7 de Abril
de 1921, Serafina Arnaldo, de 71 años. Encontré en toda la pro-
vincia fragmentos estropeados de los mandamientos en flores, pero no he
podido reunir los diez.
En Villanueva de Teverga, el 25 de Junio de 1921, Pilar Díaz, de
46 años, me recitó esta variante:
En el segundo he jurado
a Dios y a su Santa Madre
de no te olvidar jamás
menos que tú me lo mandes.
Y el 24 de Octubre de 1921, en Folgueras, concejo de Riosa, José Mar-
tínez, de 84 años, me recitó:
En el sexto te diré
tienes una cara hermosa,
benditos sean los ojos
que te ven y no te gozan.
(2) En algunos concejos también los jueves "es día de cortejar."
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 167
— A tu puerta estuve anoche
hasta que salió la luna,
y no me quisiste abrir,
corazón de piedra dura.
Esta copla tiene una contestación llena da gracia:
— Anoche estuviste a mi puerta,
tu cantaste y relinchaste, (1)
estaba echando la torta,
tochu, tu ¿cómo no entraste?
Y el que va a rondar a otro pueblo por pasar el
tiempo :
Aimque estoy en pueblo ajeno,
no vengo a buscar amores,
que los tengo yo en el mío
como ramito de flores.
o cuando va a buscarlos y tratan de impedírselo:
Al puente de las Arriondas
tengo bajar cuando quiera,
tengo allí los mis amores,
pero aunque no los tuviera.
En muchos concejos hay la costumbre de que una mo
za admita en su casa a cuantos mozos vayan a cortejar-
la, pero antes de abrirles la puerta sostiene con ellos
un diálogo lleno de ingenio :
— Tras, tras.
— i Quién ?
— Gente; ¿hay entrada?
En Oriente llaman relincha al grito de tjujú.
166 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICICWES, COSTUMBRES
— Hasta la cocina — contesta la moza, si el galán es
conocido.
Pero si no le conoce por la voz, le pregunta sin abrir
la puerta:
— iQué quieres?
— Que me apurras un tizonín para encender el ci-
garro.
— No hay tizones, apagáronse.
— Entonces darásme un poco de agua.
— No fui por ello a la fuente.
— Oye, nena: ¿no podrías abrir el cuarterón y aso-
mar la carina pa que la luna y les estrelles se retiren
al ver la tu hermosura?
Al fin la moza abre la puerta y el galán pasa a la
cocina.
Y en los escaños que rodean el fuego que arde en el
llar, reververando su luz en las calderas de cobre y en los
aros de las herradas que relucen siempre en la espetera
como plata y oro — y sobre todo los "días de cortejar" — •
se sientan los mozos, y en conversación general hablan
de los asuntos del día.
Y cuando llega la oportunidad, el galán que entró
primero, dice a la moza:
— ¿Vamos a cortejar?
— Vamos.
Y el
mozo.
"Camin va de la puerta
Y espera q'allí envoque
Co'I so candil la nena
Que ye sol de los soles;
Acasu ella lu ameche.
Acasu saín y sobre,
Acasu co les manes
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 169
También ella lu arrodie;
Pero'l candil acasu
Al viento i diz que asople,
O él solu acasu apágase
O apágalu el demontres.
Lo cierto ye q'ascures.
Sin lluz y hasta en sin mosques". (1)
siéntanse en un banco que al efecto está colocado en el
interior de la casa detrás de la puerta de la calle (2) .
A veces ocurre que no entra un mozo solo el primero
sino varios a un tiempo. Y a su hora dice uno cualquiera
de ellos:
— ¿Quién sale a cortejar?
— Sal tú — contestan los que entraron cuando él; so-
bre esto nunca hay discusiones.
En la casa donde hay dos mozas, puede suceder que
las dos "salgan", pero si hay más de dos, sus padres no
permiten que "salga a cortejar, a la puerta", más que la
primera; las otras cortejan en la cocina.
Al poco tiempo de estar el primer mozo cortejando
se acerca a la pareja el que le toca en turno y dice:
— ¿Os arreglasteis ya?
— Estábamos en ello.
Y se levanta y marcha para la calle o vuelve para la
cocina. El otro siéntase al lado de la moza y allí está
hasta que van a relevarle; a veces reúnense en la casa
más de diez mozos y hay que ver el ingenio que demues-
tran las jóvenes para sostener tan gran variedad de con-
versaciones amorosas.
La hora de cortejar termina a las doce de la noche
(1) Sueña que ye vida. Poesía publicada por D. Félix de Arambu-u
y Zuloaga, firmada con el pseudónimo Sico Xuan de Sucu, en la Revista
Asturias, tomo II.
(2) "El banco de cortejar" donde más se usa es en el concejo de Oviedo;
donde no usan el banco cortejan de pie.
170 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES. COSTUMBRES
poco más o menos. Y termina tranquilamente si no llega
un grupo de mozos que viene a rondar de otro pueblo, y
pretende entrar en la casa contra la voluntad de sus due-
ños. Si no los dejan entrar, lo toman como una gran fal-
ta de respeto a la costumbre, y entonces, esperan la sali-
da de los mozos que hay en la casa, y en medio de la
oscuridad o al claror de la luna se reparten mutuamente
los dos grupos buen número de palos.
En cuanto saben los mozos que una joven aceptó
relaciones formales, si no tiene hermanas que cortejen,
dejan de ir a su casa; desde aquel momento allí no entra
nadie más que su novio (1).
Y causa verdadera emoción oir a altas horas de la
noche, allá, en las cañadas o en las cumbres, la voz po-
tente del mozo que regresa de rondar entonando coplas:
I
— A tu puerta estuve anoche,
tres veces te la rondé;
mira si te quiero bien
cuando no te desperté.
Y emite con todas sus fuerzas un vibrante ijujú, "grito
de ¡alerta!" que empleaban los astures preromanos, grito
enérgico y guerrero que tantas veces resonó antaño en
nuestras montañas durante la lucha contra los invasores
del suelo patrio, grito que hoy emplea el mozo rondador
para anunciar su llegada, a su novia, y para despedirse
de ella.
Mientras el mozo se aleja cantando y rif lando (1),
(1) Citaré algunos de los concejos donde las mozas reciben a todos los
mozos que van a cortejarlas:
Concejos de Oviedo, Mieres, Sama, Langreo, Nava, Corvera, Infiesto...
(2) En Caravia y en otros concejos, riflar = ijujú. En Ribadesella y demás
concejos de Oriente lo llaman relinchar; en Oviedo, gritar, y en Occidente,
escouguiJo.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 171
SU novia le escucha desde la ventana o desde el corredor,
hasta que el eco del último riflidu se pierde entre las ra-
mas del espeso castañar o entre las rocas de la montaña.
También el ijujú se emplea para retar al rival. Cuan-
do uno o más mozos andan de ronda, suelen oir a lo le-
jos el ijujú retador:
[Ayayay! ¡ay!... ¡ah! ¡ijujú!
¡Ay! ¡ah! ¡ijujú!
iAh, tú!
;Qué quieres?
Tienes miedo?
— Ahora lo verás.
Y dirigiéndose frases de desafío en voz mudada, se
aproximan unos a otros y arreglan sus asuntos por medio
de las armas modernas. Esto en los pueblos mineros, que,
en los que no han sido invadidos por costumbres perni-
ciosas, igual que antaño, cada mozo envuelve su cha-
queta en el brazo izquierdo para que le sirva de escudo
contra los palos. Y recogiendo en el pecho todo su valor,
se lanzan a la pelea para disputarse noblemente con un
palo el cariño de una moza.
Los pastores cortejan allá arriba, en las montañas,
con más tranquilidad que los que cortejan acá, abajo;
sus costumbres son más primitivas. Cuando un pastor va
a una majada a cortejar, — como por ejemplo a una de
las de Tárano concejo de Cangas de Onís — si ve que
a la puerta de la cabana hay un cayado, sigue de largo
sin hablar con la joven, porque aquel cayado, es señal de
que su dueño, otro pastor, está dentro cortejando.
Y no es difícil que en el cabañal de la majada, sue-
ne la voz de una pastora que expresa así su tristeza:
— Ay de mi que la perdí,
la gracia de cantadora.
172 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
ay de mi que la perdí,
nel monte siendo pastora.
También cantan:
— Galán, si vas a verme
a la cabana,
tira una piedrecita
a mi ventana,
tira una piedrecita
tírala fuerte,
si acaso estoy dormida
que me despierte;
que me despierte, majo,
que me despierte,
el sueño de la aurora
el sueño fuerte. ( 1 )
El tratan.
En los concejos de Grandas de Salime, Pola de
Allande, Tineo, Cangas de Tineo y otros de Occidente,
los labradores y jornaleros otorgan escrituras de capitu-
laciones matrimoniales, porque así les conviene debido a
la costumbre que tienen de casar — entroncar, como ellos
dicen — "para casa de los padres", al hijo o hija que más
les convenga, que, suele ser por lo general el varón de más
edad.
La dote consiste en metálico, algo de grano, y el ajii^ir
o medio ajuar; la cantidad en metálico, salvo raras ex-
cepciones, suele ser de mil a cinco mil pesetas, de las
cuales entregan al novio o al padre de éste, el día del
(1) Estos versos los recogí en Campo de Caso el 16 de Octubre de 1921
de labios de Clotilde Simón, de 74 años. Esta anciana ha sido pastora en
las montañas de Caso.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUPIA 173
otorgamiento de la escritura o en el de la celebración del
matrimonio, una cantidad insignificante, pagando el resto
en cuatro, seis ú ocho plazos anuales de doscientas cin-
cuenta a quinientas pesetas cada plazo, otorgándose des-
pués de satisfecha la dote la correspondiente carta de
pago.
Las prendas de ropa que componen "el medio ajuar",
suelen valuarse en doscientas cincuenta pesetas, y en qui-
nientas "el ajuar entero" según la posición del otorgante.
" — Los matrimonios los arreglan o convienen los pa-
dres de los novios, y algunas veces, sin nunca haberse
visto, como ya ocurrió el caso en mi despacho, en donde
el día del otorgamiento de la escritura, fué la primera
vez que se vieron los novios; y además, ese convenio o
arreglo, es por el sistema de regateos o ajuste, dándose
bastantes casos de quedar los matrimonios sin efecto por
veinticinco pesetas, o una cantidad menor." (1)
En el regateo o ajuste, suele intervenir un "perito"
al cual llaman el "embustero".
En el concejo de Oviedo, el sábado anterior, o sea
ocho días antes de "echar el primer pregón", se reúnen
los padres de los novios para hacer el tratau de la dote
que han de dar a sus hijos; van a la capital y se reúnen
en un establecimiento de comidas y bebidas. Al princi-
pio nadie se atreve a hablar del asunto que motivó la
reunión, pero después de tomar un poco de vino, uno de
ellos rompe a hablar en esta o parecidísima forma:
— Ah, chachu; paez que los rapaces quieren casase.
— Facen bien, hom, también tú y yo nos casamos.
(1) Estos datos me los suministró el notario de Pola de Allande, don
Zoilo Magdalena en Enero de 1922. Yo presencié el 7 de Noviembre de Í921
en Berducedo, concejo de Allande, un tratau, del cual, en aquel momento,
extendió la escritura el Sr. Magdalena.
pl74 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
— E verdá, pero hoy están los tiempos malos.
— Siempre estuvieron lo mismo; que trabayen como
trabayamos tú y yo.
— Si tienen con qué trabayarán...
— Para, para; ¿non dixiste que al tu fiu le darías un
carru ?
—Sí.
— ¿Pero quién va a tirar por él...?
Intervienen las futuras consuegras, llegan otros hi-
jos casados a ver si el tratau los perjudica a ellos, y entre
tanto, los novios, o presencian la escena, o están en una
esquina de la calle esperando el resultado de aquella reu-
nión.
Y ocurre con frecuencia — como en Occidente — que
por una cosa de poco valor, no hay tratau: salen los pa-
dres y cada uno marcha para su casa con su hijo.
Y los novios se devuelven los modestos regalitos que
se habían hecho. Antaño, el novio regalaba a su prome-
tida unos corales; he aquí una copla referente a la de-
volución de esta prenda:
— Los corales que me diste
vuélvelos al coralero,
si yo quiero unos corales
tiene mi padre dinero.
Los novios no siempre dejan de casarse porque sus
padres no hayan hecho el tratau ; a veces están conformes
con lo que dice esta copla que recogí en Quirós:
— Aunque tus padres no quieran
y los míos digan no, ~
si tu quieres y yo quiero,
eso será y otro no.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 175
Se dice en Oviedo y en otros concejos de la pro-
vincia que la novia "va vista y presea", cuando su padre
le da un vestido con su correspondiente ropa blanca, una
cama, sábanas y cobertores, herrada, caldera de cobre,
peñera (cedazo) , masera, macona, azada para sachar, y
otros enseres.
Y cuando todos están conformes con el tratau, des-
de el sitio donde están reunidos van a la notaría a hacer
la escritura de la "sociedad familiar", consuetudinaria en
Asturias.
También hacen escritura de capitulaciones matrimo-
niales, en las Regueras y en Llanera.
En Aller y en Quirós, el tratau le escriben con toda
sencillez en un papel simple, el cual firman los interesa-
dos y varios testigos. A este documento lo llaman "la car-
ta dotal".
En otros concejos, entre los cuales figaran Morcin,
Campo de Caso y Ponga, el novio regala los "dones"
a la novia. Los cuales consisten en "vestirla de pies a
cabeza", de ropa exterior. Y la novia regala a su novio
una muda de ropa interior.
En Oriente no está generalizada entre los labradores
la costumbre de otorgar escrituras de capitulaciones ma-
trimoniales.
Alrededor de las escenas que ocurrren durante el tra-
tau se han formado algunos cuentecitos.
Un mozo quiso hacer el tratau directamente y fué a
hablar al padre de su novia:
— Bien venido, Santiago, iqué traes, qué traes?
— Como traer no traigo nada, vengo a ver si me da
la su fía pa casarse conmigo.
— íY qué más pides, Santiago, qué más pides?
— La gocha con los gochinos, la cabra del cencerru
y toe» les que van detrás de ella.
176 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS. SUPERSTICIONES. COSTUMBRES
— No, Santiago, no; pides mucho.
— Bueno, pues si por lo que no vale la cena de un
llobu dexa de casar la su fía, quede con Dios, que yo
me marcho.
— Rápela el demoniu si con otru me caso más que
con elli — dijo la hija desde la cama.
— Ven, Santiago, — gritó el padre — ven, que lo arre-
glaremos (1).
Bodas .
Strabón, geógrafo griego, que nació por los años de
50 a 60 antes de Jesucristo, describe las costumbres de
los astures y dice que "se casan a la manera de los grie-
gos."
La ceremonia del matrimonio griego se componía de
tres actos:
" — En la casa paterna, en presencia del pretendiente,
el padre ofrece un sacrificio y declara, pronunciando una
fórmula sacramental, que da su hija al joven.
La novia es transportada a casa del marido en un ca-
rro y todo el camino se canta a su alrededor un himno
religioso. La joven no entra por sus pasos en la nueva mo-
rada. Es preciso que su marido la lleve, que simule un
rapto, que dé algunos gritos y que las mujeres que la
acompañan finjan defenderla.
Lo que precede no es más que la preparación y el
preludio de la ceremonia. El acto sagrado va a empezar
en la casa. Se acercan al hogar; la esposa es puesta en
presencia de la divinidad doméstica. Es regada con agua
lustral; toca el fuego sagrado. Se pronuncian oraciones.
(1) Recogido en Gobiendes, concejo de Colunga, el 19 de Ago»to de 1920;
me lo contó Gabíno Bárzana, de 38 año* de edad.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMFUDIA 177
Luego ambos esposos se distribuyen una torta, un pan,
algunas frutas. Esta especie de frugal comida que em-
pieza y acaba con una libación y una oración, este re-
parto de alimento frente al hog2ir, coloca a ambos espo-
sos en comunión religiosa mutua y en comunicación con
los dioses domésticos." (1).
Dicen algunos autores — sin fundamento científico —
que los astures descendemos de los celtas y que por lo tan-
to muchas de nuestras costumbres tienen origen céltico (2) .
(1) Paul Girar. Historia griega. Vida pública y privada de los griegos.
Traducción española de la 5.' edición francesa, por Domingo Vaca, Madrid,
1915, pág. 28. Este autor, en Historia romana, Vida pública y privada de
los romanos, traducida por el Sr. Vaca, de la 7." edición francesa, Madrid,
1917, pág. 63, describe un casamiento en Roma en el siglo de Augusto.
Y entre los ritos que practicaban los nobles para celebrar sus matrimonios,
dice que ofrecían luego a Juno, que presidía las bodas, un sacrificio, en el
cual las libaciones eran hechas con vino mezclado con miel y leche, en que
figuraba un pan de trigo llamado far, llevado y presentado por la desposada.
Esta ofrenda del pan far ha valido a este matrimonio el nombre de con-
farreaiio.
(2) Unos autores dicen que los celtas entraron en España el año 3000 y
otros que el 2500 antes de Jesucristo. En esto han padecido un error.
La primera fuente que cita a los celtas en España es un Periplo griego,
escrito por Festus Avienus en el siglo VI antes de Jesucristo.
— "Ciertamente — dice el Sr. Boch Guimpera refiriéndose al Periplo —
sólo cita sus tribus sin calificarlas de celtas, pero estas tribus son las mismas
que más tarde por otros textos sabemos que son célticas".
• Su entrada en España "debió tener lugar hacia el año 600 antes de Je-
sucristo. Esta fecha no sólo se desprende de los movimientos generales de
los celtas en el Occidente de Europa durante la primera edad del hierro,
sino que la podemos deducir de los textos: Hesiodo, en el siglo VII, aún
conoce a los Ligures como pueblo principal de la Europa occidental; en
cambio, el Periplo conservado por Avienio, en el siglo VI, ya conoce los
celtas en España (las tribus de los Cepsi Saefes y Beribraces). El Periplo,
por otra parte, relata la ocupación céltica como cosa no demasiado lejana,
y aún recuerda la retirada de los Oesirymnios ligures.
El camino seguido por los celtas en su extensión por España lo recons-
tituye Schulten (a) a base de las indicaciones de los autores que nos dan
algunos de sus límites extremos y con ayuda del estudio de los nombres
de lugar célticos y de la topografía." (b)
(a) Numantía, I, pág. 86.
(b) Celtas y la civilización céltica en la península ibérica, por Pedro
Boch y Guimpera. Boletín de la Sociedad de Excursionistas. IV trimestre.
Madrid. 1 921.
12
178 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
¿Y cuales son estas costumbres? Por ejemplo los ri-
tos establecidos por los celtas para celebrar sus matrimo-
monios, hay que buscarlos en las leyendas de otros países.
" — Camma, — dama celta — sacerdotista del templo de
Artemisa y esposa del Petrarca Sinatos, fué requerida de
amores por un pariente de su marido, apellidado Sinorix.
Y como no pudo triunfar de su virtud, mató a Sinatos a
traición.
Después habló a Camma, de su pasión, de su poderío
de su riqueza, y acabó por manifestarle que, por amor
a ella había asesinado a su marido.
Camma le rechazó con horror, pero luego aparentó
La arqueología es ud auxiliar poderoso de la historia; comparando lot
resultados arqueológicos con los de las fuentes, se pueden obtener resultados
definitivos.
De mis hallazgos arqueológicos en el castro de Caravia (a) dice el señor
Boch en el citado Boletín:
— ". . .La civilización del castro de Caravia está, pues, llena de elementos
post-hallstátticos; sin embargo, la presencia del puñal indicado nos da un
elemento nuevo, cuya importancia y significación apreciaremos mejor des-
pués de tratar de los siguientes hallazgos de Monte Beornio en Alar del
Rey. . .
En el Norte (Asturias, Santander), ni las fuentes citan celtas, ni existen
nombres de lugar céltico: por el contrario, el único texto antiguo que habla
de tales regiones, (el Periplo base de Avienio), cita allí el "pernis ligus."
