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Full text of "Del folklore asturiano, mitos, supersticiones, costumbres;"

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DEL  FOLKLORE  ASTURIANO 

MITOS,  SUPERSTICIONES,  COSTUMBRES 


ES   PROPIEDAD   DEL  AUTOR 


DEL 
FOLKLORE    ASTURIANO 

MITOS,  SUPERSTICIONES,  COSTUMBRES 

POR 

AURELIO  DE   LLANO   ROZA   DE  AMPUDIA 

C.  de  las  Reales  Academias  de  la  Historia  y  de  Bellas  Artes 

de  San  Fernando,  Delegado  regio  de  Bellas  Artes 

de  la  provincia  de  Oviedo. 

CON    UN   PRÓLOGO   DE 

R.    MENÉNDEZ   PIDAL 

De  las  Reales  Academias  de  la  Lengua  y  de  la  Historia. 


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MADRID. -TALLERES  DE   VOLUNTAD.-SERRANO,  48.-MCMXXII 


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PRÓLOGO 


Holgaría  toda  presentación  de  D.  Aurelio  de  Llano 
para  que  el  público  le  conociese.  Los  asturianos  saben  bien 
qué  es  él  y  cuáles  son  sus  trabajos,  p  fuera  de  Asturias 
es  conocido  como  correspondiente  a  las  Reales  Academias 
^  como  autor  de  excavaciones  llenas  de  novedad  ij  de  pU' 
blicaciones  mu^  meritorias. 

Mas  para  la  obra  que  ahora  sale  a  la  luz  desea  el 
Sr.  Llano  unas  palabras  preliminares  mías,  y  muy  gustoso 
las  escribo,  por  haber  tenido  desde  un  principio  conoci- 
miento de  las  largas  excursiones  que  prepararen  estas  pá- 
ginas p  por  haberme  interesado  de  un  modo  especial  en 
otros  resultados  de  esos  viajes. 

Si  toda  persona  puede  definirse  por  una  cualidad  ca- 
racterística, la  que  define  a  D.  Aurelio  de  Llano  es  el 
entusiasmo  tenaz.  Y  esa  tenacidad,  por  sí  sola  p  sin  más, 
es  capaz  de  gran  resultado,  como  es  el  haber  recorrido  toda 
Asturias  para  recoger  materiales  folklóricos  e  históricos^ 
buena  parte  de  los  cuales  son  pa  conocidos  del  público  por 
varios  artículos  de  revistas  o  periódicos,  así  como  por  El 
Libro  de  Caravia,  en  que  el  autor  los  ha  dado  a  la  es- 
tampa. 

Este  nuevo  libro  Del  Folklore  Asturiano  está  mu}) 
provisto  de  interés.  Por  donde  quiera  que  se  le  abra  se 
hallará  material  nuevo,  localizado  con  precisión  y  útil  para 
el  estudio. 


Divídese  atinadamente  en  tres  partes.  La  primera,  des- 
tinada a  los  MITOS,  creeré  que  es  la  más  curiosa  ij  atractiva. 
Véase,  por  ejemplo,  cómo  las  tradiciones  relativas  a  la 
güestia  o  estantigua  parecen  servir  para  caracterizarla  de 
doble  manera;  unas  veces  se  manifiesta  como  turba  de 
almas  condenadas,  malignas  \?  enemigas  de  los  vivientes; 
este  aspecto  lo  creo  primitivo;  otras  veces  parece  convertirse 
en  procesión  de  ánimas  del  Purgatorio  que  esperan  reden- 
ción, pues  van  a  restituir  lo  robado:  árboles,  mojones  o 
portillas  de  heredades  {compárese  el  cuento  del  usurpador 
que  espera  salvación,  en  la  pág.  108)  ;  pero  aun  en  este 
aspecto,  que  creo  tardío,  noto  que  nunca  las  almas  de  la 
güestia  piden  a  los  vivos  oraciones,  pues  éstas  son  inútiles 
para  los  condenados,,  y  condenados  creo  eran  siempre  los 
de  la  estantigua  primitiva  (1)  . 

En  esta  misma  sección  mitológica  señalaré  los  muchos 
casos  nuevos  referentes  a  la  Mañana  de  San  Juan,  que 
han  de  servir  mucho  al  autor  futuro  de  una  monografía 
sobre  esta  fiesta  tan  famosa  en  las  costumbres  p  en  la  lite- 
ratura, \j  que  espera  ser  estudiada  ampliamente. 

Pero  no  sólo  el  mitógrafo,  sino  el  artista  mismo,  puede 
hallar  en  el  libro  del  Sr.  Llano  motivos  de  interés.  En 
todas  las  le})endas  de  los  seres  fantásticos,  el  Nuberu,  los 
'Encantos,  etc.,  se  encontrarán  temas  de  novelística  popular 
no  recogidos  hasta  ahora  en  España,  motivos  rústicos  que 
aun  ho^  conservan  actualidad  junto  a  viejísimos  rasgos  fan- 
tásticos  pertenecientes  a  la  psicología  de  edades  mu^  re- 
motas. 


(1)  Siento  no  poder  entrar  en  consideraciones  acerca  de  ambos  temas  tra- 
tados en  este  libro  Dex  Folklore  Asturiano,  porque  me  hallo  sin  libro  al- 
guno a  la  mano;  sólo  podría  hacer  indicaciones  vagas.  Por  no  necesi'ar  apo- 
yarme en  textos  escritos,  recordaré  aquí  que  el  cuento  cuarto,  relativo  al  diablo 
burlón,  y  recogido  por  el  Sr.  Llano  lo  mismo  en  el  Occidente  que  en  el 
Oriente  de  Asturias  (págs.  62-63),  lo  oí  a  una  persona  de  La  Coruña  (ju-ju- 
rujú!,  as  nenas  do  moiño  quentaronme  o   cu). 


Pero  en  este  campo  confio  que  el  Sr.  Llano  nos  ha  de 
dar  a  conocer  ma])ores  novedades  publicando  los  cuentos 
por  él  recogidos,  que  formarán  un  excelente  complemento  a 
la  gran  cosecha  que  el  profesor  Espinosa,  de  California,  ha 
reunido  en  su  reciente  viaje  a  través  de  España. 

El  autor  pone  especial  empeño  (págs.  XVIII  y  263)  en 
notar  que  ninguna  de  las  personas  por  él  interrogadas  en 
Asturias  ha  oído  hablar  de  ciertos  personajes  rústicos  men- 
cionados por  otros  escritores  bajo  los  nombres  del  Busgoso, 
le/  Sumiciu,  los  Espumeros,  los  Ventolines,  las  Lavanderas, 
la  Guaxa  p  las  Ayalgas.  Las  voces  dialectales  guaxa  o 
buho,  ayalga  o  tesoro,  ocasionaron,  sin  duda,  confusión  en 
personas  que  desconocían  el  valor  de  estas  palabras  dentro 
del  dialecto  asturiano  v  las  tomaron  por  personificaciones  de 
seres  fantásticos.  En  cuanto  a  alguno  de  los  otros  mitos, 
confirmo  la  negación  del  Sr.  Llano  recordando  haber  oído 
a  mi  hermano  Juan,  amigo  que  fué  de  D.  Gumersindo 
Laverde,  que  éste  le  confesó  en  cierta  ocasión  haber  in- 
ventado completamente  de  su  cosecha  las  noticias  relativas 
a  los  Ventolines  p  Espumeros. 

En  la  segundo^parte  del  libro  del  Sr.  Llano,  dedicada 
a  las  SUPERSTICIONES^  sobresalen  los  artículos  acerca  de 
los  aparecidos,  el  aojamiénto,  los  tesores  ocultos,  etc. 

La  tercera  parte,  COSTUMBRES,  es  abundante  en  escenas 
de  carácer  local:  la  esfoyaza,  la  fila,  la  hoguera,  los  entie- 
rros, las  veladas  junto  al  llar,  el  cortejar  en  verso  los  mozos 
p  las  mozas,  los  bailes.  .  .  Entre  éstos  nótense  los  nuevos 
datos  acerca  de  la  danza  prima,  que  tan  necesitada  está 
de  un  estudio  detenido,  por  el  gran  arcaísmo  de  esta  danza 
coral,  donde  se  cantan  romances,  comparable  a  la  danza 
coral  de  las  islas  Feroe,  donde  también  se  cantan  baladas. 

En  la  página  1 83  de  este  libro  se  hallan  cantares  que  alu- 
den aún  a  la  costumbre  de  llevar  las  solteras  el  pelo  suelto. 


VIII  PRÓLOGO 

Aunque  ayer  te  vi  soltera, 
con  el  cabello  tendido... 

costumbre  que  fué  general  en  el  resto  de  España  durante 
la  edad  media :  la  doncella  en  cabellos,  la  moga  en  cábelo 
de  quien  tantas  veces  se  trata  en  las  le^es  en  los  fueros  p 
en  la  vieja  poesía  lírica  hisp ano-portuguesa. 

A  los  guirrios  o  los  bardancos,  de  que  se  habla  en  la  pá- 
gina 215,  personas  que  bailan  bajo  disfraces  grotescos  o 
de  animales,  ha])  que  añadir  los  zamarrones  que  salen  en 
Lena  por  carnaval,  i;  que  son  curiosa  supervivencia  de  los 
"facedores  de  los  zaharrones'^  mencionados  en  Las  Siete 
Partidas. 

Muchas  de  las  noticias  del  libro  del  Sr.  Llano  están  re- 
cogidas mu^  a  tiempo,  pues  las  peculiaridades  a  que  se  re- 
fieren  están  a  punto  de  desaparecer.  El  autor  sólo  halló  ija 
seis  u  ocho  ancianos  que  vistiesen  el  traje  varonil  con  el  cal- 
zón corto  ^;  la  rriSmera  picona;  hace  treinta  años  recuerdo 
que  eia  aún  bastante  frecuente  ante  las  personas  de  edad  en 
el  concejo  de  Lena.  Pues,  como  el  traje,  muchas  costum- 
bres ij  creencias  están  a  punto  de  borrarse,  por  lo  cual  es 
mu^  de  agradecer  el  libro  del  Sr.  Llano,  ;p  sería  de  desear 
que  a  su  ejemplo  se  recogiese  aún  mucho  más  material,  tan- 
to en  Asturias  como  en  las  otras  provincias  arcaizantes. 

Cuando  alguna  materia  ha  sido  ija  estudiada  por  otroSt 
el  Sr.  Llano  se  hace  cargo  de  las  cuestiones  suscitadas,  en- 
trando en  indicaciones  bibliográficas,  en  comparaciones  3; 
discusiones.  Mas  como,  por  lo  común,  los  asuntos  son  nue- 
vos, el  autor  se  abstiene,  con  mu\)  buen  acuerdo,  de  entrar 
en  consideraciones  de  carácter  general,  para  las  cuales 
le  faltan  elementos. 

Con  parecer  las  costumbres  populares  mu^  exclusivas 
de  cada  localidad  suelen  ser,  bien  miradas,  cosa  mu^  poco 


local.  Sin  embargo,  no  ha^  error  más  frecuente  en  los  que 
escriben  historia  especial  de  una  región  que  el  creer  peculiar 
de  ella  lo  que  existe  en  multitud  de  otros  lugares.  Aun  lo 
que  realmente  es  local  puede  ser  ho}^  propio  de  tal 
región  tan  sólo  por  perdurar  allí  después  de  haberse  ex- 
tinguido en  las  demás  partes.  Este  es  caso  mu^  frecuen" 
te,  p  desde.luego  abunda  en  Asturias  tanto,  que  po  aconse- 
jaría a  los  que  estudian  las  costumbres  del  principado  que  se 
acostumbren  a  mirar  su  provincia  como  una  parte  del  rei- 
no leonés,  medieval,  ij  como  un  depósito  de  supervivencias 
de  ese  reino;  pero  es  que,  además,  no  creo  que  debe  conside- 
rarse el  mismo  reino  leonés  dentro  de  las  antigüedades  espa- 
ñolas, sino  como  una  región  arcaizante  que  mantiene  ras- 
gos de  costumbres  y  lenguaje  que  antes  fueron  también 
comunes  a  Castilla  p  otras  regiones,  pero  que  en  éstas  se 
extinguieron  mucho,  muchísimo  antes  que  en  León.  Las  Xa- 
nas, que  parecen  la  cosa  más  asturiana  del  mundo,  existieron 
antes  en  regiones  mu^  apartadas  de  la  Península  (1)  ;  la 
güestia  es  la  misma  hueste  antigua  o  estantigua,  común  an- 
tes en  Castilla  p  otras  regiones.  La  soliera  del  cabello  ter- 
dido,  que  aún  ho^  se  canta  en  Asturias,  fué  cantada  en  la 
edad  media  en  Castilla,  lo  mismo  que  en  Portugal  p  Cali- 
da, p  así  sucesivamente. 

Por  esto  un  estudio  folklórico  limitado  a  una  sola  lo- 
calidad debe  cefiirse  a  ser  meramente  descriptivo,  aco- 
piando en  mu^  gran  número  noticias  p  datos  escrupulosa- 


(1)  Véase  lo  que  digo  en  el  artículo  copiado  por  el  Sr.  Llano  en  la 
pá§,  30.  Aprovecho  la  ocasión  para  precisar  y  rectificar  la  leyenda  por  mí 
aludida.  Cuando  niño  oí  contar  que  los  que  qr.crían  cazar  una  xana  pudieron 
pez  sobre  el  lomo  de  un  caballo,  y  pegado  allí  "cayó  un  xan".  Recuerdo  perfec- 
lamente  esta  forma  masculina  del  nombre,  que  debe  significar  el  hijo  de  una 
xana;  el  xanín  figura  en  Varios  cuentos,  que  yo  ya  no  recordaba  cuando  es- 
cribí mi  articulo,  y  por  eso  interpreté  erradamente  la  forma  "xan"  como  anó- 
mala de  "xana". 


mente  recogidos.  Un  estudio  que  aspire  a  ser  histórico  3; 
teórico  debe  pa  extenderse  a  regiones  diversas  para  poder 
comparar  muchas  variantes  de  cada  tema  que  lo  declaren 
en  todo  su  valor  ij  significado,  i;  que  permitan  juzgar  de 
las  peculiaridades  de  cada  sitio.  Cuanto  mejor  conozco 
la  vida  de  los  fenómenos  folklóricos  veo  más  evidente  que 
un  estudio  teórico  reducido  a  los  materiales  de  una  sola 
provincia  es  estéril  o  aventuradísimo.  Por  eso  aplaudo  que 
el  Sr.  Llario,Jmbuído  de  esa  verdad,  se  concrete  voluntaria- 
mente a  reseñar  las  noticias  referentes  a  Asturias,  para  que 
en  su  día  se  reúnan  con  las  que  se  recojan  de  otras  provin- 
cias j;  puedan  ser  examinadas  con  fruto.  Las  doce  palabras 
retornadas  o  los  cantos  de  molino,  tal  como  se  dicen  en 
Asturias,  no  son  sino  una  parte  integrante  e  inseparable  de 
la  tradición  de  toda  España.  Las  ceremonias  de  la  boda, 
o  los  cantos  de  Mayo  en  Asturias,  son  íntimamente  aná- 
logos a  los  de  León,  y>  éstos  a  los  de  Salamanca  o  Extrema- 
dura, y  únicamente  con  la  comparación  puede  recibir  pleno 
sentido  e  interés  las  manifestaciones  especiales  de  una  de 
estas  regiones,  y  todas  ellas  deben,  además,  de  ilustrarse  con 
las  noticias  antiguas;  por  ejemplo,  con  las  descripciones  de 
bodas  y  de  ensayos  que  abundan  en  nuestro  teatro  del  siglo 
XV IL  Sólo  después  de  un  estudio  muy  extenso  podremos 
apreciar  cada  manifestación,  descubriendo  lo  que  en  ella 
hay  de  común  muchas  regiones,  o  lo  que  podrá  ser  más  pro- 
pio de  Asturias,  sea  por  haberse  creado  en  ese  provincia,  o 
por  haberse  allí  modificado,  o  sólo  por  perdurar  allí  más  que 
en  otras  partes.  Y  claro  es  que,  además,  la  comparación  de- 
be extenderse  a  fuera  de  España,  al  menos  a  los  países  más 
afines  al  nuestro,  pues  en  muchos  otros  viven  los  mismos 
usos,  las  mismas  supersticiones,  en  forma  igual  o  análoga, 
que  es  preciso  conocer  para  poder  juzgar  rectamente  acer- 
ca de  las  manifestaciones  españolas. 


Mu};  en  especial  ha^  que  llamar  la  atención  de  los  tra- 
bajadores hacia  las  manifestaciones  del  folklore  en  nuestra 
literatura  de  los  siglos  de  oro.  España,  por  el  carácter  po- 
pular que  domina  bastante  en  su  producción  artística,  ofrece 
en  su  literatura,  más  que  otras  tierras,  reflejos  múltiples 
de  las  costumbres,  creencias  y  sentimientos  populares.  Sólo 
del  teatro  de  Lope  de  Vega  se  podría  entresacar  una  an- 
tología folklórica  del  más  grande  valor  documental,  que 
serviría  de  base  a  estudios  de  capital  interés. 

Con  todo  esto  se  comprenderá  con  qué  buen  acuerdo 
el  Sr.  Llano  se  aplica,  más  que  a  teorizar,  a  recoger  mucho 
material.  Ojalá  su  actividad  fuese  imitada  ahora,  que  ape- 
nas se  hace  trabajo  alguno  folklórico.  Los  frutos  de  una 
gran  redada  que  organizadamente  echó  el  Ateneo  de  Ma- 
drid por  gran  parte  de  España  es  de  suponer  que  sean 
importantísimos;  pero  permanecen  lastimosamente  inéditos 
y  desconocidos,  cuando  acaso  ellos  bastasen  para  un  es- 
tudio comparativo  de  muchos  de  los  temas  allí  documen- 
tados. 

La  forma  \;  utilidad  de  una  comparación  metódica  la 
he  mostrado  con  el  ejemplo  del  romance  de  Gerineldo, 
estudiándolo  en  160  versiones  esparcidas  por  el  suelo  de 
toda  España;  sólo  en  vista  de  grandes  conjuntos  así  puede 
surgir  una  idea  clara  de  lo  que  es  i;  de  cómo  vive  una  ma- 
nifestación tradicional  cualquiera.  Por  cierto  que  debo  aquí 
dar  gracias  al  Sr.  Llano  por  haberme  proporcionado  ama- 
blemente alguna  de  esas  versiones  del  Gerineldo,  con  otras 
muchas  de  otros  romances,  que  me  ha  entregado,  movido  del 
ípa  citado  convencimiento  de  que  no  son  las  manifestacio- 
nes aisladas,  sino  los  conjuntos  variados,  los  que  pueden 
prestarse  al  estudio.  En  su  día  la  colección  de  Romances 
del  Sr.  Llano  verá  íntegra  la  luz  dentro  del  Romancero  Ge- 
neral Español,  cu^a  aparición  está  bastante  bien  preparada 


por  multitud  de  estudios  a  ella  conducentes.  Para  las  otras 
materias  que  duermen  en  el  más  completo  abandono  debe- 
mos desear  que  el  acopio  de  materiales  se  active,  que  el 
ejemplo  del  Sr.  Llano  cunda  ^  se  multiplique. 

R.  Mcnéndez  Pi^aL. 

Zumaj'a   (Guipúzcoa),  24  Julio    1922.  '. 


A  LOS  LECTORE5 


La  ciencia  folklórica  adquiere  cada  día  más  impor- 
tancia. En  los  principales  países,  en  el  siglo  pasado,  for- 
máronse sociedades  ij  se  celebraron  congresos  para  dar 
forma  a  esta  nueva  ciencia,  que  como  tal  quedó  constituí-' 
da  en  el  segundo  Congreso  internacional  de  folklore,  ce- 
lebrado en  Londres  en  I89L 

En  Agosto  de  1920  vino  a  España,  con  el  exclusivo 
objeto  de  recolectar  material  folklórico,  una  Comisión  de 
profesores  de  Norteamérica,   subvencionados  por  el  Go- 
bierno de  aquel  país.  Y  recorrieron  varias  provincias,  píes^ 
cindiendo  de  la  de  Asturias. 

Aquí,  entonces,  había  quien  estaba  haciendo  la  reco- 
lección de  cosas  del  saber  popular.  En  191 8  me  decidí  a 
terminar,  sin  subvención  de  nadie,  esta  labor  que  hacía 
tiempo  tenía  yo  comenzada,  la  cual  entra  en  mis  aficiones 
por  haber  vivido  este  ambiente  p  llevar  dentro  de  mi  alma 
el  grato  recuerdo  de  todos  los  elementos  que  forman  el 
conjunto  armónico  del  folklore  asturiano.  Son  reminiscen- 
cias que  me  quedan  de  mi  infancia,  porque  yo  abrí  los  ojos 
a  la  primera  luz  en  Caravia,  en  un  pequeño  valle  circun- 
dado de  bosques  y  montañas,  p  allí  aprendí  muchas  cosas 
que  ahora  me  sirven  de  auxiliares  poderosos  para  escribir 
este  libro. 

En  mi  antigua  casona  solariega,  que  se  alza  al  pie  del 
Pico  del  Castro,  pasé  los  primeros  diez  y  siete  años  de  mi 
juventud.  En  aquellos  montes  templé  el  alma  reciamente 


A    LOS    LECTORES 


para  la  lucha;  sobre  sus  pjcosjie  visto  muchas  veces  cer- 
nerse el  águila,  ^  en  sus  cañadas  oí  el  aullido  de  los  lobos 
hambrientos. 

Y  a  dos  kilómetros  de  donde  nací  abrázase  la  tierra 
con  el  mar,  i;  con  la  ligereza  de  mis  pocos  años  me  encara- 
maba en  el  alto  cantil  con  la  idea  de  escuchar  el  canto  de 
la  Sirena,  ver  las  olas  romper  su  furia  contra  las  rocas  o 
deshacerse  mimosas  sobre  la  pla'\^a. 

He  saboreado  las  veladas  patriarcales  escuchando 
— después  de  rezar  el  rosario — los  romances,  cuentos  mito- 
lógicos, de  princesas  encantadas  y  otros,  que  recitaban  mis 
abuelos  sentados  en  el  escaño,  a  la  vera  del  llar,  al  mismo 
tiempo  que  las  señoras  hilaban  su  copo. 

/Noches  aquellas  que  van  desapareciendo  de  los  lla- 
res astures,  alrededor  de  los  cuales  se  formó  la  interesante 
literatura  popular  asturiana. ..\ 

Oí  los  pájaros  cantar  amores  en  las  ramas  floridas 
mientras  fabricaban  sus  nidos.  Y  me  entusiasmaba  viendo 
la  calandria  elevarse  en  vuelo  vertical  ij  posarse  en  un 
ray^ín  de  sol,  para  romper  en  una  fuente  de  trinos  i;  verterlos 
en  cascada  sonora  sobre  el  lecho  de  sus  hijos,  construido 
entre  una  mata  de  tomillo. 

Y  a  la  hora  en  que  las  vacas  mirlaban  en  los  mosqui- 
les p  las  aves  se  resguardaban  del  sol  bajo  la  sombra  de 
las  cúpulas  formadas  por  las  ramas  del  robledo,  sentado 
junto  a  un  chortal,  en  compañía  de  otros  rapaces,  para  re- 
gocijo nuestro,  construíamos  chiflas  de  salguera,  para  lo 
cual  empleábamos  esta  especie  de  conjuro: 


Salivera,   salivar, 
sáli  chifla  de  salgar 
con  salú  ^  sin  quebrantar: 
nunca  volverás  entrar. 


A    LOS    LECTORES 


Disfruté  de  la  alegría  que  proporciona  la  fiesta  patro- 
nal del  pueblo  con  el  repique  de  las  campanas,  el  estam- 
pido de  los  cohetes,  el  rezar  a  la  Virgen  cuando  pasaba 
en  la  procesión  seguida  de  los  fieles  ^  de  los  ramos  carga- 
dos de  roscas  de  pan,  las  alegres  notas  de  la  gaita  y  el 
sonido  de  las  castañuelas  que  acompañaban  al  baile  for- 
mado por  la  noche  al  pie  de  la  lumbrada,  las  giraldillas 
ij  la  danza  prima... 

Y  en  la  época  vernal,  apenas  riscaba  el  alba,  a  la 
hora  en  que  el  gallo  abandona  el  gallinero  cantando,  me 
impresionaba  gratamente  viendo  cómo  se  doraban  las  cum- 
bres al  recibir  los  rabinos  del  sol  naciente  \j  la  Natura- 
leza manifestaba  su  alegría:  El  sonido  de  los  esquilones 
\j  rústicos  cencerros  de  las  vacas  que  pacían  en  los  prados 
extendiéndose  sobre  el  aire  fresco  y  perfumado  que  flota- 
ba sobre  los  campos.  El  mugir  de  los  becerros  y  el  balido 
de  las  ovejas  que  subían  por  la  falda  del  monte.  Las  voces 
ide  los  rapaces.  El  canto  del  cuco  en  el  bosque  vecino.  El 
chirriar  de  los  carros.  El  aroma  de  las  plantas  y  de  las 
flores  y  las  intencionadas  canciones  que  la  juventud  ento- 
naba al  mismo  tiempo  que  removía  la  tierra : 

Coloradina  y  guapina 
arrímate  a  la  fesoria, 
que  tu  padre  jja  non  puede 
mantenete  de  señora. 

¡Años  felices  los  que  pasé  en  la  tranquilidad  de  mi 
aldea...! 

El  que  quiera  recoger  materiales  que  tengan  valor  de 
exactitud  folklórica  necesita  tener  un  hondo  conocimiento 


A    LOS     LECTORES 


de  la  vida  de  la  aldea,  inspirar  confianza  al  aldeano  ha- 
blándole  en  su  lenguaje,  ayudar  a  su  memoria  exponién- 
dole relatos  recogidos  en  otras  localidades  })  no  influir 
en  su  ánimo  para  que  conteste  afirmativa  o  negativa- 
mente a  preguntas  determinadas.  Así  se  consigue  recoger 
gran  cantidad  de  elementos  folklóricos  engarzados  unos 
en  otros. 

Pero  si  el  investigador  desconoce  la  vida  de  la  aldea 
})  su  dialectología,  por  buena  que  sea  su  preparación 
— dicen  folkloristas  autorizados — no  obtendrá  resultados 
positivos,  puesto  que  no  podrá  llegar  al  alma  del  pueblo... 

Con  el  fin  de  hacer  investigaciones  de  esta  clase  re- 
corrí Asturias  a  pie  desde  Oriente  a  Occidente:  Las  casu- 
chas  situadas  en  las  estribaciones  de  la  sierra  de  Cuera,  tras 
de  la  cual  descuellan  los  nevados  Picos  de  Europa,  ele^ 
vando  hasta  las  nubes  sus  frentes  inmaculadas.  Los  pue- 
blos de  casitas  blancas  que  reposan  a  lo  largo  de  la  costa 
como  bandos  de  gaviotas  que  contemplan  la  espuma  del 
mar.  Las  cabanas  de  los  pastores  fabricadas  al  cobijo  de 
los  árboles  tarmudos  que  circundan  las  majadas. 

Atravesé  los  espesos  bosques,  cuyas  ramas  se  extien- 
den como  un  toldo  sobre  la  alfombra  verdina  sembrada 
de  florecillas.  Las  ingentes  montañas  que  esperan  la  llega- 
da del  poeta  astur  que  las  describa,  para  lo  cual  se  necesi- 
ta el  auxilio  de  nuestra  mitología.  Fértiles  vegas,  barran- 
cos profundos,  senderos  cubiertos  de  nieve  y  laderas  sem- 
bradas de  rocalla... 

Entré  en  las  cuevas  de  los  encantos  y  bebí  en  las  fuen- 
tes de  las  Xanas.  Caminé  bajo  los  emparrados  de  los  pue- 
blos situados  en  las  riberas  del  Navia  y  del  Jbias.  Y  mu- 
chas veces  sufrí  los  rigores  del  frío,  del  sol  y  de  la  sed. 

Y  en  todas  estas  andanzas  por  mi  querida  Asturias 
Uevé  por  armas  libros  para  regalar  a  los  aldeanos,  un  lápiz 


A    LOS    LECTORES _^^  HVK 

y  cuadernos  para  tomar  notas.  Jamás  pasó  por  mi  imagU 
nación  la  idea  de  que  nadie  se  metiera  conmigo. 

"En  este  país  patriarcal — dice  el  señor  Castor  de 
Caunedo  en  Un  viaje  por  Asturias —  el  viajero  camiria 
solo  ])  sin  temor,  a  cualquiera  hora  de  la  noche,  por  los  pa- 
rajes más  retirados.'' 

En  todas  partes  fui  agasajado,  lo  mismo  en  las  chozas 
de  los  pastores  que  en  las  casas  señoriales.  Y  nadie  puso 
reparo  en  facilitarme  desinteresadamente  cuantos  datos 
conocía. 

Al  cabo  de  tres  años  de  exploraciones  recogí  de  la 
tradición  oral  seis  mil  versos  de  romances,  miles  de  coplas 
^  otras  poesías  populares,  cuentos,  le})endas.,  vocablos  ba- 
ble — éstos  los  remití  a  la  Real  Academia  Española —  y 
el  material  con  que  compuse  este  libro.  En  el  cual  procu- 
ro presentar  las  cosas  tal  como  las  recogí  de  los  labios  del 
vulgo,  sin  vestirlas  con  galas  literarias  para  que  no  pierdan 
la  forma  de  su  primitivo  esqueleto. 

He  de  advertir  que  los  aldeanos,  por  lo  general,  cuan- 
do hablan  con  un  superior,  o  cuando  hacen  una  narración 
por  boca  de  un  personaje,  quieren  ennoblecer  la  lengua, 
hablando  lo  mejor  que  pueden  en  castellano.  Pero  si  ha- 
blan por  boca  de  un  rústico,  emplean  el  lenguaje  del  pue- 
hlo.  Y  es  más  difícil  encontrar  un  buen  recitador  de 
cuentos  que  de  romances,  porque  el  cuento  no  está  fijado 
por  el  verso,  y  entonces,  el  recitador  tiene  que  inventar 
por  fuerza  la  forma  de  exponer  su  xelato.  El  cual  sufre 
de  un  día  a  otro,  en  los  labios  de  un  mismo  individuo,  se- 
gún la  hora,  su  estado  de  espíritu  p  las  personas  que  es- 
tén presentes,  algunas  variantes;  pero  éstas  nunca  desvir- 
túan las  líneas  generales  de  la  narración. 
•'  ''Señalo  con  exactitud  los  lugares  donde  se  desarro- 
llan las  acciones  ^  do^  los  nombres,  edad  y  pueblo  de  la$ 


XVttl  Á    Los    L£CtOftE« 


personas  que  me  facilitafon  el  material  folklórico  ^  la  /c- 
cha  en  que  me  lo  facilitaron. 

Con  él  auxilio  de  las  le\)endas  (1)  hice  la  biografía 
de  los  entes  mitológicos.  Y  los  que  carecen  de  historia 
tradicional  en  esta  región  no  pueden  figurar  entre  los  mitos 
astures.  Tal  ocurre  con  el  Busgoso,  los  Espumeros,  los  Ven" 
tolines  y  las  Lavanderas  (2) ,  seres  que  fueron  incorpora- 
dos a  la  mitología  asturiana  por  la  literatura  moderna.  Sus 
nombres  son  desconocidos  del  pueblo  (3) . 

De  esta  clase  de  estudios  no  se  pueden  sacar  conclu- 
siones mientras  no  esté  recopilado  el  folklore  de  todas  las 
regiones  de  España  eñ  sus  múltiples  manifestaciones.  En- 
tonces los  sabios  folkloristas  podrán  escribir  la  maravi' 
llosa  obra  del  folklore  español. 

Esta  obrita  mía,  que  le  falta  mucho  para  ser  comple- 


(1)  Véase  Eli  libro  de  Caravia,  por  Aurelio  de  Llano  Roza  de  Ampudia 
y  de  Valle.  Oviedo,  1919.  Este  es  el  primer  libro  en  donde  aparecen  loa 
mitos   astures    con   algunas   de   sus    correspondienles    leyendas. 

<2l  Es  en  Bretaña  donde  existe  el  mito  de  las  Lavanderas  nocturna^. 
Estas,  cuando  están  lavando,  si  pasa  por  junto  a  ellas  una  persona,  le  man- 
dan que  les  ayude  a  retorcer  la  ropa.  Y  si  no  la  retuerce  en  sentido  con- 
trario que  ellas,  puede  darse  por  perdida.  Souvestre.  Le  foyer  bretón,  / 
página  44,  y  Sebilloi.  Tradilicn*  et  superstítions  de  la  Haute-Brelagne,  I 
página  43. 

En  algunos  concejos  de  Asturias,  entre  ellos  Villaviciosa,  Colunga  y  ~i- 
ravia,  existen  unos  entes  — especie  de  Cocos —  con  los  cuales  se  infunde 
miedo  a  loa  niños.  Se  llaman  la  Papa-resolla  y  ei  Rapéo  (CasL  anL  Rafeo). 

En   Caravia   decíamos   lo§   ropoces  ■ 


La  Papa-resolla 
cayóse   na  olla, 
lay]   que  te  come 
la  Papa-resolla. 

Estos  dos  entes  los  cita  Vigón  en  el  Vocabulario  dlalectológlco  de!  cor.cejc  de 
Colunga,  y  D.  Juan  Menéndez  Pidal,  en  Poesía  popular,  cita  otro  ente  Je 
la  misma  índole  que  estos;   la  Zamparrampa. 

(3)     Acerca   de  §stg   véase   la   importonie   nota   de  la    página   263. 


A    LOS    LECTORES 


ia,  no  tiene  más  pretensiones  que  el  aportar  datos  a  la  cien- 
cia folklórica. 

Y  mucho  celebraré  que  entre  este  material  que  recogí 
en  las  venas  de  la  cantera  popular  encuentre  el  mitógrafo, 
el  historiador,  el  jurisconsulto,  el  filólogo,  el  cuentista,  et- 
cétera, elementos  para  su  estudio;  el  poeta,  inspiración  para 
cantar  a  Asturias;  el  escultor  ^  el  pintor,  datos  suficientes 
para  esculpir  ^  pintar  las  figuras  de  nuestra  mitología. 

Y  que  de  aquí  salgan  el  teatro  asturiano  ij  la  novela. 

El  autor. 


CORRIGENDA 


Páginas. 

14         Lo  que  cKce  la  nota  (2)   corresponde  a  la  nota   (3),  y  viceversa. 
28         El    cuarto   verso    dice:    "Vestida    de   mil     amores".     Debe    decir: 

"Vestida    de     mil     primores." 
68  Nota   (I),    dice:    "Herrera,    poeta    del    siglo   XVIII."    Debe    decir: 

"Reguera,    poeta    del    siglo    XVII." 
73  Allí  sale  la  Cuestia.   Dice:   "Vieron   salir  por  detrás  luces."    Debe 

decir:    "Vieron    salir    por    detrás   de    las    casas    de    los    canónigos 
de    Covadonga    muchas    luces." 
94  El    pastor   y    el   encanto.    Dice:    "vio    por    el    ojo    de   la    fuente    un 

encanto    con  muchas   vacas."   Debe   decir:    "vio   saür   por  el    ojo 
de   la    fuente   un    encanto   con   muchas   vacas." 
99         Nota    (I).   Dice:    "Un    día   de    San   José."    Debe   decir:    "Un   día 

de  San  Juan." 
105  Nota    (1).     Dice:     "Cristu-filiu-yusés."    Debe    decir:     "Cristi-filiu- 

jrusés." 
119  El    tercer    verso    dice:    "Veso    lugar."    Debe    decir:    "Voso    lugar." 

123         Dice:    "El   denogado."  Debe  decir:   "El   desnogado." 
201  Dice:     "se     ponen    seis    mozos    a    cada    lado."    Debe    decir:     "se 

ponen   seis  mozas   a   cada  lado." 
221  La  cuayada.  Dice:   "para  felicitarles  por  el   triunfo."  Debe  decir: 

"para    facilitarles    el    triunfo." 


FFX  FOLKLORE  ASTURIANO 

MiXOS  -  SUPERSTICIONES  -  COSTUMBRES 


PRIMERA   PARTE 


M I  T  O  5  ^'^ 


El  Busgoso :  Personaje  conocido  en  la  Navarra  fran- 
cesa con  el  nombre  de  Bassa-yaon  o  señor  salvaje,  y  en- 
tre los  vascongados  con  el  de  Basajaun  o  señor  de  los 
bosques. 

Y  a  alguien  se  le  ocurrió  traerle  a  Asturias.  Nos  lo 
presentan  con  rostro,  torso  y  brazos  humanos,  la  cabeza 
coronada  con  dos  cuernos  y  las  piernas  de  cabra:  una  es- 
pecie de  Fauno.  Y  dicen  que  anda  por  nuestros  bosques 
persiguiendo  a  las  mujeres  para  llevarlas  a  su  caverna,  y 
haciendo  otras  cosas  peregrinas... 

Este  mito  no  existe  en  Asturias.  Yo  recorrí  los  espe- 
sos bosques  de  Ponga,  Caso,  Quirós,  Somiedo  y  Munie- 
llos,  interrogué  a  los  ancianos  y  a  las  pastoras  y  nadie 
oyó  hablar  del  Busgoso.  Ni  yo,  en  mi  niñez,  cuando  re- 
corría las  espesuras  de  los  montes  de  mi  aldea  oí  el  nom- 
bre de  semejante  personaje. 

Los  Espumeros: — Dicen  que  "son  espíritus  del  mar, 
tienen  figura  humana,  de  niño,  danzan  y  jugj^ean  entre 
las  olas  y  se  resguardan  de  las  tempestades  en  las  caver- 
nas de  los  cantiles...*' 

Yo  nací  a  la  orilla  del  mar  y  en  mi  vida  oí  hablar  de 
los  Espumeros,  ni  ningún  aldeano  sabe  dar  cuenta  de  ellos. 


(1)  Todo  lo  que  en  este  libro  no  esté  de  acuerdo  con  lo  que  e»cribí  en  "El 
libro  de  Caravia",  Oviedo  1919,  y  en  otras  publicaciones,  c»  porque  lo  rec- 
tifico. 


1         DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:    MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 

Los  Ventolines:  " — Se  parecen  a  los  Espumeros  en 
la  figura;  portadores  del  rocío  nocturno  y  de  las  lluvias, 
vuelan  sobre  las  olas  y  traen  a  los  hogares  el  adiós  de 
la  persona  que  muere  lejos  y  a  través  del  espacio  llevan 
al  afortunado  galán  los  suspiros  de  su  dama  enamo- 
rada...** 

Digo  de  los  Ventolines  lo  mismo  que  de  los  Espu- 
meros. En  Asturias  llaman  ventolines  a  los  remolinos  de 
aire. 

Las  Lavanderas:  " — ^Viejas  de  rostro  arrugado,  vis- 
ten túnicas  amarillas,  su  voz  es  parecida  a  la  de  la  cas- 
cada, y  habitan  en  las  cuevas  de  los  árboles  viejos;  en 
los  remolinos  de  las  corrientes,  golpean  el  agua  con  sus 
palas,  y  si  alguien  quisiera  sorprenderlas  en  su  trabajo 
pagaría  su  atrevimiento  con  la  vida..." 

Esto  es  tan  cierto  como  la  existencia  del  Busgoso  en 
los  montes  astures. 

Las  A^algas:  " — Son  jóvenes  encantadas  que  cus- 
todian tesoros...*'  (1) 

Las  Ayalgas  no  son  jóvenes  encantadas.  A\)alga, 
tsalga,  etc.  es  sinónimo  leonés-asturiano  del  castellano 
hallazgo  o  hallazgo,  según  dice  D.  Ramón  Menéndez 
Pidal  en  su  estudio  sobre  el  Dialecto  Leonés  (2) .  Y  en 
Asturias  "Ayalga"  significa  tesoro  oculto  bajo  la  tierra: 

Eji  términos  de  Ferrerín 
hay  una  yalga  guardada, 
está  muy  mala  de  hallar 
y   está   fácil   de   encontrar 


(1)  Véanse  Mitos  y  tuptrsticionet  de  Aslurias,  por  Rogelio  Jotc  y  BraTO, 
Oviedo.   1903.  .  ifloo 

Monografía  Je  Asturias,  por  Félix  de  Aramburu  y  Zuloaga,  Oviedo,  1899. 
Boal   y  su  concejo,  por  Bernardo  Acevedo,  Oviedo    1898. 

(2)  V.  Revista  de  Architíos,  Bibliotecas  y   Museos,  X,    1906,  pág.    168. 


AURELIO   DE   LLANO  ROZA  DE  AMPUDIA 


si  la  busca  una  mujer 
con  la  rueca  de  filar.  (1) 

El  Busgoso,  los  Espumeros,  los  Ventolines  y  las  La- 
vanderas, son  mitos  traídos  hace  pocos  años  por  varios 
escritores.  Y  no  pueden  ser  sometidos  a  un  estudio  cien- 
tífico porque  carecen  de  tradición  asturiana. 

Si  existieran  estos  mitos  en  Asturias,  se  habrían  for- 
mado alrededor  de  ellos  hermosas  leyendas.  Y  en  mis 
investigaciones  no  encontré  rastro  de  ellas. 

¡Cuántos  cuentos  se  habrían  formado  de  las  pasto- 
ras y  el  Busgoso !  (2) . 

Forman  la  Mitología  Asturiana: 

El  Nuberu. 

Las  Xanas. 

El  Cuélebre. 

La  Sirena, 

El  Trasgu. 

El  Diablo  burlón. 

La  Güestia. 

La  Bruja. 

Los  Encantos  que  aparecen  en  la  mañana  de  San  Juan. 


(1)  Así  dice  una  Cácela  que  circula  por  San  Martín  de  Luiña.  De  los  do- 
cumenfos  llamados  Cacetas  o  Cacepas  y  de  las  Ayalgas,  me  ocuparé  en  otro 
capítulo  de  este  libro. 

(2)  Se  ha  querido  formar  un  mito  falso  con  el  nombre  de  guaxa,  presen- 
tándole en  forma  de  mujer  de  rostro  horrible,  que  chupa  la  sangre  a  los  niños 
y  hace  otras  cosas  monstruosas. 

Es  cierto  que  en  algunos  pueblos,  hacia  el  centro  de  Asturias  y  cerca  de 
la  costa,  se  dice  a  los  niños  cuando  lloran: 
" — ¡Calla,  que   te  va  a  comer   la  guaxa  I". 
— Y    iqué  es   la   guaxa? 
" — Guaxa=Especie   de  buho — Voz  onomatopéyica    del    grito  de  esta   ave." 
Vocabulario  dialeclológico  <^el  concejo  de  Colunga,  por  D.  Braulio  Vigón,  1896. 
También  han   querido  elevar  a  la  categoría  de  ente  mitológico   al  sumictu. 
Cuando  no  se  encuentra  una  cosa  o  persona  que  uno  acaba  de  ver,  dicen 
en  alguno3  concejos: 

" — ¡Pero  si  estaba  aquí  ahora  mismo;  aunque  la  hubiera  tragado  el  su- 
micíul"    Es  decir:  aunque  se  hubiera  sumido.  Y  nada  más. 


DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:    MIT03,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 


EL  NUBERU 


Hubo  en  las  Gallas  unos  hechiceros  llamados  tem- 
pestarlos, porque  según  creencia  del  vulgo  tenían  poder 
para  provocar  el  trueno  y  el  granizo.  Y  recibían  de  los 
particulares  cierta  cantidad  de  frutos  por  impedir  que 
las  tormentas  causaran  daños  en  sus  cosechas. 

Algunos  de  estos  embaucadores  —  sobre  los  cuales 
escribió  un  libro  San  Agobardo,  entonces  Obispo  Lugdu- 
nense — fueron  condenados  a  pena  capital  por  practicar 
la  hechicería  (I). 

Y  hemos  dicho  algunos  publicistas,  que  el  Nuberu 
es  semejante  a  aquellos  tempestarlos,  cosa  que  carece  de 
fundamento  porque  el  Nuberu  es  un  ser  sobrenatural  cu- 
yo origen,  quizá  habrá  que  buscarlo  entre  los  dioses  del 
antiguo  continente  líbico  o  asiático. 

Las  leyendas  asturianas  dicen  que  el  Nuberu  vive  en 
Egipto,  y  este  es  un  dato  de  mucha  importancia. 

En  la  remota  antigüedad,  los  navegantes  orientales 
venían  a  puertos  españoles,  entre  ellos  a  las  Casitérides  de 
Galicia,  en  busca  del  estaño  que  les  era  necesario  para  la 
preparación  del  bronce,  metal  que  ya  usaban  en  Egipto  en 
tiempo  del  antiguo  imperio,  el  cual  comprende  desde  el 
año  "3000  al  2000"  antes  de  Jesucristo  (2) . 

(1)  V.  Feijóo.  Teatro  cntico.  Tom.  II.  Madrid,  1773,  pág.  152.  Historia 
de  los  Heterodoxos  españoles,  por  D.  Marcelino  Menéndez  ,Pelayo.  Madrid, 
1917,   tom.   II,   pág.  223. 

(2)  "Las  diez  Casitérides,  las  islas  del  estaño,  que  Posidonio,  Plinio 
y  Mela  dicen  hallarse  en  las  costas  del  Océano,  al  Norte  de  los  Artabros, 
hay  que  cree'  son  las  diez  ú  once  irlitas  que  se  encuentran  entre  el  Cabo  Fal- 
coeira  y  el  Silleiro,   en   la  costa  de  Pontevedra. 

La«    iei$    insulae    Deorum    o    fortunatae,    ante    el    Promunturium    Nerium, 


AURELIO   DE   LLANO  ROZA  DE  AMPUDIA 


El  Nuberu  tiene  semejanza  con  algunos  dioses  orien- 
tales y  con  Votan,  dios  que  "suplantó  a  la  figura  más  an- 
tigua del  Olimpo  germano:  a  Zíu.  El  cual  en  un  princi- 
pio estuvo  casado  con  la  tierra  (la  fértil,  la  trabajada,  no 
representada  por  el  elemento  cósmico),  como  el  dios  ce- 
lestial egipcio  y  sus  semejantes  de  la  leyenda  india. 

Votan,  entre  sus  inmensas  atribuciones,  tiene  las  de  di- 
rigir las  tempestades;  viaja  a  caballo  a  través  del  espacio 
y  traslada  por  el  aire  a  sus  protegidos  de  un  país  a  otro; 
lleva  barba  gris,  viste  un  hermoso  manto  o  una  armadura 
de  guerra,  y  oculta  la  falta  de  un  ojo  con  un  sombrero  de 
alas  muy  grandes;  su  fealdad  infunde  terror  al  pueblo. 

Y  una  leyenda  popular  dice  que  estuvo  casado  con 
Godan,  la  cual  viajaba  en  un  trineo  tirado  por  perros  y 
lobos."  (1) 


corresponden  sin  duda  a  las  islas  de  Bruyos,  al  N.  de  la  desembocadura  del 
Tambre.  Avieno,  menciona  dos  islas  situadas  frente  al  Prcmunlurtum 
Aryum  o  Cabo  Ortegal.  Véase  Hispania,  por  el  Dr.  Adolfo  Schulfen,  Tra- 
ducción del  alemán  por  los  Dres.  Boch  Guimpera  y  Miguel  Artigas  Ferran- 
do.  Barcelona,    1920,  págs.  42,  44,    75   y    111. 

Aunque  no  están  de  acuerdo  todos  los  autores  en  la  reducción  de  las  Casi- 
térides,  es  mucho  de  advertir  que  en  tiempos  muy  remotos,  por  mineros  exper- 
tos, se  explotó  el  estaño  en  el  Occidente  de  esta  región,  por  lo  cual  Asturias 
estaba  en  comunicación  con   los  pueblos  orientales. 

"Sabido  es  que  Galicia  era  uno  de  los  centros  más  activos  de  la  produc- 
ción de  estaño",  dice  el  Sr.  Aramburu  en  Monografía  de  Asturias,  Ovie- 
do.  1899,  pág.  37. 

Acerca  de  lo  de  la  explotación  del  estaño  en  Asturias  dice  Schulz: 
"El  tercer  grupo  de  granito  se  halla  en  Sabale  sobre  la  costa  a  dos  leguas 
E.  N.  E.  de  Rivadeo...;  hubo  en  este  terreno  platónico  ui\a  explotación  antigua 
de  enormes  dimensiones...  a  cielo  abierto;  tenía  una  acecjuia  de  agua  motriz  o 
auxiliar  de  dos  leguas  y  media  y  varias  galerías  de  des*aguí*al  Mar  inmediato; 
lus  regiones  profundas  estaban  ocupadas  hasta  1830  por  varias  lagunas...  En 
el  grupo  más  Mofundo  existe  todavía  una  gran  laguna  difícil  de  desaguar,  re 
deada   de   poí^nao 'molybdemífero. 

Creemos  que  esta  grandísima  explotación  de  circunstancias  especiales  sea 
del  tiempo  de  los  fenicios  y  haya  tenido  por  objeto  la  extracción  del  estaño." 
Descripción  geológica  de  Asturias,  por  D.  Guillermo  Schulz,  Bilbao  1901, 
págs.  34  y  45.  La  primera  edición  se  publicó  de  Real  orden  en   1858. 

(1)  Cermanische  Mytologie,  Julios  Von  Megelein,  Leipzig  und  Berlín, 
1919,   pág.  53.   Dice  este   autor  que  "en  el   Norte   de  Alemania  ei   dios   del 


8        DEL    FOLXLORE    ASTURIANO:    MfTOS,    sOPEMTlClbNES,    COSTUMBRES 

Votan  es  a  los  germanos  lo  que  Osiris  es  a  los  egip>- 
cios  y  lo  que  Adad  es  a  los  asirios  y  caldeos. 

"Adad,  el  ministro  del  cielo  y  de  la  tierra...  tiene 
funciones  a  la  vez  benéficas  y  terribles;  dueño  de  la  tem- 
pestad, del  torbellino,  del  rayo...  fué  el  que  descargó 
sobre  la  tierra  el  gran  diluvio... 

Un  día,  al  apuntar  la  mañana,  una  nube  negra  se  ele- 
vó de  los  soáílénes  del  cielo.  Adad  tronaba  en  medio  de  la 
nube...  La  tempestad  de  Adad  escaló  el  cielo,  Cémíibió 
la  claridad  del  día  en  tinieblas  e  inundó  la  tierra  como 
si  fuera  un  lago... 

Las  leyendas  de  los  dioses  de  Oriente  emigraron  de 
un  país  a  otro.  Por  ejemplo,  la  leyenda  de  Isis  y  de  Osi- 
ris emigró  a  Byblos  [Fenicia],  y  allí  se  enlazó  con  la  de 
Adonis  y  Astarté. 

Y  en  los  az^es  de  la  política,  en  las  guerras  de  con- 
quista entre  Egipto  y  las  ciudades  de  Asia,  la  ciudad  que 
resultaba  más  fuerte  imponía  sus  dioses  a  otros  dioses. 

Transportados  los  santuarios  fenicios  de  Egipto,  a  los 
santuarios  fenicios  de  Asia,  los  mitos  extranjeros  se  mez- 
claron inmediatamente  con  los  nacionales... 

Dioses  o  diosas,  todos  habitaban  en  las  cimas  de  las 
montañas...**  (1) 

Y  en  Asturias  se  dice  que  el  Nuberu  habita  en  la  cima 
de  una  montaña  de  Egipto.  Este  mito,  ¿vendría  con  los 
navegantes  y  mineros  del  mundo  oriental,  que  arribaron  a 


hueno  es  Donar  o  Tor;   cuando  truena  dicen  allí   que  el  viejo  Donar  golpea 
la  rueda  de  su  carro,  el   cual   es   tirado  por   dos   machos  cabríos. 

En  Noruega  y  Suecia,  Donar  es  el  dios  de  las  tormentas.  Donar  lleva  en 
su  mano  izquierda  un  guante  de  hierro  y  en  la  derecha  un  martillo  de  pie- 
dra llamado  Mjollnir  que,  como  la  espada  Guinguir  de  Votan,  cuando  lo 
arroja,  vuelve  a  la  mano  del   dios." 

(I)     G.    Maspero.    Historia    antigua    de    los    pueblos    de    Oriente.    Tradu- 
cida de  la  8.*  edición  francesa  por  Domingo  Vaca.  Madrid,   1913. 


AURELIO  DE  LLANO  ROZA  DE  AMPUDIA 


las  costas  de  nuestra  Península,  en  busca  del  estaño  y 
otros  metales? 

¿Lo  trajeron  los  iberos  cuando  vinieron  a  España 
desde  Libia? 

Los  griegos  comprendían  con  el  nombre  de  Libia  a 
todo  el  continente  africano  sin  excluir  a  Egipto. 

En  Asturias  no  hay  leyendas  que  digan  que  el  Nu- 
beru  viene  de  los  países  nórdicos  de  Europa  a  inundar 
los  campos.  Las  hay  que  dicen  que  viene  del  país  bañado 
por  el  Nilo,  cuyo  origen  pone  Herodoto  en  "los  montes 
de  Elefantina  y  de  Libia.» 

Es  cierto  que  estas  leyendas  están  mezcladas  con  fá- 
bulas adaptadas  a  la  psicología  de  Asturias  y  dicha  mez- 
cla deformó  una  parte  de  la  leyenda  original  del  mito.  Y 
no  hubiera  quedado  nada  de  ella  si  no  fuera  que  actúa 
sin  cesar  la  causa  que  la  creó.  Por  eso  quedaron  algunos 
puntos  importantes,  a  través  de  los  cuales  se  adivina  una 
parte  de  la  historia  del  mito  perdido. 

El  foco  principal  de  las  hazañas  del  Nuberu  está  en 
el  Occidente  asturiano. 

El  Nuberu  astur  es  el  director  de  las  tormentas.  Es  un 
ser  maligno,  feo  ( 1 ) ,  de  estatura  elevada  y  de  una  fuer- 
za colosal.  Viste  traje  de  pieles,  usa  barba  (2) ,  cubre  su 
cabeza  con  un  sombrero  de  anchas  alas  y  viaja  cabalga- 
do sobre  una  nube. 

Se  llama  Juan  Cabrito.  Y  vive  con  su  mujer  y  sus  hi- 


(1)  En  Asturias,  cuando  una  persona  carece  de  belleza,  suele  decirse  de 
ella  que  "es  más  fea  que  el   Nuberu." 

(2)  El  13  de  Noviembre  de  1921,  varios  vecinos  de  Bao,  concejo  de 
Ibias,  entre  los  cuales  estaba  el  párroco  D.  Ramón  Rodríguez  González 
y  la  joven  Luisa  Rodríguez  me  dijeron  que  una  vez  "cayó  allí  el  Nuberu 
y  teníauna  barba  muy  grande." 

Las  demás  seña»  personales  del   Nuberu  las  facilitan  lat  leyenda»  que  de 
él  publico  aquí. 


10*      DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:    MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 

jos,  en  una  ciudad  fabricada  en  la  cumbre  de  una  mon- 
taña de  Egipto,  cubierta  de  niebla. 

Desde  allí  sale  a  facer  truena  y  a  verter  las  nubes  en 
el  sitio  que  le  plazca,  si  no  lo  impiden  los  conjuros  de  los 
sacerdotes  y  el  loque  de  las  campanas.  Porque  cuando  el 
Nuberu  aparece  sobre  un  pueblo,  lo  reciben  al  toque  de 
campana  y  le  conjuran  a  que  descargue  la  nube  en  un 
sitio  donde  no  haga  daño  ( 1 )  . 

Un  cura  que  hubo  en  Villanueva  de  Teverga,  que  mu- 
rió hacia  el  año  de  1 856,  para  esconxurar  al  Nuberu,  rodeá- 
base de  esculinos  porque  la  inocencia  de  éstos  favorecía 
el  conxuru.  Pero  un  dia,  púsose  a  la  puerta  de  la  iglesia  a 
esconxurar  la  truena,  y  el  Nubeiru  no  le  hacía  caso.  Enton- 
ces, el  cura  le  tiró  con  un  zapatu,  el  cual  desapareció  en 
el  aire  y  el  Nubeiru  fué  a  descargar  la  nube  al  monte,  de- 
trás del  picu  "Tromeu"  (2). 


(1)  Al  Nuberu,  en  Quirós,  Teverga  y  en  algunos  pueblos  colindanles 
con  Galicia,  lo  llaman  Nubeiru.  En  Somiedo,  Cangas  de  Tineo  y  San  An- 
tolín  de  Ibias,  Renubeiru.  En  San  Martín  de  Luiña,  Pola  de  Allande  y 
Grai.das  de  Salime,  le  conocen  con  el  nombre  del  Escolar.  Y  algunas  perso- 
nas, muy  pocas,  de  estos  últimos  concejos,  dicen  que  el  Escolar  es  de  pequeña 
estatura. 

La  imaginación  creadora  del  Nuberu,  no  pudo  concebir  un  personaje  ra- 
quítico, porque  los  truenos,  según  creencia  del  vulgo,  son  enormemente  gran- 
des, de  forma  esférica,  y  él  tiene  que  transportarlos  de  un  sitio  a  otro  y  ha- 
cerlos chocar  entre  sí  para  que  se  rompan  y  caiga  sobre  la  tierra  el  agua  y 
el  granizo  que  tienen  dentro. 

(2)  Este  suceso  me  le  refino^  Jasé  López,  de  80  años,  natural  de  Villa- 
nueva  de  Teverga,  estando  \}StaS^éren  su  cama,  el  24  de  Marzo  de   1(821. 

Y  en  esta  misma  fecha  y  pueblo  de  Villanueva,  Luis  Menéndez,  de  81 
Años,  me  dijo:  "Cuando  venía  la  nube,  si  no  estaba  aquí  el  cura,  se  reunía  el 
pueblo  y  tiraba  un  zapato  al  alto;  entonces  el  Renubeiru  que  venía  en  el 
centro  de  la  nube,  no  podía  pasar  por  sobre  el  pueblo  y  marchaba  con  ella 
para  el  monte." 

Josefa  Villar,  de  60  años,  natural  de  Oblanca  (Carrandi)  y  vecina  de 
Lastres,  concejo  de  Colunga,  me  dijo  el  24  de  Agosto  de  1921  que  "una  vez 
ti  cura  de  Libardón,  desde  el  corredor  de  la  casa  Rectoral,  le  tiró  al  Nuberu 
con  un  zapato  estándole  conjurando.  Y  otra  vez,  el  cura  de  Lúe  (Colunga)  le 
tiró  con  el  bonete." 

Indalecio  Arias,   de  85   años,   el   9  de   Abril    de    192!,   me   cijo,   en  Pola 


AURELIO   DE    LLANO    ROZA    DE   AMPUDIA 11 

El  Nubeini  opone  gran  resistencia  al  conjuro. 

A  veces,  durante  la  ceremonia,  el  sacerdote  era  sos- 
tenido por  dos  hombres  para  que  "no  le  llevara  el  Nu- 
beiru"  (I). 

A  pesar  de  su  carácter  maligno,  proteje  a  los  que  se 
portan  bien  con  él,  y  en  ocasiones,  avisa  a  la  gente  que  en- 
cuentra en  el  campo  para  que  se  recojan  antes  de  que  des- 
cargue la  tormenta. 

Acepta  el  hospedaje  que  le  ofrecen  los  campesinos. 
Y  algunos  le  han  visto  dar  saltos  entre  la  nubla,  sentado 
en  los  peñascos,  o  al  ^bi]o  de  los  árboles. 

— Una  vez,  siendo  yo  rapaz — me  dijo  un  vecino  de  Lla- 
mosu — estaba  cuidando  ovejas  en  el  Agüeiral,  en  compañía 
de  dos  pastorinas  ¡  ay  Dios ! ,  esto  no  se  me  escaecerá  nunca 
porque  una  de  ellas  es  hoy  mi  mujer. 

Las  ovejas  pacían  tranquilamente,  las  rapazas  estaban 
tirándome  la  montera  al  alto,  y  en  esto  comenzó  a  tronar. 
Una  de  las  pastoras  echó  a  correr  monte  abajo  llorando  y 
diciendo : 

— Acaba  de  meterse  debaxu  de  aquella  encina  el 
Nubeiru  con  el  sombreiión  (2) . 


de  Somiedo,  que  el  antiguo  cura  de  Aguinos,  parroquia  de  Scmie^o,  "tenía 
gran  mano  para  exconsurar  al  Renubeiru ;  éste  nunca  pudo  apeSr^r  sobre 
Aguinos,  y  tenía  que  ir  a  descargar  la  nube  a  un  despoblado  que  llaman  Riu- 
ornu. 

(1)  Me  suministró  este  dato  Hermenegildo  Rodríguez,  de  74  años,  el  12 
de  Marzo  de  1921,  en  San  Martín  de  Luiña,  concejo  de  Cudillero.  Que 
había  que  sostener  a  los  curas  para  que  no  les  levantara  el  Nuberu,  se  dice 
en   todo  el   Occidente. 

(2)  José  Patallo,  de  60  años,  natural  do  Llamosu,  concejo  de  Belmonte, 
21    de  Julio  de   1921. 

El  Nuberu-^egún  datos  que  recogí  sobre  el  terreno — aterrizó  en  Naran- 
co  y  en  Faro,  concejo  de  Oviedo.  En  el  monte  de  la  Magdalena,  en  San  Sal- 
vador y  en  Taja,  concejo  de  Teverga.  En  el  Fresno,  concejo  de  Grado.  En 
San  Juan  de  la  Pinera  y  en  San  Martín  de  Luiña,  concejo  de  Cudillero.  En 
Celón  concejo  de  Pola  de  Allande.  En  Saliencia,  concejo  de  Ibias.  En  una 
majada   del   Concejo  de  Cabrales  y  en  la  majada  de  Merguyines  del  puerto 


12         DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:     MITOS,    SXH'ERSTlCIOrJES,    COSTUMBRES 

En  la  actualidad,  en  varias  parroquias  de  Occidente, 
entre  ellas  las  de  Cibuyos,  Jedrez,  Vega  de  Rengos,  et- 
cétera, pertenecientes  al  concejo  de  Cangas  de  Tineo,  los 
sacerdotes,  cuando  "llega  el  Nuberu",  tienen  que  conju- 
rarle si  no  quieren  caer  en  el  desagrado  de  sus  felilrésesl' 

Además  de  los  conjuros,  se  emplean  otros  procedi- 
mientos para  ahuyentar  las  nubes. 

En  Brañaseca,  concejo  de  Cudillero,  encienden  una 
vela  bendita  y  colocan  la  pala  de  enf ornar  en  el  tejado 
y  al  lado  de  la  pala  un  hacha  con  el  filo  arriba  para  que 
corte  el  esclarón  de  truena  y  no  caigan  rayos  en  la  casa. 

Y  en  otros  concejos  de  Occidente,  entre  ellos  Pola  de 
Somiedo,  Tineo,  Cangas  de  Tineo  y  Allande,  colocan  de- 
lante de  casa,  donde  pueda  mojarse  con  el  agua  de  lluvia, 
la  pala  de  enfornar  y  el  redoviellu  o  el  xurradoiru  en  forma 
de  cruz. 

En  Allande,  además  de  la  pala  y  el  xurradoiru,  ponen 
el  carro  de  aviesu,  o  sea  del  revés,  con  las  ruedas  hacia 
arriba.  j,v~<^/-<.^^, 

Y  en  Sistema,  concejo  de  Ibias,  colocan  en  el  alféizar 
de  la  ventana  una  servilleta  y  sobre  ésta  una  hogaza  y  un 
cuchillo.  Y  delante  de  la  puerta  de  casa,  ponen  la  pala 
de  enfornar  y  un  pote  con  los  pies  hacia  el  cielo. 

En  otros  pueblos  de  este  concejo,  cuando  se  aproxima 
la  nube,  un  vecino  cualquiera  entra  en  una  capilla,  saca  el 
ara  y  con  ella  traza  una  cruz  en  el  aire  en  dirección  a  los 
"cuatro  vientos".  A  este  acción  llaman  "cruzar  la  nu- 
be"(l). 


Sueve.  En  el   monte  de  Moreda  concejo  de  Llanes  y  en  Aciera  concejo  de 
Quirós.  Aquí,  dijo  a  unos  segadores: 

" — Recoged   pronto    la   hierba    que   va    a   haber    nube. — "    Y    a    todo»   lo» 
que  le   trataron    bien,    les   ofreció   su   cata   en   Eigipto. 

(1)     "El   hierro   es   también   empleado  como  una   especie   de   pararrayo»   en 
yarias   regiones    francesas,    en    las    que    colocan    delante    de    la   casa   cuacdo 


AURELIO  DE  LLANO  ROZA  DE  AMPUDIA  13 

Antaño  era  general  la  costumbre  de  tocar  las  campa- 
nas para  preservar  de  las  nubes.  En  la  actualidad,  esta 
costumbre  queda  reducida  a  Celón,  concejo  de  Pola  de 
Allande;  Taladrid,  concejo  de  San  Antolín  de  Ibias; 
Aguinos  y  Saliencia,  concejo  de  Pola  de  Somiedo;  La 
Pinera,  concejo  de  Morcín;  Murias,  concejo  de  Aller; 
Llueves,  concejo  de  Cangas  de  Onís,  y  a  algunos  otros 
pueblos,  muy  pocos  (1). 

Dicen  que  las  campanas  al  ser  tañidas  lanzan  a  la 
nube  este  conjuro: 

'     — Detente,  nube  y  nublado 
que  Dios  puede  más  que  el  diablo. 
Detente,  nube. 
Detente,  tú; 
que  Dios  puede 
más  que  tú.  (2) 

También  se  practica  el  encender  velas  tenebrarias,  que- 
mar romero  y  laurel  el  Domingo  de  Ramos  y  repetir  va- 
rias veces  la  oración  siguiente : 


f6 


hay  forniMita,  un  hacha  o  una  guadíaña,  el  filo  hacia  el  cielo,  una  marmita 
o  unas  trete^M;  la  parte  inferior  arriba."'  El  Paganismo  contemporáneo  en 
los  pueblos  cello-lalinos,  por  Pablo  Sebillot,  traducción  de  F.  Peyró  Garrió. 
Madrid.    1914,  pág.  338. 

(1)  Es  muy  peligroso  tocar  las  campanas  cuando  está  encima  de  la  igle- 
sia una  nube  cargada  de  electricidad,  porque  el  campa^rü  hace  las  vece» 
de  pararrayos  y  la  cadena  de  la  campana  es  un  buen  conductor  de  las  chis- 
pas   eléctricas. 

Dice  el  P.  Feijóo  en  Teatro  Crítico,  tom.  V.  pág.  122,  que,  "en  1718 
cayó  una  furiosísima  tempestad  en  parte  de  la  costa  dé  Bretaña,  y  25  Igle- 
sias fueron  heridas  de  rayos  por  haber  pulsado  las  campanas." 

En  Galicia  hay  Nubeiros  y  Tronantes.  Y  allí  "tocan  las  campanas  de  las 
Iglesias  parroquiales  cuando  truena."  Lo  mismo  hacen  en  Gasfilla.  Y  "en 
Portugal  voltean  una  campanita  bendita,  y  el  rayo  no  cae  en  los  lugares 
a  que  llega  el  sonido.  En  Sicilia  locan  fuertemente  una  campanita  llamada  del 
trueno  o  de  Santa  Bárbara,  rezándole  una  oración  a  San  Juan  Bautista."  Se- 
billot, obra  citada,  pág.  340, 

(2)  Recogido  en  Grandas  de  Salime  el  9  de  Ndviembre  de   1921. 


14         DEL    FOLKLORE    ASTURIANO;    MITOS.    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 

— Santa   Bárbara  bendita, 
que  en  los  cielos  está  escrita 
con  papel  y  agua  bendita, 
y  en  el  ara  de  la  cruz 
paternoste,  amén  Jesús,  (l) 

y  rezan  a  San  Bartolomé  para  que  no  caigan  rayos: 

San  Bartolomé  se  levantó 
y  con  Jesucristo  encontró: 
— ¿A  donde  vas,  Bartolomé? 
— Yo,  Señor,  con  Vos  iré. 
— ^Pues  te  voy  a  dar  un  don 
que  nunca  di  a  varón: 
Donde  fueres  nombrado, 
no  caigan  rayos  ni  centellas, 
ni   mujer   muera   de  parto, 
ni  criatura   de   espanto   (2). 

Y  para  que  cese  de  llover: 

Abocana,    Santa   Clara, 
mientras  voy  a  la^  cabana  <^^ 
por   un   cestiqum   de   lana 
para   tí  y  para  mí, 
para  Dios  que  viene  ahí  (3) . 

Para  disipar  la  niebla  que  el  Nuberu  echa  sobre  los 
montes,  se  emplean  varios  conjuros: 

Escampa,  borrina,  escampa, 
debajo  p'arriba 
por  toda  la  Vallina, 


(1)  La  oí  en  Caravia  cuando   era  niño;   *e  dice  en  toda  A»tuña». 

(2)  Recogido  en  Ribadesella  el  25  de  Agosto  de  1921.  Y  lo  oí  muchat 
veces  en  Caravia  siendo  niño. 

(3)  Recogido  en  Oriente;  por  un  descuido  mío  no  tomé  el  nombre  del 
pueblo  donde  recogí  el  conjuro,  pero  me  parece  que  fué  en  el  concejo  de 
Cangas  de  Onít. 


AURELIO   DE    LLANO   ROZA   DE   AMPUPIA 15 

que  ahí  viene  San  Juan 

con  el  caballo  ruán  '^«■*^^ 

la  perrina  falduda 

y  la  Virgen  que  le  ayuda  (1). 

Y  dice  el  pastor  con  su  turulla: 

Escampa,  borrina,  escampa, 
que  está  el  llobu  en  la  Garganta 
comiendo  una  oveya  prieta 
y  mirando  pa  la  blanca; 
nin  e  tuya  nin  e  mía, 
e  de  mi  madrina  santa  (2). 

En  el  Occidente: 


Escampla,  nublina, 
de  vatche  en  vatchina, 
regueiros  abaxu 
canales  arriba, 
que  ahí  vien  Xuan  blancu 
jurando  y  votando 
que  te  ha  de  comer, 
con  sua  mucher  barbuda 
y  sua  perra  tchanuda   (3) . 


Y  con  la  turutcha: 


Escampla,  nublina, 
de  vatche  en  vatchina, 
que  está  el  tchobu  comiendo 
la  mia  cabra  cornina  (4). 


(1)  Recogido    en    los    Llanos    de    Somerón,    concejo    de    Lena,    el    25    de 
Diciembre  de   1918. 

(2)  Recogido   en    Belmente   el    20   de   Junio   de    192K  También    se   dice 
en  Caravia,  sin  los  dos  últimos  versos. 

(3)  Recogido  el  12  de  Marzo  de  1921  en  Brañaseca,  concejo  de  Cudillero, 
y  en  Aguinos,  concejo  de  Pola  de  Somiedo,  el  23   de  Junio  de    1921. 

(4)  Recogida  en  Belmonte  el  20  de  Junio  de   1921. 


16         DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:    MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 


LEYEKDA5   DEL  NUBERU 


1.— Si  vas  a  tierra  de  Egito.,. 

Cuentan  que  una  vez,  mientras  el  Nuberu  contempla- 
ba.desde  la  eminencia  de  una  roca  la  hermosura  de  una 
llosa  que  acababa  de  regar  con  beneficiosa  lluvia,  se  le  es- 
caparon las  nubes  y  tuvo  que  quedarse  en  tierra  hasta  la 
mañana  siguiente. 

Se  dirigió  a  casa  de  un  labrador  rico  y  le  pidió  posa- 
da por  una  noche;  el  labrador  le  contestó  que  no  admi- 
tía mendigos  en  su  casa. 

Después  fué  a  la  de  un  labrador  de  humilde  posición 
y  éste  le  acogió  cariñosamente;  claro  es  que  ninguno  de 
los  dos  labradores  sabía  que  aquel  hombre  era  nada  menos 
que  el  rector  de  las  tormentas.  Este  se  levantó  muy  de 
mañana  y  después  de  dar  las  gracias  a  su  huésped,  le 
dijo: 

— Si  vas  a  tierra  de  Egito, 
pregunta  por  Juan  Cabrito. 

Y  el  Nuberu  se  dirigió  al  pico  más  alto  de  una  montaña 
y  cabalgando  sobre  una  nube,  agrupó  a  los  redondos 
truenos,  los  llevó  sobre  las  propiedades  del  labrador  que 
le  había  llamado  mendigo,  y  haciéndolos  chocar  unos 
contra  otros  se  rompieron  con  gran  estfírt!ñdo,  derraman- 
do con  fuerza  toda  el  agua, que  tenían  dentro,  en  las 
tierras  de  su  enemigo,  arfasandblas  por  completo. 

Desde  aquel  día  las  tierras  del  labrador  pobre  em- 


AURELIO  DE   LLANO   ROZA  DE  AMPUDIA  17 

pezaron  a  dar  abundantes  frutos,  y  las  del  labrador  rico 
se  convirtieron  rápidamente  en  campos  estériles. 

Sucedió  que  el  labrador  pobre,  mozo  valeroso  y  dis- 
puesto a  meterse  en  empresas,  decidió  ir  a  Jerusalen — qui- 
zá de  escudero  de  un  señor  que  fué  a  las  cruzadas. — Allí 
cayó  prisionero  y  después  de  muchas  aventuras  fué  a  dar 
con  su  cuerpo  a  Egipto. 

Preguntó  que  dónde  vivía  Juan  Cabrito,  y  le  contesta- 
ron asombrados  de  que  se  atreviera  a  nombrar  a  tan  gran- 
de señor. 

El  labrador  averiguó  que  el  Nuberu  vivía  en  una 
montaña  y  hacia  allí  dirigió  sus  pasos  caminando  por  un 
desmadero/Al  final  de  éste  aparecía  la  roca  cortada  ver- 
ticalmente  y  en  el  interior  de  ella  tenía  sus  habitaciones 
el  Nuberu.  Salió  un  criado  y  le  dijo  al  labrador: 

— ¿Cómo  tenéis  valor  para  acercaros  a  esta  casa?  Mi 
amo  ha  ido  a  tronar  y  no  regresa  hasta  mañana;  además, 
no  recibe  a  nadie;  ¡marchad! 

Volvió  nuestro  labrador  al  otro  día  y  le  suplicó  al 
criado : 

— Decid  a  vuestro  amo  y  señor  que  está  aquí  un  as- 
turiano que  desea  saludarle. . . 

Inmediatamente  fué  introducido  en  la  casa  y  el  Nuberu 
le  trató  con  atención  expresiva  y  cariñosa ;  después  le  dijo : 

— Vengo  de  romper  unos  truenos  sobre  tu  pueblo;  he 
regado  tus  tierras  con  mucho  cuidado;  tus  cosechas  son 
más  abundantes  cada  año  y  tu  familia  está  buena. 

