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Full text of "Diccionario bio-bibliográfico de la Compañía de Jesús en México"

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^  MAR  22  1967  . 


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1966 


Diccionario  Bio- Bibliográfico 
de  la  Compañía  de  Jesús 
en  México 


Por  el 

P.  Francisco  Zambrano,  S.  J. 


Tomo  III 
Siglo  XVII  (1600-1699) 


BUENA  PRENSA,  A.  C. 
Donceles  99-A  México  1,  D.  F.  Apartado  2181 


DICCIONARIO  BIO-BIBLIOGRAFICO  DE  LA  COMPAÑIA  DE  JESUS 

EN  MEXICO 


TOMO  III 


PRIMERA  EDICION 

Mayo  de  1963. — 1,000  ejemplares. 


Autor : 

Francisco  Zambrano,  S.  J. 
Naranjos  2515.  Col.  Escamilla,  Monterrey,  N.  L. 


Derechos  Reservados  (c) 
a  favor  de  "Buena  Prensa",  A.  C.  Donceles  99-A.  México,  D.  F.  1963. 


Nihil  obstat:  Wifredo  Guinea,  S.  J.  Cens.  Eccles. — Imprimí  potest:  J.  de  J.  Mar- 
tínez Aguirre,  S.  J.,  Proep.  Prov.  Méx.  Sept.  Guadalaxarae,  8  Decembris,  1961. 
— Imprimatur:  Miguel  Darío  Miranda,  Arz.  Primado. — México,  D.  F.,  26  de 
diciembre  de  1962. 


LISTA  DE  LOS  SUJETOS  Y  ARTICULOS  HISTORICOS 
QUE  ENTRAN  EN  ESTE  TOMO 


Acacio,  Juan,  P.,  f  por  1650. 
Acevedo,  Diego,  P.,  f  1652. 
Acevedo,  Francisco. 
Acosta,  Bernardino  de,  P.,  f 
1615. 

5  Acosta,  Manuel,  H.  Nov. 
Acuña,  Juan,  H.  C. 
Adame,  Lorenzo,  P.,  f  1660. 
Aguayo,  Bartolomé,  H. 
Agüero,  Alonso  de,  P. 
10  Aguila,  Vicente  del,  P.,  f  1641. 
Aguilar,  P. 

Aguilar,  Bartolomé  de,  H.  C. 
Aguilar,  Damián,  P.  (No  exis- 
te). 

Aguilar,  Diego  de,  P. 
15  Aguilar,  Esteban,  R,  f  1668. 
Aguilar,  Hernando  de,  H.  Esc, 
t  1622. 

Aguirre,  Francisco,  P.,  f  1666. 

Aguirre,  Juan  de,  P. 

Ahumada,  Juan  de,  P. 
20  Ahumada,  Luis  de,  P.,  f  1629. 

Alanzón,  Juan  de,  P. 

Alarcón,  Gabriel,  P.,  f  1625. 

Alarcón,  José  de,  P. 

Alavés,  Luis  de,  P.,  f  1616. 
25  Albano,  Mateo,  H.  C,  f  1650 

o  Arbano. 


Alberto,  Florián,  P.,  f  1678. 
Alberto,  José,  P. 
Albia,  Juan  de,  H.  C. 
Albízuri,  Juan  de,  P.,  f  1651. 
30  Albornoz,   Bernardino  de,  P., 
t  1615. 

Alburquerque,    Domingo,  P., 
t  1653. 

Alcalá,  Juan  de,  H. 

Alcalá,  Manuel  de,  P. 

Alcántara,  Alonso  de,  P. 
35  Alcaraz,  Juan,  P. 

Alcázar,  Juan  de,  H.  C,  f  1623. 

Alcázar,  Luis,  P. 

Alcocer,  Diego,  P. 

Aldana,  Bartolomé  de,  P. 
40  Aldana,  Juan  de,  H.  C,  f  1625. 

Aldricio,  Juan  Bta.,  H.  C, 
t  1615. 

Alejandro,  Diego,  P.,  f  1622. 
Alemán,  Bartolomé,  H.  C. 
Alemán,  Pedro,  H.  C. 
45  Almazán,  Francisco  de,  P. 
Almazán,  Nicolás,  P. 
Almerique,  Francisco,  P., 

t  1601. 
Almonacir,  Juan,  P. 
Alonso,  Benito,  H.  C. 
Alonso,  Ginés,  H.  C. 


5 


6 


LISTA 


50  Altamirano,  Hernando,  P. 
Altamirano,  Tomás,  P.,  f  1680. 
Alvarado,  Andrés  de,  H.  C, 

tl680. 
Alvarado,  Ignacio  de,  P. 
Alvarado,  Lorenzo  de,  P,, 

t  1669. 
55  Alvarez,  Esteban,  P. 

Alvarez  de  Toledo,  D.  Fernan- 
do, t  1647. 
Alvarez,  Francisco  de,  H.  C. 
Alvarez,  Juan  de,  P.,  f  1623. 
Alvarez,  Nicolás,  H.  Nov. 
60  Alvarez,  Tomás,  P. 

Alzina,  Francisco  Ignacio,  P. 
Amaya,  Cristóbal  de,  H.  C. 
Ancieta  o  Anchieta,  Juan,  P. 
Andrada,  Ambrosio  de,  P. 

o  Adrada. 
65  Andrada,  Pedro,  P. 

Andrade,  Benito  de,  P.,  f  1697. 
Andrade,  Francisco  Nicolás  de, 

P.,  t  1699. 
Andrés,  Juan,  H.  C. 
Angel,  Cristóbal,  P.,  f  1632. 
70  Angel,  Juan,  P. 

Angeles,  Teófilo  de,  P.,  f  1684. 

(Su  apellido  era  Piccolomini) 
Anguiano,  Pedro  de,  H.  C, 

t  1696. 
Angulo,  Jorge  de,  P. 

(Es  Eckar,  Jorge) 
Angulo,  Juan  de,  P. 
75  Angulo,  Juan,  H. C,  f  1693. 
Angulo,  Nicolás  de,  H.  C. 
Anónimos  de  personas. 
Anónimos  bibliográficos. 
Antonio,  Damián,  H.  C, 

t  1653. 

80  Antonio,  Ramiro,  H.  Esc. 
Anua  1628. 


Anzures,  Pedro  de,  P. 

(¿Es  Jesuíta?) 
Añuez,  Juan  de,  P. 

(o  Añuel) 
Aragón,  Antonio  de,  H.  C. 
85  Arámburu,  Bernardo  de,  P. 
Aranda,  P. 
Araujo,  Juan  de,  P. 

(¿Estuvo  en  México?)  (Hay 

otro  en  el  S.  18) 
Arbano,  Mateo,  H.  C.  f  1653. 

(Véase  en  Albano) 
Arce,  Juan  de,  H.  C,  f  1653. 
90  Archilles,  Juan  Andrés,  H.  C. 
Ardeñas,  Juan,  P.,  f  1644. 
Arellano,  Diego  de,  H.  C. 
Arellano,  Gonzalo  de,  P. 
Arenillas,  Martín  de,  H.  C. 
95  Argarza,  Francisco,  P. 

(o  Arganza) 
Arguiñano,  José  P.,  f  1698. 
Arias,  Antonio,  P.  f  1603. 
Arias,  Gregorio,  P. 
Aríndez   de    Oñate,  Melchor, 

P.,  t  1622. 
100  Arista,  Francisco,  P.,  f  1649. 
Armano,  Angelo,  H.  Esc. 
Arnaya,  Nicolás  de,  P.,  f  1623. 
Arragoces,   Juan  José  de,  H. 

Esc,  t  1699. 
Arrevillaga,  José  de,  H. 
105  Arroque,  José,  H.  Nov. 
Arroyo,  Alonso  de,  P. 

(Es  de  Filipinas,  ¿pasó  por 

México  ? ) 
Arroyo,  Alonso,  P. 
Arteaga,  Juan  P. 
Arteaga,  Manuel  de,  P.,  f  1674. 
110  Ascanio,  Sebastián  de,  P. 
Assín,  Joaquín,  P. 

(¿Pasó  por  México?) 


LISTA 


7 


Astudillo,  Gaspar  de,  P. 

(o  Astudilla) 
Avalos,  Juan  de,  P.,  f  1651. 
Avendaño,  Cosme  de,  P., 

t  1624. 

115  Avendaño,  Diego,  P.,  f  1689. 
(¿Estuvo  en  México?) 
Avila,  Esteban,  P. 

(¿Será  el  P.  Esteban  Agui- 
lar?) 

Avila,  Francisco,  P. 

(¿Será  el  P.  Francisco  Aris- 
ta?) 


Avilés,  Ignacio  de,  P.,  f  1681. 
Avilés,  José,  H. 
120  Avilés,  Salvador,  P. 
Ayala,  Alonso  de,  P. 

(A  veces  lo  nombran  Anto- 
nio) 

Ayala,  Lorenzo  de,  P.,  f  1635. 
Ayerbe,  Florián  de,  P. 
Azada,  Nicolás,  P. 
125  Azpilcueta,  Martín  de,  P., 
t  1636. 
Azuaga,  Diego  de,  P. 


PROLOGO 


Al  comenzar  la  historia  de  los  sujetos  de  la  provincia  de  la  Compañía  de 
Jesús,  en  México,  del  siglo  XVII,  cuyo  apellido  comienza  por  A,  hemos  de 
lanzar  una  mirada  comprensiva  y  general  a  los  sucesos  principales  que  ese 
siglo  encerró  dentro  de  sus  límites,  sucesos  tan  importantes  como  amargos. 

Es  el  período  de  expansión  y  consolidación: 

1605  Se  inicia  la  residencia  de  Mérida. 

1606  Se  establece  el  noviciado  en  Tepotzotlán. 
1608  Se  consolida  la  residencia  en  Guatemala. 

1616  Definitivamente  se  establecen  los  jesuítas  en  Zacatecas.  (Colegio). 

1617  Residencia  de  Granada,  Nicaragua  (ad  tempus). 

1618  En  México,  se  reúnen  los  pequeños  colegios  en  el  de  San  Ildefonso. 
Y  en  Mérida,  se  establece  el  colegio. 

1619  Conatos  de  residencia  en  Chiapas,  hasta  su  establecimiento  en  1624. 
1621  La  residencia  (a  prueba)  de  El  Realejo,  Nicaragua,  que,  tanto  ésta  co- 
mo la  de  Granada,  cesaron  definitivamente  en  1625. 

1623  Colegio  en  San  Luis  Potosí,  el  definitivo  establecimiento  en  1625. 

1625  Fundación  del  colegio  de  San  Ildefonso,  de  Puebla. 
Se  abre  el  colegio  en  Querétaro. 

1626  Se  empieza  el  noviciado  de  Santa  Ana. 

1627  Piden  colegio  los  de  Tehuacán.  (Frustrado). 

1639  El  colegio  de  Veracruz  es  dotado  por  don  Fernando  de  la  Serna,  ra- 
cionero de  la  iglesia  catedral  de  Puebla.  (Conflicto  palafoxiano) . 
Dotación  del  colegio  de  Durango. 

1653  Chiapas  pide  colegio.  No  se  logró  sino  hasta  1681. 

1659  Cuantiosa  donación  al  colegio  de  Guadalajara  por  don  Juan  Cano. 

1671  Dotación  del  colegio  de  Santa  Ana,  por  su  fundador  Andrés  Tapia. 

1681  Se  establece  por  fin  el  colegio  de  Chiapas,  en  las  casas  cedidas  por  don 
Juan  de  Valtierra. 


9 


10 


PROLOGO 


1683  El  colegio  y  residencia  de  Veracruz  quedaron  arruinados  por  el  pirata 
Lorencillo. 

1693  Trátase  de  fundar  un  colegio-seminario  para  indios  en  Oaxaca.  Frus- 
trado. 

1694  Frústrase  asimismo  un  colegio  en  San  Salvador,  C.  A. 

1696  Fundación  del  seminario  de  Guadalajara,  por  los  hermanos  Arrióla. 
1699  Se  planea  el  seminario  de  San  Ignacio  de  Puebla. 

El  avance  de  las  misiones  fue,  si  se  quiere,  más  rápido: 

1600  Conquista  de  los  guasaves:  la  primera  entrada  había  sido  en  1593. 

1604  Entre  los  tepehuanes,  se  fundaron  los  pueblos  de  Santiago  y  Santa  Ca- 
talina. 

A  la  misión  de  Parras  se  le  añadieron  cinco  pueblos,  por  el  Nazas. 
En  Sinaloa  se  formaron  nueve  pueblos  entre  los  sobaibos. 

1605  Redúcense  los  zuaques,  y  los  ahomes. 

1606  Los  caciques  de  los  tehuecos  y  sinaloas,  ríndense  a  la  fe. 

1607  En  la  misión  de  tepehuanes,  de  cuatro,  suben  a  nueve  los  pueblos  re- 
ducidos. 

En  Sinaloa  se  reducen  los  chicoratos  y  cahuametos. 

1608  Lógrase  en  Sinaloa  catequizar  a  los  tzoes  y  yecoratos. 

1610  Se  avanza  la  conquista  a  los  chínipas  y  a  los  mayos. 

1611  Segunda  entrada  a  la  Tarahumara. 

1612  Conversión  de  los  xiximíes. 

1613  Se  empieza  la  conquista  de  los  conchos. 
En  Sinaloa,  la  de  los  tepahues. 

1614  Conversión  total  de  los  mayos:  400  caciques  dieron  su  obediencia.  Lo- 
gróse la  conquista  de  los  yamoribas  y  humayes  en  el  río  Mazatlán. 

1616  Magna  rebelión  de  los  tepehuanes:  mueren  a  sus  manos  ocho  misio- 
neros. 

1617  Entrada  franca  al  Yaqui. 

1619  Número  de  bautizados  en  Sinaloa:  75,000.  Catecúmenos:  50,000.  Bau- 
tizados en  un  año:  7,500. 

1620  Se  dividió  la  misión  de  Sinaloa  en  dos  regiones:  sinaloas  y  mayos. 

1621  Primera  entrada  a  los  albinos. 

1624  El  censo  de  cristianos  en  Sinaloa,  da  este  año:  101,300. 
1627  Se  unen  a  la  misión  chínipa,  los  híos,  barohios,  témoris  y  guazaparis. 
1632  En  la  sedición  de  los  varohios,  murieron  los  PP.  Julio  Pasqual  y  Ma- 
nuel Martínez,  con  ellos  seis  niños  cantores  y  algunos  indios  fieles. 
1637  La  última  tribu  de  Sinaloa  septentrional  se  rinde  al  catolicismo. 
1639  La  Tarahumara  septentrional  abre  sus  puertas  a  los  misioneros. 


PROLOGO 


1640  El  estado  general  de  las  misiones  este  año  presenta  diez  distintas  misio- 
nes con  49  partidos,  y  cada  partido  solía  tener  bajo  su  cargo  varios 
pueblos. 

1646  A  la  nueva  misión  de  Sonora  se  la  dividió  en  siete  partidos,  con  tan 
buen  resultado  que  en  un  solo  año  se  bautizaron  2,149  personas. 

1651  En  el  primer  levantamiento  de  los  tarahumares,  dan  muerte  al  P.  Cor- 
nelio  Beudín;  y  al  año  siguiente  al  P.  Antonio  Jácome  Básile. 

1653  En  Sonora  llegan  a  25,000  los  cristianos. 

1658-1663  Diversas  epidemias  mortales,  acabaron  grandemente  con  muchos 
indios. 

1669  Concurren  libremente  a  Parras  varias  tribus  de  indios  coahuilas  pidien- 
do misioneros. 

1670  Fúndase  en  Sonora  el  pueblo  de  San  Javier,  que  atrajo  a  los  prófugos 
guazaparis  y  varohios,  que  hacía  32  años  rehusaban  convertirse. 

1671  En  Sonora,  conversión  de  los  túbaris;  y  en  Sinaloa  los  últimos  restos 
del  gentilismo  con  la  conversión  de  los  chicuras. 

1673  Se  restablecen  hasta  este  año  las  misiones  de  la  Tarahumara  Alta. 
Reunión  en  Huexotitlán. 

1675  Entran  los  padres  Tomás  de  Guadalajara  y  José  Tardá  hasta  lo  más 
alto  de  la  misión  de  la  Tarahumara. 

1676  58  caciques  tarahumares  bajaron  hasta  El  Parral  a  pedir  más  misioneros. 

1677  Empezáronse  a  bautizar  los  seris  en  Sonora,  junto  a  la  costa  con  Ca- 
lifornia. 

1680  El  P.  Juan  María  Salvatierra  entra  a  las  misiones  de  Chínipas. 
1683  Expedición  a  California  del  almirante  Atondo,  acompañado  de  los  PP. 
Kino,  Copart  y  Goñi,  que  volvieron  en  1685. 

1686  Logra  el  P.  Kino  del  virrey,  licencia  para  conquistar  la  Pimería  Alta. 

1687  Primeras  misiones  a  la  Pimería  Alta:  fúndanse  cinco  nuevas  misiones. 

1690  Hostilidades  de  los  janos  y  yumas:  dan  muerte  a  los  PP.  Juan  Ortiz 
de  Foronda  y  Manuel  Sánchez.  El  P.  Salvatierra  visita  las  misiones. 

1691  Entra  en  la  Pimería:  los  sobaypures  piden  misioneros. 
1692-1694  Visitas  del  P.  Kino  a  los  pimas  y  sobas. 

1695  En  Febrero  descubre  el  P.  Kino  desde  Sonora  la  costa  de  California. 
En  Junio  tiene  noticia  del  río  Gila,  poblado  de  opas  y  cocomaricopas. 
En  Noviembre,  camina  Kino  cien  leguas,  y  llega  al  río  Gila. 
Algunos  pimas  levantados  dan  muerte  al  P.  Francisco  Javier  Saeta. 

1696  Va  a  México  el  P.  Kino  y  aclara  la  acusación  contra  los  pimas. 

1697  Comienzo  de  la  conquista  de  la  California  por  el  P.  Salvatierra. 

1698  Recibe  el  P.  Kino  a  los  cocomaripas  y  vuelve  a  Dolores,  después  de 
haber  recorrido  300  leguas. 

1699  Los  PP.  Kino  y  Gilg  llegan  hasta  la  banda  de  acá  del  río  Gila.  (Los 


12 


PROLOGO 


émulos  del  P.  Kino,  tachándolo  de  exagerado,  detienen  el  avance  del 
misionero  hacia  el  norte,  por  más  de  20  años). 

"En  California,  además  de  Loreto  (1697)  se  funda  el  pueblo  de  Lon- 
dó  y  la  misión  de  San  Javier". 

Esto  abarca  el  período  de  conquista  y  consolidación. 

II.     Echemos  ahora  una  mirada  a  los  asuntos  "amargos"  que  se  ventilaron 
en  cien  años,  en  la  provincia: 

1  La  retención  durante  dos  años  de  la  patente  del  provincial  siguiente  que 
hizo  el  P.  Florián  de  Ayerbe. 

2  El  caso  de  don  Francisco  Diego  de  Evia  (1639-54)  limo.  Obispo  de 
Durango,  que  desde  el  año  de  1640  está  pidiendo  informes  de  las  misio- 
nes de  la  Compañía  que  caen  en  su  diócesis,  para  presentarlos  al  rey. 

3  La  conocida  y  espinosa  cuestión  con  el  limo.  Sr.  Palafox. 

4  El  prolongado  pleito  sobre  los  diezmos. 

5  Sobre  el  proyecto  de  dividir  la  provincia  en  dos. 

6  La  insistencia  de  Roma,  así  contra  el  inocente  chocolate,  como  en  la 
obligación  de  saber  todos  los  de  nuestra  provincia,  alguna  lengua  indí- 
gena, de  manera  que  pudiesen  confesar  y  predicar  en  ella. 

7  La  dificultad  que  hubo  algún  tiempo  en  el  rey  y  sus  ministros,  para  en- 
viar misioneros  extranjeros  a  Nueva  España,  y  el  haberles  retenido  a  los 
demás  por  largo  tiempo  la  limosna  real. 

Y  no  deja  de  tener  su  nota  particular  de  alegre  colorido  el  cambio  de 
nombres  de  muchos  extranjeros,  causando  en  el  novel  historiador  confusio- 
nes embarazosas;  y  así  me  ha  parecido  poner  aquí  la  lista  de  los  jesuítas  no 
españoles  ni  mexicanos  que  mudaron  de  alguna  manera  su  nombre  o  su  ape- 
llido; desde  fines  del  siglo  17  a  principios  del  18: 

1  El  P.  Domingo  Weibel,  empezó  a  apellidarse  Valverde; 

2  El  P.  Juan  Lemuggi,  Lemus; 

3  El  P.  Francisco  Palliola,  Padilla; 

4  El  P.  Luis  Spinelli,  Espina; 

5  El  P.  Francisco  Boursin,  Burgos; 

6  El  P.  José  Zanzini,  Sánchez; 

7  El  P.  Adolfo  Steinhausser,  se  llamó  Juan  de  Pedrosa; 

8  El  P.  Jorge  Eckar,  se  mudó  én  Jorge  Angulo; 

9  El  P.  Julio  Sonnemberg,  se  dijo  Ignacio  del  Monte; 

10  El  H.  Teólogo  (en  1642)  Julio  Job,  empezó  a  llamarse  Francisco  Antonio; 

11  El  P.  Carlos  Receputo,  adoptó  el  apellido  de  Valencia; 

12  El  P.  Carlos  Boranga  se  llamó  Juan  Bautista  Pérez  de  Calajadul;  (sic) 

13  El  P.  Andrés  Manckei,  tomó  el  nombre  de  Alfonso  de  Castro  de  Viena; 


PROLOGO 


13 


14  El  P.  Juan  Tilpe,  el  de  Louis  Turcoti; 

15  El  P.  Agustín  Stroback,  el  de  Carlos  Javier  Calvanese; 

16  El  P.  Teófilo  de  Angelis  Piccolomini,  el  de  Juan  de  Loyola; 

17  El  P.  Juan  de  Ardenois,  Juan  de  Ardeñas; 

18  El  P.  Ignacio  Vah  (flamenco)   se  llamó  nada  menos  que  Ignacio  de 
Loyola; 

19  El  P.  Vanderveken  (flamenco),  Marcos  del  Río; 

20  El  P.  Jacques  Van  der  Zype,  se  llamó  Diego  Vandersipe; 

21  El  P.  Juan  Werdier,  se  mudó  su  apellido  en  Verdier; 

22  El  P.  Gilíes  Froidmont,  de  Lieja,  en  Egidio  Montefrío; 

23  El  H.  C.  John  Woods,  fue  Juan  Montes. 

24  El  H.  C.  Juan  de  Berencia,  lo  llaman  Juan  de  Urrutia. 

25  El  H.  C.  Simón  Boruhradsky  (checo),  quedó  en  Simón  Castro. 

26  El  H.  C.    John  Henry  (inglés),  Juan  Henríquez. 

Probablemente  habrá  algunos  otros  que  se  cambiaron  el  apelativo.  La 
lista  no  es  completa. 

Otra  cosa  también  muy  pintoresca,  era  la  llegada  de  las  flotas;  y  para 
los  jesuítas  encerraba  siempre  la  esperanza  de  que  viniera  una  nueva  expe- 
dición de  compañeros: 

En  1604  (Astráin  dice  que  en  1602)  llegó  el  P.  Ildefonso  de  Castro  con  20; 

En  1616  el  P.  Nicolás  de  Arnaya,  con  29; 

En  1638  el  P.  Pedro  de  Velasco  con  14; 

En  1642  el  P.  Diego  de  Bobadilla  con  40  para  las  Filipinas; 

En  1647  el  P.  Andrés  Pérez  de  Rivas  con  14; 

En  1656  el  P.  Diego  de  Monroy  con  20  jóvenes; 

En  1673  el  P.  Nicolás  Pueyo,  con  4; 

En  1675  el  P.  Manuel  Villabona,  con  18; 

En  1678  el  P.  Juan  de  Monroy,  con  20; 

En  1680  el  P.  Carlos  Javier,  con  6; 

En  1683  el  P.  Pedro  de  Echagoyan,  con  10; 

En  1687  el  P.  Maximiliano  Moreto,  con  23; 

En  1692  llegó  otra  expedición  en  que  venían  el  P.  Francisco  Javier  Saeta, 
el  P.  Luis  Mancuso  y  el  P.  Agustín  Campos,  sin  duda  con  otros  más. 

En  este  siglo  XVII  gobernaron  la  Iglesia,  13  Papas;  en  el  gobierno  es- 
pañol se  sentaron  3  reyes;  rigieron  la  Compañía  10  generales;  y  la  provincia, 
35  provinciales.  Tuvieron  lugar  16  congregaciones  de  provincia. 

A  mediados  de  este  siglo,  el  año  de  1653,  el  número  de  sujetos  era  el  de 
336,  repartidos  en  los  siguientes  domicilios: 


14 


PROLOGO 


En  México,  la  capital:  En  la  Profesa, 

28 

En  el  colegio  Máximo, 

66 

En  el  colegio  de  S.  Greg° 

3 

En  el  Novic^  Sta.  Ana, 

4 

En  el  colegio  de  San  Ildefonso, 

6 

En  Puebla:  En  el  CoP  del  Esp.  Santo, 

28 

en  S.  Ildefonso, 

16 

en  S.  Gerónimo, 

2 

en  Veracruz, 

7 

en  Mérida, 

7 

en  Oaxaca, 

8 

en  Guatemala, 

13 

en  Valladolid, 

7 

en  Pátzcuaro, 

8 

en  Guadalajara, 

12 

en  Querétaro, 

7 

en  S.  Luis  de  la  Paz, 

4 

en  S.  Luis  Potosí, 

5 

en  Zacatecas, 

6 

en  Guadiana  (Durango), 

5 

en  la  misión  de  Sinaloa, 

34 

en  la  de  Parras  y  la  Sierra, 

26 

en  Europa, 

1 

336 

Es  un  grato  deber  para  mí,  agradecer  la  benevolencia  con  que  el  segun- 
do tomo,  igualmente  que  el  primero,  ha  sido  recibido;  y  doy  las  más  sinceras 
gracias  al  R.  P.  Visitador  Laurence  M.  O'Neill,  S.  J.  por  sus  alentadoras  pa- 
labras: "Muy  sinceramente  quiero  dar  a  V.  R.,  en  mi  nombre,  y  en  nombre 
de  las  Provincias  de  México  y  de  la  Compañía,  las  más  expresivas  gracias 
por  el  gran  servicio  que  está  prestando  V.  R.  a  nuestra  historia  con  el  ímprobo 
y  cuidadoso  trabajo  de  su  Diccionario  Bio-Bibliográfico,  que  será  indudable- 
mente una  obra  de  consulta  obligada  para  todo  el  que  quiera  escribir  sobre 
los  Jesuítas  en  México". 

Al  limo.  Sr.  Vicario  Apostólico  de  la  Tarahumara,  don  Salvador  Mar- 
tínez Aguirre,  S.  J.,  que  me  dirige  sus  deseos  de  "que  nuestro  Señor  lo  siga 
ayudando  en  esa  obra  de  tanta  gloria  de  Dios  y  bien  de  nuestra  querida 
Compañía". 

Al  R.  P.  Provincial  José  de  Jesús  Martínez  Aguirre;  al  infatigable  y  la- 
borioso historiador  de  nuestras  provincias,  y  querido  maestro  de  mi  infancia, 


PROLOGO 


15 


P.  Gerardo  Decorme,  S.  J.,  que  me  dirige  frases,  inspiradas  sin  duda  en  sus 
buenos  deseos:  "Lo  felicito  no  sólo  por  el  valor  de  su  obra,  sino  también 
por  la  constancia  y  eficacia  en  recoger  tal  cantidad  de  datos,  que  le  colocan 
en  la  primera  línea  de  los  investigadores  mexicanos ; .  .  .  es  una  mina  como 
no  hay  otra,  ni  habrá  en  mucho  tiempo.  Servirá  largos  años  para  los  escri- 
tores, como  ayuda  y  complemento  del  Monumenta". 

Al  conocido  y  merecidamente  apreciado  historiador  de  México,  P.  José 
Bravo  Ugarte.  Al  benévolo,  activo  y  eficiente  Socio  del  P.  Visitador,  P.  En- 
rique Portilla.  Al  nuevo  drástico  Director  de  Buena  Prensa  P.  Wifredo  Gui- 
nea; y,  muy  en  especial  le  agradezco  al  R.  P.  Ch.  Martin,  Director  de  la 
Nouvelle  Revue  Theologique  de  Lovaina,  Bélgica,  los  párrafos  de  su  alen- 
tadora carta:  "Je  ne  suis  malheuresement  assez  competent  pour  faire  la 
critique  de  votre  répertoire.  Mais  j'ai  assez  d'ouverture  d'esprit  pour  me 
rendre  compte  que  c'est  la  un  ouvrage  jondamentel  et  qu'il  commence  l'his- 
toire  de  la  Compagnie  au  Mexique  par  oíi  il  faut  commencer,  c  á  d,  ras- 
sembler  les  materiaux  et  méme  avant  de  les  rassembler,  les  crisentolier.  Je 
souhaite  done  á  votre  oeuvre  non  seulement  d'étre  diffusée,  mais  plus  encoré, 
d'étre  appreciée  a  sa  pleine  valeur,  et  surtout  utilisée. 

"Jusqu'oü  comptez  vous  mener  votre  répertoire?  XVIP,  XVIII*^  siécle? 
Irez-vous  jusqu'au  XIX*^?  Ce  serait  un  travail  immense".  Ch.  Martin. 

Agradezco  al  P.  Antonio  López  de  Santa  Anna,  S.  J.,  sus  recientes,  apre- 
ciables  libros  Los  Jesuítas  en  Puerto  Rico  de  1858  a  1886  y  la  Biografía  del 
P.  Benito  Víñes,  S.  y,  sobretodo,  las  alentadoras  palabras  que  me  dirige 
en  su  carta  de  10  de  Octubre  de  1962: 

"He  leído  sus  dos  tomos  enteros,  que  me  han  hecho  disfrutar  de  un  pla- 
cer intensamente  espiritual,  como  quien  leyera  una  novela  histórica:  cosa 
más  interesante  casi  no  se  puede  imaginar  para  un  lector  jesuíta.  La  edifi- 
cación que  he  experimentado  ha  sido  muy  grande  desde  diversos  puntos  de 
vista.  Hay  figuras  que  se  me  han  quedado  impresas  en  el  alma,  el  P.  Se- 
deño, el  P.  Gonzalo  de  Tapia,  los  mártires  de  la  Florida,  el  H.  Trujillo, 
y  tantos  otros  que  son  sujetos  esclarecidos  por  su  virtud  heroica,  dignos  de 
ser  venerados  en  los  altares.  .  .  Dios  no  podrá  menos  de  bendecir  a  ustedes, 
ahora  que  han  tenido  unos  precursores  tan  esclarecidos". 

Padre  Antonio  López  de  Santa  Anna,  mil  gracias. 

Aunque  tal  vez  algo  fuera  de  su  lugar  (por  haberse  debido  publicar  en 
el  segundo  volumen,  y  no  se  pudo  por  estar  ya  imprimiéndose),  hago  res- 
petuosa mención  de  la  carta  del  Bibliotecario  de  la  Casa  Generalicia  de 
Roma,  el  ilustre  P.  Lorenzo  Saggin,  S.  J.,  que  me  escribió  en  castellano:  "Le 
quedo  muy  agradecido,  Padre,  por  este  envío  de  una  obra  tan  provechosa 
para  los  estudios  históricos  de  nuestra  Compañía:  esperamos  que  V.  R.  y 


16 


PROLOGO 


otros  puedan  felizmente  continuar  los  trabajos  de  investigaciones  y  que  todo 
contribuya  'ad  maiorem  Dei  gloriam'." 

A  la  Universidad  de  California  agradezco  sus  palabras:  "It  is  most  kind 
and  generous  of  you  have  sent  this  item  to  our  library  for  our  collection,  and 
we  are  ver\'  pleased  to  have  it  to  add  to  it.  We  do  appreciate  your  thought- 
fulness". 

Mis  cumplidos  agradecimientos  al  R.  P.  L.  Willaert,  S.  J.  de  la  facultad 
Universitaria  de  N.  D.  de  la  PaLx,  de  Namur,  Bélgica,  que  me  dice: 

"Permettez  moi  d'ajouter  mes  vives  félicitations.  Je  de\áne,  ou  plutót  je 
sais  le  travail  patient  et  sagace  que  supposent  les  notices  de  ce  genre.  qui 
nécessitent  de  patientes  et  savantes  recherches.  Le  résultat  que  vous  avez 
obtenu  est  vraiment  remarquable.  Non  seulement  il  aidera  puissemment  les 
intéresés,  mais  il  servirá  d'exemple  imité,  j'espére.  aux  historiographes  des 
autres  provinces  de  la  Compagnie". 

"Je  prie  Dieu  de  vous  permettre  une  longue  continuation  de  vos  travaux 
pour  sa  gloire!"...  L.  Willaert,  S.  J. 

Al  R.  P.  Instructor,  Francisco  Robinson  Bours,  S.  J.,  del  terceronado 
de  La  Ceja  (Ant.)  Colombia,  doy  las  gracias  más  efusivas,  por  tratarse  de 
una  persona  que  conoce  a  fondo  nuestro  Instituto:  "Lo  felicito  de  todo  co- 
razón; es  imposible  calcular  el  bien  inmenso  que  hará  esta  obra.  .  .  que  hará 
conocer  la  meritísima  labor  de  la  Compañía  en  México". 

Al  P.  Esteban  Arrásate,  S.  J.,  de  Santa  María  de  Veruela,  Zaragoza,  Es- 
paña, que  tanto  trabaja  en  fomentar  las  vocaciones  de  Hermanos  Coadju- 
tores, agradezco  sus  cartas:  ...''He  estado  leyendo  algunas  relaciones  de 
este  segimdo  tomo,  con  verdadero  interés,  pues  parecen  revivir  las  escenas 
de  tiempos  tan  antiguos:  las  cartas  dan  una  impresión  de  realismo  y  de 
verdad  que  encantan.  Agrada  constatar  el  espíritu  de  la  Compañía  y  su 
manera  de  gobierno  tan  idénticos  a  los  actuales" .  .  . 

Al  Sr.  licenciado  don  Aarón  Sáenz,  conocido  filántropo  y  patriota,  por 
su  amable  carta:  ..."Mucho  le  agradezco  los  dos  libros  que  tuvo  la  gen- 
tileza de  obsequiarme  y  que  voy  a  leer  y  conservar  con  todo  interés  y  afecto. 
Lo  felicito  por  la  continuación  de  sus  trabajos  históricos.  .  .  y  estimaré  me 
informe,  si  ha  pensado  en  alguna  forma  de  llevar  a  cabo  esta  publicación". 

Y  no  es  posible  dejar  en  el  olvido  a  don  Ramiro  Sánchez  García,  de 
La  Habana,  Cuba,  que,  con  tanto  desinterés,  me  ha  mandado  fotocopiadas, 
las  fes  de  bautismo  de  los  antiguos  jesuítas  cubanos,  y  forma  con  los  se- 
ñores doctores  Pérez  Cabrera,  Nieto  y  Le  Roy,  patrocinados  por  Monseñor 
Díaz,  un  verdadero  bloque  de  historiografía  cubana.  Mil  gracias. 

Que  este  tercer  tomo,  tenga  tan  cordial  y  benévola  acogida,  como  los 


PROLOGO 


17 


dos  anteriores,  y  agradeceré  a  todos  los  amantes  de  la  historia,  me  adviertan 
los  errores  y  defectos  que  en  él  encontraren,  para  corregirlos,  en  cuanto  sea 
posible.  Y  con  ese  exclusivo  fin,  doy  aquí  mi  dirección  postal:  "Naranjos, 
2515.  Colonia  Escamilla,  Monterrey,  N.  L.  México". 

Día  12  de  Octubre  de  1962,  aniversario  del  descubrimiento  de  América. 


Francisco  Zambrano,  S.  J. 


SIGLO  XVII 


ACACIO,  JUAN,  P.  (1575-1650)   (f  75) 


Biogr-afía 

1575  "El  P.  Juan  Acacio  nació  en  Brihuega,  Guadalajara,  España,  hacia 
el  año  de  1575"  (Lecina). 

1576  "Nació  en  la  diócesis  de  Toledo,  España  hacia  1576"  (Bunus:  Hist. 
II,  p.  279). 

1592  Entró  en  la  provincia  de  Nueva  España  el  19  de  Julio  de  1592  (se- 
gún el  Trienal  de  1595),  o  el  lo.  de  Junio  de  1592  (según  el  Trienal 
de  1600). 

—       "Ingresó  a  los  16  años  de  edad".  (Burrus:  Hist.  II,  p.  279). 

1594  Hizo  los  votos  del  bienio,  y  al  renunciar  a  su  legítima  o  herencia,  lo 
dejó  todo  al  arbitrio  del  P.  Pedro  Díaz,  según  sabemos  por  una  carta 

del  P.  General  Claudio  Aquaviva  al  P.  Esteban  Páez. 

1595  Roma,  21  de  Noviembre  de  1595.  (De  una  carta  del  P.  Aquaviva  al 
P.  Páez)  :  "La  legítima  del  Hermano  Juan  Acacio,  me  dice  el  P.  Pe- 
dro Díaz  que  aplicó  a  todos  los  colegios  de  la  provincia,  en  común,  para  pa- 
gar sus  deudas;  paréceme  que  ha  sido  bien  hecho". 

(Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll.  1935]  Mss.  Cartas  de  los  Generales). 

1597  Roma,  6  de  Octubre  de  1597.  (Aquaviva  a  Páez)  :  "Pues  la  hacienda 
del  Hermano  Acacio  estaba  ya  repartida,  yo  confirmo  lo  hecho,  y  es 
bien  que  se  tenga  la  mira  a  desendeudar  el  colegio  de  Tepotzotlán".  (Ibid.). 

1601  "Los  Padres  Antonio  (sic,  por  Gerónimo)  Ramírez,  y  Francisco  Aca- 
cio (sic,  por  Arista)  habían  establecido  en  Guatemala  la  primera  mi- 
sión de  jesuítas,  con  una  pobre  iglesia  cubierta  de  palma,  en  1601". 

(Villacorta:  Estudio  sobre  Landívar,  p.  7).  (Así  es  que  no  tiene  que  ver 
nada  con  nuestro  P.  Juan  Acacio). 


21 


22 


ACACIO,  JUAN,  P. 


1607  "Terminados  sus  estudios  en  1607,  trabajó  con  los  indios  de  Puebla". 
(Burrus:  Hist.  II,  p.  279). 

1609  Roma,  lo.  de  Abril  de  1609.  (Del  P.  Aquaviva  al  P.  Martín  Peláez) : 
"Los  mismos  padres  Pedro  de  Hortigosa  y  Cristóbal  Bravo,  avisan 
del  examen  final  'ad  gradum'  del  P.  Juan  Acacio".  (Arch.  Isl.  Coll.  Ibid.). 

1611  "Hizo  la  profesión  de  cuatro  votos  el  22  de  Julio  de  1611,  no  el  21 
de  Julio  de  1608,  como  malamente  dice  el  trienal  de  1620".  (Lecina). 

—       "Fue  predicador,  confesor  de  españoles  e  indios".  (Lecina). 

1612  "En  Pátzcuaro,  la  cabeza  del  santo  obispo  don  Vasco  estuvo  escondida 
hasta  el  miércoles  8  de  Febrero  de  1612:  se  puso  en  una  caja  en  un 

hueco  de  la  pared  que  está  luego  delante  del  altar  de  nuestra  Señora.  .  ." 
"Colocóse  esta  santa  cabeza  el  dicho  día,  mes  y  año,  siendo  rector  el  Padre 
Francisco  Ramírez,  y  hallándose  presentes  con  él  los  Padres  Juan  Acacio  y 
Diego  de  Santiago  y  el  Hermano  Benito  Martín,  de  la  Compañía  de  Jesús; 
y  en  la  caja  donde  está  la  santa  cabeza,  se  puso  un  papel  con  relación  de 
todo  lo  dicho,  y  para  memoria  de  ello  se  escribió  esto  en  este  libro". 

(Ramírez,  Francisco,  S.  J.,  Historia  del  colegio  de  Pátzcuaro.  Ms.  anóni- 
mo) (Bol.  Arch.  Gen.  Nac.  [México],  t.  X,  No.  1,  p.  77.  Año  1939). 

1614  "En  1614  lo  encontramos  en  Zacatecas,  trabajando  con  los  indios". 
(Burrus:  Hist.  II,  p.  279). 

1616-1617  "De  los  xiximes  pasó  fácilmente  el  contagio  de  la  sublevación 
de  los  tepehuanes,  al  real  de  Topia". 

"Algunos  sediciosos  aliados  con  los  tepehuanes,  determinaron  para  el  día 
de  Reyes  del  año  siguiente  (1617),  dar  sobre  el  presidio,  y  deshacerse  de  los 
Padres  Juan  Acacio  y  Juan  Alvarez,  que  los  doctrinaban".  (Dice.  Univ.). 

Con  fecha  18  de  Mayo  de  1617,  tenemos  una  carta  que  el  mismo  Padre 
Acacio,  escribe  a  su  Provincial,  que  lo  era  el  P.  Nicolás  de  Arnaya,  y  dice 
así  (según  nos  lo  declara  el  mismo  P.  Arnaya)  : 

"Ultimamente  me  escribe  el  P.  Acacio  Superior  de  la  Misión  de  Topia, 
que  milagrosamente  lo  libró  Dios  a  él,  y  a  su  compañero  el  P.  Juan  Alvarez, 
de  la  muerte,  que  habían  concertado  de  darle  los  indios,  de  quienes  más  se 
fiaban,  por  ser  la  cabeza  de  este  mal  intento  el  que  lo  era  en  el  temporal  go- 
bierno, de  toda  su  misión  por  su  gobernador,  y  el  que  también  era  el  prin- 
cipal instrumento  de  los  Padres  en  lo  espiritual,  que  era  el  fiscal  de  la  Iglesia, 
a  quien  los  Padres  habían  criado  desde  pequeño.  Estos  tenían  tratado  de  dar 
el  día  de  los  Reyes  (Enero  6)  de  este  presente  año  (1617)  en  el  Real  de  To- 
pia, por  saber  que  los  españoles  estaban  faltos  de  pertrechos  de  guerra;  y  de 
irlos  a  todos  matando,  en  primer  lugar  a  los  dichos  Padres;  mas  no  fue  Dios 


BIOGRAFIA 


23 


servido  ejecutasen  su  mal  intento,  porque  la  traición  se  supo,  y  los  dichos  in- 
dios con  otros,  fueron  presos,  y  condenados  a  muerte.  Lo  dicho  bastará  para 
que  se  entienda  que  en  los  demás  misioneros  se  espera,  y  en  aquellos  especial- 
mente, que,  por  estar  cerrados  los  caminos,  no  han  podido  dar  más  larga 
cuenta  de  los  sucesos".  (Arnaya:  Anua  1616,  suscrita  el  18  de  Mayo  de  1617) 
(Dunne,  Peter  Masten:  Pioneer  Jesuits  in  Northern  México,  p.  141). 

1617-1622  "Aseguró  el  testigo  (don  Gaspar  de  Alvear  y  Salazar),  que  sabe 
que  los  Padres  de  la  Compañía,  muertos  por  los  Tepehuanes  en  Nov. 
de  1616  tenían  grande  y  ferviente  caridad  para  con  Dios,  y  lo  sabe  por  las 
personas  que  los  trataron  y  comunicaron,  en  especial  por  los  Padres  Fran- 
cisco de  Arista  y  Juan  de  Acacio". 

—  "Sabe  asimismo  que  practicaron  la  adoración  a  Dios  y  veneración  a 
sus  Santos,  celebrando  los  divinos  oficios  con  grande  devoción,  lo  cual  en 
particular  oyó  decir  a  los  Padres  Juan  Acacio,  Juan  Alvarez  y  Gaspar  de  Ná- 
jera,  en  el  Real  y  Minas  de  Topia,  por  Julio  del  año  de  1617'*.  (Alvear  y  Sa- 
lazar, Gaspar:  Testimonio  Juramentado  sobre  los  mártires  de  los  tepehuanes 
de  1616,  en  Durango,  18  de  Agosto  de  1622). 

1623  "Un  recibo  del  P.  Gabriel  de  Alarcón,  fecha  11  de  Mayo  de  1623,  por 
la  cantidad  de  6,000  pesos  que  en  nombre  del  Padre  Juan  Acacio, 

Rector  de  dicho  Colegio,  dio  a  favor  del  P.  Juan  Lorenzo,  Provincial  que  era 
de  la  Compañía  quien  los  había  tomado  prestados  para  socorrer,  y  ayudar  a 
pagar  las  deudas  del  dicho  Colegio".  (Inventario  Arch.  Prov.  Méx.  1767 
f.  124). 

1624  Superior  de  la  Residencia  de  Veracruz.  (Lecina).  Por  una  carta  del 
Padre  Vitelleschi,  nos  enteramos  de  un  suceso  del  P.  Acacio,  siendo 

Superior  de  esta  residencia  de  Veracruz:  La  Carta  está  suscrita  en  Roma,  el 
11  de  Marzo  de  1624,  y  dice  así:  "Cuando  el  Padre  Diego  de  Acebedo,  fue 
a  visitar  la  residencia  de  Veracruz,  por  orden  de  V.  R.  (P.  Juan  Lorenzo, 
Prov.),  le  dijo  el  Padre  Juan  Acacio,  que  no  tratase  de  hacer  la  visita,  porque 
no  lo  había  de  consentir,  ni  él  había  de  obedecerle;  que  tenía  ya  propuesto 
a  V.  R.  que  aquella  casa  no  tenía  necesidad  de  ser  visitada,  por  haberlo  sido 
el  año  antes,  y  haber  poco  tiempo  que  él  era  venido  por  Superior  a  ella;  y 
que  él  y  sus  compañeros  habían  de  estar  a  su  costa".  "Este  estilo  de  hablar 
y  tratar  a  quien  su  Provincial  enviara  a  visitarle  (si  pasó  como  me  lo  refie- 
ren), es  muy  ajeno  de  lo  que  ha  usado  siempre  la  Compañía;  y  aunque  des- 
pués se  rindió  y  obedeció,  no  es  justo  que  se  quede  falta  como  ésta,  sin  castigo, 
y  así  V.  R.  le  deponga  luego  del  oficio  de  Superior,  y  sepan  los  que  han 
tenido  noticia  de  su  culpa,  que  se  le  da  esta  penitencia  por  lo  que  hizo".  (Vi- 
telleschi, Carta  del  11  de  Marzo  de  1624,  al  P.  Prov.  Juan  Lorenzo). 


24 


ACACIO,  JUAN,  P. 


1626  (Mayo  6).  "No  quedo  satisfecho  de  la  excusa  del  P*.  Juan  Acacio;  V. 

R.  usó  con  él  de  demasiada  blandura:  bien  merecía  por  lo  que  hizo 
con  el  Padre  Diego  de  Acevedo,  ser  luego  depuesto  del  oficio  (Superior  de  la 
Residencia  de  Veracruz)  ;  que  ésto  sirviera  de  corrección  a  su  falta,  y  de  ad- 
vertencia a  otros,  para  que  sepan  el  respeto,  rendimiento  y  puntual  obedien- 
cia, con  que  deben  obedecer  a  los  Superiores".  (Vitelleschi  al  P.  Juan  Loren- 
zo, Roma,  6  de  Mayo  de  1626). 

1629-32  El  P.  Mariano  Lecina  nos  dice  que  fue  rector  del  colegio  de  Mé- 
rida,  Yucatán.  Pero  no  nos  dice  cuándo. 

—  Rector  del  colegio  de  Mérida,  desde  1629  hasta  1632,  esto  nos  lo  dice 
el  P.  Agustín  Pablo  Castro  en  la  Historia  manuscrita  del  colegio  y  uni- 
versidad de  Mérida,  Yucatán.  Historia  que  abarca  desde  1605  hasta  1765,  y 
se  halla  en  el  Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  APA-G  VHI-H  (1431).  Y  dice  Gas- 
tro:  "Existen  enteras  y  en  dos  ejemplares,  las  primeras  constituciones  que  hizo 
para  el  gobierno  académico,  el  Padre  Rector  Juan  Acacio.  Están  hechas  bajo 
la  autoridad  del  Sr.  Obispo  (Fray  Gonzalo  de  Salazar  [1608-1636]),  a  quien  en 
todo  se  sujetan,  como  a  cabeza  de  la  universidad".  "En  1664  el  Padre  Visita- 
dor Hernando  Gavero,  mandó  que  se  hiciese  una  consulta  de  colegio,  sobre 
las  antiguas  'constituciones  académicas  del  Padre  Juan  de  Acacio,  y  que,  revi- 
sadas éstas,  le  avisasen  los  pareceres  de  los  padres,  menudamente,  cuanto  antes 
y  por  duplicado'."  (Gastro,  Agustín). 

1631  Se  halla  bajo  el  número  23  de  los  profesos  asistentes  a  la  congregación 
provincial  de  México,  en  Noviembre  de  1631:  P.  Juan  de  Acacio. 
(Vera:  Tesoro  Guadalupano,  t.  H,  p.  12). 

1637  Se  halla  bajo  el  No.  14  de  los  profesos  reunidos  en  México  en  la  con- 
gregación provincial  del  2  de  Noviembre  de  1637,  presidida  por  el  P. 

Provincial  Luis  de  Bonifaz.  (Acta  original:  Isl.  Goll.  1934). 

—  Conservamos  una  carta  del  P.  General  Mucio  Vitelleschi  fechada  en 
Roma  el  30  de  Octubre  de  1637,  y  dirigida  al  P.  Florián  de  Ayerbe,  en 

que  dice:  "El  P.  Juan  Acacio,  superior  de  la  Veracruz,  dice  que  envió  al 
Hermano  Toribio  Gómez,  3,000  pesos  para  que  se  redimiese  un  censo  cargado 
sobre  la  misma  casa,  y  que  le  responde  que  la  provincia  se  encarga  de  redi- 
mirla. V.  R.  (P.  Ayerbe)  avise  conste  claro  de  esto  para  que  no  lo  padezca 
la  pobre  casa.  También  pide  sea  colegio  incoado,  y  lo  que  tuviese  se  vaya 
echando  en  renta  para  el  futuro  colegio.  Así  ordene  V.  R.  se  disponga,  y  que 
se  torne  a  poner  la  escuela  de  niños,  que  concedí  cuando  vino  el  procurador". 
(Vitelleschi  a  Ayerbe,  Roma,  30  de  Octubre  de  1637)  (Arch.  Isl.  Goll.). 

1638  Gon  fecha  de  7  de  Agosto  de  1638,  el  Virrey,  marqués  de  Gadcreita 


REFERENCIAS  BIOGRAFICAS 


25 


envió  al  P.  Provincial,  Andrés  Pérez  Rivas,  una  cédula  del  Rey  Feli- 
pe IV,  para  que  respondiese  a  las  objeciones  que  el  Sr.  Obispo  de  la  Nueva 
Vizcaya,  don  Alonso  Franco  y  Luna,  y  el  P.  Provincial  contesta  el  12  de  Sep- 
tiembre de  1638,  que  había  reunido  en  el  colegio  máximo  a  todos  los  Padres 
que  habían  estado  en  las  misiones,  para  dar  una  respuesta  más  adecuada,  y 
entre  ellos  figura  el  P.  Juan  Acacio  "que  fue  muchos  años  rector  de  la  mi- 
sión de  Topia". 

(Burrus:  Hist.  II,  p.  582). 

1643  "El  31  de  Enero,  bajo  el  No.  6  de  los  veinte  y  siete  Padres  congrega- 
dos en  México,  se  halla  en  la  décima  tercera  congregación  provincial". 
(Arch.  Prov.  [Isl.  Coll.  1935]  Vol.  5o.  de  mss.). 

1648  Los  catálogos  no  ponen  la  fecha  de  su  muerte:  el  último  trienal  en  que 
su  nombre  se  halla  es  el  de  1648,  y  éste  le  pone  72  años  de  edad. 

—       "La  última  noticia  que  se  tiene  de  él  es  de  1648".  (Burrus:  Hist.  II, 
279)  (Méx.  4,  ff.  173v,  201v,  379). 

Referencias  biogr^xficas 

1  Actas  de  las  Congregaciones  provinciales  de  México  (originales)  : 
De  la  undécima,  en  el  colegio  máximo,  Noviembre  de  1631. 

De  la  décima  tercera,  en  el  colegio  máximo,  Enero  22  1643. 

2  Alegre,  Francisco  Javier,  S.  J.,  Hist.  de  la  Provincia  de  la  C.  de  J.  en 
N.  E.,  t.  II,  México,  1842,  p.  87. 

3  Alegre-Burrus,  Ernest  J.,  S.  J.,  Hist...     t.  II,  Roma,  1958,  pp.  279, 
582,  594. 

4  Alvear  y  Salazar,  Gaspar  (Gobernador  que  fue  de  la  Nueva  Vizcaya). 
Informe  juramentado  sobre  los  mártires  de  los  tepehuanes.  Durango,  18  de 

Agosto  de  1622. 

5  Aquaviva,  Claudio,  S.  J.,  Cartas: 

Al  P.  Prov.  Esteban  Páez.         Roma,  31  Nov.  1595. 

„  „  Roma,    6  Oct.  1597. 

Al  P.  Vice-provincial  Martín  Pelácz.  Roma,  lo.  Abr.  1609. 

6  Arch.  Gen.  de  Indias.  Guadalajara,  138  (antes:  67-3-32). 

7  Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  (1960)  APA-G  VIlI-2  (1431). 

8  Arch.  Prov.  Méx.  (Isl.  Coll.  1934-35).  Cartas  mss.  de  los  PP.  Generales. 

9  Arch.  Gen.  Nac.  (México).  Colee.  Historia.  Anua  de  1616. 


26 


ACACIO,  JUAN,  P. 


10  Arnaya,  Nicolás,  S.  J.,  Anua  1616,  fechada  en  México  el  18  de  Mayo 
1617,  ff.  140-141. 

11  Bandelier-Hackett,  Historical  Documents,  III,  8-14,  95-105. 

12  Bolet.  Arch.  Gen.  Nac.  (Méx.),  t.  X,  No.  1,  p.  77.  Año  1939. 

13  Castro,  Agustín  Pablo,  S.  J.,  Ms.  Historia  del  colegio  y  universidad  de 
Mérida,  Yuc.  (1605-1765). 

14  Catálogos  trienales.  1595,  1600,  1648. 

14  Decorme,  Gerardo,  S.  J.,  La  Obra  de  los  jesuitas  mexicanos  en  la  época 
colonial,  México,  1941,  t.  II,  pp.  70,  209. 

15  Dice.  Univ.  Hist.  y  Geograf.,  t.  III  de  Apéndices,  México,  1856,  p.  541. 
Art.  Tepehuanes. 

16  Dunne,  Peter  Masten,  S.  J.,  Pioneer  Jesuits  in  Northern  México,  Ber- 
keley,  Calif.,  1944,  f.  141. 

17  F.  G.  Fondo  Gesuitico,  Roma,  1467,  doc.  5. 

18  Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  (1767),  f.  124. 

19  Méx.  4,  ff.  173v,  201v,  379. 

20  Ramírez,  Francisco,  S.  J.,  Hist.  del  colegio  de  Pátzcuaro.  Ms.  Anón. 

21  Uriarte,  José  Eugenio,  S.  J.-Lecina,  Mariano,  S.  J.,  Biblioteca  de  escri- 
tores de  la  C.  de  J.  en  la  antigua  Asist.  de  España,  Madrid,  1929-30. 

22  Vera,  Fortino,  Pbro.,  Tesoro  Guadalupano,  t.  II,  Amecameca,  1889, 
p.  12. 

23  ViLLAcoRTA,  JuAN  Antonio,  Estudlos  bibliográficos  sobre  Rafael  Landí- 
var,  Guatemala,  1931,  p.  7. 

24  ViTELLESCHi,  Mucio,  S.  J.,  Cartas: 

Al  P.  Prov.  Juan  Laurencio      Roma,  11  Mzo.  1624. 
„  „       „  Roma,    6  Mayo  1626. 

Al  P.  Prov.  Florián  de  Ayerbe    Roma,  30  Oct.  1637. 

Bibliografía 

1617  (Enero).  "Carta  del  P.  Juan  Acacio,  Superior  de  la  Misión  de  Topia, 
al  Padre  Provincial  Nicolás  Arnaya".  Tomada  (dice  Lecina)  del  P. 
Nicolás  Arnaya,  Residencia  de  Guadiana  en  Nueva  Vizcaya,  hoja  35. 

1629-32  "Existen  enteras  y  en  dos  ejemplares,  las  primeras  Constituciones 
que  hizo  para  el  gobierno  académico  el  P.  Rector  Juan  de  Acacio  del 
colegio  de  Mérida".  En  1664  el  P.  Visitador  Hernando  Gavero  mandó  que  se 
hiciese  una  consulta  de  colegio,  sobre  las  antiguas  Constituciones  Académicas 


REFERENCIAS 


27 


del  P.  Juan  de  Acacio  y  que,  revisadas  éstas,  le  avisasen  los  pareceres  de  los 
Padres,  menudamente,  cuanto  antes  y  por  duplicado.  (Castro,  Agustín,  S.  J., 
Hist.  del  colegio  y  Universidad  de  Mérida,  1605-1765.  Ms.). 

Referencias  para  la  bibliografía 

1  Arnaya,  Nicolás,  S.  J.,  Anua  de  1616,  hoja  35. 

2  Castro,  Agustín  Pablo,  S.  J.,  Hist.  del  colegio  y  univ.  de  Mérida,  1765. 
ms. 

3  Uriarte,  S.  J.-Lecina,  S.  J.,  Biblioteca  de  escritores  de  la  C.  de  J.  en  la 
antigua  Asistencia  de  España,  Madrid,  1929-30. 


ACEVEDO,  DIEGO  DE,  P.  (1584-1652)  (f  68) 
Biografía 

Téngase  en  cuenta  que  hay  otro  Padre  del  mismo  nombre  y  apellido  en  el 
siglo  XVIII,  y  que  entonces  se  escribía  lo  mismo  Acevedo,  que  Acebedo,  o 
Azevedo. 

1574  "Nació  en  Oaxaca  hacia  1574".  (Burrus:  Hist.  II,  p.  280,  nota)  (Cree- 
mos que  es  error) . 

1584  Nació  en  Oaxaca  en  1584  (pues  tenía  68  años  cuando  murió  en  1652). 

—  "Nació  en  Antequera,  capital  del  Valle  de  Oaxaca".  (Berist.). 

—  En  el  catálogo  trienal  de  1600,  se  dice  que  nació  en  San  Ildefonso, 
diócesis  de  Oaxaca.  Y  en  el  de  1638,  "en  Villa  Alta,  in  Nova  His- 

pania". 

—  En  todos  los  demás  autores  se  dice  simplemente,  que  "nació  en  Oaxa- 
ca". (Lecina). 

1591  "Entró  a  la  Compañía  a  los  17  años".  (Burrus:  Hist.  II,  p.  280). 

1599  Como  el  P.  Mariano  Lecina  asegura  que  "entró  el  lo.  de  Enero  de 
1599,  en  la  provincia  de  Nueva  España,  de  edad  de  19  años",  se  segui- 
ría que  nació  en  el  año  de  1580,  y  no  el  de  84. 


28 


ACEVEDO,  DIEGO  DE,  P. 


—  Oviedo  afirma  que  entró  a  la  Compañía  el  año  de  1600  "pues  tenía 
más  de  50  en  ella  cuando  murió  en  1652.  (Florencia  Oviedo:  Menolo- 

gio.  Marzo  31). 

1609  Roma,  lo.  de  Abril  de  1609.  (De  una  carta  del  P.  Aquaviva  al  P.  Prov. 
Martín  Peláez) .  "Los  Padres  Diego  de  Santiesteban  y  Guillermo  de  los 

Ríos,  como  examinadores  'ad  gradum',  avisan  de  la  suficiencia  del  Padre 
Diego  de  Acevedo".  (Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll.  1934],  vol.  V  de  mss.). 

—  Ya  en  este  año  se  halla  en  la  misión  de  Tecuchiapa  (Topia),  suplien- 
do al  P.  Hernando  de  Santarén,  que  fue  este  año  de  rector  al  colegio 

de  Sinaloa.  (Proceso.  .  .  Leg.  6o.  p.  63). 

1609-10  "No  recuerdo  si  fue  el  año  de  1609  o  el  de  1610  que  vino  de  Rector 
el  P.  Hernando  de  Santarén  al  colegio  de  Sinaloa,  que  hasta  esos  años 
estuvo  trabajando  en  Tecuchiapa,  en  donde  le  sucedió  el  P.  Diego  de  Age- 
VEDO^^  (Grijalva,  Juan,  Capitán:  Carta  al  P.  Juan  de  Albízuri,  fechada  en 
San  Felipe  y  Santiago  el  3  de  Enero  1639). 

1610  "En  1610  fue  a  las  misiones".  (Burrus:  Hist.  H,  p.  280.  Nota). 

1611  "Manda  el  gobernador  dar  escolta  al  P.  Acevedo".  (Martínez  de  Ur- 
daide  en  Documentos  acerca  de  las  misiones  de  Sinaloa)   (Arch.  Gen. 

Nac.  [Méx.]  Ramo  Misiones.  Letra  G) . 

1613  "The  trouble  started  here  as  early  as  1613...  There  vvas  trouble 
likewise  still  farther  up  the  Sinaloa  river,  where  its  banks  turn  south 
and  then  east  again  farther  into  the  mountains.  Here  the  river  is  knovvn  as 
the  Petatlán.  Father  Diego  de  Azevedo  was  working  here  in  the  pueblos  of 
Tecuciapa  and  Carantapa,  which  belonged  to  the  Topia  missions. 

"Three  of  his  neophytes  had  been  so  badly  mauled  by  the  rebels  that  they 
were  left  for  dead  and  the  padre  himself  w^as  in  danger.  Near  by,  Father  San- 
tarén was  laboring  among  the  Acaxée  Indians.  He  called  in  Captain  Martín 
de  Olivas,  who  had  charge  of  this  district  from  the  east.  But  the  latter,  not 
succeeding  in  quieting  these  sierras,  departed,  having  left  no  protection  to 
Santarén  and  Azevedo". 

"Hurdaide,  therefore,  went  into  the  country  himself  in  1614.  and  left  there 
seven  soldiers  for  the  protection  of  the  fathers". 

(Dunne:  Black  Robes  on  the  West  Coast,  pp.  157-8). 

1613-1614  "Nadie  se  interesó  en  vivir  en  aquella  ratonera  de  Carantapa, 
como  la  llamaban,  y  nido  de  águilas.  El  único  que  se  decidió  fue  un 
capitán  llamado  Martín  Olivas,  riquísimo  aragonés,  quien  obtuvo  en  México 
el  título  de  marqués,  e  intentaba  fundar  en  estas  sierras  el  Nuevo  Reino  de 


BIOGRAFIA 


29 


Ariza,  su  patria  en  Aragón.  Era  un  hombre  buscapleitos  y  pronto  se  enemistó 
con  todo  el  mundo.  Emprendió  guerra  a  muerte  contra  el  alcalde  de  Tecu- 
chiapa,  intentó  ahorcar  de  un  árbol  al  padre  Diego  de  Acevedo  encargado 
de  visitar  el  pueblo,  y  en  sus  fanfarronadas  amenazaba  irse  a  Roma  con  el 
Papa  con  dos  bolsas  de  cuero,  una  llena  de  huesos  de  frailes  y  otra  de  teati- 
nos  (Jesuítas)". 

"Hasta  el  2  de  Octubre  de  1614,  en  que  fue  destituido  por  el  Virrey,  des- 
cansó la  misión  de  tan  molesto  huésped". 
(Gutiérrez  Casillas:  Santarén,  p.  110). 

1615  "Hizo  el  P.  Diego  de  Acevedo  la  profesión  de  cuatro  votos  el  lo.  de 
Mayo  de  1615".  (Lecina). 

—  "Doce  años  gastó  en  las  misiones  de  la  asperísima  sierra  de  Topia,  y 
en  cultivo  de  naciones  bárbaras  aprendiendo  sus  lenguas  y  en  andar 

caminos  de  elevados  montes  y  profundas  barrancas.  Fundó  muchas  iglesias, 
sacando  a  los  indios  de  sus  picachos  y  reduciéndolos  a  vida  humana".  (Oviedo: 
Menologio) . 

1616  "Habiendo  sucedido  el  alzamiento  de  los  tepehuanes,  pretendieron  és- 
tos inquietar  a  los  indios  del  P.  Diego  de  Acevedo,  y  le  tuvieron  ya 

cercado  para  quitarle  la  vida".  (Oviedo:  Menologio). 

—  Lo  mismo  dice  Lecina:  "Doce  años  (1609-21)  empleó  en  la  evangeli- 
zación  de  los  infieles  de  la  sierra  de  Topia,  pero  tuvo  que  dejar  esta 

misión,  por  orden  de  los  superiores,  para  ocuparse  en  la  formación  de  nues- 
tros jóvenes,  y  en  asuntos  de  gobierno". 

La  Misión  de  Tecuchiapa  (Topia)  a  los  principios  del  siglo  había  sido 
misión  muy  florida,  que  administraron  los  Padres  Diego  de  Acevedo  y  Gaspar 
de  Nájera".  (Alegre).  "Amenazan  los  indios  Tepehuanes  pasar  la  guerra  a 
Sinaloa,  trayendo  (según  me  ha  dado  aviso  de  Tecuchiapa,  el  Padre  Diego  de 
Acevedo)  dos  doncellas  españolas  cautivas,  y  dos  niñas,  con  que  vienen  ha- 
ciendo alarde  de  sus  victorias".  (Capitán  Martínez  de  Urdaide,  Carta  al  Vi- 
rrey, el  Marqués  de  Guadalcázar) . 

"Bien  pensaron  los  Padres  y  españoles  de  Topia,  y  de  aquella  misión  que 
es  toda  de  Acaxées,  que  también  ellos  quedaban  seguros  y  quietos,  con  la 
muerte  de  don  Andrés  y  Juan  Gordo  en  Coapa,  mas  con  todo  eso,  fue  menes- 
ter la  buena  diligencia  y  vigilancia  que  tuvo  el  Capitán  don  Sebastián  de 
Albear,  alcalde  mayor  de  aquel  Real  (Topia),  en  la  guarda  y  seguridad  de  los 
Padres  de  aquella  misión,  y  en  particular  el  mismo  real  de  Topia,  cercando 
una  muy  espaciosa  plaza,  con  tres  torreones  en  ella,  y  más  de  sesenta  solda- 
dos bien  prevenidos,  con  sus  caballos  de  armas.  Lo  que  más  guerra  hacía  aquí, 
como  en  otras  partes,  era  la  falta  de  pólvora,  que,  a  haberla,  no  había  que 


30 


ACEVEDO,  DIEGO  DE,  P. 


temer  a  los  enemigos.  Vista  por  ellos  la  prevención,  y  entendiendo  que  había 
suficiente  recaudo  de  todo  género  de  abastecimientos,  no  osaron  acometer 
a  este  Real  con  que  quedaron  seguros  los  Padres  misioneros,  que  allí  se  reco- 
gieron. El  Padre  Diego  de  Agevedo  en  Tecuchiapa,  que  es  cabecera  de  su 
partido,  tenía  ya  nueva  del  alzamiento  general,  temeroso  de  que  sus  Acaxées 
estaban  vecinos  a  los  Tepehuanes,  no  dejaba  de  tener  recelo  de  que  hiciesen 
otro  tanto,  aunque  muy  deseoso  de  tener  la  suerte  que  había  corrido  por  los 
demás  Padres.  Añadiósele  la  ocasión  de  las  sospechas  con  que  un  indio  prin- 
cipal de  Batoyapal,  pueblo  de  su  doctrina,  el  más  cercano  a  los  Tepehua- 
nes, le  vino  a  ver  convidándole  que  fuese  a  su  pueblo,  y  diciéndole  pala- 
bras regaladas  'de  que  gustaba  mucho  de  verle,  y  le  pesaba  cuando  se  ausen- 
taba del  partido'  cosa  que  el  indio  no  solía  hacer,  porque  no  era  nada  amo- 
roso. Despidióle  el  Padre  con  el  mismo  amor,  dándole  de  comer,  regalándole, 
y  prometiéndole  que  en  breve  iría  a  su  pueblo,  creció  el  recelo,  cuando  al  día 
siguiente,  vino  el  fiscal  del  mismo  pueblo,  casi  con  las  mismas  razones  estando 
el  Padre,  dando  y  tomando  consigo,  en  si  sería  bien  ir  o  no  ir,  o  qué  consejo 
tomaría,  quiso  nuestro  Señor  que  estando  en  esta  suspensión,  aquel  mismo  día 
recibiese  unas  cartas  del  P.  Visitador  y  del  Capitán  de  Sinaloa,  en  que  le 
advertían  del  grande  peligro  en  que  estaba,  ordenándole  que  al  punto  saliese, 
conque  conoció  el  Padre  ser  ésta  la  voluntad  de  Nuestro  Señor  y  así,  luego 
se  partió  para  San  Ignacio,  que  es  un  Real  de  Minas,  a  donde  llegó  de  no- 
che; de  allí  bajó  a  Sinaloa,  y  luego  tuvo  aviso  de  que  aquel  mismo  pueblo 
de  Batoyapa,  para  donde  le  convidaban,  estaba  ya  alzado  y  que  habían  venido 
a  él  tres  tepehuanes  y  amonestándoles  siguiesen  al  nuevo  dios  y  llamando  a 
los  principales  del  partido,  les  dijesen  que  todos  prometiesen,  pena  de  la  vida, 
que  harían  lo  que  se  les  ordenase;  proponíanles  los  mismos  premios  y  amena- 
zas, que  en  otras  partes  había  hecho  el  falso  dios;  preguntaban  muchas  veces 
los  tepehuanes  por  el  Padre,  diciendo  que  traían  muy  encargado  que  le  qui- 
tasen luego  la  vida,  y  para  más  persuadirles  y  animarlos  a  la  conjuración, 
llevaron  algunos  Acaxées,  para  que  a  vista  de  ojos  pudiesen  dar  testimonio  de 
los  cuerpos  de  Padres  descabezados  y  tendidos  con  los  demás  españoles  muer- 
tos en  el  pueblo  de  Santiago  Papasquiaro.  .  .  Después  de  algunos  días,  pare- 
ciendo que  esto  se  había  aquietado,  y  que  aquellos  pueblos  estaban  sin  doctri- 
na, hubo  de  volver  a  ellos  el  Padre  Diego  de  Acevedo;  pero  esto  fue  acompa- 
ñándole y  haciéndole  escolta  soldados  españoles  con  que  el  Capitán  de  Sina- 
loa le  socorrió  a  su  costa,  hasta  que  el  Virrey  de  México  diese  orden  que  se 
le  pagase  lo  que  en  esto  hizo,  como  lo  hace  en  otras  ocasiones  en  servicio  de 
Dios  y  de  su  real  Majestad.  En  esta  ocasión  envió  setenta  indios  amigos  y  seis 
soldados  que  asistiesen  a  la  defensa  del  Padre,  no  tanto  para  defenderlo  de 
los  de  su  partido,  que  esos  eran  aún  más  seguros,  sino  de  los  tepehuanes,  que 
alguna  vez  vinieron  más  de  ochenta  con  ánimo  de  matarle;  y  ordenó  que  se 


BIOGRAFIA 


31 


hiciese  un  fuerte,  en  que  de  ordinario  estuviesen  los  soldados  y  los  Padres,  y 
demás  gente  menuda,  hasta  que  la  tierra  se  quietase.  Dióles  asimismo  socorro 
de  diez  fanegas  de  maíz,  y  otros  bastimentos  de  que  aquel  puesto  tiene  muy 
gran  falta;  importó  mucho  este  presidio,  porque  después  estando  ya  más  fir- 
mes en  la  paz,  los  naturales  declararon  que,  aunque  ellos  habían  tenido  siem- 
pre amor  y  afición  a  los  ministros  de  su  doctrina,  la  importunidad  y  persua- 
siones de  los  vecinos  tepehuanes,  les  habían  movido  los  ánimos  a  determinarse, 
como  ya  lo  estaban,  de  matar  a  los  dos  Padres,  Diego  de  Acevedo  y  Gaspar 
de  Nájera  y  que  esta  resolución  la  habían  dilatado,  para  cuando  los  dos  estu- 
vieran juntos,  mas  por  varias  ocupaciones,  no  lo  habían  estado  hasta  este 
punto  en  que  había  ya  suficiente  defensa,  que,  a  no  ser  así,  ya  estuvieran  muer- 
tos. El  Capitán  de  Sinaloa,  Diego  Martínez  de  Urdaide,  como  más  práctico 
entre  esta  gente,  se  valió  de  un  arbitrio  y  ardid  con  el  Alcalde  Mayor  de  este 
puesto,  para  satisfacerse  si  éstos  eran  fieles  o  no,  mandándoles  fuesen  a  las 
rancherías  de  los  enemigos  y  procurasen  trabar  guerra  con  ellos,  para  experi- 
mentar cuánto  era  su  valor,  y  quiénes  eran  los  vencedores,  encaminando  su 
intención  a  que  si  no  eran  los  acaxées  enemigos  de  los  tepehuanes,  lo  fuesen; 
o  nos  constase  que  eran  amigos  los  unos  de  los  otros,  y  se  pusiese  remedio.  Por 
esta  diligencia  fueron  ciento  treinta  gandules  de  los  acaxées,  y  dieron  en  los 
enemigos  que  huyeron,  y  fueron  muertos  algunos,  cuyas  cabezas  se  trajeron 
para  señal  de  la  victoria;  trajeron  también  una  india  gentil,  que  prendieron 
para  que  se  bautizase  antes  de  morir.  Fue  de  importancia  este  hecho,  porque 
quedaron  nuestros  indios  más  unidos  con  los  españoles,  y  los  enemigos,  me- 
nos confiados,  en  que  entre  ellos  eran  muchos  parientes  muy  cercanos,  y  algu- 
nos hermanos  y  padres  de  nuestros  acaxées;  y  con  esto  no  fiaron  más  del  deu- 
do y  amistad".  (Amaya,  Anua  1616). 

Demos  a  conocer  dos  cartas  que  tenemos  del  mismo  Padre  Diego  de  Ace- 
vedo; la  primera  fechada  en  el  Mineral  de  San  Hipólito  a  fines  de  1616,  y 
reza  así: 

"Entiéndese  vendrá  gran  número  de  indios  tepehuanes  y  baimoas  y  otras 
naciones  de  gentiles,  comarcanas  a  éstas,  en  demanda  de  su  intento.  En  cual- 
quier acontecimiento,  estoy  muy  cierto,  lo  que  con  tantas  veras  procuro  y  de- 
seo, que  es  morir  en  la  demanda,  y  al  lado  de  mi  muy  amado  y  devoto  Padre 
San  Ignacio,  a  cuya  intercesión  y  méritos,  atribuyo  el  bien  de  estas  almas,  a 
quien  se  las  tengo  encomendadas,  años  ha,  como  a  Padre  y  Patrón  suyo,  que 
este  título  tienen  estos  pueblos,  a  lo  menos  en  mis  indignas  oraciones  y  sacri- 
ficios; este  es  su  lugar,  para  que  yo  merezca  seguir  los  pasos,  de  los  que  tan 
loables  veredas  nos  han  dejado". 

1617  La  segunda  carta  está  fechada  a  principios  de  1617,  en  el  mismo  Real 
de  San  Hipólito,  está  escrita  al  P.  Provincial  Nicolás  de  Arnaya,  y 
le  dice: 


32 


ACEVEDO,  DIEGO  DE,  P. 


"En  caso  de  que  V.  R.  supiese  de  mi  muerte,  o  del  peligro  próximo  a  ella 
(que  ya  presto  se  puede  esperar)  pido  a  V.  R.  como  a  Padre  mío,  y  como  a 
Padre  que  mucho  amo  y  he  amado  desde  que  lo  conocí  y  traté,  que  se  acuerde 
de  mí;  porque  aunque  es  verdad  que  los  Padres  difuntos  son  mártires,  debo 
temer  de  mí  que  no  merezco  alcanzar  a  seguir  sus  pisadas;  digo  que  son 
mártires,  porque  por  tales  los  venero;  y  si  no,  digan  los  mismos  enemigos  rebe- 
lados, ¿cuál  es  la  causa  por  que  los  han  muerto,  y  nos  pretenden  matar?  Por- 
que aunque  es  por  mandado  de  su  nuevo  dios,  el  demonio,  y  ellos  mismos  en 
sus  obras  y  palabras  declaran  el  fin  de  su  alzamiento,  quisiera  yo  lo  declarasen 
más;  pues  los  bienes  no  sólo  son  espirituales,  sino  aun  temporales,  que  ellos 
siempre  han  recibido  de  nosotros,  no  dan  lugar  a  que  tengan  sobre  nosotros 
otro  odio,  fuera  del  que  han  concebido  de  nuestra  fe,  y  contra  la  doctrina  que 
se  les  enseña".  (Diego  de  Acevedo,  desde  el  Mineral  de  San  Hipólito,  a  18 
de  Mayo  de  1617). 

Alegre,  y  el  Dice.  Univ.  de  Hist.  y  Geograf.  resumen  así  este  paso:  "Los 
Padres  Diego  de  Acevedo  y  Gaspar  de  Nájera,  se  habían,  por  orden  de  la 
obediencia,  retirado  de  sus  misiones  (por  el  levantamiento  de  los  tepehuanes 
en  Noviembre  de  1616)  a  Sinaloa;  pero  pasando  algunos  días  sin  novedad  en 
sus  pueblos,  determinaron  restituirse,  bien  que  con  la  escolta  de  seis  soldados 
y  sesenta  indios  amigos,  que  les  obligó  a  llevar  consigo,  el  prudente  Capitán 
Urdaide". 

—  Enero  2.  "Alzamiento  de  la  Sierra  de  Bacapa,  Partido  del  P.  Acevedo 
al  cual  juran  de  matarlo.  Los  indios  desafían  al  Capitán".  (Martínez- 

Urdaide)   (Ibid.  Letra  H). 

—  (Octubre).  "Luego  en  el  segundo  aviso  se  ha  sabido  por  carta  que  va 
con  ésta,  del  Capitán  Aguilar,  escrita  a  don  Sebastián  de  Alvear,  Al- 
calde Mayor  de  Topia  y  Boaca,  cómo  los  indios  dieron  en  el  pueblo  de  Tecu- 
chiapa,  partido  del  Padre  Acevedo,  donde  hay  presidio  de  12  soldados  espa- 
ñoles y  50  indios  amigos  con  su  Capitán  que  es  el  sobredicho  Diego  de  Agui- 
lar. Dice  pues  que  el  miércoles  15  (?)  de  Octubre,  a  las  nueve  del  día  aco- 
metieron el  Fuerte  los  enemigos  que  traían  tres  arcabuces  y  muchas  armas,  y 
que  entre  ellos  venían  dos  negros  capitaneando  y  mucha  gente  ladina  en  espa- 
ñol; pelearon  hasta  eso  de  las  cuatro  de  la  tarde  y  hiriéronse  de  una  parte  y 
de  otra,  y  llegaron  los  enemigos  a  ganarles  las  tres  esquinas  del  Fuerte,  y 
aunque  los  rebatieron,  dicen  que  quedaban  amenazados  y  con  riesgo  por  falta 
de  pólvora,  y  sobre  ésto  los  enemigos".  Que  no  se  ha  sabido  más  de  ésto  hasta 
aquí.  (Arista,  Francisco,  S.  J.,  Relación  de  la  Guerra  de  los  Tepehuanes.  Ms. 
mensual.  Diciembre)   (Escrito  en  Guadiana). 

1618  (Febrero).  "El  segundo  puesto  es  el  de  Techuchipa  por  las  Serranías 
cercanas,  como  cuarenta  leguas  adelante  de  Culiacán,  y  a  treinta  a 


BIOGRAFIA 


33 


mano  derecha  de  Sinaloa,  Partido  de  los  Padres  Acevedo  y  Nájera,  donde  hay 
presidio  de  doce  soldados  con  su  Capitán  Diego  de  Aguilar  y  50  indios  ami- 
goSj  y  adonde  habían  acometido  los  enemigos  hasta  ganar  las  tres  esquinas  del 
Fuerte,  según  se  dijo  en  la  Relación  pasada;  después  acá  no  se  ha  sabido  del 
suceso  por  no  haber  llegado  la  escolta  que  pasó  a  Topia,  por  cuya  vía  sólo 
se  puede  saber  de  la  tierra  adentro;  de  esta  gente  no  se  ha  entendido  quién 
sea  el  Capitán,  mas  de  andar  entre  ellos  algunos  negros  y  otros  con  arcabu- 
ces". (Arista  Francisco,  S.  J.,  Relación  del  mes  de  Febrero  de  1618). 

1619  (Abril  10).  Carta  del  Capitán  don  Diego  Martínez  de  Urdaide,  al  P. 
Nicolás  Arnaya,  Provincial,  y  trata  del  Capitán  Olivas  y  del  Padre 

Acevedo,  suscrita  al  margen:  "10  de  Abril  1619".  (Ibid.  Letra  G). 

'Tue  muy  humilde  de  corazón,  y  más  inclinado  a  seguir  el  parecer  ajeno 
que  el  propio,  muy  dado  a  la  oración,  en  que  le  regalaba  el  Señor  con  ternu- 
ras y  consuelos;  devotísimo  de  la  Santísima  Virgen,  cuyo  amor  procuraba 
imprimir  en  los  corazones  de  todos,  especialmente  en  los  de  sus  colegiales  y 
novicios".  (Fue  Maestro  de  Novicios  en  1643...)  (Oviedo:  Menologio). 

1619-1620  Por  una  carta  del  valiente  Capitán  Urdaide,  al  Virrey,  Mar- 
qués de  Guadalcázar,  en  que  le  dice:  "He  sabido  por  carta  del  Padre 
Diego  de  Acevedo  de  la  Compañía  de  Jesús,  que  asiste  a  la  Doctrina  de  los 
dichos  indios  de  Tecuchiapa,  enemigos,  y  otros  que  están  de  paz  en  la  sierra 
de  Bacapa,  que  se  volvieron  de  nuevo  a  amotinar  todos  los  indios,  que  yo 
(Urdaide)  había  dejado  asentados  de  paz,  cuando  allí  estuve,  persuadidos  de 
los  dichos  enemigos;  y  dejaron  sus  sementeras  con  grandes  amenazas  que  ha- 
bían de  revolver  a  dar  la  muerte  al  dicho  Padre  y  a  cuantos  pudiesen,  y  poner 
incendio  a  las  iglesias  de  aquel  partido",  vemos  la  difícil  situación  de  los  abne- 
gados misioneros  de  aquel  partido.  Y  continúa  Urdaide:  "Y  habrá  cuatro 
días  que  recibí  otra  carta  del  dicho  Padre  Diego  de  Acevedo,  de  18  de  Di- 
ciembre de  1619,  que  dice  que  después  del  alzamiento  y  amenaza,  los  dichos 
enemigos,  flecharon  a  tres  indios  cristianos  de  los  que  están  de  paz,  y  esca- 
paron los  dos  muy  mal  heridos,  y  al  otro,  por  haber  huido  por  diferente  parte, 
le  siguieron  los  enemigos,  que  le  tenían  por  muerto  y  que  se  aguardaban  otros 
mayores  males". 

1620  "Fue  nombrado  rector  de  San  Ildefonso  de  México  y  operario  de 
indios  en  1620".  (Burrus  II,  230). 

1622  Cfr.  Bibliografía. 

1624  (Marzo  11).  "Cuando  el  P.  Diego  de  Acevedo,  fue  a  visitar  la  resi- 
dencia de  la  Veracruz,  por  orden  de  V.  R.  (el  P.  Provincial  Juan  Lo- 
renzo), le  dijo  el  P.  Juan  Acacio,  Superior  de  ella,  que  no  tratase  de  hacer  la 


34 


ACEVEDO,  DIEGO  DE,  P. 


Visita,  porque  no  lo  había  de  consentir".  (Vitelleschi:  Carta  al  P.  Prov.  Juan 
Lorenzo,  Roma,  Marzo  11  1624).  Y  en  la  misma  fecha  el  mismo  P.  General 
le  escribe: 

"Huélgome  de  la  buena  relación  que  V.  R.  me  da  de  la  Residencia  de  la 
Veracruz,  que,  por  su  orden  visitó,  el  P.  Diego  de  Agevedo". 

Mandó  entretanto  el  P.  General  al  Provincial  que  impusiese  una  peniten- 
cia pública,  si  era  necesario  al  P.  Acacio,  por  haberse  rehusado  al  principio 
recibir  la  Visita  del  P.  Agevedo,  y  en  carta  del  6  de  Mayo  de  1626  al  Padre 
Laurencio,  le  manifiesta  que  no  quedó  satisfecho  de  la  leve  penitencia  que  le 
impuso  al  superior  de  Veracruz,  pues  la  falta  había  sido  grave,  aunque  al  fin 
se  había  sometido  a  la  visita. 

1637  En  1637  había  nombrado  el  P.  Vitelleschi  por  superior  del  colegio  del 
Espíritu  Santo  de  Puebla  al  P.  Diego  de  Agevedo;  pero  al  P.  Provin- 
cial (que  lo  era  entonces  el  P.  Florián  de  Ayerbe),  no  le  pareció  a  propósito, 
y  le  escribe  con  este  motivo  el  P.  General:  "Roma,  30  de  Octubre  de  1637. 
Supe  que  V.  R.  señaló  para  el  Espíritu  Santo  al  P.  Rodrigo  de  Vibero,  en 
lugar  del  P.  Diego  de  Agevedo,  pues  juzgó  no  era  a  propósito,  si  bien  algu- 
nos hablan  con  estima  de  él,  y  se  duda  si  las  causas  porque  no  se  le  encargó 
eran  bastantes,  que,  aunque  son  de  alguna  consideración,  quizá;  no  son  tan 
relevantes  que  no  pudiera  entrar,  advertido  seriamente  de  ellas.  La  distri- 
bución del  resto  del  gobierno,  no  me  descontenta". 

—       "El  mismo  año  de  1637,  en  Noviembre  dos,  se  reunió  la  duodécima 
congregación  provincial,  en  México,  presidida  ya  por  el  nuevo  provin- 
cial P.  Luis  de  Bonifaz,  y  en  ella  se  encuentra  el  P.  Diego  de  Agevedo,  bajo 
el  número  25".  (Acta  original:  Arch.  Prov.  Méx.  Isl.  Coll.  1934). 

1638  Con  fecha  en  México  de  7  de  Agosto  de  1638,  el  Sr.  Virrey,  Marqués 
de  Cadereita,  envió  al  P.  Provincial  Andrés  Pérez  de  Rivas,  una  cédu- 
la real  fechada  en  Madrid  el  23  de  Diciembre  del  año  antecedente,  pidiendo 
respuesta  a  unas  quejas  sobre  las  misiones,  que  le  había  mandado  el  Sr.  Obis- 
po de  Nueva  Vizcaya  don  Alonso  Franco  y  Luna. 

Para  responder  a  ellas  el  P.  Provincial  reunió  a  los  antiguos  misioneros, 
que  en  aquel  presente  se  hallaban  en  México,  y  entre  ellos  se  halló  el  P.  Die- 
go de  Azebedo  que  administró  catorce  años  en  la  Topia. 

La  reunión  tuvo  lugar  en  el  colegio  de  México  el  12  de  Septiembre  de 
1638.  (Alegre-Burrus:  Hist.  II,  582). 

Entretanto  el  P.  Oviedo  nos  dice  que  el  P.  Agevedo,  después  de  haber 
estado  en  las  misiones,  lo  empleó  la  obediencia  en  el  gobierno  de  algunos  cole- 
gios, y  también  de  maestro  de  novicios,  y  que  fue  prepósito  de  la  casa  profesa; 
pero  no  señala  los  años.  (Oviedo:  Menologio). 


BIOGRAFIA 


35 


—       "Más  tarde  (nos  dice  el  P.  Burrus:  Hist.  II,  280)  fue  maestro  de  novi- 
cios, y  finalmente  socio  o  compañero  del  Provincial". 

1643  Sin  embargo  sacamos  que  era  rector  y  maestro  de  novicios  el  año  de 
1643,  por  el  acta  original  de  la  décima  tercera  congregación  provincial, 

reunida  en  la  capital  del  31  de  Enero  al  4  de  Febrero  de  ese  año,  y  en  donde 
de  veintisiete  profesos  que  se  reunieron,  el  P.  Diego  de  Acevedo  ocupaba  el 
No.  13,  y  se  dice  rector  del  colegio  de  Santa  Ana,  noviciado. 

1644  Debió  el  P.  Diego  de  Acevedo  de  tener  sus  defectos,  de  que  algo  nos 
informan  unas  cartas  del  P.  General  Mucio  Vitelleschi,  fechadas  a  30 

de  Marzo  de  1644,  que  a  la  letra  dicen: 

"No  sé  si  es  a  propósito  para  el  noviciado  de  Santa  Ana  el  Padre  Diego 
DE  Acevedo,  por  lo  que  V.  R.  dice,  P.  Luis  de  Bonifaz,  y  después  apuntaré". 
(Vol.  V.  Ms.  p.  36,  Isl.  Coll.). 

Prosigue  en  otra  carta  de  la  misma  fecha  el  vigilante  superior  de  Roma: 
"Y,  cierto,  que  si  el  P.  Diego  de  Acevedo  es  tan  remiso  y  picado  de  comodi- 
dad con  tan  poco  valor,  no  se  cómo  pudo  ser  bueno  para  vice-prepósito  de 
la  Profesa,  y  mucho  menos,  después  de  conocido,  para  maestro  de  novicios". 

Y  en  una  tercera  carta  de  la  misma  fecha,  dice  así: 

"Una  larga  historia  se  me  escribe  ha  pasado  en  México  con  ocasión  de 
un  capítulo  grave  (i.  e.  una  reprensión  pública)  o  capelo  que  se  le  puso  al 
Padre  Juan  de  Ardeñas,  por  su  Superior  el  P.  Diego  de  Acevedo.  Me  consta 
que  V.  R.  (P.  Provincial,  Luis  Bonifaz),  está  en  todo,  y  así,  yo  seré  breve. 
Digo  dos  cosas  solas:  la  primera  que,  por  cada  una  de  las  partes  se  escribe 
con  tal  justificación,  que  parece  que  tiene  razón;  es  verdad  que  en  la  facha- 
da del  negocio  favorece  algo  el  caso  al  subdito.  La  segunda,  que  abstrayendo 
de  quien  ha  tenido  la  culpa  he  sentido  mucho  que  materia  tan  disonante 
(aunque  sea  sin  fundamento)  haya  llegado  a  noticia  de  algunos.  Si  es  como 
dice  el  subdito,  no  procedió  el  Superior  como  debiera,  y  dudo,  si  fue  así,  que 
sea  para  superior.  En  fin,  V.  R.  estará  en  todo,  y  me  informará  de  lo  que 
juzga;  y  considerará,  si  el  particular  necesita  de  que  se  le  de  la  satisfacción 
que  baste;  o  si  debe  ser  defendido  o  castigado  el  superior,  que,  si  hubiese 
faltado,  no  se  aprobará  haberle  hecho  maestro  de  novicios,  etc.". 

Nota:  Así  el  P.  Provincial  Luis  de  Bonifaz,  como  el  Padre  Juan  de  Arde- 
ñas,  murieron  en  1644,  y  el  asunto  anterior,  debió  de  quedar  paralizado. 

1645  Parece  que  el  Padre  Diego  de  Acevedo,  pasó  de  operario  en  la  Pro- 
fesa, en  este  año;  lo  sabemos  por  una  carta  del  P.  Sangrius,  Vicario 

General  en  Roma,  del  31  de  Marzo  de  1645,  que  dice  así:  "Mateo  de  Zepeda 
y  el  Padre  Diego  de  Acevedo,  escriben  sobre  que  se  permita,  que  en  una 
Capilla  de  la  Iglesia  de  la  Profesa  de  México,  que  fundó  el  primero  y  ador- 


36 


ACEVEDO,  DIEGO  DE,  P. 


nado  con  un  rico  retablo  y  ornamentos,  se  cante  Misa  con  diácono  y  subdiá- 
conOj  y  supongo  que  hablarán  en  el  día  de  la  fiesta  del  Santo,  etc."  Digo  que 
es  muy  de  desear  nos  conservemos  en  el  estilo  que  la  Compañía  ha  observado 
desde  sus  principios,  y  en  especial  esa  provincia,  y  ésto  encargó  se  lleve  ade- 
lante. Sin  embargo,  pongo  en  consideración  dicha  propuesta,  para  que  se 
confiera  y  determine  lo  que  conviene".  (Sangrius:  Vic.  Gen.  Carta  Roma, 
31  Marzo  1645). 

1652  "El  año  de  1652,  aunque  no  se  sabe  fijamente  el  mes  y  el  día,  en  la 
Casa  Profesa  de  México,  fue  a  gozar  el  premio  de  sus  trabajos,  el  Pa- 
dre Diego  de  Acevedo,  natural  de  Oaxaca".  (Oviedo:  Menologio:  Marzo 
31).  Y  el  mismo  Padre  Oviedo,  después  de  repasar  las  virtudes  del  P.  Acevedo, 
termina  así: 

"Finalmente,  habiéndole  Dios  purificado,  con  una  prolija  enfermedad  de 
seis  meses,  con  gran  paciencia,  acabó  a  los  sesenta  y  ocho  años  de  edad  y  más 
de  cincuenta  de  Religión". 

El  Padre  Lecina,  después  de  afirmar  que  el  Padre  Diego  de  Acevedo  fue 
Secretario  de  Provincia,  añade  que  no  se  sabe  la  fecha  exacta  de  su  muerte. 
El  Padre  Oviedo,  que  primero  había  dicho  en  su  Menologio  que  "murió  el 
dos  de  Enero  de  no  se  sabe  qué  año"  (pág.  5),  más  adelante  escribe  que 
"Murió  en  1652,  de  no  se  sabe  qué  mes  y  día"  (pág.  81).  (Lecina). 

Nota:  ¿Y  qué  no  se  le  ocurriría  al  Padre  Lecina  pensar  que  el  Padre 
Diego  de  Acevedo  de  la  página  5  del  Menologio,  es  el  del  siglo  XVIIl,  y  que 
el  de  la  página  81,  es  el  que  estamos  biografiando,  y  es  el  del  siglo  XVII? 

Es  muy  de  considerar  aquí,  que  si  el  Padre  Diego  de  Acevedo,  tenía  al- 
gunos defectos,  como  todos  los  hombres  tenemos;  más  fueron  sus  cualidades 
y  virtudes,  como  se  desprende  de  los  elogios  de  sus  contemporáneos,  razón 
por  la  cual,  Oviedo  lo  puso  entre  los  hombres  de  sobresaliente  virtud. 

También  el  P.  Mariano  Cuevas  padece  la  misma  equivocación  confun- 
diendo al  Padre  Diego  de  Acevedo  del  siglo  XVII,  con  el  P.  Diego  de  Aceve- 
do del  siglo  XVIIL  (T.  III,  pp.  519-520). 

1626  Subsiste  en  el  Archivo  del  Colegio  de  Mérida,  Yuc,  una  "Presenta- 
ción del  Padre  Rector  Diego  de  Acevedo,  en  que  compareció  pi- 
diendo que  la  Universidad  en  virtud  de  un  Prescripto  que  presentó,  de  S.  S. 
Gregorio  XV  (1621-23)  impetrado  por  Felipe  III  (1598-1621)  para  que 
en  los  Colegios  de  la  Compañía,  de  las  Indias,  diesen  los  Arzobispos,  Obis- 
pos y  Cabildos  Sede-Vacantes,  todos  grados  a  nuestros  estudiantes,  con  tal 
solo  que  las  Universidades  distasen  200  millas,  y  que  se  entendiese  la  gracia 
por  10  años". 

(Castro,  Agustín  Pablo,  S.  J.,  Hist.  Ms.  del  Colegio  y  Universidad  de  Mé- 


REFERENCIAS  BIOGRAFICAS 


37 


rida  [1605-1765])  (Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  [Mayo  1960]  APA-G  VIII-2 
[1431]). 

1649  "Murió  en  México  el  20  de  Abril  de  1649".  (Burrus:  Hist.  II,  280) 
(Méx.  4,  ff.  204v,  244,  427)  (Hist.  Soc,  47  f.  19). 

Referencias  biográficas 

1  Actas  originales  de  las  congregaciones  provinciales  de  1637  y  1643. 

2  Alegre,  Francisco  Javier,  S.  J.,  Hist.  de  la  Prov.  de  la  C.  de  ].  en  N.  E., 
t.  II,  México,  1842,  pp.  87,  437. 

3  Alegre-Burrus,  Ernest  J.,  S.  J.,  Hist.  II,  Roma,  1958,  pp.  280,  571,  582, 
594. 

4  Aquaviva,  Claudio,  S.  J.,  Carta  al  P.     Vice-provincial  Martín  Peláez. 
Roma,  lo.  de  Abril  de  1609. 

5  Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  (1960)  APA-G  VIII-2  (1431). 

6  Arch.  Prov.  Méx.  (Isl.  Coll.  1934).  Cartas  Mss.  de  los  PP.  Generales. 

7  Arch.  Gen.  Nac.  (México).  Ramo  Historia. 

Ramo  Misiones.  Letras  G,  H.  K. 

8  Arista,  Francisco,  S.  J.,  Relación  mensual  ms.  sobre  la  guerra  de  los  te- 
pehuanes.  Relación  de  Diciembre  de  1617. 

Relación  de  Febrero  de  1618. 

9  Arnaya,  Nicolás,  S.  J.,  Anua  de  1616  fechada  el  18  de  Mayo  de  1617, 
p.  102. 

10  Beristáin,  Bibliot.  Hisp.  Americ...  Amecameca,  1883.  Art.  Acevedo, 
Diego. 

11  Castro,  Agustín  Pablo,  S.  J.,  Historia  del  colegio  y  de  la  universidad  de 
M árida,  Yuc.  Ms.  (1605-1767). 

12  Catálogos  trienales:  de  1600,  de  1638. 

13  Cuevas,  Mariano,  S.  J.,  Hist.  de  la  Iglesia  en  México,  III,  el  Paso,  Tex., 
1928,  pp.  519,  520,  561. 

14  Decorme,  Gerardo,  S.  J.,  Menologio  Ms.  1934.  Elogio  del  P.  Diego  de 
Acevedo.  31  de  Marzo.  La  Obra  de  los  jesuitas  mexicanos  durante  la  épo- 
ca colonial,  México,  1941,  t.  I,  p.  271;  t.  II,  pp.  70,  115,  192,  209. 

15  Dice.  Univ.  de  Hist.  y  Geograf.,  t.  III,  México,  1856,  p.  141.  Art.  Tepe- 
huanes. 

16  DuNNE,  Peter  Masten,  S.  J.,  Pioneer  Black  Robes  on  the  West  Coast, 
Berkeley,  Calif.,  1940,  pp.  157,  158,  160,  253. 

—  Pioneer  Jesuits  in  Northern  México,  Berkeley,  Calif.,  1944,  p.  136. 

17  Florencia,  Francisco  de,  S.  J.-Oviedo,  Juan  Antonio  de,  S.  J.,  Meno- 


38 


ACEVEDO,  DIEGO  DE,  P. 


logio  de  los  varones  más  señalados  en  perfección  religiosa  de  la  Prov.  de  la 
C.  de  J.  en  N.  E.,  México,  1747,  Marzo  31. 

18  Grijalva,  Juan,  Capitán,  Carta  al  P.  Juan  de  Albízuri.  San  Felipe,  3 
Enero  1639. 

19  Gutiérrez  Casillas,  José,  S.  J.,  Santarén,  Guadalajara,  1961,  p.  110. 

20  Hist.  Soc.  47,  f.  19. 

21  Martínez  de  Urdaide,  Diego,  Cap.,  Cartas  Mss.  Al  Virrey,  Marqués  de 
Guadalcázar.  Villa  de  San  Felipe,  5  de  Marzo  de  1617. 

Otra  carta  al  mismo  de  1620. 

Documentos  acerca  de  las  misiones  de  Sinaloa. 

22  Méx.  4,  ff.  204v,  244,  427. 

23  Pérez  Rivas,  Andrés,  S.  J.,  Triunfos.  .  .  III,  México,  1944,  p.  55. 

24  Proceso  jurídico  sobre  los  padres  muertos  por  los  tepehuanes.  2o.  Leg.  p.  1. 

25  Sangrius,  Carlos,  S.  J.,  Al  P.  Prov.  Juan  de  Bueras.  Roma,  31  de  Marzo 
1645. 

26  Uriarte-Lecina,  S.  J.,  Bibliot.  de  Escritores.  .     Madrid,  1929-30. 

27  Vitellesghi,  Mugió,  S.  J.,  Cartas: 

Al  P.  Prov.  Juan  Laurencio:  dos  de  11  de  Marzo  de  1624.  Una  de  6 
Mayo  1626. 

Al  P.  Prov.  Florián  de  Ayerbe.  Roma,  30  Octubre  1937. 

Al  P.  Prov.  Luis  de  Bonifaz.  Tres  cartas  de  30  de  Marzo  de  1644. 

28  Volumen  V.  Mss.  Arch.  Isl.  ColL,  pp.  12,  36v,  44,  47,  62. 

Bibliografía 

1614  "Informe  en  6  fojas  del  P.  Diego  de  Acevedo  con  fecha  en  Sinaloa 
de  10  de  Junio  de  1614,  de  la  relación  hecha  al  gobernador  de  la  Nue- 
va Vizcaya,  sobre  lo  sucedido  entre  los  indios  del  partido  de  Jauchiapa  (sic), 
Ozamoa  y  Bacapa  con  la  entrada  del  Capitán  de  Olivas,  y  lo  que  dicho  capi- 
tán ejecutó  en  contra  de  los  religiosos  de  la  Compañía  que  administraban 
aquellas  doctrinas". 

(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767],  f.  222). 

1616-17  Carta  al  P.  Prov.  Nicolás  de  Arnaya,  a  fines  de  1616  o  principios 
de  1617.  (Anua  de  1616). 

1619  Dos  cartas  al  Cap.  Diego  Martínez  de  Urdaide,  fechadas,  una,  el  14 
de  Diciembre  de  1619;  y  la  otra,  "cuatro  días  después"  i.  e.  el  18  de 
Diciembre  de  1619.  .  .   (Urdaide  al  Virrey). 


BIBLIOGRAFIA 


39 


1622  México.  24  de  Noviembre  de  1622.  Memoria  de  lo  que  se  ha  fabri- 
cado en  el  Seminario  de  San  Ildefonso,  a  su  costa  desde  que  se  fundó 
el  año  de  1588  ;  de  lo  cual  se  podrá  entender,  que  lo  que  se  derribó  para  este 
nuevo  edificio,  no  fue  de  la  casa  de  nuestro  colegio  de  la  Compañía  de  Jesús 
de  México,  sino  lo  que  antes  había  fabricado,  a  su  costa,  el  seminario. 

1.  Primeramente,  trujo  la  agua  de  la  ciudad  por  una  cañería  de  plomo, 
haciendo  todas  las  pilas  necesarias  en  la  casa,  que  costó  más  de  mil  pesos. 

2.  Hizo  las  oficinas,  cocina,  despensa  para  la  carne,  los  lugares  comunes, 
tres  aposentos  altos  y  capaces;  levantó  y  empedró  el  patio  principal,  enma- 
deró todos  los  bajos,  y  encaló  todos  los  aposentos  y  corredores  altos;  y,  final- 
mente, acomodó  en  aquellos  principios  la  casa  para  la  habitación  de  los  cole- 
giales. Y,  como  todo  este  edificio  era  sobre  casas  viejas  y  fabricadas  con  tierra, 
se  arruinó  en  breve  tiempo,  y  fue  cosa  muy  necesaria  hatería  de  nuevo,  así 
por  el  peligro  de  las  paredes  que  estaban  abiertas,  como  por  la  mala  vivienda 
desacomodada  y  menos  digna  para  tanta  gente  principal,  como  vive  en  este 
seminario. 

''En  esta  ocasión  y  después  de  todas  estas  obras,  hechas  a  su  costa,  pagaba 
el  seminario  600  pesos  de  alquiler,  y  después  se  le  añadieron  otros  200  pesos, 
por  un  refectorio  y  sala  alta  que  se  hizo;  con  que  rentó  la  casa  800  pesos  de 
alquiler. 

"En  esta  ocasión  me  encargó  la  obediencia  este  seminario,  y  luego,  el  pri- 
mer año,  día  de  San  Ildefonso  (23  de  Enero)  habiendo  de  dar  la  candela  al 
señor  Virrey,  por  ser  obligación  del  colegio  real,  que  se  incorporó  con  el  semi- 
nario, hacerlo  así,  me  advirtió  el  Padre  Diego  de  Sanesteban  (sic)  que,  o  no 
se  convidase  o  se  le  dijese  la  misa  en  el  refectorio,  como  el  año  antes  se  había 
hecho;  porque  la  capilla  era  tan  chica  y  baja,  lóbrega  y  mal  dispuesta,  que 
de  ningún  género  vendría  el  Virrey  a  ella. 

"Parecióme  a  mí  mayor  indecencia  decir  la  misa  en  el  refectorio;  y  tam- 
bién un  trabajo  para  todos  los  años  incomportable,  por  haber  de  buscar  re- 
fectorio en  una  de  las  salas  de  la  vivienda  y  haber  de  descomponer  toda  la 
casa. 

"Propúselo  al  P.  Provincial,  y  así  mandó  su  reverencia  que,  por  aquel  año, 
no  se  convidase  al  Virrey  y  que  se  empezase  luego  una  capilla  decente.  Hízose 
luego  la  capilla;  y  para  ponerla  en  el  puesto  que  convenía,  se  hubieron  de 
derribar  todas  las  piezas  y  oficinas  arriba  puestas,  de  suerte  que  se  derriba- 
ron solas  aquellas  que  había  hecho  el  seminario  a  su  costa;  que  estaban  todas 
muy  maltratadas  y  peligrosas,  y  no  se  tocó  a  cosa  que  perteneciese  a  nuestro 
colegio,  si  no  fue  en  una  despensa  y  un  entresuelo  que  estaba  encima  de  ella, 
que  ambas  piezas  eran  malas  y  desacomodadas. 

"Por  manera  que  se  responde  con  esta  claridad  a  la  objeción  de  que  yo 
haya  derribado  parte  de  la  casa,  y  aprovechádome  de  muchos  materiales;  y 


40 


ACEVEDO,  DIEGO  DE,  P. 


porque  estos  materiales,  pocos,  o  muchos,  eran  del  seminario  que  los  compró 
cuando  hizo  los  reparos  dichos.  Y  así  no  hay  razón  para  que  se  añadan  nue- 
vos alquileres,  habiéndola  y  muy  justa  para  que,  vista  y  tanteada  la  mejora 
de  la  casa,  que  pasa  de  14,000  pesos,  la  parte  que  pertenece  a  nuestro  cole- 
gio de  México,  se  le  satisfaga  al  seminario,  bajando  por  algunos  años,  de  los 
alquileres  lo  que  pareciere  justo  y  conforme  a  razón. 

"Esto  aviso  a  V.  P.,  porque  lo  debo  hacer,  y  porque  es  así  verdad  y  me 
sujeto  al  examen  de  ella. 

"Guarde  nuestro  Señor  a  V.  P.  muchos  años. 
"Es  de  México  y  de  Noviembre  24  de  1622  años. 

firmado:  Diego  de  AcEVEDo''^ 
(Alegre-Burrus:  II,  371-72). 

1645  Carta  al  P.  General  Mucio  Vitelleschi,  fechada  en  México  el  31  de 
Marzo  de  1645.  (Sangrius). 

1620-21  "De  principios  del  siglo  XVII  es  un  librito  muchas  veces  impreso 
El  Cortesano  Estudiante,  cuyo  autor,  el  oaxaqueño  P.  Diego  de  Ace- 
VEDO  rector  del  Colegio  de  San  Ildefonso  de  México  (1620),  parece  no  había 
olvidado,  en  los  largos  años  que  estuvo  en  las  misiones,  las  más  delicadas  cor- 
tesanías del  hidalgo  mexicano".  (Dec.  La  Obra.  .  .,  I,  241). 

—  "Leíase  (dice  Beristáin)  todas  las  noches  parte  de  él  antes  de  la  lec- 
tura espiritual,  este  'pequeño  libro  de  reglas  de  buena  crianza,  pequeño 
en  volumen  pero  grande  e  incomparable  por  su  materia  y  objeto,  por  la  utili- 
dad que  ha  traído  a  la  utilidad  de  los  jóvenes  de  este  reino,  en  cuyos  colegios 
se  leía  con  más  frecuencia  que  hoy  (1810)  y  que  tengo  en  la  mano  para  «una 
nueva  edición»'.".  .  .  (Beristáin). 

1624  ''Estado  de  la  Universidad  de  Mérida,  por  el  P.  Diego  de  Acevedo", 
1624. 

(Catálogo  de  documentos  del  Arch.  Prov.  Mex,  Merid.  [1960]  Docts.  por 
catalogar) . 

Referencias  bibliográficas 

1  Alegre,  Francisco  Javier,  S.  J.-Burrus,  Ernest  J.,  S.  J.,  Hist. ...  I, 
Roma,  1956,  p.  550,  t.  II,  Roma,  1958,  pp.  571-72. 

2  Arch.  Gen.  Nac.  (México).  Acervo  Historia. 

3  Arch.  Prov.  Mex.  (Isl.  Coll.  1935),  vol.  V,  mss.  p.  62. 

4  Arch.  Prov.  Méx.,  Merid.  (1960).  Catálogo  de  documentos. 

4^^^  Arnaya,  Nicolás,  S.  J.,  Anua  de  1616,  fechada  en  México,  el  18  de 
Marzo  de  1617.  Ms.  f.  138. 


BIBLIOGRAFIA 


41 


5  BeristÁin,  Biblioteca  Hisp.-Americ.  Art.  Ace\^do,  Diego. 

6  Decorme,  Gerardo,  S.  J.,  La  Obra  de  los  jes.  mex.  en  la  colonia,  México, 
1941,  I,  241. 

7  F.  G.  (Fondo  Gesuitico  720/II/5). 

8  Invent.  Arch.  Prov.  Mex.  (1767),  f.  222. 

9  Martínez  de  Urdaide,  Diego,  Cap.,  Carta  al  Virrey,  marqués  de  Gua- 
dalcázar.  Original  manuscrito.  Año  1619. 

10  Rojas  Garcidueñas,  El  antiguo  colegio  de  San  Ildefonso,  México,  1951. 

11  Sangrius,  Carlos,  S.  J.  (Vic.  General).  Carta  al  P.  Prov.  Juan  de  Bue- 
ras,  Roma,  31  de  Marzo  1645. 


ACEVEDO,  FRANCISCO,  P. 
Bibliografía 

1672  Acevedo,  Francisco.  Fiestas  con  que  la  Provincia  de  la  Compañía  de 
Jesús  celebró  la  Canonización  de  San  Francisco  de  Borja,  1672,  4  to. 
1061.  (¿Es  jesuíta?)  (¿Es  de  la  Provincia  de  México?)  (González  de  Cossío, 
Francisco)  (''Epítome  de  la  Imprenta  en  México"  Méx.  1947)  (Boletín  A. 
G.  N.  [Méx.  1947],  t.  XVIII,  No.  1,  p.  9). 


Referencias 

1  Boletín  Arch.  Gen.  Nac.  (Méx.  1947),  t.  XVIII,  No.  1,  9. 

2  González  de  Cossío,  Francisco,  Epítome  de  la  Imprenta  en  México 
(1539-1810).  Publicada  en  1947  en  Bol.  A.  G.  N.  (1.  c). 

AGOSTA,  BERNARDINO  DE,  P. 
(1537-1615)  (t  78) 

Biografía 

1537  Nació  Bernardino  en  Medina  del  Campo,  Valladolid,  España,  hacia 
el  año  de  1537.  (Lecina). 

—       '  Es  natural  de  Medina  del  Campo,  del  obispado  de  Salamanca".  (Co- 
dex  Salmanticensis) . 


42 


AGOSTA,  BERNARDINO  DE,  P. 


1538  "Nació  en  1538  Bernardino  de  Agosta,  en  Medina  del  Campo.  Fue- 
ron cinco  hermanos  en  la  Compañía".  (Ayuso). 

—  "Nacido  en  Medina  del  Campo  hacia  1538".  (Burrus,  Hist.  II,  259). 

—  He  aquí  lo  que  él  mismo  dice  en  el  Examen  o  Cuestionario  que  man- 
dó hacer  el  P.  Nadal  en  1561  al  visitar  a  España.  "Me  llamo  Bernar- 
dino DE  Agosta.  Tengo  25  años.  (Según  este  dato,  nació  en  1536).  Soy  de 
Castilla  y  de  Medina  del  Campo". 

1553  "Entró  en  la  Compañía  de  Jesús  en  1553  un  año  antes  de  dividirse 
España  en  provincias".  (Lecina). 

—  "Ingresó  a  la  Compañía  en  1553,  escasamente  a  los  16  años".  (Ayu- 
so) (Burrus:  Hist.  II,  259). 

—  En  1553  se  pregunta  desde  el  colegio  de  Medina:  "Item,  si  será  con- 
veniente concertarse  de  las  legítimas  de  Acosta,  empleándolas  en  renta, 

a  lo  menos  de  los  que  tendrán  edad  para  hacer  profesión  de  escolares". 

(ARSI)  (Tolet.  12,  f.  5v) .  No  sé  lo  que  se  respondió  por  entonces,  pero 
en  el  documento  arriba  citado,  hablando  de  Bernardino,  se  dice:  "De  su 
legítima  se  dispuso  conforme  a  la  voluntad  del  P.  Francisco  (Borja),  Comisa- 
rio general,  y  del  P.  doctor  Araoz,  Provincial". 

(Lopetegui:  El  P.  José  de  Acosta,  pp.  12-13). 

1554  El  Catálogo  de  1554  nos  dice:  "En  el  colegio  de  Medina  (del  Campo) 
se  hallan  los  hermanos  Diego,  Bernardino,  José  y  Cristóbal  de  Agosta. 

1554-1561   (Del.  Exam.  Patrum  ac  Fratrum,  t.  I,  No.  394)  : 

"En  la  Compañía  tengo  otros  cuatro  hermanos,  y  uno,  soldado  en  Ita- 
lia; hermanas  tengo  tres:  las  dos,  monjas,  y  una  doncella:  tiene  para  casarse 
diez  mil  ducados. 

"Ha  que  entré  a  la  Compañía  nueve  años  y  cinco  meses".  (Según  esto, 
ingresó  en  1552).  "Ningunas  órdenes  tengo". 

1552-54  "En  la  casa  de  Medina  del  Campo  (i.  e.  en  el  noviciado)  he  estado 
dos  años  primeros:  estudiaba  gramática,  juntamente  con  servir  en  ofi- 
cios; luego  estuve  otros  dos  años  en  Plasencia  estudiando,  sirviendo  y  leyendo 
(un  poco  de  tiempo)  (sic)  gramática".  (1554-56). 

1556-61  "De  allí  fui  a  Alcalá,  en  donde  estuve  cinco  años:  en  los  cuatro 
estudié  artes,  y  luego  un  año  de  teología". 

1561  "De  allí  fui  a  Avila,  donde  estuve  siete  meses  estudiando  teología. 

"De  allí  vine  a  esta  casa  de  Salamanca  en  fin  de  Octubre  de  1561,  y 
luego  proseguí  con  la  teología  adelante.  Ha  que  estoy  aquí  tres  meses". 


BIOGRAFIA 


43 


—  (Del  Código  Salmanticense  I,  14v).  "El  Hermano  Bernardino  de 
Agosta  vino  a  este  colegio  por  morador,  para  estudiar  teología,  siendo 

rector  el  P.  Hernández,  a  23  de  Octubre  de  1561,  por  orden  del  P.  Maestro 
Nadal,  comisario  general  y  del  P.  provincial  el  doctor  Araoz.  Tiene  hechos 
sus  votos  y  la  promesa,  tiene  padre  y  madre  y  seis  hermanos  y  tres  hermanas. 
De  su  legítima  se  dispuso  conforme  a  la  voluntad  del  P.  Francisco,  comisario 
general  y  del  Padre  doctor  Araoz,  provincial .  .  .  Ha  oído  el  curso  de  artes  y  va 
en  el  segundo  año  de  teología". 

(Siguen  las  firmas)  :  Hernández.  Bernardino  de  Agosta. 

1562-68  En  1565  habrá  terminado  su  teología  y  se  habrá  ordenado  de  Sa- 
cerdote; de  1566  a  1567  habrá  hecho  su  tercera  probación. 

1568  "Habiendo  hecho  su  profesión  solemne  de  cuatro  votos  el  12  de  Sep- 
tiembre de  1568,  enseñó  filosofía,  y  se  empezó  a  distinguir  como  nota- 
ble predicador".  (Lecina). 

1569  Valladolid,  18  de  Octubre  de  1569.  (De  una  carta  de  Gerónimo  de 
Acosta,  S.  J.  escrita  al  P.  General  Francisco  de  Borja,  en  nombre  de 

todos  sus  hermanos  jesuítas)  : 

"Jhs.  Muy  rdo.  en  Cristo,  Padre  nuestro:  Pax  Christi. 

"Sobre  las  mercedes  que  el  Señor  ha  hecho  a  mis  hermanos  y  a  mí,  de 
traernos  su  Divina  Majestad  a  la  Compañía  y  tenernos  en  ella,  nos  hace  ahora 
esta  muy  grande  y  muy  llena  de  misericordia  y  regalo,  y  que  de  todos  nosotros 
ha  sido  muy  deseada  y  pedida:  que  nuestro  padre  don  Antonio  de  Acosta, 
haya  querido  desviarse  de  los  negocios  y  ocupaciones  que  le  han  llevado  66 
años  de  vida,  y  habiendo  hecho  los  Ejercicios,  se  ha  determinado  a  pedir  y 
desear  la  Compañía,  y  acabar  en  ella  sus  días. 

"De  lo  que  en  esto  hay  hará  relación  a  V.  P.  el  Padre  Provincial  Gil  Gon- 
zález. 

"Mis  hermanos  y  yo  pedimos  humildemente  nos  reciba  a  nuestro  padre, 
que,  por  cuanto  por  su  edad  hay  en  que  poner  alguna  dificultad,  tanto  será 
para  él  y  para  sus  hijos  mayor  la  obligación  en  que  V.  P.  nos  pondrá,  disimu- 
lándola y  condescendiendo  con  los  buenos  deseos,  con  la  caridad  con  que  V.  P. 
siempre  ha  mirado  nuestras  cosas. 

"Y  de  esta  singular  gracia  que  de  V.  P.  espero,  será  el  Señor  el  premio, 
dando  a  V.  P.  su  gracia  abundantísima. 

"De  Valladolid,  y  Octubre  18  de  1569 

"De  V.  P.  indignísimo  hijo  y  siervo  en  el  Señor 

Gerónimo  de  Acosta". 

—  El  P.  Polanco  en  su  Chron.  H,  303,  nos  proporciona  la  nota  siguiente: 


44 


AGOSTA,  BERNARDINO  DE,  P. 


"Cinco  hermanos  hijos  de  Antonio  de  Acosta  y  de  Ana  de  Forres  están 
en  la  Compañía,  y  esto  no  solamente  era  en  Medina  del  Campo  bien  visto 
por  los  habitantes,  antes  muy  alabado,  por  la  piedad  y  devoción  que  esto  sig- 
nificaba". 

—  El  P.  Astráin  (I,  313)  enumera  a  los  cinco  hermanos,  así:  "Diego, 
maestro  de  teología  en  Roma  y  provincial  de  Andalucía;  Bernardino, 

que  trabajó  largos  años  en  México;  José  el  más  joven,  y  el  más  célebre  de 
todos,  aunque  su  celebridad  sea,  en  parte,  tan  triste,  como  a  su  tiempo  vere- 
mos; Cristóbal,  que  murió  al  poco  tiempo  de  entrar  en  religión,  y  Jerónimo, 
el  más  viejo  de  todos,  pero  que  entró  el  último  en  la  Compañía,  y  la  sirvió  en 
varios  cargos  importantes". 

—  Al  mismo  tiempo  que  Gerónimo  escribía  a  Borja,  lo  hacía  también  el 
provincial  de  Castilla,  el  famoso  Gil  González,  y  reza  así  su  carta: 

"Valladolid,  18  de  Octubre  de  1569.  Jhs.  Para  nuestro  Padre  (Borja)  : 

"Antonio  de  Acosta  pretende  y  desea  ser  recibido  en  la  Compañía.  Hay 
que  considerar  los  impedimentos  siguientes: 

"El  primero  que  es  casado;  y  este  impedimento  se  quita,  porque  siendo  él 
de  edad  de  66  años,  y  su  mujer  de  edad  de  60,  con  voluntad  de  ambos,  se 
habilita  él  para  ser  sacerdote  y  religioso,  haciendo  ella  voto  de  continencia, 
conforme  a  lo  que  el  derecho  dispone;  y  así  quedará  hábil  para  ser  admitido, 
cuanto  a  este  impedimento,  conforme  a  las  constituciones  de  la  Compañía. 

"El  segundo  impedimento  es  la  condición  de  su  edad,  que  habrá  menes- 
ter de  un  Hermano  lego  que  atienda  a  él.  A  este  imipedimento  se  responde 
que  él  ayudará  con  la  sustentación  suya  y  del  Hermano  bastantemente;  y  pues 
el  ser  admitido  es  por  ayudar  a  sus  buenos  deseos,  aunque  no  sea  de  edad  y 
fuerza  para  trabajar  como  otros,  no  parece  que  hay  que  parar  en  este  impe- 
dimento. 

"El  tercero  impedimento  e  inconveniente  es,  que  para  ser  admitido,  se  po- 
día reparar  en  sus  negocios  y  pleitos,  en  que  hasta  ahora  se  ha  ocupado.  Y  a 
éste  se  responde:  que  en  sus  pleitos  ha  hecho  mucho  y  más  de  lo  que  estaba 
obligado  a  hacer,  y  de  esto  tienen  entera  satisfacción  las  partes  interesadas  en 
los  negocios  del  dicho  Antonio  de  Acosta;  y  él  deja  un  factor  o  solicitador  a 
solicitar  lo  que  falta,  que  es  de  tanto  provecho  como  sería  su  propia  persona, 
y  más  que  si  él  por  sí  los  quisiese  proseguir,  sería  en  gran  desasosiego  suyo, 
y  a  grande  daño  e  inquietud  de  su  mujer  e  hijos. 

"Y  hace  para  ser  admitido  en  la  Compañía:  lo.  el  buen  deseo  que  nues- 
tro Señor  le  da  de  ser  ayudado  de  ella  los  años  que  de  vida  le  quedaren,  para 
salvarse  y  vivir  en  recogimiento.  2o.  Haber  sido  benefactor  de  la  Compañía. 
3o.  Tener  en  la  Compañía  cinco  hijos,  los  cuales  todos  lo  desean  y  piden,  y 
estimarán  en  singular  gracia  de  la  Compañía,  que  V.  P.  admita  a  su  padre 


BIOGRAFIA 


45 


con  ellos.  4o.  La  quietud  de  sus  mismos  hijos,  de  los  cuales  algunos  se  han 
ocupado  con  el  dicho  Antonio  de  Acosta  en  sus  negocios;  y  no  se  tomando 
este  orden  con  él,  probablemente  se  habrán  de  ocupar  y  distraer,  faltando  a  la 
quietud  y  progreso  de  sus  ministerios,  como  se  ha  visto  en  lo  pasado,  y  en  lo 
porvenir  se  teme  mayor  ocasión  de  esta  distracción".  Gil  González. 

Entretanto  se  esperaba  la  respuesta  del  santo  General,  tenemos  una  carta 
del  P.  Bernardino  de  Agosta,  fechada  en  Valladolid  el  18  de  Octubre  de 
1569:  "Muy  Rdo.  Padre  nuestro  en  Cristo: 

"Lo  primero  que  se  me  ofrece  que  escribir  es  dar  a  V.  P.  las  gracias,  de  la 
manera  que  puedo,  por  la  carta  que  a  los  Padres  y  Hermanos  de  esta  provin- 
cia nos  escribió  'sobre  el  espíritu  de  nuestra  vocación'. 

"El  P.  Provincial  Gil  González  Dávila  me  dejó  dicho  que  la  hiciese  leer 
tres  o  cuatro  veces  al  año  en  el  refectorio;  plegué  a  nuestro  Señor  sepa  yo 
aprovecharme  de  tan  santos  y  paternales  consejos. 

"Esta  escribo  en  Valladolid  a  donde  vine  con  mi  padre,  con  quien  me 
ordenó  el  P.  Provincial  estuviese  los  días  de  su  recogimiento  y  ejercicios;  y  ha 
sido  nuestro  Señor  servido  de  hacernos  esta  merced  a  sus  hijos,  en  darle  volun- 
tad de  ser  religioso  de  la  Compañía,  y  ésta  es  su  elección.  Yo  pido  a  V.  P. 
humildemente  oiga  su  petición  y  lo  reciba  en  la  Compañía,  para  que  ponga 
por  obra  sus  buenos  deseos  y  sus  días  tengan  tan  buen  fin. 

"Una  de  3  de  Agosto  recibí  del  Padre  maestro  Dionisio  por  orden  de  V.  P., 
llena  de  amor  y  consuelo.  En  el  colegio  de  Logroño  (del  que  he  sido  nombrado 
superior),  me  ha  hecho  la  caridad  el  P.  Provincial,  de  poner  desde  este  año, 
la  lectura  de  materias  morales  y  casos  de  conciencia,  con  dos  lectores,  y  de  los 
nuestros,  seis  que  oigan.  Han  significado  muchos  de  fuera  que  oirán.  Del  su- 
ceso de  todo  daré  cuenta  a  V.  P.,  cuya  vida  nuestro  Señor  alargue  como  todos 
estos  hijos  de  V.  P.  hemos  menester. 

"De  Valladolid  y  de  Octubre  18  de  1569.  De  V.  P.  indignísimo  hijo  y  siervo 
en  el  Señor:  Bernardino  de  Agosta". 

(Mon.  Hist.  S.  J.  Borgiae  V,  pp.  203-204). 

1570  Roma,  Enero  21  de  1570.  (Respuesta  de  Borja  al  P.  Prov.  de  Castilla, 
Gil  González)  .  .  .  "Del  señor  Antonio  de  Acosta  lo  que  se  me  ofrece 
decir  acerca  de  sus  deseos,  es,  que  su  persona  y  las  prendas  que  de  la  Com- 
pañía tiene,  y  los  beneficios  y  amor  con  que  a  la  Compañía  ha  obligado,  me 
pone  gran  deseo  de  tomar  su  consolación,  mas  por  ser  nuevo  ejemplo  en  la 
Compañía,  ser  admitido  uno  a  ella  'superstite  consorte',  y  por  causa  de  los 
acreedores,  etc.,  no  oso  en  determinanne  en  que  a  él  y  a  nosotros  convenga 
su  entrada,  por  ahora;  mas  teniendo  en  cuenta  lo  que  arriba  dije,  si  él  es  ser- 
vido de  ello,  haré  con  él  lo  que  con  sola  una  persona  se  ha  usado  en  la  Com- 
pañía, por  ser  padre  de  uno  de  los  nuestros,  a  quien  teníamos  gran  obliga- 


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AGOSTA,  BERNARDINO  DE,  P. 


ción.  Y,  como  aquello  hizo  nuestro  Padre  de  buena  memoria  aquí  en  Italia, 
lo  haré  yo  en  España,  y  es,  que  en  cualquier  colegio  que  el  señor  don  Antonio 
de  Acosta  escogiese,  se  le  den  aposentos  aparte,  donde  tenga  uno  que  le  sirva, 
y  esté  con  los  nuestros  como  uno  de  ellos  y  participe  de  todas  las  gracias  y 
méritos,  como  yo  más  largamente  se  lo  puedo  conceder. 

"Con  este  género  de  vida,  me  parece  que  será  más  consolado  y  servido, 
cuando  determinase  de  estar  aparte  de  su  familia  'cum  beneplácito  uxoris'. 

"Y  V.  R.  procure  que  sus  mismos  hijos  le  persuadan  a  que  esto  le  con- 
viene más".  (Epis.  Hisp.  1570,  ff.  9v-10v). 

—  S.  f.  Carta  del  P.  Diego  de  Acosta  al  P.  General  Borja:  "El  P.  maestro 
Polanco  me  escribe  la  gracia  que  V.  P.  hace  a  mi  padre  'secundum 
carnem',  de  que  yo  doy  humildemente  gracias  a  V.  P.,  como  debo,  más  que 
ninguno  de  los  cuatro  hermanos  que  Dios  nuestro  Señor  conserva  en  la  Com- 
pañía, por  haber  sido  yo  el  primero  a  quien  concedió  su  Divina  Majestad  la 
gracia  de  tal  vocación.  De  que  no  sea  admitido  como  religioso,  bien  se  ve 
que  cualquiera  de  las  razones  basta.  Lo  que  se  le  concede  es  mucho  y  suficien- 
te para  que  él  acabe  quietamente  su  vejez".  (Aicardo:  Comment.  779-80). 

Fue  famoso  el  caso  de  los  cinco  hermanos  Diego,  Bernardino,  José,  Cris- 
tóbal y  Gerónimo  de  Acosta,  que  entraron  todos  en  la  Compañía;  años  des- 
pués, en  1569,  quiso  el  padre  de  todos  ellos  entrar,  retirándose  su  esposa  doña 
Ana  de  Porres,  a  un  convento.  No  lo  creyó  conveniente  el  P.  Francisco  de 
Borja,  mas  en  cambio  le  otorgó  la  gracia  de  morar  hasta  su  muerte  en  un 
colegio  de  la  Compañía.  He  aquí  la  concesión: 

"Sr.  Antonio  de  Acosta.  Muy  magnífico  señor:  Yo  he  recibido  una  carta 
de  V.  m.  escrita  en  Burgos  a  2  de  Octubre  (1569),  y  no  quiero  negar  que  me 
enternecí  y  consolé,  viendo  con  cuánto  regalo  Dios  nuestro  Señor  le  da  deseos 
de  rematar  lo  que  queda  de  la  vida,  en  estado  de  religión,  para  su  mayor 
servicio;  y  de  tan  buen  entendimiento  no  me  maravillo  yo,  que  salgan  seme- 
jantes frutos. 

"Ya  V.  m.  ha  ofrecido  en  esto  al  Señor  todo  lo  que  es  de  su  parte,  y  tiene 
su  mérito  delante  de  su  Divina  Majestad. 

"Yo  de  mi  parte,  habiéndolo  mucho  encomendado  a  nuestro  Señor,  hallo 
que  a  v.  m.  y  a  la  Compañía  le  estará  mejor,  habiendo  de  apartarse  de  la  ha- 
bitación de  la  señora  Ana  de  Porres,  con  su  voluntad,  que  por  ahora  sea  con 
moderación,  no  pasando  de  un  extremo  al  otro,  antes  se  recoja  a  uno  de 
nuestros  colegios,  cualquiera  que  v.  m.  escogiere  en  toda  España,  donde  le  den 
sus  aposentos  y  tenga  quien  le  sirva,  y  la  conversación  y  comunicación  suya 
en  todas  horas  sea  libremente  con  los  nuestros,  como  cualquiera  de  ella,  y 
tendrá  la  comunicación  de  las  gracias  y  méritos  y  hermandad,  como  los  de  la 


BIOGRAFIA 


47 


Compañía,  la  cual  desde  ahora,  suplico  al  Señor  se  la  dé,  y  yo,  cuanto  es  de 
mi  parte,  la  concedo. 

"Solamente  habrá  de  diferencia,  que  no  conviene  que  la  Compañía  le 
reciba  sus  votos,  ni  se  entienda  que  es  ya  recibido  en  ella,  viviendo  la  señora 
Ana  de  Forres;  porque  aunque  en  el  rigor  del  derecho  se  pueda  hacer,  para 
nosotros  sería  nuevo  y  por  ventura  no  parecería  bueno  en  estas  partes.  Y 
créame  v.  m.  que  aquí  se  le  desea  servir  enteramente;  y  si  entendiésemos  que 
lo  que  pide  convenía  más,  sin  ninguna  condición  se  lo  concedería. 

'^Y  en  esto  y  en  todo,  suplico  a  Dios  nuestro  Señor,  se  sirva  de  sus  buenos 
y  santos  deseos,  y  su  muy  magnífica  persona  guarde  y  acreciente  para  su 
mayor  servdcio.  De  Roma,  25  de  Enero  de  1570. 

Francisco  de  Borja''. 

1579  Roma,  fines  de  Enero  de  1579.  (  Do  la  Instrucción  del  P.  General  Eve- 
rardo  Mercurián  al  F.  Flaza,  Visitador):  ..."No.  11.  Los  sucesores 
de  los  consultores  del  mismo  Provincial  Pedro  Sánchez  serán  los  siguientes: 
en  primer  lugar  el  P.  Hortigosa,  en  segundo  el  F.  Morales,  en  tercero  el  P. 
Bernardino  de  Agosta".  .  .  (M.M.,  I,  418). 

—  Roma,  principios  de  Enero.  (De  la  Instrucción  del  F.  Mercurián  al  F. 
Pedro  Díaz).  "Los  que  van  señalados  para  esta  misión  son...  de  la 

provincia  de  Castilla.  .  .  el  P.  Bernardino  de  Agosta".  .  .   (M.M.,  I,  424). 

—  Sevilla,  Mayo  de  1579.  (Carta  del  F.  Bernardino  de  Agosta  al  F. 
General  Everardo  Mercurián)  : 

"Ihs.  Muy  rdo.  Padre  nuestro  en  Chro.  Fax  Chri.  (sic). 

"Predicando  esta  cuaresma  pasada  (del  4  de  Marzo  al  18  de  Abril)  en 
Sahagún,  una  villa  del  obispado  de  León,  recibí  a  los  28  de  Marzo  la  de 
V.  F.  de  24  de  Diciembre  (1578)  para  que  me  dispusiese  con  brevedad  para 
esta  jornada  y  misión  de  México.  Esta  obediencia  y  voluntad  de  V.  P.  tengo 
por  voluntad  de  nuestro  Señor,  y  tanto  más,  cuanto,  sin  yo  pedirla  ni  tratarla, 
ha  venido;  y  así,  sin  ninguna  contradicción  ni  replica,  la  he  aceptado  y  acepto, 
confortado  y  confiado  en  nuestro  Señor,  que  me  dará  su  gracia  para  que  acier- 
te siempre  a  cumplir  su  santa  voluntad. 

"Yo  di  luego  orden  en  los  sermones  y  en  todas  las  demás  cosas,  con  la  bre- 
vedad posible,  para  cumplir  puntualmente  la  obediencia  de  V.  F.  de  ser  a  lo. 
de  Mayo  aquí  en  Sevilla,  a  donde  llegué  con  los  demás  compañeros  de  Casti- 
lla, a  los  8  de  dicho  mes.  Y  ha  sido  necesaria  toda  la  prisa,  porque  es  muy 
grande  la  que  su  Magestad  y  todos  dan  para  que  en  todo  este  mes  de  Mayo, 
se  parta  la  flota;  y  con  la  buena  diligencia  y  trabajo  del  P.  Diego  de  Luna, 
estamos  del  todo  aprestados  y  a  punto  los  quince,  que  de  estas  provincias 
vamos  a  la  Nueva  España. 


48 


AGOSTA,  BERNARDINO  DE,  P. 


"Al  P.  Pedro  Díaz  hemos  esperado  con  gran  deseo,  y  entiendo  que  nos 
iremos  sin  su  compañía,  que  será  alguna  mortificación  y  trabajo;  pero  irá  con 
nosotros  la  de  Jesús,  que  es  verdadero  consuelo  de  nuestras  almas. 

"Con  el  P.  rector  de  este  colegio  de  Sevilla  (lo  era  su  hermano  Diego  de 
Acosta),  me  he  consolado  más  que  con  hermano,  por  ver  la  envidia  que  me 
tiene  de  esta  misión. 

"Y  a  V.  P.  humildemente  pido  sea  yo  siempre  ayudado  del  favor  de  sus 
SS.  SS.  y  OO..  .  .  BERNARDINO  de  Agosta".  (M.M.,  I,  462-3). 

• —       "Los  Padres  y  Hermanos  que  fueron  en  esta  flota  que  partió  a  29  de 
Mayo  de  1579,  para  la  Nueva  España  son  los  siguientes:  (15) 

1.  El  P.  Antonio  de  Torres  (que  fungió  de  superior  en  vez  del  P.  Díaz). 

2.  El  P,  BERNARDINO  de  Agosta,  natural  de  Medina  del  Campo,  hijo 
de  Antonio  de  Acosta  y  Ana  de  Porres,  de  edad  de  41  años,  y  de  Com- 
pañía 26;  oyó  artes  y  teología  en  la  Compañía  y  ha  leído  un  curso 
de  artes  y  teología;  profeso  de  cuatro  votos.  Vino  de  León. 

3.  El  P.  Francisco  Ramírez. 

4.  El  H.  Gaspar  de  Toledo. 

5.  El  H.  Diego  de  Torres. 

6.  El  H.  Gaspar  Moro.  Los  sobredichos  vinieron  de  Castilla  la  Vieja. 

7.  El  P.  Alonso  Sánchez. 

8.  El  P.  Andrés  Carriedo. 

9.  El  P.  Martín  Hernández. 

10.  El  H.  Hernán  Vázquez.  , 

11.  El  H.  Juan  Durán  Loaysa. 

12.  El  H.  Francisco  Tercero. 

13.  El  H.  Pedro  Vidal. 

14.  El  H.  Ramón  Prat. 

15.  El  P.  Juan  Díaz. 
(M.M.,  I,  466-68). 

Como  se  sabe  no  llegó  a  tiempo  el  P.  Pedro  Díaz,  quien  traía  una  Ins- 
trucción del  P.  General  Everardo  "para  el  viaje".  .  .  y  decía  el  No.  9: 
"En  la  isla  Española  dejará  dos  padres  y  un  hermano,  que  podrían  ser  Ber- 
NARDiNo  de  Agosta,  con  orden  de  hacer  allí  lo  que  hacen  los  nuestros  en 
misiones,  según  la  instrucción  'pro  missionibus',  y  algún  recaudo  de  agnusdei 
y  cuentas  benditas,  avisándoles  expresamente  no  den  entrada  a  que  se  trate 
de  hacer  allí  colegio  o  residencia  de  la  Compañía  perpetua". 
M.M.,  I,  p.  425). 

—       Madrid,  lo.  de  Junio  de  1579.  (Del  Memorial  del  P.  Francisco  de 
Porres  al  P.  General)  ...  2.  "La  armada  para  Nueva  España  partió 


BIOGRAFIA 


49 


de  Sevilla  a  los  28  (sic)  de  Mayo,  y  fueron  en  ella  quince  de  la  Compañía, 
que  son  los  que  V.  P.  ordenó  fuesen  de  estas  provincias.  .  .  el  P.  Bernardi- 
NO  de  Agosta  con  cuatro  hermanos  teólogos  de  la  provincia  de  Castilla.  3. 
Yo  les  envié  las  cédulas  y  recaudos  necesarios  con  tiempo,  aunque  con  el  de- 
tenerse tanto  el  P.  Pedro  Díaz  y  pensar  que  había  de  venir,  y  estar  ocupados 
los  padres  en  la  cuaresma,  fue  causa  de  detenerse  un  poco  algunos  de  ellos; 
pero  llegaron  a  tiempo  y  con  salud,  gracias  a  Dios,  y  llevan  buen  tiempo". 

—  "Siete  sacerdotes  y  ocho  hermanos  escolares  llegaron  a  México  el  8 
de  Julio  de  1579".  (Sánchez  Baquero:  Fund.  178-179). 

—  "Pasó  de  la  provincia  de  Castilla  a  la  de  México".  (J.  M.  D.). 

—  "Vino  en  la  expedición  del  P.  Pedro  Díaz".  (Oviedo). 

—  "En  1579  con  el  P.  Pedro  Díaz  (sic),  llegó  a  Veracruz  un  nuevo  soco- 
rro de  compañeros,  que  habían  de  hacer  después  un  gran  papel  en  la 

provincia.  .  .  El  P.  Bernardino  de  Agosta,  de  una  prudencia  consumada 
en  el  gobierno,  de  que  gozaron  por  algunos  años  los  colegios  de  Valladolid, 
Oaxaca,  Guadalajara  y  la  casa  profesa  de  México".  (Alegre). 

—  "Llegó  a  Nueva  España  el  7  de  Agosto  de  1579"  (sic)  (Ayuso-Sán- 
chez  Baq.). 

1580  (Del  Catálogo).  "Catalogus  professorum  quatuor  votorum:    1.  El  P. 

Pedro  Sánchez;  2.  el  P.  Hernando  Suárez;  3.  el  P.  Bernardino  de 
Agosta;  4.  el  P.  Antonio  Torres".  "El  P.  Bernardino  de  Agosta  se  halla 
en  el  colegio  de  México.  Es  sacerdote  y  predicador;  de  mediana  salud;  firme 
en  su  vocación.  Tiene  talento  para  confesar  y  oír  confesiones". 
(M.M.,  I,  537,  541). 

—  "Hallándose  aún  en  México  nuestro  biografiado  en  el  año  de  1580, 
sucedió  que  muchos  días  antes  de  agravarse  don  Alonso  de  Villaseca, 

mandó  llamar  desde  su  hacienda  de  Ixmiquilpan,  a  su  confesor  el  P.  Ber- 
nardino de  Agosta,  en  cuyas  manos  entregó  su  espíritu  al  Señor,  el  día  8 
de  Septiembre  de  1580.  Y  en  su  Crón.  I,  84,  dice  el  mismo  Pérez  Rivas:  "El 
Sr.  don  Alonso  de  Villaseca,  viéndose  cargado  de  enfermedades  en  sus  ha- 
ciendas nombradas  de  Ixmiquilpan,  a  17  leguas  de  México,  y  sintiendo  él  que 
se  le  acercaba  el  fin  de  sus  días,  envió  a  México  a  llamar  a  algunos  de  nues- 
tros Padres  que  le  ayudasen  y  se  hallasen  en  su  cabecera  en  aquella  hora.  Fue 
el  P.  Bernardino  de  Agosta  con  algunos  otros  de  los  nuestros,  llevándole 
algunas  de  las  reliquias  que  se  habían  traído  de  Roma,  las  cuales  adoró  con 
singular  devoción,  y  con  ella  recibió  también  los  santos  sacramentos  que  dis- 
ponen para  un  dichoso  fin  de  esta  vida  temporal;  concedióselo  Dios  a  este 


50 


AGOSTA,  BERNARDINO  DE,  P. 


cristianísimo  caballero,  llevándoselo  el  año  de  1580  a  darle  el  premio  de  sus 
obras  y  limosnas  de  su  grande  piedad". 
(Pérez  Rivas:  Crón.  I,  84). 

—  (Versión  de  Sánchez  Raquero)  :  "Este  año  de  80  sucedió  la  muerte  de 
nuestro  gran  benefactor  Alonso  de  Villaseca,  en  sus  haciendas  de  Ix- 
miquilpan,  18  leguas  de  México,  el  cual  viéndose  apretado  de  su  edad  y  acha- 
ques, y  teniendo  por  cercana  su  muerte,  envió  a  llamar  a  los  de  la  Compa- 
ñía de  su  colegio  de  México,  para  que  se  hallasen  a  su  cabecera  y  le  ayudasen 
en  aquella  hora.  Fue  el  P.  Bernardino  de  Agosta  con  algunos  hermanos,  y 
habiendo  recibido  todos  los  sacramentos,  a  los  8  de  Septiembre  se  fue  a  gozar 
de  las  muchas  riquezas  que  había  depositado  en  el  cielo  por  mano  de  los 
pobres. 

"Pocos  días  antes  de  su  muerte  envió  al  colegio  cuatro  acémilas  cargadas 
de  plata,  para  que,  tomando  el  colegio  de  ella  16,000  pesos,  lo  demás  se  re- 
partiese a  los  hospitales  y  obras  pías,  conforme  a  su  orden,  y  así  se  hizo. 

"Su  cuerpo  embalsamado  se  trajo  a  la  ciudad  de  México,  con  mucha  cera 
y  pompa,  y  habiendo  hecho  alto  en  la  hermita  de  nuestra  Señora  de  Guada- 
lupe, una  legua  de  esta  ciudad,  cuya  imagen,  toda  de  plata,  había  hecho  a  su 
costa,  y  fundado  cierta  capilla  y  capellanía,  se  detuvo  tres  días,  diciéndole 
sus  oficios  y  misas  con  sus  hachas  encendidas  día  y  noche,  mientras  se  pre- 
paraba en  México  lo  necesario  para  su  entierro,  que  fue  con  mucha  honra, 
ciial  suele  Dios  encaminarla  a  los  suyos,  cuando  el  alma  está  ya  segura  de 
vanidad. 

"Entró  a  la  ciudad  el  cuerpo  con  muchas  hachas  y  acompañamiento,  en 
una  litera,  venían  con  él  muchos  religiosos  y  sacerdotes,  a  caballo,  especial  de 
la  Compañía,  hasta  su  casa  que  era  cerca  del  colegio,  donde  vinieron  el  Virrey, 
Audiencia  y  Arzobispo  con  su  cabildo;  el  de  la  ciudad  y  todas  las  religiones 
a  quienes  tenía  obligadas  con  su  liberalidad,  con  gran  número  de  pobres  que 
lloraban  su  pérdida. 

"Acompañaron  el  cuerpo  hasta  la  iglesia  del  colegio,  y  queriendo  la  Real 
Audiencia  sacarlo  en  hombros  de  su  casa,  agradecida  de  cierto  servicio  que 
había  hecho  a  su  Magestad,  que  fue  que  estando  México,  con  cierto  temor  y 
riesgo  de  levantamiento,  entró  de  repente  por  las  casas  reales,  armado  y  con 
doscientas  lanzas  de  sus  criados  mismos,  todos  armados  y  a  caballo,  y  se  ofre- 
ció con  ellos,  a  su  costa,  siempre  que  su  Magestad  le  hubiese  menester.  Lo  cual 
agradeció  mucho  la  Audiencia  que  gobernaba  entonces;  y  en  pago  de  esto  le 
quiso  hacer  en  su  muerte  tanta  honra;  pero  el  Virrey  don  Martín  viendo  la 
porfía  con  los  de  la  Compañía,  pidió  a  la  Audiencia  dejasen  a  los  de  ella 
hacer  su  oficio,  y  así  le  trajeron  los  nuestros  en  hombros,  y  se  enterró  en  me- 
dio de  la  capilla  mayor,  y  se  celebraron  sus  honras  los  nueve  días  siguientes, 


BIOGRAFIA 


51 


viniendo  el  cabildo  de  la  catedral,  cada  uno  de  ellos,  a  decir  misa  con  sus 
ministros  y  capilla  de  cantores,  habiendo  en  todos  ellos  sermón  de  los  padres 
más  graves,  que  para  todos  dieron  materia  sus  virtudes,  con  muchas  (sic) 
epigramas  y  otras  composiciones  al  propósito,  de  los  Hermanos  Estudiantes, 
que  adornaban  el  túmulo  y  paredes. 

"El  último  de  los  nueve  días  quiso  el  Arzobispo  celebrar  él  mismo  el  oficio 
entero  y  predicó  el  Padre  doctor  Pedro  Sánchez,  provincial  (sic),  con  que  se 
dio  fin  a  sus  honras,  en  las  cuales  gastó  mucho  Agustín  Guerrero  de  Luna,  su 
yerno  y  heredero".  (Sánchez  Baquero). 

1582  (Del  Catálogo)  :  "Profeso  de  cuatro  votos:  P.  Bernardino  de  Agosta". 
(M.M.,  II,  52). 

1583  (Del  Catálogo).  "En  el  colegio  de  Oaxaca,  Rector". 

—  Roma,  30  de  Agosto  de  1583.  (De  una  carta  del  P.  Aquaviva  al  P. 
Prov.  Antonio  de  Mendoza)   ...  "Y  si  le  pareciera  a  V.  R.  cambiar  al 

P.  Antonio  de  Torres  del  superiorato  de  la  Puebla,  en  tal  caso  el  P.  Bernar- 
dino de  Agosta,  estará  bien  en  aquel  colegio.  .  .  Y  si  el  P.  Antonio  de  Torres 
queda  en  Puebla,  quedarse  ha  en  Oaxaca  el  P.  Bernardino,  si  ya  no  le  pare- 
ciere conveniente  mudarlo,  por  lo  que  el  P.  Francisco  Váez  dirá  a  V.  R.,  de 
alguna  ofensión  que  dicen  ha  habido  allí,  por  haberse  mostrado  algo  parcial 
en  una  diferencia  que  hubo  entre  el  cabildo  y  el  ayuntamiento.  Y  entonces 
podrá  ser  allí  rector  el  P.  Martín  Fernández".  (Y  en  la  lista  de  los  superiores, 
que  manda  el  P.  General  dice)  :  "Rector  de  Puebla  el  P.  Antonio  de  Torres 
o  Bernardino  de  Agosta.  Rector  de  Guaxaca  (sic)  Padre  Bernardino  o 
Martín  Fernández.  (M.M.,  II,  167-8). 

1584  Roma,  15  de  Febrero  de  1584.  (De  una  carta  del  P.  Aquaviva  al  P. 
Antonio  de  Mendoza)  :  "Para  los  colegios  de  la  Puebla  de  los  Angeles 

y  Oaxaca  se  señalaron  tres  a  V.  R.,  remitiendo  a  lo  que  en  particular,  allá, 
después  de  haber  entendido  las  cosas,  juzgase  por  más  conveniente;  de  ma- 
nera que  con  estos  tres  padres  se  proveyesen  aquellos  dos  colegios.  Paréceme 
ahora  que,  si  por  ventura,  ni  el  P.  (rector  de  Oaxaca)  Bernardino  de  Agos- 
ta, ni  el  P.  Antonio  de  Torres  fuesen  para  ninguno  de  los  dos  puestos,  podrá 
V.  R.  suplir  con  el  P.  Juan  Díaz,  el  uno.  .  .  .Y  cuando  'in  re  praesenti',  tu- 
viese por  mejor  poner  en  la  Puebla  de  los  Angeles,  o  en  Guaxaca,  algún  otro 
de  los  que  aquí  van  señalados,  lo  podrá  hacer  'per  modum  provisionis',  avi- 
sándonos con  la  primera  ocasión,  de  todo".  (M.M.,  II,  215-6). 

—  Roma,  15  de  Marzo  de  1584.  Carta  del  P.  General  Claudio  Aquaviva 
al  P.  Bernardino  de  Agosta. 

"Mucha  consolación  recibí  con  la  venida  del  P.  Francisco  Váez  por  saber 


52 


AGOSTA,  BERNARDINO  DE,  P. 


tan  por  extenso  las  cosas  de  esa  provincia;  habiéndole  dado  para  ello,  larga 
audiencia,  y  en  lugar  retirado,  como  era  razón,  viniendo  para  esto  de  tan  lejos. 
Entonces  me  informó  también  de  ese  colegio  de  Oaxaca  que  quedaba  a  cargo 
de  V.  R.,  con  cuya  carta  de  24  de  Febrero  de  82,  me  consolé;  y  en  las  respues- 
tas a  los  memoriales  de  esa  provincia,  respondo  a  lo  de  la  escuela  de  niños, 
confirmando  lo  que  V.  R.  pide. 

"El  orden  que  se  ha  dado  en  las  demás  cosas  que  tocan  al  buen  gobierno 
de  esa  provincia,  entenderá  V.  R.  llegado  el  Padre  Antonio  de  Mendoza;  al 
cual  he  encomendado  el  cargo  de  ella,  por  persuadirme  es  el  que  más  a  propó- 
sito será  para  todo  lo  que  en  esas  partes  se  podrá  desear;  y  que,  con  su  buena 
condición  y  suave  trato,  ejecutará  lo  que  conviene  al  servicio  divino,  y  bien 
de  la  Compañía  y  particulares,  con  satisfacción  de  todos,  como  deseo  se  haga, 
por  haberse  entendido  hay  algunos,  a  quienes  es  menester  consolar  y  alentar. 

"Al  P.  Gaspar  Moro  escribo,  animándole;  y,  pues  está  tan  bien  ocupado 
(con  sus  clases  de  dialéctica),  y  cada  día  lo  puede  estar  mejor,  ningún  título 
honesto  podría  tener  su  vuelta,  habiendo  partido  de  la  provincia  a  donde 
estaba,  con  tan  fervorosos  deseos  y  esperanzas  de  hacer  mucho  fruto,  como  ya, 
por  la  bondad  del  Señor  lo  hace. 

"Habiéndose  impetrado  los  jubileos  que  se  ganan  en  los  monasterios  de 
la  orden  de  Santo  Domingo,  con  las  cláusulas  que  dice,  no  ha  parecido  acá 
hacer  diligencia,  para  que  los  puedan  ganar,  confesándose  en  otras  partes, 
porque  no  parezca  emulación.  .  .  Claudio  Aquaviva". 

(Méx.  I,  ff.  42v-43)  (M.M.,  II,  259-60). 

—       Roma,  15  de  Marzo  de  1584.  (De  una  carta  del  P.  Aquaviva  al  P. 

Pedro  Rodríguez)  :  .  .  ."El  P.  Pedro  Sánchez,  que  está  en  el  colegio 
de  México  como  consultor  del  P.  Provincial,  les  habrá  satisfecho ...  de  la 
buena  interpretación  con  que  procedería  el  Padre  Rector  Bernardino  de 
Agosta,  bien  que  se  hubiese  deseado  más  moderación  en  procurar,  con  igual- 
dad, volver  por  todos.  Pesarme  ha  si  se  hubiese  dado  por  los  nuestros  justa 
ocasión  de  resentimiento  a  la  ciudad  de  Oaxaca,  siendo  tan  propio  de  nues- 
tro instituto,  procurar  la  benevolencia  de  todos,  para  poderlos  ayudar  más 
en  el  espíritu". 

(Méx.  1,  f.  43)  (M.M.,  II,  261). 

1585  Oaxaca,  8  de  Abril  1585.  (De  una  carta  del  P.  Alonso  Camargo  al  P. 

General  Claudio  Aquaviva)  :  ...  "Hay  en  este  colegio,  al  presente, 
once  de  la  Compañía:  cinco  Padres  y  los  demás  Hermanos  coadjutores.  Es 
rector  nuestro  el  P.  Bernardino  de  Agosta;  y  lo  ha  sido  desde  que  el  P. 
Francisco  Váez  salió  de  esta  ciudad  para  Roma.  Tiene  muy  buenas  partes 
de  letras  y  espíritu.  Y  así,  los  demás  proceden  con  cuidado  en  la  observancia 
de  nuestras  reglas.  De  donde  nace  que  toda  la  gente  ama  mucho  a  la  Com- 


BIOGRAFIA 


53 


pañía,  viendo  la  edificación  que  dan  nuestros  Padres  y  Hermanos.  Y  así,  acu- 
den con  todas  sus  necesidades  espirituales  a  los  nuestros  para  ser  ayudados 
de  ellos". 

(Hisp.  130,  ff.  26-27v)  (M.M.,  II,  549). 

—  Oaxaca,  10  de  Abril  1585.  (De  una  carta  del  P.  Francisco  Váez  al  P. 
General  Claudio  Aquaviva)  :    ..."El  P.  Bernardino  de  Agosta  se 

queda  por  ahora,  aquí,  de  rector,  como  estaba;  porque  tiene  aquí  buen  nom- 
bre. Y  todo  queda  bien  asentado  y  dispuesto". 
(Hisp.  130,  ff.  42a-v)  (M.M.,  II,  557). 

—  Oaxaca,  12  de  Abril  1585.  (De  una  carta  del  P.  Prov.  Antonio  de  Men- 
doza al  P.  General  Aquaviva):    ..."Al  P.  Bernardino  de  Agosta, 

que  es  rector  de  este  colegio,  ha  ya  tres  años  y  medio,  parece  que  estará  mejor 
en  otra  parte,  por  estar  ya  aquí  algo  cansados  con  él,  por  ser  un  poco  colé- 
rico y  melancólico,  y  no  mucho  talento  de  gobernar.  No  le  mudaré  ahora,  por 
quitar  nota.  Podráse  hacer  por  Octubre,  cuando  hagamos  la  congregación 
provincial"...  (Hisp.  130,  ff.  7-9v)  (M.M.,  II,  562). 

—  "Fue  rector  de  Oaxaca,  de  donde  tenemos  de  el  una  carta  al  P.  Gene- 
ral Claudio  Aquaviva,  fechada  en  Oaxaca  el  13  de  Abril  de  1585". 

(Ayuso)  (Astr.). 

—  México,  2-9  de  Noviembre  1585.  .  .  "Lunes  a  4  de  Noviembre,  que  fue 
el  tiempo  señalado  para  la  elección  del  procurador;  a  las  8  de  la  ma- 
ñana, fue  elegido  por  procurador  'ad  plura  medietate  suffragia'  en  primer 
lugar  el  P.  Pedro  de  Hortigosa;  y,  en  segundo  lugar,  el  P.  Bernardino  de 
Agosta.  Y  también  fueron  elegidos,  para  que  tengan  voto  en  la  elección  del 
General,  si  sucediese  haberla".  "Naturalmente,  entre  los  congregados  figura 
en  el  cuarto  lugar  el  P.  Bernardino  de  Agosta,  rector  del  colegio  de  Oaxa- 
ca". (Congr.  43,  ff.  369-376)  (M.M.,  II,  631-2). 

—  Tepotzotlán,  30  de  Noviembre  de  1585.  (De  una  carta  del  P.  Pro- 
vincial Antonio  de  Mendoza  al  P.  General  Aquaviva .  :    ...  "Lo  que 

ahora  se  ofrece  es  que  tuvimos  nuestra  congregación  provincial  en  México  a 
lo.  de  Noviembre,  con  mucha  paz  y  consuelo  de  todos.  Salió  por  procurador 
en  primer  lugar  el  P.  Pedro  de  Hortigosa,  rector  que  es  del  colegio  de  Mé- 
xico; en  2o.  el  P.  Bernardino  de  Agosta,  rector  que  era  de  Guajaca"  (sic). 

.  .  .  "De  Guajaca  quitamos  al  P.  Bernardino  de  Agosta,  que  había  cua- 
tro años  que  era  allí  rector,  con  harta  pesadumbre  de  los  de  casa,  y  no  con 
tanto  provecho.  Quédase  en  México  a  leer  casos  de  conciencia  y  predicar". 

(Mendoza  a  Aquaviva:  Tepotzotlán,  30  Nov.  1585)  (Hisp.  131,  ff.  53- 
57)  (M.M.,  II,  712-13). 


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AGOSTA,  BERNARDINO  DE,  P 


—  México,  lo.  Dic.  1585.  (De  una  carta  del  P.  Francisco  Váez  [Socio 
del  P.  Provincial]  al  P.  Gen.  Aquaviva)  :  .  .  ."En  la  congregación  pro- 
vincial, en  segundo  lugar  para  procurador  salió  el  P.  Bernardino  de  Agosta, 
rector  que  era  de  Guaxaca".  (Hisp.  131,  ff.  62-3)  (M.M.,  II,  725). 

—  México,  10  de  Diciembre  1585.  (De  una  carta  del  P.  Pedro  Díaz  al 
P.  Aquaviva)  :   ...  "En  cuanto  a  lo  que  V.  P.  me  escribe,  acerca  de 

la  lección  de  casos,  que  yo  leía  en  este  colegio  de  México,  el  P.  Provincial, 
cuando  vino  de  España,  aun  antes  que  llegase  a  este  colegio,  la  encomendó  a 
otro.  Y  aun  después  le  lee  otro  Padre  (el  P.  Bernardino  de  Agosta).  Mas  sé 
decir  a  V.  P.  que  nunca  hubo  tanta  frecuencia  de  oyentes  como  al  principio  y 
cuando  yo  la  dejé".  .  .  (Hisp.  131,  ff.  74-5). 

—  (Del  Catálogo  de  1585)  :  "En  el  colegio  de  México.  P.  Bernardino  de 
Agosta.  De  Medina  del  Campo,  provincia  de  Valladolid,  diócesis  de 

Salamanca,  de  48  años,  de  salud  enfermiza;  ingresó  en  1553.  Es  profeso  de 
cuatro  votos  desde  1568.  Ha  estudiado  3  años  de  filosofía,  4  de  teología.  Ha 
enseñado  filosofía,  y  ahora  la  enseña  y  tiene  los  casos  de  conciencia;  ha  sido 
rector  y  predicador".  (Méx.  4,  ff.  22-37)  (M.M.,  II,  744).  El  catálogo  de 
personas,  lo  pone  todavía  en  Oaxaca.  (M.M.,  II,  756). 

1592  En  la  tercera  congregación  provincial  celebrada  en  México  en  20  de 
Enero  de  1592,  se  halla  bajo  el  No.  3  de  los  profesos  asistentes. 

(Acta  original). 

1593  Roma,  22  de  Noviembre  de  1593.  (De  una  carta  del  P.  General  Aqua- 
viva al  P.  Prov.  Pedro  Díaz).  ..."También  se  me  avisa  que  el  P. 

Bernardino  de  Agosta,  después  que  es  rector  (no  dice  de  donde),  se  le  nota 
tener  más  cuidado  de  su  comodidad  que  convenga,  y  de  los  demás,  no  tanto 
como  es  necesario".  (Arch.  Prov.  Isl.  Coll.  [1934]).  "Lo  uno  y  lo  otro  lo  en- 
tenderá V.  R.,  a  fin  de  remediar  lo  que  necesario  fuese".  (Arch.  Prov.  Méx. 
[Isl.  Coll.  1934]  Mss.  Cartas  de  los  PP.  Generales). 

—  En  la  cuarta  congregación  verificada  en  la  capital  durante  este  año 
ocupa  el  No.  4,  entre  los  40  profesos  que  asistieron  a  ella.  (Vera) . 

1600  "En  1600  era  rector  del  colegio  de  Guadalajara".  (Burrus:  Hist.  II, 
259). 

1602  Roma,  Marzo  de  1602.  (De  una  carta  del  P.  Aquaviva  al  P.  Francisco 
Váez)  :  "Consultores  del  P.  Provincial  Ildefonso  de  Castro,  sean  los 
Padres  Prepósito  de  la  Profesa  y  el  rector  del  colegio.  .  .  El  prepósito  de  la 
casa  Profesa  será,  en  primer  lugar,  el  P.  Bernardino  de  Agosta,  en  segundo 
el  P.  Pedro  de  Morales".  (Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll.  1934]  Mss.). 


BIOGRAFIA 


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—  Prepósito  de  la  Profesa".  (Ayuso). 

1603  19  a  25  de  Octubre.  El  P.  Bernardino  de  Agosta  se  halla  bajo  el  No. 
3  de  los  profesos  asistentes  a  la  sexta  congregación  provincial  en  Mé- 
xico, como  Prepósito  de  la  casa  Profesa".  (Actas  originales). 

1604  "Todavía  en  este  año  de  1604  era  Prepósito  de  la  casa  Profesa".  (Le- 
cina) . 

1615  "Murió  el  P.  Bernardo  de  Agosta  el  10  de  Octubre  de  1615,  a  los  77 
años  de  edad".  (Oviedo)   (J.  M.  D.). 

—  "Murió  el  29  de  Mayo  de  1615,  en  la  Profesa".  (Alegre)  (Alcázar) 
(Lecina) . 

—  Murió  en  la  ciudad  de  México  el  6  de  Junio  de  1615.  (Arch.  Soc.  43, 
f.  120). 

—  Murió  el  28  de  Mayo  de  1615.  (Ayuso). 

—  "Pocos  meses  antes  de  Septiembre  de  1615.  había  llevado  para  Sí  nues- 
tro Señor,  de  la  misma  Casa  Profesa  de  México,  al  P.  Bernardino  de 

Agosta,  uno  de  los  más  antiguos  sujetos  de  la  universal  Compañía,  y  que 
alcanzó  tres  años  el  gobierno  de  su  santo  fundador. 

"El  amor  a  nuestra  religión  fue  hereditario  en  su  familia;  cinco  herma- 
nos que  fueron,  entraron  todos  en  la  Compañía  y  la  honraron  con  sus  grandes 
talentos  y  religiosas  virtudes.  Los  Padres  Gaspar  (sic,  por  Gerónimo),  Diego 
y  José  de  Acosta,  fueron  bien  conocidos  en  la  Europa;  al  Hermano  Cristóbal 
de  Acosta  la  muerte  le  sobrecogió  antes  de  ordenarse  de  sacerdote,  no  le  dio 
lugar  a  dejar  tanto  nombre.  Su  padre,  después  de  una  fortuna  muy  lisonjera 
y  próspera,  vino  a  caer  en  suma  pobreza,  que  toleró  con  cristiana  conformi- 
dad, y  se  retiró  a  uno  de  nuestros  colegios,  donde  sirviendo  como  el  más  hu- 
milde coadjutor,  acabó  tranquilamente  sus  días.  El  Padre  Bernardino  fue 
hombre  de  grande  sinceridad  que  supo  conciliar  con  una  extremada  pruden- 
cia. Gobernó  en  el  colegio  de  Logroño,  en  la  Europa,  y  los  de  Guadalajara, 
Oaxaca  y  Casa  Profesa  en  la  América,  constante  siempre  en  sus  religiosas  dis- 
tribuciones, muy  dado  a  la  oración  y  trato  con  Dios.  Nadie  oyó  jamás  de  sus 
labios  la  más  leve  murmuración. 

"En  la  última  enfermedad  que  le  duró  cincuenta  días,  dejó  admirables 
ejemplos  de  paciencia.  Tuvo  siempre  a  su  cabecera  el  libro  de  las  reglas  de 
la  Compañía  que  tan  cuidadosamente  había  observado  siempre,  y  de  que 
pasó  a  gozar  el  premio  el  día  29  de  Mayo  de  1615".  (Alegre). 

—  (Versión  y  elogio  que  hace  J.  M.  D.  en  Dice.  Univ.  de  Hist.  y  Geograf. 
Apéndices,  t.  I,  Art.  Agosta,  Bernardino,  pp.  53-4)  : 


56 


AGOSTA,  BERNARDINO  DE,  P. 


"Bernardino  de  Agosta,  jesuita  español,  hermano  de  otros  cuatro  que 
con  sus  religiosos  trabajos  y  doctos  escritos  honraron  a  la  Compañía. 

"Pasó  de  la  provincia  de  Castilla  a  la  de  México;  fue  rector  de  varios  co- 
legios y  prepósito  de  la  casa  Profesa:  varón  de  retiro  y  recogimiento  tan  raro, 
que  no  sabía  en  qué  aposentos  vivían  los  de  casa,  aunque  lo  buscaban  en  el 
suyo  como  a  padre  espiritual.  De  admirable  sencillez  y  apacible  santidad,  es- 
meróse en  la  caridad  con  los  pobres,  buscándoles  cuantas  limosnas  podía.  Fue 
amantísimo  de  la  Compañía,  y  en  su  prolija  enfermedad,  siempre  tenía  debajo 
de  la  almohada  el  libro  de  las  reglas. 

"Purificóle  Dios  con  dolores  muy  rigurosos  que  pasaba  con  invicta  pacien- 
cia y  en  continua  oración.  Decía  que  en  toda  su  enfermedad  y  en  todas  sus 
cosas  tenía  por  consultores  a  Jesucristo,  a  su  Santísima  Madre  y  a  San  Igna- 
cio, y  que  tenía  puestas  en  manos  de  la  misma  Señora,  su  salud  y  su  vida. 

"Recibió  con  grande  devoción  todos  los  sacramentos,  y  en  la  letanía  que 
se  dice  después  de  la  extrema  unción  (aunque  fue  cuatro  horas  antes  de  su 
muerte)  estuvo  tan  entero  y  con  tanta  paz,  que  él  mismo  respondía  diciendo: 
'Ora  pro  me'.  Murió  de  77  años  de  edad  a  10  de  Octubre  de  1615,  y  quedó 
tan  apacible  su  rostro,  con  ser  de  tanta  edad,  que,  cuando  le  echaron  a  la 
sepultura,  parecía  a  todos  que  iba  vivo".  (J.  M.  D.  1.  c). 

—  "Bernardino  siguió  las  huellas  del  peruano  cuya  fama  comenzaba  a 
extenderse,  y  se  embarcó  para  la  Nueva  España,  donde  murió  después 
de  largas  tareas  apostólicas,  el  29  de  Mayo  de  1615.  Fue  rector  varias  veces,  y 
las  relaciones  mexicanas  y  la  correspondencia  de  sus  superiores  le  son,  en  ge- 
neral, muy  favorables.  También  aparecen  en  él  varias  veces  resaltadas  algunas 
de  las  cualidades  de  sus  dos  hermanos  José  y  Diego". 

(Lopetegui,  León,  S.  J.,  El  P.  José  de  Acosta.  .  .  p.  17). 

Referencias  biográficas 

1  Actas  originales  de  las  congregaciones  provinciales: 

De  la  2a.,  2-9  Nov.  1585. 
De  la  3a.,  20  Enero  1592. 
De  la  5a.,  2  Nov.  1599. 
De  la  6a.,  19-25  Oct.  1603. 

2  Agosta,  Bernardino  de,  S.  J.,  Cartas: 

Al  P.  Everardo  Mercurián,      Sevilla,  Mayo  1579. 
Al  P.  Claudio  Aquaviva,         Oaxaca,  13  Abr.  1585. 

3  Agosta,  Gerónimo,  S.  J.,  Carta  al  P.  Gen.  Borja.  Valladolid,  18  Oct.  1569. 


REFERENCIAS  BIOGRAFICAS 


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4  AiCARDO,  José  Manuel,  S.  J.,  Comentarios  a  las  constituciones  de  la  C. 
de      Madrid,  1920,  pp.  779-780. 

5  Alcázar,  S.  J.,  Chrono-Hist.,  t.  II,  p.  339. 

6  Alegre,  Francisco  Javier,  S.  J.,  Hist.  de  la  Prov.  de  la  C.  de  ].  en  N.  E.j 
t.  I,  México,  1841,  pp.  154,  175;  t.  II,  México,  1842,  pp.  2,  7. 

7  Alegre-Burrus,  Ernest  J.,  S.  J.,  Hist.,  t.  I,  Roma,  1956,  pp.  242,  273; 
t.  II,  Roma,  1958,  pp.  259,  260. 

8  Aquaviva,  Claudio,  S.  J.,  Cartas: 

AI  P.  Prov.  Antonio  de  Mendoza,  Roma,  30  Ag.  1583. 

Roma,  15  Feb.  1584. 
Al  P.  Pedro  Rodríguez,  Roma,  15  Mzo.  1584. 

Al  P.  Bernardino  de  Agosta,  Roma,  15  Mzo.  1584. 
Al  P.  Prov.  Pedro  Díaz,  Roma,  22  Nov.  1593. 

Al  P.  Prov.  Francisco  Váez,       Roma,  18  Abr.  1598. 
Al  P.  Ildefonso  Castro,  Roma,  Mzo.  1602. 

9  ARSI:  Arch.  Román.  Soc.  Jesu. 

10  Arch.  Prov.  Méx.  (Isl.  Coll.  1934),  Cartas  mss.  de  los  PP.  Generales. 

11  Astráin,  Antonio,  S.  J.,  Hist.  de  la  C.  de  ].  en  la  Asist.  de  España,  t.  I, 
Madrid,  1905,  p.  313;  t.  III,  Madrid,  1909,  p.  147;  t.  IV,  Madrid,  1913, 
pp.  425,  812. 

12  Ayuso,  Félix,  S.  J.-Sánchez  Raquero,  Juan,  S.  J.,  Notas  a  Fund.  de  la 
C.  de  ].  en  N.  E.,  México,  Patria,  1945,  pp.  137,  160-1,  178. 

13  BoRjA,  Francisco  de,  S.  J.,  Cartas: 

Al  P.  Gil  González  (Prov.  de  Cast.),  Roma,  21  Ene.  1570. 

A  don  Antonio  de  Acosta,  Roma,  25  Ene.  1570. 

14  Camargo,  Alonso,  S.  J.,  Carta  al  P.  Claudio  Aquaviva.  Oaxaca,  8  Abril 
1585. 

14  Gascón,  Miguel,  S.  J.,  Los  jesuítas  en  híenéndez  Pelayo,  Valladolid, 
1940,  522. 

15  Catálogos  de  la  Prov.  Méx.  1580,  1582,  1583,  1585. 

16  Catálogos  trienales. 

17  Catálogo  de  la  Prov.  de  Castilla,  1554.  "Catalogus  omnium  Patrum  ac 
Fratrum  S.  J.  in  Hispania  degentium  primis  mensibus  anni  1554". 

18  Codex  Salmanticensis.  I,  14v. 

19  Congr.  43  ff.  369-376. 

20  Cuestionario  imperado  por  el  P.  Nadal  en  Castilla  en  1561. 

21  Decorme,  Gerardo,  S.  J.,  Menologio  ms.  1934,  p.  34.  Elogio  del  P. 
Bernardino  de  Agosta.  Edic.  ms.  1940,  p.  50.  La  Obra  de  los  jesuitas, 
México,  1941,  pp.  21,  52  y  417. 

22  De  Luna,  Diego,  S.  J.  (Proc.  de  Indias  en  España).  Carta  al  P.  General 
Everardo  Mercurián.  Mayo  1579. 


58 


AGOSTA,  BERNARDINO  DE,  P. 


23  De  Forres,  Francisco,  S.  J.,  Memorial  al  P.  Mercurián.  Madrid,  lo. 
Jun.  1579. 

24  DÍAZ,  Pedro,  S.  J.,  Carta  al  P.  Claudio  Aquaviva.  México,  10  Dic.  1585. 

25  Epist.  Hisp.  Año  1570,  ff.  9v-10v. 

26  Florencia,  Francisco  de,  S.  J.,  Oviedo,  Juan  Antonio,  S.  J.,  Menologio 
de  los  varones  más  señalados  en  perfección  religiosa  de  la  C.  de  J.,  en  la 
Provincia  de  N.  E.  México,  1747.  Octubre  10. 

27  González  de  Cossío,  Francisco,  Notas  a  Relación  breve  de  la  venida 
de  los  de  la  C.  de  ].  a  N.  E.,  México,  Universitaria,  1945,  p.  120. 

—  Ensayo  bibliográfico  de  los  catálogos  de  sujetos  de  la  C.  de  ].  en  N.  E., 
México,  1946,  p.  33. 

28  Hisp.  127,  ff.  214-215v;  130,  ff.  26-27v,  42  a-v;  131,  ff.  53,  57,  62-3,  74-5. 

29  Hist.  Soc.  43,  f.  120. 

30  J.M.D.  (José  Mariano  DÁvila)  ,  Dice.  Univ.  de  Hist.  y  Geograf,  t.  I  de 
apéndices,  México,  1855.  Art°  Acosta,  Bernardino,  p.  54;  t.  HI,  apén- 
dices, México^  1856,  p.  823. 

31  Litt.  Annuae.  México,  1615. 

32  LoPETEGui,  León,  S.  J.  El  P.  José  de  Acosta,  S.  J.  y  las  misiones.  Madrid, 
1942,  pp.  12-17. 

33  Mendoza,  Antonio  de,  S.  J.,  Cartas  al  P.  Aquaviva: 

Oaxaca,  12  de  Abril  de  1585. 
Tepotzotlán,  30  de  Noviembre  de  1585. 

34  Mercurl\n,  Everardo,  S.  J.,  Instrucción  al  P.  Pedro  Díaz. 

Roma,  En.  1579. 

Instrucción  al  P.  Vis.  Juan  de  la  Plaza  R.  En.  1579. 

35  Méx.  1,  ff.  42v-43;  4,  ff.  6,  22,  77,  120,  188;  15,  ff.  34v,  355v;  19,  ff.  292- 
292v. 

36  Monumenta  Histórica  S.  J.,  Borgia,  t.  v,  Matriti,  1911,  pp.  200-204,  278, 
897-98. 

37  Mon.  Méx.  S.  t.  I,  Roma,  1956,  pp.  418,  424,  462-3,  466,  537,  541; 
t.  II,  Roma,  1959,  pp.  52,  153,  167-8,  215,  259,  261,  549,  557,  562,  631-2, 
712-3,  725,  735,  744,  756. 

38  Nadal,  Gerónimo,  S.  J.,  Epistolae,  I,  Madrid,  1898,  p.  759;  II,  Madrid, 
1899,  pp.  544,  691. 

—  Examina  Patrum  ac  Fratrum,  S.  J.  a  Patre  Hieronymo  Nadal  colecta. 
I,  394. 

39  PÉREZ  RivAs,  Andrés,  S.  J.  Crón.  t.  I,  México,  1896,  p.  84. 

40  Polanco,  Joannes,  S.  J.  Chron.  II,  303. 

41  SÁNCHEZ  Saquero,  Juan,  S.  J.,  Fund.  de  la  C.  de  ].  en  N.  E.  México 
edic.  Patria,  1945,  pp.  137,  160-1,  178. 

42  Tolet.  12  f.  5v. 


BIBLIOGRAFIA 


59 


43  Uriarte,  S.  J.,  Lecina,  S.  J.,  Biblioteca  de  escritores  de  la  C.  de  ].  en  la 
antigua  asistencia  de  España.  Madrid,  1929-30. 

44  VÁEZ,  Francisco,  S.  J.  Carta  al  P.  Claudio  Aquaviva.  Oaxaca,  12  Abr. 
1585.  México,  lo.  Dic.  1585. 

45  Vera,  Fortino,  Pero.,  Tesoro  Guadalupano,  t.  I,  Amecameca,  1887, 
p.  241. 

Bibliografía 

1561  Responsa  ad  quaestionarium  Patris  Nadal.  1561.  (Exam.  Patrum  ac 
Fratrum,  S.  J.  t.  No.  394). 

1562  Fragmento  de  una  carta  cuadrimestre,  escrita  desde  Salamanca  a  30 
de  Abril  de  1562.  (Mon.  Hist.  S.  J.)  (Nadal:  Epist.  I,  813)  (Lecina). 

1569  Carta  al  P.  General  Francisco  de  Borja,  fechada  en  Valladolid  el  18 
de  Octubre  de  1569  (Mon.  Hist.  S.  J.)   (Borgiae  t.  V,  pp.  203-4) 
(Lecina) . 

1579  Carta  del  P.  Bernardino  de  Acosta  al  P.  General  Everardo  Mer- 
curián,  fechada  en  Sevilla,  Mayo  1579  (M.M.,  I,  462-3). 

1580  (Manuscrita)   "Relación  de  la  ejemplar  vida  y  piadosa  muerte  del 
señor  don  Alonso  de  Villaseca,  insigne  bienhechor  de  la  C.  de  J. 

en  Nueva  España". 

(Se  hallaba  en  el  archivo  de  la  Casa  Profesa  al  tiempo  del  destierro  de 
los  jesuitas  en  1767)  (Lecina). 

"Autor  de  la  Vida  de  Alonso  de  Villaseca".  (Gascón:  Los  jes,  en  M. 
Pelayo,  522). 

1582  Carta  al  P.  General  Aquaviva,  fechada  en  Oaxaca  el  24  de  Febrero 
de  1582. 

(Se  saca  de  la  contestación  de  Aquaviva  de  15  de  Marzo  de  1584). 
(Méx.  1,  42v-43)    (M.M.,  II,  259-60). 

1584  Carta  al  P.  Gen.  Claudio  Aquaviva.  Oaxaca,   12  de  Marzo,  1584 
(M.M.,  II,  245). 

1585  Carta  del  P.  Bernardino  de  Agosta  al  P.  General  Claudio  Aquaviva. 
Oaxaca,  13  de  Abril  de  1585  (Astr.  IV,  425-6)  (M.M.,  II,  568). 

Referencias  bibliográficas 

1  AsTRÁiN,  Antonio,  S.  J.,  Hist.  de  la  C.  de  ].  en  la  Asist.  de  España,  t. 
IV,  Madrid,  1913,  pp.  425-6. 


60 


AGOSTA,  MANUEL  DE,  HNO. 


1  Gascón,  Miguel,  S.  J.,  Los  jesuítas  en  Menéndez  Pelayo,  Valladolid, 
1940,  p.  522. 

2  Código  Salmanticense:  I,  14v. 

3  Examina  Patrum  ac  Fratrum.  1561.  t.  I,  No.  394. 

4  Méx.  1,  ff.  42v-43. 

5  Mon.  Hist.  S.  J.  Borgiae.  t.  IV,  Matriti,  1911,  pp.  203-204. 

6  Mon.  Méx.  S.      t.  I,  Roma,  1956,  pp.  462-3;  t.  II,  Roma,  1959,  pp.  245, 
259-60,  261,  568. 

7  Nadal,  Hieronymus,  S.  J.,  Epistolae,  t.  I,  813. 

8  Url\rte,  S.  J.-Lecina,  Mariano,  S.  J.,  Biblioteca  de  escritores  de  la  C. 
de  J.  en  la  antigua  Asist.  de  España^  Madrid,  1929-30. 


AGOSTA,  MANUEL  DE,  HNO. 
Biografía 

1695  "Los  HH.  Antonio  Ortega  Joseph  de  Arroque,  Diego  Sandoval  y  Ma- 
nuel de  Acosta,  despedidos  en  el  noviciado,  no  eran  para  nosotros 
(González  Tirso:  7a.  Garta  de  21  de  Mayo  de  1695,  al  P.  Prov.  Diego  de 
Almonacir)  (Arch.  Prov.  Méx.  Mérid.)   (Mzo.  1960)  APA-G.  II  (1230). 

Referencias 

1  Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  (Mzo.  1960)  APA-G.  II  (1230). 

2  González  Tirso,  Gen.,  S.  J.,  7a.  Garta  de  21  de  Mayo  de  1695,  al  P. 
Almonacir. 


AGUÑA,  JUAN  DE,  H.  G. 
Biografía 

Los  únicos  datos  que  hemos  podido  recoger  de  él,  son: 

1645  (Dic.  30)  "Mal  caso  es  que  el  Hermano  Juan  de  Acuña,  haya  pade- 
cido sin  culpa:  Pongo  su  gobierno  y  satisfacción  de  su  inocencia  en 
manos  de  Vuestra  Reverencia  (P.  Juan  de  Bueras)  para  que  bien  informado 


REFERENCIAS 


61 


de  todo,  ordene  lo  que  fuese  razón,  que  en  semejantes  materias  conviene  ca- 
minar despacio".  (Sangrius,  Vic.  Gen.  al  P.  Bueras,  Prov.). 

1648  (Junio  20)  Los  Hermanos  Gaspar  Várela.  Gonzalo  Vanegas,  Francisco 
de  Porras  Xerez,  Alonso  de  la  Plaza,  Juan  Fernández,  Juan  de  Acu- 
ña, Martín  Muñoz,  Fructuoso  Texeda:  formentur  omnes,  y  este  último  cum- 
pla antes  30  años  de  edad"  (Carafa  al  P.  Pedro  de  Velasco). 

Referencias 

1  Carafa,  Vicente,  S.  J.,  Carta  al  P.  Pedro  de  Velasco.  Prov.  Roma,  Ju- 
nio 20  de  1648. 

2  Sangrius,  Carlos,  S.  J.  (Vic.  Gen.)  Carta  al  P.  Juan  de  Bueras,  Prov. 
de  Méx.  Roma,  30  de  Dic.  1645. 

3  Volumen  V  de  Manuscritos  Prov.  Méx.  en  el  Archivo  de  Isleta  College, 
1935  pp.  75  y  187. 


ADAME,  LORENZO,  P.  ( 1580-1660 j  (f  80) 

Nótese  que  no  faltó  autor  que  lo  llamase  Juan  Adamo,  pero  es  Lorenzo. 

1580  "El  P.  Laurencio  (o  Lorenzo)  Adame  nació  en  Sevilla  hacia  1580". 
(Burrus,  S.  J.  "Hist.  de  la  Prov.",  II,  199). 

1581  "Lorenzo  Adame  era  natural  de  la  ciudad  de  Sevilla  y  nació  el  año 
1581"  (Su  necrología).  Se  confirma  esta  fecha  por  la  edad  de  79  años, 

que  dice  su  biógrafo  tenía  cuando  murió  en  1660. 

1598  "Entró  a  la  Compañía  el  10  de  Agosto  de  1598"  (El  día  de  su  Santo, 
a  los  18  años  de  edad). 

—       "Recibiólo  en  esta  provincia  de  México,  el  P.  Francisco  Váez,  provin- 
cial" (Lo  fue  de  1598  a  1603). 
El  autor  de  su  necrología  dice  que  al  morir  en  1660,  tenía  60  de  Compa- 
nía,  lo  cual  supone  que  su  entrada  fue  en  1600. 

1608  Debió  de  terminar  sus  estudios  en  la  Compañía  y  haberse  ordenado  de 
sacerdote  para  el  año  de  1608,  pues,  por  una  carta  del  P.  Aquaviva 


62 


ADAME,  LORENZO,  P. 


al  P.  Provincial  Martín  Peláez,  fechada  en  Roma  el  lo.  de  Abril  de  1609, 
sabemos  que  era  ya  sacerdote  y  había  dado  su  examen  "ad  gradum": 

"El  Padre  Lorenzo  Adame  desea  poder  enviar  alguna  limosna  para  so- 
corro de  su  madre  y  hermanos;  V.  R.  vea  cómo  eso  se  puede  hacer  sin  nota 
y  sonido,  que  se  remite  a  su  prudencia". 

Y  más  abajo:  "Los  padres  Diego  de  Santiesteban  y  Guillermo  de  los  Ríos 
avisan  (como  examinadores  "ad  gradum")  ...  de  la  suficiencia  del  P.  Lau- 
rencio Adame".  (Aquav.  a  Peláez,  Roma,  lo.  Abr.  1609). 

1609  (De  una  carta  del  P.  Aquaviva  al  P.  Rodrigo  de  Cabredo:  Roma, 
23  de  Junio  de  1609)  :  "El  P.  Juan  Delgado  se  forme,  como  también 

el  P.  Juan  (sic)  Adamo  (sic).  Estamos  seguros  que  se  refiere  al  P.  Lorenzo 
Adame,  porque  éste  hizo  su  profesión  al  año  siguiente;  y  no  hay  en  la  pro- 
vincia en  este  tiempo  otro  padre  de  ese  apellido,  más  que  el  P.  Lorenzo". 

1610  "Trabajó  muchos  años  en  las  misiones  del  norte"  (Burrus- Alegre:  II, 
199). 

—       "Inmediatamente  después  de  su  tercera  probación  fue  enviado  el  P. 

Lorenzo  Adame  a  las  misiones  de  infieles  en  Sinaloa,  y  notamos  sus 
primeras  impresiones  en  una  carta  que  escribió  al  P.  visitador  Rodrigo  de 
Cabredo,  cuya  fecha  es  según  Alegre  (Texas  ms.  I,  f.  494)  de  16  de  Enero 
de  1610: 

"Ha  sido  Dios  servido,  mi  padre  Visitador,  que  llegase  con  salud  a  estas 
misiones,  donde  no  creyera  cuántas  letras  tiene  la  Compañía,  juntas  con  tan 
aventajada  santidad. 

"Visto  he,  padre  mío,  a  unos  santos  viejos,  muy  desasidos  de  todo  lo  de 
este  mundo,  muy  aficionados  al  trabajo,  y  al  padecer,  de  una  suma  pobreza; 
que  le  quebraría  a  V.R.  el  corazón  verlos  tan  rotos,  tan  descalzos,  y  tan 
necesitados  de  todo  como  andan,  'errantes  in  mellotis,  in  pellibus  caprinis, 
quibus  dignus  non  est  mundus' "  (Hebr.,  11,  37-8). 

"  '¡Gloria  a  Dios  que  sabe,  en  medio  de  las  soledades  y  aflicciones,  darles 
tanto  gozo  y  consuelo!'  He  hallado,  mi  padre,  un  buen  atajo  para  la  perfec- 
ción^ y  no  querría  perder  la  ocasión  presente,  por  mi  poca  virtud.  Dígolo, 
porque  estos  días  pasados  hubo  noticia  de  que  estos  indios  del  partido  de 
Sinaloa,  quisieron  quitar  la  vida  al  P.  Cristóbal  de  Villalta,  que  me  ha  ca- 
bido por  compañero  en  seis  pueblos  que  tenemos  a  nuestro  cargo,  veintidós 
leguas  de  la  villa,  y  todos  llenos  de  gente  feroz  y  belicosa.  ¡  Ojalá  fuera  mi 
Dios  servido  de  que  no  fuesen  solas  amenazas,  sino  que  llegásemos  a  derramar 
la  sangre  por  Jesucristo!  V.  R.  se  lo  pida  a  nuestro  Señor,  que  yo,  por  mis 
defectos,  no  me  atrevo. 

"Vimos,  mi  padre,  en  conclusión,  en  el  discurso  de  nuestro  viaje,  las  mi- 


REFERENCIAS 


63 


siones  de  Topia  y  Tepehuanes;  y,  aunque  había  falta  de  regalos  en  el  cuer- 
po, hubo  sobra  de  consuelos  en  el  alma. 

"Los  indios  nos  recibían  en  los  pueblos  en  procesión,  con  cruces  en  las 
manos,  cantando  la  doctrina  en  su  lengua,  en  la  cual  les  decía  después  el 
padre,  el  fin  de  nuestra  venida.  Ellos  lo  oían  con  muestras  de  muy  grande 
alegría;  y  nosotros  la  teníamos  de  verlos  y  oírlos,  de  manera  que  no  era  po- 
sible contener  las  lágrimas  que  del  corazón  rebosaban  a  los  ojos. 

"Así  llegamos  a  Sinaloa,  donde  quedamos  buenos,  contentos  y  con  de- 
seo de  trabajar  incansablemente,  por  el  bien  de  estas  almas,  por  el  amor 
del  Señor  y  Criador  de  ellas,  que  guarde  a  V.  R."  ( Alegre-Burrus :  II,  199-200) . 

1611  "En  lugar  del  P.  Pedro  Méndez  fue  el  P.  Laurencio  Adame,  y  ha  sido 
muy  bien  recibido  de  aquellos  indios  tehuecos;  que  poco  a  poco  se  van 
quietando  y  sosegando  todos,  y  los  huidos  se  van  bajando  a  sus  antiguos  pue- 
blos, por  la  buena  acogida  que  hallan  en  el  padre  y  en  el  capitán  y  soldados, 
no  obstante  la  traición  que  contra  ellos  intentaron". 

(Anua  1611,  de  lo.  de  Mayo  de  ese  año,  en  México)  (Arch.  Gen.  Nac. 
Jesuítas)  (acervo  de  documentos  catalogados  en  1792,  por  Francisco  García 
Figueroa) . 

—  "El  año  de  1611,  en  lugar  del  P.  Pedro  Méndez,  entró  a  la  misión  de 
los  tehuecos  el  P.  Laurencio  Adame,  que  poco  después  se  vio  también 

en  los  mismos  peligros,  como  veremos  adelante"  (Alegre). 

—  "Meanwhile,  because  of  the  danger  of  his  person,  Méndez  was  replac- 
ed  by  Father  Laurentin  Adame,  recently  arrived  in  the  mission.  The 

new  padre  was  well  received  by  the  faithful  group,  while  Méndez  was  disap- 
pointed  not  to  have  been  honored  by  the  martyr's  crown". 

(Dunne,  S.  J.,  Pioneer  Black  Robes  on  the  West  Coast,  249). 

"Los  tehuecos  que  engañados  de  sus  hechiceros,  habían  huido  a  los  mon- 
tes e  intentado  dar  la  muerte  al  P.  Pedro  Méndez,  no  se  portaron  más  pia- 
dosamente con  su  sucesor  el  P.  Laurencio  Adame. 

"Estando  en  Macori,  Sinaloa,  vinieron  en  fatiga  algunos  indios  de  Asia- 
ca,  a  avisarle  cómo  los  bandidos  habían  entrado  a  aquel  pueblo  y  quema- 
do la  iglesia.  Envió  prontamente  aviso  al  P.  Andrés  Pérez,  ministro  de  los 
zuaques,  para  que  le  enviara  otros  dos  soldados;  y  creyéndose  suficientemente 
escoltado  con  cuatro,  se  determinó  recorrer  los  pueblos  y  ver  si  podía  preve- 
nir que  los  demás  no  hiciesen  fuga. 

"Después  de  varias  tentativas  inútiles,  hubo  de  retirarse  a  la  villa.  Los 
pueblos  de  Macori,  Sibirixoa  y  algunos  otros,  aumentaron  bien  presto  el  nú- 
mero de  los  alzados,  y  todos  determinaron  acogerse  a  las  sierras  de  los  te- 
pahues"  (Alegre). 


64 


ADAME,  LORENZO,  P. 


—  "Vinieron  al  disimulo  algunos  forajidos  de  los  tepahues  y  una  noche 
quemaron  la  iglesia  de  un  pueblo,  y  (como  después  se  averiguó),  in- 
tentaban también  matar  al  padre  Laurencio  Adame,  que,  por  no  estar  allí, 
lo  dejaron"  (Alegre). 

—  "Los  indios  tehuecos  son  los  más  nuevos  en  la  fe,  y  los  más  valientes 
de  toda  esta  provincia,  y,  como  tales,  instigados  del  demonio,  han  he- 
cho de  las  suyas  este  año  también  como  el  pasado,  levantándose  y  quemando 
una  iglesia,  con  deseo  de  quemar  las  demás  y  matar  al  padre,  que,  por  bien 
de  paz  se  les  dio  había  un  año.  Y  de  hecho  intentaron  algunas  veces  qui- 
tarle la  vida  a  él  y  a  los  soldados  que  tenía  en  su  compañía,  si  Dios  mila- 
grosamente no  los  hubiera  defendido,  con  descubrirles  sus  dañados  intentos 
y  designios  por  medio  de  algunos  indios  fieles  que  avisaron  de  lo  que  pasaba. 
Procuró  el  padre  quietarlos  algunas  veces,  aunque  ellos  mostraban  algún  arre- 
pentimiento de  lo  hecho,  todo  era  fingido,  y  así  le  fue  fuerza  desampararlos 
y  venirse  a  pedir  remedio  al  capitán  de  Sinaloa;  y  mientras  éste  se  prepa- 
raba para  hacer  gente  para  ir  a  castigar  los  m.ás  culpados  en  el  levantamiento 
y  asentarlos  de  una  vez  y  enfrenarlos  para  adelante;  con  miedo  del  castigo, 
que  suele  ser  arma  muy  poderosa  contra  ellos. 

"Hemos  descubierto  entre  los  indios,  m^uchos  hechiceros,  particularmente 
unos  que  decían  venía  una  grave  enfermedad  sobre  aquella  tierra,  y  para 
impedirle  el  paso,  se  juntaron  a  hacer  sus  bailes,  esparciendo  ellos  con  sus 
bocas  aire  a  todas  partes,  diciendo  no  sé  qué  conjuros,  y  al  fin  echaron  en 
una  manta  cierto  hechizo,  y  habiendo  andado  con  ella  la  arrojaron  de  un 
monte  abajo,  y  en  él  hicieron  de  nuevo  sus  hechizos  y  supersticiones,  y  ofre- 
cieron sus  sacrificios  al  demonio. 

"Están  estos  hechiceros  muy  confederados  y  conjurados  entre  sí,  para 
que  ni  el  padre  ni  el  capitán  entiendan  nada  de  sus  cosas. 

"Y  aunque  vinieron  a  entenderlas  y  saberlas  todas,  no  se  pudieron  reme- 
diar del  todo,  por  estar  la  tierra  levantada,  y  aparecérseles  el  demonio  ha- 
ciendo grandes  amenazas  a  los  que  tratan  de  reducirse  y  confesarse.  Todas 
estas  cosas  les  han  causado  grande  pena  a  los  nuestros,  por  quedar  solos  al- 
gunos pocos  indios,  ya  buenos  cristianos,  y  los  demás  han  vuelto  a  sus  crí- 
menes y  borracheras.  Nos  queda  la  esperanza  de  que  irá  el  capitán  a  quie- 
tar la  tierra,  volviéndolos  a  sus  pueblos"  (Anua  de  1612). 

1613  "Algunos  indios  inquietos  y  atrevidos,  viendo  que  no  salía  el  capitán 
Urdaide  de  S.  Felipe  como  ellos  pretendían,  para  matar  a  los  espa- 
ñoles en  las  angosturas  de  la  sierra,  para  provocarlo  más  a  salir,  determina- 
ron huirse  dando  muerte  al  P.  Laurencio  Adame,  y  de  hecho  llegaron  una 
noche  hasta  empujar  la  puerta  de  su  habitación  por  dos  veces.  Mas  viendo 
que  estaban  despiertos  dos  españoles  que  le  hacían  escolta,  no  quisieron  ha- 


REFERENCIAS 


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cer  ruido,  por  saber  que  algunos  de  su  mismo  pueblo  se  lo  estorbarían,  y  que 
al  menor  alboroto  se  levantarían  a  defenderlos"  (Del  Anua). 

—  "Mucho  se  recelaban  algunos  de  que  no  había  sucedido  bien  esta 
jornada  de  combatir  a  los  tehuecos,  por  haberse  quedado  allá  los  más 
culpados  y  entre  ellos  el  que  inmediatamente  pegó  fuego  a  la  iglesia;  pero 
al  poco  tiempo  se  echó  de  ver  el  buen  suceso,  porque  estando  el  P.  Lauren- 
cio Adame  y  yo  (escribe  el  P.  Vicente  de  Aguila)  en  un  pueblo  de  Babues, 
distinta  nación  de  los  tehuecos;  una  noche,  ya  que  queríamos  dormir,  oímos 
preguntaban  por  nosotros,  y,  saliendo  fuera,  nos  dijeron  cómo  habían  venido 
unos  forajidos  de  Tepahue,  que  preguntaban  dónde  andábamos;  y  se  sos- 
pechaba que  venían  a  quemar  las  iglesias  y  casas  y  a  darnos  mal  rato. 

*'Dímosles  órdenes  de  que  parte  de  la  gente  velase  la  iglesia,  y  parte 
nuestra  casa  hasta  ver  en  qué  paraba  el  negocio. 

"Juan  Perutínure,  indio  animoso  y  principal  de  aquel  pueblo,  se  ofreció 
con  alguna  gente  a  tomarles  los  pasos  y  prenderles,  si  pudiesen;  y  de  esta 
suerte  nos  fuimos  a  dormir  y  cierto,  que  se  durmió  mal. 

"A  la  mañana  siguiente,  otros  tehuecos  fieles,  nos  trajeron  a  los  dichos 
venidos  de  Tepahue,  para  lo  que  se  había  de  hacer  de  ellos,  y  nosotros  lo 
remitimos  al  capitán  Estrada,  y  trajeron  nueva  cómo  todos  se  salían  de  paz, 
no  pudiendo  sufrir  la  hambre  y  trabajos  de  aquella  tierra,  entre  los  cuales 
salió  Ycbimoa,  que  queriendo  alcanzar  perdón  del  capitán,  se  concertó  con 
otros  de  prender  o  matar  al  que  pegó  fuego  a  la  iglesia,  y  así  lo  hizo,  dándole 
de  macanazos. 

"De  esta  suerte  castigó  Dios  a  aquel  sacrilego  que  abrasó  su  santo  tem- 
plo" (Aguila,  Vicente,  S.  J.,  Anua  de  Sinaloa,  por  1622.  AGN.  Mis.  26). 

1618  "Pasados  algunos  años  le  trajo  la  obediencia  a  la  provincia,  en  que 
se  ejercitó  por  algún  tiempo  con  provecho,  donde  había  dejado  en 
germen  y  esperanzas  de  su  buen  talento  de  púlpito  en  que  se  empleó  con  ade- 
lanto de  las  almas  y  aplauso  de  todos.  Pero  como  no  le  llenaban  los  luci- 
mientos, ni  arrastraba  la  honra,  huía  salir  a  público,  menos  cuando  inter- 
venía la  obediencia,  que,  cuando  ésta  se  insinuaba,  rompía  con  todo,  suje- 
tando su  inclinación  al  mandato. 

"Y  vez  hubo  que  diciéndole  que  mirase  que  con  menos  trabajo  que  otros, 
podría  hacer  deslucir  a  muchos  otros  predicadores  (porque  ya  la  voz  común 
empezaba  a  aclamarle  de  grande  predicador),  respondió  que  "no  le  atraía 
eso;  y  que  cuanto  más  reconocía  que  iba  ganando  crédito  con  los  oyentes, 
sentía  más  aborrecimiento  y  repulsión  a  sus  alabanzas;  ya  que  prefería  mil 
veces  el  retiro  y  la  soledad,  al  peligro  de  la  vanagloria. 

"Gran  atención  ponía  en  el  estilo,  conformando  sus  palabras  a  la  mate- 
ria; y  el  lenguaje  al  auditorio;  poniendo  cuidado  en  no  lastimar  al  pueblo 


66 


ADAME,  LORENZO,  P. 


que  le  oía;  advertencia  de  grande  utilidad  para  el  predicador  de  oficio" 
(Diego  de  Molina). 

1619  "Este  año,  en  la  9a.  congregación  provincial  que  tuvo  lugar  en  el 
colegio  máximo  de  México  el  2  de  Noviembre,  fue  elegido  el  P.  Lo- 
renzo Adame  como  compañero  del  P.  Hernando  de  Villafañe,  nombrado 
procurador  a  Madrid  y  a  Roma".  (Alegre). 

—  ...  "Después  le  envió  la  obediencia  a  Roma,  en  compañía  del  padre 
procurador  que  entonces  salió  electo,  Hernando  de  Villafañe".  "No 

dudo  (dice  el  P.  Diego  de  Molina  en  la  necrología)  que  en  tan  largo  ca- 
mino, mostró  el  P.  Adame,  lo  que  siempre  ejercitó:  una  gran  modestia  en 
todo  su  porte,  un  rendido  comedimiento  al  compañero,  y  una  religiosa  y 
atenta  cortesía  con  que  siempre  acompañaba  su  apacible  trato:  indicio  fue 
esta  elección  de  la  estima  que  la  provincia  hacía  del  P.  Laurencio  Adame, 
y  lo  que  fiaba  de  su  virtud,  pues  en  tanta  distancia  y  en  tan  varias  provin- 
cias, había  de  mostrar  el  paño  de  la  provincia  que  le  enviaba;  no  dejando 
frustradas  estas  esperanzas,  pues  consta  que  edificó  a  todos,  su  modestia,  su 
amabilidad  y  su  religiosa  conversación"  (Molina)  (El  P.  Alegre,  por  una 
perdonable  distracción,  dice  que  el  compañero  del  P.  Procurador  Villafañe, 
fue  el  P.  Juan  Laurencio)   (Lo  repite  también  el  P.  Burrus,  II,  321). 

1620  "Parece  que  al  volver  de  Europa,  pasó  por  Sevilla,  sitio  en  donde  vi- 
vía su  menesterosa  madre,  a  quien  le  prometió  reavivar  un  poco  el 

envío  de  socorros  que  dos  hermanos  suyos  que  trabajaban  en  Nueva  España, 
le  solían  mandar". 

—  "A  su  vuelta  el  año  de  1620  hizo  la  profesión  solemne  de  cuatro  votos". 

—  "Volvió  de  Roma  el  mismo  en  la  virtud,  el  mismo  en  la  constancia  de 
ánimo,  el  mismo  en  la  uniformidad  de  sus  edificantes  costumbres,  y 

el  mismo,  en  fin,  en  la  apacible  condición  de  amigable  compañero  en  todo". 
(Molina,  Diego,  Necrología). 

1623  Lo  hallamos  en  la  misión  de  San  Luis  de  la  Paz,  como  el  vigésimo 
cuarto  jesuíta  doctrinero  de  aquel  puesto.  (Ramírez,  Esteban,  Pbro. 

"Estudio  Hist.  de  San  Luis  de  la  Paz",  p.  150.  Lo  llama  Laurencio  Adame). 

1624  Roma,  11  de  Marzo  de  1624.  (De  una  carta  del  P.  Mucio  Vitelleschi 
al  P.  provincial  Juan  Laurencio)  : 

"La  madre  del  P.  Lorenzo  Adame  padece  necesidad,  a  que  acuden  dos 
hijos  que  tiene  en  esas  partes,  trescientas  leguas  de  México,  pero  para  des- 
pachar lo  que  le  envían,  dice  el  P.  Adame  que  es  menester  su  asistencia  en 
la  ciudad  de  México.  V.  R.  procure  consolarle  en  lo  que  desea,  no  mudándole 


REFERENCIAS 


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de  México,  mientras  durare  la  causa  dicha;  y  en  caso  que  lo  haya  menester 
en  otro  puesto,  encargue  a  persona  cuidadosa,  lo  que  él  había  de  hacer".  (Vi- 
telleschi  al  P.  provincial  Juan  Laurencio)  (Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll.  1935] 
Mss.  Cartas  de  los  generales). 

1628  Roma,  Marzo  28  de  1628.  (De  una  carta  del  P.  Mucio  Vitelleschi  al 
padre  provincial  de  México)  :  "Paréceme  que  el  Hermano  Bartolomé 
de  Bonilla  está  algo  desconsolado  y  quejoso  del  P.  Lorenzo  Adame,  ministro 
del  colegio  de  México.  V.  R.  se  informe  de  lo  que  en  esto  hay,  y  acuda  en  lo 
que  pudiere  a  su  consuelo;  y  advierta  al  dicho  Padre  Adame,  la  culpa  que 
hubiere  tenido",  (Arch.  Prov.  [Isl.  Coll.  1935]  Mss.  PP.  Generales). 

1630  Ya  de  rector  en  el  colegio  de  San  Luis  Potosí. 

"En  el  pueblo  de  San  Luis  Potosí  en  9  de  Marzo  de  1630  años,  ante  el 
señor  don  Martín  del  Pozo,  teniente  de  capitán  general  y  alcalde  mayor  en 
él,  se  leyó  esta  petición: 

"El  P.  Laurencio  Adame,  Rector  del  colegio  de  la  Compañía  de  Jesús, 
de  este  pueblo  de  San  Luis  Potosí,  digo: 

"Que  en  las  minas  de  la  jurisdicción  de  Sierra  de  Pinos,  a  donde  llaman 
el  valle  de  Mesquitique,  tiene  el  dicho  colegio  entre  otros,  un  sitio  de  ganado 
menor,  en  el  arroyo  que  llaman  del  'Agua  Escondida',  arroyo  arriba,  por  bajo 
de  otro  sitio  suyo  de  ganado  mayor,  junto  a  un  picacho  alto  que  está  cerca 
de  una  mesa  grande  hacia  unas  carboneras  de  Juan  Pérez  de  Alaniz,  en  cuyo 
derecho  ha  sucedido  Diego  Juárez,  su  yerno,  vecino  de  este  pueblo,  el  cual, 
sin  fuero,  ni  derecho  título,  contraviniendo  a  ordenanzas  reales  que  prohiben 
tener  ganado  mayor  y  otro  alguno  sin  sitios,  tiene  cantidad  de  vacas  y  novi- 
llos en  la  dicha  carbonera,  y  hace  uso  de  ella,  con  lo  cual  resulta  gran  perjui- 
cio al  dicho  colegio,  por  tener  como  tiene  en  el  dicho  sitio  de  ganado  menor, 
una  gran  cantidad  de  ovejas,  las  cuales,  y  mucha  parte  de  ellas  se  mueren,  y 
de  cada  día  van  a  menos,  respecto  que  el  ganado  mayor  del  dicho  Diego  Juá- 
rez, se  entra  y  extiende  por  todas  las  tierras  del  dicho  colegio;  con  que  habien- 
do entrado  y  pacido  los  pastos,  además  de  no  dejar  pasto  y  estériles  las  tierras 
en  ellas,  es  bastante  para  que  el  ganado  menor  no  coma  el  que  queda,  de  que 
resulta  morirse  las  ovejas  del  dicho  colegio,  por  ser  naturalmente  contrario  el 
un  ganado  del  otro,  y  en  especial  el  mayor  al  menor.  Y  si  esto  no  se  remedia, 
es  cierto,  en  muy  breve  tiempo,  ha  de  venir  a  quedar  destruido  y  consumido 
el  ganado  del  dicho  colegio  en  toda  la  cantidad  de  ovejas  que  hoy  tiene:  y 
por  ello  se  debe  mandar  al  dicho  Diego  Juárez  quite  y  pase  a  otra  parte  su 
ganado  mayor,  por  no  tener,  como  no  tiene,  sitio  alguno  de  él;  pues  no  es 
razón  que  en  tan  notorio  perjuicio  de  dicho  colegio,  le  haya  de  tener  allí, 
pues  de  hacerlo,  le  resulta  el  daño  referido,  y  para  que  cese,  a  vuestra  mer- 
ced pido  y  suplico  se  sirva  de  mandar  y  mande  se  le  notifique  al  dicho  Diego 


68 


ADAME,  LORENZO,  P. 


Juárez,  quite  y  pase  a  otra  parte  el  ganado  mayor  que  tiene,  y  le  saque  de  las 
tierras  y  sitio  de  dicho  colegio,  notificándole  so  graves  penas,  recoja  su  ganado 
en  sus  sitios  para  que  no  se  extienda  por  los  del  dicho  colegio;  y  se  me  dé 
mandamiento  para  que  todas  las  veces  que  cogiere  a  los  dichos  ganados  en 
los  dichos  sitios  del  dicho  colegio,  los  puedan  penar  conforme  a  las  ordenan- 
zas referidas.  .  . 

"Y  juro  conforme  que  mi  pedimento  no  es  de  malicia.  Laurencio  Adame. 
"Y  por  su  merced  visto,  mandó  dar  este  traslado  a  la  otra  parte.  Martín 
del  Pozo. 

"En  el  pueblo  de  San  Luis  Potosí  en  9  de  Marzo  de  1630,  yo  el  escribano 
Jusep  Guledor  leí  y  notifiqué  la  petición  de  esta  otra  parte  y  auto  de  arriba 
y  traslado  que  por  él  se  manda  a  Diego  Juárez  Prieto,  estando  en  las  casas 
de  su  morada;  el  cual,  habiéndola  entendido  'de  verbo  ad  verbum',  dijo  que 
la  oye. 

"Testigos:  Pedro  Dávalos,  y  yo,  que  de  ello  doy  fe.  Francisco  Santos". 
(Del  "libro  que  contiene  el  testimonio  de  todos  los  títulos  de  adquisición  de 
la  hacienda  de  San  Francisco  Javier  de  'La  Parada'  (hacienda  que  fue  de  la 
Compañía).  Desde  1605  hasta  1824,  fols.  124-127)".  (Libro  prestado  por 
su  actual  dueño  don  Octaviano  Cabrera  Ipiña.  1960). 

—  "Real  de  San  Matías,  6  de  Julio  de  1630".  "En  el  real  de  San  Matías, 
minas  de  Sierra  de  Pinos  a  6  de  Julio  de  1630,  ante  mí,  Nicolás  Val- 
dés,  alcalde  mayor  en  ellas  y  su  jurisdicción,  por  el  rey  nuestro  señor,  se  leyó 
esta  petición  que  presentó  el  padre  (sic,  por  hermano)  Gabriel  de  Ontoria, 
de  la  Compañía  de  Jesús,  y  el  P.  Laurencio  Adame,  Rector  del  colegio  de 
la  Compañía  de  Jesús,  de  las  minas  de  San  Luis  Potosí:  digo  que  a  mi  noti- 
cia es  venido,  que  por  parte  del  capitán  Andrés  Pérez,  vecino  de  esta  juris- 
dicción, se  pidió  y  sacó  un  mandamiento  acordado  del  señor  presidente  gober- 
nador de  este  reino  de  la  Nueva  Galicia,  para  las  diligencias  en  orden  de  ha- 
cerle merced  de  un  sitio  para  ganado  menor,  en  una  quebrada  por  donde 
corren  dos  arroyuelos  que  vienen  de  San  Martín  a  la  hacienda  que  dicho  cole- 
gio tiene  en  el  valle  de  Mesquitique,  la  cual  merced  se  ha  pedido  maliciosa- 
mente, sabiendo  ser  en  daño  de  la  dicha  nuestra  hacienda;  y  que  la  Compa- 
ñía intentaba  la  dicha  merced  para  obviar  el  dicho  daño  y  perjuicio  notable, 
por  cuanto  aquella  cañada  es  paso  para  los  dichos  nuestros  ganados,  que, 
para  ir  a  él,  cualquiera  que  ocupe  aquel  puesto,  ha  de  ser  por  nuestras  tierras 
y  pastos  de  nuestros  ganados;  demás  de  que  la  poca  agua  que  por  allí  baja 
para  los  abrevaderos  de  ellos  y  riegos  de  nuestras  tierras,  nos  la  han  de  gastar, 
por  ser  tan  poca  que  para  haber  de  regar  con  ella,  la  represamos  en  un  estan- 
que, como  es  notorio  y  lo  están  viendo  en  toda  aquella  tierra,  tan  escasa  de 


REFERENCIAS 


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aguajes;  y  si  lo  poco  que  tenemos  nos  lo  ganasen  de  arriba,  sería  en  notable 
perjuicio  y  daño  nuestro. 

"Por  todo  lo  cual.  .  .  pido  y  suplico.  .  .  que  esta  petición  la  guarde  el  pre- 
sente escribano,  y  de  ella  se  me  dé  un  traslado,  con  lo  que  se  proveyere  en 
debida  forma  para  en  guarda  de  mi  derecho,  y  para  ocurrir  con  ella  a  su 
tiempo  a  donde  me  con\enga,  o  al  derecho  del  dicho  colegio,  que  en  ello 
recibiré  merced  con  justicia.  .  . 

"Otrosí,  por  cuanto  en  años  pasados,  en  tiempo  de  sus  antecesores  de  vues- 
tra merced,  se  hicieron  otras  tales  diligencias,  en  virtud  de  cierto  acordado, 
sin  obviar  a  la  parte  de  dicho  colegio,  siendo  como  es  interesado,  y  en  ellos 
agraviado,  de  donde  se  siguió  hacerse  merced  de  un  sitio  de  estancia  que  no 
sólo  no  cabía  en  la  parte  donde  está  poblado,  mas  cae  sobre  tierras  del  dicho 
colegio,  por  lo  cual,  para  obviar  semejante  daño,  a  vuestra  merced  suplico,  y 
(hablando  con  el  debido  respeto)  requiero  que  no  se  dé  lugar,  a  que  seme- 
jantes contrarias  diligencias  se  hagan,  sin  oír  a  los  circunvecinos,  y  en  especial 
mándesele  noticia,  y  se  cite  a  la  parte  del  dicho  colegio  en  la  dicha  estancia, 
pues  está  en  la  jurisdicción  y  la  más  cercana,  y  que  en  todo  recibiré  merced 
y  pido  justicia.  Laurencio  Adame".  (Del  libro:  testimonio  de  todos  los  títu- 
los. .  .  de  la  hacienda  "La  Parada",  fols.  124-130). 

1631   (Del  acta  original  de  la  undécima  congregación  provincial  de  Nov. 

1631).  Asistentes:   ..."Número  33.  P.  Laurencio  Adame,  Rector  de 
San  Luis  Potosí". 

—  "No  echaron  nunca  menos  los  superiores  la  sujeción  del  P.  Adame, 
porque  era  humilde,  inclinado  a  obedecer  y  a  estar  siempre  en  las 
manos  de  sus  prelados,  pronto  y  alegre  a  los  ministerios.  .  .  y  como  supo  ser 
buen  súbdito,  le  premió  la  misma  obediencia,  poniéndole  en  el  rectorado  del 
colegio  de  San  Luis  Potosí,  donde  gobernó,  portándose  como  hermano  con 
sus  subditos,  porque  no  le  engreía  la  superioridad,  antes  sólo  le  ponía  en  cui- 
dado de  no  faltar  a  la  obligación  de  padre;  pronto  y  solícito  en  lo  temporal 
y  espiritual. 

"Allí  le  probó  nuestro  Señor  su  paciencia  en  ocasiones  que  hubo  menes- 
ter su  religioso  sufrimiento,  en  que  resplandeció  su  humildad  y  cordura;  y 
quien  le  experimentó  en  su  gobierno  dijo,  que  juzgaba  tenía  muy  grande  ta- 
lento de  superior,  porque  sabía  tener  unida  a  la  caridad  una  prudente  con- 
fianza en  la  religión  de  sus  subditos,  y  no  le  faltaba  la  entera  gravedad  que 
pide  la  modestia  y  religiosa  corrección  en  las  faltas".  (Molina:  Necr.). 

"Quiso  nuestro  Señor  interrumpirle  los  ascensos  a  mayores  gobiernos  con 
alta  providencia,  primero  para  probarlo  como  amigo  fiel,  en  medio  de  sus 
achaques  y  enfermedades  del  cuerpo;  segundo,  porque  fueron  tantos  los  es- 
torbos que  le  puso  su  dolencia,  ya  por  el  recrudecimiento  de  la  quebradura 


70 


ADAME,  LORENZO,  P. 


que  había  sufrido;  ya  por  la  parálisis  parcial  de  las  manos  que  le  impedía  el 
movimiento  aun  para  echar  en  el  vaso  el  agua  que  había  de  beber;  ya  por  la 
hinchazón  de  las  piernas,  que  le  ponía  embarazo  aun  para  andar;  ya  en  fin, 
por  los  achaques  de  cabeza,  que  le  aquejaban". 
(Molina,  Diego,  S.  J.,  Necr.). 

1633  "Pasó  pues  al  colegio  de  México,  a  cuidar  de  los  enfermos,  haciéndole 
la  obediencia  prefecto  de  la  salud,  oficio  que  ejercitó  con  singular  ca- 
ridad: aquí  me  pudiera  dilatar  mucho,  porque  es  grande  el  campo  que  hallo 
para  publicar  las  virtudes  que  lucieron  en  su  alma,  logrando  todas  las  cir- 
cunstancias en  que  esta  ocupación  pone  al  que  la  maneja:  la  puntualidad  a  la 
campana,  cuando  tocaban  'a  médico',  pues  parece  que  le  prevenía  su  aten- 
ción, encontrándose  con  el  doctor  en  el  cuarto  del  enfermo  para  darle  cuenta 
del  estado  del  doliente,  cómo  había  pasado  la  noche  antes,  cómo  él  mismo  lo 
había  asistido,  levantándose  a  deshora  a  registrar  las  sangrías  a  ver  si  faltaba 
algo  en  la  memoria  como  la  había  dejado  dispuesto  el  médico. 

"Tenía  gran  cuidado  en  el  cumplimiento  de  que  se  trajesen  a  su  tiempo 
las  medicinas;  de  regalar  a  los  enfermos  en  lo  que  podía;  de  ir  una  y  otra  vez 
a  los  superiores  a  darles  cuenta;  de  procurar  eximia  limpieza  en  los  aposentos 
de  los  dolientes;  de  consolar  y  visitar  a  menudo  con  grande  amor  y  paciencia 
a  los  que  caían  enfermos;  de  cuidarlos  finalmente  con  nimiedad,  si  se  permi- 
te llamar  nimiedad  lo  que  nunca  en  la  caridad  tiene  límites,  pues  nunca  se 
satisfacía  el  deseo  por  su  salud.  Y  no  hay  que  olvidar  que  logró  poner  esmalte 
a  esta  virtud,  con  la  fatiga  de  otro  achaque,  con  que  nuestro  Señor  lo  labró: 
de  unos  continuos  y  molestos  escrúpulos,  originados  de  la  delicadeza  de  su 
conciencia.  Nacidos  éstos  del  amor  de  Dios,  y  del  deseo  de  guardar  su  ley,  sus 
reglas  y  las  advertencias  de  los  superiores,  en  todo  le  parecía  que  faltaba,  y 
el  escrúpulo  punzaba,  hería  enseguida  su  alma:  'Deus  ferit,  ex  plano  ferit'; 
parecía  que  le  ponían  fuego  en  una  herida  no  cerrada. 

"Son  tantas  las  obligaciones  de  nuestro  estado,  tantas  y  tan  menudas  las 
reglas  de  nuestras  constituciones,  tantos  los  puntos  de  espíritu,  que  el  P.  Lo- 
renzo Adame  vivía  en  un  suplicio  perpetuo:  apenas  salía  de  un  escrúpulo, 
cuando  entraba  en  otro. 

"Sabía  muy  bien  que  el  remedio  era  la  humildad,  para  acudir  con  rendi- 
miento a  los  superiores,  confesores,  padres  espirituales;  y  con  lo  que  le  decían 
quedaba  satisfecho,  con  tanta  sencillez  y  seguridad,  que  causaba  admiración 
de  ver  a  un  hombre  tan  grave,  de  tan  buen  juicio,  y  tanta  observancia,  quedar 
satisfecho  como  un  niño  a  la  resolución  que  le  daban,  aunque  el  consultado 
fuese  muy  inferior  a  su  prudencia  y  a  su  edad.  Y  como  era  tan  a  menudo 
la  pregunta,  buenos  actos  de  humildad  tuvo  que  ofrecer  a  Dios  nuestro  Se- 
ñor con  el  achaque  de  esta  dolencia  el  P.  Lorenzo  Adame.  Con  este  motivo 
padecía  en  el  cuerpo  fatigas,  en  el  alma  congojas,  y  de  parte  de  Dios,  el  con- 


REFERENCIAS 


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tinuo  sobresalto,  de  no  desviar  un  punto,  de  la  más  mínima  regla,  deseando 
no  disgustar  a  quien  tanto  amaba,  pues  se  juzgaba  muy  obligado  a  los  repeti- 
dos beneficios  de  su  Padre  Dios". 
(Molina,  Diego:  Necr.). 

— •       "Por  esta  razón,  hasta  lo  último  de  su  vida,  un  hombre  como  el  P. 

Lorenzo  Adame,  de  tanta  solidez  y  virtudes,  y  de  tanta  variedad  de 
buenas  y  bien  asentadas  costumbres,  vivía  con  las  atenciones  de  un  novicio 
fervoroso,  incondicionalmente  sumiso  a  la  menor  insinuación  de  sus  superio- 
res; y  causaba  devoción  ver  a  un  hombre  de  sus  canas,  de  sus  méritos  y  de  sus 
años  de  religión,  inclinarse  a  la  voz  de  quien  tuviese  la  menor  sombra  de  au- 
toridad". (Molina,  Diego) . 

1637  Noviembre:  "Lo  hallamos  bajo  el  número  24  de  los  cuarenta  profesos 
que  en  el  colegio  de  México  asistieron  a  la  duodécima  congregación 

provincialj  presidida  por  el  P.  Luis  de  Bonifaz".  (Acta  original  en  Isl.  ColL). 

—  Madrid,  23  de  Diciembre  de  1637.  "Por  mandado  del  rey  nuestro  señor, 
para  que  se  cumpla  lo  que  su  magestad  manda,  ruego  y  encargo  al 
padre  provincial  de  la  Compañía  de  Jesús  en  Nueva  España,  haga  junta  de 
los  religiosos  que  hayan  estado  en  las  misiones  y  se  hallaren  en  esa  corte" .  ,  . 
El  rey,  Felipe  IV. 

1638  México,  12  Septiembre  1638.  Respuesta  del  P.  Provincial  Andrés  Pé- 
rez de  Rivas:  "Al  Virrey,  Marqués  de  Cadereita:  Excelentísimo  señor: 

.  .  .  "Cumpliendo  con  el  mandato  de  V.  E.,  hice  juntar  los  padres  que  han 
trabajado  en  las  misiones  muchos  años,  y  se  hallan  al  presente  en  esta  ciudad 
de  México.  .  .  Se  juntaron  en  el  colegio  máximo,  los  siguientes: 

1)  El  P.  Luis  de  Bonifaz,  que  estuvo  en  las  misiones  16  años.  .  . 

2)  El  P.  Pedro  Méndez,  40  años  en  la  de  Sinaloa; 

3)  P.  Juan  Acacio,  muchos  años  rector  de  Topia; 

4)  P.  Martín  de  Egurrola,  11  años  en  la  de  Parras; 

5)  P.  Gaspar  de  Nájera,  18  años  en  la  de  Topia; 

6)  P.  Diego  de  Acevedo,  14  años  en  Topia; 

7)  P.  Laurencio  Adame,  9  años  en  la  misión  de  Sinaloa; 

8)  P.  Andrés  López,  9  años  en  la  de  Tepehuanes; 

9)  P.  Juan  Angelo  Balestra,  14  años  en  Sinaloa; 

10)  P.  Juan  Ardeñas,  14  años  en  Sinaloa; 

11)  P.  Andrés  Pérez  de  Rivas,  actual  provincial,  16  años  en  Sinaloa. 
(Alegre-Burrus:  II,  p.  582). 

"Es  necesario  advertir  que  la  acusación  venía  del  Obispo  de  Durango  don 
Alonso  Franco  y  Luna,  quien  después  de  una  visita  mandó  un  informe  al  rey, 


72 


ADAME,  LORENZO,  P. 


diciendo  que  los  jesuitas  tenían  más  de  cien  mil  cabezas  de  ganado  mayor; 
que  la  tierra  era  tierra  muy  fértil  y  abundante  de  riego,  maíz  y  algodón;  que 
tenían  más  de  sesenta  mil  indios  trabajando;  que  los  jesuitas  en  esas  tierras  no 
pagaban  ningún  tributo;  y  no  pagaban  diezmos".  (Véase  la  refutación  en  Pé- - 
rez  Rivas,  año  1638). 

1643  Se  halla  bajo  el  No.  12  de  los  27  padres  que  se  reunieron  en  la  décima 
tercera  congregación  provincial  del  31  de  enero  al  4  de  febrero  de 
1643.  (Acta  de  la  congr.  prov.). 

1648  "En  1648  era  rector  del  colegio  máximo".  ( Alegre-Burrus:  II,  199). 

En  la  lista  de  rectores  del  Máximo  que  tengo,  no  aparece  en  ese  año  su 
nombre:  "De  1645  a  1648:  P.  Horacio  Carochi.  En  1648:  P.  Juan  de  Va- 
llecillo". 

1660  "Murió  en  México  el  4  de  Marzo  de  1660".  (Alegre-Burrus:  II,  199) 
(Méx.  4,  ff.  116v,  379,  477;  Méx.  5,  f.  41). 

—  Para  terminar  esta  biografía,  copiaremos  la  parte  que  nos  falta  de  la 
carta  que  el  P.  Rector  del  Máximo,  Diego  de  Molina,  escribió  a  la  pro- 
vincia, cuando  en  1660  falleció  en  aquel  colegio  el  P.  Lorenzo  Adame.  Si  el 
estilo  de  la  carta  es  el  de  aquella  época,  téngase  en  cuenta  su  valor  histórico. 
Este  documento  se  halla  en  el  volumen  quinto  de  manuscritos  de  la  prov.  de 
México  (Isl.  Coll.  1935,  pp.  12  y  sigts.)  : 

"Mi  P.  Rector:  Pax  Christi, 

"Hoy,  miércoles  4  de  Marzo  de  este  presente  año  de  1660,  fue  nuestro 
Señor  servido  de  llevarse  para  Sí,  como  esperamos,  al  P.  Laurencio  de  Ada- 
me, de  edad  de  79  años,  60  cumplidos  de  religión,  y  40  de  profesión  de  cua- 
tro votos. 

"Era  natural  de  la  ciudad  de  Sevilla.  Recibióle  en  esta  provincia,  el  P. 
Francisco  Váez,  que  entonces  era  provincial  de  ella. 

"Grande  campo  se  ofrecía,  no  para  el  discurso,  pues  fue  para  todos  tan 
notoria  su  santa  vida,  como  lo  publicó  la  voz  común  en  su  muerte. 

"No  es  mi  intención  exhornar  esta  carta,  porque  tiene  por  asunto  una 
vida  tan  llena  de  virtudes,  que  pudiera  referida  sola  sin  ponderaciones,  hacer 
un  crecido  volumen  para  común  y  general  edificación  de  toda  la  Compañía, 
por  ser  tan  cabal  dechado  de  un  hijo  de  ella.  Tanto  que  puedo  decir  con 
toda  verdad  y  encarecimiento,  que  no  sé  por  dónde  darle  principio,  porque 
por  todas  partes  hallo  el  alma  del  P.  Laurencio  Adame  como  un  perfecto 
globo  que  se  redondea  y  corresponde  por  toda  su  esfera  con  igualdad  en  sus 
perfecciones. 

"Mas  comenzaré  por  su  humildad  tan  escogida  y  de  tan  singulares  quila- 


REFERENCIAS 


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tes  como  constará  por  el  ejercicio  que  tuvo  en  ella,  y  por  ser  esta  virtud  el 
centro  de  donde  se  sacaron  tan  sutiles  y  sublimes  líneas  de  espíritu,  quiero  ya 
comenzar  con  unas  palabras  de  Casiodoro  describiendo  la  pequeña  esfera  de 
Arquímedes,  que  contenía  en  su  corta  redondez,  todo  un  mundo  y  todo  un 
cielo,  siendo  compendio  de  tantas  cosas:  'parvas  machinas  dici  grávidas  mun- 
do coelorum,  portabile  compendium  rerum'. 

"Cupo  mucho  en  el  pequeño  círculo  de  alma  tan  pura  y  tan  ajustada  a 
los  ojos  de  Dios,  aunque  a  los  de  su  dueño  (el  P.  Laurencio  Adame),  siem- 
pre le  parecía  muy  pequeño,  pues  después  de  haber  estado  en  tantas  partes 
del  mundo,  en  varias  ocupaciones  y  ministerios,  en  que  la  obediencia  le  tuvo 
ocupado,  como  veremos,  ya  en  misiones,  ya  enviándole  a  Roma,  ya  con  apro- 
bación de  escogido  talento  en  púlpitos,  y  de  prudencia  en  gobierno,  al  fin 
vivió  retirado  por  más  de  veinte  años  en  este  colegio  en  una  humilde  ocupa- 
ción, cuidando  con  suma  caridad  de  la  salud  de  achacosos  y  enfermos  donde 
resplandeció  mirado  siempre  con  respeto  a  quien  todos  admiraban  como  a 
santo;  llevando  desde  aquí  para  los  demás  colegios  (los  que  acababan  sus 
estudios),  una  imagen  de  perfección  religiosa  que  debían  de  imitar. 

"Cúpole  un  natural  muy  verdadero  amigo  de  la  razón:  entero  en  las  gra- 
ves costumbres;  serio  con  apacibilidad  en  su  trato;  modesto  en  la  compostura 
de  sus  acciones;  pacífico  en  la  humana  correspondencia  y  conversación;  agra- 
decido al  beneficio;  religiosamente  cortés  con  todos;  rendido  al  parecer  del 
más  pequeño;  sin  contención  y  disputa  en  las  palabras;  honrador  de  todos, 
hablando  con  circunspección  admirable  de  cada  uno;  oyendo  sin  interrumpir 
al  que  le  hablaba;  medido  y  atento  en  sus  razones;  nada  pesado  a  los  compa- 
ñeros; rendido  a  los  superiores;  sin  singularidad  en  su  trato,  dando  a  cada  uno 
su  lugar;  en  los  negocios,  con  una  boca  de  risa  y  agrado  al  que  le  buscaba; 
nada  entonado  en  las  voces;  siempre  señor  de  sí  en  todas  las  acciones,  sin 
perturbarse  en  su  espíritu,  y  toda  parecía  que  estaba  en  perpetuo  movimiento 
de  obrar  bien  sin  permitirse  imperfección  advertida,  rozándose  como  en  miedo 
sus  virtudes.  Vivía  con  tan  connatural  inclinación  al  bien,  que  su  bondad 
nunca  aparecía  forzada. 

"Añadió  el  mismo  Casiodoro  de  aquella  pequeña  esfera:  'in  incompre- 
hensibili  volubilitate' :  ¡  dichosos  ímpetus  cuando  el  natural  es  grande,  si  se 
encuentra  con  lo  bueno!  'Animorum  est  in  continuo  motu,  eo  mobilior  quo 
vehementior.  O  felix  ímpetus  si  ad  honesta  tendit'. 

"Cúpole  esta  suerte  de  alma  al  P.  Lorenzo  Adame,  cuya  humildad  y 
magnanimidad  le  tenían  en  un  perpetuo  movimiento  de  obrar  el  bien,  sin  can- 
sarse jamás  en  tan  dilatado  campo  de  vida:  cuando  seglar,  atendiendo  a  la 
obligación  de  cristiano;  y  siendo  religioso,  de  perfecto,  en  tan  prolongados 
años  de  vida;  mostrándose  a  lo  último  tan  maduro,  cuanto  escrupuloso  y  ni- 
mio en  la  observancia  de  las  reglas,  en  que  su  prudencia  no  se  contentaba  con 


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ADAME,  LORENZO,  P. 


la  mediocridad  en  las  virtudes,  teniendo  los  superiores  que  irle  a  la  mano, 
para  que  sus  demasías  no  le  hicieran  daño  a  la  salud. 

"Voy  refiriendo  una  vida,  cuya  notoriedad  me  da  ánimo  para  decir  sin 
peligro  de  exageración,  o  por  mero  cumplimiento,  ni  recurso  a  conjeturas,  la 
verdad,  para  sacar  en  limpio  sus  virtudes,  porque  son  tantas,  que  es  universal 
dechado  para  todos  los  estados  de  la  Compañía,  sin  omitir  el  de  novicio,  aun 
cuando  el  P.  Lorenzo  Adame  estaba  en  su  ancianidad,  pues  según  la  delica- 
deza de  su  santamente  escrupulosa  vida,  a  todos  parecía  que  comenzaba  los 
primeros  años  de  noviciado,  siendo  tan  frecuente  el  recurso  a  los  superiores 
en  materias  de  que  aun  los  novicios  gozan  de  permisos  interpretativos,  que 
llamaba  altamente  la  atención  de  todos. 

"Pasó  por  todas  las  ocupaciones  de  la  Compañía,  con  igual  ejemplo,  siem- 
pre ajustando  su  vida  al  común  uso  de  nuestras  costumbres  y  espíritu. 

"Pasados  los  primeros  años  de  noviciado,  fue  maestro  enseñando  gramá- 
tica; fue  asiduo  estudiante  de  filosofía  y  teología;  hizo  su  tercera  probación, 
en  que  comenzó  este  árbol  a  mostrar  sus  flores  y  sus  frutos;  y  es  lástima  que, 
con  haber  pasado  tanto  tiempo,  no  haya  quien  testifique  de  aquellos  principios. 

"Fue  enviado  a  la  misión  de  Sinaloa,  donde  con  santo  y  apostólico  celo 
cuidó  de  las  almas  de  su  partido,  sin  queja  de  los  compañeros,  con  atención 
religiosa;  pero  no  quiso  nuestro  Señor  que  aquella  gentilidad  gozase  sola  de 
sus  ejemplos,  y  que  estuviese  retirada  toda  la  vida  esta  clara  antorcha,  que 
podía  ilustrar  a  la  Compañía  en  otros  oficios,  pues  siempre  es  necesario  que 
haya  en  la  provincia  personas  señaladas  en  virtud  y  religión.  Y  así  ocupó  con 
brillantez  el  púlpito;  fue  enviado  por  compañero  del  procurador,  a  Europa; 
a  su  vuelta,  fue  ministro  del  colegio  Máximo;  superior  de  San  Luis  Potosí; 
prefecto  de  salud  por  veinte  años  en  México.  .  .  en  donde  vivió  muy  enfermo. 

"Fue  en  la  observancia  de  las  reglas,  muy  exacto;  a  la  voz  de  la  campana 
siempre  prevenido,  aun  cuando  por  sus  achaques,  tuviese  que  arrastrarse  por 
seguir  a  la  comunidad  en  todo;  nunca  admitió  irregularidades  en  la  comida, 
aun  cuando  los  superiores  le  ofrecían  algo  particular  por  sus  continuas  enfer- 
medades, acudía  él  a  rogarles  y  pedir  con  ruegos,  no  le  mortificasen  de  esa 
manera;  que  él  pasaría  con  el  alimento  ordinario  de  todos;  que  no  lo  sacasen 
del  modo  común  y  religioso  en  que  siempre  había  procurado  vivir  en  la  Com- 
pañía. 

"En  la  pobreza  fue  tan  mirado,  teniendo  a  esta  virtud  por  madre,  que 
cuando  se  le  ofrecía  pliego  de  papel,  iba  en  persona  a  pedir  licencia  a  los  su- 
periores, y  no  admitía  más  de  lo  que  necesitaba  para  aquella  precisa  ocasión. 

"Un  día  de  estos  últimos  años  llevó  a  su  superior  a  su  aposento,  para  que 
viese  si  entre  las  cosas  que  tenía  (que  eran  bien  escasas  y  ruines),  tenía  algu- 
na que  sobrase  conforme  a  nuestra  pobreza,  pues  temía  que  en  tan  largos  años 
de  vida,  se  hubiese  apegado  a  algún  objeto.  'La  inspección  y  el  registro  fue  muy 


REFERENCIAS 


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breve^  disimulando  el  superior  su  admiración  en  aquel  singular  inventario  de 
bienes:  nada  tenía  superfluo  y  lo  que  había,  todo  era  absolutamente  necesario'. 

"En  otra  ocasión,  una  noche  de  este  último  año  de  su  vida,  se  encontró 
con  que  el  hermano  ropero  le  había  puesto  dos  pares  de  medias:  uno  nuevo 
y  otro  muy  remendado,  el  cual,  a  su  juicio,  todavía  podía  servir;  y  salió  de  su 
aposento  a  preguntar  si  debía  aquella  misma  noche  devolver  el  par  nuevo, 
pues  no  lo  necesitaba.  Esta  sola  acción,  si  se  pondera,  manifiesta  en  el  fondo 
lo  mucho  que  había  adelantado  en  esta  virtud,  pues  no  quiso  ir  a  descansar 
aquella  noche,  sin  estar  seguro,  por  boca  de  otro,  que  no  faltaba  a  la  pobreza. 

"A  qué  menudencias  no  ocurría  a  la  despensa  y  a  otras  oficinas,  venciendo 
el  natural  bochorno,  con  tal  de  que  su  conciencia  no  tuviese  escrúpulos  de 
haber  faltado  a  esta  virtud. 

"Dándole  unas  cuantas  tablillas  de  chocolate,  para  que  se  las  diese  a  un 
muchacho  que  le  cuidaba  en  su  enfermdad,  así  lo  hacía;  pero  viniendo  un  día 
otro  distinto  a  cuidarlo,  mandó  preguntar  a  un  padre  si  lo  podía  hacer  sin 
faltar  a  la  pobreza".  (Molina:  Necr.). 

En  la  obediencia,  parece  que  se  pierde  el  tiempo  en  referir  su  rendimiento, 
sujeción  y  humildad;  obedecía  como  un  niño  a  sus  padres,  como  un  criado  a 
sus  amos;  a  la  letra,  sin  preguntar,  sin  discutir.  Se  lo  mandaba  Dios.  Ese  fue  su 
secreto.  Se  esmeraba  mucho  en  lo  que  tanto  encargaba  nuestro  padre  San 
Ignacio  en  la  obediencia  de  juicio,  sin  interpretación  alguna,  y  obedecer  al 
que  manda  como  si  fuese  el  mismo  Cristo. 

"Cuando  el  P.  Adame  fue  prefecto  de  salud,  naturalmente  para  aliviar  a 
los  enfermos,  cosa  que  él  deseaba  mucho,  hubiera  deseado  regalarlos  en  la 
comida  y  particulares  manjares,  pero  su  deseo  lo  doblegaba,  obediente,  a  la 
voluntad  del  médico.  Fue  la  obediencia  la  única  dirección  de  su  vida  no  sólo 
en  la  exterior  ejecución  de  lo  que  le  mandaban,  sino  también  en  la  vida  interior 
para  quietud  de  su  alma". 

En  la  castidad  era  un  ángel,  y  qué  mucho  que  en  la  religión  mereciese  este 
nombre,  quien  siendo  aún  seglar  fue  tan  circunspecto,  que,  a  decir  de  uno  que 
lo  conoció  de  colegial,  fueron  su  modestia  y  recato,  notoriamente  reconocidos 
por  todos.  .  .  todo  en  él  daba  suave  fragancia  de  la  virtud  interior,  que  guardó 
siempre  con  la  custodia  de  sus  sentidos  y  el  recogimiento  de  su  alma.  Por 
mucho  tiempo  no  salió  fuera  de  casa,  privándose  de  las  más  honestas  recrea- 
ciones que  hay  en  nuestra  ciudad;  sólo  se  contentaba  algunas  veces  de  bajar 
a  los  asuetos  con  los  hermanos  estudiantes,  allanándose  a  todos,  como  si  fuera 
uno  de  ellos. 

Al  último,  cargado  de  años  y  achaques,  solía  decir  la  misa  en  privado,  y 
luego  oía  otra  desde  las  tribunas. 

Como  hombre  prudente  se  previno  para  la  muerte  con  un  año  de  anticipa- 
ción; y  es  curiosa  la  advertencia  que  le  hacía  a  un  compañero,  todas  las  no- 


76 


ADAME,  LORENZO,  P. 


ches:  "Hermano:  si  esta  noche  me  muero,  le  suplico  le  avise  al  padre  fulano, 
que  el  apunte  que  me  prestó  está  en  tal  parte".  Y  eran  unas  niñerías  que  sólo 
las  refiero  para  que  se  vea  el  cuidado  con  que  se  prevenía  para  morir. 

Atacóle  una  hidropesía  que  le  pasó  a  la  cabeza  y  lo  ahogó;  habiendo  reci- 
bido los  sacramentos,  y  habiéndole  recomendado  el  alma,  presente  toda  la 
comunidad,  quedando  todos  muy  edificados. 

"No  dudo  de  que  esté  el  P.  Lorenzo  Adame  gozando  el  premio  de  sus 
trabajos,  en  la  gloria,  porque  la  devoción,  ternura  y  afecto  con  que  todo  este 
colegio  Máximo  quedó,  son  como  seguras  prendas  de  la  bienaventuranza  eter- 
na que  merecieron  sus  virtudes.  Para  aprender  a  bien  morir,  un  religioso  de 
esta  casa,  iba  a  visitarle  estos  últimos  días;  y  aprendió  a  hacer  frecuentes 
actos  de  fe,  esperanza  y  caridad,  a  invocar  con  la  mayor  confianza  los  dulcí- 
simos nombres  de  Jesús  y  de  María,  porque  el  P.  Adame  así  murió.  Y  serenó- 
sele  el  corazón  en  aquella  hora,  como  si  nunca  hubiera  tenido  escrúpulos  y 
oscuridades:  todo  fue  bonanza,  todo  tranquilidad,  cosa  que  comúnmente 
nuestro  Señor  con  particular  providencia  concede  a  sus  siervos  escogidos,  para 
que  comiencen  a  gozar  desde  el  dintel  del  paraíso  los  resplandores  del  cielo, 
donde,  esperamos,  por  la  misericordia  divina,  esté  ya  nuestro  P.  Lorenzo 
Adame;  pero  por  cumplir  con  mi  oficio  pido  a  V.  R.  se  digan  en  su  colegio, 
los  sufragios  acostumbrados  de  nuestra  Compañía  por  sus  difuntos.  Y  no  me 
olvide  V.  R.  en  sus  SS.  SS. 

"México  y  Marzo  de  1660.  Siervo  de  V.  R.  Diego  de  Molina".  (Arch. 
Prov.  Méx.  [Isl.  Coll.  1935]  Vol.  VI  de  Manuscritos). 

Referencias  biográficas 

1  Actas  de  las  congregaciones  provinciales  en  N.  E.  1631,  1637,  1643. 

2  Adame,  Lorenzo,  S.  J.,  Carta  al  P.  Vis.  Cristóbal  Bravo,  sobre  su  entrada 
a  Sinaloa  en  1610. 

3  Aguila,  Vicente,  S.  J.,  Anua  de  Sinaloa,  Ms.  S.  f.  (por  1622) . 

4  Alegre,  Francisco  Javier,  S.  J.,  Hist.  de  la  Prov.  de  la  C.  de  J.  en  N.  E., 
t,  II,  México,  1842,  pp.  27-8,  47,  55. 

5  Alegre,  S.  J.-Burrus,  Ernest  J.,  S.  J.,  Hist.  Prov.,  II,  Roma,  1958,  pp. 
199-200,  223,  233,  582,  594. 

6  Anua  ms.  Prov.  Méx.  1611. 

7  Aquaviva,  Claudio,  S.  J.,  Cartas: 

Al  P.  Viceprov.  Martín  Peláez,  Roma,  lo.  Abr.  1609. 
Al  P.  Vis.  Rodrigo  de  Cabredo,  Roma,  23  Jun.  1609. 

8  Arch.  Prov.  Méx.  (Isl.  Coll.  1934)  Vol.  VI  de  mss.,  pp.  306-8.  (Isl.  Coll. 
1935)  Vol.  V  de  mss.  p.  12. 


BIBLIOGRAFIA 


77 


9  Arch.  Gen.  Nac.  (México).  Colecc.  Misiones,  t.  26;  Jesuitas. 
9      Decorme,  Gerardo,  S.  J.,  La  Obra  de  los  jesuitas  mexicanos  en  la  época 
colonial,  México,  1941,  t.  II,  pp.  IX,  183,  185,  199,  209. 

10  DuNNE,  Peter  Masten,  S.  J.,  Pioneer  Black  Robes  on  the  West  Coast, 
University  of  California  Press.  Berkeley  and  Los  Angeles,  1940,  pp.  135, 
249. 

11  Libro  ms.  que  contiene  el  testimonio  de  todos  los  títulos  de  adquisición  de 
la  Hacienda  de  San  Francisco  Javier  de  "La  Parada",  1605-1824.  Libro 
proporcionado  galantemente  por  don  Octaviano  Cabrera  Ipiña,  1960,  ff. 
124-30. 

12  Mexic.  4,  ff.  116v,  379,  477;  5,  f.  41. 

13  Molina,  Diego  de,  S.  J.  (Rector  del  Col.  de  México).  Carta  de  edifica- 
ción del  P.  Laurencio  Adame.  Marzo,  1660,  Ms.  tres  fojas  en  letra  muy 
menuda. 

14  Ramírez,  Esteban,  Pbro.,  Estudio  histórico  de  San  Luis  de  la  Paz,  Gua- 
najuato,  1952,  p.  150. 

15  Vera,  Fortino,  Pbro.,  Tesoro  Guadalupano,  II,  Amecameca,  1889,  p.  12. 

16  ViTELLESCHi,  Mucio,  S.  J.,  Cartas: 

AI  P.  Prov.  Juan  Laurencio,      Roma,  11  Mzo.  1624. 

Roma,  28  Mzo.  1628. 

Bibliografía 

1610  Carta  al  P.  Visitador  de  las  misiones  de  Sinaloa  sobre  sus  impresiones 
a  la  llegada  de  la  misión.  (Alegre:  II,  27-8). 

Referencias 

1  Alegre,  Francisco  Javier,  S.  J.,  Hist.  de  la  Prov.  de  la  C.  de  J.  en  N.  E., 
t.  II,  México,  1842,  pp.  27-8. 


AGUAYO,  BARTOLOME,  H.  C. 
Biografía 

1637  "Roma,  30  de  Octubre  de  1637.  Confirmo  las  dimisorias  que  se  han 
dado  al  Hermano  Bartolomé  Aguayo". 


78 


AGUAYO,  BARTOLOME,  H.  G. 


(Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll.  1935]  Mss.  cartas  de  los  Generales)  (Vitel- 
leschi  al  P.  Florián  Ayerbe,  Roma,  30  Oct.  1637). 

Referencias 

1  Arch.  Prov.  Méx.  (Isl.  Coll.  1935)  Mss.  cartas  de  los  Generales. 

2  ViTELLESCHi,  MuGio,  S.  J.,  Carta  al  P.  provincial  Florián  de  Ayerbe, 
Roma,  30  Oct.  1637. 


AGÜERO,  ALONSO  DE,  P. 
Biografía 

1654-1655  "Al  principio  de  mi  tercera  probación  (dice  el  P.  Tomás  Hidal- 
go) concertamos  en  ella  todos  los  compañeros,  decirnos  en  muriendo, 
algún  novenario  de  misas,  fuera  de  las  que  manda  la  obediencia.  Mis  conter- 
cerones fueron: 

1)  Fernando  Dávila.  Pagué.  Murió  en  1660. 

2)  Bartolomé  de  Cuéllar.  Murió  en  1682. 

3)  Roque  de  Molina. 

4)  Alonso  de  Agüero.  Pagué.  Murió  antes  de  1678. 

5)  Nicolás  García. 

6)  José  de  Alarcón.  Pagué.  Murió  antes  de  1678. 

7)  Pedro  Polanco.  Murió  en  1693. 

"Si  yo  me  muriese  antes,  ruego  a  mis  superiores  avisen  a  los  que  quedan, 
porque  no  se  olviden  y  me  priven  de  este  socorro  tan  grande.  Tomás  Hidalgo". 
(Papel  que  se  encontró  después  de  su  muerte  en  Sinaloa,  Sept.  1678). 

1658  Roma,  20  de  Agosto  de  1658.  (De  una  carta  del  P.  Gosvino  Nickel  al 
P.  Prov.  Bonifacio  Alonso)  :  "A  los  padres  Rodrigo  del  Castillo,  Fran- 
cisco de  Castañeda  y  Alonso  de  Agüero  no  les  favorece  el  examen  de  la 
doctrina,  pero  si  saben  la  lengua  índica  a  excelencia,  quiero  decir,  'que  pue- 
dan confesar  y  predicar  en  ella  con  satisfacción'  conforme  al  decreto  15  de 
la  sexta  congregación  general,  a  juicio  de  los  examinadores  de  la  doctrina, 
harán  la  dicha  profesión;  si  no  tienen  la  dicha  excelencia,  'formentur'.  (Nic^ 


BIOGRAFIA 


79 


kel  al  P.  Bonifacio  Alonso,  Roma,  20  Ag.  1568)  (Arch.  Prov.  Méx.  I.  C.  1932. 
Mss.  Cartas  de  los  Generales). 

1659  Roma,  30  Nov.  1659.  (De  una  carta  del  P.  Nickel  al  P.  Bonifacio)  :  .  .  . 

"Y  que  V.  R.  (P.  Prov.  Alonso  de  Bonifacio)  usa  de  mucho  rigor  tam- 
bién con  los  misioneros,  como  lo  hizo  según  se  refiere,  con  el  P.  Alonso  de 
Agüero,  y  que  a  éste,  teniendo  causas  harto  justificadas  para  no  volver  a  las 
misiones,  le  dijo  V.  R.  con  grande  enojo:  'Que  había  de  volver;  que  si  mu- 
riere, le  enterrarían;  si  se  ahorcare,  se  lo  llevaría  el  diablo;  y  si  se  volviere 
loco,  le  encerrarían',  etc.  (Nickel  a  Bonifacio,  Roma,  30  de  Noviembre  de 
1659)  (Decorme:  La  Obra  de  los  jesuítas  mexic,  t.  I,  368). 

Referencias 

1  Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  (1960)  APA-G.  IX-1  (1548). 

2  Arch.  Prov.  Méx.  (Isl.  Coll.  1932).  Cartas  Mss.  de  los  Generales. 

3  Decorme,  Gerardo,  S.  J.,  La  Obra  de  los  jesuítas  mexicanos  durante  la 
época  de  la  colonia,  México,  1941,  t.  I,  p.  386. 

4  Hidalgo,  Tomás,  S.  J.,  Papel  ms.  que  se  encontró  a  su  muerte.  Sept.  1678. 

5  Navarro,  Gonzalo,  S.  J.,  Carta  edificante  a  la  muerte  del  P.  Tomás  Hi- 
dalgo, en  Sinaloa,  29  Oct.  1678. 

6  Nickel,  Gosvino,  S.  J.,  Cartas: 

Al  P.  Prov.  Alonso  Bonifacio,    Roma,  20  Agosto  1658. 

Roma,  30  Nov.  1695. 


AGUILA,  VICENTE  DEL,  P.  (1581-1641)  (f  60) 
Biografía 

1581  Sommervogel  por  error  de  imprenta  dice  que  nació  en  1571.  (Bibl.). 

Lecina  y  su  principal  biógrafo  el  P.  Leonardo  Jatino,  y  todos  los  de- 
más lo  hacen  nacer  en  1581. 

Respecto  al  lugar  de  su  nacimiento  también  hay  confusión,  pues  unos  lo 
hacen  nacer  en  Avila  y  otros  en  Alcalá  de  Henares.  Lo  más  probable  es  que 
naciera  en  Avila,  y  que  niño  aún  haya  ido  a  estudiar  a  Alcalá. 


80 


AGUILA,  VICENTE  DEL,  P. 


—  "Nació  (dice  Beristáin)  en  Alcalá  de  Henares". 

—  "Natural  de  Alcalá  Henares".  (J.  M.  D.:  José  María  Dávila). 

1598  También  respecto  a  su  entrada  en  la  Compañía  hay  sus  divergencias: 
Florencia^  Oviedo,  Jatino  y  los  demás,  lo  hacen  ingresar  el  año  de  1598. 

1599  Tecina:  "Ingresó  en  la  provincia  de  Toledo  el  11  de  Abril  de  1599, 
siendo  bachiller  en  artes".  Tenía  pues  de  17  a  18  años. 

1604  El  P.  Leonardo  Jatino,  que  es  al  parecer  el  biógrafo  más  documentado, 
dice  que  "el  P.  Vicente  del  Aguila  pasó  a  la  Nueva  España,  siendo 

aún  estudiante  teólogo  en  1604,  donde  ordenado  de  sacerdote  (creemos  que 
sería  en  1605),  todo  lo  restante  de  su  vida,  que  fue  de  35  a  36  años,  lo  gastó 
en  el  glorioso  empleo  de  las  misiones".  (Jatino:  Necrología). 

—  J.M.D.  "A  fines  del  siglo  XVI  vino  a  la  provincia  de  México,  después 
de  haber  hecho  su  profesión  solemne  en  la  de  Castilla,  y  el  año  de 

1605  fue  mandado  por  los  superiores  a  las  misiones  de  Sinaloa,  en  donde  pasó 
35  años  y  ganó  muchas  almas  de  infieles".  J.  M.  D.)  (Parece  que  escribe  de 
memoria) . 

—  "La  profesión  solemne  no  la  hizo  en  la  provincia  de  Castilla,  pues  nos 
informa  Lecina  que  ingresó  en  la  Provincia  de  Toledo,  y  la  profesión 

solemne  la  hizo  en  la  provincia  de  Nueva  España  el  lo.  de  Enero  de  1616". 
(Lecina).  Cierto  es  que  no  sabemos  por  qué  se  le  retardó  tanto,  pues  ya  desde 
el  lo.  de  Abril  de  1609  escribía  el  P.  Aquaviva  al  P.  Martín  Peláez:  "Los 
Padres  Guillermo  de  los  Ríos  y  (Pedro  de)  Hortigosa  escriben  como  exami- 
nadores, de  la  suficiencia  del  P.  Vicente  del  Aguila". 

(Aquav.  a  Peláez:  Roma,  lo.  Abr.  1609)  (Arch.  Prov.  [Isl.  Coll.  1934] 
Mss.) . 

1605  Ya  en  1605  escribe  el  mismo  P.  del  Aguila  una  carta  desde  su  primera 
misión:  San  Luis  de  la  Paz:  "Estas  naciones  son  indómitas,  como  po- 
tros cerreros  y  cimarrones.  Si  los  de  la  primitiva  iglesia  peleaban  con  la  sabi- 
duría del  mundo,  aquí  se  pelea  con  la  ignorancia,  en  la  cual,  por  ventura, 
hay  de  suyo  más  dificultad. 

"Por  aquí  se  echará  de  ver  lo  que  los  padres  trabajan  con  gente  tan  bár- 
bara, tan  ruda,  tan  ingrata  y  tan  desleal,  en  tierras  tan  calurosas,  tan  pobres 
y  faltas  de  regalos  ordinarios.  El  pan,  vino,  carnero  y  frutas  (de  que  abundan 
otras  tierras)  se  ven  acá  por  jubileo. 

"Aunque  uno  caiga  enfermo,  no  hay  médicos  ni  medicinas,  sino  la  mise- 
ricordia de  Dios...  . 

"Aprende  cada  uno  de  los  misioneros  dos  o  tres  lenguas,  teniendo  tam- 


BIOGRAFIA 


81 


bién  cada  cual,  en  cuatro  o  cinco  o  más  pueblos  que  administrar  los  oficios, 
que  están  repartidos  en  una  casa  entre  muchos.  .  .  abrazando  lo  espiritual  y 
lo  temporal  de  que  se  pudieron  descargar  los  apóstoles,  y  nosotros,  no;  asis- 
tiendo a  las  fábricas  de  iglesias  y  casas  que  en  cada  pueblo  son  menester,  por 
ser  tierra  bárbara  y  nueva".  (Mexic.  Varía,  No.  10)  (Cuevas:  Hist.  de  la 
Igl.  en  Méx.  copia  este  párrafo). 

—  "'En  San  Luis  de  la  Paz  figura  el  P.  Vicente  del  Aguila,  como  el  dé- 
cimo sexto  jesuíta  doctrinero".   (Ramírez  Esteban,  Pbro.,  "Estudio 

Hist.  de  San  Luis  de  la  Paz",  p.  150). 

1608  Pasó  de  la  misión  de  San  Luis  de  la  Paz  a  la  de  Sinaloa,  misión  aún 
más  ardua.  Alegre,  con  su  estilo  florido,  nos  pinta  toda  su  vida,  de  esta 
manera:  "El  P.  Vicente  del  Aguila,  que  por  espacio  de  treinta  y  tres  años 
fue  uno  de  los  más  insignes  obreros  que  cultivaron  aquella  viña  de  Sinaloa, 
entró  a  la  Compañía  renunciando  las  grandes  esperanzas  que  le  daban  la 
sombra  y  protección  de  su  ilustre  hermano  don  Juan  del  Aguila,  ya  entonces 
doctor  de  la  Universidad  de  Alcalá  y  después  obispo  de  Lugo. 

"En  todo  el  tiempo  de  su  vida,  cargó  el  Padre  Vicente  la  pesada  cruz  de 
unos  molestísimos  escrúpulos,  si  intolerables  en  todos  tiempos,  mucho  más 
en  la  ocupación  de  misionero.  Sin  embargo,  jamás  se  quejó,  jamás  pospuso 
el  ejercicio;  antes  habiéndose  mudado  en  aquellos  días  todos  los  misioneros 
él  solo  continuó  en  el  empleo  sin  intermisión,  siendo,  cuando  murió  el  más 
antiguo  ministro  de  Sinaloa".  (Alegre). 

—  Versión  de  Pérez  Rivas.  (Páginas  para  la  historia  de  Sinaloa  y  Sonora: 
I,  p.  297)  :  ''Al  ver  esta  iglesia,  ya  edificada  en  el  pueblo  de  Ahome, 

y  por  otra  parte  haberse  inundado  con  avenida  que  hizo  el  río,  el  pueblo 
donde  se  habían  congregado  los  pescadores  bacoregues,  a  súplicas  del  padre, 
logró  se  redujesen  al  pueblo  de  los  ahornes. 

"Después,  andando  el  tiempo,  de  la  gente  residua  de  las  marismas  y  costa 
del  mar,  que  era  mucha,  se  juntó  otro  nuevo  y  grande  pueblo,  dos  leguas  más 
arriba  del  de  los  Ahomes,  donde  se  congregaron  otras  más  de  cuatrocientas 
familias,  y  le  dio  título  del  Arcángel  San  Miguel,  cuyo  favor  se  echó  de  ver 
en  el  buen  asiento  que  hizo  gente  tan  montaraz;  y  aunque  costó  al  P.  Vicente 
del  Aguila,  grandes  trabajos  de  idas  y  vueltas  a  las  marismas,  esta  reduc- 
ción y  amoldarla  a  leyes  humanas  y  cristianas;  pero  logróse  muy  bien  su  tra- 
bajo; porque  toda  esta  gente  que  se  congregó,  aprendió  la  doctrina  y  se 
bautizó. 

"Hicieron  otra  tan  hermosa  iglesia  como  la  de  Ahome,  y  persevera  este 
pueblo  y  resplandece  en  él,  una  señalada  cristiandad". 


82 


AGUILA,  VICENTE  DEL,  P. 


1613  "El  año  de  1613,  lleno  de  entusiasmo  y  actividad  escribió  una  'Breve 
relación  de  la  misión  de  Sinaloa'  fechada  en  Tehueco  el  28  de  No- 
viembre de  este  año".  ( Jatino) . 

—  Asimismo,  para  ser  a  la  misión  doblemente  útil,  hizo  en  la  lengua  de 
los  indios:  Artes,  Vocabularios,  Libros  de  sermones  y  ejemplos,  Cate- 
cismos breves  y  explicados.  Exámenes  de  confesión,  advertencias  y  aun  him- 
nos para  cantar  en  la  iglesia. 

Lecina  dice  que  el  "Confesonario"  era  en  dos  lenguas  diversas, 

1616  "El  día  lo.  de  Enero  de  1616,  el  P.  Vigente  del  Aguila  hizo  en  las 
misiones  la  solemne  profesión  de  cuatro  votos". 

1622  Era  fecundo  escritor,  como  lo  indican  las  diversas  obras  y  relaciones 
y  correspondencia  que  tenía  con  sus  compañeros  de  misión. 
Consérvase  una  carta  del  P.  Pedro  Juan  Castini  al  P.  del  Aguila,  sobre 
los  guazapares,  y  que  precisamente  lleva  la  fecha  de  29  de  Abril  de  1622, 
y  no  es  más  que  contestación  a  otra  del  P.  del  Aguila. 

—  Probablemente  en  este  año  de  1622  tenía  escrita  ya  la  "Relación 
(interesantísima)   de  la  Historia  de  Sinaloa",  pues  en  el  Anua  sin 

fecha  de  esta  misión,  pero  que  creemos  es  de  1622,  viene  incluida.  En  el 
original  que  se  conserva  en  el  Archivo  general  de  la  nación  (México)  Ramo 
Misiones  tomo  26,  escribió  el  P.  Diego  de  Guzmán,  S.  J.  esta  importante  nota: 

"Esta  'Relación'  han  visto  el  capitán  Diego  Martínez  de  Urdaide  y  los 
padres  más  antiguos  de  esta  provincia,  y  han  aprobado  lo  que  aquí  queda 
referido,  y  su  autor  es  el  P.  Vicente  del  Aguila  que  la  escribió. 

"El  P.  Nicolás  de  Almazán,  cuando  era  asistente  de  España  en  Roma, 
se  la  mandó  pedir  al  P.  Aguila".  (Firma)  :  "Jhs.  Diego  de  Guzmán". 

Este  la  mandó  al  Asistente,  añadiendo  de  su  mano:  "El  que  esta  rela- 
ción trasladó,  no  es  orthographo,  ni  sabe  de  eso.  V.R.  le  perdone  por  ca- 
ridad, que  fácil  será  allá  de  entenderse,  pues  la  letra  es  clara".  (Cardoso, 
Joaquín,  S.  J.  Fotocopia  en  Arch.  Prov.  Méx.  Merid.). 

1624  El  Anua  de  1624  (Méx.  15,  f.  427)  presenta  el  siguiente  cuadro  de 
nuestras  misiones  en  Sinaloa:   (Arch.  Rom.  S.  J.)  : 


Misionero: 


Misión  : 


Número  de  Neófitos  : 


2)  P.  Alberto  Clerici 

3)  P.  Blas  de  Paredes 

4)  P.  Ignacio  Zavala 

5)  P.  Leonardo  Jatino 


1)  P.  Diego  de  Guzmán 


Mocorito 
Guasave 
Bamoa 
Baboria 


Chicorato 


900 
3000 
1300 
1050 
1400 


BIOGRAFIA 


83 


6)  P.  Juan  Calvo 

7)  P.  Vigente  del  Aguila 

8)  P.  Martín  Azpilcueta 

9)  P.  Pedro  Juan  Castini 

10)  P.  Juan  Várela 

11)  P.  Diego  de  la  Cruz 

12)  P.  Miguel  Godínez 

13)  P.  Pedro  Méndez 

14)  P.  Juan  Ardeñas 

15)  P.  Guillermo  Otton 

16)  P.  Guillermo  Otton 

17)  P.  Francisco  Oliñano 

18)  P.  Francisco  Oliñano 


Yecorato 

Ahorne  y  Zuaque 

Tehueco 

Sinaloa 

Tecori 

Nobor  (sic) 

Tepahui 

Pótam 

Vícam 

Torin 

Tesamo 

Tecoripa 

Onabas 


920 

5068 
2567 
6570 
10400 
5500 
5400 
7250 
4000 
3800 
5400 
2750 
100 


67375 


1625  Para  el  año  siguiente  de  1625,  ya  tenía  el  P.  Vigente  del  Aguila 
5580  bautizados.   (Bandelier-Hackett:  Historical  Documents). 

1632  "El  P.  Vigente  del  Aguila,  misionero  antiguo  y  santo,  dando  la  bien- 
venida al  P.  Manuel  Martínez  (mártir  en  1632),  le  besó  la  ropa  con 
reverencia,  diciéndole  que  lo  hacía,  por  verlo  señalado  para  una  empresa 
grande  y  peligrosa".  (El  P.  Martínez  acababa  de  llegar  de  su  tercera  pro- 
bación)   (Nieremberg) . 

—  "Superior  del  colegio  y  misión  de  Sinaloa,  probablemente  desde  1631, 
cuando  el  P.  Tomás  Domínguez  que  era  superior,  tuvo  que  dejar  ese 
cargo  por  haber  sido  nombrado  en  la  congregación  provincial,  procurador 
a  Roma.  Ciertamente  lo  fue  desde  1632,  y  'lo  fue  por  muchos  años'  (Lecina, 
II,  347),  cuando  menos  hasta  1639,  en  que  aparece  como  superior  del  Co- 
legio de  Sinaloa  el  P.  Leonardo  Jatino".  (Alegre,  II,  221). 

1636  En  este  tiempo  escribió  una  carta  anónima  relatando  los  sucesos  de 
los  años  de  1636  y  parte  del  37  en  el  colegio  de  la  villa  de  Sinaloa  y 
sus  misiones.  Dice  así: 

(Se  halla  en  el  Arch.  Gen.  Nac.  Jesuítas) . 

"Residen  en  este  colegio  tres  padres  y  un  hermano,  a  cuyo  cuidado  está 
el  curato  de  esta  villa.  De  los  padres,  el  uno  es  el  rector  de  él  y  visitador 
de  todas  las  misiones  de  esta  provincia",  (i.e.  el  P.  Aguila). 

"Los  otros  dos,  fuera  de  acudir  a  la  doctrina,  y  administración  de  sacra- 
mentos al  presidio  de  españoles  y  vecinos,  mestizos,  mulatos,  negros  e  indios 


84 


AGUILA,  VICENTE  DEL,  P. 


ladinos  de  esta  villa  (que  son  en  gran  número  y  dan  bastante  que  hacer) 
tienen  a  su  cuidado  otros  dos  pueblos  de  naturales. 

"En  las  demás  misiones  pertenecientes  a  este  colegio,  están  loablemente 
ocupados  dos  padres,  sujetos  al  rector  del  mismo  colegio,  al  cual  colegio  acu- 
den con  puntualidad,  avisados  con  tiempo,  a  predicar,  a  sus  reuniones  y  jun- 
tas, y  a  la  celebración  de  las  principales  fiestas  del  pueblo  y  de  nuestra 
Compañía. 

"En  lo  espiritual  se  ha  conservado  el  fruto  del  año  pasado,  pues  es  la 
misma  frecuencia  de  sacramentos,  el  mismo  concurso  a  los  sermones  y  ju- 
bileos del  mes  y  a  los  demás  ejercicios  semejantes;  lo  que  se  ha  establecido 
este  año,  de  nuevo,  es  cantar  los  viernes  de  cuaresma,  a  canto  de  órgano,  el 
miserere,  después  de  una  plática  y  un  ejemplo,  a  que  acude  la  gente  de  la 
villa  a  confesarse,  y  crece  cada  día  la  devoción  a  la  Virgen  Santísima,  a  cu- 
yas misas  cantadas  solemnemente  los  sábados,  acuden  con  gran  puntualidad; 
en  sus  festividades  son  muchos  los  que  con  el  uso  de  los  santos  sacramentos 
procuran  hermosear  sus  almas,  frecuentándolos  tan  de  corazón,  que,  aunque 
sean  soldados  que  vayan  de  camino  a  entradas  y  visitas,  no  pierden  ninguna 
ocasión  de  mostrarse  buenos  cristianos:  tanto  que  yendo  poco  más  de  treinta 
soldados  con  su  capitán  a  una  visita,  y  llegando  a  un  pueblo  llamado  S.  Mi- 
guel, donde  el  padre  que  de  él  cuidaba,  por  aprovechar  la  ocasión  y  dar  buen 
ejemplo  a  los  naturales,  celebró  la  fiesta  del  Santísimo  Sacramento,  comul- 
gando casi  todos  con  su  capitán".  (Aguila,  Vicente:  Carta  sobre  la  residen- 
cia y  misión  de  Sinaloa). 

—       "Señálanse  en  gran  manera  los  vecinos  de  esta  villa  en  la  devoción 
de  nuestro  Padre  S.  Ignacio,  retornándoles  el  santo  este  buen  afecto, 
con  muchas  mercedes  y  favores  que  cada  día  les  hace,  así  en  los  peligrosos 
partos,  como  en  otras  enfermedades. 

"Experimentó  este  favor  un  buen  cristiano  español  muy  enfermo  de  un 
oído,  para  cuyo  remedio  se  puso  un  pedasote  (sic)  de  clavos,  que  por  des- 
cuido se  le  entró  dentro  y  le  causó  nuevos  y  grandes  dolores;  él,  viéndose 
en  tal  trabajo  y  sin  humano  remedio,  acudió  al  divino  por  medio  de  la  po- 
derosa intercesión  de  nuestro  glorioso  Padre,  cuya  fiesta  estaba  muy  cercana. 
Ofrecióle  el  doliente  ayunar  su  víspera,  y  confesar  y  comulgar  su  día.  ¡  Cosa 
maravillosa!  La  noche  antes  de  la  fiesta  del  santo,  derrepente,  sintiendo  ya 
fuera  del  oído  la  mitad  del  clavo,  procuró  acabar  de  sacarlo,  pero  fue  en 
vano  a  él  y  a  otros,  que  con  instrumentos  lo  intentaron  hacer,  antes  le  oca- 
sionaron nuevos  y  mayores  dolores,  reservando  Dios  el  cobro  de  su  salud  a 
quien  la  había  empezado.  Durmióse  de  nuevo  el  enfermo,  cansado  ya  del 
mismo  dolor;  y  a  poco  rato  que  volvió  a  despertar,  halló  libre  el  oído,  y  el 
clavo  fuera  de  él.  Levantóse  alegre  a  cumplir  agradecido  en  su  iglesia  y 
fiesta,  la  promesa  hecha. 


BIOGRAFIA 


85 


"Otro  favor  esperimentó  esta  villa,  cuyo  templo  está  dedicado  a  nuestro 
Padre  S.  Ignacio,  cuando  un  caudaloso  río,  aquí  vecino,  saliendo  de  madre 
y  desenfrenando  sus  aguas,  era  ruina  de  todo  cuanto  encontraba,  llegando 
ya  con  su  furia  a  las  puertas  del  dicho  templo.  El  padre  rector  de  este  co- 
legio (lo  era  el  P.  Vicente  del  Aguila),  echó  por  una  ventana  una  reliquia 
del  santo,  y  al  punto  perdió  su  fuerza  el  arrebatado  caudal,  y  obediente  al 
imperio  del  patrón  de  aquel  templo,  venerándole,  amainó  su  braveza,  retro- 
cediendo sus  olas,  dejando  en  todos  el  consuelo  que  esperaban  de  tan  gran 
santo,  a  quien  aman  agradecidos  como  a  su  protector  y  padre, 

"En  la  administración  y  doctrina  de  los  indios,  se  prosigue  con  la  edifi- 
cación y  provecho  que  hasta  aquí  se  ha  hecho;  y  cada  día  en  los  afectos  y 
muestras  exteriores  de  verdadera  fe  y  cristiandad  de  dichos  naturales,  se  ve 
muy  bien  lo  que  los  padres  trabajan  en  esta  viña  del  Señor  como  buenos 
hijos  de  la  Compañía. 

"Para  comenzar  con  lo  que  más  de  cerca  nos  toca,  que  es  la  religiosa 
observancia  y  la  dependencia  del  superior  de  estas  misiones,  todos  viven  más 
en  comunidad  que  separados  de  ella. 

"Es  muy  grande  el  buen  ejemplo  que  a  los  indios  dan  con  su  vida  per- 
fecta y  modesto  trato  religioso,  tanto  que  es  ya  refrán  común  el  decir  entre 
ellos,  que  los  padres  no  pecan,  y  que  no  son  y  viven  como  mortales. 

"Este  alto  aprecio  y  criterio  que  tienen  de  los  padres,  les  da  a  éstos  grande 
libertad,  para  reprender,  perseguir  y  castigar,  todos  los  vicios  en  todo  tiem- 
po y  lugar. 

"La  caridad  del  prójimo  y  deseo  de  la  salvación  de  las  almas  de  los  que 
están  a  su  cargo,  es  el  que  se  puede  esperar  de  tales  sujetos:  no  perdonan 
trabajo  para  la  administración  de  los  santos  sacramentos  y  para  el  ejercicio 
de  los  demás  ministerios,  sin  atender  a  otra  cosa  con  mayor  cuidado;  pues 
para  no  pedir  nada  a  los  indios,  aun  su  sustento  se  les  suele  llevar  de  veinte 
y  treinta  leguas,  fuera  de  lo  que  la  caridad  de  algunos  españoles,  les  quieran 
dar.  Ejemplo  que  causa  en  sus  feligreses  edificación,  por  el  buen  ejemplo 
de  su  vida  y  virtud. 

"En  el  aprender  lenguas  son  incansables,  y  con  tanto  provecho  que  el 
que  menos,  predica  en  dos  y  tres  lenguas.  Son  ingeniosos  en  inventar  nue- 
vos modos  de  atraer  a  la  gente  y  aficionarla  a  las  cosas  de  Dios,  de  donde  se 
sigue  practicar  cada  padre  en  su  partido,  cuanto  bueno  oye  se  usa  en  las 
ciudades,  en  las  casas  religiosas  y  en  las  iglesias,  en  cuanto  les  da  lugar  la 
cortedad  y  pobreza  de  sus  misiones.  Han  implantado  los  coros  de  música  para 
celebrar  los  divinos  oficios,  unos  mejores  que  otros,  pero  con  todos  los  ins- 
trumentos; y  así  las  misas  se  cantan  con  gran  solemnidad. 

"Las  procesiones  son  con  lucido  adorno  de  pendones,  cruces,  danzas  y 
otras  curiosidades,  usando  ricos  ornamentos  y  lucidos  adornos  de  altares, 


86 


AGUILA,  VICENTE  DEL,  P. 


colgaduras  de  tafetanes  o  mantas  curiosamente  pintadas  que  sustituyen  a  los 
preciosos  doseles  y  levantando  monumentos,  que  al  fin  todas  estas  cosas  son 
de  grande  provecho,  así  para  atraer  a  estos  naturales,  como  para  infundirles 
el  aprecio  debido  a  los  misterios  de  la  fe  y  santos  sacramentos  y  estimación 
grande  de  las  cosas  divinas".  (Aguila). 

"Las  mejoras  que  ha  emprendido  este  colegio,  y  tienen  las  misiones,  se 
reducen  casi  totalmente  al  culto  divino,  pues  las  nuevas  y  hermosas  iglesias 
que  se  levantan  (que  pudieran  pasar  por  buenas  parroquias  de  populosas 
ciudades)  personalmente  con  su  trabajo  los  mismos  misioneros  las  han  cons- 
truido, haciendo  de  arquitectos,  sobrestantes  y  albañiles,  para  enseñar  a  los 
indios;  como  asimismo  de  pintores,  escultores  y  artífices,  siendo  lo  más  edi- 
ficante de  todo  el  privarse  algunos  de  ellos  hasta  del  sustento  para  ahorrar  y 
emplearlo  en  la  fábrica  de  sus  iglesias,  ahorrando  las  limosnas  con  que  el  rey 
nuestro  Señor  Ies  socorre. 

"Es  tan  grande  el  provecho  que  los  misioneros  hacen  en  estas  almas,  que 
muy  bien  corresponde  el  fruto  al  cultivo,  y  la  abundancia  a  la  trabajada  se- 
mentera. Son  ahora  más  de  14000  almas  de  confesión  las  que  estos  padres 
administran;  y  aunque  no  hay  cerca  de  la  villa  ocasión  de  conversiones  de 
infieles,  ellos  ansiosos  se  adelantan  a  conquistar  nuevas  tierras  de  gentiles; 
y  cada  día  a  Dios  gracias,  se  arraigan  más  en  la  fe,  los  que  una  vez  la  han 
profesado.  Mejoran  cada  día  sus  vidas,  han  desterrado  las  borracheras;  ya 
no  se  halla  entre  ellos  un  solo  hechicero;  acuden  con  puntualidad  a  la  misa 
de  precepto;  y  entre  semana  no  faltan  hombres  que  asistan  y  comulguen.  Sin 
ser  apremiados,  acuden  a  las  misas  y  salves  cantadas  en  honor  de  la  Virgen 
Santísima,  cuyos  devotos  son  en  extremo.  La  frecuencia  de  sacramentos,  es- 
pontánea y  libre  entre  año,  es  cada  día  mayor;  y  la  estima  y  aprecio  que 
hacen  de  las  ceremonias  eclesiásticas  y  de  las  cosas  divinas,  va  en  aumento. 

"Es  ejemplo  de  esto,  la  devoción  y  puntualidad  con  que  acuden  a  recibir 
la  ceniza  el  miércoles  primero  de  cuaresma;  y  un  padre  me  contó  el  siguiente 
caso:  estando  los  indios  del  pueblo  el  martes  de  carnestolendas  jugando  y 
divirtiéndose,  llegó  con  mucha  devoción  un  indio  a  pedirle  que  lo  fuese  a 
confesar  a  la  iglesia.  — '¿Estás  enfermo?'  — 'No,  sino  que  quiero  estar  bien 
con  Dios  y  salir  de  pecado  antes  de  recibir  la  santa  ceniza  y  comenzar  la 
cuaresma'.  El  padre  se  edificó  y  le  llevó  con  mucho  gusto  a  la  iglesia  a  cum- 
plir tan  buena  y  provechosa  devoción. 

"También  acuden  no  sólo  sin  dificultad  sino  con  mucho  gusto  a  las  dis- 
ciplinas acostumbradas  los  días  de  cuaresma  en  la  tarde,  y  a  las  de  sangre 
los  viernes;  ayudan  con  diligencia  a  los  misioneros  en  las  construcciones  de 
las  iglesias,  y  cumplen  con  rendimiento  y  estima,  cuanto  los  padres  les  encargan. 
"Con  tales  y  tan  copiosos  frutos  en  los  nuevos  cristianos,  los  padres  se  sien- 


BIOGRAFIA 


87 


ten  alentadísimos,  y  creo  no  hay  ninguno  que  desee  dejar  esta  ocupación, 
si  no  es  por  obediencia  o  quebrantada  salud. 

"Extraordinarias  son  también  las  mercedes  que  de  Dios  reciben:  ya  por 
la  rápida  conversión  de  tanta  gente,  como  por  la  comunicación  interior  de 
dones  sobrenaturales,  y  la  veneración  que  los  cristianos  les  profesan. 

"El  demonio  envidioso  de  tanto  bien,  no  deja  de  removerse  con  rabia, 
e  indujo  a  uno  de  los  indios  ladinos  a  que  hablase  mal  de  su  misionero;  lue- 
go otro  de  más  juicio  le  amonestó  diciéndole  que  no  hiciese  eso  porque  el 
castigo  le  podría  venir  de  la  mano  de  Dios.  Bastó  esto  para  que  el  culpable 
se  retirase  al  monte  por  ocho  días  a  llorar  su  pecado  amargamente  sin  co- 
mer más  que  raíces,  y  al  cabo  de  ellos  vino  a  confesarse,  y  es  ahora  el  mejor 
defensor  de  los  padres". 

(Sigue  otro  ejemplo). 

"La  Virgen  Santísima  favorece  a  estos  sus  devotos  y  nuevos  cristianos  de 
muchas  maneras:  dales  salud  en  sus  enfermedades;  envíales  buenos  tempora- 
les cuando  se  lo  piden;  lo  cual  hacen  con  devoción  y  gran  confianza  aña- 
diendo penitencias,  prometiendo  confesiones  y  haciendo  largas  oraciones  y 
procesiones. 

"En  particular  dio  milagrosamente  salud  repentina  a  un  maestro  de  car- 
pintería del  pueblo  de  Bamoa,  que  estando  para  morir  pidió  a  la  Virgen 
Santísima,  por  consejo  del  padre,  que  le  diese  salud  para  acabarle  su  tem- 
plo y  un  retablo  que,  a  honra  de  la  Purísima  Concepción  estaba  haciendo. 
Y  aunque  estaba  muy  malo,  dilatóle  el  padre  la  extrema  unción  con  la  es- 
peranza que  Dios  le  daba  de  recobrar  la  salud  por  intercesión  de  nuestra  Se- 
ñora, como  sucedió,  pues  al  punto  cobró  salud,  se  levantó  y  fue  a  oír  misa 
de  la  Concepción;  y  acabó  ambas  obras  que,  a  decir  de  todos,  son  de  las 
mejores  que  hay  en  la  provincia. 

"A  una  india,  casi  ahogada  de  enfermedad,  aplicándole  un  cordón  de 
San  Blas,  quedó  buena. 

"Pero  de  quien  más  continuamente  reciben  favores  y  beneficios,  es  de 
nuestro  Padre  S.  Ignacio,  que  muestra  serlo  desde  el  cielo.  Casi  es  imposible 
referir  los  milagrosos  sucesos  que  con  su  imagen  ha  obrado  en  partos  difíciles. 

"Un  favor  recibieron  los  del  pueblo  de  S.  Miguel,  cuyo  ministro  posee 
como  preciosa  reliquia,  una  firma  de  nuestro  glorioso  Padre.  Hacía  muchos 
años  que  el  demonio,  como  duende  nocturno,  inquietaba  a  los  moradores  de 
una  casa;  avisado  el  misionero  fue  e  hizo  la  señal  de  la  santa  cruz  con  la 
firma  del  santo  sobre  las  cuatro  paredes  de  la  pieza,  mandando  en  voz  alta 
al  enemigo,  que  por  virtud  y  reverencia  de  S.  Ignacio,  en  cuyo  nombre  se 
lo  ordenaba,  no  volviese  más  a  aquel  lugar.  Obedeció  el  infernal  visitante, 
y  no  volvió  más. 

"En  el  mismo  pueblo  de  S.  Miguel  quedó  repentinamente  privado  de 


88  AGUILA,  VICENTE  DEL,  P. 

sentidos  un  indio,  y  aunque  el  padre  acudió  con  presteza,  lo  encontró  en  el 
mismo  estado;  aplicóle  al  oído  la  firma  de  nuestro  Padre  y  puestos  todos  de 
rodillas  rezaron  un  padre  nuestro  y  una  avemaria  por  tres  veces,  puesta  la 
firma  sobre  el  oído  del  enfermo;  y.  .  .  cosa  maravillosa,  apenas  se  acabó  la 
oración,  cuando  luego  respondió  el  enfermo;  confesóse  como  si  estuviera  bue- 
no, y  al  día  siguiente  recibió  la  Sagrada  Comunión. 

"En  otra  ocasión  fue  el  padre  avisado,  estaba  ya  acabando  la  vida  un 
indio  ladino,  fiscal  de  su  pueblo,  sin  confesión,  por  haber  quedado  sin  ha- 
bla cuarenta  y  seis  horas  antes;  acudió  luego  el  ministro  con  la  presteza  que 
el  caso  pedía,  y  hallóle  tan  al  cabo  que  casi  le  juzgaba  por  muerto,  aunque 
con  una  singular  esperanza,  por  el  milagro  pasado;  y  así  echando  mano  a 
la  santa  firma  lleno  de  confianza,  llamó  por  su  nombre  al  doliente,  y  al 
punto,  aunque  con  gran  dificultad,  respondió:  'Padre',  y  habiéndole  confe- 
sado y  oleado  por  el  peligro  en  que  estaba,  empezó  a  mejorar  y  se  halla 
ahora  bueno. 

—       "Es  copioso  el  fruto  de  nuevas  almas:  y  así  en  estos  años  se  han  bau- 
tizado 1230  párvulos;  160  adultos;  y  se  han  casado  'in  facie  ecclesiae' 

1060. 

"Ha  ido  lo  temporal  de  este  colegio  en  aumento.  Se  terminó  un  cuarto 
bien  labrado,  según  la  posibilidad  de  la  tierra;  con  esto  se  ha  acabado  el 
edificio  del  colegio  con  lucimiento;  hase  dado  también  fin  a  la  iglesia  que 
es  de  tres  hermosas  naves,  y  el  artificio  de  sus  pilastras  de  muy  buena  la- 
bor, con  sus  costosos  retablos,  sobresaliendo  el  del  altar  mayor  sobre  los  de 
los  colaterales,  aunque  para  uno  de  ellos,  dio  un  estanciero  más  de  mil  pesos. 
Se  ha  hecho  un  nuevo  y  vistoso  monumento,  y  se  ha  aumentado  la  sacristía 
con  muchos  y  ricos  ornamentos. 

"Han  pasado  de  esta  vida  a  la  eterna,  a  recibir  su  corona,  cuatro  padres: 
el  padre  Gaspar  Várela,  el  P.  Martín  Azpilcueía,  el  P.  Blas  de  Paredes  y 
el  P.  Juan  de  Várela".  (Véanse  sus  fichas). 

Así  termina  el  Anua  que  se  halla  en  el  Arch.  Gen.  de  la  nación  (Mé- 
xico) Jesuítas;  pero  en  otras  copias,  sigue  la  "relación  de  lo  sucedido  en  la 
misión  de  S.  Ignacio,  nuestro  Padre": 

"En  estas  misiones  que  se  intitulan  de  S.  Ignacio,  en  esta  provincia  de 
Sinaloa,  residen  de  ordinario  quince  sacerdotes,  muy  bien  ocupados  en  el 
ministerio  apostólico  de  los  indios.  | 

"Son  sus  partidos  muy  numerosos,  descubriéndose  cada  día  nuevas  tie-  j 
rras,  cubiertas  de  infinidad  de  gente  que  esperan  el  bautismo,  y  son  los  So-  ! 
roñes,  Cuorepas,  Buasdavas,  Tehuinos,  Mochiras  y  Nacasieres;  y  habitan  más 
allá  de  Albino,  hacia  el  norte,  que  piden  con  instancia,  misioneros  y  reli- 
giosos, que  los  saquen  de  las  tinieblas  de  la  idolatría;  y  ya  se  preparan  para 


BIOGRAFIA 


89 


su  enseñanza  y  predicación  evangélica  muchos  obreros  bajo  el  patrocinio  de 
S.  Francisco  Javier  a  quien  estas  nuevas  misiones  están  dedicadas. 

"Las  misiones  que  al  presente  se  doctrinan  son:  Hiaquis,  Mayos,  Tepa- 
hues,  Coripas,  Nebomes,  Sabaripas,  Batucos,  Ures  y  Albinos,  y  gracias  a  la 
divina  bondad,  aumenta  el  bien  espiritual  de  sus  almas:  acuden  a  la  ins- 
trucción doctrinal;  son  obedientes  a  sus  ministros;  viven  en  paz  y  quietud; 
oyen  con  mucha  atención  las  verdades  de  nuestra  santa  fe,  y  se  van  prepa- 
rando a  los  santos  sacramentos. 

"Las  disciplinas  de  sangre,  que  se  suelen  hacer  en  cuaresma  y  semana 
santa,  las  han  tomado  con  muestras  de  devoción,  y  las  repiten  con  m^uestras 
de  penitencia,  derramando  su  sangre  (dicen)  en  pago  de  sus  pecados  y  sus 
culpas.  'Muchos  de  ellos  se  ocupan  en  persuadir  a  sus  parientes  gentiles  cuan- 
do los  vienen  a  visitar'. 

"Con  gran  cuidado  se  les  enseña  a  los  niños  la  doctrina  cristiana  y  los 
misterios  de  la  religión;  y  para  ello  se  ha  introducido  la  costumbre  de  cantar 
en  su  casa  y  en  los  barrios  en  su  lengua,  los  cánticos  del  catecismo;  de  lo 
cual  se  han  seguido  dos  frutos:  que  la  gente  mayor  ha  dejado  los  cantos 
profanos  y  gentiles;  y  que  los  padres  y  parientes  de  estos  niños  repasen  los 
misterios  de  la  fe.  Y  de  hecho,  desde  entonces,  saben  mejor  la  doctrina. 

"Entre  estos  niños  de  la  doctrina,  uno  se  señaló  más,  viniendo  a  bauti- 
zarse con  sus  padres;  otro  muchacho  pariente  suyo  que  era  gentil  quiso  tam- 
bién recibir  el  bautismo,  y  el  niño  cristiano  le  catequizó,  y  enseñó  muy  bien 
todos  los  misterios  con  admiración  de  todos,  cosa  que  fue  mucho  de  estimar 
en  un  niño  de  tan  corta  edad  y  entre  gente  tan  bozal.  Y  en  llegándose  a 
bautizar  el  niño  gentil,  estaba  tan  bien  preparado,  que  se  aventajó  a  otros 
antiguos  cristianos. 

"En  esta  misión  de  S.  Javier  han  sido  bautizados  11892  párvulos;  4751 
adultos.  Se  han  casado  'in  facie  ecclesiae'  7466  pares. 

"Confiando  en  Dios,  esperamos  que  los  trabajos  apostólicos  de  los  hijos 
de  la  Compañía  se  han  de  extender  por  toda  esta  gentilidad,  para  confusión 
del  demonio.  Y  es  muy  de  notar  que  la  devoción  a  nuestro  padre  S.  Ignacio 
sigue  creciendo,  por  los  muchos  y  continuos  milagros  que  sus  medallas  e 
imágenes  siguen  haciendo,  para  la  gloria  de  Dios".  .  .  (Aguila,  Vicente  del, 
S.  J.  en  el  Anua  de  Sinaloa,  1636). 

1641  Versión  de  Alegre:  "Diole  el  Señor  en  su  última  enfermedad  una  ad- 
mirable paz  y  serenidad  de  espíritu,  premio,  sin  duda  de  su  continua 
mortificación  e  inocencia  de  vida.  Murió  el  5  de  Marzo  de  1641". 

—       Versión  de  Pérez  Rivas  (Triunfos,  II,  191-197)  :  "Por  muy  benemé- 
rita se  debe  reconocer  la  provincia  de  Sinaloa,  sus  misiones  y  cristian- 
dad, a  la  religión,  trabajos  y  celo  santo  del  muy  religioso  padre  Vicente  del 


90 


AGUILA,  VICENTE  DEL,  P. 


Aguila;  pues  en  cultivarla  y  amplificarla  gastó  lo  más  y  mejor  de  su  vida, 
por  tiempo  de  casi  cuarenta  años  en  que  hizo  empleos  de  gloriosos  trabajos 
en  la  sementera  de  la  palabra  evangélica  y  de  que  recogió  felicísimos  frutos, 
rematando  finalmente  su  vida  en  esta  gloriosa  empresa". 
(Luego  copia  la  relación  del  P.  Leonardo  Xatino)  : 

1641  Versión  del  P.  Leonardo  Jatino:  (Arch.  Gen.  Nac.  Hist.  T.  308)  : 
"Sinaloa  y  Marzo  5  de  164L  Pax  Christi. 
"Hoy  martes,  5  de  Marzo,  a  las  diez  del  día,  fue  nuestro  Señor  servido 
de  llevar  para  Sí,  en  estas  misiones  de  Sinaloa  al  P.  Vicente  del  Aguila,  de 
edad  de  60  años,  43  de  religión  y  26  de  profesión  de  cuatro  votos,  de  nues- 
tra Compañía. 

"  'Murió  el  padre  de  una  fuerte  calentura  o  tabardillo,  que  le  acabó  al 
fin  del  seteno  (sic  por  setenio),  sin  que  le  aprovechasen  los  remedios  que  se 
le  aplicaron,  los  que  concede  la  cortedad  y  pobreza  de  esta  tierra'.  Prevínose 
el  padre  muy  bien  para  morir,  durándole  sus  sentidos  y  entero  juicio  hasta 
el  último  trance;  recibiendo  con  mucha  devoción,  afecto  y  ternura  los  santos 
sacramentos,  y  haciendo  él,  los  últimos  días  de  su  enfermedad,  confesión  ge- 
neral de  toda  la  vida.  Murió,  en  fin,  como  quien  no  hizo  toda  su  vida  sino 
prevenirse  para  morir  bien. 

"Y  viéndome  obligado  a  decir  aquí,  para  edificación  y  consuelo  nuestro 
algo  de  lo  que  se  podía  de  la  virtud  y  santa  vida  del  padre,  no  dudo  mani- 
festar desde  luego  el  recelo  con  que  comienzo  a  cumplirlo;  por  ser  tan 
grande  la  opinión  y  fama  de  santo,  que  el  padre  tenía  cobrada  entre  los  na- 
turales y  españoles,  seglares  y  religiosos,  que  por  mucho  que  yo  quiera  apun- 
tar en  éste  (por  fuerza  breve  aviso)  de  su  dichosa  muerte,  no  dudo  será 
tenido  por  insuficiente  y  corto  en  su  alabanza  de  aquellos  que  al  padre  co- 
nocieron y  trataron.  Mas  siendo  así  (conforme  a  S.  Juan  Crisóstomo)  que 
lo  admirable  y  muy  digno  de  alabanza  en  un  santo,  es  no  poder  igualar 
nuestras  alabanzas  a  sus  méritos:  confieso  muy  de  grado  (por  decir  esta  ala- 
banza en  primer  lugar)  el  haber  de  quedar  corto  por  mucho  que  pretenda 
decir. 

"Entró  el  P.  Vicente  en  la  Compañía  en  Alcalá  de  Henares,  en  la  pro- 
vincia de  Toledo,  graduado  de  bachiller  en  artes  en  aquella  universidad,  las 
cuales  habió  oído  a  su  hermano  el  doctor  don  Juan  del  Aguila,  gran  sujeto 
en  virtud  y  letras,  que  murió  electo  obispo  de  Lugo. 

"Tuvo  su  noviciado  en  Villarejo  de  Fuentes,  debajo  de  la  disciplina  y 
loable  enseñanza  del  P.  Nicolás  de  Almazán,  que  después  murió  asistente 
de  España  en  Roma;  dio  el  padre,  muestras  de  lo  mucho  que  había  de  ser 
después,  comenzando  una  vida  de  perfecto  religioso  en  la  Compañía,  que  con- 
servó con  nuevos  y  continuados  aumentos,  hasta  el  punto  dichoso  de  su  muerte. 


BIOGRAFIA 


91 


"Estudiante  teólogo  pasó  a  esta  pro\dncia  de  Nueva  España,  donde  or- 
denado sacerdote,  todo  lo  restante  de  su  vida,  que  fueron  de  35  a  36  años, 
lo  gastó  en  el  glorioso  empleo  de  las  misiones,  primero  dos  años  en  S.  Luis 
de  la  Paz,  y  los  demás  en  éstas;  si  por  otros  muchos  títulos  no  menos  por  éste, 
son  dichosas  las  misiones  de  Sinaloa  por  lo  mucho  que  el  Padre  en  ellas  edi- 
ficó y  enseñó,  no  sólo  a  los  indios  y  españoles,  misionero,  súbdito  y  superior 
y  visitador  cuatro  años,  sino  aun  mucho  más  a  los  mismos  padres  misioneros 
que  en  su  tiempo  han  venido,  siendo  cuando  murió  el  más  antiguo  en  ellas, 
y  el  que  más  tiempo  continuado  ha  trabajado  en  ellas  infatigablemente  casi 
desde  que  se  fundaron,  con  tan  gran  tesón  de  trabajo  en  su  mayor  vejez  que 
excedía  y  aun  corría  al  más  alentado  esfuerzo  del  que  comenzaba  y  edifi- 
cado le  quería  imitar. 

"Y  por  haber  sido  el  único  empleo  del  Padre,  el  de  misionero  de  la  Com- 
pañía, juzgo  por  su  mayor  alabanza  (mejor  diría  toda),  decir  cuán  bien 
acertó  a  serlo;  cosa,  cuanto  meritoria  y  gloriosa,  difícil;  y  en  esto  es  sin  duda, 
digna  aun  de  admiración  la  perfectísima  junta  que  en  el  Padre  se  vio  de 
observantísimo  religioso  insigne  misionero;  de  puntualísima  observancia  de 
reglas,  ejercicios  y  loables  costumbres  de  un  religioso  encerrado  y  sólo  atento 
a  sí,  con  el  trabajo,  divertimiento  y  tan  varia  ocupación  de  un  grande  mi- 
sionero, obligado  a  mirar  por  las  almas  y  aun  cuerpos  de  tantos. 

"No  pudo  el  Padre  (aunque  tan  ejemplar  como  lo  fue)  ser  superado  por 
novicio  más  observante  y  puntual  en  el  levantarse  a  la  hora  acostumbrada, 
que  para  el  Padre  era  inviolable  al  rayar  del  alba,  teniendo  quien  le  tocase 
campana  a  esta  hora,  a  que  obedecía  exacto;  en  la  oración  de  la  mañana, 
en  los  dos  exámenes  de  mediodía  y  de  la  noche;  en  la  media  hora,  por  lo 
menos,  de  lectura  espiritual,  y  un  cuarto  de  'Contemptus  mundi',  para  que 
tenía  tiempos  señalados;  en  las  letanías,  rezo  del  oficio,  rosario  de  la  Virgen, 
devociones  (que  tenía  muchas),  y  lectura  de  reglas;  y  en  medio  de  sus  ma- 
yores ocupaciones:  siendo  con  esto  de  singular  edificación  y  ejemplo  a  los 
que  más  de  cerca  y  a  menudo  le  trataban,  y  por  experiencia  sabían,  la  di- 
ficultad que  esto  tiene. 

"Pero  ¡  qué  mucho,  si  tenía  siempre  delante  de  los  ojos  la  vigilante  vara 
de  una  conciencia  menudísima  y  sumamente  escrupulosa,  y  una  superior  re- 
gla de  vida:  la  interior  ley  de  la  caridad  y  amor  de  Dios,  tan  fina,  que  su 
cuidado  no  era  no  pecar  grave  ni  levemente,  sino  librar  todos  sus  pensa- 
mientos, palabras  y  obras  de  la  más  mínima  imperfección!  Oyéndosele  decir 
a  veces:  '¿Jesús,  y  había  yo  de  hacer  cosa  contra  la  regla?'  " 

Así  fue  exacto  y  perfecto  en  las  demás  virtudes.  Obediente,  como  si  no 
tuviera  voluntad  y  entendimiento;  ni  querer  más  de  lo  que  se  le  mandaba, 
sin  haber  dado  jamás  el  menor  disgusto  a  sus  superiores  en  su  gobierno,  y  sí 
satisfacción  y  consuelo.  Tan  enemigo  de  hacer  su  gusto,  y  tan  poco  fiado  en 


92 


AGUILA,  VICENTE  DEL,  P. 


su  parecer,  que  jamás  se  podía  determinar  por  sí  a  nada,  sino  buscando  siem- 
pre y  procurando  seguir  el  parecer  de  otro;  virtud  que  le  fue  de  mucha  utili- 
dad y  mérito,  en  los  continuos  escrúpulos  que  padeció  toda  su  vida,  porque 
como  él  dijo  a  un  padre:  "Sentía  que  le  aligeraban  el  peso  de  los  años,  cada 
y  cuando  acudía  a  su  superior  o  al  padre  espiritual,  aunque  le  dijeran  todo 
lo  contrario  de  lo  que  él  sentía". 

"Efecto  éste,  sin  duda,  de  su  conocida  y  grande  humildad,  que  le  hacía 
no  fiarse  de  sí;  aunque  por  otra  parte  era  tan  versado  moralista,  que  cuando 
le  impugnaban  algún  caso  que  él  defendía,  traía  tantas  razones  y  autoridades 
en  favor  de  su  sentencia,  que  un  compañero  decía  por  gracia,  que  el  P.  Vi- 
gente del  Aguila  sólo  era  escrupuloso  en  lo  referente  a  su  propia  conciencia". 
Y  así  era,  pues  su  ordinario  modo  de  preguntar,  humildísimo,  era:  "Dígame 
V.  R.  esto,  ¿puede  hacerse  o  no?  ¿es  pecado  o  no  es  pecado?"  Y  con  la  res- 
puesta, se  quedaba  enteramente  quieto  y  sosegado. 

"Humildad  que  en  el  Padre  resplandecía  en  obras,  acciones,  palabras  y 
ocupaciones;  y  lo  era  tanto  aun  con  los  mismos  naturales  y  sirvientes,  que  era 
máxima  suya:  'Que  por  cosa  que  tocara  al  padre,  no  se  había  de  dar  un 
azote  al  indio',  aunque  hiciese  muchas  faltas  en  su  personal  servicio".  "Hu- 
mildad, finalmente  que  él  conservaba  y  fomentaba  con  llaneza  y  simplicidad 
religiosa,  sin  género  de  dolo,  ficción  y  aun  cumplimiento. 

"La  pobreza  del  padre  correspondió  perfectamente  a  su  humildad:  me- 
nudísimo en  pedir  licencia;  parco  en  su  persona;  desprendido  aun  de  lo  que 
pedía  su  dignidad,  hasta  haber  llegado  a  usar,  sotanas  de  corrientísimo  sayal 
o  de  jerga  teñida;  todos  los  objetos  de  su  uso  eran  sumamente  pobres;  mesa 
limitadísima,  tanto  que  (entre  de  broma  y  de  veras)  dijo  que  aquel  día  lo 
habían  tratado  como  a  indio:  tortilla,  chile,  carne. 

"Si  la  comida  venía  sin  sal,  se  la  echaba  en  grano  como  estaba  en  la  mesa; 
y  si  venía  salada,  le  echaba  agua  del  jarro.  Parte  ésta  de  su  mortificación  y 
penitencia  que  siempre  vivió  y  ejercitó  hasta  los  últimos  años  de  su  trabajada 
vida,  como  si  fuera  un  fuerte  y  fervoroso  novicio;  lo  mismo  hizo  con  sus  dis- 
ciplinas y  cilicios  y  demás  austeridades. 

'  "Hombre  tan  mortificado,  humilde,  pobre  y  religioso  como  el  P.  del 
Aguila,  ¿quién  duda  que  sería  casto?  Fuelo  sin  duda,  y  ejemplar,  con  el  bri- 
llo de  la  virginidad,  como  atestiguó  su  confesor,  con  quien  se  confesó  gene- 
ralmente de  toda  su  vida,  para  morir.  Y  tan  es  así  que,  aun  cuando  el  padre 
no  lo  hubiera  testificado,  lo  delataba  su  rostro,  su  modestia,  su  honestidad, 
su  recato. 

"Una  mínima  palabra,  no  ya  descompuesta,  sino  que  de  mil  leguas  oliese 
a  cosa  menos  pura,  le  sacaba  los  colores  al  rostro;  y  en  los  24  años  que  trató 
con  tantas  personas,  en  el  confesonario  y  en  las  consultas  que  le  hacían,  no 
pudo  jamás  señalar  por  su  nombre  a  ninguna  india. 


BIOGRAFIA 


93 


"La  obediencia  la  ejercitó  con  tanta  continuación  y  con  tan  loable  empe- 
ño en  las  misiones,  que  habiendo  algunos  años  deseado  salir  de  ellas  (como 
él  lo  dijo  a  un  padre),  era  tan  circunspecto  y  medido  en  el  proponer,  por  no 
perder  un  punto  de  perfección  en  la  obediencia,  que  no  se  podía  conocer  si 
lo  deseaba  o  no,  ayudándole  a  esto  también  su  humildad,  pues  se  tenía  por 
inútil  para  cualquiera  otra  ocupación;  y  cuando  mucho  decía,  que  quizá  lee- 
ría bien  alguna  cátedra  de  mínima  gramática.  Esta  misma  humildad  le  hacía 
tan  afable  y  benigno  con  los  indios,  que  lo  apreciaban  y  lo  amaban  todos". 

Con  su  particular  parsimonia  y  frugalidad,  lograba  ahorrar  mucho  pero 
era  para  dárselo  a  sus  indios  o  para  alhajar  su  iglesia,  que  es  la  más  rica 
que  hay  en  estas  misiones.  Su  manifiesta  pureza  y  extraordinario  recato,  no 
solamente  edificaba  a  sus  hijos  sino  que  a  él  le  daban  mano  y  prestigio  para 
corregir  con  libertad  los  vicios  de  sus  indios. 

Metodizaba  su  distribución  de  manera  que  para  todo  le  alcanzara  el  tiem- 
po, pues  son  tantas  las  cosas  que  tiene  que  hacer  un  misionero;  y  a  todas  sus 
acciones  le  supo  imprimir  el  sello  de  la  caridad  de  Dios,  y  el  impulso  del 
amor  al  prójimo:  parece  que  no  sabía,  ni  podía,  ni  había  nacido  para  otra 
cosa  que  para  ejercitar  esta  doble  caridad :  ésta  lo  transformaba  en  el  continuo 
e  incansable  predicador,  en  el  maestro  de  la  fe,  en  el  paciente  padre  de  sus 
hijos,  con  todos  igual,  con  los  buenos  y  con  los  ladinos;  con  los  hábiles  e  inte- 
ligentes y  con  los  bozales.  Y  seguía  el  consejo  de  San  Gregorio  Magno:  "que 
el  predicador  enseñe  a  cada  uno  en  particular  cuando  no  basta  predicárselo 
en  general,  para  que  su  enseñanza  sea  entera";  y  esto  lo  hacía  el  P.  Aguila 
con  todos  los  indios  de  la  provincia,  llamándolos,  poniéndose  muy  despacio 
a  catequizarlos  y  darle  a  cada  cual  el  modo  más  fácil  de  practicar  la  doctrina. 

"Cuidado  que  extendió  también  a  los  españoles,  el  tiempo  que  fue  superior; 
y  fuera  de  hacer  esto  mismo  con  ellos,  hizo  una  'Breve  suma  de  los  misterios 
de  la  fe',  haciéndola  imprimir  en  México  a  su  costa,  y  la  repartió  de  modo  que 
no  quedase  alguno  sin  ella. 

"Esta  caridad  le  hizo  al  padre  darse  tan  deveras  a  dos  lenguas,  en  que 
doctrinó  por  muchos  años  a  estos  naturales,  que  fácilmente  salió  maestro  en 
ambas,  haciendo  en  ellas  artes,  vocabularios,  sermones,  ejemplos,  catecismos 
breves  y  explicados,  exámenes  para  confesiones,  advertencias  y  aun  poemas  que 
cantar  en  la  iglesia:  siendo  su  mayor  cuidado  resumir  siempre  y  repetir  los 
misterios  de  la  fe.  Con  todo  lo  cual,  ha  hecho  y  hará  el  Padre  Aguila  (aun 
después  de  muerto)  mucho  fruto  en  las  almas. 

"Esta  caridad  le  hacía  andar  solícito  en  buscar  y  usar  de  cuantos  medios 
imaginaba  que  podrían  ayudar  a  las  almas  de  sus  hijos  en  Cristo,  en  especial 
al  punto  de  la  verdadera  fe,  que  era  lo  que  los  naturales  más  necesitaban: 
con  este  fin  se  esmeró  el  P.  Vicente  del  Aguila  en  la  veneración  y  culto  ex- 
terior de  Dios  y  de  su  santísima  Madre  y  Señora  nuestra,  y  muy  especialmente 


94 


AGUILA,  VICENTE  DEL,  P. 


del  Santísimo  Sacramento,  procurando  celebrar  sus  fiestas  y  procesiones  con 
la  mayor  solemnidad  y  aparato  posible,  hasta  buscar  varias  invenciones  de  ca- 
rros triunfales  para  llevar  y  acompañar  al  Santísimo,  como  había  oído  decir 
que  se  hacía  en  México,  en  Sevilla  y  en  Toledo. 

"Para  este  mismo  culto  exterior  se  ocupó  tanto  en  el  adorno  de  altares, 
retablos,  ornamentos,  ramilletes,  hechizos  (sic),  serafines,  florones,  y  otros 
adornos  de  iglesia  y  sacristía,  que  no  parece  era  otro  su  oficio. 

"Para  este  mismo  fin  erigió  iglesias,  templos  fuertes  y  capaces  y  hermo- 
sos, donde  fuese  Dios  venerado,  como  lo  estaba  haciendo  actualmente,  cuando 
Dios  lo  llamó  para  Sí,  estando  cubriendo  dos  iglesias,  de  las  mejores  de  la  pro- 
vincia de  Sinaloa. 

"Y  en  este  particular  no  puedo  menos  de  alabar  la  providencia  de  Dios, 
de  haberle  llevado  a  morir  al  pueblo  de  Ahome,  y  de  haber  sido  enterrado  su 
cuerpo  en  la  iglesia  que  estaba  ya  terminando;  en  el  mismo  sitio  en  que  pocos 
años  hacía,  la  avenida  del  río  le  había  derribado  otra,  ya  cubierta,  terminada 
y  blanqueada,  estándola  pintando  para  dedicarla.  Mortificación  ésta  la  mayor 
de  su  vida,  según  él  mismo  dijo,  como  dándonos  a  entender  que  Dios  se  había 
contentado  con  sólo  su  trabajo,  coronándolo  con  la  paciencia  y  conformidad, 
con  que  llevó  esta  prueba,  y  finalmente  queriendo  que  de  allí  salga  aquel  cuer- 
po para  gozar  del  premio  y  galardón  que  le  espera. 

"A  esta  caridad  del  prójimo,  finalmente,  se  le  debe  el  haber  andado  siem- 
pre solícito,  buscando  mucho  que  dar  a  sus  hijos,  con  que  regalarles  y  acudir- 
Ies,  cuanto  le  era  posible,  en  las  hambres;  aprendiendo  varios  remedios  fáciles 
para  sus  enfermedades,  perdonándoles  en  esos  días  de  epidemia,  todo  el  com- 
promiso de  trabajo:  por  eso  era  queridísimo  de  los  indios  y  de  todos  los  que 
lo  llegaron  a  conocer  de  otros  partidos,  que  eran  muchos,  por  lo  mucho  c^ue 
a  todos  ayudaba,  doctrinaba  y  enseñaba. 

"No  era  menos  amado  de  los  españoles,  y  de  todos  los  padres  singular- 
mente. 

"Pero  mucho  más  amado  era  de  Dios,  quien  no  sólo  quiso  llevarlo  para  Sí 
al  eterno  descanso,  sino  que  quiso  desde  luego  descubrirnos  lo  mucho  que  se 
había  agradado  en  la  escrupulosísima  vida  de  este  siervo  de  Dios  con  que 
había  ido  labrando  su  corona,  dándole  en  los  últimos  días  tan  grande  sereni- 
dad, paz  y  quietud  de  conciencia,  como  si  nunca  hubiera  sabido  qué  cosa 
era  temor,  recelo  y  escrúpulo;  y  como  quien  veía  finalmente  con  los  ojos  del 
alma  la  esperanza  del  premio  a  que  le  llamaba. 

"Y  aunque  tan  santa  vida  nos  ha  dejado  persuadidos  de  la  serenidad  de 
la  bienaventuranza;  todavía  por  cumplir  yo  con  la  obligación,  ruego  a  V.  R. 
mande  se  le  hagan  en  ese  santo  colegio  los  sufragios  acostumbrados  por  un 


REFERENCIAS  BIOGRAFICAS 


95 


misionero  difunto  de  nuestra  Compañía.  Y  a  mí  no  me  olvide  V.  R.  en  sus 
SS.  SS.  y  OO. 

*'Sinaloaj  Marzo  5  de  1641.  Leonardo  Jatino". 

(Arch.  Gen.  de  la  Nao.  [México]  Historia,  t.  308). 


Referencias  biogr.\ficas 


1  Alegre,  Francisco  Javier,  S.  J.,  Hist.  de  la  Prov.  de  la  C.  de  ].  en  N.  E., 
t.  II,  México,  1842,  pp.  221,  235. 

2  Alegre-Burrus,  Ernest  J.,  S.  J.,  Hist.  de  la  Prov.,  I,  Roma,  1956,  pp. 
493-6;  III,  Roma,  1959,  pp.  9-10. 

3  Anuas  de  Sinaloa  (1622-1647).  Escritas  por  los  padres  Juan  Várela,  Mar- 
tín Pérez,  Vicente  del  Aguila  y  Andrés  Pérez  de  Rivas. 

4  Aquavwa,  Claudio,  S.  J.,  Carta  al  P.  Viceprovincial  Martín  Peláez, 
Roma,  lo.  de  Abril  1609. 

5  Arch.  Gen.  Nac.  (México).  Ramo  Historia,  t.  308;  Ramo  Misiones,  t.  25; 
Ramo  Jesuítas. 

6  Arch.  Prov.  Méx.  (Isl.  Coll.  1934).  Mss.  Cartas  de  los  Generales. 

7  AstrÁin,  Antonio,  S.  J.,  Hist.  de  la  C.  de  J.  en  la  Asist.  de  España,  t.  IV, 
Madrid,  1916,  pp.  313,  327. 

8  Bandelier-Hackett,  Historical  Documents  Relating  to  New  México,  Nue- 
va Vizcaya  and  the  Approaches  T hercio  to  1773,  Washington,  1923,  3  vols. 

9  Beristáin,  Biblioteca  Hispano- Americana,  México,  1886,  Art.  Aguila, 
p.  18. 

10  Castini,  Pedro  Juan,  S.  J.,  Carta  al  P.  Vicente  del  Aguila,  Guazapa- 
res,  29  de  Abril  1622.  Ms. 

11  Cuevas,  Mariano,  S.  J.,  Hist.  de  la  Igl.  en  México,  t.  III,  El  Paso,  Texas, 
1928,  pp.  348,  561. 

12  Decorme,  Gerardo,  S.  J.,  Menologio  Ms.  1934:  Elogio  de  los  PP.  Julio 
Pascual  y  Manuel  Martínez;  Elogio  del  P.  Vicente  del  Aguila. 

—  La  Obra  de  los  jesuitas  mexicanos  en  la  época  colonial,  México,  1941,  t.  II, 
pp.  177,  178,  197,  222 

13  Dice.  Univ.  de  Hist.  y  Geograf.  México,  1856.  Apénd.  I,  100,  Art.  Aguila. 

14  DuNNE,  Peter  Masten,  Pioneer  Black  Robes  on  the  West  Coast,  Univer- 
sity  of  California  Press,  Berkeley  and  Los  Angeles,  1940,  pp.  108,  217, 
219,  226,  237,  239. 

15  Florencia,  Francisco  de,  S.  J. -Oviedo,  Juan  Antonio  de,  S.  J.,  Meno- 
logio de  los  varones  más  señalados  en  perfección  religiosa,  de  la  Prov.  de 
la  C.  de  J.  en  N.  E.,  México,  1747,  Marzo  5. 


96 


AGUILA,  VICENTE  DEL,  P. 


16  GuiLHERMY,  S.  J.,  Menologio  S.  J.,  España,  t.  I,  p.  387. 

17  Jatino,  Leonardo,  S.  J.,  Carta  de  edificación  del  P.  Vigente  del  Aguila, 
Sinaloa,  Marzo  5  de  1641.  4,  ff.  mss. 

18  Lecina,  Mariano,  S.  J.,  Biblioteca  de  escritores,  1\,  Madrid,  1929-30, 
p.  346. 

19  Mexic.  Varia.  No.  10 

20  Nieremberg,  Juan  Eusebio,  S.  J.,  Varones  Ilustres  de  la  C.  de  III, 
México.  Bilbao,  1889.  Vida  del  P.  Manuel  Martínez,  p.  421. 

21  Nuestra  Vida,  Revista  de  México,  Julio  1942.  Art.  Julio  Pascual  y  Manuel 
Martínez. 

22  PÉREZ  RiVAS,  Andrés,  S.  J.,  Triunfos  de  nuestra  santa  je,  I,  México, 
1944,  p.  297;  t.  II,  México,  1944,  pp.  191-197. 

23  Ramírez,  Esteban,  Pbro.,  Estudio  histórico  de  San  Luis  de  la  Paz,  Gua- 
najuato,  1952,  p.  150. 

24  Sommervogel,  S.  J.,  Bibliotheque  des  écrivains  de  la  C.  de  J. 

25  ViLLALTA,  Cristóbal,  S.  J.,  Carta  al  P.  Tomás  Basilio,  Tórim,  Sin.,  29 
Abr.  1622. 


Bibliografía 

S.f.      "Dejó  escritos  muchos  opúsculos  útilísimos  para  los  misioneros  y  los 
neófitos,  que,  según  el  P.  Francisco  de  Florencia  en  su  Menologio,  son 
los  siguientes: 

Varios  artes  y  vocabularios  de  diversas  lenguas  de  los  indios 
Sermones  en  dichas  lenguas. 

Advertencias  para  la  buena  administración  de  los  sacramentos  a  los  indios. 
Doctrina  cristiana  en  verso  para  uso  de  los  indios.  (Florencia). 

—  Según  el  P.  Leonardo  Jatino  (de  donde  lo  tomó  Florencia),  escribió 
además : 

"Libro  de  ejemplos". 
"Catecismos  breves  y  explicados". 

"Examen  para  las  confesiones".  (Jatino:  Carta  de  edificación...  1641). 

—  Lecina  dice  que  el  "Examen  para  la  confesión''  era  en  dos  lenguas 
diversas.  Y  que  la  "Breve  suma  de  los  misterios  de  la  fe"  se  imprimió. 

1607  "Carta  al  P.  provincial  sobre  las  penalidades  de  las  misiones  de  infie- 
les". (Mexic.  Varia).  Se  refiere  a  la  misión  de  San  Luis  de  la  Paz. 
(Véase  en  Biografía,  año  1607). 


BIBLIOGRAFIA 


97 


1613  Ms.  "Relación  breve  de  la  misión  de  Sinaloa  en  la  Nueva  España" 
fechada  en  Tehueco  el  28  de  Noviembre  de  1613,  y  firmada  por  Vi- 
cente del  Aguila. 

Esta  "Relación".  .  .  se  publicó  en  el  anua  (sf.  al  parecer  de  1622).  Una 
fotocopia  de  ella  se  halla  en  el  Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  (1960)  que  sacó  el 
P.  Joaquín  Cardoso,  S.  J.  Y  el  original  se  encuentra  en  el  Archivo  general 
de  la  nación  (México).  Colección  Misiones,  t.  26. 

Adelantaremos  (para  que  se  vea  su  importancia)  la  nota  que  lleva  al  fin, 
escrita  por  el  P.  Diego  de  Guzmán:  "Esta  'Relación'  (dice)  han  visto  el  ca- 
pitán (Diego  Martínez  de  Urdaide)  y  los  padres  más  antiguos  de  esta  provin- 
cia de  Sinaloa,  y  han  aprobado  lo  que  aquí  queda  referido.  Fue  la  'Relación' 
del  P.  Vicente  del  Aguila,  escrita  algunos  años  ha;  pero  dase  alguna  breve 
noticia  al  P.  Nicolás  de  Almazán,  cuando  era  Asistente,  el  cual  se  la  envió  a 
pedir  al  dicho  P.  Aguila. 

Jhs.  (firma)  Diego  de  Guzmán". 

(El  mismo  padre  Diego  de  Guzmán  añade  esta  nota)  :  "El  que  esta  'Rela- 
ción' trasladó  no  era  orthographo,  ni  sabe  de  eso.  V.  R.  le  perdone,  por  cari- 
dad; que  será  fácil  allá  de  entenderse,  no  obstante  lo  dicho,  pues  la  letra  es 
clara". 

—  Por  ser  muy  importante  para  la  historia  de  nuestras  misiones,  y  de 
México,  ponemos  aquí  íntegra  esta  'relación'  que  escribió  nuestro  bio- 
grafiado, sobre  la  misión  de  Sinaloa,  haciendo  finalmente  esta  última  adver- 
tencia: entre  las  Anuas,  sin  fecha,  en  el  índice  de  lo  que  contiene  el  legajo 
número  7  (Arch.  Gen.  Nac.  Colee.  Misiones,  tomo  26),  dice:  "Una  relación 
con  19  páginas,  escritas  por  el  P.  Vicente  del  Aguila,  de  los  casos  más  parti- 
culares experimentados  en  la  misión  de  Sinaloa",  que  contiene  diez  capítulos: 

lo.)  De  cómo  se  comenzó  a  poblar  esta  tierra. 

2o.)  De  la  venida  de  los  padres  de  la  Compañía  a  esta  Sierra.  .  . 

3o.)  Principales  cabezas  de  Zuaques,  y  del  modo  que  tuvo  en  cogerlos. 

4o.)  Cómo  el  capitán  Martínez  Urdaide  se  partió  a  México,  y  a  la  vuelta 

halló  mucha  gente  alzada  y  huida. 
5o.)  De  las  guerras  del  Yaqui,  por  sacar  los  cristianos  que  allí  se  habían 

retirado. 

6o.)  Cómo  los  Yaquis  vienen  a  pedir  paz.  Levántanse  los  Cúes.  Dase  or- 
den de  hacer  un  fuerte. 

7o.)  De  la  rebelión  de  los  Tehuecos,  queriendo  de  una  vez  echar  de  su 
provincia  a  los  españoles  y  a  los  padres. 


98 


AGUILA,  VICENTE  DEL,  P. 


8o.)  De  la  entrada  en  la  Sierra  de  Tepahue,  con  que  acabó  de  apaciguar 
la  tierra. 

9o.)  De  los  trabajos  con  que  se  cultiva  esta  nueva  planta  del  Señor. 
10o.)  Del  fruto  que  en  esta  gente  bárbara  se  ha  hecho  y  de  su  disposición 
para  proseguir. 

—  (Prólogo)  :  "Por  ser  la  misión  de  Sinaloa  de  tanta  gloria  y  servicio  de 
nuestro  Señor,  como  todos  saben,  y  ser  muy  semejante  a  la  primitiva 
iglesia,  que  con  trabajos,  peligros  y  dificultades  fue  fundada;  siendo  con  el 
singular  amparo  de  la  divina  Providencia,  me  pareció  conveniente  correspon- 
der al  gusto  y  petición  de  algunos,  que  desean  saber  de  sus  principios  y  pro- 
gresos; y,  cierto,  que  lo  que  los  españoles  aquí  han  hecho  para  conquistar  estas 
naciones,  y  lo  que  los  padres  han  padecido  para  domesticarles  y  amoldarles  al 
suave  yugo  del  evangelio,  no  es  digno  de  encerrarse  en  olvido".  "Porque  los 
indios  son  muchos,  belicosos  y  soberbios,  y  estar  al  paso  de  los  españoles  y  pa- 
dres, por  estar  tan  atrasmano  y  por  esta  banda  del  mar,  en  los  confines  del 
mar  del  sur  del  imperio  hispánico.  Con  razón  se  puede  decir  haber  sido  lo 
más  digno  y  humano. 

"La  'Relación'  (como  lo  dice  el  título)  será  'breve',  acomodándose  al  tiem- 
po, que  por  lo  demás  se  pudiera  hacer,  como  historia  muy  entera  y  cumplida 
y  no  menos  gustosa;  y,  porque  haciéndose  aquí  mención  de  guerras  y  pertur- 
baciones, no  cobre  alguno  horror  a  esta  gente,  y  por  ventura  dificulte  el  po- 
derse enfriar  en  medio  de  tantas  dificultades,  me  pareció  advertir  lo  que  todos 
han  notado  de  esta  gran  provincia,  en  que  todas  estas  naciones  no  se  hayan 
hecho  una:  porque  en  ese  caso  sería  muy  dificultoso,  por  no  decir  imposible, 
su  conquista.  Y  así,  cuando  una  nación  estaba  alzada  y  de  guerra,  las  demás 
estaban  en  paz,  y  en  ellas  se  iba  haciendo  fruto;  y  aun  acontecía  en  una  na- 
ción no  todos  los  pueblos  levantarse,  y  así  los  padres  hacían  bien  a  los  que 
andaban  de  paz,  asistiéndolos  el  padre  como  su  ministro,  aunque  no  sin  so- 
bresaltos y  peligros;  de  suerte  que  el  común  enemigo  andaba  como  salpicado, 
aquí  y  allá,  mudando  diferentes  puestos,  y  dando  vueltas  como  león,  deseoso 
de  cobrar  otra  vez  la  presa. 

"Acontecía  también  que,  cuando  los  ya  bautizados  trataban  de  alzamien- 
tos y  guerras,  en  ese  mismo  tiempo  venían  naciones  gentílicas  con  deseo  de 
paz  y  de  sujeción  al  evangelio;  y  aun  cuando  casualmente  andaba  la  guerra, 
no  por  eso  el  padre  se  salía  y  dejaba  sus  ovejas  (mientras  no  veía  muy  cierto 
su  peligro)  de  suerte  que  con  guerras,  dificultades  y  peligros,  han  acudido 
los  padres  a  las  naciones  bárbaras,  bautizando,  confesando  y  predicando  y  fi- 
nalmente haciendo  todos  los  demás  ministerios  que  están  anexos  a  nuestro 
oficio,  como  se  acude  en  Europa  en  cualquier  tierra  de  paz,  donde  las  cosas 
corren  con  prosperidad  y  bonanza". 


BIBLIOGRAFIA 


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Capítulo  primero:  De  cómo  se  comenzó  a  poblar  esta  tierra. 

"Por  los  años  del  Señor  de  1527  entró  Pánfilo  Nar\-áez  a  la  Florida  con 
cuatrocientos  hombres,  todos  los  cuales  fueron  muertos,  unos  por  las  horren- 
das hambres  que  padecieron,  otros  por  los  horribles  fríos  y  heladas  que  les 
sobrevinieron,  y  otros  finalmente,  por  las  varias  enfermedades  y  malos  tem- 
porales que  tuvieron.  Solas  cuatro  personas  escaparon  de  tantos  peligros,  y  lo 
que  más  es,  de  tantas  manos  de  bárbaros  por  cuyas  tierras  pasaron.  Estos  se 
llamaban:  Alvar  Núñez  Cabeza  de  Vaca,  Andrés  Dorantes,  Bemardino  del 
Castillo  Maldonado  y  un  negrito  por  nombre  Esteban;  los  cuales  anduvieron 
diez  años,  perdidos  entre  estas  muchas  y  varias  naciones,  siempre  con  espe- 
ranza de  llegar  a  tierra  de  cristianos. 

"Hizo  nuestro  Señor  por  ellos  algunos  milagros,  como  más  a  la  larga  se 
dice  en  un  libro  que  compuso  el  mismo  Cabeza  de  Vaca,  refiriendo  su  histo- 
ria y  la  lastimosa  pérdida  de  aquella  jornada,  vinieron  a  dar  a  esta  tierra, 
donde  con  increíble  contento  hallaron  algunos  españoles  que  andaban  hacien- 
do presa  en  los  miserables  indios,  parecicndoles  hacían  servicio  a  nuestro  Se- 
ñor y  bien  a  sus  almas  en  llevarlos  a  tierras  de  cristianos,  donde  se  bautizasen. 

"Y  como  nuestro  Señor  había  hecho  algimos  milagros  por  medio  de  Ca- 
beza de  Vaca  y  sus  compañeros,  la  gente  los  miraba  como  cosa  del  cielo,  y  los 
seguían  sin  apartarse  de  ellos;  y  así  se  quedaron  a  poblar  en  esta  tierra  los 
indios  que  con  ellos  venían.  De  aquí  (según  dicen  algunos)  nació  el  llamar 
en  esta  tierra  los  indios  a  los  españoles  yosim,  del  verbo  yosé,  que  quiere  decir 
sanar,  porque  sanaban  los  enfermos;  y  aunque  otros  dan  otras  razones  de  este 
nombre  por  otras  significaciones  que  tiene;  porque  yosim  también  significa 
valientes,  leones,  tigres  y  otras  bestias  fieras  y  demonios.  Todo  esto  significa 
por  este  nombre  yosim  y  en  otra  lengua  dositam. 

"En  llegando  pues  el  dicho  Cabeza  de  Vaca  con  sus  compañeros  a  la 
insigne  ciudad  de  México,  no  sin  grande  admiración  de  todos,  dio  nuevas 
cómo  había  grandes  riquezas  por  las  tierras  por  donde  había  pasado,  por  lo 
cual  el  virrey  don  Antonio  de  Mendoza,  envió  a  Francisco  Vázquez  Coronado 
con  buen  número  de  gente  a  descubrir  las  regiones  septentrionales  de  este 
nuevo  mundo,  y  así  llegaron  descubriendo  hasta  altura  de  42  grados.  Pero  los 
nuevos  descubridores,  así  por  falta  de  bastimentos,  en  tierras  que  hallaron  muy 
despobladas,  como  por  disensiones  que  entre  sí  tuvieron  y  falta  de  fieles  guías, 
se  devolvieron  sin  descubrir  nada,  habiendo  gastado  tres  años  en  la  ida  y 
vuelta,  y  acabaron  por  tomar  por  guía  a  un  hechicero  y  medio  mago,  del  cual 
tuvieron  indicios  que  consultaba  al  demonio,  y  así  los  trajo  perdidos,  porque 
¿qué  consejo  y  acuerdo  había  de  salir  de  aquella  cabeza  serpentina,  enemigo 
de  la  gloria  y  ampliación  del  reino  de  Cristo?  Mas  no  por  eso  desmayaron  los 
españoles,  picándoles  el  estímulo  de  la  codicia  que  tanto  inquieta. 


100 


AGUILA,  VIGENTE  DEL,  P. 


"Porque  sintiendo  las  mismas  esperanzas  hizo  otra  jornada  semejante  a 
la  primera,  gobernada  por  Francisco  de  Ibarra,  hombre  rico  y  poderoso,  el 
cual,  después  de  haber  pasado  grandes  trabajos  e  increíbles  hambres  por  dar 
con  las  riquezas  (no  sin  confusión  de  los  obreros  evangélicos  que  quieren  ha- 
llar el  tesoro  escondido  del  evangelio  en  lo  ya  trillado)  vino  a  poblar  en  Caispoa 
a  las  orillas  de  un  caudaloso  río  de  Sinaloa;  dejó  allí  algunos  vecinos  espa- 
ñoles que  poblasen,  y  con  ellos  a  tres  padres  de  la  orden  del  seráfico  padre 
San  Francisco,  los  cuales  estando  ocupados  en  la  predicación  del  santo  evan- 
gelio, fueron  muertos  en  un  mismo  día,  aunque  en  diferentes  puestos.  La 
causa  de  su  muerte  no  es  fácil  de  averiguar.  Ahora  lo  que  sabemos  es  que  los 
hechiceros,  que  son  como  sacerdotes  de  ídolos  contradicen  el  év^angelio;  y  es 
la  mala  costumbre  de  estas  gentes  el  tener  muchas  mujeres,  borracheras  y  bai- 
les y  también  hacer  guerra. 

"Mucho  se  atrasó  la  tierra  con  la  muerte  de  estos  siervos  del  Señor  y  vale- 
rosos soldados  de  Cristo;  y  así  los  españoles,  no  teniéndose  por  seguros  des- 
poblaron la  tierra  y  con  sus  familias  y  hacienda  se  fueron  a  Culiacán. 

"Pero,  sabido  por  el  susodicho  gobernador  el  trabajo  de  esta  tierra  des- 
pachó al  capitán  Francisco  de  Montoya  con  algunos  soldados  que  llevasen 
esto  adelante  y  reprimiesen  la  osadía  de  la  gente  bárbara  e  indómita:  con  este 
socorro,  se  tornó  a  poblar  esto,  como  de  antes,  echándose  esas  pequeñas  raíces 
para  que  el  evangelio  tuviese  algún  arrimo  y  sombra  de  españoles,  sin  la  cual 
no  es  posible  hacerse  nada  entre  esta  gente. 

"Mas  tampoco  duró  mucho  esta  población,  porque  los  Zuaques,  gente  te- 
rrible y  soberbia,  o  que  por  agravios  que  juzgasen  haber  recibido  de  los  espa- 
ñoles, o  que  por  verse  del  todo  libres  de  ellos,  determinaron  hacerles  guerra, 
no  se  le  encubrió  al  dicho  capitán  esta  novedad;  y  así,  al  disimulo,  sin  darse 
por  entendido,  fue  allá  con  sus  soldados  a  rescatar  maíz;  queriendo  proveerse 
de  bastimento  para  la  guerra,  quiso  prepararla. 

"Los  indios  malvados  sabiendo  su  venida,  urdieron  su  traición:  recibié- 
ronlos de  paz,  hiciéronles  un  como  banquete  en  un  prado;  trajeron  gran  can- 
tidad de  caza  y  otras  comidas;  y  cuando  los  generosos,  o  por  mejor  decir,  des- 
cuidados españoles,  estaban  a  su  parecer  más  seguros,  salen  de  repente  de 
la  emboscada  los  gandules,  acuden  los  que  alrededor  les  estaban  sirviendo, 
cargan  con  increíble  presteza  sobre  ellos,  y  allí  los  acabaron  miserablemente. 

"Con  esta  tan  lastimosa  suerte,  tornaron  a  despoblar  los  acosados  españo- 
les: algunos  pasaron  a  tierra  de  paz,  y  otros  se  quedaron  en  el  río  llamado  de 
Petatlán.  Mas  como  los  indios  traían  entre  sí  continuas  guerras  (que  es  plaga 
de  estas  naciones)  fueron  de  ellos  bien  recibidos  y  servidos,  porque  con  su 
ayuda  y  valor  hacían  mucho  daño  en  sus  enemigos  y  les  cautivaban  gente. 

"Por  este  tiempo,  un  caballero  principal  llamado  Hernando  Bazán  suce- 
dió en  el  gobierno  a  Francisco  de  Ibarra,  y  sabiendo  la  maldad  y  traición  de 


BIBLIOGRAFIA 


101 


los  Zuaques,  matadores  de  los  españoles,  vino  con  un  buen  ejército  a  casti- 
garlos, y  asentar  otra  vez  la  tierra,  que  andaba  alborotada. 

"Mucho  temor  causó  su  venida  en  la  nación  zuaque  y  así  los  indios  se 
retiraron  a  la  sierra  adentro,  temiendo  en  campo  raso  venir  a  las  manos  con 
el  español  deseoso  de  venganza,  sabiendo  especialmente  que  los  tehuecos  cris- 
tianos, sus  mortales  enemigos,  se  habían  hecho  de  su  banda.  Habiendo,  pues, 
el  susodicho  gobierno  asentado  su  real  en  la  tierra  del  zuaque,  envió  ai  capi- 
tán Gonzalo  Hernández,  hombre  valeroso,  deudo  del  capitán  difunto,  que  con 
alguna  gente  rastrease  al  enemigo  para  ir  él  después  con  el  resto  del  ejército 
en  seguimiento  y  alcance  suyo. 

"Los  Zuaques  como  traidores  y  engañosos,  sabiendo  lo  que  pasaba,  deja- 
ron llegar  a  los  exploradores  a  un  prado,  cercándolos  ellos  por  todo  el  monte 
espeso,  a  manera  de  corral  grande,  y  en  entrando  allí  los  españoles,  con  gran 
presteza  les  atajaron  el  paso  con  gran  número  de  ramos  que  fueron  amonto- 
nando; luego  salieron  de  improviso  de  la  espesura  del  monte,  y  comenzaron 
a  dar  la  guerra;  el  susodicho  capitán  rompió  con  esta  dificultad  y  atajo,  pero 
los  españoles  que  iban  delante,  comenzando  a  publicar  que  era  muerto  el  ca- 
pitán, se  desconcertaron  y  desunieron  de  los  demás,  echando  cada  uno  por  su 
parte.  El  capitán  con  cual  o  cual  soldado  se  estuvo  peleando  desde  la  mañana 
hasta  la  tarde;  pero  finalmente  fue  muerto  con  los  que  con  él  quedaron;  si- 
guieron los  indios  por  el  rastro  a  los  que  iban  delante,  y  uno  a  uno  los  fueron 
matando,  sino  fue  cual  o  cual  que  por  grande  ánimo  y  ventura,  se  escaparon 
a  dar  las  tristes  nuevas. 