Esto parece confirmar lo deducido del distinto carácter de los hallazgos in-
dicados respecto de la cultura céltica propiamente dicha, y no parece aven-
turado suponerlos representantes de la civilización del N. de la Península
ocupada por tribus indígenas que los griegos identificaron con los ligures."
Es decir que mis hallazgos en el castro de Caravia parece que representan
la civilización de los ligures.
El Sr. Schulten, el descubridor de los campamentos sitiadores de Numancía,
en carta fechada en Erlangen, en Mayo de 1920, me dice:
— "Son muy interesantes los nombres que empiezan con Car, como Caravia;
creo que Car es ligure; recoja usted todo» los nombres que empiecen con
Car en su región".
Y anoté y remití al ilustre profesor de la Universidad de Erlangen hasta
noventa y dos nombres de pueblos y barrios cuyos nombres empiezan con
Car, repartidos con bastante uniformidad en toda la provincia.
(a) Véase El libro de Caravia, por Aureliano de Llano Roza de Ampudia,
Oviedo, 1919.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 179
calmarse y consintió en unirse a él en el templo de Ar-
temisa.
Comenzó la ceremonia; y según el rito tradicional»
ella cogió una copa de hidromiel, derramó unas, gotas en
el suelo, bebió una parte, e invitó a Sinorix a beber el res-
to y lo bebió.
Camma había mezclado con el hidromiel un veneno
mortal y murió satisfecha vengando la muerte de su ma-
rido." (!).
Una leyenda imaginada para dar lustre a una fami-
lia marsellesa, dice:
" — Comme Naunos, rey de Segobrigü, prepara las
nupcias de su hija Gyptis.
Dos focensese, Simos y Protis, que habían llegado al
territorio céltico a pedir aF rey que les admitiera en el país
y les diera terreno para fundar una villa, fueron invitados
por él a la ceremonia de esponsales.
Cuando todos estaban reunidos, el rey ordenó a su
hija que ofreciera una copa de agua y vino al que ella
eligiera por esposo.
Gyptis se coloc^ frente a los dos griegos y ofreció la
copa a Protis." (2).
Conocemos por la historia los ritos religiosos^ del
matrimonio griego. Y por medio de las leyendas fabulo-
sas conocemos los del matrimonio celta. El lector apre-
ciará si ciertos ritos que practican hoy los astures en algu-
nos concejos, a continuación de celebrar su matrimonio,
se parecen a los de los griegos o a los de los celtas.
En el concejo de Allande, al final del banquete de
boda, el padrino, acompañado de los novios y del padre de
(1) Manuel pour servir á V elude de Vantíquilé cellique, par Georges
Dotin, 2.* edición, París, 1915, p¿g, 184.
(2) Dotin, obra citada, pág. 185.
180 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSrjMBRES
la novia, va a la panera a recontar el ajuar y después lo
colocan en un carro, si es necesario.
Porque en este concejo, y en el de Tineo — en otros
se perdió la costumbre — si la novia va a vivir al pueblo
de su marido, lleva el ajuar en un carro del país tirado po
dos o cuatro vacas que lucen sonoros esquilones.
En el centro del carro va un arca o baúl con la ropa
blanca, y a su alrededor, algunos sacos de trigo y los en-
seres que componen el ajuar. Encima de todo esto va
hecha la cama matrimonial en la que resaltan los enca-
jes de las sábanas, de las almohadas y los primores de
la colcha. Y por último, en la delantera, va "la cesta de
la madrina" adornada con lazos y llena de pan, huevos,
manteca y dulces.
La novia monta a caballo, después montan los con-
vidados y la comitiva se pone en marcha disparando
cohetes y tiros de escopeta.
Y a veces, los mozos de otro pueblo, en son de broma,
cortan el camino en varios puntos para que no pueda pa-
sar el carro. Cuando éste llega a su destino, los vecinos
del novio presencian la descarga de' ajuar.
El cántelo»
En los concejos de Allande y Grandas de Salime y
otros, llaman cántelo a un roscu (torta) de pan que des-
pués del banquete de boda reparten los novios en peque-
ñas tajaditas entre sus vecinos, y al mismo tiempo les dan
a beber un sorbo de vino.
Y si la novia va a vivir al pueblo de su marido, al en-
trar en él reparten también el cántelo.
Y el matrimonio que dejara de practicar este rito en
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 181
el pueblo donde está establecido sería muy mal visto po
parte de sus vecinos.
Este reparto de pan y vino coloca a los esposos e;
comunión amistosa con el pueblo, como colocaba a los
esposos griegso en comunión religiosa mutua y en comuni-
cación con los dioses domésticos.
En el concejo de Grandas de Salime, cuando los no-
vios van a repartir el cántelo, detrás del padrino va una
Joven con el pan, a la cual llaman "la moza de cesta".
En algunos pueblos el pan lo amasan con azúcar y hue-
vos (1).
En Cornollu, concejo de Allande, cuatro mozas co-
gen un pañuelo grande por las puntas y subiéndole y ba-
jándole horizontalmente cantan:
— Subirlas y bajarlas
sean muy bien halladas,
bajarlas y subirlas
sean muy bien venidas.
y así están cantando hasta que llega la madrina y coloca
el cántelo en el pañuelo.
El reparto del cántelo se hace de casa en casa al son
de canciones:
El cántelo era bueno
y dejará memoria,
no dejéis sin parte
a la señora novia.
El cántelo era bueno,
del trigo del hórreo,
no dejéis sin parte
(1) El 8 de Noviembre de 1921 estaba yo en Grandas ¿: Salime ha-
ciendo invesrigaciones folklóricas, y en Escanlares celebráronse dos bodas
en una casa y al día siguiente participé del cántelo.
182 DEL FOLKLORE ASTURIANO; MJTOS. SUPERSTICIWES, COSTUMBRES
al señor novio.
El cántelo era bueno
y de buena harina,
no dejéis sin parte
a la señora madrina.
El cántelo era bueno
y de muy buen trigo,
no dejéis sin parte
al señor padrino.
El cántelo era bueno
y buenos los vinos,
no dejéis sin parte
a los señores vecinos.
El cántelo era bueno
y de buen pan blanco
3erá la mejor parte
pa mi que lo canto. (1)
En el concejo de Cangas de Tineo al cántelo llámanlo
pan del tchora, (del lloro) , porque al final del reparto, a
la novia le llegó la hora de salir de la casa paterna para
irse con su marido, y entonces llora. Y de veras o fingido,
se niega a salir, se coge al escaño, las mujeres que la
acompañan también lloran, hasta que por último el novio
la saca a la calle poco menos que a la fuerza.
r
Canciones de boda.
En varios concejos de Occidente, entre otras costum-
bres paganas, quedan las "canciones de boda".
En el concejo de Somiedo cuatro mozas, provistas de
panderetas, se colocan a la puerta de la iglesia, y cuando
termiíia el sacrificio de la Misa cantan al son de aquellas :
(1) Las canciones del cántelo las recogí en Berducedo, concejo de Alian-
de y en Grandas de Salime, los días 7 y 8 de Noviembre de 1921.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 183
— Buenos días, señor cura,
también los señores novios,
que con el cuerpo de Cristo
se desa3runaron todos.
Al bajar los novios las gradas del altar:
Cuando del altar bajaste
toda vestida de negro,
blanca flor nos pareciste
al pié de tu macareno.
Al salir de la iglesia:
Al tomar agua bendita
vuelve para atrás la cara,
reza una salve a la Virgen
que te haga buena casada.
Y prosiguen:
Aunque ayer te vi soltera
con el cabello tendido,
hoy te veo prisionera
a la sombra de tu marido. (1)
Las "Pandereteras" se colocan detrás de los novios, y
al son de los instrumentos cantan durante el camino:
(I) Antaño las mozas «oltera», como hoy las niñas de la infancia, traían
el pelo tendido:
Todos los días de fiesta
vas a misa con tu madre,
llevas el pelo tendido
a la voluntad del aire,
dice una copla que cantan en Caravia; traer el cabello tendido era una
costumbre que simbolizaba la virginidad. Y cuando las solteras dejaron
de traer el pelo tendido, las casadas, para distinguirse de aquéllas, usaban
arracadas.
184 BEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
Por esta callita larga
te vamos acompañando,
echa un paño por los ojos
no te despidas llorando.
Tente puente, no te caigas,
de cal y canto labrado,
deja pasar la casada,
también a su enamorado.
El agua se queda riendo
muy clara y muy cristalina,
de ver pasar la casada
y a la señora madrina.
Y le cantan al novio:
Estimado caballero,
bien la puedes estimar,
otro la pidió primero
y no se la quisieron dar.
La joven que hoy se casó
es joven para casada,
tú, como buen caballero,
has de saber apreciarla.
Convídala, caballero,
por una jarra de plata,
que buena muchacha llevas
para el gobierno de casa.
Al novio y al padrino;
Al señor novio le digo
y al señor padrino encargo,
que cuiden de esta niña
que sale de nuestro bando.
Cuando llegan;
Salga la señora suegra,
a recibir a su nuera
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 185
y trátela con cariño,
como si su hija fuera.
Invitándoles a entrar en casa:
Elntren los señores novios
a la casa paternal,
que Dios les corone de gloria
y de buena vida pasar.
Despedida:
Ya hemos llegado al punto
de daros la despedida,
que sea por muchos años,
que feliz paséis la vida.
Adiós te decimos todas,
nuestra amable compañera,
nuestra amistad te ofrecemos
lo mismo que de soltera ( 1 ) .
Los formigos.
En los concejos de Cangas de Tineo y Grandas de
Salime, cuando una mujer da aluz, sus parientes y amigos
van a hacerle "la visita" y le regalan chocolate, mcinteca
y huevos.
A los quince días, la mujer y su marido invitan a su
casa a todos los "visitantes" para darles los formigos; éstos
(1) Me recitó estas canciones el 9 de Abril de 1921 Serafina Alvarez
Rodríguez, de 50 años, de Valle del Ajo, concejo de Somiedo.
El párroco de la capital de este concejo, D. Manuel Alfonso Rodríguez,
me dijo el 10 de Enero de 1922 que las canciones de bodas las Ccintan
en todo el concejo, excepto en la capital. Aquí las cantaron por última
vez en Febrero de 1917.
También recogí algunas de estas canciones en Cangas de Tineo.
Entre los godos había la costumbre pagana de los epitalamios, que San
Isidoro define: "Cantares de bodas entonados por los estudiantes en loor
del novio y de la novia". Menéndez y Pelayo. Historia de los Heterodoxos
españoles, tomo 11, pág. 268.
186 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
consisten en unos trozitos de pan empapados en leche, hue-
vo y azúcar. Antes de tomar los formigos celebran una
buena comida (1).
El Velorin.
En las aldeas, cuando fallece una persona, va el cura —
si el camino no es largo — y todos los vecinos del pueblo,
al oscurecer, a rezar el rosario a la casa mortuoria.
Y durante la noche, varias personas hacen el veloriu:
"velan al muerto"; y en muchos casos, pasan el tiempo
contando cuentos de miedo, de aparecidos y casos que su-
cedieron en otros velorios.
" — En Sames, concejo de Amieva, murió un vecino, y
mientras le hacían la caja, colocaron su cadáver cubierto
con una sábana, encima de una tabla puesta sobre dos
tayueles.
Por la noche fueron los vecinos a rezar el rosario ante
el cadáver y después que lo rezaron, un anciano, para
despedirse del difunto, le abrazó por las piernas y le dijo:
— i Adiós, fulano, hasta pronto, guárdame allá un sitio
bueno !
Con el esfuerzo que hizo, entornó una tayuela y el
muerto rodó sobre el anciano. Los vecinos echaron a correr
de miedo por la escalera abajo, y tan aprisa quisieron
calzar las madreñas, que las revolvieron unas con otras y
nadie encontraba las suyas, y por poco se matan por salir
de casa".
— Pero eso es poco serio — le dije al narrador de este
sucedido.
— i Ah! Pues verá usted lo que pasó aquí en Taranes;
(1) En Asturias no hay costumbres especiales para celebrar los bautizos.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 187
aquello sí que tuvo gracia; ¿dice usted que es poco serio?
Si no fueran estas cosas, ¿con qué nos íbamos a entretener
en estas montañas?
— Pues, señor, murióse en este pueblo un carabinero re-
tirado y quedáronse a velar el muerto Santos de Diego,
Jacinto Llamazales y Joaquín Rodríguez.
Allá, después de media noche, se durmió Santos, y
a los otros dos les dio el hambre. Entonces dijo Jacinto
a Joaquín:
— Vamos a comer castañas, y mientras yo subo a •
cuña por ellas, ve a tu casa por el cazo de tostarlas ( I ) .
Cuando estaba Jacinto en la cuña, despertó Santos, y
al verse solo y oir ruido hacia el desván, echó a correr, y
en la calle encontró a Joaquín que venía con el cazo, y
le dijo:
— Vuélvete, vuélvete, que está el carabinero en la cuña
revolviendo las castañas." (2)
Contando cosas como esta y otras parecidas, es como
pasan muchas veces el tiempo los que van al veloriu.
Entierros y obladas.
Hasta hace poco tiempo el cadáver era envuelto en un
sábana de lino o de c^ííamo, y en andas, sin tapa, cubierto
con un paño negro llamado "paño de las ánimas" — excepto
la cara, que iba tapada con la bula y alguna vez al des-
cubierto— era conducido al cementerio.
Y en el camino había puntos fijos llamados "posas de
andas", en las cuales posaban el cadáver mientras can-
taban el responso.
(1) Para tostar castañas suelen emplearse unos cazos grandes llenos de
agujeritos.
(2) Me contó estos sucedidos en Tanda, concejo de Ponga, el 7 de Sep-
tiembre de 1920 el vecino de aquel pueblo, Manuel Cueto, de 71 años.
188 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICI(»1ES, COSTUMBRES
Más tarde, la iglesia puso tapa a las andas y supri-
mió el paño de las ánimas.
En las casas pudientes había una o dos cajas prepa-
radas para cuando ocurriesen defunciones en la familia ( I ) .
Antaño, en Caravia, y sé que en otros concejos ha-
cían lo mismo, cuando moría un niño sin bautizar, lo ente-
rraban en los pellovios de la iglesia, o sea debajo del
alero, en el sitio donde cae el agua de las tejas. En 1
actualidad, en las aldeas, mientras hacen el funeral, el
cadáver está en el pórtico del templo (2) .
En algunos concejos, como por ejemplo en el de Rio-
sa, cuando muere una persona, cada pariente cercano y
amigo íntimo del finado lleva a su casa una cesta de co-
mestibles para contribuir a los gastos que ocasiona a la fa-
milia del difunto, lo que algunos llaman "banquete mor-
tuorio".
Este banquete mortuorio — si quieren llamar así a una
modesta comida — tiene su explicación: asisten al entierro
personas forasteras, y como no tienen dónde comer, se
encarga la familia del muerto de darles la comida. Y al-
gunas veces también son invitados a ella los sacerdotes que
asisten a las exequias.
Hoy no van como iban antes, detrás del féretro, pla-
ñideras pagadas y voluntarias haciendo lamentaciones fú-
nebres. Ni las personas pudientes llevan como antaño de-
lante del cadáver, como ofrenda, una ternera conducida
por los criados de la casa.
Y a propósito de esta costimibre me parece que viene
a cuento citar aquí una inscripción que había en la pared
(1) Archivo de la casa-palacio del Excmo. Sr. D. Manuel de Arguelles.
Legajo III, núm. 7 (Inventario) Caravia.
(2) En casi toda la provincia hay la costumbre de besar un puñado de
tierra y echarlo sobre la caja al dar sepultura a un cadáver; citaré los
concejos de Cangas de Onís, Ribadesella, Caravia. . .
AURELIO VE LLANO ROZA DE AMPUDIA 189
del Evangelio de la capilla de la Virgen en el exconvento
de San Francisco, en Oviedo (1).
En letra moderna se leía:
"Este panteón es de los Excmos. Sres. Marqueses de
Valdecarzana.
"Cuia casa ofrece día de difuntos cada año cuatro
hanegas y media de pan, se le canta la missa maior y dos
responsos, uno en el sepulcro del medio de la iglesia y otro
en éste, para lo que baja la comunidad,
"Y al tiempo de empezarlos a cantar. Ios-criados de
la casa solamente sin preceder cruz, ni otra exterioridad
introducen una vaca viva, que permanece arrimada mien-
tras se cantan" (2) .
En Villaviciosa, cuando muere una persona distingui-
da, delante del féretro va una o dos mujeres cubiertas con
un velo negro, llevando en la mano una jarra de plata.
Costumbre que figuraba en las ceremonias de los entierros
griegos. "En Atenas la ley determinaba el orden del cor-
tejo. Delante del muerto iba una mujer llevando el vaso
destinado a las libaciones que habían de hacerse sobre
la tumba. Se la llama la E-j-xvTO'.c-ry.o" (3).
La oblada de hoy consiste en pan, vino, carne o di-
nero, pero no se deposita encima de la sepultura como se
depositaba antiguamente antes de dársela al cura.
En Caravia — ana cosa parecida hacen en el concejo
(1) El exconvento fué derribado el año de 1902 para construir en su
solar el palacio de la Diputación provincial.
(2) Asturias monumental, epigráfica y diplomática, por D. Ciriaco Miguel
Vigil. Oviedo, 1887, pág. 170. Asturias y León, por D. José María Cua-
drado, Barcelona, 1885, pág. 227. nota. Viaje de SS. MM. y AA., por
Rada y Delgado, 1858, pág. 370.
(3) Paul Garnier, obra citada, pág. 163.
En muchos concejos, entre los cuales figura el de Oviedo, delante del
muerto va una persona de su familia con un cirio ardiendo en la mano. El
cirio lleva un lazo negro.
190 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
de Infiesto y en otros — , el domingo siguiente al entierro,
llevan al templo una cesta con tres camones de pan, uno
para el cura y dos para las ánimas; y son tantas cestas
como parientes cercanos y amigos haya dejado el difunto.
Cada ofrenda va cubierta con una servilleta enlutada y
acompañada de una vela que arde durante el sacrificio de
la Misa.
Y después de terminada ésta, los carriones que no
pertenecen al cura se venden en pública subasta delante de
la iglesia ; el producto lo recoge el sacerdote para aplicarlo
a oficios por las ánimas.
En algunos concejos se repite la ofrenda el día de
todos los Santos; y en otros, el primer aniversario.
En Campo de Caso cada pariente y amigo del difunto
lleva un kilogramo de trigo en la cesta de ufrir.
En el concejo de Ibias llevan como ofrenda varias
monedas hincadas verticalmente en una vela, del medio
hacia arriba. Y cuando termina el ofertorio de la misa,
un pariente del muerto se arrodilla con la vela en la mano
delante del sacerdote; éste reza un responso y después re-
coge las monedas.
Una de las manifestaciones más grandes del paganis-
mo contemporáneo es la ofrenda que hacen en la parro-
quia de Santullano, concejo de Tinco.
Detrás del féretro o inmediato a él va una mujer con
una cesta en la cabeza, cubierta con una servilleta. En
la cesta lleva dos botellas de vino, un pan y un rabadal
(espinazo y rabadilla) de cerdo, saliendo el rabo por de-
bajo de la servilleta; ha de ser así, es de ritual que el rabo
vaya a la vista.
La mujer llega con la ofrenda hasta la sepultura, des-
pués entra en la iglesia y la coloca delante del túmulo.
AI final de las exequias, el sacerdote la bendice, y después
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 191
de rezar el responso, la misma mujer la lleva a casa del
cura ( 1 ) .
Antiguamente, durante un año, los domingos, mientras
duraba el sacrificio de la Misa, la familia del muerto tenía
una vela encendida sobre la sepultura. Hoy la encienden
delante del altar; la llaman "la luz dominical".
Las mujeres que quedan viudas a cierta edad, por lo
general visten de luto toda la vida.
Cuestación para las ánimas.