Ahora  tengo  que  darte  una  mala  noticia:  tu  mujer, 
•creyéndote  muerto,  se  casa  dentro  de  unos  días,  pero  no 
te  apures,  mañana  llegarás  a  tu  morada  y  tu  esposa  reci- 
birá mucha  alegría.  A  mí  no  me  volverás  a  ver  porque 
marcho  esta  noche  a  tronar;  levántate  antes  de  amanecer 
y  monta  en  un  macho  cabrío  que  estará  esperándote  a  la 

2 


18 DEL    FOLKLORE    ASTURIANO;    MITOS.    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 

puerta  de  esta  casa :  él  te  conducirá  a  tu  pueblo  por  el  aire ; 
no  tengas  miedo,  nada  malo  te  ocurrirá. 

Y  tal  como  le  dijo  el  Nuberu  así  sucedió;  el  labrador 
llegó  a  su  casa  en  un  abrir  y  cerrar  de  ojos,  y  su  mujer 
le  recibió  amorosamente  entre  sus  brazos. 

2.— Si  vas  a  la  ciudad  de  Orito,.. 

Una  vez,  el  Nuberu  andaba  corriendo  una  nube  de 
monte  en  monte,  y  cayó  con  ella  en  la  majada  de  Mergu- 
yines  del  puerto  Sueve,  y  se  hospedó  en  la  cabana  de  un 
pastor.  Este  le  obsequió  con  leche,  queso,  pan  de  cen- 
teno y  avellanas.  Y  le  regaló  un  par  de  condes. 

Al  día  siguiente,  el  Nuberu  se  despidió  del  pastor 
diciéndole : 

— Si  vas  a  la  ciudad  de  Orito 
pregunta  por  Juan  Cabrito. 

El  pastor  tuvo  que  ir  a  la  guerra  y  en  ella  cayó  preso. 
El  enemigo  lo  vendió  a  un  guerrero  que  lo  condujo  a  la 
ciudad  de  Orito. 

Al  pasar  por  la  ciudad  vio  a  la  puerta  de  una  casa 
el  par  de  coricies  que  él  había  regalado  al  Nuberu  la  no- 
che que  le  hospedó  en  su  cabana. 

Lleno  de  alegría,  llamó  a  la  puerta  de  aquella  casa 
y  en  ella  fué  recibido  por  Juan  Cabrito.  El  cual,  después 
de  redimir  al  pastor  le  obsequió  espléndidamente  y  puso 
a  su  disposición  un  macho  cabrío  para  que  cabalgando 
sobre  él  le  condujera  por  el  aire,  a  su  pueblo,  antes  de  que 
su  mujer  se  casara.  Porque  iba  a  casarse  creyendo  que  su 
marido  había  muerto  en  la  guerra. 

Cuando  el  pastor  llegó  al  pueblo,  su  mujer  acababa 
de  casarse  y  se  disponía  a  celebrar  la  comida  de  boda. 


AURELIO  DE  LLANO  ROZA  DE  AMPUDIA  Í9 

Sentóse  el  pastor  a  la  mesa  entre  los  convidados  y  na- 
die le  conoció.  Unos  creyeron  que  le  habían  convidado 
los  otros.  Después  de  la  comida,  cada  convidado  contó 
un  cuento. 

Entonces  dijo  el  pastor: 

— Si  me  lo  permiten  ustedes,  contaré  yo  el  mío. 

— Que  lo  cuente — dijeron  todos. 

— Pues  señor,  otra  persona  y  yo  teníamos  un  arca  y 
en  ella  depositábamos  nuestros  secretos;  el  arca  se  abría 
con  una  llave  de  oro,  pero  un  día  desapareció  esta  llave 
y  aquella  persona,  creyendo  que  se  había  perdido,  encar- 
gó otra  de  hierro  a  un  herrero. 

Y  habiendo  parecido  la  llave  ¿cuál  creéis  que  se 
debe  de  usar,  la  de  oro,  o  la  que  hizo  el  herrero? 

— La  de  oro — contestó  la  mujer. 
— Pues  el  arca  es  tu  corazón  el  cual  abro  yo  con  la 
llave  de  mi  cariño,  porque  soy  tu  marido. 

Y  se  unieron  en  dulce  abrazo  para  siempre. 

3.— Si  un  día  vas  a  Egito... 

Una  tarde  que  hubo  mucha  truena,  cayó  el  Nuberu 
en  términos  de  Taja,  concejo  de  Teverga,  y  durmió  en 
casa  de  un  mozo  labrador.  Y  al  despedirse  de  él  le  dijo: 

— Si  un  día  vas  a  Egito 
pregunta  por  Juan  Cabrito. 

Sucedió  que  el  labrador  tuvo  que  ir  al  servicio  del  rey, 
dejando  a  su  mujer  sola  al  cuidado  de  la  casena. 

En  una  batalla,  el  mozo  cayó  prisionero  de  los  moros 
y  lo  llevaron  muy  lejos  ¡probín!  le  traían  arando  desnudo 
y  descalzo. 

Un  día  logró  escaparse.  Subió  a  una  montaña  muy  al- 


20         DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:    MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 

ta  y  fué  a  parar  a  un  pueblo  donde  habita  la  niebla,  y  allí 
pidió  posada  a  una  mujer  que  estaba  a  la  puerta  de  su 
casa: 

— No  puedo  darte  posada  porque  no  está  aquí  mi 
marido.  Y  si  te  la  doy,  cuando  venga  te  matará. 

— Escóndame  por  ahí  aunque  sea  debajo  de  una  cama, 
pues  si  no  hay  quien  me  dé  posada  tengo  que  dormir  entre 
la  niebla. 

La  mujer,  compadecida  del  labrador  le  admitió  en 
su  casa. 

A  eso  de  las  doce  de  la  noche  llegó  el  marido  y  en 
cuanto  entró  preguntó  a  su  mujer: 

— ¿Quién  está  aquí?  A  cristianizu  me  huele. 

— Es  un  pobre  que  me  pidió  posada  y  se  la  di;  no 
le  hagas  daño. 

— Díle  que  se  presente  a  mí. 

Cuando  el  labrador  se  encontró  frente  al  dueño  de 
la  casa,  éste  le  preguntó: 

— ¿Cómo   viniste   aquí? 

— Me  escapé  de  con  los  moros. 

— ¿De  dónde  eres? 

— De  Asturias,  de  la  parroquia  de  Taja. 

—Siéntate  al  pie  del  fuego  y  no  tengas  miedo;  aquí 
nadie  se  meterá  contigo. 

Y  aquel  liombre,  que  era  el  Nuberu,  entregó  a  su 
mujer  una'^sarta  de  lagartos  y  culebras  para  que  las  pre- 
parara para  la  cena. 

Después  que  cenaron,  le  dijo  el  Nuberu  al  labrador: 

— Si  eres  de  Taja,  recordarás  que  una  noche  durmió 
en  aquel  pueblo  un  hombre  muy  alto,  así  como  yo... 

— Si,  señor;  durmió  en  mi  casa  y  al  marchar  díjome 
que  si  algún  día  iba  a  Egipto... 

— ¡Cierto!  Que  preguntaras  por  Juan  Cabrito.  Pues 


AURELIO   DE   LLANO   ROZA   DE   AMPUDIA 21 

bien,  ahora  estás  en  Egipto  y  Juan  Cabrito  soy  yo.  Bien 
te  conozco;  no  se  me  olvidó  el  favor  que  me  has  hecho 
cuando  me  recogiste  en  tu  casa.  Ahora  te  voy  a  dar  una 
noticia  que  te  interesa:  tu  mujer,  creyendo  que  has  muer- 
to, se  casa  mañana  con  el  vecino  más  rico  del  pueblo  y 
para  evitar  el  casamiento  voy  a  proponerte  una  cosa: 

Hay  en  Taja  un  cura  cojo,  que,  en  cuanto  yo  aparez- 
co sobre  el  pueblo  y  rompo  el  primer  trueno  ¡tin,  tcín! 
¡tin,  tan!  comienza  a  tocar  la  campana  y  a  esconxurarme 
y  no  soy  capaz  de  tumbar  allí  ningún  pedral. 

Y  tengo  interés  en  apedrear  en  términos  de  Taja  para 
fastidiar  al  cura.  Si  me  facilitas  un  terreno  libre,  para  des- 
cargar en  él  una  buena  nube,  te  llevo  a  tu  pueblo  antes 
de  que  se  case  tu  mujer. 

— Mi  padre  tiene  una  roza  en  el  monte  y  puede  usted 
descargar  sobre  ella  todas  las  nubes  que  quiera. 

Juan  Cabrito  cogió  al  labrador  y  lo  llevó  por  el  aire, 
envuelto  en  la  niebla,  y  lo  dejó  al  pie  de  la  iglesia  de 
Taja,  donde  estaba  su  mujer  con  el  novio  esperando  que 
llegara  el  cura  para  casarlos. 

El  labrador  estaba  muy  desfigurado.  Se  presentó  a 
su  mujer  y  no  le  conoció.  Entonces  él,  enseñó  una  marca 
que  tenía  en  el  pecho  y  le  preguntó: 

— ¿Me  conoces  ahora? 

— ¡Si!  Tú  eres  mi  marido. 

Y  se  suspendió  la  boda  (1). 

4.— ¡El  Nubcm  en  la  Brana... 


Una  vez  cayó  el  Nuberu  en  una  braña  y  un  vaquei- 


(1)  Hermenegildo  Rodríguez,  de  74  años,  vecino  de  San  Martín  de  Luiña, 
concejo  de  Cudillero,  el  12  de  Marzo  de  1921,  me  contó  la  siguiente  va- 
riante: 


2^         DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:    MITOS,    SUPERSTICIONES.    COSTUMBRES 

ru  le  dio  hospedajeen  su  choza.  Al  día  siguiente,  después 
de  tomar  una  escudilla  de  leche  acabada  de  ordeñar,  dijo 
al  vaqueiru : 

— Yo  vivo  en  Egipto;  si  algún  día  vas  a  correr  tierra 
y  das  en  aquella,  pregunta  por  mí ;  me  llamo  Juan  Cabrito. 

Y  marchó. 

Sin  que  se  sepa  por  qué  motivo,  el  vaqueiru  hizo  un 
viaje  a  Egipto  y  allí  fué  muy  bien  recibido  por  el  Nube- 
TU,  el  cual  dijo  a  su  mujer: 

— Hay  que  dar  una  buena  cena  a  este  asturiano. 

Y  la  mujer  se  agadió  gritando: 
— ¡Acuerri  acá!   ¡Acuerri  acá! 

Por  infinidad  de  agujeros  comenzaron  a  salir  gafeces : 
sapos,  culebras,  sacaberas  y  lagartos. 

— ¡Eso  no!  ¡eso  no! — dijo  el  Nuberu; — a  este  hom- 
bre hay  que  darle  de  comer  otra  cosa  mejor  que  gafeces. 

Al  día  siguiente  se  lamentaba  el  vaqueiru  de  lo  di- 
fícil que  le  sería  pasar  la  mar  para  volver  a  su  casa. 

El  Nuberu  puso  delante  de  él  una  Jorama  llena  de 
agua  y  le  preguntó : 


" — Un  día  cayó  el  Nuberu  en  un  barranco,  en  la  parroquia  de  San  Juan 
<le  la  Pinera  y  un  vecino  le  ayudó  a  salir  de  allí. 

El  vecino  se  marchó  por  el  mundo  y  a  los  nueve  años  determinó  regresar 
a  su  casa.  Perdióse  en  el  camino  y  fué  a  parar  a  Egipto  a  una  montaña  muy 
alta  cubierta  de  niebla  y  allí  pidió  posada  a  una  mujer  que  estaba  hirviendo 
rayos  en  una  caldera   muy   grande. 

— Aunque  estoy  sola  y  no  tengo  orden  de  recibir  a  nadie — dijo  la  mujer — 
puedes  quedarte;   mi  mando  fué  a  tronar  y  no  lardará  en  venir. 

En  seguida  llegó  el   Nuberu,   reconoció   al   foíc^e^  y  le  dijo: 

— Vengo  de  echar  un  pedral  sobre  tu  pueblo,  y  vi  a  tu  mujer  haciendo 
lo»  preparativos  para  casarse  mañana  en  una  capilla  que  está  al  lado  de  un 
roble.  Anda:    vamos   a   impedir   el   matrimonio. 

Y  sobre  una  nube  lo  llevó  hasta  su  pueblo.  Se  presentó  a  su  mujer  y  le 
dijo: 

— ¿No  me   conoces? 

— No  sé  quién  eres. 

— Pues  mira  esta  marca  que  tengo   en  el  pecho. 

La   mujer   reconoció   muy   contenta    a   su   marido   y   vivieron    felice»." 


AURELIO   DE    LLANO   ROZA   DE   AMPUDIA  23 

— ¿Te  atreves  a  saltar  por  encima  de  esta  jofaina? 

— cNo  he  de  atreverme? 

— Pues  salta. 

El  vaqueiru  saltó  y  fué  a  caer  suavemente  a  la  puerta 
de  su  casa,  en  el  momento  en  que  su  mujer  iba  para  la 
iglesia  a  casarse  con  otro  vaqueiru. 

5.— Si  vas  a  la  ciudad  del  Grito... 

Una  vez,  bajó  el  Nuberu  por  entre  la  nubla  y  posóse 
encima  de  un  peñasco.  Estaba  mirando  al  cielo,  cuando 
pasó  por  allí  un  paisano,  y  al  ver  a  aquel  forastero  le  pre- 
guntó que  de  dónde  era  y  cómo  había  podido  sentarse  en 
un  sitio  tan  alto. 

— Soy  de  Egipto  y  vivo  en  la  ciudad  del  Grito.  Me 
senté  aquí  porque  bajé  entre  la  nubla. 

— cY  va  usted  a  pasar  ahí  la  noche? 

— No,  si  tú  me  das  posada. 

— En  mi  pueblo  no  consentimos  que  nadie  duerma  en- 
cima de  las  peñas,  venga  Vd,  conmigo. — Y  le  hospedó  en 
su  casa. 

El  Nuberu  levantóse  muy  de  mañana  y  dijo  al  paisa- 
no: — Tengo  que  irme  antes  que  se  quite  la  nubla.  No 
sé  cómo  pagarte  el  favor  que  me  has  hecho:  pero 

— Si  vas  a  la  ciudad  del  Grito, 
pregunta  por  Juan  Cabrito. 

Pasó  el  tiempo  y  el  paisano  fué  con  dos  amigos  a 
comprar  una  pareja  de  bueyes  a  la  ciudad  del  Grito. 

Cuando  llegó  a  la  ciudad  llamó  a  la  puerta  de  la  me- 
jor casa: 

— Deo  gracias. 

— ¿Quién? — respondió  una  mujer. 


24         DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:    MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 

— ¿Vive  aquí  Juan  Cabrito? 

— ¡Sí!  Juan  Cabrito  es  mi  marido,  pero  no  está  en 
casa.  Entra  y  espera  un  poco,  luego  vendrá. 

El  hombre  entró.  Y  al  poco  tiempo  llegaron  los  hijos 
del  Nuberu  y  dijeron: 

— Madre:  a  cristianizu  nos  huele,  ¿quién  está  aquí? 

— Un  hombre  que  pregunta  por  tu  padre;  sin  duda 
son  amigos,  hay  que  respetarle.  Coged  los  cuernos  y  los 
cencerros  y  vamos  a  la  peña;  se  acerca  la  hora  del  grito; 
avisad  a  los  vecinos. 

En  el  centro  de  la  ciudad  hay  una  peña  muy  alta  y 
sobre  ella  se  pusieron  las  mujeres  y  los  niños,  y  comen- 
zaron a  dar  gritos  y  a  tocar  cuernos  y  cencerros  para  que 
el  Nuberu  se  orientara  entre  la  niebla. 

En  medio  de  aquella  gritería,  bajó  el  Nuberu  y  se 
dirigió  a  su  casa.  Sentóse  en  el  eséano  y  dijo  a  su 
mujer: 

— Vengo  muy  cansado;  estuve  sobre  un  pueblo  de 
Asturias  a  las  doce  del  día  faciendo  truena  para  echar 
una  nube  sobre  el  trigo  en  flor.  En  cuanto  rompí  dos 
truenos  salió  una  mujer  de  una  casucha  y  comenzó  a  hacer 
cruces  y  más  cruces  con  pasta  de  pan  sobre  la  pala  de 
enfornar  y  el  redoviellu.  Por  causa  de  tantas  cruces  no 
pude  echar  el  ^edi^al  abajo,  volvióse  contra  mí.  ¡Qué 
cansado  estoy! 

— Calla — le  dijo  la  mujer — que  hay  aquí  un  hombre 
de  ese  pueblo. 

El  Nuberu,  enseguida  que  vio  al  hombre  le  reconoció 
y  le  dijo: 

— cQué  te  traes  por  aquí,  buen  astiuriano? 

— Vine  a  comprar  una  pareja  de  bueyes  y  mc/^acom- 
pañaron  dos  vecinos  míos. 

— Tus  vecinos  habrán  muerto  entre  la  niebla,  y  en 


AURELIO  DE    LLANO   ROZA   DE   AMPÜDIA  25 

cuanto  a  los  bueyes  que  has  venido  a  comprar,  yo  te  los 
regalo. 

Y  el  Nuberu  le  regaló  una  pareja  de  bueyes  pin- 
tos (1). 

6.— Vé  con  gllo  a  las  sierras. 

Una  vez  llegó  el  Nuberu  a  Belmonte,  y  en  cuanto  le 
vieron  los  vecinos,  empezaron  a  tocar  la  campana  de  la 
capilla  de  San  Bartuelu  (2) . 

Y  el  Nuberu  marchó  diciendo: 

— No  puedo  descargar  la  nube  porque  tocan  la  pe 
rrina  (3)  de  Cezana  y  el  truehanón  de  Belmonte  (4) . 

Una  vieja  le  vio  pasar  por  encima  de  su  cabana  con 
el  sombreirón  terciau  y  le  dijo : 

— Vé  con  ello  a  las  sierras 
y  a  los  valles, 
dexa  a  los  probes  vaqueiros 
en  estos  carrascales. 


(1)  El    18   de   Octubre  de    1921,    María   Santos,   de   87    años,   natural   de 
Orlé,  concejo   de  Campo  de   Caso,  me   dio   esta  variante: 

— "Quando   el    Nuberu  dijo  a   su   mujer,  que  venía  muy  cansado,  ella   1« 
preguntó : 

— ¿A   dónde   fuiste   a   correr    la   nube? 

— Al   Ilugarín  de  Orlé 
cuando  quixe  soltarla 
imposible   me   fué, 
la  campana  de   Moño  lladraba  como  una  perrina  y  no  pude  pasar  de  allí." 
Ramón    Rubio,    ae   81    años,    en    su    casa    de   Celón,   concejo    de   Allande, 
el  7  de   Noviembre  de    1921,  me  contó   esta   otra: 

" — Cuando  regresó  el   Nuberu,  le  preguntó  su  mujer: 
— ¿Cómo  te  fué  por  Asturias? 

— Regular;    vengo   muy   cansado;    apedree   siete  parroquias,  y 
Si  no  hubiera  sido  un  traviesu 
que  me  puso  el  carro  de  aviesu, 
apedreaba  otras  siete. 

(2)  San  Bartolo  de  Cezana. 

(3)  Perrina. =Caropana. 

(4)  Tructonon.n^Campana    antigua   que   hubo   en   Belmonte. 


26         DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:    ÍÍITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 

Y  fué  a  echar  el  pedral  a  un  sitio  que  hoy  llaraati 
Barrublancu,  porque  la  nube  arrastró  toda  la  tierra  ve- 
getal, y  desde  entonces  acá  dejó  de  dar  hierba  aquel 
terreno  (1). 

7.— Descárgalo  alli. 

Un  día  se  presentó  el  Nuberu  en  el  concejo  de  Grado, 
sobre  la  parroquia  de  San  Martín  de  Ondés,  y  en  cuanto 
inició  la  truena,  se  reunieron  los  vecinos  y  comenzaron  a 
decir : 

— ¡Probes  de  nosotros  si  el  cura  no  echa  de  aquí  al 
Nuberu ! 

Y  fueron  corriendo  hacia  la  casa  rectoral.  El  cura  es- 
taba en  el  corredor  rezando,  por  el  breviario.  Y  cuando 
los  vecinos  le  dijeron  que  se  aproximaba  el  pedral,  hizo 
varios  conxuros;  después,  descalzó  un  zapato  y  lo  tiró  a 
su  huerta  diciéndole  al  Nuberu: 

— Descárgalo  allí. 

El  Nuberu  descargó  sobre  el  zapato  una  pila  de  pe- 
dral que  tardó  más  de  quince  días  en  derretirse. 

El  cura  estropeó  su  huerta,  pero  salvó  la  cosecha  de 
los  vecinos  (2) . 


(1)  En  Villanueva  de  Teverga  el  24  de  Marzo  de   1921   José  López,  de 
80  años,  me  contó  esta  variante : 

El  Nuberu  iba  hacia  Villanueva  y  al  oir  la  campana,  escapó  diciendo: 

— Siento    una    perrina    ladrar 
y   voy   a   otru   lau   a   gurritar. 

(2)  Indalecio  Arias,  de  84  años,  de  Pola  de   Somiedo,  el  9  de  Abril  de 
1921,  me  contó  esta  variante:       ^r**^ 

" — El  cura  estaba  en  una  pitanza  y  en  cuanto  oyó  la  truena  sobre  su 
parroquia,  montó  en  la  muía  y  a  todo  correr  llegó  a  la  iglesia  y  echó  la  cam- 
pana al  vuelo. 

En  seguida  dijo  el  Nuberu:  — ¡Basta,  no  puedo  más!    ¿Dónde  lo  echo? 

El  cura  descalzó  un  zapato  y  lo  tiró  a  su  huerta  diciendo: 

— Échalo  allí. 


AURELIO   DE    LLANO   ROZA   DE   AMPUDIA  27 


8.— ¿Qué  haces  ahí,  Pedro? 

Un  día  fueron  varios  vecinos  de  Vidiago,  concejo  de 
Llanes,  al  monte  de  Moreda  a  ver  el  ganado  que  tenían 
allí  vef^iearí3a 

Entre  ellos  iba  un  viejo  que  se  llamaba  Pedro.  Y 
como  no  podía  caminar  tanto  como  sus  compañeros,  que- 
dóse descansando  al  pie  de  la  fuente  de  Joyubardal. 

Se  puso  a  envolver  un  cigarrillo,  y  de  pronto  apareció 
el  Nuberu  dando  saltos  por  el  aire  y  le  preguntó  al 
viejo : 

— cQué  haces  ahí,  Pedro? 

— Voy  al  monte  a  ver  mi  ganado. 

— Mejor  das  la  vuelta  para  tu  casa,  porque  de  ramas 
arriba  voy  a  soltar  una  nube  como  no  se  ha  visto  otra,  y 
te  mojarás. 

Pedro  dio  la  vuelta  por  su  casa,  y  en  cuanto  llegó 
a  la  arboleda  que  cubre  la  falda  del  monte,  el  Nuberu 
descargó  una  nube  muy  grande. 


Y  echó  el   pedral   en    la   huerta   del   cura." 

En  Cataluña  también  hubo  sacerdotes  que  lanzaron  un  zapato  contra  los 
conductores  de  nubes.  Una  voz  dijo  un  día  desde  una  nube  exorcizada  por 
un  cura: 

" — No  puedo  pasar;  la  Juliana — gran  campana,  poderosa  contra  las  tem- 
pestades— suena. 

— Pasa;    no  te  haré  nada. 

— Dame    un    salvo-conducto. 

El  sacerdote  lanzó  un  zapato  que  fué  encontrado  a  considerable  distan- 
cia."   Sebillot.    Obra   citada,    Madrid.    1914,    pág.    342. 


28         DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:    MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 


LAS  XANA5 


Las  Xanas  son  una  especie  de  ninfas  pequeñitas,  de 
extraordinaria  belleza;  tienen  el  cabello  muy  largo,  visten 
el  traje  típico  del  país  y  son  cristianas  (I). 

Habitan  en  las  cuevas  y  en  las  fuentes,  y  algunas  están 
encantadas.  Regalan  ovillos  de  hilo  a  los  pastores,  pagan 
con  alhajas  a  quienes  les  presta  un  servicio  y  hacen  ricas 
a  las  personas  que  les  saquen  de  su  encantamiento. 

Poseen  grandes  tesoros.  A  la  puerta  de  su  vivienda 
hilan  y  tienden  cadexos  de  oro.  Y  de  oro  son  sus  pollos  y 
gallinas,  los  peines,  la  rueca  y  los  bolos  con  que  juegan 
sobre  la  alfombra  del  prado  la  mañana  de  San  Juein. 

"¡Ay!  que  una  xana  hechicera 
lavando  está  en  fuente  noble 
lavando  cadejos  de  oro 
vestida  de  mil  amores"  (2) 

dice  un  romante  titulado  "El  Cueto  Lloro." 

No  hay  noticias  de  que  exista  el  Xan,  y  sin  embargo 
ellas  tienen  hijos.  Y  cuando  nadie  las  ve,  sacan  de  la 
cuna  los  niños  de  los  campesinos  y  los  llevan  consigo  de- 
jando los  xan'mos  en  lugar  de  aquellos  para  que  las  aldea- 
nas les  den  de  mamar.  Y  cuando  lo  creen  opor^iuno,  de- 
vuelven el  niño  ajeno  sin  hacerle  daño  y  recogen  el  suyo. 
— "Si  yo  fuera  tan  sistemático  por  la  derivación  clá- 


(1)  En  el  concejo  de  Llanas  las  llaman  Injanas;  en  Ponga,  Xianas  y  en 
Muros  de  Pravia  y  Cudillero,  Xanias. 

(2)  Poesía  popular,  por   Juan   Menéndez   Pidal.  Madrid,    1885,  pág.    179. 


AURELIO   DE    LLANO   ROZA   DE    AMPUDIA  29 

sica,  como  los  celtistas  por  la  suya — dice  Menéndez  y 
Pelayo — ,  asentaría  de  buen  grado  el  parentesco  de  estas 
xanas  con  las  ninfas  que  robaron  el  niño  Hylas,  H^las 
puer,  como  se  lee  en  la  Argonáutica  de  Valerio  Flaco  y 
en  otros  poemas  antiguos;  pero  no  quiero  abusar  de  las 
similitudes,  y  doy  de  barato  a  los  pamSarios  de  orígenes 
septentrionales  la  filiación  de  nuestras  xanas  de  las  ondinas 
de  Germania  o  de  cualquiera  otra  concepción  fantástica 
que  bien  les  pareciese."  (1) 

Por  la  gran  autoridad  que  tiene  el  autor  de  esta  pro- 
posición conviene  exammarla. 

La  aventura  referida  por  Valerio  Flaco  en  los  Ar- 
gonautas (2)   ocurrió  de  esta  manera: 

El  mancebo — no  niño — FIylas  formaba  parte  de  la 
expedición  de  los  Argonautas  que  iban  a  la  conquista  del 
vellocino  de  oro  y  abandonó  la  nave  para  saltar  a  tierra 
con  Hércules. 

'  Varias  ninfas  que  estaban  cazando  en  un  sitio  cu- 
bierto de  pinos  se  asombraron  al  ver  que  huían  los  anima- 
les. De  pronto,  la  ninfa  Dryope  vio  a  Hércules  y  espantada 
con  la  vista  de  éste  se  volvió  rápida  a  su  fuente. 

La  diosa  Juno  desciende  del  Olimpo,  se  apoya  contra 
un  pino,  la  llama,  la  coge  de  la  mano  y  la  dice  con 
bondad : 

— "El  esposo  que  he  escogido  para  tí,  joven  ninfa,  ya 
que  has  desdeñado  a  tantos  otros,  acaba  de  llegar  en  un  na- 
vio tesaliense.  Es  el  bello  Hylas,  que  errante  recorre  estos 
bosques  a  orilla  de  estos  eu-royos.  Así  era  Baco  cuando  tú 
le  viste  en  un  carro  cubierto  de  rosas...  Tal  es  Apolo 
cuando  abandona  su  lira  por  el  ejercicio  de  la  caza..." 


(1)  Historia  de   los  Heterodoxos  españoles,   por   D.   Marcelino   Menéndez 
y:  Pelayo.   Tom.   II.  Madrid    1917.  pág.  240. 

(2)  Libro  III,  Verso  551    y  siguientes. 


30         DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:     MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 

Y  de  pronto  lanzó  un  ciervo  del  fondo  del  bosque... 
Hylas  le  persigue  y  Hércules  desde  lejos  le  anima  con  su 
gritos ;  después  le  pierde  de  vista. 

Siempre  perseguido  por  Hylas,  cuyo  brazo  se  cansa 
por  tender  su  arco,  el  ciervo  llega  a  orilla  de  un  arroyo 
límpido  y  sinuoso,  que  flanquea  sin  reflexionar.  Hylas 
renuncia  a  perseguir  al  animal,  y  fatigado,  cubierto  de 
sudor,  se  sumerge  en  el  agua,  ávido  de  aspirar  su  frescura. . . 
Entonces  la  Náyade,  ansiosa  de  besos,  le  enlaza  entre 
sus  brazos  y  se  lo  lleva. 

El  robo  del  "bello  Hylas"  por  Driope  no  es  argu- 
mento que  obligue  a  buscar  por  aquí  el  parentesco  de  la 
Xana  con  la  ninfa. 

Como  veremos  más  adelante,  la  Xana  astur  se  con- 
funde con  las  hadas  de  Sicilia,  Irlanda,  Bretaña,  Francia 
y  Escocia. 

Y  todas  las  investigaciones  que  se  hagan  para  buscar 
el  origen  de  este  mito  deben  orientarse  hacia  estos  países. 

— "Xana=  Diana. 

En  el  Algarbe  existe  una  voz  que  corresponde  exac- 
tamente a  la  asturiana:  ja  o  /ans  (Rev.  Lusit.  I.  306), 
aplicada  a  ciertas  hadas  hiladoras  nocturnas. 

La  creencia  en  estos  seres  fantásticos  debió  de  estar 
extendida  por  toda  España,  pues  en  el  vocabulario  arábigo 
escrito  en  el  siglo  XIII  en  Cataluña,  y  probablemente  por 
Fr.  Raimundo  Martín,  se  traduce  la  voz  árabe  o  mozárabe 
correspondiente  por  jana  ( 1 )  y  no  por  fata.  Conocida  es  la 
forma  latina  Jana  por  Diana,  y  aunque  no  estuviera  ates- 
tiguada por  Varrón,  Macrobio,  etc.,  debiéramos  suponerla 
en  vista  del  masculino  Janus  por  "Dianus'' ;  las  voces  apun- 


(I)  F.  J.  Simonel,  Glosario  de  Voces  ibéricas  y  latinas  usadas  enlre 
los  mozárabes.  Madrid  1888.  s.  v.  "fatha"  y  pág.  CLXIV  para  el  autor  del 
vocabulario   catalán. 


AURELIO  DE  LLANO  ROZA  DE  AMPUDIA 31 

tadas,  Xana,  jana,  ja,  responden  perfectamente  a  Jana, 
bastando  comparar  los  nombres  del  mes  dedicado  a  Janus, 
lat.  Januarius,  asturiano  Xineru,  catalán  jancr,  portugués 
Janeiro.  En  Du  Cange  se  hallan  abundantes  textos  en  que 
se  alude  a  Diana  como  hada  nocturna  y  especialmente  a  la 
superstición  "cum  Diana  equitare"  que  corresponde  a  tra- 
diciones de  Asturias  en  que  se  cuenta  haber  ajífesáao  a 
una  Xana  armándole  lazos  sobre  un  caballo  y  deján- 
doselo abandonado  de  noche  para  que  ella  lo  cabal- 
gase." (1) 

Distribución  geográfica  del  mito. 

Para  que  se  vea  la  importancia  de  la  distribución  geo- 
gráfica del  mito,  citaré  algunos  domicilios  de  las  Xanas. 

Cueva  de  la  Cogolla  en  el  monte  de  Naranco,  Oviedo. 

Cueva  del  Moru  junto  a  Carrandena  concejo  de  Co- 
lunga. 

Cueva  del  Castiellu  de  Aguilar,  en  Muros  de  Pravia. 

Cueva  de  Corrimateo  y  cueva  de  Santa  Marina,  en 
Vidiago  concejo  de  Llanes. 

Cueva  de  la  Xerra  de  Lapisón  en  Monte  Alea. 

Cueva  de  las  Huelgas,  en  Coviella  concejo  de  Can- 
gas de  Onís. 

Cueva  del  Lago  en  Pola  de  Lena. 

Cueva  de  las  Xanas,  en  la  Llera  concejo  de  Colunga. 
En  Proaza.  En  Caravia.  En  Cuenya,  en  Aviles  y  en  Bio- 
bes,  concejo  de  Nava. 

Cueva  de  la  Injana  en  la  sierra  del  Trave,  parro- 
quia de  Noriega,  concejo  de  Ribadedeva.        .ty^^uv^*'^ 

En  Albandi  concejo  de  Carreño,  está  el  coto  de  la 


(1)     Ramón    Menéndez    Pidal.    Ellmologías    españolas,    ROMANÍA,    Re- 
cueil  tr¡me»trel,  año  1900.  tom.  XXIX.  págs.  376-377. 


32         DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:    MITOS,    SUPERSTiaONES,    COSTUMBRES 

Xana.  Y  el  prado  de  la  Xana  en  Payandi  concejo  de 
Laviana, 

Monte  de  la  Xana  entre  Berbes  y  Caravia.  Y  rozu 
de  la  Xana  en  Cuña  concejo  de  Teverga. 

En  Pie  del  Oro  concejo  de  Carreño,  y  en  Antromeo 
concejo  de  Gozón,  las  Xanas  tienden  la  coTaáa  al  "res- 
plandor de  la  luna." 

En  el  Castiellu  de  la  Riera  de  Colunga  tienen  las 
Xanas  las  siguientes  prendas  de  oro: 

Una  bolera,  cadexos,  telas  y  una  gallina  con  sus 
p'úinos. 

En  Cuetulloriu  de  Cangas  de  Onís  y  en  Cueto  Lícro 
de  Nueva  de  Llanes,  viven  Xanas  encantadas.  Las  de 
Nueva  custodian  un  gran  tesoro,  según  dice  una  copla 
popular : 

En  Cueto  Llorou      , 
hay  un  zuríon  doro, 
que  vale  más 
que  Llanes  y  Parres, 
Onís  y  Cabrales, 
y  Peñamelleraj^^^^^ 
con  sus  arraoales. 

Hay  fuente  de  la  Xana  en  Aguinos,  concejo  de  Pola 
de  Somiedo.  En  el  valle  de  Candamo  (1).  En  la  parro- 
quia de  Santibáñez  concejo  de  Aller.  Entre  San  Martín 
de  Gurullés  y  la  Mata  de  Grado.  En  Toriezo,  concejo 
de  Quirós.  En  la  Mo-rtera  de  San  Nicolás  concejo  de 
Mieres:  por  el  ojo  de  esta  fuente  sale  un  hilo  de  oro  que 
da  vueltas  y  vueltas,  porque  está  dentro  una  Xana  des- 
enduvillando.  En  la  Foz  de  Tarna  de  Socastiellu  y  en 
Orlé,  concejo  de  Campo  de  Caso.  En  este  concejo  hay 


(I)     En  este  punto  los  vecinos  oyen  por  la  noche  el  son  de  las  pandere- 
tas tocadas  por  las  xanas. 


AURELIO   DE    LLANO   ROZA   DE   AMPUDIA 33 

una  fuente  donde  canta  una  Xana  cuando  se  está  pei- 
nando : 

En  la  fuente  de  las  xanas 
junto  al  río  del  Nalón, 
hay  un  rico  tesoro 
mirando  la  cara  al  sol. 

Se  han  visto  Xanas  en  fuentequemada,  Fontica  y 
Fuentebernalda  del  monte  Na  raneo-Oviedo.  En  Fuente- 
adentro  cerca  de  Tolinas  y  en  la  Fontanona  de  Llamosu 
concejo  de  Belmonte.  En  la  fuente  de  Castañeda  y  en  la 
de  la  Figal,  concejo  de  Grado.  En  Fuentecaliente,  sita 
en  Pie  del  Oro,  concejo  de  Gozón.  En  la  fuente  de  Fu- 
mayor  de  San  Román  de  Candamo.  En  las ,  fuentes  de 
Obaya,  Fabola,  Gobieta  y  Solderiz,  "sitas  en  el  puerto 
Sueve.  Cuando  pasan  los  rapaces  por  junto  a  la  fuente  del 
Peñón,  concejo  de  Morcín,  dicen: 

— Sale,  Xana,  sale.  Xana 
que  tu  padre  el  rey  te  llama. 

En  Sietefuentes  de  Cabanín,  concejo  de  Mieres,  las 
Xanas  tienden  madejas  de  hilo  de  lino  para  regalarlas  a 
las  mujeres  que  van  allí  por  agua. 

Y  los  habitantes  de  Bocines,  concejo  de  Gozón,  es- 
tando en  el  Pedreu,  a  la  orilla  del  mar,  oyen  piafen  las 
cuevas  del  cantil  los  pitinos  de  las  Xanas  que  viven  allí. 
En  Proaza  hay  río  de  las  Xanas. 

Y  en  Quirós,  sobre  el  peñón  de  Brególa,  apareció  un 
día  una  Xana,  llamó  a  los  pastores  que  estaban  en  la 
Vallina  y  les  preguntó: 

— ¿Queréis  riqueza? 
y  les  tiró  un  puchero  lleno  de  oro  en  polvo;  después  les 
dijo : 

3 


34         DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:    MITOS.    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 

— Entre  castres  y  castrina 
hay  una  espinerina 
con  cien  monedas  de  oro 
y  otras  cien  de  plata  fina. 

El  mito  de  la  Xana  se  extiende  uniformemente  re- 
partido desde  el  extremo  Oriente  hasta  una  línea  que  se 
trace  desde  la  orilla  del  mar  en  Cudillero  hasta  un  punto 
del  límite  de  Asturias  con  la  provincia  de  León  pasando 
por  Belmonte  y  Somiedo  (1). 

Desde  esta  línea  hasta  el  extremo  occidental  no  en- 
contré vestigios  del  mito,  ni  cuevas  ni  fuentes  que  lleven 
el  nombre  de  Xana,  ni  personas  ancianas  que  oyeran 
hablar  de  estas  ninfas.  Lo  cual  demuestra  que  el  mito  en- 
tró en  Asturias  por  Oriente. 

En  las  cuevas  y  en  las  fuentes  del  Occidente  viven 
las  "encantadas»,  las  cuales  se  dejan  ver  el  día  de  San 
Juan,  pero  parece  que  no  tienen  leyendas;  por  más  que 
investigué  no  encontré  ninguna. 

En  cambio,  las  encantadas  orientales  que  viven  entre 
la  población  de  las  Xanas,  e  independientes  de  éstas,  tie- 
nen leyendas  muy  poéticas  y  llenas  de  altísimo  valor  sim- 
bólico. 


(I)  Los  puntos  que  determinan  la  línea  son:  la  leyenda  Xania  Xanieta 
recogida  en  Cudillero;  la  Fontanona  de  las  Xanas  de  Belmonte;  y  la  fuente  de 
las  Xanas — yo  bebí  en  esta  fuente  al  amanecer  el  día  de  San  Juan  de  1921  — 
sita  al  pie  de  un  altísimo  roquedal,  entre  Aguinos  y  Perlunes  concejo  de  So- 
miedo. 

Perlunes  está  próximo  al   límite  de  Asturieis  con  la  provincia  de  León. 


AURELIO   DE    LLANO   ROZA   DE   AMPUDIA  35 


LEYENDAS  DE  LA5  XANA5 


!♦— Oye,  nmier. 

Una  mujer  de  la  parroquia  de  Cardo,  concejo  de  Go- 
zón,  venía  del  molino  con  el  folUcu  sobre  la  cabeza,  y  al 
llegar  junto  a  una  fuente  puso  la  carga  sobre  una  murta 
y  sentóse  a  descansar. 

Cuando  se  levantó  para  continuar  su  camino,  vio  que 
por  el  ojo  de  la  fuente  asomaba  un  rosario  blanco  y  ex- 
clamó: 

— ¡Ave  María  Purísima!  ¡Qué  rosarín  más  gua- 
pu  sale  por  el  ojo  de  la  fuente;  voy  Uévalu  pa  la 
mió  fía. 

Y  al  momento  de  cogerlo  salió  una  Xana  y  le  dijo: 
— Oye,  mujer:  si  me  quitas  el  rosario,  ¿cómo  me  arre- 
glo para  rezar? 

Y  la  mujer  dejó  allí  la  prenda  y  marchó  avergon- 
zada. 

2.— El  parto  de  la  Xana, 

En  una  cueva  de  la  Cogolla,  sita  en  el  monte  de  Na- 
ranco-Oviedo,  a  una  Xana  le  dieron  los  dolores  de  parto 
y  comenzó  a  gritar. 

A  la  ocasión  pasó  por  allí  una  moza  costurera  en  di- 
rección a  Oviedo,  y  al  oir  los  gritos  asomóse  a  la  puerta 
de  la  cueva. 

La  Xana,  al  ver  a  la  moza  la  suplicó  que  la  ayudara 


36         DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:     MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 

en  aquel  trance.  La  costurera  la  ayudó  como  mejor  pudo 
y  tuvo  un  parto  feliz. 

— Quiero  pagarte  el  favor  que  me  has  hecho — dijo 
la  Xana  a  la  moza — ;  de  las  alhajas  y  prendas  de  oro 
que  hay  encima  de  esa  mesa,  coge  las  que  más  te  gusten. 

Y  la  moza,  como  era  costurera,  cogió  unas  tijerinas 
de  oro. 

3.— Dame  el  mió  criu. 

veji¿L.  ^^^  mujer  de  Vidiago,  concejo  de  Llanes,  estaba  sa- 
llando  maíz  junto  a  la  cueva  de  Santa  Marina. 

Y  a  la  orilla  de  la  finca  donde  sallaba,  tenía  un 
niño  acostado  en  una  "nlcííS^á  a  la  sombra  de  un  cerezo. 

Cuando  anocheció,  la  mujer  cogió  la  macona  con  el 
niño,  la  puso  encima  de  la  cabeza  y  se  dirigió  hacia  su 
casa.  Pero  antes  de  llegar  a  ella  se  dio  cuenta  de  que  le 
habían  cambiado  el  hijo. 

Entonces  fué  a  la  cueva  de  Santa  Marina  y  dijo: 

— Injana  mora:  Dame  el  mió  criu  y  toma  el  tuyú. 

La  Injana  contestó: 

— Tráelo  acá,  mala  mujer: 

no  te  lo  di  para  que  me  lo  criaras, 
dítelo  para  que  me  lo  bautizaras  ( 1 ) . 


(1)  También  en  Bierces,  Riera  de  Colunga,  una  Xana  cambió  su  hijo 
por  el  de  una  salladora,  la  cual  lo  tenía  durmiendo  en  un  sarda  bajo  un 
castaño. 

Como  la  mujer  no  daba  de  mamar  al  xanín  y  éste  lloraba,  dijo  la  Xana 
desde    lejos: 

—  ¡Mujer,  cuida   ese   nenu! 
Y   la  mujer  sallaba  y  cantaba  sin  hacer  caso  de  la  Xana  ni  del  xanín. 
— Mujer,   da   de   mamar   a   ese   nenu — repetía    la   Xana. 
— Que  i  lo  dé  la  madre  que  lu  parió — contestó  la  salladora. 
En  todos  los  sitio»  habitados  por  Xanas  se  encuentran   casos  de  que  cam- 
biaban a  sus  hijos  por  los  de  las  aldeanas  para  que  éstas  les  dieran  de  mamar. 


AURELIO   DE    LLANO    ROZA   DE   AMPUDIA  37 


4,— Toma  el  tn  mocosín. 

Una  vecina  de  La  Canga,  concejo  de  Colunga,  mien- 
tras iba  a  trabajar  al  campo,  dejaba  a  un  hijo  suyo  acos- 
tado en  el  irubiecu. 

Un  día,  cuando  regresó  del  campo,  encontró  en  el 
sitio  de  su  hijo  un  niño  muy  pelosu.  Y  la  mujer  dijo 
para  sí : 

— Alguna  Xana  llevó  el  nenu  míu  y  dejó  el  suyu  por- 
que ella  non  trae  llechi  y  quier  que  yo  i  dé  de  mamar; 
pero  aunque  llore  de  fame  tres  meses  seguidos,  la 
teta  mía  non  la  chupa.  ¡Non,  madiós!  (1). 

Al  poco  tiempo,  el  niño  comenzó  a  llorar  fuertemente. 
Y  cuando  la  Xana  le  oyó,  dijo  a  la  mujer: 

— Amamanta  y  ania  a  ese  nenu,  bien  se  conoz  que 
tuyú  non  e. 

Y  viendo  que  la  mujer  no  le  hacía  caso,  acercóse  a 
ella  diciendo: 

— Toma  el  tu  mocosín 
y  dame  el  mió  pelosín  (2). 


(1)  En  algunos  pueblos  del  Oriente,  para  dar  fuerza  a  una  negación  o  a 
una  afirmación  suelen  decir: 

—  ¡Non,  madiós!    ¡Si,  madiós! 

Lo  cual,   según   dicen   algunos   autores,    es  un   juramento  que   "equivale    a 
por   Júpiter." 

(2)  En  Tanda,  concejo  de  Ponga,  ocurrió  el  mismo  caso  con  esta 
variante,  según  me  dijo  el  10  de  Septiembre  de  1921,  Prima  Díaz,  de 
46   años :  - 

— Toma    el    tu    sarnosu 
y  dame  el   miu  hermosu. 

Y  el  9  de  Marzo  de  1920,  María  Martínez,  de  25  años,  de  Monte  Alea, 
me    dijo   que   la    Xana    había    dicho: 

— Acallanta  el  nenu,  muyer, 
— Acallántelu   quien   le   doler, 

contestó  la  salladora. 


38         DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:    MITOS.    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 


5.— Cien  años  ra  que  nad. 

En  una  cueva  de  la  Xerra  de  Lapisón — Monte  Alea — 
vivía  una  Xana  en  compañía  de  su  hijo,  el  cual  tenía 
muchos  años  y  nunca  había  hablado  una  palabra. 

Un  día  muy  temprano,  la  Xana  se  puso  a  la  orilla  del 
czimino  real  con  su  hijo  en  brazos,  con  el  objeto  de  con- 
sultar, con  el  primer  pobre  que  pasara  por  allí,  los  medios 
que  había  de  emplear  para  que  el  rapaz  hablara. 

Al  poco  tiempo  de  estar  esperando  pasó  una  pobre  y 
la  Xana  consultó  el  caso  con  ella. 

A  lo  cual  contestó  la  pobre : 

— Rodea  el  fuego  de  cascaras  de  huevo  y  sienta  a 
tu  hijo  detrás  de  ellas. 

Hízolo  así  la  Xana,  y  su  hijo,  al  ver  las  cascaras, 
rompió  a  hablar  diciendo: 

— Cien  años  va  que  nací; 
nunca  tantos  pucheros 
juntos,  al  pié  del  fuego  vi  (1). 


(1)     En  muchos  pueblos  de  Asturias  ocurrió  lo  siguiente: 
Una  Xana  cambió  a  su  hijo  por   el   de  una  salladora  para  que  ésta  diera 
de  mamar  al  xanín.  La  salladora  quiso  asar  manzanas  para  cenar  y   las  puso 
en  el   llar  alrededor  del    fuego;    después  sacó   al   niño  de  la  cuna  j  lo  sentó 
detrás  de  la  lumbre;   el  niño  al  ver  las  manzanas  dijo: 
— Cien   años   va   que   nací 
y   nunca    tantos   pucheros   vi. 
Entonces,   la  salladora  se  dio  cuenta   de  que  su  hijo  había  sido  sustituido 
por  el  de  una  Xana.  Esto  me  lo  contaron  en  varios  concejos;    la  última  vez 
ue  lo  cI  fué  el  7  de  Marzo  de  1921,  en  Cabielles,  concejo  de  Cangas  de 
Onís,  a  Andrea  Reguera,  de  42  ,3085. 

" — En  las  cercanías  de  las  gruíáP'de  Margot  la  Fée  y  de  las  cavernas 
del  litoral,  se  cree  haber  sido  habitadas  hasta  hace  poco  por  tribus  de  hadas 
robadoras   de   niños. 

En  Sicilia,  las  madres  y  las  nodrizas  que  dejan  solos  a  los  niños,  derra- 
man sobre  ellos,  para  que  las  hadas  no  se  los  lleven,  un  poco  de  leche  dicien- 
do: "Aquí  su  madre  lo  hizo,  y  como  lo  hizo  lo  acostó."  Cuando  se  suponía 
que,  a  pesar  de  todas  las  precauciones  tomadas,  el  cambio  se  había   efectúa- 


AURELIO   DE    LLANO   ROZA   DE   AMPUDIA  39 


6.— Xanin  mió. 


Un  mujer  de  Naranco,  concejo  de  Oviedo,  cogió  un 
xanín  en  Fuentequemada  y  lo  llevó  consigo  para  que  sus 
hijos  se  divirtieran  con  él. 

La  Xana  buscaba  al  xanín  por  todas  partes,  y  una 
noche  le  oyó  llorar  en  la  casa  donde  le  tenían  recogido. 
Se  acercó  a  la  puerta,  y  por  un  agujero  habló  así  con  su 
hijo : 

— Xanin  mió, 
¿quién  te  me  llevó? 
— Madre  mía, 
quien  me  requería. 

— Quien  me  diera 
el  xanin  mió. 
plata  y  oro 
le  diera  yó  (1). 


do,  recurrían  a  procedimientos  tradicionales  por  los  que  se  pretendía  averiguar 
ti  realmente  había  en  la  cuna  algún  intruso.  Uno  de  los  más  corrientes  con- 
sistía en  hacer  hablar  a  éste  asombrándole  con  un  acto  insólito:  el  agua 
puesta  a  l^ryir  al  fuego  en  cascaras  de  huevo  o  en  conchas  desataba  la  len- 
gua del  váStago  de  las  hadas. 

Se  hacía  entonces  ademán  de  pegarle  o  se  le  pegaba  realmente,  a  vece» 
cerca  de  la  gruta  donde  las  "buenas  gentes"  tenían  su  residencia,  o  bien  se 
le  privaba  de  alimento;  las  hadas  acudían  a  sus  gritos  y  restituían  el  niño 
que   habían   robado."   Sebillot.  Obra  citada,  págs.   50,   80,   81    y  82. 

Comparando  lo  que  dice  Sebillot,  con  las  historias  que  en  Asturias  te 
cuentan  de  las  Xanas,  resulta  que  éstas  se  confunden  con  las  hadas  de  otroi 
países,  conforme  advertí   en  la  página  30. 

(I)  El  10  de  Abril  de  1921,  María  Fernández  García,  de  65  años,  de 
Grado,  me  dio  esta  variante: 

Una  mujer  de  la  casa  de  la  Matiega  concejo  de  Grado,  encontró  en  U 
fuente  de  la  Figal  un  xanín  tiritando  de  frío.  Lo  llevó  con  ella  para  su  casa 
y  después  de  envolverle  en  un  paño  de  color,  y  usado,  lo  sentó  a  la  vera  de 
llar  para  que  se  calentara. 

La  mujer  se  puso  a  hacer  papas,  y  cuando  las  estaba  revolviendo,  oyó 
que  decían  desde  la  puerta  de  su  casa:  — Anda,  xanín,  que  fe  llama  la 
Xana.  Y  tú,  mujer,  poco  amiga  del  agua,  si  en  vez  de  envolver  al  xanín 
•n  un  paño  de  color  y  usado,  le  envuelves  en  un  paño  blanco  y  bien  limpio, 
te  hubiera»  hedbo  rica. 


40         DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:     MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 


7.— El  hilo  de  la  Fontica. 

Por  el  oj(y  de  la  Fontica  del  monte  de  Naranco  con- 
cejo de  Oviedo,  salía  un  hilo  de  lino.  Allí  iban  las  muje-. 
res  del  coíiÉ^^o  a  devanar  ovillos  para  hacer  sábanas  y 
camisas  y  el  hilo  no  se  acababa  nunca. 

Un  domingo,  una  mujer  que  se  llamaba  Juana  Prin, 
estaba  devanando  a  más  devanar  y  la  llamó  su  marido 
para  que  fuera  a  misa.  De  repente,  paró  de  devanar  y  rom- 
pióse el  hilo. 

Entonces,  dijo  una  Xana  desde  el  interior  de  la  Fon- 
tica: 

— ¡Maldita  seas!  Si  no  hubieras  roto  el  hilo  pronto 
acababa  mi  encantamiento.  (1) 

8.— La  Xana  y  la  pastora. 

Una  pastorina  del  concejo  de  Ponga,  estaba  un  día 
apacentando  las  ovejas  al  pie  de  una  fuente: 

Pasó  por  allí  una  Xana  y  díjole  a  la  pastora: 

¿Cómo  andas  tan  esgarrapeiada?  ¿No  tienes  ove- 
jas? 

— Non;  éstas  son  de  los  vecinos. 

— Pues  toma  este  ovillo  para  que  tu  madre  haga  te- 
las y  más  telas,  pero  que  nunca  se  le  ocurra  preguntar  por 
el  cabo. 

La  pastorina  entregó  el  ovillo  a  su  madre.  Y  ésta  que 
era  tejedora,  comenzó  a  tejer  varas  de  tela.  Ya  llevaba 


(1)  Lo  mismo  ocurrió  en  Fuentebernalda  de  Naranco  y  en  la  fuente  de 
Fornosvieyos  de  Limanes,  concejo  de  Oviedo.  Y  en  Foz  de  la  Espina,  concejo 
de  Riosa,  con  la  diferencia  de  que  el  hilo  que  salía  por  el  ojo  de  estaa 
fuentes  era  de  oro. 


AURELIO  DE  LLANO  ROZA  DE  AMPUDIA  41 

mucho  tiempo  tejiendo  cuando  un  día  se  le  enredó  la  lan- 
zaiJera  entre  los  llicios  y  dijo  impensadamente : 

— ¿Dónde  estará  el  cabo  de  este  ovillo? 

Y  acabóse  el  hilo.  Y  la  tela. 

9.—  jAh,  lladrón! 

En  una  cueva  de  la  Llera,  concejo  de  Villaviciosa,  vi- 
ven las  Xanas  más  guapas  de  Asturias  y  las  más  pelosas. 

Cuando  hace  sol,  tienden  sobre  las  peñas  cadexos  de 
oro,  los  cuales  se  ven  relucir  cesde  muy  lejos. 

Un  día,  pasó  por  allí  un  hombre  a  caballo,  cogió  un 
cadexu  y  salió  galopando. 

La  Xana  que  los  cuidaba  corrió  tras  de  él  y  como  no 
podía  alcanzarle,  se  subió  encima  de  una  peña  y  comen- 
zó a  decir  a  grandes  voces: 

— ¡Ah,  lladrón!  Nos  robas  una  fortuna.  Ya  llevas 
oru  pa  tí,  pa  los  tos  fios,  y  pa  los  tos  nietos.  ¡Lladrón! 

10.— El  dedo  de  la  Xana. 


Una  vez,  estaba  una  mujer,  de  la  parroquia  de  Salas 
concejo  de  Colunga,  llendando  las  vacas  en  el  prado  Fel- 
trón  y  de  pronto,  vio  delante  de  sí  un  gran  tendal  de  ca- 
dexos de  plata. 

— ¡Virgen  de  Loreto!  (1)  que  cadexos  más  relucien- 
tes!— exclamó  la  mujer,  y  al  mismo  tiempo  cogió  uno  y 
marchó  con  él  para  su  casa. 

Cerca  del  tendal  estaba  una  Xana  cogiendo  ganda 
y  al  ver  que  la  mujer  le  llevaba  un  cadexu,  corrió  tras  de 
ella  y  la  zdcanzó  al  llegar  a  una  raya  de  la  cual  no  pa- 


(1)     La   fiesta  de   la  Virgen   de   Loreto  se   celebra   en   Colunga   el   primer 
domingo  de  Julio  o  el  segundo,  cuando  el   primero  cae  el  día  uno  del   mes. 


42         DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:    MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 

día  pasar  la  Xana.  Cogió  a  la  mujer  por  un  brazo  y  le 
preguntó : 

— ¿Por  qué  me  quitas  esa  prenda? 

Y  sin  fijarse,  pisó  la  raya  con  el  dedo  gordo.  El  cual 
se  separó  del  pie  y  se  convirtió  en  oro. 

La  Xana,  llorando  a  lágrima  viva,  cogió  su  dedo  del 
suelo  y  dijo  a  la  mujer: 

— Por  causa  tuya  acabo  de  quedar  coja,  pero  te  per- 
dono. ¿Tienes  muchos  hijos? 

— Bastantes,  gracies  a  Dios. 

— ¡Pues  toma!  Te  regalo  mi  dedín  de  oro  para  que 
con  él  compres  una  vaca  de  leche  que  te  ayude  a  criar  a 
tus  hijos. 

11.— El  vindo  y  la  Xana. 

Un  viudo,  vecino  de  Carrandena,  concejo  de  Colun- 
ga,  tenía  dos  hijos  de  corta  edad.  Y  mientras  él  iba  a 
trabajar  la  tierra,  una  persona  desconocida  le  lavaba  y 
peinaba  los  niños,  restiellaba  lino  y  ponía  la  casa  en  orden. 

El  viudo,  por  más  que  inHaí^a^,  no  podía  averiguar 
quien  hacía  aquellos  milagros.  Y  para  averiguarlo,  dejó 
de  ir  un  día  al  trabajo  y  se  escondió  en  casa  detrás  del 
escaño. 

Al  poco  tiempo  de  estar  en  su  escondite  vio  entrar  por 
la  puerta  una  Xana  con  la  restiella  debajo  del  brazo.  Se 
presentó  a  ella,  le  dio  las  gracias  por  todo  cuanto  había 
hecho  en  favor  de  sus  hijos  y  le  propuso  que  se  quedara 
a  vivir  con  él. 

A  ésto  contestó  la  Xana: 

— Me  quedaré  a  vivir  aquí.  Pero  con  la  condición  de 
que  no  me  digas  nada  de  lo  que  oigas  cuando  pases  por 
delante  de  la  puerta  de  la  cueva  del  Moru. 


AURELIO  DE  LLANO  ROZA  DE  AMPUDIA 43 

El  viudo  aceptó  la  condición  muy  contento. 

La  Xana  comenzó  a  cuidar  amorosamente  a  los  niños : 
se  pusieron  blancos  y  encarnados  como  las  rosas  del 
huerto. 

El  viudo  subía  todas  las  mañanas  al  puerto  Sueve  a 
mecer  las  vacas  y  nunca  bajaba  sin  un  cestín  de  fruta  para 
los  niños  y  un  ramo  de  flores  silvestres  para  la 
Xana. 

Esta,  con  mucho  cariño,  curaba  con  hojas  de  anzuela 
una  llaga  que  tenía  el  viudo  en  una  pierna.  Y  a  pesar  de 
este  cariño  y  de  la  alegría  que  esparcía  la  Xana  por  toda 
la  casa,  el  viudo  comenzó  a  ponerse  muy  triste.  Lo  cual 
fué  notado  por  ella,  y  por  más  preguntas  que  le  hacía,  el 
viudo  no  quería  decirle  el  motivo  de  su  tristeza. 

Pero  un  día  que  la  Xana  estaba  "restiellando"  lino 
le  rogó  llorando,  que  le  explicara  por  qué  estaba  tan  triste. 

El  se  resistió  mucho,  pero  al  fin  dijo: 

— Cuando  paso  por  delante  de  la  puerta  de  la  cueva 
del  Moru,  aunque  tape  los  oídos  para  no  oir,  oigo  una 
voz  que  dice: 

— ¡Ah,  Xana  hermana!. 
¡  Ven  a  ver  a  tu  madre 
que  está  muy  mala!. 

La  Xana,  al  oir  ésto,  tiró  la  restiella  contra  las  pier- 
nas del  viudo  y  salió  de  casa  diciendo: 

— Por  no  haberte  resistido  cuatro  días  más  en  satis- 
facer mi  curiosidad,  perdiste  de  ser  rico  y  a  mí  me  des- 
encantabas para  siempre. 

Los  niños  sintieron  mucho  la  marcha  de  la  Xana.  Y 
al  viudo,  cuando  pasaba  por  delante  de  la  cueva  del  Mo- 
ru, le  decía  una  voz : 

i 


44         DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:    MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 

—  ¿Sigues  con  la  pierna  mala? 
Pon  anzuela  y  quita  anzuela 
y  verás  como  te  sana  (1). 


12.— El  pastor  y  la  Xana. 

Cerca  de  una  majada  de  Ponga  hay  una  cueva  que  es- 
tuvo habitada  por  un  grupo  de  Xanas. 

Salían  por  la  noche  a  lavar  la  colada  a  la  fuente  y  la 
tendían  a  los  rayinos  de  la  luna.  Y  al  riscár  el  alba  se  po- 
riían  a  tiiar  y  a  devanar  en  un  camperín  que  hay  delante 
de  la  cueva. 

Pasaba  por  allí  todos  los  días  un  pastor  ¡guapo  mozo! 
Cantaba  mejor  que  cantan  los  tordos  por  las  mañanas  en 
el  robledal. 

Poco  a  poco  logró  hacerse  amigo  de  las  Xanas  y  mien- 
tras pacía  su  rebaño  iba  a  divertirse  con  ellas  jugando  al 
escondite  por  entre  los  peñascos  y  bailando  la  giraldilla 
en  los  camperos. 

Y  sucedió  que  el  pastor  se  enamoró  de  la  Xana  más 
guapa  y  le  declaró  su  amor.  La  Xana  le  contestó 

— Si  quieres  llevarme  contigo  ha  de  ser  con  el  consen- 
timiento de  tu  madre.  Después,  para  poder  sacarme  de 
aquí,  tienes  que  hacer  lo  siguiente:  Cuando  mis  compañe- 
ras y  yo  nos  acerquemos  a  la  cueva  para  entrar  en  ella, 
me  coges  por  el  refaxu,  tiras  sobre  mí  un  puñado  de  tierra 
de  la  iglesia  y  seré  tuya. 


(1)     El    i6    de    Octubre    de    1921,    Lucas    Gamonal,    de    59    años,    natural 
de  B imenes,  me  dio  en  Campo  de  Caso  esta  variante: 
— ¿Tienes  la  pierna  mala? 

Échale   anzuela, 
quítale  anzuela, 
y  la  tu  herida 
sana  se  queda. 


AURELIO   DE    LLANO    ROZA   DE   AMPUDIA 45 

Lo  hizo  así  el  pastor  y  la  llevó  consigo. 

Un  día  que  la  Xana  estaba  "restiellando",  llegó  el 
pastor  del  monte  y  le  dijo  que  ai  pasar  por  delante  de  la 
cueva  había  oído  decir: 

—  ¡Ah,  Xana  hermana! 

¡Te  fuiste  y  nos  dejaste  solas!. 

La  Xana  le  tiró  con  la  restiella  y  desapareció  de  casa 
para  siempre. 


13.— La  Xania  del  Castiellu  de  Aguilar. 

En  la  cueva  del  monte  Castiellu  que  está  junto  a  la  pla- 
ya de  Aguilar  en  Muros  de  Pravia,  vive  una  Xania  en- 
cantada. La  encantaron  sus  padres  porque  cometió  una 
falta  muy  grave. 

Y  no  podía  salir  de  su  encantamiento  mientras  no 
se  presentara  un  hombre  valiente  que  la  bajara  en  sus  bra- 
zos, desde  la  cueva  a  la  playa,  sin  detenerse  en  el  camino 
y  sin  dejarla  caer  al  suelo. 

El  hombre  que  hubiera  hecho  esto  se  haría  dueño  de 
muchas  riquezas,  porque  la  Xania  le  regalaría  el  tesoro 
que  guarda  en  la  cueva  envuelto  en  un  pellejo  de  buey 
pinto.  Dice  una  copla : 

En  Castiellu  de  Aguilar 
donde  trigo  se  mayaba, 
hay  un  pellejo  güpy  pinto 
lleno  de  plata  labrada. 

La  Xania  jugaba  en  la  playa  a  los  bolos  con  bolera 
de  oro.  Devanaba  ovillos  con  el  hilo  que  salía  por  el  ojo 


46         DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:     MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 

de  la  fuente  que  está  cerca  de  la  cueva  y  tendía  su  pe- 
queña colada  en  la  falda  del  monte  (1) . 

Una  mañana,  fué  una  mujer  de  Muros  a  segar  hierba 
al  prado  del  Castiellu  y  sorprendió  a  la  Xania  cosiendo. 
En  cuanto  ésta  vio  a  la  mujer,  se  metió  corriendo  en  la 
cueva  y  dejó  las  tijeras  olvidadas  en  el  sitio  donde  cosía. 

Después  que  marchó  la  mujer,  la  Xania  salió  a  reco- 
gerlas y  como  no  estaban  donde  las  había  dejado  comen- 
zó a  cantar: 

— Quien  mis  tijerinas  de  oro  llevó, 
cocido  y  asado  le  vea  yo. 

Las  tijeras  las  había  llevado  la  mujer  y  por  esta  mala 
acción,  le  murió  algún  ganado  y  cayeron  calamidades 
sobre  su  familia. 

La  Xania  esperaba  un  año,  otro  y  otro,  y  no  llegaba 
un  hombre  que  se  atreviera  a  desencantarla. 

Un  día  que  estaba  guarneciendo  el  dengue  a  la  puer- 
ta de  la  cueva,  pasó  por  allí  un  caballero,  el  cual  la  pre- 
guntó que  quien  era  y  por  qué  estaba  allí. 

La  Xania  contóle  su  historia  y  le  dijo  lo  que  había 
que  hacer  para  desencantarla. 

El  caballero  se  ofreció  a  sacarla  de  aquella  situación, 
la  cogió  en  sus  brazos  y  echó  a  andar  con  ella  en  dirección 
a  la  playa.  Y  según  se  iba  alejando  de  la  cueva,  la  Xania 
iba  desencantándose,  y  a  medida  que  se  desencantaba, 
crecía  y  aumentaba  de  peso. 

El  caballero  corría,  corría,  viendo  el  milagro  del  des- 
encantamiento, pero  cuando  iba  llegando  a  la  playa,  os- 
curecióse el  cielo,  alborotándose  las  olas,  y  estalló  una  tem- 
pestad muy  gríuide. 


(I)     En  la  actualidad,  cuando  la  gente  de  Muros  ve  una  colada  pequeña, 
dice  que  "parece  la  colada  de  la  Xania". 


AURELIO  DE  LLANO  ROZA  PE  AMPUDIA 47 

Con  los  relámpagos,  los  truenos  y  el  peso  de  la  Xania, 
que  cada  vez  era  mayor,  el  caballero  se  asustó  y  la  dejó 
caer  al  suelo.  Y  como  ella  le  había  dicho  que  si  la  dejaba 
caer  quedaba  encantada  para  siempre,  se  volvió  llorando 
£  su  cueva. 

Y  desde  entonces  acá,  los  vecinos  de  Muros  de  Pravia 
no  han  vuelto  a  ver  jugar  a  los  bolos  en  la  playa  a  la 
Xania  del  Castiellu  de  Aguilar. 


48         DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:    MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 


EL   CUELEBRE 


El  Cuélebre  es  una  serpiente  alada  que  custodia  tesoros 
y  personajes  encantados.  Vive  en  los  bosques,  en  las  cuevas 
y  en  las  fuentes  de  gran  cavidad  subterránea. 

Ataca  a  las  personas  y  a  los  animales;  la  escama  que 
le  cubre  es  tan  dura  que  rechaza  las  balas;  únicamente  se 
le  puede  dar  muerte  hiriéndole  en  la  garganta. 

Cuando  es  viejo  y  está  muy  encascarado,  es  decir,  cuan- 
do su  escama  está  muy  dura  y  crecida,  le  prohibe  Dios 
permanecer  aquí  y  se  va  volando  a  la  mar  cuajada,  donde 
viven  los  Cuélebres  que,  por  ser  viejos,  han  sido  expulsados 
de  sus  viviendas.  En  el  fondo  de  este  mar  hay  montones 
de  riquezas,  pero  los  hombres  no  pueden  apoderarse  de 
ellas  por  causa  de  la  vigilancia  de  los  Cuélebres. 

Este  mito,  de  origen  griego,  es  semejante  al  mito  del 
dragón  que  custodiaba  las  manzanas  de  oro  del  jardín  de 
las  Hespérides,  situado  allá,  en  un  punto  de  la  costa  del 
Océano  Atlántico,  en  cuyo  jardín  se  presentó  Hércules, 
derrotó  al  dragón  y  robó  las  manzanas  sagradas. 

Y  el  vellocino  de  oro  robado  por  los  argonautas,  tam- 
bién estaba  custodiado  por  un  dragón,  el  cual  no  pudo  de- 
fender el  tesoro  porque  le  adormeció — y  después  le  mató — 
el  jefe  argonauta,  Jasón,  con  el  auxilio  de  un  Bmí^  que 
le  facilitó  su  amiga,  la  poderosa  maga  Medea,  hija  del  rey 
de  la  Cólquida. 

También  en  la  mitología  germana  hay  dragones  que 
custodian  tesoros. 


AURELIO  DE  LLANO  ROZA  DE  AMPUDIA  49 

La  distribución  geográfica  del  mito  del  Cuélebre  es 
próximam?nte  la  misma  que  la  de  las  Xanas. 

En  Buelnes,  concejo  de  Llanes,  a  la  orilla  del  mar,  en 
una  cueva  hay  un  gran  tesoro  custodiado  por  un  Cuélebre. 
Y  hay  cueva  del  Cuélebre  en  Noriega,  concejo  de  Riba- 
dedeva;  en  Piedrafita,  entre  Morcín  y  Quirós;  en  Salien- 
cia,  concejo  de  Somiedo,  y  en  Oviedo,  detrás  del  con- 
vento de  Santo  Domingo. 

En  el  Xienal,  concejo  de  Quirós,  existe  el  prado  del 
Cuélebre.  Braña  de  Valdecuélebre  está  en  el  concejo  de 
Somiedo.  Y  encima  de  Barrio,  concejo  de  Teverga,  está 
Cuevaf ras ;  y  cuando  pasan  por  allí  los  pastores  dicen : 

— -Cuelebrón  de  Cueva  frás, 
baxa  al  riu  y  beberás. 

Había  un  Cuélebre  muy  grande  en  una  cueva  de  Bra- 
ñaseca,  concejo  de  Cudillero.  Y  los  vecinos,  para  que  no 
les  comiera  el  ganado  le  mantenían  con  boruna  y  pan  de 
centeno.  Cuando  iban  a  llevarle  la  ración  le  decían : 

^ — Abre  la  boca,  Cuelebrón 
que  ahí  te  vá  el  boroñón. 

Y  un  día,  en  vez  del  pan,  le  dieron  una  piedra  calenta- 
da al  rojo  y  murió  ( i ) . 


(I)  Un  caso  igual  ocurrió  en  el  monte  de  Salinas;  pero  aquí  el  Cuélebre 
•e  tiró  al  mar,  bebió  y  enfrió  la  piedra  que  habría  tragado. 

Detrás  del  convento  de  Santo  Domingo,  en  Oviedo,  está  la  cueva  del 
Culebrón;  en  ella  vivía  un  Cuélebre,  al  cual  le  tenían  que  dar  los  frailea 
un  pan  cada  día  para  que  no  comiera  los  cadáveres  de  éstos,  hasta  que  una 
▼ez  se  les  ocurrió  darle  un  pan  lleno  de  alfileres  y  murió. 

Junto  al  castillo  de  Soto,  en  el  "cañu  del  charcu",  cercfi  de  la  de»- 
embocadura  del  Nalón,  había  un  Cuélebre  con  alas  muy  grandes.  Un  día 
lo  llevó  la  marea. 

En    1917,   varios  vecinos   de  Caravia  oían  silbidos  extrañes  en  el  bosque 
del  Vallín,  y  creyendo  que  era  un  Cuélebre  se  armaron  de  escopetas  y  allá 
M  encaminaron  para  darle  muerte,  pero  no  encontraron  nada. 
4 


50         DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:    MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 

"En  Vega  de  Cueturrasu",  en  el  concejo  de  Cangas 
de  Onís,  "de  una  cueva  salía  todos  los  días  un  Cuélebre 
a  comer  una  oveja.  Una  mañana,  estando  enroscado  al  sol, 
oyó  el  sonido  del  cuerno  de  los  pastores;  alMeo  y  quedó 
engco^í^  en  la  forcadura  de  una  erí^msT  y  allí  le  ma- 
taron" (1). 

En  Allande  hay  una  iglesia  románica  del  siglo  XI, 
Santa  María  de  Celón,  notable  por  sus  hermosas  pinturas 
al  fresco  del  final  del  siglo  XIV. 

Y  dice  la  leyenda  que  un  Cuélebre  entraba  al  templo 
por  un  agujero  a  comer  los  cadáveres  que  enterraban  allí. 

Un  día  llegó  un  peregrino  y  le  dio  muerte  con  su 
lanza.  Esta  escena  está  esculpida  en  una  piedra,  colocada 
debajo  de  la  cornisa  exterior  del  ábside.  Yo  la  vi  el  6  de 
Noviembre  de  1 92 1 . 

El  Cuélebre  desempeña  un  papel  importante  en  los 
cuentos  populares  y  en  el  mito  de  la  mañana  de  San  Juan. 
También  hablan  de  él  los  romances.  El  de  "La  muerte  del 
impío»  dice: 

¡Ay  del  que  allí  se  acercó! 
Dragón  vermejo  le  guarda, 
el  cuélebre  volador  (2) . 

y  el  de  "La  pastorcilla" : 

¿Cómo  es  tan  tarde  e  non  viene 
la  hija  de  mis  entrañas...? 
Si  los  OSOS  la  comieron 
s¡  algún  culebro  la  encanta...  (  ). 


(1)  Contado  el  9  de  Marzo  de  1921  por  Euiebio  Fernández,  de  89  añot. 
de  Llerices,   concejo  de  Cangas   de   Onís. 

(2-3)  Poesía  popular,  por  Juan  Menéndez  Pídal.  Madrid,  1885,  pági- 
Bu  225  y  258. 


AURELIO   DE    LLANO    ROZA   DE   AMPUDIA  51 


LA   5IRENA 


En  los  pueblos  de  la  costa  creen  en  la  existencia  de 
la  sirena,  la  cual  "de  medio  cuerpo  hacia  arriba  es  mu- 
jer, menudina  y  guapísima,  y  de  medio  cuerpo  abajo  es 
pescado."  Las  canciones  populares  acusan  la  supervivien- 
cia  de  este  mito  greco-romano : 

En  el  medio  de  la  mar 
oí  cantar  la  serena: 
¡válgame  Dios,  que  bien  cíinta 
una  cosa  tan  pequeña ! 

y  a  la  moza  que  canta  bien  la  ponderan  así : 

Aquella  coloradina 
que  vive  junto  a  la  peña  * 

bebe  agua  cristalina, 
canta  como  una  serena; 

ponderación  parecida  a  la  que  hizo  la  reina  mora  del 
conde  Olinos  cuando  le  oyó  cantar  desde  las  altas  torres 
de  su  castillo: 

Escuchadle,  mis  doncellas, 
las  que  dormís,  recordad, 
y  oiredes  a  la  serena 
como  canta  por  la  mar. 