"Los  enemigos,  hecho  este  buen  lance,  no  teniéndose  allí  por  seguros,  se 
retiraron  por  aquella  anchurosa  sierra  hasta  llegar  a  las  marismas  y  gran 
espesura. 

"El  gobernador  no  por  eso  desmayó,  antes  por  otra  parte  se  fue  siguiendo, 
entrando  también  la  tierra  adentro  a  otra  nación  que  parecía  haber  tenido 
parte  en  la  muerte  de  los  españoles;  aunque  finalmente,  sin  hacer  nada  se  vol- 
vió a  su  sierra,  prometiendo  dar  después  la  vuelta  con  más  número  de  gente; 
mas  no  pudo,  porque  la  muerte  le  atajó  los  pasos. 

"No  por  ver  tan  malos  sucesos  desmayaron  los  españoles,  porque  luego 
vinieron  otras  a  la  sierra  con  deseos  de  buscar  minas;  vino  también  otro  capi- 
tán con  alguna  gente  bizarra  con  el  nuevo  gobernador  don  Rodrigo  del  Río". 

Capítulo  segundo.  De  la  venida  de  los  padres  de  la  Compañía  a  esta  tierra. 

"Estando  las  cosas  en  este  estado,  el  P.  Visitador  Diego  de  Avellaneda 
(1590-92),  conforme  al  uso  de  la  Compañía  de  Jesús,  envió  al  P.  Gonzalo  de 
Tapia  y  al  P.  Martín  Pérez,  quienes  vinieron  ilustrando  y  doctrinando  muchos 
pueblos  necesitados  de  doctrina.  Encontráronse  con  el  dicho  gobernador  Ro- 


102 


AGUILA,  VICENTE  DEL,  P. 


drigo  del  Río,  el  cual  les  dijo  que,  supuesto  venían  a  misión,  ningún  servicio 
mayor  podían  hacer  a  nuestro  Señor,  que  venir  a  Sinaloa,  tierra  necesitadí- 
sima y  muy  desamparada  de  doctrina. 

"Con  esta  ocasión  los  padres  endevisaron  su  camino  para  esta  tierra,  en 
que  fueron  recibidos  con  extraordinario  regocijo  y  alegría  de  todos,  que  esta- 
ban como  ovejas  sin  pastor.  Luego  sonó  su  venida  por  toda  la  tierra  con  grande 
regocijo  de  todos  los  indios,  por  verlos  tan  desinteresados  y  caritativos  para 
con  todos. 

"Comenzaron  a  levantar  iglesias,  derribaron  un  ídolo  que  los  indios  tenían 
en  un  montecillo  alto,  deprendieron  lenguas  con  grandísimo  trabajo  por  falta 
de  intérpretes,  la  cual  dificultad  el  día  de  hoy  está  más  allanada  con  los  artes 
que  se  han  hecho  y  latines  (sic)  que  se  les  iban  pegando,  aunque  no  por  eso 
se  deja  de  padecer  en  este  género. 

"Bautizaron  gran  número  de  gente,  en  que  tenían  copiosísima  mies;  vi- 
vían con  grandísima  pobreza,  así  en  sus  personas  como  también  en  las  igle- 
sias, hasta  que  venidos  nuestros  dos  padres,  uno  de  los  cuales  fue  el  padre 
Juan  Bautista  de  Velasco,  cuya  paciencia  y  longanimidad  tan  usada  de  los 
misioneros,  le  hizo  perseverar  aquí  hasta  la  muerte. 

"Se  partió  el  P.  Gonzalo  de  Tapia  a  México,  camino  de  300  leguas,  a  dar 
noticia  del  estado  de  las  cosas,  al  virrey,  don  Luis  de  Velasco,  donde  negoció 
muy  bien  lo  que  quería.  Trajo  ornamento  para  la  iglesia;  orden  para  que  aquí 
se  pusiese  un  presidio  de  soldados;  trajo  también  en  su  compañía  al  H.  Fran- 
cisco de  Castro  para  mucho  bien  de  la  misión,  el  cual  con  el  H.  de  Ugarte,  ha 
perseverando  fielmente  en  ayudar  a  los  padres  misioneros. 

"Por  este  tiempo  sucedió  un  gran  temblor  de  tierra  en  el  valle  de  Zuaque, 
donde  como  dije,  murieron  los  españoles;  dicen  los  naturales  que  fue  cosa 
temerosa  y  que  gemían  los  más  esforzados,  por  ver  una  novedad  tan  grande  de 
abrirse  la  tierra  y  brotar  fuentes  de  agua;  hundióse  un  montecillo  encum- 
brado, guardándose  su  pronóstico  del  castigo  que  Dios  había  de  enviar  des- 
pués sobre  sus  principales;  causa  por  la  cual,  los  indios  atemorizados,  en  can- 
tidad vinieron  a  rogar  al  P.  Gonzalo  de  Tapia  fuese  allá  a  bautizarlos.  Pero 
aunque  el  dicho  padre  vio  la  buena  disposición  y  puerta  que  Dios  le  abría, 
considerando  que  aún  no  era  llegada  su  hora,  les  procuró  consolar,  dándoles 
buenas  esperanzas,  y  diciéndoles  que  él  les  encomendaría  a  nuestro  Señor,  y 
tendría  cuidado,  en  llegándose  su  tiempo.  Con  lo  cual  volviéronse  otra  vez  a 
su  tierra;  hasta  que  después  de  algunos  años,  castigados  de  Dios  y  de  los 
hombres,  vino  el  padre  Andrés  Pérez,  al  cual  recibieron  con  muestras  de  mu- 
cha alegría,  dando  a  porfía  sus  hijos  para  que  se  bautizasen;  y  ellos  luego 
comenzaron  a  levantar  iglesias  y  tratar  de  ser  cristianos. 

"Por  este  tiempo  sonó  nueva  de  que  venían  otros  padres,  conviene  a  sa- 
ber: el  P.  Hernando  de  Santarén  y  el  P.  Pedro  Méndez,  grandes  misioneros, 


BIBLIOGRAFIA 


103 


con  lo  cual,  no  poco  se  alegró  toda  la  tierra,  necesitada  de  ministros,  y  así 
con  gran  júbilo  y  alegría  dicen  que  dijo  el  P.  Tapia:  'Ahora  sí  que  hemos  de 
dar  un  gran  empellón  y  zancadilla  al  demonio',  lo  cual  aunque  el  padre  pen- 
saba hacerlo  en  vida,  no  fue  sino  en  muerte,  como  ahora  diré: 

"En  el  pueblo  del  río  de  Petatlán  llamado  Baboria,  cerca  de  la  ciudad  y 
población  de  los  españoles,  había  un  indio  gentil  bien  emparentado,  llamado 
Necabeba,  el  cual  era  causa  de  muchas  borracheras,  a  que  estas  naciones  son 
inclinadísimas,  porque  éstas  son  sus  fiestas,  banquetes,  toros  y  cañas;  hacía 
mucho  daño  en  los  ya  bautizados  y  érales  un  gran  estorbo  estropiezo;  con  lo 
cual  el  padre,  tan  celoso  de  sus  ovejas,  avisó  al  capitán  castigase  aquel  indio 
tan  escandaloso,  porque  así  convenía  para  el  bien  de  todos,  especialmente  que 
de  las  borracheras,  suelen  salir  novedades  y  alteraciones  en  gente  nueva.  El 
capitán  inadvertidamente  dijo  al  indio  las  quejas  que  el  P.  Tapia  tenía  de  él, 
y  le  mandó  castigar.  El  indio  afrentado  del  castigo  buscó  comodidad  para 
vengarse  del  padre,  de  donde  pensaba  había  salido  su  daño;  y  así  una  noche, 
estando  el  padre  sobremesa  acabado  de  cenar,  llegó  al  descuido  con  otros  pa- 
rientes suyos  y  le  dio  con  una  macana,  que  es  el  arma  que  ellos  usan  en  la 
guerra,  con  que  en  breve  tiempo  le  quitó  la  vida.  Muerto  el  padre,  le  quitó  la 
cabeza  para  llevarla  a  tierra  de  gentiles;  con  que  se  hicieron  muchos  bailes  a 
su  uso  gentílico,  en  venganza  del  dicho  Padre  difunto;  cortáronle  asimismo 
el  brazo  izquierdo;  y  en  el  brazo  derecho  (donde  tenía  hecha  la  cruz  con  los 
dedos)  se  hallaron  señales  de  haberle  intentado  cortar,  mas  no  parece  lo  per- 
mitió el  Señor. 

"Muy  grande  estampida  dio  en  toda  la  provincia  un  hecho  tan  enorme,  por 
lo  cual,  considerando  los  indios  que  una  maldad  tan  grande  no  se  podía  que- 
dar sin  castigo,  todos  se  alzaren  de  suerte,  que  no  quedó  pueblo  que  no  se 
levantase. 

"Después  de  su  muerte  se  siguieron  cinco  años  de  grandísima  hambre 
(1594-99)  a  lo  que  se  cree,  en  castigo  de  este  pecado. 

"En  este  tiempo  recibieron  los  españoles  grandes  befas  de  los  indios  y 
no  teniéndose  por  seguros  enviaron  por  socorro  a  Culiacán,  30  leguas  de 
aquí.  El  P.  Martín  Peláez  que  a  la  sazón  era  rector  de  Guadiana,  sabiendo 
el  peligro  en  que  estaba  la  tierra  ya  alzada  y  de  guerra,  se  puso  en  camino 
con  el  teniente  a  gobernador,  trayendo  soldados  aplazados,  para  que  con 
tal  ayuda,  los  de  acá  se  alentasen  a  dar  su  rostro  al  enemigo  que  estaba 
muy  avilantado. 

"Con  este  socorro  se  asentó  otra  vez  la  tierra,  la  cual  parece  que  desde 
entonces  va  cada  día  creciendo  (a  lo  que  piadosamente  se  puede  creer)  por 
los  merecimientos  de  los  que  aquí  con  su  sangre,  le  sirvieron  en  honra  de 
la  santa  fe,  y  haciendo  una  manera  de  fuerte  en  que  se  defendiesen  en  ade- 
lante, de  los  indios. 


104 


AGUILA,  VICENTE  DEL,  P. 


"Diose  orden  de  que  se  buscase  al  matador;  pero  sus  parientes,  para  más 
encubrirle,  escogieron  un  medio  que  les  parecía  disimularlo,  y  publicaron  ser 
ya  aquel  malhechor,  muerto;  y  de  tal  suerte  que  de  esta  nueva  fueron  creídos 
y  aun  premiados.  Los  indios  entretanto,  afrentados  y  avergonzados  de  tan 
cobarde  crimen,  tenían  preso  al  verdadero  malhechor  Necabeba,  pero  lo 
tenían  escondido. 

"Ido  el  P.  Martín  Peláez  a  Guadiana  con  el  teniente,  por  ver  que  ya 
todo  estaba  quieto,  se  volvieron  con  sus  soldados  y  algunos  baborias". 

(En  el  manuscrito  original  hay  una  línea  ininteligible). 

"Y  por  aquí  se  verá  cuán  poco  hay  que  fiar  de  estos  indios,  aunque  sean 
cristianos.  Sucedió  que  uno  de  nuestros  soldados  encontró  en  el  camino  a 
un  indio  anciano  y  venerable,  que  se  santiguaba  a  cada  momento  y  se  arro- 
dillaba, por  donde  conoció  era  indio  que  entraba  mucho  en  la  iglesia;  éste, 
puesto  de  rodillas  y  juntando  las  manos  con  gran  devoción,  que  dice  el  sol- 
dado que  le  parecía  un  S.  Onofre,  que  no  creyese  que  había  quietud  y  se- 
guridad entre  los  indios;  que  con  razón  los  padres  y  los  españoles  sufrían 
tantos  sobresaltos;  porque  él  como  sincero  cristiano  le  aseguraba  que  el  de- 
monio los  estaba  inquietando,  y  que  visiblemente  los  incitaba  a  huir  al  mon- 
te, para  que  no  se  bautizasen".  Y  esta  era  la  verdad. 

"Entrando  el  P.  Hernando  de  Santarén  a  Guasave,  apenas  lo  divisaron 
los  numerosos  indios  de  aquel  valle,  y  todos  se  dieron  a  la  fuga.  Y  es  cosa  tan 
general,  que  no  hay  ningún  pueblo,  ni  nación,  que  no  haya  dado  en  qué 
entender  a  su  misionero,  en  este  sentido. 

"Pero  en  fin,  saben  muy  bien  todos  los  padres  de  esta  misión,  que  la 
perseverancia  y  la  paciencia  todo  lo  vencen. 

"Por  este  tiempo  llegó  el  P.  Hernando  de  Villafañe  a  quien  deben  mu- 
cho estas  misiones,  y  a  la  sazón  era  rector  del  colegio  de  México,  cuyo  com- 
pañero, por  haber  salido  tras  los  guasaves  que  habían  quemado  sus  igle- 
sias, hubo  de  volver  a  México  a  pedir  nuevo  socorro  para  asentar  la  tierra, 
el  cual  socorro  vino  con  el  general,  que  traía  por  caudillo  a  Diego  Martínez 
de  Hurdaide,  nacido  en  Zacatecas  de  padres  vizcaínos  que  con  razón  puede 
competir  con  los  mejores  capitanes  que  han  tenido  las  Indias  occidentales, 
y  que  ha  sido  como  libertador  de  esta  provincia,  que  hasta  entonces  estaba 
tan  decaída  y  los  españoles  tan  desacreditados.  Mas  él  siendo  caudillo  co- 
menzó a  ganar  nombre,  primero  con  el  prendimiento  de  un  indio  principal 
de  Guasave  que  apresó  cuando  el  indio  estaba  defendido  por  otros  muchos 
que  le  seguían  y  el  caudillo  con  muy  poca  gente;  hecho  tanto  más  glorioso 
para  él  cuando  otros  lo  habían  intentado,  y  siempre  los  indios  se  los  habían 
impedido. 

"También  dio  muestras  Hurdaide  de  su  valor  al  prender  al  indio  Neca- 
beba, matador  del  P.  Gonzalo  de  Tapia,  porque  sabiendo  que  estaba  en  Te- 


BIBLIOGRAFIA 


105 


beco  (tierra  entonces  de  gentiles  y  de  poca  seguridad),  con  solos  sus  soldados 
se  puso  allá  una  noche  en  secreto  y  le  trajo  ya  justiciado;  después  de  lo  cual 
fue  a  México,  a  negocios  de  la  provincia  de  Sinaloa,  y  de  allá  vino  con  car- 
go de  capitán. 

"Halló  otra  vez  a  los  guasaves  alzados,  y  que  habían  quemado  iglesias; 
y  luego  castigó  a  los  culpables  con  horca,  y  a  los  demás  livianamente;  hizo 
que  tomasen  asiento  en  sus  tierras  y  que  volviesen  a  edificar  sus  iglesias,  y 
que  se  instruyesen  y  bautizasen  los  gentiles,  y  volviesen  los  cristianos  que  an- 
daban por  los  montes  como  ovejas  sin  pastor. 

"Y  aunque  se  puso  bien  y  de  paz  la  tierra,  con  todo,  quedaban  algunos 
altivos,  inquietos  y  soberbios,  que  se  mezclaron  con  los  cristianos  del  Valle 
de  Zuaque,  con  daño  de  toda  la  cristiandad,  tanto  que  los  padres  no  se  te- 
nían por  seguros,  pues  apenas  algún  indio  cometía  alguna  falta  y  se  esca- 
paba al  monte  donde  estaban  los  renegados". 

Capítulo  tercero.  Cómo  el  capitán  Diego  Martínez  de  Urdaide  hizo  justicia 
de  cuarenta  y  cinco  principales  cabezas  de  Zuaques. 

"Considerando  el  capitán  el  daño  que  causaban  los  Zuaques  en  esta  tie- 
rra determinó  deshacerse  de  la  gente  inquieta  y  viciosa  y  volver  por  la  honra 
de  los  españoles  que  había  quedado  muy  menguada  en  estas  naciones  por 
no  haber  podido  hasta  entonces  castigar  a  aquella  gente  alborotada;  y  an- 
duvo pensando  qué  trasa  tendría  para  poder  haber  a  las  manos  a  los  levan- 
tiscos sin  castigar  a  los  inocentes.  Una  vez  excogitado  su  plan  hizo  correr  la 
voz  de  que  iba  a  salir  solo  con  sus  soldados  a  matar  gran  cantidad  de  reses 
y  ganado  cimarrón,  para  tener  abundante  provisión  de  carne;  pero  (volvió 
a  decir)  no  iba  a  llevar  consigo  indios  amigos,  ni  aparato  de  guerra. 

"Naturalmente  llegó  esta  nueva  a  los  Zuaques,  quienes  como  zopilotes 
al  olor  de  la  carne  muerta,  o  como  tigres  al  olor  de  la  viva  (que  eran  los  es- 
pañoles), en  sabiendo  que  ya  era  llegado  el  capitán  a  la  provincia  salieron 
en  cantidad,  imaginándose  que  para  ellos  era  aquella  presa  y  que  ellos  eran 
los  que  iban  a  hacer  una  verdadera  matanza  de  españoles.  Fueron  llegando 
con  disimulo  y  como  desprevenidos;  y  el  astuto  capitán  haciendo  como  que 
ya  tenía  puestas  al  olvido  las  pasadas  reyertas,  les  mostraba  buen  rostro.  Ya 
cuando  se  hubieron  reunido  muchos,  les  habló  y  les  dijo:  'que  a  todos  les 
iba  a  repartir  las  sobras  de  aquella  gran  matanza  de  reses,  como  era  costum- 
bre, pero  que  quería  comenzar  por  sus  jefes  y  principales;  que  sólo  ellos  se 
quedasen  y  los  demás  se  apartasen  un  poco,  para  que  después  también  les 
tocase  su  parte'.  Con  esta  estratagema  se  quedaron  los  principales,  que  hasta 
entonces  habían  estado  encubiertos:  eran  cuarenta  y  cinco  tupiles  y  cabezas 
de  aquella  ferocísima  nación,  matadora  de  españoles.  .  . 


106 


AGUILA,  VICENTE  DEL,  R 


"Había  dado  ya  orden  el  capitán  a  su  gente,  que  cada  soldado  fingiese 
estar  limpiando  sus  armas  y  tuviese  sentados  a  su  lado  dos  indios;  y  que  al 
dar  él  un  grito,  cada  cual  los  asiese  de  las  cabelleras  que  éstos  tienen,  y  que 
los  criados  y  gente  de  trabajo  que  llevaban,  se  ocupasen  en  atarles  fuerte- 
mente los  brazos  por  las  espaldas  y  les  echasen  las  colleras  que  habían  lle- 
vado a  escondidas. 

"Mucho  atrevimiento  fue,  pero  Dios  que  le  movía,  dio  buen  suceso.  En 
viendo  el  capitán  la  buena  ocasión  y  tiempo,  dio  un  grito  muy  grande,  di- 
ciendo: 'Santiago',  y  al  punto  los  soldados  les  echaron  mano  y  los  ataron  a 
todos,  conforme  a  lo  concertado,  aunque  no  sin  gran  peligro,  pues  afirma 
el  dicho  capitán  que  uno  de  los  dos  a  quienes  le  cupo  asir,  se  levantó  en  peso 
más  de  una  vara  del  primer  estirón;  y  los  demás  soldados,  que  solos  eran 
veintidós,  se  vieron,  como  dicen,  embarazados. 

"La  demás  gente  que  había  salido  a  recoger  leña  echando  bravatas  y 
diciendo  en  voz  baja,  que  al  día  siguiente  habían  de  quemar  con  aquella 
leña  a  todos  los  españoles,  en  sabiendo  que  los  principales  revoltosos  estaban 
en  collera,  sintieron  tan  gran  pánico  y  temor  que  cada  uno  huyó  por  su  lado, 
y  tan  espantados  que  a  cada  rato  en  su  fuga,  volvían  la  cabeza  hacia  atrás, 
temerosos  de  que  los  españoles  los  siguieran,  como  los  soldados  de  Holofemes 
cuando  se  vieron  sin  su  capitán. 

"Envió  luego  a  llamar  dos  padres  que  los  pusieran  bien  con  Dios;  y  mien- 
tras llegaban,  dieron  los  indios,  así  como  estaban  atados,  mucho  en  que  en- 
tender, echándose  contra  las  duras  y  agudas  peñas  y  con  cuanto  se  topaban, 
a  manera  de  perros  rabiosos. 

"Finalmente  el  dicho  capitán  hizo  junta  de  ellos,  delante  de  los  tehue- 
cos,  sus  enemigos,  que  husmeando  el  lance,  ya  habían  llegado;  y  a  ellos  les 
mandó  el  capitán  hacer  unas  horcas  muy  altas  y  encumbradas. 

"Con  esto  quedó  aquella  nación  bien  castigada  y  humillada,  y  los  espa- 
ñoles comenzaron  a  ser  más  temidos  y  estimados  de  lo  que  hasta  entonces  lo 
habían  sido. 

"No  sólo  de  esta  suerte  castigó  el  Señor  a  esta  nación  por  la  muerte  que 
tan  alevosamente  habían  dado  a  los  españoles;  porque  antes  de  esto  habían 
recibido  ya  otro  golpe  y  castigo  mayor;  y  fue  que,  con  temor  de  que  algún 
grande  ejército  de  españoles  había  de  venir  sobre  ellos,  se  huyeron  la  tierra 
adentro  donde  con  sus  mujeres  e  hijos  padecieron  grandes  trabajos,  y  no 
pudiéndoles  nutrir  la  tierra,  determinaron  volverse  a  sus  antiguas  posesiones, 
y  se  vieron  forzados  a  llegar  a  Tebeco,  tierra  de  sus  enemigos,  y  parecién- 
doles  a  éstos  muy  buena  ocasión  para  vengarse,  les  mostraron  por  de  pronto 
buen  rostro  (que  de  estos  dobleces  hay  muchos)  aunque  apenas  tenían  con 
qué  abastecerse,  y  prometiéronles  también  bastimento  y  franco  el  paso  para 
su  tierra,  mientras  llegaba  el  golpe  de  toda  la  gente.  Un  capitán  de  ellos. 


BIBLIOGRAFIA 


107 


tehueco,  dividió  su  ejército  en  tres  escuadrones  para  dar  en  la  miserable  y 
acosada  gente,  el  ataque.  Púsolos  a  trechos  de  suerte  que  los  que  escapasen 
del  primer  escuadrón,  daban  en  el  segundo,  y  huyendo  de  éste  daban  en  la 
emboscada  del  tercero;  y  como  venían  fiados  de  que  tendrían  seguridad, 
muertos  de  hambre,  fatigados  del  camino,  con  sus  mujeres  e  hijuelos,  se  hizo 
en  ellos  una  lastimosa  matanza;  pero  porque  ellos  habían  matado  a  traición 
a  los  españoles  permitió  nuestro  Señor,  que  también  a  traición  pereciesen 
ellos  a  manos  de  sus  enemigos. 

"Los  del  partido  del  P.  Cristóbal  Villalta,  siendo  amigos  de  los  Zuaques, 
mucho  sintieron  el  daño  que  el  capitán  hizo  en  ellos  y  prepararon  la  ven- 
ganza, aprovechando  una  salida  que  hizo  el  capitán  con  su  gente  y  el  P. 
Pedro  Méndez,  por  orden  del  virrey  a  descubrir  unas  minas  por  la  región 
de  Chínipas.  Los  indios  los  esperaron  en  las  estrecheces  de  la  sierra,  y  cuan- 
do ellos  pasaban  por  una  garganta,  empezaron  a  arrojarles  gran  cantidad 
de  galgas  y  peñascos,  al  mismo  tiempo  que  pegaban  fuego  junto  al  real.  Y 
fue  grande  misericordia  del  Señor  haber  salido  de  tan  grande  peligro,  des- 
pués de  haber  estado  cercados  dos  días  sin  comer  ni  beber;  y  porque  estaba 
atrás  el  bastimento  y  tardaban  en  salir  del  despeñadero,  corrió  en  la  Villa 
la  noticia  de  que  todos  los  españoles  habían  muerto,  con  no  poco  llanto  de 
la  población;  por  lo  cual  el  P.  Hernando  de  Villafañe  hízoles  a  todos  un  ser- 
món de  aliento,  consolando  al  pueblo,  y  dándoles  esperanzas  de  que  presto 
vendrían  buenas  nuevas,  como  en  efecto  vinieron. 

"Salido  el  capitán  de  aquel  peligro  y  cumplido  lo  que  el  virrey  manda- 
ba, hizo  justicia  de  los  rebeldes,  mandando  ahorcar  a  cuatro  principales, 
causa  de  aquella  maldad  y  traición;  y  de  esta  suerte  los  asentó  en  paz. 

"Pero  el  común  enemigo  ya  que  por  aquí  no  hizo  lance,  ni  cumplió  su 
intento,  que  ha  sido  siempre  por  medio  de  los  hechiceros,  gente  perversa, 
procuró  inquietarla  de  nuevo,  tramando  la  muerte  de  los  españoles  y  de  los 
padres,  para  tornarla  a  su  gentilidad  y  modo  antiguo  de  vivir.  Y  fue  de  esta 
manera:  los  tehuecos,  que  hasta  entonces  habían  sido  amigos  de  los  espa- 
ñoles, repentinamente  se  levantaron  en  guerra,  desafiando  al  capitán,  y  para 
más  incitarle,  mataron  algunas  personas  de  los  ahomes,  gente  buena  y  pací- 
fica, tanto  que  cuando  el  P.  Andrés  Pérez  de  Rivas  entró  a  bautizarlos,  halló 
que  tenían  ya  hecha  su  iglesia  en  que  rezaban  y  aprendían  la  doctrina;  y  los 
tehuecos  entraron,  les  quemaron  su  templo  y  les  destruyeron  el  bastimento 
que  tenían  guardado:  y  todo  para  obligar  al  capitán  a  que  saliera  a  pelear. 

"Este,  aunque  cansado  de  tanta  inquietud  y  continuidad  de  guerras  (que 
por  maravilla  faltan  en  esta  provincia,  por  ser  tan  grande)  no  perdió  el 
ánimo,  antes  viendo  que  toda  la  justicia  estaba  de  su  parte,  aprestó  luego 
su  gente  para  ir  en  busca  del  enemigo,  que  astutamente  se  había  hecho  fuer- 
te en  tierras  que  no  le  pertenecían. 


108 


AGUILA,  VICENTE  DEL,  P. 


"Atravesó  por  el  valle  de  Zuaque,  donde  de  camino  hizo  un  buen  lance; 
porque  estando  en  su  tienda,  llegó  un  famoso  capitanejo  de  Zuaque  llama- 
do Taxicora,  grande  hechicero  que,  con  arte  del  demonio  tenía  embaucada 
la  gente,  tanto  que  donde  quiera  que  llegaba,  para  contentarlo,  le  daban 
una  doncella.  Cuéntase  de  este  embustero,  que  haciendo  burla  de  los  padres, 
decía  a  la  gente:  'Digan  al  padre,  que  haga,  si  puede,  esto  que  yo  hago' 
aludiendo  a  sus  embustes  y  marañas  que  por  arte  del  demonio  hacía.  Llegó 
pues  este  famoso  hechicero  muy  acompañado  de  gente  de  guerra,  fiado  de 
que  el  capitán  no  se  atrevería  a  luchar  contra  él;  y  verdaderamente  dice  el 
capitán  que  cuando  le  vio  venir  de  esa  manera,  le  puso  la  cruz;  pero  después 
reprendiéndose  a  sí  mismo  y  recobrando  el  ánimo,  mandó  a  algunos  soldados 
que  se  pusiesen  a  caballo,  para  lo  que  pudiese  suceder,  y  si  algún  alboroto 
había,  escaramuceando  dieran  tiempo  para  que  los  demás  se  aprestasen. 

"En  llegando  el  dicho  Taxicora  le  echó  mano  de  la  cabellera  y  lo  pren- 
dió, no  sin  grave  peligro  de  que  su  gente  le  flechase,  pues  un  indio  fuerte 
que  a  su  lado  venía  enarcó  para  ello,  y  fue  Dios  servido  no  hiciese  efecto. 
Todos  los  españoles  se  aprestaron,  porque  los  indios  acudieron  luego  a  las 
armas,  y  así  se  fueron  dando  guerra,  hasta  que  habido  uno  vivo  y  ahorcándole 
a  la  vista  de  todos,  tuvieron  miedo  y  poco  a  poco  se  fueron  retirando.  Y  para 
que  sea  vea  cuán  buen  lance  fue  éste,  después  se  le  averiguó  que  trataba  de 
alteración  y  alzamiento  de  guerra.  También  fue  un  gran  bien  para  la  cris- 
tiandad de  esta  provincia,  cuando  vieron  preso  al  que  andaba  diciendo  que 
no  había  hombre  que  tuviese  virtud  contra  él. 

"Llegado  pues  con  este  preso  a  donde  le  estaban  esperando  los  insolentes 
tehuecos,  se  trabó  la  batalla  en  que  los  desbarató  enteramente  matando  a 
algunos  y  haciendo  prisioneros  a  otros,  volvió  contento  y  triunfante  a  vista 
de  los  zuaques,  ya  humildes  y  temerosos  los  cuales  le  pidieron  la  paz  acep- 
tando de  buena  gana  el  castigo  que  les  impuso  y  se  volvió  a  la  villa  juz- 
gando a  Taxicora  y  mandándolo  ahorcar". 

Capítulo  cuarto.  Cómo  el  dicho  capitán  se  partió  a  México,  y  a  la  vuelta 
halló  alzada  mucha  gente  y  huida. 

"Viendo  el  capitán  la  tierra  más  sosegada,  por  parecer  de  los  padres  se 
partió  a  México  a  negociar  algunas  cosas  de  importancia  para  la  cristiandad: 
llevó  consigo  algunos  indios  principales,  para  dejar  la  tierra  más  asegurada, 
sin  que  pudiese  en  ella  hacer  cabeza,  mientras  él  volvía.  Quiso  que  los  in- 
dios se  bautizasen  con  solemnidad  para  exaltación  de  nuestra  religión  y  más 
estima  de  los  indios  para  con  ella.  Aunque  por  desgracia  no  se  efectuó  este 
buen  deseo  por  ciertos  disgustos  y  diferencias  que  hubo  entre  personas  graves. 

"Volvióse  el  dicho  capitán  empeñado,  que  este  suele  ser  el  fruto  de  los 


BIBLIOGRAFIA 


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que  van  a  pretender  a  las  cortes.  Trajo  consigo  entonces  a  los  padres  An- 
drés Pérez  de  Rivas  y  Cristóbal  de  Villalta;  y  en  el  camino,  siendo  un  día  con- 
vidado para  cierta  recreación,  supo  se  le  habían  huido  algunos  de  aquellos 
indios  que  consigo  traía,  y  al  punto  se  fue  a  darles  alcance  por  20  leguas, 
con  la  idea  de  evitar  que  no  llegasen  contando  alguna  novedad  a  esta  tierra, 
mas  antes  de  dar  con  ellos,  cayó  enfermo  en  la  sierra  de  Topia  (misión  tam- 
bién de  la  Compañía)  donde  la  mañana  que  había  de  tomar  un  purgante, 
tuvo  nueva  de  que  tres  naciones  de  la  provincia  de  Sinaloa  se  habían  al- 
zado, y  que  se  temía  que  otras  hicieran  lo  mismo. 

"Gran  cuidado  le  dio  esta  nueva,  y  así,  al  punto,  sin  tomar  la  purga, 
haciendo  fuerza  de  flaqueza,  con  nota  de  temerario,  se  partió  para  Sinaloa. 

"Supo  al  llegar  que  los  indios  de  Bacoberitos  del  P.  Juan  Bautista  de 
Velasco,  los  de  Ocoroirí  bautizados  por  el  P.  Pedro  Méndez  y  los  zuaques 
aún  gentiles  se  habían  retirado  hacia  la  sierra.  Y,  por  abreviar,  pudo  luego 
pacificar  a  los  bacoberitos,  quemando  al  indio  que  quemó  la  iglesia;  dio 
orden  de  sacar  a  los  ocoroiris  que  se  habían  huido  al  río  Mayo,  en  la  cual 
huida  sucedió  que  un  principalejo  fue  por  todo  el  camino  solicitando  a  una 
india  de  buen  parecer;  la  cual,  teniendo  en  la  memoria  la  palabra  divina 
que  el  padre  les  había  predicado,  no  quiso  condescender  con  el  solicitante, 
diciendo  'que  aunque  se  huía  por  hacerlo  así  sus  parientes,  no  se  olvidaba 
de  Dios'.  Cosa  digna  de  alabanza  y  admiración  en  gente  nueva  y  de  suyo 
no  tan  recatada. 

"El  capitán  para  evitar  la  guerra  hubo  de  tomar  el  camino  para  el  río 
Mayo,  con  el  fin  de  sacar  por  fuerza  a  los  cristianos  fugitivos,  que  habían 
(como  dicen)  vuelto  las  espaldas  a  su  Dios  y  a  su  rey. 

"Los  mayos  sabiendo  la  determinación  del  capitán  se  aprestaron  para  la 
guerra,  y  teniendo  por  segura  su  victoria,  hicieron  unos  asadores  para  asar 
a  los  españoles,  y  porque  entre  ellos  venía  uno  de  gran  corpulencia,  le  hi- 
cieron su  asador  propio.  Pero  les  salió  todo  en  vano,  porque  el  capitán  acep- 
tó la  guerra,  matando,  hiriendo  y  prendiendo  a  muchos  de  ellos;  y  sacó  a 
los  cristianos  que  allí  estaban. 

"Tuvo  noticia  que  otros  habían  pasado  a  Tepahue  (tierra  arriba  del  río 
Mayo),  y  otros  al  río  Yaqui,  que  es  muy  grande  y  caudaloso.  Y  hallándose 
desapercibido  para  pasar  adelante,  dio  la  vuelta  para  la  villa,  con  el  intento 
de  tornar  por  los  demás,  adelante. 

"Estando  preparándose  para  salir,  supo  cómo  habían  venido  cantidad  de 
indios  mayos  a  los  pueblos  de  Cues  a  rescatar  maíz;  y  para  atemorizarlos 
mandó  a  sus  soldados  les  hiciesen  una  emboscada,  saliéndole  tan  bien  el  jue- 
go, que  después  de  haber  rescatado  maíz  en  Tebeco  se  volvieron  con  algu- 
nos indios  amigos,  y  al  disimulo  se  emboscaron  por  donde  habían  de  pasar 
los  mayos  para  volver  a  su  tierra.  La  tropa  prendió  parte  de  ellos  cuando 


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el  capitán  llegó,  y  holgóse  en  gran  manera  de  su  buena  suerte,  particular- 
mente por  estar  entre  la  presa  una  india  principal  de  aquella  nación.  Lle- 
gado que  fue  a  pelear  con  los  mayos  los  halló  a  todos  tan  temerosos  y  de- 
seosos de  que  les  soltase  el  capitán  la  presa,  que  con  esta  condición  fácil- 
mente hicieron  las  paces. 

"En  usar  de  estos  ardides  era  el  dicho  capitán  muy  diestro  y  afortunado; 
y  por  esta  causa  los  indios  le  llamaban  'el  hechicero',  'el  duende'. 

"Allanada  esta  guarida  pasó  a  Tepahue  y  sacó  los  que  allí  estaban;  pero 
por  verse  falto  de  bastimento,  tomó  la  divisera  para  Yaqui,  que  es  donde 
más  suena  el  golpe  de  indios,  todos  muy  valientes  y  esforzados,  como  se  ha 
experimentado,  y  donde  se  realizó  aquel  adagio  que  dice:  'Haz  el  bien  y  no 
mires  a  quién',  porque  viéndose  allí  en  graves  peligros  que  (por  no  ser  largo 
dejo  de  contar)  se  le  acercó  un  indio  a  quien  él  en  la  villa  había  dado  no 
sé  qué  dádivas,  pues  es  el  capitán  tan  munífico  que  por  esta  razón  (entre 
otras)  está  el  día  de  hoy  tan  adeudado;  y  defendiendo  a  este  indio  de  una 
injusticia  que  otro  le  hacía,  le  envió  con  seguridad  a  su  tierra  a  donde  él 
deseaba  ir.  Este,  pues,  en  secreto  le  fue  dando  noticia  de  las  trampas  y  ce- 
ladas que  los  Yaquis  le  habían  preparado  y  no  cayó  en  ninguna  de  ellas; 
y  un  día,  derrepente  les  dio  la  batalla  en  que  murieron  algunos  bárbaros,  y 
(por  abreviar)  finalmente  les  sacó  la  gente  bautizada,  sin  dejar  a  ningún 
cristiano  en  aquellos  ríos. 

"Llegó  a  la  villa  de  S.  Felipe,  cargado  de  los  despojos,  con  alegría  de 
todos  los  que  estaban  con  cuidado  de  su  peligro;  y  asentólos  otra  vez  de  paz 
en  sus  pueblos. 

"Mas  apenas  el  capitán  había  asentado  a  los  huidos,  cuando  en  el  valle 
de  Guasabe,  empezó  el  enemigo  malo  a  inquietar  a  los  Toroacas,  gente  sal- 
vaje y  criada  por  estos  montes  y  marismas.  Este  género  de  gente  es  más 
difícil  de  asentar  en  policía,  que  otra,  viviendo  a  su  anchura  y  libertad,  y 
siempre  que  puede  huye  con  grandísima  facilidad.  Entre  estos  marítimos 
hay  algunos  tan  bárbaros  que  se  cortan  las  barbas  y  se  horadan  el  rostro  para 
ponerse  barbas  y  bigotes  de  paja,  cosa  que  si  no  la  hubiera  visto,  apenas  la 
creyera. 

"Fue  la  causa  de  este  alzamiento  un  liviano  castigo  que  les  impuso  su 
misionero  para  ponerlos  en  orden,  como  era  necesario;  y  sólo  por  esto  le  co- 
braron grande  odio  como  los  muchachos  a  sus  maestros,  y  así,  al  huirse  tra- 
taron de  dar  muerte  al  P.  Hernando  de  Villafañe,  pero  fue  nuestro  Señor 
servido  de  librarle  con  la  ocasión  que  aquí  diré.  Estaban  los  indios  informa- 
dos cómo  para  tal  día  entraba  el  padre  en  su  pueblo,  y  así  se  concertaron 
de  ir  allá  aquella  noche  en  secreto  y  darle  muerte. 

"Y  verdaderamente  el  padre  ya  iba,  sino  que,  por  misericordia  de  Dios, 
se  puso  un  río  que  tenía  que  pasar  tan  crecido,  que  siendo  imposible  va- 


BIBLIOGRAFIA 


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dearle,  se  volvió  del  camino  a  media  noche.  Entretanto  los  indios  no  encon- 
traron al  padre  aquella  noche  en  su  casa. 

"Así  también  trataron  de  matar  al  padre  Luis  de  Bonifaz,  compañero 
del  padre  Villafañe,  que  estando  solo  en  su  pueblo  y  en  una  casa  sin  puer- 
tas (que  por  acá  ni  nombre  tienen),  los  indios  prepararon  el  asalto;  y  así 
estuvo  el  padre  aguardando  aquella  noche  el  golpe,  con  tanto  desamparo, 
que  ni  aun  unos  indios  fieles  que  servían  al  dicho  padre,  quisieron  quedarse 
de  miedo  de  los  asaltantes.  Solamente  la  divina  Providencia  lo  libró  no  sa- 
bemos cómo. 

"Huida  esta  gente  marítima,  le  fue  forzoso  al  capitán  juntar  un  buen 
ejército  para  dar  sobre  ellos,  pues  otras  diligencias  no  bastaban;  acudió  en 
su  ayuda  mucha  gente  india,  con  deseo  de  vengar  las  muertes  de  sus  ante- 
pasados; y  de  esta  suerte,  yendo  en  su  compañía  el  P.  Luis  de  Bonifaz,  se 
pusieron  en  marcha  en  busca  del  enemigo,  que  confiaba  en  la  maleza  y  en 
las  guaridas  de  sus  sierras. 

"Llegó  el  capitán  hasta  cerca  de  su  campo,  pero  permitió  el  Señor  que 
lloviese  tanto  que  todo  se  anegó,  forzando  de  esta  manera  a  dar  la  vuelta 
por  temor  de  que  el  río  tan  crecido  no  le  permitiese  después  el  paso,  que 
hasta  los  caminos  y  valles  estaban  intransitables. 

"Todos  lo  atribuyeron  a  misericordia  del  Señor,  porque  iba  tal  y  tanta 
gente  con  el  capitán,  que  hubiera  sido  forzoso  murieran  muchos  inocentes; 
después  los  asentó  de  paz,  sin  tanta  sangre,  haciendo  justicia  de  algunos  más 
culpados. 

"Después  de  éstos  se  alteraron  los  Serranos,  partido  del  padre  Pedro  de 
Velasco  cuyos  trabajos  siempre  mezclados  de  peligros  de  la  vida,  no  han  sido 
pocos;  a  los  cuales  el  capitán  también  asentó  en  paz,  lo  mismo  que  a  los 
Torovacas. 

"No  por  eso  dejó  de  acometerle  el  enemigo,  para  ver  si  podían  volver 
a  la  libertad  del  gentilismo  como  antes;  con  ese  motivo  fueron  entrando  a 
una  isla  donde  hicieron  al  descuido  sus  sementeras,  pareciéndoles  que  te- 
niendo el  mar  de  por  medio,  no  podrían  encontrarles  los  españoles;  pero 
también  rompió  con  esta  dificultad  el  valeroso  capitán  Diego  Martínez  de 
Urdaide,  aunque  parecía  exceder  sus  límites  por  ser  empresa  más  de  naves 
que  de  caballos.  Llegado  allá  con  su  gente,  simuló  como  que  iba  a  entrar 
a  la  isla  por  un  lado,  y  divertido  con  este  ardid  el  enemigo,  entró  el  capitán 
por  otro.  Mandó  a  su  caudillo  Domingo  de  Utrera  con  algunos  soldados  y 
amigos,  los  cuales  pasaron  a  la  isla  en  una  balsa;  talaron  los  sembrados, 
prendieron  a  los  principales;  castigó  con  azotes  a  todos,  menos  a  las  mujeres 
y  gente  menuda,  cosa  que  fue  mayor  castigo  para  la  gente  grande;  y  desde 
esa  vez  viven  sometidos,  ni  han  tratado  más  de  levantarse,  no  habiendo  an- 
tes bastado  tantas  horcas. 


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AGUILA,  VICENTE  DEL,  P. 


"Se  ha  visto  que  el  único  medio  necesario  es  allanarles  sus  guaridas,  por- 
que todas  las  otras  diligencias  son  por  de  más. 

"Por  aquí  se  echará  de  ver  cómo  en  esta  tierra  no  se  huelga,  sino  que 
siempre  es  menester  estar  alerta,  porque  el  común  enemigo  no  duerme,  ni 
deja  de  inquietar  y  mover  alzamientos,  para  quitarle  el  medio  que  Dios  le 
ha  dado  para  su  salvación,  y  nunca  el  Señor  la  ha  dejado  de  defender  con 
muy  paternal  providencia. 

Capítulo  quinto.  De  las  guerras  de  Yaqui,  por  sacar  los 
cristianos  que  allí  se  habían  retirado. 

"Algunos  malos  cristianos  y  otros  fascinerosos,  de  los  que  en  rigor  se  lla- 
man sinaloas,  no  escarmentando  en  cabeza  ajena,  huyendo  del  suave  yugo 
del  evangelio,  determinaron  inquietar  la  tierra  con  entrarse  en  Yaqui,  a  don- 
de más  se  hacina  el  golpe  de  gente  belicosa. 

"Mucho  sintió  esta  nueva  el  capitán,  por  verse  obligado  a  tantas  guerras 
que  consigo  traen  inquietud,  peligros  y  gastos,  y  no  menos  derramamiento 
de  sangre  inocente.  Muchas  diligencias  hizo  para  sacarlos  por  vía  de  paz, 
los  cuales  medios  le  suelen  sangrar  muy  bien  la  bolsa;  mas  no  pudiendo, 
porque  los  que  se  huyen,  para  justificar  su  causa  dicen  tantas  mentiras  de 
los  españoles  y  del  evangelio,  que  fácilmente  pervierten  los  ánimos  de  esta 
gente  bárbara,  que  son  como  una  tabla  rasa  en  que  se  imprime  lo  primero 
que  se  oye;  además,  los  muchos  hechiceros  que  hay  en  estas  naciones,  que 
son  los  ministros  más  eficaces  que  aquí  tiene  el  demonio,  son  lo  que  más 
desayudan  a  plantar  la  simiente  de  la  religión  cristiana,  porque  divulgan 
que  los  misioneros  son  los  que  traen  las  enfermedades  y  la  muerte  cuando 
imparten  los  sacramentos;  y  más  dicen:  'que  los  padres  son  hechiceros  y  que 
los  sacramentos  son  los  instrumentos  con  que  hechizan.  ¿Que  quién  ha  ve- 
nido del  cielo  o  del  infierno  para  saber  lo  que  hay  allá?'  Y  a  este  modo,  se 
aprovechan,  y  si  el  enfermo  que  recibe  la  extrema  unción  muere,  luego  di- 
cen que  el  padre  lo  mató,  el  cual  error,  si  es  fácil  de  quitar  en  gente  cuer- 
da, es  muy  difícil  de  arrancar  en  gente  ruda.  Gracias  a  Dios,  han  disminuido 
mucho  las  manifestaciones  públicas  que  hacían  antes  los  demonios,  y  esto 
lo  confiesan  los  mismos  gentiles;  y  creo  que  se  debe  a  la  entrada  del  santo 
evangelio. 

"Allégase  también  a  lo  dicho  de  los  huidos  que  algunos  Zuaques  y  Tehue- 
cos  y  muchos  Mayos  pedían  venganza  de  los  Yaquis,  por  las  muertes  de  sus 
parientes,  etc. 

"Enviando,  pues,  el  capitán  sus  mensajeros,  a  manera  de  embajadores, 
para  que  entregasen  los  cristianos  y  malhechores  que  allí  estaban,  con  escán- 


BIBLIOGRAFIA 


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dalo  de  todos  y  mal  ejemplo  de  que  otros  los  siguiesen:  no  quisieron;  antes 
mataron  al  que  fue  con  semejante  embajada,  asimismo  hirieron  al  que  lo 
acompañaba. 

"Por  lo  cual,  le  pareció  al  capitán  necesario  aprestarse  a  ir  a  sacar  por 
fuerza,  a  los  que  no  querían  salir  de  grado.  Llegando  con  su  gente  al  río  de 
Mayo,  se  le  juntaron  mil  y  quinientos  indios  flecheros,  grandes  enemigos  de 
los  Yaquis,  porque  todas  estas  naciones  estaban  en  continuas  guerras  unas 
con  otras,  hasta  que  vino  el  evangelio  a  ponerlos  en  paz.  Llegó,  pues,  de  repen- 
te al  río  de  Yaqui  y  unos  fueron  presos  y  otros  muertos  sin  haberlo  podido 
estorbar  y  prevenir  el  capitán. 

"Mucho  se  alborotó  aquella  grande  nación  cuando  de  repente  vio  en  sus 
tierras  al  capitán  español;  y  mucho  más  cuando  vio  que  ya  habían  hecho 
presa  con  muerte  de  unos  o  prendimiento  de  otros.  Corrió  la  voz;  juntáronse 
como  hormigas,  sirviéndoles  la  vista  de  su  gente  ya  presa  de  ardoroso  incentivo 
de  pelear. 

"Prometióles  el  capitán  la  presa  y  la  paz  si  entregaban  a  los  cristianos  y 
malhechores.  No  quisieron  ni  admitieron  demandas  y  respuestas;  trabáronse 
los  dos  ejércitos;  murieron  algunos  de  una  y  otra  parte;  y  por  poco  cogen 
al  capitán  por  descuido  de  algunos  soldados;  el  cual  considerando  la  ventaja 
que  le  hacían  los  contrarios  en  el  puesto  que  por  ser  estrecho  con  dificultad 
escaramuceaban  y  se  revolvían  los  caballos;  viendo  también  que  no  podía 
pasar  el  río  por  ir  a  la  sazón  crecido,  viendo  asimismo  que  los  indios  de  infan- 
tería se  le  huían  por  falta  de  bastimento;  por  consejo  de  los  mismos  amigos, 
le  fue  forzoso  dar  la  vuelta  con  la  presa,  con  intento  de  volver  después  con 
más  aparato  a  dar  fin  a  aquella  jornada. 

"Al  pasar  por  Mayo  halló  parte  de  aquella  nación  amotinada  porque  de 
allí  fue  el  golpe  de  la  gente  que  murió  en  la  refriega;  temió  no  hubiese  algún 
alboroto,  acordándose  de  las  guerras  pasadas  que  con  ellos  tuvo,  y  mostrando 
grande  ánimo  les  dio  satisfacción,  diciéndoles  que  los  que  murieron,  murieron 
por  su  culpa,  por  no  haber  obedecido  las  órdenes  que  en  la  guerra  se  dan,  y 
haberse  adelantado  sin  orden  ni  concierto  con  deseo  de  vengar  a  sus  antepa- 
sados, y  que  por  eso,  no  menos  que  con  su  vida  habían  pagado  su  atrevi- 
miento. 

"Llegado  a  casa  comenzó  a  prepararse  para  dar  otra  vez  la  vuelta  que  le 
dijeron  ser  lícita,  y  especialmente  que  con  el  buen  aparejo  que  había  de  lle- 
var, se  tenía  por  cierto  que,  sin  venir  a  las  manos,  se  le  rendirían  luego.  Con 
esta  resolución  juntó  más  gente  española  que  antes;  llevó  mucha  munición 
y  gente  de  la  tierra  en  abundancia,  y  al  comenzar  lo  recio  de  los  calores,  asen- 
tó su  real  en  Yaqui,  donde  halló  la  gente  de  aquella  tierra,  puesta  a  punto  de 
batalla.  Trabó  con  ellos  algunas  escaramuzas,  peleando  dos  días  con  sus  no- 
ches en  que  no  faltaban  sobresaltos  y  acometimientos. 


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AGUILA,  VICENTE  DEL.  P 


"Murió  gente  de  ambas  partes,  aunque  no  españoles.  Muy  vigilante  se  ha 
mostrado  siempre  el  capitán,  de  sus  aliados.  Fue  cosa  poca  la  matanza;  mas 
reparó  que  la  nación  tebeca,  en  quien  él  más  cx)nfiaba,  no  le  ayudó  en  nada, 
por  lo  cual  comenzó  a  sospechar  que  había  alguna  traición  y  maldad;  y  en 
efecto  así  se  averiguó,  que  queriendo,  como  dicen,  sacar  la  brasa  con  la  mano 
del  gato,  se  había  concertado  de  dejarle  durante  la  batalla,  en  manos  de  sus 
enemigos,  como  lo  hicieron. 

''Finalmente  los  Yaquis  siendo  muchos  más  que  los  nuestros  le  dieron  tan 
cruel  guerra  que  el  capitán  conociendo  su  peligio  determinó  retirarse.  Y  cuan- 
do esto  vieron  los  enemigos,  rompieron  en  tropel  contra  el  capitán  y  le  desba- 
rataron su  tropa.  .  .  toda  su  infantería  lo  desamparó. 

''El  alférez  Francisco  Enríquez  con  el  golpe  de  los  españoles  que  ib.m  a 
la  vanguardia,  paree iéndole  que  no  podrían  resistir  al  enjambre  de  enemigos, 
también  se  escapó  con  su  gente  a  uña  de  caballo,  llegaron  a  la  villa  que  estaba 
como  a  cinco  jornadas  largas  medio  muertos  de  cansancio,  publicando  que  el 
capitán  y  los  demás  que  con  él  habían  quedado  en  la  retaguardia  eran  muer- 
tos, y  que  ellos  por  gran  dicha  habían  escapado  de  aquel  tan  grande  peligro. 
El  P.  Pedro  Méndez,  habiendo  avisado  a  los  padres  Andrés  Pérez  y  Cristóbal 
de  Villaita,  que  se  pusieron  en  cobro,  vino  caminando  toda  la  noche,  por  ha- 
ber sonado  muy  malas  nuevas  en  sus  pueblos  de  Tebeco. 

"Muy  grande  fue  el  llanto  en  la  villa,  de  las  tristes  mujeres  que  lloraban 
a  sus  maridos,  y  no  menos  el  desconsuelo  de  los  padres  que  ya  se  iban  jun- 
tando para  consultar  el  remedio  que  podía  tener  la  tierra  y  doctrina  tan  desam- 
parada con  este  mal  suceso;  cuando  de  repente  llega  un  soldado  de  los  leales 
con  carta  del  capitán,  en  que  decía  cómo  nadie  había  muerto,  y  que  presto 
llegarían  todos  a  la  villa,  con  el  favor  divino. 

"Como  los  padres  estaban  hartos  ya  de  decir  responsos  por  el  capitán  y 
soldados,  les  parecía  sueño  lo  que  oían  y  de  puro  contento  no  lo  fxxlían  creer. 
Dispúsose  luego  un  correo  a  México  a  deshacer  las  malas  nue\  as  que  el  pri- 
mer correo  había  llevado,  de  la  muerte  del  capitán  y  sus  soldados. 

"La  hazaña  había  pasado  de  esta  manera:  dieciocho  soldados  habían  lo- 
grado quedai-se  con  el  capitán,  hombres  de  pundonor  y  experiencia;  y  así  no 
perdiendo  el  ánimo  vencedor  en  los  aprietos,  pelearon  como  valientes  contra 
toda  aquella  multitud  de  bárbaros;  y  escaramuceando  aquí  y  batallando  allá, 
lograron  tomar  un  buen  puesto;  y  aimque  allí  se  vieron  tan  alcanzados,  de 
cuenta  que  los  enemigos  les  daban  de  palos  y  tiraban  de  los  estribos  y  colas 
de  los  caballos;  con  todo,  así  con  las  espadas  como  con  los  aj"cabuces,  hicieron 
algunas  buenas  suertes  en  los  más  valientes  y  atrevidos,  con  que  los  demás 
poco  a  poco  fueron  amainando  y  teniéndose  a  raya. 

"Dos  días  duró  la  batalla,  remudados  los  gandules  por  sus  cuadrillas  por 


BIBLIOGRAFIA 


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ser  muchos  en  número;  al  tercero  por  la  mañana,  fue  cuando  le  desamparó 
el  alférez  y  toda  la  demás  gente. 

"Hasta  el  mediodía,  le  tuvieron  muy  apretado  con  los  demás,  acercándose- 
les demasiado  como  dije.  Embravecióse  la  pelea  cuando  algunos  soldados  esta- 
ban mal  heridos,  y  el  capitán  entre  ellos  con  cinco  heridas  corriendo  sangre. 

"Al  mediodía,  gritaron  los  enemigos  que  'ya  estaban  cansados',  dando 
muestras  de  irse. 

"Los  soldados,  creyendo  ser  ésta  buena  ocasión,  daban  prisa  al  capitán, 
para  que  se  fuesen;  mas  él  como  tan  diestro,  creyó  que  era  un  ardid  del  ene- 
migo para  prepararle  una  emboscada  y  en  mala  parte  para  la  caballería.  Y 
siendo  demasiadamente  importunado  por  los  suyos  (que  no  veían  la  hora  de 
salir  de  aquel  peligro  y  aprieto)  empuñando  la  espada  les  mandó  con  imperio 
se  aguardasen  un  poco. 

"De  allí  a  rato  vieron  desde  lejos  pasar  agua  y  refresco  hacia  donde  esta- 
ban los  de  la  emboscada,  por  donde  conocieron  cuán  acertadamente  había 
hecho  el  capitán  en  no  pasar  adelante. 

"Y  viendo  los  indios  que  el  capitán  no  salía  de  su  puesto  (que  era  muy  a 
propósito  para  la  caballería),  se  tornaron  a  juntar  con  los  de  la  emboscada, 
y  tornó  de  nuevo  a  encenderse  la  batalla .  .  . 

"Pronto  notaron  los  españoles  que  se  les  habían  agotado  las  flechas  a 
sus  enemigos,  que  con  buen  acuerdo  se  las  iban  quebrando  los  nuestros;  y 
entonces  acudieron  al  fuego,  pegándoselo  a  la  sabana  y  puesto  donde  estaban 
los  españoles;  y  el  capitán  hizo  encender  otro  fuego  en  su  campo  cuando  fal- 
taba una  hora  para  que  se  metiese  el  sol,  porque  si  lo  encendía  de  noche  sos- 
pecharían los  enemigos  que  ya  iba  a  salir. 

"Los  indios  ya  casi  sin  flechas  y  desesperando  de  darle  muerte,  se  acer- 
caron al  campo  de  los  españoles  y  gritaron:  'Anda,  vete  a  tu  casa,  que  eres 
gran  hechicero',  y  así  le  dejaron. 

"Todavía  el  capitán  recelándose  no  fuese  este  un  nuevo  ardid,  llegada  la 
noche,  recogió  algunos  caballos  heridos  y  los  hizo  encaminar  al  río  en  tropel 
y  al  galope,  con  el  fin  de  deslumhrar  al  enemigo  pensando  que  eran  los  espa- 
ñoles que  salían  y  los  siguiesen;  y  él  por  otro  lado  se  partió  con  su  gente, 
hallando  el  paso  franco. 

"Al  día  siguiente  lo  siguieron  los  bárbaros,  creyendo  que  iban  a  encontrar 
por  los  caminos,  muertos  a  los  españoles,  de  las  heridas  que  les  habrían  hecho 
las  flechas  enhierbadas  y  emponzoñadas. 

"Dicen  los  españoles  que  al  salir,  se  hallaron  por  algún  espacio  descamina- 
dos y  perdidos,  y  que  haciendo  una  promesa  a  nuestra  Señora,  dieron  con 
una  sendilla,  por  donde  quiso  Dios  vinieran  a  dar  al  camino  real.  ¡  Cosa  fue 
por  cierto,  maravillosa ! :  salir  tan  pocos  de  tal  peligro,  donde  si  no  los  ene- 
migos, la  sed  era  bastante  a  quitarles  la  vida.  Y  así  cobraron  grande  fama  los 


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españoles  con  esta  jornada,  aunque  perdieron  mucho  de  su  hacienda,  por 
quedárseles  allá  todo  el  bagaje  y  bestias  de  remuda. 

"Llegaron  destrozados  al  río  de  Mayo,  donde  temían  no  fuesen  a  hacer 
los  indios  una  de  las  suyas  contra  los  españoles,  viendo  tan  buena  ocasión.  Y 
aconsejados  por  el  capitán,  haciendo  de  la  ocasión  virtud  se  mostraron  muy 
animados.  Las  doncellas  salieron  con  guirnaldas  a  recibir  al  capitán  echán- 
dole agua.  Preguntó  qué  significaba  aquello;  y  respondiéronle  que  según  la 
costumbre  de  aquella  tierra,  cuando  lloran  a  alguno  por  muerto,  si  le  ven 
vivo,  hacen  lo  mismo  con  él.  También  le  dijeron  cómo  había  muerto  allí  un 
caballo  suyo  que  traía  uno  de  los  que  se  le  adelantaron  y  que  lo  habían  ente- 
rrado por  respeto  al  capitán,  para  que  no  se  lo  comieran  los  perros. 

"Llegó,  pues,  a  la  villa  con  salud,  donde  ¡  quién  podrá  decir  el  contento  con 
que  fue  de  todos  recibido!" 

Capítulo  sexto.  Cómo  los  Yaquis  vienen  a  pedir  paz.  Levántanse  los  Cues. 
Dase  orden  de  hacer  un  fuerte. 

"Mucho  se  temió  no  había  de  tener  el  efecto  que  se  deseaba  esta  jornada 
del  Yaqui,  cuando  vinieron  nuevas  de  que  los  Yaquis  venían  a  pedir  la  paz. 
Llegaron  más  humildes  de  lo  que  se  pensaba,  diciendo  que  toda  aquella  na- 
ción estaba  llena  de  temor  no  volviese  allá  el  capitán;  y  que  las  mujeres  no 
se  atrevían  a  llegar  al  río  por  agua,  pensando  que  pudieran  estar  por  allí  los 
españoles  en  celada,  y  que  así,  venían  a  pedir  la  paz;  que  les  dijesen  qué 
mandaba,  que  ellos  lo  cumplirán,  porque  ya  habían  experimentado  no  eran 
tan  poderosos  para  vencerle.  Y  trajeron  algunos  despojos  que  pudieron  haber, 
especialmente  del  dicho  capitán. 

"Este  les  pidió  los  fugitivos  criminales,  particularmente  dos  capitanejos 
muy  nombrados,  uno  de  Zuaque,  nombrado  Babilonio,  y  el  otro  de  Sinaloa, 
llamado  Lautaro,  que  eran  los  más  culpados  y  a  quienes  más  seguía  aquella 
nación. 

"Volvieron  con  esta  demanda  los  mensajeros,  y  tratando  allá  en  secreto  de 
lo  que  el  capitán,  ante  todas  cosas,  les  exigía  para  tener  paz  con  ellos,  pren- 
dieron al  Babilonio,  mas  yendo  a  buscar  al  Lautaro,  no  le  hallaron,  porque 
ya  había  olido  el  peligro  de  la  horca. 

"Trajeron  pues  al  preso,  y  ya  que  llegaban  con  él  cerca  de  la  villa,  sucedió 
que  el  Lautaro,  no  teniéndose  por  seguro  entre  los  yaquis,  se  había  salido  en 
secreto  para  su  tierra,  donde  le  parecía  estar  más  seguro  entre  sus  parientes. 
Quiso  Dios  que  por  entonces  volviesen  a  sus  tierras  otros  yaquis  principales  y 
encontrándole  le  prendieron  y  trajeron  y  lo  entregaron  al  capitán;  y  así  se 
hizo  justicia  de  entrambos. 


BIBLIOGRAFIA 


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"Luego  se  inquietaron  los  Cúes  o  Sinaloas,  por  lo  que  aquí  diré: 

"Siendo  tan  dignos  de  castigo  los  soldados  que  con  su  alférez  dejaron  al 
capitán  en  aquel  peligro,  andaban  con  temor  de  que  el  capitán  los  quería 
castigar,  aunque  no  tanto  como  merecían;  y  finalmente  no  lo  ejecutó  porque 
no  se  alzasen  los  indios. 

"Llesró  este  rumor  a  oídos  de  los  indios  sinaloas  v  así  ellos  comenzaron  a 
temer  diciendo :  'Si  a  los  españoles  los  va  a  corregir  y  castigar,  ¡  cuanto  más  a 
nosotros  que  también  lo  desamparamos  al  mejor  tiempo!'  Y  prefirieron  huirse, 
a  pesar  de  que  el  P.  Villalta  trató  de  impedírselos.  Se  fueron  hasta  la  sierra 
de  Chínipa  donde  tenían  parientes  y  conocidos. 

"El  capitán,  sabiendo  que  se  habían  huido  más  por  temor  que  por  hacer 
la  guerra,  les  ofreció  el  perdón  si  se  volvían.  Y  considerando  ellos  los  muchos 
trabajos  que  sufrían  fuera  de  sus  tierras  y  que  el  capitán  había  ya  entrado  y 
conocido  aquella  guarida,  dentro  de  breve  tiempo  se  volvieron  todos;  para 
cuyo  asiento  y  pacificación  había  propuesto  el  capitán  ser  necesario  hacerse 
dentro  de  esta  tierra  un  fuerte,  donde  el  presidio  estuviese  seguro  de  sobre- 
saltos y  los  indios,  sujetos  por  temor. 

"Concediólo  el  marqués  de  Montesclaros,  virrey  (1603-1607)  y  el  capi- 
tán Diego  Martínez  de  Hurdaide  lo  comenzó,  pareciéndole  con  esto  habría 
en  adelante  mucha  paz  en  la  tierra;  y  que  los  tehuecos  que  eran  los  más  inso- 
lentes, se  habían  de  aquietar  enteramente  y  bajar  la  cerviz  de  su  soberbia, 
porque  hasta  ahora  les  iban  sufriendo  muchas  cosas  y  dándoles  perdón  de 
castigos  que  merecían,  por  lo  cual  mostraban  muy  poca  enmienda.  El  P.  Pedro 
Méndez,  que  era  su  ministro  padecía  mucho  con  ellos,  por  no  poder  corre- 
gir sus  vicios,  como  lo  hacían  otros  padres  con  sus  feligreses. 

"Mucho  se  había  divulgado  la  fama  del  Capitán  Hurdaide  entre  las  na- 
ciones bárbaras  aún  muy  distantes;  y  así  venían  indios  de  tierras  muy  remo- 
tas a  hacer  las  paces  con  él,  trayéndole  flechas  en  señal  de  amistad,  todo  lo 
cual  no  fue  bastante  para  que  se  enmendasen  los  tehuecos,  como  ahora  ve- 
remos". 

Capítulo  séptimo.  De  la  rebelión  de  los  tehuecos  queriendo  de  una  vez  echar 
de  su  provincia  a  los  españoles  y  a  los  padres. 

"Muchas  fueron  las  causas  de  la  rebelión  de  los  tehuecos:  la  primera  por- 
que los  de  esta  nación,  habiendo  ayudado  a  los  españoles  en  sus  guerras,  a  su 
sombra  habían  hecho  grandes  suertes  en  sus  enemigos,  especialmente  en  los 
zuaques;  y  así  habían  cobrado  fama  de  luchadores  valientes,  siendo  esta  nota 
para  ellos  de  mucho  prestigio;  y  casi  no  hay  tehueco  que  no  se  precie  de  haber 
matado  uno  o  más  hombres,  tanto  que  por  las  muertes  que  ha  hecho,  o  por 
el  lugar  o  sitio  o  tiempo  en  que  mató  alguno,  toman  sus  nombres.  Uno  se  lia- 


118 


AGUILA,  VICENTE  DEL,  P. 


ma  'Nacupísame'j  que  quiere  decir:  'el  que  mató  cuando  llovía';  otro,  'Caje- 
nísuame':  'al  que  maté  en  el  cerro';  otro,  'Buycameaij' :  'el  que  maté  cuando 
estaba  cantando'. 

"Y  a  este  paso  toman  nombres  y  apellidos  entre  ellos,  honrosos  (como 
entre  nosotros  los  Guzmanes),  y  van  de  mano  en  mano  sucediéndolo  a  sus 
hijos.  En  su  soberbia  y  altivez  llevaron  muy  a  mal  que  junto  a  sus  tierras  se 
levantase  el  fuerte,  pues  les  parecía  que  aquella  fortaleza  era  un  constante 
desafío  de  los  españoles  a  la  noble  raza  de  ellos;  tanto  que  desde  entonces  to- 
maron a  bajeza  el  hablarles  o  el  tener  amistad  con  ellos. 

"Además,  el  más  atrevido  hechicero  de  entre  ellos,  Habumey,  haciendo 
con  arte  mágica  que  se  abriesen  y  cerrasen  los  cerrojos  de  una  cadena  de 
hierro  que  mostraba,  persuadía  a  la  gente,  que  allí  iba  a  tener  al  capitán 
Hurdaide,  a  quien  ya  se  le  había  acabado  el  brío  y  el  valor;  y  al  P.  Pedro 
Méndez,  'yo  mismo  le  he  de  poner  sobre  su  cabeza,  este  birrete  de  plumas,  y 
luego  lo  he  de  hacer  azotar,  y  darle  de  macanazos,  hasta  cortarle  por  fin  la 
cabeza'. 

"También  los  otros  hechiceros  que  abundan  en  esta  nación,  habían  co- 
brado profundo  odio  al  padre,  por  haberles  quitado  ciertos  ídolos  que  ellos 
tenían  secretos  y  escondidos,  a  quienes  ofrecían  sus  flechas  cuando  iban  a  la 
guerra. 

"Todos  pues  se  habían  concertado  en  dar  muerte  al  capitán  y  al  padre 
para  tornar  a  sus  costumbres  gentílicas. 

"La  traza  que  dieron  fue  que,  para  cierto  día  señalado,  fuesen  todos  a 
donde  se  estaba  construyendo  el  fuerte,  llevando  sus  armas,  debajo  de  unos 
petates  o  esteras.  .  .  y  se  dividiesen  de  esta  manera:  unos,  debían  de  coger  las 
armas  de  los  pocos  soldados  que  allí  estuviesen;  otros,  les  diesen  muerte  y 
otros,  soltasen  la  caballada.  Así  fácilmente  concluirían  con  todos. 

"Este  era  el  plan,  pero  un  día  antes  de  ejecutarlo,  quiso  Dios  que  casual- 
mente se  descubriese.  Había  en  esta  nación  un  indio  ahome,  que  había  sido 
criado  del  capitán,  y  después  se  había  casado  con  una  tehueca.  Ella  con  la 
comunicación  de  los  parientes,  vino  a  saber  lo  tramado  y  dio  noticia  de  ello 
a  su  marido;  y  éste,  aquella  misma  noche  fue  por  la  posta  al  capitán  a  darle 
aviso  de  la  tela  que  se  urdía. 

"Mucha  fue  la  turbación  del  capitán  cuando  esto  oyó,  y  apenas  lo  podía 
creer  por  no  tener  ni  remota  sospecha  de  tan  grande  maldad,  y  menos  en  cua- 
resma, cuando  los  indios  andaban  más  devotos  en  sus  confesiones  y  disciplinas. 

"Por  este  mismo  tiempo  habían  ya  enviado  los  tehuecos  dos  embajadores 
al  valle  de  Zuaque,  donde  yo  estaba  entonces,  solo  y  triste  por  la  enfermedad 
del  P.  Andrés  Pérez,  mi  compañero,  cuya  vida  estaba  muy  al  cabo. 

"La  embajada  que  traían  era  que  en  dando  la  voz  de  guerra  me  matasen 
a  mi  y  a  dos  españoles  que  conmigo  estaban;  pero  cierta  india  principal  y  fiel 


BIBLIOGRAFIA 


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mandó  a  sus  parientes  prendiesen  a  uno  de  estos  embajadores,  perdonando  al 
otro  por  ser  de  su  nación,  aunque  estaba  casado  con  una  tehueca;  y  así  se  hizo. 

"Estando,  pues,  yo  (P.  Vicente  del  Aguila)  con  gran  cuidado  por  lo  que 
por  allá  pasaba  y  por  las  malas  nuevas  que  había  oído,  llegaron  a  media  no- 
che dos  indios  fieles  de  otro  pueblo,  a  decirme  que  ya  era  muerto  el  P.  Pedro 
Méndez,  y  que  el  capitán  y  soldados  se  hallaban  en  gran  riesgo;  y  que  esto  era 
lo  que  corría.  De  lo  cual  yo  sentí  mucha  aflicción  y  pena,  teniéndolo  por 
cierto,  por  algunas  conjeturas. 

"Y  así,  a  media  noche,  no  teniéndome  seguro  entre  gente  novelera,  hice 
liar  los  ornamentos  y  objetos  de  iglesia,  porque  no  fuesen  profanados  en  algún 
mal  suceso,  como  yo  temía;  y  en  amaneciendo,  después  de  haber  dicho  misa 
y  bautizado  los  niños,  me  partí,  creyendo  no  poder  dar  tan  presto  la  vuelta. 
Ya  que  estaba  para  salir  me  trajeron  al  preso  para  ver  qué  se  había  de  hacer 
con  él;  y  yo  juzgando  que  convenía  así,  lo  mandé  soltar,  dándole  de  comer 
para  el  camino,  y  encargándole  llamase  de  paz  a  su  gente  y  parientes,  y  que 
en  ese  caso  yo  le  ayudaría. 

"Llegando,  pues,  a  un  pueblo  desde  donde  pensaba  tomar  el  camino  para 
la  villa  si  oyese  malas  nuevas,  me  enteré  de  que  ya  el  capitán  sabía  todo  lo 
referente  al  alzamiento  y  traición,  y  así  me  quedé  allí. 

Entretanto  el  P.  Pedro  Méndez,  mientras  andaba  en  el  aire  esta  borrasca, 
hizo  muchas  diligencias  para  avisar  al  capitán,  buscando  quien  le  llevase  una 
carta,  y  aunque  prometía  al  mensajero  objetos  para  los  indios  de  gran  valor, 
no  hubo  quien  la  quisiese  llevar.  Buscó  entonces  algún  indio  fiel  que  lo  qui- 
siese acompañar  hasta  donde  estaba  el  capitán,  y  todos  se  negaron.  Viendo 
este  desamparo,  se  fue  a  la  iglesia  a  encomendarse  a  Dios  y  esperar  la  muerte. 

"El  astutísimo  Habumey  viendo  todo  su  juego  desbaratado,  y  queriendo 
encubrir  y  disimular  su  parte,  acudió  a  un  nieto  suyo,  indio  valiente  y  princi- 
pal de  aquel  pueblo,  y  los  dos  juntos  vinieron  a  avisar  al  padre  que  ellos  per- 
sonalmente lo  iban  a  acompañar  hasta  el  fuerte,  como  lo  hicieron. 

"Cuando  entre  los  indios  se  divulgó  que  ya  se  había  descubierto  su  traición, 
no  teniéndose  ninguno  por  seguro,  habiendo  enviado  por  delante  a  sus  muje- 
res e  hijos,  en  formación  de  guerra  tomaron  el  camino  para  la  sierra  de 
Tepahue. 

"El  capitán,  como  hombre  prudente,  no  queriéndose  dar  por  entendido, 
mandóles  decir  que  si  aquella  novedad  había  sido  por  alguna  solemne  borra- 
chera, que  viniesen  por  el  castigo  de  azotes  y  se  sosegasen,  que  con  esto  les 
perdonaría. 

"El  mayor  golpe  de  gente  vino  en  ello,  pero  otros,  no  quisieron,  y  así  se 
fueron  a  la  sierra  de  Tepahue  a  seguir  siendo  semilla  de  inquietudes". 


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AGUILA,  VICENTE  DEL,  P. 


Capítulo  octavo.  De  la  entrada  que  hizo  el  capitán  Hurdaide  a  la  sierra  de 
Tepahue  con  que  acabó  de  apaciguar  la  tierra. 

"Cierto  que  no  hay  cosa  más  perjudicial  para  los  indios,  como  tener  guari- 
das y  quebradas  en  los  montes  en  donde  puedan  vivir  a  sus  anchuras,  pues  en 
tal  caso,  ni  ellos  presentan  seguridad,  ni  los  misioneros  pueden  hacer  algún 
fruto;  y  así,  estos  tehuecos,  fiados  en  la  ladronera  de  Tepahue,  se  salían  cuan- 
do querían,  y  el  capitán  por  escusar  nuevas  guerras,  se  iba  con  tiento  en  cas- 
tigarlos; esta  vez  estaban  decididos  a  sacar  al  capitán  hacia  la  sierra,  viendo 
que  muchas  naciones  no  lo  habían  podido  matar  en  las  llanuras;  y  así  decían: 
'Llevémosle  donde  no  pueda  revolverse  con  su  caballería,  que  es  con  lo  que 
nos  hace  la  guerra;  y  así  le  mataremos'. 

"Con  este  deseo  de  que  se  internase  en  la  sierra,  vinieron  a  escondidas  una 
noche  unos  forajidos  y  quemaron  la  iglesia  de  un  pueblo  y,  como  después  se 
averiguó,  venían  también  a  matar  al  P.  Laurencio  Adame,  y  por  no  encon- 
trarlo allí,  le  dejaron. 

"Harto  sintió  este  golpe  el  capitán,  que  no  podía  poner  el  conveniente  re- 
medio por  no  tener  licencia  del  gobernador,  y  menos  del  virrey,  quienes  vién- 
dolo tan  animoso,  se  lo  habían  prohibido  por  temor  de  que  en  una  de  esas 
batallas  matasen  los  indios  a  tan  valiente  capitán,  y  no  se  perdiese  en  un  día, 
todo  lo  que  con  tanto  trabajo  en  muchos  años  se  había  ganado. 

"Por  este  tiempo  vino  a  visitar  esta  provincia  el  señor  obispo  de  Guadala- 
jara,  don  Fray  Juan  del  Valle,  que  era  benedictino  y  que  rigió  la  diócesis  des- 
de 1607  a  1620,  y  era  el  primer  obispo  que  llegaba  hasta  acá  en  su  visita.  Hizo 
el  capitán  el  recibimiento,  fingiendo  una  emboscada  que  los  indios  le  forma- 
ban en  son  de  guerra,  a  sus  soldados  españoles;  la  escaramuza  fue  muy  diver- 
tida y  de  mucho  entretenimiento.  Luego  se  corrieron  toros  y  se  jugaron  cañas, 
en  honra  de  su  venida. 

"Confirmó  su  Señoría  en  la  villa,  cantidad  de  gente,  de  la  que  había  con- 
currido a  la  fiesta. 

"Volviendo,  pues,  al  hilo  de  la  historia,  algunos  indios  inquietos  y  atrevidos, 
viendo  que  no  salía  el  capitán  con  sus  españoles,  como  ellos  pretendían,  hacia 
la  sierra  de  Tepahue  que  tenía  pasajes  muy  estrechos,  determinaron  huirse,  y 
para  provocarlo  más  tenían  determinado  matar  al  P.  Laurencio  Adame,  y  en 
efecto  llegaron  una  noche,  y  por  dos  veces  le  estuvieron  empujando  la  puer- 
ta para  cerciorarse  de  que  estaba  solo,  como  lo  acostumbraba,  mas  dándose 
cuenta  que  esta  vez  tenía  dos  españoles  haciéndole  escolta,  y  sabiendo  que  si 
hacían  ruido,  los  mismos  indios  del  pueblo  lo  defenderían:  optaron  por  de- 
jarlo; y  ellos  se  fueron  a  consultar  a  un  famoso  hechicero,  llamado  'Yorocame' 
o  'revelador  de  las  traiciones'  y  que  entre  ellos  era  de  mucha  autoridad.  Y 


BIBLIOGRAFIA 


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ya  que  hice  mención  de  éste,  diré  que  como  él  hay  otros  muchos,  que  exigen 
que  sólo  en  la  noche  los  consulten,  y  entre  las  tinieblas  de  aquella  hora,  can- 
tando invocan  a  los  demonios,  y  dice  la  gente,  que  se  aparecen  y  saludan  a 
los  que  allí  se  han  juntado,  llamándolos  parientes,  hermanos,  tíos,  etc.  Estos 
son  los  que  revelan  traiciones,  y  son  muy  consultados. 

"Hay  otros  hechiceros,  consultados  únicamente  para  hacer  llover,  y  em- 
piezan con  un  canto  para  invocar  al  enemigo  malo,  acción  común  en  todos 
estos  brujos. 

"Otros  llamados  'nitevision',  visitados  para  curar  enfermedades  de  toda 
clase,  pero  éstos  obligan  a  los  dolientes  a  hacer  pacto  formal  con  el  diablo. 

"Volviendo  a  nuestros  indios  que  venían  a  matar  al  P.  Laurencio  Adame, 
a  su  vuelta  llegaron  también  a  consultar  unas  piedras  que,  a  modo  de  ídolos, 
tenían  en  el  monte,  y  que  yo  hace  días  les  había  quitado;  y  dizque  allí  hicie- 
ron sus  ceremonias  gentílicas,  ya  para  volverse  a  Tepahue.  Pasaron  por  unos 
pueblos  donde  mataron  alguna  gente  inocente,  para  llevar  sus  cabezas  a  sus 
tierras  y  hacer  bailes  y  fiestas,  como  el  demonio  les  incita.  Y  para  que  se  vea 
lo  inhumano  y  lo  diabólico  de  estas  fiestas,  pondré  aquí  lo  que  sucedió  en  la 
ranchería  de  Santa  Bárbara,  porque  más  o  menos  así  son  todas  las  solemnida- 
des de  estos  salvajes. 

"Habiéndose  alejado  un  soldado  del  real  a  buscar  sus  caballos,  como  iba 
solo  y  sin  armas,  lo  cogieron  estos  gandules,  y  lo  llevaron  con  gran  algazara  a 
donde  estaban  los  demás,  y  ya  todos  juntos,  lo  desnudaron  completamente, 
dejándole  sólo  su  calzado.  Luego  lo  cercaron  bailando  alrededor,  y  a  la  pri- 
mera vuelta  cada  uno  le  iba  poniendo  en  las  manos  una  flecha,  que  recogía 
en  la  segunda,  para  que  a  la  tercera  vuelta  se  la  clavasen  en  el  cuerpo;  así  las 
cosas,  cuando  ya  casi  terminaban  la  segunda  ronda,  hubo  un  pleito  entre  las 
viejas  que  estaban  abajo  unas  con  otras,  y  los  indios  pensando  que  el  alboroto 
era  por  los  soldados  españoles  que  llegaban,  abandonaron  a  su  víctima  que 
estaba  ya  a  un  paso  de  la  muerte;  éste,  viéndose  solo,  se  echó  a  rodar  por  las 
cuestas  abajo,  y  luego  comenzó  a  correr  como  un  gamo,  tan  temeroso  que 
volvía  a  cada  paso  la  cabeza  a  ver  si  le  seguían,  y  de  esta  suerte  vino  a  parar 
entre  sus  compañeros  que  lo  andaban  buscando. 

"Pero  viniendo  a  los  indios  que  iban  de  huida,  fueron  cortando  muchas 
cabezas  de  inocentes,  para  llevarlas  como  trofeos  a  su  tierra,  y  provocar  así  al 
capitán.  Este  viendo  los  males  que,  uno  tras  otro  se  seguían  de  esta  su  tole- 
rancia y  que  se  ponía  a  riesgo  de  una  conjuración  general,  obtuvo  por  fin  la 
licencia  de  castigarlos,  como  tanto  deseaba. 

"Formó  un  crecido  ejército  de  españoles;  preparó  todo  lo  necesario  para 
aquella  peligrosa  campaña  y,  aunque  a  la  sazón  había  hambre  y  general  epi- 
demia, rompió  por  todo,  pues  de  la  presteza  y  rapidez,  dependía  este  negocio. 

"Hiciéronse  muchas  oraciones,  que  fue  la  mejor  preparación  de  todas  para 


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AGUILA,  VICENTE  DEL,  P. 


el  buen  suceso;  los  soldados  se  confesaron  y  comulgaron  dos  veces  con  el  fin 
de  impetrar  el  favor  divino,  pues  estaban  convencidos  que  era  menester  esta 
véz  más  que  nunca,  porque  tratándose  de  estos  indios,  siempre  se  temían  las 
traiciones  y  engaños. 

"Publicó  el  capitán  que  había  de  ir  por  cierto  camino,  para  engañar  al 
enemigo  y  para  que  por  allí  colocasen  sus  trampas  y  emboscadas;  y  él  tomó 
por  una  vereda  que  conocía  muy  bien. 

"Se  partió  llevando  en  su  compañía  al  P.  Andrés  Pérez  de  Rivas,  y  en  lle- 
gando a  lo  despoblado,  tomó  todas  las  cabezas  de  caminos  por  donde  sospe- 
chaba que  los  enemigos  podían  mandar  sus  espías.  De  esta  manera  cogió  a 
dos  que  traían  orden  a  los  de  acá,  que  quemasen  todas  las  iglesias,  y  empe- 
zasen a  dar  guerra  al  capitán  por  las  espaldas,  porque  cogiéndole  en  medio, 
fácilmente  lo  vencerían.  Descubrieron  asimismo  estos  espías,  siendo  apretados, 
cómo  cuatro  naciones  estaban  confederadas  con  los  tehuecos,  para  hacer  la 
guerra  al  mismo  tiempo. 

"Prosiguió  el  capitán  su  camino,  despacio,  haciendo  ostentación  del  mucho 
ganado  que  traía  para  alimentar  su  tropa,  aunque  la  guerra  durase  largo  tiem- 
po y  que  venía  decidido  a  concluirla;  lo  cual  no  poco  desconsoló  a  los  ene- 
migos, que  pensaban  se  volvería  a  los  ocho  días,  si  escapaba  de  sus  manos. 

"Guando  aquellas  cuatro  naciones  se  enteraron  de  que  su  plan  estaba 
descubierto,  hicieron  paces  con  los  españoles.  Viéndose  desamparados  los  te- 
huecos  y  que  ellos  solos  no  podían  hacer  la  guerra,  comenzaron  a  f laquear;  y 
aprovechando  el  capitán  esta  coyuntura  tan  favorable,  como  acostumbra,  hizo 
la  proclama  general,  de  que  los  que  se  separasen  antes  de  comenzar  la  guerra, 
y  estuviesen  dispuestos  a  un  pequeño  castigo,  serían  perdonados.  Arriesgóse  a 
presentarse  al  capitán  con  la  esperanza  de  alcanzar  perdón  un  indio  valiente 
y  harto  culpado;  y  no  se  engañó.  Al  saber  los  demás  el  buen  lance  que  había 
logrado  este  indio,  se  animaron  a  venir  muchos;  y  el  capitán  perdonó  a  mu- 
chos; a  los  manifiestamente  culpados  los  echó  en  collera  y  sólo  a  unos  pocos 
ajustició.  Con  esto  último,  el  resto  de  la  gente  que  faltaba,  no  quiso  salir,  por 
lo  cual  el  capitán  los  fue  siguiendo  ocho  días  arreo  por  las  estrechuras  de 
aquellas  sierras.  Vióse  claramente  la  protección  de  la  mano  de  Dios,  porque 
pasó  el  ejército  por  pasos  tan  malos  y  hondos  precipicios,  que  una  docena  de 
enemigos  hubiera  bastado  para  impedirles  el  paso  y  hacerles  grande  daño,  con 
galgas  y  flechas  enhierbadas  que  especialmente  entre  los  tehuecos  son  segura- 
mente mortales,  porque  basta  cualquier  punzamiento  por  leve  que  sea,  para 
causar  la  muerte;  y  así  murieron  sin  remedio  algunos  de  los  indios  amigos, 
porque  el  enemigo,  aunque  huyendo,  había  sembrado  e  hincado  en  el  sendero 
una  infinidad  de  espinas  enhierbadas,  que  si  se  clavaban  un  poquito  en  el 
pie,  causaban  irremisiblemente  la  muerte.  Y  se  vio  que  algunos  de  los  mismos 
enemigos  habían  caído  en  el  mismo  lazo,  pues  se  hallaban  muertos  en  el  camino. 


BIBLIOGRAFIA 


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"No  pudiendo  el  capitán  darles  alcance,  y  viéndose  necesitado  de  basti- 
mento, dio  la  vuelta.  Dejó  allí  cerca,  cantidad  de  ganado  vacuno,  diciendo 
a  todos  que  era  para  volver  presto,  como  pensaba.  Talóles  sus  campos;  ame- 
nazó a  los  naturales  que  vinieron  de  paz,  castigarlos  severamente  si  admitían 
a  los  tehuecos  en  sus  tierras,  y  que  si  volvían  les  habían  de  hacer  la  guerra. 
Con  esto,  dejando  todo  en  orden,  se  volvió  a  la  villa. 

"Mucho  se  recelaban  algunos  de  que  no  había  correspondido  el  suceso  a 
la  jornada,  por  haberse  quedado  allá  los  más  culpables  y  entre  ellos  el  que 
inmediatamente  pegó  fuego  a  la  iglesia;  pero  al  poco  tiempo  se  echó  de  ver 
el  buen  suceso;  porque  estando  el  P.  Laurencio  Adame  y  yo  (el  P.  Vicente 
del  Aguila)  en  un  pueblo  de  Bahues,  diferente  pero  de  la  nación  de  los  te- 
huecos,  una  noche,  ya  que  nos  queríamos  dormir,  oímos  que  preguntaban  por 
nosotros  y  saliendo  fuera  nos  dijeron  cómo  habían  venido  unos  forajidos  de 
Tepahue  preguntando  dónde  andábamos;  y  que  todas  las  sospechas  recaían 
sobre  ellos  como  incendiarios  de  iglesias  y  enemigos  de  los  padres.  Dimos  orden 
que  parte  de  nuestra  gente  vigilase  la  iglesia  y  parte  nuestra  casa,  hasta  ver 
en  qué  paraba  aquel  negocio,  y  de  esa  suerte  nos  fuimos  a  descansar,  y  cierto 
que  se  durmió  mal. 

"A  la  mañana  siguiente,  otros  tehuecos  fieles  nos  trajeron  a  los  dos  fasci- 
nerosos  de  Tepahue,  preguntándonos  qué  habían  de  hacer;  y  nosotros  los  re- 
mitimos al  capitán  Estrada;  y  éstos  al  volver  nos  trajeron  la  nueva  de  que 
todo  estaba  ya  en  paz;  pues  no  pudiendo  sufrir  la  hambre  y  los  trabajos,  se 
habían  vuelto,  y  que  entre  ellos  estaba  un  indio  muy  valiente,  llamado  Ye- 
bimoa  quien  para  alcanzar  el  perdón  del  capitán,  se  comprometió  con  otros 
indios  de  aprehender  y  matar  al  que  pegó  fuego  a  la  iglesia;  como  lo  hizo  ma- 
tándolo a  macanazos.  De  este  modo  castigó  Dios  a  aquel  sacrilego  que  abrasó 
su  santo  templo,  y  aunque  el  capitán  iba  con  intento,  si  lo  había  a  las  manos, 
de  quemarle  (como  lo  hizo  con  otro  anteriormente  por  el  mismo  delito),  con 
todo  fuera  menor  su  castigo  pues  hubiera  sido  asistido  por  uno  de  los  padres 
que  lo  hubiera  podido  absolver.  De  los  otros  dos  indios  que  lo  habían  acom- 
pañado en  su  crimen:  al  uno  lo  mataron  en  Tepahue;  y  el  otro  fue  traído  pre- 
so por  los  mismos  tehuecos  y  fue  ahorcado. 

"Con  esto  quedó  limpia  la  guarida  de  Tepahue,  y  toda  la  tierra  pacífica  y 
temerosa;  y  abierta  y  franca  la  puerta  para  dar  doctrina  a  los  mayos,  que  tanto 
tiempo  hacía  lo  deseaban". 

Capítulo  noveno.  De  los  trabajos  con  que  se  cultiva 
esta  nueva  planta  del  Señor. 

"Fuera  de  lo  que  aquí  se  ha  referido,  ha  habido  otras  muchas  guerrillas 
y  perturbaciones  que  fuera  largo  de  contar.  También  ha  habido  en  otras  na- 


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AGUILA,  VIGENTE  DEL,  P. 


clones^  rumores  siniestros  de  muertes  de  los  padres,  con  que  nos  han  hecho 
andar  con  cuidado  largo  tiempo.  Y  a  pesar  de  todos  estos  rumores,  borrascas 
y  tormentas,  nunca  los  misioneros  han  perdido  ni  soltado  el  timón  y  gober- 
nalle de  la  confianza;  y  de  la  misma  manera  se  les  acude  a  todos  en  tiempo 
de  paz  como  en  tiempo  de  guerra,  como  si  hubiera  siempre  mucha  serenidad, 
todo  lo  cual  se  ha  padecido  por  ganar  y  amoldar  esta  gente  a  la  doctrina  de 
Cristo,  por  donde  si  el  sumo  Pontífice,  como  se  cuenta  en  la  vida  de  San  Es- 
teban, rey  de  Hungría,  lo  condecoró  con  una  cruz  por  haber  este  rey  intro- 
ducido entre  sus  vasallos  la  doctrina  del  evangelio,  dicicndole:  'Yo  soy  apos- 
tólico, pero  Esteban  es  apóstol  por  haber  sabido  sujetar  al  yugo  de  Cristo  una 
gente  antes  tan  feroz  e  indómita':  ¿qué  título  no  merecerán  los  misioneros  de 
esta  tierra  de  Nueva  España  que  con  tantos  trabajos  y  con  peligro  de  su  vida, 
han  conquistado  a  esta  gente  tan  indómita,  peor  que  potros  cerreros  y  gana- 
dos cimarrones,  amansándolos  y  transformándolos  en  discípulos  del  divino 
Redentor? 

"Mucho  han  trabajado  otros  apóstoles  en  convertir  gentiles  que  en  sus 
costumbres  eran  mucho  más  civilizados,  hallando  con  esto  la  mitad  del  cami- 
no hecho;  y  si  en  la  primitiva  iglesia  peleaban  los  apóstoles  contra  la  sabidu- 
ría del  mundo,  aquí  se  lucha  contra  la  ignorancia,  cosa  sin  duda  más  difi- 
cultosa. 

"Por  la  narración  de  esta  historia  se  habrá  echado  de  ver,  que  los  padres 
han  trabajado  con  gente  tan  bárbara,  ruda,  ingrata  y  desleal,  en  tierra  tan 
remota,  siempre  rodeados  de  enemigos  gentiles;  en  tierra  tan  calurosa,  tan 
pobre,  y  tan  falta  de  regalos  aun  ordinarios  de  pan,  trigo,  vino,  carnero  y 
frutas,  de  que  abundan  otras  tierras:  lo  cual  no  digo  para  espantar  a  los  fla- 
cos, sino  para  animar  a  los  fervorosos  y  deseosos  de  trabajar,  cuales  aquí  son 
menester.  Porque  lo  que  padecieron  los  santos  apóstoles  con  las  persecuciones 
de  los  tiranos,  quiere  el  Señor  que  lo  padezcamos  nosotros  en  peligro  e  in- 
comodidades: pues  si  uno  aquí  cae  enfermo,  no  hay  médicos  ni  medicinas, 
fuera  de  la  misericordia  del  Señor,  y  fuera  de  algún  desconocido  y  mediano 
mediquillo,  con  título  pero  sin  habilidad,  cuyas  curas  se  cifran  en  algún  za- 
humerio. 

"Andamos  estos  ministros  del  Señor  que  vivimos  aquí,  en  un  perpetuo  y 
constante  movimiento  de  día  y  de  noche,  siendo  llamados  muchas  veces  a  pue- 
blos distantes  a  sacramentar  enfermos,  comenzando  por  aprender  cada  imo  dos 
o  tres  lenguas  muy  distintas  de  la  propia.  Teniendo  cada  misionero  cuatro, 
cinco  o  más  pueblos  que  administrar;  ejercitando  los  ministerios  espirituales 
y  también  los  temporales,  de  que  se  pudieron  libertar  los  apóstoles,  nombrando 
diáconos.  Es  aquí  el  padre  misionero,  médico,  limosnero,  albañil  y  arquitecto, 
teniendo  que  ejecutar  a  la  vez  esos  y  otros  muchos  empleos:  y  todo  por  am- 
plificar el  reino  de  Cristo  y  por  hacer  bien  a  esta  gente  pobre  y  despreciada. 


BIBLIOGRAFIA 


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por  quien  más  que  por  otra  alguna  se  puede  con  razón  entender  aquello  del 
Profeta:  'Ite,  Angelí  veloces  ad  gentem  conculcatam'.  Lo  cual  se  puede  inter- 
pretar de  esta  manera:  Id:  no  a  los  judíos,  conocedores  de  la  Ley;  sino  a  los 
ignorantes  gentiles,  para  que  no  se  pierda  en  ellos  la  redención  del  Señor; 
para  que  el  que  me  sigue  en  la  pena,  también  me  siga  en  la  gloria. 

"/¿f  a  los  trabajos  y  peligros,  porque  vais  con  Dios  que  es  el  único  que 
puede  allanar  los  montes  de  las  dificultades  y  emparejar  los  abismos  de  las 
miserias.  Este  es  el  tiempo  en  que  el  gran  Rey,  ha  enviado  a  sus  ministros  a 
los  caminos  y  encrucijadas  a  llamar  gente  que  ocupe  los  asientos  que  dejaron 
vacíos  los  que  despreciaron  la  invitación. 

"Angeles:  porque  lo  han  de  ser  en  la  pureza  de  la  vida  los  ministros  que 
se  ocupen  en  convertir  a  esta  gente,  huyendo  de  los  peligros  y  anunciando 
como  los  Angeles  de  Belén  a  los  pobres  pastores,  retrato  vivo  de  los  indios  y 
gente  miserable. 

"Veloces:  porque  mientras  más  se  tarden  más  se  habrán  perdido  las  almas 
de  estos  pobrecitos.  Veloces  también  porque  van  a  una  gente  que  anda  muy 
retardada;  y  así  es  menester  que  nuestra  presteza  supla  su  tardanza. 

"Ad  gentem:  porque  si  algunos  son  tan  rudos  y  viles  que  hacen  poca  ven- 
taja a  las  bestias,  al  fin  son  almas  racionales  redimidas  con  la  preciosa  sangre 
de  Cristo. 

"Conculcatam:  es  decir,  pobre  y  despreciada,  pero  cuanto  más  pobres  y 
desnudos  están,  tanto  están  más  ligeros  y  dispuestos  para  subir  al  santo  monte 
de  Sión;  y  mientras  menos  riquezas  tienen,  menos  los  abaja  el  peso  de  la  ava- 
ricia, y  menos  lazos  los  enredan,  y  menos  espinas  de  cuidados  les  punzan. 

"Finalmente:  Pauperes  evangelizantur;  porque  no  hay  quien  dude  que 
están  más  dispuestos  para  el  reino  de  los  cielos,  los  indios  pobres  que  los  ca- 
balleros ricos.  En  un  mismo  día  fueron  llamados  los  Reyes  y  los  Pastores:  aqué- 
llos tardaron  en  llegar,  trece  días;  éstos  otros,  esa  misma  noche  llegaron.  En 
los  Magos  está  representada  la  gente  rica;  y  en  los  pastores,  la  pobre. 

"  Tropter  miseriam  inopis  et  gemitum  pauperum,  nunc  exurgam,  dicit 
Dominus',  que  este  debe  de  ser  el  móvil  de  los  que  quieren  ayudar  e  imitar  a 
Cristo:  aplicarse  a  ayudar  a  esta  pobre  gente". 

Capítulo  décimo  y  último.  Del  fruto  que  en  esta  gente  bárbara  se  ha  hecho 
y  de  su  disposición  para  proseguir. 

"Los  misioneros  que  han  trabajado  en  estas  partes,  no  tienen  que  envi- 
diar, a  los  que  andan  entre  fariseos,  o  entre  otros  infieles  más  educados;  los 
de  acá  los  superan  en  trabajos  y  peligros  constantes  de  la  vida. 

"Alégrense,  pues,  en  el  Señor,  del  fruto  que  se  percibe,  pues  cada  día  se 
van  asentando  y  domesticando  estas  naciones;  ya  se  van  vistiendo,  ya  orde- 


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AGUILA,  VICENTE  DEL,  P. 


nando  y  concertando  en  sus  modales;  ya  acuden  por  las  mañanas  sin  faltar 
varón  alguno,  a  rezar  en  las  iglesias  y  a  oír  misa;  y  los  domingos  y  días  de 
fiesta,  además  de  la  santa  misa  oyen  el  sermón  con  tanta  atención,  cuidado 
y  estima  de  la  palabra  divina,  que  ponen  aliento  en  el  mismo  predicador;  y 
se  ve  que  no  es  semilla  que  cae  en  un  camino,  ni  entre  pedregales,  ni  entre 
zarzas;  sino  en  tierra  buena  que  ha  de  producir  su  fruto. 

"Ya  van  dejando  sus  pleitos,  y  lo  que  más  es,  ya  viven  fieles  a  una  sola 
mujer,  y  han  dejado  enteramente  sus  borracheras  a  que  estaban  tan  dados;  y 
esto  es  más  de  estimar  cuanto  más  radicalmente  se  ha  extirpado  en  estas  mi- 
siones en  donde  vive  solo  entre  ellos  el  misionero;  y  se  ha  visto  que  no  tanto 
en  donde  concurren  españoles. 

"Los  indios  mismos  han  venido  a  entregar  sus  idolillos,  que  los  tenían  muy 
ocultos;  y  asimismo  los  hechizos  y  piedrecillas  de  singular  forma  que  el  demo- 
nio, según  dicen  ellos  apareciéndoseles  en  figura  humana,  les  daba  en  señal 
de  pacto:  unas  en  orden  a  hacer  fortuna  en  el  juego,  a  que  esta  gente  era 
muy  dada;  otras  para  tener  buena  suerte  en  la  caza;  otras,  para  curar  distin- 
tas enfermedades;  otras  para  ser  amados;  y  otras  finalmente  para  distintos 
fines  y  deseos,  con  que  el  demonio  tenía  ganadas  a  estas  gentes.  Y  estas  pie- 
drecitas  *se  llaman  'tesaqui',  que  ellos  guardaban  como  nosotros  los  agnus  y 
reliquias.  Todo  esto  me  contó  un  joven  a  quien  el  P.  Pedro  Méndez  crió  e 
instruyó  desde  niño,  hijo  de  un  hechicero  y  como  tal,  sumamente  instruido 
en  las  antiguas  costumbres  de  los  antepasados,  y  por  eso  le  han  puesto  por 
sobrenombre  'el  viejo'.  Este  riñe  a  su  padre  con  gran  libertad  que  es  cosa  que 
causa  maravilla. 

"Hay  otro  joven  muy  despierto  y  que  el  P.  Pedro  Méndez  instruye  en  la 
religión  cristiana,  y  con  ser  también  hijo  de  uno  de  los  principales  hechiceros 
de  la  nación  Coue,  se  ha  puesto  a  alegar  con  ellos  confundiéndolos  pública- 
mente, y  tanto  que  por  única  defensa  los  hechiceros  lo  amedrentaron  con  que 
lo  iban  a  hechizar  si  los  seguía  acusando;  éste,  se  fue  inmediatamente  a  la 
iglesia,  y  se  estuvo  haciendo  muchas  cruces  en  la  frente. 

"Tienen  estima  de  la  confesión,  y  la  hacen  con  mucho  cuidado,  según  su 
capacidad,  mayormente  en  la  cuaresma,  que  no  queda  ninguno  sin  confe- 
sarse; también  a  veces  entre  año,  y  como  cada  día  crece  el  número  de  capa- 
ces, también  se  les  da  la  sagrada  comunión.  Ya  se  han  acostumbrado  a  tomar 
parte  con  los  españoles  en  las  procesiones  de  cuaresma,  y  en  la  de  sangre. 

"Toda  la  tierra  se  va  poblando  de  iglesias,  y  se  precian  de  hacer  las  mejo- 
res, y  van  tomándoles  gusto  a  las  fiestas  cristianas,  a  que  concurren  de  mu- 
chísimas partes  y  muy  remotas. 

"Cultivan  buenas  sementeras,  y  cuando  les  va  bien,  entregan  su  limosna 
para  la  fábrica  de  la  iglesia  o  para  el  culto  divino.  Van  pues  creciendo  en  el 
conocimiento  y  estima  de  nuestra  santa  fe. 


BIBLIOGRAFIA 


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"Han  sucedido  muchas  cosas  de  singular  providencia  de  nuestro  Señor, 
especialmente  en  orden  a  la  predestinación,  que  las  dejo  por  no  ser  largo,  y 
por  ser  más  propio  para  puntos  de  anuas;  pues  mi  intención  sólo  fue,  sacar 
brevemente  la  historia  de  sus  principios  y  referir  de  paso  los  trabajos  con  que 
a  modo  de  heladas  y  pluvias  ha  ido  creciendo  esta  nueva  planta  con  mucho 
consuelo  y  satisfacción  de  los  obreros  que  deveras  se  han  aplicado  a  culti- 
varla; y  han  dado  por  muy  bien  empleados  sus  trabajos,  viendo  el  fruto  de  la 
palabra  divina,  especialmente  en  tiempo  de  enfermedades  y  pestilencias  en 
que  han  muerto  muchos  con  muchas  esperanzas  de  haber  alcanzado  la  vida 
eterna. 

"Y  porque  alguno  gustará  de  ver  el  número  de  los  bautizados  en  el  espacio 
de  veinte  años  (1591-1611),  que  tantos  ha  que  cimentaron  aquí  los  susodi- 
chos padres,  digo  que  contando  los  inscritos  (porque  otros  muchos  se  han 
perdido  y  pasado  por  alto  con  las  perturbaciones  de  los  tiempos),  llegan  a 
32,072,  sin  contar  los  de  este  año.  Y  cada  día  serán  más,  por  razón  de  la  paz 
que  ahora  hay;  porque  hasta  ahora  todo  había  sido  levantamientos,  rebelio- 
nes y  guerras,  como  arriba  queda  referido. 

"Los  pueblos  de  los  ya  bautizados  (aunque  no  deja  de  faltar  alguno  por 
bautizar)  son  veintinueve  o  treinta. 

"Las  naciones  de  gentiles,  ya  sujetas  a  la  corona  real  de  España,  diez,  a 
saber:  Bacas,  Baches,  Errobasas,  Mayos,  Yaquis,  Nebomes,  Nures,  Tepahues, 
Conicares  y  Chínipas. 

"Las  condiciones  a  que  jurídicamente  se  sujetaron  al  susodicho  capitán 
Diego  Martínez  de  Hurdaide  (a  costa  de  sus  peligros,  trabajos  y  sangre  de 
sus  venas  y  desfalco  de  sus  bienes,  pues  por  eso  el  día  de  hoy  se  ve  tan  empe- 
ñado, por  haber  procedido  siempre  con  el  mayor  desinterés  y  liberalmente  con 
los  indios),  son  éstas: 

"Primera:  a  que  no  consientan  en  sus  tierras  gente  huida  y  facinerosa, 
causa  de  muchas  guerras  y  alteraciones;  y  que  se  obligan  a  prenderlas  o  de- 
jarlas prender  dando  ayuda  a  los  españoles. 

"Segunda:  que  no  se  maten  unos  a  otros  como  antiguamente. 

"Y  así  van  cumpliendo  estas  condiciones,  trayendo  a  los  huidos,  acusando 
a  los  que  matan  para  que  se  haga  justicia  por  el  capitán;  y  esto  lo  hacen  por 
estar  sujetos  a  la  corona  real  que  los  defiende. 

"Con  lo  cual  hay  más  seguridad;  y  últimamente  dos  padres  misioneros  se 
libraron  de  la  muerte  que  ciertos  indios  les  tenían  tramada,  porque  otros  cum- 
pliendo esta  condiciones,  los  vinieron  a  acusar.  Y  por  ellas  están  dispuestos  y 
comprometidos  a  oír  la  predicación  del  evangelio,  muy  en  particular  los  in- 
dios mayos.  .  . 

"El  Señor  que  lo  comenzó,  lo  lleve  adelante,  mandándonos  muchos  obre- 
ros aplicados  a  este  ministerio,  pues  son  muy  hartas  leguas  las  que  corren 


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AGUILA,  VICENTE  DEL,  P. 


estas  tierras,  todas  pobladas,  hasta  la  Florida,  de  donde  el  Señor  ha  de  sa- 
car sus  escogidos  de  tantas  y  tan  distintas  naciones  como  por  aquí  hay,  para 
que  se  cumpla  la  visión  profética  de  S.  Juan  que  vio  en  el  cielo:  de  todas 
las  tribus,  pueblos,  lenguas  y  naciones,  donde  su  divina  Magestad  nos  quiere 
llevar  a  todos,  ofreciéndole  con  alegría  los  manojos  de  copiosa  y  abundante 
cosecha". 

(Hasta  aquí,  la  carta  anua  de  Sinaloa  en  donde  viene  esta  interesante 
historia.  Viene  sin  fecha:  pero  se  escribió  por  1613,  y  se  publicó  por  1622). 

(Arch.  Gen.  Nac.  [México]  Colecc.  Misiones,  t.  26)  (Arch.  Prov.  Méx. 
Merid.  [México,  1960]  De  una  fotocopia  sacada  por  el  P.  Joaquín  Cardoso, 
S.  J.). 

(Véase  abajo  lo  que  dice  Bolton:  S.  f.  pero  es  1613). 

1637  Carta  del  P.  Vicente  del  Aguila  al  P.  Provincial,  fechada  en  Sinaloa 
el  2  de  Diciembre  de  1637.  (W.  B.  Stephens  Mss.  Collection.  México) 

S.f.  (1613)  "Puntos  sacados  de  las  relaciones  de  Antonio  Ruiz,  Martín 
Pérez,  Vigente  del  Aguila,  Gaspar  Várela  Cap.,  Juan  de  Grijalva, 
capitán  Martínez  (Urdaide)  and  others.  About  75  ff. 

"This  document  consists  of  notes  for  a  history  of  Sinaloa,  taken  from  the 
authors  named.  On  the  margin  are  given  the  references.  These  notes  are 
foUowed  by  the  work  named  below:  'Historia  de  las  misiones  que  han  hecho 
los  religiosos  de  la  Compañía  de  Jesús  para  predicar  el  santo  evangelio  en 
las  Indias  Occidentales  de  los  reinos  de  la  Nueva  España'. 

"Part  I.  Four  books  relating  to  Sinaíoa.  Part  II.  Four  books  relating  to 
Topia,  San  Andrés,  Tepeguanes,  las  Parras  and  Laguna  Grande. 

"This  is  a  rough  draft  (borrador)  and  is  apparently  incomplete.  I  have 
not  compared  it  closely  with  any  of  the  Known  Jesuit  histories,  but  suspect 
it  to  be  that  of  Pérez  de  Rivas,  although  the  divisions  do  not  correspond". 

(Bolton:  Berkeley  Library,  Calif.  Jesuítas,  Vol.  25). 

Referencias  bibliográficas 

1  Arch.  Gen.  Nac.  (México). 

Ramo  Historia,  T.  308. 
Ramo  Misiones,  T.  26.  T.  25. 

2  Arch.  Prov.  Méx.  S.  J.,  Relación  de  Sinaloa  escrita  por  el  P.  Vicente  del 
Aguila^  Fotocopia  sacada  por  el  P.  Joaquín  Cardoso,  S.  J.  1945. 


REFEREXCIAS  BIBLIOGRAFICAS 


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3  AsTRÁiN,  Antonio,  S.  J.,  Hist.  de  la  C.  de  ].  en  la  Asist.  de  España,  t.  V. 
Madrid  1916,  p.  327. 

3  BoLTON,  Berkeley  Library,  Calif.  Jesuítas,  vol.  25. 

4  BeristÁin,  Bibliot.  Hisp.  Americ.  Art.  Aguila. 

4  Gascón,  Miguel,  S.  J.,  Los  jesuítas  en  Menéndez  Pelayo,  Valladolid, 
1940,  p.  523. 

5  Cuevas,  Mariano,  S.  J..  Hist.  de  la  Igl.  en  México,  III,  El  Paso,  1928, 
p.  348. 

6  De  Backer,  S.  J.,  T.  I,  33. 

7  Decorme,  Gerardo,  S.  J.,  Menologio  Ms.  1934.  Elogio  del  P.  Vicente 
del  Aguila.  Menologio  Ms.  1940,  p.  124. 

8  Diccionario  Universal  de  Hist.  y  Geograf.,  Apéndices,  t.  I,  México,  1855, 
p.  100.  Art.  Aguila,  Vicente  del,  S.  J.,  FiiiTiado:  J.M.D.  (José  Mariano 
Dávila) . 

9  Florencia,  Fr.\ncisco  de,  S.  J.,  Oviedo,  Juan  Ant.,  S.  J.,  ''Menologio 
de  los  varones  más  señalados  en  virtud,  de  la  Prov.  de  Méx.  México, 
1745,  Mzo.  5. 

10  Jatino,  Leonardo,  S.  J.,  Garta  de  edificación  a  la  muerte  del  P.  Vi- 
cente del  Aguila,  que  murió  el  5  de  Marzo  de  1641.  3  hs.  mss. 

11  Lecina,  Mariano,  S.  J.,  Biblioteca  de  escútorcs,  II,  Madrid,  1929-30, 
p.  346. 

11^'^  Menéndez  Pelayo,  Marcelino,  La  Ciencia  Española,  Madrid,  1933, 
II,  196. 

12  Mexic.  Varia. 

13  Pérez  Rivas,  Andrés,  vS.  J.,  Triunfos  de  nuestra  santa  je,  I,  397-402. 

14  Sommervogel,  S.  J.,  Bihliotheque  des  écrivains  de  la  C.  de  ].,  I,  81. 

15  Stephens,  W.  B.  Gollection  Mss.  México. 


PADRE  AGUILAR 


Bibliografía 

1607  Testamento  de  las  alhajas  del  Padre  Aguilar.  9  fojas. 

(Arch.  Hist.  de  Hacienda  [México]  Temporalidades.  Leg.  332-18). 


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AGUILAR,  DAMIAN,  P. 


Referencias  bibliográficas 
1  Arch.  Hist.  de  Hacienda  (México)  Temporalidades.  Leg.  332-18. 


AGUILAR,  BARTOLOME  DE,  H.  C. 
Biografía 

1645  Roma,  31  de  Marzo  de  1645.  (De  una  carta  del  P.  Vicario  Carlos 
Sangrius  al  P.  Provincial  Juan  de  Bueras)  :  .  .  ."Supongo  que  ningu- 
no de  los  dichos  tendría  grado  fijo  en  la  Compañía.  .  .  como  ni  los  Herma- 
nos: Luis  Méndez,  Juan  Delgado  y  Bartolomé  de  Aguilar.  .  .  cuyas  his- 
torias trabajosas  son  de  mucha  pena".  (Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll.  1934] 
Mss.  Cartas  de  los  Generales,  vol.  V) . 

—       Roma,  Diciembre  30  de  1645.  (De  una  carta  del  P.  Sangrius  al  P. 
Bueras)  : 

"Otro  expulso  llamado  Bartolomé  de  Aguilar,  Coadjutor,  que  no  ha- 
bía dado  buena  cuenta  de  sí  en  materia  de  castidad  y  fidelidad  de  hacienda, 
y  que  había  estado  encerrado,  se  dice  fue  admitido  por  el  P.  Francisco  Cal- 
derón". (Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll,  1935]  vol.  V,  Mss.  f.  77). 

Referencias  biográficas 

1  Arch.  Prov.  Méx.  (Isl.  Coll.  1934-1935)  vol.  V,  Mss.  Cartas  de  los  Ge- 
nerales, ff.  60;  77. 

2  Sangrius,  Carlos,  S.  J.  (Vic.  Gen.),  Cartas: 

A.  P.  Juan  de  Bueras  (Prov.)  :   Roma,  31  Mzo.  1645. 

Roma,  30  Dic.  1645. 


AGUILAR,  DAMIAN,  P. 
Biografía 

Nota:  No  existe  el  P.  Damián  Aguilar,  aunque  Alegre,  II,  409,  y  el  P. 
Burrus,  III,  242,  lo  afirman,  en  el  único  dato  que  de  tal  padre  dan. 


REFERENCIAS  BIOGRAFICAS 


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1656  "En  la  dedicación  de  la  Santa  Iglesia  Catedral  de  México,  de  los 
diez  días,  obtuvo  la  Compañía  de  Jesús  el  día  Séptimo,  en  que  ocu- 
pando siempre  el  altar  los  señores  del  cabildo,  predicó  el  P.  Damián  (sic) 
Aguilar,  a  petición  de  los  señores  Virrey  y  Virreina  (lo  eran  los  Duques 
de  Alburquerque)  que  le  tenían  encomendada  la  educación  de  sus  hijos  en 
el  mismo  palacio".  (Alegre,  II,  409). 

Alegre  lo  tomó  de  Martín  de  Guijo  {Diario,  p.  350),  pero  éste  no  dice 
el  nombre,  sino  "el  P.  Aguilar"  y  se  refiere  al  P.  Esteban  Aguilar  (Véase 
su  monografía)  que  predicó  precisamente  "el  Séptimo  día'\  y  era  ayo  de  los 
hijos  de  los  Virreyes. 

Así  es  que  no  hay  tal  Padre  Damián  Aguilar. 

Referenclas  biográficas 

1  Alegre,  Francisco  Javier,  S.  J.,  Hist.  de  la  Prou.  de  la  C.  de  J.  en  N.  E., 
t.  II,  México,  1842,  p.  409. 

2  Alegre-Burrus,  Ernest  J.,  S.  J.,  Hist.  de  la  Prov.,  Roma,  III,  1959,, 
p.  242. 


AGUILAR,  DIEGO  DE,  P. 
Biografía 

1614  Debió  de  nacer  Diego  de  Aguilar  en  Querétaro,  por  los  años  de  1614. 

"Como  el  P.  Diego  de  Aguilar  era  hermano  carnal  del  P.  Juan  de 
Monroy  (y  nótese  de  paso  la  costumbre  de  tomar  unos  hijos  el  apellido  pa- 
terno y  otros  el  materno),  recuérdese  lo  que  se  dice  en  la  carta  necrológica 
del  P.  Monroy,  escrita  en  Noviembre  de  1684,  por  un  anónimo:  'Nació  el 
P.  Juan  de  Monroy  en  esta  ciudad  de  Querétaro,  de  padres  tan  honrados, 
piadosos  y  afectos  a  nuestra  Compañía,  como  lo  fueron  el  capitán  Francisco 
de  Aguilar  y  Dña.  Francisca  de  Monroy,  a  quienes  concedió  el  Señor  una 
numerosa  y  bien  lograda  sucesión  de  hijos,  pues  vieron  en  sus  días,  tres  mon- 
jas profesas  de  la  regla  de  Santa  Clara,  y  cinco  sacerdotes,  dos  de  ellos  en 
la  Compañía,  a  saber:  el  P.  Diego  de  Aguilar,  sujeto  de  aventajadas  pren- 
das, que  murió  también  como  su  hermano  el  P.  Juan  de  Monroy  en  este 


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AGUILAR,  DIEGO  DE,  P. 


colegio  de  Querétaro,  cuando  apenas  comenzaba  a  dar  los  frutos  de  su  vir- 
tud y  estudios" .  .  . 

(Carta  de  edificación  anónima  a  la  muerte  del  P.  Juan  de  Monroy.  Que- 
rétaro, Noviembre  de  1684). 

Nótese  finalmente  que  en  este  tiempo  había  otro  padre  en  nuestra  pro- 
vincia, llamado  Diego  de  Monroy,  nacido  en  Colima  en  1598,  y  que  murió 
en  1679,  por  si  ésta  fue  otra  razón  de  cambiarse  el  apellido  nuestro  Padre 
Diego  de  Aguilar. 

1646  Roma,  18  de  Diciembre  de  1646.  (De  una  carta  del  P.  Vicente  Cara- 
fa  al  P.  Juan  de  Bueras)  :  "A  los  padres  1)  Diego  de  Castillo,  2) 
Juan  de  la  Plaza,  3)  Tomás  Altamirano,  4)  Agustín  Pérez,  5)  Diego  de 
Aguilar  .  .  . ,  se  les  concede  la  Profesión  de  cuatro  votos j  advertidos  de  lo 
que  se  les  nota  el  1  y  el  4;  y  cumplidos  33  años  de  edad  el  2,  el  3  y  el  5 
(Diego  de  Aguilar)  .  Y  a  ninguno  de  los  dichos  se  les  dé  la  profesión  antes 
de  cumplir  33  años  de  edad".  (Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll.  1935]  Mss). 

1648  Por  Mayo:  "Consta  que  los  padres  Gerónimo  Lobera,  Salvador  de 
Morales,  Francisco  de  Uribe  y  Diego  de  Aguilar  tenían  y  presenta- 
ron licencias  de  confesar  y  predicar  en  la  diócesis  de  Puebla,  dadas  por  el 
mismo  ilustrísimo  Sr.  D.  Juan  de  Palajox".  (Alegre)  (Astráin). 

1649  Puebla,  Mayo  4  de  1649.  (De  una  carta  del  limo.  Palafox  al  P.  Pro- 
vincial Andrés  de  Rada)  :  .  .  ."Y  el  P.  Diego  de  Aguilar,  a  los  al- 
caldes ordinarios  de  este  año  de  1649,  aquí  en  la  Puebla,  porque  no  se  eli- 
gieron a  su  gusto,  sino  porque  vuestras  paternidades  tenían  públicamente 
consigo  a  los  descomulgados,  y  les  permitían  celebrar  el  divino  sacrificio  del 
altar  (y  es  pecado  mortal  y  gravísimo  comunicarlos  in  sacris,  y  quedan  in- 
cursos  en  censuras  los  que  lo  hicieron),  y  en  este  caso  obró  prudentemente 
el  cabildo.  .  .  Y  supe  que  un  sacerdote  virtuoso  y  docto,  cura  de  una  de  las 
parroquias  de  la  Puebla,  a  quien  estaba  hiriendo  el  P.  Diego  de  Aguilar 
en  públicos  sermones,  hasta  llegar  a  decir  en  el  púlpito,  'que  había  curas 
en  esta  ciudad  que  eran  hijos  de  barberos'  (porque  este  pobre  sacerdote  acer- 
tó a  tener  tal  padre),  le  advertí  que  llevase  en  paciencia  estos  agravios  y  que 
no  respondiese  en  el  púlpito,  que  callase  y  mereciese" ...  ( Palafox  al  P.  An- 
drés de  Rada:  Puebla,  Mayo  4  de  1649). 

Referencias  biográficas 

1  Alegre,  Francisco  Javier,  S.  J.,  Hist.  de  la  Prov.  de  la  C.  de  ].  en  N.  E., 
t.  II,  México,  1842,  pp.  313,  314,  347. 


REFERENCIAS  BIOGRAFICAS 


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2  Alegre-Burrus,  Ernest,  J.,  S.  J.,  Hist.  de  la  Prov.,  Ul,  Roma,  1959, 
pp.  124,  242. 

3  Anónimo,  "Carta  de  edificación  del  P.  Juan  de  Monroy",  Ms.  firmado 
en  Querétaro  en  Noviembre,  1684. 

4  Arch.  Prov.  Méx.,  S.  J.  (Isl.  Coll.,  1934-1935). 

Vol.  V.  de  mss.  p.  129v.  y  pasa  a  la  127. 
Vol.  VI  de  mss.  p.  230. 

5  AsTRÁiN,  Antonio,  S.  J.,  Hist.  de  la  C.  de  J.  en  la  Asist.  de  España,  t. 
IV,  Madrid,  1916,  pp.  398,  713. 

6  Carafa,  Vicente,  S.  J.,  Carta  al  P.  Prov.  Juan  de  Bueras.  Ms.  Roma, 
18  Dic.  1646. 

7  García,  Genaro,  D.  Juan  de  Palafox  y  Mendoza,  México,  1906,  pp. 
123,  125. 

8  Palafox,  Ilmo.  D.  Juan  de.  Carta  al  P.  Prov.  Andrés  de  Rada,  Puebla, 
4  de  Mayo  de  1649. 


AGUILAR,  ESTEBAN,  P. 
(1606-1668)  (1  62) 

Biografía 

1606  "Esteban  de  Aguilar  natural  de  la  Puebla  de  los  Angeles".  (Berist). 
"Fue  natural  de  Guadalajara,  México".  (Trienales  de  1626  a  1662). 

1623  "Entró  en  la  Provincia  de  Nueva  España  en  1623".  (Trienal  de  1626 
en  donde  se  dice  que  ese  año  tenía  20  de  edad  y  3  de  Compañía) . 

1625  Votos  del  bienio. 

1626-36  Estudios,  magisterio  y  tercera  probación. 

1636  "Trabajó  algún  tiempo  en  las  misiones".  (Lecina). 

1639  Roma,  30  de  Septiembre  de  1639.  (De  una  carta  del  P.  General  Mu- 
cio  Vitelleschi  al  P.  Provincial  Andrés  Pérez  de  Rivas.  :  "Los  padres 
1)  Bartolomé  Castaño,  2)  Esteban  Aguilar,  3)  Baltasar  González,  4)  Juan 
de  Alcaraz,  5)  Francisco  Laris,  6)  Diego  Sarmiento  y  7)  Luis  de  Sosa,  ha- 


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AGUILAR,  ESTEBAN,  P. 


gan  la  profesión  de  cuatro  votos  con  los  de  su  tiempo,  pero  cumplan  primero 
33  años  aquellos  a  quienes  faltan;  y  el  segundo  (P.  Esteban  Aguilar)  y  el 
sexto  con  los  primeros,  porque  antes  de  entrar  estudiaron  filosofía;  y  con- 
sidérese si  al  tercero  favorece  el  examen  o  el  saber  lengua".  (Arch.  Prov. 
Méx.  [Isl.  ColL,  1935]  Mss.  Cartas  de  los  Generales). 

—  Lecina:  "Distinguióse  el  P.  Esteban  Aguilar  como  humanista  y  cas- 
tizo y  elocuente  orador.  Trabajó  algún  tiempo  en  las  misiones  y  des- 
pués ejercitó  los  ministerios  apostólicos  con  los  españoles". 

—  Beristáin:  "Religioso  de  la  Compañía  de  Jesús  de  la  provincia  de  Mé- 
xico, humanista  aventajado  y  orador  de  mucho  crédito. 

1641  "Hizo  la  profesión  de  cuatro  votos  el  8  de  Septiembre  de  1641". 

1650  Roma,  30  de  Enero  de  1650.  (De  una  carta  del  P.  General  Gosvino 
Nickel  al  P.  Provincial  Juan  del  Real)  :  "Extraño  que  V.R.  haya  se- 
ñalado por  maestro  de  la  hija  única  de  los  señores  virreyes,  al  P.  Esteban 
de  Aguilar,  y  lo  mismo  dijera  de  cualquier  otro  de  los  nuestros,  'que  no 
suelen  ser  maestros  de  niñas'  aunque  lo  sean  de  niños;  y  así  le  encomiendo 
que,  con  buen  modo  y  sin  ofensión  de  sus  excelencias,  lo  procure  excusar; 
y  advierta  V.R.  que  eso  no  se  estila  con  hijas  de  reyes  y  emperadores,  por 
las  razones  de  conveniencia  que  se  vienen  a  los  ojos  ".  (Arch.  Prov.  Méx. 
[Isl.  Coll.,  1935]  Vol.  7o.  de  mss.  Cartas  de  los  Generales). 

—  Junio  22:  "En  la  ciudad  de  México,  a  22  días  de  Junio  de  1650,  Pe- 
dro de  Maya  (candidato  de  la  Compañía),  presentó  por  testigo  de 

la  información  de  su  legitimidad,  al  P.  Esteban  Aguilar,  Ministro  de  la 
Casa  Profesa;  y  habiendo  hecho  juramento  'in  verbo  Sacerdotis'  de  decir 
verdad" . .  . ,  etc.  (Ibid) . 

1656  Rector  del  Colegio  de  S.  Ildefonso  de  México  en  1656  el  P.  Esteban 
Aguilar.  (Dice.  Univ.  de  Hist.  y  Geograf.,  II,  Art.  Col.  S.  Ildefonso, 
384).  Martes  1°  de  Febrero  de  1656:  Dedicación  de  la  catedral  de  México. 
(Versión  de  Martín  de  Guijo:  Diario,  350):  "Publicóse  la  dedicación  de 
dicha  iglesia  y  la  procesión,  para  el  martes  1°  de  Febrero  de  este  año  de  56 
a  las  dos  de  la  tarde;  y  cuatro  días  antes  se  echó  un  pregón  declarando  por 
perdida  y  decomisada  la  carroza,  cochero  y  muías,  y  el  caballo  y  silla  que  en 
cualquiera  parte  de  dicha  calle  estuviese  o  se  parase  desde  el  lunes  31  de 
Enero  hasta  el  jueves  3  de  Febrero.  Con  que  asimismo  se  cerraron  todas  las 
bocas  de  las  calles,  que  tan  solamente  podía  entrar  una  sola  persona,  de 
suerte  que  los  oidores,  virrey,  alcaldes  de  corte,  inquisidores,  prebendados  y 


BIOGRAFIA 


135 


personas  principales,  gozaron  de  este  adorno  paseando  a  pie  las  calles  a  las 
dos  horas  de  la  tarde.  Acudieron  todas  las  religiones  con  su  cruz  y  ciriales, 
diáconos  y  preste  y  toda  su  comunidad  al  patio  de  la  obra  de  la  catedral, 
porque  la  iglesia  no  se  abrió;  porque  desde  esta  hora  hasta  las  tres,  se  gastó 
en  ir  dando  a  cada  una  de  las  cofradías  sus  lugares,  que  iban  con  cera  en 
las  manos  los  oficiales  de  ellas;  y  luego  se  fueron  siguiendo  las  órdenes  de 
S.  Juan  de  Dios,  S.  Hipólito,  Compañía  de  Jesús,  Merced,  Carmen,  S.  Agus- 
tín, S.  Francisco,  S.  Diego,  y  Santo  Domingo.  .  . 

"Se  celebró  la  apertura,  todavía  diez  días  después  seguidos.  El  séptimo 
día  predicó  el  Padre  de  Aguilar,  de  la  Compañía  de  Jesús,  maestro  de  la 
hija  de  la  señora  virreyna".  (Martín  de  Guijo:  Diario,  p.  350). 

1662  "El  8  de  Diciembre  de  este  año  de  62  celebró  la  fiesta  (de  la  In- 
maculada Concepción  de  María)  la  platería  (la  cofradía  de  plateros) 
en  la  capilla  que  tiene  en  la  catedral,  con  la  mayor  magestad  que  se  puede 
decir:  estrenaron  un  retablo  nuevo;  limpiaron  la  imagen  de  plata,  y  le  echa- 
ron por  el  cuerpo  rayos  de  plata  sobredorada;  y  una  corona  imperial  de  pie- 
dras y  perlas,  que  con  el  colateral  el  gasto  les  llegó  a  9,000  pesos. 

"Salió  la  procesión  por  fuera  de  la  catedral,  acompañada  del  cabildo  y 
clerecía,  y  todos  los  plateros  con  hachas  de  cuatro  pábilos  (sic)  encendidas. 
Predicó  el  P.  Esteban  de  Aguilar  de  la  Compañía  de  Jesús,  y  hubo  octava 
con  todo  lucimiento. 

"Luego,  el  sábado  siguiente  se  lidiaron  toros  sueltos  en  la  calle  de  los 
Plateros,  cerrando  las  bocas  de  la  plaza  y  Casa  Profesa".  (Martín  de  Guijo: 
Diario,  p.  497). 

1668  "Martes  13  de  Marzo  de  1668,  a  las  ocho  de  la  noche  falleció  el  P. 
Esteban  Aguilar,  de  la  Compañía  de  Jesús".  (Robles:  Diario,  p.  58). 

—       "Murió  el  P.  Esteban  de  fiebre  en  México,  año  de  1668".  (Berist). 

Versión  del  P.  Gerardo  Decorme,  S.  J.,  (La  Obra  de  los  jesuítas  mexica- 
nos en  la  época  colonial:  t.  I,  pp.  164,  168). 

"Los  jesuítas  gongorinos:  El  primero  en  el  orden  del  fallecimiento,  que 
empezó  a  cacarear  sus  producciones  en  sus  portadas,  fue  el  P.  Esteban  de 
Aguilar,  muerto  en  1668,  'humanista  aventajado  y  orador  de  mucho  crédito'. 

"Sotuelo,  en  su  Biblioteca  Jesuítica  afirma  que  'sus  sermones  eran  muy 
apreciables  por  la  gravedad  del  estilo  y  por  la  pureza  y  propiedad  de  la 
dicción',  cualidades  que  no  parecen  decir  mal  alguno  en  su  contra.  De  los 
cinco  sermones  que  de  él  corren  impresos,  sólo  lleva  título  pretensioso  el  que 
predicó  en  1653,  ante  el  Virrey,  la  Audiencia,  el  Cabildo  Eclesiástico,  la  Ciu- 
dad y  el  Regimiento,  que  presenta  como  Náutica  sacra  y  viaje  prodigioso  que 


136 


AGUILAR,  ESTEBAN,  P. 


hace  su  Magestad  (que  Dios  guarde)  al  Santísimo  Sacramento,  en  acción 
de  gracias  por  haber  librado  milagrosamente  la  Armada  de  la  Plata".  (Dec. 
1.  c.  164). 

—  "...  Para  designar  orador  para  la  dedicación  del  templo  de  los  Mer- 
cedarios  juntó  el  P.  Provincial  consulta,  y  a  todos  pareció  que  nadie 
de  la  Compañía,  ni  los  PP.  Esteban  de  Aguilar,  Bocanegra,  ni  el  madrile- 
ño San  Miguel  (que  llenaban  el  mundo  con  su  fama)  eran  capaces  de  com- 
petir con  el  P.  Salceda".  (Decorme:  1.  c,  p.  168). 

1903-1904  No  deje  de  verse  la  Historia  crítica  de  la  literatura  y  de  las 
ciencias  de  don  Francisco  Pimentel.  Obras  completas,  México,  1903- 
04.  (Estudia  los  oradores  jesuítas:  PP.  Esteban  de  Aguilar,  Pablo  Salceda, 
Juan  Martínez  de  la  Parra,  Pedro  Avendaño,  Gaspar  Reyes,  Tomás  Escalan- 
te, Juan  Goicoechea,  Nicolás  de  Segura  y  Julián  Parreño;  y  los  poetas:  PP. 
Bernardino  de  Llanos,  Tomás  González,  Mateo  Castro  Verde,  Nicolás  Gua- 
dalajara,  Matías  Bocanegra,  Abad,  Vallarta,  Clavijero,  Manuel  Iturriaga,  José 
L.  Anaya,  Alegre,  Landívar,  José  Agustín  Castro. 

Referencias  biográficas 

1  Arch.  Prov.  Méx.  (Isl.  Coll.,  1935),  vol.  7^  de  manuscritos,  p.  164. 

2  BeristÁin,  Biblioteca  Hisp.- Americana.  Amecameca,  1883,  t.  I,  p.  19. 
Art.  Aguilar. 

3  Catálogos  trienales  de  1626  a  1662.  Ms. 

3  Decorme,  Gerardo,  S.  J.,  La  Obra  de  los  jesuítas  mexicanos  en  la 
época  colonial,  t.  I,  Méx.,  1941,  pp.  164-8. 

4  Dice.  Universal  de  Hist.  y  Geograf.  t.  II,  Art.  Colegio  de  S.  Ildefonso, 
México,  p.  384. 

5  M.B.  (Manuel  Berganzo),  Dice.  Geograf.  y  Estadístico  de  la  República 
Mexicana.  México,  t.  III,  1875.  Art.  Colegios,  p.  545. 

6  Martín  de  Guijo,  Lic.  Gregorio,  Diario  de  sucesos  notables  (1648-1664). 
Edic.  México,  1853,  pp.  350,  497. 

7  Nickel,  Gosvino,  S.  J.,  Carta  al  P.  Prov.  Juan  del  Real.  Roma,  30  Ene- 
ro, 1656. 

8  Robles,  Lic.  Antonio,  Diario  de  sucesos  notables,  Méx.,  1853,  p.  58. 

9  Sommervogel,  S.  J.,  Bíblíotheque  des  écrivains  de  la  C.  de  J. 

10  Uriarte,  S.  J.,  Lecina,  S.  J.,  Biblioteca  de  escritores  de  la  C.  de  J.  en 
la  antigua  asistencia  de  España,  Madrid,  1929-30. 


BIBLIOGRAFIA 


137 


—  ViTELLESCHi,  Mucio,  S.  J.,  Carta  al  P.  Prov.  Andrés  Pérez  de  Rivas, 
Roma,  30  de  Septiembre  de  1639. 

Bibliografía 

"Los  sermones  del  P.  Esteban  de  Aguilar  (dice  Sotuelo  en  su  Biblio- 
teca Jesuítica)  son  muy  apreciables  por  la  gravedad  de  su  estilo  y  por  la 
pureza  y  propiedad  de  dicción. 

"Escribió  mucho  y  muy  digno  de  las  prensas,  según  el  testimonio  del  P. 
Marcos  Irala,  prefecto  de  los  estudios  del  colegio  máximo  de  México,  en  la 
'aprobación'  de  su  último  sermón. 

1640  "Panegírico  del  Marqués  de  Villena,  Virrey  de  la  Nueva  España,  en 
versos  exámetros  latinos.  Impresos  en  México  en  1640,  en  4°".  (Berist) 
(Andrade)    (Sommervogel)    (Lecina)    (Menéndez  Pelayo). 

A  esto  dice  el  P.  José  Eugenio  Uriarte  (Anón.  IV,  6466)  :  "Hay  unos 
festejos  del  colegio  de  la  Compañía  de  Jesús  de  México,  al  Marqués  de  Vi- 
llena,  impresos  en  México  por  Calderón  en  1640;  anónimo,  según  Beristáin. 

"Pero  según  el  mismo  Beristáin  (I,  19)  hay  del  P.  Esteban  Aguilar: 
'Panegírico  del  Marqués  de  Villena,  Virrey  de  N.  E.'.  En  versos  exámetros 
latinos,  impresos  en  México  en  1640,  en  4"  '¿Tendrá  que  ver  lo  uno  con  lo 
otro?',  dice  Uriarte". 

1646  En  el  libro  "De  Arte  Rhetorica",  por  D.  Thomas  Gk)nzález,  S.  J.,  im- 
preso en  1646,  se  halla  a  la  vuelta  de  la  página  quinta,  la  Censura 
en  latín  del  P.  Esteban  de  Aguilar;  acaba  en  la  sexta".  (Andrade). 

1648  "Elogio  de  Santa  Catarina,  virgen  y  mártir,  pronunciado  en  su  igle- 
sia parroquial  de  México.  Impreso  allí  por  Ribera  en  1648".  (Berist). 

Sommervogel  por  error,  cuando  copia  a  Beristáin,  pone  "1640". 

El  título  completo  es  así:  (Según  Andrade)  :  "Sermón  que  predicó  el 
P.  Esteban  de  Aguilar,  de  la  Compañía  de  Jesús,  en  la  fiesta  de  la  esclare- 
cida virgen  y  mártir,  santa  Catalina,  en  su  iglesia  parroquial,  año  1648". 
Dedicada  al  señor  doctor  D.  Juan  de  Poblete,  chantre  de  la  iglesia  catedral 
metropolitana  de  México.  "Con  licencia  en  México,  por  Hipólito  de  Ribera, 
impresor  y  mercader  de  libros,  en  el  Empedradillo.  Año  de  1648.  En  4", 
3  fojas". 

1650  "Sermón  que  predicó  el  P.  Esteban  de  Aguilar,  de  la  Compañía  de 
Jesús,  en  la  solemnidad  del  glorioso  patriarca,  S.  Juan  de  Dios.  Dedicado 
a  nuestro  reverendísimo  P.  Maestro,  fray  Francisco  de  Mendoza,  provincial 


138 


AGUILAR,  ESTEBAN,  P. 


que  fue,  y  presidente  de  capítulo  de  esta  provincia  mexicana  de  nuestro  Pa- 
dre S.  Agustín.  Año  de  1650.  Con  licencia  en  México,  por  la  viuda  de  Ber- 
nardo Calderón,  en  la  calle  de  S.  Agustín".  (Andrade). 

1652  "En  el  libro:  'De  Arte  Rhetorica  Libri  Tres.  .  .  a  Patre  Thoma  Gon- 
zález, S.  J.'.  Impreso  en  México  en  1652,  se  hallan  dos  fojas  que 

contienen  la  Censura  del  P.  Esteban  de  Aguilar".  (Andrade). 

1653  "Náutica  sacra  y  viaje  prodigioso".  Predicóle  el  P.  Esteban  de  Aguí- 
lar,  de  la  Compañía  de  Jesús  en  la  fiesta  que  hace  su  Magestad  (que 

Dios  guarde)  al  Santísimo  Sacramento,  en  acción  de  gracias  por  haber  li- 
brado milagrosamente  la  armada  de  La  Plata.  'Asistió  el  excelentísimo  señor 
duque  de  Alburquerque,  virrey  de  esta  Nueva  España,  Audiencia  Real,  Ca- 
bildo eclesiástico.  Ciudad  y  Regimiento.  Con  licencia  en  México.  En  la  im- 
prenta de  Hipólito  de  Rivera.  En  el  Empedradillo.  Año  de  1653.  En  4°. 
Portada  y  una  relación  del  hecho  en  26  fojas.  (Andrade,  N°  4180)  (Sommerv.) . 

S.f.      Manuscritas:  Varias  poesías  castellanas,  "quibus  pangendis  fuit  opido 
gelis,  Mexici".   (Sotuelo).  En  la  Universidad  de  México.  (Berist.) 
(Sommervogel) . 

1668  ''Sermón  del  Seráfico  Padre  San  Francisco  en  la  fiesta  que  le  celebra 
su  ilustre  y  devota  cofradía,  fundada  en  el  religioso  convento  de  reli- 
giosas de  Regina  Coeli,  a  cuyas  expensas  se  imprime.  Predicólo  el  P.  Esteban 
de  Aguilar,  teólogo  profeso  de  la  Compañía  de  Jesús".  "Con  licencia  en  Mé- 
xico, por  la  viuda  de  Bernardo  Calderón,  año  de  1668". 
(Andrade,  559). 

Beristáin  lo  trae  con  este  título:  "Elogio  de  San  Francisco  de  Asís.  Impreso 
en  México  en  4o.". 

Andrade  lo  cree  distinto  del  sermón.  (Andr.  No.  572). 

Referencias  bibliográficas 

1  Andrade,  Vicente  de  P.  (Canónigo),  Ensayo  bibliográfico  mexicano  del 
siglo  XVII,  2a.  ed.  México,  1899.  Núms.  245,  307,  330,  351,  402,  418, 
559,  572. 

2  Anónimo,  Soneto  a  la  muerte  del  P.  Esteban  Aguilar.  Lo  cita  Beristáin. 

3  Beristáin,  Bibliot.  Hisp.- Americana,  Amecameca,  1883.  Art.  Aguilar,  Es- 
teban. 

3  Cascón,  Miguel,  S.  J.,  Los  Jes.  en  Menéndez  Pelayo,  Valladolid,  1940 
p.  523. 


BIOGRAFIA 


139 


4  De  Backer,  S.  J.,  Bibliotheque,  1,  33. 

5  Irala,  Marcos,  S.  J.,  Aprobación  del  último  sermón  del  P.  Esteban 
Aguilar,  1668. 

5  Menéndez  Pelayo,  Marcelino,  Hist.  de  la  Poesía  Hisp.-Americana, 
Madrid,  1911-13. 

6  SoMMERVOGEL,  S.  J.,  BibUothequc  des  écrivains  de  la  C.  de      I,  81;  I,  93. 

7  SoTUELO,  Biblioteca  Jesuítica. 

8  Uriarte,  José  Eugenio,  S.  J.,  Anónimos,  t.  IV,  Madrid,  1914,  No.  6466; 
t.  V,  Madrid,  1916,  p.  218. 

9  Uriarte,  S.  J.-Lecina,  S.  J.,  Biblioteca  de  escritores  de  la  C.  de  J.  en  la 
antigua  asistencia  de  España,  Madrid,  1929-30. 

AVILA,  ESTEBAN,  P. 
¿Es  de  la  Compañía? 

Bibliografía 

Me  imagino  que  es  el  P.  Esteban  de  Aguilar. 
Cf.  Bibliografía. 

1663  Carta  del  P.  Esteban  de  Avila  (sic,  tal  vez  por  Esteban  de  Aguilar) 
al  P.  Rector  de  Guatemala  (lo  era  el  P.  Andrés  Cobián,  1663-68)  en 
que  le  remite  el  método  y  estilo  de  la  Universidad  de  México,  en  sus  grados, 
para  que  se  arregle  a  él,  aquélla. 

(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767],  f.  175). 

Referencias  bibliográficas 
1  Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  (1767),  f.  175. 


AGUILAR,  HERNANDO  DE,  H.  ESC. 
Biografía 

1623  (Del  Anua  de  Filipinas  de  1623,  firmada  por  el  P.  Alonso  de  Huma- 
nes) :  "Fue  toda  esta  navegación  no  menos  trabajosa  que  larga,  por 
tomarse  casi  tres  años  en  ella,  donde  acabaron  cinco  sus  vidas,  por  los  nuevos 


140 


AGUILAR,  HERNANDO  DE,  H.  ESC. 


trabajos  que  padecieron.  Saliendo,  pues,  de  España  la  Vieja  con  breve  y  feliz 
vía,  se  llegaron  a  la  Nueva,  donde  por  la  variedad  del  cielo  y  mudanza  del 
clima,  juntándose  los  trabajos  pasados  de  la  navegación,  algunos  enfermaron 
gravemente,  pero  alcanzaron  salud,  muriendo  sólo  uno,  que  estando  a  la 
mitad  de  su  carrera  alcanzó  el  fin  de  ella,  y  adelantándose  a  los  demás,  llegó 
al  puerto  de  la  bienaventuranza.  Este  era  el  Hermano  Hernando  de  Aguí- 
lar,  natural  de  Granada,  mozo  de  grandes  esperanzas,  que  estudiando  en  Se- 
villa los  tres  años  de  filosofía  con  muestras  de  aventajado  ingenio,  aspiró 
siempre  a  los  trabajos  de  Indias,  con  encendidos  deseos  de  que  para  ellas  le 
señalasen  los  superiores.  Alcanzó  finalmente  lo  que  tanto  deseaba  y  preten- 
día, con  tan  grande  alegría  y  gusto,  que  a  todos  movía  a  grande  admiración  y 
a  que  prorrumpiesen  unánimes  en  sus  alabanzas. 

"Pero  acabado  en  breves  días,  llenó  un  largo  tiempo  con  sus  trabajos  en 
estas  Islas  Filipinas.  Detuviéronse  en  México  los  nuestros  por  la  falta  de  naos 
y  poca  comodidad  de  embarcación,  más  de  un  año,  en  que  parece  hubo  una 
santa  y  religiosa  contienda  entre  los  padres  de  aquella  provincia  y  de  ésta: 
los  unos  en  hacerles  caridad  y  mostrarles  amor;  y  los  otros  con  pagarles  con  el 
debido  agradecimiento;  afeccionándose  más  de  una  y  otra  parte  el  celo  reli- 
gioso y  un  ardiente  deseo  de  emplearse  toda  la  vida  en  padecer  muchos  tra- 
bajos, por  la  doctrina  y  enseñanza  de  los  indios". 

(Humanes,  Alonso,  S.  J.  en  el  anua  de  Filipinas  de  1623). 

Referencias 

1  Anua  de  Filipinas  de  1623. 

2  Arch.  Gen.  de  la  Nac.  (México)  Ramo  Historia.  Documento  no  catalo- 
gado. 

3  Humanes,  Alonso,  S.  J.  (Provincial  de  Filipinas).  Anua  1623.  Ms.  f.  2. 


AGUIRRE,  FRANCISCO,  P.  (1620-1666)  (f  44) 
Biografía 

1620  Sommervogel  es  el  que  nos  dice  que  el  P.  Francisco  Aguirre  nació  en 
1620.  Beristáin  y  José  Mariano  Dávila,  afirman  que  era  natural  de 
México. 

1640  "A  los  20  años  de  edad  fue  admitido  a  la  Compañía  de  Jesús,  en  la 
provincia  de  México".  (Sommerv.). 


BIOGRAFIA 


141 


1654  Roma,  4  de  Diciembre  de  1654.  (De  una  carta  del  P.  Nickel)  :  "El 
P.  Francisco  Aguirre  promoveatur  ad  quatuor".  (Arch.  Prov.  Méx. 
[Isl.  Coll.  1935])  Somm-erv^ogel  de  nuevo  nos  dice:  "Enseñó  retórica,  seis  años 
de  filosofía  (o  sea  lo  que  Oviedo  confirm.a  con  esta  frase:  'leyó  dos  cursos 
de  artes').  'Enseñó  asimismo  teología  y  sagrada  escritura',  en  que  conviene 
con  Beristáin:  'fue  maestro  de  teología'." 

"Por  su  elevado  entendimiento,  y  mucho  más  por  la  inocencia  y  pureza 
de  su  vida,  mereció  el  renombre  de  'ángel'."  (Oviedo,  a  quien  Cuevas  copia). 

1656  "Fue  rector  cuatro  años  del  colegio  de  San  Ildefonso  de  esta  capital". 

En  la  lista  de  rectores:  "El  vigésimo  primero  rector  de  este  colegio  fue 
el  P.  Francisco  Aguirre:  era  rector  en  1657;  no  aparece  desde  cuándo  em- 
pezó, ni  en  qué  época  acabó  su  gobierno;  pero  sí  que  murió  en  1666;  que  des- 
empeñó las  deudas  del  colegio  y  lo  dejó  en  un  estado  floreciente". 
(M.  B.  Dice.  Geograf.  y  estadístico:  t.  III,  p.  545). 

—  Oviedo  en  su  Menologio  (a  quien  copia  en  el  Dice.  Univ.  don  José  Ma- 
riano Dávila)  :  "En  el  colegio  de  San  Ildefonso,  no  sólo  hacía  oficio 
de  rector,  sino  también  de  cocinero,  despensero,  refitolero  y  comprador;  y 
habiendo  hallado  el  colegio  muy  adeudado  y  deteriorado,  con  su  grande  apli- 
cación, economía  y  actividad  lo  desempeñó  y  puso  en  estado  de  poder  tener 
los  aumentos  con  que  cada  día  se  fue  mejorando  hasta  la  expulsión  de  1767, 
en  que  era  el  primero  de  la  república".  (J.  M.  D.). 

"Fue  varón  de  profundísima  humildad  y  de  tan  rara  modestia  que  uno 
de  los  superiores  que  tuvo  confesaba  que  le  servía  de  confusión  y  recreo  ver 
la  modestia  y  circunspección  del  padre  Agihrre  aun  en  la  mesa;  y  aun  desde 
que  era  estudiante  secular  sus  demás  compañeros  lo  miraban  con  veneración 
y  temor  reverencial;  y  con  tenor  de  vida,  circunspección  y  guarda  de  sus  sen- 
tidos, conservó  la  pureza  virginal  hasta  su  muerte. 

"Su  mortificación  y  paciencia  eran  heroicas  sin  que  en  las  gravísimas  en- 
fermedades que  habitualmcnte  padecía,  se  le  oyese  palabra  alguna  de  queja; 
y  aun  hallándose  tan  molestado  de  ellas,  observaba  en  todo  la  distribución  re- 
ligiosa y  seguía  a  la  comunidad. 

"Poco  antes  de  morir  le  mandó  el  superior  que  dijese  a  la  comunidad  (que 
estaba  presente),  alguna  cosa  de  edificación,  y  entonces  dijo  estas  palabras: 
'Los  que  quisieren  ser  santos,  atiendan  a  la  hora  y  paso  en  que  me  hallo'. 

"Y  habiendo  padecido  toda  su  vida  molestísimos  escrúpulos,  estuvo  en 
esta  su  última  enfermedad  con  extraordinaria  paz  y  tranquilidad  de  concien- 
cia con  la  cual  entregó  su  espíritu  en  las  manos  del  Señor  a  los  44  años  de  su 


142 


AGUIRRE,  FRANCISCO,  P. 


edad,  dejando,  al  paso  que  edificaba,  sumamente  llorosa  por  su  pérdida  a 
toda  la  mexicana  provincia". 

1666  "Murió  a  9  de  Septiembre  de  1666".  (J.  M.  D.  Dice.  Univ.  de  Hist. 
y  Geograf.,  t.  I,  Apéndices.  Art.  Aguirre,  Francisco,  p.  103). 

—  Oviedo,  José  Mariano  Dávila  y  Decorme  dicen  que  murió  el  9  de  Sep- 
tiembre; Sommervogel  que  el  29. 

—  "Tuvo  fama  de  ser  uno  de  los  más  aventajados  maestros  que  ha  habido 
en  teología".  (J.  M.  D.). 

Referencias  biográficas 

1  Beristáin,  Biblioteca  Hispano-americana.  Amecameca,  1883,  p.  25. 

2  Cuevas,  Mariano,  S.  J.,  Hist.  de  la  Igles.  en  México,  3a.  ed.  El  Paso,  Tex., 
1928,  t.  III,  pp.  56,  525. 

3  De  Becker,  S.  J.,  I,  36. 

4  Decorme,  Gerardo,  S.  J.  Menologio  Ms.  1934.  Elogio  del  P.  Francisco 
de  Aguirre,  Menolog.  Ms.  1940.  p.  173. 

—  La  Obra  de  los  jesuítas  mexicanos  en  la  época  colonial,  México,  1941,  t. 
I,  415. 

5  Eguiara,  limo.  Juan  José,  Biblioteca  Mexicana,  México,  1755. 

6  Guilhermy,  S.  J.,  Menologio.  España,  III,  p.  50. 

7  J.  M.  D.  (José  Mariano  Dávila),  Dice.  Univ.  de  Hist.  y  Geograf.  Apén- 
dices: t.  I,  México,  1855,  p.  103.  Art.  Aguirre  Francisco;  t.  II,  México, 
1853.  Art.  "Col.  San  Ildefonso",  p.  384. 

8  M.  B.  (Manuel  Berganzo),  Dice.  Geográfico  estadístico  de  la  Rep.  Méx., 
México,  1875,  t.  III,  p.  545. 

9  Nickel,  Gosvino,  S.  J.,  Carta  al  P.  Prov.  Francisco  Calderón,  Roma,  4 
Dic.  1654.  (En  el  Arch.  Prov.  Isl.  Coll.  1932). 

10  Oviedo,  Juan  Antonio,  S.  J.,  Menologio  de  los  varones  más  señalados 
en  perfección  religiosa  de  la  Prov.  de  Méx.  de  la  C.  de  J.,  México,  1747, 
Sept.  9. 

11  Sommervogel,  A.,  S.  J.,  Bibliotheque  des  écrivains  de  la  C.  de  J.,  I,  91  y 
VIII,  1576. 

12  Vol.  III  Ms.  en  Arch.  Prov.  Méx.   (Isl.  Coll.  1932).  Cartas  de  Roma. 


BIBLIOGRAFIA 


143 


Bibliografía 

"El  limo,  don  Juan  José  Eguiara  y  Eguren  lo  apuntó  en  sus  borradores 
como  autor  de  no  sé  qué  'Tratados  Teológicos'."  (Berist.  1.  c). 


P.  JUAN  DE  AGUIRRE 
Biografía 

De  la  Provincia  de  Filipinas.  .  .  pero,  pasó  por  México. 

1625  "En  1625  llegaron  20  jesuítas  a  Filipinas  con  el  Padre  Juan  de  Agui- 
rre".  (Astr.). 

Referencias 

1  AsTRÁiN,  Antonio,  S.  J.,  Historia  de  la  Compañía  de  Jesús  en  la  Asist. 
de  España,  t.  V,  Madrid,  1916,  pp.  674  y  713. 


AHUMADA,  JUAN  DE,  P. 
Biografía 

Es  de  la  provincia  de  Filipinas,  pero  estuvo  en  México. 

1634  "Nació  en  la  Villa  de  Cáceres"  (o  Cázares)  (Florencia,  Francisco). 

1673  Febrero:  Forma  parte  de  la  expedición  que  trajo  de  Europa  el  P. 

Francisco  de  Florencia  para  México  y  las  Marianas  en  Febrero  de 
1673:  "Para  las  Islas  Marianas,  va  el  P.  Juan  de  Ahumada  sacerdote,  natural 
de  la  villa  de  Cázares,  de  39  años  de  edad".  (Florencia:  Lista  ms.  de  los  de 


144 


AHUMADA,  JUAN  DE,  P. 


la  expedición  de  1673)  (Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  [1960]  APA-G.  VII-13 
[1506]. 

1675  (De  una  carta  del  P.  Sebastián  de  Monroy,  desde  las  Marianas  en 
1675) : 

"Esta  alegría  se  acrecentó  con  diez  misioneros  más  que  llegaron  a  las  Ma- 
rianas por  la  vía  de  Acapulco,  y  desembarcaron  en  las  Islas  Marianas  de  un 
modo  particular:  ancló  la  nave  dos  leguas  antes  de  las  Islas,  y  el  P.  Coomans 
superior  de  la  misión,  pasó  a  visitar  a  los  misioneros;  éstos  en  la  lancha  en  que 
había  ido  el  padre,  bajaron  a  tierra  todos,  menos  tres  novicios  que  se  queda- 
ron con  el  padre  superior,  esperando  el  segundo  viaje  de  la  lancha.  Entre- 
tanto sopló  un  viento  huracanado  que  lanzó  la  nave  rumbo  a  Manila,  a  don- 
de llegaron  después".  (Monroy,  Sebastián:  Carta  desde  las  Marianas,  año 
de  1675)   (Aranda  Gabriel:  Vida  del  P.  Sebastián  de  Monroy). 

—       "Venían  en  la  expedición  los  padres  Sebastián  de  Monroy  y  Juan  de 
Ahumada,  sacerdotes,  pero  todavía  novicios,  y  con  ellos  algunos  otros 
estudiantes  y  coadjutores".  (Astr.  VI,  823). 


Referencias  biográficas 


1  Aranda,  Gabriel,  S.  J.,  Vida  del  P.  Sebastián  de  Monroy. 

2  Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  (1960)  APA-G.  VIM3.  Doc.  1506. 

3  AsTRÁiN,  Antonio,  S.  J.,  Hist.  de  la  C.  de  J.  en  la  Asist.  de  España,  t.  VI, 
Madrid,  1920,  pp.  823,  867. 

4  Florencia,  Francisco  de,  S.  J.,  Memoria  ms.  de  los  de  México  y  Maria- 
nas, 1673. 

5  Monroy,  Sebastián,  S.  J.,  Carta  desde  laí  Islas  Marianas.  1675. 


Bibliografía 

1677  Mayo  9.  "Brief  (carta)  P.  Joannis  Ahumada,  S.  J.  einers  Spaniers 
an  den  Coomendantem  su  Engels  tabta  geschriben  su  Agadna  den  9 
Maii  1677. 

"Von  einen  schiff,  so  mit  nenen  Missionariis  allda  will  anbiaden,  abre 
von  Meterweter  auf  dis  Hohe  zuruch  gewerffen  wird  aufstanderen  Inwhor- 
nesr,  welche  alie  Jesuiter-Geban  zu  Agadma  verbremmen  und  V.  P.  Sebastia- 


BIOGRAFIA 


145 


num  Montroy  (sic)  todten.  Die  Missionarii  S.  J.  thum  hieruber  Krieges  Dienst 
send  warten  zugleich  dem  Fold-Bau.  ab  p.  s.". 
(Stoklein  S.  J.  Neue  Weltbott) . 

Referencias  bibliográficas 

1  De  Backer,  S.  J.,  Bibliotheque  des  écrivains  de  la  C.  de  J.,  Liege,  1854. 

2  Stoklein,  S.  J.,  Neue  Weltbott. 


P.  LUIS  DE  AHUMADA  (1564-1629) 
Biografía 

1564  "Nació  en  Jerés  (sic)  en  1564'".  (Sommervogel) . 

1600  "Admitido  en  1600,  partió  para  México;  lúe  Ministro,  Rector,  Maestro 
de  Novicios  y  predicador".  (Sommervogel). 
Un  poco  nos  extraña  en  estas  fechas  que  da  Sommervogel,  el  que  halla 
entrado  tan  maduro  en  años  a  la  Compañía,  y  sobre  todo  que  a  los  cinco 
años  de  Religión,  en  1605  ya  escribe  el  P.  General  Claudio  Aquaviva,  la 
carta  en  que  se  le  da  la  profesión  solemne. 

1605  (Abril  20).  "Según  las  Informaciones  que  nos  han  enviado  de  esa 
Provincia  para  los  que  han  de  ser  admitidos  a  grado  firme  en  la  Com- 
pañía, se  podrá  dar  la  Profesión  de  cuatro  votos  a  los  Padres  Joseph  de  Vides, 
Luis  de  Ahumada  y  Francisco  de  Contreras".  (Aquaviva  al  P.  Ildefonso  Cas- 
tro, Roma,  20  de  Abril  1605).  Al  margen,  con  otra  letra,  dice:  "Dióseles  a 
esos  la  Profesión  de  quatro  votos". 

1607  "En  la  Misión  de  Parras,  de  Superior.  N.  en  Jerez.  Tiene  43  a.  Voc. 

firme.  Estudios:  3  de  filos,  y  4  de  teol.  Talentos:  para  Superior,  Maes- 
tro de  Novicios,  predicador  y  confesor  también  de  indios.  Grados  en  los  estu- 
dios: Es  bachiller  en  Filos,  y  Teol.  Prof.  de  4  votos".  (Cat.  1607,  No.  226) 
(Arch.  Gen.  S.  J.  Roma.  Méx.  4,  179v).  "Lengua  mexicana  para  confesar, 
ahora  aprende  la  zacateca  en  el  río  de  las  Nazas".  (Cat.  de  Padres  Lenguas). 

1610-17  "Rector  y  Maestro  de  Novicios  en  Tepotzotlán:  su  Ministro  fue  el  P. 


146 


AHUMADA,  LUIS  DE,  P. 


Francisco  Calderón".   (Monroy,  Diego:  Carta  de  edificación  del  P. 
Calderón)  (Vol.  6o.  Ms.  p.  311). 

1614  Que  era  Maestro  de  Novicios  en  esta  época  el  P.  Luis  Ahumada,  tam- 
bién consta  por  otros  documentos:  p.  e.: 

—  "En  Tepotzotlán  de  Rector  y  Maestro  de  Novicios;  de  50  años;  fuerte; 
predicador,  confesor  y  operario  entre  los  indios.  Hizo  la  Prof.  de  4  v. 

el  21  de  Mayo  de  1606".  (Cat.  Prov.  Méx.  1614,  No.  163)  (Arch.  Gen.  S.  J. 
Roma)  (Méx.  4,  196).  Ing.  juicio,  prudencia  y  experiencia:  Bueno.  Complex. 
mediocre.  Talento:  "de  gobierno,  principalmente  de  los  novicios,  y  de  otros 
ministerios". 

1615  "Entró  al  Noviciado  el  Hermano  Coadjutor  Juan  Bautista  Vázquez,  y 
su  Maestro  fue  el  P.  Luis  de  Ahumada".  (Anón.  Carta  de  edificación 

del  H.  C.  J.  Bautista  Vázquez) . 

1617  "Dio  principio  el  H.  Diego  de  Monroy  a  su  Noviciado  en  Tepotzotlán 
debaxo  de  la  enseñanza  del  P.  Luis  de  Ahumada,  gran  maestro  de 
espíritu,  y  de  talento  escogido  para  criar  jóvenes,  pariente  muy  cercano  de 
Santa  Teresa,  y  muy  parescido  en  el  magisterio  spiritual".  (Núñez  de  Mi- 
randa: Carta  sobre  el  P.  Monroy.  Ms.  p.  2,  1679). 

1620  Ya  en  1620  lo  encontramos  de  Rector  del  Colegio  Máximo  de  Méxi- 
.  co,  como  lo  prueba  este  documento:  "Octubre  22  de  1620:  Por  escri- 
tura de  esta  fecha,  comparecieron  los  Padres  Nicolás  de  Arnaya  y  Luis  Ahu- 
mada, Provincial  y  Rector^  respectivamente,  a  nombre  del  Colegio  de  la  Com- 
pañía, heredero  que  era  del  P.  Alonso  Guerrero  Villaseca;  y  Juan  Guerrero 
Villaseca,  por  sí  y  en  nombre  de  su  mujer  Magdalena  de  Reza  y  Mendoza, 
para  celebrar  un  'Concierto'  con  la  Compañía,  sobre  los  bienes  de  su  hermano 
Alonso".  (Quintana,  José  Miguel)  :  "La  Primera  Crónica  Jesuítica  Mexicana 
y  otras  noticias",  México,  Vargas  Rea,  1944,  p.  45). 

—  En  el  Col.  de  México  de  Rector;  de  56  a.  etc.  (Cat.  1620,  No.  35) 
(Arch.  Gen.  S.  J.  Roma)   (Méx.  4,  f.  240v) . 

1621  (Todavía  Rector  del  Máximo).  "En  la  Ciudad  de  México  a  veinte 
días  del  mes  de  Octubre  de  mil  y  seiscientos  veinte  y  un  años,  ante  mí  el 

escribano  y  testigos,  parecieron  el  Padre  Luis  de  Ahumada,  Rector  del  Co- 
legio de  la  Compañía  de  Jesús,  de  esta  Ciudad,  de  la  una  parte;  y  de  la  otra 
el  Padre  Andrés  Pérez,  Rector  del  Colegio  de  la  dicha  Compañía  del  Pueblo 
de  Tepotzotlán,  con  el  fin  de  traspasarse  unas  haciendas".  (Testimonio  de  los 
títulos.  Cuaderno  7o.  Ms.  pp.  20-21)  (Arch.  Isl.  Coll.  1934). 

1625  "Llegó  a  la  noticia  del  P.  Rector  del  Máximo  (México)   lo  que  el 


REFERENCIAS 


147 


Hermano  Alonso  Cabello  contaba  del  P.  Alonso  Guerrero  (Scilicet:  del 
arrobamiento),  y  del  Padre  Rector,  que  entonces  era  el  Padre  Luis  de  Ahu- 
mada, le  prohibió  hablar  de  ello".  (Nieremberg,  t.  III,  p.  461). 

1626  "En  el  Col.  de  Guat.  de  Rector;  de  62  a.  Enfermo",  etc.  (Cat.  Prov. 
Méx.  1626)   (Arch.  Gen.  Roma)   (Méx.  4,  p.  277). 

1627  (Sept.  18).  "Que  el  Collegio  de  Realexo,  y  la  Residencia  de  la  Nueva 
Granada  (Nicaragua),  se  quiten,  por  las  razones  que  alega  el  Padre 

Provincial  Juan  Lorenzo)  en  su  carta,  se.  que  el  Fundador  no  entregó  todo 
lo  que  había  ofrecido,  y  era  necesario".  Respuesta  del  P.  General:  "Para  tomar 
la  última  resolución  en  este  negocio  espero  la  Información  que  el  Padre 
Luis  de  Ahumada,  me  diere  de  los  dichos  puestos,  después  de  averíos  visi- 
tado y  vistos  por  experiencia,  la  conveniencia  o  disconveniencia  que  ay  en 
conservarlos".  (Vitelleschi:  Respuesta  al  Memorial  de  la  Prov.  de  Méx.  en 
Sept.,  18  de  1627). 

1629  "Murió  en  México  el  Padre  Luis  de  Ahumada  el  18  de  Mayo  de  1629". 
(Sommervogel) . 

—  "In  Collegio  Sancti  Spiritus  Angelopolitano  (Puebla),  terram  cum  coelo 
commutavit,  Religiosissimus  Pater  Aloisius  ab  Ahumada  Maii  28, 
sexagenarius ;  tres  et  triginta  annos  Provinciae  magna  utilitate  cum  impendis- 
set;  Magistrum  Novitiorum,  et  omnium  fere  Novae  Hispaniae  Collegiorum 
Rectorem  singulari  zelo  et  prudentia  admirabili  egisset;  Societatemque  in  hoc 
Regno  suis  virtutibus  máxime  nobilitasset ;  cuius  hortatu  et  consilio  Collegium 
Tepotzotlanum  fundavit,  et  amplissime  dotavit  Abunculus  Petrus  Ruiz  ab 
Ahumada,  vir  justus,  nobilis  et  pius.  Hujus  exiniiae  religiosi  viri,  cuius  memo- 
ría,  famaque  inter  primos,  locum  sibi  vindicat  dignissimum  sngularia  facta, 
praeclaraque  virtutum  documenta  illorum  incuria  temporum  posteritati  de- 
traxit".  (Anuas:  Vol.  1615-49  en  Arch.  Gen.  S.  J.  Romae)  (Méx.,  15,  pp. 
453v  a  455v) . 

Referencias 

1  Anónimo:   Carta  de  edificación  manuscrita  del  H.  C.  Juan  Bta.  Váz- 
quez, 1675. 

2  Anuas:  Vol.  que  abarca  desde  1615  a  1659,  de  Méx.  en  Arch.  S.  J.  Romae. 

3  Aquaviva,  Claudio,  S.  J.,  Carta  al  P.  Prov.  de  Méx.  Ildefonso  de  Castro, 
Roma,  20  de  Abríl  de  1605. 

4  Archivo  General  de  la  Nación.  Historia.  T.  308. 


148 


AHUMADA,  LUIS  DE,  P. 


5  Arch.  Gen.  Soc.  Jesu.  Romae. 

6  Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  (1960).  Documentación  por  catalogar. 

7  Arch.  S.  J.  in  America  Centrali.  N.  E.  (0045). 

7  bis  BuRRUS,  Ernest  J.,  S.  J.,  Pioneer  Jesuit  Apostles:  580-596.  A,  H.  S. 
J.  1956. 

8  Catálogos  Prov.  Méx.  1607,  1614,  1620,  1626.  Catálogo  de  Padres  Len- 
guas (1572-1604). 

9  Méx.  4,  ff.  166-167,  179v,  196,  240v,  277;  Méx.  15,  ff.  453v-455v. 

10  Monroy,  Diego,  S.  J.,  Carta  dé  edificación  del  P.  Francisco  Calderón, 
S.  J.  Marzo,  1661,  3  fojas. 

1 1  NiEREMBERG,  EusEBio,  S.  J.,  VaroTies  Ilustres  de  la  C.  de  2a.  ed.  t.  3o. 
México.  Vida  del  P.  Alonso  Guerrero,  p.  461. 

12  NúÑEZ  DE  Miranda,  Antonio,  S.  J.,  Carta  de  edificación  sobre  el  P. 
Diego  de  Monroy,  1679,  Manuscrito,  p.  2. 

13  Quintana,  José  Miguel,  La  Primera  Crónica  Jesuitica  Mexicana  y  otras 
Noticias,  México,  Edit.  Vargas  Rea,  1944,  p.  45. 

14  Sommervogel,  S.  J.,  Bibliotheque  des  écrivains  de  la  C.  de  J.,  VIII,  1577. 

15  Testimonios  de  los  títulos  originales  de  las  Haciendas  de  Santa  Lucía. 
Manuscritos,  t.  2o.  Cuaderno  7o.,  merced  de  un  citio  (sic)  de  ganado  me- 
nor en  términos  de  Ozumbilla,  pp.  20,  21  y  22  vuelta. 

16  ViTELLESCHi,  Mucio,  S.  J.,  Rcspucsta  al  Memorial  del  Procurador  P.  Ge- 
rónimo Diez.  Roma,  18  de  Septiembre  de  1627.  El  original  en  el  Arch.  de 
la  Prov.  Isl.  Coll.  1932.  No.  228. 

17  Volumen  6o.  de  Ms.  del  Archivo  de  la  Prov.  Isl.  Coll.  1934,  pp.  81,  311. 

Bibliografía 

1607  En  el  volumen:  "Descripción  de  la  Nueva  Vizcaya,  noticias  de  Du- 
rango,  extractos  de  Cartas  Anuas  y  de  cartas  particulares  (1595-1667), 
entre  otras,  hay  Cartas  del  P.  Nicolás  de  Arnaya,  del  P.  Luis  de  Ahumada, 
del  P.  Gaspar  de  Contreras  y  del  P.  Andrés  López;  una  relación  de  Alonso  del 
Valle  (1618)  ;  relación  de  Nueva  Vizcaya,  del  P.  Nicolás  de  Cepeda;  órdenes 
del  virrey  Mancera  (don  Antonio  Sebastián  de  Toledo,  marqués,  de  Mancera 
[virrey]  desde  el  15  de  Octubre  de  1664  al  8  de  Diciembre  de  1678),  sobre 
doctrinas  de  Casas  Grandes  (1667).  Relación  de  las  misiones  del  norte  con 
ocasión  de  la  visita  del  P.  Juan  Ortiz  de  Zapata".  (1678). 

(Bancroft  Collection,  Berkeley,  Calif.  Bolton,  Herbert  E.  "Cuide  to  Mate- 
rials for  United  States  History  in  the  Principal  Archives  of  México",  Washing- 
ton, Carnegie,  1913.  Vol.  19,  pp.  25  ss.). 


BIOGRAFIA 


149 


1608  Carta  del  P.  Luis  de  Ahumada,  dirigida  al  P.  Martín  Peláez,  provin- 
cial de  México,  el  13  de  Noviembre  de  1608. 
(Doc.  para  la  Hist.  de  México,  la.  serie,  t.  32.  Colección  facticia  de  la 
Biblioteca  de  México)   (Sommerv.  VIII,  1577)    (Arch.  Gen.  Nac.  [México], 
Historia,  t.  19,  expediente  10). 

1628  Julio  3.  "Carta  de  edificación  a  la  muerte  del  H.  C.  Blas  Hernández". 
Guatemala,  3  de  Julio  1628. 
(Arch.  S.,  J.  in  America  Centrali.  N.  E.  [Noticias  edificantes]  0045)  (Arch. 
Prov.  Méx.  Merid.  [1960]  Documentos  por  catalogar). 

—       Carta  del  P.  Luis  de  Ahumada,  fecha  en  Guatemala  a  8  de  Agosto 
de  1628  al  P.  procurador  Diego  de  Cuéllar,  en  que  da  razón  de  la 
fundación  de  aquel  colegio,  y  remite  las  condiciones".  (Invent.  Prov.  Méx. 
[1767]  f.  173). 

Referencias  bibliográficas 

1  Arch.  Gen.  Nac.  (México)  Ramo  Historia,  t.  19;  expediente  10,  p.  17. 

2  Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  (1960)  Documentos  por  catalogar. 

3  Arch.  S.  J.  in  America  CentraH.  N.  E.  (Not.  edif.)  0045. 

4  Bancroft  Collection,  Berkeley,  Calif.  Bolton,  Herbert  E.  "Guide  to  Mate- 
rials for  United  States  Llistory  in  the  Principal  Archives  of  México.  Vol. 
19,  pp.  25  ss.  Washington,  Carnegie,  1913. 

5  Decorme,  Gerardo,  S.  J.,  La  Obra  de  los  jesuítas  mexicanos  en  la  época 
de  la  colonia,  México,  1941,  t.  II,  p.  258. 

6  Documentos  para  la  Historia  de  México.  Primera  serie,  t.  32.  Colección 
facticia  de  la  Biblioteca  de  México. 

7  Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  (1767)  f.  173. 

8  Sommervogel,  S.  J.,  Bibliothéque  des  écrivains  de  la  Compagnie  de  Jésus, 
t.  VHI,  1577. 


P.  JUAN  DE  ALANZON 
Biografía 

1626  Colegio  de  Mérida,  Yuc.  '^'Ultra  de  los  ministerios  ordinarios  que  se 
han  ejercitado  gloriosamente  en  este  colegio,  hay  una  misión  que 
hizo  desde  él  el  Padre  Juan  de  Alonzón.  Me  escribe  en  esta  forma: 


150 


ALAXZON,  JUAN  DE,  P. 


'La  presente  dará  a  V.R.  (P.  Prov.  Juan  Lorenzo)  breve  relación  de  la 
Misión  que  hice  a  la  Villa  de  Valladolid  (Yucatán),  35  leguas  de  esta  ciu- 
dad de  Mérida:  estuve  en  aquel  lugar  cuatro  semanas,  las  más  trabajosas  del 
año:  fuimos  recibidos,  mi  compañero  y  yo  con  tanto  agasajo  y  regalo,  cual  en 
toda  mi  vida  he  experimentado,  porque  parece  que  iban  a  competencia  las 
casas  de  ellos,  en  orden  sobre  quién  nos  había  de  dar  de  comer  cada  día,  y 
lo  procuraban  sacar  como  por  punta  de  lanza.  Habitamos  todo  este  tiempo 
en  el  Hospital,  lugar  donde  no  vive  persona  algima,  ni  tiene  más  habitación 
que  la  sacristía;  en  el  tiempo  que  allí  estuve,  pidiéronme  ocho  sermones,  e 
hice  la  doctrina  cristiana  a  los  niños  y  a  la  gente  de  servicio,  acudiendo  a 
uno  y  otro,  todo  el  pueblo  y  lo  principal  de  él,  resultando  de  aquí  muchas 
confesiones  generales  y  particulares,  en  tanto  grado  que  no  me  dejaban  lo 
más  del  día;  muchas  eran  de  tres,  de  cuatro,  de  diez,  de  doce  y  de  cua- 
renta años,  sacándoles  de  mil  ignorancias  y  da  mil  supersticiones,  que,  con 
el  trato  de  los  indios  se  les  han  pegado. 

'Un  caballero  principal  de  la  villa,  estaba  en  gran  manera  enojado  con 
una  deuda  suya,  y  había  muchos  días  que  no  entraba  en  su  casa  y  no  le 
saludaba  con  propósito  de  hacerlo  así  toda  la  \ida,  y  habiendo  entrado  al- 
gunas personas  de  por  medio  para  hacer  las  amistades,  no  habían  podido 
conseguir  su  deseo;  al  fin  vino  a  mí  uno  de  los  alcaldes  ordinarios  y  pi- 
dióme que  tomase  la  mano  en  este  negocio  y  antes  de  salir  de  aquel  lugar 
dejase  compuestas  estas  personas.  Habléles,  y,  aunque  al  principio  hubo  di- 
ficultad, con  la  gracia  de  nuestro  Señor  se  compusieron  con  edificación  de 
todo  el  pueblo  y  estima  de  la  Compañía.  Tuve  allí  por  remate,  un  acto 
literario,  con  un  discípulo  mío,  el  cual  acto  dio  mucho  gusto  por  ser  cosa 
nueva  en  aquestas  partes.  El  cabildo  ha  escrito  muy  agradecido  por  ha- 
berme enviado  allá  en  este  tiempo,  y  dando  a  entender  gustaba  mucho,  fun- 
dase allí  la  Compañía,  para  la  cual  fundación,  el  caballero  enemistado  (que 
arriba  dije)  me  ofreció  unas  casas  suyas,  o  sitio  de  ellas,  que  le  costó  dos 
mil  pesos'."  Hasta  aquí  el  Padre. 


Referencia 

1  (Lorenzo,  Juan,  S.  J.  [Prov.],  Anua  de  1626,  fechada  en  México  el  20 
de  Mayo,  1627). 


Bibliografía 


1626  Carta  del  P.  Juan  Alanzón  al  P.  Prov.  Juan  Lorenzo.  Mérida,  Yuc, 
1626. 


BIOGRAFIA 


151 


Referencia 

1  Lorenzo,  Juan,  S.  J.  (Prov.),  Anua  de  1626,  fechada  en  México  el  20 
de  Mayo,  1627. 


ALARCON,  GABRIEL,  P.  (1563-1625) 
Biografía 

1607  "Sabe  lengua  tarasca;  está  estudiando  teología".  (Méx.  4,  ff.  166-7). 

1609  (Abril  1°)  :   "El  P.  Guillermo  de  los  Ríos  avisa  (como  examinador 
de  los  nuestros  ad  gradum)  de  la  sufficiencia  del  P.  Gabriel  de  Alar- 
cón..."  (Aquaviva  a  Peláez)   (Junio  30).  "Para  Superior  de  la  Residencia 
de  la  Veracruz  el  P.  Gabriel  de  Alarcón".  (Aquaviva  a  Cabredo). 

1609-1612  "Fue  rector  de  la  Veracruz  y  cobró  tanta  afición  a  la  casa  que 
parece  imposible  lo  que  ha  trabajado  para  acomodar  las  cosas  de 
ella,  desde  que  se  quemó,  que  en  esta  demanda  perdió  la  salud  y  la  vida. 

"En  nuestros  ministerios  ayudó  a  la  Compañía  con  grandísima  edifi- 
cación, no  perdonando  trabajo,  así  en  Pátzcuaro,  recién  venido  de  España 
(1606?)  donde  aprendió,  la  lengua  tarasca.  En  confesar  españoles  y  ganar- 
los tuvo  notable  gracia,  y  la  tarde  antes  que  muriese,  se  lastimaba  mucho 
que  perdía  el  mérito  de  muchas  confesiones  generales  que  se  habían  de  ha- 
cer con  él  en  este  puesto  (San  Luis  Potosí).  Gustaba  mucho  de  confesar 
negros,  porque  le  dio  Dios  gracia  para  entenderlos  y  ayudarlos.  Finalmente 
él  fue  un  hijo  muy  de  la  Compañía,  cuidadoso  en  el  ejercicio  de  todas  las 
virtudes".  (Molina  Luis,  S.  J.,  Rector  de  San  Luis  Potosí,  Carta  al  P.  Pro- 
vincial Juan  Lorenzo.  San  Luis  Potosí.  Febr.,  1625)  (Lorenzo,  Juan.  Anua 
de  1624  fechada  en  México  el  20  de  Mayo,  1625)  (Archivo  General  de  la 
Nación,  México.  Colección  Misiones,  t.  25). 

1617  "Esta  cantidad  de  3,000  pesos,  envía  V.E.  (el  Virrey)  (lo  era  D.  Die- 
go Fernández  de  Córdoba)  al  Padre  Procurador  General  de  la  Compa- 
ñía de  Jesús  (que  así  llama  Urdaide  al  P.  Gabriel  Alarcón,  sin  duda  refiriéndose 
a  que  lo  es  de  las  misiones  de  Sinaloa),  a  quien  escribo  sobre  X  lo  que  a 


152 


ALARCON,  GABRIEL,  P. 


esto  y  a  las  demás  cosas  del  bien  de  esta  gran  provincia,  pido  a  Su  Reve- 
rencia, y  que  lo  solicite. 

1622   ..."Como  constará  por  las  cartas  que  al  Sargento  Mayor  envió  el 
Padre  Procurador  General  Gabriel  de  Alarcón,  de  la  Compañía  de 
Jesús,  la  última  por  fecha  de  tantos  de  Abril  (de  1622)".  .  . 

Por  lo  tanto,  parece  por  estos  documentos  que  el  P.  Gabriel  de  Alarcón 
era  el  Procurador  de  las  Misiones,  o  no  sabemos  si  el  Procurador  de  la  Pro- 
vincia de  Nueva  España.  Entretanto,  aunque  no  queremos  identificarlo  con 
el  Padre  Gabriel,  vino  de  Roma  una  carta  del  P.  Vitelleschi,  imponiendo  un 
castigo  a  "El  P.  Alarcón".  ¿Será  nuestro  biografiado?  He  aquí  la  referencia. 
"Roma,  8  de  Agosto  de  1622.  R.  P.  Provincial  Nicolás  de  Arnaya:  'Varias  veces 
e  dicho,  que  no  es  justo  se  quede  el  Padre  Alarcón  sin  el  castigo  que  merece 
su  culpa,  y  e  remitido  a  la  prudencia  de  V.R.,  la  penitencia  que  se  le  debe 
dar,  tratando  este  negocio  con  sus  consultores;  pienso  que  se  abrá  ya  exe- 
cutado  quando  ésta  llegue,  pero  en  caso  de  que  se  aya  dilatado,  al  que 
estuviese  en  el  oficio  de  Provincial,  tocará  cumplir  lo  que  tanto  se  a  en- 
cargado: que  la  penitencia  que  V.  R.  me  dice  en  una  de  las  que  a  citado, 
parece  poca".  (Vitelleschi  a  Arnaya,  8  de  Ag.  1622). 

1624  El  Capitán  Martínez  de  Urdaide,  dice  en  una  carta  de  14  de  Enero 
de  1624  al  Virrey,  Marqués  de  Guadalcázar:  .  .  ."y  al  Padre  Gabriel 
de  Alarcón,  escribo". 

En  la  Residencia  de  Veracruz:  "no  es  menos  el  fruto  que  se  coge 
aquí  de  los  morenos  que  son  muchos  en  número,  a  los  cuales  se  les 
acude  predicándoles  y  confesándoles  y  haciéndoles  la  doctrina  cristiana,  de 
que  se  sirve  mucho  nuestro  Señor,  para  lo  cual  no  nos  ha  hecho  pequeña 
falta  el  Padre  Gabriel  de  Alarcón  a  quien  nuestro  Señor  le  dio  particular 
gracia  de  entenderlos.  Llevóselo  nuestro  Señor  a  la  vuelta  de  una  larga  mi- 
sión que  había  hecho,  y  cogió  la  muerte  en  la  casa  de  San  Luis  Potosí  (1625), 
de  cuya  muerte,  aunque  en  breve,  me  dice  así  el  Padre  Luis  de  Molina,  su- 
perior de  aquella  casa: 

(Al  margen  izquierdo:  "Muerte  del  Padre  Gabriel  de  Alarcón,  1625"). 

Texto:  "Cuando  V.R.  (P.  Juan  Lorenzo)  pasó  por  aquí,  le  pedimos  nos 
diese  por  esta  cuaresma  al  Padre  Gabriel  de  Alarcón,  y,  habiéndolo  conce- 
dido, llegó  a  esta  casa  de  San  Luis  Potosí  Miércoles  antes  de  Carnestolen- 
das, con  muy  grande  gusto  suyo  y  de  todos  los  de  esta  casa  y  habiendo  tra- 
bajado las  Cuarentas  Horas  en  confesar  con  la  asistencia  y  fervor  que  solía 
y  cobrándole  todo  el  pueblo  grandísima  afición,  cuando  estábamos  muy  con- 
tentos, esperando  una  gran  cosecha  esta  Cuaresma  y  Semana  Santa,  nos  mor- 
tificó el  Señor  llevándole  para  Sí  la  noche  pasada.  Sábado  22  de  Febrero 


REFERENCIAS  BIOGRAFICAS 


153 


(1625)  poco  después  de  la  media  noche,  puntualmente  el  seteno  (séptimo  día) 
de  una  maligna  calentura  que  le  dio  domingo  lo.  de  Cuaresma  en  la  noche,  con 
un  dolor  en  el  lado  derecho,  tan  grande,  que  nos  persuadimos  que  la  ca- 
lentura no  era  más  que  de  la  fuerza  del  dolor;  con  todo  eso  se  trajo  luego 
al  médico  y  se  le  aplicaron  muchísimos  remedios.  Quitósele  juntamente  la 
gana  de  comer  de  manera,  que  desde  aquel  punto  hasta  que  expiró,  no 
pudo  pasar  bocado,  ni  fue  posible  más  de  las  que  se  le  hicieron.  El  viernes 
antes,  a  las  cinco  de  la  tarde,  se  le  dio  el  viático,  que  se  le  dio  con  más  apa- 
rato que  se  suele,  por  estar  en  casa  alquilada,  y  pidió  públicamente  el  de  la 
extremaunción  que  recibió  con  todos  sus  sentidos,  respondiendo  a  todo.  Sá- 
bado a  las  nueve  de  la  noche,  obra  de  tres  horas  antes  que  muriera,  hizo 
una  confesión  general  de  toda  la  vida  con  muchas  lágrimas;  y  en  haciéndose 
señal  de  su  muerte  con  las  campanas  a  las  cinco  de  la  mañana,  doblaron 
en  la  de  la  Iglesia  Mayor  y  en  los  demás  conventos,  y  a  las  cuatro  de  la 
tarde  se  le  hizo  el  entierro,  con  la  mayor  solemnidad  de  música  y  acompa- 
ñamiento. 

"Fue  el  Padre,  de  Sailices  en  el  Obispado  de  Cuenca,  de  edad  de  62  años. 
(Luego  nació  en  1563). 

"Entró  a  la  Compañía  el  año  de  91:  tenía  34  de  Compañía. 

'Trece  de  Profeso  de  cuatro  votos  (según  eso  el  año  1612). 

"Fue  doce  años  (1612-24)  Procurador  de  Provincia,  con  tanta  satisfac- 
ción como  todos  saben,  lo  cual  se  echó  de  ver  en  un  papel  que  escribió  la 
tarde  antes  que  muriese,  para  que  le  diese  aviso  a  V.R.  (P.  Prov.  Juan  Lo- 
renzo) en  el  cual  dice  que  no  se  acuerda,  ni  le  remuerde  la  conciencia  haber 
gastado  en  la  Compañía  un  real  mal  gastado,  por  el  grande  amor  que  a  la 
santa  pobreza  tenía;  pues  desde  que  le  conocí  hasta  que  murió,  siempre  le 
vía  vestido  de  viejo",  (sic). 

Referencias  biográficas 

1  Aquaviva,  Claudio,  S.  J.  Cartas: 

Al  P.  Vice-provincial  Martín  Peláez,  Roma,  1^  Abr.,  1609. 
A.  P.  Rodrigo  de  Cabredo,  provincial,  Roma,  30  Jun.,  1609. 

2  Archivo  General  de  la  Nación.  (México). 

Ramo  Historia. 
Ramo  Misiones,  t.  25. 

3  BuRRUs,  Ernest  J.,  S.  J.,  Pioneer  Jesuit  Apostles,  580-596. 

4  Catálogo  de  los  que  en  esta  provincia  de  Nueva  España  saben  la  lengua 
y  se  ejercitan  en  ella.  Ms. 


154 


AL.\RCON,  JOSE  DE.  P. 


5  Laurencio,  Juan,  S.  J..  Anua  de  1624.  fechada  en  México  el  20  de 
Mayo,  1625. 

6  M.ARTÍNEZ  DE  Urdaide,  Capitán  Diego,  Cartos: 

Al  Gobernador  de  Nueva  Vizcaya.    San  Felipe.  Sinaloa,  Feb.  2,  1617. 
Al  Virrey,  Marqués  de  Guadalcázar,  San  Felipe,  Sinaloa,  Abr.  1622. 
Al  Virrey,  Marqués  de  Guadalcázar,  San  Felipe,  Sinaloa,  En.  14,  1624. 

7  Me>dc.  4,  ff.,  166-167. 

8  Molina.  Luis,  S.  J.  (Sup.  de  S.  L.  Potosí),  Carta  al  P.  Prov.  Juan  Lau- 
rencio, S.  Luis  Potosí,  Febrero,  1625. 

9  ViTELLESCHi,  Mucio,  S.  J.,  Carta  al  P.  Nicolás  de  Arnaya,  Prov.  Roma, 
8  Ag.,  1622.  (Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll.,  1932],  Ms.  N"?  228). 

BlBLIOGR.\FÍA 

1623  "L"n  recivo  del  P.  Gabriel  de  Alarcón,  con  fecha  de  11  de  Maio 
de  1623,  por  la  cantidad  de  6,000  pesos,  que  en  nombre  del  P.  Juan 
Acacio.  Rector  del  Colegio  de  la  Veracruz,  dio  a  favor  del  P.  Juan  Lorenzo, 
Provincial  que  era  de  la  Compañía,  quien  los  havía  tomado  prestados  para 
socorrer,  y  ayudar  a  pagar  las  deudas  del  dicho  Colegio".  (Inventario  Arch. 
Prov.  Méx.  1767,  f.  124). 

Referencia  bibliogr.\fica 
1  Inventario  Arch.  Prov.  Méx.  1767,  f.  124. 


P.  JOSE  DE  ALARCON 

Es  lástima  que  de  este  Padre  no  sepamos  más  que  lo  siguiente: 
Que  se  hallaba  en  el  colegio  del  Espíritu  Santo  enseñando  gramática 
en  los  aciagos  días  del  conflicto  Palafoxiano;  he  aquí  los  documentos: 

1649  (Abril  7)  :  "De  esta  definición  y  declaración  de  la  Sede  Apostólica, 
resulta  el  deberse  satisfacer  a  la  jurisdicción  que  obtuvo  y  venció,  pi- 
diendo la  absolución  de  los  excomulgados  por  ella,  que  son  los  Padres  Pedro 


BIOGRAFIA 


155 


de  Velasco,  Alonso  Muñoz,  Gerónimo  de  Lobera,  Nicolás  Téllez,  Diego  de 
Medrano  y  José  de  Alarcón,  así  para  la  seguridad  de  sus  conciencias,  como 
para  que  cese  el  escándalo  de  haber  contravenido  a  las  censuras  con  publi- 
cidad, por  espacio  de  cerca  de  dos  años,  como  lo  reconocerá  V.P.R.  por  el 
testimonio  que  le  remito". 

(limo.  Palafox  al  Provincial  Andrés  de  Rada  en  cartas  de  7  de  Abril  y 
Mayo  4  1649)  :  "Cuando  se  descomulgó  por  el  Sr.  Obispo  de  Honduras,  mi 
Provisor,  a  los  Maestros  de  Gramática,  que  Vuestras  Paternidades  tenían  en 
el  Colegio  del  Espíritu  Santo,  fue  menos  que  por  dar  dichos  Maestros  vene- 
no a  los  discípulos  que  eran  mis  ovejas".  (Palafox  a  Rada,  Puebla  4  de  Mayo 
de  1649).  . 

Nota:  Creemos  que  José  de  Alarcón  entonces  era  sólo  estudiante  de  la  Com- 
pañía y  se  hallaba  en  el  magisterio,  sin  ser  aún  sacerdote;  y  lo  sa- 
camos del  siguiente  dato  y  su  fecha: 
(Agosto  20)  "A  los  Padres  Joseph  de  Alarcón,  y  Joseph  Alberto,  daráseles 

la  misma  profesión  de  quatro  votos,  después  de  haber  cumplido  treinta  y  tres 

años  de  edad".  (Nickel,  S.  J.  al  P.  Prov.  Alonso  Bonifacio:  Roma,  20  de 

Agosto  de  1658). 

1649  "Por  los  principios  de  Abril  del  año  49  (1649)  el  Dr.  D.  Juan  de 
Merlo,  Canónigo  de  la  Santa  Iglesia  de  la  Puebla,  y  Provisor  de  su 
Obispado,  hizo  notificar  un  Auto  a  los  tres  Rectores  de  los  tres  colegios  de 
la  Compañía  de  Jesús  de  dicha  ciudad  de  la  Puebla,  para  que  los  Padres  de 
ellos,  que  están  excomulgados  y  anatematizados  conforme  a  derecho,  pro- 
curasen el  remedio  de  sus  conciencias,  en  virtud  del  Buleto  que  Inocencio 
X,  expidió  a  los  14  de  Mayo  del  año  pasado  de  48,  en  contradictorio  jui- 
cio y  con  asistencia  del  Embajador  de  España,  del  cual  Auto  apelaron 
los  dichos  Rectores  para  esta  Real  Audiencia  (de  México),  y  se  mandó 
por  provisión  real  traer  a  ella  los  autos  y  buleto  original,  que  vino  pasado 
por  Consejo,  y  se  trajeron  y  presentaron  en  Acuerdo,  viernes  14  de  Mayo, 
y  mandaron  dar  traslado  al  Fiscal  del  Rey;  llámanse  los  Padres  excomul- 
gados Alonso  Muñoz,  Gerónimo  de  Dobera  (sic,  por  Lobera),  Pedro  de  Ve- 
lasco,  Provincial  que  fue,  Nicolás  Telles  (sic,  con  s  final),  Diego  de  Medina 
y  José  de  Alarcón".  (Diario  de  Gregorio  Martín  de  Guijo,  edic.  1853, 
Méx.,  p.  64) . 

1654-55  "Al  principio  de  mi  3a.  probación  (1654-55)   (Dice  el  P.  Tomás 
Hidalgo)  concertamos  en  ella,  decirnos  en  muriendo  algún  novena- 
rio de  misas,  fuera  de  las  que  manda  la  obediencia".  (Mis  contercerones 
fueron)  : 

1)  P.  Fernando  Dávila.-Pagué.         (f  en  1660) 


156 


ALARCON,  JOSE  DE,  P. 


2)  P.  Bartholomé  Cuéllar.  (f  en  1682) 

3)  P.  Roque  de  Molina.  (f   ?  ) 

4)  P.  Alonso  de  Agüero. -Pagué.  (t   ?  )  Murió  antes  de  1678. 

5)  P.  Nicolás  García.  (f    ?  ) 

6)  P.  JosEPH  de  Alargón. -Pagué,  (f  antes  de  1678) 

7)  P.  Pedro  Polanco.  (f  en  1693) 

"Si  yo  me  muriere  antes,  ruego  a  mis  superiores  avisen  a  los  que  quedan, 
porque  no  se  olviden  y  me  priven  de  este  socorro  tan  grande.  Thomas  Hi- 
dalgo". (Navarro,  Gonzalo,  S.  J.  Carta  de  edif.  del  P.  Tomás  Hidalgo.  Ms. 
Oct.,  1678.  Sinaloa)  (Hidalgo  Tomás,  S.  J.  Papel  Ms.  de  su  3a.  Prob.  en 
1654-55)   (Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  [1960],  APA-G.  IX-1.  [1548]). 

1668  (Jun.  27)  Rector  del  Colegio  de  Oaxaca.  "Entrega  del  Colegio  de 
Oaxaca  que  en  27  de  Junio  de  1668  hizo  el  P.  Francisco  Xavier  de 
Faria,  a  su  Sucesor  el  Padre  José  de  Alargón".  (Inventario  del  Arch.  Prov. 
Méx.,  1767). 

1675  "Un  testimonio  en  dos  foxas,  dado  por  Juan  Muñoz  Naranjo,  escri- 
bano público  de  Poder  para  cobranzas  y  pleitos,  que  en  Sevilla  a  14 
de  Junio  de  1675  otorgó  Doña  Marcela  de  Castro  al  P.  Joseph  Alarcón, 
Rector  del  Colegio  de  Oaxaca,  y  Procurador  que  fuese  de  ese  Colegio  de  la 
Compañía,  en  la  Ciudad  de  Oaxaca".  (Invent.  Arch.  Prov.  Méx.,  1767, 
f.  165). 


Referengias  de  la  biografía 


1  Arch.  Prov.  Méx.  Meridion.  (1960).  APA-G.  IX-I.  (1548). 

2  García  Genaro,  Don  Juan  de  Palafox  y  Mendoza,  México,  Bouret,  1906, 
pp.  102  y  118 

3  Hidalgo,  Tomás,  S.  J.,  Papel  ms.  de  su  3a.  Prob.  (1654-55)  encontrado 
a  la  hora  de  su  muerte.  Sept.  1678.  Sinaloa. 

4  Inventario  del  Arch.  Prov.  Méx.  1767,  fol.  1;  165. 

5  Martín  de  Guijo,  Gregorio,  Diario  de  sucesos  notables,  escrito  por  el 
Licenciado .  .  .  y  comprende  los  años  de  1648  a  1664,  Edic.  Méx.  1853,  p. 
64  en  el  Primer  tomo  de  Documentos  para  la  Hist.  de  México. 

6  Navarro,  Gonzalo,  S.  J.,  Carta  de  edif.  del  P.  Tomás  Hidalgo,  S.  J.,  Si- 
naloa, Oct.  29  1678). 

7  Nickel,  Gosvino,  S.  J.,  Carta  al  P.  Alonso  Bonifacio,  Provincial  de  Nue- 
va España:  Roma,  20  Agosto  de  1658.  (Original  en  Isl.  Coll.  Arch.  1932). 


BIOGRAFIA 


157 


8  Palafox,  Ilmo.  Sr.  don  Juan  de,  Cartas  al  P.  Provincial  Andrés  de 
Rada:  Puebla,  7  de  Abril  de  1649  y  4  de  Mayo  de  1649. 

Bibliografía 

1647  Al  Padre  José  de  Alarcón  (a  quien  Uriarte  pone  Juan,  pero  don 
Manuel  de  Roda  dice  Joseph),  juntamente  con  el  P.  Lobera,  se  le 
atribuye : 

"Declaración  que  en  descargo  de  su  conciencia  hizo  en  el  artículo  de  la 
muerte  el  Licenciado  Nicolás  Escobar,  ante  Notario  y  Testigos,  a  favor  del 
Doctor  Melchor  Gutiérrez  de  Torreblanca,  a  20  de  Junio  de  1647".  (Uriarte, 
Anón,  y  seudón.,  t.  III,  p.  119,  No.  3885). 

1651  Renuncia  del  Padre  José  Alarcón  de  todos  sus  bienes.  5  fojas. 

(Arch.  Hist.  de  Hacienda  [Méx.]  Temporalidades.  Leg.  16-2  y  12). 

Referencias  bibliográficas 

1  Arch.  Hist.  de  Hacienda  (Méx.)  Temporalidades.  Leg.  16-2  y  12. 

2  Uriarte,  José  Eugenio,  S.  J.,  Anónimos  y  Seudónimos,  t.  III,  p.  119. 
No.  3885. 

P.  LUIS  ALAVES  (1589-1616) 
Mártir  de  los  Tepehuanes. 

Biografía 

La  vida  de  nuestro  insigne  mártir  mexicano  de  la  Compañía  de  Jesús 
Luis  de  Alavés,  debe  de  comenzarse  desde  la  venida  de  la  Compañía  a  Mé- 
xico, y  su  establecimiento  en  su  tierra  natal,  Oaxaca;  porque  sus  progenitores 
fueron  incondicionales  amigos  de  los  recién  llegados  jesuítas,  desde  los  prin- 
cipios. Sánchez  Baquero  es  el  que  pone  en  nuestras  manos  el  hilo  de  oro  de 
esta  historia. 


158 


ALAVES,  LUIS,  P. 


1574  "Entre  los  abuelos  y  progenitores  de  nuestro  Mártir  Luis  de  Alavés, 
nos  presenta  Baquero  a  un  don  Francisco  Alavés,  Regidor  de  Oaxaca; 
el  cual,  cuando  el  limo.  Sr.  Obispo  de  Oaxaca  en  1574  don  Fray  Bernardo 
de  Alburquerque  (1555-1579),  fulminó  una  indebida  e  inesperada  excomu- 
nión contra  los  Padres  Diego  López  y  Juan  Rogel,  al  querer  asentar  iglesia  en 
Oaxaca;  el  Cabildo  de  la  ciudad  que  salió  a  la  defensa  de  los  Padres,  des- 
pachó a  México,  sobre  el  caso  a  Francisco  de  Alabés  (sic),  un  Regidor  suyo 
de  los  más  principales,  que  juntamente  era  Procurador  y  siempre  fue  insigne 
benefactor  de  la  Compañía,  para  que  en  nombre  de  la  Ciudad  de  Oaxaca,  se 
querellase  al  Virrey  don  Martín  Enríquez,  y  solicitase  y  defendiese  esta  causa 
como  lo  hizo  con  todas  veras".  (Sánchez  Baquero:  Fundación  de  la  C.  de  J. 
en  N.  E.  Méx.  Patria,  1945,  p.  81). 

1589  "Natural  de  Guajaca,  en  la  Nueva  España".  (Nieremberg) . 
"Natural  del  Pueblo  de  Tequixtlán"  (que  era  una  hacienda  que  po- 
seían sus  padres).  (Anón.  Mss.)  (Alegre). 

"El  padre  del  padre  Luis  de  Alavés  se  llamaba  Melchor  de  Alavés  y  su 
madre  doña  Ana  de  Estrada.  Con  particular  afecto  hago  relación  del  Padre 
Luis  de  Alavés,  así  por  haber  sido  mi  Novicio  (dice  el  P.  Nicolás  de  Amaya 
en  la  Carta  Anua  de  1616),  como  por  haber  sido  tan  amable  por  sus  virtudes. 
No  sólo  en  su  niñez,  sino  también  todo  el  tiempo  que  vivió  en  la  Compañía, 
en  que  entró  Bachiller  en  Artes  (1603)  y  estuvo  nueve  años  en  ella,  teniendo 
veinte  y  siete  años  de  edad  cuando  murió".  (Arnaya).  "Hizo  sus  estudios  en  la 
Ciudad  de  México  (1604-1607).  (Nieremberg).  "Y  en  el  General  del  Cole- 
gio de  San  Ildefonso  de  México,  en  donde  fue  estudiante,  se  halla  un  retrato 
del  Venerable  Padre  Luis  de  Alavés,  Colegial  Seminarista  en  este  Real  Co- 
legio, varón  ilustre  en  la  exacta  observancia  regular,  y  celo  de  la  salvación  de 
las  almas;  como  quien  mereció  morir  a  manos  de  los  bárbaros  tepehuanes  en 
odio  de  la  fe  que  les  predicaba,  traspasado  de  saetas".  (Dice.  Universal  de 
Historia  y  Geograf.,  t.  HI,  p.  559). 

1590  (Deudos  y  parientes  del  P.  Luis  de  Alavés)  : 

(Noviembre  26).  ("Don  Francisco  de  Alavés,  padre  de  nuestro  már- 
tir); Esteban  de  Alavés  (tío  de  nuestro  Padre),  beneficiado  (Cura)  del  Par- 
tido de  Teutila,  en  el  Obispado  de  Oaxaca,  dem.ás  que  por  la  Información 
que  de  oficio  se  ha  hecho,  parece  ser  hijo  y  nieto  de  padres  que  públicamente 
fueron  tenidos  por  Conquistadores  y  Pobladores  Antiguos  de  esta  Nueva  Es- 
paña, y  por  hombres  honrados  y  principales,  y  como  tales  se  trataron  en  la 
Ciudad  de  Antequera,  del  Valle  de  Guaxaca,  donde  vivieron;  parece  ser 
hermano  legítimo  de  don  Pedro  de  Alavés  (otro  tío  de  nuestro  Padre),  Arce- 
diano de  Guaxaca;  y  que  Francisco  de  Alavés,  hermano  mayor  (padre  de 
nuestro  mártir),  sucedió  en  la  encomienda  del  pueblo  de  Petlaquestalvaca, 


BIOGRAFIA 


159 


que  poseyó  su  padre  Melchor  de  Alavés  (abuelo  del  P.  Luis),  que  rentará 
hasta  500  pesos;  y  otros  hermanos  que  tiene  (todos  tíos  de  nuestro  S.  J.), 
hombres  honrados,  están  todos  pobres,  y  que  él  también  lo  está,  aunque  le 
vale  su  Partido  (Curato)  hasta  mil  pesos  de  a  ocho  reales,  cada  un  año;  con 
lo  que  ha  tenido  ha  socorrido  a  sus  hermanos  y  hermanas,  que  viven  con 
necesidad.  Es  hombre  de  50  años  (1540-90),  de  buena  vida  y  ejemplo,  buen 
latino  y  eclesiástico;  sabe  tres  lenguas  de  los  naturales  de  esta  nueva  España: 
mexicana,  mixteca  y  chicateca,  en  las  cuales  ha  enseñado  e  instruido  a  los 
naturales,  y  hecho  provecho  con  su  predicación  y  doctrina,  y  por  ser  hom- 
bre suficiente,  se  le  ha  cometido  alguna  vez  la  visita  de  aquella  diócesis  (Oaxa- 
ca)  que  ha  hecho  con  rectitud  y  limpieza,  sin  agravio  de  nadie;  tiene  persona, 
calidad  y  autoridad;  demás  de  los  méritos  referidos  para  el  sei'vicio  de  un 
canonicato  y  dignidad  en  cualquier  iglesia  de  esta  Nueva  España.  Vuestra 
Majestad  (Felipe  II)  le  hará  la  merced  que  fuere  servido". 

(Bol.  Arch.  Gen.  Nac.  [Méx.  1942,  t.  XIII,  No.  1,  p.  196]). 

1597  (30  de  Junio).  (Nota:  tenía  a  ese  tiempo  nuestro  Mártir,  8  años): 
"Francisco  de  Alavés  Avendaño,  vecino  y  Regidor  de  Antequera  del 
Valle  de  Guaxaca,  por  Abril  del  año  pasado  de  sesenta  y  siete  (1567),  pidió 
se  le  recibiese  Información  de  sus  méritos,  para  suplicar  a  V.  M.  (todavía 
Felipe  II)  le  hiciese  merced.  Por  la  parte  y  oficio  consta  que  es  nieto  por 
parte  de  su  madre  de  Juan  Rodríguez  de  Salas  (bisabuelo  de  nuestro  jesuíta) 
y  hijo  de  Melchor  de  Alavés  (abuelo  de  nuestro  Mártir)  ambos  de  los  prime- 
ros Conquistadores  de  esta  Nueva  España,  y  a  su  padre,  como  a  tal,  le  enco- 
mendó el  Marqués  del  Valle  (como  parece  por  la  Cédula  de  Encomienda) 
unos  pueblos  en  la  Provincia  de  Yanhuitlán,  que  hoy  posee  el  dicho  Francisco 
Alavés  (padre  legítimo  de  nuestro  Mártir)  que  rentan  ciento  cuarenta  y  dos 
pesos  y  setenta  y  una  fanegas  de  maíz,  y  paga  al  (que)  administra  los  Santos 
Sacramentos,  y  lo  demás  que  suelen  pagar  los  Encomendadores;  es  hombre 
honrado  y  pobre;  atenta  la  calidad  de  su  persona,  casa  y  familia,  siendo  Vues- 
tra Majestad  servido,  le  podrá  mandar  hacer  merced,  y  cabrá  en  él  de  mejo- 
rarle en  otra  encomienda  que  primero  vacare,  que  valga  cuatrocientos  pesos 
más  (400)  que  la  que  tiene,  o  hacerle  otra  merced  que  más  V.  M.  fuere 
servido.  30  de  Junio  de  1597.  Francisco  de  Alavés".  (Bol.  Arch.  Gen.  Nac. 
[Méx.  1942],  t.  XIII,  No.  3,  pp.  abajo  498-99). 

1605  José  Mariano  Dávila  dice  que  entró  a  la  Compañía  en  1605.  "Entró 
a  la  Compañía  siendo  de  dieciséis  años,  y  tuvo  por  Maestro  de  Novi- 
cios al  P.  Nicolás  de  Arnaya"  (J.  M.  D.).  Nieremberg  afirma  que  entró  en 
1607,  pero  el  P.  Florencia-Oviedo  en  su  Menologio,  nos  asegura  que  "del  P. 
Alavés  escribió  el  P.  Nicolás  de  Amaya,  Provincial  entonces  (1616-22),  que 
había  sido  su  Maestro  de  Novicios  (1605),  y  que  tenía  por  cierto  que  no  ha- 


160 


ALAVES,  LUIS,  P. 


bía  perdido  la  gracia  bautismal".  Oigamos,  pues,  en  su  texto,  lo  que  escribe  el 
P.  Arnaya:  "Acompañaba  su  virtud  y  religión  con  singular  verdad  y  sinceri- 
dad. Juzgaban  de  él  los  Superiores,  por  su  modestia  y  observancia,  que  le  cria- 
ba nuestro  Señor  para  Maestro  de  Novicios,  y  en  su  modo  de  proceder  desde 
niño  hasta  que  murió  (que  siempre  se  crió  en  nuestros  estudios  y  seminarios, 
enviándole  sus  padres  desde  la  ciudad  de  Oaxaca  de  esta  Nueva  España,  de 
donde  era  natural,  a  esta  ciudad  de  México).  Créese  no  haber  perdido 
jamás  la  gracia  bautismal:  desde  niño,  fue  a  los  demás  ejemplo  de  virtud,  y 
tan  temeroso  de  su  conciencia  que  reparaba,  como  dicen,  en  los  átomos  y  en 
faltas  y  descuidos  levísimos,  formando  escrúpulo  de  cualquiera  cosa  por  ligera 
que  fuese,  con  tan  singular  modestia  y  recogimiento  como  tenía".  (Amaya). 

(Al  margen  de  lo  que  acabamos  de  copiar,  hay  una  nota  que  dice)  :  "El 
Padre  Alavés  leyó  un  año  en  Oaxaca,  otro  en  México;  leyó  Mayores  unos 
cuatro  o  seis  meses  siempre  con  opinión  de  ángel  en  carne". 

1605-1616  Nos  gustará  más  oír  al  propio  P.  Arnaya:  "Su  trato  y  conversa- 
ción fue  siempre  muy  afable  y  con  el  rostro  lleno  de  una  celestial  ale- 
gría; y  con  eso,  querido  y  amado  de  todos.  Tenía  muy  ordinario  ejercicio  de 
levantar  los  ojos  al  cielo,  y,  aunque  con  silencio,  se  le  echaba  de  ver  que, 
levantando  el  corazón  a  nuestro  Señor,  le  decía  algunas  jaculatorias  menta- 
les; y  cuando  se  descuidaba,  se  le  oían  unos  tiernos  suspiros  hacia  la  patria 
celestial  para  donde  se  criaba;  y  ésto  que  hacía  cuando  vivió,  le  quedó  aún 
después  de  muerto;  pues  habiéndole  vuelto  los  indios  cabeza  abajo,  como  los 
demás,  y  le  hallaron  así  el  Gobernador  y  demás  españoles,  tenía  levantado  el 
rostro,  cabeza  y  pecho  del  suelo  al  cielo;  los  ojos  de  manera  que  parecía  (así 
tendido  como  estaba)  que  con  solo  el  pecho  en  el  suelo  sustentaba  la  parte 
de  la  cabeza  y  cerebro;  teniendo  asimismo,  de  las  rodillas  para  abajo,  levan- 
tados los  pies  y  piernas  del  suelo,  con  haber  más  de  dos  meses  que  había 
muerto;  y  porque  se  vea  la  honestidad  que  aun  en  su  muerte,  entre  las  heri- 
das y  golpes  tenía  este  dicho  Padre,  se  halló  que  así  boca  abajo  como  estaba, 
tenía  la  mano  derecha  en  el  pecho  hacia  el  corazón,  y  con  la  izquierda  se 
cubría  por  la  honestidad  y  decencia;  y  lo  otro,  que  estos  bárbaros,  aun  antes 
que  muriesen  los  Padres  los  despojaron  de  todas  sus  vestiduras,  como  se  vio 
también  en  el  Padre  Hernando  de  Tovar,  a  quien  un  indio  mexicano  a  quien 
llevaban  preso  los  tepehuanes,  le  vio  desnudo  y  alanceado,  y  que  aún  estaba 
expirando,  como  arriba  se  dijo. 

"Mas  para  que  se  vea  como  nuestro  Señor  previno  al  Padre  Luis  de  Ala- 
vés con  algunas  premisas  y  prenuncios  de  su  dichosa  muerte,  pondré  aquí  el 
testimonio  que  dio  el  Capitán  Juan  Pérez  de  Vergara,  ante  el  Vicario  y  Juez 
Eclesiástico  de  la  Villa  de  Guadiana  (Durango),  en  la  décima  pregunta  que 
se  le  hizo,  que,  aunque  otros  testigos  oculares  convienen  en  lo  que  él  dice,  y 


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entre  ellos  el  Gobernador  en  sus  cartas  hace  de  ello  mención;  pero  este  testi- 
go comprende  lo  que  los  demás,  y  dice  así  el  testimonio  por  fe  de  escribano: 
'Dice  este  testigo  (Juan  Pérez)  para  más  honra  y  gloria  de  Dios  N.  S.  que 
fue  público  y  notorio  (  y  así  lo  ha  oído  decir  a  personas  del  Real  de  Guana- 
ceví),  que  pocos  días  antes  de  la  muerte  de  dicho  Padre  Luis  de  Alavés, 
estando  haciendo  oración  delante  del  altar  de  la  Virgen  Nuestra  Señora,  en 
la  iglesia  del  pueblo  de  San  Ignacio,  había  tenido  revelación  de  su  muerte  y 
forma  cóm.o  le  había  de  suceder,  y  en  forma  de  como  si  el  Padre  hablara 
con  la  imagen  y  le  respondiera;  se  había  oído  una  voz  que  decía:  «Esto  ha  de 
ser»,  y  luego  se  había  oído  otra  voz  del  dicho  Padre  Alavés  que  decía:  «Cúm- 
plase tu  voluntad»;  y  que  sabida  esta  revelación,  algunos  curiosos  habían 
preguntado  a  un  niño,  hijo  del  Capitán  Alonso  de  Quesada,  vecino  de  aque- 
llas Minas,  que  estaba  en  compañía  y  doctrina  del  Padre:  «Que  cómo  había 
pasado  aquella  revelación  que  decía  había  tenido  el  Padre  Alavés  en  la  dicha 
iglesia».  El  cual  niño  respondió,  «que  yéndole  alumbrando  este  niño  con 
una  candela  una  noche  al  P.  Luis  Alavés,  según  la  costumbre  que  tenía, 
había  entrado  en  la  Iglesia  y  que  habiéndose  hincado  de  rodillas  delante  de  la 
imagen  de  Nuestra  Señora  de  la  Advocación  del  Valle;  a  cabo  de  rato  había 
oído  las  palabras  ya  referidas,  y  que  por  enterarse  mejor  en  ellas,  yendo  acom- 
pañando al  Padre  a  su  celda,  le  había  dicho:  'Qué  razones  eran  aquellas'. 
'Que  se  las  dijera';  a  lo  cual  él  había  respondido:  'No  es  nada;  pero  vos,  mi 
Capitán,  ¿no  os  atreveréis  a  ser  mártir  conmigo?'  Y  el  niño  le  había  respondido 
que  sí».  Y  en  este  tiempo,  como  quince  días  antes  de  su  muerte,  habiendo  pa- 
sado lo  referido,  el  Padre  Luis  de  Alavés  fue  a  decir  Misa  al  Real  de  Guana- 
ceví,  por  estar  a  su  cargo  en  ausencia  del  vicario  de  estas  minas,  y  había 
llevado  en  su  compañía  al  niño;  y  habiéndose  ocupado  en  decir  Misa  a  los 
vecinos  algunos  pocos  días,  había  dicho  a  este  niño,  el  día  que  se  partió  del 
Real,  a  su  pueblo  del  Zape:  'Mira,  niño,  que  me  has  de  cumplir  la  palabra 
que  me  diste'.  Y  que  el  niño  le  había  respondido,  que  sí  haría.  Y  que  el  mismo 
viernes  que  fue  el  día  que  los  alzados  mataron  en  el  Zape  a  los  Padres  y  a  las 
demás  personas  que  tiene  referido,  salió  este  niño  del  Real  de  Guanaceví,  y 
casa  de  sus  padres,  al  pueblo  del  Zape  y  aunque  en  el  camino  topó  a  otro 
niño  mulato  que  venía  huyendo  del  Zape,  refiriendo  él  el  alzamiento,  y  que 
dejaba  muerta  a  su  madre;  este  dicho  niño  caminó  tomando  en  las  ancas  de 
su  caballo  al  niño  mulato  y  sin  temor  y  recelo  se  metió  al  pueblo  del  Zape 
donde  lo  mataron,  y  hallaron  su  cuerpo  con  los  demás  difuntos,  y  habiendo 
recogido  por  el  pueblo  y  prado  todos  los  cuerpos  difuntos  que  hallaron,  los 
unos  enterraron  en  la  iglesia  del  Zape,  y  los  cuerpos  de  los  benditos  Padres, 
Juan  del  Valle,  Luis  de  Alavés,  Jerónimo  de  Moranta  y  Juan  Fonte,  de  quie- 
nes habiendo  enterrado  las  entrañas  en  la  dicha  iglesia  con  alguna  cal,  em- 
balsamaron sus  cuerpos  que  estaban  enteros,  y  con  el  cuerpo  de  este  niño,  y 


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otros  de  algunos  vecinos  de  Guanaceví,  dio  vuelta  el  campo  al  Real'.  Esto  es 
lo  que  afirma  este  testigo;  y  otros  en  la  misma  Información  atestiguan  de 
otra  revelación  que  se  dirá  luego  en  la  carta  que  el  Padre  Luis  de  Bonifaz  me 
escribió  de  las  exequias  que  en  Guadiana  se  hicieron  a  los  cuatro  Padres  que 
el  Gobernador  don  Gaspar  de  Alvear  trajo  de  San  Ignacio".  (Amaya:  Anua 
1616). 

No  falta  quien  ponga  su  martirio  en  1615:  "Fue  martirizado  el  18  de  No- 
viembre de  1615".  (Andrade)  ;  pero  fue  en  1616:  "Y  el  18  de  Noviembre  de 
1616,  en  el  pueblo  de  Zape,  recibieron  la  muerte,  de  los  indios  tepehuanes,  los 
Padres  Juan  del  Valle  y  Luis  de  Alabez"  (sic).  (Florencia:  Zodiaco).  Y 
Nieremberg:  "El  viernes  18  de  Noviembre  de  1616,  en  el  pueblo  de  San  Ig- 
nacio o  del  Zape,  en  la  Nueva  Vizcaya".  "De  edad  de  27  años  y  9  de  Com- 
pañía". Synopsis  Historiae  S.  J.;  "18/11  1616,  Pater  Ludovicus  de  Alavez, 
Hispanus  (sic),  Ingr.  21/5  1607  (sic)  Lancéis  a  Tepehuanis  confossus". 
(Col.  654). 

Maneiro  en  la  Vida  del  P.  Pedro  M.  Gallardo  dice:  "Benerabilis  Pater 
Ludovicus  Alavez  (sic)  oaxacensis  destinatus  fuit  iam  inde  a  baptismate 
martyrio,  nam  Parochus  Dominicanus,  opinione  sanctus,  scripsit  in  libro  cu- 
rionis  nomen  Ludovigi,  litteris  majoribus  et  rubris  quod  numquam  fecerat". 
Respecto  a  los  compañeros  de  martirio,  escribe  el  P.  Arnaya:  "Los  otros,  mu- 
rieron a  manos  de  los  indios  tepehuanes  en  odio  de  nuestra  santa  fe  y  cristiana 
religión:  éstos  fueron:  P.  Hernando  de  Santarén,  P.  Hernando  de  Tovar,  P. 
Juan  Fonte,  P.  Juan  del  Valle,  P.  Gerónimo  de  Moranta,  P.  Luis  de  Alavés, 
P.  Bernardo  de  Cisneros  y  P.  Diego  de  Orozco.  Los  cinco  primeros  eran  Profe- 
sos de  cuatro  votos,  y  aunque  han  sido  dichosos  y  de  envidiar  en  tan  feliz 
muerte,  su  falta  es  de  grande  sentimiento,  por  ser  ya  obreros  hechos". 

1607  Con  lo  dicho,  cae  por  tierra  la  opinión  de  los  que  dicen  que  entró  a  la 
Compañía  el  año  de  1607;  sin  duda  confundiendo  la  emisión  de  los 
votos  del  bienio,  con  la  entrada. 

Nieremberg  nos  hace  la  síntesis  de  su  vida  edificantísima  de  la  siguiente 
manera : 

"Habían  puesto  en  él  los  superiores  los  ojos  para  maestro  de  novicios. 
Recién  ordenado  Sacerdote,  fue  enviado  a  Tepehuanes  y  partió  de  Vicario 
del  P.  Juan  Fonte,  a  la  Misión  de  San  José  (sic,  por  San  Ignacio)  o  Zape. 

"Fue  devotísimo  de  nuestra  Señora,  y  preparaba  con  su  compañero,  el 
P.  Juan  del  Valle,  la  fiesta  de  la  Presentación  de  nuestra  Señora".  "Su  Maes- 
tro de  Novicios  fue  el  P.  Arnaya,  y  después  del  martirio  del  P.  Alavés,  escri- 
bió sobre  él  al  R.  P.  General".  (Nieremberg) . 

1616  "Formada,  pues,  y  asentada  la  conjuración,  trataron  los  tepehuanes 
de  dar  a  un  tiempo  en  todos  los  pueblos,  estancias  y  reales  de  minas  de 


BIOGRAFIA 


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los  españoles;  y  porque  era  célebre  la  festividad  de  la  Presentación  de  nuestra 
Señora  (21  de  Noviembre)  que  cada  año  se  celebraba  en  el  pueblo  del  Zape, 
y  este  año,  mucho  más,  por  haberse  de  dedicar  un  altar  e  imagen  de  bulto 
de  la  Santísima  Virgen,  de  muy  preciosa  hechura,  que  para  esto  se  había  lle- 
vado de  México:  determinaron  que  el  día  del  general  alzamiento,  fuese  el 
día  de  aquella  festividad  que  es  a  21  de  Noviembre,  porque  los  españoles 
congregados  en  el  Zape,  mal  armados  y  desprevenidos,  no  podrían  resistir  el 
ímpetu  y  prevención  de  los  enemigos,  y,  convocados  los  mismos  españoles  a 
la  fiesta  y  desamparados  los  pueblos,  lugares  y  reales,  podrían  más  a  su  salvo 
y  con  menos  gente  en  cada  parte,  hacer  el  estrago  que  pretendían.  Mas  antici- 
páronse, inconstantemente  en  el  pueblo  de  Santa  Catalina,  donde  se  dividen 
los  caminos  de  los  reales  de  minas  de  Guanaceví,  de  San  Andrés,  Topia  y 
otras  partes  con  ocasión  de  que  en  una  casa  del  dicho  pueblo  de  Santa  Catali- 
na, había  cantidad  de  mercadurías  para  llevar  ?  Guanaceví,  y  los  indios  que 
supieron  que  las  habían  de  llevar  de  allí  antes  del  plazo  señalado,  por  no 
perder  esta  presa,  maduraron  antes  del  plazo  señalado  su  determinación,  dan- 
do asalto  a  las  mercadurías  y  matando  al  P.  Hernando  de  Tovar.  .  . 

..."El  mismo  día  que  en  Santiago  Papasquiaro  (18  de  Noviembre  de 
1616)  sucedió  la  muerte  de  los  Padres  Bernardo  de  Cisneros  y  Diego  de  Oroz- 
co,  hubo  otro  no  menos  lastimoso  suceso  en  el  Pueblo  de  San  Ignacio,  por 
otro  nombre  El  Zape,  con  la  muerte  de  los  Padres  Juan  del  Valle,  Luis  de 
Alavés,  Juan  Fonte  y  Jerónimo  de  Moranta,  donde  mrieron  diez  y  nueve  espa- 
ñoles, que  de  Guanaceví  habían  venido  al  Zape,  a  prevenir  las  fiestas  que  se 
habían  de  hacer  en  honra  de  la  Presentación  de  la  Santísima  Virgen,  dedi- 
cándole un  altar  con  una  preciosa  imagen.  Mataron  también  más  de  sesenta 
negros  y  gente  de  servicio  de  los  españoles,  que  estando  quietos  y  sosegados 
en  la  iglesia  del  dicho  pueblo  de  San  Ignacio,  dieron  de  improviso  los  indios 
sobre  todos  ellos  y  les  quitaron  cruelmente  la  vida.  El  viernes  18  de  Noviem- 
bre, al  Padre  Juan  del  Valle  y  al  Padre  Luis  de  Alavés  con  los  demás;  y  el 
sábado  siguiente,  un  cuarto  de  legua,  fuera  del  pueblo  del  Zape  a  los  Padres 
Juan  Fonte  y  Jerónimo  de  Moranta,  que  venían  de  sus  partidos  a  congregarse 
como  solían,  y  celebrar  la  fiesta  en  el  Zape.  Sólo  escapó  un  muchacho  que 
pudo  dar  aviso  a  los  de  Guanaceví,  de  que  los  indios  de  San  Ignacio  andaban 
bregando  con  los  españoles  que  estaban  con  los  padres.  Este  aviso  tuvieron  el 
sábado  y  certificándose  del  hecho,  con  que  aquella  noche  no  había  ido,  como 
solía,  el  Padre  Luis  de  Alavés  a  decirles  Misa  el  día  siguiente" .  .  .  "Con  el 
aviso  que  se  dio  en  Guanaceví  de  las  cosas  del  Zape,  y  con  la  falta  del  padre 
Alavés,  salió  al  punto  el  Alcalde  Mayor  don  Juan  de  Alvear  con  doce  solda- 
dos, y  llegaron  a  la  media  noche  al  puesto  e  iglesia  a  donde  vieron  el  estrago 
que  los  idólatras  habían  hecho.  Antes  que  llegasen,  encontraron  a  un  hombre 
llamado  Alonso  Sánchez,  ya  difunto,  cortadas  las  manos  y  abierto  el  vientre, 


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y  por  el  cementerio  vieron  muchos  de  los  cuerpos  desnudos  sembrados  por 
todo  él,  muertos  con  la  misma  atrocidad,  y  otros  dentro  de  la  iglesia.  Vocearon 
por  ver  si  se  había  escapado  alguno,  y,  no  respondiendo,  volvieron  al  Real 
con  el  sentimiento  que  fácilmente  se  deja  entender,  salió  en  pos  de  ellos  una 
escuadra  de  enemigos,  con  quienes  pelearon  valerosamente,  y  los  fueron  siguien- 
do por  espacio  de  dos  leguas,  maltratándolos  con  muchas  heridas;  y  al  Alcalde 
Mayor  le  mataron  el  caballo  y  le  dejaron  a  pie  conque  corriera  el  mismo 
trance,  si  no  le  socorriera  un  indio  mexicano  que  se  halló  allí  con  su  bestia, 
y  se  apeó  de  ella  e  hizo  subir  al  Alcalde  Mayor  don  Juan,  y  esta  lealtad  que  le 
salvó  a  él,  puso  al  indio  en  términos  de  perder  la  vida,  porque  salió  muy  mal 
herido  de  la  refriega,  hasta  que  otro  día  remaneció  en  el  Real  de  Guanaceví. 
Venían  los  enemigos  a  caballo  y  a  pie,  vestidos  de  las  ropas  y  bonetes  de  los 
padres  que  dejaban  muertos,  lo  cual  se  pudo  diyisar  por  hacer  buena  luna" .  .  . 
.  .  .  "El  P.  Juan  del  Valle  y  el  Padre  Luis  de  Alavés  murieron  juntos,  como 
dos  pasos  fuera  de  su  propia  morada;  al  P.  Moranta  y  al  P.  Fonte  hallaron  que 
los  habían  muerto  antes  de  llegar  al  Zape,  como  a  un  cuarto  de  legua;  el  uno 
cayó  enfrente  del  otro,  cada  uno  en  su  quebrada,  quedando  enmedio  el  ca- 
mino real;  todos  cuatro  estaban  enteros  y  bien  conocidos,  ellos  y  los  demás, 
como  si  los  acabaran  de  matar.  Viéronse  asimismo  sembrados  por  el  suelo, 
los  cuerpos  de  casi  noventa  personas,  más  de  treinta  de  ellos  españoles,  y  los 
demás  indios  e  indias,  gente  de  servicio,  chicos  y  grandes,  hasta  niños  de  dos 
años,  cosa  lastimosa  y  que  causó  gran  compasión;  y  a  una  mano  estaban  todos 
las  bocas  al  suelo,  créese  ser  esta  ceremonia  de  los  indios  de  esta  nación.  Es- 
taban quemados  treinta  indios,  chicos  y  grandes,  en  una  casa  donde  se  debie- 
ron entrar  a  guarecer.  La  iglesia  abrasada  y  robada;  y  la  celda  del  padre 
Juan  del  Valle,  donde  se  había  recogido  alguna  gente,  también  estaba  quema- 
da. Todos  estos  difuntos  mandó  enterrar  el  Gobernador  don  Gaspar  de  Al- 
vear  en  la  iglesia,  sólo  los  cuerpos  de  los  cuatro  Padres  reservó  para  traerlos 
consigo,  como  caballero  tan  devoto  y  aficionado  a  la  Compañía,  con  la  mayor 
veneración  y  decencia  que  pudo,  para  depositarlos  en  nuestra  iglesia  de  Gua- 
diana, aunque  contra  la  voluntad  y  devoción  de  los  vecinos  de  Guanaceví 
que,  pretendían  ser  de  derecho,  suyos,  y  no  podérseles  quitar  estas  preciosas 
prendas.  .  .  Llegó  el  Gobernador,  a  vista  de  Guadiana  por  marzo  de  1617,  y 
entregó  los  cuerpos  de  los  cuatro  Padres  que  murieron  en  el  Zape,  al  supe- 
rior y  padres  de  nuestra  casa  de  Guadiana". 

—  Carta,  aunque  sin  firma,  del  P.  Nicolás  de  Arnaya  fechada  en  Zaca- 
tecas el  16  de  Diciembre  1616. 
"Desde  Valladolid  tuve  aviso  de  la  muerte  de  los  Nuestros  entre  los  tepe- 
huanes:  le  di  aviso  a  V.  R.  cómo  me  partía  para  este  pueblo  de  Zacatecas,  a 
donde  llegamos  ayer  jueves,  con  salud,  gracias  a  Dios,  habiendo  gastado  diez 
días  en  el  camino,  y  habiendo  pasado  algunas  incomodidades  de  fríos,  etc.  que 


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son  el  pan  cotidiano  de  los  caminantes,  fuimos  bien  recibidos  de  los  nuestros, 
aunque  no  nos  aguardaban  tan  presto;  hallámoslos  con  salud  y  tristes  por  las 
desgracias  y  muertes,  de  que  aquí  he  tenido  noticia,  digo  de  los  siete  Padres, 
siervos  de  Dios  (nota:  No  había  llegado  a  su  noticia  la  muerte  del  P.  Santa- 
rén),  que  han  sido  siete  saetas  que  me  han  atravesado  el  corazón,  por  los  suje- 
tos que  eran,  cada  cual  de  mucha  codicia,  y  aunque  es  verdad  que  con  la 
nueva  que  tuve  en  Valladolid,  tragué  también  la  muerte  de  los  demás,  por 
parecerme  que  si  se  había  hecho  lance  en  lo  más  seguro  y  más  fuerte,  sería 
en  lo  más  flaco  y  menos  apercibido,  como  en  efecto  sucedió,  aunque  como 
digo,  ya  lo  tenía  tragado,  confieso  que  me  ha  hecho  tan  grande  impresión, 
que  estoy  como  fuera  de  mí  de  dolor  y  sentimiento;  y  cada  vez  que  me  acuer- 
do (que  es  muy  a  menudo),  me  lastima  grandemente  el  corazón,  y  aunque 
busco  razones  de  consuelo  no  hacen  contrapeso  al  peso  del  sentimiento  que 
me  causan  las  muertes  de  aquellos  ángeles,-  que  habiendo  gastado  tanto  tiem- 
po con  grandes  trabajos  e  incomodidaes  en  cultivar  aquella  tan  silvestre  viña, 
cuando  había  de  dar  fruto  de  bendición,  haya  dado  otra  de  maldición,  tan 
ageno  no  sólo  de  hombres  sino  de  fieras,  que  lo  han  sido  más  en  esta  ocasión 
que  las  más  crueles,  dando  muerte  a  quienes  procuraban  el  bien  propio, 
no  sólo  de  sus  almas  sino  aun  de  sus  miserables  cuerpos,  que  se  quitaban  la 
comida  de  la  boca  para  sustentarlos  a  ellos,  y  viviendo  en  pobreza  para  que 
a  ellos  no  les  faltase  nada,  habiendo  dejado  los  cuerpos  de  los  que  los  ali- 
mentaban, para  ser  comidos  de  fieras  y  de  aves,  como  lo  han  sido,  sin  haber 
dado  lugar  a  que  reciban  el  beneficio  que  a  los  de  los  facinerosos  no  se  nie- 
ga. Venero  y  respeto  los  altísimos  juicios  de  Dios  como  es  razón;  considero 
que  a  estos  buenos  padres  y  hermanos  nuestros  les  ha  cabido  una  muy  di- 
chosa suerte  en  haber  muerto  en  su  obediencia  y  oficio,  y  que  verdadera- 
mente han  sido  muertos  por  la  religión  cristiana,  pues  los  efectos  tan  atro- 
ces de  haber  pisado  el  Santísimo  Sacramento,  de  haber  maltratado  las  imá- 
genes de  Cristo  N.  S.  y  de  su  Madre  Santísima,  nos  dan  a  entender  clara- 
mente que  los  mataban  'in  odium  fidei',  y  así,  en  mi  concepto  los  tengo  por 
mártires  verdaderos,  y  que  no  merecen  menos  el  ser  tenidos  por  tales  que  los 
demás  de  la  Compañía  que  han  padecido  y  dado  sus  vidas  en  Mar  Indico, 
entre  bárbaros  y  herejes,  por  el  Señor  de  todos:  todo  esto  considero  para 
alentar  el  corazón,  gozándome  en  sus  almas  santas,  pues  'consummati  in  brevi 
expleverunt  témpora  multa';  considero  cuán  gran  gloria  es  de  la  Compañía 
tener  varones  tales  que  hayan  derramado  su  sangre  y  dado  sus  vidas  en 
manos  de  aquellos  que  debieran  de  dar  las  suyas  por  conservar  las  de  quie- 
nes tanto  bien  les  hacían;  considero  cuán  grande  gloria  es  de  esta  nuestra  Pro- 
vincia el  haber  enviado  al  cielo  un  ramillete  de  siete  hermosísimas  flores  en- 
carnadas, para  ser  puestas  en  la  mesa  del  Gran  Monarca  del  cielo  y  tierra, 
y  que  esto,  no  sólo  no  disminuirá  el  número  de  los  nuestros,  ni  causará  temor 


166 


ALAVES,  LUIS,  P. 


y  espanto  en  los  hijos  de  Ignacio,  así  en  los  ausentes  como  en  los  presen- 
tes, deseando  aquéllos  con  mayores  veras  incorporarse  en  esta  provincia,  de- 
jando las  suyas  para  tener  ocasión  de  tan  dichoso  fin;  y  causando  en  éstos 
una  santa  envidia  y  encendido  deseo  de  imitar  y  seguir  a  sus  hermanos,  en 
empresa  tan  gloriosa,  tratando  de  veras  de  disponerse  desde  luego  con  ar- 
dientes deseos  y  con  virtudes  sólidas,  para  que  el  Señor  se  digne  de  hacerles 
semejantes,  así  en  el  ministerio,  como  en  dar  su  vida  en  él,  y  por  quien  dio 
la  suya  tan  preciosa  por  la  de  todos.  Todo  esto  considero  y  rumio  en  mí 
mismo  continuamente,  y  confieso  que,  aunque  son  razones  de  tanto  consuelo, 
yo  no  lo  hallo  cuando  se  me  representa  la  pérdida  de  siete  tales  sujetos  tan 
hechos,  y  tan  deshechos  de  sí  y  que  tanto  podían  ayudar  a  la  Provincia  y  a 
los  prójimos;  mas  considero  entre  mis  desconsuelos  y  lágrimas  pensar  que 
desde  el  cielo  han  de  negociar  con  nuestro  Señor  el  remedio  de  esta  mísera 
gente,  con  el  aumento  de  sus  hermanos  que  acá  quedamos,  para  que  sin  te- 
mor de  lo  sucedido  se  lleve  adelante  lo  comenzado  y  trabajado,  persuadién- 
donos que  de  aquí  adelante  ha  de  dar  más  copioso  fruto  tierra  tan  regada 
con  sangre  de  siete  Macabeos  valerosos,  y  así  deseo  se  entienda  por  toda  la 
provincia,  en  la  cual,  fuera  de  los  sufragios  que  son  debidos  a  los  siete  pa- 
dres, por  cada  uno  tres  misas,  y  otros  tantos  rosarios  los  hermanos,  aun- 
que me  persuado  no  tienen  necesidad  las  santas  almas  de  los  Padres:  Juan 
FoNTE,  Juan  del  Valle,  Gerónimo  de  Moranta,  Hernando  de  Tovar, 
Bernardo  Gis  ñeros,  Diego  de  Orozco  y  Luis  Alavés.  Me  consolará  saber 
el  aliento  espiritual  y  fervor  que  ha  causado  este  suceso,  pues  es  razón  broten 
en  nuestros  corazones,  fervorosos  deseos  de  seguir  las  pisadas  de  los  que  con 
tanta  gloria  de  Dios  y  de  la  Gompañía,  corrieron  su  carrera  hasta  dar  la 
vida  por  Gristo  N.  S.,  y  persuádome  que  la  naturaleza  hará  sentimiento,  mas 
no  dudo  que  se  corregirá  con  la  razón  y  con  el  espíritu,  el  cual  descubre 
cuántos  motivos  hay  de  agradecer  a  Dios  N.  S.  esta  singular  merced  que  ha 
hecho  a  esta  nuestra  provincia:  en  que  de  ella  hayan  salido  para  el  cielo 
tales  y  tan  señalados  varones  llamados  a  boca  llena  por  todos,  Mártires;  y 
si  uno  solo  basta  a  honrar  a  un  reino  y  a  un  mundo  entero,  tantos  como 
Dios  nos  ha  dado,  ¿cómo  no  honrarán  nuestra  Gompañía  y  nuestra  provin- 
cia? pudiendo  con  mucha  razón  ponerlos  entre  los  demás  mártires  y  santos 
de  nuestra  religión,  honrándose  ella  con  tantos  y  tan  buenos  hijos.  De  mu- 
chas madres  sabemos  haber  animado  al  martirio  a  sus  hijos,  teniéndose  por 
más  dichosas  de  ser  madres  de  mártires  que  el  haberlos  parido  y  criado  con 
trabajos:  así  nuestra  religión  y  provincia  como  santa  madre,  no  dudo  sino 
que  se  tendrá  por  más  dichosa  en  tener  tales  hijos  que  de  sí  han  hecho  tan 
glorioso  empleo  de  sus  vidas,  que  no  de  haberlos  recibido  en  sí  y  criádolos 
con  trabajos,  dando  por  bien  empleados  todos  los  que  en  su  crianza  pasó 
hasta  ponerles  en  el  estado  en  que  pudiesen  dar  sus  vidas  por  Jesucristo  Se- 


BIOGRAFIA 


167 


ñor  Nuestro,  Capitán  de  la  Iglesia  y  muy  en  particular  de  esta  su  mínima 
Compañía  y  Provincia  Mexicana,  mostrando  en  esto,  su  Divina  Majestad 
se  agrada  de  ella  y  de  los  trabajos  de  sus  hijos,  pues  los  premia  con  galardón 
tan  glorioso  en  cielos  y  tierra.  Y  así  pido  cuan  encarecidamente  puedo  a 
todos  mis  padres  y  hermanos,  que  por  las  entrañas  de  nuestro  Gran  Señor, 
que  dejado  el  sentimiento  que  de  esto  la  carne  puede  hacer  por  un  caso  tan 
atroz  y  no  pensado,  nos  ocupemos  en  dar  infinitas  gracias  a  su  Majestad  re- 
conociendo y  venerando  merced  y  misericordia,  la  que  con  esta  provincia  ha 
usado  y  con  toda  la  Compañía  escogiendo  de  los  pocos  que  somos,  a  los  que 
su  bondad  escogió  para  armarlos  caballeros  y  contarlos  en  el  número  de  sus 
bienaventurados  y  mártires  gloriosos,  cobrando  juntamente  con  esto,  nuevos 
bríos  espirituales  y  fuerzas  para  imitarlos,  procurando  con  el  ejercicio  de  las 
sólidas  virtudes,  hacemos  idóneos  y  aptos  para  que  el  Señor  nos  mire  con 
los  ojos  benignos  y  piadosos  con  que  miró  a  Nuestros  Carísimos  y  Amadí- 
simos Hermanos,  los  cuales  no  dudo  sino  que  procurarán  en  el  cielo  hacer 
buen  oficio  por  los  que  acá  estamos,  rogando  juntamente  a  Dios  con  instan- 
cia, se  sirva  de  guardar  a  los  demás  padres  y  hermanos  nuestros  que  corren 
riesgo  por  vivir  entre  gente  bárbara,  para  que  no  se  deshaga  la  obra  del 
Señor,  ni  el  demonio  pueda  cantar  victoria  de  volver  a  reducir  a  su  aprisco, 
las  almas  que  el  Pastor  de  Pastores  le  había  quitado  de  sus  garras. 

"Quedo  esperando  en  este  puesto  (Zacatecas)  nuevas  ciertas  de  los  malos 
rumores  que  a  cada  día  se  siembran,  que  por  esto,  dejando  el  camino  y 
derrota  que  llevaba,  vine  a  toda  prisa  a  esta  ciudad,  de  la  cual  quise  es- 
cribir estos  pocos  renglones  a  toda  la  Provincia,  para  consolarme  con  todos 
los  de  ella,  y  por  remitir  el  dolor  con  que  al  presente  me  hallo;  y  así  pido 
ser  ayudado  con  los  santos  sacrificios  y  oraciones  fervorosas  de  todos  mis 
padres  y  hermanos. 

"De  Zacatecas  y  de  Diciembre  16  de  616  años". 

Nota:  Luego  sigue  una  nota  moderna  anónima  con  lápiz  que  dice:  "Sin 
firma,  pero  es  sin  duda  del  P.  Arnaya,  Provincial  de  esta  Provincia 
de  México  en  el  año  de  1616". 
Y  otra  nota  de  letra  antigua  que  dice:  "Acerca  de  los  Mártires  de  Te- 
peguanes".  Y  de  otra  letra:  "Vistas  X.  A."  esto  es:  Xavier  Alegre. 

Así  terminan  los  preliminares  del  Proceso  Canónico  de  los  Mártires  de 
1616.  Notamos  finalmente  de  nuevo,  que  a  la  fecha,  el  P.  Nicolás  de  Ar- 
naya ignoraba  la  muerte  del  Padre  Hernando  de  Santarén. 

1616  "El  P.  Decorme  en  su  última  edición  Ms.  1940,  de  su  Menologio,  p. 

322,  trae  una  representación  o  retrato  del  P.  Luis  de  Alavés,  que 
tomó  de  la  Galería  Romana  (p.  56)  con  esta  inscripción:  'Pater  Ludovicus 
de  Alavés,  Guaxachensis  in  Nova  Híspanla,  occisus  a  barbaris  tepehuanis. 


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ALAVES,  LUIS,  P. 


in  oppido  Sanctii  (sic)  in  Nova  Cantabria  Proviriciae  Mexicanae.  Anno 
Domini  MDCXVI  mense  Novembris  XVII,  aetatis  suae  XXVII'.  Y  otro 
retrato  de  la  Galería  de  Tanner,  en  donde  está  en  el  momento  del  martirio 
con  los  Padres  Bernardo  de  Cisneros,  Diego  de  Orozco  y  Juan  del  Valle: 
págs.  54-58,  y  en  Decorme  p.  322  bis.  Y  otro  de  la  Galería  Mexicana  que 
se  hallaba  en  Isleta  College  (1934),  y  que  debe  de  haber  pasado  ahora  al 
Colegio  Máximo  de  San  Angel.  En  1940,  en  la  obra  del  P.  Zambrano:  La 
Compañía  de  Jesús  en  México,  Compendio  Histórico,  el  Hermano  Enrique 
Ureña  Uribe,  S.  J.  (ahora  misionero  de  la  Tarahumara),  presentó  un  gra- 
bado (p.  148)  con  la  muerte  del  P.  Luis  Alavés. 

—       Versión  del  P.  Decorme,  S.  J.  (La  Obra  de  los  jesuítas  mexicanos, 
II,  60-1).  Martirio  de  los  PP.  Alavés  y  Valle,  18  de  Nov.,  1616. 

* 'Pocos  pormenores  tenemos  sobre  el  martirio  de  los  PP.  Luis  de  Alavés 
y  Juan  del  Valle,  que  tenían  a  su  cargo  el  pueblo  de  San  Ignacio  del  Zape, 
donde  se  iban  a  reunir  los  misioneros  para  celebrar  la  bendición  de  la  nue- 
va imagen  de  nuestra  Señora  y  a  donde  habían  ya  acudido  varios  españoles 
de  Guanaceví  y  de  otras  estancias. 

"El  mismo  día  que  los  tepehuanes  asaltaron  el  pueblo  de  Papasquiaro, 
otra  partida  de  forajidos  rodeó  la  iglesia  del  Zape  al  momento  que  se  apres- 
taban los  padres  a  decir  misa,  para  que  la  oyese  la  gente  en  ella  reunida. 
Perecieron  con  los  padres  19  españoles,  más  de  sesenta  negros  y  algunos 
criados  de  españoles  que  habían  venido  a  preparar  la  fiesta.  Sólo  escapó 
un  niño  que  fue  a  dar  aviso  a  Guanaceví.  Al  punto  acudió  el  alcalde  ma- 
yor don  Juan  de  Alvear  con  doce  soldados;  vio  a  la  luz  de  la  luna  los  ca- 
dáveres que  llenaban  el  templo  y  el  patio,  y  el  destrozo  hecho  en  la  igle- 
sia y  en  el  pueblo,  y  se  volvió  haciéndose  cargo  del  peligro  en  que  se  ha- 
llaban con  tan  poca  tropa. 

"El  P.  Luis  de  Alavés  había  nacido  el  año  de  1589  en  Oaxaca,  de  pa- 
dres principales,  señores  del  pueblo  de  Texestixtlán  (sic  que  Alegre  llama 
Tequixtlán).  Su  partida  de  bautismo  se  halló  escrita  con  letras  mayores  y 
coloradas,  siendo  todas  las  demás,  de  tipo  negro  y  ordinario. 

"Estudió  letras  en  nuestro  colegio  de  Oaxaca  y  artes  en  San  Ildefonso 
de  México,  acabadas  las  cuales,  entró  en  la  Compañía  a  21  de  Mayo  de 
1607  (sic) .  Terminada  su  carrera,  fue  destinado  a  las  misiones,  donde  se  distin- 
guió con  un  don  singular  de  predicar,  una  continua  oración  (en  que  gastaba 
cuatro  horas  en  casa)  una  mortificación  grande  en  cilicios,  disciplinas,  dur- 
miendo en  tablas  o  en  el  suelo,  gastando  todo  lo  que  tenía  en  provecho  de 
los  indios,  una  singular  devoción  a  la  Virgen,  a  quien  tenía  encargada  su  vir- 
ginal pureza,  que  llevó  al  sepulcro,  y  quien,  pocos  días  antes  de  morir  le  re- 


BIOGRAFIA 


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veló  en  Guanaceví  el  martirio  que  pronto  había  de  padecer,  y  que  tantas 
veces  le  había  pedido. 

"Su  cuerpo  lo  halló  el  Gobernador  70  días  después,  entero,  con  un  cilicio 
muy  enterrado  en  el  muslo,  con  la  cabeza,  pies  y  manos  levantados  al  cielo, 
por  más  que  los  bárbaros,  según  su  costumbre,  lo  habían  puesto  boca  abajo, 
como  a  todos  los  demás  padres  y  españoles  que  mataron. 

''Llevado  a  Durango,  al  abrir  su  sepulcro  años  después,  se  hallo  tan 
entero  que,  parándolo,  se  tenía  en  pie,  poniéndole  sólo  un  dedo  en  el 
hombro.  Al  morir  tenía  sólo  27  años". 

(Decorme:  La  Obra  de  los  jesuítas  mexicanos,  II,  63,  64). 

1617  A  los  dos  meses  (Enero,  1617)  de  haberlo  martirizado,  encontraron 
su  cuerpo  en  el  campo,  incorrupto,  y  fue  trasladado  a  la  ciudad  de 
Guadiana".  (Nieremberg,  p.  372). 

(Marzo  6  y  7)  :  "Antes  de  partirse  el  Gobernador  de  Nueva  Vizcaya,  D. 
Gaspar  de  Alvear,  para  la  segunda  guerra  de  los  tepehuanes,  entregó  en  la 
Sauceda  al  P.  Rector  de  Guadiana  (que  lo  era  el  P.  Francisco  Arista),  los 
cuatro  cuerpos  de  los  Padres  muertos  en  el  Zape  (a  saber:  Juan  del  Valle, 
Luis  de  Alavés,  Juan  Fonte  y  Jerónimo  de  Moranta),  que  fueron  recibidos 
con  una  especie  de  triunfo  (en  Durango).  Marchaban  delante  algunas  com- 
pañías de  soldados,  y  al  lado  más  de  trescientos  indios  de  a  pie  y  de  a  ca- 
ballo, vestidos  a  su  modo,  y  adornados  de  su  más  rica  plumería.  Entre  las 
salvas  de  los  soldados  y  repiques  de  las  campanas,  quedaron  depositados  en 
el  convento  de  S.  Francisco,  en  que  al  día  siguiente,  7  de  Marzo,  se  Ies  cantó 
misa  muy  solemne  que  ofició  el  reverendísimo  Padre  Provincial  Fray  Juan 
Gómez;  y  de  allí  fueron  con  el  más  lucido  acompañamiento  conducidos  a 
nuestro  templo,  donde  bajo  el  altar  de  nuestro  muy  Santo  Padre  Ignacio, 
se  les  dio  decente  sepultura,  anotando  sobre  las  cajas,  sus  nombres  y  el  día 
y  el  año  de  sus  muertes.  De  las  virtudes  con  que  los  dispuso  el  Señor  para 
unas  muertes  tan  preciosas,  y  de  otras  particulares  circunstancias,  hablamos 
difusamente  en  el  lugar  más  propio,  teniendo  por  mejor  callar  aquí,  donde 
se  espera  tanto  y  no  se  puede  decir  todo".  (Alegre,  t.  II,  pp.  90-91). 

Nota:  Se  ve  que  el  Padre  Alegre,  proyectaba,  después  de  terminar  su  His- 
toria, escribir  sobre  las  vidas  de  algunos  hombres  más  ilustres  de  nues- 
tra provincia,  entre  los  cuales  se  hallaban  estos  Mártires,  pero  que 
el  desenvolvimiento  de  los  acontecimientos,  no  lo  dejó. 

—       Quedamos  en  presentar  a  los  lectores  la  carta  que  escribió  el  P.  Luis 
de  Bonifaz  haciendo  la  relación  de  las  exequias  que  en  Durango  se 
les  hicieron  a  los  cuatro  mártires  de  los  Tepehuanes:  Luis  de  Alavés,  del 
Valle,  Moranta  y  Fonte,  y  va  dirigida  al  P.  Provincial  Nicolás  de  Amaya: 


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ALAVES,  LUIS,  P. 


"En  la  postrera  que  escribí  a  V.R.  dije  cómo  tenía  determinado  llegarme  a 
la  Sauceda  donde  está  el  señor  gobernador  D.  Gaspar  de  Alvear  con  los 
cuerpos  de  los  cuatro  benditos  mártires  para  traerlos  a  esta  villa  de  Gua- 
diana y  casa  nuestra,  y  darles  la  debida  sepultura,  pero  como  el  Señor 
Gobernador  traía  la  presa  de  mujeres  y  niños,  había  rumores  que  los  indios 
andaban  espiando  por  este  camino  que  hay  desde  aquí  a  la  Sauceda  para 
quitarles  la  presa,  por  ser  cosa  que  ellos  más  sienten  que  la  propia  muerte 
la  prisión  que  se  hace  en  sus  mujeres  e  hijos;  eran  las  almas  como  entonces 
escribí  a  V.  R.  más  de  230,  las  que  se  traían  presas.  Fuera  de  esto,  legua 
y  media  de  aquí  andaban  indios,  y  saliendo  en  busca  de  ellos,  mataron  diez 
los  soldados  que  salieron,  pero  el  Gobernador  tuvo  en  la  Sauceda  adereza- 
dos, dos  aposentos,  sabiendo  íbamos  dos,  y  tenía  hechos  arcos  para  recibirnos, 
como  me  contó  el  licenciado  Juan  Ramírez,  clérigo  honrado  que  acompa- 
ñaba al  gobernador;  estos  rumores  fueron  causa  de  que  dejáramos  nuestra 
ida,  hasta  que  su  señoría  determinó  venir  a  esta  villa,  domingo  cuarto  de 
cuaresma.  Salimos  dos  de  casa  a  recibirle  y  los  cuerpos  santos,  como  dos  le- 
guas, dejando  acá  dispuesto  lo  que  se  había  de  hacer.  Encontramos  como  a 
las  tres  de  la  tarde  al  señor  gobernador  y  apeándose  su  señoría  y  todo  el 
ejército,  estuvimos  como  un  cuarto  de  hora,  hablando  acerca  de  su  viaje,  y 
no  decía  casi  otra  cosa  en  todo  aquel  rato  sino  la  gran  confianza  que  tenía 
de  alcanzar  buen  suceso  por  traer  en  su  compañía  aquellos  santos  cuerpos 
y  del  deseo  de  mostrar  la  voluntad  que  tenía  de  servir  a  la  Compañía.  Yo 
le  di  las  gracias  en  nombre  de  ella,  por  la  caridad  y  merced  que  siempre 
recibíamos  de  su  señoría,  que  entre  otras  cosas  de  su  buen  suceso  y  del  modo 
como  halló  aquellos  santos  cuerpos,  dos  me  dijo  señaladas,  del  Padre  Luis 
de  Alavés  la  primera  que  hay  personas  en  Guanaceví,  que  son  testigos  que 
tuvo  revelación  de  su  martirio  y  de  los  demás  padres,  porque  dando  el  pa- 
dre las  gracias  un  día,  después  de  haber  dicho  misa,  cuentan  que  el  padre 
estuvo  un  pequeño  rato  fuera  de  sí,  como  en  éxtasis,  y  que  volviendo  sobre 
sí,  dijo  (hablando  con  nuestro  Señor:  '¿Es  posible  Señor,  que  ese  género 
de  muerte  hemos  de  pasar?'  Y  de  allí  a  un  rato:  'Y,  ¿todos.  Señor?'  'Hágase 
vuestra  santísima  voluntad'.  Preguntáronle  los  que  lo  habían  oído,  qué  co- 
loquios habían  sido  aquellos.  Y  el  humilde  padre  divirtió.  También  otra  se 
cuenta  que  tuvo  de  noche,  delante  de  un  niño  que  le  acompañaba.  Después 
ya  que  se  llegaba  el  tiempo  que  nuestro  Señor  le  había  señalado  para  su 
santa  muerte,  habiendo  sido  enviado  del  P.  Juan  del  Valle  a  Guanaceví  a 
un  negocio,  sin  dejarlo  acabado,  se  volvió  al  pueblo  de  San  Ignacio,  dicien- 
do que  tenía  cosas  de  importancia  que  tratar  con  el  padre  Juan  del  Valle, 
su  superior,  y  fue  el  tiempo  en  que  los  indios  mataron  a  los  padres,  y  así 
llegó  el  P.  Alavés  a  la  sazón.  La  segunda  cosa  que  notó  el  señor  goberna- 
dor en  el  mismo  padre  (aunque  en  lo  de  las  revelaciones  fue  algo  por  ma- 


BIOGRAFIA 


171 


yor)  y  fue  que  estando  su  cuerpo  boca  abajo,  casi  no  estribaba  sino  con 
el  pecho  en  el  suelo,  porque  lo  demás  tenía  hacia  el  cielo,  levantado  de  la 
tierra,  y  que  tenía  puesto  un  cilicio  en  el  muslo,  que,  por  habérsele  aflojado, 
le  tenía  más  abajo  de  la  rodilla,  porque  en  aquella  parte  donde  lo  solía  traer 
estaba  la  carne  herida  y  lastimada,  estando  lo  demás  de  su  cuerpo,  sano; 
y  en  la  Información  dice  un  testigo,  que  le  vio  sangre  fresca  en  un  pie.  De 
los  demás  padres,  no  repito  las  cosas  de  que  ya  he  dado  aviso  a  V.  R.,  aun- 
que con  más  vida  de  lo  que  van  escritas;  señaladamente  dijo  del  P.  Juan 
del  Valle,  que  estaba  tan  fresco  y  colorado,  que  era  de  ver;  y  que  halló  del 
P.  Juan  Fonte  y  Gerónimo  de  Moranta,  sermones  y  otros  papeles,  con  haber 
nevado  sobre  ellos,  como  si  hubieran  estado  en  alguna  caja;  y  que  cuatro 
o  cinco  perrillos,  que  los  Padres  solían  traer  consigo,  estaban  allí  con  ellos, 
con  haber  casi  tres  meses  que  estaban  allí  los  padres  muertos;  y  que  les  la- 
draron cuando  comenzaron  a  sentir  el  ruido  de  los  españoles;  y  en  conclu- 
sión, que  todos  cuatro  cuerpos  estaban  muy  conocibles  y  enteros  y  sin  ningún 
mal  olor  al  cabo  de  aquel  tiempo:  señaladamente  el  Padre  Luis  de  Alavés. 
En  pareciendo  hora,  empezaron  a  caminar  hacia  Guadiana,  y  estando  a  vis- 
ta, un  cuarto  de  legua,  se  pusieron  en  buen  orden  los  soldados,  todos  ar- 
mados, y  muchos  de  ellos  llevaban  armados  sus  caballos.  Iban  de  tres  en 
tres,  y  por  ambos  bandos  iban  otras  dos  hileras  de  indios  amigos,  como  tres- 
cientos o  más,  Conchos  y  Laguneros;  los  más  de  ellos  a  caballo;  luego  los 
cuerpos  de  los  cuatro  Padres  Mártires  en  cuatro  muías,  cubiertos  con  cuatro 
reposteros  con  las  armas  del  señor  gobernador.  Luego,  detrás  de  ellos,  íbamos 
nosotros  con  buen  acompañamiento,  y,  detrás  otro  buen  número  de  soldados, 
presa  y  bagaje,  que  bien  tomarían  un  cuarto  de  legua,  que  con  estos  llanos, 
parecía  muy  bien.  A  medio  cuarto  de  legua  de  Guadiana,  llegó  la  carroza 
del  general  factor  Rafael  de  Guasque,  en  que  habían  de  ir  los  cuerpos,  pero 
como  se  iba  ya  poniendo  el  sol,  pareció  que  en  descomponer  y  componer 
se  nos  llegaba  la  noche;  desde  allí  comenzó  la  salva  de  la  arcabucería,  que 
duró  hasta  la  Iglesia:  recibiónos  toda  la  Villa  de  Durango,  hasta  las  mu- 
jeres, que  en  buen  número  estaban  en  las  calles  y  en  las  puertas;  hízose  la 
entrada  por  la  calle  principal  porque  aquella  parte  que  corresponde  a  San 
Francisco,  donde  los  cuerpos  se  habían  de  recibir  y  depositar  hasta  el  mar- 
tes, día  del  glorioso  Doctor  Santo  Tomás  (Marzo  7),  por  parecerme,  lo  uno 
que  no  había  tiempo  suficiente  para  acabar  en  nuestra  Iglesia  el  túmulo  y 
demás  adherentes,  ni  era  hora  en  que  se  podía  hacer  cosa  convenientemen- 
te, y  lo  otro  por  traer  los  cuerpos  desde  San  Francisco  en  procesión  el  día 
de  Santo  Tomás,  y  que  así  se  hiciese  con  más  celebridad  y  hubiese  lugar  de 
prepararse  algún  sermón;  y  en  conclusión,  porque  con  decir  la  misa  al  San- 
to Doctor,  nos  quitábamos  de  dudas,  si  sería  de  difuntos  o  de  otra  fiesta. 
Entróse  con  este  acompañamiento  por  la  villa,  con  repique  de  campanas 


172 


ALAVES,  LUIS,  P. 


de  todas  las  iglesias,  menudeando  más  la  salva  de  la  arcabucería;  hicieron 
calle  todos  los  soldados  que  puso  en  orden  el  general,  que  nos  salió  a  re- 
cibir, y  de  esta  manera  llegamos  a  San  Francisco,  donde,  como  ya  quedaba 
tratado,  me  pareció  estaban  mejor  los  cuerpos,  que  en  la  iglesia  mayor,  la 
Catedral,  por  estar  aquella  iglesia  más  desierta  de  vecindad,  y  que  cumplien- 
do los  clérigos  con  sus  misas,  la  dejan  cerrada  y  sola.  Salieron  los  padres 
de  aquel  convento  con  cruz  alta  y  música  de  canto  de  órgano;  y  el  P.  Pro- 
vincial Fray  Juan  Gómez,  que  a  la  sazón  se  halló  aquí,  salió  con  capa,  a 
hacer  el  oficio,  los  ojos  arrasados  de  lágrimas,  que  no  podía  cantar,  e  hizo 
el  oficio,  que  dio  lugar  el  tiempo,  prosiguiendo  la  música  por  un  cuarto  de 
hora.  Salieron  todos  el  patio  hasta  la  calle  a  recibir  los  cuerpos  y  todos  los 
padres  de  aquel  convento,  con  los  que  más  cerca  se  hallaron,  especialmente 
hombres  ancianos  de  esta  república,  a  porfía  echaron  mano  de  los  cuerpos 
para  meterlos  en  la  Iglesia;  y  el  Factor,  por  la  mucha  piedad  y  devoción  que 
a  los  padres  tenía,  aun  en  vida,  comenzó  a  repartir  por  su  mano  las  candelas 
para  la  procesión.  Depositáronse  los  cuerpos  en  la  Capilla  Mayor,  y  ardie- 
ron desde  el  domingo  en  la  noche,  hasta  el  martes  a  hora  de  misa,  cuatro 
hachas  gruesas  que  dio  el  General,  y  luego  envío  cuatro  soldados  que  hicie- 
ron presencia  a  los  cuerpos  de  los  santos  padres,  que  se  fuesen  remudando 
por  el  mismo  tiempo.  El  lunes  siguiente  hicieron  los  padres  en  su  iglesia 
oficio  de  cuerpo  presente,  y  se  ofició  la  misa  en  canto  de  órgano,  la  cual 
cantó  el  P.  Provincial,  y  hubo  competencia  entre  él  y  el  Padre  Guardián  y 
Definidor,  por  cuál  de  ellos  se  había  de  cantar.  Luego,  el  martes  siguiente 
salimos  de  casa  con  grande  acompañamiento  de  más  de  ciento  cincuenta 
soldados,  que  siempre  iban  disparando  sus  arcabuces,  y  otra  mucha  gente 
de  la  villa,  y  al  cabo,  dieciocho  niños  de  la  escuela  con  sus  baqueros  y  guir- 
naldas y  con  candelas  encendidas,  y  luego  el  vicario,  con  su  capa  blanca 
y  cruz  alta.  Con  este  orden  llegamos  a  San  Francisco,  donde  los  padres  de 
aquel  convento,  tomaron  los  cuerpos  que  estaban  cubiertos  con  sobrecamas 
bordadas,  y  con  almaysales  los  trajeron  en  procesión  con  el  acompañamiento 
sobredicho  hasta  nuestra  iglesia,  la  cual  toda  se  llenó  de  gente,  con  ser  tan 
capaz.  Díjose  la  misa  de  Santo  Tomás  de  Aquino  en  su  día;  los  cuerpos  se 
pusieron  en  un  túmulo  que  se  hizo  de  tres  cuerpos,  que  por  ser  cada  uno  de 
mediana  altura,  vino  a  ser  todo  él  no  muy  alto.  Estaba  cubierto,  en  lo  bajo, 
de  alfombras,  y  en  el  medio  y  alto  de  sobrecamas  bordadas;  ardía  gran  can- 
tidad de  cera,  en  especial  de  cuatro  candeleros,  hechos  con  tal  traza,  que  ar- 
dían cincuenta  y  dos  candelas  puestas  en  figura  de  pirámide.  Sobre  los  cuer- 
pos se  puso  una  casulla  rica,  con  su  cáliz  y  patena  y  un  bonete;  no  faltaron 
sus  tarjas,  con  algunas  aunque  pocas,  composiciones:  pusiéronse  tres  en  el 
testero  muy  grandes  y  muy  bien  pintadas.  Acabado  el  evangelio  predicó  un 
muy  buen  sermón  el  padre  Jerónimo  de  Rosales,  en  el  cual  aplicó  las  propie- 


BIOGRAFIA 


173 


dades  de  la  sal,  primero  al  Santo  Doctor  y  luego  a  los  padres  difuntos,  de  los 
cuales  dijo  tales  cosas  que  en  todos  hubo  gran  moción  hasta  derramar  lágri- 
mas. Acabada  la  misa  doblaron  las  campanas  y  cantaron  un  responso  en 
canto  de  órgano,  y  se  sepultaron  los  cuerpos  en  esta  forma:  habíase  prevenido 
el  altar  colateral  de  mano  derecha,  que  es  de  Nuestro  Padre  San  Ignacio,  en 
el  lugar  del  altar  que  era  de  madera  se  cavó  más  de  un  estado  de  15  pies  de 
largo  y  9  de  ancho,  y  allí  de  cantería  se  fabricó  un  arca,  en  la  cual  se  pusieron 
los  cuatro  cuerpos  en  los  cuatro  cajones,  puesta  en  cada  una,  una  lámina  en 
que  estaban  grabados  sus  nombres  con  el  día,  mes  y  año  en  que  murieron; 
cubrióse  este  sepulcro  de  unas  vigas  y  tablazón,  y  sobre  ellas  algunas  hileras 
de  adobes,  con  que  quedaron  los  cuerpos  decentemente  guardados,  y  encima 
se  fabricó  otro  altar.  El  P.  Visitador  y  Rector  del  Colegio  de  Sinaloa,  Hernan- 
do de  Villafañe,  con  sus  compañeros,  estuvieron  detenidos  en  Chiaumetla 
ocho  días  por  los  temores  de  los  indios  de  San  Sebastián,  hasta  que  el  Capitán 
de  Sinaloa,  teniendo  aviso  de  ello,  le  envió  seis  soldados  de  escolta;  hemos  sa- 
bido después  acá  que  llegaron  a  Sinaloa,  adonde  fueron  tan  bien  recibidos 
como  deseados  de  todos  aquellos  Padres".  Hasta  aquí  la  carta  del  P.  Luis 
de  Bonifaz. 

1617  (Enero  10).  "Item,  si  saben  que  estando  en  el  río  del  Zape,  donde  está 
una  casa  e  iglesia  de  los  dichos  misioneros  de  la  Compañía,  habién- 
dose congregado  en  la  dicha  casa,  el  P.  Juan  del  Valle,  superior  de  la  dicha 
misión,  y  los  Padres  Gerónimo  Moranda,  Juan  Fonte  y  Luis  de  Alavés,  Sa- 
cerdotes de  la  dicha  Compañía  y  misión,  y  otro  número  de  españoles  que 
habían  venido  de  las  minas  de  Guanaceví  y  otras  juntas:  estando  todos  des- 
cuidados y  ignorantes  del  dicho  levantamiento,  los  dichos  indios  dieron  en 
ellos  y  los  mataron,  así  a  todos  los  dichos  padres,  como  a  todos  los  demás  sin 
que  escapara  persona,  y  fueron  los  muertos  de  ochenta  personas"  etc.  (Arista, 
Francisco,  S.  J.,  Interrogatorio  para  los  testigos  de  los  ocho  mártires  jesuítas 
I     de  los  tepehuanes.  Durango,  Enero  1617)  No.  10. 

—  (Enero  24).  (El  Lic.  don  Manuel  de  Egurrola,  respondiendo  a  la  pre- 
gunta décima  del  Interrogatorio  verificado  en  Durango  en  24  de  Ene- 
ro de  1617,  dice.:  "De  la  décima  pregunta  dijo  que  de  lo  que  de  esta  pregunta 
sabe,  es:  que  estando  juntos  y  congregados  en  la  casa  de  la  Compañía  de 
Jesús,  quienes  se  juntaban  a  veces  en  la  dicha  casa  cuando  volvían  de  las 
I  minas  de  Guanaceví,  los  Padres  Juan  del  Valle  (Rector  de  la  dicha  misión 
dicha  de  los  tepehuanes),  Luis  de  Alavés,  su  compañero,  Juan  de  Fonte  y 
Gerónimo  de  Moranta,  todos  cuatro  Sacerdotes  Religiosos  de  la  Compañía 
de  Jesús,  y  que  traían  muchos  españoles  y  otras  gentes  con  la  décima  de  las 
dichas  minas  de  Guanaceví,  y  estando  éstos  enteramente  seguros  y  descuida- 
dos el  día  de  Nuestra  Señora  de  la  Presentación  lunes  21  de  este  mes  de 


174 


ALAVES,  LUIS,  P. 


Noviembre  (1616)  los  indios  de  las  rancherías  de  dicho  río  (Zape),  dieron 
todos  sobre  los  dichos  y  mataron  a  los  dichos  cuatro  padres,  y  a  los  dichos 
españoles  y  demás  gente  que  allí  se  hallaron,  que  por  todos  fueron  más  de 
ochenta  personas,  sin  quedar  más  persona  que  un  indiezuelo,  que  llevó  la 
nueva  a  las  dichas  minas  de  Guanaceví,  lo  cual  sabido  por  el  fiscal  de  dichas 
minas,  viniéronse  junto  con  los  soldados  armados  de  este  Río  del  Zape,  para 
ayudar  a  los  dichos  españoles,  a  los  cuales  todos,  halló  muertos;  y  estando 
admirado,  viendo  aquel  espectáculo,  dieron  los  indios  sobre  ellos,  de  manera 
que  no  pudieron  enterrar  a  ninguno  de  los  muertos,  porque  fue  caso  de  sal- 
varse, retirándose  y  defendiéndose  de  los  dichos  indios,  dado  que  los  que  fue- 
ron dando  cargas  por  leguas,  hasta  que  los  metieron  a  Guanaceví  por  más 
fuerza  que  el  dicho  fiscal  hizo.  E  hizo  información  de  todo  lo  sucedido  y  la 
dio  al  Juez  Mayor,  y  este  testigo  la  vio  y  leyó,  que  es  la  i'azón  por  donde  sabe 
lo  que  en  esta  pregunta  tiene  declarado,  y  con  esto  responde  a  la  pregunta". 
(Egurrola) . 

—  (Marzo  7).  El  Alférez  Real  don  Enrique  de  Mesa,  al  ser  interrogado 
en  Durango  el  7  de  Marzo  de  1617,  dijo:  ''Y  de  la  décima  pregunta: 

que  se  halló  presente  a  lo  que  en  ella  se  declara,  y  que  de  personas  de  cré- 
dito que  se  habían  hallado  en  el  dicho  pueblo  del  Zape,  antes  un  día  del 
suceso  enonne  que  refiere  esta  pregunta,  supo  este  testigo  que  habiendo  el 
Padre  Luis  de  Ala\'És  de  la  Compañía,  que  asistía  con  el  Padre  Juan  del 
Valle,  Rector  de  aquellas  misiones,  en  la  doctrina  de  los  naturales,  acabado 
de  decir  misa  y  quitándose  las  vestiduras  con  que  la  había  dicho,  se  había 
hincado  de  rodillas  a  hacer  oración,  delante  del  altar  de  la  iglesia,  y  al 
cabo  de  poco  rato,  levantando  algo  la  voz,  había  dicho:  '¿Es  posible,  Señor, 
que  tan  bre\e  ha  de  ser?'  Y  luego  consecutivamente  había  voielto  a  decir: 
'Cúmplase.  Señor,  tu  divina  voluntad'.  Y  también  dijeron  personas  de  crédito, 
que  a  un  muchacho,  hijo  del  Capitán  Alonso  de  Quesada,  vecino  y  minero 
en  las  minas  de  Guanaceví,  le  habían  oído  decir  muchas  veces,  cómo  el  dicho 
Padre  Luis  de  Alavés  había  dicho  algunas  veces,  que  había  de  ser  capitán 
y  morir  mártir  con  él;  y  que  el  mismo  Padre  Luis  de  Alavés,  estando  este 
niño  en  las  minas  de  Guanaceví  en  poder  de  su  padre  y  madre,  un  día  antes 
del  suceso  que  refiere  la  pregunta,  lo  había  enviado  a  llamar,  a  cuyo  llamado 
había  venido  el  niño  al  pueblo  del  Zape,  que  dista  cuatro  leguas  poco  más  o 
menos  de  las  minas,  donde  había  acabado  la  \-ida«  con  el  dicho  Padre  Luis 
de  Alan-és  y  los  demás  que  allí  perecieron".  (Testimonio  de  Enrique  de  Mesa, 
Alférez  Real,  como  de  34  años,  interrogado  en  Durango  el  7  de  Marzo  de 
1617)    Proceso...  Legajo  2o.  p.  25  . 

—  'En  el  Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  [1960]  encontré  la  "Relación  breve 
de  las  \-irtudes  y  casos  de  edificación  de  los  padres  nuestros  que  muñe- 


BIOGRAFIA 


175 


ron  a  manos  de  los  indios  tepehuanes,  por  su  santo  Nombre"  y  esta  es  del  año 
de  1617,  sin  duda  la  primera  relación  después  de  su  martirio.  Es  anónimo). 
(Aquí  se  copia)  :  "'El  Padre  Luis  de  Alavés,  hombre  de  gran  sinceridad 
acompañada  de  gran  virtud  y  religión,  de  suerte  que  decía  el  P.  Rodrigo  de 
Cabredo,  provincial  que  fue  de  esta  provincia  (1610-1616)  que  tenía  gran 
talento  de  maestro  de  novicios  y  que  le  miraba  con  estos  ojos;  parece  que 
nuestro  Señor  le  había  echado  su  bendición,  porque  (según  se  cree),  no  per- 
dió jamás,  la  gracia  bautismal,  y  bien  se  le  echaba  de  ver,  pues  aun  siendo 
niño  estudiante,  era  el  ejemplo  y  espejo  de  virtud  en  los  estudios,  siendo  por 
otra  parte  tan  temeroso  de  su  conciencia  que  reparaba  en  los  átomos,  hacien- 
do de  ellos  y  formando  escrúpulos.  Con  esta  rara  virtud  y  recogimiento,  era 
de  natural  muy  afable,  querido  y  amado  de  todos.  Tenía  muy  gran  ejercicio 
en  levantar  los  ojos  al  cielo,  y  enviar  allá  unos  devotos  suspiros,  como  quien 
se  criaba  para  tal  patria;  y  así  parece  que  lo  quiso  mostrar  nuestro  Señor  que 
le  tenía  puesto  allá,  pues  después  de  haberle  muerto  los  indios  y,  según  su 
costumbre  vuéltole  el  rostro  a  la  tierra,  algunos  meses  después  de  su  muerte, 
le  hallaron  vuelto  hacia  el  cielo  y  los  ojos  clavados  allá.  Parecía  que  nuestro 
Señor  le  daba  prendas  de  esta  su  dichosa  suerte,  pues  siendo  enfermizo  mucho 
y  de  muy  grandes  talentos  y  aventajados  en  todo  género  de  estudios  humanos 
y  divinos,  particularmente  en  los  de  Sagrada  Escritura  (de  que  era  muy  aficio- 
nado), cuando  la  obediencia  le  asignó  para  esta  misión  de  los  Tepehuanes,  la 
aceptó  con  mucho  gusto  y  consuelo,  teniéndole  siempre,  mientras  vivió  en  ella, 
aguardando  su  corona".  (Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  [1960]). 

1618  (Abril  2).  "Falta  harán  los  ocho  Padres  lengua,  martirizados  por  los 
indios  tepehuanes.  Dios  proveerá  de  nuevos  y  fervorosos  operarios  en 
su  nueva  viña,  regada  con  la  sangre  de  esos  sus  sier\os,  cuyos  retratos  y  la 
relación  de  su  muerte  se  ha  recibido,  y  leídose  en  el  refectorio  con  universal 
consuelo  de  todos,  por  tener  ocho  hermanos  más  en  el  cielo.  Vanse  pintando 
en  lienzo,  para  ponerlos  con  los  demás,  como  es  razón  y  V.  R.  pide".  (Vitel- 
leschi  al  P.  Arnaya:  Roma,  2  de  Abril  de  1618). 

—       Carta  del  P.  Mucio  Vitelleschi: 

"Pax  Christi:  Habiendo  llegado  a  mi  noticia  cómo  los  indios  tepegua- 
nes  (por  el  odio  que  tienen  a  nuestra  santa  fe  y  religión  cristiana)  dieron  im- 
pía y  cruel  muerte  a  ocho  de  los  Hijos  de  la  Compañía  que  los  iban  doctri- 
nando y  enseñando  el  camino  de  la  eterna  salud:  he  juzgado  correrme  obliga- 
ción, por  la  que  tengo  de  mi  Oficio,  de  encargar  (con  ésta  lo  hago)  a  V.  R. 
(P.  Nicolás  de  Arnaya)  que  se  haga  Información  y  Proceso  auténtico  de  todo 
lo  que  en  ese  negocio  ha  pasado;  y  así  encargo  y  ordeno  a  V.  R.  que  en  nom- 
bre de  toda  la  Compañía  y  mío,  señale  uno  o  más  padres  de  los  nuestros, 
en  una  o  más  partes  de  ese  reino,  según  allá  pareciere  necesario  para  conse- 


176 


ALAVES,  LUIS,  P. 


guir  lo  que  se  pretende;  y  Ies  dé  poder  para  parecer  en  juicio  ante  el  Ordina- 
rio y  hacer  instancia  para  la  dicha  formación  del  Proceso,  conformándose  en 
todo  y  para  todo  con  la  Instrucción  que  va  con  ésta;  y  en  caso  de  que  faltase 
alguno  de  los  que  V.  R.  nombrare  por  Procurador  de  ese  negocio,  se  le  da 
facultad  de  nombrar  otros  en  su  lugar;  y  si  V.  R.  también  faltase,  declaro  en 
ésta  ser  mi  voluntad,  que  el  que  le  sucediere  en  ese  oficio  de  Provincial,  tenga 
la  misma  autoridad  y  facultad  enteramente  de  nombrar  y  dar  poder  etc.  Aca- 
bado el  Proceso  y  autenticado,  todo,  según  lo  que  se  dice  en  la  Instrucción, 
V.  R.  le  envíe  acá  cerrado  y  sellado,  advirtiendo  que  allá  guarde  asimismo 
auténtico,  para  el  caso  que  se  perdiese  el  que  se  inviare.  También  se  advierta 
que  esta  carta  se  deve  enxerir  (sic)  en  el  Proceso  auténtico  que  se  hiciere,  y 
juntamente  la  Patente  que  V.  R.  dará  a  los  nombrados  por  Procuradores  de 
este  negocio,  como  arriba  queda  referido;  y  en  nada  de  esto  haya  falta,  por- 
que de  haberla  se  seguiría  que  forzosamente  la  haya  de  haber  en  el  negocio 
principal.  En  los  SS.  SS.  de  V.  R.  etc. 

"Roma,  2  de  Abril  de  1618.  Mucio  Vitellesghi".  (Al  P.  Amaya,  Pro- 
vincial) . 

—       (Enero).  (Testimonio  de  interrogado  en  Enero  1618)  dice  así: 

"Al  llegar  al  Zape  conocieron  ser  los  cuerpos  del  P.  Juan  del  Valle, 
y  el  otro,  su  compañero  el  P.  Luis  Alavés,  el  cual  con  estar  boca  abajo  (co- 
mo estaban  los  demás  cuerpos  difuntos),  tenía  la  mano  izquierda  conque  cu- 
bría sus  partes  vergonzosas,  y  la  otra  mano  derecha  en  el  pecho,  inclinada  al 
contrario;  y  el  rostro,  cabeza  y  celebro  (sic)  levantado  del  suelo  e  inclinado  al 
cielo,  los  ojos  de  manera  que  parecía  (así  tendido  como  estaba)  que  con  sólo 
el  pecho  en  el  suelo,  sustentaba  la  parte  de  la  cabeza  y  celebro,  teniendo  asi- 
mismo, de  las  rodillas  para  abajo,  levantados  los  pies  y  piernas  del  suelo, 
con  haber  más  de  cincuenta  días  que  había  sucedido  el  de  su  muerte  y  de 
los  demás.  Dice  este  testigo  que  para  más  honra  y  gloria  de  Dios  nuestro 
Señor,  fue  público  y  notorio  (y  así  lo  oyó  decir  este  testigo  a  personas  de 
crédito,  vecinos  del  real  de  Guanaceví)  que  pocos  días  antes  de  la  muerte 
del  P.  Luis  Alavés,  estando  haciendo  oración  delante  del  altar  de  la  igle- 
sia del  pueblo  del  Zape,  en  el  altar  de  la  Virgen  Señora  nuestra,  había  te- 
nido revelación  de  su  muerte  y  forma  como  le  había  de  suceder,  y  que  en 
forma  de  como  si  el  dicho  Padre,  hablara  con  la  imagen,  y  la  imagen  le 
respondiera,  había  oído  una  voz  que  decía:  'Esto  ha  de  ser',  y  luego  se  ha- 
bía oído  otra  voz  del  Padre  Luis  de  Alavés,  que  decía:  'Cúmplase  tu  vo- 
luntad'. Y  habida  esta  relación,  algunos  curiosos  habían  preguntado  a  un 
muchacho,  hijo  del  Capitán  Alonso  de  Quesada  (vecino  de  aquella  pobla- 
ción) que  estaba  en  doctrina  y  compañía  del  dicho  Padre  Luis  de  Alavés 
que  cómo  había  pasado  aquella  revelación,  que  decía  había  tenido  el  padre 
en  la  iglesia,  el  cual  niño  les  había  dicho  y  respondido,  que  una  noche,  el 


BIOGRAFIA 


177 


Padre  Alavés  (según  la  costumbre  que  tenía)  había  entrado  en  la  Iglesia, 
y  yéndole  alumbrando  con  una  candela  el  niño,  habiéndose  el  padre  hincado 
de  rodillas  delante  del  altar  de  Nuestra  Señora  de  la  Advocación  del  Valle, 
a  cabo  de  rato  había  oído  las  palabras  ya  referidas,  y  que  por  enterarse  me- 
jor en  ellas,  yendo  acompañando  a  su  celda  al  P.  Luis  de  Alavés,  le  había 
dicho  que:  'qué  razones  eran  aquellas;  que  se  las  dijese'.  A  lo  cual  el  padre 
le  había  respondido:  'No  es  nada.  Pero  Vos,  ¿nunca  os  atreveréis  a  ser  már- 
tir conmigo?'  Y  que  el  niño  le  había  respondido:  'que  sí'.  Y  en  este  tiempo, 
como  quince  días  antes  de  su  muerte,  habiendo  pasado  lo  referido,  el  padre 
Luis  de  Alavés  fue  a  decir  misa  al  real  de  Guanaceví,  por  estar  a  su  car- 
go en  ausencia  del  Vicario  de  las  minas,  y  había  llevado  en  su  compañía 
al  niño,  y  habiéndose  entretenido  en  decir  misa  a  los  vecinos,  algunos  pocos 
días  había  dicho  al  niño,  a  su  partida  al  pueblo  del  Zape:  'Mira  niño  que 
me  has  de  cumplir  la  palabra  que  me  diste'.  Y  que  el  niño  le  respondió:  'que 
sí  haría',  y  que  el  mismo  día  viernes,  que  fue  ei  día  en  que  los  alzados  ma- 
taron en  el  pueblo  del  Zape  a  los  padres  y  demás  personas,  salió  el  niño 
del  real  de  Guanaceví  y  casa  de  sus  padres,  al  pueblo  del  Zape,  y  aunque 
en  el  camino  topó  con  otro  niño  mulato  que  iba  huyendo,  diciéndole  del 
dicho  alzamiento  y  que  dejaba  muerta  a  su  madre,  el  niño  caminó,  tomando 
en  las  ancas  de  su  caballo  al  niño  mulato  y  sin  temor  ni  recelo  se  metió  en 
el  pueblo,  donde  le  mataron,  y  hallaron  su  cuerpo  entre  los  demás  difun- 
tos; y  habiendo  recogido  después,  por  el  pueblo  del  Zape  y  sabana  todos 
los  cuerpos  difuntos  que  hallaron,  los  unos  enterraron  en  la  iglesia  del  pue- 
blo y  otros,  con  los  cuerpos  de  los  benditos  Padres  Juan  del  Valle,  Luis  de 
Alavés,  Gerónimo  de  Moranta  y  Juan  Fonte,  a  quienes  habiendo  enterra- 
do sus  tripas  en  la  dicha  iglesia,  con  alguna  cal  que  hallaron  embalsamaron 
sus  cuerpos,  porque  estaban  enteros,  y  con  el  cuerpo  del  niño  y  otros  de  al- 
gunos vecinos  de  Guanaceví,  y  cantidad  de  maíz  que  quitaron  a  los  alzados, 
dio  la  vuelta  el  capitán  al  real  de  Guanaceví,  donde  habiéndose  dado  se- 
pultura en  la  iglesia  al  cuerpo  del  niño  y  a  los  vecinos  de  allí,  a  los  cuatro 
cuerpos  de  los  padres,  se  les  hicieron  sus  ataúdes  de  madera  con  que  se 
clavaron  para  los  traer  a  dar  sepultura  en  la  iglesia  que  la  Compañía  tiene 
en  esta  Villa  de  Durango".  (Proceso...  Legajo,  2o.  p.  29). 

1619  "El  P.  Nicolás  de  Arnaya,  Provincial  de  la  Compañía  de  Jesús  de 
esta  Provincia  de  la  Nueva  España,  a  todos  los  que  las  presentes  vie- 
ren, salud  en  el  Señor  Nuestro,  sempiterno.  Habiendo  sido  servido  Dios  N.  S. 
de  llevar  para  sí  con  feliz  muerte  a  Nuestros  Carísimos  Hermanos  los  Padres 
Fernando  de  Santarén,  Hernando  de  Tovar,  Juan  Fonte,  Gerónimo  de  Mo- 
ranta, Juan  del  Valle,  Diego  de  Orozco,  Bernardo  Cisneros  y  Luis  de  Alavés, 
los  cuales  todos  murieron  cruelmente  a  manos  de  los  indios  tepeguanes,  a 


178 


ALAVES,  LUIS,  P. 


quienes  por  espacio  de  muchos  años  habían  doctrinado  y  enseñado  con  muy 
grande  trabajo,  y  actualmente  enseñaban:  juzgando  será  muy  grande  gloria 
de  Dios  y  de  la  Iglesia  Santa,  nuestra  Madre  y  honra  de  la  Compañía  y  de 
los  mismos  benditos  Padres,  hacer  Infonnación  auténtica  de  sus  buenas  y 
loables  vidas,  santas  costumbres  y  dichosas  muertes  y  por  habérmelo  orde- 
nado así  y  mandado  nuestro  Padre  General  Mucio  Vitelleschi,  en  carta  par- 
ticular, su  fecha  en  Roma  2  de  Abril  de  1618:  'por  la  presente  ordeno  y 
mando  a  los  Padres  Francisco  de  Arista,  Rector  de  la  C.  de  J.  de  la  casa 
de  Guadiana  y  Visitador  de  las  Misiones  de  Parral  y  Tepehuanes,  y  al  Pa- 
dre Juan  de  Avalos  y  al  P.  Andrés  López,  religiosos  de  la  misma  Compañía, 
que  con  todo  cuidado  procuren  se  haga  una  muy  llena  Información  delante 
del  señor  obispo  de  la  Nueva  Galicia  y  Vizcaya,  o  de  las  personas  a  quienes 
su  señoría  lo  cometiere,  de  la  vida,  virtudes  y  muerte  gloriosa,  que  por  causa 
de  la  fe  y  santa  doctrina  que  enseñaban,  les  dieron  los  bárbaros  tepehuanes; 
que  para  todo  lo  dicho  y  a  ello  concerniente,  les  doy  poder  muy  cumplido 
a  todos  y  a  cada  uno  en  particular,  como  se  contiene  en  el  dicho  Poder 
auténtico'.  En  testimonio  de  lo  cual,  di  estas  letras  Patentes  firmadas  de  mi 
nombre  y  selladas  con  el  sello  del  Provincial". 

Villa  de  Durango,  12  de  Enero  de  1619  años. 

Nicolás  de  Arnaya. 

Interrogatorio  sobre  los  Mártires  de  los  Tepehuanes  formado  por  el  P. 
Juan  de  Avalos. 

(Al  margen  arriba).  "En  la  ciudad  de  Durango  a  los  16  días  del  mes  de 
Agosto  de  1622,  se  presentó  esta  petición  por  el  contenido  ante  los  Sres.  Jue- 
ces: Juan  de  Avalos,  rector  de  la  casa  de  Guadiana  y  visitador  de  sus  mi- 
siones, parezco  ante  Vuestras  Mercedes  y  digo:  que  para  que  la  Causa  de 
la  Información  de  los  Padres  tenga  debida  execución,  es  necesario  traer  tes- 
tigos, los  cuales  se  han  de  examinar  por  el  tenor  del  Interrogatorio  y  artículos 
que  al  pie  de  esta  petición  presentaré.  A  Vuestras  Mercedes  pido  y  suplico 
manden  admitirme  los  testigos  que  fuere  presentando  y  que  sean  examinados 
por  el  tenor  del  Interrogatorio  siguiente: 

1)  Si  save  que  hayan  sido  los  Padres  Hernando  de  Santarén,  Juan 
FoNTE,  Juan  del  Valle,  Gerónimo  de  Moranta,  Bernardo  Cis ñeros,  Her- 
nando DE  TovAR,  Luis  de  Alavés  y  Diego  de  Orozgo.  ¿Y  cómo  lo  sabe? 
Y  demás  de  esto  se  les  pregunte  del  lugar  y  tiempo  y  testigos,  etc. 

2)  Si  por  ventura  sabe  si  hayan  nacido  estos  mismos  de  legítimo  matrimo- 
nio, de  padres  católicos,  ¿y  cómo  lo  sabe?  y  si  desto  hay  pública  voz,  y  fama 
y  universal  reputación,  del  lugar,  tiempo  y  testigos,  etc. 

3)  Si  conoce  y  sabe  que  estos  mismos  fueron  bautizados,  y  siempre  desde 


BIOGRAFIA 


179 


niñoSj  criados  en  la  fe  católica  y  en  la  obediencia  de  la  Iglesia  Romana,  per- 
severando en  ésta  hasta  la  muerte,  ¿y  cómo  lo  sabe?,  y  si  desto  hay  pública 
voz  y  fama  y  común  reputación.  Item,  del  lugar,  tiempo  y  testigos,  etc. 

4)  Si  sabe  haber  sido  Religiosos  Profesos  de  la  Compañía  de  Jesús,  y  ha- 
ber perseverado  en  esta  religión  hasta  la  muerte,  ¿y  cómo  lo  sabe?  Por  el  lu- 
gar, tiempo,  testigos,  etc. 

5)  Si  sabe  haber  florecido  en  muchas  virtudes  christianas,  ¿y  cómo  lo 
sabe?,  y  si  desto  hay  pública  voz  y  fama.  De  lugar,  tiempo,  testigos,  etc. 

6)  Si  sabe  haber  tenido  grande  excelente  Fe  y  pureza  (de  Fe)  y  haberla 
siempre  conservado  ¿y  cómo  lo  sabe?,  y  si  desto  hay  pública  voz  y  fama.  Del 
lugar,  tiempo,  testigos,  etc. 

7)  Si  sabe  haber  sido  dotados  de  la  virtud  de  la  esperanza,  i  averse  aven- 
tajado en  ella,  ¿y  cómo  lo  sabe?  Y  si  desto  hay  pública  voz  y  fama.  Del  lugar, 
tiempo,  testigos,  etc. 

8)  Si  sabe  haber  tenido  grande  y  ferviente  caridad  para  con  Dios,  y  ha- 
berse aventajado  en  este  amor  de  Dios,  ¿y  cómo  lo  sabe?  Y  si  desto  hay  pú- 
blica voz  y  fama.  Del  lugar,  tiempo,  etc. 

9)  Si  sabe  que  se  han  aventajado  en  el  amor  del  prójimo,  exercitándose 
en  él  con  obras  de  misericordia,  así  corporales  como  espirituales,  ¿y  cómo  lo 
sabe?,  y  si  desto  hay  pública  voz  y  fama.  Del  lugar,  tiempo,  testigos,  etc. 

10)  Si  sabe  haber  sido  singular  en  la  virtud  de  la  Religión,  adorando  a 
Dios,  venerando  sus  Santos,  celebrando  la  Misa  y  rezando  el  Oficio  Divino 
con  devoción,  meditando  así  de  noche  como  dedía,  orando  y  contemplando 
de  rodillas.  ¿Y  cómo  lo  sabe?  Y  si  desto  hay  pública  voz  y  fama.  Del  lugar, 
tiempo,  testigos,  etc. 

11)  Si  sabe  que  fueron  muy  humildes  y  menospreciados  de  sí,  humillán- 
dose en  todas  las  cosas  y  ejercitándose  en  oficios  bajos  y  humildes,  ¿y  cómo 
lo  sabe?  Y  si  dello  hay  pública  voz  y  fama.  Y  del  lugar,  testigos  y  tiempo,  etc. 

12)  Si  sabe  que  menospreciaron  al  mundo  y  sus  honras  y  pompas,  y  haber 
tenido  en  nada  las  riquezas  y  comodidades,  y  haber  amado  la  pobreza  y  guar- 
dádola,  ¿y  cómo  lo  sabe?  Y  si  desto  es  pública  voz  y  fama.  Del  lugar,  tiem- 
po, testigos,  etc. 

13)  Si  sabe  haber  macerado  duramente  su  carne,  con  ayunos,  cilicios  y 
disciplinas,  abstinencias,  vigilias,  durmiendo  en  tablas  y  otros  modos;  ¿y  cómo 
lo  sabe?,  y  si  desto  hay  pública  voz  y  fama;  del  lugar,  tiempo,  testigos,  etc. 

14)  Si  sabe  haberse  aventajado  en  la  virtud  de  la  castidad,  pureza,  guar- 
dado perfectamente  el  voto,  guardado  los  sentidos,  examinando  su  conciencia, 
huyendo  las  ocasiones;  ¿y  cómo  lo  sabe?  Si  desto  hay  pública  voz  y  fama. 
Del  lugar,  tiempo,  testigos,  etc. 

15)  Si  sabe  si  guardó  siempre  el  voto  de  obediencia,  no  solamente  guar- 


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ALAVES,  LUIS,  P. 


dando  los  Mandamientos  de  Dios  y  de  la  Iglesia,  sino  también  cumpliendo  los 
Consejos  Evangélicos.  ¿Y  cómo  lo  sabe?  Del  lugar,  tiempo,  testigos,  etc. 

16)  Si  sabe  haber  tenido  éxtasis,  visiones,  revelaciones  de  espíritu,  profe- 
cías, ¿y  cómo  lo  sabe?  Si  desto  hay  pública  voz  y  fama.  Del  lugar,  tiempo, 
testigos,  etc. 

17)  Si  sabe  haber  convertido  y  apartado  del  camino  de  perdición  y  mal- 
dad a  los  pecadores,  o  con  sus  conversaciones,  sermones  o  pláticas  ayudólos 
a  la  observancia  de  los  mandamientos  de  Dios,  y  haber  amonestado  a  los 
religiosos  y  eclesiásticos  a  la  perfección  de  la  vida  espiritual,  y  con  el  ejemplo, 
haber  traído  muchos  infieles  al  conocimiento  del  verdadero  Dios  y  fe  católica 
y  bautismo;  ¿y  cómo  lo  sabe?,  y  si  dello  hay  pública  voz  y  fama.  Pregúntesele 
del  lugar,  tiempo,  testigos,  etc. 

18)  Si  sabe  que  por  el  celo  de  las  almas  y  de  la  divina  gloria,  desearon 
dar  su  vida  y  derramar  su  sangre,  y  si  asimismo  desearon  el  martirio.  ¿Y  cómo 
lo  sabe?  Y  si  desto  hay  pública  voz  y  fama;  del  lugar,  tiempo,  testigos,  etc. 

19)  Si  saben  que  fueron  muertos  por  causa  de  la  Fe,  conviene  a  saber: 
porque  eran  Sacerdotes  y  Religiosos  y  los  convertían  de  la  gentilidad  y  falso 
culto  de  dioses,  a  la  verdadera  fee,  o  si  convertían  muchos  o  si  los  instruían 
en  la  verdadera  fee;  y  que  por  odio  de  la  fee  los  impíos  les  dieron  la  muerte; 
¿y  cómo  lo  sabe?  Y  si  es  pública  voz  y  fama;  del  lugar,  tiempo  que  esto  su- 
cedió y  si  hay  testigos  que  lo  vieron  y  lo  saben,  haber  muerto  píamente  en  la 
fe  católica  y  haber  sufrido  por  Jesucristo  tal  género  de  muerte  y  con  grandes 
señales  de  piedad  y  cómo  lo  sabe,  y  si  sabe  que  en  aquel  punto  dijesen  algu- 
nas pías  palabras,  etc. 

20)  Si  sabe  que  las  cosas  que  usaron,  después  de  sus  vidas  muchos  las 
tuviesen  por  reliquias  y  haberlas  guardado  con  veneración  y  devoción;  ¿y  cómo 
lo  sabe?  Si  desto  hay  pública  voz  y  fama;  del  lugar,  tiempo,  testigos,  etc. 

21)  Si  sabe  si  muchos  les  tuvieron  devoción,  veneración,  y  haberse  en- 
comendado a  ellos  y  puéstoles  por  intercesores  delante  de  Dios  en  sus  ne- 
cesidades, invocándoles  como  a  santos  y  bienaventurados;  ¿y  cómo  lo  sabe? 
Y  si  desto  hay  pública  voz  y  fama;  del  lugar,  tiempo,  testigos,  etc. 

22)  Si  sabe  que  la  fama  de  su  santidad  ha  crecido  después  de  su  muerte, 
y  que  crece  sin  interrupción;  y  cómo  lo  sabe,  y  si  desto  hay  pública  voz 
y  fama;  del  lugar,  tiempo,  testigos,  etc. 

23)  Si  sabe  que  en  vida  hicieron  muchos  y  grandes  milagros,  y  cuáles 
sepa  en  particular,  y  cómo  lo  sabe;  si  desto  hay  pública  voz  y  fama;  y  si 
los  cuales  eran  verdaderos  milagros;  ¿y  cómo  lo  sabe?  y  en  qué  lugar  los 
hayan  hecho,  en  qué  tiempo  y  cuáles,  y  quiénes  sean  los  testigos  que  los  vieron 
y  estuvieron  presentes. 

24)  Si  sabe  que  después  de  muertos,  por  invocarles  o  por  su  intercesión 
o  reliquias  se  han  obrado  algunos  milagros  y  quales  sean  éstos  en  particular; 


BIOGRAFIA 


181 


y  cómo  lo  sabe  y  en  qué  lugar  hayan  sucedido;  en  qué  tiempo;  quiénes  se 
hallaron  presentes  y  sabidores.  Si  el  testigo  manifiesta  algún  milagro  en  vida 
o  en  muerte,  pregúntesele  si  cree  haber  sido  verdadero  milagro;  y  por  qué, 
y  si  pudo  hacerse  por  otra  vía  o  naturalmente  o  con  artes  de  tal  manera  que 
no  sea  milagro. 

25)  Si  se  ofrece  otra  cosa  que  decir  al  testigo  acerca  de  sus  vidas,  virtudes, 
santidad  y  milagros  hechos  en  vida  o  en  muerte,  etc.". 

JHS.  Juan  de  Avalos.  (firma) . 

1622  (Agosto  11)  Al  margen:  "En  la  ciudad  de  Durango  a  11  días  del 
mes  de  Agosto  de  1622  años  se  presentó  esta  petición  por  el  contenido 
ante  el  Ilustrísimo  Señor  D.  Fray  Gonzalo  de  Hermosillo,  Obispo  de  la 
Nueva  Vizcaya,  del  Consejo  de  su  Majestad,  ^u  Señoría,  mi  Señor".  (A  un 
lado:  Vistas  X.  A.  i.  e  Xavier  Alegre). 

"Juan  de  Avalos,  Religioso  de  la  Com.pañía  de  Jesús,  Rector  del  Colegio 
de  esta  Ciudad  de  Durango,  de  la  Nueva  Vizcaya,  y  Visitador  de  las  Mi- 
siones de  la  Provincia,  parezco  ante  Vuestra  Señoría  en  la  mejor  vía  y  for- 
ma que  puedo  y  debo,  y  digo  que  como  es  público  y  notorio,  los  Indios  Te- 
pehuanes  de  este  Reino  se  alzaron  y  conspiraron  con  otras  naciones  sus  con- 
federados por  el  año  de  1616,  y  cometieron  muchas  muertes,  incendios  y 
otros  delitos,  y  de  los  primeros  que  perecieron  a  sus  manos  fueron  ocho  re- 
ligiosos sacerdotes  de  la  dicha  Compañía  de  Jesús,  llamados  Hernando  de 
Santarén,  Gerónimo  de  Moranta,  Juan  Fonte,  Juan  del  Valle,  Hernando  de 
Tovar,  Bernardo  de  Cisneros,  Luis  de  Alavés,  y  Diego  de  Orozco,  que  asis- 
tían en  las  misiones  de  los  dichos  indios  tepehuanes,  ocupados  en  su  conver- 
sión y  en  la  doctrina  y  católica  instrucción  de  los  ya  reducidos  a  nuestra 
Santa  Fe  Católica;  y  porque  es  así  que  los  dichos  religiosos,  padecieron  en 
defensa  de  ella  y  estando  actualmente  ejerciendo  tan  santo  y  piadoso  minis- 
terio, obligados  de  la  obediencia  y  a  su  Prelado,  y  porque  la  pureza  de  sus 
vidas  y  costumbres  y  por  otras  circunstancias  cjue  en  el  caso  concurren,  se 
debe  de  tener  por  sin  duda  que  a  honra  y  gloria  de  Dios  y  para  mucho  ho- 
nor y  decoro  de  esta  Religión:  fue  verdadero  Martirio  el  que  padecieron, 
y  para  que  de  ello  conste  por  Informaciones  auténticas  hechas  con  los  re- 
quisitos y  autoridad  que  se  acostumbra,  me  dio  Poder  el  Padre  Nicolás  de 
Arnaya,  Provincial  de  la  dicha  Orden,  para  que  en  representación  de  él, 
haga  ante  V.  Señoría  los  pedimientos,  presentaciones  de  testigos  y  demás 
diligencias  que  convengan,  y  para  que  lo  referido  tenga  el  efecto  que  con- 
viene. A  Vuestra  Señoría  Ilustrísima  pido  y  suplico,  que  visto  el  Poder  que 
presento  con  otros  recaudos  al  caso  tocantes,  mande  examinar  los  testigos, 
etc.  Por  el  tenor  del  Interrogatorio  que  asimismo  exhibo,  porque  muchos  de 
los  testigos  y  otros  que  entiendo  presentar,  estarán  en  parte  donde  Vuestra 


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ALAVES,  LUIS,  P. 


Señoría  no  pueda  examinarlos  personalmente,  me  den  Petitorios  {>ara  que  los 
Vicarios,  Curas  y  Beneficiados  de  los  distritos  donde  asistieren,  los  examinen, 
y  hechas  las  dichas  Informaciones  en  manera  que  hagan  fe,  se  me  entrieguen 
para  ocurrir  con  ellas  donde  convenga;  y  con  ello  recibiré  merced  y,  en  lo 
necesario,  el  dicho  estado  Religioso". 

JHS.  Juan  de  Avalos.  (firma). 

—        (Agosto  17)   (Testimonio  del  Sr.  Vicario  General  de  la  Diócesis  de 
Durango  en  su  Información  Juramentada  del  17  de  Ag.  de  1622)  : 

1)  "Conocí  (dice)  a  los  Padres  Juan  Fonte,  Juan  del  Valle,  Gerónimo 
Moranta,  Bernardo  de  Cisneros,  Luis  de  Alavés  y  Diego  de  Orozco.  No 
conocí  a  los  Padres  Santarén  y  Tovar.  Tuve  con  los  seis  dichos  comunica- 
ción por  espacio  de  once  años  en  que  yo  fui  Vicario  de  las  Minas  de  Gua- 
naceví,  y  los  traté  a  todos  mucho  y  los  hospedaba  en  mi  casa. 

5,  6,  7,  8)  "Vi  en  ellos  con  mis  ojos,  muy  grandes  ejemplos  de  vida  y 
muy  grande  esperanza  y  caridad,  porque  por  aumentar  la  fe  cristiana  y  por 
amor  de  Dios  fiados  sólo  del  amparo  divino,  habitaban  entre  los  indios  bár- 
baros, por  sólo  y  a  fin  de  doctrinarlos  y  traerlos  a  Dios,  pasando  muy  gran- 
des trabajos  de  hambre^  cansancio  y  desnudez. 

9)  "Se  ejercitaban  en  traer  a  los  indios  a  puestos  acomodados  para  en- 
señarles la  doctrina,  para  lo  cual  solos  entraban  por  las  sierras  y  picachos, 
donde  los  dichos  indios  estaban  en  sus  idolatrías  y  ritos. 

10)  "Este  testigo  tenía  que  alistarles  su  morada,  donde  las  veces  que  ve- 
nían a  verle  los  hospedaba;  y  los  veía  rezar  el  oficio  divino  y  decir  misa 
con  muy  grande  devoción  y  sabe  que  tenían  muy  grandes  devociones  con 
la  Virgen. 

11  y  12)  "Eran  grandes  menospreciadores  del  mundo,  amantes  de  la  hu- 
mildad, ejercitándose  en  oficios  bajos  y  humildes,  no  estimando  riquezas  mun- 
danas, y  sí  la  pobreza  de  Cristo. 

13)  "Le  consta  que  hacían  muchas  penitencias  ordinarias  de  ayuno,  y 
no  solamente  en  ocasiones  que  se  ofrecían  de  estar  en  las  tierras  y  picachos 
en  que  se  ejercitaban  en  traer  a  la  fe  de  Jesucristo  a  aquellos  indios  bárbaros, 
que  en  esto  se  ocupaban  mucho  tiempo,  no  dormían  en  tablas,  sino  en  el 
suelo;  trayendo  cilicios  y  disciplinas;  y  este  testigo  vio  al  Padre  Luis  de  Ala- 
vés, al  tiempo  que  fue  hallado  muerto  en  el  pueblo  del  Zape,  que  lo  ma- 
taron los  indios  bárbaros,  estando  en  cueros  como  lo  habían  dejado,  traía 
dos  cilicios  de  alambre  a  los  muslos,  tan  ásperos  y  con  tantas  puyas,  que 
apenas  se  podían  tener  en  las  manos,  según  era  su  aspereza;  lo  cual  vio  este 
testigo  y  lo  vieron  los  Capitanes  y  soldados,  que  le  hallaron,  en  compañía 
del  Gobernador  y  Capitán  General  D.  Gaspar  Alvear  y  Salazar. 


BIOGRAFIA 


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14  y  15)  "A  todos  es  notorio  cómo  guardaban  estos  Padres  gran  casti- 
dad y  pureza,  en  todo  su  proceder  grave  recato. 

16)  "Que  este  testigo  oyó  decir  por  muy  público  y  notorio,  y  lo  oyó  de- 
cir a  Gerónimo  de  Quesada,  hijo  del  Capitán  Alonso  de  Quesada,  vecino 
de  las  Minas  de  Guanaceví,  que  el  dicho  Gerónimo  de  Quesada  estaba  en 
compañía  del  Padre  Luis  Alavés  :  habiendo  un  día  ido  a  ayudarle  a  Misa 
en  el  Altar  de  Nuestra  Señora,  y  que  aguardando  a  que  empezase  la  Misa, 
estando  ya  en  el  altar:  que  había  estado  un  rato  parado  y  suspenso  sin  em- 
pezar a  decir  la  Misa,  y,  como  si  de  algún  sueño  despertara,  dijo  dando  una 
voz:  'Válgame  Dios,  qué  muerte  tan  cruel  hemos  de  pasar'.  A  lo  cual  ha- 
biéndolo dicho,  paró  y  luego  volvió  a  decir:  'Y,  todos',  como  que  estaba 
hablando  con  alguna  persona;  y  asimismo  dijo  este  testigo,  le  dijo  luego  a 
Gerónimo  de  Quesada  el  Padre  Luis  de  Alavés:  'Vos,  mi  Capitán,  tendré 
yo  que  animar  a  morir  conmigo'.  Y  que  el  dicho  Gerónimo  de  Quesada  le 
había  respondido:  'Sí  tendré'.  Y  sabe  este  testigo,  porque  lo  oyó  por  público 
y  notorio,  que  habiendo  pasado  lo  que  tiene  dicho;  un  día,  antes  que  los 
indios  bárbaros  mataran  al  Padre  Luis  de  Alavés,  y  a  los  demás  religiosos, 
se  salió  de  Guanaceví,  donde  había  ido  a  decir  Misa,  y  aunque  dicen  le  ro- 
gaban no  salirse  dicho  día,  porque  el  siguiente  les  dijese  Misa,  no  fue  po- 
deroso nadie  a  ello  y  se  salió  de  las  Minas  y  no  consintió  que  Gerónimo  de 
Quesada  fuera  en  su  compañía,  aunque  de  su  parte  hizo  diligencia  el  suso- 
dicho para  esto.  Pero  al  día  siguiente  sin  poderlo  detener  su  propio  padre, 
Gerónimo  se  salió  de  las  Minas  de  Guanaceví,  y  se  fue  en  busca  del  Padre 
Luis  de  Alavés:  al  pueblo  del  Zape,  donde  luego  que  llegó  le  mataron  y 
también  al  Padre  Luis  Alavés:  los  cuales  cuerpos  difuntos  vio  este  testigo; 
que  oyó  decir  por  muy  público  en  las  Minas  de  Guanaceví,  que  tanto  el 
Padre  Luis  de  Alavés  (el  mismo  día  que  salió  de  éstas  para  el  pueblo  del 
Zape)  como  un  Padre  Religioso  de  la  Orden  de  Santo  Domingo,  se  habían 
recogido  en  la  Iglesia  de  las  Minas,  en  una  Capilla  de  ella,  donde  habían 
estado  solos  algunas  horas  comunicando,  y  que  luego  que  el  Padre  Dominico 
salió  de  la  Iglesia,  había  hecho  una  Memoria  a  modo  de  testamento,  en  que 
se  despedía  de  sus  Superiores  y  daba  cuenta  de  las  limosnas  que  había  re- 
cogido y  dónde  quedaban.  Y  este  testigo,  en  compañía  del  Gobernador,  seis 
leguas  antes  de  llegar  a  la  cuesta  que  llaman  del  Gato,  se  halló  el  cuerpo  del 
dicho  religioso  dominico,  y  junto  a  él  estaba  la  memoria  del  testamento,  tan 
limpia  y  clara  la  letra  de  él,  que  este  testigo  lo  leyó. 

17,  18)  "Que  asimismo  le  consta  la  cantidad  de  indios  que  los  Padres 
redujeron  a  la  fe  católica  con  grandes  diligencias  y  trabajos.  Y  que  este  tes- 
tigo les  decía  a  los  dichos  Padres:  'Estas  sus  ovejitas  (que  así  llamaban  a 
los  indios,  los  Padres)  les  han  de  quitar  la  vida  y  matar  a  Vuestras  Revé- 


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rencias'.  A  lo  cual  le  respondían  a  este  testigo  con  muy  grande  voluntad: 
'Ojalá  eso  sucediera;  que  es  nuestro  deseo,  y  para  nosotros  muy  gran  dicha'. 

19)  "Este  testigo  veía  que  los  bárbaros,  munchos  de  ellos  están  mal  con 
los  Padres  de  la  Compañía,  porque  les  quitaban  sus  ritos  e  idolatrías  que 
tenían,  y  éstos  eran  los  de  más  edad  y  principales  entre  ellos,  lo  cual  este 
testigo  verificó  ser  así,  porque  después  que  los  indios  mataron  a  los  religio- 
sos, tomándoles  a  algunos  de  ellos  y  más  ladinos,  sus  declaraciones  y  con- 
fesiones, para  hacer  justicia  de  ellos  por  el  dicho  delito:  en  estas  declara- 
ciones decían  que  tenían  comunicación  con  el  demonio,  y  que  se  les  aparecía 
y  que  les  hablaba  y  les  decía  matasen  a  los  religiosos  de  la  Compañía  que 
les  enseñaban  la  doctrina;  y  aunque  a  ellos  los  matasen  habían  de  resu- 
citar; lo  que  se  verificó  ser  así  y  en  odio  de  la  fe,  pues  cuando  los  indios 
mataron  a  los  Padres  Religiosos,  luego  empezaron  a  profanar  los  templos  y 
a  hacer  pedazos  las  imágenes.  La  imagen  de  la  Santísima  Virgen  que  es 
la  Advocación  del  pueblo  del  Zape,  la  echaron  a  un  lado  de  un  pozo  de 
agua  que  estaba  junto  al  pueblo  del  Zape;  la  cual  vio  este  testigo  sacar  del 
lodo;  las  demás  imágenes  hechas  pedazos;  y  las  vestiduras  sagradas  profa- 
nadas, poníanselas  a  sus  caballos,  como  las  vio  este  testigo.  Que  los  tales  in- 
dios bárbaros  tienen  grande  aborrecimiento  y  odio  a  la  fe. 

20,  21,  22,  23,  24  y  25)  "Asegura  este  testigo  que  cuando  hallaron  muer- 
tos a  cuatro  de  los  seis  que  conoce  este  testigo  y  eran:  los  Padres  Gerónimo 
de  Moranta,  Juan  Fonte,  Juan  del  Valle,  y  Luis  de  Alavés,  tomaron  lo  que 
allí  hallaron  de  los  dichos  Padres,  guardándolo  y  estimándolo  con  muy  gran- 
de devoción  y  reverencia,  como  reliquia  de  mártires.  Que  milagrosamente  Dios 
N.  S.  guardó  sus  cuerpos  de  las  fieras,  para  que  se  les  diera  sepultura  ecle- 
siástica, pues  acabados  dos  meses  que  los  cuatro  dichos  religiosos  mataron,  se 
hallaron  enteros,  y  este  testigo  los  vio,  sin  faltar  de  su  cuerpo  cosa  ninguna, 
y  sin  que  sus  rostros  y  cuerpos  tuviesen  desemejanza  en  tanto  tiempo,  pues 
cada  uno  de  ellos  fue  conocido  como  si  estuvieran  en  espíritu  vital;  y  con  ser 
la  parte  donde  así  mataron  a  los  Padres,  lugar  de  lobos,  coyotes  y  otras  fie- 
ras del  campo,  y  estar  en  parte  donde  no  había  ganados,  ninguna  de  las  fieras 
llegaron  a  ellos,  porque  este  testigo  lo  vio,  estaban  sin  que  les  faltase  cosa 
ninguna;  vio  además  que  junto  a  ellos  estaban  unos  perros  que  los  guarda- 
ban, y  luego  que  este  testigo  y  los  demás  llegaron,  los  dichos  perros  se  des- 
aparecieron, que  no  parecieron  más  ni  se  supo  dónde  fuesen,  ni  de  qué  se 
hubiesen  sustentado  más  de  dos  meses  que  había  sucedido  la  muerte  de  los 
religiosos.  Este  testigo  vio  que  el  Padre  Luis  de  Alavés  al  tiempo  que  se 
hallaba  muerto  en  cueros  estaba  boca  abajo,  como  los  demás,  rito  acostum- 
brado por  los  indios  de  poner  a  los  cristianos  que  matan  boca  abajo:  el 
Padre  Alavés  tenía  todo  el  rostro  y  frente  desde  el  pecho,  levantado,  miran- 
do al  cielo,  y  lo  propio  la  mano  derecha  y  los  pies  asimismo  levantados  que 


BIOGRAFIA 


185 


sólo  estribaba  en  el  vientre  y  parte  del  pecho.  Y  fue  de  manera  la  veneración 
que  se  tenía  a  los  cuatro  cuerpos  de  estos  religiosos,  que  estando  en  el  pueblo 
del  Zape  ya  para  sacarlos,  distando  el  Zape  de  Durango  50  leguas,  y  toda 
la  tierra  desierta  y  despoblada,  algunos  de  los  soldados  quisieron  volverse  a 
la  Provincia  de  Sta.  Bárbara,  y  entonces  D.  Gaspar  de  Alvear  Capitán  Ge- 
neral, dijo  a  este  testigo:  'Que  se  fuesen  norabuena  los  dichos  soldados,  que 
para  pelear  con  todos  los  indios  bárbaros  (aunque  fuesen  más  que  arenas, 
y  defenderse  de  ellos)  no  quería  más  seguridad  que  llevar  consigo  a  los  cua- 
tro cuerpos  de  los  santos  religiosos". 

(Testimonio  del  Sr.  Vicario  General  de  la  dióc.  de  Durango  D.  Amaro 
Fernández  Pasos.  Durango,  17  de  Marzo  de  1622). 

—       (Agosto  18)   (Del  testimonio  juramentado  del  Sr.  Gobernador  y  Ca- 
pitán General,  que  fue,  de  la  Nueva  Vizcaya,  D.  Gaspar  de  Alvear  y 
Salazar,  habido  en  Durango  el  18  de  Agosto  de  1622)  : 

1)  "Asegura  este  testigo  que  de  los  ocho  Padres  que  mataron  los  tepe- 
huanes,  conoció  y  trató  a  seis,  que  fueron  los  Padres  Hernando  de  Santarén, 
Juan  del  Valle,  Hernando  de  Tovar,  Luis  de  Alavés,  Bernardo  de  Cisne- 
ros  y  Diego  de  Orozco.  Que  no  conoció  a  los  Padres  Juan  Fonte  y  Gerónimo 
de  Moranta. 

4)  "Este  testigo  los  vio  en  su  vida,  decir  Misa  y  celebrar  los  Sacramen- 
tos, que  perseveraban  en  sus  Misiones,  y  que  lo  sabe  por  la  comunicación 
de  cartas  que  con  ellos  tenía,  y  por  haber  hallado  muertos  en  sus  misiones 
a  los  Padres  Juan  del  Valle,  Luis  de  Ala\^s,  Gerónimo  de  Moranta  y  Juan 
Fonte". 

13)  "Este  testigo  ha  oído  decir  al  Capitán  Francisco  de  Vargas,  y  a  otros 
vecinos  de  Guanaceví,  que  los  Padres  Juan  del  Valle,  Luis  de  Alavés,  Ge- 
rónimo de  Moranta,  Juan  Fonte,  eran  Religiosos  muy  penitentes,  tenidos 
por  de  ejemplar  y  santa  vida,  macerando  sus  carnes  severamente  con  ayu- 
nos, cilicios  y  disciplinas,  vigilias  y  dormir  por  los  suelos,  en  las  ocasiones  que 
entraban  en  las  sierras  y  picachos  a  predicar  y  reducir  a  los  indios  bárbaros. 

16)  "Este  testigo  ha  oído  decir  a  algunos  vecinos  de  Guanaceví,  y  en 
especial  al  Capitán  Alonso  de  Quesada,  después  que  mataron  los  indios  a 
los  Religiosos,  que  fue  el  haberle  oído  por  el  mes  de  Enero  de  1617,  que 
el  Padre  Luis  de  Alavés,  después  de  haber  dicho  Misa  en  la  Iglesia  de 
Nuestra  Señora  del  Zape,  donde  tenía  su  asistencia,  estando  dando  gracias 
delante  de  la  propia  imagen,  tuvo  un  modo  de  éxtasis  o  arrobamiento,  y  ha- 
blando consigo  propio  decía:  '¿Es  posible,  Dios  y  Señor  mío,  que  todo  esto, 
ha  de  ser  así  y  que  hemos  de  morir?'  Lo  cual  dijo  a  este  testigo  el  dicho 
Capitán  Alonso  de  Quesada  haber  oído  decir,  y  que  se  lo  habían  dicho  al- 
gunos españoles  de  poca  edad,  que  tenía  en  su  compañía  y  le  ayudaban  a 
decir  Misa". 


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ALAVES,  LUIS,  P. 


17)  "Que  este  testigo  ha  oído  decir  por  muy  público  y  notorio  en  esta 
Ciudad  de  Durango,  y  en  los  Reales  de  Minas  de  Guanaceví,  Indehé  y  de 
San  Andrés^  que  los  Padres  Hernando  de  Santarén,  Gerónimo  de  Moranta, 
Juan  Fonte,  Juan  del  Valle,  Luis  de  Alavés,  Bernardo  de  Cisneros,  y  Diego 
de  Orozco,  habían  convertido  y  apartado  del  camino  de  perdición  y  maldad 
a  los  pecadores  con  sus  buenas  conversaciones,  sermones  y  pláticas. 

19)  "Que  le  consta  a  este  testigo,  que  todos  los  Padres  murieron  por 
odio  que  los  indios  tepehuanes  alzados,  tenían  a  nuestra  santa  fe.  Y  lo  su- 
sodicho se  verifica,  porque  este  testigo  vio  que  los  Padres  Juan  del  Valle, 
Luis  de  Alavés,  Gerónimo  de  Moranta  y  Juan  Fonte,  estaban  muertos  en 
la  Misión  del  Zape,  donde  los  indios  tepehuanes  los  mataron,  a  18  de  No- 
viembre, viernes  por  la  mañana  de  1616;  los  cuales  estaban  en  cueros,  ten- 
didos en  el  suelo;  y  en  particular  el  P.  Luis  de  Alavés,  boca  abajo,  el  ros- 
tro levantado  al  cielo,  cargado  sobre  el  pecho,  con  un  cilicio  en  el  muslo 
derecho,  que  le  tenía  clavado  hasta  los  huesos,  donde  ya  se  metía  el  dicho 
cilicio,  y  con  muy  buen  olor.  Y  que  además  le  consta  por  las  confesiones  to- 
madas a  los  indios  bárbaros,  que  al  tiempo  que  se  echaron  y  empezaron  a 
matar  la  gente,  los  Padres  Juan  del  Valle  y  Luis  de  Alavés  con  algunos 
españoles  y  gente  de  ser\dcio,  que  se  había  recogido  con  su  gente  a  guare- 
cerse, cerraron  la  puerta  de  la  Iglesia  y  Casa,  donde  confesaron  a  todos  los 
que  así  se  recogieron,  y  los  Padres  el  uno  al  otro;  y  habiendo  hecho  esto, 
y  que  viendo  que  los  indios  prendían  fuego  a  la  Iglesia  y  Casa,  se  desnuda- 
ron los  Padres,  de  la  cintura  para  arriba,  y  trayendo  el  P.  Juan  del  Valle 
una  imagen  de  Nuestra  Señora  en  la  mano,  y  el  Padre  Luis  de  Alavés  un 
Cristo,  y  con  disciplinas  en  las  manos,  abrieron  las  puertas  y  salieron  azo- 
tándose y  predicando  a  los  bárbaros,  y  de  esta  mianera  acabaron  sus  vidas". 

20)  "Que  este  testigo  sabe  que  los  Padres  Gerónimo  de  Moranta,  Juan 
Fonte,  Juan  del  Valle  y  Luis  de  Alavés,  cuyos  cuerpos  este  testigo  llevó 
después  desde  el  Zape  a  las  Minas  de  Guanaceví,  fueron  amortajados  por 
los  vecinos  del  Real  con  túnicas  blancas  costosas  y  con  muchos  olores;  que 
los  pusieron  en  sus  ataúdes,  e  intentaron  los  vecinos  de  Guanaceví,  quitarles  de 
sus  miembros  y  cuerpos  pedazos  enteros,  para  tenerlos  por  reliquias,  como 
personas  que  sabían  la  vida,  que  los  dichos  religiosos  hacían.  Este  testigo 
entonces  mandó  guardasen  los  cuerpos  algunos  soldados  que  para  el  efecto 
señaló,  y,  sin  embargo,  por  la  fe  tan  grande  que  con  ellos  tenían  y  las  muer- 
tes que  habían  padecido,  algunos  de  los  vecinos,  les  quitaron  dedos  y  cabe- 
llos. Y  asimismo  vio  que  Diego  Martínez  vecino  de  Guanaceví,  hombre  de 
buena  vida  y  fama  (que  fue  la  persona  que  les  puso  las  túnicas)  todas  las 
veces  que  llegaba  a  ellos,  era  de  rodillas  con  veneración  de  santos". 

21)  Y  que  al  testigo  le  sucedió  lo  siguiente:  "que  estando  con  los  cua- 
tro cuerpos  en  el  pueblo  del  Zape,  para  traerlos  a  Durango  y  darles  debida 


BIOGRAFIA 


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sepultura  eclesiástica,  hubo  en  los  soldados  y  capitanes  aventureros,  resolu- 
ción de  irse  y  dejar  a  este  testigo,  por  no  ir  en  su  compañía  por  la  parte 
que  determinó,  diciendo  era  de  muy  gran  riesgo,  por  la  fuerza  de  los  indios 
alzados,  o  viendo  que  a  la  poca  gente  que  llevaba  se  la  habían  de  matar  y 
estando  en  esta  resolución  los  Capitanes  y  Soldados,  alzó  la  voz  este  testigo 
públicamente  en  presencia  de  todos,  hallándose  cerca  de  su  persona  el  li- 
cenciado Amaro  Fernández  Pasos,  Provisor  de  este  Obispado,  y  los  Capita- 
nes Pedro  Gutiérrez  de  Villanuño  y  Francisco  de  Vargas,  y  dijo  este  testigo: 
'que  se  fuesen  luego  norabuena,  porque  para  seguridad  y  amparo  de  su  per- 
sona y  los  demás  que  querían  ir  con  él,  aunque  viniesen  más  indios  que 
yerbas  tiene  el  campo,  no  se  le  daba  nada,  llevando  en  su  compañía,  como 
llevaba,  cuatro  cuerpos  de  santos  religiosos,  con  lo  cual  este  testigo  se  en- 
comendaba a  ellos  invocándolos  como  a  santos  y  bienaventurados,  para  que 
Dios  le  diese  buenos  sucesos,  como  en  efecto  se  los  dio,  pues  los  tuvo  prós- 
peros y  felicísimos,  en  todos  los  encuentros  que  con  los  indios  alzados  se 
ofrecieron,  y  tanto,  que  mucho  con  esto  los  tepehuanes  se  moderaron". 

(Alvear  de  Salazar,  Gaspar:  Informe  juramentado  sobre  los  mártires  de 
los  tepehuanes.  Durango,  18  de  Agosto  de  1622). 

—  (Agosto  19)  (Información  juramentada  del  Capitán  Alonso  de  Que- 
sada  en  Durango  el  19  de  Agosto  de  1622). 

1)  "Declara  este  testigo  que  de  los  ocho  Padres  que  murieron  a  manos 
de  los  tepehuanes  en  Noviembre  de  1616,  a  los  cuatro  de  ellos  Juan  del  Va- 
lle, Juan  Fonte,  Gerónimo  de  Moranta  y  Bernardo  de  Cisneros,  los  comu- 
nicó y  trató  más  de  catorce  años,  en  las  Minas  de  Guanaceví,  el  Zape  y  San- 
ta Bárbara;  que  a  los  otros  dos:  Luis  de  Alavés  y  Diego  de  Orozco  co- 
municó un  año  en  las  mismas  partes,  por  el  ejercicio  que  hicieron  de  admi- 
nistrar aquellas  gentes  y  que  a  los  dos:  Hernando  de  Tovar  y  Hernando  de 
Santarén,  no  los  comunicó,  aunque  los  conoció  de  vista. 

2  y  3)  "A  la  segunda  y  tercera  preguntas  respondió:  que  conoció  al 
padre  del  Padre  Luis  de  Alavés  que  se  llamaba  Melchor  de  Alavés,  al 
servicio  de  un  Virrey  de  México,  y  le  trató  en  él,  y  tuvo  por  buena  sangre 
y  linaje. 

4)  "Respondió  que  el  Padre  Luis  de  Alavés  había  dicho  a  este  testigo, 
que  tenía  hecha  ya  una  prefesión,  y  que  se  lo  dijo  parlando  los  dos  solos. 

6,  7,  8  y  9)  "Respondió  que  los  conoció  por  hombres  de  mucha  fe,  por 
los  efectos  grandes  que  en  ellos  veía;  y  que  muchas  veces  les  oyó  decir  a 
los  Padres  Juan  del  Valle,  Luis  de  Alavés  y  Gerónimo  de  Moranta,  tra- 
tando de  los  mártires  del  Japón:  '¡Ah!  pluguiese  a  Dios,  se  sirviese  la  Vir- 
gen de  que  muriéramos  mártires  en  esta  tierra!'  Y  esto  oyeron  los  más  ve- 
cinos de  Guanaceví.  Y  otra  vez,  estando  los  dichos  parlando  en  casa  de  este 
testigo,  le  preguntó  al  P.  Luis  de  Alavés,  diciéndole  que  si  quería  ir  a  su 


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tierra,  que  si  aquel  era  el  ánimo  de  morir  mártir.  Le  respondió:  'Que,  cier- 
to, lo  deseaba  con  muy  grande  extremo,  y  que,  si  hasta  entonces  parecía  lo 
había  dicho  de  burlas,  entonces  lo  decía  con  muchas  veras'.  Esto  oyó  doña 
Juana  Mójica,  muger  de  este  testigo. 

10)  "Dijo  que  los  vio  decir  Misa  todos  los  días  con  muy  grande  devo- 
ción y  rezar  sus  Horas  Canónicas,  principalmente  a  los  Padres  Juan  del 
Valle,  Luis  de  Alavés  y  Gerónimo  de  Moranta  que  los  veía  tres  y  cuatro 
horas  de  rodillas,  encomendándose  a  Dios  en  la  Iglesia;  y  que  también  los 
vio  hacer  lo  mismo  yendo  caminando. 

13)  "A  la  décima  tercia  pregunta  dijo:  que  Pedro  de  Quesada  y  Geró- 
nimo de  Quesada,  hijos  de  este  testigo,  le  dijeron  que  los  Padres  Juan  del 
Valle  y  Luis  de  Alavés  dormían  en  unas  tablas,  y  que  tenían  unos  colcho- 
nes para  huéspedes,  de  los  cuales  ellos  jamás  se  aprovecharon;  que  les  veían 
con  unos  cilicios  a  raíz  de  las  carnes  y  levantar  muchas  noches  a  hacer  ora- 
ción; y  esto  saben  porque  estaban  de  propósito  con  los  dichos  Padres  por- 
que gustaba  este  testigo  que  estuviesen  con  ellos,  deprendiendo  su  doctrina 
y  virtud;  y  que  también  le  dijeron  los  dichos  hijos  suyos,  que  les  veían  ha- 
cer muy  grandes  abstinencias  y  que  los  regalos  que  les  enviaban,  se  los  da- 
ban a  ellos  para  que  se  los  comiesen;  y  acaso  una  vez  les  llevaron  a  los 
Padres  una  olla  desabrida  y  sin  sal,  y  que  la  comieron  con  mucho  sabor,  y 
la  alabaron  como  si  fuera  regalo  muy  bueno:  y  que  sabe  que  cuando  iban 
los  Padres  a  las  Misiones  dormían  por  los  suelos,  y  comían  maíz  tostado. 

14)  "Que  los  tuvo  por  muy  castos  y  continentes  por  sus  acciones  y  obras, 
y  que  le  parece  a  este  testigo  ser  una  gran  virtud  poderlo  ser  entre  dichos 
indios,  por  ser  gente  bárbara  que  anda  desnuda;  y  así  les  sería  fuerza  tener 
lucha;  los  cuales  vencían  como  virtuosos  y  buenos;  y  si  otra  cosa  hubiera, 
fuera  imposible  no  divulgarse,  lo  uno  por  la  cortedad  de  las  tierras,  lo  otro 
porque  los  indios  no  saben  callar  nada,  y  lo  dicen  luego. 

15)  "Respondió  que  fuera  de  la  observancia  que  tuvieron  a  los  manda- 
mientos y  consejos  evangélicos,  fueron  muy  obedientes  a  sus  Prelados,  de 
suerte  que  cuando  los  llamaban,  enviaban  o  mandaban  alguna  cosa,  la 
ponían  en  ejecución  con  brevedad  y  presteza;  pero  singularmente  sabe  que 
queriéndole  regalar  al  Padre  Luis  de  Alavés  este  testigo  y  su  muger,  res- 
pondió que  daría  parte  de  esto  a  su  Prelado;  y  otras  habiéndole  dado  un 
pequeño  presente  al  Padre  Alavés,  les  vino  a  dar  las  gracias  el  P.  Rector 
(Juan  del  Valle),  y  teniéndolo  a  novedad  la  muger  del  dicho  testigo,  que 
les  diese  gracias  de  lo  que  a  él  no  le  habían  mandado:  respondió  que  el 
mismo  Padre  Alavés  lo  había  dicho,  por  ser  constitución  y  orden  entre 
ellos:  y  de  aquí  sacaba  la  mucha  obediencia  que  tenían  los  Padres. 

16)  "A  la  décima  sexta  respondió  que  no  sabe  si  los  dichos  Padres  tu- 
vieron revelaciones  o  éxtasis:  pero  que  los  dos  hijos  suyos,  que  dicho  tiene 


BIOGRAFIA 


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que  los  tenía  con  los  Padres,  le  contaron  cómo  yendo  una  vez  con  el  Padre 
Luis  de  Ala\'t;Sj  y  llevándole  una  vela  delante,  después  de  haber  cenado  iba 
a  orar:  le  vieron  que  tuvo  un  temblor  muy  grande,  y  se  estuvo  elevado  un 
rato,  y  que  de  suerte  tuvieron  miedo,  por  ser  entonces  de  poca  edad,  que 
el  uno  tenía  doce  años  y  el  otro  diez,  que  si  pudieran  salir  huyendo,  lo  hi- 
cieran. Díjoles  este  testigo  que  le  preguntasen  al  Padre  lo  que  había  sido 
aquello,  y  haciéndolo  así  ellos  y  preguntándoselo,  respondió  el  Padre  que  no 
había  sido  nada;  y  tiene  para  sí  este  testigo  que  esta  fue  revelación  del  cie- 
lo, porque  esto  fue  cuatro  meses  antes  de  que  muriese,  y  este  Padre  era  te- 
nido en  su  opinión  por  un  santo  varón.  Y  además  de  esto,  muchos  meses 
antes  que  muriese,  convidaba  a  Gerónimo  de  Quesada,  hijo  mayor  de  este 
testigo  para  que  fuese  mártir  con  él,  y  le  llamaba  'mi  Capitán'.  Y  él  cobró 
tanto  amor,  que  este  testigo  envió  luego  a  que  estuviese  con  el  dicho  Padre, 
y  que  esto,  y  la  razón  que  dijo  aquella  noche  el  Padre  Alavhés:  'Válgame 
Dios,  que  todo  eso  hemos  de  pasar',  daba  indicios  que  fue  revelación;  demás 
que  otra  vez  estando  los  dos  en  el  Zape,  en  la  Iglesia  de  la  Compañía,  mi- 
rando una  estampa  de  mártires,  el  Padre  Alavés  dijo:  'Mira,  Gerónimo, 
cuando  muramos  los  dos,  mártires,  llenaremos  estos  dos  cuadros:  aquí  me 
pondrán  a  mí;  y  aquí  te  pintarán  a  ti'.  Y  esto  contó  el  dicho  Gerónimo  al 
dicho  su  padre  y  madre.  Y,  aunque  entonces  lo  tuvieron  por  cosa  de  risa, 
después  vieron  que  salió  verdad:  porque  todos  aquellos  cuatro  meses,  las 
veces  que  venía  a  visitar  al  dicho  testigo  y  muger,  le  decía  a  su  hijo,  si  le 
había  de  cumplir  la  palabra;  y  tres  días  antes  que  muriese  le  envió  muchos 
papeles  a  su  hijo,  llamándole;  y  este  testigo  le  impedía  que  fuese,  y  le  res- 
pondió algunos  de  esos  papeles,  disculpándole  porque  no  podía  ir  por  te- 
nerlo ocupado  entonces;  hasta  que  por  la  mucha  instancia  del  dicho  Padre 
Alavés,  se  lo  envió,  y  yendo  en  el  camino  encontró  un  indio  arriero  que  le 
iba  acompañando;  y  más  adelante  un  mulatillo  que  venía  corriendo,  y  pre- 
guntádole  qué  traía,  y  el  arriero  no  se  atrevió  a  pasar  adelante,  y  pasaron 
el  muchacho  y  el  dicho  Gerónimo  de  Quesada,  y  llegó  al  Zape,  donde  estaba 
esperando  el  Padre  Luis  de  Alaxtlís,  y  de  allí  murieron  ambos,  con  otros. 
Y  esto  es  público  y  notorio  porque  los  hallaron  allí  muertos. 