En la parroquia de la Riera de Colunga, al oscurecer
el día I .° de Noviembre, de la casa del párroco salen va-
rios vecinos, y el más viejo de ellos va tocando por las
calles la céimpanilla de la iglesia. Y llevan faroles en-
cendidos.
Cuando llegan a una casa, el que lleva la campanilla
golpea con el mango de ésta suavemente la puerta, que
necesariamente ha de estar cerrada.
— cQué queréis? — preguntan los de la casa, a pesar
de saber lo que quieren.
— Limosna para las benditas ánimas del Purgatorio. Y
al mismo tiempo hacen sonar la campanilla.
Acto seguido cantan una tonada fúnebre:
ESTROFA
Hoy se comienza esta historia,
cristianos estad atentos,
oigan las quejas y voces,
los ayes y los lamentos.
(I) Me dijo el párroco de Santullano el día 4 de Noviembre de 1921
que él había querido suprimir aquella costumbre, pero se opusieron los
vecinos.
192 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
CORO
Eln calabozos oscuros
almas están padeciendo,
y no cesan de dar voces
de esta manera diciendo:
ESTRIBILLO
Ay! ¡ay! que aquí me abraso;
f lav!
¡ay! ¡ay! que aquí me quemo;
por Dios te pido, cristiano,
que me saques de este fuego.
ESTROFA
Cristianos, los de esta casa
poner vuestros pensamientos
en socorrer a las almas
que están pasando tormentos.
CORO
Eln calabozos oscuros, etc.
ESTRIBILLO
¡Ay! ¡ay! que aquí me abraso; etc.
ESTROFA
Mira que es tu padre propio
el que te hace este ruego:
que estoy en el Purgatorio
pagando culpas que tengo.
CORO
En calabozos oscuros, etc.
AURELIO DE LLANO ROZA 0£ AMPUDIA 193
ESTRIBILLO
¡Ay! ¡ay! que aquí me abraso; etc.
ESTROFA
¡Ay! hijo de mis entrañas
que sufrir más ya no puedo;
por Dios te pido, cristiano,
que me saques de este fuego.
CORO
Eln calabozos oscuros, etc.
ESTRIBILLO
¡Ay! ¡ay! que aquí me abraso; etc.
ESTROFA
A tí clamo, esposa mía,
a padres, hijos y hermanos,
que me socorráis os pido
por Cristo Crucificado.
CORO
En calabozos oscuros, etc.
ESTRIBILLO
¡Ay! ¡ay! que aquí me abraso; etc
ESTROFA
Si bien supieras, cristiano.
194 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
lo mucho que padecemos,
como saben los demonios
.oJa ;ocbí^:Cuando se nos cumple el tiempo...!
CORO
jEn calabozos oscuros, etc.
.oj£:; . ESTRIBILLO
¡Ay! ¡ay! que aquí me abraso; etc.
ESTROFA
¡Oh, tristes testamentarios!.
Cuántos bajáis al Infierno
por no cumplir lo mandado
que dejara el testamento.
CORO
Eln calabozos oscuros, etc.
ESTRIBILLO
¡Ay! ¡ay! que aquí me abraso; etc.
ESTROFA
En calabozos oscuros
están las almas metidas.
enclavadas contra el suelo
diciendo: cómo me olvidas.
CORO
En calabozos oscuros, etc.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 195
ESTRIBILLO
¡Ay! ¡ay! que aquí me abraso; etc.
ESTROFA
Aquí estamos como el niño,
fajados de pies y manos,
en sin podemos mover;
¡ayl, hijo, cuanto pasamos.
CORO
Eji calabozos oscuros, etc.
ESTRIBILLO
¡Ay! ¡ay! que aquí me abraso; etc.
ESTROFA
Por un ochavo tan sólo
que a las ánimas les dais,
las sacáis de estos tormentos
y a descansar las lleváis.
CORO
En calabozos oscuros, etc.
.... . .f.
ESTRIBILLO
-! ííh :a" I^y' í*y' ^^ »^"í n»e abrasa; «te. -^
r ESTROFA - ^ •
rfc r. ^. fojj^ cuanta leña tiene '\ ' -i-ri- '-
Dios en el mimdo criado/^^fn''^í> 'fi' if<^<7 -'^'^
196 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS. SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
no igualará a una pavesa
de este fuego en que estamos.
CORO
En calabozos oscuros, etc.
ESTRIBILLO
¡Ay! ¡ay! que aqjií mg abraso, etc.
ESTROFA
¡Oh fuego! fuego en que toco,
que me abraso y que me quemo;
por Dios te pido, cristiano,
que me saques de este fuego.
CORO
En calabozos oscuros
almas están padeciendo
y no dejan de dar voces
de esta manera diciendo:
ESTRIBILLO ■ .
¡Ay! ¡ay! que aquí me abraso;
¡ay! ¡ay! que aquí me quemo;
por Dios te pido, cristiano,
que me saques de este fuego.
Después que acaban de cantar, el dueño de la casa
les entrega la limosna, consistente en moneda o en espe-
cies. Estas las depositan en un hórreo y un mayordomo las
vende para emplear el producto de la venta en hacer ofi-
cios por las ánimas.
AURELIO DE LLANO ROZA PE AMPUPIA 197
Esta costumbre ha sido general en Asturias; encontré
rastros de ella en toda la provincia.
En Orlé, concejo de Caso, cuando llegaban los cues-
tores a una casa, sus dueños les recibían a la puerta con
una vela encendida y les entregaban una cestita de maíz.
En este concejo está el pueblo de Pendones, y desde aquí
iban a pedir a Tarna. La distancia es larga, hay más de
dos horas de camino por una grande montaña. Llevaban
velas encendidas y cantaban:
Animas del purgatorio,
son las que están a tu puerta ;
si nos dais una limosna
tendréis la Gloria muy cierta.
En San Martín de Luiña, cerca de la costa y pueblo
occidental :
Las ánimas esta noche
traen pedimento divino,
el andar de puerta en puerta
pidiendo por Jesucristo.
En la parroquia de Cardo, concejo de Gozón, los ve-
cinos escuchan el canto descubiertos y de rodillas. Y
cuando dicen:
¡Oh, fuego! fuego en que toco,
hacen sonar la c£uiipanilla.
Y al domingo siguiente de hacer la cuestación, al ter-
minar la misa parroquial cantan la tonada fúnebre en el
templo causando honda emoción a los que la escuchan.
La cantaron en 1 920 ( 1 ) .
(I) En el concejo de Lena piden para las ánimas la noche de Viernes
Santo; el 14 de Abril de este año de 1922, a las tres de la mañana, andaba
la comisión pidiendo por Vega del Ciego y entonando las consabidas
canciones.
198 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
Y en Grandas de Salime, en la actualidad, los mozos
piden para las ánimas la víspera de Reyes por la noche y
cantan una tonada, cuya letra es casi la misma que la de
la tonada de la Riera. Las limosnas que reciben consis-
ten en granos, dinero, carne y vino; el grano y el dinero
lo entregan al cura el vino y la carne se lo toman los mozos.
Y tutti contenti
He dicho al principio de este capítulo que la tradición
afirma que la Güestia comenzó a desaparecer cuando por
medio de las limosnas aumentaron los oficios por las áni-
mas. Esta especie de procesiones nocturnas que hubo en
toda Asturias, como las que todavía existen perfectamente
organizadas, ¿no parecen una transformación de la Gües-
tia en su última época?
El pan de la caridad.
En muchas parroquias se toma el pan de la caridad. En
las del concejo de Morcín, una persona lleva un pan a
la iglesia y el cura lo bendice al ofertorio de la Misa.
Acto seguido, en la sacristía dividen parte de él en pe-
queños pedacitos y los colocan a la puerta de la iglesia
en una cesta tapados con una servilleta.
La persona que llevó el pan a! templo coge un trocito
de la cesta y se lo lleva a casa del vecino que le "toca
dar el pan de la caridad" el domingo siguiente, porque
esta limosna la dan los vecinos por turno.
Los fieles, al saHr de la iglesia, toman de la cesta un
trocito de pan. Y la parte que no fué dividida la subastan
en el pórtico; su producto es destinado a oficios por las
ánimas (1).
(1) En otreis parroquias piden para las ánimas recorriendo el templo con
un cepillo o piden a la puerta cuando sal^n los asistentes a la misa.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 199
¡Rezad por las ánimas!
Estuvo muy extendida la costumbre de "ofrecerse"
a mandar rezar por las ánimas. En la Riera de Colunga
lo "mandan" de una de estas dos maneras:
A deshora de la noche, el que hace la oferta se asoma
al corredor o a la ventana de su casa y dice en alta voz:
— ¡Ten, cristiano, en la memoria,
muerte, juicio, infierno y gloría!.
¡De este mundo llevarás
una mortaja y no más!.
¡Vecinos! ¡Rezad un Padrenuestro por las benditas
ánimas!"
Y los vecinos que lo oyen rezan.
Otras veces, la persona va por las calles del pue-
blo a media noche tocando la campanilla de la iglesia, y
al llegar a una casa, golpea la puerta y dice:
— ¡Vecino, reza por las ánimas!
En >tros sitios, se suben a un alto para mandar rezar.
En Campo de Caso un vecino, a las diez de la noche, se
subía a la "Llastra" y desde allí decía :
— "¡Vecinos de Campo de Caso y de Veneros, rezad
por las ánimas!"
En Quirós "hacen el alabar" diciendo tres veces des-
de un alto:
'; —"Bendito y alabado sea el Santísimo Sacramento.
Pdr las benditas ánimas del Purgatorio, Padrenuestro".
200 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICI(»«ES. COSTUMBRES
El ramp.
El ramu, en Oriente, consiste en un armatoste de ma-
dera, a modo de pirámide cuadrangular truncada, de un
metro cuarenta centímetros de alto próximamente, montado
sobre unas andas con cuatro pies.
El día de la fiesta del pueblo lo cubren con roscas de
pan, en su interior colocan carnes saladas y mantecas, le
adornan con flores, pañuelos y cintas de seda, y a hombros
de cuatro mozos o mozas — según la distancia — y dispa-
rando cohetes y tiros de escopeta, lo llevan a la iglesia y
lo colocan cerca del altar... (1)
Se organiza la procesión, y en ella van los ramos trans-
portados por hermosas jóvenes. Repican las campanas,
las gaitas emiten alegres notas; los "escopeteros'', coloca-
dos alrededor del templo, disparan sus armas y los "i' ,1-
voristas tiran" cohetes.
Algunos de los reimos son ofrenda de los "america-
nos"; otros de las madres que tienen hijos en América o
en el servicio militar; y otros, pagados con el dmero de la
cuestación que hacen las mozas en los pueblos.
He aquí un ejemplo de cuestación para el ramu:
La parroquia de Cerezeda, concejo de Pilona, se com-
pone de cuatro pueblos, y en cada uno sus vecinos nom-
bran un "consistorio". El cual designa las cuatro "mozas
de ramu" que han de hacer la cuestación para él, trans-
portarlo a la iglesia y en la procesión. El "consiliario" es
el encargado de comunicar al párroco los nombres de las
mozas designadas.
(I) En 1920, día de la fiesta del Carmen de Torazo, había en el templo
¡veintiséis ramos! Y el mismo año, en la fiesta de San Roque, en la iglesia
de Libardón, concejo de Colunga, he visto yo trece ramos.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 201
En algunas parroquias las "mozas de ramu" las nom-
bra el párroco.
En la Borbolla, concejo de Llanes, llevan el ramu los
mozos, y al llegar a la iglesia, lo colocan delante de la
puerta, se ponen seis mozos a cada lado y cantan:
Levantar, mozos, el ramu,
levantadlo con amor,
que le vamos a poner
al pié del altar mayor.
Los mozos entran con el ramu en el templo, y las
mozas, haciendo reverencias, dirígense a la santa:
Patrona de Santa Eulalia,
te hacemos la reverencia,
el día diez de diciembre
al cantar en vuestra iglesia.
Cuando se acaba la misa, las doce mozas salen del
templo sin volver la espalda haciendo genuflexiones y
cantando :
Gracias a Dios de los Cielos
que de la misa salimos,
y a Santa Eulalia bendita
volvemos a dirigirnos.
Y cuando llegan a la puerta:
Adiós, los señores curas
y también toda la gente.
Dios quiera que de hoy n'un año
nos encontremos presentes (1).
(I) El 20 de Febrero de 1921 me recitó estos cantares Delfina Trespa-
lacios, de 20 años, natural de la Borbolla.
202 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
En Llánes celebran cóh gran brillo las fiestas de San
Roque, de la Magdalena y de Santa Marina. En todas
ellas, las mozas van cantando y tocando panderetas detrás
de los ramos. En la fiesta de Santa Marina cantan:
— De casa de este señor
sale el ramo con la flor,
que lo llevan cuatro mozos
por hacemos un favor.
y cuando llegan a la puerta del templo:
■ K,j. p:> AI llegar a la capilla,
mozos, tirar un tiro
para que diga la gente:
ya llegó el ramo lucido.
En las procesiones de estas fiestas de Llanes, las jó-
venes, aldeanas y señoritas, caminan hacia atrás, cara a
la Virgen, tocando panderetas y haciéndole reverencias,
ora inclincindo el cuerpo, ora poniéndose de rodillas.
¡Es un momento conmovedor!
Y cuando colocan la Virgen sobre el altar levanta-
do en el campo, los mozos con el ramu alzado y las mo-
zas entonando canciones, le "hacen la reverencia":
— Gracias a Dios que llegamos
a tus plantas, Santa hermosa,
la bendición te pedimos,
humildes y fervorosas.
Santa Marina gloriosa
que estás n'esta soledad,
por ser día de tu santo
bien acompañada estás (1).
(1) Me recitó esto$ cantares la señorita Fernanda García Cosío, de
17 años, de Llanes.
AURELIO DE LLAND ROZA DE AMPUDIA 203
En Occidente, el ramu es una especie de torso de ma-
dera vestido con enaguas y montado en un palo de unos
dos metros de largo. Para dar idea de este ramu des-
cibriré el de dos concejos occidentales (I) .
., En Teverga, después de ponerle las enaguas, una ser-
villeta y un mantel, colocan sobre la vestimenta, en la
parte del torso, roscas <Je pan. Y entre las roscas, de ma-
nera que cuelgen a lo largo de las enaguas, prenden pun-
tillas y cintas de varios colores.
Y termina con el "pical'*, o sea con una corona de
pan rematada con un ramo de flores.
La Virgen del Cébranu (del cereb^-o) tiene muchísi-
mos devotos y por lo tanto recibe abundantes ofrendas
de ramos.
El ramu lo lleva un mozo, al hombro, cogido por el
palo y detrás van las mozas cantando todo el camino, a
través de los montes, de los prados, del espeso castañar
y después a la puerta de la iglesia, canciones alusivas al
asunto que motivó la oferta.
En 1921, las mozas, en sus canciones pedían a la
Virgen que librara de la muerte a sus hermanos que lu-
chaban contra los moros en la guerra de Melilla:
— Virgen del Cébranu hermosa
este ramu te traemos
que nos libres de la muerte
un hermanu que tenemos.
Lu tenemos en Melilla
peleando con los moros,
I Virgen del Cébranu hermosa,
que pronto le veamos todos!.
y las cantoras de otro ramu piden a la Virgen otra cosa,
según la oferta.
(1) En Occidente el ramu es muy pobre y tu forma tiene mucho de
pagana.
204 DEL FOLKLORE A8TUIUAW0; MITOS. SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
En Valle del Ajo, pueblo cercano a uno de los más
hermosos lagos de Somiedo, y rodeado de montañas po-
bladas dé robles y hayas entre las cuales vive el oso, el
ramu no lleva los panes a la vista, van debajo de las ena-
guas, solamente se ve el "ccpitu" que lo corona: un pan
adornado con plumas de ave.
En las enaguas colocan verticalmente cintas de va-
rios colores. Y delante del ramu van dos mozas tocando
el pandero ( I ) .
También el humorismo suele intervenir en esto de los
ramos. Dicen que una vez, las vaqueiras (2) de las Es-
(1) En los pueblos altos del concejo de Cangas de Tineo, detrás del
ramu, van cantando dos mozas, a las cuales contestan otras dos.
(2) Una nota sobre los vaqueiros:
Las costumbres y supersticiones de los vaqueiros de alzada son las mismas
que las de los demás asturianos. Y si tienen alguna costumbre particular, es
de -orden económico, engendrada por las necesidades de la vida que hacen.
ELs cierto que entre esta gente algunas costumbres de carácter general (y sobre
todo los movimientos de ciertos bailes) se conservaron con más pureza, debido
al aislamiento en que han vivido.
En el curso de este libro se ve que el reparto del cántelo no es, como
se ha dicho, costumbre exclusiva de los vaqueiros, como tampoco lo son las
canciones de bodas, ni los conjuros contra enfermedades, ni ciertos ritos
que se practican con el ganado, ni el besar un puñado de tierra y echarlo
sobre la caja al dar sepultura a un cadáver, etc.
El ilustre escritor D. Bernardo Acevedo Huelves afirma "que los va-
queiros no se diferencian como raza de los demás asturianos, porque todos
proceden del mismo tronco".
Y rifiriéndose al aislamiento en que se tenía a los vaqueiros, pregunta el
Sr. Acevedo:
— "Aquel estado social que injustamente mantenía a los vaqueiros apartados
de sus vecinos y hermanos de raza, como seres viles y despreciables, ¿de
dónde salió, en qué época se determinó y qué causas lo engendraron?
¿Acaso los iberos habitaban en Asturias al llegar los celtas y sin lucha
consintieron que estos invasores ocuparan la montaña?..." (a).
La cuestión que engendró "aquel estado social" no ocurrió entre celtas
e iberos.
Los vaqueiros quizá sean descendientes de los montañeses que habitaron
los castros que yo he visto rodeados de fosos y en los que en tiempos de Ne-
(a) B. Acevedo y Huelves. Los Vaqueiros de alzada en Asturias.
gunda edición. Oviedo, 1915, pág. 294,
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDtA 205
tacas ofrecieron un ramu a Santa Lucía. Calentaron de-
masiado ^el horno con piornos, y. se les chamuscó el pan.
Vistieron el ramu, se pusieron en marcha y las mo-
í^as vaqueiras cantaban:
Gloriosa Santa Lucidla
~,:i.. ;£iSDjíii aquí te traemos el ramu,
:i ieA .ODihc disimula, que es pequenu
BV3L fiííi. Q**^ ^'^l'^ ^1 *"" apretadu,
arroxamos con piornos
y salió el pan chamuscadu.
.esiLpoiiisq r.ij.. j^.iG
En Occidente las "mozas de ramu" las nombra el
párroco o una junta de vecinos; no son nombradas en
ningún pueblo de Asturias las que hayan cometido un
desliz.
Después de la misa se subastan los ramos delante
de la iglesia y su producto se destina al culto del santo o
santa objeto de la oferta.
Matar a los judíos.
El día de Jueves Santo por la tarde los rapaces y
los mozos van a la iglesia provistos de sendos bárganos.
La chiquillería menuda lleva ronquielles y mairaques.
ron (b), después de Roma dar por terminada la guerra con los astures, los
valientes montañeses todavía peleaban contra tres legiones.
Y aquellos hombres, acaso de raza ligure, — "porque las montañas astúricas
quedaron probablemente ocupadas por los ligures" (c) — , por sostener la
lucha contra el invasor del suelo patrio más tiempo que los demás asturianos,
darían origen a que nacieran entre ellos y los astures romanizados de la lla-
nura las diferencias que les obligaron a vivir separados de sus "vecinos y
hermanos de raza" hasta nuestros días. Influyendo también quizás su oposi-
ción al acatamiento de la Religión Católica.
La arqueología y el estudio de los nombrse ligures son elementos indis-
pensables para poder tratar este asunto de una manera cienKfica.
(b) Corpu» Inscript. Lat. II, 5353.
(c) Dr. Adolfo Schulten. Die Kiltiberer un thre kr'iege mit. Rom., pág. 1 10.