52         DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:    MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 


EL   TPvA5GU 


El  Trasgu  es  de  origen  "céltico  romano";  salió  de 
entre  aquellos  trasgos  ni^*í  aparecieron  en  tierra  del  Norte 
con  los  Gnomos,  Silfos,  fCobolds...  cuando  "las  divinida- 
des célticas  fueron  destronadas  por  la  fe". 

"Los  trasgos,  según  el  autor  del  Ente  dilucidado,  no 
son  ángeles  buenos,  ni  malos,  ni  almas  separadas  de  los 
cuerpos,  sino  unos  espíritus  familiares  semejantes  a  los  Ze- 
mures  de  los  gentiles,  conforme  a  la  opinión  del  Padre 
Feijóo»  (1). 

El  Trasgu  es  de  figura  diminuta  y  simpática,  viste  de 
blusa  de  bayél^a  colorada  y  cubre  su  cabeza  con  un  gorro 
del  mismo  color  (2) .  Nadie  se  ha  fijado  si  gasta  o  no  pan- 
talones y  si  anda  calzado  o  descalzo. 

Por  las  noches  penetra  en  las  casas  cuando  los  mora- 
dores están  durmiendo  y  se  entretiene  en  hacer  labores  do- 
mésticas, pero  si  está  de  mal  humor  rompe  cuantos  ca¿na- 
rros  hay  en  la  casa,  jrevuelve  la  ropa  de  las  arcas,  trasiega 
el  agua  de  una  herrada  a  otra,  saca  el  ganado  del  establo 
y  lo  lleva  al  abrevadero  dando  voces  y  gritos  que  es- 
pantan a  las  reses. 

De  todas  estas  roturas  no  resulta  ningún  perjuicio  ma- 


(1)  Hislorta  de  los  Helerodoxos   español^,  por  D.  Marcelino  Menéndez 
Pelayo,  tomo  II,  pág.  223  y  251.    ^^^X>i^.^r^  ^^  ^       ¿^^ 

(2)  Cuando    an    niño    e»    muy    travieto,    le    dicen:  "Eres    mát    enredoso 
que  el  del  gorru  colorau". 


AURELIO   DE    LLANO   ROZA   DE   AMPUDIA  53 

terial;  cuando  los  dueños  de  la  casa  se  levantan  de  la 
cama,  encuentran  las  cosas  como  las  dejaron  al  acostarse. 

Para  echar  al  Trasgu  de  casa  se  le  manda  hacer  una 
de  estas  tres  cosas : 

Traer  un  paxu  lleno  de  agua  del  mar. 

Coger  del  suelo  medio  copín  de  linaza. 

Poner  blanca  una  pelleja  de  carnero  negro. 

Claró  está  que  traer  agua  en  un  péixu  le  es  imposible. 
Y  la  linaza,  conforme  la  va  recogiendo,  le  vuelve  a  caer 
por  un  agujero  que  tiene  en  la  palma  de  la  mano  iz- 
quierda. 

La  pelleja  la  coge  y  va  con  ella  de  río  en  río  restre- 
gándola contra  las  piedras  y  cantando: 

— Aunque  gaste  más  jabón 
que  hay  de  Madrid  a  Valencia, 
no  se  me  ha  de  poner  blanco 
este  pellejo  o  pelleja.  (1) 

Y  como  no  puede  hacer  ninguna  de  estas  tres  cosas,, 
se  marcha  avergonzado  para  no  volver. 

Algunas  familias^ que  desconocían  estos  medios  de  des- 
pedir al  gracioso  eímiío,  por  no  le  aguantar,  se  mudaban 
de  casa.  Y  cuando  llegaban  al  nuevo  domicilio,  se  presen- 
taba allí  el  Trasgu  a  entregarles  algún  cacharro  viejo  que 
habían  dejado  olvidado  en  la  casa  de  donde  acababan  de 
salir,  y  les  decía: 

— Esta  casa  es  más  guapa  que  la  otra,  quedóme  aquí. 

En  el  palacio  de  Rozadiella,  cerca  de  Cangas  de  Ti- 
neo,  no  se  podía  vivir  por  causa  del  Trasgu.  Y  los  que  le 
habitaban  determinaron  irse  de  allí.  Cargaron  todos  los 


(1)     Por   eso   dice   la    gente   que   el    Trasgu    anda    de    noche  por    los   río» 
lavando  la  manta. 


54         DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:     MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 

enseres  en  varios  carros,  y  cuando  éstos  iban  a  romper  la 
marcha,  uno  de  los  carreteros  vio  al  Trasgu  sentado  en- 
cima de  los  muebles  del  último  carro. 

— ¿Dónde  vas? — le  preguntó  el  carretero. 

A  lo  cual  contestó : 

— Ya  que  todos  vais, 
de   casa   mudada, 
/  también  yo  me  mudo 

con  mi  gorra  encamada.  ( 1 ) 


(I)  En  Alemania  existe  el  Kobold,  duende  familiar  que  »e  dedica  a 
hacer  la»  misma»  travesuras  que  el  Trasgu  asturiano. 

Pero  además  de  esto,  "el  Kobold — lo  mismo  que  Votan — ,  e»  guardián  de 
tesoros  y  dice  a  los  hombres  dónde  los  tiene  ocultos,"  Cermanische  Religions' 
gefchichle,  und  Mylhologie,  Von  Prf.  Dr.  Eugent  Mogt,  Berlin,  und  Leipzig. 
192!.  pág.  67, 


AUKELIO  DE   LLANO  ROZA  DE  AMPUDIA  55 


LEYENDAS  DEL   TRA5GU 


1.— Birle  a  la  izquierda. 

Hay  en  Caravia  la  Alta,  cerca  de  un  espeso  robledal, 
una  casona  antiquísima:  el  palacio  de  San  Lorenzo,  en  el 
cual  se  había  instalado  definitivamente  el  Trasgu. 

Allí  nadiepodía  dormir ;  las  vacas  andaban  sueltas  por 
el  COI  ral  corneando  los  i?eseBVes,  las  gallinas  alborotaban  el 
gallinero,  y  en  el  desván  se  oía  gran  ruido,  producido  por 
los  saltos  y  carreras  del  gracioso  Trasgu. 

Determinaron  algunos  mozos  del  concejo  ir  a  pasar 
una  noche  al  palacio  para  ver  si  atrapaban  al  alborotador. 
Al  poco  tiempo  de  llegar  oyeron  pasos  en  el  desván  y  una 
voz  que  decía: 

— ¡Birle  a  la  izquierda!  ¡Ja,  ja,  ja!  ¡Cuatrada! 
¡Vale!  ^J.^^^^ 

— Está  jugando  a  los  bolos — dijeron  los  mozos — ,  va- 
mos a  ir  a  preguntarle  si  quiere  que  echemos  una  partida 
con  él. 

Resultó  que  ninguno  se  atrevía  a  subir ;  pero  estaba  en 
la  reunión  un  mozo  que  hacía  pocos  días  que  había  re- 
gresado de  servir  al  rey.  En  estos  casos,  y  lo  mismo  cuan- 
do se  presenta  la  Cüestia  o  algún  aparecido,  dicen  que 
siempre  da  la  cara  uno  que  fué  a  servir  al  rey  ( 1 ) . 

Cogió  el  mozo  una  luz  y  un  palo  de  porra  y  se  dirigió 


(1)     Esto   demuestra    el    gran   concepto    que   aquí   se   tiene    del    valor   del 
soldado. 


56         DEL    FOLKLORE    ASTURIANO;     MITOS.    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 

al  desván;  apenas  llegó  le  apagaron  el  candil,  se  derrum- 
baron los  bolos  con  estrépito  y  dijo  el  Trasgu: 

— ¡Cuatrada!   ¡Vale!   ¡Ja,  ja,  ja! 

Continuaron  en  aquella  casa  las  diversiones  trasgue&' 
caSy  hasta  que  una  pobrCj^ncaMiídose  con  el  célebre  per- 
sonaje una  noche  en  la  tenada,  le  dijo: 

— Recoge  esto  del  suelo. 
Y  le  arrojó  a  la  cara  medio  copín  de  linaza;  desde 
entonces  acá  el  Trasgu  no  volvió  a  poner  los  pies  en  la 
vetusta  casona  de  San  Lorenzo  (1), 

2.— ¡Ux,  que  me  quemé! 

Vivía  en  Duyo?  joncejo  de  Caravia,  un  matrimonio 
sin  hijos.  En  las  noches  de  invierno,  después  de  tomar  la 
cena,  el  marido  se  iba  a  conce]mr  a  casa  de  un  vecino,  y 
mientras  tanto  su  mujer  amasaDa  una  torta  y  la  ponía  a 
cocer  en  el  llar.  Durante  la  cocedura  de  la  pasta  la  buena 
mujer  acurrucábase  sobre  un  r'iestru  y  comenzaba  a  hilar 
copos  de  lino. 

Cuando  la  torta  estaba  en  su  punto  de  cocción,  el 
Trasgu  bajaba  por  las  calami^eres,  cogía  la  torta  y  mar- 
chaba por  el  camino  que  había  traído,  diciendo : 

— i  Ja,  ja,  ja,  que  te  la  llevé! 

Y  esto  ocurría  una  y  otra  noche  sin  que  la  mujer  se 
atreviera  a  decirle  nada  al  bromista.  Pero  una  noche  se 
puso  de  acuerdo  con  su  marido  para  que  éste  se  quedara 


(1)     Esta   leyenda   es  conocida   en   todo  Asturias  con   ligeras  variantes. 

Otra  de  las  diversiones  del  Trasgu  era  ir  a  los  molinos  por  la  noche 
a  burlarse  de  las  personas  que  estaban  de  molinada. 

A  las  mozas  de  Parres — me  dijo  Benita  García,  anciana  de  74  años,  ve- 
cina de  Caxidi  Cangas  de  Onís — ,  cuando  estaban  por  la  noche  en  el 
molino  de  Sopereda,  se  les  presentaba  un  hombrín  muy  pequeñín,  vestido 
de  colorado,  bailaba  delante  de  ellas  y  se  marchaba  dando  jargayaJas. 


AURELIO  DE  LLANO  ROZA  DE  AMPUDIA  57 

hilando,  vestido  con  la  ropa  de  ella,  y  colocara  una  piedra 
en  el  llar  en  vez  de  la  torta. 

A  la  hora  acostumbrada  asomóse  el  Trasgu  a  la  ba- 
randa de  la  cuña  y  quedó  sorprendido  al  ver  que  la  hilan- 
dera tem'a  barba.  Sin  atreverse  a  entrar,  dijo,  ahuecando  la 
voz: 

— ¡Oye!  ¿Tienes  barbes  y  files? 

-¡Sí! 

— c Files  y  non  salives? 

—¡Sí! 

— c Quieres  que  coja  la  torta? 

— Cógela  si  quieres. 

Entonces  el  Trasgu  bajó  muy  contento,  pero  en  vez 
de  la  torta  cogió  la  piedra  ingrienta  y  soplando  las  manos 
subió  por  las  calamiyeres  diciendo : 

— ¡Ux,  que  me  quemé! 


58         DEL    FOLKLORE   ASTURIANO:    MITOS,    SUPERSTICIONES.    COSTUMBRES 


EL  DIABLO   BURLÓN 


Es  un  espíritu  que  se  complace  en  burlar  a  las  perso- 
nas, para  lo  cual  toma  la  forma  de  uno  cualquiera  de  los 
animales  domésticos  o  la  de  figura  humana  ( 1 ) . 

No  hace  bien  a  nadie  ni  tampoco  puede  causar  daños 
de  consideración.  Cuando  algún  campesino  va  al  oscurecer 
al  monte  a  buscar — por  ejemplo — un  cabrito  que  se  le 
extravió,  le  oye  berrear  encima  de  una  peña  o  tras  de  una 
mata,  se  acerca  a  ésta  y  el  animal  berrea  más  allá  y  así 
anda  dando  vueltas  de  un  lado  para  otro  hasta  que  se 
deja  coger  por  el  campesino.  Este,  creyendo  que  el  cabrito 
jes  el  suyo,  le  pone  atravesado  sobre  los  hombros  y  marcha 
con  él  para  casa.  Y  al  llegar  a  la  puerta,  el  cabrito  le  mea 
el  pescuezo,  sacude  las  patas  y  escapa  despidiéndose  así: 

— ¡Ja,  ja,  ja,  que  te  la  pegué! 

No  existe  concejo  donde  no  hayan  ocurrido  casos  como 
este  o  parecidos.  Y  hasta  se  citan  los  nombres  de  las  per- 
sonas que  fueron  burladas  por  este  espíritu  travieso. 


(1)  Nunca  se  presenta  en  forma  de  mujer.  El  7  de  Marzo  de  1921  me 
dijo  Andrea  Reguera,  de  42  años,  que  en  el  molino  de  Peyuya,  concejo 
de  Onís,  cantaba  una  joven  por  la  noche,  y  que  cuando  iban  a  ver  quiéa 
cantaba  no  encontraban  allí  a  nadie;  pero  una  vez  fueron  allá  sin  meter 
ruido,  miraron  por  debajo  de  la  puerta,  y  vieron  junto  al  banzal  una  moza 
que  tenía  los  pies  de  cabra.  "Era  el  Diañu  burlón". 

Y  en  este  concejo  de  Onís  oí  que  una  vez  se  presentó  en  una  romería 
una  moza  forastera,  la  cual  bailaba  mejor  que  todas  las  de  aquellos  pueblos. 
Pero  al  dar  una  vuelta  al  final  de  una  mudan7a,  se  le  levantó  un  poco  la 
•aya  y  la  gente  vio  que  tenía  los  pies  de  cabra.  "Era  el  Diañu  burlón". 

En  mis  investigaciones,  en  el  resto  de  Asturias,  no  encontré  datos  refe- 
rentes a  que  el  Diablo  burlón  o  el  Diañu  burlón — que  también  le  dan  este 
nombre   en   algunos   concejos — tomara   la   figura   de   una   mujer. 

Esto  habría  dado  lugar  a  fantásticas  leyenda  y  no  existe  ninguna.  Loa 
do«  caiot  de  Onís  quizá  procedan  de  lecturas. 


AURELIO   DE    LLANO   ROZA   DE   AMPUPIA  59 

Cuando  aparece  en  forma  de  caballo  o  turro,  suceden 
escenas  cómicas  entre  él  v  los  que  le  montan. 

A  veces  quita  la  f^a  a  los  mozos,  y  en  la  época  en  que 
gastaban  calzón,  les  quitaba  los  cenogiles. 

Y  cuando  algún  aldeano  va  de  noche  a  algún  sitio, 
suele  encontrarse  con  un  forastero  que  lleva  su  mismo 
camino.  Los  dos  entablan  conversación,  pero  el  campesino 
observa  que  su  compañero  crece  y  mengua  de  una  manera 
notable.  Y  cuando  le  parece  bien  pone  un  pie  en  cada  talud 
o  pared  del  camino  y  le  dice  al  aldeano: 

— Pasa. 

Excusado  es  decir  que  al  aldeano  que  pasa  por  entre 
sus  piernas  le  hace  una  travesura  de  mal  gusto. 

El  Diablo  burlón  no  induce  a  los  hombres  al  pecado, 
no  piensa  más  que  en  chasqorearlos.  Y  cuando  oye  pronun- 
ciar el  nombre  de  Dios  se  atemoriza.  En  el  Occidente, 
para  espantarle,  le  dicen  así : 

— Jesús,   María  y  José, 
si  eres  el  diablu 
de  tí  reniego; 
mal  añu  pa  tí, 
doite  m...  de  gatu  negru, 
la  cruz  te  fago 
veite  pa  las  peñas  de  Fontoira.  (1) 


y  en  el  Oriente : 


— Jesús,  María  y  José, 
si  eres  el  diablu, 
de  tí  reniego; 
m...  de  gatu  pal  diablu, 
vete  pa  la  Peña.  (2) 


(1)  Recogida    en    Pola    de    Allande    el    6    de    Noviembre    de    1921.    La» 
Peñas  de  Fontoira  están  cerca  de  este  concejo. 

(2)  Recogido    en    Caravia.    La    Peña    está    en    la    falta    septentrional    del 
puerto  Sueve. 


60         DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:    MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 


LEYENDAS   DEL   DIABLO    BURLÓN 


!♦— Avarico  y  Carmela. 

Vivía  en  Caravia  un  tal  Avarico.  Y  una  noche,  estan- 
do en  la  cama,  oyó  que  llamaban  fuertemente  a  la  puerta 
de  su  casa. 

— Levántate,  Carmela — dijo  Avarico  a  su  mujer — ,  y 
pregunta  qué  se  i  ofrez  a  esi  que  golpea  a  la  puerta  tan 
reciamente. 

Carmela  abrió  la  puerta  y  se  encontró  con  un  caba- 
llero montado  en  un  hermoso  caballo. 

— Deseo — dijo  el  caballero — que  venga  su  marido  con- 
migo hasta  ponerme  en  el  camino  real;  hace  media  hora 
que  ando  dando  vueltas  por  el  pueblo  y  no  acierto  a  salir 
de  él. 

— Iré  yo,  señor — contestó  Carmela — porque  mi  mari- 
do está  algo  delicado  y  puede  hacerle  daño  el  frío. 

Echaron  a  andar  calle  adelante,  y  al  desembocar  en 
el  camino  real,  el  caballero  ordenó  a  Carmela  que  se 
retirase. 

— ¡Vaya  usted  con  Dios! — dijo  la  mujer. 

El  caballero,  al  oir  el  nombre  de  Dios,  desapareció 
como  por  arte  de  encantamiento,  y  al  mismo  tiempo,  la 
mujer  recibió  la  impresión  de  que  caían  todas  las  ramas 
de  los  castaños. 

Carmela  llegó  a  casa  muy  asustada  y  el  marido  le  pre- 
guntó si  le  había  dado  propina  el  caballero. 

— Propina  no  me  dio,  pero  llevántate,  que  cayó  mediu 


AURELIO  DE   LLANO  ROZA  DE  AMPUDIA  61 

castañeu  y  antes  de  que  se  den  cuenta  de  ello  los  vecinos 
vamos  a  coger  un  pocu  de  llena. 

Avarico  y  Carmela  fueron  al  castañar  y  vieron  sorpren- 
didos que  de  los  castaños  no  había  caído  ni  una  sola 
rama  ( 1 )  . 

2.—  Atraca  aquí. 

Una  noche  un  pescador  de  la  Arena,  después  de  pasar 
la  barra  con  bastante  dificultad,  subía  por  el  Nalón  y  oyó 
una  voz  conocida  que  le  llamaba  desde  la  fuente  Laes- 
pilonga:  o^yj^ 

— ¡Bernardo!  Atraca  aquí. 

Acercóse  el  pescador  a  la  orilla  del  río  y  no  vio  a 
nadie,  pero  oyó  que  le  decían  desde  más  arriba: 

— ¡Atraca  aquí,  Bernardo! 

Este  remó  con  fuerza  y  llegó  al  sitio  adonde  le  pareció 
que  le  habían  mandado  atracar  y  tampoco  vio  a  nadie. 

— ¿Quién  me  llama? 

— ¡Atraca  aquí,  hombre! — oyó  decir  al  otro  lado  del 


no. 


Y  el  marinero  contestó; 


— Jesús,   María  y  José 
si  eres  el  diablu 
de  ti  reniego 
la  cruz  te  fago... 


(I)  Algunas  noche»  lo»  pescadores  del  concejo  de  Luarca,  cuando  estaban 
entre  las  peñas  pescando  barbadas,  han  recibido  la  impresión  de  que  se 
derrumbaba  el  cantil  sobro  las  olas,  y  en  medio  del  ruido  que  producía  el 
derrumbamiento,  oían  las  carcajadas  del  Diablo  burlón. 


62         DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:    MITOS,    SUPERSTICIONES.    COSTUMERES 

3.  -Ya  pagaste  las  maquilas. 

Una  mujer  de  Bada,  concejo  de  Parres,  por  no  pagar 
la  maílla  iba  de  noche  al  molino  de  Sopereda  a  moler 
su  maíz  sin  que  lo  supiera  el  molinero. 

Una  noche,  al  acabar  de  moler  el  grano,  se  presentó 
un  perro  negro  en  el  molino,  metióse  en  el  hanzal  y  no 
la  dejaba  recoger  la  harina. 

La  mujer  pudo  echar  el  perro  fuera,  recogió  el  pro- 
ducto de  la  molienda  en  un  cesto  y  en  un  follicu,  y  mar- 
chó con  ello  para  su  casa. 

Cuando  iba  por  un  prado  el  perro  se  acercó  a  ella 
y  para  que  no  la  mordiera  le  dio  un  puñado  de  harina. 
Y  como  todavía  trataba  de  calcai  los  dientes  le  dio  otro 
puñado,  otro  y  otro,  hasta  que  acabó  la  que  llevaba  en 
el  cesto. 

Después  echó  mano  de  la  que  llevaba  en  el  follicu 
y  poco  a  poco  se  lo  dio  todo  al  perro.  Este  se  puso  de- 
lante de  la  mujer,  soltó  una  carcajada  y  le  dijo: 

— Ya  pagaste  las  maquilas  que  debías  al  molinero. 

4.— iCuctimcál 

Tres  mozas  del  concejo  de  Allande,  fueron  una  noche 
al  molino  a  moler  mciíz.  Y  como  la  operación  duraba  has- 
ta el  día  siguiente  por  la  mañana,  se  acostaron  cerca  del 
banzal  y  escuchando  el  ruido  de  los  molinos  quedáronse 
doi  midas. 

Al  amanecer,  cuando  ya  los  paxarinos  cantaban  a 
la  orilla  del  río,  las  mozas  oyeron  llorar  a  los  pies  de 
ellas  un  niño  recién  nacido. 

Una  de  las  mozas  sentóse  encima  de  un  follicu  y  al 
mismo  tiempo  que  se  restregaba  los  ojos  preguntó: 


AURELIO   DE    LLANO    ROZA   DE   AMPUDIA  63 

— ¿Cuál  de  vos  pariu  esti  nenu? 

— Serías  tú  que  fuiste  la  primera  que  le  oíste  tchorar. 

— Serías   tú. 

—O  tú. 

— O  ésta. 

Y  las  tres  armaron  gran  riña  sobre  cuál  de  ellas  era 
era  la  madre  del  niño.  Por  fin,  una  de  las  mozas,  compa- 
decida del  recién  nacido  que  lloraba  y  espernexaba  furio- 
samente, le  cogió  y  dijo: 

— Mientras  parece  la  madre,  fágome  yo  cargo  del 
nenu. 

— ¡Ah! — dijeron  sus  compañeras. 

Cuando  la  moza  llegó  a  su  casa  encendió  un  buen 
fuego,  calentó  agua  y  con  ella  lavó  al  rapaz.  Después  le 
secó  cuidadosamente  y  llenándole  de  caricias  le  puso  pa- 
ñales limpios  y  le  envolvió  en  una  manta. 

— ¡Probín! — le  decía  la  moza — catcha  que  te  vou  a 
preparar  tchechina  caliente,  y  mientras  tanto  voy  a  pone- 
ti  aquí  xuntu  al  fuego.  Así,  ¡ajajá! 

Cuando  la  moza  estaba  cogiendo  un  cazo  para  ca- 
lentar la  leche,  el  nenu  subió  por  la  garma])eira  hasta  el 
guindaste  y  desde  allí  dijo: 

— ¡Cucurucú! 
amantásteme 
calentásteme 
y  secásteme  el  cu.  (1) 


(I)      Variante: 

Unas  cuantas  mozas  de  Cué,  concejo  de  Llanes,  estaban  una  noche  hilando 
en  una  casa,  y  de  pronto  oyeron  llorar  un  niño  en  la  calle.  Salieron  a  la 
puerta,  y  entre  la  nieve  vieron  que  estaba  un  recién   nacido  desnudo. 

Le  cogieron  y  le  calentaron.  Y  cuando  iban  a  preparar  un  biberón,  se  le» 
escapó  por  las  calamiyeres  diciendo: 

—  ¡Ijujú! 

Que    las    mozas    de    Cué 

calentáronme  el  cú. 


64         DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:     MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 


5«— ija,  ja,  ja,  qne  comí  sopesl 

Una  vez,  una  vieyina  del  concejo  de  Teverga,  fué 
al  monte  a  buscar  un  cabritín  que  se  le  había  extraviado 
y  le  encontró  detrás  de  uaa  peña  temblando  de  frío.  Le 
cogió  y  le  llevó  para  casa  envuelto  en  el  raanail. 

La  vieja,  ¡Jesús,  señor,  probina!  encendió  el  fue- 
go, hizo  sopas  de  borona  para  ella  cenar  y  las  que  so- 
braron se  las  dio  al  cabritín  en  una  escudilla. 

Después  fué  a  acostarse  a  la  cama.  Ja  cual  estaba 
junto  al  llar.  Y  el  cabritín  quedó  rumianao  junto  al  fue- 
go y  mirando  fijamente  cómo  se  desvestía  la  vieja.  Esta 
metióse  en  la  cama  y  santiguóse. 

El  cabritín,  al  verla  hacer  la  señal  de  la  cruz,  dio 
un  estornudo  muy  fuerte  se  puso  de  pie  y  dijo: 

—  ¡Ja,  ja,  ja,  que  comí  sopes! 
¡Ja,  ja,  ja,  que  les  comí! 
Ja,  ja,  ja,  que  te  vi  el  cu! 
Ja,  ja,  ja,  que  te  lu  vi! 


y  salió  por  donde  el  humo. 


6.—  Turnlnrú. 


Juan  García,  vecino  de  Saliencia,  concejo  de  Somiedo, 
iba  una  noche  a  regar  un  prado  que  tenía  en  Turria,  al 
final  de  la  tefade  Valbarán. 

El  prado  está  lejos  de  Saliencia,  y  García  se  encon- 
traba rendido  de  cansancio  porque  había  estado  todo  el 
día  trabajando  en  la  braña. 

Sentóse  a  descansar  un  momento,  y  mirando  a  su  re- 
dedor dijo: 


AURELIO  DE   LLANO   ROZA   DE   AMPUDIA  65 

— ¿No  habrá  por  aquí  un  diablu  de  un  burru  que 
me  lleve  hasta  Turria? 

Echó  a  andar,  y  al  poco  tiempo  encontró  un  burro 
a  la  orilla  del  camino.  Montó  sobre  él,  y  a  medida  que 
se  iba  acercando  al  prado,  el  burro  crecía  y  adelgazaba. 
Y  tanto  adelgazó,  que  su  espinazo  casi  cortaba  como 
una  navaja;  el  ginete  sufría  horriblemente. 

El  burro,  en  vez  de  seguir  el  camino  de  Turria,  se 
acercaba  al  río  con  la  intención  de  tirar  allá  a  García,  el 
cual  le  daba  palos  y  más  palos  en  las  orejas,  y  como  el 
animal  no  hacía  caso  de  aquellas  caricias,  dijo  García  en 
voz  alta: 

— ¡Jesús!,  ¿qué  clase  de  burru  será  esti? 

El  burro,  al  oir  el  nombre  de  Jesús,  dio  un  estirón, 
lanzó  un  par  de  coces  al  aire,  tiró  a  García  por  encima 
de  las  orejas  y  al  mismo  tiempo  le  dijo  riéndose  a  car- 
cajadas : 

— Turu  lurulú ! . . . 
bueno  te  he  dejado  el  cu... 

a  lo  cual  contestó  Juan... 

— Turu  lurubeichas 
buenas  van  as  tuas  oreichas.  (I) 


(I)     Variante»: 
En  Villanueva  de  Teverga,  el   burro,  después  de  tirar  al  mozo  en  un  re- 
guero   le    dijo: 

— Ja,  ja,  ja,  que  te  llevo  la   faja 
ja,  ja,  ja,  que  mírala  aquí. 

y  el  mozo  contestó 

— Ja,  ja,  ja,  que  te  di  buenos  palo*, 
ja,  ja,  ja,  qué  de  palos  te  di. 


En  Belmonte  tiró  al  que  lo  montaba  en  una  lldmtferga  y  le  dijo  en  medio 
de   grandes   risas: 


66         DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:    MITOS,    SUPERSTICIONES.    COSTUMBRES 


LA   GUE5TIA 


Sobre  el  origen  delmito  de  la  Cüestia  han  dado  su 
opinión  varias  autoridades  en  esta  materia. 

Menéndez  Pelayo  dice  que  la  Güestia  es  de  origen 
céltico. 

Y  R.  Menéndez  Pidal  y  Carolina  Michaélis  trata- 
ron este  asunto  en  la  Revue  Hispanique,  VII,  1900,  pági- 
nas 5  y  1 0,  respectivamente. 

La  mala  güesie — después  se  dijo  estantigua — fué  una 
creencia  común  a  toda  España  desde  los  más  remotos 
tiempos.  Se  le  menciona  ya  en  el  poema  de  Fernán  Gon- 
zález, escrito  en  el  siglo  XIII. 

Significaba  primitivamente  un  ejército  o  procesión  de 
demonios.  En  Berceo  la  hueste  antigua  está  formada  PPi*j^ 
Satanás  y  su  séquito  de  gentes  diabólicas  que  traen  cí^ 
rios  en  la  mano.  Después  pasó  a  significar  procesión  de 
almas  en  pena. 


—  ¡Ay  que  te  ergañéi 

y  bien   que   te   enllamuerguéi. 
— Engañar    engañéstime 
pero  a  caballu   traxéstime. 

Y    en  Villademar  de  Cudillero,   fué   una  moza   la   que   montó   al  burro,  y 
éste,  moviendo  blandamente  los  pies  al  caminar,  comenzó  a  decir: 

—  lAy!    que  a   la   linda 
la  llevo  a  recachas 
¡ay!    que  a  recachas 
yo  llevo  a  la  linda. 


AURELIO  DE   LLANO  ROZA  DE  AMPUDIA €1^ 

En  esto  se  hallan  conformes  los  dos  autores  citados. 
Discrepan  empero  en  que  el  Sr.  Menéndez  Pidal  cree 
que  el  mito  tiene  un  origen  cristiano  partiendo  de  la  ex- 
presión bíblica  hoüh  antiquus,  aplicada  al  demonio,  "el 
enemigo  antiguo  del  humanal  linaje";  mientras  que  la 
señora  Michaélis  le  supone  origen  germánico,  comparan- 
do la  superstición  española  con  la  mesnée  de  Helleguin 
o  der  alte  Haufen,  alusión  al  viejo  dios  germánico  de 
las  batallas  montado  a  caballo  y  conduciendo  las  almas 
de  los  guerreros  finados. 

Conviene  examinar  la  suposición  de  la  señora  Mi- 
chaélis : 

El  dios  principal  de  los  germanos  llegó  a  tener  hasta 
200  nombres  que  condensaban  su  potentísimo  ser.  Este 
dios,  apellidado  Votan,  sobre  su  caballo  "Sleipnir"  (1), 
galopaba  por  entre  las  nubes  con  la  velocidad  del  viento 
huracanado,  y  cuando  en  las  batallas  decidía  el  comba- 
te, en  el  aire  que  le  llevaba  aumentaba  el  ejército  de  las 
almas  de  los  muertos,  las  cuales  pasaban  al  reino  de  Vo- 
tan en  forma  de  viento. 

Por  eso,  cuando  éste  en  el  mes  de  Noviembre  sopla 
con  fuerza,  silba  y  azota  las  ventanas,  dicen  los  cam- 
pesinos alemanes  que  es  el  ejército  de  Votan  (2) . 

Si  las  almas  conducidas  por  el  dios  germánico  son 
viento,  parece  que  el  mito  no  tiene  comparación — dicho 
sea  con  toda  clase  de  consideraciones  y  respetos  para  la 
«eñora  Michaélis — con  la  Güestia,  la  cual  se  componía 
de  seres  visibles  que  andaban  por  la  tierra  con  cirios 
encendidos. 


(1)  Algunos  autores  dicen  que  el  nombre  del  caballo  de  Votan  se  ha 
perdido.  Otros  dicen  que  se  llama  "Sleipnir". 

(2)  V.  Cermanische  Mytologie,  Julins  Von  Negelein.  Leipzig  und  Berlin, 
1919,  pág.  53  y  sig.  y  Germanische  Religionsgefchichte  und  M/thologi^ 
Von  Prof,  Dr.  Eugen  Mogt,  Berlin  und  Leipzig,   1921. 


68         DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:     MITOS.    SUPERSTICIONES.    COSTUMBRES 

"La  güestia  que  vien  del  otro  mundo 
y  sal  de  los  llámales  del  profundo".  (1) 

se  reunía  en  los  cementerios  para  ir  en  procesión  a  visitar 
las  personas  que  están  próximas  a  morir  (2) . 

Pero  después,  en  época  desconocida  y  quizá  no  muy 
lejana,  la  Güestia  pasó  del  mito  a  la  realidad  en  forma 
explotable. 

Al  final  de  la  primera  mitad  del  siglo  pasado,  to- 
davía andaba  de  noche  por  las  heredades  y  caminos, 
vestida  de  blanco,  con  velas  encenáidas,  tocando  una 
campanilla  y  mascullando  rezos  y  cantos  fúnebres;  gol- 
peaba a  las  personas  que  encontraba  a  su  paso  y  les  decía 
al  mismo  tiempo  que  les  daba  un  palo  o  una  bofetada: 

— ¡Andar  de  día 
que  la  noche  es   mía! 

Otras  veces,  al  atravesar  las  huertas,  iba  diciendo  con 
voz  jdolorida : 

— ¡Cuando  nos  éramos  vivos 
andábamos  a  estos  figos, 
y  ahora  que  somos  muertos 
andamos  por  estas  huertos! 
¡  Andar,  andar 
hasta  el  tueru  de  la  figar!   (3) 

Los  campesinos,  cuando  se  encontraban  con  esta  es- 
pecie de  Güestia,  si  tenían  tiempo  para  ello,  trazaban  en 
el  suelo  un  cercu  y  se  metían  dentro  de  él.  Este  círculo,  al 
cual  podemos  llamar  asilo,  era  respetado  por  la  Güestia. 


(1)  D.  Antonio  González  Herrera,  poeta  del   siglo  XVIII.  Colección  de 
poesías  en   dialecto  aziuriano,   impresas  en    1839  por  D.   Benito   González. 

(2)  A  la  Güestia  en  algunos  pueblos  la  llaman  la  Buena  gen/e,  la  Sania 
compaña  o  la  Ronda  de  ánimas.  En  Cudillero  la  llaman  la  Guáipida. 

(3)  Elatos    verso»    los    recogí    en    Caravia,    pero    ton    conocidos    en    todo 
Asturias 


69 


Y  en  algunos  concejos  de  Oriente,  entre  ellos  el  de  San 
Juan  de  Ponga,  además  del  cercu,  era  asilo  seguro  el 
agarrarse  a  una  nación  macho. 

Me  han  contado  ahora  en  las  aldeas — y  yo  lo  oí  en 
la  mía  siendo  niño — que  en  algunos  pueblos  había  ve- 
cinos que  tenían  que  "andar  a  la  fuerza  con  la  Güestia." 
¿Fué  ésta  en  los  últimos  tiempos  una  asociación  de  per- 
sonas juramentadas  y  dirigidas  por  fanáticos? 

La  tradición  afirma  que  la  Güestia  desapareció 
cuando  por  medio  de  las  limosnas  aumentaron  los  oficios 
por  las  ánimas,  para  lo  cual  se  organizó  en  cada  parro^ 
quia  una  especie  de  procesión  que,  en  noche  determinada, 
con  faroles  encendidos,  tocando  una  campanilla  y  entonan- 
do cantos  fúnebres,  va  de.  casa  en  casa  pidiendo  dichas 
limosnas.  yjtr.u  ,?,. 

En  la  actualidad  todavía  funcionan 'algunas  de  estas 
procesiones,  según  se  verá  más  adelante. 

Y  en  las  leyendas  que  publico  aquí  se  ve  la  trans- 
formación que  ha  sufrido  la  Güestia.  Las  dos  primeras 
pertenecen  a  una  época  lejana,  en  la  cual  el  mito  vivía 
en  toda  su  pureza. 


70         DEL    FOUCLORE    ASTURIANO:    MITOS.    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 


LEYENDA5   DE   LA   GUE5TIA 


1.— Que  pasan  las  ánimas. 

Había  en  un  pueblo  un  vecino  que  veía  a  las  ánimas 
salir  del  cementerio  en  procesión  y  entrar  en  la  casa  donde 
había  una  persona  enferma.  Esto  era  señal  de  que  aque- 
lla persona  se  moriría  pronto. 

Una  noche  iba  el  vecino  por  un  prado  con  su  mujer 
y  vio  venir  en  dirección  a  ellos  la  procesión  de  ánimas 
dirigida  por  una  mandona.  Esta,  al  pasar  por  junto  al 
matrimonio,  sopló  y  tiró  a  la  mujer  al  suelo.  La  cual  dijo: 

— ¡Jesús,  caí! 

Y  el  marido  le  replicó*      <^^^ 

— ¿No  te  dije  que  i^iáras,  que  pasaban  las  ánimas 
en  procesión  para  casa  de  fulano  que  está  enfermo? 

Este  vecino  tenía  la  facultad  de  ver  las  ánimas  porque 
había  sido  bautizado  con  óleos  de  muerto.  Y  para  que 
se  le  quitara  esta  facultad,  le  dijo  el  cura  que  tenía  que 
bautizarse  con  agua  viva. 

2.— Que  va  a  pasar  la  Gñestia. 

En  Santo  Adriano  de  Riosa  vivía  un  hombre  bastan- 
te bien  acomodado.  Y  sucedió  que,  una  vez,  iba  camino 
de  Panderraiz  hablando  con  su  criado  y  de  pronto  le 
dijo: 

— Apártate,  que  va  a  pasar  la  Güestia. 


AURELIO  DE   LLANO   ROZA  DE  AMPUDIA 71 

— ¿Que  va  a  pasar,  si  yo  no  la  veo? 

— Claro,  tú  no  la  ves  porque  no  puedes.  ¿Quieres 
verla? 

— Si  no  me  hace  nada,  sí. 

— Apoya  tu  barba  en  mi  hombro. 

El  criado  apoyó  la  barba  en  el  hombro  de  su  amo 
y  vio  desfilar  una  gran  procesión  de  ánimas  (1). 

3.— Luces  sobre  el  agua  del  mar. 

Antiguamente  los  pescadores  de  Cudillero  no  salían 
a  la  mar  la  noche  de  todos  los  Santos  ni  la  del  día  de 
la  Encarnación. 

Pero  una  vez,  la  noche  de  todos  los  Santos,  salieron 
dos  lanchas  a  la  pesca  y  al  pasar  frente  a  la  concHa  de 
Artedo,  vieron  que,  sobre  el  agua,  casi  a  orilla  de  tie- 
rra, ardían  muchas  luces. 

Los  marineros  enfilaron  las  proas  de  sus  lanchas  ha- 
cia aquellas  luminarias  y  rema  que  rema,  porque  allí 
las  olas  rompían  con  mucha  fuerza,  llegaron  allá  y  vie- 
ron llenos  de  miedo,  que  las  luces  eran  producidas  por 
huesos  que  había  puesto  allí  la  Güestia. 

4.—  La  engañó  la  luna. 

A  una  mujer  de  Bresnau,  concejo  de  Cangas  de  Onís, 
la  engañó  la  luna,  pues  creyendo  que  era  de  día  se  le- 
vantó de  la  cama  y  dijo  para  sí: 

— Esta  noche  sopló  el  vientu  muy  fuerte  y  debió  de 


(I)  "Los  campesino»  de  los  Abruzos  deseosos  de  presenciar  la  procesión 
de  los  muertos  que  salen  del  cementerio  para  visitar  las  iglesias,  debían  co- 
locarse bajo  la  pila,  apoyando  la  barba  en  un  horcado  de  dos  dientes,  j 
CD  la  mano  un  gato."  Sebillot,   Obra  citada,   pág.   394. 


72  DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:    MITOS,    SUPERáTlCIÓNES,    COSTUMBRES 

tirarme  munches  castañas;  voy  a  recogerles  antes  que  me 
les  coman  los  cerdos  de  los  vecinos. 

Se  dirigió  al  castañar  y  como  tardaba  en  eimémecer 
sentóse  encima  de  una  piedra  a  la  puerta  de  una  cabana. 

En  esto  apareció  por  allí  una  procesión  de  hombres, 
los  cuales,  a  pesar  de  la  claridad  de  la  luna,  llevaban  ve- 
las encendidas.  Fueron  pasando  por  delante  de  la  mu- 
jer sin  decir  nada,  hasta  que  pasó  un  cojo  que  iba  el  úl- 
timo y  dijo: 

— ¡Vaya!  a  ésta  la  engañó  la  luna  como  a  nosotros, 
que  ya  Vamos  de  retirada. 

5,— Allí  viene  el  viático. 

Una  costurera  de  la  parroquia  de  Libardón,  conce- 
jo de  Colunga  iba  todos  los  días  a  coser  al  Eslabayo.  Y 
cuando  regresaba,  al  oscurecer,  su  amo  la  acompañaba 
hasta  cierto  sitio  y  desde  allí  daba  la  vuelta.  ^^[^^^  U*u'' 

Una  noche,  la  costurera,  vio  que  por  la  eria  y  en 
dirección  a  ella  avanzaban  muchas  luces. 

— ^Allí  viene  el  viático — dijo  la  costurera — voy  a  co- 
rrer para  abrirle  la  portilla  y  arrodillarme  detrás  de  ella 
mientras  pasa. 

Según  lo  pensó  lo  hizo,  pero  su  asombro  fué  grande 
cuando  vio  que  no  conocía  a  ninguna  de  las  personas  que 
formaban  la  procesión,  ni  entendió  una  palabra  de  lo  que 
iban  rezando.  Una  de  ellas  al  pasar  le  dio  una  vela  en- 
cendida y  le  quedó  otra  en  la  mano  a  pesar  de  no  traer 
más  que  una. 

Pasó  la  procesión  y  la  costurera,  vio  que  lo  que  le 
habían  dado  era  un  hueso  y  no  una  vela.  Esto  le  produ- 
jo tanto  miedo,  que  enfermó  y  murió  al  poco  tiempo  (1). 


(I)     Esta  leyenda  e*   general   en   Asturias,  con  pequeñas  variantes.   Fueron 


AURELIO  DE  LLANO  ROZA  DE  AMPUDIA  73 


6.— Allí  sale  la  Gñestíá. 

Entraban  todas  las  noches  los  jabalíes  a  comer  maíz 
en  una  finca  llamada  el  Caballón  de  Repelau,  sita  en 
el  monte  frente  a  Covadonga. 

Su  dueña,  María  Puente  Grande,  vecina  de  Lleri- 
ces,  determinó  ir  una  noche  a  la  finca  en  compañía  de 
unos  rapaces  a  encender  fogatas  para  ahuyentar  los  ja- 
balíes. 

Y  cuando  las  estaban  encendiendo  vieron  salir  por 
detrás  luces,  y  dijo  uno  de  los  rapaces: 

— ¡Allí  sale  la  Güestia! 

Se  dirigió  hacia  la  Riera  y  por  el  camino  encontró  a 
dos  vecinos  de  Llerices.  Uno  de  ellos  logró  escapar,  pero 
su  compañero  fué  golpeado  por  la  Güestia  con  sacos  que 
contenían  arena,  por  lo  cual  murió  a  los  pocos  días. 

7. — Andar  de  día. 


en  Teverga,  y  al  llegar  al  pico  de  la  Campa  encontróse 
con  la  Güestia.  Y  conforme  iban  pasando,  cada  uno  de 
los  que  la  formaban  le  decía  al  mismo  tiempo  que  le  da- 
ba una  bofetada: 

Andar  de  día 
que  la  noche  es  mía,  (1) 


muchas  las  personas  que  al  oir  la  campanilla  de  la  Güestia  creyeron  que  era 
el  viático  y  se  unieron  a  la  procesión;  uno  cualquiera  de  los  que  la  for- 
maban, entregaba  a  la  persona  que  se  les  unía  un  hueso  encendido. 

(I)  Los  vecinos  de  Brañagallinero,  cuando  iban  a  vender  leña  a  Cu- 
dillero,  solían  encontrarse  con  la  Güestia,  la  cual  corría  detrás  de  ellos 
dándole*  palos  y   diciéndoles: 


74         DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:    MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 

Unos,  llevaban  árboles;  otros,  portillas;  otros,  mojo- 
nes. El  último  que  pasó  cogió  al  hombre  por  un  brazo 
le  apartó  a  un  lado  y  le  dijo: 

— Has  de  vivir  bien;  yo  soy  tu  padrino;  vamos  a  res- 
tituir los  árboles  y  las  portillas  que  hemos  robado;  y  los 
que  fueron  metiendo  poco  a  poco  los  mojones  de  sus  fin- 
cas por  las  tierras  colindantes,  van  a  colocarlos  a  su  ver- 
dadero sitio.  ¡Ea!  Me  voy;  por  haberme  detenido  con- 
tigo, hasta  mañana  a  estas  horas  no  alcanzo  a  los  otros  ( 1 ) . 

8.— ¿Es  esto  la  Guestia? 

Una  noche  iba  un  mozo  de  Teverga  a  cortejar  y  en 
la  Llamosa  se  encontró  con  la  Güestia,  la  cual  iba  de 
Monticiello  para  la  parroquia  de  Riello. 

El  mozo  era  valiente,  pero  como  se  trataba  de  la 
Güestia  había  que  dejar  el  valor  para  mejor  ocasión.  Así 
es  que,  con  algún  miedo  en  el  cuerpo,  se  escondió  en  el 
tronco  hueco  de  un  castaño.  Y  por  una  resquiebra  se  dis- 
puso a  ver  el  desfile  de  las  áiymas. 

Acercó  un  ojo  a  la  hfflidídura  del  tronco  y  dijo  Heno 
de  asombro: 


— Andar  de  día, 
que   la   noche   es   mía. 

Y  estos  brañero»,  cuando  cargaban  p>or  la  noche  en  el  carro  la  leña  que 
habían  bajado  del  monte,  al  hombro,  hasta  la  iglesia  de  San  Martín  de 
Luiña,  trazaban  en  el  suelo  un  cercu  alrededor  del  carro  y  de  la  leña, 
porque  dentro   del  cercu  no  podía  entrar   la  Güestia. 

(1)  Una  niña  iba  a  llevar  la  cena  a  su  padre  que  era  pescador,  y  al  pasar 
por  junto  a  la  puerta  judiciaria  de  la  iglesia  de  Cudillero,  vio  salir  muchas 
ánimas  con  luces,  y  una  de  ellas  le  dio  un  empujón.  Y  dijo  otra  ánima 
que  iba  detrás: 

— No  la  empujes,  que  es  mi  ahijada. 

Y  un  vecino  de  Brañabusfrío,  de  Cudillero,  se  encontró  una  noche  con  la 
Güestia,  y  uno  de  los  que  iban  en  ella  le  dijo: 

— Procura  no  encontrarte  otra  vez  con  nosotros;  hoy  salvas  porque  yo  soy 
tu  padrino. 


AURELIO   DE    LLANO   ROZA   DE   AMPUPtA 75 

— ¡Calla!  Aquel  que  va  delante  cantando  ye  el  ca- 
pellán de  la  Plaza;  aquel  que  toca  la  campanilla  ye  un 
vecinu  de  San  Salvador;  aquellos  del  sabañón  blancu  son 
de  Carrea;  y  aquellos...  ¡Ay!  Pero,  ¿es  ésta  la  Güestia 
que  tantu  atemoriza  a  los  vecinos?  fü^^juí/^ 

Salió  el  mozo  de  su  escondite,  arrancó  un  bárgano 
de  una  seve  y  deshizo  la  procesión  a  barganazos. 


76         DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:    MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 


LA5   BRUJA5 


En  Asturias  se  dice  "que  no  hay  campana  sin  Bruja'. 
Lo  cual  significa  que,  cuando  menos,  habrá  una  en  cada 
parroquia  (1) . 

Las  brujas  de  Oriente  se  reúnen  en  Peñamellera  al 
cobijo  de  mi  encina  solitaria  y  después  de  bailar  al  son 
de  una  cnma  en  presencia  del  diablo  y  de  celebrar  abomi- 
nables misterios  en  aquel  conventículo  preparatorio,  ca- 
balgan sobre  las  escobas  y  con  su  jefe^a  la  cabeza,  en  fi- 
gura de  macho  cabrío,  se  dirigen  al  aquelan^^  de  Sevilla. 

Dice  una  canción  popular: 

Ayer  vi  una  bruja 
en   Peñamellera, 
que  toca  una  chifla 
y  el  diablu  la  lleva. 

Las  de  Occidente  se  reúnen  en  la  Veiga  del  Palo  la 
noche  del  30  de  Abril  al  1.'  de  Mayo  a  celebrar  una 
gran  fiesta. 

Para  poder  viajar  por  el  aire  se  coloca  la  bruja  en- 
cima del  llar  y  después  de  desnudarse  toda,  se  da  una 
untura  de  pies  a  cabeza  con  un  ungüento  sacado  de  Uüa 
escudilla  que  guarda  en  la  fornica  debajo  de  una  balaMEr!^^ 

Después  de  darse  la  untura  dice  esta  fórmula: 

(1)     Dicen  que  »i   el   sacerdote   deja    el   misal   abierto  al   terminar  la  mita, 
no  pueden  «alir  las  brujas  que  haya  en  la  iglesia. 


AURELIO  DE  LLANO  ROZA  DE  AMPUDIA 77 

— Por  encima  de  ríos, 
por  encima  de  escayos, 
por  encima  de  montes 
con  todos  los  diablos.  (1) 

y  sale  por  la  chimenea. 
Las  de  Occidente  dicen: 

— Por  encima  de  artos, 
por  encima  de  carbayos 
a  la  Veiga  del  Palo 
con  todos  los  diablos.  (2) 

Cuentan  que  una  vez,  la  vecina  de  una  bruja  entró 
en  curiosidad  por  conocer  las  artes  empleadas  por  ésta 
para  ir  al  aquelarre.  Por  un  agujero  consiguió  verla  dar- 
se la  untura  y  oír  una  parte  de  las  palabras  mágicas.  Y 
creyendo  que  las  había  aprendido  entró  en  casa  de  la 
bruja,  se  dio  la  untura  y  en  vez  de  decir  por  encima,  dijo: 

— Por  debajo  de  ríos,  de  escayos  y  de  montes  con  to- 
dos los  diablos. 

Y  salió  de  cabeza  metiéndose  después  por  los  mato- 
rrales. 

Cuando  regresó,  al  amanecer,  trzaa  el  cuerpo  echando 
sangre  y  lleno  de  espinas  (3) . 


(1)  Eifa  fórmula  la  recogí  en  Caravia. 

(2)  Recogida  en  Pola  de  Allande  el   7  de  Noviembre  de    1921. 

(3)  Recuerda  e»ta  curiosidad  la  de  Lucio  o  el  Asno  de  Oro,  que  por 
imitar  a  Pánñla,  ayudado  por  la  bella  Andria,  se  convirtió  en  un  asno 
perfecto,    de    cuyo    estado    no    pudo    salir    hasta    que    comió    un    puñado    de 


78        DEL    FOLKLORE   ASTURIANO:    MITOS.    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 


LA   MAÑANA  DE   5AN   JUAN 
Y   LOS  ENCANT05 


La  mañana  de  San  Juan  es  la  más  poética  del  año. 
Es  la  mañana  clásica  del  floklore  en  que  ocurren  cosas 
maravillosas.  Baila  el  sol.  Los  Cuélebres  pierden  su  po- 
der mágico.  Las  damas  encantadas  salen  de  las  cuevas 
y  de  las  fuentes  a  peinar  sus  cabellos  con  peines  de  oro 
y  a  ofrecer  sus  riquezas  al  que  sepa  y  tenga  valor  para 
desencantarlas.  De  las  peñas  y  de  los  manantiales  bro- 
tan joyas  preciosas.  Y  aparecen  gallinas  con  pollos  de 
oro  picoteando  las  flores  silvestres.  Unos  encantos  rega- 
lan vacas  a  los  pastores.  Y  otros,  juegan  un  partido  a  los 
bolos  con  boleras  de  oro... 

¡Y  todas  estas  maravillas  desaparecen  antes  que  lle- 
guen a  ellas  los  rayinos  del  sol  naciente! 

El  culto  al  fuego  celebrado  por  los  celtíberos  todos 
los  años  en  el  solsticio  de  verano  para  ayudar  al  dios  de 
la  luz  a  vencer  al  dios  de  las  tinieblas,  existe  en  la  actua- 
lidad como  en  la  época  de  Strabon.  Las  hogueras  de 
San  Juan  que  se  encienden  en  todos  los  concejos  de  la 
provincia,  saltando  las  gentes  por  encima  de  las  llamas, 
dejan  vislumbrar  aquella  costumbre  pagana,  cristianiza- 
da en  la  actualidad. 

Los  pastores  festejan  la  mañana  de  San  Juan  sal- 
tando por  encima  de  las  fogatas.  Yo  lo  he  comprobado 


DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:    MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES  79 

en  la  majada  de  Merguyines  del  puerto  Sueve;  en  la 
braña  de  Fonfría  y  en  la  de  Cuevas,  sitas  en  el  puerto 
de  Teverga  ( 1 )  . 

Las  mozas  adornan  las  fuentes  con  ramas  y  flores. 
Y  mientras  llegan  las  doce  de  la  noche,  hora  de  coger 
la  flor  del  agua,  — la  cual  tiene  la  virtud  de  desencantar, 
la  de  curar  enfermedades  y  la  de  dar  la  felicidad,  etc. — se 
entretienen  bailando  y  cantando  delante  del  manantial 
o  de  la  hoguera: 

— Que  traila,  mió  vida 
que  traila,  traila 
que  traila,  mió  vida, 
la  flor  del  agua. 

En  la  parroquia  de  San  Salvador  concejo  de  Tever- 
ga, las  jóvenes  del  barrio  del  Campal  van  a  quitar  la  flor 
del  agua  a  las  del  barrio  de  la  Puente  y  viceversa.  Y 
ésto,  que  ocurre  en  varios  concejos,  ha  dado  lugar  a  gran- 
des peleas  (%) . 

Los  mozos  colocan  de  pie  a  la  puerta  de  las  casas  de 
sus  novias,  un  árbol  de  fresno  o  de  roble,  — al  que  llaman 
ramu —  para  que  las  bendiga  el  Santo.  Después  reco- 
rren el  pueblo  cantando: 

— Mañanita  de  San  Juan, 
madruga,  niña,  temprano 


(1)  En  la  braña  de  Piedrajueves,  sita  en  una  montaña  de  Somiedo,  lo» 
brañeros  de  ambos  sexos  y  gente  que  acude  allí  de  varios  pueblos,  celebran  la 
mañana  de  San  Juan  con  demasiada  libertad. 

(2)  En  los  pueblos  donde  las  mozas  no  esperan  divirtiéndose  la  hora 
de  coger  la  flor  del  agua,  la  que  más  madruga  coloca  en  la  fuente  una 
rama  en  señal  de  que  se  llevó  la  flor  del  agua.  Cuando  va  otra  moza  a  la 
fuente  y  la  ve  enramada,  se  dirige  a  otro  manantial,  y  así  sucesivamente, 
hasta  que  enraman  todas  las  fuentes  que  circundan  el  pueblo. 


80         DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:     MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 

a  entregar  el  corazón 

al  galán  que  puso  el  ramo.  (1) 

La  moza  a  quien  no  le  han  puesto  el  ramo  la  mañana 
de  San  Juan  y  se  lo  ponen  la  víspera  de  San  Pedro, 
muestra  su  desagrado  con  esta  copla: 

— ii,nramasteme  la  puerta. 
'.     ■  '  la  víspera  de  San  Pedro. 

cNo  sabes,  galán  del  alma 
que  estaba  San   Juan  primero?   (2) 

y  el  galán  se  disculpa  así: 

— La  víspera  de  San  Pedro 
te  puse  el  ramu; 
la  de  San  Juan  no  pude 
que  estuve  malu.  (3) 

También  el  trébol  juega  su  papel  en  la  noche  de  San 
Juan : 

A  coger  el  trébole, 
el  trébole  y  el  trébole; 
a  coger  el  trébole 
la  noche  de  San  Juan. 
A  coger  el  trébole, 
el  trébole  y  el  trébole; 
a  coger  el  trébole 
los  mis  amores  van. 

cantan  las  mozas  de  Oviedo  para  bailar  la  giraldilla. 


(1)  Y  atraviesan  en  los  caminos  ios  carros,  los  arado»  y  portillas  y  hacen 
otras  cuanta»  bromas  de  buen  género. 

(2)  Una  variante  que  recogí  en  el  concejo  de  Morcín  dice: 

Eso    fué    por    facer    burla, 
que    estaba   San    Juan    primero. 

(3)  La   recogí   en  Aviles  en  Agosto   de    1919. 


AURELIO  DE   LLANO  ROZA  DE  AMPUDIA  81 


Y  en  algunos  de  nuestros  romances,  la  mañana  de 
San   Juan   suceden   cosas    extraordinarias: 

Mañanita   de   San  Juan 
cuando  el  árbol  floreaba, 
iba  la  Virgen  María 
por  una  fuente  sagrada; 
más  hermosa  que  una  estrella, 
más  que  una  estrella  galana, 
lavando  sus  pies  y  manos 
y  su  pulidita  cara; 
con  un  libro  en  las  sus  manos 
dio  la  bendición  al  agua. 

— Bien  venida  la  doncella 
que  viniese  aquí  por   agua; 
que  si  del  agua  bebiese, 
muy  pronto  será  casada...  (1) 

Otra  versión  dice : 

Mañanita  de  San  Juan, 
cuando  el  sol  alboreaba, 
cuando  la  Virgen  María 
de  los  cielos  abajaba, 
con  una  candela  encesa, 
y  un  libro  pél  que  rezaba; 
con  un  rosario  en  las  manos, 
para  bendecir  el  agua. 
Después  que  la  bendició, 
lavó  su  bendita  cara; 
y  despuéj  que  la  lavó 
estas  palabras  hablara:  / 

— Dichosa  de  la   doncella 
que  aquí  viniera  por  agua...  (2) 


(1)  Poesía    popular,    por    Juan    Menéndez    Pidal.    Madrid,    1885,    pági- 
na 261. 

(2)  De  una  hermosa  versión   que   recogí   en  Tanda,  concejo  de  Ponga,  el 
7   de   Septiembre    de    1920. 


82         DEL    FOLKLORE    ASTURIANO;    MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBREa 

Y  el  del  marinero: 

Mañanita  de  San  Juan 
cayó  un  marinero  al  agua. 
— ¿Cuánto  me  das,  marinero, 
porque  te  saque  del  agua...? 

Y  uno  de  moros  y  cristianos: 

Conde  Olinos,  conde  Olinos 
es  niño  y  pasó  la  mar. 
Levantóse  conde  Olinos 
mañanita  de  San  Juan, 
llevó  su  caballo  al  agua 
a  ima  fuente  junto  al  mar...    (1) 

La  mañana  de  San  Juan  de  1921,  al  riscar  el  alba, 
en  la  parroquia  de  Santiago  de  Aguino,  concejo  de  So- 
miedo  presencié  el  rito  de  "salar  las  vacas  con  sal  bendi- 
ta" para  preservarlas  de  enfermedades  (2) . 

Después,  por  un  Ccimino  de  difícil  acceso,  trazado 
por  entre  riscosas  angosturas,  al  borde  de  precipicios  y 
al  pie  de  grandes  alturas  que  producen  estremecimiento 
en  el  ánimo  del  que  las  contempla,  subí  a  Perlunes,  pue- 
blo perteneciente  a  la  citada  parroquia  y  situado  entre 
altos  roquedales  donde  anidan  las  águilas  y  el  oso  tiene 
su  guarida. 

Llegué  muy  temprano.  Las  casas  están  enramadas; 
algunos  vecinos  acaban  de  asperxar  las  ovejas  en  el  río 


(1)  De  una  versión  que  recogí  en  Saliencia,  concejo  de  Somiedo,  el 
7    de    Abril    de    1921. 

(2)  En  Junio  de  1921  recorrí  los  pueblos  de  las  montañas  de  Somiedo 
y  de  Belmonte  con  el  exclusivo  objelo  de  estudiar  sobre  el  terreno  los  ritos 
que  allí  se  practican  la  mañana  de  San  Juan. 

En  la  mayor  parte  de  los  pueblos  occidentales,  la  víspera  de  San  Juan 
ponen  sal  al  sereno,  y  al  amanecer,  lo  dan  al  ganado.  A  esta  práctica  la 
llaman  "salar  las   vacas  con   la   sal   bendita".  Porque   la  bendice   San   Juan. 


AURELIO  DE   LLANO  ROZA   VE,  AMPUDIA 83 

y  las  echan  a  pacer  la  rosada  antes  que  salga  el  sol  y  le 
quite  la  virtud  (1).  Los  niños  se  bañan  en  la  corriente  del 
agua  cristalina  que  salta  por  entre  las  peñas.  Y  las  per- 
sonas que  tienen  alguna  enfermedad  cutánea,  la  curan 
revolcándose  desnudas  en  el  rocío  de  los  prados  ocultos 
entre  los  árboles  o  entre  las  peñas  (2) , 

La  costumbre  de  hacer  uso  del  rocío  para  curar  la 
sama  o  para  aumentar  la  salud,  ha  sido  general  en  As- 
turias. 

" — En  el  pueblo  de  Borines  concejo  de  Pilona,  las 
mozas,  completamente  desnudas,  se  revuelcan  en  los  pra- 
dos para  participar  la  virtud  del  rocío"  (3) . 

Esto  hacen  ahora  las  mozas  de  algunos  pueblos  de 
Allande  y  las  de  Tormaleo  concejo  de  Ibias.  En  Sister- 
na,  pueblo  de  Ibias,  la  juventud  al  dar  las  doce  de  la  no- 
che coge  la  orvallada  en  el  río. 

Los  vecinos  de  Brañaseca  y  de  San  Martín  de  Luiña 
concejo  de  Cudillero,  y  los  de  Arcallana,  concejo  de 
Luarca,  echan  una  rosa  en  la  flor  del  agua  y  ésta  la 
conservan  en  una  botella  para  curar  los  ojos.  Y  con 
la  flor  del  agua  acabada  de  coger,  se  lavan  todo  el  cuer- 
po para  preservarle  de  enfermedades  de  la  piel.  Cortan 
flores  de  saúco  y  las  cuelgan  a  la  ventana  para  que  re- 
ciban la  bendición  de  San  Juan  y  las  retiran  antes  que 
salga  el  sol.  Porque  los  rayinos  de  éste  les  quita  la  virtud 
que  tienen  para  curar  varias  enfermedades.  Enraman  las 


(1)  En   Valle   del    Ajo,    concejo   de    Somiedo,    también   hay   la  costumbre 
de  asperxar  las  ovejas  y  demás  ganado;    el  agua  está  bendita  por  el  Santo. 

En  Morcín,  dicen  que  la  mañana  de  San  Juan  todas  las  gafeces  salen  del 
agua. 

(2)  Basilio   Alba,   de   78    años,    vecino   de    la   parroquia   de  Aguinos,   me 
dijo  que  él  se  había  revolcado  desnudo  en  el  rocío  para  curar  la  sarna. 

(3)  El   Correo   de   Asturias,   Oviedo,   24  de   Junio  ce    1892. 

En   la   Riera   de  Somiedo,    tienden   la   ropa   de   vestir   al   rocío;    esto   evita 
enfermedades  al  dueño  de  ella. 


84         DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:     MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 

casas  y  los  establos  y  sacan  todo  el  ganado  al  campo  para 
que  San  Juan  lo  bendiga  (1). 


(1)  La  costumbre  de  sacar  el  ganado  al  campo  para  que  lo  bendiga  San 
Juan  fué  general  en  Asturias;  hoy  lo  sacan  en  casi  todos  los  pueblos  de 
Occidente. 

Y  el  "enramado"  de  las  casas  y  de  los  establos,  en  Perlunes,  Brañaseca 
y  otros  pueblos  occidentales,  es  independiente  del  ramo  que  colocan  los 
mozos  a  las  puertas  de  las  casas  de  sus  novias.  Aquel  enramado  se  hace  con 
el  fin  de  preservar  la  casa  de  desgracias.  En  algunas  parroquias,  entre  ellas 
la  de  Jarceley,  concejo  de  Cangas  de  Tineo,  mojan  un  ramo  en  la  fuente 
y  lo  colocan  sobre  el   tejado  para  que  no  caigan  rayos  en  la  casa. 


AURELIO   DE   LLANO   ROZA  DE  AMPUDIA  85 


LEYENDAS  DE  ENCANT05 


1. —  La  niña  encantada. 

y 

Erase  un  grande  señor  que  tenia  dos  hijas:  una  estaba 
para  casarse  con  un  conde.  Y  la  otra  hablaba  secreta- 
mente con  un  mozo  pobre  y  plebeyo. 

Enteróse  de  ésto  el  padre  de  la  niña  y  la  encerró  en 
un  cuarto  del  palacio. 

Por  una  ventana  se  comunicaba  con  su  novio,  pero 
ésto  se  descubrió  y  el  mozo  determinó  marchar  con  un 
señor  que  iba  a  pelear  contra  los  moros. 

De  acuerdo  con  los  encantadores,  el  padre  cogió  a 
su  hija  y  con  el  dinero  que  le  correspondia  en  herencia 
la  llevó  a  una  montaña;  un  encantador  comenzó  a  leer 
por  un  libro,  y  de  una  cueva  salió  el  Cuélebre  que  había 
de  guardar  a  la  niña.  Esta,  llorando  a  lágrima  viva,  ro 
gaba  a  su  padre  que  no  la  encantara,  pero  el  tirano  la  hi- 
zo entrar  en  la  cueva  y  como  único  consuelo  le  dijo  los 
medios  que  tenia  que  emplear  el  que  se  atreviera  a  li- 
bertarla y  la  dejó  allí  encantada. 

Mientras  tanto,  su  novio,  dispuesto  a  ganar  honores, 
hizo  tantas  cosas  peleando  contra  los  moros,  que  el  rey 
le  hizo  noble  y  le  dio  armas  para  su  escudo. 

Y  con  ésto  regresó  y  presentóse  delante  del  palacio 
de  su  novia.  Por  un  criado  viejo  que  estimaba  mucho  a  la 
niña,  supo  lo  del  encantamiento.  Y  el  mozo  fué  a  la  mon- 
taña y   registró   todas  las  cuevas   sin   resultado   alguno. 


86         DEL    FOLKLORE    ASTURIANO;    MITOS.    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 

Después  sentóse  a  descansar  bajo  la  sombra  de  un  fresno 
y  de  pronto  oyó  la  voz  de  un  pastor  que  iba  detrás  de  su 
rebaño  cantando: 

— Niña    que   estás   encantada 
en  la  cueva  de  Cirbian, 
he  de  libertarte  yo 
la  mañéina  de  San  Juan. 

/  J '- 
El  mozo  atravesó  corriendo  un  cotollal,  llegó  al  pié 
de  la  fuente  donde  estaba  el  pastor  y  le  preguntó  el  sig- 
nificado de  la  copla. 

El  pastor  le  contestó  que  estando  él  metido  en  el  hue- 
co de  un  roble  para  librarse  de  la  lluvia,  había  visto,  lleno 
de  miedo,  el  encantamiento  de  la  niña.  Y  que  el  padre 
al  marcharse  habia  dicho  a  su  hija: 

— El  que  se  atreva  a  desencantarte  tiene  que  presentarse 
aquí  la  mañana  de  San  Juan  cargado  de  reliquias  y  dar 
muerte  al  Cuélebre,  de  una  lanzada  en  la  garganta. 

Y  si  no  hay  quien  se  atreva  a  hacer  esto — agregó  el 
pastor — lo  haré  yo  cuando  sea  hombre.  ¡Si  supiera  usted 
que  guapa  es  la  nena!. 

— ¡Calla!  A  esa  joven  me  corresponde  a  mí  des- 
encantarla. 

Y  la  mañana  de  San  Juan,  armado  de  lanza  y  car- 
gado de  reliquias,  presentóse  el  mozo  en  la  cueva  donde 
estaba  encantada  su  novia  y  esperó. 

Al  poco  tiempo  sintió  un  ruido  muy  grande  y  vio 
que  en  dirección  a  el  avanzaba  el  Cuélebre  silbando  y 
dando  golpes  con  la  cola. 

El  mozo,  aprovechando  un  momento  en  que  el  Cué- 
lebre se  enderezó  frente  a  él,  hinchando  el  cuello,  le 
dio  un  golpe  de  lanza  en  la  garganta  y  le  mató. 

Inmediatamente  se  rompió  el  encanto  y  apareció  la 


AURELIO  DE   LLANO  ROZA   DE  AMPUDIA  87 

niña  llena  de  hermosura  delante  del  valiente  mozo.  Es- 
te la  cogió  en  sus  brazos  y  la  depositó  desmayada  en  el 
campo. 

El  pastor  presenció  la  lucha  del  mozo  con  el  Cué- 
lebre  desde  el  mismo  sitio  que  había  presenciado  el  en- 
cantamiento. 

Y  cuando  vio  al  Cuélebre  caer  muerto,  fué  corriendo 
a  dar  cuenta  de  lo  ocurrido  al  antiguo  criado  de  la  niña. 
El  padre  de  ésta  había  muerto  el  día  que  la  encantó. 

Hiciéronse  grandes  preparativos  en  el  palacio,  y  todos 
los  habitantes  del  contorno  se  dirigieron  a  la  montaña  en 
busca  de  los  enamorados,  los  cuales  se  casaron  a  los 
pocos  días.  Y  dieron  al  pastor  una  parte  del  dinero  que 
había  acompañado  a  la  niña  en  su  encantamiento  (1). 


(I)  En  Cardo,  concejo  de  Gozón.  Carmen  Peláez,  de  71  años  de  edad, 
en  Abril   de   1921,  me  dio  esta  variante: 

— "Un  señor  llevó  a  su  hija  a  una  peña  que  hay  en  el  medio  del  mar, 
y  por  desobediente  la  dejó  allí  encantada,  vigilada  por  un  Cuélebre.  El  padre 
al  marchar  le  dijo: 

— El  que  de  aquí,  te  quiera  sacar 
fres  besos  en  carrtfíu  le  ha  de  dar. 

El  día  de  San  Juan  llegó  a  la  peña  su  novio,  el  cual  era  marinero. 
Encontró  al  Cuélebre  durmiendo,  le  dio   tres  besos  y  desencantó  a  la  joven". 

Y  en  Caravia,  en  Julio  de  1920,  Ramón  el  Cano,  de  70  años  de  edad, 
me  dio  esta  otra: 

— "Cuando  el  señor  encantó  a  su  hija  en  el  monte,  quedó  guardándola  nn 
Cuélebre.  Al   marchar   el   señor  dijo   a   su  hija: 

— El  que  de  tu  hermosura 
quiera  gozar 
tres  besos   al   Cuélebre 
le  ha  de  dar. 

Y  el  día  de  San  Juan,  el  novio  de  la  joven,  cargado  de  reliquias,  fué 
al  monte,  dio  los  tres  besos  al  Cuélebre  y  desencantó  a  la  niña**. 

Angele»  Balbin,  de  15  año»,  natural  de  Caravia,  en  Ago»lo  de  1918  me 
dio   esta : 

— "Cuando  el  encantador  leía  por  el  libro,  la  soga  con  que  estaba  atada 
la  niña  »e  convirtió  en  un  Cuélebre.  Vino  el  novio  de  la  guerra  y  fué  a  la 
cueva  donde  estaba  encantada  la  niña.  Encontró  el  Cuélebre  dormido  y  le 
mató  de  una  lanzada  en   la  garganta. 


DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:     MITOS,    SUPERST1CIC»4ES,    COSTUMBRES 


2.  —  Can  Cambroña. 

A  un  kilómetro  del  concejo  de  Caravia,  en  la  falda 
de  un  cerrillo  que  se  alza  dominando  la  playa  de  la  Isla, 
brotan  borbollando  las  aguas  de  la  fuente  Cambroña,  y 
debajo  de  su  cristal,  en  un  palacio  labrado  por  un  genio, 
viven  sujetas  al  poder  de  los  encantadores  doce  hermo- 
sas doncellas  moras. 

Y  la  mañana  de  San  Juan,  después  de  pasear  des- 
calzas sobre  el  rocío  que  cubre  la  alfombra  verdina  del 
prado,  tendida  desde  la  fuente  a  la  playa,  se  van  a  la 
orilla  del  mar  y  allí  danzan  al  son  de  las  olas  dando 
al  viento  sus  velos  de  oro,  los  cuales  flotan  alrededor  de 
sus  cuerpos  flexibles,  como  una  niebla  luminosa.  Y  las 
olas  rompen  con  mimo  para  acercarse  suavemente  a  las 
danzarinas  y  besarles  los  delicados  pies. 

Y  las  jóvenes  dirigen  la  vista  hacia  el  horizonte  azul 
para  ver  si  se  acerca  a  la  playa  una  lancha  conduciendo 
al  hombre  que  ha  de  libertarlas. 

Y  una  mañana  de  San  Juan,  cuando  las  vírgenes 
moras  retornaban  al  palacio  saltando  a  la  comba  con  sus 
velos,  vieron  llegar  a  la  playa,  empujada  por  la  suave 
brisa,  una  lancha  tripulaba  por  un  arrogante  pescador. 

Se  acercó  a  él  una  de  las  moras  y  le  dijo:  — Si  quie- 
res ser  rico  y  poderoso,  el  año  que  viene,  la  víspera  de 
San  Juan,  al  dar  las  doce  de  la  noche  te  presentas  con 
doce  panecillos  de  cuatro  picos  al  pie  del  ojo  de  la 
fuente  Cambroña  y  dirás: 

— Can  Cambroña,  toma  el  pan  que  te  envía  tu  se- 
ñora. 

Lo  demás  corre  de  nuestra  cuenta. 

Al  año  siguiente  se  presentó  el  pescador  a  la  vista  de 


AURELIO  DE   LLANO  ROZA  DE  AMPUDIA 89 

la  playa,  y  mientras  se  acercaba  la  hora  convenida,  soltó 
los  remos  y  dejó  a  la  lancha  juguetear  libremente  sobre 
las  olas. 

Cuando  más  abstraído  estaba  pensando  en  el  poco 
tiempo  que  le  quedaba  para  ser  rico,  vio  que  un  pez 
enorme  se  dirigía  hacia  su  embarcación,  y  para  ahuyen- 
tarle, tomó  un  panecillo,  le  quitó  un  pico  y  se  lo  arrojó 
al  pez,  el  cual  desapareció  debajo  del  agua. 

Llegó  el  pescador  al  pie  de  la  fuente,  y  al  dar  las 
doce  de  la  noche  dijo: 

— Can  Cambroña,  toma  el  pan  que  te  envía  tu  se- 
ñora. ,¿.,o^^' 

Se  rompió  el  cristal  de  la  fuente,  y  por  entre  burbu-. 
jas  de  plata  que  brillaban  al  claror  de  la  luna,  salió 
una  de  las  jóvenes  encantadas,  agitó  su  cuerpo  un  suave 
temblor  y  cayeron  a  sus  pies,  produciendo  armónicos  so- 
nidos, gran  cantidad  de  perlas  y  brillantes. 

En  cuanto  la  mora  tomó  el  panecillo  en  sus  manos, 
le  dio  un  beso  y  se  convirtió  en  un  hermoso  caballo. 