19)  "Respondió  que  porque  estos  Padres  les  quitan  sus  idolatrías,  casa- 
mientos y  ritos,  llegaron  a  estar  tan  aborrecidos  por  los  indios,  que  tiene  para 
sí  este  testigo,  fuese  ésta  la  principal  y  más  fuerte  razón  para  que  les  quita- 
sen las  vidas.  Y  esto  sabe  porque  llegando  los  soldados  a  la  Iglesia  del  Zape, 
halló  la  Iglesia  destruida  y  robada;  y  las  imágenes  quebradas  y  echadas  en 
algunos  lugares  indecentes  y  este  testigo  sacó  algunos  pedazos  de  estas  imá- 
genes como  una  mano  de  un  Cristo,  la  cabeza  de  la  imagen  de  Nuestra  Se- 
ñora. Y  esto  vieron  todos  los  presentes  y  es  pública  voz  y  fama,  y  que  las 
vestiduras  sacras  y  frontaleros  vio  este  testigo  que  los  traían  sobre  los  caba- 


190 


ALAVES,  LUIS,  P. 


líos  y  cubiertos  con  ellos  y  por  banderas,  haciendo  grande  escarnio  de  ellas: 
de  que  colige,  fue  todo  en  odio  de  la  fe,  y  aunque  este  testigo  no  vio  morir 
a  ninguno  de  los  Padres,  tuvo  noticia  que  habían  muerto  piadosamente  y 
con  grande  ejemplo  de  cristiandad,  principalmente  el  Padre  Juan  del  Valle 
y  Luis  de  Alavés,  de  quienes  le  contó  a  este  testigo,  una  india  cristiana  la- 
boria  del  Zape,  que  habiendo  empezado  ese  alboroto,  salieron  los  dichos  Pa- 
dres a  quererlo  aplacar,  y  fueron  tantas  las  flechas  que  les  tiraron  los  indios, 
que  se  recogieron  a  la  Casa  del  Padre  Rector,  y  allí  los  cercaron  y  pusieron 
fuego;  y  de  allí  a  poco  rato,  los  vio  salir  desnudos  de  la  cintura  arriba,  con 
unas  disciplinas  azotándose  y  un  Cristo  en  las  manos  y  les  predicaban;  y 
entonces  los  indios  los  mataron,  y  que  esto  hicieron  obedeciendo  a  un  ídolo 
que  ellos  tenían  por  dios,  el  cual  les  mandaba  que  los  matasen,  y  les  decía 
que  si  alguno  de  los  indios  muriera,  había  de  resucitar  dentro  de  siete  días: 
que  esto  se  tenía  por  público  y  notorio,  por  la  confesión  que  hicieron  los  mis- 
mos indios  cuando  los  castigaron. 

20)  "Ya  esta  pregunta  respondió  que  este  testigo  tiene  un  relicario  del 
Padre  Juan  del  Valle  que  le  envió  con  el  Padre  Luis  de  Alavés  en  pago 
de  la  amistad  que  le  tenía,  la  cual  presea  dijo  estimaba  mucho;  fuera  de 
ser  ella  de  estima  por  sí,  por  reliquia  particular  que  había  traído  el  dicho 
Padre;  y  también  oyó  decir  al  Capitán  Diego  de  Heredia  que  tenía  un  dedo 
y  un  hueso  de  los  dichos  Padres,  los  cuales  el  dicho  Capitán  respeta  y  ve- 
nera como  reliquias  de  mártires;  y  fuera  de  esto,  cuando  este  testigo  los  vio 
muertos,  que  el  año  de  1616,  a  19  de  Noviembre,  los  halló  desnudos  en  el 
campo,  en  el  Zape;  que  fue  a  propósito  a  buscarlos,  con  nombramiento  de 
Capitán  de  guerra,  que  le  dio  D.  Gaspar  de  Alvear  y  Salazar,  Gobernador 
de  este  reino  a  la  sazón,  y  viéndolos  así  desnudos,  les  llevó  mortajas  conque 
componerlos  decentemente;  y  después  oyó  decir  que  en  esta  Ciudad  de  Gua- 
diana, los  vecinos  de  ella  les  habían  quitado  algunos  pedazos  de  sus  cuer- 
pos cuando  quedaron  amortajados  y  aun  pedazos  de  sus  manos.  Esto  oyó 
decir  el  Capitán  Pedro  de  Heredia. 

21)  "Dice  que  su  devoción  de  este  testigo  es  tanta  con  los  dichos  Pa- 
dres, que  muchas  veces,  encomendándose  a  Dios,  los  pone  por  intercesores, 
porque  tiene  por  cierto,  que  están  gozando  de  Dios;  y  lo  mismo  hace  la 
muger  de  este  testigo,  cuando  los  nombra  e  invoca,  que  es  con  veneración  y 
respeto,  llamándolos  santos  mártires. 

22)  "Respondió  que  la  opinión  y  fama  de  los  dichos  Padres  está  siempre 
en  pie  y  cada  día  va  creciendo  más;  y  ha  oído  decir  que  muchos  de  los  que 
pasan  por  aquel  lugar  los  veneran  y  besan  la  tierra,  porque  los  tienen  por 
verdaderos  mártires,  a  causa  de  que  cuando  los  hallaron  muertos,  estaban 
con  muy  hennosos  colores  en  el  rostro,  al  cabo  de  dos  meses,  y  sin  mal  olor 
de  corruptibilidad;  y  esto  vio  este  testigo,  con  otros  muchos  que  iban  con  él". 


BIOGRAFIA 


191 


(Información  del  Cap.  Alonso  de  Quesada^  verificada  en  Durango  el 
19  de  Agosto,  1622). 

—  (Oct.  8)  "El  testigo  D.  Francisco  García,  interrogado  en  Guanaceví 
el  8  de  Octubre  de  1622,  dice  que  él  ha  oído  a  Toribio  Gutiérrez, 

que  tiene  un  pedazo  de  la  oreja  (?)  del  Padre  Luis  de  Alavés,  y  que  él  ve- 
nera por  reliquia  de  santo,  por  la  gran  certificación  que  tiene,  que  lo  fue, 
y  que  todos  lo  respetan  a  redor". 

—  (Oct.  8)  "Asimismo  en  Guanaceví  el  testigo  Baltasar  de  Monzón,  in- 
terrogado en  la  misma  fecha  de  8  de  Octubre  de  1622,  declara  que 

entendió  que  el  Padre  Luis  de  Alavés,  tuvo  revelación  del  alzamiento  y 
muerte  suya  y  de  los  demás  compañeros,  porque  había  dicho  públicamente 
el  dicho  Padre,  que  pidió  que  un  muchacho  que  traía  consigo,  que  era  hijo 
del  Capitán  Alonso  de  Quesada,  que  se  animase  a  miorir  con  él  por  Jesucris- 
to; y  que  además  de  esto  ha  oído  decir  que  el  dicho  Padre,  estando  en  el 
pueblo  del  Zape,  como  tenía  costumbre  de  visitar  tres  veces  cada  noche  a 
Nuestra  Señora;  una  noche  estando  en  este  ejercicio,  le  vieron  hablar,  mi- 
rando a  Nuestra  Señora,  y  espantándose,  que  le  oyeron  responder:  'Pues  yo, 
a  dónde  tengo  que  ir?  Aquí  estaré'  y  otras  razones  de  donde  se  colige  y  hay 
presunción  que  fue  sabidor,  de  lo  que  después  sucedió;  y  que  hace  fuerza  a 
esto,  el  haberse  confesado  en  este  Real  de  Guanaceví  un  Religioso  de  la  Or- 
den de  Santo  Domingo,  y  que  éste  pretendió  salir  de  este  Real  con  muy 
grandes  veras,  e  hizo  testamento,  como  si  luego  hubiera  de  morir;  y  que 
cuando  le  hallaron,  se  halló  este  testamento;  de  donde  se  coligió  y  entendió 
el  común  sentir  de  todos,  que  el  dicho  Padre  Alavés,  le  había  revelado  en 
confesión,  lo  que  se  entiende  que  hubo  del  dicho  alzamiento". 

—  "El  testigo  Juan  de  Acosta,  interrogado  en  Indehé  el  14  de  Octubre 
de  1622,  dice  "que  conoció  a  muchos  deudos  del  Padre  Luis  de 

Alavés,  en  Tehuacán  y  Oaxaca,  gente  muy  noble  y  católica'." 

1631   (Oct.  5)  Testimonio  que  dio  el  P.  Juan  López  Procurador  General 
de  la  provincia  de  Filipinas,  para  Roma,  en  el  Noviciado  de  Te- 
potzotlán,  en  5  de  Octubre  de  1631,  acerca  de  la  santidad  de  los  santos 
mártires,  muertos  por  los  tepehuanes  el  año  de  1616: 

"Siendo  yo  Rector  de  la  Residencia  de  Carigara,  de  la  isla  de  Leyte, 
Provincia  dfe  Filipinas,  residiendo  en  el  pueblo  de  Jaro,  me  hallé  en  una 
aflicción  espiritual  (que  me  daba  mucha  pena  y  me  duró  algunos  días) ; 
por  el  mismo  tiempo  había  llegado  el  Anua  de  esta  Nueva  España,  y  leídos 
en  la  dicha  Residencia  el  martirio  y  virtudes  de  los  ocho  santos  mártires,  a 
los  cuales  con  grande  esperanza  de  alcanzar  remedio,  me  encomendé,  te- 
niéndolos verdaderamente  por  mártires  de  Jesucristo,  que  estaban  gozando 
de  Dios,  con  palmas  y  coronas  de  martirio;  y  por  haber  conocido  y  tratado 


192 


ALAVES,  LUIS,  P. 


familiarmente  a  los  cinco  de  ellos,  que  son  el  P.  Gerónimo  de  Moranta,  P. 
Bernardo  de  Cisneros,  y  Padre  Diego  de  Orozco,  que  pasamos  juntos  de  Es- 
paña a  esta  tierra,  en  una  nave,  el  año  de  1605;  y  al  Padre  Luis  de  Alavés, 
que  fuimos  condiscípulos  el  tercer  año  de  Artes;  y  al  Padre  Hernando  de 
Tovar  que  era  estudiante  teólogo,  cuando  yo  estaba  en  el  Colegio  de  Mé- 
xico: y  reconocí  en  todos  muchas  virtudes  religiosas;  y  así  hablando  con 
ellos  como  con  hermanos  y  conocidos,  pero  con  grande  reverencia  y  respeto, 
les  supliqué  me  alcanzasen  de  Nuestro  Señor,  remedio  para  lo  que  sentía: 
y  fue  cosa  maravillosa,  que  apenas  les  hice  oración,  cuando  sentí  en  mi  co- 
razón y  pecho,  gran  consuelo  y  quietud,  que  m.e  pareció  que  se  me  había 
quitado  como  con  la  mano,  toda  la  aflicción  que  sentía;  con  tan  gran  sa- 
tisfacción de  que  se  me  había  concedido  por  ellos  esta  merced,  que  otras 
muchas  veces  los  he  tomado  por  abogados,  confiando  alcanzar  nuevas  mer- 
cedes de  Nuestro  Señor;  y  desde  entonces  hice  propósito  (mostrándome  agra- 
decido) de  hacer  esta  declaración  para  gloria  de  Dios  y  honra  de  estos  san- 
tos mártires,  como  la  hago  ahora,  firmándola  de  mi  nombre,  dispuesto  a 
hacerla  en  cualquier  tribunal  que  fuere  requerido  para  ello.  Fecho  en  Te- 
potzotlán,  en  5  de  Octubre  de  1631.  Juan  López  (S.  J.).  Soy  testigo:  Fran- 
cisco de  Urbina  (S.  J.).  Soy  testigo:  Diego  de  Yepes  (S.  J.)". 

Nota:  En  el  Museo  Nacional  hay  un  cuadro  que  representa  al  P.  Luis  de 
Alavés,  que  debe  ser  el  que  estaba  en  el  Colegio  Real  de  San  Il- 
defonso, y  en  un  lado  tiene  esta  inscripción:  "El  Venerable  Padre 
Luis  de  Alabes  (sic).  Colegial  Seminarista  en  este  Real  Colegio. 
Varón  ilustre  en  la  exacta  observancia  regular  y  celo  de  la  salvación 
de  las  almas.  Mereció  morir  a  manos  de  los  bárbaros  tepehuanes  en 
odio  de  la  Fee  que  les  predicaba,  traspasado  de  saetas".  Y  el  H.  Nov. 
Esc.  Enrique  Ureña,  S.  J.  dibujó  su  martirio  a  pluma  y  se  halla  en 
la  página  148  de  Compendio  Histórico  de  la  C.  de  J.  en  México, 
del  P.  Z. 

1647  "En  el  derrumbe  del  templo  de  la  Compañía  en  Durango.  .  .  desen- 
terrándose los  cuerpos  de  los  benditos  padres  que  habían  muerto  a 
manos  de  los  tepehuanes,  se  halló  el  del  Padre  Luis  de  Alavés,  entero,  con 
la  piel  enjuta,  el  rostro  levantado  al  cielo,  y  formando  con  la  mano  derecha, 
la  señal  de  la  cruz.  Estos  cuerpos  se  depositaron  después  en  la  JSanta  Igle- 
sia, donde  hoy  descansan".  (Alegre:  t.  II,  p.  271). 

—  "Cuando  el  año  de  1647,  se  derrumbó  la  iglesia  nuestra  de  Durango, 
los  benditos  cuerpos  de  los  padres  que  por  la  predicación  del  Evan- 
gelio murieron  en  1616  a  mano  de  los  apóstatas  tepehuanes,  estaban  depo- 
sitados debajo  de  un  altar  colateral  de  la  iglesia  caída.  Estos  se  sacaron  des- 
pués, y  haciéndose  unas  cajitas  de  madera  en  que  se  fueron  depositando.  Y 


REFERENCIAS  BIOGRAFICAS 


193 


el  cuerpo  de  uno  de  estos  benditos  mártires,  que  fue  el  del  P.  Luis  de  Ala- 
vés, se  halló  en  la  misma  forma  que  después  de  la  guerra  de  los  tepehua- 
nes:  el  cuerpo  entero  y  la  piel  enjuta,  pero  ahora  repararon  que  tenía  el 
rostro  levantado  al  cielo  y  formada  la  cruz  con  la  mano  derecha;  y  así 
para  depositarlo,  se  hizo  en  forma  de  ataúd  su  caja  particular,  y  con  los 
demás  se  colocó  debajo  del  altar  de  la  iglesia  que  se  dispuso  de  nuevo".  (Pé- 
rez Rivas:  Crón.,  t.  II,  pp.  250-1). 

1696  "Roma,  28  de  Julio  de  1695".  (De  una  carta  del  P.  Gen.  Tirso  Gon- 
zález, al  P.  Prov.  Juan  de  Palacios)  :  "El  P.  Ensebio  Francisco  Kino 
me  dice  que  iba  escribiendo  la  vida  del  V.  P.  Saeta.  .  .  y  que  añadiría  tam- 
bién las  de  los  ocho  mártires  de  los  tepehuanes",  y  las  de  los  demás. 

Referencias  biográficas 

1  Alegre,  Francisco  Javier,  S.  J.,  Hist.  de  la  C.  de  J.  en  N.  E.,  t.  II, 
Méx.  1842,  pp.  85,  89-91,  271. 

1  ^'^^  Alegre-Burrus,  Ernest,  S.  J.,  Hist.  de  la  Prov.,  t.  II,  Roma,  1958, 
pp.  275-6,  282. 

2  Andrade,  Vicente  de  P.,  Canon.  Ensayo  Bibliográfico  Mexicano  del 
S.  XVII,  2a.  ed.  Méx.  1899,  No.  134,  p.  171. 

3  Alvear,  Gaspar,  Capitán,  "Relación  Breve  y  sucinta  de  los  sucesos  que 
ha  tenido  la  guerra  de  los  Tepehuanes,  de  la  Gobernación  de  la  Nueva 
Vizcaya  desde  el  15  de  Noviembre  de  1616,  hasta  el  16  de  Mayo  de 
1618",  dirigida  a  D.  Felipe  III.  (Hállase  en  Sevilla.  Archivo  de  Indias: 
66-6-17). 

4  Alvear  y  Salazar,  Gaspar  de,  Gobernador  y  Cap.  General  de  la  Nue- 
va Vizcaya.  Su  infonne  en  Durango  el  18  de  Agosto  de  1622. 

5  Archivo  General  de  la  Nación  México.  Historia. 

6  Archivo  Prov.  Méx.  Merid.  (1960).  Documentos  Mss.  "Relación  breve", 
APA-G.  IX-I  (1524). 

7  Arnaya,  Nicolás,  S.  J.,  Anua  de  1616,  suscrita  en  México  el  18  de 
Mayo  de  1617,  80  páginas:  sobre  el  levantamiento  de  los  tepehuanes 
en  1616. 

8  AstrÁin,  Antonio,  S.  J.,  Hist.  de  la  C.  de  J.  en  la  Asist.  de  España,  t.  V, 
Madrid,  1916,  pp.  345,  347,  713. 

9  Boletín  Arch.  Gen.  Noc.  (Méx.  1942),  t.  XIII,  No.  1,  p.  196;  t.  XIII, 
No.  3,  p.  498. 

10  BoNiFAz,  Luis,  S.  J.,  Relación  de  las  exequias  de  cuatro  Padres,  de  los 
Mártires  de  los  Tepehuanes,  Guadiana,  Febrero  de  1617. 


194 


ALAVES,  LUIS,  P. 


10  BuRRUS,  Ernest  J.,  S.  J.,  Correspondencia  del  P.  Kino  con  los  Gene- 
rales. México,  Jus,  1961,  p.  41. 

10 1^"^  Cardoso,  Joaquín,  S.  J.,  Sangre  en  los  Tepehuanes,  México,  1948, 
242  pp. 

11  Cuevas,  Mariano,  S.  J.,  Hist.  de  la  Igl.  en  Méx.,  3a.  ed..  El  Paso,  1928, 
pp.  359,  371,  373,  374  (lámina),  531-32,  559,  561;  t.  V,  p.  479. 

12  Decorme,  Gerardo,  S.  J.,  Menologio  Ms.  de  1934  y  1940,  p.  322.  Elogio 
del  P.  Alavés,  p.  46. 

—  "Nuestros  Mártires",  Art.  en  Nuestra  Vida,  t.  VI,  p.  143-46,  Méx.  1942. 

—  Misioneros  Mártires  de  la  C.  de  J.  en  México,  Méx.  Buena  Prensa,  1944, 
35  páginas;  en  la  "Colección  Compañía  de  Jesús",  folleto  No.  2. 

—  Mártires  jesuitas  de  la  Provincia  de  México,  Guadalajara,  1957,  pp.  41-56. 

13  Diccionario  Universal  de  Hist.  y  Geograf.,  t.  I,  Apéndices.  Méx.  1855, 
Art.  Alavés,  Luis,  firmado  por  J.M.D.  (José  Mariano  Dávila),  pp.  138- 
139;  t.  II,  México,  1853,  Art.  "Colegio  San  Ildefonso",  p.  393;  t.  III, 
México,  1856,  pp.  540  y  542,  Art.  "Tepehuanes". 

13  DuNNE,  Peter  Masten,  S.  J.,  Pioneer  Jesuits  in  Northern  México, 
Berkeley,  Calif.,  1944. 

14  Fernández  Pasos,  Amaro  (Vicario  General  de  la  Diócesis  de  Nueva 
Vizcaya),  Información  en  Durango  17  Agosto  de  1622. 

15  Figueroa,  Francisco,  S.  J.,  Memorial  al  Rey  Felipe  III,  en  4o.,  12  hojas. 
Año  1617.  Que  comienza:  "Señor:  Francisco  de  Figueroa  de  la  C.  de  J., 
Procurador  de  las  Provincias  de  Indias,  dize:  'Que  por  quanto  acerca  del 
alzamiento  y  rebelión  de  los  indios  tepehuanes,  zinaloas  y  otras  naciones, 
que  sucedió  por  fin  del  año  de  mil  y  seiscientos  y  diez  y  seis,  se  han  espar- 
cido varias  relaciones,  mezclándose  en  ellas  algunas  cosas  que  causan  con- 
fusión'.  .  ." 

16  Florencia,  S.  J. -Oviedo,  S.  J.,  Zodíaco  Mariano,  México,  1755,  p.  322; 
Menologio,  Méx.  1747,  Nov.  18. 

17  Gay,  t.  II,  p.  199  y  lib.  X,  cap.  34. 

17  Gutiérrez  Casillas,  José,  S.  J.,  Santarén,  Conquistador  pacífico, 
Guadalajara,  1961,  p.  181. 

18  Iguíniz,  Juan  B.,  Bibliografía  de  escritores  de  la  C.  de  ].,  Provinciae 
Mexicanae,  Méx.  1945,  pp.  208,  213-14. 

19  LiGNANO,  Francisco,  S.  J.,  Relación  de  la  muerte  de  los  Mártires  de  los 
Tepehuanes;  fechada  el  12  de  Febrero  de  1617,  y  dirigida  al  P.  Asistente. 
Llena  8  páginas  en  folio. 

20  M.  B.  (Manuel  Berganzo),  Diccionario  geográfico  estadístico  de  la  Rep. 
Méx.,  1875,  t.  III,  p.  559,  Art.  "Colegios". 

21  Mensajero  del  Sagrado  Corazón  de  Jesús,  México,  2a.  serie,  XXVIII,  pp. 
41-53,  México,  1901. 


REFERENCIAS  BIOGRAFICAS 


195 


22  Mexicana  4,  ff.  190r.  Varia  Historia  11.  Y  ''Epist.  Generalium". 

23  Montano,  Menenio,  Celebra  al  P.  Alavez  con  un  ''Epigrama  Latino" 
que  trae  el  P.  Nieremberg,  t.  II,  p.  369. 

24  NiEREMBERG,  JuAN  EusEBio,  S.  J.,  Varones  Ilustres  de  la  C.  de  ].,  2a.  ed. 
Bilbao,  1889,  t.  III,  México.  "Vida  de  los  PP.  Juan  del  Valle  y  Luis  de 
Alavés,  pp.  564-69.  Y  cf.  p.  372:  PP.  Juan  Fonte  y  Jerónimo  de  Mo- 
ranta. 

25  Nuestra  vida,  Revista  Misional  de  México,  1942,  t.  VI,  pp.  143-46. 

26  PÉREZ  DE  RivAS,  Andrés,  S.  J.,  Historia  de  los  Triumphos  de  Na.  Fe., 
c.  18,  III,  pp.  232-35;  II,  p.  251.  Crónica  II,  251. 

27  Proceso  Jurídico  de  los  ocho  Padres  muertos  por  los  Tepehuanes  en  No- 
viembre de  1616  formulado  en  Durango  el  año  1617. 

28  QuESADA,  Alonso  de  (Capitán).  Su  declaración;  Durango,  19  de  Agosto 
de  1622. 

29  Roca,  Ildefonso,  S.  J.,  El  Mártir  Padre  Juan  Fonte  de  la  Compañía  de 
Jesús,  Barcelona,  libr.  relig.,  1924.  pp.  12  y  13. 

30  SÁNCHEZ  Baquero,  Juan,  S.  J.,  Fundación  de  la  C.  de  J.  en  N.  E.,  Méx., 
Edit.  Patria,  1945,  p.  80. 

31  Synopsis  Hist.  S.  J.  Ratisbonae,  1914,  Pustet.  Columnas  654  y  665. 

32  Uriarte,  José  Eugenio,  S.  J.,  Anónimos  y  seudónimos,  t.  IV,  Madrid, 
1914,  No.  5539. 

33  Veres  Acevedo,  Laureano,  S.  J.,  Providencial  hallazgo  de  los  sagrados 
restos  de  tres  mártires  de  la  C.  de  J.:  los  Padres  Gonzalo  de  Tapia,  Jeróni- 
mo de  Moranta  y  Luis  de  Alavés. 

34  Vitelleschi,  Mucio,  S.  J.,  Carta  al  P.  Prov.  Nicolás  de  Arnaya,  Roma, 
2  de  Abril  de  1618. 

35  Woodstock  Letters.  XXX,  No.  1,  p.  75,  Mayo  1901. 

H.  C.  MATEO  ALBANO  (error,  es  Arbano) 
(1557-1650  [Napolitano])   (f  93) 

Biografía 

1557  Nació  en  Nápoles.  (Lista  de  embarque  de  1594).  "Natus  in  Brachea- 
lano,  diócesis  Salernensis".  (Cat.  1595). 

1585  Ingr.  1585.  Sacristán  y  otros  oficios.  C.  T.  Form.  desde  el  24  de 
Febr.,  1595.  (Cat.  1595,  No.  136)   (Méx.  4.  76)   (González  de  Cos- 
sío,  Francisco;  Ensayo,  p.  34). 


196 


ALBANO,  MATEO,  H.  C. 


1594  (Jul.  20)   "Embarcan  en  Sanlúcar  de  Barrameda  a  20  de  Julio  de 
1594  con  el  P.  Esteban  Páez  y  36  más.  Hermano  Matheo  (sic)  de 

la  Provincia  Romana  de  edad  de  27  años,  y  10  de  Compañía".  (Luego  entró 
el  a.  1584)  (De  la  Lista  de  embarque  del  20  de  Jul.  1594,  bajo  el  Núm.  35) 
(AGSJ.  Roma  Arch.  Gen.  S.  J.)  (Méx.  4,  64).  "Neapolitanus.  Buena  salud. 
Coadj.  temp.  para  todos  los  oficios.  Coadj.  Form.  hace  un  mes"  (en  Jun. 
1594.  Ultimos  Votos)  (Cat.  de  los  que  vinieron  en  la  flota  de  España,  A. 
1594,  No.  263)  (Arch.  Gen.  S.  J.  Roma)  (Méx.,  4,  f.,  87).  "Ingenio  bueno, 
juicio  rendido  y  asentado:  prudencia  bastante.  Experiencia,  en  varias  cosas, 
alguna.  Carácter:  colérico,  mortificado.  Talento  para  todos  los  Oficios  de 
casa".  (Cat.  2o.)  1594,  No.  263  (Méx.  4,  p.  89).  "Fue  destinado  al  Col.  de 
Puebla".  (AGSJ)   (Méx.  4,  67). 

1595  "Natural  de  Brachedlano  (sic),  Dioec.  Salernensis,  de  30  (sic)  años. 
Sano.  Coadjutor  formado  en  1595".  (Cuaderno  Ms.  de  "Formación 

HH.  CC",  1595)    (Invent.)  (1582-1623). 

1600  "En  el  Col.  de  Puebla;  34  a.  de  edad.  Salud,  buena.  Coad.  Form. 
1585  hizo  los  votos  simples".  (Cat.  de  1600,  No.  140)  (AGSJ.  Roma) 

(Méx.  4,  116) 

1601  (Abril  20)  "Por  fin  desta  carta,  encomiendo  a  V.R.  (P.  Feo.  Váez) 
al  Hermano  Matheo  Albano,  que  está  en  la  Puebla,  es  virtuoso  y  mo- 
desto, y  creo  que  está  algo  desconsolado.  V.R.  le  hable  y  consuele,  y,  si 
fuere  menester  mudarle  donde  se  halle  mejor,  le  haga  la  charidad.  Dios  se 
la  dé  a  V.R.  muy  abundante".  (Aquaviva  a  Váez,  Roma,  20  Abr.,  1601) 
(Arch.  Provinciae  Méx.  Cartas  de  los  Generales)   (APM.  Mise.  H,  f.,  7v). 

1604  "En  el  Col.  de  México;  de  39  años".  Lo  demás  idem.  (Catal.  1604, 
No.  112)   (AGSJ.  Roma)   (Méx.,  4,  151). 

1607  "De  42  años,  salud  buena.  Ad  domestica".  Lo  demás  idem.  (Catal. 
1607,  No.  80)   (AGSJ,  Roma)   (Méx.,  4,  172). 

1614  "En  la  Res.  de  Guatemala,  de  47  de  edad.  Salud,  buena.  Oficios  do- 
mésticos". (Catál.  1614,  No.  261)  (Méx.  4,  220v) .  "Salud,  mediana. 
Juicio:  mediocre,  y  muy  tenaz.  Talento  mediano.  Alguna  experiencia.  Ca- 
rácter: colérico,  melancólico.  Ad  domestica".  (Catál.  1614,  No.  261)  (Méx. 
4,  220v)  (AGSJ). 

1620  "En  el  Col.  de  Guatemala.  De  54  de  edad.  Salud,  buena;  de  Comp., 
37.  Oficios  domésticos".    (Catál.   1620,  No.  271)    (Méx.  4,  253) 
(AGSJ,  Roma). 

1626  "En  el  Col.  de  Guadalajara;  de  60  años;  43  de  Compañía.  Oficios 
domésticos".  (Catál.  1626,  No.  276)   (Méx.  4,  280v)  (AGSJ,  Roma). 


BIOGRAFIA 


197 


1632  "En  el  Col.  de  Zacatecas;  de  70  años,  y  48  de  Compañía.  Enfermo. 

Oficios  domésticos".  (Catálog.  1632,  No.  313)  (Méx.  4,  309)  (AGSJ, 
Roma) . 

1638  "En  el  Col.  de  S.  Ildefonso  de  México.  De  74  años,  y  56  de  Comp. 

Officia  domestica,  optime  exercuit".  (Cat.  1638,  No.  120)  (Méx.  4, 
322).  "Ingenium,  judicium  et  prudentia,  mediocris  (?).  Experient.  aliqua. 
Carácter:  colérico  melancólico.  Talentum:  ad  aliqua.  Off.  domest.".  (Cat. 
1638,  No.  120)   (Méx.  4,  339). 

1648  "En  el  Colegio  de  México.  De  90  de  edad  y  64  de  Comp.  Salud,  muy 
débil,  etc.  Impeditus  ad  omnia  prae  nimia  senectute".  (Cat.  ms.  1648, 
No.  99)  (AGSJ)  (Méx.  4,  382  y  402). 

1650  "En  el  Col.  de  México.  De  92  a.  y  66  de  Comp.  De  muy  débiles  fuer- 
zas. Ingenio  y  juicio  bueno;  prudencia,  suficiente;  larga  experiencia. 
Carácter:  colérico.  Impedido  por  la  edad".   (Cat.   1650,  No.  90)  (AGSJ, 
Roma)  (Méx.  4,  458). 

Referencias  biográficas 

1  Aquaviva,  Claudio,  S.  J.,  Carta  al  P.  Prov.  Franc.  Váez,  Roma,  20 
Abr.,  1601. 

2  Arch.  Prov.  Méx.  Mss.  Cartas  de  los  Generales.  (Isl.  Coll.,  1935). 

3  Arch.  Gen.  S.  J.  (Roma). 

4  Catálogos  de  la  Prov.  Méx.,  1594,  1595,  1600,  1604,  1607,  1614,  1620, 
1626,  1632,  1638,  1648,  1650. 

5  Cuaderno  Ms.  de  "Formación  de  HH.  CC".  (1582-1623). 

6  Invent.,  Arch.  Prov.  Méx.  (1767). 

7  González  de  Cossío,  Francisco,  Ensayo  bibliográfico  de  los  catálogos 
de  sujetos  de  la  Comp,  de  ].  en  N.  E.,  México,  1946,  p.  34. 

8  Lista  de  los  Padres  y  Hennanos  que  se  embarcaron  en  Sanlúcar,  20  Jul., 
1594.  (Con  el  P.  Esteban  Páez  y  36  más). 

9  Mexic.  4,  ff.,  64,  67,  76,  116,  151,  172,  220v,  309,  322,  339,  382,  402  458. 
10  Pérez  Alonso,  Manuel  Ignacio,  S.  J.,  Apuntes  manuscritos  sobre  el 

Arch.  Gen.  S.  J.,  Roma. 

Bibliografía 

1595  "Fórmula  de  los  últimos  votos  del  Hermano  Coadjutor  Mateo  Ar- 
BANO  (así  firma  él  mismo),  hechos  en  el  Colegio  de  la  Puebla  de  los 


198 


ALBERTO,  FLORIAN,  P. 


Angeles,  el  día  de  San  Matías  Apóstol,  24  de  febrero  de  1595".  (Nota,  él 
mismo  se  firma  en  italiano:  Giovan.  Bta.  Arbano)  (Arch.  Prov.  Méx.  Sept. 
revisado  en  1960) . 

Referencia  bibliográfica 
1  Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  revisado  en  1960. 


P.  FLORIAN  ALBERTO  (1629-1678) 
Biografía 

Nota:  Hemos  querido  copiar  esta  carta  del  célebre  Padre  Núñez  de  Miranda, 
más  que  por  su  estilo  floreado,  por  ser  un  documento  histórico,  acer- 
ca de  un  hijo  de  la  Compañía  humilde  y  hacendoso,  como  los  hay 
tantos. 

Referencias  biográficas 

1  Nickel  Gosvino,  S.  J.,  Carta  al  P.  Provincial  Alonso  Bonifacio:  Roma 
20  de  Agosto  de  1658.  Este  documento  se  halla  en  el  Arch.  de  la  Pro- 
vincia en  Isleta  College,  228.  En.,  1932. 

2  Núñez,  Antonio,  S.  J.  (Rector  del  Colegio  Máximo  de  México),  "Carta 
de  edificación  del  Padre  Florián  Alberto,  fechada  el  29  de  Octubre  de 
1678,  aunque  nótase  que  el  P.  Florián  Alberto,  murió  el  día  30.  (3  fojas 
letra  pequeña) . 

3  Volumen  Sexto  de  Manuscritos  de  la  Provincia  de  México,  en  el  Archivo 
de  Isleta  College  en  1934,  pp.  314-317. 

1629  "Nació  el  Padre  Florián  Alberto  en  esta  ciudad  de  México,  de  pa- 
dres honrados  y  virtuosos  y  que  como  tales  procuraron  criarle  en  vir- 
tud y  recogimiento,  sobrando  su  cuidado  al  buen  natural  que  le  cupo  por 
suerte  y  tan  declarado  desde  la  cuna  por  sufrido  y  manso,  que  no  necesi- 
tando de  ama  que  le  acallase  el  llanto,  hacía  admirar  a  sus  padres  su  man- 
sedumbre, trocando  en  veneración  los  cariños  y  en  alegres  parabienes  de 


BIOGRAFIA 


199 


tal  hijo,  los  largos  desvelos  que  suele  ocasionarles  la  infancia.  Pasólas  el  nues- 
tro, en  alegres  y  balbucientes  voces,  con  que  repetía  continuados  los  nombres 
de  Jesús  y  de  María,  miel  primera  que  paladeó  sus  labios  y  estrena  amorosa 
de  su  siempre  creciente  devoción.  Tan  feliz  aurora  prometía  muy  breve 
y  clara  salud  de  la  razón,  amaneciendo  tan  presto,  lucida  a  nuestro  Florián 
que,  no  cumplidos  bien  los  siete  primeros  años  (1635-36)  que  a  casi  todos 
tiraniza  la  ignorancia,  le  enviaron  sus  padres  a  que  enseñase  virtud  a  todos 
y  aprendiese  con  los  demás  las  letras  en  este  colegio,  a  donde  apenas  saludó 
sus  patios,  cuando  empezó  a  ser  venerada  su  modestia  y  admirado  su  in- 
genio: no  se  contentó  su  constancia,  con  ser  ajustado,  sino  que  a  rostro  des- 
cubierto, se  hizo  tan  declaradamente  del  bando  de  los  virtuosos  que  bastaba 
llegar  a  las  conversaciones,  aun  de  los  más  libres,  para  que  se  acabase  lo  li- 
cencioso, en  lo  virtuoso  y  honesto,  gastando  el  tiempo  que  asistía  a  los  pa- 
tios en  enseñar  a  los  otros,  o  en  oír  con  atención  las  doctrinas  que  de  vir- 
tud y  letras  le  daban  sus  maestros.  Destinaba  lo  que  aquella  edad  concede 
a  los  entretenimientos  pueriles,  al  culto  y  aseo  de  pequeños  altares,  escogien- 
do en  su  casa  partes  decentes  en  que  colocar  estampas  y  venerar  imágenes, 
indicio  no  pequeño  de  haberle  señalado  Dios,  desde  tan  niño:  lo  mostró  Sa- 
muel para  ministro  fervoroso  y  aseado  de  su  culto.  Era  en  las  congregacio- 
nes atento,  en  la  misa,  devoto;  en  la  clase,  quieto;  en  los  patios,  compuesto; 
en  la  calle,  modesto;  en  las  iglesias  continuo  y  en  su  casa,  el  descanso  de 
sus  padres;  a  quienes  obedecía  humilde,  servía  puntual  y  honraba  reverente, 
amando  tanto  su  retiro,  que  ni  aun  los  debidos  festivos  regocijos  públicos 
con  que  la  Santa  Iglesia  saca  a  plaza  su  devoción  los  días  de  Corpus  Ghristi, 
y  otros  que  con  semejantes  demostraciones  venera,  le  tenían  presente,  bus- 
cando sólo  en  lo  retirado  de  esta  iglesia  (que  aquellos  días  frecuentaba  más) 
la  devoción;  y  huyendo  aun  también,  convocados  conciertos,  ignoraba  to- 
talmente los  muchos  frecuentes  recreos  con  que  esta  ciudad  de  México  brin- 
da la  juventud  al  ocio,  y  así  no  es  mucho  fuese  siempre  él  el  que  más  sobre- 
salía entre  sus  condiscípulos;  puesto  que  daba  en  tempranos,  sazonados  fru- 
tos su  virtud,  ofrecía  en  bien  fundadas  esperanzas  su  ingenio.  Dióselo  Dios 
grande  para  que  tuviera  mucho  que  ofrecerle  nuestro  estudiante,  y  desde 
luego  mostró  habérselo  dado  para  que  lo  consagrase  y  supiese  venerar  sus 
juicios,  pues  apenas  con  las  ventajas  dichas,  había  aprendido  los  primeros 
rudimentos  de  la  gramática:  cuando  descansando  una  noche  de  la  tarea 
continua  un  tierno  hermano  suyo,  movido  de  no  sé  qué  inquieto  espíritu 
ajeno  de  su  educación,  le  hirió  la  cabeza  con  un  sólido  pesado  azulejo  con 
tanta  violencia,  que  acudiendo  llorosos  sus  padres  a  lo  impensado  del  caso, 
juzgaron  haber  mudado  el  sueño  breve  del  descanso  por  el  largo  letargo 
de  la  muerte.  Reconocieron  los  cirujanos  la  herida  que  hallaron  haber  da- 
ñado lo  violento  del  golpe,  todo  el  casco.  Desde  aquí  empezó  Dios  a  seña- 


200 


ALBERTO,  FLORIAN,  P. 


larlo  con  la  divisa  y  marca  de  sus  escogidos  a  nuestro  mancebo,  dándole  el 
principio  de  su  prolongado  martirio  de  achaques,  donde  le  había  de  osten- 
tar el  lauro  de  su  invicta  paciencia.  No  parece  prometía  tanto  daño  el  fla- 
co impulso  de  un  infante,  ni  amenazaba  tan  pesada  travesura  el  amor  de 
un  hermano;  mas  Dios  que  quería  sacar  a  luz  la  constante  paciencia  de 
nuestro  Florián,  permitió  tan  violento  golpe,  cual  grande  la  fuente  perenne 
de  sus  merecimientos  y  el  continuo  de  sus  achaques:  empezaron  a  correr 
desde  luego  arroyos  de  sufrimiento,  sin  oírsele  ni  una  queja,  ni  en  lo  agudo 
de  la  herida,  ni  en  lo  prolongado  y  poco  piadoso  de  semejantes  curas,  re- 
gándole Dios  la  herida  con  el  óleo  suave  de  la  devoción  y  el  bálsamo  olo- 
roso de  sus  divinas  inspiraciones.  No  fueron  menester  muchas  voces  para 
que  nuestro  herido  oyese  las  que  le  daba  Dios,  al  estado  perfecto  de  reli- 
giosos de  nuestra  Compañía,  y  no  bien  convalecido  de  su  herida,  puso  en 
ejecución  esos  santos  deseos,  con  tanta  madurez,  cordura  y  silencio,  que  su 
padre,  con  ver  que  frecuentaba  mucho  nuestras  casas,  tuvo  la  primera  no- 
ticia de  su  entrada  cuando  le  pidió  la  bendición  para  su  partida.  (Tenía 
entonces  Florián  15  años) .  Hizo  el  afecto  paternal  sus  oficios,  mas  como  pia- 
doso, no  le  estorbó  sus  propósitos;  quejóse  sí,  amoroso  de  no  haberle  dado 
parte  de  su  buen  deseo;  quiso  se  detuviese  los  breves  días  que  le  bastaban 
para  hacerle  un  agasajo;  a  que  respondió  el  buen  hijo  pretendiente,  que 
no  tenía  necesidad  de  gastos  el  que  iba  a  ser  pobre  ni  necesitaba  de  adornos 
de  este  tipo  el  que  iba  a  buscar  la  hermosura  del  alma;  conque  dándole 
tierno  los  abrazos  entre  lágrimas  y  bendiciones,  acompañó  hasta  la  casa  de 
probación  de  Santa  Ana  que  la  Compañía  tiene  en  esta  ciudad,  y  hoy  es 
Colegio  de  San  Andrés. 

1644-46  "Fue  recibido  el  nuevo  novicio,  de  los  nuestros,  con  el  gusto  que 
merecían  sus  buenas  prendas;  y  hallándose  este  ángel  en  el  cielo  del 
noviciado  empezó  con  ligeros  pasos  a  correr  el  camino  de  la  perfección: 
parecía  haber  nacido  en  la  religión.  Ni  experimentaba  dificultad  en  nada, 
siempre  silencioso,  siempre  recogido  en  su  interior,  observador  exacto  de  to- 
das las  reglas.  Mas  como  Dios  lo  había  traído  para  darnos  en  él  un  ejem- 
plo de  humildad  y  paciencia,  sembró  desde  entonces  fervorosos  y  eficaces 
deseos  de  estas  virtudes,  en  la  fértil  tierra  de  su  corazón,  de  que  cogió,  por 
el  discurso  de  su  vida  los  sazonados  frutos  que  veremos.  Echó  tan  profun- 
dos los  cimientos  de  la  humildad,  cuan  alto  había  de  subir  el  edificio  de  su 
perfección:  sólo  pretendía  las  ocupaciones  despreciadas,  hallábanlo  solo  en 
los  ejercicios  humildes;  empezó  a  tomar  posesión  de  los  oficios  más  bajos, 
gastando  el  tiempo  que  de  ellos  le  quedaba,  en  altos  puntos  de  meditación 
y  prolongadas  horas  de  oración;  continuándola  entre  día,  ya  en  la  perfec- 
ción de  sus  obras,  ya  en  lo  suave  de  sus  conversaciones  en  los  tiempos  de 


BIOGRAFIA 


201 


recreación:  éstas  eran  siempre  de  Dios  con  tan  sazonada  prudencia  que  sin 
ser  molesto  a  alguno,  afervorizaba  a  todos;  y  de  la  dulzura  de  la  devoción 
destilaban  sus  labios,  lo  afable  y  compuesto  de  sus  palabras,  nunca  de  chan- 
za, nunca  altivas,  siempre  verdaderas  y  siempre  graves. 

"Empezó  a  mortificar  su  cuerpo  con  tal  aspereza  que  se  juzgaría  haber 
sido  su  mayor  enemigo;  no  parece  decía  con  la  mansedumbre  de  su  natu- 
ral, lo  recio  y  sangriento  de  sus  disciplinas  y  ásperos  cilicios,  necesitando  más 
de  freno  que  moderase  sus  fervores,  que  de  espuela  que  avivase  su  delicada 
juventud;  fueron  tan  gratos  estos  rigores  a  Dios,  que  desde  entonces  empe- 
zó a  afligirse  su  fervoroso  siervo,  con  pesados,  repetidos,  mejor  diré,  con- 
tinuados golpes,  enfermedades,  confiando  tanto  en  lo  sólido  de  la  virtud  del 
Hermano  Florián,  que  pudo  descargar  la  mano  tan  pesada,  sin  temer  fal- 
tase. Renovóse  el  daño  de  la  cabeza  con  la  continua  meditación,  y  empeza- 
ron a  excitar  el  sufrimiento  de  nuestro  novicio,  dolorosas  fluxiones  a  los 
ojos,  que  si  le  daban  asco  las  cosas  terrenas,  le  abrían  los  del  alma  a  la  con- 
templación de  las  celestiales.  Ejercicio  fue  éste,  que  le  duró  todos  los  días 
de  su  vida,  pues  ninguno  solo  pasó  sin  tener  los  dolores  de  corrimiento. 

1646-47  "Acabados  los  dos  años  de  su  noviciado,  le  mandaron  los  supe- 
riores fuese  a  estudiar  letras  humanas  a  nuestro  colegio  de  Tepotzo- 
tlán  confiados  en  que  con  su  virtud  y  caudal  de  ingenio,  conseguiría  la  em- 
presa que  otros  con  mucho  menor  achaque,  emprendieran  temerarios.  No 
replicó  a  esta  asignación,  queriendo  Dios  mostrarle  a  todos  su  grande  ca- 
pacidad y  memoria  pues,  teniendo  el  achaque  presos  los  demás  sentidos,  el 
oído  sólo  que  tenía  despierto  le  bastó  para  salir  tan  aventajado  en  latini- 
dad (como  sabemos).  Por  orden  de  los  superiores,  uno  de  sus  condiscípulos 
le  leía  en  el  aposento  las  lecciones,  y  eso  bastaba  para  que  plenamente  las 
decorase  y  entendiese,  llevando  con  felicidad,  congruencia  y  elegancia,  re- 
citadas tan  bien  las  composiciones  y  demás  otras  métricas  en  que  se  ejerci- 
tan los  nuestros:  sin  tener  para  aprenderlas  más  tiempo  que  el  que  su 
maestro  gastaba  en  dictarlas,  logrando  lo  demás  del  día  en  ofrecer  a  Dios 
sus  dolores  con  un  sufrimiento  admirable.  Creció  de  suerte  lo  penoso  del 
mal,  que  obligó  a  traerle  a  este  Colegio  Máximo  (de  México),  conociendo 
que  a  lo  ventajoso  de  su  entender  haría  poca  falta  el  tiempo  en  que  sus 
condiscípulos  se  perfeccionaban  en  la  lengua  latina.  Después  de  cuatro  me- 
ses de  molestos  males,  sintiendo  todos  faltase  a  su  capacidad  la  noticia  de 
la  filosofía  y  sagrada  teología,  le  ordenaron  empezase  con  los  demás,  el 
curso  de  las  facultades  mayores,  persuadidos  de  que  su  varia  y  mucha  com- 
prensión compensase  el  tiempo  que  él  pasaba  bajo  sus  males;  pero  siguió 
con  su  acostumbrado  estudio  de  oír  a  otros  para  aprender  para  sí,  y  apro- 
vechábale de  suerte  que  decían  sus  maestros  que  con  sólo  que  pudiese  ba- 


202 


ALBERTO,  FLORIAN,  P. 


jar  a  la  clase,  sería  ventajoso  sujeto.  No  quiso  Dios  (por  sus  santos  juicios) 
oír  tan  justas  plegarias,  antes  agrabándose  la  enfermedad,  ejercieron  con  tal 
fuerza  los  corrimientos,  que,  viendo  los  superiores  su  imposibilidad,  le  re- 
movieron en  los  estudios,  cortando  con  sentimiento  las  bien  fundadas  es- 
peranzas que  de  autorizar  puestos  lucidos  ofrecía  la  mucha  religión  e  inge- 
nio del  Hermano  Florián;  sólo  él  recibió  con  extraordinario  regocijo  tan  do- 
lorosa  nueva,  viendo  tendría  en  el  grado,  de  coadjutor  espiritual,  proporcio- 
nada materia  en  que  ejercitar  su  humildad.  Atendió  sólo  a  ofrecer  a  Dios 
N.  S.  sus  dolores,  y  anduvo  tan  pertinente  el  accidente,  que,  sin  obedecer 
a  remedios,  crecían  los  indecibles  dolores  cada  día,  originándole  no  menores 
mortificaciones  la  cura,  pues  el  que  la  hacía,  como  tan  interesado  en  la  sa- 
lud, no  perdonó  desvelo,  ni  omitió  experiencia  que  no  intentase,  ya  en  mor- 
dicantes colirios,  que  servían  sólo  de  atormentar  al  paciente,  ya  en  repetidos 
cauterios,  conque  frecuentemente  le  labraba  el  celebro  (sic)  y  atormentaba 
la  cabeza;  y  creció  tanto  el  tumor  de  uno  de  los  ojos,  que  alcanzaba  el  do- 
liente a  verlo  con  el  que  tenía  menos  males;  y  teniendo  tantas  lástimas  a  la 
vista,  no  se  le  oyó  una  queja  descompuesta,  ni  aun  impaciencia.  Tres  meses 
tuvo  para  descanso  de  tanta  enfermedad  el  desacomodado  lecho  de  una  si- 
lla, sin  permitírsele  lo  feriase  un  rato  por  el  corto  regalo  de  su  cama  pobre; 
y,  sin  concederle  treguas  el  achaque,  un  día,  desvendando  las  ligaduras  del 
ojo  que  tenía  enfermo,  le  hallaron  envuelto  entre  las  medicinas,  quedando 
el  Hermano  Florián  privado  de  tan  amada  prenda,  y  llenando  de  lágrimas 
de  sentimiento  a  los  que  se  hallaron  presentes.  Agravaba  lo  doloroso  de  este 
caso,  ver  la  lástima  que  experimentaban  las  personas  amadas  del  Padre, 
que  le  causaba  nuevo  dolor  ver  su  desconsuelo.  Mas  nada  pudo  hacer  fal- 
tase un  punto  al  sufrimiento,  antes  era  tal  su  constante  paciencia,  que  el 
Padre  Carochi,  de  santa  memoria.  Rector  que  entonces  era  de  este  colegio 
(1645),  decía  cuando  iba  a  visitar  a  nuestro  enfermo,  podía  admirar  la  pa- 
ciencia del  Hermano  Florián.  Fue  al  fin  remitiéndose  algo  el  accidente,  que 
luego  el  Hermano  Florián  pidió  a  los  superiores  le  diesen  ocupación  en  que 
convaleciera,  o  por  mejor  decir  proseguir  sus  achaques,  y  éstos  le  asignaron 
a  que  leyese  una  cátedra  de  gramática  en  el  colegio  del  Espíritu  Santo, 
de  la  ciudad  de  (Puebla  de)  los  Angeles.  Admitió  gustosísimo  esta  ocupa- 
ción el  Hermano  y  llenóla  con  el  colmo  que  prometía  su  elegancia  en  la 
lengua  latina,  añadiendo  a  tan  cosijosa  tarea,  el  cuidado  de  los  oficios  de 
mestizos  más  humildes,  tenía  a  su  cargo  la  despensa  y  refectorio;  era,  en  los 
días  de  asueto  y  fiesta  el  compañero  más  señalado  a  los  ministerios  de  mes- 
tizos. Viendo  los  superiores  su  virtud,  le  mandaron  recibir  los  sagrados  ór- 
denes, satisfechos  más  de  su  religión  y  prudencia  que  de  su  edad.  Con  el 
nuevo  estado  se  aumentaron  de  suerte  sus  fervores,  que  no  había  oficio  por 
humilde  que  fuese,  que  no  ejercitase  puntual  y  rendido:  tomó  por  ejercicio 


BIOGRAFIA 


203 


de  su  abatimiento  andar  de  compañero,  con  tal  diligencia,  que  con  el  pro- 
vecho de  él  hizo  algunas  alhajas  de  plata  para  el  servicio  de  la  iglesia,  y  una 
campana  de  buen  porte,  no  excusando,  después  de  la  ocupación  penosa  de 
la  clase  y  asistencia  a  las  oficinas  que  están  más  a  su  cargo,  el  ir  por  sus 
manos  a  dar  de  comer  a  sus  aves. 

1646-60  "Catorce  años  gastó  en  estos  abatidos  empleos  (1646-1660),  y 
en  este  tiempo  enterado  nuestro  Padre  General  de  su  virtud,  le  envió 
el  grado  de  coadjutor  espiritual;  recibióle  el  hermano  reconociéndose  in- 
digno de  este  estado  y  prosiguió  cuidando  sus  oficios,  siendo  sus  estudiantes 
el  ejemplo  ilustre  de  aquellos  patios,  hasta  que,  faltando  sacristán  para  la 
iglesia  de  este  colegio,  inspiró  Dios  a  los  superiores  asignasen  a  este  oficio 
al  Padre  Florián  Alberto,  y  llamándole  a  esta  ciudad  (México)  vino  con 
su  acostumbrado  rendimiento,  entró  en  la  sacristía  e  iglesia,  a  que  desde  lue- 
go se  consagró,  gozosísimo  de  que  le  hubiese  cabido  la  suerte  de  servir  tan 
inmediatamente  el  culto  divino,  y  de  gozar  tan  despacio  la  presencia  de  su 
Dios  Sacramentado.  Todos  sus  deseos  eran  aumentar  en  el  adorno  de  su  cul- 
to y  en  la  frecuencia  del  pueblo,  su  devoción.  Trabajaba  incansablemente 
en  asear  los  altares,  y  prevenir  a  las  misas,  lo  necesario;  y  agradado  Dios  de 
sus  fervores,  no  esperó  su  liberalidad  a  darle  el  premio  en  la  dichosa  patria 
que  hoy  goza,  como  esperamos;  aun  en  ésta  le  pagó  parte  de  sus  aceptos 
obsequios  dando  el  cumplimiento  pretendido  a  sus  deseos.  Admiración  cau- 
sa los  que  conocieron  lo  retirado  del  padre  Florián,  ver  con  qué  estabilidad 
y  largueza  le  facilitó  Dios  los  ánimos  y  haciendas  de  muchos  para  que  tan 
majestuosamente  adornase  la  iglesia,  que  molestaba  a  los  ojos  y  aun  ofendía 
ya  la  devoción  de  todos  el  poco  adorno  y  mucha  antigüedad  de  estilo,  causa 
que  fuese  menos  frecuentada  del  pueblo:  instaba  continuamente  el  padre 
a  Dios  N.  S.  moviese  a  algunos  a  que,  liberales,  volviesen  parte  de  lo  reci- 
bido al  Dador  munífico  de  sus  caudales,  y  para  desahogar  en  algo  sus  de- 
seos, dispuso  el  Señor  luego  se  empezase  el  suelo,  que,  vencido  de  la  anti- 
güedad y  abundancia  de  agua,  se  inundaba  frecuentemente,  despedía  tan 
mal  olor,  que,  aun  a  los  que  por  obligación  le  visitaban,  era  molesto;  en- 
maderóse en  su  tiempo  toda  la  iglesia,  y  a  pocos  plazos  se  blanqueó;  y  uno 
veía  con  igual  consuelo  y  asistencia  de  nuestro  Señor,  dibujadas  a  lo  mo- 
derno, las  hermosas  labores  de  las  bóvedas;  formóse  un  ancho  y  desemba- 
razado presbiterio;  y  visitándolo  Dios  como  el  padre  le  honraba,  le  manda- 
ba tan  a  manos  llenas  los  bienhechores  para  el  adorno,  que,  aun  los  más 
apartados  se  preciaban  de  tener  parte  en  obra  tan  del  agrado  de  Dios  N.  S. 
Colocóse  de  nuevo  el  altar  mayor  costosamente  dorado  y  con  sus  esculturas 
al  uso.  Levantáronse  no  menos  ricos  que  majestuosos  altares,  adornando  lo 
restante  de  la  capilla  que  forman  su  hermosa  fábrica  de  curiosos  retablos 
que  levantándose  del  suelo  en  hermosos  ramos,  suben  dorados  hasta  cerrar 


204 


ALBERTO,  FLORIAN,  P. 


la  bóveda.  Colocóse  una  grande  y  bien  labrada  lámpara  para  que  ardiese 
delante  de  la  majestad  de  Dios  Sacramentado.  Vistiéronse  los  lados  y  atrios 
del  presbiterio  de  hermosos  lienzos  y  sagradas  historias.  Separó  los  altares  de 
la  capilla  mayor  y  rodeó  la  iglesia  de  bien  torneadas  rejas  y  de  sagrados 
presbiterios.  Renováronse  las  alhajas  de  plata  que  sirven  a  la  iglesia,  cos- 
tando todo  inmenso  trabajo  a  nuestro  padre  Florián,  sin  excusas  de  las  obras 
el  servir  él  mismo  los  materiales  a  los  artífices,  y  cuando  podía  él  prometerse 
gozar  su  iglesia  y  verla  en  perfecto  estado,  quiso  Dios  que  ofreciendo  a  él 
sólo  la  gloria  (pues  sola  es  la  que  pretendía)  fuese  a  gozar  del  que  mide 
los  trabajos;  llamóle  con  las  ardientes  voces  de  una  fiebre  maliciosa  que  el 
padre,  como  tenía  acostumbrado  a  padecer  resistió  algunos  días  sin  faltar 
a  su  oficio,  hasta  que  rendido  a  su  violencia  fue  necesario  subirle  en  brazos 
ajenos  de  la  sacristía,  queriendo  el  Señor  le  cogiese  el 'último  asalto  en  el 
palenque  glorioso  de  sus  méritos.  Fue  puesto  en  su  cama  y  llamados  los 
médicos,  y  reconociendo  el  peligro  le  avisaron  se  dispusiese  a  la  muerte. 
Poco  había  menester  ajenos  recuerdos,  quien  nunca  olvidó  este  forzoso  tran- 
ce: como  su  vida  había  sido  siempre  tan  religiosa,  no  le  sobresaltó  la  nue- 
va. Recibió  con  toda  disposición  y  entero  juicio  los  santos  sacramentos  de 
la  Iglesia,  y  prosiguiendo  siempre  en  aumento  la  calentura,  se  conoció  por 
sin  remedio  el  achaque.  Gastaba  los  ratos  que  lo  furioso  del  mal  le  dejaba 
sano  el  juicio,  en  tiernos  coloquios  y  fervorosas  jaculatorias  con  Dios  N.  S., 
y,  acometido  de  algunos  paroxismos  empezó  su  último  trance,  muchas  horas 
antes  que  su  robusta  naturaleza,  se  rindiera  a  su  violencia,  hasta  que  el  do- 
mingo 30  de  Octubre  (1668)  a  las  nueve  y  cuarto  de  la  noche,  habiéndole 
ya  dicho  repetidas  veces  la  recomendación  del  alma,  dio  la  suya  a  su  Cria- 
dor; y  otro  día,  temiéndose  lo  contagioso  del  tabardillo,  fue,  con  notable  sen- 
timiento de  los  de  casa,  su  entierro,  acudiendo  a  él  lo  más  lucido  de  lo  ecle- 
siástico, queriendo  Dios  honrar  con  demostración  a  su  siervo  por  la  humil- 
dad con  que  había  servido  en  sus  humildes  oficios  y  ejercicios. 

"Estas  son  sumariamente  las  ocupaciones  en  que  el  padre  Florián  Al- 
berto pasó  su  religiosa  vida,  tejida  de  lo  más  relevante  de  sus  virtudes  tan 
conocidas  todas  en  este  padre,  que  todos  han  sido  panegiristas  de  ellas.  Y 
levantó  tan  alto  edificio  de  perfección,  en  los  profundos  cimientos  de  la 
humildad  y  pobreza:  dos  alas  con  que  en  remontados  vuelos  sube  el  ánima 
religiosa  a  la  cumbre  de  la  santidad.  Parecían  estas  virtudes  en  el  padre, 
naturales,  más  que  adquiridas;  no  hubo  ministerio  bajo  que  no  ejercitase;  él 
propio  barría  la  sacristía  y  lugares  vecinos  a  ella;  cargaba  muchas  veces 
por  sus  manos  los  cubos  de  agua  que  eran  necesarios  para  la  limpieza  de  las 
vajillas  de  su  oficina,  y,  sin  excusar  trabajo,  las  aseaba.  Muchas  veces  salía, 
aun  a  vista  de  los  mayores  concursos  de  esta  iglesia,  con  el  azote,  a  ahu- 
yentar los  perros  porque  no  peligrase  la  limpieza  de  los  altares.  Cuando 


BIOGRAFIA 


205 


estaba  solo,  acudía  a  tocar  las  campanas,  sacar  las  vinajeras  y  demás  recaudo 
para  las  misas,  sin  hacerse  nunca  del  ocupado.  Suplía  con  mucho  gusto,  cuan- 
do no  había  quien  tuviese  las  llaves  de  la  portería;  y  cuando  o  por  descuido 
u  ocupación  faltaba  alguno  de  los  hermanos,  señalados  para  ayudar  las 
misas,  puesta  la  sobrepelliz,  salía  a  ser\'irlas  con  toda  compostura,  aconte- 
ciéndole  tal  vez  ayudar  tres  o  cuatro,  sin  oírsele  una  palabra  de  enfado. 
Nunca  se  pudo  recabar  de  su  humildad,  subiese  al  pulpito,  teniendo  talento 
y  caudal  para  hacerlo  con  más  que  decencia;  acompañaba  sí,  de  buena  gana, 
a  los  predicadores,  cuando  se  ofrecía  faltar  el  señalado.  Siendo  sus  herma- 
nos, personas  de  autoridad  en  esta  ciudad  de  México,  solían  amorosamente 
reprender  estos  excesos,  y  él  se  excusaba,  diciendo:  '¿Qué  he  de  hacer?  No 
hay  otro  que  lo  haga,  porque  los  demás  se  ocupan  en  cosas  de  más  impor- 
tancia'. Con  las  obras  que  con  sus  oraciones  y  asistencia  se  hicieron  en  la 
iglesia,  tuvo  ocasión  de  tener  entrada  en  casas  de  mucho  lustre,  y  sólo  las 
visitaba,  cuando  les  agradecía  la  obra;  y,  si  veía  se  podía  excusar  sin  nota 
esta  urbanidad  debida,  no  las  entraba.  La  gente  con  quien  comunicaba,  era 
pobre  y  humilde,  y  estando  todos  los  de  casa  deseosos  de  su  trato,  nunca 
le  vieron  comunicar  a  alguno  con  familiaridad,  teniéndose  por  inferior  a 
todos;  mas  Dios  que  toma  a  su  cargo  al  que  se  humilla,  dispuso,  con  su  alta 
providencia,  autorizar  a  su  siervo,  trayendo  por  ejemplo  a  toda  esta  comu- 
nidad, sus  religiosas  virtudes.  Ni  fue  providencia  ordinaria,  mudar  asunto 
al  que  había  de  practicar  la  noche  que  empezó  su  agonía,  y  coger  para  ex- 
hortación de  la  virtud,  la  preparación  con  que  el  padre  esperaba  la  muerte. 

"Su  pobreza  fue  extremada,  no  teniendo  entre  las  alhajas  de  su  aposen- 
to, alguna  que  fuera  de  valor:  su  vestido  era  siempre  el  peor  de  casa,  sin 
permitir  que  sus  parientes  (que  lo  harían  con  liberalidad  y  gusto)  le  diesen 
nada;  ni  usar  cosa  más  que  la  que  la  religión  le  daba,  y  eso  tan  roto  y 
maltratado  que  casi  siempre  era  cuidado  de  los  superiores  le  diesen  conque 
con  decencia  saliese  a  la  iglesia.  De  la  parte  del  chocolate  que  el  colegio  le 
daba,  repartía  caritativo  y  liberal  con  los  sirvientes  de  la  sacristía,  siendo 
necesario  él,  quedarse  muchas  veces  sin  desayunarse,  y  otras  de  hacerlo  con 
un  poco  de  atole,  sin  dar  a  entender  a  ninguno  de  la  casa  los  ordinarios  y 
pretendidos  efectos  que  en  todos  tiempos  había  sentido  de  la  pobreza,  en 
tantos  manejos  de  dinero  en  su  pobre  aposento  (ocupado  sólo  de  las  alha- 
jas de  la  sacristía)  no  había  ni  aun  estera  o  cortina  de  sayal  que  tuviese  su 
cama,  teniendo  tan  entrañado  el  amor  de  la  pobreza,  que  en  el  último  paro- 
xismo, sólo  podía  declarar  estas  palabras:  'Pauper  et  egenus  sum  ego'.  Ade- 
más de  las  mortificaciones  que  consigo  trae  lo  menesteroso,  añadía  su  fervor 
cotidianas  asperezas,  con  que  mortificaba  su  carne  con  ásperos  cilicios  y 
recias  desciplinas,  durando  hasta  la  última  enfermedad  lo  fresco  de  la  san- 


206 


ALBERTO,  FLORIAN,  P. 


gre  de  sus  ramales.  Nunca  usó  de  colchón  en  su  cama,  y  para  que  lo  aceptase 
en  su  última  enfermedad,  fueron  menester  repetidas  órdenes  del  enfermero. 
Su  sufrimiento  y  paciencia  en  tantas  ocasiones  (como  le  daban  sus  males  y 
le  ofrecía  su  oficio),  era  admirable.  Fue  siempre  combatido  de  penosos  corri- 
mientos y  continuos  achaques,  y  nunca  fue  molesto  a  los  enfermos,  ni  que- 
jumbroso a  los  de  casa;  él  por  sí  mismo  hacía  las  medicinas  con  que  solía 
experimentar  alivio  o  mejoría.  Permitióle  Dios  penosas  contradicciones  de 
algunas  personas  celosas,  y  nunca  despegó  sus  labios  contra  ellas.  No  fueron 
pocos  los  desaires,  ni  leves  las  pesadumbres  que  el  complicado  trajín  y  pe- 
sadas asignaciones  de  su  oficio  y  oficina  le  ocasionaban  repetidas  veces:  traba- 
jo, más  que  todos  los  otros,  sensible  a  la  blanda  y  humilde  condición  del  pa- 
dre, que  con  admirable  paciencia,  lo  pasaba  y  disimulaba  todo,  sin  mostrar 
sentimiento  alguno.  Aun  en  oprobios  que,  algunos  menos  prudentes,  le  di- 
jeron, todas  estas  mortificaciones  y  otras  mayores  de  marca,  que  no  sufre 
la  religiosa  modestia  expresar,  se  quebraban  en  el  yunque  de  su  paciencia;  no 
se  le  oyó  una  voz  desentonada  con  la  gente  que  servía  en  la  sacristía,  ni 
mandó  con  aspereza,  cosa.  El  modo  de  reprenderlos  y  castigarlos  era  hacer 
él  lo  que  ellos  por  flojedad  o  torpeza  erraban;  siempre  blando,  amoroso 
siempre.  Una  persona  de  autoridad  y  aficionado  a  la  virtud  del  Padre,  ha- 
cía de  propósito  que  los  oficiales  de  una  obra  que  tenía  en  la  iglesia,  le  die- 
sen ocasión  de  enojo  (como  él  decía)  :  'como  se  enoja  el  padre  Florián*, 
más  nunca  cumplió  su  curioso  deseo. 

"Fue  siempre  constantísimo  en  el  trabajo;  dificultosamente  faltaba  a  la 
sacristía,  aunque  estuviese  cargado  de  achaques;  conoceráse  lo  incansable  de 
su  fatiga,  en  que  llave  ninguna  fiaba  a  mozo  alguno,  él  mismo  abría  y  cerra- 
ba las  arcas  y  puertas,  por  distantes  y  trabajosas  que  estuviesen.  Conocióse 
esto  en  no  haber  mozo  con  otra  llave  del  mucho  número  de  ellas  que  el 
padre  cargaba.  Cuando  faltaban  los  indios  a  desaguar  la  iglesia,  el  padre 
acudía  a  la  noria,  sin  excusar  tan  trabajoso  ejercicio.  Su  obediencia  fue  siem- 
pre la  más  rendida:  a  nada  se  oponía  de  cuanto  le  ordenaban;  era  inviolable 
observador  de  las  órdenes  y  mandatos  de  los  superiores.  Catorce  años  que 
leyó  gramática,  nunca  propuso,  siendo  tantas  las  molestias  de  esta  ocupa- 
ción; las  reglas  eran  su  continuo  ejercicio;  nunca  visitó  a  ninguno  de  los  nues- 
tros si  no  era  obligado  de  su  oficio  y  de  su  caridad.  Estando  enfermo,  los  ratos 
que  no  estaba  en  la  iglesia,  los  gastaba  en  el  retiro  de  su  aposento  sin  ser  por 
eso  melancólico,  antes  afable  y  querido  de  todos,  rebosando  la  alegría  de  su 
alma  en  lo  apacible  del  semblante. 

"Su  pureza  fue  verdaderamente  angélica:  nunca  se  le  reconoció  en  pala- 
bras o  acciones  la  sombra  más  mínima  contra  esta  virtud;  no  visitó  más  que 


BIOGRAFIA 


207 


alguna  que  otra  anciana  espiritual,  ni  en  la  iglesia  tuvo  con  ellas  conversación 
alguna.  El  retiro  de  sus  parientes  fue  gi'ande;  pocas  veces  (porque  no  le  tuvie- 
sen por  esquivo)  pedía  licencia  para  ir  a  su  madre  y  a  su  hermano;  y  estando 
leyendo  en  la  Puebla,  vino  por  orden  de  los  superiores  a  verlos  quince  días, 
no  pudieron  recabar  del  padre  fuese  a  verlos,  si  no  fue  una  vez.  Todas  estas 
virtudes  son  indicios  de  una  ardentísima  caridad  para  con  Dios,  y,  si  hemos 
de  medir  ésta  en  el  padre,  por  lo  que  padeció,  no  hay  duda  sería  amor  gran- 
de el  suyo,  quien  sufrió  tanto  por  su  amor  en  sus  obras:  sólo  miraba  a  Dios,  y 
así  nunca  hablaba  de  ellas. 

"Acudía  gozosísimo  a  aliñar  todas  las  cosas  del  culto  divino,  y  teníase  por 
dichoso  en  la  ocupación  por  desempeñar  los  deseos  de  venerar  y  servir  a  su 
madre.  Complacíase  de  lo  adornado  y  rico  de  la  iglesia  por  ver  en  ella  fre- 
cuentada la  devoción  y  crecido  el  número  de  las  comuniones;  testigo  era  de 
su  caridad  la  que  tuvo  con  los  de  casa,  y  nunca  tuvo  aversión  a  ninguno:  sus 
palabras  fueron  siempre  caritativas  y  blandas,  sin  oírsele  alguna  de  murmu- 
ración o  de  queja,  ni  aun  de  los  defectos  materiales  de  algunas  obras,  consen- 
tía se  hablase  en  su  presencia.  Todo  era  ocuparse  en  su  oficio  sin  atender  más 
que  a  su  obligación;  y  así  ha  sido  tan  sentida  de  todos  su  falta,  como  era  ama- 
ble su  compañía,  dejándonos  tiernos  su  pérdida,  y  edificados  su  religiosa  vida, 
sin  aflojar  un  punto  del  tenor  de  su  perfección  que  comenzó  desde  su  novi- 
ciado. Su  Reverencia  vivirá  eterna  en  nuestra  memoria  y  en  tantos  levantados 
altares  al  culto  de  Dios,  de  quien  con  segura  confianza  de  seguro  goza. 

"Mas,  por  cumplir  con  la  obligación  de  mi  oficio,  suplico  a  V.  R.  mande 
se  le  hagan  en  ese  santo  colegio  los  sufragios  que  la  Compañía  acostumbra 
hacer  por  sus  difuntos,  y  a  mí  no  me  olvide  en  sus  santos  sacrificios. 

"México  y  a  Octubre  29  de  1678.  Antonio  Núñez". 

(Vol.  6o.  Manuscritos,  pp.  314-317). 

El  Padre  Antonio  Núñez  de  Miranda,  Rector  del  Colegio  Máximo  de 
México,  comienza  así  su  carta:  "México,  29  de  Octubre  de  1678.  Mi  Padre 
Rector:  Pase  esta  carta  a  Pátzcuaro  y  Guadalajara:  'Hoy  domingo  30  de 
Octubre,  fue  nuestro  Señor  servido  de  llevarse  para  sí,  como  de  su  Divina 
Majestad  esperamos,  al  Padre  Florián  Alberto,  coadjutor  espiritual  formado, 
de  edad  de  49  años;  34  de  Compañía  y  17  de  formación'." 

Del  P.  Gosvino  Nickel,  General  de  la  orden,  tenemos  una  carta  autógra- 
fa, de  20  de  Agosto  de  1658  en  que  dice:  "El  mismo  grado  de  coadjutor  es- 
piritual formado  se  les  dará  a  los  Padres  Florián  Alberto  y  Pedro  Polanco, 


208 


ALBIA,  JUAN  DE,  H.  G. 


aviendo  sido  avisado  éste  de  lo  que  se  dice  de  él  en  su  información  y  aviendo 
cumplido  aquél  treinta  años  de  edad".  (Nickel  al  P.  Alonso  Bonifacio). 


P.  JOSE  ALBERTO 
Biografía 

Los  únicos  datos  que  hemos  podido  recabar  de  las  bibliotecas  y  libros 
nuestros,  acerca  de  este  padre,  son: 

1658  "A  los  Padres  Joseph  de  Alarcón  y  Joseph  Alberto,  daráseles  la  mis- 
ma profesión  de  quatro  votos,  después  de  aver  cumplido  treinta  y  tres 
años  de  edad".  (Nickel  al  P.  Alonso  Bonifacio,  Prov.  Roma,  20  de  Ag.  1658). 

1660  "El  Padre  José  Alberto  gobernaba  el  colegio  de  San  Ildefonso  de 
México  en  1660,  sin  saberse  cuándo  empezó  ni  cuándo  acabó  su  rec- 
torado; pero  se  sabe  que  murió  en  el  mismo  colegio,  siendo  Rector  de  él". 
(M.  B.  [Manuel  Berganzo]  Dice,  geograf.  t.  III,  p.  545). 

Referencl\s 

1  Diccionario  Universal  de  Hist.  y  Geograf. ,  t.  2o.  Méx.  1853,  Art.  "Colegio 
de  San  Ildefonso",  p.  384. 

2  M.  B.  (Manuel  Berganzo),  Diccionario  Geográfico  estadístico  de  la  Re- 
pública Mexicana,  Méx.  1875,  Art.  "Colegios",  t.  3o.  p.  545. 

3  Nickel,  Gosvino,  S.  J.,  Carta  al  P.  Alonso  Bonifacio,  provincial  de  Mé- 
xico, Roma,  20  de  Agosto  de  1658.  Se  halla  autógrafa  en  el  archivo  de  la 
provincia,  en  Isleta  College,  1932,  No.  228. 


HNO.  C.  JUAN  DE  ALBIA 
Biografía 

Nota:  Precisamente  siendo  uno  de  los  principales  fines  de  esta  obra,  dar  a 
conocer  a  los  incógnitos  de  nuestra  Provincia  Mexicana,  personas  aun- 
que ignoradas,  heroicas  y  santas:  es  más  de  lamentar  la  ausencia  de 


BIOGRAFIA 


209 


documentos  que  nos  las  den  a  conocer,  esperando  de  Dios  N.  S.  que 
otro  historiador  más  afortunado  los  encuentre. 

1659  "El  Hermano  Juan  de  Albia.  .  .  formetur  aviendo  cumplido  diez  años 
de  religión".  (Nickel  a  Bonifacio,  Roma,  20  de  Noviembre  de  1659). 

Referencia 

1  Nickel,  Gosvino,  S.  J.,  Carta  al  P.  Alonso  Bonifacio,  Prov.  de  Méx.  fe- 
chada en  Roma  el  20  de  Noviembre  de  1659.  Se  halla  en  el  Arch.  de  la 
Prov.  en  Isleta  College  en  1932,  No.  228. 


P.  JUAN  DE  ALBIZURI  (1601-1651) 
Biografía 

1601  El  P.  Juan  Albízi'ri  nació  en  Vizcaya,  sin  que  podamos  precisar  el 
lugar,  pues  los  catálogos  sólo  dicen  que  fue  cántabro.  (Uriarte-Le- 

cina) . 

1617  "Según  el  Trienal  de  1620  tenía  a  la  sazón  19  años  de  edad  y  3  de 
Compañía".  (De  aquí  conjeturamos  que  ingresó  en  1617,  o  a  lo  más 
a  principios  de  1618. 

1636  (Dic.  26).  Poder  que  da  el  P.  Martín  de  León  al  P.  Juan  de  Albízuri. 

"El  Padre  Martín  de  León,  religioso  de  la  Compañía  de  Jesús,  y  Vi- 
sitador de  las  Misiones  de  la  misma  Compañía,  de  Topia,  San  Andrés,  y  San 
Ignacio  de  la  Hoya,  digo  que  doy  poder  tan  bastante  cuan  de  derecho  se  re- 
quiere, al  Padre  Juan  de  Albízuri  de  la  misma  Compañía  de  Jesús,  para 
que  ante  cualquiera  Juez  eclesiástico,  y  donde  no  hubiere  eclesiástico,  ante 
cualquiera  Juez  seglar,  parezca,  presente  testigos  y  haga  informaciones  de  la 
vida,  virtudes  y  milagros  del  santo  Padre  Hernando  de  Santarén,  y  que  haga 
todos  los  actos  judiciales  que  para  las  dichas  diligencias  conviniere,  que  para 
todo  ello  le  doy  poder  y  facultad  de  lo  sustituir  en  la  persona  o  personas 
que  le  pareciere;  y  así  lo  otorgué  y  firmé  de  mi  nombre,  porque  en  mi  poder, 
no  queda  registro  de  este  poder,  le  doy,  fecho  en  el  pueblo  de  Tamazula,  en 
26  de  Diciembre  de  1636". 

(Cruz)  Martín  de  León. 


210 


ALBIZURI,  JUAN  DE,  P. 


1637  El  15  de  Agosto  de  1637  escribe  desde  Roma  el  R.  P.  Vitelleschi  al 
padre  provincial  de  Nueva  España:  "Los  Padres  Francisco  Arganca, 

Antonio  de  Salcedo,  Juan  de  Albízuri,  Francisco  de  las  Cuevas  y  Joseph  de 
Collantes,  promoveantur  ad  quatuor,  con  los  de  su  tiempo  en  antigüedad  de 
religión  y  estudios  en  que  no  se  comprehenden  aquellos  a  quienes  por  sus 
faltas  se  les  difiere  por  algún  tiempo  el  grado". 

1638  "Había,  pues,  pasado  a  la  provincia  de  Nueva  España,  no  sabemos 
cuándo,  e  hizo  la  profesión  de  cuatro  votos  el  17  de  Octubre  de  1638". 

(Lecina) .  Después  de  su  tercera  probación  debió  de  pasar  a  las  misiones  de 
Sinaloa  pues  Beristáin  nos  lo  pone  en  la  misión  de  San  Ignacio  de  Vamupa 
o  Bamura. 

—       Información  Jurídica  de  algunas  virtudes  y  cosas  más  notables  que 
comúnmente  se  dicen  del  santo  Padre  Hernando  de  Santarén,  dicho. 
Mártir. 

"En  el  pueblo  de  Tamazula,  Jurisdicción  de  la  Nueva  Vizcaya,  en  15  de 
Marzo  de  1638,  el  Alférez  Juan  de  Molina  Peralta,  Justicia  Mayor  del  Real 
de  Santa  Cruz  de  Topia,  de  San  Antonio  del  Valle  y  de  San  Lorenzo  de  Sa- 
batenipa  y  jurisdicción,  por  su  Majestad,  para  la  información  que  pide  y  da 
el  P.  Juan  de  Albízuri  de  la  Compañía  de  Jesús  en  razón  de  la  averiguación 
de  algunos  casos  de  la  vida  del  santo  Padre  Hernando  de  Santarén,  nombró 
por  Escribano  a  Jacinto  Núñez,  etc.  .  . 

"Tamazula,  15  de  Marzo  de  1638.  Otorgación  de  Poder  al  Sr.  Cura  de 
Tamazula  para  que  en  forma  se  tomen  las  Informaciones,  ante  el  alférez  Juan 
de  Molina  Peralta,  Justicia  Mayor  de  las  Minas  de  Topia  y  San  Antonio  y 
San  Lorenzo  y  toda  su  Jurisdicción,  por  su  Majestad.  La  presentó  el  P.  Juan 
de  Albízuri  de  la  Compañía  de  Jesús.  "El  Padre  Juan  de  Albízuri  de  la 
Compañía  de  Jesús,  Cura  y  Vicario  de  la  Misión  y  Partido  de  Tamazula, 
con  licencia  y  particular  comisión,  que  para  ello  tengo  de  mis  Superiores, 
parezco  ante  Vuestra  Merced,  en  la  mejor  vía  y  forma  que  a  mi  derecho 
convenga,  y  digo  que  para  gloria  de  Nuestro  Señor,  que  se  honra  con  la  honra 
de  sus  siervos,  es  necesario  y  conveniente  hacer  Información  y  averiguar  la 
certidumbre  y  verdad  que  tiene  muchas  virtudes  excelentes  y  cosas  notables 
que  comúnmente  se  dice  resplandecieron  en  el  siervo  de  Dios  P.  Hernando 
de  Santarén,  Sacerdote  Profeso  de  nuestra  Compañía  de  Jesús,  que,  como  es 
notorio,  por  la  causa  de  la  fe  católica  padeció  glorioso  martirio,  en  20  de  No- 
viembre de  1616. 

"Por  tanto,  a  V.  Md.  pido  y  suplico,  reciba  la  dicha  Información  de  modo 
que  haga  fe,  en  juicio  y  fuera  de  él,  examinando  los  testigos  que  para  ella 
presento,  por  las  preguntas  del  Interrogatorio  que  con  ésta  presento  y  en  otros 


BIOGRAFIA 


211 


casos  y  artículos  de  las  virtudes  y  obras  del  dicho  santo  mártir  Hernando  de 
Santarén;  que  con  ello  recibiré  la  justicia  que  pido. 

Interrogatorio: 

1  Primeramente,  sean  preguntados  si  conocieron  al  P.  Hernando  de  San- 
tarén  de  la  Compañía  de  Jesús  y  de  qué  tiempo. 

2  Si  saben  o  han  oído  decir  que  el  dicho  padre  predicó  en  esta  tierra,  con 
grande  espíritu,  si  convirtió  a  algunos  pecadores  al  servicio  de  nuestro  Señor, 
remedió  muchos  pecados,  vicios  y  ofensas  de  Dios,  y  reformó  las  costumbres 
de  muchos. 

3  Si  saben  o  han  oído  decir  que  por  su  predicación  y  santos  trabajos,  se 
convirtieron  a  la  fe  las  naciones  de  gentiles  de  Acaxées,  Xiximes,  Sobaybos, 
Carantapas,  Tecuchiapas,  edificándoles  iglesias  y  congregándolos  en  pueblos 
para  doctrinarlos. 

4  Si  saben  los  grandes  trabajos,  caminos  y  peligros  de  la  vida,  que  tuvo 
en  la  dicha  predicación  y  conversión. 

5  Si  saben  o  han  oído  decir  que  el  Padre  Hernando  fue  muy  penitente  de 
sus  ayunos  y  penitencias,  desciplinándose,  durmiendo  en  el  suelo,  y  digan  en 
particular  si  saben  que  se  hacía  amarrar  y  azotar  por  mano  agena. 

6  Si  saben  que  algunas  cuaresmas,  cada  semana  predicaba  en  Topia,  San 
Andrés  y  Culiacán,  de  suerte  que  por  causa  de  dichos  sermones,  caminaba 
al  cabo  de  la  semana,  más  de  ochenta  leguas. 

7  Si  saben  que,  por  sus  oraciones  obró  nuestro  Señor  algunos  milagros, 
sanando  algunas  enfermedades  o  haciendo  otras  cosas  sobrenaturales. 

8  Item,  si  saben  que  tuvo  espíritu  de  profecía,  diciendo  cosas  por  venir,  o 
de  tal  manera  ocultas,  que  no  se  podían  saber,  si  no  es  por  revelación  o  luz 
de  Dios. 

9  Si  saben  que  tuvo  algunas  peleas  con  el  demonio.  Item,  si  saben  otras 
particulares  virtudes  u  obras  santas,  del  dicho  Padre  Hernando  de  Santarén". 

t  Juan  de  Albízuri. 

Otorgamiento  de  la  petición. 

*'E  por  su  Merced,  visto  lo  pedido  por  el  P.  Juan  de  Albízuri  de  la  Com- 
pañía de  Jesús,  dijo  que  la  hubo  por  presentada  la  dicha  Petición  y  a  una 
las  Preguntas  en  ella  contenidas  y,  que  de  la  dicha  Información  y  testigos  que 


212 


ALBIZURI,  JUAN  DE,  P. 


presente,  sean  examinados  por  el  dicho  Interrogatorio.  Y  así  lo  mandó  y 
firmó". 

—  El  primer  testigo,  Agustín  Rodríguez,  lo  presentó  el  P.  Juan  de  Al- 
BÍzuRi  el  15  de  Marzo  de  1638,  en  Tamazula.  El  segundo,  el  día  16, 

y  se  llamaba  Juan  Tomás;  el  tercero,  el  mismo  día,  mes  y  año,  y  se  llamaba 
Pedro  Alvarez;  el  cuarto  testigo,  al  día  siguiente,  17  de  Marzo,  de  1638,  el 
Capitán  Miguel  de  León;  el  quinto,  el  día  18,  y  era  un  indio  llamado  Balta- 
sar Rayado;  el  sexto  de  Tamazula,  citado  y  presentado,  como  todos,  por  el 
mismo  Padre  AlbÍzuri,  fue  el  cacique  don  Hernando  Antón,  el  día  18;  sép- 
timo don  Melchor  Beltrán,  natural  de  la  Villa  de  Culiacán,  el  11  de  abril  de 
1638;  el  octavo,  Andrés  Xioxiqui,  alcalde  del  pueblo  de  Zapotlán,  y  gober- 
nador indio  de  aquella  comarca;  el  noveno  de  Tamazula  y  segundo  de  Zapo- 
tlán, el  indio  Francisco  Garabato,  Sobaybo,  el  13  de  Abril  1638.  Y  comien- 
zan ahora  los  testigos  presentados  por  el  P.  Juan  de  AlbÍzuri,  pero  en  las 
minas  de  la  Santa  Veracruz  de  Topia,  en  6  de  Abril  de  1638,  y  el  primero 
fue  María  Ramírez;  el  segundo  doña  Beatriz  de  Valdivia,  el  día  7  del  mismo 
mes  y  año;  y  luego  para  interrogar  a  los  testigos  de  las  minas  de  Sabatenipa, 
fue  necesario  que  se  nombrase  otro  notario,  como  consta  de  la  petición  del  P. 
AlbÍzuri  fechada  en  Tamazula  el  5  de  Abril  de  1638.  Siendo  el  primer  tes- 
tigo de  Sabatenipa  Leonor  de  Niebla,  y  el  segundo,  siempre  presentando  los 
testigos  el  P.  AlbÍzuri,  Luisa  de  Avila,  con  la  misma  fecha  de  5  de  Abril. 

—  (Abril).  Petición  del  P.  Juan  de  AlbÍzuri,  pidiendo  se  citen  testigos, 
para  la  causa  de  los  Mártires  de  los  Tepehuanes,  en  Sabatenipa. 

"El  P.  Juan  de  AlbÍzuri,  Religioso  de  la  Compañía  de  Jesús,  Cura  Vi- 
cario y  Juez  eclesiástico  de  la  Misión  y  Partido  de  Tamazula,  con  licencia  y 
comisión  particular  que  para  ello  tengo  de  mis  Superiores,  parezco  ante  V. 
Md.  en  la  mejor  vía  y  forma  que  a  mi  derecho  convenga,  y  digo:  que  yo 
tengo  comenzada  una  Información  de  algunas  cosas  notables  y  casos  raros, 
que  comúnmente  se  cuentan  y  dicen  en  esta  tierra,  que  obró  Nuestro  Señor, 
por  medio  e  intercesión  del  Venerable  Padre  Hernando  de  Santarén,  Sacer- 
dote Profeso  de  nuestra  Compañía  de  Jesús,  y  porque  dicha  Información  se 
comenzó  ante  el  Alférez  Juan  de  Molina  Peralta,  Justicia  Mayor  del  Real 
de  Topia,  San  Antonio  y  Sabatenipa,  por  su  Majestad,  a  falta  y  defecto  de 
Juez  eclesiástico,  que  no  le  hay  otro  fuera  de  mí,  en  toda  esta  tierra,  y  dicha 
Justicia  Mayor  es  ido  a  asistir  al  dicho  Real  de  Topia,  y  todavía  tengo  que 
presentar  testigos  para  la  dicha  Información:  por  tanto  a  V.  Md.  pido  y  su- 
plico, reciba  y  prosiga  la  dicha  Información  de  manera  que  haga  fe  en  juicio 
y  fuera  de  él,  examinando  los  testigos  que  para  ella  presentaré,  según  derecho, 
por  las  preguntas  del  Interrogatorio  que,  con  ésta  presento,  y  en  otros  casos 
y  artículos  de  las  virtudes  y  obras  del  dicho  Venerable  Padre  Hernando  de 


BIOGRAFIA 


213 


Santarén,  y  con  ello  recibiré  merced  con  justicia,  que  pido".  (Sigue  el  mismo 
Interrogatorio  y  la  firma  del  P.  Juan  de  Albízuri.  Se  otorgó  la  petición) 
(Ibid.). 

—  (Abril  6).  Presentó  el  P.  Albízuri  el  duodécimo  testigo  de  Tamazula 
y  el  tercero  de  Sabatenipa:  Catalina  de  León.  El  mismo  día  presentó 

el  décimo  tercero  de  Tamazula  y  el  cuarto  de  Sabatenipa:  Catalina  Beltrán. 
Y  hasta  el  8  de  junio  de  ese  año,  presentó  al  décimo  cuarto  de  Tamazula 
y  el  quinto  de  Sabatenipa:  don  Diego  de  Niebla".  (Este  testigo  fue  muy  im- 
portante) . 

—  Otra  Información  en  San  José  de  Topia^  hecha  por  el  P.  Juan  de 
Albízuri  de  la  Compañía  de  Jesús,  sobre  la  vida  admirable  del  ben- 
dito mártir  el  P.  Hernando  de  Santarén,  de  la  misma  Compañía.  Juez  Ecle- 
siástico el  P.  Bartolomé  Toledano. 

■ —  (Abril  28).  Petición  del  Padre  Juan  de  Albízuri  al  P.  Bartolomé 
Toledano  en  San  José  de  Tcpia.  "En  la  Estancia  de  San  José  de  Topia 
a  28  de  Abril  de  1638,  ante  el  P.  Bartolomé  Toledano  de  la  Compañía  de 
Jesús,  Juez  Eclesiástico  y  Vicario  de  este  Partido,  por  el  limo.  Sr.  don  Alonso 
Franco  y  Luna,  Obispo  de  Guadiana,  presentó  el  contenido  en  ella: 

"El  Padre  Juan  de  Albízuri,  de  la  Compañía  de  Jesús,  a  cuyo  cargo  es- 
tán las  Informaciones  de  algunas  cosas  memorables,  sucedidas  en  la  vida 
del  P.  Hernando  de  Santarén  de  nuestra  Compañía,  como  mejor  haya  lu- 
gar de  derecho:  parezco  ante  V.R.  como  Juez  Eclesiástico,  y  digo  que  en 
la  Jurisdicción  de  V.R.  tengo  que  presentar  algunos  testigos  que  vieron  y 
comunicaron  al  dicho  padre,  y  supieron  de  muchas  maravillas  que  Dios  N.  S. 
obró  por  él.  A  V.R.  pido  y  suplico  mándese  examinar  a  los  testigos  que 
presentaré  ante  V.R.  por  el  tenor  del  Interrogatorio  presentado  ante  la  Jus- 
ticia Mayor  de  Topia,  que  presento  de  nuevo  con  el  juramento  necesario, 
y  está  a  fojas  cuatro  del  cuaderno  de  dichas  Informaciones;  y  pido  Justicia, 
y  en  lo  necesario,  etc. 

Juan  de  Albízuri. 

"Vista  por  el  dicho  Juez,  mandó  que  los  testigos  que  presentare  el  P. 
Juan  de  Albízuri,  se  examinen  al  tenor  del  Interrogatorio  que  en  esta  parte 
se  refiere  y  así  lo  proveyó  y  firmó  Bartolomé  Toledano. 

—  (Abr.  28)   Presentó  el  P.  Albízuri  el  primer  testigo  en  la  Estancia 
de  San  José  de  Topia,  el  28  de  Abril,  1638:  Ana  de  Sancho  He- 
rrera, Mulata. 

• —       (Abril  29).  El  segundo  testigo  de  San  José  de  Topia,  Juan  Tecuco, 
Alcalde  del  pueblo,  presentado  por  el  P.  Albízuri,  a  29  de  Abril  de 


214 


ALBIZURI,  JUAN  DE,  P. 


1638.  Y  al  día  siguiente,  30  de  Abril,  presentó  al  tercero  el  mismo  P.  Albí- 
zuri,  y  se  llamaba  Juan  Chililito,  gobernador  de  San  José  de  Topia  y  de 
La  Quebrada.  Y  a  2  de  Mayo  del  mismo  año  638,  el  referido  P.  Albízuri, 
presentó  el  cuarto  testigo  de  San  José  de  Topia,  el  indio  Juan  Miguel. 

1639  El  24  de  Abril  de  1639  presentó  el  P.  Juan  de  Albízuri  el  décimo  quin- 
to testigo  de  Tamazula  y  el  primero  de  La  Encarnación,  Capitán  Juan 
de  Grijalva  y  el  mismo  día,  mes  y  año  el  décimo  sexto  de  Tamazula  y  se- 
gundo de  la  Encarnación,  María  de  Molina. 

—  (6  Sept.).  Para  la  Información  de  dos  milagros  y  una  aparición  del 
Ven.  P.  Santarén,  el  P.  Albízuri  nombró  notario:  "En  el  pueblo  de 

Tamazula  en  6  días  del  mes  de  Septiembre  de  1639  años,  el  P.  Juan  de  Al- 
bízuri, religioso  de  la  Compañía  de  Jesús,  Vicario  y  Juez  Eclesiástico  del 
Partido  de  Tamazula,  por  el  Ilustrísimo  Sr.  don  Alonso  Franco  y  Luna,  Obis- 
po de  la  Nueva  Vizcaya,  dijo  que  por  no  haber  en  el  dicho  Partido,  Notario 
Apostólico  a  quien  pasen  los  Autos  e  Informaciones  que  es  necesario  hacer: 
teniendo  como  tiene  entera  fe  y  satisfacción  de  Andrés  Carrasco,  le  nombró 
por  tal.  Notario  Apostólico,  a  quien  mandó  lo  acepte  y  haga  el  Juramento 
que  en  tal  caso  se  requiere,  del  buen  uso  del  dicho  Oficio,  y  de  guardar  a 
las  partes,  el  secreto  debido;  y  estando  presente  el  susodicho,  le  aceptó  e 
hizo,  por  Dios  N.  S.  y  la  señal  de  la  Cruz,  que  con  la  mano  derecha  hizo, 
de  lo  usar  bien  y  fielmente  a  todo  su  leal  saber  y  entender,  y  que  guardará 
el  secreto  de  los  Autos,  que  ante  el  Padre  Juez,  el  Padre  Juan  de  Albízuri, 
habían  visto  la  aceptación  y  solemnidad  del  Jaramento,  y  en  virtud  del  di- 
cho Oficio,  le  recibió  el  dicho  cargo,  y  le  dio  poder  bastante  para  el  uso 
de  él,  y  a  los  autos  que  ante  él  pasaren,  su  Reverencia  desde  luego  impone 
la  calidad  de  su  Oficio  para  que  valgan  en  juicio  y  fuera  de  él". 

—  (Oct.   7).  Convocación  del  testigo  sanado  milagrosamente:  Alonso 
de  Orozco. 

"En  el  pueblo  de  Tamazula,  jurisdicción  de  la  Nueva  Vizcaya,  en  7  días 
del  mes  de  Octubre  de  1639,  el  P.  Juan  de  Albízuri,  religioso  de  la  Com- 
pañía de  Jesús,  Vicario  y  Juez  Eclesiástico  del  dicho  partido  de  Tamazula 
y  del  Real  y  Minas  de  La  Encarnación  y  Sabatenipa,  por  el  limo.  Sr.  don 
Alonso  Franco  y  Luna,  Obispo  de  la  Nueva  Vizcaya,  dijo  que,  por  cuanto 
en  las  dichas  Minas  de  La  Encarnación,  de  la  dicha  su  Jurisdicción,  habrá 
ocho  meses,  poco  más  o  menos,  Alonso  de  Orozco,  español,  vecino  de  las 
dichas  minas,  se  dice  haber  cobrado  salud  milagrosamente,  por  méritos  e 
invocación  del  Ven.  P.  Hernando  de  Santarén,  de  la  Compañía  de  Jesús, 
que  el  año  de  1616  fue  martirizado  por  causa  de  la  santa  fe,  de  los  apóstatas 
tepehuanes,  convenía  para  honra  y  gloria  de  nuestro  Señor  (que  se  complace 


BIOGRAFIA 


215 


en  la  de  sus  siervos)  hacer  Información  de  la  verdad  del  dicho  suceso  mila- 
groso: y  así,  mandó  parecer  ante  sí  al  dicho  Alonso  de  Orozco,  persona  en 
quien  se  obró  el  dicho  milagro,  para  que  declaren  la  verdad  y  saquen  cons- 
tancia de  él,  Y  así  lo  proveyó,  mandó  y  firmó". 

Juan  de  Albízuri. 

—  El  P.  Juan  de  Albízuri  en  el  Pueblo  de  Tamazula  a  9  días  de  Octu- 
bre de  1639,  recibió  a  Alonso  de  Orozco,  persona  que  recibió  su  cu- 
ración milagrosa  invocando  al  P.  Hernando  de  Santarén.  (Véase  esta  na- 
rración en  Santarén).  Dos  días  antes  había  citado  a  Leonor  de  Niebla,  tes- 
tigo también  de  este  milagro  del  P.  Santarén.  Y  el  día  8  de  Octubre  del 
mismo  mes  y  año,  recibió  asimismo  en  Tamazula,  el  testimonio  de  doña 
Andrea  de  León,  sobre  el  mismo  favor;  y  el  de  Juana  de  Arellano,  muger 
legítima  del  favorecido,  el  mismo  día  8.  Es  de  notar  que  así  los  testigos  como 
Alonso  de  Orozco,  concuerdan  enteramente  en  todos  los  datos  principales. 

—  El  día  10  de  Octubre  de  1639  el  mismo  P.  Juan  de  Albízuri,  con- 
vocó y  oyó  al  Capitán  don  Miguel  de  León,  quien  afirma  que  se 

le  apareció  en  su  enfermedad  el  Padre  Hernando  de  Santarén,  y  lo  sanó  en- 
teramente poniéndole  las  manos  sobre  la  cabeza.  El  favorecido  tiene  ochen- 
ta años.  No  fueron  citados  testigos  porque  el  caso  sucedió  cuando  el  Capitán 
de  León  se  hallaba  solo  en  su  aposento,  y  apenas  se  presentó  su  hijo,  y  des- 
apareció la  visión  que  había  durado  como  hora  y  media.  (Véase  el  caso  com- 
pleto en  Santarén ) . 

—  (28  de  Dic).  Presenta  otro  testigo  en  Tamazula,  llamado  Andrés  Ca- 
rrasco. (Lunes  3).  Carta  del  Capitán  Juan  de  Grijalva,  al  P.  Ji'an 

de  Albízuri,  fechada  en  la  Villa  de  San  Felipe  y  Santiago,  Sinaloa,  el  3  de 
Enero  de  1639.  "Y  mi  Padre  y  Señor:  Una  de  V.R.  recibí  a  22  de  No- 
viembre del  año  pasado  (1638);  su  fecha  en  ese  pueblo  de  Tamazula,  a  4 
del  dicho  mes,  y  agradezco  con  mucho,  la  voluntad  y  la  mucha  caridad,  que 
por  ella  muestra  V.R.  tenerme.  Nuestro  Señor  se  lo  pague  a  V.R.  Holgaréme 
ésta  halle  a  V.R.  con  salud,  que  yo  deseo  para  mí,  yo  servidor  de  V.R.  Al 
presente  la  tengo  y  toda  mi  familia  al  servicio  de  V.R.  y  a  lo  que  V.R.  fuese 
servido  mandarnos.  No  respondí  luego,  por  las  razones  que  diré:  luego  que 
recibí  la  de  V.R.,  otro  día  fui  a  Cubiré  en  busca  del  buen  Martín  Gonzá- 
lez, y  no  le  hallé,  que  había  ido  a  Tehueco;  luego  se  me  ofreció  ir  fuera  a 
buscar  qué  comer;  topé  en  el  camino  al  dicho  Martín;  habléle  sobre  el  caso 
de  ir  a  allá,  púsome  muchas  dificultades.  Vuelto  a  esta  ciudad,  tomóle 
a  hablar,  y  díjome  que  no  tenía  caballo  en  que  ir,  y  húbele  de  dar  uno  mío, 
en  que  va.  En  lo  que  toca  a  lo  que  se  le  ha  de  dar  por  su  trabajo,  se  remite 
a  lo  que  V.R.  sea  servido  darle.  Sólo  pide  que  V.R.  le  ha  de  hacer  caridad. 


216 


ALBIZURI,  JUAN  DE,  P. 


de  ayudarle  en  esta  causa  que  pide:  Dice  este  Martin  González  que  estando 
en  las  Minas  de  Guapixuxe,  en  servicio  de  Antonio  Lorenzo  por  barretero, 
le  pagaba  su  salario  con  metal;  y  de  este  metal  sacó  seis  tejuelos  de  plata, 
que  dio  al  P.  Pedro  Gravina,  que  se  los  guardase,  porque  el  dicho  Padre  se 
los  pidió,  que  se  los  quería  guardar.  Y  el  dicho  Padre  Gravina  murió,  y  no 
sabe  lo  que  éste  hizo  de  sus  tejuelos;  y  esto  suplica  a  V.R.  que  le  ayude  a 
saber,  si  hay  alguna  luz  de  ello,  porque  él  se  vino  sin  poder  hablar  al  dicho 
padre  que  estaba  en  Yamoriba,  y  estando  acá  supo  de  la  muerte  del  dicho 
Padre  Gravina,  y  no  ha  podido  ir  a  allá;  ahora  va  con  hartas  persuasiones 
que  le  he  dicho,  y  que  todo  se  debe  al  servicio  del  Siervo  de  Dios  y  de  V.R. 

^'En  lo  que  V.R.  me  pide  que  le  avise  de  lo  que  supiera  de  la  vida  del 
Santo  mártir  Hernando  de  Santarén,  digo,  mi  Padre,  que  lo  que  sabré  de- 
cir y  yo  me  acuerdo  es  que  por  el  año  de  94  (1594),  a  12  de  Julio,  fue  el 
martirio  del  santo  mártir  Gonzalo  de  Tapia,  y  este  dicho  año  llegaron  a 
Culiacán  el  siervo  de  N.  S.,  Padre  Santarén,  y  el  buen  Padre  Méndez  que 
venía  a  la  Misión  y  allí  supieron  del  martirio  del  Santo  Padre  Gonzalo  de 
Tapia  y  se  detuvieron  los  dos  Padres  allí  en  Culiacán;  que  el  Hermano  Fran- 
cisco de  Castro  que  está  en  el  cielo,  salió  de  esta  ciudad  (San  Felipe  Sin.) 
a  la  de  Culiacán  a  pedir  socorro,  y  avisó  del  suceso  todo;  y  corrió  la  nueva 
de  suerte,  que  el  Gobernador  que  entonces  era  don  Diego  Fernández  de  Ve- 
lasco,  proveyó  de  Capitán  de  esta  Provincia  a  Alonso  Díaz  con  facultad  de 
que  pagara  a  doce  hombres,  y  con  ellos  vinieron  a  esta  provincia.  Hízolo 
así  el  dicho  Alonso  Díaz  y  este  dicho  año  de  94  llegó  a  la  Veracruz  de  To- 
pia  y  en  su  compañía  el  P.  Martín  Peláez  que  venía  por  Visitador  y  el  Her- 
mano Vicente;  y  estando  yo  en  la  dicha  Topia,  el  dicho  Padre  Peláez  y  el 
dicho  Alonso  Díaz  me  hablaron  sobre  que  viniese  de  soldado,  y  me  dieron 
la  paga  luego.  Luego  salimos  de  Topia  y  llegamos  a  la  ciudad  de  Culiacán, 
ya  cerca  de  Navidad  del  dicho  año;  y  allí  nos  detuvimos  en  pagar  soldados 
y  otras  cosas  que  se  ofrecieron,  a  que  pasó  la  Pascua,  de  manera  que  por 
abreviar  razones,  llegaron  a  esta  ciudad  todos:  Padre  Visitador,  Padre  San- 
tarén, Padre  Méndez,  Hermano  Vicente,  Capitán  y  soldados,  a  15  de  Ene- 
ro del  año  95.  En  esta  ciudad  determiné  tomar  plaza,  de  un  año,  como  lo 
hice  y  luego  volví  a  Topia,  por  mi  muger.  Y  a  lo  que  voy,  hallé  allá  en  Cu- 
liacán al  siervo  de  Dios,  P.  Santarén,  allí  tuvimos  la  Pascua  de  Resurrección 
del  dicho  año  de  95  (1595)  y  pasada  la  Pascua,  me  vine  a  esta  ciudad  de 
San  Felipe,  Sin.,  y  en  mi  compañía  el  santo  Padre  Santarén.  Cuando  llega- 
mos a  esta  ciudad,  como  arriba  dicho  tengo.  Padres,  Capitán  y  soldados,  no 
había  más  Padres  que  el  P.  Martín  Pérez  y  Padre  Juan  Bautista  de  Velasco 
y  Hermano  Francisco  de  Castro;  al  fin  estuvimos  en  esta  Provincia  (de  Si- 
naloa)  poco  más  de  cuatro  meses.  El  P.  Visitador  Martín  Peláez  y  el  Ca- 
pitán Alonso  Díaz,  se  fueron  y  quedó  por  Capitán  de  esta  Provincia  Juan 


BIOGRAFIA 


217 


Pérez  de  Cebreros,  y  el  P.  Martín  Pérez  por  Rector;  luego  por  Junio  del 
dicho  año  (1595).  (Nota:  hay  una  llamada  al  margen  que  dice:  "ha  de 
decir  del  año  de  1596"),  si  bien  me  acuerdo,  empezó  el  Santo  Padre  Santarén 
la  misión  de  Guazave  y  yo  y  un  cierto  Francisco  de  Tapia,  fuimos  sus  escolteros 
mucho  tiempo.  Estaba  entonces  toda  aquella  gente  muy  desparramada  por 
parcialidades  y  partidos,  muchos  en  sus  gentilidades,  ritos  y  ceremonias;  no 
había  noche  que  no  había  tambor  y  bailes,  y  el  santo  padre,  todo  se  ocu- 
paba en  predicarles.  Encaramábase  en  una  higuera  que  está  allí  y  les  pre- 
dicaba: y  no  había  remedio,  lo  que  comíamos  nosotros  los  escolteros,  lo  gui- 
saba el  santo  padre.  Como  tenía  la  misión  tan  desparramada,  no  paraba,  y 
andaba  aquí  y  allí  y  nosotros  con  él.  Una  vez  venimos  de  visitar  la  gente  de 
allá  abajo,  y  llegamos  a  Guazave  y  hallamos  un  gran  corral,  con  petates  pa- 
jeados, y  dentro  muchos  muchachos  embijados  y  en  ayunas,  que  los  hacían 
ayunar  allá  por  sus  embustes  y  embelecos;  el  padre  empezó  a  quitar  el  co- 
rral y  sacar  muchachos,  y  a  predicarles  el  verdadero  Dios:  de  lo  cual  se 
enojaron,  y  si  no  embistieron  debió  de  ser  porque  vieron  a  los  dos  escolteros 
parados,  así  aparte  con  los  arcabuces  en  las  manos.  El  año  de  96,  por  Mayo 
llegó  a  esta  ciudad  (San  Felipe,  Sin.)  el  P.  Hernando  de  Villafañe  (que  se 
halle  en  gloria)  y  el  P.  Hernando  de  la  Hermosa,  y  luego  que  llegaron,  el 
dicho  P.  Villafañe  fue  a  la  dicha  misión  de  Guazave,  por  compañero  del 
siervo  de  Dios,  P.  Santarén,  y  estando  juntos,  hicieron  los  indios  una  con- 
juración para  matar  a  los  Padres  Hernando  de  Santarén,  y  Hernando  de 
Villafañe,  y  les  tuvieron  la  casa  cercada,  y  si  no  lo  ejecutaron,  fue  porque 
nuestro  Señor  los  guardó;  y  una  india  llamada  Isabel  y  su  marido  Pedro, 
que  eran  muy  buenos,  lo  estorbaron.  A  esta  voz  que  corrió  de  este  motín, 
fue  el  capitán  Juan  Pérez  de  Cebreros  con  su  campo  y  yo  con  él,  que  ya  no 
era  escoltero,  sino  otros,  y  se  aplacó  el  motín  y  hubo  azotes.  Por  este  año, 
en  que  vino  a  esta  provincia,  por  capitán  Diego  Quirós,  la  guerra  fue  cre- 
ciendo tanto  que  no  quedó  nación  en  todo  el  reino,  que  no  se  alzase.  Y 
todos  los  padres  se  recogieron  a  esta  ciudad  y  nosotros  velábamos  y  salíamos 
a  guardar  los  caballos  al  campo  y  de  noche,  encerrados,  de  manera  que  fue 
forzoso  pedir  socorro,  y  a  ello  salió  de  esta  ciudad  el  P.  Hernando  de  la 
Hermosa:  entonces  fue  Martínez  a  México  a  dar  noticia  al  Conde  de  Mon- 
terrey (1595-1603)  y  proveyó  por  capitán  a  Alonso  Díaz,  y  a  Martínez  por 
caudillo,  y  que  se  pagasen  veinte  hombres.  En  estas  cosas,  que  era  ya  por 
el  año  de  97,  salí  yo  de  esta  ciudad  para  Guadiana,  por  mandado  del  ca- 
pitán Quirós,  por  Septiembre  del  dicho  año;  dejé  en  esta  ciudad  al  siervo 
de  Dios  el  P.  Santarén,  y  cuando  volví  que  fue  el  año  de  98.  (Una  nota 
que  dice:  "el  año  1598,  fue  a  predicar  la  Cuaresma  a  Topia  [?]),  ya  no  le 
hallé  yo  aquí,  que  ya  era  ido,  y  todo  este  tiempo  desde  el  año  de  98  o  más, 


218 


ALBIZURI,  JUAN  DE,  P. 


hasta  el  año  de  609,  que  vino  por  rector,  se  ocupó  en  otros  servicios  de  nues- 
tro Señor,  como  fue  la  misión  de  Tecuchiapa,  en  que  le  sucedió  el  P.  Die- 
go de  Acevedo  y  Padre  Nájara  (sic)  que  el  siervo  de  nuestro  Señor  vino 
aquí  por  rector,  en  el  cual  no  estuvo  mucho  tiempo,  por  hallarse  falto  de 
salud:  fuese  y  dejó  por  vicerrector  al  P.  Luis  de  Bonifaz,  y  al  P.  Juan  Bau- 
tista de  Velasco  en  su  ausencia;  después,  no  me  acuerdo  bien,  si  el  año  de 

09  o  el  de  10,  volvió  a  esta  ciudad  de  San  Felipe  el  dicho  siervo  de  Dios, 
con  una  comisión  de  los  Señores  del  Santo  Oficio  a  cierta  averiguación,  de 
que  fui  yo  su  Notario;  y  acabada,  se  fue  el  año  de  12.  Volvió  a  esta  ciudad 
por  Visitador  de  estas  misiones,  que  fue  cuando  por  su  causa  el  Capitán 
Martínez  me  dio  el  caballo,  como  en  la  Relación  tengo  dicho;  y  este  año 
de  12  se  fue,  y  después,  nos  carteamos,  hoy  tengo  en  mi  poder  una  firma 
suya,  como  reliquia.  Esta  es  la  relación  que  puedo  dar  a  V.R.  acerca  de 

10  que  toca  al  siervo  de  Dios.  En  lo  que  toca  al  torbellino,  aquella  vez  que 
arriba  digo  de  los  muchachos  que  ayunaban,  hubo  un  gran  torbellino  pero 
no  se  reparó  en  eso.  Lo  del  ídolo,  fue  en  tiempo  del  P.  de  Villafañe,  ya  los 
indios  muy  de  paz,  que  fue  el  año  de  02  o  03  (1602  o  1603)  con  venida 
del  socorro  de  los  20  hombres,  y  eso,  como  he  dicho,  volvió  el  P.  Hernando 
de  Villafañe  a  dar  doctrina  a  los  Guazaves;  y  ellos  lo  hicieron  tan  bien  que 
lo  quisieron  matar,  y  lo  trajeron  tan  perseguido,  que  le  fue  forzoso  reti- 
rarse a  esta  ciudad;  y  ellos  se  declararon  luego  por  enemigos,  y  quemaron 
sus  iglesias  y  se  pusieron  como  en  frontera,  haciendo  fuertes  corrales,  a  lo 
cual  salió  el  dicho  Alonso  Díaz  con  su  campo,  y  no  hizo  nada;  que  aunque 
les  tiraron  flechas,  no  peleó;  al  fin  quedóse  así  la  causa;  y  el  año  de  09 
que  fue  a  México  Martínez,  y  luego  que  pasaron  las  aguas  Alonso  Díaz 
envió  a  Bartolomé  de  Mondragón  con  copia  de  soldados  a  ios  dichos  Gua- 
zaves a  que  les  llamase  de  paz  y  los  redujese  a  los  pueblos  e  iglesias;  y  ellos 
lo  hicieron  tan  bien  que  les  salieron  de  guerra  al  dicho  Mondragón,  con  tan- 
ta pujanza  que  hubo  soldado  que  no  paró  en  su  huida,  hasta  esta  ciudad 
de  San  Felipe.  A  este  suceso,  hubo  gran  confusión,  que  no  se  sabía  a  quién 
convenía  enviar  al  efecto;  no  sé  quién  se  acordó  de  mí,  y  así  hablóse  sobre 
el  caso,  el  dicho  Alonso  Díaz,  y  Padres;  que  entonces,  cuando  era  soldado, 
vino  el  alcalde  ordinario,  yo  me  ofrecí  a  ello,  luego,  con  mucha  voluntad,  y 
fui  al  efecto,  donde  fue  el  Señor  servido  de  darme  tan  buen  suceso,  como 
el  que  tuve;  y  una  de  las  buenas  batallas  de  indios  que  ha  habido  en  esta 
tierra.  El  galardón  que  tengo  es  verme  viejo,  pobre,  cargado  de  hijos  y  mu- 
ger  y  sin  plata.  Nuestro  Señor  lo  remedie,  que  puede;  y  a  V.R.  guarde  lar- 
gos años.  Villa  de  San  Felipe  y  Santiago,  provincia  de  Sinaloa  y  Enero  3 
de  1639.  'Si  el  tiempo  me  da  lugar,  y  nuestro  Señor  me  da  lugar  a  ello, 
podrá  ser  que  presto  nos  veamos,  y  a  V.R.  suplico  perdone  mi  torpe  estu- 


BIOGRAFIA 


219 


dio,  y  con  su  discreción  y  prudencia,  supla  mis  defectos  y  torpe  estilo,  y 
reciba  mi  buena  voluntad'."  De  V.R.  Servidor: 

Juan  de  Gri jaiva. 

—  (Julio  15).  Carta  del  P.  Diego  González  de  Cueto  al  P.  Juan  de 
Albízuri)  .  Pax  Christi: 

"La  que  V.  R.  me  hizo  caridad  acompañada  con  la  del  P.  Bartolomé  de 
Toledano  (y  a  sus  señas,  tardó  muchísimo  en  venir  a  mis  manos,  porque 
erró  el  camino  y  llegó  hasta  Mazatlán,  de  donde  me  la  trajeron),  y  recibí 
con  particular  consuelo  mío  de  saber  de  la  salud  de  V.  R.,  que  ruego  a  nues- 
tro Señor  dé  muy  cumplida,  y  pague  a  V.R.  la  mucha  caridad  que  en  ella 
me  hace,  y  ofrezco  hacer,  cuando  a  solas  yo  llegue  por  allá  (como  sé  lo  que 
conmigo  a  solas  y  con  todos  en  común  V.R.  hizo),  no  fuera  con  grande  abun- 
dancia y  excesos  de  caridad,  de  que  no  acabaré  de  hablar  en  cuantas  oca- 
siones se  presenten,  agradeciéndolo  toda  mi  vida,  y  sirviéndole  en  lo  que  me 
quisiere  mandar  V.  R.,  a  quien  nuestro  Señor  le  pague  de  su  mano.  Mán- 
dame en  ella  V.R.  le  ponga  la  historia  que  me  pasó  cuando  el  Padre  Lomas 
y  yo  fuimos  a  Tecuchiapa  a  ver  al  P.  Santarén,  lo  cual  haré  en  el  capítulo 
siguiente,  en  cuanto  digo  que  el  P.  Provincial  (lo  era  entonces  el  P.  A'ndrés 
Pérez  de  Rivas)  tiene  citada  junta  para  lo.  de  Diciembre  en  Guadiana  (co- 
mo ya  V.R.  sabrá  por  el  aviso  del  P.  Rector  Martín  de  León)  :  lo  que  aña- 
do es,  que  ya  sabe  V.R.  que  soy  su  siervo  aficionado,  pagado,  obligado,  y  así 
seré  su  procurador  fidelísimo.  Vea  V.  R.  si  me  manda  alguna  cosa  para  allá, 
que  yo  estaré  en  Cosalá  el  día  de  Todos  Santos,  y  avisándome  allí,  verá 
V.R.  cómo  le  sirvo. 

"La  historia  es  la  que  sigue:  el  año  de  1606,  que  el  P.  Hernando  de  San- 
tarén  vivía  en  Tecuchiapa,  el  P.  José  de  Lomas  en  Atotonilco  y  yo  en  Ota- 
titlán  el  P.  Hernando  de  Santarén  estuvo  enfermo  más  de  un  año,  de  una 
enfermedad  que  ni  él  ni  nadie  sabía  lo  que  era,  más  de  que  ni  podía  co- 
mer ni  dormir,  y  se  fue  consumiendo,  enflaqueciendo  de  manera  que  aun- 
que el  P.  Provincial  Ildefonso  de  Castro  envióle  a  decir  se  fuera  a  curar 
a  Guadiana  o  Guadalajara,  estaba  tan  flaco  y  debilitado  que  no  podía  su- 
bir a  caballo,  y  así  estaba  sentado,  encomendándose  a  Dios  y  aguardando 
la  muerte  o  el  remedio.  En  esta  ocasión  salió  el  P.  Villafañe  de  Sinaloa  la 
primera  vez  visitando  la  Sierra,  y  habiendo  comenzado  por  Tecuchiapa,  vino 
a  tener  la  Junta  en  Otatitlán,  dada  la  gravedad  de  la  enfermedad  del  Pa- 
dre y  como  yo  lo  tenía  tan  por  mío  así  por  haberlo  sido  en  el  Seminario  de 
(?)  donde  yo  viví  siendo  colegial,  como  por  haber  sido  su  compañero,  y 
haber  vivido  con  su  reverencia  en  el  pueblo  de  San  José,  que  llaman  la 
Estancia  y  Tamazula,  que  cuando  yo  vine  a  esta  misión,  toda  la  tenía  a 
su  cargo,  sólo:  pedí  licencia  al  Padre  Villafañe  para  irle  a  ver;  el  cual  me 


220 


ALBIZURI,  JUAN  DE,  P. 


la  dio  añadiendo  que  fuese  luego,  porque  si  me  detenía,  no  le  hallaría  vivo; 
salí  de  Otatitlán  con  este  cuidado,  y  llegué  a  Atotonilco  adonde  allegué  al 
P.  José  de  Lomas,  que  se  ofreció  a  ir  conmigo,  y  me  dijo:  'que  dos  caminos 
hay  para  ir  a  Tecuchiapa,  el  uno  breve,  por  la  Quebrada  que  llaman  del 
Diablo,  y  el  otro  largo,  por  los  pueblos'.  Y  diciéndole  yo,  'Pues  vámonos  por 
el  breve'.  Y  añadió:  'Evitemos  la  Quebrada  del  Diablo,  porque  allí  andan 
duendes,  y  es  forzoso  hacer  noche  en  ella,  y  espantan  a  los  que  paran  en 
ella'.  Díjele:  'Pues  si  ya  sabemos  que  son  duendes,  ¿qué  nos  pueden  ha- 
cer? Llevemos  agua  bendita  y  nuestros  relicarios,  y  allí  levantaremos  muchas 
cruces  donde  durmiéremos'.  Viose  él  prendido  y  dijo:  'Vamos,  que  yo  ni 
les  tengo  miedo'.  Salimos  al  día  siguiente  de  Atotonilco,  y  habiendo  llegado 
a  la  dicha  Quebrada,  llegamos  a  puestas  del  sol  a  una  estrecha  angostura 
de  peñas  y  sierra  altísima  por  el  un  lado,  y  el  otro  que  hacía  unos  llanetes 
con  agua  para  las  bestias,  y  buenos  para  pasar  la  noche;  y  pareciéndole  al 
padre  que  la  pasáramos  allí,  nos  apeamos,  y  hincados  de  rodillas  dijimos  las 
letanías  y  otras  devociones,  y  levantamos  unas  cruces,  todo  el  contorno. 
Echaron  las  bestias  la  Quebrada  arriba,  por  si  alguna  se  volviera  la  sintié- 
semos; y  habiendo  pasado  la  noche  con  mucho  gusto,  sin  ruido,  ni  espanto, 
ni  señal  de  cosa;  al  amanecer  dio  voces  el  P.  José  de  Lomas,  diciendo: 
'Traigan  las  bestias,  que  los  duendes  se  han  retirado  por  las  cruces'.  Fue- 
ron por  ellas,  y,  aunque  fueron  mozos  de  razón,  no  hallaron  ninguna,  ni 
rastro  de  que  hubieran  subido  hacia  arriba;  volviéronlas  a  buscar  donde 
estábamos,  con  admiración  suya  y  nuestra,  porque  no  podía  haber  bajado 
ninguna,  si  no  era  por  sobre  nosotros;  doblamos  los  sabaneros,  y  unos  arri- 
ba y  otros  abajo,  volvieron  sin  hallar,  ni  muía,  ni  rastro  de  ella;  conque 
creció  la  admiración,  y  más  cuando  a  las  9  o  10  del  día,  oímos  mucho  rui- 
do de  arreadores  que  venían  gritando,  tirando  piedras  y  silbando  por  lo 
alto  de  la  sierra;  y,  alzando  allá  los  ojos,  todos  descubrimos  nuestras  mu- 
las,  que  iban  pasando  por  una  ladera  de  aquellas  inaccesibles,  sin  subida 
ni  bajada;  vírnoslas  pasar,  conocímoslas  y  contámoslas  todas,  sin  saber  por 
dónde  habían  podido  haber  subido,  ni  por  dónde  habían  de  bajar,  arreán- 
dolas apriesa  los  que  las  llevaban,  silbándolas  y  tirándoles  piedras,  sin  ver 
a  nadie  y  con  miedo  no  se  desmandase  alguna  hacia  nosotros.  Tornamos  a 
decir  las  letanías,  y  habiendo  echado  de  ver  la  burla  que  nos  había  he- 
cho, determinamos  el  padre  y  yo,  de  irnos  a  pie,  dejando  quien  aguardara 
el  hato,  mientras  buscábamos  por  él,  y  estando  más  cerca  de  Tecuchiapa, 
determinamos  irnos  allá,  y,  descalzos,  por  los  vados,  y  con  nuestros  bordo- 
nes, caminamos  más  de  una  legua:  al  cabo  de  la  cual  nos  fue  a  alcanzar 
un  mozo,  diciendo  que,  sin  saber  por  donde,  ni  quién  las  había  llevado,  ha- 
bían llegado  juntas  al  hato  todas  las  muías  sin  faltar  ninguna;  enviamos 
por  las  de  silla,  y  aguardándolas,  muy  bien  cansados,  llegaron,  y  nos  dimos 


BIOGRAFIA 


221 


prisa  a  salir  de  la  Quebrada,  donde  esperamos  nuestra  gente  que  llegó  a  la 
tarde,  sin  desavío,  ni  falta  de  cosa,  contentos  los  duendes  con  la  burla  que 
nos  habían  hecho,  que  si  fue  muy  pesada  con  lo  que  nos  hicieron  caminar 
a  pie,  pudo  ser  más.  Al  día  siguiente  seguimos  nuestro  viaje  y  llegamos  a 
Tecuchiapa,  donde  hallamos  un  carpintero  español  llamado  Andrada,  que 
estaba  trabajando  y  hacía  compañía  al  P.  Hernando  de  Santarén  en  el  pue- 
blo; y  preguntámosle  por  el  padre  quien  dijo  estaba  en  su  casa,  que  era 
un  jacal  que  le  servía  de  sala  y  cámara,  despensa  y  almacén;  entró  a  avi- 
sar y  nosotros  tras  él,  al  cual  hallamos  vestido  y  recostado  en  su  cama,  tan 
flaco  que  apenas  pudo  ponerse  en  pie  al  abrazarnos,  y  habiéndole  saludado 
con  mucha  pena  por  verle  tan  acabado,  dijo  al  carpintero  Andrada,  que 
buscase  quien  barriese  la  casa,  porque  el  padre  no  tenía  muchacho  ningu- 
no; salió  el  Andrada,  y  habiendo  andado  por  el  pueblo,  no  halló  más  que 
dos  indias  que  vinieron  cargadas  de  agua,  y  habiendo  él  entrado  dijo  al 
padre  diese  licencia  que  entren  (sic)  estas  indias  a  barrer,  porque  no  había 
en  el  pueblo  ni  fiscal,  ni  muchacho,  ni  nadie  que  lo  hiciese.  Mandó  el  pa- 
dre que  entrasen,  y  mientras  regaron  y  barrieron,  prosiguió  con  la  relación 
que  nos  iba  haciendo  de  su  enfermedad,  y  que  en  suma  era,  no  comer,  ni 
dormir.  Al  cabo  de  rato  que  las  indias  habían  acabado  de  barrer,  y  se  daba 
traza  de  que  comiésemos  nosotros,  llegó  una  de  ellas  a  la  puerta,  y  dijo  que 
quería  hablar  al  padre,  y  aunque  quisimos  divertir  o  enviar  que  se  fuese, 
ella  no  quiso:  y  levantándose  el  P.  José  de  Lomas,  a  ver  lo  que  quería,  no 
se  lo  quiso  decir,  importunando  que  la  dejasen  ver  al  padre,  que  importa- 
ba. El  padre  se  levantó  y  aunque  con  trabajo,  llegó  a  la  puerta,  y  habien- 
do estado  allí  un  rato  con  la  india  (cuya  lengua  sabía  muy  bien)  entró  con 
ella  diciendo:  'Padres,  esta  india  dice  que  el  mal  que  tengo  es  hechizo,  y 
que  está  sobre  mi  cama,  y  viene  a  mostrármele'.  Llegamos  todos  juntos  y 
mostróle  dos  olotes  de  maíz,  que  estaban  colgados  sobre  la  cama;  y  di  jóle 
que  él  mismo  los  había  de  bajar:  que  cuando  entró  a  regar,  los  había  vis- 
to, y  que  sabía  que  lo  eran,  porque  con  otros  dos  y  la  misma  enfermedad, 
le  habían  muerto  a  su  marido.  Ayudamos  todos  a  subir  al  padre  sobre  la 
cama,  y  de  allí  en  una  silla,  y,  habiéndolos  quitado  de  donde  estaban  le 
dijo  la  india  que  los  hiciese  quemar,  y  verían  cómo  eran  lo  que  ella  decía. 
Salimos  a  la  puerta  de  la  casilla,  y  sentado  allí  el  padre,  hicimos  fuego  de 
unas  astillas  de  la  carpintería,  y  echamos  en  él  los  dos  olotes,  que  al  ptmto 
despidieron  de  sí  una  nube  de  humo  tan  grande  y  tan  espesa,  que  nos  cubrió 
el  sol  y  admiró  a  todos,  la  cual  duró  mientras  ellos  se  consumieron.  Dimos 
crédito  a  la  india,  y  habiéndole  dado  unos  tasajos,  se  fue,  diciendo:  'Ya 
estás  bueno,  padre;  ya  no  tienes  que  temer'.  (¡Cosa  maravillosa!)  que  al 
cabo  de  una  hora  que  esto  sucedió,  se  quedó  dormido  por  espacio  de  cuatro 


222 


ALBIZURI,  JUAN  DE,  P. 


horas,  que,  temiendo  nosotros  no  fuera  el  sueño  de  la  muerte,  le  desperta- 
mos y  preguntándole  cómo  estaba,  dijo:  'Gracias  a  Dios,  gracias  a  Dios,  que 
me  trajo  a  Vuestras  Reverencias,  para  que  con  su  ocasión  entrase  esta  in- 
dia, y  viera  el  mal  que  tenía,  que  cuanto  ha  que  caí  malo  cada  día  he  es- 
tado viendo  estos  olotes,  sin  reparar  más  que  en  qué  fin  había  tenido  el  que 
los  había  puesto  allí.  Ya  estoy  bueno,  ya  tengo  gana  de  comer'.  Dispusímoslo 
de  pronto,  y  habiendo  comido  un  poco,  aunque  dijo  que  había  un  año  que 
no  comía  tanto,  se  tornó  a  dormir  hasta  la  media  noche,  que  despertó  pi- 
diéndonos de  comer;  dímoselo  con  gusto,  que  creció  cada  día  más,  porque 
en  ocho  días  que  estuvimos  allí,  se  conoció  ser  la  salud  deveras,  lo  que  fue 
cada  día  a  más,  y  en  breve  estuvo  bueno  y  sano;  y  de  allí  lo  sacó  la  santa 
obediencia  para  rector  de  Sinaloa.  Créame  V.  R.,  mi  padre,  que  me  he  can- 
sado de  tan  larga  carta,  que  he  escrito  de  muy  buena  gana,  por  ser  gusto 
de  V.  R.  al  cual  acudiré  con  la  voluntad  que  de  esto  se  colige.  Guarde  N.  S. 
a  V.  R.  en  cuyos  santos  sacrificios  y  oraciones  mucho  me  encomiendo". 
De  San  Ignacio,  15  de  Julio  de  1639.  Siervo  de  V.  R. 

Diego  de  Cueto  (S.  J.). 

1640  (Marzo  10).  El  P.  Albízuri,  nombra  nuevo  notario,  en  Tamazula: 
"En  el  ptieblo  de  Tamazula,  Jurisdicción  de  Topia,  de  la  nueva  Viz- 
caya, en  10  de  Marzo  de  1640,  el  P.  Juan  de  Albízuri,  Vicario  y  Juez  Ecle- 
siástico de  Tamazula  y  su  Partido,  por  el  Ilustrísimo  Señor  don  Alonso  Fran- 
co y  Luna,  Obispo  de  la  Nueva  Vizcaya,  dijo,  que,  atento  a  no  tener  en  su 
Juzgado  al  presente.  Notario  Apostólico,  ante  quien  pasen  los  Autos  e  Infor- 
maciones, que  son  necesarios  hacer,  teniendo,  como  tiene,  entera  satisfac- 
ción del  capitán  don  Gabriel  de  Figueroa,  me  nombró  por  tal  notario,  para 
que  ante  mí  pasen  los  autos  y  demás  diligencias  que  fueren  necesarias,  y  en 
particular,  la  Información  que  se  hace,  de  la  vida,  virtudes,  milagros  y  mar- 
tirio del  Venerable  Padre  Hernando  de  Santarén,  y  yo,  lo  acepté  con  el  ju- 
ramento necesario.  Así  lo  proveyó,  mandó  y  firmó.  Juan  de  Albízuri. 
"Ante  mí  don  Gabriel  Figueroa,  Notario  Apostólico". 

—  (Dic.  26).  "En  el  pueblo  de  Tamazula,  Jurisdicción  del  Real  y  Mi- 
nas de  la  Veracruz  de  Topia,  de  esta  Nueva  Vizcaya,  en  26  días  del 
mes  de  Diciembre  de  1640,  ante  el  capitán  don  Juan  de  Alvear,  de  fuero 
Justicia  Mayor  y  Capitán  a  suerte  de  dicha  jurisdicción,  se  presentó  el  con- 
tenido como  se  sucede: 

"El  P.  Juan  de  Albízuri,  Religioso  de  la  Compañía  de  Jesús,  Vicario  y 
Juez  Eclesiástico  del  Partido  y  Jurisdicción  de  Tamazula,  a  cuyo  cargo  están 
las  Informaciones  de  la  Vida  del  Venerable  Padre  Hernando  de  Santarén, 


BIOGRAFIA 


223 


de  santa  memoria,  de  nuestra  Compañía,  como  parece  por  el  Poder  que  para 
ello  tengo  de  mi  Superior  (y  está  al  principio  del  primer  cuaderno  de  estas 
Informaciones)  fechas  ante  Juan  de  Molina  Justicia  Mayor  que  fue  de  Topia 
(que  de  nuevo  presento  ante  V.  md.)  como  mejor  haya  lugar  de  derecho, 
parezco  ante  V,  md.  por  no  haber  en  dicha  Jurisdicción  Juez  Eclesiástico,  y 
digo  que  en  dicha  Jurisdicción  de  V.  md.  tengo  que  presentar  algunos  testi- 
gos, que  vieron  y  comunicaron  al  dicho  Venerable  Padre,  y  supieron  mu- 
chas virtudes  santas  y  otras  maravillas  que  Nuestro  Señor  obró  por  él  a  V. 
md.  pido  y  suplico,  mande  se  examinen  los  testigos  que  ante  V.  md.  presen- 
taré, por  el  tenor  del  Interrogatorio  presentado  ante  el  Teniente  de  Justicia 
Mayor  de  Topia  (que  presento  de  nuevo)  con  el  juramento  necesario,  y 
está  a  fojas  cuatro  del  tercer  cuaderno  de  dichas  Informaciones  y  pido  justicia, 
y  en  lo  necesario,  etc.  Juan  de  Albízuri". 

—  (10  de  Marzo).  El  mismo  día,  el  P.  Albízuri,  recibió  el  testimonio 
del  Alférez  Diego  de  Medina,  en  Tamazula. 

—  El  mismo  día,  26  de  Diciembre  de  1640,  en  Tamazula,  fue  presen- 
tado por  el  P.  Albízuri,  como  testigo  Pedro  Martín  Llanes,  que  cono- 
ció al  P.  Santarén  y  presenta  su  testimonio  conforme  al  Interrogatorio  con- 
sabido. 

—  (28  de  Dic).  Presenta  el  P.  Albízuri  un  segundo  testigo  de  Tama- 
zula  el  28  de  Diciem.bre  de  1640,  en  doble  persona  a  saber:  el  capi- 
tán Pedro  de  Aldave  y  Lorenzo  Aguirre,  sobre  las  cruces  que  sobre  los  pinos 
hacía  el  P.  Hernando  de  Santarén  cuando  decía  misa  al  pasar  por  los  bos- 
ques, y  todas  se  conservaban  intactas  después  de  treinta  años. 

1648  Por  Noviembre  ya  era  rector  del  colegio  de  Valladolid  (A  B  III,  136). 

1649  Pérez  Rivas  nos  dice,  hablando  del  Venerable  P.  Pedro  Velasco,  que 
el  Padre  Albízuri,  religioso  muy  templado  en  sus  palabras,  que  fue 

rector  de  nuestro  colegio  de  Valladolid,  y  después  murió  siéndolo  de  Pátz- 
cuaro,  y  fue  subdito  del  Padre  Pedro  de  Velasco,  y  muy  cerca  le  comunicó. 

1651   (Abril  13).  "Murió  siendo  rector  de  Pátzcuaro  el  13  de  Abril  de 
1651".  Poseemos  una  carta  del  Padre  Andrés  de  Cobián,  notificando 
su  deceso.  Dice  así  a  la  letra: 

"Padre  Rector  del  Colegio  del  Espíritu  Santo  de  la  Puebla"  (lo  era  el 
Padre  Nicolás  Estrada) .  "Pase  esta  carta  al  San  Ildefonso  y  San  Gerónimo 
de  esa  Ciudad)  Pax  Christi:  Hoy  trece  de  Abril  de  1651,  a  las  siete  de  la 
noche,  fue  nuestro  Señor  servido  llevarse  para  Sí  al  Padre  Juan  de  Albízuri, 
Rector  de  este  Colegio  de  Pátzcuaro,  de  un  dolor  de  costado,  tan  en  cubierto, 
que  nunca  se  le  entendió  su  malicia,  y  aunque  se  le  hicieron  todas  las  dili- 


224 


ALBIZURI,  JUAN  DE,  P. 


gencias  posibles  para  su  salud,  no  causaron  el  efecto  que  todos  deseábamos, 
por  no  haberse  declarado  el  mal  hasta  el  mismo  día  en  que  murió.  Recibió 
todos  los  Sacramentos,  y  el  del  Viático  de  rodillas,  para  lo  cual  se  levantó 
de  la  cama,  ayudado  de  otros.  Acto  que  causó  en  todos  los  de  casa  (que 
estábamos  presentes),  grande  edificación  y  ternura;  y,  a  lo  último,  agraván- 
dose más  la  enfermedad,  pedía  con  gran  dolor  a  Nuestro  Señor  lo  llevase. 
Y,  aunque  esperamos,  según  la  buena  disposición  y  conformidad  con  la  vo- 
luntad de  Nuestro  Señor  y  su  buena  y  religiosa  vida,  que  goce  de  Nuestro 
Señor,  con  todo,  por  cumplir  con  mi  obligación,  pido  a  V.  R.  demande  en 
ese  Colegio,  hacer  los  sufragios  que  acostumbra  Nuestra  Compañía;  y  a  mí 
no  me  olvide  delante  de  Nuestro  Señor,  que  guarde  a  V.  R.  Pátzcuaro  y 
Abril  13  de  1651.  Andrés  de  Cobián". 

1652  (Diciembre  12).  "Dize  el  Padre  Rada,  que  por  muerte  del  Padre  Al- 
BÍzuRi  Rector  del  Colegio  de  Pátzcuaro,  nombró  en  su  lugar,  con 
parecer  de  sus  Consultores,  al  Padre  Andrés  de  Cobián.  .  .  por  lo  que  toca 
a  la  asignación  de  Superior  de  dicho  Colegio,  no  puedo  dexar  de  aprobarla, 
porque  las  circunstancias  que  intervinieron,  la  pedían". 
(Nickel  al  sucesor  del  P.  Rada) . 

Referencias 

1  A.  B.  Alegre-Burrus,  S.  J.,  Hist- .     III,  136.  Roma,  1959. 

1  ^'^^  Archivo  General  de  la  Nación  Historia,  t.  308. 

2  BeristÁin,  Biblioteca  Hispano  Americana,  Amecameca,  1883,  p.  37. 

3  Cobián,  Andrés,  S.  J.,  Notificación  de  la  muerte  del  P.  Juan  de  Albí- 
zuRi,  Pátzcuaro,  13  de  Abril  de  1651.  2  fojas  con  el  sobrescrito.  Docu- 
mento Ms. 

4  De  Backer,  S.  J.,  I,  5. 

5  Degorme,  Gerardo,  S.  J.,  La  Obra  de  los  jcsuitas  mex.,  México,  1941, 
t.  I,  262;  t.  II,  6,  7,  8,  90,  96,  97,  99,  101,  116,  149,  150,  151. 

5  bis  Méx.,  4,  f.  390;  15,  f.  307. 

6  Nigkel,  Gosvino,  S.  J.,  Carta  al  sucesor  del  Padre  Rada,  Roma,  12  de 
Diciembre  de  1652. 

7  Pérez  Rivas,  Andrés,  S.  J.,  Crónica,  t.  I,  México,  1896,  p.  231. 

8  Proceso  Jurídico  de  los  ocho  Padres  muertos  por  los  tepehuanes:  Legajo 
Sexto,  passim.  Verificado  en  Durango  desde  1618-1642. 

9  Sommervogel,  S.  J.,  Bibliotheque  de  la  C.  de  /._,  I,  37. 

10  Uriarte,  José  Eugenio,  S.  J.-Lecina,  Mariano,  S.  J.,  Biblioteca  de  es- 
critores de  la  C.  de  ].  en  la  Antigua  Asistencia  de  España,  parte  I,  t.  II, 
Madrid,  1929-30. 


BIBLIOGRAFIA 


225 


11  ViTELLEscHi,  Mucio,  S.  J.,  Carta  al  P.  Florián  Ayerbe,  Roma,  15  de 
Agosto  de  1637. 

Bibliografía 

1633  Escribió  la  vida  del  P.  Gonzalo  de  Tapia  en  1633  en  Banopa,  Sin., 
3  págs.  Existen  2  mss.  de  esta  vida.  Muchos  datos  vagos  rectificados 
por  Shiels,  corregida  por  su  superior  el  P.  Várela  que  había  conocido  al  P. 
Tapia. 

1638  Carta  a  4  de  Noviembre  de  1638  al  Capitán  Juan  de  Grijalva,  escri- 
ta en  Tamazula,  su  misión.   (Grijalva,  Juan  de.  Cap.  Carta  al  P. 
Albízuri,  a  3  de  Enero  de  1639). 

S.  f.  (Por  1648).  Manuscrito.  "Plistoria  de  las  Misiones  Apostólicas,  que 
los  Clérigos  Regulares  de  la  Compañía  de  Jesús  han  hecho  en  las  In- 
dias Occidentales,  de  la  Nueva  España,  e  ilustres  conversiones  de  más  de 
treinta  naciones,  que  se  han  seguido  a  la  Religión  Católica".  Un  libro  Ms. 
en  4o.  con  365  fojas,  muy  bien  escrito  y  encuadernado;  en  la  Biblioteca  de  la 
Universidad  de  México.  Está  dedicado  al  P.  Juan  Várela,  Rector  del  Cole- 
gio de  Sinaloa  y  Visitador  de  aquellas  Misiones.  Aunque  el  título  ofrece 
más,  se  contrae  en  la  mayor  parte  a  la  provincia  de  Sinaloa;  y  se  detiene 
demasiado  en  la  Vida  y  Martirio  del  P.  Gonzalo  de  Tapia,  Apóstol  de  aquel 
país,  muerto  a  manos  de  los  bárbaros  en  10  de  Julio  de  1594.  (Beristain) 
(Sommervogel)   (De  Backer).  Hay  una  copia  en  Bancroft  library. 

1649  "Finalmente,  remataré  la  Vida  del  Ven.  Padre  Pedro  de  Velasco,  con 
el  testimonio  que  dio  por  escrito  el  Padre  Juan  de  Albízuri,  Rector 
del  Colegio  de  Valladolid".  (Pérez  Rivas:  Crónica,  t.  I,  p.  231). 

1651   (Febrero  23).  "Carta  manuscrita  de  edificación  a  la  muerte  del  Her- 
mano Coadjutor  Alejandro  Suárez",  fechada  en  Pátzcuaro  el  23  de 
Febrero  de  1651,  por  el  P.  Juan  de  Albízuri,  Rector  de  Pátzcuaro.  4.  fojas 
Ms.  (Archivo  General  de  la  Nación.  Historia,  t.  308). 

S.  f.    En  Madrid.  En  la  Real  Academia  de  la  Historia.  Indice  de  los  Mss. 

que  poseyó  la  Biblioteca  de  San  Isidro  y  fueron  trasladados  a  los  de 
las  Cortes  (p.  69)  se  halla.  Ms.  "Albizu  (sic)  P.  J.  (Padre  Juan)".  "Histo- 
ria de  las  Misiones  de  la  Comp.  en  las  Indias  Occidentales  de  la  Nueva  Viz- 
caya, y  Vida  del  P.  Gonzalo  de  Tapia,  Apóstol  de  las  Indias".  Con  un  re- 
trato (Matteson,  David  M.  List  of  Manuscripts.  Conceming  American  His- 
tory,  preserved  in  European  Libraries.  Washington,  D.  C.  1925,  p.  106). 


226 


ALBORNOZ,  BERNARDINO  DE,  P. 


S.  f.     "Historia  de  la  vida  y  martirio  del  Ven.  P.  Hernando  de  Santarén,  y 
de  las  misiones  que  fundó".  Ms.  escrito  por  el  P.  Juan  de  Albízuri, 
y  en  poder  del  señor  Carlos  Linga,  México  (1957)  D.  F. 

Referencias  bibliográficas 

1  Archivo  General  de  la  Nación  (México)  Ramo  Historia,  t.  308. 

2  BeristÁin,  Biblioteca  Hispano-Americana,  Amecameca,  1883,  p.  37. 

3  CardosOj  Joaquín,  S.  J.,  Sangre  en  los  Tepehuanes,  México,  1948,  242  pp. 

4  Decorme,  Gerardo,  S.  J.,  Mártires  Jesuitas  de  la  Provincia  de  México, 
Guadalajara,  1957,  pp.  41-56. 

5  DuNNE,  Peter  Masten,  S.  J.,  Pioneer  Black  Robes  on  the  West  Coast, 
Berkeley,  Cal,  1940,  pp.  225,  234,  235,  237,  245. 

6  Grijalva,  Juan,  Capitán,  Carta  al  P.  Albízuri,  San  Felipe,  Sin.,  3  Ene- 
ro 1639. 

7  Gutiérrez  Casillas,  José,  S.  J.,  Santarén,  Conquistador  Pacífico^  Gua- 
dalajara, 1961,  pp.  4,  65,  88,  125,  143,  194,  197,  200. 

8  Linga,  Carlos,  en  su  poder  en  México  (1957).  Hist.  de  la  vida  y  martirio 
del  Ven.  P.  Hernando  de  Santarén.  Ms.  escrito  por  el  P.  Juan  de  Al- 
bízuri. 

9  Matteson,  David  M.,  List,  of  Manuscripts  Concerning  American  His- 
tory,  preserve  d  in  Euro  pean  Libraries,  Washington,  D.  C.  1925,  p.  106. 

10  Nieremberg,  Juan  Eusebio,  S.  J.,  Varones  Ilustres,  t.  H,  Bilbao,  1889. 

11  PÉREZ  RiVAS,  Andrés,  S.  J.,  Crónica,  México,  1896,  I,  231. 

12  Shiels,  W.  E.,  S.  J. -Gutiérrez  Casillas,  José,  S.  J.,  Gonzalo  de  Tapia, 
Guadalajara,  1958,  pp.  55,  85,  87,  95,  113,  115,  195. 

13  Sommervogel,  S.  J.,  Bibliotheque  de  la  C.  de  ].,  I,  137. 


P.  BERNARDINO  DE  ALBORNOZ  (1556-1615) 
Biografía 

1538  (Enero  26).  (Este  dato  sin  duda  se  refiere  al  abuelo  de  nuestro  P. 

Bernardino  de  Albornoz,  que  fue  uno  de  los  Conquistadores  de 
Nueva  España) .  Documento  18,  dado  por  don  Antonio  de  Mendoza,  Virrey 
de  México:  "26  de  Enero  de  1538.  Aprobación  para  el  Oficio  de  Contaduría 
a  favor  de  don  Alonso  Dávila,  en  sustitución  de  don  Bernardino  de  Albor- 


BIOGRAFIA 


227 


Noz,  Contador  por  Su  Majestad  en  esta  Nueva  España,  quien  va  de  viaje 
a  Veracruz".  (Enero  30).  "Instrucciones  de  don  Antonio  de  Mendoza  a 
Bernardino  de  Albornoz,  sobre  visitas  de  pueblos  en  el  camino  a  Vera- 
cruz,  sobre  las  obras  del  Puerto  de  San  Juan  de  Ulúa,  sobre  cierto  cobro  que 
debe  hacer,  y  sobre  poner  una  estancia  en  cabeza  de  S.  M."  (Bol.  Arch.  Gen. 
Nac.  (México),  t.  X,  No.  2,  p.  217).  (Y  en  el  mismo  Boletín,  p.  238,  en  que 
están  los  documentos  de  referencia,  hay  una  nota  declaratoria  en  que  E. 
O'Gorman  dice)  :  "Debe  haber  una  confusión  que  sólo  puede  atribuirse  a 
error  del  copista,  pues  el  Contador,  no  es  Bernardino  (el  abuelo  del  P.  Al- 
bornoz), sino  Rodrigo  (que  es  su  padre)  ;  sin  embargo,  no  cabe  duda  que 
el  documento  dice  'Bernardino',  por  ello  hemos  respetado  en  la  copia  la  lec- 
ción del  original,  añadiendo  esta  declaración.  En  todo  caso  el  Documento, 
y  particularmente  el  segundo,  son  interesantes,  porque  demuestran  que  en 
la  época,  Mendoza  favorecía  a  Albornoz,  y  no  debe  olvidarse  que  tanto  Ber- 
nardino (el  abuelo),  como  Rodrigo  (el  padre  de  nuestro  jesuíta)  fueron 
enemigos  del  Virrey".  (Bustamante:  Hist.  de  Méx.,  p.  81,  nota  2  y  p.  180) 
(Bol.  Arch.  Gen.  Nac.  [Méx.,  t.  X,  No.  2,  pp.  238  y  243]). 

1556  Aunque  ningún  autor  pone  la  fecha  de  su  nacimiento,  creemos  que 
al  entrar  en  la  Compañía  tenía  diecisiete  años,  y  que  por  lo  tanto  na- 
ció en  1556. 

1573  El  H.  Bernardino  de  Albornoz,  de  México  fue  recebydo  a  14  de 
Septiembre  de  1573.  (M.M.,  II,  764). 

—       José  Mariano  Dávila  en  el  Diccionario  Universal  de  Hist.  y  Geograf. 

nos  dice  en  el  Art.  "Villaseca":  "El  ejemplo  de  los  jesuítas  fue  tan 
eficaz,  que  muy  pronto  tuvieron  pretendientes  de  toda  clase  de  personas, 
notándose  muy  singularmente  que  los  primeros  novicios  fueron  de  las  dos  ra- 
zas que  se  dividían  el  país,  el  célebre  Padre  Antonio  del  Rincón,  descendiente 
de  los  antiguos  Reyes  de  Texcoco,  y  el  Padre  Bernardino  de  Albornoz, 
nieto  del  Conquistador  de  este  apellido". 

Nuestro  Padre  Francisco  Javier  Alegre  (I,  73)  :  "Bernardino  de  Albor- 
noz, natural  de  la  Ciudad  de  México,  hijo  único  de  don  Rodrigo  de  Albor- 
noz, Regidor  de  la  Ciudad,  Alcalde  y  Tesorero  de  la  Caja  del  Rey,  fue  de 
los  primeros  que  se  inscribieron,  recién  llegada  la  Compañía.  Amaba  mucho 
su  vocación,  y  para  ello  renunció  todo  lo  que  poseía".  Y  más  abajo  prosigue: 
"Fue  pues,  recibido  Bernardino  de  Albornoz:  era  este  joven,  hijo  único 
de  don  Rodrigo  de  Albornoz,  regidor  de  esta  Ciudad,  alcalde  de  las  reales 
atarazanas  y  tesorero  de  la  Caja  de  México,  de  amables  costumbres  y  vivo 
ingenio.  Despreciadas  las  grandes  esperanzas  que  le  daba  la  nobleza  y  opu- 
lencia de  su  Casa,  y  aun  el  extraordinario  favor  que  debía  su  padre  al  Rey 
Católico,  pretendió  seguir  nuestro  Instituto.  Rehusó  el  padre  Pedro  Sánchez 


228 


ALBORNOZ,  BERNARDINO  DE,  P. 


recibirlo,  sin  la  licencia  de  su  padre.  Este  no  era  más  noble  y  rico  que  pia- 
doso: pasó  a  nuestra  Iglesia  con  don  Pedro  Moya  de  Contreras,  que  acaba- 
ba de  recibir  la  noticia  de  su  promoción  al  Arzobispado  de  esta  Ciudad,  y  en 
presencia  de  los  padres  y  mucho  concurso,  ofreció  a  Dios  en  las  aras  de  la 
religión  a  su  unigénito,  con  una  devoción  y  grandeza  de  ánimo,  que  sacó 
lágrimas  a  muchos  de  los  circunstantes". 

Interrumpamos  momentos  tan  solemnes,  describiendo  quién  era  el  abuelo 
de  este  generoso  joven  que  renunciaba  por  amor  de  Jesucristo,  todo  lo  del 
mundo  cuando  lo  tenía  en  la  mano.  En  el  "Catálogo  de  pobladores  de  la 
Nueva  España",  partida  No.  8  y  parte  de  la  157,  dice  así:  "Bernardino  de 
Albornoz  (abuelo  de  nuestro  Padre  Bernardino  y  cuyo  nombre  llevaba  en 
su  recuerdo,  pues  su  padre  se  llamaba  Rodrigo)  Alcalde  de  las  Atarazanas 
(o  arsenales)  de  esta  Ciudad  (de  México)  por  Vuestra  Majestad,  y  que  al 
presente  sirve  el  Oficio  de  Tesorero  en  lugar  de  don  Femando  Portugal, 
pidió  en  esta  Real  Audiencia  se  le  recibiese  información  de  sus  calidades  y 
servicios,  para  suplicar  a  Vuestra  Majestad  (Carlos  V)  le  hiciese  merced  de 
servirse  de  él,  en  oficios  de  la  Real  Hacienda  y  en  la  Tenencia  de  las  Casas 
Reales,  para  él  y  su  hijo  (Rodrigo)  (padre  de  nuestra  Padre  Bernardino) 
atento  a  que  Vuestra  Majestad  manda  se  derriben  las  atarazanas.  Demás  de 
las  Informaciones,  esta  Real  Audiencia  tiene  al  dicho  Bernardino  de  Albor- 
noz por  persona  honrada  y  pobre:  tiene  seis  hijas  y  un  hijo  (don  Rodrigo), 
por  casar  todos;  es  de  los  más  antiguos  pobladores  de  esta  Nueva  España. 
Vuestra  Majestad  le  hará  la  merced  que  fuere  servido,  y  no  hay  Alcaldía  en 
las  Casas  Reales".  Uno  de  los  informadores  añade:  "Bernaldino  (sic)  de 
Albornoz,  Alcaide  por  Vuestra  Majestad,  en  esta  Ciudad,  poblador  de  esta 
tierra,  de  los  primeros  que  vinieron,  pidió  en  esta  Real  Audiencia,  se  le  reci- 
biese información  de  sus  méritos  y  cualidad,  para  suplicar  a  Vuestra  Majes- 
tad le  haga  merced  por  sus  servicios,  de  dos  mil  ducados  de  ayuda  de  costa 
cada  año  y  licencia  para  renunciar  el  oficio  de  regidor  de  esta  Ciudad  de 
México:  todos  le  conocemos  porque  ha  sido  tesorero  de  Vuestra  Majestad, 
y  tenido  oficios  de  mucha  cualidad,  de  que  siempre  ha  dado  muy  buena 
cuenta.  Es  hombre  muy  viejo;  tiene  hijas  doncellas;  es  hombre  de  mucha 
verdad  y  confianza,  y  aunque  ha  cincuenta  años,  está  pobre  y  con  mucha  ne- 
cesidad". Carlos  V  asintió  a  todas  las  merecidas  demandas.  Este,  pues,  era 
el  abuelo  de  nuestro  joven  Bernardino.  Su  padre  don  Rodrigo,  había  conser- 
vado aquellos  puestos  con  la  misma  integridad  y  honradez  con  que  los  había 
recibido,  y  pensaba  dejárselo  también  a  su  hijo,  pero  éste  volvió,  con  asombro 
de  todos,  las  espaldas  al  mundo  para  refugiarse  en  el  seguro  puerto  de  la 
Compañía  de  Jesús.  Sánchez  Baquero,  si  no  el  primero,  sí  uno  de  los  prime- 
ros historiadores  de  la  Provincia,  nos  habla  así:  "En  1573,  apenas  un  año 
de  venidos  los  Padres  a  fundar  esta  Provincia,  entraron  muchos  mancebos 


BIOGRAFIA 


229 


estudiantes  de  la  nobleza  de  la  ciudad,  y  al  uno  de  ellos  trajo  a  ser  recibido 
don  Pedro  Moya  de  Contreras,  al  punto  que  acabó  de  recibir  los  recados  de 
su  promoción  al  Arzobispado  quiso  venir  a  nuestra  Iglesia,  lo  primero  a  dar 
gracias  a  Nuestro  Señor,  y  juntamente  traer  al  Novicio  con  su  padre,  que  era 
Regidor  de  esta  Ciudad  de  México,  Alcalde  de  las  Atarazanas  de  ella  y  Teso- 
rero de  la  Real  Hacienda,  y  muy  venerable  persona  por  sus  virtudes  y  canas, 
que,  como  otro  Abraham,  hizo  sacrificio  de  su  único  hijo  y  fue  con  tan  so- 
lemne pompa  y  acompañamiento  como  se  dice".  Y  Pérez  Rivas  (Corónica: 
I,  pp.  61-62)  es  más  explícito:  "Suscitó  Dios  por  este  tiempo  año  de  1573, 
la  vocación  de  otros  ocho  nobles  mancebos:  de  éstos  fue  el  primero  y  muy 
señalado,  don  Bernardino  de  Albornoz,  hijo  único  de  persona  muy  prin- 
cipal y  estimada  en  la  república,  llamado  don  Rodrigo,  persona  de  grande 
cristiandad  y  ejemplo.  Mostrólo  muy  bien  en  que,  sabiendo  que  el  hijo  úni- 
co que  tenía,  heredero  de  su  casa,  honra  y  hacienda,  deseaba  mucho  entrar 
en  la  Compañía,  no  sólo  no  lo  estorbó,  sino  que  él  mismo  en  persona  lo  trajo 
a  nuestra  casa,  y  para  muestra  de  la  liberalidad  con  que  hacía  a  Dios  esta 
oferta,  quiso  que  el  Sr.  don  Pedro  Moya  de  Contreras,  que  siendo  Inquisidor 
acababa  de  recibir  las  Bulas  de  Arzobispo  de  México,  entregase  de  su  mano  a 
la  Compañía  el  único  hijo  que  Dios  le  había  dado,  y  como  el  Ilustrísimo 
Prelado  amaba  a  la  Compañía,  admitió  el  convite:  fue  con  el  Regidor  y  su 
hijo  a  nuestra  casa,  diciendo  su  Ilustrísima  que  iba,  lo  primero  a  dar  gracias 
a  Dios  N.  S.  por  haberle  traído  las  Bulas  Pontificias  de  su  dignidad,  y  a  pedir 
a  los  nuestros  la  ayuda  de  sus  sacrificios  y  oraciones,  para  ejercitar  con  acierto 
el  Oficio  de  Prelado  y  Pastor  que  Dios  le  había  encomendado  (ejercitólo 
santísimamente),  y  diciendo  que  de  nuevo  se  ofrecía  para  ayudar  a  la  Com- 
pañía con  su  Prelacia  en  todo  cuanto  pudiese  (como  también  lo  cumplió), 
y  que  en  señal  de  este  su  amor  y  estimación  que  hacía  de  ella,  les  traía  a  don 
Bernardino  de  Albornoz,  con  mucho  gusto  suyo  y  de  su  padre,  don  Rodri- 
go, el  cual  con  grande  prontitud  ofrecía  a  Dios,  un  hijo  en  quien  tenía  puestas 
las  esperanzas  de  su  Casa,  Nobleza  y  Acrecentamientos,  y  la  presea  de  mayor 
estima  que  había  tenido  en  su  vida.  Fue  recibo  éste,  que  se  celebró  con  gran- 
de concurso  y  solemnidad  en  nuestra  Iglesia,  porque  aunque  no  es  usada  en 
la  Compañía  esa  solemnidad  pública,  esta  vez  por  la  autoridad  de  las  per- 
sonas que  concurrieron  y  edificación  que  causó  en  la  Ciudad,  ver  entrar  un 
mancebo  de  tantas  esperanzas,  en  una  Religión  que  apenas  tenía  casa  en  qué 
vivir,  por  esta  razón  se  hubo  de  hacer  este  recibo  con  más  publicidad  que 
la  ordinaria,  en  nuestra  Iglesia.  Hizo  en  ella  una  excelente  plática  el  padre 
Provincial  Pedro  Sánchez,  acomodando  al  propósito  la  oferta  del  Patriarca 
Abraham,  que  se  dispuso  y  determinó  de  sacrificar  al  único  hijo  que  tenía, 
con  las  esperanzas  que  de  él  Dios  le  había  dado.  Logróse  muy  bien  la  entrada 
en  la  Compañía  de  este  sujeto,  porque  vivió  cuarenta  y  dos  años  en  ella  con 


230 


ALBORNOZ,  BERNARDINO  DE,  P. 


grande  ejemplo  de  religión  y  tan  agradecido  a  nuestro  Señor  por  el  benefi- 
cio que  le  había  hecho  de  traerlo  a  la  Compañía,  cuando  ya  fue  sacerdote, 
todas  cuantas  misas  podía  las  aplicaba  y  ofrecía  en  agradecimiento  de  este 
singular  beneficio,  y  de  haberle  sacado  del  mundo,  y  de  los  lazos  y  peligros 
de  él.  Tan  lejos  estuvo  el  noble  mancebo  de  arrepentirse,  por  haber  renun- 
ciado el  regalo  y  abundancia  en  que  se  había  creado  y  las  esperanzas  que 
podía  tener  de  valor  y  alcanzar  las  honras  y  puestos  en  el  mundo,  que  le  po- 
dían prometer  su  nobleza  y  méritos  de  su  padre.  Todo  lo  holló  y  púsolo  bajo 
los  pies  y  dándose  tan  de  veras  al  ejercicio  de  todas  las  virtudes  los  cuarenta 
y  dos  años  que  en  la  Compañía  vivió,  que,  después  de  haber  pasado  sus  estu- 
dios, los  empleó  no  sólo  en  su  propio  aprovechamiento  y  perfección  religio- 
sa; sino  también,  conforme  a  su  regla,  en  el  celo  y  aprovechamiento  de  sus 
prójimos,  con  aquel  fervor  de  espíritu.  Y  para  que  fuera  más  general  y  am- 
plio aprendió  las  lenguas  mexicana  y  otomí  (que  es  la  más  dificultosa  de  los 
indios),  en  una  y  otra  les  predicaba  con  tal  eficacia  y  dulzura  que  les  ganaba 
los  corazones;  y  lo  mismo  era  predicando  y  tratando  con  ios  españoles.  Y, 
aunque  los  postreros  años  de  su  vida  lo  ejercitó  nuestro  Señor  con  continuas 
enfermedades  y  achaques,  que  fueron  en  él  un  continuo  ejercicio  de  pacien- 
cia, ésos  los  llevaba  con  tal  alegría  y  sufrimiento,  que  hacía  suaves  con  sus 
palabras  y  ejemplo,  lo  que  otros  padecían.  Y  lo  que  causaba  admiración  y 
edificación  en  este  bendito  padre,  era  que,  con  padecer  tantos  achaques,  y 
que  a  veces  le  apretaban  de  suerte  que  le  ponían  en  el  último  trance,  nunca 
dejaba  de  acudir  y  ayudar  a  los  prójimos,  en  cuanto  podía;  o  en  el  confe- 
sonario o  en  la  iglesia,  donde  de  ordinario  lo  hallaban  en  oración,  en  que  le 
oían  coloquios  tiernísimos  con  el  Santísimo  Sacramento,  en  que  tenía  libra- 
dos el  alivio  y  consuelo  de  sus  males,  hasta  que  fue  nuestro  Señor  servido 
de  llevarle  para  Sí  y  darle  el  premio  de  sus  trabajos  el  año  de  1615:  y  ha- 
bemos  juntado  aquí  el  principio  y  fin  de  su  religiosa  vida,  porque  se  conoz- 
ca el  buen  logro  que  tuvo,  el  recibo  de  sujeto  que  fue  de  los  primeros  con  que 
quiso  nuestro  Señor  aumentar  el  corto  número  de  los  que  al  principio  tenía 
esta  provincia".  (Pérez  Rivas). 

Y  la  "Relación  Breve"  documento  anónimo  de  1602,  nos  informa  ha- 
blando del  año  1573:  "Vinieron  a  nuestra  Compañía  otros  muchos  mance- 
bos hábiles,  nobles  y  de  grandes  esperanzas".  "Y  entre  otros  mancebos,  uno 
fue  un  solo  hijo  de  un  caballero  principal,  antiguo  criado  de  la  Majestad  del 
Rey  don  Felipe,  llamado  el  Alcalde  Albornoz,  el  cual  sabiendo  la  resolución 
de  su  hijo,  y  que  no  le  querían  recibir  sin  su  gusto,  él  con  devoción  increíble 
le  ofreció  a  Dios  y  a  nuestra  Compañía,  lo  cual  fue  de  grande  edificación  y 
ocasión  de  que  fuese  menester  ensanchar  el  noviciado". 

1573  (Relación  sacada  de  las  Cartas  anuas  de  Nueva  España:  México,  9 
de  Febrero  de  1573):  "Jesús  M".  "Quae  a  Nostris  qui  Mexici  viginti 


BIOGRAFIA 


231 


et  sex  degunt  accepimus  ex  litteris  anni  superioris  quinto  idus  februarii  datis: 
Tres  Sacerdotes  magni  nominis  ad  Societatem  nostram  se  adiunxere:  eorum 
alter  parochus  (era  el  P.  Bartolomé  Saldaña),  alter  aedis  maximae  (ut  vo- 
cant)  secretarius  (se  refiere  al  P.  Juan  de  Tovar),  linguae  mexicanae  admo- 
dum  peritus;  tertius  qui  mexicanorum  indorum  erat  praepositus  (habla  del 
P.  Alonso  Fernández) .  Ab  his  ceterisque  e  nostris  egregie  opera  in  illa  vinea 
ponitur,  quae  antea  ob  linguae  ignorationem  minus  excoli  poterat.  Praefectus 
Ítem  regii  aerarii  (por  Regidor  de  la  ciudad  de  México,  alcalde  de  las  atara- 
zanas de  ella  y  tesorero  de  la  real  hacienda)  vir  magnae  apud  omnes  existi- 
mationis  ac  provecta  aetate  filium  in  nostrorum  numerum  cooptari  cupien- 
tem,  nostro  in  templo,  frequente  amicorum  et  propinquorum  corona,  prae- 
senteque  archiepiscopo  (Moya  de  Contreras),  Societati  obtulit  cum  sacerdos 
de  Isaaci  oblatione  sermonem  habuisset,  litaniaeque  essent  recitatae,  magnum 
omnium  gratulatione".  (M.M.,  I,  92). 

1577  Roma,  20  de  Junio  de  1577.  (De  una  carta  del  P.  Gen.  Everardo  Mer- 
curián  al  P.  Prov.  Pedro  Sánchez)  :  "Receví  una  carta  del  H.  Al- 
bornoz, de  4  de  Noviembre  de  576.  Hánsele  enviado  algunas  cosas  de  las 
que  pide,  y  dévense  de  aver  perdido  entre  otros  recaudos  que  se  enviavan. 
Procurarse  ha  de  tornárselas  a  embiar.  V.  R.  le  avise  desto".  Everardo.  De 
Roma,  20  de  Junio  de  1577. 
(M.M.,  I,  282). 

—  México,  Noviembre  10  de  1577.  "Acta  del  claustro  celebrado  en  esa 
fecha  (en  la  Universidad  de  México)  en  que  se  refiere  la  elección  de  los 

diputados  y  conciliarios,  y,  entre  estos  últimos  se  halla  un  Bernardino  de 
Albornoz"  (f.  50v).  (No  sabemos  si  se  refiere  al  nuestro). 

(Bol.  Arch.  Gen.  Nac.  [México,  1948],  t.  XIX,  No.  1,  pp.  78-9). 

1580  México,  Noviembre  10.  Acta  del  claustro  de  la  Universidad,  en  que 
se  hace  elección  de  conciliarios.  .  .  el  Bachiller  Bernardino  de  Al- 
bornoz". 

(Acta  de  la  Universidad,  mss.  f.  118). 

—  (Del  Catálogo  de  1580):  "Escolares:  bajo  el  No  42.  El  Hermano 
Bernardino  Albornoz,  en  el  colegio  de  México,  de  21  años;  ingre- 
só en  México  el  año  1573.  Allí  mismo  hizo  los  votos  simples  el  24  de  Septiem- 
bre de  1575.  Ha  estudiado  humanidades  y  filosofía  en  la  Compañía.  De  bue- 
na salud;  de  ingenio  y  juicio,  mediano  y  duro;  de  talento,  aún  no  lo  ha 
mostrado". 

1582  (Del  Catálogo  del  P.  Plaza)  :  "Escolares  teólogos.  .  .  H.  Bernardino 
de  Albornoz".  (M.M.,  11,  53). 


232 


ALBORNOZ,  BERNARDINO  DE,  P. 


1583  (Del  Catálogo  de  20  de  Abril)  :  "En  el  colegio  de  México,  No.  22. 
H.  Albornoz  teólogo  escolar  de  segundo  año".  (M.M.,  II,  150). 

—  (A  principios  del  año)  :  Encargos  dados  al  P.  Procurador  Francisco 
Váez,  para  Roma:  "Jhs.  Memorial  de  las  dispensaciones  que  yo  ten- 
go que  pedir  en  aquellas  partes,  así  tocantes  a  los  nuestros  como  a  los  de 
fuera:  .  .  . 

"El  Hermano  Bernardino  de  Albornoz,  que  por  ventura  será  sacerdote 
cuando  yo  vuelva  con  la  gracia  de  Dios,  es  hijo  de  padres  muy  principales 
de  México,  y  muy  benefactores  de  la  Compañía;  es  muy  siervo  de  Dios  y 
buen  letrado,  y  sabe  una  de  las  dificultosas  lenguas  de  aquella  tierra,  que  es 
la  othomí,  con  la  cual  puede  hacer  mucho  servicio  a  nuestro  Señor,  siendo 
sacerdote.  Pero  tiene  un  gran  impedimento,  que  es  notablemente  falto  de 
vista  y  por  esta  razón,  está  como  impossibilitado  de  rezar  el  officio  mayor. 

"Desea  que  su  Sanctidad,  attentas  estas  causas,  dispense  con  él  de  mane- 
ra que  cumpla  rezando  solamente  el  officio  menor  de  nuestra  Señora". 

(Váez,  Francisco:  Encargos  que  lleva  a  Roma,  1583). 

—  "El  P.  Bernardino  de  Albornoz  se  ordenó  de  Sacerdote  el  30  de 
Noviembre  de  1583".  (Cód.  C  f.  83v)   (El  P.  Váez  llegó  a  México 

en  Oct.  1584). 

—  México,  10  de  Diciembre  1583.  "Relación  del  grado  de  Bachiller  en 
teología  del  clérigo  Bernardino  de  Albornoz". 

(Actas  de  la  Universidad  en  el  Arch.  Gen.  Nac.  [México],  Ramo  Univer- 
sidad, t.  7,  f.  46)  (Bol.  Arch.  Gen.  Nac.  [México,  1950],  t.  XXI,  No.  2,  p. 
144). 

1585  "Ihs.  Memorial  de  las  licencias  que  se  han  dado  en  esta  provincia  de 
México,  a  algunos  benefactores,  para  se  enterrar  en  nuestras  iglesias, 

el  año  de  1585".  "En  México  al  Alcaide  Bernardino  de  Albornoz,  gran  ami- 
go y  benefactor  nuestro",  "padre  de  nuestro  Bernardino".  (Alegre:  I,  137, 
lo  llama  Rodrigo),  pero  el  P.  Ernest  G.  Burrus,  citando  a  Sánchez  Baquero 
Fundación,  60,  184)  lo  nombra  Bernardino.  (Burrus:  I,  137). 

—  (Del  Catálogo  de  1585)  :  "En  el  colegio  de  México,  No.  20,  P.  Ber- 
nardino de  Albornoz,  de  27  años  de  edad,  débil  de  salud,  ingresó 

en  1573;  emitió  los  votos  simples  en  1575.  Ha  estudiado  tres  de  filosofía  y 
cuatro  de  teología.  Es  ahora  prefecto  de  estudios  y  confesor".  (Cat.  1585) 
(Méx.  4,  ff.  22-37)  (M.M.,  II,  745). 

1586  "El  marqués  de  Villamanrique,  virrey  (1585-1590)  da  licencia  para 
que  por  este  año  (1586),  durante  los  meses  de  Mayo  a  Octubre,  se 


BIOGRAFIA 


233 


puedan  traer  gualdrapas  en  los  caballos,  según  lo  mandado  por  su  Ma- 
gestad. 

"A  petición  de  Bernardino  de  Albornoz,  por  sí,  y  por  los  caballeros 
de  la  ciudad  de  México,  14  de  Julio  de  1586". 

(Bol.  Arch.  Gen.  Nac.  [México,  1940],  t.  XI,  No.  4,  p.  743). 

1587  (Nov.  10).  Acta  del  Claustro  de  la  Universidad,  en  que  se  hace  elec- 
ción de  Conciliarios  al  Br.  Bernardino  de  Albornoz.  (Bol.  A.  R.  U. 
[Méx.  1949],  t.  I,  No.  1,  p.  III)  (Actas  de  la  Univ.  f.  127v.  128). 

1599  "Encontramos  al  Padre  Bernardino  de  Albornoz  bajo  el  número  24 
de  los  40  profesos  reunidos  en  Congregación  Provincial  en  México  en 

1599,  durante  el  provincialato  del  Padre  Váez".  (Vera). 

1600  (23  de  Marzo).  Doña  Francisca  de  Albornoz  (tía  de  nuestro  Padre). 
"En  consideración  de  ser  el  Alcalde  Bernardino  de  Albornoz  (abuelo 

de  nuestro  jesuíta),  poblador  antiguo  de  esta  tierra,  y  en  remuneración  de 
los  servicios  que  en  ella  hizo  a  Vuestra  Majestad,  sirviendo  con  fidelidad, 
muchos  y  honrados  oficios,  V.  M.  por  el  año  de  78  (1578),  le  hizo  merced 
de  800  pesos  de  oro  de  Minas  en  cada  un  año,  situados  en  los  tributos  de  las 
Nuevas  Leyes,  por  dos  vidas,  la  suya  y  la  de  un  hijo  o  hija  que  61  nombrase, 
como  se  verá  por  un  duplicado  de  la  cédula  que  va  con  ésta,  y  usando  de 
ella  y  de  la  dicha  facultad,  nombró  a  doña  Francisca  de  Albornoz,  su  hija, 
la  cual  los  goza  de  presente  y  los  gasta  y  distribuye  en  sustentar  y  amparar  a 
muchos  sobrinos  que  tiene,  huérfanos,  nietos  del  dicho  Alcalde  y  de  otros 
conquistadores  y  pobladores  antiguos,  a  quien  V.  M.  por  serlo,  debe  gratifi- 
cación de  servicios,  como  largamente  y  en  particular  le  constará  a  V.  M.  por 
las  Informaciones  de  parte  y  oficio  que  en  esta  Real  Audiencia  se  han  hecho. 
Lo  que  pretende  la  dicha  doña  Francisca  de  Albornoz  es  que  V.  M.  se  sirva 
de  mandar  prorrogar  la  dicha  merced  por  otras  dos  vidas,  pues  está  situada 
en  género  destinado  para  sustento  de  descendientes  de  conquistadores  y  po- 
bladores antiguos,  y  los  que  gozan  de  ella  de  presente  y  la  pretenden  adelan- 
te, lo  son,  y  por  esta  razón  y  ser  gente  principal  de  honra  y  calidad,  nos  parece 
la  pretensión  justa.  V.  M.  le  mandará  hacer  la  merced  que  fuere  servido. 
Cuya  católica  persona,  guarde  Dios,  etc.  (Bol.  Arch.  Gen.  [Méx.]  1942,  t. 
XIII,  No.  4,  pp.  [abajo]  657-8). 

1603  Se  halla  bajo  el  número  20  de  los  profesos  reunidos  en  Congrega- 
ción Provincial  (la  sexta)  en  México  del  19  al  25  de  Octubre  de  1603. 
(Actas  Originales). 

1615  El  P.  Alegre,  y  Ayuso  en  las  anotaciones  o  notas  que  hace  a  Sánchez 
Baquero,  ponen  la  muerte  del  Padre  Bernardino  de  Albornoz  el 


234 


ALBORNOZ,  BERNARDINO  DE,  P. 


año  de  16 15,  diciendo  que  Dios  N.  S.  lo  visitó  con  32  años  de  constantes 
trabajos. 

—  Aunque  anónimo  creemos  que  el  siguiente  dato  se  refiere  al  P.  Ber- 
NARDiNO  de  Albornoz  que  cita  Pérez  Rivas  en  su  Crónica,  t.  I,  pp. 
39-40)  :  "El  tabernáculo  mayor  (del  Santuario  de  Nuestra  Señora  de  los 
Remedios)  en  que  está  (la  imagen)  colocada,  todo  es  de  plata;  éste  ofreció 
de  su  legítima  un  muy  religioso  padre  de  la  Compañía,  hijo  de  uno  de  los 
primeros  conquistadores  de  México,  que  con  las  noticias  que  su  padre  le 
dio  de  los  favores  que  la  soberana  Virgen  por  medio  de  su  imagen,  desde  sus 
principios,  les  había  hecho  a  aquellos  valerosos  españoles,  quiso  dar  muestra 
con  esta  rica  pieza,  de  su  agradecimiento  y  devoción.  La  cual  muy  en  par- 
ticular muestran  los  de  la  Compañía  con  este  Santuario,  visitándolo  muchas 
veces  con  este  mismo  afecto  de  devoción".  (Pérez  de  Rivas  1.  c). 

1616  Pero  José  Mariano  Dávila  con  Beristáin  ponen  su  muerte  en  el  cole- 
gio máximo  de  México,  el  25  de  Julio  de  1616.  Ayuso,  después  de  in- 
formarnos que  el  P.  Albornoz  además  de  haber  trabajado  con  los  indios  y 
sido  maestro  y  prefecto  de  estudios  en  el  Máximo,  pone  la  fecha  de  24  de 
Julio  1615  en  que  murió. 

Referencias  biográficas 

1  Actas  originales  de  las  congregaciones  provinciales: 

De  la  quinta,  en  México,  2  de  Noviembre  de  1599. 

De  la  sexta,  en  México,  del  19  al  25  de  Octubre  de  1603. 

2  Actas  del  Claustro  de  la  Universidad  de  México.  Mss.,  t.  VII,  ff.  46, 
50v,  118. 

3  Alegre,  Francisco  Javier,  S.  J.,  Hist.  de  la  Prov.  de  la  C.  de  ].  en  N.  E., 
t.  I,  México,  1841,  p.  73;  t.  II,  México,  1842,  pp.  74-5. 

4  Alegre-Burrus,  Ernest,  J.,  S.  J.,  Hist.  de  la  Prov.,  I,  Roma,  1956, 
pp.  136-7. 

5  Arch.  Gen.  Nac.   (México),  Ramo.  Universidad,  t.  7,  p.  46. 

6  Ayuso,  S.  J. -Sánchez  Baquero,  S.  J.,  Notas  a  Fund.  de  la  C.  de  ].  en 
N.  E.,  México,  Patria,  1945,  pp.  60,  184. 

7  Boletín  Arch.  Gen.  Nac.  (Méx.),  t.  X  (1939)  No.  2,  p.  217;  t.  XI 
(1940)  No.  4,  p.  743;  t.  XII  (1941)  No.  2,  p.  246;  t.  XIII  (1942)  No. 
4,  pp.  657-8;  t.  XIX  (1948)  No.  1,  pp.  78-9;  t.  XXI  (1950)  No.  2,  p.  144. 

8  Catálogo  de  los  pobladores  de  la  N.  E.  Partida  No.  8,  y  parte  de  la  157. 

9  Catalogi  Prov.  Méx.,  S.  J.,  1580,  1582  (del  P.  Plaza),  1583,  1585. 
10  Cod.  C,  f.,  83v. 


BIOGRAFIA 


235 


11  CuEVASj  Mariano,  S.  J.,  Hist.  de  la  Iglesia  en  México,  3a.  ed.  El  Paso, 
Tex.,  1928,  t.  II,  p.  429. 

12  Decorme,  Gerardo,  S.  J.,  Menologio  ms.  inéd.  1934,  p.  35.  (Elogio  del 
P.  Bernardino  de  Albornoz)  Menol.  1940,  Ms.  inéd.,  p.  51. 

—  La  Obra  de  los  jes.  mexicanos  en  la  época  de  la  colonia,  México,  1941, 
t.  I,  250. 

13  González  de  Cossío,  Francisco,  Notas  a  Relac.  Breve  de  la  venida 
de  los  de  la  C.  de  ].  a  N.  E.  (Ms.  anón,  de  1602).  México,  Universita- 
ria, 1945,  pp.  23,  111,  112. 

—  Ensayo  bibliográfico  de  los  catálogos  de  sujetos  de  la  C.  de  ].  en  N.  E., 
México,  1946,  p.  33. 

14  J.M.D.  (José  Mariano  DÁvila),  Dice.  Univ.  de  Hist.  y  Geograf.,  Apén- 
dices, t.  III,  Méx.,  1856,  p.  826.  Art.  Villaseca,  t.  I,  p.  139.  Art.  Al- 
bornoz, Bernardino. 

15  Litt.  Annuae  Prov.  Méx.,  1573. 

16  MercuriÁn,  Everardo,  S.  J.,  Carta  al  P.  Prov.  Pedro  Sánchez,  Roma, 
20  Jun.,  1577. 

17  Mon.  Méx.,  S.  J.,  t.  I,  Roma,  1956,  pp.  92,  282,  538,  543;  t.  II,  Roma, 
1959,  pp.  53,  150,  664,  745  764  782-3. 

18  PÉREZ  RivAs,  Andrés,  S.  J.,  Crónica,  t.  I,  México,  1896,  pp.  39-40,  60-2. 

19  VÁEZ,  Francisco,  S.  J.,  Procurador  a  Roma.  Memorial  sobre  encar- 
gos, 1583. 

20  Vera,  Fortino,  Pbro.,  Tesoro  Guadalupano,  t.  I,  Amecameca,  1887, 
p.  242. 

21  Villamanrique,  Marqués  de  (Virrey,  1585-90).  Licencia  a  petición  de 
Bernardino  de  Albornoz.  México,  14  Jul.,  1586. 


P.  DOMINGO  DE  ALBURQUERQUE 
(1592-1653) 

Biografía 

1592  "Nació  el  P.  Domingo  Alburquerque  en  Fraga,  Lérida".  (Burrus). 
"Huesca,  España  el  año  de  1592".  (Uriarte-Lecina) . 
"Nació  en  Aragón"  se  contenta  con  decir  Sommervogel. 
"Natural  del  Reino  de  Aragón".  (Beristáin). 


236 


ALBURQUERQUE,  DOMINGO  DE,  P. 


"Catalán"  dice  Oviedo  en  su  Menologio,  de  donde  lo  tomó  José  Ma- 
riano Dávila. 

1592-1653  "El  P.  Domingo  Alburquerque  fue  catalán  y  religioso  de 
la  Compañía  de  Jesús.  Con  deseo  de  ocuparse  en  las  misiones  de  los 
gentiles,  pasó  a  la  provincia  de  Nueva  España  y  lo  puso  por  obra,  aun  en 
medio  de  los  muchos  y  graves  achaques  que  padecía,  con  indecible  constan- 
cia y  sin  desmayar  jamás  en  los  ministerios,  hasta  que  un  molesto  cirro,  que 
toleró  muchos  años,  le  hizo  retirarse  al  colegio  máximo  de  México,  en  don- 
de fue  confesor  de  los  de  casa  por  muchos  años,  hasta  su  muerte.  Su  distri- 
bución del  tiempo  fue  inviolable;  su  mortificación  portentosa,  y  apenas  co- 
mía lo  muy  preciso  y  necesario  para  mantener  la  vida.  En  la  oración  era 
continuo,  y  recibía  en  ella  especiales  favores  de  Dios,  que  para  su  memoria 
y  agradecimiento,  escribía  en  varios  cuadernos  que  llegaron  a  formar  un 
volumen.  Pero  su  singular  humildad,  y  la  exacta  y  aun  demasiada  obedien- 
cia de  un  hermano  estudiante  que  le  asistía  de  compañero,  nos  defrauda- 
ron de  la  noticia  individual  de  ellos,  porque  próximo  a  morir  le  ordenó  que 
entregase  al  fuego  todos  sus  manuscritos,  que,  según  aseguraba  dicho  her- 
mano le  constaba  con  toda  certeza  contenían  muchos  y  singulares  favores 
del  cielo,  que  testificaban  la  estrecha  unión  y  trato  del  P.  Alburquerque 
con  Dios.  Murió  el  día  5  de  Enero  de  1653,  en  el  expresado  colegio  Máxi- 
mo. ( J.M  D.  [José  Mariano  Dávila]:  Dice.  Univ.  de  Hist.  y  Geograf.,  t.  I, 
Apéndices.  México,  1855,  p.  142). 

1611  "Entró  a  la  Compañía  de  18  años".  (Lecina).  "El  año  de  1611". 
(Sommervogel) .  "Hacia  1610  en  la  Prov.  de  Aragón".  (Burrus). 

"Deseoso  de  las  misiones  pasó  a  México,  y  en  medio  de  graves  acha- 
ques que  padeció,  se  ocupó  constantemente  en  ellas  por  algunos  años.  Hasta 
que  un  molesto  cirro,  le  hizo  retirarse  al  colegio  máximo  de  México,  en 
donde  fue  confesor  de  los  de  casa,  hasta  su  muerte".  (J.M.D.). 

"Acabados  sus  estudios  en  México  pasó  al  colegio  de  Oaxaca".  (Burrus). 

1626  (Agosto  6).  "El  día  6  de  Agosto  de  1626  hizo  la  profesión  de  cuatro 
votos".  (Lecina).  "Varón  ascético  y  docto,  fue  el  confesor  del  ve- 
nerable padre  Pedro  de  Velasco,  Provincial  de  la  Compañía  de  Jesús  de  la 
Nueva  España".  (Beristáin)  (El  P.  Pedro  de  Velasco  fue  Provincial  de  1646 
a  1649). 

1638  "En  1638  lo  encontramos  en  el  colegio  máximo.  Operario".  (Burrus). 

1645  (Enero  18).  "Rector  de  Oaxaca,  lo  sea  el  P.  Domingo  de  Alburquer- 
que". (Sangrius). 


REFERENCIAS 


237 


1649  Pero  en  la  controversia  de  Palafox,  lo  más  notable  fue  la  declaración 
que  hizo  el  docto  confesor  del  Ven.  P.  Pedro  Velasco,  el  ascético 
PADRE  Domingo  Alburquerque  bajo  la  religión  (sic)  del  Juramento:  "que 
el  P.  Velasco  nunca  se  acusó  de  cosa  que  le  remordiese  la  conciencia  sobre 
este  asunto,  ni  aun  en  las  últimas  reconciliaciones  para  entrar  en  la  eterni- 
dad". .  .  (J.  S.  [Justo  Sierra?]:  Diccionario  Univ.  de  Hist.  y  Geograf.,  t.  IV, 
México,  1854.  Art.  "Horta,  limo,  don  Lorenzo",  pp.  171-172). 

Nota:  Las  únicas  iniciales  que  corresponden  a  J.  S.  entre  la  lista  de  escri- 
tores del  Diccionario  Universal  de  Hist.  y  Geografía,  son  las  de  Jus- 
to Sierra. 

1653  "Antes  de  morir,  mandó  a  un  hermano  estudiante  que  le  asistía,  que 
quemase  los  cuadernos  y  papeles  que  tenía,  y  el  hermano  lo  hizo". 
(Oviedo) . 

—  (Enero  5).  "Murió  el  5  de  Enero  de  1653,  en  el  Colegio  Máximo". 
(J.M.D.)  (Lecina). 


Referencias 

1  Alegre,  Francisco  Javier,  S.  J.,  Hist.  de  la  Prov.  de  la  C.  de  ].  en  N.  E., 
t.  II,  Méx.,  1842,  p.  377. 

1  Alegre-Burrus,  S.  J.,  Hist.  de  la  Prov.  .     t.  III,  1959,  Roma,  p.  230. 

2  BeristÁin,  Biblioteca  Hispano- Americana,  Edic.  Amecameca,  1883,  p.  38, 
t.  III,  p.  256.  Art.  "Velasco  Pedro". 

3  De  Backer,  S.  J.,  t.  I,  57. 

4  Decorme,  Gerardo,  S.  J.,  Menologio  Ms.,  1934.  (Elogio  del  P.  Domingo 
Alburquerque),  y  ed.  1940  Ms.,  p.  159. 

5  Florencia,  Francisco,  S.  J. -Oviedo,  Juan  Antonio,  S.  J.,  Menologio 
de  los  varones  más  señalados  en  perfección  religiosa  de  la  Prov.  de  la  C. 
de  J.  de  N.  E.,  Méx.,  1747,  Enero  5. 

6  J.M.D.  (José  Mariano  Dávila),  "Dice.  Univ.  de  Hist.  y  Geograf.",  Apén- 
dices, t.  III,  Méx.,  1856,  p.  770.  Art.  "Velasco,  Pedro";  t.  I,  Apéndices. 
Méx.,  1855.  Art.  "Alburquerque,  Domingo",  p.  142,  t.  IV,  Méx.,  1854. 
Art.  "Horta",  p.  172. 

7  J.  S.  (Justo  Sierra?),  Dice.  Univ.  de  Hist.  y  Geograf.,  t.  IV,  México,  1854. 
Art.  "Horta,  limo,  don  Lorenzo",  pp.  171-172. 

7  bis  Méx.  4,  ff.  214v,  276v,  318,  435v.  Méx.,  8,  f.  275v. 

8  Sangrius,  Carlos,  S.  J.,  Carta  al  P.  Juan  de  Bueras,  o  en  su  lugar  al 
P.  Feo.  Calderón.  Roma,  18  de  Enero  de  1645. 


238 


ALBURQUERQUE,  DOMINGO  DE,  P. 


9  SoMMERVOGEL,  S.  J.,  "Bibüotheque  de  la  Compagnie  de  Jesús",  I,  140; 
VIII,  1600. 

10  Uriarte,  José  Eugenio,  S.  J.-Lecina,  Mariano,  S.  J.,  "Biblioteca  de 
escritores  de  la  C.  de  J.  en  la  antigua  asistencia  de  España",  Madrid, 
1929-30.  Edit.  Razón  y  Fe.  Parte  la.,  t.  11. 

11  Volumen  Quinto  de  Manuscritos  de  la  Prov,  Méx.,  p.  55.  (Arch.  Isl. 
Coll.,  1935). 

Bibliografía 

"Dejó  Manuscritas  en  el  Colegio  Máximo  de  San  Pedro  y  San  Pablo 
de  México:  'Exhortaciones  Morales'.  De  éstas  se  conservan  varios  Cuader- 
nos en  la  Biblioteca  de  la  Universidad,  y  según  el  Padre  Faria  en  la  Vida 
del  P.  Pedro  de  Velasco,  componían  ochenta  pliegos  de  letra  menuda". 
(Berist.)  (Sommervogel) .  "El  P.  Domingo  Alburquerque  dejó  escrita  una 
*Relación  sobre  el  Padre  Pedro  de  Velasco',  que,  en  parte,  copia  Beristáin 
en  el  Art.  'Velasco,  Pedro'.  Recibía  en  la  oración  especiales  favores  de  Dios, 
que,  para  su  memoria,  escribía  en  Varios  Cuadernos  que  llegaron  a  formar 
un  gran  volumen".  (J.M.D.)  (Oviedo).  "Por  su  orden,  fueron  quemados 
a  la  hora  de  la  muerte". 

Referencias  bibliográficas 

1  Beristáin,  Bibliot.  Hisp.-Americ,  p.  38,  Amecameca,  1883  y  p.  256,  t. 
II,  Art.  "Velasco". 

2  CoROMiNA,  Ignacio,  S.  J.,  Carta,  Guanajuato  2  Feb.  1762  con  noticias 
muy  curiosas  sobre  el  limo.  Palafox. 

3  De  Backer,  S.  L,  I,  57. 

4  Decorme,  Gerardo,  S.  J.,  Menologio  Ms.  1934.  Elogio  del  P.  Pedro  de 
Velasco,  y  edic.  1940,  Ms.  p.  159. 

5  Faria,  Vida  del  P.  Pedro  de  Velasco. 

6  Florencia,  S.  J. -Oviedo,  S.  J.,  Menologio  de  los  varones  más  señalados 
en  perfección  religiosa,  de  la  Prov.  de  la  C.  de  J.  en  N.  E.,  Enero  5,  Mé- 
xico, 1747. 

7  J.M.D.  (José  Mariano  DÁvila),  Dice.  Univ.  de  Hist.  y  Geograf.  Apén- 
dices, t.  I,  Méx.  1855,  Art.  "Alburquerque",  p.  142. 


BIOGRAFIA  239 

8  SoMMERVOGEL,  S.  J.,  Bibliothequc  de  la  G.  de  J.,  I,  140;  VIII,  1600. 

9  Sierra,  Justo,  en  Dice.  Univ.  de  Hist.  y  Geogr.,  t.  IV,  Méx.  1854,  Art. 
"Horta",  limo.,  don  Lorenzo,  pp.  171-72. 

JUAN  DE  ALGALA 
Biografía 

1655  (Enero  24).  "El  licenciado  Ignacio  Ximeno  del  Aguila,  y  Juan  de 
Alcalá  expulsos,  dessean  bolver  a  la  Compañía,  y  aunque  yo  siempre 
tengo  difficultad  de  admitir  a  semejantes,  por  lo  que  de  ellos  escriben  me  ha 
parecido  dexarlo  en  manos  de  V.  R.,  a  quien  ruego  lo  considere  antes  muy 
bien  y  confiera  con  sus  Consultores;  y  oído  su  parecer,  resuelva  lo  que  juz- 
gare in  Domino  del  primero,  y  al  segundo,  que  fue  despedido  en  Philipinas 
por  ciertos  escrúpulos  y  otras  impertinencias,  no  le  reciba,  si  no  juzgaren  los 
Consultores  está  ya  libre  de  aquellos  achaques,  y  no  bolverá  más  a  ellos". 
(Nickel  al  P.  Juan  del  Real,  Provincial  de  Méx.)   (24  de  Enero  de  1655). 

1658  (Agosto  20).  '"Las  propiedades  del  otro  expulso  en  Philipinas  por 
nombre  Juan  de  Alcalá,  no  son  buenas,  y  por  esta  causa  conviene, 
que  no  se  execute  lo  que  en  dicha  carta  escrivo  (de  24  de  henero  de  1655), 
sin  grande  examen  y  seguridad,  de  que  está  muy  enmendado,  y  que  ha  co- 
rregido su  condición  y  natural".  (Nickel  al  P.  Alonso  de  Bonifacio,  Prov., 
Roma,  20  de  Agosto  1658). 

Referencias 

1  Nickel,  Gosvino,  S.  J.,  Cartas:  a)  al  P.  Juan  del  Real,  Roma,  24  de 
Enero  de  1655,  b)  y  al  padre  Alonso  Bonifacio,  Roma,  20  de  Agosto  de 
1658. 

2  Archivo  de  la  Provincia  Mexicana,  Isl.  CoU.  1932,  No.  228. 

P.  MANUEL  DE  ALCALA  (1653-1698) 
Biografía 

1653  "Natural  del  pueblo  de  Zayula"  (sic)  (Beristáin),  que  por  error  Som- 
mervogel,  pone  "Zangulo".  "N.  en  1653,  pues  a  fines  de  1670,  tenía  17 
años".  (Burrus). 


240 


ALCALA,  MANUEL  DE,  P. 


1670  "Ingresó  a  fines  de  1670,  a  los  17  años".  (Burrus). 

1672  "Profesó  en  el  Instituto  de  San  Ignacio  en  el  Colegio  de  Tepotzotlán  el 
año  de  1672".  (Berist.)  (Sommerv.).  "Enseñó  la  Filosofía  en  la  Pue- 
bla de  los  Angeles".  "Y  la  Teología  y  el  Derecho  Canónico,  en  México". 
(Berist.)  (Sommerv.).  "Eguiara  lo  cita  como  uno  de  los  mejores  canonistas 
de  su  tiempo".  (Sommerv.). 

1683  "En  el  obispado  de  Michoacán  corrían  en  misión  los  lugares  más  dis- 
tantes hasta  la  costa  del  mar  del  Sur,  los  fervorosos  Padres  Manuel 
DE  Alcalá  y  Francisco  de  Almazán".  (Alegre,  III,  p.  47)    (Decorme:  La 
Obra  de  los.  .     I,  266  dice  que  la  misión  fue  en  1685). 

(Abril).  Fue  muy  particular  la  conmoción  y  el  fruto  en  la  misión  que 
el  P.  Manuel  de  Alcalá,  dio  en  la  Villa  de  Colima.  (Alegre).  Fue  tal  cier- 
tamente el  fruto  que  se  hizo  en  la  ciudad  de  Colima  en  esa  particular  oca- 
sión, que  se  conserva  un  documento  nada  menos  que  notarial,  que  vamos  a 
transcribir:  "En  la  Villa  de  Colima,  en  siete  días  del  mes  de  Abril  de  mil 
seiscientos  y  ochenta  y  tres,  el  Bachiller  Francisco  Feliz  Mercado,  Beneficiado 
de  esta  villa.  Vicario,  Juez  Eclesiástico  en  ésta  y  sus  contornos,  mandó  que 
el  infrascrito  Notario  (Juan  Castellanos  Bravo),  diera  testimonio  de  todo  lo 
que  obraron  los  Padres  Misioneros  de  la  Compañía  de  Jesús,  con  individual 
especificación  de  todo  lo  sucedido,  en  cuyo  obedecimiento,  yo,  el  Infrascrito 
Notario,  certifico,  doy  fe  y  verdadero  testimonio  que  el  sábado  a  mediodía 
que  se  contaron  veinte  días  del  mes  de  Marzo  de  este  año  de  ochenta  y  tres 
(1683),  entraron  en  la  dicha  Villa  los  Reverendos  Padres  Manuel  de  Alca- 
lá y  Francisco  de  Almazán,  misioneros  religiosos  de  la  Compañía  de  Jesús, 
y  se  aposentaron  en  las  casas  de  viviendas  de  dicho  Beneficiado.  El  lunes 
siguiente,  veinte  y  dos  días  del  dicho  mes  concurrió  toda  la  Villa  en  la  Ca- 
pilla que  llaman  de  la  Cofradía  de  Nuestra  Señora  de  la  Soledad,  como  cua- 
tro o  cinco  cuadras  distante  de  la  Parroquia  de  esta  Villa,  y  en  dicha  Capilla 
como  a  las  tres  de  la  tarde,  el  R.  P.  Manuel  de  Alcalá  predicó  y  publicó 
este  jubileo  de  esta  Misión  con  mucho  fervor  y  espíritu,  y  acabado  el  sermón 
salió  una  procesión,  con  toda  devoción,  cantando  la  doctrina  cristiana,  chi- 
cos y  grandes,  y  el  Beneficiado  de  esta  Villa  sacó  en  las  manos  con  toda  decen- 
cia posible  un  Santo  Cristo,  acompañado  de  los  religiosos  de  San  Francisco, 
de  Nuestra  Señora  de  las  Mercedes,  y  de  San  Juan  de  Dios,  y  dos  clérigos 
sacerdotes,  con  mucha  modestia  y  compostura,  y  de  cuando  en  cuando,  el 
uno  y  el  otro  Padres  Misioneros,  repetían  letras  en  voz  lamentable,  que  pe- 
netraban en  el  alma  y  ablandaban  los  corazones  de  bronce.  Como  a  la  mitad 
de  la  procesión  el  R.  P.  Francisco  de  Almazán  explicó  las  partes  de  la  confe- 
sión y  modo  de  confesarse,  y  acabada  la  plática  se  abrazó  del  Santo  Cristo 
haciendo  hacer  un  acto  de  contrición,  todo  lleno  de  espíritu  y  fervor:  acabada 


BIOGRAFIA 


241 


la  función  prosiguieron  la  dicha  procesión  cantando,  hasta  la  Parroquia, 
y  es  cierto  que,  como  venía  el  pueblo  con  este  segundo  acto  tan  enternecido, 
vi  a  muchos  llorar  tiernísimamente.  Entró  la  procesión  en  la  Iglesia  Parro- 
quial de  esta  Villa,  y  puesto  el  R.  P.  Manuel  de  Alcalá  cerca  del  Presbi- 
terio, llamó  a  los  muchachos  de  la  escuela  a  quienes,  salteado,  preguntó  la 
doctrina  cristiana,  y  a  los  que  acertaban  dio  premio  de  rosario  y  estampas. 
Acabado  esto,  se  puso  en  silencio  toda  la  Iglesia,  y  subió  al  pulpito  el  R.  P. 
Fray  José  de  Jesús  María,  religioso  de  Nuestra  Señora  del  Carmen,  el  cual 
predicó  y  explicó  el  acto  de  contrición,  y  lo  hizo  hacer  con  tanto  fervor  que 
a  voces  pedían  perdón  dentro  de  la  iglesia.  Martes,  siguiente  día,  desde  por  la 
mañana  hasta  las  cinco  de  la  tarde,  estuvo  la  iglesia  llena  de  gente  confe- 
sándose y  en  ella  por  confesores,  los  Padres  Misioneros,  el  P.  Fray  José  de 
Jesús  María,  el  Beneficiario  y  su  Vicario,  con  tanto  fervor  y  devoción  que 
más  no  se  puede  pedir.  Este  día,  como  a  las  cinco  y  media  de  la  tarde,  subió 
a  predicar  el  R.  P.  Manuel  de  Alcalá,  a  cuyo  tiempo  estaba  la  Parroquia 
tan  llena  de  gente,  que  estaban  apeñuscados,  y  en  esto  no  hay  duda,  porque 
a  la  vez,  vinieron  muchos  de  los  contornos;  fue  el  sermón  todo  lleno  de  fer- 
vor y  espíritu,  y  estando  todos,  así  religiosos,  como  el  auditorio  pendientes 
del  Sermón  fervorizado,  como  a  la  oración,  al  fin  del  sermón  del  dicho  pre- 
dicador, sacó  un  Santo  Cristo,  hablando  con  él  muchas  y  tiernísimas  pala- 
bras, y  después  haciendo  un  acto  de  contrición,  y  a  este  tiempo  se  cantó  el 
Salmo  'Miserere',  y  fue  tal  el  primer  acto  de  contrición,  que  todos,  dando  vo- 
ces, pedían  a  Dios,  misericordia,  y  en  lugar  de  darse  golpes  en  el  pecho,  se 
daban  de  bofetadas,  algunos  a  dos  manos;  otros  se  repelaban  los  cabellos, 
otros  embistiendo  con  riesgo  consigo  mismos  dándose  moquetes,  y  amanecie- 
ron muchos  con  los  rostros  hinchados,  y  otros  con  tolondrones,  de  que  se 
deja  entender  que  se  dieron  fieros  golpes.  ¿Qué  diré  de  los  muchachos?  To- 
dos llorando  a  un  mismo  tiempo,  que  parecía  los  azotaban,  dándose  las  mis- 
mas bofetadas,  que  parecían  hombres  de  razón  y  discurso.  No  doy  certifi- 
cación encarecida,  remítome  a  los  que  lo  vieron  y  oyeron.  Hizo  pausa  el  pri- 
mer acto,  cuando  los  cantores  llegaron  a  aquellas  palabras:  'Tibí  soli  pec- 
cavi'  comenzó  el  Padre  con  nuevo  espíritu  y  mayor  fervor,  y  con  él  todos  los 
oyentes,  pidiendo  a  Dios  misericordia.  A  este  tiempo,  no  se  oía  en  esta  santa 
Parroquia,  sino  bofetadas,  golpes,  alaridos,  voces,  clamores,  suspiros,  y  sollo- 
zos; y  a  todo  esto,  los  niños  que  estaban  junto  al  Presbiterio,  haciendo  la 
misma  demostración,  como  si  fuesen  pecadores,  que  sólo  esto  basta  a  enter- 
necer los  ánimos  diamantinos  y  duros  corazones  de  bronce.  Al  cabo  de  un 
rato  creció  el  clamor  por  admirar  al  predicador  más  fervorizado,  crecía  el 
dolor  al  paso  que  se  mostraba  la  caridad,  amor  y  celo  de  el  que,  sabio,  ex- 
hortaba en  el  púlpito;  fue  tanto  el  dolor  que  todos  mostraron  de  haber  ofen- 
dido a  Dios  Nuestro  Señor,  que  se  rasgaban  sus  ropas  y  camisas,  y  otros  ba- 


242 


ALCALA,  MANUEL  DE,  P. 


tallaron  con  penosos  males  de  corazón;  movido  el  Beneficiado  de  compasión 
mandó  sacar  una  luz  al  Presbiterio,  y  otra  al  cuerpo  de  la  Iglesia,  mas  no  fue 
bastante  a  que  los  enternecidos  corazones  sosegaran,  temiéndose  mucho  su- 
cediese caerse  muertos  algunos;  tanto  fue  y  a  tanto  llegó  esta  exclamación 
piadosa  que  mandaron  tocar  la  campana  grande,  porque  su  voz  los  sose- 
gara digo  de  verdad  y  con  toda  fidelidad  que  no  hubo  persona  (con  ser  muy 
grande  la  dicha  campana),  que  la  oyera,  porque  era  mayor  el  clamor  de  la 
gente  que  el  estruendo  de  la  campana;  hubo  hombre  que,  arrebatado  de 
dolor,  estando  a  oscuras,  subió  al  púlpito  y  abriendo  la  puerta  se  postró  a  los 
pies  del  predicador,  diciendo  en  altas  voces:  'Padre  de  mi  alma,  pida  a  Dios 
me  perdone',  y  besándole  los  pies,  bañado  en  lágrimas,  exclamaba  a  Dios 
pidiendo  misericordia;  tal  estaba  que  estuvo  el  predicador  en  peligro  de  caer 
del  púlpito;  fue  providencia  divina  pausara  un  tanto  para  que  oyeran  al  pru- 
dente predicador  que  los  consolaba  con  suaves  y  amorosas  palabras;  encargá- 
bales se  fueran  a  sus  casas  con  todo  silencio.  A  este  tiempo  los  que  salían  por  la 
puerta  principal  topaban  con  un  hombre  caído,  reconocieron  estar  desma- 
yado el  que  juzgaron  estar  muerto;  y  lleváronlo  a  su  casa,  y  por  las  calles, 
todo  era  llorar  y  gemir  y  suspirar  y  pedir  misericordia.  Llamaron  al  Bene- 
ficiado para  que  lo  oleara,  y  habiéndole  absuelto,  volvió  en  sí  un  poco;  y  no 
se  le  oía  en  toda  la  noche  otra  cosa  que  su  "pequé,  misericordia;  ya  se  acaba 
el  mundo". 

"Acabóse  este  ejercicio  como  a  las  ocho  de  la  noche;  a  esa  hora  empe- 
zaron a  presentarse  para  casarse,  que  según  el  Beneficiado  les  hizo  las  pre- 
guntas, dijeron  estaban  amancebados;  esta  noche  y  el  día  siguiente  se  hicie- 
ron seis  matrimonios  con  dispensa  de  vanas  (bannas)  y  sin  pagar  derechos; 
y  porque  el  Beneficiado  no  los  llevaba,  se  disgustó  el  Notario  y  no  quería 
escribir,  de  que  se  enojó  el  dicho  Beneficiado,  lo  despidió  y  me  nombró  a  mí 
por  notario.  Miércoles  predicó  el  R.  P.  Francisco  Almazán:  que  parecía  an- 
daban a  porfía  los  dichos  Padres  a  quién  hacía  más  fruto  en  la  viña  del  Se- 
ñor. Fue  el  sermón  de  este  día  tan  admirable  y  provechoso  a  las  almas,  que 
será  imposible  referir  sus  efectos,  todos  decían  que  hablaba  inspirado  del 
Espíritu  Santo.  El  jueves,  dicho  Padre  Almazán  volvió  a  subir  al  púlpito 
como  a  las  cinco  de  la  tarde,  estando  esta  santa  iglesia,  llena  de  gente:  pre- 
dicó del  Juicio,  tan  tierno  como  espiritual,  tan  espiritual  como  fervoroso, 
que  a  todos  tenía  pendientes  lo  admirable  de  su  doctrina,  de  su  boca.  Aca- 
bado el  Sermón,  como  media  hora  después  de  la  Oración,  y  como  todos  es- 
taban tan  dispuestos  con  las  doctrinas  y  sermones  antecedentes,  hicieron  el 
mismo  efecto  sus  palabras  en  los  corazones  de  los  oyentes,  que  antes  se  habían 
experimentado;  vi  a  muchos  que  iban  a  buscar  a  la  persona  con  quien  esta- 
ban enojados  mucho  tiempo  había,  y  en  público  y  a  voces  se  pedían  perdón, 
bañados  en  tierno  llanto,  y  hoy  quedan  en  grande  amistad.  Dios  sea  bendito 


BIOGRAFIA 


243 


y  que  los  conserve  en  ella  por  su  infinita  misericordia.  Cónstame,  desde  este 
día  se  hicieron  grandes  limosnas  y  se  van  continuando.  Algunos  hombres  ri- 
coSj  sin  aguardar  a  dilación  de  otro  día,  llamaron  a  otros  pobres  de  quienes 
cobraban  deudas  antiguas  y  se  las  perdonaron,  y  entregaron  las  escrituras,  y 
entre  éstas  hubo  algunas  considerables,  que  han  quedado  en  descanso;  las 
mujeres,  de  posible,  partían  de  sus  vestidos  con  las  pobres,  que  por  desnudas, 
vivían  encerradas,  que  fue  causa  que  todos  ganaran  el  jubileo.  Celebráronse 
otros  seis  matrimonios  de  amancebados  con  dispensa  de  vanas  (sic)  y  sin  de- 
rechos, como  los  otros.  Mandó  el  Señor  Vicario  y  Juez  Eclesiástico  con  cen- 
sura, que  todos  los  casados  que  se  hallaban  ausentes  de  su  mujer,  fueran  a 
hacer  vida  con  ella;  y  los  que  por  derecho  no  las  debían  hacer,  o  por  otras 
causas,  parecieran  a  dar  razón  ante  los  Señores  Venerables  Deán  y  Cabildo, 
Sede  Vacante  de  este  Obispado  de  Michoacán.  Se  hicieron  seis  notificaciones 
a  personas  que  vivían  en  mal  estado,  se  auxilió  de  la  Real  Justicia  y  salieron 
seis  hombres  desterrados,  y  se  hicieron  otras  diligencias  extrajudicialmente, 
sin  corrección  fraternal. 

"Viernes:  el  Beneficiado  cantó  Misa  en  el  altar  de  Jesús  Nazareno,  y 
acabada,  anduvo  el  Vía  Crucis  dentro  de  dicha  Parroquia,  que  el  dicho  Be- 
neficiado tiene  todos  los  pasos  de  lienzo,  muy  devotos,  en  distancias  divididos 
por  el  cuerpo  de  la  Parroquia,  y  todos  los  viernes  se  reza  a  mañana  y  tarde: 
este  día  fue  tanto  el  concurso,  que  fue  necesario  lo  anduvieran  en  tres  tan- 
das, que  acabaron  muy  cerca  de  las  doce  del  día;  y  este  mismo  día  predicó 
el  R.  P.  Manuel  Alcalá,  la  sentencia  que  dio  Pilato  contra  Cristo,  Vida 
nuestra,  y  salió  una  procesión  de  Jesús  Nazareno,  con  todo  silencio  y  devo- 
ción, tal  que  parecía  no  iba  nadie  en  ella:  al  fin  de  esta  procesión  se  rezó 
el  rosario  de  Jesús  Nazareno  y  se  cantó  el  salmo  Miserere. 

"El  sábado,  como  los  más  días  durante  la  dicha  Misión,  ocuparon  los  con- 
fesonarios con  notable  amor  y  asistencia. 

"El  domingo  siguiente  predicó  el  R.  P.  Predicador  Fray  José  de  Jesús 
María,  la  historia  que  había  comenzado  desde  el  próximo  domingo  de  cua- 
resma, ajustando  el  sermón  tan  acomodado  al  intento,  como  se  reconoció 
por  el  fruto  que  consiguió.  Las  más  confesiones  (según  el  decir  a  los  dichos 
Padres,  fueron  generales) .  Levantábanse,  los  dichos  Padres  a  las  cuatro  de 
la  mañana,  cada  uno  de  por  sí  se  esmeraba  en  la  puntualidad  de  su  oficio. 

"Martes,  predicó  como  a  las  cinco  de  la  tarde  el  R.  P.  Manuel  Alcalá, 
de  las  penas  del  infierno  sacando  tan  colmados  frutos,  como  se  experimenta- 
ron en  los  demás  sermones  que  había  predicado.  El  lunes  antecedente  estu- 
vieron los  Reverendos  Padres  con  poca  salud,  y  no  fue  bastante  el  achaque, 
a  que  faltasen  al  Confesonario. 

"El  miércoles  31:  el  R.  P.  Manuel  Alcalá  celebró  una  Misa  con  toda 
solemnidad,  con  diácono  y  subdiácono:  salió  por  la  plaza  de  esta  Villa  en 


244 


ALCALA,  MANUEL  DE,  P. 


procesión  Nuestra  Señora  del  Rosario,  en  hombros  de  sacerdotes,  predicó  al 
tiempo  de  la  Misa  el  Padre  Prior  Fray  José  de  Jesús  María,  como  hijo  de  la 
familia.  Este  día  por  la  tarde  hizo  el  R.  P.  Manuel  de  Alcalá  una  plática, 
despidiéndose  para  la  procesión  de  la  Misión  con  mucha  ternura,  fervor  y 
entusiasmo,  pidiendo  a  todos  rogaran  a  Dios  por  la  salud  del  Príncipe  (de  la 
Iglesia)  que  los  había  remitido.  Bien  se  deja  ver  el  sentimiento  y  pena  con 
que  todos  quedarían  viéndose  tan  lejos  del  pastor,  que  tal  regalo  espiritual 
y  temporal  les  había  enviado,  y  que  se  les  ausentasen  los  dulces  clarines  en 
quienes  tenían  representado  su  pastor  ausente,  que  Dios  guarde.  Se  consu- 
mieron, sólo  en  el  sagrario  de  esta  parroquia  (según  oí  decir  al  beneficiado  y 
sacristán),  setecientas  formas. 

"Todo  lo  que  llevo  declarado,  es  verdad,  es  público  y  notorio,  pública  voz 
y  fama  a  que  me  refiero.  De  todo  lo  cual  doy  fe,  como  persona  que  se  halló 
y  asistió  a  los  sermones  y  demás  funciones  y  ejercicios  que  se  hicieron,  y  como 
notario  de  los  matrimonios  y  más  casos  tocantes  al  dicho  oficio,  como  ante 
quien  pasaron,  y  porque  así  conste,  en  testimonio  de  verdad,  lo  firmé  en  mi 
nombre. 

"Por  mandado  del  Señor  y  Juez  eclesiástico.  Juan  de  Castellanos  Bravo, 
Not".  (El  limo.  Obispo  de  Michoacán,  era  entonces  don  Juan  Ortega  de 
Montañez) . 

1684  "Enseñó  gramática  en  el  colegio  de  Guatemala  en  1684".  (Burrus). 
1687  "Y  allí  mismo  en  Guatemala  enseñó  retórica  en  1687".  (Burrus). 

1697  Roma,  29  de  Junio  de  1697.  "Rector  del  colegio  de  la  Veracruz,  el 
P.  Manuel  de  Alcalá".  (Glez.  Tirso,  S.  J.,  Carta  al  P.  Prov.  Juan 

de  Palacios)  (Arch.  Prov.  Mex,  Merid.  [1960]  APA-G,  II  [1247]). 
(Tal  vez  esta  orden  ya  no  le  alcanzó  con  vida). 

1698  El  P.  Burrus  dice  que  murió  en  la  capital  mexicana  el  16  de  Octubre 
de  1698.  (Mex.  5,  ff.  201,  335v,  337;  Mex.  6,  ff.  lOv,  48)  (Hist.  Soc. 

49,  f.  68v). 

Si  murió  el  16  de  Octubre,  ese  día  se  tomaría  el  documento  que  sigue: 
"Censura  Patris  Emmanuelis  Alcalá  de  sufficientia  in  litteris  ad  gradum 
PP.  Josephi  Bravo,  Joannis  de  Siles,  Francisci  Xaverii  de  Solchaga  et  Josephi 
Barba.  Mexici,  17  Octobris  1698.  Ego  Joannes  Alvarez  fidem  fació  Patrem 
Emmanuelem  de  Alcalá  qui  morte  praeventus  de  quatuor  patribus  a  se 
de  more  examinatis,  in  manuscriptis  judicium  ferré  non  potuit,  per  me  (qui 
ipsi  confessarius  in  extremis  adstiti)  de  Provincialis  ordine  rogatum  in  ar- 
ticulo mortis,  suam  in  haec  verba  plena  mente  atque  expressa  voce  protulisse 
sententiam:  'juratus  censeo  PP.  Josephum  Bravo,  Joannem  de  Siles,  Francis- 
cum  Xaverium  de  Solchaga  et  Josephum  Barba,  habere  tantum  doctrinae 


BIBLIOGRAFIA 


245 


quantum  séptima,  octava  et  duodécima  congregatio  formulaque  juramenti 
praescripta  ab  eadem  congregatione  duodécima  ad  docendam  cum  satisfactio- 
ne  philosophiam  et  theologiam  et  ad  professionem  quatuor  votorum  requi- 
runt'. 

"Haec,  praedictus  Pater  in  quorum  fide  has  litteras  dedi". 

Mexici,  die  17  Octobris  1698.  Joannes  Alvarez. 

(Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  [1961].  Documentos  por  catalogar). 

Referencias  biográficas 

1  Alegre,  Francisco  Javier,  S.  J.,  Hist.  de  la  Prov.  de  la  C.  de  ].  en  N.  E., 
t.  III,  México,  1842,  pp.  47-8. 

2  Alegre,  S.  J.-Burrus,  Ernest  J.,  S.  J.,  Hist.  de  la  Prov..  .     IV,  Roma, 
1960,  63. 

3  Alvarez,  Juan,  S.  J.,  Test,  juramentado  ms.  sobre  grados.  .  .  México,  17 
Oct.  1698. 

4  Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  (1960)  APA-G.  II,  (1247). 

.5  BeristÁin,  Biblioteca  Hispano- Americana,  Amecameca,  1883,  t.  I,  p.  39. 

6  Castellanos  Bravo,  Juan  (Notario),  Relación  de  la  misión  en  Colima, 
dada  por  los  Padres  Manuel  Alc.\lá  y  Francisco  de  Almazán.  1683. 

7  De  Backer,  S.  J.,  I,  58. 

7  Decorme,  Gerardo,  S.  J.,  La  Obra  de  los  jesuitas  mexicanos .  .  .  Mé- 
xico, 1941,  t.  I,  p.  266. 

8  Egul\ra  y  Eguren,  Juan  José  de.  Biblioteca  Mexicana,  I,  letra  A. 
(México,  1755). 

9  González,  Tirso,  S.  J.,  Carta  al  P.  Prov.  Juan  de  Palacios,  Roma,  29 
Junio  1697. 

10  Hist.  Soc.  49,  f.  68v. 

11  xMexic.  5,  ff.  201,  335v,  377;  6,  ff.  lOv,  48. 

12  Sommervogel,  S.  J.,  Bibliotheque  de  la  C.  de  J.,  I,  141. 

13  Zappa,  Juan  B.\utista,  S.  J.,  Relación  de  las  misiones  de  la  Compañía 
en  Nueva  España.  (El  tomo  abarca  desde  1663  a  1689). 

Bibliografía 

El  limo.  Eguiara  en  sus  "Borradores"  afirma  que  fue  uno  de  los  Jurispe- 
ritos de  su  tiempo,  más  célebres,  y  que  escribió: 

De  Societatis  Contractu. 
De  locatione  et  conductione. 
De  emphiteusi. 


246 


ALCANTARA,  ALONSO  DE,  P. 


De  pignore  et  fideijussione. 
De  testamentis. 

En  la  Biblioteca  del  Colegio  de  Santos,  existe  un  tomo  en  4o.  Ms.  del  Pa- 
dre Manuel  de  Alcalá,  intitulado:  Disputationes  in  octavo  libro  Aristotelis 
de  phisico  auditu.  Y  de  los  tratados  anteriores  he  visto  en  la  Biblioteca  de  la 
Universidad  el  de  Contractu  Societatis.  (Berist.). 

1694  En  el  Sermón  de  la  Inmaculada  del  P.  Miguel  de  Castilla,  S.  J.  Im- 
preso en  México  en  1694,  se  halla  el  "parecer  del  P.  Manuel  de  Al- 
calá". Abril  22  de  1694.  (Andrade). 

"Alcalá,  Manuel,  filósofo  y  teólogo  del  siglo  XVIII  (sic,  por  S.  XVII), 
profesor  en  Méjico,  y  uno  de  los  jurisperitos  más  célebres  de  su  tiempo.  M. 
en  Méjico  en  1698;  escribió  De  Societatis  contractu'\ 

"(Cascón,  Miguel,  S.  J.  Los  jes.  en  Menéndez  Pelayo,  Valladolid,  1940, 
525)  (Menéndez  Pelayo:  Papeles  referentes  a  jesuítas.  Ms,  en  Biblioteca  Me- 
néndez Pelayo). 

Referencias  bibliográficas 

1  Andrade,  Vicente  de,  P.,  Canónigo.  Ensayo  bibliográfico  mexicano  del 
siglo  XVII,  2a.  ed.  Méx.,  1899,  No.  989,  p.  613. 

2  BeristÁin,  Biblioteca  Hispano-Americana.  Amecameca,  1883,  t.  I,  p.  39. 

2  Cascón,  Miguel,  S.  J.,  Los  jesuitas  en  Menéndez  Pelayo,  Valladolid, 
1940,  525. 

3  De  Backer,  S.  J.,  I,  58. 

4  Eguiara,  limo..  Biblioteca  Mexicana,  I,  Letra  A.  México,  1755. 

4  '^'^  Menéndez  Pelayo,  Marcelino,  Papeles  referentes  a  jesuitas.  Ms.  en 
Biblioteca  Menéndez  Pelayo. 

5  SoMMERVOGEL,  S.  J.,  Bibliothcque  de  la  Compagnie  de  Jesús,  I,  141. 


P.  ALONSO  DE  ALCANTARA 
Biografía 

1654  "El  Padre  Alonso  de  Alcántara  formetur'*.  (Nickel  al  P.  Prov.  Feo. 
Calderón:  Roma,  4  de  Dic,  1654). 

1662  (Del  Catálogo  de  las  misiones  de  la  provincia  de  N.  E.  en  1662)  : 


REFERENCIAS  BIOGRAFICAS 


247 


"En  las  misiones  de  las  tres  sierras:  Topia,  San  Andrés  y  San  Igna- 
cio, Piaxtla.  (Méx.  17,  f.  280).  Los  que  tienen  una  f  son  los  superiores 
de  las  misiones,  y  el  P.  Alonso  de  Alcántara  la  tiene.  Están  a  su  cargo 
los  pueblos  de  Tamazula,  Altotonqui  (i.  e.  San  Ignacio  de  Atotonilco)  y 
Zapotlán.  El  más  distante  está  a  cinco  leguas.  El  sínodo  anual  del  misionero 
de  parte  del  rey  es  de  350  pesos;  y  la  limosna  para  la  escuela  de  los  niños 
indios  es  de  35;  ambas  cantidades  anuales".  ( Alegre-Burrus :  Hist.  de  la 
Prov.,  III,  356). 

Referencias  biográficas 

1  Alegre-Burrus,  S.  J.,  Hist.  de  la  Prov,  III,  Roma,  1959,  356. 

2  Archivo  de  la  Provincia  Mexicana,  en  Isl.  Coll.,  1932,  No.  228,  Ms. 

3  Mexic.  17,  f.  280. 

4  Nickel  Gosvino,  S.  J.,  Carta  al  P.  Prov.  Francisco  Calderón.  Roma, 
4  de  Diciembre  de  1654. 

P.  JUAN  ALCARAZ 
Biografía 

No  hemos  podido  recoger  más  que  estas  noticias: 

1639  (Sept.  30).  "Los  Padres  Bartholomé  Castaño,  Estevan  de  Aguilar, 
Balthasar  González,  Juan  de  Alcaraz,  Francisco  Laris,  Diego  Sar- 
miento y  Luys  de  Sossa  hagan  la  Professión  de  quatro  votos  con  los  de  su 
tiempo,  pero  cumplan  primero  treinta  y  tres  años  aquellos  a  quienes  faltan, 
y  el  segundo  y  sexto,  con  los  primeros,  porque  antes  de  entrar  estudiaron 
Philosophia,  y  considérese  si  al  tercero  favorece  el  examen  o  lengua". 
(Vitelleschi  al  P.  Andrés  Pérez:  Roma,  30  Sept.,  1639). 

1652  (Dic.  12).   "Ruego  a  V.  R.  (P.  Francisco  Calderón)  que  en  lo  que 
hubiere  lugar,  acuda  al  consuelo  del  Padre  Alcaraz,  que  lo  ha  me- 
nester, según  nos  ha  escrito  otro,  que  lo  ha  sabido". 

(Nickel  al  P.  Calderón,  Roma,  12  de  Diciembre  de  1652). 

Referencias  biográficas 

1  Arch.  de  la  Prov.  Méx.  de  Isleta  College,  No.  228  (1932). 

2  Nickel,  Gosvino,  S.  J.,  Carta  al  P.  Provincial  Francisco  Calderón,  Ro- 
ma, 12  de  Diciembre  de  1652. 


248 


ALCAZAR,  JUAN  DE,  HNO.  C. 


3  ViTELLESCHi,  Mucio,  S.  J.,  Carta  al  P.  Provincial  Andrés  Pérez,  Roma, 
30  de  Septiembre  de  1639. 


HNO.  C.  JUAN  DE  ALCAZAR 
(1560-1623) 

Biografía 

1560  Nació  en  1560. 

1560-1623  (Su  elogio  por  J.M.D.).  "Juan  de  Alcázar,  español,  Ayuda 
de  cámara  del  Marqués  de  Villamanrique,  y  después  hermano  coad- 
jutor de  la  Compañía  de  Jesús,  fue  hombre  sumamente  laborioso,  y  que  en 
su  conducta  supo  unir  las  corporales  tareas  de  Marta,  con  la  oración  y  re- 
cogimiento interior  de  María.  Por  muchos  años  administró  las  haciendas  del 
Colegio  de  Tepotzotlán,  y  la  de  Santa  Lucía,  perteneciente  al  Máximo  de 
San  Pedro  y  San  Pablo.  En  este  ministerio  de  su  estado,  no  solamente  fue 
un  objeto  de  edificación  a  los  labradores  por  sus  costumbres  tan  regulares 
como  si  viviera  en  una  casa  de  su  orden,  sino  un  oráculo  de  todos  los  ha- 
cendados por  sus  grandes  conocimientos  en  agricultura.  A  él  se  debieron 
la  reforma  de  los  arados  y  otros  instrumentos  de  labranza,  la  mejor  dispo- 
sición de  las  trojes,  el  arreglo  de  las  faenas  y  otras  muchas  mejoras  en  las 
siembras,  tanto  que  puede  llamarse  'el  padre  de  la  agricultura'  en  nuestro 
país,  por  las  sabias  lecciones  que  daba  a  los  agricultores,  y  las  muchas  ru- 
tinas que  logró  desterrar  de  las  labores  del  campo.  Por  espacio  de  36  años 
(treinta  y  seis),  desempeñó  estos  servicios  a  su  religión  y  a  los  labradores, 
y  murió  a  los  63  años  (sesenta  y  tres)  de  edad  en  el  Colegio  Máximo  de 
México  a  24  de  Enero  de  1623.  Dejó  escrita  una  obra  muy  curiosa  sobre 
las  labores  del  campo,  y  conocimiento  de  las  variaciones  de  la  estación,  que 
anotó  con  otras  observaciones  prácticas  otro  célebre  Hermano  Coadjutor 
llamado  Juan  de  Aldana,  criado  también  del  mismo  Virrey  Villamanrique, 
y  que  en  su  compañía  tomó  la  sotana  de  jesuíta,  y  fue  destinado  como  él 
a  la  administración  de  las  haciendas".  (J.M.D.,  José  Mariano  Dávila),  Dice. 
Univ.  de  Hist.  y  Geograf.,  t.  L  Apéndices.  México,  1855,  Art.  "Alcázar, 
Juan  de",  p.  144). 

1585  "Siendo  criado  de  los  más  principales  y  estimados  del  Marqués  de 


BIOGRAFIA 


249 


Villamanrique,  Virrey  de  la  Nueva  España  (lo  fue  de  1585  a  1590), 
dexó  todas  conveniencias  y  esperanzas  de  valer  en  el  mundo,  por  servir  a 
Dios  de  hermano  coadjutor  en  la  Compañía,  en  la  cual  fue  recibido". 
(Oviedo:  MenoL). 

1587  "Fue  recibido  en  1587.  Fue  después  cocinero  y  enfermero  en  el  co- 
legio Máximo  de  México.  Después  pasó  a  cuidar  de  las  haciendas 
del  Noviciado  de  Tepotzotlán".   (J.M.D.).  "Y  finalmente  de  la  de  Santa 
Lucía,  hacienda  principal  del  colegio  Máximo". 

1623  (Enero  13).  "El  día  trece  de  henero,  habiendo  soportado  un  recio 
aguacero,  dejó  que  la  ropa  se  secara  en  el  cuerpo,  y  le  produjo  una  ardiente 
calentura,  que  a  los  nueve  días  (22  de  enero),  después  de  recibidos  los  Sa- 
cramentos, lo  llevó  al  sepulcro. 

—  (Enero  22).  "Dice  Florencia,  y  don  José  Mariano  Dávila,  que  el  día 
24  murió  en  el  colegio  Máximo  de  México,  siendo  de  63  años  de  edad 

y  36  de  religión".  (Oviedo:  Elogios  de  Hermanos  Coadjutores,  t.  I,  p.  109). 

—  En  el  colegio  Máximo  de  México,  el  segundo  que  nuestro  Señor  lle- 
vó al  cielo  fue  el  Hermano  Juan  de  Alcázar,  de  quien  me  avisa  el 

mismo  Padre  Rector  (Guillermo  de  los  Ríos).  "Esta  tarde  a  las  cuatro  de  ella 
y  23  de  Junio,  fue  nuestro  Señor  servido  de  llevarse  para  sí  al  Hermano  Juan 
de  Alcázar,  coadjutor  fonnado  de  edad  de  63  años  (luego  nació  en  1560) 
y  36  de  Compañía  (luego  ingresó  en  1587). 

"Era  natural  de  la  Mancha.  Fue  admitido  en  la  Compañía  en  esta  Pro- 
vincia con  otros  pajes  del  Marqués  de  Villamanrique  que  entonces  era  Virrey 
(lo  fue  de  1585-1590)  de  esta  Nueva  España,  y  así  por  salir  de  palacio,  fue 
su  entrada  de  mucha  edificación  y  de  mucha  mayor,  la  observancia  y  reli- 
gión que  guardó  todo  este  tiempo  de  su  vida,  por  haber  sido  uno  de  los  her- 
manos más  trabajadores  que  ha  habido  en  esta  provincia,  ejercitándose  en 
los  oficios  de  más  trabajo  que  hay,  de  cocina  y  enfermería,  en  tiempo  que 
en  este  colegio  había  muchos  enfermos,  y  con  la  caridad  que  tenía  y  deseo 
de  servirles,  se  ofreció  a  los  superiores  para  hacer  toda  su  vida  este  oficio; 
aunque  lo  ejercitó  algunos  años,  pero  por  ser  hombre  de  mucha  confianza 
y  seguridad  les  pareció  a  los  superiores  ocuparle  en  haciendas  del  campo 
de  este  colegio,  de  México  y  del  de  Tepotzotlán,  en  los  cuales  pasó  más  de 
20  años  continuamente,  con  muy  grande  ejemplo  y  edificación  de  los  segla- 
res con  quienes  perpetuamente  trataba,  teniéndole  todos  mucho  respeto  por 
la  virtud  y  religión  que  en  él  conocían,  sin  que  ninguno  de  ellos  jamás  pusie- 
ra falta  en  su  persona,  por  ser  muy  recatado  con  el  buen  proceder  que  se 
desea  en  un  hijo  verdadero  de  la  Compañía  y  con  manejar  tanta  suma  de 
hacienda,  como  entraba  en  su  poder  y  pasaba  por  sus  manos.  En  materia 
de  pobreza  fue  muy  recatado  comunicando  a  los  superiores  y  pidiéndoles 


250 


ALCAZAR,  JUAN  DE.  HNO.  C. 


licencia  para  lo  que  había  de  hacen  y  por  otra,  muy  descuidado  de  las  cosas 
de  su  propia  comodidad,  trayendo  el  vestido  roto,  y  en  los  caminos  ahorran- 
do de  gastO;  aun  en  lo  muy  necesario  para  su  sustento,  contentándose  con 
unas  tortillas  de  maíz,  secas  y  duras  y  tamales,  como  usan  los  indios.  Con 
este  pobre  sustento  que  llevaba  en  las  alforjas,  estaba  contento  en  los  muchos 
y  largos  caminos  que  para  visitar  las  haciendas  hacía;  durmiendo  muy  con- 
tinuamente en  el  campo,  sin  más  abrigo  que  el  de  su  manteo,  ni  otro  colchón 
que  el  sudadero  de  la  bestia,  y  por  almohada  la  silla.  Y  aun  estando  en  casa, 
lo  más  ordinario,  dormía  vestido,  por  penitencia  :  a  esto  añadía  otras  de  dis- 
ciplinas y  un  áspero  cilicio  de  hierro.  Conociendo  que  el  ejercicio  de  la  ora- 
ción es  el  sustento  de  las  virtudes,  era  muy  cuidadoso  en  ella,  levantándose 
muy  de  mañana  para  ella,  previniendo  al  hermano  que  tenía  en  su  compa- 
ñía, le  despertase,  si  alguna  vez  se  durmiese.  Tenía  un  cartapacio  de  largas 
devociones,  y  éstas,  por  tarde  que  fuese,  y  cansado  que  estuviese,  no  había 
de  pasar  día,  sin  que  las  rezase.  Y  no  era  última,  la  que  tenía  a  la  \'irgen 
Santísima,  a  quien  acudía  como  a  Madre,  y  se  encomendaba  y  pedía  a  otros 
que  le  encomendasen  para  que  le  amoldase  y  librase  de  los  peligros  y  ocasiones 
que  suelen  ofrecerse  en  el  campo.  Y  mostraba  el  afecto  que  a  esta  devoción 
tenia  en  que  las  veces  que  venía  de  la  estancia  a  este  colegio,  llamaba  a  solas 
a  otros  para  tratar  de  la  devoción  a  nuestra  Señora,  en  que  se  había  aventa- 
jado: lo  cual  hacía  el  buen  hermano  con  amorosas  palabras,  pidiendo  con 
humildad  le  enseñasen  algunos  medios  para  tener  entrada  con  tal  Señora, 
y  dejando  muy  edificado  a  aquel  con  quien  trataba  estas  pláticas. 

"De  los  indios  que  enfermaban  en  la  hacienda,  tuvo  siempre  muy  gran 
cuidado,  acudiendo  a  su  regalo  y  cura  y  quitándose  el  bocado  de  la  boca  para 
dárselo;  y  aun  a  otros  que  le  venían  de  fuera  a  pedir  algo  de  medicina,  cui- 
daba se  les  socorriese  de  lo  que  había  en  casa,  acudiendo  también  a  socorrer 
a  las  necesidades  de  maíz,  que  suelen  padecer  los  indios,  prexiniéndoles  aun- 
que fuese  de  lejos  y  con  trabajo  para  que  no  les  faltase,  ni  gastasen  lo  que 
en  precios  excesivos,  otros  les  llevasen. 

"Sus  pláticas  con  los  españoles  y  criados  que  ser\"ían  en  la  hacienda,  eran 
de  mucha  edificación  y  exhortándoles  a  las  virtudes,  confesiones  y  buena  vida, 
y  así,  todos  le  tenían  muy  grande  respeto". 

—  'Tue  muy  celoso  de  lo  temporal  de  las  haciendas,  procurando  en  todo, 
el  adelantamiento  y  buen  suceso  de  ellas,  no  perdonando  a  trabajo 
que  fuera  menester  para  esto,  porque  las  miraba  como  hacienda  de  Cristo  y 
de  su  familia,  y  acudiendo  por  su  misma  persona  a  las  cosas  que  conducían 
sin  reparar  en  incomodidades  propias. 

"En  medio  de  estos  ejercicios  santos  le  cogió  la  enfermedad  de  que  mu- 
rió, que  se  entendió  habérsele  ocasionado  de  un  grande  aguacero  que  le  ca- 
ló toda  la  ropa,  con  que  debió  de  resfriarse;  y  de  allí  le  asaltó  un  furioso  ta- 


BIBLIOGRAFIA 


251 


bardillo,  que  desde  su  principio  se  mostró  mortal.  Dispúsose  luego  para  lo 
que  nuestro  Señor  quisiese  ordenar  de  su  vida,  con  una  confesión  general  y 
comunión,  y  habiéndole  traído  de  la  hacienda  al  colegio,  se  le  dio  la  Ex- 
trema Unción  por  la  prisa  con  que  la  enfermedad  crecía;  la  cual  llevó  con 
mucha  paciencia,  ofreciéndola  a  nuestro  Señor  con  los  demás  trabajos  que 
había  pasado,  y  diciendo  que  sólo  sentía  no  haber  sido  muy  santo  y  servido 
mucho  a  nuestro  Señor;  pero  que,  por  su  misericordia,  no  tenía  cosa  que  le 
diese  pena;  y  así,  invocando  muchas  veces  los  santos  nombres  de  Jesús,  Ma- 
ría y  José,  para  que  le  fuesen  guía  y  compañía,  al  noveno  día  de  la  enferme- 
dad acabó  con  los  de  esta  vida  mortal,  dejándonos  con  mucha  satisfacción  y 
esperanza  de  su  salvación". 

(De  los  Ríos,  Guillermo,  S.  J.  [Rector  del  Máximo  de  México]  Carta 
necrológica  fechada  el  24  de  Junio  de  1623)  (Anua  de  1623,  suscrita  por  el 
P.  Provincial  Juan  Lorenzo,  en  México  el  26  de  Mayo  de  1624)  (Archivo 
General  de  la  Nación.  Colección  "Misiones",  t.  25). 

Referencias 

1  Archivo  General  de  la  Nación.  Colección  "Misiones",  t.  25. 

2  Decorme,  Gerardo,  S.  J.,  Menologio  Ms.  de  1934,  p.  55  y  1940,  p.  80. 
Elogio  del  Hno.  Alcázar. 

3  De  los  Ríos,  Guillermo,  S.  J.,  Carta  Necrológica  del  Hno.  C.  Juan  de 
Alcázar:  colegio  Máximo  de  México,  Junio  24  1623. 

4  Florencia,  Francisco,  S.  J. -Oviedo,  S.  J.,  Menologio  de  los  varones  más 
señalados  en  perfección  religiosa  de  la  C.  de  J.  de  N.  E.,  Méx.,  1747, 
Enero  22. 

5  González  de  Cossío,  Francisco,  Ensayo  Bibliográfico  de  los  Catálogos 
de  sujetos  de  la  C.  de  ].  en  N.  E.,  Méx.  1946. 

6  J.M.D.  (José  Mariano  Dávila),  Dice.  Univ.  de  Hist.  y  Geograf.,  t.  I, 
Méx.  1855.  Art.  Alcázar,  Juan,  p.  144. 

7  Lorenzo,  Juan,  S.  J.,  Anua  1623,  fechada  en  México  el  26  de  Mayo 
1624. 

8  Oviedo,  Juan  Ant.,  S.  J.,  Elogio  de  muchos  Hermanos  Coadjutores,  Méx., 
Hogal,  1755,  t.  I,  "Elogio  del  Hno.  C.  Juan  de  Alcázar",  p.  107-09. 

9  Pérez  Rivas,  Andrés,  S.  J.,  Crónica.  .     II,  pp.  412-14,  Edic.  Méx.  1896. 

Bibliografía 

"Dejó  escrita  el  Hermano  Coadjutor  Juan  Alcázar  una  obra  muy  curiosa 
sobre  las  labores  del  campo  y  conocimiento  de  las  variaciones  de  la  estación. 


252 


ALCAZAR,  LUIS,  P. 


que  anotó  con  otras  observaciones  prácticas  otro  hermano  coadjutor  llama- 
do Juan  de  Aldana".  (J.M.D.). 

Referencias 

1  J.M.D.  (José  Mariano  Dávila^  Dice.  Univ.  de  Hist.  y  Geograf.  Apén- 
dices, t.  I,  Méx.  1855.  Art.  Alcázar,  Juan,  p.  144. 


P.  LUIS  ALCAZAR 

BlOGIL\FÍA 

Este  Padre  Luis  Alcáz.\r  (si  fue  jesuíta),  creo  que  nunca  estuvo  en 
nuestra  Provincia  Mexicana;  lo  conservo  únicamente  por  si  acaso  padezco 
alguna  equivocación. 

"El  P.  Nicolás  de  Arnaya  (Prov.  de  1616  a  1622)  es  digno  del  elogio  que 
le  da  el  Padre  Luis  Alcázar".  (Beristáin). 

"Citan  estas  cartas  el  P.  Pedro  Méndez,  S.  J.  (muerto  en  1643)  los  Pa- 
dres Alcázar  y  Rivas".  (Beristáin) . 

Referencias 

1  Beristáin,  Biblioteca  Hispano- Americana,  Amecameca,   1883,  Letra  A. 
(Arnaya),  t.  II,  p.  255.  Art.  "Méndez,  Pedro". 

Bibliografía 

"El  P.  Alcázar,  jesuíta,  que  publicó  un  "Comentario  sobre  el  Apocalip- 
sis" habla  con  mucho  elogio  de  esta  exposición  del  Apocalipsis  del  Venerable 
Gregorio  López".  (Dice.  Univ.,  t.  IV,  p.  775). 

1631  P.  LuDovicus  Alcázar,  "In  Apocalipsim"  5  T.  Lugduni,  per  lacobo 


BIOGRAFIA 


253 


Andream,  1631".  (Bol.  Arch.  Gen.  [Méx.  1939]  t.  X,  No.  4,  p.  878-No. 
400  y  p.  708  No.  9).  Este  último  se  vendía  en  México  en  la  tienda  de  Simón 
de  Toro  (1634).  (Arch.  Gen.  [Méx.]  Inquisición,  t.  438). 

Referencias 

1  Diccionario  Universal  de  Hist.  y  Geograf.,  t.  IV,  Méx.  1854.  Art.  "Ló- 
pez, Venerable  Gregorio",  p.  775. 


P.  DIEGO  DE  ALCOCER 
Bibliografía 

1627  Una  Carta  del  P.  Diego  de  Alcocer,  fecha  en  Mérida  a  7  de  Abril 
de  1627  escrita  al  Padre  Provincial  (P.  Juan  Laurencio:  1622-28)  en 
que  le  remite  una  copia  de  los  beneficios  de  curatos  de  clérigos  del  dicho 
obispado,  y  la  gente  de  todas  edades  que  tienen  en  cada  partido,  excep- 
tuando las  de  la  Provincia  de  Tavasco  (sic),  un  Itinerario  y  Memoria  de  los 
pueblos  y  leguas  que  hay  desde  la  ciudad  de  Oaxaca  a  la  Villa  de  Campe- 
che, yendo  por  el  camino  de  Chiapa  y  Villa  de  Tavasco.  (Inventario  Arch. 
Prov.  Méx.  1767,  f.  126). 

Referencias 
1  Inventario  del  Archivo  Prov.  Méx.  1767,  f.  126. 


P.  BARTOLOME  DE  ALDANA 
Biografía 

Los  únicos  datos  que  hemos  podido  recoger  del  P.  Bartolomé  de  Aldana 
son  los  siguientes: 

1678  (Mayo  20).  "Recibí  facultad  del  P.  Provincial  Tomás  Altamirano, 
para  levantar  Información  sobre  Diego  Moreno,  de  Pátzcuaro".  (Vol. 
7o.  Ms.). 


254 


ALDANA,  JUAN  DE,  HNO.  C. 


—       (Agosto  5).  "Informaciones  de  legitimidad  y  limpieza  de  José  Mén- 
dez, natural  del  pueblo  de  Zinapécuaro,  hechas  en  Pátzcuaro  por  el  P. 
Bartolomé  de  Aldana  de  la  Compañía  de  Jesús,  en  5  de  Agosto  de  1678". 
(Vol.  7o.  Ms.). 

1690  "En  el  Colegio  de  Pátzcuaro,  el  P.  Bartolomé  de  Aldana  acompaña 
al  P.  Rector  Bernardo  Rolándegui,  a  contemplar  el  sudor  de  nuestra 
Señora  de  la  Salud,  de  Pátzcuaro".  (Oviedo:  Zodíaco)  (Florencia). 

Referencias 

1  Florencl\,  Francisco,  S.  J. -Oviedo,  Juan  Ant.,  S.  J.,  Zodíaco  Maria- 
no, Méx.  1755,  p.  262. 

2  Volumen  Séptimo  de  Manuscritos  de  la  Prov.  Méx.,  pp.  18-20  y  247.  (Se 
conserva  en  el  Arch.  de  la  Prov.  Isl.  Coll.  1935). 


HNO.  C.  JUAN  DE  ALDANA  (1563-1625) 
Biografía 

1563  Nació  el  Hno.  Juan  de  Aldana  en  Antequera,  población  de  Andalu- 
cía el  año  de  1563.  "Nació  en  Antequera  de  España,  hacia  1565". 
(Burrus:  II,  375). 

—       "Nació  este  buen  Hermano  en  el  Andalucía,  en  la  Ciudad  de  Ante- 
quera. .  . 

Nota:  Por  defecto  de  la  fotocopia,  falta  una  línea;  parece  que  se  lee:  "nació 
para  el  servicio  de  nuestro  Señor,  y  le  llevaron  a  Portugal",  "criado 
del  Marqués  de  Villamanrique,  Virrey  de  la  Nueva  España;  y  de  ser 
criado  de  él,  a  poco  se  sintió  con  deseos  de  dejar  el  mundo,  y  resolvió 
a  entrarse  en  la  religión  y  pedir  fuese  recibido  en  la  Compañía". 

1563-1625    (Elogio  que  hace  de  él  J.M.D. :  José  Mariano  Dávila)  : 

"El  Hermano  Juan  de  Aldana  fue  coadjutor  temporal  de  la  Com- 
pañía de  Jesús:  de  este  venerable  jesuíta,  cuyo  concepto  de  santidad  fue 
muy  general  en  su  época  en  nuestro  país,  sólo  referiremos  lo  que  de  él  escribe 
el  P.  Oviedo  en  su  'Menologio',  con  la  sencillez  y  simplicidad  de  su  tiempo". 
"Siendo  criado  (dice)  del  Marqués  de  Villamanrique,  Virrey  de  la  Nueva 


BIOGRAFIA 


255 


España,  trocó  el  palacio  por  la  Compañía,  en  donde  sirvió,  así  en  el  campo 
como  en  los  colegios  con  grande  humildad,  caridad  y  mortificación,  con 
opinión  de  religioso  observante;  y  por  sus  conocidas  virtudes  fue  enviado  con 
el  primer  rector  a  la  fundación  del  colegio  del  Realejo,  en  donde  él  solo 
hacía  todos  los  oficios  de  la  casa,  y  cuidaba  de  la  escuela  de  los  niños,  ense- 
ñándoles a  leer  y  a  escribir,  y  juntamente  la  doctrina  cristiana  y  el  amor  de 
las  virtudes,  con  indecible  caridad.  Era  muy  penitente,  y  de  ordinario,  aun 
siendo  muy  viejo,  dormía  sobre  las  tablas  desnudas  de  una  mesa,  con  los  li- 
bros espirituales  de  su  uso,  por  cabecera.  Era  tan  sincero  con  Dios,  y  trataba 
con  su  Divina  Majestad  con  tal  confianza,  que  cuando  cuidaba  de  las  ha- 
ciendas del  campo,  faltando  el  agua  para  las  sementeras,  se  iba  a  ella,  y 
desembrazando  una  disciplina  empezaba  a  herir  cruelmente  su  cuerpo,  y  a 
decir:  'Señor,  aquí  ha  de  quedar  Aldana,  o  ha  de  llover',  Así  negociaba  con 
Dios  obligándole  con  la  penitencia,  y  con  su  simplicidad  de  que  se  agrada  al 
que  tiene  su  conversación  con  los  sencillos.  Volviendo  por  orden  de  la  obe- 
diencia del  Realejo  a  Guatemala,  le  cogió  la  muerte  en  un  pueblo  donde  está 
una  devota  imagen  de  la  Virgen,  delante  de  quien  tres  años  antes  (1624)  ha- 
bía tenido  muchos  y  muy  largos  ratos  de  oración,  y  haciéndose  llevar  a  la 
iglesia,  dio  gracias  a  la  Madre  de  Dios  porque  le  daba  sepultura  en  su  casa, 
y  hecha  una  confesión  general  y  recibidos  los  sacramentos,  murió  en  santa 
vejez,  dejando  a  los  del  pueblo  muy  edificados,  el  día  7  de  Abril  de  1627" 
(sic).  (J.M.D.:  José  Mariano  Dávila)  (Dice.  Univ.  de  Hist.  y  Geograf.,  t. 
I.  Apéndices.  México  1855.  Art.  "Aldana,  H.  Juan  de",  p.  148). 

1585  Vino  de  España  en  servicio  del  Virrey  de  Nueva  España,  Marqués  de 
Villamanrique,  quien  llegó  ese  año  a  ejecutar  su  oficio.  (Oviedo). 

1589  ''Entró  a  la  Compañía  en  esta  provincia  (J.M.D.)  y  tomó  la  sotana 
juntamente  con  el  hermano  Juan  Alcázar,  criado  también  del  Virrey". 
"Entró  a  la  Compañía  el  11  de  Febrero  de  1590".  (Burrus:  Hist.,  II,  376). 

—  "Recibióle  el  Padre  Antonio  de  Mendoza,  provincial  de  la  Nueva 
España"  (1584-91).  "En  el  discurso  de  su  vida,  en  varios  puestos  de 
la  provincia,  tuvo  diversas  ocupaciones,  unas  domésticas  y  otras  del  campo  y 
a  veces  acompañó  a  padres  provinciales.  Estuvo  también  en  los  seminarios 
que  están  a  cargo  de  la  Compañía:  y  en  todas  estas  ocupaciones  se  portó 
siempre  con  humildad,  candad  y  edificación,  venciendo  y  sujetando  su  natu- 
ral, que  de  suyo  era  fogoso  y  colérico:  lucha  que  le  duró  toda  la  vida,  y  fue 
materia  de  merecimiento,  y  no  lo  es  pequeña,  el  vencer  uno  su  palabra. 

"Acompañó  últimamente  al  P.  Florián  de  Ayerbe,  desde  el  colegio  de 
Oaxaca  en  la  visita  de  Guatemala  y  Nicaragua;  y  de  torna  viaje,  se  quedó 
en  el  colegio  de  Guatemala,  de  donde  últimamente  le  sacó  la  obediencia 
para  que  fuese  en  compañía  del  padre  rector  (Alonso  de  Valencia)  que  iba 


256 


ALDANA,  JUAN  DE,  HNO.  C. 


a  la  fundación  de  la  ciudad  del  Realejo,  donde  vivió  tres  años  en  su  compa- 
ñía (1622-1625)  con  todos  los  oficios  nuestros  y  la  escuela  de  los  niños, 
a  los  que  perfectamente  y  con  grande  cuidado  enseñaba  la  doctrina  cristia- 
na, el  temor  santo  de  Dios,  escribir  y  leer,  contar  y  edificar,  que  era  para 
darle  muchas  gracias  por  la  diligencia  que  ponía  en  este  santo  ministerio: 
esmerábase  en  el  aseo  y  curiosidad  de  los  altares,  barriendo  personalmente  la 
iglesia  todos  los  días,  sin  querer  ayudarse  de  los  muchachos  domésticos;  ayu- 
daba, además  de  esto,  con  mucha  devoción  y  modestia,  todas  las  misas  que  en 
casa  se  decían,  sacando  como  a  volar  a  aquellos  incultos  muchachos  para 
enseñarlos  a  servir  en  aquel  angélico  ministerio. 

"Viose  claramente,  los  dos  últimos  años  de  su  vida  que  nuestro  Señor  le 
prevenía  para  la  dichosa  muerte  y  fin  que  a  este  su  siervo  le  quería  dar, 
porque  con  notable  instancia  pedía  a  su  superior  (P.  Alonso  de  Valencia, 
quien  ésto  escribe),  licencia  de  disciplinarse  todos  los  días  de  la  semana  y 
traer  cada  día  cilicio,  y  raras  veces  dormir,  estos  dos  años,  en  su  cama  sino 
sobre  una  mesa  y  los  libros  de  su  devoción,  por  cabecera;  sin  querer  usar  del 
pabellón  que  para  defensa  de  los  enjambres  de  mosquitos,  que  molestan 
grandemente  y  que  hay  en  aquel  puesto.  Ayunaba  tres  días  a  la  semana  a 
pan  y  agua,  y  si  en  la  comunidad  se  comía  cosa  particular  que  enviasen  de 
fuera,  él  guardaba  su  parte,  para  regalar  algún  enfermo  de  los  muchos  que 
hay  de  ordinario  en  aquel  puesto,  a  quienes  visitaba  y  ayudaba  con  tanta 
edificación,  que  sacaba  por  la  calle,  él  mismo,  los  vasos  más  humildes,  y  los 
iba  a  lavar  al  río,  impelido  de  la  caridad  que  tenía  con  los  enfermos  en  tie- 
rra tan  pobre,  mostrando  la  caridad  conque  los  quería.  Tenía  una  botica  de 
drogas  y  raíces  de  la  tierra,  y  sabía  aplicarlas  con  tanta  destreza,  que  hacía 
curas  admirables.  A  un  maestre  de  una  nao,  que  moría  rabiando  de  un  cruel 
dolor  de  cabeza,  le  aplicó  una  medicina  que  le  hizo  echar  por  las  narices 
mucha  cantidad  de  gusanos,  63;  y  enviándole  el  maestre  del  navio  cien  pe- 
sos, se  los  volvió  diciendo  'que  la  santa  Compañía,  hacía  gratis  todas  las 
cosas,  y  acudía  a  los  cuerpos,  para  curar  las  almas'.  Todas  las  noches  ense- 
ñaba con  gran  celo  y  fervor  a  los  negros  de  casa,  la  doctrina,  y  la  cantaba 
con  ellos,  y  un  modo  breve  de  confesarse,  y  a  vuelta  de  los  negros,  le  oían 
de  muy  buena  gana  los  blancos,  y  se  aprovechaban  mucho  de  su  enseñanza. 
Ultimamente  (nota:  hay  algunas  líneas  al  margen,  tan  borrosas  que  no  se 
entienden;  y  prosigue)  :  por  orden  del  padre  provincial,  recibió  orden  de 
volver  al  colegio  del  Realejo,  y  mediada  la  cuaresma,  saliendo  de  Guate- 
mala, en  este  largo  camino,  no  se  podía  alcanzar  de  él  que  durmiese  en  col- 
chón, sino  sobre  el  sudadero  de  las  cabalgaduras,  la  silla  por  cabecera;  la 
campanilla  conque  despertaba  a  sus  compañeros,  antes  del  día.  Era  su  disci- 
plina, azotándose  cruelmente  todos  los  días,  y  la  semana  santa  ayunaba  toda 
ella  a  pan  y  agua,  aunque  el  superior  le  iba  a  la  mano  doquier:  'Padre  (le 


BIOGRAFIA 


257 


decía  el  hermano  al  P.  Alonso  de  Valencia)  yo  voy  viendo  que  esta  cuaresma 
ha  de  ser  la  última  de  mi  vida,  déjeme  V.  R.  castigar  el  cuerpo,  que  muchas 
veces  hizo  al  alma  atropellar  la  ley  de  Dios'.  Enfermó  en  este  camino  de  la 
enfermedad  con  que  remató  su  vida,  e  hizo  grande  instancia  a  su  superior 
para  que  llegasen  al  pueblo  que  llaman  de  'Los  Esclavos'  donde  está  una 
imagen  de  la  Virgen  milagrosa,  a  quien  él  tenía  especial  devoción,  y  tres 
años  antes  (1622)  cuando  iba  al  Realejo  se  detuvo  allí  dos  días  estando  con- 
tinuamente hincado  de  rodillas,  delante  del  altar.  En  llegando  al  pueblo  se 
hizo  llevar  delante  de  la  Virgen  Santísima,  y,  conociendo  que  Dios  se  lo 
quería  llevar,  delante  de  algunos  españoles  cofrades  hizo  gracias  a  la  Virgen 
por  la  merced  que  le  hacía,  en  darle  sepultura  en  su  casa;  confesóse  gene- 
ralmente de  toda  su  vida  con  tanto  fervor  que,  a  no  irle  a  la  mano,  muchas 
veces  quiso  decir  sus  pecados  a  voces;  recibió  el  Santísimo  Sacramento  por 
Viático,  haciendo  un  tierno  coloquio  que  enterneció  a  los  circunstantes,  y 
luego  el  Oleo,  y  con  entereza  de  todos  sus  sentidos,  asentado  en  la  cama,  abra- 
zando un  Crucifijo,  y  besando  las  llagas,  y  puesta  la  boca  en  la  del  Costado, 
expiró  y  dio  su  alma  a  nuestro  Señor.  Pidióme  antes  con  mucha  humildad, 
que  le  inscribiesen  en  el  Libro  de  la  Cofradía  de  aquella  Santa  Imagen,  y  el 
mayordomo  y  diputados  me  hicieron  mucha  instancia;  di  la  limosna  e  inscri- 
biéronle, teniéndose  por  dichoso  de  tener  en  su  pueblo  e  iglesia  el  cuerpo  de 
este  santo  hermano.  Murió  al  salir  del  sol  y,  para  su  entierro  y  misa  de 
cuerpo  presente,  le  honró  nuestro  Señor,  porque  de  varias  partes,  acaso,  con- 
currieron tres  clérigos  que  oficiaron  la  misa  y  el  oficio  de  la  sepultura,  mos- 
trando N.  S.  haber  sido  preciosa  su  muerte  en  su  divinos  ojos.  Murió  el  7 
de  Abril  del  año  de  seiscientos  y  veinte  y  cinco  (1625)  y  de  sesenta  y  dos  de 
su  edad,  y  los  treinta  y  seis  de  religioso".  (Valencia,  Alonso,  S.  J.  [Vice 
Rector  del  colegio  del  Realejo]  Abril,  1625)  (Lorenzo,  Juan,  S.  J.,  Prov.  Anua 
1625,  fechada  el  2  de  Junio  de  1626). 

(Archivo  General  de  la  Nación  México.  Colección  Misiones,  t.  25). 

1590-1604  Entretanto  debió  de  corresponder  a  su  vocación  y  haber  hecho 
los  votos  del  bienio,  y  enviado  a  Guadalajara,  de  donde  lo  sacaron 
por  el  año  de  1603,  no  sabemos  por  qué  razón. 

1592  "Hermano  Juan  de  Aldana,  natural  de  Antequera,  Andalucía:  tiene 
ahora  25  años,  es  de  buena  salud.  Entró  a  la  Compañía  el  11  de  Fe- 
brero 1590.  Oficios  que  ha  ejercido:  cocinero  y  otros  oficios  de  casa.  Tiene 
votos  simples".  (Cat.  1592  Prov.  Méx.)  (Arch.  Gen.  S.  J.  Roma)  (Méx.  4, 
p.  56v). 

1594  En  el  Colegio  de  México.  (Cat.  1594)  (Méx.  4,  66v) . 

1595  "En  el  Colegio  de  Puebla.  Natural  de  Antequera,  de  la  diócesis  Mala- 


258 


ALDANA,  JUAN  DE,  HNO.  C. 


censis  (Málaga),  tiene  30  años  y  5  de  Comp.  Es  cocinero,  sirve  para 
otros  oficios  y  ahora  trabaja  en  el  campo  y  haciendas".  (Cat.  1595)  (Mex, 
4,  76). 

1600  En  el  Col.  de  Oaxaca,  tiene  34  años.  Administra  la  hacienda.  (Cat. 
1600,  No.  196)  (Mex.  4,  119).  "Trabajó  en  varios  colegios:  en  Pátz- 

cuaro  en  1600".  (Burrus,  II,  376). 

1601  "Habíaseme  olvidado  que,  visitando  el  colegio  de  Oaxaca,  di  los  votos 
de  coadjutor  formado  temporal  a  dos  hermanos,  Joan  de  Aldana 

y  Joan  Vázquez,  ambos  tenían  más  de  diez  años  de  Compañía  y  son  buenos 
hijos  y  trabajadores,  y  enviaré  los  papeles  de  sus  votos".  (Váez  a  Aquaviva: 
México  17  de  Febrero  de  1601)  (Mex.  17,  11)  (A.G.S.J.:  Arch.  Gen.  S.  J.), 
Roma. 

1602?  "El  P.  Provincial  Ildefonso  de  Castro  (1604-08)  escribe  al  P.  Aqua- 
viva una  larga  carta  de  dos  folios  por  ambos  lados,  con  varios  capí- 
tulos de  faltas  contra  el  Hermano  (Juan  de)  Aldana.  Lo  acusa  de  desacier- 
tos en  la  administración  del  Ingenio  de  azúcar  de  Oaxaca,  independencia  en 
el  manejo,  y,  sobre  todo  de  imprudencias  en  el  trato  con  personas  de  otro 
sexo.  La  carta  es  muy  prolija,  y  aunque  dice  que  el  Hermano,  a  quien  sacó 
de  Oaxaca  e  hizo  venir  a  México,  le  agradeció  que  le  hablase  tan  claro,  in- 
siste en  pedir  licencia  para  despedirle  si  no  se  enmienda.  El  celo  con  que 
escribe  sobre  este  asunto  y  el  mezclarse  en  ello  disgustos  con  algunos  pa- 
dres, hace  la  impresión  esta  carta,  de  que  lo  más  que  hubo,  fueron  faltas  de  un 
carácter  violento,  y  algunas  inexperiencias  en  el  trato,  sin  ninguna  malicia, 
aunque  sí  imprudentemente.  Sea  de  ello  lo  que  fuere,  lo  cierto  es  lo  que 
dice  al  fin:  "Por  ahora  me  ha  ofrecido  muy  deveras  la  enmienda,  y  se  me 
a  mostrado  muy  reconocido  al  aberle  hablado  tan  claro  como  le  hablé;  y 
me  dijo  que  si  los  superiores  le  hubieran  hablado  tan  claro  como  yo,  que 
no  habría  tenido  lugar  de  tener  las  tentaciones  que  ha  tenido,  de  la  voca- 
ción, ni  dado  lugar  a  sus  ímpetus  y  cóleras".  (Mex.  17,  p.  61).  "Y  la  his- 
toria parece  confirm.ar  que  enmendó,  con  una  vida  fervorosa,  estas  faltas". 
(Pérez  Alonso,  S.  J.  Apuntes  mss.). 

1603  Aquaviva  contestó  así  ..."y  que  el  Hermano  Juan  de  Aldana  sea 
consolado,  y,  si  hubiesse  alguna  novedad,  nos  avise  dello".  (Aquav. 

Roma,  30  Jun.,  1603)   (AGSJ,  Roma)   (Mex.  2,  29v). 

1604  (Abril  5).  "El  Hermano  Juan  de  Aldana  está  algo  afligido,  y  de- 
sea volver  a  Guadalajara,  porque  dice  que  conviene  a  su  honra.  V.  R. 

(P.  Ildefonso  de  Castro,  Provincial),  vea  lo  que  en  esto  hay,  que  yo  lo  re- 
mito a  su  caridad,  para  que  lo  consuele  en  lo  que  fuere  razón".  (Aquaviva, 
al  P.  Castro:  Roma,  5  de  Abril  de  1604). 


BIOGRAFIA 


259 


—       En  la  Casa  Profesa  de  México,  de  37  a.  de  edad  y  15  de  Comp. 
"Vires  firmae"  "Domestica"  (Cat.,  1604,  No.  37)    (Méx.  4,  147v). 

1607  "De  Socio  'pro  itinere'.  (Nota:  todavía  era  el  Provincial  el  P.  Ildefonso 
de  Castro)  de  40  de  edad  y  18  de  Comp.  Vires  firmae.  Socius  pro  iti- 
nere P.  Provincialis.  Ad  domestica  et  ruralia".  (Cat.  1607,  No.  4)  (Méx.  4, 
168). 

1614  "En  el  Colegio  de  Valladolid  (Morelia),  de  48  a.  y  24  de  Comp. 

Ingenium  'acutum',  judicium  mediocre.  Prudentia,  mediocris.  Expe- 
rientia,  non  pauca.  Cholericus  ad  melancholiam  vergens.  Talenta:  ad  co- 
lendos  agros,  et  alia  officia  domestica".  (Cat.  1614,  núm.  234)  (Méx.  4, 
219)   (AGSJ,  Roma). 

1620  En  el  Col.  de  Guatemala:  55  de  edad  y  31  de  Comp.  Off.  domest. 
(Cat.  1620,  No.  273)   (Méx.  4,  253). 

1622  "Fue  enviado  con  el  primer  rector  a  la  fundación  del  colegio  de 
Realejo  en  la  provincia  de  Nicaragua,  que  es  una  de  las  que  tocan 
al  Reino  de  Guatemala".  (Oviedo).  "Cuidaba  de  los  oficios  de  casa  y  de 
la  escuela  de  los  niños  y  de  enseñar  la  doctrina  cristiana". 

"La  fundación  de  'El  Realejo'  data  del  año  1622  a  1625:  esta  fecha 
es  de  importancia  porque  marca  los  principios  de  la  enseñanza  de  los  jesuítas 
en  Nicaragua,  ya  que  esta  vez  establecieron  un  pequeño  colegio.  Los  ana- 
les de  este  colegio  hacen  mención  entre  otros,  de  un  humilde  hermano  coad- 
jutor, muy  estimado  por  sus  virtudes;  el  Hermano  Juan  de  Aldana  que  así 
se  llamaba,  había  venido  a  la  Nueva  España  como  criado  del  Marqués  de 
Villamanrique,  Virrey  de  México;  allí  abandonó  la  vida  de  la  corte  y  se 
alistó  en  la  Compañía  de  Jesús.  De  su  permanencia  en  'el  Realejo'  nos 
cuentan  los  dichos  anales,  que  se  encargó  de  la  escuela  de  los  niños  a  los 
cuales  perfectamente  y  con  gran  cuidado  enseñaba  la  doctrina  cristiana,  el 
temor  santo  de  Dios  y  escribir  y  leer.  Ayunaba  tres  días  de  la  semana  a  pan 
y  agua,  y  si  en  la  comunidad  se  comía  cosa  particular  que  enviasen  de 
fuera,  él  guardaba  su  parte  para  regalarla  a  algún  enfermo  de  los  muchos 
que  hay  de  ordinario  en  aquel  puerto,  a  quienes  visitaba  y  ayudaba  con  tan- 
ta edificación  que  no  se  avergonzaba  de  hacerle  los  favores  (cosa),  que  re- 
quería la  mayor  humildad;  y  para  ejercitar  la  caridad  con  los  enfermos  te- 
nía una  botica  de  drogas  y  raíces  de  la  tierra,  y  sabía  aplicarlas  con  tanta 
destreza,  que  hacía  curas  admirables.  Enseñaba  con  gran  celo  y  fervor  a 
los  negros  de  la  casa  la  doctrina  y  la  cantaba  con  ellos,  y  un  modo  breve 
de  confesarse,  y  a  la  vuelta  de  los  negros  le  oían  también  de  muy  buena 
gana  los  blancos,  y  se  aprovechaban  mucho  de  su  enseñanza".  (El  Diario 
Nicaragüense.  Granada,  Nic.  Núm.  del  13  de  Nov.  de  1941)  (Pérez  Rivas: 
Crónica) . 


260 


ALDANA,  JUAN  DE,  HNO.  C. 


1625  "En  El  Realejo,  Nicaragua,  murió  el  Hermano  Juan  de  Aldana, 
varón  de  admirable  sencillez,  de  quien  hace  honrosa  memoria  nues- 
tro Menologio  el  día  7  de  Abril,  aunque  allí,  sin  duda  por  equívoco,  se  pone 
su  muerte  el  año  1627:  había  ido  en  compañía  del  padre  rector  Alonso 
de  Valencia,  fundador  de  aquella  residencia,  y  con  él  mismo  salió  para 
Nueva  España,  siendo  los  primeros  y  últimos  moradores  de  aquella  casa, 
que,  por  orden  de  nuestro  muy  reverendo  Padre  General  Mucio  Vitelles- 
chi,  se  vino  a  deshacer  a  los  tres  años  de  fundada".  (Alegre,  t.  II,  p.  160). 
"Murió  el  7  de  Abril,  1625".  (B). 

—       "Lo  particular  que  hallo  haber  venido  a  mis  manos  es  la  dichosa 
muerte  del  Hermano  Juan  de  Aldana,  del  cual  me  da  aviso  el  P. 
Alonso  de  Valencia,  Rector  que  entonces  era  de  aquel  Colegio  del  Realejo, 
Nicaragua. 

"Lunes  a  9  de  Abril  de  este  año  de  1625  fue  nuestro  Señor  servido  de 
llevarse  para  sí,  como  confío  en  su  misericordia,  al  Hermano  Juan  de  Al- 
dana, coadjutor  formado,  de  36  años  de  Compañía  y  62  de  edad.  Murió  en 
el  pueblo  que  llaman  de  'Los  Esclavos',  dos  jornadas  antes  de  Guatemala,  de 
unas  penosas  cámaras  de  sangre,  que  en  seis  días  le  acabaron. 

1627  "Efectivamente  el  P.  Oviedo  o  el  P.  Florencia  en  el  Menologio  pone 
la  muerte  de  nuestro  Hermano  Aldana  el  año  de  1627,  de  la  siguien- 
te manera:  Volviendo  por  orden  de  la  obediencia  de  'El  Realejo'  a  Gua- 
temala, le  cogió  la  muerte  en  un  pueblo  en  donde  se  venera  una  devota 
imagen  de  nuestra  Señora,  delante  de  la  cual,  tres  años  antes  había  el  her- 
mano tenido  grandes  ratos  de  oración,  y  haciéndose  llevar  a  la  iglesia,  dio 
gracias  a  la  Madre  de  Dios,  porque  le  daba  sepultura  en  su  casa,  y  habiendo 
hecho  una  confesión  general  y  recibidos  los  Sacramentos,  murió  en  santa 
vejez  el  7  de  Abril  de  1627".  (Menologio). 

1628  "Alegre  dice  que  el  Hermano  Juan  de  Aldana,  a  quien  en  Nicaragua, 
el  P.  Pedro  de  Cabrera,  mandó  acompañar  al  rector  de  El  Realejo, 

Alonso  de  Valencia  (residencia  que  duró  a  lo  más  hasta  1628),  murió  (dice 
Alegre)  en  1625.  Y  añade  el  P.  Decorme,  que  la  fecha  de  1625  no  parece 
cierta".  (Decorme:  La  Obra  de  los  jesuítas  mexicanos....  I,  71). 

Referencl^s  biográficas 

1  A.G.S.J.  (Arch.  Gen.  S.  J.  Romae). 

2  Alegre,  Francisco  Xavier,  S.  J.,  Hist.  de  la  C.  de  ].  de  N.  E.,  t.  II, 
Méx.,  1842,  pp.  119  y  160. 


BIBLIOGRAFIA 


261 


2^''  Alegre-Burrus,  S.  J.,  Hist.  de  la  Prov.,  II,  Roma,  1958,  375-6. 

3  Aquaviva,  Claudio,  S.  J.,  Carta  al  P.  Prov.  Ildefonso  de  Castro.  Roma, 
5  de  Abril  de  1604. 

4  Archivo  General  de  la  Nación  (México)  Colección  Misiones,  t.  25. 

5  Castro,  Ildefonso,  Prov.,  Carta  al  P.  Cl.  Aquaviva,  princ.  de  1604. 

6  Catálogos  Prov.  Méx.,  1592,  1594,  1595,  1600,  1604,  1607,  1614. 

7  Decorme,  Gerardo,  S.  J.,  Menologio  Ms.  de  1934,  p.  58  Elogio  del 
Hno.  Juan  de  Aldana.  Y  ed.  1940  p.  85.  La  Obra  de  los  jesuítas.  Méx., 
1941,  t.  I,  p.  71. 

8  "El  Diario  Nicaragüense",  Granada,  Nic,  13  de  Nov.,  1941. 

9  Florencia,  Francisco,  S.  J. -Oviedo,  Juan  Antonio,  S.  J.,  Menologio 
de  los  varones  más  señalados  en  perfección  religiosa,  de  la  C.  de  J.  en 
la  Prov.  de  México.  Méx.,  1747.  Abril  7. 

10  González  de  Cossfo,  Francisco,  Ensayo  bibliográfico  de  los  Catálogos 
de  sujetos  de  la  C.  de  J.  en  N.  E.,  Méx.,  1946,  p.  33. 

11  GuiLHERMY,  S.  J.,  Menolog.  España,  I,  551. 

11  bis  Hist.  Soc,  43,  f.,  122. 

12  J.M.D.  (José  Mariano  DÁvila),  "Dice.  Univ.  de  Hist.  y  Geograf.  Apén- 
dices, t.  I.  Méx.,  1855.  Art.  "Alcázar,  Juan",  p.  144  y  art.  "Aldana,  Juan", 
p.  148. 

13  Laurencio,  Juan,  S.  J.,  Anua  de  1625  firmada  el  2  de  Junio,  1626. 

14  Litt.  Annuae  (Arch.  Rom.),  1615-48. 

15  Lorenzo,  Juan,  S.  J.  (Provincial),  Anua  1625,  suscrita  en  México  el 
2  de  Junio,  1626. 

16  Méx.  4,  pp.  56v,  66v,  76,  119,  147v,  168,  253.  Méx.,  17  p.  11. 

17  Oviedo,  Juan  Antonio,  S.  J..  "Elogio  de  muchos  hermanos  coadjuto- 
res". Méx.  Hogal,  1755,  t.  I.  Elogio  del  Hno.  Juan  de  Aldana,  p. 
257-258. 

18  Pérez  de  Rivas,  Andrés,  S.  J.,  Crónica,  S.  XVII,  t.  2o.,  pp.  408-410, 
Ed.,  1896. 

19  Valencia,  Alonso,  S.  J.,  Carta  de  edif.  del  H.  Juan  de  Aldana,  Ms., 
1625. 

20  Valencia,  Alonso,  S.  J.  (Vice  Rector  del  Colegio  del  Realejo),  Carta 
al  P.  Provincial  Juan  Lorenzo,  El  Realejo,  Nicaragua,  Abril,  1625. 

Bibliografía 

"El  Hermano  Coadjutor  Juan  de  Alcázar  que  murió  en  1623  (sic  por 
1625),  dejó  escrita  una  Obra  muy  curiosa,  sobre  las  labores  del  campo  y 
conocimiento  de  las  variaciones  de  la  estación,  que  anotó  con  otras  observa- 


262 


ALBRICIO  BAUTISTA,  JUAN,  HNO.  G. 


dones  prácticas,  otro  célebre  hermano  coadjutor,  llamado  Juan  de  Aldana, 
criado  también  del  mismo  virrey  de  Villamanrique,  y  que  en  su  compañía 
tomó  la  sotana  de  jesuíta  y  fue  destinado  como  él  a  la  administración  de 
las  haciendas".  (J.M.D.). 

Referencia  bibliográfica 

1  J.M.D.  (José  Mariano  Dávila),  Dice.  Universal  de  Hist.  y  Geograf. 
Apéndices,  t.  I,  Méx.  1855.  Art.  "Alcázar,  Juan",  p.  144. 


HNO.  C.  JUAN  BAUTISTA  ALBRICIO 
(1544-1615) 

Biografía 

Nota:  El  P.  Alegre  escribe  "Aldricio"  pero  el  P.  General  Aquaviva,  lo  llama 
"Aldrizio"  y  él  mismo  "Aldrisio". 

1535  "Nacido  en  Sena,  Italia  hacia  1535".  (Burrus:  Hist.  H,  261). 

1544  Nació  el  Hno.  Aldricio  en  la  diócesis  de  Sena,  Italia  el  año  de  1544. 
1544-1615  Elogio  íntegro  que  hace  de  él  don  José  Mariano  Dávila. 

"Juan  Bautista  Aldricio.  .  .  de  este  hombre  ejemplarísimo  habla  así  el  Pa- 
dre Alegre  en  la  Historia  de  la  Compañía  de  Jesús  en  N.  E.,  Fue  recibido  en 
Roma,  en  la  Compañía  por  el  P.  Diego  Laínez,  segundo  general.  Sujeto  de 
rara  humildad,  que  le  hizo  pedir  con  tantas  lágrimas  y  sinceridad  el  humilde 
estado  de  coadjutor  que  hubieron  de  condescender  los  superiores,  aunque  ha- 
bía sido  admitido  para  sacerdote  y  era  dotado  de  una  singular  viveza  de  in- 
genio. Todo  el  tiempo  que  no  le  ocupaba  el  oficio  de  Marta,  lo  daba  al  de 
María,  con  continua  y  fervorosa  oración  ante  el  Santísimo  Sacramento.  De- 
cíase que  su  aposento  era  el  coro  en  que  asistía  aún  desde  buen  rato  antes 
de  levantarse  la  comunidad.  A  la  oración  juntaba  el  ayuno,  la  disciplina 
(por  lo  común  tres  veces  al  día)  y  el  cilicio  ordinario.  Su  devoción  para  con 
su  Santo  Padre  Ignacio,  le  hacía  decir  muchas  veces  que  no  deseaba  vida 
sino  para  verlo  canonizado,  y  habiéndole  afirmado  por  noticias  que  se  tenían 


BIOGRAFIA 


263 


de  Roma,  que  probablemente  se  canonizaría  aquel  año,  dijo  con  grande  jú- 
bilo a  voces:  'Nunc  dimittis  servum  tuum.  Domine',  y  pocos  días  después, 
el  7  de  Octubre  de  1615,  recibidos  los  sacramentos,  descansó  en  paz,  en  el 
colegio  de  Oaxaca".  (J.M.D.  [José  Mariano  Dávila]  Dice.  Univ.  de  Hist. 
y  Geograf.  t.  1.  Apéndices.  México,  1855.  Art.  "Aldricio,  Juan  Bautista",  p. 
149). 

1556  "Entró  en  la  Compañía  en  1556,  cuando  el  P.  Laínez  era  Vicario". 
(Burrus) . 

1567?  "Entró  a  la  Compañía  en  Roma,  de  23  años  de  edad  el  de  1567". 
( Alegre ) . 

"Fue  recibido  en  la  Compañía  de  Jesús,  en  Roma,  por  el  P.  Diego  Laínez". 
(J.M.D.) .  "Fue  sacristán  y  los  catálogos  le  ponen  la  nota  de  'bueno  y  fiel'." 
(Ayuso) . 

1577  "Llegó  a  la  Nueva  España  en  la  expedición  de  1577".  (Ayuso). 

—  (Durante  el  mes  de  Junio,  1577)  (De  la  Contaduría  de  Sevilla  co- 
piamos el  siguiente  documento:  "Ocho  mili  y  quatrocientos  y  quinze 
maravedís  Antonio  Gallego  Xáurez,  Joan  Fernández,  Pedro  del  Castillo  y  Pe- 
dro de  Mexía,  y  Joan  Bautista  (Aldricio),  religiosos  de  la  Compañía  de 
Jesús,  que,  por  mandado  de  su  Majestad  fueron  a  la  provincia  de  la  Nue- 
va España,  que  hubieron  de  haver  por  su  comida  y  entretenimiento  de  33 
(^XXXIII)  días  que  estuvieron  en  la  casa  de  la  Compañía  de  Jesús  de  la 
villa  de  Santlúcar,  que  se  contaron  desde  22  (XXII)  de  Mayo  próximo 
pasado  hasta  el  23  (XXIII)  del  dicho  mes  de  Junio  que  salieron  para  em- 
barcarse a  hazer  su  viaje,  como  paresce  por  certificación  del  Padre  Ysidro 
Pérez,  superior  de  la  dicha  cassa,  a  real  y  medio  a  cada  uno  dellos,  cada 
día,  como  su  Majestad  les  mandó  dar  y  pagar  y  por  libramiento  de  los  di- 
chos officiales,  fecho  a  26  (XXVI)  de  Junio  de  1577  (MDLXXVII)  ;  los 
quales  recivió  el  Padre  Diego  de  Luna,  y  por  su  poder  8415  maravedís 
VIIICCCCXV".  (Mon.  Méx.  S.  J.,  Romae,  1956,  t.  I,  p.  286). 

1578  (Marzo  24).  El  Hermano  Juan  Bautista  Aldricio  en  Marzo  de  1578 
escribe  desde  México  al  P.  Everardo  Mercurián.   (Mon.  Méx.  S.  J., 

I,  373). 

Aunque  con  muy  buenas  dotes  para  escolar,  él  mismo  pidió  ser  her- 
mano coadjutor  temporal,  y  vivió  una  vida  santa  y  pura  en  su  estado. 

Todo  el  tiempo  que  no  le  ocupaba  el  oficio,  lo  daba  a  la  oración;  decía 
que  su  aposento  era  el  coro. 

1579  (Enero  31).  Carta  del  P.  Gen.  Everardo  Mercuriano  al  hermano  "Gio. 
Battista  Aldritio.  México.  Charissimo  in  Christo  Fratello.  Mi  son  molto 

consola to  con  la  vostra  di  24  di  Marzo  del  78  (1578)   (Esta  carta  del  her- 


264 


ALDRICIO  BAUTISTA,  JUAN,  HNO.  G. 


mano  se  halla  perdida),  intendendo  per  quella  che  siate  arrivato  con  sanitá 
al  México,  et  che  siate  contento  et  consolato;  et  non  dubito  se  non  che  il 
Signore,  che  vi  chiamó  a  cotesta  sua  missione,  vi  dará  consolatione,  poiche 
mai  mancha  sua  Divina  Maestá  a  chi  lo  serve  di  cuore.  L'avviso  che  mi 
scrivete  intorno  alli  superiori  di  Seviglia,  mi  é  stato  charo  et  cosi  ho  provisto 
di  remedio.  II  Patre  Pietro  Díaz  portó  il  balsamo,  l'oglio,  et  liquedambar  che 
havete  mandato  per  il  Cardinal  Verceli  et  altri,  et  s'e  distribuito  secondo 
che  conveniva.  II  Padre  Pietro  Díaz  porta  grani  benedetti  et  agnusdei  per 
consolatione  di  quelli  della  provincia,  et  vi  toccará  a  voi  la  vostra  parte.  Alie 
vostre  orationi  molto  mi  raccomando.  Di  Roma  ultimo  di  genaio  1579". 
(Mon.  Méx.  S.  J.,  I,  p.  400). 

1580  En  el  Catálogo  de  la  Prov.  Méx.  de  1580  bajo  el  No.  77  "Coadjutorum 
temporalium  'Frater  Jo.  Baptista,  italicus'.  (Abajo  en  la  nota:  Joan- 
nes  Baptista  Aldricio".  Et  in  Collegium  Mexicanum:  "Frater  Joannes  Bap- 
tista, annorum  36.  Admissus  in  Societatem:  Romae,  1557  (sic)  ;  vota  Sim- 
plicia edit,  Senae,  anno  1559.  Coadiutor  temporalis.  Dioecesis  Senensis.  Of- 
ficium  sacristae.  Sanitatis  bona.  Ingenii  et  judicii,  bonum  et  fidele.  Talentum, 
ad  omnia".  (Cat.  Prov.  Méx.  1580,  No.  77). 

1582  Coadjutor  formado  en  1582.  (Cuaderno  ms.  de  "Formación  de  HH. 
ce.  de  1582  a  1623). 

—  (Del  Catálogo  del  P.  Plaza,  1582)  :  Coadjutores  temporales  forma- 
dos. .  .  el  Hermano  Baptista  Aldricio.  (M.M.,  II,  53). 

1583  (Del  Catálogo  de  la  provincia  de  20  de  Abril).  En  el  colegio  de 
Puebla:  "Frater  Baptista,  italus,  sacrista".  (M.M.,  II,  153). 

1585  (Del  Cat.  de  1585)  :  "En  Puebla,  el  H.  Juan  Bautista  a  Dritius, 
de  la  diócesis  de  Cásale  de  Monte  Ferrato;  de  46  años  de  edad  (sg. 
este  doc.  nació  en  1539),  débil  de  fuerzas;  tiene  29  años  en  la  Compañía, 
ingresó  en  1556;  Coadjutor  formado  desde  1581.  Es  y  ha  sido  sacristán". 
(M.M.,  II,  754)  (Méx.  4,  ff.  22-37). 

1601  Roma,  Abril  20.  "Años  ha  que  el  Hermano  Juan  Bautista  Aldrizio 
me  pide  que  le  invíe  los  libros  del  P.  Vincencio  Bruno;  yo  los  hize 
comprar  aquí,  y  se  los  invié  con  el  P.  Pedro  Díaz;  avísame  aquel  Hermano 
que  no  se  los  han  dado:  habrá  sido  olvido.  V.  R.,  P.  Váez,  haga  que  en 
todo  caso  se  los  den,  siquiera  por  haberlos  inviado  yo".  (Aquaviva  al  P. 
Váez,  Roma,  20  de  Abril,  1601). 

—  Deseó  toda  su  vida  ver  canonizado  a  nuestro  Padre  San  Ignacio,  y 
se  lo  concedió  Dios  nuestro  Señor,  el  último  año  de  su  vida  (1615). 

(Alegre)  (J.M.D.). 


BIOGRAFIA 


265 


1615  Murió  en  el  colegio  de  Oaxaca,  recibidos  los  sacramentos. 

—       "Entre  los  santos  varones  que  honraron  el  colegio  de  Oaxaca,  cita  nues- 
tro obituario  al  H.  C.  Juan  de  Aldricio".  (1615). 
(Decorme:  La  Obra...,  I,  20). 

Referencias  biográficas 

1  Alegre,  Francisco  Javier,  S.  J.,  Hist.  de  la  provincia  de  la  C.  de  J. 
en  N.  E.,  t.  II,  México,  1842,  p.  75. 

2  Alegre-Burrus,  Ernest,  S.  J.,  Hist.  de  la  Prov.,  II,  Roma,  1958,  p.  261. 

3  Aquaviva,  Claudio,  S.  J.,  Carta  al  P.  Francisco  Váez,  Provincial.  Roma, 
20  de  Abril,  1601. 

4  Ayuso-SÁnchez  Baquero,  Notas  a  Fundación  de  la  C.  de  J.  en  N.  E., 
México,  Patria,  1945,  p.  178,  Apéndice  I. 

5  Catálogos  Prov.  Méx.,  1580,  1582,  1583,  1585. 

6  Cuaderno  Ms.  de  "Formación  de  Hermanos  Coadjutores".  Abarca  des- 
de 1582  a  1623. 

7  Decorme,  Gerardo,  S.  J.,  Menolog.  Ms.  1934,  p.  35.  Elogio  del  H.  C. 
Juan  de  Aldricio.  Edic.  Ms.  1940,  p.  52.  La  Obra  de  los  jesuitas  mexi- 
canos durante  la  época  colonial,  México,  1941,  t.  I,  20. 

8  González  de  Cossío,  Francisco,  Ensayo  bibliográfico  de  los  catálogos 
de  sujetos  de  la  C.  de  ].  en  la  N.  E.,  México,  1946,  p.  34. 

9  Invent.  Arch.  Prov.  Mexic.  (1767)   Papel  ms.  Formación  de  HH.  CC. 

10  J.M.D.   (José  Marl\no  Dávila),  en  Dice.  Univ.  de  Hist.  y  Geograf. 
Apéndices,  t.  I.  México,  1855.  Art.  Aldricio,  p.  149. 

11  Mercurl\n,  Everardo,  S.  J.,  Carta  al  H.  Juan  Bautista  Aldricio,  Ro- 
ma, 31  de  Enero,  1579. 

12  Méx.  4,  ff.  22-37,  80,  118v,  198v;  15,  ff.  356-7. 

13  Monumenta  Mexicana  S.  ].,  Roma,  1956,  t.  I,  pp.  286,  538;  Roma, 

1959,  t.  II,  pp.  53,  153,  754. 

14  Pérez  Rivas,  Andrés,  S.  J.,  Crónica,  t.  I.  Cap.  XXXI  (que  por  des- 
gracia se  omitió  "la  vida  y  virtudes  del  H.  C.  Juan  Bautista  Aldricio"). 

Bibliografía 

1578  (Marzo).  Carta  al  P.  General  Everardo  Mercurián.  México.  Marzo, 
1578. 

(N.  B.  Esta  carta  de  "24"  de  Marzo,  1578:  Doc.  deperditum). 
1582  Fórmula  propria  manu  scripta  de  los  últimos  votos  del  hermano 


266 


ALEJANDRO,  DIEGO,  P. 


coadjutor  Juan  Bautista  de  Albricio  (sic),  hechos  en  el  Colegio 
de  la  Puebla,  el  24  de  Febrero  de  1582.  (Arch.  Prov.  Méx.,  Sept.,  1960) 
(El  24  de  Febrero  fue  el  día  del  Apóstol  San  Matías) . 

1601  Carta  al  R.  P.  General  Claudio  Aquaviva,  en  1601. 

Referencias  bibliográficas 

1  Arch.  Prov.  Méx.  Merid.   (en  1960). 

2  Aquaviva,  Claudio,  Carta  al  P.  Feo.  Váez.  Roma,  Marzo,  1601. 

3  Ayuso,  Sánchez  Baquero,  S.  J.,  Notas  a  Fund.  de  la  C.  de  ].  en  la 
N.  E.,  Méx.,  1945.  Edit.  Patria,  p.  178,  Apéndice  I. 

4  Mon.  Méx.  S.  ].,  Romae,  1956,  pp.  373,  400,  538,  545. 


P.  DIEGO  ALEJANDRO 
Biografía 

(Perteneció  a  la  provincia  de  Filipinas,  pero  estuvo  un  año  en  México). 

1622  "De  los  expedicionarios  que  salieron  de  México  para  Filipinas,  siguió 
en  la  muerte  dentro  de  poco  al  P.  Luis  Marineóla,  el  Padre  Diego 
Alejandro,  en  el  mismo  camino,  es  decir  en  la  navegación  de  Acapulco  a 
Manila,  el  cual  había  salido  de  Roma  para  esa  provincia,  acabados  sus  es- 
tudios de  filosofía,  con  gran  fama  y  opinión  de  virtud  y  de  letras,  con  que 
ganó  las  voluntades  y  corazones  de  todos,  que  lo  querían  y  amaban  tierna- 
micnte;  también  resplandeció  en  él  una  gran  caridad  y  amor  para  con  los 
prójimos,  y  así  tenía  cuidado  de  enseñar  todos  los  días  la  doctrina  cristiana 
a  los  soldados  y  otra  gente  de  la  nao.  Oíales  muchas  veces  de  confesión,  y 
en  cuanto  podía  ayudaba  a  los  necesitados.  Fue  siempre  muy  humilde  y  su 
cuidado  de  posponerse  a  todos  y  hacer  los  oficios  más  bajos,  muy  grande; 
no  siendo  menor  el  que  tenía  de  ocultar  y  encubrir  las  cosas  que  podrían 
redundar  en  alabanza  suya.  El  cuidado  que  siempre  tuvo  con  los  enfermos, 
fue  raro  en  el  padre,  sin  que  tuviese  horror  a  enfermedad  alguna  y  acudía 
a  ellos  con  tanto  gusto  y  alegría  y  con  palabras  suaves  y  amorosas  que  con- 
solaban y  aliviaban  a  los  enfermos,  alcanzando  de  ellos  hiciesen  muchas 
cosas  y  quitasen  otras,  con  tanto  agrado  y  afabilidad  que  edificaba  en  gran 
manera  a  todos.  Por  eso  el  tiempo  que  en  México,  con  los  demás  se  detuvo, 
le  ordenaron  los  superiores  tuviese  cuidado  con  el  padre  Tostino  que  allí 
estaba  enfermo  y  tomóle  tan  a  su  cargo,  que  con  gran  puntualidad  le  sirvió 


BIOGRAFIA 


267 


mucho  tiempo,  hasta  que  el  enfermo  expiró:  'Y  era  tanta  su  caridad  que 
porque  el  padre  Tostino  acabado  y  consumido  de  la  enfermedad,  no  podía 
levantarse  ni  menearse  en  la  cama,  él  mismo  le  levantaba  y  movía  de  una 
parte  a  otra,  no  sin  gran  trabajo  suyo  por  lo  mucho  que  ya  en  aquellos  últimos 
días  pesaba  el  enfermo;  con  esta  misma  caridad  asistía  mañana  y  tarde  a 
comida  y  cena,  haciéndole  con  buenas  palabras  que  comiese  y  muchas  veces 
dándole  él  la  comida  por  su  mano,  porque  de  las  suyas  ya  el  enfermo  no 
usaba,  con  que  dejó  a  aquel  colegio  edificado  y  admirado  de  tan  grande 
virtud'. 

"En  esta  última  navegación  fue  también  tanto  lo  que  padeció  con  los 
enfermos,  que,  quebrantado  con  el  continuo  trabajo,  cayó  en  la  cama  con 
la  misma  enfermedad  que  los  demás,  y  habiéndole  dado  tan  recio,  que  to- 
dos por  horas  esperaban  la  última  de  su  vida;  él  (fuera  de  la  esperanza  de 
todos)  la  conservó  hasta  el  20  de  Mayo,  día  del  glorioso  San  Bernardino 
de  Sena,  en  que  él  había  nacido  en  la  ciudad  de  Aquila,  en  Italia,  donde 
se  guarda  con  gran  veneración  el  cuerpo  de  este  santo,  cuya  devoción  mamó 
con  la  leche  y  por  su  medio  había  alcanzado,  le  señalasen  para  esta  misión 
de  Filipinas;  y  así  a  la  venida  le  había  ido  a  adorar  a  su  santo  sepulcro, 
diciendo  él  muchas  veces  que  aquella  sería  la  última  que  adorase  sus  santas 
reliquias.  Este  mismo  mes  le  cupo  este  santo  patrono,  cosa  en  que  los  más 
repararon  mucho,  por  el  día  de  su  muerte,  por  saber  la  devoción  que  el 
padre  con  él  tenía  y  lo  particular  que  queda  referido.  El  glorioso  santo  le 
quiso  pagar  todo  esto,  con  llevarle  a  gozar  de  nuestro  Señor  su  mismo  día 
y  fue  su  compañero  también  en  este  viaje,  como  lo  había  sido  siempre  en  los 
estudios".  (Humanes,  Alonso,  S.  J.  Anua  de  Filipinas  de  1623). 

Referencias  biogr.\ficas 

1  Archivo  General  de  la  Nación,  México.  Historia.  (Sin  catalogar).  Carta 
Anua  de  1623. 

2  Humanes,  Alonso,  S.  J.,  Anua  de  Filipinas  de  1623,  fol.  9-10. 

HNO.  C.  BARTOLOME  ALEMAN 
Biografía 

1600  Incorporación  final  del  H.  Bartolomé  Alemán,  año  1600.  (Cua- 
derno. .  .  ms.) . 

1625  (Marzo  16).  "Pídeme  el  Hermano  Bartolomé  de  Alemán  que  no 
le  mudemos  del  colegio  de  México,  donde  ha  trabajado  más  de  26 


268 


ALMAZAN,  FRANCISCO  DE,  P. 


años  (1599-1625).  Procediendo  bien,  y  no  habiendo  inconveniente  en  que 
viva  en  dicho  colegio,  V.  R.  (P.  Juan  Lorenzo)  lo  consuele  en  lo  que  de- 
sea y  pide". 

(Vitelleschi,  Carta  de  16  de  Marzo  de  1625,  al  P.  Juan  Lorenzo,  Prov.). 

Referencias  biográficas 

1  Archivo  de  la  Provincia.  Isleta  College,  1932.  No.  228.  Ms. 

2  Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  (1961)  APA-G.  VIII  (1482). 

3  Cuaderno  Ms.  de  formaciones  de  los  HH.  CC,  1582-1623.  No.  26. 

4  Invent.  Arch.  Prov.  Méx.,  1767. 

5  ViTELLESCHi,  Mucio,  S.  J.,  Carta  al  P.  Prov.  Juan  Laurencio,  Roma, 
16  de  Marzo,  1625. 


ALEMAN,  PEDRO,  H.  C. 

1610  "Coadjutor  formado  en  1610". 

(Cuaderno  primero  de   formación  de  hermanos  coadjutores  desde 
1582  a  1623  Ms.)   (Arch.  Prov.  Méx.  [1767].  Y  se  hallan  inscritos  81). 
(Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  [1960]  APA-G.  VII  [1482]). 

Referencias  biográficas 

1  Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  (1960)  APA-G.  VII  (1482). 

2  Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  (1767).  Lista  de  HH.  CC.  formados. 

3  Cuaderno  primero  de  formación  de  HH.  CC.  desde  1582  a  1623.  Ms. 


P.  FRANCISCO  DE  ALMAZAN 

Fue  el  P.  Francisco  de  Almazán,  al  menos  por  algún  tiempo,  misione- 
ro ambulante,  recorriendo  diversas  partes  de  la  nación. 

1683  "En  el  Obispado  de  Michoacán  corrían  en  misión  los  lugares  más 
distantes  hasta  la  costa  del  mar,  al  sur,  los  fervorosos  padres  Ma- 
nuel de  Alcalá  y  Francisco  de  Almazán".  (Alegre). 

—       (Por  Abril).  "Fue  muy  particular  la  conmoción  y  el  fruto  en  la  vi- 


BIOGRAFIA 


269 


lia  de  Colima".  (Alegre) .  Sobre  esta  misión  de  la  población  de  Co- 
lima, hizo  el  Sr.  Cura  Párroco  levantar  una  acta  jurídicamente,  en  que 
constan  todos  los  fructuosos  trabajos  de  los  dos  buenos  operarios:  acerca  de 
la  parte  que  le  tocó  al  P.  Almazán,  véase  el  acta  íntegra  en  Alcalá  Manuel. 

Referencias  biogr.\ficas 

1  Alegre,  Francisco  Xavier,  S.  J.,  Hist.  de  la  prov.  de  la  C.  de  J.  en 
Méx.,  México,  1842,  t.  III,  pp.  47-48. 

2  Castellanos  Bravo,  Juan,  notario,  "Relación  Jurídica  de  la  Misión 
de  Colima  en  1683". 

3  Decorme,  Gerardo,  S.  J.,  La  Obra  de  los  jesuítas...,  México,  1941,  t. 
I,  266. 

4  Zappa,  Juan  Bta.,  S.  J.,  "Relación  de  las  Misiones  de  1663  a  1689".  Ms., 
pp.  154-156. 

ALMAZAN,  NICOLAS,  P. 

BlOGR.\FÍA 

1625  "Roma,  Octubre  30,  1625,  Carta  del  P.  Mucio  Vitelleschi,  al  P.  Ni- 
colás Almazán".  (Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  [1960],  Ramo,  Cartas). 

Referencias  biográficas 

1  Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  (1960),  Ramo:  Cartas. 

2  Vitelleschi,  Mucio,  S.  J.,  Carta  al  P.  Nicolás  Almazán,  Roma,  30 
Octubre,  1625. 


P.  FRANCISCO  ALMERIQUE 

(1555-1601) 

Biografía 

1555  "Nació  Francisco  Almerique  en  la  Ciudad  de  Pésaro  (Pisa),  en 
1555". 

1575  Veinte  años  más  tarde  ingresaba  en  la  Compañía  de  Jesús. 


270 


ALMERIQUE,  FRANCISCO,  P. 


1579  "El  P.  General  Everardo  Mercurián,  dice  llevará  de  la  Provincia  Ro- 
mana el  Procurador  de  México,  Pedro  Díaz,  a  los  Hermanos  Pedro 

Alarcón  (este  nunca  vino  a  México),  Francisco  Amerique  (sic,  por  Al- 
merique),  Andrés  González  y  Domingo  Perusino". 

—  Por  Enero  de  1579:  De  la  instrucción  para  el  viaje  del  padre  Pe- 
dro Díaz  (que  al  fin  no  pudo  ir  en  esta  excursión,  de  vuelta  de  Roma 

a  donde  había  ido  como  procurador)  :  "Los  que  van  señalados  para  esta 
missión  son,  de  la  provincia  romana:  Hermano  Pedro  de  Alarcón,  Fran- 
cisco Almericio  (sic),  Andrés  González,  Domenico  Perusino"...  (Mon. 
Méx.,  Roma,  1956,  p.  424). 

1580  Pasó  a  la  Nueva  España  en  la  expedición  de  1580  en  que  venía  de 
superior  el  P.  Pedro  Díaz,  y  Almerique  era  entonces  estudiante  de 

teología,  aún  no  ordenado  de  sacerdote.  Ordenóse  en  México. 

1582  (Del  Cat).  En  el  colegio  de  México;  de  27  y  7.  Ingresó  en  1575;  de 
buena  salud;  estudió  3  años  de  artes,  oye  teología.  Hizo  los  votos  en 

1577. 

1583  (Del  Cat.  de  20  de  Abril)  :  "En  el  Col.  de  México.  Hermano  Fran- 
cisco Almerique,  teólogo  de  4o.  año". 

—  "En  1583,  yendo  a  Filipinas  como  Presidente  de  la  Audiencia  el  doc- 
tor Santiago  de  Vera,  que  era  en  México  Consejero  y  Juez  de  la 

Real  Cancillería  pidió  al  Padre  doctor  Juan  de  la  Plaza,  Provincial,  algunos 
sujetos;  éste  señaló  a  cuatro  que  fueron:  el  P.  Ramón  de  Prados,  el  Padre 
FpvAncisco  Almerique,  italiano,  el  P.  Hernán  Suárez,  castellano,  y  el  Hno. 
Gaspar  Gómez  coadjutor,  que  todos  cuatro  han  sido  de  mucho  provecho 
en  aquellas  partes".  (Nieremberg) . 

—  En  la  Historia  de  las  Filipinas  que  escribe  el  P.  Chirino,  hallo  que 
se  hace  relación,  aunque  breve,  de  la  vida  y  muerte  de  este  siervo 

de  Dios  y  pondré  aquí  lo  que  de  él  dice:  "Fue  apostólico  operario  el  P. 
Francisco  Almerique,  y  su  santo  celo  lo  llevó  desde  Italia,  de  donde  era 
natural,  a  la  Nueva  España,  y  desde  allí,  por  hacer  mayor  sacrificio  a  Dios, 
pasó  a  las  Filipinas  para  buscar  almas  para  Cristo,  destituidas  y  desampara- 
das, sin  tener  quien  las  alumbrase  con  la  luz  del  evangelio.  En  Manila  pri- 
mero, y  después  en  la  doctrina  de  Taitay,  que  contiene  algunos  pueblos  y 
buen  número  de  almas,  se  ejercitó  en  apostólicos  ministerios,  con  grandísima 
satisfacción  de  todos  los  que  le  trataban;  porque  con  su  gran  humildad  y 
mansedumbre  era  amado  y  deseado,  seguido  y  obedecido,  honrado  y  res- 
petado y  tenido  por  santo.  En  Manila  convirtió  algunos  gentiles,  principal- 


BIOGRAFIA 


271 


mente  un  Sangley  china,  que  fue  de  grandísima  edificación  y  vivió  ejem- 
plarísimamente. 

"En  Taitay  redujo  inumerables  filipinos.  Hacía  cada  día  venir  a  la  igle- 
sia a  los  niños  y  a  los  viejos  para  enseñarles  la  doctrina,  los  niños  siempre, 
los  viejos  hasta  que  la  sabían.  Daba  a  cada  viejo  un  niño  que  le  enseñase, 
el  cual  tenía  obligación  de  avisar  cómo  el  viejo  sabía;  y  entonces,  dando  el 
viejo  buena  cuenta,  le  daba  licencia  para  que  no  acudiese  sino  con  el  pue- 
blo los  domingos.  Hacía  tocar  las  campanas  a  las  Ave  Marías,  al  amanecer, 
al  mediodía  y  a  la  noche,  y,  fuera  de  esto  tenía  quien  cada  noche  tuviese 
cuidado  de  andar  por  las  calles  con  ima  campanilla,  amonestando  a  voces 
gran  oración  por  las  ánimas  del  purgatorio,  y  por  las  que  están  en  pecado. 
Estos  casos,  entre  otros  píos  y  devotos,  había  introducido  en  estos  pueblos 
el  P.  Almerique. 

"Levantó  tres  buenas  iglesias  y  adornólas  de  imágenes,  colgaduras  y  bue- 
nos ornamentos,  y  ganó  la  voluntad  de  estos  indios  de  suerte,  que  pasando 
la  voz  de  ellos  a  sus  vecinos,  se  le  venían  aun  los  salvajes  que  estaban  es- 
condidos por  los  montes;  y  así  se  vinieron  a  acrecentar  mucho  estos  pue- 
blos. En  particular  había  un  indio  llamado  Sayor,  por  propio  sobrenombre, 
que  quiere  decir  'robador'  (verdaderamente  tal  en  los  hechos  y  salvaje  en 
la  vida)  que  sin  casa  ni  habitación  vivía  por  los  montes  y  cuevas,  susten- 
tándose de  culebras  que  mataba,  cuando  no  hallaba  otra  caza.  Era  (aun- 
que ya  mayor  de  edad)  de  increíble  ligereza  en  correr  y  saltar,  disposición 
y  propiedad  natural  de  las  mismas  fieras.  A  éste  temían  de  suerte  los  pueblos 
comarcanos,  que,  cuando  entraba  en  alguno,  huían  de  él  como  de  fiera, 
teniéndole  por  lobo  furioso,  y  con  esta  violencia  tomaba  lo  que  quería.  Este 
hombre  andaba  en  cueros  vivos,  sólo  con  unos  pañetes  bien  pobres,  ceñido 
un  puñal,  y  en  su  mano  su  arco  y  flechas.  Toda  esta  fiereza,  a  la  fama  de 
las  virtudes  cristianas,  se  vino  a  sujetar  al  yugo  de  Cristo,  buscando  a  sus 
ministros  para  que  le  diesen  el  bautismo,  como  lo  consiguió  después  de  pro- 
bado algunos  años.  Bautizóse  con  gran  solemnidad  y  demostración  de  alegría 
y  eficacia  de  este  Sacramento. 

"Púsosele  por  nombre  'Pablo\  del  cual  él  se  preciaba  tanto  desde  en- 
tonces, que,  llamándole  alguna  vez  por  su  sobrenombre  inadvertidamente, 
mostraba  con  mucho  donaire  y  cristiandad  tanto  sentimiento  y  desdén,  cuan- 
to gusto  y  honra  del  nombre  cristiano,  y  así  respondía  a  quien  le  llamaba 
'Sayor':  'No  Sayor,  sino  Pablo'.  Procedió  de  allí  adelante  con  piedad,  su- 
jeción y  mansedumbre  cristiana,  refiriendo  algunas  veces  sus  brutalidades 
antiguas  y  caza  de  culebras,  que,  según  decía,  eran  tan  grandes  que  se  tra- 
gaban los  hombres  y  gamos  y  otros  animales. 

"A  este  modo  fueron  viniendo,  el  tiempo  que  aquí  estuvo  el  Padre  Fran- 


272 


ALMERIQUE,  FRANCISCO,  P. 


CISCO  Almerique,  no  uno  como  éste,  sino  pueblos  enteros,  dándoles  el  san- 
to padre  sitio  y  ayudándoles  a  hacer  las  casas. 

"En  el  pueblo  de  Antipolo,  en  sólo  un  año,  que  fue  el  de  94  ó  95,  (1594- 
95)  fueron  casi  mil  almas  las  que  se  allegaron,  de  las  cuales  bautizó  ese  mis- 
mo año  más  de  500  que  habían  venido  de  unos  montes  muy  ásperos,  lejos 
de  allí,  donde  tenían  sus  casas  y  sementeras,  desamparándolo  todo  por  el 
amor  y  estima  de  nuestra  santa  fe".  (Chirino)  (Nieremberg) .  "No  queda- 
ron allá  sino  unos  'cotolones',  que  así  llaman  a  los  sacerdotes  de  sus  ídolos, 
lo  cual  sabido,  puso  el  siervo  de  Dios  diligencia,  en  que  quien  lo  podía  hacer 
los  quitase  de  allí,  para  extinguir  este  escándalo  de  los  flacos.  Hízose,  y  con 
mucha  suavidad,  trayéndolos  a  las  manos,  donde  el  siervo  de  Dios  con  su 
santa  prudencia  y  el  ejemplo  de  su  buena  vida,  allanó  al  principal  de  ellos, 
a  quien  reconocían  los  demás,  y  los  bautizó  a  todos".  "En  el  bautismo  de  es- 
tos 500,  dos  fueron  de  muy  particular  y  admirable  providencia  de  nuestro 
Señor,  de  dos  viejas,  de  las  cuales  la  una  mostraba  tener  más  de  cien  años, 
y  ambas  habían  bajado  de  los  montes  con  el  deseo  del  santo  bautismo,  el  cual 
apenas  acabaron  de  recibir,  cuando,  dejando  esta  vida  mortal,  que  ya  no 
podía  ir  adelante  con  la  carga  de  tanta  vejez,  se  renovaron  y  mejoraron  con 
la  eterna,  para  lo  cual  nuestro  Señor,  las  había  guardado  tantos  años".  (Chi- 
rino) . 

"No  fueron  sólo  los  tagalos  (que  así  llaman  a  la  gente  más  blanca  y  más 
política  de  Manila)  los  que  bajaron  de  los  montes  y  vinieron  a  ponerse  al 
lado  con  los  hijos  de  la  nueva  Jerusalén,  que  es  la  santa  Iglesia,  multipli- 
cando el  número  y  engrandeciendo  el  alegría  de  ver  que  la  viña  del  Señor 
producía  nuevas  plantas,  estendiendo  sus  sarmientos,  sino  que,  tras  ellos,  los 
negrillos  más  fieros  y  montaraces  vinieron  a  ponerse  en  la  de  sus  ángeles". 
(Chirino) . 

"Con  la  cosecha  que  veía  tan  copiosa  el  padre  Almerique,  porque  a 
porfía  se  le  venían  los  pueblos  enteros,  dejando  a  otros  al  cuidado  de  los 
ya  ganados,  se  empleaba  en  ganar  y  traer  otros  de  nuevo".  "No  se  pasaba  día 
de  fiesta  ni  domingo  que  no  predicase,  y  muchas  veces  decía  dos  misas,  y 
hacía  dos  diversos  sermones  en  dos  diversos  pueblos.  Y  porque  esta  gente 
con  todas  sus  cosas  acudía  al  padre,  lo  ordinario,  acabada  la  misa,  le  acae- 
cía siempre  estar  respondiendo  y  consolando  sus  indios,  con  una  paciencia 
incansable,  sin  desayunarse  hasta  muy  tarde,  dos  y  tres  horas  después  de  me- 
diodía. Ibasele  el  alma  tras  uno  de  estos  pobres,  y  tanto  con  más  afición, 
cuanto  más  vil  era  el  indio.  (Chirino). 

"Al  paso  que  este  sier\'o  de  Dios  aprovechaba  a  los  indios,  se  aprovechaba 
a  sí  mismo  edificándose  de  ellos  y  confundiéndose  a  sí  con  tanta  humildad, 
como  significa  en  una  cláusula  de  una  Carta  que  escribió  a  su  superior  (lo 
era  el  P.  Ramón  de  Prads)  donde  dice  estas  palabras:  'He  dado  gracias  a 


BIOGRAFIA 


273 


nuestro  Señor,  que  les  da  en  esto  a  sentir  el  bien  de  su  salvación,  y  por  haber 
hallado  aquí  lo  que  yo  pudiera  desear  para  mi  contento,  por  el  aparejo 
grande  que  hay  aquí  de  servir  a  nuestro  Señor  de  parte  de  esta  gente  y  su 
buena  disposición  y  emplearse  en  su  provecho;  y  así  hartas  veces  me  he 
confundido,  y  me  parece  en  todo  verdad  me  hacen  ventaja  en  hacer  lo  que 
Dios  pide  de  ellos;  y  por  otra  parte  he  recibido  tal  contento,  cual  yo  nunca 
me  acuerdo  haber  tenido  después  que  estoy  en  la  Compañía,  ni  en  nin- 
guna parte  me  he  hallado  tan  consolado  como  aquí;  porque  es  gran  cosa 
estar  entre  mucha  gente  buena  y  poca  mala,  que  raramente  se  halla  en  el 
mundo'. 

"Entre  esta  gente  andaba  el  Padre  Almerique  muy  interior  y  en  tan 
continuo  trato  con  los  indios  y  ocupación,  se  le  comunicaba  Dios  nuestro  Se- 
ñor muy  familiar  y  afectuoso,  trayéndole  siempre  presente  con  muy  frecuente 
y  fervorosa  oración.  Esta  alcanzó  en  grado  tan  levantado,  que  los  que  muy 
en  particular  le  trataron,  afirmaban  que  'erat  divina  patiens',  usando  del 
modo  de  decir  del  glorioso  San  Dionisio;  y  así  se  admiraban  todos  de  ver 
juntas  una  oración  tan  alta  con  acción  tan  continua  y  ocupada".  (Ghirino). 
"en  esta  correspondencia,  fue  su  muerte  pacífica  y  descansada,  alegre  y  lle- 
na de  consuelo  del  cielo  en  el  colegio  de  Manila,  donde  le  trujeron  a  curar, 
recibidos  los  santos  sacramentos  con  mucha  devoción,  domingo  primero  de 
adviento,  al  mismo  tiempo  que  todas  las  iglesias  tocaban  las  Ave  Marías, 
a  2  de  Diciembre  de  1601,  día  del  glorioso  tránsito  de  San  Francisco  Javier, 
cuyo  verdadero  imitador  fue  siempre.  Fue  su  muerte  bien  sentida  y  llorada, 
y  con  lágrimas  y  solemnidad  celebradas  sus  exequias,  y  colocado  su  cuerpo 
en  la  capilla  mayor  de  nuestra  iglesia  de  Manila,  delante  de  las  gradas  del 
altar  mayor.  Cogióle  la  muerte  muy  bien  ocupado  en  trabajos  apostólicos. 
No  tuvo  otra  enfermedad,  más  que  los  mismos  trabajos,  que  le  fueron  por 
espacio  de  casi  20  años  gastando  y  adelgazando,  de  modo  que  la  primera 
calentura,  sin  resistencia,  lo  acabó  en  cinco  días".  "Estaba  actualmente  for- 
mando unos  pueblos  de  indios  y  otros  de  negros,  que  en  Manila  llaman  'itas', 
que  los  había  traído  de  unas  sierras  ásperas,  y  persuadídoles  a  poblar  en  un 
bello  y  apacible  sitio  fértil  y  agradable,  como  dos  o  tres  leguas  de  Antipolo, 
poniendo  a  este  nuevo  pueblo,  nombre  de  Santiago".  (Hist.  de  Filip.  Caps. 
XX  y  LXXVII  (20  y  77)  (Chirino)  (Nieremberg) .  "Partieron  el  8  de 
este  Marzo".  (Plaza  a  Aquaviva:  Carta:  Oaxaca,  8  Abril  1584)  "Salieron  de 
Acapulco  el  15  Febrero  1584  y  llegaron  a  Cavite  28  Mayo"  (B). 

1584  "Llegaron  a  Manila  el  7  de  Junio  de  1584".  (P.  Hernán  Suárez  a 
Aquaviva).  Alegre  dice  "que  salieron  en  1584,  y  llegaron  a  Manila 
a  principios  de  1585".  Ayuso  se  contenta  con  decir  "que  en  1584  pasó  a  Fi- 
lipinas". 


274 


ALMERIQUE,  FRANCISCO,  P. 


"El  P.  Almerique  en  Filipinas  se  dedicó  a  aprender  la  lengua  de  los  chi- 
nos y  japoneses,  para  la  instrucción  de  aquellas  naciones  desamparadas". 
(Alegre) .  "Levantó  en  Filipinas  tres  iglesias". 

1587  "En  la  primera  iglesia  provisional,  levantada  en  Manila  en  1587,  em- 
pezaron a  trabajar  los  Padres  Sedeño,  de  Prado  y  Francisco  Alme- 
RIQUE^^  (Astr.). 

1594  "De  presente  no  somos  en  las  Filipinas  sino  cuatro  sacerdotes,  y  dos, 
los  padres  Chirino  y  Almerique,  tienen  cuidado  de  indios".  (Sedeño  a 
Aquav.).  "En  efecto,  el  Padre  Almerique  se  hallaba  en  el  pueblo  de  Anti- 
polo, en  donde  en  sólo  un  año,  que  fue  el  de  1594  a  1595,  bautizó  a  más  de 
500  infieles".  (Nieremberg) .  "En  este  mismo  año  el  R.  P.  General  Claudio 
Aquaviva,  le  consulta  al  P.  Almerique  sobre  la  conveniencia  de  la  erección 
independiente  de  la  viceprovincia  de  Filipinas". 

1595  (De  la  Anua  de  México)  Filipinas:  "Desde  ahora  se  declara  a  Filipi- 
nas, Vice-provincia,  y  el  primer  Vice-Provincial  es  el  P.  Francisco 

Almerique".  (Anua  1595,  de  México)  (Arch.  Prov.  Tolet.  Fondo  Astráin, 
33)  (Arch.  Prov.  Méx.  [1961]  Documentos  por  catalogar). 

1601  (Dic.  2).  "Murió  el  P.  Almerique  en  el  colegio  de  Manila  el  do- 
mingo primero  de  adviento,  cuando  en  las  iglesias,  se  tocaban  las  Ave 
Marías,  que  él  había  implantado".  (Nieremberg). 

"Su  cuerpo  está  enterrado  en  la  capilla  mayor  de  nuestra  iglesia  de  Ma- 
nila delante  de  las  gradas  del  altar  mayor. 

"El  P.  Francisco  Almerique  sabía  muy  bien  la  lengua  de  Filipinas  y 
hacía  8  años  que  la  practicaba  en  1596".  (Cat.  de  Padres  Lenguas,  1596). 

Referencias  biográficas 

1  Alegre,  Francisco  Javier,  S.  J.,  Hist.  de  la  Prov.  de  la  C.  de  J.  en  N.  E., 
t.  I,  México,  1841,  p.  196. 

2  Alegre-Burrus,  Ernest  J.,  S.  J,,  Hist.  de  la  Prov.,  I,  Roma,  1956, 
300-1,  579. 

3  Anua  de  la  Prov.  de  Méx.  1584^  1595,  Filipinas:  (La  firma  el  P.  Esteban 
Páez) . 

4  Aquaviva,  Claudio,  S.  J.,  Cartas  a  los  PP.  Prados  y  Almerique. 

5  Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  (1961)  Documentos  por  catalogar. 

6  Arch.  Prov.  Tolet.  Fondo  Astráin,  33. 


BIBLIOGRAFIA 


275 


7  AsTRÁiNj  Antonio,  S.  J.,  Hist.  de  la  C.  de  J.  en  la  Asist.  de  España,  t.  IV, 
Madrid,  1913,  pp.  471,  480,  481,  486. 

8  Ayuso,  Félix,  S.  J.-SÁnchez  Baquero,  Juan,  S.  J.,  Notas  a  Fundación 
de  la  C.  de  J.  en  N.  E.,  México,  Edit.  Patria,  1945,  p.  181. 

9  Catálogo  de  los  padres  que  saben  lenguas.  Firmado:  Esteban  Páez.  1596. 
Catálogi  Prov.  Méx.  1582,  1583. 

10  Colín-Pastells,  Labor  Evangélica:  I,  326  ss.,  329,  No.  2. 

11  Chirino,  Pedro,  S.  J.,  Hist.  de  las  Filipinas,  cap.  7  y  parte  del  20. 

12  Decorme,  Gerardo,  S.  J.,  La  Obra.  .     México,  1941,  t.  I,  p.  31. 

13  González  de  Cossío,  Francisco,  Notas  a  Relac.  Breve  de  la  venida  de 
los  de  la  C.  de  ].  a  N.  E.,  México,  Universitaria,  1945,  118. 

—  Ensayo  bibliográfico  de  los  catálogos  de  sujetos  de  la  C.  de  J.  en  N.  E., 
México,  1946,  p.  34. 

14  Hisp.  129,  ff.  119-120,  130-131v. 

15  Mercurián,  En'er.^rdo,  S.  J.,  "Instrucción  para  el  viaje  del  P.  Procura- 
dor Pedro  Díaz",  Roma,  Enero  1579,  Ms. 

16  Mexic,  4,  ff.  17-21;  8,  ff.  244-245;  14,  ff.  39-42v. 

17  Mon.  Méx.  S.  J.,  I,  Roma,  1956,  424;  II,  Roma,  1959,  53,  107,  150,  207, 
224-5,  242,  244,  314,  325. 

18  Nieremberg,  Juan  Eusebio,  S.  J.,  Varones  Ilustres  de  la  C.  de  ].,  Bilbao, 
1889,  III,  Misiones  de  Filipinas:  Vida  del  P.  Antonio  Sedeño;  Vida  del 
P.  Francisco  Almerique,  59-63. 

19  PÁEZ,  Esteban,  S.  J.,  Catálogo  de  los  padres  que  saben  lengua.  Ms.  1596. 

20  PÉREZ  RivAS,  Andrés,  S.  J.,  Crónica,  II,  México,  1896,  449-451. 

21  Philippinarum  Historia:  t.  I,  No.  13,  No.  72. 

22  Plaza,  Juan  de  la,  S.  J.,  Carta  al  P.  Aquaviva,  Oaxaca,  8  Abril  1584. 

23  Sedeño,  Antonio,  S.  J.,  Carta  al  P.  Claudio  Aquaviva,  Manila,  Junio 
19,  1594. 

24  SuÁREZ,  Hernán,  S.  J.,  Carta  al  P.  Aquaviva,  Manila,  31  Enero  1584. 
Manila,  20  Junio  1584. 

Bibliografía 

1584  Carta  del  P.  Francisco  Almerique  al  P.  Gen.  Claudio  Aquaviva: 
Acapulco,  1  de  Marzo  de  1584.  (Hisp.  129,  ff.  130-131v). 
"Ihs.  Muy  rdo.  en  Chro.  Padre.  Pax  Cristi. 

"Aunque  el  estar  yo  de  camino  para  las  Islas  Filipinas,  por  una  parte  me 
impide  que  no  escriba  largo  a  V.  P.,  por  otra  casi  me  esfuerza  a  darle 
brevemente  cuenta  y  razón  de  mi  partida;  y  es  que  la  santa  obediencia  me 


276 


ALMERIQUE,  FRANCISCO,  P. 


envía  por  uno  de  los  compañeros  del  P.  Hernán  Suárez,  en  esta  misión  que 
V.  P.  ha  mandado  hacer  a  aquellas  Islas. 

"Voy  muy  alegre  y  contento  por  ser  enviado  de  la  obediencia;  porque 
aunque  haya  deseado  algunos  años  atrás  ir  a  aquellas  partes  y  Indias  orienta- 
les, y  agora  viendo  cumplidos  mis  deseos,  pueda  creer  que  hayan  sido  del 
Señor;  con  todo  eso  mucho  más  contento  estoy  de  no  haberlo  yo  procurado, 
porque  entiendo  que  semejante  gracia  más  verdaderamente  se  puede  llamar 
premio  de  la  indiferencia,  que  fruto  del  deseo;  pues,  aunque  sean  muy  gran- 
des los  deseos,  no  son  verdaderamente  buenos  si  no  son  indiferentes  acerca 
de  semejantes  cosas,  en  las  cuales  ignoramos  cuál  sea  la  voluntad  de  Dios  N.  S. 

"Habrá  mes  y  medio  (sería  a  mediados  de  enero)  que  nos  avisaron  de 
esta  misión,  y  fue  la  determinación  tan  tarde,  que,  dos  semanas  después  nos 
partimos  de  México,  que  fue  al  postrero  de  Enero  para  este  puerto  de  Aca- 
pulco,  donde  agora  estamos,  y  de  donde  partiremos  dentro  de  diez  días. 

"Llegamos  aquí  a  los  13  de  Febrero,  todos  muy  buenos  y  alegres;  porque 
aunque  el  camino  fue  trabajoso,  por  ser  de  los  más  malos  que  hay  en  esta 
Nueva  España,  parece  que  el  Señor  ya  nos  convida  con  su  cáliz,  ha  querido 
que  en  estos  principios  vaya  mezclado  con  mucha  miel  de  su  amor  y  caridad, 
'ut  attingat  fortiter,  ad  quod  disponit  suaviter'.  ¡  Bendito  sea  El  para  siempre 
jamás,  'qui  se  diligentibus  omnia  facit  cooperari  in  bonum!' 

"Ha  sido  esta  misión  muy  a  tiempo  para  mí,  esto  es,  después  de  acabados 
mis  estudios,  y  de  ordenarme. 

"Iremos  en  la  nave  'Capitana',  de  las  dos  que  parten  este  año  para  aque- 
llas islas,  muy  cómodamente  y  con  toda  la  provisión  necesaria  que  para  el 
camino  suele  dar  el  rey,  a  todos  los  religiosos,  como  V.  P.  sabe. 

"Envía  su  Magestad  este  año  audiencia  para  aquellas  islas,  y  así  parten 
en  estos  mismos  navios  el  presidente  (don  Santiago  de  Vera),  con  dos  oidores 
y  fiscal. 

"No  ha  venido  este  año  navio  de  aquellas  islas,  y  aunque  haya  diversas 
opiniones  acerca  de  la  causa  de  esto,  parece  que  quasi  (sic)  todas  concor- 
dan (sic)  en  que  la  causa  no  puede  ser  muy  buena.  Vamos  con  todo  eso  muy 
alegres  y  confiados  que  el  Señor,  que  nos  envía,  será  con  nosotros. 

"Nos  encomendamos  todos  y  yo  en  particular  a  las  oraciones  y  santos  sa- 
crificios de  V.  R.  P.  y  de  todos  los  de  la  Compañía,  pues  la  nuevidad  (sic)  es 
grande,  y  estamos  obligados  y  forzados  a  acudir  a  los  que  quieren  y  pueden 
remediarnos,  que  son  los  de  la  Compañía,  que  tanto  amamos,  y  de  quienes, 
tanto  somos  amados.  ¡Bendito  sea  quien  nos  juntó  y  bendito  sea  quien  nos 
aparta!  El  con  su  amor,  nos  junte  para  nunca  apartarnos  en  el  cielo,  aquí 
por  gracia  y  allá  por  gloria,  amén. 

"De  Acapulco,  puerto  de  esta  Nueva  España,  al  lo.  de  Marzo  1584. 


REFERENCIAS  BIBLIOGRAFICAS 


277 


"D.  R.  P.  indigno  siervo  en  Cristo:  Francisco  Almerici".  (M.M.  II, 
224-226). 

S.  f.    Carta  a  su  superior  de  Manila,  que  en  parte  copia  Nieremberg  en  la 
p.  62  del  t.  III  de  Varones  Ilustres,  escribiendo  su  vida. 

Referencias  bibliográficas 

1  Gascón,  Miguel,  S.  J.,  Los  jesuítas  en  Menéndez  Pelayo,  Valladolid, 
1940,  526. 

2  Hisp.  129,  ff.  130-131V. 

3  Menéndez  Pelayo,  Marcelino,  La  Ciencia  Española,  Madrid,  1933, 
2  vols.,  t.  II,  308. 

4  Mon.  Méx.  II,  224-226. 

5  Nieremberg,  Juan  Eusebio,  Varones  Ilustres,  Bilbao,  1889,  p.  62. 

S.  f.    "Francisco  María  Almerique,  misionero  incansable  de  los  tagalos 
en  el  siglo  XVI,  que  escribió  El  Arte,  Vocabulario  y  Catecismo  de  la 
lengua  de  los  indios  sangleyes". 


P.  JUAN  DE  ALMONACIR 

1677  "Fue,  pues,  el  P.  Alonso  de  Victoria  a  Sahuaripa,  mandado  por  el 
P.  Visitador  Gonzalo  Navarro  y  fue  sin  avisar  y  llevó  consigo  a  los 
PP.  Juan  de  Almonacir  y  Antonio  Menéndez".  .  .  (Jiménez,  Feo.  Ms.  Mo- 
tivos que  tuvo  para  reponer  al  P.  Antonio  Suárez  en  Sahuaripa.  Méx.  26  Dic. 
1677)  (Arch.  Gen  Nac.  Hist.,  p.  392,  t.  lo.)  (Arch.  Prov.  Méx.  Acervo 
fotoc.  Cardoso  [1946]). 

—  (Nov.  12).  "El  P.  Alonso  de  Victoria,  Rector  entonces,  acompañado 
del  Padre  Juan  de  Almonacir,  émulo  declarado  del  P.  Antonio 
Suárez  fueron  al  pueblo  de  Aritbetzi,  donde  vivía  el  P.  Antonio  Menéndez.  .  . 
y  de  allí  pasaron  a  Sahuaripa,  y  llegados  desarrajaron  las  puertas  de  la  sala 
y  del  aposento  del  padre  Antonio  Suárez,  quien  llegó  hasta  el  día  siguien- 
te". (Marras,  Daniel  Angelo,  S.  J.,  Carta  al  P.  Prov.  Tomás  Altamirano. 
Matapé.  Nov.  12  1677  Ms.)  (Arch.  Gen.  Nac.  [México]  Hist.,  t.  I,  p.  392). 

1684  "Dos  cartas  del  P.  Joseph  de  Tapia,  fechas  en  Sinaloa  a  15  Febr.  y 


278 


ALMONACIR,  JUAN  DE,  P. 


17  Abril  de  1684,  al  P.  Visitador  Juan  de  Almonacir,  en  que  le  da 
qüenta  de  las  quexas  que  tienen  varios  indios  Chicoratos  del  padre  que  les 
administra  su  misión,  y  que,  de  no  quitárselo,  harían  levantamientos".  (In- 
vent.  Arch.  Prov.  Méx.  1767,  f.  220). 

Referencias 

1  Arch.  Gen.  Nac.  (Méx.)  Historia,  t.  392,  Leg.  lo. 

2  Inventario  Arch.  Prov.  Méx.  1767,  f.  220. 

3  Jiménez,  Francisco,  S.  J.,  Ms.  Motivos  que  tuvo  para  reponer  en  Sa- 
huaripa  al  P.  Antonio  Suárez,  Méx.  26  Dic.  1677. 

4  Marras,  Daniel  Angelo,  S.  J.,  Carta  al  P.  Prov.  Tomás  Altamirano. 
Matapé,  Nov.  12,  1677  Ms. 

5  Arch.  Prov.  Méx.  Acervo  fotocopias.  Cardoso  (1946). 

Bibliografía 

1685  "Una  Carta  del  P.  Juan  de  Almonazir,  con  fecha  19  Febr.  1685,  al 
P.  provincial  Luis  del  Canto,  representándole  varios  inconvenientes 

para  el  cumplimiento  del  orden  de  remitir  a  Guadalaxara,  la  plata  labrada 
de  las  iglesias  de  las  misiones".  (Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  1767,  f.  295). 

—       ''Carta  del  P.  Juan  de  Almonazir  con  fecha  15  Febr.  1685,  al  P. 

Provincial  Luis  del  Canto  (1683-86),  en  que  le  pregunta,  si  por  muerte 
del  Sr.  obispo  había  de  permitir  que  fuese  visitador  enviado  del  cabildo  a 
visitar  las  misiones".  (Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  1767,  f.  300). 

1686  ''Carta  del  P.  Juan  de  Almonacir,  con  fecha  20  Sept.  1686,  al  P. 
Prov.  Luis  del  Canto,  en  que  le  remite  dos  certificaciones  del  alcalde 

maior  del  real  de  Hostimuri,  y  de  su  theniente,  fecha  en  12  Ag.  1686,  en 
que  dice  haber  ocurrido  a  él  los  indios  del  pueblo  de  Tapipa,  expresándole 
hallarse  sin  ministro  que  les  administrase  los  santos  sacramentos,  por  lo  cual 
pedían  al  Sr.  Virrey  (don  Melchor  Portocarrero) ,  conde  de  Monclova  (1686- 
88),  les  concediese  ministro  de  la  Compañía.  También  le  remite  una  razón 
de  los  naturales  que  enseñaban  la  doctrina,  y  demás  que  se  hallaban  ocupa- 
dos en  cada  misión".  (Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  1767,  f.  297). 

1684  Carta  del  P.  Juan  de  Almonacir  al  P.  Luis  del  Canto,  reclamán- 
dole memorias  de  algunos  pueblos  y  remitiéndole  otras.  2  ff. 
(Arch.  Hist.  de  Hacienda  [Méx.]  Temporalidades:  Leg.  279-13  y  99). 
S.  f.    "Memoria  de  Onavas:  alhajas  de  iglesias  y  razón  de  los  pueblos  de 


BIOGRAFIA 


279 


este  partido  de  San  Ignacio.  Firmado  por  el  P.  Juan  de  Almonagir. 
4  ff.  (Ibid.  Leg.  279-13). 

S.  f.    Carta  del  P.  Juan  de  Almonagir  al  P.  Prov.  Luis  del  Canto  (1683- 
6)  en  la  que  le  participa  no  encontrarse  en  el  pueblo  de  Onavas,  ni  en 
el  de  Tepache,  libros  de  bautismos,  proponiéndole  formarlos  él.  1  f.  (Ibid. 
Leg.  279-53). 

S.  f.    "De  Tónachi.  Alhajas  de  iglesias  del  pueblo.  Firmada:  Juan  de  Al- 
monagir". 3  ff.  (Ibid.  Leg.  279-12). 

Referencias 

1  Arch.  Hist.  de  Hacienda  (Méx.)  Temporalidades.  Leg.  279-13,  279-53, 
279-58  y  99,  279-12. 

2  Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  1767,  ff.  295,  297,  300. 

HNO.  C.  BENITO  ALONSO 

BlOGR.\FÍA 

1634  (Enero  16).  "Si  del  Hermano  Benito  Alonso  no  se  tiene  la  satisfac- 
ción que  es  justo,  ni  se  espera  mejoría  de  costumbres,  V.  R.  (P.  Ayer- 
be)  lo  trate  con  sus  consultores,  y  si  les  pareciere  que  es  bien  despedirle  se 
haga  así".  (Vitelleschi  al  P.  Ayerbe:  Roma,  16  de  Enero  de  1634). 

Referencias 

1  Vitelleschi,  Mucio,  S.  J.,  Carta  al  P.  Provincial  de  Nueva  España, 
Florián  de  Ayerbe:  Roma,  16  de  Enero  de  1634. 