206 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES. COSTUMBRES
Los de los bárganos se colocan en el centro del tem-
plo formando una circunferencia y cuando el sacerdote
apaga la última vela "tenebraria", empiezan a matar ju-
díos descargando golpes sobre Jiasedeias oh^afstk que los
bárganos quedein hechos astillas.
Cuando las iglesias tienen el suelo de madera, ma-
tan los judíos golpeando los poyos del pórtico. Así lo
hacen en Pola de Allande, Riosa, Quirós, Villanueva
de Teverga...
Esta costumbre se ha suprimido en algunas parroquias.
X :,.. r. . f . .,
n^ -í.bndí' or " on rzcro^v s ríni'. r:Ml aguinaldo.'
El aguinaldo se pide : en unos sitios, el día de Reyes,
en,. otros la víspera de año nuevo. Y se pide entonando
canciones cuya letra varía de un extremo a otro de la
provincia.
En los pueblos orientales y entre ellos Caravia, los
rapaces, el día de San Silvestre por la noche, provistos
de sendos palos y un saco para recoger las castañas que
les den, se acercan a la puerta de una casa y imo de
ellos llama y dice:'
— A estas puertas llegamos
último día del año,
y aquí venimos, señores,
a pedir el aguijando.
I
¿Cantaremos, rezaremos, o qué haremos?
Si los mandan rezar, rezan "por los difuntos de esta
casa" y por las ánimas. Y si los mandan cantar cantan:
Solo. No hay tal andar
como andar a la una.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 207
bien veréis el niño en cuna
que nació una noche oscura
en Belén en un portal.
Coro. No hay tal andar
como buscar a Cristo,
no hay tal andar
como a Cristo buscar.
Solo. No hay tal andar
como andar a las dos,
bien veréis al niño Dios
derramar sangre por nos,
sangre digna derramó.
Coro. No hay tal andar
como buscar a Cristo, etc.
Solo. No hay tal andar
como andar a las tres,
bien veréis a San Andrés
que es uno de los tres
marineros por el mar.
Coro. No hay tal andar
como buscar a Cristo, etc.
Solo. No hay tal andar
como andar a las cuatro,
bien veréis al Espíritu Santo
que nos cubre con su manto
de los pies hasta el costado.
CcRO. No hay tal andar
como buscar a Cristo, etc.
Solo. No hay tal andar
como andar a las cinco
bien veréis al niño chico
corriendo tierras de Egipto
en busca de Cristo andar.
208 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
Coro. No hay tal andar
como buscar a Cristo, etc.
Solo. No hay tal andar
como andar a las seis,
bien veréis al justo Juez
que nos ha de ajusticiar
por la tierra y por el mar.
Coro. No hay tal andar
como buscar a Cristo, etc.
Solo. No hay tal andar
como andar a las siete,
bien veréis toda la gente
lo menguante y lo creciente
en busca de Cristo andar.
Coro. No hay tal andar
como buscar a Cristo,
no hay tal andar
como a Cristo buscar.
Cuando acaban de pedir el aguinaldo — a eso de las
diez de la noche — en casa de un vecino cuecen las cas-
tañas en el horno y obsequian con ellas y con sidra a las
mocitas que se reúnen allí.
En San Juan de Ponga, los mozos piden el agui-
naldo el día primero de año después de salir de misa.
Van montados en caballos enjaezados precedidos del gui-
rria; éste es un joven vestido de pieles, y en la mano lle-
va una fárdela (saquita) con ceniza.
Llegan a una puerta y dicen:
A estas puertas llegamos
dispuestos para cantar,
una señora licencia
nos falta pa comenzar.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 209
Y cantan;
Estas puertas son de pino
que aquí vive un gran vecino,
que nos dará de agumaldo
libra y media de tocino.
Estas puertas son de hierro
que aquí vive un caballero,
que nos dará el aguinaldo
para el día de año nuevo.
Les dan de aguinaldo tocino, chorizos, pan, dinero,
castañas, etc, con lo cual hacen una cena.
En Teverga, los rapaces llegan a una puerta:
— Rapacinos somos
de casa venimos,
bolsines traemos
dinero pedimos,
¿Cantamos, bailamos
o rezamos?
Sino, con Dios nos vamos.
Y hacen lo que les mandan.
El 22 de Junio de 1921, estaba yo sentado a la
sombra de un peñasco a la orilla del lago del Ajo, en
Somiedo. En la montaña no se veía ningún ser viviente;
de pronto, allá arriba, por entre él roquedal, aparecie-
ron dos pastorcitc^ y los invité a que bajaran donde yo
estaba.
Cuando llegaron les pregunté:
— ¿Cómo te llamas, nena?
— Amalia Feito.
— ¿Cuántos años tienes?
—Diez.
— Y tú, ¿cómo te llamas?
14
210 DEL FOLKLORE ASTURIANO; MITOS. SUPEHSTiaONES. COSTUMBRES
— Servando Alvarez, y tengo doce años.
— ¿De dónde sois?
—De Valle del Ajo.
— iQué ganado pastoreáis, vacas u ovejas?
— Vacas; yo cuido trece y Amalia nueve.
— ¿Y vais a dormir al pueblo?
— No, señore; dormimos en la cabana con nuestros
padres.
Era la hora de almorzar; a fuerza de ruegos, conse-
guí que participaran de mi comida. Después les interro-
gué acerca de varias costumbres y al llegar a la de pedir
el aguinaldo me dijo Servando:
— Nosotros lo pedimos cantando xácarstó:
Buenos días, señora,
¿cómo le va a usted?
la vemos tan fuerte
como la otra vez.
Dénos Taguinaldo
señora, por Dios,
por el nacimiento
del hijo de Dios.
Aquí nos tiene usted
todos derrotados
irnos de madreñes
otros sin zapatos.
Por el aguinaldo,
señora, cantamos,
que tenemos frío
y estamos mojados,
la barriga Hoja
porque no almorzamos.
Supongo, señora
que no lo negará,
que Dios en el cielo
se lo premiará.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 211
Estas "xácaras" demuestran la pobreza del pueblo
de los pastorcitos que, en medio de la soledad augusta
de la montaña, a la orilla de un lago poético, me facili-
taron interesantes datos folklóricos.
En Obona concejo de Tineo, los mozos piden el
aguinaldo vestidos de personajes de una comedia que re-
presentarían antiguamente, como se representó en otros
concejos, según veremos más adelante (1).
Forman la compañía:
Un galán.
Una dama.
Un soldado.
Un ciego con su criado.
Un médico.
Dos chabasqueiros, (dos mozos con sendas escobas.)
Un muñeco que representa un recién nacido.
Uno que lleva una vejiga.
El galán y la dama bailan y cantan.
El soldado vigila.
El ciego pide y el criado guarda el dinero.
El médico cura a los enfermos que se le presentan.
Al muñeco lo tiran al alto.
Y el de la vejiga separa a la gente a vejigazos.
(1) La manera de presentar estas comedias y algunas danzas tiene ana-
logía con el histrionismo del siglo XVI; he aquí algunas de sus formas:
— "Obligación de Magdalena Gómez, viuda de Pé-ez Alonso, de pre-
sentar en las fiestas del Corpus una danza de ocho segadores y una villana.
Madrid, 3 de Marzo 1592".
"Otra de Jusepe de las Cuevas de hacer una danza de ocho moriscos (un
español y una española, indio e india, turco y turca, gitano y gitana), y
otra de seis avestruces y seis miicaachos zapateros. Madrid, 14 Marzo 1592".
"Otra de Alonso de las Cuevas de hacer una danza de la Recuperación Je
España, en que entren las figuras siguientes: el infante D. Pelayo con cuatro
montañeses y D, Opas con cuatro moros. Madrid 14 Marzo 1592." Nuevos
datos acerca del hisirionismo en los siglos XVI y XVII recogidos por Don
Cristóbal Pérez Pastor. Madrid, 1901, págs. 32-33.
212 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, Cv.3TUMBRES
Donde primero van a pedir es a casa del párroco:
Gracias a Dios que llegamos
a casa del señor cura,
donde siempre han brillado
las estrellas y la luna.
Ganan chorzios, carne, habas, morcilla, longaniza
y dinero. Con ésto hacen varias comidas y están dos o
tres días de broma.
En Pola de Allande, los mozos piden el aguinaldo
disfrazados con ropa vieja y llevan cencerros colgando
de la cintura ; entre ellos va uno disfrazado de muía o de
otro animal ( 1 ) .
Estas representaciones de disfraces de animales son
costumbre de muchos pueblos; en algunos "se disfrazan
de lobo" porque una vez, un padre tenía un hijo muy co-
medor de carne y un día de carnaval le dijo:
" — Que lobo te vuelvas por siete años para ver si te
hartas de carne."
El hijo, al oir la maldición, pegó un brinco y salió
corriendo para el monte; allí, se quitó la ropa, se revolcó
en el polvo y convirtióse en un lobo, pero se le olvidó
quitarse una calza por lo cual los cazadores le llamaban
"el lobo de la calza."
(1) Estas representaciones de disfraces de animales ¿podrán interpre-
tarse como manifestaciones de magia de caza?
La forma poco definida con que se representan los grupos disfrazados
da lugar a confusiones.
Acerca de esta costumbre decía Menéndez y Pelayo en lus Heterodoxos,
tomo II, pág. 268:
"¡Lástima grande que se haya perdido ur libro intitulado Cervus o Kerbos
que escribió San Paciano de Barcelona, contra la costumbre que tenian sus
diocesanos de disfrazarse en las kalendas de Enero con pieles de animales,
y especialmente de ciervo para correr de tal suerte las calles pidiendo estremas
o aguinaldos y cometer mil excesos y abominaciones! Parte de estas costumbres
quedan ya en las fiestas de principio de rño, ya en las carnestolendas."
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 213
Los lobos de la comarca no le querían porque no les
dejaba matar ganado; con esto favorecía mucho a los
vecinos; él lo pasaba mal porque le hacía daño la carne
caliente, tenía que esperar que enfriara.
A los siete años se revolcó en el polvo, y se volvió
hombre." (1).
En San Antolín de Ibias, los mozos piden el agui-
naldo la víspera de Reyes y con lo que ganan hacen una
comida y baile, en compañía de las mozas del pueblo.
Piden el aguinaldo representando los siguientes per-
sonajes:
Un valenciano y una valenciana (2) .
Un maragato y una maragata.
Un soldado y una madama.
Una cardadora.
Uno que lleva el rodalo al hombro.
Otro, disfrazado con la piel de una oveja blanca,
lleva el basoiro (escoba) .
Y uno que golpea la gente con una vejiga.
Y van cantando de casa en casa: ^
— A dónde camina
quisiera saber,
un hombre, de noche,
con una mujer.
— No la llevo hurtada
ni majen ni amar, (3)
antes de las doce
(1) Este cuento me lo contó, el 1 1 de Noviembre de 1921, Manuel Ca-
denas, de 46 años, de la parroquia de Tormaleo concejo de Ibias.
(2) Les dan este nombre, pero ninguno de los personajes va vestido con
el traje de la región que quiere lepresentar,
(3) Este verso no sé lo que quiere decir; y no le arreglé porque respe-
to la forma en que se me comunicó.
214 DEL FOLKiORE ASTURIANO: MrTOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
a Belén llegar.
Y fueron andando
en conversación
diciendo palabras
de mucha atención.
Son palabras santas
dignas de alabar,
antes de las doce
a Belén llegar.
Responde la niña,
como es tan discreta:
— Dios nos ha juntado
y estoy muy contenta;
por otro ninguno
te he de cambiar,
antes de las doce
a Belén llegar.
Y fueron andando
y luego encontraron
un portal muy viejo
y muy derrotado.
Quedaron conformes
de allí se albergar,
antes de las doce
a Belén llegar.
— Niña más bonita,
dama más florida,
respondió uno de ellos,
no la vi en mi vida.
Nació el niño Dios
en aquel pesebre
entre paja y hierba
y sin otro albergue.
Como rey del cielo,
'^ de inmenso poder,
no faltaron reyes
que le fueran a ver.
Fincan la rodilla
para le adorar.
AURELIO VE LLANO ROZA DE AMPUDIA 215
antes de las doce
a Belén llegar. (1)
Losgnirrios.
En los concejos de Lena, Siero, Mieres y Langreo,
el día de Reyes piden el aguinaldo los guirrios.
Delante — en Lena — van seis ú ocho jóvenes vestidos
decentemente de blanco y llevan antifaz; cubren la cabe-
za con una toca puntiaguda adornada con cintas y cam-
panillas pequeñas; las tocas suelen hacerlas sus novias.
Y van abriendo marcha dando saltos con ayuda de
sendos palos. Detrás van los esterones, llamados así por-
que llevan una especie de casulla hecha con estera nue-
va, y pendientes de la cintura llevan unos cuantos cence-
rros grandes, y en la cabeza un pañuelo colocado al es-
tilo de los aragoneses, antifaces y palos para saltar. A
continuación de los esterones y vestidos con arreglo al
papel que cada uno ha de desempeñar, va la "cuadrilla"
dispuesta para representar la comedia que de antemano
ha ensayado (2). Entre ellos va siempre un galán y una
madama; y por último suele ir uno disfrazado de oso.
Caminan al son de la gaita y del tzunbor, y los este-
rones marchan dando saltitos para que suenen los cen-
cerros al compás de la música. Y cuando se encuentran
el "bando" de una parroq^iia con el de otra, los guirrios
se saludan dando grandes saltos unos delante de otros y
mientras tanto, entre los esterones de una y otra parte se
establece una lucha de costado empujándose unos a otros
con los hombros, por lo cual los cencerros producen gran-
de ruido.
(1) Este romancillo me lo recitó en San Antolín de Ibias, el 12 de No-
viembre de 1921, Joíe Cadenas, de 52 años.
(2) En la actualidad representan una comedia moderna.
216 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
Cuando llega el momento, los guirrios y los estero-
nes forman un círculo, y en éste, la "cuadrilla" repre-
senta la comedia y al final comienzan todos a pedir. El
galán es el encargado de guardar el dinero de la recau-
dación y de mantener el orden.
Los bardancos.
En Campo de Caso, el 28 de Septiembre por la no-
che, varios mozos, con sábanas y camisas se disfrazan
de bardancos; traen colgando de la cintura cencerros,
dan grandes saltos y representan en la calle una comedia.
Antiguamente la representaban el día de Reyes.
Las figuras principales de los bardancos son:
Marica, mujer vieja y en cinta (1). Y su marido, de
edad avanzada.
Los bardancos ordenan a los chiquillos que hagan
una hoguera con leña — que allí tienen preparada de an-
temano— y mientras tanto, el matrimonio, cogido del bra-
zo se pasea por entre el público diciendo lindezas.
De pronto, Marica comienza a quejarse de dolores
de parto y pide un médico.
Los bardancos, que están todos al servicio de ella,
dando brincos salvajes y sonando los cencerros, cogen
uno cualquiera del público, lo llevan delante de la partu-
rienta y le dicen:
— Señor médico, mire a ver como viene eso.
(1) Es un hombre vestido de mujer, como también es un hombre el que
hace el papel de madama en los distintos grupos que he descrito. Jamás fi-
gura entre ellos una mujer, siempre es un hombre el que representa el pa-
pel femenino.
Un viejo y una vieja figuran casi siempre en las comparsas carnavalescas,
aunque estas no representen comedias.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 217
— Esto se presenta mal — dice el médico, después de
examinar a la enferma.
Viene otro médico, otro, y otro... y les pagan, obli-
gándoles a saltar por encima de las llamas de la hoguera,
dándoles algunos palos.
Al fin. Marica da aluz un gato que tiene atado bajo
la saya. El público echa a correr a palos detrás del recién
nacido y se acaba la función.
El papel de Marica lo representa siempre una persona
muy ocurrente.
Estos grupos de comediantes que se encuentran des-
de Oriente a Occidente, antaño, quizá representaran el
día de Reyes una obra religiosa; digo esto porque en
Pola de Lena encontré vestigios de una que representa-
ban los guirrios; se titulaba La huida a Egipto.
El antroxo.
El antroxo (antruejo) , en las aldeas se reduce a una
pequeña diversión de la juventud, el martes por la tar-
de; los mozos y las mozas se tiznan mutuamente la cara
con hollín y la chiquillería recorre las calles tocando cam-
panillas y cencerros.
Después de cenar y de tomar las jahueles, los mozos
o los rapaces, se acercan a las puertas de algunas casas y
dicen :
— Fulano: ¿antroxast^? Pues si no antroxaste an-
troxa.
Y tiran un puchero contra la puerta.
Otras veces dicen al tirar el puchero:
— ¡Antroxu fuera!
En Occidente, además de tirar el puchero contra las
puertas hacen otra cosa: echan el goxu.
218 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES,, COSTUMBRES
Echar el goxn.
Echar el goxu consiste en ir los vecinos de un pueblo,
el martes de carnaval por la noche, a lanzar rodando por
una pendiente abajo en dirección al pueblo al cual van a
desafiar, un goxu (macona) lleno de hierba ardiendo y al
mismo tiempo que lo lanzan gritan:
— Muera el pueblo A y salga (1) .
En el concejo de Teverga suele haber serios disgustos
por causa del goxu. El martes de carnaval de 1921 los
vecinos de Fresnedo pusieron el goxu en la pendiente, le
pegaron fuego y gritaron:
— ¡Muera San Salvador y salga!
Y al mismo tiempo tocaban esquilas y cencerros. El
goxu entró en el pueblo dando saltos y lanzando chispas.
Los vecinos de San Salvador no salieron.
— ¡Muera San Salvador y salga! — repitieron los de
Fresnedo.
Y salió, repartiendo estacazos, la persona más carac-
terizada de la parroquia ; y pegó de firme.
En el concejo de Cangas de Tineo, los vecinos de For-
nielles echan el goxu sobre el pueblo de Otiello y los de
Araniego, sobre Parajas.
Y los de Ordiales y Pambley lo echan por el monte
abajo; mozos y mozas van tocando cencerros y cantando;
cada uno lleva en la mano un manceu (haz de paja) ar-
diendo, y los mozos disparan tiros, pero en este concejo
echan el goxu pacíficamente; no retan a nadie.
En Corondeñu, concejo de Allande, en vez del goxu
echan a rodar un pote grande con un gato dentro y la paja
(I) El goxu lo echan sobre los pueblos que están situados en las lade-
ras de las montañas.
AURELIO DE LLANO R02:A DE AMPUDIA 219
ardiendo, y cuando le lanzan por la pendiente, le dispa-
réin tiros de escopeta. Lo mismo hacen en Sistema, conce-
jo de Ibias.
En este concejo, los vecinos de algunas parroquias, con
los manceos ardiendo y tocando cencerros, van a retar a los
de otra, diciéndoles la consabida frase :
— ¡Muera y salga!
Aquí se trata de meter un pelele de paja en el pueblo:
el antroiro.
Y tener el antroiro o el antroxo todo el año en el pue-
blo, es cosa ridicula. Así es que los vecinos salen a prohi-
birle la entrada.
Correr el gallo.
Los niños que van a la escuela entregan cada uno al
maestro diez o quince céntimos para comprar el gallo que
han de correr en un prado, el Domingo el gordo.
A eso de las tres de la tarde, el maestro ordena que se
suelte el gallo, y entre risas y gritos, los niños se lanzan tras
de él en carrera loca hasta que la fatiga les rinde o el ave se
cansa.
Antiguamente, después de correr el gallo, lo colgaban,
vivo, de un árbol, cabeza abajo. Vendaban los ojos a un
niño, le hacían girar varias veces sobre sus pies y le entre-
gaban una espada de madera para que con ella le cortara
la cabeza. Como al tiempo de girar el niño perdía la orien-
tación, solía dirigirse en sentido contrario al gallo dando
al aire golpes de espada. Después de este niño iba otro y
así sucesivamente hasta que uno acertaba a cortarle la
cabeza (1) .
(1) En varios concejos, entre ellos el de Allande, enterraban el gallo
dejándole la cabeza fuera para que se la cortaran los niños con la espada
de madera después de vendarles los ojos.