Según  iba  el  pescador  repitiendo  la  fórmula  conve- 
nida, iban  saliendo  las  moras  de  la  fuente  y  depositando 
a  sus  pies  montones  de  riqueza.  Ya  estaban  a  caballo 
en  disposición  de  huir  en  cuanto  saliera  la  última;  pero 
al  faltarle  un  pico  al  panecillo,  le  faltó  un  pie  al  caballo, 
por  lo  cual  tuvieron  que  recoger  las  riquezas  y  volver  a 
su  encantamiento,  no  sin  antes  maldecir  a  los  encantado- 
res por  haber  sido  culpables  de  la  aparición  del  pez. 

Y  el  pescador,  lleno  de  tristeza,  soltó  las  arííari/as  de 
su  lancha,  remó  con  fuerza  y  se  alejó  de  la  playa  para 
tender  sus  redes  más  allá  del  horizonte... 


90         DEL    FOUCLORE    ASTURIANO:    MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 


3.— Mora  encantada. 

Los  moros  cogieron  prisionero  a  un  vecino  de  Sardea, 
concejo  de  Pilona,  y  lo  llevaron  a  Argel.  Allí  estuvo  mu- 
chos años  cautivo,  y  un  día  le  dijo  su  amo: 

— Te  has  portado  muy  bien  conmigo,  y  para  premiar 
tus  servicios  te  concedo  la  libertad. 

Desde  ahora  eres  libre.  Toma  esta  caja,  vete  a  tu 
pueblo,  y  la  víspera  de  San  Juan,  al  dar  las  doce  de  la 
noche,  te  presentas  en  la  cueva  de  Orbiyón,  que  está  en 
el  puerto  Sueve,  abres  la  caja,  coges  un  pan  que  hay  den- 
tro de  ella  y  dirás: 

— Mora  encantada,  toma  el  pan  que  te  envía  aquel 
que  esperas. 

Si  te  portas  bien  serás  rico,  pero  no  abras  la  caja  antes 
de  estar  junto  a  la  cueva. 

Llegó  el  hombre  a  Sardea,  y  su  mujer  entró  en  cu- 
riosidad por  saber  lo  que  había  en  la  caja,  la  abrió  y 
probó  el  panecillo. 

Cuando  el  hombre  fué  a  la  cueva  a  llamar  a  la  mora 
y  vio  que  no  salía,  dijo: 

— Por  causa  de  mi  mujer,  la  mora  se  queda  aquí  en- 
cantada y  yo  dejo  de  ser  rico. 

4.— Detrás  viene  qnien  paga. 

Una  vez  iba  un  vecino  de  Somiedo  para  Oviedo,  y 
en  la  Riera  encontró  un  señor  que  le  pregimtó: 

— ¿A  dónde  vas? 

— A  Oviedo. 

— No  vayas  hasta  otro  día.  Quiero  encargarte  de 
un  asunto  que  te  valdrá  mucho  dinero. 


AURELIO   DE    LLANO   ROZA   DE   AMPUDIA  91 

— ^Pues  no  sabe  usted  la  falta  que  me  hace,  porque 
no  tengo  ni  dos  cuartos.  Si  es  un  asunto  honrado  no  tengo 
inconveniente  en  hacerme  cargo  de  él.  iDe  qué  se  trata? 

— Toma  estos  tres  panes,  y  pasado  mañana,  que  es 
día  de  San  Juan,  antes  que  salga  el  sol  te  presentas  en  la 
fuente  Caurin,  la  cual  está  en  la  parroquia  de  Iguarda, 
concejo  de  Belmonte,  y  metes  los  panes  uno  a  uno  por  el 
ojo  de  la  fuente. 

— ¿Y  quién  me  paga  por  hacer  esto? 

— En  la  fuente  hay  una  persona  que  te  hará  rico. 
Pero  ten  cuidado  que  nadie  toque  en  los  panes. 

Llegó  el  hombre  a  su  casa  y,  dijo  a  su  mujer: 

— No  toques  en  las  alforjas  ni  trates  de  averiguar  lo 
que  hay  dentro  de  ellas. 

En  cuanto  el  hombre  se  acostó,  la  mujer  abrió  las 
alforjas,  quitó  un  pico  a  un  pan  y  éste  comenzó  a  sangrar. 

El  día  convenido  se  acercó  el  hombre  a  la  fuente  y 
metió  en  ella  un  pan.  Inmediatamente  salió  por  entre  el 
agua  una  joven  muy  guapa  y  le  dijo: 

— Detrás  viene   quien   paga. 
Y  marchó. 

Metió  otro  pan  y  salió  un  mozo  diciendo: 

— Detrás  viene  quien  paga. 

Y  también  marchó. 

Cogió  el  tercer  pan,  y  al  ver  que  le  faltaba  un  pico, 
dijo  para  sí: 

— Suceda  lo  que  suceda,  lo  meteré  por  donde  los 
otros. 

Lo  metió  y  salió  un  cojo  llenándole  de  insultos.  Des- 
pués entró  por  el  ojo  de  la  fuente  diciendo  al  somedzino: 

— Aquí  me  quedo  para  siempre,  encantado  y  cojo, 
por  ser  tu  mujer  una  lambiona. 


92         DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:     MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 


5.— Sale,  mora. 

En  la  cueva  de  la  Roza,  sita  en  el  castillo  de  So- 
beirón,  vivía  una  mora  encantada.  Y  la  mañana  de  San 
Juan  se  ponía  a  la  puerta  de  la  cueva  a  coser  y  bordar. 

Los  pastores  se  acercaban  allí  para  verla,  pero  no 
conseguían  más  que  oiría  cantar. 

Un  día  estaba  un  pastor  apacentando  las  ovejas  y 
se  acercó  a  él  un  señor  preguntándole: 

— cDe  dónde  eres,  pastor? 

— De  Sobeirón,  cerca  de  Llanes. 

— Pues  en  la  cueva  de  la  Roza  está  mi  mujer  en- 
cantada y  quisiera  que  le  llevaras  un  encargo. 

— No  tengo  inconveniente  en  ello. 

El  desconocido  entregó  al  pastor  un  pan  de  seis  picos, 
recomendándole  que  no  comiera  nada  de  él,  y  le  dijo  lo 
que  tenía  que  hacer  y  decir  a  la  puerta  de  la  cueva. 

Cuando  llegó  el  pastor  a  su  casa  le  preguntó  su 
mujer: 

— ¿Qué  significa  este  pan? 

— No  me  preguntes  nada  ni  se  te  ocurra  empezarlo. 

A  la  mañana  siguiente  se  acercó  el  pastor  a  la  cueva 
y  dijo: 

— Sal,  mora  encantadora, 
que  aquí  hay  quien  te  quiere  ver; 
yo  te  traigo  un  encarguito 
que  te  servirá  muy  bien. 

Y  le  entregó  el  pan,  pero  como  su  mujer  le  había 
comido  un  pico,  no  pudo  salir  la  mora.  Esta  dijo  al 
pastor:  '^      Á       .        ' 

— Aquí  tienes  qumcaTlá  de  oro,  coge  tres  cosas. 


AURELIO  DE   LLANO   ROZA  DE  AMPUDIA  93 

Y  cogió  unas  tijeras,  un  peine  y  una  cinta  de  seda 
para  su  mujer.  Después  que  lo  cogió   le  dijo  la  mora: 
— ¡Maldito  seas! 

Nunca  te  faltarán 
ovejas  que   trasquilar, 
n¡  sarna  que  rascar, 
y  el  cuerpo  de  tu  mujer 
lo  verás  tronzar?'*^  '"" 

Marchó  el  pastor,  y  al  pasar  por  la  vega  de  Sobei- 
rón  quiso  ver  lo  larga  que  era  la  cinta  y  la  ató  por  un 
extremo  a  un  árbol  y  éste  se  tronzó  como  se  tronzaría 
el  cuerpo  de  su  mujer  si  hubiera  usado  la  cinta. 

Al  pastor  nunca  le  faltaron 

Ovejas  que  trasquilar 
ni  sarna  que  rascar, 

siendo  esta  enfermedad  hereditaria  en  la  familia  del  pas- 
tor el  día  de  hoy. 

6.— El  esquilador  y  la  encantada. 

En  Cobiella,  concejo  de  Cangas  de  Onís,  está  la 
cueva  de  la  Huelga.  Y  una  mañana  de  San  Juan  pasó 
por  allí  un  mozo  de  oficio  esqíílador^y  a  la  puerta  de  la 
cueva  vio  una  joven  sentada  detrás  de  una  mesa  de  quin- 
calla y  se  paró  delante  de  ella. 

— De  lo  que  ves,  ¿cuálo  te  gusta  más,  esquilador? — 
preguntó  la  encantada. 

— Unas  tijeras  de  oro. 

— Tómalas,  puerco  esquilador;  que  nunca  te  falten 


94        DEL    FOLXLOKE    ASTURIANO:    MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 

ovejas  que  treisquílar 
ni  sarna  que  rascar.  (1) 

7.— ¿Qué  miras,   mozo? 

Una  mañana  de  San  Juan  pasó  un  mozo  por  junto  a 
la  fuente  de  la  Quemada,  sita  en  el  monte  de  Naranco- 
Oviedo.  Y  al  pie  del  ojo  de  la  fuente  vio  una  señorita 
muy  guapa  peinando  sus  cabellos  rubios  con  un  peine 
de  oro.  Se  detuvo  para  mirarla  y  ella  le  preguntó: 

—¿Qué  miras,  mozo? 

— El  peine. 

— Y  cuálo  te  gusta  más,  ¿el  peine  o  mis  cabellos? 

— El  peine. 

— Si  hubieras  dicho  que  te  gustaban  mis  cabellos, 
me  desencantabas. 

Y  la  señorita  desapareció  por  el  ojo  de  la  fuente  mal- 
diciendo a  los  hombres  que  ponen  el  interés  por  encima 
del  amor. 

8.— El  pastor  y  el  encanto. 

Una  vez  estaba  un  pastorín  sentado  al  pié  de  la  fuen- 
te de  las  Traviesas,  allá  en  la  Collada  de  Taranes,  con- 
cejo de  Ponga,  y  vio  por  el  ojo  de  la  fuente  un  encanto 
con  muchas  vacas.  Y  el  pastor  las  miraba  es/e/au/*'***^-^*^ 

— cQué  miras,  pastor? — dijo  el  encanto. 

— Miro  estas  vacas  tan  guapas. 

— ¿Tú  no  tienes  vacas? 

— No  señor. 


(I)  Esto  mismo  sucedió  con  otras  encantadas  en  una  cueva  de  Vidiago, 
concejo  de  Llanes,  y  en  la  cueva  de  la  Porra  de  Socastiellu — Riera  de  Co- 
▼adonga. 


AURELIO  DE  LLANO  ROZA  DE  AMPUPIA 95 

— Pues  cuando  entren  por  el  ojo  de  la  fuente,  tiras 
tus  calzones  sobre  la  que  más  te  guste  y  quedará  para  tí. 
Ella  te  hará  rico,  porque  siempre  parirá  fafas.  Pero  no 
la  dejes  entrar  nunca  en  el  río  Caldar. 

El  pastor  se  puso  al  pie  de  la  fuente.  Comienzan  a 
entrar  las  vacas  y  dice: 

— Esta  sí  que  es  guapa;  allá  van  mis  calzones.  Pero 
no;  es  más  guapa  esta,  o  si  no  esta  otra  que  es  pinta,  o 
mejor  la  negra... 

Y  cuando  acordó  consigo,  habían  entrado  todas  las 
vacas  y  se  quedó  sin  ninguna. 

Al  siguiente  año,  el  día  de  San  Juan,  el  pastor  se  puso 
al  pie  de  la  fuente  y  no  se  detuvo  a  escoger;  en  cuanto 
apareció  la  primera  vaca,  le  echó  encima  los  calzones  y 
la  llevó  consigo. 

La  vaca  le  dio  muchas  jatas,  y  éstas  ís  dieron  otras, 
y  fueron  tantas,  que  se  hizo  rico. 

Y  un  día  se  le  ocurrió  decir: 

— ¿Por  qué  no  he  de  permitir  que  entre  la  vaca  en 
el  río  Caldar? 

La  dejo  entrar.  Y  la  vaca  no  volvió  a  la  cabana. 

9.— jDetenfe,  Gcnoyosa! 

Una  mañana  de  San  Juan  iba  un  pastor  por  una  valli- 
na arriba,  hacia  Tomín,  concejo  de  Cangas  de  Onís,  a  bus- 
car las  cabras  que  habían  dormido  fuera  de  la  cabana. 

Al  salir  de  la  vallina  divisó  un  rebaño  de  vacas  al 
cuidado  de  dos  mozas.  Estas  vieron  al  pastor  y  dijo  una 
a  la  otra: 

— ^AUí  viene  fulano,  pero  no  se  lavó  ( 1 ) .  Si  se  hu- 


(I)     Sin  duda  quiere  decir  que  no  se  lavó  con  la  flor  del  agua. 
/ 


96         DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:     MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 

biera  lavado  daqué  bueno  nos  sucedería  a  nosotras  y  a  él ; 
vamos  a  decírselo: 

— Pastor:  si  te  hubieras  lavado  nos  desencantabas  y 
este  rebaño  de  vacas  sería  para  tí. 

Al  poco  tiempo  comenzó  el  sol  a  entrar  en  la  va- 
llina y  las  vacas  se  dirigieron  hacia  una  cueva.  Enton- 
ces las  mozas  dijeron  al  pastor: 

— Las  vacas  se  retiran  antes  que  les  dé  el  sol.  Ponte 
a  la  puerta  de  la  cueva,  y  conforme  vayan  entrando,  llá- 
malas. Y  las  que  aciertes  cómo  se  llaman  quedan  para  tí. 

El  pastor  comenzó  a  llamar  las  vacas: 

— ¡Garbosa!   ¡Princesa!  ¡Colorada!  ¡Pardina!... 

Y  ninguna  se  detenía.  Ya  no  quedaba  fuera  más 
que  una  vaca  y  le  dice: 

— ¡Detente,  Genoyosa!  que  toes  vos  vais,  y  solu  me 
dexáis. 

Y  como  acertó  con  el  nombre,  la  Genoyosa  se  detuvo. 
Y  las  mozas  se  metieron  en  la  cueva. 

Dicen  que  en  la  majada  de  Tomín  todavía  hay  raza 
de  la  Genoyosa  (1). 

10.— ¡Oh,  Curiosa! 

Era  un  señor  que  le  faltaba  una  vaca,  y  el  día  de 
San  Juan,  por  la  mañana,  fué  a  Buscarla  a  la  cueva  de 
Cuevuruxu,  que  está  en  Cardes,  concejo  de  Pilona.       . 

Y  cuando  llegó,  vio  salir  de  la  cueva  vacas  marres 


y  pintas.  Detrás  de  las  vacas  salió  un  hombre  y  preguntó 
al  señor: 


(1)     Un  caso  igual  ocurrió  en  la  cueva  de  la  Huelga,  concejo  de  Canga 
de  Onís,  con  la  variante  de  que  el  pastor  dijo  a  la  última  vaca: 
—  ¡Vaya  enhorabuena! 
Y   la  vaca  te  detuvo   porque  se   llamaba  Enhorabuena. 


AURELIO   DE    LLANO   ROZA   DE    AMPUPIA 97 

— iQué  hace  usted  aquí? 

— Vengo  a  buscar  una  vaca  y  no  la  encuentro;  sir 
duda  se  despeñó.'*^^-*'^'^ 

— Diga  usted  tres  nombres,  y  si  uno  de  ellos  es  el 
de  la  vaca  que  va  detrás,  se  la  regalo. 

Dijo  dos  nombres  y  la  vaca  no  se  detenía.  La  tercera 
vez  dijo  así: 

— ¡Oh,  Curiosa! 

— Acertó  usted,  quédese  con  la  vaca. 

Y  marchó  para  su  casa  muy  contento  con  la  vaca 
morra  y  pinta.  Desde  entonces  acá,  los  vecinos  del  señor 
van  cada  siete  años,  la  mañana  de  San  Juan,  a  ver  si 
salen  vacas  por  la  cueva  de  Cuevuruxu. 

11. — San  Antonio  te  guarde. 

Un  pastor  de  Campo  de  Caso  estaba  una  mañana  d'=? 
San  Juan  a  la  puerta  de  su  cabana  y  vio  venir  una  moza 
en  dirección  a  la  majada  y  sentóse  junto  a  la  fuent'^ 
Xirús. 

El  pastor  entró  en  conversación  con  ella,  y  al  p'CD 
tiempo  le  dijo  la  moza: 

— Tú  puedes  desencantarme,  y  si  lo  haces  te  doy  un 
rebaño  de  vacas  muy  grande, 

— Si  puedo,  desencantóte  sin  interés  ninguno,  con 
mucho  gusto. 

— Desinteresadamente  no  puedes  desencantarme.  Las 
vacas  que  te  ofrezco  saldrán  por  el  ojo  de  la  fuente  y 
cada  vez  que  salga  una  dirás: 

— ¡San  Antonio  te  guarde!  Pero  si  pasa  una  sin 
que  le  digas  esto,  no  adelantamos  nada. 

Comenzaron  a  salir  vacas  y  el  pastor  decía: 

— ¡San  Antonio  te  guarde!  ¡San  Antonio  te  guarde! 


98         DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:    MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 

La  fila  de  vacas  ocupaba  una  distancia  larguísima, 
llegaba  desde  Xirús  al  Collau  de  la  Mostayera.  El  pas- 
tor se  iba  cansando,  y  como  las  vacas  salían  a  la  carrera, 
pasó  una  sin  recibir  el  ¡San  Antonio  te  guarde!,  por  lo 
cual  el  pastor  lo  perdió  todo  y  la  moza  sigue  encantada. 

Y  el  pastor,  pensando  en  los  miles  de  ducados  que 
le  habrían  valido  las  vacas,  cantaba  en  el  monte: 

— Desde  la  funte  de  Xirús, 
al  Collau  la  Mostayera, 
perdí  yo  tres  mil  ducados 
y  una  hermosa  doncella.   (1) 

12.— El  pastor  y  la  encantada. 

Un  día  de  San  Juan  al  amanecer  iba  un  pastor  para 
el  monte,  y  al  pie  de  una  fuente  encontró  una  moza  muy 
guapa.  Ninguna  de  la  comarca  la  igualaba  en  herniosuia. 

El  pastor  la  acompañó  más  de  una  legua  de  camino 
y  al  despedirse  de  ella  le  preguntó  que  quién  era  y  dónde 
vivía. 

— Vivo  aquí  cerca  de  una  cueva  y  soy  una  encan- 
tada.  ¿Tendrás  valor  para  desencantarme? 

— Nunca  tuve  miedo.  iQué  tengo  que  hacer? 

— Me  presentaré  a  tí  tres  veces  transformada  en  un 
Cuélebre  con  una  rosa  en  la  boca.  Si  me  la  quitas  me 
desencantas.  No  me  tengas  miedo  aunque  me  veas  re- 
torcerme y  amenazarte  con  la  cola. 

Después  que  dijo  esto  se  metió  en  la  cueva.  Y  al 
poco  tiempo  apareció  un  Cuélebre  muy  grande  y  el  pas- 


(1)  En  Occidente  no  hay  leyendas  de  este  género;  al  menos  yo  no  la» 
encontré.  Únicamente  oí  que  en  la  sierra  de  Muelos,  concejo  de  Ibias,  hay 
dos    lagunas    grandes    y    que    el    día    de    San    Juan    salen    de    ellas    dos    toros. 

Una  vez  un  vecino  de  Alguerdo  echó  allá  una  nov/na  para  que  sacara  raza 
de  aquellos  loros,  pero  se  fué  con  ellos  y  no  volvió. 


AURELIO   DE    LLANO  ROZA   DE  AMPUDIA  99 

tor  tuvo  miedo,  no  se  atrevió  a  quitarle  la  rosa.  Lo  mismo 
sucedió  cuando  se  presentó  la  segunda  vez,  pero  cuando 
se  presentó  la  tercera,  le  quitó  la  rosa  y  la  moza  quedó 
desencantada.  Y  al  pastor  le  regaló  el  tesoro  que  tenía 
en  la  cueva  (1). 

13.— ¿A  dónde  vas? 

El  día  de  San  Juan  iba  un  hombre  para  Aviles,  y  en 
el  camino  encontró  una  joven,  la  cual  le  preguntó: 

— i  A  dónde  vas? 

— A  la  villa. 

— cQué  vas  a  comprar? 

■ — Mucho,  si  llevara  dinero. 

— Yo  te  haré  rico  si  me  esperas  tres  veces,  haciéndome 
una  culebra  y  subiendo  por  una  pierna  tuya.  La  primera 
vez  seré  delgada  y  subiré  suave;  la  segunda,  mástorpe 
y  más  gruesa;  y  la  tercera,  más  enorme  y  más%afa7Las 
tres  veces  llegaré  con  mi  cabeza  a  tu  cara,  pero  no  te 
asustes. 

El  hombre  la  esperó  dos  veces,  y  a  la  tercera,  al  verla 
tan  grande,  echó  a  correr. 

Y  ella  dijo: 

— ¡Cobarde!  Ahora  me  metiste  más  honda,  me  en- 
cantaste más  de  lo  que  estaba. 


(1)     El    5    de   Julio    de    1 921    recogí    esta   variante    en    la   villa    de    Mieres: 

Un  día  de  San  José  fué  un  mozo  a  beber  a  Sietefuentes  de  Cabanín, 
concojo  de  Mieres,  y  allí  se  encontró  con  una  moza.  Etta  le  dijo  que  era 
una  encanlada,  que  para  salir  de  su  encantamiento  tenía  que  transformarse 
en  un  Cuélebre   y   encontrar  con  un  valiente    que   le   diera   tres  besos. 

El  mozo  se  comprometió  a  realizar  la  hazaña.  Y  en  seguida  ella  se  pre- 
sentó en  forma  de  Cuélebre.  El  mozo  le  dio  dos  besos,  y  cuando  iba  a  darle 
el  tercero,  el  Cuélebre  comenzó  a  agitarse  de  trl  manera,  que  el  mozo  tuvo 
miedo  y   escapó   sin   mirar   hacia   atrás. 

En  las  riberas  del  Rhin,  en  Basilea,  ocurrió  un  caso  muy  semejante 
a  este  de  Mieres.  Véanse  Carias,  tom.   III,  pág.   17,  P,   Feijóo. 


100      DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:     MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 


14.— La  mina  que  brota. 

El  agua  de  Fuenteblanca  de  Sopereda,  concejo  de 
Parres,  sale  de  una  peña  que  tiene  la  figura  de  una  al- 
bardah^»"*^ 

Un  día  de  San  Juan  fué  allá  una  mujer  por  agua  y  vio 
que  la  peña  estaba  cubierta  de  oro  y  de  joyas;  volvió 
corriendo  para  su  casa  a  buscar  a  su  marido,  y  cuando 
llegó  a  la  fuente,  habían  desaparecido  el  oro  y  las  joyas. 

Si  la  mujer  hubiera  tirado  encima  de  aquellas  riquezas 
un  objeto  bendito,  no  se  escondía  la  mina.  Esta  brota  cada 
siete  años. 

15.—  Danza  de  princesas. 

En  el  monte  de  Caravia  está  la  fuente  del  Alisu,  en 
la  cual  hay  princesas  encantadas  por  un  Cuélebre.  Este, 
la  mañana  de  San  Juan,  enfoscase  y  duerme ;  entonces,  las 
encantadas  salen  y  suben  al  pico  del  Castro  a  limpiar  la 
cadena  de  oro  que  le  rodea.  Y  al  bajar,  cogen  flores  de 
clSt^a  y  danzan  en  el  campo  de  la  Llana. 

Si  durante  el  sueño  del  Cuélebre  pasa  por  allí  una 
persona,  las  princesas  se  acercan  a  ella  y  le  dicen: 

— Toma  nuestra  riqueza  y  danos  tu  pobreza. 

Si  en  aquel  momento  tira  una  medalla  en  la  fuente  o 
les  entrega  a  ellas  un  objeto  bendito,  quedan  desencanta- 
das. Pero  si  no  hace  esto,  al  salir  el  sol,  despierta  el 
Cuélebre  y  las  princesas  vuelven  a  su  encantamiento. 

16.— Xania,  Xanieta. 

Una  mujer  de  Cudillero  llamada  Camila  Sande,  iba 
el  día  de  San  Juan  para  Aviles.  En  el  monte  encontró 


AURELIO  DE   LLANO  ROZA  DE   AMPUDIA 101 

una  Xania  que  estaba  cuidando  una  gallina  con  muchos 
pitos  de  oro. 

La  mujer  quiso  atrapar  alguno  con  el  mandil,  pero  no 
pudo.  Cuando  volvió  para  Cudillero,  lo  contó  a  los  ve- 
cinos y  éstos  le  dijeron: 

— ¡Ah,  burra!  Si  hubieras  arrancado  un  remendín  de 
la  tu  saya  y  lo  entregas  a  la  Xania  diciendo: 

— Xania,  xanieta, 
dame  la  tu  riqueza, 
y  toma  la  mió  probeza. 

te  hubiera  dado  la  gallina  y  los  pitinos  (I) . 

17.—  ¡Santiago  de  Aguino! 

En  la  parroquia  de  Santiago  de  Aguino,  concejo  dt 
Somiedo,  el  día  de  San  Juan  estaba  una  Xana  muy  guapa 
y  de  pelo  muy  largo  limpiando  sus  alhajas  al  pie  de  una 
fuente. 

Pa§ó  por  allí  una  niña,  se  acercó  a  la  Xana,  le  cogió 
un  cáliz  y  marchó  con  él. 

La  Xana  corrió  detrás  de  la  niña,  y  ésta,  cuando  iba 
llegando  a  la  iglesia  dijo: 

— ¡Santiago  de  Aguino,  sálvame,  que  lo  quiero  para  tí! 

Y  dicen  que  el  cáliz  que  hoy  existe  en  aquella  pa- 
rroquia es  el  que  la  niña  le  quitó  a  la  Xana  (2) . 

(1)  De  la  fuente  de  Fomosvieyos,  sita  en  Faro  concejo  de  Oviedo,  la 
mañana  de  San  Juan,  sale  una  gallina  con  pitinos  de  oro,  a  picar  las  flores 
de   los   prados. 

(2)  En  Vilianueva  de  Teverga,  Luis  Menéndez,  de  79  años,  el  24  de 
Marzo  de  1921,  me  dio  esta  variante: 

" — Una  mujer,  al  pasar  por  un  sitio  que  llaman  las  Xanas,  vio  una  tien- 
da de  quincalla  y  cogió  un  cáliz.  La  Xana  corrió  tras  de  la  mujer  para  qui- 
társela, pero  ésta  exclamó: 

—  ¡Virgen  de  Vilianueva,   es  para  tí! 
Y  entregó  el  cáliz   a  la  virgen." 


5EGUNDA   PARTE 


5UPER5TICIONE5 


Las  doce  palabras  retornadas. 

Existe  la  creencia  de  que  es  necesario  saber  las  doce 
palabras  retornadas,  porque  cuando  se  muere  una  persona 
su  alma  tiene  que  pasar  un  puente  sobre  el  cual  está  el 
diablo  esperando  el  paso  de  las  almas.  Y  cuando  llega 
una  la  detiene  y  le  dice: 

— Alma  mía,  de  las  doce  palabras  retornadas,  dime  la 
una. 

Y  si  el  alma  las  sabe,  contesta : 

— Alma  tuya,  no;  de  Dios,  sí.  Yo  te  diré  la  una,  que 
bien  la  sé:  la  una,  la  Virgen  pura. 

— Alma  mía,  de  las  doce  palabras  retornadas,  dime 
las  dos. 

— Alma  tuya,  no;  de  Dios,  sí.  Yo  te  diré  las  dos,  que 
bien  las  sé :  las  dos,  las  tablas  de  Moisés ;  la  una,  la  Virgen 
pura. 

— Alma  mía,  de  las  doce  palabras  retornadas,  dime 
las  tres. 

— ^Alma  tuya,  no ;  de  Dios,  sí.  Yo  te  diré  las  tres,  que 
bien  las  sé:  las  tres,  las  tres  Marías;  la  dos,  las  tablas  de 
Moisés ;  la  una,  la  Virgen  pura. 

Y  así  van  diciendo  y  retornando  hasta  llegar  a  doce. 
Para  abreviar,  las  diré  empezando  por  la  última: 


104      DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:    MITOS.    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 

La  doce,  los  doce  Apóstoles. 

La  once,  las  once  mil  vírgenes. 

La  diez,  los  diez  mandamientos. 

La  nueve,  los  nueve  cielos. 

La  ocho,  los  ocho  coros. 

La  siete,  los  siete  gozos. 

La  seis,  los  seis  cirios  ardiendo. 

La  cinco,  las  cinco  llagas. 

La  cuatro,  los  cuatro  Evangelistas. 

La  tres,  las  tres  Marías. 

La  dos,  las  tablas  de  Moisés. 

La  una,  la  Virgen  pura. 

Las  doce  ya  te  las  dije, 
trece  no  las  aprendí. 
Vete  al  infierno,  demonio, 
que  esta  alma  no  es  pa  ti.  (1) 


(I)     En  Villanueva  de  Teverga,  el  25   de  Junio  de    1921,  Generosa  Gar- 
cía,  de  55  años,  me    recitó   esta  variante: 

— Espíritu    malignu, 
márchate    de    aquí, 
no  tienes   nada   en   mí, 
ni   en   los   que  están    aquí. 

Las  doce  palabras  retornadas  las  oí  en  toda  Asturias.  Y  éstas  me  las  reci- 
taron : 

Reimona  Ruiz  de  setenta  y  tres  años,  de  Loroñe  concejo  de  Colunga,  6 
de   Agosto    de    1 91 8. 

María  Zardón,  de  28  años,  de  Villamayor  de  Infiesto,  7  de  Septiembre 
de    1920. 

Evarisfa  Díaz,  de  85  años,  de  San  Antolín  de  Ibias,  1 1  de  Noviem- 
bre de   1921. 

En  otras  partes  empleaban  Las  doce  palabras  de  la  fe,  no  para  librarte 
del  diablo  sino  para   evitar  el   castigo  de  la  justicia   de  los  hombres. 

En  un  periódico  de  Barcelona,  en  Las  Noticias  del  1 1  de  Septiembre 
de    1920,  dice  D.   Francisco  Carreras  y  Candí: 

"Un  proceso  de  brujería  incoado  en  Valencia  en  1624,  manifiesta  emplea- 
ban en  actos  de  hechicería  Las  doce  palabras  de  la  fé,  con  especial  efica- 
cia para  librarse  de  la  acción  de  los  ministros  de  la  justicia  empezando:  A 
la  una  vale  más  el  sol  que  la  luna;  a  las  dos  vale  más  Dios  que  vos;  a 
las    tres,    las    tres    Marías,    y    terminaba:    las    dos    tablas    de    Moysen,    donde 


AURELIO   DE    LLANO   ROZA   DE   AMPUDIA  105 

El  diablo  desaparece  y  el  alma  sigue  su  camino  hacia 
el  cielo. 

Los  aparecidos  y  algunas  de  sus  leyendas. 

Los  aparecidos  son  almas  que  vuelven  del  otro  mundo 
a  restituir  alguna  cosa,  a  encargar  el  cumplimiento  de  ima 


fué   Nuestro   Señor   Jesucristo   a   Jerusaiem,   do   vive   y   reiníu-á    para    siempre 
y  sin   fin,   amén." 

En   Riosa,   e!   24   de   Octubre  de    1921,   un   anciano    comenzó   a   recitarme 
un  conjuro   que   empezaba   como   el    de   Valencia: 
"A   la   una   vale  más   el   sol   que   la  luna..." 

Pero   al   mismo    tiempo   estaba   yo    tomando    otros    datos   y   después   se   me 
olvidó  decir    al   anciano  que   continuara    recitcindo. 

En   Caravia,   en   Agosto    de    1918,    Ramón   el   Cano,   de   68   años  me   re- 
citó  Las    tablas   de   Moisés: 

Doce   con   un    docorum, 
once  con   un  sanctorum, 
diez  con  un  angelorum, 

nueve    con    un   virginorum,  ^ 

ocho    de    gaturulé, 
siete    son    de    espíritu, 
seis    fué,    seis    diré, 
que  encarnan   en   Galilé, 
cinco  a   los  pies   de  David, 
cuatro    los    angeliqués, 
tres    patriarqués, 
las    dos    tablas    de   Moisés 
y  una    es   Cristi-Filiu-yusés. 
El  29  de  Octubre  de   1921,  en  Salcedo,  concejo  de  Quirós,   Eugenia  Al- 
varez,   de  60  años   me   recitó   estos    fragmentos: 

Ahora   si    que   son    doce   dones, 
once   mil  Vírgenes,  es  perfectum  deum, 
nueve    coros   de    angelorum, 
ocho   bienaventures 
cinco    de    espíritu,    seis, 
seis    serían    en    la    nave   de    Galilé, 
la    cuba    de    Moisés 

y  unos  espíritus  que  reinan  en  tí,   amén. 
Las  personas  que  me  recitaron  estos  conjuros   no  saben  para    que   se  em- 
plean; se  dicen  retornados: 

La    una,    una    es   Cristu-Filiu-yusés; 
la   dos,    las   dos    tablas   de   Moisés 
y    una    es    Cristu-Filiu-yusés; 
la    tres,    tres    patriarqués 
las   dos    tablas   de    Moisés 
y    una    es    Cristu-Filiu-yusés,    etc. 


106      DEL    FOLKLORE    ASTURIANO;    MITOS.    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 

promesa  que  no  pudieron  cumplir,  o  a  pedir  a  su  familia 
que  les  diga  misas  para  aliviarles  de  las  penas  que  están 
sufriendo  en  la  otra  vida. 

Se  anuncian  de  diversas  maneras,  y  afectan,  unas  veces, 
la  forma  que  han  tenido  en  vida  con  la  diferencia  de  que 
por  detrás  son  huecos;  otras,  la  forma  de  una  luz. 

Cuando  ocurre  esto,  se  hace  lo  que  llaman  en  Quirós 
"el  requerir".  Una  persona  se  dirige  al  aparecido  y  le 
dice: 

— Yo  te  requiero  para  que  me  digas  a  qué  vienes  a 
este  mundo: 

O  de  esta  otra  manera: 

— ¡En  nombre  de  Dios!:  ¿qué  te  hace  falta? 

El  aparecido  expone  lo  que  desea,  y  al  despedirse  dice 
al  que  le  requirió: 

— Vuélvete,   y  no  mires  hacia  atrás. 

En  algunos  concejos  dicen  que  el  que  habla  con  un 
aparecido  muere  el  día  que  se  cumple  el  año  que  habló 
con  él. 

También  se  han  dado  muchos  casos  de  aparecerse,  arite 
sus  deudos  y  amigos,  momentos  antes  de  morir,  persoi^as 
que  estaban  lejos  de  ellol 

— "Un  día,  estando  mi  abuela  en  la  cocina,  la  lla- 
maron desde  la  ventana: 

—¡Madre! 

Era  la  voz  de  un  hijo  que  tem'a  en  Madrid.  Y  a  los 
pocos  días  recibió  la  noticia  de  que  había  muerto"  ( 1 ) . 

— "Al  salir  un  día  de  mi  casa — y  de  esto  hará  unos 
seis  años — ,  vi  delante  de  la  puerta  a  un  vecino  nuestro, 
el  cual  hacía  tiempo  que  estaba  en  cama  gravemente  en- 
fermo. 


(I)     Rosario   Riego,   de   22   años,   de   Brañaseca   concejo   de  Cudillero,   me 
dio   este   dalo    el    15    de   Marzo   de    1921. 


AURELIO  DE   LLANO  ROZA  DE  AMPUDIA  107 

Volví  la  cabeza  para  llamar  a  mi  madre,  y  mientras 
tanto  Careado,  que  así  se  llamaba  el  vecino,  desapareció 
sin  saber  cómo. 

El  caso  es  que  no  había  salido  de  casa.  Y  murió  al  día 
siguiente."  (1) 

1.— Los  dos  hermanos. 

Dos  hermanos,  naturales  de  Vermiego,  concejo  de 
Quirós,  fueron  a  servir  al  rey  en  tiempo  de  la  guerra  de  la 
Independencia. 

Y  un  día,  estando  en  un  combate,  se  ofrecieron  a  ir 
andando  descalzos  al  Santuario  de  Covadongí.  y  mandar 
decir  a  cuenta  de  ellos  una  misa  a  la  Virgen. 

Uno  de  los  hermanos  murió,  y  el  otro  regresó  a  su 
pueblo,  y  a  los  pocos  días  comenzó  a  tener  miedo  de  no- 
che. Dormía  en  la  ten^a  y  veía  algo  así  como  una  figura 
extraña. 

El  mozo  fué  a  consultar  el  caso  con  el  cura,  y  al  mismo 
tiempo  le  habló  de  la  oferta  que  habían  hecho  a  la  Virgen 
de  Covadonga. 

— Pues  tienes  que  requerir  a  tu  hermano  para  que  te 
diga  qué  es  lo  que  desea — le  contestó  el  cura. 

Después  que  oscureció,  fué  el  mozo  para  la  tenada  y 
dijo : 

— Hermano :  Yo  te  requiero  para  que  me  digas  a  qué 
vuelves  a  este  mundo. 

— Vengo  a  recordarte  la  promesa  que  hicimos  a  la 
Virgen  cuando  estábamos  en  la  guerra;  tienes  que  ir  an- 
dando descalzo  a  Covadonga  y  mandar  que  digan  la 
misa ;  yo  te  acompañaré  todo  el  camino ;  no  me  verás,  pero 
sentirás  mi  presencia. 


(I)      María   Garrido,   de  21    años,   de   Brañaseca  concejo   de  Cudillero,    15 
de  Marzo  de\921.  Casos  como  estos  me  han  contado  muchos. 


108       DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:    MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 

La  familia  del  mozo  fué  a  escuchar  la  conversación  y 
no  oyó  nada  de  lo  que  dijo  el  difunto. 

El  mozo  cumplió  su  promesa  y  vivió  tranquilamente 
muchos  años. 

2.— Un  señor  muy  rico. 


Un  señor  muy  rico  tenía  la  costumbre  de  apropiarse 
poco  a  poco  de  una  parte  de  las  tierras  de  sus  colindantes, 
para  lo  cual  corría  hacia  ellas  los  mojones  que  dividían  las 
propiedades. 

Al  señor  le  llegó  la  hora  y  murió.  Y  al  poco  tiempo 
los  vecinos  vieron  que  una  luz  recorría  todas  las  noches 
las  divisorias  de  las  tierras  del  señor  y  se  detenía  sobre  los 
mojones,  y  acordaron  que  el  más  valiente  del  pueblo  fuera 
a  ver  lo  que  significaba  aquella  aparición. 

El  vecino  designado  se  acercó  a  la  luz  y  dijo: 

— ¡En  nombre  de  Dios!:  ^qué  te  hace  falta? 

— ¡Gracias  porque  os  apiadáis  de  mí!  Ya  que  viniste, 
quiero  que  me  ayudes  a  colocar  estos  mojones  en  su  ver- 
dadero sitio,  pero  no  mires  hacia  atrás  mientras  estés  con- 
migo. 

Cuando  colocaron  el  último  mojón,  la  luz  desapareció. 
Y  el  vecino  murió  la  noche  que  se  cumplió  el  año  que 
habló  con  la  aparición. 

3.— El  personaje  del  hábito. 

Santos  Valledor,  vecino  de  Berducedo,  concejo  de 
Allande,  al  pasar  un  día  por  las  Cabanas,  se  le  apareció 
un  personaje,  el  cual  le  cogió  por  un  brazo  diciéndole  al 
mismo  tiempo: 

— Mañana  a  las  dos  de  la  tarde  te  espero  aquí  mismo 


AURELIO  DE   LLANO   ROZA   DE  AMPUDIA 109 

para  que  con  tu  cayado  me  rasgues  de  abajo  arriba  este 
hábito  que  traigo  piífesto. 

Regresó  Valledor  a  Berducedo,  y  al  día  siguiente,  des- 
pués de  confesar  y  comulgar,  colocó  sobre  sí  algunas  re- 
liquias que  le  dio  el  cura,  y  se  dirigió  al  sitio  donde  le 
aguardaba  el  aparecido.      .    , 

En  cuanto  llegó,  le  enganchó  el  hábito  con  el  cayado, 
tiró  hacia  arriba  y  se  lo  rasgó.  El  hábito  se  convirtió  en 
una  llama  y  el  personaje  desapareció  sin  saber  por  dónde. 

Varios  vecinos  de  Berducedo  que  se  subieron  a  un 
alto  para  ver  desde  allí  lo  que  ocurría,  no  pudieron  con- 
seguirlo, porque  se  interpuso  entre  las  dos  partes  una  iela 
de  niebla  (1). 

4.—  Los  siete  ladrones. 


Una  vez  estaba  un  pastorín  del  concejo  ,de  Caso  en 
la  majada  de  Capiella,  y  desde  su  cabana  vio  que  siete 
ladrones  estaban,  matando  dos  vacas.  Y  después  que  las 
mataron,  las  pusieron  a  asar  al  fuego  que  hicieron  en  un 
hoyo. 

El  pastorín  se  subió  a  un  pico  del  monte  para  dar 
aviso  a  los  vecinos  de  Pendones.  Con  la  voz  de  la  turulla 
dijo : 

— ^TuruUerina, 
vé  a  la  ▼illa 
y  dile  así: 

que  nos  están  robando 
a  mí  y  a  tí, 
que  la  vaca  Saluda 
está  tras  del  fuego  y  suda, 
y  la  vaca  Corneta 
está  tras  del  fuego  y  tuesta.  "^^^ 


(I)     Se  cuentan  muchos  casos  de  aparecidos  que  andan  diciendo  de  noche: 
— ¡Quitadme   este  hábito!    [quitadme  este  hábito  que  abrasa  I 


lio      DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:    MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 

Los  vecinos  de  Pendones,  en  cuanto  oyeron  lo  que 
les  decía  el  pastor  con  la  turulla,  subieron  a  la  majada, 
mataron  a  los  siete  ladrones  y  los  enterraron  en  una  laguna 
que  hay  allí;  desde  entonces  se  llama  el  Lago  de  los 
Ladrones. 

Y  las  almas  de  ellos  aparecen  de  noche  por  aquellos 
sitios. 

Mal  de  ojo. 

Se  atribuye  a  las  brujas  la  facultad  de  ocasionar  ma- 
les y  perjuicios  al  prójimo  con  el  simple  efecto  de  la  mi- 
rada. Y  la  creencia  en  brujas  es  una  de  las  supersticiones 
más  arraigadas  en  Asturias. 

La  bruja  es  una  vieja  que  por  la  noche  chupa  la  san- 
gre a  las  personas  de  poca  edad,  mientras  duermen.  Y  a 
los  niños  y  a  los  animales  domésticos  les  hace  mal  de  ojo 
o  aoj amiento. 

Dicen  algunos  autores  y  entre  ellos  D.  Marcelino 
Menéndez  Pelayo,  que  la  creencia  en  el  mal  de  ojo  es 
probablemente  de  origen  latino. 

La  vaca  atacada  de  este  mal,  en  vez  de  leche  da  san- 
gre; y  el  niño  alcanzado  por  la  mirada  de  la  bruja,  enfer- 
ma rápidamente. 

D.  José  Caveda,  en  su  hermosa  composición  poética 
bable.  El  niño  enfermo,  dice: 

— Anxelin  hermosu, 
Vixu  de  to  ma. 
Que  penes  i  dieres 
Si  Dios  te  llevas! 
¡Probiquín!   iQue  tienes? 
cQué  te  fexo  mal...? 
¿Si  lu  agueyará 


AURELIO   DE    LLANO    ROZA    DE    AMPUDIA    ÍÍ\ 

La  vieya  Rosenda 
Del  otru  Uugar? 
Desque  allá  na  cuerra, 
Lu  diera  a  besar, 
Poqueñin  y  a  pocu 
Morriéndose   va ; 
Dalgún   maleficiu 
La  maldita  i  fai 
Que  diz  q'a  Sevilla 
Los  sábados    va, 
Y   q'anda   de   noche 
Por  todu  el  Ilugar 
Chupando  los  ñeños 
Que  gordos  están. 
¿Si  el  miu  la  bruxa 
También  chupará? 
Temólo  en  conciencia 
Temólo  en  verdad...    (1) 

Para  curar  a  los  enfermos  hay  que  buscar  a  la  bruja 
y  hacerla  decir  delante  del  niño: 
— Dios  te  bendiga. 

Y  delante  de  la  vaca: 
—-San  Antonio  te  guarde. 

Como  no  es  fácil  que  en  todos  los  casos  vaya  la  bruja 
a  desaojar  a  los  enfermos,  los  llevan  al  cura  para  que 
los  bendiga. 

Y  además,  van  con  los  niños  a  ver  a  una  desaojadera 
para  que  les  pase  el  agua  por  el  alicornio  que,  así  llaman 
a  un  disco  de  asfade  ciervo  que  venden  en  algunas  boti- 
cas, y  a  una  copa  de  hueso,  la  cual  creen  que  procede  del 
fabuloso    Unicornio   (2) . 


(1)  Colección    de    poesías    en    dialecto    asturiano,    impresas    en    1839,    por 
D.   Benito   González. 

(2)  El     algunos    concejos    de    Oriente,     a    estos    amuletos    les     llaman    el 
alicor.  Y  el  que  generalmente  emplean  es  el  de  asta  de  ciervo. 


112      DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:    MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 

La  desaojadera,  para  pasar  el  agua,  echa  ésta  en  una 
vasija  al  mismo  tiempo  que  reza  el  credo;  y  al  decir  "su 
único  hijo",  introduce  en  el  agua  el  disco.  Y  como  éste 
tiene  un  agujerito  en  el  centro,  salen  barbujas  por  él.  Esto 
es  señal  de  que  el  niño  está  ague^au. 

Las  burbujas  son  los  ojos  de  la  bruja  y  hay  que  que- 
marlos, para  lo  cual  echan  unas  gotas  del  agua  pasada, 
sobre  las  baldosas  del  llar  calentadas  al  rojo. 

Después,  el  niño  bebe  el  agua  de  la  vasija  y  sana  (1) . 

En  Oviedo,  las  desaojaderas  al  introducir  el  disco 
en  el  agua  se  persignan  y  dicen : 

— Dos  ojos  te  vieron 
y  un  corazón  malo, 
Dios  te  bendiga 
y  el  Espíritu  Santo. 

En  el  Occidente  he  visto  copas  del  alicornio  que 
son  verdaderas  obras  de  arte.  Este  amuleto  posee  varias 
virtudes  (2) .  Para  curar  el  mal  de  ojo  se  echa  agua  en 
una  vasija  y  con  el  borde  de  la  copa  del  alicornio  se  tra- 
zan en  ella  varias  cruces,  y  esta  agua  se  la  dan  a  beber  al 
niño  por  dicha  copa. 

En  el  concejo  de  Ibias,  para  curar  el  mal  de  ojo,  una 
persona  cualquiera  se  persigna  al  pie  del  llar  y  acto  segui- 
do, echa  en  el  fuego  gallinaza,  pimiento  picante  y  hojas 
de  laurel.  Y  cuando  esta  mezcla  está  ardiendo,  coge  al 
niño  en  sus  brazos  y  lo  pasa  por  encima  del  fuego,  a 


(1)  El  1.°  de  Abril  de  1921,  Carmen  Peláez,  de  75  años,  vecina  de  Car- 
do concejo  de  Gozón,  me  enseñó  en  su  casa  el  alicor  o  el  disco  de  asta  de 
de  ciervo   y  me  explicó   las  prácticas  que   se   emplean  para  pasar  el   agua. 

Y    es  casi    general    la    costumbre    en    Asturias,    entre    las    desaojaderas,    de 
echar  el  agua  pasada  sobre  el  llar  candente  para  quemar  los  ojos  de  la  bruja. 

(2)  Para  curar  heridas,  diviesos  etc,  se  echa  agua  en  un  plato  de  madera, 
•e  moja  en  esta  agua  el  borde  de  la  copa  del  alicornio  y  con  el  borde  así  hu- 
medecido, »e  hacen  varia»  cruces  tobre  la  parte   enferma. 


AURELIO  DE  LLANO  ROZA  DE  AMPUDIA  113 


cierta  altura,  tres  veces,  trazando  cada  vez  con  el  cuerpo 
del  niño  tres  cruces  en  el  aire  ( 1 ) . 

El  señor  Caveda,  en  la  poesía  citada,  describe  así  al- 
gunos remedios  que  se  emplean  para  neutralizar  el  daño 
que  la  bruja  causa  al  niño: 

Mañana  sin  falta 
(Si  e  que  llego  allá) , 
Con  agua  bendita 
Lu  tengo  asperxar 

Y  ponei  la  cigua 
Antes  de  mamar, 

Y  dai  pan  bendito 
Mezclau  al  papar, 

Y  de  San  Benito 
Se  i  ha  de  colgar. 
La  regla  que  fora 
Del  padre  Bastián... 

Se  dice  que  la  propiedad  de  aojar  está  en  uno  de  los 
ojos,  nunca  en  los  dos.  Y  esta  propiedad  no  es  innata; 
aparece  súbitamente  y  a  veces  también  algunos  hombres 
la  poseen. 

Acerca  de  ésto  oí  en  los  pueblos  de  nuestras  montañas, 
la  siguiente  leyenda: 

" — Un  señor  tenía  una  gran  vacada  y  cada  vez  que 
iba  a  verla  a  la  majada  se  le  moría  una  vaca. 

Tantas  se  le  iban  muriendo  que  un  día  se  atrevió  a  de- 
cirle el  criado: 

— Señor,  no  vuelva  más  por  aquí,  porque  se  va  a 
quedar  usted  sin  vacas. 


(I)  " — En  estos  contornos  es  corrientísimo  este  procedimiento  para  cu- 
rar el  mal  de  ojo" — me  dijeron  varios  vecinos  de  San  Antolín  de  Ibias,  el 
12  de  Noviembre  de  1921,  entre  los  cuales  figuraba  Francisco  Fernández 
Uña,  de  42  años  de  edad. 


114       DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:     MITOS,     SUPERSTICIONES,     COSTUMBRES 


El  señor  consultó  el  caso  con  un  amigo  y  éste  le  ha- 
bló así: 

— Cuando  vayas  a  ver  tus  vacas  tapa  un  ojo  y  míra- 
las con  el  otro  porque  en  uno  de  ellos  tienes  la  medicina. 

Y  las  miró  con  un  ojo  tapado  y  se  murió  una ;  después 
las  miró  con  el  otro  y  no  se  murió  ninguna. 

Entonces,  el  señor,  comprendiendo  el  daño  que  podía 
causar,  se  sacó  el  ojo  con  un  ¡JíI^ÍÓn."  (I) 

En  Occidente  se  emplean  diversos  procedimientos  para 
desaojar  las  vacas  (2) . 

" — Una  vez  se  nos  puso  una  vaca  enferma  del  mal 
de  ojo  y  fuimos  a  buscar  la  persona  que  la  había  embru- 
jado para  que  la  desembrujara;  y  le  quitó  el  mal  ahumán- 
dole el  hocico  con  humo  producido  por  una  mezcla  de 
cuernos,  excremento  de  cerdo  y  hierbas  medicinales."  (3) 

En  Brañaseca  concejo  de  Cudillero,  les  ponen  a  modo 
de  concuna  tira  de  piel  de  odre,  y  pendiente  del  collar 
ponen  una  bolsita  que  contiene  ajos  y  caracoles  del  mar. 

Y  en  otros  pueblos  de  este  concejo,  entre  ellos  San 
Martín  de  Luiña,  en  la  bolsita,  que  ha  de  ser  encarnada, 
colocan  ajos  y  ruda  machacada,  excremento  de  cerdo  y 
una  cruz  hecha  de  la  misma  bayeta  que  la  bolsa. 

En  el  concejo  de  Grandas  de  Salime,  el  collar  ha  de 
ser  hecho  con  una  tira  de  paño  cortada  de  un  pantalón 
usado,  y  en  la  bolita  ponen  incienso,  cruces  de  bayeta 


(1)  La  última  vez  la  oí  el  21    de  Junio  de   1921,  en   !a   capital   de    Bel- 
monte;    me   la   contó    Alfonso    Martínez,    de    84    años. 

Una  variante  que  recogí  en  Caravia,  dice  que  fué  un  labrador  el  que 
se  sacó  el  ojo,  porque  cada  vez  que  miraba  sus  bueyes  ui^^dos  caía  uno  al 
suelo    enfermo. 

(2)  En    algunos   pueblos    de   Oriente   las   bendicen,   en    otros   las   mojan    el 
alimento   con   el    agua   pasada,   y  en   otros   las   cura  un    Saludador. 

También  preservan  de  la  bruja  las  antenas  del  escarabajo  y  las  cruces 
que  tienen  las  campanillas  y  los  cencerros. 

<3)      D.    Carlos   Santos,    de   78   años,    ex-alcalde   de   Pola   de   Allande,   me 
dio  esta  noticia  el  6  de  Noviembre  de   1921. 


AURELIO  DE  LLANO  ROZA  DE  AMPUDIA  115 

amarilla  como  la  de  la  bolsa,  cera  del  cirio  pascual  y  un 
ajo.     (I). 

En  San  Antolín  de  Ibias,  en  cuanto  un  vecino  ve  que 
una  vaca  presenta  síntomas  de  aoj amiento,  busca  un  amigo 
de  toda  su  confianza  y  se  la  vende  por  poquísimo  dinero, 
por  unos  céntimos.  Y  a  las  pocas  horis,  el  comprador  re- 
gala la  vaca  a  quien  se  la  vendió.  Hacen  esta  operación 
porque  la  vaca  se  desaoja  al  ser  vendida. 

Otra  de  las  prácticas  empleadas  en  Torga,  parro- 
quia de  Tormaleo,  es  la  siguiente: 

Cogen  unos  pantalones  y  los  ahuman  con  laurel  y  ro- 
mero; después  trazan  con  ellos  una  cruz  sobre  la  nuca  de 
la  res,  otra  en  el  medio  del  espinazo,  otra  en  la  rabadilla^"^^ 
y  vuelta  a  empezar  hasta  nueve  veces.  Y  al  mismo  tiempo 
que  cruzan  la  vaca,  dicen: 

— Dios  que  te  crió 
y  Dios  que  te  guardó, 
salte  los  ojos 
a  quien  te  enolló.  (2) 

En  el  concejo  de  Allande  y  en  el  de  Grandas  de 
Salime,  también  emplean  los  pantalones  ahumados  y  cru- 
zan con  ellos  la  vaca  nueve  veces  diciendo: 


(1)  El  pxiem  quizá  aprendería  ¿e  los  exorcistas  algunas  de  estas  prác- 
ticas. 

En  un  libro  intitulado  Práctica  de  exorcistas  y  ministros  de  la  iglesia, 
por  el  P.  Benito  Remigio,  Madrid,  1689,  pág.  100,  se  lee  la  manera  de 
librarse   de   hechiceros    y   brujas: 

..."tomará  el  Exorcifta  oro  molido,  incienso,  mirra,  fal,  oliva,  cera 
bendita  y  ruda,  cada  uno  bendito  con  su  particular  bendición  y  aviendolos 
mezclado,  pondrá  en  cada  efquina  de  la  cama,  defpués  de  limpia,  un  poco, 
bendiciéndola  tres  veces  con  la  feñal  de  la  Cruz  a  honra  de  la  Santísima 
Trinidad:    ita.   Hieron,   Mengus,    qui    fupra." 

Y  añade  que  poniendo  un  poco  de  esta  mezcla  en  una  bolsita  colgada 
al  cuello   preserva  de  los  demonios  íncubos  y  Súcubos. 

(2)  Estos  versos  los  recogí  en  Ibias  el   13  de  Noviembre  de  1921. 


116       DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:     MITOS,    SUPERSTICI(»IES,    COSTUMBRES 


— En  nombre  de  Dios 
y  de  Nuestra  Señora: 
dos  te  enollaron 
y  un  corazón  malo. 
El   señor  San  Pedro 
San  Pablo  y  San  Andrés, 
son  hermanos  todos  tres, 
Jesucristo  los  crió 
y  a  ti  de  desenolló.  (1) 

Después  queman  los  pantalones  en  la  encrucijada  de 
dos  caminos. 

En  los  pueblos  altos  del  concejo  de  Cangas  de  Tineo, 
entre  ellos  Cibuyos,  el  rito  ha  de  ser  practicado  por  una 
mujer.  Y  los  pantalones  los  llevan  a  la  encrucijada,  y  en 
vez  de  quemarlos,  colócanlos  en  el  suelo  y  les  dan  una 
paliza.  La  cual  creen  que  reciben  las  brujas. 


El  mal  del  erizo. 


Cuando  a  una  res  se  le  forma  una  llaga  entre  las  uña^ 
(gloposeda)  dicen  que  tiene  el  mal  del  orizo.  Y  para  es- 
tirparle  llevan  la  res  a  un  campo  y  con  un  instrumento  pun- 
zante trazan  sobre  la  hierba  una  línea  alrededor  del  pie, 
por  la  cual  queda  marcada  la  figura  de  éste  en  el  suelo. 

Después  ahondan  la  línea  y  arrancan  la  tierra  con- 
teniendo dicha  figura  y  la  colocan  en  un  agujero  donde 
no  se  moje.  A  medida  que  se  va  secandc  la  tierra  se  seca 
el  orizo  (2) . 

Y  cuando  un  animal  doméstico  rompe  una  pata,  des- 
pués que  se  la  enf^lulan,  entablillan  el  pie  de  un  mueble 


(1)  Los  recogí  en  Ailande  el  7   de  Noviembre  de   1921. 

(2)  Estos   datos   los   recogí    en   San    Antolín    de    Ibias   el    11    de   Noviem- 
bre de   1921. 


AURELIO   DE    LLANO    ROZA   DE   AMPUDIA  117 


de  casa  y  lo  tienen  entablillado  nueve  días  para  que  pegue 
pronto  el  hueso  roto  de  la  res  (1) . 

El  gurríetu. 

A  una  enfermedad  del  ganado  lanar,  llamada  torneo, 
(cenurosis  cerebral)  en  Oriente  la  llaman  el  gurríetu;  y 
en  el  Occidente  atchueiru,  rebolo  ^  lolein. 

Los  pastores  orientales  sacari  el  gurríetu  operando  la 
res  y  curando  la  herida  con  ¿umq  de  ortiga.  Y  los  occi- 
dentales, colocan  debajo  de  la  "solera  de  la  puerta  de  la 
cabana  alfileteros  con  azogue^creyendo  que  al  pasar  las 
ovejas  enfermas  por  encima  de  ellos  se  les  quita  el  mal  (2). 

También  suelen  clavar  en  la  puerta  de  la  cabana  la 
piel  de  un  ^i^o^  Y  en  Grandas  de  Salime,  cortan  la  ca- 
beza a  una  de  las  reses  enfermas  y  la  tiran  por  encima  de 
la  cabana,  de  manera  que  pase  de  un  lado  a  otro  sin  tocar 
en  el  tejado;  así  creen  que  a  las  otras  se  les  quita  la  en- 
fermedad. 

A  pesar  de  poner  en  práctica  estos  remedios,  mueren 
todas  las  ovejas  porque  el  mal  es  incurable,  termina  con 
la  destrucción  del  cerebro. 

— Santo   Dios,   dijo   la   zorra, 
aquí   está  un   cameru   muer  tu, 
esti  no  lu  maté  yo 
que  se  murió  del  gurrietu.  (3) 

cantan  en  Oriente. 


(1)  En  algunos  concejos  de  Occidente,  entre  los  cuales  figura  el  cíe 
Allande  y  el  de  Cangas  de  Tineo,  para  que  un  perro  sea  valiente  y 
muerda  a  cuantas  personas  se  le  acerquen,  le  cortan  las  orejas  y  se  las  dan 
a   comer,    cocidas   dentro    de    un    panecillo. 

(2)  El  6  de  Noviembre  de  192!,  el  boticario  de  Pola  de  Allande,  D.  Mi- 
guel Iglesias  Portal,  me  dijo  qu»  los  campesinos  van  con  frecuencia  a  su  bo- 
tica provistos  de  alfileteros  a  comprar  azogue  para  curar  el  atchueiru. 

(3)  Esta  copla  la   recogí  en   \^¡diago  concejo   de   Llanes. 


118       DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:     MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 


El  cuerpo  designan. 

Tiene  el  cuerpo  desiguau  o  abierto  la  persona  que 
sufre  dolores  de  cabeza,  de  espalda,  y  le  dan  mareos. 

Dos  procedimientos  emplea  el  curandero  o  curandera 
para  comprobar  la  existencia  de  la  enfermedad.  Uno  de 
ellos  consiste  en  medir  al  paciente  con  una  cinta  desde  la 
boca  del  estóm.ago  hasta  el  espinazo  por  ambos  lados.  Si 
la  longitud  es  mayor  por  un  lado  que  por  el  otro,  el  cuer- 
po está  desiguau. 

El  otro  procedimiento  es  de  mayor  manipulación.  El 
curandero  sienta  al  paciente  en  el  suelo,  le  junta  y  le  es- 
tira las  piernas;  después  se  pone  detrás  de  él  y  le  coge  los 
brazos  por  las  muñecas  y  estirándolas  por  igual,  se  las 
eleva  hasta  juntar  la  palma  de  las  manos  sobre  la  cabeza, 
y  si  una  mano  sobresale  de  la  otra — lo  cual  sucede  siem- 
pre, porque  así  le  conviene  al  curandero — es  señal  de  que 
la  enfermedad  existe. 

Y  para  curarla,  le  dan  una  fuerte  fricción  con  man- 
teca en  el  espinazo  y  en  las  costillas.  Después  le  enfaj^an, 
y  así  tiene  que  estar  nueve  días  sin  doblarse  ni  acostarse 
de   espalda. 

En  varios  pueblos,  a  esta  enfermedad  o  cosa  parecida 
la  llaman  el  mal  del  filu.  Y  para  curarla  colocan  al  cue- 
llo del  paciente  un  hilo  con  nueve  nudos  y  cada  día  que- 
ma un  nudo  y  al  mismo  tiempo  reza  un  padrenuestro.  Es- 
te dato  me  lo  dieron  en  Perlurfes,  Concejo  de  Somiedo. 

La  paletilla  en  tierra. 

Dicen  que  la  paletilla  es  un  hueso  que  hay  en  la  boca 
del  estómago.  En  Occidente  la  llaman  espinilla. 


AURELIO  DE  LLANO  ROZA  DE  AMPUDIA 119 

Y  creen  que  tiene  la  paletilla  en  tierra  la  persona  que 
pierde  el  apetito,  vomita  la  comida,  se  fatiga  al  andar  y 
siente  opresión  en  el  pecho. 

Esta  enfermedad  la  tratan  frotando  fuertemente  la 
boca  del  estómago  y  aplicando  al  epigastrio  un  repegón 
de  pez;  el  paciente  tiene  que  estar  en  quietud  varios  días. 

En  Occidente  tratan  la  enfermedad  conjurándola  así: 

— Aracas   caídas, 
espinillas  e  paletillas, 
volvédevos  a  veso  lugar 
como  se  volven 
as  olas  del  mar.  (1) 


(I)  Eíte  conjuro  lo  recogí  en  Grandas  de  Salime  el  9  de  Noviembre  de 
1921.   Se   usa  mucho  en   Paradas,   concejo   de   Allande. 

Para  que  se  vea  cómo  curaban  antiguamente  algunas  enfermedades,  daré 
cuenta  de  un  interesante  documento  que  existe  en  mi  archivo,  legajo  III, 
número    13.    Dice  así: 

" — Real  Provisión  de  los  Señores  de  la  Real  Audiencia  de  Oviedo, 
de  20  de  Septiembre  de  este  año,  por  la  que  se  manda  a  las  Justicias  de 
este  Principado  no  permitan  que  los  Hernistas  y  Capadores  executen  la 
operación  de  castración  en  los  Niños  sin  las  precauciones  que  en  ella  se 
contiene... 

A  vos  la  Justicia  ordinaria  del  Concejo,  Coto  o  Jurisdicción  de  (aquí  el 
nombre;  fué  repartida  en  toda  Asturias)  salud  y  gracia,  sabed:  Que  ha- 
biéndose formado  causa  contra  Juan  Francisco  Dieguez...  sobre  haber  hecho 
de  Hernista  en  este  Principado  sin  estar  examinado...  se  hi/o  presente  que 
en  este  Principado  algunos  Castradores  de  Bestias  hacer  tales  operaciones 
a  los  racionales,  como  si  fuera  lo  mismo  la  Albfiitaría  que  la  facultad 
Médica...  y  para  cohibir  y  refrenar  tan  abusivas  operaciones,  que  al  paso  que 
ofenden  la  humanidad,  disminuyen  la  población...  acordamos  librar  la  pre- 
sente, por  la  cual  os  mandamos  que  no  permitáis  con  pretexto  alguno  se 
ejecute  la  operación  de  Castración  en  los  Niños  por  los  Hernistas  o  Capa- 
dores, y  en  caso  de  practicarse  aJguna  vez,  pasada  la  edad  de  catorce  años, 
por  urgentísima  necesidad,  en  ios  que  proviene  el  arte,  se  haga  por  Cirujanos 
aprobados  de  la  mejor  nota...  y  si  alguno  aximinado  de  Castrador  de 
Bestias  se  mezclase  en  intentar  practicar  tal  oficio  cok  los  Racionales,  los 
arrestaréis  incontinenti,  embargaréis  sus  bienes...  Dada  en  la  Ciudad  de 
Oviedo  a  veinte  de  Septiembre  de  mil  setecientos  ochenta  y  uno. — D.  Antonio 
Melgarejo. — D.  Vicente  Thomas   Lavandeira." 


120      DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:    MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 


El  polvo  de  ara. 

Algunas  mujeres,  cuando  están  en  cinta,  raspan  un 
ara  y  el  polvo  que  obtienen  lo  toman  con  agua  para  salir 
bien  del  cuidado  y  para  que  el  feto  no  venga  antes  de 
tiempo. 

D.  Francisco  de  la  Peña,  dueño  de  la  capilla  de  Vi- 
llanaje, concejo  de  íbias,  me  dijo  el  II  de  Noviembre  de 
1 92  ] ,  que  le  habían  estropeado  el  ara  de  tanto  rasparla 
para  obtener  polvo  de  ella.  Y  que  le  iba  a  decir  al  señor 
cura,  que  hablara  a  las  mujeres  desde  el  altar  para  ver 
si  perdían  esta  costumbre  antiquísima,  la  cual  no  les  re- 
porta beneficio  alguno  (1). 

£1  mal  del  monte. 

A  la  mastitis  o  inflamación  de  una  mama  lo  llaman 
el  mal  del  monte. 

Y  lo  curan  trazando  varias  cruces  sobre  la  parte  en- 
ferma con  un  diente  arrancado  de  la  boca  de  un  lobo 
vivo,  y  cuyo  diente  es  necesario  traerlo  pendiente  del 
cuello  durante  la  enfermedad. 

En  otros  pueblos  occidentales,  en  vez  de  emplear 
el  diente  de  lobo,  calientan  la  garmayeira  y  cruzém  la 
mama  con  ella  (2) . 


(1)  En  Asturias,  entre  las  naturales  del  país,  hay  muy  pocas  supersti- 
ciones referentes  a  los  partos  y  embarazos;  los  antojos,  y  que  si  devanan 
una  madeja  sale  el  cordón  umbilical  enrollado  al  cuello  del  niño,  que  si  al 
subir  una  escalera  echan  delante  el   pie   derecho  darán   a   luz   un  varón,.. 

(2)  No  es  difícil  el  conseguir  un  diente  en  estas  condiciones,  porque  en 
Asturias    hay   bastantes    lobos. 

El  11  de  Noviembre  de  1 92 1,  el  vecino  de  San  Antolín  de  Ibias,  José 
Cadenas  Fresno,  de  52  años,  me  enseñó  un  diente  de  lobo,  y  tal  fe  tiene  en 
las  cura»  que  hace  con  él,  que  me  dijo  que  no  lo  daba  por  ningún  dinero. 


AURELIO   DE   LLANO   ROZA  DE  AMPUDIA  121 


La  gota. 

La  persona  que  padece  de  ataques  epilépticos,  dicen 
que  tiene  la  gota.  Y  para  curarla  queman  la  camisa  que 
trae  el  paciente  en  el  momento  que  le  da  el  primer  ataque. 

La  ceniza  de  la  camisa  se  la  dan  a  beber  con  agua  al 
enfermo.  Y  con  esto  creen  que  sana  (I). 

Sacar  el  golpe. 

Cuando  una  persona  recibe  un  golpe  en  un  ojo  y  éste 
se  hincha  y  se  pone  rojizo,  lo  curan  haciendo  succión  con 
la  boca  sobre  las  venas  del  brazo  izquierdo,  si  el  ojo  en- 
fermo es  el  derecho  o  viceversa. 

Chupan  por  encima  de  la  piel  creyendo  que  hacen 
salir  y  circular  por  las  venas  la  sangre  negra  que  está  pa- 
rada en  el  ojo. 

A  esta  operación  la  llaman  sacar  el  golpe  (2) . 

El  arzolín. 

Para  curar  el  orzuelo  colocan  en  un  sitio  apropósito 
tres  montoncitos  de  paja,  los  cuales  representan  una  casa, 
un  hórreo  y  un  molino. 

Pegan  fuego  a  los  tres  montoncitos,  y  el  paciente,  co- 
loca la  cara  sobre  ellos  de  manera  que  le  entre  el  humo  en 
el  ojo  enfermo  y  dice  muy  deprisa: 


(I^      Recogido  en  la  parroquia   de   Sistema  el    13   de   Noviembre   de    1921. 

(2)      Recogido  en   el   concejo   de   Ibias    el    12   de   Noviembre   de    1921. 
Y  en  este  concejo  cuando  una  persona  tiene  una  nube  en  un  ojo,  el  en- 
cargado de  hacer  la  cura  mete  un   ajo  en  la  boca   y  soplando  con  una  paja, 
"echa  aire  de  ajo"  en  el  ojo  enfermo,  tres  vece»  cada  día  durante  nueve  días. 


122  DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:     MITOS,    SUPERSTICICWES,    COSTUMBRES 


— ^Afuxi,  afuxi,  arzolín 
que  te  quema  la  casa, 
el  hórreo  y  el  molin.  (1) 

En  Grandas  de  Salime  dicen: 

— Orizolo,  erizólo 
quéimuche   a  casa 
y  déxame  el  oUo. 

En  Oriente  quitan  el  orzuelo  echándoselo  a  otra  pt 
sona,  para  lo  cual  abren  y  cierran  con  rapidez  el  índice 
de  la  mano  derecha  frente  ai  ojo  donde  lo  van  a  echar  y 
dicen  en  voz  baja: 

— Mala  paya, 
mala  raya, 
mal  arzolin 
te  caya.  (2) 

En  Oviedo  dicen  de  esta  manera: 

— Arzolin,  arzolin 
del  ojo  derecho, 
mírame  bien 
que  a  ti  te  lo  echo. 

y  soplan  en  dirección  al  ojo  donde  lo  quieren  echar. 

Sacar  el  argneim. 

Llaman  argueiru  a  cualquier  cuerpo  extraño  qup  se 
introduzca  en  un  ojo,  y  para  sacarlo,  frotan  el  páf 
mismo  tiempo  que  recitan: 


(1)  Este  conjuro  lo  recogí  en  Pola  de  Allande  el  9  de  Noviembre  de  1921. 

(2)  Este  conjuro  lo  oí  en   mi  niñez,  en  Caravia. 


AURELIO  DE    LLANO   ROZA   DE   AMPUDIA  123 


— Corre,  argueiru 
corre,  argueiru, 
como  el  agua 
en  el  regueiru, 
que  viene  Santa  Lucía 
ella  me  lo  sacaría 
con  súa  man  lavadía.  (1) 


El  denegado. 


Dicen  que  una  persona  está  desnogada  cuando  sufre 
una  distensión  de  los  ligamentos  de  un  pie  o  de  una  mano. 

Y  para  curar  al  desnogado  se  busca  una  mujer  que 
haya  tenido  dos  hijos  de  un  parto.  La  cual  se  pone  des- 
calza sobre  el  miembro  enfermo  y  dice: 

— Sana  tú,  de  tu  desnogadura, 
como  sané  yo  de  mi  ximielgadura.  (2) 

El   desfilan. 

Está  desfilada  la  persona  o  res  que  sufre  la  disloca- 
ción de  un  pie  o  de  una  mano. 

El  encargado  de  curar  el  miembro,  se  persigna,  y  con 
un  trocito  de  rama  de  saúco,  al  cual  llaman  haiteiro,  hace 
varias  cruces  sobre  la  parte  dolorida  y  al  mismo  tiempo 
dice  así: 

— Baiteiro  te  pongo 
que  no  seas  desfilado 
no  seas  mancado. 


(1)  Con  su  mano   lavadita  quiere  decir.  Recogí   estos   versos  en  San  An- 
tolín  de   Ibias   el    11    de  Noviembre   de   1921. 

En  Occidente,  a  las  afias  las  llaman  liras  y  para  curarlas,  mojan  nueve 
pedacitos  de  pan  con  saliva,  uno  cada  día  y  se  las  van  dando  a  un  perro, 
diciéndole : 

— Toma  can, 
liras  y  pan. 

(2)  Lo  recogí   en    San   Antolín   de   Ibias   el   9  de    Noviembre  de    1921. 


124      DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:     MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 


este  baiteiro  está  bendito 
por  la  gracia  de  Dios 
y  de  Jesucristo.  (1) 

y  tira  el  baiteiro  lejos  de  sí;  el  medicamento  se  repite 
nueve  días. 

En  otras  parroquias  emplean  distinta  fórmula  para 
curar  el  mal.  Ai  pie  de  una  fuente  que  no  se  seca  nunca 
y  por  eso  la  llaman  fuente  prial,  cogen  nueve  piedrecitas 
y  con  una  de  ellas  cruzan  el  miembro  dislocado  y  lo  con- 
juran diciendo: 

— Estas  piedras  y  estos  huesos 
vuélvanse  a  su  lugar, 
como  el  agua  de  esta  fuente  prial 
corre  pal  mar.  (2) 

y  vuelta  enseguida  a  empezar  el  conjuro  hasta  terminar 
las  nueve  piedrecitas.  La  operación  se  repite  nueve 
días  (3). 


(1  y  2)  Recogidos  en  Villamayor  concejo  de  Ibias,  el  II  de  Noviem- 
bre de  1921. 

(3)  Los  conjuros  contra  enfermedades  se  vienen  empleando  desde  los 
tiempos  más  remotos.  Los  esQaJdos  han  dejado  un  programa  completo  de  en- 
señanza del  encanto  rúnico,  el  cual  empleaban  al  mismo  tiempo  que  recita- 
ban  unos   versos  para   obtener   distintos   resultados. 

En  unos  versos  del  Edda,  llamados  el  encanto  de  Meseburg,  se  ve  una 
manera  de  conjurar  semejante  a  la  que  se  emplea  para  curar  el   desfilau. 