CINES  ALONSO 
Biografía 

1620  (Por  Mayo).  Cuarto  número  del  memorial  que  llevó  y  trajo  de  Roma 
el  P.  Hernando  de  Villafañe,  por  Mayo  de  1620;  "Cuarto:  que  su  Pa- 
ternidad (P.  Mucio  Vitelleschi)  se  sirva  de  alcanzar  dispensación  para  que 
Cines  Alonso  natural  de  la  Veracruz,  entre  a  la  Compañía  para  coadjutor 


280 


ALTAMIRANO,  HERNANDO,  P. 


temporal,  no  obstante  el  impedimento  de  homicidio,  etc."  Respuesta:  "Va- 
rias veces,  y  ahora  de  nuevo  se  ha  consultado  este  negocio  con  los  padres 
asistentes,  y  aunque  hemos  deseado  consolar  a  esa  provincia  en  lo  que  nos 
pide,  y  nos  pesa  de  no  poderlo  hacer,  es  fuerza  responder  lo  mesmo  que  otras 
veces,  que  tenemos  por  bien  concederle  participación  de  sufragios  de  la 
Compañía,  sepultura  en  cualquiera  de  nuestras  iglesias,  y  que  en  nuestros 
colegios  sea  tratado  como  un  hermano  nuestro,  porque  lo  demás  tiene  in- 
convenientes insuperables".  (La  respuesta  del  memorial  está  firmada  por  el 
P.  Vitelleschi  el  12  de  Abril  de  1621). 

1621  (Abril  19).  "Varias  veces  se  ha  respondido  a  lo  de  la  dispensación 
para  que  Ginés  Alonso  pueda  ser  recibido  en  la  Compañía,  y  así 
me  remito  a  lo  que  en  otras  se  ha  escrito,  y  a  la  última  respuesta  que  lleva 
el  Padre  Villafañe,  conviene  a  saber,  que  no  puede  ser  recibido".  (Vitelles- 
chi al  P.  Prov.  Arnaya:  Roma,  19  de  Abril  de  1621). 

Referencias 

1  Archivo  particular  de  la  Prov.  Méx.  en  Isl.  Coll.  1932.  228. 

2  Vitelleschi,  Mucio,  S.  J.,  Respuesta  del  memorial  de  la  provincia  que 
llevó  y  trajo  de  Roma  el  P.  Villafañe  por  Mayo  de  1620. 

3  Alegre-Burrus,  Ernest  J.,  S.  J.,  Hist.,  II,  641. 


P.  HERNANDO  ALTAMIRANO 
Biografía 

1605  (Abril  20).  "El  Padre  Hernando  Altamirano  haga  la  profesión  de 
cuatro  votos,  pasados  tres  años  después  de  la  fecha  de  ésta,  si  no  hu- 
biere entonces  cosa  por  la  cual  se  le  haya  de  diferir".  (Aquav.  al  P.  Ildef. 
Castro,  Roma,  20  de  Abril  de  1605).  Al  margen:  hay  una  nota  de  letra 
distinta  que  dice:  "Por  lo  que  ha  sobrevenido,  no  se  ha  tratado  de  incorpo- 
rarle". 

1609  (lo.  de  Abril).  "Del  P.  Altamirano  lo  que  ocurre  decir  es  que  con- 
viene mucho  hablarle  claro,  para  que  se  vaya  más  amoldando  y  resig- 
nando a  lo  que  la  obediencia  ordena.  Bien  es  verdad  que  holgaremos  que  le 
vayan  ayudando  y  quietando,  presuadiéndole  que  no  hay  necesidad  de  su 
venida  a  estas  partes  y  que  así  se  puede  quietar.  Ni  espante  a  V.  R.  (P.  Pe- 


BIOGRAFIA 


281 


láez),  aunque  diga  que  quiere  venir  al  Papa,  porque  su  Santidad  me  ha  dicho 
que  no  se  condescienda  en  semejantes  peticiones,  sino  que  si  tuvieren  algo, 
lo  escriban  primero  a  su  Beatitud,  que  vista  su  petición  y  las  razones  que  le 
representaren,  ordenará  lo  que  se  hubiere  de  hacer.  He  dicho  esto  así  para 
que  V.  R.  esté  al  cabo  para  lo  particular  de  dicho  padre,  como  para  otras  oca- 
siones que  se  podrán  ofrecer,  y  en  caso  de  que  dicho  padre  muestre  algún  Buleto 
del  señor  Nuncio  (como  decía  que  le  esperaba)  respóndale  que  es  surrepti- 
cio".  (Aquav.  al  P.  Peléez:  Roma,  lo.  de  Abril  de  1609). 

—  (Juíio  lo.).  "Y  lo  mismo  decimos  del  Padre  Altamirano  que  nos  ha 
pesado  le  haya  dado  licencia  para  venir  a  España,  pues  pudiera  V.  R. 

(el  P.  Peláez)  escusarse  con  los  que  lo  intercedieron,  diciendo  que  tenía  ex- 
preso orden  nuestro  de  no  lo  hacer".  (Aquaviva  al  P.  viceprovincial  Martín 
Peláez:  Roma,  21  de  Julio  de  1609). 

—  (Septiembre  15).  "También  holgáramos  que  V.  R.,  hubiera  escusado 
la  venida  del  Padre  Altamirano".  (Ibídem,  Roma,  Sept.  15,  1609). 

S.  f.    (Del  Cat.  de  PP.  Lenguas)  :  "El  P.  Hernando  Altamirano  sabe  len- 
gua mexicana,  y  es  ahora  rector  del  colegio  seminario  de  San  Geróni- 
mo, en  la  Puebla".  ( Alegre-Burrus,  S.  J.,  Hist.  de  la  Prov.,  II,  Roma,  1958. 
Apénd.  XIII,  p.  553). 

Referencias 

1  Alegre-Burrus,  Hist.  de  la  Prov.,  II,  553. 

2  Aquaviva,  Claudio,  S.  J.,  Cartas: 

a)  Al  P.  Ildefonso  de  Castro:  Roma,  20  de  Abril  de  1605. 

b)  Al  P.  Martín  Peláez:  Roma,  lo.  Abril  1609;  21  de  Julio  y  15  de 
Sept.  1609. 

3  Catálogo  de  Padres  Lenguas.  S.  f. 


P.  TOMAS  ALTAMIRANO 
Biografía 

1614  "Nació  en  Lagos  de  la  provincia  del  mismo  nombre  en  México:  en 
1614  pues  el  trienal  de  1638,  dice  que  tenía  a  la  sazón  veinte  y  cuatro 
años".  (Lecina). 


282 


ALTAMIRANO3  TOMAS,  P. 


1630  ^'Entró  en  la  Provincia  de  Nueva  España  en  1630  (de  edad  de  dieciséis 
años),  pues  el  mismo  trienal  de  1638,  dice  que  tenía  ocho  años  de 
Compañía". 

1632  "El  hermano  júnior  Tomás  Altamirano  se  halla  en  Tepotzotlán. 

Es  natural  de  Lagos,  tiene  18  años  y  dos  de  Comp.".  (Cat.  Ms.  1632, 
No.  127)  (Méx.  4,  300)  (  AGSJ:  Arch.  Gen.  S.  J.  Roma). 

1638  "En  el  colegio  de  México,  de  24  de  edad  y  8  de  Comp.  Cursa  primer 
año  de  teología.  Enseñó  por  dos  años  gramática.  Ingenio,  juicio,  pru- 
dencia, bueno.  Experiencia,  casi  ninguna.  Carácter  colérico-melancólico.  Ta- 
lento para  todo,  especialmente  para  filosofía".  (Cat.  1638,  No.  74)  (Méx.  4, 
319v  y  338). 

1646  (Diciembre  18).  "A  los  padres  Diego  del  Castillo,  Juan  de  la  Plaza, 
Tomás  Altamirano,  Agustín  Pérez,  Diego  de  Aguilar,  Simón  Tostado, 

Pedro  de  Villanuño,  Mateo  de  la  Cruz,  Francisco  Montero,  Francisco  Rey- 
noso,  Diego  Reynoso,  Mateo  de  Urroz,  Andrés  de  Cobián,  Juan  Bautista 
Tazoni,  Luis  de  Legaspi  y  Pedro  de  Covarrubias,  se  les  concede  la  profesión 
de  cuatro  votos,  advertidos  de  lo  que  se  les  nota  al  primero  y  cuarto,  y  cum- 
plidos treinta  y  tres  años  de  edad  el  segundo,  tercero  (P.  Tomás  Altamira- 
no), quinto,  sexto,  octavo,  nono,  décimo  cuarto,  décimo  quinto  y  el  último 
que  es  el  décimo  sexto;  y  finalmente  a  ninguno  de  los  dichos  se  les  dé  la 
profesión  antes  de  cumplir  los  treinta  y  tres  años  de  edad".  (Carafa  al  P. 
Bueras:  Roma,  18  de  Dic.  1646). 

1647  "Propuesto  el  P.  Mateo  de  la  Cruz,  para  el  cuarto  voto,  en  unión  de 
los  padres  Diego  del  Castillo,  Juan  de  la  Plaza,  Tomás  Altamirano 

y  otros  varones  distinguidos  de  la  Compañía,  se  resolvió  en  30  de  Enero  de 

1647  que  fueran  admitidos,  luego  que  cumpliesen  los  33  años  de  edad". 
(Vera) . 

—  (Dic.  8).  "El  P.  Tomás  Altamirano  hizo  la  profesión  solemne  de 
cuatro  votos,  el  8  de  Diciembre  de  1647".  (Lecina).  Luego  de  su  pro- 
fesión, trabajó  por  algún  tiempo  en  las  misiones.  (Lecina).  "Era  un  hombre 
de  una  exacta  distribución  y  celosísimo  de  la  disciplina  regular".  (Alegre) . 
Su  estancia  en  las  misiones  debió  de  durar  más  o  menos  por  ocho  años.  Vien- 
do sus  buenas  dotes  de  gobierno,  lo  llamaron  para  ser  primeramente  secreta- 
rio del  P.  Provincial. 

—  (Dic.  8).  Profesión  de  cuatro  votos:   (Méx.  4,  425)   (AGSJ,  Roma). 

1648  En  el  Col.  de  México,  de  34  de  edad,  19  de  Comp.  Predicador  y  con- 
fesor de  españoles  e  indios.  Ing.  y  juicio  bueno;  de  alguna  pruden- 


BIOGRAFIA 


283 


cia;  y  experiencia;  carácter:  colérico-sanguineo.  Talento  para  todo.  (Cat. 
1648,  No.  36)  [Méx.  4,  pp.  379  y  399]. 

1650  En  el  colegio  de  Querétaro,  de  36  de  edad  y  21  de  Comp.  Fuit.  in 
missionibus;  enseñó  retórica  y  fue  ministro.  (Cat.  1650,  No.  286) 
(Méx.  4,  447).  "Ingenio  y  juicio,  bueno.  De  suficiente  prudencia;  de  alguna 
experiencia;  carácter:  colérico.  Talento:  ad  concionandum  et  gubernan- 
dum".  (Méx.  4,  467v). 

1653  "En  el  colegio  de  Zacatecas  de  rector".  (Cat.  ms.  de  1653,  No.  277) 
(Méx.  4,  489)  (ARSJ:  Arch.  Romanum  S.  J.). 

1658  Porque  ya  para  1658,  había  sido  además  rector  del  colegio  de  Zaca- 
tecas (cosa  que  sabemos  por  una  carta  del  P.  Nickel  al  P.  Prov.  Real)  : 

"Roma,  22  de  Febrero  de  1658.  El  Padre  Tomás  Altamirano  está  con 
algún  desconsuelo,  porque  no  se  le  admite  la  satisfacción  que  da  de  una 
venta  que  hizo  siendo  rector  de  Zacatecas.  Deseo  que  se  considere  bien,  aun- 
que ya  lo  habrá  hecho  V.  R.  las  razones  que  propone  para  su  descargo,  y  que 
si  le  favorecen,  sea  declarado  y  tenido  por  inocente,  en  lo  que  toca  a  dicha 
venta;  pero  si  él  faltó  y  excedió  en  la  facultad  que  tenía,  será  bien  que  se  le 
dé  penitencia,  si  no  se  le  ha  dado".  (Nickel  al  P.  Prov.,  Agosto  20).  "Que- 
do advertido  de  lo  que  se  ha  reparado  en  el  gobierno  del  Padre  Tomás  Al- 
tamirano". (Nickel  al  P.  Bonifacio:  Roma,  20  de  Ag.  1658). 

1659  (Nov.  30).  "He  visto  la  carta  que  a  V.  R.  (P.  Prov.  Alonso  de  Boni- 
facio), escribió  el  Padre  Tomás  de  Altamirano,  dando  satisfacción 

de  aquella  venta,  o  cambio  de  ganado  que  hizo,  siendo  rector  de  Zacatecas, 
y  aunque  parece  que  satisface  bastantemente,  pues  precedió  licencia,  y  el 
conocimiento  de  la  utilidad  del  contrato,  que  ha  confirmado  la  experiencia, 
debiera  V.  R.  escribirme  su  sentir,  para  que  yo  hiciera  más  seguro  juicio  de 
la  justificación  con  que  se  procedió.  Con  esto  puede  quedar  consolado  dicho 
Padre  Altamirano".  (Nickel  al  P.  Prov.  Alonso  Bonifacio:  Roma,  30  de 
Nov.  1659). 

1662  "Rector  del  Colegio  de  San  Ildefonso  de  Puebla".  (Alegre-Burrus:  IV, 
p.  32). 

1663  "En  1663  firmó  con  otros  veinte  jesuítas  más,  las  instancias  a  Alejan- 
dro VII,  para  que  aprobase  la  fiesta  de  María  Santísima  de  Guada- 
lupe". 

(Vera)   (Cuadernillo  Anón,  de  1663). 

Por  este  tiempo  debió  de  ser  rector  del  colegio  de  San  Ildefonso  de  Mé- 
xico, según  Lecina,  aunque  en  el  catálogo  de  rectores  de  ese  colegio  no  apare- 


284 


ALTAMIRANO,  TOMAS,  P. 


ce  su  nombre.  (Puede  ser  que  lo  haya  sido  del  de  San  Ildefonso  de  Puebla). 
Fue  también  rector  del  colegio  del  Espíritu  Santo  de  la  Angelópolis. 

1671  Ya  para  este  año  lo  encontramos  de  rector  del  colegio  de  Guatemala, 
como  consta  por  los  Estatutos  y  Constituciones  de  la  Universidad  de 
Guatemala  que  escribió  e  imprimió  el  año  de  1671. 

—  (Febr.  20).  (De  rector  en  el  colegio  de  Guatemala).  "Consta  por  el 
testimonio  jurídico  de  Diego  de  Valenzuela,  escribano  del  Rey  N.  S. 

y  público  de  los  del  número  de  esta  ciudad  de  Santiago  de  Guatemala.  .  . 
doy  fe  .•.  .  cómo  hoy,  sábado,  como  a  las  tres  de  la  tarde,  estando  en  el  cole- 
gio de  la  Compañía  de  Jesús ...  y  en  los  patios,  estudio  y  universidad  que  hay 
en  él  vi  gran  suma  de  niños  y  mancebos,  que  andaban  con  artes  y  papeles 
en  la  mano,  estudiando.  Y  de  allí  a  poco  rato  tocaron  una  campana,  y  se 
recogieron  y  entraron  en  diferentes  salas  a  oír  a  sus  maestros".  (Y  hace  la 
descripción  de  las  aulas  y  clases  con  sus  profesores  de  artes  el  P.  Alonso 
Ramos:  de  teología,  el  P.  Juan  de  Ochoa;  de  gramática,  el  P.  Feo.  Javier 
Medrano;  de  medianos,  el  P.  Juan  Durán  y  de  escuela  el  Hno.  Domingo  de 
Barrios) .  "Todo  lo  cual  vi,  y  para  que  conste  donde  convenga,  de  requeri- 
miento del  Padre  Tomás  Altamirano,  Rector  actual  de  dicho  colegio,  doy 
el  presente  en  esta  forma  en  la  ciudad  de  Santiago  de  Guatemala  en  14  días 
del  mes  de  Febrero  de  1671".  (Y  tres  notarios  lo  confirman  el  día  20  del 
mismo  mes  y  año).  (Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  [1960]  por  catalogar). 

1675  "Rector  del  colegio  del  Espíritu  Santo  de  Puebla".  (Alegre-Burrus: 
IV,  32). 

1676  Nombrado  Prov.  Roma,  Julio  20  1676.  (A-B,  IV,  14*). 

1677  Por  Enero  de  este  año  1677,  fue  nombrado  provincial  de  México. 
Haciendo  la  visita  oficial  en  Puebla,  recibió  en  la  Compañía  al  her- 
mano coadjutor  Juan  Nicolás,  que  tan  útil  fue  después  para  la  provincia.  Y 
en  ese  mismo  tiempo,  no  dio  paso  a  la  licencia  de  N.  P.  General  Oliva,  de 
dejar  ir  al  Hno.  López  de  Abarca  a  las  misiones  de  las  Islas  Marianas. 

—  Noviembre  12.  (Escribe  el  P.  Angelo  Marras  de  las  misiones  de  Sono- 
ra). Carta  al  P.  Provincial  Tomás  Altamirano. 

"Pax  Christi. 

"Entendiendo  no  ser  de  menos  importancia  a  nuestra  madre  (la  Com- 
pañía) el  amparar  la  inocencia  perseguida,  que  descubrir  la  malicia  que  la 
puede  desdorar,  y  por  concurrir  lo  uno  y  otro  en  la  dependencia  del  P.  An- 
tonio Suárez,  me  reconozco  obligado  a  dar  a  V.  R.  las  siguientes  noticias,  ase- 
gurando a  V.  R.  con  la  sinceridad  debida,  que  no  es  empeño  de  afecto  menos 


BIOGRAFIA  285 


ordenado,  sino  que  V.  R.  conozca  el  proceder  de  cada  uno.  Digo,  pues,  que 
el  P.  Antonio  Suárez  ha  procedido  en  el  tiempo  que  ha  estado  en  misiones, 
como  hijo  de  la  Compañía,  con  tanto  recato  y  ejemplo  que  puedo  asegurar 
que  no  he  conocido  en  misiones,  un  sujeto  más  ajustado,  ni  en  27  años  que 
ha  que  estoy  en  ella  (i.  e.  desde  1650),  no  he  conocido  otro  tan  fervoroso, 
aplicado  y  celoso  de  conversiones,  si  no  fue  el  P.  Marcos  del  Río,  de  santa 
memoria,  y  que  diera  yo  de  muy  buena  gana  los  dichos  27  años,  por  los  cua- 
tro (1673-77)  aún  no  cumplidos  que  el  padre  ha  trabajado  en  misiones.  Esto 
siento  'coram  Domino',  y  porque  nunca  faltan  émulos  a  la  virtud,  no  faltaron 
algunos  españoles  mineros,  poco  afectos  al  padre,  que  le  censuraron  algunas 
acciones  de  suyo  buenas,  añadiendo  circunstancias  que  no  pasaron  y  otras 
falsedades;  y  con  todo  iban  al  P.  Alonso  de  Victoria,  amigo  de  oír  y  que  le 
lleven  cuentos  y  chismes;  y  por  oírlos  se  dice  que  suele  regalar,  y  aun  dar  la 
mesa  a  personas  que  no  la  merecían  ni  con  mucho;  y  vive  en  un  recelo  y 
miedo  que  el  dicho  padre  Alonso  de  Victoria  y  el  P.  Visitador  Gonzalo  Na- 
varro se  enteraran  por  la  propia,  que  el  año  pasado  que  llegué  al  Parral  por 
dirección  del  P.  Suárez;  por  entender  que  el  despacho  era  contra  ellos,  con- 
vinieron la  persecución  y  expulsión  del  dicho  padre,  de  su  partido,  y  fue  en 
la  forma  siguiente:  el  P.  Alonso  de  Victoria,  rector  entonces,  acompañado 
del  P.  Juan  de  Almonacir,  émulo  declarado  del  P.  Antonio  Suárez  fueron  al 
pueblo  de  Aritbetzi  donde  vivía  el  padre  Antonio  Menéndez  contrario  y  mu- 
llidor  de  todos  estos  disturbios,  quien  de  necesidad  debía  de  saber  que  el  padre 
(Antonio)  Suárez,  estaba  ausente  de  Sahuaripa,  así  por  la  cercanía  de  los 
pueblos  de  Aritbetzi  y  Sahuaripa,  como  por  su  natural  curiosidad  de  saberlo 
todo;  y  suponiendo  yo  que  supiera  que  el  P.  Suárez  estaba  en  los  pueblos 
nuevos,  totalmente  catequizando  y  bautizando  más  de  50  adultos.  Y,  llegados 
desarrajaron  las  puertas  de  la  sala  y  del  aposento  del  padre,  quitaron  las 
llaves  al  mayordomo  y  las  entregaron.  Así  que  cargaron  con  cuanto  quisieron 
de  lo  que  había  en  las  despensas.  Al  día  siguiente  llamó  el  P.  Alonso  de  Vic- 
toria al  P.  Suárez  de  los  pueblos  nuevos,  detrás  de  Sahuaripa,  más  de  14  le- 
guas, escribiéndole  una  cuyo  traslado  total  va  con  ésta,  y  es  el  que  se  ha  de 
leer  primero  que  las  otras.  Dejó  todo  el  P.  Suárez  y  llegó  a  boca  de  noche, 
después  de  haber  todos  cenado  en  la  sala.  Se  recogieron  los  tres  padres  de- 
jando en  ella  al  P.  Suárez  con  muchos  indios.  Volvió  el  P.  Menéndez  dicien- 
do que  el  P.  Victoria  mandaba  que  le  entregase  las  llaves  de  las  petacas;  res- 
pondió el  Padre  se  excusase  toda  nota,  y  que  él  iría  y  abriría  las  petacas.  Instó 
el  padre  Victoria  por  medio  del  mismo  padre  Menéndez,  poniendo  'verbali- 
ter'  precepto  que  entregase  las  llaves.  Obedeció  el  P.  Suárez,  quedando  con 
una  llave  de  una  cajita  en  que  están  las  cartas  de  los  padres  provinciales  y 
demás  superiores  y  la  pidió  el  P.  Alonso  (de  Victoria),  diciendo  desarrajaría 
la  cajita  si  no  se  le  daba  la  llave;  que  se  la  dio  para  evitar  mayores  escán- 


286 


ALTAMIRANO,  TOMAS,  P. 


dalos;  y  de  esta  suerte  se  apoderó  el  P.  Alonso  de  Victoria  de  los  más  pape- 
les que  el  P.  Antonio  Suárez  tenía,  como  de  sus  cuentas  y  dependencias,  y 
asimismo  de  todos  los  papeles  de  Clemente  Suárez,  hermano  del  P.  Antonio, 
que  estaban  en  otro  aposento.  Al  día  siguiente  le  intimaron  al  P.  Suárez  los 
preceptos  que  puntualmente  están  trasladados  en  el  papel  que  va  en  ésta  con 
título  'legenda  2o.  loco'.  Teniendo  dispuesto  el  P.  Suárez  ir  a  decir  misa, 
tocada  la  campana  y  los  indios  ya  en  la  iglesia,  le  intimó  el  P.  Menéndez  de 
parte  del  P.  Victoria  que  no  dijese  misa,  con  que  se  quedaron  los  indios  sin 
misa  por  no  haberla  dicho  ninguno  de  los  tres  Padres,  ni  dejádosela  decir 
al  P.  Suárez.  Al  tiempo  de  ponerse  en  camino,  el  P.  Suárez  rogó  al  P.  Victoria 
le  diese  licencia  para  bendecir  un  ornamento,  para  poder  decir  misa  en  el 
camino,  y  aunque  vino  en  ello  el  P.  Victoria,  después  se  arrepintió  como  cons- 
ta del  tanto  que  está  en  'legendum  tertio  loco',  en  que  se  echa  de  ver  los  mu- 
chos candados  que  se  le  pusieron  al  padre,  para  que  no  hablase  ni  escribiese 
a  nadie;  y  juzgo  que  todo  se  encaminó  para  que  no  me  viese,  ni  escribiese  lo 
sucedido;  y  para  que  consiguieran  mejor  sus- intentos,  no  quiso  el  P.  Alonso 
de  Victoria  que  se  hiciese  balance,  ni  memoria  del  estado  en  que  dejaba  el 
P.  Suárez  aquel  partido,  cuando  tenía  obligación  de  mandar  que  se  hiciese 
dicha  memoria  para  que  conste  de  la  destrucción  de  dicho  partido  y  del 
haber  después  publicado  los  PP.  Alonso  de  Victoria  y  Antonio  Menéndez  que 
el  partido  quedaba  destruido,  se  infiere  que  fue  maliciosa  la  dicha  omisión, 
de  este  modo  sucedió  la  remisión  del  P.  Suárez. 

"No  fue  menos  escandaloso  el  embargo  que  se  hizo  de  todo  lo  que  tenía 
Clemente  Suárez  con  pretexto  de  que  todo  era  del  partido  de  Sahuaripa; 
y  fue  con  tanto  rigor  que  le  quitaron  hasta  la  ropa  blanca,  y  lo  que  m.ás  es, 
la  plata  que  iba  sacando  de  las  minas,  aun  después  de  haberse  ido  su  herma- 
no a  Sinaloa;  viendo  el  dicho  mozo  que  le  quitaban  hasta  lo  que  sacaba  de 
su  mina  y  que  no  tenía  qué  comer,  vino  a  verme.  Hice  que  escribiese  una  carta 
al  P.  Gonzalo  Navarro  representándole  cómo  había  adquirido  todo  lo  que  se 
le  había  embargado  y  pidiendo  se  lo  mandase  restituir.  Esta  carta  la  acom- 
pañó otra  mía  en  la  que  les  suplicaba  lo  mismo  por  ser  cosa  tan  justa  el  dar 
a  cada  uno  lo  suyo.  La  respuesta  fue  decirme  que  me  mostraba  contrario  a 
la  Compañía.  Viendo  yo  que  el  P.  Gonzalo  Navarro  no  quería  ajustar  este 
punto,  que  de  suyo  era  facilísimo  de  ajustar,  pues  el  mozo  ofrecía  dar  prueba 
bastante  de  que  todo  era  suyo  y  bien  habido,  y  que  andando  el  mozo  desca- 
rriado en  los  reales  de  minas,  lo  había  de  llenar  de  quejas  y  que  las  habían 
de  creer  todos  los  que  le  habían  visto  y  sabían  los  tratos  que  había  tenido, 
traté  de  recogerlo  y  ocuparlo  en  la  hacienda  de  azogue,  donde  me  ha  ayu- 
dado y  ayuda  muy  a  mi  satisfacción. 

"En  este  estado  quedaban  las  cosas,  cuando  vino  la  orden  del  P.  Francisco 
Jiménez  para  que  se  le  restituyese  todo  lo  que  jurase  ser  suyo,  y  para  ello 


BIOGRAFIA 


287 


fue  al  pueblo  de  Sahuaripa,  donde  halló  a  los  PP.  Antonio  Menéndez,  Geró- 
nimo Pistoya,  Natal  Lombardo  y  José  de  Covarrubias  con  cinco  españoles  que 
se  habían  convocado  para  valuar  lo  que  se  le  había  embargado.  El  dicho 
Clemente  Suárez  dice  que  quiso  siempre  hacer  el  juramento  que  se  le  pedía, 
y  que  lo  hará  siempre  que  se  le  pida;  lo  que  rehusó  fue  el  que  se  le  intervi- 
niesen sus  bienes.  Estando  en  esta  diferencia  fueron  los  PP.  Lombardo  y  Pistoya 
al  pueblo  de  Bacanova  donde  se  hallaba  el  P.  Antonio  Suárez  a  quien  procu- 
raron persuadir  propusiese  al  P.  visitador  (Gonzalo  Navarro),  que  le  pusiese 
en  otro  partido,  y  que  persuadiese  a  su  hermano  hiciese  dejación  de  lo  que 
era  suyo  en  manos  del  mismo  visitador;  y  que  de  no  hacerlo,  veían  que  se 
habían  de  seguir  grandes  tempestades,  porque  el  visitador  y  rector  habían 
llevado  mal  la  orden  del  P.  Provincial  Francisco  Jiménez,  y  que  le  habían 
de  destruir  y  escribir  a  Roma,  que  por  la  plata  que  el  P.  Daniel  Angelo  había 
dado  al  P.  Jiménez  habían  venido  las  órdenes  del  dicho  Padre  Francisco  Ji- 
ménez. Asombrado  el  P.  Suárez  de  oír  semejantes  cosas,  escribió  al  P.  Na- 
varro, diciéndole  que  si  no  era  gusto  de  su  reverencia  el  que  volviese  a  Sa- 
huaripa, le  señalase  otro  partido;  y  que  procuraría  aconsejar  a  su  hermano 
pusiese  todo  lo  suyo  a  los  pies  y  disposición  de  su  reverencia.  Con  esto  se  hizo 
la  entrega  que  se  había  de  haber  hecho,  pero  no  la  avaluación  de  los  dichos 
bienes,  la  cual  no  se  hizo  a  fin  de  enmarañar  más  las  cosas  para  engañar  a 
V.  R.  y  a  los  PP.  consultores  con  los  exhorbitantes  papeles  que  publicó  el 
P.  Alonso  de  Victoria  que  'pasaban  de  diez  mil  pesos',  siendo  que  según  la 
memoria  del  dicho  Clemente  Suárez,  no  llegaban,  ni  con  mucho  a  siete 
mil.  De  esta  avaluación  se  ha  hablado  mucho  en  esta  provincia,  y  lo  peor  del  . 
caso  es,  que  cada  día  crece  en  boca  de  los  seculares  con  mucho  descrédito 
nuestro.  Uno  de  los  avaluadores  dijo  al  P.  José  rio  (sic)  que  lo  que  se 

avaluó  es  según  la  guanza  (sic)  llegó  a  20,000  pesos;  todo  ésto  estuviera  ya 
dividido  si  el  P.  Navarro  hubiera  escuchado  mis  ruegos  y  oído  al  m.ozo  que 
ha  ofrecido  siempre  prueba  bastante;  pero  el  Padre  no  ha  querido  se  aclare 
la  verdad;  sino  que  los  dos  hermanos  padezcan  y  con  esto  se  han  ido  empeo- 
rando las  cosas. 

"Al  P.  Antonio  Suárez  tenían  retirado  en  el  pueblo  de  Tonipe  donde 
tengo  que  se  hubiera  muerto,  si  a  ruegos  míos  no  le  hubieran  dado  licencia 
de  venir  a  curarse  a  este  colegio  donde  ha  estado  casi  cuatro  meses  curán- 
dose y  donde  está  actualmente.  Habiéndole  llamado  el  P.  Visitador  Tomás 
Hidalgo;  holgaré  sea  para  salir  a  la  provincia  donde  hallará  el  pobre  muy 
cariñosas  y  paternales  entrañas  en  los  superiores,  porque  el  Padre  las  tiene 
bien  merecidas;  y  en  cuanto  al  señor  Clemente  Suárez,  pide  por  suyo,  digo 
como  principal  en  la  materia,  y  le  ha  ayudado,  que  juzgo  en  el  Señor  que 
todo  es  suyo  y  bien  habido;  porque  yo  le  he  vendido  en  cuatro  ocasiones  800 
novillos,  porque  me  los  pagó  de  la  plata  que  hacía  del  mismo  ganado;  yo  se 


288 


ALTAMIRANO,  TOMAS,  P. 


los  di  al  precio  como  los  he  vendido  a  otros,  y  él  los  vendió  a  marcos  de  plata; 
otros  tantos  le  vendió  el  P.  (José)  Tapia,  compró  dos  memorias  de  ropa; 
hizo  desecar  la  carne  de  algunos  novillos;  sacó  de  la  mina  más  de  200  marcos 
de  plata,  de  suerte  que  'atentis  atendendis'  son  suyos  'in  Domino',  y  desde 
que  el  P.  rector  Juan  Fernández  Cabrero  afirma  que  el  mismo  Clemente  pudo 
tener,  todo  lo  que  tiene.  Sobre  este  punto  e  inconvenientes  que  de  él  se  podría 
temer,  tengo  avisado  al  P.  Francisco  Ximénez  y  juzgo  llegarán  a  manos  de 
V.  R.  quien  será  servido  de  ordenar  lo  que  juzgare  más  conveniente. 

"¡Quiera  Dios  se  acabe  esta  tormenta  y  guardarme  a  V.  R.  muchos  años! 

"Matapé,  Noviembre  12  de  1677.  Menor  subdito  de  V.  R. 

Daniel  Angelo  Marras". 

Arch.  Gen.  Nac.  [Méx.]  Historia  T.  392,  Leg.  lo.). 

(Arch.  Prov.  Méx.  Acervo  fotocopias  del  P.  Cardoso,  S.  J.  1946). 

—  (Dic.  25).  "De  los  74  marcos  no  quise  recibir.  .  .  y  así  dije  al  P.  Prov. 
Tomás  Altamirano  se  sirviese  de  ellos;  y  así  lo  hizo,  como  consta  de 

la  carta-cuenta  del  P.  Proc.  Bartolomé  de  Cuéllar".  (Jiménez,  Francisco, 
Carta  al  P.  Gonzalo  Navarro.  Méx.  Dic.  25,  1677). 

• —       "El  martes  14  de  Septiembre  (1677)  fueron  las  honras  de  la  mujer 
de  don  Frutos  Delgado,  Oidor,  se  llamaba  doña  Isabel  Centeno,  en 
La  Profesa;  acabaron  a  las  once;  cantó  la  misa  el  Padre  Provincial  Tomás 
Altamirano".  (Robles:  Diario,  p.  243). 

—  "El  limo.  Sr.  don  Manuel  Fernández  de  Santa  Cruz,  obispo  de  la 
Nueva  Galicia,  había  pedido  al  P.  Provincial  Tomás  Altamirano, 

dos  sujetos  que  recorriesen,  en  misión,  los  pueblos  de  su  diócesis,  como  se 
hizo  este  año,  en  más  de  30;  y,  a  petición  del  mismo,  se  había  fundado  cá- 
tedra de  teología  moral,  que  hacía  cursar  a  sus  clérigos,  como  necesaria  con- 
dición para  promoverlos  a  las  sagradas  órdenes  o  a  la  autoridad  de  pá- 
rrocos". (Alegre-Burrus:  "Hist.  de  la  Prov.",  IV,  24). 

—  "En  la  visita  al  colegio  máximo  de  San  Pedro  y  San  Pablo  de  Mé- 
xico, dejó  el   Padre  Provincial  Tomás  Altamirano,,  mil  pesos  de 

principal,  para  que  los  hermanos  estudiantes  manden  cantar  cada  año  una 
misa  a  San  Francisco  Xavier,  y  se  le  pongan  unas  velas;  con  cuya  obligación 
se  ha  cumplido  hasta  el  24  de  Junio  de  1767  (la  expulsión)  desde  cuyo  día 
y  año,  hasta  otro  tal  del  presente  (1769),  corresponde  de  réditos  a  esta  obra 
pía  cien  pesos".  (Documentos  sobre  la  expulsión  de  los  jesuítas,  Méx.,  1947). 

Resumimos  aquí  los  asuntos  que  las  cartas  de  los  Padres  Generales  contie- 
nen, en  el  provincialato  del  Padre  Altamirano. 


BIOGRAFIA 


289 


1677  (Enero  23).  Sobre  el  que  no  permita  a  los  nuestros  ser  padrinos. 

1678  (Oct.  12).  Le  da  el  P.  General  Oliva,  para  que  los  comunique  a 
toda  la  provincia,  algunos  puntos  dignos  de  enmienda. 

1679  (Marzo  30).  Sobre  el  informar  bien  para  el  grado,  (la.  Carta). 

—  (Marzo  30).  Sobre  el  empeño  y  deudas  de  los  colegios.  Sobre  el  des- 
cuido de  los  superiores.  Sobre  los  vestidos,  según  la  pobreza.  (3a. 

carta) . 

—  (Marzo  30).  Sobre  la  delicadeza  en  avisar  de  las  faltas.  (2a.  carta). 

—  (Marzo  30).  Insiste  sobre  la  obligación  de  todos  en  avisar  a  los  su- 
periores, de  las  faltas  que  los  subditos  supieren  de  otros.  Concede  la 

indulgencia  para  los  agonizantes,  a  todos  los  sacerdotes.  (4a.  carta) . 

1678  (Oct.  12).  Da  normas  para  que  prediquen  los  coadjutores  espirituales. 

1679  (Enero  7).  Sobre  el  unir  convenientemente  lo  temporal  y  lo  espiritual. 

1678  (Mayo  20).  En  la  visita  a  Pátzcuaro,  firma  la  licencia  de  que  el  P. 

Bartolomé  Aldana,  haga  las  investigaciones  oficiales,  sobre  el  candida- 
to Diego  Moreno. 

1680  "Falleció  el  P.  Altamirano  en  1680".  (Vera). 

"A  principios  del  año,  en  la  casa  profesa  de  México,  a  los  dos  años 
y  algunos  meses  de  su  gobierno  falleció  el  P.  provincial  Tomás  Altamirano". 
(Alegre).  "Murió  en  México  el  31  de  Enero  de  1680".  (Lecina). 

"En  31  de  Enero,  a  las  siete  y  tres  cuartos  de  la  noche,  se  llevó  nuestro 
Señor,  en  este  colegio  máximo  de  México,  al  Padre  Tomás  Altamirano  pro- 
vincial de  esta  provincia,  recibidos  todos  los  sacramentos,  de  ciertos  achaques 
con  que  nuestro  Señor  le  había  exercitado  estos  seis  meses,  y  últimamente 
vino  a  morir  de  extinción  del  calor  natural.  Y  porque  su  ejemplar  vida  y 
religiosas  virtudes,  piden  más  larga  relación,  en  ésta  sólo  doy  noticia  a  Va. 
Ra.  (P.  Diego  de  Medina,  rector  del  colegio  de  Guadalajara)  para  que  en 
ese  santo  colegio  se  le  hagan  los  sufragios  acostumbrados  en  nuestra  Com- 
pañía. Las  misas  y  los  rosarios  son  tres,  como  provincial.  En  los  sacrificios 
y  oraciones  de  V.  R.  mucho  me  encomiendo.  México  y  Enero  31  de  1680 
años.  Muy  siervo  de  V.  R.  Antonio  Núñez". 

(Ojalá  pudiéramos  hallar  la  "Relación  de  sus  virtudes"  que  dice  el  P.  Nú- 
ñez que  se  iba  a  escribir) . 

1677  "Carta  de  los  regidores  de  Ciudad  Real  (Chiapas)  con  fecha  6  de 
Sept.,  1677  escrita  al  P.  Prov.  Thomas  de  Altamirano,  suplicán- 


290 


ALTAMIR.\NO,  TOMAS,  P. 


dolé  suspendiese  el  orden  que  tenía  dado  para  la  salida  de  los  padres  Juan 
de  Olabarría,  Juan  de  la  Parra  y  Florencio  de  Abarca".  (Invent.  .  .  f.  171). 

—  Tres  cartas  del  Sr.  obispo  de  Ciudad  Real  (limo,  don  Marcos  Bra- 
vo de  la  Sema  (1676-81)  fechas  en  Ciudad  Real  en  el  año  de  1677, 

al  P.  Prov.  Thomas  Altamir.\no  en  que  le  da  algunas  quejas  del  P.  Juan 
de  Olavarrieta  (sic,  antes  dijo:  Olavarría) . 

1677-78  "Once  cartas  de  los  Padres  Misioneros  de  la  Tarahumara,  escri- 
tas al  P.  Provincial  Thomas  Altamirano  (1677-1680)  en  los  años 
de  1677  y  1678,  en  que  le  dan  razón  de  las  nuebas  combersiones  que  hiban 
consiguiendo  en  aquellas  Misiones".  (Invent.  Arch.  Prov.  Méx.,  1767,  f.  230). 

"In  1678  the  Provincial  of  New  Spain,  Father  Tomás  Altamirano,  or- 
dered  Father  Juan  Ortiz  Zapata  to  make  a  general  visitation  of  all  the  mis- 
sions  of  northwest  México.  An  exact  official  account  has  been  preserved 
(Arch.  Gen.  Nac.  [México]  Ramo  Misiones,  t.  26,  p.  241).  At  that  time 
there  were,  according  to  this  report,  in  the  two  provinces  of  Sinaloa  and 
Sonora  three  missions:  San  Francisco  de  Borja  with  nine  'partidos'  contain- 
ing  10.871  Chrístian  Indians;  San  Ignacio  de  Hiaqui,  with  nine  'partidos' 
numbering  19,560  Christians;  and  San  Felipe  y  Santiago  (on  the  Sinaloa), 
with  ten  'partidos'  and  9,689  Christians.  Most  of  the  'partidos'  had  two 
or  three  pueblos  each.  Some  had  four,  Ocoroni  only  one". 

(Dunne,  Peter  Masten,  S.  J.,  Pioneer  Black  Robes  on  the  West  Coast. 
Berkeley,  Calif.,  1940,  p.  256). 

1678  Una  carta  de  doña  María  de  Albarado  escrita  en  Ciudad  Real  (Chia- 
pas)  a  20  de  Agosto  de  1678  al  P.  Prov.  Thomas  Altamirano  en  que 
le  dice,  haber  venido  ya  la  licencia  de  S.  M.  (Carlos  II,  1665-1700),  para  la 
fundación  del  colegio  en  Ciudad  Real,  por  lo  qual  estaba  pronta  a  que  el 
licenciado  Juan  de  Figueroa  su  hijo,  tratase  con  dicho  Padre  Provincial  (1677- 
80),  todo  lo  que  pareciese  correspondiente  a  ello.  (Inventario  Arch.  Prov. 
Méx.,  1767,  f.  169). 

—  Carta  del  Bach.  Juan  de  Figueroa,  con  fecha  en  Ciudad  Real  de  28 
de  Sept.,  1678,  escrita  al  P.  Prov.  Thomas  Altamirano,  en  que, 

dándole  razón  de  lo  que  cada  una  de  las  haziendas,  donadas  por  doña  Ma- 
ría de  Albarado,  pueden  producir  cada  año  al  colegio,  le  remite  un  testi- 
monio de  tres  foxas,  dado  por  Juan  Macal  de  Meneses,  escribano  público, 
del  Instrumento  de  donación  que  dicho  don  Juan  Figueroa  otorgó  en  15 
de  Sept.,  1678,  de  una  hazienda  de  cacahuatal,  nombrada  de  "Nuestra  Se- 
ñora de  la  Concepción",  a  favor  del  deseado  colegio  en  Ciudad  Real. 
(Invent.  .  .  f.  171). 


BIOGRAFIA 


291 


1679  (De  una  carta  del  P.  Gen.  Juan  Pablo  Oliva  al  P.  Prov.  Tomás  Al- 
TAMiRANO.  Roma,  30  de  Marzo  1679)  :  "Ya  me  ha  escrito  el  P. 
Francisco  Jiménez  de  la  fundación  que  el  licenciado  don  Christóbal  de  Aguila 
y  Estrada  quiere  hacer  en  la  ciudad  de  Celaya;  mas,  como  no  declara  lo 
que  ofrece  para  ella,  ni  la  calidad  de  la  tierra  ni  otras  circunstancias,  sólo 
digo  a  V.  R.  que,  en  materia  de  nuevas  fundaciones,  conviene  ir  muy  de 
espacio;  y  yo  de  ninguna  manera  me  inclino  a  ellas.  Lo  más  conveniente 
sería  inclinar  a  los  que  quieren  fundar  colegios  a  que  apliquen  la  renta  de 
la  fundación  a  los  que  ya  están  fundados;  y  podrán  gozar  los  sufragios  y 
títulos  de  insignes  bienhechores,  y  se  mejorarían  los  colegios  que,  como  sabe 
V.  R.,  están  empeñados  y  no  pueden  sustentar  muchos  sujetos".  (Mexic. 
3,  f.  120v)    (Alegre-Burrus,  IV,  7). 

—  (Nov.  16).  "Cuenta  en  4  foxas  del  consumo  y  gasto  de  los  14,000 
pesos  y  2  tomines  del  cargo  que  se  hizo  al  P.  (Juan)  de  Monroy; 

la  que  se  halla  aprobada  por  el  P.  Provincial  Thomas  Altamirano  en  16 
de  Nov.,  1679". 

(Inventario  Arch.  Prov.  Méx.  1767.  Estante  2,  casilla  24,  legajo  5, 
Fol.  78). 

—  En  el  Archivo  General  de  la  Nación.  Ramo:  Colegios,  t.  41,  de  514 
fojas  trata  todo  él  de  "Diferentes  Asuntos  relativos  a  la  Provincia 

de  la  Compañía  de  Jesús  en  esta  Nueva  España".  (Ibidem.  No.  1  del  t.  41). 

—  Cesión  que  hace  el  capitán  don  Juan  de  Echeverría  Valera,  en  24 
de  Julio  de  1679,  de  34,867  pesos  para  la  fundación  de  una  misión 

en  Sonora;  y  aceptada  por  el  P.  Provincial  Thomas  de  Altamir.^no.  (In- 
ventario Arch.  Prov.  Méx.,  1767,  f.  107). 

—  "Una  carta  del  P.  Nicolás  de  Guadalaxara,  fecha  en  Puebla  a  15  de 
Maio  de  1679,  escrita  al  P.   Provincial   (P.  Tomás  Altamir.\no) 

(1677-80)  en  que  le  avisa  que  el  prior  del  convento  de  San  Agustín  de 
aquella  ciudad,  fue  de  parte  del  Sr.  obispo  (don  Manuel  Fernández  de 
Santa  Cruz:  1676-1699)  a  proponer,  que  deseoso  su  Ilustrísima  de  la  paz 
y  concordia,  estimaría  mucho  huviesse  mutua  correspondencia  en  admitirse 
a  las  réplicas,  y  convidarse  a  los  actos  entre  el  colegio  de  San  Juan,  y  las 
religiones,  lo  que  ya  tenía  ajustado  con  sus  superiores,  y  sólo  le  faltaba  la 
de  San  Francisco  y  la  Compañía.  Que  haviendo  hecho  consulta  con  los 
padres,  havían  sido  de  parecer  se  diesse  gusto  a  su  obispo,  siéndolo  del  P. 
Provincial,  y  ajustándose  a  ello  las  demás  religiones".  (Invent.  Arch.  Prov. 
Méx.,  1767,  f.  117). 

—  "Una  carta  del  P.  Jacinto  de  Oliver  fecha  en  la  Habana  a  6  de  Maio 


292 


ALTAMIRANO,  TOMAS,  P. 


de  1679  escrita  al  P.  Provincial  Tomás  Altamirano.  en  que  le  da 
noticia  de  su  llegada  a  aquella  ciudad,  y  ejercicios  espirituales  en  que  se  ocu- 
paba". (Inventario  Arch.  Prov.  Méx.,  1767,  f.  136). 

—  ijun.  7).  "Carta  del  P.   (Jacinto  Oliver)  fecha  en  La  Habana  a  7 
de  Junio  de  1679,  escrita  al  P.  Provincial  (Tomás  Altamirano)  en 

que  le  da  cuenta  de  las  representaciones  al  Rey  (Carlos  II)  hechas  por  el 
Ilustrísimo  señor  obispo  de  Cuba,  por  el  gobernador,  y  por  los  capitulares 
seculares  de  la  ciudad,  pidiendo  licencia  de  S.  M.  para  que  se  funde  un 
colegio  de  la  Compañía".  (Ib.,  f.  136). 

—  "Dos  cartas  del  limo.  Sr.  obispo  de  Goathemala  al  P.  Prov.  Thomas 
Altamirano,  de  saludes  en  la  correspondencia  particular".  (Invent.  .  ., 

f.  176). 

—  "Una  carta  del  P.  Manuel  Lobo,  fecha  en  Goathemala  a  10  de  Marzo 
de  1619  (sic,  por  1679),  escrita  al  P.  Provincial  Thomas  Altamirano, 

en  que  le  da  razón  de  un  informe,  que  para  la  fundazión  del  colegio  en  el 
Parral,  se  pidió  al  Señor  Presidente  de  Goathemala,  y  del  afecto  del  señor 
Obispo  de  Chiapa  (don  Cristóbal  de  Quirós)  (1670-1672),  y  que  este  Señor 
havía  expresado,  que  aplicaría  a  dicho  colegio,  las  dos  cáthedras  que  havía 
fundado  en  el  Tridentino".  (Invent.  Arch.  Prov.  Méx.,  1767,  f.  198). 

—  "Cédula  fecha  en  Madrid  a  10  de  Oct.  1679  dirigida  al  P.  Prov.  de 
la  Compañía  (P.  Tomás  Altamirano):  (1677-80)  avisándole  el  ca- 
samiento del  Rey  (Carlos  II)  con  la  serenísima  princesa  doña  María  Luisa 
de  Borbón,  hija  del  Duque  de  Orleans".  Invent.  Arch.  Prov.  Méx.,  1767, 
f.  260). 

—  "Carta  del  P.  Sebastián  de  Ascanio,  con  fecha  4  de  Oct.  1679,  al  P. 
Prov.  Tomás  Altamirano  en  que  le  avisa  de  la  Instrucción  que  el 

Sr.  Obispo  de  Durango  (Fr.  Bartholomé  de  Escañuela:  1676-84)  había  en- 
viado a  su  provisor,  para  que  los  religiosos  que  pasasen  a  misiones,  se  exami- 
nasen de  moral  y  de  lengua".  (Invent.  Arch.  Prov.  Méx.,  1767,  f.  299). 

—  "Carta  del  Sr.  Obispo  de  Guadiana  (Fr.  Bartholomé  de  Escañuela: 
1676-1684),  al  Padre  Prov.  Tomás  de  Altamirano,  con  fecha  20 

Jun.,  1679,  en  que  le  hace  presentes  algunos  reparos  que  ha  hecho  en  la  di- 
rección de  los  misioneros  y  le  pida  ponga  el  remedio  correspondiente".  (Invent. 
Arch.  Prov.  Méx.,  1767,  f.  301). 

—  (Matapé,  9  de  Jun.).  Carta  al  P.  Prov.  Tomás  Altamirano. 
Mi  P.  Provincial.  Pax  Christi. 


BIOGRAFIA 


293 


Una  de  V.  R.  recibí  con  todo  gusto  mío  por  tener  noticia  de  la  salud  de 
V.  R.j  la  cual  deseo  sea  muy  entera  para  lustre  de  nuestra  madre  la  Compa- 
ñía y  bien  de  toda  esta  provincia.  Quedo  deseoso  de  obedecer  y  emplear  la  mía 
en  lo  que  V.  R.  fuere  servido  mandarme,  que  siendo  el  más  mínimo  súbdito 
de  V.  R.  será  forzoso  el  poner  mucho  cuidado  en  el  obedecer. 

El  Padre  Visitador  Juan  Ortiz  Zapata  me  remitió  un  cuadro  de  Nuestra 
Señora  de  Guadalupe  poco  menor  al  original,  diciéndome  me  lo  remitía  V.  R. 
y  como  no  he  visto  carta  en  que  V.  R.  me  lo  remite,  la  tengo  guardada,  y 
siempre  la  tengo  recibida  con  la  estimación  que  debo,  agradeciéndosela  a  V.  R. 
y  poniéndola  sobre  mis  ojos. 

A  la  villa  de  Sinaloa  remito  a  un  mercader  unos  marcos  de  plata  que  ha- 
cen 50  pesos  de  plata  en  reales,  para  que  los  remita  a  V.  R.  a  quien  los  re- 
mito con  empacho,  mas  está  todo  esto  tal,  y  las  minas  tan  cortas,  que  ni  aun 
los  que  viven  cercanos  a  ellas  pueden  alcanzar  plata;  además  que  el  aguar- 
dar a  su  Ilustrísima  en  este  partido,  ha  multiplicado  grandemente  el  gasto; 
y  luego  se  repetirá  otra  vez  por  cuanto  habiendo  su  Ilustrísima  salido  de  San 
Miguel  y  llegado  a  Onabas  enfermo  con  el  gran  calor,  y  se  volvió  al  real 
de  San  Miguel  a  tener  las  aguas,  con  que  por  Navidad  llegará  a  Sinaloa. 
Otros  darán  cuenta  de  lo  que  va  obrando;  es  cierto  que  las  palabras  y 
muestras  de  voluntad  en  ellas  es  grande,  si  bien  los  autos  que  pone,  no  dicen 
bien  con  ellas.  Yo,  mi  padre  provincial,  siempre  me  acuerdo  y  me  acordaré 
toda  mi  vida  de  V.  R.  aunque  me  hallo  lleno  de  años,  mas  no  impedido  como 
muchos  fuera,  en  provincia  y  de  eso  dará  noticia  a  V.  R.  el  P.  Visitador  Juan 
Ortiz  Zapata,  a  quien  acompañé  más  de  50  leguas,  dejando  el  P.  Visitador 
el  concepto  que  tenía,  de  estar  yo  impedido.  Su  Reverencia  dará  cuenta  de 
todo  a  V.  R.  a  quien  guarde  N.  S.  para  bien  mío  y  para  alivio  de  todos. 

Matapé,  9  de  Junio  de  79  (1679),  Menor  siervo  é  hijo  de  V.  R. 

Alonso  de  Victoria 

(Arch.  Gen.  Nac.  [Méx.]  Historia,  t.  392  Leg.  lo.)  (Arch.  Prov.  Méx. 
Acervo,  fotocopias  del  P.  Joaquín  Cardoso,  S.  J.,  1946). 

1680  "Muerte  del  Padre  Altamirano.  Miércoles  13  (sic,  por  31)  de  Ene- 
ro de  1680,  murió  a  las  ocho  de  la  noche  el  Padre  Tomás  Altami- 
rano, Provincial  de  la  Compañía  de  Jesús;  y  se  dobló  en  todas  las  iglesias 
de  su  religión,  hasta  cerca  de  las  diez,  y  en  Santo  Domingo".  (Robles..., 
Diario,  pp.  298-9). 

—       "A  principios  del  siguiente  año  de  1680,  falleció  en  la  casa  profesa 
de  México  el  padre  provincial  Tomás  Altamirano,  a  los  dos  años 
y  algunos  meses  de  su  gobierno.  Fue  hombre  de  una  exacta  distribución  y 


294 


ALTAMIRANO,  TOMAS,  P. 


celosísimo  de  la  disciplina  regular.  Abierto  el  pliego  'casu  mortis',  se  halló 
destinado  provincial  el  P.  Antonio  Núñez  de  Miranda,  rector  que  actual- 
mente era  del  colegio  máximo  de  México.  Concluido  entre  los  dos  el  trienio, 
vino  este  mismo  año,  destinado  provincial,  el  Padre  Bernardo  Pardo". 
(Alegre-Burrus,  "Hist.  de  la  Prov.",  IV,  32). 

1682-84  "Quatro  Cartas  del  citado  Sr.  obispo  (Fray  Bartholomé  de  Es- 
cañuela:  1676-1684)  fechas  en  el  año  1682  y  1684,  al  P.  Prov.  Ber- 
nardo Pardo  (1680-83)  en  que  le  expresa  ordenase  al  P.  Tomás  Altami- 
R.\No  concurriese  con  su  lima,  en  consorcio  de  los  demás  padres  misione- 
ros, para  que  en  junta  formal  se  determinasen  algunos  puntos  concernientes 
al  gobierno  de  misiones  y  buena  correspondencia  con  los  religiosos  de  ellas". 
(Invent.  .  .,  f.  302). 

1682  "Antonius  de  Langarica  qui  Angelopoli  in  nostro  Sancti  Spiritus  Col- 
legio  Moderator  Congregationis  Pardorum  et  Aethiopum  petit  ut  illi 
in  collegio  concedatur  cubiculum  proximum  sacello .  .  .  quemadmodum  con- 
cessum  iam  fuerat  a  Patri  Provinciali  Thomas  Altamir.\no,  sed  inter\-e- 
niente  morte  Provincialis  exsecutioni  mandatum  id  non  fuit"...  (Postulata 
particularium  Provinciae:  siendo  procurador  el  P.  Pedro  de  Echagoyan,  1682) 
(Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  [Mzo.,  1960]  APA-G.  \T-2)  (1681). 

1687  (Siete  años  después  de  haber  muerto  el  Padre  Tomás  Altamirano)  : 
Una  carta  del  P.  Diego  Phelipe  de  Mora,  fecha  en  Valladolid  a  2 
de  Xo\iembre  de  1687,  escrita  al  P.  Provincial  Bernabé  de  Soto  (1686-89) 
en  que  le  da  razón  de  un  pleito  que  se  avía  movido  sobre  las  tierras  que 
"en  su  renuncia  dejó  al  colegio  de  Valladolid  el  padre  Thomas  Altami- 
rano". (Inventario  Arch.  Prov.  Méx.,  1767,  f.  150). 

1697  (5a.  Carta  de  27  de  Julio,  al  P.  Prov.  Juan  de  Palacios)  :   (del  P. 

Tirso)  "El  Padre  Christobal  (sic,  por  Tomás)  Altamirano,  pro- 
vincial, y  el  P.  Manuel  de  Villabona,  rector  del  colegio  del  Espíritu  Santo 
de  la  Puebla,  por  Septiembre  de  1677,  en  que  para  que  los  congregantes 
morenos  y  pardos  cediesen  (como  cedieron)  una  capilla  que  iban  labrando 
dentro  de  nuestra  clausura  a  las  espaldas  de  la  iglesia,  les  concedieron  la 
capilla  de  la  iglesia  que  cae  debajo  del  coro,  para  sus  ejercicios,  y  para  que 
labrasen  en  ella  una  o  más  bóvedas  que  sirviesen  de  entierro  a  todos  sus  con- 
gregantes. Este  tratado  como  hecho  contra  nuestro  Instituto,  se  podía  bien 
rescindir".  (González,  Tirso,  S.  J..  5a.  y  últ.  carta  de  27  de  Jul.  1697,  al 
P.  Prov.  Palacios)  (Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  [Mzo.,  1960]  APA-G.  II,  1252). 

1747  (Sept.  27).  "Lo  3o.  que  conforme  a  las  ordenaciones  puestas  en  este 
colegio  de  San  Luis  Potosí  por  los  PP.  Provinciales  Tomás  Altami- 


REFERENCIAS  BIOGRAFICAS 


295 


RANO  y  Francisco  de  Arteaga  y  a  la  práctica  de  otros  colegios  de  esta  pro- 
vincia, al  principio  de  cada  mes  se  les  pregunte  a  los  sugetos,  por  medio  de 
alguno  de  los  hermanos,  lo  que  necesitan,  y  se  les  provea  prontamente". 
(García,  Andrés  Javier.  Ms.  de  las  Visitas  de  Colegios.  Col.  de  S.  L.  Potosí, 
27  Sept.,  1747)  (Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  [May.,  1960]  APA-G.  VIL  II) 
(1425). 

S.  f.     (Por  1677-80).  "Una  instrucción  acerca  de  la  administración  de  una 
mina  de  que  hizieron  donación  al  colegio  de  Guadalaxara,  remitida 
al  P.  Provincial  Thomas  Altamirano,  por  el  P.  Rector  Diego  de  Medina". 
(Inventario  Arch.  Prov.  Méx.,  1767,  f.  155). 

S.  f.     "Seis  cartas  de  los  PP.  Juan  de  Olabarría,  Juan  Martínez  de  la  Pa- 
rra y  Francisco  Xavier  Medrano,  escritas  al  P.  Prov.  Thomas  Al- 
tamirano, en  que  le  dan  su  parecer  sobre  la  fundación  del  colegio  de  Ciu- 
dad Real".  (Inv.  .  .,  f.  171). 

Referencias  biográficas 

1  Alegre,  Francisco  Xavier,  S.  J.,  Hist.  de  la  Prov.  de  la  C.  de  ].  en 
N.  E.,  Méx.,  1842,  t.  III,  pp.  19-24. 

2  Alegre-Burrus,  S.  J.,  Hist.  de  la  Prov.,  IV,  Roma,  1960,  14;*  7,  24, 
25,  27,  32,  33. 

3  Anónimo,  Carta  de  edificación  del  P.  Juan  de  Monroy,  fechada  en  Nov., 
1684,  ocho  fojas,  foja,  6. 

4  Anónimo,  "Cuadernillo  en  que  se  registran  las  instancias  que  todas  las 
religiones  y  colegios  de  la  ciudad  de  México,  hacen  al  Señor  Alejandro 
VII,  para  que  apruebe  la  fiesta  de  María  Santísima  de  Guadalupe",  año 
1663. 

5  Archivo  Gen.  Nac.  México.  Secc.  Historia,  t.  392,  Leg.  lo. 

6  Arch.  S.  J.  in  America  Centrali,  N.  E.  0089. 

7  Arch.  Prov.  Méx.  (Isl.  Coll.,  1932).  "Ordenaciones  de  los  Padres  Ge- 
nerales y  Provinciales  para  la  Prov.  de  Méx.",  Copia.  El  Arch.  Gen.  del 
Museo  Nac.  de  Méx.  conserva  el  original. 

8  Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  (Mayo  1960)  APA-G.  VII.  II  (1425)  y  docu- 
mentos por  catalogar. 

Arch.  Prov.  Méx.  Merid.   (Mzo.,  1960)  APA-G.  VI-2  (1681)  (1252). 

9  Arch.  Prov.  Méx.  Acervo  fotocopias  del  P.  Joaq.  Cardoso,  S.  J.  (1946). 

10  Archivo  Romano  de  la  Comp.  de  J.  (ARSJ). 

11  Carafa,  Vicente,  S.  J.,  Carta  al  Padre  Bueras,  18  de  Oct.  de  1646. 


296 


ALTAMIRANO,  TOMAS,  P. 


12  Catálogos  Prov.  Méx.  (mss.),  1632,  1638,  1648,  1650,  1653. 

13  CoNTRERAS,  DiEGO,  S.  J.,  Carta  al  P.  Prov.  Tomás  Altamirano,  Te- 
potzotlán,  29  de  Diciembre  de  1679. 

13  Degorme,  Gerardo,  S.  J.,  La  Obra  de  los  jesuítas  mexicanos^  I,  97. 
Méx.,  1941. 

14  Documentos  sobre  la  expulsión  de  los  Jesuitas  y  ocupación  de  sus  tem- 
poralidades en  Nueva  España  (1772-1783),  Méx.,  1949,  p.  39. 

14  ^'^^  DuNNE^  Peter  Masten,  S.  J.,  Pioneer  Black  Robes  on  the  West 
Coast,  256. 

15  EcHAGOYAN,  Pedro,  S.  J.,  Postulata  Provinciae.  Postulado  2.  1682. 

16  García,  Andrés  Javier,  S.  J.,  Ms.  de  visitas  de  colegios  (Col.  de  San 
Luis  Potosí),  27  Sept.,  1743. 

17  Inventario  Arch.  Prov.  Méx.,  1767.  ff.  78,  107,  118,  136,  150,  155,  230, 
299,  300,  301,  302. 

18  JÁUREGui,  Antonio,  "Testimonio  de  dotaciones  y  obras  pías  del  Col. 
de  San  Pedro  y  San  Pablo  de  Méx.  6  de  Agosto  de  1679. 

19  Jiménez,  Francisco,  S.  J.,  Carta  al  P.  Gonzalo  Navarro.  Méx.,  Dic.  25, 
1677. 

20  Listas  de  Provinciales. 

21  Mañozca  y  Murillo,  D.  Juan  SÁenz,  S.  J.,  Fórmula  de  su  Profesión 
en  Guatemala,  Mayo  lo.,  1671. 

22  Marras,  Daniel  Angelo,  S.  J.,  Carta  al  P.  Prov.  Tomás  Altamirano, 
fechada  en  Matapé,  Nov.  12,  1677  Ms. 

23  Medina  Picaso,  Pedro,  S.  J.,  Carta  al  P.  Prov.  Tomás  Altamirano. 
Tepotzotlán,  Enero  19  de  1680. 

24  Méx.,  4,  p.  300,  319v,  338,  379,  399,  489. 

25  Mora,  Juan  Antonio,  S.  J.,  Vida  del  Hno.  Juan  Nicolás,  Méx.,  1726, 
p.  13. 

26  Nickel  Gosvino,  S.  J.,  Cartas:  a)  al  P.  Juan  del  Real,  provincial:  Roma, 
22  de  Febrero  de  1658.  b)  al  P.  Alonso  Bonifacio,  Prov.  20  de  Agosto 
de  1658.  c)  y  otra  de  30  de  Nov.  de  1659. 

27  Oliva,  Juan  Pablo,  S.  J.,  Cartas  al  P.  Altamirano:  a)  Enero  23  de  1677; 
Septiembre  del  mismo  año.  Octubre  12  de  1678,  Marzo  30  de  1679. 

28  Oviedo,  Juan  Antonio,  S.  J.,  Elogios  de  muchos  Hermanos  Coadjutores 
de  la  C.  de  J.",  Méx.  Hogal,  1755,  t.  I,  p.  65,  Elogio  del  Hno.  Juan 
Nicolás,  pp.  400-401,  Elogio  del  Hno.  Florencio  Simón  López  de  Abarca. 

29  Robles  Lic.  Antonio,  Diario  de  sucesos  notables  (1665-1704),  Edic. 
México,  1853,  p.  243,  298-99. 

30  Synopsis  Hist.  S.  J.,  Ratisbonae,  Pustet,  1914.  Col.  556. 


BIBLIOGRAFIA 


297 


31  TiscAREÑo,  Fray  Angel,  El  Colegio  de  Guadalupe  de  Zacatecas,  t.  I, 
Parte  segunda.  Méx.,  1905,  p.  132. 

32  Uriarte,  S.  J.-Lecina,  S.  J.,  Biblioteca  de  escritores  de  la  C.  de  J.  de 
la  Asist.  antigua  de  España,  Madrid,  1929-30.  Parte  primera,  t.  II. 

33  Valenzuela,  Diego,  escribano  real:  Testimonio  Jurídico  sobre  nues- 
tro colegio  de  Guatemala.  14-20  Febr.,  1671. 

34  Vera,  Fortino,,  Pbro.,  Tesoro  Guadalupano.  t.  2o.  Amecameca,  1889, 
pp.  81  y  106. 

35  Victoria,  Alonso  de,  S.  J.,  Carta  al  P.  Tomás  Altamerano.  Matapé, 
9  Jun.,  1679. 

36  Volumen  Sexto  de  Manuscritos  de  la  Provincia,  en  Isl.  Col.,  1934,  p. 
235.  Volumen  Quinto  de  Manuscritos,  en  Isl.  ColL,  1935,  p.  119  vuelta 
y  pasa  a  la  127.  Volumen  Séptimo  de  Manuscritos,  (ibídem),  p.  247. 

37  Zappa,  Juan  Bta.,  Relación  de  las  misiones  que  desde  1663  a  1679,  han 
dado  los  padres  de  la  Comp.,  p.  140. 

38  Zelis,  Rafael,  S.  J.,  Catálogo  p.  144.  Lo  nombra  entre  los  Provinciales. 

Bibliografía 

1659  (Nov.  30).  "He  visto  la  Carta  que  a  V.  R.  (Padre  Alonso  Bonifacio) 
escribió  el  Padre  Tomás  Altamirano,  dando  satisfacción  de  aquella 

venta,  o  cambio  de  ganado  que  hizo,  siendo  rector  de  Zacatecas. 

1660  (Marzo  19).  Carta  del  Padre  Tomás  Altamirano,  fechada  en  Puebla 
el  19  de  Marzo  de  1660  al  P.  rector  del  colegio  de  Guadalajara,  avi- 
sándole de  la  muerte  del  Hno.  C.  Domingo  Fernández".  (Vol.  6  de  Ms.). 

—       Razón  simple  5  ff.  en  fol.  sobre  el  estado  de  la  hacienda  y  molino  de 
Miraf lores.  Visita  del  P.  Rector  Altamirano.  (Inv.  Arch.  Prov.  Méx. 
[1767]  f.  4). 

1663  Carta  de  edificación  a  la  muerte  del  P.  Antonio  de  Rivadeneira,  es- 
crita por  el  P.  Tomás  Altamirano,  y  fechada  en  Puebla  el  16  de 
mayo  1663.  (Cuatro  hojas  en  4o.  mayor  de  letra  muy  mala,  y  el  documento 
está  muy  maltratado,  manchado  y  roto)  (Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  [1960] 
Documentos  por  catalogar)   (Arch.  S.  J.  in  America  Centrali  N.  E.  0087). 

1669  "Un  poder  del  P.  ThomÁs  Altamirano,  otorgado  en  15  de  Maio  de 
1669,  ante  Balthasar  Morante,  Escribano  Real,  al  Padre  Pedro  Mar- 
tínez, administrador  del  Trapiche  de  San  Nicolás,  perteneciente  a  la  Resi- 


298  ALTAMIRANO,  TOMAS,  P. 

dencia  de  Parras,  para  que  pudiese  vender  los  esclabos  y  esciabas  de  él". 
(Inventario  Arch.  Prov.  Méx.  1767,  f.  199). 

1671  "Estatutos  y  Constituciones  de  la  Universidad  de  Guatemala,  que  por 
Autoridad  Apostólica,  a  instancia  de  la  Majestad  de  Felipe  IV  (que 
está  en  gloria)  se  fundó  en  el  Colegio  de  la  C.  de  J.  de  dicha  Ciudad  en  tres 
de  Agosto  de  1669  años".  En  Madrid,  por  José  Fernández  y  Buendía,  año 
1671.  En  4to.  de  62  págs.  s.  1.  p.  n.  "El  Padre  Tomás  de  Altamirano:  él 
era  a  lo  menos  el  Rector  del  Colegio  de  Guatemala,  en  que  se  hicieron  y  apro- 
baron estos  Estatutos;  y  él  quien  cuidó  de  que  se  publicaran,  como  parece 
por  los  mismos  autos'."  (Uriarte). 

—  (Mayo  lo.).  Nota  escrita  debajo  de  la  Fórmula  de  la  Profesión  del 
limo.  Sr.  don  Juan  Sáenz  de  Mañozca:  "El  limo,  y  Rvmo.  Sr.  Dr. 

don  Juan  de  Santo  Matía  Sáenz  de  Mañozca  y  Murillo,  del  Consejo  de  su 
Magestad,  Obispo  de  Guatemala  y  Verapaz,  Presidente,  Gobernador  y  Ca- 
pitán General  de  este  Reino  y  sus  Provincias,  etc.  por  carta  de  N.  M.  R.  P. 
Juan  Pablo  Oliva,  fecha  en  Roma  a  12  de  Mayo  de  1670,  y  por  fórmula 
que  S.  P.  escribió  para  este  efecto  a  su  Ilustrísima,  y  por  carta  del  P.  Pedro 
de  Valencia,  Provincial  de  esta  Provincia  de  Nueva  España,  en  que  dice 
haber  dado  parte  a  su  Consulta,  con  fecha  en  México  a  23  de  Febrero  de 
1671,  asistiendo  a  ella  los  PP.  Manuel  Lobo,  Domingo  de  Urbina,  Agustín 
Franco  y  Juan  de  Ochoa,  Profesos  de  la  misma  Compañía;  y  de  dicha  Profe- 
sión queda  un  tanto  en  el  Archivo  de  este  Colegio  y  se  enviaron  a  México 
tres  tantos;  uno  para  el  Archivo,  dos  para  Roma,  y  con  otro  tanto  se  quedó 
su  Ilustrísima,  y  para  que  conste  la  firmé  hoy  1  de  Mayo  de  1671". 

(Rector  del  Col.  de  Guatemala)  Tomás  Altamirano. 

(Arch.  S.  J.  in  Am.  Centrali  N.  E.  0089)  (Arch.  Prov.  Méx.  Merid. 
[1960]  Documentos  por  catalogar). 

1677  "En  el  Sermón  panegírico  de  San  Ignacio  por  el  P.  Juan  Robles.  .  . 

Impreso  en  México  en  1677:  se  halla  la  licencia  del  P.  Provincial 
Tomás  Altamirano.  México,  Agosto  16,  1677".  (Andrade). 

—  "En  el  Sermón  funeral.  .  .  del  P.  José  de  Porras,  impreso  en  México 
en  1677  se  halla  la  licencia  del  P.  Provincial  de  los  jesuítas,  P.  To- 
mas Altamirano  fechada  en  México  en  Septiembre  22  de  1677".  (Andra- 
de) (Vera) . 

—  Carta  del  P.  Tomás  de  Altamirano  a  los  superiores  de  las  casas  de 
la  provincia,  fechada  en  México  el  9  de  Septiembre  de  1677.  (Arch. 

Méx.  Isl.  Coll.). 

—  Carta  a  los  superiores  de  nuestras  casas,  recomendando  varios  puntos 
en  nombre  del  P.  General  Juan  Pablo  Oliva.  (Arch.  Isl.  Coll.  1932). 


REFERENCIAS 


299 


1679  Carta  del  P.  Tomás  Altamirano,  fechada  en  Tepotzotlán  a  lo.  de 
Julio  de  1679j  escrita  al  P.  rector  del  colegio  de  San  Ildefonso  de  Pue- 
bla, en  que  le  da  su  parecer  sobre  el  asunto  de  correspondencia  en  réplicas 
en  los  actos  de  los  demás  colegios  y  el  seminario.  (El  rector  del  colegio  era 
el  P.  Manuel  de  Villabona)   (Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767],  f.  118). 

—       "En  el  Sermón  de  San  Ignacio  del  P.  Baltasar  Mancilla,  impreso  en 
México  en  1679,  se  halla  la  licencia  del  P.  Provincial  de  los  jesuítas 
Tomás  Altamirano,  México,  Mayo  27  de  1679",  (Andrade). 

Referencias 

1  Andrade,  Vicente  de  P.  Canónigo,  Ensayo  bibliográfico  mexicano  del 
siglo  XVII,  2a.  ed.  México  1899.  Números  687,  688,  710. 

2  Arch.  Prov.  Méx.  Meridional.  (1960)  Documentos  por  catalogar. 

3  Arch.  Prov.  Méx.  "Ordenaciones  de  los  Padres  Generales  y  Provinciales, 
para  la  Prov.  de  Méx."  Copia  en  Isl.  Coll.  Original  en  el  Arch.  Gen.  del 
Museo  Nacional  de  México. 

4  Arch.  S.  J.  in  Am.-Centrali  N.  E.  0087,  0089. 

5  Inventario  Arch.  Prov.  Méx.  en  1767,  ff.  4,  199. 

6  Nickel,  Gosvino,  S.  J.,  Carta  al  P.  Prov.  Alonso  Bonifacio,  Roma,  30 
de  Nov.  1659. 

7  SÁENZ  DE  Mañozca  Y  MuRiLLO,  Ilmo.  DON  JuAN,  S.  J.,  Fómiula  de  su 
Profesión,  Guatemala,  lo.  Mayo  1671. 

8  Uriarte,  José  Eugenio,  S.  J.,  Anónimos  y  seudónimos,  t.  I,  Madrid, 
1904,  p.  276,  No.  852. 

9  Vera,  Fortino,  Pbro.,  Tesoro  Guadalupano,  t.  II,  Amecameca,  1889, 
p.  216. 

10  Volumen  Sexto  de  Ms.  de  la  Prov.  Merid.  de  Méx.,  p.  55. 


HNO.  C.  ANDRES  DE  ALVARADO 
(1631-1680)  Salvadoreño 

Biografía 

Afortunadamente  poseemos  sobre  este  hermano  una  carta  escrita  por  el 
Padre  Pedro  de  Echagoyan,  cuando  el  hermano  murió.  La  copiamos  con  ca- 
riño como  un  documento  histórico  sobre  los  trabajos  del  Hermano  Alvarado. 


300 


ALVARADO,  ANDRES  DE,  HNO.  C. 


Copia  de  la  extensa  carta  de  edificación  que  el  padre  rector  y  maestro 
de  novicios  de  Tepotzotlán,  Pedro  de  Echagoyan,  escribió  el  26  de  julio  de 
1680  sobre  las  virtudes  del  hermano  coadjutor  Andrés  de  Alv arado,  que 
está  en  el  volumen  6o.  de  manuscritos  de  la  Prov.  en  IsL  ColL,  p.  296. 

"Mi  Padre  Rector: 

"Pax  Christi:  Cumplo  con  la  promesa  que  hice  días  ha  a  V.  R.  acerca 
de  enviarle  una  breve  noticia  de  la  fervorosa  vida  y  religiosas  virtudes  del 
Hermano  Andrés  de  Alvarado,  coadjutor  temporal  antiguo  de  nuestra 
Compañía  de  Jesús,  difunto  en  este  colegio  y  noviciado  de  Tepotzotlán,  y 
aunque  para  darlas  a  conocer  bastara  el  decir  haber  sido  tan  excelentes  que 
hasta  en  el  estado  de  secular,  le  adquirieron  el  renombre  de  santo,  con  que 
todos  a  una  voz  lo  llamaban,  y  después  en  el  grado  de  religioso,  el  de  verda- 
dero Hermano  Coadjutor  de  la  Compañía,  muy  conforme  a  la  idea  y  a  los 
deseos  de  nuestro  Santo  Padre  Ignacio;  con  todo,  para  que  no  parezca  esto 
más  exageración  de  una  lengua  panegírica,  que  fiel  alabanza  de  una  sen- 
cilla y  verdadera  narración,  he  tenido  por  bien  el  comprobarlo  con  algunos 
particulares  sucesos  de  que  han  dado  noticia  aquellos  mismos  que,  así  en  el 
siglo  como  en  la  religión  muy  de  cerca  le  han  comunicado,  de  los  cuales  fá- 
cilmente se  podrá  colegir  con  cuánta  razón  se  le  atribuían  dichos  encomios 
y  cuán  justamente  los  haya  merecido. 

"Nació  el  hermano  Andrés  de  Al  varado  el  año  de  1631,  en  un  pueblo 
de  la  jurisdicción  de  Guatemala,  llamado  San  Salvador.  Fueron  sus  padres 
muy  honrados  y  virtuosos,  y  como  tales  pusieron  grande  cuidado  en  su  buena 
educación,  como  siempre  se  reconoció  en  su  honrado  trato  y  buen  modo  de 
proceder.  De  allí  pasó  poco  después  con  sus  mismos  padres  y  hermanos  a  la 
ciudad  de  Guatemala,  en  donde,  así  para  sustentarlos,  como  para  ser  des- 
pués, de  algún  provecho  a  la  religión,  a  la  cual  desde  entonces  se  sentía  lla- 
mado de  Dios  (como  él  dijo  muchas  veces)  :  se  aplicó  al  oficio  de  barbero  y 
cirujano,  y  no  contento  con  esto,  comenzó  desde  luego  juntamente  a  ensa- 
yarse en  todas  aquellas  virtudes  que  reconoció  necesarias  para  el  estado  a 
que  aspiraba,  de  verdadero  y  perfecto  religioso,  pues  entre  tantas  ocasiones 
como  hay  en  el  siglo  de  perder  la  preciosa  joya  de  la  castidad,  la  conservó 
nuestro  hermano  Andrés  de  tal  suerte,  que  en  su  trato,  más  parecía  ángel 
del  cielo,  que  hombre  vestido  de  carne.  Cuando  la  caridad  o  necesidad  le 
forzaba  a  hablar  con  mujeres  no  lo  hacía  sino  con  muy  pocas  y  graves  pala- 
bras, y  sin  mirarlas  al  rostro  y  llegó  a  ser  tan  extremado  en  este  recato  que 
aun  de  sus  hermanas  y  de  su  misma  madre  se  recelaba,  pues  aunque  él  las 
sustentaba  con  el  trabajo  de  su  oficio,  nunca  lo  pudieron  reducir  a  que  vi- 
viera con  ellas,  cosa  que  aun  en  la  vida  de  un  san  Luis  Gonzaga  se  admira 
como  raro  ejemplo  de  honestidad.  Ni  se  contentaba  sólo  de  guardar  para 
sí  esta  virtud,  sino  que  en  todos  los  que  le  comunicaban  infundía  su  buen 


BIOGRAFIA 


301 


olor  y  fragancia,  de  manera  que  para  conocer  si  uno  era  de  honestas  costum- 
bres, bastaba  saber  que  era  familiar  del  hermano  Andrés.  Por  eso  también 
aborrecía  de  tal  suerte  a  los  que  eran  inficionados  del  vicio  contrario,  que  no 
los  podía  sufrir  a  su  lado,  como  le  sucedió  con  un  mancebo  que  le  ayudaba 
en  su  oficio,  el  cual,  aunque  a  los  principios  era  muy  espiritual  y  fervoroso, 
por  haberse  después  resfriado  y  divertido  en  algunos  pasatiempos  de  mozo, 
luego  al  punto,  habiéndole  dado  lo  bastante  para  buscar  la  vida  en  otra 
parte,  lo  despidió  de  sí,  y  lo  mismo  hacía  con  cualquiera  de  sus  oficiales 
cuando  en  sus  palabras  y  costumbres  los  reconocía  menos  honestos  y  recata- 
dos de  lo  que  convenía. 

"La  caridad  para  con  sus  prójimos  la  tenía  tan  entrañada  en  su  cora- 
zón, que  todo  su  aliento  y  trabajo  no  era  sino  para  procurarles  el  sustento  y 
alivio  en  todas  sus  necesidades,  pues  no  contento  con  las  frecuentes  limos- 
nas que  entre  los  pobres  repartía,  parece  no  había  aprendido  el  arte  de  bar- 
bero y  cirujano,  más  que  para  ejercitarle  con  los  enfermos  y  necesitados: 
servíales  de  médico,  ordenábales  aquellos  remedios  que  su  mucha  caridad  y 
acertada  experiencia,  juzgaba  más  a  propósito  para  la  cura  de  sus  achaques; 
servíales  de  boticario  pues  en  su  misma  casa  tenía  dispuesta  una  pequeña  bo- 
tica abastecida  de  varias  medicinas  las  más  comunes  y  ordinarias  para  soco- 
rrer a  la  falta  que  de  ellas  padecían  los  pobres  enfermos.  Servíales  también 
de  enfermero  pues  en  su  casa  muy  a  menudo  les  guisaba  la  comida,  y  les  hacía 
el  caldo  con  una  de  las  gallinas  que  para  este  efecto  tenía  guardadas;  y 
diciéndole  a  veces  algunos  de  los  enfermos  que  excusara  ese  gasto  y  trabajo, 
pues  ellos  tenían  gallinas  en  sus  casas,  les  respondía  que  guardaran  las  su- 
yas para  el  tiempo  de  la  convalecencia,  pues  entonces  más  necesitarían  de 
ellas.  En  fin,  todo  se  hacía  pies  y  manos  de  los  enfermos  desamparados.  Acu- 
día a  los  pueblos  de  los  indios  por  más  distantes  que  fueran,  cuando  era  lla- 
mado para  curar  a  algunos  de  ellos,  sin  que  lo  amendrentaran,  ni  los  soles, 
ni  las  aguas,  ni  las  otras  asperezas  de  los  caminos  pasando  verdaderamente 
'per  ignem  et  aquam'  para  llegar  no  a  tomar  para  sí  sino  a  dar  el  refrige- 
rio a  los  necesitados.  Todo  lo  que  ganaba  con  la  industria  de  sus  manos  y 
de  su  oficio  no  era  sino  para  sustentar  a  sus  hermanas  y  socorrer  a  los  po- 
bres, los  cuales  hallaban  en  el  hermano  Andrés  y  en  su  casa,  todo  el  consue- 
lo y  alivio  que  deseaban.  No  paró  aquí  la  caridad  del  fervoroso  hermano 
para  con  sus  prójimos,  pues  si  tanto  trabajó  en  procurar  la  salud  de  sus 
cuerpos,  mucho  más  se  esmeró  en  buscar  la  salvación  de  sus  almas.  Solía 
los  días  de  fiesta  emplear  algún  tiempo  en  enseñar  a  los  niños  la  doctrina 
cristiana;  visitaba  muy  a  menudo  a  los  enfermos  de  los  hospitales,  consolán- 
dolos con  santas  y  amorosas  palabras  y  sirviéndolos  en  todo  lo  que  necesi- 
taban. Ofreciéndose  una  vez  que  unos  clérigos  muy  virtuosos  salieron  para 
hacer  unas  misiones  por  los  contornos  de  Guatemala,  no  hallando  otro  más 


302 


AL  VARADO,  ANDRES  DE,  HNO.  C. 


a  propósito  para  que  les  sirviera  de  compañero  y  de  alivio  en  aquellas  tra- 
bajosas jornadas,  convidaron  al  hermano  Andrés;  el  cual  aceptó  luego  con 
grande  gozo  de  su  corazón  holgándose  de  tener  parte  con  esto  en  la  salva- 
ción de  las  almas.  En  todo  el  tiempo  que  los  acompañó  fue  el  único  alivio 
de  aquellos  misioneros,  pues  aunque  a  costa  de  su  mucho  trabajo,  los  descui- 
daba de  todo  lo  temporal  para  que  pudieran  más  desembarazados  emplearse 
en  el  bien  de  las  almas,  sirviéndoles  como  si  fuera  su  esclavo,  de  cocinero, 
enfermero  y  mozo  de  muías,  aunque  no  faltaban  unos  criados  que  lo  podían 
hacer.  En  otra  ocasión,  bien  dio  a  entender  cuán  encendido  era  el  fuego  de 
su  caridad,  pues  las  aguas  de  las  injurias  y  persecuciones  no  bastaron  para 
apagarle.  Sucedió  que  habiendo  ido  una  vez  el  Hno.  Andrés  a  la  casa  de 
un  secular  para  cobrarle  unos  dineros,  de  que  le  era  deudor,  se  irritó  de 
manera  contra  él  que  en  lugar  de  paga,  le  cargó  de  injurias  y  baldones,  y 
no  satisfecho  con  las  palabras,  intentó  el  maltratarlo  con  obras,  desafiándolo 
y  casi  poniendo  las  manos  en  su  persona;  entonces  el  hermano  Andrés  con 
increíble  mansedumbre  y  sin  prorrumpir  en  palabras  o  en  otras  señas  de 
impaciencia,  se  despidió  de  su  deudor,  más  contento  y  pagado  con  sus  afren- 
tas, que  de  él  había  recibido,  que  con  todo  el  dinero  que  pudiera  haber 
cobrado,  y  después  de  haber  dejado  sosegar  los  ímpetus  de  su  injusta  cólera, 
volvió  el  día  siguiente  a  su  casa  y  con  palabras  encendidas  en  el  fuego  de 
una  encendida  caridad,  le  hizo  reconocer  su  pasión  e  injusticia,  y  le  puso 
en  sus  entrañas  el  amor  de  Dios,  de  tal  suerte  que  el  otro  se  le  postró  a 
los  pies  y  le  pidió  perdón,  y  en  señal  de  amistad  le  dio  unos  tiernos  abrazos, 
cobrando  grande  estimación  y  haciéndose  todo  alabanzas  de  la  virtud  y 
caridad  del  hermano  Andrés. 

"Siendo  así  que  era  tan  liberal  y  caritativo  para  con  los  otros,  era  muy 
pobre  y  riguroso  para  consigo.  Nunca  quiso  vestir  cosa  de  seda,  ni  otro  gé- 
nero que  desdijera  de  la  condición  de  un  pobre,  y  así  hacía,  no  porque  le 
faltara  lo  bastante  para  pasar,  con  todo  el  lucimiento  de  su  persona,  sino 
por  el  amor  entrañable  que  desde  entonces  tenía  a  la  santa  pobreza  y  por  el 
desprecio  que  profesaba  de  las  cosas  del  mundo.  Castigaba  su  cuerpo  como 
enemigo  con  ásperas  penitencias,  trayendo  unos  cilicios  y  tomando  muy  a  me- 
nudo, así  en  su  casa  como  en  la  Escuela  de  Cristo,  unas  recias  disciplinas,  y 
parece  no  tenía  más  gusto  y  entretenimiento  que  en  los  ejercicios  espiritua- 
les y  en  las  cosas  tocantes  al  gusto  de  Dios  y  de  su  Santísima  Madre;  por 
eso  quiso  ser  asentado  entre  los  hermanos  de  la  Escuela  de  Cristo,  para  tener 
más  comodidad  y  empeño  de  ocuparse  en  la  oración  mental,  lección  espiri- 
tual y  otros  ejercicios  de  devoción,  esmerándose  en  todos,  como  uno  de  los 
más  fervorosos  hermanos,  y  muy  en  particular  en  la  frecuencia  de  los  santos 
sacramentos,  pues  sus  confesiones  y  comuniones  no  eran  menos  que  de  ocho 
en  ocho  días.  Quiso  también  entrar  en  la  congregación  de  la  Anunciata  que 


BIOGRAFIA 


303 


está  erigida  en  nuestro  colegio,  y  siendo  hecho  sacristán  de  ella,  cumplió  con 
su  oficio  con  tanta  satisfacción  de  todos,  que  el  padre  que  era  prefecto  pro- 
curaba señalarle  cada  año  la  misma  ocupación.  Era  el  prim.ero  que  acudía  a 
la  congregación,  cuidaba  del  aseo  del  altar  y  de  repartir  las  luces,  y  como 
humilde  siervo  de  María  buscaba  el  más  bajo  lugar,  sentado  en  las  gradas 
entre  los  niños  para  oír  las  pláticas,  sin  querer  subir  a  las  bancas,  aunque 
fuese  llamado.  Había  en  la  catedral  una  imagen  de  la  Concepción  de  nuestra 
Señora  ya  muy  antigua  y  olvidada,  tomóla  a  su  cargo  el  Hno.  Andrés  y  jun- 
tando las  suyas  con  las  limosnas  de  otros  devotos,  la  adornó  con  un  muy  vis- 
toso retablo,  lámpara  de  plata,  frontales  y  otras  curiosas  alhajas,  y  cada  año 
le  mandaba  celebrar  su  fiesta,  que  duraba  por  nueve  días  con  grande  solemni- 
dad habiendo  música  y  misa  cantada  todas  las  mañanas;  con  lo  cual  adelantó 
la  estima  y  veneración  de  aquella  imagen  en  tanto  grado,  que  hoy  es  de  las 
más  frecuentadas  de  aquella  ciudad. 

"Viendo  pues  Dios,  un  árbol  fértil  y  abundante  de  tan  excelentes  virtu- 
des, como  era  entonces  el  Hno.  Andrés,  no  sufrió  que  se  quedara  más  tiempo 
en  el  desierto  del  siglo,  sino  que  lo  quiso  trasplantar  en  uno  de  sus  más  deli- 
ciosos jardines  cual  es  la  Compañía  de  Jesús,  para  que  allí  como  en  terreno 
más  abonado,  fuera  más  y  más  fructificando  hasta  dar  el  fruto  'centeplum' 
de  una  consumada  perfección.  Por  eso  le  fue  repitiendo  con  mayor  fuerza  el 
corazón  aquellas  inspiraciones  con  que  desde  niño  le  había  llamado  a  estado 
más  perfecto  de  vida.  No  se  hizo  sordo  nuestro  hermano  Andrés,  antes  reco- 
nociendo el  singular  beneficio  de  la  vocación  con  que  la  Divina  Majestad  le 
prevenía,  luego  trató  de  su  ejecución:  hizo  para  alcanzarla  varias  instancias 
a  los  padres  de  casa,  los  cuales  como  tenían  tan  buenas  noticias  de  su  virtud 
y  buen  modo  de  proceder  del  hermano  Andrés,  y  como  testigos  de  vista  no 
lo  podían  ignorar,  pues  lo  más  del  tiempo  había  asistido  en  nuestra  iglesia  y 
colegio,  luego  le  procuraron  la  licencia  del  P.  provincial  para  ser  recibido  en 
nuestra  Compañía,  el  cual,  siendo  tan  bien  informado,  al  punto,  con  mucho 
gusto  la  despachó.  No  se  puede  explicar  con  palabras,  el  grande  gozo  que 
concibió  en  su  corazón  el  Hno.  Andrés  así  que  vio  cumplidos  sus  deseos  y 
abiertas  las  puertas  para  ser  admitido  en  la  Compañía  de  Jesús.  Trató  luego 
al  punto  de  salir  de  Guatemala  para  venir  a  este  noviciado  (de  Tepotzotlán) . 
Bien  podemos  decir  que  para  tan  largo  y  trabajoso  camino  hizo  más  provisión 
de  unas  buenas  virtudes  para  ejercitar  en  él,  que  de  otras  alhajas  y  bastimen- 
tos, pues  en  semejante  ocasión  se  tienen  por  necesarias,  pues  para  mostrar 
cuán  despejado  tenía  el  afecto  de  las  cosas  del  mundo  y  volar  más  ligero  al 
puerto  de  la  religión,  vendió  algunos  de  sus  vestidos  y  otros  los  repartió  entre 
los  pobres,  quedándose  él  con  uno  sólo  decente,  y  siendo  preguntado  por  qué 
hacía  esto,  respondió:  '¿Si  somos  esclavos  de  estas  cosas  qué  religiosos  po- 
dremos ser?'  y  'Así  empezar  a  ensayarse  ahora,  para  que  después  no  cueste 


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AL  VARADO,  ANDRES  DE,  HNO.  C. 


trabajo'.  Por  eso  también,  siéndole  ofrecidas  unas  pastillas  de  olor  para  que 
las  llevara  consigo,  nunca  las  quiso  admitir,  respondiendo  a  los  que  se  lo 
rogaban,  esto  no  dice  bien  con  quien  trata  de  dejar  el  mundo.  Lo  mismo  le 
aconteció  con  el  padre  rector  del  colegio  de  Guatemala  porque  habiendo 
ido  la  noche  antes  el  hermano  Andrés  a  despedirse  de  él,  y  dándole  el  pa- 
dre unos  dulces  para  el  viaje,  se  los  agradeció  diciendo  que  era  demasiado 
regalo  y  no  había  necesidad  de  aquello  para  quien  dejaba  el  mundo,  ni  hubo 
remedio  de  admitirlos  hasta  que  el  padre  rector  le  mandó  que  los  llevara, 
si  no  para  sí  al  menos  para  sus  compañeros. 

"No  quiso  traer  consigo  colchón  para  el  descanso  de  la  noche,  alegando 
por  escusa  el  tener  menos  embarazo,  aunque  más  lo  hacía  para  ejercitar  el 
fervor  de  su  mortificación,  pues  en  el  camino  para  tomar  el  necesario  descan- 
so se  echaba  ya  en  el  suelo,  sin  tener  debajo  más  que  una  poca  de  ropa;  ya 
en  unos  palos  que  juntaba  para  este  efecto,  quedando  una  vez  tan  molido  y 
maltratado  de  ella  que  apenas  se  podía  menear.  Guardó  en  todo  el  camino 
una  rigurosa  templanza  en  el  comer  y  por  más  que  hallara  en  él  grande  abun- 
dancia de  fruta  muy  regalada  y  sabrosa,  nunca  llegó  a  gustarla;  lo  mismo  hizo 
con  las  aguas  que  no  bebía  si  no  era  en  la  mesa,  aunque  le  encendieran  mu- 
cho la  sed  los  calores  del  sol  y  cansancio  del  camino,  y  le  convidaran  con 
su  frescura  los  arroyos  que  muy  a  menudo  se  ofrecían  al  encuentro;  y  lo  más 
que,  a  veces  solía  hacer,  para  satisfacer  a  los  ruegos  de  sus  compañeros,  era 
llegar  el  agua  a  la  boca  y  luego  echarla.  Cumplió  en  todo  el  camino,  con 
toda  puntualidad  con  su  distribución  y  ejercicios  espirituales;  los  primeros 
pasos  que  daba  en  llegando  a  un  pueblo  eran  a  la  iglesia,  allí  se  detenía  en 
pagar  su  tributo  a  nuestra  Señora  rezándole  el  rosario  y  otras  oraciones. 
El  primer  refresco  que  tomaba  era  el  del  alma,  recreándola  con  un  buen  rato 
de  lección  espiritual  que  tenía  en  el  'Contemptus  mundi'.  Nunca  se  olvidó 
de  la  antigua  costumbre  de  comulgar  cada  ocho  días;  pues  en  los  pueblos 
donde  había  comodidad  jJara  ello,  esperaba  el  principal  sustento  y  comida 
que  solicitaba.  Lo  más  del  tiempo  en  que  iba  caminando  lo  gastaba  en  rezar 
el  rosario  de  nuestra  Señora,  ya  en  cantando  las  letanías  y  algunos  salmos, 
y  rara  vez  hablaba  con  sus  compañeros,  si  no  era  de  cosas  divinas  que  era 
la  materia  de  las  conversaciones  ordinarias.  El  mismo  recogimiento  guar- 
daba en  los  parajes,  a  donde  era  forzoso  detenerse,  con  los  pasajeros  que  allí 
topaba,  apartándose  de  sus  juntas  y  huyendo  el  parlar  con  ellos;  pero  si  aca- 
so se  llegaban  a  él,  los  recibía  con  mucho  gusto  y  cariño  y  luego  introducía 
algunas  pláticas  de  cosas  espirituales.  Sucedió  juntarse  dos  veces  en  este 
camino  con  el  Hno.  Andrés,  unos  pasajeros,  los  cuales  se  mostraron  en  el 
hablar  menos  circunspectos  de  lo  que  convenía.  Entonces  el  Hno.  Andrés, 
sin  hablarles  palabra  comenzó  a  picar  la  muía  y  apartarse  de  ellos,  de  tal 
suerte  que  no  hubo  remedio  de  volvérseles  a  juntar;  queriendo  más  ir  solo  y 


I 


BIOGRAFIA 


305 


con  peligro  por  aquel  camino  (que  por  ser  infestado  de  ladrones  hacía  aún 
más  deseable  la  compañía),  que  tener  a  su  lado  para  mayor  seguridad,  tan 
malos  compañeros.  No  le  faltaron  tampoco  en  este  camino  varias  ocasiones 
en  que  ejercitara  aquella  caridad  con  los  prójimos  que  tan  entrañada  tenía 
en  su  corazón.  Halló  una  vez  en  un  pasaje  a  un  negro,  pobre  y  pasajero,  con 
el  cual  se  puso  a  hablar  con  tanta  familiaridad  como  si  ambos  fueran  de  la 
misma  condición,  y  no  contento  con  esto  lo  hizo  sentar  a  su  mesa,  y  comió 
con  él  regalándole  como  mejor  pudo.  Entonces,  pareciéndole  a  uno  de  sus 
compañeros  ser  aquella  demasiada  llaneza  y  abatimiento  de  su  persona,  le 
dijo  que  si  otra  vez  hacía  semejante  acción,  jamás  había  de  comer  con  él; 
a  lo  cual  respondió  el  caritativo  hermano  que  si  todos  aunque  fuesen  negros, 
eran  cristianos,  redimidos  con  la  sangre  de  Cristo,  ¿por  qué  razón  se  había 
de  huir  de  ellos?  Movido  de  este  mismo  espíritu  de  caridad  se  encargó  de 
otros  dos  pobres  descarriados  que  topó  en  el  camino,  y  dijo  a  uno  de  los 
compañeros,  que  los  había  de  traer  hasta  México,  aunque  hubiera  más  de 
200  leguas,  y  que  la  caridad  cristiana  no  permitía  lo  contrario.  Hallándose 
de  paso  en  el  colegio  de  la  Puebla,  fue  a  visitar  a  un  padre  enfermo  y  ha- 
llando que  tenía  en  su  aposento  el  vaso  inmundo,  luego  lo  sacó,  y  lo  fue  a 
limpiar  con  gran  admiración  de  aquel  padre,  el  cual,  por  ver  al  hermano 
que  todavía  siendo  secular,  era  tan  inclinado  a  esos  oficios  de  humildad  y 
caridad,  le  dijo,  o  por  mejor  decir,  le  profetizó  que  había  de  ser  im  santo  y 
verdadero  hermano  coadjutor  de  la  Compañía.  Acabada  tan  fervorosamente 
su  jomada,  llegó  el  hermano  Andrés  a  este  noviciado  por  el  año  de  1673. 
Tuvo  sus  primeros  ejercicios  con  grande  fervor  y  así  que  se  vio  con  la  ropa 
de  la  Compañía,  comenzó  luego  a  perfeccionarse  más  en  aquellas  virtudes, 
que  ya  en  tan  eminente  grado  había  adquirido  en  el  siglo. 

"Tuvo  a  los  principios  del  noviciado  una  enfermedad  que  lo  redujo  casi 
al  cabo,  pero  nuestro  Señor  que  lo  había  traído  a  la  Compañía  para  edifi- 
carla con  muy  raros  ejemplos  de  virtud,  como  un  vivo  espejo  de  hermanos 
coadjutores,  le  volvió  muy  en  breve  la  salud,  la  cual,  como  muy  agradecido 
empleó  siempre  en  servicio  de  Dios  y  de  la  religión. 

"(1674)  Acabado  ya  el  primer  año,  como  impaciente  de  tardar  más  a 
unirse  con  Dios,  pidió  licencia  al  padre  provincial  para  hacer  los  votos  de 
devoción,  que  hizo  con  increíble  consuelo  de  su  ánima,  y  prosiguiendo  des- 
ptiés  con  un  tenor  de  vida,  cual  se  puede  desear  en  un  fervoroso  novicio, 
el  segundo  año  de  noviciado  vino  a  hacer  los  votos  de  religioso  hermano 
coadjutor. 

"Ha  sido  muy  dichosa  esta  casa  por  haber  siempre  gozado  de  la  asis- 
tencia del  hermano  Andrés,  no  tan  solamente  en  los  dos  años  de  noviciado, 
sino  en  los  cinco  que  después  de  hechos  los  votos  vivió  en  ella,  edificándola 
con  los  muchos  ejemplos  de  sus  religiosas  virtudes.  Y  para  comenzar  de  la 


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primera,  reina  de  todas,  cual  es  la  caridad,  nada  es  todo  lo  que  hemos  refe- 
rido haber  hecho  en  el  siglo,  si  bien  consideramos  con  cuántas  ventajas  la 
ejercitó  en  la  religión.  Luego  que  le  dieron  la  ropa,  encargáronle  los  supe- 
riores el  oficio  de  enfermero,  por  la  noticia  que  ya  tenían  de  la  mucha  cari- 
dad y  acertada  experiencia  en  curar,  y  habiendo  algún  enfermo  en  la  casa, 
luego  descuidaban  con  él,  sabiendo  la  solicitud  con  que  les  asistía.  Mos- 
traba el  hermano  con  los  enfermos  un  rostro  tan  alegre  y  apacible,  y  les  ha- 
blaba con  tanta  mansedumbre  y  suavidad,  que  de  sólo  verlo  les  aliviaba  los 
achaques.  Ni  tenían  mejor  rato  que  cuando  los  iba  a  visitar  y  les  preguntaba 
cómo  estaban.  Cuando  alguno  de  casa  le  manifestaba  su  indisposición,  él 
mismo  iba  al  superior,  y  le  avisaba  quién  era,  qué  tenía  y  qué  remedios  serían 
a  propósito  para  curarlo,  y  luego  se  los  aplicaba,  y  cuidaba  de  él  hasta  de- 
jarlo del  todo  bueno.  Preguntaba  a  los  enfermos,  especialmente  a  los  que  te- 
nían el  gusto  más  estragado  qué  apetecían,  y  de  qué  modo  se  lo  habían  de 
guisar,  y  luego  él  mismo  lo  sazonaba  y  se  lo  traía  para  que  con  esto  se  alenta- 
ran a  comer.  Hacía  con  su  industriosa  caridad  varios  dulces  y  conservas  para 
los  mismos  enfermos,  y  cuando  juzgaba  algún  plato  de  la  comunidad  no  ser 
a  propósito  para  ellos,  les  prevenía  otros  particulares.  Aun  después  de  recién 
salidos  de  su  enfermedad  cuidaba  de  sus  comidas,  y  proponía  al  superior  la 
necesidad  del  convaleciente,  y  cuando  le  parecía  convenir  que  se  procediese 
a  darle  pollo  o  gallina,  u  otra  cosa  fuera  de  la  comunidad.  Por  más  numero- 
sos que  fuesen  los  enfermos  y  tuviera  por  eso  señalado  quien  le  ayudara,  ha- 
cía él  por  sí,  todo  cuanto  podía  en  lo  tocante  a  su  oficio,  sin  fiarse  de  otros; 
él  les  aplicaba  los  remedios,  les  subía  la  comida,  les  barría  el  aposento,  les 
componía  las  camas,  les  sacaba  los  vasos  inmundos,  les  traía  yerbas  olorosas  y 
flores  para  su  recreo  y  divertimiento.  Si  acaso  el  enfermo  estaba  de  riesgo,  él 
lo  velaba  buena  parte  de  la  noche,  y  cuando  otros  le  asistían  en  su  lugar, 
para  que  él  fuera  a  tomar  algún  descanso,  solía  recostarse  vestido  en  la  cama, 
para  estar  muy  pronto  a  acudir  al  enfermo,  si  acaso  le  llamaran. 

"El  mismo  día  en  que  amaneció  enfermo,  cayó  achacoso  otro  padre,  lo 
cual  así  que  llegó  a  su  noticia,  más  que  de  su  achaque,  sintió  el  no  poderlo 
asistir  en  persona;  con  todo  eso,  como  olvidado  de  sí,  enviaba  a  menudo,  re- 
caudos al  aposento  del  padre  a  preguntar  cómo  estaba,  informándose  del 
mal  que  tenía  y  enviando  desde  su  cama  algunos  remedios.  Si  a  veces  acon- 
tecía, darle  los  superiores  algunos  bizcochos  o  dulces  para  su  uso,  todos  los 
guardaba  y  convertía  en  provecho  y  regalo  de  los  enfermos.  Los  más  de  los 
jarabes,  aguas  y  otros  géneros  de  medicinas  que  ordinariamente  se  gastan 
en  la  botica,  todos  los  hacía  él  con  su  trabajo  e  industria,  teniendo  para  esto 
guardadas  en  un  huertecito  aparte,  varias  yerbas  y  plantas  medicinales.  En  la 
enfermedad  que  este  año  fue  servido  nuestro  Señor  de  visitar  este  colegio, 
hizo  los  extremos  de  caridad,  pues  andaba  de  día  y  de  noche,  como  olvidado 


BIOGRAFIA 


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de  sí  mismo,  sin  pensar  en  otra  cosa  más  que  en  el  servicio  y  cura  de  los 
enfermos  que  se  juntaron  hasta  en  número  de  diecisiete;  por  esto  era  menes- 
ter que  los  superiores  le  mandaran  de  ordinario,  tomar  un  bocado  y  recoger- 
se a  tener  un  rato  de  descanso,  pues  lo  veían  tan  descuidado  de  sí  mismo  y 
que  sin  parar  se  estaba  en  un  continuo  movimiento.  No  solamente  ejercitó  el 
hermano  la  caridad  para  con  los  de  casa,  sino  que  también  la  extendió  para 
con  los  de  fuera,  pues  como  padece  tanta  falta  este  pueblo  (Tepotzotlán)  y 
sus  contornos,  de  médico  y  cirujano,  el  mayor  alivio  que  tenían  estos  vecinos 
en  sus  enfermedades  era  llegarse  al  colegio,  y  comunicarlas  con  el  hermano, 
o  enviarle  a  llamar  para  el  mismo  efecto,  a  los  cuales  (habiendo  antes  pedi- 
do la  licencia)  acudía  con  grande  amor,  ordenándoles  lo  necesario  para  su 
remedio,  y  si  acaso  le  pedían  algo  de  la  botica,  como  a  menudo  sucedía,  o  él 
echaba  de  ver  que  no  lo  tenían,  pedía  licencia  para  dárselo,  con  tanta  incli- 
nación a  socorrer  a  los  pobres,  que  facilitaba  al  superior  el  concederla,  di- 
ciendo que  de  aquel  género  de  medicamentos,  había  bastante  en  la  botica, 
y  que  no  hacía  falta,  y  otras  razones,  que  su  caridad  le  dictaba.  Así  que  caía 
enfermo  algún  negro  esclavo  o  indio  de  la  hacienda  de  Jalpa,  si  la  enferme- 
dad era  peligrosa,  lo  mandaba  traer  al  colegio,  y  allí  le  componía  el  aposento, 
y  cuidaba  de  él  en  todo,  con  tanta  solicitud  y  asistencia,  que  no  parecía  sino 
su  criado.  Con  tan  grande  caridad  para  con  los  otros,  juntó  un  odio  implaca- 
ble contra  sí  mismo,  castigando  su  cuerpo  con  muy  frecuentes  disciplinas  y 
cilicios  y  otros  géneros  de  penitencias.  Guardaba  en  la  comida  una  suma  tem- 
planza, privándose  de  ordinario  de  aquellas  cosas  que  su  gusto  más  apetecía. 
Solía  decir  que  si  al  asnillo  no  se  le  daba  la  sofrenada  y  se  le  quitaba  a  veces 
la  cebada,  corría  mucho  peligro.  El  colchón  de  que  usaba  era  tan  delgado 
que  no  se  puede  fácilmente  juzgar,  si  más  dormía  en  las  tablas  que  en  el 
colchón,  y  hasta  el  tiempo  de  su  última  enfermedad,  habiendo  mandado  los 
superiores  añadir  otro  colchón  al  que  tenía,  para  que  estuviera  más  descan- 
sado, luego  después  rogó  que  se  lo  mandaran  quitar,  diciendo  que  no  se  hallaba 
bien  con  él.  Buscaba  siempre  en  todo,  lo  peor  de  casa  para  más  satisfacer  a 
las  ansias  de  su  espíritu  mortificado. 

"Una  vez  hablando  de  ir  a  Jalpa  con  otro  hermano,  se  adelantó  a  la 
portería  y  escogió  para  sí  el  peor  caballo,  dejando  para  su  compañero  el  que 
tenía  mejor  paso,  lo  cual  como  advirtiese  el  hermano,  quiso  apearse,  ofre- 
ciendo el  suyo,  pero  él  no  lo  quiso  admitir,  tomando  por  chanza  lo  que  era 
verdaderamente  mortificación,  con  decir  que  trotando,  se  divertía  el  cami- 
no, y  lo  mismo  hizo  para  la  vuelta,  cogiendo  para  sí  el  peor. 

*'En  la  guarda  de  sus  votos  procuró  también  esmerarse,  como  quien  sabía 
consistir  en  ella  toda  la  perfección  de  un  religioso.  En  lo  tocante  a  la  santa 
pobreza,  era  más  que  pobre,  pues  su  vestido  era  lo  peor  de  casa,  de  manera 
que  para  enterrarlo  no  se  halló  sotana  más  gastada  y  vieja  que  la  que  traía, 


308 


ALVARADO,  ANDRES  DE,  HNO.  C. 


la  cual  era  siempre  muy  corta,  como  manda  la  regla,  y  mucho  más  corta  la 
sobrerropa.  Era  menester  a  veces  que  le  mandaran  los  superiores  que  fuese 
por  zapatos  y  medias,  por  estar  ya  indecentes  los  que  traía.  Sus  alhajas  cu- 
pieron todas  en  un  pañuelo  de  polvos,  pues  no  eran  más  que  unas  cuentas  de 
rosario  camándulas,  unas  reliquias  y  una  cruz.  En  lugar  de  pedir  otra  nueva 
disciplina,  como  tan  fácilmente  podía,  por  estar  muy  gastada  la  suya,  la  re- 
mendó con  unos  nervios  que  le  puso  en  lugar  de  camellones. 

"Siendo  así  que  ninguno  de  los  enfermeros  pasados  había  vivido  en  la 
botica  y  que  el  hermano  tenía  señalado  otro  aposento  aparte,  con  todo  eso 
cada  día  lo  prestaba,  ya  para  huéspedes,  ya  para  ejercitantes,  yendo  él  a 
dormir  a  la  botica  y  en  estos  dos  últimos  años  no  tuvo  más  aposento  que  la 
misma  botica,  en  la  cual  por  los  varios  trastes  que  la  ocupaban,  no  tenía 
más  lugar  de  aquel  en  que  yacía  su  cama  y  su  banquillo.  Para  dar  o  recibir 
cualquier  cosa,  aunque  mínima,  siempre  pedía  la  licencia,  y  viendo  que  al- 
guna cosa  de  casa  estaba  a  riesgo  de  perderse,  luego  la  remediaba  y  com- 
ponía. Recogía  en  su  aposento  todos  los  trastos  viejos  que  parecían  que 
ya  no  podían  servir;  como  cerrojos,  llaves,  candeleros,  cuchillos  y  cosas  se- 
mejantes, y  luego  los  iba  componiendo  lo  mejor  que  podía  para  que  sirvie- 
ran en  otras  ocasiones,  y  cuando  advertía  que  los  oficiales  de  casa  gastaban 
más  de  lo  necesario  en  lo  tocante  a  su  oficio,  les  avisaba  con  amor  y  cari- 
dad, acordándoles  que  eran  pobres.  De  la  guarda  que  tuvo  el  Hermano  de 
su  castidad  en  el  siglo,  bien  se  puede  colegir  que  tan  bien  la  guardaría  en 
la  religión.  Era  muy  recatado  en  su  trato  y  palabras,  y  mostraba  tal  modestia 
en  sus  ojos  y  compostura  en  su  persona  que  bastaba  a  componer  a  todos  los 
que  lo  miraban,  sin  que  nadie  se  atreviera  en  su  presencia  a  hablar  palabra 
o  a  hacer  acción  menos  decente  y  religiosa.  Cuando  salía  a  visitar  a  alguna 
muger  enferma  del  pueblo  y  a  curarla,  no  salían  de  su  boca  más  palabras 
que  las  necesarias  y  lo  mismo  guardaba  en  todas  las  ocasiones  que  se  ofre- 
cían de  hablar  con  mugeres.  El  maltrato  de  su  cuerpo,  la  guarda  de  los 
sentidos,  la  fuga  del  ocio  y  el  continuo  trabajo  eran  las  espinas  con  que 
siempre  tuvo  cercada  la  hermosa  azucena  de  su  castidad,  para  conservarla 
sin  mancha  alguna. 

"No  fue  menor  entre  las  demás  virtudes  la  obediencia,  pues  era  en  todo 
muy  rendido  y  amigo  de  seguir  en  cuanto  le  fuese  posible  las  distribuciones 
de  comunidad.  Acontecióle  tener  a  su  cargo  doce  y  catorce  enfermos,  y  con 
todo  eso,  oyendo  tocar  los  sábados  a  barrer,  él  era  el  primero  que  salía  con 
su  escoba,  no  escusándose,  como  podía,  de  esa  distribución;  como  tampoco 
en  las  demás  de  servir  en  el  refectorio,  quitar  las  mesas,  aunque  tuviese  otras 
muchas  ocupaciones.  No  hacía  cosa  sin  haberla  antes  consultado  con  el  su- 
perior. Hasta  en  los  remedios  que  aplicaba  a  los  enfermos,  no  se  fiaba  de 
su  propio  juicio.  Y  por  eso  parece  que  en  premio  de  esta  obediencia,  le  daba 


BIOGRAFIA 


309 


Dios  la  gracia  de  sanidad.  Si  a  veces  pedía  licencia  para  visitar  a  algún  en- 
fermo que  estaba  en  las  haciendas  del  colegio,  y  se  la  negaba  el  superior 
porque  había  que  hacer  en  casa,  luego,  sin  más  propuesta  lo  dejaba.  En 
tiempo  que  hubo  en  este  colegio  otros  hermanos  que  curaban,  les  obedecía 
el  hermano  sin  salir  un  punto  de  lo  que  ordenaban,  aunque  a  veces  se  le 
ofreciese  que  se  podían  excusar  o  mudar  algunos  de  los  medicamentos  que 
ellos  mandaban. 

"No  lució  menos  su  obediencia  en  la  puntualidad  con  que  acudió  siem- 
pre a  los  ejercicios  espirituales.  Los  primeros  cinco  años  asistió  de  continuo 
en  la  capilla  con  los  hermanos  novicios,  a  la  oración,  exámenes  y  rosarios, 
y  en  los  dos  últimos  años  que  tuvo  licencia  para  tener  estos  ejercicios  en 
su  aposento,  siempre  le  hallaba  el  visitador  a  sus  tiempos,  hincado  de  ro- 
dillas. Solía  también  fuera  de  los  días  de  obligación  comulgar  los  jueves, 
entre  semana,  salir  los  sábados  en  disciplina,  cantar  alabados,  recogerse  en 
la  capilla  a  tener  algunos  ratos  de  oración,  y  hacer  otras  mortificaciones 
públicas  en  refectorio,  causando  por  esto,  no  poca  edificación  a  todos  los 
de  casa. 

"Del  gran  aprecio  que  siempre  tuvo  de  su  vocación  nació  en  él  un  fer- 
viente celo  de  la  observancia  religiosa  y  de  las  reglas,  especialmente  de  su 
estado,  de  manera  que  si  éstas  se  perdieran,  parece  que  en  otro  mejor  que 
en  el  hermano  Andrés,  no  se  podían  hallar.  Cuando  encontraba  algún  sacer- 
dote, aunque  se  hallase  muy  embarazado  y  de  prisa,  luego  se  paraba,  puestos 
los  ojos  en  el  suelo,  y  por  más  que  le  dijese  el  padre  que  prosiguiese  ade- 
lante, no  había  remedio  hasta  que  pasara  él  primero.  Las  veces  que  se  ofre- 
cía servir  a  un  padre  enfermo,  jamás  se  cubría,  y  menos  se  sentaba  en  su 
presencia,  y  si  no  le  mandaban  lo  contrario,  estaba  todo  el  tiempo  que  le 
asistía  parado  y  descubierto.  Acontecióle  muchas  veces  entrar  al  aposento 
del  superior  con  las  lágrimas  en  los  ojos,  por  haber  visto  en  algunos  her- 
manos, algunas  faltas  de  observancia,  u  oído  algunas  palabras  poco  edifi- 
cativas,  y  era  menester  que  el  superior  le  dilatase  el  ánimo  y  el  corazón,  pues 
como  era  él  puntual  en  la  observancia,  así  deseaba  también  que  todos  lo 
fueran.  Cuando  hacía  la  rasura  a  los  de  casa,  si  sucedía  interrumpirse  la 
lección  espiritual,  luego  con  una  religiosa  discreción  y  gracia,  decía  al  her- 
mano que  la  prosiguiese,  y  el  mismo  modo  usaba  en  despachar  a  los  que  iban 
a  su  oficina  y  se  detenían  en  ella  sin  necesidad. 

"Era  tan  amante  de  la  humildad  y  del  trabajo,  virtudes  tan  propias  de 
un  hermano  coadjutor,  que  su  ordinaria  ocupación,  no  era  más  que  en  ofi- 
cios humildes  y  trabajosos.  Siendo  comprador,  así  que  salía  a  la  plaza  a 
comprar  frutas  o  cosas  semejantes,  siempre  cogía  para  sí  la  canasta  más 
grande,  dejando  la  otra  menor  para  su  compañero,  la  cual  nunca  llenaba 
antes  de  haber  llenado  la  suya.  Habiendo  ido  una  vez  a  México  a  negocios 


310 


AL  VARADO,  ANDRES  DE,  HNO.  C. 


del  colegio  (de  Tepotzotlán) ,  compró  unos  cuantos  vasos  para  el  uso  de  los 
enfermos  y  teniendo  muía  de  carga  con  que  traerlos,  los  colgó  de  la  silla  y 
los  trajo  él  mismo  en  su  cabalgadura;  tan  poco  caso  hacía  de  la  risa  que 
causaría  esto  a  los  que  le  encontraran. 

"Cuando  volvía  de  Jalpa  o  de  otro  camino,  en  lugar  de  recogerse  a  to- 
mar un  rato  de  descanso,  luego  se  iba  al  huertecillo,  a  regar  las  plantas  o 
quitar  las  hierbas,  pues  para  él  no  había  mejor  descanso  que  el  mismo  tra- 
bajo. Era  tan  enemigo  del  ocio  que  nadie  en  ningún  tiempo  lo  vio  desocu- 
pado. Hasta  cuando  bajaba  un  rato  con  los  hermanos  a  tener  asueto,  no  se 
sentaba  a  parlar  con  los  otros,  sino  todo  el  tiempo  lo  gastaba  en  un  continuo 
ejercicio,  jugando  a  las  tablillas,  y  cuando  veía  a  algún  hermano  coadjutor 
estarse  ocioso,  no  lo  podía  sufrir,  sino  que  amorosamente  le  amonestaba:  '¿A 
qué  había  venido  a  la  Religión?,  sino  era  a  trabajar,  y  que  esta  era  la  obli- 
gación principal  de  su  estado'. 

"Siendo  uno  solo  el  hermano  Andrés,  bien  se  puede  decir  que  valía  por 
muchos  pues  fuera  del  oficio  de  enfermero  que  era  bastante  ocupación  para 
un  sujeto,  aparte  ejercitaba  otros  muchos,  como  el  de  boticario,  barbero, 
comprador,  a>aidante  del  procurador,  herrero  y  carpintero,  empleándose  en 
cada  uno  de  ellos  como  si  no  tuviera  más  que  aquel  solo,  y  ahorrando  mu- 
chos gastos  al  colegio  con  su  trabajo  personal.  Cuidaba  también  en  cuanto 
le  era  posible,  de  las  cosas  tocantes  a  las  haciendas,  amolaba  y  aderezaba 
cada  año  todas  las  tijeras  de  trasquila,  lo  cual  le  costaba  no  poco  trabajo,  y 
cuando  se  ofrecía  asistir  en  Jalpa  en  ausencia  del  hermano,  lo  hacía  con 
todo  cuidado.  Solía  comprar  él  mismo  varios  olores  y  zahumerios,  y  en  días 
de  triduo  y  en  otras  festividades,  los  llevaba  con  su  brasero  a  la  capilla 
para  que  causaran  mayor  devoción  y  recreo  a  los  que  entraban.  Era  en  fin 
el  hermano  Andrés  los  pies  y  manos  de  todos,  especialmente  de  los  supe- 
riores, valiéndose  de  él  y  fiándole  cualquiera  cosa,  por  la  noticia  que  tenían 
de  su  mucha  virtud,  amor  al  trabajo  y  habilidad  para  todo. 

"Juntaba  todas  estas  virtudes  con  una  tierna  y  filial  devoción  a  la  San- 
tísima Virgen,  Madre  y  Señora  nuestra,  la  cual  parece  había  mamado  con 
su  misma  leche,  como  se  echa  de  ver  en  lo  que  obró,  aun  siendo  secular, 
en  su  servicio  y  culto.  Traía  su  rosario  siempre  colgado  al  cuello,  y  lo  re- 
zaba cada  día  de  rodillas,  o  en  su  aposento,  o  en  la  capilla  de  casa,  sin 
nunca  omitirlo  por  ocupación  alguna.  Gustaba  oír  hablar  y  hablaba  él  mu- 
chas veces  de  las  excelencias  de  esta  Señora  y  de  los  grandes  favores  que 
concede  a  sus  devotos.  Ayoinaba  todos  los  sábados  y  salía  a  la  noche  en  dis- 
ciplina en  honra  suya.  En  tiempo  que  había  flores  en  el  huertecito  de  casa, 
componía  a  menudo  ramilletes,  y  los  llevaba  al  hermano  sacristán,  para  que 
se  las  pusiera  a  la  imagen  de  nuestra  Señora,  teniendo  antes  y  después  de 


BIOGRAFIA 


311 


habérselas  dado,  un  rato  de  oración  en  que  se  las  ofrecía.  Pero  no  se  con- 
tentaba sólo  con  estas  flores  materiales,  sino  que  le  ofrecía  otras  mejores 
espirituales,  de  varios  actos  de  virtud,  no  tan  solamente  en  todas  las  no- 
venas de  sus  festividades  de  nuestra  Señora,  como  se  estila  en  este  noviciado, 
sino  por  todos  los  días  desde  que  comenzó  a  practicar  esta  devoción,  apun- 
tando en  un  librito  que  para  este  efecto  tenía  guardado,  con  tantas  crucecitas, 
las  flores  que  cada  día  le  iba  ofreciendo,  el  cual  librito  tuvo  siempre  cerca 
de  su  cabecera  al  tiempo  de  su  enfermedad  y  muerte;  y  como  uno  de  los 
frutos  principales  que  concede  la  Santísima  Virgen  a  los  que  ejercitaren  esta 
devoción  de  las  flores,  es  una  dichosa  muerte,  no  podemos  dudar  que  deja- 
ría esta  piadosa  Señora  de  comunicar  este  fruto,  a  quien  tan  fielmente  le 
había  servido.  Como  bien  lo  comprobó  el  efecto:  pues  para  la  prevención 
ordinaria  que  siempre  tuvo  el  hermano  para  la  hora  de  la  muerte  con  su 
fervorosa  vida  y  excelentes  virtudes,  que  aquí  se  han  referido,  con  otra  más 
extraordinaria  y  próxima  se  dispuso  (como  quien  sabía  casi  de  cierto,  instar 
el  tiempo  de  su  partida  el  viernes) ,  ocho  días  antes  de  su  muerte  comenzó  la 
devoción  de  los  viernes  de  San  Francisco  Xavier,  confesó  y  comulgó  por  la 
mañana,  pidió  licencia  al  superior  para  salir  en  la  noche  a  disciplina.  El 
domingo  siguiente,  siendo  así  que  no  era  su  día  señalado,  con  todo  eso,  quiso 
servir  en  el  refectorio,  y  en  la  noche,  aunque  se  sentía  agravado  del  achaque 
de  que  murió,  no  quiso  excusarse  de  ser\ir,  sino  que  al  quitarse  el  delantal, 
pidió  licencia  al  superior  para  recogerse  a  su  aposento  por  sentirse  algo  acha- 
coso. Fuese,  de  ser\ir  en  el  refectorio  a  sus  hermanos,  a  la  cama,  y  de  la 
cama,  después  de  pocos  días,  como  esperamos,  al  cielo.  De  suerte  que  por 
haberle  hallado  Cristo  velando  en  obras  de  tanta  humildad  y  caridad,  bien 
parece  que  lo  contará  entre  uno  de  aquellos  siervos  de  los  cuales  dijo  por 
San  Lucas:  'Beati  sunt  servi  illi,  quos  cum  venerit  Dominus,  invenerit  vigi- 
lantes' y  le  pagará  en  la  misma  moneda,  los  ser\'icios  que  le  había  hecho 
en  la  persona  de  sus  hermanos  como  él  mismo  añadió :  'Amen  dico  vobis  quod 
precingit  se  et  faciet  illos  discumbere  et  transiens  ministrabit  illis'. 

"Amaneció  al  día  siguiente  muy  fatigado  de  la  enfermedad,  la  cual  como 
no  le  diese  treguas  ni  de  día  ni  de  noche  y  le  dejara  muy  desflaquecido  (sic), 
pidió  él  muy  a  tiempo  y  con  grande  instancia  se  le  diese  el  viático.  Confe- 
sóse antes  y  como  en  aquel  día  que  era  el  jueves,  habían  salido  al  campo  los 
hermanos  a  tener  asueto,  así  que  supo  habían  \aielto,  envió  luego  un  recado 
al  superior  para  que  mandara  poner  el  altar  y  prevenir  lo  necesario  para 
recibir  en  aquella  tarde  el  sagrado  viático,  como  todo  se  hizo.  El  viernes  por 
la  mañana,  habiéndole  dicho  el  superior  que  se  dispusiera  a  recibir  el  sacra- 
mento de  la  extrema  unción,  llamó  luego  a  un  padre  para  reconciliarse,  y 


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AL  VARADO,  ANDRES  DE,  HNO.  G. 


luego  después  de  haberlo  recibido  con  grande  devoción,  pidió  perdón  a  toda 
la  comunidad  que  le  asistía,  de  la  desedificación  que  le  había  dado,  y  de  la 
poca  caridad  con  que  le  había  servido;  y  esto  con  palabras  tan  humildes  y 
tiernas  que  casi  a  todos  se  les  saltaron  las  lágrimas  de  los  ojos. 

"Aunque  todo  el  tiempo  de  su  enfermedad  se  ejercitó  en  muchos  y  fer- 
vorosos actos  de  conformidad  con  la  voluntad  de  Dios,  pidiéndole  más  que 
padecer,  si  así  fuera  su  gusto,  y  en  varias  devotas  jaculatorias;  pidió  enton- 
ces para  su  consuelo  la  Historia  de  la  Pasión  por  el  Padre  Luis  de  la  Palma, 
y  le  rogó  a  un  hermano  que  le  leyera  algunos  capítulos  con  los  cuales  se  enter- 
necía y  se  alentaba  a  llevar  con  paciencia  sus  dolores.  El  mismo  día,  antes 
que  bajara  la  comunidad  al  refectorio  envió  a  decir  que  se  sentía  muy  malo,  y 
que  por  amor  de  Dios  se  le  dijese  la  recomendación  del  alma.  Así  se  hizo, 
asistiendo  todos  los  de  casa  y  respondiendo  él  también  con  mucha  devoción. 
Algunos  días  antes  de  su  muerte,  así  que  se  reconoció  el  peligro  del  achaque, 
se  envió  a  México  por  un  médico,  y  quiso  la  desgracia  que  el  que  solía  venir 
estaba  enfermo,  con  que  en  buscar  otro,  se  dilató  algo  la  venida.  Llegó  con 
todo  eso,  y  diciéndole  al  hermano  que  tuviese  buenas  esperanzas,  pues  había 
venido  el  médico,  dijo:  'Ya  viene  tarde;  ya  viene  tarde',  y  así  fue,  porque 
aunque  se  le  comenzaron  a  aplicar  luego  algunos  de  los  medicamentos  que  el 
médico  había  ordenado,  una  hora  después,  asistiéndole  toda  la  comunidad, 
y  diciéndole  otra  vez  la  recomendación  del  alma,  murió  con  el  sosiego  y  paz 
conque  siempre  había  vivido.  No  es  digno  de  poco  reparo  lo  que  le  sucedió 
poco  antes  de  expirar,  pues  siendo  así  que  tenía  el  rostro  muy  afligido  por  la 
mucha  flaqueza  de  su  cuerpo  y  dolores  del  achaque,  se  puso  con  un  sem- 
blante tan  sereno  y  alegre,  y  con  los  ojos  tan  vivos  y  clavados  en  el  cielo, 
que  ya  no  parecía  sino  que  estaba  mirando  a  su  Señor  que  venía  a  convidarlo 
a  su  eterno  descanso,  y  con  la  misma  serenidad  de  rostro,  se  quedó  aun  des- 
pués de  haber  expirado. 

"Murió  el  hermano  Andrés  el  12  de  Julio,  día  viernes,  de  este  año  de 
1680;  tenía  de  edad  49  años  y  siete  de  Compañía.  Fue  muy  sentida  de  todos 
su  muerte  y  especialmente  de  los  de  casa,  por  la  notable  falta  que  hizo,  no 
tan  solamente  en  lo  tocante  al  consuelo  y  alivio  de  los  enfermos,  sino  mu- 
cho más  por  haber  perdido  en  él  un  vivo  ejemplar  de  heroicas  virtudes  y  un 
verdadero  retrato  de  hermanos  coadjutores  de  la  Compañía  de  Jesús. 

"Acudieron  al  día  siguiente,  muchos  de  este  pueblo  y  contornos,  a  su 
entierro  mostrando  todos,  al  paso  del  grande  sentimiento  de  su  pérdida,  la 
grande  estima  que  tenían  de  santidad,  y  aunque  ésta  nos  asegura  que  estará 
ya  gozando  en  el  cielo  del  premio  de  sus  trabajos,  con  todo,  por  cumplir  con 
la  obligación  de  mi  oficio,  pido  y  suplico  a  V.  R.  le  mande  hacer  los  sufra- 


BIOGRAFIA  313 

gios  que  la  Compañía  acostumbra  por  sus  difuntos;  y  a  mí  no  me  olvide  de- 
lante de  nuestro  Señor. 

^'Tepotzotlán,  26  de  Julio  de  1680. 

'•Siervo  de  V.  R. 

Pedro  de  Echegoyan". 

Referencias 

1  Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  (1960  N.  E.:  Noticias  Edificantes)  0001. 

2  Decorme,  Gerardo,  S.  J.,  Mcnologio  Ms.  1940,  p.  190. 

3  EcHAGOYAN,  Pedro,  S.  J.  (Rector  y  Maestro  de  Novicios  de  Tepotzotlán) . 
Carta  de  edificación  del  Hermano  Coadjutor  Andrés  Alvarado.  5  fojas 
Ms.  letra  muy  menuda.  26  de  Julio  1680. 

4  Volumen  Sexto  de  Manuscritos  de  la  Provincia  en  el  Archivo  de  Isleta 
College,  1934,  pp.  296  a  300. 


P.  IGNACIO  DE  ALVARADO 
Biografía 

1644  (Febr.  20).  "A  los  Padres  Bartolomé  de  las  Casas,  José  Pasqual,  Juan 
de  Vetancor,  Melchior  Páez,  Pedro  de  Valencia,  Ignacio  de  Alva- 
rado, José  Pastrana,  Francisco  Moreno,  Alonso  de  Medina,  Rodrigo  Luque, 
Agustín  de  Leyba,  Juan  de  Navarrete  y  Manuel  Trujillo,  se  les  conceda  la 
Profesión  de  Cuatro  Votos,  haciéndola  con  los  de  su  tiempo  en  religión  y 
estudios;  pero  antes  sean  bien  advertidos  el  cuarto  y  el  sexto  (Ignacio  de 
Alvarado)  y  cumplan  antes  treinta  y  tres  años  de  edad,  el  sexto,  el  séptimo, 
noveno,  décimo  y  duodécimo,  y  éste  también  su  tercer  año  de  Probación". 
(Vitelleschi  al  P.  Bonifaz:  Roma,  20  de  Febr.  de  1644). 

1667-68  "En  la  misma  carta  del  30  de  Junio  de  1667  digo  las  cosas  enor- 
mes que  se  me  han  avisado  del  Padre  Ignacio  de  Alvarado,  profe- 
so..., V.  R.  (P.  Prov.  Pedro  Valencia)  ha  de  examinarlas,  y  avisarme  de 
lo  que  habrá  averiguado,  porque  estas  monstruosidades  son  indignísimas  de 


314 


AL  VARADO,  LORENZO,  P. 


un  hijo  v^erdadero  de  la  Compañía,  y  el  tolerarlas,  y  dejarlas  pasar  sin  gra- 
vísimo castigo,  es  introducir  en  ella  un  principio  de  intolerable  relajación  y 
cargar  nuestras  conciencias,  faltando  a  la  grave  obligación  que  tenemos  de 
procurar  la  perfecta  observancia". 

(Oliva,  Juan  Pablo,  Carta  al  P.  Prov.  Pedro  Valencia.  Roma,  15  Ag. 
1668)  (Roma,  30  Jun.  1667)  (Bol.  Arch.  Gen.  Nac.  [Méx.  1944.]  t.  XV,  No. 
4,  pp.  600-1). 

Referencias  biográficas 

1  Boletín  Arch.  Gen.  Nac.  (México  1944),  t.  XV,  No.  4,  pp.  600-1). 

2  Oliva,  Juan  Pablo,  S.  J.,  Cartas: 

Al  P.  Prov.  Francisco  Carbonelli,  Roma,  30  Jun.  1667. 
Al  P.  Prov.  Pedro  Valencia,  Roma,  15  de  Agosto  1668. 

3  ViTELLESCHi,  Mucio,  S.  J.,  Carta  al  Padre  Provincial  Luis  Bonifaz,  20  de 
Febrero  de  1644. 

4  Volumen  Quinto  de  Manuscritos  de  la  Prov.  de  Méx.  Isl.  Coll.  1935,  p. 
25  vuelta. 


AL  VARADO,  LORENZO,  P.  (1598-1669)  (f  71) 
Biografía 

1598  "Lorenzo  de  Alvarado  nació  en  Zamora,  España,  el  año  de  1598". 
( Lecina )    ( Sommervogel ) . 

1613  "Apenas  de  15  años  de  edad,  entró  a  la  Compañía  en  la  provincia  de 
Castilla,  el  23  de  Marzo  de  1613".  (Ibid.). 

?         "Pasó  luego  a  la  provincia  de  Nueva  España".  (Ibid.). 

1632  "Hizo  la  profesión  de  cuatro  votos  el  18  de  Octubre  de  1632".  (Le- 
cina) . 

1643  En  Febrero  de  1643,  en  México  se  reunió  la  décima  tercera  congre- 
gación provincial,  y  entre  sus  postulados,  se  hizo  el  siguiente:  "Para 
el  P.  Diego  de  Salazar  se  pide  a  vuestra  paternidad  la  licencia  que  puede  dar 


BIOGRAFIA 


315 


para  que  pueda  leer  libros  prohibidos;  porque  en  aquellas  partes  remotas, 
para  ocasiones  que  se  pueden  ofrecer,  no  hay  quien  tenga  esta  facultad;  y 
el  P.  Diego  de  Salazar  es  persona  muy  segura,  docta  y  calificador  del  santo 
oficio  de  la  inquisición  en  México.  Y  siendo  V.  P.  servido,  la  misma  licencia 
se  podría  dar  al  P.  Lorenzo  de  Alvarado,  que  lee  nuestra  cátedra  de  pri- 
ma en  México,  y  al  P.  Gerónimo  Soriano  que  lee  la  de  vísperas;  porque  si 
faltare  uno,  haya  otro  que  tenga  la  dicha  facultad". 

La  respuesta  del  P.  General  (Vicente  Carafa,  por  muerte  del  P.  Mucio 
Vitelleschi) ,  lleva  la  fecha  de  "Roma,  30  de  Marzo  de  1646".  Dice  así: 

"Concedo,  con  gusto,  licencia  a  los  PP.  Diego  de  Salazar,  Lorenzo  de 
Alvarado,  Gerónimo  Soriano  y  otra  cuarta  persona  a  satisfacción  del  P.  Pro- 
vincial, para  que  puedan  leer  los  libros  prohibidos  de  que  lleva  lista  el  Padre 
Procurador,  y  en  la  forma,  manera  y  limitación  que  la  sacra  congregación  de 
inquisición  ha  comunicado  facultad  al  general  de  la  Compañía  y  no  de  otra 
suerte;  y  concedo  en  lo  dicho  lo  que  puedo.  Sólo  advierto  seriamente,  usen 
los  tales  PP.  de  igual  privilegio,  con  el  silencio  y  prudencia  que  es  razón,  para 
que  se  haga  sin  ofensión  del  tribunal  de  inquisición  y  no  haya  ocasión  de 
sentimientos". 

(Alegre-Burrus:  "Hist.  de  la  Prov."  III,  371). 

1644  Roma,  30  de  Marzo  de  1644.  (De  una  carta  del  P.  General  Mucio 
Vitelleschi  al  P.  Prov.  Luis  de  Bonifaz)  :  "Sea  lo  tercero  acerca  del 

asunto  Palafox,  que  suponiendo  que  los  PP.  Francisco  Calderón  y  Lorenzo 
de  Alvarado  procedieron  con  toda  justificación  en  la  disposición  del  testa- 
mento de  Juan  de  Castro,  de  que  me  informa  bien  largo  el  segundo,  remi- 
tiéndome buen  número  de  papeles  y  quejándose  de  dicho  Señor  Obispo  (Pa- 
lafox) y  de  un  religioso  de  Santo  Domingo;  lo  sucedido  me  ha  confirmado 
en  mi  dictamen  de  que  los  nuestros  conviene  se  excusen  de  ser  ejecutores  de 
testamentos  seglares".  (Vitelleschi  a  Bonifaz,  Roma,  30  de  Marzo  de  1644) 
(Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll.  1934]  Mss.  cartas  de  los  Generales). 

1645  Roma,  31  de  Marzo  de  1645.  (De  una  carta  del  P.  Vicario  Sangrius 
al  P.  Provincial  Juan  de  Bueras)  :   ..  ."El  P.  Lorenzo  de  Alvarado 

pide  ser  calificador  de  la  inquisición.  Si  se  juzgase  por  V.  R.  y  consultores 
por  sujeto  a  propósito  para  el  empleo,  podrá  ser  uno  de  los  que  nuestro  Pa- 
dre Vitelleschi  concedió  el  año  pasado  para  igual  oficio.  También  pide  li- 
cencia para  escribir  sobre  Escoto:  se  considerará  si  es  bien  dársela,  y  caso 
que  se  apruebe,  se  le  pedirá  lo  que  tiene  trabajado  y  se  remitirá  a  la  provincia 
de  Andalucía  para  que  allí  se  revea".  (Sangrius)  (Arch.  Prov.  Méx.  [Isl. 
Coll.  1934]  Documentos  mss.  de  los  Generales). 

—       México,  12  de  Junio  de  1645.  (De  la  Nómina  del  Tribunal  de  la  In- 


316 


AL  VARADO,  LORENZO,  P. 


quisición  de  México:  1571-1645)  :  "El  P.  Lorenzo  de  Al  varado,  de 
la  Compañía  de  Jesús,  Lector  de  Prima  de  Teología,  fue  nombrado  por  ca- 
lificador  de  este  Santo  Oficio  por  los  dichos  Señores  Inquisidores  Lic.  Do- 
mingo Vélez  de  Asas  y  Argos,  Doctores  don  Francisco  de  Estrada  y  Escobe- 
do,  don  Juan  Sáenz  de  Mañozca  y  Lic.  don  Bernabé  de  la  Higuera  y  Amari- 
lla, en  12  de  junio  de  1645  años,  por  ante  el  Secretario  Lic.  Tomás  López  de 
Herenchum". 

(Nómina  del  Tribunal...  año  1645)  (Bol.  A.G.N.  [México,  1955]  t.  26, 
No.  3,  pp.  514-515). 

—  Dic.  8  1645.  Preguntas  al  P.  General.  (Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  [1960] 
Cartas) . 

■ —  Roma,  Diciembre  30  1645.  (De  una  carta  del  P.  Vicario  Sangrius  al 
P.  Provincial)  :  "De  la  Puebla  escribe  uno,  que  ha  causado  no  pe- 
queño reparo  que  después  de  los  regaños  que  dispensó  en  aquella  ciudad  el 
P.  Lorenzo  de  Alvarado,  haya  sido  promovido  a  la  primera  cátedra  del 
colegio  de  México,  mereciendo  castigo.  Se  escribe  lo  que  se  avisa,  para  que 
allá  se  considere  lo  que  hubiere".  (Sangrius). 

—  Roma,  30  de  Diciembre  de  1645.  (De  otra  carta  del  mismo  P.  Vica- 
rio) :  "Nos  holgamos  de  que  el  pleito  del  noviciado  de  Santa  Ana, 

vaya  teniendo  tantos  autos  favorables.  También  es  de  consuelo  que  el  P. 
Lorenzo  de  Alvarado,  en  la  ejecución  de  su  oficio  de  testamentario  de  Juan 
de  Castro,  procediese  con  tanta  aprobación,  que  mereciese  la  sentencia  que 
dio  en  su  favor  el  Sr.  Arzobispo  de  México  (lo  era  el  limo  don  Juan  de  Ma- 
ñozca y  Zamora),  sin  embargo  de  los  empeños  del  Sr.  Obispo  de  Puebla" 
(Sr.  Palafox). 

(Sangrius  al  P.  Prov.)  (Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll.  1934]  Mss.). 

1646  México,  20  de  Marzo  de  1646.  "Ante  mí,  Lorenzo  de  Alvarado,  Se- 
cretario de  Provincia"  (lo  fue  del  P.  Provincial  Pedro  de  Velasco).  Así 
firma  con  él  el  documento  de  agregación  de  la  congregación  de  La  Purísima 
del  colegio  máximo  de  México. 

(Documento  ms.  de  la  fundación  de  la  congregación  de  La  Purísima, 
1645-1646)   (Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  [1960]  APA-G.  VIII-2  1640). 

—  Roma,  Marzo  25  de  1646.  (De  una  carta  del  P.  Carafa  al  P.  Bueras)  : 
"Conceda  V.  R.  la  profesión  de  cuatro  votos  a  los  PP.  Marcos  del 

Río  o  Vandervehen,  y  Virgilio  Mas  o  Masio,  con  los  de  su  tiempo.  Sólo  ad- 
vierto que  de  este  segundo,  si  bien  tres  de  los  examinadores  afirman  que  pue- 
de leer  en  la  Compañía  filosofía  y  teología  con  satisfacción,  el  cuarto  exa- 
minador que  es  el  P.  Lorenzo  de  Alvarado,  dice  dos  cosas  al  parecer  con- 


BIOGRAFIA  317 


trarias,  como  que  no  puede  leer  filosofía  y  teología  y  que  tiene  la  doctrina 
que  requiere  la  congregación  séptima  general,  para  la  profesión  de  cuatro 
votos;  y  pidiendo  ésta  que  puedan  leer  dichas  facultades  para  ser  profesos, 
no  se  concuerdan  fácilmente  ambas  proposiciones. 

"No  se  ignora  que  querrá  decir  que  el  P.  Mas  goza  de  lo  sustancial  de 
la  doctrina  que  se  requiere,  pero  que  le  falta  algún  accidente  para  poder  leer 
públicamente,  y  con  decir  lo  que  se  juzga  en  lo  sustancial,  sin  añadir  ni  qui- 
tar a  la  fórmula  que  se  tiene  remitida,  en  razón  del  modo  con  que  han  de 
decir  su  parecer  los  examinadores,  se  cumple  con  todo  y  no  habrá  ocasión 
de  dudar. 

"V.  R.  leerá  este  capítulo  al  P.  Alvarado;  pero  no  por  lo  dicho  se  le 
deje  de  dar  la  profesión  de  cuatro  votos  al  P.  Mas,  pues  tres  examinadores  le 
favorecen,  y  aun  el  cuarto,  en  parte  por  lo  menos". 

(Carafa  a  Bueras:  Roma,  Marzo  25  de  1646)  (Arch.  Prov.  Isl.  Coll. 
Cartas  mss.  de  los  Generales) . 

—  Roma,  18  de  Diciembre  de  1646.  (De  una  carta  del  P.  Carafa  al  P. 
Bueras)  :  "El  examen  de  la  doctrina  del  P.  Nicolás  Bibián  presenta 

sólo  el  parecer  de  tres  examinadores  que  son  los  Padres  Lorencio  (sic)  de 
Alvarado,  Luis  Suárez  y  Juan  Antonio  Suárez;  éste  le  favorece  sólo  y  los  dos 
primeros  le  son  contrarios".  (Carafa  a  Bueras) . 

1647  Roma,  30  de  Enero  de  1647.   (De  una  carta  del  P.  Carafa  al  P. 
Bueras)  : 

"Pues  la  Inquisición  nombró  por  sus  calificadores  a  los  Padres  Francisco 
Calderón,  Lorenzo  de  Alvarado,  Gerónimo  Pérez  y  Baltasar  López;  y  mi 
antecesor  el  P.  Vitelleschi  en  el  despacho  de  30  de  Marzo  de  1644,  había 
dado  licencia  para  que  lo  fuesen  un  buen  número  de  sujetos,  que  fueren 
a  propósito  para  el  empleo,  no  tengo  que  decir  acerca  de  lo  dispuesto,  sino 
estimar  el  afecto  de  ese  Santo  Tribunal". 

(Arch.  Prov.  Méx.  Isl.  College  [1934]  Mss.  Cartas  de  los  Generales). 

—  México,  Mayo  21  de  1647.  (De  una  carta  del  P.  Alonso  de  Rojas 
al  P.  procurador  [en  Madrid]  Baltasar  Lagunilla)  :   "Bien  grave  es 

el  negocio  y  harto  clara  la  justicia  que  tenemos,  en  pretender  ser  restituidos 
al  uso  corriente  de  nuestro  privilegio,  usado  y  practicado  en  estas  Indias,  des- 
de que  la  Compañía  vino  a  ellas;  de  que  nos  despojó  violenta  e  injuriosa- 
mente la  pasión  y  furia  del  señor  don  Joan  de  Palafox,  Obispo  de  la  Pue- 
bla. Nunca  acá  hubiera  venido;  pues  obliga  a  esta  provincia  a  enviar  a  los 
pies  de  su  Magestad  (Felipe  IV)  al  P.  Lorenzo  de  Alvarado,  compañero 
actual  del  P.  Provincial,  Pedro  de  Velasco;  habiendo  leído  antes,  por  tiem- 
po de  más  de  veinte  años,  cátedras  de  teología  en  la  Puebla  y  aquí,  donde 


318 


AL  VARADO,  LORENZO,  P. 


acabó  con  la  de  prima,  que  dejó,  por  haberle  elegido  por  su  compañero  el 
P.  Juan  de  Bueras  (que  esté  en  el  cielo)  cuando  entró  a  ser  provincial".  .  . 
"Negocio  es  éste  en  que  va  no  menos  que  la  honra  de  esta  provincia;  y  así 
suplico  a  V.  R.  ponga  el  hombro  al  eficaz  remedio,  ayudando  valerosamente 
a  su  consecución  al  P.  Lorenzo  de  Alvarado,  y  a  su  compañero  el  P.  Her- 
nando (sic,  por  Juan)  de  la  Plaza.  Llevan  un  traslado  auténtico  de  los 
autos,  para  que,  por  por  ellos,  se  vean  los  procedimientos  de  este  señor" .  .  . 

(Véase  la  carta  entera  en  Rojas,  Alonso)  ( Alegre-Burrus :  Hist.  III,  449- 
50). 

1648  Roma,  Enero  30  de  1648.  "Este  año  de  1648  fue  enviado  a  Madrid 
el  P.  Lorenzo  Alvarado  para  informar  sobre  el  pleito  del  limo.  Sr. 

Palafox;  habiendo  antes,  en  Roma,  asistido  a  la  décima  congregación  ge- 
neral, en  lugar  de  los  procuradores  de  la  Nueva  España,  que  habían  muer- 
to en  la  travesía;  y  tuvo  ocasión  de  informar  muy  por  menudo  al  P.  Vi- 
cente Carafa  de  todo  el  asunto  del  limo.  Sr.  Palafox.  El  P.  General,  ya 
desde  el  30  de  Enero  de  este  año  había  escrito  al  P.  provincial  Pedro  de 
Velasco  lo  siguiente:  'Con  ocasión  de  la  venida  a  Europa  del  P.  Lorenzo 
de  Alvarado,  he  sabido  los  disgustos  con  el  Sr.  Obispo  de  la  Puebla,  don 
Juan  de  Palafox' ...  'El  memorial  que  refiere  e  informa  del  caso  y  nos  ha 
enviado  el  P.  Alvarado,  se  ha  visto  y  leído  con  atención  por  personas  cuer- 
das y  doctas,  y  juzgan  todas  que,  si  acá  se  trata  este  negocio,  han  de  culpar 
mucho  y  condenar  a  los  de  la  Compañía.  Procúrese  ajustar  este  negocio, 
como  le  ordeno  también  al  P.  Alvarado  que  lo  solicite  en  Madrid,  en  la 
misma  conformidad'."  (Carta  del  P.  Gen.  Carafa  al  P.  Prov.  Pedro  de  Ve- 
lasco:  Roma,  30  de  Enero  de  1648). 

—  "Los  asuntos  todos  de  que  iban  encargados  los  padres  procuradores, 
se  encomendaron  al  P.  Lorenzo  de  Alvarado,  que,  para  otros  efec- 
tos había  pasado  a  Europa  desde  el  año  de  1648".  (Alegre-Burrus:  III,  203). 

—  "El  P.  Lorenzo  Alvarado,  llevó  por  compañero  al  H.  G.  Felipe  del 
Castillo" .   ( Figueroa ) . 

—  "Roma,  30  de  Junio  de  1648".  (De  una  carta  del  P.  Carafa  al  P. 
Pedro  de  Velasco)  :  "Muchos  días  ha  que  se  avisó  al  Viceprovincial 

de  Toledo,  que  diese  la  profesión  de  cuatro  votos,  al  P.  Juan  de  la  Plaza, 
compañero  del  P.  Lorenzo  Alvarado". 

1649  "Roma,  20  de  Diciembre  de  1649".  (De  una  carta  del  P.  Montmo- 
rency,  Vicario,  al  P.  Andrés  de  Rada,  Prov.).  "Ya  se  ve  que  de  nin- 
guna suerte  es  necesario  otro  padre  en  Madrid,  especialmente  hallándose 
de  presente  en  la  corte,  el  P.  Lorenzo  de  Alvarado,  que  tiene  plena  no- 


BIOGRAFIA 


319 


ticia  de  todo  lo  que  en  México  ha  pasado  en  el  negocio  del  Sr.  Obispo  de 
la  Puebla". 

(Montmorency  a  Rada:  Roma,  20  de  Diciembre,  1649). 

—  "El  Breve  suspensivo  de  S.  S.  Urbano  VIII  de  7  de  Febrero  de  1625, 
se  publicó  en  Madrid  (como  lo  trae  Lezana  en  el  t.  IV  de  sus  Obras 
Morales)  donde  dice  que,  habiendo  hecho  diligencias  en  Roma  el  P.  Lo- 
renzo de  Alvarado,  por  el  tal  Breve  suspensivo,  no  pudo  descubrirlo,  pero 
que  después  lo  halló  en  la  Nunciatura  de  España,  de  donde  lo  sacó  autori- 
zado, y  éste  nunca  se  ha  visto  en  pública  forma,  aunque  lo  citan  muchos". 

(Pardo,  Bernardo,  Instrucción  Ms.  a  los  PP.  Procuradores.  Méx.  Jun., 
1681)   (Arch.  Prov.  Méx.  Merid..  APA-G.  VIII-2  [1481]). 

1650  "Copia  de  una  carta  escrita  por  su  Magestad  al  Duque  del  Infan- 
tado con  fecha  de  1650,  como  a  su  embajador  en  Roma,  para  que 

patrocinase  al  P.  Lorenzo  de  Alvarado,  procurador  general  de  la  Compa- 
ñía, de  esta  provincia  de  México,  en  los  asuntos  que  llevaba,  y  procurase 
con  su  Santidad  (Inocencio  X)  fuesen  atendidas  las  causas  de  esta  religión". 
(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  f.  270). 

1651  "Roma,  28  de  Diciembre  de  1651".  (De  una  carta  del  P.  Gosvino 
Nickel  al  P.  Prov.  Andrés  de  Rada)  :  "Aguardaremos  la  copia  de  los  pa- 
peles que  V.  R.  ha  enviado  al  Padre  Julián  de  Pedraza,  para  tener  mayor 
noticia  del  estado  de  los  pleitos  que  nos  ha  movido  el  Sr.  don  Juan  de  Pa- 
lafox:  para  todos  es  materia  de  harta  pena  que  duren  tanto  y  estén  de  tan 
mala  data  por  allá;  por  acá  lo  trabaja  y  solicita  con  cuidado  el  P.  Lorenzo 
Alvarado,  y  tenemos  esperanzas  de  algún  buen  suceso,  como  el  mismo  Pa- 
dre habrá  escrito;  el  Señor  nos  lo  dé  por  su  infinita  misericordia  y  ponga 
fin  a  tan  pesadas  diferencias".  (Nickel  a  Rada.  Roma,  28  de  Diciembre 
de  1651). 

1653  (De  unos  apuntes  mss.  del  P.  Miguel  Solana  al  P.  Diego  de  Monroy, 
cuando  éste  iba  de  Procurador  a  Roma)  :  .  .  ."No  he  hecho  mención 
del  P.  Lorenzo  de  Alvarado,  por  no  saber  a  dónde  se  hallará;  porque  en- 
contrando con  él,  como  tan  experimentado  en  Roma  y  Madrid  y  en  todos 
los  negocios,  podrá  más  llenamente  informar  de  todo  a  V.  R.;  y  con  su  pre- 
sencia no  necesitará  de  este  mi  papel,  el  cual  se  ha  hecho  por  si  no  se  en- 
contrase V.  R.  con  él,  y  por  obedecer  a  V.  R.  a  quien  dé  nuestro  Señor 
feliz  viaje". 

(Solana,  Miguel,  S.  J.  Apuntes  mss.  al  P.  Procurador  a  Roma,  Diego 
de  Monroy.  México,  Noviembre  de  1653)  (Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  APA-G. 
VIII-2)  (1477). 


320 


AL  VARADO,  LORENZO,  P. 


1658  Este  año  debió  de  volver  de  Europa  a  su  provincia;  como  consta 
de  esta  carta  del  P.  General  Gosvino  Nickel  al  P.  Prov.  Alonso  de 

Bonifacio,  fechada  en  Roma  el  20  de  Agosto  de  1658:  *''Los  consultores  de 
la  provincia  serán  (después  de  nombrado  el  provincial)  los  PP.  Alonso  de 
Bonifacio,  Diego  de  Monroy,  Lorenzo  de  Alvarado  y  el  Compañero  del 
provincial" .  .  . 

—  Y  en  otra  de  la  misma  fecha  dirigida  sin  duda  al  nuevo  Provincial 
Pedro  Antonio  Díaz,  le  dice:  "Encomiendo  mucho  a  V.  R.  al  P.  Lo- 
renzo de  Alvarado,  el  cual  ha  trabajado  con  gran  aplicación  y  diligencia 
en  esta  Corte  y  en  la  de  Madrid,  solicitando  el  negocio  que  le  encomendó 
esa  provincia.  Hase  querido  volver  a  ella,  y  merece  particular  estimación 
el  celo  que  ha  mostrado  del  buen  nombre  de  nuestra  Compañía". 

(Nickel  al  P.  Prov.  de  México)  (Arch.  Isl.  Coll.  [1934]  Mss.). 

1659  Roma,  30  de  Noviembre  de  1659.  (De  una  carta  del  P.  Nickel  al  P. 
Provincial)  :  "Al  fin  me  avisa  V.  R.  que  habían  llegado  al  puerto  de 

Veracruz  los  PP.  Lorenzo  Alvarado,  Diego  de  Monroy  y  Gerónimo  de  Lo- 
bera, con  sus  compañeros".  (Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll.,  1934]  Mss.  Cartas 
de  los  Generales). 

—  "En  la  cuestión  con  el  Sr.  Obispo  de  Puebla,  los  jesuítas  por  medio 
del  P.  Lorenzo  Alvarado,  recurrieron  a  su  General,  y  el  limo.  Pa- 

lafox  al  Papa  Inocencio  X".  (Cuevas). 

1662  "Por  el  mes  de  Noviembre  de  1662,  cumplidos  ya  los  nueve  años  de 
la  última  congregación,  no  pareció  poderse  diferir,  por  más  tiempo, 

enviar  a  Roma  procuradores  que  informasen  del  estado  de  la  provincia;  tanto 
más,  cuanto  elevado,  poco  antes,  al  supremo  cargo  de  la  Compañía  el  P.  Juan 
Pablo  Oliva,  y  criados  nuevos  asistentes,  eran  más  necesarios  estos  informes. 

"Por  otra  parte,  las  graves  necesidades  en  que  se  veía  la  provincia,  obli- 
gaba a  excusar,  cuanto  fuere  posible,  de  gastos,  a  los  colegios  distantes. 

"En  esta  consideración,  el  P.  Provincial  Pedro  Antonio  Díaz,  tomado  an- 
tes el  dictamen  de  los  padres  consultores,  se  determinó  a  celebrar  una  con- 
gregación abreviada,  digámoslo  así,  y  compuesta  solamente  de  los  vocales 
que  se  hallaban  en  México,  y  en  los  colegios  vecinos  de  Puebla  y  Tepotzo- 
tlán.  Se  destinó  para  principio  de  la  congregación  el  día  12  de  Noviem- 
bre, en  que  fue  elegido  secretario  el  P.  Francisco  Jiménez;  y,  luego  el  14, 
procuradores  los  Padres  Lorenzo  Alvarado  y  Bernardo  Pardo".  (Alegre- 
Burrus:  Hist.  III,  265,  388). 

1663  "El  Padre  Procurador  Lorenzo  Alvarado  firmó  en  México  la  instan- 


BIOGRAFIA 


321 


cia  a  Alejandro  VII  pidiendo  la  fiesta  de  Nuestra  Señora  de  Guada- 
lupe". (Cuadernillo  anónimo  de  1663)  (Vera). 

—  "El  lunes  3  de  Julio  de  1663,  a  las  cinco  de  la  tarde,  llegó  correo 
a  esta  ciudad  de  México  de  cómo  había  llegado  aviso  de  La  Ha- 
bana, dando  noticia  de  cómo  los  galeones  de  la  plata,  estaban  esperando 
la  flota  para  hacer  su  viaje:  y  así  como  llegó  esta  nueva,  se  hizo  la  flota  a 
la  vela,  sábado  7  de  Julio,  y  en  ella  se  embarcó  el  doctor  don  Juan  Sáenz 
de  Mañozca,  Obispo  de  La  Habana,  para  residir  en  su  obispado;  y  el  P. 
Gabriel  (sic,  por  Lorenzo)  de  Alv arado,  de  la  Compañía  de  Jesús,  que 
va  por  procurador  de  esta  provincia.  Lleva  la  flota  el  general  Nicolás  de 
Córdoba".  (Martín  de  Guijo:  Diario.  Edic.  1853,  p.  516). 

—  México,  Mayo  7  de  1663.  "Un  cuaderno  en  14  fojas  en  que  constan 
las  cosas  que  llevó  encomendadas  el  P.  Lorenzo  de  Alvarado  cuando  fue 
procurador  a  Roma,  del  P.  Provincial  Pedro  Antonio  Díaz".  (Invent.  Arch. 
Prov.  Méx.  [1767]  f.  90). 

Afortunadamente  hemos  encontrado  ese  Cuaderno,  y,  como  es  muy  im- 
portante como  documento  histórico,  le  vamos  a  dar  cauce  en  esta  historia. 

(Su  título)  :  "Catálogo  de  las  cosas  que  lleva  encomendadas  del  P.  Pe- 
dro Antonio  Díaz,  Provincial  de  esta  Nueva  España,  el  P.  Lorenzo  de  Al- 
varado,  Procurador  a  Roma". 

Puebla 

"Primeramente  tratar  en  la  Puebla  con  el  P.  Eugenio  de  Losa,  pro- 
curador del  colegio  del  Espíritu  Santo,  el  negocio  de  la  venta  de  las  ca- 
sas de  su  legítima  herencia,  que  me  dicen  se  van  deteriorando;  y  si  será 
más  a  propósito  venderlas  de  una  vez,  habiendo  quien  las  compre  a  satis- 
facción y  pague  el  justo  precio;  o  que  su  hermano  de  dicho  padre  procu- 
rador (Losa)  las  compre,  o  tome  a  censo,  obligándose  a  los  réditos  que  pa- 
recieren convenientes,  como  el  Padre  procurador  me  ha  dicho  lo  hará  su 
hermano  y  el  Padre  le  escribirá  en  dicha  conformidad. 

2  "Tratar  con  el  P.  Rector  (P.  Alonso  Muñoz)  y  maestros  de  San  Ilde- 
fonso el  punto  de  graduarse  los  estudiantes  seglares  en  la  ciudad  de  México, 
para  que  se  continúen  dichos  grados  y  si  será  bien  pedir  en  el  Consejo  nuestra 
confirmación  en  dichos  grados;  y  ver  si  se  ofreciere  otra  cosa  que  tratar  en 
aquel  colegio,  cerca  de  los  estudios". 

3  'Tratar  con  el  Padre  Rector  del  colegio  del  Espíritu  Santo  (con  el 
P.  Simón  Cotta  o  con  el  P.  Pedro  de  Valencia),  si  se  les  ofrece  alguna  cosa 
que  proponer  a  nuestro  Padre,  cerca  de  la  Capilla  de  S.  Miguel  y  minis- 


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AL  VARADO,  LORENZO,  P. 


terios  de  los  indios  que  en  ella  se  ejercitan,  de  que  también  dirán  el  P. 
Nicolás  de  Zepeda,  que  cuida  de  la  capilla,  y  el  Padre  Francisco  Carbonel- 
li,  y  otros". 

4  "Item,  si  a  dichos  padres  se  ofrece  otra  cosa  que  el  P.  Procurador  tra- 
te en  Madrid  o  Roma,  acerca  de  dicho  colegio". 

5  "Tratar  con  el  P.  Eugenio  de  Losa  escriba  a  su  hermano  se  encargue 
de  la  administración  de  dichas  casas,  en  caso  que  el  alguacil  mayor  no  quie- 
ra proseguir  con  ella,  o  cómo  se  podrá  disponer  en  la  forma  más  conve- 
niente". (Al  margen  de  cada  número  va  poniendo  el  P.  Alvarado,  "Tratóse"). 

Veracruz 

6  "En  Veracruz:  entregar  la  'segunda  vía'  de  las  dos  que  han  de  ir  en 
la  flota,  al  P.  Luis  Pimentel".  (Al  margen:  "Entregóse").  "Item,  un  catálogo 
de  las  cosas  que  el  P.  Procurador  lleva,  por  lo  que  pueda  suceder  en  el 
viaje,  y  conforme  a  ella  dar  razón  en  Sevilla  de  dichas  cosas".  (Al  margen: 
"Hízose"). 

7  "Ver  al  Sr.  Racionero  don  Fernando  de  la  Serna,  y  decir  cuán  en- 
cargado va  de  su  negocio,  de  parte  del  Padre  Provincial  y  de  la  provincia". 
(Al  margen:  "Víle"). 

En  La  Habana 

1  "Tratar  con  el  alguacil  mayor  don  Pedro  Recio  de  Oquendo  de  lo  que 
han  rentado  estos  años  las  casas  de  la  legítima  del  P.  Eugenio  de  Losa,  des- 
de las  últimas  cuentas  que  envió  que  su  merced  hizo  a  este  colegio  de  Mé- 
xico". 

2.  "Que  lo  procedido  de  dichos  réditos  se  remita  con  la  mayor  seguridad 
que  fuere  posible,  en  libranza  o  de  otra  manera  que  pareciere  más  a  cuen- 
to, a  dicho  colegio  de  México  y  al  P.  Provincial". 

3  "Tratar  con  dicho  alguacil  mayor  y  otras  personas  inteligentes  de  la 
venta  de  dichas  posesiones  de  contado,  o  a  censo,  como  se  juzgare  más  con- 
veniente". 

4  "Este  punto  se  ha  de  tratar  especialmente  con  el  hermano  del  P.  Eu- 
genio de  Losa  que  le  escribe  en  orden  a  esto,  y  parece  que  si  otro  ha  de  que- 
dar con  dichas  casas,  será  más  conveniente  se  efectúe  ja  venta  con  él,  que 
no  con  otro". 

5  "El  capitán  Domingo  Rodríguez  de  Vera,  quería  se  pusiesen  por  su 
cuenta  sobre  dichas  posesiones,  unos  cuatro  o  cinco  mil  ducados,  y  él  decía  | 


BIOGRAFIA 


323 


entregar  la  cantidad  aquí  en  México,  a  la  Compañía;  ha  días  no  ha  vuelto 
a  hablar  de  esto". 

6  "De  las  diligencias  que  en  esta  parte  se  hicieren,  avisará  el  P.  Procu- 
rador a  México  al  P.  Provincial,  escribiéndole  su  parecer  acerca  de  lo  que 
juzgare  más  conveniente,  para  que  acá,  consultado,  se  resuelva  últimamente 
lo  que  se  hubiere  de  hacer". 

7  "En  el  ínterin  procurar  prosiga  en  la  administración  de  dichas  pose- 
siones el  señor  alguacil  mayor,  si  no  fuere  caso  que  su  merced  no  pueda  pro- 
seguir en  dicha  administración,  que  entonces  se  tratará  si  convendrá  quede 
con  ella  el  hermano  del  padre  Eugenio  Losa,  conforme  a  lo  tratado  en  la 
Puebla  con  dicho  Padre". 

8  "Informarse  con  toda  puntualidad,  claridad  y  distinción  de  lo  que 
toca  a  la  fundación  del  colegio  de  la  Compañía  que  se  pretende  en  dicha  ciu- 
dad (La  Habana),  sobre  que  aquí  ha  instado  el  Sr.  Obispo  don  Juan  de  Ma- 
ñozca,  que  la  desea  mucho  y  dice  escribirá  al  Consejo  (de  Indias)  en  orden 
a  que  se  efectúe.  Ver  la  comodidad  que  hay  de  sitio,  como  de  haciendas  que 
se  ofrecen  para  dicha  fundación  y  poder  informar  de  su  conveniencia,  así 
a  nuestro  Padre  como  en  el  Consejo.  Esta  fundación  promueve  mucho  el 
regidor  fulano  Gatica. 

"Advirtiendo  acerca  de  este  punto  (sin  darlo  a  entender  en  La  Habana) 
que  las  veces  que  se  ha  tratado  en  consultas  de  provincia,  de  esta  fundación, 
casi  siempre  la  mayor  parte  de  los  consultores  y  padres  que  se  han  hallado 
en  la  consulta,  juzgaron  no  convenía  hacerla,  menos  que  habiendo  fundación 
gruesa  y  cierta  para  los  grandes  gastos  que  ha  de  haber  si  se  funda  colegio, 
en  el  ir  y  venir  los  padres  a  él  y  sustentarse  en  él,  por  la  grande  carestía  de 
los  bastimentos  en  aquella  ciudad". 

9  Este  número  está  tachado  en  el  original,  pero  dice  así:  "Ha  de  pro- 
curar el  procurador  (Lorenzo  de  Alvarado)  saber  si  en  La  Habana  hay 
quien  conozca  al  licenciado  Domingo  Pérez  que  fue  el  que  dejó  una  manda 
para  una  obra  pía  de  mil  pesos,  que  se  han  de  llevar  a  la  Isla  de  la  Palma,  y 
juntamente  una  lámpara  de  plata,  uno  y  otro  pára  en  el  dicho  procurador 
de  provincia.  Dicho  licenciado  Domingo  Pérez  era  natural  de  dicha  isla  y 
allí  tiene  deudos;  escribir  de  allí  a  la  isla  para  que  envíen  por  los  mil  pe- 
sos, etc.". 

Sevilla 

1  "Entregar  al  procurador  los  3,000  pesos  que  lleva  de  la  provincia  para 
pagar  los  gastos  de  ella  en  aquel  oficio". 

2  "Ver  y  tomar  las  cuentas  en  dicho  oficio,  por  lo  que  toca  a  esta  pro- 
vincia". 


324 


AL  VARADO,  LORENZO,  P. 


3  "Dar  el  cajoncillo  de  dos  arrobas  de  chocolate  al  P.  Magino  Sola,  que 
envía  el  procurador  de  provincia,  la  una  para  dicho  padre  Magino,  y  la  otra 
para  el  padre  Pedro  Bermudo,  procurador  de  Indias  en  Madrid,  si  no  es 
que  el  P.  Procurador  Lorenzo  Alvarado  quiera  llevársela". 

4  "El  cajón  que  va  para  Roma  se  remitirá  conforme  al  parecer  de  di- 
cho P.  Lorenzo  Alvarado". 

5  "De  los  negocios  del  colegio  de  México  lleva  memoria  aparte,  acerca 
del  reloj,  legítima  del  P.  Francisco  Díaz,  etc.". 

6  "En  Jerez  de  la  Frontera  tratar  de  la  composición  de  la  legítima  y  re- 
nunciación que  hizo  antes  de  su  profesión,  el  P.  Pedro  Ramos,  procurador 
de  provincia,  cuya  copia  lleva.  El  P.  Ramos  pide  se  dé  el  tercio  de  dicha 
legítima  para  unas  sobrinas  suyas,  hijas  de  su  hermano  don  Bartolomé,  apli- 
cando dicha  tercera  parte  o  la  cuarta  (si  así  se  concertare),  y  lo  que  proce- 
diere de  dicha  legítima,  podrá  el  dicho  padre  procurador,  juzgándolo  así 
más  conveniente,  traerlo  empleado  a  la  vuelta  para  este  colegio  de  México, 
etc.  en  algunos  géneros  de  diferentes  lienzos,  paño  negro,  azafrán,  etc.". 

7  Está  tachado,  pero  se  puede  leer:  "La  misma  diligencia  que  se  en- 
carga al  padre  procurador  se  haga  en  La  Habana  acerca  de  los  mil  pesos  y 
lámpara  de  plata  para  la  Isla  de  la  Palma,  se  ha  de  hacer  en  Sevilla  y  escribir 
de  allí». 

Madrid 

1  "El  negocio  del  P.  N.  solicitarlo  por  todos  medios,  por  el  Provincial  de 
Toledo,  procuradores  de  Indias,  y  los  demás  amigos  y  conocidos,  conforme 
a  la  instrucción  de  dicho  padre,  presentando  sus  papeles,  poniendo  en  este 
negocio  la  diligencia  y  solicitud  que  esperamos,  y  de  que  nos  prometemos 
feliz  suceso". 

2  "Ver  las  cuentas  del  procurador  de  Madrid,  por  lo  que  toca  a  esta  pro- 
vincia y  cotejarlas  con  las  que  se  hubieren  visto  en  Sevilla". 

3  "Dar  razón,  si  fuere  menester,  en  el  Consejo  de  Indias,  de  las  cartas 
que  acá  se  recibieron  de  su  Magestad,  así  en  orden  de  la  celebridad  del 
buleto  de  la  Concepción  de  la  Virgen  Santísima,  que  se  celebró  en  todas 
las  casas  y  colegios  y  misiones  de  la  provincia,  con  misa,  sermón  y  procesión 
y  demás  celebridad  posible;  como  de  la  otra  cédula  que  se  recibió  acerca  de 
la  limosna  que  su  Magestad  da  de  vino  y  aceite;  de  que  nunca  la  provincia 
ha  estado  tan  necesitada  como  al  presente,  como  podrá  significar  el  padre 
procurador,  como  consultor  que  ha  sido  de  provincia  y  sabe  el  estado  que  al 
presente  tiene,  y  todos  los  colegios,  casas  y  misiones". 

4  "Solicitar  prosigan  los  grados  en  la  Universidad  de  México,  de  los 


BIOGRAFIA 


325 


estudiantes  seculares  que  cursan  los  estudios  de  San  Ildefonso  de  la  Puebla, 
como  hasta  aquí  se  ha  usado;  significando  (si  fuere  menester)  ser  tan  creci- 
da y  urgente  la  necesidad  de  muchos  de  ellos  (como  le  consta  al  dicho  padre 
procurador  que  lo  ha  visto),  que  no  tienen  aun  para  venirse  a  graduar  a 
México". 

5  "Item,  solicitar  este  mismo  punto  de  graduarse  nuestros  estudiantes 
de  Guatemala  y  Campeche  en  dichos  colegios,  o  en  las  cátedras  en  que  ha 
habido  alguna  variedad,  según  que  hasta  aquí  se  ha  hecho". 

6  "Fuera  de  dichos  grados  se  ha  de  solicitar  en  el  Consejo,  para  el  cole- 
gio de  Campeche: 

"Así  la  limosna  de  vino  y  aceite  que  allí  por  especiales  cédulas  tiene  su 
Magestad  mandado  se  le  dé,  en  que  estos  años  ha  habido  alguna  dificultad 
por  parte  del  gobernador  don  José  Campero. 

"También  que  su  Magestad  se  sirva  prorrogar  la  merced  que  tiene  hecha 
a  dicho  colegio  (de  Campeche),  de  rentas  sobre  algunas  encomiendas  de 
dicha  provincia,  para  sustento  de  algunos  maestros  que  allí  leen  gramática, 
curso  de  artes  y  teología  moral,  de  que  hoy  tiene  mucha  necesidad  dicho  cole- 
gio, por  haber  el  pirata  inglés  en  la  invasión  que  hizo  en  el  puerto  de  San 
Francisco  de  Campeche,  quemado  algunas  posesiones  que  allí  tenía  el  cole- 
gio de  Mérida,  cuyo  rector  está  avisado  escriba  a  Madrid,  lo  demás  que  aquel 
colegio  necesita  negociar  en  el  Consejo  Real  de  las  Indias.  Lo  cual  también 
se  ha  avisado  haga  el  rector  del  colegio  de  Guatemala". 

7  "Solicitar  por  las  vías  posibles,  del  confesor  de  la  reina  nuestra  señora, 
y  otros,  la  promoción  que  pide  el  racionero  don  Fernando  de  la  Serna,  fun- 
dador del  colegio  de  la  Veracruz,  informando  de  sus  méritos,  etc.  y  dar  la 
carta  del  canónigo  Venegas,  al  confesor  de  la  reina". 

6  (Sic)  "Tratar  de  la  restitución  de  la  doctrina  de  San  Gregorio,  cuyos 
papeles  lleva  el  procurador;  y  si  acerca  de  lo  de  Tepotzotlán  se  pudiere  in- 
tentar alguna  cosa". 

7  "Tratar  el  punto  de  la  sujeción  de  nuestros  misioneros  en  orden  a  la 
institución  canónica,  conforme  a  lo  que  en  esta  presente  conceden  nuestros 
padres  generales,  y  ver  si  sin  inconveniente  se  puede  fijar  alguna  cosa  sobre 
este  punto  en  el  Consejo  y  tratar  de  ello". 

8  "Pedir  en  el  Consejo  Real  cédula  para  que  nuestros  misioneros  no  pa- 
guen mesada  de  las  limosnas  que  les  da  su  Magestad  para  su  sustento,  como 
de  hecho  las  tienen  los  padres  de  San  Francisco  que  no  pagan  dicha  mesada, 
de  que  parece  están  más  excusados  nuestros  misioneros,  que  ni  tienen  ni  lle- 
van observaciones,  ni  otros  emolumentos  que  tienen  en  sus  doctrinas". 

9  "Proponer  cómo  hasta  aquí  en  estos  años  pasados,  se  les  han  quitado 
por  dicha  mesada,  más  de  15  a  16,000  pesos  a  nuestros  misioneros.  Tratar 
se  les  vuelvan,  si  fuera  posible". 


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AL  VARADO,  LORENZO,  P. 


10  "Trátese  del  negocio  del  Consejo  de  Cruzada  sobre  lo  que  se  quitó 
a  las  obras  pías  de  la  Profesa  y  del  colegio,  que  dejó  en  su  testamento  el  ca- 
pitán Zuleta". 

11  "Háblese  sobre  la  deuda  que  dejó  declarada  en  su  testamento  Mateo 
Díaz  de  la  Madriz  que  debía  a  la  Casa  Profesa,  que  no  es  sino  a  la  provin- 
cia, de  que  acá  ni  habló  su  hermano  en  el  testamento;  y  así  no  se  ha  hecho 
diligencia  por  ella  y  reclaman  en  el  suyo,  dicho  Mateo  Díaz  de  la  Madriz, 
declarando  que  debía  dicha  cantidad  y  que  se  separase  de  sus  bienes". 

Roma 

1  "Informar  a  nuestro  Padre  de  las  cosas  de  la  provincia,  deudas,  etc., 
congregación  provincial  abreviada  que  se  tuvo,  y  de  lo  demás  que  el  padre 
Provincial  ha  prometido  al  P.  General  en  sus  cartas,  que  un  día  el  Procura- 
dor le  informaría  de  todo,  como  es  razón  lo  haga  el  P.  Lorenzo  Alvarado 
como  testigo  de  vista  y  consultor  que  ha  sido  de  provincia  este  trienio". 

2  "Tratar  lo  primero  de  los  privilegios  sobre  que  tanto  instan,  así  los 
padres  misioneros,  como  otros  de  la  provincia". 

3  "Significar  cómo  algunos  obispos,  especialmente  el  de  Guadalajara  (don 
Juan  Ruiz  Colmenero  [1646-1663])  no  quieren  pasar  por  el  privilegio  que 
nos  concedió  Inocencio  X  de  que  'ultra  duas  dietas  no  parezcan  personal- 
mente, sino  per  litteras';  obligándolos  muchas  veces  a  andar  más  de  diez 
dietas  y  comparecer  personalmente". 

(Dieta  es  una  jornada  de  un  día). 

4  "Tratar  con  nuestro  Padre  el  punto  de  la  Bula  de  la  Cruzada,  y  lo  que 
dicen  algunos  autores  'que  es  preciso  que  los  superiores  notifiquen  a  los  súb- 
ditos  les  está  prohibido  el  uso  de  la  dicha  Bula  para  casos  reservados,  si  no 
es  después  de  la  última  predicación  de  la  Bula,  opinando  algunos  que  hay 
necesidad  de  esta  última  notificación'.  Y  por  esta  diversidad  con  que  en  esta 
parte  hablan  algunos  autores,  favoreciendo  el  uso  de  la  Bula  para  dicho  efec- 
to (se  aclare  bien  esto  en  Roma)". 

5  "Tratar  con  nuestro  Padre  el  punto  de  los  colegios  chicos,  especial- 
mente Santa  Ana,  Pátzcuaro,  que  inclinaban  al  P.  Visitador  se  deshiciesen, 
en  que  no  vino  la  congregación  provincial,  y  sobre  que  escribe  el  P.  Provin- 
cial a  nuestro  Padre". 

6  "El  proyecto  de  dejar  todas  las  misiones  (a  que  parece  se  inclinaba  el 
Visitador)  o  por  lo  menos  las  de  la  Sierra,  por  ser  más  trabajosas  y  menos 
indios  que  doctrinar:  infórmese  a  nuestro  Padre  que  dejar  dichas  misiones 
tiene  grandes  dificultades;  privarnos  de  las  limosnas  de  su  Magestad  y  de  los 
principales  y  más  gloriosos  empleos  que  ha  tenido  esta  provincia;  y  en  que 


BIOGRAFIA 


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notándose  algo  de  este  proyecto  los  años  pasados,  los  frailes  de  San  Fran- 
cisco y  su  comisario,  los  mercedarios  y  su  vicario,  ofrecieron  encargarse  de 
ellas;  y  su  Magestad  parece  que  mostró  disgusto  que  en  todo  o  parte  nos 
eximamos  de  la  administración  que  hasta  aquí  hemos  tenido  de  los  indios  de 
dichas  misiones;  y  que  si  se  dejan  las  Sierras,  no  querrán  dejarnos  con  la 
administración  de  los  indios  y  misiones  de  Sinaloa;  y  que  no  sería  fácil 
acomodar  al  pie  de  sesenta  sujetos  que  están  empleados  en  dichas  misiones; 
y  que  los  inconvenientes  que  parece  tiene  esta  administración  se  pueden  ob- 
viar en  cuanto  es  posible,  que  no  hay  ministerio  ni  ocupación  en  que  no 
los  haya". 

7  "Tratar  con  nuestro  Padre,  apruebe  y  haga  guardar  lo  que  se  ha  consul- 
tado acerca  de  que  los  colegios  que  tuvieren  posibilidad,  contribuyan  al  cole- 
gio de  México  para  sustento  de  los  estudiantes,  mientras  dicho  colegio  no  se 
fuere  aliviando  de  las  muchas  deudas  que  tiene;  que  en  el  colegio  del  Espí- 
ritu Santo  es  imposible  poner  estudiantes  de  casa  que  vayan  a  cursar  a  San 
Ildefonso,  los  cuales  no  tendrían  tiempo,  no  sólo  para  estudiar,  pero  ni  aun 
para  las  idas  y  venidas  a  dicho  colegio;  que  en  el  de  San  Ildefonso,  por  ahora, 
también  es  muy  difícil  sustentarlos". 

8  "Tratar  con  nuestro  Padre  lo  que  resolvió  el  P.  Visitador  acerca  de 
los  filipinos  que  pasan  por  esta  provincia,  que  no  paguen  más  de  dos  reales 
y  medio  por  sus  alimentos;  en  que  el  colegio  de  México  parece  es  defraudado, 
máxime  en  este  tiempo  que  está  tan  necesitado  y  adeudado;  los  intereses  que 
tienen  los  procuradores  de  Filipinas  en  las  cosas  que  de  allá  traen  en  cantida- 
des muy  considerables;  los  muchos  aposentos  y  almacenes  que  aquí  ocupan 
dichos  huéspedes;  infórmele  que  acá  se  había  determinado  pagasen  tres  rea- 
les, quedándose  ellos  con  uno  de  los  cuatro  reales  que  su  Magestad  señala 
para  los  alimentos  de  cada  sujeto;  y  que  sólo  el  vino  que  se  da  a  algunos  su- 
jetos, monta  más  de  los  dos  reales  y  medio". 

9  "Informar  a  nuestro  Padre  de  lo  que  toca  a  tomar  censos  y  depósitos, 
que  en  algunas  ocasiones  es  inexcusable,  como  escribo  a  su  Paternidad  el  cui- 
dado que  en  esta  parte  se  ha  tenido,  de  no  tomarlos  sin  necesidad  urgente  y 
consultando  primero". 

10  "También  informar  a  nuestro  Padre,  de  las  consultas  que  se  hicieron 
acerca  de  las  minas  de  Tepotzotlán,  en  que  siempre  se  halló  el  P.  Procurador, 
en  especial  de  la  que  se  tuvo  delante  del  P.  Visitador  (Hernando  Cavero), 
cuando  pretendía  el  P.  rector  de  Tepotzotlán  (¿el  P.  Salvador  de  Morales?) 
ir  en  persona  a  beneficiar  las  minas,  pero  en  que  nadie  vino,  aunque  querían 
muchos  se  hiciese  prueba  de  dichas  minas,  en  que  yo  nunca  vine  por  ser 
dejadas  y  de  ningún  provecho,  de  lo  cual  constándonos  manifiestamente,  juz- 
gué no  había  que  andar  en  nuevas  pruebas;  aunque  con  todo  eso  dije  en  la 
consulta  lo  que  escribo  a  nuestro  Padre  en  la  carta  que  trata  de  este  punto". 


328 


AL  VARADO,  LORENZO,  P. 


11  "Solicitar  con  nuestro  Padre,  provinciales  de  España,  Consejo  Real  de 
Indias,  etc.  la  venida  de  sujetos  que  sean  tales  cuales  sabe  el  P.  Procurador 
necesita  la  provincia,  y  que  los  misioneros  claman  por  salir  de  las  misiones, 
y  no  se  les  puede  acudir  por  no  haber  quien  pueda  ir  en  su  lugar,  como  es 
manifiesto  y  consta  al  P.  Procurador;  con  que  no  se  puede  cumplir  lo  que 
dice  nuestro  Padre,  que  no  se  saque  ninguno  de  misiones,  sin  primero  enviar 
quien  en  ellas  quede  en  su  lugar". 

12  "Si  fuere  menester  licencia  para  recibir  algunos  sujetos,  pedírsela  a 
nuestro  Padre,  o  tratarlo  con  los  provinciales  de  las  provincias  de  Europa, 
advirtiendo  siempre  sean  tales  los  que  se  reciben,  que  no  sea  menester  despe- 
dirlos luego,  como  no  pocas  veces  se  ha  exprimentado ;  y  en  este  punto  es 
menester  mucha  consideración  y  advertencia,  así  en  estos  sujetos  que  se  reci- 
bieren, como  en  los  que  suelen  dar  en  las  provincias  de  Europa". 

13  "Procurar  con  nuestro  Padre  se  efectúe  lo  que  muchos  desean  se 
ponga  en  el  breviario:  San  Francisco  Javier,  como  están  ya  casi  todos  los 
que  con  él  se  canonizaron". 

14  "Item,  que  se  declaren  por  mártires,  los  que  murieron  en  el  viaje  del 
Brasil  a  manos  del  hereje  Jaques  (sic)  Soria,  lo  cual  los  años  pasados  dicen 
estuvo  casi  efectuado  en  tiempo  de  Urbano  VIII  (1623-1644)". 

15  "Item,  la  beatificación  general  para  toda  la  Compañía  del  beato  Es- 
tanislao". 

16  "Informar  a  nuestro  Padre  de  lo  que  se  dijo  en  la  congregación  pro- 
vincial (Nov.  12  1662),  cómo  el  P.  N.  dijo  (según  refieren)  que  había  de  ir  él 
por  procurador,  pero  que  un  padre  le  había  quitado  15  votos  y  otras  cosas 
que  acerca  de  esto  hubo  y  sabe  el  P.  Procurador". 

17  "Tratar  también  con  nuestro  Padre  y  el  P.  Asistente  el  negocio  del 
P.  Sanmiguel  y  de  lo  que  alguno  o  algunos  quisieron  que  se  recusasen  aquellas 
dos  personas  del  Tribunal,  en  que  por  parecer  de  la  consulta  y  otros  padres, 
nunca  se  vino,  aunque  lo  insinuaban  algunos  del  mismo  tribunal,  los  cuales 
parece  querían  sacar  por  nuestra  mano  el  ascua,  contra  el  P.  Visitador;  todo 
lo  que  en  esta  parte  ha  pasado,  lo  sabe  el  P.  Procurador,  que  podrá  dar  ra- 
zón de  todo  individualmente. 

"En  muchas  de  las  cosas  que  escribo  a  nuestro  Padre  tocantes  a  la  provin- 
cia, me  remito  a  los  informes  que  en  especial  dará  el  P.  Procurador,  dando 
razón  de  los  ministerios  que  se  ejercitan,  confesando,  predicando;  de  los  hos- 
pitales, cárceles  a  que  se  va  todas  las  semanas;  las  congregaciones  de  la  Pro- 
fesa, de  seculares;  en  el  colegio,  una  de  estudios  mayores,  la  de  los  menores 
dividida  en  dos.  Item,  la  de  la  Purísima  de  clérigos  y  seculares,  que  van  a 
los  hospitales,  celebran  sus  fiestas,  a  que  ha  acudido  el  señor  Virrey  (don 
Juan  de  la  Cerda,  Marqués  de  'Leyv3.)  con  gran  edificación;  las  doctrinas 
en  que  nunca  se  ha  faltado.  A  misiones  (rurales)  no  se  puede  tan  fácilmente 


BIOGRAFIA 


329 


salir^  porque  son  doctrinas  de  frailes,  las  más,  donde  no  nos  admiten:  advir- 
tiendo a  nuestro  Padre  que  se  acude  a  todos  los  ministerios  que  se  puede,  y 
aún  más,  por  los  pocos  sujetos  que  hay,  y  de  ellos,  muchos  viejos  y  enfermos. 

"Finalmente,  dar  cuenta  de  todas  las  cosas  de  la  provincia,  especialmente 
en  aquellas  cosas  en  que  pareciere  al  P.  Procurador  conviene  informar  a  nues- 
tro Padre  en  orden  al  crédito  de  la  provincia. 

"Tratar  a  nuestro  Padre  y  significar  a  su  Paternidad  cuán  difícil  es  en 
esta  tierra  dejar  el  uso  del  chocolate. 

"México,  Mayo  27  de  1663.  Pedro  Antonio  Díaz". 

(Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  [1960]  APA-G.  VI-4.  [1478]). 

(Véase  todo  esto  en  Alegre-Burrus :  Hist.  III,  pp.  388-396). 

1664  "Poder  dado  por  el  P.  Provincial  Hernando  Cavero,  su  fecha  en  esta 
ciudad  de  México  a  29  de  Noviembre  de  1664,  al  P.  Lorenzo  de  Al- 
varado,  P.  Pedro  Bermudo  y  P.  Diego  Osorio,  residentes  en  los  reinos  de 
Castilla  para  el  seguimiento  del  pleito  de  diezmos". 
(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  f.  28). 

1666  "Testimonio  en  5  fojas  dado  por  Jacinto  Rojo  Monzón,  del  instrumento 
de  convenio  celebrado  en  Madrid  a  29  de  Octubre  de  1666  entre  el 

limo.  Sr.  Dr.  don  Mateo  Saga  de  Buqueiro  (sic  por  Sagade  Bugueiro)  arzo- 
bispo obispo  (sic)  de  Cartagena  y  el  P.  Lorenzo  de  Alvarado,  por  el  que 
consta  haberle  entregado  a  dicho  ilustrísimo  señor  una  libranza  de  2,000  du- 
cados de  vellón,  aceptada  por  don  Ambrosio  Donis,  respecto  haber  recibido 
dicho  señor  ilustrísimo  en  esta  ciudad  de  Madrid,  4,000  pesos  del  P.  fray  Juan 
Guerrero,  del  orden  de  San  Agustín  para  el  seguimiento  de  un  pleito". 
(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  f.  77). 

1667  "Testimonio  en  cuatro  fojas,  dado  por  Juan  Gutiérrez  de  Castro,  fe- 
chado en  la  Villa  de  Madrid,  a  11  de  Junio  de  1667,  del  instrumento 

de  carta  de  pago  y  finiquito  de  22,000  reales  de  vellón,  otorgado  por  el  P. 
fray  Antonio  Merino,  del  orden  de  San  Agustín,  a  favor  del  P.  Lorenzo  de 
Alvarado,  procurador  general  de  la  provincia  de  la  Compañía". 
(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  f.  77). 

1669  "Testimonio  en  dos  fojas  dado  por  Andrés  Fernández,  de  recibo  y 
carta  de  pago  en  dicha  Villa  de  Madrid,  a  27  de  Marzo  de  1669,  que 
otorgó  doña  Josefa  Logano  de  Arroyo,  a  favor  del  mismo  padre  Lorenzo  de 
Alvarado,  por  cantidad  de  400  pesos  de  a  ocho  reales  de  plata  cada  uno". 
(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  f.  77). 

—       "Vuelto  de  nuevo  a  su  provincia,  murió  en  México  el  8  de  Junio  de 
1669".  (Lecina)  (Sommervogel) . 


330 


AL  VARADO,  LORENZO,  P. 


Según  el  P.  Eugenio  López  en  su  "Carta  de  edificación  del  P.  Diego  de 
Molina",  el  P.  Lorenzo  de  Alvarado  era  Prepósito  de  la  Profesa  cuando 
murió. 

1674  Sevilla,  29  de  Agosto  de  1674.  (De  una  carta  del  P.  Francisco  de  Flo- 
rencia al  P.  Bartolomé  de  Cuéllar) .  "Me  hallo  favorecido  con  tres 
cartas  de  V.  R.,  de  20  y  30  de  Enero  y  11  de  Febrero  de  este  año,  en  que 
me  avisa  la  muerte  del  P.  Lorenzo  Alvarado". 

(Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  APA-G.  VIII-2.  [1484]). 

Referencias  biográficas 

1  Alegre,  Francisco  Javier,  S.  J.,  Hist.  de  la  Prov.  de  la  C.  de  J.  en  N.  E., 
t.  II,  México,  1842,  pp.  380,  426. 

2  Alegre-Burrus,  Ernest  J.,  S.  J.,  Hist.  de  la  Prov..  .  .,  III,  Roma,  1959, 
pp.  203,  265,  371,  388,  391,  392,  449-50;  IV,  Roma,  1960,  pp.  12,  93,  94. 

3  Anónimo.  "Cuadernillo  en  que  se  registran  las  instancias  que  todas  las 
religiones  y  colegios  de  la  ciudad  de  México  hacen  al  señor  Alejandro  VII 
para  que  apruebe  la  fiesta  de  María  Santísima  de  Guadalupe",  s.  f.  (por 
1662). 

4  Arch.  Prov.  Méx.  (Isl.  Coll.  1935).  Vol.  V  de  mss.  ff.  37,  62,  70v,  71v, 
92,  120,  127,  167,  185,  225;  Vol.  VI  de  mss.  ff.  250,  272. 

5  Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  (1960)  APA-G.  VIII-2  (1468);  VI-4  (1477, 
1481,  1484). 

6  AsTRÁiN,  Antonio,  S.  J.,  Hist.  de  la  C.  de  ].  en  la  Asist.  de  España^  t.  V, 
Madrid,  pp.  366,  367,  407,  713. 

7  Boletín  Arch.  Gen.  Nac.  [México,  1955],  t.  26,  No.  3,  pp.  514-15. 

8  Carafa,  Vicente,  S.  J.,  Cartas: 

A.  P.  Prov.  Juan  de  Bueras,  Roma,  Dic.  18  1646. 

„     Enero  30  1647. 

Al  P.  Pedro  de  Velasco,  provincial:       „      Enero  30  1648. 

"Otra  al  mismo  padre,  de  la  mis- 
ma fecha,  cuyo  original  se  conserva 
(dice  Astráin)  en  un  tomo  de  cartas 
de  padres  Generales,  que  nos  mostró 
el  limo.  Sr.  Planearte,  Obispo  de 
Cuernavaca". 

Al  P.  Pedro  de  Velasco,  prov.,  Roma,  Jun.  30  1618. 


REFERENCIAS  BIOGRAFICAS 


331 


9  Congr.  76,  ff.  15 1-1 55 v. 

10  Cuevas,  Mariano,  S.  J.,  Hist.  de  la  Igl  en  México,  1928,  III,  pp.  298,  561. 

11  De  Bagker,  i,  105. 

11  Decorme,  Gerardo,  S.  J.,  La  Obra  de  los  jesuítas  mexicanos,  México, 
1941,  I,  p.  365. 

12  Documento  ms.  de  la  erección  y  petición  de  agregación  de  la  Congrega- 
ción de  La  Purísima  del  colegio  Máximo  de  México,  20  de  Marzo  1646. 

13  FiGUEROA,  Gerónimo,  S.  J.  (Praep.  de  la  Profesa),  "Carta  de  edificación 
sobre  el  H.  Felipe  del  Castillo",  Nov.  12  1678.  2  fojas. 

14  Florencia,  Francisco  de,  S.  J.,  Carta  al  P.  Procurador  Bartolomé  de 
Cuéllar,  fechada  en  Sevilla  el  29  de  Agosto  de  1674. 

15  García,  Genaro,  Don  Juan  de  Palafox  y  Mendoza,  México,  Bouret,  1906, 
pp.  99,  100,  101. 

16  Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  (1767),  ff.  28,  77,  303. 

17  LÓPEZ,  Eugenio,  S.  J.,  Carta  de  edif.  del  P.  Diego  de  Molina,  fechada  en 
México,  el  4  de  Abril  de  1682.  8  ff.  mss. 

18  Martín  de  Guijo,  Lic.  Gregorio,  Diario  de  sucesos  notables  (1648-1664), 
Edic.  México,  1853,  p.  517. 

19  Méxic.  17,  ff.  244-245. 

20  Montmorency,  Florencio,  S.  J.,  Carta  al  P.  Prov.  Andrés  de  Rada,  Ro- 
ma, 20  de  Dic.  1649. 

21  Nickel,  Gosvino,  S.  J.,  Cartas: 

Al  P.  Andrés  de  Rada  (o  al  que  es-  Roma,  28  Dic.  1651. 

tuviere  en  su  lugar), 
Al  P.  Alonso  de  Bonifacio,  „     20  Ag.  1658. 

„     30  Nov.  1659. 

22  Nómina  del  Tribunal  de  la  Inquisición  en  México  (1571-1646).  Año  1645. 

23  Pardo,  Bernardo,  S.  J.,  "Instrucc.  ms.  a  los  PP.  Procuradores  a  Madrid 
y  Roma",  México,  4  de  Junio  de  1681. 

24  Sangrius,  Carlos,  S.  J.,  Cartas: 

Al  P.  Juan  de  Bueras,  Roma,  31  de  Marzo  1645. 

(Dos  de  la  misma  fecha),  „     30  Dic.  1645. 

25  Solana,  Miguel,  S.  J.,  Apuntes  mss.  para  el  P.  Proc.  a  Roma,  Diego  de 
Monroy,  México,  Nov.  1653. 

26  SoMMERVOGEL,  Bibliothcque,  I,  219;  VIII,  1614. 

27  Uriarte,  S.  J.-Lecina,  S.  J.,  Biblioteca  de  escritores  de  la  C.  de  J.  de  la 
Antigua  Asist.  de  España^  parte  I,  t.  II,  Madrid,  1929-30. 


332 


AL  VARADO,  LORENZO,  P. 


28  Vera,  Fortino,  Pero..  Tesoro  Guadclupano,  t.  II,  Amecameca,  1889, 
p.  103. 

29  ViTELLESCHi,  Mucio,  S.  J.,  Carta  al  P.  Prov.  Luis  de  Bonifaz,  Roma, 
Marzo  30  1644. 

Bibliografía 

1645  Roma,  31  de  Marzo.  '^'También  pide  licencia  el  P.  Lorenzo  Alvarado 
para  escribir  sobre  Escoto".  (Sangrius). 

—       Diciembre  8  de  1645:  ''Varias  preguntas  del  P.  Lorenzo  Alvarado 
a  nuestro  Padre  General  Vicente  Carafa,  y  respuestas  de  su  Pater- 
nidad". 

Así  dice  el  título  de  un  papel  escrito  de  mano  del  P.  Alvarado,  y  es  un 
parecer  por  modo  de  preguntas  y  respuestas,  sobre  unas  palabras  de  la  ins- 
trucción secreta  al  P.  Juan  de  Bueras.  .  .  "de  que  serían  nulos  los  votos  del 
hermano  coadjutor  que  por  lo  menos  no  estuviese  un  año  en  la  casa  de  pro- 
bación". 

No  hay  en  todo  él  respuesta  de  nuestro  Padre  como  el  membrete  dice. 
(Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll.  1934],  vol.  V,  de  manuscritos). 

1647  "Resumen  del  hecho  y  derecho  del  pleito  que  el  Sr.  don  Juan  de  Pa- 
lafox  Obispo  de  la  ciudad  de  los  Angeles  en  Nueva  España,  movió  a 
las  tres  comunidades  de  religiosos  de  la  Compañía  de  Jesús  de  dicha  ciudad". 

A  continuación  el  texto:  "Miércoles  de  ceniza  de  este  presente  año  de 
1647,  a  las  seis  de  la  tarde,  sin  haber  precedido  insinuación  imaginable".  .  . 
Y  termina:  "Lorenzo  de  Alvarado,  Procurador  general  de  la  Provincia  de 
nueva  España".  40,  ff.  in  fol. 

(Rodríguez  Moñino,  A.,  "Catálogo  de  los  documentos  de  América",  Ba- 
dajoz, 1949,  p.  30). 

1651  "Resumen  del  hecho  y  derecho  del  pleito  que  el  señor  don  Juan  de 
Palafox,  Obispo  de  la  ciudad  de  los  Angeles  en  Nueva  España,  movió 
a  las  tres  comunidades  de  religiosos  de  la  Compañía  de  Jesús  en  dicha  ciudad" 
40  fojas  in  folio.  Firmado:  Lorenzo  de  Alvarado,  Procurador  General  de 
la  Provincia  de  Nueva  España".  (De  Backer)   (Sommervogel) . 

Estos  hechos  y  rumores  (del  caso  de  Palafox)  divididos  en  cincuenta  y  un 
números,  fueron  redactados  y  firmados  por  el  P.  Lorenzo  de  Alvarado, 
procurador  de  la  Provincia  de  México,  y  por  el  Lic.  Juan  Magano,  agente 
del  Sr.  Palafox. 

A  este  "resumen  del  Hecho",  llamándolo  "memorial"  se  refiere  Caballé- 


BIBLIOGRAFIA 


333 


ro  cuando  dice:  ''Supplicem  Libellum  dedit  Sacrae  Congregationi  in  Socie- 
tatem  defensionem,  Romae  editum,  1651".  "Ita  Claudius  Erskine,  nunc  Card. 
Amp.  in  p.  1,  t.  I.  N.  Sumarii  Causae  Palafox,  Edit.  Romae.  A.  1788"  (mss. 
No.  332). 

Es  realmente  notable  que  ni  Sotuelo,  ni  Nicolás  Antonio,  ni  Beristáin, 
pongan  en  la  "Lista  de  los  Escritores"  al  indudable  Autor  de  este  "Resumen". 
(Uriarte). 

1653  "Processus  et  finis  Causae  Angelopolitanae  cum  Brevi  Smi.  Di.  Ni. 

Innocentii  X,  petito  ab  Illustris°  et  Reverendis°  D.  D.  Joanne  de  Pala- 
fox,  Episcopo  Angelopolitano. 

"Et  per  duplicatum  repetito  a  RR.  PP.  S.  J.  Angelopolitanae  Dioeceseos. 
Confirmante  nonnullas  declarationes  a  Sacra  Congregatione  specialiter  depu« 
tata,  a  Sanctissimo  Domino  Nostro  emanatas;  petitas  ab  utraque  parte.  Nec- 
non  cum  Monitoriis  super  observatione  dicti  Brevis.  El  insuper  cum  facto  con- 
cordato ex  Comissione  S.  Congregationis.  Et  Epístola  ab  eadem  S.  Congre- 
gatione post  factum  concordatum  dicto  Domino  Episcopo  ad  favorem  PP. 
scripta. 

"Romae,  ex  Typographia  Reverendae  Camerae  Apostolicae,  die  V  No- 
vembris  MDCLIII  (1653).  Superiorum  permissu.  En  fol.  de  18  hojas  sin  nu- 
merar". Del  P.  Lorenzo  Alvarado. 

Escrito  contra  los  informes  del  Lic.  Magano,  presentado  en  Roma  a  los 
Cardenales.  (Uriarte). 

1655  Roma,  Enero  23  1655.  Carta  original  del  P.  Lorenzo  de  Alvar.\do, 
escrita  al  P.  Provincial  de  México  (lo  era  el  P.  Juan  del  Real)  en 
que  se  queja  de  no  haberle  enviado  socorro  alguno  para  las  muchas  diligen- 
cias que  hacía  en  la  causa  del  Sr.  Palafox  y  otros  asuntos  que  le  estaban  en- 
comendados". (Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767],  f.  40). 

1659  "En  el  libro:   'Panegírico  Sacro  sobre  la  Purísima  Concepción',  del 
Lic.  Antonio  González  Laso,  impreso  en  México  en  1659,  se  halla  la 
aprobación  del  P.  Lorenzo  Alvarado,  fechada  en  México.  Julio  3  1659". 
( Andrade) . 

—       "En  el  Sermón  Panegírico  de  la  fiesta  de  San  Pedro,  por  el  Dr.  Ma- 
tías de  Santillán,  impreso  en  México  en  1659,  se  halla  la  aprobación 
del  P.  Lorenzo  Alvarado.  Agosto  18  de  1659".  (Andrade). 

S.  f.     (Por  1662).  Un  cuaderno  en  14  fojas  en  que  constan  las  cosas  que 
llevó  encomendadas  el  P.  Lorenzo  de  Alvarado,  cuando  fue  de  Pro- 
curador a  Roma,  del  P.  Prov.  Pedro  Antonio  Díaz. 

(Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  [1960].  Documentos  por  catalogar). 


334 


ALVAREZ,  ESTEBAN,  P. 


S.  f.     (Por  1662-63).  Una  razón  de  lo  que  gastó  la  provincia  en  la  ida  y 
vuelta  del  P.  Lorenzo  de  Alvaraix),  y  sujetos  que  trajo. 
(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767],  f.  87). 

1668  "En  el  Sermón  del  Seráfico  Padre  San  Francisco  de  Asís,  por  el  P. 

Esteban  Aguilar,  impreso  en  México  en  1668:  se  halla  la  aprobación 
del  P.  Lorenzo  de  Alvarado.  Enero  1668".  (Andrade). 

Referencias  bibliográficas 

1  Andrade,  Vicente  de  P.,  Canónigo,  "Ensayo  bibliográfico  mexicano  del 
siglo  XVII",  México,  1889,  números:  475,  477,  510,  559. 

2  Arch.  Prov.  Méx.  (Isl.  CoU.  1935),  vol.  V,  mss.  pp.  62,  83-89. 

3  Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  (1960)  APA-G.  VI-4.  (1478). 

4  AsTRÁiN,  Antonio,  S.  J.,  Hist.  de  la  C.  de  ].  en  la  Asist.  de  España,  t.  V, 
Madrid,  1916,  pp.  367,  407,  713. 

5  Caballero,  Diosdado,  S.  J.,  Manuscritos  N-332. 

6  Carafa,  Vicente,  S.  J.,  Carta  al  P.  Pedro  de  Velasco,  Roma,  Enero  30 
1648. 

7  De  Backer,  S.  J.,  I,  105;  II,  1280. 

8  Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  (1767),  pp.  4,  40,  87,  90. 

9  Lecina,  Mariano,  S.  J.,  Biblioteca  de  escritores,  II,  Madrid,  1929-30,  605. 

10  Palafox,  Ilmo.  don  Juan  de,  Obras,  t.  XII,  p.  543. 

11  Rodríguez  Moñino,  A.,  Catálogo  de  los  documentos  de  América  existen- 
tes en  la  Colecc.  Jesuítas,  en  la  Bibliot.  de  la  Acad.  de  la  Historia,  Ma- 
drid. Impres.  en  Badajoz,  1949,  p.  30. 

12  SÁNCHEZ  DE  Luna,  "Novum  Summarium  Objectionale".  (Sobre  la  causa 
del  limo.  Palafox) . 

13  Sangrius,  Carlos,  S.  J.  (Vic.  Gen.),  Carta  al  P.  Prov.  Juan  de  Bueras, 
Roma,  31  de  Marzo  1645. 

14  Sommervogel,  S.  J.,  Bibliotheque  de  la  C.  de  J.,  I,  219;  VIII,  1614. 

15  Uriarte,  José  Eugenio,  S.  J.,  Anónimos,  II,  Madrid,  1904,  p.  148;  V, 
Madrid,  1916,  No.  6700. 


ALVAREZ,  ESTEBAN,  P. 
Biografía 


1622  Nació  el  P.  Esteban  Alvarez  en  1622,  pero  no  hemos  podido  averi- 
guar en  donde. 


BIOGRAFIA 


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1648  Roma,  20  de  Junio  de  1648.  "Lo  mismo  digo  del  P.  Esteban  Alvarez, 
porque  no  tiene  sino  26  años  de  edad,  y  porque  no  ha  hecho  aún  la 
tercera  probación;  hágala  primero,  aunque  haya  de  recibir  el  grado  de  coad- 
jutor espiritual  formado,  cumplidos  30  años  de  edad,  como  se  avisará  cuando 
sea  propuesto  a  su  tiempo".  (Carafa  al  P.  Pedro  de  Velasco). 

1651  Roma,  Mayo  20  de  1651.  (De  una  carta  del  P.  Nickel  al  P.  Rada)  : 
"Supuesto  que  el  P.  Esteban  de  Alvarez  está  tan  bien  ocupado  en 
las  misiones,  yo  le  dispenso  en  su  tercera  probación". 

—       (Y  en  otra  carta  de  la  misma  fecha)  :  "Al  P.  Esteban  Alvarez  dé- 
sele el  grado  de  coadjutor  espiritual  formado".  (Nickel  a  Rada). 
(Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll.  1935].  Volumen  quinto  de  Mss.). 

1662  "En  las  misiones  de  las  tres  sierras  (Topia,  San  Andrés  y  San  Ignacio 
Piaxtla)  :  El  P.  Esteban  Alvarez  tiene  a  su  cargo  San  Gregorio  con 
25  almas,  San  Mateo  con  50.  San  Pedro  con  16,  San  Gerónimo  con  22,  Sui- 
bupa  con  30.  Total:  143  almas.  El  pueblo  más  distante  está  a  seis  leguas. 
Hablan  los  indios  la  lengua  mexicana.  El  salario  del  rey  para  él  es  de  350 
pesos  anuales;  y  la  limosna  para  sus  escuelas  de  indios  es  de  35".  (Cat.  de 
las  misiones  año  1662)   (Alegre-Burrus:  Hist.  III,  357). 

Referencias  biográficas 

1  Alegre-Burrus,  Ernest,  J.,  S.  J.,  Hist.  de  la  prou.,  III,  Roma,  1959, 
p.  357. 

2  Arch.  Prov.  Méx.  (Isl.  Coll.  1935),  volumen  quinto  de  mss.  p.  187. 

3  Carafa,  Vicente,  S.  J.,  Carta  al  P.  Prov.  Pedro  de  Velasco,  Roma,  20 
Jun.  1648. 

4  Catálogo  de  las  Misiones  de  la  provincia  de  N.  E.  1622. 

5  Méxic.  5,  ff.  104-107v;  17,  ff.  74-81. 

6  Nickel,  Gosvino,  S.  J.,  Carta  al  P.  Prov.  Andrés  de  Rada,  Roma,  20  de 
Mayo  de  1651.  (Orig.  en  el  Arch.  Prov.  Isl.  Coll.  1932). 

ALVAREZ  DE  TOLEDO,  FERNANDO 
Biografía 

1647  "Al  colegio  de  Pátzcuaro  faltó  un  continuo  benefactor,  y  a  toda  aque- 
lla ciudad,  un  grande  ejemplo  en  el  insigne  caballero  don  Fernando 
Alvarez  de  Toledo,  alguacil  mayor  del  Santo  Oficio.  Había  éste,  por  su 


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ALVAREZ,  FRANCISCO,  H.  C. 


singular  piedad,  pretendido  y  obtenido  de  los  superiores  ser  admitido  en  la 
Compañía,  a  la  hora  de  la  muerte.  Sintióse  herido  de  una  grave  enfermedad; 
y,  sin  esperar  a  los  últimos  momentos,  pidió,  con  tales  instancias,  ser  admitido 
a  los  votos  religiosos,  que,  sin  poderse  resistir  el  rector  de  aquel  colegio  (lo 
era  el  P.  Juan  del  Real,  la  segunda  vez),  los  hizo  en  presencia  de  muchas 
personas  que  rodeaban  su  lecho,  protestando  que,  aunque  no  llegase  a  los 
últimos  términos  de  la  enfermedad,  era  su  ánimo  vivir  como  religioso  de  la 
Compañía,  todo  el  tiempo  que  el  Señor  quisiese  concederle,  dejando  libre 
facultad  al  P.  Provincial  (era  el  P.  Pedro  de  Velasco)  para  disponer  de  todos 
sus  bienes.  El  júbilo  interior  con  que  se  bañaba  su  alma,  que  dijo  ser  el  ma- 
yor que  había  tenido  en  su  vida,  rebosó  a  los  ojos  en  abundantes  lágrimas  de 
devoción,  que  la  infundió  a  todos  los  presentes. 

"Fue  una  contingencia  misteriosa,  y  que  se  hizo  mucho  lugar  en  la  aten- 
ción del  público,  que  a  la  misma  hora  en  que  ofrecía  al  Señor  el  sacrificio  de 
su  libertad,  por  medio  de  los  votos,  se  vio  formarse,  sobre  el  techo  de  su  casa, 
un  arco  iris  de  singular  belleza".  (Alegre:  II,  271)  (Alegre-Burrus:  Hist. 
III,  66). 

Referencias 

1  Alegre,  Francisco  Javier,  S.  J.,  Hist.  de  la  Provincia  de  la  C.  de  J.  en 
N.  E.,  t.  II,  México,  1842,  p.  271. 

2  Alegre-Burrus,  Ernest  J.,  S.  J.,  Hist.  de  la  Prov.,  III,  Roma,  1959,  p.  66. 


ALVAREZ,  FRANCISCO,  H.  C. 
Biografía 

1644  Roma,  28  de  Febrero  de  1644.  (De  una  carta  del  P.  Vitelleschi  al  P. 

Bonifaz)  :  "Los  hermanos  Juan  Bautista  Casoni,  Jorge  de  Lara,  Fran- 
cisco González,  Luis  Benítez,  Luis  de  la  Peña  y  Francisco  Alvarez,  formen- 
tur".  (Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll.  1934],  vol.  V.  Mss.  p.  26). 

Referencias  biográficas 

1  Arch.  Prov.  Méx.  (Isl.  Coll.  1934),  volumen  V.  Mss.  p.  26. 

2  Vitelleschi,  Mucio,  S.  J.,  Carta  al  P.  Prov.  Luis  de  Bonifaz,  Roma,  28 
de  Febrero  de  1644. 


BIOGRAFIA 


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ALVAREZ,  JUAN,  P.  (1585-1623)  (f  38) 
Biografía 

(Hay  otro  padre  Juan  Alvarez  en  el  siglo  XVIII). 
1585  "Nació  en  Puebla".  (Oviedo)  (J.M.D.). 

—       "J^^N  Alvarez  nació  en  la  Puebla  de  los  Angeles  en  1585".  (Cat.). 
"Nacido  en  Puebla,  México  hacia  1589".  (Burrus:  Hist.  II,  279,  nota). 

1595  ?  "Desde  muy  niño  se  crió  en  nuestros  estudios,  con  cuya  institución 
y  de  sus  padres  que  fueron  muy  señalados  en  esta  república  en  virtud  y 
frecuencia  de  sacramentos".  (Rector  del  Col.  del  Esp.  Santo:  necrología). 
"Fue  ejemplar  en  su  niñez".  (Oviedo). 

"Amanecióle  casi  el  uso  de  la  razón,  con  un  tiernísimo  afecto  a  la  Virgen 
Santísima,  nuestra  Señora,  el  cual  conservó  toda  su  vida  hasta  la  muerte,  pues 
por  este  medio  (decía)  le  habían  venido  todos  los  bienes".  (Necrología). 

"Privilegiado  del  cielo  desde  niño,  como  se  echaba  de  ver  por  la  pureza 
de  sus  costumbres,  su  tierna  devoción,  su  aplicación  al  estudio,  obediencia  a 
sus  padres  y  demás  virtudes  propias  de  su  edad".  (J.M.D.). 

1597  "Acabó  sus  estudios  de  humanidad  y  retórica  en  breve,  de  tan  tierna 
edad,  aunque  con  ventaja  a  sus  condiscípulos;  y  por  exámenes  gene- 
rales los  nuestros  lo  pusieron  en  el  segundo  lugar,  de  los  que  aquel  año  en 
público  se  nombraron  para  ir  al  curso  de  artes  en  México.  .  ."  (Necr.). 

"Sus  padres  no  le  dejaron  ir  por  ser  tan  niño.  En  aquellos  dos  años  en  los 
cuales  decía  después  el  padre,  le  había  hecho  nuestro  Señor  mucha  merced, 
de  guardarle  sin  notable  estrago  de  su  conciencia,  porque  como  dio  de  mano 
a  estudios  ya  sabidos  y  los  dejó  por  consejo  de  sus  padres,  la  ociosidad  y  dife- 
rentes compañías,  le  iban  ya  agradando;  pero  nunca  dejó  la  continuación  de 
la  congregación  de  nuestra  Señora,  como  si  fuera  estudiante. 

"Advertida  su  modestia  y  su  buena  disposición  para  cosas  espirituales  por 
un  padre  de  los  nuestros  que  tenía  la  congregación  a  su  cargo,  le  redujo  al 
cabo  de  dos  años  a  que,  aunque  fuese  con  mortificación,  continuase  las  leccio- 
nes de  cada  día;  y  con  avisar  a  los  demás  estudiantes  en  público  que  no  le 
traía  por  discípulo,  sino  por  maestro  y  pasante  suyo,  se  introdujo  con  el  mis- 
mo conato  y  ahinco  a  ayudar  a  su  maestro  que  primero  obedecía  por  padre 
espiritual  de  su  alma".  (Necrología) . 


338 


ALVAREZ,  JUAN,  P. 


1600  "En  este  tiempo  sintió  aumentos  grandes  en  la  devoción  de  nuestra 
Señora,  y  procuraba,  como  desocupado  de  lo  que  antes  le  entibiaba, 
hacer  un  servicio  cada  día  a  la  Virgen,  que  nunca  le  hubiese  hecho;  y  su  maes- 
tro le  ayudaba  mucho  a  esto,  como  decía,  porque  cada  día  le  contaba  algún 
servicio  singular,  por  modo  de  ejemplo,  que  los  santos  hubiesen  hecho  a  nues- 
tra Señora;  y  nunca,  por  el  nuevo  servicio,  dejaba  los  que  una  vez  había  co- 
menzado. No  dejó  de  confesar  ningún  sábado,  ejercitándose  en  todo  género 
de  virtud.  Con  esto  crecía  allá  fuera  en  pureza  de  alma,  y  dentro  ardía  en 
deseos  de  mayor  perfección".  (NecroL). 

1602  "Muy  joven  entró  a  la  Compañía".  (Oviedo). 

"Entró  en  la  provincia  de  Nueva  España  el  8  de  Septiembre  de  1602". 
(López  Montante-Lecina) . 

—  "Llamóle  nuestro  Señor  con  grande  fuerza  interior  a  la  Compañía  un 
día  de  San  Bartolomé  Apóstol  (24  de  Agosto),  que  en  memoria  de 
este  beneficio  siempre  con  espirituales  gozos  lo  festejaba  después;  y  sintién- 
dose eficazmente  llamado,  entró,  sin  comunicarlo  a  nadie,  por  nuestra  porte- 
ría, a  comunicar  este  negocio  (como  él  decía)  con  su  Madre  la  Virgen  Ma- 
ría primero  que  con  otro;  y  hallando  sola  la  iglesia  sobre  tarde,  le  dijo:  'Ma- 
dre Santísima,  si  mi  vocación  es  por  medio  vuestro  y  para  servicio  de  vuestro 
Hijo,  ayudadme,  que  no  querrán  recibir,  ni  yo  merezco  me  reciban  en  la 
Compañía;  y  tendré  por  señal  de  que  es  gusto  vuestro  mi  entrada  para  ser- 
viros siempre  en  ella,  si  me  reciben  el  día  de  vuestra  Natividad  santísima'  (8 
de  Septiembre) . 

"Estaba  actualmente  en  este  colegio  del  Espíritu  Santo,  el  P.  Francisco 
Váez  que  era  Provincial  (1598-1604),  esperando  la  flota  y  con  ella  nuevo 
gobierno;  y  así  muy  determinado  a  no  recibir  ninguno  en  la  Compañía  (por 
tener  mucha  gente  nuestro  noviciado)  ;  y  por  esto  los  primeros  días  se  resol- 
vió a  no  admitirle,  sino  que  esperase  a  su  sucesor  (el  P.  Ildefonso  de  Castro). 

"Llegóse  la  víspera  de  la  Natividad  de  nuestra  Señora,  en  que  Juan  Al- 
VAREZ  sustentó  unas  conclusiones  públicas  de  toda  la  retórica,  aplicadas  a  la 
festividad  del  día  siguiente,  a  que  bajó  el  P.  Provincial  quien  movido  de  Dios, 
con  haber  llegado  en  aquella  hora,  nueva  que  la  flota  estaba  en  el  puerto  y 
había  nuevo  provincial,  esto  mismo  que  se  pensó  le  estorbaría,  le  facilitó  a 
que  le  recibiesen  luego".  (Necr.). 

"Otro  día  de  la  Natividad  de  nuestra  Señora  en  compañía  del  P.  Juan  de 
Trejo,  de  buena  y  santa  memoria  (f  1614)  a  los  cuales  el  P.  Francisco  Váez 
llamaba  'sus  gemelos',  porque  habían  sido  los  últimos  hijos  que,  entre  tantos 
pretendientes,  movido  de  Dios  sin  respeto  a  respetos  humanos,  había  dado 
a  la  Compañía".  (Necrología). 


BIOGRAFIA 


339 


(Según  este  dato,  Juan  Alvarez  debió  de  entrar  a  la  Compañía  en  1604, 
que  fue  el  último  año  del  provincialato  del  P.  Francisco  Váez) . 

En  el  noviciado 

—  "Viéndose  ya  en  la  Compañía  por  intercesión  de  la  Virgen  Sacratísima 
(porque  por  medios  humanos  parecía  un  imposible  haber  conseguido 
tan  en  breve  su  intento),  ya  desde  el  mismo  día  en  que  le  había  señalado  por 
muestra  cierta  de  su  vocación,  tomó  con  grandes  veras  su  perfección,  y  todos 
los  ejercicios  espirituales  con  tal  devoción  y  tesón,  que  nunca  se  entendió 
que  eran  llamaradas  de  novicio,  que  se  habían  de  resfriar  con  el  tiempo,  y 
así,  su  maestro  de  novicios  (pensamos  que  fue  el  P.  Andrés  Pérez  de  Rivas), 
a  pocos  días  le  juzgó  por  tan  señalada  virtud,  que  decía  que  parecía  religioso 
muy  antiguo  o  que  había  nacido  en  la  Compañía  e  instituto,  y  desde  luego, 
por  esta  satisfacción  le  encargaron  oficios  de  harta  confianza,  dentro  y  fuera 
de  casa,  de  que  en  todo  su  noviciado  dio  públicas  muestras  de  mucha  edifi- 
cación". (Necrol.).  , 

"Los  dos  polos  en  que  decía  el  P.  Juan  Alvarez  que  se  sustentaba  y  mo- 
vía, eran  la  intercesión  de  nuestra  Señora  que  era  el  primer  móvil  que  le 
enderezó  y  facilitó  la  entrada  en  la  Compañía,  a  la  cual,  fuera  de  un  cuader- 
no que  él  tenía  hecho,  de  devociones,  todos  los  días  rezó  su  oficio  menor, 
hasta  que  fue  sacerdote;  el  otro  polo  era  su  vocación,  con  tanta  estima,  que, 
aun  en  estos  principios  decía,  que  si  por  veleidad  se  le  ofreciera  el  más  míni- 
mo pensamiento  contra  ella,  le  parecía  se  pusiera  a  sí  mismo  las  manos  con 
un  enojo  indecible.  Conservó  siempre  esta  estima  de  manera  que,  pocas  ho- 
ras antes  de  morir,  preguntándole  uno  de  casa,  qué  medio  sentía  en  aquella 
hora  por  el  más  eficaz  para  vivir  religiosamente  y  morir  bien,  respondió:  'la 
vocación  y  su  estima  grande  es  medio  que  Dios  tiene  señalado  para  salvarnos; 
perdido  éste,  por  ventura  nos  negará  el  cielo  por  otros  medios'."  (Necrol.). 

"Solía  decir  muchas  veces  que  de  dos  géneros  de  gente  se  compadecía 
mucho:  de  los  enfermos,  pero  más  de  los  tentados  de  su  vocación  porque  le 
parecía  enfermedad  gravísima  del  alma,  que  no  admite  rayo  de  luz  de  los 
consuelos  del  cielo;  y  que  así,  pensaba,  le  valdrían  poco  los  del  suelo,  y  que 
quisiera  tener  muy  eficaz  oración  para  alcanzarles  el  remedio  de  Dios. 

"Con  esta  entereza  y  seguridad  de  vocación  fue  siempre  aumentando  las 
otras  virtudes  religiosas  que  estriban  en  ella,  no  dejando  su  oración  y  exáme- 
nes y  los  demás  ejercicios  espirituales  por  más  ocupaciones  que  tuviese  en  el 
discurso  de  sus  estudios,  con  conocida  edificación  de  sus  compañeros  de  apo- 
sento; antes  cuando  él  veía  que  el  compañero  se  descuidaba  en  la  lección  es- 
piritual, aprovechaba  aquel  cuarto  de  hora  que  hay  desde  acostar  hasta  apa- 


340 


ALVAREZ,  JUAN,  P. 


gar  las  luces,  en  leérsela  él  mismo  en  voz  alta;  porque  decía  era  buen  asiento 
para  recibir  el  sueño  y  aquella  hora  era  tiempo  desocupado  de  otras  cosas". 
(Necrología) . 

1604  Votos  del  bienio. 

1605  "Oyó  seminario  en  este  colegio  (Puebla)  y  salió  con  muchas  ventajas". 
(Quiere  decir  que  repasó  letras  y  humanidades) . 

1607  "Leyó  en  Guadalajara  dos  años  con  mucha  edificación  y  provecho  de 
sus  discípulos". 

1609-1614  "Estudió  artes  y  teología". 

"Y  se  intentó  leyera  un  curso  de  artes,  si  el  fervor  del  provecho  de  la 
salvación  de  los  indios,  no  lo  venciera".  (Necrología) . 

1615  "Acabada  la  tercera  probación  fue  a  la  misión  de  Topia,  aunque  con 
repugnancia  suya,  por  parecerle  puesto  libre,  donde  temía  que  la  ocio- 
sidad y  soledad,  no  le  ocasionasen,  a  no  andar  tan  puntual  en  el  cumplimien- 
to de  sus  votos  y  disciplina  religiosa.  Nunca  la  mostró,  sino  la  resignó  en  ma- 
nos del  superior,  prometiéndose  que  yendo  por  obediencia,  ella  le  libraría  de 
los  peligros".  (NecroL). 

—  "Concluidos  sus  estudios,  ordenado  de  sacerdote  y  hecha  su  tercera 
probación,  fue  enviado  a  las  misiones  de  Topia".  (Oviedo). 

—  "Terminados  sus  estudios  enseñó  en  el  colegio  de  México".  (Burrus: 
II,  279). 

1616  "Trabajó  con  grande  fervor  en  las  misiones  de  Topia,  librándolo  el 
Señor  de  las  manos  de  los  tepehuanes  sublevados".  (López  Montante). 

"En  la  misión  procedió  con  toda  la  circunspección  que  se  le  conoció  acá; 
nunca  se  quiso  meter  en  tratos  y  composición  de  herencias  y  testamentos  de 
seculares,  que  (decía)  resultaban  siempre  descréditos,  por  lo  menos  con  men- 
gua de  las  partes.  Ayudaba  a  los  españoles  del  real  de  Topia  y  Culiacán  en 
los  ministerios  de  confesar  y  predicarles,  cuanto  le  dejaban  los  ministerios  de 
indios  a  que  principalmente  atendía.  A  esto  se  dedicó  de  manera  que  por 
atraerlos  más  a  Dios,  se  hizo  músico,  diciendo  misas  cantadas  a  canto  de  ór- 
gano, trayendo  con  sus  pobres  limosnas,  de  muy  lejos,  maestros  que  les  ense- 
ñasen todos  los  instrumentos  músicos,  impúsolos  en  varias  chanzonetas  y  vi- 
llancicos para  los  profanos,  con  tal  perfección  que  ya  la  capilla  de  los  Acaxees 
se  llevaba  muy  lejos  a  celebrar  las  solemnidades  mayores  de  los  españoles,  y 
con  este  motivo  atrajo  a  la  iglesia  a  aquellos  bárbaros,  que  habiéndoles  pare- 
cido a  sus  antecesores  juntarlos,  jamás  lo  habían  logrado  a  los  oficios  divi- 
nos, sin  bastar  castigos.  Y  ahora,  con  la  célebre  hermandad  de  música,  no 


BIOGRAFIA 


341 


sólo  los  domingos  sino  los  sábados,  en  que  se  cantaban  misas  solemnes  a  la 
Virgen,  se  llenaba  la  iglesia  sin  faltar  ninguno,  siendo  necesario  desengañar- 
los en  las  confesiones,  que  no  eran  días  de  precepto  los  de  los  sábados,  porque 
tenían  por  gran  pecado  faltar  a  ellas".  (NecroL). 

"Edificóles  una  iglesia  muy  capaz  con  su  cubierta  de  tijera,  que  no  se 
había  visto  en  aquella  tierra,  llevando  oficiales  españoles  con  muy  grande  sa- 
lario, a  costa  de  su  limosna,  teniendo  por  milagro  que  el  Señor  aumentase 
ciento  por  uno  la  limosna  del  rey,  para  que  ancanzase  a  tan  grandes  gastos. 

"Viendo,  pues,  que  con  estos  principios  iba  Dios  domesticando  los  ánimos 
bárbaros  de  muchas  rancherías  que  venían  de  los  picachos  a  avecindarse  con 
él,  y  que  sólo  le  descomponía  la  falta  de  aguas  para  cultivar  aquellas  tierras, 
sin  irlas  a  buscar  lejos  donde  las  hubiese  de  riego,  sacó  una  acequia  grande 
una  legua  de  allí,  perfeccionándola  él  mismo,  cavando  con  sus  manos  hasta 
llegar  a  la  nueva  población  cuatro  bueyes  de  agua,  con  que  aumentó  el  pue- 
blo y  más  en  doctrina,  que  teniéndola  a  su  vista  siempre,  hacíales  el  catecismo, 
cantaba  la  doctrina,  y  los  domingos  y  fiestas  predicaba  en  mexicano".  (NecroL) . 

"Andando  el  Padre  en  tan  buenas  obras,  hubo  aquel  alzamiento  de  los 
tepehuanes,  y  habiendo  un  barrio  de  ellos  en  su  pueblo  y  siendo  el  goberna- 
dor, tepehuán,  se  temió  el  mismo  alzamiento,  y  por  nuevas  de  las  otras  pro- 
vincias tan  apretadamente,  que  el  Padre  se  vio  forzado  a  enterrar  las  imágenes 
y  a  aguardar  la  muerte  con  tan  gran  deseo  del  martirio,  como  en  este  tiempo 
escribió  a  un  padre:  'Temía  no  le  estorbasen  sus  pecados  el  martirio,  que  sólo 
reparaba  en  la  pérdida  de  muchos  hijos  recién  convertidos,  de  cuya  perseve- 
rancia dudaba;  pero  por  lo  que  toca  a  mí,  padre  mío,  «mori  cupio»,  y  en  tan 
reciente  iglesia  «viviré  non  recusso»'.  Pero  tenía  el  Padre  tan  ganados  los  áni- 
mos de  los  indios,  que  aunque  los  alzados  de  otras  partes  intentaron  allí  el 
alzamiento,  no  pudieron  desquiciar  a  aquéllos  de  la  intención  que  tenían  to- 
dos, de  morir  por  su  Padre  por  la  fe  de  Cristo;  y  así,  sosegado  algo  el  tumulto, 
se  quejaba  el  Padre  en  otra  carta  con  palabras  muy  tiernas,  por  no  haber 
sido  digno  de  padecer  con  los  otros  sus  hermanos,  el  martirio".  (NecroL). 

—  "En  la  misión  de  Topia,  durante  la  rebelión  de  los  tepehuanes,  en  que 
fueron  martirizados  varios  de  los  misioneros  jesuítas,  no  quiso  abando- 
nar el  pueblo,  aunque  corría  evidente  peligro  su  vida;  y  como  imo  de  los 
padres  le  aconsejara  que  se  salvase,  le  contestó  diciéndole:  'que  sin  embargo 
de  que  ningún  otro  deseo  tenía,  que  morir  por  Cristo,  no  rehusaba  vivir  por 
el  bien  de  aquella  cristiandad  nueva  que  padecería  escándalo  con  su  fuga'. 

"Agradóse  el  Señor  de  aquella  caritativa  resignación  y  lo  conservó  vivo 
en  medio  de  tantos  desastres,  para  consuelo  de  los  neófitos  y  la  salvación  de 
muchas  almas".  (J.M.D.). 

"Como  con  los  grandes  trabajos  que  había  sufrido  durante  aquellas  tur- 


342 


ALVAREZ,  JUAN,  P. 


bulencias  junto  con  su  mucha  penitencia  le  hubieran  ocasionado  graves  en- 
fermedades, dispusieron  los  superiores  que  volviera  a  la  provincia,  así  para 
que  la  edificase  con  sus  virtudes  como  para  que  convaleciese  de  sus  males.  .  ." 
(J.M.D.  Dice,  de  Hist.  y  Geograf.  I,  Apénd.  p.  169,  Art.  Alvarez). 

1617  "De  los  xiximes  pasó  fácilmente  el  contagio  del  levantamiento  al  real 
de  Topia.  Algunos  sediciosos  aliados  con  los  tepehuanes,  determinaron 

para  el  día  de  Reyes  del  año  siguiente  (Enero  6  de  1617)  dar  sobre  el  presi- 
dio y  deshacerse  de  los  padres  Juan  Acacio  y  Juan  de  Alvarez  que  los  doc- 
trinaban". (J.M.D.) .  He  aquí  cómo  lo  cuenta  el  mismo  padre  Acacio,  supe- 
rior de  la  misión  de  Topia,  al  P.  Prov.  Nicolás  de  Arnaya,  en  carta  fechada 
en  Enero  de  1617:  "Milagrosamente  nos  libró  Dios  a  mí  y  a  mi  compañero 
el  P.  Juan  Alvarez  de  la  muerte,  pues  habían  concertado  de  dárnosla,  los 
indios  de  quienes  más  nos  fiábamos,  por  ser  la  cabeza  de  este  mal  intento  el 
mismo  gobernador  o  fiscal  de  la  iglesia,  a  quien  habíamos  criado  desde  pe- 
queño. Ya  tenían  todo  tratado  para  el  día  de  los  Reyes  de  este  presente  año, 
1617,  dar  en  el  real  de  Topia,  por  saber  que  los  españoles  estaban  faltos  de 
pertrechos  de  guerra,  y  de  irlos  matando  a  todos  y  en  primer  lugar  a  nosotros 
los  misioneros;  mas  no  fue  Dios  servido  ejecutasen  su  mal  intento,  porque  la 
traición  se  supo  y  los  dichos  indios  con  otros,  fueron  presos  y  condenados  a 
muerte".  (Acacio  a  Arnaya:  Topia,  Enero  1617). 

—       "Por  Julio  de  1617,  el  Gobernador  don  Gaspar  de  Alvear,  aseguró  que 
los  ocho  mártires  jesuítas  de  los  tepehuanes  se  ejercitaban  en  la  Fe, 
porque  así  lo  había  oído  decir  a  los  PP.  Acacio  y  Juan  Alvarez,  en  el  real 
de  Topia  por  Julio  de  1617".  (Test,  del  Gobernador,  Durango,  18  Ag.  1622). 

1618  "Ya  que  vio  el  Padre  sosegado  su  partido  y  experimentado  el  fervor 
de  los  suyos  con  nuevo  fervor,  aumentó  sus  ministerios  no  dejando  por 

trabajo,  cosa  que  fuese  mayor  servicio  de  Dios,  aunque  arriesgase  la  vida. 

"Diose  a  nuevas  penitencias  con  que  decía  negociaba  el  bien  de  los  suyos 
con  Dios,  fuera  de  ser  continua  penitencia  toda  su  vida  en  las  misiones;  por- 
que comía  esquite  frío  y  por  mucho  regalo  un  poco  de  tasajo  fiambre  en  los 
muchos  caminos  que  andaba,  con  que  se  le  engendraron  algunas  crudezas 
de  estómago  tan  frías,  que  muchas  veces  estuvo  para  morir  en  la  misión. 
Pasó  casi  tres  años  (1618-20)  en  estos  penosos  achaques,  sin  pedir  mudarse 
en  nueve  años,  hasta  que  le  llamó  la  obediencia  para  ministro  de  este  cole- 
gio de  la  Puebla".  (Necrol.). 

1620  "Salió  con  grande  llanto  de  sus  hijos  y  padres  que  le  amaban  mucho, 
y  con  mucho  sentimiento  escribieron  al  Padre  Provincial,  que  era  despo- 
blar las  misiones,  sacar  de  ellas  al  Padre;  y  así  el  P.  Provincial  le  señaló  para  que 


BIOGRAFIA 


343 


volviese  y  él  lo  admitió  con  mucho  gusto,  disponiéndose  para  la  vuelta;  pero 
habiéndose  sentido  en  el  camino  tan  mal  como  en  la  misión,  pues  dijo  a  uno, 
que  si  no  era  en  tres  casas  de  la  Compañía,  no  había  comido  cosa  caliente; 
y  se  le  estragó  tanto  el  estómago  que  se  quedó  a  curar  y  en  el  ínterim,  fue 
ministro  de  este  colegio  del  Espíritu  Santo  de  la  Puebla;  el  cual  oficio  em- 
pezó a  ejercitar,  aunque  con  poca  salud,  con  la  puntualidad  que  si  estuviese 
bueno",  (Necrol.). 

—  Versión  de  J.M.D.)  :   "Salió  de  la  misión,  aunque  ocultamente  por 
no  dar  sentimiento  a  los  indios;  pero  éstos,  luego  que  conocieron  la 

partida  del  Padre,  que  era  para  no  volver,  representaron  con  tal  empeño  al 
Provincial  porque  se  les  volviera,  amenazando  con  que  se  despoblaría  la  mi- 
sión, que  se  vio  obligado  a  mandarle  volver".  (J.M.D.) . 

"El  P.  Alvarez  acababa  de  llegar  al  colegio  del  Espíritu  Santo  de  la 
Puebla,  que  era  la  casa  a  que  generalmente  iban  destinados  los  misioneros 
ancianos  y  enfermos;  pero  al  momento  que  recibió  la  orden  para  partir,  se 
dispuso  a  cumplirla  como  si  estuviese  en  la  flor  de  los  años  y  en  su  entera 
salud.  Mas  el  Señor  se  contentó  con  aquel  acto  de  heroica  obediencia,  y  lo 
llamó  al  eterno  descanso  a  recibir  el  premio  de  sus  apostólicas  tareas  porque 
en  el  mismo  día  que  había  dispuesto  salir  para  obedecer  a  su  superior,  cayó 
en  un  estado  de  debilidad,  que  no  pudo  levantarse  del  lecho,  falleciendo  cua- 
tro días  después,  a  5  de  Diciembre  de  1623".  (J.M.D.:  José  Mariano  Dá- 
vila  en  Dice.  Univ.  de  Hist.  y  Geograf.  I,  Apénd.,  México,  1855.  Art.  Alva- 
rez, Juan,  p.  169) . 

—  Versión  de  Alegre:  "Había  hecho  la  profesión  de  cuatro  votos  el  6 
de  Marzo  de  1622".  "En  el  colegio  de  la  Puebla  fallecieron  este  año 

de  1623  los  Padres  Juan  Alvarez  y  Cristóbal  de  Villalta.  El  primero  era  su- 
jeto de  aquel  colegio  y  natural  de  aquella  misma  ciudad;  fue  algún  tiempo 
misionero  de  Topia  con  mucho  provecho  de  los  indios,  insigne  en  la  devo- 
ción y  ternura  para  con  la  Virgen,  a  quien  entre  suavísimos  coloquios  en- 
tregó su  espíritu".  (Alegre). 

—  Versión  de  Oviedo:  "Extenuado  por  el  trabajo  fue  llamado  de  las 
misiones  al  colegio  de  la  Puebla.  El  P.  Provincial  instado  por  los  in- 
dios, de  quien  fue  muy  querido,  le  había  mandado  que  volviese  a  la  mi- 
sión. Enfermó  entonces  y  Dios  nuestro  Señor  le  cortó  así  el  camino.  Murió 
en  el  colegio  del  Espíritu  Santo  el  5  de  Diciembre  de  1623".  (Oviedo). 

—  Versión  del  padre  rector  del  colegio  del  Espíritu  Santo:   "Murió  en 
este  colegio  el  P.  Juan  Alvarez,  natural  de  esta  ciudad  de  los  An- 
geles, profeso  de  cuatro  votos;  murió  de  38  años  de  edad  y  22  de  Compañía.  .  . 

"En  lo  natural  era  muy  circunspecto,  de  raro  secreto,  muy  amable  a 


344 


ALVAREZ,  JUAN,  P. 


todos,  pues  aun  en  los  mayores  dolores,  mostró  un  semblante  tan  igual  y 
agradecido  a  los  que  le  acudían,  que  todos  le  cobraron  nuevo  amor. 

"No  pudo  ejercitar  el  oficio  de  ministro  en  este  colegio  mucho  tiem- 
po en  pie,  y  desde  la  cama  acudía  al  orden  y  consuelo  de  la  casa;  hicié- 
ronle  varias  curas  y  con  todas  se  fue  extinguiendo  más,  y  conociendo  el 
padre  su  cercana  muerte  (que  cinco  meses  antes  también  tuvo  muy  cerca) 
hizo  confesión  general,  y  testifica  el  confesor  que,  apenas  halló  cosa  en  que 
pareciese  haber  perdido  la  gracia  bautismal.  Preguntándole  si  había  tenido 
enojo  con  alguno,  dijo  que  en  su  vida  no  había  querido  mal  a  nadie;  y 
siendo  de  tan  pura  conciencia,  gemía  muy  a  menudo  ser  el  mayor  pecador 
del  mundo,  y  con  humildísimo  conocimiento  de  sí,  pedía  a  los  que  más  le 
habían  tratado,  le  repitiesen  las  faltas  que  en  él  habían  notado,  para  con- 
fesarse de  ellas;  que  él  no  se  conocía  y  temía  le  habían  de  salir  a  la  cara 
delante  de  Dios;  y  llorados  acá,  esperaba  en  su  misericordia  se  las  perdo- 
naría, aunque  fuese  dejándole  en  el  purgatorio  hasta  el  día  del  juicio;  lo 
cual  tendría  por  misericordia,  porque  le  perdonase  el  infierno".  (Necrol). 

"Rogaba  a  un  padre  fuese  doce  veces  al  día  a  ayudarle  a  ganar  doce 
indulgencias  que  tenía  por  devoción  ganar  todas  las  horas  del  día;  y  con 
la  flaqueza  y  sequedad  de  la  boca,  ya  no  podía  él  solo;  y  estando  casi  sin 
habla,  por  señas  pedía  le  ayudasen  a  ganarlas,  dándose  golpes  en  el  pecho. 
Cuando  se  veía  solo,  descolgaba  un  Cristo  y  lo  arrimaba  a  las  rodillas,  gi- 
miendo tiernamente  con  él,  y  entrando  uno  de  casa  le  dijo:  que  'si  estaba 
en  oración  no  se  quebrase  la  cabeza,  sino  que  la  hiciese  con  suavidad,  como 
sabía'.  Respondió:  '¿Yo  sé  de  oración?  Nunca  la  he  sabido  tener;  pecados 
gruesos  sí'. 

"Pidió  todos  los  sacramentos,  antes  de  ordenarlo  los  médicos;  continuó 
la  comunión  cuantas  veces  pudo,  hasta  el  día  en  que  murió;  y  la  confesión 
cada  rato.  Determinóse  a  callar  los  últimos  días;  mostraba  se  holgaba  de 
ver  a  los  de  casa,  y  entrando  sus  hermanos  a  verle  y  pedir  su  bendición  el 
día  en  que  murió,  túvolos  en  pie  aconsejándoles  viviesen  en  temor  de  Dios, 
pues  habían  de  llegar  a  aquel  trance;  y  luego  los  despidió  diciendo  a  los  de 
casa  que  escusasen  que  los  volviese  a  ver. 

"Pidió  un  día  antes  le  leyesen  la  pasión  y  meditaciones  del  memorial  de 
fray  Luis  de  Granada,  deteniendo,  la  tarde  antes  que  muriera,  con  señas, 
al  que  le  leía,  mostrando  con  algunas  palabras,  cuán  suave  manjar  era  para 
su  alma.  Hizo  poner  delante  de  sus  ojos,  una  imagen  de  la  Concepción,  y, 
entre  muchas  jaculatorias  que  decía  entre  dientes,  se  oía  que  'allí  estaba  su 
Protectora  en  aquel  trance';  repitiendo:  'Santa  María,  Madre  de  Dios'. 

"Volvíase  muy  a  menudo  a  un  Cristo,  y  puestos  los  ojos  en  El,  se  le 
acabó  el  pulso,  repitiendo:  'Jesús',  con  los  que  le  ayudaban. 

"Dio  su  alma  a  Dios,  cercado  de  todos  los  nuestros  que  había  tanto  de- 


REFERENCIAS  BIOGRAFICAS 


345 


seado  tener  consigo  a  esa  hora.  Diciéndole  la  recomendación  del  alma,  pi- 
dió antes  de  morir  que,  pues  su  muerte  se  le  había  originado  de  los  trabajos 
de  las  misiones,  y  había  de  volver  a  ellas  si  no  le  faltase  la  vida,  le  dijesen 
una  mxisa  y  un  rosario  más,  como  misionero".  (Anónimo:  rector  del  cole- 
gio del  Espíritu  Santo,  de  Puebla,  1623)  (Sospechamos  que  es  el  P.  Mel- 
chor Márquez)  (Anua  de  1623  fechada  en  México  el  26  de  Mayo  de  1624) 
(Arch.  Gen.  Nac.  [México]  Colee.  Misiones,  t.  25). 

—       "Trabajó  varios  años  en  las  misiones  del  norte  (Topia).  Regresó  a 
Puebla,  donde  murió  en  1623".  (Burrus:  Hist.  II,  279). 

Referencias  biográficas 

1  Acacio,  Juan,  S.  J.,  Carta  al  P.  Prov.  Nicolás  de  Arnaya.  Real  de  To- 
pia, Enero,  1617. 

2  Alegre,  Francisco  Javier,  S.  J.,  Hist.  de  la  Prov.  de  la  C.  de  ].  en 
N.  E.,  II,  México,  1842,  pp.  87,  141. 

3  Alegre-Burrus,  Ernest  J.,  S.  J.,  Hist.  de  la  Prov.,  II,  Roma,  1958, 
279,  350. 

4  Alvear  y  Salazar,  Gaspar  (Gobernador  de  Nueva  Vizcaya).  Informe 
sobre  los  padres  mártires  de  los  Tepehuanes  en  1616.  Durango,  18  Ag., 
1622. 

5  Anónimo.  (El  rector  del  colegio  del  Esp.  Santo,  de  Puebla)  (¿P.  Mel- 
chor Márquez?).  "Carta  ms.  necrológica  a  la  muerte  del  P.  Juan  Al- 
VAREZ,  Puebla,  Diciembre,  1623). 

6  Anua  de  1623,  fechada  en  México  el  26  de  Mayo  1624.  (Se  halla  en  el 
volumen  que  abarca  las  anuas  de  México  de  1615  a  1648). 

7  Arch.  Gen.  Nac.  (México). 

Ramo  Historia,  t.  ? 
Ramo  Misiones,  t.  25. 

8  Arnaya,  Nicolás  de,  S.  J.,  Carta  Anua  de  1616,  fechada  en  México  el 
18  de  Mayo  de  1617.  Ms.,  pp.  140-1. 

8  ^'^Decorme,  Gerardo,  S.  J.,  La  Obra  de  los  jesuitas  mexicanos .  .  .  Méx. 
1941,  t.  I,  p.  415;  t.  II,  p.  70. 

9  Florencl\,  Francisco  de,  S.  J. -Oviedo,  Juan  Antonio,  S.  J.,  Meno- 
logio  de  los  varones  más  señalados  en  perfección  religiosa  de  la  Prov.  de 
la  C.  de  ].  de  N.  E.,  México,  1747,  Dic.  5. 

10  González  de  Cossío,  Francisco,  Ensayo  bibliográfico  de  los  catálogos 
de  sujetos  de  la  C.  de  J.  en  N.  E.,  México,  1946,  p.  34. 

11  GuiLHERMY,  S.  J.,  Menologio.  España,  III,  524. 

12  J.M.D.  (José  Mariano  Dávila),  Dice.  Univ.  de  Hist.  y  Geograf.,  t.  I. 


346 


ALVAREZ,  NICOLAS,  H. 


México,  1855,  p.  169.  Art.  Alvarez,  Juan;  t.  III  de  Apéndices,  Mé- 
xico, 1856,  p.  541.  Art.  Tepehuanes. 

13  LÓPEZ  Montante,  Manuel,  S.  J.,  Apunte  tomado  del  P.  Lecina.  Ms. 
1936. 

14  Méxic.  4,  ff.  154v,  190v,  255;  15,  ff.  422-423v. 

15  PÉREZ  Rivas,  Andrés,  S.  J.,  Crónica.  México,  1896,  Libro  IV,  Cap.  15. 
Es  de  notar  que,  por  desgracia,  se  omitió  el  Cap.  XV  del  L.  IV.  en  que 
hablaba  de  la  "Vida  y  muy  religiosas  virtudes  del  P.  Juan  Alvarez". 

16  Uriarte,  S.  J.-Lecina,  S.  J.,  "Biblioteca  de  escritores  de  la  C.  de  J.  en 
la  antigua  asistencia  de  España",  Madrid,  1929-30.  Pte.  I,  t.  II. 

Bibliografía 
S.  f.     Cuaderno  ms.  de  sus  devociones. 

1616  Dos  cartas  a  un  padre  de  la  Compañía,  sobre  el  deseo  del  martirio 
en  el  alzamiento  de  los  tepehuanes.  (Anua  de  1623,  fechada  el  26 
de  Mayo  de  1624). 

De  esta  carta  dice  el  Menologio  Florencia-Oviedo:  "Pasó  la  rebelión 
de  los  tepehuanes  con  evidente  riesgo  de  la  vida  en  su  misión  de  Topia, 
donde  hizo  tanto  fruto  deseando  perder  su  vida  por  Cristo,  y  significando 
estos  deseos  en  una  Carta  a  un  padre  con  quien  se  correspondía:  'por  lo 
que  a  mí  toca,  deseo  morir  mártir'." 

1618  "Relación  del  alzamiento  de  los  tepehuanes". 

Hay  dos  fragmentos  de  ella  en  las  fojas  43  y  44  del  "Manipulus", 
descrito  en  "Anónimos  y  Seudónimos"  del  P.  Uriarte,  No.  1587.  (Lecina). 

1619  "Cánticos  sagrados  para  uso  de  los  indios  acaxées".  (Lecina). 
(Véase  en  la  "Necrología"  la  relación  de  estos  cánticos). 

Referencias  bibliogr.\ficas 

1  Florencia,  Francisco  de,  S.  J. -Oviedo,  Juan  Antonio,  S.  J.,  "Meno- 
logio de  los  varones  más  señalados  en  perfección  religiosa  de  la  pro- 
vincia de  la  C.  de  J.  de  N.  E.",  México,  1747.  Diciembre  5. 

2  Uriarte,  S.  J. -Lecina,  S.  J.,  Anónimos  y  Seudónimos.  Notas.  Madrid, 
1929-30.  No.  1587. 

ALVAREZ,  NICOLAS,  H. 
Biografía 

1628  Una  carta  del  P.  Juan  Laurencio,  provincial  que  era  de  la  Compa- 
ñía, con  fecha  de  24  de  Julio  de  1628,  escrita  a  Pedro  Díaz  del  Cam- 


BIBLIOGRAFIA 


347 


po,  en  que  le  expresa  haberse  ya  recaudado  el  dinero  que  tenía  dado  para 
alimentos  de  un  menor  llamado  Nicolás  de  Alvarez,  de  un  año  que  es- 
tuvo en  la  Compañía. 

(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  f.  178). 

Referencia  biográfica 
1  Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  (1767)  f.  178. 

ALVAREZ,  TOMAS,  P. 
Biografía 

1651  "Tomás  Alvarez  es  natural  de  la  ciudad  de  Valladolid,  España". 
(Floren) . 

1673  Febrero.  "Para  las  Islas  Marianas  el  H.  Tomás  Alvarez  de  la  Fuen- 
te, teólogo".  (Florencia,  Francisco.  Memoria  Ms.  de  los  sujetos,  cin- 
co para  la  provincia  de  México,  diez  para  las  Islas  Marianas,  que  van  en 
la  expedición  que  sale  de  España  en  Febrero  de  1673). 

(Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  [1960]  APA-G.  VII-13  [1504]). 

1675  Llegó  a  México  en  la  expedición  de  17  jesuítas  en  1675:  Hermano 
estudiante  teólogo  Tomás  Alvarez,  de  edad  de  24  años,  natural  de 
Valladolid. 

(Villabona,  Manuel,  S.  J.  Arreglos  para  la  expedición  a  México,  en 
1675.  Ms.)   (Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  [1960]  APA-G.  VII-13  [1504]). 

Si  fue  a  las  Islas  Marianas  o  se  quedó  en  México,  lo  ignoramos:  véase 
su  bibliografía. 

Referencl\s  biográficas 

1  Arch.  Prov.  Méx.  Merid  (1960)  APA-G.  VII-13  (1504)  (1506). 

2  Florencl\,  Francisco  de,  S.  J.,  Memoria  de  la  expedición  a  México 
en  Febrero  de   1673.  Papel  manuscrito. 

3  Villabona,  Manuel,  S.  J.,  Arreglos  para  la  expedición  a  México  de 
1675.  Ms. 

Bibliografía 

S.  f.    De  Tehueco:  Alhajas  pertenecientes  a  las  tres  iglesias  del  partido  de 
esta  visita.  1  foja.  Firmado  por  Tomás  Alvarez. 
(Arch.  Hist.  de  Hacienda  [Méx.]  Temporahdades.  Leg.  279-96) . 


348 


ALZIXA,  FR.\.\'CISCO  IGNACIO,  P. 


1684  Memoria  del  partido  en  la  proN-incia  de  Sinaloa.  cuyo  ministro  es 
el  Padre  Tomás  Alv.\rez.  1    foja.  (Ibid.  Leg.  279-93). 

Referencia  bibliogr.\fica 
1  .Arch.  Hist.  de  Hacienda  'Méx.'   Temporalidades.  Leg.  279-96;  279-93. 


.ALZINA,  FRANCISCO  IGNACIO,  P. 

BlOGR.\FL\ 

"Alzina,  Francisco  Ignacio,  misionero  de  las  Bisayas,  iniciador  e  ilus- 
trador de  la  flora  del  archipiélago  ñlipino. 

1668  Autor  de  la  Hist.  de  las  islas  e  indias  de  Bisayas,  parte  mayor  y  más 
principal  de  las  islas  Filipinas,  1668.  (Gascón:  Los  jes.  en  Menéndez 
Pelayo,  525)    (Menéndez  Pelayo:   La  Ciencia  Española.  Madrid,  1933.  I, 
95.  IL  402). 

—  ''Historia  de  las  Islas  e  Indias  Bisayas,  parte  mayor  y  más  importante 
de  las  Islas  Filipinas".  Dividida  en  dos  partes,  la  primera,  natural: 
la  segunda,  eclesiástica  y  sobrenatural,  con  el  magisterio  y  enseñanza  de  los 
PP.  de  la  Compañía  de  Jesús.  Recogido  uno  y  otro  y  compuesto  por  el  P. 
Fr.\ncisco  Ignacio  .Alzina,  de  la  misma  Compañía.  Aiio  1668. 

{Dos  tomos  con  399  y  342  fs.  y  20  láminas  a  la  aguada  con  represen- 
tación de  indios,  flora  y  fauna.  313  x  218  mm.  Domínguez  Bordona,  Jesús: 
Manuscritos  de  América  en  la  Biblioteca  de  Palacio,  Madrid,  1935,  pp.  217-8). 

1671  "En  la  Biblioteca  Nacional  de  México  (dice  .Andrade)  vi  dos  ser- 
mones panegíricos  a  San  Ignacio  de  Loyola  y  a  San  Francisco  Javier 
en  este  año  de  1671,  por  el  P.  Alzina.  No  tuve  entonces  oportunidad  de 
sacar  copia  de  la  portada;  después  se  cambió  de  lugar  la  colección  de  ser- 
mones, y  no  los  he  podido  encontrar",  i  Andrade). 

Referencias  biobibliogr-\ficas 

1  ANDR.ADE,  Vicente  de,  P.  ,Cango.),  Ensayo  bibliográfico  mexicano  del 
S.  XVII,  2a.  ed.  México,  1899,  p.  372,  nota  al  final  del  No.  607. 

2  Cascón,  Miguel,  S.  J.,  Los  jes.  en  Menéndez  Pelayo,  Valladolid,  1940, 
525. 


BIOGRAFIA 


349 


3  Domínguez  Bordona,  Jesús,  Manuscritos  de  América  en  la  Biblioteca 
de  Palacio,  Madrid,  1935,  pp.  217-218. 

4  Menéndez  Pela  yo,  La  Ciencia  Española,  Madrid,  1933,  I,  95;  II,  402. 


AMAYA,  CRISTOBAL  DE,  H.  C. 
Biografía 

1598  "Y  cuando  el  año  de  1598  volvió  este  testigo  (Capitán  Juan  de  Gri- 
jalva)  a  la  dicha  provincia  de  Sinaloa,  no  halló  en  ella  al  dicho  sier- 
vo de  Dios  P.  Hernando  de  Santarén,  y  oía  decir  que  había  pasado  a  la  Sie- 
rra de  Topia,  donde  sabe  este  testigo  que,  entre  otras  muchas  personas,  con- 
virtió a  un  hombre  rico  llamado  Cristóbal  de  Amaya,  el  cual,  por  su  con- 
sejo, se  metió  religioso  de  la  Compañía  de  Jesús,  y  murió  en  la  dicha  Topia, 
con  opinión  de  santo".  (Testimonio  del  Cap.  Juan  de  Grijalva,  tomado  en 
La  Encarnación  el  24  de  Abril  de  1639). 

S.  f.  (Antes  de  1616).  "No.  51.  Item,  si  saben  o  han  oído  decir  que  le  reve- 
ló Dios  al  P.  Hernando  de  Santarén,  que  había  de  morir  en  Topia, 
Sinaloa,  el  Hermano  Cristóbal  de  Amaya,  de  la  Compañía  de  Jesús,  y  el 
día  en  que  había  de  suceder,  y  fue  a  Topia  y  se  lo  avisó  al  dicho  Hermano, 
y  le  dispuso  para  morir,  contra  el  parecer  de  todos  los  que  sentían  no  estar 
en  peligro,  y  antes  de  morir  le  vio  en  el  cielo,  y  todo  sucedió  puntualmente, 
como  el  Padre  había  dicho".  (Proceso  canónico  de  los  mártires  de  los  tepe- 
huanes.  Legajo  de  preliminares  a  foja  33). 

1638  ''La  testigo  de  Sabatenipa,  Leonor  de  Niebla,  interrogada  el  5  de  Abril 
de  1638,  afirma,  respondiendo  a  la  interrogación  octava,  que  asimismo 
sabe,  que  el  año  de  1607,  hubo  el  P.  Hernando  de  Santarén  revelación  de 
nuestro  Señor,  estando  en  el  pueblo  de  San  José,  'que  había  de  morir  el  Her- 
mano Cristóbal  de  Amaya  de  la  Compañía  de  Jesús,  el  día  siguiente,  por- 
que a  media  noche  le  vio  en  revelación,  en  el  cielo:  y  aquella  misma  hora 
se  puso  a  caballo  para  Topia,  a  donde  estaba  el  dicho  Hermano  Cristóbal 
DE  Amaya  enfermo  había  más  de  año  y  medio,  y  le  halló  el  dicho  Padre  San- 
tarén con  el  mismo  semblante  y  sujeto  que  había  tenido  en  todo  el  discurso 
de  su  enfermedad,  y  al  parecer  de  muchos  mucho  mejor  que  otras  veces;  y 
llegado  que  fue  el  dicho  Padre  Hernando  de  Santarén,  le  dijo  al  enfermo: 
«Pues,  Hermano,  ¿cómo  es  esto?  anoche  estaba  en  el  cielo  y  ¿se  ha  vuelto? 
Lo  que  importa  es  abreviar,  que  esto  conviene». 

"Y  esto  fue  público  y  notorio  a  todo  el  pueblo,  porque  el  dicho  Padre 


350 


ANCHIETA,  JUAN  DE,  P. 


(sic,  por  Hermano)  Cristóbal  de  Amaya  dijo  a  muchas  personas  las  ra- 
zones que  le  había  dicho  el  P.  Santarén;  con  que  tuvo  por  muy  cierto  era 
ya  llegada  la  hora  de  su  muerte,  como  fue,  aquella  noche". 
(Niebla,  Leonor,  testigo  de  Sabatenipa,  5  de  Abr.  1638). 

1640  "El  tercer  testigo  de  Tamazula,  don  Andrés  Carrasco  dice  al  No.  8 
del  Interrogatorio:  Item,  sabe  asimismo  que  estando  el  dicho  P.  Her- 
nando de  Santarén  en  la  estancia  de  San  José,  le  reveló  nuestro  Señor  la 
muerte  del  Hermano  Cristóbal  de  Amaya,  de  la  Compañía  de  Jesús,  que 
había  mucho  tiempo  que  estaba  muy  enfermo  en  Topia,  donde  llegó  de  re- 
pente el  Padre,  y  viendo  al  enfermo  con  mejor  disposición  que  otras  veces,  a 
juicio  de  todos  los  demás  sin  ningún  peligro  de  muerte,  le  dijo  estas  palabras: 
'Pues,  cómo  es  esto.  Hermano,  ¿cómo  se  quiere  volver  del  camino  tan  bueno 
que  llevaba  para  el  cielo?  Dispóngase,  que  hoy  ha  de  morir,  y  vaya  muy  con- 
solado, que  yo  lo  he  visto  en  el  cielo'. 

"Y  le  hizo  recibir  los  sacramentos,  con  admiración  de  todos  los  presentes. 
Y  el  dicho  Hermano  murió  aquel  mismo  día,  y  lo  hizo  enterrar  en  la  puerta 
del  Perdón  (de  la  parroquial  de  Topia),  queriendo  la  república  darle  entie- 
rro junto  al  altar  mayor,  porque  siempre  fue  devoto  de  la  humildad  en  sí 
y  en  los  demás.  Y  que  es  todo  lo  que  sabe  de  esta  pregunta".  (Carrasco,  An- 
drés, tercer  testigo  de  Tamazula,  el  28  de  Diciembre  de  1640). 

Referencias  biográficas 

1  Arch.  Gen.  Nac.  México).  Ramo  Historia,  t.  311. 

2  Arch.  Prov.  Méx.  (1946).  Fotocopia  del  Proceso  Jurídico.  Mártires,  1616. 

3  Carrasco,  Andrés,  testigo  interrogado  en  Tamazula  en  28  Dic.  1640. 

4  Grijalva,  Juan,  Capitán,  Testimonio  en  Sabatenipa,  24  Abr.  1639. 

5  Niebla,  Leonor,  testigo  interrogada  en  Sabatenipa  en  5  Abr.  1638. 

6  Proceso  jurídico  de  los  mártires  de  los  tepehuanes.  Ms.  Preliminares.  In- 
terrogatorio No.  51,  f.  33. 


PADRE  JUAN  DE  ANCHIETA 
Biografía 

1677  Mayo  9.  "Desde  el  9  de  Mayo  de  1677  el  P.  Antonio  Suárez  desde 
este  colegio  de  Sinaloa,  subió  a  su  partido  de  Sahuaripa  con  el  Padre 
Juan  de  Anchieta".  (Navarro,  Gonzalo,  S.  J.,  contestación  al  P.  Francisco 
Jiménez)  (Arch.  Gen.  Nac.  [Méx.]  Historia,  t.  392,  Leg.  lo.)  (Arch.  Prov. 
Méx.  Acervo  fotocopias  del  P.  Joaquín  Cardoso,  S.  J.  [1946]). 


BIOGRAFIA 


351 


1680  Oct.  23.  "El  P.  Juan  Bautista  Anchieta,  firma  en  el  colegio  de  Si- 
naloa  con  otros  tres  padres,  la  memoria  de  lo  que  ha  dado  al  colegio 
el  P.  Gonzalo  Navarro  en  los  tres  años  de  su  rectorado  (1678-80)".  (Nava- 
rro, Gonzalo:  Memoria  Ms.  de  su  Rectorado  [1578-80])  (Arch.  Gen.  Nac. 
Hist.  T.  392)  (Cardoso,  S.  J.:  Fotoc.  1946). 

Referencias  biográficas 

1  Arch.  Gen.  Nac.  Secc.  Historia,  t.  392,  Legajo  lo. 

2  Arch.  Prov.  Méx.  Acervo  fotocopias  del  P.  Joaquín  Cardoso  (1946). 

3  Navarro,  Gonzalo,  S.  J.,  Contestación  al  P.  Feo.  Jiménez.  Matapé  Dic. 
1677.  "Memoria  de  lo  que  dio  al  Col.  de  Sinaloa"  1678-80.  Ms. 

Bibliografía 

1672  Dos  cartas  del  P.  Juan  Bauptista  (sic)  de  Ancieta  (sic)  con  fecha 
en  Sinaloa  de  9  de  Abril  y  27  de  Diciembre  de  1672,  al  P.  Pedro  de 
Valencia,  provincial  (1668-71)  en  que  le  pide  que,  sin  enviar  visitador  del 
presidio  de  Sinaloa  se  quite  al  capitán  de  él,  y  le  remite  la  carta  que  el  dicho 
P.  Anchieta  escribió  al  citado  capitán,  y  la  respuesta  de  éste.  Y  una  copia  de 
tres  pareceres  de  los  padres  consultores,  sobre  lo  conveniente  que  era  quitar 
a  dicho  capitán. 

(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  f.  225). 

1682  Una  carta  del  P.  Juan  de  Anchieta  con  fecha  en  Sinaloa  a  2  de  Ene- 
ro de  1682,  escrita  al  P.  provincial  Bernardo  Pardo  (1680-83),  en  que 
le  remite  dos  inventarios  de  las  alhajas  de  las  misiones  de  Toro  y  Bamoa,  y 
una  información  del  número  de  indios  que  tenía  la  misión  de  Sinaloa.  Re- 
presenta varios  inconvenientes  acerca  de  que  los  religiosos  no  reciban  obven- 
ciones, como  vicarios  y  jueces  eclesiásticos. 
(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  f.  220). 

Referencl\  bibliogr.\fica 
1  Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  (1767)  ff.  220,  225. 


ANDRADA,  AMBROSIO  DE,  P.  (1625-1674)  (f  49) 
Biografía 

Acerca  de  su  nombre,  el  Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  (1767),  lo  llama  An- 
tonio. 


352 


ANDRADA,  AMBROSIO  DE,  P. 


Y  acerca  de  su  apellido,  Andrada  le  llama  el  P.  Nickel,  Andrade  le  dice 
Vera,  y  Adrada  le  nombran  Alegre  y  el  P.  Agustín  de  Castro. 

1625  "Es  natural  de  Navamorcuende"  (hoy  en  la  diócesis  y  provincia  de 
Toledo,  España).  (Alegre-Burrus:  III,  297,  nota). 

1643  "Ingresó  a  la  Compañía  hacia  1643,  a  los  18  años".  (Ibíd.). 
(Su  maestro  de  novicios  fue  el  P.  Juan  de  Sangüesa). 

1645  Votos  del  bienio. 

1646-56  Estudio  de  letras,  filosofía,  teología;  enseñanza  en  los  colegios,  or- 
denación y  tercera  probación. 

1659  Roma,  20  de  Noviembre  de  1659.  "Promoveatur  ad  quatuor  el  P. 
Ambrosio  de  Andrada".  (Nickel) . 

1662  "Hizo  la  profesión  solemne  el  19  de  febrero  de  1662".  (Burrus:  III, 
297). 

1663  "Firma  las  instancias,  con  otros  veinte  jesuítas  más,  pidiendo  a  su 
Santidad,  Alejandro  VII,  apruebe  la  fiesta  de  María  Santísima  de 

Guadalupe".  (Vera) . 

1664  "Acabados  sus  estudios  en  México,  enseñó  filosofía  y  teología  en  el 
colegio  de  Mérida".  (Burrus,  1.  c). 

—       Rector  del  Colegio-Universidad  de  Mérida.  "En  una  consulta  del  P. 

rector  del  colegio  de  Mérida,  hecha  al  P.  visitador  Hernando  Cavero, 
en  1664,  asegura  el  P.  Ambrosio  de  Adrada  (sic),  que  desde  1622  despachó 
su  Majestad  (Felipe  III)  para  que  se  observase,  el  Breve  de  su  Santidad 
Gregorio  XV  (1621-23),  para  que  este  colegio  repartiese  grados".  "La  cita- 
da consulta  del  P.  Adrada  no  se  hace  cargo  de  una  interrupción;  sólo  dice 
que  fenecido  el  decenio,  se  fue  pasando  así  hasta  el  año  de  1648,  en  que  le-  j 
yendo  aquí  filosofía  el  P.  Baltasar  Moreno,  se  reconoció  que  ya  los  grados  no  j 
se  podían  dar  en  virtud  del  rescripto  gregoriano;  y  resolviendo  este  problema  ! 
el  padre  provincial  Pedro  de  Velasco,  respondió  que,  en  virtud  de  nuestros  I 
privilegios,  sí  podíamos  proseguir  como  estábamos.  ! 

"Así  caminamos  en  paz  hasta  el  año  de  1664,  en  que  fue  la  célebre  con-  ■ 
sulta  del  P.  Rector  Ambrosio  Adrada,  hecha  al  P.  Cavero,  sobre  el  valor  o  | 
nulidad  de  nuestros  grados;  subsiste  el  papel  firmado  del  P.  Rector  Adr.\da  y 
consultores.  Vese  la  respuesta  del  P.  visitador  Cavero,  toda  de  su  puño,  fecha 
en  México  a  20  de  febrero  de  1664.  Dice  que  si  tenemos  seguridad  de  salir 
con  nuestro  intento  por  el  favor  de  las  Cabezas  (eclesiástica  y  civil)  nos  pre- 
sentemos ante  ambas  con  la  Bula  de  Pío  IV,  y  una  cédula  de  su  Majestad 
Felipe  III  fecha  en  San  Lorenzo  a  5  de  Septiembre  de  1620. 


BIOGRAFIA 


353 


"Se  pulsó  y  fue  seguro  el  buen  éxito,  y  se  presentó  el  P.  Ambrosio  Adra- 
da. Subsiste  el  obedecimiento  que  dieron  a  la  Bula  y  a  la  cédula  real  el  pro- 
visor de  la  sede  vacante,  don  Pablo  de  Sepúlveda,  y  el  gobernador  don  Fran- 
cisco de  Esquivel,  que  se  nos  mantuviese  en  la  posesión  de  nuestra  universidad. 
En  virtud  de  esto,  subsistimos  hasta  ahora",  (1767). 

(Castro,  Agustín  Pablo,  S.  J.,  "Apuntes  para  la  hist.  del  col.  y  universi- 
dad de  Mérida)   (Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  [1960]  APA-G.  VIII-2.  [1431]). 

1668  Carta  del  P.  Pedro  Suárez,  Mérida,  8  Ag.  1668,  notificando  la  partida 
del  P.  Andrada. 

—  "Fue  rector  y  maestro  de  novicios  en  Tepotzotlán".  (Burrus). 

—  "Tepotzotlán,  10  de  Septiembre  de  1668.  Certificación  con  siete  fojas 
de  la  entrega  del  colegio  de  Tepotzotlán  que  en  10  de  Septiembre  de 

1668  hizo  el  P.  Manuel  Arriaga  (sic,  por  Arteaga)  al  P.  Antonio  (sic  por  Am- 
brosio) de  Andrada".  (Inv.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  ff.  31-32). 

—  Décima  séptima  congregación  provincial  de  México,  en  el  colegio  má- 
ximo, reunida  el  2  de  noviembre.  Entre  los  cuarenta  padres  que  asis- 
tieron, ocupa  el  38o.  lugar  el  P.  Ambrosio  de  Adrada,  rector  y  maestro  de  no- 
vicios de  Tepotzotlán.  (Alegre-Burrus,  III,  397). 

"En  la  congregación  provincial  salió  nombrado  el  P.  Ambrosio  Adrada, 
el  5  de  noviembre  de  1668,  por  segundo  procurador,  pues  el  primero  fue  el 
P.  Francisco  de  Florencia,  como  procuradores  a  Roma  y  a  Madrid". 

(Burrus:  Hist.  III,  397). 

1673-74  Para  entender  el  documento  que  sigue,  recuérdese  que  el  Oficio  de 
la  Inquisición  puso  censura  de  excomunión  a  los  terratenientes  que  se 
opusieran  a  la  medición  e  inspección  de  las  tierras,  con  el  fin  de  que  paga- 
ran diezmos.  Uno  de  los  hermanos  administradores  de  una  hacienda  perte- 
neciente al  noviciado  de  Tepotzotlán  (ignorante  del  asunto),  se  opuso  a  ello, 
y  cayó  la  excomunión  dicha,  sobre  el  provincial,  el  rector  (que  era  nuestro 
Padre  Andrada),  y  los  procuradores  de  Tepotzotlán. 

—  "Auto  original  de  los  mismos  jueces  hacederos  para  que  absuelvan 
al  P.  Manuel  de  Arteaga,  provincial  de  la  Compañía,  y  a  los  padres 

Ambrosio  de  Andrada,  rector  del  colegio  de  Tepotzotlán,  Pedro  de  Anguiano 
y  Juan  de  Vallejo  (estos  dos  últimos  eran  administradores  de  la  hacienda  y 
eran  hermanos  coadjutores),  de  la  censura  en  que  incurrieron,  como  fueron 
declarados  por  dichos  jueces  hacedores". 

(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  f.  32). 
1674  "Murió  en  la  ciudad  de  México,  el  13  de  mayo  de  1674".  (Burrus: 
Hist.  de  la  Prov.  III,  297). 


354 


ANDRADA,  AMBROSIO  DE,  P. 


Referencias  biográficas 

1  Alegre,  Francisco  Javier,  S.  J.,  Hist.  de  la  Prou.  de  la  C.  de  J.  en  N.  E., 
t.  11,  México,  1842,  p.  450. 

2  Alegre-Burrus,  Ernest  J.,  S.  J.,  Hist.  de  la  Prov.,  Roma,  III,  1959,  pp. 
297  nota,  397. 

3  Anónimo:  Cuadernillo  en  que  se  registran  las  instancias  que  todas  las 
religiones  y  colegios  de  la  ciudad  de  México,  hacen  al  Sr.  Alejandro  VII, 
para  que  apruebe  la  fiesta  de  la  Santísima  Virgen  de  Guadalupe.  Año 
1663. 

4  Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  (1960)  APA-G.  VIII-2  (1431). 

5  Castro,  Agustín  Pablo,  S.  J.,  "Apuntes  para  la  historia  del  colegio  y 
universidad  de  Mérida,  Yuc."  (1605-1765).  (Manuscrito  muy  intere- 
sante) . 

6  Congr.  77,  ff.  263-266v. 

7  Guía.  Suplemento  de  1957,  226. 

8  Hist.  Soc.  Jesu,  49,  f.  4. 

9  Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  (1767)  Ms.  ff.  31-32,  132. 

10  Mexic.  4,  f.  381v;  5,  ff.  13,  156,  199v. 

11  Nickel,  Gosvino,  S.  J.,  Carta  al  P.  Alonso  de  Bonifacio.  Roma,  20  Nov. 
1659. 

12  SuÁREZ,  Pedro,  S.  J.,  Carta  al  P.  Prov.  Pedro  de  Valencia.  Mérida,  8 
Ag.  1668. 

13  Vera,  Fortino,  Pbro.,  Tesoro  Guadalupano,  II,  Amecameca,  1889,  p.  104. 

Bibliografía 

1651  Renuncia  jurídica  de  todos  sus  bienes.  P.  Ambrosio  de  Andrada.  5 
fojas. 

(Arch.  Hist.  de  Hacienda  [México].  Temporalidades.  Leg.  16-6). 

1664  Papel  firmado  por  el  P.  Rector  Ambrosio  de  Andrada  al  P.  Visitador 
Hernando  Cavero,  sobre  derecho  de  conceder  grados  por  la  Universi- 
dad de  Mérida.  (Castro,  Agustín,  S.  J.,  "Hist.  de  la  Univ.  de  Mérida"  Ms. 
1765. 

1673  Jun.  30.  Carta  fechada  en  Tepotzotlán  a  30  de  Junio  de  1673,  escrita 
al  P.  Provincial  Manuel  de  Arteaga,  y  le  remite  una  Memoria  de  los 
bienes  que  tiene  la  obra  de  la  iglesia  del  colegio  de  Tepotzotlán. 
(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  fol.  144). 


BIOGRAFIA 


355 


S.  f.    Por  1673-74:  Carta  al  P.  Prov.  Manuel  de  Arteaga,  en  que  se  le  da 
cuenta  de  un  informe  que  determinó  hacer  el  cabildo  eclesiástico  de 
Michoacán  contra  la  Compañía^  en  asunto  de  diezmos.  (Ibíd.  fols.  31-32). 

1674  Dic.  4.  Carta  fechada  en  Tepotzotlán  a  4  de  Diciembre  de  1674,  pero 
va  dirigida  al  P.  Prov.  Andrés  Cobián  (1671-73),  en  que  le  da  cuenta 
de  los  15  sitios  de  ganado  menor,  que  tenía  el  colegio  de  Tepotzotlán,  impe- 
trando licencia  para  su  venta.  (Invent.  ...  ib.  ...  fol.  144). 

Referencias  bibliogr.4ficas 

1  Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  (1960)  APA-G.  VIII-2  (1431). 

2  Arch.  Hist.  de  Hacienda  (México).  Temp.  Leg.  16-6. 

3  Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  (1767)  fols.  31-32,  144. 

4  Castro,  Agustín,  S.  J.,  Hist.  Ms.  de  la  Univers.  de  Mérida.  1765. 

ANDRADA,  PEDRO,  P. 
Biografía 

1631  "Una  razón  de  un  compromiso  celebrado  entre  el  P.  Sebastián  Martí- 
nez y  el  P.  Pedro  Andrada,  en  16  de  Diciembre  de  1631,  por  la  can- 
tidad de  un  mil  cuatrocientos  pesos,  de  una  herencia". 
(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  f.  102). 

Referencia  bibliográfica 
1  Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  (1767)  f.  102. 

ANDRADE,  BENITO,  P.  (1652-1697)  (t  45) 
Biografía 

Copia  íntegra  de  la  carta  necrológica  que  escribió  el  P.  rector  del  colegio 
máximo  de  México,  Ambrosio  Odón,  a  la  muerte  del  P.  Benito  de  Andrade, 
fechada  el  7  de  Mayo  de  1697.  El  ejemplar  manuscrito  es  el  dirigido  al  rector 
del  colegio  de  Guadalajara,  Carlos  de  Ramales.  Dice  así: 

"Mi  P.  Rector,  Pax  Christi: 

"Hoy,  siete  del  corriente  Mayo  1697,  a  la  una  y  tres  cuartos  de  la  madru- 
gada con  muy  poca  diferencia,  fue  nuestro  Señor  servido  de  llamar  para  Sí 
(como  esperamos  de  su  misericordia),  al  P.  Benito  de  Andrade,  de  45  años 

1652  de  edad  (luego  debió  de  nacer  en  1652). 


356 


ANDRADE,  BENITO,  P. 


1670  "27  de  religión  (según  esto  ingresó  en  1670)  (De  18  años). 

1689  "y  ocho  años  y  meses  de  profeso  (haría  su  profesión  en  1689)  de  4 
votos. 

"Su  enfermedad  ha  sido  una  mahgna  fiebre  que,  desde  luego  se  declaró 
tan  fatal  que  sin  dejarse  vencer  de  remedio  alguno,  fue  siempre  en  crecimien- 
to, hasta  que  el  día  onceno  le  quitó  al  padre  la  vida,  víctima  verdadera  de  la 
caridad,  pues  parece  trajo  su  reverencia  todo  su  achaque,  de  haber  ido  por 
obediencia  a  oír  de  confesión  a  una  pobre  morena,  que,  por  su  falta  de  oído, 
fue  precisa  mayor  inmediación  y  cercanía  del  padre,  y  mayor  detención:  de 
aquí  le  resultó  un  destemple  total  con  que  vino  a  casa,  y  aunque  no  lo  de- 
claró luego  por  su  tolerancia,  lo  hubo  de  declarar  después,  hecho  ya  y  con- 
firmado tabardillo  (tifo)  ;  en  él  se  le  asistió  con  caridad  y  cuidado  del  mé- 
dico, que  era  la  atención  que  se  le  debía  a  sus  religiosísimas  prendas,  pues 
ellas  solas  estaban  moviendo  e  impeliendo  a  solicitarle  de  todos  sus  modos, 
sus  alivios  y  su  vida,  que  ha  querido  nuestro  Señor  acortar  por  sus  juicios 
altísimos,  que  más  deseábamos  tener  en  la  comunidad  un  sujeto  de  singular 
edificación,  de  rara  amabilidad,  de  aplicación  incansable  en  nuestros  minis- 
terios y,  sobre  todo,  de  una  religión  muy  delicada,  muy  escrupulosa  y  muy 
exacta,  pues  sólo  lo  que  le  tocaba  al  voto  de  la  santa  pobreza,  pudiera  alegar 
reparos  admirables  que  el  padre  hacía  aun  en  mínimas  cosas  por  guardar 
apretadísimamente  este  voto  tan  importante,  en  el  cual,  y  en  todos,  nos  deja 
bien  especiales  ejemplos;  al  fin,  como  hombre  que  desde  antes  de  entrar  en 
la  Compañía,  profesó  muy  deveras  morir  primero  que  admitir  culpa  alguna, 
de  que  se  sigue  cuál  habrá  sido  su  vida  en  tan  santa  Compañía,  cuando  aun 
teniéndola  sola  en  esperanza,  se  portó  con  tales  circunspecciones  y  delicade- 
zas de  espíritu,  de  que  son  testigos  muchos  de  los  que  lo  conocieron  princi- 
piante, y  le  gozaron  después  ya  religioso;  y  confiesan  todos  que  el  padre  fue 
verdadero  hijo  de  San  Ignacio,  ya  cuando  por  obediencia  sir\ió  en  la  cátedra 
con  tan  notorio  provecho  de  sus  discípulos;  ya  cuando  ejercitó  ministerios 
con  tanto  fruto  de  las  almas  (que  no  se  hartan  de  llorarle)  ;  ya  cuando  do- 
mésticamente cuidó  de  los  nuestros  con  notables  creces  en  el  espíritu;  todo  lo 
cual  aviva  el  motivo  a  la  ternura  con  que  todos  hallamos  en  la  pérdida  de 
un  tan  apreciable  sujeto,  de  cuyos  religiosísimos  procederes,  no  dudo  habrá 
tenido  en  el  justo  juicio  de  nuestro  Señor,  el  merecido  galardón,  y  habién- 
dose muy  con  tiempo  prevenido  con  los  santos  sacramentos  que  recibió  en 
sus  sentidos  y  'actione  gratiarum',  y  habiéndose  actuado  repetidamente  en 
todas  las  virtudes,  especialmente  en  la  conformidad  total  con  el  querer  di- 
vino, de  que  rogó  al  hermano  enfermero  desde  el  principio  de  su  achaque, 
le  reconviniese  y  animase  siempre  que  lo  advirtiese  y  aplicase  cualquiera  de 
las  muchas  y  dolorosas  medicinas. 

"Todo  lo  cual  se  ejecutó  conforme  el  Padre  lo  había  pedido,  con  tan  gran 


BIOGRAFIA 


357 


disposición  suya  que,  siendo  así  que  para  todo  lo  demás  padeció  estos  últi- 
mos días  un  letargo  profundo,  para  obedecer  y  resignarse,  siempre  se  reco- 
noció entendido  y  obligado  ya  por  palabras,  ya  por  señas,  en  que  denotaba 
su  santa  costumbre  bastantemente  y  hábito  adquirido  de  hacer  la  voluntad 
de  nuestro  Señor,  en  cuyas  piadosas  manos  entregó  su  fervoroso  espíritu,  di- 
cha con  tiempo  la  recomendación  del  alma,  con  asistencia  de  la  comunidad; 
y,  aunque  de  la  piedad  del  Señor,  fío  le  gozará  el  padre  que  tan  cabalmente 
le  sirvió,  no  por  esto  me  eximo  de  rogar  a  V.  R.  le  socorra  en  ese  su  santo 
colegio  con  los  sufragios  acostumbrados,  teniendo  a  mí  también  presente  de- 
lante de  su  Majestad,  que  me  guarde  a  V.  R.  muchos  años. 
"México  y  Mayo  7  de  1697.  Muy  siervo  de  V.  R. 

"Ambrosio  Odón". 

(Arch.  Prov.  Méx.,  vol.  VI  de  Mss.  p.  148). 

Referencias  biográficas 

1  Arch.  Prov.  Méx.  (Isl.  Coll.  1934),  volumen  VI  de  Manuscritos,  p.  148). 

2  Decorme,  Gerardo,  S.  J.,  Menologio  ms.  1940,  p.  214. 

3  Odón,  Ambrosio,  S.  J.  (Rector  del  col.  máximo).  Carta  de  edificación  del 
P.  Benito  Andrade,  México,  7  de  Mayo  de  1697. 

Bibliografía 

1692  En  "Luz  de  verdades  católicas".  .  .  del  P.  Juan  Martínez  de  la  Parra, 
se  halla  el  parecer  del  P.  Benito  de  Andrade,  fechado  en  Mayo  13  de 
1692.  (Andrade). 

Referencia  bibliográfica 

1  Andrade,  Vicente  de  P.  (Cango.),  Ensayo  bibliográfico  mexicano  del 
siglo  XVII,  México,  2a.  ed.  1899,  No.  966,  p.  599. 

ANDRADE,  FRANCISCO  NICOLAS,  P. 

(1669-1699)  (t  30) 

Biografía 

1669  "Fue  natural  de  Puebla".  (Alegre). 

"Nació  en  1669,  pues  murió  en  1699,  a  los  30  años".  (Burrus:  IV, 

152). 


358 


ANDRADE,  FRANCISCO  NICOLAS,  P. 


1695  "El  Padre  Francisco  Nicolás  de  Andrade,  natural  de  Puebla,  Mé- 
xico, entró  en  la  Compañía  en  1695,  sacerdote  y  doctor  en  teología,  a 
los  26  años".  (Burrus:  Hist.  IV,  152). 

—  "Después  de  haber  ilustrado  a  su  patria  en  el  estado  de  sacerdote 
secular,  se  doctoró;  y  dejando  las  grandes  esperanzas  que  le  daban 

su  virtud,  su  literatura,  su  nobleza  y  su  caudal,  se  consagró  al  Señor  en  la 
Compañía".  (Alegre:  III,  108-109). 

1697  "Hizo  sus  primeros  votos  el  13  de  Abril  de  1697".  (Burrus:  IV,  152). 

—  "Loreto,  California,  27  de  Noviembre  de  1697".  (De  una  carta  del 
P.  Juan  María  Salvatierra  a  don  Juan  Caballero  y  Osio)  :  "Esta  car- 
ta ha  de  servir  también  para  mi  padre  y  compañero,  el  Padre  Nicolás  (¿se- 
rá Andrade?)  que  lo  tengo  muy  en  el  corazón,  y  por  hallarme  con  tanto 
peso  y  desamparo  y  solo,  no  escribo  aparte". 

(Documentos  para  la  Historia  de  México,  t.  I,  Méx.,  1854,  p.  157). 

1699  "Había  el  padre  aun  antes  de  entrar  en  la  Compañía  deseado  con 
ansia  que,  fuera  del  seminario  de  San  Gerónimo,  se  fundase  en  la 
Puebla  otro  colegio  de  estudios  mayores,  vecino  al  de  San  Ildefonso,  a  don- 
de les  era  forzoso  pasar  diariamente  a  los  cursantes  con  notable  incomodi- 
dad y  detrimento  de  los  estudios.  Vecino  a  la  muerte,  hizo  renuncia  de 
todos  sus  bienes,  dejándolos  a  disposición  del  P.  provincial,  Francisco  de 
Arteaga,  con  quien  tenía  ya  comunicados  sus  designios.  Se  hizo  la  renuncia 
conforme  a  la  costumbre  de  la  Compañía  en  26  de  Agosto,  ante  Francisco 
de  Solís  y  Alcázar,  escribano  real  y  público".  (Alegre)  (J.M.D.)  (Decorme). 
Y  así  fue  el  fundador  del  colegio  de  San  Ignacio  de  Puebla. 

—  "Murió  en  el  noviciado  de  San  Andrés  de  México".  (Alegre). 

—  "Murió  el  29  de  Octubre  de  1699,  a  los  30  años  de  edad  y  de  Com- 
pañía cuatro  y  casi  siete  meses".  (Burrus:  IV,  152)  (Méx.  6  ff.  lOOv, 

148v;  Méx.  8  f.  333)   (Hist.  Soc.  f.  55). 

1704  "El  P.  Francisco  Arteaga  descargado  del  peso  del  provincialato,  se 
aplicó  enteramente  al  aumento  y  perfección  del  seminario  de  San 
Ignacio  que  el  año  antes  había  fundado  en  Puebla.  Con  parte  de  los  bienes 
del  padre  doctor  Nicolás  de  Andrade  y  cuatro  mil  pesos  que  añadieron  los 
señores  don  Francisco  de  Luna  y  doña  Josefa  de  Avila  Galindo,  su  esposa, 
se  fundaron  este  año,  las  cuatro  becas  de  oposición".  ( Alegre-Burrus:  IV, 
187). 

Referencias  biográficas 

1  Alegre,  Francisco  Javier,  S.  J.,  Hist.  de  la  Prov.  de  la  C.  de  J.  en 
N.  E.,  t.  III,  México,  1842,  pp.  108-109. 


BIOGRAFIA 


359 


2  Alegre-Burrus,  Ernest  J.,  S.  J.,  Hist.,  Roma,  1960,  IV,  152-3;  187. 

3  Decorme,  Gerardo,  S.  J.,  Menologio  Ms.  1934,  Elogio  del  P.  Nicolás 
Andrade. 

—  La  Obra  de  los  jesuítas.  .     Méx.,  1941,  t.  I,  92,  196. 

4  Documentos  para  la  Hist.  de  México.  Segunda  serie,  I,  Méx.,  1854,  157. 

5  Hist.  Soc.  Jesu.  50  f.  55. 

6  J.M.D.  (José  Mariano  Dávila),  Dice.  Univ.  de  Hist.  y  Geograf.,  t.  I, 
Apéndices.  México,  1855.  Art.  Andrade,  P.  doctor  Fr.\ncisco  Nicolás, 
p.  188. 

7  Mexic.  6,  ff.  lOOv,  148v;  8  f.  333. 

8  Salvatierra,  Juan  María  de,  S.  J.,  Carta  al  Sr.  don  Juan  Caballero  y 
Osio,  fechada  en  Loreto,  Calif.  el  27  de  Noviembre  de  1697. 


ANDRES,  JUAN,  H.  C. 
Biografía 

Recuérdese  que  hay  otro  Hermano  Coadjutor  en  el  S.  16,  del  mismo 
nombre  y  apellido. 

?         "Natural  de  La  Ronda,  diócesis  de  Sevilla".  (Cat.  1600). 
1598  "Ingresó  el  4  de  octubre  de  1598".  (Ibid.). 

1600  "El  H.  C.  Juan  Andrés  se  halla  en  la  Casa  Profesa  de  México.  Aho- 
ra es  novicio".  (Cat.  1600)   (ARSI)   (Méx.,  4  f.  110). 

1610  "Coadjutor  temporal  formado".   (Cuaderno  primero  ms.  de  forma- 
ción de  Hermanos  Coadjutores  N"  42). 

1622  "Roma,  8  de  agosto  de  1622".  (De  una  carta  del  P.  Vitelleschi  al  P. 
Prov.  Nicolás  de  Arnaya)  :  "Bien  ha  hecho  V.  R.  en  recoger  al  P. 

Diego  Martínez  y  al  Hermano  Juan  Andrés;  deles  penitencias  conforme 
a  la  gravedad  de  sus  culpas;  y  en  sabiendo  lo  que  se  ha  averiguado  contra 
ellos,  tomaré  resolución  de  lo  que  se  ha  de  hacer". 

(Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  ColL,  1934]  Mss.  Cartas  de  los  Generales). 

1623  "Roma,  22  de  Abril  1623".  (De  una  carta  del  P.  Vitelleschi  al  P. 
Arnaya)  :  "Si  el  Hermano  Juan  Andrés  da  buenas  muestras  de  su 

enmienda,  paréceme  que  V.  R.  lo  mande  sacar  de  su  encerramiento  en  que 


360 


ANGEL,  CRISTOBAL,  P. 


está^  y  sirva  en  una  cocina  en  donde  esté  recogido  y  apartado  de  ocasiones, 
no  sea  que  vuelva  otra  vez  a  las  cosas  pasadas".  (Ibid.). 

1628  "Roma,  28  de  Marzo  de  1628".  (De  una  carta  del  P.  Gen.  Mucio 
Vitelleschi  al  P.  Prov.  Juan  Laurencio)  :  "Después  de  tantas  cosas 
como  han  pasado  con  el  Hermano  Juan  Andrés,  no  conviene  detenerle 
más  en  la  Compañía  V.  R.  le  de  luego  la  dimisoria". 

( Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll.,  1934]  Mss.  cartas  de  los  Generales) . 

Providencialmente  esta  carta  llegó  después  que  el  Hermano  Juan  An- 
drés había  muerto  "en  el  colegio  de  Guadalajara  y  se  halla  enterrado  en 
la  iglesia  de  nuestro  colegio".  ( Ayuso-Sánchez  Baquero). 

Referencias  biográficas 

1  Arch.  Prov.  Méx.  (Isl.  Coll.,  1934)  Mss.  Cartas  de  los  Generales. 

2  ARSI;  Arch.  Romanum  S.  J. 

3  Ayuso,  S.  J.-Sánchez  Baquero,  Juan,  S.  J.,  Notas  a  Fund.  de  la  C.  de  J. 
en  N.  E.,  Méx.,  1945,  pp.  158,  180,  194. 

4  Catálogo  ms.  de  1600. 

5  Cuaderno  primero  ms.  de  formación  de  Llermanos  Coadjutores,  42. 
(Abarca  desde  1582  a  1623). 

6  Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  (1767). 

7  Méx.,  4  f.  110. 

8  Vitelleschi,  Mucio,  S.  J.,  Cartas: 

Al  P.  Prov.  Nicolás  de  Arnaya,  Roma,    8  Ag.  1622. 

22  Abr.  1623. 

Al  P.  Prov.  Juan  Laurencio,  28  Mzo.  1628. 


ANGEL,  CRISTOBAL,  P. 
Biografía 

1552  "El  P.  Cristóbal  Angel  nació  en  1552,  en  San  Clemente,  Cuenca, 
España".   (Alegre:   II,  120). 

—  "Había  nacido  Cristóbal  Angel  en  San  Clemente  de  la  Mancha, 
de  padres  muy  honrados".  (Pérez  Rivas:   Crón.,  II,  123). 

1567  "Hizo  sus  estudios  en  Alcalá".  (Alegre). 

—  "Sus  padres  le  enviaron  a  estudiar  a  la  famosa  universidad  de  Alca- 


BIOGRAFIA 


361 


lá;  era  mozo  de  muy  vivo  y  presto  ingenio,  y  usando  Dios  de  mise- 
ricordia con  él,  y  queriendo  que  sus  talentos  se  lograsen  en  la  religión, 

1572  "siendo  de  edad  de  20  años  (1572),  por  medio  de  buenos  confeso- 
res, le  movió  a  que  fuese  a  nuestro  colegio  a  hacer  allí  una  confesión 

general,  que  no  se  puede  negar  ser  de  mucho  provecho,  cuando  se  hace  con 
una  atenta  y  preparada  consideración. 

"Aunque  le  advertían  los  amigos,  que  si  el  confesor  de  la  Compañía  le 
convidase  con  'unos  papelitos'  de  meditaciones  (con  que  solían  convidar), 
que  se  guardase,  porque  si  los  admitía,  entendiese  que  se  había  de  quedar 
allá.  Hablaban  (continúa  el  P.  Pérez  Rivas)  del  resumen  de  las  medita- 
ciones que  contienen  los  ejercicios  de  nuestro  Padre  San  Ignacio,  que  tanto 
fruto  han  hecho  en  la  iglesia  de  Dios,  y  que  usan  ejercitar  no  pocos  estu- 
diantes de  la  universidad  de  Alcalá,  y  otros  con  grande  aprovechamiento 
de  sus  almas,  aunque  no  se  queden  en  la  religión). 

"Al  fin  nuestro  Angel  fue  a  nuestro  colegio  muy  prevenido  de  los  ami- 
gos, y  lo  llevaba  Dios  para  mayores  bienes  de  los  que  él  pensaba  sacar  de 
su  confesión  general. 

"El  confesor  le  oyó  y  lo  recibió  con  mucha  benignidad;  pero  díjole  que 
para  que  su  confesión  fuese  con  más  colmado  fruto,  le  daría  'unos  pape- 
litos' de  meditaciones  que  mucho  para  ella  le  podían  ayudar;  aquí  Cris- 
tóbal (acordándose  de  lo  que  los  compañeros  le  habían  advertido)  dijo: 
'No  serán  menester.  Padre,  que  no  traigo  otro  intento  que,  para  mi  con- 
suelo hacer  confesión  general  y  luego  irme,  pasadas  las  vacaciones,  a  mi  tie- 
rra y  descansar  allí'.  'Bien  está,  señor  Angel  (le  respondió  el  padre),  no  le 
hará  eso  daño  a  usted  para  su  intento,  antes  le  ayudarán  estas  considera- 
ciones y  le  servirán  de  guía  para  hacer  con  grande  provecho  su  confesión 
general'. 

"Rindióse  finalmente  el  alentado  mancebo,  y  vino  en  recogerse  unos  ocho 
días  a  hacer  los  ejercicios  de  nuestro  Padre  San  Ignacio,  por  medio  de  los 
cuales  le  alumbró  Dios  con  un  rayo  de  su  divina  luz,  tan  eficaz  que  le  dio 
a  sentir  tan  vivamente  la  brevedad  de  esta  vida  y  riguroso  trance  de  la 
muerte,  que  derretido  el  corazón  al  calor  de  la  meditación,  se  resolvió  con 
tan  copiosas  lágrimas,  que  le  duraron  tres  días,  sirviendo  éstas  de  sustento 
al  alma,  porque  en  ellos  apenas  comió  bocado,  no  dándole  lugar  el  senti- 
miento interior  del  espíritu  a  cuidar  del  sustento  corporal".  (Pérez  Rivas: 
Crón.,  I,  401). 

1573  "Entró  en  la  Compañía  en  1573".  (Alegre). 

—       "Apretóle  nuestro  Señor  tan  fuertemente  los  cordeles,  que  no  pu- 
diendo  resistir  a  la  fuerza  del  cielo,  se  fue  al  padre  provincial  de 


362 


ANGEL,  CRISTOBAL,  P. 


aquella  provincia  y  arrojándose  a  sus  pies,  le  pidió  con  encarecidas  pala- 
bras y  lágrimas  en  los  ojos,  que  luego  le  recibiese  en  la  Compañía,  porque 
no  tendría  punto  ni  hora  de  sosiego  su  alma,  hasta  verse  en  posesión  quieta 
de  lo  que  tan  ansiosamente  deseaba  alcanzar. 

"Oíle  yo  decir  (afirma  el  P.  Pérez  Rivas)  al  P.  Cristóbal  Angel  sien- 
do ya  de  edad  anciana  y  haciendo  mención  de  la  merced  que  Dios  le  había 
hecho  llamándole  de  aquella  manera  tan  extraordinaria  a  la  Compañía, 
que  cuando  la  pedía,  era  impelido  de  una  fuerza  superior  a  la  repugnancia 
que  la  naturaleza  sentía  en  sujetarse  al  yugo  de  la  religión;  y  que  aquella 
fuerza  interior  era  la  que  le  obligaba  a  hacer  instancia  para  ser  recibido 
en  la  Compañía  sin  género  de  dilación. 

"La  vocación  y  entrada  en  la  Compañía  de  este  señalado  varón,  la  dis- 
puso Dios  por  una  parte,  con  unos  particulares  y  eficacísimos  y  casi  violen- 
tos impulsos  del  cielo,  a  quien  le  parecía  no  podía  resistir  (como  yo  a  él 
mismo  se  lo  oí  contar)  y  por  otra,  con  una  suavidad  que  le  obligaba  a  de- 
rramar lágrimas  de  devoción,  con  que  se  rindió  a  la  divina  voluntad. 

"Halláronse  presentes  a  esta  demanda  los  padres  maestros  Desa  y  Azor, 
varones  bien  conocidos  por  su  santidad  y  letras,  y  aprobando  con  su  auto- 
ridad una  petición  tan  loable,  fueron  intercesores  para  que  el  padre  pro- 
vincial luego  le  recibiese,  y  levantándose  el  P.  Azor  se  quitó  su  ropa  y  la 
vistió  al  nuevo  pretendiente  con  grande  regocijo  de  todos  los  padres  y  de 
los  demás  de  la  casa,  que  para  estos  tan  laudables  principios,  rastreaban  las 
medras  y  colmados  fines  de  una  tan  eficaz  vocación,  coligiendo  también  la 
debida  correspondencia  que  el  Padre  Angel  en  todo  el  resto  de  su  vida 
había  de  tener  a  un  tan  singular  y  divino  beneficio,  y  no  salieron  vanas  es- 
tas esperanzas".  (Pérez  Rivas:  Crónic,  I,  401). 

—  "Desde  el  noviciado  dio  muestras  y  prendas  ciertas  con  su  virtud,  re- 
ligión y  compostura  de  vida,  que  había  sido  escogido  de  la  divina 
clemencia  para  mucho  servicio  suyo  y  para  dar  muchos  ejemplos  de  religión 
en  la  Compañía,  de  la  cual  solía  decir  que  había  sido  y  era  la  barca  que 
para  su  salvación  muy  en  particular  Dios  había  fabricado,  a  cuya  voluntad, 
como  se  sujetó  humilde  y  rendido  para  entrar  en  ella,  así  obedeció  pronto 
y  alegre,  cuando  le  llamó  para  navegar  a  las  Indias  de  la  Nueva  Espa- 
ña". (P.  R.). 

1575  Votos  del  bienio.  Repaso  de  estudios. 

1580  "Pasó  a  las  Indias  teólogo  de  tercer  año,  con  el  P.  Pedro  Díaz". 
(Alegre) . 

"El  año  de  1580,  por  septiembre,  vinieron  con  el  P.  Maestro  Pedro 
Díaz  los  siguientes:  el  P.  Francisco  Majano,  el  Padre  (sic)  Cristóbal  An- 


BIOGRAFIA 


363 


GEL^  el  H.  Nicolás  Gallardo,  el  H.  Gaspar  Gómez,  el  H.  Andrés  González, 
italiano".  (M.M.,  II,  763). 

1581  "En  esta  provincia  acabó  sus  estudios".  (Ayuso)   (Y  sin  duda  se  or- 
denó e  hizo  la  tercera  probación) . 

1582  (Del  Catálogo  del  P.  Plaza)  :  "Sacerdotes  que  no  tienen  grado,  el  P. 
Cristóbal  Angel".  (M.M.,  II,  53). 

—       (Del  Catálogo  de  la  Prov.)  :  "Padre  Christoval  (sic),  de  San  Cle- 
mente, diócesis  de  Cuenca;  de  30  años,  mediana  salud  y  fuerzas;  en- 
tró año  de  1571;  4  años  de  artes,  4  de  teología,  hizo  votos  año  de  1573". 
(M.M.,  II,  107). 

1583  (Del  catálogo)  :  "Colegium  (sic)  guajachense.  Pater  Christophorus 
Angel,  concionator  et  confessor".   (M.M.,  II,  153). 

■ —  "Se  empleó  en  el  ministerio  de  confesar  y  predicar,  a  que  acudió  con 
grande  satisfacción  y  aprobación  de  dentro  y  de  fuera  de  casa,  es- 
timando su  buen  talento  de  pulpito  en  el  granjeo  de  las  almas  y  aprove- 
chamiento espiritual  de  los  oyentes.  A  lo  cual  hermanaba  su  apacible  trato 
con  una  religiosa  cordura  y  gracia  que  el  padre  tenía  para  confesar,  ayu- 
dar y  consolar  a  toda  clase  de  gente,  con  lo  cual  era  muy  amado  y  respe- 
tado en  todos  los  colegios  donde  estuvo".  (Pérez  Rivas:  Crón.,  II,  126). 

1584  (De  una  carta  del  P.  Prov.  Antonio  de  Mendoza  al  P.  Gen.  Aquaviva, 
fechada  en  México  el  27  de  Octubre  de  1584)  :   "En  la  Puebla  de 

los  Angeles  he  señalado  por  consultor  del  rector  al  P.  Moro  y  al  P.  Cristóbal 
Angel,  el  cual  es  ahora  allí  ministro.  V.  P.  los  confirme".  (M.M.,  II,  397). 

1585  (Del  Catálogo))  :  "En  el  colegio  de  Puebla:  el  P.  Cristóbal  Angel, 
de  la  diócesis  de  Cuenca;  de  33  años  de  edad  y  cerca  de  13  de 

Compañía;  hizo  los  votos  simples  el  año  de  1575  en  el  mes  de  marzo;  es- 
tudió en  la  Compañía  cuatro  años  de  filosofía  y  cuatro  de  teología.  Es  ba- 
chiller en  filosofía.  Ahora  confiesa  y  predica".  (M.M.,  II,  753). 

1587  "Roma,  11  de  Agosto  de  1587".  (De  una  carta  del  P.  Aquaviva  al 
P.  Prov.  Antonio  de  Mendoza)  :  "Las  demás  provisiones  que  V.  R. 
me  avisa  del  Padre  Cristóbal  Angel,  en  lugar  del  P.  Diego  García,  me 
parece  que  han  sido  bien  consideradas".  (Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll.,  1934] 
Mss.  Cartas  de  los  Generales). 

1592  "Se  halla  bajo  el  N"  21  de  los  profesos  asistentes  a  la  congregación 
provincial  tercera  del  20  de  Enero  de  1592  en  México,  siendo  ya 
rector  del  colegio  de  Guadalajara".  (Acta  de  la  Congr.  Arch.  de  Isl.  Coll.). 


364 


ANGEL,  CRISTOBAL,  P. 


1596  "Después  del  rectorado  de  Guadalajara,  pasó  al  del  colegio  de  Zaca- 
tecas; esto  nos  cuenta  por  una  petición  de  otorgación  de  indulgen- 
cias, 'a  instancias  y  suplicación  del  P.  Cristóbal  Angel,  rector  de  dicho 
colegio  y  casa  de  Zacatecas'.  Se  hizo  copia  de  la  otorgación  de  indulgencias 
en  Zacatecas  el  11  de  mayo  de  1596". 

1599  En  este  año  de  1599  se  halla  bajo  el  número  17  de  los  profesos  reu- 
nidos en  la  congregación  provincial  quinta,  en  noviembre,  en  México. 

1602  "Roma,  marzo  de  1602".  (De  una  carta  del  P.  Aquaviva  al  P.  Váez)  : 
"Consultor  del  P.  Prov.  Ildefonso  de  Castro,  el  Padre  Cristóbal 

Angel". 

(Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll.,  1934]  Mss.  Cartas  de  los  Generales). 

1603  Se  halla  bajo  el  número  14  de  los  profesos  reunidos  en  la  sexta  con- 
gregación provincial,  reunida  en  México  del  19  al  25  de  Octubre 

de  1603. 

(Acta  auténtica  de  la  congregación,  Arch.  Isl.  Coll.,  1934). 

1604  "En  el  año  de  1604,  a  lo  que  creemos,  aparece  en  el  Arch.  Gen.  Nac. 
Colecc.  Jesuítas,  una  donación  de  tres  mil  pesos,  para  la  Inquisición, 

otorgada  por  el  P.  Cristóbal  Angel,  de  un  testamento". 

1607  "Información  para  calificador  del  Santo  Oficio,  del  P.  Cristóbal 
Angel,  Prepósito  de  la  Casa  Profesa". 

(Arch.  Gen.  Nac.  [México]  Ramo  Jesuítas,  t.  ?). 

—  Prepósito  de  la  Casa  Profesa,  la  primera  vez.  (Pérez  Rivas). 

—  "Entre  las  personas  consultadas  por  don  Luis  de  Velasco,  Segundo 
Marqués  de  Salinas,  en  lo  referente  al  desagüe,  se  halla  el  P.  Cris- 
tóbal Angel".  (Alegre:  II,  179). 

1608  "El  18  de  septiembre  de  1608  se  halla  presente  el  P.  Cristóbal  An- 
gel, a  la  fiesta  del  alza  del  dique  del  canal  de  desagüe  de  la  capital, 

hecho  por  Enrico  Martín".  (Astr.,  IV,  421). 

"Siendo  por  este  tiempo  el  P.  Cristóbal  Angel,  Prepósito  de  la  Casa 
Profesa,  quiso  el  ilustrísimo  y  reverendísimo  señor  Arzobispo  de  México,  don 
fray  García  Guerra,  del  orden  de  Predicadores,  mostrar  el  paternal  afecto 
con  que  había  mirado  siempre  a  la  Compañía,  celebrando  en  la  Casa  Pro- 
fesa el  día  P  de  Enero,  la  misa  de  pontifical. 

"El  mismo  afecto  mostró  en  las  próximas  carnestolendas,  dando  al  pue- 
blo la  bendición  con  el  Santísimo,  y  empleando  en  aquellos  tres  días  (de 
las  cuarenta  horas)  largos  ratos  de  oración  en  nuestro  templo.  Acompa- 
ñaban a  su  ilustrísima  en  un  acto  de  tanta  edificación  los  Illmos.  señores 


BIOGRAFIA 


365 


don  Alonso  de  Peralta,  inquisidor  apostólico  y  electo  arzobispo  del  Río  de 
la  Plata;  don  fray  Baltasar  de  Covarrubias,  del  orden  de  San  Agustín,  obis- 
po de  Michoacán  y  don  Juan  de  Cervantes^  electo  obispo  de  Oaxaca". 
(Alegre) . 

"El  ejemplo  de  estos  cuatro  príncipes  de  la  Iglesia,  seguía  el  excelentí- 
simo señor  don  Luis  de  Velasco,  virrey  de  Nueva  España,  y  el  señor  don 
Lope  de  Armendáriz,  del  hábito  de  Santiago,  general  de  la  flota,  y  todo  lo 
principal  de  la  ciudad  que  hicieron  memorable  su  devoción  y  edificativa 
piedad,  contribuyendo  de  su  parte,  a  extirpar  la  antigua  libertad  y  paganas 
diversiones  de  aquellos  días".  ( Alegre-Burrus,  Hist.  II,  165-66). 

1609  "Roma,  V  de  Abril  de  1609".  (De  una  carta  del  P.  Aquaviva  al  P. 

Cristóbal  Angel):  ..."espero  que  se  animarán  mucho  en  esa  ciu- 
dad, con  ocasión  de  la  oración  de  las  cuarenta  horas  de  carnestolendas,  a 
la  cual  habrá  mayor  concurso  con  ocasión  de  la  nueva  iglesia"...  (Burrus: 
Hist.  II,  165). 

1620  "Fue  el  P.  Cristóbal  Angel,  como  dijimos,  muy  amado  y  respetado, 
en  particular  en  la  ciudad  de  México,  aun  de  personas  de  alta  dig- 
nidad, como  fueron  algunos  señores  virreyes  y  arzobispos  y  del  santo  tribu- 
nal de  la  inquisición,  que  conocía  bien  la  prudencia  y  lustre  de  su  gran  jui- 
cio para  negocios  tan  graves,  que  le  hizo  su  calificador,  el  cual  oficio  ejer- 
citó el  padre  por  muchos  años  con  gran  satisfacción  y  aprobación  de  este 
santo  tribunal  en  el  acierto  de  los  negocios  que  se  le  encomendaron".  (Pé- 
rez Rivas) . 

"Esta  estima  y  amor  granjeó  el  padre  con  su  virtud  y  apacibilidad  que 
mostró  en  todas  las  partes  y  puestos  en  que  la  santa  obediencia  le  puso,  la 
cual,  satisfecha  de  su  grande  caudal,  le  empleó  varias  veces  en  el  oficio 
de  superior  y  rector  de  los  colegios  de  Zacatecas,  Valladolid.  (Entre  la  lista 
de  rectores  o  superiores  que  da  el  documento  más  antiguo  del  colegio  de 
Valladolid,  no  aparece  el  nombre  del  P.  Cristóbal  Angel)  ;  Guadalajara, 
siendo  más  mozo;  y  cuando  de  más  madura  edad,  haciéndole  dos  veces  pre- 
pósito de  la  Casa  Profesa. 

"En  estos  puestos,  como  hacha  encendida  sobre  el  candelero,  daba  más 
luz  su  virtud  y  prudencia  con  un  grande  celo  de  que  las  reglas  e  instituto 
de  nuestra  Compañía  se  conservasen  en  su  vigor  y  perfección,  y  los  minis- 
terios se  aumentasen  y  creciesen. 

"Su  solicitud  y  cuidado  en  el  avío  de  la  casa  y  aumento  temporal  de 
ella,  lo  puede  bien  confirmar  la  Casa  Profesa,  pues  sintió  sus  medras  y  acre- 
centamiento en  lo  temporal  y  espiritual,  las  dos  veces  que  fue  Prepósito,  y 
reservó  Dios  para  el  tiempo  que  la  gobernó  las  ocasiones  de  más  lustre  y 
desempeño  de  buen  crédito  que  se  le  ofrecieron.  Porque  siendo  la  primera 


366 


ANGEL,  CRISTOBAL,  P. 


vez  prepósito  se  publicó  y  entabló  el  solemne  jubileo  de  Cuarenta  Horas, 
los  tres  días  de  las  carnestolendas  que  tan  estragadas  corrían  en  el  mundo, 
para  cuya  publicación  trabajó  el  muy  religioso  y  cuidadoso  padre  Cristó- 
bal Angel,  solicitando  que  una  celebridad  tan  nueva,  en  que  las  carnesto- 
lendas se  convirtiesen  en  semana  santa,  y  tuviese  el  efecto  deseado  (como 
en  efecto  se  consiguió),  previniendo  y  procurando  que  los  tres  días  que  se 
descubre  el  Santísimo  Sacramento  y  en  que  es  admirable  la  frecuencia  de 
comuniones,  se  celebrasen  con  todo  el  ornato  y  aparato  que  fuese  posible. 
De  donde  felicísimamente  se  siguió  que  los  crecimientos  y  pujanzas  en  que 
vemos  y  gozamos  aqueste  jubileo  en  este  tiempo  presente,  traiga  su  princi- 
pio y  origen  del  cuidado  con  que  el  padre  Cristóbal  Angel  le  dio  tan 
aventajados  principios;  y  tanto  es  más  de  estima,  cuanto  suelen  ser  éstos, 
más  difíciles  de  entablarse".  (Pérez  Rivas) . 

—  México,  13  de  Diciembre,  1620.  "Una  copia  duplicada  en  seis  fojas, 
dada  por  Diego  Núñez,  escribano  real,  del  instrumento  de  reparti- 
miento de  bienes  de  Juan  de  Zavala,  que,  en  13  de  Diciembre  de  1620,  otor- 
garon el  P.  Cristóbal  Angel,  y  el  Capitán  Martín  Ruiz  de  Zavala,  como 
sus  albaceas". 

(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  f.  177). 

S.  f.      (Por  1620):  "Testimonio  en  tres  fojas  dado  por  Juan  de  Onayagua, 
escribano  público,  de  las  cláusulas  del  testamento  del  dicho  Juan  de 
Zavala,  en  que  nombra  por  albaceas  al  P.  Cristóbal  Angel  y  al  Capitán 
Martín  Ruiz  de  Zavala".  (Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  f.  178). 

1621  México,  5  de  Mayo  de  1621.  "El  P.  Cristóbal  Angel,  Prepósito  de 
la  Casa  Profesa  de  la  Compañía  de  Jesús  en  esta  ciudad  de  México 

fue  nombrado  por  Calificador  de  este  Santo  Oficio,  por  los  señores  inqui- 
sidores doctores  Juan  Gutiérrez  y  Flores  y  don  Francisco  Bazán,  y  juró  en 
5  de  Mayo  de  1621  años,  por  ante  el  secretario,  Juan  de  Paraya". 

(Nómina  del  Tribunal.  .  .  [1571-1646]  Año  1621)  (Bol.  Arch.  Gen.  Nac. 
t.  26  [México,  1955]  N*?  3,  p.  499). 

1622  "La  segunda  vez  que  fue  Prepósito  de  la  Profesa  el  P.  Cristóbal 
Angel,  se  le  doblaron  las  ocasiones  en  la  beatificación  del  Santo 
Padre  Francisco  Javier  (1620),  apóstol  del  Oriente,  y  de  allí  a  poco, 

su  canonización,  junta  con  la  de  nuestro  Padre  San  Ignacio".  (Pérez  Rivas). 

"Para  esta  regocijada  fiesta  fue  increíble  la  solicitud  que  el  padre  puso, 
correspondiendo  a  este  trabajo  el  lucimiento  de  tan  gran  solemnidad  en  la 
procesión,  adorno  de  la  iglesia,  aderezo  y  atavío  de  los  dos  santos  canoni- 
zados. Fiesta  fue  ésta  (dice  Pérez  Rivas)  cual  la  dejamos  escrita  en  el  ca- 
pítulo IV  del  libro  V  de  esta  Historia,  y  que  excedió  a  cualquiera  exagera- 


BIOGRAFIA 


367 


ción,  más  no  al  cuidado  y  singular  diligencia  del  padre  Angel,  en  saber  go- 
bernar y  disponer  tantas  cosas,  cuantas  a  otro  cualquiera  que  no  tuviera 
su  autoridad  y  prudencia,  pudieran  embarazar  mucho;  y  todo  aquesto  na- 
cía en  el  padre,  del  gran  celo  que  tenía  del  bueno  nombre  y  lustre  de  su 
madre  la  Compañía,  que,  como  buen  hijo,  tuvo  siempre  por  medras  pro- 
pias, los  acrecentamientos  de  sus  hermanos,  holgándose  sumamente  de  los 
buenos  talentos  y  de  que  se  empleasen  en  servirla  y  honrarla. 

"Animaba  a  esto  con  su  autoridad  y  palabras,  y  no  reparando,  como  ver- 
dadero humilde  en  sus  canas  y  gravedad,  iba  a  los  aposentos  de  los  herma- 
nos a  agradecerles  y  complacerse  con  ellos,  si  habían  hecho  algún  acto  o  ejer- 
cicio de  lustre  y  honra  de  su  madre  la  Compañía,  y  para  que  en  adelante  lo 
hicieran  con  mayor  perfección,  les  notaba  y  advertía  con  buen  agrado,  si 
había  habido  alguna  falta  o  descuido. 

"Fue  notado  también  de  los  de  casa,  el  cuidado  que  tenía  el  P.  Angel 
de  honrar  a  todos,  así  de  palabra  como  de  obra,  con  religiosas  cortesías,  que 
eran  más  de  estimar  por  caer  en  persona  de  tanta  veneración  y  autoridad, 
y  todos  tuvieron  honradas  ausencias  en  el  padre,  al  cual  nunca  se  le  oyó 
cosa  que  pudiese  desdorar  el  buen  nombre  y  crédito  ajeno;  nunca  salía  de 
su  boca  palabra  que  pudiese  desdorar  levemente  la  honra  del  ausente;  todos 
eran  buenos  en  su  boca  y  quería  que  lo  fuesen  en  la  ajena,  y  así,  estorbaba 
cualquiera  plática  que  aun  de  muy  lejos  tocase  en  detracción  ajena.  Y  era 
tan  recatado  y  temeroso  en  esta  materia  (sabiendo  el  peligro  que  en  esto 
hay  y  cuán  delicado  es  el  crédito  ajeno)  que  pocas  noches  antes  de  morir, 
diciendo  un  hermano  una  palabrita  bien  ligera,  le  hizo  callar,  diciendo:  'Deje 
eso,  hermano,  que  tengo  de  decir  misa  mañana,  y  no  quiero  irla  a  decir 
con  ese  escrúpulo'. 

"Y  quien  tan  delicado  hilaba  en  cosas  de  su  alma,  bien  se  puede  creer 
que  se  conservó  en  inocencia  de  su  vida,  después  que  entró  en  la  Compañía, 
como  le  dijo  a  un  padre  confidente  suyo. 

"El  respeto  y  decoro  que  siempre  tuvo  y  guardó  a  los  superiores,  se  echa- 
ba de  ver  en  que  aunque  el  padre  lo  había  sido  tantas  veces,  y  tenía  tanta 
capacidad  para  todo  buen  gobierno,  así  lo  disimulaba  con  su  prudencia  y 
humildad,  como  si  nunca  hubiera  sido  superior,  ni  sabido  qué  era  mandar 
o  gobernar  a  otros,  sin  inquirir  si  las  cosas  del  gobierno  iban  derechas  o  tor- 
cidas, si  era  conveniente  se  hiciera  esto  o  aquello,  sino  como  verdadero  obe- 
diente, tenía  por  mejor  lo  que  el  superior  ordenaba,  sabiendo  disimular  si 
sabía  algo  que  le  desagradase".  (Pérez  Rivas:  Crón.  II,  126-7). 

—       Por  el  año  de  1622  hay  una  petición  al  Santo  Oficio  del  P.  Cris- 
tóbal Angel,  pidiendo  se  recoja  una  sátira  impresa  contra  los  re- 
ligiosos". (Arch.  Gen.  Nac.  [México]  Ramo  Jesuítas). 


368 


ANGEL,  CRISTOBAL,  P. 


—  "El  orden  y  concierto  de  vida  del  padre,  se  gobernaba  en  él  con  dos 
pesas:  de  atenta  lectura  y  profunda  meditación,  en  que  estaba  el 
padre  todo  el  día  en  continuo  movimiento  de  afectos  y  deseos  de  unirse  a 
Dios,  recurriendo  a  los  puestos  de  devoción  que  en  la  casa  había,  a  los  cua- 
les, los  últimos  años  de  su  vida,  llamaba  'sus  siete  iglesias'.  Pasaba  en  ellos 
largos  ratos  y  no  pocos  en  el  coro,  delante  del  Santísimo  Sacramento  en  ora- 
ción, ejercicio  a  que  fue  aficionado;  también  se  recogía  entre  año  a  hacer 
los  ejercicios  de  nuestro  Padre  San  Ignacio,  los  cuales  tenía  por  los  princi- 
pios de  sus  dichas  para  vacar  más  a  Dios,  no  contentándose  con  lo  que  de 
ordinario  se  hacía,  que  a  la  verdad  sus  distribuciones,  eran  unos  ejercicios 
continuados. 

"Gustaba  mucho  de  la  lectura  de  libros  devotos,  en  especial  los  que  tra- 
taban de  la  pasión  de  Cristo  nuestro  Señor,  a  que  tuvo  especial  devoción,  y 
por  eso,  las  imágenes  que  tenía  en  su  aposento  eran  de  Cristo  Crucificado, 
o  de  algún  misterio  de  su  dolorosa  pasión,  ayudándose  con  estos  exteriores 
motivos  para  el  debido  sentimiento  interior  a  tan  grandes  dolores  padecidos 
con  infinito  amor,  por  el  hombre  desagradecido".  (R.). 

1623  "Testimonio  en  dos  fojas  dado  por  Pedro  de  Salazar,  escribano  real, 
del  instrumento  de  fundación  del  colegio  de  San  Luis  Potosí,  con  la 

cantidad  de  50,000  pesos,  que  otorgaron  en  esta  ciudad  de  México,  a  10  de 
Octubre  de  1623,  Cristóbal  Angel  y  Toribio  Fernández  de  Celis,  como 
albaceas  de  Juan  de  Zavala".  (Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  f.  177). 

1624  "Testimonio  duplicado  en  cuatro  fojas,  dado  por  Francisco  de  Arceo, 
escribano  público,  del  instrumento  que  a  13  de  Diciembre  de  1624, 

otorgó  el  P.  Cristóbal  Angel,  como  albacea  de  Juan  Zavala,  en  el  que 
declara  que  en  el  caso  de  fallecer  antes  de  cumplir  las  mandas  del  dicho 
Zavala,  para  que  su  voluntad  tenga  cumplido  efecto:  todo  el  remanente 
que  estuviere  por  distribuir  de  los  referidos  bienes  al  tiempo  de  la  muerte 
de  dicho  padre,  lo  aplicaba  y  aplicó  al  colegio  de  San  Luis  Potosí". 
(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  f.  178). 

1626  "Roma,  6  de  Mayo  de  1626".  (De  una  carta  del  P.  General  Mucio 
Vitelleschi  al  P.  Prov.  Juan  Laurencio)  :  "De  muy  buena  gana  doy 
la  licencia  que  se  me  pide  para  que  el  P.  Cristóbal  Angel,  prosiga  con  el 
cuidado  de  albacea  del  señor  Juan  de  Zavala,  pues  hay  para  ello  las  ra- 
zones que  V.  R.  me  propone,  y  atiéndase  mucho  a  que  en  esto  no  se  haga 
cosa  que  desdiga  en  algo  del  ejemplo  y  edificación  que  debemos  dar". 
(Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll.  1934]  Mss.  de  los  Generales). 

1628  "Roma,  28  de  Marzo  de  1628.  (De  una  carta  del  P.  Vitelleschi  al 
P.  Prov.  Juan  Laurencio)  :  "Quejas  ha  habido  y  hay  por  el  pleito 


BIOGRAFIA 


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que  han  defendido  y  defienden  el  P.  Cristóbal  Angel  y  Antonio  de  Le- 
desma.  V.  R.  considere  bien  y  consulte  si  de  nuestra  parte  se  da  ocasión 
para  ellas  que  se  deba  evitar,  y  haga  que  se  ejecute  en  esto,  lo  que  juzgare 
por  más  acertado,  atendiendo  a  que  no  demos  justa  causa  de  ofensión  a 
ninguno".  (Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll.,  1934]  Ms.  Cartas  de  los  Generales). 

—  "En  las  inundaciones,  como  la  del  año  1628  (la  mayor  acaso  de  las 
que  ha  sufrido  México),  los  jesuítas  que  más  se  señalaron  en  auxiliar 

a  las  familias,  fueron  los  padres  Bartolomé  Santos  y  Cristóbal  Angel,  y  a 
ellos  se  encargó  la  superintendencia  y  dirección  del  desagüe  de  Huehuetoca". 
(J.M.D.). 

1629  "^La  superintendencia  de  las  obras  del  desagüe,  encargó  su  excelencia 
el  virrey  don  Rodrigo  Pacheco,  marqués  de  Cerralvo,  a  los  religiosos 
de  la  Compañía  de  Jesús,  como  maestros  que  dispusiesen  su  fábrica  y  todas 
se  pusieron  en  ejecución,  y  se  fueron  haciendo,  hasta  mediados  del  año  1629". 
(Zepeda,  Femando  de:  Relación  de  la  ciudad  de  México,  1637). 

"Los  religiosos  de  la  Compañía  (dice  Alegre)  que  aquí  no  señala  ni  indi- 
vidua este  autor,  sabemos  por  la  Carta  Anua  de  1629,  que  fueron  seis,  entre 
los  cuales,  el  padre  Bartolomé  y  el  Padre  Cristóbal  Angel,  que  en  semejante 
ocasión  habían  ya  ayudado  al  Excmo.  señor  Marqués  de  Salinas  y  servido 
bastantemente  a  la  causa  pública,  en  el  año  de  1607". 

(Alegre-Burms:  Hist.,  II,  pp.  403-404). 

—  Una  copia  de  instrumento  que  en  25  de  octubre  de  1629,  otorgaron  el 
P.  Cristóbal  Angel  y  el  Cap.  Martín  Ruiz,  como  albaceas  de  Juan  de 

Zavala,  en  que  de  los  bienes  de  éste,  aplican  a  Juan  de  Zavala  Fanárraga, 
sobrino  del  difunto,  la  cantidad  de  27,500  pesos  para  su  manutención,  los 
que  se  imponen  a  censo,  y  después  de  su  fallecimiento  se  convierten  en  obras 
pías". 

(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  f.  179). 

1631  Se  halla  bajo  el  número  2  de  los  profesos  asistentes  a  la  congregación 
undécima  provincial,  reunida  en  México  en  Noviembre  de  1631,  con 

la  particularidad  de  llamarlo  P.  Cristóbal  Angeles.  (Acta  de  la  Congr.) 
(Vera). 

1632  "Murió  el  28  de  Abril  de  1632".  (Ayuso). 

—  (Versión  de  Alegre)  :  "En  la  Casa  Profesa  de  México,  murió  a  los  28 
de  Abril  de  1632  el  P.  Cristóbal  Angel,  después  de  haber  ocupado 

muchos  años  los  puestos  más  lustrosos  de  la  provincia.  Llamado  del  Señor  a  la 
Compañía  por  un  modo  particular  mientras  más  prevenido  le  parecía  estar 
contra  los  engaños  de  los  jesuítas;  se  esmeró  en  conser\'ar  todo  el  tiempo  de 


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ANGEL,  CRISTOBAL,  P. 


su  vida  religiosa,  la  pureza  de  conciencia,  cuanto  cabe  en  las  humanas  fuer- 
zas, como  él  explicó  a  su  confesor". 

—  El  P.  Emest  J.  Burrus,  S.  J.  con  ocasión  de  su  muerte,  así  compendia 
su  vida:  "El  P.  Cristóbal  Angel  nació  en  San  Clemente  de  la  Man- 
cha, España,  hacia  1552,  y  entró  a  la  Compañía  a  los  22  años,  después  de 
haber  estudiado  en  la  universidad  de  Alcalá.  Pasó  en  1580  a  México,  en  la 
expedición  del  P.  Pedro  Díaz.  Fue  dos  veces  prepósito  de  la  casa  profesa,  rec- 
tor de  los  colegios  de  Zacatecas,  Tepotzotlán,  Valladolid  y  Guadalajara". 
(ABZ,  II,  pp.  425-26). 

—  (Versión  de  Pérez  Rivas)  :  "Aunque  el  P.  Cristóbal  Angel  remató 
el  curso  de  su  muy  religiosa  vida  en  nuestro  colegio  de  México,  donde 

está  enterrado;  pero  porque  la  más  de  ella  la  pasó  en  nuestra  casa  profesa, 
de  la  cual  fue  prepósito  dos  veces,  escribimos  su  vida  entre  los  sujetos  que 
murieron  en  ella. 

"En  su  última  enfermedad,  leía  todos  los  días  la  sagrada  pasión  por  uno 
de  los  cuatro  evangelistas,  y  aquesto  con  tanto  provecho  y  sentimiento  de  su 
alma,  que  muchas  veces  le  hallaron  de  rodillas,  con  el  libro  en  la  mano,  de- 
rramando copiosas  lágrimas,  testigos  de  su  tierno  amor  para  con  Cristo  nues- 
tro Señor;  y  como  es  propiedad  del  amor  procurar  semejanza  entre  los  que 
se  aman,  el  padre,  como  verdadero  amante  de  Cristo  crucificado,  por  parecer 
en  algo  a  ese  Señor,  le  suplicó  (de  que  se  tuvo  accidentalmente  noticia)  le 
diese  una  muerte  con  sumo  desamparo;  ya  que  no  tal  cual  su  Majestad  la 
había  tenido  en  la  cruz,  por  lo  menos  un  remedo  de  ella,  cuanto  la  flaqueza 
humana  lo  sufría;  y  pareció  que  Dios  nuestro  Señor  oyó  sus  fervientes  deseos, 
por  lo  que  pasó  en  su  muerte. 

"Porque  habiendo  amanecido  el  día  en  que  murió,  bueno  y  sano  a  las  cua- 
tro y  media  de  la  mañana,  a  las  cinco  y  media  entrando  en  su  aposento,  le 
hallaron  los  de  casa  batallando  con  la  muerte,  tendido  en  el  suelo,  y  encima 
de  él  las  tablas  y  la  ropa  de  la  cama,  que  con  él  habían  caído,  sin  poder  ape- 
nas volverle  a  ella,  con  que  espiró,  dejando  toda  la  casa  lastimada  de  ver  un 
espectáculo  y  caso  no  pensado. 

"La  causa  también  de  su  acelerada  muerte  se  sospechó  que  fue,  que, 
oyendo  después  de  las  cuatro  de  la  mañana  doblar  por  un  hermano  que  aque- 
lla noche  se  nos  había  muerto  (a  quien  el  padre,  por  su  mucha  virtud  tenía 
particular  voluntad),  se  sobresaltó  y  congojó,  de  manera  que  se  le  subió  algún 
humor  que  le  vino  a  ahogar,  el  cual,  por  su  mucha  edad,  no  pudo  resistir. 

"Hubiera  sido  esta  muerte  muy  para  sentir,  a  no  haber  sucedido  a  per- 
sona de  tan  santa  vida,  largos  merecimientos  y  tan  de  antemano  prevenido 
para  este  trance,  que  sólo  viene  derrepente  a  los  descuidados  en  el  bien  de 
su  alma,  mas  no  a  quien  con  la  continua  meditación  traía  presente  y  tanto 


REFERENCIAS  BIOGRAFICAS 


371 


tiempo  estuvo  prevenido  para  una  buena  muerte  y  recibir  por  su  medio  el 
premio  de  tan  loables  trabajos  y  ejemplos  de  virtud  como  fueron  los  de 
sesenta  años  que  este  gran  siervo  de  Dios  estuvo  en  la  Compañía,  a  la  cual 
su  Majestad  con  tan  singulares  impulsos,  como  los  que  quedan  dichos,  llamó. 
Murió  el  año  de  1632,  de  80  de  edad,  los  42  en  el  grado  de  profeso  de  cuatro 
votos  de  nuestra  sagrada  religión. 

"Fue  sentida  su  muerte  en  toda  la  ciudad  de  México,  de  muchas  personas 
que  lo  conocían  y  estimaban  su  santidad,  las  cuales,  con  su  presencia,  honra- 
ron el  entierro  de  tan  señalado  varón". 

(Pérez  Rivas,  Andrés:  Crónica...  II,  pp.  123-128). 

Referencias  biográficas 

1  Actas  originales  de  las  congregaciones  provinciales  de  México: 

De  la  3a.  México,  20  Enero  1592. 

De  la  5a.  México,  Nov.  2  1599. 

De  la  6a.  México,  19  a  25  de  Oct.  1603. 

De  la  lia.  México,  2  Nov.  1631. 

2  Alegre,  Francisco  Javier,  S.  J.,  Hist.  de  la  Prov.  de  la  C.  de  J.  en  N.  E., 
t.  II,  México,  1842,  pp.  120,  179,  194. 

3  Alegre-Burrus,  Ernest  J.,  S.  J.,  Hist.  de  la  Prov.,  I,  Roma,  1956,  pp. 
204,  248;  t.  II,  Roma,  1958,  pp.  165,  403-04,  425-6. 

4  Anua  Prov.  Méx.  1629. 

5  Aquaviva,  Claudio,  S.  J.,  Cartas: 

Al  P.  Antonio  de  Mendoza,  Prov.,      Roma,  11  Ag.  1587. 
Al  P.  Prov.  Francisco  Váez,  „      Mzo.  1602. 

Al  P.  Cristóbal  Angel,  „      lo.  Abr.  1629. 

6  Arch.  Gen.  Nac.  (México).  Ramo  Jesuítas. 

7  Arch.  Prov.  Méx.  (Isl.  Coll.  1934)  Mss.  Cartas  de  los  PP.  Generales  y 
Mss.  Cuaderno  No.  228. 

8  AsTRÁiN,  Antonio,  S.  J.,  Hist.  de  la  C.  de  ].  en  la  Asist.  de  España,  t.  IV, 
Madrid,  1913,  pp.  421-2. 