220 DEL FOLKLORE ASTURIANO; MITOS, SUPERSTICK^ES. COSTUMBRES
En la actualidad no se mata el gallo; después de
correrlo se rifa entre los niños.
Los devotos.
El día de año nuevo se reúnen los mozos y las mozas
en una casa del pueblo para echar los devotos (los estre-
chos). Y en medio de gran algazara discuten la edad
que han de tener los jóvenes para entrar en el sorteo.
A veces acuerdan que entren los jóvenes de catorce
años, pues debido a la emigración no hay mozos para todas.
El día de Reyes, el devoto va a buscar a su casa a
la devota que le tocó en suerte, la lleva al baile que se ce-
lebra en el sitio de costumbre, y la obsequia con dulces,
vino o sidra.
En algunos concejos es costumbre que el devoto cene
en casa de la devota.
El foman.
Varios mozos y mozas acuerdan hacer un fornau, pa-
ra lo cual, entre unos y otros, llevan a una casa castañas,
y argoma o leña para caldear el horno.
Las mozas, en la cocina, pellizcan las castañas para
que no estallen al cocer. Poco a poco van llegando los
organizadores y los convidados; sentado en el escaño,
un anciano "reza delante", el rosario.
Cuando está caldeado el horno, ponen en él las cas-
tañas, y mientras cuecen nunca falta quien entretenga a
la reunión contando cuentos...
Quitan la tapa de la boca del horno y sacan la fruta
de la cual empiezan a comer, acompañada con sidra o
vino pagado a descote entre los mozos.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 221
Después empieza el baile del pandero, el cual termi-
na a eso de las doce de la noche.
El magüestn.
El magüesiu se hace en el campo, y consiste en colo-
car castañas sobre argoma u otro combustible al que se
le pega fuego y con un palo las revuelven para que reci-
ban el calor uniformemente.
Son muy divertidos los magüestos que se organizan
los días de fiesta por la tarde en la falda del monte o en
un prado bañado por el sol y al abrigo del viento.
Mozos y mozas después de comer las castañas y to-
mar algunos tragos de sidra o de vino, forman un baile
sobre la alfombra del prado. Y al oscurecer, regresan
al pueblo cantando canciones del país.
La cuayada.
Cuando se coge el trigo, el último día de la cogida,
se coloca un joven a cada lado de la estay^a final, y avan-
zan cuanto pueden en el tajo para ver cual de los dos
sale primero de él y gana la cuacada.
Pero la impaciencia les hace adelantarse y en un
momento dado, emprenden veloz carrera para coger la
última espiga de la linde. Al cogerla, emiten un ijujú vi-
brante, y con el brazo alzado mostrando en su mano el
dorado fruto, retornan ligeros para echarlo en una maco-
na, la cual es conducida a toda prisa por dos mozas que
salen corriendo al encuentro de cada uno de los jóvenes
para felicitarles por el triunfo.
El que primero coge la espiga y la echa en la macona,
gana la cuayada.
222 ML FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
Carreras a píe.
Antiguamente, después que los campesinos termina-
ban la recolección del trigo, celebraban carreras a pie:
solamente podían tomar parte en ellas los que habían ga-
nado la cuayada sobre la estaya.
Entre las poesías asturianas publicadas en 1839 por
el señor Caveda, hay una muy hermosa titulada La vida
de la aldea; en ella describe las carreras a pie diciendo:
Como Hózanos potros desbocados
Q'el vientu corten sin tocéir l'arena.
Unos tras d'otros van precipitados;
El pechu francu, suelta la melena:
Los brazos fasta el codu remangados.
Del triunfo y la esperanza Taima llena.
Sin zapatos, sin calces, sin ropía.
Mas llixeros que cuete en romería.
Nube de polvu entonces se Uevanta,
Y n'ella envueitu el mozu que ya espera
Con fartu empeñu y con Iliviana planta
El términu tocar de so carrera.
Cede y s'atrasa al otru que se llanta
Metanos xunto a él y lu supera.
En piernes y en alientos, y la grita
Y les palmades del que mire escita.
Y allega más forzuda y más artera,
Sudorientu, Ilivianu, espolvoriadu
A tocar e nos teyos del primera,
Y allí mismo por todos declarada
Ye el rey de la coída, y gayasperu
Recibe de les mames d'una ñeña
Del vencimientu la esperada enseña.
"La esperada enseña" consistía en una cuayada que
entregaba al vencedor una hermosa joven.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 223
La esfoyaza.
Llaman tsjo'^aza al acto de deshojar las panojas de
maíz.
En las casas donde cogen pequeña cosecha, cada
familia deshoja sus panojas. Pero en las casas pudientes,
hacen una esfoj^aza grande; van todos los vecinos una
noche a "ayudar a esfoyar..."
Ha comenzado la esfoyaza; los esf oradores se sien-
tan en el suelo y van quitando las hojas de la panoja, ex-
cepto tres o cuatro que dejan para enristrarla. Los enris-
tradores, sentados sobre la pila de maíz, reciben de manos
de un muchacho la panoja y la engarzan en la ristra; las
mozas suelen tirar panojas a los enristradores. Los cua-
les replican con esta cuarteta:
— Al comienzo de la esfueya
no me tires panoyaes,
que estoy faciendo la riestra,
tengo les manes ataes.
Ocurren cosas muy divertidas cuando al sacar la ris-
tra de la pila, se rompe; entonces el enristrador tiene que
aguantar la zumba de los esfoyadores.
En terminando la esfoyaza, empieza el reparto de la
garulla: nueces, castañas, tabaco, vino o sidra. No hay
nada más divertido que una esfoyaza; los cuentos y las
canciones hacen que el tiempo pase muy agradablemente.
Y cuado los mozos se dirigen a las mozas para qui-
tarles la garulla que ellas han recibido en el mandil, ¡qué
manera de luchar sobre la hoja de maíz, y cuantas bofe-
tadas reciben los mozos de parte de ellas!
El Licenciado D. Antonio González Reguera, en
224 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES. COSTUMBRES
Píramo y Tisbe, describe así el final de una esfo^aza:
"La postrer nuiche ya d'Octubre yera
Y acabóse temprano la esfoyaza.
La xente veladora y placentera
De comer la garulla daba traza:
Había de figos una goxa entera.
Peres del fornu, gaxos de fogaza.
Y tizaban el fuevu con tarucos
Partos de'reblincar los rapazucos.
Les mozes a los mozos purrin peres,
Y desque la barriga fartucanon,
Tabaquiaben les vieyes a los vieyos
Y los mozos armaron sos trebeyos,"
Cuando las personas mayores comienzan a rendirse,
los jóvenes dejan de bailar; el dueño de la casa ordena
que haya silencio y formando todos corros alrededor de
él, rezan el padrenuestro y se despiden unos de otros has-
ta la esfoyaza del próximo año.
Al día siguiente se cuelgan las ristras del corredor o
del hórreo. Hay una copla que dice:
Que bien parece el maíz
esbillado y enristrado,
amarillo como el oro
y de los hórreos colgado!
En el molino.
En la actualidad no hay tanta animación como hubo
antaño en las molinadas nocturnas.
Ancianas, mozas y mozos, se reunían en el molino
para moler su grano. Y mientras la oscilante tarabica mo-
vía el cuerna para que cayera el grano sobre el frayón, y la
muela giraba y despedía la blanca harina por medio de la
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUPIA 225
fuerza centrífuga, y todo aquel armatoste trepidaba, los
jóvenes de antaño, como los de ahora, arrullados por el
ruido de los molares y del agua, entonan canciones "mo-
lineras" :
— Vente conmigo a la fuente
que está detrás del molino,
y al son del agua que corre
habíame de tu cariño.
Estoy ronco arronquecido,
arronquecí en el molino,
no sé si fué la parola
si el serenito del río.
Los molinos están construidos en sitios solitarios, al
cobijo de un peñasco, o en la cañada umbría. Y la fan-
tasía popular, ha forjado en ellos, durante las molinadas
nocturnas, infinidad de cuentos supersticiosos.
La siguiente copla señala la situación de los molinos
y confirma que en ellos se pela la pava :
Los molinos no son casas,
porque están por los regueros,
son cuartitos retirados
para los mozos solteros. (1)
La fila.
La fila es el sitio donde se reúnen las vecinas para
hilar. Sentadas en tayuelas, con la rueca en la cintura,
y la rocada sujeta con el adornado roquera de paño, van
mesando el cerro poco a poco con los dedos de la mano
izquierda, mientras que con los de la derecha voltean el
(I) Esta copla me la recitó el I." de Octubre de 1921 Antonio Meana,
de 58 años, molinero de los molinos de Villamayor concejo de Infiesto.
15
226 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
fusu que retuerce el naciente hilo y lo envuelven a su re-
dedor hasta completar la mazorca.
Se oye el riflar de los mozos que se acercan a la fila;
las jóvenes les ofrecen asiento a su lado, y mientras el
fusu gira, y gira entre los dedos de la joven, el galán le
habla de amores.
Y a, veces, la moza que no está emparejada suele ini-
ciar las canciones de pique:
Galán que estás en la fila
siéDtate en medio del corro,
repara la que bien fila,
que la rueca es un tesoro.
O esta otra:
Con la rueca y con el fusu
yo me gano mi dinero;
poco se gana filando,
menos se gana durmiendo.
Y alguna vieja burlona canta, allá al torde del llar:
Filandango me voy
filandango me vengo
filandango me voy
en la rueca lo tengo.
A las dos primeras coplas contesta otra moza:
Con la rueca en la cintura
Ana está dale que dale
y nunca pudo filar
la camisa de su padre.
Para las mozas que hilan bien, hay coplas por el
estilo de ésta:
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 227
¡Ay! que bien estás Ramona
con la rueca en la cintura,
fila bien y fila mucho,
no hay que lo poner en duda.
También hay canciones para las buenas tejedoras:
Texedora, tu telar,
de oro tien la llanzadera;
quien la pudiera robar
y el telar, y a tí con ella.
y la de las tres cosas:
Tres cosas quisiera
si Dios me las diese,
la tela, el telar
y la que la teje.
En Occidente a la fila la llaman polavila. El 8
de Noviembre de 1 92 1 , en compañía de dos mozos de
Grandas de Salime, atravesé una sierra para ir a la pola-
vila de Escanlares.
La luna brillaba esplendorosamente. Uno de mis
acompañantes cantó al llegar al pueblo:
Al lugarín d'Escanlares
chámanei montaña fría,
malhaya el agua que corre
¡que buenas rapazas cría!
En la polavila había buen número de mozas ; unas hi-
laban y otras hacían medias. Y algunas tenían, como en
Oriente, la faltriquera colgando sobre ía saya, para que
de ella fuera sacando castañas el mozo que estuviera al
lado de cada moza ( I ) . Dice una copla :
(I) Referente a esta manera de obsequiar las mozas a los mozos con
castañas, véase una de las coplas publicadas en la página 155.
— Fuiste a la siega y viniste...
228 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICÍONES, COSTUMBRES
— Mozos que andáis cortejando,
no registréis faltriqueras
que hay allá calabazas,
de esas que nacen ñas tierras.
La polavilla duró hasta cerca de las doce de la noche ;
mozos y mozas a petición mía, entonaron hermosas can-
ciones y para final, una rapaza cantó la siguiente:
Esta vai por despedida
metida na garmayeira,
los que no somos de dentro
desocupar la lareira.
Los sábados bailan al son de la pandereta, y así se pa-
sa el tiempo en la fila; la juventud entonando canciones
y diciéndose amores, y los ancianos contando cuentos y
recitando romances. . . ( 1 ) .
La foguera y la romería.
Es la víspera de la fiesta del pueblo y va a comen-
zar la foguera delante de la iglesia o de la ermita. Allí
está apilada el argoma que han bajado los vecinos del
monte, por orden del mayordomo de la fiesta.
Mientras empieza el baile, algunos mozos forman co-
rros animados, y al mismo tiempo que marcan unas mu-
danzas, preparan las castañuelas, haciéndolas sonar sua-
vemente para ver si están bien ajustadas a los dedos; otros
hacen combinaciones para tomar parte en la danza prima,
y no falta quien se destaque del grupo para salir al ca-
mino al encuentro de su novia cantando:
(1) El gasto del alumbrado lo pagan a descote entre todos los concu-
rrentes a la ñla.
En los pueblos de la costa casi se ha perdido la costumbre de hilar; las
mozas en vez de hacer mazorcas hacen puntilla u otras labores.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMFUDIA 229
¡Señor San Pedro!
Esta noche en la foguera
te diré cuanto te quiero.
Y no es difícil oir allá, hacia el castañar, la tonada de
un desamorado que va para la foguera:
¡Virgen de la Soledad!
Una moza me engañó,
otra no me engañará.
Ya está encendida la hoguera en el centro de la pla-
zuela; un anciano la sostiene añadiendo sin cesar cantida-
des de combustible. Los chiquillos saltan por encima de
las llamas e intentan pegar fuego a la pila de argoma que
ha de alimentar la lumbrada.
El sacristán lanza al espacio tres o cuatro cohetes que
ascienden perezosamente. Suena el vanean de la gaita, y
ésta emite las primeras notas del baile, llamado el jan-
dango. \
Y los mozos, tañendo las castañuelas al son de la gaita,
bailan de espalda a la lumbrada para que las ondulantes
llamas iluminen el rostro de las bailadoras y poder recrear-
se en su hermosura.
El baile termina cuando empieza a riscar el alba ; du-
rante la noche no cesan las gaitas, los tambores, los gritos
de ¡ijujú!, las canciones y la alegría general. En las pri-
meras horas de la mañana comienzan a llegar por todos
los caminos personas devotas, deseosas de tomar parte en
la f esta religiosa y de divertirse por la tarde en la ro-
mería.
¡Qué recuerdos tan agradables me quedan de cuando
pasaba el monte del Fito, al amanecer, en compañía de
las jóvenes caravienses, en dirección al santuario de Cova-
donga cantando:
230 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
La Virgen d« Covadonga
e pequeñina y galana,
aunque bajara del cielo
el pintor que la pintara.
reflejándose el eco de nuestras canciones en la escarpada
roca de la cueva '1 Sumidoriu o en la riega de Gonzalo
el Fuerte...!
A la romería acuden vendedores de dulces, de frutas,
entre las que abundan las avellanas, las cuales venden
midiéndolas por una zapica (vasija de madera) exornada
con dibujos como los de la cerámica neolítica; vendedo-
res de quincalla; carros con cerveza, vino y sidra. Y al
pie de los carros algunos jóvenes cantan al son de la gaita:
Soy de Pravia, soy de Pravia,
O bien:
¡Válgame la Soberana!
La que va por la pradera
¡que bien ximielga la saya!
como yo fuera con ella
mucho más la ximielgara.
En un lado, se ven grupos bailando al son de la gaita
y del tambor; en otro, cantan alegres giraldillas, más allá
cucañas y juegos de bolos. Y sobre el prado salpicado de
florecillas se celebran abundantes meriendas y por todas
partes circula la alegría de una manera que encanta.
La naturaleza del país nos ofrece sitios agradables
para la celebración de las romerías; unas sobre el alto
acantilado, como la de la Virgen de la Guía en Llanes
y la de San Roque en Lastres; otras, bajo el frondoso
castañar, a la orilla del Nalón, como la de Santiago en
Las Segadas-Oviedo; o en el alto de la montaña, como
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 231
k de la Virgen de Alba en Quirós, la del Cébranu en
Carrea, concejo de Teverga, y la de la Magdalena en
Mon-Sacro. En fin, todas se celebran en sitios frondosos
y llenos de belleza.
Y al oscurecer, la gente que forma la romería se des-
parrama en todas direcciones camino de su casa entonando
dulces cantares; y por entre los grupos, suelen pasar al
galope de su caballo mozos que llevan a sus novias a la
grupa ()).
El baile del pandero.
Suenan unos golpes de pandereta y la tocadora entona
la primera copla:
He tenido atrevimiento
de coger la pandereta
como aquél que coge un libro
sin conocer ima letra.
Mientras bailan las mudanzas, el ritmo adquiere un
aire bastante movido, aminorando y dulcificando la acen-
tuación mientras la cantadora canta:
Ahora que sale, sale,
ahora que sale el sol,
ahora que sale, sale,
de lo bueno lo mejor,
agregando al final de cada cuarteta una especie de coda^
que no es más que una repetición del primer verso de la
copla, con una pequeña variante en su parte musical.
Cuando sale a bailar una amiga de la cantadora, ésta
entona coplas de alabanza :
(1) El 4 de Noviembre de 1921, he visto en las fiestas de Jera-Tiaeo, a
lo» mozoi llevar a sus novias a la grupa.
232 DEL FOUCLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
Ahora tengo que dar
un golpe más que solía,
porque ha salido a bailar
el garbo y la bizarría.
¡Viva quien baila!
Si toco la pandereta
la toco porque yo quiero,
porque yo los mis amores
en el baile no los tengo
En Somiedo, límite con la provincia de León, cantan ;
Este panderu que toco,
ya de petcheichu de oveicha,
ayer herraba nú monte
hoy toca que retumbeicha.
En Grandas de Salime, extremo occidental:
El galán que está bailando
baile bien si le parece,
que baila con una dama,
que ella bien se lo merece.
Y prosigue:
Mozinas que estáis bailando
bien podéis considerare,
que las que estamos tocando
también queremos bailare.
En el concejo de Oviedo :
Salid, mozos, a bailar,
a los de mi pueblo digo,
que los que vienen de fuera
gastan mucho señorío.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 233
y cuando hay muchas mozas mirando:
Salid, mozas, a bailar
a romper vuestros zapatos,
que después de casaditas
no os faltarán trabajos.
Y los mozos, con los brazos en alto, sonando las cas-
tañuelas, tejen hábilmente las mudanzas, y la tañedora
entona coplas y más coplas :
El galán que esta en el baile
nunca más aquí bailó,
por ser la primera vez
la flor del corro llevó.
¡Viva Caravia!
Para tocar a mi gusto
aquí traigo compañera,
aquí la tengo a mi lado,
rosita de primavera.
i Esa mudanza !
Para final:
Ahora tengo que dar
un golpe más al pandero,
porque parece que va
el baile tomando vuelo.
Esta tonada y no más
y con ésta ea, ea,
que no me crió mi madre
para ser panderetera.
— La gallegada ; ahora venga la gallegada — dicen los
bailadores.
234 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
Cambia la frase musical y la tañedora canta:
— Dices que no me quieres
por una duda,
esa duda villana
siempre fué tuya.
Si quiero cantar canto
si no, lo dejo,
que no estoy alquilada
por el concejo.
y la moza toca y entona canciones hasta que todos se
cansan.
En algunos pueblos de Occidente, además del pan-
dero ordinario, usan uno cuadrado cubierto con piel por
ambos lados, o por uno solo, el cual tocan en polavilas y
romerías (1).
El baile de gaita llamado el fandango se usa mucho en
los pueblos bajos a lo largo de la costa; los bailadores se
colocan en dos filas, la de los hombres frente a la de las
mujeres, como en el baile del pandero. En los pueblos
de las montañas no hay gaitas. En Ponga, a este instru-
mento lo llaman "gaita de ribera", y sube allá alguna
vez un gaitero cuando le contratan para tocar en la fiesta
del pueblo.
La giraldilla.
La giraldilla consta de dos partes — estrofa y estri-
billo— que se diferencian melódicamente por su indepen-
dencia musical. Durante la entonación de la primera parte
los mozos permanecen dentro del círculo mientras las mo-
(1) El pandero cubierto con piel por ambos lados lo vi en el concejo
de Ibias, en Noviembre de 1921. Y me dijeron allí, que también usaban en
la provincia de León esta clase de panderos.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 235
zas giran cogidas de las manos al mismo tiempo que
cantan :
Amores y dolores
quitan el sueño,
yo como no los tengo
descanso y duermo.
Terminada de cantar la estrofa, se deshace la rueda y
los mozos rompen a bailar uno con cada moza y cantan
todos :
— Anduve galanteando
no se me logró,
malhaya mi madre
que no me casó,
que si me casara
tuviera una cama
tuviera un buen mozo
que me preguntara:
— ¿Quieres chocolate
o quieres jamón?