Votan  fué  con  Phol  y  otros  dioses  a  buscar  leña  al  bosque  y  en  el  ca- 
mino,   el   potro   del    dios    Balder   dislocó   un    pie: 

— Entonces   lo   conjuró   Sinthgut, 
y   su   hermana   Sunna; 
después    lo   conjuró   Folla, 
y   su    hermana   Friga. 
Entonces    lo    conjuró    Votan    como    el    sabía    hacerlo: 
— Esto  es  tercedura  de  la  pierna, 
esto  es  paralización  de  la  sangre; 
pata  a  tu  pata 
sangre  a  fu  rangre 
miembro  a   tus  miembros 
como   si   estuvierais  pegados. 
Véase   Cermanische   Myihologie,   Julius   Von    Magelein.   Leipzig   und    Ber- 
lin,   1919. 


AURELIO   DE    LLANO   ROZA   DE   AMPUDIA  125 


Losingalius. 

Cuando  un  niño  está  en'cajiijado  dicen  que  tiene  los 
ingalius  y  para  curarle  se  reúne  Ha  familia  y  le  atan  las 
piernas  con  un  hilo  de  lana  hilada  en  casa.  Y  acto  se- 
guido, una  persona  lo  lleva  a  la  encrucijada  de  dos  ca- 
minos por  los  cuales  haya  pasado  o  pueda  pasar  el 
viático. 

Y  allí  se  sienta  con  el  niño  entre  sus  brazos  y  a  la 
primera  persona  que  pasa  le  entrega  unas  tijeras  y  le  dice : 

— Hombre  que  vienes  con  fortuna, 
corta  los  ingalius  a  esta  criatura. 

y  el  hombre — o  mujer — corta  el  hilo  que  ata  las  piernas 
del  niño  y  con  esto  queda  cortada  la  enfermedad. 

Para  que  la  operación  surta  efecto,  ha  de  hacerse 
en  silencio,  y  las  personas  que  intervienen  en  ella  tienen 
que  separarse  sin  despedirse  (1). 

El  pccerbún. 

En  Occidente  llaman  pecerbún  a  la  erisipela,  y  para 
curarla,  dicen  delante  del  enfermo: 

Lázaro  en  el  monte  está 
dando  voces  de  agonía 
y  la  Virgen  bien  le  oía. 
— iQue  hace  ahí,  Lázaro? 
— Aquí  estoy  decípola  y  decipela 
pecerbún    y    culebrún 


(I)  Lo  recogí  en  Gríuidas  de  Salime  y  en  San  Antolín  de  Ibías  los  días 
9  y  12  de  Noviembre  de  1921.  Dice  Strabon  que  los  astures,  "como  antigua- 
mente los  asirio»,  exponen  en  los  caminos  a  los  enfermos  con  el  objeto  de  que 
los  vean  lo»   que   tengan   experiencia  de   la  enfermedad." 


126       DEL     FOLKLORE    ASTURIANO:     MITOS,     SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 


que   aquí   me  quemo 
que  aquí  me  abraso. 

— Lázaro:  vete   a  tu  casa 
y  en  una  escudilla  de  fresnal, 
echarás   agua   de   fuente  prial, 
tres  silvas  de  un  silvadar 
tres  ortjgas  de  un   ortigal 
y  tres  arenitas  de  sal; 
mojarás   con   ésto    tus   llagas 
y   quedarán   sanas   y  salvas   (1). 

Después  de  recitar  estos  versos,  con  un  trapito  empa- 
pado en  la  mezcla  mojan  la  parte  enferma.  Esta  opera- 
ción la  hacen  nueve  veces,  una  cada  día. 


El  Saludador  y  el  Ensalmador. 

Llaman  Saludador  al  individuo  que  se  dedica  a  em- 
baucar a  la  gente  curando  toda  clase  de  enfermedades 
de  personas  y  animales,  nada  más  que  con  soplarles,  echar- 
les saliva  y  diciendo  conjuros. 

Y  Ensalmador  al  que  cura  las  fracturas  de  huesos  y 
emplea  ensalmos. 

La  virtud  de  los  Saludadores  está  en  que,  según  ellos 
dicen,  tienen  impresa  en  el  cielo  de  la  boca  la  rueda  de 
Santa  Catalina  y  una  cruz  debajo  de  la  lengua. 

Todo  esto  es  una  impostura.  Yo  he  visto  una  vez  en 
mi  aldea  un  Saludador  que  iba  curando  enfermedades, 
de  pueblo  en  pueblo  y  no  tenía  inconveniente  en  mostr:, 
lo  que  el  decía  que  era  una  cruz:  doblaba  la  lengua  h? 
cia  arriba  y  la  comprimía  entre  los  dientes  por  lo  cual  se 
le  dilataban  las  venas  y  en  la  concurrencia  de  éstas  veía- 


(I)  Este  conjuro  me  lo  recitó  Antonio  Piquín  Castrillón  de  78  años, 
natural  de  Grandas  de  Salime,  estando  baldado  en  su  cama,  el  9  de  No- 
viembre   de    1921. 


AURELIO   DE    LLANO    ROZA   DE   AMPUDIA  127 

mos  los  rapaces  lo  que  el  Saludador  quería  que  viésemos,  y 
las  personas  mayores  también  veían  lo  que  no  había. 

Hubo  una  época  en  que  estos  embaucadores,  "se  im- 
primían con  arte  la  rueda  de  Santa  Catalina." 

Y  "como  gente  rústica, — dice  el  P.  Feijóo — no  dis- 
tinguen cuales  prácticas  son  supersticiosas,  y  cuáles  no. 
Pero  esta  solución  no  ha  lugar,  porque  los  Saludadores 
por  lo  común  son  examinados,  o  por  los  señores  Obispos 
o  por  el  Santo  Tribunal :  por  consiguiente  sí  en  su  pr ' 
tica  hallasen  alguna  circunstancia  supersticiosa  los  des- 
engañarían, y  aún  los  prohibirían  debaxo  de  graves  penas 
el  exercicio." 

De  donde  resulta  que  no  les  estaba  prohibido  ejercer 
la  profesión  de  Saludadores. 

" — Dos  años  ha  que  un  Paje  del  señor  Obispo  de 
esta  Santa  Iglesia,  (de  Oviedo)  fué  mordido  por  un  pe- 
rro rabioso:  fueron  llamados  dos  Saludadores,  uno  d 
ellos  el  más  famoso  que  hay  en  este  Princiniado:  hicie- 
ron entrambos  sus  habilidades.  cQué  sucedió?  Que  e- 
enfermo  murió  rabiando. 

Y  un  caballero  de  este  Principado  llamó  a  un  Salu- 
dador para  que  curase  o  matase  una  vaca  suya,  tocada 
de  la  rabia.  Vino;  pero  por  más  que  le  animaron  no  se 
atrevió  a  entrar  en  el  corral  donde  estaba  la  vaca.  Lo 
más  que  hizo  fué  entreabrir  un  poco  la  puerta,  y  desde 
allí  soplar,  y  más  soplar,  teniendo  buen  cuidado  de  cerrar 
la  puerta  siempre  que  la  vaca  le  encaraba,  o  se  quería 
acercar". 

Estando  un  Saludador  en  la  cárcel  "instaba  con  rue- 
gos al  Carcelero  sobre  que  le  dexase  saHr  un  día  de  fies- 
ta a  saludar  y  bendecir  a  la  gente  que  concurriera,  ofre- 
ciéndole partir  con  él  el  dinero  que  había  de  sacar.  Al  fin 
confesó  su  embuste  y  dijo: 


128      DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:     MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 

— Me  va  lindamente  porque  con  soplar  los  días  de 
fiesta  gano  lo  que  he  menester  para  holgar,  comer  y  beber 
toda  la  semana.»  (1). 

El  Arcipreste  D.  Antonio  González  Reguera  com- 
puso a  mediados  del  Siglo  XVII  un  gracioso  entremés 
titulado  El  ensalmador. 

Entre  las  personas  que  van  a  consultar  sus  dolencks 
figura  un  tal  Antón,  el  cual  se  explica  de  esta  manera: 

— Tengo   isti   corazón  tan  trastayado. 
Que  ñon  afayo  fuelgo  de  cansado. 
Diz  que  ye  mal  de  bazo  y  ñon  afayo 
Quien,  como  vos,  me  quite  isti  trabayo... 

y  el  ensalmador  le  pregunta: 

— ¿Per  ú  VOS  da  isti  mal> 

— Peí  espinazo. 
Báxase  a  la  vería  y  corbiyones, 
y  vuelve  pe  la  nalga  a  los  ríñones... 
— Pos  ñon  tien   que  vos  dar  mucho  cuidado. 
Tomaréis  la  salmoria  y  el  torbisco, 
Zumaque,  pulepule  y  malbarisco. 
Trementina,  xaljón,  lleche  d'oveyes, 
Erba  mora,  artemisa,  ortigues  vleyes. 
El  queso  del  reciello  y  el  mestranzo. 
El  benito  campin  con  el  colanzo. 
Los  asenxos  y  sebo  de  carnero 

Y  oriégano  coido  por  Enero; 

Y  si  aquesto  bebéis  por  siete  viernes. 
Habéis  de  quedar  sano  y  facer  piemes... 

Después  le  consulta  Alfonso  que,  tiene  varios  acha- 
ques y  los  va  exponiendo  así: 


(1)     Feijóo   Teatro  Crítico,   tom.  III.  Discurso  I. 


AURiXIO  DE   LLANO  ROZA  DE  AMPUDIA 129 

— Tamién  esta  garganta 
Ñon   la  tengo   muy  seinta: 
Dícenme  que  son  buves  y  no  afayo. 
Quien  como  vos  me  quite  isti  trabayo... 
— Isi  mal  que  tenéis,  Alfonso  Friera, 
Ñon  son  buves,  que  ye  la  cerviguera... 

El  ensalmador  le  receta  hierbajos,  aceite,  incienso, 
los  pelos  de  un  furón,  etc,  y  le  dice: 

— ...echaréislo  a  cocer  en  un  puchero 
Con    aceite    y    con   suero; 
Colaréislo  dempués  por  una   toca, 
Y  echaréislo  nueve  veces  pe  la  boca; 
Que  cerviguera,  puxos  y  almorranes. 
Han  dir  con  Llucifer  en  tres  semanes... 

Le  toca  el  tumo  a  una  mujer,  y  el  ensalmador,  para 
resolver  uno  de  los  casos  que  le  consulta,  "aparece  con 
otro  carácter  y  con  pretensiones  más  subidas",  puesto 
que  llega  a.  conjurar  el  alma  de  una  difunta  que  anda  por 
la  qumta'na  en  figura  de  estornino  cantando  en  las  ramas 
de  una  higuera  y  comiendo  los  higos. 

Dice  la  mujer: 

— Hay,  Pero  Suare,  allá  na  mió  quintana. 
Una  figar  muy  guapa  y  muy  temprana; 
Y  habiendo  otres  allí  más  que  la  mía. 
Ñon  la  dexa  de  noche  nin  de  día 
Un  estomin,  el  cual  ye  tan  porfiado 
Que  todo  figo  dexa  espicotado ... 
— Isi  estornin   fatal,    que  tanto  grita. 
Ye  Taima  de  to  madre  Malgarita, 
Que  ñon  terna  descanso  ni  folgura 
En  Pulgatorio  ni  ena  sepultura. 
Si  el  sábanu  en  que  fora  sepultada 
Non  s'apodrez  hasta  que  quede  en  nada 

9 


130      DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:    MITOS,    SUPERSTICIONES.    COSTUMBRES 


Más  porque  ñon  vos  cause  tanta  Ilerza 
Tomaréis  nueve  taramos  de  verza. 
Tres  granos  de  cebada,  tres  de  trigo 

Y  d'esa  tal  figar  el  meyor  figo: 
Un  poco  d'una  estola. 

De  llechuga  montes  la  fueya  sola... 

Y  sigue  una  larga  receta  en  la  que  entran  astillas  del 
^ugo  de  campana,  unto  de  oso,  los  pelos  del  raposo,  dos 
hojas  del  breviario  del  cura,  un  remiendo  o  dos  de  la  so- 
tana, etc. 

Y  después  de  ordenar  a  la  mujer  que  hierva  todo  esto 
en  un  puchero  para  que  resulte  un  buen  ensalmo,  añade: 

El  primer  viernes  cuando  el  gallo  canta, 
Acurrucaivos  bien  en  una  manta: 
Xuntaréis  les  rodíes 

Y  esfregaréis  con  fuerza  ambes  veríes, 
Y  diréis:  "Estornín  de  la  estorneya. 

Los  figos  dexa  o  dexa  la  pelleya. 
Si  yes  l'alma  quiciás  d'algún  difunto. 
Márchate  de  aquí  al  punto... 
Vete  p'al  Pulgatorio  y  si  non  quieres. 
De  min  rezos  y  mises  non  esperes. 
¿Serás  acasu  en  estornín  tornada 
L'alma  d'un  aforcado, 
O  la  güestia  que  vien  del  otro  mundo 

Y  sal  de  les  llámales  del  profundo? 
Pos  si  eso  yes,  conxúrote  mil  veces 
Que  te  vayas   allá  con  les  gafeces." 
Al  decir  ésto  faite  cuatro  cruces ; 

Y  encendiendo  dos  lluces. 

La  to  figar  asperxarás  primero. 
Con  todo  el  cocimiento  del  puchero. 
Pondránsete  los  pelos  respingados; 
Ahullidos  oirás,  verás  nublados. 
Un  sudor  friu  moyará  to  frente ; 
Pero  aquisi  estornín  empertinente 


AURELIO  PE  LLANO  ROZA  DE  AMFUPIA 131 

Ñon  tornará  a  gritar  nin  comer  figos. 
Y  dexárante  en  paz  los  enemigos.   (1) 

El  donoso  poeta  D.  Antonio  González  Reguera,  que 
sabía  inspirarse  en  las  creencias  del  pueblo,  tomó  quizá 
de  él  el  conjuro  del  estornino;  acaso  sería  popular  en  As- 
turias. 

Digo  esto  porque  en  el  concejo  de  Caravia  todavía  re- 
citan hoy  trozos  del  conjuro,  más  popular  que  el  del  señor 
González  Reguera  y  más  enérgico;  dice  así: 

Malva  montes, 
Perexil   morís. 
Un  tu    infernal 
Con  el  intís... 

El  llunes,  cuando  el  gallu  Céinte, 
Enrollaraste  na  to  manta  y  dirás: 
Estomin,    estomeya 
De   la    barba    bermeya. 
Na   figal  te  ponxiste, 
Gran  pecau   fexiste. 
Los  figos  me  comiste, 
Gomítamelos  acá. 
¡Ah,    Satán!, 
¡Ah,  pelitán! 
Apega   ciencia : 
Yo  te  conxuro 
Con  cinco  granes  de  pimienta 
Con   la  pala  y  la   fesoria 
Per  sécula  seculoria... 

— "Como  se  ve — dice  D.  Marcelino  Menéndez  Pelayo 
en  la  Historia  de  los  Heterodoxos  españoles — estamos  en 
plena  evocación  nigromántica,  no  para  atraer,  sino  para 
ahuyentar  espíritus;  y  esa  alma  transmigrada  al  estornino 

(1)      Colección    de    poesías    aslurianas.   Obra    citada. 


132      DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:    MITOS.    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 

es  uno  de  los  pocos  rastros  de  la  metempsícosis  celta  de 
nuestras  comarcas  septentrionales». 

En  la  actualidad,  los  Ensalmadores,  bajo  el  nombre  de 
curanderos,  siguen  ejerciendo  su  profesión. 

La  piedra  del  rayu. 

El  hacha  neolítica  en  los  tiempos  remotos  ha  sido  ob- 
jeto de  un  culto.  En  algunas  ciudades  de  Grecia  aparece 
sobre  la  cabeza  del  toro  sagrado  que  sirve  de  ornamenta- 
ción a  algunos  vasos... 

Y  los  lictores  la  llevaban  como  insignia  delante  de 
los  cónsules.  A  esta  arma  y  herramienta  a  la  vez,  que 
Ovidio  llama  ceraunia,  los  aldeanos  astures  la  llaman 
piedra  del  ra})u.  Y  le  atribuyen  virtudes  sobrenaturales 
y  origen  celeste,  como  también  se  lo  atribuyen  los  campe- 
sinos alemanes  al  creer  que  las  arrojó  a  la  tierra,  el  dios 
del  trueno,  Donar,  el  del  terrible  martillo  de  piedra. 

En  el  concejo  de  Caravia  yo  he  visto  en  mi  juventud 
una  piedra  del  rayu  en  un  establo;  la  tenía  allí  su  dueño 
porque  se  cree  que  las  vacas  que  conciben  en  presencia 
de  ella  paren  hembras. 

Y  cuando  una  vaca  enferma  de  la  ubre,  mojan  la 
piedra  con  leche  y  frotan  ligeramente  la  parte  enferma; 
como  este  masaje  suele  dar  resultado,  creen  que  la  cura- 
ción de  la  vaca  es  debida  a  la  virtud  de  la  piedra  del 
rayu  ( 1 ) . 


(I)     El  21   de  Junio  de  1921,  el  vecino  de  Pola  de  Somiedo,  Genaro  Ca- 
beza,  me  enseñó    en  su  casa   una   hermosa   hacha    neolítica   y  me  dijo : 

" — Esta  piedra  del   rayu  no  la  doy  por   dinero;    la  heredó   mi  mujer,   d« 
«ti»  padres,  y  ha  curado  muchas  vacas  en  esta  comarca." 


AURELIO  DE   LLANO  ROZA  IXE  AMPUDIA  133 


La  piedra  de  la  leche. 


Es  un  amuleto  de  pizarra  o  de  mármol ;  su  tamaño  es 
poco  mayor  que  el  de  una  avellana.  Las  mujeres  que 
lactan  la  llevan  pendiente  del  cuello  de  manera  que  toque 
en  las  mamas. 

Dicen  que  el  amuleto  posee  la  virtud  de  aumentar  la 
secreción  de  la  leche  y  preservar  de  enfermedades  (1). 

La  piedra  de  la  cnlebra. 

Dicen  que  tiene  la  virtud  de  extraer  el  veneno  de  la 
herida  causada  por  este  reptil. 

Para  formar  la  piedra  se  juntan  siete  culebras  for- 
mando un  grupo  interesante;  unas  giran  irguiendo  la  gar- 
ganta; otras  ondulan  caprichosamente,  y  la  luz  hace  sobre 
los  colores  diversos  de  su  piel  hermosos  cambiantes;  des- 
pués se  apman  y  se  b^eafí  seis  de  ellas  sobre  la  cabeza 
de  la  más  grande,  y  cuando  se  endurece  la  baba,  queda 
formada  la  piedra. 

Yo  afirmo  haber  visto  más  de  una  vez  en  los  montes 
de  mi  aldea  un  grupo  de  estos  reptiles;  igual  afirmación 
harán  la  mayor  parte  de  los  aldeanos  de  Asturias,  pero 
yo  no  sé  lo  que  resultaba  de  aquellas  reuniones.     ' 

La  piedra  de  la  culebra  es  porosa  y  de  color  azulado, 
según  dicen.  Después  de  aplicarla  a  la  herida,  la  introdu- 
cen en  un  baño  de  leche  para  que  suelte  el  veneno  que 
absorvió  (2) . 


(1)  En  las  campiñas  de  Italia,  las  mujeres  usan  la  pielre  del  latte.  En 
Portugal  llevan  al  cuello  una  piedra  pequeña  llamada  leitario,  o  una  cuenta 
que    la    llaman    conta    leilaria.   Sebillot,    obra    citada,    pág.    63. 

(2)  Estando  yo  en  Vidiago  concejo  de  Llanes  el   12  de  Febrero  de   1921, 


134      DEL    FOLKLORE    AS1VRIANO:    MITOS,    SUPERSTICIONES.    COSTUMBRES 


Las  cnlebras  no  maman. 

Dicen  los  aldeanos  que  las  culebras  mciman  a  las  vacas 
y  que  tienen  tanta  dulzura  en  el  mamar,  que  cuando  no 
acuden  a  tiempo  las  vacas  las  llaman  con  mugidos  espe- 
ciales y  cariñosos. 

También  creen  que  maman  a  las  mujeres.  Cuentan 
que  una  noche  un  padre  fué  a  besar  a  su  hijita  que  dor- 
mía al  lado  de  su  madre,  y  vio,  horrorizado,  que  una  cu- 
lebra estaba  mamando  enroscada  alrededor  de  una  mama 
de  su  espesa,  y  que  tenía  ía  punía  del  rabo  metida  en  la 
boca  de  la  niña. 

La  culebra  entraba  en  la  habitación  por  una  ventana, 
hasta  la  cual  subía  por  una  parra  que  crecía  arrimada  a 
la  pared  ( I ) . 

Es  inútil  decir  a  les  aldeanos  que  las  culebras  no  pue- 
den msmar  porque  su  boca  no  está  constituida  para  hacer 
succión;  no  lo  creerán. 


me  dijeron  que  una  vecina  de  aquel  pueblo  tenía  una  piedra  de  la  culebra. 

La  buena  mujer  tuvo  la  amabilidad  de  enseñármela,  y  lo  que  ella  y  sus 
vecinos  creen  que  es  piedra  de  culebra,  es  sencillamente  un  trocito  de  pi- 
zarra  de   dos   centímetros   de   largo  por   5   milímetros   de   grueso. 

" — Cuando  a  algún  vecino  de  esta  comarca — me  dijo  la  mujer — la  muerde 
alguna  culebra,  vienen  a  buscar  esta  piedra,  ¡si  viera  usted  cuántas  persona» 
ha    curado!    Hace    muchos    años   que    la    tengo." 

Las  culebras  de  Asturias  no  son  venenosas;  su  mordedura  no  produce 
más  que  una  ligera  inflamación  la  cual   desaparece  en  dos  días. 

También  creen  que  neutralizan  lo»  efectos  del  veneno  golpeando  la  he- 
rida con  una    vara   de  avellano. 

El  P.  Feijóo  trata  de  la  piedra  de  la  serpiente.  Teatro  Crítico,  tom.  ÍL 
Discurso  II.  Núm.  52  y  tom.  II.  Cartas  9,  Núm.  5  y  siguientes.  Dice  que  la 
piedra  es  de  cuerno  de  ciervo  tostado  y  que  la  inventaron  los  Brammes  de 
la    India. 

(1)      Esto  se  cuenta  en   toda  Asturias.  Yo   lo  oí   el    12  de   Marzo  de    1921 
en  San   Martín    de  Luiña,   a    Benjamina   López,   de  28   años    de  edad. 

José  García,  vecino  de  la  capital  de  Morcín  el  22  de  Octubre  de  1921, 
me  dijo  que  él  había  matado  una  culebra  que  mamaba  una   vaca  suya. 


AURELIO   DE    LLANO   ROZA    DE   AMPUDIA  135 


Las  golondrinas. 

Cuando  las  golondrinas  empiezan  a  construir  sus  n> 
dos  en  los  aleros  de  los  hórreos  o  de  los  corredores,  j  cómo 
alegra  la  quintana  esta  ave  nómada  y  hermosa  vestida  de 
plumaje  negro  y  blanco,  al  anunciarnos  la  primavera! 

Las  golondrinas  han  desempeñado  en  las  leyendas  an- 
tiguas y  modernas  un  papel  muy  simpático  y  poético. 

En  el  Piamonte  llaman  a  la  golondrina  el  pollo  del 
Señor;  en  Alemania  pájaros  de  la  Virgen;  en  Italia  es 
pecado  mortal  matar  una  golondrina  o  destruir  su  nido; 
en  Austria  deja  de  dar  leche  la  vaca  de  la  persona  que 
mata  una  golondrina.  • 

Y  es  creencia  general  en  España  que  las  golondrinas 
quitaron  a  Cristo  Jas  espinas  de  su  corona ;  dice  un  cantar : 

— En  el  monte  CeJvario, 
Las  golondrinas. 
Quitaron  a  Cristo, 
Las   cinco   espinas. 

En  Asturias  no  hay  quien  se  atreva  a  matar  una  go- 
londrina ni  a  destruir  su  nido;  quien  tal  hiciera  sería  cas- 
tigado inmediatamente  con  la  pérdida  de  la  mejor  vaca. 
Y  dicen  que  si  el  que  comete  el  daño  no  tiene  reses  va- 
cunas, se  muere  la  persona  más  querida  de  su  familia. 

La  oración  de  San  Antonio. 

Cuando  los  pastores  pierden  alguna  res,  dicen  esta 
oración : 

— San  Antonio  de  Padua 
que  en  Padua  naciste, 


136      DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:    MITOS.    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 

en  Portugal  deprendiste 

letras  para  predicar, 

y  estando  predicando 

el   rebaño   perdiste, 

el  Hijo  de  Dios  te  lo  halló 

y  tres  dones  te  dio: 

lo  perdido  hallado, 

que  ampares  todo  el  ganadp, 

lo  que  esté  mal  amparado, 

sin   pastor,  sin   dolor 

hasta  que  salga  el  sol.  (1) 

En  mi  niñez,  la  oí  en  Caravia  con  algunas  variantes; 
dice  así: 

— San  Antonio  de  Padua 
que  en  Padua  naciste, 
en  Portugal  deprendiste 
letras  para  predicar. 
Y  estando  predicando, 
el  Hijo  del  Padre  Santísimo 
te  ha   revelado: 
Que  lo  perdido  fuese  hallado, 
lo   olvidado    recordado 
y   así  como  ésto   es  verdad, 
cúmplase  tu  voluntad 

Padre  nuestro. 

Toca,  zamploña. 

De  una  caña  de  alcacer  construyen  los  niños  la  zam- 
pona y  para  que  toque  bien,  la  restriegan  entre  las  ma- 
nos y  le  dicen: 

— Toca,  zamploña, 
que   vamos    pa    Roma; 


(I)     La   recogí   en   Llerices   concejo   de   Canga»   de   Onís,   el    9   de   Marzo 
de    1921. 


AURELIO  DE   LLANO   ROZA   DE   AMPUDIA  137 


tu  comerás  pan 

y  yo  borona, 

si  tocas  bien 

pa  con  Dios  irás, 

y  si  tocas  mai 

en  Infíemu  caerás: 

toca,  toca,  tocarás.  (1) 


Y  en  Occidente: 


— Toca,  toca,  pipa  nueva, 
mientras  voy  a  Villanueva 
por  ur  poco  de  maíz, 
para  tí,  para  mí, 
para  el  rey  que  viene  cihí.  (2) 


Salivera. 


Cuando  en  la  primavera  se  hace  una  chifla — especie 
de  flauta — con  la  corteza  sacada  de  una  vara  de  salgue- 
ra  o  de  castaño,  para  que  la  corteza  salga  bien,  le  dicen 
de  esta  manera: 

— Salivera,  salivar, 
sali,    chifla,    de    salgar 
con  salú  y  sin  quebrantar; 
nunca  volverás  a  entrar.   (3) 


o  de  esta  otra: 


— Sali,  sali,  xiblatín, 
de  corteza  y  maderín. 


(1)  Esta   formulilla  se    dice   en   los  concejos   de  Oriente;    yo   !a  oí  en  mi 
niñez   en  Caravia,  e   hice  uso   de  ella  muchas   veces. 

(2)  La  recogí  en  Cornollu  concejo  de  Pola  de  Allande  el  7  de  Noviem- 
bre   de    1921. 

(3)  Se  dice  en  todo  el   Oriente;    yo   la  recogí  en  Caravia. 


138      DEL    FOLKLORE    ASTURÍANO:    MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 


Por  aqní  pasó  Jesús. 

Dicen  que  si  se  coloca  un  cabello  de  mujer  o  una 
cerda  de  la  crin  de  caballo  en  agua  corriente,  se  convierte 
en  una  culebra.  Y  que  lo  mismo  ocurre  si  se  introduce  la 
cerda  o  el  cabello  en  el  estómago  de  una  persona. 

En  las  fuentes  de  las  montañas  suele  caer  alguna  cer- 
da de  las  caballerías  que  frecuentan  los  manéuitiales ;  por 
eso  cuando  alguien  va  a  beber  a  una  fuente  dice: 

— Por  aquí  pasó  Jesús, 
con  tres  velas  y  una  cruz 
y   me  dijo  que  bebiera 
toda  el  agua  que  quisiera.   (1) 

y  sopla  tres  veces;  después  bebe  tranquilamente,  sin  mie- 
do a  que  entren  gafeces  en  su  estómago: 
En  Oriente  se  dice  de  esta  manera: 

— Jesucristo  me  dio  el  vino, 
Santa  María  me  dio  el  agua, 
si  hay  alguna   gafura 
de  tres  sogJÍDS  se  me  vaya.  (2) 


Salid,  sapos. 

El  sábado  de  Gloria,  las  mujeres  y  los  niños,  provis- 
tos de  jarras  de  agua  bendita,  se  dirigen  desde  la  iglesia  a 
los  campos  para  bendecirlos.  Mojan  un  ramito  de  laurel 
en  el  agua  y  asperxan  la  tierra  diciendo: 


(t)     Estos  versos   los   recogí   en    Occidente,  pero  no  puedo  precisar   la   lo- 
calidad porque  se   me  olvidó   anotarla. 

(2)     Esta    formulilla    la    recogí    en    Llanes,    Ribadasella    y    Caravia. 


AURELIO  DE   LLANO   ROZA   DE   AMPUDIA  139 


— Salid,  sapos;  salid  ratos, 
salid  toda  comezón, 
que  aquí  está  el  agua  bendita 
y  el  ramu  de  la  pasión.   (1) 


En  Occidente  dicen: 


— Afuxí,   mures 
y    mundicia, 
que   ahí  vos  va 
el  agua  bendita. 
Mures  ya  ratones; 
allá  va  Tagua 
de  les  pasiones. 
¡Afuxi,   mures, 
afuxí,  mures!  (2) 


CuquicUu,  barbiellu. 


Cuando  canta  el  cuco  en  las  ramas  del  bosque,  los 
rapaces  y  las  rapazas  le  preguntan: 


— Cuquiellu,  barbiellu, 
barbes  de  escoba; 
c  cuántos    años    hay 
de  aquí  a  la  mió  boda?  (3) 


(1)  Esta    fórmula    es    general    en    Oriente,    y    en    la    parte    central    de   la 
provincia;    yo   !a  aprendí   en   Caravia   cuando   era  niño. 

(2)  El    sábado   de   Gloria    de    1921    presencié    en   Villanueva    de    Teverga 
la  bendición   de   los   campos   y  las  mujeres   empleaban   esta   fórmula. 

Dice  Arivau  que  en    Proaza    hacen   la    aspensión   diciendo: 

Salid,   ratos, 
salid,  mores,   [mures,  quiere   decir] 
salid,  sapos, 
salid,  cuélebres, 
salid,  mala  condición, 
que  aquí   traigo   agua  bendita 
co'l  árbol  de  la  Pasión. 

Véase  Foll(-lore  de  Proaza  por  L.  Giner  Arivau. 

(3)  Recogido   en   Caravia   y   en   Ribadesella. 


140       DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:    MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 

y  responde: 

— ¡Cucú! 
y  los  rapaces  cuentan : 

— ¡Cucú! 
—Dos... 

A  veces,  a  los  que  le  interrogan,  les  parecen  muchos 
los  años  que  les  cantó;  a  otros  les  parecen  pocos;  y  en 
ocasiones  ni  pocos  ni  muchos  porque  el  cuco  no  respon- 
de. Entonces  le  vuelven  a  preguntar: 

— Cuquiellu,   barbiellu... 

En  otros  concejos  le  interrogan  así: 

— CuquielHn  del   rey, 
rabiquin   d'escoba : 
¿cuantos  años  falten, 
de  aquí  a  la  mió  boda?  (1) 


El  glorioso  San  Justo. 
Al  enhornar  el  pan,  las  mujeres  dicen  varias  formu- 


lill< 


Al  glorioso  San  Justo 
para  que  a  lo  poco 
lo   vuelva    mucho. 


Padrenuestro  (2) . 


íl)     Recogido   en    Ceceda   concejo   de   Nava. 

(2)     Formulilla  general  en  la  provincia;   la  oí  por  primera  vez  en  Caravia. 


AURELIO   DE    LLANO    ROZA   DE   AMPUDIA  141 


San    Froilán 
que  saque  buen  pan 

y  lo  florezca  dentro  y  fuera. 
Padrenuestro  (1 ) . 


San  Vicente 
que  lo  acreciente 
y  a  San  Pantaleón 
que  lo  saque  bon.  (2) 

En  Grandas  de  Salime,  cuando  amasan  pan,  hacen 
un  panecillo  y  lo  dan  al  primer  pobre  que  llega  a  la  puer- 
ta; le  llaman  el  pan  de  San  Pantaleón. 

En  toda  Asturias,  después  de  rezar  el  Padrenuestro 
deshacen  la  cama  donde  fermentó  el  pan,  pues  si  no  ha- 
cen esto  cuece  mal  y  no  toma  color. 

Pajarito  blanco. 

En  Oriente,  cuando  a  los  niños,  camino  de  la  escuela, 
o  en  otro  sitio,  se  les  moja  un  papel  o  un  libro,  dicen  lle- 
vándose muchas  veces  la  palma  de  la  mano  desde  el  pa- 
pel a  ia  frente: 

— Pajarito  blanco 
que  andas  por  el  campo, 
me  dijo  San  Miguel 
que  seques  este  papel  (3) . 


(1)  La  recogí   en  Coañana  concejo  de  Quirós. 

(2)  Las    recogí    en    los    concejos    de    AUande    y    Granda»    de    Salime    y 
San    Antolín   de   Ibias. 

(3)  Recogido   en   Caravia  y  Ribadesella. 


142       DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:    MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBIM 


El  peliqnín. 

En  Caravia  y  en  otros  pueblos  costeros  de  Oriente, 
cuando  los  rapaces  cambian  entre  sí  un  objeto,  para  que 
el  cambio  tenga  validez,  echan  el  paliquín. 

Uno  de  los  interesados  arranca  de  su  cabeza  un  pelo 
y  sujetándole  por  un  extremo  con  el  pulgar  y  el  índice 
de  la  mano  derecha,  pregunta  al  otro: 

— ¿Dónde  va  este  peliquin? 

— ^A  la  mar. 

— El  que  descambie 

pa'l  infiernu  irá, 
paliquinos  p'acá 

y  paliquinos  p'allá; 

y  sopla  sobre  el  pelo,  y  lo  suelta  en  dirección  al  mar. 

Una  vez  echado  el  peliquin, .  ninguna  de  las  partes 
se  atreverá  a  intentar  deshacer  el  cambio. 

Esta  oferta  de  un  cabello  al  mar  parece  una  super- 
vivencia de  un  rito  semejante  al  que  practicaban  los  hé- 
roes que  combatían  ante  las  murallas  de  Troya. 

En  Oviedo  dicen: 

— cQué  es  esto?  (Señalando). 

— Un  diente. 

— cY  esto? 

— Un  botón. 

— ^Al  que  descambie  le  reviente  el  corazón. 

Varios. 

El  huevo  del  gallo:  A  los  siete  años  de  edad,  el  ga- 
llo pone  un  huevo  pequeño  dentro  del  cual  hay  una  ser- 
piente. 


AURELIO  DE  LLANO  ROZA  DE  AMPUDIA  143 

El  alnM :  Sale  por  la  nariz ;  no  puede  salir  por  la  bo- 
ca porque  con  ésta  se  peca. 

El  lobo:  Cuando  el  lobo  ve  a  una  persona,  ésta  en- 
ronquece si  no  se  da  cuenta  de  que  el  lobo  la  ha  visto. 

La  mar:  Está  soltera  ix)rque  no  cae  sobre  ella,  desde 
el  cantil,  un  río  grande.  Esto  lo  oí  en  Caravia. 

La  luna:  Dicen  en  varios  concejos  de  Oriente,  entre 
los  cuales  figura  el  de  Caravia,  que  el  borrón  que  se  ve  en 
la  luna  es  la  figura  de  Llonxinos  (Longines) .  Este  iba  por 
el  monte  con  una  carga  de  rozu  al  hombro,  al  mismo  tiem- 
po pasó  la  luna  y  lo  llevó  consigo. 

El  perro :  Cuando  ahulla  al  pie  de  la  casa  de  un  en- 
fermo, éste  morirá  pronto. 

LdfñfíáfSnes:  Le  salen  al  que  come  alguna  cosa  que 
haya  tocado  un  gato  con  la  lengua. 

La  ubre  de  las  vacas:  Enferma  si  al  hervir  la  leche 
se  derrama  ésta  en  el  fuego. 

La  saliva :  Si  una  persona  padece  de  oftalmia,  se  la  cu- 
ra frotando  los  ojos  por  la  mañana  con  la  saliva  de  una 
persona  en  ayunas. 

El  veneno  de  la  culebra :  Cuando  ésta  se  ,met^  en  el 
agua  para  bañarse  deja  el  veneno  sobre  una  IláDana;  si 
durante  el  baño  alguien  le  quita  la  ponzoña  se  mata  con- 
tra una  piedra. 

La  camisa  de  la  culebra:  Osea  la  piel  que  este  reptil 
muda  cada  año,  preserva  del  dolor  de  cabeza  a  quien  la 
lleve  metida  en  el  fopco  del  sombrero.  Y  ganará  en  el 
juego  la  persona  que  la  traiga  sin  saberlo,  para  lo  cual  se 
la  colorará  un  amigo  en  el  bolsillo. 


144      DEL    FOLXLORE    ASTURIANO:    MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 


TE50R05 


Circulan  por  toda  la  provincia  unos  documentos  manus- 
critos y  otros  impresos,  muy  antiguos,  que  el  pueblo 
llcuna  Cacetas  o  Gacepas;  en  Allande,  Grandas  de  Sa- 
lime,  Ibias  y  otros  concejos  occidentales  las  llaman  Lien- 
das.  No  se  sabe  de  dónde  proceden;  unos  dicen  que  del 
archivo  de  Simancas  y  otros  que  los  trajeron  los  cautivos 
de  Argel. 

Estas  Gacetas  señalan  en  qué  sitios  de  Asturias  hay 
tesoros  ocultos  por  los  moros  debajo  de  la  tierra.  Y  es  tal 
la  precisión  con  que  describen  el  terreno,  que  la  gente 
crédula  pone  en  práctica  cuantos  medios  tiene  a  su  alcance 
para  buscar  dichos  tesoros  y  nunca  los  halla. 

He  aquí  la  muestra  de  una  Gaceta  que  circuló  por 
Caravia : 

"En  la  Minariega  hay  tres  ojos  de  fuente,  en  el  del 
medio,  cavarás  y  hallarás  una  losa,  y  debajo  de  ella,  a 
seis  codos  de  profundidad,  encontrarás  doce  barras  de 
oro". 

"En  la  fuente  de  la  Llana,  fuente  Blanca  de  Caribe, 
a  tres  pasadas  del  ojo  de  la  fuente  en  dirección  al  mar, 
hay  una  lle^iza;  a  su  orilla  cavarás  y  a  nueve  codos  en- 
contrarás una  tumba  y  en  ella  hay  mucho  oro  y  una  gar- 
gantilla de  rubís  y  esmeraldas,  que  valen  más  que  una 
ciudad". 

Las  Gacetas  son  diferentes;  cada  una  señala  los  si- 


AURELIO  DE  LLANO  ROZA  DE  AMPUDIA 145 

tíos  donde  hay  tesoros  en  una  localidad  determinada.  Y 
lo  notable  es  que  existen  las  señas  exteriores  con  que 
distinguen  los  puntos  que  ocupan  los  tesoros. 

Lo  cual  induce  a  suponer  que  fueron  escritas  por  al- 
gunos bribones  de  la  localidad  o  por  otros  de  fuera  no 
menos  picaros  que  pidieron  los  datos  topográficos  a  las 
gentes  del  país  que  estaban  en  el  servicio  militar  o  en 
otros  puntos,  con  el  objeto  de  venderlas  a  buen  precio  a 
los  avaros  y  mentecatos. 

A  los  tesoros  ocultos,  en  Oriente  los  llaman  tesoros; 
en  Morcín,  Riosa,  Belmonte  y  Allande,  los  llaman  ayal- 
gas;  en  el  concejo  de  Cudillero  y  en  el  de  Luarca,  yalgas; 
en  Teverga  y  Somiedo,  chalgas;  y  chalgueiros  a  los  que 
se  dedican  a  buscarlas  ( 1 )  . 

Dice  una  Gaceta  que  circuló  por  San  Martín  de 
Luiña : 

— En  términos  de  Ferrerín 
hay  una  yalga  guardada, 
está  muy  mala  de  hallar 
y  está  fácil  de  encontrar, 
si  la  busca  una  mujer 
con  la  rueca  de  filar. 

No  hay  monte  en  Asturias  donde  los  chalgueiros  no 
hayan  hecho  excavaciones  para  buscar  tesoros;  los  veci- 
nos de  Fano  de  Libardón,  concejo  de  Colunga,  "echaron 
a  rodar  la  Peñafrellina  para  sacar  un  gigante  de  oro  que 
había  debajo  de  ella".  Y  también  fueron  a  sacar  gigantes 
de  oro  de  las  cuevas  del  puerto  Sueve  y  de  las  del  Aramo 
los  vecinos  de  vanos  pueblos  cercanos  a  este  puerto. 

El  año  1917,  estando  yo  haciendo  excavaciones  cien- 

(1)     Hay  más  concejos  donde  llaman  así  a  los  tesoro»,  pero  no  tomé  nota 
de  ellos. 


146      DEL    FOLXLORE    ASTURIANO:    MITOS,    SUPERSTICIC»<ES,    COSTUMBRES 

tíficas  en  el  picul  Castru,  concejo  de  Caravia,  varios 
caravienses,  al  ver  las  alhajas  de  bronce  que  saqué,  me 
dijeron : 

— "No  excave  Vd.  aquí;  es  al  otro  lado;  es  al  medio 
día  donde  da  la  Gaceta  la  puerta  de  entrada  a  un  palacio 
subterráneo;  en  él  dejaron  los  moros  una  cadena  de  oro 
que  rodea  este  pico". 

Y  en  Agosto  de  1 92 1  fui  a  hacer  excavaciones  al  Cas- 
tro de  la  Villeda,  sito  en  el  concejo  de  Colunga  (1) .  Y  el 
dueño  del  terreno  se  opuso  en  un  principio,  a  p)esar  de 
ofrecerle  la  indemnización  correspondiente,  a  que  yo  en- 
trara a  excavar  en  la  finca. 

— "No  le  permito  excavar — me  dijo — porque  en  lo 
alto  del  Castro  hay  un  tesoro  escondido,  el  cual  consiste 
en  una  vajilla  de  plata  y  un  juego  de  bolos  de  oro.  Y 
esto  pertenece  a  mis  hijos,  porque  el  terreno  es  de  mi  mujer, 
que  en  paz  descanse..." 

Por  fin  se  convenció  de  que  allí  no  había  ningún  te- 
soro, y  me  dio  toda  clase  de  facilidades  para  llevar  a  cabo 
mis  investigaciones. 

En  Riosa  dicen  que: 

— Desde  la   fuente   Laespina 
a  la  peña  furacada, 
hay  doscientas  libras  de  oro 
so  una  piedra  labrada  (2) . 


(1)  Por  una  R.  O.  del  23  de  Octubre  de  1917.  y  otra  del  22  de  No- 
viembre del  I9i9,  estoy  autorizadopara  hacer  a  cuenta  de  mi  numerario 
excavaciones  arqueológicat  en  el  casffoae  Caravia,  y  en  lo»  castro*  que 
están   situados  en  el   concejo   de  Colunga,    y   son: 

El  de  la  Villeda,  el  de  la  Isla,  Casfiellu,  Castro  de  la  Riera  y  Castellum 
Obaliam. 

(2)  Fuente  Laespina  está  en  Riosa,  en  la  falda  del  Aramo.  Y  en  este 
puerto    está   Fuentebermeja,   a   la    que  alude  el   siguiente  cantar. 


AURELIO  DE  LLANO  ROZA  DE  AMPL-TlA  147 

y  dice  una  Gaceta: 

— En  Fuentebermeja 
sierra  hiedrada, 
busca  la  ayalga 
y  será  encontrada 

la  cual  consiste  en  un  pellejo  de  güe  pinto,  lleno  de  oro 
fabricado. 

La  fantasía   popular  tiene  tres  castillos  cerca  de  la 
braña  de  Fonfría,  sita  en  Teverga:  el  castillo  de  Cueva 
de  la  nariz,  el  de  Trescuro  y  el  de  Turones;  en  éste  se 
guardaban  las  monedas  de  oro  que  sacaban  de  la  fueni 
de  Fronfría:  allí  cantan: 


— Tengo  la  cabeza  rola 
de  acarretar  los  doblones 
de  la  fuente  de  Fonfría 
al  castillo  de  Turones. 


En  la  cueva  de  Montoiro,  que  se  halla  en  Aguinos, 
concejo  de  Somiedo,  "hay  un  carbúncanu  (carbunclo)  que 
alumbra  más  que  una  estrella  y  vale  un  reinado,  y  para 
atraparlo  hay  que  echar  sobre  él  una  prenda  de  lana". 

"Unos  tejeros  de  Llaries  fueron  a  trabajar  a  la  tejera 
de  Meruxa,  sita  en  Belmente.  Y  cuando  los  vecinos 
estaban  entregando  la  tejera  a  los  llaniscos,  un  águila  alzó 
una  gallina  del  pueblo  de  Faeu.  Y  los  vecinos  decían: 

— ^Va  con  ella  pa  la  Peña  '1  Cordal. 

— ¿Dónde  está  la  Peña  '1  Cordal? — preguntaron  los 
tejeros. 

— En  las  Cruces — les  contestaron. 

Los  tejeros,  que  al  parecer  traían  una  Gaceta,  fueron 


148      DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:     M1T03,    SUPERSTICKMíES,    COSTUMBRES 

por  la  noche  a  la  Peña  '1  Cordal  y  no  volvieron  a  la  tejera. 
Sacaron  oro  molido  de  un  morteiru,  el  cual  está  hoy  en 
Faeu(l)." 

La  creencia  en  tesoros  tiene  su  explicación;  por  un 
lado,  la  vida  arqueológica  de  los  castros  y  castillos  a 
tiguos,  en  cuyos  monumentos  se  encontró  algún  objeto  de 
más  o  menos  valor;  por  otro,  la  minería,  que  ya  se  e:: 
plotaba  en  tiempos  remotos. 

En  Corralín,  concejo  de  Ibias,  barrio  situado  en  una 
especie  de  taza  formada  por  altas  montañas,  se  ven  se- 
ñales— yo  las  he  visto — de  grandísimas  labores  romanas, 
de  donde  se  cree  que  sacaron  mucho  oro;  dicen  allí: 

— Corralín 
cuenca  de  oro, 
tiras  una  piedra 
y  es  un  tesoro 

Que  abundaba  el  oro  en  esta  parte  N.  W.  de  Astu- 
rias lo  dicen  los  geógrafos  latinos,  entre  ellos  Plinio: 

"Asturias,  Galicia  y  Lusitania  juntas  han  producido 
en  un  año  20.000  libras  de  oro,  de  las  cuales  la  mayor 
parte  salió  de  Asturias". 

"Minerales  preciosos — dice  Schulz — fueron  explota- 
dos con  increíble  afán  y  constancia  en  la  región  occidental 
de  Asturias  en  la  remota  antigüedad,  como  lo  demuestran 
numerosas  labores  antiguas  que  se  hallan  en  dicha  comar- 
ca... entre  Naraval  y  Navelgas,  dos  leguas  sud  de  Luar- 
ca,  los  romanos  explotaron  dos  filones,  habiendo  sacado 
de  allí  sobre  dos  millones  de  metros  cúbicos  de  terreno, 
sin  que  se  vea  hoy  escombrera  alguna. 

Y  en  1844,  al  tiempo  de  trabajar  en  el  ensanche  del 


(1)     Me  contó   el   cuento,  el   21    de  Junio  de    1921,  en   Belmonte,  Alfonso 
Martínez    de   84   años. 


AURELIO  DE  LLANO  ROZA  DE  AMPUDIA 


149 


camino  de  Luarca  a  Cangas,  que  pasa  por  el  pomente  de 
ana  antigua  explotación,  se  halló  una  pepita  de  oro  del 
peso  de  52  onzas,  habiéndose  encontrado  después  otras 
de  menos  valor..."  (1). 

Monumentos  arqueológicos  y  antiguas  labores  de  mi- 
nería influyen  notablemente  para  que  haya  tantos  busca- 
dores de  yalgas. 

El  P.  Feijóo  habla  de  las  Gacetas  y  las  llama  Librejos 
manuscritos;  él  tuvo  en  sus  manos  uno  "que  daba  razón 
de  los  sitios  donde  están  sepultados  los  tesoros  y  otro  que 
contiene  los  conjuros  con  que  se  desencantan". 

Porque  algunos  "tesoros  están  encantados  y  los  de- 
monios (o  uno  o  muchos  en  cada  sitio)  los  guardan  donde 
están  sepultados;  de  modo  que  no  pueden  parecer  o  des- 
cubrirse si  primero  con  la  virtud  de  los  exorcismos  no  se 
arrojan  de  allí  los  malignos  Espíritus". 

Y  el  ilustre  Benedictino  copia  al  pie  de  la  letra  uno 
de  los  conjuros  del  manuscrito  "para  que  rían  un  poco". 
"Todo  alrededor  donde  estuvieren,  con  agua  bendita, 
p  después  con  un  humazo  en  una  olla  grande,  con  m^^rra 
e  incienso,  i;  laurel,  p  hierbas  de  San  Juan,  p  romero,  i; 
piedra  azufre,  p  ruda,  todo  esto  bendito,  se  ha  de  fumar 
el  círculo  todo  alrededor,  p  por  todo  él  mu])  bien;  después 
dexarlo  estar  incensando  el  medio;  y  así  como  fuera  ca- 
bando,  se  ha  de  ir  echando  agua  bendita  p  cuando  lo  ha- 
llen {el  tesoro) ,  lo  han  de  fumar  mu^  bien  para  quitarle  el 
veneno  i;  pestilencia.'' 

E  inmediatamente  supone  la  advertencia  d    que  inter- 
vengan en  esto  "a  lo  menos  tres  sacerdotes''  (2). 

En  el  camino  de  mis  investigaciones  no  encontré  ni 
oí  hablar  de  manuscritos  que  contengan  conjuros  para  des- 

(1)  Schulz.    Obra  citada   p!gs.   35,   43,    46   y   siguientes. 

(2)  P.   Feijóo.   Carias.   Tona.   III.   carta   II. 


150      DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:    MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 

encantar   tesoros;    habrán   caído   en   desuso   estos   docu- 
mentos. 

Pero  oí  hablar  de  la  existencia  de  un  Hbro  que  le- 
yendo por  él,  e  invocando  al  demonio,  éste  aparece  £ 
punto  ofreciendo  riquezas  al  que  le  invoca. 

Y  conseguí  tener  en  mis  manos  un  ejemplar;  se  titula 
Libro  de  San  Cipriano;  no  trae  más  que  disparates.  Uno 
de  ellos  es  la  fórmula  que  da  "para  hacer  pacto  con  los 
espíritus  infernales  sin  sufrir  daño  alguno". 

Acerca  de  esto  me  contaron  un  caso  que  sucedió  en  el 
concejo  de  Somiedo: 

Un  vecino  de  Villar  de  Vildas,  J.  G.  P.,  muy  afi- 
cionado a  buscar  tesoros  sin  que  jamás  encontrara  nin- 
guno, a  pesar  de  las  indicaciones  que  le  daba  una  Gacet 
que  tenía,  consiguió  hacerse  con  el  libro  de  San  Cipria- 
no y  tomó  la  determinación  de  emplear  la  fórmula  d=^' 
"pacto"  para  invocar  al  demonio  y  pedirle  riquezas. 

Para  llevar  a  cabo  su  empresa,  comenzó  por  buscar 
dos  sacerdotes  que  le  ayudaran.  Y  como  en  Asturias  no 
encontró  ninguno  qu5  se  prestara  a  cooperar  a  semejante 
obra,  fué  a  buscarlos  a  la  provincia  de  León  y  allí  los  en- 
contró; 'mo  de  ellos  vivía  en  1921  ;  su  nombre — que  co- 
nozco—no es  aquí  necesario  (1). 

Con  el  objeto  de  engañar  al  diablo,  J.  G.  P.  y  los 
dos  sacerdotes  celebraron  varias  conferencias  y  acordaron 
hacer  la  invocación  en  el  campo  de  las  Cerezales,  lugar 
alejado  de  Villar  de  Vildas  y  a  propósito  para  el  caso, 
porque  el  negocio  había  que  hacerlo  en  un  sitio  donde  no 
se  oyeran 

gallos  cantar 

ni  campanas  tocar. 


(1)  La  parroquia  de  Saliencia,  en  el  concejo  de  Somiedo,  era  de  pre- 
sentación de  los  vecinos  y  tenían  presentado  este  sacerdote  cuando  ocurrió 
el  suceso,  por  lo  cual  le  retiraron  la   presentación. 


AURELIO   DE    LLANO    ROZA   DE   AMPUDIA  151 

Sobre  el  campo  hicieron  un  círculo  muy  grande  y  se 
metieron  dentro  (I).  Llevaban  consigo  un  rapaz  gallego, 
criado  de  J.  G.  P.  para  ofrecérselo  al  diablo  a  cambio 
del  tesoro. 

Como  el  diablo  no  podía  entrar  en  el  círculo,  le  di- 
rían que  echara  las  riquezas  dentro,  desde  la  orilla.  Y 
cuando  él  les  pidiera  el  rapaz  le  cubrirían  con  una  estola 
y  con  otra  el  tesoro,  y  al  diablo  le  tiraban  un  cabrito  que 
allí  tenían  preparado. 

Así  dispuesto,  en  cuanto  dieron  las  doce  de  la  noche, 
se  colocaron  en  el  centro  del  círculo  y  comenzaron  a  leer 
por  el  Libro  de  San  Cipriano  (2) . 

Al  poco  tiempo  apareció  el  diablo  por  la  montan- 
abajo  guiando  un  carro  del  país  que  chirriaba  con  el  peso 
del  oro;  venía  tirado  por  dos  bueyes  pintos  que  echaban 
fuego  por  la  nariz  y  por  la  punta  de  los  cuernos.  Los  hom- 
bres se  atemorizaron;  uno  de  los  sacerdotes  cubrió  con  la 
estola  la  cabeza  de  los  que  le  acompañaban  y  exclamó: 

— ¡Virgen  santísima,  ampáranos! 

Y  el  diablo  desapareció  con  la  carreta  y  los  bueyes; 
y  los  que  le  invocaron  han  estado  enfermos  a  causa  del 
miedo  que  tuvieron. 

Es  histórico  lo  de  la  invocación  y  los  preparativos  para 
engañar  al  demonio.  Y  esto  ha  dado  bastante  que  hablar 
en  aquel  concejo  y  fuera  de  él  (3) . 


(1)  El    círculo    cabalístico    que    describe    el    libro. 

(2)  Este   no  lo  ha   escrito  San   Cipriano;    es   apócrifo. 

(3)  Me   contaron  el  caso  muchas  personas   del  concejo   de  Somiedo,   entre 
ellas    las    siguientes: 

Engracia    Arnaldo,    de   61    años,    de    Saliencia,    7    de   Abril    de    1921. 
D.    Manuel    Alfonto    Rodríguez,   cura   párroco   de    Pola   de   Somiedo,    10 
de   Abril   de    1921. 

Nicolás  Alvarez.  de  87   años,  de  Valle  del   Ajo.   22   de  Junio  de   1921. 
Basilio   Alba,   de  78  años,   de  Aguinos,   23   de   Junio   de    1921. 


PARTE  TERCERA 


COiSTUMBRE5 


El  traje. 

El  traje  típico  del  país  hace  bastantes  años  que  no  se 
usa.  En  las  excursiones  que  acabo  de  hacer  por  los  pue- 
blos de  la  montaña,  no  encontré  más  que  seis  u  ocho  an- 
cianos que  lo  traen. 

— "Con  este  traje  moriré,  señor; — me  dijo  en  Quirós 
el  anciano  Ulpiano  García ; — el  pico  de  la  montera  indica 
a  los  asturianos  el  camino  del  cielo  porque  apunta  hacia 
él  como  los  picos  de  nuestras  montañas". 

¡Como  los  picos  de  nuestras  montañas!  ¿Si  la  configu- 
ración del  terreno  habrá  influido  en  la  construcción  de  la 
montera...? 

En  días  especiales,  las  mozas  sacan  del  fondo  de  una 
arcona  tallada  el  "traje  asturiano"  que  usaron  sus  abue- 
las y  se  lo  ponen.  En  una  fotografía  que  tengo  a  la  vista, 
aparecen  vestidas  con  el  traje  del  país  treinta  hermosísimas 
mozas  y  seis  mozos  de  Villaviciosa. 

Vistieron  este  traje  para  asistir  a  un  banquete  que 
se  celebró  en  aquella  villa  "El  día  de  los  americanos", 
que  fué  el  7  de  Agosto  de  1 92 1 .  Yo  las  he  visto  allí ;  con 
ningún  traje  estarían  más  bellas  de  lo  que  estaban  con  el 
traje  asturiano,  porque  su  corte  es  de  una  elegancia  dis- 
tinguida. 


154      DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:     MHrOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 

Para  su  descripción  me  auxiliaré  de  las  coplas  popu- 
lares de  aquella  época. 

El  conjunto  del  traje  femenino  se  compone  de  zapa- 
tos, medias  blancas  o  azules: 

Fuiste  a  la  fiesta  del  Carmen 
llevaste  medies  azules, 
llevástiles  emprestaes 
aquélles  no  eren  les  tuyes. 

Saya  negra,  verde  o  encarnada : 

Fui  a  la  mar  y  pesqué 
un  pescadito  en  la  rede, 
¡  ay !  quien  te  pescara  a  ti, 
niña  de  la  saya  verde. 


As  rapazas  de  Salime 
ponen  saya  colorada, 
para  salir  a  esperar 
os  chalaneiros  de  Navia. 

La  saya  está  guarnecida  con  una,  dos,  tres  o  más  fran- 
jas de  terciopelo  separada  la  primera  unos  cuatro  centí- 
metros del  extremo  inferior  de  la  prenda. 

Y  algunas  veces  la  saya  verde  terminaba  con  una 
guarnición  encarnada,  bastante  ancha: 

Niña  de  la  saya  verde 
del  injerto  colorado, 
dicen  que  te  gusta  mucho 
la  parola  del  soldado. 

El  mandil  es  pequeño;  blanco  o  negro,  guarnecido  de 
terciopelo;  se  usó  mucho  el  mandil  de  llana  y  ll'mu,  com- 
puesto de  una  combinación  que  hacían  en  el  telar  tejiendo 


AURELIO  DE    LLANO   ROZA   DE   AMPUDIA 155 

lino  y  lana  negra,  de  lo  cual  resultaba  una  prenda  muy 
bonita: 

Con  esi  mandilín  pintu 
vas  publicando  la  guerra 
y  yo  como  buen  soldado 
siento  plaza  en  tu  bandera. 

Que  guapa  vienes 
que  bien  te  está 
la  saya  verde 
y  el  delantal. 

Cotilla  de  raso  apretada  con  "cordones"  muy  visto- 
sos, regalados  algunas  veces  por  los  mozos: 

Fuiste  a  la  siega  y  viniste, 
no  me  trajiste  gordones, 
en  viniendo   les  castañes 
maldita  la  que  me  comes. 

y  a  veces  no  eran  del  gusto  de  ellas: 

Los  gordones  que  tú  me  dabas 
ni  eran  de  seda  ni  eran  de  lana, 
ni  eran  de  lana  ni  eran  de  seda, 
todos  me  dicen  que  no  los  quiera. 

Dengue — guarnecido  también  de  terciopelo — atado  de- 
trás del  talle,  dejando  a  k  vista  parte  de  la  cotilla: 

Si  me  dieras  esa  rosa 
que  cogiste  en  el  oteyo, 
yo  te  diera  este  clavel 
que  en  la  cotilla  le  llevo. 

Los  brazos  van  cubiertos  con  las  amplias  mangas  de 
la  camisa,  cuya  blancura  resalta  como  la  nieve  sobre  e 
color  oscuro  de  las  prendas. 


156      DEL    FOLXLORE    ASTURIANO:    MITOS,    SUPERST1CI<»«ES,    COSTUMBRES 

Saltas  de  cuentas  de  corales  que  dan  tres  o  cuatro 
vueltas  alrededor  del  cuello: 

Cuatro  vueltas  de  coréJes 
trae  la   fía  del  alcalde, 
otras  cuatro  traigo  yo 
que  soy  fía  de  mió  padre. 

Perendengues  o  arracadas  y  pañuelo  a  la  cabeza  atado 
arriba,  dejando  caer  con  gracia  algunos  rizos  sobre  la 
frente.  El  color  del  pañuelo  es  blanco,  negro  o  encamado: 

Tengo  cuatro  pañuelos 
todos  cuatro  colcfrados, 
otros   cuatro  pretendientes 
y  tres  viven  engañados. 

Y  esta  canción  alude  a  la  saya  y  al  pañuelo: 

Vengo  de  la  romería 
de  la  Virgen  del  Collado, 
de  lucir  la  saya  verde 
y  el  pañuelo  colorado. 
El  pañuelo  colorado 
pone  color  a  la  niña, 
y  por  eso  yo  le  traigo 
porque  soy  descolorida   (1). 


(I)  D.  Matías  Sangrador  y  Victorero,  Teniente  Fiscal  de  la  Audiencia 
de  Oviedo,  en  su  obra  Historia  de  la  Administración  de  Justicia  y  del  an- 
tiguo Cobierno  del  Principado  de  Asturias,  Oviedo,  1866,  pág.  284,  trata  de 
ciertos  delitos  cometidos  por  algunos  mozos  y  los  achaca  a  la  influencia  de 
los    trajes    de    las    aldeanas. 

" — Estas — dice — son  ordinariamente  esbeltas,  robustas  y  por  su  ejercicio 
constante  en  las  rudas  faTíras  de  la  agricultura,  de  gran  desarrollo  en  sus  for- 
mas que  se  pronuncian  de  un  modo  notable  en  la  parte  superior  de  la  cintu- 
ra, por  el  arte  con  que  se  ajustan  las  cotillas  y  graciosa  colocación  que  dan 
al  estrecho  dengue  que  apenas  llega  a  cubrirlas  por  completo;  las  sayas  de 
bayeta  de  distintos  colores  que  visten,  son  en  estremo  cortas  y  si  bien  esto  con- 
tribuye a  darles  más  aire,  garbo  y  donosura,  dejan  al  descubierto  sus  piernas..." 

Las   sayas   a   que   se   refiere    el    Sr,   Sangrador  cubren    un    poquito   más    de 


AURELIO   DE    LLANO   ROZA   DE   AMPUDIA  157 

El  hombre  calza  zapatos,  medias  azules  o  blancas, 
sujetas  con  cenogiles: 

Galán  de  las  inedias  blancas 
y  de  las  piernas  torcidas, 
si  quieres  casar  conmigo 
endereza  las  rodillas. 

Calzón  con  una  hilera  de  "botones",  pendientes  de 
cada  pemil  por  medio  de  una  cadenita.  Los  botones  tie- 
nen una  forma  parecida  a  algunos  gemglos  de  los  que  se 
usan  para  abrochar  los  puños  de  la  ceunisa.  Y  son  de 
cuatro  clases. 

De  "filigrana" : 

Botones  de  filigrana 
,  embutidos  en  acero, 

¿cómo  quieres  que  te  olvide, 
siendo  tú  el  amor  primero?. 

Estos  botones  tienen  el  busto  de  Isabel  II. 

De  "San  Fernando":  llamados  así  porque  tienen  el 
busto  del  Santo. 

"Coleteros)) :  los  que  tienen  un  "asa"  en  vez  de  cade- 
nilla; éstos  son  ordinarios. 

Y  por  último,  los  llamados  "tarabicos",  construidos 
en  casa  con  hilo  y  estaquillas  de  madera;  los  más  prefe- 
ridos han  sido  los  de  filigrana  ( I )  . 


media  pierna   y   son  sayas  monjiles   si  se   las   compara  con  las  que   usan  hoy 
las  mujeres  de  todas  las  clases  sociales  de  Europa. 

Las  aldeanas,  por  causa  de  las  faenas  agrícolas,  no  pueden  llevar  las 
sayas  largas,  se  les  mojarían  con  la  rosada  al  andar  por  los  campos  y  se 
les  engancharían  en  todas  partes  y  no  podrían  caminar  ni  trabajar  con 
soltura. 

Pero  al  Teniente  fiscal,  Sr.  Sangrador,  entre  considerando  y  considerando, 
le  complace  reconocer  que  a  nuestras  aldeanas,  "esbeltas  y  robustas",  la  saya 
corla   contribuye   a  darlas  más   aire,   garbo  y  deno§nra". 

(I)  Esta  es  la  primera  vez  que  se  describe  la  clasificación  de  los  bo- 
tones. Me  la  dio  a  conocer  el   22   de  Agosto  de    1920,  delante  de  la  iglesia 


158      DEL    FOLKLORE   ASTURIANO:    MITOS.    SUPERSTICI(»«ES,    COSTUMBRES 

Chaleco  forrado  de  blanco  con  los  cavillos  atados  con 
una  agujeta  que  también  solía  ser  regalo  de  una  moza: 

No  te  miro  pal  chaleco 
pa  quilate  la  guyeta, 
solo  te  pido,  mocosu, 
que  me  vuelvas  la  respuesta. 

Chaqueta  de  paño  como  el  chaleco  y  el  calzón  (1) . 

El  mozo  soltero,  estando  buen  tiempo,  en  las  rome- 
rías y  en  los  bailes  la  llevaba  colgada  del  hombro  para  lu- 
cir "la  vuelta"  del  chaleco  y  la  última  guj;e/a  que  le  ha- 
bía regalado  su  novia. 

Esta  costumbre  no  se  usaba  entre  los  mozos  casados: 

El  galán  que  está  en  el  baile 
parece   que  está  casado, 
que  no  quita  la  chaqueta 
aunque  se  halle  encalorado. 

Montera  de  paño  o  de  terciopelo: 

Montera  de  terciopelo 
ya   la  llevas   acabada, 
por  ir  de  noche  al  molmo 
y  volver  a  la  mañana. 

también  las  usaban  de  fieltro: 


parroquial  de  Libardón,  concejo  de   Colunga,  el    vecino  de  la  misma  Manuel 
Alonso  González,    de   91    años. 

(1)      En   los  pueblos  de  la  montaña  el    traje   era   de  sayal  hilado   en  casa. 
Eln  estos  pueblos  usan  coricies;    en   Ponga  cantan: 

Cabraliega    c^n    coricies 
no  me  ia  traigas  acá, 
que     en     quitarlas     y    ponerlas 
todo  el  tiempo  se  le  va. 


AURELIO  DE   LLANO   ROZA   DE   AMPUDIA  159 

Montera  de  fieltro  azul 
tráela  Antón  de  Pericón; 
la  locura  non  tien  cura; 
¡válgame  Dios  que  razón!. 

La  montera  es  una  prenda  muy  airona  y  demuestra 
mal  gusto  el  que  la  lleva  con  el  pico  vuelto: 

Vóime,  que  lleva  mi  majo 
la  montera  pico  abajo; 
vóime  que  mi  majo  lleva 
pico  abajo  la  montera. 

También  cantan  las  mozas: 

¡Válgame  la   Magdalena! 
Tienes  el  pelo  rizoso 
por  bajo  de  la  montera. 

Forma  parte  de  esta  indumentaria  un  palo  pinto  con 
clavos  dorados  en  los  nudos: 

Hay  que  ver  en  una  fiesta 
la  gracia  de  un  asturiano, 
con  su  montera  picona 
y  el  palo  pinto  en  la  mano  (1). 

Las  madreñas  no  forman  parte  esencial  de  este  traje. 
Si  bien  en  las  aldeas  no  se  puede  prescindir  de  ellas  por 
causa  de  la  humedad  del  país,  los  días  de  gala  ningún 
asturiano  las  lleva  (2)  . 


(1)  Estas  coplas   las   recogí    en  Ponga,   Llanes,   Caravia,   Quirós,   Grandas 
Salime,  Somiedo,  Lena  y  Tinco. 

(2)  Algunos  autores,  en  el  teatro,  suelen  sacar  a  escena  personajes  as- 
turianos vestidos  con  un  traje  que  quiere  parecerse  al  traje  típico  asturiano 
y  calzados  de  madreñas.  Con  lo  cual   demuestran  desconocimiento  del   asunto. 

Pueden  salir  a  escena  personajes  secundarios  que  llegan  del  campo  ves- 
tidos con   el  traje  de  diario  y  calzados   de   madreñas.   Pero  con   el   traje   de 


160       DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:     MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 


Junto  al  llar. 

Las  cocinas  de  las  aldeas  astúricas  suelen  ser  bastan- 
te amplias;  el  llar  está  colocado  a  ras  del  suelo  y  en  el 
centro  de  él  se  enciende  la  lumbre. 

En  algunos  concejos, — entre  ellos  el  de  Caravia — de- 
trás del  llar,  en  el  macizo  de  la  pared,  existe  un  hueco  pa- 
recido a  una  hornacma;  a  este  hueco  le  llaman  la  fornica 
y  sirve  para  guardar  en  ella  el  rescoldo  y  la  ceniza  útil 
para  blanquear  la  ropa  de  la  colada. 

Instalado  en  la  pared  hay  un  pescante  que  gira  sobre 
el  llar;  en  Oriente  se  le  conoce  con  el  nombre  de  tórzanu, 
y  en  Occidente,  con  el  nombre  de  guindaste.  Del  brazo 
del  pescante  pende  una  cadena  de  hierro  que  sostiene  en- 
cima del  fuego  el  pote  o  la  caldera.  A  la  cadena  en  la  zo- 
na occidental  la  llaman  garma^eira;  y  en  la  oriental  ca- 
lami])eres. 

La  cocina,  por  lo  general,  no  tiene  chimenea;  el  humo 
se  esparce  por  la  habitación  ennegreciendo  las  paredes. 
En  el  mismo  plano  que  el  desván  y  sobre  el  llar,  hay  una 
especie  de  artesa  construida  con  varas  entretejidas;  a  la 
cual  denominan  cuña,  en  Oriente;  zardu,  y  ciebu,  en 
Occidente.  Y  en  ella  ponen  castañas  y  nueces  para  que 
curen  al  humo. 

De  una  de  las  paredes  de  la  cocina  cuelgan  las  he- 
rradas, las  calderas  de  cobre,  chocolateras,  cazos,  sarte- 
nes, el  almirez,  etc.  Al  sitio  donde  colocan  este  conjunto 
de  utensilios  que  relucen  de  limpios,  lo  llaman  la  espetera. 

El  horno  de  cocer  el  pan  y  la  bor9pa,  está  construido 
fuera  de  la  habitación,  pero  su  boca  la  tiene  en  una  de 


fiesta  no  se   lleva   este  calzado.  Ténganlo  presente  lo»  autores  cueindo  saquen 
a   escena    tipoc   vestidos   con   el    traje   típico   de   este   país. 


AURELIO  DE  LLANO  ROZA  DE  AMPUDIA  161 

las  paredes  de  la  cocina  y  cerca  del  llar.  En  éste,  calen- 
tado al  rojo, — cuando  no  usan  el  horno — suelen  "echar 
la  torta"  a  cocer  envolviéndola  en  hojas  de  berza,  de  cas- 
taño o  de  helécho,  y  la  cubren  con  rescoldo  y  ceniza,  igual 
que  se  hacía  en  los  tiempos  remotos  para  cocer  el  pan  sub- 
cinericio  (1). 

Entre  los  muebles  de  la  cocina  figura  la  masera  y  una 
tina  de  madera  para  colar  la  ropa. 

La  vida  íntima  de  la  familia  se  reconcentra  en  la  co- 
cina. En  Noviembre  de  1921,  rec^rí,  por  la  noche,  al- 
gunos lareiros  de  las  aldeas  de  Occidente  y  vi  que  allí  las 
veladas  familiares  son  lo  mismo  que  las  de  los  pueblos 
de  Oriente. 

En  las  noches  de  invierno  se  reúne  la  familia  alrededor 
de  la  leña  que  arde  sobre  el  llar.  Las  personas  mayores 
siéntanse  en  los  escaños  y  los  rapaces  en  ta\)ueles  o  ríes- 
iros.  Sobre  el  fuego,  pendiente  de  las  calamiyeres  está  co- 
ciendo un  pote  de  castañas  para  entretenerse  comiéndo- 
las durante  la  velada. 

Después  de  rezar  el  rosario  y  "por  los  navegantes  y 
caminantes  de  mar  y  tierra",  a  la  luz  de  un  candil,  se  lee 
un  poco  por  un  libro; — antaño  se  leían  libros  de  vidas  de 
Santos  y  el  Amadís  de  Gaula — ;  suspéndese  la  lectura  y 
mientras  las  mujeres  hilan,  los  ancianos  narran  leyendas 
mitológicas,  cuentos  de  princesas  encantadas,  de  risa,  de 
miedos  y  recitan  romances. 

¡Cuántos  cuentos  oí  en  mi  niñez,  a  la  vera  del  llar! 
Y  en  la  casa  donde  hay  mozas,  los  días  señalados 
para  cortejar,  reciben  en  la  cocina,  delante  de  sus  padres, 
a  los  mozos  que  van  a  hablar  con  ellas. 


(1)     En  los  pueblos  donde  hay  minas  de  carbón,  y  en  los  que  tienen  fa- 
cilidad  de   adquifirlo,  el   llar  ha  sido   substituido  por   la   cocina   de   hierro. 


162      DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:    MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 


El  cortejar. 

La  juventud  de  antaño  tenía  la  costumbre  de  impro- 
visar cuartetas  para  cortejar.  El  mozo  o  la  moza  que 
"cortejaba  bien  en  cuartetas",  adquiría  fama  en  la  co- 
marca. 

En  verso  hablaban  de  amores,  de  celos,  y  se  decían 
toda  clase  de  reproches.  Véase  como  contesta  un  mozo  a 
las  cuartetas  de  una  moza  y  la  pintura  que  hace  de 
ella: 

— ¿Para  qué  hablas  en  cuartetas, 
ñi  en  cuartetanes, 
si  toda  te  vuelves 
cajd^es  y  espaldes?. 

Eres  tetuda 
muy  nalguda, 
ancha,  curtía 
y  cabezuda. 

Muy  ligera  en  sentarte, 
muy  pesada  en  levantarte, 
y  otra  más  tienes: 
de  donde  vas  non  vienes.  (1) 

pintura  parecida  a  la  que  hace  el  Arcipreste  de  Hita,  de 
la  serrana  ye^eriza. 

Y  como  recibe  una  dama  a  su  enamorado: 

— La   primera   entradita 
que  el  amor  tiene, 
santas  y  buenas  noches 
tengan  ustedes. 

La  segunda  pregunto 


(I)     Me    recitó    estos    versos    en    Folgueras,    pueblo    de    la    montaña    del 
concejo  de  Riosa  el  24  de  Octubre  de   1921    Pedro  Villoría,  de  71    años. 


AURELIO  DE   LLANO  ROZA  DE  AMPUDIA 163 

muy  al  oído: 

díme,  prenda  del  alma, 

¿cómo  te  ha  ido?. 