9  Ayuso,  Félix,  S.  J.-Sánchez  Raquero,  Juan,  S.  J.,  Notas  a  Fund.  de 
la  C.  de  ].  en  N.  E.,  México,  Patria,  1945,  p.  181. 

10  Boletín  Arch.  Gen.  Nac.  (Méx.  1955),  t.  26,  No.  3,  p.  499. 

11  Catalogi  Prov.  Méx.  1582  (del  P.  Plaza),  1582,  1583,  1585. 

12  Colin-Pastells,  S.  J.,  Labor  evangélica,  I,  348,  No.  2. 

13  Decorme,  Gerardo,  S.  J.,  Menologio  Ms.  1934,  Elogio  del  P.  Cristóbal 
Angel,  p.  71;  Menologio  Ms.  1940,  p.  98. 

14  González  de  Cossío,  Francisco,  Ensayo  bibliográfico  de  los  catálogos 
de  sujetos  de  la  C.  de  ].  en  N.  E.,  México,  1946,  p.  34. 


372 


ANGEL,  JUAN,  P. 


15  Hisp.  129  ff.  201-204V. 

16  Hist.  Soc.  43  f.  22v. 

17  Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  (1767)  ff.  177,  178,  179. 

18  J.M.D.  (José  Mariano  Dávila),  Dice.  Univ.  de  Hist.  y  Geograf.  Méx., 
1856.  Apéndices:  II,  Art.  Inundaciones,  p.  587;  Apéndices  III,  pp.  834-5. 

19  Mendoza,  Antonio  de,  S.  J.,  Carta  al  P.  Gen.  Aquaviva.  México,  27 
Oct.  1584. 

20  Méx.,  4,  ff.  15v-16v;  8,  ff.  244-245;  15,  ff.  141v,  142,  454,  460v,  461:  19, 
ff.  343-344V. 

21  Mon.  Méx.  S.  J.,  II,  Roma,  1959,  pp.  53,  107,  153,  397,  753. 

22  Morales,  Pedro,  S.  J.,  Copia  de  la  concesión  de  indulgencias  en  Roma. 
Puebla,  11  de  Mayo  de  1596. 

23  Nómina  del  Tribunal  de  la  Inquisición  (1571-1646)  Año  1621. 

24  Pérez  Rivas,  Andrés,  S.  J.,  Corónica.  México,  1896.  I,  401;  II,  123-128. 

25  Vera,  Fortino,  Pbro.,  Tesoro  Guadalupano.  II,  Amecameca,  1889,  pp. 
12,  242. 

26  Vitelleschi,  Mugió,  S.  J.,  Cartas: 

Al  P.  Juan  Laurencio,  Prov.  Roma,  16  Mzo.  1626. 

28  Mzo.  1628. 

27  Zepeda,  D.  Fernando,  Relación  de  la  ciudad  de  México.  México,  Sal- 
bago,  1637. 

ANGEL,  JUAN,  P. 
Biografía 

"Ningún  catálogo  ni  otro  documento  señala  a  Juan  Angel.  En  1620, 
en  la  misión  de  Sinaloa,  aparece  el  hermano  escolar  Juan  de  Angulo.  Aca- 
so Alegre  confundió  'Angel'  con  'Angulo'."  (Burrus:  Hist.  II,  326,  Nota  16). 

El  error  lo  tomó  sin  duda  Alegre  del  Anua  de  1621,  que  dice:  "De  los 
mayos  y  del  tercer  partido,  del  de  abajo,  cuidan  los  Padres  Juan  Várela  y 
Juan  Angel".  Refiriéndose  al  año  1620.  Este  documento  se  halla  en  el 
Arch.  Gen.  de  la  Nac.  (México).  Acervo  Historia,  t.  15.  Y  otra  copia  se 
halla  en  Acervo  de  documentos  de  jesuítas  de  Francisco  García  Figueroa,  1792. 

Por  supuesto  que  los  escritores  posteriores,  repiten  este  error:  el  P.  Peter 
Masten  Dunne,  S.  J.  en  Pioneer  Black  Robes  on  the  West  Coast,  p.  185-6, 
dice:  "In  1620  a  change  was  made  in  the  organization  of  the  missions.  .  . 
Juan  Barera  (sic,  por  Várela)  and  Juan  Angel  were  sent  to  the  lower  Mayo". 

1620  "De  los  mayos  del  tercer  partido,  del  de  abajo,  cuidan  los  Padres 
Juan  Várela  y  Juan  Angel".  (Anua  de  las  misiones,  1621). 


BIOGRAFIA 


373 


—  "Tuvieron  el  partido  más  occidental  y  más  vecino  a  la  costa  del  Gol- 
fo de  California  en  la  misión  de  Mayo-Yaqui  los  Padres  Juan  Várela 

y  Juan  Angel".  (Alegre:  II,  122). 

—  "Este  año  de  1620,  por  el  mes  de  Marzo,  se  entró  a  las  sierras  que 
caen  al  oriente  de  este  río  Mayo,  en  la  nación  de  los  Canicares,  que 

fue  de  mucho  servicio  de  nuestro  Señor.  Bautizáronse  los  párvulos  y  los  en- 
fermos adultos,  de  los  cuales  murió  luego  uno  con  el  agua  del  bautismo. 

"Con  ocasión  de  este  avance  ha  sido  forzoso  dividir  este  río  en  tres  par- 
tidos, cada  uno  con  tres  pueblos;  cuidando  de  este  partido  alto  el  P.  Miguel 
Godínez.  .  .  Del  partido  de  enmedio  (donde  son  nuestras  juntas),  cuida  el 
P.  Diego  de  la  Cruz,  y  del  de  abajo  los  Padres  Juan  Várela  y  Juan  Angel". 
(Anua  de  1620,  publicada  en  1621). 

Referencias  biográficas 

1  Alegre,  Francisco  Javier,  S.  J.,  Hist.  de  la  Prov.  de  la  C.  de  ].  en  N.  E., 
t.  II,  México,  1842,  p.  122. 

2  Alegre-Burrus,  Ernest,  J.,  S.  J.,  Hist.  de  la  Prov.,  II,  Roma,  1958, 
p.  326. 

3  Anua  ms.  de  la  misión  de  Sinaloa  de  1621,  fol.  207. 

4  Arch.  Gen.  Nac.  (México).  Ramo  Historia,  t.  15.  Ramo  Jesuítas. 

5  Decorme,  Gerardo,  S.  J.,  La  Obra  de  los  jesuítas  mexicanos,  México, 
1941,  t.  II,  330. 

6  Dunne,  Peter  Masten,  S.  J.,  Pioneer  Black  Robes  on  the  West  Coast. 
Berkeley,  Calif.,  1940,  p.  186. 

7  García  Figueroa,  Francisco,  Acervo  de  documentos  de  jesuítas,  1792. 

8  ViLLALTA,  Cristóbal,  S.  J.,  Carta  escrita  en  el  río  Mayo  en  1621. 


ANGELES,  TEOFILO  DE,  P. 
Biografía 

De  Angelis  lo  llama  Decorme.  (Su  apellido  era  Piccolomini)  . 
Nunca  fue  de  la  provincia  de  México,  pero  estuvo  en  ella  de  paso  para 
las  Islas  Marianas.  Es  mártir. 

1673  Ingresó  a  la  Compañía  en  Italia  (de  donde  era  oriundo)  el  7  de  No- 
viembre de  1673,  habiendo  tomado  el  apellido  de  "de  Angeles"  cuan- 
do partió  para  las  Islas  Marianas,  trocando  el  suyo  de  Piccolomini. 


I 


374 


ANGUIANO,  PEDRO,  H.  G. 


1680  "Vino  en  la  expedición  del  P.  Kino  en  la  flota  de  1680  con  los  PP. 

Neumann  y  Ratkay,  misioneros  de  la  Tarahumara;  él  pasó  a  las  Ma- 
rianas". (Dec.  La  Obra...,  II,  374). 

1684  "La  conjuración  de  los  indios  de  las  Marianas  se  extendió  a  varias 
islas  del  norte,  y,  aunque  se  pudo  sofocar  en  pocas  semanas,  no  se 
pudo  evitar  que  fuesen  sacrificados  tres  padres  de  la  Compañía,  entre  ellos 
el  P.  Teófilo  de  Angeles,  que  fue  muerto  en  la  Isla  de  Tinián".  (Astr.). 

—       (La  Synopsis)  :    "1684,  24/7.  P.  Theophilus  de  Angelis,  Italus, 
ingr.  7/11  1673,  trucidatus  a  barbaris  in  Tinian  (Guan,  Marianas)". 

Referencias  biográficas 

1  AsTRÁiN,  Antonio,  S.  J.,  Hist.  de  la  C.  de  J.  en  la  Asist.  de  España,  t. 
VI,  Madrid,  1920,  pp.  828-867. 

2  Decorme,  Gerardo,  S.  J.,  La  Obra  de  los  jesuítas..  .,  México,  1941,  t. 
II,  374. 

3  Ortiz,  Ambrosio,  S.  J.-García  Francisco,  S.  J.,  Vida  del  P.  Sanvitores 
(Traducción  italiana). 

4  Synopsis  Hist,  S.  J.  Ratisbonae,  Pustet,  1914.  Col.,  649,  665. 

ANGUIANO,  PEDRO,  H.  C. 
(1640-1696)   (t  56) 

Biografía 

1640  "Nació  por  1640".  (Estrada).  No  dice  dónde. 

1663  "Ingresó  a  la  Compañía  en  1663".  (Estrada).  A  los  23  de  edad. 

1673  "Auto  original  de  los  Jueces  Hacedores  para  que  absuelvan  al  P. 

provincial  Manuel  de  Arteaga,  y  a  los  Padres  Ambrosio  de  Adrada, 
rector  (del  colegio  de  Tepotzotlán)  y  a  Pedro  de  Anguiano  (que  es  her- 
mano coadjutor),  y  a  Juan  Vallejo,  de  la  censura  en  que  incurrieron,  y 
fueron  declarados  por  dichos  jueces  hacedores".  (Invent.  Arch.  Prov.  Méx. 
[1767]  f.  32). 

(Para  entender  esto  es  necesario  recordar  que  el  santo  oficio  de  la  In- 
quisición en  México,  con  motivo  de  recabar  los  diezmos  de  las  haciendas, 
habían  impuesto  excomunión  y  censuras  a  los  que  no  quisieran  dar  los  datos 
sobre  las  cosechas  anuales;  censuras  que  recaían  también  sobre  los  superiores 
mayores,  si  las  haciendas  pertenecían  a  los  religiosos;  y  sin  duda  el  H.  Pedro 
de  Anguiano,  mayordomo  de  la  hacienda  del  colegio  de  Tepotzotlán,  igno- 
rante de  tales  decretos,  se  opuso  a  dar  informes,  y  por  eso  recayó  en  la  cen- 
sura de  la  cual  ahora  lo  absuelven) . 


BIOGRAFIA 


375 


1674  "Incorporación  final  en  la  Compañía  del  H.  C.  Pedro  de  Anguiano". 
(Estrada,  Sebastián,  S.  J.,  NecroL). 

1682  "Puebla,  26  de  Junio  de  1682".  (De  una  carta  del  P.  Diego  de  la  Vega, 
al  P.  provincial  Bernardo  Pardo)  :  "El  Hermano  Procurador  Anguia- 
no, me  insta  a  mí  a  que  pida  licencia  a  V.  R.  para  vender  o  arrendar  'La 
Alfonsina',  en  orden  de  lo  cual  ha  hecho  un  papel  de  las  conveniencias  que 
hay  para  ello,  y  una  suma  o  prorratas  del  gasto  y  del  recibo,  repartido  por 
los  años  que  ha  que  la  administra.  Helo  comunicado  con  los  padres  en 
consulta  abierta,  y  todos  están  en  la  conveniencia  de  la  venta;  pero  recelosos 
de  que  no  suceda  lo  que  en  la  venta  de  'Los  Molinos',  y  más  no  habiendo  por 
ahora  comprador.  Si,  vistos  los  papeles  que  lleva  el  hermano,  y,  oído  él,  de- 
terminase V.  R.  enviar  dicha  licencia,  ruego  a  V.  R.  que  venga  con  tal  res- 
guardo, que  ni  yo,  ni  mi  sucesor,  ni  el  hermano  Pedro  de  Anguiano,  poda- 
mos abusar  de  ella,  y  que  no  se  venda  ni  arriende  dicha  hacienda,  sin  cono- 
cido útil,  ni  nos  quedemos  sin  hacienda  y  sin  renta,  en  atención  de  ser  la 
dote  de  este  colegio,  que  nos  dejó  nuestro  Ilustrísimo  fundador.  El  hermano 
Pedro  está  muy  deseoso  de  verse  libre  de  'La  Alfonsina'." 

(De  la  Vega,  Diego,  S.  J.  al  P.  Prov.  Bernardo  Pardo:  Puebla,  26  Jun. 
1682). 

1696  Puebla,  26  de  Febrero  de  1696.  (Carta  del  P.  Sebastián  de  Estrada 
al  P.  rector  de  Guadalajara,  Carlos  de  Ramales,  dándole  noticia  de  la 
muerte  del  hermano  Pedro  Anguiano). 

"Mi  Padre  Rector  Martín  Carlos  de  Ramales.  Pax  Christi. 

"El  26  del  corriente  Febrero,  a  las  seis  y  cuarto  de  la  noche,  fue  nuestro 
Señor  servido  de  llevarse  para  Sí  (como  de  su  misericordia  esperamos),  al 
hermano  Pedro  de  Anguiano,  coadjutor  temporal  formado,  de  edad  de  56 
años,  poco  más  o  menos;  de  33  de  religión  y  22  de  su  formación. 

"Fue  su  última  enfermedad,  fuera  del  habitual  achaque  de  cursos  que 
le  duraron  por  más  de  tres  años,  una  fiebre  en  su  malignidad  tan  ejecutiva, 
que  a  la  primera  vista  la  juzgó  el  médico  por  incurable;  y  a  la  segunda,  le 
mandó  que  se  dispusiese  para  recibir  el  viático  y  la  extremaunción. 

"Esta  prevención,  al  parecer  tan  acelerada,  parece  que  había  de  causar 
alguna  turbación  en  el  hermano  Pedro,  pero  fue  tan  al  contrario  que  res- 
pondió, no  tenía  más  que  hacer  que  los  demás  días  en  que  recibía  la  sa- 
grada comunión,  por  estar  dispuesto  y  prevenido  para  aquel  forzoso  trance 
muchos  años  había. 

"Recibió  los  santos  sacramentos,  oyó  la  recomendación  del  alma  que  se 
le  dijo  asistiendo  toda  la  comunidad,  y  habiendo  durado  pocas  más  horas, 
y  estado  en  la  cama  sólo  dos  días,  al  repetirse  la  recomendación  del  alma 
la  segunda  vez,  entregó  su  alma  en  manos  de  su  Criador,  como  se  puede  pen- 


376 


ANGUIANO,  PEDRO,  H.  C. 


sar  piadosamente  de  la  ejemplar  vida  y  religiosas  virtudes,  en  que  se  esmeró 
toda  su  vida,  y  especialmente  los  tres  últimos  años  de  ella,  en  los  cuales  se 
reconoció  en  el  hermano  Pedro  que,  olvidado  totalmente  de  los  negocios  en 
que  con  tanta  edificación  de  los  de  dentro  y  de  fuera,  tesón  en  los  trabajos 
y  utilidad  de  este  colegio,  le  había  ocupado  la  santa  obediencia.  Sólo  aten- 
día a  tratar  con  Dios  el  más  importante  de  los  negocios. 

"^Si  bien  se  reconocía  por  la  exterior  compostura  y  modestia,  que  tenía 
continuamente  presente  a  Dios,  a  quien  era  tan  frecuente  el  recurso  por  me- 
dio de  fervorosas  oraciones  jaculatorias,  cuanto  lo  era  el  respirar,  a  la  vida, 
dándole  gracias  por  los  beneficios  que  había  recibido  de  su  paternal  y  amo- 
rosa providencia,  especialmente  por  el  incomparable  de  haberle  traído  y  con- 
servado en  la  Compañía. 

"A  ese  singularísimo  beneficio  de  la  perseverancia,  se  dispuso  el  hermano 
Pedro  por  medio  de  la  observancia  de  las  reglas  y  votos  religiosos,  en  cuya 
guarda,  especialmente  el  de  la  pobreza,  en  que  fue  tan  exacto  como  es  no- 
torio a  toda  la  provincia,  y  por  los  muchos  y  excelentes  ejemplos  que  nos 
dejó  de  ella,  pues  es  manifiesto  a  todos,  que  en  los  dilatados  y  continuos 
viajes,  que  por  razón  de  su  oficio  de  procurador  de  este  colegio  (de  Puebla), 
del  de  Tepotzotlán  y  administrador  de  'La  Cieneguilla',  hizo  jamás  uso  de 
más  prevención  que  de  una  pobre  colcha  con  dos  sábanas,  de  mantas  y  de 
un  torizón  para  algún  chocolate,  ahorrando  de  balumbas,  de  petates  y  al- 
mofrex  (sic,  por  almofrej:  valija  de  cuero  para  llevar  el  colchón)  y  seme- 
jantes cargas.  Ni  era  menos  amante  de  la  pobreza  en  los  retiros  de  los  co- 
legios, que  en  la  publicidad  de  los  caminos.  Más  de  catorce  años  se  estuvo 
sirviendo  de  unas  sábanas  de  lanilla,  cuya  primera  tela  con  dificultad  se  co- 
nocía ya,  por  los  remiendos  de  que  se  componía. 

"Con  semejantes  ejemplos  de  perfección  religiosa,  procedía  en  los  demás 
votos  y  reglas,  por  los  cuales,  aunque  esperamos  de  la  misericordia  divina 
que  le  habrá  ya  premiado  en  la  gloria,  con  todo,  por  cumplir  con  la  obliga- 
ción de  mi  oficio,  suplico  a  V.  R.  se  sirva  mandar  se  le  hagan  en  ese  santo 
colegio  los  sufragios  que  acostumbra  por  sus  difuntos  la  Compañía,  sin  ol- 
vidarse de  mí,  en  sus  SS.  SS.,  etc. 

"Angeles,  y  febrero  26  de  1696.  Muy  siervo  de  V.  R. 

Sebastián  de  Estrada". 
(Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll.  1934]  Vol.  VI  de  manuscritos,  p.  67). 

Referencias  biográficas 


1  Arch.  Gen.  Nac.  (México).  Historia  t.  295,  f.  9  del  Vol.  2o. 

2  Arch.  Prov.  Méx.  (Isl.  Coll.  1934)  Vol.  VI  de  mss.  p.  67. 


BIBLIOGRAFIA 


377 


3  Estrada,  Sebastián,  S.  J.,  Carta  necrológica  a  la  muerte  del  H.  C.  Pedro 
de  Anguiano.  Puebla  26  de  Febrero  de  1696. 

4  Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  (1767)  f.  32. 

5  Vega,  Diego  de  la,  S.  J.,  Carta  al  P.  Prov.  Bernardo  Pardo.  Puebla,  26 
de  Junio  de  1682. 

Bibliografía 

1682  "Puebla,  26  de  Junio  de  1682.  El  H.  Procurador  Pedro  Anguiano  de 
este  colegio  de  Puebla  (no  dice  cuál).  Ha  hecho  un  papel  de  las  con- 
veniencias que  hay  para  vender  'La  Alfonsina*  y  una  suma  o  prorratas  del 
gasto  y  del  recibo,  repartido  por  los  años  que  la  ha  administrado". 

(De  la  Vega,  S.  J.  al  P.  Prov.  Bernardo  Pardo:  Carta,  Puebla,  26  de 
Junio  de  1682). 


ANGULO,  JORGE  DE,  P. 
Véase  en  la  letra  "E",  Eckar,  Jorge.  Siglo  17. 


ANGULO,  JUAN  DE,  P. 

Se  advierte  que  hay  otro  padre  jesuíta  Juan  de  Angulo  en  el  S.  18.  Y 
en  este  S.  17,  un  H.  coadjutor  del  mismo  nombre  y  apellido. 

1600  "Nació  Juan  de  Angulo  en  Durango,  México,  hacia  1600". 
(Burrus:  Hist.  Prov.  II,  326). 

1617  "Entró  a  la  Compañía  a  los  17  años".  (Ibid.). 

1620  "En  1620  se  halla  en  la  misión  de  Sinaloa,  el  H.  escolar  Juan  de 
Angulo".  (Burrus:  Hist.  p.  326).  Cree  el  P.  Emest  J.  Burrus,  S.  J. 
que  cuando  el  P.  Alegre  menciona,  por  el  año  de  1620  en  las  misiones  del 


378 


ANGULO,  JUAN  DE,  P. 


río  Mayo,  a  un  Padre  Juan  Angel,  se  refiere  a  nuestro  P.  Juan  Angel. 
(Hist.  II,  326). 

1624  "Se  ordenó  por  los  años  de  1624".  (Burrus,  1.  c). 

1634  "Roma,  10  de  Marzo  de  1634".  (De  una  carta  del  P.  Mucio  Vite- 
lleschi  al  P.  Prov.  Florián  de  Ayerbe)  :  "Los  Padres  Juan  Manuel 
(sic),  Diego  de  Monroy  y  Juan  de  Angulo,  hagan  la  profesión  de  cuatro 
votos,  cumplidos  33  años  de  edad,  con  los  de  su  tiempo  en  antigüedad  de 
religión". 

(Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Col!.,  1935],  Cartas  de  los  PP.  Generales). 

1647  "México,  Marzo  30  de  1647".  (De  una  orden  del  P.  Prov.  Pedro  de 
Velasco)  :  "Haga  el  P.  Ministro  Juan  de  Angulo  la  información  de 
Juan  Montiel  para  ser  recibido  en  la  Compañía".  (Arch.  Prov.  [Isl  Coll., 
1935]  Vol.  7o.  de  Mss.  p.  155). 

"En  30  de  Marzo  de  1647,  haciendo  infoiTnación  el  P.  Juan  de  Angulo 
ministro  del  colegio  de  México,  del  candidato  Juan  Montiel" .  .  .  (Véase 
la  información  en  Montiel,  Juan.  S.  17). 

1653  En  1653  (el  último  dato  que  tenemos  de  él,  dice  el  P.  Burrus:  Hist. 

II,  326,  Nota,  16)   era  rector  del  colegio  de  Valladolid  (Morelia) 
(Méx.  4,  ff.  257,  310,  487). 

1658  "Roma,  20  de  Agosto  de  1658".  (De  una  carta  del  P.  Gen.  Gosvino 
Nickel  al  P.   Prov.  .Alonso  Bonifacio:   "Quedo  advertido  de  lo  que 
se  ha  reparado  en  el  gobierno  del  P.  Juan  de  Angulo". 
(Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll.,  1932]  Cuaderno  ms.  228). 

Referencias  biográficas 

1  Alegre,  Francisco  Javier,  S.  J.-Burrus,  Ernest  J.,  S.  J.,  Hist.  de  la 
Prov.,  II,  Roma,  1958,  p.  326. 

2  Arch.  Prov.  Méx.  (Isl.  Coll.,  1932).  Cuaderno  de  mss.  No.  228;  (Isl. 
Coll.,  1935).  Volumen  7o.,  p.  155.  Cartas  de  los  Generales. 

3  Méx.  4,  ff.  257,  310,  487. 

4  Nickel,  Gosvino,  S.  J.,  Carta  al  P.  Prov.  Alonso  de  Bonifacio.  Roma, 
20  Ag.,  1658. 

5  Velasco,  Pedro,  S.  J.  Comisión  escrita  para  examinar  a  Juan  Montiel, 
candidato,  para  el  P.  Juan  de  Angulo.  México,  30  de  Marzo,  1647. 


BIOGRAFIA 


379 


6  ViTELLESCHi,  Mucio,  S.  J.,  Carla  al  P.  Prov.  Florián  de  Ayerbe.  Roma, 
30  de  Marzo  de  1634. 

Bibliografía 

1647  Informaciones  de  tres  testigos,  que  hizo  el  P.  Juan  de  Angulo,  mi- 
nistro del  colegio  de  México,  sobre  la  legitimidad  del  candidato  Juan 
Montiel".  México,  Marzo  30  de  1647.  Dos  fojas  grandes. 

(Véanse  estas  Informaciones  en  Montiel,  Juan.  Siglo  17). 

(Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll.,  1935]  Vol.  7o.  de  mss.,  pp.  155-156). 

Referencia  bibliográfica 
1  Arch.  Prov.  Méx.  (Isl.  Coll.,  1935).  Volumen  7o.  de  mss.,  pp.  155-156. 


ANGULO,  JUAN,  H.  C. 

Biografía 

Habla  el  P.  Alegre  (Hist.  III,  76)  : 

1693  "El  P.  Ambrosio  Odón  pasó  inmediatamente  del  provincialato  (1689- 
1693)  al  gobierno  del  colegio  máximo.  Hizo,  entre  otras  cosas,  muy 
memorable  el  trienio  de  su  rectorado  el  famoso  suceso  que  vamos  a  referir, 
y  que  entre  las  cartas  anuas  manuscritas  hallamos  puesto  el  año  de  1693. 

"Florecía  en  México,  con  singular  opinión  de  virtud  la  venerable  Fran- 
cisca de  San  José,  del  orden  tercero  de .  Santo  Domingo,  virgen  de  muy  su- 
blime y  muy  aprobado  espíritu  que  murió  el  año  de  1725.  En  aquel  tiempo 
no  trataba  ni  conocía  alguno  de  los  jesuítas,  cuando,  en  uno  de  sus  maravi- 
llosos raptos,  vio  el  colegio  máximo  de  San  Pedro  y  San  Pablo  bajo  la  forma 
de  un  florido  jardín  y  a  la  santísima  V^irgen  que,  con  el  Niño  en  los  brazos, 
se  paseaba  entre  aquellas  flores,  cortando  ya  una  ya  otra,  hasta  diez  y  seis; 
de  las  cuales,  formando  un  ramillete,  lo  ofrecía  a  su  dulcísimo  Niño. 

"Entendió  la  Sierva  de  Dios  ser  aquellas  flores  otros  tantos  sujetos  de  aquel 
colegio  que  debían  pasar  muy  presto,  de  la  militante  a  la  triunfante  Com- 
pañía del  cielo.  Y  sabiendo  ser  los  más  de  ellos  estudiantes  jóvenes  de  bellas 
esperanzas,  se  sintió  movida  a  pedir  a  Dios  no  se  llevase  tantos,  de  un  gol- 


380 


ANGULO,  JUAN,  H.  C. 


pe,  que  podían  ayudar  mucho  a  las  almas,  singularmente  de  los  gentiles. 
Condescendió  la  Virgen  santísima  con  los  ruegos  de  aquella  alma  devota; 
y,  tomando  ocho  de  las  flores  escogidas,  volvía  a  plantarlas  en  el  lugar  de 
donde  había  tomado  cada  una. 

"La  venerable  virgen,  con  su  acostumbrada  sinceridad  y  exactitud,  dio 
luego  cuenta  de  esta  visión  a  su  confesor,  que  era,  en  la  actualidad,  un  re- 
verendísimo padre  presentado  del  orden  de  predicadores.  El  prudente  con- 
fesor que  tenía  muy  conocido  y  examinado  el  espíritu  de  su  hija,  la  envió 
con  el  P.  Ambrosio  Odón,  rector  de  aquel  colegio;  mandándole  que  se  con- 
fesase con  él  y  le  diese  cuenta  de  aquel  favor  del  cielo,  dejando  a  su  dis- 
creción que  sabría  valerse  oportuna  y  diestramente  de  tan  importante  noticia. 

"Cumplió  ella  con  el  orden  de  su  director,  refiriendo  al  P.  Odón  cuanto 
había  visto  y  entendido.  Especificó  los  nombres  de  los  ocho  jesuítas;  lo  que 
hizo  para  certificarle  que  no  entraban  en  el  número  dos  estudiantes  que 
actualmente  se  hallaban  enfermos  y  deshauciados  y  que,  sin  embargo,  con- 
valecerían. No  ignoraba  enteramente  el  P.  Ambrosio  Odón  lo  mucho  que  se 
decía  en  México  de  las  heroicas  virtudes  de  aquella  sierva  de  Dios;  sin  em- 
bargo, mientras  piensa,  mientras  consulta,  mientras  delibera,  cae  enfermo  y 
muere  a  pocos  días  uno  de  los  nombrados". 

Interrumpamos  un  poco  esta  interesante  narración,  y  coloquemos  de  una 
vez  en  espacios  paralelos,  los  muertos  que  anuncia  el  catálogo  enviado  a  Roma 
a  fines  de  1693  (Méx.  6,  f.  92)  ;  y  paralelamente  los  mencionados  en  esta 
narración : 


(Del  Catálogo  Prov.  Méx.,  1693). 
(Abarca  desde  el  25  de  Nov.,  1692 
hasta  el  2  de  Mayo  de  1693). 

1  "H.  escolar  Francisco  Javier  Zapata, 
teólogo  de  3er.  año.  Murió  en  el  co- 
legio máximo,  el  14  de  febrero  de 
1693". 

2  "H.  escolar  Juan  Casimiro,  filósofo. 
Murió  en  el  colegio  máximo  el  25 
de  Febrero  de  1693". 

3  "H.  escolar  José  Medrano,  teólogo 
de  1er.  año.  Murió  en  el  colegio 
máximo  el  13  de  Marzo  de  1693". 

4  "H.  escolar  Nicolás  Laris,  teólogo  de 
2o.  año.  Murió  en  el  colegio  máxi- 
mo el  15  de  Marzo  de  1693". 


Mencionados  en  esta  narración: 
(Alegre:  Hist.  III,  75) 

1  FI.  Nicolás  de  Laris. 


2  H.  Casimiro  de  Medina. 


3  H.  Francisco  Estrella. 


4  H.  Francisco  Javier  Zapata. 


BIOGRAFIA 


381 


5  "P.  Cristóbal  Méndez,  teólogo  de 
4o.  año.  Murió  el  2  de  Abr.  de  1693". 

6  "P.  Pedro  Polanco,  coadj.  esp.  Mu- 
rió el  mismo  2  de  Abr.  de  1693,  y 
casi  a  la  misma  hora". 

7  "H.  escolar  Agustín  de  la  Estrella, 
teólogo  de  1er.  año.  Murió  el  11  de 
Abril  de  1693". 

8  "P.  Francisco  Rentero,  coadj.  esp. 
Murió  el  16  de  Abril  de  1693". 


5  H.  José  Menano. 

6  P.  Pedro  Polanco. 

7  H.  C.  Juan  de  Angulo. 

8  P.  Cristóbal  Méndez,  teólogo  de 
4o.  año. 


(Prosigue  la  narración  de  Alegre)  : 

"El  aviso  de  su  muerte  que,  por  su  prudente  desconfianza,  no  se  había 
atrevido  a  darle  el  padre  rector  Ambrosio  Odón,  se  lo  dio  el  cielo  de  un 
modo  muy  singular.  Con  ocasión  de  la  misión  que,  tanto  para  ésta  como 
para  la  provincia  de  Filipinas,  habían  traído  de  Europa  los  Padres  Juan  de 
Estrada  y  José  Tardá,  era  muy  estrecho  alojamiento  el  del  colegio  máximo, 
y  se  veían  precisados  a  vivir  tres  y  cuatro  en  algunos  aposentos.  De  cuatro 
que  vivían  en  uno  de  ellos,  dormían,  una  noche,  los  tres  y  el  otro  que  ve- 
laba estudiando,  vio  entrar  a  un  jesuíta  de  muy  venerable  semblante,  con 
una  luz  en  la  mano.  Volvió  a  verlos  a  todos,  con  bastante  apacibilidad  y 
despacio;  y,  luego,  dijo  en  voz  perceptible:  'Preparaos,  hermanos,  que  uno 
de  vosotros  ha  de  morir  muy  en  breve'.  Dicho  esto,  salió  del  aposento. 

"Uno  de  los  que  doirnían  era  el  H.  Nicolás  de  Laris;  que,  sabiendo  lue- 
go de  su  compañero  lo  que  había  acontecido,  no  dudó  ser  él  el  señalado  y 
ser  aquel  aviso  de  nuestro  Padre  San  Ignacio,  de  quien  era  singularmente 
devoto.  En  esta  persuasión,  los  días  que  pudieran  quedarle  de  vida,  deter- 
minó emplearlos  en  unos  fervorosos  ejercicios  que  concluyó  con  una  confe- 
sión general  de  toda  su  vida.  A  pocos  días,  enfermó  de  riesgo  y  fue  el  pri- 
mero de  los  ocho  que  verificaron  la  profética  visión  de  la  venerable  virgen 
(Francisca  de  San  José). 

"Viendo  esto,  el  padre  rector  Ambrosio  Odón,  en  el  mismo  día  del  en- 
tierro, sin  declarar  más,  amonestó  generalmente  a  todos  que  se  pre|:)arasen 
con  santas  obras,  porque  al  H.  Laris  seguirían,  en  breve,  otros  siete,  como 
efectivamente  murieron,  dentro  de  dos  meses,  los  mismos  y  en  el  mismo  or- 
den que  los  había  nombrado  la  sierva  de  Dios.  Ni  es  justo  que  jamás  se 
olviden  sus  nombres,  y  fueron  en  este  orden:  H.  Nicolás  de  Laris,  H.  Ca- 
simiro de  Medina  (en  el  catálogo  "Juan  Casimiro"),  H.  Francisco  Estrella 
(según  el  catálogo  se  llamaba  Agustín  de  la  Estrella),  H.  Francisco  Javier 
Zapata,  H.  José  Medrano  (que  por  error  se  le  apellidó  en  la  primera  edición 
de  Alegre,  "Menano"),  P.  Pedro  Polanco,  coadjutor  espiritual,  H.  Juan  de 


382 


ANGULO,  JUAN,  H.  C. 


Angulo".  (Los  catálogos  de  la  provincia  mexicana  [dice  a  este  punto  el  P. 
Burrus],  no  mencionan  ningún  hermano  Juan  de  Angulo)  (Burrus:  Hist. 
IV,  104),  y  P.  Cristóbal  Méndez,  estudiante  de  cuarto  año  de  teología. 

"Este  memorable  suceso  se  halla  (prosigue  Alegre)  en  nuestras  Anuas 
manuscritas  latinas  y  en  la  vida  de  la  venerable  Francisca  de  San  José,  es- 
crita por  uno  de  sus  confesores  y  de  los  hombres  de  más  ilustrado  espíritu 
que  ha  tenido  esta  provincia,  el  P.  Domingo  de  Quiroga,  en  que  debemos 
notar  que  contestando  (estar  contestes)  las  dos  relaciones  en  la  substancia, 
tienen  alguna  variedad  en  el  tiempo.  Porque  el  P.  Domingo  de  Quiroga  dice 
con  duda  haber  tenido  la  sierva  de  Dios  esta  visión  por  los  años  de  1690  o 
1691,  y  haber  muerto  los  dichos  sujetos  en  este  año  de  1693;  pero  si  la 
visión  hubiera  sido  antes,  su  confesor  no  la  hubiera  mandado  a  consultar  y 
referirla  al  P.  Ambrosio  Odón  como  rector  de  San  Pedro  y  San  Pablo,  como 
afirma  el  mismo  P.  Quiroga;  pues  éste  no  entró  al  oficio  de  rector  sino  hasta 
principios  de  1693  en  que  dejó  de  ser  provincial. 

"El  P.  Santiago  de  Zamora,  colector  y  traductor  de  Anuas,  en  la  de  1733 
(es  decir  cuarenta  años  después  de  haber  sucedido  este  hecho)  dice  haber 
manifestado  la  sierva  de  Dios  por  orden  de  su  confesor,  al  P.  Domingo  de 
Quiroga;  pero  el  mismo  P.  Quiroga  lo  desdice;  ni  pudo  ser  según  el  tiempo, 
pues  el  año  de  93  no  estaba  el  P.  Quiroga  destinado  a  confesar  en  la  iglesia, 
siendo  aún  joven  de  29  a  30  años,  y  que  acababa  de  llegar  de  Europa  a  la 
casa  profesa. 

"Añade  el  P.  Santiago  de  Zamora  la  circunstancia  de  la  nocturna  visión 
que  tuvo  el  hermano  estudiante,  lo  que  confirman  otros  manuscritos,  y  más 
que  todo  la  constante  tradición  que  hasta  hoy  llama  a  aquel  aposento  el  de 
la  muerte,  en  memoria  de  este  suceso".  ( Alegre-Burrus:  Hist.  IV,  102-105). 

Respecto  a  la  supuesta  existencia  del  H.  G.  Juan  Angulo,  que  realmen- 
te hasta  ahora,  no  aparece  en  ningún  catálogo,  como  dice  el  P.  Burrus  (aun- 
que este  hecho  no  es  raro),  esperemos  el  fallo  de  nuevas  investigaciones. 

—  "Jueves,  dos  de  Abril  de  1693.  Murió  el  oidor  don  Francisco  Mar- 
mole  jo,  dos  padres  de  la  Compañía  y  el  licenciado  don  Diego  Pe- 
ñaloza,  capellán  de  San  Lázaro".  (Robles,  Lic.  Antonio  de.  Diario  de  su- 
cesos notables  [de  1665  a  1703].  Edic.  México,  1853.  t.  III,  Documentos  para 
la  Hist.  de  México,  p.  127). 

Referencias  biográficas 

1  Alegre,  Francisco  Javier,  S.  J.,  Hist.  de  la  Prov.  de  la  C.  de  J.  en  N.  E., 
México,  1842,  III,  p.  76. 

2  Alegre-Burrus,  Ernest,  J.,  S.  J.,  Hist.  Prov.,  Roma,  1960,  IV,  pp.  102-5. 

3  Carta  Anua  ms.  latina,  1693. 


ANONIMOS 


383 


4  Catálogo  ms.  enviado  a  Roma  de  los  que  murieron  en  México  en  1693. 

5  Decorme,  Gerardo,  S.  J.,  Menologio  ms.  1934.  Elogio  de  las  ocho  flores 
de  la  Virgen. 

6  Mexic.  6,  f.  92. 

7  QuiROGA,  Domingo,  S.  J.,  Relaciones  manuscritas. 
—  Vida  de  la  Ven.  Francisca  de  San  José.  Ms. 

8  Robles,  Lic.  Antonio  de,  Diario  de  sucesos  notables  (1665-1703).  Edic. 
México,  1853.  t.  III,  Doc.  p.  127. 

9  Zamora,  Santiago  de,  S.  J.,  Colector  y  traductor  de  las  Anuas.  S.  18. 

ANGULO,  NICOLAS  DE,  H.  C. 
Biografía 

1664  "Informaciones  y  fe  de  Bautismo  de  Nicolás  de  Angulo"  una  foja. 
(Arch.  Hist.  de  Hacienda  [México]  Temporalidades.  Legajo  14-2). 

1682  Por  Junio.  Lo  encontramos  en  el  colegio  de  San  Ildefonso,  de  Pue- 
bla. "A  la  tercera  pregunta  del  interrogatorio  en  la  causa  del  P.  Lo- 
renzo Covarrubias,  verificado  en  el  colegio  de  San  Ildefonso  de  Puebla,  ates- 
tiguó el  P.  Miguel  de  Castilla:  'que  llamaban  al  P.  Covarrubias,  siempre 
que  aquella  muger  estaba  enferma  o  lo  parecía.  Si  se  confesaba  o  no  la  mu- 
jer, o  el  padre  apartaba  al  compañero,  no  me  consta;  como  ni  tampoco 
que  en  una  ocasión  enviase  de  noche  al  compañero,  que  era  el  hermano  Ni- 
colás DE  Angulo,  a  pedir  licencia" .  .  . 

(Del  Proceso  que  se  le  formó  al  P.  Lorenzo  Covarrubias  en  el  colegio 
de  San  Ildefonso  de  Puebla.  Testimonio  No.  3,  del  P.  Miguel  de  Castilla, 
Puebla,  15  de  Junio  de  1682)  (Arch.  Gen.  Nac.  [México]  Historia,  t.  295,  134). 

Referencias  biográficas 

1  Arch.  Histórico  de  Hacienda  (México)  Temporalidades.  Legajo  14-2. 

2  Arch.  Gen.  de  la  Nación  (México)  Historia,  t.  295,  foja,  134. 

3  Proceso  contra  el  P.  Lorenzo  Covarrubias  en  el  colegio  de  San  Ildefonso 
de  Puebla.  15  Junio  1682. 

ANONIMOS  DE  PERSONAS 

1603  "Y  que  el  P.  Procurador  Martín  Peláez  signifique  a  nuestro  Padre 
Claudio  Aquaviva,  el  mucho  gusto  y  contento  que  todos  mostraron  de 
saber,  que  su  Paternidad  hubiese  aplicado  al  colegio  de  Salamanca  los  mil 


384 


ANONIMOS 


y  quinientos  ducados  de  la  legítima  de  un  estudiante  nacido  aquí  en  Nueva 
España,  que  entró  en  la  Compañía  en  dicho  colegio,  ducados  que  pertene- 
cían a  esta  provincia". 

(Actas  de  la  6a.  congr.  provincial  de  México,  22  de  Oct.  1603). 

1609  (Abril  lo.).  "Según  la  información  que  acá  tenemos  del  hermano... 

(en  el  original  está  tachado  el  nombre),  no  es  para  proseguir  sus  es- 
tudios como  él  pide;  y  así  V.  R.  (P.  Martín  Peláez,  viceprovincial) ,  esté 
advertido  de  este  punto,  y  más  convendrá  informarse  de  sus  cosas  y  tratán- 
dolas con  el  P.  visitador  Rodrigo  de  Cabredo,  se  le  remite  el  darle  dimisoria". 
(De  una  carta  del  P.  Aquaviva  al  P.  Viceprovincial  Martín  Peláez,  Roma, 
lo.  de  Abr.  1609)   (Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll.,  1932]  Mss.). 

1613  En  Guadiana  o  Durango.  Los  milagros  de  nuestro  padre  San  Igna- 
cio, no  pararon  sólo  en  ese  tiempo,  ni  se  limitaron  y  encerraron  en 
sola  la  ciudad  de  Guadiana;  porque  otros  se  obraron  en  esta  jurisdicción  de 
la  Nueva  Vizcaya,  que  fueron  muy  célebres,  los  cuales  sucedieron  con  oca- 
sión de  haber  ido  un  hermano  nuestro  el  año  de  1613,  a  pedir  limosna  para 
la  casa  de  Guadiana,  al  Valle  que  llaman  de  Santa  Bárbara.  Habiendo  lle- 
gado aquí,  sucedió  que  una  niña,  hija  de  gente  española  honrada,  había  caído 
muy  enferma,  y  tenía  casi  encancerada  la  boca  y  campanilla;  con  un  olor 
muy  malo  y  fealdad  en  el  rostro,  por  haberse  hinchado  los  labios  y  encías 
deformemente,  y  echando  un  hálito  que  inficionaba  la  pieza  donde  estaban 
sus  padres;  los  cuales,  viéndose  en  esta  aflicción,  rogaron  al  hermano  que 
viese  lo  que  se  podía  hacer  en  tan  grande  necesidad,  pues  no  habían  bastado 
muchos  remedios  que  se  habían  intentado  para  curarla.  Respondió  que  allí 
no  había  que  hacer  cuenta  de  remedios  humanos,  sino  recurrir  a  los  divinos 
e  implorar  el  socorro  de  Dios,  por  medio  de  sus  santos;  y  con  esto,  le  puso 
sobre  la  cabeza  una  imagen  de  bronce  de  nuestro  bienaventurado  Padre  Ig- 
nacio; la  doncella  afligida  la  aplicó  a  los  lugares  más  encancerados  y  daña- 
dos, con  grande  fe  y  devoción.  Y  queriéndole  sacar  de  lo  alto  del  hueco  de 
la  boca,  un  hueso  que  feamente  sobresalía,  y  era  necesario  hacer  gran  vio- 
lencia y  fuerza  de  manos  e  instrumentos  de  hierro  para  sacarlo,  abriéndole 
la  boca  para  querer  hacer  esta  carnicería,  y  teniendo  ella  allegada  al  cuello 
la  medalla,  abrió  la  boca  y,  de  suyo,  se  arrancó  el  hueso  podrido  que  tanto 
le  afligía  y  con  él  echó  grande  golpe  de  sangre  corrupta  y  un  diente  con  otras 
materias  pestilenciales;  y  después  echó  otro  hueso,  sin  saber  de  dónde  pudo 
arrancarse,  ni  de  dónde  pudo  salir  el  diente,  pues  quedaron  los  demás,  jun- 
tos y  apretados. 

'*^Con  esto  cobró  luego  el  rostro  su  lustre,  deshincháronse  los  labios,  y  que- 
dó tan  buena  y  sana  como  si  no  hubiera  tenido  tantos  y  tan  graves  acciden- 
tes, sucediendo  esto,  todo  tan  de  repente,  que  se  vio  ser  obra  de  nuestro  Se- 


.\NONIMOS 


385 


ñor,  por  intercesión  del  glorioso  santo,  y  así  lo  tomó  el  vicario  de  allí  por 
fe  y  testimonio  con  muchos  testigos. 

"Con  tan  maravillosos  casos,  cobró  nuestro  hermano  tan  grande  fe  con 
nuestro  padre  San  Ignacio,  que  en  otros  que  se  le  ofrecieron  en  el  mismo  viaje, 
se  acogió  al  remedio  que  había  experimentado,  con  que  vio  maravillosos  efec- 
tos; porque  estando  en  el  mismo  Valle  de  Santa  Bárbara  una  mujer  llama- 
da Isabel  Benítez,  casada  con  Hernán  Martín,  con  ciertos  achaques,  en  la 
cama,  le  sobrevino  una  noche  un  accidente  que  la  dejó  sin  sentido  y  con  gran 
sudor  frío;  acudió  toda  la  parentela  de  las  estancias  circunvecinas,  teniéndola 
ya  por  muerta;  y  dos  horas  antes  de  amanecer  fueron  a  llamar  al  hermano. 
Fue  con  prisa  y  púsole  en  el  cuello  el  relicario,  donde  estaba  una  imagen 
de  nuestro  Santo  Padre,  y  también  la  otra  medalla  de  su  rostro;  al  pimto, 
abrió  la  enferma  los  ojos,  habló  y  nombró  el  nombre  dulcísimo  de  Jesús; 
comió  y  dentro  de  tres  días  se  levantó  buena  y  sana  de  sus  achaques,  y  muy 
agradecida  a  nuestro  padre  San  Ignacio,  reconociendo  que,  por  sus  mere- 
cimientos, había  recibido  aquel  beneficio. 

"En  el  mismo  Valle  de  Santa  Bárbara,  un  mancebo  cayó  del  caballo,  el 
cual  empinándose  y  cayendo  de  espaldas,  le  cogió  debajo,  dejándolo  por 
muerto,  que  por  tal  le  tuvieron  tres  días;  y  aun  al  cabo  de  ellos  volvió  en 
ú,  pero  fue  prorrumpiendo  un  grito  y  cayendo  en  nuevo  desmayo,  en  el  cual 
duró  otros  diez  y  nueve  días.  Tenía,  al  parecer,  las  entrañas  y  huesos  mo- 
lidos, según  el  sentimiento  que  mostraba  cuando  le  tocaban  cualquier  parte 
de  su  cuerpo.  El  hermano  le  echó  su  relicario  al  cuello;  túvole  toda  la  no- 
che, visitóle  a  la  mañana  siguiente,  y  lo  halló  llorando  de  placer  y  devoción, 
y  dijo:  'Padre,  lo  que  el  Señor  quiere  de  mí,  no  lo  sé;  pero  digo  con  toda 
verdad,  que  ha  sido  grande  el  favor  que  he  recibido  de  este  glorioso  santo, 
porque  esta  noche  fue  muy  copiosa  la  evacuación  que  he  hecho  de  humor 
pestilente;  y  después  de  esto  he  dormido  sosegado,  y  los  dolores  se  me  han 
mitigado' ...  de  que  quedó  muy  agradecido  y  devoto  al  glorioso  San  Igna- 
cio y  a  la  Compañía  de  Jesús  por  este  beneficio".  (Pérez  Rivas:  Crónic.  t. 
II,  pp.  254-5). 

1615  "Y  el  tabernáculo  mayor  en  que  está  colocada  la  imagen  de  nuestra 
Señora  de  los  Remedios,  todo  es  de  plata;  éste  ofreció  de  su  legítima 
un  muy  religioso  padre  de  nuestra  Compañía  (creemos  que  se  refiere  al  P. 
Bemardino  de  Albornoz  [véase  su  ficha],  hijo  de  uno  de  los  primeros  con- 
quistadores de  México)  que,  con  las  noticias  que  su  padre  le  dio,  de  los 
favores  que  la  soberana  Virgen,  por  medio  de  su  imagen,  desde  sus  princi- 
pios les  había  hecho  a  aquellos  valerosos  españoles,  quiso  dar  muestra,  con 
esta  rica  pieza,  de  su  agradecimiento  y  devoción;  la  cual  muy  en  particular 


386 


ANONIMOS 


muestran  los  de  la  Compañía  con  este  santuario,  visitándolo  muchas  veces, 
con  este  mismo  afecto  de  devoción".  (Pérez  Rivas:  Crón.  I,  pp.  39-40). 

S.  f .      (Se  supone  que  el  aludido  en  este  anónimo,  murió  en  el  siglo  17). 

"En  Puebla,  en  el  seminario  de  San  Gerónimo,  siendo  rector  el  P. 
Antonio  del  Rincón  (1579),  había  un  mancebo  que  siendo  de  corta  capa- 
cidad y  rudo  para  las  letras,  se  encomendó  al  Beato  Hermano  Luis  Gon- 
zaga,  de  nuestra  Compañía,  pidiéndole  afectuosamente,  corriese  por  su  mano 
la  mejora  de  su  habilidad,  y  que  le  alumbrase  y  despertase  el  ingenio  para 
servdr  a  Dios  con  sus  estudios.  No  le  salió  en  vano  esta  petición,  porque  de 
improviso  salió  tan  excelente  estudiante,  y  de  tan  agudo  y  profundo  ingenio 
y  habilidad,  y  con  una  tan  grande  vocación  a  la  Compañía,  que  todos  los 
que  vieron  el  efecto,  reconocieron  el  patrocinio  del  Santo,  atribuyendo  a  mu- 
danza sobrenatural,  la  de  su  ingenio  y  capacidad  no  pensada".  (Pérez  Ri- 
vas: Crónica:  I,  126). 

1618  ''A  otro  religioso  sacerdote  de  la  Compañía  y  que  moraba  en  la  casa 
profesa  de  México,  fue  enviado  con  voz  particular  del  cielo,  el  año 
de  1618,  un  hombre  de  vida  desesperada,  rematada  y  podrida,  para  que 
hallara  el  remedio  de  su  salvación.  Y  el  caso  sucedió  de  esta  manera:  llegó 
un  hombre  a  la  portería  y  pidió  por  un  padre  de  la  casa,  nombrándole  por 
su  nombre.  Llamándole  el  porteio,  en  bajando  se  llegó  a  él  el  hombre,  y  le 
pidió  que  se  retirasen  a  un  lugar  aparte,  y  viéndose  a  solas,  le  dijo:  'Padre, 
¿hay  por  ventura  algún  pecado  tan  irremisible  y  tan  grande,  que  no  tenga 
remedio  de  alcanzar  perdón  para  él?'  Y,  respondiéndole  el  padre  que  todos 
tenían  remedio  por  la  pasión,  muerte  y  méritos  de  Cristo  nuestro  Señor,  si 
los  confesaban  con  la  debida  disposición  y  contrición,  encareciéndole  para 
esto  la  gran  misericordia  de  Dios,  con  tanto  espíritu,  que  el  hombre  le  dijo: 
'Pues,  Padre:  más  ha  de  veinte  años  que  no  me  confieso;  la  causa  ha  sido, 
porque  jugando  una  vez  perdí  lo  más  de  mi  hacienda,  y  con  aquel  coraje  y 
sentimiento  de  la  pérdida,  me  ofrecí  al  demonio  en  cuerpo  y  alma,  hacién- 
dole voto  de  no  revocarle  la  manda  en  toda  mi  vida,  y  protestando  que  no 
quería  de  él  satisfacción,  sino  sólo  sustraerme  de  Dios  nuestro  Señor.  Y  esto 
ratifiqué  muchas  veces,  lo  cual  me  desespera  de  suerte,  que  he  gastado  este 
tiempo  en  andar  vagando  de  aquí  para  allá  en  diversos  pueblos  y  ciudades 
de  la  Nueva  España,  aguardando  la  muerte  y  el  infierno;  y  aunque  alguna 
vez  llegué  a  estar  tan  enfermo  que  me  olearon;  y  otra  vez  estar  tan  herido, 
con  una  penetrante  herida  muy  peligrosa,  nunca  me  quise  confesar;  hasta 
que  un  día,  estando  lejos  de  esta  ciudad  oí  una  voz  clara  y  distinta  que  me 
dijo:  'Anda,  ve  y  confiésate  con  el  Padre  Fulano,  que  es  Vuestra  Reverencia, 
con  quien  muchos  años  ha  me  había  confesado.  Movióme  nuestro  Señor  de 
suerte,  que  luego  me  dispuse  a  venir,  y  así,  V.  R.  m.e  oiga'.  Confesóse  ge- 


ANONIMOS 


387 


neralmente  de  toda  la  vida,  y  trajo  a  su  mujer  para  que  hiciese  otro  tanto; 
y  continuó  de  allí  adelante  en  confesarse  a  menudo,  con  grande  enmienda 
de  su  mala  vida  pasada".  (Pérez  Rivas:  Crónica...,  I,  279). 

1663  Dos  comisiones  del  provisor  de  Durango,  con  fecha  20  de  Julio  de 
de  1663,  para  que  el  misionero  del  partido  de  Mazapé  (sic,  por  Ma- 
tapé?)  pudiese  publicar  censuras,  sobre  descubrimiento  de  varios  papeles,  y 
para  que  castigue  a  un  indio  que  había  cometido  un  incesto". 
(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  f.  301). 

1680  Informes  hechos  al  P.  Prov.  Antonio  Núñez  de  Miranda  (1680-1), 
por  los  religiosos  misioneros  de  Sinaloa,  en  que  expresan  que  el  gober- 
nador de  aquella  provincia  quería  sacar  indios  de  dichas  misiones  con  vio- 
lencia, para  que  trabajasen  las  minas. 

(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  f.  300). 

1681  México,  4  de  Junio  de  1681.  (Al  margen)  :  Intromisión  de  los  curas 
a  enterrar  por  sí  a  un  novicio  de  la  Compañía. 

"Porque  suele  y  puede  acaecer,  y  ahora  de  nuevo  sucedió  en  México,  que 
el  provincial  recibió  en  la  Compañía  a  un  pretendiente  estando  gravemente 
enfermo,  y  este  recibo  no  fue  como  regularmente  se  acostumbra,  debajo  de 
condición  que  si  sobrevive  no  queda  ligado  a  la  religión;  porque  éste  fue 
recibido  sin  condición  alguna,  intimándole  (a  instancia  suya)  que  desde  aque- 
lla hora  se  le  contaba  el  noviciado,  y  mandólo  escribir  así  en  los  libros.  Con 
que  no  parece  dudable  que  desde  aquel  punto  fue  verdadero  novicio  de  la 
Compañía. 

"Pero,  habiendo  fallecido  de  dicha  enfermedad,  se  introdujeron  los  curas 
de  la  parroquia  a  hacer  el  entierro  y  funeral,  como  si  fuese  secular,  fundados 
en  el  capítulo  IV  'de  scpulturis',  a  que  no  quiso  hacer  oposición  la  Compañía, 
para  excusar  escándalos.  .  . 

"Pídese  declaración  de  este  punto,  o  por  Su  Santidad,  o  por  la  congre- 
gación a  que  tocase". 

(Pardo,  Bernardo,  S.  J.  [provincial].  Instrucción  manuscrita  a  los  PP. 
procuradores  a  Roma.  México,  4  de  Junio  de  1681)  (Arch.  Prov.  Méx.  Me- 
rid.  [1960]  APA-G.  VI-4  [1481]). 

1693  "Jueves,  dos  de  Abril  de  1693:  murió  el  oidor  don  Francisco  Marmo- 
lejo,  dos  padres  de  la  Compañía,  y  el  licenciado  don  Diego  Peñaloza, 
capellán  de  San  Lázaro".  (Robles,  Lic.  Antonio  de.  "Diario  de  sucesos  nota- 
bles" [de  1665  a  1703].  Edic.  México,  1853  en  Documentos  para  la  Historia 
de  México,  p.  127).  "Los  dos  padres  que  murieron  en  ese  día  2  de  Abril 
de  1693,  fueron  los  PP.  Cristóbal  Méndez,  teólogo  de  4o.  año,  y  Pedro  Polan- 


388 


ANONIMOS 


co,  coadjutor  espiritual,  en  el  colegio  máximo,  y  fueron  dos  de  ias  ocho  flo- 
res de  la  Virgen'." 

1695  Roma,  21  de  Mayo  de  1695.  (De  una  carta  del  P.  Gen.  Tirso  Gonzá- 
lez al  P.  Provincial  Diego  de  Almonacir)  :   (En  la  segunda  carta  de 
esta  fecha)  : 

"El  padre  prepósito  y  otros^  me  dan  extensa  noticia  del  modo  con  que  en 
ausencia  de  V.  R.,  se  compuso  aquel  disgusto  entre  la  universidad  y  nuestro 
colegio  de  San  Pedro  y  San  Pablo,  que  estuvo  tan  a  pique  de  romper  en 
ruidoso  pleito,  y,  aunque  algunos  eran  de  parecer  que  se  siguiese,  alabo  en  el 
padre  prepósito  la  resolución  de  no  haber  venido  en  ese  medio,  sino  en  com- 
poner la  materia,  con  la  suavidad  con  que  todo  se  compuso.  .  .  V.  R.  (P.  Al- 
monacir) le  dé  al  P.  prepósito  las  gracias  en  mi  nombre". 

(Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  [1960]  APA-G  II  [1625]). 

—       (De  la  7a.  carta  de  Roma,  21  de  Mayo  de  1695,  del  P.  Gen.  al  P.  Prov.) . 

"Quedo  advertido  y  muy  consolado  de  que  aquella  delación  que  se 
hizo  de  uno  de  los  padres  misioneros  (de  que  V.  R.  me  habló  en  carta  de  4 
de  Abril  de  1693)  haya  salido  falsa;  y  doy  a  nuestro  Señor  sumas  gracias  de 
que  en  tanto  número  de  misioneros,  sea  el  proceder  de  todos  tan  ajustado, 
que  no  se  reconozca  cosa  alguna  menos  digna  del  alto  empleo  en  que  andan. 
Su  Majestad  los  conserve".  (González,  Tirso,  S.  J.  7a.  carta  de  21  Mayo  de 
1695,  al  P.  Prov.  Diego  de  Almonacir)  (Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  [1960] 
APA-G  II  [1230]). 

1698  (De  la  primera  carta  de  27  de  Diciembre  de  1698,  del  P.  Gen.  Tirso 
González  al  P.  Prov.  Juan  de  Palacios)  :  '^'Un  medio  se  me  propone 
como  muy  conducente  para  que  las  misiones  de  Sonora  se  aumentasen  y  cre- 
ciesen mucho.  Asienta  para  esto  el  que  escribe  (y  es  misionero  práctico  de 
aquellas  misiones):  que  el  presidio  que  han  tenido  estos  años  de  cincuenta 
soldados  españoles,  si  no  es  para  tirar  el  sueldo  del  Rey  y  gastar  la  hacienda 
real,  no  han  servido  de  otra  cosa;  porque  no  quieren  entrar  con  los  nuestros, 
a  nuevas  conquistas  de  infieles  que  tienen  a  los  lados;  y  a  lo  sumo  se  contentan 
con  hacerles  oposición  si  vienen  a  algún  pillaje  de  ganado,  y  que  casi  todo 
su  ejercicio  es  hacer  escolta  a  las  recuas  de  plata  que  vienen  de  aquellas  tie- 
rras, tirados  de  la  ganancia  que  esto  les  trae. 

"Esto  supuesto,  el  medio  que  se  me  propone  es,  que  este  presidio  fuese  de 
los  indios  fieles,  a  quienes  no  les  falta  el  valor  ni  la  destreza;  estarían  a  la 
disposición  de  los  misioneros,  y  quedaban  aseguradas  las  entradas  a  nueva 
gentilidad. 

"Aunque  se  me  propone  este  medio,  para  que  yo  le  promueva  en  Madrid; 
pero  me  ha  parecido  que  ningún  fruto  se  ha  de  sacar,  cuando  el  medio  no 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  A 


389 


viniere  de  allá  aprobado,  pues  es  mudar  la  forma  de  gobierno  que  han  tenido, 
y  no  mudarán  por  solo  nuestro  informe. 

*'V.  R.  (P.  Provincial  Juan  de  Palacios)  se  informe  de  los  misioneros  qué 
sienten  de  este  medio,  y  si  le  juzgaren  conveniente,  se  podrá  proponer  al  vi- 
rrey, y,  si  quiere  entrar  en  él  o  apoyarse  con  su  informe,  entonces  no  dejaré 
de  recomendar  en  Madrid,  el  que  se  solicite". 

(González,  Tirso,  en  la  carta  de  27  de  Diciembre  de  1698  al  P.  Prov. 
Juan  de  Palacios)   (Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  [1960]  APA-G.  II  [1261]). 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  A 

1606  "A  mayor  Gloria  Divina.  Indulgencias  concedidas  por  nuestros  santí- 
simos padres  Gregorio  XIII  y  Sixto  V,  a  la  primera  congregación  de 
la  Virgen  nuestra  Señora  de  la  Anunciata,  que,  por  autoridad  apostólica  está 
fundada  en  el  Colegio  Romano  de  la  Compañía  de  Jesús,  y  comunicadas  a  las 
demás  congregaciones  semejantes  a  ésta,  que  por  la  agregación  que  por  ella 
tienen,  también  están  fundadas  con  la  misma  autoridad  apostólica  en  otros 
colegios  y  casas  de  la  dicha  Compañía  de  Jesús".  Siguen  las  dichas  indulgencias 
en  dieciocho  párrafos,  y  esto  forma  la  columna  de  la  izquierda;  en  la  de  la 
derecha  se  lee:  "Reglas  que  deben  guardar  todos  los  de  la  congregación  de 
la  Virgen  nuestra  Señora  de  la  Anunciata,  que,  por  autoridad  apostólica  está 
fundada  en  los  colegios  y  casas  de  la  Compañía  de  Jesús". 

Con  licencia,  en  México  en  casa  de  Diego  López  Dávalos.  Año  1605, 
in  fol. 

(Andrade,  Vicente  de  P.  "Docs.  bibliográficos  del  siglo  XVII  en  Méx.). 

1600-1631  A  statement  of  the  baptisms  of  Sinaloa  from  1591  to  1631. 
(Bolton:  Berkeley  Library.  Jesuítas.  Vol.  25). 

S.  f.    "Abogados  y  Patronos  para  las  obras  ordinarias"  2  ff. 
(Arch.  Hist.  de  Hacienda  [Méx.]  Temp.  Leg.  291-40). 

S.  f.    ''Adición  al  informe  en  derecho  de  la  religión  de  la  Compañía  de  Je- 
sús, en  el  pleito  con  el  Sr.  Fiscal  e  iglesias  Catedrales  de  las  Indias,  sobre 
diezmos  de  novales,  huertos  y  crías  de  ganados".  En  fol.  8  fojas. 
(Uñarte:  Anónimos,  t.  II,  Madrid,  1904,  p.  376,  No.  2997). 

1640  ''Addición  (sic)  a  los  festejos  que  en  la  ciudad  de  México  se  hicieron 


390 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  A 


al  Marqués,  mi  señor,  Marqués  de  Villena,  Virrey,  con  el  particular 
que  le  dedicó  el  colegio  de  la  Compañía  de  Jesús"  en  4  fojas,  s.  n. 

(A  la  vuelta)  :  En  México,  por  Bernardo  Calderón,  mercader  de  libros 
en  la  calle  de  San  Agustín.  Año  1640.  (Andrade:  Bibliogr.  del  siglo  XVII 
en  México). 

S.  f.    Aforismos.  2  ff.  (Arch.  Hist.  de  Hacienda  (Méx.)  Temp.  Leg.  291-34). 

S.  f.     (¿Será  del  siglo  XVIII?)  Alegación  por  la  provincia  de  la  Compañía 
de  Jesús  en  México,  en  el  pleito  con  doña  Leonor  de  Ribera.  Impr.  in 
folio.  (Berist.  II,  262)  (Carayon,  Auguste,  S.  J.  Bibliographie  historique  de  la 
C.  de  J.,  París,  1864,  No.  4277). 

S.  f.    Alegato  hecho  por  los  religiosos  que  administran  doctrinas  en  esta  Nue- 
va España.  (Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  f.  68). 

S.  f.    Alegato  hecho  por  los  religiosos  de  la  Compañía,  sobre  el  examen  pre- 
tendido hacer  en  sus  individuos  por  los  señores  obispos  y  arzobispos. 
(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  f.  68. 

S.  f.    Algunos  casos  notables,  sucedidos  en  las  misiones  de  Sinaloa.  34  fojas. 
(Invent.  ...  f.  331). 

S.  f.    Antigua  relación  de  Sinaloa,  sin  fecha  ni  firma. 
(Bancroft  Collection,  Berkeley,  Calif.,  vol.  316). 

Anuas:  (generalmente  anónimas). 

1600-1657  Treinta  anuas  de  Sinaloa,  dando  cuenta  al  P.  General  del  esta- 
do de  sus  misiones;  algunas  relaciones  y  cartas,  las  más  de  ellas  son  de 
los  Padres  Juan  Bautista  Velasco,  Martín  Pérez,  Andrés  Pérez  de  Rivas,  Pe- 
dro Velasco  y  Juan  Várela. 

(T.  15  de  la  "Colección  de  Juan  Bta.  Muñoz",  t.  III,  Madrid,  1956.  Tie- 
ne el  vol.  427  ff.). 

1602  Anua:  (Advertimos  que  las  cartas  anuas  que  siguen  se  hallan  en  el 
Arch.  Gen.  de  la  Nación  [Méx.]  Acervo  Jesuitas.  [Colección  de  Fran- 
cisco García  Figueroa,  formada  en  24  de  Noviembre  de  1692]). 
(De  todas  hay  fotocopias  sacadas  en  1954). 

1604)  Anua. 

1610)  Anua. 

1611)  Anua. 

1612)  Anua. 


ANONIMOS  BIBLIOGR.\FIGOS.  LETRA  A  391 


1613; 

Anua. 

1614) 

Anua. 

1615) 

Anua. 

1618) 

Anua. 

1619) 

Anua. 

1620) 

Anua. 

1621) 

Anua. 

1622) 

Anua. 

1623) 

Anua. 

1624) 

Anua. 

1625) 

Anua. 

1626) 

Anua. 

1639) 

Anua 

1639) 

Anua 

1648) 

Anua. 

1653) 

Anua. 

1655) 

Ajiua. 

1656) 

Anua. 

1657) 

Anua. 

S.  f. 

Anua 

Anuas  que  se  hallan  en  el  Arch.  Gen.  de  la  Nac.  (Méx.)  Acervo  Historia, 
t.  15. 

1622  Anua  y  cartas  de  la  misión  de  Sinaloa.  Año  1622.  Ms.  de  26  pp. 

1623-1624  Anuas  firmadas  por  el  P.  Prov.  Juan  Laurencio. 

1625-1626  Anuas  de  las  misiones  de  Sinaloa,  sin  firma.  (Tal  vez  del  P. 
Hernando  de  Villafañe,  su  superior) . 

1628-1629  Anuas  de  Sinaloa.  (Firmadas  por  el  P.  Juan  de  Várela). 

1629  Relación  de  los  Nebomes  (para  las  Anuas)  firmada  por  el  P.  Diego 
de  Guzmán. 


392 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  A 


1632  (Para  las  Anuas).  Autor  anónimo.  "Martirio  de  los  PP.  Julio  Pasqual 
y  Manuel  Martínez".  (Relación  de  3  ff.  mss.). 

1636-1637  Anua  del  colegio  de  Sinaloa  y  sus  misiones.  Anónimo  de  21  pp. 

S.  f.     (Por  1637-38).  Misión  de  San  Ignacio,  nuestro  Padre,  y  sus  partidos. 
(In  fol.  Ms.  4  fojas) . 

1639  Anua  firmada  por  el  P.  Diego  Vandercipe.  1639. 

1639-1640  Anua  anónima  de  la  nueva  misión  de  de  San  Francisco  Xavier. 
1639. 

1648  Anua  del  colegio  y  misión  de  Sinaloa.  Firmada  por  el  P.  Francisco  de 
Torices. 

1655  Anua  de  la  misión  de  San  Ignacio,  firmada  por  el  P.  Juan  de  Cueva, 
en  25  de  Marzo  de  1656. 

1656  Anua  de  la  misma  misión,  sin  firma,  ni  fecha.  (Pero  es  de  1656). 

1657  Anua  de  la  misión  de  San  Ignacio,  firmada  por  el  P.  Juan  de  Cueva. 
(Sin  fecha,  pero  en  la  carta  hace  mención  de  "Enero  1658"). 

1698  Carta  anua  del  colegio  de  Guadalajara  (1690-1698). 

(Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  [1960]  Documentos  por  catalogar). 

1600  ?)  Aparición  de  San  Francisco  Javier  al  P.  Juan  Agustín  de  Espinosa 
en  que  el  Santo  le  relata  la  acción  gloriosa  que  le  esperaba  en  la  con- 
versión de  los  gentiles  a  que  le  había  destinado  la  obediencia,  y  casos  memora- 
bles que  profetizó  este  religioso  antes  de  su  muerte. 

Escrito  en  2/2  (4  páginas),  que  empieza:  "El  P.  Juan  Agustín  cuando  aca- 
bados sus  estudios  y  ordenado  de  Sacerdote"...  Y  termina:  "en  lo  cual  se 
gastaba  la  mayor  parte  de  la  limosna  que  el  Rey  enviaba  a  nuestros  padres, 
así  a  los  mencionados  como  a  otros  que  los  antecedieron  y  siguieron  con  el 
celo  de  la  salvación  de  las  almas". 

(Arch.  Gen.  de  la  Nación  [Méx.]  Colección  Misiones,  t.  26). 

1657  "Apologética  defensoria  y  puntual  manifiesto"  de  los  padres  de  Sina- 
loa y  Sonora.  1657.  (Bancroft  Collection,  Berkeley,  Calif.,  vol.  316). 

S.  f.    Auto  y  sentencia  en  el  pleito  del  colegio  de  Santa  Ana,  México,  s.  f. 
(Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  [1960]  Documentos  por  catalogar). 

1695  Autos  seguidos  sobre  que  los  religiosos  de  la  Compañía,  asistan  a  los 
ajusticiados  en  capilla,  calles  y  suplicio,  seguidos  con  los  capellanes  de 
la  cárcel;  auto  de  6  de  septiembre  de  1695  y  que  proveyeron  los  señores  al- 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  B 


393 


caldes  de  Corte,  mandando  que  el  capellán  no  pueda  asistir  a  los  ajusticia- 
dos, si  no  fuere  dentro  de  la  misma  cárcel,  y,  sacados  que  sean  de  ella,  se  los 
dejen  a  los  religiosos  de  la  Compañía,  para  que  los  acompañen  por  las  ca- 
lles y  suplicio.  (Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  f.  68). 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  B 

S.  f.    "Borrador  de  escrito  presentado  por  Juan  Lorenzo  Flores  en  el  pleito 
seguido  con  el  doctor  ernando  (sic)  de  la  Serna,  sobre  haber  entre- 
gado a  los  religiosos  de  la  Compañía,  ciertos  sitios  y  hacienda  de  ovejas,  para 
la  fundación  del  colegio  de  la  Veracruz". 
(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  f.  124). 

1684  Borrador  con  tres  fojas  en  cuarto,  en  que  se  da  noticia  del  estado  que 
tenía  la  casa  de  Santa  María  de  las  Parras,  según  la  visita  hecha  en 
ella  el  año  de  1684. 

(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  f.  120  ?). 

1689  Borrador  del  estado  del  colegio  de  niños  y  niñas  de  las  Islas  Marianas 
el  año  de  1689.  (Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  f.  121  ?). 

—  Borrador  en  tres  fojas  en  folio  y  una  en  cuarto  del  colegio  de  Tepotzo- 
tlán  el  mismo  año  de  89.  (Ibid.). 

—  Borrador  con  dos  fojas  en  folio  del  colegio  de  San  Pedro  y  San  Pablo 
de  esta  ciudad  (México),  el  propio  año  de  89.  (Ibid.). 

—  Borrador  también  en  dos  fojas  del  colegio  real  de  San  Ildefonso  de 
esta  ciudad  (México)  en  el  mismo  año.  (Ibid.). 

—  Borrador  en  dos  fojas  en  folio  de  esta  Casa  Profesa,  en  el  mismo  tiem- 
po. (Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  f.  122  ?). 

—  Borrador  en  dos  fojas  en  cuarto,  de  la  congregación  de  la  Anunciata, 
en  dicho  tiempo.  (Ibid.). 

—  Borrador  en  dos  fojas  en  folio  del  Oficio  de  la  provincia  en  el  nomi- 
nado año  de  1689. 

(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  f.  123  ?). 

1690  Borrador  en  dos  fojas  en  folio  y  dos  en  cuarto,  del  estado  temporal  del  • 
colegio  de  Mérida. 

(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  f.  123  ?). 


394 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  C 


1617  Breve  relación  de  las  virtudes  de  los  padres  muertos  por  los  tepehua- 
nes,  1617.  (Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  [1960]  Documentos  por  catalogar). 

1680  Breve  apuntamiento  por  los  colegios  de  la  Compañía  de  Jesús  de  Mé- 
xico y  la  Puebla,  en  el  artículo  de  nulidad  de  la  sentencia  y  autos. 
Sobre  la  ejecución  de  la  carta  ejecutoria  de  diezmos  y  que  no  se  cobren  de  la 
religión,  de  novales,  ganados  y  huertos.  En  fol.  de  14  fojas.  Es  posterior  al 
año  de  1679.  Lleva  la  firma  del  Lic.  don  Antonio  Caballero,  pero  estos  tra- 
bajos los  hacían  generalmente  los  nuestros. 

(Uñarte:  Anónimos,  t.  II,  Madrid,  1904,  No.  3011,  p.  378)  (Rodríguez 
Moñino,  A.  "Catálogo  de  documentos  de  América  existentes  en  Colecc.  Je- 
suítas en  la  Bibliot.  de  la  Acad.  de  la  Hist.  de  Madrid",  p.  50.  Badajoz,  1949). 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  C 

1681  Correspondencia  del  colegio  de  San  Pedro  y  San  Pablo  de  México. 

Papeles  Jurídicos  y  cuentas;  cartas  de  varios  sujetos,  borradores,  apun- 
tes, copias  simples  y  otros  papeles;  entre  ellos  dos  mapas,  uno  grande  y  otro 
pequeño.  Todo  parece  no  tener  cosa  de  atención.  Cuentas  con  las  haciendas 
de  San  Gregorio  y  San  Gerónimo;  de  las  casas  de  alquiler  de  este  colegio;  un 
borrador  semanario  de  la  carnicería,  y  otro  de  la  hacienda  "La  Patera";  y 
uno  más,  de  la  leña  de  Chalco;  razones  de  frutos  cosechados;  sembrados  y 
recibidos,  de  algunas  haciendas;  otros  del  astillero  de  Jesús  del  Monte.  350 
fojas. 

(Arch.  Hist.  de  Hacienda  [México]  Temporalidades.  Leg.  331-1). 

S.  f.    Carta  anua  (probablemente  de  1615)  de  la  misión  de  Sinaloa.  Anó- 
nima, sin  fecha  ni  firma.  Habla  de  los  Nebomes. 
(Arch.  Gen.  Nac.  [México]  Historia,  t.  15,  fols.  43-60). 

1619  Carta  anua  de  Sinaloa.  Año  1619.  Anónima.  Los  únicos  datos  que  da: 
"En  la  villa  de  San  Felipe  y  Santiago  crecen  los  ministerios.  Hay  dos 
padres  y  tres  hermanos.  (No  nombra  a  ninguno) .  Ha  mejorado  la  capilla  de 
música.  Los  niños  indios  del  seminario  acuden  a  misa  todos  los  días,  y  rezan 
todos  juntos  sus  horas".  (Luego  cuenta  muchos  ejemplos,  según  la  usanza  de 
•  la  época,  y  termina)  :  "Este  año  se  entró  a  los  Nebomes.  Hanse  bautizado 
este  año  de  1619  en  toda  la  provincia  de  Sinaloa:  1,516  adultos;  5,096  pár- 
vulos, y  se  han  casado  837  pares".  (Ibid.). 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  C 


395 


1690-1698  Carta  anua  del  colegio  de  la  ciudad  de  Guadalajara,  nuevo  rei- 
no de  Galicia,  en  las  Indias  de  Nueva  España,  desde  el  año  pasado  de 
1690  del  trienio  del  P.  vice-rector  Juan  de  Pineda,  hasta  el  de  1698  del  rec- 
torado del  P.  rector  Martín  Carlos  Ramales.  3  fojas  mss. 
(Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll.  1934]  vol.  VI  de  Mss.). 

1673-1699  Cartas  y  esquelas  varias.  264  fojas. 

(Arch,  Hist.  de  Hacienda.  [México]  Temporalidades.  Leg.  310-2). 

1667-1699  Correspondencias  sobre  las  Islas  Marianas.  60  ff. 

(Arch.  Hist.  de  Hacienda  México.  Temporalidades.  Leg.  326-2). 

1698  Carta  en  latín,  sin  firma,  fechada  en  Loreto.  1  f.  (Ib.  Leg.  282-8). 

1647-1698  Cartas  anuas  puntos  de  cartas  anuas.  1647-1664. 

(Bolton:  Berkeley  Library.  Vol.  26  and  see  Vol.  25  this  section). 
"Jesuit  letters  from  the  missions  of  Sinaloa,  Sonora  and  Pimeria  to  1698". 
(Among  these  are  the  documents  named  below)  : 

1  "Relación"  of  the  missions  of  Nueva  Vizcaya,  madc  on  the  occasion  of 
the  visitation  by  the  visitor  Hortiz  (sic)  Zapata,  1678.  29  ff. 

2  Numerous  letters  to  provincial  Ambrosio  de  Oddón,  1690. 

3  "Relación"  of  the  state  of  the  missions  of  Pimcría,  sent  by  the  Visitor 
Horacio  Polici,  1697. 

"These  consists  of  two  letters  by  Lieut.  C.  M.  Bcmal,  witnessed  by  Father 
Kino  and  others.  Dated  Dec.  3  and  4,  1697.  Printed  in  Documentos  para  la 
historia  de  México.  Third  series,  IV  under  an  incorrect  title". 

4  Colocación  de  Na.  Sra.  de  los  Remedios  en  su  nueva  capilla,  by  Kino, 
Sept.  16,  1698. 

(Bolton:  Berkeley  Library.  Jesuítas,  Vol.  26). 

1680  "Cartilla  de  la  Doctrina  Religiosa,  dispuesta  por  uno  de  la  Compañía 
de  Jesús,  para  dos  niñas,  hijas  espirituales  suyas,  que  se  crían  para 
monjas;  y  desean  serlo  con  toda  perfección.  Sácala  a  luz,  en  obsequio  a  las 
llamadas  a  la  Religión,  y  para  alivio  de  las  maestras  que  las  instruyen,  el 
licenciado  Francisco  de  Salcedo,  Primer  Capellán  de  las  Señoras  Religiosas 
de  Santa  Teresa,  en  su  Convento  de  San  José  de  esta  Corte,  Prefecto  de  la 
(Congregación  de  la)  Purísima.  Dedicada  a  las  mismas  dos  niñas  para  cuyo 
provecho  y  dirección  principalmente  se  dispuso.  Con  licencia  en  México,  por 
la  viuda  de  Bernardo  Calderón,  en  la  calle  de  San  Agustín.  Año  de  1680". 
(Andrade)  (Uriarte  la  atribuye  al  Padre  Antonio  Núñez  de  Miranda,  pero 
Beristáin  dice  que  es  del  P.  Sebastián  de  Estrada) . 

1696  Nueva  edición  con  la  misma  redacción.  (Nota  que  el  P.  Niiñez  de 
Miranda  había  muerto  en  1695).  "En  México,  por  la  viuda  de  Ber- 


396 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  C 


nardo  Calderón,  y  por  su  original  en  la  imprenta  de  Juan  José  Guillén  Ca- 
rrascoso. En  el  Empedradillo.  Año  de  1696".  (Andrade  No.  1049).  En  8o. 
Portada,  a  la  vuelta,  dedicatoria.  Texto:  39  páginas.  Acaba  así:  El  limo,  y 
Rvmo.  Sr.  Arzobispo  de  México  don  Francisco  de  Aguiar  y  Seitjas,  concede 
40  días  de  indulgencia  a  todas  las  personas  que  leyeren  esta  Cartilla  Reli- 
giosa, o  parte  de  ella.  Volvemos  a  recordar  que  Beristáin  dice  que  el  autor 
es  el  P.  Sebastián  de  Estrada,  S.  J. 

1609  "Catecismos  de  la  Doctrina  Cristiana",  el  uno  compuesto  por  el  P. 

doctor  Diego  de  Ledesma,  y  trozado  (sic,  por  traducido?)  del  mismo 
autor,  impreso  el  uno  en  México  en  casa  de  Gerónimo  Balli,  año  1609".  (Ve- 
lázquez  de  Lara,  Juan.  Memoria) . 

Nota  de  Francisco  González  de  Cosío:  "Esta  resulta  ser  la  primera  edi- 
ción (de  que  se  tiene  noticia),  de  la  Doctrina  Cristiana  del  P.  (Diego)  de 
Ledesma,  S.  J.,  obra  de  la  que  el  librero  Palau  decía:  'Desconocemos  las 
primeras  ediciones  italianas  de  la  célebre  doctrina  del  P.  Ledesma'.  Igual- 
mente nos  ocurre  con  las  castellanas;  es  un  estudio  bibliográfico  que  está  por 
hacer;  y  en  seguida  cita  la  de  Palma  de  Mallorca,  por  la  viuda  de  Guasp, 
1674,  en  12o.  Del  P.  Diego  de  Ledesma,  de  quien  se  decía:  'quem  non  dis- 
cipulorum,  sed  praeceptorum  Magistrum  appellabant'  pueden  encontrarse 
datos  bibliográficos  en  Rivadeneira:  Tllustrium  Scriptorum  Societatis  Jesu 
Catalogus'."  (Antuerpiae,  1608,  pp.  102-103). 

(Nicolás  Antonio:  "Bibliotheca  Hispana  Nova",  t.  I,  p.  293)  (Sotuelo, 
Nataniel:  Bibliotheca  Scriptorum  Societatis  Jesu.  Romae,  1676)  (De  Backer) 
(Sommervogel) . 

Cartas  de  Edificación  que  se  hallan  en  el  Vol.  VI  de  Mss.  en  el  Arch. 

Prov.  de  México  (Isl.  Coll.,  1934:)  (Las  ponemos  "como  Anónimas,  pues 
no  siempre  el  que  firma  es  el  autor" ) . 

1678  (Dic.  11).  Sobre  el  H.  Gaspar  de  los  Reyes.  (Anónima),  fechada 
en  Puebla  el  11  de  Diciembre  de  1678. 

1662  Del  M.R.P.  Juan  Pablo  Oliva:  Sobre  la  muerte  del  M.R.P.  Gos- 
viNO  Nickel;  dirigida  al  P.  Francisco  Carbonelli,  1662.  Otra  copia 
de  1664. 

1660  Sobre  la  muerte  del  P.  Luis  Sousa,  por  el  P.  Francisco  Carvajal,  1660. 

1679  Sobre  la  muerte  del  P.  Francisco  de  Cehay  por  el  P.  Agustín  Franco. 
Pátzcuaro,  1679. 

1618  Carta  de  edificación  del  H.  C.  Bartolomé  Ruiz,  por  el  P.  Francisco 
Ramírez.  México,  1618. 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  C 


397 


1638  Carta  sobre  la  muerte  del  H.  C.  Pedro  Gutiérrez  N.,  por  el  P.  Ni- 
colás de  Estrada.  Guadalajara,  1638. 

1625  Encomio  Anónimo  del  limo,  de  la  Mota.  Obispo  de  Puebla.  1625. 

1660  Carta  sobre  la  muerte  del  P.  Salvador  de  Morales,  firmada  por  el  P. 
Francisco  de  Carvajal.  Puebla,  1660. 

—  Sobre  la  muerte  del  H.  Domingo  Fernández,  por  el  P.  Tomás  Al- 
tamirano.  Puebla,  1660. 

1661  A  la  muerte  del  H.  C.  Alonso  de  la  Plaza,  por  el  P.  Alonso  Bonifacio. 
México,  1661. 

1678  A  la  muerte  del  H.  C.  Martín  Muñoz,  por  el  P.  Antonio  Núñez. 
México,  1678. 

1679  A  la  muerte  del  P.  Nicolás  García  por  el  P.  Manuel  de  Villabona. 
Puebla,  1679. 

1660  A  la  muerte  del  P.  Fernando  Dávila,  por  el  P.  Bartolomé  de  Cué- 
llar.  México,  1660. 

1661  A  la  muerte  del  P.  Francisco  Calderón,  por  el  P.  Diego  de  Monroy 
(dos  copias),  México,  1661. 

1694  A  la  muerte  del  P.  Bernardo  Godoy,  por  el  P.  Alonso  Ramos.  Pue- 
bla, 1694. 

1696  A  la  muerte  del  P.  Diego  Gi  tiérrez,  por  el  P.  Pedro  Fajardo.  Mé- 
rida,  1696. 

—  A  la  muerte  del  H.  C.  Pedro  de  Anguiano,  por  el  P.  Sebastián  de 
Estrada.  Puebla,  1696. 

1679  A  la  muerte  del  P.  Baltasar  González,  por  el  P.  Antonio  Núñez. 
México,  1679. 

—  A  la  muerte  del  P.  Diego  de  Monroy,  por  el  P.  Antonio  Núñez. 
México,  1679. 

—  A  la  muerte  del  P.  Pedro  Ramos,  por  el  P.  Gerónimo  de  Figueroa. 
1679. 

1680  A  la  muerte  del  P.  Tomás  Altamirano,  por  el  P.  Antonio  Núñez. 
México,  1680. 

—  A  la  muerte  del  P.  Juan  del  Pozo,  por  el  P.  José  Vidal.  México,  1680. 


398 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  C 


—  A  la  muerte  del  P.  Fil\ncisco  Carbonelli,  por  el  P.  Guillermo  de 
Figueroa.  México,  1680. 

1684  A  la  muerte  del  H.  C.  Juan  Núñez,  por  el  P.  Juan  Manuel  de  Gam- 
boa. Querétaro,  1684. 

1683  A  la  muerte  del  P.  Bartolomé  de  Cuéllar,  por  el  P.  Daniel  Angelo 
Marras.  Puebla,  1683. 

1686  A  la  muerte  del  P.  Francisco  Barrionuevo,  por  el  P.  Juan  Manuel 
de  Gamboa.  Querétaro,  1686. 

—  A  la  muerte  del  P.  Ignacio  de  Eglis,  por  el  P.  Pedro  de  Echagoyan. 
México,  1686. 

1697  A  la  muerte  del  P.  Benito  de  Andrade,  por  el  P.  Ambrosio  Odón. 
México,  1697. 

1684  A  la  muerte  del  H.  Nov.  Esc.  Nicolás  de  Izaguirre,  por  el  P.  Salva- 
dor de  la  Puente.  Tepotzotlán,  1684. 

1694  A  la  muerte  del  P.  Juan  Bautista  Barli,  por  el  P.  Antonio  de  Ro- 
jas. Ures,  1694. 

—  A  la  muerte  del  P.  Juan  Bta.  Zappa,  por  el  P.  Ambrosio  Odón.  Mé- 
xico, 1694. 

—  A  la  muerte  del  H.  C.  Juan  de  Barillas,  por  el  P.  Alonso  de  Arri- 
villaga.  Valladolid   (Morelia),  1694. 

1696  A  la  muerte  del  H.  C.  Domingo  Gardoqui,  por  el  P.  Agustín  de  Roo. 
Querétaro,  1696. 

—  A  la  muerte  del  H.  C.  Diego  de  Molina,  por  el  P.  Ambrosio  Odón. 
México,  1696. 

1697  A  la  muerte  del  P.  Juan  de  Ociioa,  por  el  P.  Francisco  de  Arteaga. 
Puebla,  1697. 

1684  A  la  muerte  del  P.  Juan  de  Monroy,  por  un  anónimo.  Querétaro, 
1684. 

1679  A  la  muerte  del  P.  Lorenzo  Ortiz,  por  el  P.  Pedro  de  Echagoyan. 
Tepotz.,  1679.  (Dos  copias) . 

1682  A  la  muerte  del  P.  Diego  de  Molina,  por  el  P.  Eugenio  López.  Mé- 
xico, 1682. 


.\NONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  C 


399 


1683  A  la  muerte  del  H.  C.  Salvador  Iniesta,  por  el  P.  Daniel  Angelo 
Marras.  Puebla,  1683.   (Dos  copias) . 

1684  A  la  muerte  del  P.  Juan  Valle  jo,  por  el  P.  Diego  de  la  Vega.  Gua- 
temala, 1684. 

1678  A  la  muerte  del  H.  C.  Felipe  del  Castillo,  por  el  P.  Guillermo  de 
Figueroa.  México,  1678. 

—  A  la  muerte  del  H.  C.  Gaspar  de  los  Reyes,  Anónimo.  Puebla, 
1678.  (Dos  copias) . 

—  A  la  muerte  del  H.  C.  Mateo  Jorge,  por  el  P.  Manuel  de  Villabona. 
Pue.,  1678. 

1679  A  la  muerte  del  H.  Escolar  Bernardo  de  los  Santos,  por  ol  P.  Pedro 
de  Echagoyan.  Tepotzotlán,  1679. 

—  A  la  muerte  del  P.  Nicolás  García,  por  el  P.  Manuel  de  Villabona. 
Pue.,  1679. 

—  A  ia  muerte  del  H.  Juan  de  Olavarría,  por  el  P.  José  del  Rosal. 
Ver.,  1679. 

—  A  la  muerte  del  H.  C.  Francisco  de  Rosas,  por  el  P.  Francisco  Nú- 
ñcz.  México,  1679. 

1680  A  la  muerte  del  H.  Nov.  Esc.  José  Correa,  por  el  P.  Pedro  de  Echa- 
goyan. Tepot. 

—  A  la  muerte  del  H.  Teólogo  José  Liaño,  por  el  P.  José  Vidal.  Mé- 
xico, 1680. 

—  A  la  muerte  del  H.  C.  Andrés  Alvarado,  por  el  P.  Pedro  de  Echa- 
goyan. Tepotzotlán,  1680. 

1681  A  la  muerte  del  P.  Ignacio  Avilés,  por  el  P.  Luis  del  Canto.  Gua- 
dalajara,  1681. 

1682  A  la  muerte  del  H.  C.  Andrés  de  Recalde,  por  el  P.  Francisco  de 
Florencia.  México,  1682. 

1660  A  la  muerte  del  P.  Lorenzo  Adame,  por  el  P.  Diego  de  Molina.  Mé- 
xico, 1660. 

1678  A  la  muerte  del  P.  Florl\n  Alberto,  por  el  P.  Antonio  Núñez.  Mé- 
xico, 1678. 


400 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  C 


1660  A  la  muerte  del  H.  Esc.  José  de  Sotomayor,  por  el  P.  Diego  de 
Molina.  México,  1660. 

—       A  la  muerte  del  P.  Antonio  de  Carvajal,  por  el  P.  Diego  de  Mo- 
lina. México,  1660. 
(Hasta  aquí  las  que  están  en  el  Vol.  VI  de  Mss.  en  el  Arch.  Prov.  Méx.). 

1622  A  la  muerte  del  P.  Vis.  Agustín  de  Qumoz,  por  el  P.  Prov.  Juan 
Laurencio.  México,  13  Dic,  1622.  (Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  [1960] 
APA-G.  IX-l  [1577]). 

1666  A  la  muerte  del  H.  C.  Alberto  Falcón,  por  el  P.  R.  Andrés  Co- 
bián.  Guatemala,  Dic.   (Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  Docts.  por  cata- 
logar) (Arch.  S.  J.  in  America  Centrali.  N.  E.  0029). 

1632  A  la  muerte  del  P.  Diego  Larios,  Anónimo.  Puebla,  3  Abr.,  1632. 
Ms.  2,  ff.  (Ibid.)  (Ibid.  N.  E.  0051). 

1681  A  la  muerte  del  H.  C.  Domingo  Barrios,  por  el  P.  Daniel  Angelo 
Marras.  Pue.,  1681.  (Ibid.  N.  E.  0005). 

1628  A  la  muerte  del  H.  C.  Blas  Hernández,  por  el  P.  Luis  Ahumada. 
Guat.,  3  Jul.,  1628.  1  foja.  (Ib.  Arch.  S.  J.  in  Americ.  Centrali,  0044). 

1638  A  la  muerte  del  P.  Melchor  Márquez  Maldonado,  por  el  P.  Ge- 
rónimo Diez.  México,  16  Enero,  1638.  (2  ff.  mss.)   (Arch.  S.  J.  in 
Am.  Centr.  N.  E.  0054). 

1642  A  la  muerte  del  P.  Luis  de  Molina,  por  el  P.  Luis  de  Bonifaz. 
(Fragmento  anón.)  México,  Enero  8,  1642.  2  ff.  (Ibid.  N.  E.  0057). 

1638  A  la  muerte  del  P.  Hernando  Mejía,  por  el  P.  Gerónimo  Diez.  1  f. 
Méx.,  Ene.  14,  1638.  (Ib.  N.  E.  0066) 

1621  A  la  muerte  del  P.  Gerónimo  Ramírez,  por  el  P.  Andrés  Cazorla  y 
otros.  Pátzcuaro,  Enero  18,  1621.  4  fojas  mss.  (Arch.  S.  J.  in  America 
Centrali.  N.  E.  [Not.  Edif.]  0076). 

1663  A  la  muerte  del  P.  Antonio  de  Rivadeneira,  por  el  P.  Tomás  Al- 
tamirano.  Puebla,  Mayo  16,  1663.  (4  fojas  mss.)  (Ibid.  N.  E.  0079). 

1667  A  la  muerte  del  P.  Juan  Tamayo,  por  el  P.  Francisco  Jiménez.  Mé- 
xico, Mayo  16  de  1667.  (Arch.  S.  J.  in  Am.  Centrali.  N.  E.  0085). 

Sobre  las  Cartas  de  edificación  es  necesario  saber  que  cuando  salieron 
expulsados  ios  Padres  de  la  Compañía  en  1767  por  Carlos  III,  mandó  hacer 
éste  un  Inventario  de  todos  los  archivos  de  los  jesuítas,  y  en  el  del  P.  Pro- 
vincial se  encontraron  en  la  Casilla  10a.:  Cartas  de  Edificación;  Seis  Le- 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  G 


401 


gajos.  En  el  lo.:  23  Cartas  y  3  cuadernos  de  elogios.  En  el  2o.:  75  Cartas 
(1602-1634).  En  el  3o.  70  (desde  1635  a  1659).  En  el  4o.  73  (desde  1660 
a  1682)  menos  tres  que  no  se  encontraron:  las  de  los  PP.  Francisco  Cal- 
derón (1661),  Horacio  Caroche  (1662)  y  Leonardo  Patiño  (1668).  En  el 
5o.  69  cartas  (desde  1683  a  1725).  En  el  6o.  29  cartas  (1726-1758).  (Invent. 
Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  f.  19). 

1652  Carta  de  un  padre  de  Parras  al  P.  Provincial  (que  lo  era  el  P.  An- 
drés Pérez  de  Rivas)  relatando  las  consecuencias  del  cambio  del  cu- 
rato de  Parras  a  clérigos  seculares.  (Interesante)   (Pérez  Rivas:  Crón.,  t.  II, 
México,  1896,  p.  554). 

1622  Carta  sobre  los  Mártires  del  Japón  (1622)  Ms.  anónimo. 
(Arch.  Gen.  Nac.  [México]  Ramo  Jesuítas  [sic]). 

S.  f.    Carta  encontrada  por  un  Religioso  de  la  Compañía  (Creo  es  del  S.  17) 
(Ibíd.). 

1669  Carta  acerca  de  las  Islas  Marianas.  (Misión  fundada  por  la  Prov.  de 
México  en  1667).  (Ibid.). 

1679  Cartas  (trece)  de  distintos  religiosos  al  P.  Provincial  Francisco  Ximénez, 
escritas  de  las  Islas  Filipinas  y  Marianas,  dando  razón  del  estado  de 
ellas  en  el  año  de  1679.  (Invent.  Prov.  Méx.  [1767]  fol.  83). 

1651  Carta  y  testimonio  en  razón  de  la  pintura  de  Cristo,  que  los  padres  de 
la  Compañía  han  hecho  pintar  en  una  pared  de  la  Plazuela,  frente 
a  su  colegio  del  Espíritu  Santo  de  Puebla,  y  sermones  que  pretenden  predi- 
car en  dicho  lugar.  19  fojas.  (Arch.  Hist.  de  Hda.  [México])  Temp.  Leg. 
283-26). 

1666  (Oct.  10).  Carta  del  P.  Juan  de  Rivadeneira  (que  nunca  estuvo  en 
México)  a  10  de  Octubre  de  1666,  escrita  a  don  Ignacio  de  Aguilar 
y  Monroy,  en  que  le  avisa  el  recibo  de  1,700  pesos,  para  distribuirlos  en  lo 
que  le  tenía  encomendado.  (Invent.  Arch.  Méx.  [1767]  fol.  72). 

1673  Carta  escrita  al  alcalde  mayor  don  Miguel  Calderón  para  que  con- 
sidere los  malos  efectos  de  lo  que  dijo  en  el  Río  de  la  Villa  Bamoa, 
Nío,  Guasave  y  Tamazula  y  a  los  Mocoritos.  3  fojas. 

(Arch.  Hist.  de  Hacienda  [México]  Temporalidades.  Leg.  325-72). 

S.  f.    Casos  reservables  para  las  religiosas,  según  el  Decreto  de  Clemente 
VIII   (1592-1605),  todos  los  cuales  abrazó  la  Compañía,  como  re- 
servados para  todos  sus  religiosos.  Decreto  67.  4  fojas. 

(Arch.  Hist.  de  Hacienda  [México]  Temporalidades.  Leg.  291-36). 


402  ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  G 

S.  f.    Caso  en  borrador  con  dos  fojas  en  4o.:  "Sobre  si  los  Capitanes  de 
presidios  (Castellanos  y  Gobernadores),  podrán  tomar  los  sueldos  de 
los  soldados  ausentes,  o  que  no  sirven,  sus  razas  (sic,  por  rayas),  y  eximirles 
de  las  guardias,  por  un  tanto  que  les  dan  o  cosa  equivalente". 
(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  fol.  6). 

S.  f.  Caso  impreso  con  5  fojas  en  folio  en  que  se  propone  que  Antonio 
Hernández,  estaba  denunciado  por  público  excomulgado,  el  cual,  vién- 
dose enfermo  y  con  riesgo  de  la  vida,  pidió  al  juez  que  lo  excomulgó,  li- 
cencia para  ser  absuelto,  y  cuando  la  concedió,  era  muerto  dicho  Hernández. 
Pregúntase,  si  para  que  este  difunto  goce  de  eclesiástica  sepultura,  podrá 
ser  absuelto  en  virtud  de  esta  licencia,  o  es  necesario  pedir  otra  de  nuevo". 
(Ibid.  fol.  9). 

S,  f.    Caso  en  cinco  fojas  en  4o.,  en  latín,  y  dos  en  folio  en  castellano,  de 
algunas  resoluciones  del  Cardenal  Lugo,  sobre  la  excomunión"  (Ib. 
fol.  9). 

S.  f.    Caso  en  que  se  pregunta  cuál  es  la  parte  o  posesión  legítima  que  les 
cabe  a  los  hijos  de  Ticio,  por  ser  muchos  y  querer  darles  estado". 
(Ibid.  fol.  8). 

1658  Casos  morales  sobre  la  práctica  de  los  Oficiales  Reales  en  sus  Oficios. 
4  ff.  (Arch.  Hist.  de  Hacienda  [México]  Temporalidades  Leg.  278-1). 

S.  f.    ''Catálogos:  21  en  folio;  12  en  dozavo,  impresos,  de  los  religiosos  di- 
funtos y  sufragios  hechos  por  ellos".  (Ibid.  f.  67). 

S.  f.    Certificación  de  Fray  Baltasar  de  los  Ríos,  en  que  expresa  la  suma 
caridad  con  que  los  religiosos  de  la  Compañía  asisten  a  los  enfermos 
en  el  Hospital  de  San  Juan  de  Dios,  en  la  Ciudad  de  Puebla".  (Invent. 
Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  f.  112). 

1666  "Ceremonias  reales,  políticas,  eclesiásticas  y  religiosas  en  esta  ciudad 
de  México,  a  las  exequias  del  señor  Felipe  IV  el  año  de  1666,  y  no- 
ticias de  la  llegada  del  Marqués  de  Guadalcázar  por  Virrey  de  esta  Nueva 
España".  (Ib.  f.  67). 

1641  Cinco  copias  de  Informe  hecho  a  Su  Magestad  en  1641  por  el  Sr. 

Virrey,  Marqués  de  Villena,  sobre  la  necesidad  que  tenían  los  reli- 
giosos de  la  Compañía,  de  que  se  les  enviasen  24  de  Europa".  (Invent..., 
fol.  89). 

1  665  .  "Communications  to  the  provincial  of  Guadalajara"  (sic)  1665. 
(Bolton:  Berkeley  Library.  Vol.  391  Jesuítas  [1586-1680]). 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  G 


403 


1664  Concordia  espiritual  y  capellanía  perpetua  de  misas  y  sufragios  por 
vivos  y  difuntos,  a  poca  costa,  fundada  y  erigida  en  esta  ciudad  de 
México,  de  nuevo,  por  la  venerable  Congregación  del  Señor  San  Francisco 
Xavier,  Apóstol  de  las  Indias,  debajo  de  la  protección  de  la  Virgen  María 
de  la  Salud  y  Socorro,  en  honra  de  su  Asunción.  A  imitación  de  la  piadosa 
concordia  que  se  fundó  por  un  religioso  de  la  Compañía  de  Jesús,  en  la 
ciudad  de  Santa  Fe,  en  el  Nuevo  Reino  del  Perú:  cuyo  instituto  y  pacto 
espiritual,  fue  aprobado  y  confirmado  por  la  Beatitud  de  Inocencio  X  y  Ale- 
jandro VII,  para  socorro  de  las  almas  de  fieles,  vivos  y  difuntos. 

Dedicada  esta  segunda  impresión  al  Sr.  don  Martín  de  Sanmartín,  Ca- 
ballero del  Orden  de  Santiago,  contador  general  de  los  reales  tributos,  ser- 
vicio real  y  azogues,  de  esta  Nueva  España,  por  el  Rey  nuestro  señor.  Con- 
gregante y  especial  benefactor  de  esta  Congregación.  Con  licencia  de  los 
Superiores.  Impreso  en  México,  por  Juan  Reyes.  Año  1667. 

(Uriarte:  II,  2441)   (Andrade:  Bibliografía  del  S.  XVII,  No.  555). 

S.  f.    "Ms.  Concordia  de  los  Dominicos  con  los  Jesuítas".   (Este  Número 
faltaba  en  el  Arch.  del  P.  Provincial)    (Invent.  Arch.  Prov.  Méx. 
[1767]  fol.  88). 

1628  Consulta  del  rector  de  San  Ildefonso  el  25  de  Noviembre  de  1628, 
sobre  recibir  un  censo  de  4,000  pesos  para  la  satisfacción  de  otro. 

(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  fol.  4). 

1629  Consulta  del  P.  rector  de  Tepotzotlán  con  fecha  10  de  Enero  de  1629 
(era  el  conocido  P.  Gaspar  de  la  Figucra)  sobre  la  compra  de  una  casa. 

(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  fol.  4). 

S.  f.    Consulta  del  rector  del  colegio  de  Valladolid,  para  que  se  le  permita 
comprar  a  censo  unas  caballerías  de  tierra  que  lindan  con  las  que  el 
colegio  tiene  en  Queréndaro.  (Ibid.  fol.  4). 

S.  f.    Consulta  del  P.  rector  del  colcs^io  de  San  Luis  Potosí  sobre  tomar  un 
censo  de  3,000  pesos  para  el  avío  de  la  hacienda  de  dicho  colegio. 
(Ib.  f.  4). 

S.  f.    Consulta  sobre  si  los  obispos  pueden  dispensar  en  todas  irregularida- 
des (p.  6) . 

S.  f.    Consulta  sobre  si  la  Compañía  deba  pagar  alcabala  de  las  jergas  y 
sayales  que  tengan  en  sus  casas,  de  las  lanas  propias,  esquilmos  de  sus 
ovejas,  y  si  el  juez  superintendente  pueda  en  conciencia  o  deba  en  justicia 
cobrarlos.  (Ibid.  fol.  6). 


404 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  C 


S.  f.    Consulta,  con  4  fojas  en  folio  sobre  la  revocación  de  licencias  para 
confesar,  que  el  gobernador  del  arzobispado  de  Toledo  había  hecho 
con  los  religiosos  regulares.  (Ibid.  fol.  6). 

S.  f.    Consulta  sobre  la  dispensa  de  matrimonios  en  las  misiones.  (Ib.  f.  6). 

S.  f.    Consulta  sobre  la  ley  de  la  plata,  y  el  cómo  la  venden  los  mineros, 
según  las  circunstancias  en  la  ley.  (Ibid.). 

S.  f.    Consulta  sobre  lo  que  ganan  los  mercaderes,  en  lo  que  dan  sobre  li- 
branzas. (Ib.). 

S.  f.    Consulta  sobre  las  leyes  ordenadas  en  la  minería,  en  el  que  se  resuel- 
v^en  varias  dudas,  acerca  de  la  mina  que  descubrió  el  criado  de  un 
minero.  (Ib.). 

S.  f.    Consulta  sobre  si  los  señores  virreyes  están  obligados  a  encomendar  los 
repartimientos  de  los  indios,  en  los  más  beneméritos,  así  de  los  que 
tienen  cédula  de  su  Magestad,  como  de  los  que  no  la  tienen.  (Ibid.  fols.  6-7). 

S.  f.     Consulta  sobre  si  el  Sr.  arzobispo  puede  dispensar  para  que  contrai- 
ga matrimonio  una  señora  muy  principal  con  un  primo  segundo  con 
quien  está  en  Ser.  grado  de  consanguinidad. 
(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  fol.  7). 

S.  f.    Consulta  sobre  si  constando,  como  consta,  de  la  concesión  de  su  San- 
tidad a  los  reinos  de  España,  se  debe  suspender  la  publicación  veni- 
dera de  la  Bula  de  la  Santa  Cruzada,  por  no  haber  venido  bulas  del  Sr.  Co- 
misario General  de  España,  delegado  del  Papa  para  este  efecto.  (Invent.  f.  7). 

S.  f.    Consulta  sobre  si  es  lícito  el  trato  de  dar  y  comprar  plata  fiada,  a 
ciertos  plazos,  por  dinero  de  contado,  a  más  de  lo  que  vale  cuando 
se  entrega. 

S.  f.  Consulta  en  que  se  pregunta,  si  habían  cometido  simonía  Gonzalo  y 
José,  beneficiados,  en  la  permuta  que  hicieron  de  sus  beneficios  o  cu- 
ratos con  licencia  de  su  prelado:  habiendo  dado  José  a  Gonzalo  un  mil  pesos 
por  el  exceso  que  había  en  el  beneficio  de  Gonzalo  al  de  José,  en  tempera- 
mento, casas,  caminos  y  otras  comodidades,  siendo  iguales  los  beneficios  en 
las  obvenciones.  (Invent.  f.  7). 

S.  f.    Consulta  sobre  las  disensiones  que  cada  día  ocurrían  en  una  repúbli- 
ca sobre  censuras.  (Ibid.). 

S.  f.    Consulta  sobre  si  es  válido  el  voto  que  hizo  de  ser  religioso,  un  man- 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  G 


405 


cebo  (apretado  de  una  enfermedad  y  temeroso  de  la  muerte)  si  Dios 
le  da  salud.  (Ibid.  fol.  7). 

S.  f.  Consulta  en  que  se  pregunta,  si  la  sede  vacante  de  México  le  puede 
dar  licencia  para  recibir  los  órdenes  mayores,  no  trayendo  dimisorias, 
a  uno  que,  siendo  originario  del  obispado  de  Guadalajara,  y  ordenado  en  él, 
a  título  de  una  capellanía,  quiere  jurar  domicilio  en  el  arzobispado  de  Méxi- 
co. (Ibidem,  fol.  7) . 

S.  f.  Consulta  sobre  que  Ticio,  con  otras  personas  de  su  facción,  capitu- 
laron a  Cayo  sacerdote,  de  varias  cosas;  y  no  pudiendo  conseguir  el 
intento,  le  acusan  en  el  tribunal  del  Santo  Oficio,  de  violador  del  sagrado 
sigilo  de  la  confesión.  Pregúntase  lo  primero:  dado  caso  que  en  este  suceso 
hubiere  violado  el  sagrado  sigilo  de  la  confesión,  ¿a  qué  tribunal  pertene- 
cía su  conocimiento?  Lo  segundo:  ¿cómo  se  podrá  evadir  de  esta  calumnia 
Cayo?  Y  lo  que  puede  alegar  en  su  defensa. 
(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  fol.  7). 

S.  f.    Consulta  sobre  la  dispensación  de  su  Santidad  para  que  se  haga  el 
matrimonio  de  la  Serenísima  Infanta  con  el  Príncipe  de  Gales,  en  el 
que  hay  tres  o  cuatro  fundamentos  para  justificar  este  matrimonio,  que  cada 
uno  parece  concluyente.  (Ibid.  fol.  7). 

S.  f.    Consulta  en  que  se  pregunta,  ¿quién  es  el  que  ha  de  presidir  el  capí- 
tulo de  los  padres  agustinos,  en  caso  de  no  haber  nombrado  "presi- 
dente" su  R.  P.  General?  Y  se  responde,  que  el  padre  más  antiguo  en  digni- 
dad. (Ib.  f.  8). 

S.  f.  Consulta  en  que  se  pregunta,  quién  sea  el  que  deba  de  entrar  en  la 
congregación  provincial  (de  los  agustinos),  del  "intermedium  proxime 
futura"  que  se  había  de  celebrar  a  1  de  Noviembre  de  1667,  en  esta  provincia 
del  Santo  Nombre  de  Jesús,  del  orden  de  San  Agustín,  por  faltar  todos  los 
provinciales  absolutos,  como  faltaban.  (Ibid.  f.  8). 

S.  f.  Consulta  en  8  fojas  en  folio,  sobre  la  legitimidad  de  hijos,  contraídos 
entre  sujetos  hábiles  para  casarse.  (Ibid.). 

S.  f.    Consulta:  sobre  que  Pedro  estuvo  casado  con  María  (ahora  difunta)  ; 

en  vida  de  la  cual  convinieron  ambos  (en  prueba  del  amor  mutuo  que 
se  tenían)  hacer  voto  de  entrar  en  religión  el  que  de  los  dos  se  alcanzase  en 
días.  Murió  María;  quedó  Pedro  viudo,  con  la  obligación  de  dicho  voto,  el 
cual,  por  causa  que  da  para  ello,  pretende  se  le  dispense.  Pregúntase,  si  sien- 
do justas  las  causas,  puede  el  obispo  dispensar  en  el  voto.  (Ib.). 

(Volvemos  a  recordar  que  son  papeles  que  se  encontraron  en  el  Arch^  de  la 


406 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  C 


Provincia  Mexicana,  en  el  Inventario  que  hizo  el  gobierno  español  en 
1767). 

S.  f.  Consulta  en  que  se  pregunta,  si  el  capitán  o  justicia  de  Sinaloa  podrá 
dar  a  los  españoles,  dentro  o  fuera  de  aquella  provincia,  muchachos 
y  muchachas  indias  que  les  sirvan,  pues  parece  que  les  priva  de  su  libertad  y 
se  les  hace  mala  obra,  porque  entre  los  españoles  no  tendrán  tanta  doctrina 
como  en  sus  pueblos  donde  son  doctrinados.  (Invent.  fol.  8). 

S.  f.  Consulta  en  que  se  pregunta  si  pecará  el  que  fundare  algún  colegio 
de  la  Compañía,  dando  para  ello  una  hacienda  suya,  de  que  solía 
pagar  diezmo;  y  si  podrá  venderla  a  la  dicha  religión,  o  donar  entre  vivos,  o 
"causa  mortis"  y  si  será  digno  de  alguna  pena  el  que  lo  hiciere.  (Se  refiere 
al  caso  del  Col°  de  Veracruz,  fundado  de  esa  manera  por  el  Sr.  Femando 
de  la  Sema) .  (Ib.) . 

S.  f.    Consulta  en  que  se  propone,  que  Pedro  alquiló  a  Agustín,  para  que 
con  dos  muías  fuese  a  Culiacán,  y  le  trajese  cantidad  de  hierro,  que 
le  había  de  dar  a  doña  Luisa.  Fue  Agustín,  y  a  doña  Luisa  no  le  quiso  dar 
el  hierro.  Pregúntase  si  Pedro  le  debe  de  pagar  el  alquiler  a  Agustín.  (Ib.  f.  8) . 

S.  f.  Consulta  en  que  se  propone  que,  estando  Pedro  casado  con  María,  le 
llegó  a  ésta  la  hora  de  la  muerte;  en  la  que  él  rogó  a  sus  padres  que, 
supuesto  que  no  quedaba  heredero,  dejaran  la  dote  a  Pedro  su  marido;  ellos 
se  lo  concedieron.  Pedro,  con  la  pena  que  tenía  de  la  muerte  de  su  consorte, 
por  congratular  a  sus  suegros  dijo,  que  hacía  voto  o  promesa  de  ser  religioso; 
no  con  intento  de  cumplirlo,  sino  por  la  razón  dicha.  Después  que  Pedro  se 
sosegó  de  aquella  pena,  halló  en  sí  que  no  era  para  ello,  ni  lo  podía  cum- 
plir. Pregúntase:  ¿si  dicho  voto  le  obliga  a  su  cumplimiento^  o  puede  casarse 
como  lo  pretende?  (Ibid.  fols.  8-9). 

S.  f.    Consulta  en  que  se  propone,  que  Gerónima  doncella,  siendo  niña  hizo 
voto  de  entrarse  religiosa.  Pregúntase  si  se  puede  casar  con  alguna 
dispensa.  (Ibid.). 

S.  f.  Consulta  en  que  se  pregunta  si  será  justa  y  válida  una  declaración  que 
hizo  el  Rmo.  P.  maestro  fray  Juan  de  UUeray  (sic),  vicario  general 
de  la  provincia  de  San  Vicente,  del  orden  de  predicadores,  sobre  haber  incu- 
rrido un  súbdito  en  dos  excomuniones  "a  jure",  dado  caso  que  no  precediere 
alguna  citación  de  la  parte,  ni  probanza  de  las  causas,  sino  meramente  cons- 
tarle de  ellas  al  dicho  reverendísimo  padre.  (Inv.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767] 
f.  9). 

1675  Consulta  sobre  las  razones  que  se  propusieron,  por  parte  del  colegio  del 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  G 


407 


Espíritu  Santo,  de  Puebla,  para  vender  la  hacienda  de  "La  Calera", 
que  se  halla  a  una  legua  de  aquella  ciudad.  (Ibid.  fol.  111). 

—       Consultas  (dos)  para  la  venta  de  los  sitios  de  Mafra  y  del  solar  valdío, 
que  se  hallaban  junto  a  San  Roque,  perteneciente  todo  al  referido 
colegio  del  Esp.  Santo,  de  Puebla.  Y  hechas  ambas  consultas  en  1675. 
(Ib.  111). 

1674  Consulta  sobre  la  utilidad  que  resultaba  de  la  venta  de  las  casas  de  la 
tenería  y  solar  que  el  colegio  del  Espíritu  Santo,  de  Puebla,  tenía,  pa- 
sada su  huerta,  con  fecha  de  lo.  de  Julio  de  1674.  (Ibid.  f.  111). 

1673  Consulta  con  fecha  10  de  Marzo  de  1673,  sobre  la  venta  de  las  ha- 
ciendas de  Loreto  y  La  Calera  (pertenecientes  al  referido  colegio),  de 
las  que  se  halla  el  avalúo,  que  en  16  del  mismo  mes  y  año,  se  practicó.  (Ib. 
f.  111). 

1662  Consulta  sobre  imponer  a  censo  o  depósito,  la  cantidad  de  6,000  pesos, 
sobre  la  hacienda  de  Santa  Lucía,  perteneciente  al  colegio  de  San  Pe- 
dro y  San  Pablo,  de  México,  hecha  en  11  de  Septiembre  de  1662. 

1614  Consulta  hecha  en  21  de  Junio  de  1614,  en  el  colegio  de  Valladolid, 
sobre  si  convendría  vender  las  tierras  de  la  hacienda  de  La  Goleta, 

que  pertenecían  a  aquel  colegio.  (Ibid.  f.  149). 

1615  Consulta  hecha  por  los  PP.  residentes  del  colegio  de  Guadalajara,  en 
el  mes  de  Marzo  de  1615,  en  que,  remitiendo  el  estado  de  él,  exponen 

los  motivos  de  utilidad  que  resultaban  para  vender  una  estanzuela,  pidiendo 
la  licencia  necesaria.  (Ibid.  fol.  154). 

1685  Consulta  en  4  fojas,  hecha  en  2  de  Noviembre  de  1685  sobre  si  de  la 
fábrica  de  paños  y  jergas  en  el  obraje  de  La  Barranca,  perteneciente 
al  colegio  de  Querétaro,  se  debía  pagar  alcabala,  respecto  a  ser  para  el  consu- 
mo de  los  mismos  religiosos.  (Arch.  Prov.  Méx.  Invent.  [1767]  f.  146). 

S.  f.    Consulta  hecha  sobre  si  se  admitían  las  haciendas  que  donó  a  la  Com- 
pañía Juan  Martínez  de  Apalátegui,  para  la  fundación  del  colegio 
de  Guatemala.  (Ibid.  fol.  175). 

1668  Consulta  de  dos  pareceres  de  los  padres  consultores  con  fecha  21  de 
Octubre  de  1668,  sobre  que  se  concediese  licencia  al  colegio  de  Gua- 
temala, para  la  compra  de  una  hacienda.  (Ibid.  fol.  175). 

1640  Consulta  anónima  sobre  bautismos  y  ritos  o  ceremonias  a  los  de  la 
misión  de  Sinoquipe,  que  tiene  cien  habitantes  en  el  valle  de  Sonora. 
(Arch.  Hist.  de  Hacienda  [México]  Temporalidades  Leg.  278-55). 


408 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  G 


1643  Copia  del  acta  de  la  congregación  provincial  13a.  en  Nov.  de  1643, 
para  enviar  procurador  de  esta  provincia  a  Roma. 
(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  fol.  72). 

S.  f.    Copia  de  las  facultades  que  tienen  los  padres  provinciales  de  esta  Nue- 
va España,  concedidas  por  el  P.  General,  fuera  de  las  que  tienen  por 
las  reglas  y  privilegios.  (Ibid.  fol.  71). 

S.  f.    Copia  en  5  fojas  de  extracto  de  los  decretos  más  obvios  de  la  12a. 
congregación  general.  (Ib.  fol.  83). 

S.  f.    Copia  de  la  oración  que  nuestro   Santísimo  Padre  Clemente  VIII 
(1592-1605)  hizo  a  los  padres  procuradores  antes  de  entrar.  (Ib.  p.  89). 

1655  Copia  de  una  carta  del  P.  General  Gosvino  Nickel,  fechada  en  Roma 
a  30  de  Noviembre  de  1655,  a  los  provinciales  de  España,  para  que 
le  den  los  sujetos  que  pidiere  el  P.  Diego  de  Monroy.  (Ib.  fol.  89). 

S.  f.  Copia  de  papel  que  de  orden  del  Consejo  de  Indias,  escribió  su  secre- 
tario don  Francisco  de  Arana,  o  el  P.  Juan  Francisco  Castañeda,  pro- 
curador general,  sobre  que  advirtiese  a  todas  las  provincia  de  su  religión  de 
Indias,  que  para  pedir  religiosos,  han  de  enviar  precisamente  los  informes  y 
papeles  que  están  prevenidos  por  las  leyes  de  Indias,  y  que  de  no  ejecutarlo 
así,  no  se  les  concederán.  (Ib.  fol.  90). 

S.  f.    Copias  (once)  de  la  instrucción  que  se  daba  a  los  PP.  procuradores 
generales  que  residen  en  Sevilla  y  Madrid,  para  los  procuradores  que 
se  remitían  de  otras  partes. 

S.  f.    Copias  (nueve)  de  escritos  para  presentarse  a  los  señores  virreyes,  pi- 
diendo que  informe,  por  parte  de  la  Compañía,  a  fin  de  que  se  con- 
ceda licencia  a  la  remisión  de  sujetos  de  España  para  estas  provincias.  (Ib.). 

S.  f.    Copias  de  informes  hechos  (dos)  por  los  señores  obispos  de  Guadiana 
a  su  Magestad,  sobre  la  remisión  de  sujetos  de  la  Compañía.  (Ibid. 
fol.  91). 

S.  f.  (Por  1651).  Copia  de  testimonio  que  en  tres  fojas  dio  Gonzalo  Me- 
jía  de  Magallán,  escribano  de  gobierno  en  5  Enero  1651,  de  informe 
hecho  por  el  Sr.  don  Diego  Fajardo,  virrey  de  esta  Nueva  España  (virrey  de 
transición)  a  su  Magestad,  a  pedimento  del  P.  provincial  Andrés  de  Rada 
(1649-53). 

(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  fol.  91). 
1630  Copia  en  4  fojas  de  la  memoria  del  dinero,  alhajas,  libros  y  ganados 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  C 


409 


del  colegio  de  San  Andrés  de  México,  que  se  depositaron  en  Tepotzo- 
dán  el  año  de  1630.  (Invent.  .  .  .  Ibid.  f.  99). 

S.  f.    Copia  de  un  tratado  sobre  recibir  un  censo  en  la  hacienda  llamada 
Nuestra  Señora  de  Loreto,  que  dejó  Alvaro  de  Velasco,  para  que  todos 
los  sábados  se  cantase  una  misa  en  la  iglesia  del  colegio  de  San  Pedro  y  San 
Pablo.  (Ib.  f.  100). 

S.  f.    Copia  para  la  venta  de  una  casa  perteneciente  a  dicho  colegio.  (Ib. 
f.  100). 

1646-  48  Copias  (cuatro)  del  gasto  particular  de  pan  y  otros  comestibles 
que  tuvo  el  citado  colegio.  (Ib.). 

1647-  49  Copias  (cinco)  de  lo  gastado  en  avíos  del  ingenio  de  Malinalco  y 
hacienda  de  Santa  Lucía.  (Ibid.). 

1626  Copia  en  tres  fojas  de  la  patente  del  Sr.  Arzobispo  (lo  era  el  limo. 

don  Juan  Pérez  de  la  Sema,  que  murió  en  1626),  librada  en  México 
en  1  de  Enero  de  1626,  en  que  pretende  compeler  a  las  órdenes  mendicantes, 
a  la  contribución  de  la  sisa  del  vino.  (Invent.  fol.  101). 

S.  f.     (Por  1625-26).  Copias  (dos)  de  escrito  presentado  por  parte  de  la 
Compañía  y  demás  religiones,  sobre  que  se  les  liberte  de  la  referida 
satisfacción  de  sisa.  (Ib.). 

S.  f.    Copia  en  tres  fojas  en  4o.  del  alegato  hecho  por  parte  de  la  Compañía 
y  demás  religiones  en  el  asunto  referido  de  la  sisa  del  vino. 

S.  f.    Copia  del  número  de  las  casas  que  tenía  el  colegio  de  San  Pedro  y  San 
Pablo  de  México,  sin  expresarse  en  qué  año. 

S.  f.    Copia  de  parecer,  dado  por  el  Lic.  don  José  de  Cabrera,  abogado  de 
esta  Real  Audiencia  de  México,  sobre  el  censo  que  el  convento  de  reli- 
giosas de  la  Purísima  Concepción  de  esta  ciudad  (México),  tenía  impuesto 
sobre  los  bienes  del  referido  colegio  de  San  Pedro  y  San  Pablo. 
(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  fol.  102). 

1603  Copia  de  patente,  en  latín,  dada  por  el  P.  Gen.  Claudio  Aquaviva, 
fecha  en  Roma,  29  de  Agosto  de  1603,  en  que  concede  licencia,  para 
que  el  colegio  del  Espíritu  Santo  de  la  Puebla,  pudiese  vender  un  censo  de 
7,000  pesos  de  principal  que  tenía  impuesto  sobre  el  ingenio  de  Feo.  Martí- 
nez. (Ibid.  f.  102). 

S.  f.    Copia  de  memorial  presentado  a  su  excelencia,  por  parte  de  la  Com- 
pañía, suplicándole  no  le  diese  "pase"  a  un  breve,  librado  a  favor  del 


410 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  G 


señor  provisor  de  Puebla,  hasta  que  esté  presente  el  original,  que  debe  de  estar 
pasado  por  el  Supremo  Consejo  de  Indias.  (Ibid.  f.  112). 

S.  f.  (Por  1670).  Copias  (cuatro)  de  borradores  de  escritos  presentados  en 
nombre  de  la  Compañía,  como  heredera  del  Cap.  Alonso  Fernández 
de  la  Torre,  en  los  autos  que  contra  sus  bienes  se  habían  formado  a  pedi- 
mento de  don  Juan  y  don  Gaspar  de  la  Parada,  demandando  156,000  pesos. 
(Ibid.  f.  156). 

S.  f.    Copias  (tres)  de  pareceres  de  los  PP.  consultores  sobre  las  condicio- 
nes con  que  la  Compañía  había  de  aceptar  el  colegio  de  San  Juan, 
en  Oaxaca.  (Ib.  f.  166). 

1687  Copia  del  instrumento  que  en  la  ciudad  de  Antequera,  a  9  de  Junio 
de  1687  otorgó  Francisco  de  Cabrera,  como  albacea  del  Sr.  deán  ba- 
chiller don  Juan  Ruiz  Martínez,  en  que  señaló  de  limosna  para  el  colegio  y 
sustento  de  los  religiosos  y  hermanos  que  en  él  residiesen,  cien  pesos  de  oro 
común  de  renta,  en  cada  año.  (Invent.  .  .  .  fol.  166). 

—       Copia  simple  en  2  fojas  del  instrumento  que  en  la  ciudad  de  Anteque- 
ra a  lo.  de  Junio  de  1687,  otorgó  Feo.  Cabrera,  como  albacea  del  Sr. 
deán  que  fue,  de  fundación  de  dos  cátedras  para  el  colegio  de  Oaxaca.  (Ib. 
f.  166). 

1667  Copia  de  la  cédula  real,  fecha  en  Zaragoza  a  31  de  Mayo  de  1667  en 
que  S.  M.  Carlos  II  provee  a  los  arzobispos  y  obispos  de  este  reino 
(N.  E.)  nombren  sacerdotes  que  hagan  misiones  en  sus  obispados. 
(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  fol.  172). 

1654  Copia  en  10  fojas  de  representación  hecha  a  S.  M.  (Fernando  VI) 
por  parte  de  la  Real  Audiencia  de  Guadalajara,  en  7  de  Febrero  de 
1654  sobre  que  se  restituyesen  a  la  Compañía  unas  misiones  que  se  le  habían 
quitado  y  dado  a  clérigos.  (Ibid.  fol.  315). 

1692  Copia  en  tres  fojas  del  informe  que  dieron  los  PP.  de  la  Compañía,  en 
la  suspensión  del  pulque,  hecha  por  el  Excmo.  Sr.  virrey,  conde  de 
Galve  don  Gaspar  de  la  Cerda  en  el  mes  de  Junio  de  1692.  (Ibid.  f.  315). 

S.  f.    Copia  del  estado  de  las  distancias  que  tienen  los  seis  partidos  del  rec- 
torado de  San  Joaquín  y  Santa  Ana  de  los  tarahumares.  (Ib.  f.  331). 

S.  f.    Copia  de  un  mapa  de  terreno  de  las  misiones  de  Sonora.  (Ib.  f.  331). 

1637-1649-1651  Cort  Begripp  vanden  staet  van  het  groot  Rijck  van  China 
ende  van  het  Christendom  aldaer  van  het  yaer  1637  tot  1649.  Overghe- 
set  uitj  het  Spainsch  ghedruckt  tot  México.  T-Antwerpen  by  Guilliam  Ver- 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  C 


411 


dussen,  1651.  en  8o.  71  pp.  (Véase  "la  Suma  de  Estado"  de  que  es  traduc- 
ción. Anónimo. 

(Uriarte,  José  Eugenio,  S.  J.  Anónimos  II,  2479,  t.  II,  Madrid,  1904). 

1639  Correspondiente  testimonio  en  tres  fojas,  dado  por  Juan  de  Herrera, 
escribano  público,  con  fecha  9  de  Mayo  de  1639,  de  la  escritura  de 
venta  de  unas  casas  que  vendió  la  provincia  de  la  Compañía  en  Zacatecas  a 
Marcos  de  Medellín.  (Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  fol.  76). 

S.  f.     Costumhreros  manuscritos:  1)  el  de  la  provincia  en  general;  2)  el  del 
noviciado  y  juniorado  de  Tepotzotlán;  3)  el  de  la  casa  profesa;  4)  el 
de  las  misiones  del  norte. 

(Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll.,1935]  Miscel.,  t.  VIII,  35). 

1632-1690  Cuadernos  que  componen  la  propiedad  de  la  hacienda  de  San- 
ta Lucía,  y  que  comienza  en  1594,  siguen  hasta  1632,  y  fueron  por 
notarios,  legítimamente  trasladados  en  1690,  a  petición  del  hermano  coadju- 
tor Juan  Nicolás;  encuadernados  en  1783. 

Cuaderno  primero:  Merced  a  Juan  Ponce  de  León  de  un  sitio  para  ga- 
nados, en  términos  de  Juluapa  y  Xoloc.  25  fojas. 

Cuaderno  segundo:  Merced  a  don  Femando  de  Portugal  de  un  sitio  de 
estancia  en  términos  de  San  Miguel  y  Tesayuca.  Otra  merced  al  dicho  don 
Fernando  de  Portugal  de  un  sitio  para  venta  de  términos  de  Tecama.  Otra 
merced  al  susodicho  de  un  sitio  de  estancia  de  ganado  menor  en  términos  de 
Xaltocan.  22  ff. 

Cuaderno  tercero:  Merced  a  Antonio  de  Nava  de  un  sitio  de  ganado  me- 
nor en  términos  de  Tesontlalpa  en  el  cerro  de  Huitcpec.  (9  fojas). 

Cuaderno  cuarto:  Merced  a  Juan  Rodríguez  Gamarra  de  un  sitio  para 
ganado  menor  en  términos  de  Xaltocan.  36  fojas. 

Cuaderno  quinto:  Merced  a  Sebastián  de  la  Barreda  en  términos  de  San- 
ta María  Juluapa  de  tres  caballerías  de  tierra.  (10  fojas). 

Cuaderno  sexto:  Título  de  amojonamiento  de  los  sitios  de  Santa  Lucía, 
por  el  señor  virrey  marqués  de  Cerralvo  (1624-35)  (14  fojas). 

Cuaderno  séptimo:  Merced  de  un  sitio  de  ganado  menor  en  términos  de 
Ozumbilla,  a  Juan  de  Valladolid.  Otra  merced  a  Sancho  Martínez  de  Gam- 
boa, de  otro  sitio  en  términos  de  Xaltocan.  (26  fojas). 

Cuaderno  octavo:  Merced  de  un  sitio  en  términos  de  Tecama  y  Oculma 
a  Gerónimo  Baeza  de  Herrera.  (Once  fojas). 

Cuaderno  noveno:  Venta  de  un  sitio  y  dos  caballerías  que  los  naturales 
del  pueblo  de  Xoloc  en  cuyos  términos  se  hallan,  otorgaron  al  colegio  de  San 
Pedro  y  San  Pablo  de  religiosos  jesuítas.  (36  fojas). 


412 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  C 


Cuaderno  décimo:  Donación  que  otorgaron  los  naturales  de  Zumpango  a 
favor  del  colegio  de  San  Pedro  y  San  Pablo,  de  unas  tierras  en  Gungemecan. 

—  (Prosigue  la  descripción  de  los  cuadernos  (12)  que  forman  la  propie- 
dad de  la  Hacienda  de  Santa  Lucía,  del  colegio  máximo  de  Méxi- 
co) :  Cuaderno  Décimo:  (prosigue).  Merced  de  4  caballerías  de  tierra  a 
Alonso  Pardo  en  términos  de  dicho  pueblo;  y  merced  de  4  caballerías  de 
tierra,  a  Hernán  Vásquez.  (55  fojas). 

Cuaderno  undécimo:  Merced  a  Juan  Turrado,  de  4  caballerías  de  tierra 
en  términos  de  San  Mateo,  sujeto  a  Oculma.  (7  fojas). 

Cuaderno  duodécimo:  Merced  a  Martín  López  de  Gauna,  de  4  caballe- 
rías de  tierra,  que  hicieron  los  naturales  del  pueblo  de  San  Pedro  Guaquil- 
pa.  (7f.). 

(Biblioteca  de  Isl.  Coll.  [1933]). 

S.  f.  Cuaderno  sobre  el  antguo  colegio  de  San  Nicolás,  en  Michoacán;  noti- 
cias y  memorias  que,  según  se  explica  en  el  título,  se  redactó  como 
informe  para  el  rector  del  colegio.  Tampoco  se  conoce  su  autor  y  la  fecha 
en  que  se  escribió.  El  cuaderno  se  divide  en  26  títulos,  conteniendo  noticias 
misceláneas;  pero  que,  en  términos  generales,  pueden  clasificarse,  por  una 
parte  en  un  grupo  que  contiene  noticias  históricas  sobre  rectores  del  colegio, 
benefactores,  privilegios,  reliquias,  sepulturas  y  otras;  y  por  otra  parte,  un 
grupo  de  noticias  referentes  a  los  bienes  y  rentas  de  la  institución.  Tiene  un 
buen  índice;  y  el  autor  (aunque  anónimo)  es  un  jesuíta. 
(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  fol.  72). 

S.  f.    Cuaderno  en  4o.  con  4  fojas  impresas,  de  proposiciones  prohibidas  por 
la  Santidad  de  Inocencio  XI.  (Ib.  f.  72). 

S.  f.    Cuaderno  en  4o.  con  141  fojas  escritas  en  latín  sobre  la  contaduría  y 
aduana  de  Sevilla.  (Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  fol.  9). 

1681  Cuaderno  impreso  con  30  fojas  en  latín  sobre  la  defensa  de  las  misio- 
nes orientales,  en  el  año  de  1681.  (Ib.  f.  16). 

S.  f.    Cuaderno  con  5  fojas  en  4o.  de  "Copia  de  avisos  generales,  recopilados 
por  la  sexta  congregación  general,  que  pertenecen  a  la  religiosa  dis- 
ciplina de  los  individuos  de  la  Compañía".  (Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767] 
f.  83). 

S.  f.    Cuaderno  con  50  fojas  en  4o.  de  la  "Instrucción  que  han  de  guardar 
los  hermanos  administradores  de  las  haciendas  de  campo,  pertenecien- 
tes a  la  Compañía".  (Ibid.  fol.  81). 

1699  Cuaderno  con  26  fojas  en  folio  en  que  se  hallan  varias  copias  de  car- 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  C 


413 


tas  de  distintos  señores  obispos,  escritas  al  P.  General  Tirso  González 
(1687-1705)  en  el  año  de  1699,  dándole  su  parecer  sobre  una  carta  que  les 
remitió  que  decía  ser  del  Sr.  Palafox.  (Ibid.  fol.  91). 

S.  f.    Cuaderno  con  8  fojas  en  4o.,  del  prólogo  de  las  primeras  constitucio- 
nes, impuestas  a  los  religiosos".  (Ibid.  fol.  102). 

S.  f.     (Por  1661).  Cuaderno  con  9  fojas  en  4o.,  en  que  se  hallan  copiados 
los  memoriales  que  para  la  fundación  del  colegio  de  La  Habana,  pre- 
sentó a  S.  M.  Felipe  IV,  don  Pedro  Recio  de  Oquendo.  (Ibid.  f.  139). 

S.  f.     (Por  1604  ?).  Cuaderno  con  5  fojas  en  4o.  de  la  memoria  de  las  cosas 
que  se  llevaron  del  noviciado  de  Santa  Ana  de  la  ciudad  de  México, 
al  de  Tepotzotlán. 
(Ibidem,  fol.  143). 

1677  Cuaderno  con  23  fojas,  del  ajuste  de  cuentas  que  en  el  año  de  1677, 
tuvo  el  colegio  de  Querétaro  con  el  oficio  de  provincia  en  que  se  in- 
cluyen dos  pagas,  que  en  razón  de  diezmos  hizo  dicho  oficio  por  aquel  co- 
legio. (Ibid.  f.  146). 

S.  f.    Cuaderno  con  4  fojas,  en  que  se  halla  la  cuenta  y  razón  de  lo  pagado 
por  el  colegio  de  Valladolid  al  conde  de  Lizárraga,  por  el  traspaso 
de  las  haciendas  de  San  Bernardo  Zinzimeo  y  Chapitiro.  (Ib.  f.  149). 

S.  f.    Cuaderno  de  12  fojas  en  4o.,  de  las  constituciones  con  que  se  ha  de 
fundar  el  colegio  de  San  Juan  Bautista  de  Oaxaca.  (Ibid.  f.  166). 

S.  f.    Cuaderno  con  91  fojas  en  4o.  de  copia  de  informe  hecho  a  su  Mages- 
tad,  sin  expresarse  el  año,  en  cuanto  a  las  doctrinas  y  misiones  de  las 
Indias.  (Fol.  314). 

S.  f.    Cuaderno  con  41  fojas  en  4o.  de  discurso  apologético  en  que  se  pro- 
ponen y  ponderan  las  calamidades  que,  por  causa  de  los  indios  genti- 
les, padecía  la  provincia  de  Sonora  (en  1696  ?).  (Invent.  Arch.  Prov.  Méx. 
[1767]  f.  316). 

S.  f.     (Por  1610-16).  Cuaderno  en  5  fojas  de  la  instrucción  para  los  religio- 
sos misioneros.  (Es  sin  duda  la  Instrucción  del  P.  Rodrigo  de  Cab re- 
do). (Ibid.  fol.  331). 

S.  f.    Cuaderno  en  4  fojas  de  "Breve  relación  de  la  misión  de  San  Joaquín 
y  Santa  Ana,  de  los  tarahumares".  (Ibid.  f.  331). 

S.  f.    Cuaderno  en  14  fojas  en  que  se  halla  la  forma,  planta  y  medios  para 
reducir  toda  la  Pimería  y  otras  naciones.  (Ib.  f.  333). 


414 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  D 


S.  f.    Cuadernos  (48)   en  4o.  manuscritos,  de  "Tratado  y  aprecio  de  la 
gloria". 

S.  f.    Cuatro  fojas  en  folio  de  Instrucciones  para  obtener  una  buena  muerte. 
(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  fol.  334). 

1677-1683  Cuentas  de  José  Bonillas  sobre  las  mercancías  que  recibió  en 
Veracruz  para  distintas  partes  del  país.  408  fojas. 
(Arch.  Hist.  de  Hacienda  [México]  Leg.  299-3). 

ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  D 
Anónimos  acerca  de  la  cuestión  de  los  diezmos. 

1614  Sentencia  del  consejo  a  favor  de  los  diezmos.  14  fojas. 

(Arch.  Hist.  de  Hacienda  [Méx.]  Temporalidades.  Leg.  322-17). 

1617-1699  Diezmos.  Recibos,  cuentas  de  limosnas,  resultas  de  cuentas,  y 
otras  cosas  más  de  la  Compañía.  829  fojas.  (Ibid.  Leg.  309-2). 

1605  Copia  con  5  fojas  en  folio  del  instrumento  y  transacción  y  concordia, 
celebrado  entre  las  iglesias  y  la  provincia  de  la  Compañía,  fecha  en  23 
de  Abril  de  1605,  en  que  concede  a  los  colegios  y  casas  de  la  Compañía, 
que  de  los  bienes  de  sus  fundaciones,  no  paguen  más  que  medio  diezmo.  En 
la  inteligencia  de  la  Bula  de  S.  S.  León  X.  (1605). 
(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  fol.  22). 

S.  f.    Un  cuaderno  con  10  fojas,  copia  del  instrumento  de  transacción  y 
concordia  celebrado  entre  las  iglesias  y  la  provincia  de  la  Compañía 
de  Jesús.  (Ibid.  fol.  22). 

S.  f.    Cinco  copias  en  latín  de  apuntes  de  Bulas  e  informes  representados 
a  su  Magestad  en  asuntos  de  diezmos.  (Ib.). 

S.  f.     106  fojas  de  varios  papeles  truncos  que  hablan  del  pleito  de  diezmos. 

(Ib.). 

1635  Respuestas  con  54  fojas  de  la  que  dieron  las  religiones  de  Santo  Do- 
mingo, San  Agustín,  la  Merced  y  la  Compañía  en  el  mismo  pleito  de 
diezmos  el  año  de  1635. 

—       Un  testimonio  con  13  fojas,  de  la  prueba  antecedente  en  el  mismo 
año  1635.  (Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  fol.  23). 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  D 


415 


1636  Un  cuaderno  con  88  fojas  de  pruebas  dadas  por  las  mismas  religiones. 
(Ib.  f.  23). 

—       Un  testimonio  trunco  de  56  fojas,  de  instrumentos  presentados  en  par- 
te de  prueba,  por  las  mismas  religiones.  (Invent.  .  .  .  fol.  23). 

S.  f.    Memorial  con  56  fojas  sobre  el  pleito  de  las  religiones  de  Indias,  si  de- 
ben entero  diezmo  a  su  Magestad,  o  a  quien  en  su  nombre  lo  ha  de 
haber.  (Ib.  f.  21). 

1645  Testimonio  de  138  fojas,  también  de  instrumentos  de  defensa  que  se 
presentaron  por  las  mismas  religiones,  acerca  de  la  instancia  sobre  los 
diezmos.  (Ib.). 

S.  f.    Copia  simple  con  68  fojas  de  la  prueba  que  dio  la  parte  de  la  Com- 
pañía por  lo  tocante  a  la  ciudad  de  Puebla,  en  el  mismo  pleito  de 
diezmos. 

(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  fol.  23). 

S.  f.    Auto  en  tres  fojas,  en  respuesta  por  parte  de  los  PP.  de  la  Compañía, 
contra  un  memorial  presentado  al  Rey,  por  el  Ilustrísimo  Sr.  Palafox, 
acerca  de  los  diezmos  de  la  ciudad  de  Puebla.  (Invent.  .  .  .  fol.  31). 

S.  f.    Tres  fojas  de  los  fundamentos  que  hay  para  que  las  haciendas  novales 
de  las  religiones,  se  tengan  por  libres  de  la  paga  del  diezmo.  (Ib.  f.  31). 

S.  f.    Ocho  copias  simples  de  respuestas  dadas  por  los  padres  rectores  de 
los  colegios  de  la  Compañía,  a  las  notificaciones  que  les  hicieron  para 
la  paga  de  diezmos.  (Ibid.  f.  32). 

S.  f.    Una  copia  simple  de  memorial  presentado  al  Rey  por  parte  de  la 
Compañía,  pidiendo  se  le  guardasen  los  privilegios  que  goza  en  punto 
de  diezmos.  (Ib.) . 

S.  f.    Escrito  presentado  al  Sr.  arzobispo  de  México  por  parte  del  procurador 
de  la  Compañía,  exhibiendo  un  libro  escrito  por  el  limo.  Sr.  don  Juan 
de  Palafox  y  varios  capitulares  de  la  ciudad  de  Puebla,  pidiendo  se  reconoz- 
ca por  los  referidos,  y  se  les  reciban  informes  en  contra  de  él.  (Ib.  f.  32). 

S.  f.  16  fojas  de  otro  memorial  que  también  se  presentó  a  su  Magestad,  so- 
bre el  pleito  seguido  contra  el  Sr.  don  Hernando  de  la  Sema  y  Valdés, 
por  haber  dotado  con  una  hacienda  de  su  patrimonio,  el  colegio  de  la  Com- 
pañía, de  la  Veracruz;  y  una  instrucción  impresa  hecha  por  el  Dr.  Gonzalo 
de  Rivero,  de  lo  que  le  pareció  conveniente  practicar  en  el  mismo  asunto. 
(Ib.  f.  32). 


416 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  D 


S.  f.    Apuntes  sobre  el  hecho  del  negocio  de  diezmos^  para  formar  un  alegato 
en  derecho.  (Invent.  ib.  f.  28). 

S.  f.    Una  razón  simple  de  los  fundamentos  para  intentar  defensa  contra  la 
ejecución  librada  a  favor  de  las  catedrales  y  "Una  copia  simple  de  la 
decisión  de  la  real  ejecutoria  citada".  (Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  fol.  29) . 

S.  f.    Dos  razones  de  las  cantidades  conque  iban  contribuyendo  los  colegios 
de  la  Compañía^  ante  el  seguimiento  del  pleito  de  diezmos.  (Ib.  f.  32). 

S.  f.    Una  memoria  de  tres  fojas  en  4o.  de  lo  que  se  iba  gastando  en  el 
pleito  de  diezmos^  seguido  en  el  Supremo  Consejo  de  Indias.  (Ib.  f.  78). 

1657  Defensa  jurídica  (con  17  fojas)  hecha  por  parte  de  la  Compañía  en 
1657,  para  no  pagar  diezmos  las  provincias  de  las  Indias.  (Ib.  f.  33). 

S.  f.  Copia  de  un  escrito  presentado  al  real  acuerdo  en  nombre  de  la  Com- 
pañía, pidiendo  se  anule,  enmiende  o  revoque  el  decreto  librado  por 
dicho  real  acuerdo,  para  la  satisfacción  de  diezmos.  (Ib.  f.  33)  (Rodríguez  Mo- 
ñino  A.,  "Cat.  de  Docts.  de  América"  en  la  biblioteca  del  Arch.  Acad.  Hist., 
Madrid.  Colecc.  Jesuítas  Badajoz,  1949,  127-128). 

1657  Otro  documento  de  la  composición  de  las  religiones  en  el  negocio  de 
diezmos  con  la  santa  iglesia  de  Michoacán,  celebrada  el  año  de  1657 
(Ib.  f.  26). 

S.  f.    Una  copia  simple  de  respuesta,  hecha  por  don  José  de  Vega  (proba- 
blemente pseudónimo  de  algún  jesuíta)  para  que  la  expresen  los  PP. 
rectores  o  procuradores  de  la  Compañía,  cuando  se  les  notifique  que  paguen 
diezmos.  (Ib.  fol.  27). 

S.  f.    Ocho  fojas  con  folio,  en  que  se  halla  la  colección  de  varios  apunta- 
mientos para  formar  el  papel  en  derecho,  sobre  la  defensa  de  no  pa- 
gar diezmos  las  haciendas  de  la  Compañía.  (Ib.  f.  23). 

S.  f.  Dos  borradores  de  los  escritos  y  uno  original,  presentados  a  la  real 
audiencia  de  esta  ciudad  (México)  en  nombre  de  las  religiones  de 
Santo  Domingo,  San  Agustín,  la  Merced  y  la  Compañía,  en  que  responden 
al  traslado  que  se  les  dio,  y  piden  revocación  de  sentencia  pronunciada  en  los 
autos  de  diezmos.  (Ib.  f.  25). 

S.  f.    Escrito  en  cuatro  fojas,  presentado  al  Rey  por  el  procurador  general 
de  la  Compañía,  sobre  las  censuras  que  los  jueces  hacedores  habían 
promulgado  en  el  negocio  de  los  diezmos.  (Ib.  fol.  34). 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  D 


417 


1661   (Sic.  ¿No  será  1761?)  Sentencia  en  contra  de  la  Compañía  y  demás 
religiones  a  favor  de  las  iglesias.  9  fojas. 
(Arch.  Hist.  de  Hacienda.  [Méx.]  Temporalidades.  Leg.  324-9). 

1668  Nueva  Galicia.  Autos  para  la  cobranza  de  los  diezmos.  2  ff.  (Ib.  Leg. 
324-19). 

1669  Respuesta  que  dio  el  Sr.  obispo  de  Guadalajara,  Dr.  Francisco  Ver- 
dín de  Molina,  en  el  punto  de  que,  los  padres  de  la  Compañía  de  Je- 
sús pagasen  los  diezmos,  por  los  frutos  que  recogen  en  la  hacienda  de  La 
Toluquilla.  1  f. 

(Ibidem:  Leg.  324-8). 

1631  "The  ninety-tvvo  of  original  papers  written  in  the  Spanish  language 
dating  back  to  1631  and  which  have  been  stored  in  the  library  of  the 
Department  of  war,  up  to  1890,  have  been  translated  to  the  Congressional  Li- 
brary, of  Washington,  D.  C.  and  were  probably  captured  in  the  city  of 
México,  and  they  all  pertain  to  a  quarrel  between  the  Jesuits  of  México  and 
the  archbishop  of  that  See,  on  the  subject  of  tithes  (diezmos)". 

(Redfield  Proctor,  letter  to  the  Honorable  G.  Blaine,  Secretary  of  State: 
Washington,  War  Department,  Januar>'  25,  1890). 

S.  f.    Escrito  en  dos  fojas  en  4o.,  de  extracto  general  del  pleito  de  diezmos. 
(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  f.  35). 

S.  f.    Una  copia  con  43  fojas  en  folio,  forrada  en  pergamino,  de  defensa 
canónica  por  las  provincias  de  la  Compañía  de  Nueva  España  y  de 
Filipinas,  sobre  las  censuras  impuestas  y  reagrabadas  a  sus  religiosos,  por  los 
jueces  hacederos  de  rentas  diézmales.  (Ibidem,  fol.  35). 

1667  Escritura  del  convenio  entre  la  santa  iglesia  de  Guadalajara,  y  el  P. 

provincial  Francisco  Carbonelli,  fechada  en  Guadalajara  a  25  de  Ene- 
ro de  1667,  y  un  recibo  y  finiquito  de  la  cantidad  en  que  se  convinieron. 
(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  fol.  26). 

1668-74  Una  copia  con  cinco  fojas  del  alcance  que  resultó  contra  el  cole- 
gio de  Zacatecas  de  los  diezmos  debidos  pagar  a  la  santa  iglesia  de 
Guadalajara,  desde  1668  hasta  1674.  (Invent.  Ibidem.  fol.  25). 

1668-86  Una  razón  de  la  cantidad  en  que  fue  alcanzado  el  colegio  de  Que- 
rétaro,  de  los  diezmos  que  debía  pagar  de  la  hacienda  de  ovejas  de  "La 
Barranca"  desde  el  año  de  1668  al  de  1686.  (Ib.  fol.  25). 

1672  Una  copia  de  10  fojas,  en  que  se  halla  la  memoria  de  los  despachos 
que  se  han  sacado,  y  peticiones  que  le  han  dado  en  el  pleito  de  diezmos 


418 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  D 


por  parte  de  las  iglesias  y  casas  de  la  Compañía  de  este  reino,  el  año  de  1672. 
(Ib.  f.  23). 

1676  Un  cuaderno  con  16  fojas,  impreso,  en  que  consta  el  breve  apunta- 
miento por  los  colegios  de  la  Compañía  de  esta  ciudad  de  México  y 
la  Puebla,  en  el  artículo  de  la  nulidad  de  la  sentencia  y  autos  sobre  la  ejecu- 
ción de  la  carta  ejecutoria  de  diezmos,  dada  en  10  de  Noviembre  de  1676. 
(Ibid.  fol.  21). 

S.  f.    Otro  igualmente  impreso,  con  19  fojas  sobre  el  mismo  asunto.  (Ibíd.). 

1679  "Que  se  avise  a  los  que  no  han  pagado  los  diezmos,  que  están  exco- 
mulgados". 1  f.   (Arch.  Hist.  de  Hacienda.  [Méx.]  Temporalidades. 
Leg.  324-16). 

1683  La  santa  iglesia  catedral  de  México  contra  la  provincia  de  la  Com- 
pañía de  Jesús  por  la  cantidad  en  que  se  remató  el  de  este  distrito 
(sic).  7  ff. 

(Arch.  Hist.  de  Hacienda  [Méx.]  Temporalidades.  Leg.  324-5). 

1686  Un  libro  en  folio  con  81  hojas  impresas  (cuyo  autor  podría  ser  un 
jesuíta  de  la  provincia  de  México).  Respuesta  jurídica  sobre  diezmos  a 
una  consulta  en  razón  de  la  demanda  fiscal  y  sentencia  del  Real  Consejo 
de  Indias,  pronunciado  en  27  de  Agosto  de  1686:  contra  el  convento  de 
Santa  Ana  y  religiosos  carmelitas  de  esta  ciudad  (México). 
(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  fol.  21). 

1688  Autos  para  determinar  quiénes  están  libres  de  pagar  el  diezmo.  2  ff. 
(Arch.  Hist.  de  Hacienda.  [Méx.]  Temporalidades.  Leg.  324-18). 

(Hasta  aquí  lo  de  diezmos) . 

S.  f.    De  la  misión  de  Aconchi.  Alhajas  de  iglesia  del  partido  y  misión.  1  f. 
(Arch.  Hist.  de  Hacienda  [Méx.]  Temp.  Leg.  279-14). 

1673  "De  los  sujetos  que  pasan  este  año  a  la  Nueva  España".  5  ff. 

(Arch.  Hist.  de  Hacienda  [México]  Temporalidades.  Leg.  326-18). 

S.  f.    ''Desamparo  del  pecador".  (10  fojas)   (Ibíd.  Leg.  291-22). 

1689  Despacho  para  que  suministren  a  los  misioneros  de  Tepahui  los  ali- 
mentos que  hubieren  menester.  2  fojas.  (Arch.  Hist.  de  Hacienda.  .  . 

Leg.  325-75). 

1643  "De  la  devoción  y  patrocinio  de  San  Miguel,  Príncipe  de  los  Angeles, 
antiguo  tutelar  de  los  godos  y  protector  de  España.  En  que  se  pro- 
ponen sus  grandes  excelencias  y  títulos  que  hay  para  implorar  su  patrocinio". 
Por  el  P.  Juan  Eusebio  Nieremberg  de  la  Compañía  de  Jesús. 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  D 


419 


A  la  Sacra,  Católica,  Real  Magestad  del  Rey  nuestro  Señor.  En  México, 
con  licencia  por  la  Viuda  de  Bernardo  Calderón,  en  la  Calle  de  San  Agustín. 
En  4o.  (Andrade  le  da  el  año  de  1643.  No.  277). 

S.  f.  "Del  principio  y  fundación  de  este  colegio  de  Michoacán,  y  de  su 
progreso  y  aumento".  Es  una  relación  o  monografía  histórica.  Está 
dividida  en  capítulos,  de  los  que  desgraciadamente  sólo  existen  los  diez  pri- 
meros y  el  título  del  capítulo  II.  Así  pues  se  trata  de  un  fragmento,  por  lo 
demás,  muy  interesante  y  digno  de  darse  a  conocer,  de  una  obra  que,  no 
sabemos  si  se  acabó  de  escribir.  Tampoco  hay  noticia  alguna  del  autor,  o  de 
la  fecha,  y  únicamente  puede  deducirse  que  se  trata  de  un  escrito  ejecutado 
durante  el  siglo  XVII,  por  algún  padre  de  la  Compañía". 

(E.  O'Gorman  en  Bol.  Arch.  Gen.  de  la  Nac.  México,  t.  X,  p.  24  y  ss. 
México,  1939). 

1698  "Devoción  al  Santísimo  Nombre  de  Jesús,  sacado  del  libro  que  com- 
puso el  Padre  Francisco  García  de  la  Compañía  de  Jesús,  intitulado: 
Día  lleno:  ejercicios  devotos  para  gastar  el  día  en  el  servicio  de  Dios.  Dalo 
a  la  estampa  un  congregante  de  la  Congregación  de  la  Anunciata,  que  está 
fundada  con  autoridad  apostólica  en  el  colegio  de  la  Compañía  de  Jesús  de 
la  ciudad  de  Guatemala.  Con  licencia,  en  la  Puebla,  por  Diego  Fernández 
de  León,  y  por  su  original  en  México,  por  Juan  José  Guillen  Carrascosa. 
1698".  En  16o.  de  7  hojas.  (Uriarte,  José  Eug.,  S.  J.  Anónimos,  II,  Madrid, 
1904,  No.  2499). 

S.  f.    Distribución  de  tiempo  de  un  padre  misionero,  2  ff. 

(Arch.  Hist.  de  Hacienda.  México.  Temporalidades.  Leg.  281-30). 

1667-1699  Diversos  asuntos  de  las  Islas  Marianas,  60  ff. 

(Arch.  Hist.  de  Hacienda.  Méx.  Temporalidades.  Leg.  326-2). 

S.  f.    Diligencias  en  favor  de  las  misiones  de  Sonora.  17  fojas. 

(Arch.  Hist.  de  Hacienda  [Méx.].  Temporalidades.  Leg.  278-51). 

S.  f.    Dictamen  sobre  si  el  Sr.  Obispo  de  Durango  puede  o  no  nombrar  vi- 
sitador. 14  ff. 

(Arch.  Hist.  de  Hacienda  [Méx.]  Temp.  Leg.  32-25). 

1680  Dictamen  sobre  quiénes  tienen  derecho  a  efectuar  las  visitas.  2  ff. 
(Ibíd.  Leg.  282-21). 

1600-1680  "Discussion  of  administration  of  'Doctrinas'.  Extensive.  Undat- 
ed,  but  of  the  early  seventeenth  century".  (Bollón:  Berkeley  Library. 
Vol.  391.  Jesuítas.  [1586-1680]). 


420 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  D 


1600-1699  Documentos  para  la  historia  de  Nueva  Vizcaya:  contiene  va- 
rias cartas,  relaciones  y  memorias  concernientes  a  las  misiones  del  Pa- 
rral, Durango,  Serranos,  Acaxées  y  otros,  desde  1600  a  1699.  Sacadas  de  los 
manuscritos  originales  de  los  jesuítas.  242  fojas.  Existe  otro  ejemplar  en  el 
Archivo  del  Ministerio  de  Hacienda  en  Madrid. 

(Muñoz,  Juan  Bautista.  Colección  de  documentos  para  la  Historia  de 
América,  t.  20.  Documentos  para  la  historia  de  Nueva  Vizcaya.  (Edic.  Ma- 
drid, 1956.) 

S.  f.     "Diez  cuadernos  de  devociones.  Reglas  de  la  Congregación   de  El 

Salvador,  la  Purísima  y  algunas  novenas". 
(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  fol.  334). 

1617-1751  Diecisiete  cartas  de  edificación  de  otros  tantos  sujetos  de  la  mis- 
ma Compañía  en  los  años  de  1617  a  1751.  (Ibid.  fol.  17). 

1672-1710  Diecisiete  elogios  de  varones  religiosos  de  la  Compañía  en  los 
años  de  1672  a  1717.  (Invent.  fol.  17). 

S.  f.    Dieciséis  fojas  en  folio,  y  cuatro  en  4o.,  impresas,  de  oraciones  y  pa- 
peles tocantes  a  la  casa  de  Loyola.  (Invent.  fol.  16). 

1660  Doce  fojas  en  folio  y  una  en  4o.  Borradores  del  estado  del  oficio  de 
la  provincia  en  el  año  de  1660.  (Invent.  fol.  17). 

1694  Dos  privilegios  concedidos  por  Alejandro  VIII  (1690-91)  a  la  Com- 
pañía de  Jesús.  En  4o.  fojas  s.  n.  En  la  última  página  están  las  li- 
cencias del  virrey  y  del  arzobispo,  dadas  en  Julio  19  y  23  de  1694.  (Andra- 
de,  1007). 

1602  Dudas  acerca  de  las  ceremonias  santas  de  la  misa,  resueltas  por  los 
clérigos  de  la  Congregación  de  Nuestra  Señora,  fundada  por  auto- 
ridad apostólica  en  el  colegio  de  la  Compañía  de  Jesús  de  México.  Con  li- 
cencia y  privilegio  por  diez  años.  En  México,  por  Enrico  Martínez,  año  de 
1602.  En  8o.  de  221  páginas  sin  ocho  y  media  por  numerar.  (Uriarte: 
Anóns.  II  [2539]). 

1657  Duplicado  en  122  fojas  de  papel  apologético  defensorio  y  manifiesto, 
que  los  religiosos  de  la  Compañía,  misioneros  de  las  provincias  de 
Sinaloa  y  Sonora,  presentaron  al  Excmo.  Sr.  Virrey  de  esta  Nueva  España 
(don  Agustín  de  Ahumada  y  Villarón,  Marqués  de  las  Amarillas),  en  el  mes 
de  Noviembre  de  1657,  contra  las  calumnias,  antiguas,  presentes  y  futuras 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  E  421 

que  les  había  formado  la  envidia,  y  cada  día  les  estaba  maquinando  la 
iniquidad. 

(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  fol.  18). 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  E 

1635  ''Ejecutoria  en  el  pleito  de  los  dótales  con  la  Sagrada  Compañía  de 
Jesús".  "México,  1635".  Folio  de  447  páginas  por  todo.  (Fischer) 
(Andrade) . 

1665  "Ejercicios  espirituales  y  práctica  de  la  primera  semana,  según  la  for- 
ma y  reglas  de  nuestro  padre  San  Ignacio".  A  costa  de  algunos  con- 
gregantes de  la  Purísima:  para  uso  de  los  mismos  de  la  Compañía,  y  otras 
personas  que  se  recogen  a  hacerlos  a  sus  colegios.  Con  licencia,  México,  por 
la  viuda  de  Bernardo  Calderón,  año  de  1665.  (Andrade:  Bibl.  siglo  17,  No. 
529). 

1685  ''Ejercicios  de  San  Ignacio".  En  12o.  impreso  por  F.  de  León.  Puebla, 
1685.  (Andrade:  1.  c,  p.  797). 

1690  "Ejercicios  de  San  Ignacio".  En  4o.  Faltan  las  páginas  preliminares. 

Texto  de  1  a  44.  Acaba:  "Con  licencias  de  los  superiores.  En  Mé- 
xico, por  doña  María  de  Ribera,  en  el  Empedradillo.  Año  1690".  (Andra- 
de: No.  1201). 

1695  "Ejercicios  espirituales  de  San  Ignacio,  acomodados  al  estado  y  pro- 
fesión religiosa  de  las  señoras  vírgenes,  esposas  de  Cristo.  Instruido 
con  un  diario  breve  pero  suficiente  de  todos  los  ejercicios  cuotidianos  para 
que  se  empiecen  a  ejercitar.  Dispuesto  por  el  P.  prefecto  de  la  Congregación 
de  la  Purísima,  fundada  con  autoridad  apostólica  en  el  colegio  máximo  de 
San  Pedro  y  San  Pablo  de  la  Compañía  de  Jesús  de  esta  corte,  y  dedicados 
a  las  mismas  señoras  religiosas  vírgenes,  esposas  de  Cristo".  Con  licencia  en 
México  por  los  herederos  de  la  viuda  de  Bernardo  Calderón.  Año  1695. 
En  8o.  Texto  fojas  1  a  196.  (Andrade:  No.  1022). 

S.  f.     (Por  1638?).  "El  esposo  por  enigma",  comedia.  Comedia  famosa  que 
dedicó  y  representó  el  Col.  de  San  Pedro  y  San  Pablo  de  la  C.  de  J. 
al  limo,  y  Rvmo.  Fr.  Marcos  Ramírez  de  Prado.  Ob.  de  Michoacán,  con  la 
flor  de  sus  estudiantes,  en  concurso  de  la  nobleza  de  esta  corte,  viniendo  su 


422 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  E 


lima,  a  México  por  visitador  de  la  cruzada.  Ms.  66  fs.  (Domínguez  Bordona, 
Jesús.  Mss.  de  Amér.  en  Bibliot.  de  Palacio.  Madrid,  1935,  p.  171). 

1686  "Elogium  R.  P.  Caroli  de  Noyelle.  Anón.  11  Dec.  1686". 

S.  f.    El  pecado  venial.  Ms.  8  fojas.  (Arch.  Hist.  Hac.  [Méx.]  Temp.  Leg. 
291-23). 

S.  f.    "El  niño  perdido".  Ms.  4  fojas.   (Arch.  Hist.  de  Hacienda  [Méx.] 
Temp.  Leg.  291-6). 

1695  "El  penitente  instruido  para  confesarse  bien,  compuesto  en  lengua 
toscana  por  el  P.  Pablo  Señeri,  de  la  Compañía  de  Jesús,  y  traducido 
al  castellano  por  un  religioso  de  la  misma  Compañía,  y  lo  dedica  al  limo, 
y  Rvmo.  señor  don  Francisco  de  Aguiar  y  Seitjas,  arzobispo  de  México,  del 
consejo  de  su  Magestad,  etc.  Asimismo  su  señoría  ilustrísima  concede  40  días 
de  indulgencia  a  todas  las  personas  que  leyeren  este  libro,  o  parte  de  él. 

"Con  licencia  de  los  superiores  en  México,  por  Juan  José  Guillén  Carras- 
coso. En  el  Empedradillo,  año  de  1695".  En  8o.  Prólogo  29  fojas;  texto,  306. 
(Fischer)    (Andrade,  No.  1208). 

1625  Encomio  del  limo,  obispo  de  Puebla,  don  Alonso  de  la  Mota.  1625. 
(Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  [1960]  Documentos  por  catalogar). 

1668  Entrega  del  colegio  de  Guatemala.  50  fojas. 

(Arch.  Hist.  de  Hacienda  [Méx.]  Temporalidades.  Leg.  285-35). 

1632  Epithome  Grammaticae.  Mexici  per  Joannem  Ruiz.  1632. 

(Bol.  Arch.  Gen.  Nac.  [México,  1939]  t.  X,  No.  4,  p.  838)  (Memoria 
de  los  libros  de  Paula  Benavides)  (Arch.  Gen.  Nac.  [Méx.]  Inquisición,  t.  581) . 

S.  f.    Epítome  de  la  Gramática,  s.  1.  ni  fecha. 

(Bol.  Arch.  Gen.  Nac.  [México,  1939]  t.  X,  No.  4,  p.  736,  No.  204 
(Memoria  de  los  libros  de  Bernardo  Calderón.  Méx.,  1655)  (Arch.  Gen. 
Nac.  Inquis.,  t.  438). 

1665  (Feb.,  27).  Escrito  presentado  por  los  padres  de  la  Compañía,  como 
dueños  del  ingenio  de  Xuchimanga,  y  por  otros  sujetos  colindantes, 
con  quienes  se  siguió  pleito  sobre  las  aguas  de  dicho  ingenio,  en  el  que  pe- 
dían al  justicia  de  Yautepec  les  aprobara  la  transacción,  y  convenio  que  ha- 
bían celebrado,  y  por  lo  cual  hizo  inspección  de  éstos  el  justicia  en  27  de 
Febrero  de  1665.  (Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  1767.  fols.  3-4). 

S.  f.    Escrito  presentado  a  la  real  audiencia  por  Bernardo  López  de  Aro, 
en  nombre  de  la  provincia  de  la  Compañía,  recusando  al  Sr.  don 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  F 


423 


Alonso  González  de  Villalba,  oidor  de  dicha  real  audiencia  para  todos  los 
negocios  que  en  ella  tuviese  su  religión  en  esta  provincia. 
(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  f.  69). 

S.  f.    Escrito  en  latín  para  su  Santidad,  en  nombre  de  la  provincia  de  la 
Compañía,  pidiendo  la  beatificación  del  Ven.  Gregorio  López.  (Ibídem) . 

S.  f.    Escritos  en  latín  y  hojas  sueltas.  1030  fojas. 

(Arch.  Hist.  de  Hacienda  [Méx.]  Temp.  Leg.  291-41). 

1657  Estado  de  lo  que  tenía  el  colegio  de  la  Veracruz,  en  lo  temporal, 
año  1657. 

(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  f.  124). 

S.  f.    Examen  de  la  oración.  1  f.  (Arch.  Hist.  de  Hac.  [Méx.]  Temp.  Leg. 
291-13). 

1686  Excelencias  del  Arcángel  San  Miguel,  por  un  padre  de  la  Compañía 
de  Jesús.  México,  1686.  (Vera:  Tesoro  Guadalupano,  II). 

1673  Expedición  misionera  a  Indias,  1673. 

(Arch.  Prov.  Méx.  Mérid.  [1960].  Documentos  por  catalogar). 

1664  Explicación  del  libro  cuarto,  conforme  a  las  reglas  del  arte  de  An- 
tonio de  Nebrija.  Con  un  suplemento  general  a  las  reglas  generales. 
(Escudo  de  IHS).  Con  licencia  y  privilegio.  Impreso  en  México  en  la  im- 
prenta de  Francisco  Rodríguez  Lupercio,  1664.  En  8o. 

(A  la  vuelta)  :  "La  Congregación  de  la  Asunción,  del  colegio  de  la  Com- 
pañía de  San  Luis  Potosí,  obtuvo  la  licencia  y  privilegio  del  virrey,  marqués 
de  Leiva  para  esta  impresión".  (Texto,  fojas,  138).  Fin:  "Laus  Deo,  Jesu, 
Mariae  et  Josepho".  (A  la  vuelta)  :  Mcxici,  ex  texta  et  graphiario  Francisci 
Rodríguez  Lupercio.  Anno  Domini,  1664.  (Andrade:  No.  1185). 

1651  Extracto  de  erección  y  principios  del  colegio  de  San  Gregorio  de  la 
capital  de  México,  sus  progresos,  dotaciones  y  rentas  a  favor  de  los 
indios  .  .  .  "del  que  extractaré  gran  parte  de  lo  que  digo  en  este  artículo". 
(M.  B.  Manuel  Berganzo)  en  Dice.  Geográf.  y  Estadístico  de  la  Rep.  Méx., 
t.  III,  Méx.,  1875.  Art.  Colegios). 

ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  F 

1673  Factura  de  las  piezas  que  van  en  la  flota  que  salió  de  Cádiz  el  13 
de  Julio  de  1673.   (Arch.  Hist.  Hac.  [Méx.]  Temporalidades.  Leg. 
106-26). 

S.  f.    Facultades  a  que  se  han  de  reglar  los  poderes  que  diesen  los  padres  rec- 
tores de  los  colegios,  a  los  padres  procuradores. 
(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  f.  67). 


424 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  F 


1600-1699  Fes  de  bautismo  encontradas  en  el  archivo  del  P.  provincial 
referentes  al  siglo  XVII,  en  el  inventario  hecho  en  1767. 

Con  la  letra  A:  44  fes  de  Bo,  e  informaciones  de  otros  tantos  sujetos  re- 
cibidos en  la  Compañía,  desde  1611  hasta  1699. 

Con  la  letra  B:  33  fes  de  Bo.  e  informaciones  de  los  sujetos  recibidos 
desde  1608  hasta  1697. 

Con  las  letras  C,  D  y  E.:  en  el  primer  legajo,  62,  desde  1622  a  1699; 
en  el  cuarto  legajo,  30,  desde  1647  hasta  1760;  en  el  quinto,  hay  49,  desde 
1611  hasta  1766. 

Con  las  letras  F,  G,  H  e  I..  Las  contienen  seis  legajos:  el  primero  con 
la  letra  F.  59  fes  e  infonnaciones  de  1622  a  1764;  el  segundo  con  la  letra 
G.  48  fes  e  informaciones  de  1608  a  1699;  el  tercero  también  con  G  (per- 
tenece todo  al  siglo  XVIII)  ;  el  quinto  con  la  letra  H  31,  desde  1657  a 
1761;  el  sexto  con  la  letra  I  57,  desde  1645  a  1762. 

Con  las  letras  L,  M  y  N.  Las  contienen  cinco  legajos:  el  primero  con 
la  letra  L,  contiene  84  desde  1628  a  1763;  el  segundo  con  la  letra  M.  tiene 
66,  desde  1601  a  1699:  el  quinto  con  la  letra  N,  con  31  desde  1628  a  1766. 

Con  las  letras  O,  P  y  Q.  Son  cinco  legajos:  el  primero  con  la  O.  con 
46,  desde  1667  a  1765;  el  segundo  con  la  P,  contiene  50,  desde  1629  a  1717; 
el  quinto  con  la  letra  O,  y  sólo  tiene  9  desde  1644  a  1762. 

Con  las  letras  R,  S  y  T.  Siete  legajos:  el  primero  con  la  letra  R.  tiene 
39  desde  1610  a  1699;  el  cuarto  con  la  letra  S,  con  45,  desde  1607  a  1697; 
el  sexto  con  la  letra  T,  con  24  desde  1618  a  1698. 

Con  las  letras  V,  X  y  Z.  Cinco  legajos:  el  primero  con  la  V,  contiene 
43,  desde  1619  a  1699;  el  cuarto,  con  la  letra  X,  con  6,  desde  1619  a  1749; 
el  quinto  con  la  Z,  con  32,  desde  1657  a  1763. 

Fuera  de  eso  hay  otro  legajo  que  contiene  16  fes  e  informes  desde  1619 
a  1742,  que  por  estar  en  folio  no  se  reglaron  al  alfabeto  como  los  demás. 

(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  en  las  casillas  14-22.  ff.  49-57). 

1651-1699  Fes  de  bautismo  e  informaciones,  encontradas  en  el  Vol.  7o. 

de  Mss.  del  Arch.  Prov.  Méx.   (Isl.  Coll.,  1935).  Todas  son  las  de 
los  apellidos  que  comienzan  con  M,  y  abarcan  desde  1651  a  1699. 

(Es  uno  de  los  siete  volúmenes  de  manuscritos  que  en  1931  se  compra- 
ron los  siete  en  300  dólares  (entonces  900  pesos  m.  n.)  a  la  Librería  de  Po- 
rrúa,  por  consejo  del  P.  Mariano  Cuevas,  S.  J.). 

1668  Fe  de  bautismo  e  informaciones  de  Lucas  de  Mendoza,  de  Guadalajara. 

1651  Fe  de  bautismo  e  informaciones  de  Miguel  de  Molina,  de  Tlamanalco, 
Chalco. 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  F  425 

1673  Fe  de  bautismo  e  informaciones  de  Nicolás  de  Moya,  de  Querétaro. 

—  Fe  de  bautismo  e  informaciones  de  Pedro  Muñoz  de  Castro,  de  México. 

1663  Fe  de  bautismo  del  H.  C.  Pablo  de  Loyola,  de  Portillo,  Castilla,  1663. 

1675  Fe  de  bautismo  de  Juan  de  Meneses,  Durango,  1675. 

1696  Fe  de  bautismo  e  informaciones  de  Agustín  de  Moya,  México,  1696. 
(Dos  copias) . 

—  Fe  de  bautismo  de  Francisco  Javier  de  Mora,  Puebla,  1696. 

1678  Fe  de  bautismo  e  informaciones  del  H.  Diego  de  Moreno,  Pátzcuaro, 
1678. 

1674  Fe  de  bautismo  del  H.  Sebastián  de  Moya  y  Monroy,  Querétaro,  1674. 
1666  Fe  de  bautismo  del  H.  Juan  Antonio  de  Mora,  Puebla,  1666. 

1668  Fe  de  bautismo  e  informaciones  del  H.  Lorenzo  de  Sanmartín,  Méxi- 
co, 1668. 

1669  Fe  de  bautismo  del  H.  Pedro  Estanislao  Martínez,  Pátzcuaro,  1669. 

1692  Fe  de  bautismo  de  Juan  Munguía,  La  Huaracha,  Mich.,  1692. 

1694  Fe  de  bautismo  e  informaciones  de  Pedro  de  Morantes,  bachiller.  Pue- 
bla, 1694. 

—  Fe  de  bautismo  de  Fernando  de  Miranda,  Huejotzingo,  Pue.,  1694. 
1692  Fe  de  bautismo  de  Gerónimo  de  Montes  de  Oca,  Saltillo,  1692. 
1654  Fe  de  bautismo  de  don  Diego  de  Medina,  Puebla,  1654. 

1673  Fe  de  bautismo  de  Pedro  Martínez  Castellanos,  México,  1673. 

1675  Fe  de  bautismo  de  Antonio  Marín,  Puebla,  1675. 

1679  Fe  de  bautismo  e  informaciones  de  Juan  Muñoz,  México,  1679. 

1682  Fe  de  bautismo  y  fe  de  confirmación  y  testimoniales  de  Antonio  Ig- 
nacio Mayorga,  México,  1682. 

—  Fe  de  bautismo  de  Francisco  Méndez  Hidalgo,  San  Luis  Potosí,  1682. 
(Dos  copias). 

—  Fe  de  bautismo  de  Sebastián  Muñoz,  Puebla,  1682. 
1684  Fe  de  bautismo  de  Tomás  R.  Martínez,  México,  1684. 

1682  Fe  de  bautismo  e  informaciones  del  H.  José  Montes,  México,  1682. 


426 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  F 


1684  Fe  de  bautismo  e  informaciones  del  H.  José  Medrano,  México,  1684. 

1685  Fe  de  bautismo  del  bachiller  Juan  Antonio  de  Montenegro,  Parral, 
1685. 

—       Fe  de  bautismo  y  título  de  órdenes  menores  del  H.  Juan  de  Dios  Ca- 
simiro Medina  Picazo,  México,  1685. 

1687  Fe  de  bautismo  e  informaciones  de  José  Francisco  de  Mesa,  Zacate- 
cas, 1687. 

1694  Fe  de  bautismo,  de  confirmación  e  informaciones  de  Antonio  Meneos, 
Guat.,  1694. 

1699  Fe  de  bautismo  del  FI.  José  Mateo  (inglés),  Veracruz,  1699. 

1672  "Festivo  aparato  con  que  la  provincia  mexicana  de  la  Compañía  de 
Jesús  celebró  en  esta  imperial  corte  de  la  América  Septentrional,  los 
inmarsecibles  lauros  y  glorias  inmortales  de  San  Francisco  de  Borja,  grande 
en  la  pompa  del  mundo,  mayor  en  la  humildad  religiosa  y  máximo  en  la 
gloria  de  la  canonización:  cuarto  entre  los  duques  de  Gandía,  tercero  entre 
los  generales  de  su  religión,  primero  en  las  virtudes  y  sin  segundo  en  todo. 

"Dedicado  al  excelentísimo  señor  don  Antonio  Sebastián  de  Toledo,  Mo- 
lina y  Salazar,  marqués  de  Mancera,  señor  de  las  Cinco  Villas  y  de  la  de 
Mármol;  teniente  general  del  Orden  de  Alcántara,  comendador  de  Puerto 
Llano  en  el  de  Calatrava;  tres  veces  capitán  general  de  mar  y  tierra  en  el 
reino  del  Perú,  y  otras  tantas  embajador  en  Venecia,  Francia  y  Alemania, 
gobernador  del  Ducado  de  Milán  y  de  los  ejércitos  católicos  en  toda  la  Lom- 
bardía  y  Piamonte;  expugnador  del  holandés  en  defensa  del  reino  de  Chile; 
virrey,  gobernador  y  capitán  general  de  esta  Nueva  España,  y  presidente  de 
la  real  cancillería.  Con  licencia  en  México,  en  la  imprenta  de  Juan  Ruiz, 
1672".  (Andrade,  No.  608). 

En  esta  obra  de  festivo  aparato.  .  .  están:  El  certamen  poético  del  P. 
Fernando  Valtierra,  S.  J.;  los  sermones  predicados  por  predicadores  de  di- 
versas órdenes,  el  último  es  el  del  P.  Antonio  Núñez,  S.  J.  32  fojas.  (Andrade). 

Nota:  "Estas  fiestas  tuvieron  lugar  (según  el  Diario,  de  Robles)  en  Fe- 
brero de  1672;  comenzaron  el  14,  en  cuyo  día  el  limo.  Sr.  Enríquez 
de  Rivera  celebró  de  pontifical  en  catedral;  después  siguieron  en  la 
iglesia  de  la  profesa  las  funciones  restantes,  que  costaron  más  de  qui- 
nientos mil  pesos".  (Robles,  Diario) . 

1623  "Floresta  latina.  En  México,  1623.  Impresa  por  Juan  de  Alcázar". 

(Bol.  Arch.  Gen.  Nac.  [México,  1939]  t.  X,  No.  4,  p.  814,  No.  261, 
p.  842,  No.  507). 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  G 


427 


1635  Florilegio  en  México,  por  Francisco  Salvago,  año  1635. 
S.  f.    Florilegio  de  gramática. 

1636  Florilegium  Poetarum.  Mexici,  anno  1636. 

(Bol.  Arch.  Gen.  Nac.  [México,  1939]  t.  X,  No.  4,  p.  734,  No.  143; 
p.  758,  No.  254;  p.  814,  No.  284;  p.  838,  No.  405;  p.  873,  No.  209. 

—       Florilegio  en  latín.  México,  por  Francisco  Salvago,  1636. 

(Memoria  de  los  libros  de  Juan  de  Rivera)   (Arch.  Gen.  Nac.  Inqui- 
sición, t.  585  y  t.  581). 

1633  "Florilegium  ex  amoenissimis  tam  veterum  quam  recentiorum  poeta- 
rum hortulis,  ad  usum  studiosae  mexicanae  juventutis  collectum". 
Mexici,  apud  Franciscum  Salvago,  1633.  En.  8o. 

"Es  tal  la  correspondencia  con  los  'Fragmentos'  que  casi  puede  asegu- 
rarse que  forman  entre  los  dos  una  verdadera  Colección  de  Oradores  y  Poe- 
tas". (Uriarte:  Anónimos,  II,  308-9). 

(Véanse  también  en  los  Anónimos  del  siglo  18,  "Florilegium",  1722.  Y 
en  este  siglo  XVII,  Llanos,  Bemardino  de,  1605,  Poeticarum). 

S.  f.     Fonna  (en  borrador)   con  que  deben  hacer  jurídica  renuncia  de  su 
legítima  los  religiosos  de  la  Compañía. 
(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  f.  71). 

S.  f.    Forma  de  presentar  los  sujetos  que  pasan  a  misión,  para  sacar  despa- 
cho especial  de  ellos,  y  carta  de  aprobación.  (Ibíd.  f.  78). 

S.  f.    "Fundación  del  colegio  de  Tepotzotlán.  Ms.  anónimo  de  principios  del 
siglo  XVII".  (Arch.  Gen.  Nac.  Historía)  (Bol.  Arch.  Gen.  Nac,  t.  XX 
[México,  1949]  No.  2,  pp.  203-231). 

S.  f.    "Fundación  del  colegio  de  San  Gregorio,  de  México". 

(Bol.  Arch.  Gen.  Nac.  [México,  1949]  t.  XX,  No.  2,  pp.  232-242). 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  G 


S.  f.     Gasto  hecho  en  Sevilla  en  el  avío  de  la  misión  hasta  su  embarque,  2.  ff. 
sin  que  conste  el  año.  (Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  fol.  78). 

1691  Gasto  de  reparaciones  en  uno  de  los  colegios.  6  ff.  (Arch.  Hist.  de  Ha- 
cienda [México]  Temporalidades.  Leg.  106-16). 


428 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  H 


1695  Gastos  de  las  fiestas  de  San  Ignacio,  2  fojas.  (Ibid.  Leg.  106-15). 

1614-1699  Gestiones  para  crear  un  presidio  en  la  misión  de  Tepehuanes. 
8  ff.  (Arch.  Hist.  Hacienda  [México]  Temporalidades  Leg.  278-7). 

S.  f.     Grammatica.  Ms.  Liber  V.  de  Syllabarum  quantitate.   (Memoria  de 
los  libros  de  Paula  Benavides,  1660)   (Bol.  Arch.  Gen.  Nac.  [México, 
1938],  t.  X,  No.  4,  p.  854,  No.  925)   (Arch.  Gen.  Nac.  Ramo  Inquisición, 
t.  581). 

S.  f.     Grammatica.  Librito  de  Syntaxis  y  Construcción  de  Verbos. 
(Ibid.  p.  854,  No.  919). 

S.  f.    Grammatica.  Libros  varios.  (Ib.  X,  p.  735,  No.  183  y  No.  521). 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  H 

1682  Hacienda  de  "La  Barranca".  Razón  del  estado  de  ella,  que  cedió  el 
capitán  don  Juan  de  Chavarría  de  Valera,  a  la  Compañía.  1  foja. 
(Arch.  Hist.  de  Hacienda  [México]  Temporalidades.  Leg.  285-38). 

1694  Hacienda  "La  Negra".  Cuenta  de  las  ovejas.   170  fojas.  (Ib.  Leg. 
313-17). 

1687  Hacienda  de  "San  Nicolás".  Arrendamiento  a  favor  del  colesrio  de 

o 

San  Gregorio.  5  fojas.  (Ibidem,  Leg.  314-37). 

1692-1699  Hacienda  de  "Santa  Lucía".  Cuaderno  de  cuentas  viejas,  de 
los  sirvientes,  rayas,  arrendatarios  y  otros  asuntos,  189  fojas.  (Ib.  Leg. 
313-18). 

1628  (Sic,  tal  vez  1728).  Hacienda  de  "Tiripitío".  Estado  de  ella;  entrega 
del  ingenio;  memoria  y  tratado  sobre  daños  y  censos.  4  fojas.  (Ib.  Leg. 
285-42). 

1604  Haciendas:  Licencia  del  Sr.  don  Santiago  Vera,  presidente  y  gober- 
nador del  Nuevo  Reino  de  Galicia,  para  sembrar  semillas  y  trigo.  1  fo- 
ja. (Ib.  Leg.  322-4). 

—       Haciendas.  Testimonio  de  información  del  hierro  que  la  Compañía 
tiene  en  ellas  para  herrar  su  ganado  en  la  ciudad  de  Guadalajara.  Di- 
bujo del  hierro.  1  foja.  (Ibid.  Leg.  322-5). 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  H 


429 


1605  Hacienda  de  la  Compañía  "La  Toluquilla".  Para  que  los  vecinos  de 
ella  no  arrienden  a  pastores  sus  tierras.  2  fojas.  (Ibid.  Leg.  322-6). 

1627  Haciendas.  Ejecutoria  y  tres  papeles  sobre  el  pleito  del  colegio  de  Gua- 
dalajara  sobre  tres  caballerías  de  tierra.  12  fojas.  Contra  Juan  Roque 

Morillo.  (Ibidem,  Leg.  322-9). 

1669-77  Haciendas.  Razón  de  ellas,  de  los  ingenios,  casas  y  tenerías.  2  fojas. 
(Ibidem,  Leg.  307-27).  (Pertenecientes  al  Col.  de  San  Pedro  y  San 

Pablo). 

1699  Arrendamiento  de  dos  sitios  de  ganado  mayor  al  Col.  de  San  Pedro 
y  San  Pablo. 
(Ibidem,  Leg.  314-34). 

1628  Hacienda  de  "La  Toluquilla".  Ejecutoria  ganada  por  el  Col.  de  Gua- 
dalajara  en  el  pleito  que  siguió  contra  los  indios  de  esa  hacienda  sobre 

la  saca  de  agua.  3  fojas.  (Arch.  Hist.  de  Hacienda.  Temporalidades.  Leg. 
322-10). 

1633  Haciendas.  Prohibición  de  la  quema  de  pastos  y  penas  impuestas.  2  ff. 
(Ibid.  Leg.  322-11). 

1639  Haciendas.  Compra-venta  de  muías.  4  fojas.  (Ib.  Leg.  322-29). 

1641  Haciendas.  Licencia  para  administrar  los  sacramentos  en  ellas.  1  f. 
(Ib.  Leg.  322-12). 

1642  Hacienda  de  la  Toluquilla.  Auto  de  la  Real  Audiencia  en  que  sus- 
pende el  laudo  del  oidor  don  Francisco  Medrano,  de  dar  agua  de  la 

hacienda  a  los  indios.  1  foja,  (Ibid.  Leg.  322-30). 

1677  Hacienda  de  la  Toluquilla.  Administración.  4  fojas.  (Ib.  Leg.  322-31). 

1671  Hacienda  de  Chicomocelo.  Cuentas.  8  ff.  (Ib.  Leg.  258-18). 

1618-1699  Limosnas,  recibos,  cuentas  y  otras  cosas  más,  de  la  Compañía 
829  ff. 
(Ibid.  Leg.  309-2). 

1625  Valle  de  Atlixco.  Pedimento  de  indios  para  que  ayuden  a  levantar  la 
cosecha,  propiedad  del  Col.  de  San  Ildefonso  de  Puebla.  2  ff.  (Ib. 
Leg.  324-2). 

1660  Hacienda  de  los  molinos  (del  Col.  de  Guatemala) .  Visita  del  P.  pro- 
vincial (en  este  año  hubo  cambio  de  provincial  del  P.  Alonso  Bonifa- 


430 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  I 


cío  [1657-1660]  al  P.  Pedro  Antonio  Díaz:  1660-1663)  a  la  citada,  nombrada 
Nuestra  Señora  de  Míraflores.  7  fojas.  (Arch.  Hist.  Hda.  Temp.  Leg.  285-45). 

1669  Hacienda  Xochimancas.  Tanto  simple  de  escrito  presentado  por  los 
PP.  de  la  Compañía,  como  dueños  de  la  citada  hacienda,  y  para  otros 
colindantes  con  quienes  se  siguió  pleito  sobre  las  aguas  del  ingenio,  en  que 
piden  al  justicia  de  Yautepec,  les  apruebe  la  tramitación  y  concierto  que  te- 
nían celebrado.  14  fojas.  (Ibíd.  Leg.  285-49). 

S.  f.  (1610-1620)  (Cfr.  Villerías) .  "Historia  de  las  cosas  más  dignas  de 
memoria  que  han  acontecido  en  la  fundación,  principios  y  progreso 
de  la  Compañía  de  Jesús  en  esta  provincia  y  reinos  de  Nueva  España".  Ms. 

(De  la  pág.  2  a  la  27:  Historia  de  los  padres  y  hermanos  en  la  Florida; 
de  la  27  a  la  72:  De  la  fundación,  progresos  y  aumento  de  la  provincia).  To- 
do en  30  capítulos.  Manuscrito  de  311  x  218. 

Quién  sea  el  autor,  el  P.  Félix  Zubillaga  en  la  introducción  general  a 
Monumenta  Mexicana,  S.  J.  I  dice:  "Auctor  operis  nullo  nomine  in  ms. 
signata,  Gaspar  de  Villerías  fuisse  videtur",  p.  14.^ 

1695  Historia  de  la  Sagrada  Pasión,  sacada  de  los  cuatro  evangelios,  por 
el  Padre  Luis  de  la  Palma,  provincial  de  la  Compañía  de  Jesús  en  la 
provincia  de  Toledo,  y  natural  de  la  misma  ciudad.  Año  1695. 
En  Madrid,  año  de  1653. 

Y  por  su  original,  con  licencia  de  los  superiores,  impreso  en  México  por 
doña  María  de  Benavides,  viuda  de  Juan  de  Ribera.  Año  1695. 

En  4o.  Prefacio  3  fojas.  Dedicatoria  al  deán  de  la  catedral,  Malpartida, 
fiiTuada  por  Miguel  de  Rivera  Calderón.  Texto  1  a  376  pp.  (Andrade:  Bi- 
bliografía Mexicana  del  siglo  XVH)  quien  añade:  "Esta  edición  mexicana 
que  he  descrito,  no  se  encuentra  mencionada  en  la  'Novísima  Biblioteca  de 
Escritores  de  la  Compañía  de  Jesús'."  Otra  edición  hay  en  1838,  cfr.  siglo 
XIX). 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  I 

1658  Imposición  de  2,000  pesos  a  censo  que  en  3  de  Julio  de  1658  de  una 
capellanía  que  fundó  Simón  Fernández.  E  informe  del  colegio  de  San 
Ildefonso  (Puebla)  en  el  pleito  que  contra  él  se  formó  por  los  herederos  de 
Simón  Fernández,  en  cuanto  a  la  capellanía  citada. 
(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  f.  116). 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  I  431 

1690  Indios  y  animales  que  hay  en  el  partido  de  Batuc.  1  f. 

(Arch.  Hist.  de  Hacienda  [México]  Temporalidades.  Leg.  279-37). 

Nota:  Todas  estas  informaciones  en:  Arch.  Prov.  Méx.   (Isl.  Coll.,  1935)  : 

1669  Informaciones  de  Francisco  Muñoz  Guerrero  y  de  Bartolomé  de  la 
Plaza,  hermanos,  para  entrar  en  la  Compañía.  Puebla,  2  de  Abril 
de  1669. 

1673  Informaciones  sobre  Roque  Martínez.  México,  1673. 

1678  Informaciones  y  fe  de  bautismo  de  José  Méndez.  Zinapécuaro,  1678. 

1681  Informaciones  de  Marcial  de  Meló.  Oaxaca,  1681. 

1692  Informaciones  del  H.  C.  Cristóbal  Manuel  Martínez.  Veracruz,  1692. 

1685  Informaciones  y  fe  de  bautismo  de  Antonio  Martín  Meléndez.  Queco- 
loac,  Puebla,  1685. 

1687  Informaciones  y  fe  de  bautismo  del  H.  Francisco  Moreno.  Peñaran- 
das, Aracutiri,  Michoacán,  1687. 

1696  Informaciones  y  fe  de  bautismo  de  Francisco  de  Melgar.  Habana, 
1696. 

—  Informaciones  de  José  Muñiz.  Iztapalapa,  Méx.,  1696. 

—  Informaciones  y  fe  de  bautismo  de  Francisco  Mazariegos.  Guadalajara, 
1696. 

1663  Informaciones  del  Cap.  don  Domingo  Alonso  de  la  Peña  y  familia,  por 
el  Licenciado  D.  Félix.  Guadalajara,  1663. 

1688  Informaciones  y  fe  de  bautismo  de  Juan  de  Miranda.  Puebla,  1688. 

1690  Informaciones  y  fe  de  bautismo  del  H.  Francisco  Javier  de  Madariaga. 
México,  1690. 

—  Informaciones  de  Basilio  de  Molina.  México,  1690. 
1638  Informaciones  de  Luis  Méndez.  Atlisco,  Pue.,  1638. 

1642  Informaciones  de  Bartolomé  Muñoz  Alaraz.  Huejotzingo,  Pue.,  1642. 

1645  Informaciones  del  H.  Domingo  de  Medina.  México,  1645. 

1647  Informaciones  de  Sebastián  Martín.  Atlisco,  Pue.,  1647. 

—  Informaciones  de  Juan  Montiel.  México,  1647. 


432 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  I 


—  Informaciones  de  Luis  Martín.  Veracruz,  1647. 
1650  Informaciones  de  Pedro  de  Maya.  Parras,  1650. 

1677  Informaciones  y  fe  de  bautismo  de  José  Monterrubio.  Pachuca,  1677. 

1658  Informaciones  de  Pedro  Martínez.  Tlalnepantla,  Méx.,  1658. 

1659  Informaciones  del  Presbítero  Nicolás  Macotela.  Esparta  (Costa  Rica), 
1659. 

1661  Informaciones  de  don  Francisco  de  Medrano.  México,  1661. 

—  Informaciones  del  H.  Diego  Felipe  de  Mora.  Puebla,  1661. 

1675  Informaciones  de  Tomás  Martínez.  México,  1675. 

—  Informaciones  de  José  Mercado.  México,  1675. 

1676  Informaciones  de  José  Meneses.  (Dice  fe  de  bautismo,  pero  no  está). 
México,  1676. 

1663  Informaciones  de  Juan  Muñoz  (irlandés).  México,  1663. 

—  Informaciones  de  Juan  Martínez  de  Torralba.  Puebla,  1663. 

1664  Informaciones  de  Pedro  de  Mesa.  México,  1664. 

1667  Informaciones  de  Francisco  de  Medrano.  México,  1667. 

—  Informaciones  del  bachiller  Diego  Martínez.  México,  1667. 

1668  Informaciones  de  don  Juan  Maldonado  Zapata.  México,  1668. 

1698  Informaciones  del  bachiller  José  de  Maya.  México,  1698. 

Nota:  Esta  lista  anterior,  puede  servir  para  conocer  de  dónde  salían  nues- 
tras vocaciones  en  el  siglo  XVII. 

S.  f.    Informaciones  (siete)  dadas  por  los  padres  misioneros  de  la  provin- 
cia de  Sonora,  ante  los  alcaldes  mayores  de  sus  respectivas  doctrinas 
y  partidos,  de  que  todas  ellas  eran  fronteras  de  indios  enemigos  gentiles. 
(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  fol.  211). 

1699  Informada  relación  diaria,  en  2  fojas  de  la  entrada  que  se  hizo  en  la 
Pimería,  el  año  de  1699. (Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  fol.  212). 

(Probablemente  es  síntesis  de  la  detallada  relación  que  hizo  en  ese  año  el  P. 
Visitador  Antonio  Leal.  Véase  su  ficha) . 

1671  Informe  en  dos  fojas  hecho  por  los  PP.  misioneros  de  la  provincia  de 

I 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  L 


433 


Sinaloa,  al  Sr.  Virrey  (don  Antonio  Sebastián  de  Toledo,  marqués  de 
Mancera)  en  25  de  Enero  de  1671,  pidiéndole  mandase  poner  remedio  so- 
bre las  vejaciones  que  se  estaban  experimentando  con  los  indios  sublevados 
de  Sinaloa.  (Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  fol.  314). 

S.  f.    Informe  del  conde  de  Paredes,  marqués  de  la  Laguna,  virrey  que  fue 
de  este  Reino  el  año  de  1681,  a  S.  M.  sobre  el  asunto  de  pedir  misio- 
neros de  la  Compañía.  (Invent.  ibíd.  fol.  90). 

1684  Informe  en  11  fojas  hecho  por  don  Rodrigo  Isidro  de  Atondo  y  Anti- 
llón,  fechado  en  Californias  a  13  de  Diciembre  de  1684  a  un  señor 
obispo,  en  que  le  da  razón  por  menor  de  lo  que  tenía  ejecutado  en  la  conver- 
sión de  gentiles  y  poblazón  de  aquellas  Islas.  (Invent.  .  .  .  Ibíd.  fol.  219). 

1699  Informe  triplicado  en  7  fojas,  hecho  a  S.  M.  (Carlos  II),  por  don 
José  Sarmiento  en  29  de  Mayo  de  1699,  en  que  le  avisa  los  felices  pro- 
gresos que  habían  resultado  de  la  reducción  de  gentiles  en  las  Californias;  y 
que  S.  M.  les  asista  a  los  religiosos,  con  alguna  ayuda  de  costa. 
(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  fol.  219). 

S.  f.    Instrucción  del  modo  con  que  ha  de  proceder  el  superior  de  la  Com- 
pañía en  las  causas  judiciales.  (Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  fol.  67). 

S.  f.     (Por  1620  ?)  "Introducción  a  las  misiones  de  Sinaloa".  Ms.  s.a.  s. 
autor.  (Arch.  Gen.  Nac.  [Méx.]  Ramo  jesuítas). 

1664  Inventario  que  el  2  de  Junio  de  1664  se  practicó  del  ingenio  de  Xu- 
chimancas  (sic),  y  consta  de  6  fojas  en  folio  y  3  en  4o. 
(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  fol.  4). 

S.  f.    "Inventario  y  embargo  de  bienes  deL  P.  Juan  Bautista  del  colegio  de 
San  Pedro  y  San  Pablo,  de  México".  (Arch.  Gen.  Nac.  [México]  Ra- 
mo: Jesuítas). 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  L 

S.  f.    La  Eternidad.  Ms.  de  13  fojas.  (Arch.  Hist.  Hda.  [Méx.]  Temp.  Leg. 
291-20). 

S.  f.    Las  Lenguas.  Ms.  5  fojas.  (Ibíd.  Leg.  291-25). 
S.  f.    La  Lujuria.  Ms.  4  fojas.  (Ibíd.  Leg.  291-8). 


434 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  L 


S.  f.    La  mala  costumbre.  Ms.  10  fojas.  (Ibíd.  Leg.  291-26). 
S.  f.    La  muerte.  Ms.  6  fojas.  (Ibíd.  Leg.  291-29). 
S.  f.    La  Pasión  de  María  Santísima.  1  f.  (Ibíd.  Leg.  291-12). 
S.  f.    La  Penitencia.  7  fojas.  (Ibíd.  291-9). 

1677  Letras  testimoniales  de  tonsura  y  órdenes  menores  y  fe  de  bautismo  de 
Pedro  Mármol,  1677.  Las  primeras  en  Puebla  y  la  segunda  en  Cádiz. 

1662  Libro  sexto  de  los  que  hacen  la  profesión  y  hacen  votos  en  Tepotzo- 
tlán. 

—       Libro  séptimo.  Costumbres  de  la  provincia  mexicana. 
(Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  [1960]  vol.  VII  Mss.). 

1689  Libro  de  los  Dolores  de  la  Virgen  María,  Madre  de  Dios  y  Señora 
Nuestra.  Escrito  e  impreso  en  Génova  en  lengua  toscana,  por  el  P. 
Fabio  Ambrosio  Espinóla  de  la  Compañía  de  Jesús,  y  traducido  del  idioma 
italiano  al  español,  por  otro  religioso  de  la  misma  Compañía.  Con  licencia  en 
México  por  la  viuda  de  Francisco  Rodríguez  Lupercio,  año  1689.  (Fojas  174, 
mas  índices  de  los  capítulos,  y  alfabético  y  Saetas,  12  fojas). 

El  autor  nunca  estuvo  en  México,  pero  parece  que  el  traductor  fue  el 
Padre  Antonio  Núñez,  según  la  opinión  del  señor  cura  Fischer;  Beristáin  lo 
enumera  entre  las  obras  del  P.  Sebastián  Estrada,  y  después  la  atribuye  al 
P.  José  Vidal  Figueroa.  (Andrade:  Bibl.  del  siglo  XVII,  No.  917). 

1671  Libros  y  mercaderías  que  remiten  de  España,  a  colegios,  25  ff. 

(Arch.  Hist.  de  Hacienda  [México]  Temporalidades,  Leg.  106-31). 

S.  f.    Libro  en  8o.  forrado  en  pergamino  con  el  título:  "Manual  de  confe- 
sores". (Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  f.  334). 

S.  f.    Libro  4o.  forrado  en  pergamino,  con  188  fojas  en  latín,  manuscritas, 
que  trata  de  varios  puntos  de  teología.   (Invent.  Arch.  Prov.  Méx. 
[1767]  f.  334). 

1675  Libro  viejo  manuscrito  que  se  halla  en  la  biblioteca  de  la  universidad 
de  México,  de  los  pertenecientes  a  los  jesuítas,  de  incierto  autor,  que 
comienza  en  el  año  de  1675,  y  concluye  en  1696,  el  cual  contiene  cosas  insig- 
nificantes, ocurridas  en  México,  y  me  lo  franqueó  el  senador  Dr.  don  Basilio 
Arrillaga,  bibliotecario  de  esta  universidad. 

(Del  Paso  y  Troncoso:  "Documentos  para  la  Historia  de  México",  t.  VII, 
México,  1854,  p.  5). 

1646-1699  Libro  de  la  fundación  de  la  Congregación  de  la  Limpia  Con- 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  M 


435 


cepción  de  Nuestra  Señora.  (Arch.  Gen.  Nac.  [México]  Mss.  Tempora- 
lidades, Ms.  229). 

(Lo  halló  el  Sr.  Pbro.  don  Jesús  García  Gutiérrez) . 

S.  f.    Libros  de  nuestra  Señora  de  Guadalupe,  que  envía  Miguel  Ribas", 
s.  f.  (Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  [1960]  Documentos  por  catalogar). 

S.  f.    "Libro  de  los  que  hacen  los  votps  simples  y  la  profesión  en  Tepotzo- 
tlán".   (Del  siglo  XVII)    (Arch.   Prov.  Méx.  Merid.   [196]  Códice 
Planearte,  No.  19). 

1694  Licencias  del  superior  gobierno  y  provisorato,  fechas  en  19  y  21  de 
Julio  de  1694,  a  Juan  José  Guillena,  impresor  y  mercader  de  libros  en 

esta  corte  (de  México),  para  imprimir  los  "Privilegios  concedidos  a  la  reli- 
gión de  la  Compañía".  (Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  f.  274). 

1582-1623  Lista  de  fórmulas  de  votos.  1582-1623. 
(Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  APA-G.  [1675]). 

1695  Locución  de  Dios  al  corazón  del  religioso  en  el  retiro  sagrado  de  los 
ejercicios  espirituales,  compuesto  en  latín  por  el  P.  Daniel  Pawlowski 

de  la  Compañía  de  Jesús,  doctor  y  catedrático  de  teología  en  su  provincia 
de  Polonia.  Traducido  al  castellano  por  un  religioso  de  la  misma  Compañía. 
Numerosas  impresiones:  la  edición  que  hallamos  de  fecha  cierta  más  antigua 
es  la  de  Puebla  de  1697,  reproducida  (según  se  advierte  al  pie,  "conforme  a 
lo  impreso  en  el  colegio  de  la  Compañía,  año  de  1695"  pero  tampoco  se 
especifica  el  colegio,  aunque  sospechamos  (dice  Uriarte)  "que  debió  de  ser 
de  España,  y  no  de  México".  (Uriarte,  José  Eugenio,  S.  J.  Anónimos  II, 
Madrid,  1904,  No.  2666). 

1697  ''Locución  de  Dios  al  corazón  del  Religioso".  Su  autor  Daniel  Paw- 
lowski, S.  J.  Puebla,  1695  (Fischer)  (Andrade,  p.  802). 

1663  Lo  que  montan  los  fletes  de  la  ropa  que  lleva  la  recua  del  colegio, 
para  los  padres  (misioneros),  cuya  cantidad  va  abonada  en  el  "ha-de- 
haber" de  la  carta.  1  foja.  (Arch.  Hist.  de  Hacienda  [Méx.]  Temp.  Leg. 
279-111). 

ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  M. 

S.  f.    Malos  padres.  7  fojas  mss.  (Arch.  Hist.  Hacienda  [Méx.]  Temp.  Leg. 
291-27). 

1615-1648  Manipulus  Virorum   Illustrium   Provinciae   Mexicanae.  1615- 
1648.  Ms.  inédito  en  el  Archivo  General  de  la  Compañía,  en  Roma. 


436 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  M 


1627  "Memoria  de  ocho  padres  de  la  Compañía  de  Jesús,  martirizados  en 
México"  1627.  (B.  Temaux,  No.  492)  (Andrade). 

S.  f.    Memoria  de  las  misas  que  tenía  obligación  de  mandar  decir  el  cole- 
gio-seminario de  San  Ildefonso  de  México.  (Invent.  Arch.  Prov.  Méx. 
[1767]  fol.  105). 

S.  f.    Memoria  en  tres  hojas  y  cuarto,  de  una  cláusula  de  testamento,  por 
la  que  se  prevee  que  en  unas  casas  que  en  ella  se  citan,  se  funde  un 
colegio  sin  expresarse  el  sujeto  testador,  ni  fecha  del  instrumento.  (Ib.  f.  105). 

S.  f.     Memoria  con  cuatro  copias  en  que  se  expresan  las  concurrencias  de 
los  colegiales  (de  San  Ildefonso,  de  México)  y  seminaristas,  que  se 
han  tenido,  y  debían  ser  por  concursos  de  comunidad.  (Ibid.  f.  105). 

S.  f.  (Por  1626).  Memoria  de  las  alhajas  que  había  para  la  fundación 
de  El  Realejo.  (Ibíd.  fol.  174). 

1641  Memoria  en  tres  fojas  de  los  aperos,  ganados  y  tierras  de  la  hacienda 
nombrada  "Chapultepeque",  que  compró  el  colegio  de  Zacatecas  el 
año  de  1641  y  la  agregó  a  "La  Cieneguilla".  (Ib.  f.  174). 

1643  Memoria  de  los  frutos  de  ambas  haciendas,  desde  Enero  1643  hasta 
10  de  mayo  1649.  (Ib.). 

S.  f.  Memoria  de  la  cantidad  que  los  vecinos  de  Zacatecas  daban  cada  se- 
mana para  el  sustento  de  los  religiosos  de  la  Compañía.  (Ib.  fol.  186). 

1651  Memoria  de  lo  que  importaron  los  envíos  que  se  hicieron  a  misiones. 
(Ib.  296). 

S.  f.  Memoria  de  las  alhajas  entregadas  por  José  de  Valencia  al  P.  rector 
de  la  misión  de  Matapé,  por  orden  del  P.  visitador.  (Ibíd.  f.  335). 

S.  f.  Memoria  del  ganado  que  se  había  sacado  de  la  estancia  de  San  Juan 
Tihuacán  (sic)  que  quedó  por  bienes  de  doña  Leonila  Carbajal,  cuyo 

albacea  era  el  P.  Gaspar  de  Carvajal.  (Ibíd.  f.  336). 

1666-1667  Memoria  de  los  bautismos  y  casamientos  en  algunos  pueblos  de 
las  misiones  de  Sinaloa  y  Sonora,  en  los  años  de  1666  a  1667. 
(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  fol.  106). 

1678  Memoria  otorgada  por  Francisco  Ruiz,  en  el  colegio  de  San  Grego- 
rio, con  fecha  de  14  de  noviembre  1678,  de  varios  géneros  que  recibió 
para  conducirlos  a  Sonora  y  para  entregar  a  don  Jacinto  Muñoz.  (Ibíd. 
fol.  106). 

—       Memoria  de  4  fojas  otorgada  por  Alonso  Martín  en  14  de  Octubre  de 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  M 


437 


1678,  de  varios  tercios  y  fardos,  para  conducir  del  colegio  de  San 
Gregorio  a  la  provincia  de  Sonora,  y  se  han  de  entregar  a  don  Jacinto  Mu- 
ñoz. (Ib.  f.  106). 

— •       Memoria  de  los  géneros  y  demás  cosas  que  se  remitieron  a  Sonora, 
desde  el  colegio  de  San  Gregorio,  el  año  de  1678.  (Ibíd.  f.  106). 

1679  Memoria  dada  por  Luis  de  Morales,  escribano  de  su  Magestad,  del 
instrumento  de  liquidación  de  cuentas,  que  en  el  real  y  minas  de  San 
Juan  Bautista,  de  la  provincia  de  Sonora,  en  2  de  Marzo  de  1679,  otorgaron 
don  Alonso  Rascón  y  el  Cap.  don  Juan  de  Echeverría  Valera  por  la  cantidad 
de  34,860  pesos,  que  le  restaba  el  primero.  (Ib.  fol.  107). 

—       Memoria  final  de  instrumento  de  cesión  que  en  24  de  julio  de  1679 
otorgó  el  cap.  Valera,  a  favor  de  la  provincia  de  la  Compañía  para 
que  la  cantidad  de  34,987  pesos,  se  emplease  en  una  fundación  de  una  misión 
en  la  provincia  de  Sonora.  (Ib.  fol.  107). 

S.  f.    Memorial  presentado  a  su  excelencia  el  Sr.  virrey  por  parte  del  pro- 
vincial de  la  Compañía,  excusándose  de  remitir  religiosos  misioneros 
para  el  real  de  Zimapán.  (Ibíd.  fol.  67). 

1652  Memorial  de  los  religiosos  de  la  Compañía  del  Nombre  de  Jesús  de 
Nueva  España,  año  1652,  en  folio.  (El  P.  Fischer  lo  trae  entre  los 
documentos  de  la  cuestión  que  los  dichos  religiosos  tuvieron  con  el  limo. 
Sr.  obispo  de  Puebla,  y  que  llama  Palafoxiana.  (Andrade)  (Paz,  Julián, 
Catálogo  de  Mss.  de  América  en  la  Biblioteca  Nac.  Madrid,  12787.  Madrid, 
1933,  p.  304). 

S.  f.    Memorial  de  las  órdenes  de  Santo  Domingo,  San  Francisco,  San  Agus- 
tín y  la  Compañía  de  Jesús  en  Nueva  España,  sobre  las  vejaciones  que 
reciben  de  los  obispos  de  Indias.  Impreso.  S.  f.  21  folios. 

(Domínguez  Bordona,  Jesús.  Manuscritos  de  América.  Madrid,  1935. 
Doc.  271,  p.  42). 

1673  Memoria  de  gastos  que  se  han  hecho  con  los  sujetos  que  pasan  este 
año  a  Filipinas.  1  foja.  (Arch.  Hist.  de  Hacienda  [Méx.]  Temp.  Leg. 
106-25). 

1631  "Memorial  of  the  Jesuits  of  México  to  the  king,  conceming  'Doctrinas' 
1631".  (Bolton:  Berkeley  Librar)-.  Jesuítas,  vol.  25). 

S.  f.    Memorial  de  la  santa  iglesia  de  México  para  los  señores  del  real  con- 
sejo de  Indias,  suplicando  y  pidiendo  en  un  caso  dificultoso  y  de  mu- 
cha importancia,  favor  y  remedio.  Contiene  este  escrito  dos  partes:  en  la 


438 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS,  LETRA  M 


primera  se  muestra  cómo  algunos  remedios  que  parecen  provechosos  no  pue- 
de valerse  de  ellos  la  dicha  Santa  Iglesia;  en  la  segunda  se  trata  de  otros  que 
son  más  eficaces  y  acomodados.  En  folio,  de  12  fojas.  Nota  del  P.  Uñarte: 
"Apenas  salido  a  luz  este  memorial,  se  tuvo  especial  empeño  (y  se  entiende 
por  qué)  en  atribuirlo  a  los  de  la  Compañía,  lo  mismo  en  México  que  en 
Madrid.  Es  posible  que,  realmente  sea  suyo,  pero  a  la  verdad  no  hallamos 
ningún  documento  fidedigno  que  confirme  semejante  atribución". 
(Uriarte:  Anóns.  t.  II,  No.  3143.  Madrid,  1904). 

1649  Memorial  de  los  religiosos  misioneros  de  Sinaloa  a  S.  E.  el  virrey  en 
el  año  de  1649,  quejándose  de  los  malos  tratamientos  que  con  ellos 
usaba  el  capitán  de  aquel  presidio.   (Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  fol. 
228). 

S.  f.    Memorial  presentado  al  Sr.  virrey,  por  parte  del  P.  provincial  de  la 
Compañía,  sobre  el  terreno  que  se  debía  de  dar  a  los  indios  cabeci- 
llas de  las  muchas  reducciones,  para  conseguir  la  conquista  de  los  infieles. 
(Ib.  f.  300). 

1674  Memorial  presentado  al  Excmo.  Sr.  virrey  (Fray  Payo  de  Ribera),  por 
parte  de  la  Compañía  en  16  de  Agosto  de  1674,  pidiendo  varias  pro- 
videncias para  el  sustento  o  subsistencia  de  las  misiones  de  dicha  provin- 
cia. Un  cuaderno  con  diez  fojas  en  folio.  (Ib.). 

1684  Memoriales  (3  copias)  presentados  al  Sr.  virrey  don  Tomás  Antonio 
de  la  Cerda,  marqués  de  la  Laguna  en  el  año  de  1684,  sobre  la  remo- 
ción de  misiones,  intentada  por  el  Sr.  obispo  de  Durango  fray  Bartolomé  de 
Escañuela,  y  nombramiento  de  clérigos  para  ellas.  (Ibid.  fol.  302). 

1680  Memorias  (cinco)  e  inventarios  de  las  alhajas  que  tenían  los  misione- 
ros de  la  Tepehuana,  en  1680,  remitidas  por  el  P.  Manuel  Guet  al  P. 
Antonio  Núñez.  (Ibid.,  fol.  234).  Con  fecha  16  de  julio. 

1657  ''Memorias  que  se  han  sacado  de  los  borradores  de  las  anuas  que  los 
PP.  de  la  Compañía  de  Jesús  dirigían  a  Roma:  las  noticias  son  desde 
el  año  1592  hasta  el  de  1657".  (Al  principio  hay  una  advertencia  del  colec- 
tor [una  foja]  sigue  otra  en  blanco  y  emplea  otra  de  portada) . 
(Arch.  Gen.  Nac.  [México]  Ramo  Historia,  t.  14) . 

1668  "Memoria  de  lo  que  tiene  espeñado  Fr.  Alonso  de  Quiñones".  Mérida, 
1668. 

(Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  [1960]  vol.  VII  Mss.). 

S.  f.    "Memorial  y  descripción  de  los  puestos,  islas  y  tierras,  así  de  indios 
como  de  españoles  que  hay  en  el  reino  de  Yucatán,  o  Campeche, 
donde  se  pueden  hacer  muy  gloriosas  misiones,  casas  y  colegios  de  la  Com- 


! 

ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS,  LETRA  N  439 

pañía;  así  para  bien  y  provecho  de  los  españoles,  como  de  los  indios  y 
negros". 

(Este  memorial,  sin  firma  ni  fecha,  se  halla  en  F.  G.  (Fondo  Gesuítico 
720/II/5).  (A-B  II,  pp.  556-558). 

S.  f.    Memorias  e  inventarios-  (cuatro)  de  las  alhajas  que  tenían  las  mi- 
siones. (Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  fol.  296). 

S.  f.     (Por  1649).  Misiones.  Puntos  de  la  cédula  de  la  Reina,  a  que  se  ha 
de  responder  en  vista  de  los  informes  del  Sr.  obispo  Juan  de  Aguirre. 
2  fojas. 

(Arch.  Hist.  de  Hacienda  [Méx.]  Temporalidades.  Leg.  325-63). 

1649  Misiones.  Primera  petición  presentada  ante  el  gobernador  don  Diego 
Guajardo  en  defensa  de  la  posesión  y  administración  de  los  santos 
sacramentos  por  los  religiosos  de  la  Compañía.  2  fojas.  (Ibid.  Leg.  324-14). 

—  Segunda  petición  ante  el  gobernador,  acerca  de  las  doctrinas  y  misio- 
nes. 1  foja.  (Ibid.  Leg.  324-13). 

—  Respuesta  del  gobernador.  2  fojas.  (Ibid.  Leg.  324-10). 

ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  N 

1690  Nómina  de  estudiantes.  3  ff.  (Arch.  Hist.  de  Hacienda  [Méx.]  Temp. 
Leg.  281-24). 

—  Nómina  de  las  gentes  que  habitan  los  pueblos  de  la  jurisdicción  de 
Guasahas,  firmada  por  Pedro  de  Alarme  (?)  1  f. 

(Arch.  Hist.  de  Hacienda  [Méx.]  Temp.  Leg.  279-31). 

S.  f.    Noticias  de  la  misión  de  San  Ignacio.  (Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [en 
1767]  foja:  ?). 

S.  f.     (Distinta  de  la  anterior) .  Noticias  de  la  misión  de  San  Ignacio.  (Arch. 
Gen.  Nac.  Acervo  Jesuítas). 

S.  f.    Noticias  del  Río  de  Mayo.  (Arch.  Gen.  Nac.  Ramo  Jesuítas:  Colec- 
ción de  Francisco  García  Figueroa,  copias  sacadas  de  los  originales  el 
24  de  Noviembre  de  1692)  (Fotocopia  sacada  en  1954). 

1641  Notificación  a  Bartolomé  Doblado,  de  parte  del  Sr.  provisor  de  Du- 
rango,  con  fecha  27  de  Agosto  de  1641,  para  que  no  molestase,  ni  per- 
judicase, a  los  religiosos  de  la  Compañía,  impidiéndoles  el  sustento  y  servicio 
necesario  para  sus  labranzas.  (Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  f.  203). 

1688-89  Novena  a  San  Francisco  Javier.  Guatemala.  (Lazcano:  Vida  del 
P.  Oviedo,  p.  11). 


440 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS,  LETRA  O 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  O 

1623  Ocho  cartas  anuas  de  Filipinas,  de  los  años  1623,  1624  y  1625,  en  que 
dan  razón  del  estado  de  aquellas  misiones,  y  los  buenos  fines  con  que 
se  aplican  sus  misioneros. 

(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  f.  17). 

1646-48  Once  borradores  de  razones  de  los  censos,  y  depósito  que  tenía  el 
colegio  de  San  Pedro  y  San  Pablo  del  año  de  1646  a  1648.  (Invent.  .  .  . 
f.  101). 

1677-1678  Once  cartas  de  los  padres  misioneros  de  la  Tarahumara,  escri- 
tas al  P.  Provincial  Tomás  Altamirano  (1677-80),  en  que  le  dan  ra- 
zón de  las  nuevas  conversiones  que  iban  consiguiendo  en  aquellas  misiones. 
(Invent.  ...  f.  230). 

S.  f.    Oración  a  la  Sma.  Trinidad  para  todos  los  días.  2  ff. 

(Arch.  Hist.  de  Hacienda  [Méx.]  Temp.  Leg.  291-35). 

1642  Origen  de  la  Congregación  de  la  Purísima,  en  el  colegio  de  San  Pedro  y 
San  Pablo  de  México.  12  fojas. 
(Arch.  Hist.  de  Hacienda  [Méx.]  Temporalidades.  Leg.  258-21). 

S.  f.    Otras  noticias  de  la  misión  en  Mayo  y  Otiaqui. 

(Arch.  Gen.  Nac.  [Méx.]  Acervo  Jesuitas.  Colección  de  Francisco  García 
Figueroa  de  24  de  Nov.  1692). 

ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  P 

Nota:  Hemos  querido  poner  todos  los  anónimos  escritos  sobre  la  cuestión 
del  limo.  Palafox,  en  la  letra  P. 

S.  f.  "Memorial  con  9  fojas  impresas  presentado  a  su  Magestad  por  las  Re- 
ligiones de  Santo  Domingo,  San  Francisco,  San  Agustín  y  la  Com- 
pañía, en  defensa  de  diferentes  causas  que  había  presentado  contra  ellas  en 
todos  los  tribunales,  el  limo.  Sr.  don  Juan  de  Palafox,  obispo  que  fue  de 
la  ciudad  de  Puebla". 

(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  fol.  36). 

S.  f.  Copia  de  un  memorial  en  17  fojas,  presentado  al  rey  por  parte  de  la 
provincia  de  la  Compañía  de  Jesús  de  esta  Nueva  España,  en  el 
pleito  que  seguía  con  el  citado  limo.  Sr.  Palafox,  por  haber  éste  pedido  por 
medio  de  su  provisor  (el  Sr.  Merlo),  a  los  religiosos  de  la  Compañía,  las  li- 
cencias de  predicar,  confesar  y  decir  Misa.  (Ibidem). 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS,  LETRA  P 


441 


S.  f.    Un  cuaderno  impreso  en  latín  lo  más,  cuyo  título  es:  Angelo politana 
"Compendium  seu  Index  Informationum"  con  130  párrafos  en  que 
está  dividido;  y  el  compendio  o  índice  en  23  números,  sobre  la  misma  causa 
célebre  angelopolitana.  (Ibidem). 

S.  f.    Escrito  con  siete  hojas  impresas,  de  la  resolución  (por  el  derecho  cier- 
to de  la  Compañía)   en  el  nombramiento  de  jueces  conseivadores. 
(Ib.  f.  17). 

S.  f.    Copia  con  17  fojas  de  un  memorial  presentado  al  rey  por  la  Compa- 
ñía, contra  el  limo.  Sr.  Palafox,  y  su  provisor  (Merlo)  (Ib.). 

S.  f.    "Alegato  con  24  fojas,  hecho  sobre  el  nombramiento  de  jueces  con- 
servadores que  hicieron  los  religiosos  de  la  Compañía".  (Ib.). 

S.  f.    "Copia  del  memorial  presentado  al  rey  por  parte  de  la  Compañía 
contra  el  limo.  Sr.  Palafox,  deán  y  cabildo  de  la  ciudad  de  Pue- 
bla". (Ib.). 

S.  f.    Escrito  con  4  fojas,  de  parecer  y  resolución  acerca  del  privilegio  de 
los  religiosos  de  la  Compañía,  para  que  una  vez  aprobados  de  un 
ordinario,  no  necesiten  de  otra  aprobación  y  licencia  para  confesar  y  pre- 
dicar. (Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  fol.  37). 

1647  Edicto  de  los  jueces   conservadores,  publicado  en   14  de  Abril  de 
1647,  sobre  que  se  recogiese  un  libro  escrito  por  el  Sr.  obispo  de  la 
Puebla  y  su  provisor.  (Ibidem). 

1653  Breve  del  señor  Inocencio  X  librado  el  año  de  1653,  a  favor  del  se- 
ñor Palafox,  en  que  previene,  que  ningún  regular  pueda  confesar 
y  predicar  en  su  diócesis,  sin  licencia  del  diocesano.  (Ibid). 

S.  f.  Memorial  con  12  fojas  presentado  al  rey  por  parte  de  la  Compañía, 
en  oposición  al  breve  anterior.  (Ibid.  fol.  38). 

S.  f.    Copia  con  19  fojas  de  memorial  al  rey,  presentado  por  parte  de  la 
provincia,  contra  el  limo.  Sr.  Palafox.  (Ibid). 

S.  f.    Auto  con  5  fojas  en  nombre  de  la  Compañía  contra  el  Sr.  Palafox 
en  los  autos  seguidos  sobre  haber  pedido  dicho  limo,  señor  a  los  re- 
ligiosos de  la  Compañía,  las  licencias  de  confesar  y  predicar.  (Se  refiere  al 
modo  de  hacerlo).  (Ibid). 

S.  f.    Escrito  trunco,  de  12  fojas,  de  resumen  del  hecho  y  derecho  del  re- 
ferido pleito.  (Ibidem). 

S.  f.    Escrito  con  25  fojas  de  respuesta  a  los  fundamentos  propuestos,  en 
un  papel  impreso,  sin  autor,  en  que  la  parte  de  la  santa  iglesia  cate- 
dral de  Puebla,  pretende  justificar  la  sentencia  que  su  provisor  (Merlo)  dio 


442 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS,  LETRA  P 


contra  el  doctor  Femando  de  la  Sema  Valdés,  racionero  de  ella,  sobre  que 
pague  los  diezmos  de  una  hacienda  de  ganado  menor,  que  en  consorcio  de 
su  madre  dio  para  dotación  de  un  colegio  que  fundaron  en  Veracruz.  (Ib. 
fol.  38). 

1647  Edicto  del  santo  tribunal  de  la  inquisición,  publicado  en  18  de  Mayo 
de  1647  en  que  se  prohibe  cualesquiera  papel,  que  con  título  de  ver- 
dades o  respuestas  a  ellas,  se  hubiere  impreso;  y  todos  o  cualesquiera  otros, 
con  firma  o  sin  ella,  contra  los  jueces  conservadores. 
(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  fol.  38). 

S.  f.    Representación  con  7  fojas  hecha  al  Sr.  arzobispo  de  México,  re- 
cusando los  testigos  dados  por  el  limo.  Sr.  Palafox.  (Ibid). 

S.  f.    "Escrito  con  8  fojas  presentado  al  santo  tribunal  de  la  inquisición  por 
parte  de  la  Compañía,  contra  el  doctor  don  Juan  de  Merlo,  provisor 
de  la  santa  iglesia  de  Puebla,  sobre  agravios  recibidos  de  éste".  (Ibid.  fol,  39). 

S.  f.  Escrito  con  40  fojas  de  advertencias  y  reparos  sobre  algunas  doctrinas 
y  proposiciones  que  se  hallan  en  los  escritos  y  papeles  del  Sr.  Palafox. 

1650  Testimonio  dado  por  don  José  de  Montemayor  (escribano  de  cámara 
de  esta  real  audiencia  de  México)  en  18  de  Noviembre  de  1650  del 
auto  del  "pase"  al  breve  librado  a  favor  del  limo.  Sr.  Palafox,  y  notifica- 
ción hecha  a  la  parte  de  la  Compañía.  (Invent.  .  .,  fol.  39). 

S.  f.  Escritos  presentados  a  su  Magestad  por  parte  de  las  religiones  de  San- 
to Domingo,  San  Francisco,  San  Agustín  y  la  Compañía,  contra  el 
limo,  Sr.  Palafox,  sobre  que  no  se  lleve  a  debido  efecto  el  breve  librado  a 
su  favor,  en  que  define  Su  Santidad,  que  ningún  regular  pueda  confesar 
y  predicar  sin  licencia  del  diocesano,  (Ibid.  fol.  39). 

S.  f.    Intimación  hecha  a  José  Magán  y  puesta  en  los  autos  seguidos  de 
la  causa  por  los  padres  de  la  Compañía,  del  obispado  de  los  Angeles 
(Puebla)  2  fojas  (Invent.  ibid.  fol.  39). 

S.  f.  Memorial  de  4  fojas  dado  al  Emo.  Cardenal  Espada,  en  favor  de  los 
padres  de  la  Compañía,  contra  la  pretensión  del  dicho  Magán.  (Ib.  fol.  40). 

S.  f.    Un  cuaderno  diminuto  de  70  fojas,  de  los  autos  que  forman  los  jue- 
ces conservadores  de  la  Compañía,  en  los  seguidos  con  el  limo.  Sr. 
Palafox,  sobre  la  presentación  de  licencias  de  confesar  y  predicar. 
(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  fol.  40). 

S.  f.    Otro  cuademo  con  18  fojas  de  escrito  presentado  a  los  jueces  con- 
servadores por  parte  de  la  Compañía,  en  los  autos  seguidos  con  el  Sr. 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS,  LETRA  P 


443 


PalafoXj  sobre  que  se  reciba  información  de  unas  proposiciones  escritas  por 
el  Dr.  don  Francisco  López  de  Soler,  y  que  le  manden  fijar  'por  público 
excomulgado',  por  impediente  formal  de  la  jurisdicción  apostólica,  en  el  que 
se  halla  dicha  información".  (Ibid.). 

S.  f.  Autos  de  327  fojas,  hechos  a  pedimento  de  los  religiosos  de  la  Com- 
pañía ante  los  reverendos  padres  fray  Juan  de  Paredes  y  fray  Agus- 
tín Godínez  religiosos  de  la  orden  de  Santo  Domingo,  jueces  conservado- 
res apostólicos^  sobre  la  presentación  de  licencias  de  predicar  y  confesar,  ante 
el  Sr.  Palafox  y  su  provisor  (Sr.  Merlo)   (Ibid.  fol.  41). 

S.  f.    Memorial  con  49  fojas  presentado  por  parte  de  la  Compañía  a  la 
sagrada  congregación  de  ritos,  en  que  se  hace  relación  de  la  conducta 
que  siguió  dicha  Compañía  con  el  Sr.  Palafox.  (Ibid.). 

S.  f.  Cuaderno  de  varias  copias  de  cartas  y  diligencias  en  la  causa  ange- 
lopolitana,  y  sobre  otros  asuntos  del  gobierno  de  la  Compañía  enton- 
ces, con  otros  apuntamientos  acerca  del  mismo  asunto;  y  otra  copia  de  una 
carta  del  rey,  escrita  en  Aranjuez  a  28  de  Abril  de  1625  (sic)  a  su  ministro 
en  Roma,  con  31  fojas.  (Ibid.). 

S.  f.  Memorial  incompleto  con  seis  fojas  impresas,  al  rey,  por  parte  de  la 
Compañía  contra  el  Sr.  Palafox  y  su  provisor  el  Sr.  Merlo,  en  el  negocio 
seguido  sobre  presentación  de  licencias.  (Ibid.  fol.  42). 

S.  f.    "Parecer  y  resolución  acerca  del  privilegio  de  los  de  la  Compañía, 
para  que  una  vez  aprobados  por  un  ordinario,  no  necesiten  de  otra 
aprobación  y  licencia  para  confesar  y  predicar".  (Invent.  Arch.  Prov.  Méx. 
[1767]  f.  42). 

S.  f.    Escrito  presentado  por  parte  de  la  Compañía,  sobre  que  se  anule  el 
breve  librado  a  favor  del  Sr.  Palafox,  en  cuanto  a  que  los  regulares 
no  prediquen  ni  confiesen  sin  su  licencia  en  su  diócesis.  (Ibid.  fol.  43). 

S.  f.    Representación  en  6  fojas  hecha  al  rey  sobre  que,  o  mande  retirar 
al  Sr.  Palafox  de  estos  reinos,  o  le  quite  el  empleo  de  visitador. 
(Ib.  f.  44). 

1651  Con  motivo  del  edicto  del  Sr.  Dr.  Merlo,  provisor,  con  fecha  de  18 
de  Febrero  de  1651,  en  que  prohibe  la  fábrica  de  una  capilla,  frente 
de  la  iglesia  del  Espíritu  Santo  en  Puebla,  y  que  no  se  puede  predicar  en 
ella:  la  Compañía  presentó  un  escrito  al  virrey,  quejándose  del  edicto  an- 
tecedente. (Ibid.  fol.  44). 


444 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS,  LETRA  P 


S.  f.    Un  cuaderno  en  4o,  con  14  fojas  en  latín,  de  anotaciones  hechas  a 
varios  escritos  del  Sr.  Palafox  (Ibid.). 

S.  f.  "Memorial  presentado  al  rey  por  parte  de  la  Compañía,  pidiéndole 
remedio  sobre  los  agravios  recibidos  por  el  Sr.  Palafox  en  el  edicto 
que  publicó,  notándolos  de  transgresores  de  los  santos  concilios;  que  admi- 
nistraban sin  jurisdicción  el  santo  sacramento  de  la  penitencia;  prohibiendo 
con  censuras  que  ningún  súbdito  suyo  se  confesare  con  religiosos  de  la  Com- 
pañía, ni  oyere  sus  sermones".  (Ibid.  fol.  45). 

S.  f.    "Escrito  presentado  al  Sr.  virrey  por  parte  de  la  Compañía  en  que 
le  exponen  los  principales  acaecimientos  del  pleito  seguido  con  el  limo. 
Sr.  Palafox^  para  la  composición  que  S.  E.  intentaba  en  él".  (Ibid.). 

S.  f.  Memorial  al  virrey,  por  parte  de  la  Compañía,  pidiendo  mande  li- 
brar despacho  para  que  el  Sr.  obispo  de  Puebla  remitiese  el  breve  ori- 
ginal del  Sr.  Inocencio  X;  y  que  no  fíe  de  él  hasta  tanto  que  haya  nueva 
resolución  de  su  Santidad  y  de  su  Magestad.  (Invent.  Arch.  Prov.  Méx. 
[1767]  fol.  46). 

S.  f.    Testimonio  en  10  fojas,  de  las  licencias  presentadas  por  los  religiosos 
de  la  Compañía,  al  Sr  Palafox.  (Ibid.). 

S.  f.  "Representación  hecha  al  limo.  Sr.  Palafox,  en  que  le  hacen  patente 
estar  prontos  llanamente  a  manifestar,  con  la  reverencia  debida,  las 
licencias  de  predicar  y  confesar,  no  negando  absolutamente  el  exhibirlas,  sino 
representándole  otro  derecho  en  cuanto  no  podérselas  pedir,  sino  solamente 
en  virtud  de  la  jurisdicción  ordinaria".  (Ibid.). 

S.  f.    Testimonio  de  representación  hecha  al  Sr.  Palafox  por  parte  de  la 
Compañía,  proponiéndole  los  puntos  que  les  parecieron  correspon- 
dientes para  la  transacción  del  pleito.  (Ibid). 

S.  f.    Representación  hecha  a  su  Santidad  por  parte  de  la  Compañía,  su- 
plicándole se  sirva  mandar  al  nuncio  de  España  u  a  otro  cualquiera, 
que  reciba  la  información  sobre  los  puntos  que  el  Sr.  Palafox  tenía  repre- 
sentados en  el  pleito  seguido  con  él.  (Ibid.  fol.  47). 

S.  f.    Escrito  en  2  fojas  presentado  por  dicha  Compañía  a  la  real  audiencia, 
para  que  mande  suspender  al  limo.  Sr.  Palafox  en  el  uso  del  breve 
del  Sr.  Inocencio  X.  (Ibid.). 

S.  f.    Escrito  en  5  fojas  presentado  por  la  Compañía  a  la  real  audiencia 
para  que  ésta  mande  se  abstenga  a  don  Antonio  de  Peralta  (Cañó- 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS,  LETRA  P 


445 


nigo  magistral  de  la  Iglesia  de  Puebla)  en  la  persecución,  y  se  le  conceda 
a  ésta,  licencia  para  nombrar  jueces  conservadores.  (Ibid.  fol.  47). 
La  famosa  retractación  del  Lic.  Escobar. 

1647  "A  20  de  Junio  de  1647.  hallándose  en  el  artículo  de  la  muerte  y 
deseando  salvarse,  el  licenciado  Nicolás  de  Escobar,  abogado  de  la 
audiencia  de  México,  y  con  quien  el  Sr.  Palafox  se  acompañó  en  su  visita, 
hizo  ante  José  de  Albear,  escribano  y  receptor  de  la  audiencia,  una  decla- 
ración comprobada  en  la  forma  legal  y  ordinaria,  en  que  entre  otras  cosas 
dice  lo  siguiente: 

"  'Que  siendo,  como  fue,  juez,  acompañado  con  el  Sr.  obispo  visitador, 
de  las  causas  del  doctor  don  Melchor  Gutiérrez  de  Torreblanca,  en  que  fue 
recusado,  asistió  a  los  exámenes  de  muchos  testigos  de  la  pesquisa  secreta, 
y  de  las  causas  públicas,  y  vio  que,  en  su  busca,  solicitud  y  otras  diligencias 
judiciales  y  extrajudiciales,  concurrieron  muchas  sugestiones,  amenazas  y  otros 
medios  de  conocida  pasión  y  venganza,  los  cuales  no  pudo  excusar  por  grave 
empeño  que  en  la  dicha  visita  tuvo  y  tiene  contra  el  dicho  oidor  el  dicho  Sr. 
obispo  visitador.  Y  asimismxo  declara  que  en  la  ejecución  del  embargo  de 
bienes  y  papeles  que  se  hizo  por  el  dicho  Sr.  obispo  personalmente  en  las 
casas  del  oidor,  se  desaparecieron  los  de  su  defensa,  y  se  introdujeron  mu- 
chos supuestos  que  le  perjudicasen,  por  no  haberse  hecho  inventario  solemne, 
con  citación  o  presencia  suya,  ni  guardádose  el  recato  necesario  en  la  entrada 
de  la  dicha  casa;  de  lo  cual  se  le  han  seguido  al  dicho  oidor,  grandes  testi- 
monios, descréditos  y  perjuicios  de  notoria  ofensa  e  indefensa,  fundados  en 
el  violento  despojo  de  sus  secretos,  y  publicación  de  sus  puridades  más  ocul- 
tas; y  que  últimamente  el  declarante,  por  orden  y  mandato  del  dicho  Sr. 
obispo,  habló  a  todos  los  testigos  examinados  por  su  excelencia  y  por  el 
declarante,  y  los  amenazó  con  el  riesgo  de  la  pena  de  perjuros,  si  no  se  ra- 
tificaban en  todo  y  por  todo  ante  don  Juan  de  Manjarrez  oidor  de  Guate- 
mala, a  quien  por  dicha  recusación,  su  Magestad  fue  servido  de  cometer  la 
visita.  Y  las  mismas  amenazas  hizo  el  declarante  por  la  dicha  orden  al  dicho 
don  Juan  de  Manjarrez  con  muchos  aprietos  y  ofrecimientos  de  sus  conve- 
niencias para  que  ratificasen  todo  lo  que  el  dicho  Sr.  obispo  y  el  declarante 
habían  obrado  contra  el  dicho  don  Melchor,  y  para  que  no  le  permitiese  sus 
defensas,  ni  la  libre  asistencia  de  ellas  en  México,  ni  que  se  quedase  a  vivir 
en  aquella  ciudad,  ni  le  restituyese  a  su  plaza;  todo  lo  cual  pasó  por  mano 
del  declarante,  y  que  el  dicho  señor  don  Juan  de  Manjarrez,  había  obrado 
con  acuerdo  y  parecer  suyo  y  del  dicho  Sr.  obispo,  y  para  conseguir  y  lle- 
var adelante  ambos  jueces,  el  empeño  de  pasión  y  venganza  contra  el  dicho 
don  Melchor,  y  disculpar  todo  lo  que  con  su  persona,  casa  y  bienes  se  había 
hecho,  se  habían  valido  de  informes  siniestros,  digo,  inciertos  y  de  escándalo, 
supuestos  falsos,  siendo  como  era  lo  cierto  y  verdadero,  que  la  enemiga  ca- 


446 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS,  LETRA  P 


pital,  que  el  dicho  Sr.  obispo  tenía  contra  el  dicho  don  Melchor  era  la  mis- 
ma que  su  excelencia  hizo  investir  al  dicho  don  Juan  de  Manjarrez,  y  el 
fundamento  de  todo  lo  obrado  y  ejecutado  por  ambos  y  por  el  declarante 
contra  dicho  oidor,  sin  más  fundamento  de  la  verdad  y  justicia.  Y  así,  por 
descargo  de  su  conciencia  y  para  que  conste  de  su  restitución  en  lo  que  pue- 
de y  debe,  pidió  al  presente  receptor  que,  en  caso  de  su  muerte,  diese  y  en- 
tregase la  declaración  que  hacía,  jurada  y  firmada  de  su  nombre  y  autori- 
zada, que  es  lo  mismo,  originalmente  al  dicho  oidor,  para  que  se  valga  de 
ella  donde  y  como  convenga,  a  quien  pide  y  ruega  le  perdone.  Y  juró  a  Dios 
y  a  la  cruz  de  dicho  licenciado  Nicolás  de  Escobar,  que  lo  que  lleva  decla- 
rado es  verdad  y  como  tal,  por  el  estado  en  que  está,  para  dar  cuenta  a  Dios'. 

"Hasta  aquí  el  dicho  declarante,  a  vista  del  tribunal  de  Dios  a  donde  iba 
a  ser  juzgado,  siendo  superflua  cualquiera  ponderación  sobre  sus  palabras". 

(Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  [1961]  Documento  No.  1752  por  catalogar). 

S.  f.    Memorial  en  15  fojas,  presentado  al  virrey,  por  parte  de  la  Com- 
pañía en  que  le  hacen  patente  los  motivos  que  les  asisten  para  el  li- 
tigio con  el  Sr.  Palafox,  y  deseos  de  paz  y  quietud. 
(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  fol.  48). 

1641  Papel  de  los  beneficiados  de  la  Puebla,  3  de  Feb.,  1641.  (Arch.  Prov. 
Méx.  Merid.  Doc.  por  catalogar,  el  No.  1753). 

1690  Padrón  de  las  personas  de  confesión  que  tiene  este  partido  de  San 
Gerónimo.  2  ff.  (Arch.  Hist.  de  Hacienda  [Méx.]  Temp.  Leg.  279-113). 

S.  f.    Palafox,  D.  Juan  de,  papeles  varios. 

(Biblioteca  Nac.  Santiago  de  Chile.  Ramo  Jesuítas.  México,  No.  330). 

S.  f.    Papel  en  que  se  expresan  las  razones  que  había  para  pedir  al  P.  ge- 
neral, diese  a  la  casa  de  San  Luis  de  la  Paz,  el  título  de  colegio  incoado. 
(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  fol.  184). 

S.  f.    Papel  con  8  fojas  en  4o.,  del  estado  y  visita  de  la  casa  de  San  Luis 
de  la  Paz,  sin  poderse  poner  el  año,  ni  quien  hizo  la  visita,  porque 
no  lo  dice".  (Ibid.). 

S.  f.    Papel  en  que  se  hallan  algunas  noticias  de  la  misión  de  Moqui.  (Ib. 
208). 

S.  f.     (Por  1640-41).  'Tápeles  y  documentos  relativos  a  la  disputa  del  pri- 
mogénito del  Excmo.  marqués  de  Villena,  el  conde  de  Santiesteban 
y  el  Sr.  don  Juan  Antonio  (sic)  de  Palafox,  sobre  lo  sucedido  en  Nueva 
España  en  que  se  da  razón  a  su  majestad  de  las  causas  que  tuvo  el  Sr.  obis- 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS,  LETRA  P 


447 


po  para  avisar  a  S.  M.  de  los  excesos  del  marqués  en  su  gobierno".  (Bibl.  Nac. 
Sant.  Chile,  Jes.  Méx.,  331). 

1609  Papeles  e  informes  referentes  al  Sr.  Melchor  Maldonado.  Méx.  1609. 
(Prov.  Méx.  Isl.  Coll.  Mss.). 

Documentos  que  se  hallan  en  la  Biblioteca  de  Palacio  en  Madrid.  Ma- 
nuscritos de  América,  por  Jesús  Domínguez  Bordona.  Madrid,  1935. 

384-405.  Papeles  originales  referentes  a  don  Juan  de  Palafox  y  Mendoza: 
Ocho  legajos  traídos  de  Simancas  el  año  1785: 

Leg.  lo.  Cartas  del  obispo  a  su  Magestad,  desde  25  de  Jun.,  1640  a  30 
Eno.  1642. 

Leg.  2o.  Expedientes  sobre  la  visita.  .  .,  1645-47. 

Leg.  3o.  Expediente  sobre  la  ruidosa  controversia  que  se  suscitó  por  los 
religiosos  de  la  Compañía  y  sus  llamados  jueces  conservadores,  auxiliados  por 
el  virrey  conde  Salvatierra,  contra  el  Sr.  obispo  de  Puebla.  3  t. 

Leg.  4o.  Expediente  sobre  la  fundación  de  los  colegios  de  San  Juan  y 
San  Pedro,  en  Puebla.  1  t. 

Leg.  5o.  al  8o.  Sobre  diversos  asuntos. 

El  t.  406,  contiene: 

1)  Copia  de  carta  al  rey  notificando  las  diferencias  entre  el  obispo  y 
los  padres  de  la  Compañía. 

2)  Memorial  de  los  agentes  de  don  Juan  Palafox  respondiendo  al  que 
dio  al  rey  el  P.  Andrés  Pérez,  por  la  provincia  de  la  C.  de  J.  de  Méx. 

3)  Papel  contra  el  obispo:  "Habiendo  corrido  37  años  de  ministro".  .  . 

4)  Copia  de  una  carta  del  limo.  Mañozca,  Arz.  de  Méx.  al  conde  de 
Salvatierra,  virrey  de  México. 

5)  Copia  de  carta  del  conde  de  Salvatierra  al  obispo  de  Michoacán. 
6  y  7)  El  fiscal  de  Méx.  (Pedro  Melián,  sobre  diferencias  entre  el  vi- 
rrey Salvatierra  y  el  Sr.  Palafox) . 

8)  Respuesta  al  informe  de  Palafox  sobre  diezmos. 

9)  Copia  de  cartas  del  virrey  y  del  fiscal  sobre  lo  mismo. 

10)  Dos  cartas  del  fiscal,  sobre  las  armas  reales  puestas  en  la  catedral  de 
Puebla  por  el  Sr.  Palafox. 

11)  Memorial  enviado  por  el  P.  Prov.  Pedro  de  Velasco:  15  Dic,  1645. 
65  ff. 

12)  Memorial  de  las  órdenes  de  Santo  Domingo,  San  Francisco  y  San 
Agustín  y  Compañía  de  Jesús.  Impr.  11  ff. 

Tomo  407.  El  No.  7)  :  "Razón  que  da  a  V.  Mag.  el  obispo  visitador 
don  Juan  Palafox  de  los  acaecimientos  del  año  1647  y  obrado  por  el  conde 
Salvatierra,  vuestro  virrey,  en  favor  de  los  religiosos  de  la  Compañía;  retiro 


448 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS,  LETRA  P 


del  obispo  y  graves  escándalos  que  han  sucedido  en  la  N.  E.,  y  cuánto  con- 
viene que  V.  Mag.  lo  mande  averiguar  y  remediar",  f.  60. 

El  No.  13).  Respuesta  a  Alonso  de  Rojas,  general  de  la  Compañía  (sic) 
a  un  papel  que  comienza:  Verdades ^  por  Alonso  Ruiz  de  Lima.  Impr.  f.  176) . 

Tomo  408  Sátiras  contra  don  Juan  de  Palafox.  Contiene: 

El  Cuervo.  "Sus  propiedades  y  astucias,  sacadas  de  grandes  autores". 

Isboseth  figurado. 

Coloquio  latino. 

Al  Sr.  don  Juan  Palafox  los  curas  beneficiados,  que  por  su  Sría.  se  han 
puesto  contra  los  cánones,  contra  el  Conc.  Trid.  y  Méx. 
Balido  de  una  oveja.  .  .  Romancillo. 
Sueño. 

La  Gitanilla. 

Traslado  de  una  carta  original  que  Martín  Lutero  escribió  desde  el  in- 
fierno al  limo.  Sr.  don  Juan  de  Palafox.  .  .  Obispo  de  la  Puebla. 

In  the  Austin  University  of  Texas  Library,  los  números  de  tarjetas,  87, 
89,  139,  317,  339,  486,  487,  510,  523,  552,  553,  585,  625-27,  733,  1470-81, 
tratan  de  la  cuestión  del  limo.  Sr.  Palafox. 

1658-1700  'Tápeles  de  jesuítas''. 

(Arch.  Gen.  Nac.  [Méx.]  Ramo  Historia,  t.  16,  expediente  No.  11, 
hasta  el  final  del  tomo) . 

1635  "Papel  de  concordia  entre  los  PP.  del  Carmen  y  la  Compañía  de  Je- 
sús", 1635. 

(Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  [1960].  Documentos  por  catalogar). 

1613  Parecer  de  los  padres  consultores  del  colegio  de  Oaxaca,  con  fecha  lo. 

de  Marzo  de  1613,  en  que  se  da  licencia  al  P.  rector  del  colegio.  (P. 
Francisco  Vera)  para  que  venda  una  casa. 

(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  fol.  165). 

S.  f.     (Por  1640).  Parecer  sobre  si  habiendo  pasado  el  tiempo  señalado  por 
el  fundador  (Juan  Francisco  Dutertu)   para  la  erección  del  colegio 
de  Oaxaca,  debe  la  Compañía  pagar  réditos  del  dinero  donado;  en  que  se 
expresa  no  estar  en  obligación  de  pagarlos.  (Ibid.  fol.  164). 

S.  f.  "Parecer  de  los  padres  consultores  sobre  la  donación  de  una  hermita 
y  solar  que  hizo  la  cofradía  de  la  Santa  Veracruz  de  Valladolid  (sic, 
por  San  Luis  Potosí)  a  aquel  colegio  para  que  erigiese  su  iglesia;  expresando 
en  dicho  parecer ^  deberse  guardar  las  condiciones  estipuladas,  cuando  se  hizo 
la  donación".  (Invent.  ibid.  fol.  178). 

S.  f.    Parecer  de  dos  religiosos  teólogos  de  la  Compañía,  sobre  que  el  padre 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS,  LETRA  P 


449 


provincial  de  esta  provincia,  puede  despedir  a  los  fugitivos  de  otra. 
(Ibid.  fol.  67). 

S.  f.    Parecer  dado  en  6  fojas  en  4o.  acerca  de  la  renunciación  de  bienes 
de  los  no  profesos  de  la  Compañía.  (Ib.  fol.  69). 

1684  Parecer  en  6  fojas  de  los  padres  consultores  en  1684,  sobre  la  cobran- 
za que  se  debía  hacer  de  lo  debido  por  la  limosna  de  vino  y  aceite  a 
la  provincia.  (Ibid.  fol.  294). 

1661  Pareceres  de  los  padres  consultores  hechos  en  el  mes  de  Enero  de 
1661  sobre  que  era  conveniente  que  se  vendiera  una  hacienda  nom- 
brada San  Felipe,  perteneciente  al  colegio  de  San  Ildefonso  de  la  Puebla. 
(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  fol.  118). 

1663  Pareceres  (cinco)  hechos  en  Febrero  de  1663  acerca  del  cambio  que 
se  intentaba  de  unos  molinos  que  tenía  el  colegio  de  San  Ildefonso 
de  la  Puebla,  por  un  ingenio  que  se  hallaba  en  la  jurisdicción  de  Jalapa.  (Ib.) . 

S.  f.    Pareceres  (cuatro)  de  los  padres  consultores,  sobre  la  utiHdad  que  re- 
sultaba de  la  venta  de  cuatro  sitios  de  estancia  de  ganado  menor  y 
dos  caballerías  de  tierra  que  tenía  el  colegio  de  San  Luis  Potosí,  en  el  Río 
Verde.  (Ibid.  f.  180). 

1672  Pareceres  de  religiosos  de  la  Compañía,  sobre  la  carta  que  el  limo. 

Sr.  fray  Payo  de  Ribera,  arzobispo  de  México,  escribió  al  P.  provin- 
cial Pedro  de  Valencia  en  6  de  Junio  de  1672,  en  que  le  expresa  que  la 
patente  que  le  remitió  para  las  órdenes  de  religiosos  de  la  Compañía,  iba 
sin  expresión  de  dispensación  de  intersticios,  por  lo  que  se  le  representaba 
para  que  fuese  como  correspondía.  (Ibid.). 

1644  Pareceres  (tres)   de  ios  padres  consultores  en  el  año  de  1644,  para 
que  se  vendiesen  la  hacienda  y  minas  pertenecientes  al  colegio  de  Za- 
catecas. (Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  fol.  188). 

S.  f.    Pareceres  (seis)   de  los  padres  consultores  del  colegio  de  Guadiana 
sobre  no  deber  pagar  diezmos  los  religiosos  misioneros.  (Ib.  f.  193). 

1682  Partidas  de  bautismo  que  se  hallaban  en  el  libro  del  colegio  de  Si- 
naloa,  y  certificadas  por  Diego  de  Salas,  escribano  real,  con  fecha  lo. 
de  Septiembre  de  1682. 

(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  fol.  301). 

1645  Permiso  de  don  Marcos  Lucio  para  que  su  criado  Pedro  Martínez 


450 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS,  LETRA  P 


entre  en  la  Compañía.  México,  1645.  Y  otro  ejemplar  más  completo 
del  mismo  año. 

(Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll.,  1935].  Manuscritos). 

1664  Petición  de  un  padre  misionero  recusando  un  juez  en  la  causa  que 
cita.  2  fojas. 

(Arch.  Hist.  de  Hacienda  [Méx.]  Temporalidades.  Leg.  325-67). 

S.  f.    Perseguidores  de  la  virtud.  .  .  contra  los  que  se  glorían  de  sus  pecados. 
8  fojas.  Mss.  (Arch.  Hist.  de  Hacienda  [Méx.]  Temp.  Leg.  291-30). 

1690  Pimería.  Relación  anónima  sobre  los  pimas.  3  fojas. 

(Arch.  Hist.  de  Hacienda  [Méx.]  Temporalidades.  Leg.  288-11). 

S.  f.    Plática  de  despedida  de  la  misión.  4  fojas. 

(Arch.  Hist.  de  Hacienda  [Méx.]  Temp.  Leg.  291-24). 

S.  f.    Plática  segunda:  del  amor  que  el  hombre  debe  de  tener  a  Dios.  6  ff. 
(Ibidem.  Leg.  291-33). 

S.  f.    Plática  sobre  el  pecado  original  y  de  la  creación  del  hombre.  10  ff. 
(Ibidem.  Leg.  291-10). 

S.  f.    Plática  tercera  de  anuncio  de  misión.  16  fojas.  (Ib.  Leg.  291-21). 

S.  f.    Pláticas  doctrinales  sobre  las  tres  virtudes  teologales.  18  fojas. 
(Ibid.  Leg.  291-39). 

1693-94  Pláticas  (veinte  y  cinco)  a  la  Congregación  de  El  Salvador,  en 
la  Casa  Profesa  de  México,  durante  los  años  de  1693  y  1694.  (Paz, 
Julián,  212). 

Plática  por  la  muerte  del  P.  Femando  Valtierra.  Con  un  dibujo  de  la 
cabeza  del  padre,  a  pluma.  (Ibid.). 

Pláticas  doctrinales  (cincuenta)  (Ibid.). 

(Paz,  Julián,  Cat.  de  Mss.  de  América,  en  la  Bibliot.  Nac.  de  Madrid. 
20256.  Madrid,  1933,  p.  212). 

S.  f.  (Por  1665).  Pleito  razonado  en  10  cuadernos  con  227  fojas,  de  los 
autos  que  la  provincia  de  la  Compañía,  siguió  al  limo.  Sr.  obispo  de 
Durango  sobre  no  deber  pagar  diezmos  los  religiosos  misioneros  de  los  bienes 
de  las  misiones;  sobre  si  debían  ser  curas  párrocos  los  religiosos  de  la  Com- 
pañía misioneros  y  llevar  obvenciones. 

(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  fol.  194). 

1672  Pleitos  de  Feo.  de  Luque.  .  .  contra  doctrineros  que  hacen  trabajar 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS,  LETRA  R  451 

demasiado  a  los  indios.  9  fojas.   (Arch.  Hist.  de  Hacienda  [Méx.] 
Temp.  Leg.  325-73). 

S.  f.    Poema  épico.  9  ff.  (Ibid.  Leg.  291-37). 

1760  Poema  en  honor  de  San  Ignacio  de  Loyola.  12  ff.  (Ibid.  Leg.  291-31). 

S.  f.    Preceptos  que  habían  de  observar  los  padres  misioneros,  hechos  por 
varios  padres  provinciales.  (14  fojas)   (Invent.  .  .,  fol.  295). 

S.  f.    Preceptos  y  ordenaciones  para  los  padres  misioneros.  (Ib.  f.  296). 

1647  Principio  y  fin  de  una  provisión  del  rey  nuestro  Señor  en  que  se  im- 
parte plenamente  el  real  auxilio  a  la  legítima  jurisdicción  apostólica 
de  los  muy  reverendos  padres,  jueces  conser\  adores,  de  la  Compañía  de  Jesús. 
Publicada  solemnemente  en  la  ciudad  de  México,  corte  del  reino  de  la  Nue- 
va España  en  7  de  Junio  de  1647.  Impreso  en  México,  1647.  (Fischer)  (An- 
drade)   (Cfr.  López,  Baltasar). 

S.  f.     (Por  1655).  Privilegios  de  la  Compañía,  s.  f.  n.  1. 

(Bol.  Arch.  Gen.  Nac.  [Méx.,  1939],  t.  X.  No.  4,  p.  716)   (Arch.  Gen. 
Nac.  [Méx.]  Inquisición,  t.  438). 

1630  Proposición  que  la  ciudad  de  México  hizo  en  su  consistorio  en  28  de 
Septiembre  de  1630,  cerca  del  desagüe  de  esta  ciudad.  Impreso  en 
México.  Francisco  Salbago,  1630.  7  fojas.  (Domínguez  Bordona.  Jesús.  Ma- 
nuscritos de  América,  Madrid,  1935,  t.  271,  p.  42). 

S.  f.    Proposiciones  sueltas  que  el  Sr.  obispo  de  la  Nueva  Vizcaya  dijo  en 
la  mayor  publicidad  contra  la  Compañía  de  Jesús.  1  f.  Parral,  (sic) 
(Arch.  Hist.  de  Hda.  [Méx.]  Temporalidades.  Leg.  325-61). 

S.  f.    Providencias  que  se  pidieron  a  la  corte  de  Madrid,  para  las  Califor- 
nias. (Sin  que  se  diga  en  qué  fecha,  ni  por  quién). 
(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  fol.  219). 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  R 

1636-37  Razón  del  colegio  y  misiones  (no  dice  de  dónde,  pero  es  de  su- 
poner que  es  de  Sinaloa)  de  los  años  1636  y  1637. 
(Arch.  Gen.  Nac.  [Méx.]  Acervo:  jesuitas,  colección  formada  por  Fran- 
cisco García  Figueroa.  Copia  de  24  Nov.,  1692). 


452 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS,  LETRA  R 


1631  Razón  del  estado  que  en  el  año  de  1631  tenía  el  ingenio  de  Tiripitío. 
(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  fol.  4). 

1628  Razón  del  estado  del  colegio  de  San  Ildefonso  de  esta  ciudad  (Mé- 
xico) en  el  año  de  1628.  (Invent...,  fol.  4). 

S.  f.    Razón  en  6  fojas  en  4o.  de  las  haciendas  y  posesiones  del  colegio  de 
la  Habana.  (Ibid.  fol.  4). 

1677  (Nov.  12).  Razón  de  los  papeles  que  se  sacaron  de  esta  casa  (no 
dice  cuál)  del  archivo  en  12  de  Noviembre  de  1677  con  nota  de 
haberlos  presentado  a  la  real  audiencia,  en  tiempo  del  Sr.  virrey  don  fray 
Payo  de  Ribera  (1673-80),  y  que  los  hurtaron  del  oficio  del  escribano.  (Ibid. 
f.  79). 

S.  f.    Razón  del  Sr.  fundador  y  bienhechores  que  tuvo  en  su  principio  el 
colegio  de  San  Ildefonso  de  Puebla.  3  fojas  en  4o.  (Ib.  fol.  116). 

S.  f.     (Por  1673).  Razón  de  lo  que  dio  al  colegio  de  Mérida  el  Cap.  An- 
drés Rojo  de  Ruiloba.  (Invent...,  fol.  130). 

S.  f.     (Por  1673).  Razón  de  las  obligaciones  de  dicho  colegio  de  Mérida 
y  fiesta  que  debía  hacer.  (Invent.  fol.  130). 

S.  f.     (Por  1632).  Razón  y  memoria  de  las  fiestas  que  se  hacían  en  el  co- 
legio de  Guatemala,  y  estaban  dotadas  en  renta  perpetua.  (Ib.  fol.  173) . 

S.  f.    Razón  de  los  jubileos  que  tenía  el  colegio  de  Zacatecas.  (Ib.  f.  188). 

1642-44  Razón  en  6  fojas  de  las  deudas  que  tenía  el  colegio  de  Zacatecas 
en  el  año  de  1642  y  en  el  de  1644.  (Ib.  fol.  188). 

1693  Razón  en  3  fojas  de  lo  que  el  colegio  de  Zacatecas  debía  en  15  de 
Mayo  de  1693.  (Ib.  f.  186). 

1698  Razón  duplicada  en  4  fojas  del  estado  pacífico  que  tenía  la  Pimería 
y  provincia  de  Sonora  el  año  1698.  (Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767] 
fol.  212). 

1624-1650  Razón  de  lo  cobrado  por  cuenta  de  la  limosna,  vino  y  aceite 
que  se  debía  atrasado  a  los  colegios  de  la  provincia  y  a  las  casas  de  las 
misiones,  desde  1624  hasta  1650.  (Invent.  ...  fol.  294). 

S.  f.    Razón  del  estado  temporal  y  espiritual  de  las  misiones.  Quince  cartas 
escritas  por  varios  religiosos  misioneros  en  distintas  partes  y  años,  a 
los  PP.  provinciales.  (Invent.  ...  fol.  295). 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS,  LETRA  R 


453 


S.  f.    Razones  de  lo  que  el  limo.  Sr.  don  Alonso  de  la  Mota  y  Escobar  dio 
para  la  fundación  del  colegio  de  San  Ildefonso  de  Puebla.  (Invent.  .  .  . 
fol.  114). 

S.  f.    Razones  que  en  justicia  le  asistían  al  colegio  de  San  Ildefonso  (Pue- 
bla) con  la  fábrica  do  la  iglesia  catedral,  como  heredera  del  limo.  Sr. 
fundador  del  colegio,  sobre  de  que  de  sus  bienes,  se  den  a  éste,  treinta  y  tres 
mil  y  tantos  pesos.  (Invent.  .  .  .  fol.  119). 

1614  Razones  que  los  religiosos  misioneros  dieron  al  gobernador  Francisco 
de  Urdiñola,  en  aquel  año  de  1614,  para  la  fundación  de  un  presidio 
en  la  Tepeguana,  expresando  consentir  en  ello,  o  pedirlo  el  vecindario. 
(Nota:  determinación  muy  importante  para  la  defensa  de  los  misioneros,  y 
por  no  haberse  hecho  el  presidio,  aconteció  la  matanza  de  misioneros  y  espa- 
ñoles, en  1616).  (Invent.  ...  fol.  205). 

S.  f.    Razones  de  conveniencia  y  necesidad  que  había,  para  que  se  pusiese 
la  mayor  fuerza  del  presidio  en  la  provincia  de  Sinaloa,  en  Tecoripa 
o  más  allá,  y  no  en  el  Mayo.  (Invent.  .  .  .  fol.  225). 

S.  f.    Razones  y  noticias  del  estado  de  las  misiones.  (Invent.  Arch.  Prov.  Méx. 
[1767]  fol.  296). 

S.  f.    Razones  (doce),  de  los  pueblos  y  naturales  que  tenían  las  misiones 
de  Sonora  y  Sinaloa,  sin  expresar  el  año.  (Ibid.  fol.  296). 

1613-1699  Recibos  de  los  réditos  de  los  censos  de  la  hacienda  de  Guimeraes. 

626  fojas,  en  (Arch.  Hist.  de  Hacienda  [Méx.]  Temporalidades.  Leg. 
314-2). 

1651  Recibos  (cuatro)  otorgados  a  favor  de  varios  PP.  provinciales,  de  las 
cantidades  de  réditos  del  capital  principal,  que  varios  bienhechores  han 
aplicado  a  religiosas  novicias...   (Invent.  ...  fol.  81). 

1673  Recordatorio  para  que  no  se  les  haga  servir  sin  retribución  a  los  indios. 
2  fojas. 

(Arch.  Hist.  de  Hacienda  [Méx.]  Temporalidades.  Leg.  324-20). 

S.  f.    Reflexiones  sobre  la  regla  de  la  corrección  fraterna  que  hay  en  la 
Compañía,  considerada  por  la  parte  que  toca  al  superior.  12  ff.  (Ib. 
Leg.  391-31). 

1698  Reglas  de  la  Compañía  de  Jesús.  En  32o.  Impresas  por  los  herederos 
de  Villarreal.  Puebla.  (Andrade,  Vicente  de  P.  "Bibliografía  del  si- 
glo XVI  I"). 


454 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS,  LETRA  R 


1699  Reglas  de  los  congregantes  de  nuestra  Señora  de  los  Dolores,  primera 
que  en  estos  reinos  se  fundó  en  el  colegio  de  la  Compañía  de  Jesús  de 
México.  En  México,  por  la  viuda  de  Rivera,  1699.  En  8o.  de  28  pp. 
(Uriarte:  Anónimos.  II,  Madrid,  1904,  No.  2830). 

1602  "Relación  breve  de  la  venida  de  los  de  la  Compañía  de  Jesús  a  la 
Nueva  España".  Año  de  1602.  Manuscrito  anónimo  del  Archivo  His- 
tórico de  la  Secretaría  de  Hacienda,  versión  paleográfica  del  original,  pró- 
logo, notas  y  adiciones  por  Francisco  González  de  Cossío.  Imprenta  Univer- 
sitaria, México,  1945,  124  páginas. 

La  discusión  del  autor  de  esta  ''Relación  Breve",  se  halla  publicada  en 
"La  primera  crónica  jesuítica  mexicana,  y  otras  noticias",  por  José  Miguel 
Quintana.  Biblioteca  Aportación  Histórica.  Editor  Vargas  Rea.  México,  1944. 
80  pp. 

La  presente  relación  que  hoy,  por  primera  vez  (en  1945)  se  publica,  for- 
ma un  códice  compuesto  de  30  fojas  in  folio,  escrito  en  clarísima  letra  de 
principios  del  siglo  XVII,  sobre  papel  español,  que  ostenta  marca  transpa- 
rente de  fines  del  siglo  XVI.  Obra  en  el  Archivo  Histórico  de  Hacienda, 
dependiente  del  General  de  la  Nación,  y  está  catalogado  en  la  "Guía"  de 
aquél,  en  el  Ramo  de  Temporalidades,  Sección  de  Historia,  Leg.  No.  258-1. 

Constituye  a  la  fecha,  el  más  antiguo  testimonio  de  la  Historia  General 
de  la  Compañía  (de  Jesús)  en  Nueva  España,  y  debe  considerarse  como  la 
primera  Crónica  Jesuítica  de  la  provincia  de  México. 

Aparentemente,  el  documento  en  cuestión  es  el  borrador  de  un  trabajo 
que  no  sé  si  llegaría  a  formarse  en  definitiva,  a  juzgar  por  el  sinnúmero  de 
correcciones  que,  hechas  de  distinta  mano,  lo  modifican,  aunque  no  sustan- 
cialmente. 

Está  escasamente  apostillado,  y  sus  folios  aparecen  numerados,  empezando 
con  el  número  17  y  terminando  en  el  46.  Las  16  fojas  anteriores  no  se  co- 
nocen: quizás  en  ellas  venía  escrita  la  "Relación  de  la  Florida"  que  el  autor 
menciona  en  alguna  parte  de  su  Crónica.  Su  texto  comprende  la  relación 
de  hechos  acontecidos,  durante  los  primeros  treinta  años  del  establecimiento 
de  la  Compañía  de  Jesús  en  Nueva  España  (1572-1602),  así  como  de  las 
circunstancias  que  lo  precedieron,  siendo  de  notarse  la  minuciosidad  con  que 
están  descritos  ciertos  detalles  del  viaje  de  los  primeros  quince  sujetos,  en- 
viados por  San  Francisco  de  Borja,  y  que  sugieren  algunas  reflexiones  sobre 
la  identidad  del  cronista  que  nos  ha  ocultado  su  nombre. 

El  P.  Pérez  de  Rivas  es  indudable  que  conoció  la  Relación,  y  se  aprove- 
chó de  ella.  Juan  Sánchez  Baquero  en  su  "Historia"  (editada  en  1945)  escri- 
ta en  1619  también  hace  mención  de  nuestro  autor.  El  P.  Alegre  menciona 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS,  LETRA  R 


455 


en  el  tomo  I  (pp.  32,  59,  75,  81,  124,  127,  144,  162  etc.  "trabajos  manuscritos 
y  retazos  de  historia"  del  P.  Juan  Rogel.  [González  de  Cossío]). 

Nota:  El  Autor  de  "Relación  Breve"  ha  sido  enteramente  identificado  así 
por  el  P.  Félix  Zubillaga  en  Monumenta  Antiquae  Floridae,  pp.  12- 
13,  como  por  el  P.  Emest  J.  Burrus,  a  quien  tanto  debe  la  historia 
de  la  Compañía  de  Jesús,  en  México,  y  es  el  P.  Gaspar  de  Villerías, 
cfr.  siglo  XVII.  Este  ejemplar  se  hallaba  en  el  Arch.  Prov.  Méx.  (1767) 
anotado  en  el  fol.  80  del  Inventario. 

1646  Relación  en  italiano,  enviada  de  Roma.  1646.  (Andrade:  Bibliograf. 
Siglo  XVII). 

1648  Relación  del  tercer  auto  particular  de  fe  que  el  Tribunal  del  Santo 
Oficio  de  la  Inquisición  de  los  reinos  y  provincias  de  la  Nueva  España, 
celebró  en  la  iglesia  de  la  Casa  Profesa  de  la  Sagrada  Religión  de  la  Com- 
pañía de  Jesús  a  los  30  del  mes  de  Marzo  de  1648.  Siendo  inquisidores  en  él 
los  muy  ilustres  señores:  Doctor  don  Francisco  de  Estrada  y  Escobedo,  Doc- 
tor don  Juan  Sáenz  de  Mañozca  y  el  Licenciado  don  Bernabé  de  la  Higuera 
y  Amarillas.  Impreso  en  México  en  la  imprenta  de  Juan  Ruiz,  año  de  1648. 

(Icazbalceta:  Obras)  (Andrade,  Vicente  de  P. :  Bibliografía  del  siglo 
XVII), 

1621  Relación  de  las  fiestas  celebradas  en  la  ciudad  de  México,  a  la  beati- 
ficación del  B.  P.  San  (sic)  Francisco  Javier,  Apóstol  del  Oriente,  uno 
de  los  primeros  compañeros  del  glorioso  Patriarca  San  Ignacio,  fundador  de 
la  religión  de  la  Compañía  de  Jesús.  Año  1621.  Con  licencia  del  ordinario  en 
México,  en  la  imprenta  de  Diego  Garrido,  en  la  calle  de  Tacuba.  Por  Pedro 
Gutiérrez.  En  4o.  de  40  hojas.  (Uriarte:  Anónimos:  II,  Madrid,  1904,  No. 
2856). 

1663-1689  Relación  de  las  misiones  de  los  PP.  jesuítas  de  esta  Nueva  Espa- 
ña desde  1663  hasta  1689,  y  frutos  maravilosos  que  se  han  seguido. 
(Cuevas:  Historia  de  la  Iglesia). 

1637  Relación  de  los  sucesos  que  ha  tenido  la  Iglesia  de  Japón  desde  Sep- 
tiembre de  1632  hasta  20  de  Febrero  de  1634.  Pónese  el  martirio  de 
los  treinta  y  nueve  mártires  religiosos  de  las  cuatro  sagradas  religiones  que 
hay  en  Japón,  y  de  más  de  160  japoneses  que  por  nuestra  santa  fe,  dieron 
gloriosamente  sus  vidas.  Sacada  de  las  cartas  que  los  padres  de  la  Compañía 
de  Jesús  de  Filipinas,  enviaron  a  los  padres  de  esta  provincia  de  Nueva  Es- 
paña este  año  de  1635.  Dase  asimismo  cuenta  del  buen  estado  en  que  que- 
daba aquella  iglesia,  y  el  progreso  de  la  China  y  Tonquín  el  año  1634. 


456 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS,  LETRA  R 


(Al  fin)  :  Con  licencia.  Impresa  en  México,  y  ahora  en  Barcelona,  por 
Pedro  Lacavallería,  año  1637.  (En  4o.  de  4  fojas  no  foliadas). 
(Uñarte:  Anónimos,  t.  II,  Madrid,  1904,  No.  2867). 

1668  Relación  del  jubileo  de  misiones  de  los  padres  de  la  Compañía  de 
Jesús.  En  4o.  Puebla,  Impresa  por  la  viuda  de  Borja.  (Andrade) 
(Uriarte) . 

1650  Relación  del  solemne  jubileo  de  las  misiones  que  los  padres  de  la 
Compañía  de  Jesús,  celebraron  y  administraron  este  año  de  1649,  en 
la  ciudad  de  México.  Por  orden  e  instancia  del  limo,  y  Rvmo.  Sr.  don  Juan 
de  Mañozca,  Arzobispo  de  esta  Metrópoli,  del  consejo  de  su  Magestad,  y  del 
de  la  Santa  General  Inquisición,  su  visitador  en  esta  Nueva  España,  etc. 

(Al  fin)  :  Con  licencia  en  México,  por  la  viuda  de  Bernardo  Calderón,  en 
la  calle  de  San  Agustín.  Año  de  1650.  En  4o.  de  10  hojas. 

Nota:  "Esta  Relación  está  escrita,  sin  género  de  duda,  por  alguno  de  los  mi- 
sioneros que  trabajaron  en  el  jubileo  que  aquí  se  describe". 
(Uriarte:  Anónimo,  t.  II,  Madrid,  1904,  No.  2882). 

1640  {?)  Relación  del  levantamiento  de  los  sangleyes  en  las  Islas  Filipinas. 

Su  castigo  y  pacificación  este  año  de  1640,  por  don  Sebastián  Hurtado 
de  Corcuera,  caballero  del  orden  de  Alcántara,  gobernador  y  capitán  general 
de  ellos,  cuyo  magnánimo  esfuerzo  y  prudencia  militar,  ha  hecho  más  res- 
petables y  famosas  en  aquellas  partes  las  armas  de  su  Magestad.  Con  licencia 
en  México,  por  Francisco  Robledo,  impresor  y  mercader  de  libros,  en  la  ca- 
lle de  San  Francisco.  En  4o.  de  32  hojas.  (Uriarte:  Anóns.  II,  No.  3257) 

1642  Relación  sobre  la  misma  empresa,  en  Madrid,  1642.  (Uriarte:  No. 
3263). 

1617  Ms.  Relación  breve  de  las  virtudes  y  casos  de  edificación  de  los  pa- 
dres nuestros  que  murieron  a  manos  de  los  tepehuanes,  por  su  santo 
nombre.  Año  1617.  Ms.  anónimo  de  10  pp.  (Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  [1960] 
Documentos  por  catalogar) . 

1657  Relación  anónima  de  la  estancia  de  dos  padres  de  la  Compañía  en 
Cuba  y  en  La  Habana.  De  la  cual  dice  Alegre:  (t.  II,  p.  412)  :  "Del 
estilo  latino  y  de  la  letra  se  conoce  que  el  autor  era  italiano;  pero  no  podemos 
deducir  quién  fuese  en  aquellos  tiempos.  Los  dos  sacerdotes  que  allí  juntó  la 
Divina  Providencia,  poseían,  fuera  del  castellano  y  latino,  algunos  otros  idio- 
mas de  la  Europa,  como  escribe  el  mismo  autor  de  estas  noticias;  cosa  no  muy 
vulgar  a  la  mitad  del  siglo  pasado  (el  XVII)  en  los  sujetos  de  esta  provincia". 
(Alegre:  1.  c.) . 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS,  LETRA  R 


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S.  f.  Relación  de  5  páginas  de  los  sucesos  acaecidos  con  los  indios  de  La 
Laguna  de  San  Pedro,  y  asimismo  la  promoción  de  los  padres  jesuítas 
de  los  partidos  Parras  y  La  Laguna,  relación  que  empieza:  ''La  Laguna  de 
San  Pedro  que  se  forma  de  las  aguas  del  río  Nazas,  en  el  reino  de  la  Nueva 
Vizcaya".  .  .  y  acaba:  .  .  ."porque  a  los  dos  curas  ha  pagado  su  Magestad, 
en  la  caja  real  de  México,  cada  año,  1,800  pesos,  sin  los  300  que  dá  para  el 
seminario". 

(Arch.  Gen.  Nac.  [Méx.]  Colecc.  Misiones:  t.  26). 

1645  Relación  en  5  pp.  de  los  casos  particulares  observados  en  las  misiones 
del  obispado  de  Puebla,  que  se  discurre  por  el  año  de  1645,  a  pre- 
tensión del  limo.  Sr.  don  Juan  Palafox,  obispo  que  entonces  era  de  aquella 
diócesis;  que  empieza:  "A  instancias  que  hizo  el  Ilustrísimo" .  .  .  y  acaba:  "y 
aumento  y  bien  de  las  almas,  de  gente  que  vive  retirada  y  sin  doctrina,  en  este 
modo  de  misiones,  si  los  sus  obispos  las  piden  o  las  fomentan". 
(Arch.  Gen.  Nac.  [Méx.]  Colección  Misiones:  t.  26). 

S.  f.    Relación  en  8  pp.  de  los  casos  más  particulares,  sucedidos  en  el  par- 
tido de  Nuestra  Señora  de  los  Remedios,  que  empieza:  "Compónese 
este  partido.  .  ."  y  termina:  "rogando  a  Nuestro  Señor  nos  guarde  a  V.  R. 
para  consuelo  y  aliento  nuestro".  (Véase  Serr.\no,  Francisco). 

1601  Relación  anónima  de  la  provincia  de  Nuestra  Señora  de  Sinaloa,  1601. 
(Bol.  Arch.  Gen.  Nac.  [Méx.,  1945]  t.  XVI,  No.  2,  pp.  179-194). 
De  esta  Relación  dice  Edmundo  O'Gorman:  Es  una  breve  y  jugosa  rela- 
ción, escrita  por  uno  de  los  primeros  misioneros  jesuítas  que  tuvieron  a  su 
cargo  la  evangelización  de  las  tribus  que  ocupaban  aquellas  regiones. 

(Nota:  Se  trata  de  un  documento  manuscrito,  sin  registro,  que  se  conserva 
en  el  Archivo  General  de  la  Nación,  y  provisionalmente  incluido  en 
el  legajo  de  documentos  publicados  en  el  Boletín). 

"Este  documento  (prosigue  O'Gorman)  es  anónimo,  y  dado  el  año  en 
que  se  escribió  (1601)  pertenece  a  la  primera  época  de  la  misión.  Se  trata 
de  un  informe  dirigido  por  uno  de  los  misioneros  a  su  superior,  y  parece  que 
es  uno  de  los  documentos  que  sirvió  de  fuente  para  algunas  de  las  Cartas 
Anuas  utilizadas  por  el  P.  Alegre,  para  su  Historia.  No  resulta  fácil  determi- 
nar a  ciencia  cierta  quién  escribió  esta  Relación:  puede  atribuirse  al  Padre 
Martín  Pérez  o  al  P.  Juan  Bautista  Velasco.  (Hay  que  descartar  al  Padre 
Alonso  de  Santiago,  porque  se  sabe  que  tres  años  después  de  su  llegada  se 
retiró  de  la  misión),  Y  ya  que  el  autor  afirma  haber  colaborado  con  el  P. 
Gonzalo  de  Tapia  en  una  de  sus  correrías  apostólicas.  Sin  embargo,  dadas 
las  circunstancias  a  que  alude  el  autor,  me  inclino  a  creer  que  se  trata  del 


458  ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS,  LETRA  R 

P.  (Martín)  Pérez,  pues  la  noticia  de  los  seiscientos  y  tantos  niños  bautizados 
por  el  Padre  Tapia,  parece  que  debe  situarse  en  una  salida  mancomunada 
de  los  dos  padres,  poco  antes  de  la  muerte  de  Tapia. 

"Este  relato  contiene  una  descripción  general  de  la  antigua  provincia  de 
Sinaloa,  con  muchos  datos  interesantes  sobre  las  costumbres  de  los  pueblos 
que  la  habitaron.  En  términos  generales  se  confirman  las  noticias  que  ya  se 
tenían  sobre  el  particular;  pero  como  en  este  caso  se  trata  de  una  narración 
directa  por  uno  de  los  principales  y  primeros  actores  de  los  acontecimientos, 
creemos  que  el  lector  agradecerá  la  publicación  de  este  documento".  (Ed- 
mundo O'Gorman  en  Bol.  Arch.  Gen.  Nac.  [Méx.  1945]  t.  XVI,  pp.  175-177). 

S.  f.     (Por  1626).  Relación  de  la  vida  y  muerte  del  limo  Sr.  don  Alonso 
de  la  Mota  y  Escobar,  obispo  que  fue  de  Tlaxcala  y  fundador  del 
colegio  de  San  Ildefonso  de  Puebla.  Un  cuaderno  con  24  fojas  en  folio. 
(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  fol.  116). 

1674  Relación  en  4  fojas  de  los  censos  que  tenía  el  colegio  de  San  Ildefon- 
so de  Puebla,  en  25  de  Abril  de  1674.  (Invent.  .  .  .  fol.  118). 

S.  f.    Relación  en  4  fojas  de  la  fundación  del  colegio  de  Zacatecas.  (Ib. 
f.  188). 

S.  f.    Relación  hecha  por  los  padres  misioneros  de  Sonora,  del  estado  de 
las  misiones,  sin  expresarse  en  qué  tiempo:  es  un  cuaderno  de  13  fojas. 
(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  fol.  204). 

S.  f.    Relación  de  la  fundación  de  la  residencia  de  Sinaloa,  un  cuaderno  en 
10  fojas  en  folio.  (Invent.  ...  ib.  f.  219). 

1684  Relaciones  de  los  rectorados  (seis)  que  componen  las  misiones  de  Si- 
naloa, remitidas  por  el  P.  Gerónimo  de  Pistoya,  según  la  visita  que 
hizo  en  1684.  (Invent.  ib.  fol.  221). 

1613  Relación  anónima  del  estado  de  la  misión  de  Parras,  en  que  se  pro- 
pone la  dejación  de  dicha  misión,  y  en  la  consulta  se  resuelve  que  no. 
Calumnias  que  se  levantan  contra  la  Compañía,  y  otros  papeles  de  pleitos. 
34  fojas.  (Arch.  Hist.  de  Hacienda  [Méx.]  Temporalidades.  Leg.  278-39). 

1619  "Relación  de  las  fiestas  que  la  muy  insigne  ciudad  de  la  Puebla  de  los 
Angeles,  del  reino  de  la  Nueva  España,  celebró  al  sacrosanto  misterio 
de  la  Inmaculada  Concepción  de  la  siempre  Virgen  María,  nuestra  Señora, 
concebida  sin  pecado  original,  de  este  presente  año  de  1619,  el  propio  día  que 
la  santa  Madre  Iglesia  celebra  la  festividad  de  tan  alto  y  soberano  misterio". 
Primeramente  a  29  de  Octubre  se  sacó  el  certamen. 
In  fol.  6  hs.  letra  contemporánea.  Hay  versos.  Ms. 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS,  LETRA  R 


459 


(Academia  de  la  Historia.  Madrid.  Colecc.  Jesuítas,  XCII,  16)  (Rodrí- 
guez Moñino,  A.  Catál.  de  Docts.  de  América.  Badajoz,  1949,  129). 

1622  "Relación  breve  de  las  fiestas  que  el  colegio  de  la  Compañía  de  Je- 
sús de  la  insigne  ciudad  de  los  Angeles  ha  hecho,  en  la  canonización 
de  San  Ignacio:  su  patriarca  y  fundador,  y  de  San  Francisco  Javier,  apóstol 
del  oriente  y  del  Beato  Luis  Gonzaga".  In  fol.  5  hojas,  de  letra  contempo- 
ránea (1622).  Tiene  versos  intercalados.  (Ibid.  CXII,  54)  Ms. 

—  "Relación  de  las  fiestas  que  se  hicieron  en  esta  ciudad  de  México  en 
la  canonización  del  glorioso  San  Ignacio  y  San  Francisco  Javier,  en 
26  de  Noviembre  de  1622.  Y  por  todo  su  octavario".  In  fol.  26  hojas.  Inserta 
diversas  poesías.  Ibid.  CXII,  a  continuación  del  anterior.  (Rodr.  Moñino  A. 
Catál.  de  docts.  de  América.  Badajoz,  1949,  p.  130). 

1636  Relación  de  las  cosas  que  vieron  los  padres  que  fueron  a  México  en 
el  camino,  enviadas  (sic)  a  Sevilla,  escritas.  En  México,  a  14  de  Abril 
de  1636.  Hicieron  este  viaje  el  año  1635,  1  h.  fol.  (Ibid.  CXIII,  36.  Ms.  .  .  . 
y  p.  135). 

1681  "Relación  de  la  nueva  entrada  de  los  PP.  de  la  Compañía  a  las  na- 
ciones Chínipas,  Varohios,  Guailopos,  Guazaparis,  Temoris  y  otras". 
(Arch.  Gen.  Nac.  [México]  Impr.  en  Doc.  Históricos,  3a.  serie,  pp.  779- 
789)  (Bannon;  Mid- America,  1939,  pp.  11-13)  (Decorme:  La  Obra... 
II,  228).  (Una  copia  de  esta  "Relación  de  la  nueva  entrada"...  se  halla 
en  el  Arch.  Gen.  Nac.  [Méx.]  Ramo  Historia,  t.  16,  expediente  13.  Son  8 
ff.  útiles;  frente  de  la  p.  149  hay  tres  renglones  de  la  misma  foja,  vuelta). 

1678  Relación  de  las  misiones  que  la  Compañía  de  Jesús  tiene  en  el  reino 
y  provincia  de  Nueva  Vizcaya,  hecha  en  el  año  de  1678.  (129  ff.  úti- 
les) (Arch.  Gen.  Nac.  [México]  t.  19,  expediente  28). 

1600-1643  Relación  de  la  venta  de  esclavos:  muchos  a  favor  de  la  Com- 
pañía de  Jesús.  (De  alguno  consta  sólo  por  un  poder  en  esqueleto 
impreso,  con  notas  e  indicaciones  mal  escritas:  382  ff.  útiles). 
(Arch.  Gen.  Nac.  [México]  Historia,  t.  406). 

S.  f.    Representación  anónima  hecha  al  P.  provincial,  quejándose  del  P. 
rector  del  colegio-seminario  de  San  Ildefonso  de  México. 
(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  fol.  336). 

S.  f.    Representaciones  (tres),  hechas  al  Sr.  obispo  de  Guadiana  por  los 
padres  misioneros,  sobre  que  les  concediese  término,  a  fin  de  impetrar 
de  su  magestad,  licencia  para  la  erección  de  un  colegio  en  aquellas  provincias. 
(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  fol.  301). 


460 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS,  LETRA  R 


1685  Representaciones  al  Sr.   virrey   (don  Tomás  Antonio  de  la  Cerda, 
marqués  de  la  Laguna),  por  don  José  de  Neira  y  Quiroga,  con  fecha 
22  de  Agosto  de  1685,  pidiendo  licencia  para  la  fundación  de  un  colegio-se- 
minario en  El  Parral.  (Invent.  Prov.  Méx.  [1767]  fol.  301). 

1673  Requerimiento  anónimo  hecho  por  un  padre  misionero  al  cura  vicario 
sobre  una  notificación.  1  foja.  (Arch.  Hist.  de  Hacienda.  Temp.  Leg. 
324-7). 

S.  f.    Resolución  de  un  caso  moral,  sobre  si  a  un  delincuente  homicida,  hu- 
yendo de  la  justicia  y  refugiándose  en  la  despensa  de  una  casa  de 
un  religioso  que  estaba  en  misiones:  ¿si  le  vale  la  inmunidad?  (Invent.  .  .  . 
f.  296). 

1605  (Abr.  20).  Respuesta  de  Roma  sobre  el  caso  de  la  leña  del  colegio  de 
México  y  de  la  Puebla.  Roma,  20  de  Abril  1605.  4  fojas  Mss. 
(Isl.  Coll.  Arch.  Prov.  Méx.  [1935]  Mss.). 

1640  Respuesta  a  una  consulta  hecha  en  las  misiones  de  Sonora,  a  11  de 
Agosto  de  1640,  sobre  no  haber  peligro  en  que  entrasen  los  vecinos 
cristianos  algunas  veces,  en  las  tierras  de  los  indios  gentiles,  y  que  se  les  die- 
se la  ayuda  que  pidiesen".  (Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  fol.  204). 

S.  f.    Respuesta  a  varias  calumnias  y  cargos  hechos  a  los  religiosos  misione- 
ros de  la  Compañía,  sobre  las  misiones  que  tenían  "sin  misionero", 
llevando  injustamente  las  limosnas  de  ellas,  al  rey.  (Ibid.  fol.  207). 

S.  f.    Respuestas  a  casos  de  moral.  En  la  misión  de  Sonora.  4  fojas  truncas. 
(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  fol.  204). 

S.  f.     (Por  1672).  Respuesta  a  las  calumnias  propaladas  por  Francisco  de 
Luque,  contra  los  misioneros.  6  fojas.  (Arch.  Hist.  de  Hacienda  [Méx.] 
Temp.  Leg.  325-86). 

S.  f.    Retórica  en  lengua  castellana.  I.  (Memoria  de  los  libros  que  se  en- 
contraron en  el  pueblo  de  Acatlán,  en  el  año  de  1604).  (Bol.  Arch. 
Gen.  Nac.  [México,  1939]  t.  X,  No.  408,  p.  679). 

S.  f.    Retórica.  Arte.  (Memoria  de  los  libros  de  Juan  Rivera,  presentada 
en  Septiembre  de  1655)  (Bol.  Arch.  Gen.  Nac.  t.  X  p.  717,  No.  408) 
(Arch.  Gen.  Nac.  Ramo  Inquisición,  t.  438). 

S.  f.    Retórica.  Oraciones.  (Memoria  de  los  libros  de  Bernardo  Calderón. 
Año  1655).  (En  Bol.  .  .  .  p.  750,  No.  450)  (Ramo  Inquisición,  i.  438). 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS,  LETRA  S 


461 


S.  f.    Retórica  antigua.  En  latín.  (Bol.  t.  X,  p.  822,  No.  446).  (Memoria 
de  los  libros  que  tiene  Juan  de  Rivera.  Noviembre  1660.  Ramo  Inqui- 
sición, t.  585) . 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  S 

1677  San  Luis  de  la  Paz.  Certificación  dada  por  don  Agustín  de  Sancristó- 
bal  Palacios,  alcalde  mayor  de  las  minas  de  Sichú,  fecha  en  San  Luis 
de  la  Paz  a  lo.  de  Agosto  de  1677,  sobre  haber  sido  pagados  los  maestros, 
oficiales,  operarios  y  demás  que  se  han  ocupado  en  la  fábrica  de  la  iglesia  y 
de  la  casa  de  la  Compañía  en  aquel  pueblo. 
(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  fol.  184). 

S.  f.    Santísimo  Rosario.  10  fojas.  (Arch.  Hist.  de  Hacienda  [Méx.]  Temp. 
Leg.  291-7). 

1674  Seis  cartas  de  varios  religiosos  misioneros  de  Guadiana,  fechas  en  el 
año  de  1674,  escritas  al  P.  Prov.  Manuel  de  Arteaga,  dándole  razón 
del  estado  espiritual  y  temporal  de  ella.  (Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767] 
f.  336). 

1693-94  Sermones  (nueve)   sobre  las  jerarquías  angélicas,  con  una  intro- 
ducción general  y  varias  adiciones.  En  la  Casa  Profesa.  (Paz,  Julián, 
Cat.  de  Mss.  de  América,  en  la  Bibliot.  Nac.  de  Madrid.  Leg.  en  4o.  20256). 
Madrid,  1933,  212. 

S.  f.    Sobre  un  condenado  a  las  puertas  del  infierno,  mirando  lo  pasado,  lo 
presente  y  lo  futuro.  16  fojas.  (Arch.  Hist.  de  Hacienda  [Méx.]  Temp. 
Leg.  291-19). 

1604  Solutae  orationis  fragmenta.   Mexici  apud  Henricum  Martínez,  8o. 
1604.  (Bol.  Arch.  Gen.  Nac.  [Méx.  1949]  t.  XX,  No.  1,  p.  53). 

1650  Suma  del  estado  del  Imperio  de  China  y  cristiandad  de  él,  por  las 
noticias  que  dan  los  padres  de  la  Compañía  de  Jesús  que  residen  en 
aquel  reino  hasta  el  año  de  1649.  Aunque  los  alborotos  y  levantamientos  de 
le  gran  China  no  dan  lugar  a  tener  plena  noticia  del  estado  de  la  cristian- 
dad en  aquellas  provincias;  las  que  por  cartas  de  los  superiores  de  la  Com- 
pañía de  aquellas  dos  vice-provincias  se  han  tenido  en  Filipinas  desde  el 
año  de  1638  hasta  el  de  1649  son  las  siguientes.  .  . 


462 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS,  LETRA  T 


(Al  fin)  :  Con  licencia.  Impreso  en  México  en  la  imprenta  de  Juan  Ruiz 
año  de  1650.  En  4o.  12  hojas.  (Uriarte:  Anón.,  t.  II,  Madrid,  1904,  No. 
2954). 

1676  "Sumarias  meditaciones  de  los  que  parecen  más  eficaces  motivos  a  la 
devoción  y  socorro  de  las  benditas  Animas  del  Purgatorio.  Amplifica- 
das de  propósito  por  el  P.  prefecto  de  la  Purísima,  a  toda  la  congregación  en 
las  pláticas  ordinarias  de  sus  martes,  que,  reducidas  a  copiosos  frutos,  saca  a 
luz  para  uso  y  logro  más  universal  de  todos  el  Lic.  Roque  Hernández,  pre- 
fecto actual  de  la  misma  congregación.  Con  licencia,  en  México.  Calde- 
rón, 1676. 

(Nota:  El  padre  prefecto  era  el  P.  Antonio  Núñez  de  Miranda). 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  T 

S.  f.    Temeraria  confianza.  9  fojas.  (Arch.  Flist.  de  Hacienda  [Méx.]  Temp. 
Leg.  291-28). 

1697  Testimonial  de  órdenes  menores  del  H.  Miguel  de  Mesa.  Durango, 
1697.  (Andrade:  Bibliografía  del  siglo  XVII.  No.  1210). 

1637,  1643,  1651,  1681  Testimonios  (once)  de  "poderes"  dados  por  los 
PP.  provinciales,  a  los  padres  procuradores  que  han  pasado  a  España  y 
Roma,  en  los  años  mencionados,  para  los  negocios  de  la  provincia  en  aquellas 
cortes. 

(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  fol.  88). 

1692  Testimonios  (dos)  con  102  fojas,  dados  por  Juan  Antonio  de  Chipre, 
secretario  y  notario  mayor,  con  fecha  30  de  mayo  de  1692,  de  la  rela- 
ción del  origen  y  principio  que  tuvo  la  Imagen  de  Nuestra  Señora  de  la  O, 
en  el  pueblo  de  Zapopan;  y  asimismo  los  milagros  que  Dios  ha  obrado  por 
su  medio;  y  de  la  Imagen  de  la  Virgen  María,  advocación  de  San  Juan  en  su 
hermita  de  este  nombre  y  pueblo  de  Jalostotitlán,  ambos  en  el  obispado  de 
Guadalajara.  (Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  fol.  156). 

1643  Testimonio  dado  por  Juan  de  Molina,  escribano  público,  de  certifica- 
ción dada  en  26  de  Marzo  de  1643  de  las  dependencias  (deudas)  que 
en  aquel  año  tenía  contra  sí  el  colegio  de  Oaxaca. 
(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  fol.  166). 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS,  LETRA  T 


463 


1685  Testimonio  de  ocho  fojas,  dado  por  Baltasar  de  Morante,  escribano 
real,  con  fecha  14  de  Abril  de  1685,  del  escrito  presentado  por  parte 
de  la  provincia  de  la  Compañía,  en  los  autos  seguidos  con  el  Sr.  obispo  de 
Duran go,  fray  Bartolomé  de  Escañuela,  franciscano,  sobre  la  remoción  de 
misiones  en  aquella  provincia,  y  elección  de  clérigos  para  ellas. 
(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  fol.  301). 

S.  f.    Testimonio  en  24  fojas,  copia  de  los  privilegios  que  gozaban  los  reli- 
giosos que  administraban  misiones  en  las  Indias.  (Ibid.  fol.  314). 

S.  f.    Testimonio  en  16  fojas  de  alegato  (trunco)   hecho  por  parte  de  la 
Compañía  de  los  inconvenientes  que  había,  de  guardar  en  las  doctri- 
nas de  religiosos  las  pretensiones  de  los  señores  obispos.  (Ib.  fol.  314). 

S.  f.     Testimonio  en  10  fojas,  de  borrador  de  discurso,  sobre  la  venida  de 
religiosos  extranjeros  de  Europa  a  las  Indias,  para  la  conversión  de 
infieles.  (Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  fol.  314). 

1689  Tocante  a  la  partida  que  ha  de  salir  del  colegio  de  Matapé  en  el  año 
de  1689,  y  también  de  la  venta  de  la  hacienda  de  Tecoripa.  4  fojas. 
(Arch.  Hist.  de  Hacienda  [México]  Temporalidades.  Leg.  278-12). 

S.  f.    Topia.  Ponemos  aquí  todos  los  Anónimos  referentes  a  la  misión  de  la 
Sierra  de  Topia: 

1)  Razón  en  que  se  expresa  que  la  misión  de  la  Compañía  en  Topia, 
se  halla  dividida  en  cuatro  partidos. 

2)  Dos  mapas  de  dicha  Sierra. 

3)  (1631).  Un  cuaderno  en  7  fojas  de  las  diligencias  practicadas  en  el 
año  de  1631,  sobre  la  averiguación  del  martirio  del  P.  San  taren. 

4)  Cuaderno  en  8  fojas,  de  las  relaciones  del  principio  y  fundación  de 
la  misión  y  doctrina  de  la  Sierra  de  San  Ignacio. 

5)  Una  copia  en  dos  fojas  del  informe  hecho,  en  cuanto  a  la  convenien- 
cia que  resultaba  de  reducir  a  menos  número  los  pueblos  de  la  Sie- 
rra de  Topia.  (Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  fol.  235). 

6)  Un  testimonio  en  dos  fojas  dado  por  Eugenio  de  Ledcsma,  escriba- 
no real,  al  gobernador  de  la  Nueva  Vizcaya,  en  que  le  da  razón  de 
los  pueblos  de  la  Sierra  de  Topia. 

7)  Tres  fojas  en  que  se  hallan  las  razones  que  tuvo  el  P.  provincial  para 
asentar  la  misión  de  la  Sierra  de  San  Ignacio,  en  el  parage  en  que 
hoy  se  halla. 

8)  Tres  fojas  de  la  descripción  de  la  misión  de  Tepehuanes,  y  un  mapa 
de  la  misma.  (Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  fol.  236. 


464 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS,  LETRA  U 


9)  Cuatro  cartas  de  los  padres  misioneros  de  la  Sierra  en  1615,  en  que 
se  quejan  al  P.  provincial  contra  el  Cap.  Martín  de  Olivas,  sobre  el 
mal  modo  con  que  trataba  a  dichos  religiosos. 

10)  Dos  copias  de  petición,  en  lengua  mexicana,  hecha  por  los  indios 
del  pueblo  de  Tamazula  al  justicia  mayor,  en  1650,  en  que  le  piden 
que  destierre  al  indio  Hernando  Chiro,  porque  anda  alborotando  a 
los  naturales  para  que  se  vayan  a  fundar  a  otro  parage. 

11)  (S.  f.).  Copia  simple  de  la  sentencia  dada  a  favor  de  los  naturales 
del  pueblo  de  San  Juan  Atotonilco  para  que  volviesen  a  erigir  y 
reedificar  la  iglesia  que  tenían  en  el  pueblo  de  Santiago;  y  nombra- 
sen gobernador  y  oficiales  de  república.  (Invent.  ...  f.  237). 

1652  Traspaso  de  sus  Obras  Pías  de  don  Alonso  de  Lorenzana.  5  ff. 
(Arch.  Hist.  de  Hacienda  [Méx.]  Temp.  Leg.  16-8). 

1698  Tratado  de  la  devoción  con  las  Animas  del  Purgatorio,  y  lo  mucho 
que  interesa  quien  ofrece  por  ellas  la  satisfacción  de  sus  obras  sin  reser- 
varla para  sí.  Sacado  de  las  Obras  del  P.  Juan  Eusebio  Nieremberg,  de  la 
Compañía  de  Jesús.  Van  añadidos  a  la  postre  algunos  ejemplos.  Con  licen- 
cia, en  Sevilla,  y  por  su  original  en  México,  por  Juan  José  Guillena  Carras- 
coso. Año  1698.  En  12o.  Portada,  vuelta  en  blanco.  Texto  pp.  1-74.  (Andra- 
de,  1210). 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  U 

S.  f.    Un  borrador  de  escrito  presentado  por  Juan  Lorenzo  Flores,  en  el 
pleito  seguido  con  el  doctor  Femando  de  la  Sema,  sobre  haber  entre- 
gado a  los  religiosos  de  la  Compañía  de  Jesús,  ciertos  sitios  y  hacienda  de  ove- 
jas, para  la  fundación  del  colegio  de  la  Veracruz. 
(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  fol.  118). 

S.  f.    Una  memoria  sin  fecha  de  los  ganados  de  la  hacienda  de  Flamaxac 
(sic  ¿tal  vez  por  Atemajac?).  (Ibid.  foja  5). 

S.  f.    Un  libro  en  folio,  viejo,  con  166  fojas  de  varios  casos  morales.  (Ib. 
f.  9). 

S.  f.    Una  copia  simple  en  4  fojas  en  folio,  de  varias  razones  para  que  la 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS,  LETRA  V 


465 


hermita  de  nuestra  Señora  de  los  Remedios,  de  esta  ciudad  de  Méxi- 
co, se  entregue  al  cuidado  de  los  religiosos  carmelitas.  (Ibid,  fol.  16). 

S.  f.     (Puede  ser  del  siglo  XVIII).  Un  cuaderno  de  15  fojas  impresas  de 
razones  que  persuaden  a  la  celebridad  de  la  fiesta  de  "la  conversión 
de  San  Ignacio".  (Ibid.  fol.  16). 

S.  f.     (Puede  ser  del  siglo  XVIII).  "Una  relación  impresa  de  la  prodigiosa 
conversión  de  un  luterano,  que  obró  Dios  por  medio  de  San  Francis- 
co Javier;  y  otras  dos  del  mismo  Santo  y  San  Ignacio,  en  la  salud  de  una  en- 
ferma, y  navegación  del  Perú".  (Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  fol.  17). 


ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS.  LETRA  V 

1617  Vida  del  P.  Francisco  Suárez.  Ms.  1617. 

(Arch.  Prov.  Méx.  Mss.  vol.  VI,  f.  15)  (Isl.  Coll.  1935). 

1689  Vida  admirable  y  muerte  dichosa  del  religioso  padre  Gerónimo  de 
FiGUEROA,  profeso  de  la  Compañía  de  Jesús  en  la  provincia  de  Nueva 
España,  misionero  40  años  entre  los  indios  tarahumares  y  tepehuanes  de  la 
Sierra  Madre,  y  después  rector  del  colegio  máximo  y  prepósito  de  la  casa 
profesa  de  México.  Jhs.  Con  licencia  de  los  superiores,  en  México,  por  doña 
María  de  Benavides,  viuda  de  Juan  de  Rivera,  en  el  Empedradillo.  Año 
de  1689. 

Texto  pp.  1-40.  (A  la  vuelta)  :  Indice  de  los  21  párrafos. 
(Andrade:  Bibliogr.  del  siglo  XVII,  No.  918). 

1600-1699  Visitas  de  los  PP.  provinciales  a  nuestras  casas,  como  se  halla- 
ban en  el  Arch.  Prov.  Méx.  (1767)  en  el  inventario  que  mandó  hacer 
Carlos  III. 

1666-1699  Al  col.  de  San  Pedro  y  San  Pablo,  Méx.  (16  copias  con  118 
fojas) . 

1680-1699  Al  Col.  de  San  Andrés,  Méx.  (12  copias  de  39  fojas). 
1675-1699  Al  Col.  del  Esp.  Santo,  Puebla.  (16  copias  con  43  fojas). 
1644-1699  Al  Col.  de  San  Ildefonso,  Puebla.  (6  copias  con  46  fojas). 


466  ANONIMOS  BIBLIOGRAFICOS,  LETRA  V 

1631-  1640  Al  Col.  de  San  Gerónimo,  Puebla.  (3  copias  con  7  fojas). 

1665-  1699  Al  Col.  de  Tepotzotlán.  (13  copias  con  29  fojas). 

1632-  1699  Al  Col.  de  Oaxaca.  (9  copias  con  76  fojas). 
1668-1699  Al  Col.  de  Guatemala.  (9  copias  con  70  fojas). 
1671-1699  Al  Col.  de  Mérida.  (5  copias  con  7  fojas). 
1668-1699  Al  Col.  de  la  Veracruz.  (6  copias  con  22  fojas). 
1671-1699  Al  Col.  de  Querétaro.  (8  copias  con  39  fojas). 
1643-1699  Al  Col.  de  San  Luis  de  la  Paz.  (7  copias  con  23  fojas). 

1666-  1699  Al  Col.  de  San  Luis  Potosí.  (7  copias  con  31  fojas). 

1668-  1699  Al  Col.  de  Zacatecas.  (10  copias  con  41  fojas). 

—  —  Al  Col.  de  Durango.  (8  copias  con  35  fojas). 
1656-1699  Al  Col.  de  Valladolid.  (2  copias  en  89  fojas). 
1665-1699  Al  Col.  de  Pátzcuaro.  (10  copias  con  35  fojas). 

—  —  Al  Col.  de  Guadalajara.  (10  copias  en  44  fojas). 

1669-  1699  A  la  residencia  de  Parras.  (8  copias  36  fojas). 

1688  Visita  a  San  Luis  de  la  Paz.  5  fojas.  (Arch.  Hist.  de  Hda.  [Méx.]  Temp. 
Leg.  285-61). 

1668  Visita  al  Col.  de  Valladolid.  5  fojas.  (Arch.  Hist.  de  Hda.  Leg.  285-61). 

1677  Visitas  que  se  hicieron  en  la  Casa  Profesa,  en  el  Col.  de  San  Pedro  y 
San  Pablo,  Oaxaca,  Querétaro,  San  Gerónimo,  Puebla,  San  Luis  Po- 
tosí, Guadalajara  y  San  Luis  de  la  Paz.  37  fojas.  (Arch.  Hist.  Hda.  [Méx.] 
Temp.  Leg.  285-33). 

1688  Visitas  a  los  colegios  de  Valladolid,  Pátzcuaro,  Guadalajara,  Zacate- 
cas, San  Luis  de  la  Paz  y  Querétaro.  5  fojas.  (Ibid.  Leg.  285-61). 

—  Visita  al  Col.  de  Zacatecas.  5  fojas.  (Ibid.  Leg.  285-61). 

1621  Vocabulario  Mexicano.  (Sospecho  que  es  de  un  jesuíta).  Impreso  en 
México  en  1621.  Lo  mencionan   (Bol.  del  Arch.  Gen.  Nac.  [Méx. 


BIOGRAFIA 


467 


1939]  t.  X,  No.  4,  p.  710,  No.  116;  y  p.  769,  No.  715)  (Memoria  de  los  li- 
bros de  Hipólito  Rivera,  librero,  1655,  México)  (Arch.  Gen.  Nac.  [Méx.] 
Ramo  Inquisición,  t.  438) . 


ANTONIO,  DAMIAN,  H.  C.  (1581-1653)  (f  72) 
Biografía 

1581  Damián  Antonio  nació  en  la  "Consula  Insula"  de  Venecia,  Italia. 
(Cat.  1614). 

1610  Ingresó  en  1610,  y,  cuatro  años  más  tarde,  pasó  a  México. 

1614  El  H.  C.  Damián  Antonio  se  halla  en  el  colegio  de  México.  Es  natu- 
ral de  "Consula  Insula".  Tiene  de  edad  33  años  y  4  de  Compañía.  Se 
ocupa  en  oficios  domésticos.  De  ingenio,  juicio  y  prudencia,  mediano;  de  al- 
guna experiencia;  de  complexión,  colérico,  inclinado  a  la  melancolía.  Tiene 
talento  para  los  oficios  de  casa.  (Cat.  1614)  (Méx.  4,  ff.  193v,  212v)  (ARSI: 
Arch.  Rom.  S.  J.). 

1619  Incorporación  final.  (Invent.  Arch.  Prov.  Méx.)  Cuaderno  ms.  (1582- 
1623). 

1620  En  el  colegio  de  México;  de  40  y  10.  "Ya  es  coadjutor  temporal  for- 
mado". (Cat.  1620)   (Méx.  4,  f.  243v)  (ARSI). 

1626  En  el  colegio  de  Guatemala,  de  46  y  16.  (Cat.  1626)  (Méx.  4,  f.  277v). 

1632  "En  el  colegio  de  México,  de  54  de  edad  y  23  de  Compañía". 
(Cat.  1632)  (Méx.  4,  f.  298v)  (ARSI). 

1638  En  el  colegio  de  San  Ildefonso  de  México:  El  H.  Damián  Antonio  es 
natural  de  Venecia;  tiene  69  años  y  30  de  Compañía.  Hase  ejercitado 
en  oficios  domésticos.  Es  de  ingenio  y  juicio,  regular;  de  poca  prudencia;  de 
casi  sin  experiencia;  de  condición  colérica;  de  talento  para  algunos  oficios  de 
la  casa.  (Cat.  1638)  (ARSI)  (Méx.  4,  ff.  322,  339v). 

1648  En  el  colegio  de  México.  Veneciano  de  70  de  edad  y  40  de  Compañía. 
Débil  de  salud,  se  ocupa  en  oficios  domésticos.  Tiene  algo  de  ingenio, 


468 


ANTONIO,  RAMIRO,  H.  ESC. 


de  juicio  y  prudencia;  larga  experiencia.  Condición  colérica.  Hábil  para  los 
oficios  domésticos.  (Cat.  1648)  (Méx.  4,  ff.  382,  402v). 

1650  Sigue  en  el  colegio  de  México;  tiene  72  y  42.  Ingenio  y  juicio  bueno; 
mediana  prudencia,  larga  experiencia.  Colérico.  "Ad  domestica". 
(Cat.  1650)  (Méx.  4,  ff.  438,  458)  (ARSI). 

1653  Murió  el  11  de  Noviembre  de  1653  en  el  colegio  de  San  Pedro  y  San 
Pablo.  Era  veneciano,  de  75  años  (sic)  y  45  (sic)  de  Compañía.  Sufrió 
el  Hermano  Damián  Antonio  un  doloroso  ataque  de  orina  y  piedra,  que  más 
penoso  que  los  otros  achaques,  al  fin  vino  a  poner  término  a  su  vida  con  mu- 
cho mérito  de  él  por  su  edificativa  y  constante  paciencia. 

(Cat.  1653)  (Anua  1653)  (Méx.  15,  f.  312v;  Méx.  4,  ff.  479v,  501v). 

Referencias  biográficas 

1  Anua  Prov.  Méx.  1653. 

2  ARSI:  Arch.  Rom.  S.  J. 

3  Catálogos  Prov.  Méx.  1614,  1620,  1626,  1632,  1638,  1648,  1650,  1653. 

4  Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  (1767)  Cuaderno  ms.  de  incorporaciones.  (1582- 
1623). 

5  Méx.  4,  ff.  193v,  243v,  277v,  298v,  322,  402v,  438,  458,  479,  496,  501; 
15,  f.  312v. 

6  PÉREZ  Alonso,  Manuel  Ignacio.  S.  J.,  Apuntes  mss.  sobre  jesuítas  en 
Centro- América.  (México,  1959) 


ANTONIO,  RAMIRO,  H.  ESC. 
Biografía 

1609  "Roma,  21  de  Julio  de  1609".  (De  una  carta  del  P.  Aquaviva  al  P. 

viceprovincial  Martín  Peláez) .  "El  Hermano  Ramiro  Antonio  no 
acaba  de  quietarse  con  estos  sus  estudios  mayores,  y  nosotros  no  podemos  escri- 
bir de  acá  más  de  lo  que  otras  veces  tenemos  escrito:  que  allí  miren  si  con- 
viene dárselos;  y  no  conviniendo,  lo  desengañen  de  una  vez  para  que  se  quie- 


ANUAS 


469 


te  o  mire  lo  que  conviene,  que  en  esta  misma  razón  le  respondemos,  remitién- 
dole a  V.  R.". 

(Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll.  1934]  Mss.  Cartas  de  los  Generales). 

Referencias  biográficas 

1  Aqu AVIVA,  Claudio,  S.  J.,  Carta  al  P.  viceprovincial  Martín  Peláez.  Ro- 
ma, 21  de  Julio  de  1609. 

2  Arch.  Prov.  Méx.  (Isl.  Coll.  1934).  Mss.  Cartas  de  los  PP.  Generales. 


ANUAS 

1628  Anua. 

(Al  lado  izquierdo  dice)  :  "Muerte  del  H.  Ovalle". 
(Al  frente)  :  "Puesta  en  su  lugar,  X  Alegre". 

(Al  lado  derecho)  :  "Sacado  lo  que  toca  a  Sinaloa,  para  su  Historia.  No 
hay  que  sacar  de  Topia  y  San  Andrés.  No  hay  de  Tepehuanes  ni  Parras,  ni 
de  San  Luis  de  la  Paz". 

Preámbulo:  "Hay  en  la  provincia  de  Nueva  España  382  sujetos,  de  los 
cuales  los  178  son  sacerdotes.  Hermanos  estudiantes,  77.  HH.  CC.  127.  To- 
tal: 382. 

2)  Repartidos  en:  una  Casa  Profesa, 

una  Casa  de  Probación, 
14  Colegios, 

2  Seminarios  de  españoles, 

2  Seminarios  de  indios, 

3  Residencias, 

6  Misiones  asentadas. 

3)  En  la  Casa  Profesa  de  México  hay:        21  Sacerdotes  y  16  HH.  CC. 
En  el  Colegio  de  México:  32  Sacerdotes  y  32  HH.  EE. 

y  18  HH.  CC. 

En  el  Noviciado  de  Santa  Ana:  3  Sac.   2   HH.   CC.  antig. 

19  Nov.  8  HH.  Nov.  CC. 

En  el  Col.  Real  de  S.  Ildefonso  (Méx.)  :     3  PP.  3  HH.  EE.  2  HH.  CC. 

En  el  Col.  del  Esp.  Sto.  de  la  Puebla:  13  PP.  12  HH.  EE.  9  Se- 
minaristas. 

En  el  Col.  de  S.  Ildefonso  (Pue.)  :  6  PP.  8  HH.EE.  6  HH.CC. 


470 


ANUAS 


En  el  Col.  de  Oaxaca: 

6 

PP. 

2HH.ee.  5  HH.CC. 

En  el  Col.  de  Guatemala: 

7 

PP. 

7  HH.CC. 

En  el  Col.  de  Tepotzotlán: 

5 

PP. 

8  HH.CC. 

En  el  Col.  de  Pátzcuaro: 

5 

PP. 

5  HH.CC. 

En  el  Col.  de  Valladolid: 

4 

PP. 

1  H.E. 

5  HH.CC. 

En  el  Colegio  de  Guadalajara: 

5 

PP. 

5  HH.CC. 

En  el  Col.  de  Zacatecas: 

5 

PP. 

1  PLE. 

6  HH.CC. 

En  el  Col.  de  Mérida: 

5 

PP 

3  HH.CC. 

En  el  Col.  de  San  Luis  Potosí: 

3 

PP. 

1  H.E. 

4  HH.CC. 

En  el  Col.  de  Querétaro: 

4 

PP. 

2  HH.CC. 

En  el  Col.  de  Sinaloa  y  sus  misiones: 

15 

PP. 

4  HH.CC. 

En  la  Residencia  de  Guadiana: 

2 

PP. 

4  HH.CC. 

En  la  Res.  de  la  Veracruz: 

4 

PP. 

4  HH.CC. 

En  la  Res.  de  S.  Luis  de  la  Paz: 

2 

PP. 

En  la  Misión  de  Topia: 

4 

PP. 

En  la  Misión  de  S.  Andrés: 

4 

PP. 

En  la  Misión  de  Tepehuanes: 

4 

PP. 

En  la  de  Parras: 

4 

PP. 

En  la  de  S.  Ignacio  (ríos  Mayo-Yaqui)  : 

12 

PP. 

Han  sido  los  difuntos  de  este  año: 

3 

HH.CC.  y  1 

H.E. 

Y  se  han  recibido: 

5 

HH.CC.  y  8 

HH.EE. 

Casa  Profesa  de  México. 

1)  Se  ejercitan  todos  nuestros  ministerios  con  todos  sus  frutos. 

2)  Lo  extraordinario:  el  número  de  confesiones  generales  con  motivo 
del  jubileo  del  año  santo.  Hubo  también  muchas  confesiones  de  años; 
paces  entre  enemistados. 

3)  El  ejercicio  de  las  Cuarenta  Horas,  tan  patrocinado  por  el  Sr.  virrey 
marqués  de  Cerralvo,  ha  tenido  este  año  la  novedad  de  habernos 
traído  todas  las  mejores  colgaduras  de  su  palacio,  distintas  de  las  de 
los  años  pasados. 

4)  Los  congregantes  del  Divino  Salvador,  son  el  ejemplo  de  virtud  en 
toda  la  ciudad,  así  en  la  piedad  que  muestran  en  el  templo,  como  en 
las  visitas  a  hospitales  y  cárceles. 

5)  Nunca  ha  dejado  México  de  favorecemos  con  sus  limosnas. 

6)  La  relación  de  la  muerte  del  H.  C.  Juan  Tejado,  en  su  ficha. 

Colegio  de  México. 

1)  Nuestros  hermanos  estudiantes  han  sobresalido  en  la  piedad,  y  letras. 

2)  Su  aprovechamiento  se  vio  en  los  actos  públicos  y  domésticos. 


ANUAS 


471 


3)  Entre  los  extemos  ha  habido  muchas  vocaciones  para  todas  las  reli- 
giones y  algunas  para  nuestra  Compañía. 

4)  Siendo  esta  ciudad  tan  grande  y  populosa,  se  acude  con  mucho  cui- 
dado a  todos  los  ministerios  de  enfermos,  de  día  y  de  noche. 

5)  Los  domingos  de  adviento  y  cuaresma  se  hacen  las  doctrinas  de  es- 
pañoles e  indios,  a  que  acuden  también  los  HH.  estudiantes;  lo  mis- 
mo que  a  los  obrajes. 

6)  En  nuestra  iglesia,  los  domingos  de  cuaresma,  se  predica  a  los  ne- 
gros bozales,  y  no  es  poco  el  fruto. 

7)  Lo  temporal  ha  mejorado  y  se  han  pagado  fuertes  deudas. 

8)  Como  por  estar  nuestro  colegio  en  la  parte  baja  de  la  ciudad,  se 
nos  inundaba  en  tiempo  de  lluvias,  se  ha  remediado  con  la  ayuda  del 
Sr.  virrey  (don  Rodrigo  Pacheco  y  Osorio,  marqués  de  Cerralvo). 

9)  Murió  un  hermano  estudiante,  Sebastián  de  Robles.  (Véase  su  pa- 
peleta) . 

10)  Y  un  hermano  Coadj.  Pedro  de  Ovalle.  (Véase  su  ficha).  Los  dos: 
año  1629. 

Colegio  Real  de  San  Ildefonso  y  Seminario  de  San  Gregorio  (México). 

1)  En  el  primero  no  ha  habido  cosa  extraordinaria.  Sí  mucha  piedad  en 
todos  y  avance  de  los  estudiantes  en  los  actos  que  presentan.  Ha  ha- 
bido vocaciones  para  todas  las  religiones. 

2)  En  cuanto  al  Seminario  de  San  Gregorio:  Los  indizuelos  de  nuestro 
seminario  que  son  hijos  de  los  principales  indios  del  reino,  y  muestran 
mucho  ingenio,  aprenden  a  leer,  escribir,  hacer  cuentas  y  estudian 
canto,  a  que  son  muy  aficionados. 

3)  Se  terminó  su  aula,  muy  grande  y  capaz;  y  la  iglesia  de  tres  naves; 
se  predica  siempre  en  su  lengua;  y  de  aquí  se  atienden  todos  los  en- 
fermos de  su  raza. 

4)  El  concurso  a  esta  iglesia  de  San  Gregorio,  fue  como  ningún  año, 
extraordinario  en  adviento  y  cuaresma,  de  modo  que  ocuparon  el  atrio 
y  patios. 

5)  Asimismo  en  los  jubileos. 

Casa  de  Probación  de  Santa  Ana. 

1)  Desde  el  año  pasado  quedó  arreglada  esta  casa  para  los  novicios. 

2)  Tiene  la  ventaja  sobre  Tepotzotlán,  por  tener  aquí  médicos  y  medicinas. 

3)  Y  están  haciendo  algunos  el  mes  de  hospital. 


472 


ANUAS 


Colegio  de  San  Ildefonso  (Puebla). 

1)  También  se  experimentan  ventajas  de  tener  a  los  estudiantes:  se  gra- 
duaron los  de  primer  curso  en  la  universidad  de  México.  Fueron 
como  50. 

2)  Se  han  inscrito  en  el  curso  que  comienza  más  de  110.  (Curso  de 
filosofía) . 

3)  Los  NN.  acuden  a  todos  los  ministerios. 

4)  Se  dedicó  este  año  la  iglesia  que  el  limo.  Sr.  obispo,  nos  dejó  co- 
menzada, que  es  de  los  hermosos  templos  de  la  Nueva  España. 

Colegio  del  Espíritu  Santo  (Puebla)  y  Seminario  de  San  Gerónimo. 

1)  En  cuestión  de  ministerios,  son  tantos  que  no  tenemos  que  envidiar 
a  los  nuestros  de  México. 

2)  Los  PP.  que  trabajan  en  la  crianza  de  la  juventud,  también  están 
ocupados. 

3)  Como  en  esta  ciudad  se  labra  el  mejor  paño  de  la  Nueva  España,  hay 
muchos  obrajes,  y  a  todos  acudimos  para  predicarles  y  confesarlos. 

4)  A  los  indios  de  San  Miguel,  acuden  los  padres-lenguas. 

5)  La  congregación  de  nuestra  Señora,  es  lo  que  más  acredita  a  este 
colegio. 

6)  Los  estudiantes  de  San  Gerónimo  también  tienen  su  congregación. 

Colegios  de  Valladolid,  Pátzguaro  y  San  Luis  Potosí. 

1)  En  estos  tres  colegios  se  acude  a  los  españoles  e  indios  con  atención. 

Colegios  de  Guadalajara  y  Zacatecas 

1)  En  el  colegio  de  Guadalajara,  ciudad  que  es  cabeza  de  la  Nueva 
Galicia,  en  que  está  allí  la  real  audiencia  y  silla  episcopal,  todos 
nos  aman  y  estiman  nuestros  ministerios;  y  se  hace  mucho  fruto. 

2)  En  el  colegio  de  Zacatecas,  ciudad  que  es  populosa  y  rica  por  sus 
minas:  se  cumple  con  atender  a  los  españoles,  y  también  a  los  indios, 
que  son  de  muchas  lenguas,  y  todos  son  afectos  a  nuestros  PP. 

3)  Este  año  se  acabó  y  dedicó  la  iglesia,  que  hacía  más  de  12  años  se 
había  comenzado.  Quedó  muy  capaz  y  hermosa,  con  un  retablo  que 
le  costó  al  fundador  en  México,  más  de  9,000  pesos,  y  una  lámpara 
muy  grande,  que  costó  cerca  de  3,000. 


BIOGRAFIA 


473 


Colegios  de  Guatemala  y  Querétaro. 

1)  El  de  Guatemala  ha  ido  este  año  con  mucho  aumento  en  lo  tempo- 
ral y  espiritual.  Los  ministerios  están  muy  bien  asentados. 
(Aquí  quedó  trunca  esta  Carta  Anua). 

1622-1647  Cartas  anuas  and  puntos  de  cartas  anuas  of  the  Jesuits  of  New 
Spain  between  1622  and  1647. 
"These  are  mainly  copies  of  rough  drafts  (borradores) .  Some  are  general 
reports,  others  for  individual  colleges  or  single  missions.  The  larger  part  of 
the  special  reports  are  for  the  missions  of  Sinaloa  and  Sonora.  These  are 
the  origináis  of  a  part  of  the  cartas  anuas  printed  in  Documentos  para  la 
Historia  de  México".  (Cf.  Historia:  Vols.  15,  19)  (Bolton:  Berkeley  Library 
Calif.  Vol.  25). 

ANZURES,  PEDRO  DE  P. 
¿Es  jesuíta? 

Bibliografía 

1614  "Después  se  pasó  la  familia  de  don  Melchor  de  Covarrubias  (insigne 
fundador  del  colegio  del  Espíritu  Santo,  de  Puebla),  a  la  villa  de  Ca- 
rrión,  en  el  valle  de  Atlixco,  en  que,  según  Carta  del  10  de  Abril  de  1614, 
escrita  por  el  P.  Pedro  de  Anzures,  al  P.  doctor  Pedro  de  Morales,  vivieron 
algunos  años".  (Alegre:  I,  252)  (Alegre-Burrus:  I,  358). 

Referencl\s  bibliográficas 

1  Alegre,  Francisco  Javier,  S.  J.,  Hist.  de  la  Prou.  de  la  C.  de  ].  en  N.  E., 
I,  México,  1841,  p.  252. 

2  Alegre-Burrus,  Ernest,  J.,  S.  J.,  Hist.,  t.  I,  Roma,  1956,  p.  358. 

AÑUEZ,  JUAN  DE,  P. 
Biografía 

Es  de  advertir  que  su  apellido  en  los  documentos  latinos  figura  como 
Annuez  (Méx.  4,  f.  442),  y  que  en  su  renuncia  jurídica,  que  se  conserva 
en  el  Archivo  Histórico  de  Hacienda  (México)  (Temporalidades,  Leg.  16-3) 
aparece  su  apellido  como  Añuel. 


474 


AÑUEZ,  JUAN  DE,  P. 


1621  Nació  en  la  Isla  de  La  Habana  en  1621.  (Cat.  1648). 

1639  Ingresó  en  el  noviciado  de  Tepotzotlán  en  1639,  a  los  18  años  de  edad. 

1641  Emitió  los  votos  simples.  Su  maestro  de  novicios  fue  el  P.  Francisco 
Calderón,  en  parte  supliendo  al  P.  Pedro  de  Velasco,  y  en  parte  por 
designación  definitiva  de  Roma. 

1647  "Sacris  ordinibus  initiatus  in  anno  1647".  (Méx.  4,  f.  424)  (ARSI). 

1648  En  el  colegio  de  Zacatecas,  P.  Juan  de  Añuez,  natural  de  la  Isla  de 
La  Habana.  Tiene  buena  salud;  enseña  gramática;  ya  es  sacerdote  es- 
colar; tiene  27  años  de  edad  y  9  de  religión.  (Cat.  1648)  (Méx.  4,  f.  392v). 

1650  Ya  desde  este  año  de  1650,  en  los  documentos  latinos  no  le  llaman 
como  antes  Annuez,  sino  Añuez.  (Méx.  4,  f.  442). 

1658  Roma,  20  de  Agosto  de  1658.  (De  una  carta  del  P.  Gosvino  Nickel 
al  P.  Prov.  Alonso  Bonifacio)  :   "Quedo  advertido  de  las  causas  por 
las  cuales  no  se  proponen  para  el  grado,  los  PP.  Sebastián  de  Fuentes  y  Juan 
de  AÑUEZ.  (Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll.  1934]  Mss.  Cartas  de  los  Generales). 

Referencias  biográficas 

1  ARSI:  Arch.  Rom.  S.  J. 

2  Arch.  Prov.  Méx.  (Isl.  Coll,  1934).  Mss.  Cartas  de  los  PP.  Generales. 

3  Catalogi  Prov.  Méx.  S.  J.  1648,  1650. 

4  Mexic.  4,  ff.  392v,  424,  442. 

5  Nickel,  Gosvino,  S.  J.,  Carta  al  P.  Prov.  Alonso  de  Bonifacio.  Roma, 
20  de  Agosto  de  1658. 

6  PÉREZ  Alonso,  Manuel  Ignacio,  S.  J.,  "Apuntes  mss.  sobre  jesuítas  en 
Centro  América".  México,  1960. 

Bibliografía 

1651  Renuncia  jurídica  que  hace  el  P.  Juan  de  Añuel  (sic)  de  todos  sus 
bienes.  5  ff. 

(Arch.  Hist.  de  Hacienda  [México]  Temporalidades.  Leg.  16-3). 


BIOGRAFIA 


475 


Referencia  bibliográfica 
1  Archivo  Histórico  de  Hacienda  (México)  Temporalidades,  Legajo  16-3. 

ARAGON,  ANTONIO  DE,  H.  C. 
Biografía 

1639  Roma,  20  de  Septiembre  de  1639.  (De  una  carta  del  P.  Mucio  Vite- 
lleschi  al  P.  Prov.  Andrés  Pérez  de  Rivas)  :  "Los  hermanos  Francis- 
co de  Herrera,  Juan  Sánchez,  Antonio  de  Aragón,  Mateo  Pérez  y  Amador 
González,  formentur;  y  en  proponer  al  primero  ha  habido  demasiada  dilación". 
(Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  ColL,  1934]  Vol.  VI  de  mss.  f.  278). 

1678?  ""Aquella  caridad  que  le  hizo  el  H.  Mateo  Jorge  (que  murió  en  1678) 
ayudar  a  bien  morir  al  Hermano  Antonio  de  Aragón,  con  palabras 
tan  persuasivas  y  de  tanto  espíritu,  que  ponían  admiración". 

(Villabona,  Manuel:  Carta  de  edificación  sobre  el  H.  Mateo  Jorge). 

(Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  ColL,  1934]  Vol.  VI  Mss.  f.  278). 

Referencias  biográficas 

1  Arch.  Prov.  Méx.  (Isl.  Coll.,  1934)  Vol.  VI  de  manuscritos,  f.  278. 

2  Villabona,  Manuel,  S.  J.  (Rector  del  Col.  del  Esp.  Santo),  Carta  ne- 
crológica sobre  el  hermano  Mateo  Jorge.  1678,  p.  1. 

3  Vitelleschi,  Mucio,  S.  J.,  Carta  al  P.  Prov.  Andrés  Pérez  Rivas,  Roma, 
30  de  Septiembre  de  1639. 

ARAMBURU,  BERNARDO  DE,  P. 
Biografía 

1644  Roma,  30  de  Marzo  de  1644.  (De  una  carta  del  P.  Mucio  Vitelleschi 
al  P.  provincial,  Luis  de  Bonifaz)  :  "Confieso  a  V.  R.  que  hubiera  es- 
timado que  aun  el  P.  Bernardo  de  ArÁmburu  no  hubiera  venido;  así  por- 
que juzgo  que  no  era  necesario,  como  porque  deseo  se  observe  el  orden  que 
tengo  remitido,  de  que  no  vengan  dos  padres  juntos;  pero  ya  que  se  dispuso, 
procuraré  que  en  Madrid  se  supla  lo  que  le  falta  del  cuarto  año  de  teología". 
(Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll.,  1935]  Vol.  V  Mss.  p.  29v,  171). 


476 


ARAUJO,  JUAN  DE,  P. 


Sin  duda  hizo  el  viaje  con  el  P.  Andrés  Pérez  de  Rivas,  nombrado  pro- 
curador a  Roma,  en  la  13a.  congregación  provincial  de  22  de  Enero  de  1643. 

1648  Roma,  30  de  Enero  de  1648.  (De  una  carta  del  P.  Vicente  Carafa 
al  P.  Provincial  Pedro  de  Velasco)  :  "No  se  puede  ahora  tratar  del 
grado  del  Padre  Bernardo  de  ArÁmburu,  porque  no  da  lugar  la  indispo- 
sición que  padece". 

(Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  ColL,  1935]  p.  171v). 

Referencias  biográficas 

1  Arch.  Prov.  Méx.  (Isl.  Coll.,  1935).  Volumen  V  de  Mss.  pp.  29v,  171. 

2  Carafa,  Vicente,  S.  J.,  Carta  al  P.  Prov.  Pedro  de  Velasco.  Roma,  30 
de  Enero  de  1648. 

3  ViTELLESCHi,  Mucio,  S.  J.,  Carta  al  P.  Luis  de  Bonifaz.  Roma,  30  Mar- 
zo, 1644. 

ARANDA,  P. 
Biografía 

1625  Roma,  Marzo  16  de  1625.  (De  una  carta  del  P.  Mucio  Vitelleschi  al 
P.  Prov.  Juan  Laurencio)  :  "Acá  en  Roma  están  los  exámenes  de  los 
Padres  Tomás  González,  Juan  de  Figueroa,  Juan  de  Burgos,  Castroverde  y 
Aranda".  (Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  ColL,  1932]  Mss.  Cuaderno  No.  228. 

Referencias  biográficas 

1  Arch.  Prov.  Méx.  (Isl.  ColL,  1932)  Manuscritos.  Cuaderno  No.  228. 

2  Vitelleschi,  Mucio,  S.  J.,  Carta  al  P.  Prov.  Juan  Laurencio.  Roma,  16 
Marzo,  1625. 

ARAUJO,  JUAN  DE,  P. 
Bibliografía 

Pensamos  que  este  Padre  Juan  de  Araujo  nunca  estuvo  en  México. 
Hay  otro  padre  homónimo  a  éste,  pero  es  del  siglo  18. 

1687?  Escribió:  "Respuesta  jurídica  sobre  diezmos  a  una  consulta,  en  ra- 
zón de  la  demanda  fiscal  y  sentencia  del  real  Consejo  de  Indias,  con- 


BIBLIOGRAFIA 


477 


tra  el  convento  de  Santa  Ana  y  religiosos  carmelitas  descalzos  de  México". 
En  folio,  de  81  hojas.  Su  autor  el  P.  Juan  de  Araujo.  (Uriarte). 

Respondiendo  el  P.  Jaramillo  en  su  Apología  del  Licenciado  Matías  Ma- 
rín a  los  cargos  que  fray  Juan  de  la  Anunciación  (General  de  los  Carmeli- 
tas Descalzos),  hacía  al  P.  Pablo  Segneri,  por  haber  impreso  anónimas  cier- 
tas notas,  se  expresa  en  estos  términos:  "A  27  de  Agosto  de  1686,  sentenció 
el  supremo  y  real  Consejo  de  Indias,  que  el  convento  de  Santa  Ana  de  los 
Carmelitas  descalzos,  de  México,  pagase  con  'cierta  limitación'  diezmos,  de 
la  huerta  y  heredad  cercada  que  está  continua  al  mismo  convento.  El  pro- 
curador de  éste  consultó  a  una  persona  de  cierto  gremio,  para  que  acerca 
de  este  punto  dijese  su  parecer:  hízolo  así  y  se  imprimió,  sin  que  en  el  papel 
impreso,  pusiese  la  tal  persona  su  nombre.  Y  no  obstante  esto,  lo  estimaron 
singularmente  los  reverendos  padres  Carmelitas  Descalzos,  aplaudiéndolo  con 
no  pocas  ponderaciones.  Pues,  Padre  mío  ¿no  era  papel  anónimo?  ¿No  le 
faltaba  nombre  de  autor,  cierto  y  determinado?  Así  lo  ha  visto  y  ve  todo  el 
mundo". 