Y nada me faltara
por esta razón (1) .
En algunos concejos — pocos — entre ellos el de Ovie-
do y el de Aviles, al terminar de cantar los últimos versos,
los bailadores se cogen por la cintura y giran acelerada-
mente.
Para dar una idea de las distintas formas poéticas de
las canciones de giraldilla, publico a continuación algunas
recogidas en los extremos y centro de la provincia.
Recogida en Vidiago-Llanes :
(1) Esta giraldilla me la recitó en Vega concejo de Riosa, el 24 de
Octubre de 1921, Josefa Fernández, de 57 años.
236 DEL folklore: asturiano: mitos, supersticiones, costumbres
Estando jugando al tute
vinieron y me dijeron,
que mi mujer era muerta;
Dios le dé su santo cielo.
Me cogí la capa
y me fui a la iglesia
me asomé a las andas
y vi que era muerta.
Le dije al enterrador:
— Entiérreme esa dama
y le daré un doblón.
El muy bien lo hizo
y ella se saliera,
porque era muy bruja
y un poco hechicera;
que esas malas mañas
ella las tenía
de marchar de noche
para Andalucía,
de Sevilla a Cádiz
de Cádiz a la Habana
y ella amanecía
conmigo en la cama (1).
En Caravia :
— Dime, dama hermosa,
(•;qué te ha sucedido
que ayer en el baile
te lo han conocido?
— No me ha sucedido nada,
que nada me ha sucedido,
que vengo de Flores
que de Flores vengo
de ver a mi amante
también a m.i dueño.
(1) Recitada el 11 de Febrero de 1921 por Elisa Dosa, de 65 años de
Vidiago-LIanes.
Otra:
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 237
de ver a Rosaura
la cinta en el pelo.
Baila la solfa, niña
báilala con primor
báilala, vida mía,
báilala que me voy
con la i con o.
Ya no te digo nada,
morena "mía,
hasta la villa
la de Gijón
dando la vuelta al tren
que me voy, que me voy (1)
En Campo de Caso:
A la ventana tienes
niña, claveles
para dar a los hombres
los que tú quieres,
para dar a los mozos
los de buen talle,
que cuando dan la vuelta
la dei. al aire;
dá la vuelta, morena
déla, salada,
que a mí lo morenito
mucho me agrada,
que a mí lo morenito
lo de tu cara (2) .
(1) Estas giraldillas y otras, las aprendí cuando era rapaz, dentro del
corro formado por las bellas caravienses.
(2) Recitada, el 16 de Octubre de 1921, por Clotilde Simón, de 74
años, de Campo de Caso.
238 DEL roucLORE asturiano; mitos, supersticiones, costumbres
Otra:
Todos los molineros
tienen la nota
de sacar tres maquilas
y pico de otra,
y luego
maquila el molinero
y su hija
y su madre otra poquita
y se quedan las fanegas
aminoradas
de tanto sacar
las maquiladas (1).
En Villaviciosa :
Villaviciosa hermosa
cqué llevas dentro?
tú me robas el alma
y el pensamiento;
esos claveles
que en tu jardín
los tienes, sembrados,
blancos y azules
y colorados.
En Oviedo:
Arriba, Manolillo,
abajo Manóle,
de la quinta pasada
yo te liberté;
de la que viene ahora
no sé si podré.
Arriba la cafetera,
la cafetera con el café.
(1) Recitada; el 16 de Octubre de 1921. por Clotilde Simón, de 74
años, de Campo de Caso.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 239
En Morcín:
Queman tus ojitos,
quema tu mirar
más que la candela
más que el azafrán.
Sigue y no te pares
que me da calor
ese movimiento
acariciador ( 1 ) .
En Quirós
Ocho mil reales salieron
del bolsillo esta mañana
y cihora voy para Oviedo
a platicar con mi dama, sí
a platicar con mi amor,
ábreme la puerta niña
la puerta y el cuarterón,
— La puerta y el cuarterón
ni se cierra ni se abre
soy doncella con honor,
el honor es lo que vale.
— Si es doncella con honor
no te lo vengo a quitar,
ábreme la_puerta niña
que te vengo a visitar.
— Si vienes a visitarme
no puedo corresponder,
no está mi padre en casa
y si lo llega a saber.
— Y si lo llega a saber,
niña, no te dé cuidado,
que te vengo a visitar
y he de ser tu enamorado (2) .
(1) Recogida en Caslandiello capital de Morcin, el 22 de Octubre de
1921.
(2) Recitada el 29 de Octubre de 1921. por Eugenia Alvarez. de 60
años, de Salcedo-Quirós.
240 DEL FOLKLORE ASTURIANO : MITOS, SUPERSTICIONES. COSTUMBRES
En Saliencia, concejo de Somiedo:
Aunque voy pa la braña
no llevo pena,
porque llevo el intento
de ser brañera;
adiós, amante,
adiós, adiós.
En Belmonte:
Al pasar por el puertu
puertu de Payes, (1)
encontré un hombre vieyu
llindiando vaques ;
yo, como era tan vieyu
le pregunté:
— Si quier dormir la siesta,
yo llindiaré.
Y el vieyu muy ufanu
me contestó:
— Les vaques de mió casa
llíndioles yo (2) .
En Cudillero :
No le quiero molinero
que le llaman maquilcmdero,
quiérole marinerillo
que coja los remos
y que vaya al mar,
y a la media noche
me venga a rondar
con la guitarrilla
y el almirez,
con la pandereta
retumbalé.
(1) De Pajares.
(2) Recitada el 20 de Julio de 1921 por Juana Fernández, de 74 año»,
de la capital de Belmonte.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA ' 241
Otra
En el medio de la mar
planté un clavel
ahora le vengo
de recoger.
Anda, marinero,
sácame de aquí,
llévame a la tierra
donde yo nací;
tengo padre y madre,
no los conocí.
Anda, marinero,
sácame de aquí (1)
En Grandas de Salime;
Estando la pájara pinta
a la sombra del verde limón,
con el pico recoge la rama,
con la rama recoge la flor,
jAy! ¡ay! cuando veré a mi amor
¡ay! ¡ay! cuando le veré yo.
Salga usté a bailar,
media vuelta daréis vos
si la sabéis dar,
otra por los marineros
que son como cielos,
que os pondréis en mi lugar
de la giraldilla, giralda
giraldilla, que no
hay más giralda
que la de Sevilla. (2)
(1) Recitadas el 12 de Marzo de 1921 por Josefa Busto, de 74 años,
de Cudillero.
(2) Recitada el 9 de Noviembre de 1921 por D. José María Valledor,
de 30 años, de Grandas de Salime.
242 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS. SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
En San Antolín de Ibias:
Sácame, niña hermosa,
sácame a bailar,
con perlas y corales
te lo he de pagar;
si eso no te bast;^ ,.;í;.iA
te daré mi amistad,
que por ella viene
la felicidad. (1)
Termino las giraldillas con una que parece que se
refiere al Peñón de Gibraltar:
Adiós, peña de mi vida,
peña de mi corazón,
siete damas te propuse
y ninguna te gustó,
y ahora vas caminando
camino de Malagón;
con el ruido de las balas
los palillos y el tambor,
le vas cayendo de sueño
porque el sueño te rindió.
Luego viene el comandante,
te dará con el bastón:
— Col dinero que malgastáis
compra el pan de munición,
que yo también lo compraba
cuando tenía ocasión. (2)
(1) Recitada el II de Noviembre de 1921 por Florentina Monteserin,
de 39 años, de San Antolín de Ibias.
(2) Recitada el 15 de Noviembre de 1921 por D. Antonio Uría, de
50 años, de Cangas de Tineo. Yo la había oído en mi aldea cuando era
rdpaz; >e cantó en todo Asturias.
AUMUJO DE LLANO ROZA DE AMPIA>IA
243
El baile de la raposa.
En Caravia y en otros concejos de Oriente, bailcui el
baile de la raposa. Mozas y mozos cogidos de la mano
forman rueda, y giran bailando al son del pandero toca-
do por un mozo que está en el centro del círculo. Y al
compás del instrumento cantan:
i^m^:'' -
— Tengan cuidado, señores,
la raposa está rabiada;
alguno de estos majitos
puede quedarse sin dama.
Al final de la copla se deshace la rueda y las mozas
corren de un lado a otro riendo y gritando; los mozos las
persiguen para cogerlas, y el que queda sin dama, pasa
al centro del círculo que se forma nuevamente, a tocar y
cantar :
Tengan cuidado, señores...
Para que el majito se quede sin dama, han de tomar
parte en el baile igual número de mozas que mozos, más
uno.
La geringosa.
En Oviedo, llaman la geringosa a una especie de bai-
le que ejecuta un hombre o mujer colocado en el centro
de un círculo formado por personas de combos sexos sin
guardar orden de colocación. Los cuales cantan, acom-
pañándola con golpes de palmas, esta sola tonada:
Déjalo sólo, sólo, sólo,
que lo quiero ver bailar.
244 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
saltar y brincar
y dar vueltas al aire,
con la geringosa de un fraile,
con su geringosa: (1 )
por lo bien que lo bailas, hermosa,
busca compaña.
Salga usté, don José
que lo quiero ver bailar...
El baile, cada uno lo ejecuta a su capricho; con los
brazos en alto hace castañetas con los dedos y a cada gol-
pe de palmas da un salto. \ cuando los cantadores dicen :
busca compaña,
se acerca al corro y elige a su antojo la persona que ha
de sustituirle pasando ésta al centro del círculo cuando
canten :
salga usté, don José.
Y cuando don José — así le apellidan sea hombre o
mujer — está en el centro, el primer bailador pasa a for-
mar parte del corro al oir cantar:
déjalo sólo, sólo, sólo...
Y así se repite el juego : No he visto bailar la Jeringo-
sa, a las personas mayores, mas que en Oviedo (2) •
( I ) Con su gerigonza quiere decir.
(2) En San Salvador, concejo de Teverga, las niñas rienen entre sus
juegos el de la Jeringosa.
Y cantan :
Salga usted, señora Manuela (aquí el nombre de la niña),
que la quiero ver bailar
correr y saltar
y dar vueltas al aire,
que esta es
la jeringosa del baile
AURELIO DE LLANO ROZA DE.AMPUDIA 245
El rcbudíxu.
Para bailar el rehudixu, se colocan dos personas — hom-
bre y mujer, o dos mujeres — una al lado de otra, y se en-
lazan con un brazo por la cintura, dejando el otro caído
en posición natural.
Y las parejas bailan marchando en todas direcciones,
al son de los cantares que les cantan varias personas
situadas al lado del baile:
— cQue llevas en esa saya,
que tanto vuelo la das?
— Llevo rosas y claveles
para el santo del lugar,
un poquito de sandunga
mucha honra y nada más.
— De ese poco de sandunga
dame la mano y veras.
— Yo la mano no la doy
que pecado es y además
si me lo saben en casa
mis padres me reñirán.
con su jeringosa,
por lo bien que lo bailas hermosa
y siga bailando
que a es!a niña
bien le gusta el garbo
y que le acompañe.
Aquí la que está en el círculo presenta la mano derecha a una de las
niñas del corro. Esta coge en su mano izquierda la derecha de la otra niña
y dan unas vueltas mientras las demás siguen cantando paradas acompañan-
do con las palmas:
Que la quiero ver bailar, etc.
Al terminar de cantar, la niña primera pasa al corro quedando la otra
en el círculo bailando. Y el juego se repite.
Me recitó esta tonada, el 4 de Abril de 1921, Doña Cecilia García,
Maestra Nacional de San Salvador.
246 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMB!tE9
Cada poco tiempo se relevan los bailadores y canta-
dores pasando éstos a bailar y aquéllos a cantar.
Y cuando no hay quien cante "desde fuera", cantan
los que bailan.
El rebudixu — que no parece muy antiguo — se baila en
los pueblos altos de Tineo. Yo lo vi bailar en la feria de
Jera, el 4 de Noviembre de 1 92 1 , por la noche, a las mo-
zas que bajaron a la fiesta. Las canciones son variadas y
la música es muy bonita.
El perlindango.
Es un baile muy antiguo que bailan las viejas de Cu-
dillero. Y dicen que tomó su nombre de un mandil que
usaban antiguamente con el traje de fiesta, las aldeanas
de aquel concejo. '
Para bailar el perlindango se cogen por las manos
y giran formando rueda mientras cantan la estrofa. Y
se sueltan para cantar el estribillo al mismo tiempo que
cogen el mandil y lo mueven acompasadamente de un la-
do a otro.
Las canciones del perlindango son todas picarescas.
ESTROFA
Piobes marineros
tristes y afligidos
les vuestres muyeres
con otros maridos.
ESTRIBILLO
Perlindango, dango
perlindango, dingo,
ese perlindango, dango,
tráxoiu el mió Mingo.
AUREUO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 247
ESTROFA
Si vas al molino
la noche de novia,
mira no tropieces
en la talandoria.
ESTRIBILLO
Perlindango, dango,
perlindango, dingo,
ese perlindango, dango,
tráxolu el mió Mingo.
¡Con qué gracia movía el mandil, la anciana que me
cantó el perlindango I (1)
El pericote.
El pericote es un baile que ejecutan en Llanes per-
sonas de ambos sexos, dispuestos en grupos de a tres, com-
poniendo cada grupo dos mujeres y un hombre.
Para que el baile resulte bien, es conveniente que lo
formen tres grupos. El número de "pasos" o figuras es
muy variable; las mujeres apenas levantan los pies del
suelo, parece que bailen sobre patines. Y cuando hacen
"la cadena", los hombres saltan a un tiempo y gritan:
iijujú!
El pericote es un baile muy varonil, encanta el verlo
bailar.
Los mejores bailadores son de Llanes, Poó, Ranear y
Parres, pueblos del concejo llanisco.
Y lo bailan al son de un tambor y de una pemdercta
(1) El 12 de Marzo de 1921 me cantó el perlindango en CudiUero Jo-
sefa Busta, de 74 año».
248 DEL FOLXLORE ASTURIANO: MITOS. SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
acompañado de canciones entonadas por las personas que
los tocan :
El pericote se baila
sin dar la vuelta al revés,
pa que digan que el majito
es un poquito cortés.
¡Válgame, válgame!
mió tiu, coxu
rompió un pié
y después que lu rompió
lu llevó a Santu Medé.
Yo casóme con im \iey\i
enterrélu na ceniza,
púsen^e a llorar por elli
y escapóseme la risa.
¡Válgame, válgame!
mió tiu, coxu
rompió un pié
y después que lu rompió
lu llevó a Santu Medé.
El corri-corri.
Es un baile que se practica en el concejo de Cabrales;
toman parte en él seis mujeres y un hombre llamado el
bailín. El cual inicia el baile al son de canciones acom-
pañadas de tambor y panderetas.
Las mujeres llevan en la mano un ramo de laurel y
huyen bailando delante del bailín; éste las persigue, te-
jiendo mudanzas, y de pronto ellas se le acercan, pero
cambian de pensamiento y vuelven a huir...
Este baile acaso sea uno de los más antiguos de As-
turias; ya lo dije en otra ocasión (1) ; es un baile en el
(1) Véase el Libro de Carcrvia, por Aurelio de Llano Roza de Am-
pudia. Oviedo, 1919, pág. 213.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA
249
cual deben de fijar su atención los arqueólogos por si pu-
diera tener analogía con la célebre danza de Cogul (1) .
La danza pñma.
Vamos echar una danza
al pié de esta nozaleda,
a la orilla de este río
quien tenga sede, que beba.
y enlazados los danzantes por el dedo meñique, forman-
do rueda y girando lentamente al compás del canto, eje-
cutan la famosa danza prima asturiana. La cual tiene un
origen muy antiguo.
" — Si alguna reliquia de los cantos proto-históricos
puede rastrearse, estará acaso, no en las palabras ni en los
sones que se han extinguido hace muchos siglos, sino en
los acompasados movimientos de ciertas danzas de carác-
ter muy arcaico, como la llamada prima en Asturias, que
sirve hoy para acompañar a los romances y otros géneros
populares, pero que puede ser vestigio de costumbres mu-
cho más antiguas" (2)
Acerca del origen de la danza prima se han emitido
varios juicios. Unos dicen que se refiere a la que describe
Homero, tallada por Vulcano en el escudo de Aquiles.
(1) D. Ceferino Rocafort descubrió en la gruta de Cogul, provincia de
L árida (a) un grupo de pinturas rupestres qui representan nueve mujeres
bailando delante de un hombre. Y di^e D. Marcelino Menéndez y Pelayo
en Historia de los Heterodoxos españoles, tom. I, pág. 150 "que el abate
Bret'il considera dichas pinturas como cuaternarias, y ve en el grupo de
las nueve mujeres un rito de iniciación, una danza o una ceremonia análoga
destinada a celebrar el acto procreador".
(a) Rocafort. Les pintares rupestres de Cogul. (En el Batlleti del Centre
Excursionista de Lleyda, Octubre de 1908).
(2) Antología de poetas líricos castellanos, por D. Marcelino Menéndez
Pelayo, tom. XI, pág. 50. Madrid, 1914,
250 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
¿Y cómo era esta danza, la cual bailaban en Grecia
mil años antes de Jesucristo?
" — Una danza después allí Vulcano
talló artificiosa, y semejante
a la que en otro tiempo en la ancha Creta
Dédalo imaginó para la rubia
Ariadne. Y allí danzar se veían,
unos y otros asidos de las manos,
tiernas doncellas y ágiles mancebos...
en tirantes de plata suspendidos
cortos estoques de oro. Y unas veces
a la redonda er. anchuroso cerco
danzaban todos con ligera planta
en fácil giro y en acordes pasos
así ¡nritando la voluble rueda
que el alfarero con la mano agita
para que ruede en torno; y otras veces
en parejas bailaban divididos.
Y mucha gente la graciosa danza
mirando estaba, alegre y divertida..." (1)
Otros dicen que es trasunto fiel de la danza pírrica
de los griegos; pero sin dar explicaciones de ella.
" — Los griegos concedían a la danza lugar muy dis-
tinguido entre las artes.
En medio de la diversidad de danzas, se distinguía un
número de tipos principales a los que se referían todas las
diversidades secundarias. Había la danza seria, tranquila,
religiosa; luego, la dcinza viva y alegre; por último la
danza apasionada, rápida, arrebatadora; en el drcuna, es-
tos tres tipos fundamentales estaban representados por la
emmelia, la cordax y la sicinnis. En el lirismo propiamen-
(I) La litada. Traducida del griego al castellano por D, José Gómez
Hennosiüa. Tom. II. Madrid, 1907. Libro decimoctavo, pág. 231.
AURELIO PE LLANO ROZA DE AMPUDIA 251
te dicho, se llamaban la gimnopedia, la hiporquema y la
pírrica.
La pírrica y la sicinnis se parecían por su embriagado-
ra rapidez, pero la una, enteramente guerrera, no inspi-
raba más que fieras pasiones, y la otra, reservada al coro
del drama satírico, expresaba una embriaguez de muy
distinta naturaleza." (1)
También dicen que procede de "la chorea citada
por San Isidoro en las Etimologías". La chorea o corea,
es una danza acompañada con canto.
Y no falta quienes digan que "es una parodia de par-
te del ceremonial de los visigodos."
El señor Aramburu dice que "la palabra danza, pare-
ce provenir de la voz celta dancz, que significa movimien-
to del cuerpo, y hasta hay quien atribuye igual procedencia
al calificativo de prima, en el que entra la raíz pra, herir,
matar, siquiera la opinión común se limite a darle oriun-
dez latina, postreior, relacionada simplemente con la anti-
güedad de esta especie de baile, que revela abolengo más
largo que los demás bailes en uso". (2)
(1) (A. Croiset. La poésie de Pinjare, págs. 65 y 70), en la obra citada,
Paul Girard, Vida pública y privada de los griegos, págs. 260-63.
(2) Monografía de Asturias, por Félix de Aramburu y Zuloaga. Ovie-
do, 1899, pág. 107.