— A  mí  me  ha  ido  bien, 
te  doy  las  gracias, 
preparadas  te   tengo 
las  calab^azas. 

— De  las  calabazas 
luego  hablaremos; 
me  hcín  dicho  que  tienes 
amores  nuevos. 

— Amores  no  los  tengo 
te  han  engañado, 
te  han  vuelto  la  cabeza 
de  medio  lado. 

— A  mí  no  me  la  vuelven 
tan  fácilmente, 
tan  firme  estoy  ahora 
como  estoy  siempre  (1). 

Y  cuando  el  galán  llega  tarde: 


— ¿Cómo  vienes  tan  tarde, 
galán,  a  rondarme 
si  me  estoy  desvistiendo 
para  acostarme?. 

— Si  te  estás  desvistiendo 
vuélvete  a  vestir, 
bastante  malos  ratos 
paso  yo  por  tí. 

— Si  pasas  malos  ratos 
cállalo  y  perdona, 
que  algún  día  serás  dueño 
de  la  mi  persona  (2) 


(1  y  2)     Me  recitó  estos  versos  el  20  de  Junio  de  1921,  en  Belmente,  Juaaa 
Fernández,  de  71  años. 


164      DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:    MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 


Para  pedir  relaciones  amorosas: 

— Vengo  a  decir  que  te  quiero, 
vengo  a  decir  la  verdad, 
vengo  a  cortejar  un  poco 
que  es  cosa  de  mocedad. 

— La  palabra  está  bien  dicha 
galán,  que  tu  la  dijiste, 
y  si  sabes  el  camino 
vuelve  por  donde  viniste. 

— El  camino  bien  le  sé 
desde  aquí  le  estoy  mirando 
sólo  quisiera  llevar 
esa  rosita  a  mi  lado. 

— Esta  rosa  no  la  llevas 
c^io  'd  .crdó  prim»'-^ 
lo  que  pudieras  llevar 
calabazas  nel  sombrero. 

— Yo  sombrero  no  lo  gasto 
ni  tampoco  me  hace  falta 
que  pa  cortejar  contigo 
esta  montera  me  basta. 

— Primero   que   cortejara 
con  un  galán  de  montera, 
primero  yo  me  quedara 
toda  la  vida  soltera. 

— Dísteme  las  calabazas 
en  el  medio  del  camino 
voy  tan  contento  con  ellas 
como  si  fuera  contigo  ( 1 ) . 

También  hacían  uso  de  esta  composición  titulada  Los 


sentidos  corporales: 


(I)      El    15   de   Noviembre   de    1921    me   recitó   estos   versos,   en  Cangas  de 

Tineo,    D.    Antonio    Uría,    de    50    años.    Y    yo    los    oí    en    mi    niñez  en 

Caravia.   Últimamente    las    "cuartetas    de    cortejar"    pasaron    a    canciones  de 
giraldilla. 


DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:    MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES  165 

El  primero  que  es  el  ver 
la  prenda  que  más  estimo, 
penscindo  estoy  en  la  cama 
que  he  de  casarme  contigo. 
El  segundo  que  es  oir 
suspiros  del  corazón, 
por  Dios  te  pido  en  el  alma, 
que  non  me  pierdas  l'amor. 
El  tercero  que  es  gustar 
¿qué  gusto  podré  tener? 
estando  ausente  de  ti, 
¿qué  haré  sino  padecer? 
El  cuarto  que  es  oler, 
entre  rosas  y  jazmines, 
por  Dios  te  pido  en  el  alma 
que  nunca  jamás  me  olvides, 
El  quinto  que  es  tocar 
yo  de  tí  nunca  toqué, 
por  Dios  te  pido  en  el  alma 
que   no  me   pierdas   la   fe.   (1) 

y  de  los  Los  mandamientos  en  flores : 

En  el  primer  mandamiento 
dice  la  ley  que  es   amare, 
es  tanto  lo  que  te  quiero, 
que  no  te  puedo  olvidare. 
El  segundo  he  jurado 
y  echado  mi  juramento 
de  no  te  olvidar  jamás 
ni  sacarte  de  mi  pecho. 
El  tercero  que  es  la  Misa 
no  la  oigo  con  devoción, 
porque  estoy  pensando  en  tí. 
prenda  de  mi  corazón. 
El  cuarto  que  es  a  mi  padre 


(1)  Me  recitó  estos  versos  Clotilde  Simón,  de  74  años,  en  Campo  de 
Caso,  el  16  de  Octubre  de  1921.  Y  encontré  fragmentos  de  ellos  al  otro 
extremo  de  Asturias:  en  San  Antolín   de  Ibias. 


166      DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:    MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 

nunca  le  perdí  el  respeto 

sino  por  hablar  contigo 

en  público  y  en  secreto. 

El  quinto  que  es  no  matare, 

no  deseo  muerte  fiera 

sólo  la  quisiera  daré 

a  quien  a  mí  me  la  diera  ( 1 ) . 

En  la  actualidad,  los  mozos  van  de  ronda  la  noclT» 
de  los  sábados  y  la  de  los  domingos,  (2)  algunos,  a  pue- 
blos distantes  del  suyo  más  de  dos  leguas,  y  durante  el 
camino,  riflan  y  entonan  canciones  en  las  que  demuestran 
su  pasión,  sus   celos  y  rivalidades: 

Esta  noche  rondo  yo 
mañana  ronde  quien  quiera, 
esta    noche    rondo    yo 
los  ojos  de  mi  morena. 

y  para  demostrar  su  despecho: 


(1)  Me  los  recitó  en  Saliencia,  concejo  de  Somiedo,  e!  7  de  Abril 
de  1921,  Serafina  Arnaldo,  de  71  años.  Encontré  en  toda  la  pro- 
vincia fragmentos  estropeados  de  los  mandamientos  en  flores,  pero  no  he 
podido  reunir  los  diez. 

En  Villanueva  de  Teverga,  el  25  de  Junio  de  1921,  Pilar  Díaz,  de 
46   años,  me  recitó  esta  variante: 

En   el   segundo   he   jurado 
a    Dios    y    a    su    Santa    Madre 
de  no  te  olvidar  jamás 
menos  que  tú  me  lo  mandes. 

Y  el  24  de  Octubre  de  1921,  en  Folgueras,  concejo  de  Riosa,  José  Mar- 
tínez, de  84  años,  me  recitó: 

En  el   sexto  te  diré 
tienes   una   cara   hermosa, 
benditos   sean    los   ojos 
que    te    ven    y    no     te    gozan. 

(2)  En  algunos  concejos  también  los  jueves  "es  día  de  cortejar." 


AURELIO  DE  LLANO  ROZA  DE  AMPUDIA  167 

— A  tu  puerta  estuve  anoche 
hasta  que  salió  la  luna, 
y  no  me  quisiste  abrir, 
corazón  de  piedra  dura. 

Esta  copla  tiene  una  contestación  llena  da  gracia: 

— Anoche  estuviste  a  mi  puerta, 
tu  cantaste  y  relinchaste,  (1) 
estaba   echando    la   torta, 
tochu,  tu   ¿cómo  no  entraste? 

Y  el  que  va  a  rondar  a  otro  pueblo  por  pasar  el 
tiempo : 

Aimque  estoy  en  pueblo  ajeno, 
no  vengo  a  buscar  amores, 
que  los  tengo  yo  en  el  mío 
como  ramito  de  flores. 

o  cuando  va  a  buscarlos  y  tratan  de  impedírselo: 


Al  puente   de   las  Arriondas 
tengo  bajar  cuando  quiera, 
tengo  allí  los  mis  amores, 
pero   aunque   no   los   tuviera. 


En  muchos  concejos  hay  la  costumbre  de  que  una  mo 
za  admita  en  su  casa  a  cuantos  mozos  vayan  a  cortejar- 
la,  pero  antes  de  abrirles   la  puerta  sostiene  con  ellos 
un  diálogo  lleno  de  ingenio : 

— Tras,  tras. 

— i  Quién  ? 

— Gente;  ¿hay  entrada? 


En  Oriente   llaman  relincha  al  grito  de  tjujú. 


166      DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:    MITOS,    SUPERSTICICWES,    COSTUMBRES 

— Hasta  la  cocina — contesta  la  moza,  si  el  galán  es 
conocido. 

Pero  si  no  le  conoce  por  la  voz,  le  pregunta  sin  abrir 
la  puerta: 

— iQué  quieres? 

— Que  me  apurras  un  tizonín  para  encender  el  ci- 
garro. 

— No  hay  tizones,  apagáronse. 

— Entonces  darásme  un  poco  de  agua. 

— No  fui  por  ello  a  la  fuente. 

— Oye,  nena:  ¿no  podrías  abrir  el  cuarterón  y  aso- 
mar la  carina  pa  que  la  luna  y  les  estrelles  se  retiren 
al  ver  la  tu  hermosura? 

Al  fin  la  moza  abre  la  puerta  y  el  galán  pasa  a  la 
cocina. 

Y  en  los  escaños  que  rodean  el  fuego  que  arde  en  el 
llar,  reververando  su  luz  en  las  calderas  de  cobre  y  en  los 
aros  de  las  herradas  que  relucen  siempre  en  la  espetera 
como  plata  y  oro — y  sobre  todo  los  "días  de  cortejar" — • 
se  sientan  los  mozos,  y  en  conversación  general  hablan 
de  los  asuntos  del  día. 

Y  cuando  llega  la  oportunidad,  el  galán  que  entró 
primero,  dice  a  la  moza: 

— ¿Vamos  a  cortejar? 
— Vamos. 


Y  el 


mozo. 


"Camin  va  de  la  puerta 
Y  espera  q'allí  envoque 
Co'I  so  candil  la  nena 
Que  ye  sol  de  los  soles; 
Acasu  ella  lu  ameche. 
Acasu  saín  y  sobre, 
Acasu  co  les  manes 


AURELIO  DE  LLANO  ROZA  DE  AMPUDIA 169 

También  ella  lu    arrodie; 

Pero'l  candil   acasu 

Al  viento  i  diz  que  asople, 

O  él  solu  acasu  apágase 

O  apágalu  el  demontres. 

Lo  cierto  ye  q'ascures. 

Sin  lluz  y  hasta  en  sin  mosques".  (1) 

siéntanse  en  un  banco  que  al  efecto  está  colocado  en  el 
interior  de  la  casa  detrás  de  la  puerta  de  la  calle  (2) . 

A  veces  ocurre  que  no  entra  un  mozo  solo  el  primero 
sino  varios  a  un  tiempo.  Y  a  su  hora  dice  uno  cualquiera 
de  ellos: 

— ¿Quién  sale  a  cortejar? 

— Sal  tú — contestan  los  que  entraron  cuando  él;  so- 
bre esto  nunca  hay  discusiones. 

En  la  casa  donde  hay  dos  mozas,  puede  suceder  que 
las  dos  "salgan",  pero  si  hay  más  de  dos,  sus  padres  no 
permiten  que  "salga  a  cortejar,  a  la  puerta",  más  que  la 
primera;  las  otras  cortejan  en  la  cocina. 

Al  poco  tiempo  de  estar  el  primer  mozo  cortejando 
se  acerca  a  la  pareja  el  que  le  toca  en  turno  y  dice: 

— ¿Os  arreglasteis  ya? 

— Estábamos  en  ello. 

Y  se  levanta  y  marcha  para  la  calle  o  vuelve  para  la 
cocina.  El  otro  siéntase  al  lado  de  la  moza  y  allí  está 
hasta  que  van  a  relevarle;  a  veces  reúnense  en  la  casa 
más  de  diez  mozos  y  hay  que  ver  el  ingenio  que  demues- 
tran las  jóvenes  para  sostener  tan  gran  variedad  de  con- 
versaciones amorosas. 

La  hora  de  cortejar  termina  a  las  doce  de  la  noche 


(1)  Sueña  que  ye  vida.  Poesía  publicada  por  D.  Félix  de  Arambu-u 
y  Zuloaga,  firmada  con  el  pseudónimo  Sico  Xuan  de  Sucu,  en  la  Revista 
Asturias,   tomo  II. 

(2)  "El  banco  de  cortejar"  donde  más  se  usa  es  en  el  concejo  de  Oviedo; 
donde  no  usan  el  banco  cortejan  de  pie. 


170      DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:     MITOS,    SUPERSTICIONES.    COSTUMBRES 

poco  más  o  menos.  Y  termina  tranquilamente  si  no  llega 
un  grupo  de  mozos  que  viene  a  rondar  de  otro  pueblo,  y 
pretende  entrar  en  la  casa  contra  la  voluntad  de  sus  due- 
ños. Si  no  los  dejan  entrar,  lo  toman  como  una  gran  fal- 
ta de  respeto  a  la  costumbre,  y  entonces,  esperan  la  sali- 
da de  los  mozos  que  hay  en  la  casa,  y  en  medio  de  la 
oscuridad  o  al  claror  de  la  luna  se  reparten  mutuamente 
los  dos  grupos  buen  número   de  palos. 

En  cuanto  saben  los  mozos  que  una  joven  aceptó 
relaciones  formales,  si  no  tiene  hermanas  que  cortejen, 
dejan  de  ir  a  su  casa;  desde  aquel  momento  allí  no  entra 
nadie  más  que  su  novio  (1). 

Y  causa  verdadera  emoción  oir  a  altas  horas  de  la 
noche,  allá,  en  las  cañadas  o  en  las  cumbres,  la  voz  po- 
tente del  mozo  que  regresa  de  rondar  entonando  coplas: 

I 
— A   tu  puerta   estuve    anoche, 
tres  veces  te  la  rondé; 
mira  si  te  quiero  bien 
cuando  no  te  desperté. 

Y  emite  con  todas  sus  fuerzas  un  vibrante  ijujú,  "grito 
de  ¡alerta!"  que  empleaban  los  astures  preromanos,  grito 
enérgico  y  guerrero  que  tantas  veces  resonó  antaño  en 
nuestras  montañas  durante  la  lucha  contra  los  invasores 
del  suelo  patrio,  grito  que  hoy  emplea  el  mozo  rondador 
para  anunciar  su  llegada,  a  su  novia,  y  para  despedirse 
de  ella. 

Mientras  el  mozo  se  aleja  cantando  y  rif lando  (1), 


(1)  Citaré  algunos  de  los  concejos  donde  las  mozas  reciben  a  todos  los 
mozos  que  van  a  cortejarlas: 

Concejos    de    Oviedo,    Mieres,    Sama,    Langreo,    Nava,    Corvera,    Infiesto... 

(2)  En  Caravia  y  en  otros  concejos,  riflar  =  ijujú.  En  Ribadesella  y  demás 
concejos  de  Oriente  lo  llaman  relinchar;  en  Oviedo,  gritar,  y  en  Occidente, 
escouguiJo. 


AURELIO  DE  LLANO  ROZA  DE  AMPUDIA 171 

SU  novia  le  escucha  desde  la  ventana  o  desde  el  corredor, 
hasta  que  el  eco  del  último  riflidu  se  pierde  entre  las  ra- 
mas del  espeso  castañar  o  entre  las  rocas  de  la  montaña. 

También  el  ijujú  se  emplea  para  retar  al  rival.  Cuan- 
do uno  o  más  mozos  andan  de  ronda,  suelen  oir  a  lo  le- 
jos el  ijujú  retador: 

[Ayayay!    ¡ay!...    ¡ah!    ¡ijujú! 
¡Ay!   ¡ah!   ¡ijujú! 
iAh,  tú! 
;Qué  quieres? 
Tienes   miedo? 
— Ahora  lo  verás. 

Y  dirigiéndose  frases  de  desafío  en  voz  mudada,  se 
aproximan  unos  a  otros  y  arreglan  sus  asuntos  por  medio 
de  las  armas  modernas.  Esto  en  los  pueblos  mineros,  que, 
en  los  que  no  han  sido  invadidos  por  costumbres  perni- 
ciosas, igual  que  antaño,  cada  mozo  envuelve  su  cha- 
queta en  el  brazo  izquierdo  para  que  le  sirva  de  escudo 
contra  los  palos.  Y  recogiendo  en  el  pecho  todo  su  valor, 
se  lanzan  a  la  pelea  para  disputarse  noblemente  con  un 
palo  el  cariño  de  una  moza. 

Los  pastores  cortejan  allá  arriba,  en  las  montañas, 
con  más  tranquilidad  que  los  que  cortejan  acá,  abajo; 
sus  costumbres  son  más  primitivas.  Cuando  un  pastor  va 
a  una  majada  a  cortejar, — como  por  ejemplo  a  una  de 
las  de  Tárano  concejo  de  Cangas  de  Onís — si  ve  que 
a  la  puerta  de  la  cabana  hay  un  cayado,  sigue  de  largo 
sin  hablar  con  la  joven,  porque  aquel  cayado,  es  señal  de 
que  su  dueño,  otro  pastor,  está  dentro  cortejando. 

Y  no  es  difícil  que  en  el  cabañal  de  la  majada,  sue- 
ne la  voz  de  una  pastora  que  expresa  así  su  tristeza: 

— Ay  de  mi  que  la  perdí, 
la  gracia  de  cantadora. 


172       DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:     MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 

ay  de  mi  que  la  perdí, 
nel  monte  siendo  pastora. 

También   cantan: 


— Galán,  si  vas  a  verme 
a  la  cabana, 
tira  una  piedrecita 
a   mi  ventana, 
tira  una  piedrecita 
tírala   fuerte, 
si  acaso  estoy  dormida 
que  me  despierte; 
que    me   despierte,    majo, 
que    me    despierte, 
el  sueño  de  la  aurora 
el  sueño  fuerte.  ( 1 ) 


El  tratan. 


En  los  concejos  de  Grandas  de  Salime,  Pola  de 
Allande,  Tineo,  Cangas  de  Tineo  y  otros  de  Occidente, 
los  labradores  y  jornaleros  otorgan  escrituras  de  capitu- 
laciones matrimoniales,  porque  así  les  conviene  debido  a 
la  costumbre  que  tienen  de  casar — entroncar,  como  ellos 
dicen — "para  casa  de  los  padres",  al  hijo  o  hija  que  más 
les  convenga,  que,  suele  ser  por  lo  general  el  varón  de  más 
edad. 

La  dote  consiste  en  metálico,  algo  de  grano,  y  el  ajii^ir 
o  medio  ajuar;  la  cantidad  en  metálico,  salvo  raras  ex- 
cepciones, suele  ser  de  mil  a  cinco  mil  pesetas,  de  las 
cuales  entregan  al  novio  o  al  padre  de  éste,  el  día  del 


(1)  Estos  versos  los  recogí  en  Campo  de  Caso  el  16  de  Octubre  de  1921 
de  labios  de  Clotilde  Simón,  de  74  años.  Esta  anciana  ha  sido  pastora  en 
las  montañas  de  Caso. 


AURELIO  DE   LLANO   ROZA  DE  AMPUPIA 173 

otorgamiento  de  la  escritura  o  en  el  de  la  celebración  del 
matrimonio,  una  cantidad  insignificante,  pagando  el  resto 
en  cuatro,  seis  ú  ocho  plazos  anuales  de  doscientas  cin- 
cuenta a  quinientas  pesetas  cada  plazo,  otorgándose  des- 
pués de  satisfecha  la  dote  la  correspondiente  carta  de 
pago. 

Las  prendas  de  ropa  que  componen  "el  medio  ajuar", 
suelen  valuarse  en  doscientas  cincuenta  pesetas,  y  en  qui- 
nientas "el  ajuar  entero"  según  la  posición  del  otorgante. 

" — Los  matrimonios  los  arreglan  o  convienen  los  pa- 
dres de  los  novios,  y  algunas  veces,  sin  nunca  haberse 
visto,  como  ya  ocurrió  el  caso  en  mi  despacho,  en  donde 
el  día  del  otorgamiento  de  la  escritura,  fué  la  primera 
vez  que  se  vieron  los  novios;  y  además,  ese  convenio  o 
arreglo,  es  por  el  sistema  de  regateos  o  ajuste,  dándose 
bastantes  casos  de  quedar  los  matrimonios  sin  efecto  por 
veinticinco  pesetas,  o  una  cantidad  menor."  (1) 

En  el  regateo  o  ajuste,  suele  intervenir  un  "perito" 
al  cual  llaman  el  "embustero". 

En  el  concejo  de  Oviedo,  el  sábado  anterior,  o  sea 
ocho  días  antes  de  "echar  el  primer  pregón",  se  reúnen 
los  padres  de  los  novios  para  hacer  el  tratau  de  la  dote 
que  han  de  dar  a  sus  hijos;  van  a  la  capital  y  se  reúnen 
en  un  establecimiento  de  comidas  y  bebidas.  Al  princi- 
pio nadie  se  atreve  a  hablar  del  asunto  que  motivó  la 
reunión,  pero  después  de  tomar  un  poco  de  vino,  uno  de 
ellos  rompe  a  hablar  en  esta  o  parecidísima  forma: 

— Ah,  chachu;  paez  que  los  rapaces  quieren  casase. 

— Facen  bien,  hom,  también  tú  y  yo  nos  casamos. 


(1)  Estos  datos  me  los  suministró  el  notario  de  Pola  de  Allande,  don 
Zoilo  Magdalena  en  Enero  de  1922.  Yo  presencié  el  7  de  Noviembre  de  Í921 
en  Berducedo,  concejo  de  Allande,  un  tratau,  del  cual,  en  aquel  momento, 
extendió    la   escritura    el   Sr.   Magdalena. 


pl74      DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:     MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 

— E  verdá,  pero  hoy  están  los  tiempos  malos. 

— Siempre  estuvieron  lo  mismo;  que  trabayen  como 
trabayamos  tú  y  yo. 

— Si  tienen  con  qué  trabayarán... 

— Para,  para;  ¿non  dixiste  que  al  tu  fiu  le  darías  un 
carru  ? 

—Sí. 

— ¿Pero  quién  va  a  tirar  por  él...? 

Intervienen  las  futuras  consuegras,  llegan  otros  hi- 
jos casados  a  ver  si  el  tratau  los  perjudica  a  ellos,  y  entre 
tanto,  los  novios,  o  presencian  la  escena,  o  están  en  una 
esquina  de  la  calle  esperando  el  resultado  de  aquella  reu- 
nión. 

Y  ocurre  con  frecuencia — como  en  Occidente — que 
por  una  cosa  de  poco  valor,  no  hay  tratau:  salen  los  pa- 
dres y  cada  uno  marcha  para  su  casa  con  su  hijo. 

Y  los  novios  se  devuelven  los  modestos  regalitos  que 
se  habían  hecho.  Antaño,  el  novio  regalaba  a  su  prome- 
tida unos  corales;  he  aquí  una  copla  referente  a  la  de- 
volución de  esta  prenda: 

— Los  corales  que  me  diste 
vuélvelos  al  coralero, 
si  yo  quiero  unos  corales 
tiene  mi  padre  dinero. 

Los  novios  no  siempre  dejan  de  casarse  porque  sus 
padres  no  hayan  hecho  el  tratau ;  a  veces  están  conformes 
con  lo  que  dice  esta  copla  que  recogí  en  Quirós: 

— Aunque  tus  padres  no  quieran 

y  los   míos  digan  no,  ~ 

si  tu  quieres  y  yo  quiero, 
eso  será  y  otro  no. 


AURELIO   DE    LLANO   ROZA    DE   AMPUDIA  175 

Se  dice  en  Oviedo  y  en  otros  concejos  de  la  pro- 
vincia que  la  novia  "va  vista  y  presea",  cuando  su  padre 
le  da  un  vestido  con  su  correspondiente  ropa  blanca,  una 
cama,  sábanas  y  cobertores,  herrada,  caldera  de  cobre, 
peñera  (cedazo) ,  masera,  macona,  azada  para  sachar,  y 
otros  enseres. 

Y  cuando  todos  están  conformes  con  el  tratau,  des- 
de el  sitio  donde  están  reunidos  van  a  la  notaría  a  hacer 
la  escritura  de  la  "sociedad  familiar",  consuetudinaria  en 
Asturias. 

También  hacen  escritura  de  capitulaciones  matrimo- 
niales, en  las  Regueras  y  en  Llanera. 

En  Aller  y  en  Quirós,  el  tratau  le  escriben  con  toda 
sencillez  en  un  papel  simple,  el  cual  firman  los  interesa- 
dos y  varios  testigos.  A  este  documento  lo  llaman  "la  car- 
ta dotal". 

En  otros  concejos,  entre  los  cuales  figaran  Morcin, 
Campo  de  Caso  y  Ponga,  el  novio  regala  los  "dones" 
a  la  novia.  Los  cuales  consisten  en  "vestirla  de  pies  a 
cabeza",  de  ropa  exterior.  Y  la  novia  regala  a  su  novio 
una  muda  de  ropa  interior. 

En  Oriente  no  está  generalizada  entre  los  labradores 
la  costumbre  de  otorgar  escrituras  de  capitulaciones  ma- 
trimoniales. 

Alrededor  de  las  escenas  que  ocurrren  durante  el  tra- 
tau se  han  formado  algunos  cuentecitos. 

Un  mozo  quiso  hacer  el  tratau  directamente  y  fué  a 
hablar  al  padre  de  su  novia: 

— Bien  venido,  Santiago,  iqué  traes,  qué  traes? 

— Como  traer  no  traigo  nada,  vengo  a  ver  si  me  da 
la  su  fía  pa  casarse  conmigo. 

— íY  qué  más  pides,  Santiago,  qué  más  pides? 

— La  gocha  con  los  gochinos,  la  cabra  del  cencerru 
y  toe»  les  que  van  detrás  de  ella. 


176      DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:    MITOS.    SUPERSTICIONES.    COSTUMBRES 

— No,  Santiago,  no;  pides  mucho. 

— Bueno,  pues  si  por  lo  que  no  vale  la  cena  de  un 
llobu  dexa  de  casar  la  su  fía,  quede  con  Dios,  que  yo 
me  marcho. 

— Rápela  el  demoniu  si  con  otru  me  caso  más  que 
con  elli — dijo  la  hija  desde  la  cama. 

— Ven,  Santiago, — gritó  el  padre — ven,  que  lo  arre- 
glaremos (1). 

Bodas . 

Strabón,  geógrafo  griego,  que  nació  por  los  años  de 
50  a  60  antes  de  Jesucristo,  describe  las  costumbres  de 
los  astures  y  dice  que  "se  casan  a  la  manera  de  los  grie- 
gos." 

La  ceremonia  del  matrimonio  griego  se  componía  de 
tres  actos: 

" — En  la  casa  paterna,  en  presencia  del  pretendiente, 
el  padre  ofrece  un  sacrificio  y  declara,  pronunciando  una 
fórmula  sacramental,  que  da  su  hija  al  joven. 

La  novia  es  transportada  a  casa  del  marido  en  un  ca- 
rro y  todo  el  camino  se  canta  a  su  alrededor  un  himno 
religioso.  La  joven  no  entra  por  sus  pasos  en  la  nueva  mo- 
rada. Es  preciso  que  su  marido  la  lleve,  que  simule  un 
rapto,  que  dé  algunos  gritos  y  que  las  mujeres  que  la 
acompañan  finjan  defenderla. 

Lo  que  precede  no  es  más  que  la  preparación  y  el 
preludio  de  la  ceremonia.  El  acto  sagrado  va  a  empezar 
en  la  casa.  Se  acercan  al  hogar;  la  esposa  es  puesta  en 
presencia  de  la  divinidad  doméstica.  Es  regada  con  agua 
lustral;  toca  el  fuego  sagrado.  Se  pronuncian  oraciones. 


(1)     Recogido  en  Gobiendes,  concejo  de  Colunga,  el  19  de  Ago»to  de  1920; 
me  lo  contó  Gabíno  Bárzana,  de  38  año*  de  edad. 


AURELIO    DE    LLANO    ROZA    DE    AMFUDIA 177 

Luego  ambos  esposos  se  distribuyen  una  torta,  un  pan, 
algunas  frutas.  Esta  especie  de  frugal  comida  que  em- 
pieza y  acaba  con  una  libación  y  una  oración,  este  re- 
parto de  alimento  frente  al  hog2ir,  coloca  a  ambos  espo- 
sos en  comunión  religiosa  mutua  y  en  comunicación  con 
los  dioses  domésticos."  (1). 

Dicen  algunos  autores —  sin  fundamento  científico — 
que  los  astures  descendemos  de  los  celtas  y  que  por  lo  tan- 
to muchas  de  nuestras  costumbres  tienen  origen  céltico  (2) . 

(1)  Paul  Girar.  Historia  griega.  Vida  pública  y  privada  de  los  griegos. 
Traducción  española  de  la  5.'  edición  francesa,  por  Domingo  Vaca,  Madrid, 
1915,  pág.  28.  Este  autor,  en  Historia  romana,  Vida  pública  y  privada  de 
los  romanos,  traducida  por  el  Sr.  Vaca,  de  la  7."  edición  francesa,  Madrid, 
1917,  pág.  63,  describe  un  casamiento  en  Roma  en  el  siglo  de  Augusto. 
Y  entre  los  ritos  que  practicaban  los  nobles  para  celebrar  sus  matrimonios, 
dice  que  ofrecían  luego  a  Juno,  que  presidía  las  bodas,  un  sacrificio,  en  el 
cual  las  libaciones  eran  hechas  con  vino  mezclado  con  miel  y  leche,  en  que 
figuraba  un  pan  de  trigo  llamado  far,  llevado  y  presentado  por  la  desposada. 
Esta  ofrenda  del  pan  far  ha  valido  a  este  matrimonio  el  nombre  de  con- 
farreaiio. 

(2)  Unos  autores  dicen  que  los  celtas  entraron  en  España  el  año  3000  y 
otros  que  el  2500  antes  de  Jesucristo.  En  esto  han  padecido  un  error. 

La  primera  fuente  que  cita  a  los  celtas  en  España  es  un  Periplo  griego, 
escrito  por  Festus  Avienus  en  el  siglo  VI  antes  de  Jesucristo. 

— "Ciertamente — dice  el  Sr.  Boch  Guimpera  refiriéndose  al  Periplo — 
sólo  cita  sus  tribus  sin  calificarlas  de  celtas,  pero  estas  tribus  son  las  mismas 
que  más  tarde  por  otros  textos  sabemos  que  son  célticas". 
•  Su  entrada  en  España  "debió  tener  lugar  hacia  el  año  600  antes  de  Je- 
sucristo. Esta  fecha  no  sólo  se  desprende  de  los  movimientos  generales  de 
los  celtas  en  el  Occidente  de  Europa  durante  la  primera  edad  del  hierro, 
sino  que  la  podemos  deducir  de  los  textos:  Hesiodo,  en  el  siglo  VII,  aún 
conoce  a  los  Ligures  como  pueblo  principal  de  la  Europa  occidental;  en 
cambio,  el  Periplo  conservado  por  Avienio,  en  el  siglo  VI,  ya  conoce  los 
celtas  en  España  (las  tribus  de  los  Cepsi  Saefes  y  Beribraces).  El  Periplo, 
por  otra  parte,  relata  la  ocupación  céltica  como  cosa  no  demasiado  lejana, 
y  aún  recuerda  la  retirada  de  los  Oesirymnios  ligures. 

El  camino  seguido  por  los  celtas  en  su  extensión  por  España  lo  recons- 
tituye Schulten  (a)  a  base  de  las  indicaciones  de  los  autores  que  nos  dan 
algunos  de  sus  límites  extremos  y  con  ayuda  del  estudio  de  los  nombres 
de  lugar  célticos  y  de  la  topografía."  (b) 

(a)  Numantía,  I,  pág.  86. 

(b)  Celtas  y  la  civilización  céltica  en  la  península  ibérica,  por  Pedro 
Boch  y  Guimpera.  Boletín  de  la  Sociedad  de  Excursionistas.  IV  trimestre. 
Madrid.  1 921. 

12 


178      DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:    MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 

¿Y  cuales  son  estas  costumbres?  Por  ejemplo  los  ri- 
tos establecidos  por  los  celtas  para  celebrar  sus  matrimo- 
monios,  hay  que  buscarlos  en  las  leyendas  de  otros  países. 

" — Camma, — dama  celta — sacerdotista  del  templo  de 
Artemisa  y  esposa  del  Petrarca  Sinatos,  fué  requerida  de 
amores  por  un  pariente  de  su  marido,  apellidado  Sinorix. 
Y  como  no  pudo  triunfar  de  su  virtud,  mató  a  Sinatos  a 
traición. 

Después  habló  a  Camma,  de  su  pasión,  de  su  poderío 
de  su  riqueza,  y  acabó  por  manifestarle  que,  por  amor 
a  ella  había  asesinado  a  su  marido. 

Camma  le  rechazó  con  horror,  pero  luego  aparentó 


La  arqueología  es  ud  auxiliar  poderoso  de  la  historia;  comparando  lot 
resultados  arqueológicos  con  los  de  las  fuentes,  se  pueden  obtener  resultados 
definitivos. 

De  mis  hallazgos   arqueológicos  en  el  castro  de  Caravia  (a)   dice  el  señor 
Boch  en  el  citado  Boletín: 

— ". .  .La  civilización  del  castro  de  Caravia  está,  pues,  llena  de  elementos 
post-hallstátticos;  sin  embargo,  la  presencia  del  puñal  indicado  nos  da  un 
elemento  nuevo,  cuya  importancia  y  significación  apreciaremos  mejor  des- 
pués de  tratar  de  los  siguientes  hallazgos  de  Monte  Beornio  en  Alar  del 
Rey. . . 

En  el  Norte  (Asturias,  Santander),  ni  las  fuentes  citan  celtas,  ni  existen 
nombres  de  lugar  céltico:  por  el  contrario,  el  único  texto  antiguo  que  habla 
de  tales  regiones,  (el  Periplo  base  de  Avienio),  cita  allí  el  "pernis  ligus." 
Esto  parece  confirmar  lo  deducido  del  distinto  carácter  de  los  hallazgos  in- 
dicados respecto  de  la  cultura  céltica  propiamente  dicha,  y  no  parece  aven- 
turado suponerlos  representantes  de  la  civilización  del  N.  de  la  Península 
ocupada  por  tribus  indígenas  que  los  griegos  identificaron  con  los  ligures." 
Es  decir  que  mis  hallazgos  en  el  castro  de  Caravia  parece  que  representan 
la  civilización   de    los   ligures. 

El  Sr.  Schulten,  el  descubridor  de  los  campamentos  sitiadores  de  Numancía, 
en  carta  fechada   en   Erlangen,   en  Mayo  de    1920,   me  dice: 

— "Son  muy  interesantes  los  nombres  que  empiezan  con  Car,  como  Caravia; 
creo  que  Car  es  ligure;  recoja  usted  todo»  los  nombres  que  empiecen  con 
Car  en  su  región". 

Y  anoté  y  remití  al  ilustre  profesor  de  la  Universidad  de  Erlangen  hasta 
noventa  y  dos  nombres  de  pueblos  y  barrios  cuyos  nombres  empiezan  con 
Car,  repartidos  con  bastante  uniformidad    en   toda   la   provincia. 


(a)     Véase  El  libro  de  Caravia,  por  Aureliano  de  Llano  Roza  de  Ampudia, 
Oviedo,  1919. 


AURELIO   DE    LLANO   ROZA   DE   AMPUDIA  179 

calmarse  y  consintió  en  unirse  a  él  en  el  templo  de  Ar- 
temisa. 

Comenzó  la  ceremonia;  y  según  el  rito  tradicional» 
ella  cogió  una  copa  de  hidromiel,  derramó  unas,  gotas  en 
el  suelo,  bebió  una  parte,  e  invitó  a  Sinorix  a  beber  el  res- 
to y  lo  bebió. 

Camma  había  mezclado  con  el  hidromiel  un  veneno 
mortal  y  murió  satisfecha  vengando  la  muerte  de  su  ma- 
rido." (!). 

Una  leyenda  imaginada  para  dar  lustre  a  una  fami- 
lia marsellesa,  dice: 

" — Comme  Naunos,  rey  de  Segobrigü,  prepara  las 
nupcias  de  su  hija  Gyptis. 

Dos  focensese,  Simos  y  Protis,  que  habían  llegado  al 
territorio  céltico  a  pedir  aF  rey  que  les  admitiera  en  el  país 
y  les  diera  terreno  para  fundar  una  villa,  fueron  invitados 
por  él  a  la  ceremonia  de  esponsales. 

Cuando  todos  estaban  reunidos,  el  rey  ordenó  a  su 
hija  que  ofreciera  una  copa  de  agua  y  vino  al  que  ella 
eligiera  por  esposo. 

Gyptis  se  coloc^  frente  a  los  dos  griegos  y  ofreció  la 
copa  a  Protis."  (2). 

Conocemos  por  la  historia  los  ritos  religiosos^  del 
matrimonio  griego.  Y  por  medio  de  las  leyendas  fabulo- 
sas conocemos  los  del  matrimonio  celta.  El  lector  apre- 
ciará si  ciertos  ritos  que  practican  hoy  los  astures  en  algu- 
nos concejos,  a  continuación  de  celebrar  su  matrimonio, 
se  parecen  a  los  de  los  griegos  o  a  los  de  los  celtas. 

En  el  concejo  de  Allande,  al  final  del  banquete  de 
boda,  el  padrino,  acompañado  de  los  novios  y  del  padre  de 


(1)  Manuel    pour    servir    á    V elude    de    Vantíquilé    cellique,    par    Georges 
Dotin,   2.*    edición,    París,    1915,   p¿g,    184. 

(2)  Dotin,    obra    citada,    pág.    185. 


180      DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:     MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSrjMBRES 

la  novia,  va  a  la  panera  a  recontar  el  ajuar  y  después  lo 
colocan  en  un  carro,  si  es  necesario. 

Porque  en  este  concejo,  y  en  el  de  Tineo — en  otros 
se  perdió  la  costumbre — si  la  novia  va  a  vivir  al  pueblo 
de  su  marido,  lleva  el  ajuar  en  un  carro  del  país  tirado  po 
dos  o  cuatro  vacas  que  lucen  sonoros  esquilones. 

En  el  centro  del  carro  va  un  arca  o  baúl  con  la  ropa 
blanca,  y  a  su  alrededor,  algunos  sacos  de  trigo  y  los  en- 
seres que  componen  el  ajuar.  Encima  de  todo  esto  va 
hecha  la  cama  matrimonial  en  la  que  resaltan  los  enca- 
jes de  las  sábanas,  de  las  almohadas  y  los  primores  de 
la  colcha.  Y  por  último,  en  la  delantera,  va  "la  cesta  de 
la  madrina"  adornada  con  lazos  y  llena  de  pan,  huevos, 
manteca  y  dulces. 

La  novia  monta  a  caballo,  después  montan  los  con- 
vidados y  la  comitiva  se  pone  en  marcha  disparando 
cohetes  y  tiros  de  escopeta. 

Y  a  veces,  los  mozos  de  otro  pueblo,  en  son  de  broma, 
cortan  el  camino  en  varios  puntos  para  que  no  pueda  pa- 
sar el  carro.  Cuando  éste  llega  a  su  destino,  los  vecinos 
del  novio  presencian  la  descarga  de'  ajuar. 


El  cántelo» 

En  los  concejos  de  Allande  y  Grandas  de  Salime  y 
otros,  llaman  cántelo  a  un  roscu  (torta)  de  pan  que  des- 
pués del  banquete  de  boda  reparten  los  novios  en  peque- 
ñas tajaditas  entre  sus  vecinos,  y  al  mismo  tiempo  les  dan 
a  beber  un  sorbo  de  vino. 

Y  si  la  novia  va  a  vivir  al  pueblo  de  su  marido,  al  en- 
trar en  él  reparten  también  el  cántelo. 

Y  el  matrimonio  que  dejara  de  practicar  este  rito  en 


AURELIO  DE   LLANO  ROZA  DE   AMPUDIA  181 

el  pueblo  donde  está  establecido  sería  muy  mal  visto  po 
parte  de  sus  vecinos. 

Este  reparto  de  pan  y  vino  coloca  a  los  esposos  e; 
comunión  amistosa  con  el  pueblo,  como  colocaba  a  los 
esposos  griegso  en  comunión  religiosa  mutua  y  en  comuni- 
cación con  los  dioses  domésticos. 

En  el  concejo  de  Grandas  de  Salime,  cuando  los  no- 
vios van  a  repartir  el  cántelo,  detrás  del  padrino  va  una 
Joven  con  el  pan,  a  la  cual  llaman  "la  moza  de  cesta". 
En  algunos  pueblos  el  pan  lo  amasan  con  azúcar  y  hue- 
vos (1). 

En  Cornollu,  concejo  de  Allande,  cuatro  mozas  co- 
gen un  pañuelo  grande  por  las  puntas  y  subiéndole  y  ba- 
jándole horizontalmente  cantan: 

— Subirlas  y  bajarlas 
sean  muy  bien  halladas, 
bajarlas   y   subirlas 
sean  muy  bien  venidas. 

y  así  están  cantando  hasta  que  llega  la  madrina  y  coloca 
el  cántelo  en  el  pañuelo. 

El  reparto  del  cántelo  se  hace  de  casa  en  casa  al  son 
de  canciones: 

El  cántelo  era  bueno 
y  dejará  memoria, 
no  dejéis  sin  parte 
a  la  señora  novia. 

El  cántelo  era  bueno, 
del  trigo  del  hórreo, 
no  dejéis  sin  parte 


(1)  El  8  de  Noviembre  de  1921  estaba  yo  en  Grandas  ¿:  Salime  ha- 
ciendo invesrigaciones  folklóricas,  y  en  Escanlares  celebráronse  dos  bodas 
en  una  casa  y    al   día   siguiente   participé  del   cántelo. 


182       DEL    FOLKLORE    ASTURIANO;     MJTOS.    SUPERSTICIWES,    COSTUMBRES 

al  señor  novio. 
El  cántelo  era  bueno 
y  de  buena  harina, 
no  dejéis  sin  parte 
a  la  señora  madrina. 
El  cántelo  era  bueno 
y  de   muy  buen  trigo, 
no  dejéis  sin  parte 
al  señor  padrino. 
El  cántelo  era  bueno 
y  buenos  los  vinos, 
no  dejéis  sin  parte 
a  los  señores  vecinos. 
El  cántelo  era  bueno 
y  de  buen  pan  blanco 
3erá  la  mejor  parte 
pa  mi  que  lo  canto.  (1) 

En  el  concejo  de  Cangas  de  Tineo  al  cántelo  llámanlo 
pan  del  tchora,  (del  lloro) ,  porque  al  final  del  reparto,  a 
la  novia  le  llegó  la  hora  de  salir  de  la  casa  paterna  para 
irse  con  su  marido,  y  entonces  llora.  Y  de  veras  o  fingido, 
se  niega  a  salir,  se  coge  al  escaño,  las  mujeres  que  la 
acompañan  también  lloran,  hasta  que  por  último  el  novio 
la  saca  a  la  calle  poco  menos  que  a  la  fuerza. 

r 

Canciones  de  boda. 

En  varios  concejos  de  Occidente,  entre  otras  costum- 
bres paganas,  quedan  las  "canciones  de  boda". 

En  el  concejo  de  Somiedo  cuatro  mozas,  provistas  de 
panderetas,  se  colocan  a  la  puerta  de  la  iglesia,  y  cuando 
termiíia  el  sacrificio  de  la  Misa  cantan  al  son  de  aquellas : 


(1)     Las  canciones  del  cántelo  las  recogí  en  Berducedo,  concejo  de  Alian- 
de  y  en  Grandas  de  Salime,  los  días  7  y  8  de  Noviembre  de    1921. 


AURELIO    DE    LLANO    ROZA    DE    AMPUDIA  183 


— Buenos  días,  señor  cura, 
también  los  señores  novios, 
que  con  el  cuerpo  de  Cristo 
se  desa3runaron  todos. 

Al  bajar  los  novios  las  gradas  del  altar: 

Cuando  del  altar  bajaste 
toda  vestida  de  negro, 
blanca   flor  nos  pareciste 
al  pié  de  tu  macareno. 


Al  salir  de  la  iglesia: 


Al   tomar  agua  bendita 
vuelve  para  atrás  la  cara, 
reza  una  salve  a  la  Virgen 
que  te  haga  buena  casada. 

Y  prosiguen: 

Aunque  ayer  te  vi  soltera 
con  el  cabello  tendido, 
hoy  te  veo  prisionera 
a  la  sombra  de  tu  marido.  (1) 

Las  "Pandereteras"  se  colocan  detrás  de  los  novios,  y 
al  son  de  los  instrumentos  cantan  durante  el  camino: 


(I)     Antaño  las  mozas  «oltera»,  como  hoy   las  niñas  de  la  infancia,  traían 
el  pelo  tendido: 

Todos    los    días    de    fiesta 
vas    a   misa  con   tu   madre, 
llevas   el   pelo   tendido 
a  la  voluntad  del  aire, 

dice    una   copla    que    cantan    en    Caravia;    traer   el    cabello  tendido    era    una 

costumbre    que    simbolizaba    la    virginidad.    Y    cuando    las  solteras    dejaron 

de   traer   el   pelo    tendido,   las   casadas,   para   distinguirse  de  aquéllas,    usaban 
arracadas. 


184      BEL    FOLKLORE    ASTURIANO:    MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 

Por   esta    callita    larga 
te  vamos  acompañando, 
echa  un  paño  por  los  ojos 
no   te   despidas   llorando. 
Tente  puente,  no  te  caigas, 
de  cal  y  canto  labrado, 
deja  pasar  la  casada, 
también   a   su   enamorado. 
El  agua  se   queda   riendo 
muy  clara  y  muy  cristalina, 
de  ver  pasar  la  casada 
y  a  la  señora  madrina. 

Y  le  cantan  al  novio: 

Estimado  caballero, 
bien  la  puedes  estimar, 
otro  la  pidió  primero 
y  no   se  la   quisieron  dar. 
La  joven  que  hoy  se  casó 
es  joven  para  casada, 
tú,  como  buen  caballero, 
has  de  saber  apreciarla. 
Convídala,  caballero, 
por  una  jarra  de  plata, 
que  buena  muchacha  llevas 
para  el  gobierno  de  casa. 


Al  novio  y  al  padrino; 


Al  señor  novio  le  digo 
y  al  señor  padrino  encargo, 
que  cuiden  de  esta  niña 
que  sale  de  nuestro  bando. 


Cuando  llegan; 


Salga  la  señora  suegra, 
a  recibir  a  su  nuera 


AURELIO  DE  LLANO  ROZA  DE  AMPUDIA 185 

y   trátela   con   cariño, 
como  si  su  hija  fuera. 


Invitándoles  a  entrar  en  casa: 


Elntren  los  señores  novios 
a  la  casa  paternal, 
que  Dios  les  corone  de  gloria 
y  de  buena  vida  pasar. 


Despedida: 


Ya  hemos  llegado  al  punto 
de  daros  la  despedida, 
que  sea  por  muchos  años, 
que  feliz  paséis  la  vida. 

Adiós  te  decimos  todas, 
nuestra  amable  compañera, 
nuestra  amistad  te  ofrecemos 
lo  mismo  que  de  soltera  ( 1 ) . 


Los  formigos. 


En  los  concejos  de  Cangas  de  Tineo  y  Grandas  de 
Salime,  cuando  una  mujer  da  aluz,  sus  parientes  y  amigos 
van  a  hacerle  "la  visita"  y  le  regalan  chocolate,  mcinteca 
y  huevos. 

A  los  quince  días,  la  mujer  y  su  marido  invitan  a  su 
casa  a  todos  los  "visitantes"  para  darles  los  formigos;  éstos 


(1)  Me  recitó  estas  canciones  el  9  de  Abril  de  1921  Serafina  Alvarez 
Rodríguez,  de  50   años,   de  Valle  del  Ajo,  concejo   de  Somiedo. 

El  párroco  de  la  capital  de  este  concejo,  D.  Manuel  Alfonso  Rodríguez, 
me  dijo  el  10  de  Enero  de  1922  que  las  canciones  de  bodas  las  Ccintan 
en  todo  el  concejo,  excepto  en  la  capital.  Aquí  las  cantaron  por  última 
vez  en  Febrero  de   1917. 

También  recogí  algunas  de  estas  canciones  en  Cangas   de  Tineo. 

Entre  los  godos  había  la  costumbre  pagana  de  los  epitalamios,  que  San 
Isidoro  define:  "Cantares  de  bodas  entonados  por  los  estudiantes  en  loor 
del  novio  y  de  la  novia".  Menéndez  y  Pelayo.  Historia  de  los  Heterodoxos 
españoles,  tomo  11,  pág.  268. 


186       DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:     MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 

consisten  en  unos  trozitos  de  pan  empapados  en  leche,  hue- 
vo y  azúcar.  Antes  de  tomar  los  formigos  celebran  una 
buena  comida  (1). 

El  Velorin. 


En  las  aldeas,  cuando  fallece  una  persona,  va  el  cura — 
si  el  camino  no  es  largo — y  todos  los  vecinos  del  pueblo, 
al  oscurecer,  a  rezar  el  rosario  a  la  casa  mortuoria. 

Y  durante  la  noche,  varias  personas  hacen  el  veloriu: 
"velan  al  muerto";  y  en  muchos  casos,  pasan  el  tiempo 
contando  cuentos  de  miedo,  de  aparecidos  y  casos  que  su- 
cedieron en  otros  velorios. 

" — En  Sames,  concejo  de  Amieva,  murió  un  vecino,  y 
mientras  le  hacían  la  caja,  colocaron  su  cadáver  cubierto 
con  una  sábana,  encima  de  una  tabla  puesta  sobre  dos 
tayueles. 

Por  la  noche  fueron  los  vecinos  a  rezar  el  rosario  ante 
el  cadáver  y  después  que  lo  rezaron,  un  anciano,  para 
despedirse  del  difunto,  le  abrazó  por  las  piernas  y  le  dijo: 

— i  Adiós,  fulano,  hasta  pronto,  guárdame  allá  un  sitio 
bueno ! 

Con  el  esfuerzo  que  hizo,  entornó  una  tayuela  y  el 
muerto  rodó  sobre  el  anciano.  Los  vecinos  echaron  a  correr 
de  miedo  por  la  escalera  abajo,  y  tan  aprisa  quisieron 
calzar  las  madreñas,  que  las  revolvieron  unas  con  otras  y 
nadie  encontraba  las  suyas,  y  por  poco  se  matan  por  salir 
de  casa". 

— Pero  eso  es  poco  serio — le  dije  al  narrador  de  este 
sucedido. 

— i  Ah!  Pues  verá  usted  lo  que  pasó  aquí  en  Taranes; 


(1)    En   Asturias  no   hay   costumbres   especiales    para   celebrar   los   bautizos. 


AURELIO  DE   LLANO  ROZA  DE  AMPUDIA 187 

aquello  sí  que  tuvo  gracia;  ¿dice  usted  que  es  poco  serio? 
Si  no  fueran  estas  cosas,  ¿con  qué  nos  íbamos  a  entretener 
en  estas  montañas? 

— Pues,  señor,  murióse  en  este  pueblo  un  carabinero  re- 
tirado y  quedáronse  a  velar  el  muerto  Santos  de  Diego, 
Jacinto  Llamazales  y  Joaquín  Rodríguez. 

Allá,  después  de  media  noche,  se  durmió  Santos,  y 
a  los  otros  dos  les  dio  el  hambre.  Entonces  dijo  Jacinto 
a  Joaquín: 

— Vamos  a  comer  castañas,  y  mientras  yo  subo  a  • 
cuña  por  ellas,  ve  a  tu  casa  por  el  cazo  de  tostarlas  ( I ) . 

Cuando  estaba  Jacinto  en  la  cuña,  despertó  Santos,  y 
al  verse  solo  y  oir  ruido  hacia  el  desván,  echó  a  correr,  y 
en  la  calle  encontró  a  Joaquín  que  venía  con  el  cazo,  y 
le  dijo: 

— Vuélvete,  vuélvete,  que  está  el  carabinero  en  la  cuña 
revolviendo  las  castañas."  (2) 

Contando  cosas  como  esta  y  otras  parecidas,  es  como 
pasan  muchas  veces  el  tiempo  los  que  van  al  veloriu. 

Entierros  y   obladas. 

Hasta  hace  poco  tiempo  el  cadáver  era  envuelto  en  un 
sábana  de  lino  o  de  c^ííamo,  y  en  andas,  sin  tapa,  cubierto 
con  un  paño  negro  llamado  "paño  de  las  ánimas" — excepto 
la  cara,  que  iba  tapada  con  la  bula  y  alguna  vez  al  des- 
cubierto— era  conducido  al  cementerio. 

Y  en  el  camino  había  puntos  fijos  llamados  "posas  de 
andas",  en  las  cuales  posaban  el  cadáver  mientras  can- 
taban el  responso. 


(1)  Para    tostar   castañas   suelen   emplearse    unos   cazos    grandes    llenos    de 
agujeritos. 

(2)  Me  contó  estos  sucedidos  en  Tanda,  concejo  de  Ponga,  el  7  de  Sep- 
tiembre de   1920  el  vecino  de   aquel  pueblo,  Manuel   Cueto,  de  71    años. 


188      DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:    MITOS,    SUPERSTICI(»1ES,    COSTUMBRES 

Más  tarde,  la  iglesia  puso  tapa  a  las  andas  y  supri- 
mió el  paño  de  las  ánimas. 

En  las  casas  pudientes  había  una  o  dos  cajas  prepa- 
radas para  cuando  ocurriesen  defunciones  en  la  familia  ( I )  . 

Antaño,  en  Caravia,  y  sé  que  en  otros  concejos  ha- 
cían lo  mismo,  cuando  moría  un  niño  sin  bautizar,  lo  ente- 
rraban en  los  pellovios  de  la  iglesia,  o  sea  debajo  del 
alero,  en  el  sitio  donde  cae  el  agua  de  las  tejas.  En  1 
actualidad,  en  las  aldeas,  mientras  hacen  el  funeral,  el 
cadáver  está  en  el  pórtico  del  templo  (2) . 

En  algunos  concejos,  como  por  ejemplo  en  el  de  Rio- 
sa,  cuando  muere  una  persona,  cada  pariente  cercano  y 
amigo  íntimo  del  finado  lleva  a  su  casa  una  cesta  de  co- 
mestibles para  contribuir  a  los  gastos  que  ocasiona  a  la  fa- 
milia del  difunto,  lo  que  algunos  llaman  "banquete  mor- 
tuorio". 

Este  banquete  mortuorio — si  quieren  llamar  así  a  una 
modesta  comida — tiene  su  explicación:  asisten  al  entierro 
personas  forasteras,  y  como  no  tienen  dónde  comer,  se 
encarga  la  familia  del  muerto  de  darles  la  comida.  Y  al- 
gunas veces  también  son  invitados  a  ella  los  sacerdotes  que 
asisten  a  las  exequias. 

Hoy  no  van  como  iban  antes,  detrás  del  féretro,  pla- 
ñideras pagadas  y  voluntarias  haciendo  lamentaciones  fú- 
nebres. Ni  las  personas  pudientes  llevan  como  antaño  de- 
lante del  cadáver,  como  ofrenda,  una  ternera  conducida 
por  los  criados  de  la  casa. 

Y  a  propósito  de  esta  costimibre  me  parece  que  viene 
a  cuento  citar  aquí  una  inscripción  que  había  en  la  pared 


(1)  Archivo  de  la  casa-palacio  del  Excmo.  Sr.  D.  Manuel  de  Arguelles. 
Legajo   III,   núm.  7   (Inventario)    Caravia. 

(2)  En  casi  toda  la  provincia  hay  la  costumbre  de  besar  un  puñado  de 
tierra  y  echarlo  sobre  la  caja  al  dar  sepultura  a  un  cadáver;  citaré  los 
concejos   de   Cangas   de   Onís,    Ribadesella,   Caravia. . . 


AURELIO  VE  LLANO   ROZA  DE  AMPUDIA 189 

del  Evangelio  de  la  capilla  de  la  Virgen  en  el  exconvento 
de  San  Francisco,  en  Oviedo  (1). 

En  letra  moderna  se  leía: 

"Este  panteón  es  de  los  Excmos.  Sres.  Marqueses  de 
Valdecarzana. 

"Cuia  casa  ofrece  día  de  difuntos  cada  año  cuatro 
hanegas  y  media  de  pan,  se  le  canta  la  missa  maior  y  dos 
responsos,  uno  en  el  sepulcro  del  medio  de  la  iglesia  y  otro 
en  éste,  para  lo  que  baja  la  comunidad, 

"Y  al  tiempo  de  empezarlos  a  cantar.  Ios-criados  de 
la  casa  solamente  sin  preceder  cruz,  ni  otra  exterioridad 
introducen  una  vaca  viva,  que  permanece  arrimada  mien- 
tras se  cantan"  (2) . 

En  Villaviciosa,  cuando  muere  una  persona  distingui- 
da, delante  del  féretro  va  una  o  dos  mujeres  cubiertas  con 
un  velo  negro,  llevando  en  la  mano  una  jarra  de  plata. 
Costumbre  que  figuraba  en  las  ceremonias  de  los  entierros 
griegos.  "En  Atenas  la  ley  determinaba  el  orden  del  cor- 
tejo. Delante  del  muerto  iba  una  mujer  llevando  el  vaso 
destinado  a  las  libaciones  que  habían  de  hacerse  sobre 
la  tumba.  Se  la  llama  la    E-j-xvTO'.c-ry.o"  (3). 

La  oblada  de  hoy  consiste  en  pan,  vino,  carne  o  di- 
nero, pero  no  se  deposita  encima  de  la  sepultura  como  se 
depositaba  antiguamente  antes  de  dársela  al  cura. 

En  Caravia — ana  cosa  parecida  hacen  en  el  concejo 


(1)  El  exconvento  fué  derribado  el  año  de  1902  para  construir  en  su 
solar  el   palacio  de  la  Diputación  provincial. 

(2)  Asturias  monumental,  epigráfica  y  diplomática,  por  D.  Ciriaco  Miguel 
Vigil.  Oviedo,  1887,  pág.  170.  Asturias  y  León,  por  D.  José  María  Cua- 
drado, Barcelona,  1885,  pág.  227.  nota.  Viaje  de  SS.  MM.  y  AA.,  por 
Rada  y  Delgado,    1858,  pág.  370. 

(3)  Paul   Garnier,  obra  citada,  pág.    163. 

En  muchos  concejos,  entre  los  cuales  figura  el  de  Oviedo,  delante  del 
muerto  va  una  persona  de  su  familia  con  un  cirio  ardiendo  en  la  mano.  El 
cirio   lleva   un   lazo  negro. 


190      DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:    MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 

de  Infiesto  y  en  otros — ,  el  domingo  siguiente  al  entierro, 
llevan  al  templo  una  cesta  con  tres  camones  de  pan,  uno 
para  el  cura  y  dos  para  las  ánimas;  y  son  tantas  cestas 
como  parientes  cercanos  y  amigos  haya  dejado  el  difunto. 
Cada  ofrenda  va  cubierta  con  una  servilleta  enlutada  y 
acompañada  de  una  vela  que  arde  durante  el  sacrificio  de 
la  Misa. 

Y  después  de  terminada  ésta,  los  carriones  que  no 
pertenecen  al  cura  se  venden  en  pública  subasta  delante  de 
la  iglesia ;  el  producto  lo  recoge  el  sacerdote  para  aplicarlo 
a  oficios  por  las  ánimas. 

En  algunos  concejos  se  repite  la  ofrenda  el  día  de 
todos  los  Santos;  y  en  otros,  el  primer  aniversario. 

En  Campo  de  Caso  cada  pariente  y  amigo  del  difunto 
lleva  un  kilogramo  de  trigo  en  la  cesta  de  ufrir. 

En  el  concejo  de  Ibias  llevan  como  ofrenda  varias 
monedas  hincadas  verticalmente  en  una  vela,  del  medio 
hacia  arriba.  Y  cuando  termina  el  ofertorio  de  la  misa, 
un  pariente  del  muerto  se  arrodilla  con  la  vela  en  la  mano 
delante  del  sacerdote;  éste  reza  un  responso  y  después  re- 
coge las  monedas. 

Una  de  las  manifestaciones  más  grandes  del  paganis- 
mo contemporáneo  es  la  ofrenda  que  hacen  en  la  parro- 
quia de  Santullano,  concejo  de  Tinco. 

Detrás  del  féretro  o  inmediato  a  él  va  una  mujer  con 
una  cesta  en  la  cabeza,  cubierta  con  una  servilleta.  En 
la  cesta  lleva  dos  botellas  de  vino,  un  pan  y  un  rabadal 
(espinazo  y  rabadilla)  de  cerdo,  saliendo  el  rabo  por  de- 
bajo de  la  servilleta;  ha  de  ser  así,  es  de  ritual  que  el  rabo 
vaya  a  la  vista. 

La  mujer  llega  con  la  ofrenda  hasta  la  sepultura,  des- 
pués entra  en  la  iglesia  y  la  coloca  delante  del  túmulo. 
AI  final  de  las  exequias,  el  sacerdote  la  bendice,  y  después 


AURELIO   DE    LLANO    ROZA   DE   AMPUDIA  191 

de  rezar  el  responso,  la  misma  mujer  la  lleva  a  casa  del 
cura  ( 1 ) . 

Antiguamente,  durante  un  año,  los  domingos,  mientras 
duraba  el  sacrificio  de  la  Misa,  la  familia  del  muerto  tenía 
una  vela  encendida  sobre  la  sepultura.  Hoy  la  encienden 
delante  del  altar;  la  llaman  "la  luz  dominical". 

Las  mujeres  que  quedan  viudas  a  cierta  edad,  por  lo 
general  visten  de  luto  toda  la  vida. 

Cuestación  para  las  ánimas. 

En  la  parroquia  de  la  Riera  de  Colunga,  al  oscurecer 
el  día  I .°  de  Noviembre,  de  la  casa  del  párroco  salen  va- 
rios vecinos,  y  el  más  viejo  de  ellos  va  tocando  por  las 
calles  la  céimpanilla  de  la  iglesia.  Y  llevan  faroles  en- 
cendidos. 

Cuando  llegan  a  una  casa,  el  que  lleva  la  campanilla 
golpea  con  el  mango  de  ésta  suavemente  la  puerta,  que 
necesariamente  ha  de  estar  cerrada. 

— cQué  queréis? — preguntan  los  de  la  casa,  a  pesar 
de  saber  lo  que  quieren. 

— Limosna  para  las  benditas  ánimas  del  Purgatorio.  Y 
al  mismo  tiempo  hacen  sonar  la  campanilla. 

Acto  seguido  cantan  una  tonada  fúnebre: 

ESTROFA 

Hoy  se  comienza  esta  historia, 
cristianos  estad  atentos, 
oigan  las  quejas  y  voces, 
los  ayes  y  los  lamentos. 


(I)  Me  dijo  el  párroco  de  Santullano  el  día  4  de  Noviembre  de  1921 
que  él  había  querido  suprimir  aquella  costumbre,  pero  se  opusieron  los 
vecinos. 


192      DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:     MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 


CORO 

Eln  calabozos  oscuros 

almas  están  padeciendo, 
y  no  cesan  de  dar  voces 
de  esta  manera  diciendo: 

ESTRIBILLO 


Ay!   ¡ay!  que  aquí  me  abraso; 


f     lav! 


¡ay!    ¡ay!   que  aquí  me  quemo; 
por  Dios  te  pido,  cristiano, 
que  me  saques  de  este  fuego. 


ESTROFA 

Cristianos,  los  de  esta  casa 
poner  vuestros  pensamientos 
en  socorrer  a  las  almas 
que  están  pasando  tormentos. 

CORO 

Eln  calabozos  oscuros,  etc. 

ESTRIBILLO 

¡Ay!    ¡ay!   que  aquí  me  abraso;  etc. 
ESTROFA 

Mira  que  es  tu  padre  propio 
el  que  te  hace  este  ruego: 
que  estoy  en  el  Purgatorio 
pagando  culpas  que  tengo. 

CORO 
En  calabozos  oscuros,  etc. 


AURELIO  DE  LLANO  ROZA  0£  AMPUDIA  193 

ESTRIBILLO 

¡Ay!  ¡ay!  que  aquí  me  abraso;  etc. 

ESTROFA 

¡Ay!  hijo  de  mis  entrañas 
que  sufrir  más  ya  no  puedo; 
por  Dios  te  pido,  cristiano, 
que  me  saques  de  este  fuego. 

CORO 

Eln   calabozos  oscuros,   etc. 

ESTRIBILLO 

¡Ay!    ¡ay!  que  aquí  me  abraso;  etc. 

ESTROFA 

A  tí  clamo,  esposa  mía, 
a  padres,  hijos  y  hermanos, 
que  me  socorráis  os  pido 
por  Cristo  Crucificado. 

CORO 

En  calabozos  oscuros,  etc. 

ESTRIBILLO 

¡Ay!   ¡ay!  que  aquí  me  abraso;  etc 

ESTROFA 

Si  bien  supieras,  cristiano. 


194      DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:    MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 

lo  mucho  que  padecemos, 

como  saben  los  demonios 

.oJa  ;ocbí^:Cuando  se  nos  cumple  el  tiempo...! 

CORO 

jEn   calabozos   oscuros,   etc. 

.oj£:; .  ESTRIBILLO 

¡Ay!    ¡ay!  que  aquí  me  abraso;  etc. 

ESTROFA 

¡Oh,  tristes  testamentarios!. 
Cuántos   bajáis  al  Infierno 
por  no  cumplir  lo  mandado 
que  dejara  el  testamento. 

CORO 

Eln   calabozos   oscuros,   etc. 

ESTRIBILLO 

¡Ay!    ¡ay!  que  aquí  me  abraso;  etc. 

ESTROFA 

En  calabozos  oscuros 
están  las  almas  metidas. 
enclavadas  contra  el  suelo 
diciendo:  cómo  me  olvidas. 

CORO 
En   calabozos   oscuros,   etc. 


AURELIO  DE   LLANO   ROZA  DE   AMPUDIA  195 

ESTRIBILLO 

¡Ay!    ¡ay!  que  aquí  me  abraso;  etc. 

ESTROFA 

Aquí  estamos  como  el  niño, 
fajados  de  pies  y  manos, 
en  sin  podemos  mover; 
¡ayl,  hijo,  cuanto  pasamos. 

CORO 

Eji  calabozos   oscuros,   etc. 

ESTRIBILLO 

¡Ay!   ¡ay!  que  aquí  me  abraso;  etc. 

ESTROFA 

Por  un  ochavo  tan  sólo 
que  a  las  ánimas  les  dais, 
las  sacáis  de  estos  tormentos 
y  a  descansar  las  lleváis. 

CORO 

En   calabozos   oscuros,   etc. 

....  .  .f. 

ESTRIBILLO 
-!   ííh    :a"       I^y'   í*y'  ^^  »^"í  n»e  abrasa;  «te. -^ 
r  ESTROFA  -  ^         • 

rfc   r.  ^.  fojj^  cuanta  leña  tiene     '\  ' -i-ri- '- 

Dios  en  el  mimdo  criado/^^fn''^í>  'fi'  if<^<7  -'^'^ 


196      DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:     MITOS.    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 

no  igualará  a  una  pavesa 
de  este  fuego  en  que  estamos. 

CORO 

En   calabozos   oscuros,   etc. 

ESTRIBILLO 
¡Ay!   ¡ay!  que  aqjií  mg  abraso,  etc. 

ESTROFA 

¡Oh  fuego!   fuego  en  que  toco, 
que  me  abraso  y  que  me  quemo; 
por  Dios  te  pido,  cristiano, 
que  me  saques  de  este  fuego. 

CORO 

En    calabozos   oscuros 
almas  están  padeciendo 
y  no  dejan  de  dar  voces 
de  esta  manera  diciendo: 

ESTRIBILLO  ■   . 

¡Ay!    ¡ay!   que  aquí  me  abraso; 
¡ay!  ¡ay!  que  aquí  me  quemo; 
por  Dios  te  pido,  cristiano, 
que  me  saques   de  este   fuego. 

Después  que  acaban  de  cantar,  el  dueño  de  la  casa 
les  entrega  la  limosna,  consistente  en  moneda  o  en  espe- 
cies. Estas  las  depositan  en  un  hórreo  y  un  mayordomo  las 
vende  para  emplear  el  producto  de  la  venta  en  hacer  ofi- 
cios por  las  ánimas. 


AURELIO  DE   LLANO   ROZA  PE   AMPUPIA 197 

Esta  costumbre  ha  sido  general  en  Asturias;  encontré 
rastros  de  ella  en  toda  la  provincia. 

En  Orlé,  concejo  de  Caso,  cuando  llegaban  los  cues- 
tores a  una  casa,  sus  dueños  les  recibían  a  la  puerta  con 
una  vela  encendida  y  les  entregaban  una  cestita  de  maíz. 
En  este  concejo  está  el  pueblo  de  Pendones,  y  desde  aquí 
iban  a  pedir  a  Tarna.  La  distancia  es  larga,  hay  más  de 
dos  horas  de  camino  por  una  grande  montaña.  Llevaban 
velas  encendidas  y  cantaban: 

Animas  del  purgatorio, 
son  las  que  están  a  tu  puerta ; 
si  nos  dais  una  limosna 
tendréis  la  Gloria  muy  cierta. 

En  San  Martín  de  Luiña,  cerca  de  la  costa  y  pueblo 
occidental : 

Las  ánimas  esta  noche 
traen  pedimento  divino, 
el  andar  de  puerta  en  puerta 
pidiendo  por  Jesucristo. 

En  la  parroquia  de  Cardo,  concejo  de  Gozón,  los  ve- 
cinos escuchan  el  canto  descubiertos  y  de  rodillas.  Y 
cuando  dicen: 

¡Oh,  fuego!  fuego  en  que  toco, 

hacen  sonar  la  c£uiipanilla. 

Y  al  domingo  siguiente  de  hacer  la  cuestación,  al  ter- 
minar la  misa  parroquial  cantan  la  tonada  fúnebre  en  el 
templo  causando  honda  emoción  a  los  que  la  escuchan. 
La  cantaron  en  1 920  ( 1 ) . 


(I)  En  el  concejo  de  Lena  piden  para  las  ánimas  la  noche  de  Viernes 
Santo;  el  14  de  Abril  de  este  año  de  1922,  a  las  tres  de  la  mañana,  andaba 
la  comisión  pidiendo  por  Vega  del  Ciego  y  entonando  las  consabidas 
canciones. 


198      DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:     MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 

Y  en  Grandas  de  Salime,  en  la  actualidad,  los  mozos 
piden  para  las  ánimas  la  víspera  de  Reyes  por  la  noche  y 
cantan  una  tonada,  cuya  letra  es  casi  la  misma  que  la  de 
la  tonada  de  la  Riera.  Las  limosnas  que  reciben  consis- 
ten en  granos,  dinero,  carne  y  vino;  el  grano  y  el  dinero 
lo  entregan  al  cura  el  vino  y  la  carne  se  lo  toman  los  mozos. 
Y  tutti  contenti 

He  dicho  al  principio  de  este  capítulo  que  la  tradición 
afirma  que  la  Güestia  comenzó  a  desaparecer  cuando  por 
medio  de  las  limosnas  aumentaron  los  oficios  por  las  áni- 
mas. Esta  especie  de  procesiones  nocturnas  que  hubo  en 
toda  Asturias,  como  las  que  todavía  existen  perfectamente 
organizadas,  ¿no  parecen  una  transformación  de  la  Gües- 
tia en  su  última  época? 

El  pan  de  la  caridad. 

En  muchas  parroquias  se  toma  el  pan  de  la  caridad.  En 
las  del  concejo  de  Morcín,  una  persona  lleva  un  pan  a 
la  iglesia  y  el  cura  lo  bendice  al  ofertorio  de  la  Misa. 
Acto  seguido,  en  la  sacristía  dividen  parte  de  él  en  pe- 
queños pedacitos  y  los  colocan  a  la  puerta  de  la  iglesia 
en  una  cesta  tapados  con  una  servilleta. 

La  persona  que  llevó  el  pan  a!  templo  coge  un  trocito 
de  la  cesta  y  se  lo  lleva  a  casa  del  vecino  que  le  "toca 
dar  el  pan  de  la  caridad"  el  domingo  siguiente,  porque 
esta  limosna  la  dan  los  vecinos  por  turno. 

Los  fieles,  al  saHr  de  la  iglesia,  toman  de  la  cesta  un 
trocito  de  pan.  Y  la  parte  que  no  fué  dividida  la  subastan 
en  el  pórtico;  su  producto  es  destinado  a  oficios  por  las 
ánimas  (1). 

(1)     En  otreis  parroquias  piden  para  las  ánimas  recorriendo  el  templo  con 
un  cepillo  o  piden  a  la  puerta  cuando  sal^n  los  asistentes  a  la  misa. 


AURELIO  DE   LLANO   ROZA   DE   AMPUDIA  199 


¡Rezad  por  las  ánimas! 

Estuvo  muy  extendida  la  costumbre  de  "ofrecerse" 
a  mandar  rezar  por  las  ánimas.  En  la  Riera  de  Colunga 
lo  "mandan"  de  una  de  estas  dos  maneras: 

A  deshora  de  la  noche,  el  que  hace  la  oferta  se  asoma 
al  corredor  o  a  la  ventana  de  su  casa  y  dice  en  alta  voz: 

— ¡Ten,  cristiano,  en  la  memoria, 
muerte,  juicio,  infierno  y  gloría!. 
¡De  este  mundo   llevarás 
una  mortaja  y  no  más!. 

¡Vecinos!  ¡Rezad  un  Padrenuestro  por  las  benditas 
ánimas!" 

Y  los  vecinos  que  lo  oyen  rezan. 

Otras  veces,  la  persona  va  por  las  calles  del  pue- 
blo a  media  noche  tocando  la  campanilla  de  la  iglesia,  y 
al  llegar  a  una  casa,  golpea  la  puerta  y  dice: 

— ¡Vecino,  reza  por  las  ánimas! 

En  >tros  sitios,  se  suben  a  un  alto  para  mandar  rezar. 
En  Campo  de  Caso  un  vecino,  a  las  diez  de  la  noche,  se 
subía  a  la  "Llastra"  y  desde  allí  decía : 

— "¡Vecinos  de  Campo  de  Caso  y  de  Veneros,  rezad 
por  las  ánimas!" 

En  Quirós  "hacen  el  alabar"  diciendo  tres  veces  des- 
de un  alto: 

';  —"Bendito  y  alabado  sea  el  Santísimo  Sacramento. 
Pdr  las  benditas  ánimas  del  Purgatorio,  Padrenuestro". 


200      DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:    MITOS,    SUPERSTICI(»«ES.    COSTUMBRES 


El  ramp. 

El  ramu,  en  Oriente,  consiste  en  un  armatoste  de  ma- 
dera, a  modo  de  pirámide  cuadrangular  truncada,  de  un 
metro  cuarenta  centímetros  de  alto  próximamente,  montado 
sobre  unas  andas  con  cuatro  pies. 