De  estas  palabras  dedujo  ya  Caballero  que  "el  papel  anónimo  era,  sin 
duda  ninguna,  nuestra  Respuesta  Jurídica,  y  su  autor,  seguramente  algún  je- 
suíta, tal  vez  el  mismo  P.  Antonio  Matías  Jaramillo".  (Ms.  No.  951).  Sólo 
en  lo  último  le  falló  su  perspicacia;  pues  el  verdadero  autor  del  "papel"  es 
el  P.  Araujo,  de  quien  nos  asegura  Alcázar:  que  "edidit  hactenus.  .  .  hispa- 
nice. .  .  Responsionem  Juridicam  super  decimis,  pro  cenobio  Carmelitarum  ex- 
calceatorum  mexicano".  Matriti,  1680  (?).  In  fol.  hoja  66. 

Además  el  ejemplar  descrito  por  Medina  lleva  la  firma  autógrafa  del 
jesuíta  Juan  de  Araujo.  (Bíbliot.  Hisp.  Americana,  VI,  18,  No.  6218). 

Ignoramos  si  se  referirá  Caballero  a  la  misma  "Respuesta",  cuando  avisa 
que  el  P.  Araujo.  .  .  "scripsit.  .  .  1683.  .  .  longam  epístolam  super  decisione 
quadam  in  lite  Discalceatorum  Carmelitanorum,  et  conventus  Sanctae  Annae". 
(Mss.  No.  1517).  La  "Respuesta"  es  ciertamente  posterior  al  año  de  1686. 
(Uriarte:  II,  No.  1957). 

S.  f.  "Señora:  Las  religiones  mendicantes  y  monacales  de  estas  provincias 
de  la  corona  de  León  y  Castilla,  puestas  humildemente  a  los  pies  de 
V.  M.,  dicen:  que  el  Lic.  don  Juan  Giles  Pretel,  vuestro  fiscal  de  hacienda, 
tiene  presentado  en  el  mismo  consejo,  un  número  muy  crecido  de  demandas 
contra  diversos  conventos  de  dichas  religiones  y  con  pretexto  de  que  perciben 
para  sí  los  diezmos  de  sus  heredades,  pide  que  sean  condenados  a  contribuir". 
En  fol.  de  26  pp. 

Fuera  de  que  en  el  ejemplar  de  la  Biblioteca  de  la  Universidad  de  Sa- 
lamanca, se  dice  claramente:  "Escribióla  el  Padre  Araujo,  de  la  Compañía 
de  Jesús,  en  Madrid". 


478 


ARCE,  JUAN  DE,  H.  C. 


?  Hay  reimpresión  con  el  título  de  "Copia  de  un  Memorial  Jurídico  y 
Apologético  por  las  religiones  mendicantes  y  monacales  de  las  dos  co- 
ronas de  León  y  Castilla.  Escribióla  el  reverendísimo  Padre  Juan  de  Araujo, 
de  la  Compañía  de  Jesús,  consultor  de  la  santa  Inquisición".  En  fol.  de  27 
hojas.  (Uriarte). 

Véanse  además,  don  Juan  Luis  López  en  su  Historia  Legal  de  la  Bula 
in  Coena  Dominio  p.  96.  Don  José  de  Ledesma  en  El  Fiscal  del  Consejo  en 
favor  de  la  Regalía  (p.  108). 

Véase:  Suppl.  Script.  Prov.  Tolet.  S.  J.  p.  154. 
Alcázar,  hoja  66. 
De  Backer:  I,  265. 
Sommervogel:  I,  508. 
(Uriarte:  Anónimos:  II,  2064). 

Referencias  bibliográficas 

1  Alcázar,  S.  J.,  Crono-Historia.  Hoja  66. 

2  Caballero,  Diosdado,  S.  J.,  Bibliotheca  Scriptorum.  Manuscritos:  951, 
1517. 

3  De  Backer,  S.  J.,  Bibliotheque  des  écrivains.  I,  265. 

4  Jaramillo,  Antonio  Matías,  Apología  del  Lic.  D.  Matías  Marín,  p.  67. 

5  Ledesma,  D.  José  de.  El  Fiscal  del  Consejo  en  favor  de  la  Regalía,  p.  108. 

6  LÓPEZ,  D.  Juan  Luis,  Historia  Legal  de  la  Bula  In  Coena  Domini,  p.  96. 

7  Medina,  José  Toribio,  Biblioteca  Hispano- Americana,  VI,  No.  6218. 

8  Sommervogel,  S.  J.,  Bibliotheque:  I,  508. 

9  Supplementum  Scriptorum  Prov.  Tolet.  S.  J.  p.  54. 

10  Uriarte,  José  Eugenio,  S.  J.,  Anónimos  II,  Madrid,  1904.  Núms.  1957, 
2064. 


ARCE,  JUAN  DE,  H.  G. 
(1581-1653)   (t  72) 

Biografía 

1581  Juan  de  Arce  nació  en  Valladolid  en  1581.  (Catálogo  1614). 

1601  Ingresó  en  1601.  (Cat.).  A  los  20  años,  parece  que  entró  en  México. 

1607  Se  halla  en  la  Casa  Profesa  de  México.  (El  Catálogo  deja  en  blanco 
casi  todas  las  casillas  de  su  nombre,  excepto  "que  está  sano",  "que  se 
ocupa  en  oficios  de  casa"  y  que  "ya  tiene  los  votos  simples". 
(Cat.  1607)  (Méx.  4,  f.  169)  (ARSI). 


REFERENCIAS  BIOGRAFICAS 


479 


1611  "Hizo  la  incorporación  final  en  1611".  (Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767] 
Cuaderno  primero  de  formación  de  coadjutores.  [1582-1623]). 

1614  "En  la  residencia  de  Guatemala,  H.  G.  Juan  de  Arce,  natural  de  Va- 
lladolid,  de  33  y  13.  Sano.  Se  ocupa  en  oficios  domésticos.  Goadjutor 
temporal  formado.  De  regular  ingenio;  de  un  poco  más  que  regular  juicio  y 
prudencia;  de  alguna  experiencia;  de  complexión  moderada.  Util  para  los  ser- 
vicios de  casa".  (Gat.  1614)  (Méx.  4,  f.  201v,  220v). 

1620  En  el  Golegio  de  Guatemala  de  39  años  de  edad  y  17  de  Gompañía. 
Sano.  Se  ocupa  en  quehaceres  de  casa.  (Gat.  1620)  (Méx.  4,  f.  253). 

1626  En  el  colegio  de  Guatemala:  de  45  y  23.  Oficios  domésticos. 
(Gat.  1626)   (Méx.  4,  277v). 

1632  En  el  colegio  de  Guatemala,  de  51  y  29.  En  todo  pasa  de  la  medianía. 
Oficios  domésticos.  (Gat.  1632)    (Méx.  4,  f.  305). 

1638  En  el  colegio  de  Guatemala.  De  57  y  39.  Siempre  ha  trabajado  en 
oficios  de  casa.  Es  de  mediano  ingenio  y  juicio;  de  alguna  experien- 
cia; de  buena  complexión.  (Gat.  1638)   (Méx.  4,  f.  344v) . 

1648  En  el  colegio  de  Guatemala.  De  67  y  45.  En  oficios  de  casa.  De  in- 
genio y  juicio,  regular;  de  alguna  prudencia  y  experiencia.  Es  colérico 
sanguíneo.  (Gat.  1648)  (Méx.  4,  f.  410). 

1650  En  el  colegio  de  Guatemala,  de  69  y  47.  Se  ocupa  en  oficios  domés- 
ticos. De  ingenio  y  juicio,  bueno;  de  suficiente  prudencia  y  experien- 
cia; de  condición  colérica;  de  talento  para  lo  de  casa. 
(Gat.  1650)  (Méx.  4,  f.  465v). 

1653  En  el  colegio  de  Guatemala,  de  72  y  50.  Enfermo.  Oficios  domésticos. 
(Gat.  1653)   (ARSI)   (Méx.  4,  ff.  487,  496). 

—       Murió  en  el  colegio  de  Guatemala  el  30  de  Noviembre  de  1653. 
(Suppl.  al  catálogo  de  1653). 

Referencias  biogr.4ficas 

1  ARSI:  Arch.  Rom.  S.  J. 

2  Gatalogi  Prov.  Méx.  1607,  1614,  1620,  1626,  1632,  1638,  1648,  1650, 
1653  et  Suppl. 

3  Invent.  Arch.  Prov.  Méx.   (1767).  Guademo  primero  de  formación  de 
hermanos  coadjutores.  Ms.  Abarca  desde  1582  a  1623. 


480 


ARDEÑAS,  JUAN,  P. 


4  Méx.  4,  ff.  169,  201v,  220v,  253,  277v,  305,  327v,  344v,  390,  410,  445, 
487,  496. 

5  PÉREZ  Alonso,  Manuel  Ignacio,  S.  J.,  "Apuntes  mss.  sobre  jesuítas  en 
Centro  América".  (México,  1959). 


ARCHILES,  JUAN  ANDRES,  H.  G. 
Biografía 

1622  Roma,  8  de  Agosto  de  1622.  (De  una  carta  del  P.  Vitelleschi  al  P. 

visitador  Agustín  de  Quirós) .  "No  falta  quien  me  escribe  que  el  P. 
provincial  tuvo  antes  bastante  noticia  del  modo  de  vivir  del  H.  Juan  An- 
drés de  Arghiles,,  y  no  lo  remedió  hasta  que  sus  cosas  llegaron  a  tal  térmi- 
no, que  lo  supieron  por  otras  partes.  Infórmese  V.  R.  de  lo  que  hubo  en 
esto,  y  haga  conforme  a  lo  que  averiguare". 

(Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  ColL,  1932]  Ms.  No.  228.  Cartas  de  los  PP.  ge- 
nerales) . 

Referencias  biográficas 

1  Arch.  Prov.  Méx.  (Isl.  ColL,  1932).  Manuscritos.  Cartas  de  los  PP.  ge- 
nerales. Original,  bajo  el  No.  228. 

2  Vitelleschi,  Mugió,  S.  J.,  Carta  al  P.  visitador  Agustín  de  Quirós. 
Roma,  8  de  Agosto  de  1622. 

ARDEÑAS,  JUAN,  P. 
(1591-1644)  (t  53) 

Biografía 

Su  verdadero  apellido  era  Ardenois,  pero,  como  sucedía  también  con 
otros  jesuítas  extranjeros,  al  pasar  a  México  se  cambiaban  el  apellido;  a  este 
Padre  Jean  d' Ardenois,  lo  llamaron  Juan  de  Ardenas,  y  algunos  de  Arde- 
ñas. 


BIOGRAFIA 


481 


1591  Nació  en  Lieja,  Bélgica,  el  lo.  de  Noviembre  de  1591.  (Lecina). 
"Jean  l'Ardenois  nació  en  Lieja  el  lo.  de  Noviembre  de  1591". 
(Burrus:  III,  17). 

—  El  P.  Decorme  (probablemente  por  un  error  de  imprenta),  le  hace 
nacer  el  lo.  de  Noviembre,  pero  de  1593. 

1608  "El  P.  Jean  l'Ardenois  flamenco  de  nación  y  de  padres  muy  cató- 
licos, estando  un  día  disputando  con  un  hermano  suyo  mayor,  delan- 
te de  su  madre,  sobre  la  verdad  de  la  religión  católica  que  él  profesaba,  y  la 
falsedad  de  la  secta  de  Calvino,  que  su  hermano  defendía,  convencido  éste 
de  sus  razones,  remitió  la  respuesta  a  las  manos,  y,  acometiéndole  para  mal- 
tratarle, él  se  escapó  huyendo.  Pero  su  buena  madre,  teniendo  esta  acción 
por  cobardía,  le  reprendió  severamente,  diciéndole:  "¿Cómo  huyes  de  tu 
hermano,  cuando  debes  de  estar  dispuesto  a  padecer  cualesquiera  tormentos, 
y  perder  la  vida  en  defensa  de  la  iglesia  católica  romana?"  "Ten  vergüen- 
za y  déjate  herir  y  matar  por  causa  tan  piadosa". 
(Oviedo)   (Dice.  Univ.  de  Hist.  y  Geograf.). 

1611  "Entró  en  la  Compañía  en  la  provincia  galo-belga".  (Oviedo). 

—  "Ingresó  el  13  de  Julio  de  1611".  (Lecina). 

—  "Y  entró  en   la  provincia  franco-belga  el   13  de  Julio  de  1611". 
(Burrus) . 

1616  "Partió  para  México  el  1616".  (Burrus;  Hist.  III,  17). 

1617  Ya  para  Mayo  de  1617  escribía  de  México  dos  cartas,  en  que  descubre 
sus  primeras  impresiones  y  el  entusiasmo  que  su  corazón  de  apóstol 

abrigaba.   (Cfr.  Bibliografía). 

1620  "In  1620  a  change  was  made  in  the  organization  of  the  missions.  For 
one  thing,  late  in  1619  Pérez  de  Ribas  was  recalled  to  México  to 
receive  offices  of  trust.  .  .  Not  one,  but  four  missionaries  replaced  him,  na- 
mely,  the  Fleming,  Diego  de  Bandersipe  (or  Van  der  Sipe),  Francisco  Oli- 
ñano,  Juan  de  Ardeñas  and  Juan  Várela".  (Dunne,  S.  J.  Black  Robes  on 
the  West  Coast,  p.  185). 

1624  En  1624,  el  P.  Juan  de  Ardenas  se  hallaba  en  Vícam  con  4,000  neó- 
fitos. (Dunne,  Ib.  p.  217)   (ARSI)   (Méx.  15  f.  427). 

1625  Razón  y  minuta  de  los  indios  ya  bautizados  en   1625:  (Bandelier 
Hackett). 


482 


ARDEÑAS,  JUAN,  P. 


Misionero 

Pueblo 

NÚMERO  DE  Indios 

1. 

Diego  de  Guzmán 

Mocorito 

900 

2. 

Alberto  Clerici 

Guasave 

3,000 

3. 

Blas  de  Paredes 

Bamoa 

1,300 

4. 

Ignacio  Zavala 

Baboria 

1,050 

5. 

Leonardo  ¡atino 

Chicorato 

1,400 

6. 

Juan  Calvo 

Yecorato 

920 

7. 

Vicente  de  Aguila 

Ahorne  y  Suaque 

5,068 

8. 

Martin  Azpilcueta 

1 ehueco 

2,567 

9. 

Juan  Castini 

Sinaloa 

6,570 

10. 

Juan  Várela 

Tecori 

10,400 

11. 

Diego  de  la  Cruz 

Nobor 

5,500 

12. 

Miguel  Godínez 

Tepahui 

5,400 

13. 

Pedro  Méndez 

Pótam 

7,250 

14. 

Juan  Ardenas 

Vícam 

4,000 

15. 

Guillermo  Otton 

Tórim  y  Tesamo 

9,200 

16. 

Francisco  Oliñano 

Tecoripa  y  Onabas 

2,850 

67,375  (sic) 


1617-1622  Debió  de  terminar  sus  estudios  en  México,  ordenarse  de  sa- 
cerdote y  hacer  su  tercera  probación. 

1622  "Partió  en  1622  a  la  misión  del  Yaqui,  en  la  provincia  de  Sinaloa, 
logró  aprender  muy  bien  la  lengua  de  los  indios,  y  bautizó  e  instruyó 
a  muchos.  Gastó  17  años  en  aquella  misión".  (Oviedo). 

—       El  P.  Tomás  Basilio  recibió  una  carta  del  P.  Cristóbal  Villalta,  com- 
pañero del  P.  Juan  Ardenas  en  Tórim,  fechada  en  19  de  Abril,  en 
que  le  dice:  "Reciba  V.  R.  saludes  del  P.  Juan  de  Ardenas'\ 

1626  "Hizo  la  profesión  solemne  de  cuatro  votos  el  29  de  Septiembre  de 
1626".  (Lecina)  (Burrus). 
"También  el  P.  Angel  Balestia  fue  compañero  en  las  misiones  de  Sinaloa 
del  P.  Juan  de  Ardenas''\  (J.M.D.  Dice). 

1632  "Y  así  a  poco  tiempo  que  sucedió  el  (segundo)  flechazo  al  P.  Tomás 
Basilio  (el  primero  fue  en  1620,  y  este  segundo  en  1632),  echando  de 
ver  los  superiores,  que  para  tanto  número  de  yaquis  que  se  iban  convirtiendo, 
eran  pocos  dos  padres  misioneros,  añadieron  otros  cuatro  que  los  ayudasen. 
Estos  fueron,  el  P.  Juan  de  Ardenas  (sic),  que  trabajó  muchos  años  en 
estas  misiones;  el  P.  Diego  Bandersipe  (que  también  fue  flechado),  el  P. 
Pedro  Méndez  y  el  P.  Angel  Balestia".  (Pérez  Rivas:  Triunfos:   II,  112). 


BIOGRAFIA 


483 


"Todos  estos  evangélicos  operarios,  teniéndose  por  dichosos  en  la  empre 
sa,  entraron  con  mucho  fervor  y  trabajaron  de  suerte  que  en  los  dos  años  si- 
guientes quedó  la  nación  yaqui,  de  30,000  almas,  toda  bañada  en  el  agua 
del  santo  bautismo  y  con  la  marca  de  cristianos,  que  es  la  santa  cruz,  que  por 
buen  anuncio  llevaban  en  la  mano  cuando  salían  a  recibirnos  en  la  primera 
entrada".  (P.R.  Triunfos,  II,  112)  (Véase  la  carta  del  P.  Juan  de  Ardenas 
en  Bibliografía  año  1632). 

1637  Entretanto  que  los  padres  misioneros,  con  peligro  de  su  vida  tanto 
se  esforzaban  en  la  conversión  de  aquellos  pueblos,  el  limo.  Sr.  obis- 
po de  la  Nueva  Vizcaya,  o  Durango,  D.  Alonso  Franco  y  Luna  (1632-39) 
había  escrito  a  S.  M.  (Felipe  IV)  con  fecha  de  20  de  Abril  de  1637,  las  si- 
guientes acusaciones:  "Salí  a  visitar  mi  obispado  por  la  banda  del  poniente 
hasta  la  provincia  de  Sinaloa:  tierra  que  toda  ella  está  ocupada  por  los 
padres  de  la  Compañía  de  Jesús,  distante  de  la  ciudad  de  Durango,  130  le- 
guas, y  que  desde  allí  se  estienden  sus  misiones  otras  cien  lenguas,  por  la 
costa  de  Californias  hasta  el  río  de  Mayo.  Y  los  dichos  padres  tienen  en  va- 
rias instancias  (sic  por  estancias)  más  de  cien  mil  cabezas  de  ganado  mayor. 
Y  es  tierra  muy  fértil  y  abundante  de  trigo,  maíz,  algodón  y  otras  cosas. 
Todo  lo  cual  administran  los  religiosos  con  el  trabajo  de  los  indios,  que  son 
más  de  sesenta  mil,  sin  que  de  ellos  se  cobre  tributo  ninguno,  ni  se  pague 
diezmo.  Y  que  habría  muchos  tratos  y  contratos,  si  las  pagas  de  los  soldados 
y  de  las  misiones,  se  hiciesen  en  plata  en  Sinaloa,  y  no  en  ropa". 
(Hasta  aquí  las  acusaciones) . 

El  rey,  en  cédula  fechada  en  Madrid,  el  23  de  Diciembre  de  1637,  se 
las  envió  al  virrey,  el  marqués  de  Cadereita;  y  éste,  pidió  información  al 
P.  provincial  Andrés  Pérez  de  Rivas.  Y  éste  reunió  a  todos  los  misioneros  an- 
tiguos que  se  hallaban  entonces  en  México.  Esto  fue  en  1638. 

Y  fueron  los  siguientes: 

1.  El  P.  Luis  de  Bonifaz:  estuvo  en  las  misiones  16  años.  Fue  visitador. 

2.  El  P.  Pedro  Méndez  estuvo  40  años. 

3.  El  P.  Juan  Acacio,  muchos  años  de  rector  en  Topia. 

4.  El  P.  Martín  de  Egurrola,  que  estuvo  11  años  en  Parras. 

5.  El  P.  Gaspar  de  Nájera,  18  años  en  Topia. 

6.  El  P.  Diego  de  Acevedo,  14  años  en  Topia. 

7.  El  P.  Laurencio  Adame,  que  estuvo  en  la  de  Sinaloa  9  años. 

8.  El  P.  Andrés  López  en  la  de  Tepehuanes,  9  años. 

9.  El  P.  Juan  Angel  Balestia,  en  la  de  Sinaloa,  14  años. 

10.  Y  el  P.  Juan  de  Ardenas  en  la  de  Sinaloa,  14  años. 

11.  Y  finalmente  el  mismo  P.  Provincial  Andrés  Pérez,  que  estuvo  16 
años. 


484 


ARDEÑAS,  JUAN,  P. 


Y,  habiendo  consultado  a  todos  estos  misioneros,  responde,  respetuosa- 
mente, de  la  siguiente  manera:   (en  resumen)  : 

lo.  Acerca  de  las  distancias:  sí  son  130  leguas  de  Durango  a  Sinaloa;  y  de 
allí  hasta  el  Mayo,  otras  cien. 

2o.  Acerca  de  que  en  esta  distancia,  tienen  los  misioneros  más  de  cien  mil 
cabezas  de  ganado  mayor,  no  llegan  ni  a  8,000. 

3o.  Acerca  de  la  fertilidad  de  estas  tierras,  son  frecuentes  las  sequías  y  es- 
terilidades, de  modo  que  los  indios,  se  ven  forzados  a  salirse  al  monte  a 
comer  mezquite  o  yerba. 

Trigo,  en  más  de  60  años  del  descubrimiento  de  esta  provincia  no  se 
dio  ni  sembró;  y  el  poquito  que  los  padres  sembraban  para  hacer  hostias, 
era  tan  escaso,  que  se  vieron  obligados  a  dejar  de  decir  la  santa  misa,  por 
falta  de  hostias. 

Y  la  abundancia  del  algodón,  basta  ver  la  desnudez  y  la  pobreza  de 
vestido  de  estas  gentes. 

4o.  Acerca  de  que  los  padres  administran  todos  estos  frutos  con  el  trabajo 
de  los  indios,  cómo  será,  que  los  padres  gastan  todo  lo  que  el  rey  les 
da,  en  el  sustento  de  sus  hijos  los  indios,  en  cuidarlos  en  sus  enfermeda- 
des, en  vestirlos  y  nutrirlos  porque  son  como  párvulos. 

5o.  En  cuanto  al  número  de  indios  en  nuestras  misiones  que  dice  el  Sr.  obis- 
po que  llegan  a  60,000,  es  de  advertir  que  sólo  los  numerados  en  los 
libros  de  bautism.os,  pasan  de  200,000;  y  los  de  la  misión  de  Topia,  S. 
Andrés,  Tepehuanes  y  Parras,  son  otros  100,000.  Y  sólo  se  cuentan  los 
bautizados. 

6o.  En  cuanto  a  la  paga  de  diezmos,  respondemos,  lo.  que  por  acuerdo  real, 
los  indios  están  exentos  en  lo  que  es  de  ellos,  maíz,  frijol;  que  si  siembran 
frutos  de  Castilla,  sí  están  obligados  y  pagan  su  diezmo.  2o.  Los  espa- 
ñoles, todos  pagan  su  diezmo.  3o.  Si  ahora  se  les  quiere  poner  tributo  a 
los  indios,  tan  nuevos  en  la  fe,  es  muy  expuesto  a  grandes  peligros  e  in- 
convenientes". 

(Esta  fue  en  breve  la  respuesta,  que  firmaron  todos  los  misioneros  en  el 
colegio  máximo  de  México  el  12  de  Septiembre  de  1638). 

(Burrus:  Hist.  II,  582-594)  (Véanse  los  documentos  íntegros  en  la  ficha 
Pérez  Rivas) . 

1639  "Vino  el  P.  Juan  de  Ardenas  a  ser  operario  en  la  casa  profesa  de  i 

México,  desde  donde  asistía  particularmente  a  los  moribundos;  y  la 
muerte  que  no  padeció  en  Flandes  por  la  fe,  la  padeció  en  México  por  la  ca- 
ridad, porque  de  haber  asistido  a  un  atabardillado,  se  le  pegó  la  enfermedad 
de  que  murió,  a  los  60  años",  (sic,  y  apenas  llegó  a  los  53)  (Oviedo). 


BIOGRAFIA 


485 


1644  "En  la  casa  profesa  se  distinguió  como  operario  infatigable  y  fer- 
voroso.  Y  en  esta  casa  murió  santamente,  víctima  de  la  peste  con- 
traída en  sus  visitas  a  los  enfermos,  el  día  9  de  febrero  de  1644".  (Lecina) 
(Burrus) . 

—  "Roma,  30  de  Marzo  de  1644".  (De  una  carta  del  P.  Mucio  Vitelles- 
chi  al  P.  Provincial  Luis  de  Bonifaz,  carta  que  ya  no  alcanzó  con  vida 
al  P.  Juan  de  Ardenas)  :  "Una  larga  historia  se  me  escribe  ha  pasado  en 
México,  con  ocasión  de  un  capelo  grave  que  se  le  puso  al  P.  Juan  de  Arde- 
ñas  (sic)  por  su  superior.  Me  consta  que  V.  R.  está  en  todo,  y  así  yo  seré 
breve;  digo  dos  cosas  solas:  la  primera,  que  por  cada  una  de  las  partes  se 
escribe  con  tal  justificación  que  parece  que  tiene  razón;  es  verdad  que  en  la 
fachada  del  negocio,  favorece  algo  el  caso  al  subdito;  la  segunda,  que  abstra- 
yendo de  quién  ha  tenido  la  culpa,  he  sentido  mucho  que  materia  tan  diso- 
nante (aunque  sea  sin  fundamento)  haya  llegado  a  noticia  de  algunos.  Si  es 
como  dice  el  subdito,  no  procedió  el  superior  como  debiera,  y  dudo,  si  fue 
así,  que  sea  para  superior.  En  fin,  V.  R.  P.  provincial,  estará  en  todo,  y  me 
informará  de  lo  que  juzga,  y  considerará  si  el  particular  necesita  de  que  se 
le  dé  la  satisfacción  que  baste;  o  si  debe  ser  defendido  o  castigado  el  superior, 
que  si  hubiese  faltado,  no  se  aprobara  haberle  hecho  maestro  de  novicios. 
Y  pues  hablamos  del  noviciado  de  Santa  Ana"...  (En  él  era  maestro  de 
novicios  el  P.  Diego  Acevedo)  (Arch.  Prov.  Méx.)  (Isl.  Coll.  [1935]  Vol. 
V.,  Mss.  p.  47). 

Ya  para  cuando  el  P.  general  escribía  esta  carta,  el  P.  Ardenas  hacía 
más  de  un  mes,  había  pasado  a  recibir  el  premio  de  sus  trabajos  en  el  cielo. 

El  P.  Alegre  (II,  240)  compendia  de  este  modo  la  vida  de  nuestro  bio- 
grafiado: "La  casa  profesa  de  México  perdió  este  año  tres  ilustres  obreros, 
que,  después  de  ganadas  al  Señor  muchas  almas  en  las  misiones  de  gentiles, 
ilustraban  con  sus  ejemplos  aquella  comunidad.  El  primero  fue  el  P.  Juan 
de  Ardenas  (sic),  flamenco  de  nación,  hombre  de  muy  amable  sinceridad  y 
de  un  gran  celo  de  propagar  la  fe  de  Jesucristo,  de  que  dio  muy  claras  prue- 
bas aun  desde  su  niñez,  no  dejándose  corromper  de  las  solicitaciones  y  malos 
tratamientos  de  uno  de  sus  hermanos  que  seguía  la  secta  de  Calvino. 

"Diez  y  siete  años  cultivó  la  nación  yaqui  con  la  misma  regularidad  de 
vida  y  religiosa  distribución  de  los  colegios. 

"Cada  año  hacía  por  espacio  de  un  mes  entero  los  ejercicios  de  nuestro 
Padre  S.  Ignacio.  La  caridad  con  que  asistió  hasta  el  último  aliento  a  un  en- 
fermo de  contagio  (parece  fue  tifo),  hizo  más  precioso  el  sacrificio  de  su 
vida,  que  ofreció  al  Señor  el  día  9  de  Febrero".  (Alegre). 

"Finalmente  (dice  José  Mariano  Dávila),  como  la  caridad  quitó  la  vida 
al  P.  Juan  de  Ardenas  pegándosele  la  enfermedad  contagiosa  del  moribun- 


486 


ARDEÑAS,  JUAN,  P. 


do  a  quien  asistía,  así  también  se  la  quitó  al  P.  Angel  Balestia,  quien  contrajo 
el  mismo  contagio  por  asistir  al  P.  Ardeñas".  (J.M.D.). 
Versión  del  P.  Decorme: 

—  "El  P.  Juan  de  Ardeñas  fue  una  de  las  víctimas  de  la  caridad  que 
murió  de  contagio  en  la  casa  profesa  el  año  de  1643".  (Dec.  La  Obra. 

I,  411).  Nótese  que  el  mismo  P.  Decorme,  en  la  misma  Obra,  t.  II,  p.  330, 
enmienda  el  error  de  hacer  morir  al  P.  Juan  de  Ardeñas  en  1643,  diciendo: 
"El  P.  Jean  D'Ardennes  o  Lardinoix,  natural  de  Lieja,  murió  en  la  profesa 
el  9  de  Enero  de  1644,  contagiado  por  un  enfermo;  por  asistirle  a  él,  murió 
también  contagiado  a  14  de  Febrero  1644,  su  compañero  de  misión,  el  P. 
Angelo  Balestia.  (Dec.  La  Obra.  II,  330). 

"Ya  establecido  como  misionero  en  el  Yaqui,  el  P.  Ardeñas,  entre  otros, 
confiesa  haber  gastado  en  ellas,  las  dos  terceras  partes  de  la  pensión  que  le 
daba  el  rey".  (Ibid.  p.  331). 

Referencias  Biográficas 

1  Alegre,  Francisco  Javier,  S.  J.,  Hist.  de  la  Prov.  de  la  C.  de  J.  en  N.  E., 
t.  II,  México,  1842,  p.  240. 

2  Alegre-Burrus,  Ernest  J.,  S.  J.,  Hist.  de  la  Prov.,  II,  Roma,  1958, 
582,  594. 

3  Arch.  Prov.  Méx.  (Isl.  ColL,  1935)  Vol.  V.,  Mss.  f.  47. 

4  Arch.  Gen.  Nac.  (México)  Historia. 

5  ARSI:  Arch.  Rom.  S.  J. 

6  Bandelier-Hackett.  Historical  Documents.  II,  152. 

7  Decorme,  Gerardo,  S.  J.  Menologio  Ms.  1934: 

Elogio  del  P.  Juan  de  Ardeñas. 
Elogio  del  P.  Angel  Balestia. 

—  La  Obra  de  los  Jesuítas  Mexicanos.  Méx.  1941.  t.  I,  411;  t.  II,  209, 
330,  331. 

8  Dice.  Univ.  de  Hist.  y  Geograf.  t.  IV,  México,  1854,  p.  31. 

Art.  Ardeñas,  Juan  de. 

9  DuNNE,  Peter  Masten,  S.  J.  Pioneer  Black  Robes  on  the  West  Coast. 
Berkeley,  Calif.  1940,  pp.  185,  217. 

10  GuiLHERMY,  S.  J.  Menologio.  Germania,  p.  170. 

11  J.M.D.  (José  Mariano  DÁvila)  Dice.  Univ.  de  Hist.  y  Geograf.  t.  I. 
Apéndices.  México,  1855.  Art.  Balestia,  Angel. 

12  Méx.  15  f.  427. 

13  Oviedo,  Juan  Antonio,  S.  J.  Menologio  de  los  varones  señalados  en  per- 
fección religiosa  de  la  Prov.  de  la  C.  de  J.  de  México. 


BIBLIOGRAFIA 


487 


Día    9  de  Febrero:  P.  Juan  de  Ardenas. 
Día  14  de  Febrero:  P.  Angel  Balestia. 

14  PÉREZ  RivAs,  Andrés^  S.  J.,  Triunfos.  México,  1944,  II,  112. 

15  Razón  y  minuta  de  los  indios  que  se  administran  en  las  provincias  de 
la  Nueva  Vizcaya.  .  .  Ms.  de  1625. 

16  Uriarte-Lecina.  Biblioteca  de  escritores  de  la  antigua  Asistencia  de  Es- 
paña. Madrid,  1929-30. 

17  ViLLALTA^  Cristóbal,  S.  J.,  Carta  al  P.  Tomás  Basilio.  Tórim,  29  Abr. 
1622. 

18  Vitelleschi,  Mucio,  S.  J.,  Carta  al  P.  Luis  de  Bonifaz.  Roma.  30  Mar- 
zo 1644. 

Bibliografía 

1617  ''De  sus  escritos  se  publicaron  durante  su  vida  dos  cartas  con  la  re- 
lación de  los  ocho  misioneros  muertos  por  los  tepehuanes  en  1616; 
en  francés  en  Histoire  du  massacre  de  plusieurs  religieux.  2e.  partie  (Valen- 
ciennes,  1620),  30-36;  hay  además  una  traducción  alemana:  Auss  America 
das  ist,  auss  der  ncwen  Welt.  (Augsburgo,  1620)  54-58. 

"Consultamos  (dice  el  P.  Burrus)  las  dos  ediciones  en  la  John  Cárter 
Brown  Library".  Véase  Uriarte-Lecina,  Biblioteca  I,  263;  Sommervogel  I, 
col.  523-524. 

1617  Extrait  d'une  lettre  du  P.  Jean  l'Adenois,  envoyée  du  México  le  11 
de  May  1617,  au  P.  Jan.  Herrenius.  (Lecina:  Anóns.  No.  970). 

1617  Otra  carta  de  México,  fechada  el  25  de  Mayo  de  1617.  (Ibid). 

1632  Carta  del  P.  Juan  de  Ardeñas  al  P.  Andrés  Pérez  de  Rivas,  fechada 
en  1632.  (Fragmento)  :  "Muchas  veces  he  considerado  y  conferido 
con  otros  padres  de  nuestras  misiones,  de  dónde  nos  venga  tanto  amor  a 
gentiles,  en  que  hay  tantos  bárbaros  e  ingratos  a  quienes  tantos  bienes  ha- 
cemos; viviendo  con  tanta  seguridad,  sin  escolta  de  soldados,  entre  hechice- 
ros y  en  unas  casitas  de  palos,  vendidas  siempre  las  vidas  y  a  la  misericordia 
de  Dios;  y  para  prueba  del  amor  que  pone  Dios  para  con  estas  gentes,  he 
hecho  cuenta  de  todas  las  limosnas  que  el  rey  nos  da,  y  a  mí  me  han  per- 
tenecido esos  años  para  nuestro  vestuario  y  sustento,  y  hallo  que  ni  en  la 
tercera  parte  de  ellas  he  gastado  en  mi  persona;  porque  los  otros  dos  tercios 
se  han  gastado  en  iglesias,  ornamentos,  y  dar  de  comer  y  vestir  a  los  indios 
en  sus  hambres  y  enfermedades.  Y  es  cierto  que  estas  naciones  no  se  hubieran 


488 


ARDEÑAS,  JUAN,  P. 


conquistado  sólo  con  armas,  pues  son  tan  pocas,  sino  con  la  fuerza  de  la 
palabra  divina,  beneficencia  y  caridad  cristiana  y  paciencia  de  nuestros  sa- 
cerdotes. Y  por  remate,  quiero  decir  un  caso  que  me  sucedió,  y  es  testimonio 
de  la  Divina  Providencia  con  sus  ministros.  El  año  de  1632  fui  de  Yaqui  a 
nuestro  colegio  de  Sinaloa,  que  no  le  había  visto  en  doce  años.  Habiéndome 
consolado  con  nuestros  padres,  volví  a  Yaqui  por  los  primeros  días  de  cua- 
resma, y  por  llegar  con  brevedad  para  poder  acudir  a  confesiones  y  ministerios 
de  ella,  cogí  un  camino  nuevo  y  nunca  andado,  por  parecerme  más  breve. 
En  este  camino  con  la  oscuridad  de  la  noche,  perdí  la  compañía  de  los  indios 
que  iban  conmigo  y  con  un  solo  mozo  paré  en  un  lugar  desierto,  sin  saber 
dónde  estaba.  Llegué  a  padecer  tanta  sed  y  hambre,  que  comencé  a  sacar 
raíces  amargas  de  la  tierra  para  comer  y  humedecer  la  boca.  Estando  en  esta 
necesidad  y  apretura,  llegó  uno  de  los  indios  que  había  perdido,  y  traía  en 
un  cestillo  unos  peces  asados,  guiado  (como  él  dijo)  de  alguna  mano  o 
fuerza  interior  que  lo  apartó  de  los  demás,  y  sin  saber  a  dónde  iba,  lo  trajo  a 
parar  donde  yo  estaba,  con  que  el  día  siguiente  pude  proseguir  mi  camino; 
y  otro  día  hallé  también  a  mis  indios,  muertos  de  hambre.  Pero  era  fuerza 
caminar  para  llegar  al  río  Mayo  donde  nos  podíamos  remediar.  Caminando 
ya  todos  juntos  por  una  senda  estrecha^  entre  montes  espesos,  quiso  Dios  que 
hallásemos  una  liebre  medio  muerta  en  el  suelo;  dije  a  los  indios  que  la  al- 
zacen  y  llevasen.  Apenas  habíamos  caminado  cosa  de  otros  cien  pasos,  cuando 
un  águila  dejó  caer  de  lo  alto  otra  liebre  grande,  y  tan  cerca  de  mí,  que  la 
muía  en  que  iba  se  espantó.  Dije  a  los  indios  que  la  cogiesen,  que  Dios  nos 
enviaba  de  comer,  y  pasamos  adelante  a  buscar  aguaje.  Llegamos  aquella 
noche  a  uno  de  un  charco  algo  salobre  y  dije  a  los  indios  que  asasen  las  dos 
liebres  y  se  las  comiesen.  Los  buenos  cristianos  alegaron  que  era  cuaresma 
y  sería  pecado  el  comerla;  desengañólos  diciéndoles  que  en  semejante  nece- 
sidad, donde  no  había  otra  cosa  que  comer,  no  obligaba  el  precepto  de  la 
santa  iglesia,  ni  sería  pecado  el  comerlas.  Con  esto  se  persuadieron  a  hacer- 
lo, y  yo  les  aseguré  del  caso,  quedándome  sin  cenar.  Quiso  Dios  que  el  día 
siguiente  llegué  a  paraje,  donde  hallé  un  mezcal  (que  es  un  tronco  de  planta 
que  asado  comen  los  indios)  habiendo  comido  de  él,  a  la  noche  llegamos  a 
un  pueblo  de  Mayo". 

"En  el  mismo  camino,  la  cabalgadura  que  llevaba  el  hatillo,  por  haber 
caminado  dos  días  sin  beber,  se  entró  en  una  cieneguilla  que  topó,  hasta  las 
orejas,  cargada  como  estaba;  y  no  hallando  remedio  humano  para  salir  del 
atolladero,  porque  cuanta  fuerza  hacía  para  salir,  tanto  más  se  hundía, 
asiendo  yo  del  cabestro,  dije:  "En  nombre  de  S.  Juan  Evangelista,  mi  gran 
devoto,  sal  de  esa  agua  y  lodo",  al  punto  el  machuelo,  viejo  y  cansado,  dio 
un  salto  y  se  puso  fuera.  "Este  fue  favor  de  mi  santo".  Llamábase  este  Padre 
Juan  de  Ardeñas.  (Pérez  Rivas.  Triunfos  II,  pp.  112-14). 


BIOGRAFIA 


489 


Referencias  Bibliográficas 

1  Alegre-Burrus^  Ernest  J.,  S.  J.,  Hist.  Prov.  II,  Roma,  1958,  pp.  582, 
594. 

2  PÉREZ  RiVAs^  Andrés,  S.  J.,  Triunfos,  II,  México,  1944,  pp.  112-114. 

3  Sommervogel:  1,  523-524. 

4  Uriarte,  José  Eugenio,  S.  J.,  Anónimos  y  Seudónimos,  No.  970. 

5  Uriarte-Lecina  :  Biblioteca  de  escritores  de  la  C.  de  ].  en  la  antigua 
Asistencia  de  España.  Madrid,  1929-30.  I,  263.  pp.  30-34;  35-36. 

ARELLANO,  DIEGO  DE,  H.  C. 
Biografía 

1651  Roma,  Diciembre  18,  1651.  (De  una  carta  del  P.  Gosvino  Nickel  al 
P.  Prov.  Andrés  de  Rada)  :  "Las  historias  y  fuga  del  H.  C.  Diego  de 

Arellano,  son  de  harta  pena,  y  si  se  hacen  diligencias  procurando  su  re- 
medio, no  tengo  que  añadir  sino  que,  cuando  hubiere  parecido,  le  castigue 
V.  R.  como  es  justo,  con  parecer  de  sus  consultores.  Sus  calidades  (según  el 
informe)  son  tan  malas,  que  no  merece  estar  en  la  Compañía;  pero  antes 
de  ser  despedido,  debe  de  ser  bien  castigado.  Al  fin,  todo  lo  remito  al  juicio 
de  V.  R.  y  de  sus  consultores,  y  le  ruego  que  avise  de  lo  que  con  él  se  eje- 
cutare". 

(Arch.  Prov.  Méx.  Mss.  Cuaderno  No.  228.  Isl.  Coll.,  1932). 

1652  Roma,  Diciembre  12  de  1652.  (De  una  carta  del  P.  Nickel  al  sucesor 
del  P.  Rada)   (sic).  "Dando  razón  el  P.  Rada  de  la  visita  del  colegio 

de  Guadalajara,  donde  sucedió  el  desmán  y  fuga  del  Hermano  (Diego  de) 
Arellano,  .  .  .  digo  que  los  desórdenes  del  hermano,  tenían  bien  merecida  la 
penitencia  que  se  le  dio.  Y  ya  que  él  procedió  después,  con  tanto  rendimiento 
y  humildad  a  todo  lo  que  se  le  ordenó,  y  el  P.  Rada  y  sus  consultores  juzgaron 
se  podía  usar  de  misericordia  con  él,  pienso  que,  sin  duda,  sería  así  conve- 
niente. ¡  Plegué  a  Dios  se  conozca  en  los  efectos  que  fue  verdadero  su  arre- 
pentimiento! Ruego  a  V.  R.  vele  sobre  él  y  nos  avise  de  su  modo  de  proceder". 
(Nickel  al  sucesor  del  P.  Rada). 

(Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll.  1932]  Cuaderno  Mss.  No.  228). 

1654  Roma,  4  de  Diciembre  de  1654.  (De  una  carta  del  P.  Nickel  al  P. 

Prov.  Francisco  Calderón).  "El  Hermano  Diego  de  Arellano,  si  se 
ha  enmendado  de  lo  que  de  él  se  dice  en  sus  informaciones,  'formetur',  y  si 
no  ha  habido  y  hay  enmienda,  difiérasele  el  grado". 

(Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll.  1932]  Cuaderno  de  Mss.  No.  228). 


490 


ARELLANO,  GONZALO  DE,  P. 


1655  Roma,  24  de  Enero  de  1655.  (De  una  carta  del  P.  Gen.  Gosvino  Nic- 
kel al  P.  Prov.  Juan  del  Real) .  "Bien  pondera  el  P.  Francisco  Calde- 

rán  la  mortificación  grave  que  se  le  dio  al  Hermano  Diego  de  Arellano; 
aunque  él  hizo  mal  en  huir  e  irse  en  busca  del  provincial,  disfrazado  y  vestido 
con  hábito  diferente:  no  es  mi  intento  que,  si  se  le  dio  mayor  castigo  del  que 
merecía  y  haciéndole  agravio,  no  se  le  dé  la  debida  satisfacción;  V.  R.  se 
informe  de  toda  la  historia,  y,  tratándolo  con  sus  consultores,  haga  lo  que 
dicta  la  razón  y  pide  la  justicia  y  buen  gobierno". 

(Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll.  1932]  Cuaderno  Ms.  No.  228). 

1656  Roma,  30  de  Enero  de  1656.  (De  una  carta  del  P.  Nickel  al  P.  Real)  : 
"Habiendo  sido  despedidos,  con  consulta  de  provincia,  los  hermanos 

Juan  Levarlo,  Gregorio  de  Segura  y  Diego  de  Arellano,  y  habiendo  dado 
las  causas  que  refiere  V.  R.,  no  hay  duda  sino  que  merecían  la  dimisoria,  y, 
así,  la  apruebo  y  confirmo".  (Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll.  1932]  Cuaderno 
de  manuscritos  No.  228). 

1658  Roma,  Agosto  20  de  1658.  (De  una  carta  del  P.  Nickel  al  P.  Prov. 

Alonso  de  Bonifacio)  :  "Díceseme  que  fueron  despedidos  los  hermanos 
Diego  de  Arellano  y  Cristóbal  de  Vergara.  .  .  Diré  a  V.  R.  dos  cosas  que 
he  extrañado  sobre  este  informe:  la  primera,  que  no  se  me  avisen  con  más 
distinción  las  culpas  por  las  cuales  fue  despedido  el  Hermano  Arellano 
(que  del  otro  ya  se  me  avisa  algo),  ni  la  penitencia  y  castigo  que  se  les  dio, 
pues  lo  merecían". 

(Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll.  1932]  Cuaderno  de  mss.  No.  228). 

Referencias  biográficas 

1  Arch.  Prov.  Méx.  (Isl.  Coll.  1932)  Cuaderno  de  manuscritos  No.  228 

2  Nickel,  Gosvino,  S.  J.,  Cartas: 

Al  P.  Prov.  Andrés  de  Rada,  Roma,  18  Dic.  1651. 

Al  Sucesor  del  P.  Andrés  de  Rada,  „  12  Dic.  1652. 
Al  P.  Prov.  Francisco  Calderón,  „       4  Dic.  1654. 

Al  P.  Prov.  Juan  del  Real,  „     24  En^  1655. 

„     30  En<?  1656. 

Al  P.  Prov.  Alonso  de  Bonifacio,  „     20  Ag-?  1658. 


ARELLANO,  GONZALO  DE,  P. 
Biografía 


1631  México,  Diciembre  2  de  1631.  (De  una  ordenanza  del  virrey,  mar- 
qués de  Cerralvo)  :  "Ordenanza  para  que  en  Michoacán  se  prohiba 


REFERENCIAS  BIOGRAFICAS 


491 


a  los  pastores  quemar  la  tierra,  en  donde  anduvieren  las  ovejas  del  colegio 
de  la  Compañía".  (Bol.  Arch.  Gen.  de  la  Nac.  t.  XII  [Méx.  1941]  No.  3, 
p.  527). 

—  De  Diciembre  de  1631  a  6  de  Octubre  de  1634,  el  P.  Gonzalo  de 
Arellano  fue  rector  en  el  colegio  de  Pátzcuaro,  según  esta  noticia 

que  nos  da  el  P.  Francisco  Ramírez  (Anónimo)  en  la  "Historia  del  colegio 
de  Pátzcuaro":  "Y  el  año  de  1631,  por  Diciembre  entró  a  ser  rector  de  este 
colegio  el  P.  Gonzalo  de  Arellano,  y  a  6  de  Octubre  de  1634  entró  el  P. 
Nicolás  de  Estrada".  (Bol.  Arch.  Gen.  Nac.  [Méx.  t.  X,  1939]  No.  1,  p.  67). 

—  "Los  que  rigieron  en  el  colegio  de  Pátzcuaro:  'Vigésimo  cuarto,  como 
rector,  P.  Gonzalo  de  Arellano'."  (Ibíd.  p.  57). 

1639  Roma,  30  de  Octubre  de  1639.  (De  una  Carta  del  P.  Vitelleschi  al 
P.  Prov.  Andrés  Pérez)  :  "Segundo:  Es  verdad  que  el  P.  Florián  de 
Ayerbe  me  informa  largo  sobre  la  materia,  y  de  otras  cosas  del  P.  (Miguel) 
Godínez,  y  de  las  de  Oaxaca,  en  especial  de  los  Padres  Andrés  González, 
Francisco  Carbonelli  y  Gonzalo  de  Arellano;  si  lo  que  refiere  tiene  funda- 
mento, trabajoso  es.  Todo  lo  pongo  en  manos  de  V.  R.  que,  oído  uno  y  otros, 
ordenará  lo  que  fuese  razón  y  justicia". 

Referencias  biográficas 

1  Arch.  Prov.  Méx.  (Isl.  Coll.  1933)  Cartas  mss.  de  los  PP.  Generales. 

2  Ayerbe,  Florián,  S.  J.,  Informe  al  P.  Gen.  Vitelleschi,  por  1638. 

3  Boletín  Arch.  Gen.  Nac.  (México,  1939)  t.  X,  No.  1,  pp.  57,  67.  (México, 
1941)  t.  XII,  No.  3,  p.  527. 

4  Ramírez,  Francisco,  S.  J.  (Anón.)  Hist.  Ms.  del  Col.  de  Pátzcuaro. 

5  Vitelleschi,  Mugid,  S.  J.,  Carta  al  P.  Prov.  Andrés  Pérez.  Roma,  30 
Oct.  1639. 


ARENILLAS,  MARTIN  DE,  H.  C. 
Biografía 

1658  Roma,  Agosto  20  1658.  (De  una  carta  del  P.  Gen.  Gosvino  Nickel  al 
P.  Prov.  Alonso  de  Bonifacio)  :   "Los  hermanos  Miguel  de  Nobas, 
Martín  de  Arenillas  y  Francisco  Ibáñez,  formentur". 

(Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll.  1932]  Cuaderno  de  manuscritos  No.  228). 


492 


ARGUIÑANO,  JOSE,  P. 


Referencias  biográficas 

1  Arch.  Prov.  Méx.  (Isl.  Coll.  1932)  Cuaderno  de  manuscritos  No.  228. 

2  Nickel,  Gosvino,  S.  J.,  Carta  al  P.  Prov.  Alonso  de  Bonifacio.  Roma, 
20  de  Agosto  de  1658. 


ARGANZA  o  ARGARZA,  FRANCISCO,  P. 

Biografía 

1637  Roma,  15  de  Agosto  de  1637.  (De  una  carta  del  P.  Vitelleschi  al  P. 

Prov.  Florián  de  Ayerbe)  :  "Los  padres  Francisco  Arganza  (o  Ar- 
garza),  Antonio  de  Salcedo,  Juan  de  Albízuri,  Francisco  de  las  Cuevas,  y 
José  de  Collantes  'promoveantur  ad  quatuor'  con  los  de  su  tiempo,  en  anti- 
güedad de  religión  y  estudios,  en  que  no  se  comprenden  aquéllos,  a  quienes 
por  sus  faltas,  se  les  difiere  por  algún  tiempo  el  grado". 

(Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll.  1933]  Manuscritos  de  los  padres  generales). 

Referencias  biográficas 

1  Arch.  Prov.  Méx.  (Isl.  Coll.  1933)  Manuscritos  de  los  PP.  Generales. 

2  Vitelleschi,  Mucio,  S.  J.,  Carta  al  P.  Prov.  Florián  de  Ayerbe.  Roma, 
15  de  Agosto  de  1637. 


ARGUIÑANO,  JOSE,  P.  (1666-1698)  (f  32) 
Biografía 

1666  Nació  en  Tafalla,  Navarra  el  año  de  1666.  (Lecina). 

Sommervogel  se  contenta  con  decirnos  que  fue  un  jesuíta  de  la  pro- 
vincia de  México,  del  siglo  XVII. 

1686  Entró  en  la  provincia  de  Castilla  el  año  de  1686.  (A  los  20  de  edad). 

Y  habiendo  enseñado  gramática  en  ella,  pasó  a  Nueva  España.  (Le- 
cina) . 


REFERENCIAS  BIBLIOGRAFICAS 


493 


1693  Sabemos  que  este  año  de  1693  ya  estaba  en  México,  por  la  licencia  que 
consiguió  del  virrey  para  imprimir  las  "Orationes"  de  Marco  Tulio 
Cicerón.  (Cfr.  Bibliografía) . 

1695  Ordenación  sacerdotal. 

1696  El  Trienal  de  1696,  dice:  "Agit  quartum  theologiae  annum"  "Docuit 
grammaticam.  Sacerdos  votorum  simplicium". 

1698  "Murió  en  México  el  17  de  Julio  de  1698".  (Lecina).  Tenía  32  años. 

Referencias  biográficas 

1  Lecina-Uriarte,  Biblioteca  de  escritores  de  la  C.  de  J.  en  la  antigua  Asis- 
tencia de  España.  Madrid,  1929-30. 

2  SoMMERVOGEL,  S.  J.,  Bibliothcque  des  écrivains  de  la  Compagnie  de  Jesús. 
I,  Apéndice  VII. 

3  Trienal  de  1696. 

Bibliografía 

1693  Licencia  del  virrey  de  México,  el  conde  de  Galve,  don  Gaspar  de  la 
Cerda,  previo  el  parecer  del  P.  José  de  Arguiñano,  jesuíta,  el  29  de 
Julio  de  1693,  para  publicar  la  obra  de  M.  T.  Cicerón  "Orationes".  Mexici, 
MDCXCIII  (1693). 

1698  "Patris  Josephi  ab  Arguiñano,  Societatis  Jesu,  in  laudem  operis  et 
Virginis  cui  dicatur,  necnon  Authoris  dicantis  Epigramma".  En  dísti- 
cos latinos.  Al  frente  del  "Espejo  de  ejemplares  obispos.  .  .  Vida  del  limo. 
Dn.  J.  de  Santiago  de  León  Garavito,  obispo  de  Guadalajara.  México,  1698, 
por  el  P.  Miguel  de  Castilla,  S.  J." 

(Medina:  La  Imprenta  en  México,  No.  1690)  (Lecina)  (Sommervogel) . 

—       Soneto  del  mismo  y  al  mismo  asunto.  A  continuación  del  Epigrama 
antecedente.  (Medina:  id.)  (Lecina). 

Referencias  bibliogr^vficas 

1  Castilla^  Miguel  de,  S.  J.,  Espejo  de  ejemplares  obispos.  Vida  del  limo, 
don  J.  de  León  Garavito,  obispo  de  Guadalajara,  México,  1698. 


494 


ARIAS,  ANTONIO,  P. 


2  Lecina-Uriarte,  S.  J.,  Biblioteca  de  escritores  de  la  C.  de  J.  en  la  antigua 
asistencia  de  España.  Madrid,  1929-30. 

3  Medina,  José  Toribio,  La  Imprenta  en  México ,  No.  1541. 


ARIAS,  ANTONIO,  P.  (1561?-1603)  (f  42). 
Biografía 

Se  advierte  que  hay  otro  P.  Antonio  Arias  en  el  siglo  XVIII. 
1561  ?  "Natural  de  la  Antigua  España".  (Berist.). 
1564  Tanto  el  P.  Lecina,  como  Sommervogel  lo  hacen  nacer  en  1564. 

—  Y  el  P.  Alegre  también,  pues  dice  que  al  morir  en  1603,  tenía  39  años. 

1570  González  de  Cossío  (Ensayo,  p.  34)  afirma  que  el  P.  Antonio  Arias 
nació  en  1570. 

Ninguno  de  los  catálogos  señala  la  fecha  de  su  entrada  a  la  Compañía. 

"Fue  uno  de  los  primeros  y  más  doctos  jesuítas  que  pasaron  a  Nueva 
España".  (Berist.). 

Su  nombre  no  se  halla  en  ninguna  de  las  expediciones  de  jesuítas  que 
conocemos. 

1577  "Desde  sus  más  tiernos  años  se  le  entrañó  una  singular  devoción  con 
la  Reina  de  los  cielos  y  Madre  de  Dios,  y  de  la  lectura  de  la  vida  de 
los  santos  sacó  y  dispuso  una  letanía  de  las  alabanzas  y  prerrogativas  de  esta 
soberana  Señora,  tan  larga  y  cumplida  que  yendo  después  algunas  veces  en 
peregrinación  al  santuario  de  nuestra  Señora  de  los  Remedios,  que  dista  de 
México  tres  leguas,  gastaba  más  de  hora  y  media  en  rezarla,  respondiéndole  a 
veces  los  compañeros  con  gran  devoción".  (P.R.). 

—  "Aun  siendo  estudiante  compuso  entre  otras  obras  un  libro  de  la  Vida 
de  la  Virgen  Nuestra  Señora,  con  tan  buen  estilo  y  composición,  tan 

fundada  en  Santos  Padres,  tan  llena  de  erudición,  sacando  de  raíz  las  cosas 
más  dudosas,  que  mostraba  bien  por  una  parte  su  mucho  caudal  de  letras 
e  ingenio  y  por  otra  el  tierno  y  filial  afecto  con  que  amaba  a  aquella  Señora, 
de  quien  había  desde  su  niñez  recibido  tantas  mercedes,  como  él  mismo  en  el 
prefacio  del  libro  que  le  dedica,  lo  dice".  (P.R.). 


BIOGRAFIA 


495 


1590  ''De  la  misma  lección  de  los  santos,  que  le  fue  muy  familiar,  y  mo- 
vido de  la  mucha  estima  que  tuvo  siempre  de  las  reglas  de  la  Compa- 
ñía, por  más  apoyarlas,  solía  anotar  al  margen  lo  que  en  los  santos  o  funda- 
dores de  otras  sagradas  religiones  había  advertido,  que  le  podía  ayudar  para 
mayor  observancia  de  ellas".  (Pérez  Rivas). 

— •  "Contentó  a  todos  la  Vida  de  Nuestra  Señora  que  había  escrito,  que, 
así  el  P.  visitador  Diego  de  Avellaneda  (1590-92),  como  los  demás 
de  nuestros  padres  provinciales  y  gente  más  devota  y  grave,  que  el  P.  Antonio 
de  Mendoza  (en  1591)  la  llevó  a  Roma  consigo,  para  hacerla  imprimir,  aun- 
que por  causa  de  su  muerte  (1596),  no  tuvo  efecto".  (P.R.). 

1594  "Enseñó  en  México  la  filosofía  e  interpretó  las  santas  escrituras  con 
sumo  aplauso,  dejando  muchos  discípulos  que  obtuvieron  después  las 

primeras  cátedras  y  empleos  eclesiásticos".  (Berist.)  (Sommerv.). 

—  El  P.  Antonio  Núñez  de  Miranda  le  llama  "varón  doctísimo  y  muy 
santo". 

No  sabemos  por  qué,  Francisco  González  de  Cossío  dice  que  el  P.  Antonio 
Arias  pasó  a  México  en  1600.  Error  manifiesto. 

—  Roma,  Mayo  9  de  1594.  (De  una  carta  del  P.  Aquaviva  al  P.  Prov. 
Pedro  Díaz)  :  "Pues  V.  R.  tiene  por  conveniente  que  se  gradúen  los 

padres  Gregorio  López  y  Antonio  Arias,  mírelo  bien,  que  yo  se  lo  remito". 
(Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll.  1934]  Cartas  de  los  generales. 

1595  "Conservó  siempre  oculta  una  licencia  del  P.  Claudio  Aquaviva,  para 
que  con  los  padres  Ortigosa  y  Rubio,  se  doctorase  en  la  universidad". 

(Berist.). 

—  Roma,  21  de  Noviembre  de  1595.  (De  una  carta  del  P.  Aquaviva  al 
P.  Prov.  Esteban  Páez)  :  "Pídenos  el  P.  procurador  Pedro  Díaz,  licen- 
cia para  que  el  P.  Antonio  Arias  (que  lee  escritura)  se  pueda  graduar; 
esta  licencia  se  le  envió  en  el  mes  de  Mayo  de  1594,  y,  si  no  se  ha  ejecutado 
y  a  V.  R.  pareciere  que  convenga  graduarse,  se  podrá  hacer".  (Arch.  Prov. 
Méx.) . 

1596  "El  día  18  de  Febrero  de  este  año  de  1596  hizo  su  profesión  de  cua- 
tro votos  el  P.  Antonio  Arias".  (Alegre). 

1598  "Cuando  el  P.  Agustín  Cano  se  ocupaba  en  Puebla  en  el  ministerio  de 
la  predicación,  leía  en  México  escritura  el  P.  Antonio  Arias^  de 
buena  memoria,  y  ocupándolo  la  obediencia  en  la  lectura  de  la  escolástica, 
entró  en  su  lugar  el  P.  Agustín  Cano  a  leer  la  cátedra  de  escritura,  y  para 
que  se  vea  la  humildad  de  entre  ambos,  y  la  estima  que  el  P.  Arias  tenía  del 


496 


ARIAS,  ANTONIO,  P. 


P.  Cano,  pondré  aquí  un  capítulo  de  un  billete  que  el  P.  Antonio  Arias  le 
escribió  en  respuesta  de  otro  en  que  le  consultaba  desde  Jesús  del  Monte, 
sobre  la  explicación  de  un  lugar  dificultoso  del  profeta  Isaías;  y  después  de 
haber  expuesto  lo  que  sentía,  añadió  el  P.  Arias  estas  palabras:  "Aquesto 
es  lo  que  se  me  ofrece  acerca  del  lugar  de  Isaías,  lo  cual  he  dicho  por  obede- 
cer y  dar  gusto  a  V.  R.,  cuya  humildad  me  enseña  y  edifica,  no  porque  piense 
dar  luz  a  quien  tanta  tiene  de  estas  materias,  ni  enseñar  a  quien  puede  ser  ya 
maestro  mío".  (Anua  1622  firmada  el  15  de  Mayo  por  el  P.  Prov.  Juan 
Laurencio) . 

1599  Se  halla  bajo  el  No.  36  de  los  40  profesos  que  asistieron  a  la  5a.  con- 
gregación provincial  de  Noviembre  de  1599,  durante  el  provincialato 
del  P.  Francisco  Váez.  (Vera,  Tesoro,  p.  242). 

—  En  esta  congregación  fungió  como  secretario  el  P.  Antonio  Arias. 
(Alegr.  I,  375). 

—  En  efecto,  el  acta  original  que  vamos  a  copiar,  firmada  por  el  P.  se- 
cretario Antonio  Arias,  se  halla  en  el  archivo  de  la  provincia,  en 

Isleta  College  (1934),  y  dice  así: 

"Parecer  de  la  congregación  provincial,  de  si  habrá  congregación  gene- 
ral o  no. 

"A  5  días  del  mes  de  Noviembre  de  1599  años,  estando  congregados  en 
el  colegio  de  México,  todos  los  padres  de  esta  provincia  de  la  Nueva  España, 
que,  según  el  canon  16  de  la  quinta  congregación  general,  deben  ser  llama- 
dos a  congregación  provincial,  y  habiéndoles  sido  impuesto  que  dijesen  su 
parecer  y  las  razones  que  habría,  para  que  se  deba  o  no  convocar  y  cele- 
brar congregación  general:  respondieron  todos  'nemine  discrepante'  que  les 
parece  que  al  presente,  no  hay  necesidad  de  celebrar  congregación  general: 
lo  primero  porque  ninguna  causa  se  les  ofrece  que  sea  bastante  para  que,  con 
tanto  trabajo,  dispendio  y  gastos  de  la  provincia,  y  de  las  personas  de  ella 
más  graves  y  principales,  convenga  hacerse.  Lo  segundo  por  haber  tan  poco 
tiempo  que  se  celebró,  y  convenir  más  al  presente  insistir  en  la  ejecución  de 
lo  decretado,  que  en  hacer  de  nuevo  otras  determinaciones  y  decretos.  Lo  ter- 
cero, porque  hablando  más  en  particular,  lo  que  toca  al  gobierno  espiritual 
y  buen  modo  de  proceder  de  la  Compañía  en  virtud  y  espíritu,  está  muy  bas- 
tantemente proveído  en  nuestras  constituciones  y  reglas,  muy  particularmente 
por  los  decretos  de  la  quinta  última  congregación  general;  y  en  lo  que  toca 
al  gobierno  exterior  de  la  misma  Compañía,  no  hay  ahora  cosa  que  la  per- 
turbe, ni  negocio  que  nuestro  padre  general,  con  su  providencia  y  gobierno, 
no  pueda  determinar  y  acabar.  Y  yo,  Antonio  Arias,  secretario  de  la  con- 
gregación, doy  fe  de  que  pasó  ante  mí,  y  en  testimonio  de  verdad,  lo  firmé 
de  mi  nombre,  y  sellé  con  el  sello  de  la  provincia.  Por  mandato  y  comisión  del 


BIOGRAFIA 


497 


P.  provincial  Francisco  Vácz,  y  de  la  congregación.  Antonio  Arias^  secre- 
tario. 

(Arch.  Prov.  [Isl.  Coll.  1933]  Papeles  Mss.). 

—       Roma,  13  de  Diciembre  de  1599.  (De  una  carta  del  P.  Aquaviva  al 
P.  Váez)  : 

"El  P.  Diego  García,  vice-provincial  de  Filipinas,  desea  que  V.  R.  le  dé 
para  rector  de  Manila  al  P.  Gregorio  López,  o  al  P.  Cristóbal  Bravo,  o  al 
P.  Antonio  Arias,  que,  cualquiera  de  ellos  podrá  también  leer  teología, 
cuando  fuere  menester".  (Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll.  1933]  Mss.). 

Respecto  a  las  relaciones  que  nuestro  P.  Antonio  Arias  tuvo  con  el  ve- 
nerable Gregorio  López,  célebre  ermitaño  de  aquel  tiempo  de  la  colonia, 
Beristáin  nos  informa  de  esta  manera: 

"No  sabemos  cuándo,  pero  sí  que  tuvo  el  P.  Antonio  Arias  (maestro  de 
teología),  estrecha  amistad  con  el  venerable  Gregorio  López,  el  hombre  que 
llamó  más  la  atención  en  México  en  esa  parte  del  siglo  XVI.  El  P.  Arias  le 
solía  consultar  sobre  varios  pasajes  difíciles  de  la  sagrada  escritura,  según 
afirma  el  limo.  Sr.  Arce  en  su  'Quaestionarium  Expositivum',  y  se  deduce 
también  de  la  'vida'  del  dicho  sier\'o  de  Dios,  que  escribió  el  P.  Losa". 
(Berist.). 

Este  venerable  y  renombrado  Gregorio  López  que  nació  en  Madrid  el 
4  de  Julio  de  1542  (ignorándose  quiénes  fueron  sus  padres,  aunque  algunos 
le  dan  cima  tan  elevada  como  el  trono),  desde  la  infancia  se  entregó  a  Dios; 
y  a  los  8  años  se  huyó  de  la  casa  paterna,  y  vivió  seis  en  los  montes  de  Navarra, 
hasta  cumplir  los  14  años.  Sacado  de  allí  fue  llevado  a  la  corte  de  Valladolid, 
sirviendo  de  paje  a  Felipe  II. 

A  los  20  años  (1562)  visitando  los  santuarios  de  España,  al  llegar  al  de 
Guadalupe  de  Extremadura,  se  sintió  llamado  por  Dios  para  pasar  a  América. 
Llegó  a  Veracruz  en  el  mismo  año  de  562,  repartió  su  equipaje  entre  los  po- 
bres, y  se  acomodó  de  escribiente  con  los  escribanos  del  rey.  Repentinamente 
se  huyó  a  Zacatecas,  en  donde,  entre  los  montes,  vivió  de  anacoreta,  yendo 
a  comulgar  cada  mes  a  la  hacienda  de  don  Pedro  Carrillo  de  Avila. 

El  dominico  fray  Diego  de  Salazar  lo  persuadió  a  que  volviese  a  México, 
y  lo  hospedó  en  el  convento  de  Santo  Domingo,  pero  queriendo  imponerle  el 
hábito,  se  volvió  a  huir  a  la  Huasteca,  donde  vivió  de  ermitaño,  pasando 
después  a  Atlixco. 

El  limo,  arzobispo  de  México,  Moya  y  Contreras  nombró  al  P.  Alonso 
Sánchez  (por  1579-80)  y  al  Sr.  cura  Losa,  para  que  examinasen  su  espíritu, 
cuyo  fallo  fue  favorable.  Estuvo  Gregorio  en  el  hospital  de  Huastepeque,  sir- 
viendo a  los  más  abyectos  enfermos,  y  luego  volvió  a  México. 

La  marquesa  de  Villamanrique  (1585-89),  más  por  curiosidad  que  por 
devoción  le  quiso  visitar  y  conocer,  y  nunca  lo  logró. 


498 


ARIAS,  ANTONIO,  P. 


Por  fin  se  fue  a  vivir  al  hospital  de  Santa  Fe,  a  dos  leguas  de  la  capital, 
siguiéndolo  como  su  discípulo  el  Sr.  cura  Losa. 

Murió  el  venerable  Gregorio  López  el  20  de  Julio  de  1596. 

Pues  éste  era  a  quien  el  P.  Antonio  Arias  consultaba,  con  gran  prove- 
cho e  ilustración,  según  se  nos  dice. 

1602  Roma,  Marzo  de  1602.  (De  una  carta  del  P.  Aquaviva  al  P.  Váez)  : 
"Rector  del  colegio  de  Guadalajara,  el  P.  Antonio  Arias,  y  si  esto 

no  se  pudiere  por  razón  de  ser  lector  de  teología,  póngase  por  rector  al  P. 
Alonso  Ruiz".  (Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll.  1933]  Mss.  Cartas  de  los  padres 
generales) . 

1603  Murió  el  P.  Antonio  Arias  el  10  de  Junio  de  1603,  después  de  haber 
hecho  una  visita  a  nuestra  Señora  de  los  Remedios,  de  quien  era  devo- 
tísimo. Tenía  39  años".  (Alegre:  II,  273). 

—  Versión  de  Florencia:   (Menologio)  :  "El  año  de  1603  pasó  de  esta 
vida  en  el  colegio  de  México  el  P.  Antonio  Arias,  esclarecido  en 

virtud  y  letras.  Leyó  con  gran  satisfacción  del  público,  todas  las  facultades 
que  se  leen  en  nuestras  escuelas,  juntando  al  estudio  de  ellas,  el  de  la  oración 
y  trato  con  Dios.  Tenía  hecho  voto  de  no  negar  cosa  que  se  le  pidiese  por 
la  santísima  Virgen  María,  y  lo  cumplió  puntualmente. 

"Todos  los  años  iba  a  pie  tres  veces  a  visitar  a  nuestra  Señora  de  los  Re- 
medios, santuario  tres  leguas  distante  de  México.  Fue  tan  para  envidiar  como 
para  imitar  su  vida.  Murió  antes  de  los  40  años  de  edad.  .  .  y  en  su  entierro, 
hicieron  todos  demostración  de  la  opinión  que  tenían  de  sus  virtudes.  En 
efecto,  la  congregación  de  la  Anunciata,  de  que  había  sido  prefecto,  le  hizo 
solemnes  exequias  en  que  pronunció  el  elogio  fúnebre  el  maestro  Damián 
González  Cueto".  (Florencia-Oviedo)    (Berist.)    (J.M.D.)  (Sommerv.). 

—  Versión  de  J.M.D.  (Dice.  Univ.  Hist.  y  Geogra.,  I,  Apénd.  Art.  Arias, 
Antonio,  p.  242)  :  "Fue  jesuíta  de  la  provincia  de  México,  muy  es- 
clarecido por  sus  virtudes  y  letras.  Destinado  por  los  superiores  a  enseñar  a 
la  juventud  en  los  colegios,  leyó  en  todas  las  facultades,  desde  los  rudimentos 
de  la  gramática  hasta  la  teología,  con  grande  aprovechamiento  de  sus  nume- 
rosos discípulos,  que  tenían  en  él  no  sólo  un  aventajado  maestro  de  todas  las 
ciencias  que  en  su  tiempo  se  enseñaban  en  nuestro  país,  sino  un  modelo  aca- 
bado de  todas  las  virtudes  cristianas.  Todas  las  horas  que  le  quedaban  libres 
de  sus  ocupaciones  literarias,  las  empleaba  en  la  oración,  ocultándose  en  los 
lugares  más  retirados  de  la  casa. 

"Todos  los  años  acostumbraba  ir,  cada  cuatro  meses,  en  los  días  de  asueto, 
a  visitar  el  santuario  de  nuestra  Señora  de  los  Remedios,  cuya  romería,  que 
es  de  seis  leguas  de  ida  y  vuelta,  hacía  siempre  a  pie.  En  la  última  que  hizo, 


BIOGRAFIA 


499 


consiguió  su  tránsito  a  mejor  vida;  y  se  conoció  haber  sido  favor  de  la  Vir- 
gen, por  lo  edificante  de  su  muerte".  .  .  (J.M.D.). 

—  Versión  del  P.  Gerardo  Decorme:  "El  P.  Antonio  Arias,  gran  direc- 
tor de  almas,  maestro  de  moral  y  escritura,  falleció  el  10  de  Junio  de 

1603,  prematuramente,  a  la  edad  de  40  años  (sic),  y  13  de  estar  en  México". 
(Según  este  dato,  llegó  a  México  en  1590),  a  donde  había  venido  de  estu- 
diante, y  fue  uno  de  los  sujetos  más  cabales  y  de  más  esperanzas  que  tuvo 
la  provincia.  Leyó  algunos  años  las  cátedras  de  vespertina  y  sagrada  escritura 
que  antiguamente  tenían  un  mismo  maestro;  y  para  ello  aprendió  con  per- 
fección el  griego  y  el  hebreo.  No  era  menos  eminente  y  de  finísimo  gusto 
para  las  letras  latinas,  pasando  por  sus  manos  casi  todos  los  escritos  que  se 
publicaban  en  nuestro  cole.s^io  o  en  la  universidad. 

De  sus  muchos  escritos,  sobresalieron  una  "Vida  de  la  Santísima  Virgen", 
que  se  llevó  el  P.  Antonio  Mendoza,  para  mandarla  imprimir;  y  unas  cartas 
de  dirección  que  escribió  para  una  hermana  suya,  religiosa  en  España.  .  .  Era 
director  espiritual,  y  muy  buscado  de  almas  escogidas,  entre  las  cuales  se  en- 
cuentra el  venerable  Gregorio  López,  cuyo  género  de  vida  se  dice  haber  de- 
fendido en  una  docta  disertación. 

Fue  el  primer  prefecto  de  la  congregación  de  sacerdotes,  congregación 
que  levantó  a  gran  altura.  .  .  Las  vísperas  de  las  fiestas  de  nuestra  Señora, 
destinaba  una  hora,  a  media  noche,  para  hacer  oración,  descubierto  el  Santí- 
simo, pues  lo  acompañaban  algunos  estudiantes.  .  .  Las  cuaresmas,  advientos, 
pascuas  y  demás  festividades,  eran  para  él,  incentivo  para  darse  más  a  la 
oración.  .  .  y  aprovechando  los  asuetos  y  vacaciones,  solía  subir  a  las  azoteas 
del  colegio,  donde,  descubierta  la  cabeza  y  clavados  los  ojos  al  cielo,  gozaba, 
como  San  Ignacio,  las  dulzuras  divinas.  .  . 

—  Versión  amplia  del  P.  Pérez  Rivas  (Orón.  II,  37-45)  : 

"Uno  de  los  hombres  más  señalados  que,  con  el  ejemplo  de  santidad  y 
letras  ilustraron  nuestra  provincia  de  Nueva  España,  y  en  especial  nuestros 
estudios  del  colegio  de  México,  fue  el  P.  Antonio  Arias;  de  cuyos  juveniles 
años  y  estudios  que  en  ellos  ejercitó,  sólo  hallo  que  decir,  lo  que  se  puede 
sacar  del  tenor  de  vida  y  ejemplos  que  dio  de  esclarecidas  virtudes,  los  años 
que  vivió  en  nuestra  provincia  que  fueron  13;  de  los  cuales,  los  más,  se 
ocupó  en  leer  las  facultades  que  en  nuestro  colegio  de  México  se  profesan,  en 
otros  ministerios,  acompañándolos  siempre  con  excelentísimos  ejercicios  de 
perfección  religiosa.  Y  esta  admirable  junta  de  sabiduría  con  insigne  religión 
y  virtud,  resplandeció  de  suerte  en  este  santo  varón,  que  no  hallo  mejor  modo 
de  escribir  su  vida,  que  juntándolas  y  declarando  el  modo  con  que  las  herma- 
nó y  ejercitó  hasta  su  muerte".  (P.R.). 

"La  facultad  en  cuya  lectura  más  tiempo  se  ejercitó,  fue  en  la  cátedra  de 


500 


ARIAS,  ANTONIO,  P. 


vísperas  de  teología,  el  que  añadía  el  cuidar  de  la  congregación  mayor  de 
clérigos  y  gente  letrada,  y  juntamente  el  oficio  de  prefecto  de  las  cosas  espi- 
rituales en  nuestro  colegio;  a  que  también  se  juntaba  el  trato  y  comunica- 
ción de  los  prójimos  en  común  y  en  particular  en  orden  al  bien  y  aprovecha- 
miento de  sus  almas. 

"Y  acudía  este  fervoroso  varón  a  todas  estas  ocupaciones  con  tanta  ente- 
reza y  puntualidad,  que  parecía  estar  todo  en  todas,  y  todo  en  particular  en 
cada  una  de  ellas.  Porque  siendo  de  suyo  tan  graves  y  de  tanto  peso,  que 
cada  una  por  sí  pedía  un  hombre  entero,  puestas  sobre  sus  hombros,  no  fla- 
queaban  un  punto,  antes  parecía  que  cada  día  iban  en  mayor  crecimiento, 
echando  nuestro  Señor  en  todo  aquello  en  que  su  siervo  ponía  mano  en  la 
tierra,  su  bendición  desde  el  cielo. 

"Y,  aunque  es  verdad  que  procuraba  siempre  con  su  gran  humildad,  encu- 
brir lo  mucho  bueno  que,  así  en  lo  natural,  como  en  lo  sobrenatural,  de  vir- 
tud, ingenio  y  letras  tenía  Dios  depositado  en  él,  poniendo  toda  su  perfección 
en  la  entera  observancia  de  las  reglas,  así  las  comunes  que  a  todos  tocan, 
como  las  particulares  en  que  con  grande  satisfacción  la  obediencia  lo  tenía 
empleado;  pero  no  pudo  encubrir  tanto  su  humildad,  que  en  las  ocasiones 
no  diese  muestra  de  sí  su  grande  y  aventajado  caudal  y  talento. 

"Fue  muy  señalado  en  todo  género  de  letras,  así  en  las  humanas  como  en 
las  divinas,  y  muchos  años  después  que  había  dejado  las  de  latinidad,  era  tan 
eminente  en  ella,  que  las  cosas  más  graves  y  públicas  que  de  este  género  se  ha- 
cían en  nuestras  escuelas  y  aun  en  la  universidad  real,  pasaban  primero  por 
sus  manos  que  saliesen  en  público".  (P.R.). 

"También  fue  muy  señalado  en  filosofía  natural,  teología  escolástica,  po- 
sitiva y  moral,  ocupándose  por  tiempo  de  tres  años  en  leer  todas  estas  mate- 
rias en  nuestro  colegio  de  México,  con  grande  nombre  y  opinión  de  gente 
docta,  así  secular  como  religiosa. 

"Supo  las  lenguas  griega  y  hebrea,  estudiándolas  muy  de  propósito,  des- 
pués de  haber  leído  un  curso  de  artes,  por  poder  leer,  como  la  obediencia  le 
mandaba,  con  más  plenitud  y  perfección  la  cátedra  de  escritura  sagrada. 

"En  lectura  de  santos  y  comprensión  de  sus  obras,  se  señaló  con  particula- 
ridad". (Pérez  Rivas). 

"Había  dotado  Dios  nuestro  Señor  para  todos  estos  ministerios  al  P. 
Antonio  Arias^  de  ingenio  muy  fácil,  claro,  agudo  y  profundo,  y  conse- 
cuentemente, en  el  opinar  muy  acertado,  siguiendo  siempre  la  doctrina  del 
angélico  doctor  Santo  Tomás,  y  la  más  común  de  los  doctores,  huyendo  lo 
que  parecía  novedad,  no  sólo  en  la  sustancia,  sino  en  el  modo  de  defender  sus 
opiniones.  Resplandecía  en  él  una  muy  agradable  inventiva  y  disposición  muy 
acertada,  como  se  echa  de  ver  por  sus  escritos  y  diversos  tratados  de  grande 


BIOGRAFIA 


501 


erudición  que  compuso,  fundados  en  la  escritura  y  autoridades  de  los  santos, 
llenos  de  muy  sana  y  sólida  doctrina. 

"De  la  misma  claridad  y  agudeza  de  ingenio  procedía  la  que  el  Padre  An- 
tonio Arlas  tenía  en  presidir  y  argüir  a  los  actos  públicos,  lo  cual  hacía  con 
tanta  compostura  y  modestia,  y  con  tal  precisión  de  palabras,  que  las  pocas 
que  hablaba  era  forzado  por  la  necesidad,  dando  lugar  al  estudiante  y  aco- 
modándose con  él  en  cuanto  era  posible,  porque  así  luciese  más.  Reconocíase 
en  él  una  gracia  particular  en  estas  materias,  en  cuanto  más,  al  parecer,  le 
apretaban  las  dificultades,  con  sólo  un  ejemplito  dicho  con  grande  paz  y  so- 
siego, las  allanaba  y  declaraba  de  manera  que  no  dejase  rastro  de  duda,  agra- 
dando mucho  esta  gracia  a  los  que  la  veían. 

"Y  no  era  de  maravillar  hiciese  esto  siendo  maestro,  el  que  aun  siendo 
estudiante  y  discípulo,  tenía  tanta  comprensión  y  hacía  tan  entero  concepto 
de  lo  que  estudiaba,  y  con  tanto  señorío,  que  siempre  fue  tenido  por  maestro, 
dando  desde  entonces  muestra,  de  lo  mucho  que  había  de  ser  en  adelante. 

'*Y  porque  no  dejemos  de  decir  la  grande  humildad  que  acompañaba  tan 
grande  caudal  de  ingenio,  con  ella  acudía  siempre  a  comunicar  con  el  P. 
prefecto  de  los  estudios,  las  opiniones  y  dificultades  ocurrentes,  siguiendo  siem- 
pre su  dirección  y  consejo,  constante  en  la  humildad  y  sumisión,  como  si  fuera 
uno  de  los  demás  discípulos.  Y  esta  junta  de  insigne  virtud  con  aventajadas 
letras,  resplandeció  en  este  esclarecido  varón,  por  todo  el  discurso  de  su  santa 
vida".  (Pérez  Rivas) . 

"Aunque  siempre  se  reconocía  la  eminencia  de  las  letras  en  el  P.  Arias, 
pero  no  era  menor  la  que  resplandecía  en  sus  religiosísimas  virtudes. 

"Porque  lo  primero,  fue  hombre  muy  dado  a  la  oración  y  trato  muy  fa- 
miliar con  Dios  nuestro  Señor,  de  donde,  como  de  fuente,  nacía  la  perfección 
de  las  virtudes  en  que  se  ejercitaba.  Todas  las  veces  que  se  ponía  a  estudiar, 
comenzaba  rezando  ciertas  oraciones  que  a  este  propósito  tenía  aprendidas  de 
memoria,  dando  principio  al  primer  estudio  de  la  mañana,  con  la  oración  de 
Santo  Tomás  de  Aquino,  de  quien  fue  muy  devoto;  todas  las  veces  que  so- 
naba el  reloj  era  un  recuerdo  para  levantar  el  corazón  al  cielo,  si  estudiaba 
en  su  aposento,  escribiendo  o  leyendo;  y  todas  las  veces  que  pasaba  por  algún 
lugar,  donde  hubiese  alguna  cruz  o  imagen,  la  saludaba  con  alguna  oración 
jaculatoria;  cuando  comenzaba  a  estudiar,  hacía  composición  de  lugar,  con- 
siderando a  un  lado  a  Cristo  nuestro  Señor,  y  a  otro  a  la  Virgen  Santísima, 
y  en  dudando  alguna  cosa  de  lo  que  estudiaba,  acudía  con  mucha  confianza 
a  pedir  luz  para  penetrarla  y  entenderla.  En  lo  cual  (decía  él  a  un  hermano 
nuestro  estudiante)  que  él  había,  desde  sus  primeros  estudios,  hallado  gran 
fruto".  (P.R.). 

"Demás  del  tiempo  ordinario  que  todos  los  nuestros  dan  generalmente  a  la 
oración,  gastaba  el  Padre  las  noches  antes  de  cenar,  largos  ratos  en  este  san- 


502 


ARIAS,  ANTONIO,  P. 


to  ejercicio.  Demás  de  esto  que  era  ordinario,  acostumbraba  entre  año,  reco- 
gerse a  tener  más  larga  y  retirada  oración  en  los  ejercicios  de  nuestro  padre 
San  Ignacio.  Las  cuaresmas,  advientos,  pascuas  y  fiestas  principales  de  santos, 
desde  sus  vísperas,  particularmente  las  de  Cristo  nuestro  Señor  y  su  Santísima 
Madre,  se  preparaba  a  celebrarlas,  añadiendo  ratos  de  oración;  decía  la  misa 
con  grande  reverencia,  devoción  y  compostura,  preparándose  para  ella,  ordi- 
nariamente, con  la  confesión  sacramental,  recogiéndose  un  rato  antes  de  de- 
cirla, y  dando  después  gracias  muy  despacio,  de  manera  que  se  podía  decir 
de  este  santo  varón  que  vivía  de  oración,  y  su  trato  con  Dios  y  sus  santos,  era 
continuo. 

"Las  horas  canónicas  rezaba  siempre  de  rodillas;  los  días  de  asueto,  fies- 
tas y  domingos,  que,  libre  de  sus  ocupaciones  tenía  alguna  más  latitud  de  tiem- 
po, solía  retirarse  a  lugar  más  secreto,  y  a  alguna  de  las  azoteas  del  colegio, 
donde,  descubierta  la  cabeza  y  clavados  los  ojos  en  el  cielo,  tenía  grandes  y 
fervorosos  ratos  de  oración.  Y  lo  mismo  hacía  las  pocas  veces  que  iba  por  re- 
creación con  los  nuestros  al  campo.  Mostrando  grande  encogimiento  cuando 
alguno  lo  hallaba  en  este  santo  ejercicio. 

"A  este  trato  tan  familiar  con  Dios  nuestro  Señor,  añadía  el  devotísimo 
padre  una  muy  cordial  y  afectuosa  devoción  que  desde  su  niñez  tuvo  siem- 
pre, con  la  Virgen  Santísima  nuestra  Señora,  a  la  cual  acudía  con  confianza 
y  amor  de  hijo,  ya  con  palabras  tiernas,  ya  con  quejas  amorosas,  representán- 
dole sus  necesidades  y  pidiéndole  remedio  para  ellas;  recibiendo  siempre  de  su 
mano  particulares  favores  y  regalos  del  cielo. 

"Muchos  años  le  duró  un  voto  que  había  hecho  de  hacer  todo  lo  que  le 
pidiesen  en  nombre  de  la  Virgen,  y,  aunque  por  justos  respetos  se  lo  habían 
ya  relajado,  con  todo,  conservó  en  esto  un  tan  firme  propósito,  que  jamás  se  le 
pidió  cosa  en  nombre  suyo,  que  no  la  hiciese. 

"Remedio  éste  de  que  se  valían  en  su  rigurosa  enfermedad  de  que  murió, 
para  hacerle  pasar  alguna  cosa  de  comida  o  bebida,  lo  cual  él  hacía,  aunque 
le  costaba  tan  grande  dolor  y  sentimiento  por  tener  muy  lastimada  la  gar- 
ganta, que  le  obligaba  a  dar  gemidos  muy  sentidos. 

"Todos  los  días,  demás  de  las  horas  canónicas,  rezaba  el  oficio  de  nuestra 
Señora  y  el  rosario,  y  en  honra  suya  servía,  o  comía  en  el  suelo  en  el  refectorio 
todos  los  sábados,  sin  faltar  ninguno.  A  imitación  de  este  devotísimo  varón, 
a  quien  todos  veneraban,  y  movidos  de  su  fervor  y  ejemplo,  solían  muchos  de 
nuestro  colegio  de  México,  levantarse  a  media  noche  a  tener  una  hora  de  ora- 
ción a  la  iglesia,  delante  del  Santísimo  Sacramento,  a  que  añadían  encender 
candelas  y  descubrirlo,  abriendo  la  puerta  del  sagrario  las  vísperas  de  fiestas 
de  Cristo  nuestro  Señor,  de  su  Santísima  Madre,  de  S.  José  y  de  otros  santos; 
aunque  después  por  su  mucha  flaqueza  de  estómago  que  padecía,  se  le  estorbó 
este  ejercicio. 


BIOGRAFIA 


503 


"Cada  año  solía  ir  dos  o  tres  veces  en  peregrinación  a  la  ermita  de  nuestra 
Señora  de  los  Remedios,  rezando  en  el  camino,  unas  veces  la  letanía  larga  (que 
dijimos  que  había  compuesto,  de  las  excelencias  de  la  Virgen  Santísima) ,  otras, 
apartándose  de  su  compañero  alguna  distancia  y  descubierto,  gastaba  la  mayor 
parte  del  camino  en  oración,  con  tanta  copia  y  abundancia  de  lágrimas  que, 
llegado  a  la  posada,  aunque  procuraba  muy  deveras  excusarlas,  no  las  podía 
reprimir. 

"En  esta  ermita  solía  detenerse  dos  o  tres  días,  que  empleaba  en  ejercicios 
espirituales  de  oración,  lectura  y  trato  de  cosas  espirituales  de  nuestro  Señor. 
Decía  la  misa  muy  despacio,  gastaba  en  ella  una  o  dos  horas;  el  resto  del 
día  y  la  noche  asistía  delante  de  la  devotísima  imagen  de  la  Virgen,  que  era 
su  mayor  consuelo,  y  siempre  se  la  dejaban  sobre  el  altar,  descubierta,  estando 
él,  parte  de  rodillas,  parte  en  pie,  parte  sentado,  fuera  de  un  breve  rato  que 
reposaba".  (P.R.). 

"Su  comida  en  estos  días  (en  que  como  él  decía,  se  daba  unos  grandes 
hartazgos  de  Dios)  era  sólo  pan  y  agua,  si  no  era  cuando  importunado  por  el 
beneficiado  capellán  de  la  ermita,  comía  a  su  mesa. 

"De  esta  su  singular  devoción  con  la  Reina  de  los  Angeles,  procedía  la 
grande  fecundidad  que  tenía  de  tratar  de  sus  alabanzas  y  excelencias  en  sus 
pláticas,  por  una  parte  tan  devotas  y  afectuosas,  y  por  otra  tan  curiosas  y  ex- 
quisitas, que  encendía  y  aficionaba  con  ellas  a  todos,  en  el  amor  de  esta  so- 
berana Señora.  De  aquí  el  haber  levantado  y  conservado  con  tanto  cuidado  su 
congregación,  trayendo  a  ella  la  gente  más  docta  y  granada  del  cabildo  ecle- 
siástico, y  entre  ella,  al  gobernador  del  arzobispado  en  sede  vacante,  D.  Juan 
de  Cervantes  que  después  fue  obispo  de  la  santa  iglesia  de  Oaxaca  (1608-14), 
que  le  fue  muy  devoto.  De  la  misma  fuente  nacían  las  tan  acertadas  reglas 
que  para  el  mejor  gobierno  y  establecimiento  de  la  misma  congregación,  hizo 
imprimir,  con  otras  particulares  para  el  estado  clerical;  de  donde  también 
se  seguía  la  mucha  autoridad  y  mano  que  con  ellos  tenía,  reconociéndole  to- 
dos como  a  maestro  de  espíritu,  y  como  a  santo;  de  aquí  las  muy  célebres  fies- 
tas que  en  honra  de  la  sacratísima  Virgen  hacía,  y  finalmente  el  buen  acierto 
y  suceso  en  todo  aquello  en  que  el  P.  Antonio  Arias  ponía  sus  manos,  a  que 
parecía  echaba  su  bendición  su  devotísima  Madre  y  Señora. 

"Todos  estos  dotes,  gracias  y  talentos  de  este  fidelísimo  siervo  de  Dios  y  de 
su  santísima  Madre,  resplandecían  más  con  la  grande  humildad  que  los 
acompañaba,  porque  era  cosa  maravillosa  ver  la  baja  estima  que  de  sí  y  de 
sus  cosas  tenía,  nacida  de  una  grande  humildad  con  que  más  se  hacía  estimar 
y  reverenciar  de  todos.  Cuando  se  trataba  de  promoverlo  de  una  cátedra  a 
otra,  como  persona  que  tenía  talento  para  todas,  había  gran  dificultad  en 
conquistar  su  grande  humildad;  aunque  finalmente  siempre  se  rendía  a  la  obe- 


504 


ARIAS,  ANTONIO,  P. 


diencia.  Pero  casi  todos  los  años  volvía  de  nuevo  a  b?)cer  instancia  por  que  le 
quitasen  de  puestos  semejantes,  pareciéndole  que  eran  a  los  ojos  del  mundo  de 
alguna  estima,  y  deseando  aplicarse  con  más  veras  al  trato  y  ayuda  de  las 
almas,  en  ministerios  que  no  fuesen  de  tanto  lustre.  Habiendo  enviado  nues- 
tro Padre  general  (Aquaviva)  (teniendo  noticia  de  sus  grandes  partes)  licen- 
cia, para  doctorarse  en  la  universidad  (1594),  para  mayor  autoridad  de  la 
doctrina  de  varón  de  tantas  letras,  procuró  con  grande  insistencia  estorbarlo; 
y  sabiendo  que  algunos  de  casa  habían  tenido  noticia  de  dicha  licencia,  les 
rogó  encarecidamente  la  callasen  y  no  la  dÍMilgasen,  por  que  la  gente  que  mu- 
cho le  estimaba,  no  le  obligase  a  usar  de  ella. 

"Entendió  una  vez  que  cierto  religioso  de  otra  familia,  estaba  algo  senti- 
do con  él,  y  acertando  a  encontrarle  en  una  calle  pública,  se  fue  hacia  él.  e 
hincándose  de  rodillas,  le  besó  la  mano;  acción  de  humildad  con  que  por  una 
parte  dejó  confuso  al  religioso,  y  por  otra,  tan  ganado,  que  de  ahí  en  adelante 
le  fue  muy  aficionado  amigo".  (P.  R.). 

"Con  ser  el  P.  Antonio  Arias  sujeto  de  tan  calificadas  partes,  jamás  se 
pudo  acabar  con  él  que  predicase  en  la  catedral  de  México,  aunque  muchas 
veces  se  lo  pedían  y  hacían  instancia,  aunque  él  la  hacía  en  dejar  cátedras  y 
horas  y  emplearse  en  la  ayuda  de  las  almas  de  los  indios:  y  viendo  que  en  la 
provincia  mexicana,  no  se  lo  concedían  por  el  grande  provecho  que  hacía  en 
otros  ministerios,  pidió  muchas  veces  a  los  superiores,  y  algunas  de  ellas  de 
rodillas,  que  le  enviasen  a  las  Filipinas,  y  últimamente  lo  envió  a  pedir  con 
mucha  instancia  a  nuestro  padre  general  con  el  padre  Pedro  Chirino.  que  pasó 
por  procurador  de  Filipinas  a  Roma,  a  quien  sobre  esta  petición  dio  un  me- 
morial firmado  de  su  nombre,  aunque  esto  no  tuvo  efecto.  (El  P.  Chirino  pasó 
en  1602,  y  el  P.  Antonio  Arl\s  murió  en  1603). 

"A  la  grande  humildad  de  este  religiosísimo  varón,  acompañó  la  virtud  que 
es  muy  hermana  de  ella,  que  es  la  obediencia,  en  que  siempre  fue  muy  seña- 
lado. Era  siempre  el  primero  en  acudir  a  las  distribuciones  de  la  comunidad, 
y  de  las  particulares  que  le  tocaban;  daba  cuenta  a  los  superiores  del  buen  o 
mal  suceso  de  ellas,  con  una  sencilla  y  puntual  obediencia.  En  toda  su  enfer- 
medad, que  fue  muy  rigurosa,  nunca  resistía  a  cosa  que  los  superiores,  médicos 
o  enfermeros  le  mandaban,  estando  en  esto  tan  atento  a  nuestra  regla,  que  él 
mismo,  alentándose,  la  repetía.  Diose  aviso  una  vez  de  parte  del  superior  a 
los  maestros,  que  tuviesen  cuidado  de  nombrar  honoríficamente  a  los  autores 
que  citaban  en  sus  escritos,  y  fue  tan  obser\-ante  de  esta  orden  el  obediente 
padre  y  maestro  Antonio  Arl\s,  que  todas  las  veces  que  después  los  citaba, 
era  diciendo  el  nombre  propio  y  calidad  de  grado  y  magisterio  que  tenían. 

"Al  punto  que  daba  la  hora  para  salir  de  lección,  no  pasaba  adelante  a 
dictar  una  palabra,  dejándola  en  el  punto  que  le  cogía.  Sucedióle  una  vez  que 


BIOGRAFIA 


505 


acabando  una  materia,  el  último  día  de  estudios  de  aquel  año,  dio  la  hora 
para  salir,  faltándole  por  dictar  hasta  un  renglón,  y  no  hubo  remedio  con  él 
que  lo  dictase,  dejándolo  para  el  año  siguiente.  Y  lo  mismo  le  sucedió  otra 
vez,  víspera  de  Ramos,  dejando  medio  renglón  para  después  del  domingo  de 
Cuasimodo,  que  para  acabar  la  m-ateria,  restaba. 

"Tan  delicado  como  esto  andaba  en  materia  de  obedienciaj  nunca  olvi- 
dando la  regla  que  nos  manda  que  al  toque  de  la  campanaj  dejemos  lo  co- 
menzado. 

"El  cuidado  de  su  mortificación  anduvo  junto  con  el  de  su  obediencia. 
Con  ser  hombre  muy  enfermizo  y  flaco,  pasaba  con  lo  que  en  la  comunidad  se 
daba,  sin  admitir  particularidad  o  regalo  en  comida,  vestido  u  otra  cosa  al- 
guna. Mientras  comía  o  en  las  quietes  y  horas  de  recreación,  en  las  pláticas  de 
comunidad,  estaba  en  su  asiento  desarrimado.  Por  muchos  años  no  usó  de  silla 
en  su  aposento,  sino  de  una  banca;  aunque  después,  por  venirle  a  visitar  per- 
sonas graves  de  la  ciudad,  le  mandaron  que  la  tuviese. 

"En  la  guarda  de  sus  sentidos  y  mortificación  de  ellos  andaba  tan  cuida- 
doso que,  ora  fuese  cuando  salía  de  casa,  ora  cuando  salía  de  su  aposento, 
llevaba  tal  compostura  en  los  ojos,  que  apenas  los  alzaba,  aun  habiendo  de 
saludar  a  los  que  topaba,  y  a  cualquiera  hora  que  entrasen  en  su  aposento,  le 
hallaban  con  la  misma  modestia  y  composición  que  en  los  actos  públicos;  y 
por  ser  avaro  del  tiempo,  sin  tener  rato  ocioso  en  todo  el  día,  el  deseo  de 
aprovecharlo  le  obligaba  al  grande  recogimiento  que  guardaba  en  su  aposento, 
cuando  no  le  obligaban  a  salir  de  él  los  negocios  y  ocupaciones  forzosas. 

"Con  este  cuidado  continuo  que  traía  en  la  mortificación  y  recogimiento 
de  sus  sentidos  y  otras  penitencias  con  que  los  sujetaba,  conservó  nuestro  Se- 
ñor y  enriqueció  al  P.  Antonio  Arl\s  con  la  preciosa  joya  de  la  virginidad 
y  castidad  que  enteramente,  se  entendió,  guardó  hasta  su  muerte.  Y  del  grande 
amor  y  afecto  que  tuvo  en  esta  virtud  celestial,  sin  duda  le  nació  el  afecto  y 
don  singular  que  tuvo,  de  tratar,  ayudar  y  enderezar  en  el  camino  de  la  per- 
fección a  almas  dedicadas  al  estado  virginal,  comunicando  y  enseñando  a  re- 
ligiosas de  grande  perfección  de  algunos  conventos  de  México,  que  se  gober- 
naban con  la  doctrina  del  padre,  y  con  las  cartas  que  les  escribía,  llenas  de 
espíritu  y  admirables  consejos,  cartas  que  guardaban  las  religiosas  como  un 
riquísimo  tesoro.  Y  es  cierto  que,  entre  los  grandes  frutos  que  con  su  santidad 
y  letras  hizo  este  espiritualísimo  varón,  uno  muy  señalado  fue  el  aprovecha- 
miento en  perfección  y  virtud  de  religiosas  que  dieron  grandes  ejemplos  de 
ella  en  los  conventos  de  México,  las  cuales  en  su  muerte  mostraron  notable 
sentimiento  de  la  falta  de  un  tal  varón  y  maestro  de  espíritu,  porque  sin  duda 
fue  grande  el  magisterio  y  celo  santo  que  en  esta  parte  en  él  resplandeció". 


506 


ARIAS,  ANTONIO,  P. 


Su  MUERTE,  TRÁNSITO  Y  EXEQUIAS 


"Eran  tantos  los  deseos  de  este  bendito  padre,  de  verse  desatado  de  las 
cadenas  y  pasiones  del  cuerpo  mortal,  por  verse  con  Cristo  y  su  Madre  san- 
tísima, que  pocos  días  antes  que  muriera,  pedía  con  tantas  veras  a  nuestro 
Señor  por  sí,  y  por  otras  personas,  que  le  alcanzaran  esta  merced,  que  piado- 
samente se  creyó  que,  por  ese  medio,  alcanzó  de  su  Majestad  el  cumplimiento 
de  este  su  deseo.  Porque  dos  meses  antes  de  su  muerte  (Abril  1603),  y  la  úl- 
tima vez  que  fue  a  visitar  a  su  gran  protectora,  la  sagrada  imagen  de  la  Virgen 
de  los  Remedios,  tratando  en  el  camino  con  los  compañeros  que  con  él  iban, 
tres  cosas  que  a  esa  Señora  le  habían  de  pedir,  entendieron  que  la  que  él  iba 
a  pedir  para  sí  era  el  acabar  en  breve  el  curso  de  su  vida  mortal.  Vuelto  a 
México,  dentro  de  pocos  días  le  sobrevino  un  tabardillo  (tifo)  mortal  que  le 
duró  veinte  días,  en  el  cual  tiempo  era  tan  vivo  el  deseo  que  mostraba  de 
pasar  de  esta  vida  a  la  eterna,  que  con  mucha  dificultad  se  podía  resignar  a 
vivir,  y,  apretándole  una  vez  sobre  esto,  los  que  mucho  le  amaban,  al  fin,  le- 
vantando los  ojos  al  cielo,  dijo  lo  de  S.  Martín:  Si  sum  necessarius  populo,  non 
recuso  lahorem.  Pero,  acordándole  otro  lo  que  había  pedido  a  la  Virgen  de 
los  Remedios,  levantando  la  voz,  comenzó  a  llamar  a  la  muerte,  y  a  quejarse 
de  ella,  porque  no  acababa  de  llegar.  Dábale  mucha  pena  si  le  decían  que 
mejoraba  de  su  enfermedad,  y  era  menester  avisar  a  la  gente  grave  que  le  vi- 
sitaba, no  le  dijesen  que  se  alegraban  de  su  mejoría  o  palabras  semejantes,  que 
le  habían  de  afligir. 

"Curábanle  dos  médicos,  los  mejores  de  la  ciudad,  acudiendo  con  grande 
cuidado  de  noche  y  de  día,  y  los  nuestros  con  grande  puntualidad  y  todo  el 
regalo  posible  que  su  grande  flaqueza  y  enfermedad  pedía,  y  deseando  se  le 
alargase  la  vida. 

"El  virrey,  marqués  de  Montesclaros  le  enviaba  de  palacio  a  visitar  mu- 
chas veces.  Y  el  mismo  afecto  mostró  el  ilustrísimo  arzobispo  D.  Fr.  García 
de  Mendoza,  confesor  que  fue  del  Sr.  rey  Felipe  11. 

"Hacíanse  muchas  oraciones,  decíanse  muchas  misas  en  diversos  conventos 
y  aun  descubierto  el  Santísimo  Sacramento,  por  la  salud  de  este  insigne  varón; 
y  en  el  de  religiosos  de  S.  Agustín  hicieron  disciplina  de  comunidad  por  él  en 
coro,  y  después  una  misa  cantada,  por  que  nuestro  Señor  le  diese  salud.  Pero, 
al  fin,  él  pudo  tanto  con  sus  oraciones  y  deseos  de  irse  a  ver  a  Dios  y  a  su  san- 
tísima y  devotísima  Madre  que  se  los  cumplieron,  llevándolo  para  sí  la  vís- 
pera de  S.  Bernabé,  a  10  de  Junio  de  1603,  no  teniendo  de  edad  más  de  33 
años.  (Los  demás  autores  dicen  que  tenía  39) .  (Posible  es  que  González  Cossío, 
de  este  dato  de  que  murió  de  33  años,  sacó  que  había  nacido  en  1570). 


BIOGRAFIA 


507 


"Murió  recibidos  con  mucha  devoción  los  santos  sacramentos,  y  durándo- 
le  muy  vivo  y  entero  el  juicio.  Quedó  su  rostro  muy  hermoso  y  apacible,  y  con 
tal  serenidad  que  causaba  devoción  y  consuelo,  con  los  miembros  muy  trata- 
bles y  flexibles  en  señal  (como  se  decía)  de  la  pureza  virginal  que  siempre  ha- 
bía guardado.  Los  tres  (sic,  por  trece)  había  vivido  en  esta  provincia  de  Nue- 
va España,  habiendo  venido  a  ella  de  la  de  Castilla,  siendo  hermano  estudian- 
te de  la  Compañía. 

"Y  es  cierto  que,  aunque  vivió  tan  poco,  fue  uno  de  los  sujetos  que  más 
ilustraron  nuestra  mexicana  provincia,  y  la  edificaron  con  sus  excelentes  vir- 
tudes. Y  la  suave  memoria  del  P.  Antonio  Arias  quedó  impresa  en  los  cora- 
zones de  todos".  (P.R.). 

"Luego  que  comenzaron  a  doblar  en  nuestro  colegio,  hicieron  lo  mismo 
en  diversas  iglesias  de  la  ciudad,  y  el  Sr.  arzobispo  envió  a  decir  no  lo  ente- 
rraran hasta  que  su  señoría  viniese  a  hallarse  en  el  entierro,  como  lo  hizo. 
Fue  grande  el  sentimiento  que  causó  su  muerte,  así  en  los  nuestros  como  en  la 
gente  religiosa,  seglar  y  eclesiásticos  de  la  ciudad,  derramando  todos  muchas 
lágrimas  y  dando  muestras  de  lo  mucho  que  lo  amaban,  por  el  gran  concepto 
que  de  sus  letras  y  santidad  tenían.  A  su  entierro  concurrieron  religiosos  de 
todas  órdenes,  la  mayor  parte  de  los  cabildos  eclesiástico  y  secular,  la  gente 
más  granada  de  la  ciudad,  el  Sr.  obispo  de  Chiapas  D.  Antonio  de  la  Cadena, 
que  entonces  se  encontraba  en  México.  (No  aparece  su  nombre  en  las  listas 
episcopales  ni  de  Chiapas,  ni  de  ninguna  otra  diócesis) .  Vino  el  ilustrísimo 
arzobispo,  el  cual,  luego  que  entró  en  la  pieza  en  que  estaba  el  cuerpo  del 
difunto,  dijo  con  grande  ternura  y  sentimiento,  que  no  lo  había  perdido  la 
Compañía,  sino  su  señoría,  porque  pensaba  y  esperaba  ayudarse  de  él  en 
negocios  de  mucha  importancia,  por  las  grandes  partes  del  caudal  de  letras  y 
santidad  que  en  él  había  conocido. 

"Díjole  su  señoría  un  responso,  y  habiendo  venido  la  capilla  de  la  iglesia 
catedral,  le  cantó  otro;  y  con  este  acompañamiento  le  llevaron  los  nuestros 
en  hombros  hasta  la  iglesia,  donde  con  grande  sentimiento  y  lágrimas  de  to- 
dos, fue  sepultado. 

"El  día  siguiente,  la  ilustre  congregación  de  la  Virgen,  que  había  tenido 
a  su  cargo  el  P.  Antonio  Arias  y  que  tanto  la  había  adelantado  en  devoción 
con  su  santa  doctrina,  trató  de  celebrar  sus  honras  con  un  novenario  de  misas 
cantadas,  que  repartieron  entre  sí  prebendados  de  la  iglesia  catedral  y  doctores 
de  la  universidad,  viniendo  la  capilla  de  la  catedral  a  oficiarlas  con  su  músi- 
ca; y  rematando  las  honras  con  oración  fúnebre  que  recitó  un  maestro  de  la 
universidad,  Damián  González  de  Cueto;  y  el  sermón  que  predicó  el  doctor 
Pedro  de  Soto,  catedrático  de  filosofía,  habiendo  puesto  estos  afectuosos  con- 
gregantes un  retrato  de  su  padre  Antonio  Arias  en  su  túmulo. 

"En  otros  cuatro  conventos  de  religiosas,  que  habían  participado  de  la 


508 


ARIAS,  ANTONIO,  P. 


doctrina  del  P.  Antonio  Arias,  se  le  dijeron  otros  tantos  novenarios  de  misas, 
y  en  el  uno  de  esos  novenarios,  las  misas  fueron  de  las  nueve  festividades  de  la 
Virgen  santísima,  sabiendo  cuán  devoto  capellán  había  sido  el  padre  de  esta 
soberana  Señora  toda  su  vida.  Y  todas  fueron  demostraciones  de  la  grande 
estimación  que  siempre  se  hizo  en  la  ciudad  y  provincia  de  México,  de  las  le- 
tras, religión  y  ejemplos  de  admirables  virtudes  que  nos  dejó  varón  tan  santo; 
y  podemos  entender  que  el  que  con  ellas  tanto  fruto  hizo  en  la  tierra,  goza 
de  los  abundantes  premios  que  con  ellas  mereció  habiendo  pasado  al  cielo". 
(Pérez  Rivas:  Crónica  II,  pgs.  37-45). 

1605  Roma,  20  de  Abril  de  1605.  (De  la  respuesta  al  memorial  del  P.  Mar- 
tín Peláez)  :  "Que  haya  en  México  tres  lecciones  de  teología  escolás- 
tica, como  las  había  viviendo  el  P.  Antonio  Arias^  y  remítase  al  P.  provincial 
para  que  lo  asiente,  conformándose  en  lo  que  se  ordena,  en  los  libros  de  los 
estudios". 

1647  "Presentó  el  P.  Gaspar  de  Carvajal  estando  muy  grave,  a  la  santísima 
Virgen  un  memorial  lleno  de  dulcísimos  afectos  y  tiemísimas  quejas, 
y  para  más  asegurarse  de  su  felix  éxito  (de  pasar  al  cielo)  lo  encomendó  a  su 
antiguo  amigo  y  compañero  el  padre  Antonio  Arias,  que  había  muerto  des- 
de el  año  de  1603,  poniéndole  este  sobrescrito:  "Dei  et  Virginis  dilectissimo 
Patri  Antonio  Arias  in  coelesti  Societati  Jesu".  Se  conoció  la  eficacia  de  este 
memorial  en  que  a  pocos  días  a  10  de  Febrero,  pasó  con  tranquilidad  de  esta 
vida".  Alegre:  II,  273). 

"Tenía  el  P.  Gaspar  de  Carvajal  comunicación  espiritual  con  los  padres 
Antonio  Arias  y  Bernardino  de  los  Llanos,  en  quienes  a  las  parejas  resplan- 
decieron las  letras  y  la  devoción,  y  tuvieron  especial  gracia  en  imprimirla  en 
la  juventud  mexicana;  la  profesión  de  estos  insignes  devotos  de  la  Virgen 
nuestra  Señora,  era  mostrarse  esclavos  perpetuos  suyos  y  ganarle  y  granjearle 
muchas  almas  aficionándolas  a  su  devoción  y  servicio".  (Pérez  Rivas:  Crónica 
I,  368). 

Referencias  biográficas 

1  Acta  original  de  la  5a.  congregación  provincial.  México,  Nov.  1599. 

2  Alegre,  Francisco  Javier,  S.  J.,  Hist.  de  la  Prov.  de  la  C.  de  J.  en  N.  E. 
t.  I,  México,  1841,  pp.  375,  409. 

t.  II,  México,  1842,  p.  273. 

3  Alegre-Burrus,  Ernest  J.,  S.  J.,  ''Hist.  Prov."  II,  Roma,  1958,  pp.  48, 
96,  596,  598. 

4  Aquaviva,  Claudio^  S.  J.,  Cartas: 


REFERENCIAS  BIOGRAFICAS 


509 


Al  P.  Prov.  Pedro  Díaz 
Al  P.  Esteban  Páez 
Al  P.  Francisco  Váez 


Roma,    9  Mayo  1594. 
"      21  Nov.  1595. 
"      13  Dic.  1599. 

Marzo  1602, 


5  Arce  :  Quaestionarium  expositivum. 

6  Arch.  Prov.  Méx.  (Isl.  Coll.,  1933).  Mss.  cartas  de  los  PP.  generales,  y 
actas  originales  de  las  congregaciones  provinciales. 

7  Beristáin,   Biblioteca  Hispano- Americana.   I,   Amecameca,    1883,  Art. 
Arias. 

8  Carayon,  Auguste,  S.  J.,  Bibliographie  Historique,  Paris  1864,  No.  1482. 

9  De  Backer,  S.  J.,  I,  278-9. 

10  Decorme,  Ger.\rdo,  S.  J.,  Menologio  Ms. 

1934  Elogio  del  P.  Antonio  Arias,  p.  19. 
1940  Elogio  del  P.  Antonio  Arias,  p.  27. 
1934  Elogio  del  P.  Gaspar  Car\'ajal. 

—  La  Obra  de  los  jesuítas  mexicanos  en  la  época  colonial,  México,  1941,  t. 
I,  pp.  192,  194,  306,  417. 

11  Florencia,  Francisco  de,  S.  J. -Oviedo,  Juan  Antonio,  S.  J.  Menol.  de 
los  varones  más  señalados  en  perfección  religiosa  de  la  Prov.  de  la  C.  de  J. 
de  la  N.  E.,  Edic.  Mcx,  1747.  Junio  4. 

12  González  de  Cossío,  Francisco,  Notas  a  Relac.  Breve.  Ms.  de  1602. 
México,  Universitaria,  1945,  nota  120. 

—  Ensayo  bibliográfico  de  los  catálogos  de  sujetos  de  la  C.  de  ].  en  N.  E.j 
México,  1946,  p.  34. 

13  González  de  Cueto,  Damián,  Oratio  funebris  habita  a  magistro  Damia- 
no  González  de  Cueto,  eorum  qui  ad  philosophiae  lauream  ascendunt  exa- 
minatore,  et  in  Apollinae  scientia  denuo  licentiando,  in  exequiis  religiosissi- 
mi  Patris  Antonio  Arl\s  e  Societate  Jesu  sacrae  theologiae  interpretis  et 
congregationis  Annunciatae  primarii,  ac  vigilantissimi  Ducis,  quas  eadem 
congregatio  cohonestavit  in  collegio  mexicano  ejusdem  Societatis,  décimo 
kalendas  Julii  anni  1603".  Mexici,  apud  Henricum  Martínez,  8o. 

14  J.M.D.  (José  Mariano  DÁvila)  Dice.  Univ.  Hist.  y  Geograf.  I,  Apénd. 
México,  1855.  Art.  Arias,  Antonio,  p.  242. 

15  Lecina-Uriarte,  S.  J.,  Bibliot.  de  escritores  de  la  C.  de  J.  en  la  antigua 
asistencia  de  España.  Madrid,  1929-30. 

16  LossA,  Francisco,  Pbro.,  Vida  del  Ven.  siervo  de  Dios,  Gregorio  López. 

17  Medina,  Toribio,  No.  209. 

18  Parecer  de  la  Congr.  Provin.,  5a,.  México,  1599. 

19  Pérez  Rivas,  Andrés,  S.  J.,  Crónica  I,  México,  1896,  368. 


510 


ARIAS,  ANTONIO,  P. 


—  Crónica  II,  México,  1896,  pp.  37-45. 

20  Respuestas  al  memorial  del  P.  Martín  Peláez,  Roma,  20  Abr.,  1605. 

21  SoMMERVOGEL^  S.  J.,  BihUotheque  de  la  Compagnie  de  Jesús,  I,  540. 

22  VerAj  Fortino,  Pbro.,  Tesoro  Guadalupano,  l,  Amecameca,  1887,  p.  242. 

Bibliografía 

S.  f.  (por  1590)  "Siendo  estudiante  compuso  entre  otras  obras  un  Libro  de 
de  la  Vida  de  Nuestra  Señora,  con  tan  buen  estilo  y  composición, 
tan  fundado  en  Santos  Padres,  tan  lleno  de  erudición,  sacando  de  raíz  las  cosas 
más  dudosas,  que  mostraba  bien,  por  una  parte  su  mucho  caudal  de  letras  e 
ingenio^  y  por  otra  el  tierno  y  filial  afecto  con  que  amaba  a  aquella  Señora,  de 
quien  había  desde  su  niñez  recibido  tantas  mercedes,  como  él  mismo  en  el  pre- 
facio del  libro  que  le  dedica,  lo  dice.  Contentó  a  todos  tanto  este  trabajo,  que 
así  el  P.  visitador  Diego  de  Avellaneda,  como  los  demás  de  nuestros  padres  pro- 
vinciales y  gente  más  devota  y  grave,  que  se  la  hicieron  trasladar  por  su  devo- 
ción, y  el  P.  Mendoza  lo  llevó  a  Roma  para  hacerla  imprimir,  aunque  por 
causas  de  su  muerte,  no  tuvo  lugar".  (Pérez  Rivas,  Crónica  II,  38). 
Escribió  el  P.  Antonio  Arias  lo  siguiente: 

S.  f.     (por  1591)  "Apología  de  la  verdad  cristiana  contra  los  judíos  de  estos 
tiempos,  dividida  en  dos  partes.  En  la  primera  se  demuestra  que  Jesu- 
cristo es  el  verdadero  Mesías,  y  en  la  segunda  se  responde  a  las  objeciones  de 
los  judíos".  Ms.  que  existe  en  la  universidad  de  México.  (Berist.). 

—  (por  1599)  "La  Perfecta  Religiosa",  tratado  ascético  compuesto  en  1599 

para  una  hermana  del  autor,  religiosa  en  España.  Hay  un  ejemplar  en 
la  biblioteca  de  Lovaina.  El  P.  Antonio  Núñez  de  Miranda,  propagó  este 
tratado  entre  las  monjas  de  México. 

1591-1602  "Illustris  explanatio  commentariorum  P.  Doctoris  Francisci  de 
Toledo:  De  physica  auscultatione",  Ms.  (Berist.)  (Sommerv.). 
De  generatione  et  corruptione,  Ms.  (Ibid.). 
De  rebus  metheorologicis. 
De  sphera  mundi, 

In  Libros  Aristotelis  de  coelo.  (Berist.)  (Sommerv.). 

Nota:  Los  anteriores  manuscritos  estaban  en  tiempo  del  ilustrísimo  Sr. 
Eguiara  en  la  biblioteca  de  los  padres  del  Oratorio  de  México.  Y  en  la  biblio- 
teca del  colegio  de  Tepotzotlán  se  hallaban  los  siguientes: 

Expositio  in  Cántica, 

De  lingua  originali, 


BIBLIOGRAFIA 


511 


De  instructione  Sacerdotis.  (Este  todavía  estaba  en  la  dicha  biblioteca  de 
Tepotzotlán  el  año  1914). 

Escribió  también  varias  cartas  sobre  la  Santa  Biblia,  al  maestro  fray  An- 
tonio Delgadillo,  agustino  de  México,  que  leyó  el  limo.  D.  Juan  Diez  Arce. 

Y  siendo  secretario  del  P.  provincial,  escribió:  "Commentaria  in  Lib.  Pro- 
verbiorum  Ms.  que  existe  en  la  biblioteca  de  la  universidad  de  México". 
(Berist.). 

S.  f.     (por  1593)   ''Letanía  de  los  atributos  y  renombres  de  la  Santísima 
Virgen  María,  que  de  la  Sagrada  Escritura  y  Santos  Padres  y  Doctores 
había  recopilado  el  P.  Antonio  Arias".  (Pérez  Rivas,  Crón.,  I,  368). 

S.  f.    "Reglas  de  la  Congregación  de  la  Anunciata,  del  Colegio  de  México, 
que  hizo  imprimir  el  P.  Antonio  Arias,  con  otras  reglas  particulares 
del  estado  clerical".  (Pérez  Rivas,  1.  c). 

1598-1603  Cartas  a  varias  religiosas  de  los  conventos  de  México.  "Cartas 
que  ellas  guardaban  como  un  riquísimo  tesoro".  (P.R.). 

1599  "Actas  manuscritas  de  la  Congregación  5a.  provincial,  todas  de  su 
mano".  (Arch.  Prov.,  Méx.  [Isl.  Coll.,  1934]  Actas  originales  y  cartas 
de  los  PP.  Generales) . 

1602  "Memorial  del  P.  Antonio  Arias,  al  P.  General  Claudio  Aquaviva, 
enviado  a  Roma  por  medio  del  P.  Pedro  Chirino,  procurador  de  Fi- 
lipinas, pidiéndole  lo  trasladara  a  aquellas  Islas".  (P.R.  II,  41). 

S.  f.    Carta  del  P.  Antonio  Arias  al  P.  Gaspar  de  Carvajal,  carta  que  con- 
servaba éste,  todavía  en  1631,  siendo  rector  del  colegio  de  Veracruz. 
Un  fragmento  de  ella  lo  cita  Pérez  Rivas  en  Corónica  (I,  370). 

1752  "Venerabilis  Gregorii  Lopesii  anachoretae  defensio.  Auctore  Patre  An- 
tonio Arias,  Societatis  Jesu  theologo,  et  eidem  Lopesio  intima  fami- 
liaritate  conjuncto  a  NN  Ordinis  Predicatoris  latine  reddita",  pp.  49-84  en  la 
obra  "Collectio  opusculorum  de  Venerabili  Servo  Dei  Gregorio  Lopesio"  per 
Patrem  Magistrum  Fr.  Bemardinum  Membrive.  Romae,  ex  typographia  Anto- 
nii  de  Rubaeis.  mdcclii  (1752).  In  4o.  pp.  86-XVI. 

Nota:  Se  dice  en  el  prefacio  de  esta  obra:  "Defensionem  infra  positam 
a  Patre  Antonio  Arias  rogatu  Francisci  Lossae,  cujus  etiam  nomine  vulgata 
est,  fuisse  compositam.  Huius  reí  causa  nomen  Patris  Arias  in  quibusdam 
exemplaribus  ut  in  eo  quo  nos  usi  sumus  prae  se  ferré,  quamvis  semper  ex 
persona  Lossae  loquatur". 

El  traductor  latino  es  el  P.  Fr.  Vicente  María  Bardetti,  O.  P.  (Sommervo- 
gel,  I,  540). 


512 


ARIAS,  GREGORIO,  P. 


El  maestro  Membrive,  dominico,  presentó  en  1752,  como  consultor  de  la 
causa  de  la  beatificación  del  venerable  Gregorio  López,  a  su  Santidad  Bene- 
dicto XIV,  varios  opúsculos,  entre  otros  la  Apología  del  Venerable  por  el  P. 
Arias^  jesuíta,  porque  el  P.  Arias  honrado  con  la  familiaridad  del  venerable 
Gregorio  López,  compuso  una  excelente  apología  latina,  en  su  defensa".  (M.B. 
Dice.  Univ.  IV,  775). 

Es  de  notar  que  la  Apología  la  compuso  el  P.  Antonio  Arias  en  español, 
y  fue  traducida  al  latín  por  un  anónimo. 

Referencias  bibliográficas 

1  BeristÁin,  Biblioteca  Hispano-Americana.  Amecameca.  1883,  art.  Arias. 

2  Gascón,  Miguel,  S.  J.,  Los  jesuítas  en  Menéndez  Pelayo,  Valladolid, 
1940,  530. 

3  De  Backer,  S.  J.,  I,  278-279. 

4  Decorme,  Gerardo,  S.  J.,  La  Obra  de  los  jes.  mex.,  México,  1941,  t.  I, 
306,  415. 

5  Dice.  Univ.  de  Hist.  y  Geograf.,  t.  I,  México,  1853.  Art.  Arias,  Antonio; 
t.  IV,  México,  1854.  Art.  López,  Gregorio. 

6  Membrive,  Bernardino,  O.  P.,  Gollectio  opusculorum  de  Venerabili  Ser- 
vo Dei  Gregorio  Lopesio.  Romae,  1752. 

7  Menéndez  Pelayo^  Marcelino^  Hist.  de  la  poesía  hísp. -americana,  Ma- 
drid, 1911-13,  2  vols.,  t.  I,  176. 

8  PÉREZ  RivAs,  Andrés,  S.  J.,  Corónica,  I,  pp.  368,  370;  II,  pp.  38-40. 

9  SoMMERVOGEL,  S.  J.,  Bíblíotheque  de  la  Compagníe  de  Jesús,  I,  539,  540. 
10  Uriarte,  José  Eugenio,  S.  J.,  Anónimos  y  Seudónimos,  II,  Madrid, 

1906,  No.  2889. 


ARIAS,  GREGORIO,  P. 

Biografía 

1640  Roma,  Julio  3  de  1640.  (Del  primer  memorial  del  P.  procurador  de 
Filipinas,  Simón  Cotta,  al  P.  General  Mucio  Vitelleschi)  : 
"El  licenciado  Gregorio  Arias,  clérigo  presbítero  y  ya  mayor  de  edad 
que  estudia  teología  en  el  colegio  de  México,  y  vive  con  mucho  ejemplo  en 
aquella  ciudad,  y  cuando  salí  de  ella,  le  dejé  prefecto  de  la  congregación  de 


BIOGRAFIA 


513 


los  teólogos  y  artistas,  ha  hecho  testamento  y  deja  toda  su  hacienda  a  la 
Compañía:  pide  y  suplica  a  V.  P.  se  sirva  de  darle  patente  para  que  'in 
articulo  mortis'  sea  admitido  en  la  Compañía,  y  después  de  sus  días  enterrado 
en  nuestra  iglesia".  (Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll.  1933]  Documentos  Mss.). 

—       Roma,  3  de  Diciembre  1640.  Aunque  en  el  memorial  del  P.  Cotta, 
están  las  respuestas  del  P.  general,  al  llegar  a  este  número  no  hay  nada 

escrito. 

¿Perteneció  al  fin  a  la  Compañía?  ¿Murió  en  ella? 

Referencias  biográficas 

1  Arch.  Prov.  Méx.  (Isl.  Coll.  1933)  Documentos  manuscritos  de  Roma. 

2  Cotta,  Simón,  S.  J.  (Proc.  por  Filipinas  en  1640)  Memorial  presentado 
al  P.  Vitelleschi  el  3  de  Julio. 


ARINDEZ  DE  OÑATE,  MELCHOR,  P. 
Biografía 

Advertencias:  Algunos  lo  llaman  Melchor  de  Oxate,  como  Alegre  y  Burrus. 

Tuvo  un  hermano  camal  en  la  Compañía,  llamado  Pedro  de  Oñate  y 
que  fue  provincial  de  Perú  y  de  Paraguay. 

Este  mismo  P.  Melchor  había  entrado  en  la  Compañía  de  Jesús  en  Es- 
paña y  había  salido.  (Pérez  Rivas). 

Versión  de  Alegre  (1.  VI,  c.  II)  : 

1622  ó  1623  "Se  añadió  en  aquellos  días,  la  entrada  en  nuestra  religión, 
e  inmediatamente  la  muerte  del  señor  don  Melchor  de  Oñate,  maes- 
trescuela de  la  santa  iglesia  catedral  de  México;  por  sus  limosnas,  y  por  su 
eminente  literatura,  muy  venerado  de  toda  la  ciudad,  que  quedó  muy  edifica- 
da, tanto  de  su  piadosa  resolución,  como  de  la  paz  y  tranquilidad,  con  que 
dentro  de  muy  poco  tiempo,  acabó  sus  días". 

1622  Versión  de  Pérez  Rivas:  Corónica,  I,  405-406. 

"Dichosa  suerte  y  muerte  del  P.  doctor  Melchor  Aríndez  de  Oñate, 


514 


ARINDEZ  DE  OÑATE,  MELCHOR,  R 


que  siendo  maestrescuela  de  la  santa  iglesia  metropolitana  de  México,  fue 
recibido  en  la  Compañía  a  la  hora  de  la  muerte,  año  de  1622. 

"Había  estudiado  en  la  universidad  de  Alcalá,  y  sido  en  España  de  la 
Compañía,  habiendo  salido  de  ella,  excelente  teólogo. 

"Ordenado  sacerdote,  fue  capellán  de  la  capilla  real  de  palacio. 

"Felipe  III  (1598-1621)  lo  hizo  maestrescuela  de  la  santa  iglesia  cate- 
dral de  México.  Recibió  en  México  la  borla  de  doctor  en  teología.  Tenía  espe- 
cial talento  de  pulpito. 

"Enfermóse  de  muerte  y  pidió  ser  admitido  en  la  Compañía,  e  hizo,  ya 
admitido,  los  votos,  y  de  vivir  en  la  Compañía,  aunque  sanase.  (P.R.). 

"Murió  en  1622.  (Pérez  Rivas) . 

"Por  remate  de  las  ejemplares  vidas  y  felices  muertes  de  varones  ilustres 
de  nuestra  Compañía,  que  están  sepultados  en  nuestra  casa  profesa  de  Méxi- 
co, me  pareció  digno  de  escribir  aquí  el  dichoso  remate  de  vida  de  un  varón 
ilustre  en  dignidad,  autoridad  y  letras,  que  viéndose  cercano  a  su  muerte  y 
movido  de  luz  divina,  pidió  con  grandes  ansias  ser  recibido  en  la  Compañía 
para  morir  en  ella,  como  murió,  con  la  paz  y  quietud  que  en  ese  trance  consi- 
guió su  alma. 

"Este  personaje  fue  el  doctor  Melchor  Aríndez  de  Oñate,  que  habiendo 
estudiado  en  la  universidad  de  Alcalá  y  salido  excelente  teólogo,  y  habiéndose 
ordenado  de  sacerdote,  alcanzó  en  la  corte,  prebenda  de  capellán  en  la  capi- 
lla real  de  palacio,  donde  habiendo  servido  algún  tiempo,  le  hizo  merced  la 
majestad  de  Felipe  III  de  la  maestrecolía  de  la  santa  iglesia  de  México. 

"Aquí,  teniendo  parientes  y  deudos  muy  principales  y  nobles,  quiso  reci- 
bir en  la  universidad  real  la  borla  y  grado  de  doctor  en  sagrada  teología,  y 
lo  consiguió  con  grande  aplauso  de  todos,  y  demostración  que  él  hizo  de  sus 
muy  aventajadas  letras,  a  que  se  añadía  un  raro  talento  de  pulpito;  y  así  en 
el  tiempo  que  todas  las  comunidades  celebraban  con  extraordinarias  fiestas  el 
misterio  de  la  Purísima  Concepción  de  la  Virgen  celebrándolo  y  profesándolo 
en  patio  y  escuelas  públicas  de  la  real  universidad  de  México,  le  encargó  el 
sermón,  que  salió  admirable 

"Y  no  las  desdorará  el  decir  aquí,  que  estudiando  en  Alcalá,  había  sido 
recibido  en  la  Compañía,  en  la  cual,  habiendo  vivido  pocos  años,  por  conve- 
niencias justas,  hubo  de  salir  de  ella;  pero  siempre  se  quedó  con  tal  afecto, 
amor  y  estimación  de  ella,  cuanto  lo  mostró  muy  en  particular  al  fin  y  remate 
de  su  vida. 

"Porque  estando  sirviendo  y  honrando  con  su  dignidad  de  maestrescuela 
la  santa  iglesia  de  México,  amado  y  estimado  de  todos  por  sus  muchas  partes, 
le  cogió  de  repente  una  grave  enfermedad  en  casa  de  uno  de  sus  nobles  pa- 
rientes: en  esta  ocasión  envió  luego  a  llamar  a  un  padre  de  los  nuestros  con 


BIOGRAFIA 


515 


quien  antes  había  tenido  amistad,  y  se  confesó  con  él  generalmente  y  con 
muchas  lágrimas  y  muestras  de  sentimiento. 

"Y  obrando  aquí  la  divina  luz  y  moción  del  Espíritu  Santo,  determinó 
enviar  a  pedir  con  su  confesor  al  P.  provincial  le  recibiese  en  la  Compañía, 
para  partir  consolado  a  la  otra  vida. 

"Esta  petición  hizo  con  tal  afecto  del  corazón  y  tan  deveras,  que  obligó  a 
concedérsela,  y  juntamente  como  él  lo  quería  y  pedía,  haciendo  los  votos  de 
devoción.  Y  es  de  decir  aquí  su  ferviente  resolución  en  esto,  porque  llegando 
ya  a  los  últimos  trances  de  la  vida,  le  dijo  su  confesor:  'Ya  es  hora,  señor, 
de  hacer  los  votos,  porque  llega  la  última  de  la  vida'. 

"No  quisiera  yo  (respondió)  sino  que  empezara  ahora  para  cumplirlos,  y 
mostrar  que  los  hago  no  porque  me  muero,  sino  por  emplear  mi  vida  en  el 
servicio  de  Dios,  y  restituirle  lo  que  le  debo  a  la  Compañía,  y  si  viviere,  per- 
severaré en  ella  hasta  mi  muerte. 

"Hizo  los  votos  de  religión  con  tan  grande  sentimiento  de  devoción  y 
coloquios  con  nuestro  Señor,  que  movía  a  lágrimas  a  los  presentes,  afirmando 
que  si  toda  la  monarquía  del  mundo  estuviera  a  su  disposición  con  vida  larga 
para  gozarla,  todo  lo  dejara  por  amor  de  un  Dios  que  todo  eso  merecía,  y 
asegurar  su  salvación  eterna.  Pagóle  nuestro  Señor  este  su  amoroso  afecto 
muy  de  contado,  dándole  una  muerte  llena  de  quietud  y  espiritual  gozo  con 
que  remató  su  \  ida  santamente. 

"Este  suceso  fue  causa  de  grande  edificación  en  toda  la  ciudad,  y  aun  en 
el  reino,  no  hablándose  de  otra  cosa  por  muchos  días.  Fue  tan  notable  la 
fama  que  corrió  en  la  ciudad  de  México,  de  la  singular  devoción  con  que 
moría  el  maestrescuela,  que  muchas  personas  principales  iban  a  visitarle 
para  edificación  propia,  y  todos  salían  derramando  devotas  lágrimas;  y  hasta 
un  señor  inquisidor  don  Juan  Gutiérrez  Flores  (que  después  fue  por  visitador 
de  la  real  cancillería  de  Lima)  que  le  quiso  visitar  en  este  trance,  así  por  la 
fama  que  corría,  como  por  ser  persona  tan  principal  el  enfermo,  no  pudo 
contener  las  lágrimas  de  ver  un  remate  de  vida  tan  santa. 

"Asistiéronle  los  de  la  Compañía  hasta  su  muerte,  y  aunque  trataron  de 
enterrarle  como  a  uno  de  ella  con  la  humildad  religiosa  acostumbrada,  no 
lo  permitieron  ni  los  señores  prebendados  de  la  catedral,  ni  sus  ilustres  parien- 
tes en  cuya  casa  había  muerto.  Y  así,  aunque  su  entierro  fue  en  nuestra  casa 
profesa,  acudió  a  él  toda  la  ciudad  y  real  universidad,  el  ilustrísimo  arzobispo 
(don  Juan  Pérez  de  la  Sema)  con  todo  su  cabildo,  como  a  prebendado  suyo, 
haciendo  el  oficio  uno  de  los  capitulares,  con  la  capilla  de  la  catedral,  como 
a  persona  emparentada  con  lo  más  principal  del  reino,  y  a  quien  Dios  nues- 
tro Señor  había  concedido  una  tan  dichosa  muerte".  P.R. 

"Y  además  de  lo  dicho,  el  P.  Melchor  Aríndez  de  Oñate,  había  tenido 
otro  hermano  en  nuestra  Compañía,  llamado  Pedro  de  Oñate,  que  fue  provin- 


516 


ARISTA,  FRANCISCO  DE,  P. 


cial  de  los  reinos  del  Perú  y  provincia  del  Paraguay,  y  una  hermana  casada 
con  el  licenciado  Diego  Núñez  Morquecho,  presidente  de  la  real  audiencia 
de  Guadalajara,  en  la  Nueva  España;  pero  lo  que  él  más  estimó  fue  que  en  la 
Compañía  de  Jesús,  le  cogiese  una  tan  dichosa  muerte;  y,  por  haberlo  sido, 
me  pareció  aquí  hacer  relación  de  ella.  Murió  el  año  de  1622". 
(Pérez  Rivas:  Crón.  I,  405-406). 

Referencias  biográficas 

1  Alegre,  Francisco  Javier,  S.  J.,  Hist.  de  la  Prov.  de  la  C.  de  J.  en  N.  E., 
libro  VI,  cap.  II,  México,  1842. 

2  Alegre -BuRRus^  Ernest  J.,  S.  J.,  Hist.  de  la  Prov.,  II,  Roma,  1958, 
p.  350. 

3  PÉREZ  RivAS,  Andrés,  S.  J.,  Coránica  I,  México,  1896,  pp.  405-406. 


ARISTA,  FRANCISCO  DE,  P.  (1567-1649)   (f  82) 
Biografía 

1565  El  único  autor  que  hace  nacer  al  P.  Francisco  Arista  en  1565  es  el 
P.  Andrés  Pérez  Rivas,  pues  dice  que  murió  en  1649,  de  84  años. 

1567  "El  P.  Francisco  Arista  nació  en  Oaxaca  en  1567".  (Lecina). 

1579  "Ingresó  en  1579  a  la  Compañía".  (Pérez  Rivas,  Cron.  II,  279). 
(Tendría  entonces  como  14  años,  pero  es  evidentemente  un  error). 

1580  "Ingresó  a  la  Compañía  en  1580".  (Trienal  de  1600).  (Es  un  error). 

—  "Ingresó  el  21  de  Octubre  de  1580".  (Cat.  de  1600). 

1583  "Apenas  cumplidos  los  16  años  de  edad  entró  en  la  Compañía  en 
nuestra  provincia  de  Nueva  España  el  7  de  Marzo  de  1583".  (Trienal 
de  1592  y  1595). 

—  "Ingresó  el  7  de  Marzo  de  1583,  cuando  contaba  18  años".  (Cat.  1592) 
(Méx.  4,  f.  53v)  (Burrus:  III,  178). 


BIOGRAFIA 


517 


—  (Del  Cat.  de  20  de  Abril  de  1583)  :  "In  collegio  mexicano,  Frater 
Franciscus  Arista,  novicius  1  anni,  scholasticus  dialecticus,  actas 

huius  18  anni,  bonae  indolis".  (M.M.,  II,  152). 

—  (Del  Catálogo  de  jesuítas  entrados  en  N.  E.)  :  No.  89.  "El  Hermano 
Francisco  de  Arista,  natural  de  Oaxaca,  fue  recebido  (sic)  en  Mé- 
xico a  7  de  Margo  de  1583  años".  (M.M.,  II,  770). 

1585  (Del  Catálogo).  "En  el  colegio  de  México:  el  H.  Francisco  de  Aris- 
ta, de  Oaxaca,  tiene  20  años.  (Según  este  dato  sí  nació  en  1565).  In- 
gresó en  1583.  Hizo  los  votos  simples  en  1585.  Ha  estudiado  2  años  de  filoso- 
fía". (M.M.,  H,  748)  (Méx.  4,  ff.  22-37). 

1592  (Del  Catálogo)  :  "Tiene  ahora  27  años;  es  de  buena  salud.  Ha  estudia- 
do 3  años  de  artes  y  4  de  teología.  Sabe  lengua  y  ayuda  en  ella.  Tiene 

votos  simples  y  es  hermano  estudiante". 
(Mexic.  4,  f.  53v)  (ARSI). 

—  Puebla  de  los  Angeles,  11  de  Octubre  de  1592.  En  la  fórmula  de  los 
últimos  votos  del  H.  C.  Hernando  de  (E)  Chavarría,  hechos  delante 

del  P.  Provincial  Pedro  Díaz  el  11  de  Octubre  de  1592  en  la  Puebla  de  los 
Angeles,  se  lee:  "Y  porque  no  sabe  firmar,  firma  por  él  el  P.  Francisco 
Arista".  (Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  [1960]  Documentos  por  catalogar). 

—  "Trabajó  con  indios  antes  de  acabar  sus  estudios".  (Burrus:  Hist.  III, 

p.  178). 

1593  (Del  Catálogo  de  lenguas  de  1595.  :  "En  1593  se  halla  en  la  residen- 
cia de  Zacatecas.  Sabe  bien  la  lengua  mexicana  y  se  ha  ejercitado  en 

confesar  y  predicar  en  ella  dos  años".  (Méx.  4,  ff.  84v  y  67v). 

1594  En  la  residencia  de  Zacatecas.  (Cat.  1594). 

—  "Fue  el  P.  Francisco  Arista  uno  de  los  primeros  que  entraron  a  fun- 
dar la  misión  de  Parras.  Aquí,  con  ardiente  celo,  enarboló  el  estan- 
darte de  la  fe,  y  debajo  de  él  alistó  innumerables  gentiles,  trocando  sus  cos- 
tumbres bárbaras  en  prácticas  cristianas.  En  este  glorioso  empleo  perseveró 
por  tiempo  de  16  años,  padeciendo  gravísimos  trabajos  y  necesidad.  Aquí 
también  lo  consoló  Dios  nuestro  Señor,  según  eran  sus  trabajos".  (P.R.). 

—  "Los  padres  Juan  Agustín  de  Espinosa  y  Francisco  de  Arista  se 
establecieron  en  1594  en  Parras. 

1595  "Al  año  siguiente  de  1595  fueron  enviados  algunos  sujetos  más  a  la 
misión  de  Parras,  y  como  superior  de  todos,  el  P.  Francisco  de  Arista. 

El  mismo  P.  Arista  escribiendo  sobre  los  principios  de  esta  misión,  nos 


518 


ARISTA,  FRANCISCO  DE,  P. 


dice:  "Han  venido  hasta  ahora  de  cien  en  cien  los  indios  con  sus  familias, 
y  con  ellos  otros  muchos  exploradores  para  hacer  cata  de  la  nueva  fruta,  y, 
según  la  prueben,  ir  a  dar  nuevas  en  su  tierra  y  tratar  de  congregarse. 

"Parece  se  le  va  ya  cumpliendo  a  esta  gente  el  tiempo  de  la  salud,  se- 
gún los  plazos  de  la  Divina  Providencia. 

"Acúdese  al  presente  a  lo  espiritual  y  temporal  de  esta  buena  gente,  siem- 
pre con  respecto  a  ganarles  las  voluntades,  convidando  de  cuando  en  cuando 
a  los  caciques  con  comidas  en  nuestra  casa,  y  las  fiestas  principales  a  todo  el 
pueblo.  El  estilo  que  se  tiene  con  la  gente  que  viene  de  nuevo  para  asentar 
en  las  poblaciones  que  se  van  congregando,  es  medirles  sitio  para  casa,  huer- 
to y  alguna  sementera  corta  de  las  que  ellos  usaban  junto  a  sus  casas  con 
orden  de  calles  que  lo  usan  muchos  pueblos  mexicanos,  visitándolos  para  ver 
la  disposición  que  dan  a  sus  casas,  y  saber  si  hay  algún  enfermo,  para  acudir- 
Ies,  así  en  lo  espiritual  como  en  el  sustento  en  lo  que  se  puede  en  los  cuerpos. 

"Hase  comenzado  a  catequizar  de  propósito  para  el  santo  bautismo  buen 
número  de  adultos,  con  catecismos  que  se  han  puesto  en  dos  lenguas,  y  sobre 
él  se  les  hacen  sus  pláticas,  con  que  van  haciendo  concepto  de  las  cosas  de  la 
religión  cristiana".  (Pérez  Rivas). 

—  (Del  Catálogo  de  lenguas  de  1595)  :   "El  P.  Arista  se  halla  en  la 
misión  de  Zacatecas,  sabe  muy  bien  la  lengua  mexicana  y  se  ha  ejer- 
citado en  confesar  y  predicar  en  ella,  tres  años".  (Méx.  4,  84v)  (ARSI). 

—  (Del  Catálogo  de  la  provincia)  :  "El  P.  Francisco  Arista  se  halla 
ahora  en  el  seminario  de  San  Ildefonso  de  México;  tiene  31  años,  es 

de  salud  firme;  es  ministro,  predicador  y  confesor  de  indios".  (Méx.  4,  f.  74v) . 

1596  (Del  Cat.  de  lenguas  de  1596)  :  "En  el  seminario  de  San  Ildefonso  de 
México,  el  P.  Francisco  de  Arista  sabe  muy  bien  la  lengua  mexicana 

y  se  ha  ejercitado  en  confesar  y  predicar  en  ella  tres  años;  ahora  hace  oficio 
de  ministro  en  este  seminario".  (Burrus,  Hist.  I,  577-78)   (Méx.  4,  f.  93v). 

1597  Icazbalceta,  Beristáin  y  Sommervogel  afirman  que  el  P.  Juan  (sic, 
por  Francisco)  Arista  siendo  ministro  del  colegio  de  San  Ildefonso 

de  México,  escribió  unas  octavas  reales  en  elogio  del  glorioso  San  Jacinto. 

Véase  este  punto  en  su  bibliografía.  Lo  extraño  es  que  se  las  atribuyeron 
a  un  P.  Juan  de  Arista,  que  no  existe,  y  claramente  es  nuestro  P.  Francisco 
Arista. 

1598  Roma,  14  de  Abril  de  1598.  (De  una  carta  del  P.  Aquaviva  al  P. 
Páez)  :  "El  P.  Francisco  Arista  también  podrá  hacer  la  profesión  de 

cuatro  votos,  con  los  últimos,  avisándole  primero,  no  muestre  tanta  estima  de 
sus  cosas,  ni  sea  amigo  de  su  parecer".  (Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll.  1934] 
Cartas  Mss.  de  los  PP.  generales). 


BIOGRAFIA 


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1599  Hizo  su  profesión  solemne  en  México  el  3  de  Mayo  de  1599.  Y  se 
aprestó  luego  para  ir  a  Santa  María  de  las  Parras. 

—  "Este  hombre  fue  gran  misionero  de  Santa  María  de  las  Parras  y  La- 
guna de  San  Pedro;  muy  apreciado  y  querido  de  todos  por  su  angelical  ino- 
cencia y  suavidad  en  el  trato".  (Lecina). 

—  El  P.  Nicolás  de  Amaya  que  pasaba  por  la  misión  y  la  visitó  por  or- 
den del  P.  Provincial  Francisco  Váez,  le  escribe  en  este  año  sus  im- 
presiones. 

"Me  ha  sido  el  viaje  de  singular  consuelo,  así  por  ver  a  los  padres  Juan 
Agustín  y  Francisco  de  Arista,  trabajando  con  tanto  gusto  en  la  viña  del 
Señor,  como  verdaderos  hijos  de  la  Compañía,  como  por  la  mucha  mies  que 
el  Señor  ofrece  a  nuestros  operarios.  En  declarar  esto,  me  estendiera  muchi- 
sísimo;  pero  sólo  diré  lo  que  vi  y  palpé,  que  es  el  bueno  y  grande  pueblo  que 
se  va  fundando  en  el  valle  de  las  Parras,  en  el  cual  hay  al  pie  de  1600  per- 
sonas, y  cada  día  van  viniendo  otras  de  nuevo. 

"En  los  días  que  yo  estuve  en  aquel  pueblo,  que  fueron  doce,  vino  un 
cacique  con  algunos  de  su  gente,  a  pedir  lugar  para  los  suyos,  que  eran  en 
buena  cantidad.  Fuera  de  éste  faltan  todavía  otros  nueve  caciques,  sin  los 
indios  payos  y  rayados,  que  son  muchos,  de  suerte  que  se  hará  un  lugar  de 
más  de  5,000  personas.  Bauticé  en  esos  pocos  días,  más  de  200,  entre  párvu- 
los y  adultos,  bien  dispuestos.  A  la  vuelta  vine  por  el  río  de  las  Nazas,  pasando 
por  muchas  rancherías  de  las  cuales  y  de  otras  de  la  Laguna,  piensan  los 
padres  hacer  cuatro  o  cinco  poblaciones;  y  la  una  será  de  cuanta  gente  quisié- 
remos, porque  dentro  de  pocas  leguas  hay  unos  valles,  habitados  de  innume- 
rables indios;  todos  muy  deseosos,  así  a  reducirse  en  población,  como  de  reci- 
bir el  bautismo".  .  .   (Amaya  al  P.  Váez). 

—  "De  estas  cinco  poblaciones  da  más  individual  noticia  el  P.  Francisco 
de  Arista,  informando  al  P.  provincial: 

"Demás,  dice,  de  la  población  de  las  Parras  a  que  al  presente  atende- 
mos al  P.  Juan  Agustín  (de  Espinosa)  y  yo,  hay  por  aquí  cerca  otras  cinco, 
en  que  puede  emplearse  la  Compañía  con  mucha  gloria  de  nuestro  Señor: 

"La  primera  se  dice  de  Santa  Ana,  que  está  como  15  leguas  de  este  valle, 
al  poniente.  Hase  acudido  allí  algunas  veces;  y  así  es  gente  manejada  y  la 
más  cristiana.  Sólo  quedan  por  reducir  ocho  o  nueve  caciques  de  la  comar- 
ca; con  que  vendrá  a  ser  un  pueblo  de  más  de  500  vecinos.  La  comodidad 
que  tiene  de  ciénegas,  manantiales,  montes,  frutas,  caza  de  todo  género,  es 
muy  a  propósito  para  que^  asentada  una  vez,  no  haya  éntre  recelo  de  alguna 
novedad. 

"La  segunda  es  en  La  Laguna  grande,  18  leguas  de  aquí  en  el  derrama- 


520 


ARISTA,  FRANCISCO  DE,  P. 


dero  del  río  de  las  Nazas.  Esta,  esperamos,  será  de  las  mejores,  por  las  como- 
didades de  río  y  laguna,  y  en  ellos  mucho  peje.  Tiene  también  caza  en  abun- 
dancia; frutas  y  semillas  de  todos  géneros,  montes,  piedra  y  madera.  Hay 
en  el  contomo  30  caciques,  con  mucha  gente  mansa,  fácil  de  congregarse  y 
deseosa  del  bautismo. 

"La  tercera  es  la  que  llaman  del  cacique  Aztla,  de  tanta  comodidad,  y  aún 
más  que  las  pasadas:  porque  tiene  saca  de  agua  del  río,  para  regar  de  pie  las 
sementeras;  y  mucho  sabino  y  fresno  para  los  edificios.  Serán  como  500 
vecinos. 

"La  cuarta  son  las  rancherías  de  San  Francisco,  del  río  de  las  Nazas  arri- 
ba. La  más  de  ella  es  gente  cristiana,  y  reducida  a  congregación;  y,  aunque 
no  serán  los  vecinos  más  de  350,  no  será  posible  reducirlos  a  otra  parte,  así 
por  las  comodidades  de  tierra  y  temple,  como  por  estar  ya  congregados  en 
forma  de  pueblo,  y  muy  avenidos  entre  sí. 

"La  quinta  población  y  última  de  lo  descubierto,  es  la  que  llaman  de  las 
Cuatro  Ciénegas,  como  30  leguas  al  norte  de  la  otra  parte  de  la  Laguna. 

"Concurre  allí,  fuera  de  la  gente  del  propio  valle,  mucha  parte  de  los 
del  Valle  de  la  Herradura;  y  su  cordillera  parte  de  un  valle  que  llaman  de 
Tlaxcala,  y  de  otros  tres  ríos  y  serranías  con  que  podrá  formarse  un  pueblo  de 
2,000  vecinos. 

"Cierto,  que  ver  esta  belleza  de  gentes,  tan  bien  dispuestas,  nos  da  mil 
deseos  fervorosos  y  bríos  del  cielo;  aunque  el  trabajo  es  inmenso,  porque 
se  atiende  a  lo  temporal  y  espiritual  y  particular.  El  misionero  ha  de  ir  con 
ellos  a  sembrar,  y  a  coger  la  cosecha;  a  enseñarles  a  fabricar  sus  casas  e  igle- 
sias, a  la  doctrina  y  a  todo  el  asiento  del  pueblo;  y  sobre  todo  a  darles  la  ra- 
ción y  el  sustento,  hasta  que  ellos  hagan  sus  milpas,  y  tengan  con  qué  pasar. 
Con  esto,  ¿qué  tiempo  para  visitar  las  otras  poblaciones,  para  darles  doctri- 
na, para  aprender  lenguas;  pues  apenas  lo  tenemos  para  rezar  y  encomen- 
damos a  Dios?  Sólo  nos  da  confianza,  que  esto  toca  a  la  paternal  providencia 
de  su  Magestad,  y  a  la  que  V.  R.  tiene,  etc.". 

Francisco  Arista. 

(Alegre:  I,  pp.  381-2). 

—  "Sabe  bien  la  lengua  mexicana  y  ahora  aprende  la  tepehuana".  (Cat. 
de  lenguas,  1600)   (Méx.  4,  122,  136). 

—  Una  copia  del  testimonio  del  Excmo.  Sr.  virrey  don  Gaspar  de  Zú- 
ñiga,  conde  de  Monterrey  (1595-1603)  con  fecha  17  de  Marzo  de 

1599,  en  que  concede  licencia  a  los  padres  Nicolás  Vázquez  y  Francisco  de 
Arista,  religiosos  de  la  Compañía,  para  que  pasen  a  la  provincia  de  Gua- 
diana, a  la  conquista  de  indios  gentiles. 

(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  f.  248). 


BIOGRAFIA 


521 


—  (Del  Anua  de  1599,  fechada  en  México  el  8  de  Abril  de  1600).  "En 
la  misión  de  Topia  y  San  Andrés,  el  P.  Francisco  Arista  ha  fundado 

varios  pueblos;  transido  de  dolor  pide  que  le  ayuden,  pues  tiene  preparada 
fundación  en  otro  pueblo  en  el  valle  de  Santa  María,  a  20  leguas  del  ante- 
rior; otros  tres  entre  montes  y  ríos,  de  cosecha  segura,  otro  en  San  Francisco 
con  350  familias  ya  cristianas;  y  por  fin  otro  que  está  preparando.  La  mies  es 
mucha  y  los  operarios  pocos.  A  los  niños  que  mueren  bautizados  los  coronan 
con  flores". 

(Anua  de  1599)  (Arch.  Prov.  Tolet.  Fondo  Astráin  33)  (Arch.  Prov. 
Méx.  Merid.  [1961]  Documentos  por  catalogar). 

—  (Versión  del  P.  Peter  Masten  Dunne  [Pioneer  Jesuits  in  Northern 
México,  26])  :  "Santa  María  de  las  Parras  lies  northeast  from  Durango 

almost  tvvo  hundred  miles,  and  over  a  country  so  difficult  and  so  dry  that  for 
those  vvho  would  make  their  way  there  at  certain  times  of  the  year  'it  was 
necessary  to  carry  water  in  casks'."  When  Father  Arista  entered  the  country 
from  Durango,  he  went  south  to  Zacatecas  and  then  down  the  river,  travel- 
ing  about  four  hundred  miles". 

—  (Versión  del  mismo  P.  Francisco  Arista,  en  carta  que  escribió  en 
1599) : 

"En  estos  tres  meses  que  ha  que  estoy  aquí,  después  de  algunas  salidas 
nuestras  por  rancherías,  y  de  los  mismos  caciques  que  sirven  como  de  emba- 
jadores, para  convocar  a  los  indios,  que  tan  divididos  y  esparcidos  están,  junto 
con  la  voz  que  ha  ido  corriendo  del  buen  tratamiento  que  se  les  hace,  llegan 
ya  a  grande  número  los  que  en  este  puesto  se  han  visto  y  mayor  fruto  de  lo  que 
se  esperaba.  Porque  para  la  reducción  y  congregación  que  aquí  se  hace,  se 
ven  obligados  al  desamparo  y  destierro  de  sus  puestos,  tan  ajenos  de  su  con- 
dición y  modo  de  proceder,  que  parece  por  una  parte  obra  extraordinaria  del 
divino  poder,  y  por  otra  una  grande  prenda  de  lo  mucho  bueno,  que  nuestro 
Señor  en  ellos  pretende  y  se  puede  esperar.  .  . 

"Cuando  se  reúnen,  se  les  entretiene  con  algún  baile  general,  como  lo 
usaban;  pero  a  lo  divino,  con  can  torcí  tos  cristianos,  que  les  damos  de  los  mexi- 
canos, y  todo  lo  celebran  en  el  patio  de  la  iglesia.  Esto  nos  es  a  nosotros  tan 
apacible  como  a  ellos  gustoso  el  que  asistamos  a  sus  fiestas,  y  que  no  se  les 
prohiban  las  que  son  honestas;  y  aun  los  niños  y  niñas  hacen  otro  tanto 
cuando  salen  las  tarde  de  su  doctrina;  y  lo  uno  y  lo  otro  ha  sido  buen  achaque 
para  irlos  domesticando,  y  ya  de  su  voluntad  levantan  cruces  en  sus  barrios, 
y  allí  de  noche  juntos  cantan  las  oraciones,  de  suerte  que  las  oímos  con  mucho 
gusto  desde  nuestra  casa" .  .  .  "No  hay  ya  ninguno  en  este  pueblo  que  no  pida 
y  desee  el  santo  bautismo,  y  ninguno  hay  que  se  atreva  a  cosa  indebida,  ni 
rito,  ni  costumbre,  que  huela  a  gentilidad.  Y  si  quieren  bailar  es  diciendo 


522 


ARISTA,  FRANCISCO  DE,  P. 


que  el  canto  será  de  Dios;  porque  ya  se  sabe  que  a  los  bailes  de  éstos  siempre 
se  les  junta  el  canto  como  al  de  los  mexicanos. 

"Algunos  días  de  principales  fiestas  hacemos  procesiones,  llevando  todos 
los  nuevos  cristianos,  cruces  de  flores  en  las  manos  y  luego  asistiendo  a  los  di- 
vinos oficios  con  tanta  reverencia  y  atención,  que  muestran  cada  día  más  sus 
buenos  naturales  y  el  buen  concepto  que  hacen  de  las  cosas  y  ceremonias  san- 
tas de  la  iglesia. 

"Cuando  se  ha  de  enterrar  a  un  niño,  van  todos  los  niños  cristianos  con 
guirnaldas  en  las  cabezas,  cantando  las  oraciones  en  su  lengua.  Y  si  es  adulto, 
lo  acompañan  los  del  pueblo,  y  les  asientan  muy  bien  a  estos  indios,  las  cere- 
monias del  entierro  a  lo  cristiano. 

"Toda  esta  buena  disposición  muestra  ahora  esta  buena  gente;  el  Señor 
se  la  conserve  y  nos  envíe  compañeros  que  ayuden  a  esta  labor  evangélica; 
que  bien  serán  menester,  pues  de  solos  los  indios  que  hay  en  estos  contornos, 
sin  otros  que  después  se  podrán  ir  agregando,  se  podrán  reducir  a  cuatro  o 
cinco  pueblos,  más  de  dos  mil  vecinos.  .  . 

"Quedamos  con  confianza".  Hasta  aquí  el  P.  Arista,  que,  por  tiempo 
de  16  años  la  crió  y  trabajó  en  perfeccionarla  y  acrecentarla. 

(Pérez  Rivas:  Triunfos,  III,  pp.  255-57). 

—  Se  ha  despachado  todo  conforme  a  la  orden  del  virrey,  y  así  entró 
desde  Guadiana  a  dar  asiento  a  esta  nueva  cristiandad,  el  P.  Fran- 
cisco de  Arista,  religioso  de  mucha  prudencia  y  celo  apostólico,  el  cual  en- 
tró por  la  cordillera  de  Zacatecas,  y  dio  principio  a  la  reducción  y  predica- 
ción del  evangelio  a  estas  gentes.  (P.R.). 

1600  (Del  Catálogo)  :  "P.  Francisco  Arista,  en  la  misión  de  Guadiana, 
de  35  años  de  edad,  de  buena  salud.  Es  predicador  y  confesor  de 

indios ..." 

—  "At  last,  the  Provincial  Francisco  Váez  was  able  to  satisfy  the  demands 
of  the  Viceroy.  He  had  a  man  ad  hand  whom  he  would  send,  Father 

Francisco  de  Arias,  and,  with  fine  circumspection,  he  sent  up  with  him,  as 
it  were  to  start  him  off  well  and  to  look  into  the  condition  of  the  new  field 
and  its  possible  demands  for  the  future,  Nicolás  de  Amaya. . . 

"It  1599  then,  the  three  fathers,  Juan  Agustín  de  Espinosa,  Francisco 
de  Arista  and  Nicolás  de  Amaya,  having  met  either  at  Zacatecas  or  Duran- 
go,  went  together  into  the  Laguna  country  by  way  of  the  cordillera  of  Zaca- 
tecas, or  down  the  valley  of  the  Río  de  las  Nieves". 

(Dunne,  Peter  Masten:  Pioneer  Jesuits  in  Northern  México,  pp.  74-77) 

1601  El  P.  Francisco  Arista  y  su  compañero  idearon  atraer  a  los  niños, 
de  esta  manera.  Les  hicieron  una  fiesta  propia  el  día  de  los  santos  ino- 


BIOGRAFIA 


523 


centes,  que  quedó  entablada  para  cada  año.  En  ella,  después  de  la  misa,  se 
les  hace  convite  y  se  les  da  una  comida  en  el  patio  de  la  iglesia;  sírvenles 
los  platos  a  los  barbarillos  (que  ya  miraban  como  ángeles)  los  religiosos  padres, 
y  a  cada  plato  se  toca  música  de  trompetas,  haciéndoseles  salva  como  a 
grandes.  .  .  De  estos  niños  se  sacaron  algunos  que  aprendiesen  a  leer  y  escri- 
bir para  introducir  la  música  y  el  canto,  y  en  todo  salieron  muy  diestros. 
Y  allí  mismo  se  nombraba  un  "fiscal  chiquito",  que  mandaba  a  los  demás, 
y  los  demás  le  obedecían;  éste,  cuando  a  la  doctrina  faltaban  algunos  de 
sus  compañeros,  mandaba  que  de  su  casa  se  los  trajesen,  y  les  imponía  un 
pequeño  castigo  por  su  falta.  (Rivas,  Triunfos,  III,  260-261)  (Dunne:  82-7). 

1604  (Del  Catálogo  de  1604)  :  "En  la  misión  de  Parras,  de  42  y  23.  Firme 
en  su  salud.  Es  ministro,  superior  de  la  misión,  predicador  y  confesor 
'etiam  indorum'."  (Méx.  4,  f.  160). 

—  (Del  Catálogo  de  lenguas  de  1604)  :  "Es  buena  lengua  mexicana  y 
zacateca  y  la  ejercita  en  el  Río  de  las  Nazas".  (Méx.  4,  f.  167). 

El  trienal  también  asegura  lo  mismo,  y  el  P.  Alegre  "que  estaba  a  su  cargo 
la  misión  de  la  Laguna".  (Alegre:  I,  449). 

—  (De  una  carta  del  P.  Francisco  Arista,  que  dice  así  [Alegre-Burrus: 
II,  pp.  107-109])  : 

"Es  la  laguna  muy  abundante  y  copiosa  de  patos  de  varias  especies  y  de 
muy  buen  pescado.  Cógenlos  con  redes  o  a  golpe  de  flecha.  A  los  patos 
cazan  y  derriban  con  hondas,  al  vuelo,  con  singular  destreza.  Tiene  la  tierra 
mucha  caza  montés  de  venados,  conejos  y  liebres  y  tantas  que  a  veces  de  una 
salida  cogen  hasta  doscientas,  sin  más  armas  que  el  arco  y  la  flecha,  en  que 
se  ejercitan  desde  niños. 

"En  esta  laguna,  junto  al  pueblo  de  San  Pedro,  entra  el  río  de  las  Nazas, 
que  es  el  que  la  mantiene  en  ser,  aunque  en  cierto  tiempo  del  año  se  seca  el 
río,  por  consumirse  el  agua  en  los  arenales,  corriendo  debajo  de  la  tierra,  y  es 
providencia  del  Señor;  porque  quedando  con  menos  agua  la  laguna,  se 
parte  en  esteros,  donde  se  recoge  y  goza  mejor  el  pescado,  y  se  cría  en  grande 
abundancia  para  comunicarse  por  todo  el  río  en  la  primera  avenida. 

"Queda  también,  por  las  playas  secas,  copia  de  raíces  y  frutillas,  que 
les  sirven  de  alimento,  gran  parte  del  año.  De  las  raíces  hacen  como  unas 
roscas  de  pan,  muy  blancas  y  de  bello  sabor.  De  esta  misma  retirada  de  la 
laguna,  quedan  también  los  prados  y  arenales  con  buenos  húmedos,  para  sus 
sementeras  de  maíz,  que  sin  más  arado,  ni  aun  más  riego  o  cultivo,  nace  con 
tanta  abundancia,  que  se  han  medido  algunas  mazorcas  de  más  de  me- 
dia vara. 

"Hay  en  la  Laguna,  fuera  del  pueblo  de  San  Pedro,  otros  dos  que  son  San- 


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ARISTA,  FRANCISCO  DE,  P. 


tiago  y  San  Nicolás,  con  buen  número  de  vecinos.  La  población  de  nuestra 
Señora  de  las  Parras  tiene  otros  dos  pueblos  de  visita,  que  son  San  Jerónimo 
y  Santo  Tomás. 

"En  el  río  de  las  Nazas  tienen  los  nuestros  sus  pueblos  a  sus  riberas.  El 
principal  se  llama  San  Ignacio,  aunque  hay  otros  de  más  gente;  toda  ella  de 
buen  natural,  poco  idólatra  y  supersticiosa. 

"Cuando  paren  las  mujeres,  ellos  son  los  que  hacen  cama  y  guardan  en- 
cierro, ayunando  cinco  o  seis  días  de  carne  y  peje;  que  quedarían  contami- 
nados y  no  se  dejarían  coger,  si  en  aquel  tiempo  los  comiesen.  Al  cabo  de 
estos  días,  viene  un  viejo,  que  es  como  su  sacerdote;  y  los  saca  de  la  mano; 
con  lo  cual  quedan  libres  de  ayuno  y  clausura. 

"Guardan  las  cabezas  de  venados  que  han  muerto  sus  padres  o  parientes 
difuntos,  hasta  que  les  hacen  al  cabo  de  año,  en  esta  forma.  Salen  todos 
al  anochecer  de  la  casa  del  difunto,  con  canto  triste  y  lloroso;  y,  tras  de  ellos 
una  vieja,  con  la  cabeza  del  principal  venado  en  las  manos,  hasta  ponerla 
junto  a  una  hoguera,  encima  de  unas  flechas.  Alrededor  pasan  la  noche,  llo- 
rando ella,  y  cantando  y  bailando  los  demás,  hasta  el  amanecer  que  arrojan 
la  cabeza  en  la  hoguera;  y  hecha  cenizas,  queda  sepultada  la  memoria  del 
difunto. 

"Los  que  se  allegan  al  rebaño  de  la  iglesia,  son  muy  afectos  a  las  ceremo- 
nias y  rito  eclesiásticos,  cuya  santidad  quiso  Dios  darles  a  conocer  en  un 
caso  horroroso.  En  un  pueblo  se  oyeron  de  noche,  unas  voces  lastimosas  que 
pedían  socorro,  de  un  indio  que  era  violentamente  arrastrado  al  monte,  de 
una  mano  invisible.  Siguiéronlo,  y  con  ellos  dos  padres,  hasta  una  quebrada 
llena  de  concavidades  y  rocas  tajadas,  que  aun  de  día  ponían  horror  verlas. 
Encontraron  al  indio  sin  señal  alguna  de  vida;  hasta  que  después  de  largo 
rato,  volvió  en  sí  y  pidió  el  bautismo,  que  se  le  concedió  como  a  otros  ciento. 

"Con  esta  ocasión  hallaron  allí  muchos  sepulcros,  llenos  de  cabezas  y  hue- 
sos humanos,  que  los  indios  cubrían  con  muchas  piedras,  porque  no  se  les 
apareciesen  sus  muertos.  Estaban  las  peñas  del  mismo  monte,  señaladas  con 
letras  o  caracteres,  formados  de  sangre,  en  partes  tan  altas,  que  no  podía 
otro  que  el  demonio  haberlas  formado:  tan  firmes  y  tan  bien  asentadas  que, 
en  muchos  años,  ni  las  aguas  ni  los  vientos  las  han  borrado  o  disminuido.  Hízo- 
se  una  solemne  procesión  a  la  dicha  cueva;  y  hechos  allí  los  exorcismos  y  ben- 
diciones de  la  iglesia,  se  dijo  misa;  y  colocó  una  cruz  en  el  mismo  lugar,  que 
se  llamó  de  allí  adelante  la  peña  de  Santiago,  por  haber  sido  esto  en  su  día; 
y  después  acá  han  cesado  los  espantos  y  representaciones,  con  que  allí  los 
engañaba  el  demonio. 

"Los  nuevamente  bautizados  se  muestran  muy  celosos  de  traer  a  los  suyos 
a  nuestra  santa  fe.  Un  cacique  de  pocos  años  llamado  Llepo,  que  jamás  ha- 


BIOGRAFIA 


525 


bía  visto  españoles,  ni  salido  de  sus  serranías,  se  bautizó  con  cincuenta  de  sus 
vasallos. 

"Estos,  en  quienes  acaso,  había  podido  más  la  adulación  que  la  verdad, 
se  alzaron  a  pocos  días,  e  hicieron  fuga.  Corrió  luego  tras  ellos  el  fervoroso 
neófito;  y  consiguió  no  sólo  reducir  a  aquellos  50,  sino  añadir  de  nuevo,  mu- 
chos otros  de  las  naciones  cercanas  a  su  país". 

(Arista,  Francisco:  Carta)  (Alegre-Burrus:  II,  pp.  107-109). 

1607  El  P.  Francisco  Abita  en  una  corta  ausencia  que  le  fue  forzoso 
hacer  de  los  pueblos  que  administraba,  experimentó  que  un  joven  ca- 
cique de  los  más  racionales  y  ladinos,  juntó  en  las  primeras  horas  de  la  noche, 
toda  la  gente  del  pueblo,  y  con  un  exordio  bastantemente  artificioso,  les  captó 
la  atención  diciendo  cuánto  tiempo  y  cuidados  le  había  costado  resolverse 
a  aquella  demostración.  "No  vengo  (dijo)  a  hablaros  de  mi  parte;  aunque 
sé  muy  bien  la  autoridad  y  el  derecho  que  me  da  para  ello  mi  nacimiento  y 
mis  hazañas  en  la  guerra.  Vengo  expresamente  mandado  del  demonio,  que 
repetidas  veces,  en  figura  de  mujer  se  me  ha  aparecido,  para  que  os  enseñe 
lo  que  debéis  hacer,  si  queréis  evitar  la  calamidad  que  os  amenaza.  .  .  Se 
halló,  por  fortuna,  entre  los  oyentes  un  fiel  catequista,  que  hacía  oficio  de 
fiscal,  que,  sin  dejarse  mover  de  aquellas  mentiras,  ni  intimidar  de  las  ame- 
nazas, pasó  prontamente  la  noticia  al  padre  Arista,  que  estaba  en  otro  pue- 
blo cercano.  Voló  luego  al  remedio  de  tanto  daño  como  amenazaba  a  su 
grey.  Breve  reconoció  la  mudanza:  ninguna  demostración  de  alegría  a  su 
llegada,  ninguna  veneración,  ningún  respeto. 

"Habiéndolos  juntado  en  la  iglesia  para  desengañarlos,  observó  en  todos 
un  aire  forzado  y  un  ceño  en  los  semblantes,  testigo  del  interior  desprecio  y 
dureza  de  corazón.  El  padre  Arista  muy  diestro  ya  en  manejar  aquellos  ge- 
nios, viendo  el  poco  efecto  de  sus  palabras,  'quedaos  (les  dijo)  seguid  a  vues- 
tros maestros;  yo  me  voy,  y  en  vano  me  llamaréis  para  vuestros  enfermos, 
vuestras  sementeras  y  vuestros  hijos;  no  faltarán  pueblos  más  fieles,  que  reci- 
ban mejor  mis  palabras  de  salud'. 

"Y  en  acabando  de  predicar,  haciendo  de  su  pobre  ropa  un  pequeño  lío, 
y  sin  querer  que  algunos  le  acompañasen,  pasó  a  otro  de  los  pueblos  cerca- 
nos, que  eran  ya  entonces  más  de  20. 

"Esta  piadosa  estratagema  tuvo  todo  el  buen  éxito  que  se  prometía  el 
misionero.  .  .  los  indios  le  fueron  a  rogar  repetidas  veces  que  volviese;  tuvie- 
ron por  respuesta  que,  primero  desagraviasen  a  Dios;  ellos  hicieron  una  pro- 
cesión de  disciplina  y  de  sangre,  azotándose  reciamente  capitaneados  del  ca- 
cique revoltoso.  Después  de  lo  cual,  rogaron  otra  vez  al  padre  que  volviese, 
como  lo  ejecutó  con  extraordinarias  demostraciones  de  regocijo  y  mayor  con- 


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ARISTA,  FRANCISCO  DE,  P. 


suelo  del  celoso  pastor.  Confesáronse  los  más,  y  otros  quedaron  en  hacerlo  en 
una  festividad  cercana". 

(Alegre:  I,  449)  (Alegre-Burrus,  II,  149-50). 

—  Superior  de  la  residencia  de  Zacatecas:  de  45  y  28.  (Cat.)   (Méx.  4, 
179)  (Lecina.). 

—  "Este  celo  de  las  almas,  junto  con  el  ejemplo  de  sus  virtudes  le  gran- 
jeó tanto  crédito  y  estimación  de  santidad  en  la  ciudad  de  Zacatecas 

(donde  fue  rector)  aún  no  siendo  aquel  colegio  más  que  casa  de  residencia, 
estimándolo  tanto  por  su  raro  ejemplo  de  virtud,  que  en  toda  aquella  ciudad 
y  minas  era  tanta  la  atención  que  se  tenía  al  parecer  y  doctrina  del  Padre 
Francisco  de  Arista,  recurriendo  a  él  como  a  oráculo  y  reverenciándole  por 
su  muy  apacible  y  religioso  trato  y  condición".  (P.R.). 

"Pero,  con  todo,  en  puesto  en  que  era  tan  amado,  él  suspiraba  por  volver 
a  su  antigua  misión  de  Parras,  donde  había  trabajado  muchos  años,  y  habien- 
do salido  por  orden  de  la  santa  obediencia  y  sido  compañero  del  santo  misio- 
nero Juan  Agustín  Espinosa,  pidió  al  padre  Provincial,  que  lo  era  el  P.  Ilde- 
fonso de  Castro,  dejar  el  oficio  de  rector  y  volverse  a  sus  indios  de  Parras,  lle- 
vado del  amor  que  les  tenía  y  ellos  al  padre,  a  quien  muchas  veces  venían  a 
visitar  y  rogarle  los  volviese  a  ver  a  su  tierra,  y  con  su  presencia  y  doctrina  los 
consolase,  como  antes. 

"En  esta  ciudad  de  Zacatecas  se  empleó  en  muchas  obras  del  servicio  de 
Dios  y  bien  de  los  prójimos,  componiendo  muchas  diferencias  que  entre  los 
vecinos  se  ofrecieron,  y  aun  entre  el  señor  obispo  de  Guadalajara  (Fr.  Juan 
del  Valle,  benedictino  1607-18)  y  la  religión  de  San  Francisco,  ocasionadas 
de  competencias  de  jurisdicciones,  con  el  vicario  de  aquella  ciudad.  Y  el  Sr. 
obispo  remitió  la  composición  de  la  causa  al  P.  Francisco  Arista,  la  cual 
dispuso  felizmente  con  satisfacción  de  las  partes.  Y  lo  que  fue  de  más  crédito 
de  la  religión  y  prudencia  del  padre,  fue  que,  habiéndose  ofrecido  en  la  co- 
marca de  Zacatecas,  una  causa  secreta  de  mucha  importancia,  desde  Roma, 
a  pedimento  de  la  parte,  le  remitió  el  Sumo  Pontífice  (Paulo  V:  1606-21) 
un  breve  para  que  hiciese  cierta  averiguación  acerca  del  caso,  dándole  comi- 
sión para  que,  averiguado,  sentenciase  la  causa,  como  lo  hizo,  muy  en  servicio 
de  nuestro  Señor,  como  lo  mostró  el  efecto".  (Pérez  Rivas) . 

1612  Lo  encontramos  de  nuevo  en  Parras.  "Apenas  se  habían  bautizado  50 
adultos  y  pocos  más  párvulos  en  la  misión  de  Parras.  Pero,  no  era  me- 
nos por  eso,  la  aplicación  de  los  operarios,  ni  debe  serlo  la  memoria  debida 
a  sus  gloriosísimos  trabajos".  (Alegre). 

—  "Este  año,  dice  en  una  carta  suya  el  P.  Francisco  de  Arista,  desde 
principios  de  Julio  hasta  fines  de  Septiembre,  han  sido  tan  grandes  y  tan 


BIOGRAFIA 


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poderosas  las  avenidas  del  río  de  las  Nazas,  que  de  30  años  a  esta  parte,  no 
se  acuerdan  los  nacidos  haber  visto  en  esta  tierra  cosa  semejante. 

"En  el  pueblo  de  San  Gerónimo  abrió  nueve  gargantas;  dejó  la  madre 
por  donde  antes  corría,  y  vino  a  dar  al  sitio  de  donde  poco  antes,  se  había 
mudado  el  pueblo,  llegándose  muy  pocas  lanzas  de  nuestra  casa;  hasta  que 
haciendo  punta  por  otro  lado,  perdió  la  fuerza  que  allí  llevaba,  y  dio  lugar 
a  algunos  reparos. 

"En  el  de  San  Ignacio,  subió  tanto  que,  a  la  primera  avenida,  le  quitó 
a  la  iglesia  algunos  estribos;  y  a  la  tercera,  la  derribó  por  tierra,  y  con  ella  la 
casa  y  vivienda  de  los  padres,  y  otras  muchas  de  vecinos,  aunque  hubo  lugar 
de  sacar  las  imágenes  y  alhajas  de  la  iglesia  y  casa;  y  con  los  vallados  que  se 
hicieron  alrededor  del  pueblo,  se  divirtió  la  agua  por  otra  parte.  Luego  se 
procuró  aderezar  otra  iglesia,  y  los  nuestros  viven  en  algunos  cobertizos  de 
paja  con  harta  incomodidad. 

"En  el  pueblo  de  San  Pedro  abrió  el  rio  una  grande  boca  con  que  inundó, 
al  principio,  algo  del  pueblo,  y  se  llevó  algunas  casas;  después  se  recogió  a 
una  gran  canal,  que  fue  haciendo  junto  a  nuestra  casa,  llevándose  los  corra- 
les de  ella  y  bordes  de  las  paredes;  que  no  le  faltó  más  que  media  vara  para 
entrar  dentro  de  la  casa. 

"La  agua  se  había  derramado  por  los  campos,  o  porque  hacía  coz  en  algún 
alto,  o  porque  se  encontró  con  la  corriente  de  otro  canal,  revolvió  sobre  el 
pueblo  con  tanto  ímpetu  y  con  tanta  grima  de  los  indios,  que  luego  se  pusie- 
ron en  huida,  diciendo  que,  en  otra  ocasión  semejante,  se  habían  ahogado 
muchos  de  sus  antepasados. 

"Los  caciques  avisaron  a  los  nuestros  del  peligro,  diciéndoles  que  no 
aguardasen  más,  y  luego  corrieron  a  las  alturas.  Por  mucha  prisa  que  se  die- 
ron los  padres,  hubo  de  cogerles  la  noche  oscura  y  tempestuosa,  con  agua  y 
truenos. 

"Guiólos  un  muchacho  por  unos  espesos  jarales  y  esteros  que  estaban  ya 
tan  llenos  de  agua,  que  a  un  indio  que  se  envió  a  buscar  a  sus  compañeros, 
le  daba  por  la  cintura.  Estos  llevaron  a  los  padres  del  otro  lado  del  estero  a 
un  mesquital,  donde  estuvieron  dos  días,  hasta  saber,  como  allá  Noé,  'si  jam 
cessassent  aquae'. 

"Buscaron  entretanto  un  puesto  más  seguro,  donde  estuvieron  trece  días; 
y  tan  incómodo,  que  apenas  pudo  acomodarse  una  enramada  para  guare- 
cerse de  la  agua. 

"Bajó  en  fin  la  inundación,  y  dio  lugar  a  que  se  pudiesen  ir,  algunos  tre- 
chos a  pie,  con  la  agua  a  la  rodilla;  y  donde  estaba  más  hondo  sobre  unos 
rollos  de  espadañas  gruesas,  que  llaman  los  indios  'noboyas'. 
'      "Llegando  al  pueblo  hallaron  que  la  Virgen  Santísima,  a  quien  los  padres 
habían  encomendado  la  iglesia,  la  había  guardado;  y  que  el  río,  por  la  parte 


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ARISTA,  FRANCISCO  DE,  P. 


que  se  le  arrimó,  aunque  había  corrido  por  allí  algunos  días  con  fuerza,  no 
había  hecho  más  daño  del  que  habían  dejado.  Midióse  lo  que  había  quedado 
de  margen,  y  no  eran  dos  pies  cabales  de  tierra  arenisca,  que  fue  cosa  de 
grande  admiración,  y  que  se  tuvo  por  milagro". 

(Arista,  Francisco:  Carta  al  P.  provincial.  Parras,  por  Octubre,  1612). 

1613  México,  Noviembre  2  de  1613.  En  la  octava  congregación  provincial, 
entre  los  cuarenta  profesos  que  asistieron,  se  halla  bajo  el  31  el  P. 

Francisco  de  Arista,  superior  de  la  residencia  de  Guadiana. 
(Alegre-Burrus:  Hist.  II,  627). 

1614  Superior  de  Guadiana.  "Es  la  Villa  de  Durango  o  Guadiana,  cabeza 
de  la  Nueva  Vizcaya,  en  que  residen  el  gobernador  y  oficiales  reales, 

y  en  ella  hay  una  casa  de  la  Compañía,  cuyo  superior,  lo  es  de  los  superio- 
res y  misioneros  de  Parras  y  Tepehuanes".  (Anua  1616). 

—  (Del  Catálogo)  :  "En  la  residencia  de  Guadiana.  Es  superior;  de  47 
y  31;  de  buena  salud;  es  predicador  y  confesor  y  operario  de  indios. 

De  buen  ingenio,  de  experiencia  y  juicio  más  que  mediano;  de  regular  expe- 
riencia; de  aprovechamiento  en  letras,  bueno;  de  complexión  moderada  y  de 
talento  para  los  ministerios  de  la  Compañía". 
(Méx.  4,  f.  202v,  221v). 

1616  "Edificóse  en  la  residencia  de  Durango,  antes  de  tener  fundación 
de  colegio,  una  iglesia  en  el  año  de  1616,  que,  aunque  grande,  pero, 
como  en  tierra  que  se  poblaba  de  nuevo,  no  con  la  fijeza  de  materiales  que 
pedía  la  obra:  era  superior  el  P.  Francisco  Arista,  y  así  el  año  de  1647 
se  vino  a  tierra".  (Pérez  Rivas,  Crónica  II,  249). 

—  24  de  Noviembre  1616.  (Del  Anua  de  1616,  firmada  por  el  P.  pro- 
vincial Nicolás  de  Amaya)  :  "Ocho  días  después  de  la  muerte  y  mar- 
tirio del  P.  Hernando  de  Tovar  (16  de  Nov.)  testificó  el  P.  Francisco  de 
Arista,  superior  que  era  entonces  de  aquellas  misiones,  haberlo  visto  en  sue- 
ños, muy  glorioso;  a  la  primera  vista  fue  con  rostro  difunto,  que  le  dio  cui- 
dado y  sobresalto,  y  deseando  saber  del  estado  de  su  alma,  le  preguntó:  '¿Qué 
es  esto  Padre  Hernando?  ¿dónde  está?'  El  bendito  padre,  mudando  de  re- 
pente semblante,  y  mostrándose  ya  muy  alegre  y  resplandeciente,  respondió: 
'En  el  cielo  estoy,  P.  Francisco  de  Arista,  donde  todo  lo  tengo'.  Y  con  esto 
desapareció  la  visión,  quedando  el  padre  muy  consolado  con  visión  que  le 
parecía  era  del  cielo".  (Pérez  Rivas:  Triunfos  II,  72). 

—  (Del  Anua)  :  Noviembre  24:   "Llegó  el  P.  Francisco  de  Arista  a 
la  hacienda  de  'La  Sauceda',  cercana  a  Papasquiaro,  donde  habían 

los  tepehuanes  dado  muerte  a  los  Padres  Orozco  y  Cisneros. 


BIOGRAFIA 


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—  "La  historia  del  levantamiento  de  los  tepehuanes  y  la  muerte  de  los 
ocho  padres,  la  he  sacado  (dice  el  P.  Arnaya) ,  de  las  informaciones 
del  gobernador,  y  de  cartas  del  mismo  gobernador  y  de  otras  del  P.  Fran- 
cisco de  Arista,  superior  de  esta  residencia  (Durango)  y  visitador  de  aque- 
llas misiones. 

I    —       "El  mismo  viernes  18  de  Noviembre  de  1616  salía  de  Guadiana  el 
capitán  Martín  de  Olivas,  y  habiendo  llegado  a  La  Sauceda,  que  está 
a  ocho  leguas  de  Guadiana,  llegó  también  el  P.  Francisco  Arista,  superior 
de  la  casa  de  Guadiana  y  sus  misiones,  para  trazar  de  allí,  como  de  más 
cerca,  lo  que  conviniese  en  el  reparo  de  aquellas  y  de  las  demás  misiones. 

I  —  "Después  de  la  matanza  de  Santiago  Papasquiaro,  quedaron  escondi- 
dos en  un  confesonario,  tres  hombres  españoles  y  tres  niños,  y  en  la 
noche,  por  haberse  los  indios  embriagado  con  cantidad  de  vinos  que  robaron 
de  una  recua,  pudieron  salirse,  y  de  ellos,  unos  aportaron  a  La  Sauceda  y 
otros  a  la  villa  de  Guadiana,  viniendo  por  sierra  y  quebradas  muy  fuera  de 
camino  y  sirviendo  de  guía  a  los  demás  los  dos  niños  más  pequeños.  El  mismo 

I  viernes  que  sucedía  esta  lastimosa  tragedia  en  Santiago  Papasquiaro,  salía 
el  capitán  Martín  de  Olivas  con  la  gente  de  socorro  para  dárselo  a  los  cer- 
cados; mas  habiendo  pasado  de  La  Sauceda,  que  está  a  ocho  leguas  de  Gua- 
diana, tuvo  aviso  de  los  derrotados,  del  estrago  hecho,  con  que  se  volvió  a  la 
estancia  de  La  Sauceda  a  donde  llegó  también  el  P.  Francisco  de  Arista. 

"Apenas  había  entrado  Olivas  en  La  Sauceda,  que  dio  sobre  ella  un  ejér- 
cito de  enemigos;  salió  algunas  veces  y  tuvo  algunas  escaramuzas  con  ellos  a 
vista  de  su  puesto,  imas  veces  a  pie  y  otras  a  caballo  con  advertencia  de  no 
alejarse  en  seguimiento  de  los  enemigos,  porque  su  ánimo  y  ardid  era  sacar 
los  soldados  españoles  al  monte,  para  poder  desde  allí  más  a  su  salvo,  des- 
truirlos. Hizo  pues  su  asiento  en  La  Sauceda  el  capitán,  por  tener  mejor  apa- 
rejo de  casa  y  de  bastimentos  necesarios,  así  para  su  gente  como  para  el  ca- 
pitán Gordejuela  y  la  suya  que,  con  buen  número  de  soldados  a  su  costa  llegó 
allí  al  mismo  tiempo,  y  para  la  demás  gente  circunvecina,  que  de  las  hacien- 
das y  puestos  comarcanos  vinieron  a  guarecerse,  donde  vinieron  los  enemigos  y 
cercaron  La  Sauceda,  haciendo  varios  asaltos  y  acometimientos  con  que  los 
tuvieron  en  aprieto,  haciéndoles  muchos  daños  y  llevándoles  las  cabalgaduras, 
que,  por  no  haber  para  ellas  bastimento  dentro,  era  necesario  sacarlas  a  pa- 
cer al  campo. 

"Estuvieron  los  capitanes  Olivas  y  Gordejuela  en  La  Sauceda  cuarenta  y 
dos  días  defendiendo  aquel  puesto;  y  sería  largo  de  contar  los  casos  que  en 
estos  días  sucedieron;  acometieron  cuatro  veces  los  enemigos  en  diferentes 
días,  siempre  más  reforzados  de  gente  de  a  pie  y  de  a  caballo;  cada  vez  que 
venían  intentaban  la  entrada  tres  o  cuatro  veces,  siempre  en  su  daño  que  se 


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ARISTA,  FRANCISCO  DE,  P. 


les  hacía  con  los  arcabuces,  huyendo  ellos,  y  recibiendo  poco  daño  los  nues- 
tros de  su  flechería,  con  que  se  retiraban.  Peleóse  con  ellos  otras  tres  veces 
en  campo  raso,  y  otras  dos  fue  el  capitán  Olivas  a  buscarlos  en  sus  rancherías, 
y  les  dio  albazos,  matándoles  en  todas  cantidad  de  gente  y  saliendo  victo- 
rioso. Saqueó  mucha  parte  de  lo  que  habían  hurtado,  sacándoles  los  ganados, 
y  haciéndoles  otros  muchos  daños,  sin  perjuicio  alguno  de  los  nuestros. 

"Cogiéronse  aquí  a  los  principios  dos  indios  que,  pensando  que  esto  era 
ya  acabado,  se  entraron  descuidadamente  con  sus  arcos  y  flechas,  y  de  ellos 
se  supo  el  designio  de  los  conjurados,  de  destruirlo  todo  hasta  la  villa  de 
Guadiana.  Luego  que  se  les  tomó  su  confesión  fueron  ahorcados. 

"En  uno  de  los  postreros  asaltos  mató  el  capitán  Olivas  muchos  de  los 
culpados  en  la  matanza  de  Santiago  Papasquiaro;  quitóles  muchas  armas, 
arcabuces,  cueros  y  espadas,  ropa,  frontaleras,  albas  y  otros  ornamentos  del 
culto  divino,  con  que  se  pusieron  en  huida;  aunque  después,  reforzados,  tor- 
naron a  seguir  a  los  nuestros,  que,  tuvieron  por  mejor,  habiéndoles  quema- 
do sus  rancherías  y  casas,  retirarse  con  la  presa  a  salvo  y  sin  pérdida  de  sol- 
dado alguno,  y  volverse  a  su  puesto  de  'La  Sauceda'  donde  estaban  ya  re- 
cogidas más  de  cuatrocientas  personas  de  nuestra  gente,  entre  ellas  el  P.  Fran- 
cisco de  Arista;  y  visto  que  conser\'ar  aquel  paraje,  no  era  de  ningún  efec- 
to, pareció  convenir  que,  los  que  allí  se  habían  congregado  se  viniesen  todos 
a  la  villa  de  Guadiana,  y  entre  ellos  nuestro  Padre  Arista,  haciéndoles  es- 
colta los  capitanes  Olivas  y  Gordejuela^  con  sus  soldados,  como  en  efecto  lo 
hicieron".  (Arnaya:  Anua  1616). 

1617  Las  noticias  que  siguen,  se  las  debemos  muy  principalmente  al  P. 

Francisco  de  Arista,  quien  el  24  de  Enero  de  1617  mandó  levantar 
una  "Probanza  en  la  ciudad  de  Durango  de  la  Nueva  Vizcaya  a  pedimento 
del  muy  reverendo  padre  Francisco  de  Arista  de  la  Compañía  de  Jesús, 
rector  de  la  casa  que  la  dicha  Compañía  tiene  en  La  Sauceda,  visitador  de 
las  misiones  de  Parras  y  tepehuanes,  sobre  el  levantamiento  que  los  indios 
tepehuanes  de  estas  provincias  hicieron  y  muertes  que  dieron  a  los  padres 
de  la  Compañía  que  los  doctrinaban  y  a  otros  religiosos  y  gente".  (Arch.  Gen. 
Nac.  [México]  Hist.  t.  311,  Leg.-  2). 

—  Diciembre  1617.  Relación  escrita  por  el  P.  Francisco  de  Arista,  de 
la  guerra  con  los  tepehuanes,  este  mes  de  Diciembre  de  1617: 

"Al  principio  de  este  mes  salió  el  capitán  Bartolomé  Juárez  con  300  in- 
dios amigos  y  35  arcabuceros,  a  dar  una  vista  a  lo  de  San  Francisco  de  Mez- 
quital:  halló  desierto  el  pueblo,  y,  enviando  espías  se  encontraron  con  dos 
indios  en  una  cañada,  y,  presos,  declararon  cómo  los  enemigos  estaban  re- 
partidos en  cuatro  o  cinco  parcialidades,  y,  tomando  a  los  dichos  por  guía, 


BIOGRAFIA 


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envió  a  su  caudillo  en  busca  de  ellos,  con  bastante  ayuda,  y  quedándose  el 
mismo  capitán  Juárez  en  el  mismo  pueblo  de  San  Francisco. 

"Mientras  esta  jomada  se  efectuaba,  hacía  por  otra  parte  de  la  hacienda 
el  caudillo  Tomás  García,  una  entrada  en  aquella  misma  cordillera  en  con- 
tra de  los  indios  de  Taxigariuca,  que,  como  se  dijo  en  la  relación  del  mes 
pasado,  los  enemigos  habían  dado  demostración  fingida  de  reducción,  y  co- 
nociendo este  intento,  al  fin  los  acometió  dándoles  albazo.  Mató  algunos 
de  estos  gandules,  prendió  al  pie  de  cuarenta  personas  entre  mujeres  y  mu- 
chachos, con  los  cuales  entró,  día  de  la  Concepción  de  la  siempre  virgen 
Santa  María,  en  esta  villa  de  Durango,  cuando  se  comenzaba  la  misa,  ha- 
biendo salva  de  arcabucería".  (Relación  del  P.  Arista). 

"A  este  mismo  tiempo  ya  el  capitán  Juárez,  por  medio  de  su  caudillo 
había  hecho  buen  efecto  en  otra  presa  de  sesenta  personas,  de  las  cuales 
apresó  quince,  a  las  puertas  del  templo  de  San  Francisco  del  Mexquital,  y 
se  supo  haber  sido  el  mismo  día  de  la  Concepción  de  la  Virgen  santísima, 
al  tiempo  que  entraba  acá  la  presa  de  Tomás  García,  y  cotejando  el  un 
caso  con  el  otro,  se  halló  muy  grande  misterio  de  haber  sido  día  de  la  Con- 
cepción el  suceso  del  castigo,  por  haberse  averiguado  que  aquellos  indios  de 
San  Francisco  del  Mexquital,  que  quemaron  el  templo,  entre  otros  desaca- 
tos tomaron  un  lienzo  en  que  estaba  pintada  la  imagen  de  la  Concepción, 
y  habíanle  puesto  de  sudadero  de  los  caballos,  y  al  fin  les  costó  más  que 
sudor  pues  pagaron  con  su  sangre  y  esclavitud,  de  contado,  el  atrevimiento 
de  su  sacrilegio  e  insulto".  (Relación  del  P.  Francisco  de  Arista). 

(Lo  relativo  a  lo  que  sucedió  a  los  PP.  Pedro  de  Velasco,  Hernando  de 
Villafañe  y  Diego  de  Acevedo,  véanse  en  sus  respectivas  papeletas) . 

—  "Con  don  Pedro  de  Ubiema  que  salió  de  esta  villa  de  Durango  doce 
días  antes  de  navidad,  envié  la  relación  del  mes  de  Noviembre,  y  dije 
cómo  se  habían  distribuido  los  capitanes  por  varias  partes.  El  capitán  Juárez 
ha  tenido  la  suerte  que  en  otras  relaciones  he  dicho.  El  capitán  Mosquera 
que  había  seguido  la  derrota  de  Las  Salinas,  no  tuvo  efecto  por  no  haberse 
encontrado  con  enemigos.  El  capitán  Medrano,  luego  que  supo  que  los  con- 
chos habían  quemado  la  estancia  del  padre,  en  el  valle  de  Santa  Bárbara  y 
llevado  el  ganado,  salió  en  su  seguimiento,  y  cuando  llegó,  ya  no  había  ene- 
migo con  quien  pelear;  hase  juntado  con  el  capitán  Mosquera  para  ir  contra 
los  conchos  y  tobosos;  en  ello  andan;  no  se  sabe  del  suceso. 

"Con  los  capitanes  de  Aguirre  y  Navarro  acometieron  la  vuelta  de  los 
piaxtlas,  matadores  de  los  cuatro  padres,  y  en  tres  meses  no  han  venido  a 
hechos  ningunos;  entiendo  haber  llevado  la  mano  por  la  serranía  de  los  te- 
pehuanes  por  el  Zape,  Santa  Catalina  y  Ocotlán  hasta  salir  a  Carantapa  y 
Tecuchiapa.  Los  capitanes  Luis  Pérez  y  Montaño  que  habían  campeado  por 
cercanías  de  Indé  y  que  después  de  aquel  último  encuentro,  quedaron  herí- 


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ARISTA,  FRANCISCO  DE,  P. 


dos  mal  doce  españoles,  los  indios  se  les  han  escondido;  pero  han  venido  de 
aquel  real  un  soldado  tan  herido,  que  murió,  y  el  otro  quedaba  para  otro 
tanto. 

"Sería  como  el  15  de  Diciembre  cuando  los  indios  saquearon  en  los  lla- 
nos de  Texamé  (catorce  leguas  de  la  villa  de  Durango)  el  ganado  de  los 
criaderos,  y  han  sucedido  tres  cosas:  la  una  que,  apostando  cerca  de  allí  cua- 
tro indios  acaxées  amigos  que  venían  del  real  de  San  Hipólito  con  cartas,  los 
acometieron  doce  o  trece  indios  de  la  parcialidad  de  Cogoxito  a  caballo,  con 
lanzas  y  gorsujes,  sacando  los  cuatro  su  flechería,  desde  un  peñolete  donde 
se  repararon,  no  sólo  los  hirieron,  pero  los  echaron  de  sí;  para  que  se  vea 
cuán  superior  arma  es  la  flecha,  para  darse  a  entender  de  lejos,  que  por  sólo 
traerla,  infunde  respeto  al  enemigo. 

Lo  segundo  que  sucedió  es  que  estos  mismos  indios  de  Cogoxito  hasta  30 
se  fueron  a  San  Juan  del  Río,  que  dista  15  leguas  de  aquí,  a  un  lado  de 
La  Sauceda,  con  determinación  de  llevarse  la  caballada;  no  ejecutaron  bien 
su  intento,  puesto  que  por  sobrevenir  a  tiempo  los  de  San  Juan,  se  la  pu- 
dieron quitar. 

"El  tercer  suceso  fue,  que  a  la  vuelta  que  dieron  estos  30  indios  el  20  de 
Diciembre  a  los  valles  de  Texamé,  hallando  en  la  casa  que  allí  hay  otros  tan- 
tos vaqueros  y  mandadores  españoles,  los  acometieron  matando  a  un  ene- 
migo, y  ellos  mataron  otro  de  los  nuestros,  y  tiraron  otros  tres  o  cuatro  que 
guardaban  la  yeguada,  y  también  los  mataron,  y  se  llevaron  ochocientas  ye- 
guas, que  para  el  tiempo  y  ocasión  es  muy  grande  pérdida".  (Relac.  del  P. 
Francisco  Arista). 

"A  reparar  esto  salió  de  aquí,  víspera  de  pascua  el  caudillo  Tomás  Gar- 
cía y  su  gente  y  a  dar  una  vista  por  estos  alrededores  de  Guadiana,  para 
asegurar  el  campo;  que  en  los  caminos  no  se  promete  tan  presto  seguridad, 
si  no  es  con  muy  buena  escolta,  la  cual  pasó  a  Topia  para  fines  de  Octubre 
y  principios  de  Noviembre,  y  será  harto  que  haya  dado  la  vuelta  para  los 
20  de  Enero;  y  luego  es  menester  para  tornar,  avanzar  otro  mes  y  medio: 
y  de  otra  suerte  y  de  otro  modo,  si  no  es  con  escolta,  no  hay  que  tratar  de 
caminos. 

"Antes  de  este  suceso,  como  cuatro  o  cinco  días,  se  prendió  a  un  indio  de  los 
del  pueblo  de  Concho,  junto  a  San  Juan  del  Río,  que  andaba  matando  gana- 
do con  otros  cinco  o  seis;  los  otros  se  escaparon  y  éste  ha  caído  de  esta  ma- 
nera. Por  ser  muy  ladino  ha  declarado  muchas  cosas  de  las  pasadas,  y  entre 
otras,  certifica  que  los  indios  de  Santiago  (Papasquiaro)  con  todos  sus  pue- 
blos y  los  de  la  parte  de  Ocotlán,  de  ninguna  manera  vendrán  a  medios  de 
reducción,  como  que  están  lejos  de  merecer  el  perdón,  y  ofrece  que  enseñará 
muchas  de  las  manidas  y  madrigueras  de  los  enemigos,  y  ha  dicho  que  guiará 


BIOGRAFIA 


533 


a  la  de  Cogoxito  y  así  lo  llevará  consigo  el  caudillo  Tomás  García,  para 
procurar  por  este  camino,  ventura. 

"Algunos  de  los  indios  de  San  Francisco  de  Mexquital  se  han  ido  a  po- 
blar fuera  de  la  jurisdicción,  y  los  demás  han  quedado  atemorizados  con 
las  muchas  presas  de  Juárez;  y  algunas  de  las  tepehuanas  que  se  han  dado 
en  despojo,  como  gente  emperrada,  no  dudan  en  matarse:  una  se  echó  los 
filos  de  acerillo  a  la  garganta,  y  otra  amaneció  ahorcada  de  su  mano  con 
su  propia  faja  del  travesaño  de  una  chimenea,  la  víspera  de  pascua  de  Na- 
vidad: buen  día  por  cierto  para  tan  atroce  hecho.  El  Señor  los  mire  con 
ojos  de  misericordia.  Amén.  Francisco  de  Arista".  (Relación  de  levanta- 
miento de  los  tepehuanes) . 

—       Probanza.  (Nótese  que  este  documento  tiene  arriba  "1617  años",  y 
al  margen  izquierdo:  "Vista,  y  puesta  en  su  lugar.  X.A.".  (Es  decir: 
Xavier  Alegre) . 

"Probanza  hecha  en  la  ciudad  de  Durango  de  la  Nueva  Viscaya,  a  pedi- 
mento del  muy  reverendo  padre  Francisco  de  Arista,  de  la  Compañía  de 
Jesús,  .  .  .  sobre  el  levantamiento  que  los  indios  tepehuanes  de  esta  provincia 
hicieron,  y  muertes  que  dieron  a  los  padres  de  la  dicha  Compañía  que  los 
doctrinaban,  y  a  otros  religiosos  y  gente.  Al  juez  eclesiástico  y  comisario  del 
santo  oficio  de  la  Inquisición,  Lic.  Juan  Manuel  de  Cusamendía.  Firma 
del  notario:  Diego  Balcázar. 

"Francisco  de  Arista,  rector  de  la  Compañía  de  Jesús  en  esta  villa  de 
Guadiana.  .  .  digo  que,  como  a  v.m.  le  consta  y  es  público  y  notorio,  los  in- 
dios de  la  nación  tepehuana  se  han  alzado  y  rebelado  de  la  obediencia  que 
tenían  dada  al  rey  nuestro  señor  y  apostatado  de  la  fe  católica. 

"Y  el  motivo  de  su  alzamiento  y  el  particular  intento  y  fin  de  él,  ha  sido 
de  acabar  y  matar,  principalmente  a  todos  los  religiosos  y  sacerdotes  de  estos 
reinos  y  provincia,  por  sujestión  y  moción  del  demonio,  y  poniéndolo  en  eje- 
cución, empezaron  por  la  misión  que  llaman  de  Santiago  Papasquiaro,  don- 
de en  la  cabecera  de  ella,  por  nombre  Santiago,  mataron  algunos  religiosos 
de  nuestra  Compañía;  y  en  otro  pueblo  llamado  El  Zape,  mataron  asimismo 
a  otros  religiosos;  y  en  la  una  y  otra  parte,  mataron  muchos  cristianos  es- 
pañoles e  hicieron  otros  desacatos  contra  el  Santísimo  Sacramento  del  altar 
y  en  ofensa  de  la  cruz  de  nuestro  Señor  Jesucristo,  y  de  su  santísima  Madre 
y  han  cometido  otros  delitos;  y  conviene  dar  cuenta  de  todo  ello  a  nuestro 
padre  general  y  superiores  de  la  Compañía;  y  para  que  esto  se  pueda  hacer 
en  debida  forma,  importa  hacer  Probanza  de  todo  lo  sucedido  en  este  caso. 

"Por  tanto,  a  v.m.  pido  y  suplico  que  mande  recibir  información  de  todo 
este  suceso,  y  que  los  testigos  que  yo  presentare,  se  examinen  por  extenso  por 
medio  del  interrogatorio  siguiente. 

"Y  hecha  la  información,  me  mande  dar  un  traslado,  dos  o  más  de  ella, 


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ARISTA,  FRANCISCO  DE,  P. 


autorizados  en  pública  fianza;  y  mande  que  haga  fe  para  el  efecto  que  los 
pretendo" .  .  . 

Interrogatorio  a  que  se  han  de  sujetar  los  testigos  (hecho  por  el  P.  Arista)  : 

1.  Primeramente:  si  los  testigos  tienen  noticias  de  este  caso  y  levantamien- 
to que  han  hecho  los  dichos  indios  tepehuanes,  substrayéndose  de  la 
obediencia  que  tenían  dada  a  su  majestad  y  ejercicio  de  la  religión 
católica. 

2.  Item,  si  saben  que  ya  la  cuaresma  pasada  del  año  de  1616,  pasó  por 
esta  villa  un  ídolo  en  forma  de  Cristo,  mal  formada,  que  le  tenía  un 
indio  tepehuán,  y  había  corrido  toda  la  tierra  y  venía  a  inquietar  a 
los  indios  de  esta  comarca,  con  decir  que  su  dios  le  enviaba  a  amo- 
nestar a  todos,  que  se  rebelasen  contra  todos  los  sacerdotes  y  españo- 
les, y  tomasen  las  armas  contra  ellos,  y  los  acabasen;  que,  con  esto, 
quedarían  por  señores  de  toda  la  tierra;  y  que  después  de  haber  muer- 
to a  los  dichos,  todos  los  indios  que  hubiesen  muerto  en  la  guerra,  re- 
sucitarían al  séptimo  día. 

3.  Item,  si  saben  que,  después  de  haber  pasado  lo  susodicho,  el  indio,  mo- 
vido con  persuasión  del  demonio,  anduvo  instigando  a  los  demás,  di- 
ciéndoles  que  se  rebelasen  contra  los  españoles  y  matasen  a  los  sacer- 
dotes: que  su  dios  les  enviaba  aquella  embajada;  y  que,  el  que  no 
quisiese  hacerlo,  en  pena  de  su  desobediencia  se  abriría  la  tierra  y  se 
lo  tragaría  visiblemente,  como  en  efecto  se  tragó  a  algunos  indios 
conocidos. 

4.  Item,  si  saben  que  con  estas  u  otras  persuasiones,  los  dichos  indios  em- 
pezaron el  su  alzamiento,  con  ánimo  e  intento  de  matar  principal- 
mente a  los  religiosos  de  la  Compañía  de  Jesús,  que  los  doctrinaban, 
y  a  todos  los  demás  religiosos  de  las  demás  órdenes  y  a  todos  los  sacer- 
dotes, y  luego  a  todos  los  españoles  que  hay  en  la  gobernación,  que- 
riendo llegar  a  Zacatecas. 

5.  Item,  si  saben  que  los  dichos  indios  empezaron  el  dicho  levantamiento, 
matando  al  P.  Hernando  de  Tovar,  sacerdote  y  religioso  de  la  dicha 
Compañía,  viniendo  de  la  villa  de  Topia  para  esta  villa  de  Guadiana, 
en  el  campo,  entre  el  pueblo  de  Santa  Catalina  y  el  de  Santiago  de 
Papasquiaro,  poniéndose  el  padre  a  predicarles,  etc. 

6.  Item,  si  saben  o  han  oído  decir  que  con  este  inicuo  y  depravado  ánimo, 
los  dichos  indios  cercaron  la  casa  e  iglesia  del  dicho  pueblo  de  San- 
tiago Papasquiaro,  y  a  los  padres  Bernardo  de  Cisneros  y  Diego  de 
Orozco,  de  la  dicha  Compañía,  que  estaban  en  ella,  a  donde  se  había 
ido  a  amparar  la  justicia  de  dicho  pueblo  y  todos  los  vecinos  españoles 
de  él  y  otras  muchas  personas.  .  .  Digan  lo  que  saben. 


BIOGRAFIA 


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7.  Item,  si  saben  que  los  dichos  indios  al  cabo  de  tres  días  que  tuvieron 
cercadas  las  dichas  iglesia  y  casa,  y  habiéndola  dado  muchos  asaltos 
y  quemado  mucha  parte,  con  trato  doble  de  paz  y  amistad  cogieron 
a  los  dichos  padres  y  españoles,  y  los  mataron,  y  tomaron  la  custodia 
del  Santísimo  Sacramento  y  la  hicieron  pedazos;  y  la  hostia  consa- 
grada la  echaron  al  suelo  y  la  pisaron  y  la  hicieron  añicos;  y  a  la  ima- 
gen de  nuestra  Señora  la  azotaron  y  la  hicieron  pedazos;  y  a  un  Cristo 
crucificado  lo  hicieron,  otros,  pedazos,  diciéndole  muchos  oprobios  y 
blasfemias,  y  a  la  santa  cruz  la  pusieron  a  un  lado,  y  apartándose  de 
ella  cuanto  una  carrera  de  caballo,  la  empezaron  a  justar  con  las  lan- 
zas que  traían,  a  modo  de  cuando  corren  sortija,  partiendo  a  caballo, 
primero  el  padrino  y  luego  el  que  llevaba  la  lanza  en  ristre;  y  ponían 
a  las  indias  sus  mujeres  en  las  andas,  como  si  fueran  imágenes,  etc. 

8.  Item,  si  saben  que  después  de  haber  pasado  lo  susodicho,  acabaron  de 
quemar  la  dicha  iglesia  y  casa,  e  hicieron  pedazos  las  imágenes,  sa- 
queando cuanto  en  ella  había.  Diga  el  testigo  lo  que  sabe.  .  . 

9.  Item,  si  saben  que  en  uno  de  estos  tres  días,  que  tuvieron  los  dichos 
indios  la  dicha  iglesia  cercada,  tuvieron  también  cercada  una  estancia 
circunvecina,  dos  leguas  de  allí,  que  llaman  Atotonilco,  donde  había 
mucha  cantidad  de  hombres  y  mujeres  españoles,  y  un  religioso  de  la 
orden  de  San  Francisco  que  se  había  recogido  en  la  dicha  estancia, 
la  cual  entraron  los  dichos  indios  y  mataron  al  dicho  religioso  sacerdote, 
que  salió  con  un  Cristo  en  las  manos,  a  ellos  y  a  todos  los  españoles, 
hombres  y  mujeres,  chicos  y  grandes.  Diga  lo  que  sabe. 

10.  Item,  si  saben  que  estando  en  el  río  del  Zape,  donde  está  una  casa  e 
iglesia  de  los  dichos  misioneros  de  la  Compañía,  habiéndose  congrega- 
do en  la  dicha  casa  el  P.  Juan  del  Valle,  superior  de  la  dicha  misión, 
y  los  padres  Gerónimo  de  Moranta,  Luis  de  Alavés  y  Juan  Fonte,  sacer- 
dotes de  la  dicha  Compañía  y  misión,  y  otro  número  de  españoles  que 
habían  venido  de  las  minas  de  Guanaceví  y  otras  juntas,  estando  todos 
descuidados  e  ignorantes  del  dicho  levantamiento,  y  los  dichos  indios 
dieron  en  ellos  y  los  mataron,  así  a  los  dichos  padres  como  a  todos  los 
demás,  sin  que  escapara  persona,  y  fueron  los  muertos,  ochenta  per- 
sonas. Digan,  etc. 

11.  Item,  si  saben  que  habiendo  venido  el  P.  Hernando  de  Santarén,  sacer- 
dote de  la  dicha  Compañía  de  su  misión  de  los  xiximcs,  y  llegado  a  un 
pueblo  de  los  dichos  tepehuanes,  ignorante  del  dicho  alzamiento,  le 
mataron  a  él  y  a  un  indio,  que  el  dicho  padre  traía.  .  .  Digan,  etc. 

Firma:  Francisco  de  Arist.a.. 

(Este  Interrogatorio  fue  enmendado  después  y  cambiado  por  otro). 


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ARISTA,  FRANCISCO  DE,  P. 


—  "En  la  ciudad  de  Durango  en  la  Nueva  Vizcaya  en  24  de  Enero  de 
1617  ante  el  Lic.  Juan  Méndez  de  Engastimendía,  vicario,  juez  ecle- 
siástico superior  en  esta  provincia,  se  presenta  el  contenido,  y  por  ser  notario 
del  dicho  Sr.  vicario,  juez  eclesiástico  superior,  vista:  mandó  que  dicho  P. 
rector  Francisco  Arista,  presente  los  dichos  testigos  al  dicho  proveedor,  para 
que  los  examinen  al  tenor  del  interrogatorio  que  tiene,  y  dada  la  dicha  infor- 
mación se  saque  de  ella  traslado  escrito  del  dicho  interrogatorio,  uno  y  dos  y 
más  traslados,  y  autorizadamente,  de  manera  que  hagan  fe  para  el  efecto  que 
lo  pide,  etc.". 

—  Durango,  Enero  24,  presentó  el  P.  rector  Francisco  de  Arista,  para 
la  probanza  que  tiene  pedida.  .  .    al  testigo  Lic.  don  Manuel  de 

Egurrola.  .  . 

(Proceso.  .  .  Leg.  II,  p.  5). 

Declara  este  testigo.  .  .  "que  el  sábado  19  de  Noviembre  de  1616,  después 
de  haber  el  capitán  echado  bando,  de  que  al  día  siguiente,  domingo  20,  después 
de  misa,  habían  de  salir  de  esta  villa  de  Durango,  para  prestar  socorro  contra 
el  levantamiento  de  los  tepehuanes,  llegó  carta  del  P.  Francisco  de  Arista.  .  . 
avisando  que  luego  que  supo  que  los  padres  Cisneros  y  Orozco  estaban  cerca- 
dos en  el  pueblo  de  Santiago,  pensaba  ir  a  Papasquiaro,  pero  que  se  lo  disuadie- 
ron desde  La  Sauceda,  de  donde  escribía,  en  que  varios  le  aseguraban  que  lo 
de  Papasquiaro  era  una  desolación  y  una  muerte".  (Proceso,  Leg.  II,  p.  7) . 

—  El  25  de  Enero  de  1617,  en  Durango,  presentó  el  P.  rector  Francisco  de 
Arista  por  testigo  al  R.  P.  fray  Andrés  de  Heredia,  guardián  del  con- 
vento de  San  Francisco  del  Valle  de  Topia.  .  .  (Proceso,  Leg.  II,  7). 

—  "El  Gobernador  de  Nueva  Vizcaya,  don  Gaspar  de  Alvear,  ya  volviendo 
de  su  campaña  punitiva,  determinó  revolver  sobre  los  tepehuanes,  pero 

antes  de  hacerlo,  entregó  en  La  Sauceda  al  padre  rector  de  Guadiana  Fran- 
cisco de  Arista,  los  cuatro  cuerpos  de  los  padres  muertos  en  El  Zape,  a  saber: 
Juan  del  Valle,  Luis  de  Alavés,  Juan  Fonte  y  Gerónimo  de  Moranta  cuyos  cuer- 
pos se  habían  hallado  enteros,  después  de  dos  meses,  y  fresca  aún  la  sangre  de 
sus  heridas".  (Alegre). 

Fueron  recibidos  con  una  especie  de  triunfo.  Marchaban  delante  algunas 
compañías  de  soldados,  y  al  lado  más  de  300  indios  de  a  pie  y  de  a  caballo,  ves- 
tidos a  su  modo  y  adornados  de  su  más  rica  plumería.  Entre  las  salvas  de  los 
soldados  y  repique  de  las  campanas,  quedaron  depositados  en  el  convento  de 
San  Francisco,  en  que,  al  día  siguiente  7  de  Marzo,  se  les  cantó  misa  muy  so- 
lemne, que  ofició  el  reverendísimo  P.  provincial  fray  Juan  Gómez;  y  de  allí 
fueron,  con  el  más  lucido  acompañamiento,  conducidos  a  nuestro  templo,  don- 
de, bajo  el  altar  de  nuestro  santo  Padre  Ignacio,  se  les  dio  decente  sepultura, 


BIOGRAFIA 


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anotando  sobre  las  cajas  sus  nombres  y  el  día  y  año  de  sus  muertes".  (Alegre- 
Burrus;  II,  284). 

1618  Relación  de  lo  sucedido  en  la  guerra  de  los  tepehuanes  este  mes  de  Fe- 
brero de  1618.  Su  autor  es  el  P.  Francisco  de  Arista: 

"Al  principio  de  este  mes  volvieron  de  su  jomada  los  dos  capitanes  Gonzalo 
Martín  de  Soria  y  Tomás  García:  éstos  habían  ido  en  seguimiento  de  Cogoxito, 
de  quien  se  tenía  noticia  de  haberse  retirado,  o  por  mejor  decir,  pertrechado 
en  los  peñoles  de  Cocorotamo,  paraje  casi  inaccesible,  a  espaldas  de  los  xixim.es 
la  vía  del  poniente  y  como  30  leguas  adelante  de  Santiago  Papasquiaro;  hace 
de  presuponer  que,  por  la  noticia,  toda  la  tepehuana  se  ha  partido  en  ocho 
retiramientos,  y  el  más  distante  es  el  de  Baymoa,  a  mano  derecha  de  Sinaloa 
y  que  se  mira  con  el  valle  de  San  Pablo,  entre  norte  y  poniente:  aquí  ha  ido  a 
parar  Canelas  con  algunos  indios  ladinos  de  los  de  Santiago  Papasquiaro,  des- 
pués de  haber  advertido  a  los  tepehuanes  que  dejen  pasar  ahora  la  furia  de  los 
soldados  españoles,  y  vayan  haciendo  tiempo  para  después. 

El  segundo  puesto  es  el  de  Tecuchiapa,  por  las  serranías  cercanas,  como  40 
leguas  adelante  de  Culiacán,  y  a  30  a  mano  derecha  de  Sinaloa,  partido  de  los 
padres  Acevedo  y  Nájera,  donde  hay  presidio  de  doce  soldados  con  su  capitán 
Diego  de  Aguilar  y  50  indios  amigos,  y  a  donde  habían  acometido  los  enemigos 
hasta  ganar  las  tres  esquinas  del  fuerte,  según  se  dijo  en  la  relación  pasada; 
después  acá  no  se  ha  sabido  del  suceso  por  no  haber  llegado  la  escolta  que  pasó 
a  Topia,  por  cuya  vía  sólo  se  puede  saber  de  la  tierra  adentro;  de  esta  gente  no 
se  ha  sabido  quién  sea  el  capitán,  mas  de  andar  entre  ellos  algunos  negros  y 
otros  con  arcabuces. 

"El  tercer  retiramiento  o  puesto  de  los  tepehuanes  es  el  del  valle  de  San 
Pablo,  donde  tenía  sus  doctrinas  el  P.  Juan  Fonte,  adelante  de  Guanaceví,  la 
parte  del  norte,  como  a  70  leguas  de  Guadiana.  Aquí  acuden  dos  indios  beli- 
cosos, el  uno  se  dice  Rodrigo,  llamado  así  por  la  buena  memoria  de  Rodrigo 
del  Río,  celoso  gobernador  y  juez  de  esta  tierra,  que  le  dio  su  nombre  en  el 
bautismo,  y  con  quien  guerreó  en  otros  tiempos,  y  así  está  cargado  de  años  y 
vejez  y  falto  de  memoria,  pero  ardoroso  en  las  cosas  de  la  guerra,  y  por  eso 
estimado  entre  los  demás.  Es  cacique  de  Indé  con  otro  llamado  Juan  de  Tapia 
de  los  indios  del  P.  Gerónimo  de  Moranta.  Y  como  en  estos  meses  han  visto 
tantas  angustias  en  su  tierra,  después  de  haberse  probado  con  ellos  algunas 
victorias,  y  muerto  aquellos  dos  españoles  de  que  se  dio  aviso,  ahora  se  han 
pasado  a  fortalecerse  en  una  de  las  serranías  más  cercanas  del  valle  de  San 
Pablo,  dejando  los  llanos  para  el  otro  capitán  llamado  Tucunudaqui,  cuya  gen- 
te se  continúa  con  el  valle  que  llaman  del  Aguila,  algo  colateral  del  Nuevo 
México.  Contra  el  Rodrigo  han  ido  los  dos  capitanes  Luis  Pérez,  y  Montaño,  y 
como  es  difícil  dar  con  semejante  caza,  no  se  ha  sabido  de  ningún  efecto. 

"El  cuarto  paraje  es  el  río  Florido,  a  donde  el  P.  Gerónimo  de  Moranta 


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ARISTA,  FRANCISCO  DE,  R 


tenía  sorteados  puestos  y  sacadas  algunas  acequias  de  agua,  para  que  allí  asen- 
tasen y  poblasen  los  indios  de  Las  Salinas,  que  tenían  tres  o  cuatro  caciques;  los 
dos  de  ellos  se  redujeron  por  una  diligencia  del  P.  Juan  Ruiz  de  Feria  y  comi- 
sión que  para  ello  le  dio  el  señor  gobernador  ahora  cuatro  o  cinco  meses,  y  para 
ello  vinieron  a  la  presencia  suya  con  ayuda  del  padre,  y  fueron  bien  recibidos  y 
perdonados  sin  condición  ninguna,  porque  aunque  son  tepehuanes  y  habían 
quemado  algunas  haciendas  y  concurrido  en  las  muertes  de  españoles,  pareció 
conveniente  tenerse  atención  al  rendimiento  con  que  se  ofrecían,  para  el  ejemplo 
de  los  demás,  porque  todos  entendiesen  que  sería  esta  misma  la  prueba  para 
ellos,  rindiéndose  sin  dolo,  lo  cual  no  han  querido  admitir;  antes  el  cacique  que 
quedó  de  ellos,  Martinillo,  le  han  hecho  capitán  de  toda  aquella  tepehuanada 
de  "Las  Salinas"  que  se  une  y  carea  con  la  misión  de  Parras. 

"Y  ahora  acabo  de  recibir  dos  cartas  del  P.  Juan  Ruiz  (de  Feria)  :  en  la 
una  pedía  aprisa  socorro  por  tener  aviso  de  sus  espías  cómo  para  la  llena  de 
esta  luna  (que  será  pasado  mañana)  tenía  determinado  el  dicho  Martinillo,  dar 
en  el  río  de  las  Nazas,  donde  asiste  el  padre.  Luego  se  envió  orden  por  el  señor 
gobernador  al  capitán  y  alcalde  mayor  de  Cuencamé,  para  que  al  punto  des- 
pachase ocho  soldados  que  le  hicieran  compañía  y  defensa,  sin  otros  dos  que  le 
acompañan  de  ordinario  y  los  indios  amigos  del  pueblo,  y  sin  el  presidio  que 
reside  en  San  Pedro  de  la  Laguna,  de  quien  también  puede  ser  favorecido.  En 
la  otra  carta  dice  el  P.  Juan  Ruiz  (de  Feria),  cómo  por  los  espías  se  había 
sabido,  que  el  sobredicho  cacique  ha  repartido  alguna  ropa  y  flechas  a  gente 
de  la  tierra  adentro  y  que  le  ha  llevado  algunos  mozos  de  los  reductos,  y  teme 
no  se  vayan  los  demás  con  él,  y  que,  por  ahora  era  su  pretensión  matar  por 
engaño  a  los  dos  caciques  reducidos  y  a  toda  su  gente;  y  luego  caminar  a  Indé, 
donde  asiste  el  P.  Andrés  López,  revolver  sobre  el  río  de  las  Nazas;  y  que 
habiéndolos  enviado  a  convidar  con  la  paz  y  ofrecer  perdón,  por  comisión  que 
tiene  para  ello  del  señor  gobernador,  quisieron  matar  a  los  mensajeros.  El  ca- 
pitán de  Cuencamé  acudió  puntualmente  a  este  socorro,  y  también  los  de  Gua- 
napil".  (Relación  del  P.  Francisco  Arista)  . 

"El  quinto  retiramiento  es  el  de  los  indios  del  Mezquital,  y  aunque  los  del 
pueblo  de  San  Francisco  son  pocos,  pero  están  comprendidos  en  este  nombre  los 
de  Guazameto,  coras  y  nayaritas.  Y  si  todos  maleasen,  sería  obra  invencible  por 
la  muchedumbre  de  la  gente  y  fragosidad  de  la  sierra.  A  éstos  ha  entrado  el 
capitán  Juárez,  y  como  tuvo  noticia  de  que  su  cacique  y  capitán,  llamado  Mi- 
guel loco,  había  muerto  a  los  25  indios  del  pueblo  de  Taxicaringa,  por  ser  nues- 
tros amigos,  hubo  de  ir  en  su  busca  para  pedirle  cuenta  de  su  hecho;  y  así  ha 
mes  y  medio  que  no  se  sabe  del  dicho  capitán,  ni  de  su  compañía;  pero  es 
cierto  que  no  anda  ocioso,  y  que  tiene  muy  bien  que  hacer  en  reducir  y  asen- 
tar tanto  número  de  gente,  la  cual  cae  al  mediodía  de  Guadiana  y  se  corres- 


BIOGRAFIA 


539 


ponde  con  Chiametla  y  Acaponeta,  y  en  toda  la  serranía  de  Tepejí,  jurisdic- 
ción de  esta  Nueva  Galicia. 

La  sierra  de  Santa  Bárbara  es  el  sexto  nido  de  los  indios  conchos,  tobosos  y 
nonojes  que  es  al  noroeste  respecto  de  Guadiana.  Aquí  se  ocupan  los  capitanes 
Mayora  y  Medrano;  tampoco  se  ha  sabido  de  ningún  suceso. 

"La  séptima  fortaleza  donde  se  han  reparado  los  tepehuanes  de  Santa  Ca- 
talina y  El  Zape,  matadores  de  los  padres  Juan  del  Valle  y  Luis  de  Alavés,  es 
la  que  llaman  Quebrada  del  Diablo  (de  que  se  dio  razón  en  la  relación  pasada) , 
adelante  de  Guanaceví  y  que  se  da  la  mano  con  los  de  Tecuchiapa,  Cahimoa  y 
Tarahumara,  donde  anda  al  presente,  Canelas;  contra  todos  los  cuales  militan 
los  capitanes  Aguilar,  Lucas,  Blanco,  Navarro,  Aguirre,  Luis  Pérez  y  Montaño, 
como  queda  dicho  arriba".  (Arista  Francisco:  Relación). 

"Como  estos  dos  últimos  capitanes  Luis  Pérez  y  Montaño  eran  idos  contra 
Rodrigo,  cacique  de  Indehé  a  la  serranía  de  San  Pablo,  el  efecto  fue  el  haber 
dado  con  él  y  algunos  de  los  suyos,  por  noticia  que  se  tomó  de  unos  vaqueros  y 
de  su  ranchería  que  les  llevaban  ganado.  Y  éstos  declararon  estar  en  tal  parte  el 
dicho  Rodrigo  con  unos  pocos  indios,  y  que  los  demás  estaban  derramados  en 
varios  parajes,  esperando  levantarse  para  el  mes  de  Marzo  y  volver  sobre  Indé  o 
Indehé,  y  que  para  esto  llevaban  aquel  ganado. 

"Al  fin,  por  medio  de  estos  guías  le  dieron  albazo,  y  pelearon  dos  horas  con 
él  resistiéndose  valientemente,  hasta  que  dos  o  tres  indios  de  La  Laguna  de 
Parras  apechugaron  con  él  y  le  rindieron.  Cortáronle  la  cabeza,  y  a  los  16  de 
este  Febrero  de  1618  entraron  con  ella  en  esta  villa  de  Durango,  tres  soldados. 
Hase  tenido  a  muy  buena  suerte;  mataron  otros  diez  o  doce  y  prendieron  otras 
tantas  indias.  Después  de  esto  se  han  encaminado  los  dos  dichos  capitanes  a  la 
Quebrada  del  Diablo,  de  donde  se  habían  vuelto  Navarro  y  Aguirre,  por  ha- 
berles faltado  los  indios  laguneros,  sin  haber  podido  con  ellos  su  capitán  y  ca- 
cique don  Alonso  Mala. 

"El  último  albergue  de  los  indios  de  Santiago  Papasquiaro,  Tenarapa,  Yoro- 
cata  y  Ortinapa  con  otros  muchos  de  los  que  fueron  en  las  muertes  de  los  padres 
Hernando  de  Santarén,  Cisneros  y  Orozco,  se  ha  entendido  ser  el  de  Cocorota, 
que  es  a  las  espaldas  de  los  xiximes,  al  poniente  de  Guadiana,  y  como  40  o  50 
leguas  de  ella.  De  este  paraje  se  volvieron,  según  queda  dicho,  los  dos  capitanes, 
Gonzalo  Martín  de  Soria  y  Tomás  García. 

"Al  principio  de  este  mes  habían  ido  rastreando  a  Cogoxito  y  a  su  gente, 
y  cuando  se  pusieron  en  cercanía  de  dicho  paraje  dispusieron  que  se  adelantase 
un  caudillo  con  algunos  soldados  y  cantidad  de  indios  amigos  a  tomar  lugar  de 
la  tierra,  con  orden  de  que  se  emboscasen  de  día;  hízose  así  y  después  de  dos 
días,  como  tardaban,  marchó  el  resto  del  campo  la  vía  de  los  primeros,  con 
consideración  y  sospecha  de  algún  mal  suceso,  para  darles  socorro,  si  fuese 
menester;  yendo  en  prosecución  de  este  intento,  al  escalar  de  una  loma,  sin 


540 


ARISTA,  FRANCISCO  DE,  P. 


haberse  visto  los  unos  a  los  otros,  se  encontraron  con  una  tropa  de  hasta  15  o 
20  indios  a  caballo,  de  los  enemigos;  que  vistos  los  nuestros,  al  punto  dejaron  los 
caballos  y  se  arrojaron  por  una  quebrada  abajo,  sin  poder  ser  habido  ninguno. 
Y  como  estaban,  previnieron  el  aviso,  aunque  se  juntó  todo  el  campo  con  los 
que  estaban  de  emboscada.  Al  fin  no  salió  el  acometimiento,  como  se  pensaba, 
porque  como  gente  apercibida  y  sabedora  de  lo  que  les  iba,  sólo  pudieron  ser 
habidos  dos,  y  muertos  cuatro  o  cinco.  Todo  lo  demás  era  mucha  suma  de  gen- 
te, se  vio  empeñolada  por  los  lados  de  diferentes  cuevillas  y  rocajería  que  hace 
aquella  sierra:  desde  allí  decían  mil  afrentas  a  nuestros  soldados,  y  los  desafia- 
ban. Tomóse  acuerdo  sobre  lo  que  se  debía  hacer,  y  considerada  la  naturaleza  de 
la  tierra  y  la  muchedumbre  de  enemigos  que  se  iba  juntando,  antes  que  acaba- 
sen de  tomar  los  altos,  viendo  que  allí  no  prestaba  ayuda  arcabuz,  ni  caballo 
armado,  ni  diligencia  de  peones,  y  principalmente  porque  se  descubría  mucha 
gente,  y  la  nuestra  era  poca,  antes  que  cargase  el  golpe  y  cerrase  el  paso,  trata- 
ron de  la  retirada,  y  llegaron  a  esta  villa  de  Guadiana  con  la  nueva  de  lo  refe- 
rido, y  con  un  negro  de  hasta  14  o  15  años,  a  quien  el  deseo  de  libertad  había 
sacado  del  poder  de  su  amo  y  llevándole  al  de  los  enemigos  y  con  quienes  se  ha- 
llaba muy  bien.  Este  refiere  que  lo  habían  enviado  los  enemigos,  para  ver  qué 
número  de  gente  sería  la  nuestra,  para  conforme  a  eso  hacer,  y  plugo  a  nuestro 
Señor  que  no  pudiese  volver  con  la  respuesta.  También  refiere  ser  muy  pujante 
la  cantidad  de  los  enemigos  y  que  están  aliados  con  los  xiximes  gentiles,  de  los 
cuales  había  allí  un  pueblo  con  tanta  abundancia  de  bastimentos,  yeguada, 
mulos  y  caballos  (esto  también  lo  vieron  los  nuestros),  y  que  tenían  sementeras 
cogidas  y  para  coger. 

"Relató  asimismo  que  Cogoxito  al  presente  no  se  hallaba  allí  por  haber  ido 
contra  unos  indios  del  Rincón  de  Zamora,  que  se  habían  dado  de  paz,  y  que  por 
haberlo  hecho  y  no  haberse  querido  confederar  con  él,  les  había  dado  guerra  y 
traído  veinte  cabezas  de  ellos,  y  que  había  vuelto  segunda  vez  a  darles  otra 
mano;  también  dice  del  diablo  que  traen  consigo  que  es  de  la  forma  y  figura 
que  se  ha  dicho;  que  algunos  hechiceros,  principalmente  uno  llamado  Valen- 
zuela,  que  se  aparece  y  desaparece,  como  quiere,  de  un  picacho  en  otro,  y  que 
estando  ahora  aquí,  se  muda  sin  ser  visto  a  otras  partes,  a  una  o  dos  leguas  de 
allí. 

"Esta  nueva  ha  movido  al  gobernador  don  Gaspar  de  Alvear  y  Salazar. 
a  estimar  deveras  la  jornada,  y  hacerla  por  su  persona,  a  la  cual  salió  de  aquí, 
por  los  últimos  de  este  mes  de  febrero  con  suficiente  número  de  soldados  y  can- 
tidad de  amigos  laguneros,  acaxées  y  60  tepehuanes  de  los  de  Santiago  del 
Tunal:  ¡  déle  el  Señor  buena  suerte! 

"Lleva  consigo  un  religioso  de  nuestra  Compañía,  por  cuyo  medio  hace  las 
diligencias  previas  que  el  señor  virrey  pretende,  después  de  haber  dado  traza 
de  que  estas  diligencias  se  hagan  por  los  sacerdotes  propietarios;  los  padres  fran- 


BIOGRAFIA 


541 


císcanos  en  sus  partidos  y  con  su  gente,  y  los  nuestros  en  los  que  nos  tocan ;  y  así 
ha  enviado  a  cada  uno  de  los  padres  su  comisión  conforme  al  intento  y  direc- 
ción del  Sr.  virrey  (D.  Diego  Fernández  de  Córdoba,  marqués  de  Guadal- 
cázar) .  Trata  de  reducir  a  los  indios  salineros,  donde  ha  tenido  ahora  una  bue- 
na suerte  el  capitán  Mosquera  con  éstos  y  con  los  conchos  alzados  y  algunos 
tepehuanes,  matando  algunos,  haciendo  presa  en  más  de  ciento,  con  los  cuales 
entrará  aquí  victorioso. 

"A  esta  misma  sazón,  que  sería  a  los  fines  de  Febrero  de  1618,  dio  la  vuelta 
la  escolta  que  se  había  enviado  a  Topia:  volvió  en  salvo  con  alguna  plata,  que 
se  ha  marcado  y  quintado;  sal  y  pescado  de  que  había  necesidad;  y  como  el 
señor  gobernador  es  ido  a  la  jomada,  todavía  se  pasarán  más  de  dos  días, 
primero  que  se  trate  de  segunda  vuelta;  con  ella  irán  los  padres  Diego  Mar- 
tínez y  Jatino. 

"Las  nuevas  que  la  escolta  ha  traído  de  la  guerra,  las  describen  así: 

"El  P.  Martín  de  León  dice  que  ha  un  año  no  lo  dejan  los  tepehuanes  con 
amenazas  y  fieros;  que  intentaron  por  dos  veces  romper  y  tomar  a  Tecuchiapa; 
y  que  los  acaxées  de  estos  pueblos  y  de  otros  circunvecinos,  no  quieren  reducir- 
se, por  fuerza  que  les  hacen  los  tepehuanes. 

"El  alférez  Pretel  que  vino  con  la  escolta,  afirma  que  los  enemigos  queda- 
ban a  tres  leguas  del  pueblo  de  Morirato  (sic),  partido  del  P.  Martín  de  León, 
para  entrar  por  allí  a  Culiacán  y  alzar  la  provincia. 

"El  P.  Andrés  Tutino  que,  'aun  cuando  estaba  la  escolta  por  allá,  dieron 
los  enemigos  en  unas  sementeras  de  los  amigos,  las  talaron  y  que  se  vive  con 
mucho  cuidado  y  temor,  y  aun  con  riesgo,  por  haberse  sabido  haber  entrado 
por  allá  tepehuanes,  y  que  de  fresco  había  habido  una  muerte  hecha  por  los 
xiximes  cerca  del  río  de  S.  Hipólito'. 

"El  P.  Pedro  de  Velasco,  escribe,  por  Noviembre  dieron  los  enemigos  en  su 
pueblo  de  Chicorato,  a  las  once  del  día,  estando  en  silencio,  sin  haber  precedido 
rumor  ninguno,  al  punto  que  se  quería  empezar  la  misa  y  se  levantaba  de  pre- 
dicar, tenían  ya  ganado  el  pueblo  y  se  acercaban  a  la  iglesia.  Fue  providencia 
de  nuestro  Señor  que  dieran  su  alarido  algo  antes  que  suelen,  con  que  preveni- 
dos, pudieron  los  del  pueblo  que  estaban  en  la  iglesia  acudir  por  sus  armas  y  el 
padre  (Pedro  de  Velasco)  acogerse  a  casa,  casi  por  medio  de  los  enemigos, 
donde  al  entrar  por  la  puerta,  de  las  flechas  que  volaban,  una  le  pasó  por  el 
lado,  y  con  él  se  entraron  las  mujeres  y  niños.  Al  fin,  con  haber  ganado  las  ar- 
mas los  del  pueblo,  sacándolos  de  sus  casas  a  fuerza  de  brazos  y  aprovechándose 
de  piedras,  y  con  las  rociadas  que  les  daban  los  soldados  con  sus  arcabuces,  des- 
de la  trinchera  del  terrado,  los  empezaron  a  ojear  y  a  matar  algunos.  Mataron 
cinco,  y  de  los  nuestros  casi  todos  volvieron  heridos;  y  como  no  hay  suficiente 
fuerza  para  salir  a  campaña,  ni  correr  al  enemigo,  contentáronse  con  lo  dicho". 
Dice  más:  "que  no  sabe  si  volverán,  ni  con  qué  fuerza,  o  si  se  juntarán  con  los 


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ARISTA,  FRANCISCO  DE,  P. 


de  Tecuchiapa,  y  que  al  presente  había  cinco  soldados  de  escolta  y  ochenta 
amigos,  ya  que  los  de  Tecuchiapa  habían  quemado  todas  las  iglesias  de  la  mi- 
sión. También  dice  que  fue  acuerdo  de  suma  importancia,  no  haberse  apartado 
de  Sinaloa  el  capitán  Urdaide,  porque  toda  la  provincia  se  hubiera  alzado  en 
ausencia  suya". 

El  P.  Andrés  Pérez  añade  a  lo  dicho,  que  los  tepehuanes  van  invadiendo  ya 
los  puestos  de  los  nebomes  y  son  solicitados  de  ellos,  y  en  esta  sazón  les  han  muer- 
to dos,  y  que  lo  mismo  hacen  en  el  partido  del  P.  Cristóbal  de  Villalta  y  que 
les  han  ofrecido  yeguas  para  que  les  ayuden. 

El  Señor  lo  ayude  y  favorezca  todo  como  puede,  y  a  V.  R.  guarde  muchos 
años. 

De  Guadiana  a  los  postreros  de  Febrero  de  1618. 

Francisco  Arista 

(Relación  de  la  guerra  de  los  tepehuanes.  Febrero  18  de  1618.  Ms.). 

1619  Enero  12.  Patente  del  P.  provincial  Nicolás  de  Amaya,  nombrando  al 
P.  Francisco  de  Arista^  promotor  del  proceso  jurídico  de  los  mártires 
de  los  tepehuanes: 

"El  P.  Nicolás  de  Arnaya,  provincial  de  la  Compañía  de  Jesús  de  la  Nueva 
España,  a  todos  los  que  las  presentes  vieren,  salud  en  el  Señor  nuestro  sempi- 
terno. 

"Habiendo  sido  servido  Dios  nuestro  Señor  de  llevar  para  Sí  con  feliz  muer- 
te, a  nuestros  carísimos  hermanos,  los  Padres  Hernando  de  Santarén,  Hernando 
de  Tovar,  Juan  Fonte,  Gerónimo  de  Moranta,  Juan  del  Valle,  Diego  de  Oroz- 
co,  Bernardo  Cisneros  y  Luis  de  Alavés,  los  cuales  todos  murieron  cruelmente 
a  manos  de  los  indios  tepehuanes,  a  quienes  por  espacio  de  muchos  años  habían 
doctrinado  y  enseñado  con  muy  grande  trabajo,  y  actualmente  enseñaban: 
Juzgando  será  de  muy  grande  gloria  de  Dios  y  de  la  iglesia  santa,  nuestra  ma- 
dre, y  honra  de  la  Compañía  y  de  los  mismos  benditos  padres,  hacer  informa- 
ción auténtica  de  sus  buenas  y  loables  vidas,  santas  costumbres  y  dichosas  muer- 
tes; y  por  habérmelo  ordenado  así  y  mandado  nuestro  padre  general  Mucio 
Vitelleschi,  en  carta  particular,  su  fecha  en  Roma  a  2  de  Abril  de  1618:  por 
la  presente  ordeno  y  mando  a  los  padres  Francisco  de  Arista^  rector  de  la 
Compañía  de  Jesús  de  la  casa  de  Guadiana,  y  visitador  de  las  misiones  de  Pa- 
rral y  Tepehuanes,  y  al  P.  Juan  de  Avalos  y  al  P.  Andrés  López,  religiosos  de 
la  misma  Compañía,  que  con  todo  cuidado  procuren  se  haga  una  muy  llena 
información,  delante  del  señor  obispo  de  la  Nueva  Galicia  y  Vizcaya,  o  a  las 
personas  a  quienes  su  señoría  lo  cometiere,  de  la  vida,  virtudes  y  muerte  glo- 
riosa que,  por  causa  de  la  fe  y  santa  doctrina  que  enseñaban,  les  dieron  los 
bárbaros  tepehuanes.  Que  para  todo  lo  dicho  y  a  ello  concerniente,  les  doy 


BIOGRAFIA 


543 


poder  muy  cumplido  a  todos,  y  a  cada  uno  en  particular,  como  se  contiene  en 
el  dicho  poder  auténtico. 

"En  testimonio  de  lo  cual  di  estas  letras  patentes  firmadas  de  mi  nombre 
y  selladas  con  el  sello  del  provincial. 

"Villa  de  Durango,  12  de  Enero  de  1619".  Nicolás  de  Amaya. 

—  No  deja  de  extrañamos  que  después  de  tan  solemne  nombramiento,  ese 
mismo  año  de  1619  recibiese  orden  del  mismo  P.  provincial  de  pasar  a 

Guatemala.  Como  promotor  de  la  causa  de  los  mártires  de  los  tepehuanes 
había  empezado  a  hacer  un  interrogatorio  de  11  números,  bastante  deficiente, 
que,  sin  duda  no  pareció  bien  a  la  sagrada  mitra  de  Durango. 

Ello  es  que  recibió  inesperado  mandato  del  P.  Amaya,  de  pasar  a  Gua- 
temala. 

Los  treinta  últimos  años  de  su  vida  los  pasó  en  Guatemala,  en  donde  se  hizo 
notable  por  la  constancia  en  la  predicación  y  en  el  confesonario  en  el  que, 
siendo  superior,  pasaba  lo  mejor  de  sus  días;  sin  descuidarse  por  eso  de  la  lec- 
tura de  buenos  libros  de  ciencias,  vidas  de  santos  y  de  teología  y  moral.  Fruto 
de  sus  estudios,  fue  un  libro  que  llamó,  "Arbol  de  todas  las  ciencias"  que  nunca 
pensó  dar  a  la  imprenta. 

"Por  sus  conocimientos  fue  muy  apreciado  y  consultado  de  las  personas 
principales".  (Decorme). 

"Conservó  toda  su  vida  la  aspereza  que  tuvo  en  las  misiones:  domiía  en  im 
duro  jergón,  sin  sábanas  y  sin  desnudarse;  su  comida  era  tan  parca,  que  causaba 
admiración  a  los  nuestros,  cómo  pudiese  vivir  con  tan  poco.  En  la  pureza  fue 
siempre  un  ángel;  en  la  obediencia,  extremado;  al  oír  el  toque  para  el  examen 
de  conciencia,  luego  se  arrodillaba  y  lo  hacía  en  el  sitio  que  estuviera,  hasta 
que  los  superiores  le  mandaron,  se  recogiera  para  ello  en  su  aposento.  Pero  más 
que  todo  fue  de  admirar  su  mansedumbre,  de  que  dio  una  buena  prueba  siendo 
estudiante,  oyendo  sin  alterarse  los  improperios  que  le  lanzó  en  público  un  con- 
trincante. Más  lo  fue  siendo  superior,  cuando  un  súbdito,  delante  de  toda  la 
comunidad,  prorrumpió  contra  él  palabras  injuriosas.  Instado  a  que  por  la 
dignidad  de  su  oficio,  castigase  al  culpable,  contestó  sencillamente  que  él  no 
sabía  de  aquellas  distinciones  ni  metafísicas".  (Decorme). 

"Hasta  la  extrema  vejez,  lo  mismo  en  las  misiones  que  en  la  vida  de  comu- 
nidad, acudía  a  los  ejercicios  espirituales  de  oración,  exámenes,  lecturas  y  otras 
devociones,  como  si  estuviera  sujeto  a  la  más  regular  campanilla  del  novicia- 
do". (Decorme). 

1620  (Del  Catálogo)  "En  el  colegio  de  Guatemala;  de  53  años  de  edad  y  37 
de  religión.  De  buena  salud.  Es  el  rector  y  confiesa  y  predica  y  es  ope- 
rario de  indios".  (Méx.  4  f.,  252v). 

—  Poco  antes  de  1620  el  limo,  fray  Gonzalo  de  Hermosillo,  obispo  de 


544 


ARISTA,  FRANCISCO  DE,  P. 


Durango,  al  tomar  posesión  de  su  dignidad,  y  estando  lo  más  de  su  re- 
baño a  cargo  de  los  misioneros  jesuítas  de  Parras,  Tepehuanes  y  Sinaloa,  deter- 
minó ir  luego  a  reconocer  sus  ovejas,  y  había  llevado  en  su  compañía  al  P. 
Francisco  de  Arista,  superior  entonces  de  la  residencia  de  Guadiana.  Y  que- 
dó su  señoría  sumamente  propicio  al  ministerio  y  trabajo  de  aquellos  misione- 
ros, de  que  habló  en  cartas  al  P.  provincial  con  las  palabras  de  mayor  venera- 
ción, llamándolos  varones  santos,  apostólicos,  verdaderos  hijos  de  la  Compañía. 
Confirmó  toda  la  cristiandad  de  la  Laguna,  de  San  Pedro,  de  Parras  y  del  Río 
de  las  Nazas,  dejando  para  otro  año,  las  visitas  de  Sinaloa.  Singularmente  se 
agradó  de  una  especie  de  seminario  o  convictorio  de  indiezuelos,  que  se  había 
hecho  en  Parras,  donde  aprendían  a  leer  y  escribir  y  tocar  algunos  instrumentos 
y  canto  para  el  servicio  de  la  iglesia".  (Alegre,  II,  139). 

1622  Para  este  año  en  la  causa  de  los  padres  que  murieron  a  manos  de  los 
tepehuanes,  se  hizo  un  cabal  interrogatorio,  y  uno  de  los  que  se  presenta- 
ron a  declarar,  fue  nada  menos  que  el  gobernador  y  capitán  general,  D.  Gaspar 
de  Alvear  y  Salazar;  y  entre  otras  cosas,  declaró  que  "había  oído  decir  al  P. 
Francisco  Arista,  superior  en  aquel  tiempo  de  la  residencia  de  Guadiana,  que 
los  PP.  Hernando  de  Santarén,  Juan  del  Valle,  Juan  Fonte  y  Gerónimo  de 
Moranta,  eran  profesos  de  cuatro  votos.  Y  asimismo  dijo  que  de  los  padres  que 
no  conoció,  oyó  decir  a  los  padres  Francisco  de  Arista  y  Juan  Acacio,  que 
tenían  gran  caridad  y  amor  de  Dios".  (Proceso,  testimonio  del  gobernador,  en 
Durango  el  Í8  de  Agosto  de  1622,  Ms.). 

1622  Durango  18  de  Agosto  de  1622.  (De  la  información  del  gobernador  de 
la  Nueva  Vizcaya,  don  Gaspar  Alvear  y  Salazar,  sobre  los  mártires  de  los 

tepehuanes)  :  "Y  dijo  el  testigo  que  los  ocho  padres  muertos  por  los  tepehuanes 
en  1616,  guardaron  siempre  el  voto  de  obediencia;  el  testigo  lo  ha  oído  a  di- 
ferentes personas,  y  en  especial  al  P.  Francisco  de  Avila,  Superior  de  las  Mi- 
siones,  donde  los  dichos  religiosos  asistían".  (Proceso). 

Nota:  Como  nunca  ha  aparecido  este  Padre  Francisco  de  Avila,  creemos 
que  el  testigo  se  refiere  al  P.  Francisco  de  Arista  o  al  P.  Juan  de  Avalos,  que 
fueron  los  dos,  superiores  de  la  misión  de  los  tepehuanes  y  sus  visitadores. 

—       En  el  Catálogo  de  Padres  lenguas  bajo  el  No.  46  se  halla  el  P.  Fran- 
cisco de  Arista,  buena  lengua  mexicana  y  zacateca,  y  la  ejercita  en  el 
río  de  las  Nazas".  ( Alegre-Burrus,  II,  554) . 

1623  En  la  ciudad  de  Guatemala,  no  fue  menor  el  crédito  y  opinión  que  se 
tuvo  del  P.  Francisco  Arista,  pues  el  mayor  encarecimiento  para  alabar 

a  uno  de  perfecto  e  irreprensible  en  sus  costumbres,  era  decir:  "Es  un  Arista". 


REFERENCIAS  BIBLIOGRAFICAS 


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Y  no  solamente  tuvo  crédito  en  las  ciudades  principales  de  este  reino,  sino  en  los 
más  apartados  retiros  de  las  misiones".  (Pérez  Rivas) . 

1626  (Del  Catálogo)  "En  el  colegio  de  Guatemala,  de  59  a  43.  Es  rector, 
confesor  y  predicador.  Profeso  de  cuatro  votos  desde  el  3  de  Mayo  de 
1599".  (Méx.  4  f.,  277). 

1632  (Del  Catálogo)  "En  el  colegio  de  Guatemala;  de  65  a  49.  Fue  rector; 
es  confesor  y  predicador".  (Méx.  4  f.,  305). 

1638  (Del  Catálogo)  "En  el  colegio  de  Guatemala.  De  71  y  55.  Estuvo  en 
las  misiones;  fue  rector;  es  predicador  y  confesor.  De  ingenio,  bueno;  de 
juicio,  mediocre;  de  mediana  prudencia;  de  alguna  experiencia.  Es  aprovecha- 
do en  letras.  De  carácter,  a  veces  flemático.  Ya  es  poco  apto,  por  su  vejez". 
(Tenía  71  años) . 

1645  Roma,  30  de  Diciembre  de  1645.  (De  una  carta  del  P.  vicario  Sangrius 
al  P.  provincial  Juan  de  Bueras)  :  "Es  forzoso  que  nos  remitimos  a  lo 
que  pareció  conveniente,  precediendo  consulta  de  provincia,  en  razón  de  lla- 
mar al  P.  Alonso  Bonifacio,  rector  que  era  del  colegio  de  Guatemala,  dejando 
en  su  lugar  al  P.  Francisco  de  Arista,  por  vice-rector". 

1648  (Del  Catálogo)  :  "En  el  colegio  de  Guatemala.  De  81  y  65.  Enfermo. 
Ingenio,  juicio  y  prudencia,  bueno;  de  mucha  experiencia;  de  buen 

aprovechamiento  en  letras.  Es  flemático.  Apto  para  los  ministerios".  (Méx.  4, 
ff.,  389v.,  409). 

1649  "Murió  en  1649".  (Catalogus  eorum  qui  vita  functi  sunt,  Méx.,  4  f., 
427). 

—  "Murió  en  el  colegio  de  Guatemala  en  1649".  (Lecina). 

—  "Murió  en  Guatemala  de  84  años,  asistiendo  a  sus  exequias  ambos  ca- 
bildos, por  invitación  del  limo.  Sr.  obispo".  (M.B.  Manuel  Berganzo 

en  Dice). 

—  (Versión  de  Alegre,  II,  358-9)  "En  el  colegio  de  Guatemala  murió  el 
P.  Francisco  de  Arista  de  edad  de  84  años,  los  más  de  ellos  empleados 

en  la  conversión  de  los  gentiles  en  Parras  y  Laguna  de  San  Pedro.  Fundó  con 
inmensos  trabajos  aquella  cristiandad  en  que  estuvo  solo  algún  tiempo,  rodeado 
de  gravísimos  peligros  de  la  vida;  después  de  16  años  de  este  apostólico  ejer- 
cicio, pasó  a  Guatemala,  muy  a  los  principios  de  la  fundación  de  aquel  colegio. 
Su  fervor  y  la  suavidad  de  sus  religiosas  costumbres,  le  atrajeron  bien  presto  la 


546 


ARISTA,  FRANCISCO  DE,  P. 


estimación  de  toda  la  ciudad.  Fue  muy  singular  la  que  tuvieron  de  su  persona 
los  ilustrísimos  señores  don  fray  Juan  de  Sandoval  y  don  Bartolomé  González 
Sotero,  obispos  de  Guatemala.  El  primero  quiso  tenerlo  a  su  cabecera  hasta  el 
último  aliento,  y  solía  decir  que  moría  gustoso  si  el  Señor  le  concedía  esa  fortu- 
na. El  segundo,  no  contento  con  asistir  personalmente  a  sus  exequias,  hizo  con- 
vidar para  ellas  a  entrambos  cabildos  y  los  más  distinguidos  ciudadanos.  Uno 
de  los  padres  que  lo  había  confesado  generalmente  catorce  años  antes,  a  los  70 
de  su  edad,  depuso  con  juramento,  sin  ser  preguntado,  que  hasta  aquel  tiempo 
no  había  perdido  la  gracia  bautismal". 

—  Versión  de  Pérez  Rivas:  (Crón.  II,  279-83)  "Entre  los  muchos  varones 
que  han  resplandecido  en  grandes  ejemplos  de  religión  y  virtud,  en  nues- 
tra provincia  de  Nueva  España,  es  muy  señalado  y  tiene  grande  lugar  el  P. 
Francisco  de  Arista,  varón  verdaderamente  perfecto,  y  en  todo  género  de 
virtudes  consumado,  en  especial  de  las  que  son  propias  del  espíritu  e  instituto 
de  la  Compañía,  que  con  admirable  uniformidad  en  tan  prolongados  años 
profesó.  A  que  podemos  añadir  que  no  reconoció  en  la  tierra  otro  padre  ni  ma- 
dre, porque  aunque  se  entendió  que  había  nacido  en  un  lugar  del  obispado  de 
los  Angeles  (Puebla),  otros  lo  hacen  nacer  en  Oaxaca,  y  que  sus  padres  fueron 
nobles;  pero  sus  nombres,  ni  el  de  su  patria,  nunca  se  le  oyeron  nombrar. 

"En  la  Compañía  se  ejercitó  en  todo  género  de  ministerios:  en  el  de  pre- 
dicar perseveró  casi  60  años,  pero  en  especial  le  llevó  la  afición,  el  de  confesar, 
y  tanto  que  era  lo  ordinario,  aun  en  los  días  en  que  predicaba,  en  acabando  de 
confesar  subir  al  púlpito;  y  los  demás  días  vivía  en  su  confesonario  como  en 
celda  de  su  descanso".  (P.R.). 

"Viniendo  a  las  singulares  y  aventajadas  virtudes  que  resplandecieron  en  es- 
te religiosísimo  padre,  una  fue  la  rara  modestia  y  paz  de  su  alma,  sin  que  su- 
cesos adversos  y  propias  injurias  la  turbasen ;  y  bastará  para  testimonio  de  esto, 
lo  que  le  sucedió  en  un  acto  literario  con  un  religioso  grave,  que  habiendo 
convertido  todo  el  ardor  y  voces  de  su  argumento  contra  el  P.  Francisco  Aris- 
ta, diciéndole  palabras  tan  pesadas  que  lastimaban  e  irritaban  el  auditorio,  sólo 
el  padre  ofendido  las  oía  con  tal  serenidad  y  modestia,  que  retornando  humil- 
des y  apacibles  razones  al  religioso,  lo  dejó  no  menos  confuso,  que  edificados 
a  los  oyentes".  (P.R.). 

"Su  recogimiento  y  clausura  en  la  celda  fue  tan  rara,  que  sólo  salía  de  ella 
a  lo  muy  preciso  y  necesario;  su  pobreza  tan  singular,  que  los  superiores  se 
valían  de  industrias  para  que  admitiese  lo  que  era  muy  necesario;  jamás  usó 
aquí  en  su  pobre  cama,  de  sábanas,  ni  se  pudo  recabar  que  las  admitiese  en  su 
vejez,  ni  en  sus  enfermedades;  sólo  usaba  de  un  jergón  tan  vil  y  duro,  que  más 
parecía  tabla  de  penitencia  que  cama  de  descanso;  su  almohada  era  de  sayal 


REFERENCIAS  BIBLIOGRAFICAS 


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burdo,  y  a  la  aspereza  de  esta  cama  añadía,  el  dormir  siempre  vestido  sin  que 
jamás  se  desnudase,  ni  aun  en  el  tiempo  de  su  enfermedad  última.  En  las 
alhajas  de  su  aposento  no  menos  resplandecía  su  religiosa  pobreza.  La  más 
preciosa  alhaja  era  una  cruz  de  madera  basta,  y  fuera  de  ella,  unos  pocos  libros 
de  devoción  que  eran  su  compañía  y  entretenimiento;  su  sustento  tan  parco, 
que  merecía  nombre  de  ayuno  riguroso,  y  solo  ver  que  vivía  hacía  creíble  que 
I    fuese  suficiente  para  conservarle  la  vida".  (P.R.). 

'  "Jamás  en  su  aposento  admitió  cosa  de  regalo,  ni  aun  en  los  dos  últimos 
años  de  su  vida  en  que  padecía  repetidos  desmayos  su  edad  anciana  y  enfla- 
quecida. 

"Esta  continua  abstinencia  y  rigurosas  penitencias,  fueron  el  firme  muro 
con  que  conservó  toda  su  vida  la  preciosa  joya  de  la  virginidad,  con  tanta  in- 
tegridad y  pureza,  que  en  su  presencia  no  había  quien  se  atreviese  a  decir  pala- 
bra que  desdijese  de  ella;  y  si  era  necesario  referir  algún  caso  de  los  que  en  el 
mundo  suceden  de  esta  materia,  luego  su  honestidad  sonrosaba  sus  mejillas  y 
j  sacaba  los  colores  al  rostro,  y  divertía  la  plática  con  singular  destreza  y  gracia. 
Virtud  fue  esta  tan  amada  y  procurada  del  P.  Francisco  Arista  que  no  menos 
la  debió  y  adquirió  con  su  mortificación,  que  con  el  cuidado  y  atención  con  que 
siempre  vivió,  de  no  tener  rato  ocioso,  pues  aun  cuando  caminaba  en  las  mi- 
siones, o  de  unos  colegios  a  otros,  guardaba  cuanto  pedía  la  distribución  reli- 
giosa de  su  aposento.  Dondequiera  que  se  hallaba  y  en  la  soledad  de  sus  mi- 
siones, acudía  a  los  ejercicios  espirituales  de  oración,  misa  y  exámenes  y  otras 
devociones,  como  si  estuviera  sujeto  a  la  más  regidar  campanilla  y  observancia 
I     de  un  noviciado".  (P.R.). 

"Su  estudio  fue  tan  continuo  y  prolijo,  que  el  tiempo  que  le  vacaba  de 
ministerios,  lo  empleaba  en  los  libros,  gastando  seis  u  ocho  horas  en  esta  ocupa- 
ción tan  provechosa  y  loable,  y  como  tan  estudioso  y  docto,  dispuso  una  obra 
dividida  en  varios  tomos,  intitulada  ''Arbol  de  todas  las  ciencias",  aunque  no 
se  dio  a  la  estampa".  (P.R.). 

"En  la  virtud  de  la  santa  obediencia  que  tanto  se  profesa  en  la  Compañía, 
como  muy  hijo  de  ella,  fue  tan  exacto  y  puntual,  que  al  primer  toque  de  la 
campana,  no  sólo  guardaba  la  regla  de  dejar  lo  que  entre  manos  tenía,  sino 
que,  por  muchos  años,  en  cualquier  parte  de  la  casa  que  oía  hacer  señal  a 
examen,  allí,  quitado  el  bonete  e  hincado  de  rodillas,  lo  hacía,  perseverando 
en  esta  postura  hasta  que  tocaban  al  refectorio.  Si  bien  después  le  ordenaron 
los  superiores,  que,  por  evitar  la  singularidad,  se  recogiese  a  su  aposento,  y  el 
humilde  padre  se  rindió  a  lo  que  se  le  ordenaba. 

"Al  ejercicio  de  la  oración  y  trato  con  Dios  fue  tan  aficionado  que  se  puede 
decir  que  toda  su  vida  fue  una  oración  continua. 

"En  los  cuatro  ángulos  de  su  aposento  tenía  algunas  imágenes  muy  pobres 


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ARISTA,  FRANCISCO  DE,  P. 


de  santos  de  su  devoción,  y  cuando  había  acabado  el  examen  de  la  noche,  se 
hincaba  de  rodillas  por  espacio  de  una  hora  en  cada  ángulo,  para  encomendarse 
a  nuestro  Señor  por  medio  de  aquellos  sus  devotos  y  patronos. 

"En  este  trato  frecuente  con  Dios,  granjeaba  el  caudal  grande  de  virtudes 
con  que  resplandecía  en  las  ocasiones.  Tal  fue  el  caso,  demás  del  que  arriba 
dijimos,  en  que  se  ejercitó  su  paciencia  de  superior  con  un  súbdito  suyo,  de  con- 
dición y  natural  recio  y  rebelde;  falta  por  que  en  fin  fue  despedido  de  la  Com- 
pañía. Este  tal  sujeto,  con  ocasión  bien  leve,  y  delante  de  la  comunidad,  pro- 
rrumpió en  palabras  coléricas  e  indecentes  contra  el  venerable  padre,  sin  que 
el  respeto  que  se  le  debía  por  anciano,  santo  y  superior,  templase  el  ardor  de  su 
destemple  y  enojo.  Oyóle  el  P.  Arista  con  admirable  reporte,  respondiéndole 
con  grande  mansedumbre. 

"Un  padre  de  casa  le  dijo  que  castigase  aquella  culpa  por  haber  sido  pública 
y  escandalosa,  y  en  que  no  solamente  había  ofendido  su  persona,  sino  vulne- 
rado la  dignidad  del  oficio. 

"Respondió  que  él  no  sabía  de  aquellas  distinciones  y  metafísicas,  ni  atinaba 
en  esta  ocasión  a  distinguir  la  persona  del  oficio,  porque  de  ordinario  (añadió), 
en  estas  metafísicas  y  precisiones  pueden  mezclarse  venganzas  físicas  y  reales. 

"Bien  denotan  estos  ejemplos  de  virtud  la  grande  paz  y  pureza  de  su  con- 
ciencia. Un  padre  que  vivió  en  su  compañía  algunos  años,  y  cuando  ya  eran 
60  los  del  P.  Arista,  depuso  con  juramento  que,  habiéndole  oído  de  penitencia 
de  toda  su  vida  hasta  aquel  tiempo,  juzgaba  por  aquella  confesión  que  no  había 
cometido  culpa  grave,  ni  perdido  la  gracia  bautismal  en  toda  ella".  (P.R.) . 

"Con  tan  insignes  virtudes  no  sólo  arrebataba  los  corazones  del  vulgo,  sino 
las  estimaciones  de  la  real  cancillería,  señores,  y  obispos,  los  muchos  años  que 
estuvo  en  Guatemala,  reconociéndole  todos  por  padre  y  venerándole  como  a 
santo.  Singularizóse  en  estas  estimaciones  el  limo.  Sr.  don  fray  Juan  de  San- 
doval  y  Zapata,  ejemplar  de  prelados,  que  solía  decir  moriría  contento  si  el 
Señor  le  concediera  el  tener  a  su  cabecera  al  P.  Arista  a  la  hora  de  su  muerte. 
Cumplióle  Dios  estos  deseos,  y  algunos  días  después,  por  varias  circunstancias 
que  acaecieron,  se  coligió  claramente  que  el  alma  de  aquel  ejemplar  prelado 
estaba  en  el  purgatorio,  y  que  nuestro  Señor  libraba  su  descanso  en  las  oracio- 
nes del  P.  Arista. 

"Adoleció  finalmente  el  venerable  y  anciano  padre  de  un  catarro,  habiendo 
vivido  hasta  los  84  años  de  edad,  y  cuando  todos  lo  animaban  y  daban  espe- 
ranzas de  vida,  él  se  aseguraba  la  muerte,  como  si  tuviera  ciertos  anuncios  de 
su  tránsito  a  otra  mejor  vida.  Finalmente  quiso  nuestro  Señor  sacarle  de  una 
tan  larga  aunque  santa  peregrinación  y  llevarle  a  descansar  a  su  verdadera 
patria  y  dar  a  tan  esclarecidos  méritos  la  corona;  y  así,  recibidos  los  santos 
sacramentos  y  enteros  todos  sus  sentidos  hasta  que  expiró,  con  grande  paz  dio 


REFERENCIAS  BIOGRAFICAS 


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el  alma  en  manos  del  Señor,  que  para  tanta  gloria  suya  la  había  creado,  año  de 
1649".  (Pérez  Rivas) . 

"Apenas  se  supo  en  la  ciudad  su  muerte,  cuando  toda  ella  se  conmovió  a 
devoción  y  ternura,  y  como  era  tanta  la  fama  de  su  santidad,  experimentada  de 
todos  por  tantos  años,  fue  notable  el  concurso  que  vino  a  venerar  su  cuerpo, 
besándole  las  manos  y  pies,  procurando  por  reliquias  sus  uñas  y  cabellos,  ya  que 
su  pobreza  no  dejaba  otras  prendas  que  poderles  repartir. 

El  limo,  prelado  don  Bartolomé  González  Soltero,  íntimo  amigo  del  padre, 
no  sólo  asistió  a  su  entierro,  sino  que  hizo  convidar  a  todas  las  religiones,  ambos 
cabildos  y  nobleza  de  la  ciudad,  y  el  deán  de  la  iglesia  catedral  hizo  el  oficio 
con  la  capilla  de  músicos  de  ella,  honrando  Dios  en  la  muerte  a  quien  tanto 
se  humilló  en  su  vida.  Murió  teniendo  84  de  edad  y  habiendo  vivido  santamente 
los  70  de  ellos  en  la  religión  (sic)  y  los  50  en  el  grado  de  profeso.  Está  ente- 
rrado en  la  iglesia  de  nuestro  colegio  de  Guatemala  que  con  su  santa  vida,  había 
honrado  tanto".  (P.R.  Crón.,  II,  279-83). 

Referencias  biográficas 

1  Alegre,  Francisco  Javier,  S.  J.,  Hist.  de  la  Prov.  de  la  C.  de  ].  en  N.  E., 
t.  I,  México,  1841,  pp.  380-382,  417-18,  449-50;  t.  II,  México,  1842,  pp. 
56,  159,  358-9. 

2  Alegre-Burrus,  Ernest  J.,  S.  J.,  Hist.  de  la  Prov.  .  .,  t.  I,  Roma,  1956, 
pp.  577-78;  t.  II,  Roma,  1958,  pp.  56-8,  107-9,  149,  150,  234,  284,  347, 
554,  627;  t.  III,  Roma,  1959,  p.  178. 

3  Alvear  y  Salazar,  D.  Gasp.\r  (gobernador  de  Nueva  Vizcaya),  Testi- 
monio en  Durango  en  18  Ag.  1622. 

4  Anuas  de  la  Prov.  Méx.  1598,  1599,  1648-49. 

5  Aquaviva,  Claudio,  S.  J.,  Carta  al  P.  Esteban  Páez,  Roma,  14  Abr.  1598. 

6  Arch.  Prov.  Méx.  (Isl.  Coll.  1935)  vol.  V,  Mss.  p.  74. 

7  Arch.  Gen.  Nac.  (México)  Acervo  Historia. 

8  ARSI.  Arch.  Rom.  S.  J. 

9  Arch.  Prov.  Tolet.  S.  J.  Fondo  Astráin,  33. 

10  Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  (1961)  Documentos  por  catalogar  y  Fórmulas 
de  votos. 

11  Arista,  Francisco  de,  S.  J.,  Carta  al  P.  Prov.  Francisco  Váez.  1599,  in- 
forme sobre  las  misiones.  Y  Parras,  1612. 

12  Arnaya,  Nicolás,  S.  J.,  Carta  al  P.  Prov.  Francisco  Váez.  Parras,  1599. 
—  Anua  de  1616,  fechada  el  18  de  Mayo  de  1617. 


550 


ARISTA,  FRANCISCO  DE,  P. 


—  Narración  del  levantamiento  de  los  tepehuanes  en  1616,  escrita  en  1618. 

13  AsTRÁiN,  Antonio,  S.  J.,  Hist.  de  la  C.  de  J.  en  la  Asist.  de  España,  t. 
IV,  Madrid,  1913,  pp.  441-2. 

14  Catalogi  Prov.  Méx.  1592,  1594,  1595,  1596,  1604,  1605,  1614,  1620, 
1626,  1632,  1638,  1648. 

15  Catálogos  de  Lenguas.  Prov.  Méx.  1593,  1595,  1596,  1600,  1604. 

16  Cuevas,  Mariano,  S.  J.,  Hist.  de  la  Igl.  en  México,  t.  II,  El  Paso,  Tex., 
1928,  pp.  363,  369,  378,  561. 

17  Degorme,  Gerardo,  S.  J.,  Menologio  Ms.  1934  y  Ms.  1940. 

—  Elogio  del  P.  Hernando  de  Tovar. 

—  Elogio  del  P.  Francisco  Arista. 

—  La  Obra  de  los  jesuitas  mexicanos...,  México,  1941,  pp.  48,  64,  415; 
t.  II,  VIII,  23,  24,  28,  29,  30,  31,  56,  67. 

18  DuNNE,  Peter  Masten,  S.  J.,  Pioneer  Jesuits  in  Northern  México,  Ber- 
keley.  Cal,  1944,  pp.  26,  74,  80,  82,  87. 

19  GuiLHERMY,  S.  J.,  Menologio,  España,  III,  472. 

20  Gutiérrez  Casillas,  José,  S.  J.,  Santarén,  Guadalajara,  1961,  pp.  174-5. 

21  Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  (1767)  f.  248. 

22  J.M.D.  (José  Mariano  Dávila),  en  Dice.  Univ.  de  Hist.  y  Geograf.,  t. 
III,  de  Apéndices.  México,  1856,  Art.  Villaseca. 

23  M.B.  (Manuel  Berganzo),  en  Dice.  Univ.  de  Hist.  y  Geograf.,  t.  I,  Mé- 
xico, 1853,  p.  293. 

24  Méx.  4,  ff.  53,  74v,  84v,  93v,  95v,  136,  160,  179,  202v,  221,  252v,  277, 
305,  327,  344v,  389,  409v. 

25  Mon.  Méx.  S.  J.,  t.  II,  Roma,  1959,  pp.  152,  748,  770. 

26  Nieremberg,  Juan  Eusebio,  S.  J.,  Varones  Ilustres  de  la  C.  de  ].,  Bil- 
bao. 1889,  III,  México.  Vida  del  P.  Hernando  de  Tovar,  p.  358. 

27  PÉREZ  Alonso,  Manuel,  S.  J.,  Apuntes  mss.  sobre  Jesuítas  en  Centro- 
América,  México,  1959. 

28  PÉREZ  RivAs,  Andrés,  S.  J.,  Hist.  de  las  misiones,  Madrid,  1645,  1.  XI, 
cap.  3o.,  pp.  678-9. 

—  Crónica  II,  México,  1896,  pp.  249,  279-83. 

—  Triunfos  III,  México,  1944,  pp.  72,  161-9. 

29  Proceso  Jurídico  acerca  de  las  muertes  y  virtudes  de  los  ocho  padres 
muertos  por  los  tepehuanes.  Ms.  1618. 

30  Sangrius,  Carlos,  S.  J.,  Vic.  General.  Carta  al  P.  Juan  de  Bueras,  Roma, 
30  Dic.  1645. 


BIBLIOGRAFIA 


551 


31  SoMMERVOGELj  S.  J.,  BihUotheque  de  la  C.  de  ].,  I,  551;  VIII,  1687. 

32  Uriarte,  S.  J.-Lecina,  S.  J.,  Biblioteca  de  escritores  de  la  C.  de  ].  en  la 
antigua  asistencia  de  España,  Madrid,  1929-30. 

Bibliografía 

1595  Cartas  varias  sobre  las  misiones  de  los  tepehuanes.  (Pérez  Rivas) 
(Astr.). 

1597  "Octavas  reales  en  elogio  del  glorioso  San  Jacinto,  recién  canonizado 
por  la  Silla  Apostólica"  las  escribió  el  P.  Juan  (sic)  Arista,  siendo 
ministro  del  colegio  real  de  San  Ildefonso  de  México.  Impr.  en  México  por  Pe- 
dro Ballí,  en  1597  in  4o.  (Berist.)  (Icazbalceta)  (Dice.  Univ.)  (De  Bac- 
ker)  ( Sommervogel ) .  García  Icazbalceta  dice:  "Me  inclino  a  creer  que  no 
se  trata  de  un  libro  separado,  sino  de  una  composición  poética,  inclusa  en 
'Vida  y  milagros  del  glorioso  San  Jacinto'."  Esto  le  parece  razonable  al  P. 
Lecina  (I,  298),  aunque  dice  que  no  halla  ningún  Juan  Arista  en  los  ca- 
tálogos de  la  provincia  de  Nueva  España. 

Nota:  Ciertamente  no  hay  ningún  Juan  Arista,  pero  indudablemente  es 
nuestro  P.  Francisco  de  Arista  el  autor  de  esas  octavas  reales,  por 
estas  razones:  la.)  los  autores  antecedentes  dicen  que  el  P.  Juan 
Arista  era  en  1597,  ministro  del  colegio  de  San  Ildefonso,  y  En  ese 
tiempo  lo  era  el  P.  Francisco  de  Arista.  2o.)  Dicen  también  que  era 
originario  de  Nueva  España,  y  así  lo  era  el  P.  Francisco...  (Cat. 
de  Padres  lenguas,  1596-7). 

1604  Carta  del  P.  Francisco  de  Arista,  describiendo  las  misiones  de  Pa- 
rras y  de  San  Pedro  de  la  Laguna,  1604.  (Alegre). 

1612  Carta  del  P.  Francisco  Arista,  desde  la  misión  de  Parras,  narrando 
la  inundación  del  Río  Nazas.  1612.  (Alegre). 

1616  Carta  avisando  desde  La  Sauceda,  que  no  podía  seguir  a  Papasquiaro, 
por  el  levantamiento  de  los  tepehuanes.  (Proceso  Jurídico). 

1617  Información  detallada  que  da  el  P.  Francisco  Arista,  superior  de  la 
residencia  de  Durango  y  visitador  de  las  misiones  de  Parras  y  tepehua- 
nes, sobre  la  muerte  de  los  ocho  padres  en  el  levantamiento  de  los  tepehua- 
nes. (Amaya)  (Cuevas). 

—  (Por  Noviembre).  Relación  de  la  guerra  de  los  tepehuanes,  desde  que 
comenzó  en  1616  hasta  este  mes  de  Noviembre. 


552 


ARISTA,  FRANCISCO  DE,  P. 


—       Diciembre.  Relación  de  la  guerra  de  los  tepehuanes,  correspondiente 
al  mes  de  Diciembre  de  1617.  (Proceso  Jurídico). 

1618  Relación  de  lo  sucedido  en  la  guerra  de  los  tepehuanes,  hasta  el  mes 
de  Febrero  de  1618.  (Ibid.). 

1619  Interrogatorio  para  la  causa  de  los  ocho  padres  muertos  por  los  tepe- 
huanes,  que  el  P.  Francisco  de  Arista  presentó  a  la  mitra  de  Duran- 

go.  (Proceso). 

S.  f.    Arbol  de  todas  las  ciencias,  pensamientos  sacados  de  las  vidas  de  los 
santos,  para  la  predicación,   que  nunca  pensó  dar  a  la  imprenta. 
(Alegre) . 

Referencias  bibliográficas 

1  Alegre,  Francisco  Javier,  S.  J.,  Hist.  de  la  Prov.  de  la  C.  de  J.  en  N.  E., 
t.  I,  México,  1841,  pp.  417-8;  t.  II,  México,  1842,  pp.  56-7. 

2  Arch.  Gen.  Nac.  (México)  Historia. 

3  Arnaya,  Nicolás,  S.  J.,  Anua  de  1616,  fechada  en  México  el  18  Mayo 
1618. 

4  AsTRÁiN,  Antonio,  S.  J.,  Historia  de  la  C.  de  ].  en  la  Asist.  de  España.,  t. 
IV,  Madrid,  1913,  p.  442. 

5  BeristÁin,  Bibliot.  Hisp.-Americ.  Amecameca,  1883.  Letra  A.  Arista. 

6  Cuevas,  Mariano,  S.  J.,  Hist.  de  la  Igl.  en  México,  II,  El  Paso,  1928, 
p.  363. 

7  De  Backer,  S.  J.,  I,  283. 

8  Decorme,  Gerardo,  S.  J.,  Menologio  Ms.  1940,  p.  147. 

9  Dice.  Univ.  de  Hist.  y  Geograf.,  t.  I.  Apéndices,  México,  1855.  Art.  Aris- 
ta, 243. 

10  García  Icazbalceta,  Joaquín,  Bibliografía  Mexicana  del  siglo  XVI.  Pte. 
la.  México,  Andrade,  1886,  pp.  346-8. 

11  Pérez  Rivas,  Andrés,  S.  J.,  Hist.  de  las  Misiones,  libro  XI,  cap.  3. 

12  Proceso  Jurídico  en  Durango  acerca  de  los  ocho  padres  de  la  Compañía, 
muertos  a  manos  de  los  tepehuanes.  Noviembre  1616,  1617  y  sgts.  Leg.  2, 
p.  7. 

13  Sommervogel,  S.  J.,  Bibliotheque  de  la  C.  de      I,  551. 


BIBLIOGRAFIA 


553 


14  Uriarte,  S.  J.-Legina,  S.  J.,  Biblioteca  de  escritores  de  la  C.  de  ].  en  la 
Asist.  de  España,  Madrid,  1929-30,  I,  298. 


ARMANO,  ANGELO,  H.  ESC. 

BlOGR.\FÍA 

1596  Unos  buenos  sacerdotes  de  Guatemala,  distante  cerca  de  300  leguas 
de  la  capital  de  Nueva  España,  escribieron  al  P.  prefecto  de  la  congre- 
gación de  México,  que  era  entonces  el  Hermano  Escolar  Angelo  Armano 
(como  consta  de  una  carta  del  P.  general  Aquaviva  a  la  misma  congregación 
de  11  de  Marzo  de  1596)  (Méx.  I,  136v),  les  mandase  los  estatutos  de  la 
congregación,  para  formar  ellos  otra  semejante.  ( Alegre-Burrus,  I,  458). 

"No  podemos  menos  (dice  Alegre:  I,  144v)  que  pintar  con  vivos  colores 
la  regularidad  de  costumbres,  y  anhelo  de  la  perfección  en  que  florecían 
nuestros  estudiantes  que  con  las  palabras  del  Anua  de  1596  (Méx.  14,  ff. 
143-161v)  que  se  escribió  al  P.  general:  'Hanse  movido  muchos  a  entrar  en 
diversas  religiones,  tanto  que  en  sola  la  de  San  Agustín  recibieron  en  un  día, 
18  estudiantes  de  nuestras  clases,  escogidos  entre  más  de  40  que  andaban  en 
la  misma  pretensión'."  (Alegre-Burrus:  I,  459). 

Referengl\s  biográficas 

1  Alegre,  Francisco  Javier,  S.  J.,  Hist.  de  la  Prov.  de  la  C.  de  J.  en  N.  E., 
t.  I,  México,  1841,  p.  144v. 

2  Alegre-Burrus,  S.  J.,  Hist.  de  la  Prov.,  t.  I,  Roma,  1956,  pp.  458-459. 

3  Anua  de  1596. 

4  Méx.  I,  136v;  14,  ff.  143-161. 

Bibliografía 

Estuvo  en  México,  lo  ponemos  aquí  por  una  nota  del  P.  Sommervogel, 
acerca  del  P.  Francisco  Zarfate. 

"Appunti  del  P.  Armano  de  la  Compagnia  de  Gesú,  che  illustrano  la 
Relazione  del  Padre  Zavate". 

Este  manuscrito  se  encuentra  en  "Colección  de  Memorias  de  Nueva  Es- 
paña, que  en  virtud  de  órdenes  de  su  Magestad,  colectó,  extractó  y  dispuso 


554 


ARNAYA,  NICOLAS  DE,  P. 


en  XXXII  tomos,  un  Religioso  de  la  provincia  del  Santo  Evangelio  de  Mé- 
xico, por  el  año  de  1792".  El  colector  es  el  P.  Manuel  de  la  Vega. 

(Marcelino  de  Civezza:  Bibliografía  Franciscana.  Prato,  1879,  p.  611). 
Piensa  Sommervogel  que  el  P.  Zavate  es  el  P.  Francisco  Zarfate,  jesuíta  muer- 
to en  1597.  (Sommervogel:  I,  554). 

Referencia  bibliográfica 

1  Sommervogel,  Bibliotheque  de  la  Compagnie  de  Jesús,  I,  554. 

ARNAYA,  NICOLAS  DE,  P. 

Su  biografía  en  breve 

1557-58  Nació  en  Segovia  (España). 

1570  Estudios  en  la  universidad  de  Alcalá. 

1577  El  11  de  Abril  ingresó  en  Villarejo  de  Fuentes. 

1579  Votos  del  bienio. 

1580  Estudios  mayores  de  filosofía  y  teología,  en  el  colegio  de  Alcalá. 

1584  Ordenación  sacerdotal.  Tercera  probación.  Sale  para  Nueva  España 
en  la  expedición  del  P.  Antonio  de  Mendoza. 
Aprendió  luego  mexicano  y  otomí  en  Tepotzotlán. 

1588  Misiona  en  Durango  y  Zacatecas. 

1592  En  Tepotzotlán  perfeccionándose  en  el  otomí. 

1594-99  Superior  en  San  Luis  de  la  Paz. 

1599-1603  Superior  de  Guadiana. 

1605  Maestro  de  novicios  en  Tepotzotlán  por  seis  años. 
1612  Nombrado  socio  del  P.  provincial,  pero  no  lo  fue. 
—       Rector  del  colegio  del  Espíritu  Santo  de  Puebla. 


BIOGRAFIA 


555 


1613  Nombrado  procurador  a  Roma  y  Madrid. 
1616-1622  Provincial  de  México. 

1622  Padre  espiritual  del  colegio  máximo  de  México. 

1623  (Marzo  21).  Murió  en  el  colegio  máximo  de  México. 

Biografía 

1557  "El  P.  Nicolás  de  Arnaya  nació  en  Segovia  en  1557".  (Ayuso). 

1558  "Natural  de  Segovia,  donde  nació  en  1558".  (Pérez  Rivas) . 

—  "Nicolás  de  Arnaya  fue  originario  de  Segovia,  a  quien  la  Biblioteca 
de  la  Compañía  llama  'varón  digno  de  contarse  entre  los  primeros  y 

mayores  ornamentos  de  la  Compañía,  de  su  tiempo'."  (Oviedo)  (J.M.D.). 

—  Natural  de  Segovia,  en  los  reinos  de  Castilla,  donde  pasó  sus  primeros 
años.  (Ríos,  Guillermo,  S.  J.,  Necrol.). 

1567  "Y  allí  estudió  latinidad".  (Ríos). 

1570  "La  cual  acabada,  le  enviaron  sus  padres  a  la  universidad  de  Alcalá, 
para  dar  principio  a  los  estudios  mayores  de  artes".  (Ríos). 

1575  "Entró  a  la  Compañía  en  1575"  afirma  González  de  Cossío. 

1576  "Tocóle  nuestro  Señor  el  corazón,  siendo  colegial  artista,  para  que 
dejase  el  mundo,  y  se  entrase  a  la  Compañía".  (Ríos). 

1577  "El,  correspondiendo  a  la  divina  vocación,  pidió  ser  admitido  en  ella 
y  alcanzó  el  cumplimiento  de  sus  buenos  deseos,  siendo  de  edad  de  17 

años".  (Ib.). 

—  "Tomó  la  sotana  de  jesuíta  en  la  provincia  de  Toledo".  (Berist.).  (Pé- 
rez Rivas,  de  donde  lo  copia,  sin  duda,  Sommen  ogel) . 

—  "Fue  el  1 1  de  Abril  de  ese  año".  (Añade  Lecina). 

—  "Tuvo  su  noviciado  en  el  de  Villarejo  de  Fuentes".  (Ríos,  Guiller- 
mo, Necr. ) . 

1579  "Emitió  los  votos  del  bienio  en  Abril  de  1579".  (Ayuso). 

—  "La  probación  acabada,  prosiguió  los  estudios  mayores  en  el  colegio 
de  Alcalá".  (Ríos). 


556 


ARNAYA,  NICOLAS  DE,  P. 


1584  "Y,  habiéndolos  acabado,  y  tenido  su  tercera  probación,  pidió  pasar 
a  las  Indias  para  emplearse  en  la  conversión  de  la  gentilidad  y  bien  de 
aquellos  pobres  indios".  (Ríos:  NecroL). 

—  Pasó  a  Nueva  España  en  1584.  (Ayuso).  "Recién  ordenado  de  sacer- 
dote y  hecha  su  tercera  probación".  (J.M.D.). 

—  "Fue  señalado  para  esta  provincia  donde  vivió  por  tiempo  de  38  años. 
Hizo  su  viaje  en  compañía  del  P.  Antonio  de  Mendoza,  que  vino  por 

provincial  de  la  Nueva  España".  "Desde  que  pasó  a  estas  partes  hasta  que 
acabó  la  vida,  le  tuvo  la  obediencia  ocupado  en  ministerios  y  oficios  graves 
y  de  mucha  importancia,  por  hallar  en  su  sujeto  capacidad  para  todo,  así  en 
letras  como  en  virtud,  de  que  luego  trataré  más  a  la  larga. 

"Habiendo  llegado  a  esta  provincia,  deseando  acudir  a  poner  en  ejecución 
los  deseos  que  le  habían  movido  a  dejar  su  antigua  provincia  y  a  venir  a  este 
nuevo  mundo  por  hacerse  ministro  apto  para  emplearse  en  la  salvación  de 
los  indios,  y  como  el  medio  para  comunicarlos  es  saber  su  lengua  (y  en  esta 
Nueva  España  hay  muchas)  aprendió  dos,  la  una  mexicana,  que  es  la  que 
generalmente  corre  por  todas  estas  provincias  de  indios;  la  otra  es  la  otomí, 
y  más  dificultosa  que  la  primera,  por  la  dificultad  que  en  su  pronunciación 
tiene.  Con  estas  dos  lenguas,  fue  un  gran  ministro  de  los  indios,  ocupándose 
en  su  enseñanza  y  conversión  con  mucho  ferv-or  y  espíritu".  (Ríos,  Necrol.). 

—  Sevilla,  fines  de  Junio  de  1584.  (Del  Legajo  AGI:  Arch.  Gen.  In- 
dias. Contaduría  321  B  pl.  397,  p.  4,  pl.  398,  p.  1). 

"Recíbense  más  en  cuenta  al  dicho  tesorero  don  Francisco  Tello  520  du- 
cados que  valen  195,000  maravedíes,  que  dio  y  entregó  a  los  PP.  Francisco 
Váez,  y  Melchior  Marco,  por  sí,  y  en  nombre  de  Juan  Vauptista  (sic)  Caxina 
y  Gonzalo  de  Tapia  y  Francisco  de  La  Casa  y  Nicolás  de  Arnaya  y  Cristó- 
bal Viago  (sic,  por  Bravo)  y  Gregorio  López  y  Martín  Peláez,  y  Hernando 
de  Montemayor,  Agustín  de  Sarriá,  Hernando  de  Villaf ranea  (sic,  por  Villa- 
fañe),  Bernardino  de  Llanos,  Vicente  Beltrán,  Juan  López,  Mateo  Sánchez, 
Gerónimo  Ramírez,  Hernando  de  Sant  Sebastián,  Martín  de  Aguirre,  Her- 
nando Escudero  de  la  Compañía  de  Jhs.,  y  Francisco  Campugano  y  Luis 
Negrete,  sus  criados,  que  son  18  religiosos  de  la  Compañía  de  Jhs.,  y  dos 
criados  que  consigo  llevó  a  la  provincia  de  la  Nueva  España,  por  mandato 
de  su  Magestad  (Felipe  II)"... 

(M.M.,  II,  372-3). 

—  México,  27  de  Octubre  1584.  (De  una  carta  del  P.  Antonio  de  Men- 
doza, al  P.  Aquaviva)  :  "En  procurar  haya  lenguas  para  adelante,  se 

ha  puesto  y  se  pondrá  toda  diligencia,  conforme  al  orden  que  V.  P.  ahora 
ha  dado.  Hemos  puesto  ya  cuatro  estudiantes  de  los  que  tragimos  de  España 


BIOGRAFIA 


557 


a  que  la  aprendan:  dos  a  la  otomí  (uno  de  ellos  era  el  P.  Nicolás  de  Arna- 
ya),  y  dos  a  la  tarasca.  Entran  en  ello  muy  de  buena  gana".  .  .  (Hisp.  129, 
ff.  201-4v)  (M.M.,  II,  395). 

1585  México,  12  de  Enero  1585.  (De  una  carta  del  P.  Prov.  Antonio  de 
Mendoza  al  P.  Gen.  Aquaviva)  :  "Lo  de  las  lenguas,  va  sucediendo 

bien,  gracias  a  Dios:  porque  uno  de  los  hermanos  que  pusimos  a  la  otomí 
(Nicolás  Arnaya),  en  obra  de  una  semana  y  aun  menos,  enseñó  (en  Tepot- 
zotlán)  públicamente  las  oraciones  y  la  primera  parte  del  catecismo,  y  de 
manera  que  se  contentaron  los  indios.  Y  díceme  el  P.  (Juan)  de  la  Plaza,  que 
si  no  le  hubiera  atajado  una  enfermedad,  pudiera  ya  ser  obrero".  (Hisp.  129, 
ff.  252-6v)  (M.M.,  II,  414). 

—  Pátzcuaro,  4  de  Abril  1585.  (De  una  carta  del  P.  Cristóbal  Bravo  al 
P.  Aquaviva)  :  .  .  .  "Y  por  no  haber  más  en  la  expedición  que  en  1584 

nos  trajo  que  un  sacerdote  entre  todos  los  que  a  estas  partes  habíamos  de 
venir;  le  pareció  al  P.  provincial  Antonio  de  Mendoza,  nos  ordenásemos 
otro  hermano  (Nicolás  de  Arn.\ya)  y  yo.  Se  ordenaron  en  Teruel  el  4  de 
Marzo  de  1584  (Cod.  C.  f.  81v),  que  aquel  año  acabábamos  nuestros  estu- 
dios; y  así  nos  ordenamos  en  breve  tiempo,  usando  de  nuestro  privilegio". 
(Hisp.  130,  ff.  17-18v)   (M.M.,  II,  539). 

—  (Del  catálogo  de  los  padres  y  hermanos  de  la  residencia  de  Tepotzo- 
tlán,  el  año  de  1585)  :  "El  padre  Nicolás  de  Arnaya,  natural  de  Se- 

govia,  de  28  años,  de  buenas  fuerzas;  tiene  9  años  en  la  Compañía.  Hizo  los 
votos  del  bienio  a  los  dos  años  de  haber  ingresado;  ha  estudiado  4  años  de 
artes  y  4  de  teología.  Su  ocupación  es  confesar  y  predicar  a  indios  otomites". 
(Méx.  4f,  ff.  22-37)  (M.M.,  II,  752). 

—  Tepotzotlán,  30  de  Noviembre  de  1585.  (Carta  del  P.  Prov.  Antonio 
de  Mendoza,  al  P.  Aquaviva)  :  "El  P.  Nicolás  de  Arnaya  confiesa 

y  predica  en  la  lengua  otomí,  que  es  la  más  dificultosa  que  hay  en  esta  tierra". 
(Hisp.  131,  ff.  53-7v)  (M.M.,  II,  720). 

1586  En  1586  escribía  el  P.  Diego  García,  rector  de  Tepotzotlán,  que  el  P. 
Nicolás  de  Arnaya,  estaba  ya  hecho  un  obrero  de  los  indios  otomíes. 

1588  "Algunos  años  antes  de  haber  sido  destinado  el  P.  Gonzalo  de  Tapia 
a  Sinaloa,  había  hecho  con  el  P.  Nicoi^xs  de  Arnaya,  una  fervorosa 
misión  en  la  ciudad  de  Guadiana".  (Alegre). 

—  Versión  de  Pérez  Rivas  (Crón.  II,  246-7)  sobre  las  misiones  en  Gua- 
diana: 

"Y  comenzando  por  la  descripción  y  sitio  de  la  ciudad  de  Guadiana,  que 


558 


ARNAYA,  NICOLAS  DE,  P. 


dista  de  la  de  México,  al  poniente,  180  leguas,  es  cabeza  de  la  provincia, 
gobernación  y  obispado  de  la  Nueva  Vizcaya;  y  aunque  no  es  muy  poblada 
la  ciudad  de  Guadiana  de  vecinos  españoles,  pero  su  comarca  lo  es  de  mu- 
chos reales  de  minas  de  plata,  y  la  tierra  goza  de  buenos  pastos  y  aguas;  es 
abundante  de  frutas  y  semillas,  aunque  no  tan  cultivada  como  fecunda,  a 
causa  de  que,  por  su  distancia  de  México,  es  poblada  de  pocos  españoles;  sus 
cosechas  son  más  de  ganados  que  de  otros  frutos;  pues,  antiguamente  de 
crías  de  ganado  mayor  se  herraban  en  esta  comarca  cada  año  80,000  becerros, 
aunque  ha  disminuido  mucho  este  número  con  el  alzamiento  de  los  tepehua- 
nes  (1616).  Lo  que  más  ilustra  la  ciudad  de  Guadiana,  es  la  silla  episcopal 
de  aquel  dilatado  obispado,  que  se  extiende  a  toda  la  provincia  de  Sinaloa 
por  espacio  de  200  leguas,  y  otras  200  hasta  el  Nuevo  México. 

"Varias  veces  habían  estado  los  de  la  Compañía  con  nombre  de  misión 
en  la  ciudad  de  Durango  o  Guadiana,  que  es  el  nombre  más  usado,  deseo- 
sos de  entrar  a  desmontar  la  espesa  selva  del  gentilismo  que  encerraba  en  sus 
términos,  y  cultivar  el  dilatado  campo  de  bárbaras  naciones,  que  el  Señor 
les  tenía  preparadas,  para  que  las  redujesen  como  ovejas  perdidas,  al  aprisco 
del  verdadero  Pastor  Jesucristo. 

"Los  primeros  obreros  de  la  Compañía  que  trabajaron  en  esta  viña  fue- 
ron el  P.  Nicolás  de  Arnaya  y  el  P.  Gonzalo  de  Tapia  antes  que  entrase  a  la 
provincia  de  Sinaloa.  .  .  Estos  dos  celosísimos  operarios  y  grandes  ministros 
que  siempre  trataban  de  amplificar  la  gloria  de  Dios  y  de  su  evangelio,  co- 
menzaron a  sembrar,  el  poco  tiempo  que  en  Guadiana  estuvieron,  la  semilla 
del  cielo,  a  ganar  las  voluntades  de  los  seglares  y  exhortar  al  pueblo  que 
reformase  sus  costumbres". 

—       Versión  del  P.  Dunne  (Pioneer  Jesuits  in  Northern  México,  p.  11). 

"These  first  successes  were  enjoyed  during  the  years  1588  and  1589. 
Meanwhile  a  companion  had  been  given  Tapia.  This  was  Father  Nicolás 
de  Arnaya,  destined  to  have  a  long  and  fruitful  career  among  the  Jesuits  of 
New  Spain. 

"Together  these  two  men  rodé  farther  north  in  1589,  this  time  to  carry 
spiritual  help  and  consolation  to  the  Spaniards  and  Christian  Indians  of  the 
mines  of  Zacatecas  and  Durango.  At  the  latter  place,  then  called  usually 
Guadiana,  a  fine  friendship  was  formed  between  the  young  apostle  Tapia 
and  the  Govemor  of  the  province  of  Nueva  Vizcaya,  D.  Rodrigo  del  Río 
y  Losa. 

"When  Father  Arnaya  departed  for  Durango  he  left  Francisco  de  Aris- 
ta behind  to  be  companion  and  helper  to  Juan  Agustín  Espinosa  at  La  La- 
guna". 

1589  "In  1589  Father  Tapia  with  Father  Nicolás  de  Arnaya  rodé  still 


BIOGRAFIA 


559 


farther  north,  into  the  city  of  Zacatecas,  and  up  to  Guadiana  to  minis- 
ter  the  mining  populations  there".  (Dunne:  Black  Robes  on  the  West  Coast, 
p.  14). 

1592  Roma,  8  de  Junio  de  1592.  (De  una  carta  del  P.  Aquaviva  al  P.  vi- 
sitador Diego  de  Avellaneda)  :  "Espero  que  el  P.  Nicolás  de  Arnaya 
lo  hará  bien  en  Tepotzotlán;  y  que,  teniendo  de  comer  estará  allí  bien  el 
seminario  de  letras  humanas,  y  de  la  comodidad  que  habrá  allí  para  las  len- 
guas me  consuelo  no  poco,  porque  esto  deseo  que  vaya  adelant,e  como  cosa 
de  la  que  depende  la  ayuda  a  los  indios  que  yo  tanto  he  encargado,  y  vues- 
tras reverencias  procuran;  y  en  lo  que  toca  a  ocupar  los  que  hacen  el  año 
de  tercera  probación,  los  cuatro  meses  últimos  en  aprender  la  lengua,  me 
remito  a  la  que  respondí  en  la  de  28  de  Octubre  de  1591,  que  bastará  el 
orden  que  V.  R.  ha  dado,  sin  que  se  haya  de  dispensar  en  esto,  por  lo  mu- 
cho que  importa,  y  más  en  esa  tierra,  que  con  único  cuidado  atiendan  todo 
aquel  año  a  reparar  el  espíritu. 

—  "Al  principio  de  este  año  (1592)  el  P.  Arnava  fue  superior  del  se- 
minario de  lenguas  en  Tepotzotlán,  y  el  6  de  Septiembre  hizo  la  pro- 
fesión de  cuatro  votos".  (Lccina). 

1594  "Por  Septiembre  de  este  año  de  1594  partieron  los  Padres  Francisco 
Zarfate  y  Diego  Monsalve  a  la  fundación  de  la  residencia  de  San  Luis 

de  la  Paz,  de  cuya  residencia  era  el  superior  el  P.  Nicolás  de  Arnaya". 
(Alegre-Burrus  I,  416,  Nota  12)   (Méx.  4,  f.  81v). 

1595  Después  de  haber  dado  los  datos  anteriores,  no  sabemos  por  qué  el 
P.  José  Gutiérrez  Casillas,  en  su  obra  Santarén,  p.  193  dice:  "Los  pri- 
meros jesuítas  que  vinieron  a  Durango  fueron  los  Padres  Nicolás  Arnaya 
y  Jerónimo  Ramírez  en  el  año  de  1595,  o  principios  de  1596".  Y  cita  al  P. 
Decorme  I,  49  y  Arch.  Gen.  Nac.  (México)  Historia,  19,  p.  253. 

1596-97  "En  San  Luis  de  la  Paz  el  P.  Nicolás  Arnaya  fue  el  Séptimo 
jesuíta  que  doctrinó  en  la  región.  El  P.  Decorme  dice  que  este  padre 
acompañó  al  P.  Gonzalo  de  Tapia  en  1590  (y  así  es:  cfr.  Bibliografía)  pero 
su  rúbrica  en  los  bautismos  aparece  hasta  los  años  de  1595  y  1596.  Tal  vez 
en  una  'segunda  venida'  a  esta  misión".  (Ramírez,  Esteban,  Pbro.  Estudio 
histórico  de  San  Luis  de  la  Paz,  pp.  148-149). 

—  "Fue  uno  de  los  primeros  misioneros  de  los  chichimecas  y  superior 
de  la  misión  de  San  Luis  de  la  Paz".  (Lecina). 

—  (En  el  Catálogo  de  lenguas  de  1596)  :  "En  la  misión  de  San  Luis  de 
la  Paz:  el  P.  Nicolás  de  Arnaya  sabe  muy  bien  la  lengua  otomí  y 


560 


ARNAYA,  NICOLAS  DE,  P. 


se  ha  ejercitado  en  confesar  y  predicar  en  ella  once  años,  y  también  se  ha 
ejercitado  en  confesar  y  predicar  en  la  mexicana,  y  ahora  deprende  otra  de  las 
de  aquella  tierra".  (Firmado  por  el  P.  Esteban  Páez.  [Méx.  4,  ff.  93-94]) 
(Burrus:  Pioneer  Jesuit  Apostles,  580-597). 

1597  "Con  mayor  felicidad  crecía  la  semilla  del  evangelio  en  los  chichi- 
mecas  de  San  Luis  de  la  Paz.  El  Excmo.  conde  de  Monterrey,  in- 
formado de  la  utilidad  de  esta  misión,  había  mandado  fabricar,  a  costa  de 
la  real  hacienda,  la  casa  y  templo  de  la  Compañía,  en  que  estaban  de  asien- 
to dos  padres  y  un  hermano".  (Alegre).  "Los  padres  Nicolás  de  Arnaya, 
superior  y  Diego  de  Monsalve,  y  el  H.  Pedro  de  Castañeda".  (Alegre-Burrus: 
II,  23  Nota). 

1599  Superior  de  la  residencia  de  Guadiana. 

—  Y  en  Noviembre  de  ese  año  se  halla  bajo  el  No.  23  de  los  cuarenta 
profesos,  reunidos  en  México  en  1599,  bajo  el  provincialato  del  P. 

Francisco  Váez.  "No.  23  Nicolás  de  Arnaya,  superior  de  la  residencia  de 
Guadiana".  (Vera) .  "En  esta  quinta  congregación  provincial,  salió  electo 
sustituto  del  procurador  a  Roma  P.  Antonio  Rubio,  el  P.  Nicolás  Arnaya". 
(Alegre) . 

—  Sin  duda  alguna  hizo  el  viaje  de  Durango,  a  Parras,  ya  sea  yendo  a 
la  congregación,  o  de  vuelta,  pues  conocemos  una  carta  de  él  fecha- 
da en  Parras  y  dirigida  al  P.  provincial  Francisco  Váez,  que  dice  así: 

"Me  ha  sido  este  viaje  de  singular  consuelo,  así  por  ver  a  los  padres  Juan 
Agustín  (de  Espinosa)  y  Francisco  de  Arista,  trabajando  con  tanto  gusto  en 
la  viña  del  Señor,  como  verdaderos  hijos  de  la  Compañía,  como  por  la  mu- 
cha mies  que  nuestro  Señor  ofrece  a  nuestros  operarios;  en  declarar  esto 
me  extendiera  muchísimo,  pero  sólo  diré  lo  que  vi  y  palpé,  que  es  el  bueno 
y  grande  pueblo  que  se  va  fundando  en  el  Valle  de  las  Parras,  en  el  cual 
hay  al  pie  de  mil  seiscientas  personas  y  cada  día  van  viniendo  otras  de  nue- 
vo. En  los  días  en  que  yo  estuve  en  aquel  pueblo,  que  fueron  doce,  vino  un 
cacique  con  algunos  de  su  gente,  a  pedir  lugar  para  los  suyos,  que  eran  en 
buena  cantidad.  Fuera  de  éste  faltan  todavía  nueve  caciques,  sin  los  indios 
payos  y  rayados  que  son  muchos;  de  suerte  que  se  hará  un  lugar  de  más 
de  cinco  mil  personas.  Bauticé  en  esos  pocos  días  más  de  doscientos  entre 
párvulos  y  adultos,  bien  dispuestos".  (Alegre:  I,  380-381). 

"A  la  vuelta  vine  por  el  río  de  las  Nazas  pasando  por  muchas  ranche- 
rías, de  las  cuales  y  de  otras  de  La  Laguna  piensan  los  padres  hacer  cuatro 
o  cinco  poblaciones,  y  la  una  sería  de  cuanta  gente  quisiéramos,  porque  den- 
tro de  pocas  leguas  hay  unos  valles  habitados  de  innumerables  indios,  todos 
muy  deseosos  así  de  reducirse  a  población,  como  de  recibir  el  bautismo.  De 
paso  iba  preguntando  por  los  enfermos  y  hallé  algunos  viejos  que  pasarían 


BIOGRAFIA 


561 


de  cien  años,  a  los  cuales  bauticé  con  mucho  consuelo,  así  por  verlos  en  la 
extrema  necesidad,  como  por  el  ansia  y  fervor  con  que  lo  pedían.  Así  lo  pide 
la  gente  de  todo  este  río,  entre  la  cual  hay  algunos  bautizados,  aunque  tan 
ignorantes  como  los  gentiles,  y  todos  hablan  aunque  tosca  y  groseramente  la 
lengua  mexicana.  Con  esto  me  acabo  de  confirmar  en  lo  que  tengo  escrito 
a  V.  R.  que  la  porción  que  Dios  tiene  guardada  a  la  Compañía  es  la  de  los 
muchos  indios  que  hay  en  esta  parte,  y  así  convendrá  que  V.  R.  refuerce  esta 
misión,  siquiera  con  otros  dos  compañeros,  porque  hay  mucho  que  hacer, 
y  al  tiempo  doy  por  testigo  que,  en  lo  de  adelante  será  más,  y  pues  el  Señor 
nos  envía  obreros,  en  ninguna  parte  podrían  emplearse  mejor,  'si  quidem 
messis  multa  est'." 

Nicolás  Arnaya. 

—  (Del  acta  original  de  la  quinta  congregación  provincial)  :  "Jueves, 
4  de  Noviembre,  a  las  ocho  y  media  de  la  mañana,  que  fue  el  día 

y  hora  señalada  para  la  elección  de  procurador,  se  juntaron  los  padres  de 
la  congregación  y  eligieron  'ad  plura  medietate  suffragia',  en  primer  lugar 
al  P.  Antonio  Rubio,  y  en  segundo  al  P.  Nicolás  de  Arnaya,  a  los  cuales 
y  a  cada  uno  de  ellos  comunicó  la  congregación  poder  y  facultad  para  po- 
der hallarse  en  nombre  de  esta  provincia" .  .  . 

—  Es  de  recordar  en  estos  momentos  en  que  el  P.  Arnaya  volvía  a  su 
superiorato  de  Guadiana,  en  donde  estuvo  de  superior  desde  este  año 

de  1599  al  de  1603:  la  bondad  que  su  carácter  inspiraba  a  todos,  y  al  mis- 
mo tiempo  la  influencia  que  en  nuestra  provincia  iba  logrando.  Era  al  mismo 
tiempo  visitador  de  las  misiones  de  Parras  y  tepehuanes. 

1600  El  P.  Ayuso  dice  que  hasta  el  año  de  1600  fue  nombrado  superior  de 
Guadiana. 

"El  P.  Diego  de  Monzalve,  guatemalteco,  fundador  y  primer  superior  de 
San  Luis  de  la  Paz,  padeció  muchas  persecuciones  y  falsos  testimonios  de 
los  españoles;  en  especial  de  uno  que,  con  su  desgraciada  muerte,  mostró  el 
Señor  la  inocencia  del  padre,  cuya  vida  fue  a  examinar,  por  orden  de  los 
superiores  el  P.  Nicolás  de  Arnaya,  y  averiguó  con  muchos  testigos  la  ino- 
cencia del  P.  Monzalve,  y  la  paciencia  con  que  había  llevado  las  calumnias 
que  sus  enemigos  le  imponían,  con  lo  cual  prosiguió  algún  tiempo  en  su  ofi- 
cio de  superior".  (Diez,  Gerónimo:  Necrol.  del  P.  Monzalve.  1624)  (Anua 
1624,  fechada  en  México  el  20  de  Mayo,  1625). 

1601  Con  fecha  de  9  de  Febrero  de  1601,  escribía  el  P.  Arnaya  desde  Gua- 
diana al  P.  Váez:  "La  ocasión  de  no  haber  enviado  los  puntos  del 

Anua  presente  al  tiempo  señalado,  ha  sido  la  larga  ausencia  que  yo  he  hecho 
estos  días,  y  el  no  haber  acudido  con  ellos  algunos  padres  que  andan  en  mi- 


562 


ARNAYA,  NICOLAS  DE,  P. 


siones,  y  haber  también,  entre  año,  enviado  a  V.  R.  algunas  cartas  de  di- 
chos padres,  de  las  que,  con  poco  trabajo,  se  pueden  sacar  los  puntos  de 
edificación. 

"Los  que  tengo  que  escribir  acerca  de  esta  residencia,  ya  V.  R.  los  sabe, 
pues  constan  de  las  ocupaciones  que  tienen  los  pocos  que  en  ella  residen; 
digo  pocos,  porque,  aunque  son  ocho  los  sacerdotes  que  pertenecen  a  esta 
casa  y  dos  hermanos  coadjutores,  los  seis  andan  en  las  tres  misiones  de  que 
abajo  hablaré,  y  los  dos,  con  los  hermanos,  se  están  de  pie  fijo  en  esta  casa, 
cuyos  ministerios  no  han  dejado  de  ser  de  mucha  importancia  para  mayor 
gloria  del  Señor,  apagando  algunos  fuegos  de  discordias  y  disenciones  de  mu- 
chos que  éstos  han  tenido,  haciendo  algunas  amistades  de  consideración,  pre- 
dicando y  confesando  a  toda  clase  de  gentes,  como  son  españoles,  negros  e 
indios,  haciendo  la  doctrina  a  los  niños,  con  lo  que  se  instruyen;  y  se  ha  ga- 
nado mucho  en  esta  tierra,  porque  echan  bien  de  ver  el  bien  que  tienen, 
manifestándolo  no  sólo  con  palabras,  sino  con  obras,  acudiendo  con  limos- 
nas para  el  edificio  de  las  casas  de  la  iglesia  que  se  han  empezado,  y  una 
pequeña  que  se  acomodó  de  prestado:  en  ella  se  puso  el  Santísimo  Sacra- 
mento con  mucho  consuelo  de  los  de  fuera  y  con  mayor  de  los  de  casa. 

"De  aquí  también  se  acude  a  las  estancias  y  lugares  comarcanos,  ejerci- 
tando nuestros  ministerios  con  no  pequeño  fruto  de  las  almas;  y  si  hubiera 
aquí  más  obreros,  lo  fuera  más  copioso.  Y  aunque  es  verdad  que  a  estas  y 
a  otras  cosas  se  asiste  en  esta  residencia,  pero  la  principal  es  ayudar  a  las 
misiones  que  a  ella  están  subordinadas,  en  las  cuales  es  Dios  nuestro  Señor 
glorificado,  y  las  almas  en  gran  número  ayudadas  por  medio  de  los  nuestros. 
Lo  cual,  recogido  de  algunas  cartas  que  los  nuestros  han  escrito,  y  por  las 
relaciones  breves  que  van  en  ésta  y,  por  si  acaso  no  se  ha  sabido,  lo  que 
ahora  diré  acerca  de  la  misión  de  la  sierra  de  los  acaxées;  y  lo  demás  lo 
anunciaré  brevemente. 

"Es  esta  serranía  en  gran  manera  áspera  y  dificultosa  de  andar,  pero  no 
por  eso  deja  de  ser  habitada  por  mucha  gente  dócil  y  mansa;  y  aunque  no 
tienen  guerra  con  los  españoles,  las  tienen  entre  sí  mismos,  y  muy  sangrien- 
tas, de  suerte  que  se  matan  los  unos  a  los  otros  cuando  se  pueden  haber 
a  las  manos,  lo  cual  hacen  muy  a  menudo,  por  estar  muy  cerca  los  unos 
pueblos  de  los  otros.  Pero,  como  he  dicho,  en  lo  demás  es  gente  mansa  y 
dócil  y  trabajadora.  Hacen  sus  sementeras,  aunque  en  riscos  y  montes  con 
mucho  trabajo,  y  tienen  su  buena  cosecha  de  maíz  y  otros  comestibles  con 
los  cuales  viven.  Andan  desnudos,  aunque  poco  a  poco  van  gustando  de 
cubrirse,  traen  el  cabello  largo  y  tanto  que  a  uno  se  le  midió  y  tenía  17  pal- 
mos de  largo;  lo  traía  trenzado  en  la  cabeza,  de  suerte  que  desatado,  le  cu- 
bría todo  el  cuerpo  y  arrastraba  mucho. 

"Aunque  ha  estado  esta  gente  casi  siempre  de  paz  con  los  españoles  y 


BIOGRAFIA 


563 


han  poblado  dos  reales  de  minas  en  sus  tierras,  suelen  ellos  acudir  a  traba- 
jar". (Informa  luego  de  la  misión  del  P.  Santarén  y  de  la  del  P.  Ruiz,  in- 
formes que  se  han  de  ver  en  sus  fichas) . 

"En  la  misión  de  los  tepehuanes  no  se  hace  menor  servicio  a  Dios  nues- 
tro Señor,  que  en  la  pasada,  por  ser  gente  no  menos  necesitada  y  con  sed 
de  los  bienes  del  cielo,  habiendo  antes  vivido  en  su  gentilidad,  haciendo  gran- 
des daños  en  las  poblaciones  y  estaciones  de  los  españoles,  pero  ha  sido  Dios 
servido  de  aliviarlos  y  darles  el  deseo  de  quitarse  de  ella  y  congregarse  en 
pueblos,  los  cuales  se  van  fundando  y  acomodando,  de  suerte  que  prometen 
perpetuidad  y  seguridad,  para  que  los  nuestros  puedan  hacer  su  oficio  (como 
lo  hacen)  acudiendo  a  su  doctrina  y  enseñanza,  yéndolos  disponiendo  para 
el  bautismo,  el  cual  piden  con  instancia;  y  aunque  la  gente  de  esa  nación 
que  ahora  se  cultiva,  es  mucha  la  que  cae  entre  norte  y  poniente,  es  sin 
comparación  más  numerosa,  la  que  vive  hacia  el  norte,  del  todo  desampa- 
rada, por  ser  agreste  y  vivir  en  partes  tan  incómodas,  que  no  se  puede  ir  a 
donde  ellos  viven  por  falta  de  agua.  Es  de  notar  que  la  que  ellos  beben  es 
la  del  maguey,  fuera  del  tiempo  de  aguas  que  cae  algún  aguacero. 

"Aseguran  los  indios  más  viejos  de  esta  tierra,  que  en  tiempo  de  guerra 
solían  adelantarse  tierra  adentro,  a  donde  hay  más  de  seis  mil  indios,  tam- 
bién tepehuanes,  y  que  todavía  la  nación  se  extendía  mucho. 

"Ahora  se  trata  de  irlos  sacando  a  partes  cómodas,  para  que  gocen  del 
bien  de  que  por  tantas  generaciones  han  carecido  sus  padres. 

"Aunque  he  dejado  la  misión  de  La  Laguna,  Parras  y  río  Nazas  para 
lo  último,  no  es  sino  la  primera,  por  la  multitud  de  gentes  que  hay  en  la 
comarca,  por  cierto,  tan  bien  dispuesta  para  recibir  el  evangelio,  como  no 
hay  en  todas  las  Indias;  y  así  por  el  buen  natural  que  tienen,  como  por  ser 
muchos  de  ellos  gente  ladina  que  hablan  el  mexicano,  ya  que  no  todos  lo 
entienden,  lo  cual  ha  sido  singular  providencia  del  Señor  para  que  el  evan- 
gelio tuviese  más  fácil  entrada  en  tierra  de  tantas  y  tan  varias  y  diferentes 
lenguas:  por  la  lengua  mexicana,  ya  que  no  todos  la  entienden,  a  lo  menos 
se  hallan  intérpretes  para  enseñar  a  los  demás. 

"La  causa  de  encontrar  tanta  gente  ladina  (así  hombres  como  mujeres) 
es  que  ordinariamente  salen  a  trabajar  a  casas  de  españoles,  o  por  fuerza  o 
voluntariamente,  viniendo  de  60  y  80  leguas,  por  volver  vestidos  a  su  tie- 
rra, y  es  curioso  que  no  se  contentan  con  el  vestido  de  los  mexicanos,  sino 
con  el  de  los  españoles,  de  paño;  y  como  es  gente,  en  cuanto  al  cuerpo,  bien 
dispuesta,  les  cae  bien  el  vestido;  y  a  la  verdad,  da  contento  ver  a  un  pue- 
blo que  en  esto  aventaja  a  los  demás.  Apenas  se  ve  ranchería  en  donde  no 
se  vea  de  esta  gente,  mucha,  y  muchas  mujeres  ladinas  que  pueden  hacer 
de  comer,  y  lo  demás  tocante  a  su  oficio,  a  cualquiera  persona;  y  de  aquí 
nace  el  acudir  con  puntualidad  y  aliño  a  las  cosas  de  la  iglesia,  haciendo 


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ARNAYA,  NICOLAS  DE,  P. 


los  indios  los  oficios  de  fiscales  con  asaz  cuidado;  y  cuando  se  dice  misa  en 
algún  paraje,  aunque  haya  cuatro  o  más  leguas  de  distancia,  acuden  a  ella 
y  al  llamado  del  padre,  y  ofrecen  sus  igelsias  bien  aderezadas,  en  particular 
los  del  río  Nazas.  Cierto  que  en  lo  tocante  a  sus  almas,  aún  les  falta  mu- 
cho, pues  cuando  entraron  los  nuestros  en  su  tierra,  había  muy  pocos  cris- 
tianos; y  los  que  lo  eran,  éranlo  en  el  nombre  y  no  en  las  costumbres. 

"La  razón  de  no  haber  tenido  ministros  hasta  ahora,  es  la  esterilidad  de 
la  tierra,  que,  aunque  llana,  carece  enteramente  de  agua,  y  por  eso  no  lleva 
sino  espinos  y  abrojos,  de  suerte  que,  aun  en  las  sendas  ya  hechas,  es  nece- 
sario tener  cuidado  de  no  ir  dejando  el  vestido  a  pedazos,  y  aun  la  carne 
también.  Por  ser  la  tierra  tal  como  he  dicho,  hay  pocos  parajes  acomodados 
para  establecer  poblaciones  grandes,  aunque,  por  la  gracia  del  Señor  se  han 
descubierto  recientemente,  cuatro  que  parecen  a  propósito  para  el  intento: 
uno  a  la  entrada  del  río,  en  donde  se  juntaron  cuatrocientas  personas  de  in- 
dios que  llaman  zacatecas.  Otro  que  se  llama  Santa  Ana,  con  trescientos 
ladinos.  El  tercero  en  el  río  Nazas  que  va  creciendo  en  población  con  gente 
advenediza  que  se  junta  a  la  antigua,  por  tener  madera  para  edificar,  tierra 
húmeda  para  sembrar  y  alimentos  abundantes  con  que  sustentarse:  habrá 
allí  dos  mil  almas.  El  cuarto  (que  se  me  olvidaba)  dentro  de  La  Laguna, 
con  doscientas  o  trescientas  personas,  distante  del  anterior  pueblo  dos  o  tres 
leguas  vía  recta,  aunque  por  la  laguna  es  fuerza  rodear  otras  tantas.  Y  la 
última,  que  es  la  que  tiene  más  asiento,  es  la  de  Parras".  (Arnaya  al  P. 
Prov.  Váez). 

—  Sin  duda  a  estos  pueblos  se  refiere  Alegre,  cuando  en  1599  nos  dice 
que  en  La  Laguna  o  Parras,  se  fundaron  cinco  nuevos  pueblos:  San- 
ta Ana,  Laguna  Grande,  Aztla,  San  Francisco  y  Cuatro  Ciénegas. 

—  "En  el  Anua  de  1601,  dice  el  P.  Niolás  de  Arnaya  que  el  P.  San- 
tarén  había  ya  estado  en  Topia  tres  años,  lo  cual  prueba  que  es  un 

error  lo  que  afirma  el  P.  Pérez  Rivas  diciendo  que  eran  dos".  (Dunne,  S.  J. 
Pioneer  Black  Robes  on  the  West  Coast  p.  238). 

1602  Roma,  Marzo  de  1602.  (De  una  carta  del  P.  Aquaviva  al  P.  Váez)  : 
"Compañero  del  P.  provincial  nombrado  Ildefonso  de  Castro,  sea,  en 
primer  lugar  el  P.  Martín  Peláez,  en  segundo,  el  P.  Nicolás  de  Arnaya". 

—  "Siendo  el  P.  Nicolás  de  Arnaya,  rector  de  Guadiana,  sucedieron 
muchos  milagros  obrados  por  nuestro  Padre  San  Ignacio.  Y  dando 

principio  por  el  que  fue  más  señalado,  y  con  el  cual  empezó  Dios  a  hacer 
maravilloso  a  su  Santo  en  esta  tierra.  Y  aunque  este  caso  lo  sacó  a  luz  el  P.  An- 
drés Lucas  de  nuestra  Compañía  en  el  Libro  Séptimo  de  la  vida  de  nuestro 
Padre  San  Ignacio,  Cap.  IX,  lo  ponemos  aquí  como  en  su  lugar  propio. 


BIOGRAFIA 


565 


Una  complicación  de  enfermedades  causaron  malignos  humores  en  una 
señora  principal  en  la  ciudad  de  Guadiana,  su  nombre  María  Castañeda, 
haciendo  el  milagro  más  ilustre  tanta  complicación  de  humores  malignos. 
El  ahogo  y  garrotillo  le  apretaban  la  garganta,  apoderándose  de  todo  el  ros- 
tro y  lengua  una  pestilente  erisipela,  hinchándose  con  notable  deformidad; 
la  lengua  tan  gruesa  que  no  podía  formar  palabra,  ni  pasar  un  pisto  ni  gota 
de  agua.  Atormentábala  un  ardor  ardentísimo  y  mortal  que  degeneraba  en 
fuego  de  San  Antón;  nacióle  debajo  del  oído  una  hinchazón  o  parótida  con 
una  llaga;  sobrevínole  un  agudo  dolor  de  costado  con  pestilente  fiebre;  ha- 
llaba grandísimo  impedimento  en  la  respiración;  la  quijada  inferior  con  la 
malicia  y  abundancia  de  humores,  estaba  desunida  y  desconcertada  en  la 
ligadura  y  trabazón  de  nervios,  se  caía  feamente,  con  tan  grande  falta  de 
virtud  y  debilidad  en  todo  el  cuerpo  que  no  podía  moverse,  sin  gravísimo  tor- 
mento, de  un  lado  a  otro. 

Era  lastimoso  espectáculo  a  los  presentes,  bastando  una  de  las  enferme- 
dades dichas,  para  quitarle  la  vida,  y  de  ésta  no  le  daban  esperanza  los  mé- 
dicos, y  así,  recibió  todos  los  sacramentos,  dispuesta  para  morir. 

En  este  trance  fue  a  ayudarla  un  religioso  de  la  Compañía;  refirióle  para 
su  alivio  las  maravillas  que  obra  Dios  en  todo  el  mundo  por  intercesión  de 
San  Ignacio,  exhortóla,  ya  que  no  podía  con  la  lengua  a  que  lo  invocase  con 
el  corazón,  y  diole  una  imagen  del  santo  para  que  la  adorase;  aplicóla  ella 
al  rostro  y  al  punto  sintió  las  misericordias  de  Dios,  pareciéndole  que  se  lo 
habían  bañado  con  un  licor  suavísimo,  sintiendo  en  su  alma  un  consuelo  y 
alegría  inenarrables,  que  suele  ser  indicio  o  disposición  para  alcanzar  el  be- 
neficio futuro. 

Dentro  de  media  hora  que  tuvo  sobre  el  pecho  la  imagen,  se  resolvió  la 
hinchazón,  desapareció  la  llaga,  quitóse  el  dolor  y  calentura,  volvió  la  qui- 
jada a  su  natural  encaje,  y  con  esto  y  por  sí  misma  se  sentó  en  la  cama  la 
enferma,  habló  con  voz  clara  y  distinta,  pidió  de  comer,  el  rostro  alegre 
vuelto  a  su  proporción,  y  la  tez  a  su  color.  Llena  de  júbilo  extraordinario  de- 
cía: "Yo  ya  no  tengo  necesidad  de  médicos,  San  Ignacio  me  ha  librado  de 
la  muerte  y  me  ha  dado  entera  salud;  ya  estoy  buena,  dejadme  levantar,  y 
hecha  pregonera  iré  por  esas  plazas  y  calles  y  contaré  a  voces  este  milagro". 

Pocos  días  después  vino  a  nuestra  iglesia,  donde  con  pública  demostra- 
ción se  dieron  las  gracias  a  Dios  y  al  santo,  por  tan  singular  maravilla.  Su- 
cedió esto  el  año  de  1602. 

Hay  otro  caso  sucedido  en  el  mismo  año,  y  es  notable  porque  se  hizo 
de  él  averiguación  auténtica  y  ésta  se  halla  autorizada  y  firmada  por  el  se- 
ñor obispo  de  Guadiana. 

Y  fue  que,  por  medio  de  una  reliquia,  que  el  P.  rector  del  colegio  Nico- 
lás Arnaya,  tenía,  hizo  San  Ignacio  en  Guanaceví,  un  milagro  a  favor  de 


566 


ARNAYA,  NICOLAS  DE,  P. 


la  mujer  de  don  Bartolomé  de  Urbaneja.  Diciéndole  el  P.  rector  que  al  día 
siguiente  diría  misa  por  su  intención,  y  que  le  aseguraba  de  parte  del  santo, 
que  si  al  tiempo  de  decir  él  la  misa,  se  hallaba  con  vida  su  mujer,  entendiese 
que  sanaría  de  aquella  enfermedad,  por  los  merecimientos  de  San  Ignacio, 
como  sucedió.  "Todo  esto  sucedió  el  año  de  1602,  y  la  imagen  de  nuestro 
padre  San  Ignacio  que  había  prestado  el  P.  rector  Nicolás  de  Arnaya,  como 
tan  devota  y  digna  de  veneración  y  milagrosa,  está  ya  guarnecida  en  im 
marco  de  plata;  y  son  ya  tantas  y  tan  grandes  las  gracias  que,  por  su  medio, 
experimenta  la  ciudad  de  Guadiana,  que  apenas  la  dejan  parar  en  nues- 
tra casa". 

(Pérez  Rivas:  Crónica,  II,  252-254). 

"To  the  north,  at  Inde,  another  beginning  was  made.  At  first  ill  success 
vvas  Ramírez'  lot,  for  Indians  who  had  consented  to  gather  thcre  went  back 
to  their  wilds,  but  in  1600  or  1601  the  settlement  was  permanently  establish- 
ed,  and  Arnaya  at  Durango  judged,  therefore,  that  this  mission  needed  more 
Padres.  The  man  who  arrived  in  1600  was  Father  Juan  Fonte". 

(Dunne:  Pioneer  Jesuits  in  Northern  México,  p.  88). 

1603  México,  19  a  25  de  Octubre  de  1603.  El  P.  Arnaya  se  halla  bajo  el  No. 
19  de  los  profesos  de  la  sexta  congregación  provincial.  (Acta  original). 

1605  Ocupóle  la  obediencia  en  ser  rector  del  colegio  de  Tepotzotlán,  donde 
estuvo  varios  años. 

—  Rector  y  maestro  de  novicios  en  Tepotzotlán  por  seis  años.  (Pérez  Ri- 
vas) (Terrazas,  Curiosidades) . 

—  "Lo  temporal  de  aquel  colegio  de  Tepotzotlán  se  fue  poco  a  poco  au- 
mentando, primero  por  la  industria  y  solicitud  del  P.  Nicolás  Arnaya, 

y  después  por  la  del  P.  Antonio  Rubio".  (Sánchez  Raquero)  (P.R.  Crón., 
II.  169). 

1608  "El  18  de  Enero  de  1608  estaba  anotado  el  P.  Arnaya,  en  el  libro  de  las 
congregaciones  provinciales,  como  compañero  del  procurador  a  Roma, 
padre  Francisco  Váez,  pero  en  las  Anuas  de  ese  año  está  señalado  el  P.  Juan 
de  Ledesma".  (Alegre).  Lo  cual  el  P.  Burrus,  Hist.  II,  166,  lo  explica  de  esta 
manera:  "Fue  designado  procurador  en  segundo  lugar,  por  la  séptima  congre- 
gación provincial  el  P.  Nicolás  de  Arnaya;  y  no  pudo  ser  señalado  el  P.  Juan 
de  Ledesma  que  todavía  no  había  hecho  su  profesión". 

Por  el  mes  de  Octubre  de  1608  escribió  el  P.  Nicolás  Arnaya,  no  sabemos 
con  qué  motivo,  un  memorial  de  la  importancia  del  colegio  de  indios  de  Te- 
potzotlán, y  que  vamos  a  copiar  íntegro  por  su  trascendencia  y  por  la  revelación 
que  nos  hace  del  alma  del  P.  Arnaya. 


BIOGRAFIA 


567 


"Cuando  la  Compañía  hizo  asiento  en  este  pueblo  de  Tepotzotlán,  ponien- 
do los  ojos  en  los  medios  con  que  podría  aprovechar  más  a  los  naturales  de 
estos  reinos,  se  determinó  de  hacer  un  colegio  de  niños  indios;  en  el  cual  se 
criasen  los  hijos  de  los  principales  no  sólo  de  este  partido  y  comarca,  sino  tam- 
bién de  otras  partes  remotas.  Y  la  experiencia  ha  mostrado  ser  de  suma  impor- 
tancia, por  los  buenos  efectos  que  se  han  visto,  y  los  muchos  mejores,  que,  con 
la  ayuda  de  nuestro  Señor,  se  esperan  para  adelante.  Y  para  decir  en  pocas 
palabras  las  utilidades  que  se  siguen  de  este  seminario  de  niños  indios,  digo  que 
son  las  mismas  que  la  Compañía  experimenta  en  la  crianza  de  la  juventud  es- 
pañola; y  en  esta  gente  nueva  hacen  más  fuerza. 

"Si  el  criar  en  virtud  las  nuevas  plantas,  e  irlas  enderezando  desde  su  ni- 
ñez, es  razón  que  convence,  para  criar  la  juventud  española,  ¿por  qué  no  con- 
vencerá esta  misma  razón;  para  criar  los  niños  indios?  Pues  en  éstos  hay  más 
necesidad;  porque  los  españoles  es  gente  de  mucha  razón,  y  han  heredado  la 
fe  de  muchas  generaciones;  y,  por  bárbaro  que  sea  un  español  y  de  deprava- 
das costumbres,  procura  criar  su  hijo  bien,  enseñándole  la  doctrina  cristiana,  y 
corrií^iéndole  lo  malo  que  hace;  y,  ya  que  el  padre  sea  malo,  procura  no  serlo 
delante  de  sus  hijos,  por  no  darles  mal  ejemplo. 

"Procuran  también  criarlos  con  afición  a  la  iglesia,  sermones  y  sacramen- 
tos, haciéndoles  que  recen  en  sus  casas.  Y,  aunque  ordinariamente  hacen  los 
padres  esto  con  sus  hijos,  con  todo  esto,  tiene  por  bien  gastado  la  Compañía 
el  tiempo  que  gasta,  y  por  bien  empleado  el  trabajo  que  pone  en  criar  la  ju- 
ventud, para  sacar  buenos  ciudadanos  y  cristianos  gobernadores  de  la  repú- 
blica. 

"Pues,  ¿por  qué  no  se  tendrá  por  obligada  la  Compañía  a  la  crianza  de  los 
niños  indios?  Pues,  sus  mismos  padres  que  les  engendraron,  no  atienden  a  esto; 
ni  de  cosa  (generalmente  hablando)  tienen  menos  cuidado  que  de  criar  bien  sus 
hijos;  porque  ni  les  enseñan  doctrina  cristiana,  ni  les  corrigen  ni  castigan  cuan- 
do hacen  alguna  cosa  mala;  ni  menos  tienen  cuidado  de  darles  buen  ejemplo; 
antes  van  los  hijos  heredando  los  vicios  de  los  padres,  como  siempre  están  con 
ellos,  y  viven  y  comen  con  ellos;  y  en  casas  tan  angostas  que  suceden  muchas 
ofensas  de  nuestro  Señor,  y  a  veces  los  mismos  padres  les  fuerzan  a  pecar.  ¿Con 
qué  afición  les  podrán  criar  en  las  cosas  de  la  iglesia,  quien  no  la  tiene? 

"De  todo  lo  cual,  se  colige  ser  de  suma  importancia  este  seminario  de  ni- 
ños indios;  para  que,  criándose  aparte,  sepan  qué  cosa  es  ser  cristiano;  sepan 
rezar  y  oír  misa,  y  traten  de  cosas  buenas,  y  se  les  vaya  ayudando,  conforme  lo 
que  su  capacidad  alcanza. 

"Y  así,  se  les  enseña  en  este  seminario  de  Tepotzotlán,  la  doctrina  cristiana; 
de  suerte  que  ellos  la  puedan  enseñar  a  otros  (como  lo  hacen).  Enséñaseles 
a  ayudar  a  misa,  y  a  leer  y  escribir,  y  tañer  instrumentos  músicos,  en  orden  al 


568 


ARNAYA,  NICOLAS  DE,  P. 


oficio  divino.  Y  con  la  continuación  que  con  ellos  se  tiene,  parecen  hombres 
de  otra  especie,  y  primo  diversos  de  los  demás. 

"Una  sola  cosa  podía  estorbar  para  que  la  Compañía  no  se  encargase  de 
estos  seminarios,  y  es  que,  como  las  cosas  están,  por  ahora  no  pueden  ser  sacer- 
dotes, y  que  todo  el  trabajo  pára,  en  enseñarles  las  primeras  letras  de  leer  y 
escribir. 