También D. Juan Menéndez Pidal en Poesía popular asturiana, Madrid,
1885, pág. 65, nota, dice que "la palabra danza se deriva de un vocablo
celta, dancz, que significa movimiento acompasado del cuerpo".
En Geografía romana de la ciudad de León, León, 1866, pág. 312, nota,
dice el P. Fita:
"Memoria histórica de Lancia Sublancia, por D. Pedro Alba, 9-13;
León, 1865. No sólo son del género arquitectónico los restos que allí apa-
recen, sino también de otras clases, en especial monedas y joyas preciosísimas
de plata y oro.
Nuestro ilustrado amigo D. Lupercio Alonso de Mansilla se halló allí
volviendo de caza con un vaso primoroso, no recordamos si de metal o tierra
finísima, en cuyo cerco exterior estaba de bulto representada la célebre
danza asturiana".
252 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUNiBRES
Jovellanos describe las bellezas de la danza prima,
de la siguiente manera:
..." — aunque las danzas de los hombres se parecen
en la forma a las de las mujeres, hay entre unas y otras
ciertas diferencias dignas de notarse. Seméjanse en unir-
se todos los danzantes en rueda, asidos de las manos, y
girar en derredor con un movimiento lento y acompasa-
do, al son del canto, sin perder ni interrumpir jamás el
sitio ni la forma. Son una especie de coreas a la manera
de las danzas de los antiguos pueblos, que prueba tener
su origen en los tiempos más remotos y anteriores a la in-
vención de la gimnástica. Pero cada sexo tiene su pocMa,
su canto y sus movimientos peculiares, de que es preciso
dar alguna razón.
Los hombres danzan al son de un romance de ocho
sílabas, cantado por alguno de los mozos que más se se-
ñalan en la comarca por su clara voz y por su buena me-
moria, y a cada copla o cuarteto del romance responde
todo el coro con una especie de estrambote que consta de
dos solos versos o media copla. Los romances suelen ser
de guapos y valentones, pero los estrambotes contienen
alguna deprecación a la Virgen, a Santiago, San Pedro
ú otro Santo famoso cuyo nombre sea asonante con la
media rima general del romance.
Esto me hace presumir que tales danzas vienen del
tiempo de la gentilidad, que en ellas se cantarían enton-
ces alabanzas a los héroes, interrumpidas y alternadas
con himnos a los dioses..."
De la danza de las mujeres dice:
" — Su poesía se reduce a un solo cuarteto o copla de
ocho sílabas, alternando con un largo estrambote, o sea
estribillo en el mismo género, que se repite a ciertas y de-
terminadas pausas...
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 253
El objeto de esta poesía es ordinariamente el amor,
o cosa que diga relación a él. Tal vez se mezclan algunas
sátiras o invectivas, pero casi siempre alusivas a la misma
pasión, pues ya se zahiere la inconstancia de algún ga-
lán, ya la presunción de alguna doncella, ya el lujo de
unos, ya la nimia confianza de otros y cosas semejantes.
Lo más raro, y lo que más que todo prueba la sencillez
de las costumbres de estas gentes, es que tales coplas se
dirigen muchas veces contra determinadas personas; pues
aunque no siempre se las nombra, se las señala muy cla-
ramente, y de forma que no pueda llevarse de la alaban-
za o la invectiva.
Los estribillos con que se alternan estas coplas son
una especie de retahila que nunca he podido entender; pe-
ro siempre tienen sus alusiones a los amores y galanteos,
o a los placeres y ocupaciones de la vida rústica...
Llevan la voz de ordinario tres o cuatro mozas de las
de más gallarda voz y figura, colocadas al frente del
coro, y las otras van repitiendo, ya la mitad de la copla,
ya el estribillo, a cuyo compás giran todas sin interrup-
ción sobre un mismo círculo, pero con lentos, uniformes
y bien acordados pasos.
Entretanto resuena en torno una dulce armonía que
penetrando por aquellos opacos y silenciosos bosques no
puede oirse sin emoción ni entusiasmo..." (1)
A nuestra danza no se le vé el parentesco con aque-
lla de Homero donde
danzaban todos con ligera planta.
(1) Biblioteca de autores españoles, tom. L. Obras publicadas e inéditas
de D. Gaspar Melchor Jovellanos. Colección hecha e ilustrada por don
Cándido Nocedal, tom. II, Madrid, 1859. Octava carta de las dirigidas a
D. Antonio Ponz, pág. 238.
254 DEL FOLICLORE ASTURJANO; MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
ni con la pírrica de "embriagadora rapidez", ni con nin-
guna otra.
Antaño, la danza prima casi siempre acabó en pr' -
za, al grito de ¡viva Pilona! ¡viva Ponga!, i viva Ca-
brales!, según el concejo a que pertenecieran los palistas.
Esto ha dado lugar a que algunos autores atribuyeran a
la danza carácter guerrero, mientras otros, teniendo en cuen-
ta las invocaciones a la Virgen y a los Santos (que muchas
veces es el estribillo del romance que se canta) y los tonos
de la música en que se engarza el verso, parecidos a los
del canto litúrgico, consideran que la danza tiene un origen
esencialmente religioso ( 1 ) .
(1) D. Elduardo M. Torner dice en su Cancionero musical de la lírica
popular asturiana, Madrid, 1920, pág. 229, que la danza prima "tiene
probablemnete un origen lifúrgico-cristiano".
Y referente a las palizas que se originaban en las danzas, se han dictado
varias disposiciones, entre ellas las siguientes:
Con fecha 12 de Enero de 1775 el Regente de la Audiencia de Oviedo
dictó una providencia prohibiendo las danzas, y añade:
"Que en cualquiera romería, afifta precisamente uno de los Jueces del
concejo, Jurisdicción o Coto donde se celebrase.., y no toleren que ninguna
perfona de cualquier eflado, fexo o condición que afifta a la romería, lleve
palo, o bárgano, u otra arma ofenfiva, pena de cuatro ducados y quince
díeis de cárcel por la primera vez, por la fegunda pena doblada, y por la
tercera que fe dará cuenta a la Sala para tomarle la providencia corres-
pondencia..." Existe un ejemplar de este documento en mi archivo, lega-
jo III, núm. 13.
Y en el siglo pasado, cuando los asturianos se reuní-a en la Pradera
del Corregidor, cerca de la fuente de la Teja, para bailar la danza prima,
los vivas no eran dados a éste o aquél concejo; era el grito de ¡viva
Asturias!, contestando a los mozos de otras regiones. Y era tal el número
de palos que repartían los astures entre aquellos mozos, que el 23 de Junio
de 1803 el rey Don Carlos IV firmó un bando prohibiendo bailar la danza
prima a los asturianos residentes en la Corte.
El documento, que es Ley XVIIl, título XIX, libro III, de la novísima
recopilación, dispone: "Por haberse notado que los asturianos... se juntan
en quadrillas con palos o estacones a baylar la danza prima en el prado
que llaman del Corregidor, inmediato a la Fuente de la Teja, de que
resultan quimeras, alborotos y otros escándalos: se prohibe que en cualquier
día o noche se junten en quadrilla los asturianos u otras personas con
palos o sin ellos, así en el citado prado del Corregidor como en otro paraje
de las afueras de esta Corte con el motivo de tener el bayle de la danza
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA
255
Algunas veces las mujeres formaban su danza se-
parada de la de los hombres; pero otras, para mayor
regocijo, se hacía la deinza en doble rueda: deniro de
la de los hombres se formaba la de las mujeres. Y toda-
vía los niños de ambos sexos, por juego, formábamos
otra danza dentro de la de las mujeres.
Y de esta manera de danzar en doble rueda, aíg;.:-
nos, han intentado sacar consecuencias que carece-i de
fundamento. Las mujeres danzaban a parte porque los
curas les prohibían danzar mezcladas con los hombres.
Esta prohibición la he visto yo en mi aldea. Pero ade-
más, lo dice el Sr. Castor Caunedo en Álbum de un viaje
por Asturias. Oviedo 1858.
Recuerdo que en Caravia, (1) y en los demás con-
cejos de la provincia ocurría lo mismo, poco antes de
finalizar la danza, las mujeres entonaban canciones de
pique, las cuales eran un conjunto de indirectas que enar-
decían los ánimos de los hombres, y empezaban los vivas
y mueras a Caravia, Pilona, Colunga, Parres y Riba-
desella, dados por los mozos de estos pueblos al mismo
tiempo que cantaban:
prima ni otro alguno, ni susciten quimeras o quesriones, formando bandos
en defensa de sus concejos ni sobre otro asunto; pena de que aquel que
contraviniere se le destinará irremisiblemente a uno de los presidios de
África por seis años y se le tratará como perturbador de la tranquidad
pública".
En el artículo 4° de las Ordenanzas municipales de Oviedo, de 1814, «e
lee lo siguiente: "Para evitar todo motivo de disgusto que perturbe el sosiego
y tranquilidad que todos deben apetecer, se prohibe a toda persona que
asista a la danza-prima, usada en los días festivos y en las romerías, llevar
palo u otra cualquiera arma ofensiva.
Los que quieran aprovecharse de esta diversión, depositarán sus palos en
las casas inmediatas o en un sitio proporcionado delante de la rueda o del
concurso de las gentes baxo la pena de seis reales por cada vez que con-
traviniesen, además de quedar sujetos a la sumaria que se formará por la
autoridad competente cuando el caso lo requiera".
(I) En mi aldea recorríamos el pueblo con la danza desplegada en ala
para ir dejando los vecinos en sus casas o para hacerlos salir a danzar.
256 DEL FOLiCLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
— ¡Válgame el Sr. San Pedro!
El que quiera llevar palos
salga del corro ligero,
traigo un palo de avellano
mientras que dure no hay miedo.
y contestaban las mujeres:
¡Trae un palo de avellano
mientras que dure no hay miedo!
ELLOS
¡Válgame el Sr. San Pedro!
Contra el palo de avellano
pongo yo el mío de acebo.
ELLAS
¡Contra el palo de avellano
ponen el suyo de acebo!
Y en medio de fuertes ijujús, empujaban sobre los
costados descomponiendo la danza hacia el lado más flo-
jo dando esto lugar a tremendas palizas entre los mozos
de unos y otros pueblos. Y peleaban confiados en c/je
a nadie se le ocurriría emplear otra arma que el palo.
Antaño se organizaban danzas grandísimas; dice Don
Benito Pérez, que "el día 14 de Septiembre de 1819,
presenció en Candas una danza de más de quinientos mo-
zos con otra dentro de mozas." (1)
Hoy, las mejores danzas en las cuales toman parte
hombres y mujeres unidos, se bailan en Llanes durante
las fiestas de la Magdalena, San Roque y Santa Mari-
(1) El Romancero de Riego, por D. Benito Pérez, llamado el Bolánico
de Oviedo, publicado por D. Miguel Riego, Canónigo de la Catedral ove-
tense. En Londres, por Carlos Wood, 1849.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 257
na ; en Pola de Siero el día del Carmen ; en Mieres el día
de San Juan, y en Cudillero el día de San Pedro, acom-
pañadas como siempre, de romances entre los cuales figu-
ra el de El galán de esta villa.
— ¡Ay! un galán de esta villa,
¡ay! un galán de esta casa,
¡ay! él por aquí venía,
¡ay! él por aquí pasaba,
¡ay! diga lo que él quería,
¡ay! diga lo que él buscaba,
— ¡Ay! busco la blanca niña,
¡ay! busco la niña blanca,
que tiene voz delgadina,
que tiene la voz delgada:
la que el cabello tejía,
la que el cabello trenzaba.
— ¡Ay! c trenzadicos traía?
¡ay! ¿trenzadicos llevaba?
¡Ay! que non l'hay n'esta villa,
¡ay! que non l'hay n'esta casa
si non era una mi prima,
si non era una mi hermana,
¡ay! de mi marido pedida,
¡ay! de mi marido velada...
¡Ay! bien qu'ora la castiga,
¡ay! bien que la castigaba,
¡ay! con varas las d'oliva,
¡ay! con varas las de malva!
Es la causa otra su amiga,
es la causa otra su amada
que la tien allá en Sevilla
que la tién allá en Granada...
— ¡Ay! diga a la blanca niña,
¡ay! diga a la niña blanca,
¡ay! que su amante la espera,
¡ay! que su amante la aguarda
al pié d'una fuente fría,
al pié d'una fuente clara
que por el río corría.
258 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
que por el río manaba,
donde canta la culebra,
donde ia culebra canta.
Por arriba d'una peña,
por arriba d'una mata,
donde canta la culebra,
donde la culebra canta,
vi venir una doncella:
es hija del Rey d' Arabia.
¡Ay! llegó a la fuente fría
¡ay! llegó a la fuente clara...
Ya su buen amor venía,
ya su buen amor llegaba
por sobre la verde oliva
por sobre la verde rama;
por don d'ora el sol salía,
por don d'ora el sol rayaba,
¡ay! mañana la tan fría,
¡ay! mañana la tan clara.
¡Ay! Antonio se decía,
¡ay! Antonio se llamaba;
a su cuello una medida,
a su cuello una esmeralda.
Perdiérala entre la yerba,
perdiérala entre la rama.
Hallárala una doncella,
hallárala una zagala,
la qu'el cabello tejía,
la qu'el cabello trenzaba.
¡Ay! agua la depedía,
¡Ay! agua la demandaba,
¡ay! agua de fuente fría,
¡ay! agua de fuente clara.
¡Ay! lo que allí le decía!
¡Ay! lo que allí le f alaba!
y celos le depedía,
y celos la demcindaba:
— ¡Ay! la vinaja dorida...
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 259
¡ay! la vinaja dorada...
— ¡Ay! trájola de Sevilla,
¡ay! trájola de Granada,
¡ ay ! de mano de su amiga,
¡ay! de mano de su amada.
— ¡Ay! yo te la mercaría,
¡ay! que yo te la mercaba,
¡ay! más galana y pulida,
¡ay! más pulida y galana,
¡ay! si quiés mi compañía,
¡ay! si quiés la mi compaña.
— ¡Ay! si, por el alma mía,
¡ay! si, por la vuestra alma;
¡ay! qu'él que me dio la cinta,
¡ay! qu'él que me dio la saya,
¡ay! non quier que yo la vista,
¡ ay ! non quier que yo la traiga :
¡ay! quier que la ponga en rima,
¡ay! quier que la ponga en vara;
la quier para otra su amiga,
la quier para otra su amada
que la tien allá en Sevilla,
que la tien allá en Granada...
¡Ay! cantaba la culebra,
¡ay! la culebra cantaba!
¡ay! voz tiene de doncella I
¡ay! voz tiene de galana!...
— ¡Ay! padre, le tengo en vida,
¡ay! padre, le tengo en casal
únvieme a la romería,
únvieme a la Roma Santa
con el que yo más quería,
con el que yo más amaba.
¡Ay! Antonio se decía,
¡ay! Antonio se llamaba;
aquél qu'andaba en la guerra,
aquél qu'en la guerra andaba
con espada y con rodela.
260 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES. COSTUMBRES
con rodela y con espada!
El se fuera y non venía,
el se fuera y non tornaba;
muy tiernas cartas m'envía,
tiernas cartas m'enviaba:
— Non te me cases, mi vida,
non te me cases, mi alma;
presto será mi venida,
preste^ será mi tornada. . . "
¡Ay! fuese a la romería,
¡ay! fuese a la Roma Santa
con el que ella más quería
con el que ella más amaba...
¡Ay! la niña estaba encinta,
¡ay! la niña encinta estaba.
¡Ay! llegáronse a la ermita,
¡ay! llegáronse a la sala,
¡ay! donde el abad diz misa,
¡ay! donde el abad misaba;
¡ay! misaba en la montiña,
¡ay! misaba en la montaña:
¡ay! el molacin l'audiba,
¡ay! el molacin l'audaba,
¡Ay! ^'ueltas las que darían,
¡Ay! vueltas las que le daban
a redores de la ermita,
a redores de la sala;
¡ay! que el parto le venía,
¡ay! que el parto le llegaba.
— ¡Santa María es mi madrinal
¡Santa María es mi abogada!
Un niño en brazos traía,
un niño en brazos llevaba;
Jesucristo le decía,
Jesucristo le llamaba.
El niño rosas traía,
el niño rosas llevaba,
cuatro o cinco en una pina.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 261
cuatro o cinco en una caña.
— De la caña más florida,
de la caña más granada,
¡ay! dale a la blanca niña,
¡ay! dale a la niña blanca;
¡ay! pues ella estaba encinta
¡ay! pues ella encinta estaba.
¡Ay! parió una blanca niña,
¡ay! parió una niña blanca;
bautizóla en agua fría,
bautizóla en agua clara;
púsole en nombre Rosina,
púsole en nombre Rosaura;
qu'el niño rosas traía,
qu'el niño rosas llevaba...
¡Ay! mandara el Rey prenderla
¡ay! mandara el Rey prmdarla;
en cadenillas meterla,
y en cadenillas echarla;
¡ay! arriba en l'alta mena,
¡ay! arriba en la mena alta:
quier que le sirva a la mesa,
quier que le sirva a la tabla,
¡ay! con la taza francesva,
¡ay! con la francesa taza:
que file paños de seda,
que file paños d' Holanda,
con rueca la de madera,
con rueca la de su casa;
los que filaba la Reina,
los que filaba la Infanta
¡ay! con el tortóriu d'oro,
co '1 tortóriu de esmeralda.
¡Ay! tortóriu trae de piedra;
¡ay! tortóriu, fusu y aspa!
Llabra en él la seda fina
Habrá en él la seda clara;
¡ay! al Rey le fay camisa.
262 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
¡ay! al Rey la fay delgada,
¡ay! del oro engordonida,
¡ay! del oro engordonada (1).
(1) Véaie el Cancionero musical de la lírica popular oiluriana, pon
Eduardo M. Torner. Madrid, 1920.
Dice Menéndez y Pelayo en Antología de poelas líricos castellanos,
Ma 'rid, 19*^3, pág. 111, "que el famoso romance asturiano de El galán
de esla villa no parece que su letra sea muy antigua.
GRATITUD
Termino de escribir este libro rindiendo mi tributo de
gratitud a las muchísimas personas de todas las clases
sociales, que, desde un extremo a otro de la provincia,
han contribuido, con verdadero interés, a que yo llevara
a cabo mis investigaciones folklóricas, diciéndome cuan-
to sabían acerca de estas cosas. Reciban todas mi profun-
do reconocimiento.
Nombres y edades de las personas que me han narrado las
leyendas contenidas en este libro, pueblo de su residen-
cia y fecha en que me las narraron (1).
Leyendas del Nubcru.
1 . — Aurelio de Llano Roza de Ampudia, de 49 años, de Ca-
ravia, habitante en Oviedo, oyó la leyenda en Caravia y en Sárdeo,
concejo de Ribadesella, en su niñez.
2. — Ramón Pando Caso (a) Cano, de 66 años, de Caravia, 27
de Julio de 1916.
3. — Pedro Bernardo, de 46 años, de Villanueva de Tever-
ga, 24 de Marzo de 1921.
4. — Pedro Villoria, de 71 años, de Folguera de Riosa, 24
de Octubre de 1921.
(1) Nota importante: Estas personas, y todas las que figuran en las
páginas de este libro, afirman no haber oído ahora, ni a sus antepasados,
hablar del Busgoso, los Espumeros, les Ventolines y las Lavanderas. Ig:ual
afirmación me han hecho cuantos ancianos interrogué en todo Asturias.
264 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMBRES
5. — Gumersinda López, de 17 años, de Otriello, concejo de
Mande, 15 de Marzo de 1921.
6-7. — Alfonso Martínez, de 84 años, de Belmonte, 21 de
Junio de 1921.
8. — Francisco Peláez, de 64 años, de Vidiago, concejo de
Llanes, 11 de Febrero de 1921.
Leyendas de las Xanas
1 . — Benigna Sánchez, de 26 años, de Cardo, concejo de
Gozón, 16 de Marzo de 1921.
2. — Antonia Fernández, de 60 años, de Fitoria, consejo de
Oviedo, 25 de Enero de 1921.