El  día  de  la  fiesta  del  pueblo  lo  cubren  con  roscas  de 
pan,  en  su  interior  colocan  carnes  saladas  y  mantecas,  le 
adornan  con  flores,  pañuelos  y  cintas  de  seda,  y  a  hombros 
de  cuatro  mozos  o  mozas — según  la  distancia — y  dispa- 
rando cohetes  y  tiros  de  escopeta,  lo  llevan  a  la  iglesia  y 
lo  colocan  cerca  del  altar...  (1) 

Se  organiza  la  procesión,  y  en  ella  van  los  ramos  trans- 
portados por  hermosas  jóvenes.  Repican  las  campanas, 
las  gaitas  emiten  alegres  notas;  los  "escopeteros'',  coloca- 
dos alrededor  del  templo,  disparan  sus  armas  y  los  "i'  ,1- 
voristas  tiran"  cohetes. 

Algunos  de  los  reimos  son  ofrenda  de  los  "america- 
nos"; otros  de  las  madres  que  tienen  hijos  en  América  o 
en  el  servicio  militar;  y  otros,  pagados  con  el  dmero  de  la 
cuestación  que  hacen  las  mozas  en  los  pueblos. 

He  aquí  un  ejemplo  de  cuestación  para  el  ramu: 

La  parroquia  de  Cerezeda,  concejo  de  Pilona,  se  com- 
pone de  cuatro  pueblos,  y  en  cada  uno  sus  vecinos  nom- 
bran un  "consistorio".  El  cual  designa  las  cuatro  "mozas 
de  ramu"  que  han  de  hacer  la  cuestación  para  él,  trans- 
portarlo a  la  iglesia  y  en  la  procesión.  El  "consiliario"  es 
el  encargado  de  comunicar  al  párroco  los  nombres  de  las 
mozas  designadas. 


(I)  En  1920,  día  de  la  fiesta  del  Carmen  de  Torazo,  había  en  el  templo 
¡veintiséis  ramos!  Y  el  mismo  año,  en  la  fiesta  de  San  Roque,  en  la  iglesia 
de  Libardón,   concejo  de  Colunga,  he  visto  yo   trece  ramos. 


AURELIO  DE   LLANO  ROZA  DE  AMPUDIA  201 

En  algunas  parroquias  las  "mozas  de  ramu"  las  nom- 
bra el  párroco. 

En  la  Borbolla,  concejo  de  Llanes,  llevan  el  ramu  los 
mozos,  y  al  llegar  a  la  iglesia,  lo  colocan  delante  de  la 
puerta,  se  ponen  seis  mozos  a  cada  lado  y  cantan: 

Levantar,  mozos,  el  ramu, 
levantadlo  con  amor, 
que  le  vamos  a  poner 
al  pié  del  altar  mayor. 

Los  mozos  entran  con  el  ramu  en  el  templo,  y  las 
mozas,  haciendo  reverencias,  dirígense  a  la  santa: 

Patrona  de  Santa  Eulalia, 
te  hacemos  la  reverencia, 
el  día  diez  de  diciembre 
al  cantar  en  vuestra  iglesia. 

Cuando  se  acaba  la  misa,  las  doce  mozas  salen  del 
templo  sin  volver  la  espalda  haciendo  genuflexiones  y 
cantando : 

Gracias  a  Dios  de  los  Cielos 
que  de  la  misa  salimos, 
y  a  Santa  Eulalia  bendita 
volvemos  a  dirigirnos. 

Y  cuando  llegan  a  la  puerta: 

Adiós,  los  señores  curas 
y  también  toda  la  gente. 
Dios  quiera  que  de  hoy  n'un  año 
nos  encontremos  presentes  (1). 


(I)     El   20  de  Febrero   de    1921    me  recitó   estos   cantares   Delfina  Trespa- 
lacios,  de  20  años,  natural   de  la  Borbolla. 


202       DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:     MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 

En  Llánes  celebran  cóh  gran  brillo  las  fiestas  de  San 
Roque,  de  la  Magdalena  y  de  Santa  Marina.  En  todas 
ellas,  las  mozas  van  cantando  y  tocando  panderetas  detrás 
de  los  ramos.  En  la  fiesta  de  Santa  Marina  cantan: 

— De  casa  de  este  señor 
sale  el  ramo  con  la  flor, 
que  lo  llevan  cuatro  mozos 
por  hacemos  un  favor. 

y  cuando  llegan  a  la  puerta  del  templo: 

■  K,j.  p:>  AI  llegar  a  la  capilla, 

mozos,  tirar  un  tiro 
para  que  diga  la  gente: 
ya  llegó  el  ramo  lucido. 

En  las  procesiones  de  estas  fiestas  de  Llanes,  las  jó- 
venes, aldeanas  y  señoritas,  caminan  hacia  atrás,  cara  a 
la  Virgen,  tocando  panderetas  y  haciéndole  reverencias, 
ora  inclincindo  el  cuerpo,  ora  poniéndose  de  rodillas. 
¡Es  un  momento  conmovedor! 

Y  cuando  colocan  la  Virgen  sobre  el  altar  levanta- 
do en  el  campo,  los  mozos  con  el  ramu  alzado  y  las  mo- 
zas entonando  canciones,  le  "hacen  la  reverencia": 

— Gracias  a  Dios  que  llegamos 
a  tus  plantas,  Santa  hermosa, 
la  bendición  te  pedimos, 
humildes  y  fervorosas. 

Santa  Marina  gloriosa 
que  estás  n'esta  soledad, 
por  ser  día  de  tu  santo 
bien  acompañada   estás  (1). 


(1)     Me    recitó    esto$    cantares    la    señorita    Fernanda    García    Cosío,    de 
17  años,  de  Llanes. 


AURELIO   DE   LLAND  ROZA   DE  AMPUDIA  203 

En  Occidente,  el  ramu  es  una  especie  de  torso  de  ma- 
dera vestido  con  enaguas  y  montado  en  un  palo  de  unos 
dos  metros  de  largo.  Para  dar  idea  de  este  ramu  des- 
cibriré  el  de  dos  concejos  occidentales  (I) . 
.,  En  Teverga,  después  de  ponerle  las  enaguas,  una  ser- 
villeta y  un  mantel,  colocan  sobre  la  vestimenta,  en  la 
parte  del  torso,  roscas  <Je  pan.  Y  entre  las  roscas,  de  ma- 
nera que  cuelgen  a  lo  largo  de  las  enaguas,  prenden  pun- 
tillas y  cintas  de  varios  colores. 

Y  termina  con  el  "pical'*,  o  sea  con  una  corona  de 
pan  rematada  con  un  ramo  de  flores. 

La  Virgen  del  Cébranu  (del  cereb^-o)  tiene  muchísi- 
mos devotos  y  por  lo  tanto  recibe  abundantes  ofrendas 
de  ramos. 

El  ramu  lo  lleva  un  mozo,  al  hombro,  cogido  por  el 
palo  y  detrás  van  las  mozas  cantando  todo  el  camino,  a 
través  de  los  montes,  de  los  prados,  del  espeso  castañar 
y  después  a  la  puerta  de  la  iglesia,  canciones  alusivas  al 
asunto  que  motivó  la  oferta. 

En   1921,  las  mozas,  en  sus  canciones  pedían  a  la 
Virgen  que  librara  de  la  muerte  a  sus  hermanos  que  lu- 
chaban contra  los  moros  en  la  guerra  de  Melilla: 
— Virgen  del  Cébranu  hermosa 
este  ramu  te  traemos 
que  nos  libres  de  la  muerte 
un  hermanu  que  tenemos. 
Lu  tenemos  en  Melilla 
peleando  con  los  moros, 
I  Virgen   del  Cébranu  hermosa, 
que  pronto  le  veamos  todos!. 

y  las  cantoras  de  otro  ramu  piden  a  la  Virgen  otra  cosa, 
según  la  oferta. 


(1)     En   Occidente    el    ramu   es   muy   pobre   y    tu    forma   tiene   mucho    de 
pagana. 


204       DEL    FOLKLORE    A8TUIUAW0;    MITOS.    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 

En  Valle  del  Ajo,  pueblo  cercano  a  uno  de  los  más 
hermosos  lagos  de  Somiedo,  y  rodeado  de  montañas  po- 
bladas dé  robles  y  hayas  entre  las  cuales  vive  el  oso,  el 
ramu  no  lleva  los  panes  a  la  vista,  van  debajo  de  las  ena- 
guas, solamente  se  ve  el  "ccpitu"  que  lo  corona:  un  pan 
adornado  con  plumas  de  ave. 

En  las  enaguas  colocan  verticalmente  cintas  de  va- 
rios colores.  Y  delante  del  ramu  van  dos  mozas  tocando 
el  pandero  ( I )  . 

También  el  humorismo  suele  intervenir  en  esto  de  los 
ramos.  Dicen  que  una  vez,  las  vaqueiras  (2)   de  las  Es- 


(1)  En  los  pueblos  altos  del  concejo  de  Cangas  de  Tineo,  detrás  del 
ramu,   van   cantando   dos   mozas,    a    las   cuales   contestan   otras   dos. 

(2)  Una  nota    sobre   los  vaqueiros: 

Las  costumbres  y  supersticiones  de  los  vaqueiros  de  alzada  son  las  mismas 
que  las  de  los  demás  asturianos.  Y  si  tienen  alguna  costumbre  particular,  es 
de -orden  económico,  engendrada  por  las  necesidades  de  la  vida  que  hacen. 
ELs  cierto  que  entre  esta  gente  algunas  costumbres  de  carácter  general  (y  sobre 
todo  los  movimientos  de  ciertos  bailes)  se  conservaron  con  más  pureza,  debido 
al    aislamiento   en   que   han   vivido. 

En  el  curso  de  este  libro  se  ve  que  el  reparto  del  cántelo  no  es,  como 
se  ha  dicho,  costumbre  exclusiva  de  los  vaqueiros,  como  tampoco  lo  son  las 
canciones  de  bodas,  ni  los  conjuros  contra  enfermedades,  ni  ciertos  ritos 
que  se  practican  con  el  ganado,  ni  el  besar  un  puñado  de  tierra  y  echarlo 
sobre  la  caja  al   dar  sepultura  a  un  cadáver,  etc. 

El  ilustre  escritor  D.  Bernardo  Acevedo  Huelves  afirma  "que  los  va- 
queiros no  se  diferencian  como  raza  de  los  demás  asturianos,  porque  todos 
proceden   del    mismo   tronco". 

Y  rifiriéndose  al  aislamiento  en  que  se  tenía  a  los  vaqueiros,  pregunta  el 
Sr.  Acevedo: 

— "Aquel  estado  social  que  injustamente  mantenía  a  los  vaqueiros  apartados 
de  sus  vecinos  y  hermanos  de  raza,  como  seres  viles  y  despreciables,  ¿de 
dónde   salió,   en   qué   época   se   determinó    y  qué   causas    lo   engendraron? 

¿Acaso  los  iberos  habitaban  en  Asturias  al  llegar  los  celtas  y  sin  lucha 
consintieron   que    estos    invasores    ocuparan    la    montaña?..."    (a). 

La  cuestión  que  engendró  "aquel  estado  social"  no  ocurrió  entre  celtas 
e    iberos. 

Los  vaqueiros  quizá  sean  descendientes  de  los  montañeses  que  habitaron 
los  castros  que  yo  he  visto  rodeados  de  fosos  y  en  los  que  en  tiempos  de  Ne- 


(a)     B.   Acevedo    y    Huelves.   Los   Vaqueiros   de    alzada    en   Asturias. 
gunda   edición.    Oviedo,    1915,    pág.    294, 


AURELIO  DE  LLANO  ROZA  DE  AMPUDtA 205 

tacas  ofrecieron  un  ramu  a  Santa  Lucía.  Calentaron  de- 
masiado ^el  horno  con  piornos,  y.  se  les  chamuscó  el  pan. 
Vistieron  el  ramu,  se  pusieron  en  marcha  y  las  mo- 
í^as  vaqueiras  cantaban: 

Gloriosa  Santa  Lucidla 
~,:i..    ;£iSDjíii       aquí  te  traemos  el  ramu, 
:i   ieA    .ODihc     disimula,  que  es  pequenu 
BV3L    fiííi.  Q**^  ^'^l'^  ^1  *""  apretadu, 

arroxamos  con  piornos 

y  salió  el  pan  chamuscadu. 

.esiLpoiiisq  r.ij..  j^.iG 

En  Occidente  las  "mozas  de  ramu"  las  nombra  el 
párroco  o  una  junta  de  vecinos;  no  son  nombradas  en 
ningún  pueblo  de  Asturias  las  que  hayan  cometido  un 
desliz. 

Después  de  la  misa  se  subastan  los  ramos  delante 
de  la  iglesia  y  su  producto  se  destina  al  culto  del  santo  o 
santa  objeto  de  la  oferta. 

Matar  a  los  judíos. 

El  día  de  Jueves  Santo  por  la  tarde  los  rapaces  y 
los  mozos  van  a  la  iglesia  provistos  de  sendos  bárganos. 
La  chiquillería  menuda  lleva  ronquielles  y  mairaques. 

ron  (b),  después  de  Roma  dar  por  terminada  la  guerra  con  los  astures,  los 
valientes  montañeses  todavía  peleaban  contra  tres  legiones. 

Y  aquellos  hombres,  acaso  de  raza  ligure, — "porque  las  montañas  astúricas 
quedaron  probablemente  ocupadas  por  los  ligures"  (c) — ,  por  sostener  la 
lucha  contra  el  invasor  del  suelo  patrio  más  tiempo  que  los  demás  asturianos, 
darían  origen  a  que  nacieran  entre  ellos  y  los  astures  romanizados  de  la  lla- 
nura las  diferencias  que  les  obligaron  a  vivir  separados  de  sus  "vecinos  y 
hermanos  de  raza"  hasta  nuestros  días.  Influyendo  también  quizás  su  oposi- 
ción  al   acatamiento    de   la   Religión   Católica. 

La  arqueología  y  el  estudio  de  los  nombrse  ligures  son  elementos  indis- 
pensables  para   poder  tratar   este   asunto   de   una    manera   cienKfica. 


(b)  Corpu»   Inscript.    Lat.    II,    5353. 

(c)  Dr.  Adolfo  Schulten.  Die  Kiltiberer  un  thre  kr'iege  mit.  Rom.,  pág.  1 10. 


206      DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:    MITOS,    SUPERSTICIONES.    COSTUMBRES 


Los  de  los  bárganos  se  colocan  en  el  centro  del  tem- 
plo formando  una  circunferencia  y  cuando  el  sacerdote 
apaga  la  última  vela  "tenebraria",  empiezan  a  matar  ju- 
díos descargando  golpes  sobre  Jiasedeias  oh^afstk  que  los 
bárganos  quedein  hechos  astillas. 

Cuando  las  iglesias  tienen  el  suelo  de  madera,  ma- 
tan los  judíos  golpeando  los  poyos  del  pórtico.  Así  lo 
hacen  en  Pola  de  Allande,  Riosa,  Quirós,  Villanueva 
de  Teverga... 

Esta  costumbre  se  ha  suprimido  en  algunas  parroquias. 
X  :,..  r.  .    f  .      ., 

n^    -í.bndí' or        "   on   rzcro^v  s      ríni'.   r:Ml  aguinaldo.' 

El  aguinaldo  se  pide :  en  unos  sitios,  el  día  de  Reyes, 
en,. otros  la  víspera  de  año  nuevo.  Y  se  pide  entonando 
canciones  cuya  letra  varía  de  un  extremo  a  otro  de  la 
provincia. 

En  los  pueblos  orientales  y  entre  ellos  Caravia,  los 
rapaces,  el  día  de  San  Silvestre  por  la  noche,  provistos 
de  sendos  palos  y  un  saco  para  recoger  las  castañas  que 
les  den,  se  acercan  a  la  puerta  de  una  casa  y  imo  de 
ellos  llama  y  dice:' 

— A  estas  puertas  llegamos 
último  día  del  año, 
y  aquí  venimos,  señores, 
a  pedir  el  aguijando. 

I 

¿Cantaremos,  rezaremos,  o  qué  haremos? 
Si  los  mandan  rezar,  rezan  "por  los  difuntos  de  esta 
casa"  y  por  las  ánimas.  Y  si  los  mandan  cantar  cantan: 

Solo.      No  hay  tal  andar 
como  andar  a  la  una. 


AURELIO   DE    LLANO    ROZA   DE   AMPUDIA 207 

bien  veréis  el  niño  en  cuna 
que  nació  una  noche  oscura 
en  Belén  en  un  portal. 

Coro.      No  hay  tal  andar 
como  buscar  a  Cristo, 
no  hay  tal  andar 
como  a  Cristo  buscar. 

Solo.     No  hay  tal  andar 
como  andar  a  las  dos, 
bien  veréis  al  niño  Dios 
derramar  sangre  por  nos, 
sangre  digna  derramó. 

Coro.     No  hay  tal  andar 

como  buscar  a  Cristo,  etc. 

Solo.     No  hay  tal  andar 
como  andar  a  las  tres, 
bien  veréis  a  San  Andrés 
que  es  uno  de  los  tres 
marineros  por  el  mar. 

Coro.     No  hay  tal  andar 

como  buscar  a  Cristo,  etc. 

Solo.     No  hay  tal  andar 

como  andar  a  las  cuatro, 
bien  veréis  al  Espíritu  Santo 
que  nos  cubre  con  su  manto 
de  los  pies  hasta  el  costado. 

CcRO.     No  hay  tal  andar 

como  buscar  a  Cristo,  etc. 

Solo.     No  hay  tal  andar 
como  andar  a  las  cinco 
bien  veréis  al  niño  chico 
corriendo    tierras    de    Egipto 
en  busca  de  Cristo   andar. 


208      DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:    MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 

Coro.     No  hay  tal  andar 

como  buscar  a  Cristo,  etc. 

Solo.     No  hay  tal  andar 
como  andar  a  las  seis, 
bien  veréis  al  justo  Juez 
que  nos  ha  de  ajusticiar 
por  la  tierra  y  por  el  mar. 

Coro.      No  hay  tal  andar 

como  buscar  a  Cristo,  etc. 

Solo.      No  hay  tal  andar 
como  andar  a  las  siete, 
bien  veréis  toda  la  gente 
lo  menguante  y  lo  creciente 
en  busca  de  Cristo  andar. 

Coro.     No  hay  tal  andar 
como  buscar  a  Cristo, 
no  hay  tal  andar 
como  a  Cristo  buscar. 

Cuando  acaban  de  pedir  el  aguinaldo — a  eso  de  las 
diez  de  la  noche — en  casa  de  un  vecino  cuecen  las  cas- 
tañas en  el  horno  y  obsequian  con  ellas  y  con  sidra  a  las 
mocitas  que  se  reúnen  allí. 

En  San  Juan  de  Ponga,  los  mozos  piden  el  agui- 
naldo el  día  primero  de  año  después  de  salir  de  misa. 
Van  montados  en  caballos  enjaezados  precedidos  del  gui- 
rria;  éste  es  un  joven  vestido  de  pieles,  y  en  la  mano  lle- 
va una  fárdela  (saquita)  con  ceniza. 

Llegan  a  una  puerta  y  dicen: 

A  estas  puertas  llegamos 
dispuestos  para  cantar, 
una  señora  licencia 
nos  falta  pa  comenzar. 


AURELIO  DE   LLANO   ROZA  DE  AMPUDIA  209 


Y  cantan; 


Estas  puertas  son  de  pino 
que  aquí  vive  un  gran  vecino, 
que  nos  dará  de  agumaldo 
libra  y  media  de  tocino. 

Estas  puertas  son  de  hierro 
que  aquí  vive  un  caballero, 
que  nos  dará  el  aguinaldo 
para  el  día  de  año  nuevo. 

Les  dan  de  aguinaldo  tocino,  chorizos,  pan,  dinero, 
castañas,  etc,  con  lo  cual  hacen  una  cena. 

En  Teverga,  los  rapaces  llegan  a  una  puerta: 

— Rapacinos  somos 
de  casa  venimos, 
bolsines  traemos 
dinero  pedimos, 
¿Cantamos,  bailamos 
o  rezamos? 
Sino,  con  Dios  nos  vamos. 

Y  hacen  lo  que  les  mandan. 

El  22  de  Junio  de  1921,  estaba  yo  sentado  a  la 
sombra  de  un  peñasco  a  la  orilla  del  lago  del  Ajo,  en 
Somiedo.  En  la  montaña  no  se  veía  ningún  ser  viviente; 
de  pronto,  allá  arriba,  por  entre  él  roquedal,  aparecie- 
ron dos  pastorcitc^  y  los  invité  a  que  bajaran  donde  yo 
estaba. 

Cuando  llegaron  les  pregunté: 

— ¿Cómo  te  llamas,  nena? 

— Amalia  Feito. 

— ¿Cuántos  años  tienes? 

—Diez. 

— Y  tú,  ¿cómo  te  llamas? 

14 


210      DEL    FOLKLORE    ASTURIANO;    MITOS.    SUPEHSTiaONES.    COSTUMBRES 

— Servando  Alvarez,  y  tengo  doce  años. 

— ¿De  dónde  sois? 

—De  Valle  del  Ajo. 

— iQué  ganado  pastoreáis,  vacas  u  ovejas? 

— Vacas;  yo  cuido  trece  y  Amalia  nueve. 

— ¿Y  vais  a  dormir  al  pueblo? 

— No,  señore;  dormimos  en  la  cabana  con  nuestros 
padres. 

Era  la  hora  de  almorzar;  a  fuerza  de  ruegos,  conse- 
guí que  participaran  de  mi  comida.  Después  les  interro- 
gué acerca  de  varias  costumbres  y  al  llegar  a  la  de  pedir 
el  aguinaldo  me  dijo  Servando: 

— Nosotros  lo  pedimos  cantando  xácarstó: 

Buenos  días,  señora, 
¿cómo  le  va  a  usted? 
la  vemos  tan  fuerte 
como  la  otra  vez. 

Dénos  Taguinaldo 
señora,  por  Dios, 
por  el  nacimiento 
del  hijo  de  Dios. 

Aquí  nos  tiene  usted 
todos  derrotados 
irnos  de  madreñes 
otros  sin  zapatos. 

Por  el   aguinaldo, 
señora,  cantamos, 
que  tenemos  frío 
y  estamos  mojados, 
la  barriga  Hoja 
porque  no  almorzamos. 

Supongo,  señora 
que  no  lo  negará, 
que  Dios  en  el  cielo 
se  lo  premiará. 


AURELIO  DE   LLANO   ROZA  DE  AMPUDIA 211 

Estas  "xácaras"  demuestran  la  pobreza  del  pueblo 
de  los  pastorcitos  que,  en  medio  de  la  soledad  augusta 
de  la  montaña,  a  la  orilla  de  un  lago  poético,  me  facili- 
taron interesantes  datos  folklóricos. 

En  Obona  concejo  de  Tineo,  los  mozos  piden  el 
aguinaldo  vestidos  de  personajes  de  una  comedia  que  re- 
presentarían antiguamente,  como  se  representó  en  otros 
concejos,   según  veremos   más   adelante    (1). 

Forman  la  compañía: 

Un  galán. 

Una  dama. 

Un  soldado. 

Un  ciego  con  su  criado. 

Un  médico. 

Dos  chabasqueiros,  (dos  mozos  con  sendas  escobas.) 

Un  muñeco  que  representa  un  recién  nacido. 

Uno  que  lleva  una  vejiga. 

El  galán  y  la  dama  bailan  y  cantan. 

El  soldado  vigila. 

El  ciego  pide  y  el  criado  guarda  el  dinero. 

El  médico  cura  a  los  enfermos  que  se  le  presentan. 

Al  muñeco  lo  tiran  al  alto. 

Y  el  de  la  vejiga  separa  a  la  gente  a  vejigazos. 


(1)  La  manera  de  presentar  estas  comedias  y  algunas  danzas  tiene  ana- 
logía  con   el   histrionismo    del    siglo    XVI;    he    aquí    algunas    de   sus    formas: 

— "Obligación  de  Magdalena  Gómez,  viuda  de  Pé-ez  Alonso,  de  pre- 
sentar en  las  fiestas  del  Corpus  una  danza  de  ocho  segadores  y  una  villana. 
Madrid,  3  de  Marzo    1592". 

"Otra  de  Jusepe  de  las  Cuevas  de  hacer  una  danza  de  ocho  moriscos  (un 
español  y  una  española,  indio  e  india,  turco  y  turca,  gitano  y  gitana),  y 
otra  de  seis  avestruces  y  seis  miicaachos  zapateros.  Madrid,   14  Marzo  1592". 

"Otra  de  Alonso  de  las  Cuevas  de  hacer  una  danza  de  la  Recuperación  Je 
España,  en  que  entren  las  figuras  siguientes:  el  infante  D.  Pelayo  con  cuatro 
montañeses  y  D,  Opas  con  cuatro  moros.  Madrid  14  Marzo  1592."  Nuevos 
datos  acerca  del  hisirionismo  en  los  siglos  XVI  y  XVII  recogidos  por  Don 
Cristóbal    Pérez   Pastor.  Madrid,    1901,   págs.   32-33. 


212       DEL     FOLKLORE    ASTURIANO:     MITOS,     SUPERSTICIONES,     Cv.3TUMBRES 

Donde  primero  van  a  pedir  es  a  casa  del  párroco: 

Gracias  a  Dios  que  llegamos 
a  casa  del  señor  cura, 
donde  siempre  han  brillado 
las  estrellas  y  la  luna. 

Ganan  chorzios,  carne,  habas,  morcilla,  longaniza 
y  dinero.  Con  ésto  hacen  varias  comidas  y  están  dos  o 
tres  días  de  broma. 

En  Pola  de  Allande,  los  mozos  piden  el  aguinaldo 
disfrazados  con  ropa  vieja  y  llevan  cencerros  colgando 
de  la  cintura ;  entre  ellos  va  uno  disfrazado  de  muía  o  de 
otro  animal  ( 1 )  . 

Estas  representaciones  de  disfraces  de  animales  son 
costumbre  de  muchos  pueblos;  en  algunos  "se  disfrazan 
de  lobo"  porque  una  vez,  un  padre  tenía  un  hijo  muy  co- 
medor de  carne  y  un  día  de  carnaval  le  dijo: 

" — Que  lobo  te  vuelvas  por  siete  años  para  ver  si  te 
hartas  de  carne." 

El  hijo,  al  oir  la  maldición,  pegó  un  brinco  y  salió 
corriendo  para  el  monte;  allí,  se  quitó  la  ropa,  se  revolcó 
en  el  polvo  y  convirtióse  en  un  lobo,  pero  se  le  olvidó 
quitarse  una  calza  por  lo  cual  los  cazadores  le  llamaban 
"el  lobo  de  la  calza." 


(1)  Estas  representaciones  de  disfraces  de  animales  ¿podrán  interpre- 
tarse  como  manifestaciones  de  magia   de  caza? 

La  forma  poco  definida  con  que  se  representan  los  grupos  disfrazados 
da  lugar  a  confusiones. 

Acerca  de  esta  costumbre  decía  Menéndez  y  Pelayo  en  lus  Heterodoxos, 
tomo  II,  pág.  268: 

"¡Lástima  grande  que  se  haya  perdido  ur  libro  intitulado  Cervus  o  Kerbos 
que  escribió  San  Paciano  de  Barcelona,  contra  la  costumbre  que  tenian  sus 
diocesanos  de  disfrazarse  en  las  kalendas  de  Enero  con  pieles  de  animales, 
y  especialmente  de  ciervo  para  correr  de  tal  suerte  las  calles  pidiendo  estremas 
o  aguinaldos  y  cometer  mil  excesos  y  abominaciones!  Parte  de  estas  costumbres 
quedan  ya  en  las  fiestas  de  principio  de  rño,  ya  en  las  carnestolendas." 


AURELIO   DE    LLANO    ROZA    DE    AMPUDIA 213 

Los  lobos  de  la  comarca  no  le  querían  porque  no  les 
dejaba  matar  ganado;  con  esto  favorecía  mucho  a  los 
vecinos;  él  lo  pasaba  mal  porque  le  hacía  daño  la  carne 
caliente,  tenía  que  esperar  que  enfriara. 

A  los  siete  años  se  revolcó  en  el  polvo,  y  se  volvió 
hombre."  (1). 

En  San  Antolín  de  Ibias,  los  mozos  piden  el  agui- 
naldo la  víspera  de  Reyes  y  con  lo  que  ganan  hacen  una 
comida  y  baile,  en  compañía  de  las  mozas  del  pueblo. 

Piden  el  aguinaldo  representando  los  siguientes  per- 
sonajes: 

Un  valenciano  y  una  valenciana  (2) . 

Un  maragato  y  una  maragata. 

Un  soldado  y   una  madama. 

Una  cardadora. 

Uno  que  lleva  el  rodalo  al  hombro. 

Otro,  disfrazado  con  la  piel  de  una  oveja  blanca, 
lleva  el  basoiro  (escoba) . 

Y  uno  que  golpea  la  gente  con  una  vejiga. 

Y  van  cantando  de  casa  en  casa:  ^ 

— A  dónde  camina 
quisiera  saber, 
un  hombre,  de  noche, 
con  una  mujer. 

— No  la  llevo  hurtada 
ni  majen  ni  amar,  (3) 
antes  de  las  doce 


(1)  Este  cuento  me  lo  contó,  el   1 1    de  Noviembre   de    1921,   Manuel  Ca- 
denas, de  46  años,   de   la  parroquia  de  Tormaleo  concejo    de  Ibias. 

(2)  Les   dan  este   nombre,  pero   ninguno  de   los  personajes  va  vestido  con 
el   traje  de  la  región  que  quiere  lepresentar, 

(3)  Este  verso  no  sé   lo  que  quiere   decir;    y  no  le   arreglé  porque  respe- 
to la   forma  en  que  se  me  comunicó. 


214      DEL    FOLKiORE    ASTURIANO:     MrTOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 

a  Belén  llegar. 

Y  fueron  andando 
en  conversación 
diciendo  palabras 

de  mucha  atención. 

Son  palabras  santas 
dignas  de   alabar, 
antes  de  las  doce 
a  Belén  llegar. 

Responde  la  niña, 
como  es  tan  discreta: 

— Dios  nos  ha  juntado 
y  estoy  muy  contenta; 
por  otro  ninguno 
te  he  de  cambiar, 
antes  de  las  doce 
a  Belén  llegar. 

Y  fueron  andando 
y  luego  encontraron 
un  portal  muy  viejo 
y  muy  derrotado. 

Quedaron  conformes 
de  allí  se  albergar, 
antes  de  las  doce 
a  Belén  llegar. 
— Niña  más  bonita, 
dama  más  florida, 
respondió  uno  de  ellos, 
no  la  vi  en  mi  vida. 
Nació  el  niño  Dios 
en  aquel  pesebre 
entre  paja  y  hierba 
y  sin  otro  albergue. 
Como    rey  del  cielo, 
'^  de  inmenso  poder, 

no  faltaron  reyes 
que  le  fueran  a  ver. 
Fincan  la  rodilla 
para  le  adorar. 


AURELIO  VE   LLANO  ROZA  DE  AMPUDIA  215 

antes  de  las  doce 
a  Belén  llegar.  (1) 

Losgnirrios. 

En  los  concejos  de  Lena,  Siero,  Mieres  y  Langreo, 
el  día  de  Reyes  piden  el  aguinaldo  los  guirrios. 

Delante — en  Lena — van  seis  ú  ocho  jóvenes  vestidos 
decentemente  de  blanco  y  llevan  antifaz;  cubren  la  cabe- 
za con  una  toca  puntiaguda  adornada  con  cintas  y  cam- 
panillas pequeñas;  las  tocas  suelen  hacerlas  sus  novias. 

Y  van  abriendo  marcha  dando  saltos  con  ayuda  de 
sendos  palos.  Detrás  van  los  esterones,  llamados  así  por- 
que llevan  una  especie  de  casulla  hecha  con  estera  nue- 
va, y  pendientes  de  la  cintura  llevan  unos  cuantos  cence- 
rros grandes,  y  en  la  cabeza  un  pañuelo  colocado  al  es- 
tilo de  los  aragoneses,  antifaces  y  palos  para  saltar.  A 
continuación  de  los  esterones  y  vestidos  con  arreglo  al 
papel  que  cada  uno  ha  de  desempeñar,  va  la  "cuadrilla" 
dispuesta  para  representar  la  comedia  que  de  antemano 
ha  ensayado  (2).  Entre  ellos  va  siempre  un  galán  y  una 
madama;  y  por  último  suele  ir  uno  disfrazado  de  oso. 

Caminan  al  son  de  la  gaita  y  del  tzunbor,  y  los  este- 
rones marchan  dando  saltitos  para  que  suenen  los  cen- 
cerros al  compás  de  la  música.  Y  cuando  se  encuentran 
el  "bando"  de  una  parroq^iia  con  el  de  otra,  los  guirrios 
se  saludan  dando  grandes  saltos  unos  delante  de  otros  y 
mientras  tanto,  entre  los  esterones  de  una  y  otra  parte  se 
establece  una  lucha  de  costado  empujándose  unos  a  otros 
con  los  hombros,  por  lo  cual  los  cencerros  producen  gran- 
de ruido. 


(1)  Este  romancillo  me  lo  recitó  en  San  Antolín  de  Ibias,  el   12  de  No- 
viembre   de    1921,    Joíe   Cadenas,    de    52    años. 

(2)  En    la    actualidad    representan    una    comedia    moderna. 


216       DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:     MITOS,     SUPERSTICIONES,     COSTUMBRES 

Cuando  llega  el  momento,  los  guirrios  y  los  estero- 
nes  forman  un  círculo,  y  en  éste,  la  "cuadrilla"  repre- 
senta la  comedia  y  al  final  comienzan  todos  a  pedir.  El 
galán  es  el  encargado  de  guardar  el  dinero  de  la  recau- 
dación y  de  mantener  el  orden. 

Los  bardancos. 

En  Campo  de  Caso,  el  28  de  Septiembre  por  la  no- 
che, varios  mozos,  con  sábanas  y  camisas  se  disfrazan 
de  bardancos;  traen  colgando  de  la  cintura  cencerros, 
dan  grandes  saltos  y  representan  en  la  calle  una  comedia. 
Antiguamente  la  representaban  el  día  de  Reyes. 

Las  figuras  principales  de  los  bardancos  son: 

Marica,  mujer  vieja  y  en  cinta  (1).  Y  su  marido,  de 
edad  avanzada. 

Los  bardancos  ordenan  a  los  chiquillos  que  hagan 
una  hoguera  con  leña — que  allí  tienen  preparada  de  an- 
temano— y  mientras  tanto,  el  matrimonio,  cogido  del  bra- 
zo se  pasea  por  entre  el  público  diciendo  lindezas. 

De  pronto,  Marica  comienza  a  quejarse  de  dolores 
de  parto  y  pide  un  médico. 

Los  bardancos,  que  están  todos  al  servicio  de  ella, 
dando  brincos  salvajes  y  sonando  los  cencerros,  cogen 
uno  cualquiera  del  público,  lo  llevan  delante  de  la  partu- 
rienta y  le  dicen: 

— Señor  médico,  mire  a  ver  como  viene  eso. 


(1)  Es  un  hombre  vestido  de  mujer,  como  también  es  un  hombre  el  que 
hace  el  papel  de  madama  en  los  distintos  grupos  que  he  descrito.  Jamás  fi- 
gura entre  ellos  una  mujer,  siempre  es  un  hombre  el  que  representa  el  pa- 
pel   femenino. 

Un  viejo  y  una  vieja  figuran  casi  siempre  en  las  comparsas  carnavalescas, 
aunque   estas   no    representen   comedias. 


AURELIO  DE   LLANO   ROZA  DE   AMPUDIA 217 

— Esto  se  presenta  mal — dice  el  médico,  después  de 
examinar  a  la  enferma. 

Viene  otro  médico,  otro,  y  otro...  y  les  pagan,  obli- 
gándoles a  saltar  por  encima  de  las  llamas  de  la  hoguera, 
dándoles  algunos  palos. 

Al  fin.  Marica  da  aluz  un  gato  que  tiene  atado  bajo 
la  saya.  El  público  echa  a  correr  a  palos  detrás  del  recién 
nacido  y  se  acaba  la  función. 

El  papel  de  Marica  lo  representa  siempre  una  persona 
muy  ocurrente. 

Estos  grupos  de  comediantes  que  se  encuentran  des- 
de Oriente  a  Occidente,  antaño,  quizá  representaran  el 
día  de  Reyes  una  obra  religiosa;  digo  esto  porque  en 
Pola  de  Lena  encontré  vestigios  de  una  que  representa- 
ban los  guirrios;  se  titulaba  La  huida  a  Egipto. 

El   antroxo. 

El  antroxo  (antruejo) ,  en  las  aldeas  se  reduce  a  una 
pequeña  diversión  de  la  juventud,  el  martes  por  la  tar- 
de; los  mozos  y  las  mozas  se  tiznan  mutuamente  la  cara 
con  hollín  y  la  chiquillería  recorre  las  calles  tocando  cam- 
panillas y  cencerros. 

Después  de  cenar  y  de  tomar  las  jahueles,  los  mozos 
o  los  rapaces,  se  acercan  a  las  puertas  de  algunas  casas  y 
dicen : 

— Fulano:  ¿antroxast^?  Pues  si  no  antroxaste  an- 
troxa. 

Y  tiran  un  puchero   contra  la  puerta. 

Otras  veces  dicen  al  tirar  el  puchero: 

— ¡Antroxu  fuera! 

En  Occidente,  además  de  tirar  el  puchero  contra  las 
puertas  hacen  otra  cosa:  echan  el  goxu. 


218      DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:     MITOS,    SUPERSTICIONES,,   COSTUMBRES 


Echar  el  goxn. 

Echar  el  goxu  consiste  en  ir  los  vecinos  de  un  pueblo, 
el  martes  de  carnaval  por  la  noche,  a  lanzar  rodando  por 
una  pendiente  abajo  en  dirección  al  pueblo  al  cual  van  a 
desafiar,  un  goxu  (macona)  lleno  de  hierba  ardiendo  y  al 
mismo  tiempo  que  lo  lanzan  gritan: 

— Muera  el  pueblo  A  y  salga  (1) . 

En  el  concejo  de  Teverga  suele  haber  serios  disgustos 
por  causa  del  goxu.  El  martes  de  carnaval  de  1921  los 
vecinos  de  Fresnedo  pusieron  el  goxu  en  la  pendiente,  le 
pegaron  fuego  y  gritaron: 

— ¡Muera  San  Salvador  y  salga! 

Y  al  mismo  tiempo  tocaban  esquilas  y  cencerros.  El 
goxu  entró  en  el  pueblo  dando  saltos  y  lanzando  chispas. 
Los  vecinos  de  San  Salvador  no  salieron. 

— ¡Muera  San  Salvador  y  salga! — repitieron  los  de 
Fresnedo. 

Y  salió,  repartiendo  estacazos,  la  persona  más  carac- 
terizada de  la  parroquia ;  y  pegó  de  firme. 

En  el  concejo  de  Cangas  de  Tineo,  los  vecinos  de  For- 
nielles  echan  el  goxu  sobre  el  pueblo  de  Otiello  y  los  de 
Araniego,  sobre  Parajas. 

Y  los  de  Ordiales  y  Pambley  lo  echan  por  el  monte 
abajo;  mozos  y  mozas  van  tocando  cencerros  y  cantando; 
cada  uno  lleva  en  la  mano  un  manceu  (haz  de  paja)  ar- 
diendo, y  los  mozos  disparan  tiros,  pero  en  este  concejo 
echan  el  goxu  pacíficamente;  no  retan  a  nadie. 

En  Corondeñu,  concejo  de  Allande,  en  vez  del  goxu 
echan  a  rodar  un  pote  grande  con  un  gato  dentro  y  la  paja 


(I)      El   goxu   lo  echan   sobre   los   pueblos   que   están   situados   en    las   lade- 
ras  de   las   montañas. 


AURELIO   DE    LLANO    R02:A   DE   AMPUDIA  219 

ardiendo,  y  cuando  le  lanzan  por  la  pendiente,  le  dispa- 
réin  tiros  de  escopeta.  Lo  mismo  hacen  en  Sistema,  conce- 
jo de  Ibias. 

En  este  concejo,  los  vecinos  de  algunas  parroquias,  con 
los  manceos  ardiendo  y  tocando  cencerros,  van  a  retar  a  los 
de  otra,  diciéndoles  la  consabida  frase : 

— ¡Muera  y  salga! 

Aquí  se  trata  de  meter  un  pelele  de  paja  en  el  pueblo: 
el  antroiro. 

Y  tener  el  antroiro  o  el  antroxo  todo  el  año  en  el  pue- 
blo, es  cosa  ridicula.  Así  es  que  los  vecinos  salen  a  prohi- 
birle la  entrada. 

Correr  el  gallo. 

Los  niños  que  van  a  la  escuela  entregan  cada  uno  al 
maestro  diez  o  quince  céntimos  para  comprar  el  gallo  que 
han  de  correr  en  un  prado,  el  Domingo  el  gordo. 

A  eso  de  las  tres  de  la  tarde,  el  maestro  ordena  que  se 
suelte  el  gallo,  y  entre  risas  y  gritos,  los  niños  se  lanzan  tras 
de  él  en  carrera  loca  hasta  que  la  fatiga  les  rinde  o  el  ave  se 
cansa. 

Antiguamente,  después  de  correr  el  gallo,  lo  colgaban, 
vivo,  de  un  árbol,  cabeza  abajo.  Vendaban  los  ojos  a  un 
niño,  le  hacían  girar  varias  veces  sobre  sus  pies  y  le  entre- 
gaban una  espada  de  madera  para  que  con  ella  le  cortara 
la  cabeza.  Como  al  tiempo  de  girar  el  niño  perdía  la  orien- 
tación, solía  dirigirse  en  sentido  contrario  al  gallo  dando 
al  aire  golpes  de  espada.  Después  de  este  niño  iba  otro  y 
así  sucesivamente  hasta  que  uno  acertaba  a  cortarle  la 
cabeza  (1) . 


(1)  En  varios  concejos,  entre  ellos  el  de  Allande,  enterraban  el  gallo 
dejándole  la  cabeza  fuera  para  que  se  la  cortaran  los  niños  con  la  espada 
de  madera  después  de  vendarles  los  ojos. 


220  DEL    FOLKLORE    ASTURIANO;    MITOS,    SUPERSTICK^ES.    COSTUMBRES 

En  la  actualidad  no  se  mata  el  gallo;  después  de 
correrlo  se  rifa  entre  los  niños. 

Los  devotos. 

El  día  de  año  nuevo  se  reúnen  los  mozos  y  las  mozas 
en  una  casa  del  pueblo  para  echar  los  devotos  (los  estre- 
chos).  Y  en  medio  de  gran  algazara  discuten  la  edad 
que  han  de  tener  los  jóvenes  para  entrar  en  el  sorteo. 

A  veces  acuerdan  que  entren  los  jóvenes  de  catorce 
años,  pues  debido  a  la  emigración  no  hay  mozos  para  todas. 

El  día  de  Reyes,  el  devoto  va  a  buscar  a  su  casa  a 
la  devota  que  le  tocó  en  suerte,  la  lleva  al  baile  que  se  ce- 
lebra en  el  sitio  de  costumbre,  y  la  obsequia  con  dulces, 
vino  o  sidra. 

En  algunos  concejos  es  costumbre  que  el  devoto  cene 
en  casa  de  la  devota. 

El  foman. 

Varios  mozos  y  mozas  acuerdan  hacer  un  fornau,  pa- 
ra lo  cual,  entre  unos  y  otros,  llevan  a  una  casa  castañas, 
y  argoma  o  leña  para  caldear  el  horno. 

Las  mozas,  en  la  cocina,  pellizcan  las  castañas  para 
que  no  estallen  al  cocer.  Poco  a  poco  van  llegando  los 
organizadores  y  los  convidados;  sentado  en  el  escaño, 
un  anciano  "reza  delante",  el  rosario. 

Cuando  está  caldeado  el  horno,  ponen  en  él  las  cas- 
tañas, y  mientras  cuecen  nunca  falta  quien  entretenga  a 
la  reunión  contando  cuentos... 

Quitan  la  tapa  de  la  boca  del  horno  y  sacan  la  fruta 
de  la  cual  empiezan  a  comer,  acompañada  con  sidra  o 
vino  pagado  a  descote  entre  los  mozos. 


AURELIO   DE    LLANO    ROZA   DE   AMPUDIA  221 

Después  empieza  el  baile  del  pandero,  el  cual  termi- 
na a  eso  de  las  doce  de  la  noche. 

El  magüestn. 

El  magüesiu  se  hace  en  el  campo,  y  consiste  en  colo- 
car castañas  sobre  argoma  u  otro  combustible  al  que  se 
le  pega  fuego  y  con  un  palo  las  revuelven  para  que  reci- 
ban el  calor  uniformemente. 

Son  muy  divertidos  los  magüestos  que  se  organizan 
los  días  de  fiesta  por  la  tarde  en  la  falda  del  monte  o  en 
un  prado  bañado  por  el  sol  y  al  abrigo  del  viento. 

Mozos  y  mozas  después  de  comer  las  castañas  y  to- 
mar algunos  tragos  de  sidra  o  de  vino,  forman  un  baile 
sobre  la  alfombra  del  prado.  Y  al  oscurecer,  regresan 
al  pueblo  cantando  canciones  del  país. 

La  cuayada. 

Cuando  se  coge  el  trigo,  el  último  día  de  la  cogida, 
se  coloca  un  joven  a  cada  lado  de  la  estay^a  final,  y  avan- 
zan cuanto  pueden  en  el  tajo  para  ver  cual  de  los  dos 
sale  primero  de  él  y  gana  la  cuacada. 

Pero  la  impaciencia  les  hace  adelantarse  y  en  un 
momento  dado,  emprenden  veloz  carrera  para  coger  la 
última  espiga  de  la  linde.  Al  cogerla,  emiten  un  ijujú  vi- 
brante, y  con  el  brazo  alzado  mostrando  en  su  mano  el 
dorado  fruto,  retornan  ligeros  para  echarlo  en  una  maco- 
na, la  cual  es  conducida  a  toda  prisa  por  dos  mozas  que 
salen  corriendo  al  encuentro  de  cada  uno  de  los  jóvenes 
para  felicitarles  por  el  triunfo. 

El  que  primero  coge  la  espiga  y  la  echa  en  la  macona, 
gana  la  cuayada. 


222       ML    FOLKLORE    ASTURIANO:    MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 


Carreras  a  píe. 

Antiguamente,  después  que  los  campesinos  termina- 
ban la  recolección  del  trigo,  celebraban  carreras  a  pie: 
solamente  podían  tomar  parte  en  ellas  los  que  habían  ga- 
nado la  cuayada  sobre  la  estaya. 

Entre  las  poesías  asturianas  publicadas  en  1839  por 
el  señor  Caveda,  hay  una  muy  hermosa  titulada  La  vida 
de  la  aldea;  en  ella  describe  las  carreras  a  pie  diciendo: 

Como  Hózanos  potros  desbocados 
Q'el  vientu  corten  sin  tocéir  l'arena. 
Unos  tras  d'otros  van  precipitados; 
El  pechu  francu,  suelta  la  melena: 
Los  brazos  fasta  el  codu  remangados. 
Del  triunfo  y  la  esperanza  Taima  llena. 
Sin  zapatos,  sin  calces,  sin  ropía. 
Mas  llixeros  que  cuete  en  romería. 
Nube  de  polvu  entonces  se  Uevanta, 

Y  n'ella  envueitu  el  mozu  que  ya  espera 
Con  fartu  empeñu  y  con  Iliviana  planta 
El  términu  tocar  de  so  carrera. 

Cede  y  s'atrasa  al  otru  que  se  llanta 
Metanos  xunto  a  él  y  lu  supera. 
En  piernes  y  en  alientos,  y  la  grita 

Y  les  palmades  del  que  mire  escita. 

Y  allega  más  forzuda  y  más  artera, 
Sudorientu,  Ilivianu,  espolvoriadu 

A  tocar  e  nos  teyos  del  primera, 

Y  allí   mismo  por  todos   declarada 
Ye  el  rey  de  la  coída,  y  gayasperu 
Recibe  de  les  mames  d'una  ñeña 

Del  vencimientu  la  esperada  enseña. 

"La  esperada  enseña"  consistía  en  una  cuayada  que 
entregaba  al  vencedor  una  hermosa  joven. 


AURELIO  DE  LLANO  ROZA  DE  AMPUDIA  223 


La  esfoyaza. 

Llaman  tsjo'^aza  al  acto  de  deshojar  las  panojas  de 
maíz. 

En  las  casas  donde  cogen  pequeña  cosecha,  cada 
familia  deshoja  sus  panojas.  Pero  en  las  casas  pudientes, 
hacen  una  esfoj^aza  grande;  van  todos  los  vecinos  una 
noche  a  "ayudar  a  esfoyar..." 

Ha  comenzado  la  esfoyaza;  los  esf oradores  se  sien- 
tan en  el  suelo  y  van  quitando  las  hojas  de  la  panoja,  ex- 
cepto tres  o  cuatro  que  dejan  para  enristrarla.  Los  enris- 
tradores,  sentados  sobre  la  pila  de  maíz,  reciben  de  manos 
de  un  muchacho  la  panoja  y  la  engarzan  en  la  ristra;  las 
mozas  suelen  tirar  panojas  a  los  enristradores.  Los  cua- 
les replican  con  esta  cuarteta: 

— Al  comienzo  de  la  esfueya 
no  me  tires  panoyaes, 
que  estoy  faciendo  la  riestra, 
tengo  les  manes  ataes. 

Ocurren  cosas  muy  divertidas  cuando  al  sacar  la  ris- 
tra de  la  pila,  se  rompe;  entonces  el  enristrador  tiene  que 
aguantar  la  zumba  de  los  esfoyadores. 

En  terminando  la  esfoyaza,  empieza  el  reparto  de  la 
garulla:  nueces,  castañas,  tabaco,  vino  o  sidra.  No  hay 
nada  más  divertido  que  una  esfoyaza;  los  cuentos  y  las 
canciones  hacen  que  el  tiempo  pase  muy  agradablemente. 

Y  cuado  los  mozos  se  dirigen  a  las  mozas  para  qui- 
tarles la  garulla  que  ellas  han  recibido  en  el  mandil,  ¡qué 
manera  de  luchar  sobre  la  hoja  de  maíz,  y  cuantas  bofe- 
tadas reciben  los  mozos  de  parte  de  ellas! 

El   Licenciado   D.    Antonio   González   Reguera,   en 


224       DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:     MITOS,    SUPERSTICIONES.    COSTUMBRES 

Píramo  y  Tisbe,  describe  así  el  final  de  una  esfo^aza: 

"La    postrer    nuiche    ya    d'Octubre   yera 

Y  acabóse  temprano  la  esfoyaza. 
La  xente  veladora  y  placentera 
De  comer  la  garulla  daba  traza: 
Había  de  figos  una  goxa  entera. 
Peres  del  fornu,  gaxos  de  fogaza. 

Y  tizaban  el  fuevu  con  tarucos 
Partos  de'reblincar  los  rapazucos. 


Les  mozes  a  los  mozos  purrin  peres, 
Y  desque  la  barriga  fartucanon, 
Tabaquiaben  les  vieyes  a  los  vieyos 
Y  los  mozos  armaron  sos  trebeyos," 

Cuando  las  personas  mayores  comienzan  a  rendirse, 
los  jóvenes  dejan  de  bailar;  el  dueño  de  la  casa  ordena 
que  haya  silencio  y  formando  todos  corros  alrededor  de 
él,  rezan  el  padrenuestro  y  se  despiden  unos  de  otros  has- 
ta la  esfoyaza  del  próximo  año. 

Al  día  siguiente  se  cuelgan  las  ristras  del  corredor  o 
del  hórreo.  Hay  una  copla  que  dice: 

Que  bien  parece  el  maíz 
esbillado  y  enristrado, 
amarillo  como  el  oro 
y  de  los  hórreos  colgado! 

En  el  molino. 

En  la  actualidad  no  hay  tanta  animación  como  hubo 
antaño  en  las  molinadas  nocturnas. 

Ancianas,  mozas  y  mozos,  se  reunían  en  el  molino 
para  moler  su  grano.  Y  mientras  la  oscilante  tarabica  mo- 
vía el  cuerna  para  que  cayera  el  grano  sobre  el  frayón,  y  la 
muela  giraba  y  despedía  la  blanca  harina  por  medio  de  la 


AURELIO  DE  LLANO  ROZA  DE  AMPUPIA    225 

fuerza  centrífuga,  y  todo  aquel  armatoste  trepidaba,  los 
jóvenes  de  antaño,  como  los  de  ahora,  arrullados  por  el 
ruido  de  los  molares  y  del  agua,  entonan  canciones  "mo- 
lineras" : 

— Vente  conmigo  a  la  fuente 
que  está  detrás  del  molino, 
y  al  son  del  agua  que  corre 
habíame  de  tu  cariño. 

Estoy  ronco  arronquecido, 
arronquecí  en  el  molino, 
no  sé  si  fué  la  parola 
si  el  serenito  del  río. 

Los  molinos  están  construidos  en  sitios  solitarios,  al 
cobijo  de  un  peñasco,  o  en  la  cañada  umbría.  Y  la  fan- 
tasía popular,  ha  forjado  en  ellos,  durante  las  molinadas 
nocturnas,   infinidad  de    cuentos  supersticiosos. 

La  siguiente  copla  señala  la  situación  de  los  molinos 
y  confirma  que  en  ellos  se  pela  la  pava : 

Los  molinos  no  son  casas, 
porque  están  por  los  regueros, 
son  cuartitos  retirados 
para  los  mozos  solteros.  (1) 


La  fila. 

La  fila  es  el  sitio  donde  se  reúnen  las  vecinas  para 
hilar.  Sentadas  en  tayuelas,  con  la  rueca  en  la  cintura, 
y  la  rocada  sujeta  con  el  adornado  roquera  de  paño,  van 
mesando  el  cerro  poco  a  poco  con  los  dedos  de  la  mano 
izquierda,  mientras  que  con  los  de  la  derecha  voltean  el 


(I)     Esta  copla  me  la  recitó  el    I."  de   Octubre   de    1921    Antonio  Meana, 
de   58  años,   molinero   de   los  molinos   de   Villamayor  concejo  de   Infiesto. 

15 


226       DEL     FOLKLORE    ASTURIANO:     MITOS,     SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 

fusu  que  retuerce  el  naciente  hilo  y  lo  envuelven  a  su  re- 
dedor hasta  completar  la  mazorca. 

Se  oye  el  riflar  de  los  mozos  que  se  acercan  a  la  fila; 
las  jóvenes  les  ofrecen  asiento  a  su  lado,  y  mientras  el 
fusu  gira,  y  gira  entre  los  dedos  de  la  joven,  el  galán  le 
habla  de  amores. 

Y  a,  veces,  la  moza  que  no  está  emparejada  suele  ini- 
ciar las  canciones  de  pique: 

Galán  que  estás  en  la  fila 
siéDtate  en  medio  del  corro, 

repara  la  que  bien  fila, 
que  la  rueca  es  un  tesoro. 

O  esta  otra: 

Con  la  rueca  y  con  el  fusu 
yo  me  gano  mi  dinero; 
poco  se  gana  filando, 
menos  se  gana  durmiendo. 

Y  alguna  vieja  burlona  canta,  allá  al  torde  del  llar: 

Filandango  me  voy 
filandango  me  vengo 
filandango  me  voy 
en  la  rueca  lo  tengo. 

A  las  dos  primeras  coplas  contesta  otra  moza: 

Con  la  rueca  en  la  cintura 
Ana  está  dale  que  dale 
y  nunca  pudo  filar 
la  camisa  de  su  padre. 

Para  las  mozas  que  hilan  bien,  hay  coplas  por  el 
estilo  de  ésta: 


AURELIO  DE  LLANO  ROZA  DE  AMPUDIA  227 

¡Ay!  que  bien  estás  Ramona 
con  la  rueca  en  la  cintura, 
fila  bien  y  fila  mucho, 
no  hay  que  lo  poner  en  duda. 

También  hay  canciones  para  las  buenas  tejedoras: 

Texedora,  tu  telar, 
de  oro  tien  la  llanzadera; 
quien  la  pudiera  robar 
y  el  telar,  y  a  tí  con  ella. 

y  la  de  las  tres  cosas: 

Tres  cosas  quisiera 
si  Dios  me  las  diese, 
la   tela,  el  telar 
y  la  que  la  teje. 

En  Occidente  a  la  fila  la  llaman  polavila.  El  8 
de  Noviembre  de  1 92 1 ,  en  compañía  de  dos  mozos  de 
Grandas  de  Salime,  atravesé  una  sierra  para  ir  a  la  pola- 
vila de  Escanlares. 

La  luna  brillaba  esplendorosamente.  Uno  de  mis 
acompañantes  cantó  al  llegar  al  pueblo: 

Al  lugarín  d'Escanlares 
chámanei  montaña  fría, 
malhaya  el  agua  que  corre 
¡que  buenas  rapazas  cría! 

En  la  polavila  había  buen  número  de  mozas ;  unas  hi- 
laban y  otras  hacían  medias.  Y  algunas  tenían,  como  en 
Oriente,  la  faltriquera  colgando  sobre  ía  saya,  para  que 
de  ella  fuera  sacando  castañas  el  mozo  que  estuviera  al 
lado  de  cada  moza  ( I )  .  Dice  una  copla : 

(I)      Referente    a    esta    manera    de    obsequiar    las   mozas    a    los    mozos   con 
castañas,   véase   una   de   las   coplas  publicadas   en   la   página   155. 

— Fuiste  a   la  siega  y  viniste... 


228       DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:    MITOS,    SUPERSTICÍONES,    COSTUMBRES 

— Mozos  que   andáis  cortejando, 
no  registréis  faltriqueras 
que  hay  allá  calabazas, 
de  esas  que  nacen  ñas  tierras. 

La  polavilla  duró  hasta  cerca  de  las  doce  de  la  noche ; 
mozos  y  mozas  a  petición  mía,  entonaron  hermosas  can- 
ciones y  para  final,  una  rapaza  cantó  la  siguiente: 

Esta  vai  por  despedida 

metida  na  garmayeira, 

los  que  no  somos  de  dentro 

desocupar  la  lareira. 

Los  sábados  bailan  al  son  de  la  pandereta,  y  así  se  pa- 
sa el  tiempo  en  la  fila;  la  juventud  entonando  canciones 
y  diciéndose  amores,  y  los  ancianos  contando  cuentos  y 
recitando  romances. . .  ( 1 ) . 

La  foguera  y  la  romería. 

Es  la  víspera  de  la  fiesta  del  pueblo  y  va  a  comen- 
zar la  foguera  delante  de  la  iglesia  o  de  la  ermita.  Allí 
está  apilada  el  argoma  que  han  bajado  los  vecinos  del 
monte,  por  orden  del  mayordomo  de  la  fiesta. 

Mientras  empieza  el  baile,  algunos  mozos  forman  co- 
rros animados,  y  al  mismo  tiempo  que  marcan  unas  mu- 
danzas, preparan  las  castañuelas,  haciéndolas  sonar  sua- 
vemente para  ver  si  están  bien  ajustadas  a  los  dedos;  otros 
hacen  combinaciones  para  tomar  parte  en  la  danza  prima, 
y  no  falta  quien  se  destaque  del  grupo  para  salir  al  ca- 
mino al  encuentro  de  su  novia  cantando: 


(1)      El    gasto   del    alumbrado    lo    pagan    a    descote    entre    todos    los    concu- 
rrentes  a   la   ñla. 

En   los  pueblos  de   la   costa  casi   se  ha  perdido   la   costumbre  de  hilar;    las 
mozas  en   vez  de  hacer  mazorcas  hacen  puntilla  u  otras  labores. 


AURELIO  DE  LLANO  ROZA  DE  AMFUDIA  229 


¡Señor  San  Pedro! 
Esta  noche   en  la   foguera 
te  diré  cuanto  te  quiero. 

Y  no  es  difícil  oir  allá,  hacia  el  castañar,  la  tonada  de 
un  desamorado  que  va  para  la  foguera: 

¡Virgen  de  la  Soledad! 
Una  moza  me  engañó, 
otra  no  me  engañará. 

Ya  está  encendida  la  hoguera  en  el  centro  de  la  pla- 
zuela; un  anciano  la  sostiene  añadiendo  sin  cesar  cantida- 
des de  combustible.  Los  chiquillos  saltan  por  encima  de 
las  llamas  e  intentan  pegar  fuego  a  la  pila  de  argoma  que 
ha  de  alimentar  la  lumbrada. 

El  sacristán  lanza  al  espacio  tres  o  cuatro  cohetes  que 
ascienden  perezosamente.  Suena  el  vanean  de  la  gaita,  y 
ésta  emite  las  primeras  notas  del  baile,  llamado  el  jan- 
dango.  \ 

Y  los  mozos,  tañendo  las  castañuelas  al  son  de  la  gaita, 
bailan  de  espalda  a  la  lumbrada  para  que  las  ondulantes 
llamas  iluminen  el  rostro  de  las  bailadoras  y  poder  recrear- 
se en  su  hermosura. 

El  baile  termina  cuando  empieza  a  riscar  el  alba ;  du- 
rante la  noche  no  cesan  las  gaitas,  los  tambores,  los  gritos 
de  ¡ijujú!,  las  canciones  y  la  alegría  general.  En  las  pri- 
meras horas  de  la  mañana  comienzan  a  llegar  por  todos 
los  caminos  personas  devotas,  deseosas  de  tomar  parte  en 
la  f  esta  religiosa  y  de  divertirse  por  la  tarde  en  la  ro- 
mería. 

¡Qué  recuerdos  tan  agradables  me  quedan  de  cuando 
pasaba  el  monte  del  Fito,  al  amanecer,  en  compañía  de 
las  jóvenes  caravienses,  en  dirección  al  santuario  de  Cova- 
donga  cantando: 


230      DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:    MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 


La  Virgen  d«  Covadonga 

e  pequeñina  y  galana, 
aunque  bajara  del  cielo 
el  pintor  que  la  pintara. 

reflejándose  el  eco  de  nuestras  canciones  en  la  escarpada 
roca  de  la  cueva  '1  Sumidoriu  o  en  la  riega  de  Gonzalo 
el  Fuerte...! 

A  la  romería  acuden  vendedores  de  dulces,  de  frutas, 
entre  las  que  abundan  las  avellanas,  las  cuales  venden 
midiéndolas  por  una  zapica  (vasija  de  madera)  exornada 
con  dibujos  como  los  de  la  cerámica  neolítica;  vendedo- 
res de  quincalla;  carros  con  cerveza,  vino  y  sidra.  Y  al 
pie  de  los  carros  algunos  jóvenes  cantan  al  son  de  la  gaita: 


Soy  de  Pravia,  soy  de  Pravia, 


O  bien: 


¡Válgame  la  Soberana! 
La  que  va  por  la  pradera 
¡que  bien  ximielga  la  saya! 
como  yo  fuera  con  ella 
mucho  más  la  ximielgara. 

En  un  lado,  se  ven  grupos  bailando  al  son  de  la  gaita 
y  del  tambor;  en  otro,  cantan  alegres  giraldillas,  más  allá 
cucañas  y  juegos  de  bolos.  Y  sobre  el  prado  salpicado  de 
florecillas  se  celebran  abundantes  meriendas  y  por  todas 
partes  circula  la  alegría  de  una  manera  que  encanta. 

La  naturaleza  del  país  nos  ofrece  sitios  agradables 
para  la  celebración  de  las  romerías;  unas  sobre  el  alto 
acantilado,  como  la  de  la  Virgen  de  la  Guía  en  Llanes 
y  la  de  San  Roque  en  Lastres;  otras,  bajo  el  frondoso 
castañar,  a  la  orilla  del  Nalón,  como  la  de  Santiago  en 
Las  Segadas-Oviedo;  o  en  el  alto  de  la  montaña,  como 


AURELIO   DE    LLANO    ROZA    DE    AMPUDIA  231 


k  de  la  Virgen  de  Alba  en  Quirós,  la  del  Cébranu  en 
Carrea,  concejo  de  Teverga,  y  la  de  la  Magdalena  en 
Mon-Sacro.  En  fin,  todas  se  celebran  en  sitios  frondosos 
y  llenos  de  belleza. 

Y  al  oscurecer,  la  gente  que  forma  la  romería  se  des- 
parrama en  todas  direcciones  camino  de  su  casa  entonando 
dulces  cantares;  y  por  entre  los  grupos,  suelen  pasar  al 
galope  de  su  caballo  mozos  que  llevan  a  sus  novias  a  la 
grupa  ()). 

El  baile  del  pandero. 

Suenan  unos  golpes  de  pandereta  y  la  tocadora  entona 
la  primera  copla: 

He  tenido  atrevimiento 
de  coger  la  pandereta 
como  aquél  que  coge  un  libro 
sin  conocer  ima  letra. 

Mientras  bailan  las  mudanzas,  el  ritmo  adquiere  un 
aire  bastante  movido,  aminorando  y  dulcificando  la  acen- 
tuación mientras  la  cantadora  canta: 

Ahora  que  sale,  sale, 
ahora  que  sale  el  sol, 
ahora  que  sale,  sale, 
de  lo  bueno  lo  mejor, 

agregando  al  final  de  cada  cuarteta  una  especie  de  coda^ 
que  no  es  más  que  una  repetición  del  primer  verso  de  la 
copla,  con  una  pequeña  variante  en  su  parte  musical. 

Cuando  sale  a  bailar  una  amiga  de  la  cantadora,  ésta 
entona  coplas  de  alabanza : 

(1)     El  4  de  Noviembre  de  1921,  he  visto  en  las  fiestas  de  Jera-Tiaeo,  a 
lo»   mozoi   llevar   a   sus    novias   a   la   grupa. 


232       DEL    FOUCLORE    ASTURIANO:     MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 


Ahora  tengo  que  dar 
un  golpe  más  que  solía, 
porque  ha  salido  a  bailar 
el  garbo  y  la  bizarría. 

¡Viva  quien  baila! 

Si  toco  la  pandereta 
la  toco  porque  yo  quiero, 
porque  yo  los  mis  amores 
en  el  baile  no  los  tengo 

En  Somiedo,  límite  con  la  provincia  de  León,  cantan ; 

Este  panderu  que  toco, 
ya  de  petcheichu  de  oveicha, 
ayer  herraba  nú  monte 
hoy  toca  que  retumbeicha. 

En  Grandas  de  Salime,  extremo  occidental: 

El  galán  que  está  bailando 
baile  bien  si  le  parece, 
que  baila  con  una  dama, 
que  ella  bien  se  lo  merece. 


Y  prosigue: 


Mozinas  que  estáis  bailando 
bien  podéis  considerare, 
que  las  que  estamos  tocando 
también  queremos  bailare. 


En  el  concejo  de  Oviedo : 


Salid,  mozos,  a  bailar, 
a  los  de  mi  pueblo  digo, 
que  los  que  vienen  de  fuera 
gastan  mucho  señorío. 


AURELIO   DE    LLANO    ROZA   DE   AMPUDIA  233 


y  cuando  hay  muchas  mozas  mirando: 

Salid,  mozas,  a  bailar 
a  romper  vuestros  zapatos, 
que  después  de  casaditas 
no  os  faltarán  trabajos. 

Y  los  mozos,  con  los  brazos  en  alto,  sonando  las  cas- 
tañuelas, tejen  hábilmente  las  mudanzas,  y  la  tañedora 
entona  coplas  y  más  coplas : 

El  galán  que  esta  en  el  baile 
nunca  más  aquí  bailó, 
por  ser  la  primera  vez 
la  flor  del  corro  llevó. 

¡Viva  Caravia! 

Para  tocar  a  mi  gusto 
aquí  traigo  compañera, 
aquí  la  tengo  a  mi  lado, 
rosita  de  primavera. 


i  Esa  mudanza ! 


Para  final: 


Ahora  tengo  que  dar 
un   golpe  más   al  pandero, 
porque  parece  que  va 
el  baile   tomando  vuelo. 


Esta  tonada  y  no  más 
y  con  ésta  ea,  ea, 
que  no  me  crió  mi  madre 

para   ser   panderetera. 


— La  gallegada ;  ahora  venga  la  gallegada — dicen  los 
bailadores. 


234      DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:    MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 


Cambia  la  frase  musical  y  la  tañedora  canta: 

— Dices  que  no  me  quieres 
por  una  duda, 
esa  duda  villana 
siempre  fué  tuya. 

Si  quiero  cantar  canto 
si  no,  lo  dejo, 
que  no  estoy  alquilada 
por  el  concejo. 

y  la  moza  toca  y  entona  canciones  hasta  que  todos  se 
cansan. 

En  algunos  pueblos  de  Occidente,  además  del  pan- 
dero ordinario,  usan  uno  cuadrado  cubierto  con  piel  por 
ambos  lados,  o  por  uno  solo,  el  cual  tocan  en  polavilas  y 
romerías  (1). 

El  baile  de  gaita  llamado  el  fandango  se  usa  mucho  en 
los  pueblos  bajos  a  lo  largo  de  la  costa;  los  bailadores  se 
colocan  en  dos  filas,  la  de  los  hombres  frente  a  la  de  las 
mujeres,  como  en  el  baile  del  pandero.  En  los  pueblos 
de  las  montañas  no  hay  gaitas.  En  Ponga,  a  este  instru- 
mento lo  llaman  "gaita  de  ribera",  y  sube  allá  alguna 
vez  un  gaitero  cuando  le  contratan  para  tocar  en  la  fiesta 
del  pueblo. 

La  giraldilla. 

La  giraldilla  consta  de  dos  partes — estrofa  y  estri- 
billo— que  se  diferencian  melódicamente  por  su  indepen- 
dencia musical.  Durante  la  entonación  de  la  primera  parte 
los  mozos  permanecen  dentro  del  círculo  mientras  las  mo- 


(1)  El  pandero  cubierto  con  piel  por  ambos  lados  lo  vi  en  el  concejo 
de  Ibias,  en  Noviembre  de  1921.  Y  me  dijeron  allí,  que  también  usaban  en 
la  provincia  de  León  esta  clase  de  panderos. 


AURELIO  DE  LLANO  ROZA  DE  AMPUDIA  235 

zas   giran  cogidas  de   las  manos   al  mismo   tiempo  que 
cantan : 

Amores  y  dolores 
quitan  el  sueño, 
yo  como  no  los  tengo 
descanso  y  duermo. 

Terminada  de  cantar  la  estrofa,  se  deshace  la  rueda  y 
los  mozos  rompen  a  bailar  uno  con  cada  moza  y  cantan 
todos : 

— Anduve  galanteando 
no  se  me  logró, 
malhaya  mi  madre 
que  no  me  casó, 
que  si  me  casara 
tuviera  una  cama 
tuviera  un  buen  mozo 
que  me  preguntara: 

— ¿Quieres  chocolate 
o  quieres  jamón? 
Y  nada  me  faltara 
por  esta  razón  (1) . 

En  algunos  concejos — pocos — entre  ellos  el  de  Ovie- 
do y  el  de  Aviles,  al  terminar  de  cantar  los  últimos  versos, 
los  bailadores  se  cogen  por  la  cintura  y  giran  acelerada- 
mente. 

Para  dar  una  idea  de  las  distintas  formas  poéticas  de 
las  canciones  de  giraldilla,  publico  a  continuación  algunas 
recogidas  en  los  extremos  y  centro  de  la  provincia. 

Recogida  en  Vidiago-Llanes : 


(1)     Esta   giraldilla   me    la    recitó    en    Vega    concejo    de    Riosa,    el    24   de 
Octubre   de    1921,   Josefa   Fernández,   de   57    años. 


236    DEL  folklore:  asturiano:  mitos,  supersticiones,  costumbres 


Estando  jugando  al  tute 
vinieron  y  me  dijeron, 
que  mi  mujer  era  muerta; 
Dios  le  dé  su  santo  cielo. 

Me  cogí  la  capa 
y  me  fui  a  la  iglesia 
me  asomé  a  las  andas 
y  vi  que  era  muerta. 

Le  dije  al   enterrador: 

— Entiérreme  esa  dama 
y  le  daré  un  doblón. 

El  muy  bien  lo  hizo 
y  ella  se  saliera, 
porque  era  muy  bruja 
y  un  poco  hechicera; 
que  esas   malas   mañas 
ella  las  tenía 
de  marchar  de   noche 
para  Andalucía, 
de  Sevilla  a  Cádiz 
de  Cádiz  a  la  Habana 
y  ella  amanecía 
conmigo  en  la  cama  (1). 


En  Caravia : 


— Dime,  dama  hermosa, 
(•;qué  te  ha  sucedido 
que  ayer  en  el  baile 
te  lo  han  conocido? 

— No  me  ha  sucedido  nada, 
que  nada  me  ha  sucedido, 
que   vengo  de   Flores 
que   de  Flores  vengo 
de  ver  a  mi  amante 
también  a  m.i  dueño. 


(1)      Recitada  el    11    de  Febrero   de    1921    por  Elisa  Dosa,   de   65   años  de 
Vidiago-LIanes. 


Otra: 


AURELIO   DE    LLANO   ROZA   DE    AMPUDIA 237 

de  ver  a  Rosaura 
la  cinta  en  el  pelo. 


Baila  la  solfa,  niña 
báilala  con  primor 
báilala,  vida  mía, 
báilala  que  me  voy 
con  la  i  con  o. 
Ya  no  te  digo  nada, 
morena  "mía, 
hasta  la  villa 
la  de  Gijón 

dando  la  vuelta  al   tren 
que  me  voy,  que  me  voy  (1) 


En  Campo  de  Caso: 


A  la  ventana  tienes 
niña,  claveles 
para  dar  a  los  hombres 
los   que   tú    quieres, 
para  dar  a  los  mozos 
los  de  buen  talle, 
que  cuando  dan  la  vuelta 
la  dei.  al  aire; 
dá  la  vuelta,  morena 
déla,   salada, 
que  a  mí  lo  morenito 
mucho  me  agrada, 
que  a  mí  lo  morenito 
lo  de  tu  cara  (2) . 


(1)  Estas    giraldillas   y   otras,    las    aprendí   cuando   era    rapaz,    dentro    del 
corro  formado  por  las  bellas  caravienses. 

(2)  Recitada,    el    16    de    Octubre    de    1921,    por   Clotilde    Simón,    de    74 
años,   de  Campo  de   Caso. 


238    DEL  roucLORE  asturiano;  mitos,  supersticiones,  costumbres 
Otra: 

Todos  los  molineros 
tienen  la  nota 
de  sacar  tres  maquilas 
y  pico  de  otra, 
y  luego 

maquila  el  molinero 
y  su  hija 

y  su  madre  otra  poquita 
y  se  quedan  las  fanegas 
aminoradas 
de  tanto  sacar 
las   maquiladas   (1). 

En  Villaviciosa : 

Villaviciosa  hermosa 
cqué  llevas  dentro? 
tú  me  robas  el  alma 
y  el  pensamiento; 
esos   claveles 
que  en  tu  jardín 
los  tienes,  sembrados, 
blancos  y  azules 
y  colorados. 


En  Oviedo: 


Arriba,  Manolillo, 
abajo  Manóle, 
de  la  quinta  pasada 
yo  te  liberté; 
de  la  que  viene  ahora 
no  sé  si  podré. 

Arriba  la  cafetera, 
la  cafetera  con  el  café. 


(1)     Recitada;    el    16    de    Octubre    de    1921.    por   Clotilde    Simón,    de   74 
años,   de  Campo  de   Caso. 