"A  lo  cual  digo  dos  cosas.  La  primera,  que,  aunque  esto  fuera  verdad,  que 
los  indios  no  tuvieran  capacidad  para  ser  sacerdotes  (que  es  injuria  que  se  les 
ha  hecho),  pero  no  se  puede  tener  por  trabajo  mal  gastado,  el  que  se  toma  en 
criar  esta  juventud;  pues,  que  el  asunto  de  este  colegio  es  criar  los  hijos  de  los 
indios  principales,  los  cuales  en  creciendo  han  de  ocuparse  en  gobierno. 
Y  en  cualquiera  república  es  de  suma  importancia  el  tener  buenos  goberna- 
dores, por  el  bien  que  redunda  en  todos.  Y  en  la  república  indiana  no  es  de 
menos  importancia  que  en  las  demás;  porque  hace  más  fruto  un  gobernador  en 
un  pueblo,  cuando  es  virtuoso,  que  el  mismo  sacerdote  que  les  administra,  por 
el  gran  respeto  que  los  indios  tienen  a  sus  principales  y  señores. 

"Y,  si  la  Compañía  atiende  a  la  crianza  de  los  niños  españoles,  por  que 
de  ellos  han  de  salir  buenos  ministros  para  el  evangelio;  no  hay  menor  razón 
para  que  no  se  encargue  del  criar  y  doctrinar  los  niños  indios,  en  este  semina- 
rio; pues,  como  queda  dicho,  de  ellos  han  de  salir  los  gobernadores  de  muchas 
partes;  y  siendo  virtuosos  y  criados  en  temor  de  Dios,  son  de  más  efecto  que 
los  ministros  eclesiásticos.  Y,  si  alguno,  alguna  vez,  saliere  avieso,  no  es  mara- 
villa; pues,  universalmente  hablando,  se  lograrán  más  que  los  españoles,  por  la 
suavidad  de  su  natural,  aun  con  menos  trabajo  que  se  tome  con  ellos. 

"La  segunda  cosa  es  que,  sin  razón  están  infamados  estos  indios  que  no 
tienen  capacidad  para  ser  sacerdotes.  Como  ahora  están,  bien  se  ve  que  no 
están  aptos  para  esta  dignidad;  pero  cultivándose  y  trabajando  con  ellos,  en- 
tiendo tener  muchos  de  ellos  tanta  capacidad  como  los  españoles;  y  ya  que, 
los  que  ahora  viven,  no  vengan  a  ser  sacerdotes,  si  éstos  se  crían  en  virtud, 
vendrán  a  ser  buenos  casados;  y,  si  les  da  Dios  hijos,  los  sabrán  criar;  y,  poco 
a  poco,  vendrán  a  tener  tanta  aptitud,  como  muchos  de  los  que  ahora  son  sa- 
cerdotes; y,  si  nunca  se  empieza  a  enderezarlos,  nunca  se  hará  nada. 

"Del  poco  tiempo  que  ha  que  la  Compañía  ha  puesto  algún  cuidado  en 
cultivar  estas  tiernas  plantas,  se  ve  fruto  maravilloso;  pues  los  que  han  ido  cre- 
ciendo, hacen  notable  ventaja  a  los  demás,  en  el  concepto  de  las  cosas  de  Dios, 
y  en  frecuentar  más  los  sacramentos,  y  en  la  enmienda  de  la  vida. 

"Fuera  de  esto  en  criar  los  niños  de  los  principales  indios,  se  ganan  muchos 
pueblos,  adonde,  por  otros  extrínsecos  impedimentos,  no  puede  llegar  la  Com- 
pañía; y,  con  criar  aquí  a  sus  hijos,  acuden  ellos  y  otros  muchos  a  tratar  sus 
cosas,  y  a  confesar  y  comulgar. 

"Y  para  tener  este  seminario  de  indios  principales,  es  muy  a  propósito  este 


BIOGRAFIA 


569 


puesto  de  Tepotzotlán,  por  estar  entre  la  nación  otomí,  que  es  innumerable 
gente;  en  menos  de  20  leguas  de  con  tomo,  hay  más  de  doscientas  mil  almas. 

"En  el  sustento  podía  también  haber  alguna  dificultad;  pero,  hasta  ahora, 
no  se  ha  tratado  cosa  de  asiento,  por  no  tener  esta  casa,  ni  menos  el  colegio 
de  los  indios;  pero  sabida  la  voluntad  de  V.  P.  (P.  Aquaviva),  se  proveerá  con 
facilidad. 

"Porque  en  la  congregación  provincial,  se  dio  memorial  al  padre  procurador 
de  que  llevase  otro  memorial  de  esta  casa,  en  orden  a  este  seminario,  se  me 
ofreció  escribir  esto  que  he  dicho,  representándolo  a  V.  P.,  para  que,  vistas  las 
conveniencias  que  hay,  V.  P.  ordene  lo  que  fuere  de  mayor  gloria  y  honra  de 
nuestro  Señor".  Nicolás  de  Arnaya. 

(Alegre-Burrus,  Hist.  II,  559-561). 

El  P.  general  le  comunica  en  21  de  Julio  de  1609:  "Las  de  V.  R.  de  25 
de  Mayo  y  21  de  Octubre  del  año  pasado  recibimos,  junto  con  el  Memorial 
que  nos  envió".  (Méx.  2  f.  115). 

—  Siendo  rector  de  Tepotzotlán,  su  ministro  era  el  P.  Francisco  Calderón. 
\Monroy:  Carta  de  edif.  del  P.  Francisco  Calderón,  Vol.  VI,  Mss.). 

1609  Roma,  30  de  Junio  1609.  (De  una  carta  del  P.  Aquaviva  al  P.  Cabrcdo)  : 
"Rector  de  Tepotzotlán  el  P.  Francisco  Váez,  si  ya  por  su  vejez  y  por 
sus  achaques  o  cansancio  del  camino  cuando  allá  llegue,  no  estuviere  para 
hacer  el  oficio;  que  en  tal  caso,  juzgando  V.  R.  y  con  sus  consultores  ser  con- 
veniente no  encargarle  de  él,  lo  podrá  hacer  el  P.  Nicolás  de  Arnaya,  que 
también  se  le  envía  patente". 

—  (Y  en  otra  de  la  misma  fecha)  :  "Para  compañero  del  provincial  nos  ha 
parecido  nombrar  al  P.  Nicolás  Arnaya,  si  no  es  que  haya  de  ser  rector 

y  maestro  de  novicios  en  Tepotzotlán,  que,  en  tal  caso  podría  ser  compañero 
del  provincial  el  P.  Gaspar  de  Car\ajal  o  el  P.  Juan  Laurencio". 
(Arch.  Prov.  Isl.  Coll.  [1935]  Vol.  VI,  de  Mss.). 

1612  Después  de  su  oficio  de  maestro  de  novicios,  fue  señalado  por  rector  del 
colegio  de  la  Puebla. 

1613  "Y  estando  en  ese  oficio  se  juntó  congregación  provincial,  en  que  fue 
elegido  por  procurador  de  la  provincia  para  Roma,  en  ocasión  de  que 

sucedió  la  muerte  de  nuestro  padre  general  Claudio  Aquaviva,  y  se  halló  en 
la  séptima  congregación  general  y  a  la  elección  de  nuestro  padre  Mucio  Vi- 
telleschi,  y  su  paternidad  le  nombró  por  provincial  de  esta  provincia,  cuyo  ofi- 
cio ejerció  por  seis  años". 

—  Versión  de  Beristáin:  "En  la  octava  congregación  provincial  de  2  de 
Noviembre  de  1613,  siendo  el  P.  Arnaya  rector  del  colegio  del  Espíritu 


570 


ARNAYA,  NICOLAS  DE,  P, 


Santo  de  Pueblaj  fue  nombrado  procurador  a  Roma,  donde  asistió  a  la  séptima 
congregación  general  (del  5  de  Noviembre  de  1615  al  26  de  Febrero  de  1616) 
y  tuvo  catorce  votos,  para  prepósito  general  de  la  Compañía". 

— •  Versión  de  Oviedo:  "En  la  séptima  congregación  general  salió  nombrado 
P.  general,  el  P.  Mucio  Vitelleschi.  Con  la  ocasión  de  este  viaje,  el  P. 
Arnaya  (de  santa  memoria)  (que  a  la  sazón  se  hallaba  en  Europa  con  el  cargo 
de  procurador  de  esta  provincia)  admitió  a  Francisco  de  Urbina  pretendiente, 
y  lo  trajo  consigo  de  seglar". 

(Oviedo:  Elogios  de  Hermanos  Coadjutores). 

—  "La  congregación  provincial  de  1613  pedía  que  se  admitiese  la  funda- 
ción del  colegio  de  Mérida.  La  súplica  llegó  algo  tarde  para  que  la 

pudiese  despachar  el  P.  Aquaviva.  Fue  presentada  a  su  sucesor  el  P.  Vitelleschi, 
el  cual  en  5  de  Febrero  de  1616,  mandó  resueltamente  que  no  saliesen  los  nues- 
tros de  Mérida,  sino  que  procurasen  asentar  aquel  colegio". 
(Castro,  Hist.  del  Colegio  de  Mérida). 

—  Versión  de  Alegre:  "A  fines  del  año,  el  día  dos  de  Noviembre,  se  cele- 
bró en  México,  la  octava  congregación  provincial.  Fue  elegido  secre- 
tario el  P.  Agustín  Cano;  primer  procurador  el  P.  Nicolás  de  Arnaya,  rector 
del  colegio  de  la  Puebla;  segundo  el  P.  Francisco  de  Vera,  rector  que  era,  se- 
gunda vez,  del  colegio  de  Oaxaca.  La  Congregación  juzgó  se  debía  pedir  a 
nuestro  padre  general  erigiese  en  colegios  las  dos  residencias  de  Guatemala  y 
Sinaloa;  y  concediese  asimismo  licencia  para  función  de  un  colegio  en  Mérida 
de  Yucatán,  que  instantemente  lo  pretendía,  y  de  que  trataremos  a  su  tiempo". 
(Alegre-Burrus,  Hist.  II,  248). 

1615  Por  Noviembre  de  1615  llegó  a  Roma  el  padre  procurador  de  la  pro- 
vincia mexicana  Nicolás  Arnaya,  a  pedir  a  nuestro  padre  general  se- 
ñalase algunos  sujetos  que  fuesen  a  ayudar  a  sus  hermanos,  en  las  misiones; 
entre  ellos  fue  señalado  Julio  Pasqual,  que  entonces  enseñaba  en  el  colegio 
de  Faenza,  y  luego  fue  mártir".  (Nieremberg)  (Pérez  Rivas,  Triunfos,  II,  46). 

—  "Naturalmente  con  esto  subió  el  número  de  sujetos  de  la  provincia  me- 
xicana de  316  que  eran  a  349,  porque  entonces  recibió  un  refuerzo  res- 
petable, que  llevó  de  regreso  a  México,  viniendo  de  Europa  el  P.  Nicolás  de 
Arnaya".  (Astráin)  (Alegre). 

1616  "Llegado  a  Madrid  de  vuelta  de  la  congregación  general  séptima,  ad- 
mitió la  oferta  del  devoto  mancebo  Francisco  de  Urbina,  por  la  apro- 
bación que  daban  de  su  virtud  todos  los  padres  del  colegio  imperial  de  Ma- 
drid, que  le  conocían;  y  llegado  a  México  le  cumplió  sus  deseos,  recibiéndole 


BIOGRAFIA 


571 


en  la  Compañía,  y  lo  envió  al  noviciado  de  Tepotzotlán".  (P.  Rivas,  Crón.  II, 
428). 

—  Treinta  sujetos  bajo  la  conducta  del  P.  Nicolás  Arnaya  navegaban  el 
océano  hacia  México:  salieron  de  Cádiz  en  un  solo  navio,  poca  esfera 

para  el  celo  de  tantos  operarios.  La  Providencia  dispuso  que,  haciendo  mucha 
agua  la  nao,  hubiesen  de  repartirse  entre  los  demás  barcos  que  componían  la 
flota. 

"Aunque  en  todos  los  navios  (prosigue  Alegre)  ejercitaron  con  grande  uti- 
lidad todos  sus  ministerios  y  edificaron  mucho  con  los  ejemplos  de  su  vida  re- 
ligiosa, fue  más  notable  el  provecho  del  barco  llamado  "La  Beatriz",  por  un 
especial  suceso  con  que  el  cielo  se  declaró  en  su  favor.  Pasaron  por  orden  del 
capitán  ocho  padres  a  este  navio,  pero  hubieron  de  pasar  por  la  mortificación 
de  que  ni  el  capitán  del  barco,  ni  el  piloto  y  pasajeros  querían  recibirlos  a  bor- 
do, bajo  el  pretexto  de  la  estrechez  del  buque.  Los  padres  representaron  humil- 
demente que  ellos  se  alojarían  muy  gustosos  con  los  grumetes  y  gente  de  mar,  y 
en  nada  perjudicarían  a  los  pasajeros. 

"En  fuerza  de  esta  modesta  representación  se  rindió,  y  la  mayor  parte  de 
los  misioneros  entraron  en  el  barco  e  hicieron  muchísimo  bien  a  cuantos  los 
trataron" .  ( Alegre ) . 

—  A  los  1 1  de  Septiembre  de  1616  tomaron  puerto  en  San  Juan  de  Ulúa, 
y  el  P.  Nicolás  de  Arnaya  luego  que  llegó  a  México,  tomó  sobre  sí  el 

gobierno  de  la  provincia".  (Alegre). 

Apenas  llevaba  dos  meses  de  provincial  cuando  sucedió  la  muerte  de  los 
ocho  padres  misioneros  de  los  tepehuanes,  pero  dejemos  que  él  mismo  nos  in- 
forme de  la  marcha  de  la  provincia  por  el  anua  de  1616  fechada  en  México  el 
17  de  Mayo  de  1617.  Este  precioso  documento  histórico  de  141  páginas,  se 
halla  en  el  archivo  general  de  la  nación  (México)  en  ramo  Historia.  Jesuítas, 
documentos  no  catalogados.  Y  este  mismo  fue  el  ejemplar  que  vieron  Pérez 
Rivas  y  Alegre,  pues  en  la  primera  página  tiene  las  siguientes  apostillas:  "Pa- 
sada por  mí.  A.  P."  (Andrés  Pérez).  "Puesta  en  su  lugar.  X.  A."  (Xavier 
Alegre) .  Y  dice  así: 

"La  paternal  providencia  y  amor  con  que  V.  P.  (P.  Vitelleschi)  favoreció 
y  regaló  a  esta  provincia,  enviándole  luego,  al  principio  de  su  gobierno  (1615) 
obreros  y  sujetos  que  cultivasen  esta  viña,  fue  en  tiempo  y  en  sazón  muy  opor- 
tuna, porque  luego  que  con  ellos  llegué  de  Europa  a  este  reino,  plugo  a  nuestro 
Señor  de  llevarse  para  Sí,  nueve  de  los  más  importantes  obreros  de  ella:  el  pri- 
mero fue  el  P.  Francisco  de  Vera  (Véase  su  ficha),  los  otros  ocho  murieron  a 
manos  de  los  indios  tepehuanes,  en  odio  de  nuestra  santa  fe  y  cristiana  religión. 

"Estos  fueron  los  padres  Hernando  de  Santarén,  Hernando  de  Tovar,  Juan 


572 


ARNAYA,  NICOLAS  DE,  P. 


Fonte^  Juan  del  Valle,  Gerónimo  de  Moranta,  Luis  de  Alavés,  Bernardo  de 
Cisneros  y  Diego  de  Orozco. 

"Los  cinco  primeros  eran  profesos  de  cuatro  votos;  y,  aunque  han  sido 
dichosos  y  de  envidiar  en  tan  feliz  muerte,  su  falta  es  de  grande  sentimiento, 
por  ser  ya  obreros  hechos,  con  que  los  que  traje  parecen  ya  pocos,  así  para 
llenar  este  vacío,  como  para  dar  socorro  a  la  conversión  de  otras  naciones  que 
lo  piden  y  a  la  conservación  de  las  que  han  recibido  el  evangelio,  por  medio 
de  los  nuestros. 

"Hay  al  presente  en  la  provincia  349  sujetos:  los  144  sacerdotes,  de  ellos 
los  90,  profesos  de  cuatro  votos,  205  hermanos,  los  25  novicios,  58  hermanos 
estudiantes  y  122  hermanos  coadjutores. 

"Todos  están  repartidos  en  10  colegios,  3  residencias,  2  seminarios,  y  13 
misiones  permanentes. 

Hanse  recibido  este  año,  6;  un  sacerdote  y  5  hermanos  coadjutores. 

Residen,  en  la  casa  profesa:  20  sacerdotes  y  16  hermanos  coadjutores. 

En  el  colegio  de  México:  26  sacerdotes  y  70  hermanos,  y  de  ellos  estu- 
dian 7  padres  y  44  hermanos. 

En  el  colegio  de  San  Ildefonso,  3  sacerdotes  y  9  hermanos,  los  tres  estu- 
diantes y  los  demás  coadjutores. 

En  el  colegio  de  Tepotzotlán  (a  que  está  agregada  la  casa  de  probación)  : 
12  sacerdotes  y  26  hermanos.  De  los  sacerdotes,  6  son  de  tercera  probación,  y 
de  los  hermanos,  20  de  2a. 

En  el  colegio  del  Espíritu  Santo  de  Puebla:  12  sacerdotes  y  22  hermanos. 
De  ellos  están  en  el  seminario  de  San  Gerónimo:  un  padre  y  dos  hermanos 
estudiantes  y  un  coadjutor. 

En  el  colegio  de  Oaxaca:  5  sacerdotes  y  12  hermanos,  los  3  maestros  de 
latinidad  y  de  los  niños. 

En  el  colegio  de  Guatemala:  5  sacerdotes  y  7  hermanos,  de  éstos,  2  atien- 
den a  la  enseñanza  de  la  juventud. 

En  el  colegio  de  Guadalajara:  4  sacerdotes  y  9  hermanos,  donde  asimis- 
mo atienden  otros  2  a  la  enseñanza  de  la  juventud. 

En  el  colegio  de  Zacatecas:  4  sacerdotes  y  5  hermanos. 

En  el  colegio  de  Pátzcuaro:  5  sacerdotes  y  6  hermanos. 

En  el  colegio  de  Valladolid:  3  padres  y  9  hermanos;  3  atienden  a  la  en- 
señanza de  los  niños. 

En  el  colegio  de  Sinaloa  y  sus  misiones:  17  sacerdotes  y  4  hermanos. 

En  la  residencia  de  la  Veracruz:  4  sacerdotes  y  3  hermanos. 

En  la  residencia  de  San  Luis  de  la  Paz:  2  sacerdotes  y  un  hermano. 

En  la  residencia  de  Guadiana:  4  sacerdotes  y  3  hermanos. 

En  la  misión  de  las  Parras:  4  sacerdotes  y  4  hermanos. 


BIOGRAFIA 


573 


En  la  misión  de  tepehuanes:  un  sacerdote:  que  los  demás  murieron  a  ma- 
nos de  los  mismos  tepehuanes. 

En  la  misión  de  Topia:  6  sacerdotes. 

En  la  misión  de  San  Andrés:  6  sacerdotes. 

De  suerte  que  en  la  conversión  de  los  infieles  y  enseñanza  de  los  recién 
convertidos,  están  ocupados  al  presente,  47  de  los  nuestros.  Los  40  sacerdotes, 
que  en  las  trece  dichas  misiones,  doctrinan  más  de  60,000  cristianos  conver- 
tidos y  bautizados  por  los  de  la  Compañía. 

Antes  de  tratar  de  las  casas  y  colegios,  no  será  fuera  de  propósito,  referir 
a  V.  P.,  los  trabajos  que  pasaron  y  el  fruto  que  hicieron  en  la  navegación,  los 
treinta  sujetos  que,  por  orden  de  V.  P.  traje  a  esta  provincia;  porque,  aunque 
después  de  haber  pasado  varios  trabajos  y  peligros  por  mar  y  tierra,  salimos 
todos  del  puerto  de  Cádiz  en  una  nao,  la  mayor  y  mejor,  al  parecer,  de  toda 
la  flota,  en  que  se  dispusieron  todas  las  cosas,  a  fin  de  que  los  nuestros  vinie- 
sen con  comodidad,  no  menos  en  el  espíritu  que  en  lo  temporal  y  provecho 
de  la  gente  de  mar  y  pasajeros,  haciéndole  pláticas  a  todos,  los  domingos  y 
fiestas;  cantándoles  la  Salve  todos  los  días  antes  de  anochecer,  asistiendo  to- 
dos de  rodillas,  delante  de  un  altar  que  se  componía  con  la  devoción  y  ador- 
no posible,  haciendo  entre  nosotros  los  acostumbrados  ejercicios  espirituales  y 
literarios.  Mas  duró  esto,  poco,  porque  después  de  los  ocho  días  de  nuestra 
navegación,  mediado  el  mes  de  Julio,  a  vista  de  las  Canarias,  a  las  10  de  la 
noche,  comenzaron  a  dar  a  la  bomba,  como  solían,  por  haber  tocado  la  nao 
al  salir  del  puerto  de  Cádiz,  y  no  pudiendo  achicar  el  agua,  turbóse  la  chusma, 
y  dando  voces  y  gritos,  despertaron  los  nuestros,  y  los  pasajeros  despavoridos 
creyendo  que  la  nao  se  iba  a  pique,  y  lo  fuera,  sin  duda,  si  los  nuestros  no  to- 
maran a  su  cargo  la  bomba,  remudándose  unos,  mientras  los  otros  hacían 
oración  y  penitencias  y  confesaban  a  la  gente;  hasta  que  llegada  la  mañana, 
pareció  forzoso  disparar  dos  piezas,  con  que  al  punto  acudieron  otros  navios, 
y  el  almirante  en  su  bajel  llegó  al  nuestro,  donde,  como  animoso  caballero  y 
devoto  sobremanera  de  nuestra  Compañía,  del  consejo  suyo  y  del  capitán  de- 
terminó se  repartiesen  los  nuestros  por  toda  la  flota,  con  el  desavío  que  se 
puede  pensar,  por  ser  la  mudanza  repentina. 

Mas  así  debió  de  convenir  para  ejercicio  de  los  nuestros,  y  provecho  y  edi- 
ficación de  los  demás  navios;  porque  en  ellos  hicieron  los  padres  todo  lo 
que  pudieron,  conforme  a  lo  que  habían  practicado  aquellos  pocos  días  que 
venimos  juntos.  Y  aunque  algunos  de  los  padres,  por  ser  extranjeros,  no  po- 
dían hablar  y  pronunciar  nuestra  lengua,  enseñaban  la  doctrina  y  hacían 
exhortaciones  con  notable  edificación  de  ver  el  celo  con  que  procedían  y  pro- 
curaban su  provecho.  Fue  muy  grande  el  que  hicieron  en  quitar  vicios  que 
comúnmente  siguen  las  navegaciones.  En  una  de  las  naos  tomó  un  padre,  por 
asunto,  desterrar  los  juramentos,  y  como  un  gran  jurador  no  se  enmendase, 


574 


ARNAYA,  NICOLAS  DE,  P. 


díjole  un  privado  del  general,  delante  del  mismo  padre :  "Hola,  no  juréis,  y  ad- 
vertid que  el  padre  desea  hablaros".  Viendo  el  soldado  la  compostura  y  mo- 
destia del  padre,  y  que  entre  estas  razones  no  le  zahería,  compungióse  y  pro- 
metió al  punto  de  ponerse  en  sus  manos,  como  lo  hizo,  confesándose  con  él,  y 
dejando  desde  entonces,  la  mala  costumbre  de  jurar. 

Contrario  a  éste,  fue  el  suceso  que  ahora  diré:  que  al  tiempo  de  repartir- 
nos, llegando  al  navio  llamado  Santa  Beatriz,  ocho  de  los  nuestros  en  el  batel 
del  almirante,  o  por  el  mucho  recelo  de  ir  cargados  de  gente  pasajera  o  por  el 
poco  afecto  que  algunos  en  él  tenían,  los  echaron  de  sí  con  dureza  y  aspereza; 
replicaron  los  nuestros  con  mucha  humildad,  que  no  querían  vivir  sino  con 
los  grumetes  y  ser  tratados  como  ellos.  Venciéronse  con  esto  y  admitieron  al- 
gunos de  ellos;  mas  el  piloto  mayor  echaba  votos  y  perjurios,  estorbando 
nuestra  entrada;  no  pudo  impedirla,  y  ora  fuese  de  alguna  mala  disposición, 
ora  permisión  divina,  al  punto  que  los  nuestros  entraron  le  dio  tal  apoplegía 
que,  dentro  de  cuatro  días  sin  poder  hablar  palabra,  ni  dar  muestras  de  dolor, 
ni  aprovecharse  de  los  sacerdotes  que  Dios  le  había  traído,  murió  con  espanto 
de  todos  los  del  navio,  con  que  nos  cobraron  gran  respeto  y  devoción,  que  se 
les  aumentó  con  el  afable  y  provechoso  trato  que  los  nuestros  con  ellos  tenían. 

Hiciéronse  en  todos  los  navios  confesiones  generales,  precedidas  de  las 
pláticas;  y  hubo  personas  que  afirmaban  que  daban  por  bien  empleado  el 
trabajo  y  peligro  de  la  navegación,  sólo  por  haberse  confesado  bien. 

El  mayor  fruto  fue  el  que  se  siguió  de  las  particulares  conversaciones,  por 
cuyo  medio  se  deshicieron  y  apagaron  algunas  enemistades  envejecidas  en 
gente  de  mar,  y  otras  amistades  ilícitas  se  estorbaron,  apartando  en  cuanto 
fue  posible,  la  ocasión  de  ofensas  de  nuéstor  Señor. 

Enseñóseles  asimismo  con  especial  cuidado,  la  doctrina  cristiana  a  los  mu- 
chachos grumetes  y  a  la  demás  gente  menuda  de  las  naos,  con  tanto  gusto  de 
sus  capitanes  y  señores,  que  les  ofrecían  a  los  padres,  premios  muy  buenos  para 
darlos  a  los  que  mejor  la  supiesen.  En  algunos  de  los  navios  se  les  contaron 
ejemplos  a  propósito  para  la  confesión;  en  otros,  se  les  leían  libros  devotos, 
interrumpiendo  algunas  veces  la  lectura  con  buenas  exhortaciones  a  la  vir- 
tud; con  esto  hubo  ocasión  de  quitarles  libros  inútiles,  y  darles  otros  espiri- 
tuales con  que  se  entretuviesen;  y  de  evitarles  los  juegos  en  que  antes  perdían 
los  dineros  y  la  paz. 

Vióse  lo  que  aprovecharon  y  edificaron  los  nuestros,  pues  tratando  algu- 
nos días  después,  de  volverse  al  primer  navio,  por  estar  ya  más  reparado,  los 
que  habían  pasado  a  la  capitana,  fue  grande  el  sentimiento  que  el  general 
mostró,  diciendo  que,  aunque  le  daba  pena  el  no  tener  bien  acomodados  a 
los  que  había  recibido  en  su  navio,  era  mayor  la  que  tenía  en  que  les  hubiesen 
de  dejar,  porque  su  presencia  y  conversación  (dice)  nos  tenía  compuestos, 
y  sola  ella  nos  evitaba  el  jurar,  murmurar  y  otros  vicios  de  los  soldados.  Salie- 


BIOGRAFIA 


575 


ron  de  allí  los  padres,  mas  llegando  al  navio  llamado  Jesús-María,  hizo  el 
capitán  que  se  quedasen  allí,  por  haberme  enviado  a  pedir  cinco  o  seis  para 
acomodarlos,  y  para  el  consuelo  de  su  gente:  diéronles  luego  la  cámara  de 
popa  y  lo  necesario  para  el  sustento.  Confesóse  allí  toda  la  gente  hasta  los  más 
pequeños  grumetes.  Uno  solo  rehusó  por  más  de  diez  días  confesarse,  huyendo 
de  los  padres  por  no  obligarse  a  hacerlo,  y  lo  que  más  le  retraía  a  ello,  era  la 
vergüenza  de  parecer  bueno  y  hombre  que  trataba  con  religiosos;  mas  con  su 
paciencia  y  buenas  palabras  vencieron  esta  vergüenza  y  se  confesó,  y  era  des- 
pués el  que  más  familiarmente  los  trataba. 

Menos  comodidad  tuvieron  otros  ocho  que  pasaron  al  navio  llamado  San 
Nicolás,  donde  aunque  los  recibieron  y  conservaron  con  mucho  gusto,  pero 
la  multitud  de  la  gente  les  obligó  a  estar  desacomodados:  diéronles  para  su 
morada  el  rancho  del  piloto,  que  es  una  toldilla  que  está  junto  al  farol,  y  fue- 
ra de  ser  registrados  de  todos  los  más  del  navio,  no  tenían  más  de  ocho 
pies  en  cuadro  que  para  ocho  personas,  no  pudo  ser  puesto  muy  cómodo,  pues 
apenas  podían  estar  en  pie.  Allí  vivían  y  dormían  y  sufrían  la  inclemencia  de 
los  vientos  y  aguaceros  y  del  calor  del  sol ;  porque  de  día  y  de  noche,  no  tenían 
otra  defensa  que  el  toldo  de  aquel  puesto;  el  beber  era  apenas  una  vez  al  día, 
y  algunos  hubo  que  pasaron  dos  días  sin  beber,  cuya  falta  sentían  más  que  el 
rigor  del  sol  y  excesivos  calores. 

Con  todo,  no  dejaron  aquí  de  hacer  las  pláticas,  confesiones  y  exhortacio- 
nes particulares  al  amor  y  a  la  virtud,  y  al  aborrecimiento  del  pecado,  ense- 
ñándoles a  hacer  actos  de  contrición  que  todo  el  navio  hacía  en  voz  alta;  a  los 
enfermos  de  la  nao,  se  acudió  con  mucha  candad,  procurándoles  el  regalo 
que  se  podía  y  consolándoles  en  sus  almas,  y  velándoles  las  noches,  y  ayudán- 
doles en  la  última  hora  con  notable  ejemplo  de  los  demás. 

Llegada  la  flota  a  Guadalupe  el  día  13  de  Agosto  de  1616,  pareció  con- 
veniente que  se  volvieran  los  nuestros  al  navio  que  habían  dejado  y,  aunque 
se  procuró,  hallábanse  tan  bien  algunas  naos  con  los  que  llevaban  consigo,  que 
no  quisieron  dejarlos;  y  así  sólo  se  recogieron  en  este  navio  dieciocho,  en  que 
se  continuaron  los  primeros  ejercicios  en  bien  de  los  prójimos,  con  no  pequeños 
trabajos  y  peligros  de  tormentas,  hasta  que,  a  los  11  de  Septiembre,  tomamos 
puerto  en  San  Juan  de  Ulúa,  siendo  recibidos  en  esta  provincia  con  singular 
amor  y  caridad  y  extraordinario  consuelo  de  toda  ella,  que  está  reconocidísima 
a  lo  que  de  V.  P.  recibe. 

No  fue  pequeño  el  consuelo  que  el  día  de  nuestro  padre  San  Ignacio  tuvi- 
mos en  las  naos,  y  el  que  más  se  esmeró  fue  el  almirante  en  su  nao,  quien,  co- 
mo tan  devoto  nuestro,  y  de  la  cepa  de  Loyola,  se  mostró  más  gozoso  en  su 
fiesta.  El  día  antes  a  la  noche,  se  pusieron  muchas  luces  en  la  popa,  que  ar- 
dieron toda  ella,  con  otros  fuegos  y  artificios  de  pólvora,  que  de  noche  y  en  la 


576 


ARNAYA,  NICOLAS  DE,  P. 


mar  parecieron  muy  bien,  haciendo  los  soldados  que  allí  iban,  varios  juegos, 
según  la  capacidad  del  lugar,  para  solemnizar  la  fiesta. 

Al  anochecer  se  compuso  un  altar  con  una  imagen  suya,  y,  dichas  las  leta- 
nías y  otros  oficios  de  devoción,  se  les  predicó  con  grande  consuelo,  por  tener 
en  medio  de  las  olas  del  mar  con  tanto  afecto,  a  nuestro  glorioso  Padre,  gas- 
tando el  resto  del  día  en  su  memoria  y  alabanzas  y  otros  regocijos,  con  que  le 
quedaron  todos  muy  aficionados. 

Casa  Profesa  de  México 

Bien  sé  que,  por  mucho  que  refiera  de  los  progresos  de  esta  casa  y  sus 
ministerios,  vence  la  cosa  a  las  palabras,  pues  es  una  de  las  más  frecuentadas  y 
aceptas  que  la  Compañía  tiene  en  las  Indias  y  en  la  Europa. 

En  ministerios  dentro  y  fuera  de  casa,  en  concursos  de  sermones,  en  fre- 
cuencia y  fruto  de  confesiones,  en  afición  a  la  república,  en  limosnas  ordina- 
rias y  extraordinarias  para  el  sustento  de  los  nuestros,  para  adorno  de  la  iglesia 
y  sacristía  y  para  el  edificio  de  la  casa,  en  que  se  va  acabando  un  cuarto  de 
cal  y  canto,  sobre  un  anchuroso  refectorio  y  oficinas,  que  este  año  se  ha  estre- 
nado; esperamos  en  nuestro  Señor  que,  hecho  este  cuarto,  habrá  lugar  para 
más  obreros:  porque  aunque  este  año  han  trabajado  veintidós  sacerdotes,  la 
cortedad  que  ha  habido  de  casa,  impide  el  satisfacer  a  la  república  y  minis- 
terios, que  no  parece  tenerle  suficiente,  para  lo  mucho  que  en  esta  casa  hay 
que  hacer.  Y  es  así,  que,  aunque  siempre  ha  habido  gran  fervor  en  todo  géne- 
ro de  ministerios,  han  ido  en  tanto  aumento  este  año,  que  dejan  muy  atrás  los 
pasados. 

"Los  concursos  a  los  sermones  en  nuestra  iglesia,  nunca  se  han  visto  en 
ella  tales,  que  para  los  de  las  mañanas  había  personas  que  prevenían  sus 
asientos  la  tarde  antes;  y  para  los  de  la  tarde,  venían  a  la  iglesia  desde  la  ma- 
ñana, sin  volver  a  sus  casas,  hasta  que  les  obligaba  irse,  la  noche;  porque  era 
tanto  el  concurso  que,  quien  con  esta  diligencia  no  prevenía  lugar,  se  quedaba 
sin  él;  y  con  ser  este  templo  grande,  y  uno  de  los  más  capaces  que  hay  en  esta 
ciudad  para  nuestros  ministerios,  antes  de  las  dos  de  la  tarde  no  se  podía  en- 
trar en  él  por  ninguna  de  las  tres  puertas  que  tiene  bien  anchurosas,  y  así  el 
pueblo  que  sobraba,  llenaba  a  otras;  esto  ha  nacido,  después  de  la  divina  gra- 
cia, de  la  que  nuestros  predicadores  han  tenido,  que,  con  religiosa  emulación 
de  más  aprovechar  a  los  prójimos,  se  han  aventajado  a  sí  mismos  y  adquirido 
la  aceptación  de  la  república,  no  sólo  en  nuestra  casa,  sino  en  otras  iglesias  y 
parroquias,  donde  han  tenido  los  mismos  concursos,  y  en  éstos  con  ser  tales 
fue  extraordinario  el  que  en  la  catedral  tuvo  uno  de  los  nuestros  en  la  publica- 
ción que  se  hizo  de  las  indulgencias  de  las  siete  iglesias  y  estaciones  que  la 


BIOGRAFIA 


577 


Santidad  de  nuestro  muy  santo  padre  Paulo  V  me  concedió  para  esta  ciudad, 
fue  muy  singular  gracia  de  haberla  concedido  por  quince  años  continuos,  y  así 
ha  sido  muy  bien  recibida  y  estimada,  y  apenas  ha  quedado  persona  que  no  la 
haya  ganado  en  esta  ciudad,  y  vuelven  otras  muchas  para  tomarle  a  ganar,  y 
algunas  hay  que  han  elegido  un  día  cada  semana  para  eso,  con  estar  las  igle- 
sias muy  distantes. 

La  gente  que  ha  acudido  a  nuestros  sermones,  ha  sido  de  ordinario,  los 
más  de  la  real  audiencia  que  a  ninguna  otra  parte  acuden  como  a  nuestro 
templo;  lo  mismo  ha  hecho  lo  más  noble  y  autorizado  de  la  ciudad,  hombres 
y  mujeres,  y  aun  de  los  eclesiásticos,  religiosos  de  otras  órdenes,  han  sido  mu- 
chos los  que  han  frecuentado,  admirados  de  la  multitud  de  los  concursos.  No 
ha  sido  menos  la  aceptación  que  han  tenido  las  pláticas,  que  este  año  se  han 
hecho  en  la  plaza,  con  las  cuales  y  con  las  doctrinas  de  los  niños,  se  ha  edifi- 
cado esta  ciudad  aqueste  año  mucho  más  que  los  pasados,  y  hase  recibido 
gran  ejemplo  de  que  el  P.  prepósito  de  esta  casa  (lo  era  el  P.  Francisco  Ra- 
mírez que  murió  en  1618),  acompañándole  algunos  de  los  padres  más  graves, 
tomó  a  su  cargo  acudir  con  todas  veras  a  las  doctrinas  y  enseñanzas  de  los 
niños  por  la  calle,  lo  cual  ha  hecho  dos  días  a  la  semana,  jueves  y  domingos, 
con  notable  edificación  de  toda  la  república  y  de  las  personas  más  graves  de 
ella,  que,  a  voces  decían,  resucitaba  el  primer  espíritu  de  la  Compañía,  y  el 
ministerio  tan  propio  de  los  profesos.  Los  jueves  a  los  niños  españoles,  de  que 
se  juntaba  un  copioso  número,  y  el  domingo  a  la  gente  de  servicio  de  que  hay 
muy  grande  multitud  en  esta  ciudad,  haciéndoles  este  día  el  mismo  padre 
prepósito  la  doctrina  y  explicación  del  catecismo  y  pláticas,  de  que  se  ha  se- 
guido manifiesto  provecho  en  costumbres  y  enseñanza,  como  se  puede  colegir 
de  lo  que  ahora  diré: 

Vino  una  señora  a  un  padre  diciéndole  que  una  negra  esclava,  aunque 
bozal  y  recién  bautizada,  le  importunaba  para  c^ue  le  diese  permiso  para  co- 
mulgar, pero  que  no  lo  hacía  por  parecerle  de  poca  capacidad ;  y  que  la  esclava 
le  hacía  instancia,  por  cuanto  había  oído  las  pláticas  que  el  P.  prepósito  hacía 
en  la  plaza.  Díjole  el  padre  que  se  la  llevase  para  que  la  examinase,  y  halló 
que  estaba  tan  bien  advertida  y  enseñada  en  las  cosas  tocantes  al  sacramento 
de  la  comunión  y  a  la  disposición  con  que  le  había  de  recibir,  que,  aunque 
con  palabras  mal  rimadas,  respondía  a  lo  que  se  le  preguntaba  como  una 
persona  que  estuviese  muy  enseñada  desde  su  niñez;  y  todo  (decía)  que  lo 
había  aprendido  en  las  doctrinas  y  pláticas.  Con  que  obligó  a  que  se  le  permi- 
tiese la  comunión,  y  le  amonestase  el  padre  a  la  frecuencia  de  los  sacramentos 
y  de  las  pláticas. 

Hase  promovido  este  ministerio  con  muchos  libros  de  la  doctrina  y  cate- 
cismos que  el  mismo  padre  ha  repartido  en  las  familias,  con  los  cuales  se  hace 
cada  día  la  doctrina,  en  cada  una  de  ellas  a  los  esclavos  y  gente  menuda,  evi- 


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ARNAYA,  NICOLAS  DE,  P. 


tando  con  esto  el  empacho  de  no  saberla  quien  se  la  había  de  enseñar,  con  que 
se  aprovechan  unos  y  otros. 

En  la  frecuencia  de  confesiones  y  fruto  de  ellas,  se  han  echado  de  ver  lo 
que  han  importado  los  sermones  y  pláticas  que  han  sido  ocasión  de  que  mu- 
chas personas,  no  sólo  seglares,  pero  aun  eclesiásticas  y  religiosas  hayan  mu- 
dado la  vida,  envejecida  en  ofensas  de  nuestro  Señor.  Persona  hubo  que,  aca- 
bando de  decir  sermón  en  nuestra  iglesia,  con  extraordinaria  compunción  y 
lágrimas,  pidió  a  uno  de  los  nuestros  que  le  encomendase  a  nuestro  Señor,  por- 
que se  había  determinado  de  hacer  una  confesión  general,  ya  que  había  más 
de  20  años  que  no  se  confesaba;  y  que  le  diese  orden  o  distribución  cómo 
mudase  de  vida  y  enmendase  las  costumbres;  diósele  el  modo  que  había  de 
tener  y,  confesado  con  notable  arrepentimiento,  prosigue  con  gran  ejemplo  y 
aprovechamiento. 

Y  a  este  propósito  se  podían  referir  otros  muchos  casos,  que  dejo,  por  ser 
semejantes  a  éste.  Y  asimismo  el  fruto  que  por  los  sermones  se  ha  hecho  en 
restituciones  de  honras,  de  haciendas  y  enseñanzas  del  gobierno  de  las  fami- 
lias, en  servicio  de  nuestro  Señor  y  del  temor  del  pecado:  que  de  cosas  de 
éstas  se  pudieran  referir  casos  muy  particulares,  que  han  venido  a  manos  de 
nuestros  operarios.  (Se  omiten  dos  ejemplos). 

Demás  que  los  jubileos  y  fiestas  principales,  y  especialmente  las  de  la 
Virgen  nuestra  Señora,  apenas  es  posible  dar  recaudo  a  la  gente  que  acude 
a  las  confesiones;  es  ya  tanta  la  frecuencia  aun  en  los  días  ordinarios  de  tra- 
bajo, entre  semana,  que  hay  muy  buena  ocupación  para  los  que  acuden  a  este 
ministerio,  y  es  cosa  de  admiración  que,  estando  esta  casa  en  el  centro  de  la 
ciudad,  vienen  muchos  hombres  y  mujeres,  de  ordinario,  desde  los  extremos 
de  ella,  que  distan  de  aquí  más  de  dos  millas,  a  buscar  a  nuestros  confesores, 
dejando  otros  muchos  conventos  que  tienen  a  mano,  y  esto  con  satisfacción 
que  aquí  han  de  hallar  remedio  y  consuelo  para  las  necesidades  de  sus  almas; 
y  no  sólo  los  sanos,  pero  aun  los  enfermos  nos  llaman  de  muy  lejos,  a  todas 
horas,  de  día  y  de  noche.  Otros  enfermos  en  buen  número,  especialmente  in- 
dios, los  traen  a  casa  en  sus  andas  para  recibir  los  sacramentos,  porque  el  de  la 
comunión  y  viático,  difícilmente  y  no  con  la  debida  decencia  se  les  da  en 
las  suyas,  y  así,  tenemos  permiso  del  ordinario,  de  podérseles  dar  en  nuestra 
iglesia. 

El  fruto  de  las  confesiones,  han  sido  muchas  vidas  mejoradas,  muchos 
que  han  entrado  en  diversas  religiones  por  este  medio,  muchas  reconciliaciones 
hechas  entre  los  que  estaban  enemistados,  escándalos  que  se  han  quitado,  hon- 
ras y  haciendas  que  se  han  restituido.  (Se  omiten  unos  ejemplos). 

En  los  hospitales,  cárceles,  así  de  indios  como  de  españoles  y  obrajes,  en 
los  cuales  viven  muchedumbre  de  indios,  ha  sido  abundantísima  cosecha;  es 
singular  el  consuelo  que  los  enfermos  reciben  confesando  con  nuestros  padres, 


BIOGRAFIA 


579 


aunque  lo  hayan  hecho  luego  que  entran,  con  sus  propios  capellanes.  Ensé- 
ñaseles la  doctrina  y  los  misterios  de  nuestra  santa  fe,  exhortándoles  a  llevar 
con  paciencia  la  enfermedad,  y  conformarse  con  la  divina  voluntad  y  a  dispo- 
nerse bien  para  morir. 

En  las  cárceles,  fuera  de  confesarlos  frecuentemente  y  hacerles  ordinarias 
pláticas  todas  las  semanas  del  año,  se  ha  acudido  a  consolarles  y  a  acompañar  a 
los  ajusticiados. 

A  los  obrajes  (fábricas)  han  enseñado  los  domingos  y  fiestas,  seis  de  los 
nuestros,  en  que  se  ha  hecho  singular  fruto,  exhortándolos  a  la  confesión  y  al 
modo  de  hacerlas  con  fruto  de  sus  almas. 

Pero  en  donde  se  ha  visto  el  fruto  más  palpable  es  en  la  gente  de  servicio  en 
los  conventos  de  las  religiosas,  que  son  catorce  o  quince  en  esta  ciudad,  y  a 
los  demás  de  ellos  se  ha  procurado  aprovechar  en  este  genero  de  gente  con 
pláticas,  exhortaciones  y  confesiones,  por  ser  sobremanera  necesitada  de  so- 
corro y  doctrinas  espirituales;  y  es  en  tanto  número,  que  en  algunos  conventos 
pasan  las  mozas  de  servicio  de  doscientas.  A  éstas  acuden  poco  los  capellanes 
y  priores,  por  ser  aún  muy  pocos,  para  el  mucho  número  de  religiosas  que  hay, 
y  así  se  ha  hecho  gran  servicio  a  nuestro  Señor  en  esta  parte,  haciéndoles  el 
P.  prepósito,  en  cada  uno,  dos  pláticas  que,  aunque  eran  para  las  criadas,  con 
gran  fervor  y  gusto  y  con  no  poco  provecho,  acudía  todo  el  convento,  con  que 
se  dispusieron  todas  a  la  confesión,  y  las  más,  para  asegurar  sus  conciencias  y 
confesar;  aprovechó  no  haber  tenido  jamás  lugar  de  confesarse  con  la  quie- 
tud que  deseaban  por  faltarles  tiempo,  como  lo  hicieron  con  mucha  gloria 
de  Dios  y  bien  de  sus  almas. 

El  jubileo  de  las  cuarenta  horas  ha  ido  en  aumento  y  se  tiene  por  cierto 
ser  raras  las  personas  que  en  esta  populosa  ciudad,  no  le  ganan;  pues  aun  de 
fuera  de  ella,  dos,  tres  y  más  leguas,  vienen  hombres  y  mujeres  a  ganarle; 
fue  necesario  este  año  poner  el  Santísimo  Sacramento  en  tres  capillas  distin- 
tas, en  que  continuamente  estuviesen  dando  las  comuniones,  que  fue  causa  de 
que  se  despachase  mucha  gente  y  con  más  comodidad.  Asistieron  el  primer 
día  el  señor  virrey  y  los  señores  de  la  audiencia,  con  toda  la  caballería  y  no- 
bleza; el  segundo  los  señores  inquisidores  con  todo  su  tribunal;  fuera  de 
innumerable  pueblo  que  todos  estos  días  hubo,  haciéndola  más  solemne  la 
congregación  de  los  clérigos,  de  que  luego  diré;  el  tercero  no  hubo  menor  con- 
curso que  en  los  precedentes,  asistiendo  a  la  solemne  procesión  que  dentro  de 
nuestra  iglesia  se  hace  al  encerrar  el  Santísimo  Sacramento  con  abundancia 
de  luces  y  cirios  encendidos,  en  que  principalmente  se  emplea  la  liberalidad  y 
devoción  de  la  congregación  del  Salvador,  que  tuvo  sus  principios  aun  primero 
que  esta  casa  y  se  ha  ido  aumentando  con  ella,  con  muy  felices  progresos,  sien- 
do esta  congregación  el  principal  apoyo  que  esta  casa  ha  tenido  para  cre- 
cimiento de  lo  temporal  y  ministerios.  Hase  aumentado  este  año  el  concurso 


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ARNAYA,  NICOLAS  DE,  P. 


a  las  pláticas,  que  ha  sido  menester  hacerlas  en  el  pulpito  para  que  puedan 
oírlas  todos.  Estos  días  de  las  cuarenta  horas  asistieron  los  de  la  consjresfación 
de  doce  en  doce,  con  cirios  encendidos  y  de  rodillas  delante  del  Santísimo  Sa- 
cramento. 

La  letanía,  devoción  y  concurso  a  la  Virgen  de  Loreto  y  a  su  capilla,  de 
que  a  V.  P.  se  le  ha  dado  noticia,  ha  crecido  sobremanera  este  año,  de  suerte 
que,  aun  fuera  de  la  ciudad  se  ha  aumentado  este  afecto.  (Siguen  tres  ejem- 
plos de  favores  de  la  santísima  Virgen  de  Loreto) . 

Es  frecuentada  su  capilla,  presentándole  cada  día  votos,  cera  y  cirios  muy 
curiosos,  con  que  su  altar  está  bien  adornado.  Una  señora  continúa  todos  los 
domingos  y  días  de  fiesta  de  la  santísima  Virgen,  que  se  canta  la  letanía,  en 
adornar  su  altar  con  más  de  dos  docenas  de  ramilletes  y  sarta  de  flores  muy 
curiosamente  hechas,  no  haciendo  falta  a  esta  su  devoción,  aun  en  el  mayor 
rigor  del  invierno,  con  que,  fuera  de  las  luces  y  apariencia  del  retablo  y  her- 
mosura de  la  imagen,  y  otros  adornos,  causa  olor,  suma  devoción  y  consuelo. 

La  devoción  y  ayuda  de  nuestro  padre  San  Ignacio  se  experimenta  en 
muchos  enfermos  que  con  sus  reliquias  sienten  buenos  efectos,  de  que  se  po- 
drán referir  algunos.  (Sigue  un  ejemplo). 

Esta  devoción  de  nuestro  santo  padre  se  ha  dilatado  tanto  en  este  reino, 
que  muchos  celebran  su  día  en  sus  familias,  y  aunque  podría  referir  algunas 
cosas  de  esta  materia,  sólo  diré  de  uno,  corregidor  de  unos  pueblos  cerca  de 
aquí,  que,  llegado  el  día  de  nuestro  santo  padre,  hizo  con  los  religiosos  de  San 
Francisco  que  celebrasen  aquel  día  con  gran  solemnidad  y  aun  mucho  mayor 
del  día  del  glorioso  San  Francisco,  con  fuegos  de  pólvora  y  ruidos  de  instru- 
mentos músicos  y  continuo  repique  de  campanas,  víspera  y  día,  convocando 
los  pueblos  a  la  cabecera  para  festejarle  y  hallarse  a  la  misa  y  sermón,  y  a  la 
tarde  a  los  regocijos  que  hubo  en  la  plaza  cercana  al  convento,  donde  se  ha- 
llaron todos  los  religiosos  con  todos  los  vecinos  comarcanos,  con  tan  grande 
consuelo  y  alegría,  como  si  la  cosa  se  hubiera  encaminado  por  medio  de  los 
nuestros. 

Y  en  esta  ciudad  de  México  hay  muchos  que  tienen  capillas  en  sus  casas, 
y  en  ellas,  altares  dedicados  a  nuestro  padre  Ignacio,  celebrando  su  día  con 
gran  solemnidad,  y  singular  el  deseo  que  todo  el  reino  tiene  de  verle  canoni- 
zado, de  tal  modo,  que  habiendo  llegado  un  navio  de  aviso  de  España,  acudió 
gran  gentío  a  saber  si  se  había  hecho  la  canonización. 

Aunque  las  ocupaciones  son  tantas  en  esta  casa  profesa,  con  todo  eso 
un  padre  y  un  hermano  salieron  de  ella  a  misión  a  las  minas  de  Sultepec  don- 
de estuvieron  40  días,  en  los  cuales,  todos  los  domingos  y  fiestas  por  la  maña- 
na juntaba  el  padre  todos  los  indios  de  las  haciendas,  de  las  minas  y  de  los 
pueblos  sujetos,  que  sólo  los  criados  de  los  españoles  pasaban  de  600,  y  los  lle- 
vaba en  procesión  por  todas  las  calles,  cantando  él  mismo  la  doctrina  en  su 


BIOGRAFIA 


581 


misma  lengua  y  respondiendo  ellos;  y  en  llegando  a  la  iglesia  se  les  hacía  una 
explicación  de  los  principales  misterios  de  nuestra  doctrina,  y  juntos  todos  los 
españoles,  hombres  y  mujeres,  que  son  allí  muchos,  les  predicaba  el  padre  a 
la  misa  mayor;  y  a  las  tardes  de  los  domingos  y  fiestas  congregaba  todos  los 
niños  del  pueblo  y  salían  en  procesión  por  todas  las  calles,  cantando  el  padre  y 
respondiendo  los  niños,  hasta  que,  vueltos  a  la  iglesia  les  hacía  preguntas  y  les 
declaraba  el  catecismo  a  que  asistía  el  alcalde  mayor  con  toda  su  casa  y  los 
vecinos  del  pueblo;  y  después  de  catequizados  los  niños,  el  padre  hacía  una 
plática  al  mismo  propósito,  con  no  pequeño  provecho  de  sus  almas,  edificación, 
honra  y  gloria  de  nuestra  Compañía. 

A  indios  y  españoles  publicó  el  jubileo  de  las  misiones,  que  traje  prorroga- 
do, para  alentar  este  ministerio;  concurrió  este  día  el  haber  llegado  a  estas 
minas  el  Sr.  arzobispo  de  México  (lo  era  don  Juan  Pérez  de  la  Serna)  que 
venía  visitando  su  arzobispado;  y,  diciendo  su  lima,  la  misa,  predicó  el  padre 
y  predicó  el  jubileo,  de  que  quedó  su  señoría  edificado  sobremanera,  alabando 
a  nuestro  Señor  por  los  peregrinos  medios  (como  él  decía)  que  la  Compañía 
hallaba  para  hacer  bien  a  las  almas,  y  el  provecho  que  en  todas  partes  donde 
está,  hacía  a  sus  ovejas;  holgó  hallarse  presente  y  ver  el  fruto  de  las  doctrinas 
y  sermones;  y  a  su  partida  ofreció  al  padre,  y  en  el  a  toda  la  Compañía,  que, 
de  su  parte,  alentaría  un  ministerio  tan  loable. 

El  jubileo  ganaron  todos  con  gran  fervor  y  devoción,  que  esto  y  lo  demás 
fue  de  grande  edificación  a  muchos  religiosos  y  personas  eclesiásticas  y  seglares 
que,  con  ocasión  de  celebrar  aquí  órdenes  el  Sr.  arzobispo,  concurrieron  de 
todas  partes;  y  porque  hubiese  más  comodidad,  se  señaló  diverso  día  de  ganar 
el  jubileo  los  indios  y  españoles;  mas  con  todo  eso,  fue  necesario  gran  trabajo 
del  padre,  beneficiados  y  ayuda  de  otros,  para  dar  recaudo  a  las  confesiones  y 
comuniones,  trabajando  algunos  días  continuos  en  confesar,  desde  las  cuatro 
de  la  mañana  hasta  las  doce  de  la  noche. 

El  mismo  jubileo  publicó  en  otro  puesto  el  mismo  padre,  viniendo  de  ca- 
mino de  la  misión  a  esta  ciudad,  haciendo  muchas  confesiones  importantes. 

Demás  de  ésta  se  han  hecho  otras  dos  misiones  en  Pachuca,  Tasco  y  San 
Juan  del  Río,  de  las  cuales  se  ha  servido  nuestro  Señor,  mucho. 

A  la  de  San  Juan  del  Río  fue  im  padre  con  su  compañero;  hizo  gran  fruto 
con  sus  sermones  con  que  se  enmendaron  pecados  públicos,  y  se  movió  la  gente 
a  gran  concurso  de  confesiones  generales.  Recién  llegado  el  padre  a  aquel 
puesto,  una  persona  principal  que  salía  de  él  para  un  viaje  largo,  dijo  al  padre 
que  quería  él  y  toda  su  gente  confesar  y  comulgar  el  día  antes  de  su  partida, 
como  lo  hicieron,  por  tener  en  el  viaje  buen  suceso,  y  parece  que  de  contado 
quiso  satisfacerles  Dios  nuestro  Señor  esta  buena  disposición;  porque  el  mismo 
día  de  la  partida,  yendo  en  una  carroza,  marido,  mujer  e  hijos  bajando  una 
cuesta,  arrancaron  con  tanta  fuerza  las  muías  que  cayeron  unos  sobre  otros,  y 


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ARNAYA,  NICOLAS  DE,  P. 


los  que  con  ellos  iban  los  tuvieron  por  muertos,  mas  salieron  libres  y  sin  lesión 
de  este  peligro,  lo  cual  atribuyeron  al  Señor  que  habían  recibido. 

Hiciéronse  en  esta  misión  algunas  paces  de  importancia,  especialmente  de 
uno  que,  por  falsas  sospechas,  tenía  ordenado  de  matar  a  su  mujer,  y,  con  la 
gracia  divina  se  remedió  y  vive  en  paz.  Y  se  remediaron  algunos  abusos  su- 
persticiosos. 

Otro  padre  fue  a  las  minas  de  Pachuca  y  Tasco,  y  en  los  pueblos  de  indios 
que  en  el  camino  halló  hubo  de  detenerse,  por  haber  hallado  en  ellos  grande 
enfermedad,  y  que  por  falta  de  ministro,  muchos  habían  muerto  sin  sacra- 
mentos; a  los  sanos  hacía  plática  el  padre  y  luego  los  iba  confesando  para  que 
quedasen  dispuestos  a  la  voluntad  de  nuestro  Señor  en  su  salud  o  enfermedad, 
gastando  todo  el  día  y  buena  parte  de  la  noche  en  confesar,  visitar  y  olear  en- 
fermos. 

En  las  minas  de  Pachuca  estuvo  el  adviento  confesando  y  predicando  a 
los  indios  y  españoles,  que  todos  ganaron  el  jubileo  de  las  misiones,  y  con 
predicar  allí  el  padre  al  amanecer,  estaba  ya  en  aquella  hora  la  iglesia  llena 
de  gente,  con  tan  buen  efecto  que,  aunque  en  las  tardes,  a  la  doctrina  de  los 
indios,  se  congregaban  tantos  de  los  hombres  mayores  que  para  satisfacer  a 
su  gusto,  era  fuerza  hacerles  otra  plática  o  sermón.  Vino  allí  el  vicario  de  otro 
real  de  minas  a  buscar  al  padre  con  algunos  vecinos  y  con  tanta  instancia  que 
fue  fuerza  ir  a  tener  con  ellos  la  pascua,  quedando  bien  lastimados  los  que 
dejaba,  cuanto  gustosos  y  alegres  los  que  le  recibían;  y  aunque  las  nieves  y 
fríos  son  en  aquel  real  tan  grandes,  y  su  sitio  sobremanera  áspero,  y  estar  la 
iglesia  muy  desacomodada,  se  prometía  el  padre  poca  cosecha;  mas  la  devo- 
ción del  pueblo  venció  sus  esperanzas,  que  casi  no  faltó  nadie,  tarde  ni  ma- 
ñana, celebrando  la  noche  de  navidad  con  músicas,  danzas  y  regocijos  muy 
compuestos,  sin  las  demasías  que  los  españoles  suelen  hacer,  y  borracheras  que 
los  indios  en  semejantes  ocasiones  acostumbran,  con  que  no  poco  se  admiraban 
ellos  de  sí  mismos  por  tal  compostura.  Hubo  muchas  confesiones  generales  y 
de  mucha  importancia,  que  las  más  de  ellas  fueron  fruto  de  los  sermones.  (Si- 
gue un  ejemplo) . 

En  otro  real  halló  el  padre  tanta  copia  de  ministros,  que  parecía  no  ser 
necesario  su  socorro  y  dudaba  pasar  a  otra  parte,  porque  ni  aun  posada  halla- 
ba, ni  modo  de  principiar  sus  sermones  y  doctrinas  ordinarias.  Mas  estas  difi- 
cultades le  hicieron  al  padre  avisado  y  advertido,  para  inferir  de  ellas  que  en 
aquel  pueblo  se  quería  servir  nuestro  Señor,  a  pesar  del  común  enemigo  que 
le  impedía,  resolvióse  de  ir  a  un  hospital  pobre  y  que  se  estaba  cayendo.  Allí 
aliñó  una  iglesia  pequeña,  cercada  de  árboles,  que  hicieron  sombra  a  los  audi- 
torios, gozándose  en  medio  de  tanta  incomodidad  y  pobreza,  el  mejor  sitio  y 
más  acomodado  que  se  podía  desear:  en  fin,  predicó  el  padre  los  miércoles  y 
domingos,  y  se  hizo  la  doctrina  los  miércoles  en  la  tarde  a  los  españoles  y  a  los 


BIOGRAFIA 


583 


indios,  se  acudió  a  unos  y  a  otros  con  increíbles  concursos;  quitáronse  muchos 
abusos,  especialmente  uno  que,  ni  la  justicia,  ni  los  sacerdotes  habían  podido 
remediar  en  muchos  años,  porque  el  entretenimiento  de  las  fiestas  y  domingos, 
no  era  otra  cosa  que  dividirse  en  bandos  y  cuadrillas  y  armarse  para  continuas 
peleas,  poniendo  su  felicidad  en  matarse  los  unos  a  los  otros;  mas  desde  el 
primer  sermón  que  el  padre  predicó,  avisado  de  este  abuso  y  reprendiéndole, 
se  desterró  del  todo.  Predicóseles  los  domingos  a  los  indios  en  que  tienen  su 
mercado  universal,  concurriendo  de  los  pueblos  y  reales  comarcanos,  y  por  eso 
se  les  predicó  a  la  puerta  de  la  iglesia  mayor. 

Hiciéronseles  también  sus  doctrinas,  a  que  concurrieron  todos,  grandes  y 
pequeños,  con  tanto  sosiego  y  devoción  que  los  españoles  entraban  con  los 
indios,  siguiendo  la  procesión  y  haciéndoles  sermón  al  fin  de  ella. 

Ganóse  aquí  también  el  jubileo  con  gran  devoción  y  fruto,  porque  no  que- 
dó quien  no  le  ganase,  dando  gracias  a  nuestro  Señor  por  haberle  hecho  y  por 
el  ejemplo  que  se  ha  seguido  de  la  enmienda  de  costumbres  y  de  pecados  pú- 
blicos; que  se  han  olvidado  las  enemistades,  que  se  han  compuesto  honras,  y 
haciendas  que  se  han  restituido. 

De  estas  minas  pasó  el  padre  a  las  de  Tasco,  donde  anduvo  predicando  y 
confesando  en  siete  pueblos,  donde  se  acudió  a  los  sermones,  pláticas  y  doc- 
trinas, a  las  confesiones  y  a  los  demás  ministerios;  aunque  en  estos  pueblos 
fue  muy  copiosa  y  general  la  cosecha  en  aprovechamiento  de  los  indios;  era 
de  ver  cómo  ya  tenían  noticia  de  su  venida:  en  cada  pueblo  había  procurado- 
res que  habían  venido  de  los  demás,  pidiéndole  no  les  privase  del  beneficio 
de  su  doctrina,  y  como  si  el  padre  tuviese  gran  carruaje,  traían  asémilas  de 
carga  y  otras  prevenciones  para  más  obligarle;  y  cuando  ya  conseguían  el  lle- 
varle, en  asomando  a  la  vista  del  pueblo,  comenzaba  la  música  de  campanas, 
trompetas  y  chirimías;  y  cuando  llegaban  más  cerca,  salían  a  gran  trecho  to- 
dos los  principales  caciques,  todos  los  hombres  con  ramilletes  y  súchiles  y  sar- 
tas de  flores  y  pendones  ricos  de  seda  de  varios  colores.  A  las  entradas  del  pue- 
blo estaban  las  mujeres  en  dos  hileras,  y  en  viendo  venir  a  los  padres,  se  hin- 
caban de  rodillas,  y  con  prudentes  razones  y  rara  cortesía  que  tiene  en  su  len- 
guaje la  gente  mexicana  los  saludaban  y  agradecían  su  venida. 

Hacíanlas  levantar  los  padres,  y  en  levantándose  comenzaban  a  descubrir 
sus  cobijas,  y  los  hombres  tendiendo  sus  ropas  en  el  suelo,  cubrían  todo  el  ca- 
mino, y,  aunque  veían  desviarse  los  padres,  no  cejaban  en  proseguir  su  cere- 
monia y  devoción,  hasta  entrar  en  la  iglesia. 

Luego  que  entraban,  era  tanto  el  regalo  de  presentes  y  comida  que  les 
ofrecían,  que  había  suficientemente  para  muchos  forasteros  que  de  los  otros 
pueblos  seguían  al  padre  para  oír  las  doctrinas  y  sermones,  porque  cuando 
salía  de  un  pueblo  para  otro,  les  seguían  a  tropas  los  primeros  sin  poderles 
pedir  a  que  se  devolviesen,  y  muchos  llegaban  hasta  dejarlos  en  la  posada; 


584 


ARNAYA,  NICOLAS  DE,  P. 


otros  hacían  asiento  en  cada  pueblo,  y  entrando  en  la  iglesia  donde  estaban 
los  padres  confesando,  con  gran  concurso  de  gente,  una  buena  mujer  se  puso 
a  los  pies  de  uno  de  ellos  con  tantas  lágrimas  y  sollozos,  que  en  buen  rato  no 
se  pudo  dar  a  entender,  hasta  que  habiéndose  quietado,  dijo:  "¿que  qué  había 
de  hacer  y  cómo  se  había  de  salvar,  apartada  de  tan  buena  compañía,  que 
quién  le  había  de  enseñar?"  Consolóla  el  padre,  instruyéndola  en  el  temor  de 
Dios  y  en  algunas  devociones,  y  en  el  afecto  de  los  santos  sacramentos,  dándole 
orden  de  cómo  había  de  hacer  algunas  penitencias,  satisfaciendo  a  sus  dudas 
y  preguntas,  en  que  mostraba  bien  el  deseo  de  su  salvación. 

Las  doctrinas  nunca  se  habían  visto  en  estos  pueblos,  y  era  para  alabar  a 
Dios,  ver  el  fervor  y  prontitud  con  que  todos  acudían  de  partes  bien  remotas; 
y  el  gusto  con  que  iban  cantando,  no  sólo  los  niños,  sino  también  los  hombres 
y  mujeres.  Subían  con  esta  procesión  a  una  ermita  bien  distante  y  compuesta 
con  muchas  candelas  encendidas,  cantaban  juntos  alguna  oración  devota,  y 
se  les  hacía  alguna  plática  acerca  de  algún  misterio  de  la  fe,  y  volviendo  de 
allí  a  la  iglesia,  se  les  contaba  algún  ejemplo.  (Siguen  dos  casos). 

Por  fin  y  remate  de  las  cosas  de  esta  casa  profesa,  referiré  la  nueva  ins- 
titución que  aquí  se  ha  hecho  de  la  congregación  de  los  clérigos,  el  día  de  la 
Concepción  de  la  Virgen  Santísima,  de  este  año  de  1616,  en  que  se  dedicó 
también  una  capilla  de  las  mejores  que  hay  en  esta  ciudad  a  honra  de  la 
Limpia  Concepción,  como  se  verá  por  una  carta  que  me  escribió  uno  de  los 
padres,  y  es  la  siguiente: 

"El  día  de  la  Concepción,  8  de  Diciembre  de  1616,  se  instituyó  la  Con- 
gregación de  los  Clérigos  que  ha  tenido  los  mayores  principios  que  podíamos 
desear;  y  dióle  a  su  buena  institución  el  día  y  fiesta  de  la  Virgen,  a  cuya  honra 
se  eligió  la  capilla  y  altar,  a  costa  y  devoción  de  Juan  García  de  Arce,  que,  al 
parecer  de  todos,  es  la  mejor  y  más  acabada  que  hay  en  México,  y  no  hay 
necesidad  de  especificar  y  discernir,  lo  que  V.  R.  verá.  Sólo  diré  lo  sucedido 
aquel  día,  porque  la  noche  antes,  demás  de  otros  fuegos  y  artificios  de  pólvo- 
ra, se  armó  en  la  calle,  junto  a  la  puerta  de  nuestra  iglesia  de  la  profesa,  un 
insigne  castillo,  del  cual  salió  un  globo,  que,  con  la  fuerza  de  los  mismos  fue- 
gos se  abrió,  y  salió  una  hermosa  imagen  de  la  Concepción,  que  con  las  manos 
esparcía  los  fuegos,  tan  sin  humo  y  otros  olores  de  circunstancias  de  pólvora, 
y  con  no  hacer  lesión  el  fuego  a  la  Virgen,  que  estaba  en  medio  muy  alta,  y  de 
muy  buen  parecer,  se  veía  una  peregrina  representación  de  la  gloria,  con  un 
rótulo  de  fuego  que  duró  por  grande  rato. 

A  la  mañana,  bajamos  todos  los  que  en  casa  somos,  antes  de  amanecer  y 
fue  tal  el  concurso  que  no  se  pudo  dar  recaudo  al  tercio  de  la  gente  que  vino 
a  confesarse,  porque  de  la  gente  más  conocida  y  que  más  frecuenta  "ex  utroque 
sexu",  se  volvió  mucha  a  la  catedral  y  a  los  conventos  cercanos,  bien  lastimada 
de  no  poder  confesar  en  nuestra  casa,  y,  lo  que  más  me  admiró,  que  con  haber 


BIOGRAFIA 


585 


sido  este  día  tan  próximo  al  de  San  Andrés  (30  de  Noviembre),  que  precedió 
con  jubileo  y  frecuencia  bien  grande,  no  nos  dábamos  mano  a  satisfacer  el 
concurso  de  confesiones. 

El  concurso  a  los  sermones,  mañana  y  tarde  de  aquel  día,  no  obstante  que 
hubo  otras  tres  o  cuatro  fiestas  bien  célebres  en  otros  templos  de  esta  ciudad, 
que,  por  sus  circunstancias  nos  ponían  recelo,  de  que  la  nuestra  no  sería  tan 
cumplida;  mas  no  nos  hicieron  mella,  antes  hubo  de  los  mayores  concursos 
que  aquí  se  habían  visto,  y  se  hizo  más  solemne  el  no  pensado  concurso  de 
clérigos  que  se  comenzaron  a  congregar  y  fueron,  esta  primera  vez,  más  de 
setenta. 

Hízoles  en  su  capilla  el  P.  prepósito  un  razonamiento  de  un  cuarto  de  ho- 
ra, diciéndolcs  brevemente  nuestro  intento  en  esta  institución;  hubo  entre 
ellos  algún  buen  número  de  doctores  y  de  los  más  graves  de  la  clerecía. 

Acabada  la  plática,  sonó  el  repique  de  las  campanas  y  chirimías,  y  con 
grande  acompañamiento  entraron  a  la  iglesia,  y,  aunque  entrar  en  ella  pare- 
cía un  imposible  por  el  ocurso  de  las  gentes,  al  fin  dio  lugar  el  afecto  con 
que  esperaban  a  los  nuevos  congregantes,  y,  como  mejor  podían  procuraban 
ver  un  espectáculo  tan  grande  y  procesión  tan  lucida,  con  tantas  lágrimas  de 
contento,  que,  en  muchos  días  no  se  trataba  en  la  ciudad  de  otra  cosa,  que 
del  gusto  y  júbilo  de  este  día,  con  notable  ternura  y  sentimiento  de  todo  el 
pueblo. 

Estaba  prevenida  la  capilla  de  la  catedral  en  el  coro,  que  cantase  las 
vísperas  solemnemente,  y  cantada  por  ellos  mismos  la  Salve,  se  siguió  el  ser- 
món con  las  circunstancias  que  el  caso  pedía  acerca  de  la  fiesta  del  día,  y  de 
la  nueva  congregación  dedicada  a  la  anunciata.  Acabado  el  sermón  se  co- 
menzó la  letanía,  y  se  hizo  la  procesión  a  la  nueva  capilla,  con  mucho  apara- 
to, por  autorizarla  mucho  los  nuevos  congregantes. 

El  jueves  siguiente  a  las  tres  de  la  tarde,  hizo  su  primera  plática  en  esta 
congregación  en  su  capilla,  el  P.  prefecto  de  ella,  la  cual  es  muy  capaz  y  muy 
a  propósito,  para  este  menester.  Aderezóse  con  su  altar  y  congregáronse  más 
de  ochenta  clérigos,  y,  rezada  primero  la  letanía  lauretana,  tuvieron  su  plática 
con  mucho  gusto  y  nuevos  parabienes  asistiendo  muchos  de  los  padres  más 
graves  de  esta  casa  y  de  nuestro  colegio.  Recibióse  tan  bien  esta  institución 
que,  habiendo  los  seglares  entendido  que  la  primera  plática  era  este  jueves  en 
la  iglesia,  acudían  a  ella  hombres  y  mujeres,  mas  sabiendo  que  se  hacía  dentro 
de  casa,  desistieron  de  su  intento,  aunque  a  algunos  no  se  pudo  negar  la  en- 
trada, por  entonces.  A  tan  buen  principio  confiamos  se  seguirán  buenos  pro- 
gresos, así  por  ser  de  tanta  gloria  de  nuestro  Señor,  como  por  haber  gustado 
tanto  el  señor  arzobispo,  don  Juan  Pérez  de  la  Sema,  que,  habiéndosele  dado 
parte  de  lo  que  se  pretendía,  dijo  que,  en  volviendo  de  la  visita,  la  autoriza- 
ría con  su  presencia,  como  lo  ha  hecho  por  una  carta  muy  grave,  que  desde  el 


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ARNAYA,  NICOLAS  DE,  P. 


camino  escribió  a  esta  congregación,  significando  el  aprecio  que  de  ella  hacía, 
y  cuánto  gustaba  de  que  los  sacerdotes  acudiesen  a  ella. 
La  carta  dice  así: 

"Al  prefecto  y  asistentes  de  la  santa  congregación  eclesiástica  de  María 
Santísima  de  la  Anunciata. 

"De  la  fundación  de  esa  santa  congregación  he  recibido  mucho  consuelo  y 
gusto,  y  con  él  he  concebido  firmes  esperanzas  de  que  ha  de  ser  servido  mucho 
nuestro  Señor  con  el  santo  instituto  que  se  pretende  apoyar  y  que  en  la  refor- 
mación del  clero  y  estado  eclesiástico,  se  han  de  echar  de  ver  los  favores  que 
les  ha  de  ir  haciendo  a  esa  santa  comunidad,  para  cuyo  acrecentamiento  acu- 
diré con  la  afición  y  gusto  que  el  discurso  del  tiempo  dirá. 

"Del  largo  viaje  y  continuos  trabajos  que  en  él  he  tenido,  me  ha  sobreve- 
nido mucha  quiebra  en  mi  salud.  Suplico  a  w.  mm.  se  acuerden  en  las  fiestas 
que  hicieren,  y  en  particular,  de  encomendarme  a  Dios,  que  dé  los  acrecenta- 
mientos espirituales  y  temporales  que  deseo". 

(Del  Anua  de  1616,  fechada  en  México  el  17  de  Mayo  de  1617)  : 

Colegio  de  México 

Es  este  colegio  como  la  metrópoli  y  asiento  de  las  letras  y  educación  de  la 
juventud,  no  sólo  de  esta  Nueva  España,  sino  de  todas  las  provincias  que  a 
ella  pertenecen,  que  acuden  aquí  todos  como  a  fuente  pública  de  virtud  y 
ciencias. 

Después  que  la  Compañía  puso  este  su  primer  asiento  en  este  colegio  en 
que  están  bien  empleados  en  provecho  de  la  juventud  y  en  su  propio  aprove- 
chamiento, los  96  sujetos  que  arriba  dije:  26  sacerdotes,  44  hermanos  estu- 
diantes y  26  hermanos  coadjutores:  de  ellos,  dos  padres  leen  teología  escolás- 
tica, y  otro  escritura;  tres,  artes,  y  cinco,  gramática  y  retórica. 

Los  ejercicios  literarios  en  que  han  hecho  demostración  los  nuestros  y  los 
estudiantes  de  fuera,  no  han  lucido  menos  que  otras  veces,  con  satisfacción  de 
todos;  y  los  estudios  menores  no  han  sido  menos  en  su  buena  diligencia,  antes 
han  tenido  sus  actos  literarios,  asistiendo  sus  padres  y  mucho  de  la  nobleza  me- 
xicana con  grande  gusto  y  satisfacción  de  lo  que  la  Compañía  hace  en  esta 
parte. 

Son,  de  unos  y  otros  estudios  más  de  seiscientos  los  que  frecuentan  nues- 
tras escuelas. 

En  lo  que  a  la  virtud  toca:  en  los  nuestros  se  han  visto  comúnmente,  no 
comunes  deseos  de  la  perfección,  ayudándose  a  seguirla  con  los  medios  de  la 
oración  y  ejercicios  espirituales,  que  todos  han  hecho,  y  de  las  mortificaciones 
secretas  y  públicas,  según  el  uso  de  nuestra  Compañía. 


BIOGRAFIA 


587 


A  la  virtud  de  los  estudiantes  seglares  ha  ayudado  sobremanera^  la  una  y 
otra  congregación  de  la  Virgen  Santísima  que  hay  en  este  colegio:  la  una  pa- 
ra los  estudiantes  artistas  y  teólogos,  y  la  otra  para  los  estudiantes  de  latini- 
dad y  retórica,  que  aunque  la  virtud  no  los  divide,  la  edad  y  distintos  estudios, 
los  reparte  en  dos  congregaciones. 

La  primera  han  frecuentado  este  año  muchos  doctores  de  la  universidad, 
con  mayor  aumento  que  otros  años  pasados,  a  que  ha  ayudado  en  gran  mane- 
ra el  favor  que  el  señor  arzobispo  (Pérez  de  la  Sema)  ha  querido  hacerle  en 
nombrarse  protector  de  esta  congregación. 

Hanse  celebrado  con  solemnidad  y  aparato  en  su  capilla  las  festividades 
de  la  Virgen,  asistiendo  (fuera  de  personas  propias  de  estudio)  en  gran  núme- 
ro personajes  de  la  audiencia  y  de  los  más  autorizados  capitulares  de  esta  ciu- 
dad y  de  lo  mejor  de  la  nobleza;  y  hanse  solemnizado  estas  fiestas  con  decla- 
maciones a  vísperas  y,  entre  ellas,  canciones  en  honra  de  la  Santísima  Virgen; 
y  al  fin  de  estos  y  otros  ejercicios  literarios  se  ha  cantado  y  oficiado  solemne- 
mente la  Salve  o  letanías;  y  en  el  día,  sermón  y  misa;  que  todos  estos  oficios, 
así  literarios  como  eclesiásticos,  los  han  hecho  y  oficiado  los  mismos  congre- 
gantes. Acuden  los  domingos  a  las  pláticas,  y  de  allí  a  los  hospitales  y  cárceles, 
socorriendo  a  unos  y  otros  con  sus  limosnas,  en  que  se  han  aventajado  algunos 
de  los  capitulares,  que  más  resplandecen  en  penitencia,  oración  y  buen  ejem- 
plo en  la  república,  y  otros  estudiantes  seglares. 

Ha  muchos  años  que  todos  los  domingos  y  fiestas  comulgan  y  gastan  toda 
la  mañana  y  lo  más  de  la  tarde,  de  rodillas,  en  oración  delante  del  Santísimo 
Sacramento. 

Algunas  personas  seculares  devotas  y  aficionadas  a  nuestra  Compañía,  acu- 
den a  esta  congregación  y  emplean  sus  haciendas,  con  ejemplo  de  los  ciuda- 
danos en  limosnas  y  otras  pías  obras;  entre  ellos  un  caballero  principal, 
deudo  muy  cercano  del  santo  fundador  y  patrono  de  este  colegio,  después  de 
haber  edificado  a  cierto  trecho  de  la  ciudad  y  a  su  costa,  un  calvario  y  cruz 
muy  costosa,  frecuentada  de  toda  la  gente  de  esta  ciudad,  desde  cierto  puesto 
medidos  los  pasos  que  nuestro  Redentor  anduvo  con  la  cruz  a  cuestas,  en  que 
ha  gastado  más  de  cinco  mil  pesos;  hace  muchas  limosnas  y  obras  pías,  em- 
pleando en  ellas  buena  parte  de  su  mayorazgo  con  gran  gusto  y  liberalidad;  y 
es  uno  de  los  que  con  más  frecuencia  acuden  a  nuestra  congregación. 

Por  medio  de  algunos  congregantes  se  han  hecho  algunas  amistades,  y  han- 
se evitado  muertes  y  desgracias  que  vanamente  sucedieran,  trayéndose  muchos 
al  camino  de  la  virtud  y  a  hacer  confesiones  generales  y  saliendo  de  ocasiones 
muy  antiguas.  (Sigue  un  ejemplo). 

Al  crecimiento  y  progreso  de  la  congregación  de  estudios  menores,  ha 
sido  de  grande  importancia,  que  de  las  pláticas  que  de  ordinario  se  les  hacen, 
hayan  hecho  algunas  los  padres  más  graves  y  espirituales  de  esta  provincia,  y 


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ARNAYA,  NICOLAS  DE,  P. 


a  la  devoción  con  que  acuden  de  ordinario  a  las  misas  y  salves  de  la  Virgen 
Santísima  y  a  las  comuniones  que  celebran  todos  todas  sus  fiestas;  ha  au- 
mentado el  progreso  que  ha  habido  en  la  música  y  aparato  con  que  se  celebran ; 
porque  además  de  los  400  pesos  de  renta  que  un  ciudadano  acaudalado  dio 
para  este  efecto,  ahora,  él  mismo  ha  honrado  a  la  Virgen,  comprando  cuatro 
esclavos  ministriles  para  celebrar  las  dichas  fiestas  aquí  y  en  nuestra  casa  pro- 
fesa, teniéndolos  a  mano  en  todas  las  ocasiones  que  se  ofrecen,  por  haberlos 
él  comprado  para  este  efecto,  y  juntamente  honren  el  Santísimo  Sacramento 
todas  las  veces  que  de  cualquiera  de  los  párrocos  de  la  ciudad,  salieren  por 
algún  enfermo,  así  de  día  como  de  noche,  con  lo  cual  está  toda  esta  ciudad 
edificadísima  y  muy  agradecida;  lo  cual  se  echó  de  ver  yendo  un  regidor  en- 
viado de  todo  el  cabildo  secular  (el  ayuntamiento)  a  agradecer  al  dicho  hom- 
bre, una  obra  tan  pía,  dándole  el  parabién  de  haber  empleado  su  hacienda 
en  una  cosa  tan  honrosa  y  provechosa  para  su  alma;  y  es  tanta  la  devoción 
de  este  buen  hombre,  que  queriéndole  alquilar  los  ministriles  para  que  fue- 
sen en  un  acompañamiento  de  un  doctor  que  había  de  recibir  el  grado,  dijo 
que,  aunque  le  diesen  mil  ducados  no  consentiría  que  cosa  que  él  había  dedi- 
cado al  servicio  del  Santísimo  Sacramento  y  de  la  Santísima  Virgen,  sirviese  a 
acompañamiento  de  hombres.  De  suerte  que  ya  con  éste,  tiene  la  Compañía 
en  México,  dos  juegos  de  ministriles  muy  aventajados  que  sus  amos  han  com- 
prado y  sustentan  para  el  culto  divino,  cuando  fuesen  necesarios  en  nuestros 
templos. 

Este  mismo  ciudadano,  para  que  oigan  sus  misas  más  cómodamente  en  su 
capilla  cada  día  los  estudiantes  y  recen  allí  todos  su  rosario  y  entre  semana 
tenga  la  congregación  su  junta,  aderezó  un  altar  y  una  capilla  con  una  rica 
imagen  de  la  sagrada  Virgen  Lauretana,  lugar  también  muy  a  propósito  para 
que  allí  se  confiesen  nuestros  estudiantes,  sin  hacer  mucha  falta  a  su  estudio, 
por  estar  a  vista  de  los  generales  y  en  el  mismo  patio,  por  lo  cual  se  ha  intro- 
ducido en  ellos  una  costumbre  muy  loable  y  de  gran  devoción:  que  todos,  al 
entrar  y  salir,  entren  a  saludar  a  la  Santísima  Virgen,  para  que  ampare  y  fa- 
vorezca sus  principios  y  fines,  cosa  que  causa  devoción  a  sus  padres,  cuando 
estando  en  sus  estudios,  acaece  suceder  esto  y  sucede  muchas  veces,  alabando 
a  Dios  y  a  la  Compañía. 

Con  estos  loables  ejercicios,  no  es  maravilla  que  hayan  entrado,  como  en- 
traron este  año  en  todas  las  sagradas  religiones,  muchos  de  nuestros  estudian- 
tes, especialmente  de  los  que  en  estas  congregaciones  sirven  a  la  Virgen  San- 
tísima; y  de  otros,  por  su  ejemplo;  han  sido  más  que  los  años  atrás,  los  que 
en  éste  han  entrado  en  ejercicios  con  singular  provecho;  y  el  que  los  recibe, 
siempre  se  tiene  por  obligado  a  esmerarse  entre  todos,  en  ejemplo  y  buenas 
costumbres,  como  por  la  gracia  de  Dios  lo  hacen. 


BIOGRAFIA 


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(De  la  carta  anua  de  1616,  firmada  por  el  P.  Nicolás  de  Amaya,  que  sa- 
lió hasta  el  17  de  Mayo  de  1617:  Colegio  de  México). 

Celebróse  la  fiesta  de  nuestro  santo  padre,  con  misa  y  sermón  a  la  ma- 
ñana que  se  ofreció  solemnemente;  y  a  la  tarde  con  ejercicios  literarios  de 
nuestros  hermanos,  autorizando  mañana  y  tarde  esta  fiesta,  los  señores  in- 
quisidores con  todo  su  tribunal,  que,  como  han  querido  que  este  día  sea  suyo, 
honrando  nuestra  Compañía,  así,  con  el  mismo  amor  que  siempre,  lo  prosi- 
guen; y  el  que  tienen  a  nuestro  santo  padre,  muestran  en  tenerle  a  toda 
nuestra  Compañía. 

(Sigue  un  ejemplo  de  uno  de  los  nuestros  que  sanó  invocando  a  nuestro 
santo  padre;  véase  en  Cárdenas,  Lorenzo,  S.  J.). 

Aunque  el  principal  empleo  de  este  colegio  de  México,  no  es  ministerio, 
no  han  faltado  en  cuaresma  algunos  sermones  a  que  acudió  buen  concurso 
de  gente  de  la  más  vecina  a  nuestra  iglesia,  especialmente  a  los  ejemplos  de 
los  sábados,  que  predicó  im  padre  de  los  más  graves,  con  gran  gusto  y  pro- 
vecho de  los  oyentes  y  no  menor  edificación  del  buen  celo  del  que  los  pre- 
dicaba. 

También  se  han  ido  a  ejercitar  los  padres  estudiantes  en  hacer  pláticas  a 
las  cárceles  y  doctrinas,  a  los  obrajes  y  a  algunos  pueblos  comarcanos  de 
indios. 

(Difuntos  en  el  colegio  de  México  en  1616,  P.  Francisco  Gómez  de  las 
Casas  y  el  H.  escolar  Juan  Sánchez.  Véanse  en  sus  fichas). 

Colegio  de  San  Gregorio,  de  México 

No  es  colegio  distinto  el  de  San  Gregorio,  sino  parte  del  colegio  de  México, 
aunque  están  divididos  sus  ministerios  que  pertenecen  a  los  indios  mexicanos 
que  de  todas  las  doctrinas  de  esta  ciudad  y  de  otras  fuera  de  ella  acuden  a  su 
especial  iglesia  en  este  colegio;  a  ser  favorecidos  con  ayudas  y  auxilios  espiri- 
tuales por  medio  de  dos  padres  que  de  ordinario  están  dispuestos,  y  otros  al- 
gunos de  los  demás  padres  de  este  colegio  de  México,  que,  cuando  es  menester, 
con  singular  celo  y  fervw,  acuden  a  ayudarles. 

De  toda  la  comarca,  se  enseñan  aquí  niños  hijos  de  los  naturales,  que  con 
virtud  y  buena  educación  aprenden  a  leer,  a  escribir  y  contar,  lo  cual  hacen 
con  tanta  destreza  y  en  tocar  instrumentos  músicos,  que  no  sólo  se  valen  de 
ellos  toda  la  ciudad  y  religiones  en  sus  actos  principales,  mas  como  otras  veces 
se  ha  avisado,  la  iglesia  catedral  de  la  ciudad  se  vale  de  ellos  en  su  coro,  para 
oficiar  la  misa  y  todas  sus  horas,  los  días  de  más  solemnidad;  y  ha  crecido  en 
este  año  el  número  de  los  que  nos  han  llevado  para  este  menester,  con  gusto 
y  estimación  del  Sr.  arzobispo  y  prebendados. 


590 


ARNAYA,  NICOLAS  DE,  P. 


En  el  templo  ha  habido  frecuencia  de  confesiones  y  comuniones  aún  más 
que  otras  veces,  no  sólo  la  cuaresma  y  jubileos  en  que  hay  más  extraordinario 
concurso,  sino  también  entre  año  a  todos  tiempos,  a  que  ayuda  el  buen  ejem- 
plo de  los  cofrades  de  las  dos  congregaciones  de  la  Anunciata  y  de  la  Asun- 
ción que  aquí  están  fundadas  de  mexicanos  y  chinos,  y  prosiguen  con  fervor, 
señalándose  entre  todos,  así  en  frecuentar  los  sacramentos  y  los  demás  ejerci- 
cios de  virtud,  como  en  celebrar  sus  fiestas,  y  en  la  general  limosna  que  hacen 
ambas  pascuas  a  todos  los  pobres  que  pueden  hallar,  como  se  ha  escrito  otras 
veces;  lo  cual  todo  hacen  con  gran  solemnidad  y  devoción  y  a  su  imitación 
acuden  otros  muchos  de  dentro  y  fuera  de  la  ciudad,  con  que  aunque  no  te- 
nemos cargo  de  doctrina,  se  puede  decir  que  se  doctrinan  aquí  más  que  en 
ninguna  otra  doctrina. 

Alienta  todo  esto  la  buena  doctrina  y  sermones  que  un  padre  de  los  más 
antiguos  de  esta  provincia,  que  por  la  facilidad  y  eminencia  que  tiene  en  la 
lengua  mexicana,  ha  muchos  años  que  tiene  ganada  esta  gente;  y  así  son 
mucho  mayores  los  concursos  a  sus  sermones  y  exhortaciones.  (Siguen  tres 
ejemplos,  que  se  omiten  aquí). 

Seminario  de  San  Ildefonso  de  México 

En  los  ejercicios  de  letras  y  virtud  que  nuestros  estudiantes  de  nuestros 
estudios  profesan,  los  primeros  y  más  continuos,  son  los  alumnos  de  este  semi- 
nario, así  los  que  profesan  facultades  superiores,  como  los  que  estudian  lati- 
nidad y  retórica,  que  además  de  esto  tienen  domésticamente  sus  ordinarias 
conferencias  y  ejercicios  literarios  con  notable  aprovechamiento  y  otros  actos 
más  generales  a  que  convidan  las  religiones  y  universidad  y  lo  mejor  de  la  no- 
bleza, que  en  estas  ocasiones  especialmente  pondera  el  bien  que  la  Compañía 
hace  a  la  juventud  y  república,  en  la  institución  de  semejantes  seminarios. 

Son  aficionados  a  ejercicios  de  penitencias  más  ocultas  y  a  las  disciplinas 
que  son  más  frecuentes  en  adviento  y  cuaresma,  haciéndolas  las  más  veces 
cada  semana;  asimismo  son  inclinados  a  la  frecuencia  de  confesiones  y  co- 
muniones, y  está  entablado  entre  muchos  el  confesar  todos  los  sábados,  aun- 
que por  alguna  ocurrencia  de  jubileos  o  comuniones  generales  de  nuestros 
estudios,  hayan  confesado  aquella  semana,  porque  dicen  que  esta  es  particu- 
lar devoción  a  la  santísima  Virgen  a  que  no  deben  faltar  ni  faltan  por  al- 
gún caso. 

Estos  y  otros  buenos  efectos  nacen  del  cuidado  de  los  nuestros  que  los 
alientan  a  la  virtud  y  los  preservan  de  los  peligros  y  ocasiones  de  su  edad, 
de  que  se  han  experimentado  este  año  provechosos  efectos  que  se  pudieran 
referir.  Han  entrado  muchos,  por  algún  tiempo  a  hacer  sus  ejercicios,  con 


BIOGRAFIA 


591 


que  han  sido  en  buen  número  los  que  han  entrado  en  reUgiones;  y  otros  en- 
mendado y  mejorado  su  modo  de  proceder  con  edificación  de  los  demás. 

Otros  muchos  que  por  la  edad  u  otras  razones  no  han  podido  tener  ejer- 
cicios, con  confesiones  generales  han  dado  buen  principio  a  la  frecuencia  de 
sacramentos  con  que  se  han  experimentado  estos  mozos  que  antes  de  ahora 
eran  distraídos,  trayéndolos  sus  padres  al  seminario  con  suavidad  y  de  su  pro- 
pio grado,  se  han  reformado  y  procedido  con  satisfacción  de  sus  maestros  y 
de  los  demás  condiscípulos.  (Sigue  un  ejemplo). 

Colegio  del  Espíritu  Santo  de  la  Puebla 

De  los  que  residen  en  este  colegio  dos  padres  y  dos  hermanos  leen,  el  un 
padre,  casos  de  conciencia,  y  el  otro,  con  los  hermanos,  latinidad  y  retórica. 
La  lección  de  casos  de  conciencia  se  entabló  este  año  a  instancia  del  Sr.  obis- 
po (don  Alonso  de  la  Mota),  que  en  todo  se  muestra  muy  afecto  a  nuestra 
Compañía,  ayudándose  de  ella  y  favoreciéndola  en  cuantas  cosas  se  ofrecen. 
Ha  sido  grande  el  concurso  de  los  clérigos  a  esta  lección,  evitándose  la  ocio- 
sidad y  haciéndose  aptos  ministros  para  la  administración  y  provecho  de  las 
almas;  con  que  el  Sr.  obispo  lo  ha  tomado  tan  de  veras,  que  no  da  prebendas 
ni  provee  beneficios  ni  vicarías  a  los  que  no  acuden  a  esta  lección,  con  apro- 
bación del  que  la  lee,  en  que  avisa  cómo  ha  acudido  y  cómo  ha  aprovechado, 
cosa  que  ha  sido  de  grande  importancia  para  el  provecho  de  la  clerecía  de 
aquella  ciudad. 

Los  demás  estudios  de  retórica  y  latinidad,  en  virtud  y  aprovechamiento 
en  los  ejercicios  literarios  y  de  piedad,  han  hecho  los  mismos  progresos  y  con 
el  mismo  fervor  que  otras  veces,  a  que  ayuda  mucho  la  congregación  de  la 
Anunciata,  frecuentando  sus  pláticas  y  comuniones,  al  modo  que  en  otras  partes. 

En  todas  estas  cosas  se  aventaja  el  seminario  de  San  Gerónimo,  en  que 
se  ha  aumentado  en  alumnos  que  de  esta  ciudad  y  de  otras,  se  ha  hecho  un 
buen  número,  e  importa  mucho  su  buen  ejemplo  y  virtud,  para  la  buena  imi- 
tación de  los  demás  que  frecuentan  nuestros  estudios. 

Lo  material  de  la  casa  y  haciendas,  ha  ido  en  grande  aumento,  siendo 
nuestro  Señor  servido  se  acabasen  de  pagar  todas  las  deudas  del  colegio,  que 
pasaban  de  20,000  pesos,  cuando  menos  se  pensaba,  a  pesar  de  haber  sido 
estos  dos  años  muy  aviesos;  y  además  como  se  entiende  piadosamente,  por 
haberse  aumentado  más  las  limosnas  que  ordinariamente  se  solían  dar,  por 
haber  socorrido  también  la  necesidad  de  los  pobres,  aumentadas  con  los  ma- 
los temporales;  y  la  sacristía  se  aumentó  con  muchos  y  buenos  ornamentos, 
ordinarios  y  extraordinarios.  Acabóse  el  retablo  del  altar  mayor  que  (a  dicho 
de  personas  del  pueblo  e  inteligentes) ,  es  el  mejor  que  hay  en  las  Indias,  y 


592 


ARNAYA,  NICOLAS  DE,  P. 


costó  más  de  10,000  pesos,  dando  nuestro  Señor  traza  cómo  se  pagase  todo, 
sin  cargarse  la  casa  de  hacienda  prestada.  Otra  señora,  viuda  y  benefactora 
nuestra,  trajo  los  huesos  de  su  marido  a  nuestra  iglesia,  y  junto  a  su  sepul- 
tura, hace  un  altar  y  retablo  que  se  juzga  no  será  inferior,  en  su  tanto,  al  del 
altar  mayor,  y,  acabado,  costará  cinco  mil  pesos,  con  que  queda  la  iglesia 
en  el  crucero,  adornada  con  cuatro  colaterales  correspondientes. 

A  los  ministerios  de  los  indios  que  se  ejercitan  en  capilla  aparte  de  la 
advocación  del  glorioso  San  Miguel,  atienden  dos  padres.  Es  aquí  mucho  el 
concurso  por  ser  mucho  el  gentío  de  los  obrajes  de  esta  ciudad,  que  los  más 
pertenecen  a  esta  capilla;  porque  aunque  los  curas  y  párrocos  de  los  espa- 
ñoles, lo  son  también  de  los  indios,  como  las  ocupaciones  con  los  españoles 
son  tantas,  no  pueden  atender  a  los  indios;  y  así  para  que  tengan  doctrina  e 
iglesia  es  fuerza  que  acudan  a  esta  capilla,  donde  la  Compañía  suple  de  ca- 
ridad sin  interés  propio,  lo  que  en  esta  parte  les  falta,  que  casi  es  todo;  y 
así  en  esta  capilla  y  en  un  patio  muy  capaz  que  está  junto  a  ella,  se  les  pre- 
dica con  grande  concurso.  Es  grande  el  servicio  que  a  nuestro  Señor  se  hace 
en  esta  parte,  por  ser  la  más  de  ella  advenediza,  y  por  esto,  cuando  vienen, 
muy  necesitados  de  enseñanza;  mas  es  cosa  increíble  cuán  bien  saben  y  cuán 
diestramente  cantan  en  punto  llano,  toda  la  doctrina  en  su  propia  lengua,  y 
están  tan  bien  impuestos  que,  además  de  tres  veces  al  día,  al  amanecer,  al 
mediodía  y  a  la  noche,  la  cantan  toda  con  tan  buenas  pausas,  que  parece 
un  coro  de  religiosos.  Todas  las  veces  que  alguno  de  los  padres  entra  a  con- 
fesar o  consolar  a  algún  enfermo  (y  entran  a  la  semana  muchas  veces)  en- 
tonan la  doctrina  y  prosiguen  hasta  acabarla,  porque  saben  que  con  ninguna 
cosa  pueden  hacer  a  los  nuestros  más  agradable  recibimiento,  que  con  ésta. 

No  es  sólo  de  esta  parte  acudir  a  los  sermones,  aunque  son  muchos,  sino 
también  de  otros  muchos  que  de  los  barrios  y  doctrinas  de  los  demás  reli- 
giosos, acuden  a  esta  iglesia  por  su  aprovechamiento. 

Todos  han  participado  del  fruto  de  mucho  número  de  confesiones  y  co- 
muniones entre  año  y  más  frecuentemente  jubileos  y  cuaresmas. 

Los  comarcanos  también  han  participado  de  este  fruto,  porque  cuando 
va  alguno  de  los  padres  a  confesar  o  consolar  la  parte  de  nuestras  hacien- 
das, en  sabiéndolo  los  de  la  comarca  y  pueblos  circunvecinos,  acuden  mu- 
chos deseosos  de  su  doctrina  en  que  se  han  experimentado  muchos  casos  sin- 
gulares, de  que  se  ha  servido  nuestro  Señor  para  confesiones  de  muchos  años. 

Fue  también  un  padre  con  un  compañero  a  una  misión  de  los  pueblos 
de  Zacapoaxtla,  a  donde  ha  ido  otros  años,  y  del  fruto  que  allí  se  hizo,  dice 
así  en  un  capítulo  de  una  carta: 

"Quise  escribir  ésta  y  avisar  lo  mucho  que  se  ha  servido  nuestro  Señor 
de  nuestra  visita,  que,  aunque  es  verdad  que,  con  la  mucha  hambre  que  este 
año  han  padecido,  faltaba  mucha  gente  que,  ya  a  servir  a  los  españoles  en 


BIOGRAFIA 


593 


sus  haciendas,  ya  por  los  montes  buscando  raíces  para  su  sustento,  habían 
desamparado  sus  pueblos.  Luego  que  supieron  de  nuestra  venida,  se  volvió 
casi  toda;  y  así  a  la  primera  fiesta  y  jubileo  del  pueblo  de  Jochitlán,  día  de 
la  Ascensión,  no  hubo  tanto  concurso,  como  la  segunda  del  Espíritu  Santo 
en  Nauzotla  donde  fue  tanta  la  gente  que  confesamos  aquellos  días,  que  no 
fue  posible  por  mucho  que  madrugamos  antes  del  día,  a  darles  recaudo  de 
reconciliaciones,  y  así  fue  forzoso  que  en  sólo  reconciliarles  gastásemos  tres 
días  en  que  comulgaron  todos  con  sus  guirnaldas  en  las  cabezas  y  velas  en- 
cendidas en  las  manos,  siendo  mayor  el  concurso  el  día  de  Corpus  en  la 
cabecera  de  Zacapoaxtla:  prediquéles  todos  los  domingos  y  fiestas  que  allí 
estuve,  porque  los  demás,  no  hacíamos  poco  obrar  en  confesar,  porque  con- 
currieron a  confesarse  todos  los  pueblos  y  beneficios  comarcanos,  y  así  fue 
forzoso  haber  muchas  confesiones  generales;  pero  lo  que  más  estimé  fue  de 
hallarlos  tan  aprovechados  de  un  año  para  otro  y  firmes  en  no  reiterar  pe- 
cados una  vez  confesados;  y  cuán  fuertes,  no  sólo  en  huir  ocasiones,  sino  en 
confundir  al  demonio  en  las  que  les  ofreció,  saliendo  con  victoria  aun  en 
lances  muy  dificultosos. 

"El  beneficiado  quedó  muy  reconocido,  y  todos  los  indios,  que  ya  que- 
dan alentados,  no  sólo  en  lo  espiritual,  sino  también  en  lo  temporal,  porque 
van  ya  logrando  sus  buenas  sementeras.  De  camino  he  hecho  más  de  cien 
confesiones  de  indios  muy  a  satisfacción,  de  que  han  sido  de  gloria  de  nues- 
tro Señor;  y  lo  que  más  estimo  es  haber  tenido  mano  para  hacer  las  paces 
entre  el  alcalde  mayor  presente  y  el  pasado,  ambos  caballeros  bien  emparen- 
tados y  que  V.  R.  conoce  con  cuya  disención  ha  estado  todo  a  riesgo,  y  la 
paz,  aunque  ha  sido  difícil  de  alcanzar  les  importa  a  ellos  y  a  otros  muchos. 

"Esto  es  lo  que  toca  a  ministerios  de  indios. 

"Los  ministerios  con  los  españoles  han  sido  más  fructuosos  que  otros  años, 
con  general  concurso  de  toda  la  ciudad  de  Puebla  a  nuestros  sermones  con- 
fesiones y  comuniones  y  ayudarles  en  todas  sus  necesidades  espirituales  y  aun 
temporales,  cuando  se  puede,  conforme  a  nuestro  instituto;  de  que  ha  co- 
brado esta  ciudad  particular  benevolencia  a  los  nuestros;  que  antes  de  ahora 
fue  causa  de  algunos  disgustos,  menos  bien  fundados,  por  algunas  personas 
de  las  más  calificadas,  aunque  los  demás  generalmente  acudían,  no  con  tan- 
ta satisfacción,  amor  ni  benevolencia,  como  ahora;  para  cuyo  efecto  se  han 
buscado  medios  y  puesto  cuidado  en  obligarse  con  edificación  y  buenas  obras; 
y  lo  que  más  ha  ayudado  es,  haber  predicado  de  ordinario,  dentro  y  fuera 
de  casa  cinco  de  los  nuestros  con  especial  aceptación  de  todo  el  pueblo. 

"En  particular  se  encomendó  a  uno  de  los  nuestros  el  sermón  de  un  es- 
pecial edicto  del  santo  oficio,  asistiendo  a  él  en  la  iglesia  mayor  con  gran 
solemnidad,  toda  la  gente  noble,  como  suelen  en  semejantes  edictos.  El  ser- 
món fue  tal  que,  habiendo  llegado  a  noticia  de  los  señores  inquisidores,  en- 


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ARNAYA,  NICOLAS  DE,  P. 


viaron  a  decir  se  les  enviase  un  traslado  con  grande  estima  de  que  con  tanto 
afecto  acudiese  la  Compañía  a  servir  a  aquel  tribunal,  por  haber  intimado 
tan  a  propósito  la  causa  del  edicto,  y  así  se  dio  como  misión  al  mismo  pa- 
dre, para  que  se  acudiese  a  él  en  los  casos  pertenecientes  al  edicto,  de  que 
no  sólo  resulta  el  quietar  las  conciencias  de  muchos,  más  el  hacerse  muchas 
confesiones  generales  de  grande  fruto,  con  que  todos  aquellos  días  tuvieron 
muy  loable  ocupación  nuestros  confesores. 

"Lo  que  más  ha  granjeado  la  afición  del  pueblo  son  las  doctrinas  que  se 
han  hecho  de  ordinario  el  adviento  y  cuaresma,  los  jueves  en  los  Portales  a 
gran  parte  de  la  ciudad,  saliendo  la  de  los  niños  de  las  escuelas,  que  pasan 
de  500,  por  las  calles  más  principales  de  la  ciudad  con  no  pequeña  edifi- 
cación de  los  ciudadanos;  cuyo  aplauso  a  este  ejercicio  ha  puesto  espuelas 
a  los  mismos  maestros  seglares  a  una  provechosa  competencia  sobre  quién 
tenía  mejor  impuestos  a  sus  niños  en  recitar  el  catecismo,  haciéndoles  en  los 
mismos  portales  las  preguntas  el  mismo  padre  rector  de  este  colegio,  después 
de  haberlos  acompañado,  tocando  la  campanilla,  animando  a  los  niños  con 
premios,  a  su  modo;  con  honrar  a  los  que  se  aventajaban,  y  siguiéndose  des- 
pués la  plática  de  uno  de  los  nuestros  con  extraordinario  concurso  de  mer- 
caderes, oficiales  y  gente  noble. 

"A  los  presos  y  a  los  enfermos  de  los  hospitales,  no  les  ha  faltado  buena 
parte  de  provecho,  diciéndoles,  exhortándoles  y  acudiendo  a  confesarles  y 
ayudándoles  en  lo  que  se  puede,  disponiendo  a  bien  morir  a  los  ajusticiados. 
Hízose  una  plática  en  la  cárcel  entre  otras,  de  gran  servicio  de  nuestro  Se- 
ñor y  caridad,  porque  habiendo  un  señor  sido  preso  por  un  delito  grave, 
habiendo  ensartado  a  muchos  y  temiéndose  gran  daño  por  la  instancia  que 
de  esto  hacía,  juzgando  que  por  este  medio  se  libraría  de  la  muerte  por  to- 
car a  personas  de  calidad,  vino  a  noticia  de  uno  de  los  nuestros  el  daño  que 
este  caso  amenazaba.  Después  de  mucha  resistencia  que  el  preso  le  hizo,  pudo 
alcanzar  de  él  que,  pues  estaba  convencido,  aceptase  la  muerte  como  le  man- 
daba de  mano  de  nuestro  Señor,  sin  perjuicio  de  terceros,  lo  cual  recibió  tan 
de  veras,  conformándose  con  la  divina  voluntad  por  su  salvación  que,  le- 
yéndole la  sentencia,  la  quiso  oír  de  rodillas,  y  tratándole  de  que  apelase,  no 
lo  quiso  hacer,  respondiendo  que  aquella  sentencia,  la  recibía  como  de  mano 
de  nuestro  Señor,  y  como  la  cosa  que  en  esta  vida  más  le  convenía;  con  esto 
y  con  el  fervor  con  que  recibió  la  muerte,  restauró  la  infamia  de  ella,  dando 
singular  ejemplo  al  innumerable  pueblo  que  se  halló  a  verle  ajusticiar,  y  a 
una  muy  provechosa  plática  que  a  los  circunstantes  hizo  el  mismo  padre,  de 
que  se  siguieron  muchas  confesiones  generales. 

"No  sólo  quedaron  de  esta  buena  obra  agradecidos  todos  los  ciudadanos, 
mas  aun  los  religiosos  de  todas  las  órdenes  juzgaron  y  decían,  que,  aunque 


BIOGRAFIA 


595 


la  Compañía  no  hubiese  venido  a  otra  cosa  a  esta  ciudad,  más  que  a  acu- 
dir en  esta  ocasión,  como  se  acudió,  se  podía  haber  dado  por  muy  bien  em- 
pleada en  ello". 

Colegio  de  TepotzotlÁn  y  Casa  de  Probación 

En  este  puesto  concurren  los  ministerios  de  indios  en  aprovechamiento 
de  los  prójimos  a  que  atienden  algunos  padres,  y  el  cuidado  principal  del 
propio  aprovechamiento  en  que  se  emplean  los  novicios  y  los  padres  de  ter- 
cera probación  que  aquí  hay,  que,  de  paso  también  y  por  ejercitarse  acuden 
a  su  tiempo  a  la  ayuda  de  los  prójimos;  y  a  lo  uno  y  a  lo  otro  da  mucho 
lugar  la  quietud  y  comodidad  del  puesto,  alentándose  con  otros  medios  que 
cada  día  se  hallan  para  la  mortificación,  y  devoción  especial  a  la  santísima 
Virgen  cuyas  festividades  celebran,  precediendo  una  octava  a  cada  una  de 
ellas,  y  siguiéndose  otra  en  que  se  esmeran  todos  en  singulares  oficios  de 
mortificación  y  en  dar  aquellos  días  a  la  oración  y  a  los  ejercicios  espiritua- 
les más  tiempo,  en  que  cada  uno,  así  de  los  padres  como  de  los  hermanos, 
procura  aventajarse,  ocupándose  también  algunos  de  estos  días,  en  los  ofi- 
cios más  humildes  de  la  casa,  con  que  parece  que  en  cada  una  de  estas  fies- 
tas, se  renueva  y  esfuerza  el  espíritu,  fervor  y  deseos  de  la  propia  perfección. 

Entretanto,  los  obreros  de  este  colegio  tienen  amplia  cosecha  en  este  pue- 
blo y  en  otros  tres,  sujetos  a  esta  cabecera,  de  donde,  como  de  presidio  acu- 
den a  otras  correrías  y  misiones  comarcanas,  en  que  los  continuos  sermones, 
pláticas  y  exhortaciones  en  la  lengua  mexicana  y  otomí,  que  son  las  más  ge- 
nerales de  estos  reinos,  se  ha  hecho  este  año  singular  fruto  de  confesiones, 
comuniones  y  enmienda  de  costumbres,  como  otros  años  se  ha  escrito,  dando 
ocasión  el  mayor  fruto  de  los  jubileos,  que  son  aquí  frecuentes. 

El  mismo  fruto  se  cogió  en  otros  pueblos,  a  que  se  ha  ido  en  misión,  don- 
de se  socorrieron  almas  muy  necesitadas,  sacándolas  de  peligros  manifiestos 
de  su  eterna  condenación  y  poniéndolas  en  carrera  de  virtud,  con  no  peque- 
ño gozo  de  nuestros  operarios,  que  afirman,  no  haber  tenido  tanta  y  tan  co- 
piosa mies,  ni  de  tanto  consuelo  suyo  en  todo  el  tiempo  de  sus  ministerios, 
habiendo  algunos  de  ellos  que  los  ejercitan  en  su  mismo  puesto,  treinta  y 
tantos  años,  remediaron  en  estas  correrías,  almas  muy  perdidas;  hiciéronse 
muchas  confesiones  generales  con  gran  provecho,  con  dolor  de  lo  pasado  y 
prevención  de  lo  porv^enir;  quitáronse  tratos  ilícitos,  abusos  arraigados,  odios 
antiguos  y  amistades  perniciosas,  en  ofensas  de  nuestro  Señor  y  escándalo 
popular;  entablóse  el  uso  de  los  sacramentos,  desterróse  la  borrachera  y  la 
ignorancia  en  los  misterios  de  la  fe,  en  que  quedaron  tan  bien  instruidos,  que 
viniendo  uno  de  los  principales  y  caciques  de  uno  de  los  pueblos  a  rendir 


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ARNAYA,  NICOLAS  DE,  P. 


las  gracias  al  P.  rector  del  colegio  (lo  era  el  P.  Luis  de  Ahumada,  pariente 
de  Santa  Teresa)  del  bien  que  de  los  padres  habían  recibido,  dijeron,  con 
la  elegancia  que  suelen,  que  les  había  acaecido  a  ellos  lo  que  a  los  que  han 
estado  en  una  noche  oscura,  o  en  un  lugar  lóbrego  y  salen  a  la  luz,  con  que 
descubren  cosas  que  no  habían  visto:  así,  sus  almas  con  la  ida  de  los  padres, 
de  una  noche  de  ignorancia,  con  la  luz  de  su  doctrina,  habían  conocido  mu- 
chas cosas  que  no  habían  nunca  visto  antes,  con  daño  grave  de  sus  almas. 

Sucede  muchas  veces,  llamar  de  uno  de  los  pueblos  a  uno  de  los  padres 
para  confesar  algún  enfermo,  y  en  sabiendo  que  el  padre  está  en  el  pueblo, 
acuden  los  que  se  hallan  con  cualquier  achaque  o  prenuncios  de  enferme- 
dad, y  a  tiempo  se  confiesan,  porque  juzgan  estar  muy  bien  prevenidos  para 
cualquier  suceso,  habiéndose  confesado  con  alguno  de  nuestros  sacerdotes. 

Aunque  estas  poblaciones  son  de  indios,  no  deja  de  haber  muchos  vecinos 
españoles  que  entre  ellos  moran,  y  otros  que  residen  en  sus  haciendas  y  la- 
bores con  sus  casas  y  familias.  Estos  se  juntan  aquí  y  se  les  atiende  con  igual 
cuidado  que  a  los  indios.  (Termina  con  dos  hechos  sucedidos  a  un  padre 
misionero) . 

Colegio  de  Oaxaca 

Lo  temporal  de  este  colegio  no  ha  dejado  de  tener  algún  menoscabo  este 
año,  por  haber  sido  estéril  y  heládose  la  caña  de  ingenio,  que  es  el  principal 
sustento  de  él;  mas  por  haberse  aumentado  las  limosnas  (como  se  puede  pia- 
dosamente creer)  que  de  casa  se  les  dio,  ha  proveído  nuestro  Señor,  que  no 
sólo  haya  habido  para  sustento  de  los  nuestros,  sino  que  también  se  haya  la- 
brado un  cuarto  nuevo  de  cal  y  canto,  con  diez  aposentos  bajos  y  altos,  que 
es  lo  primero  que  en  este  colegio  se  ha  podido  edificar  en  más  de  40  años 
que  ha  que  está  aquí  la  Compañía;  que  es  el  edificio  muy  acomodado  para 
la  vivienda  de  los  nuestros.  También  se  fundió  una  campana  grande  y  de 
las  más  sonoras  y  mejores  de  esta  ciudad. 

Lo  espiritual  va  en  aumento,  ejercitándose  todos  los  ministerios  de  la  Com- 
pañía con  los  prójimos,  así  españoles  como  indios,  en  dos  iglesias  que,  para 
cada  género  de  gente  tiene  la  suya  este  colegio,  frecuentadas  en  confesiones 
y  sermones,  de  que  hay  mucha  más  frecuencia  por  los  jubileos. 

En  el  jubileo  de  las  cuarenta  horas  pareció  forzoso  que  los  sermones  fue- 
sen a  la  tarde,  porque  el  mucho  concurso  de  confesiones  y  comuniones,  no 
dio  lugar  a  que  fuesen  por  la  mañana.  Concurrió  mañana  y  tarde  toda  la 
ciudad  y  ambos  cabildos  eclesiástico  y  seglar,  y  muchos  religiosos  graves,  en- 
tretenidos, ya  con  la  buena  doctrina  de  los  sermones,  ya  con  la  edificación 
que  recibían  del  concurso  de  la  gente  que  llegaba  a  comulgar,  devoción,  si- 


BIOGRAFIA 


597 


lencio  y  orden  con  que  se  hacía  y  con  letras  y  música  que  variaba  el  gusto 
en  tan  loables  ejercicios. 

El  jubileo  de  la  natividad  de  nuestra  Señora  lo  llaman  en  esta  ciudad, 
por  antonomasia,  el  jubileo  de  la  Compañía,  por  haber  sido,  como  lo  es  el 
más  frecuentado  en  nuestra  iglesia,  ganándole  todos  y  previniéndose  para  él, 
ocho  o  diez  días  antes,  no  pudiendo  algunas  veces,  aun  después  de  tocadas 
las  Avemarias,  despedir  de  casa  la  mucha  gente  que  espera  confesarse,  por 
ser  este  día  extraordinario  el  concurso  a  confesiones  y  comuniones. 

El  aprovechamiento  de  la  juventud  que  frecuenta  los  estudios  y  escuelas, 
es  igual  en  virtud  que  en  letras,  con  tantas  ventajas  que  hubo  este  año  más 
estudiantes. 

Con  los  indios  se  ejercitan  los  ministerios  en  otra  iglesia  con  igual  fruto 
de  confesiones  y  sermones,  y  los  más  copiosos  son  los  viernes  de  cuaresma, 
descubriéndose  un  paso  de  los  más  devotos  de  la  pasión  al  tiempo  que  pre- 
dica uno  de  los  nuestros;  y  acabado  el  sermón  se  sigue  una  muy  devota  pro- 
cesión con  que  se  mueve  la  gente  a  grande  devoción. 

(Sigue  el  informe  de  la  muerte  del  P.  Francisco  Vera.  Véase  en  su  ficha). 

Colegios  de  Guadalajara  y  Zacatecas 

De  estos  dos  colegios  no  se  me  ha  dado  aviso  de  cosa  particular.  En  am- 
bas partes  está  muy  acepta  la  Compañía. 

Colegio  de  Pátzcuaro 

Aunque  hay  en  esta  ciudad  buen  número  de  españoles  que  gozan  de  la 
doctrina  de  los  nuestros  en  sermones,  confesiones,  doctrina  y  otros  ministe- 
rios, por  lo  cual  son  muy  aficionados  a  esta  casa  y  templo;  el  principal  em- 
pleo ha  sido  con  los  indios,  que  aunque  es  muy  grande  el  número  de  los 
que  aquí  hay,  se  tiene  por  mucho  mayor  el  de  las  misiones  cercanas  en  que 
están  de  ordinario  ocupados  todos  los  padres  de  este  colegio.  En  ella  se 
comunica  el  jubileo  confesando  continuamente  y  comulgando  y  enseñando 
la  doctrina  cristiana,  todo  el  tiempo  que  los  padres  residen  en  los  puestos, 
con  el  mismo  fervor  como  si  fuera  semana  santa;  y  escriben  los  padres  que, 
andando  de  un  pueblo  a  otro  y  de  un  beneficio  a  otro  es  tanta  la  ocupación, 
que  les  falta  tiempo  para  lo  mucho  bueno  que  hay  que  hacer,  de  reducir  a 
buena  vida  almas  estragadas,  de  desarraigar  vicios  y  costumbres  perniciosas, 
como  es  el  de  la  borrachera,  con  no  pequeña  admiración  de  los  que  lo  ven 
y  oyen;  hácense  muchas  amistades  y  algunas  de  ellas  entre  los  mismos  curas 


598 


ARNAYA,  NICOLAS  DE,  P. 


y  beneficiados,  y  entre  otros  ministros  de  justicia  cuya  disensión  suele  ser  más 
perjudicial  al  pueblo. 

Ni  falta  que  se  hayan  compuesto  varias  disensiones  entre  los  indios  prin- 
cipales y  caciques  en  materia  de  pretensiones  en  sus  gobiernos,  evitándose 
muchas  vejaciones  que  se  hacen  a  los  plebeyos,  que  paran  siempre  en  se- 
guir pleitos  en  las  audiencias  con  notable  inquietud  y  perjuicio;  y  como  ya 
conocen  el  celo  de  los  de  la  Compañía,  si  ha  habido  algún  descuido  en  la 
doctrina  y  costumbres,  en  teniendo  noticia  que  ha  de  ir  el  padre,  se  renue- 
van y  entran  en  fervor,  así  los  indios  como  los  ministros. 

Un  padre  que  ha  40  años  que  trabaja  con  esta  gente,  aunque  es  ya  vie- 
jo y  muy  enfermo,  no  cesa  de  andar  en  estas  misiones,  con  singular  prove- 
cho de  toda  esta  tierra,  por  tratar  a  los  indois  con  mucha  humildad  y  cari- 
dad, atendiendo  solamente  al  mayor  provecho  de  ellos;  y  así  dice  en  una 
suya:  "Mi  padre  rector:  mi  ocupación  es  muy  grande  y  con  achaques  y  años 
no  estoy  ocioso,  mas  he  andado  dos  meses  predicando  el  jubileo  de  las  mi- 
siones en  estos  pueblos.  .  .  y  no  topo  con  otros  milagros,  ni  los  hago:  predi- 
co, confieso,  hago  la  doctrina  cristiana,  ejercito  nuestros  ministerios,  y  a  ve- 
ces lloro  con  mi  dolor,  otras  con  el  calor  sudo  muy  copiosamente;  otras  peleo 
con  millares  de  mosquitos,  otras  me  guardo  (si  puedo)  de  alacranes  y  chin- 
ches, y  paso  otros  mil  regalos  de  los  que  por  acá  se  hallan^  y  ahora  me  que- 
dan otros  tres  curatos  que  andar  sin  el  de  la  Guacana  a  que  no  puedo  de- 
jar de  acudir. 

Colegio  de  Valladolid 

También  en  este  colegio  son  comunes  nuestros  ministerios:  hay  indios  y 
españoles;  los  sermones  han  sido  frecuentados  más  que  otros  años;  y  en  par- 
ticular sólo  me  avisan  que  este  año  se  aumentó  y  autorizó  la  congregación 
de  nuestra  Señora,  creciendo  el  número  de  los  congregantes  y  eligiéndose 
por  prefecto  de  ella  uno  de  los  capitulares,  asistiendo  el  señor  obispo  (fray 
Baltasar  de  Covarrubias,  agustino  1608-26)  a  la  elección  y  dando  favor  a 
este  y  otros  ejercicios,  así  literarios  de  nuestros  estudios,  como  a  las  fiestas 
que  se  han  celebrado  en  nuestro  templo,  mostrándose  en  todo  muy  aficio- 
nado a  nuestra  Compañía  y  valiéndose  de  su  consejo  en  los  negocios  de  más 
importancia. 

Colegio  de  Guatemala 

Comenzando  por  lo  temporal  en  que  ha  tenido  aumento  este  colegio  y 
disminuyéndose  las  deudas,  hanse  pagado  este  año  de  1616  más  de  15,000 


BIOGRAFIA 


599 


pesos  de  20^000  que  se  debían^  con  que  se  ha  sentido  gran  alivio,  y  con  una 
buena  limosna  que  Alonso  Farías,  bienhechor  nuestro  que  murió  en  la  Villa 
del  Realejo,  nos  hizo  en  su  muerte,  dejándonos  por  legado  y  mandando  mil 
pesos,  y  más  el  remanente  de  sus  bienes,  que  montó  otros  tres  mil,  con  que 
se  ha  reparado  el  daño  general  que  la  langosta  hizo  en  todos  sus  obrajes  del 
añir  (sic)  de  este  reino  de  Guatemala,  perdiéndose  a  vueltas,  la  cosecha  del 
nuestro,  que  es  la  principal  hacienda  de  este  colegio;  mas  con  todo,  ha  po- 
dido tener  el  alivio  en  las  deudas,  con  estas  y  otras  limosnas  de  alguna  con- 
sideración, entre  ellas  se  nos  dieron  mil  ducados  de  la  caja  real,  parte  de 
cuatro  mil  de  que  su  Majestad  (Felipe  III)  nos  hizo  merced  días  ha,  y  no 
se  habían  podido  cobrar  hasta  ahora. 

En  lo  que  toca  al  provecho  de  las  almas,  aunque  los  ministerios  son  en 
este  colegio  comunes  con  los  demás,  no  es  común  el  provecho  que  aquí  hay, 
y  la  edificación  de  los  prójimos  que  de  ellos  procede. 

La  niñez  y  juventud  doctrinadas  en  nuestra  escuela  van  con  aprovecha- 
miento en  la  virtud.  Los  niños  de  la  escuela  que  son  300,  todos  españoles, 
es  cosa  maravillosa  verlos  con  cuánta  afición  acuden  a  ella,  inclinándose 
unos  a  otros  e  inclinando  a  sus  padres  que  gustan  de  traerlos  a  la  nuestra; 
vese  en  ellos  especial  inclinación  a  la  virtud,  como  lo  muestran  con  cosas 
exteriores,  pues  apenas  hay  conversación  en  que  los  ciudadanos  no  traten 
del  bien  que  en  esto  goza  su  república,  alabando  a  nuestro  Señor  y  estiman- 
do a  nuestra  Compañía,  envidiados  de  las  demás  ciudades  circunvecinas  que 
carecen  de  esta  doctrina.  Y  así  como  en  otras  partes  envían  los  padres  a  sus 
hijos  a  universidades  a  oír  facultades,  así  de  todo  este  reino  de  Guatemala, 
después  que  la  Compañía  hizo  asiento  en  esta  ciudad  de  Santiago  de  los  Ca- 
balleros, envían  a  los  niños  aun  de  tierna  edad,  quitándolos  del  abrigo  de  sus 
madres  y  enviándolos  a  sus  deudos  y  amigos,  para  que  nuestros  padres  los 
doctrinen,  donde  se  experimenta  que  este  medio  de  la  enseñanza  de  los  ni- 
ños ha  sido  uno  de  los  más  principales  para  grangear  la  voluntad,  y  aun 
para  desterrar  la  ignorancia  de  muchos,  que  con  ocasión  de  ir  los  niños, 
cantando  la  doctrina  por  las  calles,  como  lo  hacen  frecuentemente,  se  jun- 
ta gran  número  de  pueblo  en  los  portales  de  la  plaza,  donde  oyen  a  los  ni- 
ños preguntar  y  responder  tan  diestramente,  que,  entretenidos  con  admira- 
ción, sin  advertirlo,  aprenden  los  mayores  lo  que  los  niños  les  enseñan;  es 
este  ministerio  aquí  de  singular  provecho  por  ser  singular  el  aplauso  del  pue- 
blo y  el  concurso  a  este  ejercicio  y  a  la  plática  y  exhortación  que  después  ha- 
ce un  padre  que  acompaña  a  los  niños. 

El  mismo  aumento  y  fervor  llevan  los  estudios  que  poco  ha  se  entablaron 
en  este  colegio,  a  que  asiste  un  padre  y  un  hermano,  y  se  espera  que,  como 
las  religiones  han  comenzado  a  gozar  el  fruto  de  ellos,  ha  de  ser  así  de  gran- 


600 


ARNAYA,  NICOLAS  DE,  P. 


de  consideraciórij  para  que  los  prelados  en  sus  iglesias  y  doctrinas,  tengan 
ministros  idóneos. 

Los  sermones  de  cuaresma  y  entre  año  han  sido  muy  frecuentes  en  nues- 
tra iglesia  y  en  otra  alguna  de  esta  ciudad,  así  en  número  y  continuación 
de  sermones  como  en  frecuencia  de  auditorios;  y  el  efecto  de  la  doctrina  se 
ve  muy  colmado  en  la  frecuencia  de  sacramentos,  confesiones  y  comuniones, 
y  en  lo  mucho  que  aprovechan  y  edifican  al  resto  del  pueblo,  muchos  de  los 
que  a  nuestra  casa  acuden  a  frecuentar  los  sacramentos. 

(Siguen  dos  ejemplos). 

No  ayuda  poco  al  fervor  de  todo  el  año  el  jubileo  de  las  cuarenta  horas, 
tan  bien  recibido  aquí  como  en  otras  partes  con  extraordinario  concurso  de 
confesiones,  comuniones  y  especial  devoción  de  los  que,  en  aquellos  días  se 
disponen  a  ganarle,  a  que  no  convida  menos  el  adorno  y  aparato  de  la  igle- 
sia y  las  exhortaciones  y  sermones  y  música  con  que  se  celebró  la  fiesta,  es- 
tando la  mayor  y  mejor  parte  del  pueblo  entretenida  en  nuestra  iglesia,  to- 
dos los  tres  días. 

Estas  y  las  demás  fiestas  del  Santísimo  Sacramento,  Circuncisión  y  de 
nuestro  santo  Padre,  se  han  frecuentado  con  concurso  y  asistencia  del  se- 
ñor presidente,  conde  de  Gomera,  y  señores  de  la  real  audiencia,  que  son 
muy  afectos  a  nuestra  Compañía,  favoreciendo  nuestras  cosas  en  todas  oca- 
siones. Con  nuestro  padre  Ignacio  se  tiene  gran  devoción  en  esta  ciudad  y 
ansioso  deseo  en  toda  suerte  de  gentes,  de  verle  ya  canonizado,  para  dar, 
cada  uno  según  sus  fuerzas,  la  mayor  demostración  que  pudiere  de  su  afec- 
to; y  hay  aquí  una  familia  de  las  más  principales,  ricas  y  nobles,  que  es  muy 
conocida  toda  ella  por  singularmente  devota  y  afecta  a  este  glorioso  santo. 

(Se  cuentan  dos  favores  de  San  Ignacio). 

Esta  cuaresma  de  1616  fue  uno  de  los  nuestros  (se  refiere  al  P.  Pedro  de 
Cabrera)  a  misión  a  la  ciudad  de  Granada,  en  la  provincia  de  Nicaragua, 
a  instancia  del  señor  presidente.  Está  aquella  ciudad  a  120  leguas  de  esta 
de  Santiago.  Pasó  el  padre  por  otras  ciudades  y  villas,  que  en  ellas  hay  mu- 
cha gente  española.  En  estas  partes  en  ida  y  vuelta,  hizo  lo  que  pudo,  aun- 
que de  paso,  ejercitando  nuestros  ministerios,  y  antes  de  llegar  a  la  ciudad 
de  Granada,  luego  que  supieron  los  vecinos  que  venía,  fue  común  el  gozo  y 
singulares  las  esperanzas  que  concibieron  del  fruto  que  en  su  venida  se  ha- 
bía de  conseguir.  Alegróse  en  especial  el  señor  obispo,  que  en  el  amor  que 
tiene  a  la  Compañía  y  en  su  modestia  y  compostura,  parece  uno  de  ellos. 
Recibióle  con  extraordinario  amor  antes  de  entrar  a  la  ciudad,  y  túvole  con- 
sigo en  un  pueblo  de  indios,  donde  estuvo  tratando  por  tres  días  con  él,  va- 
rias cosas  del  bien  de  sus  ovejas;  di  jóle  que  ha  muchos  años  deseaba  este 
bien  en  su  obispado  y  que  daba  gracias  a  nuestro  Señor  por  haberle  cum- 
plido este  deseo  antes  de  ver  el  fin  de  sus  días. 


BIOGRAFIA 


601 


Ofrecióle  al  padre  que  se  fuese  a  vivir  a  su  casa  con  él  a  la  ciudad;  él 
se  lo  agradeció  modestamente,  y  escogió  el  hospital,  así  por  la  edificación, 
como  por  tener  iglesia  y  más  cómodo  para  acudir  a  nuestros  ministerios.  El 
señor  obispo  envió  luego  a  dar  aviso  a  la  ciudad  de  la  venida  del  padre,  y 
a  su  iglesia,  que  en  ella  no  se  diesen  en  aquella  cuaresma  sermones  a  otro 
alguno,  sino  que  el  padre  los  predicase  toda  ella  en  la  iglesia  mayor,  como 
lo  hizo  los  domingos  y  viernes  y  cuatro  días  de  la  semana  santa,  con  tan  gran- 
des concursos  que  decían  los  vecinos  no  haberlos  visto  en  aquella  ciudad  tan 
copiosos;  y  que  sólo  un  auditorio  de  éstos  excedía  a  cuatro  de  los  mayores 
que  allí  se  habían  visto;  y  fue  así  que,  aunque  hacían  sus  sermones  en  sus 
iglesias  los  demás  religiosos,  todo  el  pueblo  venía  a  la  mayor,  con  gran  es- 
tima de  la  doctrina  de  la  Compañía,  con  que  dejando  los  religiosos  de  pre- 
dicar en  las  suyas,  ellos  también  se  venían  a  oír  al  padre. 

Las  confesiones  que  allí  hubo  fueron  muchas,  así  de  indios  como  de  es- 
pañoles, y  siendo  el  día  corto  para  ellas,  se  gastaba  en  confesar,  gran  parte 
de  la  noche;  y  porque  los  más  no  quisieron  confesar  sino  con  el  padre,  hubo 
de  proseguir  este  trabajo  hasta  muchos  días  después  de  pascua;  siendo  las  más 
que  oía,  confesiones  generales. 

Hizo  muchas  amistades,  las  más  de  ellas  entre  personas  graves  que,  con 
escándalo  de  todo  el  pueblo,  estaban  enemistadas.  Entre  éstas,  haciendo  una 
vez  instancia  a  un  hombre  principal  para  que  hablase  a  dos  personas  que 
había  agraviado,  y  quitase  tan  grave  escándalo  como  en  el  pueblo  había: 
"Mucho  me  maravillo,  padre  (le  dijo  él)  de  ver  a  V.  R.,  Padre  Cabrera,  tra- 
tar de  hacer  paces  en  esta  tierra,  donde  jamás  se  ha  visto  persona  alguna 
tratar  de  aqueste  género,  ni  dársele  nada  de  que  se  viva  en  paz  o  en  guerra; 
mas,  pues  V.  R.  toma  este  trabajo  y  es  mi  provecho  y  el  servicio  de  Dios 
por  quien  le  toma,  yo  haré  lo  que  me  manda";  y,  yéndose  con  él,  habló  a  las 
personas  con  quienes  estaba  mal,  y  quedaron  con  gran  paz  y  conformidad. 

Con  estas  y  otras  obras  edificados  los  del  pueblo  comenzaron  a  desear 
se  fundase  allá  una  casa  de  la  Compañía,  con  tan  grandes  veras  y  fervor 
que,  entre  unos  y  otros,  no  se  decía  ni  trataba  de  otra  cosa;  y  llegó  a  tanto 
este  deseo  que,  un  domingo,  acabada  la  misa  y  sermón  que  el  P.  Pedro  de 
Cabrera  predicó,  desde  la  iglesia  se  fue  mucha  gente  a  casa  del  goberna- 
dor, y,  ante  escribano,  hicieron  muy  buenas  mandas,  para  que  esto  pudiese 
tener  efecto:  cuál  mandó  el  sitio  en  la  plaza  donde  había  comenzado  a 
edificar  su  vivienda;  cuál  se  obligó  a  que  haría  la  iglesia  nueva  de  cal  y 
canto,  cubierta  de  cedro  y  teja,  como  y  según  el  tamaño  como  la  Compañía 
la  trazase;  otro,  eclesiástico,  mandó  una  hacienda  tres  leguas  de  la  ciudad 
que  renta  tres  mil  pesos;  y  otras  personas  mandaron  otros  seis  mil  pesos,  y 
el  señor  obispo  don  Pedro  de  Villarreal,  escribió  que  nos  aplicaría  unas  ca- 
sas en  la  plaza,  y  cinco  mil  pesos  que  dejó  un  difunto  para  una  obra  pía. 


602 


ARNAYA,  NICOLAS  DE,  P. 


Iban  y  venían  los  vecinos  al  padre,  persuadiéndole  se  les  quedase  allí  o 
procurase  orden  cómo  la  Compañía  no  les  faltase,  persuadiéndole  con  repre- 
sentarle los  muchos  vecinos  españoles  que  la  ciudad  de  Granada  tiene,  y  la 
mucha  necesidad  que  en  todos  hay,  de  doctrina. 

Así  ellos  como  innumerables  indios  comarcanos,  entre  los  cuales  hay  mu- 
chos gentiles  que  están  clamando  y  pidiendo  quien  los  doctrine  y  enseñe  para 
recibir  el  agua  del  santo  bautismo;  añadían  ser  el  temple  (como  lo  es)  muy 
apacible,  la  tierra  fértil,  y  con  gran  trato  con  Cartagena,  Panamá,  Puerto 
Bello  y  el  Perú;  y  las  muchas  haciendas  que  en  ella  hay,  de  tinta,  casas,  abun- 
dancia de  ganados  y  la  mucha  comodidad  de  cal,  piedra,  cedro,  ladrillo  y  te- 
ja para  edificar,  todo  muy  barato;  y  otras  muchas  cosas  que  proponían  de 
bastimentos,  etc.  en  conformidad  del  buen  deseo  que  el  señor  obispo,  el  go- 
bernador y  regimiento  de  aquella  ciudad,  y  el  señor  presidente  y  oidores  de 
este  reino  de  Guatemala  tienen,  de  que  haga  allí  asiento  nuestra  Compañía: 
porque  el  señor  presidente  no  tuvo  otro  intento  en  pretender  fuese  allí  alguno 
de  los  nuestros,  sino  darles  a  conocer  la  Compañía  y  despertarlos  con  esto  a 
que  la  pidiesen,  y  dice  que  juzga  por  mayor  servicio  de  nuestro  Señor,  que  ten- 
ga casa  en  Granada  que  no  en  la  de  Santiago  de  Guatemala.  Lo  mism^o  sienten 
los  señores  de  la  real  audiencia  y  dicen  que  no  cumple  el  rey  nuestro  señor 
con  su  conciencia  si  no  pide  a  V.  P.  envíe  padres  a  aquella  provincia  de  Ni- 
caragua, y  así  se  lo  han  suplicado  a  su  majestad  Felipe  III. 

Húbose  de  venir  el  P.  Pedro  de  Cabrera  acabada  su  misión  aunque  con 
dolor  y  sentimiento,  y  el  fruto  de  su  ida  no  sólo  fue  en  aquella  ciudad,  mas  en 
otras,  de  vuelta,  predicó  y  confesó  e  hizo  algunas  amistades;  en  una  particu- 
larmente dejó  bien  avenidas  todas  las  cabezas  que  estaban  encontradas  que 
no  habían  podido  conformarlas  más.  A  instancia  de  todos  ellos  les  habló  el 
padre  y  recabó  que  se  abrazasen  y  quedasen  amigos.  (Anua  1616  que  se  pu- 
blicó en  17  de  Mayo  de  1617). 

Residencias  de  San  Luis  de  la  Paz  y  de  la  Veragruz 

Diré  brevemente  de  estas  residencias,  por  dar  con  ellas  fin  a  lo  que  la 
Compañía  hace  en  esta  provincia  en  provecho  de  los  antiguos  cristianos,  y 
trataré  luego  consecuentemente  del  colegio  de  Sinaloa  y  sus  misiones,  y  de  lo 
que  sucedió  en  la  residencia  de  Guadiana  y  sus  misiones,  en  la  nueva  cris- 
tiandad. 

En  la  residencia  de  San  Luis  de  la  Paz  se  ha  acudido  a  los  indios  y  espa- 
ñoles comarcanos  con  el  celo  y  caridad  que  otras  veces  se  ha  avisado  lo  hacen 
los  dos  padres  que  allí  residen.  No  se  ha  avisado  cosa  particular  de  que  poder 
avisar  a  V.  P. 


BIOGRAFIA 


603 


En  la  ciudad  de  Veracruz  hace  mucho  fruto  la  Compañía  con  los  vecinos 
y  gente  de  mar:  acuden  todos  a  nuestros  sermones,  sin  faltar  las  personas  de 
más  consideración,  y  toda  la  demás  gente,  con  muy  loable  cosecha  de  confe- 
siones generales,  a  que  no  ayudan  poco  las  pláticas  y  doctrinas  que  se  hacen 
en  las  plazas,  que,  aunque  es  ministerio  ordinario  de  nuestra  Compañía,  aquí 
es  muy  extraordinario  el  provecho  por  ser  la  gente  de  mar  muy  necesitada  de 
esta  enseñanza.  La  cuaresma  y  jubileos  es  aún  mayor  el  concurso  a  confe- 
siones. 

Fuera  de  la  limosna  ordinaria  con  que  los  nuestros  se  sustentan,  se  han 
dado  a  la  sacristía  más  de  mil  pesos  con  que  se  ha  reparado  y  aumentado. 

Colegio  de  Sinaloa  y  sus  Misiones 

Diecisiete  padres  y  cuatro  hermanos  cultivan  esta  nueva  cristiandad  de  la 
provincia  de  Sinaloa  y  sus  misiones;  los  cuales  cada  año  se  congregan  algunas 
veces  a  hacer  ejercicios  y  renovarse  en  el  espíritu  en  la  villa  y  cabecera  de  la 
provincia,  donde  está  el  presidio  de  los  españoles,  cuyo  provecho  y  consuelo 
espiritual  y  temporal  siempre  procuran  aumentar  los  dos  padres  que  en  ella 
residen,  con  frecuencia  de  confesiones  y  comuniones  en  jubileos  y  fiestas  prin- 
cipales y  ordinarias  exhortaciones  y  sermones  que  se  les  hacen,  con  los  demás 
ministerios  que  la  Compañía  suele  con  los  prójimos.  Mas  llegando  a  la  prin- 
cipal ocupación  que  aquí  se  tiene  que  es  la  de  la  conversión  de  los  indios  y 
consei'vación  de  los  ya  convertidos,  está  dividida  esta  cristiandad  en  9  parti- 
dos o  doctrinas  que  algunas  de  ellas  tienen  cuatro  o  cinco  mil  cristianos,  re- 
partidos en  diversas  poblaciones  ya  asentadas  y  quietas  que,  dos  veces  al  día, 
tarde  y  mañana,  por  espacio  de  una  hora  acuden  a  la  iglesia  a  rezar  la  doctri- 
na cristiana;  y  no  sólo  la  cuaresma,  mas  ya  entre  año  se  van  imponiendo  en 
ganar  jubileos,  confesando  y  comulgando  las  fiestas  principales,  que  celebran 
también  a  su  usanza  con  varios  juegos,  regocijos  y  danzas  y  otras  demostracio- 
nes de  alegría.  Mas  en  tiempo  de  cuaresma  se  disponen  mejor  a  la  comunión 
a  la  cual  proceden,  además  de  la  exacta  confesión  de  sus  culpas,  públicas  y 
solemnes  procesiones  de  sangre  y  cruces  a  cuestas,  con  la  devoción  y  concierto 
que  pudieran  hacer  los  más  antiguos  cristianos:  asisten  gran  tiempo  en  la  igle- 
sia después  de  la  comunión,  y  aun  ha  habido  personas  que  más  de  veinticua- 
tro horas  después  de  ella,  no  han  querido  irse  del  templo,  ni  comer  bocado 
por  respeto  que  le  tienen  a  la  comunión. 

(Sigue  la  relación  de  la  misión  de  los  mayos  que  se  puede  ver  en  la  biogra- 
fía del  P.  Pedro  Méndez  o  en  la  del  P.  Diego  de  la  Cruz) . 

Fuera  de  estas  naciones  se  ha  descubierto  en  las  Californias  (que  son  ve- 
cinas de  estas  misiones),  innumerable  multitud  de  indios  muy  dispuestos  para 


604 


ARNAYA,  NICOLAS  DE,  P. 


la  cristiandad,  porque  el  capitán  Juan  de  Iturbe,  español  que  vino  en  busca 
de  las  perlas  por  estas  costas,  y  atravesó  a  las  Californias  en  24  horas,  donde 
halló  muchos  comederos  de  ostras  de  nácar,  y  sacó  gran  cantidad  de  piedras 
más  gruesas  que  las  que  sacan  en  la  Margarita  y  mucho  mejores;  y  fuera  de  los 
marítimos  que  son  muchos,  hay  en  la  tierra  adentro  mucha  más  gente.  Los 
indios  de  allí  son  muy  afables  con  los  españoles  y  se  sustentan  de  pescado,  ca- 
za y  semillas,  sin  sembrar  maíz,  aunque  no  se  sabe  si  más  adentro  le  hay;  tie- 
nen poca  ropa  porque  no  siembran  algodón.  Las  indias,  por  honestidad  se 
cubren  con  esterillas  de  palmas  y  bucles  de  alcatraces,  que  son  allí  muy  gran- 
des; el  pescado  lo  cambian  por  cosa  de  poca  monta  que  ellos  mucho  estiman, 
como  son  cosas  de  hierro,  y  así  ofrecían  por  esclavo  a  un  muchacho  sano  y 
bueno,  por  un  cuchillejo.  Mostró  allí  el  capitán  Iturbe  ánimo  de  pasar  a 
España  y  dando  cuenta  al  rey  nuestro  señor,  pedía  ministros  de  la  Compañía 
que  cultivasen  tan  extendidas  naciones". 

Sigue  la  relación  de  la  ermita  del  P.  Gonzalo  de  Tapia:  Véase  su  ficha. 

Sigue  la  reducción  de  los  indios  cahuametos:  Véase  en  Velasco,  Pedro. 

Sigue  la  relación  de  la  misión  de  guasaves,  véase  en  Clérici,  Alberto. 

Residencia  de  Guadiana:  rebelión  de  los  tepehuanes. 

Es  la  villa  de  Guadiana,  o  Durango,  cabeza  de  la  Nueva  Vizcaya,  en  que 
residen  el  gobernador  y  oficiales  reales,  y  en  ella  hay  una  casa  de  la  Compañía 
cuyo  superior  lo  es  de  los  superiores  y  misioneros  de  Parras  y  tepehuanes,  y 
aunque  las  tres  misiones  de  Topia,  San  Andrés  y  Xiximes  que  caen  a  la  otra 
parte  de  la  sierra,  vertientes  al  mar  del  sur,  están  sujetos  con  sus  superiores 
al  superior  que  visita  las  otras  misiones  de  Sinaloa,  fue  fuerza  haber  reservado 
estas  tres  para  este  lugar  por  haber  participado  cuál  más  cuál  menos  de  la 
inquietud  causada  de  haberse  conjurado  la  traición  tepehuana  que  ha  puesto 
en  aprietos  a  nuestros  españoles,  y  en  peligro  toda  esta  nueva  cristiandad,  al- 
terando con  su  mal  ejemplo  y  persuasiones  a  otras  naciones  vecinas,  a  riesgo  de 
haber  sucedido  como  sucedió,  uno  de  los  más  lastimosos  alzamientos  y  conju- 
ración que  en  las  Indias  se  ha  visto,  porque  demás  de  la  muerte  de  muchos 
españoles  y  pérdida  de  sus  haciendas,  que,  hasta  ahora  montará  más  de 
400,000  pesos,  han  muerto  a  manos  de  estos  tepehuanes,  ocho  de  nuestros 
padres  y  otros  dos  religiosos  de  San  Francisco  y  Santo  Domingo  que  andaban 
en  aquella  tierra,  y  murieron  a  sus  manos  con  sacrilega  crueldad,  perdido  el 
temor  de  Dios,  apostatando  de  la  fe,  profanando  y  quemando  sus  templos  y 
haciendo  escarnio  de  las  sagradas  imágenes  y  de  las  vestiduras  y  ornamentos 
sacerdotales,  adorando  a  un  nuevo  dios  por  sugestión  y  moción  del  demonio, 
que,  por  medio  de  un  indio  viejo  hechicero  de  la  misma  nación  y  bautizado, 
aunque  apóstata  e  idólatra,  revolvió  toda  esta  nación,  fácil  de  suyo  y  belicosa, 
y  la  más  difícil  y  renuente  que  ha  habido  en  estas  naciones  para  la  institu- 
ción de  las  buenas  costumbres  e  instrucción  de  la  doctrina  evangélica. 


BIOGRAFIA 


605 


Este  viejo,  por  la  cuaresma  pasada,  después  de  haber  corrido  toda  la  tierra 
con  un  ídolo  y  entrado  en  los  pueblos  de  Santiago  y  El  Tunal,  vecinos  de  la 
villa  de  Guadiana;  hechas  algunas  diligencias  por  el  gobernador  don  Gaspar 
de  Alvear,  caballero  del  hábito  de  Santiago  y  capitán  general  de  este  reino 
de  la  Nueva  Vizcaya,  y  recibidos  testigos  del  autor  de  esta  novedad,  fue  cas- 
tigado y  azotado  con  otros  indios  que  se  hallaron  más  culpados;  no  pudiéndo- 
se averiguar  ni  entender  cosa  alguna  perteneciente  al  levantamiento,  mas  de 
entenderse  fue  de  alguna  superstición  de  las  que  los  indios  suelen  usar;  mas 
después  acá,  aunque  este  indio  viejo  y  los  demás  pretendieran  dar  color  y  pre- 
texto de  piedad  a  su  idolatría,  haciendo  demostración  de  un  crucifijo,  dicien- 
do que  aquel  era  el  que  ellos  daban  a  adorar  (ardid  y  traza  del  demonio),  mas 
el  efecto  y  verdad  ha  mostrado,  que  los  ganaba  el  mismo  viejo  hechicero,  por- 
que nuevamente  introdujo  la  idolatría  adorando  él  y  haciendo  adorar  un 
ídolo  en  el  puesto  de  Tenerapa,  persuadiéndoles  de  sí  mismo  que  era  el  dios 
de  la  tierra,  hijo  del  sol,  que  es  dios  del  cielo,  y  que  ambos  estaban  ofendidos 
y  enojados,  de  que  habiendo  señalado  por  tierra  y  patria  a  los  españoles  los 
reinos  de  España,  sin  su  licencia  hubiesen  pasado  a  estas  partes  y  apoderá- 
dose  de  sus  tierras  e  introducido  la  ley  evangélica,  de  que  los  quería  librar; 
para  cuyo  efecto  y  desenojar  a  su  dios,  convenía  pasar  a  cuchillo  a  todos  los 
antiguos  cristianos,  principalmente  a  los  sacerdotes  que  los  doctrinaban  y  a 
los  españoles;  y  que  de  no  hacerlo  así  se  les  seguiría  gran  castigo  de  enferme- 
dades, pestilencias  y  hambres;  y  de  obedecerle,  seguridad  de  sus  vidas  y  vic- 
toria contra  los  españoles;  y  porque  los  que  así  lo  hicieren,  aunque  muriesen 
en  la  demanda,  resucitarían  dentro  de  siete  días  después  de  alcanzada  la  vic- 
toria; y  los  viejos  y  viejas  se  volverían  a  su  primera  edad;  y,  acabados  los  es- 
pañoles, primero  los  vecinos  que  eran  pocos,  y  después  los  demás,  impediría 
él  como  dios,  el  paso  y  navegación  de  nuevos  españoles  a  estas  tierras,  causan- 
do tempestades  en  el  mar  y  hundiendo  los  navios. 

Traíales  por  prueba  y  argumento  de  su  doctrina  y  ejemplo  de  castigo  pa- 
ra ponerles  miedo,  el  de  un  indio  y  una  india;  llamados  Sebastián,  natural 
de  Tenerapa,  y  Justina,  natural  de  Papasquiaro,  que,  por  su  mandado  y  en 
venganza  de  no  haberle  obedecido,  se  había  abierto  la  tierra  y  tragádoles, 
cosa  que  tienen  por  ci'jrta  y  sin  duda,  aquestos  indios.  Y  a  otro  indio  llamado 
Lucas  le  tragó  la  tierra  en  Cacaría. 

Este  mismo  viejo  o  el  demonio  cuyo  instrumento  es,  ha  hecho  la  misma  di- 
ligencia antes  y  después  con  los  acaxées  y  xiximes,  naciones  más  distantes  que 
confinan  con  ésta,  apareciendo  a  los  xiximes  más  mozo  y  en  figura  resplan- 
deciente, con  un  arco  y  dos  flechas  en  las  manos,  y  una  piedra  de  media  vara 
en  alto  que  hablaba  todas  las  lenguas,  y  el  que  interpretaba  lo  que  la  piedra  les 
decía;  y  así  entre  los  mismos  xiximes  fue  fama,  que  otro  indio  difunto  que 


606 


ARNAYA,  NICOLAS  DE,  P. 


apareció  sobre  su  sepultura  a  otro,  diciendo  que  presto  vendría  allí  su  dios,  y 
entonces  él  resucitaría  y  tomaría  a  casarse  con  su  mujer. 

A  los  acaxées  aparecía  asimismo  como  mozo,  con  un  cristal  y  espejo  sobre 
el  vientre,  transparente  por  ambas  partes,  que  con  eminencia  hablaba  todas 
las  lenguas  con  fuerza  de  palabras  que  les  parecía  (como  decían  los  indios)  ser 
imposible  dejar  de  hacer  lo  que  les  mandaba. 

Este  mismo  demonio  u  otro  con  los  mismos  intentos,  se  puede  entender 
que  es  el  que  el  P.  Alberto  de  Clérici,  por  medio  de  la  imagen  de  nuestro 
santo  padre  el  día  de  su  fiesta  de  este  año  de  1616,  ahuyentó  de  una  india 
enferma,  cuya  elocuencia  parecía  rara,  y  que  en  los  tonos  imitaba  a  nuestros 
predicadores,  persuadiéndola  dejase  la  fe  y  padres,  y  se  volviese  a  su  antigua 
idolatría,  teniéndole  a  él  por  su  dios. 

De  estas  persuasiones  y  diabólicos  enredos  se  ha  seguido  el  efecto  y  las- 
timoso estrago  que  referiré  sumariamente,  sacado  con  lo  demás  que  queda  di- 
cho de  dos  informaciones,  la  una,  hecha  auténticamente  por  el  gobernador  don 
Gaspar  de  Alvear;  y  la  otra  asimismo  auténtica,  por  el  vicario  de  la  villa  de 
Durango,  por  diversos  testigos  de  parte  y  de  oficio  que,  en  lo  que  diré  con- 
vienen, y  de  cartas  del  mismo  gobernador,  y  otras  del  P.  Francisco  de  Arista, 
superior  de  la  residencia  y  visitador  de  aquellas  misiones:  y  de  otros  padres. 

Formada  pues  y  asentada  la  conjuración,  trataron  de  dar  a  un  tiempo  en 
todos  los  pueblos,  estancias  y  reales  de  minas  de  los  españoles,  y  porque  era 
célebre  la  festividad  de  la  Presentación  de  nuestra  Señora  (21  de  Noviembre) 
que  cada  año  se  celebraba  en  el  pueblo  de  El  Zape,  y  este  año,  mucho  más, 
por  haberse  de  dedicar  un  altar  e  imagen  de  bulto  de  la  santísima  Virgen  de 
muy  preciosa  hechura,  que  para  esto  se  había  llevado  de  México:  determina- 
ron que  el  día  del  general  alzamiento,  fuese  el  día  de  aquella  festividad, 
porque  los  españoles,  congregados  en  El  Zape,  mal  armados  y  desprevenidos, 
no  podrían  resistir  el  ímpetu  y  prevención  de  los  enemigos,  y  convocados  los 
mismos  españoles  a  la  fiesta  y  desamparados  los  pueblos,  lugares  y  reales, 
podrían  más  a  su  salvo  y  con  menos  gente  en  cada  parte,  hacer  el  estrago  que 
pretendían;  mas  anticipándose  en  el  pueblo  de  Santa  Catalina,  donde  se  divi- 
dían los  caminos  de  los  reales  de  Guanaceví,  de  San  Andrés,  Topia  y  otras 
partes,  con  ocasión  de  que  en  una  casa  del  dicho  pueblo  de  Santa  Catalina 
había  cantidad  de  mercaderías  para  llevar  a  Guanaceví,  y  los  indios  que  supie- 
ron que  las  habían  de  llevar  de  allí,  por  no  perder  esta  presa,  maduraron  an- 
tes del  plazo  señalado,  su  determinación,  dando  asalto  a  las  mercaderías  y 
matando  cruelmente  al  P.  Hernando  de  Tovar,  religioso  profeso  de  nuestra 
Compañía  junto  al  mismo  pueblo  de  Santa  Catalina,  a  donde  había  bajado 
de  San  Andrés  para  venir  a  México,  por  orden  de  la  obediencia.  Habíanle 
recibido  los  indios  y  agasajádole  allí  con  disimulación  y  engaño,  dándole  de 
comer  y  maíz  para  sus  bestias;  y  al  día  siguiente  queriendo  proseguir  su  ca- 


BIOGRAFIA 


607 


mino,  le  fueron  a  alcanzar  los  mismos  indios,  y  comenzáronle  a  flechar  a  él 
y  a  un  español  que  venía  en  su  compañía,  llamado  Alonso  Crespo  (que  es- 
capó) :  mas  al  padre  prendieron  y  llevaron,  diciendo:  "Veamos  este  que  es 
padre,  cómo  lo  resucita  su  Dios;  que  piensan  estos  sino  enseñar  Padre  nuestro 
que  estás  en  los  cielos  y  Dios  te  salve,  María".  Y  a  poco  rato  que  anduvieron, 
uno  de  los  dichos  indios,  estándoles  el  padre  predicando,  le  dio  una  lanzada 
por  los  pechos,  de  que  dentro  de  poco  espiró.  Murió  encomendándose  y  lla- 
mando a  Dios  con  grandes  voces  y  ahinco.  Fue  su  muerte  un  día  miércoles 
por  la  mañana,  que  se  contaron  16  de  Noviembre  de  este  año  de  1616. 

Viole  al  mismo  padre,  antes  de  espirar,  despojado  de  todos  sus  vestidos 
y  atravesado  el  pecho,  un  indio  mexicano  llamado  Juan  Francisco,  que  estos 
mismos  indios  llevaban  preso,  y  después  que  escapó  se  le  tomó  jiuamento  en 
la  villa  de  Guadiana,  de  haberle  visto  así  tendido  y  espirando. 

El  dicho  Alonso  Crespo  se  vino  huyendo  y  se  entró  en  la  estancia  que  lla- 
man de  Atotonilco,  y  junto  con  un  padre  religioso  de  San  Francisco,  llamado 
fray  Pedro  Gutiérrez,  con  algunos  otros  españoles  que  estaban  allí  recogidos, 
porque  ya  los  padres  Orozco  y  Cisneros  les  habían  escrito  lo  que  pasaba  en 
Papasquiaro.  A  esta  estancia  vinieron  los  tepehuanes  y  la  cercaron,  jueves  17, 
siendo  los  mismos  indios  de  Santa  Catalina,  y  hubo  varios  asaltos  aquel  día 
hasta  que  a  los  cercados  les  faltó  la  ]DÓlvora  y  munición,  y  por  trato  de  paz, 
cogieron  a  los  cercados  en  la  dicha  estancia  y  teniéndolos  un  rato  juntos  y 
asegurados,  los  comenzaron  a  flechar,  y  aunque  el  dicho  fray  Pedro  Gutiérrez 
con  un  Cristo  en  las  manos  predicaba  a  los  indios,  persuadiéndoles  a  que  no 
cometiesen  tan  gran  maldad,  no  le  aprovechó,  antes  le  mataron  a  él  también, 
habiéndose  primero  defendido  como  pudieron  antes  que  saliesen,  porque  al 
darse  de  paz,  aunque  la  tenían  por  sospechosa,  fue  necesitados  de  la  fuerza  de 
los  enemigos  que  con  flechas  y  alaridos  espantosos,  y  con  piedras  menudas  y 
medianas  que  a  manera  de  granizo  llovían  sobre  los  techos,  destecharon  la  casa 
y  pegaron  fuego  por  tres  partes,  dándoles  humo  a  narices,  de  chile,  que  los 
desatinó  y  obligó  a  salir  arriba  a  pelear,  y  a  que  se  determinasen  a  una  tan 
poca  segura  paz,  que  a  la  muerte  de  que  no  se  podían  librar. 

Al  padre  fray  Pedro  le  acabó  un  flechazo  que  le  atravesó  el  estómago, 
y  luego  tomó  el  crucifijo  un  niño  de  catorce  años  muy  bien  inclinado,  que 
pocos  meses  antes  frecuentaba  nuestros  estudios  de  México;  llamábase  Pedro 
Ignacio,  a  devoción  de  nuestro  santo  padre,  de  quien  había  recibido  él  y  sus 
padres,  grandes  mercedes:  antes  de  morir  hizo  voto  de  ser  religioso,  y  el  humo 
del  chile  le  mató. 

Fenecieron  en  este  puesto  más  de  doscientas  personas,  hombres  y  mujeres, 
todos  confesados  muchas  veces,  como  que  esperaban  la  muerte. 

Escapáronse  de  este  puesto  dos  españoles  que  después  refirieron  lo  suso- 
dicho, el  uno  llamado  Lucas  Benítez,  en  un  hueco  de  una  chimenea,  donde 


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ARNAYA,  NICOLAS  DE,  P. 


no  le  vieron  los  indios;  y  el  otro  Juan  Martínez  de  Urdaide,  hijo  del  capitán 
Urdaide,  de  quien  dijimos  se  debía  en  gran  parte  la  conversión  y  aumento  de 
Sinaloa.  A  este  su  hijo,  estando  en  la  refriega  le  reconoció  un  indio  que  de 
su  padre  había  recibido  buenas  obras,  y  le  puso  en  cobro  diciendo  a  los  de- 
más, que  le  iba  a  echar  en  el  río  que  cerca  estaba,  y  llevándole  a  cuestas  le 
escondió,  y  díjole  que  venida  la  noche,  mirase  por  sí  y  se  ausentase,  como  lo 
hicieron  y  pudieron  llegar  a  la  villa  de  Guadiana,  desnudos,  a  dar  fe  de  lo 
sucedido. 

El  mismo  día.  Jueves  17  de  Noviembre,  mientras  este  estrago  se  hacía 
en  Atotonilco,  tuvieron  diferente  suerte  los  cercados  en  Guatimapé,  a  quienes 
tenían  apretados  otras  parcialidades  de  indios  con  lanzas  de  brasil,  flechas, 
hachas,  barretas,  chusos  y  algunos  arcabuces  en  una  estancia  donde  se  habían 
juntado  los  vecinos  españoles,  hasta  cantidad  de  30  hombres.  Comenzaron  su 
batería  los  indios  hiriendo  a  seis  de  los  españoles  que  estaban  con  arcabuces 
en  el  cercado  y  rompiendo  una  pared  del  corral,  sacaron  veinte  yeguas  en- 
silladas que  tenían  prevenidas  los  de  dentro,  y  ganaron  la  azotea  y  la  deste- 
charon y  pusieron  fuego.  Nuestros  españoles  que  tenían  pocas  armas,  como 
no  prevenidos  ni  advertidos  de  tamaña  calamidad,  por  no  perecer,  iban  con 
barretas  abriendo  paredes  y  pasando  así  de  un  aposento  a  otro;  y,  cuando  no 
les  restaba  a  dónde  más  pasar,  y  pensaban  de  ser  allí  presos  y  cautivos,  o  lo 
que  era  más  cierto,  muertos  a  manos  de  los  tepehuanes,  fue  tan  favorable 
la  divina  Providencia,  que  al  mismo  punto,  bien  acaso,  proveyó  que  cantidad 
de  potros  que  venían  por  el  camino  real,  levantasen  tal  polvareda  que  pareció 
a  los  enemigos  ser  gente  que  venía  de  socorro,  con  que,  al  tiempo  de  hacer  la 
presa  y  conseguir  la  victoria,  el  miedo  los  venció  y  puso  en  huida,  y  dio  lugar 
a  los  cercados  de  que  se  pusiesen  en  salvo,  como  lo  hicieron,  sin  que  pere- 
ciese alguno,  habiendo  muerto  antes  a  algunos  de  los  enemigos. 

Mientras  esto  sucedía  en  los  puestos  arriba  dichos,  el  mayor  fervor  de  los 
tepehuanes  y  de  su  conjuración  era  en  el  pueblo  de  Santiago  Papasquiaro, 
donde  residían  el  P.  Bernardo  de  Cisneros  y  el  P.  Diego  de  Orozco  de  nuestra 
Compañía.  Tuvo  el  P.  Bernardo  de  Cisneros  alguna  luz,  de  la  alianza  que 
entre  sí  trataban  los  tepehuanes,  y  por  repararla,  si  pudiese,  previno  al  caci- 
que y  principal  de  los  indios,  llamado  don  Francisco  Campos,  y  a  otros  dos, 
sus  allegados  (que  todos  tres  eran  de  confianza)  para  que  entendiendo  de  los 
demás  indios  su  designio,  los  redujesen  a  mejor  y  más  considerada  determi- 
nación. Ellos  lo  hicieron  y  fueron  a  un  pueblo,  cuatro  leguas  de  Santiago,  a 
rastrear  lo  que  se  temía,  porque  allí  estaba  el  mayor  golpe  de  aquel  partido,  y 
llegados,  echaron  mano  del  cacique  don  Francisco,  y,  azotándolo  de  antema- 
no, después  le  mataron  a  él  y  a  otro  de  los  dos,  porque  se  inclinaban  a  los 
padres  y  exhortaban  a  paz;  y  el  tercero  se  escapó  y  pudo  volver  a  dar  el  aviso. 

La  noche  antes  que  fuese  el  dicho  don  Francisco,  habían  llegado  dos  cu- 


BIOGRAFIA 


609 


biertos  y  arrebozados  al  teniente  del  alcalde  mayor,  avisándole  que  se  guar- 
dase, porque  los  tepehuanes  trataban  de  alzarse,  y  queriéndoles  reconocer,  se 
le  desaparecieron. 

Con  esto  y  con  la  muerte  de  don  Francisco,  aquel  mismo  día  que  fue  mar- 
tes 15  de  Noviembre,  dio  orden  el  teniente  a  los  capitanes,  cómo  los  españoles 
y  demás  gente  menuda  con  los  padres,  se  recogiesen  con  toda  prisa  en  la 
iglesia,  asegurando  todos  los  que  podrían  peligrar,  hombres  y  mujeres,  con 
algunos  indios  amigos,  porque  ya  había  nueva  que  se  habían  juntado  200  indios 
de  a  pie  y  de  a  caballo,  para  dar  de  improviso  sobre  los  nuestros. 

Vinieron  pues,  a  nuestra  iglesia  y  casa,  y  el  miércoles  16  de  Noviembre,  al 
amanecer,  al  mismo  tiempo  que  los  de  Santa  Catalina  mataron  al  P.  Hernan- 
do de  Tovar,  pusieron  éstos  cerco  a  los  padres  y  españoles  en  la  iglesia  de 
Papasquiaro.  Y  aunque  los  enemigos  corrían  alrededor  de  la  casa  e  iglesia  pa- 
ra que  nadie  saliese  y  se  escapase;  con  todo  eso,  hubo  orden  de  los  de  dentro 
de  dar  aviso,  pidiendo  socorro  al  gobernador  de  Guadiana,  que  está  a  25 
leguas  de  allí.  Este  aviso  llegó  el  jueves  17  a  las  once  del  día,  con  que  al 
punto  se  comenzó  a  disponer  el  socorro,  a  que  se  puso  más  fervor  cuando  el 
mismo  día  por  la  tarde,  llegó  otra  carta  desmandada  y  sin  firma,  ni  sobrescri- 
to, que,  entre  otras  palabras  lastimosas  decía:  "¡¡Socorro,  socorro,  socorro, 
señor  gobernador,  que  estamos  a  punto  de  muerte!!". 

Con  esto  el  señor  gobernador  hizo  con  más  diligencia  cata  de  las  armas 
y  municiones  y  lo  demás  necesario;  hizo  abrir  los  almacenes  reales  y  sacar  de 
ellos  pólvora,  arcabuces,  cotas  y  las  demás  armas  que  en  ellos  había,  y  armó 
26  soldados  que  fueron  en  compañía  del  capitán  Martín  de  Olivas. 

Este  día  que  el  capitán  se  disponía  con  su  gente  para  salir  de  Durango, 
los  indios  de  Santiago  hicieron  muchos  daños,  robos,  muertes  y  otras  inso- 
lencias, que  los  tepehuanes  hacen  en  los  caminos  y  haciendas,  dando  comba- 
tes a  los  cercados  y  poniendo  fuego  por  dos  veces  a  las  puertas  de  la  iglesia 
en  que  estaba  el  Santísimo  Sacramento;  y,  a  vista  de  los  padres  y  de  los  demás 
cercados;  de  una  ermita  cerca  de  la  iglesia  sacaron  una  imagen  de  nuestra 
Señora,  y  la  cargó  uno  a  cuestas,  dándole  dos  de  ellos  muchos  azotes  (ar- 
gumento de  que  su  osadía  era  en  odio  de  la  fe),  con  no  poco  dolor  y  senti- 
miento de  los  de  dentro  que  no  lo  podían  remediar,  por  ser  pocos  y  mal  ar- 
mados y  nada  prevenidos.  Sacaron  también  un  crucifijo,  de  una  casa  y  le 
hicieron  pedazos  en  una  esquina,  y  le  arrastraron  a  la  vista  de  los  españoles, 
llamándole  de  ladrón,  borracho  y  diciéndole  otros  mil  oprobios.  Y  a  la  cruz 
que  estaba  en  el  cementerio  de  dicha  iglesia,  a  forma  de  jugar  lanzas  y  sor- 
tija, los  de  a  caballo  con  lanzas  y  los  padrinos  que  la  justaban,  hasta  que  la 
hicieron  pedazos;  y  a  dos  o  tres  indias,  una  tepehuana  y  otra  mexicana,  que 
fueron  las  que  entonces  y  después  animaron  a  los  indios  al  alzamiento,  las 


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ARNAYA,  NICOLAS  DE,  P. 


pusieron  en  las  andas  de  las  imágenes  bárbara  y  sacrilegamente,  ofreciéndole 
los  despojos  a  manera  de  premios,  como  se  suele  hacer  en  las  sortijas. 

Defendiéronse  los  cercados  por  todo  el  jueves  y  con  los  pocos  arcabuces  y 
munición  que  tenían,  mataron  a  algunos  de  los  enemigos,  quedando  también 
heridos  de  las  flechas  algunos  españoles,  hasta  que  el  viernes  18  de  Noviem- 
bre creció  el  ímpetu  de  los  indios,  porque  entonces  llegaron  a  Santiago  los 
de  Santa  Catalina,  que  habían  hecho  el  lance  en  el  P.  Hernando  de  Tovar,  y 
los  de  Atotonilco,  con  que  eran  casi  500  indios  de  a  pie  y  de  a  caballo,  con 
nuevos  bríos  de  destruir  a  los  cercados,  y  visto  que  no  podían  rendirlos,  pri- 
mero quemaron  todas  las  casas  del  pueblo,  luego  pusieron  fuego  a  nuestra 
iglesia,  y  al  tiempo  que  se  iba  quemando  sin  poderlo  reparar  los  de  dentro, 
un  indio  de  los  enemigos,  llamado  Pablo,  criado  que  había  sido  de  un  espa- 
ñol, a  voces  dijo  que  "ellos  eran  cristianos,  y  que  para  que  los  de  dentro  se 
escapasen  vivos,  les  entregasen  las  armas,  con  que  volverían  a  su  amistad  ofre- 
ciendo paz".  Esto  era  con  traición  y  engaño,  queriendo  más  haberlos  a  las 
manos  para  ejercitar  su  bárbara  crueldad,  que  no  para  que  el  fuego  no  los 
acabase, 

A  esta  voz,  hubo  diferencia  entre  los  españoles  acerca  del  modo  de  aceptar 
el  partido;  y  tomóse  la  determinación  de  despacharles  a  los  indios  otro  que  les 
dijese  que  ellos  no  querían  más  que  salir  de  allí  y  dejándoles  sus  tierras,  ve- 
nirse a  la  villa  de  Guadiana;  lo  cual,  al  punto  harían,  con  que  no  les  hiciesen 
más  daño. 

Los  rebeldes  respondieron,  que  saliesen  en  buena  hora.  Con  esto  pusieron 
en  orden  su  salida,  y  porque  tenían  aún  el  Santísimo  Sacramento  en  la  iglesia 
y  aunque  le  pudieran  consumir,  deslumhrados  con  las  muestras  de  arrepen- 
timiento del  hecho  Cjue  los  indios  supieron  bien  fingir,  sacó  el  P.  Diego  de 
Orozco  la  custodia  en  las  manos,  y  el  teniente  Juan  de  Castilla  una  imagen 
grande  de  la  Virgen,  saliendo  los  demás  en  orden  de  procesión. 

Entonces  los  tepehuanes  de  a  pie,  falsamente  reconciliados,  llegaban  a  la 
custodia  e  hincados  de  rodillas  la  adoraban,  y  besaban  las  manos  de  los  pa- 
dres, con  que  pensando  los  nuestros  que  el  trato  era  sin  ningún  dolo,  se  iban 
asegurando.  Los  indios,  recelándose  de  las  armas  de  los  españoles,  instaron 
que  por  asegurarse  les  dieran  los  arcabuces,  pues  no  podían  ellos  usarlos  por 
no  tener  munición.  Visto  ya  el  manifiesto  riesgo,  aunque  de  fuerza,  se  las 
entregaron,  juzgando  ser  lo  más  seguro,  hacer  como  dicen,  de  ladrones,  fieles. 
Quedaba  un  capitán  con  la  espada  en  la  cinta  y  llegó  un  indio  y  se  la  quitó. 
Llegando  a  medio  del  cementerio,  el  P.  Orozco,  con  blandas  y  amorosas  ra- 
zones les  dijo  que  advirtiesen  que  aquel  Señor  que  allí  estaba  los  había  creado 
y  redimido,  y  que  si  no  llevaban  adelante  el  arrepentimiento  de  lo  hecho,  ha- 
bía de  tomar  de  ellos  venganza  por  aquel  agravio  e  injuria  que  recibían  sus 
cristianos.  Dijéronle  que  mentía,  que  nuestro  Dios  no  hablaba  como  el  suyo 


BIOGRAFIA 


611 


que  les  había  dicho  aquel  día  que  todos  los  cristianos  habían  de  morir.  Y 
permitiéndolo  así  nuestro  Señor  para  que  constase  que  los  mataban  en  aborre- 
cimiento de  nuestra  religión,  al  punto  embistieron  con  la  custodia  y  Santí- 
simo Cuerpo  de  nuestro  Redentor,  y  se  la  quitaron  al  padre  y  dieron  con  ella 
en  la  pared,  y  al  tremendo  sacramento  le  acosearon  y  pisaron,  haciéndole 
muy  menudos  pedazos  en  el  suelo  y  diciéndole  horrendas  blasfemias,  hicieron 
pedazos  la  imagen  de  la  Virgen  Santísima,  como  lo  habían  hecho  con  la  otra 
de  bulto. 

Mataron  a  los  dos  padres,  Bernardo  de  Cisneros  y  Diego  de  Orozco  cruel- 
mente y  a  todos  los  demás  españoles  y  gente  que  con  ellos  habían  salido,  hom- 
bres y  mujeres;  y  antes  que  matasen  al  P.  Orozco,  lo  trajeron  en  alto  ocho 
indios,  diciéndole  por  escarnio:  "Dominus  vobiscum".  Y  respondían  otros: 
"Et  cum  spiritu  tuo",  y  otras  palabras  de  la  misa,  y  tirándole  una  flecha,  le 
pasaron  la  espalda  de  una  parte  a  otra.  Testigos  oculares  declaran  que,  ha- 
biendo los  enemigos  sacado  de  la  iglesia  a  los  dos  padres,  dieron  una  lanzada  y 
un  macanazo  al  P.  Cisneros,  de  lo  cual  y  otros  golpes  murió,  y  que  luego 
otros  tres  indios  acometieron  al  P.  Diego  de  Orozco,  y  mientras  los  dos  lo 
tenían  por  los  brazos  en  forma  de  cruz,  el  tercero,  por  medio  de  una  hacha, 
le  abrió  por  medio  del  cuerpo  de  arriba  a  abajo;  y  el  padre  decía  cuando  le 
tenían  asido  y  antes  que  le  diesen  el  primer  golpe:  "Haced,  hijos  míos  de  mí, 
lo  que  quisiereis,  que  por  mi  Dios  muero".  Y  al  tiempo  que  decía  estas  pala- 
bras le  dieron  el  primer  golpe  y  el  alma  a  su  Creador  en  suavísimo  holocausto. 

Quedaron  escondidos  en  un  confesonario  tres  hombres  españoles  y  tres 
niños,  que  por  haberse  después  embriagado  los  indios  con  cantidad  de  vinos 
que  robaron  de  una  recua,  pudieron  salirse  a  media  noche,  y  de  ellos,  unos 
aportaron  a  La  Sauceda  y  otros  a  la  villa  de  Guadiana  viniendo  por  sierras 
y  quebradas  muy  fuera  de  camino  y  sir\'iendo  de  guía  a  los  demás  los  dos 
niños  más  pequeños. 

El  mismo  día  viernes  que  sucedía  esta  lastimosa  tragedia  en  Santiago,  sa- 
lía de  Guadiana  el  capitán  Martín  de  Olivas  con  la  gente  de  socorro  para 
dárselo  a  los  cercados;  mas  habiendo  pasado  de  La  Sauceda  que  está  a  ocho 
leguas  de  Guadiana,  tuvo  aviso  de  los  derrotados,  del  estrago  hecho,  con  que 
se  volvió  a  la  estancia  de  La  Sauceda,  a  donde  llegó  también  el  P.  Francisco 
de  Arista  para  trazar  de  allí,  como  de  más  cerca,  lo  que  conviniere  al  reparo 
de  aquellas  y  de  las  demás  misiones.  Apenas  hubo  entrado  Olivas  en  La  Sau- 
ceda que  dio  sobre  ella  un  ejército  de  enemigos.  Salió  algunas  veces  y  tuvo 
algunas  escaramuzas  con  ellos,  a  vista  de  su  puesto,  unas  veces  a  pie  y  otras 
a  caballo  con  advertencia  de  no  alejarse  en  seguimiento  de  los  enemigos,  por- 
que su  ánimo  y  ardid  era  sacar  a  los  soldados  españoles  al  monte,  para  poder 
desde  allí,  más  a  su  salvo,  destruirlos.  Hizo  pues  su  asiento  en  La  Sauceda  el 
capitán,  por  tener  mejor  aparejo  de  casa  y  de  bastimentos  necesarios,  así 


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ARNAYA,  NICOLAS  DE,  P. 


para  su  gente  como  para  la  del  capitán  Gordejuela  y  la  suya,  que  con  buen 
número  de  soldados  a  su  costa  llegó  allí  al  mismo  tiempo,  y  para  la  demás 
gente  circunvecina  que  de  las  haciendas  y  puestos  comarcanos  vinieron  a  guar- 
necerse, donde  vinieron  los  enemigos  y  cercaron  La  Sauceda  haciendo  varios 
asaltos  y  acometimientos  con  que  los  tuvieron  en  aprieto,  haciéndoles  mu- 
chos daños  y  llevándoles  las  cabalgaduras,  que,  por  no  haber  dentro  basti- 
mento para  ellas  era  fuerza  sacarlas  a  pacer  al  campo. 

Estuvieron  los  capitanes  Olivas  y  Gordejuela  en  La  Sauceda,  cuarenta  y 
dos  días,  defendiendo  aquel  puesto  y  sería  largo  contar  los  casos  que  en  estos 
días  sucedieron:  acometieron  cuatro  veces  los  enemigos  en  diferentes  días, 
siempre  más  esforzados  de  gente  de  a  pie  y  de  a  caballo;  cada  vez  que  venían 
intentaban  la  entrada  tres  o  cuatro  veces,  siempre  en  su  daño  que  se  les  hacía 
con  los  arcabuces  huyendo  ellos  y  recibiendo  poco  daño  los  nuestros  de  su 
flechería,  con  que  se  retiraban.  Peleóse  con  ellos  otras  tres  veces  en  campo 
raso,  y  otras  dos  fue  el  capitán  Olivas  a  buscarlos  a  sus  rancherías  y  les  dio 
albazos,  matándoles  en  todas,  cantidad  de  gente  y  saliendo  victoriosos:  saqueó 
mucha  parte  de  lo  que  habían  hurtado,  sacándoles  los  ganados  y  haciéndoles 
otros  muchos  daños,  sin  perjuicio  alguno  de  los  nuestros.  Cogiéronse  aquí  a 
los  principios  dos  indios  que,  pensando  que  esto  era  ya  acabado,  se  entraron 
descuidadamente  con  sus  arcos  y  flechas,  y  de  ellos  se  supo  el  designio  de  los 
conjurados,  de  destruirlo  todo  hasta  la  villa  de  Guadiana.  Luego  que  se  les 
tomó  su  confesión,  fueron  ahorcados. 

En  uno  de  los  postreros  asaltos  mató  el  capitán  Olivas  muchos  de  los 
culpados  en  la  matanza  de  Santiago  Papasquiaro;  quitóles  muchas  armas,  ar- 
cabuces, cueros  y  espadas,  ropa,  frontaleras,  albas  y  otros  ornamentos  del 
culto  divino,  con  que  se  pusieron  en  huida,  aunque  después,  reforzados,  tor- 
naron a  seguir  a  los  nuestros  que  tuvieron  por  mejor,  habiéndoles  quemado 
sus  rancherías  y  casas,  retirarse  con  la  presa  a  salvo  y  sin  pérdida  de  soldado 
alguno  y  volverse  a  su  puesto  de  La  Sauceda,  donde  estaban  ya  recogidas 
más  de  cuatrocientas  personas  de  nuestra  gente,  y,  visto  que  conservar  aquel 
paraje  no  era  de  ningún  efecto,  pareció  convenir  que  los  que  allí  se  habían 
congregado,  se  viniesen  todos  a  la  villa  de  Guadiana,  haciéndoles  escolta  los 
capitanes  Olivas  y  Gordejuela  con  sus  soldados,  como  en  efecto  lo  hicieron. 

El  mismo  día  que  sucedió  la  muerte  de  los  padres  Bernardo  de  Cisneros 
y  Diego  de  Orozco  en  Santiago,  hubo  otro  no  menos  lastimoso  suceso  en  el 
pueblo  de  San  Ignacio,  por  otro  nombre  llamado  El  Zape  con  la  muerte  de 
los  padres  Juan  del  Valle,  Luis  de  Alavés,  Juan  Fonte  y  Gerónimo  de  Mo- 
ranta,  donde  murieron  también  diecinueve  españoles  que  de  Guanaceví  ha- 
bían venido  al  Zape,  a  prevenir  las  fiestas  que  se  habían  de  hacer  a  honra  de 
la  Presentación  de  la  Virgen  santísima,  dedicándole  un  altar  con  una  pre- 
ciosa imagen. 


BIOGRAFIA 


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Mataron  más  de  sesenta  negros  y  gente  de  servicio  de  los  españoles,  que 
estando  quietos  y  sosegados  en  la  iglesia  de  dicho  pueblo  de  San  Ignacio, 
dieron  de  improviso  los  indios  sobre  todos  ellos  y  les  quitaron  cruelmente  la 
vida:  el  viernes  18  de  Noviembre  al  P.  Juan  del  Valle  y  al  P.  Juan  de  Alavés 
con  los  demás.  El  sábado  siguiente,  19  de  Noviembre,  un  cuarto  de  legua  fue- 
ra del  pueblo  a  los  padres  Juan  Fonte  y  Gerónimo  de  Moranta  que  venían 
de  sus  partidos  a  congregarse,  como  solían  y  celebrar  la  fiesta  en  el  Zape.  Sólo 
escapó  un  muchacho  que  pudo  dar  aviso  a  los  de  Guanaceví  de  que  los  indios 
de  San  Ignacio  andaban  bregando  con  los  españoles  que  estaban  con  los 
padres.  Este  aviso  tuvieron  el  sábado,  y  certificáronse  del  hecho,  con  que 
aquella  noche  no  había  ido  el  P.  Luis  de  Alavés,  como  solía  para  decirles 
misa  al  día  siguiente. 

Por  esa  misma  fiesta  que  se  había  de  celebrar  en  San  Ignacio  del  Zape,  y 
para  la  junta  que  allí  se  había  de  hacer  (como  lo  acostumbran  los  padres 
en  aquellas  misiones),  estaban  también  prevenidos  y  avisados  otros  dos  padres, 
el  uno  era  el  P.  Hernando  de  Santarén,  que  fue  uno  de  los  primeros  que  en- 
traron en  estas  misiones  ahora  24  años,  y  se  le  debe  muy  buena  parte  del  fruto 
de  ellas,  y  tenía  ahora  su  doctrina  en  la  nación  de  los  xiximes  en  el  pueblo  de 
Guapixuxe  y  otros  vecinos,  y  venía  ahora  de  principal  intento  a  Guadiana, 
para  ir  a  Sinaloa  y  dar  allí  principio  a  otra  nueva  misión  de  la  nación  de  los 
yáquimis,  que  pedían  instantemente  el  bautismo. 

El  otro  fue  el  P.  Andrés  López  que  en  un  partido  de  los  tepehuanes  tenía 
su  doctrina,  en  que  se  ve  la  principal  providencia  con  que  el  Señor  dispuso  la 
vida  del  uno  y  la  muerte  del  otro;  porque  estando  avisado  el  P.  Andrés  López 
que  venía  al  Zape,  al  mismo  tiempo  que  habiendo  dispuesto  su  partida  esta- 
ba ya  a  caballo  para  venir,  recibió  una  carta  de  los  padres  del  Zape  que  di- 
latase el  viaje,  ora  porque  se  transfería  la  fiesta,  ora  porque  ya  los  padres 
tendrían  algún  prenuncio,  aunque  corto,  de  la  inquietud  de  los  indios,  con 
que  se  detuvo  y  tuvo  tiempo  para  saber  del  alzamiento  y  ponerse  en  cobro 
como  lo  hizo,  que,  a  no  ser  así,  pasaría  la  misma  fortuna  que  los  otros  padres. 
Retiróse  a  las  minas  de  Indehé,  donde  quedaba  pertrechado  con  30  españo- 
les, los  20  de  ellos  arcabuceros,  y  estuvo  allí  no  del  todo  sin  riesgo,  porque  an- 
daban a  la  vista  los  escuadrones  de  los  enemigos,  hasta  que  llegando  a  aquel 
real  el  gobernador  para  ir  a  Guanaceví,  dejó  en  Indehé  suficiente  recaudo  pa- 
ra su  defensa. 

El  P.  Hernando  de  Santarén,  el  mismo  día  que  salió  de  su  doctrina  para 
bajar  a  este  pueblo  del  Zape,  tuvo  muy  diferente  suceso;  porque  muy  pe- 
queño rato  después  que  se  hubo  partido  de  Guapixuxe,  llegó  allí  un  propio 
con  una  carta  del  P.  Andrés  Tutino  en  que  le  daba  aviso  del  rumor  que  entre 
sus  xiximes  había  corrido  del  alzamiento  de  los  tepehuanes  que  le  tenían  cui- 
dadoso y  no  del  todo  seguro,  por  lo  que  después  diré,  y  que  así,  no  saliese  de 


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su  doctrina.  No  alcanzó  este  aviso  al  P.  Hernando  de  Santarén,  y  aunque  se 
hizo  diligencia  para  que  lo  tuviese,  enviando  hombres  a  caballo  en  pos  de  él, 
no  pudieron  alcanzarle,  y  así  hubo  de  caer  en  manos  de  los  tepehuanes,  a 
quienes  había  también  doctrinado. 

Llegó  pues  el  buen  padre  en  la  prosecución  de  su  viaje,  a  un  pueblo  de 
los  tepehuanes  llamado  Yoracapa  y  queriendo  decir  misa  hizo  llamar  con  la 
campana  y  a  grandes  voces  al  fiscal  por  recaudo  para  decirla,  mas  entrando 
en  la  iglesia,  como  la  vio  profanada,  maltratado  el  altar,  arrastradas  y  des- 
figuradas las  imágenes,  recelándose  del  mal  que  había,  se  volvió  a  poner  a 
caballo  para  seguir  su  jornada.  Aguardábanle  los  indios,  acechándole  al  paso 
de  un  arroyo;  aquí  agarraron  de  él  y  le  echaron  de  la  muía  abajo  y  él  les 
preguntó  ¿qué  mal  les  había  hecho,  por  qué  lo  mataban?  Respondieron  ellos 
que  ninguno,  mas  que  harto  mal  era  para  ellos  ser  sacerdote,  y  con  esto  le 
dieron  con  un  palo  tan  fiero  golpe  en  el  cerebro,  que  le  esparcieron  los  sesos, 
dándole  otras  muchas  heridas,  con  que  el  dicho  padre,  invocado  el  dulcísimo 
nombre  de  Jesús,  acabó  felizmente  su  jomada. 

.  Hase  visto  después  acá  su  cuerpo  sin  sepultura  a  la  orilla  de  un  arroyo  y 
desnudo,  sin  tener  remedio  de  podérsela  dar  por  ahora,  como  ni  se  dio  por 
muchos  días  a  los  demás  padres  y  españoles  que  han  muerto. 

Han  llorado  la  muerte  del  dicho  padre  Hernando  de  Santarén  las  mismas 
indias  tepehuanas,  mujeres  de  los  matadores,  cansadas  de  ver  la  crueldad  de 
sus  maridos  contra  sus  padres  y  sacerdotes,  que  tan  pacíficamente  los  doc- 
trinaban. 

Con  el  aviso  que  se  dio  en  Guanaceví  de  las  cosas  del  Zape  y  con  la  falta 
del  padre  Alavés,  salió  al  punto  el  alcalde  mayor  Juan  de  Alvear  con  doce 
soldados  y  llegaron  a  la  media  noche  al  puesto  e  iglesia,  a  donde  vieron  el 
estrago  que  los  idólatras  habían  hecho.  Antes  que  llegasen  encontraron  a  un 
hombre  llamado  Alonso  Sánchez,  ya  difunto  y  cortadas  las  manos  y  abierto 
el  vientre,  y  por  el  cementerio  vieron  muchos  de  los  cuerpos  desnudos  y 
sembrados  por  todo  él  muertos  con  la  misma  atrocidad,  y  otros  dentro  de  la 
iglesia.  Vocearon  por  ver  si  se  había  escapado  alguno,  y  no  respondiendo  y 
volviéndose  al  real  con  el  sentimiento  que  fácilmente  se  deja  entender,  salió 
en  pos  de  ellos  una  escuadra  de  enemigos  con  quienes  pelearon  valerosa- 
mente, y  los  fueron  siguiendo  por  espacio  de  dos  leguas,  maltratándolos  con 
muchas  heridas,  y  al  alcalde  mayor  le  mataron  el  caballo  y  le  dejaron  a  pie, 
con  que  corriera  el  mismo  trance,  si  no  lo  socorriera  un  indio  mexicano,  que 
se  halló  allí,  con  su  cabalgadura  y  se  apeó  de  ella,  e  hizo  subir  al  alcalde  don 
Juan,  y  esta  lealtad  le  salvó  a  él  y  puso  al  indio  en  términos  de  perder  la 
vida  porque  salió  muy  mal  herido  de  la  refriega,  y  aun  le  daban  por  muerto, 
hasta  que  otro  día  remaneció  en  el  real  de  Guanaceví.  Venían  los  enemigos  a 
caballo  y  a  pie,  vestidos  de  las  ropas  y  bonetes  de  los  padres  que  dejaban 


BIOGRAFIA 


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muertos,  lo  cual  se  pudo  divisar  por  hacer  buena  luna.  Recogióse  el  alcalde 
mayor  con  su  gente  en  Guanaceví,  donde  quedaba  puesto  en  presidio,  den- 
tro de  la  iglesia  con  todos  los  demás,  hombres  y  mujeres,  en  número  de  más 
de  500  personas;  y  habiendo  quemado  y  asolado  los  tepehuanes  todo  aquel 
real  y  todas  las  haciendas  vecinas,  tenían  puesto  en  gran  aprieto  a  nuestra 
gente,  que  pedía  y  esperaba  el  socorro  que  el  gobernador  después  les  llevó  de 
Guadiana,  de  gente  y  bastimento,  como  luego  se  dirá. 

No  hubiese  peligrado  menos  el  principal  puesto  y  asiento  de  la  goberna- 
ción, que  es  la  villa  de  Guadiana,  si  nuestro  Señor  no  hubiese  proveído  que 
al  tiempo  de  la  conjuración,  en  que  los  indios  daban  en  los  demás  puestos, 
éste  se  librase  por  especial  providencia,  que,  a  no  ser  así  se  pusiera  en  gran 
contingencia  de  perderse  y  de  cerrarse  la  puerta  al  remedio  de  los  demás. 

Habíanse  pues  confederado  con  toda  la  nación  tepehuana  los  pueblos 
del  Tunar  y  otros  vecinos,  y  distantes  poco  más  de  una  o  dos  leguas  de  la 
villa,  para  que  al  mismo  tiempo  que  los  demás  daban  en  sus  puestos,  dieran 
éstos  a  una  en  aqueste.  Fue  nuestro  Señor  ser\'ido  que  una  recua  cargada  de 
ropa  que  pasaba  a  Topia,  les  moviese  a  anticiparse  por  robarla,  con  que  in- 
cautamente hicieron  demostración  de  su  depravado  intento,  y  así  dieron  lu- 
gar a  prevención,  con  que  el  gobernador  mandó  llamar  aseguradamente  a  los 
indios  principales  de  los  dichos  pueblos  vecinos,  que  andaban  ya  alborotados 
y  con  grandes  resoluciones  prevenidos  de  mucha  flechería,  arcos  y  otros  per- 
trechos de  guerra,  lo  cual  se  vino  a  entender  poco  después  aún  más  claramen- 
te, porque  aún  no  se  tenía  tanta  sospecha  de  estos  indios  cercanos,  hasta  que 
habiéndolos  llamado  para  ayudarse  de  ellos  en  el  reparo  de  la  villa  y  para 
hacer  trincheras  y  cubos  y  tomar  las  bocas  de  las  calles  y  cerrar  otras,  andan- 
do en  esto  uno  de  los  indios,  no  pensando  que  le  oyese  nadie,  dijo  así:  "Dad- 
nos hoy  prisa,  que  mañana  lo  veréis",  lo  cual  oyó  un  religioso  de  San  Juan 
de  Dios,  que  acaso  estaba  detrás  de  una  puerta,  y  se  tomó  de  aquí  más  luz 
de  su  mala  pretensión,  y  motivo  para  ponerlos  en  prisión  y  darles  tormento, 
para  cuyo  efecto  los  encerraron  en  los  patios  de  las  casas  reales,  y  a  otros  que 
se  tenían  por  más  culpados  y  que  removían  a  los  demás,  se  pusieron  en  el 
cepo,  y  estándolos  examinando  uno  por  uno,  de  improviso  se  levantó  un  gran 
alboroto,  que  clamaba:  "A  rebato"  en  la  villa  diciendo  que  habían  muerto 
españoles  y  que  venían  sobre  ella  gran  número  de  indios.  Entraron  con  esto 
los  españoles  diciendo:  "¡Al  arma,  al  arma!"  y  con  sus  espadas  y  dagas  ma- 
taron a  puñaladas  los  dichos  indios. 

Viose  haber  sido  esto  ardid  de  guerra  y  rebato  falso  de  algunos  de  los  es- 
pañoles que  le  fingieron  para  no  esperar  a  que  en  un  negocio  tan  grave,  en  que 
consistía  no  sólo  la  paz  sino  la  vida  de  todos  se  remitiese  a  probanzas  y  con- 
fesiones, donde  los  indios  eran  tantos  y  el  peligro  tan  manifiesto  y  urgente, 
pues  dos  de  los  heridos,  antes  de  acabar  de  morir  confesaron  a  voces  estar 


616 


ARNAYA,  NICOLAS  DE,  P. 


aliados  con  los  demás  y  esperar  presto  socorro  para  destruir  en  un  punto  la 
villa;  a  cuyo  fin  en  son  de  regocijo,  se  tocaba  aquellos  días  un  clarín  con  que 
los  conjurados  se  entendían. 

Hallóse  en  casa  de  un  indio  una  corona  de  rica  plumería,  dispuesta  a  dos 
órdenes,  porque  se  trataba  que  aquél  había  de  ser  rey  de  Guadiana  y  de  to- 
da aquella  tierra:  éste  con  casi  otros  setenta  indios  de  los  mismos  pueblos 
que  se  hallaron  culpados  y  ser  los  principales  movedores  del  alzamiento,  los 
más  de  ellos  caciques  y  gobernadores  de  pueblos  y  otros  principales,  fueron 
ahorcados  en  diferentes  horcas  alrededor  de  la  villa  y  de  la  plaza,  y  porque 
se  tuvo  noticia  que  los  demás  de  la  nación  tepehuana  iban  cargando  a  esta 
parte,  trató  luego  el  gobernador  con  más  calor  y  diligencia  del  reparo  y  per- 
trechos de  la  villa,  eligiendo  cuatro  puestos  con  cuatro  capitanes  que  asistie- 
ran a  las  entradas  de  ella,  con  cubos,  troneras  y  otros  reparos  y  echó  bando 
con  perdón  general  a  cualesquiera  españoles,  mestizos  y  mulatos  que  hubiesen 
cometido  algún  delito,  si  viniesen  a  servir  a  su  majestad  para  el  socorro  de 
la  villa  de  Durango  y  su  gobernación.  Envió  munición,  pólvora  y  bastimento 
a  La  Sauceda,  a  Indehé,  a  Guanaceví  y  a  los  demás  puestos,  aunque  de  pól- 
vora había  poca  provisión,  hasta  que  llegaron  los  quintales  de  ella,  la  moneda 
y  lo  demás  que  se  esperaba  de  México,  de  que  el  señor  virrey,  don  Diego 
Fernández  de  Córdoba,  marqués  de  Guadalcázar  hizo  el  socorro  que  fue  me- 
nester, librando  la  moneda  necesaria  en  las  cajas  de  Zacatecas  y  Guadiana 
con  calor  del  general  Francisco  de  Urdiñola. 

Súpose  por  un  espía  de  los  enemigos  que  fue  preso  y  ahorcado  que  venían 
a  ella  los  indios  que  destruyeron  a  Santiago  Papasquiaro  y  traían  por  capitán 
aquel  Pablo  que  engañó  a  los  cercados  y  los  hizo  salir  con  falsa  paz. 

El  dicho  Pablo  estaba  rancheando  leguas  poco  más  de  la  villa,  y  otras 
parcialidades  traían  rebelada  y  alterada  toda  la  tierra,  aunque  no  se  atre- 
vieron a  acometer  a  Guadiana,  en  que  toda  la  gente  menuda,  niños  y  mujeres 
estaban  recogidos  en  nuestra  casa,  e  iglesia  de  San  Francisco;  otros  en  las 
casas  reales  y  en  otros  dos  o  tres  puestos. 

Luego  que  yo  (el  P.  Nicolás  Arnaya),  tuve  noticias  de  lo  sucedido,  con 
la  mayor  prisa  que  pude  partí  a  Zacatecas,  por  ver  si  desde  allí  podía  dar 
orden  de  pasar  a  Guadiana,  y  verme  con  el  gobernador  para  disponer  lo  que 
conviniese;  y  no  siendo  por  entonces  posible,  le  escribí  rogándole  entre  otras 
cosas,  que  diese  orden,  en  que  los  cuerpos  de  los  padres  se  pusiesen  en  cobro, 
y  si  ser  pudiera,  se  trajeran  a  la  villa,  no  permitiendo  que  así  desnudos  y  en 
el  campo,  estuviesen  hechos  pasto  de  las  bestias  fieras;  por  eso  y  por  visitar  la 
tierra  y  dar  socorro  a  las  minas  de  Indehé,  Guanaceví  y  otras  partes,  salió 
el  gobernador  con  algunos  soldados  que  serían  61  de  a  caballo  armados,  y 
120  indios  amigos  de  nación  conchos  y  300  quintales  de  harina  y  700  reses 
vacunas,  saliendo  con  este  socorro  de  las  minas  de  Indehé  para  Guanaceví. 


BIOGRAFIA 


617 


Halló  en  el  camino  algunas  estancias  quemadas,  hechos  pedazos  los  cáli- 
ces, las  aras  y  ornamentos  que  allí  había,  y  aunque  en  algunas  partes  halló 
rastros  de  enemigos,  no  pareció  seguirlos,  por  no  dilatar  el  socorro. 

Pasó  con  trabajo  una  cuesta  que  llaman  del  Gato  habiendo  de  pasar  todo 
el  bagaje,  por  donde  apenas  puede  caminar  uno  tras  otro;  saliéronle  allí 
los  enemigos  que  les  arrojaban  galgas  tan  grandes,  que  se  veían  llevar  los 
árboles  por  delante,  aunque  presto  se  pusieron  ellos  en  huida  y  dejaron  el 
paso  libre.  En  la  cumbre  de  este  puesto  halló  muerto  al  P.  fray  Esteban  de 
Montaño,  a  un  regidor  de  la  villa  de  Guadiana  llamado  Pedro  Rendón  y  a 
dos  indios,  que  todos  habían  sido  allí  muertos,  por  Noviembre,  a  los  principios 
de  la  conjuración.  El.P.  fray  (tachado  Esteban)  (y  encima)  Sebastián,  re- 
ligioso de  la  orden  de  Santo  Domingo,  echaba  de  sí  una  admirable  fragancia; 
tenía  en  la  corona,  en  un  pie  y  en  los  dedos  de  la  partícula,  la  sangre  tan 
fresca,  como  si  la  acabaran  de  derramar,  con  haber  dos  meses  que  era  muer- 
to; tenía  el  breviario  junto  a  sí,  tan  sano  y  entero  como  si  sobre  él  no  hubiera 
llovido,  ni  caído  las  muchas  nieves  que  por  Diciembre  hubo.  También  se  ha- 
lló una  memoria  a  modo  de  testamento  y  última  disposición  de  sus  cosas, 
que  había  hecho  al  salir  de  Guanaceví,  cuando  no  había  prenuncios  del  alza- 
miento; lleváronse  allí  los  cuerpos,  y  trajera  consigo  el  gobernador  el  de  este 
santo  religioso,  si  no  le  hubiera  sido  forzoso  dejarlo  allí  en  Guanaceví  por  la 
estimación  que  todos  aquellos  vecinos  hicieron  de  su  santidad  y  muestra  de 
ella,  y  por  el  consuelo  de  aquel  real  de  minas".  (Del  Anua  de  1616). 

1617  El  día  siguiente  que  fue  15  de  Enero  de  1617  entró  el  gobernador 
en  Guanaceví  donde  halló  las  haciendas  del  beneficio  de  sacar  plata, 
todas  quemadas;  los  dueños  y  vecinos  en  grande  aprieto  por  los  grandes  asal- 
tos que  cada  día  daban  los  enemigos,  a  cuya  causa  los  españoles  y  su  gente 
estaban  retirados  en  la  iglesia.  Fue  la  llegada  a  sazón  y  muy  importante,  por 
haber  ya  faltado  del  todo  el  alimento  y  municiones;  cobraron  nuevo  aliento 
y  hubo  regocijo  general.  .  . 

Salió  de  allí  el  gobernador  con  ánimo  de  buscar  al  enemigo,  llevando 
consigo  21  soldados  y  30  indios  amigos,  enviando  por  otra  parte  al  capitán 
Montaño  con  otros  25  soldados  y  60  indios  amigos,  y  algunos  pocos  tepehua- 
nes  que  les  servían  de  espías,  con  orden  de  que  corrida  la  tierra  se  juntasen 
en  El  Zape,  como  lo  hicieron  llegando  allí  el  23  de  Enero  de  1617. 

ílabía  hecho  presa  el  capitán  Montaño  de  un  indio  llamado  Antonio  que, 
por  su  declaración  parecía  haberse  hallado  en  todas  las  muertes  y  robos  que 
se  habían  hecho  y  era  hijo  del  cacique  de  Santa  Catalina,  donde  mataron 
al  P.  Hernando  de  Tovar;  sólo  éste  pudo  el  capitán  Montaño  haber  a  las 
manos  entre  cinco,  que  de  ellos  dos  mató  y  otros  dos  escaparon.  De  este  in- 
dio Antonio  se  supo  que  los  comprendidos  en  el  alzamiento  y  conjuración  de 


618 


ARNAYA,  NICOLAS  DE,  P. 


los  tepehuanes,  eran  también  los  indios  tarahumaros  (sic),  y  los  de  Ocotlán 
y  los  del  valle  de  San  Pablo,  conchos,  acaxees,  xiximes,  los  de  Piastla,  Nayarito, 
San  Francisco  del  Mezquital,  Laguna  y  Parras,  y  que  había  quien  llevase  y  tra- 
jese cartas,  y  en  Guadiana,  quien  avisase  de  nuestros  intentos:  este  indio 
se  colgó  de  un  palo  delante  de  la  iglesia  donde  habían  muerto  a  nuestros 
padres,  donde  fue  el  más  triste  espectáculo  que  se  puede  imaginar,  ver  tantas 
crueldades  como  en  aquel  paraje  se  ejecutaron  en  ellos  por  estos  bárbaros. 

El  P.  Juan  del  Valle  y  el  P.  Luis  de  Alavés  murieron  juntos,  como  dos 
pasos  fuera  de  su  propia  morada;  el  P.  Moranta  y  el  P.  Fon  te  hallaron  que 
los  habían  muerto  antes  de  llegar  al  Zape,  como  un  cuarto  de  legua;  el  uno 
cayó  enfrente  del  otro,  cada  uno  en  su  quebrada,  quedando  en  medio  el 
camino  real.  Todos  cuatro  estaban  enteros  y  bien  conocidos,  ellos  y  los  de- 
más, como  si  los  acabaran  de  matar.  Viéronse  asimismo  sembrados  por  el 
suelo  los  cuerpos  de  casi  noventa  personas;  más  de  30  de  ellos  españoles,  y 
los  demás  indios  e  indias,  gente  de  servicio,  chicos  y  grandes  hasta  niños  de 
dos  años,  después  de  dos  meses,  cosa  lastimosa  y  que  causó  gran  compasión; 
y  a  una  mano  estaban  todos,  las  bocas  al  suelo:  créese  ser  esto  ceremonia 
de  los  indios  de  aquella  nación. 

Estaban  quemados  30  indios  chicos  y  grandes,  en  una  casa  en  donde  se 
debieron  de  entrar  a  guarecer.  La  iglesia  abrasada  y  robada,  y  la  celda  del 
P.  Juan  del  Valle,  donde  se  había  recogido  alguna  gente,  también  estaba 
quemada.  Todos  estos  difuntos  mandó  enterrar  en  la  iglesia  el  gobernador; 
sólo  los  cuerpos  de  los  cuatro  padres  reservó  para  traerlos  consigo,  como  ca- 
ballero tan  devoto  y  aficionado  a  la  Compañía,  con  la  mayor  veneración  y 
decencia  que  pudo,  para  depositarlos  en  nuestra  iglesia  de  Guadiana;  aunque 
contra  la  voluntad  y  devoción  de  los  vecinos  de  Guanaceví  que  pretendían 
ser  de  derecho,  suyos  y  no  podérseles  quitar  estas  preciosas  prendas. 

Antes  de  entrar  y  salir  del  Zape,  se  dieron  algunos  albazos  a  los  enemigos, 
aunque  con  poco  efecto  por  haberse  acogido  los  más  de  ellos;  con  todo  eso 
en  varias  ocasiones  se  hicieron  algunas  presas  y  quedaron  algunos  muertos 
y  alanceados.  Halláronse  en  algunas  cuevas,  cálices,  ornamentos  y  otras  cosas 
del  culto  divino,  y  500  fanegas  de  maíz  con  que  se  añadió  socorro  a  los  de 
Guanaceví,  fuera  de  otras  mil  y  quinientas  que  se  quemaron,  por  quitárselas 
al  enemigo  y  dejando  quietos  los  ánimos  de  los  vecinos  que  estaban  resueltos 
de  dejar  aquel  puesto.  Dejóles  también  presidio  de  25  soldados  y  suficiente 
pólvora  y  munición,  con  que  pareció  quedar  bien  pertrechado  aquel  real. 

Con  esto  y  con  los  cuatro  cuerpos  de  nuestros  padres,  volvió  el  goberna- 
dor por  Santa  Catalina,  y  en  llegando  allá,  se  fue  por  dos  partes  a  buscar 
al  enemigo,  por  una  parte  Cristóbal  de  Ontiveros  con  algunos  españoles  e 
indios  amigos;  por  otra  el  capitán  Montaño  con  su  gente;  mas  aunque  a 
Montaño  le  salieron  80  indios  y  a  Ontiveros  más  de  ciento,  todos  huyeron  sin 


BIOGRAFIA 


619 


osarles  esperar,  aplazando  a  nuestros  capitanes  para  verse  en  Santiago  Papas- 
quiaro,  aunque  tampoco  allá  parecieron. 

Buscóse  el  cuerpo  del  P.  Hernando  de  Tovar  y  no  se  pudo  hallar  más  de 
una  canilla,  que  no  se  sabe  si  es  suya;  hallóse  también  una  petaquilla  con 
algunos  papeles  y  ornamentos,  hechos  pedazos. 

Saliendo  de  allí  para  Atotonilco,  salieron  los  enemigos  al  encuentro  y  con 
ellos  un  mestizo  llamado  Mateo  de  Canelas  y  otros  de  los  criados  más  prác- 
ticos de  los  españoles,  que  han  dañado  mucho  en  haberse  ido  y  aun  capitanea- 
do los  enemigos:  murieron  trece  de  ellos  a  los  primeros  encuentros,  y  entre 
los  muertos  el  uno  fue  el  capitán  Pablo  a  quien  todos  los  que  allí  salieron  re- 
conocían, y  como  conocieron  la  victoria  y  no  haber  hecho  daño  alguno  a  los 
de  nuestra  parte,  se  fueron  en  huida.  Quitáronseles  algunos  arcabuces,  caballos 
y  muías. 

Este  Pablo  que  aquí  murió  es  aquel  que  con  perversa  traición  y  malicia 
persuadió  a  los  padres  Orozco  y  Cisneros  y  a  los  demás  que  estaban  encerra- 
dos en  la  iglesia  de  Santiago  Papasquiaro,  con  falsa  paz,  a  que  saliesen,  a 
hacer  el  alevoso  hecho  que  hicieron  de  matarlos.  De  éstos  se  prendió  a  un 
indio  a  quien  se  dio  tormento  y  declaró  que  todo  el  bagaje  de  los  enemigos 
y  las  indias  sus  mujeres  y  la  demás  gente  menuda,  estaba  en  Tenerapa  al 
abrigo  y  amparo  de  su  falso  dios,  que  allí  había  dado  principio  a  su  adora- 
ción. Llamó  el  gobernador  a  consejo  por  si  sería  acertado  ir  aquella  noche 
a  dar  albazo  a  los  de  Tenerapa,  que  estaban  diez  leguas  de  allí,  donde  se 
entendía  que  se  habían  acogido  también  los  vencidos.  Ofreciéronse  razones 
de  dificultad  a  este  intento  por  haber  caminado  mucha  gente  aquel  día  cinco 
leguas  y  por  haber  de  allí  a  los  enemigos,  otras  diez;  mas  el  buen  ánimo  del 
gobernador,  capitanes  y  soldados,  venció  estas  y  otras  dificultades,  con  que  a 
las  siete  de  la  noche  salió  el  gobernador  con  50  soldados  españoles  y  60  indios 
amigos,  llevando  consigo  al  capitán  Juan  de  Gordejuela  y  dejando  la  demás 
gente  en  guarda  del  bagaje;  llegaron  a  la  vista  de  Tenerapa  la  misma  noche 
al  amanecer,  y  antes  de  llegar,  tanto  como  un  tiro  de  arcabuz,  divisó  a  los 
nuestros  un  indio  que  andaba  recogiendo  la  caballada  de  los  enemigos,  y  a 
grandes  voces  dio  aviso  de  la  llegada  de  los  españoles  que  acometieron  con 
nuevo  ánimo  y  los  indios  desampararon  el  puesto  y  se  pusieron  en  huida  y 
con  ellos  el  dicho  Mateo  Canelas  y  otro  indio  llamado  Cogoxito  (cuyo  yerno 
había  sido  uno  de  los  muertos  en  la  refriega  del  día  antes),  todos  éstos  se 
habían  adelantado  aquella  misma  noche  a  Tenerapa  recelosos  del  hecho  que 
hicieron  y  asalto  con  que  los  españoles  les  acometieron,  y  los  más  principales 
de  ellos  se  llevaron  consigo  sus  mujeres;  y  aunque  todos  procuraron  huir, 
todavía  fueron  muertos  en  este  albazo,  30;  y  se  prendieron  hasta  220  personas, 
mujeres  y  niños,  sacándose  dos  niñas  españolas,  hijas  del  teniente  de  Santiago, 
llamado  Juan  de  Castilla  que  murió  en  Papasquiaro,  con  los  padres;  también 


620 


ARNAYA,  NICOLAS  DE,  P. 


se  sacaron  cinco  mulatas  y  otra  gente  de  la  nuestra  que  los  enemigos  tenían 
a  su  servicio. 

Hizo  el  gobernador  ahorcar  algunas  viejas,  que  habían  sido  parte  en  las 
alteraciones  de  los  indios,  y,  entre  ellas  a  aquellas  dos  indias  tepehuana  y  me- 
xicana, que  en  Santiago  fueron  puestas  en  las  andas  de  los  santos  al  correr 
de  la  sortija  en  la  cruz. 

Cogiéronseles  algunos  arcabuces,  cotas,  cueros  y  otras  cosas  que  pillaron 
los  soldados  de  más  de  1500  pesos  de  valor;  sacáronse  más  de  150  cabalga- 
duras, yeguas  y  muías,  con  que  prosiguió  el  gobernador  su  camino  hacia  San- 
tiago, y  andadas  cinco  leguas,  dio  aviso  para  que  viniese  el  bagaje  y  resto  de 
la  gente,  habiendo  sucedido  este  asalto  lunes  3  de  Febrero  de  1617;  y  el 
martes  14  llegó  él  por  una  parte  y  el  bagaje  por  otra  a  Santiago,  dando  gra- 
cias a  nuestro  Señor  por  el  buen  suceso. 

Aquí  se  hallaron  los  huesos  de  los  difuntos,  como  si  hubiera  muchos  años 
que  hubieran  fenecido;  dióseles  a  ellos  y  a  los  de  Atotonilco,  sepultura,  sin 
poder  ser  conocida  persona  alguna,  ni  hallarse  otra  cosa  que  huesos  de  muer- 
tos, y  la  iglesia  y  casa  de  nuestra  Compañía  toda  quemada. 

Salió  el  gobernador  don  Gaspar  de  Alvear  con  su  gente  y  prisioneros  en 
demanda  de  La  Sauceda,  y  tres  leguas  antes  de  llegar  a  ella  en  el  paraje 
que  llaman  de  Los  Pinos,  encontró  al  capitán  Sebastián  de  Oyarzábal  que 
venía  en  su  ayuda  con  44  soldados,  despachados  por  el  general  Francisco  de 
Urdiñola;  y  al  capitán  Hernando  Díaz  con  otra  compañía  de  soldados  y  200 
indios  amigos  de  los  de  La  Laguna,  con  que  nuestro  ejército  se  iba  engro- 
sando para  el  castigo  de  los  bárbaros,  que  hasta  este  puesto,  aunque  en  las 
más  ocasiones  han  huido,  quedaban  de  ellos  ahorcados  y  muertos  casi  250, 
y  otras  tantas  personas  de  la  gente  menuda  en  prisión,  con  que  llegó  el  go- 
bernador a  vista  de  Guadiana,  donde  entregó  los  cuerpos  de  los  cuatro  pa- 
dres en  nuestra  casa  de  Guadiana  para  que  se  les  diese  la  debida  sepultura, 
como  después  se  dirá. 

Estado  de  las  demás  misiones 

Como  son  las  de  Parras,  la  de  Topia  y  San  Andrés.  Estando  pues  en  esta 
ocasión  (por  Marzo  de  1617)  el  gobernador  don  Gaspar  de  Alvear  a  vista 
de  Guadiana,  le  vino  nueva,  cómo  los  indios  del  Mezquital,  habían  quema- 
do a  Atotonilco  que  está  a  cinco  leguas  de  la  villa  del  Nombre  de  Dios,  y 
que,  con  el  pueblo  habían  quemado  también  aquella  iglesia;  y  demás  de  esto, 
que  en  la  sierra,  camino  de  Chiaumetla  habían  muerto  de  nuevo  a  algunos 
españoles  que  iban  de  esta  villa  por  orden  de  su  señoría  con  tres  mil  pesos 
de  ropa  para  hacer  indios  amigos  de  aquella  provincia,  para  ayuda  de  la 


BIOGRAFIA 


621 


guerra;  y  que  en  la  villa  de  San  Sebastián  que  está  a  ocho  o  diez  leguas  de 
Chiaumetla,  estaban  los  españoles  retirados  y  en  aprieto  y  que  pedían  socorro. 

Todo  esto  obligó  al  gobernador  a  abreviar,  y  sin  entrar  en  la  villa  con 
su  gente  y  la  que  de  nuevo  le  había  venido,  acudió  a  poner  remedio  a  todos 
estos  daños,  y  otros  que  se  pueden  temer  en  las  demás  partes,  que  en  todas 
dan  bien  en  que  entender  que  el  gobernador  cuida  a  los  españols  y  a  los  in- 
dios fieles,  y  que  aun  a  los  mismos  indios  tepehuanes,  ya  inquietándolos  con 
armas,  ya  procurando  volverlos  amigos  con  persuasiones  y  legacías,  habien- 
do ya  traído  algunos  pueblos  y  naciones  a  su  parcialidad;  aunque  en  ningu- 
na parte  hay  seguridad  de  sediciones  y  alborotos  domésticos;  y  así  no  se  sabe 
determinadamente  a  cuál  de  estas  partes  haya  ido  el  gobernador,  porque  no 
ha  dado  parte  de  sus  designios  con  el  fin  de  deslumhrar  a  los  espías. 

Algunos  han  entendido  que  fue  al  pueblo  de  Tenerapa,  donde  comenzó 
su  secta  el  falso  dios;  otros  a  Ojinapa,  donde  mataron  al  P.  Hernando  de 
Santarén;  otros  a  Cocoratame,  que  está  en  una  hoya,  a  la  cual  se  baja  por 
una  escalera  de  palo,  a  trechos,  donde  nunca  entró  español  ni  sacerdote  y 
donde  viven  indios  gentiles,  y  hay  fama  está  allí  recogida  toda  la  chusma  de 
mujeres,  niños  y  despojos. 

Y  aunque  su  primer  intento  se  entendió  que  era  acudir  a  lo  de  Chiau- 
metla,  después  que  salió  se  entendió  haberle  mudado,  por  haber  venido  nue- 
vas más  frescas  de  que  está  aquello  menos  necesitado  de  socorro  y  más  se- 
guro que  otras  partes. 

Lo  cierto  es  que,  aunque  respecto  a  los  enemigos  no  son  muchos  los  sol- 
dados españoles  y  los  indios  de  guerra  amigos  que  el  gobernador  lleva,  es 
de  mucha  consideración  que  el  gobernador  y  gente  española  andan  en  cam- 
paña, y  no  sólo  no  le  osan  acometer  por  andar  ellos  divididos  en  parciali- 
dades, pero  andan  refrenados  para  no  hacer  insultos  ni  insolencias,  a  lo  me- 
nos en  nuestras  misiones,  donde  hay  más  cerca  españoles  en  que  ha  habido 
no  pequeños  peligros  de  alteraciones  y  la  muerte  de  nuestros  padres. 

Porque  en  la  misión  de  Las  Parras  y  de  La  Laguna  (donde  ha  estado 
por  superior  el  P.  Tomás  Domínguez)  hubo  más  ocasiones  que  en  otras,  de 
conmoverse  esta  nación.  La  primera  fue  unos  grandes  llantos  que  allí  hubo, 
por  ciertos  indios  de  estos  laguneros,  que  fueron  ahorcados  en  Cuencamé, 
y  otros  que  de  nuevo  se  prendieron  y  apretaron  con  tormentos,  por  sospe- 
chosos de  haber  sido  en  la  conjuración  de  los  tepehuanes,  y  que  dos  de  los 
presos  habían  ido  a  recoger  gente  cuando  se  dio  principio  al  alzamiento. 

Esto  fue  causa  de  que  entre  los  de  Las  Parras  y  los  de  La  Laguna,  se 
tratase  a  concierto  abierto  si  matarían  a  los  padres  que  con  ellos  estaban, 
aunque  los  más  de  los  indios  favorecieron  la  parte  de  la  paz  y  religión. 

De  sí  certifica  el  P.  Tomás  Domínguez  que,  si  no  fuera  por  la  fidelidad 
de  un  indio  llamado  Alonso  Mata,  no  estuviera  ya  con  vida,  y  que  si  no  se 


622 


ARNAYA,  NICOLAS  D£,  P. 


avivase  la  voz  de  otros  castigos  en  tierra  de  paz,  se  podía  temer  una  total 
perdición  de  aquella  parte.  Mas  remitiéronse  y  perdonáronse  a  instancias  de 
nuestros  sacerdotes,  los  culpados  que  por  estas  sospechas  estaban  presos;  y 
con  esto  cesó  esta  ocasión  y  con  satisfacerles  de  la  justificación  con  que  se 
había  procedido.  La  segunda  ocasión  era  la  poca  opinión  que  al  principio 
se  concibió  del  valor  de  los  españoles,  porque  como  a  una  dieron  los  tepe- 
huanes  en  Guanaceví,  en  El  Zape,  en  Santa  Catalina,  en  Atotonilco  y  en 
Papasquiaro,  y  otros  reales  y  haciendas  de  españoles,  haciendo  en  todos  su 
hecho  pensado,  con  tanta  pujanza,  no  dejó  de  causar  esto,  avilantez  en  las 
demás  naciones,  y  mucho  más  en  las  más  vecinas,  hasta  que  por  una  parte, 
los  capitanes  Martín  de  Olivas  y  Juan  de  Gordejuela,  reprimieron  su  osadía 
en  La  Sauceda;  y  el  gobernador  y  el  mismo  capitán  Gordejuela  en  la  jor- 
nada y  socorro  que  hicieron  a  Guanaceví,  corrieron  la  tierra  con  miedo  de 
los  enemigos;  mas,  antes  de  esto,  la  poca  prevención  de  los  españoles,  atribuían 
los  indios  a  cobardía,  y  les  ponía  ánimo  para  intentar  otro  tanto  como  los 
vecinos;  por  esto  se  deseó,  por  parte  del  gobernador,  enviar  a  los  padres 
escolta  de  algunos  soldados,  para  que  siquiera  pudiesen  salir  seguros  a  tie- 
rra de  paz;  pero  ni  aun  ésta  se  pudo,  parte  por  la  poca  seguridad  de  los  ca- 
minos, parte  por  no  enflaquecer  la  poca  gente  que  en  la  villa  de  Durango 
había,  con  que  por  horas  se  temía  el  mismo  suceso  que  de  los  demás  sacer- 
dotes, y  aun  de  mucho  mayor  mal,  comunicándose  las  fuerzas  de  éstos  con 
las  de  los  tepehuanes  rebelados. 

La  terceia  ocasión  que  se  les  ofreció  de  inquietud,  fue  una  rigurosa  en- 
fermedad de  viruelas  que,  a  manera  de  peste,  los  llenaba  sin  remedio,  con 
una  hinchazón  tan  disforme,  que,  aun  antes  de  morir,  no  había  quién  los 
conociese,  precediendo  al  mal  rigurosos  dolores,  que  si  luego  no  se  mitiga- 
ban, los  mataba  al  segundo  día,  aun  antes  de  salir  las  viruelas.  De  aquí  pro- 
cedió una  hablilla  entre  los  viejos,  diciendo  que  por  haber  recibido  a  los 
sacerdotes  y  tenerlos  en  sus  tierras,  se  había  enojado  cierta  vieja  que  ellos 
decían  estar  en  la  sierra  y  le  tienen  gran  veneración  y  respeto;  y  por  eso  les 
habían  llegado  tantos  males,  y  que,  aunque  la  habían  querido  aplacar  con 
ropa  y  otras  cosas  que  le  habían  ofrecido,  con  todo  eso  no  se  había  mitiga- 
do su  justa  ira  y  enojo.  Con  esto  no  dejó  de  darse  causa  a  alguna  altera- 
ción; y  con  que  al  mismo  tiempo  que  entre  los  tepehuanes  salió  aquel  he- 
chicero con  sus  embustes. 

Hubo  otra  semejante  en  esta  misión  de  Parras  que  hacía  casi  las  mis- 
mas amenazas  y  ofrecía  los  mismos  premios  que  aquél.  Y  el  partido  de  San 
Pedro  de  esta  misión,  casi  al  mismo  tiempo  refirió  una  india  a  una  mujer 
española  que  estaba  con  notable  miedo  y  que  no  se  atrevía  a  andar  y  dor- 
mir sola,  porque  la  noche  antes  sintió  que  su  padre  estaba  hablando,  y,  pres- 
tado ella  atención,  vio  que  daba  y  tomaba  con  el  demonio,  que  se  mostraba 


BIOGRAFIA 


623 


quejoso  de  haberse  hecho  cristianos  él  y  los  de  su  ranchería  y  por  estar  tan 
sujetos  a  la  doctrina  de  nuestros  sacerdotes,  y  que  así  este  año  había  sido 
muy  estéril  de  pescado  y  mezquite,  que  es  su  sustento. 

Todo  esto,  por  permisión  divina,  fomentaba  el  demonio  con  varios  su- 
cesos, con  que  les  hacía  probables  sus  embustes,  especialmente  con  la  enfer- 
medad y  hambre  que  padecían. 

Para  desarraigar  esta  perniciosa  opinión  que  iba  cundiendo,  se  trabajó 
lo  que  se  pudo,  y  púdose  mucho  con  la  divina  gracia:  porque  en  esta  oca- 
sión se  les  predicó  y  probó,  que  no  por  ser  cristianos  tenían  estas  enferme- 
dades, pues  muchos  años  antes  que  lo  fuesen,  había  sucedido  tener  el  mis- 
mo mal,  sin  perdonar  ranchería  alguna,  de  manera  que.  de  afligidos  y  deses- 
perados salían  de  sus  tierras  y  se  entraban  por  las  poblaciones  de  los  espa- 
ñoles para  buscar  remedio;  y  entonces  también,  aun  por  los  caminos,  moría 
gran  número  de  gente.  Con  estos  sermones  y  otras  pláticas  familiares  que 
con  cuidado  se  les  hacían,  quiso  nuestro  Señor  estorbar  el  alzamiento  de  esta 
misión  de  Parras,  tan  temido  en  toda  la  tierra;  y  gente  de  esta  nación  no 
ha  hecho  novedad  en  la  sujeción  y  obediencia  a  los  sacerdotes.  También  de 
esta  enfermedad  ha  sacado  nuestro  Señor  grandes  provechos:  porque  demás 
de  haber  muerto  muchos  niños  con  la  gracia  bautismal,  muchos  adultos  con 
todos  los  sacramentos  con  que  han  dejado  prendas  de  su  salvación,  en  cuya 
administración  se  ha  puesto  especial  cuidado,  regalándolos,  cuidándolos  y 
acudiendo  a  sus  necesidades  cuanto  ha  sido  posible.  Ha  sido  grande  el  me- 
recimiento en  semejantes  ocasiones  que  nuestros  sacerdotes  han  alcanzado  en 
visitarlos  y  buscarlos,  porque  en  ellas  huyen  y  desamparan  las  poblaciones, 
tratando  de  huir  de  los  peligros  y  peste,  para  acudirles  como  siempre  se 
acudió  a  tiempo,  que  fue  fuerza  doblar  el  trabajo,  caminando  de  día  y  no- 
che, con  nieves  y  con  excesivos  fríos,  hechos  postas  por  los  caminos,  pues 
hubo  vez  que  para  acudir  a  confesar  a  un  indio,  anduvo  el  padre  en  un 
día  23  leguas;  acudiéndoles  a  más  de  eso  en  lo  temporal  con  medicinas  y 
barberos  traídos  de  lejos  a  la  misión,  y  llevádoles  de  comer  nuestros  sacer- 
dotes por  sí  mismos  dos  veces  al  día,  con  que  han  enfermado  algunos  de  los 
padres  y  llegado  casi  a  lo  último  de  sus  días. 

Este  buen  ánimo  y  celo  de  nuestros  padres,  se  ha  comunicado  a  los  in- 
dios con  el  deseo  de  morir  cristianamente,  pidiendo  los  sacramentos,  y  ausen- 
tándose de  sus  querencias,  con  el  fin  de  ser  curados  por  los  misioneros  o 
enterrados  en  lugar  sagrado.  (Sigue  un  ejemplo). 

Y  no  sólo  en  los  mayores,  pero  aun  en  los  niños  resplandeció  este  deseo 
y  cuidado  con  que  constantemente  pedían  los  sacramentos. 

Un  niño  del  seminario  que  allí  en  Parras  hay,  dio  singular  ejemplo  de 
paciencia  en  su  enfermedad  y  estima  de  su  salvación,  porque  al  punto  que 
cayó  enfermo,  pidió  al  padre  que  lo  confesase;  detúvosele  la  confesión  ya 


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ARNAYA,  NICOLAS  DE,  P. 


que  el  mal  no  le  apretaba,  para  oírle  después,  mejor  dispuesto  y  proponerle 
algim  más  aprecio  del  sacramento  que  había  de  recibir:  pero  el  niño  no  tuvo 
quietud  hasta  que,  arrasados  los  ojos  en  lágrimas,  con  gran  afecto  envió  a 
llamar  al  padre  y  se  le  quejó  diciendo,  que  en  qué  le  había  ofendido  tan 
gravemente  pues  no  le  quería  confesar.  No  contento  con  haberse  confesado, 
pidió  también  instantemente  el  sacramento  de  la  eucaristía  y  extrema  unción. 
Obligó  a  dárselo  y  lo  recibió  con  mucha  reverencia,  derramando  el  sacerdote 
copiosas  lágrimas  de  ver  las  muestras  que  dio  el  niño  del  buen  concepto  que 
había  hecho  del  sacramento  que  había  recibido:  después  de  lo  cual  se  quietó, 
y  aunque  su  mal  fue  de  los  más  peligrosos  y  fuertes,  no  sabía  quejarse,  ni 
hablar  palabra  que  no  fuese  de  Dios  y  de  compasión  de  otros  niños  que  es- 
taban enfermos  en  la  misma  sala,  rogando  a  los  sanos  que  les  diesen  lo  que 
les  pedían,  y  los  abrigasen.  Pidió  al  padre,  media  hora  antes  de  que  muriese, 
que  le  encomendase  a  nuestro  Señor.  Díjole  la  recomendación  del  alma,  y 
estaba  el  niño  tan  señor  de  sí,  que,  advirtiendo  que  el  padre  no  tenía  quién 
le  respondiese,  prestó  más  atención,  respondiendo  él,  como  si  fuese  otro  el 
que  moría.  (Sigue  otro  ejemplo). 

No  ha  sido  parte  el  alzamiento  y  conjuración  de  los  vecinos  tepehuanes 
para  impedir  que  de  la  gente  de  la  sierra  que  se  va  reduciendo  en  la  misión 
de  La  Laguna  y  Parras  haya  bajado  mucha  a  pedir  el  bautismo:  y  si  el  te- 
mor de  la  enfeiTnedad  no  les  hubiese  puesto  algún  recelo,  nunca  tanta  gente 
nueva,  se  hubiera  allegado  a  nuestra  santa  fe,  porque  ha  sido  mucha  la  que 
ha  aparecido  en  estas  comarcas,  a  causa  de  andar  en  guerras  con  sus  vecinos, 
que  también  son  gentiles. 

El  ver  bajar  tanta  gente  causó  algún  recelo  a  los  padres,  no  fuese  algún 
ardid,  y  para  prevención  mandaron  indios  de  confianza  que  los  reconocie- 
sen, y  en  una  de  las  más  cercanas  parcialidades,  se  vio  una  cuadrílla  de  casi 
300  de  arco  y  flecha.  De  otra  llegaron  algunos  mal  heridos  a  curarse  en  los 
ranchos  de  algunos  cristianos,  los  cuales  dieron  a\-iso  al  padre:  fue  allá  y 
halló  a  un  gentil  atravesado  por  una  flecha  de  parte  a  parte,  con  muy  poca 
esperanza  de  vivir:  mostró  muy  buen  afecto  de  quererse  bautizar  y  decía 
que  esperaba  en  nuestro  Señor  que  por  medio  de  este  sacramento  había  de 
alcanzar  salud,  no  sólo  del  alma,  sino  también  del  cuerpo:  y  fue  así,  porque 
sin  otro  remedio,  catequizado  y  bautizado,  recibió  salud.  (Siguen  ejemplos 
de  \-iejos  que  a  la  muerte  pedían  el  bautismo  \ 

A  esta  misión  de  Las  Parras  pertenece  el  partido  que  llaman  de  Las 
Nazas  con  otro  pueblo  de  San  Miguel,  de  indios,  de  esta  misma  doctrina  y 
está  junto  al  real  de  las  minas  de  Mapimí.  Estos  indios,  luego  que  supieron 
del  alzamiento  de  los  tepehuanes,  se  vinieron  a  la  cabecera  del  partido  a 
estar  con  el  padre,  y  todos  se  han  ofrecido  a  morir,  antes  que  dejarse  llevar 
de  las  persuasiones  de  los  tepehuanes  de  aquella  cordillera:  de  los  cuales  unos 


BIOGRAFIA 


625 


que  llaman  "los  negritos",  dieron  en  el  dicho  real  de  Mapimí  quemando  al- 
gunas haciendas  y  casas,  matando  las  bestias  y  llevándose  el  ganado  y  la 
ropa  y  ornamentos  de  las  iglesias;  y  de  entenderse  que  algunos  indios  del  río 
de  Las  Nazas  habían  apoyado  a  esta  parcialidad,  y  de  otros  indicios,  pro- 
cedió haberse  preso  algunos  de  éstos  por  orden  de  los  españoles  y  haber 
ahorcado  a  algunos,  como  arriba  se  dijo,  que  fue  ocasión  de  que  aquí  se 
pusiese  en  plática  el  alzamiento  y  matanza  de  los  españoles. 

Al  punto  supieron  nuestros  padres  de  lo  que  se  trataba  y  de  que  entre 
los  indios  se  había  propuesto  qué  se  debería  hacer  de  los  sacerdotes,  y,  aun- 
que no  faltaron  algunos  que  mostraron  ingratitud,  los  más  fueron  de  pare- 
cer que  dejasen  a  la  elección  de  los  padres  si  quisiesen  quedarse  o  irse  a 
tierra  de  paz,  moviendo  para  esto  nuestro  Señor  los  corazones  de  dos  indios 
principales  que  deshicieron  con  buenas  razones  las  falsas  sospechas  y  senti- 
mientos, y  les  persuadieron  a  que  no  se  empeñasen  inconsideradamente  en 
cosas  que  les  podían  costar  muy  caro;  y  fueron  tantos  los  que  avisaron  de 
este  motín  a  los  padres,  y  tal  turbación  y  espanto  de  la  gente  antes  de  sa- 
berse por  entero  esta  resolución  de  los  indios,  que  se  juzgó  iba  a  ser  la  misma 
la  suerte  de  estos  sacerdotes  que  la  de  los  que  habían  muerto  en  otras  partes; 
y  aunque  eran  las  siete  de  la  noche  cuando  se  entendió  que  sería  aquella  la 
última  de  su  vida,  pareció  conveniente  consumir  en  aquella  hora  el  San- 
tísimo Sacramento,  como  se  hizo,  disponiéndose  los  padres  a  morir  y  lla- 
mando a  algunos  indios  para  instruirlos  en  lo  que  podían  ayudar  y  quietar 
a  los  demás,  con  que  mostraron  quedar  tan  de  parte  de  los  sacerdotes,  que 
uno  de  los  más  principales  se  puso  en  la  plaza,  y  a  voces  reprendió  a  los 
alborotadores,  y,  sin  que  nadie  se  lo  advirtiera,  recogió  su  gente  y  se  dispuso 
con  armas  haciendo  a  los  padres  centinela,  lo  más  de  la  noche,  que  fue  bien 
lluviosa;  y  después  acá  él  y  otros  han  hecho  muy  buenos  oficios;  con  que 
no  sólo  se  han  quietado  los  de  esta  misión,  mas  aun  muchos  de  ellos  han 
salido  con  gusto  a  la  guerra  contra  los  tepehuanes,  en  ayuda  de  la  defensa 
y  de  la  paz  y  de  los  españoles. 

La  otra  misión  de  la  sierra  de  San  Andrés  que,  parte  es  de  los  indios 
acaxées  y  parte  de  la  nación  de  los  xiximes,  no  padeció  menores  peligros  al 
tiempo  del  alzamiento:  el  primero  que  tuvo  noticia  de  él  y  de  la  alteración 
que  comenzaba  a  causarse  en  estos  partidos,  fue  el  P.  Andrés  Tutino  en  un 
pueblo  llamado  Tacaya,  de  indios  acaxées,  sujeto  a  San  Gregorio,  que  es  la 
cabecera  de  aquella  parte  que  el  padre  doctrina.  Súpolo  el  mismo  día  que 
comenzaron  los  desastres  y  conjuración  de  los  tepehuanes  en  Santa  Catalina 
y  Santiago,  que  fue  a  16  de  Noviembre  a  las  10  de  la  noche,  por  vía  de 
Coapa,  pueblo  también  de  su  doctrina.  (Lo  demás  véase  en  Tutino). 

Sobre  la  misión  de  Topia,  cercana  a  los  tepehuanes,  véase  en  Acevedo, 
Diego,  que  termina  así:  "La  india  gentil  que  prendieron  en  este  asalto,  de- 


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ARNAYA,  NICOLAS  DE,  P. 


claró  que  el  intento  de  los  tepehuanes,  que  allí  cerca  estaban  rancheados, 
no  era  acometer  y  hacer  mal  a  estos  de  Batoyapa  (que  ya  ellos  estaban  en 
ayudarles  en  la  matanza  de  los  padres  y  de  los  españoles)  sino  que  espe- 
raban otro  buen  número  de  gente  para  venirse  todos  a  Batoyapa,  y  hacer 
el  estrago  que  pudiesen.  No  se  sabe  en  qué  parará,  ni  si  es  cierto  lo  que  la 
india  ha  dicho;  mas  para  todo  ha  importado  tener  la  gente  del  presidio,  y 
el  haberse  uno  por  uno  declarado  estos  naturales  por  enemigos  de  los  te- 
pehuanes,  aunque  no  dejan  de  estar  con  cuidado  los  padres  de  esta  misión 
de  Topia,  así  de  este  partido  como  los  demás,  por  algunas  señales  que  en  el 
cielo  han  aparecido  en  este  mismo  tiempo:  porque  ha  habido  cometas  y 
algunos  temblores  que  nunca  se  habían  visto  por  aquella  tierra:  que  en  dos 
días  tembló  la  tierra  siete  veces,  y  esto  sucedió  solamente  en  aquella  tierra, 
hanse  oído  bramidos,  a  manera  de  espantosos  truenos,  estando  el  cielo  sere- 
no y  claro  en  la  misma  sierra,  hacia  la  parte  donde  vive  la  nación  te- 
pehuana. 

"Las  señales  no  parecen  serlo  de  buenos  sucesos,  quiera  nuestro  Señor 
que  el  mal  de  ellos,  sea  para  los  enemigos  de  nuestra  santa  fe  y  religión,  que, 
hasta  ahora,  suya  ha  sido  la  gloria  en  haber  dado  la  vida  por  ella  los  padres 
que  en  estas  misiones  han  muerto,  de  cuyas  particulares  virtudes  diré  ahora, 
lo  que  se  ofrece,  reservando  lo  demás,  para  referirlo  en  otra  ocasión  más 
de  propósito". 

(Lo  que  sigue  de  esta  interesante  carta  está  en  las  fichas  de:  Santarén, 
Hernando;  Tovar,  Hernando;  Cisneros,  Bernardo;  Orozco,  Diego;  Fon  te,  Juan; 
Moranta,  Gerónimo  de;  Valle,  Juan  del;  Alavés,  Luis;  y  en  Bonifaz,  Luis. 

Ha  causado  la  muerte  de  los  ocho  primeros  padres,  nuevos  fervores  y  áni- 
mos en  todos  los  que  estamos  en  esta  provincia,  animados  con  una  tierna 
devoción,  nacida  de  tan  recientes  ejemplos,  que  con  la  muerte  padecida  por 
la  predicación  del  evangelio  cobran  más  subidos  quilates  y  persuaden  más  a 
la  imitación  de  aquellos  a  quienes  tratamos  y  comunicamos;  y  si  bien  en 
todos  han  redundado  estos  vivos  afectos,  mucho  más  en  los  que  atienden  al 
aprovechamiento  de  las  almas,  por  medio  de  nuestros  ministerios;  y  todavía 
más  ha  crecido  este  celo,  fervor  y  deseo  de  imitarlos  en  vida  y  en  muerte, 
en  los  mismos  padres  misioneros  que  corren  aquella  tierra  y  con  no  poco 
peligro  de  correr  la  misma  fortuna,  lo  cual  se  podrá  ver  por  algunos  capí- 
tulos de  muchas  cartas  que  de  los  padres  he  recibido.  (Véanse  éstas  en  las 
fichas  de  los  padres:  López,  Andrés;  Gravina,  Pedro;  Acevedo,  Diego;  Cue- 
to, Diego;  y  Tutino,  Andrés). 

Otras  cosas  podría  referir  de  otros  padres  y  del  buen  celo  y  ánimo  que 
nuestro  Señor  les  comunica,  con  que  gloriosamente  procuran  conservar  lo 
ya  ganado  en  aquellas  misiones,  y  corresponde  al  oficio  de  buenos  pastores, 
que,  aunque  no  con  el  ganado  esparcido  y  alterado  con  las  astucias  y  ardides 


BIOGRAFIA 


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del  lobo  infernal,  tienen  ofrecidas  sus  mismas  vidas  y  las  darán  por  no  des- 
amparar sus  ovejas:  pero  de  la  guerra  espiritual  que  estos  ministros  hacen 
al  demonio,  dan  bien  claro  testimonio  las  respuestas  que  el  ídolo  ha  dado 
estos  días  a  los  indios  hechiceros  a  quienes  se  comunica  y  trata,  como  lo  re- 
fieren los  indios  e  indias  que  el  gobernador  don  Gaspar  de  Alvear  prendió 
en  el  asalto  de  que  arriba  se  hizo  mención. 

Los  indios  tepehuanes  hicieron  una  casilla  apartada  de  las  suyas,  donde 
depositaron  el  ídolo,  y  a  donde  acudían  a  saber  el  suceso  que  habían  de  te- 
ner en  la  guerra.  Una  \'ez  entre  otras  fueron  a  su  ídolo  o  demonio,  dándole 
muchas  quejas:  que  no  les  cumplía  la  palabra  que  les  había  dado;  que  ni 
salían  ciertas  las  promesas  que  al  principio  les  había  hecho,  de  que  los  que 
muriesen  en  la  guerra  resucitarían  a  los  siete  días,  y  que  haciendo  tantos  días 
que  muchos  de  ellos  eran  muertos,  no  resucitaban  :  que  sin  duda  los  engañó. 

A  esto  respondió  el  demonio,  que  prosiguiesen  en  la  guerra,  porque  si  la 
dejaban,  serían  perdidos;  y  que  él  no  les  podía  ayudar  más,  por  la  resisten- 
cia que  le  hacían  aquellos  padres  "de  corona".  Así  le  hicieron  confesar  la 
verdad  al  que  es  padre  de  la  mentira.  Pues  así  los  que  gloriosamente  han 
muerto,  como  los  que  quedan,  procuran  deshacer  sus  trazas  y  engaños,  con 
los  cuales  engaños  el  demonio  ha  llevado  tantas  almas  de  aquellos  misera- 
bles indios. 

(Sigue  una  carta  del  P.  Juan  de  Acacio,  véase  en  su  ficha). 
Epílogo  de  la  carta  anua  de  1616: 

Esto  son,  padre  nuestro  general,  los  copiosos  frutos  que  ha  dado  esta  pe- 
c^ueña  viña  de  la  provincia  de  México;  estos  los  gloriosos  empleos  de  los  hi- 
jos de  V.  P.,  regando  la  semilla  de  la  evangélica  doctrina  que  sembraron, 
con  su  propia  sangre,  para  que,  como  esperamos,  dé  más  copioso  y  abun- 
dante fruto  de  bendición;  este  es  el  verdadero  oro  y  la  plata  que  los  hijos 
de  Ignacio  buscan  en  estas  Indias  con  tantos  trabajos  padecidos  por  la  glo- 
ria de  Dios  y  bien  de  los  prójimos;  para  esto  vienen  de  Europa  y  para  esto 
se  crían  en  esta  provincia  los  que  en  ella  se  reciben,  para  que  a  su  tiempo 
den  tan  copioso  fruto  de  bendición.  Con  la  de  V.  P.  irá  todo  de  bien  en  me- 
jor. Y  pues  todo  lo  referido  en  estas  letras  .anuas,  redunda  en  tanta  gloria 
de  Dios,  de  la  Compañía  y  bien  de  los  prójimos,  y  tantos  hijos  de  V.  P. 
quedan  en  el  riesgo  que  se  ha  dicho,  y  no  menos  en  toda  esta  tierra:  a  vo- 
ces pedimos  el  socorro  de  misas  y  oraciones  de  toda  la  Compañía,  alentada 
con  carta  particular  de  V.  P.,  cuya  persona  nos  guarde  la  Divina  Majestad 
por  largos  años,  para  singular  bien  de  nuestra  religión,  como  todos  se  lo  su- 
plicamos, y  yo  el  menor  hijo  de  V.  P.  deseo. 

De  México,  y  de  Mayo  18  (sic)  de  1617  años. 

Nicolás  de  Arnaya 


628 


ARNAYA,  NICOLAS  DE,  P. 


—  En  el  año  de  1617,  el  P.  provincial  Nicolás  de  Arnaya,  recibe  en  la 
Compañía  al  joven  Diego  de  Monroy.  (Gfr.  Monroy). 

—  Siete  cartas  del  P.  Hernando  de  Fuenmayor  escritas  desde  Zacatecas 
al  P.  provincial  Nicolás  de  Arnaya  fechadas  el  año  de  1617  en  que 

da  razón  de  que  el  maestre  de  campo,  don  Vicente  Zaldívar  y  Mendoza, 
quiere  fundar  un  colegio  en  la  ciudad  de  Zacatecas. 
(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  f.  185). 

—  "En  la  residencia  y  puerto  de  la  Veracruz,  que  es  la  llave  de  todo  el 
reino,  con  licencia  de  V.  P.,  puso  el  P.  Nicolás  de  Arnaya,  siendo 

provincial,  una  escuela  para  los  niños,  y  a  costa  de  los  vecinos,  se  acomodaron 
a  este  fin,  dos  salas  muy  bien  labradas".  .  .  (Memorial  del  P.  Tomás  Domín- 
guez, procurador  a  Roma  en  1634)  (Burrus:  Hist.  II,  663). 

—  Estatutos  del  colegio  seminario  de  San  Ildefonso  de  México,  puestos 
por  el  P.  Nicolás  de  Arnaya,  provincial  de  la  Compañía  de  Jesús 

de  esta  Nueva  España  en  18  de  Octubre  de  1617.  5  ff.  en  4o.  ms.  en  29  números: 
Proemio:  "La  misma  ley  de  naturaleza  enseña,  y  la  razón  y  experiencia 
dicta,  que  ninguna  república,  reino  ni  congregación,  se  puede  regir  y  gober- 
nar bien  sin  leyes  ni  estatutos  ordenados  al  fin  que  se  pretende  en  las  tales 
juntas  de  repúblicas,  reinos,  pueblos  y  congregaciones.  Y  así  es  muy  necesario 
que  en  ésta  de  este  colegio  seminario  de  San  Ildefonso,  en  el  cual  se  crían 
tanto  número  de  mancebos  de  todas  edades,  haya  reglas  y  estatutos  que  todos 
deben  guardar  con  cuidado,  persuadiéndose  los  que  en  él  entraren  que  así  co- 
mo en  cualquier  reino  o  república  bien  ordenada  hay  premio  para  los  que 
proceden  virtuosamente  y  castigo  para  los  que  no  son  buenos,  que  tampoco 
debe  faltar  en  este  colegio  lo  uno  y  lo  otro,  para  que  se  consiga  el  fin  que  se 
pretende,  y  este  reino  se  gloríe  de  tener  mancebos  enseñados  en  todo  género 
de  virtud  y  letras,  y  los  padres  se  consuelen  de  que  sus  hijos  se  crían  como  se 
desea  para  el  bien  universal  del  reino  y  particular  de  las  familias  y  linajes. 

Para  que  esto  se  consiga  se  deben  guardar  las  cosas  siguientes,  las  cuales 
van  divididas  por  capítulos,  para  que  se  haga  mayor  concepto  de  ellas  y  se 
puedan  encomendar  mejor  a  la  memoria. 

Capítulo  Primero 
De  la  virtud  en  que  se  deben  criar  los  colegiales  de  San  Ildefonso 

1.  Este  colegio  seminario  está  a  cargo  de  los  religiosos  de  la  Compañía  de 
Jesús.  Hay  en  él  rector,  ministro,  prefecto  de  estudios  y  los  demás  religio- 
sos necesarios  para  el  buen  gobierno  y  educación  de  la  juventud,  repartidos 


BIOGRAFIA 


629 


por  las  salas;  hay  también  otros  que  cuidan  de  las  cosas  temporales.  Se- 
pan pues,  los  colegios,  que  deben  ser  muy  obedientes  al  padre  rector  y  al 
padre  ministro,  que  son,  los  que  en  general,  gobiernan  el  colegio,  y  en 
particular  los  de  cada  sala,  al  religioso  que  de  ellos  cuidare,  y  generalmen- 
te hablando  deben  respetar  a  todos  los  religiosos  que  están  en  el  dicho 
colegio,  como  es  razón. 

2.  No  se  reciba  en  este  colegio  seminario  ninguno  para  que  deprenda  a  leer 
y  escribir,  ni  aunque  lo  sepa,  si  son  muy  pequeños;  ni  otro  ninguno  que  no 
haya  de  traer  manto  y  beca  como  todos  los  demás  colegiales,  ni  mestizos, 
ni  mulatos,  ni  gente  baja.  Todos  los  que  sean  admitidos  en  este  colegio 
se  persuadan  que  el  principal  intento  de  la  Compañía  de  Jesús  tiene  en 
tomar  el  trabajo  de  la  educación  de  la  juventud  es  para  criarla  en  el  te- 
mor santo  de  Dios  nuestro  Señor  y  guarda  de  sus  mandamientos  y  los 
de  su  iglesia,  para  que  por  este  medio,  mejor  se  consiga  lo  que  se  preten- 
de de  aprender  letras,  que  es  cierto  que  mientras  más  hubiere  de  temor  de 
Dios  y  de  limpieza  de  alma,  tanto  más  aprovechará  en  los  estudios. 

3.  Y  así,  todos,  cada  mes,  por  lo  menos,  se  confesarán  el  día  que  les  fuere 
señalado,  trayendo  cédula  del  confesor  y  dándosela  al  padre  rector,  cuan- 
do por  otra  vía  no  constase  haberse  confesado. 

4.  Todos  oirán  misa  en  su  capilla  a  la  hora  que  les  será  señalada,  acudiendo 
con  puntualidad  y  decentemente  vestidos,  y  rezarán  el  rosario  de  nuestra 
Señora,  cuando  les  tocaren  a  él;  y  un  cuarto  de  hora  antes  de  acostar,  ha- 
rán el  examen  de  la  conciencia,  como  serán  enseñados. 

5.  Tenga  cada  uno  algún  libro  devoto  que  lea,  lo  cual  debe  procurar  y  ejer- 
citar cualquier  cristiano,  cuánto  más  los  colegiales  que  se  crían  con  la 
doctrina  de  la  Compañía,  para  ser  ejemplares  en  la  república  y  en  sus 
casas. 

6.  Los  días  que  hubiere  sermón  en  la  casa  profesa  o  en  nuestro  colegio,  irán 
los  que  fueron  señalados  por  el  padre  rector,  sin  excusarse;  pues  es  justo 
se  vea  en  nuestros  colegiales,  lo  que  en  los  cristianos  todos  se  desea,  con- 
viene a  saber,  el  gustar  de  oír  la  divina  palabra. 

7.  Acostúmbrense  entre  año,  con  consejo  y  dirección  de  sus  confesores,  o  de 
los  religiosos  que  los  gobiernan  a  hacer  algún  género  de  penitencia,  como 
medio  tan  importante  para  la  guarda  de  la  ley  divina. 

Capítulo  Segundo 
Del  cuidado  que  deben  de  poner  en  el  estudio 

8.  Porque  el  fin  e  intento  que  los  padres  tienen  en  que  sus  hijos  se  críen  en 
este  colegio,  fuera  del  ya  dicho  de  la  virtud,  es  que  deprendan  letras,  se 


630 


ARNAYA,  NICOLAS  DE,  P. 


persuadan  los  colegiales  que  deben  de  tomar  el  estudio  con  muchas  veras, 
procurando  no  gastar  mal  el  tiempo,  empleando  todo  el  que  les  fuera 
señalado  en  estudiar,  porque  con  esto  cumplirán  con  la  obligación  de  sus 
conciencias  y  de  las  que  tienen  a  sus  padres  y  parientes  u  otras  personas 
que  los  sustentan  en  sus  estudios,  persuadiéndose  que  mientras  más  estu- 
diosos fueren,  serán  más  virtuosos,  por  darse  las  manos  estos  dos  ejercicios 
maravillosamente. 

9.  Procuren  pues  los  colegiales  dar  buena  cuenta  a  sus  maestros  de  lo  que 
estudian,  y  en  cuanto  fuere  posible  señalarse  y  aventajarse  a  los  demás  sus 
condiscípulos  con  satisfacción  del  padre  rector,  y  del  padre  prefecto  de  los 
estudios  que  está  en  el  colegio,  a  cuyo  cargo  está  el  señalar  los  que  han  de 
leer  lecciones  en  el  refectorio  y  los  que  han  de  argüir;  y  al  de  los  colegiales 
el  obedecer  puntualmente  sin  excusa  ninguna,  pues  este  es  medio  tan  im- 
portante para  crecer  en  letras. 

10.  Tendrán  conclusiones  según  el  orden  que  dieren  los  padres  rector  y  pre- 
fecto, a  las  cuales  presidirán  y  argüirán  asimismo  los  nombrados  por  sus 
antigüedades,  o  de  estudios  o  de  colegio. 

11.  Todos  acudirán  a  los  actos  y  conclusiones  que  hubiere  en  nuestras  escue- 
las, aunque  no  sean  de  sus  facultades,  los  artistas  a  las  de  los  teólogos,  y  los 
teólogos  a  las  de  los  artistas;  y  si  hubiere  algunos  canonistas,  de  la  misma 
manera,  pues  todos  se  pueden  aprovechar  de  lo  que  en  los  actos  y  con- 
clusiones se  disputa  y  trata.  Y  a  los  actos  públicos  de  las  escuelas  reales  y 
religiones  irán  los  que  fueren  señalados  por  el  padre  rector. 

12.  Todos  los  colegiales  desde  medianos  en  adelante,  asi  de  estudios  mayores 
como  de  menores,  sepan  que  han  de  hablar  latín,  principalmente  en  tiem- 
po de  estudio,  para  que  así  se  vayan  aprovechando  en  la  lengua  latina. 

Capítulo  Tercero 
De  algunas  cosas  prohibidas  a  los  colegiales 

13.  Mirados  los  dos  fines  dichos  de  virtud  y  letras  que  en  este  colegio  se  pre- 
tenden alcanzar  con  el  divino  favor,  entiendan  y  sepan  los  colegiales  que 
les  son  prohibidas  las  cosas  siguientes: 

14.  Ninguno  tenga  armas,  de  cualquiera  suerte  que  sean,  en  el  colegio,  en  su 
caja,  ni  en  la  de  otro  ninguno,  ni  mucho  menos  las  traiga  consigo,  por  des- 
decir esto  de  estudiantes  recogidos,  cuales  deben  ser  los  colegiales,  per- 
suadiéndose de  que,  fuera  de  que  serán  castigados  los  que  las  tuvieren,  las 
armas  serán  perdidas  y  su  valor  se  dará  a  los  pobres  de  algún  hospital. 

15.  Ninguno  jugará  a  los  naipes,  ni  a  los  dados,  ni  tendrá  en  su  poder  seme- 


BIOGRAFIA 


631 


jantes  instrumentos  de  perdición,  ni  a  estos  juegos  ni  a  otros  jugará  di- 
neros, ni  cosa  que  lo  valga. 

16.  Ninguno  tendrá  libro  o  libros  lascivos  y  dañosos  a  la  pureza  del  alma  y 
buenas  costumbres,  y  si  alguno  supiere  que  otros  los  tienen,  avisará  al  pa- 
dre rector  para  que  se  quemen. 

17.  No  irán  a  lugares  y  casas  sospechosas  y  de  no  buena  fama,  ni  entrarán  en 
confiturías  ni  otras  oficinas  donde  se  desprecian  y  afrentan  de  entrar  per- 
sonas honradas,  ni  en  casas  donde  hay  juegos  de  trucos,  o  barras,  ni  baños, 
y  quien  supiere  que  se  falta  en  algo  de  esto,  esté  obligado  a  avisar  al  padre 

rector. 

18.  No  traerán  mangas  ni  jubones  de  seda  o  tela,  o  de  colores  no  decentes,  ni 
cuellos  con  puntas  o  labrados,  ni  puños  de  la  misma  manera,  ni  medias  de 
color,  ni  anillos,  ni  zapatos  picados,  ni  usarán  de  olores,  ni  guantes  adoba- 
dos, ni  criarán  copetes,  porque  todo  eso  desdice,  no  sólo  de  colegiales  que 
se  crían  con  religiosos  de  la  Compañía,  mas  aun  de  seglares  cuerdos  y 
concertados  y  honrados. 

19.  Todos  los  que  salieren  de  casa,  vuelvan  al  colegio  antes  de  las  Avemarias, 

y  los  que  sin  licencia  durmieren  fuera  del  colegio,  sepan  que  han  de  ser 
castigados  y  excluidos  de  él,  aunque  no  sea  más  que  una  noche. 

20.  Instrumentos  músicos  no  los  tengan,  sin  registrarlos  con  el  padre  rector,  a 
quien  pertenece  juzgar  si  se  han  de  permitir;  empero  en  tiempos  de  estu- 
dios en  ninguna  manera  se  consientan  tañer,  pues  en  semejantes  tiempos 
ha  de  haber  mucho  silencio. 

Capítulo  Cu.\rto 

De  la  modestia,  composición  y  gravedad  que  en  todo  lugar  y  tiempo  deben 
guardar  los  colegiales,  y  del  trato  honrado  con  que  deben  proceder  entre  sí 

mismos 

21.  Ningún  colegial  saldrá  del  colegio  sin  licencia  particular  del  padre  rector, 
o  del  ministro,  en  su  ausencia,  y  cuando  la  tenga,  con  el  compañero  que 
le  será  señalado,  y  no  con  otro,  habiendo  avisado  primero,  del  negocio  o 
negocios  a  que  sale,  no  yendo  a  otra  ninguna  parte,  y  en  volviendo  avisará 
al  padre  rector  de  lo  que  ha  hecho. 

22.  Todos  cuando  salieren  fuera  vayan  compuestos  y  aseados,  con  el  manto, 
cuello  y  bonete  limpios,  procurando  guardar  la  madureza  en  su  andar, 
mirar  y  proceder  que  pide  su  estado  y  el  hábito  y  beca  que  llevan,  porque 
todo  esto  sirve  para  la  común  edificación  de  los  que  los  ven  y  para  el  buen 


632  ARNAYA,  NICOLAS  DE,  P. 

nombre  del  colegio  y  estimación  propia,  pues  es  cierto  que  viéndolos  así 
compuestos,  todos  los  respetarán. 

23.  Cuando  salieren  fuera  muchos  juntos,  vayan  de  dos  en  dos,  así  cuando 
van  a  la  universidad  o  a  monasterios,  o  a  sermón,  como  cuando  van  a 
nuestras  escuelas,  y  vuelvan  a  casa  de  la  misma  manera,  en  orden,  sin 
apartarse  unos  de  otros. 

24.  Cuando  fueren  a  algunos  actos  públicos  o  de  letras  de  la  universidad  y 
religiones,  como  en  otros,  procuren  los  colegiales  estar  con  mucha  seriedad 
y  gravedad,  sin  descomposición  en  palabras  y  risas,  u  otros  movimientos 
del  cuerpo,  que  tengan  olor  de  liviandad,  por  lo  mucho  que  con  esto  se 
pierde,  como  por  el  contrario  se  gana  con  la  seriedad  dicha. 

25.  Cuando  salen  a  estos  actos  públicos  en  forma  de  colegio,  irán  en  orden, 
precediendo  los  menos  antiguos  por  sus  facultades,  y  en  los  asientos  en  la 
iglesia  o  escuelas  y  el  refectorio,  se  guardará  el  mismo  orden. 

26.  Los  que  hubieren  de  ir  fuera  a  negocios,  siempre  vayan  desde  el  colegio  y 
no  de  otra  ninguna  parte,  si  de  ellos  no  hubiere  avisado  primero  al  padre 
rector,  y  sabido  su  beneplácito. 

.27.  Si  conviene  guardar  la  modestia  y  sinceridad  dicha  en  actos  públicos,  no 
menos,  sino  mucho  más,  conviene  todo  esto  entre  sí  mismos  en  las  salas 
y  colegio,  no  tocándose  unos  a  otros,  ni  tratándose  aniñadamente,  ni  po- 
niéndose nombres,  ni  despreciándose  los  unos  a  los  otros,  ni  murmurando 
unos  de  otros,  procurando  cada  cual  honrar  a  todos  hablando  bien  unos 
de  otros,  mirando  finalmente  por  la  honra  de  todos  y  de  cada  uno,  y  no 
menos  del  colegio;  pues  es  causa  universal  de  todos,  teniendo  por  puntos 
de  honra  que,  el  buen  nombre  del  colegio  y  de  los  colegiales  vaya  en  nuevo 
aumento,  procurando  todos  no  hacer  cosa  ni  en  público  ni  en  secreto,  que 
desdiga  de  esto. 

28.  Estos  son  los  estatutos  que  inviolablemente  deben  guardar  los  colegiales  de 
este  colegio  seminario  de  San  Ildefonso.  Y  para  que  todos  los  sepan,  se 
les  leerán  a  los  que  entraren  de  nuevo  cuando  vienen  a  pedir  ser  admiti- 
dos en  él,  porque  el  no  saberlos  no  sea  ocasión  de  no  guardarlos,  y  para 
que  ninguno  pueda  alegar  ignorancia;  y  por  el  mismo  fin  se  leerán  cada 
cuatro  meses  en  el  refectorio,  en  el  cual  servirán  por  sus  días,  o  como  fue- 
ren señalados,  no  excusándose  ninguno  por  grande  que  sea,  si  no  estuviese 
enfermo,  o  por  otra  razón  legítimamente  impedido. 

29.  Acuérdense  todos  de  lo  que  al  principio  se  dijo  y  es  que  se  desea  mucho 
que  estos  estatutos  y  cada  uno  de  por  sí  se  guarden  exactamente,  proce- 
diendo con  amor  y  suavidad,  pues  se  trata  con  gente  honrada  de  buenos 
entendimientos,  que  más  deben  hacer  por  el  freno  del  amor,  que  del  te- 
mor y  castigo.  Mas  será  forzoso  usar  de  éste,  cuando  el  otro  no  bastare, 
castigando  a  los  transgresores  de  los  estatutos  aquí  referidos,  conforme  a  la 


BIOGRAFIA 


633 


edad  y  calidad  de  la  falta  y  de  la  persona,  hasta  ser  despedidos  del  colegio 
si  las  faltas  lo  pidieren,  y  el  castigo  no  aprovechare.  En  todo  lo  cual  no  se 
pretende  el  interés  natural,  sino  la  mayor  gloria  de  Dios,  el  mayor  bien 
espiritual  y  temporal  de  los  que  aquí  se  enseñan  con  tantos  trabajos  de  los 
religiosos  a  cuyo  cargo  están,  y  el  mayor  lustre  de  esta  república  y  reino,  y 
el  buen  nombre  y  consuelo  de  las  familias  cuyos  hijos  aquí  se  crían." .  .  . 

(González  de  Cossío,  Francisco:  La  Imprenta  en  México.  Cien  adiciones 
a  la  obra  de  don  José  Toribio  Medina.  México,  Porrúa,  1947,  pp.  20-5). 

1618  Habían  escrito  los  ciudadanos  de  Mérida  a  nuestro  padre  provincial  a 
México,  pidiéndole  que  de  su  parte  aceptase  esta  fundación  y  se  sirvie- 
se de  enviar  algunos  religiosos  que  diesen  principio  a  ella.  Esto  fue  el  año  de 
1618,  y  con  ocasión  de  la  llegada  de  Roma  del  P.  Nicolás  de  Arnaya  a  don- 
de había  ido  por  procurador  general  de  nuestra  provincia  y  venía  señalado  de 
nuestro  padre  general  Mucio  Vitelleschi  por  provincial  de  ella,  el  cual  reco- 
nociendo que  sería  de  mucho  servicio  de  nuestro  Señor  la  nueva  fundación 
que  se  ofrecía  y  la  piedad  y  benevolencia  con  que  la  deseaban  y  pedían,  así 
el  capitán  Martín  de  Palomar  como  los  demás  vecinos  de  Mérida,  resolvió  con 
consulta  de  los  padres  graves  de  la  provincia  enviar  tres  sacerdotes  con  un 
hermano  nuestro,  para  que  aceptada  la  fundación,  echasen  los  primeros  fun- 
damentos de  ella...   (Pérez  Rivas,  Crón.  II,  292-3). 

—  En  este  año  de  1618  otorga  el  P.  Provincial  Nicolás  de  Arnaya  pleno 
poder  al  P.  Tomás  Domínguez  para  que  en  nombre  de  la  Compañía, 

tomara  posesión  del  colegio  de  Mérida,  Yucatán,  encargándole  mucho  que 
no  lo  haga,  sin  previa  licencia  y  aprobación  del  señor  obispo  de  la  diócesis 
don  fray  Gonzalo  de  Salazar.  Este  poder  está  dado  jurídicamente  ante  Juan 
Pérez,  escribano,  el  5  de  Febrero  de  1618. 

El  Ilustrísimo  dio  su  grata  licencia  el  10  de  Mayo  de  1618,  y  el  día  19  el 
gobernador  Ramírez  Briseño  les  mandaba  dar  posesión.  (Alegre). 

Hemos  dado  tan  exacta  y  circunstanciada  noticia  de  todos  estos  pasajes 
(dice  Alegre)  y  puestos  en  toda  su  luz  estos  pasos  jurídicos  de  la  fundación 
de  Yucatán,  para  desenredar  el  nudo  que  se  halla  en  los  antiguos  manus- 
critos. .  .  Los  primeros  jesuítas  que  llegaron  a  Mérida  fueron  los  padres  To- 
más Domínguez,  por  superior,  Francisco  de  Contreras,  Melchor  Maldonado  y 
el  hermano  Pedro  Menan,  coadjutor;  a  que  se  agregó  poco  después  un  her- 
mano estudiante  que  aprendiese  la  lengua  maya,  general  del  país,  para  que 
ordenado,  predicase  y  confesase  en  ella  a  los  indios,  conforme  a  la  voluntad 
del  piadoso  fundador.  ( Alegre-Burrus,  II,  309-310). 

—  Lo  del  colegio  real  de  San  Ildefonso,  de  México. 

En  consecuencia  de  la  real  orden  dada  el  29  de  Mayo  de  1612,  a  los  17  de 
Enero  de  1618  compareciendo  ante  el  Excmo.  Sr.  don  Diego  Fernández  de 


634 


ARNAYA,  NICOLAS  DE,  P. 


Córdoba,  Marqués  de  Guadalcázar,  el  señor  don  Juan  Suárez  de  Ovalle  fiscal 
de  su  majestad,  el  P.  Nicolás  de  Arnaya^  provincial,  y  el  padre  Diego  Larios, 
rector  de  San  Ildefonso,  se  hizo  entrega  a  la  Compañía  de  Jesús  del  real  cole- 
gio de  San  Ildefonso  de  México". 

—  Versión  de  Sahagún  de  Arévalo  (Gaceta  de  México,  Enero  1730)  :  "El 
real  colegio  seminario  de  San  Ildefonso  fue  fundado  a  17  de  Enero  de 

1618  con  18  establecimientos  muy  oportunos  para  la  educación  de  los  cole- 
giales, y  mandó  el  virrey  don  Diego  Fernández  de  Córdoba  que  se  pusiesen 
sobre  sus  puertas  las  armas  reales,  por  el  patronazgo  universal  de  su  majestad 
Felipe  III,  y  que  hubiese  doce  colegiales  que  trajesen  beca  verde  y  fuesen  ar- 
tistas y  teólogos  oyentes  de  estas  facultades,  y  sus  colegiaturas  se  diesen  por 
seis  años,  bastantes  para  sus  estudios  y  cursos  y  graduarse  de  bachilleres,  y  uno 
que  se  les  dio  de  hospedaje,  y,  pasados,  se  proveyesen  luego  sus  colegiaturas  en 
otros,  y  que  estuviesen  sujetos  al  gobierno  y  corrección  del  padre  rector  (Diego 
Larios)  y  sus  delegados,  y  pudiese  el  reverendísimo  padre  provincial  (Nicolás 
de  Arnaya)  despedirlos,  pero  dando  cuenta  a  su  excelencia  el  virrey,  que  es 
el  que  ha  de  nombrarlos  absolutamente,  considerando  fuesen  virtuosos,  buenos 
estudiantes  e  hijos  de  personas  calificadas  de  este  reino  que  fuesen  criados  del 
rey;  y  que  luego  que  vacase  por  ausencia,  muerte  o  cumplimiento  de  los  seis 
años  alguna  colegiatura,  el  padre  rector  diese  aviso  a  su  excelencia,  para  que 
la  proveyese  luego;  y  que  se  cantase  una  misa  día  de  San  Ildefonso,  por  su 
majestad,  y  se  orase  por  su  real  salud;  y  que  el  padre  rector  administrase  lo 
espiritual  y  temporal,  y  que  tuviese  todos  los  bienes  por  inventarío  para  dar 
razón  a  su  excelencia  el  virrey,  en  caso  de  disminución  o  aumento  para  el 
acrece  o  acreces  de  las  colegiaturas,  y  que  siempre  que  su  excelencia  quisiese, 
pudiese  enviar  uno  de  los  señores  oidores  de  esta  audiencia;  y  que  no  se  pu- 
diesen enagenar  los  bienes,  sin  orden  de  su  excelencia.  .  .  y  que  se  guarden  sus 
estatutos  y  órdenes,  y  que  se  juren,  y  que  haya  libro  en  que  esté  la  fundación, 
nominaciones,  entradas  y  salidas  de  los  colegiales;  y  que  fuese  rector  de  este 
colegio  real  y  su  nueva  fundación  el  F.  Diego  Larios.  Y  el  P.  provincial  Nicolás 
de  Arnaya  la  aceptó  y  sus  establecimientos;  y  el  señor  fiscal  de  su  majestad 
don  Juan  Suárez  de  Ovalle,  presente  a  este  acto  celebrado  ante  Martín  López 
de  Gaona,  escribano  de  gobernación".  (Gaceta  de  México,  Enero  1730). 

—  Versión  del  manuscrito  anónimo  de  1602,  (que  es  del  P.  Gaspar  de 
Villerías)  :  "Para  el  colegio  real  de  San  Ildefonso,  presentóse  número 

de  doce  colegiales,  que  fue  el  señalado  en  su  principio,  y  tomaron  posesión 
siendo  provincial  el  P.  Nicolás  de  Arnaya^  y  rector  del  colegio  el  P.  Diego 
Larios.  Hiciéronse  los  estatutos  convenientes  y  señalóse  traje  para  dichos  co- 
legiales reales,  que  es  el  manto  azul  como  los  demás  seminaristas  fuera  de  la 


BIOGRAFIA 


635 


beca  que  es  de  color  verde  con  una  rosca  al  cabo,  como  se  veía  en  los  colegios 
mayores  de  la  universidad  de  Salamanca". 

—  Aclaración  de  González  de  Cossío:  "Los  estatutos  fueron  puestos  por 
el  P.  Nicolás  de  Arnaya  el  18  de  Octubre  de  1617,  y  publicados  pro- 
bablemente por  Henrico  Martínez  o  por  su  hijo  Juan  Ruiz,  poco  después.  Del 
único  ejemplar  conocido,  hago  la  transcripción  íntegra  en  mis  Adiciones  a 
Medina,  p.  20  y  siguientes,  que  edité  en  esta  ciudad  de  México  el  año  de 
1947".  (Bol.  Arch.  Gen.  Nac.  t.  XX.  [México,  1949]  No.  2,  p.  247). 

—  Cuatro  cédulas  reales,  fechas  en  Madrid  a  28  de  Septiembre  de  1618 
para  que  el  virrey,  audiencia,  arzobispo  y  universidad  de  la  ciudad  de 

México,  informasen  a  su  majestad  lo  que  convendría  hacer,  en  la  pretensión 
de  la  Compañía,  acerca  de  que  para  el  nombramiento  de  los  colegiales  reales 
que  había  de  practicar  S.  E.  el  virrey,  como  vice-patrón,  precediese  lección 
y  otro  acto  literario,  y  que  el  P.  provincial  propusiese  tres  para  cada  una". 
(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  p.  256). 

ACEPT.A.CIÓN  DE  LA  FUNDACIÓN  DEL  COLEGIO  DE  ZACATECAS 

Carta  del  P.  general  Mucio  Vitelleschi  al  señor  Vicente  Zaldívar.  "Al 
maese  de  campo  Vicente  de  Zaldívar  Mendoza,  que  nuestro  Señor  guarde.  A 
Zacatecas.  Roma  2  de  Abril  de  1618. 

"No  obstante  que  el  P.  provincial,  Nicolás  de  Arnaya  habrá  certificado 
a  v.  m.  de  lo  mucho  que  estimo  el  favor  que  hace  a  nuestra  mínima  Com- 
pañía, fundando  ese  colegio  de  Zacatecas,  juzgo  tener  obligación  de  hacerlo, 
como  con  ésta  lo  hago;  dando  a  v.  m.  las  debidas  gracias,  así  por  la  que  re- 
cibí con  su  carta,  como  por  la  dicha  fundación.  La  cual  acepto  con  mucho 
gusto,  y,  con  el  mismo,  envío  a  v.  m.  la  patente  de  fundador,  la  cual  recibirá 
por  mano  del  padre  provincial  o  del  padre  rector  (lo  era  el  P.  Hernando  del 
Corral) . 

"Resta  que  v.  m.  vea  si  puedo  servirlo  en  algo;  y  esté  cierto  que  acudiré 
con  toda  voluntad,  como  es  debido  y  merece  la  mucha  que  ha  mostrado  en 
la  ejecución  y  cumplimiento  de  esa  obra,  de  que  confío  quedarán  los  próji- 
mos ayudados,  el  Señor  servido,  y  v.  m.  premiado  con  ventajas,  de  su  Divina 
Majestad,  a  quien  quedo  rogando  que  le  conceda  muy  largos  años  de  vida  con 
acrecentamiento  de  sus  soberanos  dones".  Mucio  Vitelleschi.  ( Alegre-Burrus, 
Hist.  II,  p.  570). 

—  Roma,  2  de  Abril  de  1618.  Carta  del  P.  Mucio  Vitelleschi  al  P.  pro- 
vincial Nicolás  de  Arnaya.  Pax  Christi: 


636 


ARNAYA,  NICOLAS  DE,  P. 


"Habiendo  llegado  a  mi  noticia  cómo  los  indios  tepehuanes,  por  el  odio 
que  tienen  a  nuestra  santa  fe  y  religión  cristiana,  dieron  impía  y  cruel  muerte 
a  ocho  de  los  hijos  de  la  Compañía  que  los  iban  doctrinando  y  enseñando  el 
camino  de  la  eterna  salud,  he  juzgado  correrme  obligación  (por  la  que  tengo 
de  mi  oficio)  de  encargar  (con  ésta  lo  hago)  a  V.  R.  que  se  haga  informa- 
ción y  proceso  auténtico  de  todo  lo  que  en  ese  negocio  ha  pasado,  y  así  en- 
cargo y  ordeno  a  V.  R.  que  en  nombre  de  toda  la  Compañía  y  mío,  señale  uno 
o  más  padres  de  los  nuestros,  que  en  una  o  más  partes  de  ese  reino,  según  allá 
pareciere  necesario  para  conseguir  lo  que  se  pretende,  y  les  dé  poder  para 
parecer  en  juicio  ante  el  ordinario  y  hacer  instancia  para  la  dicha  formación 
del  proceso,  conformándose  en  todo  y  para  todo  con  la  instrucción  que  va 
con  ésta;  y  en  caso  de  que  faltase  alguno  de  los  que  V.  R.  nombrare  por  pro- 
curador de  este  negocio,  se  le  dé  facultad  de  nombrar  otros  en  su  lugar:  y  si 
V.  R.  también  faltare,  declaro  en  ésta  ser  mi  voluntad  que  el  que  le  sucediere 
en  ese  oficio  de  provincial,  tenga  la  misma  autoridad  y  facultad  enteramente 
de  nombrar  y  dar  poder,  etc. 

"Acabado  el  proceso  y  autenticado  todo  (según  lo  que  se  dice  en  la  Ins- 
trucción) V.  R.  lo  envíe  acá,  cerrado  y  sellado,  advirtiendo  que  allá  guarde 
asimismo  auténtico,  para  el  caso  de  que  se  perdiese  el  que  se  enviare. 

"También  se  advierte  que  esta  carta  se  ha  de  ingerir  en  el  proceso  auténti- 
co que  se  hiciere,  y  juntamente  la  patente  que  V.  R.  dará  a  los  nombrados 
para  procuradores  de  este  negocio,  como  arriba  queda  referido;  y  en  nada 
de  esto  haya  falta,  porque  de  haberla,  se  seguiría  que  forzosamente,  la  haya  de 
haber  en  el  negocio  principal". 

En  los  SS.  SS.  y  OO.  de  V.  R.  me  encomiendo.  Roma,  2  de  Abril  de 
1618. 

Mucio  Vitelleschi. 

Este  proceso  (que  se  halla  en  el  Arch.  de  la  Nación  (México)  Colección 
Historia,  t.  311),  lo  forman  seis  legajos : 

El  primero  de  preliminares:  la  carta  del  P.  Mucio  Vitelleschi,  la  del  P. 
provincial  Nicolás  de  Arnaya,  el  nombramiento  de  procuradores,  los  interro- 
gatorios a  que  deben  sujetarse  los  testigos. 

El  segundo  legajo:  de  testimonios  de  probanza  del  alzamiento  y  de  la  muer- 
te de  los  ocho  padres,  testimonios  hechos  en  Durango. 

El  tercer  legajo:  de  los  testimonios  tomados  en  Guaneceví,  Indehé,  San 
Andrés  y  en  las  minas. 

En  el  cuarto  legajo:  de  los  testimonios  tomados  fuera  de  Durango,  aunque 
se  advierte,  que  se  repiten  algunos  del  legajo  segundo  y  tercero. 

En  el  quinto,  que  es  muy  breve,  el  testimonio  del  P.  Juan  López,  fechado 
en  Tepotzotlán  el  5  de  Octubre  de  1631. 


BIOGRAFIA 


637 


Y  el  sexto,  de  los  testigos  de  Tamazula,  Zapotlán,  Sabatenipa,  Topia,  y 
otros  lugares,  y  llega  hasta  el  año  de  1640. 

Copia  fotostática  de  todo  el  proceso  sacó  el  P.  Joaquín  Cardoso,  y  se  halla 
en  el  Archivo  de  la  Prov.  de  México  meridional. 

Yo  conservo  una  copia  íntegra  y  completa,  sacada  en  máquina. 

—  La  carta  anua  de  1618  sobre  la  misión  de  Sinaloa,  fechada  el  23  de 
Mayo  de  1619,  la  ponemos  aquí  resumida: 

El  colegio  y  misión  de  Sinaloa  es  a  mi  ver,  de  los  mejores  empleos  que 
toda  la  Compañía  tiene: 

Las  almas  bautizadas  y  cultivadas,  pasan  de  40,000. 
Trabajan  en  ella  17  sacerdotes. 

Son  peligrosas  las  tribus  que  colindan  con  los  tepehuanes  y  los  yáquimis, 
pues  el  año  pasado  de  1617,  intentaron  matar  a  los  misioneros. 

La  cabeza  de  esta  misión  de  Sinaloa  es  San  Felipe  y  Santiago,  en  donde 
hay  un  padre  y  dos  hermanos.  Tiene  iglesia,  escuela  y  seminario:  a  los  niños 
indios  se  les  enseña  a  leer,  escribir  y  cantar. 

Se  terminó  la  iglesia  en  esta  villa  de  San  Felipe  y  Santiago,  y  se  dedicó  el 
domingo  de  ramos,  con  gran  solemnidad,  juntándose  para  esta  celebración 
la  provincia  de  Sinaloa  entera.  Con  esto  se  han  animado  mucho  los  vecinos,  y 
muy  en  particular  con  los  jubileos  de  cada  mes.  El  fruto  fue  una  gran  reforma 
de  costumbres,  así  en  los  vecinos  como  en  los  soldados  del  presidio. 

En  general  los  indios  se  van  industriando,  los  más  asisten  a  misa  diaria; 
todos  los  días  rezan  la  doctrina  y  luego  van  a  su  trabajo.  Los  niños  y  niñas 
acuden  mañana  y  tarde  al  catecismo,  y  tienen  cuidado  de  que  éstos  no  falten 
el  fiscal  y  los  alguaciles  de  la  iglesia. 

Los  que  viven  fuera  andan  dos  y  tres  leguas  los  domingos  para  oír  la  misa 
y  frecuentan  los  sacramentos. 

Especialmente  celebran  la  semana  santa,  cuaresma,  fiestas  patronales,  y 
todo  lo  celebran  con  gran  regocijo  y  piedad. 

Naturalmente  hay  algunos  viejos  obstinados,  pero  que  al  fin  de  su  vida 
piden  el  bautismo.  (Cuenta  varios  casos). 

Lo  de  la  misión  de  Chicorato,  véase  en  Velasco,  Pedro. 

La  del  río  Mayo,  en  de  la  Cruz,  Diego. 

La  del  Yaqui  en  Pérez  Rivas,  Andrés  y  en  Basilio,  Tomás. 

Termina  esta  carta  el  P.  Arnaya  pidiendo  al  P.  general  Vitelleschi,  su 
bendición,  sus  oraciones  y.  .  .  más  operarios. 

—  Lo  del  Curato  de  Tepotzotlán: 

En  cédula  real  de  Madrid  5  de  Junio  de  1618,  Felipe  III,  concedía  el 
curato  de  Tepotzotlán  a  los  padres  de  la  Compañía. 


638 


ARNAYA,  NICOLAS  DE,  P. 


El  virrey,  Diego  Fernández  de  Córdoba,  comunica  esta  real  cédula  a  26  de 
Septiembre  de  1618. 

En  consecuencia  de  esta  real  provisión,  el  limo,  arzobispo  de  México,  don 
Juan  Pérez  de  la  Sema,  procedió  luego  a  dar  a  la  Compañía  la  posesión  de 
aquel  beneficio. 

—  Para  terminar  la  relación  de  lo  sucedido  en  este  año  del  provincialato 
de  nuestro  padre  Nicolás  Arnaya,  diremos  cómo  su  prudencia  arre- 
gló el  asunto  bien  complicado  del  sentimiento  del  limo.  Sr.  arzobispo  con 
motivo  de  un  sermón  del  P.  Cristóbal  Gómez.  Pasó  asi: 

De  una  pequeña  causa  (dice  el  P.  Alegre)  pudo  nacer  un  disturbio  que 
impidiese  por  mucho  tiempo,  y  aun  arruinase  enteramente  el  fruto  que  en  el 
pueblo  de  Tepotzotlán  y  aun  en  toda  la  Nueva  España  hacía  la  Compañía. 

El  P.  Cristóbal  Gómez,  hombre  dotado  de  una  rara  elocuencia,  y  que  por 
entonces  florecía  con  grande  aplauso  en  el  púlpito,  predicó  por  aquellos  días 
un  sermón  que  la  malignidad  o  la  imprudencia  halló  modo  de  interpretar 
contra  el  señor  arzobispo.  El  limo,  justamente  indignado  de  semejante  atre- 
vimiento, quiso  proceder  a  castigar  por  sí  mismo  al  que  creía  delincuente.  El 
P.  Nicolás  Arnaya^  provincial  entonces,  examinadas  seriamente  las  palabras 
y  discursos  del  orador,  no  hallaba  en  toda  aquella  pieza,  motivo  alguno  de  los 
que  maliciosamente  se  fingían,  para  irritar  a  aquel  prelado  contra  el  P. 
Gómez. 

En  virtud  de  esto  representó  modestamente  ai  señor  arzobispo  las  diligen- 
cias que  había  practicado,  le  presentó  el  sermón;  y  añadió  que,  para  entera 
satisfacción  de  su  señoría,  estaba  pronto  a  seguir  cualquier  arbitrio  que  le 
sugiriese,  para  que  sirviese  de  escarmiento  a  los  venideros. 

No  viniendo  en  esto  el  ilustrísimo,  y  queriendo  hacerse  justicia  por  su 
mano,  fue  necesario,  conforme  al  privilegio  concedido  a  los  regulares,  elegir 
juez  conservador,  en  la  persona  del  doctor  don  Antonio  Membrila  y  Arriaga, 
maestrescuela  de  la  santa  iglesia  catedral  de  Oaxaca,  que  se  hallaba  por  en- 
tonces en  México. 

Pero,  procediendo  éste  a  notificar  algunos  autos,  sin  haber  manifestado  las 
comisiones  en  virtud  de  las  cuales  procedía  con  aquella  apostólica  autoridad; 
el  señor  arzobispo  le  mandó  poner  preso  en  la  cárcel  pública  arzobispal. 

Todo  parecía  encaminarse  a  un  peligroso  rompimiento.  El  excelentísimo 
marqués  de  Guadalcázar,  dio  orden  al  licenciado  don  Diego  Gómez  de  Mena, 
oidor  de  la  real  audiencia,  para  que  pusiese  en  libertad  al  dicho  conservador. 
No  pudo  esto  ejecutarse  sin  algún  ruido  y  violencia,  por  más  que  se  procuraba 
evitar.  Y  hubiera  cedido  en  gran  perjuicio  de  los  ministerios  y  nombre  de  la 
Compañía,  si  el  padre  provincial  Arnaya,  hombre  de  grande  santidad  y  ce- 
lestial prudencia,  no  hubiera  presentado  al  señor  arzobispo  una  jurídica  in- 
formación, fecha  en  18  de  Noviembre  de  este  mismo  año,  en  que  muchos  y 


BIOGRAFIA 


639 


graves  testigos  bajo  de  juramento,  deponían  de  las  sencillas  y  nada  maliciosas 
expresiones  del  predicador. 

Con  esta  demostración,  se  serenó  el  ánimo  de  aquel  prelado  y  volvió  a 
florecer  en  él  la  antigua  estimación  y  aprecio  que  había  mostrado  siempre  a 
la  Compañía".  ( Alegre-Burrus,  Hist.  II,  305-306). 

1619  Trató  el  hermano  escolar  Diego  Saura,  teólogo,  algunas  veces  con  el 
P.  Nicolás  de  Arnaya,  provincial  de  la  Nueva  España,  y  persona  que 
alcanzaba  mucho  de  espíritu,  así  por  el  que  nuestro  Señor  le  comunicaba,  co- 
mo por  los  muchos  que  trató  en  el  tiempo  que  tuvo  a  su  cargo  el  noviciado  y 
pro\  incia' ' .   ( Nieremberg ) . 

—  Junio  17.  Dio  orden  el  P.  provincial,  sobre  el  evitar  las  visitas  de  los 
salidos  de  la  Compañía  a  nuestras  casas,  orden  que  emanaba  de  nuestro 

P.  general  Mucio  Vitelleschi.  (J.M.D.). 

—  "Asimismo  este  año,  acabó  de  arreglar  el  asunto  delicado  del  impru- 
dente orador  que  dio  pie  a  que  su  señoría  el  señor  arzobispo  de  México, 

quedase  algo  resentido  con  la  Compañía,  y  esto,  gracias  por  fortuna  a  la  rec- 
titud del  virrey,  y  al  alto  concepto  de  que  disfrutaba  el  P.  provincial,  y  lo- 
graron conjurar  la  tempestad,  y  todo  quedó  arreglado  pacíficamente". 
{J.M.D.). 

—  Dos  cartas  del  Excmo.  Sr.  marqués  de  Guadalcázar  fechadas  en  20  de 
Julio  de  1619,  al  P.  pro\incial  Nicolás  de  Arn.\ya_,  para  que  informa- 
se de  la  virtud  y  suficiencia  de  don  Manuel  Villegas  que  pretendía  el  nombra- 
miento de  beca  real  en  el  colegio  de  San  Ildefonso. 

(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767],  f.  276). 

—  No\  iembre  2.  "En  el  colegio  máximo  de  México,  siendo  secretario  el 
P.  Juan  de  Ledesma,  se  celebró  el  día  2  de  Noviembre,  la  nona  con- 
gregación provincial  en  que  fueron  elegidos  procuradores  a  Roma  y  Madrid, 
los  padres  Hernando  de  Villafañe  y  Juan  Laurencio,  rectores  de  los  colegios 
de  Sinaloa  y  México".  (Alegre  II,  p.  118). 

1619  Del  anua  de  las  misiones  de  Sinaloa.  Resumida: 

En  el  colegio  de  San  Felipe  hay  dos  padres  lenguas,  que  también  acuden 
a  los  ministerios  de  la  villa,  y  juntamente  a  los  indios  que  hay  en  dos  pueblos 
cercanos. 

Los  doce  jubileos  del  año  han  ayudado  mucho  a  lo  espiritual. 
Se  ha  formado  un  coro  o  capilla  de  niños  indios  de  los  que  están  en  este 
colegio. 

En  las  naciones  de  esta  provincia  en  este  año,  gracias  a  Dios,  se  ha  expe- 
rimentado paz  y  quietud.  Pero  ha  habido  una  hambre  casi  general. 


640 


ARNAYA,  NICOLAS  DE,  P. 


Muchos  partidos,  no  solamente  tienen  ya  iglesia,  sino  éstas  bien  dotadas 
de  ornamentos  y  adorno  para  el  culto. 

Ya  también  se  han  entablado  los  jubileos  en  algunas  naciones  y  partidos 
de  cristianos  nuevos.  Y  ha  sido  una  bendición  de  Dios,  pues  ellos  de  su  cuenta, 
se  confiesan,  contando  el  número  de  pecados  con  piedrecitas;  y  el  día  en  que 
comulgan,  casi  no  salen  de  la  iglesia.  (Se  cuentan  ejemplos). 

También  se  han  comenzado  a  entablar  en  algunos  pueblos,  los  oficios  de 
semana  santa,  predicándoles  y  declarándoles  aquellos  altos  misterios  de  la 
pasión  de  Cristo.  Y  ha  sido  gran  consuelo  para  los  padres,  ver  la  devoción  y 
asistencia  a  estas  ceremonias.  A  las  procesiones  acuden  libremente.  (Siguen 
varios  ejemplos) . 

—  Se  hizo  este  año  por  Marzo  (1619)  una  entrada  de  que  se  ha  seguido 
muy  buenos  efectos,  en  especial  en  los  partidos  de  Mayo  y  Hiaqui,  don- 
de por  ser  tanta  la  gente  y  tan  nueva  en  la  fe,  había  mayor  necesidad  de  visita, 
y  fuerza  de  la  justicia,  para  componer  aquellos  partidos,  y  sacar  muchos  cima- 
rrones que  estaban  en  el  monte  en  sus  arcabucos,  sin  ser  los  padres  poderosos 
a  sacarlos;  y  así  con  esta  visita  salieron  del  río  de  Mayo,  2,400  personas  que 
estaban  por  bautizar;  y  toda  la  gente  pasa  de  17,000. 

En  el  del  Yaqui  hay  como  30,000  almas  asentadas  en  once  pueblos,  dis- 
tante el  primero  del  último  14  leguas. 

A  persuasión  de  los  padres  se  ha  ido  quitando  el  vicio  de  la  borrachera;  y 
para  esto  dos  indios  voluntariamente  se  pusieron  a  romper  todas  las  ollas  en 
donde  hallaban  vino,  y  hasta  los  muchachos  de  la  escuela  les  ayudaban. 

Aqueste  Junio  pasado  (1619)  salió  un  padre  a  fundar  una  nueva  misión 
de  los  nebomes,  distante  de  San  Felipe  más  de  60  leguas  hacia  el  norte,  y 
según  escribe  el  padre,  son  los  más  dóciles  de  todos;  tienen  casas  de  terrado, 
riegan  con  acequias;  las  mujeres  andan  muy  cubiertas.  Y  los  párvulos  que 
ha  bautizado  pasan  de  mil.  Y  han  hecho  grandes  paces  con  los  yaquis  que  eran 
antes  sus  enemigos.  Y  otras  muchas  naciones  vienen  a  pedirnos  que  vayamos 
a  bautizarlos. 

Los  que  se  han  bautizado  este  año,  son:  1,516  adultos  5,096  párvulos,  y 
casados  han  sido  837  pares.  (Arch.  Gen.  Nac.  [México]  Jesuítas.  Del  acervo 
recogido  en  1792  por  Francisco  García  Figueroa) . 

1620  Asuntos  que  los  padres  generales  tratan  en  sus  cartas  al  P.  provincial 
Nicolás  Arnaya  y  éste  con  ellos.  (Asuntos  de  la  nona  Congregación 

Prov.). 

(Este  Memorial  con  sus  respuestas  se  conserva  en  Congr.  56.  ff.  222-222v). 

1.  Dar  cuenta  a  su  paternidad,  de  la  provincia;  y  en  particular,  de  las  mi- 
siones, del  fruto  que  se  hace,  y  de  las  nuevas  conversiones,  y  de  las  mu- 
chas naciones  que  piden  el  santo  bautismo,  y  de  las  Californias. 


BIOGRAFIA 


641 


Resp.  Lo  he  oído  con  grande  consuelo  (dice  el  P.  Vitelleschi)  dándole  gracias 
a  Dios,  rogándole  que  ''non  respiciat  peccata  mea,  sed  fidem  Societatis 
suae". 

2.  Informar  a  su  paternidad  de  lo  que  ha  pasado  con  el  señor  arzobispo,  y 
lo  que  se  pide  (exención  de  diezmos  y  no  acudir  a  las  procesiones).  Ver 
el  memorial  para  Roma,  y  el  de  las  cédulas,  se  ha  de  pedir  al  rey. 

Resp.  No  he  sabido  que  tales  cosas  se  trataran  ni  en  Roma,  ni  en  España;  pues 
no  sería  con  fruto,  sino  con  daño. 

3.  Que  vuelva  a  la  provincia  el  hermano  Juan  Caro,  coadjutor,  que  vino 
con  el  P.  Rodrigo  de  Cabredo,  y  está  en  Segovia, 

Resp.  Así  se  manda. 

4.  Ginés  Alonso,  vecino  de  la  ciudad  de  la  Veracruz,  pide  instantemente  y 
muy  apretadamente  entrar  en  la  Compañía  para  hermano  coadjutor.  Es 
hombre  de  buena  persona  (sic)  y  muy  inteligente,  de  edad  como  de  38 
años. 

Da  su  persona  a  la  Compañía  y  toda  su  hacienda,  que  \  alc  más  de 
6,000  ps.  Suplica  a  V.  P.  dispense  con  él  y  ser  recibido  en  la  Compañía. 
Resp.  Se  ha  de  nuevo  consultado  y  no  se  puede.  Siento  no  poder  consolar  en 
esto  a  la  provincia.  Hagámosle  participante  de  los  méritos,  con  privilegio 
de  sepultarlo  en  nuestra  iglesia,  y  se  recomienda  a  V.  R.  que  lo  trate 
como  a  hijo  de  la  Compañía. 

5.  Pedro  de  la  Reguera,  vecino  de  México,  por  ser  insigne  bienhechor  de  la 
Compañía,  y  haber  hecho  a  su  costa,  en  la  casa  profesa  de  México,  un 
retablo  que  vale  más  de  24,000  pesos,  y  tiene  voluntad  de  llevar  adelante 
el  ser  hijo  y  bienhechor  de  la  Compañía,  suplica  a  V.  P.  que  en  toda  la 
Compañía,  los  padres  le  digan  tres  misas  y  los  hermanos  tres  rosarios. 

Resp.  Ya  se  respondió  a  eso  otra  vez,  y  a  aquella  respuesta  nos  remetimos. 

6.  Se  piden  cinco  privilegios: 

1  Que  puedan  los  nuestros  que  viven  entre  neófitos,  sin  peligro  de  caer 
en  irregularidad,  denunciar  o  manifestar  a  los  jueces  el  lugar  y  manera 
de  coger  a  un  criminal,  cuando  sea  a  mayor  gloria  de  Dios  y  se  refiera 
al  bien  común;  o  decir  a  otros  que  lo  denuncien  o  manifiesten,  si  han 
recibido  algún  daño  de  tal  criminal,  sabiendo  que  de  esto  se  puede  se- 
guir derramamiento  de  sangre,  aunque  los  nuestros  no  se  mezclen  en 
actos  judiciales. 

Resp.  Lo  prohiben  los  doctores;  hagan  sólo  lo  que  permite  la  buena  teología. 

2  Para  dar  las  bendiciones  nupciales  a  los  neófitos  en  todo  tiempo.  Esto 


642 


ARNAYA,  NICOLAS  DE,  P. 


concedió  Pío  IV  por  25  años.  Y  también  se  refiere  que  usó  (sic)  otra 
concesión  por  12  años. 
Resp.  Por  concesión  de  Paulo  V,  está  concedido  hasta  1626  inclusive. 

3  Que  conceda  su  paternidad  al  P.  provincial  que  pueda  comunicar  al 
rector  de  Sinaloa  los  privilegios  que  en  el  compendio  son  concedidos  al 
provincial,  de  modo  que  el  provincial  pueda  para  eso  sustituir  sus  veces, 
en  lo  que  juzgare  convenir,  al  rector  y  el  usar  de  ellos  y  comunicar  los 
que  se  pueden  a  los  subditos,  por  la  gran  distancia  de  300  leguas. 

Resp.  Por  cuanto  me  toca  a  mí,  me  place;  se  concede. 

4  Que  en  ocasión  que  el  rector  del  colegio  de  la  provincia  de  Sinaloa  no 
pueda  ir  a  congregación  provincial,  señale  un  profeso  que  pueda  ir  a 
ella,  aunque  no  sea  de  aquellos  a  quienes  por  antigüedad  cabe  entrar. 

Resp.  Se  observe  la  fórmula, 

5  Que  el  provincial  conceda  a  los  misioneros  privilegio  para  bendecir 
ornamentos  sacerdotales  y  corporales,  etc. 

Resp.  No  se  puede,  si  no  es  al  superior,  al  menos  de  residencia. 

Memorial  del  P.  Nicolás  de  Arnaya,  provincial  de  la  Compañía 
de  Jesús  de  Nueva  España,  y  sus  consultores,  en  12  de  Mayo  de  1620, 
para  nuestro  padre  general.  (Congr.  56  f.  220). 

1.  Pide  esta  provincia  a  V.  P.  se  sirva  demandar  de  las  provincias  el  mayor 
número  que  se  pudiere  de  buenos  sujetos,  que,  por  lo  menos  sean  30:  por 
ser  mucho  lo  que  abraza  esta  provincia,  principalmente  en  las  misiones, 
habiéndonos  muerto  en  una  de  ellas  ocho  muy  grandes  sujetos;  y  después 
acá  haberse  también  muerto  muchos  de  los  mejores  de  la  provincia.  Por 
lo  cual  suplica  toda  ella  a  V.  P.  se  sirva  de  hacerle  esta  gracia,  mandando 
que  muchos  de  los  que  vinieren  sean  sacerdotes.  Y  porque  se  ve  que  las 
provincias  de  España  han  gastado  y  gastan  mucho  en  los  sujetos  que  han 
dado,  así  para  ésta  como  para  otras,  lleva  el  padre  procurador  una  buena 
limosna  y  ayuda  de  costa  que,  al  juicio  de  V.  P.  se  podrá  repartir  en  las 
cuatro  provincias,  la  cual  se  ha  sacado  sin  daño  de  los  colegios. 

Resp.  Sí,  en  cuanto  se  pueda  y  el  rey  dé  licencia;  pues  de  mi  parte  es  mani- 
fiesto el  afecto  particular  que  profeso  a  esa  provincia. 

2.  En  todo  este  nuevo  mundo  hay  mucha  devoción  a  nuestro  beato  Padre 
Ignacio;  y  no  se  puede  significar  cuánto  se  desea  su  canonización.  Aunque 
la  provincia  está  muy  satisfecha  de  que  V.  P.  tiene  este  negocio  muy  a 
cargo;  con  todo,  para  muestra  de  su  devoción  con  el  santo  Fundador,  hace 
instancia,  para  que  V.  P.  se  sirva  hacerla  a  su  Santidad,  para  consuelo 
universal  del  mundo. 


BIOGRAFIA 


643 


Resp.  No  se  ha  faltado  de  hacer  esta  instancia;  y,  como  les  contará  el  P.  pro- 
curador (Hernando  de  Villafañe),  la  causa  está  en  muy  buen  punto. 
(El  Fundador  de  la  Compañía  fue  canonizado  el  12  de  Marzo  de  1622). 

3.  Habiendo  sabido  que  su  Santidad  ha  hecho  gracia  de  dar  licencia  para 
que,  así  en  esa  santa  ciudad,  como  en  todo  el  estado  de  Mantua,  se  diga 
misa  del  beato  Luis  Gonzaga;  por  la  devoción  que  esta  provincia  tiene  a 
su  santa  persona,  desea  se  extienda  la  misma  gracia  a  ella,  concediéndo- 
sela para  que  en  su  día  se  diga  misa  y  se  rece  de  él,  para  mayor  fomento  de 
la  devoción  así  para  los  nuestros,  como  para  los  de  fuera. 
Resp.  Poco  a  poco.  Cuando  se  haya  obtenido  la  canonización  del  beato  Padre 
Ignacio,  se  procurará. 

(firmado)  Nicolás  de  Arnaya. 

(Alegre-Burrus,  Hist.  H,  640-43). 

—  Roma,  8  Sept.  1620.  (De  una  carta  del  P.  Vitelleschi  al  P.  provincial 
Arnaya) : 

Aconseja  cuatro  cosas  para  las  misiones: 
Primera:  el  evitar  las  compras  y  ventas. 
Segunda:  que  los  superiores  de  ellas  sean  maduros, 
Tercera:  que  hablen  bien  unos  de  otros. 
Cuarta:  que  se  muden  con  frecuencia, 

—  México,  22  de  Octubre  de  1620.  Comparecieron  los  padres  Nicolás 
de  Arnaya  y  Luis  de  Ahumada,  provincial  y  rector  respectivamente,  a 

nombre  del  colegio  de  la  Compañía,  heredero  que  era  del  P.  Alonso  Guerrero 
y  Villaseca,  y  Juan  Guerrero  Villaseca,  por  sí,  y  en  nombre  de  su  mujer  Mag- 
dalena de  Reza  y  Mendoza,  para  celebrar  un  convenio  con  la  Compañía  so- 
bre los  bienes  de  su  hermano  Alonso.  (Quintana,  José  Miguel). 

—  Desde  fines  del  año  1620  había  recibido  el  P.  Pedro  de  Cabrera  orden 
cerrada  del  P.  provincial  Nicolás  de  Arnaya,  en  que  le  mandaba 

restituirse  con  el  H.  Blás  Hernández  al  colegio  de  Guatemala,  y  abandonase  a 
Granada  de  Nicaragua.  No  faltaron  al  prudente  superior,  razones  para  una 
determinación,  al  parecer  tan  violenta.  El  P.  Florián  de  Ayerbe  a  quien  el 
año  de  1618  se  había  enviado  por  visitador  de  aquella  residencia  y  del  colegio 
de  Guatemala,  había  sido  de  dictamen,  que  no  podía  fundarse  ni  gobernarse 
bien  un  colegio  tan  distante. 

El  P.  Sebastián  Chieca,  el  P.  Hernando  Mejía  que  había  estado  allí,  el 
P.  rector  del  colegio  de  Guatemala,  padre  Carvajal,  y  otros  varios,  habían 


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ARNAYA,  NICOLAS  DE,  P. 


sido  del  mismo  parecer.  Por  otra  parte  los  jesuítas  no  habían  ido  allí,  sino  por 
vía  de  misión,  y  habían  estado  más  de  tres  años. 

Alegre,  copia  en  este  punto,  una  petición  de  la  ciudad  de  Granada,  Ni- 
caragua, fechada  el  10  de  enero  de  1621,  y  expedida  por  el  notario  civil  don 
Francisco  López  de  Castro  y  dirigida  al  P.  provincial  Nicolás  de  Arnaya. 
El  17  de  enero  (1621)  habiéndose  reunido  el  cabildo  de  aquella  ciudad,  aña- 
dió una  hijuela  a  esta  petición,  rogando  a  los  padres,  les  dejasen  el  consue- 
lo de  dejar  puesta  su  casa  e  iglesia,  con  la  esperanza  de  volver,  sin  vender 
ni  traspasar  nada,  en  caso  de  que  hubiesen,  por  obediencia,  de  salir. 

El  20  de  Agosto  de  1621  el  limo,  fray  Benito  Gerónimo  Baltodano,  obispo 
de  Nicaragua,  yendo  de  camino  hacia  su  diócesis,  y  siendo  informado  de  la 
partida  de  los  jesuítas  de  Granada,  escribió  una  carta  al  P.  provincial  desde 
Cartago  (Costa  Rica),  reclamándole. 

La  determinación  última  del  prudente  superior  provincial  fue  cometer 
al  Padre  Luis  de  Molina,  destinado  visitador  del  colegio  de  Guatemala,  que 
pasase  a  Granada  y  a  Realejo,  y  que  examinase  los  fundos  de  una  y  otra 
fundación".  (Alegre:  II,  134). 

—       Carta  anua  de  Sinaloa  fechada  el  26  de  Mayo  de  1620.  El  manus- 
crito tiene  22  fojas;  presentamos  un  resumen: 

1)  A  este  colegio  de  San  Felipe  y  Santiago  (Sinaloa)  pertenecen  14  par- 
tidos, que  tienen  55  pueblos,  de  más  de  80,000  almas  bautizadas. 

2)  Cada  año  vienen  a  este  colegio  todos  los  misioneros  a  hacer  ejercicios. 

3)  En  nuestra  iglesia  se  celebran  con  mucho  fruto  los  doce  jubileos.  El 
seminario  de  indizuelos  se  ha  adelantado,  con  un  maestro  de  capilla,  diestro, 
que  juntamente  enseña  a  leer  y  escribir  a  los  seminaristas  y  a  los  hijos  de 
los  vecinos  de  la  villa,  que  acuden  en  buen  número. 

Háseles  puesto  en  la  escuela,  una  imagen  de  nuestra  Señora,  que  está 
amparando  debajo  de  su  manto  a  muchos  indiecitos,  con  que  ha  crecido  en 
ellos  la  devoción  a  la  Señora,  trayendo  su  rosario  al  cuello.  Enséñaseles  toda 
policía,  y  que  salgan  cuales  los  de  San  Gregorio  en  México  y  San  Martín 
de  Tepotzotlán. 

4)  Celebróse  la  nueva  de  la  beatificación  de  nuestro  santo  padre  Fran- 
cisco Javier  con  solemnidad  grande,  empezando  un  domingo  con  repique 
de  campanas  y  respondiendo  a  coro  cuatro  términos  de  chirimías  que  esta- 
ban repartidos  en  nuestra  casa,  con  otros  juegos  de  trompetas  y  atabales, 
aumentando  el  regocijo  los  soldados  de  esta  villa  con  mosquetes  y  tiros  de 
artillería,  respondiéndose  unos  a  otros,  llenando  los  aires  de  truenos  que  cau- 
saba el  rayo  de  nuestro  glorioso  santo  apóstol  de  las  misiones. 

5)  Duró  todo  esto  hasta  las  cuatro  de  la  tarde,  cantóse  luego  un  Te 
Deum  laudamus,  con  gran  concurso  de  gente,  haciéndose  después  una  es- 


BIOGRAFIA 


645 


caramuza  en  la  plaza,  a  usanza  de  guerra,  dando  fin  por  la  noche  con  lumi- 
narias y  cohetes,  dejando  lo  principal  para  cuando  los  padres  por  navidad 
se  juntasen,  la  cual  han  hecho  ya  con  gran  solemnidad  en  sus  partidos,  pre- 
dicando a  los  indios  que  el  Padre  Javier  fue  como  uno  de  nosotros,  que  se 
ocupaba  en  ganar  almas  para  Dios,  y  por  eso  le  honraban. 

6)  Se  aprovecha  esta  ocasión  para  darle  las  gracias  al  M.R.P.  General 
por  los  siete  padres  que  el  año  pasado  les  envió  para  estas  misiones. 

7)  Unos  gentiles  de  Chínipas  llevaron  al  padre  de  la  misión  abundancia 
de  maíz  y  frijol,  porque  sabían  que  sus  cristianos  padecían  hambre,  y  pedían 
en  cambio  el  bautismo,  que,  instruidos,  recibieron.  Les  prometió  el  padre 
que  iría  a  sus  pueblos,  pasadas  las  aguas,  y  ya  se  han  reunido  en  cuatro  pue- 
blos. Sabiendo  esto  otros  gentiles,  se  les  juntaron:  que  querían  ellos  también 
ser  cristianos. 

8)  La  numerosa  nación  de  los  guazapares  ha  venido  tres  veces  a  lo  mis- 
mo, de  suerte  que  se  abrió  puerta  a  tres  naciones  de  infinito  gentío,  que  son: 
los  chínipas,  huites  y  guazapares. 

9)  Sigue  la  relación  de  los  nebomes. 

10)  He  sabido  de  un  indio  cristiano,  que  la  gente  del  río  Sisibotari  lo 
recibió  con  alegría  poniendo  cruces  y  pidiendo  padres  para  ser  bautizados, 
y  que  contó  setenta  rancherías,  y  que  es  tanta  gente  como  la  del  río  Mayo 
y  que  se  quieren  juntar  en  cinco  pueblos. 

11)  Vínome  a  visitar  el  mismo  gran  Sisibotari,  y  presentóme  tres  águilas. 

12)  También  vinieron  los  caciques  de  los  baciias. 

13)  Se  han  bautizado  este  año  más  de  7,500;  y  se  han  casado,  1,600. 
(Siguen  muchos  ejemplos  de  diversas  clases,  pero  donde  no  entran  los  PP.) . 
Sigue  la  relación  ya  conocida  del  Yaqui,  y  termina:  "Todos  los  padres 

de  estas  misiones  de  Sinaloa,  los  de  Parras,  Tepehuanes,  Topia  y  San  Andrés 
trabajan  con  incansable  celo".  (Lleva  fecha  de  26  de  Mayo  de  1620). 

(Arch.  Gen.  Nac.  Méx.  Acervo  Jesuítas,  copilado  por  Francisco  García 
de  Figueroa  en  1792). 

—       Roma,  19  de  Abril,  1621.  (De  una  carta  del  P.  general  al  P.  provincial)  : 

1)  Se  le  agradece  al  P.  provincial  Arnaya  el  que  haya  ayudado  tempo- 
ralmente a  la  casa  profesa  y  al  colegio  de  la  Veracruz. 

2)  Que  se  proveerá  en  Roma  al  negocio  de  los  diezmos. 

3)  Que  el  P.  Santiesteban  acompañe  al  virrey  al  Perú. 

4)  Que  lleve  con  paciencia  y  humildad  las  dificultades  con  el  limo.  Sr. 
arzobispo. 

5)  Que  no  se  acorte  la  tercera  probación. 

6)  Lo  que  se  debe  de  derecho  a  los  fundadores  en  los  entierros. 


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ARNAYA,  NICOLAS  DE,  P. 


7)  Que  no  faculta  al  P.  provincial  para  que  las  renuncias  se  hagan  a 
los  cuatro  años  de  haber  ingresado. 

8)  Cómo  se  entiende  la  promesa  "relinquenda  bona  ad  annum". 

9)  Ordena  una  misa  y  sagrada  comunión  por  el  romano  pontífice,  en 
señal  de  agradecimiento,  por  lo  que  nos  favoreció  su  Santidad  Paulo  V. 

(Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  ColL,  1934]  Mss.  cartas  de  los  generales). 

—       La  carta  anua  de  Sinaloa  firmada  por  el  P.  Nicolás  de  Arnaya, 
provincial,  en  México  a  30  de  Abril  de  1622,  que  toda  se  refiere  a 
lo  sucedido  en  1621,  presentada  aquí  en  resumen,  dice  así: 

1)  En  el  colegio  de  Sinaloa  en  la  villa  de  San  Felipe  y  Santiago,  habita 
el  P.  rector  y  visitador  de  todas  las  misiones,  con  otro  padre  y  tres  hermanos 
coadjutores:  uno  de  éstos  cuida  la  estancia  y  es  procurador;  los  otros  dos 
trabajan  en  oficios  domésticos. 

2)  Crece  el  número  de  españoles  en  esta  villa  y  así  vienen  otros  tres  pa- 
dres de  los  partidos  a  trabajar  y  ayudar,  en  confesar  y  predicar,  sobre  todo 
en  los  jubileos  mensuales. 

3)  De  los  indios  de  esta  villa  también  se  cuida,  especialmente  en  advien- 
to y  cuaresma;  el  mismo  padre  visitador  les  explica  la  doctrina. 

4)  Se  ha  establecido  la  doctrina  en  los  hospitales  que  el  P.  visitador  ha 
entablado  y  acuden  el  capitán  general  y  los  soldados. 

5)  Los  niños  del  seminario  tienen  un  maestro  asalariado.  El  Corpus  lo 
celebraron  los  niños  españoles  de  la  escuela  con  apacibles  danzas,  y  lo  mis- 
mo hicieron  en  la  calle  españoles  de  nota,  con  gran  edificación  de  los  indios. 

6)  El  capitán  general  Diego  Martínez  de  Urdaide  da  en  todo  muy  buen 
ejemplo,  y  por  eso  Dios  nuestro  Señor  le  ayuda  en  sus  victorias.  Tiene  es- 
pecial devoción  a  nuestros  santos  padres  Ignacio  y  Javier. 

7)  En  lo  temporal  no  faltan  limosnas;  y  apenas  muere  alguno  en  esta 
villa  que  no  deje  alguna  limosna  a  este  colegio. 

8)  Ha  sido  mejorada  la  iglesia  este  año  con  dos  lámparas  de  plata  para 
los  altares  laterales,  con  una  rica  custodia  de  plata  sobredorada,  cuyo  pre- 
cio fue  de  600  pesos  y  otra  de  200. 

9)  En  cuaresma  se  sacó  grande  fruto. 

10)  Todas  estas  misiones  de  Sinaloa  tienen  24  sacerdotes:  los  once  per- 
tenecen a  las  misiones  de  Mayo,  Yaqui  y  Nebome,  a  donde  se  ha  puesto  su- 
perior inmediato.  Las  otras  trece  están  repartidas  en  14  puestos,  divididos 
en  55  pueblos,  en  los  cuales  hay,  86,340  almas  ya  bautizadas.  Grande  labor. 
(Siguen  algunos  ejemplos). 

12)  Crece  la  devoción  a  la  santísima  Virgen:  rezan  todos  los  días  el  ro- 
sario, y  hanlo  tomado  tan  de  veras,  que,  desde  el  menor  hasta  el  más  viejo 
lo  tienen  colgado  al  cuello,  llevándolo  primero  a  que  el  padre  lo  bendiga 


BIOGRAFIA 


647 


en  el  altar.  Y  es  cosa  de  gran  consuelo  cuando  oyen  misa  rezando  su  rosario; 
y  cuando  el  padre  está  ausente,  se  juntan  en  la  iglesia  todos  a  lo  mismo,  en 
lugar  de  la  misa  y  sermón  que  se  les  hace  en  los  días  de  fiesta;  y  ahora, 
yendo  a  sus  milpas  y  aun  en  sus  mismas  casas  van  recitando  este  loable  ejercicio. 

13)  En  la  noche  rezan  por  las  ánimas  algunas  oraciones  que  el  padre 
les  ha  enseñado.  Hacen  disciplina  en  nuestra  iglesia  cada  semana  desde  la 
septuagésima  hasta  pascua;  y  las  vísperas  de  las  fiestas  de  nuestro  Señor  y 
la  santísima  Virgen,  precediendo  una  plática,  la  cual  acabada  cantan  con 
buena  música  el  Miserere,  y  se  van  a  sus  casas  en  silencio.  (Siguen  algunos 
ejemplos) . 

(Sigue  una  carta  del  P.  Gaspar  Várela  que  se  puede  ver  en  su  ficha). 

14)  Nuevas  naciones  ansian  el  cristianismo,  p.e.  los  chínipas.  (Véase  en 
Castini).  Y  los  guazapares. 

Ruego  a  V.  P.  que  con  la  venida  del  P.  procurador  (Gaspar  Rodero) 
mande  muchos  y  fervorosos  sujetos  a  esta  viña. 

Añade:  Los  guazapares  también  acudieron  al  P.  Diego  de  Guzmán  (Cfr. 
Guzmán)  que  era  el  visitador  de  las  misiones:  que  la  misión  se  ha  dividido 
en  dos  desde  1620:  los  ríos  Mayo,  Yaqui  y  Nebome,  cuyo  superior  es  el  P. 
Villalta,  y  sólo  en  un  año  se  han  bautizado  en  esos  tres  ríos  486  adultos  y 
2196  párvulos,  que  son  por  todos  2682.  Se  han  casado  2238  pares. 

(Sigue  una  carta  del  P.  Cristóbal  de  Villalta:  a  su  ficha). 

(Otra  del  P.  Pedro  Méndez,  a  su  papeleta).  Y  termina  pidiendo  la  ben- 
dición de  nuestro  padre  general.  (México,  último  de  Abril  de  1622). 

—  Por  este  año  recibió  al  joven  Alonso  Muñoz,  enviándolc  al  noviciado. 
Una  aclaración  del  P.  Alegre  sobre  la  fecha  de  la  carta  anterior,  pues 

dice  que  el  P.  Pérez  Rivas  la  coloca  en  1628,  y  como  se  ve  es  de  1621,  y  tan- 
to que  lleva  la  firma  del  P.  Nicolás  de  Arnaya  que  murió  el  1623.  (Ale- 
gre-Burrus:  II,  328). 

—  Pérez  Rivas  resume  así  el  provincialato  de  nuestro  P.  Nicolás  de  Ar- 
naya: "Durante  su  provincialato  promovió  eficazmente  las  empresas 

de  la  provincia,  aunque  algunos  le  notaron  que  disimulaba  ciertas  faltas,  y 
mostraba  en  su  persona  un  defecto  que  vemos  advertido  en  ciertas  provincias 
del  nuevo  mundo,  a  saber:  como  en  aquellas  tierras  tan  apartadas  del  centro 
de  la  iglesia,  el  padre  provincial  era  la  suprema  autoridad  de  los  jesuítas 
que  podían  ver  las  ciudades  y  los  pueblos,  poco  a  poco  se  había  introducido 
la  costumbre  de  prestarles  unos  honores  desusados  en  Europa,  y  que  más 
parecían  propios  de  obispos,  que  de  superiores  religiosos. 

"Introdújose  sin  sentir  el  adornarles  con  cierto  lujo  y  esplendor  los  apo- 
sentos, el  recibirles  con  mucho  aparato  cuando  entraban  en  las  ciudades,  y 


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ARNAYA,  NICOLAS  DE,  P. 


otras  demostraciones  de  honra  que  allí  parecían  naturales,  pero  que  en  Euro- 
pa se  juzgaban  excesivas. 

"El  P.  Vitelleschi  hubo  de  avisar  sobre  esto  al  P.  Arnaya,  para  que  se 
enmendase  el  exceso,  si  es  que  lo  había".  (Vitelleschi  al  P.  Arnaya:  Roma  7 
de  Septiembre  de  1621). 

Por  otra  parte  todos  convienen  que  fue  un  excelente  superior;  que  en 
sus  seis  años  de  provincialato  rigió  la  provincia  mexicana  con  un  tino  par- 
ticular; fue  además  consumadísimo  en  todas  letras,  especialmente  en  las  sa- 
gradas, cuya  grande  erudición  y  lectura  de  santos  padres,  se  manifiesta  en 
los  tres  tomos  que  dio  a  la  luz  pública,  de  conferencias  espirituales;  pero  aún 
fue  más  excelente  en  todo  género  de  dirección  de  las  almas,  cuya  práctica 
aprendió  en  el  continuo  trato  de  la  oración,  en  el  cual  gastaba  muchas  ho- 
ras cada  día.  (Pérez  Rivas) . 

El  P.  Oviedo  hace  un  verdadero  panegírico  de  este  hombre  tan  extraor- 
dinario, destinándole  el  día  21  de  Mayo  en  su  Menologio. 

Y  Pérez  Rivas  compendia  sus  virtudes  principales  en  una  humildad  muy 
de  corazón,  en  una  limpieza  y  castidad  sin  tacha,  en  una  sumisa  y  prudente 
obediencia,  en  grande  paciencia  en  los  sufrimientos,  en  un  celo  muy  carac- 
terístico, en  una  caridad  eximia  y  en  una  continua  unión  con  Dios. 

Sus  devociones  más  notables  eran  acerca  del  misterio  de  la  Eucaristía  y 
una  filial  devoción  a  nuestro  Padre  San  Ignacio.  (Pérez  Rivas). 

1622  Roma,  Agosto  8  de  1622.  (De  una  carta  del  P.  general  Mucio  Vite- 
lleschi al  recién  nombrado  visitador  de  México,  P.  Agustín  de  Quirós)  : 
"No  falta  quien  me  escriba  que  el  P.  provincial  Nicolás  de  Arnaya, 
tuvo  antes  bastante  noticia  del  modo  de  vivir  del  hermano  Juan  Andrés 
Archiles,  y  no  lo  remedió,  hasta  que  sus  cosas  llegaron  al  término  que  se 
supieron  por  otras  partes.  Infórmese  V.  R.  de  lo  que  hubo  en  esto,  y  haga 
conforme  a  lo  que  averiguare.  Muchas  licencias  se  han  dado  en  poco  tiempo 
a  nuestros  hermanos  estudiantes  para  ir  a  sus  tierras,  y  algunas  están  a  más 
de  cien  leguas  de  México;  necesario  es  reformarlo  y  así  encargo  que  se 
haga".  (Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll.,  1934]  Vol.  V.  Mss.,  p.  223). 

—  Con  la  misma  fecha,  8  de  Agosto,  y  al  mismo  P.  Quirós  escribe  otra 
carta  el  P.  general:  La  asignación  del  nuevo  P.  provincial  y  de  los  demás 
superiores  de  esa  provincia,  se  envió  en  el  pliego  del  P.  Nicolás  de  Arnaya. 
V.  R.  lo  habrá  ya  visto,  y  procurado  se  ejecute  puntualmente,  como  de  acá 
fue  dispuesta.  (Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll,  1934]  Vol.  V.,  p.  254). 

Por  desgracia  el  P.  visitador  Agustín  de  Quirós  murió  impensadamente 
el  13  de  Diciembre  de  1622,  y  ya  no  recibió  esta  carta.  Entretanto  seguía 
rigiendo  la  provincia  la  buena  mano  del  P.  Arnaya. 


BIOGRAFIA 


649 


—  En  la  tercera  carta  de  la  misma  fecha,  Roma,  8  de  Agosto  de  1622, 
advierte  el  P.  general: 

1)  Dése  mayor  penitencia  al  P.  Alarcón  (con  duda  [pues  no  dice  el  nom- 
bre] se  lo  atribuímos  al  P.  Gabriel  Alarcón). 

2)  No  se  pongan  insignias  los  calificadores  del  santo  oficio. 

3)  Tengan  todos  tercera  probación  de  año  entero. 

4)  Advertencias  sobre  las  misiones. 

5)  Sobre  el  proyecto  de  vice-provincia  de  Guatemala. 

—  En  la  cuarta  carta  de  la  misma  fecha:  Trata  de  asuntos  o^enerales: 

1°  Si  la  fundación  de  Martínez  Apalátegui,  de  Guatemala,  podrá  apli- 
carse al  colegio  que  se  pretende  hacer  en  la  Casa  de  Loyola. 

2°  Dígase  la  letanía  todos  los  días  en  todos  nuestros  colegios  y  casas. 

—  En  la  quinta  carta  del  mismo  8  de  Agosto,  1622: 

V  Que  no  se  cante  la  misa  de  San  Ponciano  en  el  colegio  de  México. 
2°  Velen  los  superiores  sobre  la  relajación  en  el  chocolate,  comodidades, 
aposentos,  etc. 

—  En  carta  de  29  de  Mayo  de  1622  el  benemérito  general  Diego  Martí- 
nez de  Urdaide,  dirigida  al  virrey  don  Diego  Carrillo  Pimentel  y  al 

P.  provincial  Nicolás  de  Arnaya  expone  sus  méritos,  que  copiamos  aquí, 
por  ser  parte  de  la  historia  de  nuestras  misiones  de  Sinaloa  y  Sonora: 

El  documento  está  ahora  contenido  en  11  capítulos,  encerrados  en  las 
once  primeras  letras  del  alfabeto:  de  la  A  a  la  L. 

Letra  A.  Dice  lo  siguiente: 

1)  Que  todo  lo  que  dijere  constará  por  informaciones  de  sus  servicios 
pues  ha  servido  al  rey  40  años,  de  ellos  29  en  Sinaloa,  siendo  capitán. 

2)  Refiere  la  entrada  del  primer  gobernador  Francisco  de  Ibarra,  en 
Sinaloa,  proveyendo  la  villa  de  San  Juan  de  Carapoa. 

3)  Entrada  de  los  primeros  padres  de  la  Compañía,  por  orden  del  vi- 
rrey don  Luis  de  Velasco,  marqués  de  Salinas  (159Ü-91).  Consejo 
del  gobernador  de  Nueva  Vizcaya,  don  Rodrigo  del  Río.  Muerte  del 
santo  padre  Gonzalo  de  Tapia.  Manda  el  virrey  vengar  esta  muerte. 

4)  El  conde  de  Monterrey,  don  Gaspar  de  Zúñiga  (1595-1603)  asienta 
presidio  de  24  soldados  que  perdura  hasta  el  día  de  la  fecha  (1622) 
y  conquistó  más  de  cien  leguas  de  tierra,  que  amparan  a  185,000  in- 
dios, de  los  cuales  80,000  son  ya  cristianos,  y  ellos  y  los  demás,  vasa- 
llos del  rey. 


650 


ARNAYA,  NICOLAS  DE,  P. 


5)  El  marqués  de  Montesclaros  (1603-07)  manda  fundar  con  su  nombre 
el  Fuerte  de  Carapoa,  desde  entonces  el  Fuerte  de  Montesclaros,  que 
fue  cuando  él  (Urdaide)  entró  a  la  provincia,  ya  como  capitán. 

6)  Descubre  la  tierra:  hace  evocación  de  Alvar  Núñez  de  Vaca;  habla 
de  la  California,  del  capitán  Juan  de  Iturbe,  hasta  el  tiempo  del 
marqués  de  Guadalcázar  (1613-21). 

7)  Empieza  a  contar  su  propia  historia:  que  por  orden  del  conde  de 
Monterrey  (1595-1603),  sale  a  descubrir  minas,  que  llevó  consigo  al 
P.  Pedro  Méndez;  que  le  hicieron  traición  los  indios  y  pelea  que  con 
ellos  tuvo  dos  días  seguidos,  y  que  al  fin  obtiene  victoria  de  ellos.  Des- 
cubre plata  pero  pobre;  gasta  5,000  pesos  de  su  peculio.  Descubre 
el  río  de  los  Caballeros. 

8)  Malos  tlatoles  (juntas  de  indios)  en  Sinaloa  por  febrero  y  marzo: 
propone  el  proyecto  de  establecer  tres  fuertes  más:  Mayo,  Yaqui  y 
Nebome. 

9)  Propone  también  la  fundación  de  otra  villa,  pero  que  no  haya  sino 
una  cabeza  en  Sinaloa. 

10)  En  tiempo  y  por  mandato  del  marqués  de  Guadalcázar  (1613-21)  en- 
tró el  evangelio  en  los  tres  ríos:  Mayo,  Yaqui,  Nebome. 

11)  Retíranse  a  la  sierra  300  cristianos  de  nación  bacapas.  Y  hay  que 
traerlos. 

Letra  B. 

1)  Trata  de  los  principios  de  esta  provincia  de  Sinaloa,  y  dice  que  con- 
fina con  la  Florida  y  la  California.  Muerte  del  P.  Tapia. 

2)  Hasta  ahora  se  han  bautizado  12,000  en  el  primer  río;  los  del  segun- 
do piden  padres.  Y  piden  favor  al  gobernador  Urdiñola,  a  quien  Ur- 
daide alaba. 

3)  Cada  padre  tiene  de  15  a  20  leguas  de  distrito,  y  a  cada  uno  al  año, 
de  parte  del  rey  le  dan  250  pesos. 

Letra  C. 

1)  Por  mandado  del  gobernador  Vivero,  informó  a  éste  de  las  conquis- 
tas: que  en  el  Mayo  hay  20,000  almas,  la  mitad  ya  bautizadas. 

Que  la  continua  costumbre  de  estos  indios  es  huirse  al  m.onte  o  pa- 
sarse a  otras  tribus. 

2)  Solamente  este  año,  por  guerras  y  enfermedades  murieron  4,000  indios. 

3)  Que  el  número  de  32  soldados,  para  todas  las  misiones,  le  parece  poco. 


BIOGRAFIA 


651 


Que  en  el  alzamiento  de  los  indios  en  Carapoa,  salió  victorioso.  Se 
han  rebelado  los  de  Topia  y  Santiago. 

4)  Por  este  levantamiento,  vino  Hernando  Bazán  con  cien  hombres. 

5)  Han  entrado  los  españoles  haciendo  esclavos  a  los  indios,  y  se  ha  al- 
borotado la  tierra.  Por  ahora  hay  27  pueblos  de  cristianos,  y  todos 
dependen  de  un  solo  capitán. 

Letra  D. 

1)  Carta  del  P.  Cristóbal  de  Villalta  de  29  de  Abril  de  1622,  en  que 
da  aviso  de  una  conjuración,  en  que  quieren  dar  muerte  al  P.  Tomás 
Basilio,  y  al  capitán. 

Letra  E. 

1 )  Carta  del  general  Urdaide  al  obispo  de  Guadiana,  de  11  de  Mayo 
de  1622,  en  que  le  da  cuenta  de  peligrosos  tlatoles,  y  del  número  de 
indios. 

Letra  F. 

1)  Carta  al  virrey  don  Luis  de  Velasco  (la  2a.  vez)  (1607-11)  fechada 
el  6  de  Febrero  de  1610:  satisface  al  cargo  que  le  hace  de  la  entra- 
da al  Yaqui,  en  que  huyeron  18  soldados  españoles  y  4,000  indios 
amigos  y  sólo  19  soldados  fieles  quedaron  con  él. 

2)  De  cómo  los  indios  el  año  de  1608  trataron  de  matar  a  los  misioneros. 

3)  Rebelión  en  el  río  de  Sinaloa.  Viene  juez  contra  el  capitán  y  solda- 
dos fugitivos. 

4)  En  secreto  pretenden  matar  los  indios  a  un  misionero  jesuíta. 
Letra  G. 

1)  Cartas  de  Urdaide,  al  P.  Juan  Laurencio  rector  de  México,  y  al  vi- 
rrey, quejándose  de  que  lo  quieren  quitar  por  viejo. 

2)  Hace  mención  del  alzamiento  en  el  río  Yaqui. 

3)  Rebelión  de  los  indios  de  la  sierra  de  Cahuameto:  han  quemado  igle- 
sias, y  matado  cristianos:  son  de  la  doctrina  de  los  padres  Pedro  de 
Velasco  y  Juan  Calvo. 

4)  Llegan  a  la  villa  de  San  Felipe  y  Santiago,  350  nebomes  pidiendo  el 


652  ARNAYA,  NICOLAS  DE,  P. 

bautismo,  y  han  caminado  para  venir  70  leguas:  andan  en  compe- 
tencia con  los  yaquis  y  mayos,  sobre  quién  se  ha  de  llevar  al  P.  Pe- 
dro Méndez. 

Habla  sobre  el  capitán  Olivas  y  el  P.  Acevedo.  Al  margen  lleva 
la  fecha:  10  de  Abril  de  1619. 

5)  Pésame  por  la  muerte  de  la  virreina.  Entra  el  Cap.  Urdaide  con  el 
P.  Andrés  Pérez  Rivas  a  nuevas  conquistas.  Trata  de  los  nures. 

6)  Carta  (parece  que  al  P.  Nicolás  de  Arnaya),  fecha  en  río  Mayo,  4 
de  Abril,  1622:  hay  en  Mayo  17,040  almas  y  sólo  dos  ministros.  Trai- 
ción que  le  hacen  en  Yaqui. 

Letra  H. 

1)  Trata  del  pertrecho  en  la  guerra  de  tepehuanes  en  carta  al  gober- 
nador. Su  fecha  10  de  Enero  de  1617. 

2)  Describe:  a)  el  alzamiento  de  los  guazabés,  en  tiempo  del  conde  de 
Monterrey  (1595-1603);  b)  el  de  los  chínipas  y  peligro  que  pasó  el 
P.  Pedro  Méndez;  c)  del  pueblo  de  Matapán;  d)  otros  alzamientos 
en  tiempo  del  virrey  de  Montesclaros  (1603-1607);  e)  de  los  tehue- 
cos;  f)  de  los  zuaques. 

3)  Por  dos  cartas  le  manda  el  virrey  que  ayude  y  atienda  a  la  doctrina 
de  los  nebomes.  Llegan  cuatro  padres  más,  entre  ellos  el  P.  Santarén. 

Manda  el  gobernador  dar  escolta  al  P.  Acevedo.  Los  tepehuanes 
destruyen  a  Batoyapa  con  su  iglesia. 

Letra  L 

1)  Carta  al  virrey,  marqués  de  Guadalcázar  (1613-21),  fechada  a  5  de 
Septiembre  de  1620.  Describe  la  guerra  contra  los  albinos;  deshace  la 
calumnia  de  que  come  mejor  que  el  virrey. 

2)  Cuenta  cómo  redujo  once  naciones  a  la  corona  real  en  una  sola  sa- 
lida. Traición  solapada  de  los  yaquis. 

3)  Eloyden  (sic)  Echávez  reparte  los  esclavos  de  la  presa  de  los  albinos. 
Información  que  hace  de  los  hechiceros,  que  importa  mucho  para  la 
historia. 

4)  Escribe  Urdaide  a  los  padres  congregados  en  México  en  la  nona  con- 
gregación provincial  que  preside  el  P.  Nicolás  de  Arnaya,  en  No- 
viembre, 1619.  Informa  de  los  aumentos  de  la  provincia  de  Sinaloa; 
de  las  naciones  que  se  le  han  entregado  de  paz;  se  opone  a  la  división 
de  aquella  provincia. 


BIOGRAFIA 


653 


5)  Habla  de  los  tepeguanes;  de  Tecuchiapa;  desmiente  a  los  tepehuanes 
que  afirman  haber  acabado  con  el  poder  español  en  oriente  (sic,  por 
occidente)  ;  se  acaban  de  recuperar  de  entre  los  tepehuanes,  dos  don- 
cellas y  dos  niños  españoles. 

6)  Almazein  (?  sic)  ahorca  al  mensajero  del  diablo  de  los  tepehuanes, 
que  decía  tener  poder  para  resucitar  muertos  y  hacer  otros  actos 
prodigiosos. 

7)  Mandamiento  del  conde  de  Monterrey  para  que  se  saquen  los  indios 
sinaloas  de  Culiacán;  orden  del  gobernador  para  la  pacificación  de 
los  tepehuanes.  Alzamientos  que  han  sucedido  en  la  provincia. 