3. — Elisa Dosal, de 65 años, de Vidiago, concejo de Llanes,
9 de Febrero de 1921.
4. — Doña María Toyo, Maestra Nacional, de 40 años, de
Libardón, concejo de Colunga, 2 de Septiembre de 1918.
5. — María Martínez, de 78 años, de la Vita, concejo de
Arriondas, 5 de Agosto de 1919.
6-7. — María Alvarez, de 60 años, de la Cruz de Naran-
co, concejo de Oviedo, 15 de Marzo de 1921.
8. — Teresa Cueto, de 50 años, de Valle del Moru, concejo
de Ponga, 5 de Septiembre de 1920.
9. — Manuel Bueno, de 60 años, de Libardón, concejo de
Colunga, 28 de Agosto de 1919.
10. — Claudio Liada, de 50 años, de Colunga, 20 de Agosto
de 1921.
1 1 . — Benito Capellín, de 80 años, de Libardón, concejo de
Colunga, 28 de Agosto de 1918.
12. — Teresa Cueto, de 50 años, de Valle del Moru, conce-
jo de Ponga, 5 de Septiembre de 1 920.
1 3. — Rosina Pire, de 85 años, y Evaristo Flórez, de 65
años, de Muros de Pravia, 5 de Noviembre de 1920.
Leyendas del Trasgu.
1. — Doña Constanza Uncal, de 74 años, de Caravia, 20 de
Agosto de 1916.
2. — ^Amalia Bada Sánchez, de 27 años, de Caravia, 5 de
Septiembre de 1917.
AURELIO DE LLANO ROZA DE AMPUDIA 265
Leyendas del Diablo burlón.
1 . — Doña Constanza Uncal, de 74 años, de Caravia, 20
de Agosto de 1916.
2. — Ramona García (a) la Xana, de 80 años, de La Are-
na, concejo de Soto del Barco, 2 de Julio de 1921.
3. — Benita García, de 72 años, de Caxidi Cangas de Onís,
6 de Marzo de 1921.
4. — Emilio Almoño, de 29 años, de Celón, concejo de
Allande, 7 de Noviembre de 1921.
5. — Señorita Blanco, de 25 años, de Teverga, 4 de Abril
de 1921.
6. — Magdalena Flórez, de 50 años, de Saliencia, concejo
de Somiedo, 6 de Abril de 1 92 1 .
Leyendas de la Gücstia.
1. — Engracia Alvarez, de 65 años, de Abiegos, concejo
de Ponga, 9 de Septiembre de 1920.
2. — Pedro Villoría, de 71 años, de Felguera, concejo de
Riosa, 24 de Octubre de 1921.
3. — Fernanda Torre, de 74 años, de Cudillero, 13 de Mar-
zo de 1921.
4. — Dorotea Fernández, de 50 años, de Llerices, concejo de
Cangas de Onís, 9 de Marzo de 1 92 1 .
5. — Doña María Toyos, de 42 años. Maestra Nacional, de
Libardón, concejo de Colunga, 3 de Enero de 1920.
6. — Ensebio Fernández, de 89 años, y su hija Dorotea, de 50
años, de Llerices, concejo de Cangas de Onís, 9 de Marzo de 1 92 1 .
7. — Generosa García, de 55 años, de Villanueva de Te-
verga, 24 de Marzo de 1921.
8. — Benito Pasarin, de 35 años, de Riello, concejo de Te-
verga, 23 de Marzo de 1920.
Leyendas de encantos.
1. — Doña Constanza Uncal, de 74 años, de Caravia, 3 de
Septiembre de 1916.
2. — ^Aurelio de Llano Roza de Ampudia, de 49 años, de
Caravia. Habitante en Oviedo. Oyó la leyenda en Caravia y en
la Isla de Colunga, cuando era niño.
266 DEL FOLKLORE ASTURIANO: MITOS, SUPERSTICIONES, COSTUMERES
3. — Benito Capellín, de 80 años, de Libardón, concejo de
Counga, 29 de Agosto de 1918.
4. — Basilio Alba, de 78 años, de Aguinos, concejo
de Somiedo, 23 de Junio de 1921.
5. — Manuel Vallejo García, de 40 años, de Vidiago, con-
cejo de Llanes, 1 1 de Febrero de 1 92 1 ,
6. — Andrea Reguera, de 42 años, de Cobielles, concejo de
Cangas de Onís, 7 de Marzo de 1921.
7. — María Alvarez, de 60 años, de Namaco-Oviedo, 16 de
Marzo de 1921.
8. — Teresa Cueto, de 50 años, de Valle del Moru, con-
cejo de Ponga, 5 de Septiembre de 1 920.
9. — Alonso González,, de 60 años, de Cobielles, concejo de
Cangas de Onís, 7 de Marzo de 1921.
1 0. — Tresa Monje, de 44 años, de Llerices, concejo de
Cangas de Onís, 9 de Marzo de 1921.
1 1 . — Clotilde Simón, de 74 años, de Campo de Caso, 1 6
de Octubre de 1921.
12. — Primitivo Iglesias, de 66 años, de Faro, concejo de
Oviedo, 27 de Marzo de 1921.
1 3. — Pedro Muñiz, de 69 años, de San Martín de Luiña,
concejo de Cudillero, 1 4 de Marzo de 1 92 1 .
1 4. — Benita García, de 72 años, de Caxidi, Cangas de Onís,
6 de Marzo de 1920.
15. — Enriqueta Uncal, de 48 años, de Caravia, 28 de Ju-
lio de 1917.
1 6. — Fernanda Torre, de 75 años, de Cudillero, 1 3 de
Marzo de 1921.
1 7. — Basilio Alba, de 78 años, de Aguinos, concejo de
Somiedo, 23 de Junio de 1921.
Los aparecidos y algunas de sus leyendas.
1 . — Manuela Alvarez, de 70 años, de Coañana, concejo de
Quirós, 28 de Octubre de 1921.
2. — Señorita Amalia Villar Escanden, de 20 años, de Vi-
diago, concejo de Llanes, 1 6 de Febrero de 1 92 1 .
3. — José García, de 52 años, de Berducedo, concejo de
Allande, 7 de Noviembre de 1 92 1 .
4. — Clotilde Simón, de 74 años, de Campo de Caso, 16 de
Octubre de 1921.
GLOSARIO
DE LAS
PALABRAS BABLE EMPLEADAS POR MI EN
ESTE LIBRO
Acallantar Acallar.
Agüeyar Aojar.
Aniar Mecer la cuna.
Aníroiro Antruejo.
Antroxo Aníroiro.
Anzuela Llantén.
Aviesu Al revés, puesto al contrario.
Arzolín Orzuelo.
Banzal Cajón de madera unido al fra^ón del mo-
lino para recibir la harina al ser des-
pedida por la muela.
Bárgano Palo grueso.
Biesca Bosque muy espeso, formado en el monte.
Bolera El campo donde se juega a los bolos. Las
bolas con que se juega.
Borona Pan de maíz.
Cadexu ,.r. . Cadejo.
Calamiy^eres Cadena que pende del lórzanu y sirve para
sostener sobre el fuego potes y cal-
deras.
CaJcái . . Calcarle.
Carrillu .
Carriones
Carru . .
Cercu . .
Ciebu . . .
Concey^ar
¡Carrillo.
Roscas de pan.
Carro.
Circunferencia.
Cuña.
Reunión de vecinos que conversan fami-
liarmente.
268 GLOSARIO
Copitu . Remate. 1 .* acepción.
Condes . . Abarcas.
Cotolla Argoma.
Cotollal Argomal.
Críu Niño.
Cuacada . Cuajada.
Cuerri - Corre.
Cuerna Cajoncito que movido por la citóla ceba
la muela del molino.
Cuña Especie de artesa tejida de varéis, la cuéJ
se fija sobre el llar en el mismo pla-
no que el desván y en ella se ponen
castañas para que curen al humo.
Chabasqueiru Barrendero.
Chifla Especie de flauta.
Desenduvillar . , ,.■ Desovillar.
Dexar Dejar.
E Es.
Ende Ahí.
Enduvillar Ovillar.
Enf ornar Enhornar.
EnoUar Aojar.
Escaecer Olvidar < 1 ) .
Esclarón de truena . . . Relámpago.
Esconxurar Conjurar.
Escouguido Riflar.
Esculinos Niños que van a la escuela.
Esjo'^ar , Deshojar las panojas.
Esfo^aza Reunión de personas para deshojar las
panojas.
Esgarrapeiau Roto.
Espernexar Agitar las piernas con violencia estando
tendido en el suelo o en otro sitio
cualquiera.
(1) Esta voz, en el Glosario del Cancionero, de Baena, quizá no está bien
interpretada; en la pág. 558 dice: "Es la primera que Dios no escaece," Y
en el Glosario: " Escaecer = C&er en falta, faltar."
Es la primera que Dios no olvida, querrá decir el verso.
GLOSARIO 269
Espetera . . . . Sitio de la parea donde se cuelgan los
utensilios de la cocina, en la misma.
Estaba Tajo.
Esielau Embelesado mirando una cosa o persona.
Esviar Desviar.
Fame Hambre.
Fárdela Saco pequeñito.
Fa^uela Tortas fritas compuestas de pasta de ha-
rina fermentada, leche y azúcar, que
se comen como extraordinario el día
de Carnaval.
Fíu Hijo.
Figal ,. Higuera.
Figu Higo.
Fila Reunión de mujeres que se celebra en las
noches de invierno para hilar.
Filar Hilar.
Foguera Hoguera.
Follicu Saco hecho de piel de oveja o de cabra,
el cual se usa para echar grano y harina.
Fomau Hornada.
Fornica Especie de hornacina construida detrás del
llar en el macizo de la pared; !¡r\'e para
recoger en ella la ceniza útil para blan-
quear la ropa en la colada.
Frayón Solera sobre la cual gira la muela del
molino.
Fueu Fuego.
Fusu Huso.
Cafa Fiera. Ponzoñosa.
Gafetes Ponzoña.
Canciu Zarzaparrilla.
Carmayeira Calami^eres.
Guindaste Tórzanu.
Cubeta Agujeta.
Ingrieníu, ta AI rojo.
Jargayada Carcajada.
Lladrón Ladrón.
Llamuerga Cenagal.
270
Llana Lana.
Llena Leña.
Llicios , . . ... . Dos piezas del telar.
LUnu Lino.
Llugarín Diminutivo de lugar.
Lluna , Luna.
Magostar Asar castañas en una foguera en el campo.
Magüestu Acto de magostar.
Maneen Haz de paja.
Mazorga . Husada o porción de lino hilado que cabe
en el huso.
Mayar Machacar.
Mecer Ordeñar.
Mesar Sacar con los dedos las fibras del copo
de lino cuando se está hilando. Arran-
car la hierba seca de la pila. Tirarse
dos mujeres del pelo.
Miriar Estar el ganado en el mosquil.
Mió ..'..*."..'.'..*.".."....*.".". Mi.
Molinada Reunión de personas que pasan la noche
en el molino divirtiéndose mientras ha-
cen la molienda.
Morra Res sin cuernos.
Morrió Murió.
Mosquil Sitio donde se reúne el ganado para mi'
riar, o sea para librarse de las moscas.
Múria Pared de piedra construida sm mortero.
Nación Animal de cría.
Nena Niño.
Nubla Niebla.
Oru Oro.
Patines Piernecitas.
Paxu Cesta plana de unos sesenta a ochenta
centímetros de diámetro, construida
con varas sin pulir.
Pelosu, sa Tener el pelo muy largo y abundante.
Pellovios Sitio donde cae el agua de las tejas del
tejado.
Pical Copitu
271
Pinto Pintojo.
Pitos Pollos.
Rabadal Espinazo y rabadilla.
Rancer Susurrar. Tercera acepción.
Redoviellu Rodólo.
Resquiebra Resquebrajadura.
Relinchar Riflar.
Restiellar Cardar.
Resuella Rastrillo. Primera acepción.
Riestru Especie de cojín formado con las ris-
tras después de quitarles las panojas.
Riscar el alba Amanecer o rayar el día
Riflar Gritar ¡ Ijujú!.
Rocada Porción de lino que ponen en la rueca
para hilarlo.
Rodalo Raedera. Primera acepción. Pero se em-
plea para sacar castañas del horno, ce-
niza, etc.
Ronquiella Carraca.
Roquera Rocadero 3.^ acepción.
Rosada Rocío.
Roza Sitio poblado de argoma.
Rozu Argoma.
Sacabera Salamandra.
Sallar Sachar.
Sardu, da Cuña.
Tarabica Citóla del molino.
Tarmudo Lozano.
Ta])uela Tajuela.
Tchanuda Lanuda. Tch. = Ll. en Occidente.
Tenebraria Vela que ardió algún tiempo en el tene-
brario.
Tercian Inclinado o torcido hacia un lado.
Tendal Tendido. Tercera acepción.
Tórzanu Pescante que montado en la pared gira
sobre el llar.
Tos Tus.
Tocha Chocho. Y fam. Lelo. Tonto.
Traviesa Travieso.
272
Trubiecu Cuna.
Tueru Tronco. Troncho.
Turulla Bocina de cuerno.
Tu^u Tuyo.
Ufrir '^cto de presentar la oferta delante del
altar.
Unes Unas.
Vaqueim Vaquero.
Veloriu Reunión de personas que asisten por la
noche a un difunto.
Vie^'ma Viejecita.
Xorrascu Palo de xorrascar.
Xorrascar Repartir el fuego en el horno con el
Xorrascu.
Xurradoiro Xorrascu.
Zapica Vasija cilindrica de madera con asa.
Zardu Cuña.
ÍNDICE
Páginas.
Prólogo ...... V
A LOS LECTORES XIII
Corrigenda XX
PRIMERA PARTE ,
Mitos 3
El Nuberu 6
Leyendas del Nuberu:
1 . — Si vas a tierra de Egito 16
2. — Si vas a la ciudad de Orilo 18
3, — Si un día vas a Egito 19
4. — El Nuberu en la Braña 21
5. — Si vas a la ciudad del Grito 23
6. — Vé con ello a las sierras ., 25
7. — Descárgalo allí 26
8. — cQ**^ haces ahí, Pedro? 27
Las Xanas 28
Distribución geográfica del mito 31
Leyendas de las Xanas:
I . — Oye, mujer 35
2. — El parlo de la Xana 35
3. — Dame el mió criu 36
4. — Toma el tu mocosín 37
274
5. — Cien años va que nací 38
6. — Xanin mió 39
7.— El hilo de la Fontica 40
8. — La Xana y la pastora 40
9.— ¡Ah, Uadrón! 41
10.— El dedo de la Xana 41
! i . — El viudo y la Xana 42
12. — El pastor y la Xana 44
13. — La Xania del Castiellu de Aguilar 45
El Cuelebre 48
La Sirena 51
El Trasgu 52
Leyendas del Trasgu:
1 . — Birle a la izquierda 55
2. — i Ux, que me quemé ! 56
El Diablo burlón 58
Leyendas del Diablo Burlón:
I . — Avarico y Carmela 60
2. — Atraca aquí 61
3. — Ya pagaste las maquillas 62
4. — ¡Cucurucú! 62
5. — ¡Ja, ja, ja, que comí sopes! 64
6. — Turulurú 64
la guestia 66
Leyendas de la Guestia:
1 . — Que pasan las ánimas 70
2. — Que va a pasar la Güestia .^ 70
3. — Luces sobre el agua del mar t .....".'.. . 71
4. — La engañó la luna 71
5. — Allí viene el viático 72
6.— Allí sale la Güestia 73
7, — Andar de día 73
8. — i Es esto la Güestia ? 74
Las Brujas , 76
La mañana de San Juan y los encantos ^^*í»Í4%»ííí 78
índice 275
Leyendas de encantos:
1 . — La niña encantada . 85
2. — Can Cambroña 88
3. — Mora encantada • 90
4. — Detrás viene quien paga 90
5. — Sale mora 92
6. — El esquilador y la encantada i 93
7. — Qué miras, mozo? 94
8. — El pastor y el encanto 94
9. — ¡ Detente, Genoyosa ! 95
lOr— ¡Oh, Curiosa! 96
I I . — San Antonio te guarde 97
1 2. — ^El pastor y la encantada 98
13.— ¿A dónde vas? 99
1 4. — La mina que brota 1 00
1 5. — Danza de princesas 100
16.— Xania, Xanieta ; 100
17. — Santiago de Aguino! 101
SEGUNDA PARTE
Supersticiones :
Las doce palabras retornadeis 103
Los aparecidos y algunas de sus leyendas 105
1 . — Los dos hermanos) 107
2. — Un señor muy rico 108
3. — El personaje del hábito 1 08
4. — Los siete ladrones 1 09
Mal de ojo 110
El mal del orizo 116
El gurrietu 117
El cue;po desigüau 118
La paletilla en tierra 118
El polvo de ara 120
El mal del monte 120
La gotaí. 1^1
Sacar el golpe |21
El a/rzolín 121
Sacar el argueiru 1 22
276
El 4«nogaclo 123
El desfítlau 123
Los ingalíus 125
El pecerbún 1 25
El Saludacdor y el Ensalmador 126
La piedra del rayii • 132
La piedra de la leche 133
La piedr!» de la culebra 1 33
Las culebras no maman 134
Las golondrinas 135
La oración de San Antonio 1 35
Toca, zamploña 1 36
Salivera 137
Por aquí pasó Jesús 1 38
Salid sapos • 1 36
Cuquiellu, barbiellu 139
Al glorioso San Justo • 140
Pajarito blanco 141
E' peliquín 1 42
•Varios 142
Tesoros 1 44
TERCERA PARTE
Costumbres :
El traje 153
Junto al llar 1 60
El cortejar 1 62
El Iratau 172
Bodas 176
El cántelo 180
Canciones de bodas 1 82
Los f ormigos 1 85
El veloriu 1 86
Entierros y obladas 187
Cuestación para las ánimas 191
El pan de la caridad 198
¡ Rezad por las ánimas ! • 1 99
El ramu 200
Matar a los judíos 205
277
El aguinaldo . . • 206
Los guirrios 215
Los bardancos 216
El antroxo 2 i 7
Echar el goxu 218
Correr el gallo 219
Los devotos 220
El fornau 220
El magüestu 22 1
La cuayada 221
Carreras a pie 222
La esfoyaza 223
En el molino • 224
La fila 225
La foguera y la romería 228
El bciile del pandero 231
La giraldilla 234
El baile de la raposa 243
La geringosa 243
El rebudixu 245
El perlindango 246
El pericote 247
El corri-corri 248
La danza prima 249
Gratitud 263
Nombres de las personas que me han narrado las leyendas que contiene
este libro 263
Glosario !..!..! 267
OBRA5 DEL MI^SMO AUTOR
HOGAR Y PATRIA. — Estudio de casas para obreros, con una carta pró-
logo de D. Rogelio Jove y Bravo, Catedrático de la Universidad de Ovie-
,do.— Oviedo. 1906.
CIENCIA VULGAR.— Oviedo, 1914.
LA IGLESIA DE SAN MIGUEL DE LILLO.— Con un prólogo de
D. Bernardo Acevedo Huelves, C. de las Reales Academias de la Lengua
y de la Historia.— Oviedo, 1917.
EL LIBRO DE CARAVI A.— Oviedo, 1919.— 8 pesetas.
DEL FOLKLORE ASTURIANO.— Conferencia pronunciada en el Para-
ninfo de la Universidad de Oviedo el 3 de Diciembre de 1920. — Ovie-
do, 1921.
DIALECTOS JERGALES ASTURIANOS.— Vocabulario de la Xiriga
y el Bron.— Oviedo, 1921.
DEL FOLKLORE ASTURIANO.— Mitos. Supersticiones. Costumbres.—
5 pesetas.
En preparación:
DEL FOLKLORE ASTURIANO.— Cantares, Juegos infantiles, Cancio-
nes de rueda.
DEL FOLKLORE ASTURIANO.— Cuentos populares.
LOS CASTROS ASTURIANOS
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