AURELIO  DE  LLANO  ROZA  DE  AMPUDIA  239 

En  Morcín: 

Queman  tus  ojitos, 
quema  tu  mirar 
más  que  la  candela 
más  que  el  azafrán. 

Sigue  y  no  te  pares 
que  me  da  calor 
ese  movimiento 
acariciador  ( 1 ) . 


En  Quirós 


Ocho  mil  reales  salieron 
del  bolsillo  esta  mañana 
y  cihora  voy  para  Oviedo 
a  platicar  con  mi  dama,     sí 
a  platicar  con  mi  amor, 
ábreme  la  puerta  niña 
la  puerta  y  el  cuarterón, 

— La  puerta  y  el  cuarterón 
ni  se  cierra  ni  se  abre 
soy   doncella   con   honor, 
el  honor  es  lo  que  vale. 

— Si  es  doncella  con  honor 
no  te  lo  vengo  a  quitar, 
ábreme  la_puerta  niña 
que  te  vengo  a  visitar. 

— Si  vienes  a  visitarme 
no  puedo  corresponder, 
no  está  mi  padre  en  casa 
y  si  lo  llega  a  saber. 

— Y  si  lo  llega  a  saber, 
niña,  no  te  dé  cuidado, 
que  te  vengo  a  visitar 
y  he  de  ser  tu  enamorado  (2) . 


(1)  Recogida   en   Caslandiello   capital    de    Morcin,    el    22    de   Octubre    de 
1921. 

(2)  Recitada   el   29   de   Octubre   de    1921.    por   Eugenia    Alvarez.    de   60 
años,    de    Salcedo-Quirós. 


240      DEL    FOLKLORE    ASTURIANO :     MITOS,    SUPERSTICIONES.    COSTUMBRES 

En  Saliencia,  concejo  de  Somiedo: 

Aunque  voy  pa  la  braña 
no  llevo  pena, 
porque  llevo  el  intento 
de  ser  brañera; 
adiós,  amante, 
adiós,    adiós. 

En  Belmonte: 

Al  pasar  por  el  puertu 
puertu   de    Payes,   (1) 
encontré  un  hombre  vieyu 
llindiando  vaques ; 
yo,  como  era  tan  vieyu 
le  pregunté: 

— Si  quier  dormir  la  siesta, 
yo   llindiaré. 

Y  el  vieyu  muy  ufanu 
me  contestó: 

— Les  vaques  de  mió  casa 
llíndioles  yo  (2) . 

En  Cudillero : 

No  le  quiero  molinero 
que   le   llaman   maquilcmdero, 
quiérole  marinerillo 
que  coja  los  remos 
y  que  vaya  al  mar, 
y  a  la  media  noche 
me  venga  a  rondar 
con  la  guitarrilla 
y    el    almirez, 
con   la  pandereta 
retumbalé. 


(1)  De  Pajares. 

(2)  Recitada  el  20  de  Julio  de    1921    por  Juana    Fernández,   de  74   año», 
de  la  capital  de  Belmonte. 


AURELIO  DE  LLANO  ROZA  DE  AMPUDIA  '  241 


Otra 


En  el  medio  de  la  mar 
planté  un  clavel 
ahora  le  vengo 
de  recoger. 
Anda,  marinero, 
sácame  de  aquí, 
llévame   a  la  tierra 
donde  yo  nací; 
tengo  padre  y  madre, 
no   los   conocí. 
Anda,  marinero, 
sácame  de  aquí  (1) 


En  Grandas  de  Salime; 


Estando   la   pájara  pinta 
a  la  sombra  del  verde  limón, 
con  el  pico  recoge  la  rama, 
con  la  rama  recoge  la  flor, 
jAy!    ¡ay!    cuando  veré  a  mi  amor 
¡ay!    ¡ay!   cuando  le  veré  yo. 
Salga  usté  a  bailar, 
media  vuelta  daréis  vos 
si  la  sabéis  dar, 
otra  por  los  marineros 
que  son  como  cielos, 
que  os  pondréis  en  mi  lugar 
de   la   giraldilla,    giralda 
giraldilla,  que  no 
hay  más   giralda 
que  la  de  Sevilla.  (2) 


(1)  Recitadas  el    12   de   Marzo   de    1921    por   Josefa    Busto,   de   74  años, 
de   Cudillero. 

(2)  Recitada  el   9   de   Noviembre   de    1921    por   D.   José   María  Valledor, 
de  30  años,   de  Grandas  de  Salime. 


242      DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:    MITOS.    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 

En  San  Antolín  de  Ibias: 

Sácame,  niña  hermosa, 
sácame  a  bailar, 
con  perlas  y  corales 
te  lo  he  de  pagar; 
si  eso  no  te  bast;^      ,.;í;.iA 
te   daré   mi   amistad, 
que    por    ella    viene 
la  felicidad.  (1) 

Termino  las  giraldillas  con  una  que  parece  que  se 
refiere  al  Peñón  de  Gibraltar: 

Adiós,  peña  de  mi  vida, 
peña  de   mi  corazón, 
siete  damas  te  propuse 
y  ninguna   te  gustó, 
y    ahora    vas    caminando 
camino  de  Malagón; 
con  el  ruido  de   las  balas 
los  palillos  y  el  tambor, 
le  vas  cayendo  de  sueño 
porque  el  sueño  te  rindió. 
Luego  viene  el  comandante, 
te    dará    con   el   bastón: 
— Col  dinero  que  malgastáis 
compra  el  pan  de  munición, 
que  yo  también  lo  compraba 
cuando  tenía  ocasión.  (2) 


(1)  Recitada  el  II  de  Noviembre  de  1921  por  Florentina  Monteserin, 
de  39  años,  de  San  Antolín   de   Ibias. 

(2)  Recitada  el  15  de  Noviembre  de  1921  por  D.  Antonio  Uría,  de 
50  años,  de  Cangas  de  Tineo.  Yo  la  había  oído  en  mi  aldea  cuando  era 
rdpaz;    >e  cantó  en  todo  Asturias. 


AUMUJO  DE   LLANO  ROZA  DE  AMPIA>IA 


243 


El  baile  de  la  raposa. 

En  Caravia  y  en  otros  concejos  de  Oriente,  bailcui  el 
baile  de  la  raposa.  Mozas  y  mozos  cogidos  de  la  mano 
forman  rueda,  y  giran  bailando  al  son  del  pandero  toca- 
do por  un  mozo  que  está  en  el  centro  del  círculo.  Y  al 
compás  del  instrumento  cantan: 

i^m^:''  - 

— Tengan  cuidado,  señores, 
la  raposa  está  rabiada; 
alguno  de  estos  majitos 
puede  quedarse  sin  dama. 

Al  final  de  la  copla  se  deshace  la  rueda  y  las  mozas 
corren  de  un  lado  a  otro  riendo  y  gritando;  los  mozos  las 
persiguen  para  cogerlas,  y  el  que  queda  sin  dama,  pasa 
al  centro  del  círculo  que  se  forma  nuevamente,  a  tocar  y 
cantar : 

Tengan  cuidado,  señores... 

Para  que  el  majito  se  quede  sin  dama,  han  de  tomar 
parte  en  el  baile  igual  número  de  mozas  que  mozos,  más 
uno. 

La  geringosa. 

En  Oviedo,  llaman  la  geringosa  a  una  especie  de  bai- 
le que  ejecuta  un  hombre  o  mujer  colocado  en  el  centro 
de  un  círculo  formado  por  personas  de  combos  sexos  sin 
guardar  orden  de  colocación.  Los  cuales  cantan,  acom- 
pañándola con  golpes  de  palmas,  esta  sola  tonada: 

Déjalo  sólo,  sólo,  sólo, 
que  lo  quiero  ver  bailar. 


244      DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:     MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 


saltar  y  brincar 

y  dar  vueltas  al  aire, 

con   la   geringosa  de  un  fraile, 

con  su  geringosa:   (1 ) 

por  lo  bien   que  lo  bailas,  hermosa, 

busca  compaña. 

Salga  usté,  don  José 

que  lo  quiero   ver  bailar... 

El  baile,  cada  uno  lo  ejecuta  a  su  capricho;  con  los 
brazos  en  alto  hace  castañetas  con  los  dedos  y  a  cada  gol- 
pe de  palmas  da  un  salto.  \   cuando  los  cantadores  dicen : 

busca  compaña, 

se  acerca  al  corro  y  elige  a  su  antojo  la  persona  que  ha 
de  sustituirle  pasando  ésta  al  centro  del  círculo  cuando 
canten : 

salga  usté,  don  José. 

Y  cuando  don  José — así  le  apellidan  sea  hombre  o 
mujer — está  en  el  centro,  el  primer  bailador  pasa  a  for- 
mar parte  del  corro  al  oir  cantar: 

déjalo  sólo,   sólo,  sólo... 

Y  así  se  repite  el  juego :  No  he  visto  bailar  la  Jeringo- 
sa,  a  las  personas  mayores,  mas  que  en  Oviedo  (2)  • 


(  I )     Con   su  gerigonza   quiere  decir. 

(2)      En    San    Salvador,    concejo    de    Teverga,    las    niñas    rienen    entre    sus 
juegos  el   de  la  Jeringosa. 

Y    cantan : 

Salga  usted,  señora  Manuela  (aquí  el  nombre  de  la  niña), 
que    la    quiero    ver    bailar 
correr   y  saltar 
y  dar  vueltas   al   aire, 
que    esta    es 
la    jeringosa    del    baile 


AURELIO   DE    LLANO   ROZA   DE.AMPUDIA  245 


El  rcbudíxu. 

Para  bailar  el  rehudixu,  se  colocan  dos  personas — hom- 
bre y  mujer,  o  dos  mujeres — una  al  lado  de  otra,  y  se  en- 
lazan con  un  brazo  por  la  cintura,  dejando  el  otro  caído 
en  posición  natural. 

Y  las  parejas  bailan  marchando  en  todas  direcciones, 
al  son  de  los  cantares  que  les  cantan  varias  personas 
situadas  al  lado  del  baile: 

— cQue  llevas   en  esa   saya, 
que  tanto  vuelo  la  das? 
— Llevo   rosas  y  claveles 
para  el  santo  del  lugar, 
un   poquito   de   sandunga 
mucha  honra  y  nada  más. 
— De  ese  poco  de  sandunga 
dame  la  mano  y  veras. 
— Yo  la  mano  no  la  doy 
que  pecado  es  y  además 
si  me  lo  saben  en  casa 
mis  padres  me  reñirán. 


con   su   jeringosa, 

por    lo    bien    que    lo    bailas    hermosa 

y    siga   bailando 

que    a    es!a    niña 

bien    le   gusta   el    garbo 

y  que   le  acompañe. 

Aquí  la  que  está  en  el  círculo  presenta  la  mano  derecha  a  una  de  las 
niñas  del  corro.  Esta  coge  en  su  mano  izquierda  la  derecha  de  la  otra  niña 
y  dan  unas  vueltas  mientras  las  demás  siguen  cantando  paradas  acompañan- 
do   con   las   palmas: 

Que    la    quiero    ver    bailar,    etc. 

Al   terminar   de  cantar,  la   niña  primera  pasa   al   corro   quedando   la    otra 

en    el   círculo   bailando.   Y  el    juego   se    repite. 

Me   recitó   esta    tonada,  el    4    de    Abril    de    1921,    Doña   Cecilia    García, 

Maestra    Nacional   de    San  Salvador. 


246       DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:     MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMB!tE9 


Cada  poco  tiempo  se  relevan  los  bailadores  y  canta- 
dores pasando  éstos  a  bailar  y  aquéllos  a  cantar. 

Y  cuando  no  hay  quien  cante  "desde  fuera",  cantan 
los  que  bailan. 

El  rebudixu — que  no  parece  muy  antiguo — se  baila  en 
los  pueblos  altos  de  Tineo.  Yo  lo  vi  bailar  en  la  feria  de 
Jera,  el  4  de  Noviembre  de  1 92 1 ,  por  la  noche,  a  las  mo- 
zas que  bajaron  a  la  fiesta.  Las  canciones  son  variadas  y 
la  música  es  muy  bonita. 

El  perlindango. 

Es  un  baile  muy  antiguo  que  bailan  las  viejas  de  Cu- 
dillero.  Y  dicen  que  tomó  su  nombre  de  un  mandil  que 
usaban  antiguamente  con  el  traje  de  fiesta,  las  aldeanas 
de  aquel  concejo.  ' 

Para  bailar  el  perlindango  se  cogen  por  las  manos 
y  giran  formando  rueda  mientras  cantan  la  estrofa.  Y 
se  sueltan  para  cantar  el  estribillo  al  mismo  tiempo  que 
cogen  el  mandil  y  lo  mueven  acompasadamente  de  un  la- 
do a  otro. 

Las  canciones  del  perlindango  son  todas  picarescas. 

ESTROFA 

Piobes   marineros 
tristes  y  afligidos 
les   vuestres  muyeres 
con    otros   maridos. 

ESTRIBILLO 

Perlindango,   dango 
perlindango,   dingo, 
ese  perlindango,   dango, 
tráxoiu  el  mió  Mingo. 


AUREUO  DE   LLANO   ROZA   DE   AMPUDIA  247 


ESTROFA 


Si  vas  al  molino 
la  noche  de  novia, 
mira  no  tropieces 
en  la  talandoria. 

ESTRIBILLO 

Perlindango,  dango, 
perlindango,  dingo, 
ese  perlindango,  dango, 
tráxolu  el  mió  Mingo. 

¡Con  qué  gracia  movía  el  mandil,  la  anciana  que  me 
cantó  el  perlindango  I  (1) 

El  pericote. 

El  pericote  es  un  baile  que  ejecutan  en  Llanes  per- 
sonas de  ambos  sexos,  dispuestos  en  grupos  de  a  tres,  com- 
poniendo cada  grupo  dos  mujeres  y  un  hombre. 

Para  que  el  baile  resulte  bien,  es  conveniente  que  lo 
formen  tres  grupos.  El  número  de  "pasos"  o  figuras  es 
muy  variable;  las  mujeres  apenas  levantan  los  pies  del 
suelo,  parece  que  bailen  sobre  patines.  Y  cuando  hacen 
"la  cadena",  los  hombres  saltan  a  un  tiempo  y  gritan: 
iijujú! 

El  pericote  es  un  baile  muy  varonil,  encanta  el  verlo 
bailar. 

Los  mejores  bailadores  son  de  Llanes,  Poó,  Ranear  y 
Parres,  pueblos  del  concejo  llanisco. 

Y  lo  bailan  al  son  de  un  tambor  y  de  una  pemdercta 


(1)     El    12  de    Marzo  de    1921    me  cantó  el  perlindango   en  CudiUero  Jo- 
sefa Busta,  de  74  año». 


248       DEL    FOLXLORE    ASTURIANO:     MITOS.    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 

acompañado  de  canciones  entonadas  por  las  personas  que 
los  tocan : 

El  pericote  se  baila 
sin  dar  la  vuelta  al  revés, 
pa  que  digan  que  el  majito 
es  un  poquito  cortés. 
¡Válgame,  válgame! 
mió  tiu,  coxu 
rompió    un    pié 
y   después    que    lu    rompió 
lu  llevó  a  Santu  Medé. 

Yo  casóme  con  im  \iey\i 
enterrélu  na  ceniza, 
púsen^e  a  llorar  por  elli 
y   escapóseme  la  risa. 
¡Válgame,   válgame! 
mió  tiu,  coxu 
rompió  un  pié 
y  después  que  lu  rompió 
lu  llevó  a  Santu  Medé. 

El  corri-corri. 


Es  un  baile  que  se  practica  en  el  concejo  de  Cabrales; 
toman  parte  en  él  seis  mujeres  y  un  hombre  llamado  el 
bailín.  El  cual  inicia  el  baile  al  son  de  canciones  acom- 
pañadas de  tambor  y  panderetas. 

Las  mujeres  llevan  en  la  mano  un  ramo  de  laurel  y 
huyen  bailando  delante  del  bailín;  éste  las  persigue,  te- 
jiendo mudanzas,  y  de  pronto  ellas  se  le  acercan,  pero 
cambian  de  pensamiento  y  vuelven  a  huir... 

Este  baile  acaso  sea  uno  de  los  más  antiguos  de  As- 
turias; ya  lo  dije  en  otra  ocasión  (1)  ;  es  un  baile  en  el 


(1)     Véase    el    Libro   de   Carcrvia,   por    Aurelio   de    Llano    Roza    de   Am- 
pudia.  Oviedo,  1919,  pág.  213. 


AURELIO    DE    LLANO    ROZA    DE    AMPUDIA 


249 


cual  deben  de  fijar  su  atención  los  arqueólogos  por  si  pu- 
diera tener  analogía  con  la  célebre  danza  de  Cogul  (1) . 

La  danza  pñma. 

Vamos  echar  una  danza 
al  pié  de  esta  nozaleda, 
a  la  orilla  de  este  río 
quien  tenga  sede,  que  beba. 

y  enlazados  los  danzantes  por  el  dedo  meñique,  forman- 
do rueda  y  girando  lentamente  al  compás  del  canto,  eje- 
cutan la  famosa  danza  prima  asturiana.  La  cual  tiene  un 
origen  muy  antiguo. 

" — Si  alguna  reliquia  de  los  cantos  proto-históricos 
puede  rastrearse,  estará  acaso,  no  en  las  palabras  ni  en  los 
sones  que  se  han  extinguido  hace  muchos  siglos,  sino  en 
los  acompasados  movimientos  de  ciertas  danzas  de  carác- 
ter muy  arcaico,  como  la  llamada  prima  en  Asturias,  que 
sirve  hoy  para  acompañar  a  los  romances  y  otros  géneros 
populares,  pero  que  puede  ser  vestigio  de  costumbres  mu- 
cho más  antiguas"  (2) 

Acerca  del  origen  de  la  danza  prima  se  han  emitido 
varios  juicios.  Unos  dicen  que  se  refiere  a  la  que  describe 
Homero,  tallada  por  Vulcano  en  el  escudo  de  Aquiles. 


(1)  D.  Ceferino  Rocafort  descubrió  en  la  gruta  de  Cogul,  provincia  de 
L  árida  (a)  un  grupo  de  pinturas  rupestres  qui  representan  nueve  mujeres 
bailando  delante  de  un  hombre.  Y  di^e  D.  Marcelino  Menéndez  y  Pelayo 
en  Historia  de  los  Heterodoxos  españoles,  tom.  I,  pág.  150  "que  el  abate 
Bret'il  considera  dichas  pinturas  como  cuaternarias,  y  ve  en  el  grupo  de 
las  nueve  mujeres  un  rito  de  iniciación,  una  danza  o  una  ceremonia  análoga 
destinada  a  celebrar  el   acto  procreador". 

(a)  Rocafort.  Les  pintares  rupestres  de  Cogul.  (En  el  Batlleti  del  Centre 
Excursionista  de  Lleyda,  Octubre  de   1908). 

(2)  Antología  de  poetas  líricos  castellanos,  por  D.  Marcelino  Menéndez 
Pelayo,  tom.  XI,  pág.  50.  Madrid,   1914, 


250       DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:     MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 


¿Y  cómo  era  esta  danza,  la  cual  bailaban  en  Grecia 
mil  años  antes  de  Jesucristo? 

" — Una  danza  después  allí  Vulcano 
talló  artificiosa,  y  semejante 
a  la  que  en  otro  tiempo  en  la  ancha  Creta 
Dédalo  imaginó  para  la  rubia 
Ariadne.  Y  allí  danzar  se  veían, 
unos  y  otros  asidos  de  las  manos, 
tiernas  doncellas  y  ágiles  mancebos... 
en  tirantes  de  plata  suspendidos 
cortos   estoques  de  oro.   Y  unas  veces 
a  la  redonda  er.  anchuroso  cerco 
danzaban  todos  con  ligera   planta 
en  fácil  giro  y  en  acordes  pasos 
así  ¡nritando  la  voluble  rueda 
que  el  alfarero  con  la  mano  agita 
para  que  ruede  en  torno;  y  otras  veces 
en  parejas  bailaban  divididos. 
Y  mucha  gente  la  graciosa  danza 
mirando  estaba,  alegre  y  divertida..."  (1) 

Otros  dicen  que  es  trasunto  fiel  de  la  danza  pírrica 
de  los  griegos;  pero  sin  dar  explicaciones  de  ella. 

" — Los  griegos  concedían  a  la  danza  lugar  muy  dis- 
tinguido entre  las  artes. 

En  medio  de  la  diversidad  de  danzas,  se  distinguía  un 
número  de  tipos  principales  a  los  que  se  referían  todas  las 
diversidades  secundarias.  Había  la  danza  seria,  tranquila, 
religiosa;  luego,  la  dcinza  viva  y  alegre;  por  último  la 
danza  apasionada,  rápida,  arrebatadora;  en  el  drcuna,  es- 
tos tres  tipos  fundamentales  estaban  representados  por  la 
emmelia,  la  cordax  y  la  sicinnis.  En  el  lirismo  propiamen- 


(I)     La   litada.   Traducida    del    griego    al    castellano   por    D,    José    Gómez 
Hennosiüa.   Tom.    II.    Madrid,    1907.    Libro   decimoctavo,    pág.   231. 


AURELIO  PE   LLANO   ROZA   DE   AMPUDIA  251 

te  dicho,  se  llamaban  la  gimnopedia,  la  hiporquema  y  la 
pírrica. 

La  pírrica  y  la  sicinnis  se  parecían  por  su  embriagado- 
ra rapidez,  pero  la  una,  enteramente  guerrera,  no  inspi- 
raba más  que  fieras  pasiones,  y  la  otra,  reservada  al  coro 
del  drama  satírico,  expresaba  una  embriaguez  de  muy 
distinta  naturaleza."  (1) 

También  dicen  que  procede  de  "la  chorea  citada 
por  San  Isidoro  en  las  Etimologías".  La  chorea  o  corea, 
es  una  danza  acompañada  con  canto. 

Y  no  falta  quienes  digan  que  "es  una  parodia  de  par- 
te del  ceremonial  de  los  visigodos." 

El  señor  Aramburu  dice  que  "la  palabra  danza,  pare- 
ce provenir  de  la  voz  celta  dancz,  que  significa  movimien- 
to del  cuerpo,  y  hasta  hay  quien  atribuye  igual  procedencia 
al  calificativo  de  prima,  en  el  que  entra  la  raíz  pra,  herir, 
matar,  siquiera  la  opinión  común  se  limite  a  darle  oriun- 
dez latina,  postreior,  relacionada  simplemente  con  la  anti- 
güedad de  esta  especie  de  baile,  que  revela  abolengo  más 
largo  que  los  demás  bailes  en  uso".  (2) 


(1)  (A.  Croiset.  La  poésie  de  Pinjare,  págs.  65  y  70),  en  la  obra  citada, 
Paul   Girard,    Vida  pública   y  privada  de    los   griegos,  págs.  260-63. 

(2)  Monografía  de  Asturias,  por  Félix  de  Aramburu  y  Zuloaga.  Ovie- 
do,   1899,   pág.   107. 

También  D.  Juan  Menéndez  Pidal  en  Poesía  popular  asturiana,  Madrid, 
1885,  pág.  65,  nota,  dice  que  "la  palabra  danza  se  deriva  de  un  vocablo 
celta,    dancz,    que   significa   movimiento   acompasado   del    cuerpo". 

En  Geografía  romana  de  la  ciudad  de  León,  León,  1866,  pág.  312,  nota, 
dice  el  P.  Fita: 

"Memoria  histórica  de  Lancia  Sublancia,  por  D.  Pedro  Alba,  9-13; 
León,  1865.  No  sólo  son  del  género  arquitectónico  los  restos  que  allí  apa- 
recen, sino  también  de  otras  clases,  en  especial  monedas  y  joyas  preciosísimas 
de  plata  y  oro. 

Nuestro  ilustrado  amigo  D.  Lupercio  Alonso  de  Mansilla  se  halló  allí 
volviendo  de  caza  con  un  vaso  primoroso,  no  recordamos  si  de  metal  o  tierra 
finísima,  en  cuyo  cerco  exterior  estaba  de  bulto  representada  la  célebre 
danza  asturiana". 


252       DEL     FOLKLORE    ASTURIANO:     MITOS,     SUPERSTICIONES,    COSTUNiBRES 

Jovellanos  describe  las  bellezas  de  la  danza  prima, 
de  la  siguiente  manera: 

..." — aunque  las  danzas  de  los  hombres  se  parecen 
en  la  forma  a  las  de  las  mujeres,  hay  entre  unas  y  otras 
ciertas  diferencias  dignas  de  notarse.  Seméjanse  en  unir- 
se todos  los  danzantes  en  rueda,  asidos  de  las  manos,  y 
girar  en  derredor  con  un  movimiento  lento  y  acompasa- 
do, al  son  del  canto,  sin  perder  ni  interrumpir  jamás  el 
sitio  ni  la  forma.  Son  una  especie  de  coreas  a  la  manera 
de  las  danzas  de  los  antiguos  pueblos,  que  prueba  tener 
su  origen  en  los  tiempos  más  remotos  y  anteriores  a  la  in- 
vención de  la  gimnástica.  Pero  cada  sexo  tiene  su  pocMa, 
su  canto  y  sus  movimientos  peculiares,  de  que  es  preciso 
dar  alguna  razón. 

Los  hombres  danzan  al  son  de  un  romance  de  ocho 
sílabas,  cantado  por  alguno  de  los  mozos  que  más  se  se- 
ñalan en  la  comarca  por  su  clara  voz  y  por  su  buena  me- 
moria, y  a  cada  copla  o  cuarteto  del  romance  responde 
todo  el  coro  con  una  especie  de  estrambote  que  consta  de 
dos  solos  versos  o  media  copla.  Los  romances  suelen  ser 
de  guapos  y  valentones,  pero  los  estrambotes  contienen 
alguna  deprecación  a  la  Virgen,  a  Santiago,  San  Pedro 
ú  otro  Santo  famoso  cuyo  nombre  sea  asonante  con  la 
media  rima  general  del  romance. 

Esto  me  hace  presumir  que  tales  danzas  vienen  del 
tiempo  de  la  gentilidad,  que  en  ellas  se  cantarían  enton- 
ces alabanzas  a  los  héroes,  interrumpidas  y  alternadas 
con  himnos  a  los  dioses..." 

De  la  danza  de  las  mujeres  dice: 

" — Su  poesía  se  reduce  a  un  solo  cuarteto  o  copla  de 
ocho  sílabas,  alternando  con  un  largo  estrambote,  o  sea 
estribillo  en  el  mismo  género,  que  se  repite  a  ciertas  y  de- 
terminadas pausas... 


AURELIO  DE    LLANO   ROZA   DE   AMPUDIA  253 

El  objeto  de  esta  poesía  es  ordinariamente  el  amor, 
o  cosa  que  diga  relación  a  él.  Tal  vez  se  mezclan  algunas 
sátiras  o  invectivas,  pero  casi  siempre  alusivas  a  la  misma 
pasión,  pues  ya  se  zahiere  la  inconstancia  de  algún  ga- 
lán, ya  la  presunción  de  alguna  doncella,  ya  el  lujo  de 
unos,  ya  la  nimia  confianza  de  otros  y  cosas  semejantes. 

Lo  más  raro,  y  lo  que  más  que  todo  prueba  la  sencillez 
de  las  costumbres  de  estas  gentes,  es  que  tales  coplas  se 
dirigen  muchas  veces  contra  determinadas  personas;  pues 
aunque  no  siempre  se  las  nombra,  se  las  señala  muy  cla- 
ramente, y  de  forma  que  no  pueda  llevarse  de  la  alaban- 
za o  la  invectiva. 

Los  estribillos  con  que  se  alternan  estas  coplas  son 
una  especie  de  retahila  que  nunca  he  podido  entender;  pe- 
ro siempre  tienen  sus  alusiones  a  los  amores  y  galanteos, 
o  a  los  placeres  y  ocupaciones  de  la  vida  rústica... 

Llevan  la  voz  de  ordinario  tres  o  cuatro  mozas  de  las 
de  más  gallarda  voz  y  figura,  colocadas  al  frente  del 
coro,  y  las  otras  van  repitiendo,  ya  la  mitad  de  la  copla, 
ya  el  estribillo,  a  cuyo  compás  giran  todas  sin  interrup- 
ción sobre  un  mismo  círculo,  pero  con  lentos,  uniformes 
y  bien  acordados  pasos. 

Entretanto  resuena  en  torno  una  dulce  armonía  que 
penetrando  por  aquellos  opacos  y  silenciosos  bosques  no 
puede  oirse  sin  emoción  ni  entusiasmo..."  (1) 

A  nuestra  danza  no  se  le  vé  el  parentesco  con  aque- 
lla de  Homero  donde 

danzaban  todos  con   ligera  planta. 


(1)  Biblioteca  de  autores  españoles,  tom.  L.  Obras  publicadas  e  inéditas 
de  D.  Gaspar  Melchor  Jovellanos.  Colección  hecha  e  ilustrada  por  don 
Cándido  Nocedal,  tom.  II,  Madrid,  1859.  Octava  carta  de  las  dirigidas  a 
D.  Antonio  Ponz,  pág.  238. 


254      DEL    FOLICLORE    ASTURJANO;    MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 

ni  con  la  pírrica  de  "embriagadora  rapidez",  ni  con  nin- 
guna otra. 

Antaño,  la  danza  prima  casi  siempre  acabó  en  pr'  - 
za,  al  grito  de  ¡viva  Pilona!  ¡viva  Ponga!,  i  viva  Ca- 
brales!,  según  el  concejo  a  que  pertenecieran  los  palistas. 

Esto  ha  dado  lugar  a  que  algunos  autores  atribuyeran  a 
la  danza  carácter  guerrero,  mientras  otros,  teniendo  en  cuen- 
ta las  invocaciones  a  la  Virgen  y  a  los  Santos  (que  muchas 
veces  es  el  estribillo  del  romance  que  se  canta)  y  los  tonos 
de  la  música  en  que  se  engarza  el  verso,  parecidos  a  los 
del  canto  litúrgico,  consideran  que  la  danza  tiene  un  origen 
esencialmente  religioso  ( 1 ) . 


(1)  D.  Elduardo  M.  Torner  dice  en  su  Cancionero  musical  de  la  lírica 
popular  asturiana,  Madrid,  1920,  pág.  229,  que  la  danza  prima  "tiene 
probablemnete  un   origen   lifúrgico-cristiano". 

Y  referente  a  las  palizas  que  se  originaban  en  las  danzas,  se  han  dictado 
varias  disposiciones,   entre   ellas  las  siguientes: 

Con  fecha  12  de  Enero  de  1775  el  Regente  de  la  Audiencia  de  Oviedo 
dictó   una   providencia   prohibiendo    las   danzas,   y   añade: 

"Que  en  cualquiera  romería,  afifta  precisamente  uno  de  los  Jueces  del 
concejo,  Jurisdicción  o  Coto  donde  se  celebrase..,  y  no  toleren  que  ninguna 
perfona  de  cualquier  eflado,  fexo  o  condición  que  afifta  a  la  romería,  lleve 
palo,  o  bárgano,  u  otra  arma  ofenfiva,  pena  de  cuatro  ducados  y  quince 
díeis  de  cárcel  por  la  primera  vez,  por  la  fegunda  pena  doblada,  y  por  la 
tercera  que  fe  dará  cuenta  a  la  Sala  para  tomarle  la  providencia  corres- 
pondencia..." Existe  un  ejemplar  de  este  documento  en  mi  archivo,  lega- 
jo  III,   núm.    13. 

Y  en  el  siglo  pasado,  cuando  los  asturianos  se  reuní-a  en  la  Pradera 
del  Corregidor,  cerca  de  la  fuente  de  la  Teja,  para  bailar  la  danza  prima, 
los  vivas  no  eran  dados  a  éste  o  aquél  concejo;  era  el  grito  de  ¡viva 
Asturias!,  contestando  a  los  mozos  de  otras  regiones.  Y  era  tal  el  número 
de  palos  que  repartían  los  astures  entre  aquellos  mozos,  que  el  23  de  Junio 
de  1803  el  rey  Don  Carlos  IV  firmó  un  bando  prohibiendo  bailar  la  danza 
prima   a  los  asturianos   residentes   en   la   Corte. 

El  documento,  que  es  Ley  XVIIl,  título  XIX,  libro  III,  de  la  novísima 
recopilación,  dispone:  "Por  haberse  notado  que  los  asturianos...  se  juntan 
en  quadrillas  con  palos  o  estacones  a  baylar  la  danza  prima  en  el  prado 
que  llaman  del  Corregidor,  inmediato  a  la  Fuente  de  la  Teja,  de  que 
resultan  quimeras,  alborotos  y  otros  escándalos:  se  prohibe  que  en  cualquier 
día  o  noche  se  junten  en  quadrilla  los  asturianos  u  otras  personas  con 
palos  o  sin  ellos,  así  en  el  citado  prado  del  Corregidor  como  en  otro  paraje 
de  las  afueras  de  esta  Corte  con  el  motivo  de  tener  el   bayle  de  la  danza 


AURELIO  DE  LLANO  ROZA  DE  AMPUDIA 


255 


Algunas  veces  las  mujeres  formaban  su  danza  se- 
parada de  la  de  los  hombres;  pero  otras,  para  mayor 
regocijo,  se  hacía  la  deinza  en  doble  rueda:  deniro  de 
la  de  los  hombres  se  formaba  la  de  las  mujeres.  Y  toda- 
vía los  niños  de  ambos  sexos,  por  juego,  formábamos 
otra  danza  dentro  de  la  de  las  mujeres. 

Y  de  esta  manera  de  danzar  en  doble  rueda,  aíg;.:- 
nos,  han  intentado  sacar  consecuencias  que  carece-i  de 
fundamento.  Las  mujeres  danzaban  a  parte  porque  los 
curas  les  prohibían  danzar  mezcladas  con  los  hombres. 

Esta  prohibición  la  he  visto  yo  en  mi  aldea.  Pero  ade- 
más, lo  dice  el  Sr.  Castor  Caunedo  en  Álbum  de  un  viaje 
por  Asturias.  Oviedo  1858. 

Recuerdo  que  en  Caravia,  (1)  y  en  los  demás  con- 
cejos de  la  provincia  ocurría  lo  mismo,  poco  antes  de 
finalizar  la  danza,  las  mujeres  entonaban  canciones  de 
pique,  las  cuales  eran  un  conjunto  de  indirectas  que  enar- 
decían los  ánimos  de  los  hombres,  y  empezaban  los  vivas 
y  mueras  a  Caravia,  Pilona,  Colunga,  Parres  y  Riba- 
desella,  dados  por  los  mozos  de  estos  pueblos  al  mismo 
tiempo  que  cantaban: 


prima  ni  otro  alguno,  ni  susciten  quimeras  o  quesriones,  formando  bandos 
en  defensa  de  sus  concejos  ni  sobre  otro  asunto;  pena  de  que  aquel  que 
contraviniere  se  le  destinará  irremisiblemente  a  uno  de  los  presidios  de 
África  por  seis  años  y  se  le  tratará  como  perturbador  de  la  tranquidad 
pública". 

En  el  artículo  4°  de  las  Ordenanzas  municipales  de  Oviedo,  de  1814,  «e 
lee  lo  siguiente:  "Para  evitar  todo  motivo  de  disgusto  que  perturbe  el  sosiego 
y  tranquilidad  que  todos  deben  apetecer,  se  prohibe  a  toda  persona  que 
asista  a  la  danza-prima,  usada  en  los  días  festivos  y  en  las  romerías,  llevar 
palo  u  otra  cualquiera  arma  ofensiva. 

Los  que  quieran  aprovecharse  de  esta  diversión,  depositarán  sus  palos  en 
las  casas  inmediatas  o  en  un  sitio  proporcionado  delante  de  la  rueda  o  del 
concurso  de  las  gentes  baxo  la  pena  de  seis  reales  por  cada  vez  que  con- 
traviniesen, además  de  quedar  sujetos  a  la  sumaria  que  se  formará  por  la 
autoridad   competente  cuando  el  caso   lo   requiera". 

(I)  En  mi  aldea  recorríamos  el  pueblo  con  la  danza  desplegada  en  ala 
para    ir   dejando   los   vecinos   en  sus    casas   o  para  hacerlos  salir   a   danzar. 


256       DEL     FOLiCLORE    ASTURIANO:     MITOS,     SUPERSTICIONES,     COSTUMBRES 

— ¡Válgame  el  Sr.  San  Pedro! 
El  que  quiera  llevar  palos 
salga  del  corro  ligero, 
traigo  un  palo  de   avellano 
mientras  que  dure  no  hay  miedo. 


y  contestaban  las  mujeres: 

¡Trae  un  palo  de  avellano 
mientras  que  dure  no  hay  miedo! 

ELLOS 

¡Válgame  el  Sr.  San  Pedro! 
Contra  el  palo  de  avellano 
pongo  yo  el  mío  de  acebo. 

ELLAS 

¡Contra  el  palo  de  avellano 
ponen  el  suyo  de  acebo! 

Y  en  medio  de  fuertes  ijujús,  empujaban  sobre  los 
costados  descomponiendo  la  danza  hacia  el  lado  más  flo- 
jo dando  esto  lugar  a  tremendas  palizas  entre  los  mozos 
de  unos  y  otros  pueblos.  Y  peleaban  confiados  en  c/je 
a  nadie  se  le  ocurriría  emplear  otra  arma  que  el  palo. 

Antaño  se  organizaban  danzas  grandísimas;  dice  Don 
Benito  Pérez,  que  "el  día  14  de  Septiembre  de  1819, 
presenció  en  Candas  una  danza  de  más  de  quinientos  mo- 
zos con  otra  dentro  de  mozas."  (1) 

Hoy,  las  mejores  danzas  en  las  cuales  toman  parte 
hombres  y  mujeres  unidos,  se  bailan  en  Llanes  durante 
las  fiestas  de  la  Magdalena,  San  Roque  y  Santa  Mari- 


(1)  El  Romancero  de  Riego,  por  D.  Benito  Pérez,  llamado  el  Bolánico 
de  Oviedo,  publicado  por  D.  Miguel  Riego,  Canónigo  de  la  Catedral  ove- 
tense.  En   Londres,  por  Carlos   Wood,    1849. 


AURELIO  DE   LLANO   ROZA   DE   AMPUDIA  257 

na ;  en  Pola  de  Siero  el  día  del  Carmen ;  en  Mieres  el  día 
de  San  Juan,  y  en  Cudillero  el  día  de  San  Pedro,  acom- 
pañadas como  siempre,  de  romances  entre  los  cuales  figu- 
ra el  de  El  galán  de  esta  villa. 

— ¡Ay!  un  galán  de  esta  villa, 
¡ay!  un  galán  de  esta  casa, 
¡ay!  él  por  aquí  venía, 
¡ay!  él  por  aquí  pasaba, 
¡ay!   diga  lo  que  él  quería, 
¡ay!  diga  lo  que  él  buscaba, 
— ¡Ay!  busco  la  blanca  niña, 
¡ay!  busco  la  niña  blanca, 
que   tiene   voz   delgadina, 
que  tiene  la  voz  delgada: 
la  que  el  cabello  tejía, 
la   que  el  cabello  trenzaba. 

— ¡Ay!    c trenzadicos  traía? 
¡ay!    ¿trenzadicos   llevaba? 
¡Ay!  que  non  l'hay  n'esta  villa, 
¡ay!  que  non  l'hay  n'esta  casa 
si  non  era  una  mi  prima, 
si  non  era  una  mi  hermana, 
¡ay!  de  mi  marido  pedida, 
¡ay!   de  mi  marido  velada... 
¡Ay!  bien  qu'ora  la  castiga, 
¡ay!  bien   que  la  castigaba, 
¡ay!  con  varas  las  d'oliva, 
¡ay!  con  varas  las  de  malva! 
Es  la  causa  otra  su  amiga, 
es  la  causa  otra  su  amada 
que  la  tien  allá  en  Sevilla 
que  la  tién  allá  en  Granada... 
— ¡Ay!  diga  a  la  blanca  niña, 
¡ay!  diga  a  la  niña  blanca, 
¡ay!  que  su  amante  la  espera, 
¡ay!  que  su  amante  la  aguarda 
al  pié  d'una  fuente  fría, 
al  pié  d'una  fuente  clara 
que  por  el  río  corría. 


258       DEL     FOLKLORE    ASTURIANO:     MITOS,     SUPERSTICIONES,     COSTUMBRES 

que  por  el  río  manaba, 
donde  canta  la  culebra, 
donde  ia  culebra  canta. 

Por  arriba  d'una  peña, 
por  arriba  d'una  mata, 
donde  canta  la  culebra, 
donde    la    culebra    canta, 
vi  venir  una  doncella: 
es  hija  del  Rey  d' Arabia. 
¡Ay!  llegó  a  la  fuente  fría 
¡ay!    llegó  a  la   fuente   clara... 

Ya  su  buen  amor  venía, 
ya  su  buen  amor  llegaba 
por  sobre  la  verde  oliva 
por  sobre  la  verde  rama; 
por  don  d'ora  el  sol  salía, 
por  don  d'ora  el  sol  rayaba, 
¡ay!   mañana  la  tan  fría, 
¡ay!   mañana  la  tan  clara. 
¡Ay!  Antonio  se  decía, 
¡ay!   Antonio  se   llamaba; 
a  su  cuello  una  medida, 
a  su  cuello  una  esmeralda. 
Perdiérala  entre  la  yerba, 
perdiérala  entre  la  rama. 
Hallárala  una  doncella, 
hallárala  una  zagala, 
la   qu'el   cabello   tejía, 
la  qu'el  cabello  trenzaba. 
¡Ay!    agua  la  depedía, 
¡Ay!  agua  la  demandaba, 
¡ay!  agua  de  fuente  fría, 
¡ay!  agua  de  fuente  clara. 

¡Ay!  lo  que  allí  le  decía! 
¡Ay!  lo  que  allí  le  f alaba! 
y  celos  le  depedía, 
y  celos  la  demcindaba: 

— ¡Ay!  la  vinaja  dorida... 


AURELIO   DE    LLANO   ROZA   DE    AMPUDIA  259 

¡ay!    la  vinaja  dorada... 

— ¡Ay!   trájola  de  Sevilla, 
¡ay!   trájola  de  Granada, 
¡  ay !  de  mano  de  su  amiga, 
¡ay!  de  mano  de  su  amada. 

— ¡Ay!  yo  te  la  mercaría, 
¡ay!  que  yo  te  la  mercaba, 
¡ay!  más  galana  y  pulida, 
¡ay!  más  pulida  y  galana, 
¡ay!  si  quiés  mi  compañía, 
¡ay!  si  quiés  la  mi  compaña. 

— ¡Ay!  si,  por  el  alma  mía, 
¡ay!   si,  por  la  vuestra  alma; 
¡ay!  qu'él  que  me  dio  la  cinta, 
¡ay!   qu'él  que  me  dio  la  saya, 
¡ay!  non  quier  que  yo  la  vista, 
¡  ay !  non  quier  que  yo  la  traiga : 
¡ay!  quier  que  la  ponga  en  rima, 
¡ay!   quier  que  la  ponga  en  vara; 
la  quier  para  otra  su  amiga, 
la  quier  para  otra  su  amada 
que  la  tien  allá  en  Sevilla, 
que  la  tien  allá  en  Granada... 

¡Ay!    cantaba  la  culebra, 
¡ay!    la  culebra   cantaba! 
¡ay!  voz  tiene  de  doncella  I 
¡ay!   voz  tiene  de  galana!... 

— ¡Ay!  padre,  le  tengo  en  vida, 
¡ay!   padre,  le  tengo  en  casal 
únvieme  a  la  romería, 
únvieme  a  la  Roma  Santa 
con  el  que  yo  más  quería, 
con  el  que  yo  más  amaba. 
¡Ay!    Antonio  se  decía, 
¡ay!    Antonio  se  llamaba; 
aquél  qu'andaba  en  la  guerra, 
aquél  qu'en  la   guerra  andaba 
con  espada  y  con  rodela. 


260      DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:     MITOS,    SUPERSTICIONES.    COSTUMBRES 

con  rodela  y  con  espada! 
El  se  fuera  y  non  venía, 
el  se  fuera  y  non  tornaba; 
muy  tiernas   cartas  m'envía, 
tiernas  cartas   m'enviaba: 

— Non  te  me  cases,  mi  vida, 
non  te  me  cases,  mi  alma; 
presto  será  mi  venida, 
preste^  será  mi  tornada. . . " 
¡Ay!   fuese  a  la  romería, 
¡ay!  fuese  a  la  Roma  Santa 
con  el  que   ella  más  quería 
con  el  que  ella  más  amaba... 

¡Ay!  la  niña  estaba  encinta, 
¡ay!    la  niña  encinta  estaba. 
¡Ay!  llegáronse  a  la  ermita, 
¡ay!  llegáronse  a  la  sala, 
¡ay!  donde  el  abad  diz  misa, 
¡ay!   donde  el  abad  misaba; 
¡ay!   misaba  en  la  montiña, 
¡ay!  misaba  en  la  montaña: 
¡ay!  el  molacin  l'audiba, 
¡ay!  el  molacin  l'audaba, 

¡Ay!   ^'ueltas   las   que  darían, 
¡Ay!  vueltas  las  que  le  daban 
a  redores  de  la  ermita, 
a  redores  de  la  sala; 
¡ay!  que  el  parto  le  venía, 
¡ay!  que  el  parto  le  llegaba. 

— ¡Santa  María  es  mi  madrinal 
¡Santa  María  es  mi  abogada! 
Un  niño  en  brazos  traía, 
un  niño  en  brazos  llevaba; 
Jesucristo  le  decía, 
Jesucristo  le  llamaba. 

El  niño  rosas  traía, 
el  niño  rosas  llevaba, 
cuatro  o  cinco  en  una  pina. 


AURELIO   DE    LLANO    ROZA   DE   AMPUDIA  261 

cuatro  o  cinco  en  una  caña. 

— De  la  caña  más  florida, 
de  la  caña  más  granada, 
¡ay!    dale  a  la  blanca  niña, 
¡ay!   dale  a  la  niña  blanca; 
¡ay!    pues  ella  estaba  encinta 
¡ay!   pues   ella  encinta  estaba. 
¡Ay!  parió  una  blanca  niña, 
¡ay!   parió  una  niña  blanca; 
bautizóla  en  agua  fría, 
bautizóla  en  agua  clara; 
púsole  en  nombre  Rosina, 
púsole   en    nombre    Rosaura; 
qu'el  niño  rosas  traía, 
qu'el  niño  rosas  llevaba... 

¡Ay!  mandara  el  Rey  prenderla 
¡ay!  mandara  el  Rey  prmdarla; 
en  cadenillas  meterla, 
y  en  cadenillas  echarla; 
¡ay!  arriba  en  l'alta  mena, 
¡ay!  arriba  en  la  mena  alta: 
quier  que  le  sirva  a  la  mesa, 
quier  que  le  sirva  a  la  tabla, 
¡ay!  con  la  taza  francesva, 
¡ay!   con  la  francesa  taza: 
que  file  paños  de  seda, 
que  file  paños  d' Holanda, 
con  rueca  la  de  madera, 
con  rueca  la  de  su  casa; 
los  que  filaba  la  Reina, 
los  que  filaba  la  Infanta 
¡ay!  con  el  tortóriu  d'oro, 
co  '1  tortóriu  de  esmeralda. 
¡Ay!  tortóriu  trae  de  piedra; 
¡ay!  tortóriu,  fusu  y  aspa! 
Llabra  en  él  la  seda  fina 
Habrá  en  él  la  seda  clara; 
¡ay!  al  Rey  le  fay  camisa. 


262      DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:     MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 

¡ay!   al  Rey  la  fay  delgada, 
¡ay!   del  oro  engordonida, 
¡ay!   del  oro  engordonada  (1). 


(1)  Véaie  el  Cancionero  musical  de  la  lírica  popular  oiluriana,  pon 
Eduardo  M.  Torner.   Madrid,    1920. 

Dice  Menéndez  y  Pelayo  en  Antología  de  poelas  líricos  castellanos, 
Ma 'rid,  19*^3,  pág.  111,  "que  el  famoso  romance  asturiano  de  El  galán 
de  esla  villa  no  parece  que  su   letra  sea  muy  antigua. 


GRATITUD 


Termino  de  escribir  este  libro  rindiendo  mi  tributo  de 
gratitud  a  las  muchísimas  personas  de  todas  las  clases 
sociales,  que,  desde  un  extremo  a  otro  de  la  provincia, 
han  contribuido,  con  verdadero  interés,  a  que  yo  llevara 
a  cabo  mis  investigaciones  folklóricas,  diciéndome  cuan- 
to sabían  acerca  de  estas  cosas.  Reciban  todas  mi  profun- 
do reconocimiento. 


Nombres  y  edades  de  las  personas  que  me  han  narrado  las 
leyendas  contenidas  en  este  libro,  pueblo  de  su  residen- 
cia y  fecha  en  que  me  las  narraron  (1). 

Leyendas  del  Nubcru. 

1 . — Aurelio  de  Llano  Roza  de  Ampudia,  de  49  años,  de  Ca- 
ravia,  habitante  en  Oviedo,  oyó  la  leyenda  en  Caravia  y  en  Sárdeo, 
concejo  de  Ribadesella,  en  su  niñez. 

2. — Ramón  Pando  Caso  (a)  Cano,  de  66  años,  de  Caravia,  27 
de  Julio  de  1916. 

3. — Pedro  Bernardo,  de  46  años,  de  Villanueva  de  Tever- 
ga,  24   de  Marzo  de    1921. 

4. — Pedro  Villoria,  de  71  años,  de  Folguera  de  Riosa,  24 
de  Octubre  de   1921. 


(1)  Nota  importante:  Estas  personas,  y  todas  las  que  figuran  en  las 
páginas  de  este  libro,  afirman  no  haber  oído  ahora,  ni  a  sus  antepasados, 
hablar  del  Busgoso,  los  Espumeros,  les  Ventolines  y  las  Lavanderas.  Ig:ual 
afirmación    me    han    hecho    cuantos    ancianos    interrogué    en    todo    Asturias. 


264      DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:     MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMBRES 

5. — Gumersinda  López,  de  17  años,  de  Otriello,  concejo  de 
Mande,   15  de  Marzo  de  1921. 

6-7. — Alfonso  Martínez,  de  84  años,  de  Belmonte,  21  de 
Junio  de   1921. 

8. — Francisco  Peláez,  de  64  años,  de  Vidiago,  concejo  de 
Llanes,  11  de  Febrero  de  1921. 

Leyendas  de  las  Xanas 

1 . — Benigna  Sánchez,  de  26  años,  de  Cardo,  concejo  de 
Gozón,    16    de    Marzo   de    1921. 

2. — Antonia  Fernández,  de  60  años,  de  Fitoria,  consejo  de 
Oviedo,  25  de  Enero  de   1921. 

3. — Elisa  Dosal,  de  65  años,  de  Vidiago,  concejo  de  Llanes, 
9  de  Febrero  de  1921. 

4. — Doña  María  Toyo,  Maestra  Nacional,  de  40  años,  de 
Libardón,  concejo  de  Colunga,  2  de  Septiembre  de  1918. 

5. — María  Martínez,  de  78  años,  de  la  Vita,  concejo  de 
Arriondas,  5  de  Agosto  de  1919. 

6-7. — María  Alvarez,  de  60  años,  de  la  Cruz  de  Naran- 
co,  concejo  de  Oviedo,   15  de  Marzo  de  1921. 

8. — Teresa  Cueto,  de  50  años,  de  Valle  del  Moru,  concejo 
de  Ponga,  5  de  Septiembre  de  1920. 

9. — Manuel  Bueno,  de  60  años,  de  Libardón,  concejo  de 
Colunga,  28  de  Agosto  de   1919. 

10. — Claudio  Liada,  de  50  años,  de  Colunga,  20  de  Agosto 
de   1921. 

1  1 . — Benito  Capellín,  de  80  años,  de  Libardón,  concejo  de 
Colunga,  28  de  Agosto  de  1918. 

12. — Teresa  Cueto,  de  50  años,  de  Valle  del  Moru,  conce- 
jo de  Ponga,  5  de  Septiembre  de   1 920. 

1 3. — Rosina  Pire,  de  85  años,  y  Evaristo  Flórez,  de  65 
años,  de  Muros  de  Pravia,  5  de  Noviembre  de  1920. 

Leyendas  del  Trasgu. 

1. — Doña  Constanza  Uncal,  de  74  años,  de  Caravia,  20  de 
Agosto  de  1916. 

2. — ^Amalia  Bada  Sánchez,  de  27  años,  de  Caravia,  5  de 
Septiembre  de   1917. 


AURELIO  DE  LLANO  ROZA  DE  AMPUDIA  265 

Leyendas  del  Diablo  burlón. 

1 . — Doña  Constanza  Uncal,  de  74  años,  de  Caravia,  20 
de  Agosto  de  1916. 

2. — Ramona  García  (a)  la  Xana,  de  80  años,  de  La  Are- 
na, concejo  de  Soto  del  Barco,  2  de  Julio  de  1921. 

3. — Benita  García,  de  72  años,  de  Caxidi  Cangas  de  Onís, 
6  de  Marzo  de   1921. 

4. — Emilio  Almoño,  de  29  años,  de  Celón,  concejo  de 
Allande,  7  de  Noviembre  de   1921. 

5. — Señorita  Blanco,  de  25  años,  de  Teverga,  4  de  Abril 
de  1921. 

6. — Magdalena  Flórez,  de  50  años,  de  Saliencia,  concejo 
de  Somiedo,  6  de  Abril  de  1 92 1 . 

Leyendas  de  la  Gücstia. 

1. — Engracia  Alvarez,  de  65  años,  de  Abiegos,  concejo 
de  Ponga,  9  de  Septiembre  de  1920. 

2. — Pedro  Villoría,  de  71  años,  de  Felguera,  concejo  de 
Riosa,  24  de  Octubre  de  1921. 

3. — Fernanda  Torre,  de  74  años,  de  Cudillero,  13  de  Mar- 
zo de  1921. 

4. — Dorotea  Fernández,  de  50  años,  de  Llerices,  concejo  de 
Cangas  de  Onís,  9  de  Marzo  de  1 92 1 . 

5. — Doña  María  Toyos,  de  42  años.  Maestra  Nacional,  de 
Libardón,  concejo  de  Colunga,  3  de  Enero  de   1920. 

6. — Ensebio  Fernández,  de  89  años,  y  su  hija  Dorotea,  de  50 
años,  de  Llerices,  concejo  de  Cangas  de  Onís,  9  de  Marzo  de  1 92 1 . 

7. — Generosa  García,  de  55  años,  de  Villanueva  de  Te- 
verga,  24  de  Marzo  de   1921. 

8. — Benito  Pasarin,  de  35  años,  de  Riello,  concejo  de  Te- 
verga,  23  de  Marzo  de   1920. 

Leyendas  de  encantos. 

1. — Doña  Constanza  Uncal,  de   74  años,  de  Caravia,   3   de 
Septiembre  de   1916. 

2. — ^Aurelio  de  Llano  Roza  de  Ampudia,  de  49  años,  de 
Caravia.  Habitante  en  Oviedo.  Oyó  la  leyenda  en  Caravia  y  en 
la  Isla  de  Colunga,  cuando  era  niño. 


266       DEL    FOLKLORE    ASTURIANO:     MITOS,    SUPERSTICIONES,    COSTUMERES 

3. — Benito  Capellín,  de  80  años,  de  Libardón,  concejo  de 
Counga,  29  de  Agosto  de  1918. 

4. — Basilio  Alba,  de  78  años,  de  Aguinos,  concejo 
de  Somiedo,  23  de  Junio  de   1921. 

5. — Manuel  Vallejo  García,  de  40  años,  de  Vidiago,  con- 
cejo de  Llanes,   1  1    de  Febrero  de   1 92 1 , 

6. — Andrea  Reguera,  de  42  años,  de  Cobielles,  concejo  de 
Cangas  de  Onís,  7  de  Marzo  de  1921. 

7. — María  Alvarez,  de  60  años,  de  Namaco-Oviedo,  16  de 
Marzo  de    1921. 

8. — Teresa  Cueto,  de  50  años,  de  Valle  del  Moru,  con- 
cejo de  Ponga,  5  de  Septiembre  de  1 920. 

9. — Alonso  González,,  de  60  años,  de  Cobielles,  concejo  de 
Cangas  de  Onís,  7  de  Marzo  de  1921. 

1 0. — Tresa  Monje,  de  44  años,  de  Llerices,  concejo  de 
Cangas  de  Onís,  9  de  Marzo  de  1921. 

1  1 . — Clotilde  Simón,  de  74  años,  de  Campo  de  Caso,  1 6 
de   Octubre  de    1921. 

12. — Primitivo  Iglesias,  de  66  años,  de  Faro,  concejo  de 
Oviedo,  27  de   Marzo  de    1921. 

1  3. — Pedro  Muñiz,  de  69  años,  de  San  Martín  de  Luiña, 
concejo  de  Cudillero,  1 4  de  Marzo  de  1 92 1 . 

1 4. — Benita  García,  de  72  años,  de  Caxidi,  Cangas  de  Onís, 
6  de  Marzo  de  1920. 

15. — Enriqueta  Uncal,  de  48  años,  de  Caravia,  28  de  Ju- 
lio de  1917. 

1 6. — Fernanda  Torre,  de  75  años,  de  Cudillero,  1 3  de 
Marzo  de  1921. 

1 7. — Basilio  Alba,  de  78  años,  de  Aguinos,  concejo  de 
Somiedo,  23  de  Junio  de   1921. 

Los  aparecidos  y  algunas  de  sus  leyendas. 

1 . — Manuela  Alvarez,  de  70  años,  de  Coañana,  concejo  de 
Quirós,   28  de  Octubre  de   1921. 

2. — Señorita  Amalia  Villar  Escanden,  de  20  años,  de  Vi- 
diago, concejo  de  Llanes,    1  6  de  Febrero  de   1 92 1 . 

3. — José  García,  de  52  años,  de  Berducedo,  concejo  de 
Allande,  7  de  Noviembre  de  1 92 1 . 

4. — Clotilde  Simón,  de  74  años,  de  Campo  de  Caso,  16  de 
Octubre  de  1921. 


GLOSARIO 


DE    LAS 

PALABRAS    BABLE    EMPLEADAS    POR    MI    EN 
ESTE    LIBRO 


Acallantar Acallar. 

Agüeyar Aojar. 

Aniar    Mecer  la  cuna. 

Aníroiro  Antruejo. 

Antroxo    Aníroiro. 

Anzuela Llantén. 

Aviesu    Al  revés,  puesto  al  contrario. 

Arzolín    Orzuelo. 

Banzal  Cajón  de  madera  unido  al  fra^ón  del  mo- 
lino para  recibir  la  harina  al  ser  des- 
pedida por  la  muela. 

Bárgano    Palo  grueso. 

Biesca Bosque  muy  espeso,  formado  en  el  monte. 

Bolera El  campo  donde  se  juega  a  los  bolos.  Las 

bolas  con  que  se  juega. 

Borona    Pan  de  maíz. 

Cadexu    ,.r.  .       Cadejo. 

Calamiy^eres    Cadena  que  pende  del  lórzanu  y  sirve  para 

sostener  sobre  el  fuego  potes  y  cal- 
deras. 

CaJcái    .  . Calcarle. 


Carrillu  . 
Carriones 
Carru  .  . 
Cercu  .  . 
Ciebu  .  .  . 
Concey^ar 


¡Carrillo. 
Roscas  de  pan. 
Carro. 

Circunferencia. 
Cuña. 

Reunión  de  vecinos  que  conversan  fami- 
liarmente. 


268 GLOSARIO 

Copitu .       Remate.  1  .*  acepción. 

Condes .  .       Abarcas. 

Cotolla Argoma. 

Cotollal Argomal. 

Críu    Niño. 

Cuacada .       Cuajada. 

Cuerri    - Corre. 

Cuerna    Cajoncito  que  movido  por  la  citóla  ceba 

la  muela  del  molino. 

Cuña Especie  de  artesa  tejida  de  varéis,  la  cuéJ 

se  fija  sobre  el  llar  en  el  mismo  pla- 
no que  el  desván  y  en  ella  se  ponen 
castañas  para  que  curen  al  humo. 

Chabasqueiru Barrendero. 

Chifla    Especie  de  flauta. 

Desenduvillar  .  , ,.■      Desovillar. 

Dexar    Dejar. 

E    Es. 

Ende Ahí. 

Enduvillar Ovillar. 

Enf  ornar Enhornar. 

EnoUar    Aojar. 

Escaecer    Olvidar  <  1 ) . 

Esclarón  de  truena    .  .  .       Relámpago. 

Esconxurar    Conjurar. 

Escouguido    Riflar. 

Esculinos Niños  que  van  a  la  escuela. 

Esjo'^ar ,      Deshojar  las  panojas. 

Esfo^aza Reunión  de  personas  para  deshojar  las 

panojas. 

Esgarrapeiau    Roto. 

Espernexar Agitar  las  piernas  con  violencia  estando 

tendido  en  el  suelo  o  en  otro  sitio 
cualquiera. 


(1)  Esta  voz,  en  el  Glosario  del  Cancionero,  de  Baena,  quizá  no  está  bien 
interpretada;  en  la  pág.  558  dice:  "Es  la  primera  que  Dios  no  escaece,"  Y 
en  el   Glosario:   " Escaecer  =  C&er  en  falta,   faltar." 

Es  la  primera  que  Dios  no  olvida,  querrá  decir  el   verso. 


GLOSARIO 269 

Espetera .  .  .  .       Sitio  de  la  parea  donde  se  cuelgan  los 

utensilios  de  la  cocina,  en  la  misma. 

Estaba Tajo. 

Esielau    Embelesado  mirando  una  cosa  o  persona. 

Esviar Desviar. 

Fame Hambre. 

Fárdela   Saco  pequeñito. 

Fa^uela  Tortas  fritas  compuestas  de  pasta  de  ha- 
rina fermentada,  leche  y  azúcar,  que 
se  comen  como  extraordinario  el  día 
de  Carnaval. 

Fíu   Hijo. 

Figal  ,. Higuera. 

Figu    Higo. 

Fila Reunión  de  mujeres  que  se  celebra  en  las 

noches  de  invierno  para  hilar. 

Filar Hilar. 

Foguera Hoguera. 

Follicu Saco  hecho  de  piel  de  oveja  o  de  cabra, 

el  cual  se  usa  para  echar  grano  y  harina. 

Fomau    Hornada. 

Fornica Especie  de  hornacina  construida  detrás  del 

llar  en  el  macizo  de  la  pared;  !¡r\'e  para 
recoger  en  ella  la  ceniza  útil  para  blan- 
quear la  ropa  en  la  colada. 

Frayón Solera  sobre  la  cual  gira  la  muela  del 

molino. 

Fueu    Fuego. 

Fusu Huso. 

Cafa Fiera.  Ponzoñosa. 

Gafetes Ponzoña. 

Canciu    Zarzaparrilla. 

Carmayeira    Calami^eres. 

Guindaste    Tórzanu. 

Cubeta Agujeta. 

Ingrieníu,    ta    AI  rojo. 

Jargayada    Carcajada. 

Lladrón Ladrón. 

Llamuerga Cenagal. 


270 


Llana Lana. 

Llena    Leña. 

Llicios ,  .  .  ...  .       Dos  piezas  del  telar. 

LUnu Lino. 

Llugarín    Diminutivo  de  lugar. 

Lluna  , Luna. 

Magostar Asar  castañas  en  una  foguera  en  el  campo. 

Magüestu    Acto  de   magostar. 

Maneen Haz  de  paja. 

Mazorga .       Husada  o  porción  de  lino  hilado  que  cabe 

en    el   huso. 

Mayar Machacar. 

Mecer Ordeñar. 

Mesar Sacar  con  los  dedos  las  fibras  del  copo 

de  lino  cuando  se  está  hilando.  Arran- 
car la  hierba  seca  de  la  pila.  Tirarse 
dos  mujeres  del  pelo. 

Miriar Estar  el  ganado  en  el  mosquil. 

Mió    ..'..*."..'.'..*.".."....*.".".      Mi. 

Molinada Reunión  de  personas  que  pasan  la  noche 

en  el  molino  divirtiéndose  mientras  ha- 
cen la  molienda. 

Morra Res  sin  cuernos. 

Morrió    Murió. 

Mosquil   Sitio  donde  se  reúne  el  ganado  para  mi' 

riar,  o  sea  para  librarse  de  las  moscas. 

Múria Pared  de  piedra  construida  sm  mortero. 

Nación    Animal  de  cría. 

Nena Niño. 

Nubla   Niebla. 

Oru Oro. 

Patines    Piernecitas. 

Paxu Cesta  plana  de  unos   sesenta  a  ochenta 

centímetros  de  diámetro,  construida 
con  varas  sin  pulir. 

Pelosu,  sa Tener  el  pelo  muy  largo  y  abundante. 

Pellovios Sitio  donde  cae  el  agua  de  las  tejas  del 

tejado. 

Pical Copitu 


271 


Pinto    Pintojo. 

Pitos    Pollos. 

Rabadal    Espinazo  y  rabadilla. 

Rancer    Susurrar.  Tercera  acepción. 

Redoviellu  Rodólo. 

Resquiebra    Resquebrajadura. 

Relinchar    Riflar. 

Restiellar Cardar. 

Resuella    Rastrillo.  Primera  acepción. 

Riestru Especie  de  cojín  formado  con  las  ris- 
tras después  de  quitarles  las  panojas. 

Riscar  el  alba Amanecer  o  rayar  el  día 

Riflar Gritar  ¡  Ijujú!. 

Rocada Porción  de  lino  que  ponen  en  la  rueca 

para  hilarlo. 

Rodalo Raedera.  Primera  acepción.  Pero  se  em- 
plea para  sacar  castañas  del  horno,  ce- 
niza, etc. 

Ronquiella Carraca. 

Roquera    Rocadero  3.^  acepción. 

Rosada    Rocío. 

Roza Sitio  poblado  de  argoma. 

Rozu    Argoma. 

Sacabera    Salamandra. 

Sallar Sachar. 

Sardu,  da Cuña. 

Tarabica Citóla  del  molino. 

Tarmudo    Lozano. 

Ta])uela     Tajuela. 

Tchanuda    Lanuda.  Tch.  =  Ll.  en  Occidente. 

Tenebraria    Vela  que  ardió  algún  tiempo  en  el  tene- 

brario. 

Tercian Inclinado  o  torcido  hacia  un   lado. 

Tendal     Tendido.  Tercera    acepción. 

Tórzanu    Pescante  que  montado  en  la  pared  gira 

sobre  el  llar. 

Tos    Tus. 

Tocha    Chocho.  Y  fam.  Lelo.  Tonto. 

Traviesa    Travieso. 


272 


Trubiecu  Cuna. 

Tueru   Tronco.  Troncho. 

Turulla   Bocina  de  cuerno. 

Tu^u  Tuyo. 

Ufrir    '^cto  de  presentar  la  oferta  delante  del 

altar. 

Unes    Unas. 

Vaqueim    Vaquero. 

Veloriu Reunión  de  personas  que  asisten  por  la 

noche  a  un  difunto. 

Vie^'ma Viejecita. 

Xorrascu    Palo  de  xorrascar. 

Xorrascar Repartir   el    fuego    en   el   horno   con   el 

Xorrascu. 

Xurradoiro Xorrascu. 

Zapica Vasija    cilindrica    de    madera    con    asa. 

Zardu Cuña. 


ÍNDICE 


Páginas. 

Prólogo ......  V 

A  LOS  LECTORES XIII 

Corrigenda  XX 

PRIMERA   PARTE  , 

Mitos     3 

El  Nuberu 6 

Leyendas  del  Nuberu: 

1 . — Si   vas    a    tierra   de   Egito 16 

2. — Si    vas    a    la    ciudad    de    Orilo 18 

3, — Si  un  día   vas  a  Egito 19 

4. — El    Nuberu    en    la    Braña 21 

5. — Si    vas    a    la    ciudad    del    Grito 23 

6. — Vé    con    ello    a    las    sierras ., 25 

7. — Descárgalo     allí 26 

8. — cQ**^    haces    ahí,    Pedro? 27 

Las    Xanas 28 

Distribución     geográfica    del    mito 31 

Leyendas  de   las   Xanas: 

I . — Oye,     mujer     35 

2. — El    parlo     de     la    Xana 35 

3. — Dame  el  mió  criu 36 

4. — Toma    el    tu    mocosín 37 


274 


5. — Cien    años    va    que    nací 38 

6. — Xanin    mió     39 

7.— El    hilo    de    la    Fontica 40 

8. — La    Xana    y    la    pastora 40 

9.— ¡Ah,    Uadrón! 41 

10.— El     dedo    de     la    Xana 41 

!  i . — El    viudo    y    la    Xana 42 

12. — El    pastor    y    la    Xana 44 

13. — La    Xania    del    Castiellu    de    Aguilar 45 

El  Cuelebre  48 

La  Sirena  51 

El  Trasgu    52 

Leyendas  del   Trasgu: 

1 . — Birle     a     la    izquierda 55 

2. —  i  Ux,    que    me    quemé ! 56 

El  Diablo  burlón 58 

Leyendas  del  Diablo  Burlón: 

I . — Avarico     y    Carmela 60 

2. — Atraca     aquí 61 

3. — Ya    pagaste    las    maquillas 62 

4. —  ¡Cucurucú!      62 

5. —  ¡Ja,    ja,    ja,    que    comí    sopes! 64 

6. — Turulurú    64 

la    guestia    66 

Leyendas  de  la  Guestia: 

1 . — Que    pasan     las    ánimas 70 

2. — Que    va    a    pasar    la    Güestia .^ 70 

3. — Luces   sobre    el    agua    del    mar t .....".'.. .  71 

4. — La    engañó    la    luna 71 

5. — Allí     viene     el     viático 72 

6.— Allí     sale     la     Güestia 73 

7, — Andar    de    día 73 

8. — i  Es    esto     la    Güestia  ? 74 

Las    Brujas    , 76 

La  mañana  de  San  Juan  y  los  encantos ^^*í»Í4%»ííí 78 


índice  275 
Leyendas  de  encantos: 

1 . — La    niña    encantada . 85 

2. — Can     Cambroña     88 

3. — Mora   encantada •  90 

4. — Detrás    viene    quien    paga 90 

5. — Sale   mora    92 

6. — El    esquilador    y    la    encantada i 93 

7. — Qué    miras,    mozo? 94 

8. — El    pastor    y    el    encanto 94 

9. —  ¡  Detente,    Genoyosa !      95 

lOr— ¡Oh,    Curiosa! 96 

I  I . — San    Antonio    te    guarde 97 

1 2. — ^El   pastor  y   la   encantada 98 

13.— ¿A     dónde    vas? 99 

1 4. — La    mina    que    brota 1 00 

1 5. — Danza    de     princesas 100 

16.— Xania,    Xanieta ; 100 

17. — Santiago    de    Aguino! 101 

SEGUNDA  PARTE 

Supersticiones  : 

Las    doce    palabras    retornadeis     103 

Los  aparecidos   y   algunas  de   sus   leyendas 105 

1 . — Los     dos    hermanos) 107 

2. — Un    señor    muy    rico 108 

3. — El    personaje    del    hábito 1 08 

4. — Los    siete    ladrones 1 09 

Mal     de    ojo 110 

El    mal    del    orizo 116 

El     gurrietu 117 

El  cue;po    desigüau 118 

La    paletilla    en    tierra 118 

El  polvo  de    ara 120 

El    mal    del    monte 120 

La     gotaí. 1^1 

Sacar    el     golpe |21 

El    a/rzolín 121 

Sacar    el    argueiru 1 22 


276 


El     4«nogaclo 123 

El     desfítlau 123 

Los  ingalíus 125 

El     pecerbún 1 25 

El  Saludacdor  y  el  Ensalmador 126 

La    piedra    del     rayii • 132 

La    piedra   de    la   leche 133 

La   piedr!»    de   la   culebra 1 33 

Las    culebras    no    maman 134 

Las     golondrinas 135 

La   oración   de   San    Antonio 1 35 

Toca,    zamploña 1 36 

Salivera 137 

Por    aquí    pasó    Jesús 1 38 

Salid    sapos     • 1 36 

Cuquiellu,    barbiellu 139 

Al    glorioso   San  Justo    • 140 

Pajarito     blanco 141 

E'    peliquín     1 42 

•Varios 142 

Tesoros     1 44 

TERCERA  PARTE 

Costumbres  : 

El    traje     153 

Junto    al     llar     1 60 

El    cortejar 1 62 

El    Iratau 172 

Bodas     176 

El     cántelo     180 

Canciones    de   bodas 1 82 

Los    f  ormigos      1 85 

El     veloriu 1 86 

Entierros    y   obladas 187 

Cuestación  para   las  ánimas 191 

El  pan  de  la  caridad    198 

¡  Rezad   por   las   ánimas !     • 1 99 

El     ramu     200 

Matar   a   los  judíos    205 


277 


El     aguinaldo     .  .  • 206 

Los     guirrios     215 

Los    bardancos     216 

El     antroxo      2  i  7 

Echar    el     goxu 218 

Correr   el    gallo    219 

Los    devotos     220 

El    fornau 220 

El     magüestu 22 1 

La  cuayada 221 

Carreras    a    pie 222 

La    esfoyaza     223 

En    el    molino    • 224 

La    fila 225 

La  foguera  y  la   romería 228 

El   bciile  del  pandero 231 

La    giraldilla     234 

El    baile   de   la   raposa 243 

La    geringosa 243 

El     rebudixu 245 

El     perlindango     246 

El    pericote     247 

El    corri-corri     248 

La    danza   prima 249 

Gratitud 263 

Nombres  de  las  personas  que  me  han  narrado  las  leyendas  que  contiene 

este   libro 263 

Glosario !..!..!  267 


OBRA5  DEL  MI^SMO  AUTOR 


HOGAR  Y  PATRIA. — Estudio  de  casas  para  obreros,  con  una  carta  pró- 
logo de  D.  Rogelio  Jove  y  Bravo,  Catedrático  de  la  Universidad  de  Ovie- 
,do.— Oviedo.   1906. 

CIENCIA  VULGAR.— Oviedo,  1914. 

LA  IGLESIA  DE  SAN  MIGUEL  DE  LILLO.— Con  un  prólogo  de 
D.  Bernardo  Acevedo  Huelves,  C.  de  las  Reales  Academias  de  la  Lengua 
y  de  la  Historia.— Oviedo,  1917. 

EL  LIBRO  DE  CARAVI A.— Oviedo,  1919.— 8  pesetas. 

DEL  FOLKLORE  ASTURIANO.— Conferencia  pronunciada  en  el  Para- 
ninfo de  la  Universidad  de  Oviedo  el  3  de  Diciembre  de  1920. — Ovie- 
do,   1921. 

DIALECTOS  JERGALES  ASTURIANOS.— Vocabulario  de  la  Xiriga 
y  el  Bron.— Oviedo,  1921. 

DEL    FOLKLORE   ASTURIANO.— Mitos.   Supersticiones.   Costumbres.— 
5  pesetas. 
En  preparación: 

DEL  FOLKLORE  ASTURIANO.— Cantares,  Juegos  infantiles,  Cancio- 
nes   de    rueda. 

DEL  FOLKLORE  ASTURIANO.— Cuentos  populares. 

LOS  CASTROS  ASTURIANOS 


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