8)  Guerra  con  los  albinos:  dura  cinco  horas  la  pelea;  póneles  fuego;  da 
su  parecer  de  que  se  ponga  aquí  una  fortaleza.  Traición  y  emboscada 
de  8.000  flecheros  en  Yaqui. 

9)  Quema  de  iglesias  por  los  cahuametos,  doctrinados  del  santo  padre 
Hernando  de  Santarén:  eran  1080. 

10)  Tlatoles  de  los  indios;  alzamiento  de  Juan  de  Mesa,  su  muerte;  se 
opone  a  la  división  de  dos  cabezas  en  la  provincia  de  Sinaloa.  Quéjase 
del  P.  visitador  (lo  era  el  P.  Hernando  de  Villafañe) . 

11)  Indios  que  vienen  a  pedir  paz  con  cruz  en  las  manos,  fecha  19  de 
Junio  de  1619.  El  8  del  actual  (sic)  sale  el  P.  (Diego  de)  Guzmán 
al  bautismo  de  los  nebomes.  Carta  al  presidente  de  Guadalajara:  dale 
cuenta  de  la  entrada  del  evangelio  en  Chínipa,  aquel  año  1621. 

Letra  L. 

1)  Carta  al  virrey,  marqués  de  Guadalcázar,  fechada  a  2  de  Enero  de 
1617;  da  arbitrios  en  14  párrafos,  para  la  conservación  de  las  fronte- 
ras contra  los  tepehuanes,  que  hacía  dos  meses  se  habían  alzado. 

2)  Papel  escogido  donde  da  cuenta  al  virrey  de  los  principios  de  la  con- 
quista por  el  capitán  Ibarra;  y  el  progreso  muy  en  particular  de  sus 
personales  servicios. 

3)  Tehuecos  y  zuaques  pretenden  matar  a  los  padres  y  estorbar  la  fábri- 
ca del  Fuerte  de  Montesclaros ;  otras  victorias;  manda  el  virrey  por 
carta  de  27  de  Noviembre  de  1603,  que  se  funde  la  doctrina  del  río 
Mayo  por  el  P.  Pedro  Méndez. 

Incendio  de  dos  iglesias  en  Chicorato;  peligro  del  P.  Velasco  de 
ser  muerto. 

4)  Alzamiento  de  la  Sierra  de  Bacapa,  partido  del  P.  (Diego)  de  Ace- 
vedo,  al  cual  juran  de  matarlo  los  indios  que  desafían  al  capitán. 

5)  Alteraciones  de  bacapas  contra  el  padre  mártir  Hernando  de  Santarén. 


654 


ARNAYA,  NICOLAS  DE,  P. 


6)  Salida  del  capitán  Urdaide;  sus  buenos  sucesos;  toma  del  peñol  de 
Chucuraba  y  otros  casos  de  ella. 

7)  Dan  los  indios  enemigos  en  Tecuchiapa  a  25  de  Octubre,  y  en  Chi- 
corato  en  29. 

Letra  L 

1)  Los  yaquis  flechan  al  P.  Tomás  Basilio. 

2)  Salida  del  capitán;  victoria:  dos  días  dura  la  pelea. 

3)  Alzamiento  del  cacique  don  Simón  y  su  castigo;  narración  sobre  otras 
muchas  naciones. 

4)  Reduce  una  nación  alzada  el  santo  padre  Hernando  de  Santarén:  elo- 
gio al  margen. 

5)  Por  diligencia  del  santo  mártir  Hernando  de  Santarén  se  da  doctrina 
a  los  yaquis  (sic)  y  octomes. 

6)  El  indio  que  flechó  al  P.  Tomás  Basilio,  fue  ahorcado:  su  fecha,  año 
1627.  Refiere  todo  lo  que  pasó  al  principio  en  el  presidio.  Parece  que 
se  dirige  al  P.  Hernando  de  Villafañe:  es  carta  notable. 

—  Mayo  25  de  1622.  "Carta  y  relación  que  yo,  el  general  Diego  Martínez 
de  Urdaide,  envío  al  Excmo.  señor  virrey  de  la  Nueva  España".  (Con 

otra  letra)  :  "El  virrey  era  el  marqués  de  Xalbez  (sic)  don  Diego  Carrillo 
y  Pimentel  (1621-24)".  (Y  prosigue  con  la  misma  letra  de  antes)  :  "Para  que 
la  vea  mi  P.  Nicolás  de  Arnaya^  provincial  de  la  Compañía  de  Jesús  en 
Nueva  España.  .  ." 

(Arch.  Gen.  de  la  Nac.  [México]  Colecc.  Historia). 

—  The  General  of  the  Jesuits  in  Rome  took  interested  cognizance  of  this 
advance  of  the  West  Coast  missions.  Father  Mutius  Vitelleschi  thus 

writes,  August  8,  1622,  to  the  Provincial  of  New  Spain,  Father  Nicolás  de 
Arnaya  "It  has  been  to  me  of  especial  consolation  to  note  that  the  missions 
of  Sinaloa  have  been  so  greatly  augmented .  .  .  and  for  my  part  I  shall  expend 
all  possible  energy  to  see  to  it  that  the  increase  becomes  each  day  more 
abundant." 

And  the  General  goes  on  to  speak  of  sending  more  men  from  the  colleges 
so  that  the  extreme  spiritual  necessity  of  the  Indians  may  be  adequately  met. 
(Dunne:  Black  Robes  on  the  West  Coast,  187). 

—  Entregó  la  provincia  al  P.  Juan  Laurencio. 

1623  El  P.  Nicolás  de  Arnaya^  prepósito  de  la  casa  profesa. 

—  Versión  de  Alegre:  "Fue  materia  de  mucho  sentimiento  la  pérdida  del 


BIOGRAFIA 


655 


espiritualísimo  padre  Nicolás  de  Arnaya,  que,  pocos  meses  antes,  aca- 
baba de  dejar  el  gobierno  de  la  provincia. 

"Fue  compañero  del  venerable  P.  Gonzalo  de  Tapia  en  las  primeras  mi- 
siones a  los  chichimecas  y  a  Guadiana.  Y  su  humildad  le  mortificó  toda  su 
vida,  con  el  pensamiento  de  que,  por  su  tibieza,  se  había  hecho  indigno  de 
derramar,  como  él,  la  sangre  por  Jesucristo. 

"Gobernó  con  grande  suavidad  y  prudencia,  los  colegios  de  Puebla,  Gua- 
diana, Tepotzotlán,  en  que  fue  seis  años  maestro  de  novicios;  procurador  a 
Roma  en  que  asistió  a  la  congregación  general,  que  se  juntó  por  muerte  del 
P.  Claudio  Aquaviva.  El  sucesor  P.  Mucio  Vitelleschi  lo  envió  de  provincial; 
y  lo  fue  seis  años,  con  grande  utilidad  de  toda  la  provincia.  Siendo  provincial, 
preguntada  una  persona  de  carácter  por  un  confidente  suyo,  qué  sentía  de 
los  jesuítas:  hay  muchos  (dijo)  muy  dignos  de  estimación;  pero  al  provincial 
todo  México  lo  tiene  por  santo.  Murió  el  día  21  de  Marzo  de  1623".  (Alegre: 
II,  140-141). 

—  Versión  del  P.  Emest  J.  Burrus,  S.  J. :  "El  P.  Nicolás  de  Arnaya 
nació  hacia  1557  en  Segovia,  España,  y  entró  en  la  Compañía  el  12 

de  Abril  de  1577.  En  1586  trabajaba  con  los  indios  otomíes  en  Tepotzotlán. 
Sabía  ya  el  mexicano  en  1593.  En  1596  evangelizaba  a  los  indígenas  de  San 
Luis  de  la  Paz  en  su  lengua.  Cuatro  años  más  tarde  (en  1600)  era  superior 
de  Durango  y  estudiaba  el  guachichil.  En  1604  había  regresado  a  Tepotzotlán. 
Durante  sus  19  últimos  años  fue  rector  de  Puebla,  maestro  de  novicios,  pro- 
vincial, y  finalmente  prepósito  de  la  casa  profesa  hasta  su  muerte,  el  21  de 
Marzo  de  1623".  (Burrus-Alegre:  Hist.  II,  349). 

—  El  catálogo  de  lenguas  sólo  dice:  El  P.  Nicolás  de  Arnaya  es  lengua 
mexicana  y  otomí  y  la  ejercita  en  Tepotzotlán".  ( Alegre-Burrus:  II, 

553). 

A  González  de  Cossío  corregimos  dos  errores  históricos,  pues  dice  que 
el  compañero  del  P.  Nicolás  de  Arnaya,  P.  Gonzalo  de  Tapia  murió  a  ma- 
nos de  los  bárbaros  en  Guadiana,  y  fue  en  Sinaloa;  y  que  el  P.  Arnaya  en- 
tregó el  provincialato  el  12  de  Septiembre  de  1622  al  P.  Agustín  de  Quirós 
y  no  fue  a  él  sino  al  P.  Juan  Laurencio. 

(González  de  Cossío:  Cien  adiciones  a  la  obra  de  Medina,  pp.  20-25). 

—  La  carta  necrológica  a  la  muerte  del  P.  Nicolás  de  Arnaya  (aunque 
anónima,  escrita  por  el  P.  Guillermo  Ríos,  rector  del  colegio  máximo  de 
México),  se  publicó  en  el  anua  de  1622,  fechada  el  15  de  Mayo  de  1623. 

(Probablemente  por  esas  dos  fechas,  tanto  el  P.  Ayuso,  como  De  Backer, 
afirman  que  el  P.  Arnaya  murió  el  21  de  Marzo  de  1622). 

Antes  de  dar  a  conocer  la  carta  necrológica,  es  de  saber  que  llegaban  car- 
tas de  Roma  tanto  al  P.  Agustín  de  Quirós,  como  al  mismo  P.  Arnaya  (cuan- 


656 


ARNAYA,  NICOLAS  DE,  P. 


do  ya  los  dos  habían  pasado  a  la  eternidad),  reclamando  seriamente,  al- 
gunos errores  y  faltas  del  P.  Nicolás  de  Arnaya  durante  su  provincialato, 
y  que  la  verdad  histórica,  nos  obliga  aquí  a  poner: 

—  "Averigüe  V.  R.  (le  dice  al  P.  Quirós,  con  fecha  22  de  Abril  de  1623) 
si  es  verdad  que  con  licencia  del  P.  Nicolás  de  Arnaya,  el  P.  Diego 
de  Santiesteban  llevó  consigo  a  Lima  catorce  cajones  de  libros.  .  .  y  si  ha- 
llare que  pasó  así,  haga  cargo  de  ello  al  P.  Nicolás  de  Arnaya  por  haberlo 
permitido  y  dado  tal  licencia,  que,  cuando  a  mí  se  me  pidió,  expresamente 
dije:  'llevase  algunos  libros,  pero  que  fuesen  pocos',  y  advertí  esto  al  dicho 
P.  Arnaya  en  carta  de  19  (29?)  de  Abril  de  1622.  No  sé  cómo  poderlo  excu- 
sar V.  R.  le  haga  dar  un  capelo  público  en  refectorio,  que  no  es  bien  se  di- 
simule un  exceso  como  este,  y  avíseme  de  lo  que  se  hiciere".  ( Vitelleschi) . 

"También  deseo  que  V.  R.  averigüe  qué  fundamento  ha  habido  para 
lo  que  algunos  han  dicho,  de  que  el  P.  Arnaya  ha  recibido  muchos  presen- 
tes de  sus  súbditos,  y,  algunas  veces,  cantidad  de  plata  y  cosas  de  valor,  y  que 
a  los  tales  ha  favorecido  y  puesto  en  oficios.  No  me  persuado  que  será  como 
lo  dicen,  pero  bien  es  que  se  averigüe  la  verdad,  y  que  V.  R.  me  escriba 
con  toda  claridad  lo  que  hallare". 

Y  al  P.  Arnaya^  con  esa  misma  fecha,  le  escribe:  "Ya  se  le  habrán  cum- 
plido a  V.  R.  los  deseos  que  tenía  de  verse  libre  del  gobierno  de  la  provin- 
cia, y  le  habrá  sucedido  el  P.  Juan  Laurencio,  de  quien  confío  que  llevará 
adelante,  todo  lo  bueno  que  halle  entablado  en  la  provincia;  y  como  hasta 
ahora  no  sabemos  que  esto  se  haya  ejecutado,  escribo  como  si  no  hubiera 
habido  mudanza".  (Vitelleschi  a  Arnaya,  Roma,  22  Abril,  1623). 

Respecto  a  los  últimos  negocios  de  la  provincia  y  asuntos  particulares 
que  el  P.  Arnaya  regía,  conocemos  dos  cartas  del  P.  General,  de  la  misma 
fecha,  que,  en  resumen  dicen: 

1 )  Esté  en  la  cocina  el  H.  Juan  Andrés,  si  da  muestras  de  arrepentimiento. 

2)  Siempre  habrá  cuidado  en  Roma  de  que  los  jubileos  de  las  40  horas^ 
por  meses  se  vayan  prorrogando. 

3)  Comunica  su  paternidad  la  gracia  de  sacar  ánima  del  purgatorio,  a 
los  sacerdotes  que  no  la  tenían. 

4)  Sea  superior  de  Guatemala,  Realejo,  Nueva  Granada  y  misiones  de 
aquella  tierra,  el  P.  Gaspar  de  Carvajal. 

Y  en  otra  carta  también  de  22  de  Abril  y  que  llegó  a  México  hasta  el 
22  de  Septiembre,  dice  el  P.  general  Vitelleschi: 

1)  Que  no  sean  difíciles  demasiado  en  dar  licencia  "ad  casus  reservatos, 
sed  servent  instructionem". 

2)  Socórrase  con  alguna  buena  limosna  a  doña  Petronila  Ximénez  de 


BIOGRAFIA 


657 


Cabredo,  hermana  del  P.  Rodrigo  de  Cabredo  y  envíese  a  Sevilla  al 
P.  procurador  Fabián  López. 

3)  Habla  sobre  la  historia  de  la  provincia  por  el  P.  Pérez  Rivas.  (Véase 
en  la  bibliografía  de  su  ficha,  año  1623). 

4)  Despídanse  esos  hermanos  coadjutores  que  no  dan  esperanza  de  en- 
mienda. (Vitelleschi  a  Arnaya,  Roma  22  de  Abril,  1623). 

(Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll.,  1934]  Vol.  V.  Mss.). 

—  Murió  pues,  en  México  el  P.  Nicolás  de  Arnaya  a  la  edad  de  65 
años  el  21  de  Marzo  de  1623,  con  fama  de  varón  santo,  adornado  de 

dones  sobrenaturales,  padre  y  bienhechor  insigne  de  las  regiones  septentrio- 
nales de  América.  (Lecina). 

—  "Murió  dejando  enriquecido  este  reino  con  su  doctrina  y  sus  ejem- 
plos, digno  del  elogio  que  le  da  el  P.  Luis  Alcázar  de  'padre  de  todas 

las  regiones  septentrionales  de  América'."  (Berist). 

—  (De  la  carta  necrológica).  "Al  sentimiento  por  la  muerte  del  P.  Agus- 
tín de  Quirós,  se  juntó  otro  muy  grande:  la  muerte  del  P.  Nicolás 

de  Arnaya,  que  dejaba  de  ser  provincial.  A  los  21  del  mes  pasado,  di  a  V.  R. 
brevemente  (dice  el  P.  Guillermo  Ríos)  la  noticia  de  la  muerte  del  P.  Ni- 
colás de  Arnaya,  para  que  en  ese  santo  colegio  se  le  hiciesen  los  sufragios 
que  acostumbra  hacer  nuestra  Compañía,  por  nuestros  difuntos.  Ahora  daré 
cuenta  de  las  cosas  de  edificación  que  del  padre  se  han  sabido,  para  que 
su  memoria  persevere  en  nuestra  provincia,  y  para  nuestro  ejemplo  e  imi- 
tación. .  . 

"Los  tres  meses  que  vivió  (poco  más  o  menos)  después  de  acabado  el 
oficio  de  provincial,  se  ocupó  en  este  colegio  máximo  de  México,  en  oficio 
de  prefecto  de  cosas  espirituales,  en  cuya  ocupación  y  ejercicio  santo,  le  lle- 
gó la  hora  de  su  dichosa  muerte,  acompañada  de  los  merecimientos  que 
había  adquirido  por  el  discurso  de  su  vida,  con  el  ejercicio  de  santas  obras 
y  virtud,  como  verdadero  y  perfecto  religioso  de  la  Compañía,  que  ha  de 
mirar  a  Dios  nuestro  Señor,  a  los  prójimos  y  a  sí  mismo".  (Son  las  partes 
en  que  divide  la  carta). 

A  la  Majestad  Soberana  mirando  por  su  mayor  gloria;  a  los  prójimos 
para  encaminarlos  al  cielo;  y  a  sí  mismo,  atendiendo  a  su  salvación. 

Procuró  el  P.  Nicolás  de  Arnaya  aventajarse  tanto  a  estos  tres  fines,  que 
con  razón  merece  el  título  de  "perfecto  religioso  de  la  Compañía". 

Si  la  humildad  es  el  fundamento  de  las  demás  virtudes,  bien  se  esmeró 
en  ella  el  P.  Nicolás  de  Arnaya,  así  en  los  ejercicios  humildes  en  que  se 
ocupó,  como  en  el  silencio  que  guardó  en  callar  cosas  propias. 

Esta  virtud  santa  le  hizo  dedicarse  con  tantas  veras  al  ministerio  humil- 


658 


ARNAYA,  NICOLAS  DE,  P. 


de  de  los  indios,  que  todo  su  cuidado  era  enseñarles  y  doctrinarles  para  en- 
caminarlos al  cielo. 

No  sólo  les  acudía  en  los  ejercicios  espirituales,  sino  también  en  los  tem- 
porales, asistiéndoles  y  trazándoles  los  edificios  de  los  pueblos  y  casas  para 
atraerlos  a  poblado  y  sacarlos  de  las  rancherías  y  montes  apartados  en  que 
vivían,  siéndoles  ocasión  este  retiramiento  de  continuar  en  sus  idolatrías,  las 
cuales  cesaron  con  el  cuidado  que  el  padre  puso  en  sus  edificios  y  casas; 
beneficio  que  reconocían  los  indios  y  después  agradecían;  y  así,  decía  un 
indio  principal  de  Tepotzotlán,  que  a  ninguno  de  la  Compañía  debía  más 
aquel  pueblo  que  al  P.  Nicolás  de  Arnaya,  pues  con  su  trabajo  y  cuidado 
les  había  hecho  pueblo  y  buenos  cristianos. 

Fue  siempre  tan  recatado  en  tratar  de  cosas  propias,  que,  con  haber  pa- 
sado tantas  por  su  persona  así  en  los  ejercicios  que  tuvo  como  en  los  oficios 
en  que  le  ocupaba  la  obediencia  y  obras  que  salieron  de  sus  manos,  como 
después  diré:  nunca  se  le  oyó  tratar  de  semejantes  materias,  antes  si  alguien 
le  trataba  de*  ellas,  se  descubría  en  el  padre  un  natural  encogimiento,  mani- 
festando en  el  rostro  lo  que  sentía  le  tratasen  de  aquello,  refiriéndolo  todo 
a  Dios  nuestro  Señor. 

No  fue  menor  el  ejemplo  de  humildad  que  dio  (argumento  también  de 
su  pobreza),  y  fue  que  acabando  el  oficio  de  provincial,  y  entrando  yo  (el 
P.  Guillermo  de  los  Ríos)  de  rector  al  colegio  máximo,  trájome  una  memo- 
ria de  cosas  muy  menudas  para  que  me  pedía  licencia,  diciendo  al  fin  de 
ella  que  quitase  todo  lo  que  me  pareciese,  afirmando  que  quedaría  tan  con- 
tento con  que  le  negase  como  con  lo  que  le  concediese,  y  esto  con  palabras 
de  mucha  sumisión  y  rendimiento,  como  si  fuera  un  novicio  muy  fervoroso. 

Con  aqueste  buen  fundamento  acompañó  las  virtudes  de  los  tres  votos 
religiosos.  En  la  virtud  de  la  pobreza  se  esmeró  tanto,  que  como  hijo  de  tal 
padre,  guardó  la  regla  que  nos  dejó  en  las  constituciones  nuestro  padre  San 
Ignacio,  estimando  esta  virtud  santa,  como  a  madre. 

Siendo  rector  en  uno  de  los  colegios,  andaba  en  lo  interior  tan  pobre  y 
roto,  que  obligaba  a  importunarle  admitiese  alguna  ropa  para  mudar  la  que 
traía;  pero  no  condescendía  con  estos  ruegos  de  sus  súbditos;  traía  un  jubón 
tan  hecho  pedazos,  que  más  parecía  un  trapo  viejo  que  jubón.  La  sotana 
que  traía  estaba  tan  vieja  y  rota,  que,  cuando  se  quería  revestir  para  decir 
misa,  era  necesario  que  el  hermano  que  le  ayudaba,  tendiese  su  ropa  como 
en  ala,  mientras  el  padre  se  revestía  el  alba,  porque  se  guardase  la  decencia 
de  su  persona.  En  este  tiempo  de  su  rectorado,  mandó  hacerse  unos  zapatos 
de  venado,  y  tenía  tanto  cuidado  de  remendarlos  que  afirmaba  un  hermano 
que  en  aquel  tiempo  le  acompañaba,  le  duraron  seis  años:  con  tanto  cuidado 
recibía  y  veía  lo  que  tocaba  a  la  pobreza.  En  el  viaje  que  hizo  a  Roma 
(1614)  como  procurador  de  la  provincia,  mostró  bien  el  espíritu  que  tenía 


BIOGRAFIA 


659 


de  pobreza,  pues  habiéndole  entregado  el  viático  que  ordinariamente  se  sue- 
le dar  a  semejantes  procuradores,  acabado  el  viaje  y  dadas  las  cuentas  al 
procurador  de  provincia,  halló  que  era  el  gasto  la  mitad  menos  de  lo  que 
otros  procuradores  habían  gastado. 

Al  tiempo  de  desembarcar  en  el  puerto  de  Veracruz,  había  pre\enido 
por  carta  uno  de  los  nuestros  a  una  persona  seglar,  para  que  llegando  a 
tierra  lo  visitase.  Hízolo  y  escribió  a  México  al  de  la  Compañía,  estas  pa- 
labras: "Hice  lo  que  me  pedísteis  y  hallé  a  vuestro  provincial,  que  no  lo 
parecía  en  el  traje  pobre  que  traía,  y  me  edifiqué  mucho  de  ello".  Lo  mis- 
mo le  notó  otra  persona  en  La  Habana  cuando  iba  a  España,  y  dijo  cuánto 
se  edificaba  de  cuán  pobre  y  compuesto  era  el  padre  en  sus  cosas. 

Esta  compostura  nacía  del  recato  con  que  siempre  vivió  y  lo  mucho  que 
se  esmeró  en  la  pureza  y  castidad.  Era  tal  su  modestia  y  compostura  que  sola 
su  persona  y  venerable  aspecto  ponía  respeto  y  veneración  a  los  que  con  él 
trataban:  nunca  se  descuidó  en  poner  los  medios  para  conseivar  la  angélica 
virtud.  Caminando  se  halló  una  tarde  en  un  paraje  muy  desierto,  halló  una 
casilla  pobre,  y  en  ella  una  pobre  mujer,  que  sabiendo  la  venida  del  padre, 
pidió  la  confesase;  y,  aunque  estaba  en  lugar  patente  y  el  compañero  a  vis- 
ta (aunque  algo  desviado)  le  pareció  no  cumplía  con  el  debido  recato;  y  así 
le  llamó  y  dijo,  se  anduviese  paseando  por  allí. 

Estando  en  la  corte  de  Madrid  (cuando  iba  a  Roma)  le  fue  forzoso 
visitar  a  una  señora  de  título,  algunas  veces;  y  una,  quiso  esta  señora  tratarle 
algunas  cosas  de  conciencia,  y  que  se  retirasen  al  oratorio  que  allí  tenía.  El 
padre  llamó  al  compañero  y  le  dijo  que  entrase  en  el  mismo  oratorio,  esti- 
mando más  el  recato  en  esta  parte,  que  ser  tenido  por  menos  cortesano. 

Andando  en  misiones  entre  indios  chichimecos,  llegó  a  aposentarse  una 
noche  en  casa  de  unos  españoles  honrados  y  devotos  de  la  Compañía,  y  te- 
niendo a  buena  dicha  tener  tal  huésped  en  casa,  la  mujer  por  su  persona 
quiso  ejercitar  un  oficio  de  humildad  y  caridad,  lavándole  los  pies;  pero  el 
padre  dando  las  gracias  nunca  lo  consintió.  ¡  Qué  mucho  fuese  en  este  caso, 
tan  recatado,  el  que  de  sus  mismos  hermanos  y  compañeros,  nunca  quiso 
semejante  extremo  de  caridad,  por  la  pureza  y  modestia  con  que  siempre 
vivió  hasta  que  acabó  la  vida! 

Uno  de  sus  compañeros  que  lo  fue  por  tres  años  (de  los  seis  que  fue 
provincial),  con  andar  por  tantos  caminos  despoblados  y  posadas,  quedando 
en  el  campo  muchas  veces  de  noche,  reparó  que  era  tan  grande  su  recato, 
que  nunca  descubrió  un  dedo  de  los  pies;  aun  de  sí  mismo  se  recataba,  y  así 
perpetuamente,  apagaba  la  candela  antes  de  comenzar  a  desnudarse  para 
reposar  las  noches;  y  con  el  mismo  recato  se  vestía  antes  que  le  diesen  la  luz. 

Quien  lo  confesó  muchas  veces  y  con  quien  hizo  varias  confesiones  generales, 
afirma  que  era  tal  la  pureza  de  su  alma,  viviendo  tan  recatado,  que  todo  su 


660 


ARNAYA,  NICOLAS  DE,  P. 


cuidado  ponía  en  reconciliarse  y  confesarse  a  menudo;  no  sólo  se  confesaba 
cada  día,  sino  al  día  muchas  veces,  porque  en  ocurriéndole  algún  escrúpulo, 
llamaba  a  su  confesor. 

No  fue  menor  el  cuidado  con  que  procuró  aventajarse  en  la  santa  obe- 
diencia, en  cuya  virtud  se  esmeró,  así  siendo  súbdito,  como  siendo  superior. 

Siendo  súbdito  se  mostró  siempre  muy  regulado  y  resignado  en  las  ma- 
nos de  los  superiores,  acudiendo  con  prontitud  a  todo  lo  que  se  le  ordenaba;  y 
así  como  a  tan  buen  obediente,  siempre  le  tuvieron  ocupado  en  varios  pues- 
tos, como  al  principio  dije.  Y  a  la  prosecución  de  esta  virtud  se  pueden 
atribuir  los  buenos  sucesos  que  tenía  en  todo  lo  que  comenzaba,  así  en  el 
aumento  de  las  casas,  de  que  fue  superior,  como  fueron  Tepotzotlán,  Gua- 
diana, San  Luis  de  la  Paz,  como  en  las  misiones  en  que  se  ocupó,  cogiendo 
siempre  copiosos  frutos  de  sus  trabajos. 

Siendo  superior  descubrió  lo  que  estimaba  esta  virtud  en  el  celo  grande 
con  que  procuraba  la  observ  ancia  religiosa,  velando  en  todas  ocasiones  so- 
bre sus  súbditos,  para  que  el  instituto  de  la  Compañía  (de  que  tenía  gran  no- 
ticia y  comprensión)  se  guardase  puntualmente,  mostrando  en  sus  palabras 
el  celo  grande  que  de  la  religión  tenía. 

En  la  paciencia  y  sufrimiento  se  esmeró  de  manera  que  dio  singulares 
ejemplos  a  los  que  con  él  trataban,  y  hasta  hoy  día  dura  la  memoria  de  lo 
que  padeció  siendo  superior  en  Guadiana,  donde  en  todas  aquellas  provin- 
cias era  tenido  por  santo;  el  demonio  envidioso  de  su  bien,  para  desacredi- 
tarle tramó  esta  maña:  estando  el  P.  Arnaya  ausente  de  su  casa  despachó 
una  carta  un  súbdito  suyo;  esta  carta  la  tomó  en  su  camino  un  cierto  perso- 
naje seglar,  que  estaba  puesto  en  dignidad  de  juez  en  aquella  provincia,  la 
abrió  y  añadió  algunas  cosas  falsas  en  agravio  de  terceros  e  hizo  algunos  tras- 
lados de  esta  carta,  quedándose  con  la  firmada  por  el  padre,  cuyos  traslados 
esparció  por  la  provincia;  toda  la  tierra  se  turbó,  admirándose  que  tal  per- 
sona escribiese  semejantes  cosas,  y  pasó  tan  adelante  este  rumor  y  sentimiento 
que  vino  a  noticia  del  virrey  de  esta  Nueva  España,  y  tocando  esto  al  honor 
y  desdoro  de  su  persona,  nunca  quiso  el  padre  que  se  tratase  de  su  defensa, 
dejando  esta  causa  a  nuestro  Señor,  y  se  declaró  ser  la  mala  intención  de 
quien  tan  sin  razón  le  perseguía.  Pero  nuestro  Señor  que  vuelve  por  los  su- 
yos ordenó  que  por  parte  de  la  religión  se  averiguase  lo  que  en  esto  había 
y  así  se  descubrió  el  ardid  y  engaño  de  aquel  personaje,  que  reconociendo  el 
daño  que  había  hecho  declaró  la  verdad  delante  de  personas  graves  para  sa- 
tisfacer el  honor  del  padre,  el  cual  viendo  que  se  había  corregido,  le  trató 
siempre  como  muy  amigo  y  le  escribía  y  le  acudía  en  lo  que  se  le  ofrecía. 

En  otra  ocasión  que  el  P.  era  superior,  cierta  persona  le  levantó  un  gra- 
ve testimonio,  y  para  más  desdorarle,  dio  la  queja  al  virrey,  pero  el  padre 
que  siempre  había  vivido  con  gran  pureza,  dejó  esta  causa  en  manos  de 


BIOGRAFIA 


661 


nuestro  Señor,  como  había  dejado  otras  semejantes,  y  así  le  sacó  de  estas 
como  de  las  demás;  respondiendo  el  virrey  a  quien  le  llevaba  la  calumnia: 
"Andad,  que  no  me  persuado  que  un  hombre  tan  santo,  viva  de  esa  manera". 

En  el  celo  de  la  salvación  de  las  almas  se  esmeró  toda  la  vida,  así  con  los 
de  fuera  como  con  los  de  casa.  El  tiempo  que  fue  superior  los  años  que  vi- 
vió en  esta  provincia  acudió  a  todo  género  de  gente,  así  indios  como  españo- 
les, no  perdonando  trabajo  alguno  por  encaminarlos  al  cielo,  y  admirando  a  los 
que  con  él  trataban  el  ver  el  peso  de  tan  continuos  trabajos  como  llevaba;  y 
quisieron  muchas  veces,  siendo  superior  de  Tepotzotlán,  donde  hay  la  variedad 
de  lenguas  que  he  dicho,  se  sentaba  en  el  confesonario  desde  las  cuatro  de 
la  mañana,  y  entrado  el  día  predicaba  a  los  españoles;  volvía  luego  a  sus 
confesiones,  y  a  hora  conveniente,  decía  misa  y  predicaba  a  los  indios  en 
una  de  las  lenguas  otomí  o  mexicana;  acabado  el  sermón  y  misa,  su  sustento 
y  reposo  era  continuar  las  confesiones  hasta  la  tarde,  y  hacía  una  plática  a 
los  españoles  y  otra  a  los  indios  en  diferente  lengua  de  la  que  había  predi- 
cado a  la  mañana;  de  esta  suerte  venía  a  desayunarse  a  las  seis  de  la  tarde; 
y  aunque  le  importunaban  descansase  a  mediodía,  no  condescendía  con  tales 
ruegos,  teniendo  por  su  sustento,  acudir  y  confesar  a  estos  pobres  indios. 

Con  este  mismo  celo  hizo  muchas  misiones  entre  la  gente  más  bárbara  e 
indómita  del  reino,  que  son  los  chichimecos  que  dieron  tanto  en  qué  enten- 
der a  los  españoles  con  la  continua  guerra  que  con  ellos  tuvieron  y  muertes 
en  varios  asaltos,  pero  el  padre  no  temiendo  el  peligro,  se  entraba  entre  esta 
tal  gente  para  doctrinarla  y  domesticarla,  y  así  en  el  asiento  que  el  virrey 
tomó  con  los  indios,  para  que  se  diesen  de  paz,  entre  otros  medios  que  tomó, 
fue  que  se  hiciese  una  nueva  población  en  la  tierra  de  los  mismos  indios,  en 
donde  se  congregasen  para  ser  doctrinados  e  instruidos,  fundóse  el  pueblo 
a  que  dieron  título  de  San  Luis  de  la  Paz.  Diose  orden  de  edificarse  iglesia 
y  la  administración  se  diese  a  la  Compañía.  Acudióse  al  mandato  del  virrey, 
y  los  primeros  que  fueron  señalados  para  este  puesto  fueron  el  santo  padre 
Gonzalo  de  Tapia,  que  después  el  año  de  1594  fue  muerto  a  manos  de  los 
indios  de  Sinaloa;  y  el  segundo  fue  el  P.  Nicolás  de  Arnaya.  Lo  mucho 
que  en  este  puesto  padeció  se  echa  de  ver,  pues  la  gente  era  tan  belicosa  y 
bárbara,  la  tierra  recién  conquistada,  donde  aun  lo  natural  faltaba:  pero  el 
fruto  que  se  cogió  y  coge  hasta  el  día  de  hoy  en  aquel  puesto,  muestra  los 
buenos  principios  que  el  padre  puso.  Habiéndose  divulgado  la  muerte  del 
P.  Arnaya  entre  los  indios,  un  indio  principal  de  fuera  de  México  escribió 
al  P.  provincial  Juan  Laurencio,  dándole  aviso  de  algunas  cosas  notables 
que  los  indios  notaron  en  el  padre  desde  que  comunicó  con  ellos:  de  que 
cuando  el  padre  predicaba  en  otomite  le  entendían  los  indios  mexicanos, 
como  si  fuera  su  lengua,  y  que  los  padres  que  allí  estaban,  aunque  sabían 
lengua  mexicana,  no  lo  entendían. 


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ARNAYA,  NICOLAS  DE,  P. 


Caminando  en  otra  ocasión  a  las  misiones  de  Parras,  donde  iba  por  visi- 
tador haciendo  sus  jomadas  por  aquellos  despoblados  y  ríos  de  las  Nazas, 
donde  hay  a  trechos  nuevos  ranchos  y  pueblos  de  indios  que  doctrinan  los 
nuestros  en  aquella  región,  manifestaba  un  celo  grande  de  ayudar  en  todo 
lo  que  pudiera  a  aquellos  indios,  que  así,  aunque  iba  de  paso,  en  cualquier 
pueblo  que  llegaba  hacía  diligencia  para  saber  si  en  aquellos  montes  había 
alguna  persona  enferma,  para  confesarla.  Caminando  con  aquellos  deseos 
llegó  a  una  ranchería  donde  halló  a  una  india  que  pasaba  de  80  años,  que 
estaba  enferma;  fue  el  padre  instruyéndola  para  confesarla,  pero  halló  que 
no  estaba  aún  bautizada,  catequizóla  en  la  fe  y  bautizóla,  y  fue  con  tan  bue- 
na dicha  de  la  enferma,  que  luego  acabó  la  vida,  pagando  nuestro  Señor 
con  consuelos  al  ministro  el  trabajo  que  en  cooperar  a  la  salvación  de  aque- 
lla alma  había  puesto. 

Otro  caso  en  todo  semejante  al  que  acabo  de  referir  le  sucedió  en  el  mis- 
mo camino  llegando  a  la  misión  de  Parras,  que  era  el  término  de  su  viaje, 
donde  le  aguardaban  los  padres  de  aquella  doctrina  y  tenían  prevenidos  mu- 
chos adultos  catecúmenos,  para  que  de  mano  del  padre  recibiesen  el  santo 
bautismo.  Señalóse  el  día,  dióse  principio  por  la  mañana  y  duró  hasta  las 
cuatro  de  la  tarde,  porque  el  número  pasaba  de  600,  y  halló  que  del  trabajo 
le  sobrevinieron  unas  graves  calenturas  que  le  tuvieron  bien  apretado;  lle- 
vaba con  mucho  consuelo  la  enfermedad  por  haber  acaecido  por  tal  causa. 

De  este  gran  celo  que  del  bien  de  las  almas  tenía,  nació  el  dar  trazas  y 
buscar  medios  para  amparar  a  todos,  y  así  nuestro  Señor  movía  los  cora- 
zones de  muchos  para  dar  limosnas  al  padre,  por  cuyo  medio  se  repartiesen 
a  los  pobres;  a  éstos  acudía  con  cuidado:  a  unos  les  daba  con  qué  se  fue- 
sen sustentando,  y  a  otras  personas  sanas  ponía  en  estado  de  religión;  no 
sólo  acudía  con  bien  de  remedios  temporales,  sino  principalmente  espiritua- 
les, y  éstas  fueron  siempre  sus  palabras,  su  trato  y  escritos. 

Caminando  muchas  veces  por  la  comarca  de  una  casa  nuestra  aposentóse 
muchas  veces  en  la  de  unas  personas  honradas,  devotas  de  la  Compañía: 
tratábalas  con  tanto  espíritu  y  devoción  que  afirman  le  tenían  en  gran  ve- 
neración viendo  su  modo  de  proceder  tan  religioso,  reparando  que  no  le 
habían  oído  decir  una  palabra  ociosa,  y  su  modestia  era  tan  grande  que  les 
parecía  estaba  siempre  en  oración,  y  así  obligaba  a  los  convidados  a  estar 
con  mucho  silencio  por  el  respeto  que  al  padre  tenían.  Acaeció  muchas  ve- 
ces en  esta  misma  casa,  estando  en  la  mesa  con  mucha  gente,  y  otras  en 
conversaciones  altas  como  eran  las  suyas,  quedarse  por  media  hora  con  los 
ojos  fijos  en  un  crucifijo  que  allí  tenían,  tan  suspenso  y  elevado,  que  todas 
las  personas  que  allí  estaban,  juzgaban  se  suspendía  en  oración  muy  levantada. 

Cuando  llegó  a  La  Habana  navegando  para  España,  las  personas  más 
graves  que  en  aquel  puerto  había,  le  tomaron  por  medianero  para  componer 


BIOGRAFIA  663 

graves  dificultades  y  diferencias  que  entre  ellos  había;  lo  mismo  hizo  con 
otros  religiosos  en  negocios  de  pena  y  agravio  que  allí  y  en  otras  partes  le 
sucedieron,  y  todo  lo  compuso  el  padre  con  su  autoridad,  celo  y  prudencia. 

Hablándole  en  España  personas  de  grande  espíritu  y  alta  contemplación 
recibieron  consuelo  con  su  trato  espiritual,  y  quedaron  muy  enseñadas  de 
sólo  una  vez  que  le  hablasen,  como  las  personas  confesaban,  y  así  prosiguie- 
ron esta  comunicación  por  cartas,  por  el  fruto  que  de  ellas  sacaban;  y  una 
persona  de  estas  y  es  de  tanta  santidad  y  favorecida  de  nuestro  Señor,  que 
en  España  sabe  por  divinas  revelaciones  lo  que  por  acá  pasa,  donde  tiene 
un  deudo  en  la  Compañía. 

Siendo  superior  en  una  casa  de  esta  provincia  donde  había  escuela  de 
niños  de  leer  y  escribir,  y  no  estudios,  viendo  que  algunos  de  los  niños  per- 
dían el  tiempo,  extendiéndose  su  caridad  a  todos  tiempos  y  ocupaciones,  les 
comenzó  a  enseñar  los  principios  de  la  gramática,  y  esto  con  tanto  cuidado, 
como  si  de  propósito  fuera  su  ocupación;  y  así  parece  echó  nuestro  santo 
padre  su  bendición  a  tales  principios  porque  se  reparó  que  casi  todos  a 
quienes  enseñó  latinidad,  siguieron  la  carrera  eclesiástica  ya  en  el  estado 
religioso  o  clerical,  y  ocuparon  puestos  mayores  o  de  superiores  en  la  religión. 
Este  mismo  celo  y  bien  de  las  almas  le  movió  a  escribir  los  libros  que  sacó 
a  luz  en  que  mostraba  bien  su  espíritu  y  erudición  y  la  gran  comprensión  que 
tenía  de  los  santos,  cuyas  autoridades  y  sentencias  cita  en  ellos.  El  tomo  de 
las  meditaciones  del  P.  Luis  de  la  Puente  que  recopiló  y  cuán  útil  haya  sido 
este  trabajo,  dan  testimonio  las  impresiones  que  en  varias  lenguas  se  han 
hecho  y  las  muchas  personas  que  de  él  se  han  aprovechado. 

Los  días  que  se  detuvo  en  Madrid  (1614)  caminando  para  Roma  llevó 
un  Contemptus  mundi  que  allí  se  imprimió  luego,  de  que  muchos  se  apro- 
vechan; sacó  a  luz  tres  tomos  en  modo  de  conferencias  en  que  muy  lata- 
mente trata  de  todas  las  virtudes  para  todo  género  de  personas. 

Imprimió  también  un  libro  que  intituló  Regimiento  Espiritual  en  que 
enseña  el  modo  que  un  religioso  ha  de  guardar  para  hacer  con  perfección 
los  ejercicios  religiosos  y  pasar  santa  y  provechosamente  el  día. 

De  todo  lo  cual  podemos  bien  colegir,  cuán  perfecto  fue  en  todo,  su 
autor;  pero  no  fueron  solas  palabras,  sino  lo  que  él  ejercitaba,  lo  dejó  escrito. 

Quien  tan  grande  celo  tenía  de  la  salvación  de  las  almas  de  aquellos 
que  no  eran  sus  subditos,  no  le  tenía  menor  de  los  que  eran  sus  hermanos 
y  subditos.  Los  años  que  fue  superior  era  tanta  su  caridad  para  con  ellos, 
que  de  sí  descuidaba  por  acudirles  en  todo  lo  que  se  ofrecía. 

Reparando  un  subdito  en  lo  mucho  que  cuidaba  de  los  padres  que  an- 
daban en  continuas  misiones  por  los  pueblos  cercanos  al  colegio  donde  es- 
taba, y  lo  mucho  que  de  sí  descuidaba,  así  en  el  vestido  como  en  la  comi- 
da, le  dijo  que  "¿por  qué  no  miraba  por  sí  como  miraba  por  los  otros?" 


664 


ARNAYA,  NICOLAS  DE,  P. 


Respondió  que  de  él  no  había  que  cuidar,  que  no  lo  había  menester,  pero 
que  de  los  demás  sí,  por  lo  mucho  que  trabajaban.  Siendo  cierto  como  arri- 
ba dije,  que  a  todos  llevaba  la  ventaja  en  los  continuos  trabajos  que  en 
todo  género  de  ministerios  padecía. 

Este  amor  que  para  sus  súbditos  tenía,  experimentó  bien  uno  de  ellos 
que,  teniendo  algún  encogimiento  en  tratarle  y  comunicarle,  apretado  de  va- 
rios escrúpulos  que  padecía,  se  los  comunicó,  y  halló  en  él  tanta  satisfac- 
ción, apacibilidad  y  amor,  que  le  pareció  nunca  había  hallado  tanto  consue- 
lo en  su  alma;  y  así,  de  allí  adelante  se  confesaba  con  él. 

Tenía  cuenta  con  el  buen  nombre  y  crédito  de  todos,  y  si,  cosa  tocante 
a  secreto,  pedía  ser  comunicada,  no  la  consultaba  con  tres,  si  bastaban  dos, 
y  si  en  esto  alguna  vez  excedía,  tenía  mucho  escrúpulo.  Si  el  secreto  no  pe- 
día consulta,  guardábalo  con  tanto  extremo  que  aun  personas  que  más  íntima- 
mente le  trataban,  nunca  entendían  cosa  alguna. 

Rogó  un  sujeto  a  otro  que  tratase  cierto  negocio  con  el  P.  Nicolás  de 
Arnaya,  de  que  ya  el  padre  tenía  noticia,  por  habérsela  dado  aquel  sujeto, 
aunque  en  secreto,  y  viendo  que  en  esto  no  se  había  faltado  por  su  parte, 
dijo  al  que  se  lo  trataba:  "Ya  que  esa  persona  ha  descubierto  el  secreto,  no 
tendré  yo  obligación  de  guardarle,  y  así  satisfaceré  su  queja",  y  acudió  con 
mucha  caridad  al  consejo  de  su  súbdito. 

Fue  persona  de  recta  intención  y  no  de  menor  ánimo  en  las  dificultades 
que  se  le  ofrecían,  mostrando  gran  pecho  y  seguridad  en  los  mayores  peli- 
gros en  juzgando  era  gloria  de  nuestro  Señor.  Muchas  fueron  las  dificul- 
tades que  a  la  ida  y  vuelta  de  Roma  se  le  ofrecieron,  muchos  los  peligros 
en  que  se  vió  así  en  tierra  como  en  mares  que  pasó,  estando  a  pique  de 
perderse  con  los  religiosos  que  traía,  y  así  con  la  industria  del  almirante,  los 
repartió  por  las  naves,  careciendo  de  la  buena  compañía  de  su  padre  que 
los  traía  a  esta  provincia;  y  aunque  fue  ocasión  de  algún  sentimiento,  nun- 
ca se  le  oyó  palabra  de  queja. 

De  aqueste  semblante  tan  uniforme  que  guardaba  y  el  buen  ejemplo  que 
daba  de  las  virtudes  por  todas  las  partes  por  donde  pasaba,  fue  en  todas 
estimado  por  varón  espiritual  verdaderamente;  así  lo  escribieron  de  España 
cuando  pasó  por  aquellas  provincias  para  Roma,  donde  le  respetaron  todos 
los  padres  que  allá  concurrieron  a  la  elección  de  nuestro  padre  general,  en 
que  salió  el  P.  Vitelleschi.  Hiciéronle  en  la  congregación  diputado  para  la 
información  en  lo  tocante  al  espíritu.  Declaró  bien  esta  estima  que  del  pa- 
dre tenía  lo  que  aquí  dijo  una  persona  principal  de  esta  ciudad  de  México, 
a  quien  preguntó  uno  de  los  nuestros,  qué  se  decía  en  la  ciudad,  de  los  de 
la  Compañía,  particularmente  de  algunos  padres  graves  de  ella.  Respondió 
que,  "aunque  a  algunos  sujetos  daban  varios  títulos,  pero  el  provincial  de 
VV.  RR.  es  tenido  por  santo". 


BIOGRAFIA 


665 


Estas  virtudes  que  consigo  y  con  los  prójimos  ejercitaba  el  padre,  nacían 
del  familiar  trato  que  con  nuestro  Señor  tenía  y  devoción  con  que  siempre  vivió. 

Tuvo  una  filial  devoción  con  nuestro  santo  padre  Ignacio,  y  así  lo  mos- 
traba con  las  palabras  y  las  obras,  comunicando  esta  misma  devoción. 

El  fue  el  primero  que  en  aquellas  tierras  de  Guadiana  introdujo  esta 
devoción  dando  noticia  de  nuestro  santo  padre  Ignacio,  de  quien  aun  el 
nombre  ignoraban;  imprimióse  tan  bien  en  los  corazones  de  todos  los  secu- 
lares que,  desde  entonces,  le  han  tenido  por  su  particular  abogado,  ayudan- 
do para  esto  también  aquella  tierra  que  se  llama  de  Nueva  Vizcaya,  porque 
la  antigua  era  patria  de  nuestro  santo  padre,  que  se  ha  mostrado  tan  fa- 
vorable a  toda  aquella  gente,  obrando  muchos  milagros,  como  en  las  anuas 
andan  escritos. 

De  la  santísima  Virgen  fue  muy  devoto  a  quien  se  encomendaba  muy 
de  veras  con  particulares  oraciones  que  le  rezaba,  e  incitaba  a  esta  santa 
devoción  a  sus  novicios  los  años  que  fue  su  maestro,  y  la  tenía  por  Madre 
y  Señora.  Por  mostrar  el  deseo  que  tenía  de  servirla,  le  ofreció  y  dedicó  to- 
das las  obras  que  escribió  e  imprimió,  para  que  con  tal  patrona  quedasen 
ellas  amparadas. 

No  fue  menor  la  devoción  que  tuvo  con  el  Santísimo  Sacramento,  mos- 
trándolo en  el  afecto  y  devoción  con  que  celebraba  el  sacrificio  de  la  misa, 
que  ponía  devoción  a  todos  los  que  a  ella  asistían;  y,  así,  un  padre  recién 
ordenado,  tomó  por  medio  para  cobrar  nuevo  fervor  al  celebrar  este  santo 
sacrificio,  tratar  por  muchos  días  con  el  P.  Arnaya  acerca  de  este  misterio: 
de  una  conversación  de  él  sacó  tanto  provecho,  que  se  manifestaba  en  las 
lágrimas  y  ternura  con  que  de  allí  adelante  celebraba. 

Su  oración  mental  fue  siempre  muy  continua  y  fervorosa,  cuyos  efectos, 
no  todas  veces  podía  encubrir,  aunque  lo  procuraba,  particularmente  cuan- 
do entre  año  se  encerraba  a  hacer  ejercicios,  mostraba  el  rostro  tan  encen- 
dido, que  mostraba  el  divino  amor  que  encerraba  en  su  pecho.  Admiraba 
verle  que  no  podía  reprimir  los  sentimientos  del  divino  amor  en  que  su  pe- 
cho ardía,  y  las  muchas  lágrimas  que  cubrían  aquel  rostro  tan  venerable;  y 
esto  no  sólo  notaron  los  nuestros,  sino  también  una  persona  grave  secular 
que  tenía  familiar  entrada  en  casa. 

Dice  uno  (que  le  acompañó  algunos  años  en  el  colegio  de  Tepotzotlán 
y  era  despertador)  que  todas  las  mañanas  que  entraba  a  darle  luz,  le  ha- 
llaba al  padre  ya  en  oración,  ya  tomando  disciplina.  Dudaba  este  hermano, 
viendo  al  padre  siempre  tan  ocupado  en  tantos  ejercicios  espirituales,  cuán- 
do estudiaba  los  sermones  que  predicaba,  la  cual  duda  se  puede  hacer  cómo 
una  persona  que  tuvo  tantas  y  tan  graves  ocupaciones,  pudo  escribir  los  li- 
bros que  hemos  dicho.  De  esta  duda  lo  sacó  el  padre  hablando  con  uno  de 
los  nuestros,  a  quien  dijo  que  su  estudio  era  de  noche;  de  suerte  que  los 


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ARNAYA,  NICOLAS  DE,  P. 


días  y  las  noches  gastaba  en  tan  santos  ejercicios,  tomando  un  breve  rato 
para  descansar. 

Un  caballero  de  esta  Nueva  España  había  caminando  en  compañía  del 
padre  algunos  días  y,  acabado  el  viaje  encontró  con  uno  de  los  nuestros,  a 
quien  dijo  que  no  se  atrevería  otra  vez  a  caminar  con  el  padre.  Preguntada 
la  causa,  respondió  "que  estaba  admirado  de  ver  la  vida  tan  ejemplar  que 
el  padre  por  los  caminos  hacía,  pasando  las  noches  en  oración  y  peniten- 
cias; que  a  él  le  ponía  horror  lo  que  había  visto  y  experimentado". 

Encendíase  en  este  santo  ejercicio  de  la  oración  el  fuego  del  divino  amor 
y  las  ansias  de  dar  su  vida  por  su  Dios  y  Señor. 

Fue  (como  arriba  dije)  compañero  del  Padre  Gonzalo  de  Tapia:  divi- 
diólos la  obediencia,  ordenando  al  P.  Gonzalo  se  partiese  para  Sinaloa  don- 
de dio  la  vida  por  la  predicación  del  evangelio.  Supo  su  buen  compañero 
el  suceso,  el  P.  Nicolás  de  Arnaya,  el  cual  tuvo  un  muy  tierno  sentimiento 
que  le  duró  toda  la  vida,  lamentándose  de  no  haberlo  acompañado  en  tan 
gloriosa  muerte,  humillándose  y  diciendo  que  por  su  tibieza  le  había  nuestro 
Señor  negado  la  corona  del  martirio;  pero  como  estos  y  otros  fervorosos  de- 
seos perseverasen  siempre  en  su  corazón,  él  mismo  se  mortificaba  atormen- 
tando su  cuerpo  con  continuas  penitencias  y  disciplinas.  Andando  entre  los 
chichimecas  se  disciplinaba  todos  los  días  mañana  y  tarde.  Eran  tan  rigu- 
rosas estas  disciplinas  que  siendo  rector  de  Tepotzotlán  admiraba  a  los  de 
casa  el  mucho  rigor  con  que  se  disciplinaba  y  obligó  a  veces  a  que  llegasen 
a  su  puerta  y  dijesen  cesase  de  tanto  rigor. 

De  estas  penitencias  tan  continuas  quedó  su  cuerpo  tan  molido  y  con 
tantas  heridas,  que  le  causó  una  enfermedad  que  le  puso  en  peligro  de  la 
vida:  trajéronle  en  unas  andas  al  colegio  de  México;  acudieron  cirujanos, 
siendo  la  cura  muy  penosa  por  los  nuevos  achaques  que  le  sobrevinieron, 
desolláronsele  los  pies  y  se  le  abrieron  muchas  bocas  por  el  cuerpo,  que  fue 
necesario  cortar  parte  de  él  para  atajar  el  cáncer  y  riesgo  que  temían,  que- 
dando de  la  cura  algo  impedido  al  andar,  aunque  con  la  modestia  que  siem- 
pre guardaba,  se  disimulaba  esta  falta.  No  por  esto,  después  de  haber  con- 
valecido, aflojó  un  punto  en  el  rigor. 

Siendo  provincial  y  visitando  la  provincia  llegó  a  uno  de  nuestros  co- 
legios (que  no  tenía  noticia  de  las  penitencias  rigurosas  que  el  padre  hacía), 
un  sujeto  que  pasando  por  el  coro  hacia  la  media  noche,  oyó  tan  gran  rui- 
do en  el  aposento  del  padre,  que  le  causó  grande  admiración,  advirtiendo 
el  rigor  con  que  se  disciplinaba;  reparó  esto  otras  noches;  y  llevado  de  la 
novedad,  contó  que  pasaban  de  más  de  novecientos  golpes  los  que  recibía 
en  cada  disciplina,  continuando  aquesta  penitencia  haciendo  cada  día  dis- 
ciplina hasta  que  cayó  en  la  última  enfermedad  de  que  murió. 

Echóse  bien  de  ver  esto  el  tiempo  que  fue  maestro  de  novicios,  mandan- 


BIOGRAFIA 


667 


do  le  hiciesen  algunas  disciplinas  fuertes  de  alambre  y  cuerdas  de  vigüela, 
pero  ningunas  bastaban  para  el  rigor  con  que  se  castigaba,  como  se  echaba 
bien  de  ver  por  los  efectos. 

Con  tales  ejemplos  de  virtud,  remató  el  padre  el  oficio  de  provincial. 

El  Diciembre  pasado  (1622)  retiróse  a  aqueste  colegio  tan  quitado  de 
correspondencias  y  negocios,  como  si  no  hubiera  tenido  oficio  alguno:  ejer- 
citaba en  casa  el  oficio  de  prefecto  de  las  cosas  espirituales,  y  este  era  su 
trato,  y  para  continuarle,  llamaba  a  un  padre  de  casa  con  quien  trataba  fa- 
miliarmente y  hablando  del  instituto  de  la  Compañía,  decía  que  le  había 
dado  nuestro  Señor  grandes  sentimientos  de  él. 

Ocasionósele  la  muerte  (como  él  lo  dijo  en  secreto)  de  que  asistiendo 
a  la  muerte  del  P.  visitador  Agustín  de  Quirós,  llegándose  algo  cerca,  le 
tocó  el  enfermo  con  la  respiración  de  que  se  sintió  herido  del  mal  de  que 
murió,  que  fue  un  achaque  de  estómago,  abundancia  de  flemas  y  falta  de 
calor  natural. 

Andaba  en  pie,  decía  misa  cada  día,  solamente  con  una  calentura  lenta, 
y  días  antes  que  muriese  acudieron  con  los  medicamentos  convenientes,  ha- 
ciendo dos  o  tres  días  cama. 

Estaba  tan  conforme  con  la  divina  voluntad  y  tan  despegado  de  las  co- 
sas de  la  vida,  que  sus  ansias  y  deseos  eran  verse  con  nuestro  Señor  y  de 
que  se  llegase  su  dichosa  muerte,  que  un  día  antes  que  muriese,  aunque  al 
parecer  del  médico  no  había  peligro,  llegándose  un  padre  a  él,  y  dicicndole 
que  quería  hacer  una  novena  de  misas  por  su  salud,  respondió  que,  ya  que 
quería  hacerle  aquella  caridad,  no  le  pidiese  a  Dios  salud,  sino  una  buena  suerte. 

Llegóse  el  día  siguiente  que  fue  de  purga,  y  aunque  al  principio  se  en- 
tendió que  con  ella  mejoraría,  pero  los  humores  se  inquietaron  de  manera, 
que  no  habiendo  virtud  para  vencerlos,  le  fueron  acudiendo  a  la  cabeza, 
como  ramo  de  apoplejía.  Temióse  el  peligro,  y  el  que  con  tanto  cuidado  se 
había  confesado  tan  a  menudo  y  a  la  noche  antes  de  la  misma  manera,  vol- 
vió otra  vez  a  la  una  y  media  a  reconciliarse  para  recibir  el  santo  óleo;  tras 
de  éste  se  le  dijo  la  recomendación  del  alma,  y  a  las  dos  y  media  de  la  tarde 
remató  la  carrera  de  sus  trabajos,  con  tanta  paz,  que  más  pareció  un  suave 
sueño  que  muerte,  dando  principio  a  la  eterna  vida,  como  espero  de  la  Di- 
vina Bondad,  que  fue  a  21' de  Marzo,  día  del  patriarca  San  Benito,  siendo 
de  edad  de  65  años,  de  los  cuales  vivió  los  46  en  la  Compañía. 

Hízosele  el  entierro  el  día  siguiente  con  asistencia  de  las  religiones  de  la 
ciudad  y  de  todos  los  nuestros  que  en  ella  hay. 

Su  cuerpo  fue  enterrado  en  el  nuevo  entierro  que  hizo  este  colegio  máximo 
de  México  al  lado  izquierdo  del  P.  visitador  Agustín  de  Quirós. 

Los  indios  de  Tepotzotlán  mostraron  gran  sentimiento  de  la  muerte  de 


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ARNAYA,  NICOLAS  DE,  P. 


su  padre,  y,  por  muestra  de  agradecimiento,  celebraron  tres  honras  y  ofre- 
ciendo por  su  alma,  sacrificios  de  misas  a  nuestro  Señor". 

(De  los  Ríos,  Guillermo  [rector  del  Máximo]  Necrología.  Enero  de  1623). 

(Anua  de  1622,  suscrita  por  el  P.  provincial  Juan  Laurencio,  fechada 
en  México  el  15  de  Mayo  de  1623)  (Arch.  Gen.  Nac.  Ramo  Historia  t.  15 
y  t.  308)   (Pérez  Rivas:  Crón.  I,  329-337). 

—  J.M.D.  (José  Mariano  Dávila)   en  Dice.  Univ.  de  Hist.  y  Geograf. 
t.  I  Apéndices,  México,  1855.  Art.  Arnaya,  Nicolás,  hace  en  su  elo- 
gio un  conjunto  de  lo  que  dice  Oviedo  y  de  lo  que  dice  Alegre) . 

—  Le  queda  al  P.  Nicolás  de  Arnaya  la  gloria  de  haber  traído  a  Mé- 
xico al  mártir  de  los  varohios,  P.  Julio  Pascual,  muerto  el  1°  de  Fe- 
brero de  1632.  (Dunne,  S.  J.  Pioneer  Black  Robes  on  the  West  Coast,  p.  208). 

1624  Todavía  en  carta  de  11  de  Marzo  de  1624  escrita  al  P.  provincial 
Juan  Laurencio,  dice  así  el  P.  general  Mucio  Vitelleschi:  "No  tienen 
los  provinciales  privilegio  para  decir  los  maitines  del  día  siguiente  después 
del  mediodía  del  antecedente.  Si  el  P.  Arnaya  le  tenía,  debió  de  alcanzarlo 
para  sí  de  su  Santidad  cuando  vino  por  procurador". 

—  Y  en  otra  de  la  misma  fecha:  "Con  ocasión  de  lo  que  V.  R.  me  dice 
de  la  demasiada  liberalidad  que  su  antecesor  tuvo  en  dar  'Reverenda' 

a  algunos  para  ordenarse  antes  de  lo  que  convenía,  vuelvo  a  encargar  a 
V.  R.  que  no  se  haga" .  .  . 

1628  Roma,  Marzo  28.  "Recuerdo  que  el  P.  provincial  Nicolás  de  Ar- 
naya obligó  al  colegio  de  Guatemala  a  tomar  dos  mil  pesos  a  censo, 
para  que  con  ellos  pagase  lo  que  debía  a  la  provincia".    (Vitelleschi  a 
Laurencio) . 

1631  El  P.  Tomás  Domínguez,  procurador  de  la  provincia  de  México  a 
Roma  en  1631,  llevaba  esta  comisión:  .  .  .5-  En  la  residencia  de 
la  ciudad  y  puerto  de  la  Veracruz  (que  es  la  llave  de  todo  el  reino)  con  li- 
cencia de  V.  P.  puso  el  P.  Nicolás  de  Arnaya,  siendo  provincial  (1616-22) 
una  escuela  para  los  niños,  para  lo  cual  se  acomodaron  dos  salas  a  costa  de 
los  vecinos,  que  siempre  se  han  mostrado  devotos  y  liberales  con  la  Com- 
pañía; y  al  presente  están  con  mucho  sentimiento,  porque  el  padre  provin- 
cial pasado  (Gerónimo  Diez)  les  quitó  la  dicha  escuela. 

Ellos  y  los  nuestros  piden  a  V.  P.,  la  mande  conceder  otra  vez,  porque 
los  niños  de  aquella  ciudad  con  las  ocasiones  que  tienen  del  puerto  y  de  la 
gente  de  las  armadas  y  flotas,  no  se  malogren,  que  son  muy  hábiles  y  a  pro- 
pósito para  las  letras  y  la  religión. 


BIOGRAFIA 


669 


(Domínguez,  Tomás,  Memorial  2°  sobre  las  cosas  de  las  casas  y  cole- 
gios. 1631). 

1649  El  P.  Montmorency,  vicario  general  entonces  de  la  Compañía  escri- 
bía al  P.  Andrés  de  Rada  sobre  un  asunto  oscuro  que  dejamos  a  los 
historiadores  esclarecer.  "Roma,  Diciembre  20  de  1649:  Ni  vean  dicho  pa- 
pel que  escribió  el  P.  Juan  de  Bueras  en  secreto,  ni  aquellas  dos  cartas  que 
entregó  a  V.  R.  el  P.  Francisco  Calderón  escritas  en  19  de  Abril  de  1621, 
y  dirigidas  al  P.  Nicolás  de  Arnaya,  provincial  que  entonces  era  de  esa 
provincia". 

1655  Entre  los  libros  encontrados  en  la  biblioteca  de  Melchor  Pérez  de 
Soto,  obrero  mayor  de  las  obras  de  la  catedral,  y  preso  por  el  santo 
oficio  como  astrólogo,  se  encontró:   "Manual  de  breves  meditaciones  para 
todo  el  año  escritas  por  el  P.  Nicolás  de  Arnaya,  de  la  Compañía  de  Jesús". 

(Documentos  para  la  historia  de  la  cultura  en  México.  Universitaria, 
1947,  p.  40). 


Referencias  biográficas 

1  Actas  originales  de  las  Congregaciones  Provinciales:  Nov.  1599.  Oct.  1603. 

2  AGI  (Arch.  Gen.  de  Indias),  Sevilla.  Contaduría  321B  pl.  397,  p.  4;  pl. 
398,  p.  1. 

3  Alegambe,  Felipe,  S.  J.,  Bibliotheca,  397-8,  622;  Mortes  Illustres,  2a. 
parte,  pp.  289-306. 

4  Alegre,  Francisco  Javier,  S.  J.,  Hist.  de  la  Prov.  de  la  C.  de  ].  en  N.  E., 
t.  I,  México,  1841,  pp.  268,  375,  380,  381;  t.  II,  México,  1842,  pp.  3, 
66,  79,  80,  94-96,  102,  103,  108,  110,  115-6,  118-9,  123-4,  129-34,  140-1. 

5  Alegre-Burrus,  Ernest  J.,  S.  J.,  Hist  de  la  Prov.  .  t.  I,  Roma,  1956, 
pp.  398,  416,  579;  t.  II,  Roma,  1958,  pp.  23,  56-7,  166,  248,  267,  270-1, 
293,  298,  299,  306,  309,  319,  328,  334,  339,  349-50,  553,  559-60,  570, 
577,  596,  626-7,  640-42,  663. 

6  Andrade,  Vicente  de,  P.  Cango.,  Ensayo  Bibliográfico  Mexicano  del 
Siglo  XVII,  2a.  ed.  México,  1899  N<?  92,  p.  142. 

7  Anónimo.  Carta  de  edificación  del  P.  Alonso  Muñoz.  Ms.  2  ff. 

8  Anuas  de  la  Prov.  de  Méx.  1608,  1616,  1622. 

9  Aquaviva,  Claudio,  S.  J.,  Cartas: 

Al  P.  visitador  Diego  de  Avellaneda.  Roma,  8  Jun.  1592. 
Al  P.  Francisco  Váez.  „  Mzo.  1602. 

Al  P.  Rodrigo  de  Cabredo.  „      30  Jun.  1609. 


670 


ARNAYA,  NICOLAS  DE,  P. 


10  Arch.  Prov.  Méx.  Ordenaciones  de  los  PP.  Generales  y  Provinciales.  Co- 
pias mss.  (Isl.  Coll.,  1932)  y  Vol.  V  de  mss.  ff.  223,'  254;  Vol.  VI  de 
mss.  ff.  80-1,  311. 

11  Arch.  Gen.  de  Indias,  Sevilla.  58-3-18. 

12  Arch.  Gen.  Nac.  (México)  Ramo  Historia,  tt.  15  y  19,  p.  153.  t.  308. 

13  Arnaya,  Nicolás  de,  S.  J.,  Carta  al  P.  Provincial  Francisco  Váez. 

14  AstrÁin,  Antonio.  S.  J.,  Hist.  de  ¡a  C.  de  J.  en  la  Asist.  de  España,  t. 
V.  Madrid,  1916,  pp.  XI,  3,  102,  302,  303,  305,  307,  308,  318,  320, 
347,  714. 

15  Ayuso,  Félix,  S.  J. -Sánchez  Raquero,  Juan,  S.  J.,  Notas  a  Fund.  de  la 
C.  de  J.  en  N.  E.,  México.  Patria,  1945,  p.  164  y  Nota. 

16  Baltodano,  Fr.  Benito  (Ob.  de  Nicaragua)  Carta  al  P.  Prov.  Nicolás 
de  Arnaya.  Cartago,  Costa  Rica,  20  Agosto,  1621. 

17  BeristÁin:   Bibliot.  Hisp. -Americana.  Amecameca,   1883.  Art.  Arnaya. 

18  Boletín  Arch.  Gen.  Nac.  (México),  t.  X  (1939)  N?  1  p.  67;  t.  X  (1939) 
N*?  4,  pp.  710,  730,  734,  736,  820,  857,  880;  t.  XX  (1949)  N^  2,  p.  247. 

19  Congr.  56  ff.  220,  222-222v. 

20  CoRDARA,  S.  J.,  Hist.  Soc.  p.  256,  414. 

21  Cuevas,  Mariano,  S.  J.,  Hist.  de  la  Iglesia  en  México,  El  Paso,  Tex., 
1928,  t.  III,  pp.  274,  360,  532,  536,  561. 

22  De  Backer,  S.  J.,  Bibliotheque  des  ecrivains  de  la  C.  de  ].,  t.  I,  Arnaya. 

23  Decorme,  Gerardo,  S.  J.,  La  Obra  de  los  jesuítas  mexicanos,  México, 
1941.  I,  pp.  XV,  35,  47,  48,  69,  70,  74,  76,  79,  200,  207,  297,  386,  387, 
395,  418;  t.  II,  pp.  8,  15,  26,  50,  67,  100,  148,  218,  321. 
Menologio  ms.  1934  (Inédito). 

Elogio  del  P.  Gonzalo  de  Tapia,  p.  8. 
„       „    „  Hernando  de  Tovar,  p.  38. 
„       „     „  Pedro  Díaz,  p.  45. 
„       „    „  Nicolás  de  Arnaya,  p.  74. 
„       de  los  PP.  Julio  Pasqual  y  Manuel  Martínez. 
„       del  H.  Francisco  de  Urbina. 
„       del  P.  Martín  de  Azpilcueta. 
„        „    „  Pedro  Zambrano. 

24  Dice.  Univ.  de  Hist.  y  Geograf.,  t.  I,  México,  1855.  Art.  Col.  S.  Ildef. 
596,  599,  t.  II,  México,  1853.  Art.  Col.  Nacional,  p.  377;  t.  V.  México, 
1854.  Art.  México,  p.  773. 

25  Domínguez,  Tomás,  S.  J.  (Proc.  a  Roma)  1631.  Memorial  N°  2. 

26  DuNNE,  Peter  Masten,  S.  J.,  Pioneer  Jesuits  in  Northern  México.  Ca- 
lifornia, Berkeley,  1944,  pp.  11,  18,  74-5,  78,  87,  88;  Pioneer  Black  Robes 
on  the  West  Coast.  Calif.  Berkeley,  1940,  pp.  14,  187,  208,  238. 


BIOGRAFIA 


671 


27  Florencia,  Francisco  de,  S.  J. -Oviedo.  Juan  Antonio,  S.  J.,  Meno- 
logio  de  los  varones  más  señalados  en  la  perfección  religiosa  de  la  pro- 
vincia de  la  C.  de  J.  en  N.  E.,  México,  1747. 

Elogio  del  P.  Arnaya  (Marzo  21). 
Elogio  del  P.  Luis  de  Alavés  (Nov.  18). 

28  García,  Diego,  S.  J.,  Carta.  Tepotzodán,  1586. 

29  Gobernador  y  caciques  de  Tepotzotlán.  Carta  al  P.  Nicolás  de  Arnaya. 
Mayo  2  de  1622.  (Sobre  la  muerte  del  P.  Pedro  Vidal). 

30  González  de  Cossío,  Francisco,  Notas  a  Relación  Breve  de  la  venida 
de  los  de  la  C.  de  ].  a  N.  E.,  México,  Universitaria,  1945,  p.  121;  Notas  a 
Fund.  del  Col.  de  San  Ildefonso,  México,  1949.  Ensayo  Bibliográfico  de 
los  Catálogos  de  los  sujetos  de  la  C.  de  J.  en  N.  E.,  México,  1946,  p.  34. 
Cien  adiciones  a  la  obra  de  don  José  Toribio  Medina.  México,  Porrúa, 
1947,  pp.  20-25. 

31  GuiLHERMY,  S.  J.,  Menologio.  España  I,  460. 

32  Gutiérrez  Casillas,  José,  S.  J..  Santarén.  El  Conquistador  Pacífico, 
Guadalajara,  1961,  pp.  11,  65,  125,  156,  188,  193. 

33  Hisp.  129,  ff.  201-204v;  130,  ff.  17-18;  131,  ff.  53-57. 

34  J.M.D.  (José  M.\riano  Dávila)  en  Dice.  Univ.  de  Hist.  y  Geograf. 
Apéndices:  t.  I,  México,  1855,  p.  138:  Alavés,  Luis.  Y  Arnaya,  Nicolás, 
p.  260;  t.  II,  México,  1856.  Art.  Mérida,  Yuc,  p.  805;  t.  III,  México, 
1856.  Art.  Villaseca,  p.  837. 

35  LÓPEZ  DE  Castro,  Francisco  (Notario  de  Granada,  Nicaragua),  Peti- 
ción jurídica  al  P.  Nicolás  de  Arnaya,  para  que  se  queden  los  jesuítas 
en  la  ciudad.  Granada,  Enero  10,  1621. 

36  M.B.  (Manuel  Berganzo),  Diccionario  Geográfico  y  Estadístico  de  la 
Rep.  Mexicana,  t.  III,  México,  1875,  pp.  535-536. 

37  Méx.  2,  f.  198,  Epist.  Generalium.  Méx.  4,  ff.  22-37. 

38  MoNROY,  Diego,  S.  J.,  Carta  de  edificación  del  P.  Francisco  Calderón, 
1661.  3  ff. 

39  MoNTiSiORENCY,  FLORENCIO,  S.  J.  (Víc.  Gen.)  Carta  de  20  de  Dic,  1649. 

40  Mon.  Méx.  S.  J.  t.  II,  Roma,  1959,  pp.  373,  395,  414,  539,  720,  752. 

41  NiEREMBERG,  JuAN  EusEBio,  S.  J.,  Varoncs  Ilustres  de  la  C.  de  ].,  Bil- 
bao, 1889.  t.  III,  Islas  Filipinas:  Vida  del  P.  Diego  de  Saura,  pp.  101-102. 
Vida  del  P.  Julio  Pasqual,  p.  4ü0. 

42  N.V.  (Nuestra  Vida).  Revista  de  México,  N*^  de  1^  de  JuL,  1942.  (So- 
bre los  Padres  Julio  Pasqual  y  Manuel  Martínez) . 

43  NúÑEZ  DE  MiR.\NDA,  Antonio,  S.  J.,  Carta  de  edif.  del  P.  Diego  de 
Monroy,  ms.  de  14  fojas,  1679. 

44  Oviedo,  Juan  Antonio,  S.  J.,  Elogios  de  muchos  hermanos  coadjutores, 
t.  I.  Elogio  del  H.  Francisco  de  Urbina.  México,  Hogal,  1755,  p.  414. 


672 


ARNAYA,  NICOLAS  DE,  P. 


45  PÉREZ  RiVAS,  Andrés,  S.  J.,  Crónica  I,  México,  1896,  pp.  329-337;  11^ 
pp.  169,  246. 

46  Quintana,  José  Miguel,  La  primera  crónica  jesuítica  mexicana  y  otras 
noticias.  México,  Vargas  Rea,  1944,  p.  45. 

47  Ramírez,  Esteban,  Pbro.,  Estudio  Histórico  de  San  Luis  de  la  Paz,  Gua- 
najuato,  1952,  pp.  148-9. 

48  Ramírez,  Francisco,  S.  J.  (bajo  anónimo),  Píist.  del  Col.  de  Pátzcuaro. 

49  Ríos,  Guillermo  de  los,  S.  J.,  Carta  necrológica  del  P.  Nicolás  de 
Arnaya.  Año  1623. 

50  Sahagún  de  Arévalo,  Gaceta  de  México,  enero  1730.  Edic.  México, 
1949,  244-5. 

51  Santiago  de  Chile,  Biblioteca  Nacional.  Jesuitas-México,  103. 

52  Shiels,  W.  E. -Gutiérrez  Casillas,  José,  S.  J.,  ''Gonzalo  de  Tapia".. 
Guadalajara,  1958,  pp.  82,  83,  85,  200. 

53  Streit,  Bibliotheca  Missionum  II,  1477-8,  1481,  1496,  1517. 

54  Synopsis  Historiae,  S.  J.  Ratisbonae,  Pustet,  1914.  Col.  555. 

55  Terrazas,  Curiosidades  históricas  de  Chihuahua. 

56  TiscAREÑo,  Fr.  Angel,  El  Colegio  de  Guadalupe  de  Zacatecas,  I,  2a. 
parte,  México,  1905,  p.  132. 

57  Uriarte,  S.  J.-Lecina,  S.  J.,  Biblioteca  de  escritores  de  la  C.  de  J.  en  la 
antigua  asistencia  de  España.  Madrid,  1929-30. 

58  Vera,  Fortino,  Pero.,  Tesoro  Guadalupano,  I,  Amecameca,  1887,  p> 
242. 

59  ViTELLESCHi,  Mucio,  S.  J.,  Cartas: 

Al  P.  Nicolás  de  Arnaya: 

Roma,  Abr.  20,  1617  y  otra  circular. 

"      Abr.  2,  1618.  (Iniciar  el  proceso). 

"     Abr.  20,  1619. 

"     Jun.  17,  1619. 

"     Oct.  28,  1619. 

"     Abr.  20,  1620. 

"      Sep.  8,  1620.  (Sobre  las  misiones). 

"  Marzo? 

"     Abr.  19,  1621. 

Sept.  7,  1621.  (Dos  distintas). 

Ag.  8,  1622.  (Tres  distintas). 
"     Abr.  22  1623.  (Dos  distintas). 
Al  P.  Vis.  Agustín  de  Quirós: 
Roma,  Abr.  20,  1621. 
"     Sept.  7,  1621. 

Agost.  8,  1622.  (Dos  distintas). 


BIBLIOGRAFIA 


673 


Roma,  Marzo? 

"     Abril  22,  1623.  (Dos  distintas). 
Al  P.  Prov.  Juan  Laurencio: 
Roma,  Mzo.  11,  1624.  (Dos  distintas). 

"     Mzo.  28,  1628. 

Bibliografía 

Para  llevar  cierto  orden  en  la  abundante  Bibliografía  del  P.  Nicolás  de 
ArnayAj  que  tiene  el  mérito  de  haber  sido  escrita  (como  él  lo  confesó)  por 
las  noches,  la  dividiremos  por  las  obras  que  escribió: 

1 )  Manual  de  Meditaciones, 

2)  Conferencias, 

3)  La  Imitación  de  Cristo  acomodada  a  los  Ejercicios  de  San  Ignacio. 

4)  Praxis  exercitiorum, 

5)  Sermones, 

6)  Cartas  particulares  y  Anuas, 

7)  Escritos  sobre  otros  asuntos. 

J.  Manual  de  meditaciones. 

1611  "Manual  de  breves  meditaciones  para  todo  el  año.  Util  y  provechoso 
para  las  personas  que  tratan  de  oración",  por  el  P.  Nicolás  de  Arnaya 

de  la  Compañía  de  Jesús.  En  México,  en  la  imprenta  de  la  viuda  de  Pedro 
Ballí,  por  C.  A.  César,  1611.  En  24o.  de  496  páginas,  s.  7  p.n. 

1612  Uriarte  (V,  246)  nos  señala  una  edición  en  Madrid,  en  1612. 

1616  "Compendio  de  las  meditaciones  del  P.  Luis  de  la  Puente,  aprobado 
en  México  para  su  impresión,  por  el  Provincial  de  la  Nueva  España, 

Rodrigo  de  Cabredo  en  1611,  y  traducido  al  italiano  y  al  latín".  (Berist.). 

1617  Otra  edición  en  Valencia,  España,  en  1617,  que  por  error  tipográfico 
Uriarte  pone  1677. 

—  Otra  edición  también  en  1617  en  Sevilla.  (De  Backer)  (Sommervogel) . 

—  "Meditaciones  espirituales,  útiles  y  provechosas  para  toda  clase  de  per- 
sonas, compuestas  por  el  P.  Nicolás  de  Arnaya,  de  la  Compañía  de 

Jesús".  "Dedicadas  a  la  Serenísima  Emperatriz  del  cielo.  .  ."  Con  privilegio, 
impresas  en  Sevilla  por  Francisco  de  Lira.  Año  1617.  Tres  tomos  en  4o.  El 
primero  tiene  10  hojas  sin  numerar. 

1615  De  Backer  pone  esta  edición  en  1614  y  Sommervogel  en  1613. 

Lapucnte-ARNAYA-Law^^r.  Son  estas  mismas  meditaciones  del  P.  Lapuente, 
abreviadas  por  el  P.  Nicolás  de  Arnaya  y  traducidas  al  francés  por  el  P. 


674 


ARNAYA,  NICOLAS  DE,  P. 


Lauger,  franciscano  observante.  Impresas  en  Arrás  en  1615,  pero,  como  digo, 
Sommerv'ogel  advierte  que  era  ya  la  segunda  edición. 

De  esta  traducción  se  hicieron  ediciones  en  Arrás  en  1617,  1621  y  1627.  Y 
en  París  en  1628,  Imp.  Chastelain. 

Sommervogel,  dudando  si  es  la  misma  obra  del  P.  Arnaya^  nos  asegura 
que  Mr.  Duthilloeul  cita:  "Abregé  des  Meditations  des  Mysteres  de  Notre 
Saincte  Foi",  traducidas  de  las  del  P.  Lapuente,  Douai,  ya  desde  1609,  1611, 
1619,  1622,  y  se  pregunta:  "¿Est-ce  la  traduction  de  l'abregé  du  Pere  Ar- 

NAYA?" 

—  Otra  edición  francesa  en  1631,  traduite  par  René  Gautier,  Rouen,  1631. 
Otra  en  Douai  en  1625.  Y  otra  en  París  en  1645. 

—  En  castellano  hay  otra  edición  impresa  por  Lyra,  y  de  ésta  hay  una 
traducción  en  francés  por  el  P.  Jean  Cachet  en  París,  por  Chapelet,  en 

1630. 

—  La  Obra  de  las  Meditaciones  (dice  Beristáin)  o  de  las  Conferencias 
(que  también  lleva  este  nombre)  es  comparable  a  la  del  célebre  Ca- 
siano, por  la  doctrina  y  el  espíritu;  y  acaso  superior  en  la  abundancia,  y  en 
que  siendo  las  del  monje  por  la  mayor  parte  sólo  para  anacoretas  y  gente  re- 
tirada del  bullicio  del  mundo,  las  de  Arnaya  sirven  igualmente  para  anaco- 
retas y  cenobitas,  para  religiosos  y  seglares,  para  sacerdotes  y  casados  y  para 
todos  los  que  en  la  iglesia  tienen  oficio  de  enseñar  y  gobernar".  (Beristáin). 

—  Esta  obra  de  las  Meditaciones  también  se  imprimió  en  Madrid,  sin 
año,  en  la  imprenta  de  Palacios,  siguiendo  la  edición  de  Valencia. 

—  En  1698  se  hizo  una  edición  en  Sevilla,  por  López  de  Haro. 

—  En  1770,  otra  en  Madrid,  que  cita  Sommervogel. 
En  1879,  edición  de  Madrid,  por  el  impresor  Perdiguero. 
En  1892,  en  Madrid,  en  imprenta  de  la  Compañía. 

En  1608:  en  latín,  en  Brixiae.  (Sommervogel). 

"     "  en  Colonia.  (De  Backer)  en  1620,  1623  y  1625.  Compen- 
dium  meditationum .  .  .  a  Patre  Nicolao  D'Arnay. 

En  1620:  en  italiano.  Compendio  delle  meditatione  del  R.  P.  Ponte,  fatto  de 
P.  Nic.  DI  Arnaya,  e  tradotto  di  spagnuolo  da  Tiberio  Putignano.  Roma^ 
1620. 

En  1625,  la  edición  de  Brescia. 
En  1646,  en  Venezia. 
En  1674,  otra  de  Venezia. 
En  1758,  otra  en  Napoli. 


BIBLIOGRAFIA 


675 


En  1873:  en  alemán,  "Betrachtungen  über  das  Leben  und  Leiden  Jesu  und 
die  vorzüglichen  Geheimnisse  des  Glaubens.  Nach  Ludwig's  de  Ponte  gros- 
seren  Werke.  Deutsche  ausgabe  von  J.  B.  Kempf.  Mainz,  Kirheim,  1873". 
En  12o.  de  XXII  638  pp.  Autor  el  P.  Nicolás  de  Arnaya  como  ya  lo  ad- 
vierte Sommervogel  (1-559),  es  traducción  de  su  compendio  o  Manual  de 
breves  meditaciones".  (Uriarte,  Anóns.  y  Seuds.  I,  69). 

En  la  Memoria  que  de  los  libros  de  Simón  de  Toro,  librero  de  México 
(1634)  se  vendían  '"Meditaciones"  de  Arnaya  (Bol.  Arch.  Gen.  Nac.  [México, 
1939]  t.  X,  p.  710)  (Arch.  Gen.  Nac.  [México]  Ramo  Inquisición,  t.  438). 

—  En  la  lista  de  libros  de  Juan  de  Ribera,  librero  de  México  en  1660,  se 
expendían  las  Meditaciones  del  P.  Arnaya,  de  la  primera  edición  de 

1611.  (Boletín  Arch.  Gen.  Nac.  [México]  t.  X  [1939],  p.  857). 

"El  mismo  afecto  al  bien  de  las  almas  le  movió  a  escribir  los  libros  que 
sacó  a  luz,  en  que  mostraba  bien  su  espíritu  y  erudición,  y  la  gran  compren- 
sión que  tenía  de  los  santos,  cuyas  autoridades  y  sentencias  cita  en  ellas.  El  to- 
mo de  Las  Meditaciones  del  P.  Luis  de  la  Puente,  que  recopiló,  cuán  útil 
haya  sido  este  trabajo,  dan  testimonio  las  impresiones  en  varias  lenguas  que 
se  han  hecho,  y  las  muchas  personas  que  de  él  se  han  aprovechado".  (De  los 
Ríos,  Guillermo,  S.  J.  Necrología,  1623). 

II.  Conferencias. 

"Los  días  en  que  estuvo  en  Madrid  (1614),  caminando  para  Roma,  sacó 
a  luz  tres  tomos  en  modo  de  conferencias,  en  que  muy  latamente  trata  de  to- 
das las  virtudes  para  todo  género  de  personas".  (De  los  Ríos,  Guillermo:  Ne- 
crología del  P.  Arnaya,  México,  1623). 

1618  En  la  Memoria  de  los  libreros  de  México  Santiesteban  y  Lupercio  (sin 
fecha),  se  anuncian:  "Conferencias  espirituales,  por  Nicolás  de  Ar- 
MAYA  (sic).  Sevilla,  1618".  (Bol.  Arch.  Gen.  Nac.  [México]  t.  X.  [1939],  p. 
738). 

—  En  la  lista  de  los  libros  de  la  viuda  de  Bernardo  Calderón,  México, 
1655,  se  anunciaban:  "Conferencias  de  Arnaya".  (Ibid.  p.  736). 

1617  En  los  libros  que  vendía  Paula  Benavides,  viuda  de  Bernardo  Calde- 
rón, se  anuncian  las  Conferencias  Espirituales  en  3  tomos,  impresas  en 
Sevilla  por  Francisco  Lira,  año  1617.  (Bolet.  Arch.  Gen.  Nac.  t.  X  [1939]  p. 
857). 

S.  f.    Conferencia  liiii  (54).  "De  la  propia  voluntad".  En  4o.  de  33  hs.  sin 


676 


ARNAYA,  NICOLAS  DE,  P. 


94  p.n.  Autores^  Nicolás  de  Arnaya  y  Gerónimo  del  Mercado.  Es 
decir  (dice  Uñarte  I,  445)  la  conferencia  54  que  está  a  las  hojas  1-13,  y  la 
Conferencia  55  "De  los  votos",  que  sigue  a  la  14-33  son  del  P.  Arnaya^  pu- 
blicadas en  este  cuaderno  sin  otro  título  ni  pie  de  imprenta,  para  juntarlas  a 
las  53,  que  se  habían  impreso  en  Sevilla  por  los  años  de  1617-18,  en  tres  to- 
mos en  4o.,  y  a  su  nombre,  pero  "sin  índices,  que  son  la  mano  del  relox  que 
muestran  lo  interior  y  secreto  de  los  libros",  como  advierte  el  P.  Mercado  en 
su  prólogo,  "por  lo  cual  determiné  (añade  él  mismo)  en  descuento  de  mis 
muchas  obligaciones  al  servicio  del  autor,  a  quien  por  tantos  títulos  me  veo 
obligado,  y  de  los  que,  para  efecto  de  predicar,  se  quisieren  valer  de  lo  mucho 
bueno  que  en  ello  hay,  a  tomar  este  pequeño  trabajo  de  hacer  los  índices  de 
escritura  y  cosas  más  notables".  Las  94  hojas  no  foliadas  contienen  el  prólogo 
y  advertencias.  (Uriarte,  1.  c). 

1895  "La  tiedeur  comme  tentation  et  ses  dangereux  efects",  tiré  des  Oeuvres 
du  P.  Nicolás  de  Arnaya_,  de  la  Compagnie  de  Jesús.  Bruxelles,  A. 
Bromant,  1895.  En  18o.  pp.  63.  "Fait  partie  de  la  Petite  Bibliotheque  Chre- 
tienne  du  P.  Fran^ois  Kieckens,  S.  J."  (Sommervogel) . 

IIL  La  imitación  de  Cristo  acomodada  a  los  Ejercicios  de  San  Ignacio. 

1615  Los  Libros  de  la  Imitación  de  Cristo,  por  Tomás  de  Kempis,  traduci- 
dos al  castellano  por  el  P.  Nicolás  de  Arnaya.  Impresos  en  Madrid 
en  1615.  En  8o.  (Berist.)  (De  Backer) . 

—       "Los  días  que  se  detuvo  en  Madrid  caminando  para  Roma  llevó  un 
contemptiis  mundi,  que  allí  se  imprimió  luego,  de  que  muchos  se  apro- 
vechan". (Ríos,  Guillermo  de  los,  S.  J.,  Necrología  del  P.  Anaya,  1623). 

IV.  Praxis  exercitiorum 

"Praxis  Exercitiorum  Spiritualium  S.  P.  Ignatii,  Societatis  Jesu  Fundatoris 
a  R.  P.  Nicolao  de  Arnaya  ex  eadem  Societate  Jesu.  .  .  Omnia  e  lingua  his- 
pánica in  latinam  transfusa,  studio  Nostrorum".  Coloniae  Agrippinae,  apud 
Joannem  Kinckium.  Anno  mdcxiii  (1613).  En  12o.  pp.  723. 

Por  error,  tanto  Beristáin,  como  De  Backer  que  lo  sigue,  ponen  1633. 

V.  Sermones. 

1621  Sermón  que  predicó  el  P.  Nicolás  de  Arnaya^  provincial  de  la  Com- 
pañía de  Jesús  en  esta  Nueva  España,  en  la  Casa  Profesa  de  México, 


BIBLIOGRAFIA 


677 


miércoles  2  de  Diciembre  de  1620  años,  primero  día  de  la  celebridad  y  fiesta  de 
la  beatificación  del  B.  padre  San  Francisco  Javier,  apóstol  del  oriente  y  uno 
de  los  primeros  compañeros  del  glorioso  patriarca  San  Ignacio. 

Asistiendo  su  excelencia  el  señor  don  Diesro  Fernández  de  Córdoba,  mar- 
qués  de  Guadalcázar,  virrey  de  esta  Nueva  España,  con  toda  la  real  audiencia 
de  México,  la  ciudad  con  todo  su  muy  ilustre  cabildo,  y  las  sagradas  religio- 
nes. En  la  imprenta  de  Diego  Garrido,  México,  1621.  En  4o.  ff.  23. 

Nota  de  Uriarte:  El  mismo  Sommervogel  que  pone  este  sermón  en  1621, 
luego  lo  enumera  como  habido  en  1622:  "Sermo  habitus  Mexici  in  Canoniza- 
tione  S.P.N.  Ignatii.  Mexici,  1622.  4o.  (Sommervogel). 

VI.  Cartas  particulares  y  anuas. 

1590  Cinco  cartas  de  los  PP.  Gonzalo  de  Tapia  y  Nicolás  de  Arnaya,  fe- 
chas el  año  de  1590,  escritas  al  P.  provincial  Antonio  de  Mendoza, 

en  que  le  dan  razón  de  los  indios  chichimecos,  de  la  jurisdicción  de  San  Luis 

de  la  Paz,  y  los  principios  que  tuvo". 

(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  fol.  184). 

1599  El  P.  Nicolás  de  Arnaya  escribe  de  Topia  y  San  Andrés  que  encon- 
tró 1,600  indios  dispuestos  a  fundar  pueblo,  ser  instruidos  y  bautizarse; 

a  200  otros  los  atrajo  hacia  otro  valle".  (Anua  1599)  (Arch.  Prov.  Tolet.  S.  J., 
Fonso  Astráin,  33)   (Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  [1961]  Docts.  por  catalogar). 

—  Carta  al  P.  provincial  Francisco  Váez,  dándole  cuenta  de  su  visita  a 
Parras.  1599.  (Alegre  I,  380-1). 

1600  Extracto  de  una  carta  al  P.  provincial,  escrita  desde  la  misión  de  Pa- 
rras, hacia  1600.  (Sommervogel)   (Es  la  anterior). 

1601  Carta  dirigida  al  P.  Francisco  Váez,  provincial,  año  de  1601.  (Se  en- 
cuentra en  documentos  para  la  historia  de  México,  primera  serie,  t. 

32). 

—  Carta  ms.  del  P.  Nicolás  de  Arnaya,  fechada  el  9  de  febrero  de  1601 
en  Guadiana  y  dirigida  al  P.  Francisco  Váez.  (Ha  de  ser  la  misma  que 

la  anterior  y  contiene  datos  interesantes  sobre  la  entrada  de  los  nuestros  en 
las  misiones  de  Durango  y  Zacatecas,  y  sobre  las  idolatrías  de  los  indios 
acaxées) . 

1617  18  de  Mayo.  Carta  anua  de  la  provincia  de  la  C.  de  J.  en  N.  E.  año 
1616.  Residencia  de  Guadiana  y  rebelión  de  los  indios  tepchuanes  y 
muerte  de  ocho  de  nuestros  padres  y  otros  religiosos  y  españoles.  Relación  de 


678 


ARNAYA,  NICOLAS  DE,  P. 


algunas  cosas  particulares  de  la  vida  y  muerte  de  los  ocho  padres  que  murie- 
ron por  la  religión  a  manos  de  los  indios  tepehuanes.  México,  Mayo  18  de 
1617.  144  pp.  (Ayer,  Edward  E.  Collection)   (Lecina)  (Cuevas). 

1618  Carta  anua  de  la  provincia  de  Nueva  España,  1618.  Firmada  por  el 
P.  Arnaya. 

—  Carta  que  escribió  de  la  vida  del  P.  Pedro  Díaz  (Pérez  Rivas) . 

—  Fragmentos  del  librito  manual  del  P.  Pedro  Díaz,  1618,  año  en  que 
murió.  (Lecina). 

—  Carta  anua  de  la  Misión  de  Sinaloa,  año  1618.  Ms.  de  30  fojas,  fecha- 
da el  23  de  Mayo  de  1619.  Anónima.  (Arch.  Gen.  Nac.  Historia  t.  15). 

1619-1620  Treinta  y  ocho  cartas  se  han  recibido  de  V.  R.  P.  Arnaya,  es- 
critas en  los  meses  de  Septiembre  y  Diciembre  de  1619  y  en  Enero  y 
Mayo  de  1620".  (Vitelleschi  a  Arnaya,  Roma  19  Abr.  1621). 

"El  P.  Alegre  cita,  una  de  1619,  sobre  la  muerte  del  P.  Juan  Rogel". 
(II,  115). 

1619  La  Carta  Anua  de  Sinaloa  de  1619,  se  halla  en  Anónimos,  Cartas. 

1620  Carta  Anua  de  Sinaloa  año  1620,  firmada  en  México  el  26  de  Mayo 
de  ese  año.  (Arch.  Gen.  Nac.  Historia,  t.  15). 

—  Carta  del  P.  Nicolás  de  Arnaya^  fechada  en  México  el  28  de  Septiem- 
bre de  1620.  (Sobre  el  privilegio  in  Societate  de  pasarse  a  la  Cartuja;  y  sobre 
no  insertar  en  las  renuncias,  cláusulas  que  desdigan  de  un  religioso). 

1621  Carta  Anua  de  Sinaloa,  fechada  en  México  en  30  de  Abril  de  1622. 
(Arch.  Gen.  Nac.  [México]  Ramo  Historia,  t.  15). 

1622  "Recibí  cuatro  cartas  de  V.  R.  de  7  y  9  de  Febrero  de  este  año  1622, 
en  que  me  avisa  de  la  visita  del  colegio  de  Oaxaca  y  Casa  de  la  Ve- 

racruz,  y  me  he  consolado  de  lo  mucho  bueno  que  halló  en  ambos  puestos". 
(Vitelleschi  a  Arnaya,  Roma,  8  Ag.  1622). 

—  "En  el  pliego  que  vino  en  la  flota  he  recibido  nueve  cartas  de  V.  R. 
de  Mayo  y  Junio  de  1622,  y  en  ellas  muy  buenas  nuevas  del  estado  de 

la  provincia". 

(Vitelleschi  a  Arnaya,  Roma,  22  de  Abril  de  1623). 

—  "Catorce  cartas  de  V.  R.  he  recibido  de  Octubre  y  Noviembre  de  1622". 
(Vitelleschi  a  Arnaya,  Roma,  8  de  Agosto  de  1623). 

—  Carta  anua  de  1622.  Como  esta  carta  está  fechada  el  15  de  Mayo  de 


BIBLIOGRAFIA 


679 


1623,  fecha  en  que  ya  el  P.  Arnaya  no  era  provincial  y  ya  había  muer- 
to, véase  en  Laurencio,  Juan. 

VII.  Escritos  sobre  otros  asuntos. 

"Imprimió  también  un  libro  que  intituló  Regimiento  Espiritual,  en  que 
enseña  el  modo  que  un  religioso  ha  de  guardar  para  hacer  con  perfección  los 
ejercicios  religiosos  y  pasar  santa  y  provechosamente  el  día". 

(Ríos,  Guillermo  de  los,  S.  J.  Necrología  del  P.  Arnaya,  1623). 

—       "Regimiento  espiritual.  .  ."  No  sabemos  qué  obra  sea  ésta  (dice  el  P. 

Uriarte  (Anóns.  V,  6721)  ...  en  el  manual  de  breves  meditaciones,  se 
trata  largamente  de  todo  lo  que  toca  a  la  Sagrada  Comunión,  y  más  en  par- 
ticular en  vuestro  Regimiento  Espiritual  (dice  el  discípulo  al  autor  i.  e.  al  P. 
Arnaya,  en  la  p.  171  del  tomo  I  de  sus  Conferencias  Espirituales".  (Uriarte). 

1660  Pañis  quotidianus.  Pars  secunda,  in  qua  variae  meditationes,  per  qua- 
tuor  ultimis  hebdomadae  diebus".  (Debe  ser  [dice  Uriarte]  el  comple- 
mento de  Regimiento  Espiritual) .  Coloniae  Agrippinae,  apud  Joannem  Bu- 
seum.  MDCLX  (1660). 

1604  Representación  que  hace  el  P.  Nicolás  de  Arnaya  con  fecha  en  Pue- 
bla a  8  de  Marzo  de  1604  al  P.  Provincial  (Ildefonso  de  Castro)  sobre 

la  venta  de  un  censo  del  colegio  del  Espíritu  Santo. 
(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  f.  112). 

161 1-?  Poder  escrito  que  el  P.  Nicolás  de  Arnaya  dio  al  P.  Tomás  Domín- 
guez para  aceptar  la  escritura  de  fundación  del  Colegio-Seminario  de 
Mérida. 

(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  f.  129). 

1620-?  "Copia  simple  en  14  fojas  del  instrumento  de  concierto,  otorgado  en 
esta  ciudad  de  México  a  22  de  Octubre  de  1620,  por  el  P.  Nicolás  de 
Arnaya^  provincial  que  era  de  la  Compañía,  y  don  Juan  Guerrero  Villaseca, 
sobre  bienes  que  le  tocaron  por  herencia  del  padre  Alonso  Guerrero  Villa- 
seca,  religioso  que  fue  de  la  Compañía".  (Murió  el  P.  Alonso  Guerrero 
Villaseca  en  1639). 

(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  f.  100). 

S.  f.     (Por  1620?)  "Un  cuaderno  con  73  fojas,  copia  de  la  información  dada 
por  parte  del  P.  provincial  Nicolás  de  Arnaya,  sobre  que  el  P.  Cris- 
tóbal Gómez  se  restituyese  el  uso  de  la  predicación  que  el  limo,  señor  arzobis- 


680 


ARNAYA,  NICOLAS  DE,  P. 


po  de  esta  ciudad  (México)  (don  Juan  Pérez  de  la  Gema)  le  había  prohibido 
el  año  de  1618".  (Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  f.  328). 

1608  Memorial  de  la  importancia  del  colegio  de  indios  de  Tepotzotlán. 
(Véase  en  biografía  año  1608). 

1621  Dos  copias  de  Instrucción  que  dio  el  P.  Nicolás  de  Arnaya^  en  23  de 
Octubre  de  1621  al  P.  Luis  de  Molina,  para  la  visita  de  los  colegios 
de  Guatemala,  Gampeche,  Realejo  y  residencia  de  la  Nueva  Granada,  Nica- 
ragua. 

(Inv.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  f.  173). 

1600-1667  "Descripción  de  Nueva  Vizcaya,  noticias  de  Durango,  extractos 
de  Gartas  Anuas  y  de  cartas  particulares:  1595-1667:  entre  otras,  hay 
Cartas  del  P.  Nicolás  de  Arnaya^  del  P.  Luis  Ahumada,  del  P.  Gaspar  de 
Gontreras  y  del  P.  Andrés  López;  una  relación  de  Alonso  del  Valle  (1618)  ; 
"Relación  de  Nueva  Vizcaya"  del  P.  Nicolás  de  Gepeda;  órdenes  del  virrey 
Mancera  (don  Antonio  Sebastián  de  Toledo,  marqués  de  Mancera  [Oct.  15, 
1664-8  Dic.  1673],  sobre  doctrinas  de  Gasas  Grandes  1667.  Relación  de  las 
misiones  del  norte  con  ocasión  de  la  visita  del  P.  Juan  Ortiz  Zapata".  (1678). 

(Bancroft  Gollection,  Berkeley,  Galif.  Bolton,  Herbert  E.  Guide  to  mate- 
rials  for  United  States  History  in  the  Principal  Archives  of  México.  Washing- 
ton, Garnegie,  1913).  Vol.  19,  pp.  25  ss. 

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2  ALEGRE;,  Francisco  Javier,  S.  J.,  Hist.  de  la  Prov.  de  la  C.  de  J.  en  N.  E. 
t.  I,  México,  1841,  pp.  380-1. 

t.  II,  México,  1842,  pp.  115-6. 

3  Alegre-Burrus,  Ernest,  S.  J.,  Hist.  Prov.  II,  Roma,  1958,  pp.  309,  306. 

4  Andrade^  Vicente  de  P.,  Gango.,  Ensayo  bibliográfico  mexicano  del  S. 
17.  2a.  ed.  México,  1899,  No.  92. 

5  Anua  de  1599,  fechada  en  México  el  8  de  Abril  de  1600. 

6  Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  (1961).  Documentos  por  catalogar. 

7  Arch.  Prov.  Tolet.  S.  J.  Fondo  Astráin,  33. 

8  Arch.  Prov.  Méx.  (Isl.  Goll.  1932).  Ordenaciones  de  los  PP.  generales  y 
provinciales.  Gopia  Ms. 

9  Arch.  Gen.  del  Museo  Nac.  de  México.  Ordenaciones  de  los  PP.  ge- 
nerales. 

10  Arch.  Gen.  Nac.  Ramo  Historia,  tt.  15  y  19. 
Ramo  Inquisición,  t.  438. 


REFERENCIAS  BIBLIOGRAFICAS 


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Ruth  Lapham  Butler.  Chicago,  The  Newberry  Library,  1937. 

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Vol.  19,  pp.  25  ss.  Washington,  Camegie,  1913. 

15  Beristáin,  Biblioteca  Hisp.-Americ.  Amecameca,  1883.  Art.  Arnaya. 

16  Boletín  Arch.  Gen.  Nac.  (México)  t.  X  (1939)  pp.  710,  736,  738,  857. 

17  Cuevas,  Mariano,  S.  J.,  Hist.  de  la  Iglesia  en  México.  El  Paso,  1928, 
III,  360. 

18  De  Backer,  S.  J.,  Bibliotheque  des  ecrivains  de  la  C.  de  J. 
Art.  Arnaya,  S.  J.  I,  285-87.  III,  1925. 

19  Decorme,  Cerardo,  S.  J.,  Menologio  Ms.  1934.  Elogio  del  P.  Arnaya. 

20  Documentos  para  la  historia  de  México.  Primera  serie,  t.  32. 

21  Documentos  para  la  historia  de  la  cultura  en  México. -Una  biblioteca  del 
siglo  17.  México,  Universitaria,  1947. 

22  DuTHiLLEUL,  BibHothequc  Donasienne  No.  357. 

23  Florencia,  Francisco  de,  S.  J. -Oviedo,  Juan  Antonio  de,  S.  J.,  Meno- 
logio de  los  varones  más  señalados  en  perfección  religiosa  de  la  Prov.  de 
la  C.  de  J.  en  N.  E.  México,  1747.  Marzo,  21. 

24  Inventario  Arch.  Prov.  Méx.  (1767)  ff.  100,  112,  129,  173,  184,  257, 
276,  328. 

25  J.M.D.  (José  Mariano  Dávila)  Diccionario  Univ.  de  Hist.  y  Geograf. 
t.  I,  Apéndices.  México,  1855,  p.  260. 

26  Lecina,  Mariano,  S.  J.,  Biblioteca  de  escritores,  II,  415. 

27  Mercado,  Cerónimo  del,  S.  J.,  Prólogo  a  "Conferencias  Espirituales  del 
P.  Nicolás  de  Arnaya".  Sevilla,  1617. 

28  Morales  Somano,  Fernando  (Escribano).  Testimonio  Jurídico  del  ne- 
gocio de  la  fundación  de  Granada,  Nicaragua.  Granada,  Nic,  10  Enero 
1621. 

29  Nicolás  Antonio,  Bibliotheca  Hispana  Nova.  2  vols.  Matriti,  1773-1788. 

30  PÉREZ  RivAs,  Andrés,  S.  J.,  Crónica.  I,  México,  1896,  p.  342. 

31  Ríos,  Guillermo  de  los,  S.  J.  (Rector  del  Col.  Máx.).  Necrología  del  P. 
NicoL.\s  de  Arnaya.  Ms.  1623. 

32  SoMMERvoGEL,  S.  J.,  Bibliothcque  de  la  C.  de  J.  I,  558,  559.  VIII,  1690. 

33  SoTUELO,  Natanael,  S.  J.,  Bibliotheca  Scriptorum  Soc.  Jesu.  Varesii, 
1676.  p.  755. 


682 


ARRAGOCES,  JUAN  JOSE  DE, 


34  Uriarte-Lecina,  Biblioteca  de  escritores  de  la  C.  de  J.  en  la  antigua  asis- 
tencia de  España.  Madrid,  1929-30. 

35  Uriarte^  Eugenio,  S.  J.,  Anóns.  y  Seuds. 
t.  I,  Madrid,  1904,  No.  445. 

t.  II,  Madrid,  1904,  No.  169. 

t.  IV,  Madrid,  1914,  Núms.  5422  y  5448. 

t.  V,  Madrid,  1916,  No.  6721. 

36  ViTELLESCHi,  Mucio,  S.  J.,  Cartas 

Al  P.  Nicolás  de  Arnaya: 

Roma,  19  Abr.,  1621. 

"     8  Ag.,  1622.  (Son  dos). 
"     22  Abr.,  1623. 


ARRAGOCES,  JUAN  JOSE  DE, 
Biografía 

1672  Afortunadamente  para  nuestra  historia,  y  debido  a  la  fineza  de  don 
Ramiro  Sánchez  García,  ilustre  y  erudito  cubano,  pude  adquirir  una 
copia  auténtica  de  su  nacimiento  y  fe  de  bautismo,  con  que  se  quita  toda 
duda  acerca  del  año  de  su  nacimiento  y  bautismo.  Aquí  va  la  copia  íntegra: 

Mariano  Vivanco  Valiente,  Presbítero,  Vicario  Curado  de  la  Iglesia  Pa- 
rroquial de  Término  del  Sagrario  de  la  Santa  Metropolitana  Iglesia  Catedral, 
ciudad  y  archidiócesis  de  San  Cristóbal,  de  La  Habana,  República  de  Cuba. 

Certifica:  que  en  el  Libro  Cinco  de  Bautismos,  folio  doscientos  veintitrés 
y  su  vuelta,  se  encuentra  una  partida  que  copiada  literalmente  dice  así: 

Al  Margen:  Juan  Joseph. 

Al  Cuerpo:  Lunes  seis  de  Junio  de  mil  seiscientos  setenta  y  dos  años.  Yo  Br. 
don  Pablo  de  Pedroso  y  Paria,  Cura  Rector  de  la  Santa  Iglesia  Parroquial, 
Baptisé  "sub  conditione"  y  puse  los  Santos  Oleos  a  Juan  Joseph^  que  na- 
ció a  once  de  Abril  de  dicho  año  de  setenta  y  dos;  hijo  legítimo  del  Ldo. 
don  Francisco  Arragozes,  natural  de  Cartagena,  y  de  doña  Balthasara  Mel- 
chora  de  los  Reyes,  su  muger,  natural  de  esta  Ciudad.  Fué  su  padrino  el 
Capn.  D.  Francisco  Garro,  y  lo  firmé. 

Pablo  de  Pedroso  y  Faria.  (Firmado  y  rubricado) 


BIOGRAFIA 


683 


Y,  a  petición  de  parte  interesada  se  expidió  la  presente  en  La  Habana, 
a  nueve  de  Julio  de  mil  novecientos  sesenta  y  dos.  (Sello). 

Mariano  Vivanco  Valiente,  Pbro. 
Vicario  Curado. 

1960  (De  la  Revista  "La  Anunciata"  La  Habana,  Cuba.)  :  "Escolar  Juan 
José  Arragozez  (sic). 

"Entre  las  víctimas  de  la  fiebre  amarilla  que  segó  tantas  vidas  de  jesuítas 
en  el  colegio  de  Veracruz,  figura  este  escolar,  nacido  en  La  Habana,  hacia 
1672,  que  ingresó  en  la  Compañía  de  Jesús  en  la  provincia  de  México,  el  año 
de  1687.  Era  profesor  de  gramática  del  mencionado  colegio,  y  su  muerte  ocu- 
rrió el  día  lo.  de  octubre  de  1695". 

"Aragoces"  lo  apellida  el  P.  Decorme,  La  Obra...,  I,  89)  (1672-1699) 
(t  27). 

1672  "Nacido  en  La  Habana,  Cuba,  hacia  1672".  (AB:  IV,  155). 

1687  "Entró  en  la  provincia  mexicana  en  1687".  (Ibid.).  A  los  15  años 
de  edad.  (Méx.  6,  f.  5). 

1695  En  el  catálogo  de  1695,  con  el  sello  de  la  provincia  mexicana  y  la 
firma  del  provincial  Diego  de  Almonacir  (Méx.  6,  f.  146)  está  entre 
los  jesuítas  muertos  durante  el  año:  ''Frater  Josephus  Arragozes,  scholaris, 
obiit  in  collegio  Verae  Crucis,  14  Octobris  1695". 
(Alegre-Burrus:  Hist.  IV,  154-155). 

1699  "Sin  embargo  el  P.  Alegre  (HI,  110)  lo  pone  en  1699,  como  pro- 
fesor de  gramática  en  el  colegio  de  Veracruz,  y  dice  que  ese  año  mu- 
rió en  el  colegio,  víctima  del  vómito  negro". 

—  "Agradecerá  siempre  Veracruz  los  heroicos  sacrificios  de  los  jesuítas 
en  las  pestes  y  calamidades  públicas  y  especialmente  en  la  epidemia 
de  vómito  negro,  que  el  año  de  1699  introdujo  un  barco  inglés.  Todos  los 
padres  y  hermanos  se  dedicaron  al  socorro  de  los  contagiados,  y,  en  tan  san- 
ta obra  murieron,  víctimas  de  su  celo,  el  P.  rector  Domingo  Miguel,  y  los 
Padres  Andrés  Valle  y  Miguel  Salas,  los  escolares  Tomás  Vélez  y  Juan  Jo- 
sé Aragozes  y  los  coadjutores  Miguel  Díaz  y  Antonio  Burgos". 

(Decorme,  Gerardo,  S.  J.  La  Obra  de  los  jesuítas  mexicanos.  .  .  :  I,  89). 

• —  En  1699,  en  Veracruz  arreció  el  mal,  y  a  pesar  de  tenerse  por  incu- 
rable, no  dejaron  los  jesuítas  de  asistir  a  todos,  de  día  y  de  noche, 
en  la  tierra  y  en  el  mar,  en  la  ciudad  y  en  el  castillo.  No  fue,  pues,  de  extra- 
ñar se  convirtiera  el  colegio  en  un  hospital,  cediendo  los  más  de  los  sujetos, 
no  tanto  al  contagio,  como  a  la  continuación  de  la  fatiga.  El  P.  rector  Do- 


684 


ARREVILLAGA,  JOSE  DE,  H. 


mingo  Miguel  fue  una  de  las  primeras  víctimas,  como  que  su  oficio  lo  em- 
peñaba a  la  mayor  parte  del  trabajo.  Cayeron  pronto  los  fervorosos  opera- 
rios Andrés  del  Valle  y  Antonio  Burgos,  y  dos  profesores  de  gramática  los 
hermanos  Tomás  Vélez  y  Juan  José  de  Aragoges".  (Decorme:  Ib.  p.  341). 

Con  razón  nuestro  P.  Alegre  (III,  233)  exclama  enternecido:  "En  las 
epidemias  de  aquellos  principios,  que  eran  otras  tantas  cuantas  flotas  surgían 
en  el  puerto,  han  muerto,  sirviendo  a  los  apestados,  otros  muchos  sujetos  que 
sería  difícil  contar  y  cuyos  nombres  'este  gran  oficio  de  caridad  hará  inmor- 
tales, si  no  aquí,  sí,  ciertamente,  en  el  libro  de  la  Vida'." 

Referengias  biográfigas 

1  Alegre,  Francisco  Javier,  S.  J.,  Hist.  de  la  Prov.  de  la  C.  de  ].  en  N.  E., 
t.  III,  México,  1842,  p.  110. 

2  Alegre-Burrus,  Ernest  J.,  S.  J.,  Hist.,  IV,  Roma,  1960,  pp.  154-5. 

3  Catálogo  Prov.  Méx.  1695. 

4  Decorme,  Gerardo,  S.  J.,  Menologio  Ms.,  1934.  Elogio  del  P.  Domingo 
Miguel  y  otros  seis.  La  Obra  de  los  Jes.  Mex,.  Méx.,  1941,  t.  I,  pp.  89, 
341,  411. 

5  Mex.  6,  ff.  5,  49v,  146. 

6  Copia  auténtica  de  su  fe  de  bautismo.  La  Habana,  iglesia  parroquial  de 
término  de  la  Santa  Metropolitana  Iglesia  Catedral.   (9  JuL,  1962). 

7  Revista  La  Anunciata,  La  Habana,  Cuba,  1960. 


ARREVILLAGA,  JOSE  DE,  H. 
Biografía 

1695  Roma,  21  de  Mayo  de  1695.  "Las  causas  por  que  fueron  despedidos 
los  PP.  Antonio  Suárez  de  Sanmartín  e  Ignacio  Cortés,  y  los  Herma- 
nos JosEPH  de  Arrevillaga  y  Pedro  Sanz,  muy  justamente  merecieron  la 
demostración  que  con  ellos  se  hizo.  Dios  los  lleve  con  bien  y  les  asista  con 
su  gracia  para  que  no  se  pierdan".  (González  Tirso,  S.  J.  7a.  carta  de  21 
de  Mayo  de  1695,  al  P.  Prov.  Diego  de  Almonacir)  (Arch.  Prov.  Mex.  Merid. 
[1960]  APA-G.  II,  [1242]). 

1696  Roma,  28  de  Julio  de  1696.  "Aprobé  ya  en  otro  despacho  el  que 
se  hubiese  dado  la  dimisoria  a  los  PP.  Antonio  Suárez  de  Sanmartín, 


BIOGRAFIA 


685 


e  Ignacio  Cortés,  y  a  los  hermanos  Pedro  Sanz  y  Alonso  (sic,  por  José) 
Arrevillaga.  (González,  Tirso:  7a.  carta  de  28  de  Julio  de  1696  al  P.  Prov. 
Juan  de  Palacios)  (Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  [1960]  APA-G  II  [1630]). 

Referencias  biográficas 

1  Arch.  Prov.  Méx.  Merid  (1960)  APA-G.  II  (1242)  (1630). 

2  González,  Tirso,  S.  J.,  Cartas: 

Al  P.  Prov.  Almonacir,  7a.  de  21  de  Mayo  1695. 
Al  P.  Prov.  Palacios,      7a.  de  28  de  Jul.  1696. 


ARROQUE,  JOSE,  H. 
Biografía 

1695  Roma,  Mayo  21,  1695.  "Los  hermanos  Antonio  Ortega,  Joseph  de 
Arroque,  Diego  Sandoval  y  Manuel  de  Acosta,  despedidos  en  el  no- 
viciado, no  eran  para  nosotros". 

(González,  Tirso,  7a.  carta  de  21  de  Mayo  de  1695,  al  P.  Prov.  Diego 
de  Almonacir)   (Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  [1960]  APA-G.  II.  [1230]). 

Referencias  biográficas 

1  Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  (1960)  APA-G.  II.  (1230). 

2  González,  Tirso,  S.  J.,  7a.  carta  Roma,  21  Mayo  1695,  al  Prov.  Die- 
go de  Almonacir. 


ARROYO,  ALONSO  DE,  P. 
Biografía 

¿Pasó  por  México  rumbo  a  las  Filipinas?  (Distinto  del  siguiente). 

1642-43  "En  Filipinas,  otros  padres,  con  celo  de  volver  por  la  honra  del 
verdadero  Dios,  y  en  tiempo  en  que  ésa  era  perseguida  en  el  Japón, 
pasaron  a  él  los  años  de  1642  y  1643  y  allí  fueron  descubiertos  y  con  fiera 


686 


ARROYO,  ALONSO,  P. 


crueldad  martirizados.  Estos  valerosos  soldados  de  la  Compañía  de  Jesús,  fue- 
ron el  P.  Alonso  de  Arroyo,  natural  de  Málaga,  y  el  P.  Diego  de  Morales, 
de  la  provincia  de  Castilla  la  Vieja,  que  habían  pasado  a  Filipinas".  (Pérez 
Rivas:  Crónica  II,  p.  470). 

Referencia  biográfica 
1  PÉREZ  RivAS,  Andrés,  S.  J.,  Crónica  II,  p.  470. 


ARROYO,  ALONSO,  P. 
Biografía 

(Distinto  del  anterior) . 

1679-80  En  estos  años  el  P.  Alonso  Arroyo  se  hallaba  en  el  colegio  del 
Espíritu  Santo  de  Puebla. 
"Las  señas  de  noche  que  el  P.  Lorenzo  Covarrubias  hacía  a  doña  To- 
masa las  veía  el  H.  Miguel  de  la  Fuente  del  aposento  del  P.  Alonso  Arro- 
yo pues  este  padre  me  dijo  estuviese  atento  a  la  seña  del  P.  Lorenzo  a 
doña  Tomasa,  y  la  vi  algunas  noches  que  me  hallé  allí,  murmurando  de  la 
acción. 

"Luego  me  contó  el  Padre  Arroyo,  que  un  día  pasando  por  la  puerta 
de  la  casa  de  esta  mujer,  entró  a  verla  en  ocasión  que  el  P.  Lorenzo  veía 
desde  la  ventana,  aunque  no  conoció  quiénes  eran,  y  para  conocerlos,  buscó 
un  muchacho,  y  lo  envió  allá  con  este  recado:  'Que  le  pesaba  de  su  poca 
salud,  que  le  avisase  cómo  estaba:  y  que  su  achaque  lo  infería  de  haber 
visto  entrar  dos  padres  a  confesarla,  que  no  podían  entrar  a  otra  cosa,  y  que 
cómo  no  le  había  llamado  a  él  estando  en  casa,  y  llamaba  a  otros'. 

"Todo  esto  me  contó  el  Padre  Arroyo,  sentido  de  que  el  P.  Lorenzo 
hubiese  hecho  semejante  acción". 

(Proceso  ms.  contra  el  P.  Lorenzo  Covarrubias:  Testimonio  del  H.  C. 
Miguel  de  la  Fuente.  Col.  del  Esp.  Santo,  Puebla,  lo.  Jun.  1682).  (Arch.  Gen. 
de  la  Nac.  Historia,  t.  295,  f.  136). 


BIOGRAFIA 


687 


Referencias  biogr.^figas 

1  Arch.  Gen.  Nac.  (México).  Acervo  Historia,  t.  295,  f.  136. 

2  Proceso  Ms.  contra  el  P.  Lorenzo  Covarrubias.  En  Puebla,  lo.  Jun.,  1682. 


ARTEAGA,  JUAN  DE,  P. 
Biografía 

1665  México,  25  de  Abril  de  1665.  "Razón  del  estado  y  entrega,  que  del  co- 
legio de  San  Pedro  y  San  Pablo  de  esta  ciudad  de  México,  hizo  en  25 
de  Abril  de  1665,  el  padre  rector  Pedro  de  Valencia,  al  P.  Juan  de  Arteaga, 
inclusive  el  oficio  de  provincia,  que  allí  ha  residido".  Consta  todo  en  7  fojas 
en  folio  mss. 

(Invent.  del  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  Estante  lo.,  casilla  la.,  "Del  estado 
de  la  provincia  en  varios  tiempos".) 

Referencia  biográfica 

1  Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  (1767).  Estant.  1,  casilla  la.,  del  estado  de  la 
provincia  en  varios  tiempos. 

ARTEAGA,  MANUEL  DE,  P. 
(1614-1674)  (t  60) 

Biografía 

Algunos  autores  lo  apellidan  Artiaga. 

1614  "El  P.  Manuel  de  Arteaga  nació  en  Granada  en  1614".  (Sommer- 
vogel) . 

"Natural  de  Granada,  España"  (Burrus,  S.  J.  No  cita  el  año,  Hist. 
III,  325,  nota  3). 

1631  "Fue  admitido  en  la  Compañía  en  1631".  (Sommervogel) .  A  los  17 
años. 


688 


ARTEAGA,  MANUEL  DE,  P. 


1632  "Entró  en  la  provincia  de  Andalucía  hacia  1632,  a  los  16  años".  (Bu- 
rrus,  S.  J.,  Hist.  III,  325,  Nota  3). 

1636  ?  "A  los  pocos  años  enseñó  gramática". 

"Y  luego  fue  señalado  para  la  provincia  de  Nueva  España",  aunque  no 
hemos  podido  dar  con  la  fecha  exacta  de  su  llegada. 

1644-1645  Por  este  año  debió  de  terminar  sus  estudios  mayores  en  México, 
y  ser  ordenado  de  sacerdote  y  hacer  su  tercera  probación. 

1648  Roma,  30  de  Enero  de  1648.  (De  una  carta  del  P.  Vicente  Carafa  al 
P.  provincial  Pedro  de  Velasco)  :  "Los  padres  Francisco  de  la  Canal  y 
Manuel  Arteaga^  merecen  la  profesión  de  cuatro  votos,  por  lo  que  toca  a  la 
virtud,  pero  no  está  en  el  archivo  su  examen  "ad  professionem",  para  saber  si 
corresponde  la  doctrina;  y  así  es  necesario  que  antes  que  se  les  dé  el  grado,  se 
vea  si  en  el  libro  de  la  provincia,  les  favorece  el  examen;  y,  si  tienen  en  su  fa- 
vor, por  lo  menos  dos  votos  de  los  examinadores,  "promoveantur  ad  quatuor", 
habiendo  cumplido  el  segundo  (P.  Manuel  de  Arteaga)  33  años  de  edad,  y 
el  mismo  grado  se  les  dará,  si  con  la  mediocridad  de  la  doctrina,  saben  la  len- 
gua índica  de  manera  que  puedan  confesar  y  predicar  en  ella  con  satisfacción, 
conforme  a  los  decretos  15  y  33  de  la  sexta  congregación  general".  (Arch. 
Prov.  Méx.  Isl.  Coll.  [1935]  Cartas:  Vol.  V.  mss.  p.  171). 

Debió  de  perderse  en  el  camino  esta  carta  (como  solía  suceder  frecuente- 
mente), porque  en  el  archivo  de  la  provincia  mexicana,  hay  otra  de  30  de. 
Abril  de  1650,  en  que  repite  este  último  párrafo  a  la  letra. 

1650  "Entretanto,  fue  el  P.  Manuel  de  Arteaga  profesor  de  filosofía  y  teo- 
logía, lo  cual  demuestra  con  claridad  que  la  competencia  de  letras  para 

su  profesión,  no  había  fallado". 

"Enseñó  filosofía  en  San  Ildefonso  de  México".  (Burrus,  Hist.  III, 
325). 

"Y  fue  prefecto  de  estudios  del  colegio  máximo".  (Ibid.). 

1651  Mala  suerte  tenía  el  P.  Manuel  de  Arteaga  en  cuanto  a  las  cartas  de 
Roma  respecto  a  su  profesión.  Había  terminado  brillantemente  sus  es- 
tudios el  año  de  1644,  y  tanto  las  cartas  del  P.  General  Carafa  de  1648  y  la  de 
1650  del  P.  Piccolomini  se  habían  perdido;  hasta  que  al  fin  llegó  la  del  P. 
Gosvino  Nickel  dirigida  al  P.  Prov.  Andrés  de  Rada,  fechada  en  Roma  el  20 
de  Mayo  de  1651,  que  llegó  a  fines  de  ese  año,  o  principios  del  siguiente. 

1653  Hizo  la  profesión  solemne,  el  5  de  febrero  de  1653  (Burrus),  nueve 
años  después  de  haber  terminado  sus  estudios.  ¡  Cosas  que  permite  Dios 
nuestro  Señor  para  santificar  a  las  almas  de  sus  escogidos! 


BIOGRAFIA 


689 


—  "Rector  del  colegio  real  de  San  Ildefonso  de  México  desde  1653  a 
1655".  (Dice.  Geograf.  p.  545.  Art.  Col.  S.  Ildefonso). 

1656  Enseñó  sagrada  escritura  y  teología  en  el  colegio  máximo.  (Burrus). 

—  Roma,  30  de  Enero  de  1656.  (De  una  carta  del  P.  Nickel  al  P.  Prov. 
Juan  del  Real) .  "El  motivo  que  tuvo  V.  R.  para  dar  la  cátedra  de 

moral  al  P.  Manuel  de  Arteaga,  no  me  satisface  del  todo,  porque  no  parece 
bastante  el  uso  y  disposición  común,  particularmente  cuando  de  ello  se  ha  de 
seguir  nota  y  sentimiento".  (Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll.  1935]  Vol.  VII  de 
mss.  pp.  14  y  16) . 

1658  Roma,  20  de  Agosto  de  1658.  (De  una  carta  del  P.  Gosvino  Nickel  al 
P.  provincial  Alonso  Bonifacio)  :  "Rector  de  Zacatecas  el  P.  Manuel 
de  ARTEAGA^^  (Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll.  1935]  Ibid.). 

1663  Este  año  firmó  con  otros  veinte  padres  de  la  Compañía,  las  instancias 
a  Alejandro  VII  para  que  aprobase  la  fiesta  de  nuestra  Señora  de  Gua- 
dalupe. Año  1663".  (Vera)   (Anón.  Cuadernillo). 

—  México,  27  de  Mayo  de  1663.  (De  la  Instrucción  manuscrita  del  P.  pro- 
vincial Pedro  Antonio  Díaz,  al  P.  procurador  a  Roma,  Lorenzo  Al- 
varado)  : 

"También  informar  a  nuestro  padre  general  (Nickel)  de  las  consultas  que 
se  hicieron  acerca  de  las  minas  de  Tepotzotlán,  en  que  siempre  se  halló 
V.  R.,  y  en  especial  de  la  que  se  tuvo  delante  del  P.  visitador  Hernando  de 
Cavero,  cuando  pretendía  el  P.  rector  de  Tepotzotlán  (ya  sería  el  P.  Manuel 
de  Arteaga)  ir  en  persona  a  beneficiar  las  minas,  pero  en  que  nadie  vino, 
aunque  querían  muchos  se  hiciese  prueba  de  dichas  minas,  en  que  yo  nunca 
vine,  por  ser  dejadas  y  de  ningún  provecho,  de  lo  cual  constándonos  mani- 
fiestamente, juzgué  que  no  había  que  andar  en  nuevas  pruebas,  aunque  con 
todo  eso,  dije  en  la  consulta  lo  que  escribo  a  nuestro  padre  en  la  carta  que 
se  trata  de  este  punto".  (Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  [1960].  APA-G  VI-4 
1478). 

—  Maestro  de  novicios  en  Tepotzotlán  desde  1663  hasta  1668. 

"En  1666  el  joven  guatemalteco  Ignacio  de  Azpeitia,  vestido  de  hábito 
clerical,  pasó  al  noviciado  de  Tepotzotlán,  en  donde  el  gran  magisterio  del 
P.  Manuel  de  Arteaga  tuvo  poco  que  hacer,  ayudado  de  la  buena  dispo- 
sición de  su  novicio,  cuya  virtud  y  juicio  mereció  dentro  de  poco  tiempo  el  que 
su  maestro  de  novicios  lo  eligiese  para  el  cuidado  de  todos  los  demás  para  el 
gobierno  de  sus  distribuciones  y  santos  ejercicios. 

"Aquí  empezó  Ignacio  a  dar  espécimen  de  su  gran  calidad,  paciencia  y  su- 
frimiento en  el  general  accidente  de  locura  que  asaltó  a  toda  aquella  comuni- 


690 


ARTEAGA,  MANUEL  DE,  P. 


dad.  Fue  el  caso  que,  por  ocasión  (a  lo  que  entonces  se  discurrió)  de  alguna 
hierba  venenosa  (casualmente  tomada  entre  las  otras  que  se  sirvieron  en  el  re- 
fectorio), se  hallaron  todos,  antiguos  y  novicios,  súbitamente  preocupados  de 
un  loco  frenesí,  de  que  sólo  tres  quedaron  libres  en  toda  aquella  casa,  de  los 
cuales  fue  uno  nuestro  Ignacio  de  Azpeitia,  que  trabajó  no  poco  en  la  cura- 
ción de  los  otros,  sufriendo  con  grave  tolerancia  los  malos  tratamientos  que  se 
experimentaron  en  semejante  cura. 

La  curación  de  este  repentino  accidente  de  locura,  se  debió  a  la  simplici- 
dad e  inocencia  de  uno  de  nuestros  hermanos  coadjutores,  que,  ilustrado  de 
Dios,  más  que  de  su  corta  ciencia,  les  aplicó  el  remedio  y  los  volvió  a  su  jui- 
cio". (Nájera,  Tomás,  S.  J.,  Necrología  del  P.  Ignacio  de  Azpeitia,  fechada 
en  Guatemala  el  10  de  Sept.  de  1726).  (Arch.  Gen.  Nac.  Historia,  t.  392). 

—  "Fue  rector  y  maestro  de  novicios  en  Tepotzotlán".  (Burrus,  Hist.  III, 
325). 

S.  f.     (Por  1667)  "Si  por  ventura  no  apareciese  dicha  aplicación,  el  P.  rec- 
tor Manuel  de  Arteaga  no  puede  ignorarla,  pues  la  que  yo  tengo  es 

de  su  letra,  y  firmada  del  P.  visitador  general  Hernando  Cavero". 

(Máez,  Virgilio  al  P.  Prov.  Francisco  Carbonelli  [1666-1668]  S.  f. 

1668  En  la  17a.  congregación  provincial  celebrada  el  5  de  Noviembre  de 
1668,  en  México,  fue  nombrado  el  P.  Manuel  de  Arteaga^  secretario. 
(Alegre) . 

(Vera)  "Y  era  ya  "rector  del  colegio  del  Esp.  Santo,  de  Puebla".  (Acta) . 

—  Dejó  de  ser  maestro  de  novicios  el  10  de  Septiembre  de  1668. 
(Certificación  de  entrega:  Véase  bibliografía). 

—  Por  este  tiempo  fue  nombrado  el  P.  Manuel  de  Arteaga,,  visitador  de 
nuestros  colegios. 

1673  Dice  Robles  en  su  Diario  que  la  fecha  de  su  provincialato  fue  el  2  de 
Junio  de  1673;  en  cambio  Sommervogel  dice  que  fue  provincial  desde  el 
2  de  Agosto  de  1673  hasta  Julio  de  1674. 

—  Versión  de  Alegre:   (II,  462)  :  "Por  muerte  del  P.  provincial  Andrés 
Cobián  (2  de  Junio  de  1673),  se  abrió  el  pliego  "casu  mortis",  y  se  halló 

nombrado  provincial  el  P.  Manuel  Arteaga^  que  prosiguió  el  año  restante". 
La  misma  fecha  señala  la  Synopsis  historiae,  S.  J.  Col.  556. 

—  En  Junio  recibe  en  la  Compañía  al  guatemalteco  Ignacio  de  Eglis. 

—  El  13  de  Junio  se  decide  a  recibir  en  la  Compañía,  por  segunda  vez,  al 
P.  Lorenzo  Ortiz.  (Echagoyan). 


BIOGRAFIA 


691 


—  El  30  de  Junio  de  1673,  el  P.  Ambrosio  de  Adrada  (o  Andrada)  le  escribe 
desde  Tepotzotlán  al  P.  provincial  Manuel  de  Arteaga  (dice  Artiaga) 

en  que  le  remite  una  memoria  de  los  bienes  que  tiene  la  obra  de  la  iglesia  de 
aquel  colegio.  (Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  f.  144). 

—  A  fines  de  Junio  envía  a  la  Profesa  al  P.  Francisco  Camacho.  (Palacios, 
Juan,  S.  J.,  Necrología  del  P.  Camacho). 

—  Julio  6  1673.  Una  carta  del  P.  Bernardo  Pardo  escrita  al  P.  provincial 
Manuel  de  Arteaga,  fecha  en  Puebla  a  6  de  Julio  de  1673,  en  que  da 

noticias  de  las  vejaciones  que  se  seguían  en  la  satisfacción  de  diezmos  a  aquella 
santa  iglesia".  (Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  f.  29). 

—  Roma,  20  de  Octubre  de  1673.  (Carta  del  P.  Gen.  Juan  Pablo  Oliva,  al 
P.  provincial).  Los  asuntos  son: 

1.  Sobre  el  ministerio  de  visitar  las  cárceles, 

2.  Sobre  el  no  ir  tanto  a  conventos, 

3.  Sobre  el  evitar  algunas  faltas,  y 

4.  Sobre  el  congratular  a  los  misioneros  de  indios  gentiles. 

S.  f.    Dos  cartas  de  los  PP.  Manuel  de  Herrera  y  Ambrosio  de  Adrada,  escritas 
al  P.  provincial  Manuel  de  Arteaga  en  que  se  le  da  cuenta  de  im  infor- 
me que  determinó  hacer  el  cabildo  eclesiástico  de  Michoacán  contra  la  Com- 
pañía en  asunto  de  diezmos".  (Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  f.  31). 

S.  f.  Un  auto  original  de  los  jueces  hacedores,  para  que  absuelvan  al  P.  Ma- 
nuel de  Arteaga,  provincial  de  la  Compañía,  y  a  los  padres  Ambrosio 
de  Adrada,  rector  del  colegio  de  Tepotzotlán,  Pedro  de  Anguiano  y  Juan  de 
Vallejo,  de  la  censura  en  que  incurrieron,  por  haberse  opuesto  en  un  princi- 
pio a  informar  de  los  bienes  de  las  haciendas  pertenecientes  al  colegio  de  Te- 
potzotlán, para  calcular  el  diezmo".  (Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  f.  32). 

S.  f .  ...  "Y  porque  el  visitador  de  las  misiones  de  Sonora,  Gonzalo  Navarro, 
sin  licencia,  había  echado  con  gran  ruido  y  violencia  al  P.  Nicolás  de 
Villafañe  del  partido  en  que  le  había  puesto  el  P.  provincial  Manuel  de  Ar- 
teaga, fue  reprendido  por  el  P.  Francisco  Jiménez,  que  le  obligó  a  restituirlo 
en  su  puesto",  (en  1677).  (Arch.  Gen.  Nac.  [México]  Ramo  Historia,  t.,  392, 
legajo  lo.). 

(Jiménez,  Francisco,  S.  J.  Motivos.  .  .  ms.  México,  26  Dic.  1677).  (Arch. 
Prov.  Méx.  Acervo  de  fotocopias  del  P.  Joaquín  Cardoso.  1946). 

1674  México,  19  de  Febrero  1674.  Manda  el  P.  provincial  Manuel  de  Ar- 
teaga al  P.  Juan  de  Sanmiguel  que  tome  informaciones  sobre  el  candidato 
Pedro  Muñoz  de  Castro  (Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll.  1935]  Vol.  7o.  de  Mss.). 


692 


ARTEAGA,  MANUEL  DE,  P. 


—  Madrid.  Marzo  25  1674.  Una  carta  escrita  al  P.  provincial  Manuel  de 
Arteaga,,  por  el  P.  Francisco  de  Forres,  fechada  en  Madrid  a  25  de 

Marzo  de  1674,  en  que  le  remite  las  copias  de  las  escrituras  en  Roma,  sobre 
si  el  Comisario  de  Cruzada,  puede  suspender  los  privilegios  de  los  religiosos. 
(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  f.  71). 

—  Parral,  11  de  Junio  de  1674.  Carta  de  don  José  García  de  Salcedo  es- 
crita al  P.  provincial  Manuel  de  Arteaga^  en  que,  dándole  cuenta  de 

algunas  quejas  que  tenía  de  los  religiosos  misioneros  en  Sierra  de  Topia,  sobre 
haber  mandado  que  los  naturales  de  cada  pueblo  en  los  tiempos  de  sus  semen- 
teras y  cosechas,  no  sean  embarazados  para  hacerlas;  y  que  asimismo  no  sean 
obligados  a  servir  a  los  padres,  ni  a  otra  persona  alguna,  sin  pagarles  su  tra- 
bajo a  razón  de  dos  reales  en  cada  día,  a  más  de  la  comida,  lo  que  practicaba 
en  virtud  de  orden  de  su  majestad  (Carlos  II)  ;  y  le  remite  dos  testimonios 
de  las  cartas  y  respuestas,  que  el  P.  visitador  le  había  en\  iado  sobre  dicho 
asunto".  (Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  f.  236). 

S.  f.     (Por  Junio  1674).  Cinco  cartas  del  P.  Bernabé  Francisco  Gutiérrez, 
fechas  en  el  año  de  1674,  al  P.  provincial  Manuel  de  Artiaga  (sic), 
dándole  razón  del  estado  de  las  misiones  de  Sinaloa".  (Invent.  Arch.  Prov. 
Méx.  [1767]  f.  331). 

—  México,  18  de  Julio  1674.  Manda  al  P.  Juan  de  Sanmiguel  tome  in- 
formaciones sobre  el  candidato  Roque  Martínez.   (Arch.  Prov.  Méx. 

[Isl.  Coll.  1935]  Vol.  7o.  de  Ms.). 

—  Uno  de  sus  últimos  actos  como  provincial  fue  rehusar  admitir  por  se- 
gunda vez  al  H.  C.  Francisco  de  Rosas. 

—  (Habla  Alegre)  :  "Por  Julio  de  ese  año  (1674),  cumplido  el  trienio  del 
P.  Andrés  Cobián,  que  por  su  muerte  había  suplido  el  P.  Manuel  de  Arteaga, 
vino  señalado  provincial  el  P.  Francisco  Jiménez. 

"El  P.  Manuel  poco  después,  el  20  de  Agosto,  acabó  su  religiosa  vida  en 
el  colegio  máximo".  (Alegre,  II,  470-471). 

—  Vera  por  error  dice  que  concluyó  el  trienio  del  P.  Cobián  en  1675. 

—  "Lunes  30  de  Agosto  1674:  Este  día  murió  el  P.  Manuel  de  Arteaga, 
provincial  de  la  Compañía  de  Jesús".  (Robles,  Diario,  Méx.  1853,  p. 

166). 

1675  Roma,  28  de  Febrero  de  1675.  (De  una  carta  del  P.  general  Juan  Pa- 
blo Oliva  al  P.  provincial  Manuel  de  Arte.aga;  aún  no  llegaba  la 
noticia  de  su  muerte  a  la  Ciudad  Eterna) .  "Con  ocasión  de  las  misiones  debo 
decir  a  V.  R.  que  el  Sr.  obispo  de  la  ciudad  real  de  Chiapa,  que,  con  la  flota 


REFERENCIAS  BIOGRAFICAS 


693 


partirá  a  su  obispado,  me  ha  escrito,  mostrando  singularísimo  afecto  a  la 
Compañía;  que  ha  sabido  que  en  aquellas  partes  hay  aún  gran  número  de 
gentiles  y,  para  su  conversión,  mientras  no  hubiere  colegio  en  Chiapa,  desea 
tener  dos  padres  que  le  ayuden  a  desarraigar  la  idolatría  y  convertirlos  a 
nuestra  santa  fe. 

"Yo,  atendiendo  a  que,  para  conseguir  tan  santo  fin,  es  necesario  que  los 
nuestros  sepan  la  lengua  de  los  indios,  le  he  respondido  que  escribiría  a  V.  R. 
que  le  dé  dos  padres  de  buen  celo  que  tengan  noticia  de  dicha  lengua.  Y  así 
le  ruego  muy  encarecidamente  que,  cuando  llegare  dicho  Sr.  obispo  y  se  los 
pidiere,  se  los  envíe  V.  R.,  dándoles  la  instrucción  y  avisos  necesarios".  Roma, 
28  de  Febrero  de  1675. 

Juan  Pablo  Oliva. 
(Méx.  3  f.  78v)   (Alegre-Burrus:  Hist.  t.  IV,  pp.  1-2). 

Referencias  biogr_-\ficas 

1  Acta  de  la  congregación  décima  séptima  provincial  de  México.  2  Nov., 
1668. 

2  Alegre,  Francisco  Javier,  S.  J.,  Hist.  de  la  Prov.  de  la  C.  de  J.  en  N.  E. 
t.  II,  México,  1842,  pp.  450,  462,  470,  471. 

3  Alegre-Burrus,  Ernest  J.,  S.  J.,  Hist.  t.  III,  Roma,  1959,  pp.  296,  325. 
t.  IV,  Roma,  1960,  p.  1.  Nota,  3. 

4  Anónimo.  Cuadernillo  ms.  en  que  se  registran  las  instancias  que  todas  las 
religiones  y  colegios  de  la  ciudad  de  México,  hacen  al  señor  Alejandro 
VII,  para  que  apruebe  la  fiesta  de  María  Santísima  de  Guadalupe,  1663. 

5  Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll.  1935]  Vol.  V.  Mss.  p.  171. 

Vol.  VI.  Mss.  pp.  106,  147,  241,  290. 
Vol.  VII.  Mss.  pp.  14,  16. 

6  Arch.  Gen.  Nac.  (México).  Ramo  Historia,  t.  392,  Leg.  lo. 

7  Arch.  Prov.  Méx.  Acer\-o  de  fotocopias  del  P.  Joaquín  Cardoso,  S.  J., 
1946. 

8  Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  (1960)  APA-G.  VI-4  (1478^. 

9  Carafa,  Vicente,  S.  J.,  Carta  al  P.  Prov.  Pedro  de  Velasco.  (Perdida). 
Roma,  30  Enero  1648. 

10  De  Backer,  S.  J.,  Bibliotheque  des  ecrivains  de  la  C.  de  J.  I,  296. 

11  Decorme,  Gerardo,  S.  J.,  La  Obra  de  los  jesuítas  mexicanos.  México, 
1941,  p.  XVI. 

12  DÍAZ,  Pedro  Antonio,  S.  J.  (Provincial).  Instrucción  ms.  al  P.  Proc.  Lo- 
renzo Alvarado.  México,  27  May.,  1663. 


694 


ARTEAGA,  MANUEL  DE,  P. 


13  Dice.  Univ.  de  Hist.  y  Geograf.  t.  II,  Méxieo,  1853,  p.  384. 

14  EcHAGOYAN,  Pedro,  S.  J.,  Carta  de  edificación  del  P.  Lorenzo  Ortiz.  Te- 
potzodán,  12  de  Agosto  de  1679.  4  ff.  ms.,  en  la  2a. 

15  Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  (1767)  ff.  29,  31,  32,  71,  144,  236,  331. 

16  Jiménez,  Francisco,  S.  J.,  Motivos  para  reponer  al  P.  Antonio  Suárez  en 
Sahuaripa.  Ms.  México,  Dic.  26  1677. 

17  M.B.  (Manuel  Berganzo)  en  Dice.  Geograf.  y  Estadístico  de  la  Repú- 
blica Mexicana.  T.  III,  México  1875.  Art.  Colegios,  p.  545. 

18  Maez,  Virgilio,  S.  J.,  Carta  s.  f.  al  P.  provincial  Francisco  Carbonelli 
(1666-68). 

19  Méx.  3  f.  78v. 

4  ff.  383,  436,  480v. 

5  ff.  4v,  59v,  115,  158v,  195v. 
8  ff.  275v,  282,  285,  291,  295v. 

20  NÁjERA,  Tomás,  S.  J.,  Carta  de  edificación  del  P.  Ignacio  de  Azpeitia. 
Guatemala,  10  Sept.  1726.  10  fojas  mss.,  en  la  3a. 

21  Nickel,  Gosvino^  S.  J.  Cartas: 

Al  P.  Prov.  Andrés  de  Rada.  Roma,  20  Mayo  1651. 

A.  P.  Prov.  Juan  del  Real.  "      30  En.  1656. 

Al  P.  Prov.  Alonso  de  Bonifacio.  "      20  Ag.  1658. 

22  NúÑEZ,  Antonio,  S.  J.,  Carta  de  edificación  del  H.  C.  Francisco  de  Ro- 
sas. 2  ff.  mss.  1679. 

23  Oliva,  Juan  Pablo,  S.  J.,  Carta  al  P.  Manuel  de  Arteaga.  Roma,  28  de 
Feb.  de  1675.  (Que  ya  no  lo  alcanzó  en  esta  vida)  (Misioneros  a  Chiapas) . 

24  Palacios,  Juan^  S.  J.,  Carta  de  edificación  sobre  el  P.  Francisco  Cama- 
cho.  Ms.  1708. 

25  PiccoLOMiNi,  Francisco,  S.  J.,  Carta  al  P.  Prov.  Andrés  de  Rada.  Roma, 
30  de  Abril  de  1650. 

26  Robles,  Lic.  Antonio.  Diario  de  sucesos  notables.  México,  1853,  142,  166. 

27  SoMMERvoGEL,  S.  J.,  Bibliotheque  de  la  C.  de  J.  I,  589;  VIII,  1695. 

28  Synopsis  Hist.  S.  J.  Ratisbonae,  Pustet,  1914.  Col.  556. 

29  TiscAREÑo,  Fray  Angel.  El  Colegio  de  Guadalupe  de  Zacatecas,  t.  1, 
Pte.  2a.  México,  1905,  p.  132. 

30  Vera^  Fortino,  Pbro.  Tesoro  Guadalupano.  t.  II,  Amecameca,  1889, 
pp.  104-8. 

Bibliografía 

S.  f.    Mss.  Tratados  teológicos  "De  Scientia  Dei  et  Divinis  Ideis",  "De  Justi- 
ficatione  Impii",  "De  Mérito  Justi  et  de  Gratia":  de  los  cuales  asegura 


BIBLIOGRAFIA 


695 


el  limo.  Eguiara  en  sus  borradores,  que  los  tenía  a  la  vista,  como  muy  apre- 
ciables.  (Berist.). 

1663  Carta  al  P.  Gosvino  Nickel  sobre  "unas  minas  laborables  en  Tepotzo- 
tlán".  (Cf.  Biografía  año  1663). 

1667  Aplicación  escrita  de  letra  del  P.  Manuel  de  Arteaga  a  favor  del  P. 
Virgilio  Máez.  (Máez  al  P.  Francisco  Carbonelli,  1666-1668). 

1668  Tepotzotlán  30  de  Septiembre  de  1668.  Certificación  en  siete  fojas  de 
la  entrega  del  colegio  de  Tepotzotlán  que  en  esa  fecha  hizo  el  P.  Ma- 
nuel de  Arriaga  (sic,  por  Arteaga),  al  dejar  de  ser  rector  de  él.  (Invent. 
Arch.  Prov.  Méx.  1767). 

—       México,  Noviembre  20  de  1668.  Carta  a  la  muerte  del  P.  Martín  Boca- 
negra  escrita  (o  por  lo  menos  firmada)  por  el  P.  Manuel  de  Arteaga. 
El  ejemplar  enviado  al  P.  Melchor  Páez  se  conser\'a  en  Arch.  Prov.  Méx. 
Merid.  (1960).  Documentos  por  catalogar. 

1672  En  el  libro  "Breve  suma  para  arraigar  en  el  alma  la  devoción  de  San 
José"  por  el  Br.  don  Francisco  de  Zárate,  impreso  en  México  en  1674, 
hay  una  aprobación  del  P.  Manuel  de  Arteaga,  fechada  el  7  de  Noviembre 
de  1672.  (Andrade:  Ensayo  bibliográfico,  p.  655). 

Referencias  bibliográficas 

1  Andrade,  Vicente  de,  P.  Cango.,  Ensayo  bibliográfico  mexicano  del  S. 
XVII,  México,  2a.  ed.  1889,  p.  768.  No.  660.  Correcciones. 

2  Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  (1960).  Documts.  por  catalogar. 

3  Beristáin,  Biblioteca  hisp-americana.  Amecameca,  1883,  t.  I,  letra  A. 

4  De  Backer,  S.  J.,  Bibliotheque  des  ecrivains  de  la  C.  de  J.,  I,  296. 

5  Egul\ra,  Ilmo.,  Borradores. 

6  Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  (1767). 

7  Sommervogel,  S.  J.,  Bibliotheque  de  la  C.  de  J.,  I,  589;  VIII,  1695. 

ASCANIO,  SEBASTIAN  DE,  P. 
Biografía 

1679  Sin  duda  se  hallaba  en  Guadiana  o  en  las  misiones  de  Guadiana. 
(Véase  Bibliografía) . 

1681  El  P.  Sebastián  de  Asganio,  siendo  rector  del  colegio  de  Valladolid, 
recibió  la  profesión  solemne  del  P.  Alonso  de  Arrivillaga,  en  la  igle- 
sia del  colegio  el  15  de  Agosto  de  1681. 


696 


ASSIN,  JOAQUIN,  P. 


(Fórmula  de  la  profesión  del  P.  Arrivillaga)  (Arch.  Prov.  Méx.  Meríd. 
[1960]  N.  E.  [Noticias  edificantes]  0003). 

1682  Abril  4.  "Mi  P.  rector  (del  colegio  de  Valladolid)  Sebastián  de  As- 

GANIO". 

(López,  Eugenio,  S.  J.  Carta  de  edificación  sobre  el  P.  Diego  de  Molina, 
4  Abr.  1682)  (Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  ColL,  1934]  Vol.  6'?  Mss.  p.  248). 

Referencias  biográficas 

1  Arch.  Prov.  Méx.  (Isl.  ColL,  1934)  Vol.  VI  Mss.,  p.  248. 

2  Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  (1960)  N.  E.  (Nots.  edifs.)  0003. 

3  Arrivillaga,  Alonso,  S.  J.,  Fórmula  de  su  profesión.  Valladolid,  15  Ag. 
1681. 

4  LÓPEZ,  Eugenio,  S.  J.,  Carta  sobre  la  vida  y  virtudes  del  P,  Diego  de 
Molina.  México,  4  de  Abril,  1682.  8  fojas  (En  la  la.). 

Bibliografía 

1679  Carta  del  P.  Sebastián  de  Ascanio  de  4  de  Octubre  de  1679  al  P. 

Prov.  Tomás  Altamirano  en  que  le  avisa  de  la  instrucción  que  el  Sr. 
obispo  de  Guadiana  Fr.  Bartolomé  de  Escañuela  (1676-84)  había  enviado 
a  su  provisor  para  que  ios  religiosos  que  pasasen  a  las  misiones  se  examina- 
sen de  moral  y  de  lengua.  (Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  f.  299). 

Referencia  bibliográfica 
1  Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  (1767)  f.  299. 

ASSIN,  JOAQUIN,  P. 

(¿Estuvo  en  México?) 

Biografía 

1690  "En  el  pueblo  de  Agaña,  Islas  Marianas,  predica  los  domingos  y  fies- 
tas principales,  y  enseña  la  doctrina  cristiana  a  los  españoles  y  filipi- 


REFERENCIAS  BIOGRAFICAS 


697 


nos  que  están  en  la  misma  cabecera  el  P.  Joaquín  Assín". 
(Hernández:  Relación)    (Astráin)    (Philipp.  Historia). 

Referencias  biográficas 

1  Astráin,  Antonio,  S.  J.,  Hist.  de  la  C.  de  ].  en  la  Asist.  de  España,  t. 
VI,  Madrid,  1920,  pp.  830,  868. 

2  Hernández,  José,  S.  J.,  Relación  escrita  en  1690  sobre  el  estado  de  la 
misión  de  las  Marianas. 

3  Philippinarum  Historia.  L.  V,  71. 


ASTUDILLO,  GASPAR  DE,  P. 
Biografía 

Nota:  El  P.  Nickel  lo  llama  Astudillo,  y  el  P.  Carafa,  Astudilla. 
1633  Ingresó  a  la  Compañía  por  el  año  de  1633. 

1648  Roma,  Junio  20  de  1648.  "Los  PP.  Jerónimo  de  Lobera  (sic),  Pedro 
Romano,  Juan  de  Monroy  y  Gaspar  de  Astudilla,  se  proponen  tam- 
bién antes  de  tiempo,  y  así  \aiélvanse  a  proponer  segunda  vez,  observándose 
las  advertencias  que  luego  diré". 

(Carafa,  al  P.  Prov.  Pedro  Velasco,  Roma,  20  de  Junio  de  1648)  (Arch. 
Prov.  Méx.  [Isl.  Coll.,  1935]  Vol.  V.  Mss.,  p.  187). 

1651  Roma,  20  de  Mayo  de  1651.  "Haga  la  profesión  el  P.  Gaspar  de 
Astudillo  habiendo  comenzado  el  año  décimo  octavo  de  religión". 
(Nickel,  Gosvino,  carta  al  P.  Andrés  de  Rada,  Roma,  20  de  Mayo,  1651) 
(Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll.,]  p.  187  del  Vol.  V.  Mss.). 

1661  "Noticias  de  la  muerte  del  P.  Gaspar  Astudillo,  por  el  P.  Alonso 
Bonifacio.  30  de  Noviembre  de  1661". 
(Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  [1960]  Ramo  Cartas  edificantes). 

Referencl\s  biográficas 

1  Arch.  Prov.  Méx.  (Isl.  Coll.,  1935)  Vol.  V.  Mss.,  p.  187. 
Copia  de  cartas  de  los  PP.  generales. 

2  Bonifacio,  Alonso,  S.  J.,  Noticia  de  la  muerte  del  P.  Gaspar  Astudillo, 
1661. 


698 


AVALOS,  JUAN  DE,  P. 


3  Carafa,  Vicente,  S.  J.,  Carta  al  P.  Prov.  Pedro  de  Velasco.  Roma,  20 
Jun.,  1648. 

4  Nickel,  Gosvino,  S.  J.,  Carta  al  P.  Prov.  Andrés  de  Rada,  la  sexta  de 
20  de  Mayo  de  1651. 


AVALOS,  JUAN  DE,  P. 
(1581-1651)  (t  70) 

Biografía 

Nota:  En  los  catálogos  trienales  unas  veces  lo  llaman  Avalos,  otras  De 
Avalo  s,  y  otras,  Davalo s. 

1580  "Nacido  en  Madrid  hacia  1580".  (Burrus- Alegre,  II,  128). 

1581  "Nació  en  Jalapa  de  la  Feria,  diócesis  de   la  Puebla".  (Berist.) 
(Sommerv.) . 

—  "Nació  en  Madrid  y  no  en  Jalapa  de  la  Feria,  como  dicen  Beristáin 
y  Sommervogel,  el  año  de  1581".  (Lecina). 

1597  "Entró  en  la  provincia  de  Aragón  el  19  de  Marzo  de  1597,  de  16 
años".  (Lee).  "Entró  a  la  Compañía  a  la  edad  de  17  años".  (Alegre- 
Burrus:  Hist.  II,  128). 

1602  "Pasó  a  la  provincia  de  Nueva  España  en  1602,  siendo  estudiante 
nuestro".  (Lecina). 

1604  (Del  Catálogo).  "En  el  colegio  de  México,  estudiando  teología.  Es 
natural  de  Madrid;  de  24  años  de  edad  y  siete  de  Compañía.  Sano 
y  fuerte;  ha  estudiado  tres  años  de  filosofía  y  tres  de  teología.  Tiene  votos 
simples".  (Cat.  1604)   (Méx.  4,  f.  149v). 

1606  "Por  los  años  de  1606,  los  PP.  Jerónimo  Ramírez  y  Juan  de  DÁvalos 
(sic)  hicieron  una  larga  excursión  a  Guatemala,  y  establecieron  una 
residencia  que  años  adelante  se  transformó  en  colegio".  (Astr.  IV.  398). 

—  Ambos  eran  fervorosísimos;  presentáronse  muy  humildes  al  señor  chan- 
tre, quien  había  trabajado  más  que  nadie,  por  llevar  los  jesuítas  a 

Guatemala". 


BIOGRAFIA 


699 


—  Versión  de  Alegre  (I,  433-4)  :  "Las  particularidades  que  hicieron  no- 
table su  arribo,  las  refiere  el  doctor  don  Francisco  Muñoz  y  Luna  en  carta 
dirigida  al  mismo  padre  provincial,  en  que  defraudaríamos  a  nuestros  lectores 
de  un  monumento  muy  antiguo  y  muy  autorizado,  si  no  lo  diésemos  a  co- 
nocer". 

El  texto  completo  se  halla  en  Pérez  Rivas,  Crónica  II,  260-262,  quien  ob- 
servó acerca  de  esta  carta:  .  .  ."el  original  tengo  en  mi  poder,  de  letra  y  mano 
del  que  la  escribió".  ( Alegre-Burrus,  Hist.  II,  128). 

—  Versión  de  Pérez  Rivas  (Crón.  II,  pp.  259  y  ss.)  : 

"Llegó  el  año  de  1606,  y  teniendo  todavía  en  su  memoria  la  ciudad  de 
Guatemala  los  ministerios  que  con  tanto  fruto  en  ella  habían  ejercitado  los 
de  la  Compañía,  y  siendo  presidente  de  la  audiencia  el  doctor  Alonso  Criado 
de  Castilla,  persona  de  mucha  autoridad  y  letras,  y  siendo  chantre  de  esta  san- 
ta iglesia,  don  Lucas  Hurtado  de  Mendoza,  hicieron  instancia  con  el  P.  Ilde- 
fonso de  Castro,  provincial  que  era  de  nuestra  provincia,  para  que  volviesen 
allí  de  asiento  los  de  la  Compañía,  y  fueron  señalados  dos  muy  señalados  su- 
jetos y  cuales  se  podían  desear  para  empresa  de  tanto  servicio  de  Dios  nuestro 
Señor,  como  salió  ésta. 

"Los  señalados  fueron  los  PP.  Jerónimo  Ramírez.  .  .  y  el  otro  que  le  acom- 
pañó fue  el  P.  Juan  DÁvalos  (sic),  muy  semejante  al  pasado  en  todo  género 
de  virtudes  y  celo  de  la  salvación  de  los  prójimos. 

"Estos  dos  señalados  sujetos,  luego  que  fueron  nombrados  y  avisados  por 
la  santa  obediencia,  se  pusieron  en  camino  de  30(T  leguas;  y,  aunque  en  él 
padecieron  no  pequeños  trabajos  e  incomodidades  propias  de  tierra  caliente, 
fue  nuestro  Señor  servido  que  llegasen  con  salud  al  cabo  de  su  jornada;  y  el 
modo  y  benevolencia  con  que  fueron  recibidos,  dini  la  carta  siguiente: 

Carta  del  arcediano  de  la  santa  iglesia  de  Guatemala  don  Francisco  Muñoz 
Luna,  que  tengo  en  mi  poder,  y  en  ella  habla  como  testigo  de  vista  de  lo  que 
en  ella  refiere,  a  nuestros  superiores  de  Mé.xico,  diciendo: 

"Yo,  el  licenciado  Francisco  Muñoz  y  Luna,  indigno  arcediano  de  esta 
santa  iglesia  catedral  de  esta  ciudad  de  Guatemala,  y  comisario  subdelegado 
general  de  la  santa  cruzada  de  este  reino,  como  testigo  de  vista  de  lo  que 
ahora  referiré,  que  el  año  de  1606  habiendo  llamado  el  chantre  de  esta  cate- 
dral, don  Lucas  Hurtado  de  Mendoza,  a  los  padres  de  la  Compañía  de  Jesús 
para  que  viniesen  a  fundar  en  esta  dicha  ciudad,  vinieron  de  México,  a  costa 
de  dicho  chantre  los  padres  Jerónimo  Ramírez,  por  superior,  y  Juan  de  Ava- 
Los,  que  habiendo  llegado  una  legua  de  esta  ciudad,  salió  el  chantre  a  reci- 
birlos, y  yo  en  su  compañía.  Luego  que  los  vio  se  apeó  de  su  muía,  los  abrazó 
y  dio  la  bienvenida,  y  viéndolos  tan  rotos  y  maltratados,  en  sus  caballos  flacos, 
con  unos  fustes  y  sillas  viejas  y  pobres,  admirado  de  ver  esto  el  dicho  chantre, 
se  llegó  a  mí  y  me  dijo:  Vive  el  Señor,  que  estos  teatinos  me  han  engañado 


700 


AVALOS,  JUAN  DE,  P. 


con  enviarme  para  fundar,  estos  sujetos,  que  no  tienen  talle  de  saber  gra- 
mática''. 

Pero  viniendo  en  nuestras  muías  venimos  con  los  padres  hasta  el  pueblo  de 
Jocotenango,  que  dista  de  esta  ciudad  media  legua,  donde  hallamos  más  de 
cien  hombres  de  a  caballo,  alcaldes,  regidores  y  caballeros  de  la  ciudad  que 
salieron  a  su  recibimiento,  el  cual  se  hizo  con  grande  autoridad  y  regocijo, 
con  mucha  música  de  trompas  y  chirimías;  y  fue  el  acompañamiento  de  luego 
a  la  catedral,  donde  hicieron  oración  los  dichos  padres;  y  luego  fueron  a  pa- 
lacio a  ver  al  presidente,  que  entonces  lo  era  don  Alonso  Criado  de  Castilla, 
gran  persona  en  su  cristiandad  y  letras;  luego  se  fueron  a  aposentar  a  la  dicha 
casa  del  dicho  chantre,  y  esto  fue  el  domingo  de  carnestolendas  del  año  de 
1606.  (Luego  habla  de  la  elocuencia  del  P.  Jerónimo  Ramírez,  véase  en  su 
ficha) . 

En  esta  sazón  no  estaba  en  esta  ciudad  el  Sr.  obispo,  el  maestro  don  fray 
Juan  Ramírez,  de  la  orden  de  predicadores,  que  estaba  visitando  el  curato 
de  Guacacapón,  22  leguas  de  aquí,  de  donde  envió  a  llamar  a  los  dichos  pa- 
dres; los  cuales  fueron  y  parecieron  ante  su  señoría.  Estando  en  su  presencia, 
como  no  hubiese  allí  asiento  en  que  se  sentasen,  los  padres  doblaron  sus  man- 
teos, pusiéronlos  en  tierra  y  sentáronse  sobre  ellos;  allí  luego  los  quiso  exami- 
nar el  señor  obispo.  Algún  sentimiento  había  mostrado  su  señoría  por  la 
llegada  de  los  padres  y  que  hubiesen  predicado  sin  su  bendición,  lo  cual  ha- 
bían hecho  por  andar  su  ilustrísima  tan  distante  en  su  visita,  y  ser  convidados 
en  su  misma  catedral  pof  los  de  su  cabildo. 

Respondieron  a  todo  lo  que  les  preguntó  el  señor  obispo,  como  hombres 
tan  doctos.  Mandóles  predicar  por  entonces,  a  los  indios,  y  el  P.  Jerónimo 
Ramírez  lo  hizo  con  grande  elegancia  en  la  lengua  mexicana,  con  que  quedó 
el  prelado  tan  contento  y  aficionado  a  dichos  padres,  que  les  dio  licencia  ge- 
neral, para  predicar  y  confesar.  (P.  Rivas,  Crón.  II,  260). 

1607  El  año  siguiente  de  1607,  hubo  en  esta  ciudad  de  Guatemala,  día  de 
santo  Domingo  (4  de  Agosto)  un  gran  terremoto,  cuya  relación  deja- 
remos a  una  carta  del  P.  Juan  de  Avalos^  escrita  al  P.  provincial  (Ildefonso 
de  Castro),  que  a  la  letra,  dice  así: 

"Pasados  algunos  meses  después  que  aquí  llegamos,  martes  9  de  Octubre 
(nótese  la  diferencia  de  fecha),  día  de  san  Dionisio  Areopagita,  a  las  diez  de 
la  noche,  derrepente  tembló  la  tierra  con  tanta  fuerza  y  ruido,  que  no  parecía 
sino  un  trueno  temeroso,  que  duró  más  de  dos  credos,  y  pausó  un  poco,  pero 
de  suerte  que  no  pudieron  en  este  tiempo  salvarse  los  que  estaban  descuidados. 
Siguióse  otro  temblor  tan  grande,  como  el  primero;  fueron  tan  espantosos 
estos  dos  y  causaron  tanto  horror,  que  fue  mucha  la  gente  que  se  maltrató, 
descalabrándose  unos  a  otros,  desconcertándose  pies  o  manos,  y  hubo  quien 
se  arrojó  de  una  ventana  a  la  calle,  que,  dando  sobre  piedras,  se  quebró  una 


BIOGRAFIA 


701 


pierna,  y  se  desconcertó  otra;  y  a  otro  pobre  estudiante  le  cogió  una  tapia  y 
le  quitó  la  vida. 

"Acudieron  luego  a  nuestra  casa  lo  mejor  de  la  ciudad,  y  de  parte  del  pre- 
sidente y  oidores,  enviando  a  saber  de  nosotros,  cómo  lo  habíamos  pasado 
en  este  caso;  porque  como  nuestra  casa  era  algo  vieja,  todos  pensaron  que 
éramos  acabados. 

"Quiso  Dios  que  con  la  necesidad  de  tiempo  con  que  andábamos  alcan- 
zados, nos  cogió  a  entrambos  en  pie,  estudiando  y  orando,  y  así  tuvimos  lugar 
de  bajamos  al  patio,  donde  fue  necesario  pasar  toda  la  noche,  porque  en  toda 
ella  no  cesó  la  tierra  de  temblar,  repitiendo  de  cuando  en  cuando  el  temblor 
con  más  fuerza. 

"Juntóse  a  este  trabajo  el  ser  tiempo  de  aguas,  y  estar  toda  la  noche  llo- 
viendo, con  que  no  nos  podíamos  defender,  ni  del  agua,  ni  de  los  temblores. 
Pasamos  la  noche  de  esta  suerte.  Venida  la  mañana  acudió  la  gente  a  mirar 
su  ciudad,  y  cada  uno  hallaba  su  casa  bien  maltratada,  todas  abiertas,  los  ta- 
blones y  tabiques  derribados,  y  las  aceras  de  las  tapias  (en  vez  de  las  tapias 
de  las  aceras) ,  por  los  suelos. 

"Acudió  mucha  gente  de  los  pueblos  cercanos,  dando  aviso  de  sus  desgra- 
cias, de  las  iglesias  y  casas  caídas;  no  se  ha  podido  averiguar  el  número  de  los 
que  han  muerto.  En  un  pueblo  (me  dice  el  P.  prior  de  santo  Domingo)  que 
habían  muerto  20  personas,  y  en  otro,  estando  aquel  día  apuntalando  un  lien- 
zo de  una  iglesia,  tembló  la  tierra  y  cogió  la  pared  11  personas,  que  murieron 
sin  confesión,  todas  sepultadas  debajo  de  la  misma  pared. 

"Hanse  hecho  en  todas  las  casas  a  mucha  prisa,  jacales  o  casas  de  paja, 
donde  habitan,  porque  ha  dos  meses  que  no  cesan  los  temblores,  y  de  cuando 
en  cuando,  algunos  grandes. 

"El  temor  que  hay  es  mucho:  los  conventos  quedaron  maltratados,  en  es- 
pecial el  de  nuestra  Señora  de  la  Merced,  donde  todos  los  padres  duennen  en 
jacales,  en  la  huerta,  porque  no  está  la  casa  para  otra  cosa. 

"Esto  es  lo  que  toca  a  lo  temporal  de  los  temblores;  en  lo  espiritual  sacó 
nuestro  Señor  mucho  provecho,  porque  luego  por  la  mañana  empezó  a  acudir 
gente,  unos  a  confesarse,  por  haberlo  prometido  aquella  noche  antes,  y  otros 
por  el  miedo  que  habían  cobrado,  de  lo  que  habría  de  suceder. 

"Todo  aquel  día  hubo  temblores  muy  recios;  la  noche  del  temblor  salieron 
religiosos  a  confesar,  y  el  día  siguiente,  10  de  dicho  mes,  después  de  comer  fue 
todo  el  pueblo  y  las  religiones  a  la  parroquia  de  San  Sebastián  que  es  el  abo- 
gado en  estos  temblores. 

"El  P.  Jerónimo  Ramírez  con  un  compañero  estudiante  y  yo  con  otro,  fue 
necesario  anduviésemos  confesando  toda  la  tarde  gente  enferma  y  necesitada. 
Confesábamosla  en  medio  de  los  patios,  por  los  temblores  muy  continuos;  y 
las  casas  están  algunas,  que  causa  horror  entrar  en  ellas. 


702 


AVALOS,  JUAN  DE,  P. 


"Venimos  a  juntarnos  en  la  plaza,  cuando  venía  la  procesión,  y  teniendo 
todo  el  pueblo  junto,  les  hizo  el  padre  una  plática  con  gran  fervor  de  espíritu, 
exhortándolos  a  la  confesión,  penitencia  y  perdón  de  las  injurias:  el  fruto  fue, 
que  de  allí  se  fueron  a  los  conventos  y  a  nuestra  casa  gran  golpe  de  gente,  de 
suerte  que  nos  obligó  a  estar  confesando  hasta  las  ocho  de  la  noche.  Esto  fue 
a  10  de  Octubre  (1606)  lloviendo  toda  la  noche  sin  escampar,  y  los  temblores 
no  cesaban;  y  así  el  trabajo  era  doblado  porque  los  temblores  no  nos  dejaban 
dormir  en  casa,  ni  el  agua  en  los  corrales. 

"El  lunes  11  de  dicho  mes  (Octubre),  se  hizo  una  procesión  de  sangre,  lle- 
vando en  ella  una  imagen  de  nuestra  Señora,  muy  devota;  salió  de  San  Fran- 
cisco, de  la  cofradía  de  la  Veracruz;  fuimos  el  padre  y  yo  a  ella  y  a  la  vuelta 
les  prediqué  yo  (P.  Juan  de  Avalos),  y  luego  la  vuelta  a  casa,  porque  por 
espacio  de  cincuenta  y  cinco  días,  nuestro  ejercicio  era  madrugar  para  poder- 
nos encomendar  a  Dios  y  rezar  nuestras  horas,  y  a  las  6  de  la  mañana  abrir 
la  iglesia,  confesar  hasta  las  doce  del  día;  y  a  la  tarde,  desde  las  2  hasta  las 
7  y  más  de  la  noche. 

Viernes  por  la  mañana  salió  otra  procesión  de  sangre  de  la  iglesia  mayor, 
de  una  cofradía,  para  ir  también  a  San  Sebastián,  y  antes  de  salir  la  procesión 
fue  allá  el  P.  Ramírez  a  predicarles,  quedándome  yo,  confesando  la  gente. 

"Sábado,  salió  otra  de  santo  Domingo,  también  de  sangre,  y  en  este  tiem- 
po se  levantó  un  jacal  muy  de  prisa,  en  medio  de  la  plaza,  en  él  pusieron  un 
altar;  y  el  domingo  de  dicho  mes,  fue  la  audiencia,  cabildo  y  religiones  con 
todo  el  pueblo,  y  trajeron  la  imagen  de  San  Sebastián  al  jacal,  donde  se  le 
dijo  su  misa  cantada  con  mucha  solemnidad;  aquí  también  predicó  el  P.  Je- 
rónimo Ramírez,  advirtiendo  a  todos  los  estados,  la  obligación  que  tenían 
de  remediar  pecados  y  ofensas  de  Dios.  Este  mismo  día  en  la  tarde,  salimos 
nosotros  con  nuestra  doctrina,  dando  vuelta  a  la  ciudad,  y  venimos  a  parar  al 
jacal  donde  se  les  hizo  plática  en  lengua  mexicana  a  los  indios,  y  en  especial 
a  los  demás. 

"El  lunes  15  salió  otra  procesión  de  sangre,  y  se  determinó  se  siguiese  otro 
novenario  de  misas  cantadas  y  sermones  al  santo,  y  así  avisaron  aquel  día  los 
padres  de  santo  Domingo,  y  luego  para  el  miércoles  a  los  de  San  Francisco. 
Este  día,  víspera  de  San  Lucas  vino  el  provisor  con  dos  canónigos  a  nuestra 
casa,  a  pedir  que  el  viernes  fuésemos  a  decir  misa,  pues  el  jueves  iban  los  pa- 
dres de  la  Merced.  No  se  pudo  excusar  de  hacerlo,  y  por  estar  el  P.  Jerónimo 
(Ramírez)  muy  cansado  de  los  sermones,  que  había  predicado  este  día  de  San 
Lucas,  hube  de  predicar  yo;  y  fue  tanta  la  gente  que  acudió  este  día  a  comul- 
gar a  nuestra  casa,  que  no  paraban  hasta  las  10  del  día  desde  antes  de  las  6 
de  la  mañana;  y  por  no  perder  la  buena  ocasión,  este  día,  volvimos  a  salir  con 
la  doctrina,  juntándose  grandísimo  número  de  gente  de  indios  e  indias;  dijo 
la  misa  cantada  el  padre,  oficiándola  la  capilla  a  canto  de  órgano. 


BIOGIL\FIA 


703 


"De  esta  naturaleza  fue  prosiguiendo,  hasta  que  pasados  algunos  d  las.  se 
volvió  al  glorioso  San  Sebastián,  patrón,  a  su  casa,  con  gran  solemnidad,  pi- 
diéndose limosna  para  el  santo,  y  se  recogieron  mil  pesos  que  no  fue  poco, 
por  estar  tan  alcanzada  la  ciudad. 

"El  fruto  que  de  las  confesiones  se  ha  recogido,  ha  sido  mucho,  por  haber- 
se desenmarañado  muchas  conciencias,  héchose  muchas  amistades,  casádose 
muchos  amancebados  de  muchos  años  y  héchose  restituciones. 

''Los  indios  han  dado  bien  en  que  entender  en  tiempo  de  los  temblores,  por- 
que de  todos  los  pueblos  alrededor  acudían  a  nuestra  casa  a  confesarse,  y  co- 
mo no  había  quien  nos  ayudase  por  ser  tan  pocos  los  que  saben  la  lengua,  no 
era  poco  lo  que  se  padecía,  en  poderles  acudir. 

"Hase  sacado  otro  fruto,  que  todos  los  jubileos  que  después  acá  ha  habido 
y  días  de  fiesta,  ha  sido  mucha  la  gente  que  ha  frecuentado  los  santos  sacra- 
mentos en  nuestra  iglesia,  y  ocasión  de  mucha  estima  que  la  ciudad  toda  ha 
cobrado  a  la  Compañía,  viendo  acudirles  incansablemente  a  toda  clase  de 
gente:  y  también  ha  sido  el  Señor  ser\ido  de  dar  salud  y  fuerzas,  que  ha  cau- 
sado admiración. 

"Otro  trabajo  se  nos  ha  ofrecido  después  que  aquí  venimos,  que  nos  ha 
causado  compasión:  este  ha  sido  una  rigurosa  peste  que  ha  dado  en  los  indios 
con  tanto  rigor,  que  en  un  pueblo  grande  que  está  aquí  junto  a  esta  ciudad, 
en  cosa  de  un  mes  o  poco  más,  han  muerto  al  pie  de  mil  personas,  y  todos  los 
demás  pueblos  circunvecinos  están  ya  apestados;  y  como  el  indio  no  tiene  más 
provisión  que,  cuando  mucho,  para  dos  o  tres  días,  caen  grandes  y  chicos  en  la 
cama,  y  todos  mueren  de  hambre. 

"Vino  a  nuestra  noticia  esta  necesidad  viniendo  a  nuestra  casa  al2:unos  a 
pedir  mortajas,  porque  eran  tantos  los  muertos,  que  no  tenían  con  qué  ente- 
rrarlos. Salió  el  P.  Jerónimo  Ramírez  para  certificarse  de  esto  a  un  pueblo, 
llevando  pan  y  algunos  regalos,  y  halló  cuarenta  indios  enfermos  del  mal  que 
andaba,  y  cuatro  solos  en  pie,  y  los  demás,  muertos;  fue  luego  a  otro  y  entró 
en  una  casa  y  halló  al  marido  y  mujer  tendidos,  muriéndose  y  a  cinco  criatu- 
ras muriéndose  de  hambre;  dióles  de  comer,  con  lo  que  les  dejó  alentados. 
Salió  otro  día  en  la  mañana,  con  el  mismo  refresco,  de  pan  y  conser\'as  que 
recogimos  de  limosna  porque  ya  en  la  ciudad  constaba  esta  necesidad)  ;  y 
así,  tres  o  cuatro  españoles  quisieron  acompañar  al  padre;  gastaban  todo  el 
día  en  darles  de  comer,  y  en  la  noche,  vohían  a  casa,  remudándonos,  por  no 
poder  el  uno  faltar  de  casa,  porque  nos  venían  a  llamar  muy  de  ordinario 
para  confesiones;  y  así,  el  trabajo  se  ha  duplicado,  de  manera  que  si  Dios  no 
nos  socorriera,  hubiéramos  de  dar  con  la  carga  en  tierra". 

Hasta  aquí  el  P.  Juan  de  Avalos  en  su  carta,  en  que  ha  hecho  relación 
de  las  ocasiones  que  les  ofreció  Dios  nuestro  Señor  a  los  dos  fervorosísimos 
operarios  que  fueron  a  dar  principio  a  la  fundación  de  nuestro  colegio  de 


704 


AVALOS,  JUAN  DE,  P. 


Guatemala,  para  ejercitar  sus  ministerios  con  tan  ferviente  caridad,  que  quedó 
grandemente  edificada  y  afecta  a  la  Compañía  esta  república".  (Pérez  Rivas, 
Crónica,  II,  pgs.  262-65). 

—  "Guatemala,  Octubre  9  de  1606.  Espantoso  temblor  en  Guatemala: 
nuestros  padres  durante  cuarenta  días  que  duraron  los  temblores,  se 

ocuparon  en  predicar  y  confesar  y  auxiliar  a  los  heridos  y  contusos".  (Carta 
del  arcediano  al  P.  provincial)  (Alegre,  I,  446-8). 

—  (Del  Catálogo  de  1607)  "El  P.  Juan  de  Avalos^  en  Guatemala;  de 
27  a  11,  de  buena  salud.  Predicador  y  confesor.  (ARSI)   (Méx.  4  f. 

181v). 

—  Principios  de  enseñanza  en  Guatemala. 

"Luego  que  los  de  la  Compañía  tuvieron  casa  y  morada  en  la  ciudad  de 
Guatemala,  y  antes  de  ser  colegio  formado  y  fundado,  deseó  mucho  esta  no- 
bilísima república,  que  para  el  bien  y  aprovechamiento  de  su  juventud,  abrié- 
semos escuela  de  letras,  donde  se  criase  y  ejercitase  en  toda  virtud  y  doctrina, 
como  lo  usa  la  Compañía;  y  aun  el  Sr.  obispo  don  fray  Juan  Ramírez,  domi- 
nicano, quien  luego  que  los  padres  Jerónimo  Ramírez  y  Juan  de  Avalos  llega- 
ron a  Guatemala,  estando  su  señoría  ausente  y  no  estando  bien  informado  de 
las  letras,  religión  y  prudencia  de  tan  cabales  sujetos,  pretendió  prohibirles  el 
ejercicio  de  sus  ministerios;  pero  después,  mejor  informado,  no  sólo  les  dio 
amplia  licencia  para  ellos,  sino  que  quiso  su  ilustrísima,  y  pidió  al  P.  Jerónimo 
Ramírez,  que  a  la  clerecía  leyese  y  explicase  casos  morales,  y  que  el  P.  Juan 
de  Avalos  comenzase  luego  a  leer  la  gramática  a  la  juventud. 

"Después,  con  el  tiempo  y  fruto  que  se  fue  experimentando  con  estos  estu- 
dios, y  fama  de  ellos  que  se  fue  extendiendo  por  los  lugares  que  en  esta  provin- 
cia pueblan  los  españoles,  fueron  enviando  a  sus  hijos  para  que  aquí  apren- 
diesen letras  y  virtud. 

"Y  así  se  puede  decir  que  el  poner  aquí  escuelas  de  estudio  los  de  la  Com- 
pañía, no  fue  beneficio  limitado  y  particular  a  la  ciudad  de  Guatemala,  sino 
universal  a  todos  los  lugares  de  los  tres  obispados,  a  los  cuales  se  extiende  su 
jurisdicción,  y  de  todos  los  cuales  acuden  a  nuestros  estudios  de  Guatemala,  por 
no  haber  otros  en  toda  la  provincia,  y  estar  los  de  México  300  leguas  distan- 
tes". (Pérez  Rivas,  Crón.  II,  p.  265). 

1609  Roma,  lo.  de  Abril  1609.  (De  una  carta  del  P.  Aquaviva  al  P.  Prov. 

Peláez)  :  "Los  PP.  Pedro  de  Hortigosa  y  Cristóbal  Bravo,  avisan  deí 
examen  ad  gradum  del  P.  Juan  de  Avalos"'.  (Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  ColL 
1934]  Vol.  V,  Ms.  p.  12). 

1613  Profeso  de  cuatro  votos  desde  el  25  de  Marzo  de  1613  (Cat.  1614). 


BIOGRAFIA 


705 


"El  25  y  no  el  29  de  Marzo  de  1613,  profesión  de  cuatro  votos".  (Le- 

cina) . 

1614  (Del  Catálogo)  :  "P.  Juan  de  Avalos^  en  la  casa  profesa  de  México, 
de  34  y  18.  Salud  quebrantada.  Además  de  confesar  y  predicar,  es  el 

ministro  de  casa.  De  buen  ingenio;  de  juicio  y  prudencia,  mediano;  de  buen 
aprovechamiento  en  letras.  De  complexión  colérica  tendiendo  a  melancólica. 
Tiene  talento  para  los  ministerios  de  la  Compañía".  (Méx.  4,  ff.  189,  208). 

1615  "Hanme  parecido  los  sermones  de  mucha  doctrina  y  aceptación  del 
pueblo,  singularmente  los  del  P.  Juan  de  Avalos^  y  con  mucho  afecto, 

sentimiento  y  espíritu".  (Fray  Baltazar  de  Covarrubias,  agustino,  obispo  de 
Michoacán  al  P.  Prov.  Rodrigo  de  Cabredo,  1615)  ( Alegre-Burrus,  II,  263). 

1619  Durango,  Enero  12  de  1619.  Patente  del  P.  provincial  Nicolás  de  Ar- 
naya,  nombrando  al  P.  Juan  de  Avalo s  uno  'de  los  encargados  de  la 
causa  de  los  mártires  de  los  tepehuanes. 

"El  P.  Nicolás  de  Amaya,  provincial  de  la  Compañía  de  Jesús  de  esta  pro- 
vincia de  la  Nueva  España,  a  todos  los  que  las  presentes  vieren,  salud  en  el 
Señor  nuestro,  sempiterna. 

"Habiendo  sido  servido  Dios  nuestro  Señor,  de  llevar  para  Sí  con  feliz 
muerte  a  nuestros  carísimos  hermanos  los  padres  Hernando  de  Santarén,  Her- 
nando de  Tovar,  Juan  Fontc,  Jerónimo  de  Moranta,  Juan  del  Valle,  Diego  de 
Orozco,  Bernardo  de  Cisneros  y  Luis  de  Alavés,  los  cuales  todos  murieron 
cruelmente  a  manos  de  los  indios  tepehuanes,  a  quienes  por  espacio  de  muchos 
años  habían  doctrinado  y  enseñado  con  muy  grande  trabajo,  y  actualmente 
enseñaban:  juzgando  será  de  muy  grande  gloria  de  Dios,  y  de  la  iglesia  santa, 
nuestra  madre,  y  honra  de  la  Compañía  y  de  los  mismos  benditos  padres,  ha- 
cer información  auténtica  de  sus  buenas  y  loables  vidas,  santas  costumbres  y 
dichosas  muertes,  y  por  habérmelo  mandado  así,  nuestro  P.  general  Mucio 
Vitelleschi,  en  carta  particular,  su  fecha  en  Roma  el  2  de  Abril  de  1618: 

"Por  la  presente  ordeno  y  mando  a  los  padres  Francisco  de  Arista,  Juan 
de  AvALOs  y  Andrés  López,  religiosos  de  la  misma  Compañía,  que,  con  todo 
cuidado  procuren  se  haga  una  muy  llena  información,  delante  del  Sr.  obispo 
de  la  Nueva  Galicia  y  Vizcaya,  o  de  las  personas  a  quienes  su  señoría  lo  co- 
metiere, de  la  vida,  virtudes  y  muerte  gloriosa,  que,  por  causa  de  la  fe  y  santa 
doctrina  que  enseñaban,  les  dieron  los  bárbaros  tepehuanes. 

"Que  para  todo  lo  dicho  y  a  ello  concerniente,  les  doy  poder  muy  cumpli- 
do a  todos  y  a  cada  uno  en  particular,  como  se  contiene  en  el  dicho  poder 
auténtico. 

"En  testimonio  de  lo  cual  di  estas  patentes,  firmadas  de  mi  nombre  y  se- 
lladas con  el  sello  del  provincial.  Villa  de  Durango,  12  de  Enero  de  1619. 
Nicolás  de  Amaya".  (Proceso  de  los  mártires  de  los  tepehuanes.  .  .). 


706 


AVALOS,  JUAN  DE,  P. 


1620  (Del  Catálogo).  "En  el  colegio  de  Guadiana.  Superior;  de  40  y  24; 
de  salud  endeble.  Confiesa  y  predica".  (Méx.  4,  f.  254). 

1622  México,  5  de  Abril  de  1622.  Otra  patente  del  P.  provincial  Arnaya. 

"Sepan,  cuantos  esta  carta  vieren,  cómo  yo,  el  P.  Nicolás  de  Amaya, 
provincial  de  la  sagrada  orden  de  la  Compañía  de  Jesús  en  la  Nueva  España, 
otorgo,  que  doy  mi  poder,  el  que  de  nuevo  se  requiere  y  es  necesario,  a  los  pa- 
dres Juan  de  Avalos,  rector  de  la  casa  de  la  ciudad  de  Guadiana,  y  a  cual- 
quiera otro  religioso  que  le  sucediese  en  el  dicho  oficio;  al  P.  Diego  de  Mon- 
zalbe,  al  P.  Juan  de  Sangüesa,  superior  de  las  misiones  de  los  tepehuanes,  al 
P.  Andrés  López,  al  P.  Bernardo  de  Urrutia,  al  P.  Nicolás  de  Estrada,  al  P. 
Diego  de  Cuéllar,  y  al  P.  Martín  de  Larios,  todos  religiosos  de  la  dicha  or- 
den y  Compañía  de  Jesús  y  a  cualquiera  de  ellos  "in  solidum",  para  que  pue- 
dan parecer  y  parezcan  ante  cualesquier  jueces  y  justicias  de  su  majestad,  de 
cualquier  fuero  y  jurisdicción  que  sean,  así  eclesiásticos  como  seglares,  y  par- 
ticular y  señaladamente,  parezcan  ante  el  limo.  Sr.  obispo  que  es  o  fuere  de 
la  ciudad  de  Guadiana,  y  ante  sus  provisores  y  vicarios,  y  pidan  se  les  reciba 
información  de  todos  los  religiosos  de  la  dicha  orden  y  Compañía  de  Jesús  que 
han  muerto  y  martirizado  los  indios  tepehuanes  y  en  Sinaloa,  que  se  han 
alzado  en  las  dichas  provincias  y  en  otras  cualesquier  provincias,  por  haber 
predicado  el  sagrado  evangelio  a  los  dichos  indios;  y  de  sus  vidas,  costumbres  y 
milagros,  y  en  esta  razón  hagan  cualesquier  pedimentos,  presenten  testigos  y 
probanzas  y  otros  recaudos,  los  cuales  saquen  de  poder  de  quien  los  tuviere,  y 
hagan  todos  los  demás  autos  y  diligencias  judiciales  que  convengan,  has- 
ta que  hagan  las  dichas  probanzas  y  averiguaciones  de  las  dichas  muertes  y 
martirios,  que  así  han  hecho  los  dichos,  a  los  dichos  padres,  por  quererlos  re- 
ducir a  nuestra  santa  fe  católica  y  doctrinarlos,  predicándoles  el  santo  evange- 
lio; y  para  la  dicha  razón  y  lo  de  ello  dependiente,  les  doy  este  dicho  poder  con 
libre  y  general  administración  y  facultad  de  injuiciar  (sic),  jurar  y  sustituir  a 
quien  quisiese  revocarlos,  sustituirlos,  y  nombrar  otros  de  nuevo,  quedando  en 
los  susodichos  y  en  cualquier  de  ellos  dicho  poder,  y  puedan  sacar  y  saquen 
testimonio  o  testimonios  de  las  dichas  probanzas  en  relación  y  a  la  letra,  como 
les  pareciere  autorizado  en  pública  forma,  y  manera  que  hagan  fe;  que  es.  .  . 

Fecha  la  carta  en  la  ciudad  de  México  en  la  Nueva  España,  en  la  casa 
profesa  de  la  Compañía  de  Jesús,  a  5  de  Abril  de  1622. 

Y  el  dicho  P.  provincial  (que  doy  fe  que  conozco),  firma.  Siendo  testigos 
el  P.  Antonio  de  Ledesma  y  el  P.  Bernardino  de  Llanos,  religiosos  de  la  dicha 
orden,  y  don  Juan  de  la  Marina  y  don  Andrés  Arteaga,  colegiales.  En  México. 
Nicolás  de  Amaya.  Ante  mí  Diego  Veedor,  escribano  real". 

Siguen  las  firmas. 

—       Durango,  Agosto  11.  En  la  ciudad  de  Durango,  a  11  días  del  mes  de 


BIOGRAFIA 


707 


Agosto  de  1622,  se  presentó  esta  petición  por  el  contenido,  ante  el  limo, 
señor  don  fray  Gonzalo  de  Hermosillo,  obispo  de  la  Nueva  Vizcaya,  del  consejo 
de  su  majestad,  su  señoría,  mi  señor: 

Juan  de  Avalos,  religioso  de  la  Compañía  de  Jesús,  rector  del  colegio 
de  esta  ciudad  de  Durango,  y  visitador  de  las  misiones  de  la  provincia,  parezco 
ante  vuestra  señoría,  en  la  mejor  \  ía  que  puedo  y  debo,  y  digo  que,  como  es 
público  y  notorio,  los  indios  tepehuanes  de  este  reino,  se  alzaron  y  conspira- 
ron con  otras  naciones,  sus  confederados,  por  el  año  de  1616  y  cometieron 
muchas  muertes  e  incendios  y  otros  delitos,  y  de  los  primeros  que  perecieron 
a  sus  manos,  fueron  ocho  religiosos  sacerdotes  de  la  Compañía  de  Jesús,  lla- 
mados Hernando  de  Santarén  y  Juan  Fonte  y  Juan  del  Valle  y  Hernando  de 
To\  ar  y  Bernardo  Cisneros  y  Luis  de  Alavés  y  Diego  de  Orozco  y  Jerónim^o  de 
Moranta,  que  asistían  en  las  misiones  de  los  dichos  indios  tepehuanes,  ocupa- 
dos en  su  conversión,  y  en  la  doctrina  cristiana  y  católica,  e  instrucción  de  los 
reducidos  a  nuestra  santa  fe  católica;  y  porque  es  así  que  los  dichos  religiosos 
padecieron  en  defensa  de  ella  y  estando  actualmente  ejerciendo  tan  santo  y 
piadoso  ministerio,  obligados  de  la  obediencia  y  a  su  prelado,  y  porque  la 
pureza  de  sus  vidas  y  costumbres  y  por  otras  circunstancias  que  en  el  caso 
concurren,  se  debe  de  tener  por  sin  duda,  que  a  honra  y  gloria  de  Dios,  y 
para  honor  y  decoro  de  esta  religión,  fue  verdadero  martirio  el  que  padecieron, 
y  para  que  de  ello  conste  por  declaraciones  auténticas,  hechas  con  los  requi- 
sitos y  autoridad  que  se  acostumbra,  me  dio  poder  el  P.  Nicolás  de  Amaya, 
provincial  de  la  dicha  orden,  para  que,  en  representación  de  él,  haga  ante 
V.  S.  los  pedimentos,  presentaciones  de  testigos  y  demás  diligencias  que  con- 
vengan y  para  que  lo  referido  tenga  el  efecto  que  conviene,  a  V.  S.  I.  pido  y 
suplico  que,  visto  el  poder  que  presento  con  otros  recaudos  al  caso  tocantes 
mande  examinar  los  testigos,  etc. 

Por  el  tenor  del  interrogatorio  que  asimismo  exhibo,  porque  muchos  de 
los  testigos  y  otros  que  entiendo  presentar,  estarán  en  parte  donde  V.  S.  no 
pueda  examinarlos  personalmente,  se  me  den  petitorios  para  los  vicarios  y  be- 
neficiados de  los  distritos  donde  existieren,  que  los  examinen;  y  hechas  las 
debidas  informaciones  de  manera  que  hagan  fe,  se  me  entreguen  para  ocurrir 
con  ellas  donde  convenga,  y  con  ello  recibiré  merced,  y  en  lo  necesario,  el 
dicho  estado  religioso.  JHS.  Juan  de  Avalos.  (Del  Proceso,  p.  8). 

La  petición  anterior  se  aprobó  y  a  todo  se  proveyó. 

—       Durango,  12  de  Agosto  de  1622.  Nombramiento  de  jueces  para  la  causa 
de  los  padres  muertos  por  los  tepehuanes,  a  pedimento  del  P.  Juan  de 
Avalos. 

Nos,  don  fray  Gonzalo  de  Hermosillo,  por  la  gracia  de  Dios  y  de  la  santa 
sede  apostólica,  obispo  de  la  Nueva  Vizcaya,  del  consejo  de  su  majestad,  etc. 
por  la  presente  nombramos  jueces  a  los  bachilleres  don  Gonzalo  García  de 


708 


AVALOS,  JUAN  DE,  P. 


Hermosillo  y  a  don  Diego  de  León  y  Hermosillo,  curas  beneficiados  de  esta 
santa  iglesia  catedral  de  esta  ciudad  de  Durango,  y  les  damos  nuestro  poder  y 
autoridad  ordinaria  para  que  ante  ellos  parezca  el  P.  Juan  de  Avalos,  rector 
de  la  casa  de  la  Compañía  de  la  dicha  ciudad,  y  en  virtud  del  poder  que 
tiene  de  procurador  de  su  provincial,  lleve  y  presente  los  testigos  que  le  pare- 
ciere, y  ellos  los  admitan,  recibiéndoles  primero  juramento  en  forma  de  dere- 
cho: y  si  para  eso  fuesen  necesarias  reservas  y  censuras  y  otras  diligencias,  las 
pueden  dar  y  hacer  como  Nos  las  diéramos  e  hiciéramos  por  nuestra  persona 
misma,  y  encargamos  a  los  tales  dichos  jueces  procedan  con  toda  la  legalidad 
y  justicia,  poniendo  a  sólo  Dios  ante  sus  ojos,  sin  que  les  mueva  otra  cosa 
que  sólo  la  verdad,  honra  y  gloria  de  su  Majestad  Divina;  para  ello  parecerán 
ante  Nos  y  harán  el  juramento  de  fidelidad  que  se  acostumbra. 

Dado  en  la  ciudad  de  Durango  a  12  días  del  mes  de  Agosto  de  1622. 

Fray  Gonzalo  de  Hermosillo. 

Por  mandado  del  obispo,  mi  señor,  el  bachiller  Nicolás  de  Sala,  tercer  se- 
cretario. 

—  Durango,  Agosto  12  de  1622.  (Al  centro)  :  '^'En  la  dicha  ciudad  el  12 
de  Agosto  de  1622,  a  pedimento  del  P.  Juan  de  Avalos,  rector  de  la 

casa  de  la  Compañía  de  Jesús  de  esta  dicha  ciudad,  intimé  el  nombramiento 
hecho  de  jueces,  por  el  obispo,  mi  señor,  a  los  bachilleres  don  Gonzalo  García 
de  Hermosillo  y  don  Diego  de  León  Hermosillo,  curas  beneficiados  de  la 
catedral  de  esta  dicha  ciudad,  los  cuales  dijeron  que  lo  aceptaban,  y  aceptaron, 
y  que  están  prestos  a  obedecer  a  su  ilustrísima,  como  desde  luego  obedecen  en 
lo  que  les  mandaba  y  que  procederán  con  verdad  y  justicia  en  todos  los  autos 
que  ante  ellos  pasaren,  y  que  harán  el  juramento  cuando  a  su  S.  L  le  parecie- 
re; y  lo  firmaron  de  sus  nombres,  siendo  testigo  Miguel  de  Bárcena  Balma- 
ceda,  y  el  bachiller  Juan  de  Urra  clérigos  presbíteros,  y  Blas  de  Leiva  Carva- 
jal, vecino  de  esta  ciudad".  (Firmas). 

—  En  la  ciudad  de  Durango  a  12  de  Agosto  de  1622  parecieron  ante  su 
ilustrísima,  el  obispo  mi  señor,  por  llamamiento  suyo,  los  dichos  bachi- 
lleres don  Gonzalo  García  de  Hermosillo  y  don  Diego  de  León  Hermosillo 
curas  beneficiados  de  esta  dicha  ciudad,  nombrados  por  su  lima,  para  esta 
información,  y,  poniendo  la  mano  derecha  junto  al  pecho,  y,  después,  sobre 
un  misal,  juraron,  "verbo  sacerdotis"  y  por  los  santos  evangelios,  cada  uno  de 
por  sí,  de  proceder  jurídicamente  y  con  fidelidad  en  las  informaciones  que  ante 
ellos  se  hicieren,  de  los  padres  de  la  Compañía  muertos  por  los  tepehuanes,  en 
la  guerra  y  levantamiento  pasado,  por  parte  del  P.  Juan  de  Avalos^  procura- 
dor de  esta  causa,  sin  que  a  ellos  les  mueva  amor,  odio,  interés  ni  otra  huma- 
na razón.  Lo  firmaron  de  sus  nombres,  Pedro  Hernández  de  Villanuño,  es- 


BIOGRAFIA 


709 


cribano  público  de  esta  ciudad,  y  Pedro  de  Lossa  vecino  de  ella,  y  Martín 
Suárez  religioso  lego  de  la  Compañía  de  Jesús".  (Firmas  de  los  bachilleres  y 
secretario) . 

—  Durango,  13  de  Agosto  1622.  (Al  margen,  arriba)  :  "En  la  ciudad  de 
Durango  a  13  del  mes  de  Agosto  de  1622  años,  se  presentó  esta  petición 

por  el  contenido,  ante  los  señores  presbíteros  bachilleres  don  Gonzalo  García 
de  Hermosillo  y  don  Diego  de  León  Hermosillo:  Juan  Avalos,  rector  de  la 
casa  de  Guadiana  y  visitador  de  las  misiones,  digo  que  el  Ilustrísimo  y  Revmo. 
Sr.  fray  Gonzalo  de  Hermosillo,  obispo  de  esta  Nueva  Vizcaya,  del  consejo 
de  su  majestad,  por  pedimento  mío  ha  nombrado  a  sus  señorías  por  jueces  de 
la  causa  e  información  que  con  poder  de  mi  padre  provincial  Nicolás  de  Ar- 
naya  he  hecho,  de  la  muerte  de  los  padres  que  murieron  en  el  alzamiento  ge- 
neral de  los  indios,  para  que  ante  vuestras  señorías  se  haga  la  dicha  infor- 
mación. 

"A  vuestras  señorías  pido  y  suplico  manden  recabar  la  dicha  información 
y  declararla  por  la  ley,  y  señalar  lugar,  tiempo  y  horas  para  el  dicho  efecto,  y 
pido  tenerlas  y  demás  reservas,  etc.,  Jhs.  Juan  de  Avalos".  (firma). 

Responden  que  aceptan  y  que  señalan  cuatro  horas  diarias,  de  10  a  12  y 
de  4  a  6.  Sigue  el  nombramiento  de  cursor  en  Simón  Alvarez  de  Sotomayor. 

—  Durango,  16  de  Agosto  1622.  (Al  margen,  arriba)  : 

"En  la  ciudad  de  Durango  a  16  días  del  mes  de  Agosto  de  1622,  se  pre- 
sentó esta  petición  por  el  contenido  ante  los  señores  jueces: 

"Juan  de  Avalos,  rector  de  la  casa  de  Guadiana  y  visitador  de  sus  misio- 
nes, parezco  ante  vuestras  mercedes  y  digo  que,  para  que  la  causa  de  la  infor- 
mación de  los  padres,  tenga  debida  ejecución,  es  necesario  examinar  testigos, 
los  cuales  se  han  de  examinar  por  el  tenor  del  interrogatorio  siguiente: 

1.  Si  sabe  que  hayan  existido  los  padres  Hernando  de  Santarén,  Juan  Fon  te, 
Juan  del  Valle,  Jerónimo  de  Moranta,  Bernardo  Cisneros,  Hernando  de 
Tovar,  Luis  Alavés  y  Diego  de  Orozco.  Y  ¿cómo  lo  sabe?  Demás  de  esto 
se  les  pregunte  del  lugar,  tiempo  y  testigos,  etc. 

2.  Si  por  ventura  sabe  si  estos  mismos  hayan  nacido  de  legítimo  matrimonio, 
de  padres  católicos,  y  cómo  lo  sabe,  y  si  de  esto  hay  pública  voz  y  fama 
y  universal  reputación;  del  lugar,  tiempo  y  testigos,  etc. 

3.  Si  conoce  y  sabe  si  estos  mismos  fueron  bautizados,  y  siempre  desde  niños 
criados  en  la  fe  católica  y  en  la  obediencia  de  la  iglesia  romana,  perseve- 
rando en  ésta  hasta  la  muerte;  y  cómo  lo  sabe,  y  si  de  esto  hay  pública 
voz  y  fama  y  común  reputación.  Item,  del  lugar,  tiempo,  testigos,  etc. 

4.  Si  sabe  haber  sido  religiosos  profesos  de  la  Compañía  de  Jesús,  y  haber 


710 


AVALOS,  JUAN  DE,  P. 


perseverado  en  esta  religión  hasta  la  muerte;  y  cómo  lo  sabe,  etc.  Por  el 
lugar,  tiempo  y  testigos,  etc. 

5.  Si  sabe  haber  florecido  en  muchas  virtudes  cristianas,  y  cómo  lo  sabe,  y  si 
de  esto  hay  pública  voz  y  fama.  Del  lugar,  tiempo,  testigos,  etc. 

6.  Si  sabe  haber  tenido  grande  excelente  fe  y  pureza,  y  haberla  siempre  con- 
servado; y  cómo  lo  sabe,  y  si  de  esto  hay  pública  voz  y  fama.  Del  lugar, 
tiempo,  testigos,  etc. 

7.  Si  sabe  haber  sido  dotadas  de  la  virtud  de  la  esperanza  y  haberse  aven- 
tajado en  ella,  y  cómo  lo  sabe,  y  si  de  esto  hay  pública  voz  y  fama;  del 
lugar,  tiempo,  testigos,  etc. 

8.  Si  sabe  haber  tenido  grande  y  ferviente  caridad  para  con  Dios,  y  haberse 
aventajado  en  este  amor  de  Dios,  y  cómo  lo  sabe,  y  si  de  esto  hay  pública 
voz  y  fama;  del  lugar,  tiempo,  testigos,  etc. 

9.  Si  sabe  si  se  han  aventajado  en  el  amor  del  prójimo,  ejercitándose  en  obras 
de  misericordia,  así  corporales  como  espirituales;  y  cómo  lo  sabe  y  si  de 
esto  hay  pública  voz  y  fama;  del  lugar,  tiempo,  testigos,  etc. 

10.  Si  sabe  haber  sido  singular  en  la  virtud  de  la  religión,  adorando  a  Dios, 
venerando  a  sus  santos,  celebrando  la  misa  y  rezando  el  oficio  divino  con 
devoción,  meditando  así  de  noche  como  de  día,  orando  y  contemplando  de 
rodillas,  y  cómo  lo  sabe;  y  si  de  esto  hay  pública  voz  y  fama;  del  lugar, 
tiempo,  testigos,  etc. 

11.  Si  sabe  que  fueron  muy  humildes  y  menospreciadores  de  sí,  humillándose 
en  todas  las  cosas  y  ejercitándose  en  oficios  bajos  y  humildes,  y  cómo  lo 
sabe;  si  hay  de  ello  pública  voz  y  fama;  del  lugar,  tiempo,  testigos,  etc. 

12.  Si  sabe  que  menospreciaron  el  mundo  y  sus  honras  y  pompas,  y  haber  te- 
nido en  nada  las  riquezas  y  comodidades,  y  haber  amado  la  pobreza  y 
guardádola;  y  cómo  lo  sabe;  y  si  de  esto  hay  pública  voz  y  farna;  del 
lugar,  tiempo,  testigos,  etc. 

13.  Si  sabe  haber  macerado  severamente  su  carne,  con  ayunos,  cilicios  y  disci- 
plinas, abstinencias,  vigilias,  durmiendo  en  tablas,  y  otros  modos;  y  cómo 
lo  sabe,  y  si  de  esto  hay  pública  voz  y  fama;  del  lugar,  tiempo,  testigos,  etc. 

14.  Si  sabe  haberse  aventajado  en  la  virtud  de  la  castidad  y  pureza,  guardando 
perfectamente  el  voto,  guardando  los  sentidos,  examinando  su  conciencia, 
huyendo  las  ocasiones,  y  cómo  lo  sabe;  si  de  esto  hay  pública  voz  y  fama, 
del  lugar,  tiempo,  testigos,  etc. 

15.  Si  sabe  si  guardó  siempre  el  voto  de  obediencia,  no  solamente  guardando 
los  mandamientos  de  Dios  y  de  la  iglesia,  sino  también  cumpliendo  los  con- 
sejos evangélicos;  y  cómo  lo  sabe;  del  lugar,  tiempo,  testigos,  etc. 

16.  Si  sabe  haber  tenido  éxtasis,  revelaciones,  visiones,  o  espíritu  de  profecía; 
y  cómo  lo  sabe;  y  si  de  esto  hay  pública  voz  y  fama;  del  lugar,  tiempo, 
testigos,  etc. 


BIOGRAFIA 


711 


17.  Si  sabe  haber  convertido  y  apartado  del  camino  de  perdición  y  maldad 
a  los  pecadores  o  con  sus  conversaciones,  sermones  y  pláticas  aNTidádoles  a 
la  obsen  ancia  de  los  mandamientos  de  Dios:  y  haber  amonestado  a  los  re- 
ligiosos y  eclesiásticos  a  la  perfección  de  la  vida  espiritual;  y  con  el  ejem- 
plo haber  traído  muchos  infieles  al  conocimiento  del  verdadero  Dios  y  fe 
católica  y  bautismo:  cómo  lo  sabe  y  si  de  esto  hay  pública  voz  y  fama: 
pregúntesele  del  lugar,  etc. 

18.  Si  sabe  que  por  el  celo  de  las  almas  y  de  la  divina  gloria  desearon  dar  su 
vdda  y  derramar  su  sangre;  y  si  asimismo  desearon  el  martirio;  y  cómo  lo 
sabe,  y  si  de  esto  hay  pública  voz  y  fama:  del  lugar,  tiempo,  testigos,  etc. 

19.  Si  sabe  que  fueron  muertos  por  causa  de  la  fe,  conviene  a  saber,  porque 
eran  sacerdotes  y  religiosos  y  los  convertían  de  la  gentilidad  y  falso  culto 
de  dioses,  a  la  verdadera  fe;  y  si  convertían  muchos  o  si  los  instruían  en  la 
verdadera  fe;  y  que  por  odio  a  la  fe  los  impíos  les  dieron  muerte;  y  cómo 
lo  sabe  y  si  es  pública  voz  y  fama;  del  lugar,  tiempo  en  que  esto  sucedió;  y 
si  hay  testigos  que  lo  vieron  y  lo  saben,  haber  muerto  píamente  en  la  fe 
católica,  y  haber  sufrido  por  Jesucristo  tal  género  de  muerte  y  con  gran- 
des señales  de  piedad;  y  cómo  lo  sabe;  y  si  sabe  que  en  aquel  punto  dije- 
ron algunas  pías  palabras,  etc. 

20.  Si  sabe  que  las  cosas  que  usaron,  después  de  su  vida  muchos  las  tuvieron 
por  reliquias  y  haberlas  guardado  con  devoción  y  veneración;  y  cómo  lo 
sabe,  y  si  de  esto  hay  pública  voz  y  fama;  del  lugar,  tiem.po,  testigos,  etc. 

21.  Si  sabe  si  muchos  les  tuvieron  devoción,  veneración  y  haberse  encomenda- 
do a  ellos,  y  puéstoles  por  intercesores  delante  de  Dios  en  sus  necesida- 
des, invocándoles  como  a  santos  y  bienaventurados;  y  cómo  lo  sabe;  y  si 
de  esto  hay  pública  voz  y  fama;  del  lugar,  tiempo,  testigos,  etc. 

22.  Si  sabe  que  la  fama  de  su  santidad  ha  crecido  después  de  su  muerte,  y  cre- 
ce sin  interrupción;  y  cómo  lo  sabe  y  si  de  esto  hay  pública  voz  y  fama; 
del  lugar,  tiempo,  testigos,  etc. 

23.  Si  sabe  si  en  vida  hicieron  muchos  y  grandes  milagros,  y  cuáles  sepa  en 
particular;  y  cómo  lo  sabe;  y  si  de  esto  hay  pública  voz  y  fama;  y  si  los 
tales  eran  verdaderos  milagros;  y  cómo  lo  sabe,  y  en  qué  lugar  los  hayan 
hecho,  en  qué  tiempo,  y  cuáles  y  quiénes  sean  los  testigos  que  los  vieron  y 
estuvieron  presentes. 

24.  Si  sabe  que  después  de  muertos,  por  invocarles  o  por  su  intercesión  o  reli- 
quias se  han  obrado  algunos  milagros,  y  cuáles  sean  éstos  en  particular; 
y  cómo  lo  sabe,  y  en  qué  lugar  haya  sucedido;  en  qué  tiempo  y  quiénes 
se  hallaron  presentes  y  sabedores.  Si  el  testigo  manifiesta  algún  milagro 
en  vida  o  en  muerte,  pregúntesele  si  cree  haber  sido  verdadero  milagro,  y 
por  qué,  y  si  pudo  hacerse  por  otra  vía  o  naturalmente,  o  con  arte,  de  tal 
manera,  que  no  sea  milagro. 


712 


AVALOS,  JUAN  DE,  P. 


25.  Si  se  ofrece  otra  cosa  que  decir  al  testigo  acerca  de  sus  vidas,  virtudes, 
santidad  y  milagros,  hechos  en  vida  o  muerte.  JHS.  Juan  de  Avalos". 
Proceso  ms.  .  .  .  pp.  5,  6  y  7). 

—  Durango,  17  de  Agosto  de  1622.  "A  petición  del  P.  procurador  de  esta 
causa,  Juan  de  Avalos,  rector  de  las  casas  de  esta  ciudad  de  Durango 

y  visitador  de  sus  misiones,  se  presentó  a  atestiguar  Amado  Fernández  Pasos, 
gobernador  eclesiástico  y  vicario  general  de  este  obispado  de  Nueva  Vizcaya; 
de  50  años  de  edad,  sacerdote,  a  atestiguar  en  la  causa  de  los  padres  Juan 
Ponte,  Juan  del  Valle,  Gerónimo  de  Moranta,  Bernardo  de  Cisneros,  Luis 
de  Alavés  y  Diego  de  Orozco,  a  quienes  conoció  y  trató ;  y  de  los  PP.  Hernando 
de  Santarén  y  Hernando  de  Tovar.  a  quienes  no  trató".  .  .  (Proceso  Jurídico, 
p.  34). 

—  Durango,  Agosto  18  1622.  "A  instancia  del  procurador  de  esta  causa, 
P.  Juan  de  Avalos  .  .  .  presentó  por  testigo  al  Sr.  don  Gaspar  de  Alvear 

y  Salazar,  caballero  de  la  orden  de  Santiago,  gobernador  y  capitán  general  que 
ha  sido  de  este  reino".  (Ibid.). 

—  Durango  Agosto  19  1622.  "Fue  presentado  como  testigo  el  capitán 
Alonso  de  Quesada,  por  parte  del  P.  Juan  de  Avalos".  (Proceso, 

p.  44). 

—  Durango,  23  de  Agosto  de  1622.  "Por  orden  del  P.  rector  Juan  de 
Avalos^  fue  presentado  como  testigo  el  capitán  Francisco  de  Vargas". 

(Proceso.  .  .  Ser.  legajo,  p.  2). 

—  Durango,  30  de  Agosto  1622.  "Fue  presentado  por  el  P.  Juan  de  Ava- 
los el  capitán  Pedro  Hernández  de  Villanuño.  (Ibid.). 

—  Durango,  3  de  Septiembre  1622.  "Por  parte  del  P.  rector  Juan  de 
Avalos,  se  presentó  en  Durango  el  testigo,  capitán  Pedro  de  Heredia. 

(Este  testigo  dice  que  tiene  en  su  poder  huesos,  dientes  y  quijada  de  los  padres 
Juan  del  Valle,  Luis  de  Alavés,  Juan  Fonte,  Jerónimo  de  Moranta,  Hernando 
de  Santarén,  y  un  librito  y  algunos  papeles  del  P.  Tovar:  y  estas  reliquias  le 
dieron  el  P.  rector  Juan  de  Avalos,  y  el  P.  Juan  de  Paz,  de  la  Compañía  de 
Jesús".  Proceso:  .  .  .  Test,  de  Pedro  de  Heredia,  Durango  3  de  Sept.  1622). 

—  Durango,  22  de  Septiembre  de  1622.  Petición  del  P.  Juan  de  Avalos 
para  que  se  incluya  en  el  juicio.  (Al  margen). 

"En  la  ciudad  de  Durango  a  22  días  del  mes  de  Septiembre  de  1622  se 
presentó  esta  petición  por  el  contenido,  ante  los  señores  jueces: 

"El  P.  Juan  de  Avalos,  rector  de  la  casa  de  la  Compañía  de  Jesús  de  la 
ciudad  de  Durango  y  visitador  de  las  misiones  de  los  tepehuanes  de  este  reino, 
y  procurador  de  las  informaciones  de  los  mártires  que  murieron  en  él,  digo: 


BIOGRAFIA 


713 


que,  para  más  verificación  de  lo  contenido  en  mis  escritos,  tengo  necesidad, 
para  dar  más  información,  por  cuanto  los  testigos  de  que  me  pretendo  apro- 
vechar están  fuera  de  esta  ciudad,  se  me  den  receptorías  para  examinar  en 
las  minas  de  Guanaceví,  a  los  capitanes  Gonzalo  Marín,  Juan  Ortiz  de  Cala- 
horra, Baltazar  de  Monzón,  Juan  de  Arista,  Antonio  Ortiz  de  Calahorra,  y 
otros  que  presentará  el  P.  Martín  Larios;  y  en  San  Andrés  los  capitanes  Diego 
de  Avila,  Diego  de  Paztinoco,  Juan  Bautista  de  Pinas,  Juan  de  Tordesillas, 
Bartolomé  Juárez,  el  alférez  Jerónimo  de  Acosta  y  Gonzalo  García,  y  otros  que 
presentará  el  P.  Andrés  Tutino  y  el  P.  Andrés  González. 

"Y  en  las  minas  de  Indehé,  el  capitán  Cristóbal  de  Ontiveros,  Diego  Sán- 
chez, Juan  Rodríguez  y  otros  que  presentará  el  P.  Nicolás  de  .Azada  o  el  P. 
Diego  de  Cuéllar. 

"Y  para  que  los  curas  de  las  dichas  minas,  cada  uno  en  su  jurisdicción 
puedan  nombrar  notarios  y  cursores  para  las  dichas  informaciones,  para  las 
cuales  tengo  necesidad  de  unos  traslados  del  interrogatorio  que  tengo  presen- 
tado en  esta  causa. 

"Por  tanto  a  vv.  mm.  pido  y  suplico  sean  serv  idos  de  me  dar  las  dichas 
receptorias,  para  que  los  dichos  curas  de  las  dichas  minas,  cada  uno  en  su 
jurisdicción  me  reciban  los  dichos  testigos  y  puedan  nombrar  notarios  y  cur- 
sores; y  se  me  den  para  los  exámenes  de  ellos  los  traslados  del  interrogatorio 
necesarios,  que  se  hagan,  etc.  Jhs.  Juan  de  Avalos'". 

—  Respuesta:  se  concedió  la  petición.  (Leg.  3o.  p.  12). 

—  Durango,  24  de  Septiembre  1622.  Poder  que  (en  la  causa  de  los  már- 
tires de  los  tepehuanes),  el  P.  Juan  de  Avalos,  traspasa  a  otros  padres: 

"En  la  ciudad  de  Durango  de  la  Nueva  Vizcaya,  en  24  de  Septiembre  de 
1622  ante  mí  el  escribano  y  notario,  pareció  el  señor  Juan  de  Avalos^  rector 
de  la  casa  de  la  Compañía  de  Jesús  en  esta  villa  y  superior  de  las  misiones  de 
este  reino,  a  quien  doy  fe  que  conozco,  y  dijo  que,  en  su  lugar  y  nombre  del 
P.  provincial  Nicolás  de  Amaya,  sustituye  el  poder  que  suyo  tiene,  en  el  P. 
Diego  González  Cueto,  y  en  el  P.  Andrés  Tutino  y  en  el  P.  Andrés  González 
y  en  el  P.  Juan  Mallén,  religiosos  de  la  Compañía  de  Jesús  y  en  cualquiera  de 
ellos  "in  solidum"  para  todas  las  cosas  y  casos  contenidos  en  este  poder,  sin 
exceptuar  y  reservar  en  sí  cosa  alguna;  y  lo  otorgó  y  firmó  de  su  mano.  Tes- 
tigos: el  capitán  Marcos  de  Orona,  y  Juan  de  Ocáriz.  Jhs.  Juan  de  Avalos"". 
(Proceso).  Se  concedió  la  petición. 

■ —  En  las  minas  de  Guanaceví  de  la  Nueva  Vizcaya,  a  6  de  Octubre  de 
1622,  ante  el  licenciado  Amaro  Fernández  Pasos.  .  .  a  pedimento  del  P.  Juan 
de  AvALOs,  rector  de  la  casa  de  la  Compañía  de  Jesús  en  Guadiana  y  visitador 
de  las  misiones  de  Parras  y  tepehuanes,  y  procurador  de  la  causa  que  en  ella 
se  hace,  parezco  ante  v.  m.  y  exhibo  una  receptoría  cerrada  y  sellada  que  se 


714 


AVALOS,  JUAN  DE,  P. 


remite  a  v.  m.  que  reciba  a  los  testigos  que  en  este  real,  tengo  que  presentar 
y  que  sean  examinados  conforme  al  interrogatorio  que  con  ella  viene.  A 
V.  m.  pido  y  suplico  mande  abrir  y  aceptar  dicha  receptoria  y  nombrar  no- 
tario y  nuncio  cursor,  que  ante  los  testigos  se  les  tome  juramento  de  fidelidad, 
y  acabada  la  información  se  remita  a  los  señores  jueces  de  esta  causa.  Jhs. 
Juan  de  Avalos.  (Proceso). 

—  Guanaceví,  8  de  Octubre  de  1622.  "El  P.  Juan  de  Avalos,  rector  de 
la  casa  de  Guadiana,  visitador  de  sus  misiones  y  procurador  de  la  causa 

en  que  se  trata  de  la  muerte  de  los  padres:  parezco  ante  v.  m.  y  digo  que,  a 
mi  noticia  ha  venido  que  el  alférez  Alonso  Pacheco,  sabe  cómo  al  P.  Bernardo 
de  Cisneros  le  dio  un  indio  tepehuán,  de  puñaladas,  porque  le  quemó  un  ído- 
lo; y  al  P.  Diego  de  Orozco,  de  palos;  y  conviene  para  la  información,  declare 
este  caso. 

"A  V.  m.  pido  y  suplico  mande  tomalla  y  recibilla  y  que  se  ponga  con  la 
información.  Y  pido  justicia  y  en  lo  necesario  merced.  Jhs.  Juan  de  Avalos''\ 
(Proceso) . 

—  Indehé,  Octubre  11  de  1622.  "El  P.  Juan  de  Avalos  pide  y  suplica 
al  beneficiado  de  las  minas  de  Indehé,  que  siendo  procurador  de  la 

causa  que  trata  de  la  información  de  la  muerte  de  los  padres  que  murieron  a 
manos  de  los  tepehuanes,  reciba  una  receptoria  cerrada  y  sellada  de  los  señores 
jueces  don  Gonzalo  y  don  Diego  de  Hermosillo  para  que  sea  aceptada  la  co- 
misión que  en  ella  se  le  da;  e  interrogue  a  los  testigos  que  aquí  presentaré  y 
por  tanto  a  v.  m.  pido  y  suplico,  mande  abrir  la  dicha  escritura  y  aceptar  la 
dicha  comisión  y  nombrar  notario  y  nuncio  cursor  que  cite  los  testigos  y  se 
les  reciba  juramento  en  forma,  y  nombre  lugar  para  ello.  .  .  Y  pido  justicia 
y  en  lo  necesario  merced.  Jhs.  Juan  de  Avalos'^  (Proceso). 

—  Durango,  22  de  Octubre  de  1622.  Todavía  en  22  de  Octubre,  en  Du- 
rango  presentó  el  P.  Juan  de  Avalos,  por  testigo  al  capitán  Diego 

Cerón. 

—  Y  el  24  de  Octubre,  a  Francisco  Gil.  (Proceso). 

—  "En  la  hacienda  del  maese  de  campo  Francisco  Montaño,  a  31  de 
Diciembre  de  1622  se  presentó  esta  petición  por  el  contenido,  ante  el 

ilustrísimo,  mi  prelado,  don  fray  Gonzalo  de  Hermosillo,  obispo  de  la  Nueva 
Vizcaya : 

"El  P.  Juan  de  Avalos,  rector  de  la  casa  de  Guadiana,  y  visitador  de  sus 
misiones  y  procurador  en  esta  causa,  de  la  muerte  que  dieron  los  indios  tepe- 
huanes a  ocho  padres  de  la  Compañía  de  Jesús,  parezco  ante  V.  S.  I.  y  digo 
que,  cuando  se  trajeron  las  receptorías  a  este  real  de  Indehé  y  Guanaceví,  para 


BIOGRAFIA 


715 


recibir  los  testigos,  estaba  ausente  Diego  Martínez  en  parte  distante,  y  así  no 
pudo  recibírsele  su  dicho,  siendo  uno  de  los  que  peleando  con  los  indios,  supo 
de  ellos  que  la  causa  de  haber  muerto  a  los  dichos  sacerdotes  y  religiosos  de  la 
Compañía  de  Jesús,  fue  por  predicarles  y  enseñarles  la  ley  evangélica,  y  de  que 
no  adorasen  sino  sólo  al  Dios  verdadero.  Por  tanto  a  V.  S.  I.  pido  y  suplico, 
mande  recibir  el  juramento  y  declaración  de  este  artículo  al  dicho  alférez 
Diego  Martínez,  y  que,  recibida,  se  ponga  con  las  informaciones,  para  que  de 
ello  conste  la  verdad,  que  en  ello  recibiré  merced  con  justicia.  Jhs.  Juan 
AvALOs.  (Proceso,  Leg.  3o.  p.  25). 

1623  Durango,  6  de  Abril  1623.  Digo  que,  a  petición  del  P.  Juan  de  Ava- 
Los  procurador  que  fue  de  esta  causa.  .  .  (Cueto,  Diego,  S.  J.  Petición 
a  los  jueces,  fechada  en  Durango  el  6  de  Abril  1623.  (Proceso). 

1625  (Del  Anua  de  1625,  fechada  en  México  a  2  de  Junio  de  1626). 

"De  este  colegio  de  Guadalajara,  salió  a  una  larga  misión  el  P.  Juan  de 
AvALOS^  a  petición  del  Sr.  obispo  (don  fray  Francisco  de  Rivas,  mercedario) 
de  cuyo  buen  suceso  para  gloria  de  nuestro  Señor,  me  da  aviso  el  mismo  padre 
AvALOs,  en  una  del  tenor  siguiente: 

"En  cumplimiento  de  lo  que  V.  R.  me  ordenó,  salí  viernes  4  de  Abril 
(1625)  de  Guadalajara,  siguiendo  la  dirección  del  Sr.  obispo,  quien  escribió 
una  carta  a  todos  los  beneficiados  por  donde  había  de  pasar. 

"Los  partidos  de  clérigos  que  me  señaló  fueron  catorce  con  sus  labores 
y  estancias,  donde  hay  muy  gran  número  de  españoles,  que  vienen  a  ser  230 
leguas  de  tierra  las  que  he  corrido,  hasta  volver  a  esta  ciudad  de  Guadalajara. 

"El  orden  que  he  tenido  ha  sido  avisar  para  que  se  recogiesen  al  pueblo 
los  de  las  labores  donde  era  la  cabecera,  y  predicarles  conforme  a  la  disposición, 
en  unas  partes  mañana  y  tarde,  y  en  otras  cada  día,  tratándoles  de  que  se 
dispusiesen  a  hacer  una  buena  confesión. 

"Han  acudido  con  tanto  gusto  que  venían  de  dos,  tres  y  cuatro  leguas,  y 
en  el  puesto  que  me  cogió  la  pascua  del  Espíritu  Santo,  con  haberles  predi- 
cado los  tres  días  por  la  mañana  y  las  dos  tardes,  antes  de  tocar  estaba  la 
iglesia  llena,  y  me  obligaron  a  empezar  antes  de  tiempo;  manifestaron  el 
gusto  con  que  oían,  pues  así  en  los  reales  de  minas,  como  en  los  demás,  acu- 
dían los  días  de  trabajo  como  los  días  de  fiesta  muy  solemnes,  diciendo  que 
había  sido  una  semana  santa,  porque  sacado  el  de  Ramos,  en  todos  los  de- 
más partidos  no  habían  tenido  sermón,  y  en  muchos  por  algunos  años  no 
le  habían  oído. 

"Díjome  una  persona  que  no  se  hartaba  de  llorar  aquellos  días  que  allí 
estuve,  viendo  que  en  siete  años  no  había  oído  otro  sermón  en  un  lugar  de 
éstos.  Oyendo  un  enfermo  (que  había  días  estaba  en  la  cama)  lo  que  se 
decía,  se  hacía  llevar  en  una  silla  a  la  iglesia,  y  luego  se  volvía  a  la  cama: 


716 


AVALOS,  JUAN  DE,  P. 


lo  que  sacó  fue  de  muy  gran  consuelo  para  su  alma,  pues  hizo  una  con- 
fesión general. 

"Doctrina  por  las  calles  no  la  pude  hacer,  sino  en  Los  Ramos,  donde 
el  segundo  día  de  pascua  del  Espíritu  Santo,  salí  con  la  doctrina  llevando 
tres  estandartes:  el  primero  de  indios,  el  segundo  de  mulatos  y  morenos,  el 
tercero  de  españoles  y  gente  honrada  del  real.  El  fruto  de  las  confesiones  ha 
sido  muy  grande,  manifestado  el  dolor  y  mudanza  de  su  vida,  con  muchas 
lágrimas;  y  han  sido  tantas  las  confesiones  y  comuniones,  que  muchas  ve- 
ces, apenas  era  de  día  cuando  me  obligaban  a  ir  a  la  iglesia  a  confesar;  y, 
muchas,  dos  horas  después  de  anochecido  estaba  confesando  a  hombres.  Las 
confesiones  generales  han  sido  muchísimas,  algunas  por  su  devoción,  y  las 
más  por  necesidad  de  reiterar  las  de  dos  y  tres  y  diez  y  quince  y  treinta  y 
cuarenta  y  sesenta  años. 

"Un  español  caminó  ocho  leguas  para  confesarse;  y  otro,  estando  una 
noche  ya  tarde,  para  rezar  maitines,  entró  a  buscarme,  porque  con  calen- 
tura había  venido  en  seguimiento  nuestro,  dos  días  de  camino  para  con- 
fesarse. 

"Contaré  algunos  casos  particulares:  estando  una  noche  en  un  pueblo 
de  indios,  aposentado  en  la  iglesia  del  hospital,  sin  puertas,  acabando  de 
cenar,  llegó  un  mancebo  español  de  19  o  20  años,  y  me  dijo  si  le  quería 
confesar;  respondíle  que  sí,  y  preguntéle  si  había  confesado  la  cuaresma; 
respondióme  que  en  todos  los  días  de  su  vida  no  se  había  confesado.  En- 
señéle  y  confeséle,  y  fuese  muy  consolado. 

"En  este  mismo  pueblo  donde  había  predicado  y  confesado  la  gente  de 
las  labores  vecinas,  llegó  un  español,  ya  después  de  cenar,  y  llamándome  a 
la  puerta,  me  pidió  me  saliese  aparte  de  la  iglesia;  fui  y  sentéme  debajo 
de  un  árbol,  y  pidió  le  confesase,  que  hacía  doce  años  que  no  se  confesaba. 

"Acabando  de  decir  misa  en  una  enramada  que  me  habían  hecho  en  el 
campo,  estando  ya  aliñado  para  irme,  se  llegó  uno  a  pedinne  le  confesase; 
sentéme  luego  en  una  piedra  que  allí  hallé:  había  más  de  veinte  años  que 
no  se  confesaba. 

"Habiéndome  encaminado  por  unas  estancias,  llegué  una  noche  bien  de 
metida  en  un  monte;  maravilláronse  de  ver  persona  de  la  Compañía  por 
allí  y  a  aquellas  horas.  Yo  les  dije  a  lo  que  iba,  y  en  la  conversación  traje 
algo  de  la  confesión.  A  la  mañana  me  llamaron  a  confesar,  y  entre  otras 
vino  una  persona  a  confesarse,  diciéndome  que  había  algunos  años  pedía 
con  instancia  a  la  Virgen  santísima,  le  deparase  algún  confesor  con  quien 
confesarse  y  descargar  su  alma,  que  había  quince  años  que  callaba  un  pe- 
cado, y  que  habiendo  oído  lo  que  la  noche  antes  había  dicho  de  la  confe- 
sión, le  pareció  que  era  yo  el  confesor  que  pedía;  y  así  se  confesó  muy  des- 
pacio y  muy  bien.  Y  a  este  tono  han  sucedido  muchas. 


BIOGRAFIA 


717 


"Predicando  en  un  lugar  vino  un  español  y  comenzó  a  llorar,  y  no  me 
quiso  decir  cosa;  volvió  el  segundo  día  a  confesar  con  mayores  ansias  y  des- 
cubriéndose me  dijo,  había  sesenta  años  que  se  confesaba  mal.  Confeséle 
despacio  y  quedó  muy  consolado. 

"Habiendo  predicado  cinco  o  seis  sermones  en  un  puesto  de  éstos,  y  ha- 
biéndose confesado  todos  los  más  de  él,  estando  ya  para  subir  a  caballo,  me 
llamaron  a  la  iglesia  y  fui  luego,  y  se  confesaron  dos  de  los  que  habían  que- 
dado; y  el  uno  hacía  tres  años  que  no  se  confesaba  por  pecados  muy  gran- 
des que  tenía.  Y  esto  me  ha  sucedido  otras  dos  veces,  que  llamando  al  pun- 
to de  que  me  quería  partir,  fui  y  la  una  había  treinta  años  que  se  con- 
fesaba mal. 

"Muchas  personas  con  conciencias  erróneas  y  actos  de  virtud  que  ha- 
bían hecho,  los  tenían  por  pecados  y  callaban  de  vergüenza,  se  desengaña- 
ron y  quietaron. 

"Hanse  hecho  muchas  confesiones  de  personas  encontradas,  y  en  particu- 
lar con  sus  mismos  curas;  y  dos  personas  había  de  años  que  no  se  confe- 
saban, por  vengar  sus  agravios;  y  se  confesaron  y  perdonaron;  y  en  particular 
el  uno,  movido,  hizo  públicamente  perdón  de  la  injuria,  delante  del  vica- 
rio, sin  querer  satisfacción  alguna. 

"En  este  mismo  lugar  oyó  una  india  los  sermones,  muy  ladina,  y  estaba 
en  mal  estado  algunos  años  había;  y  en  ausencia  de  su  marido  vino  a  con- 
fesarse, y  antes  de  hincarse  de  rodillas,  me  dijo  el  estado  en  que  estaba.  Re- 
presentéle  la  gravedad  de  su  culpa,  y  que  era  necesario  dejar  la  casa  y  oca- 
sión, y  fue  y  negoció  su  ropa  y  un  hijuelo  que  tenía,  y  la  envió  a  una  se- 
ñora honrada  que  la  tuviese  en  su  casa;  al  entrar  en  ella,  la  encontraron 
otros  y  le  preguntaron  a  qué  iba?,  y  respondió:  'quiero  salvarme  y  confe- 
sarme bien'.  Y  otros  casos  a  este  tono. 

"No  dejaré  de  decir  lo  que  me  pasó  en  una  estancia  donde  me  detuve 
dos  días  confesando  por  haber  gente  que  la  más  había  dos  años  que  no  cum- 
plía con  la  iglesia;  y  entre  éstas  llegó  una  india,  que  la  había  traído  un 
indio  atada,  en  cuya  compañía  estaba  como  si  fueran  casados.  Díjele  que 
cómo  quería  la  confesase  estando  en  la  casa  y  ocasión  en  que  estaba.  Res- 
pondióme: 'Yo  no  he  de  volver  a  ella,  sino  que  desde  aquí,  iré  a  la  casa 
de  algún  español,  hasta  que  venga  mi  marido,  y  para  esto  traigo  toda  mi 
ropa  aquí  conmigo'.  Confeséla  y  depositóla  en  casa  de  un  español,  y  avisé 
al  cura  que  cuidase  de  ella.  A  la  noche  vino  el  indio  que  había  dos  o  tres 
años  que  no  se  confesaba,  y  me  dijo  que  bien  lo  podía  confesar,  pues  le  había 
quitado  la  ocasión;  que  él  se  holgaba  de  lo  hecho'. 

"No  quiero  cansar  a  V.  R.  con  otros  muchos  casos  de  este  tono  y  con- 
fesiones que  continuamente  hago  y  he  hecho,  desde  que  partí  de  Guadala- 
jara  hasta  que  volví:  que  muchas  noches  me  acostaba  tan  rendido,  que  to- 


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AVALOS,  JUAN  DE,  P. 


dos  los  huesos  me  dolían;  y  vine  a  caer  enfermo  y  bien  apurado  en  La  Cie- 
neguilla,  sin  tener  medicina,  ni  remedio,  hasta  que  envié  a  buscar  un  espa- 
ñol y  echó  ventosas  sajadas,  con  que  proseguí  la  jomada,  con  muy  gran  con- 
suelo por  ver  se  hubiese  nuestro  Señor  servido  de  tomarme  por  instrumento 
del  bien  de  tantas  almas,  como  espero  en  su  Majestad  se  han  remediado  con 
esta  misión,  y  el  gusto  y  satisfacción  que  su  señoría  y  todos  los  curas  y  vi- 
carios han  tenido,  lo  dirá  su  señoría  en  esas  dos  cartas  que  me  escribió 
al  camino. 

"Yo  quedo  con  poca  salud  y  quebrantado  de  los  caminos,  soles  y  aguas 
que  he  llevado  después  que  salí  de  Guadalajara.  Juan  de  Avalos". 

(Anua  de  1625,  firmada  por  el  P.  provincial  Juan  Laurencio  en  México 
el  2  de  Junio  de  1626). 

(Lo  que  sigue  se  omitió  en  el  t.  I  de  Crónica,  pero  está  en  el  II  de  Pé- 
rez Rivas,  p.  226)  :  "Con  estas  noticias  y  frutos  se  volvieron  los  padres  que 
habían  salido  a  esta  misión  de  Ostotipac,  de  su  colegio  de  Guadalajara,  del 
cual,  después  acá  se  han  hecho  otras  muy  importantes,  en  especial  siendo 
obispo  de  esta  santa  iglesia  el  limo,  don  fray  Francisco  Rivera  del  orden 
de  nuestra  Señora  de  las  Mercedes,  prelado  de  grande  celo  y  prudencia,  que 
despachó  por  todo  su  obispado,  con  grandes  facultades  al  P.  Juan  DÁvalos 
(sic)  de  nuestra  Compañía,  para  que  por  todo  él  ejercitase  los  ministerios 
que  los  misioneros  de  ella  suelen  ejercitar.  Y  de  los  frutos  que  se  siguieron 
de  esta  misión  ya  dijimos  antes". 

1631  El  año  de  1631  encontramos  al  P.  Juan  de  Avalos  de  vicerrector  del 
colegio  de  Zacatecas,  según  el  acta  de  la  undécima  congregación  pro- 
vincial verificada  en  México  en  Noviembre  de  1631,  a  la  cual  no  pudo  con- 
currir, según  nos  dice  el  acta  original: 

"Secundo  loco  propositum  fuit  (congregationi)  Patrem  Joanem  Davalos 
vice-rectorem  collegii  Zacatecani,  justis  de  causis  a  Patre  Provinciali  cum  suis 
consultoribus,  rite  examinatis  et  approbatis,  in  suo  collegio  remansisse,  nec 
tamen  alium  suo  loco,  ut  ei  integrum  erat,  misisse;  et  quamvis  paucitas  ope- 
rariorum  illius  collegii  videbatur  legitimo  impedimento  fuisse,  ne  loco  vice- 
rectoris  alius  mitteretur,  tamen,  ut  omnis  scrupulus  adimeretur,  censuit  con- 
gregatio  supplendum  esse,  et  de  facto  supplevit  hujusmodi  defectum,  et  omnes 
alios  quicumque  impedirent,  quominus  illegitima  esset  congregatio".  (Acta 
original,  1631). 

1632  "Fue  rector  de  Zacatecas  en  1632".  (Alegre-Burrus:  II,  128). 

—       (Del  Catálogo  de  1632)  :  "En  el  colegio  de  Zacatecas  de  rector;  de 
52  y  36.  Quebrantado  de  salud".  (En  este  catálogo  se  dice  por  error) 
que  hizo  la  profesión  de  4  votos  el  29  (sic  por  25)  de  Marzo  de  1613. 


BIOGRAFIA 


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1633  Rector  del  colegio  de  Oaxaca.  (Lecina). 

—  Oaxaca,  29  de  Agosto  de  1633.  "El  29  de  Agosto  de  1633,  el  alcalde 
mayor  de  la  ciudad  de  Oaxaca,  Gonzalo  Carvajal  y  el  rector  del  co- 
legio de  la  Compañía  de  Jesús,  P.  Juan  de  Avalos_,  se  dirigieron  a  la  igle- 
sia de  Santo  Domingo,  y  suplicaron  al  reverendo  Requena,  que  fungía  de 
provincial  de  los  dominicos,  fuera  con  algunos  religiosos  al  palacio  episcopal 
a  fin  de  reconciliarse  con  el  Sr.  Bohorques,  obispo  de  Oaxaca.  Los  domini- 
cos acudieron  a  la  cama  del  enfermo,  prontos  a  conceder  el  perdón  que  se 
les  pedía,  siempre  que  el  Sr.  obispo  reparase  de  algún  modo  las  injurias  que  les 
había  inferido. 

"El  rector  de  la  Compañía  (P.  Avalos)  indicó  que  los  procesos  forma- 
dos contra  aquellos  religiosos,  deberían  entregárseles  originales.  El  obispo  lo 
mandó  hacer,  y  el  provisor  entregó  los  procesos  acumulados,  que  se  quema- 
ron en  presencia  del  escribano". 

(Andrade,  Vicente,  Ensayo...,  México,  1899,  p.  140). 

—  Oaxaca,  25  de  Septiembre,  1633.  "Como  rector  del  colegio  de  Oaxa- 
ca en  1633,  escribió  la  carta  necrológica  del  H.  C.  Francisco  Rome- 
ro que  falleció  en  el  colegio  de  Oaxaca  ese  año.  En  esa  carta,  comentada 
por  el  P.  Andrés  Pérez  Rivas  (Crón.  II,  427-28),  dice  que,  estando  ya  muer- 
to el  hermano  Romero,  algunos  religiosos  de  Santo  Domingo  y  de  nuestra 
Señora  de  la  Merced,  llegándose  al  cuerpo  difunto,  notaron  que  tenía  los 
ojos  tan  claros,  tan  lindos  y  apacibles,  como  si  estuviera  vivo,  y  les  causó 
tanta  novedad,  que  avisando  de  ello  al  P.  rector  Juan  de  Avalos,  llegó  a 
verlos,  y  dejó  escritos  que  estaban  tales,  que  por  ellos  nadie  lo  juzgara  muer- 
to. Y  finalmente  en  la  carta  necrológica  que  escribió  sobre  él  dice:  'el  H. 
Romero  fue  un  perfecto  hijo  de  la  Compañía,  y  confieso  que  su  muerte  me 
ha  dejado  tiemísimo,  porque  veneraba  su  santidad  que  en  mi  opinión  era 
grande;  pedí  le  antes  que  muriese,  me  ayudase  desde  el  cielo  y  ofrecióme  ha- 
cerlo, donde  espero  de  la  Divina  Majestad  que  está  gozando  del  premio  muy 
colmado  de  sus  largos  y  dichosos  trabajos'."  (Avalos:  Carta  de  edif.  sobre 
el  H.  Francisco  Romero.  Oaxaca,  25  Sep.  de  1633). 

—  "Todavía  para  el  2  de  Noviembre  de  1637,  en  la  12a.  congregación 
provincial  aparece  entre  los  cuarenta  profesos  bajo  el  No.  19:  P.  Juan 

de  Avalos,  rector  del  colegio  de  Oaxaca".  (Acta  original). 

1637  Roma,  30  de  Octubre  de  1637.  (De  una  carta  del  P.  Mucio  Vitelleschi 
al  P.  Prov.  Florián  de  Ayerbe)  :  "El  P.  Juan  de  Avalos  sea  rector 
de  Valladolid,  advertido  de  lo  que  fuere  necesario". 

(Arch.  Prov.  Mexicanae  [Isl.  Coll.,  1934]  Vol.  V.  Mss.,  p.  12)  (Sin  em- 
bargo este  nombramiento  no  se  efectuó,  pues  lo  vemos  que  sigue  en  Oaxaca) , 


720 


AVALOS,  JUAN  DE,  P. 


1638  Roma,  30  de  Octubre  de  1638.  (De  una  carta  del  P.  Vitelleschi  al 
P.  provincial  Luis  de  Bonifaz)  :  "El  P.  Juan  de  Avalos  vicerrector 
de  Oaxaca  y  Juan  Francisco  Dutertre,  me  avisan  de  la  fundación  que  Du- 
tertre  ha  hecho  de  aquel  colegio.  Echo  de  menos  que  V.  R.  o  su  antecesor 
(el  P.  Florián  de  Ayerbe)  no  me  escriban  del  punto.  Es  verdad  que  se  en- 
vía la  escritura  y  por  ella  consta  que  el  P.  Ayerbe  la  admitió  con  las  con- 
diciones ordinarias,  aceptando  por  fundador  al  dicho  Francisco  Dutertre,  por 
los  20,000  pesos  que  ofrece:  poca  cosa  parece  para  una  fundación;  con  toda 
daré  parte  a  los  padres  asistentes,  y  después  a  V.  R.  de  su  resolución.  Pide 
Francisco  Dutertre  que  se  edifique  luego  la  iglesia  y  que  asista  en  dicho  co- 
legio el  P.  (Juan  de)  Avalos.  Si  se  acepta  la  fundación,  es  razón  darle 
gusto  en  lo  primero,  pero  sea  de  manera  que  el  edificio  no  sea  a  costa  del 
principal  de  la  hacienda,  sino  de  los  frutos;  en  lo  segundo,  ordene  V.  R. 
lo  que  fuese  conveniente,  porque  no  falta  quien  escriba,  que  no  es  allí  bien 
recibido  dicho  Padre  Avalos  porque  se  ha  mostrado  parcial  en  las  cosas 
del  marqués  de  Cerralvo,  con  ofensión  de  los  del  otro  bando,  y  añaden  que 
el  antecesor  de  V.  R.  (el  P.  Ayerbe)  mostró  no  sé  qué  cartas  que  le  escri- 
bían  contra  el  dicho  padre,  al  mismo  Padre  Avalos".  (Vitelleschi  a  Boni- 
faz, Roma  30  Oct.,  1638)  (Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll.,  1935]  Vol.  V.  Ms.^ 
p.  12). 

—  (Del  Catálogo  1638)  :  "En  el  colegio  de  Oaxaca.  Es  rector;  de  58  y 
42.  Después  de  concluir  los  estudios  ha  sido  predicador  y  rector  diez 

años.  Es  de  buen  ingenio,  de  juicio  más  que  mediano,  de  regular  pruden- 
cia, de  alguna  experiencia.  De  complexión  melancólica;  fácil  para  todos  los 
ministerios  de  la  Compañía".  (Méx.  4,  ff.  326v  y  343v). 

—  "Era  rector  de  Oaxaca  en  1638".  ( Alegre-Burrus :  Hist.  II,  128,  nota). 

—  "El  colegio  de  Oaxaca  respiró  algún  tanto  de  los  grandes  trabajos, 
que,  a  causa  de  la  pobreza  suma,  se  habían  padecido  los  años  ante- 
cedentes, con  la  piadosa  liberalidad  de  don  Juan  Francisco  de  Uterte  (sic), 
que  dio  14,000  pesos,  para  la  compra  de  una  hacienda,  y  ofrecía  hasta  20,000 
para  el  edificio  de  la  iglesia;  aunque  esto  no  llegó  a  tener  efecto".  (Alegre- 
Burrus:  II,  439-40). 

—  Roma,  30  de  Octubre  de  1638.  (De  una  carta  del  P.  Mucio  Vitelles- 
chi al  P.  Juan  de  Avalos)  :  "Estimo,  como  debo,  el  afecto  y  obras 

con  que  favorece  a  la  Compañía  el  señor  Juan  Francisco  de  Utertre  fundan- 
do ese  colegio  en  conformidad  con  lo  que  me  significa  V.  R.  en  la  de  Di- 
ciembre de  1636,  y  se  refiere  en  la  escritura.  Comunicaré  el  punto  con  los 
padres  asistentes,  y  con  este  despacho  remitiré  la  resolución,  que  pienso  será 


BIOGRAFIA 


721 


a  satisfacción  de  V.  R.  y  de  dicho  señor.  Agradézcale  V.  R.  el  favor,  que 
también  yo  lo  hago  en  la  que  le  remito". 

Después  de  la  consulta,  añadió  el  P.  general  esta  nota:  "He  comimica- 
do  a  los  padres  asistentes  el  punto  de  la  fundación  que  ofrecía  Francisco 
de  Utertre,  y  se  juzga  que  no  conviene  aceptarla".  (Méx.  2,  f.  425v). 

1640  Roma,  30  de  Octubre  de  1640:  (De  una  carta  del  P.  Vitelleschi  al 
P.  Prov.  Andrés  Pérez  Rivas)  :  "Siento  que  dejase  el  P.  Juan  de 
AvALOS  el  colegio  de  Oaxaca,  tan  poco  medrado  o  desmedrado  en  lo  tem- 
poral y  espiritual.  Si  V.  R.  juzgó  que  convenía  mudarle  de  dicho  colegio 
(de  que  también  escribe  otro),  me  remito  a  su  disposiición,  y  que  si  por 
ahora  no  es  razón  que  vuelva,  pase  adelante  lo  determinado". 
(Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll.,  1935]  Vol.  V.  Mss.,  p.  12). 

1641-1642  Fue  el  P.  Juan  Avalos  insigne  predicador  y  misionero.  (Lecina). 
"Jesuíta  misionero".  (Berist.). 

—  Por  orden  del  limo.  Sr.  don  Juan  de  Palafox  y  Mendoza,  obispo  de 
la  Puebla,  salió  el  P.  Juan  de  Avalos  de  la  Compañía  de  Jesús,  el 
año  de  1641  o  42,  a  hacer  misión  en  todo  el  obispado,  con  encargo  de  en- 
trar por  el  río  de  Cozamaloapan,  y  visitar  en  su  nombre  a  la  santísima  ima- 
gen de  la  Virgen,  de  cuyos  milagros  y  prodigios  corría  mucho  la  fama  den- 
tro y  fuera  de  su  obispado.  Hízolo  así  el  P.  Avalos,  y  halló  que  los  milagros 
de  la  Virgen  eran  muchos  y  continuos,  pero  por  omisión  o  descuido,  nada 
había  escrito;  por  lo  cual  encomendó  al  licenciado  Pedro  Arias  de  Paz,  vi- 
cario de  aquel  partido,  y  al  capitán  Pablo  de  Miranda,  que  hacía  oficio  de 
corregidor,  que  llamasen  y  examinasen  algunos  vecinos,  y  lo  que  hallasen  por 
más  cierto  por  el  dicho  de  testigos  contestes,  lo  escribiesen.  De  ello  formó 
el  P.  Avalos  su  libro  sobre  "La  Virgen  Santísima  de  Cozamaloapan".  (Flo- 
rencia-Oviedo: Zodíaco,  pp.  201-202,  206). 

- —  Versión  de  Astráin:  "El  P.  Juan  de  Avalos  por  orden  del  mismo 
Palafox,  fechada  en  México  el  2  de  Febrero  de  1641,  había  predi- 
cado en  ciertos  pueblos  del  obispado,  y  recibido  comisión  para  dispensar  en 
los  casos  que  hubiere  de  dispensar  el  mismo  obispo.  El  mismo  Padre  Avalos 
fue  confesor  ordinario  del  Sr.  Palafox,  por  dos  años".  (Astr.)  (Autos  originales) . 

■ —  Versión  de  Alegre:  (II,  234)  :  "Uno  de  los  misioneros  fue  el  P.  Avalos, 
que  dio  cuenta  de  la  misión  en  una  carta  al  Ilustrísimo  Palafox,  y  éste 
la  remitió  al  rey  Felipe  IV.  Su  Majestad,  en  carta  escrita  desde  Cuenca,  fecha 
a  12  de  Junio  de  1642  al  Sr.  Palafox,  le  dice:  'Y  a  Juan  de  Avalos,  religioso 
de  la  Compañía  de  Jesús,  uno  de  los  misioneros,  le  daréis  gracias  por  lo  bien 
que  ha  procedido  en  estas  materias,  y  le  diréis  ha  parecido  bien  lo  que  escri- 


722 


AVALOS,  JUAN  DE,  P. 


bió  en  carta  del  4  de  Abril  de  año  pasado,  cuya  copia  me  remitisteis".  Ale- 
gre II,  234). 

—  Versión  de  J.M.D.  "En  1642  ordenó  Felipe  IV  al  limo.  Palafox  diese 
gracias  a  su  nombre  al  P.  Juan  de  Avalos,  por  sus  servicios  en  las 

misiones".  (Dice.  Univ.  Hist.  y  Geograf.,  t.  III  Apénd.,  p.  853). 

1643  Imprime  su  obra  sobre  nuestra  Señora  de  Cozamaloapan. 

—  "En  la  décima  tercera  congregación  provincial,  verificada  en  México 
del  31  de  Enero  al  4  de  Febrero  de  1643,  se  halla  el  P.  Juan  de 

AvALOs  bajo  el  N-  9  de  los  27  profesos  reunidos".  (Arch.  Prov.  Méx.  [Isl. 
Coll.,  1935]  Vol.  V.  Ms.). 

1647  Julio  19,  1647.  "Las  licencias  del  P.  Juan  de  Avalos  eran  del  Sr. 
Palafox".  (Astr.). 

1648  Mayo.  "A  los  Padres  Juan  de  Avalos,  Pedro  de  Ordaz,  Mateo  de 
Urroz  y  Lorenzo  López,  dio  su  señoría  el  limo.  Palafox  patente  de 

misioneros  para  todo  su  obispado,  y  comunicó  todas  sus  veces".  (Alegre  II,  346) . 

—  (Del  Catálogo).  "En  el  colegio  del  Espíritu  Santo  de  la  Puebla.  De 
69  y  53.  Confiesa  y  predica.  De  ingenio  y  juicio  bueno:  de  grande 

prudencia  y  experiencia;  aprovechado  en  estudios;  de  condición  colérica.  En 
los  ministerios  se  adapta  a  los  prójimos".  (Méx.  4,  ff.  386,  406). 

1650  (Del  Catálogo)  :  "En  el  colegio  del  Espíritu  Santo  de  Puebla;  de  71 
y  55;  de  ingenio  y  juicio  bueno;  de  suficiente  prudencia  y  larga  expe- 
riencia; de  condición  colérica.  Ahora  se  halla  impedido  para  los  trabajos". 
(Méx.  4,  ff.  441,  461). 

1650-1651  "En  las  anuas  de  los  años  de  1650-1651  se  narra  su  vida  y  se 
cuenta  su  muerte  en  el  colegio  del  Espíritu  Santo  de  Puebla,  pero  sin 
expresar  la  fecha".  (ARSI)   (Méx.  f.  306v). 

1651  "Murió  en  el  colegio  del  Espíritu  Santo  de  Puebla  el  año  de  1651". 
(Lecina) . 

Referencias  biográficas 

1  Actas  de  las  Congregaciones  provinciales: 

De  la  undécima,  en  Noviembre  de  1631,  en  México. 
De  la  duodécima,  en  Noviembre  de  1637,  en  México. 
De  la  decimatercera,  en  enero  de  1643,  en  México. 


REFERENCIAS  BIOGRAFICAS 


723 


2  Alegre,  Francisco  Javier,  S.  J.,  Hist.  de  la  Prov.  de  la  C.  de  J.  en  N.  E., 
t.  I,  México,  1841,  pp.  433,  434,  446-8;  t.  II,  México,  1842,  pp.  77,  228, 
234,  313-4,  347. 

3  Alegre-Burrus,  Ernest  J.,  S.  J.,  Hist.  de  la  Prov.,  II,  Roma,  1958, 
128-30,  145,  263,  439;  III,  Roma,  1959,  pp.  125,  164. 

4  Andrade,  Vicente  de  P.  Cango.,  Ensayo  bibliográfico  mexicano  del  S. 
XVII,  2a.  ed.  México,  1899,  N<?  85,  p.  140. 

5  Anuas:  de  la  Provincia  Méx.  1625;  1650. 

6  Aquaviva,  Claudio,  S.  J.,  Carta  al  P.  Viceprovincial  Martín  Peláez,  Roma, 
V  de  Abril  de  1609. 

7  ARSI:  Arch.  Román.  Soc.  Jesu. 

8  Arch.  Prov.  Méx.  (Isl.  Coll.,  1934)  actas  originales  de  las  congregacio- 
nes. (Isl.  Coll.,  1935)  Vol.  V.  Mss.,  p.  12. 

9  Arch.  Gen.  Nac.  (México)  Colecc.  Misiones,  t.  XXV. 

10  AsTRÁiN,  Antonio,  S.  J.,  Hist.  de  la  C.  de  ].  en  la  Asist.  de  España,  t. 
IV,  Madrid,  1913,  p.  398;  t.  V,  Madrid,  1916,  pp.  363,  372,  385,  398, 
399,  716. 

11  Autos  originales  del  V.  Sr.  Palafox  y  los  RR.  PP.  Jesuítas,  f.  40. 

12  AvALOs,  Juan  de,  S.  J.,  Carta  al  P.  Prov.  Ildefonso  de  Castro.  Guate- 
mala, 1607.  Relación  de  la  misión  en  la  diócesis  de  Guadalajara,  Abril, 
1626. 

13  BeristÁin,  Biblioteca  hispano-americana.  Amecameca,  1883,  t.  I.  Avalos. 

14  Catálogos  trienales. 

15  Catálogos  Prov.  Méx.,  1604,  1607,  1614,  1620,  1632,  1638,  1648,  1650. 

16  CovARRUBiAs,  Ilmo.  Fr.  Baltasar  de,  (Ob.  de  Michoacán)  Carta  al  P. 
provincial,  Rodrigo  de  Cabredo,  1615. 

17  Cueto,  Diego  de,  S.  J.,  Petición,  Durango  6  Abril  de  1623. 

18  De  Bagker,  S.  J.,  Bibliotheque  des  ecrivains  de  la  C.  de  J.,  I,  330. 

19  Decorme,  Gerardo,  S.  J.,  La  Obra  de  los  jesuitas  mexicanos .  .  .,  Méx., 
1941,  t.  I,  pp.  60,  61,  280,  340,  344. 

20  Felipe  IV.  Carta  al  limo.  Palafox.  Agradeciendo  al  P.  Juan  de  Avalos  sus 
servicios  ministeriales.  Madrid,  12  Jun.,  1642. 

21  Florencia,  Francisco  de,  S.  J. -Oviedo,  Juan  Antonio,  S.  J.,  Zodiaco 
Mariano.  México,  1755,  pp.  201,  202,  206. 

22  González  de  Cossío,  Francisco,  Ensayo  bibliográfico  de  los  catálogos  de 
sujetos  de  la  C.  de  ].  en  N.  E.,  México,  1946,  p.  36. 

23  J.M.D.  (José  Mariano  Dávila),  Dice.  Univ.  de  Hist.  y  Geograf.,  t.  III  de 
apéndices.  México,  1856,  p.  853. 

24  Laurencio,  Juan,  S.  J.,  Anua  de  1625  firmada  por  él  el  2  de  Junio,  1626, 
en  México. 


724 


AVALOS,  JUAN  DE,  P. 


25  Legina^  S.  J.,  Biblioteca  de  escritores  de  la  antigua  Asist.  de  España.  Ma- 
drid, 1929-30. 

26  Méx.  2,  f.  438;  4,  ff.  149v,  181v-2,  189,  208,  254,  308v,  326v,  386,  406, 
441,  461;  15,  ff.  306-306v. 

27  Muñoz  y  Luna,  D.  Francisco  (arcediano  de  la  catedral  de  Guatemala). 
Carta  al  P.  Prov.  Ildefonso  de  Castro.  1606;  y  otras  de  1607. 

28  Pérez,  Rafael,  S.  J.,  La  C.  de  J.  en  Colombia  y  Centroamérica,  1896, 
p.  XV. 

29  PÉREZ  RivAS,  Andrés,  S.  J.,  Crónica,  t.  I,  México,  1896.  Libro  IV.  Por 
mala  suerte  se  omitió  el  Cap.  XVI:  Vida  y  virtudes  del  muy  fervoroso 
predicador  Padre  Juan  Dávalos,  t.  II,  pp.  226-7,  260-5,  425,  427,  428. 

30  Proceso  canónico  acerca  de  los  ocho  padres  muertos  por  los  tepehuanes. 
1618-1639.  Original  en  el  Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  Ms. 

31  SoMMERVOGEL,  Bibliotheque  de  la  C.  de  J.,  I,  668;  VIII,  1710. 

32  Uriarte,  S.  J.-Lecina,  S.  J.,  Bibliot.  de  escritores.  Madrid,  1929-30. 

33  ViTELLEscHi,  Mucio,  S.  J.,  Cartas: 

Al  P.    Prov.  Florián  de  Ayerbe,  Roma,  30  Oct.  1637. 

A.  P.  Prov.  Luis  de  Bonifaz,  „  30  Oct.  1638. 

Al  P.  Juan  de  Avalos,  „  „     „  „ 

Al  P.  Prov.  Andrés  Pérez  Rivas,  „  „      „  1640. 


Bibliografía 


1607  Carta  del  P.  Juan  de  Avalos  al  P.  provincial  Ildefonso  de  Castro, 
sobre  sus  trabajos  y  los  temblores  de  Guatemala. 
(Alegre:  I,  pp.  446-8). 

S.  f.     (Por  1617).  Cuaderno  con  34  fojas  de  la  información  dada  por  parte 
del  P.  Juan  de  Avalos,  rector  del  colegio  de  Guadiana,  sobre  la  ave- 
riguación de  los  agresores  de  la  muerte  de  varios  padres,  por  los  tepehuanes. 
(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  f.  330). 

1622  "Interrogatorio  a  que  han  de  responder  los  testigos  en  la  causa  de 
los  ocho  padres  de  la  Compañía  de  Jesús,  muertos  por  los  tepehuanes 
en  Noviembre  de  1616".  (Proceso). 

—       Cartas  y  solicitudes  al  limo.  Fr.  Gonzalo  de  Hermosillo,  obispo  de 
Nueva  Vizcaya,  hechas  por  el  P.  Juan  de  Avalos,  como  procurador 
en  la  causa  de  los  mártires.  (Proceso  Jurídico,  Leg.  2^). 


BIBLIOGRAFIA 


725 


—  Petición  escrita  a  los  jueces  de  la  causa,  para  que  se  investigue  el  di- 
cho del  alférez  Alonso  Pacheco.  Durango  8  de  Octubre,  1622.  (Proceso) . 

—  Petición  del  P.  Juan  Avalos,  para  que  se  interrogue  a  Diego  Martínez. 
Durango,  Dic.  31,  1622.  (Proceso). 

1625  Carta  del  P.  Juan  de  Avalos  al  P.  provincial  Juan  Laurencio,  sobre 
sus  misiones  en  la  diócesis  de  Guadalajara.  (Véase  en  biografía,  año 

1625). 

(Anua  de  la  Prov.  1625,  que  salió  hasta  el  2  de  Junio  de  1626). 

S.  f.     (Por  1626).  Carta  del  P.  Juan  de  Avalos  sobre  el  edicto  de  fe  en 
Guadalajara.  (Arch.  Gen.  Nac.  [México].  Ramo  jesuítas). 

1628  Dos  Cartas  de  los  padres  Juan  de  Avalos  y  Luis  de  Ahumada,  es- 
critas en  Guatemala  (sic,  tal  vez  por  Oaxaca)  a  1°  de  Febrero  y  8 
de  Agosto  de  1628,  al  P.  Diego  de  Cuéllar,  en  que  dan  razón  de  la  funda- 
ción de  aquel  colegio,  y  remiten  las  condiciones  con  que  se  había  de  ejecu- 
tar". (Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  f.  173). 

1633  Oaxaca,  25  de  Septiembre  de  1633.  Carta  necrológica  del  hermano 
coadjutor  Francisco  Romero,  suscrita  por  el  P.  Juan  de  Avalos". 
(Pérez  Rívas:  Crónica  II,  p.  425). 

—  Una  Consulta  que  en  Oaxaca  hace  el  P.  Juan  de  Avalos,  sobre  la 
compra  de  un  trapiche,  nombrado  Cuicatlán,  remitiendo  para  ello 

los  pareceres  de  los  padres  consultores,  y  expresando  las  razones  de  utilidad 
que  de  ello  resultaba".  El  trapiche  se  compró  en  11,000  pesos. 
(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  p.  166). 

—  Oaxaca,  9  de  Dic,  1633.  Un  testimonio  en  cinco  fojas,  dado  por  Alon- 
so Díaz  en  la  ciudad  de  Oaxaca  en  14  de  Septiembre  de  1643,  del  ins- 
trumento de  depósito  que,  por  cantidad  de  6.000  pesos  en  9  de  Diciembre 
de  1633,  otorgó  el  P.  Juan  de  Avalos,  rector  del  colegio  de  Oaxaca,  a  fa- 
vor de  Juan  Francisco  Dutertu  (sic),  y  con  obligación  de  réditos". 

(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  f.  166). 

1636  Carta  al  P.  general  Mucio  Vitelleschi  fechada  en  Oaxaca  en  Diciem- 
bre de  1636.  (Consta  por  la  contestación  del  P.  general  de  30  de 
Oct.  de  1638)   (Alegre-Burrus:  Hist.  II,  439-40). 

1640  Carta  del  P.  Juan  de  Avalos  a  don  Francisco  Dutertu  a  Oaxaca, 
fechada  en  Tepotzotlán  a  8  de  Agosto  de  1640,  remitiéndole  la  res- 
puesta negativa  de  la  fundación,  del  P.  general  Vitelleschi. 
(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  f.  164). 


726 


AVENDAÑO,  COSME  DE,  P. 


1641  Carta  al  limo.  Sr.  don  Juan  de  Palafox  y  Mendoza,  contándole  los 
bienes  de  la  feliz  misión  dada  en  la  diócesis  de  Puebla,  y  que  éste  en- 
vió a  Felipe  IV,  quien  contestó  agradecido  en  12  de  Junio  de  1642". 
(Alegre:  II,  p.  234)   (Alegre-Burrus:  III,  9  Nota  55). 

1643  Relación  de  la  prodigiosa  imagen  de  la  Virgen  de  Cozamaloapan,  en 
la  costa  del  norte  del  obispado  de  la  Puebla.  Impreso  allí  en  1643. 
(Berist.)    (Andrade)    (Sommervogel)    (De  Backer)    (Florencia)    (Véase  en 
su  biografía) . 

Referencias  bibliográficas 

1  Alegre,  Francisco  Javier,  S.  J.,  Hist.  de  la  Prov.  de  la  C.  de  J.  en  N.  E., 
t.  I,  México,  1841,  pp.  349;  t.  II,  México,  1842,  p.  234. 

2  Alegre-Burrus,  Ernest  J.,  S.  J.,  II,  Roma,  1958,  pp.  439-40;  III,  Roma, 
1959,  p.  9,  Nota  55. 

3  Andrade,  Vicente  de  P.,  Cango.,  Ensayo  bibliográfico  mexicano  del  S. 
XVII,  México,  1899,  p.  798. 

4  Arch.  Gen.  Nac.  (México)  Colecc.  Jesuítas. 

5  BeristÁin,  Bibliot.  Hisp. -Americana.  Amecameca,  1883,  t.  I,  Art.  Avalos. 

6  De  Backer,  S.  J.,  Bibliotheque  des  ecrivains  de  la  C.  de  J.,  1,330. 

7  Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  ff.  164,  166  bis,  173,  330. 

8  PÉREZ  RiVAs,  Andrés,  S.  J.,  Crónica.  II,  México,  1896,  p.  425. 

9  Proceso  Jurídico  de  la  causa  de  los  mártires  de  los  tepehuanes,  1616, 
Leg.  2^. 

10  Sommervogel,  S.  J.,  Bibliotheque  de  la  C.  de  J.,  I,  668;  VIII,  1710. 

AVENDAÑO,  COSME  DE,  P. 
(1561-1624)  (t  63) 

Biografía 

1559  "Frater  Cosma  de  Avendaño,  scholasticus,  natus  Mexici  anno  fere 
1559". 

(Zubillaga:  M.M.,  I,  132). 
1561  "Nació  en  México  en  1561".  (Lecina). 

—       "Al  morir  en  1624  tenía  64  años  de  edad".  (De  los  Ríos,  S.  J.  NecroL). 


BIOGRAFIA 


727 


1579  "El  P.  Cosme  de  Avendaño  entró  a  la  Compañía  de  Jesús  en  la  pro- 
vincia de  la  Nueva  España  el  3  de  Julio  de  1579".  (Lecina)   (A  los 

18  años) . 

—  "Vinieron  a  nuestra  Compañía  otros  muchos  mancebos  hábiles,  nobles 
y  de  grandes  esperanzas.  .  .   distinguiéndose  Cosme   Avendaño,  de 

México) . 

(Anónimo:  [Villerías].  Relación  Breve...,  Ms.  de  1602). 

—  "Murió  en  1624,  de  45  años  de  Compañía".  (De  los  Ríos:  Necrol). 

—  "Anno  1579  Societati  se  adjunxit".  (Méx.  4,  f.  24). 

—  (Del  Catálogo  de  los  recibidos  en  México  de  1573  a  1603)  :  "El  H. 
Cosme  de  Avendaño,  natural  de  México,  fue  recibido  a  3  de  Julio 

de  1579".  (M.M.,  II,  767). 

1580  (Del  Catálogo)  :   "En  la  casa  de  probación  del  colegio  de  México: 
H.  Cosme  de  Avendaño,  de  19  años,  admitido  en  México  el  3  de  Julio 

de  1579. 

"Estudió  gramática,  antes  de  entrar,  dos  años.  Está  ordenado  de  corona 
y  grados  menores  en  México.  Tiene  buena  salud;  ingenio  y  juicio,  mediano; 
talento  en  esperanza".  (M.M.,  I,  547,  549). 

1581  "Votis  religiosis  se  obstrinxit".  (Méx.  4,  f.  44). 

1582  Valladolid  (Morelia)  4  de  Marzo  de  1582.  "Fecho  y  sacado,  corre- 
gido y  concertado  fue  este  traslado  del  original  que  se  volvió  al  se- 
ñor padre  rector  Diego  López  de  Mesa,  ^ue  rije  y  gobierna  este  colegio  de 
Valladolid  y  el  que  tienen  en  la  cibdad  (sic)  de  Pátzcuaro,  en  4  días  del 
mes  de  Marzo  de  1582  años.  Siendo  aprobado  a  lo  ver,  sacar,  corregir  y 
concertar  con  el  original  Hernando  de  Palma  e  Mateo  de  Illescas,  herma- 
nos de  la  dicha  Compañía  y  Cosme  de  Abendaño  (sic),  asimismo  herma- 
no, y  moradores  de  este  colesio  (sic)  de  Valladolid,  de  la  dicha  Compañía". 

(Traslado  de  la  escritura  de  donación  de  la  casa  e  iglesia  de  Pátzcuaro) 
(F.  G.  [Fondo  Gesuitico]  1478.  Collegia,  114  N*?  1)   (M.M.,  I,  132). 

—  "En  1582,  el  H.  Cosme  Avendaño  explicaba  gramática  en  Puebla". 
(Ayuso) . 

—  (Del  catálogo  de  las  personas  que  hay  en  la  provincia  de  la  N.  E., 
según  el  grado  de  cada  uno)  :    "Escolar:    Cosme  de  Avendaño". 

(M.M.,  II,  54). 

—  (Del  suplemento  al  catálogo  anterior)   1582:  En  el  colegio  de  Pue- 
bla: "Hermano  Cosme  de  Avendaño,  de  21  años.  Tiene  votos  sim- 


728 


AVENDAÑO,  COSME  DE,  P. 


pies  desde  1581.  Estudió  fuera  dos  años  de  latín,  y  dentro,  uno.  Tiene  co- 
rona y  las  cuatro  órdenes  menores.  Ahora,  enseña  gramática.  Conserva  bue- 
na salud;  de  buen  ingenio  y  juicio;  de  talento,  aún  no  lo  muestra,  sino  en 
esperanza".  (M.M.,  II,  56). 

1583  (De  la  carta  anua  de  la  provincia,  México,  20  de  Abril  1583)  :  Co- 
legio de  la  Puebla  de  los  Angeles.  Han  residido  en  este  colegio,  de 
ordinario,  doce  de  los  nuestros;  los  cinco  sacerdotes,  los  demás,  hermanos. 
Leen  dos  de  ellos  las  dos  clases  de  latinidad  que  aquí  hay,  un  padre  y  un 
hermano  (Cosme  de  Avendaño)   (M.M.,  II,  144). 

—  (Del  Catálogo  de  1583)  :    "En  el  colegio  angelopolitano .  .  .   el  H. 
Cosme  de  Avendaño,  lector  de  la  segunda  clase  de  gramática".  (Méx. 

8,  ff.  244-5v)  (M.M.,  II,  153). 

1585  (Del  Catálogo)  :  "En  el  colegio  de  México:  H.  Cosme  de  Avendaño, 
natural  de  México,  de  26  años,  de  salud  quebrantada.  .  .  ha  estudia- 
do dos  años  de  filosofía".  (Méx.  4,  ff.  22-37)   (M.M.,  II,  748). 

1586  En  el  colegio  de  México  estudiando  tercero  de  filosofía. 
1587-90  Teología. 

1590-91  Sacerdocio  y  tercera  probación. 

1592  En  1592  lo  encontramos,  ya  sacerdote,  explicando  humanidades  en  el 
colegio  de  México,  y  al  mismo  tiempo,  confesor  de  indios. 

1595  Trasladado  a  nuestro  colegio  de  Oaxaca,  era  en  él  padre  espiritual, 
prefecto  de  estudios  y  confesor  de  indios. 

1596  (Del  catálogo  de  padres  lenguas  de  Abril  de  1596,  que  se  conserva 
en  Méx.  4,  ff.  93-4)  :  .  .  ."En  el  colegio  de  Oaxaca,  el  P.  Cosme  de 

Avendaño  sabe  muy  bien  la  lengua  mexicana,  y  se  ha  ejercitado  en  confe- 
sar y  predicar  en  ella  cuatro  años".  ( Alegre-Burrus:  Hist.  I,  576). 

—  (Del  Catálogo  de  lenguas)  :   (Méx.  4,  ff.  166-7)  "Buena  lengua  me- 
xicana y  la  está  ejercitando  en  Oaxaca".  (Alegre-Burrus  II,  553). 

1598  Roma,  14  de  Abril  de  1598.  (De  una  carta  del  P.  general  Claudio 
Aquaviva  al  P.  Prov.  Esteban  Páez)  :  "Del  P.  Cosme  de  Avendaño 
se  desea  más  mortificación  en  sus  afectos,  y  particularmente  en  ser  demasia- 
damente voluntarioso,  y  eficaz  en  salir  con  lo  que  quiere;  también  se  desea 
verle  más  aplicado  al  trabajo,  y  menos,  a  su  comodidad.  Si  V.  R.  viese  que 
en  esto  se  ha  enmendado,  como  esperamos,  le  podrá  dar  la  profesión  de  cua- 


BIOGRAFIA 


729 


tro  votos".  (M.M.,  Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll.,  1934]  Mss.  cartas  de  los 
generales) . 

1599  "Se  ve  que  efectivamente  se  había  enmendado,  ya  que  se  le  concedió 
la  profesión  que  hizo  el  7  de  Marzo  de  1599".  (Lecina). 

1600  "A  los  principios  del  año  1600  estaba  en  el  colegio  de  México".  (Lecina) . 

—  "Por  seis  años  fue  superior  de  San  Luis  de  la  Paz".  (De  los  Ríos: 
Necrol.) . 

1603  "Del  19  al  25  de  Octubre  de  1603,,  se  halla  bajo  el  número  33  de  los 
40  profesos  que  asistieron  a  la  6a.  congregación  provincial  en  Mé- 
xico". (Acta  original  en  Isl.  Coll.,  1934). 

1607  Lo  hallamos  de  nuevo  en  Oaxaca.  (Lecina). 

1610-19  "En  San  Luis  de  la  Paz,  Gto.  el  P.  Cosme  de  Avendaño,  figura 
como  el  doctrinero  jesuíta  número  19  de  esa  misión  desde  1610  a  1619". 
(Ramírez,  Esteban,  Pbro.  Estudio  Hist.  de  San  Luis  de  la  Paz,  p.  150). 

1614  Sin  embargo  Lecina  nos  asegura  que  en  1614  fue  superior  del  co- 
legio de  Zacatecas,  y  al  mismo  tiempo  predicador.  (Lecina). 

1620  Según  el  trienal  de  1620,  "rector",  aunque  no  se  dice  de  qué  colegio. 

—  "En  este  año  de  1620  lo  vemos  pasar  de  operario  a  la  profesa  de 
México".  (Lecina).  "Estuvo  en  la  profesa  dedicado  al  bien  de  los 

indios".  "En  todos  sus  superioratos  procuró  con  entereza  la  disciplina  y  el 
ornato  de  las  iglesias.  A  él  se  debe  sobre  todo  el  del  templo  de  San  Gregorio 
de  México". 

1622  Al  P.  Cosme  de  Avendaño  creo  que  se  deben  aplicar  las  alabanzas 
que  en  las  anuas  de  1622  y  1624  se  hacen  a  "un  operario  antiguo  de 
San  Gregorio,  eminente  en  lengua  mexicana  y  muy  amado  de  los  indios"; 
y  la  razón  para  pensarlo  así,  lo  confirma  el  hecho,  de  que  en  el  anua  de 
1625  ya  no  se  hace  mención  "de  ese  operario  insigne  de  los  indios  en  la  igle- 
sia de  San  Gregorio",  habiendo  muerto  el  P.  Cosme  de  Avendaño  el  31  de 
Octubre  de  1624.  Voy  pues,  a  copiar  lo  que  esas  anuas  dicen  del  anónimo 
operario,  como  si  se  refirieran  a  nuestro  Avendaño,  esperando  no  equivocarme. 

—  El  anua  de  1622  dice  así:  Hales  predicado  esta  cuaresma  a  los  in- 
dios en  la  iglesia  de  San  Gregorio  de  México,  un  padre  muy  antiguo, 

que,  no  obstante  sus  muchas  indisposiciones  y  años  y  estar  tan  viejo,  se  em- 
plea en  este  santo  ministerio;  a  quien  los  indios  oyen  de  muy  buena  gana 
por  el  respeto  que  le  tienen  y  conceptos  de  su  grande  religión  y  no  menor 


730 


AVENDAÑO,  COSME  DE,  P. 


eminencia  en  la  lengua,  el  cual  sin  duda  'primas  fert  in  omni  regno';  y  aun 
los  mismos  indios  confiesan  que  ellos  no  alcanzan  tanta  alteza  de  elegancia 
y  lenguaje".  (Anua  1622,  fechada  en  México  el  15  de  Mayo  de  1623). 

1623  Murió  dice  por  error  el  P.  Sánchez  Baquero,  el  31  de  Octubre  de  1623. 

1624  Dice  el  anua  de  1624  hablando  de  la  iglesia  de  San  Gregorio  de 
México : 

"Los  domingos  de  cuaresma  en  la  tarde,  salen  los  indios  por  las  calles 
cantando  la  doctrina  cristiana;  y,  volviendo  a  San  Gregorio  les  predica  un 
padre,  eminente  lengua  mexicana,  y  de  quien  ellos  han  tenido  siempre  gran- 
de estima,  principalmente  en  estos  últimos  años,  pues  siendo  ya  tan  viejo 
y  ciego  y  tan  impedido  que  apenas  se  puede  menear,  con  todo,  predica  con 
tanto  brío  y  fervor,  que  parece  muy  mozo,  que  sólo  verle  en  el  pulpito,  no 
sólo  a  los  naturales  mueve  a  devoción,  sino  también  a  los  nuestros".  (Anua 
1624  firmada  en  México  el  20  de  Mayo  de  1625). 

—  "Murió  en  su  ciudad  natal,  México,  el  31  de  Octubre  del  624". 
(Lecina) . 

—  Carta  de  edificación  a  la  muerte  del  P.  Cosme  de  Avendaño,  signa- 
da por  el  P.  Guillermo  de  los  Ríos,  rector  del  colegio  máximo. 

"Ha  cogido  el  Señor  para  Sí  de  este  colegio  máximo  de  México,  su  co- 
secha de  algunos  buenos  sujetos,  que  fueron:  el  H.  Pedro  Gómez,  coadju- 
tor temporal,  el  H.  Antonio  de  la  Barrera,  estudiante  lógico,  el  P.  Cosme 
de  Avendaño,  profeso  de  cuatro  votos,  y  el  H.  Diego  de  la  Parra,  teólogo 
de  segundo  año,  de  los  cuales  me  dice  así  el  P.  Guillermo  de  los  Ríos,  rector 
de  este  colegio.  (Siguen  las  necrologías  de  los  tres  hermanos  que  se  han  de 
ver  en  sus  fichas).  Nótese  que  en  el  ejemplar  del  anua  de  1624  al  tratar  del 
colegio  de  San  Gregorio,  se  halla  la  monografía  del  P.  Cosme  de  Aven- 
daño,  que  dice  así:  "Tenía  a  su  cargo  este  seminario  el  P.  Cosme  de  Avenda- 
ño, a  quien  nuestro  Señor  llevó  para  Sí,  en  víspera  de  Todos  Santos,  para 
que  le  gozase  con  ellos  en  su  gloria,  muriendo  a  las  nueve  y  media  de  la 
mañana.  Era  profeso  de  cuatro  votos,  de  64  años  de  edad,  45  de  Compa- 
ñía y  26  de  profesión'. 

"Fue  recibido  en  esta  provincia  y  en  ella  vivió  con  grande  edificación 
y  buen  nombre,  en  todas  las  ocupaciones  de  la  obediencia. 

"A  pocos  puntos,  pero  muy  sustanciales,  reduciré  el  tenor  de  su  vida 
que  siempre  fue  muy  uniforme.  Cuidó  mucho  del  buen  nombre  de  la  Com- 
pañía en  diferentes  ocasiones  que  fue  superior,  intimando  continuamente  a 
los  subditos  cuánto  les  importaba  vivir  de  manera  que  por  ellos  no  perdie- 
se la  Compañía. 

"Fue  muy  cuidadoso  de  la  oración  y  había  muchos  años  que  tenía  por 


BIOGRAFIA 


731 


la  mañana,  hora  y  media  de  oración,  sin  otros  ratos  que  para  esto  tenía 
entre  día. 

"Tenía  repartidos  los  pasos  de  la  vida  de  Cristo  nuestro  Señor  en  un 
modo  fácil,  que,  aun  cuando  tenía  más  achaques,  podía  fácilmente  acudir 
a  su  oración,  y  para  mayor  comodidad,  los  tenía  escritos. 

"Seis  años  que  fue  superior  de  San  Luis  de  la  Paz  (por  la  soledad  y  co- 
modidad que  allí  tenía)  acudía  por  espacio  de  más  tiempo  a  la  oración,  de 
donde  sacaba  el  buen  modo  y  apacibilidad  con  que  trataba  a  sus  prójimos, 
virtud  que  unida  a  la  eficacia  discreta  de  palabra  que  tenía,  los  ganaba  fá- 
cilmente para  nuestro  Señor. 

"Tuvo  algunos  años  de  enseñar  gramática,  antes  y  después  de  ser  sacer- 
dote, con  provecho  muy  grande  de  los  discípulos,  ayudándoles  no  sólo  con 
sus  pláticas,  sino  principalmente  con  los  ejemplos  de  virtud  y  buenas  cos- 
tumbres. 

"Era  muy  reportado  y  paciente  en  las  ocasiones,  mostrando  admirable  pa- 
ciencia en  las  contradicciones. 

"Fue  grande  la  afición  con  que  acudió,  ya  terminados  los  estudios,  al  mi- 
nisterio de  los  indios,  dejando  otros  en  que  pudiera  hacer  mucho  bien;  y  así 
era  muy  eminente  lengua  para  predicarles  y  confesarlos. 

"Muy  asistente  al  confesonario,  hasta  este  año  último  que  casi  todo  lo  pasó 
con  calentura,  por  lo  cual,  poco  antes  que  muriese  dijo  a  un  padre  'que  espe- 
raba en  nuestro  Señor  que  le  había  de  hacer  merced  y  darle  su  gloria,  por  el 
deseo  que  había  tenido  de  ayudar  a  los  indios',  y  como  ellos  conocían  esta  afi- 
ción en  el  padre,  era  mucho  lo  que  le  amaban;  y  echóse  de  ver  este  amor  en 
su  muerte  que  han  sentido  y  llorado  mucho;  y  así  se  juntó  a  su  entierro  gran 
número  de  indios,  que  con  cirios  y  candelas  encendidas  le  acompañaron".  (De 
los  Ríos,  Necrol.) . 

"Adelantó  mucho  las  cosas  de  la  iglesia,  como  se  vió  en  el  colegio  de  Zaca- 
tecas, San  Luis  de  la  Paz  y  en  esta  casa  de  San  Gregorio,  la  cual  acrecentó 
con  una  custodia  y  diversos  ornamentos  para  la  iglesia,  doseles,  candeleros  de 
plata,  monumento  y  otras  cosas,  a  que  parecía  le  acudía  nuestro  Señor  mila- 
grosamente, pues  sin  tener  la  casa  que  gastar,  gastó  en  este  adorno  muchos 
dineros. 

"Dispúsose  muy  bien  para  la  muerte,  recibiendo  ahora  últimamente  todos 
los  santos  sacramentos.  Añadió  a  sus  antiguas  devociones,  mucha  oración  y  re- 
cogimiento, usando  estos  últimos  días  muchas  jaculatorias  a  nuestro  Señor  y 
a  la  Virgen  santísima,  de  quien  fue  muy  especial  devoto;  suplicándoles  le  ayu- 
dasen a  gozarles  presto  en  el  cielo,  como  lo  hizo  en  esta  víspera  de  Todos 
Santos". 


732 


AVENDAÑO,  COSME  DE,  P. 


(De  los  Ríos,  Guillermo,  S.  J.  Notificación  de  la  muerte  del  P.  Cosme  de 
AvENDAÑo.  México,  31  Oct.,  1624)  (Anua  1624). 

Referencias  biográficas 

1  Acta  de  la  congregación  sexta  provincial.  México,  19  Oct.,  1603. 

2  Alegre-Burrus,  Ernest  J.,  S.  J.,  Hist.  ...  I,  Roma,  1956,  p.  576. 

11,  Roma,  1958,  p.  553. 

3  Anuas  de  la  Prov.  Méx.  1622,  fechada  el  15  de  Mayo  de  1623. 

1624,  fechada  el  20  de  Mayo  de  1625. 

4  Aquaviva,  Claudio^  S.  J.,  Carta  al  P.  Prov.  Esteban  Páez.  Roma,  14 
Abr.  1598. 

5  Arch.  Gen.  Nac.  (México)  Colección  Misiones,  t.  25. 

6  Arch.  Prov.  Méx.  (Isl.  Coll.  1934)  Mss.  Cartas  de  los  Padres  Generales. 

7  Ayuso-Sánchez  Baquero^  S.  J.  Notas  a  Fund.  de  la  C.  de  J.  en  N.  E., 
México,  1945,  p.  187. 

8  Catálogo  trienal  de  1620. 

9  Catálogos  Prov.  Méx.  1580,  1582,  1583,  1585. 

10  Catálogo  de  padres  lenguas.  Abr.  1596.  En  el  colegio  de  Oaxaca. 

11  De  los  Ríos,  Guillermo,  S.  J.  (rector  del  Máximo)  Ms.  Notificación  de 
la  muerte  del  P.  Cosme  de  Avendaño.  México,  31  Octubre  1624. 

12  F.  G.  Fondo  Gesuitico  en  Borgo.  Santo  Spirito,  Roma.  1478,  Collegia,  114, 
No.  1. 

13  González  de  Cossfo,  Francisco,  Notas  a  Relación  Breve.  Méx.  Univer- 
sitaria, 1945,  p.  11.  Ensayo  bibliográfico  de  los  catálogos  de  sujetos  de  la 
C.  de  ].  en  N.  E.  México,  1946,  p.  34. 

14  Méx.  4  ff.  22-37,  53v.,  93-4. 

8  ff.  244-5. 

15  Mon.  Méx.  S.  J.,  I,  Roma,  1956,  pp.  132,  539,  547. 

II,  Roma,  1959,  pp.  54,  144,  153,  748,  767. 

16  Ramírez,  Esteban,  Pbro.,  Estudio  histórico  de  San  Luis  de  la  Paz,  Gto. 
Guanajuato,  1952,  p.  150. 

17  Traslado  de  la  escritura  de  donación  de  la  casa  e  iglesia  de  Pátzcuaro,  Va- 
lladolid,  4  de  Marzo  de  1582. 

18  Uriarte,  Eugenio  de,  S.  J.-Lecina,  Mariano,  S.  J.,  Biblioteca  de  escrito- 
res de  la  C.  de  J.  en  la  antigua  asistencia  de  España.  Madrid,  1929-30. 

Bibliografía 

1621  En  el  libro  "Primera  parte  del  sermonario,  dominical  y  santoral  en  len- 
gua mexicana,  por  fray  Juan  de  Millangos,  publicado  en  México  en 


REFERENCIAS  BIOGRAFICAS 


733 


1624,  hay  una  aprobación  del  P.  jesuíta  Cosme  de  Avendaño^  fechada  en  Mé- 
xico el  15  de  Noviembre  de  1621.  (Andrade). 

Referencia  bibliográfica 

1  Andrade,  Vicente  de  P.,  Cango.,  Ensayo  bibliográfico  mexicano  del  siglo 
XVII,  2a.  ed.  México,  1899,  116. 

AVENDAÑO,  DIEGO  DE,  P. 
(¿Estuvo  en  México?) 

Biografía 

1661  Lo  único  que  sabemos  es  que  fue  dos  veces  provincial  del  Perú:  la 
primera  desde  el  6  de  Enero  hasta  Abril  1661;  y  la  segimda,  desde 
Abril  1663  a  Abril  1666. 

—        (Synopsis,  Hist.  S.  J.,  col.  553). 

1665  "Después  de  la  congregación  provincial  celebrada  en  Lima,  el  año  de 
1665  el  P.  Diego  de  Avendaño,  quien  habiendo  tratado  casi  setenta 
años  a  esta  nación  del  Perú,  afirma  al  hablar  de  la  juventud  peruana:  "Ins- 
tructionis  ita  capaces  sunt,  ut  nimirum  fit,  quantum  in  aliquibus  lex  continen- 
tiae  praevaluerit".  (Urtasum,  S.  J.,  Vida  de  Catarina  Tegacovita,  C.  7,  246). 

1689  Murió  el  año  de  1689,  y  escribió  la  carta  necrológica,  el  P.  Francisco 
Javier  Grijalva.  Lima,  en  4o.  61  hojas. 
Lo  que  nos  hace  dudar  si  estuvo  alguna  vez  en  México,  es  una  noticia  bi- 
bliográfica, que  ponemos  en  la  siguiente  página. 

Referencias  biográficas 

1  Grijalva_,  Francisco  Javier,  S.  J.,  rector  del  colegio  máximo  de  San  Pa- 
blo: Carta.  .  .  dando  breve  noticia  de  la  ejemplarísima  vida  y  dichosa 
muerte  del  P.  Diego  de  Avendaño.  Año  1689.  Con  licencia  en  Lima,  por 
Joseph  de  Contreras.  En  4o.  61  hojas. 

2  Synopsis  Hist.  S.  J.,  Ratisbonae,  Pustet,  1914.  Col.  553. 

3  Uriarte,  José  Eugenio,  S.  J.,  Anónimos  y  Seudónimos,  t.  III,  Madrid, 
1906,  p.  73,  No.  3811. 


734 


AVENDAÑO,  DIEGO  DE,  P. 


4  Menéndez  Pelayo,  Marcelino^  Hist.  de  la  Poesía  hispano-americana. 
Madrid,  1911-13.  t.  II,  187. 

5  Gascón,  Miguel_,  S.  J.,  Los  jesuítas  en  Menéndez  Pelayo.  Valladolid, 
1940,  532. 

1688  Diego  Avendaño,  filósofo  y  teólogo  segoviano  del  s.  XVII;  m.  en 
1688;  profesor  en  Lima  y  en  la  Universidad  de  Chuquisaca  (hoy  Su- 
cre) ;  consultor  de  los  arzobispos  y  virreyes  del  Perú,  que  explanó  los  salmos". 

(Menéndez  Pelayo,  Historia  de  la  Poesía  hispano-americana.  Madrid, 
[1911-13]  t.  II,  187)  (Gascón,  Miguel,  S.  J.,  Los  jesuítas  en  Menéndez  Pelayo. 
Valladolid,  1940,  532). 

Bibliografía 

"En  la  Biblioteca  de  la  Real  y  Pontificia  Universidad  de  México,  en  el 
inventario  que  se  hizo,  se  hallaba  en  el  estante  3o.,  cajón  2o.: 

"AvENDAÑo,  R.  P.  DiDACi  de,  Soc.  Jesu,  Problemata  Theologica,  1  tomo 
en  folio,  encuademación  holandesa". 

(Bol.  A.G.N.  t.  XXVI,  México,  1955).  No.  3,  p.  528). 

Escribió  entre  otras  obras'. 

Problemata  theologica,  Amberes,  1668, 

De  Divina  Trinitate,  Cursus  consumatus  seu  recognitiones  theologicae,  expo- 
sitivae  et  morales,  1686, 

Thesaurus  Indicus,  1668. 

(Menéndez  Pelayo,  Hist.  de  la  Poesía  Hispano-americana.  t.  II,  187) 
(Gascón,  Miguel,  S.  J.  "Los  jesuítas  en  Menéndez  Pelayo".  Valladolid,  1940, 
532). 

Referencias  bibliográficas 

1  AsTRÁiN,  Antonio^  S.  J.,  Hist.  de  la  C.  de  ].  en  la  Asist.  de  España. 
t.  VI,  Madrid,  1920,  p.  519. 

2  Boletín,  Arch.  Gen.  Nac.  t.  XXVI,  1955,  México,  No.  3,  p.  528. 

3  Urtassum,  S.  J.,  Vida  de  Catarina  Tegacovita,  por  el  P.  Juan  de  Ur- 
tassum  traducida.  Gap.  VII,  p.  245-6.  Bernardo  de  Hogal,  México,  1724. 

4  Menéndez  Pelayo^  Marcelino,  Historia  de  la  Poesía  Hispano-americana. 
Madrid,  1911-13.  t.  II,  187. 


REFERENCIAS  BIBLIOGRAFICAS 


735 


5  Gascón^  Miguel,  S.  J.,  Los  jesuítas  en  Menéndez  Pelayo.  Valladolid, 
1940,  532. 

AVILA,  ESTEBAN,  P. 
Biografía 

Me  imagino  que  es  el  P.  Esteban  de  Aguilar. 

1663  Carta  del  P.  Esteban  de  Avila,  (sic,  tal  vez  por  Esteban  de  Aguilar) 
al  P.  rector  de  Guatemala  (lo  era  el  P.  Andrés  Gobián,  1663-1668), 

en  que  le  remite  el  método  y  estilo  de  la  universidad  de  México,  en  sus 

grados,  para  que  se  arregle  a  él,  aquélla. 

(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767],  f.  175). 

Referencia  bibliográfica 
1  Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  (1767),  f.  175. 

AVILA,  FRANGISGO  DE,  P. 
Biografía 

Nota:  Gomo  nunca  ha  aparecido  este  padre  Francisco  de  Avila,  creemos 
que  el  testigo  se  refiere  al  P.  Francisco  de  Arista  o  al  P.  Juan  de  Avalos,  que 
fueron  los  dos,  superiores  de  la  misión  de  los  tepehuanes  y  sus  visitadores. 

1622  Durango,  18  de  Agosto  de  1622.  (De  la  información  del  gobernador  de 
la  Nueva  Vizcaya,  don  Gaspar  Alvear  y  Salazar,  sobre  los  mártires  de 
los  tepehuanes)  :  "Y  dijo  el  testigo  que  los  ocho  padres  muertos  por  los  tepe- 
huanes en  1616,  guardaron  siempre  el  voto  de  obediencia;  el  testigo  lo  ha  oído 
a  diferentes  personas,  y  en  especial  al  P.  Francisco  de  Avila,  superior  de  las 
misiones,  donde  los  dichos  religiosos  asistían".  (Proceso). 

Referencias  bibliográficas 

1  Alvear  y  Salazar,  D.  Gaspar  (gobernador  de  la  Nueva  Vizcaya) .  Infor- 
me sobre  los  mártires  de  los  tepehuanes.  Durango,  18  de  Agosto  de  1622. 


736 


AVILES,  IGNACIO  DE,  P. 


2  Proceso  ms.  jurídico  sobre  los  ocho  padres  que  mataron  los  tepehuanes. 
(1617-39). 

AVILES,  IGNACIO  DE,  P. 
(1643-1681)  (t  38) 

Biografía 

Nota:  El  principal  documento  que  tenemos  acerca  de  la  vida  de  este 
padre,  es  la  carta  necrológica,  tan  vacía  de  datos  concretos  e  históricos,  como 
llena  de  alegorías  muy  de  la  época.  Su  autor  es  el  P.  rector  del  colegio  de 
Guadalajara,  donde  murió  el  P.  Ignacio  Aviles^  el  P.  Luis  del  Canto,  de 
fecha  de  9  de  Enero  de  1681  (probablemente  Febrero).  Dos  fojas. 

"Cumplo  la  palabra  que  di  a  V.  R.  de  escribirle  algunas  npticias  de  la  re- 
ligiosa vida  del  P.  Ignacio  de  Avilé cuando  en  carta  de  18  de  Enero,  no 
me  dio  lugar  el  tiempo  más  que  para  el  aviso  de  su  muerte,  porque  no  se  dila- 
tasen los  sufragios  de  los  padres  y  hermanos. 

"Perdone  el  humilde  recato  del  sujeto,  que  si  en  él  fue  honroso  timbre  de 
sus  virtudes,  ocultarlas  en  este  colegio  de  Guadalajara,  es  obligación  religiosa 
el  escribirlas;  y  más,  cuando  se  forman  en  el  sepulcro,  en  cuyas  cenizas  cobran 
energía  las  voces  que  las  publican,  sin  agraviar  la  modestia  del  difunto  que  co- 
ronó sus  labios  en  el  silencio:  os  taciturnitatis  honore  signatum  dijo  Septimio, 
libro  I,  de  Pacientia,  Cap.  último. 

1643  "Nació  el  P.  Ignacio  de  Aviles  (no  dice  cuando)  en  la  noble  ciudad 
de  México,  hijo  de  padres  muy  honrados,  y  desde  luego  dio  a  entender 
nacía  para  hijo  de  la  Compañía  de  Jesús,  pues  viviendo  sus  padres  enfrente  de 
la  casa  profesa,  la  cercanía  llevaba  su  infantil  inocencia,  porque  en  nuestros 
claustros  y  cementerio  gastase  sus  pueriles  años,  hasta  que  crecidos  y  bien 
aprovechados  en  el  estudio  de  la  virtud  y  de  la  gramática,  verificó  los  felices 
pronósticos  de  su  nacimiento. 

1658  Entrándose  en  la  Compañía  a  la  edad  de  15  años. 

"Pasó  su  noviciado  y  seminario  con  tanta  puntualidad  y  desvelo,  que, 
apostándole  al  tiempo  las  ligerezas,  se  las  ganó  previniendo  las  horas  de  la  dis- 
tribución, de  tal  manera  que  pudiera  servirle  de  despertador  al  mismo  reloj, 
acusando  tal  vez  sus  descuidos  si  se  dormían  sus  horas.  Muy  bien  se  arguye 
de  aquí  que  tenía  en  su  pecho  la  gracia  del  Espíritu  Santo  que  nunca  sabe  de 
tardanzas:  'Nescit  molimina  tarde  Spiritus  Sancti  gratia'. 


BIOGRAFIA 


737 


"En  esta  primera  escuela  de  la  religión  aprendió  tan  sólidas  virtudes,  como 
se  experimentó  en  las  que  enseñó  después  (como  veremos),  en  las  cosas  que 
la  Compañía  fió  de  su  ardiente  celo.  De  este  novicio  podré  muy  bien  prome- 
ter y  decir,  lo  que  dijo  de  otro,  San  Bernardo  (Serm.  60  in  Cant)  :  'Si  sic  no- 
vi  tius  fervor,  quid  erit  absoluta  perfectio?  Perpendatur  ex  flore,  fructus;  ex 
sapore,  virtus;  ex  vi  aestimetur  odoris'. 

1660  "Salió  del  noviciado,  y  en  la  segunda  escuela  donde  se  matriculan  los 
entendimientos  en  estudios  mayores,  descubrió  tal  viveza  su  ingenio  al 
discurrir,  tal  energía  su  discurso  al  argumentar,  y  tal  modestia  su  virtud  al 
controvertir,  que  se  podía  dudar  cuál  era  en  el  padre,  más  plausible:  si  la 
modestia  con  que  componía  los  ardores  del  argumento,  o  el  ingenio  con  que 
formaba  sus  silogismos  acerados  a  la  verdad  que  buscaba.  Tanto  se  adelantó 
a  sus  condiscípulos,  que  eran  conocidos  los  excesos  de  su  ingenio,  que  sobre- 
puestos a  su  natural  dócil,  manso  y  apacible,  lo  hacían  tan  amable  y  tan  ama- 
do de  todos,  como  lo  fue  Benjamín,  del  rey  David,  por  estas  prendas".  (Ps.  67. 
"Ibi  Benjamín  adolescentulus  in  medio  excesu". 

1666  (Su  teología)  :  "Siendo  tan  conocido  este  cariño  que  le  tenían  todos, 
fue  sólo  su  continuo  estudio  y  su  bien  logrado  trabajo,  quien  le  mere- 
ció en  la  común  aceptación  de  sus  padres  maestros,  el  acto  de  todo  el  día, 

1670  con  que  coronó  sus  cuatro  años  de  teología,  tan  a  aceptación  de  todos, 
que  lo  buscaban  maestro  en  la  cátedra,  cuando  habían  ido  a  oírle  sus- 
tentante discípulo  en  la  silla,  ¡  tanto  fue  el  exceso  de  su  entendimiento! 

"Muy  bien  convino  a  este  sujeto  el  apellido  de  Avil-és.  Lo  que  en  este 
tiempo  admiró  más  por  ser  menos  a  propósito  para  semejante  virtud,  o  ya  por 
los  pocos  años,  o  ya  por  las  menos  experiencias,  fue  la  prudencia  con  que  se 
portaba  en  todas  ocasiones  y  con  que  se  daba  a  respetar  de  todos,  sin  que  la 
severidad  del  juicio,  ofendiese  los  cariños  de  su  afabilidad.  Sabía  muy  bien, 
mezclando  lo  uno  y  lo  otro,  componer  un  sabroso  agridulce  para  todos  los 
gustos.  Verdaderamente  lo  previno  Dios  con  el  dote  de  la  prudencia:  'praeveni 
in  maturitate'  (donde  dijo  S.  Ambrosio,  Serm.  19  in  ps.  118)  'senilem  gravita- 
tem  induit  et  juveniles  annos  veterana  quadam  continentia  regit'. 

1671  "De  aquí  salió  para  su  tercera  probación,  donde  tuvo  poco  que  reno- 
varse su  espíritu,  pues  nunca  se  enfriaron  sus  ardores,  porque  supo 

hacer  más  caso  de  las  virtudes  sólidas  y  verdaderas,  que  de  otra  cualquiera 
prenda  de  buenas  letras.  Así  lo  conoció  su  Instructor,  y  así  lo  confesaron  los 
contercerones,  para  que  si  antes  le  convino  su  apellido  a  su  habilidad,  ahora 
pida  de  justicia,  su  ardiente  virtud,  el  nombre  de  Ignacio. 

1672  "De  aquí  le  empezaron  a  esconder  sus  virtudes  a  nuestros  ojos,  porque 


738 


AVILES,  IGNACIO  DE,  P. 


enviado  de  la  obediencia  al  colegio  de  Guatemala  a  leer  el  curso  de 
filosofía  para  el  aprovechamiento  de  la  juventud,  gozaron  en  aquel  reino  su 
buen  ejemplo  para  la  imitación,  y  sus  lindas  letras  para  el  aprovechamiento. 
Y  así  salieron  del  taller  de  su  clase  tantos  sujetos,  como  hoy  honran  a  aquel 
reino  y  púlpitos  y  cátedras;  y  que  la  distancia  de  aquel  reino  nos  impida  la 
noticia  de  tan  ejemplar  vida  como  prometen  las  cosas  referidas,  no  es  mucho, 
porque  es  muy  natural  que  no  se  obligue  la  memoria  a  guardar  lo  que  no  dejó 
la  ausencia;  éntrase  por  los  ojos,  y  en  esto  como  en  lo  que  tiene  de  natural, 
le  quita  de  voluntaria.  Poco  mérito  tiene  quien  no  vive  celebrado,  porque  no 
fue  conocido.  Lo  más  es  retirar  las  más  nobles  prendas  del  conocimiento  para 
no  tropezar  en  las  piedras  del  viento  del  aplauso,  donde  la  virtud  más  cristia- 
na, si  no  se  quiebra  en  la  piedra,  a  buen  librar  se  empeña  con  el  viento. 

"Cuando  no  hubiera  tenido  el  P.  Ignacio  de  Aviles  otra  virtud  más  que 
su  recogimiento,  bastaba  sólo,  el  referirlo  por  carta  de  edificación,  pues  sola 
la  clausura  de  su  aposento  predicaba,  movía  y  reducía  a  los  seculares,  ¿qué 
haría  a  los  religiosos,  y  qué  a  los  jesuítas? 

"Tres  días  después  de  muerto,  estando  yo  en  el  aposento  en  que  murió, 
con  un  seglar,  me  dijo  estas  palabras:  '¿Es  posible,  padre,  que  aquel  santo 
varón,  en  lo  mejor  de  sus  años,  se  estuviese  tan  encerrado  en  estas  cuatro  pa- 
redes, que  nunca  le  vimos  por  las  calles,  si  no  era  cuando  le  enviaban  los 
superiores  a  algún  sermón?'  No  se  lleve  la  atención  el  común  hablar  de  los  de 
capa  y  espada,  sino  la  verdad  que  tiene  este  afecto,  y  la  fuerza  que  a  todos 
hacía  este  voluntario  retiro.  ¡  Tanto  era  que,  ni  en  los  cuartos  dormitorios, 
cuánto  menos  en  los  aposentos,  le  vimos  jamás  los  de  casa! 

"Pues  ¿cómo  se  ha  de  saber  para  escribir  esta  carta,  su  vida,  si  la  mitad 
de  sus  años,  nos  la  quitó  de  los  ojos  la  ciudad  de  Guatemala,  y  la  otra  mitad  la 
encerró  el  padre  en  su  aposento?  Que  probablemente  era  un  paraíso  donde 
el  padre,  como  un  querubín  de  fuego  (claro  está,  si  era  Ignacio)  guardaban 
las  flores  y  los  frutos  de  sus  virtudes. 

"Pero  como  la  virtud  es  de  la  casta  del  ámbar,  que,  por  más  que  la  encie- 
rre el  escritorio,  se  huele  en  toda  la  sala.  Como  la  luz  (dice  Eusebio  Gaiiano, 
Homilía  de  laudibus  Doctoris  Maximi),  que,  aunque  se  cierren  las  puertas 
y  las  ventanas,  entra  y  sale  por  las  junturas;  y  es  el  mismo  cuidado  esconder 
la  diligencia  reconocida,  que  publicarla:  'Haec  est  natura  justiciae,  ut  quando 
studiosius  abscondi  optat,  tanto  clarius  innotescat  ut  occultatio  ipsa  proditio 
fit'.  Por  eso  a  pesar  de  la  llave  del  aposento,  las  virtudes  del  P.  Ignacio  (Avi- 
les) se  difundían  como  el  ámbar  y  como  la  luz  en  el  colegio,  se  sabían  por  la 
ciudad  y  se  entraban  por  las  casas;  qué  mucho  si  hasta  a  sus  presos  de  las  cár- 
celes (así  los  llamaba  cuando  en  los  púlpitos  pedía  su  limosna),  se  extendían 
sus  socorros. 

"Es  muy  de  notar  que  el  esposo  diga  del  jardín  de  las  virtudes  de  su  es- 


BIOGRAFIA 


739 


posa:  'Está  cerrado,  está  sellado:  Hortus  conclusus,  sóror  mea,  fons  signatus', 
porque  no  sea  que  el  enemigo,  ladrón  de  las  virtudes,  robe  sus  frutos  y  des- 
poje las  plantas.  Y  luego  dice  que  todas  estas  flores  y  todos  estos  frutos,  están 
a  puerta  abierta,  francos  a  todos:  'emissiones  tuae  paradisus,  malorum  puni- 
corum  cum  pomorum  fructibus'.  Es  (dice  Gilberto,  Jer.  35  in  Cant)  que  por 
más  que  el  recato  encierre  y  selle  esas  virtudes  en  esas  flores  del  huerto,  se  han 
de  salir  a  la  plaza  para  la  utilidad  y  bien  público  del  reino.  'Utrumque  habes, 
et  paradisum  conclusum  et  paradisum  emissum,  ille  est  ut  puritatis  affectibus; 
hic  in  actibus  pietatis;  illle  intus,  hic  de  illo  procedit  et  probat  illum'. 

"Esto  le  sucedió  al  padre  Ignacio  de  Aviles,  que,  a  pesar  de  su  sellado 
recato,  lo  sacó  el  deseo  del  bien  público  los  domingos  en  la  tarde  a  la  iglesia 
de  San  Sebastián,  a  enseñar  a  los  negros  la  doctrina  cristiana.  Y  este  acto  ex- 
temo tenía  su  origen  en  los  interiores  y  sellados  actos  de  virtud  y  de  amor  de 
Dios  y  del  prójimo,  que  encerraba  el  padre  en  el  jardín  de  su  aposento. 

1678  Febrero  2  de  1678:  "Profesión  de  cuatro  votos  en  la  iglesia  de  nuestro 
colegio  de  Guadalajara,  ante  el  P.  rector  Diego  de  Medina,  como  re- 
presentante del  P.  general  Juan  Pablo  Oliva.  Ignatius  de  Avilés. 

(Fórmula  de  sus  votos  y  renuncia,  toda  de  su  mano,  en  Arch.  Prov.  Méx. 
Merid.  APA-G,  IX-3.  (1365). 

—  "Tuvo  el  P.  Ignacio  en  este  colegio  de  Guadalajara  a  su  cargo,  la  con- 
gregación de  la  Anunciata,  y  en  esta  ocupación  no  pudo  su  modestia, 
tener  sellada  la  devoción  a  la  purísima  Virgen  María,  nuestra  Señora:  y  así 
todas  sus  conversaciones  eran  aconsejarla,  todos  sus  sermones,  eran  persua- 
dirla. 

"En  las  últimas  pláticas  de  mes  que  hizo  a  la  congregación  eligió  por  asun- 
to, pintar  las  perfecciones  corporales  de  la  purísima  Reina,  y  de  manera  supo 
correr  los  pinceles,  que  quedó  con  colores  de  su  elocuencia  muy  bien  pintada 
en  las  telas  del  corazón  de  sus  oyentes.  Pero  como  mojaba  los  pinceles  en  la  ta- 
blilla de  su  amor,  en  lugar  de  colores  sacaban  fuego;  y  así  no  parecían  pinceles 
sus  palabras,  sino  buriles  que  labraban  de  talla  la  imagen  de  María  santísima 
en  los  corazones  de  los  congregantes,  congregación  tan  promovida  en  lo  espi- 
ritual y  tan  adelantada  en  lo  temporal.  Pues  hoy  le  adornan  el  altar,  las  palias 
y  frontales  que  le  hizo;  le  aliñan  con  el  baldoquín  y  trono  que  le  dispuso  para 
sus  domingos  y  fiestas;  y  finalmente  se  alumbra  con  una  preciosa  lámpara  de 
plata  que,  con  nueva  idea  para  su  fábrica,  le  encendió  su  devoción  y  que  está 
en  más  de  900  pesos  evaluada.  Y,  aunque  es  verdad  que  lo  más  se  costeaba  a 
expensas  de  los  censos  de  la  congregación,  pero  lo  restante  eran  diligencias  de 
sus  cuidados,  grangeando  su  generoso  agrado  muchas  limosnas  para  ajustar 
los  pagos. 


740 


AVILES,  IGNACIO  DE,  P. 


1680  "Muy  bien  logró  el  padre  estos  desvelos  y  celosos  cuidados  en  honra 
y  adelantamiento  de  la  devoción  y  religioso  culto  de  María  santísima, 

pues  le  pagó  esta  purísima  Señora  con  una  muerte  tan  preciosa. 

■ —        (Por  Junio)  "Porque  enfermo  más  de  siete  meses,  por  el  penoso  acha- 
que de  una  hidropesía,  cuyos  gravísimos  accidentes  lo  mortificaron  mu- 
cho, y  en  la  edificativa  paciencia  con  que  los  toleraba,  teníamos  muy  bien 
que  aprender. 

1681  "Estando  en  los  últimos  días  disponiéndose  para  morir,  pidió  le  leye- 
sen algún  libro  espiritual,  y  como  casualmente  cogiese  el  hermano  que 

le  asistía,  uno  del  estante,  el  punto  que  luego  salió  fue  el  de  la  ardentísima 
sed  de  Cristo  nuestro  Señor  en  la  cruz.  Y  como  el  padre  oyese  atentamente 
la  lección,  y  fuese  tanta  la  sed  que  padecía,  como  de  un  hidrópico,  pidió  que, 
por  amor  de  Dios  le  diesen  un  jarro  con  agua;  trajéronselo,  y  mojándose  las 
manos,  lo  apartó  diciendo:  Si  Cristo  nuestro  Señor  tuvo  sed,  no  quiero  be- 
bería. 

"No  hizo  más  David  con  aquella  copa  que,  traída  a  costa  de  tantos  ries- 
gos, le  brindaron  sus  soldados,  que  ofrecerla  a  Dios  y  derramarla:  Libavit  eam 
Domino.  No  sé  si  hizo  en  alguna  manera  más  nuestro  enfermo,  porque  David 
la  derramó  sin  gustarla,  pero  el  padre  Ignacio  la  tocó  con  las  manos,  y  la  de- 
rramó después,  y  hay  mucha  diferencia  de  no  gustar  el  remedio  y  apartarlo,  a 
no  quererlo  habiéndolo  gustado. 

"Finalmente,  recibió  todos  los  sacramentos  muy  a  tiempo  con  las  dis- 
posiciones de  quien  está  cierto  que  se  muere,  y,  hablando  con  el  enfer- 
mero le  dijo:  'Bendito  sea  Dios,  hermano,  que  muero  en  la  Compañía  de  Jesús', 
palabras  que  hacen  eco  a  las  de  Jacob,  que  murió  en  la  casa  de  José :  'Sepelite 
me  cum  patribus  meis'. 

"Y  el  día  18  de  Enero  en  que  la  santa  iglesia  celebra  la  cátedra  de  San 
Pedro,  sábado,  a  las  nueve  y  media  de  la  mañana,  murió  el  P.  Ignacio  de 
Aviles.  Propio  día  para  la  muerte  de  un  padre  tan  estudiante,  el  día  de  la 
cátedra,  y  no  menos  propio  de  un  devoto  de  la  santísima  Virgen,  el  día  del 
sábado.  Así  ardentísimamente  lo  pidió  el  padre  a  esta  soberana  Señora  en  una 
plática  que  hacía  a  su  congregación,  en  donde  amonestándola  y  persuadiéndo- 
la a  la  devoción  de  esta  Reina,  aconsejó  los  ayunos  del  sábado  que  se  le  dedi- 
can, y  dijo:  Oh  Señora,  si  yo  muriese  en  un  día  vuestro  como  el  sábado. 

"Cumplióle  esta  tan  agradecida  Reina  sus  deseos.  Quedó  su  cuerpo  tan  tra- 
table, como  experimentamos  los  de  casa,  llegando  de  intento  a  moverle  los 
brazos  y  los  dedos  de  las  manos,  hasta  el  tiempo  de  quitarle  el  cáliz  para  se- 
pultarlo; y  su  rostro  tan  a  lo  vivo,  que  no  parecía  muerto,  sino  dormido:  ar- 
gumento uno  y  otro  de  su  angelical  recato,  y  de  que  fue  su  muerte  de  justo. 
*Moriatur  anima  mea  morte  justorum'. 


BIOGRAFIA 


741 


"Apenas  publicaron  su  muerte  las  campanas,  que  acudieron  las  más  prin- 
cipales personas  de  la  ciudad,  a  ver  difunto  para  su  consuelo,  a  quien  habían 
venerado  vivo  para  el  remedio  de  sus  almas. 

"Hizo  el  domingo  siguiente  el  entierro  con  misa  de  cuerpo  presente,  uno 
de  los  señores  prebendados  de  esta  santa  iglesia,  con  asistencia  de  todo  el  muy 
ilustre  eclesiástico  cabildo,  y  grande  concurso  de  toda  la  ciudad.  Y,  aunque  es- 
taba muerto,  no  cesaba  de  edificamos,  pues  con  su  muerte  se  descubrió  su  po- 
breza, tanto  que,  aun  de  las  necesarias  alhajuelas  de  su  aposento  carecía,  re- 
ducido sólo  su  amor  a  un  rostro  de  nuestro  padre  San  Ignacio,  y  a  una  imagen 
de  papel  de  nuestra  Señora. 

"Y,  aunque  esta  tan  religiosa  vida  nos  asegura  goza  el  padre  las  mejoras 
de  la  eterna;  con  todo,  para  satisfacer  la  obligación,  ruego  a  V.  R.  continúe 
sus  memorias  en  sus  santos  sacrificios,  y  a  mí  no  me  olvide  delante  de  nuestro 
Señor,  que  me  guarde  a  V.  R.  muchos  años". 

Guadalajara,  Enero  (sic,  por  Febrero)  9  de  1681. 

Siervo  de  V.  R.  Luis  del  Canto. 

(Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  ColL,  1934]  Vol.  6o.  de  mss.  pp.  302-4). 

Referencias  biográficas 

1  Arch.  Provinciae  Mexicanae  (Isl.  Coll.,  1934).  Vol.  VI  de  Mss.  ff. 
302-4. 

2  Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  (1960)  APA-G.  IX-3.  (1365). 

3  Aviles,  Ignacio,  S.  J.,  Fórmula  manuscrita  de  su  mano  y  renuncia,  para 
su  profesión.  Guadalajara,  Jal.,  2  de  Febrero  de  1678. 

4  Del  Canto,  Luis,  S.  J.  (Rector  del  Col.  de  Guadalajara).  Carta  de  edi- 
ficación del  P.  Ignacio  de  Avilés.  Fechada  el  9  de  Enero  (sic,  por  Febre- 
ro) de  168L 


AVILES,  JOSE,  H. 
Biografía 

Hay  otro  padre  José  Avilés  en  el  siglo  XVIII. 

1696  (Roma,  28  de  Julio  de  1696).  (De  la  7a.  carta  de  esta  fecha  del  P. 
general  Tirso  González  al  P.  provincial  Juan  de  Palacios)  "Apruebo 


742 


AVILES,  SALVADOR,  P. 


de  nuevo  el  haber  despedido  también  a  los  hermanos  Joseph  de  Aviles  y 
Juan  de  Loredo". 

(Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  [1960]  APA-G  II  (1242). 

Referencias  biográficas 

1  Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  (1960)  APA-G  II  (1242). 

2  González,  Tirso,  S.  J.,  7a.  carta  de  Roma-,  28  Julio  1696,  al  P.  Prov. 
Juan  de  Palacios. 


AVILES,  SALVADOR,  P. 
Biografía 

1624  Roma,  Marzo  11  de  1624.  (De  una  carta  del  P.  Mucio  Vitelleschi  al 
P.  Prov.  Juan  Laurencio)  :  "Huélgome  que  el  P.  Salvador  Aviles 

haya  satisfecho  a  las  cosas  graves  que  había  contra  él;  con  todo,  importará 
que  V.  R.  encargue  a  sus  inmediatos  superiores,  que  velen  y  miren  cómo  pro- 
cede, para  que  se  ataje  con  tiempo,  cualquiera  daño  que  hubiere'*. 
(Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  ColL,  1934].  Ms.  No.  228). 

1625  Lo  encontramos  de  superior  en  Zacatecas.  (Véase  bibliografía) . 

1626  Una  copia  de  4  fojas  de  la  escritura  de  donación  que  en  14  de  Diciem- 
bre de  1626,  en  Zacatecas,  otorgó  Francisco  de  Zaldívar,  de  una  ha- 
cienda y  minas  de  sacar  plata,  a  favor  de  aquel  colegio,  la  que  se  halla  acep- 
tada por  el  P,  Salvador  de  Aviles,  rector  que  era  de  él. 

(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  f.  187). 

1628  Roma,  28  de  Marzo  de  1628.  (De  una  carta  del  P.  general  Vitelleschi 
al  P.  Prov.  Juan  Laurencio)  :  "La  cosa  que  más  he  sentido  es  el  haber 

puesto  por  rector  de  Zacatecas  al  P.  Salvador  de  Aviles,  sabiendo  V.  R.  del 

dicho  padre,  las  cosas  que  le  escribió  en  una  carta,  cuya  copia  me  envía.  .  . 

No  tiene  excusa". 

(Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  College,  1934]  Ms.  No.  228). 

—       Roma,  28  de  Marzo  1628.  (Otra  carta  del  mismo  P.  general  al  mismo 


BIOGRAFIA 


743 


P.  provincial  Laurencio)  :  "El  P.  visitador  Diego  de  Sossa,  va  encargado 
•de  lo  que  se  ha  de  hacer  con  el  P.  Salvador  de  Aviles.  Sus  delitos  piden 
reclusión  y  penitencia  larga,  y  así  es  menester  ir  despacio  con  él,  y  siendo,  co- 
mo es,  profeso,  no  se  puede  tratar  en  ninguna  manera,  de  que  le  demos  di- 
misoria.  V.  R.  dé  al  dicho  P.  visitador,  todos  los  papeles  que  hay  acerca  del 
dicho  padre  Aviles,  y  le  informe  de  lo  demás  que  juzgare  convenir,  en  orden 
del  buen  acierto  de  lo  que  se  hubiere  de  hacer  con  él".  (Vitelleschi  a  Lau- 
rencio) (Arch.  Prov.  [Isl.  Coll.]  1.  c). 

1628-29  En  la  "defensa  escrita  por  el  reo  judaizante  y  relapso,  español,  To- 
más Treviño  de  Sob remonte,  escrita  (digo)  por  1648,  escribe  él  lo  si- 
guiente, refiriéndose  a  su  estancia  en  Guadalajara,  después  de  haber  sido  de- 
clarado libre,  la  primera  vez:  "Y  Francisco  Mendoza  me  vería  ir  a  misa  de 
once,  que  (ya  me  hubieran  acusado  de  que  no  la  oía)  confesaba  en  la  Com- 
pañía, comulgaba  en  la  iglesia  mayor,  no  perdía  sermón;  predicó  por  las  tar- 
des con  eminencia  el  P.  (Salvador  de)  Aviles,  la  historia  del  rey  Salomón.  .  . 
Y  estuve  en  Guadalajara,  por  los  años  de  1628  y  1629". 

(Bol.  Arch.  Gen.  Nac.  [México]  t.  viii  No.  1.  Enero-Marzo  1937,  p.  143) . 

1634  Roma,  Enero  16  de  1634.  (De  una  carta  del  P.  Vitelleschi  al  P.  Prov. 

Florián  de  Ayerbe)  :  "Nuestro  Señor  tenga  en  el  cielo  al  P.  (Salvador) 
Aviles,  que  yo  me  alegraré  que  su  arrepentimiento  haya  sido  verdadero". 

(Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  College,  1934]  Mss.  Cartas  de  los  generales). 

1637  Roma,  30  de  Octubre  de  1637.  (De  una  carta  del  P.  Vitelleschi  al  P. 

Prov.  Ayerbe)  :  "Confirmo  la  aplicación  que  V.  R.  hizo  de  los  400  pesos 
que  tenía  el  P.  Salvador  Aviles". 

Referencias  biogr-Áficas 

1  Arch.  Prov.  Méx.  (Isl.  Coll.,  1934)  Manuscrito  No.  228. 
Y  cartas  de  los  PP.  generales. 

2  Bol.  Arch.  Gen.  Nac.  (México)  t.  VIII  No.  1.  Enero-Marzo  1937,  p.  143. 

3  Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  (1767)  f.  187. 

4  Treviño  de  Sobremonte,  Tomás.  Defensa  segunda.  Ms.  Guadalajara,, 
1648. 

5  Vitelleschi,  Mucio,  S.  J.  Cartas: 

Al  P.  Prov.  Juan  Laurencio,  Roma,  11  de  Marzo  1624. 

Al  P.  Prov.  Juan  Laurencio,  Roma,  28  de  Marzo  1628.  (Dos). 


744 


AYALA,  ANTONIO  D£,  P. 


Al  P.  Prov.  Florián  de  Ayerbe,         Roma,  16  de  Enero  de  1634. 
Al  P.  Prov.  Florián  de  Ayerbe,         Roma,  30  de  Octubre  de  1637. 

Bibliografía 

1625  Cinco  cartas  del  P.  Salvador  de  Aviles,  al  P.  Prov.  Juan  Laurencio, 
fechadas  en  Zacatecas  el  año  1625,  en  que  dándole  razón  de  la  funda- 
ción del  colegio  le  remite  memoria  de  lo  que  el  maestre  de  campo  don  Fran- 
cisco Zaldívar  y  Mendoza,  estaba  dando  para  la  obra  de  la  iglesia,  y  que  pide 
que  el  escudo  de  armas  suyo  se  ponga  en  la  fachada  de  la  puerta  principal. 
(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  f.  185). 

Referencia  bibliográfica 
1  Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  (1667)  f.  185. 


AYALA,  ANTONIO  DE,  P. 
Biografía 

Advertimos  desde  luego  que  a  este  P.  Antonio  de  Ayala,  lo  llama  el  P. 
Mucio  Vitelleschi,  una  vez  Alonso;  pero  por  el  contexto  se  saca  que  es  An- 
tonio. 

Otra  segunda  y  necesaria  advertencia  es  que  Sommervogel  pone  su  muerte 
el  año  de  1626,  cuando  venía  del  Perú  a  México;  y  creo  que  ha  de  ser  el  año 
de  1646,  cuando  volvía  de  México  al  Perú. 

1575  "Nació  en  1575".  (Sommervogel).  "Es  natural  de  Sevilla".  (Berist.). 

—       "El  P.  Antonio  de  Ayala,  nació  en  Sevilla  en  1575".  (Burrus,  Hist. 
11,672). 

1600  "Admitido  en  la  Compañía  en  Lima  el  13  de  Diciembre  de  1600,  tra- 
bajó en  la  conversión  de  los  infieles".  (Sommervogel)  (Burrus). 


BIOGRAFIA 


745 


1626  "Pereció  hacia  el  año  de  1626,  en  la  travesía  del  Perú  a  México". 
( Sommerx  ogel ) . 

—       ''Hacia  1626  murió  ''mientras  regresaba  de  México  al  Perú".  (Burrus; 
II,  672). 

Nótese  que  el  P.  Sommervogel  dice  que  pereció  en  la  travesía  del  Perú 
a  México,  y  el  P.  Burrus,  que  murió  en  el  viaje  de  México  al  Perú";  y  esto 
último  es  verdad  pero  no  en  el  año  1626,  sino  probablemente  en  el  de  1646; 
por  los  datos  que  en  seguida  vamos  a  dar. 

< —       Beristáin  (t.  I,  Letra  A)  se  contenta  con  decir:  "Jesuíta  de  la  Provincia 
de  México  a  mediados  del  siglo  XVII". 

1634  Roma,  Enero  16  de  1634.  (De  una  carta  del  P.  Mucio  Vitelleschi  al 
P.  provincial  Florián  de  Ayerbe)  :  "Los  padres  Alonso  (sic,  por  Anto- 
nio) de  Ayala  y  Bernabé  Lobo  (sic,  por  Cobo)  (que  también  había  venido  a 
esta  provincia,  de  la  del  Perú  el  año  de  1630),  desean  tomarse  a  la  provincia 
del  Perú;  yo  les  respondo  que  por  ningún  caso  conviene  abrir  esta  puerta. 
V.  R.  les  consuele  en  lo  que  hubiere  lugar,  pero  en  materia  de  estas  mudan- 
zas, los  procure  divertir".  (Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll.,  1934]  Mss.). 

1637  México,  Nov.  2  1637.  "Se  halla  bajo  el  No.  30  de  los  cuarenta  profesos 
reunidos  en  México  en  la  duodécima  congregación  provincial,  presidi- 
da por  el  P.  provincial  Luis  de  Bonifaz".  (Acta  original  en  Arch.  Prov.  Méx. 
[Isl.  Coll.,  1934]  Vol.  V,  de  Mss.  pp.  11-12). 

1638  Roma,  30  de  Octubre  de  1638.  (De  una  carta  del  P.  general  Vitelles- 
chi al  P.  provincial  Luis  de  Bonifaz)  :  "El  P.  Antonio  de  Ayala  desea 

vivir  en  la  casa  del  noviciado  de  Santa  Ana  de  México;  si  no  hay  inconve- 
niente de  consideración,  V.  R.  le  consuele.  También  dice  tiene  trabajado  un 
libro  de  nuestra  Señora  para  que  se  estampe.  V.  R.  se  lo  pida,  y,  con  secreto  le 
entregue  a  tres  personas  de  toda  satisfacción,  y,  en  remitiéndome  la  censura, 
consideraré  lo  que  conviene  en  razón  de  su  impresión,  pero  antes  no  se  eje- 
cute". (Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll.  1935]  Vol.  V). 
(Véase  en  bibliografía  del  P.  Ayala). 

1641  Roma,  30  de  Noviembre  de  1641.  (De  una  carta  del  P.  Mucio  Vitelles- 
chi al  P.  provincial  Andrés  Pérez  de  Rivas)  :  "El  P.  Antonio  de  Ayala 
ha  estado  afligido  con  los  demasiados  oídos  que  se  dice  ha  dado  V.  R.  al  P. 
Alonso  de  Rojas  y  a  no  sé  qué  hermanos;  y  si  bien  es  verdad  que  uno  escribe 
de  él  que  salía  de  casa  mañana  y  tarde,  y  que  se  regalaba  y  vestía  de  su  mano, 
teniendo  pesadumbre  con  los  seglares,  con  ocasión  de  cobrar  la  renta,  etc.  otro 
afirma,  no  tenían  el  debido  fundamento  los  reparos  que  se  han  hecho. 

"Yo  estoy  seguro  de  la  prudencia  y  celo  de  V.  R.,  que  habrá  dispuesto  lo 


746 


AYALA,  ANTONIO  DE,  P. 


que  juzgó  ser  conveniente;  y  si  ha  ayudado  al  P.  Rojas  y  a  los  nacidos  en  In- 
dias, no  nacería  de  menos  igualdad  sino  de  ganar  a  todos  y  quitar  sospechas 
mal  fundadas  a  los  que  podían  estar  recelosos  de  si  los  miraban  o  no  con  bue- 
nos ojos".  (Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll.,  1935]  Vol.  V.  Mss.  p.  12). 

1643  México,  31  Enero-4  de  Febrero  1643.  Se  halla  bajo  el  No.  16  de  los 
27  profesos  reunidos  en  México,  en  la  décima  tercera  congregación  pro- 
vincial. (Acta  original  en  Isl.  ColL,  1935.  Mss.). 

1644  Roma,  30  de  Marzo  de  1644.  (De  una  carta  del  P.  Vitelleschi  al  P. 
provincial  Luis  de  Bonifaz)  :  "Disonancia  ha  causado  (y  al  parecer 

justificadamente)  que  habiendo  órdenes  apretados  y  corriendo  éstos  del  ge- 
neral 'que  ninguno,  sin  especial  licencia  suya,  se  mude  de  una  provincia  a 
otra',  V.  R.  haya  permitido  o  dado  licencia  para  que  pasase  a  la  del  Perú  el 
P.  Antonio  de  Ayala^  particularmente  habiéndosela  negado  yo. 

"Presumo  que  V.  R.  habrá  tenido  causa  muy  grave  que  a  ello  le  obligase,, 
que  de  otra  manera  no  me  inclino  a  aprobar  la  resolución". 

(Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  ColL,  1935]  Vol.  V.  Mss.,  p.  50v). 

1646  ?  Por  1646  murió  mientras  regresaba  de  México  al  Perú. 

Referencias  biográficas 

1  Actas  de  las  congregaciones  provinciales  de  México: 

De  la  duodécima,  2  de  Noviembre  1637. 

De  la  décima  tercera,  31  Enero-4  de  Febr.  1643. 

2  Alegre-Burrus,  Ernest  J.,  S.  J.,  Hist.  II,  Roma,  1958,  pp.  672-3. 

3  Arch.  Prov.  Méx.  (Isl.  ColL,  1934)  Vol.  V.  de  Mss.  pp.  11,  12,  50. 

4  BeristÁin,  Biblioteca  hispano-americana.  Amecameca,   1883,   t.  I.  Art. 
Ayala. 

5  Vitelleschi,  Mucio,  S.  J.,  Cartas: 

Al  P.  Prov.  Florián  de  Ayerbe.  Roma,  16  Enero  1634. 

Al  P.  Prov.  Luis  de  Bonifaz.  Roma,  30  Oct.  1638. 

Al  P.  Prov.  Andrés  Pérez  Rivas  Roma,  30  Nov.  1641. 

A.  P.  Prov.  (2a.  vez)    Luis  de  Bonifaz.  Roma,  30  Mzo.  1644. 

Bibliografía 

1634  Cartas:  Al  P.  Mucio  Vitelleschi. 

México  1633.  (consta  de  la  respuesta  del  P.  General  [pidiendo  volver 
a  Perú] ) . 


BIBLIOGRAFIA 


747 


1638  México,  1638.  (Consta  de  la  contestación)  :  "El  P.  Ayala  desea  \dvir 
en  el  noviciado  de  Santa  Ana,  de  México". 

1641  México,  1641.  Consta  de  la  carta  del  P.  general  al  P.  Prov.  Pérez 
Rivas. 

El  P.  Antonio  Avala  está  afligido. 
S.  f.     ''Escribió  sermones".  iBerist.j. 

1637  (De  los  postulados  que  llevaba  el  P.  procurador  Andrés  Pérez  Rivas 
de  la  duodécima  congregación  provincial)  :  "A  V.  P.  se  pide  licen- 
cia en  orden  de  la  impresión  de  un  libro  'de  las  excelencias  de  nuestra  Se- 
ñora', compuesto  y  escrito  en  vulgar  por  el  P.  Antonio  de  Ayala,  el  cual 
libro  vieron  y  aprobaron  en  México,  padres  doctos;  y  al  presente  está  ya  en 
Sevilla;  se  vea  de  nuevo  allí,  y,  si  lo  aprobaren,  pueda  el  P.  provincial  de 
Andalucía  dar  licencia  para  que  luego  se  imprima".  (Alegre-Burrus:  II,  672). 

—       "La  Rosa  de  Jericó".  Excelencias  y  grandezas  de  la  santísima  Virgen. 

Manuscrito  dedicado  al  reverendísimo  Mucio  Vitelleschi,  general  de 
la  Compañía  de  Jesús.  Preparado  para  la  prensa.  Existe  en  la  biblioteca  de 
la  universidad  de  México,  in  4o.  (Sotuelo)  (De  Backer)  (Sommerv.)  (Berist.). 

1638  Roma,  Oct.  30  de  1638.  (De  una  carta  del  P.  Vitelleschi  al  P.  Prov. 
Luis  de  Bonifaz)  :   "El  P.  Antonio  de  Ayala  dice  tiene  trabajado 

un  libro  de  nuestra  Señora  para  que  se  estampe.  V.  R.  se  lo  pida  y,  con 
secreto  lo  entregue  a  tres  personas  de  toda  satisfacción,  y  en  remitiéndome  la 
censura,  consideraré  lo  que  conviene  en  razón  de  su  impresión,  pero  antes 
no  se  ejecute".  (Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll.,  1935]). 

1639  Roma,  30  de  Octubre  de  1639.   (De  una  carta  del  P.  Vitelleschi  al 
P.  Andrés  Pérez)  :  "Los  PP.  Antonio  de  Ayala  y  Luis  de  Molina 

(del  primero  escribí  ya  el  año  pasado)  dicen  que  tienen  unos  libros  dis- 
puestos para  la  estampa.  V.  R.  se  los  pida,  y  con  secreto  se  los  entregue  a 
tres  revisores  de  toda  satisfacción;  y  envíeme  las  censuras,  que,  en  recibién- 
dolas, veré  si  conviene  dar  la  licencia  para  que  se  impriman;  antes,  no  es 
razón  se  haga,  ni  V.  R.  lo  permita".  (Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll.,  1934]  Mss. 
Cartas  de  los  PP.  generales) . 

1640  Respuesta  del  P.  general  Vitelleschi  al  memorial  del  P.  procurador 
Diego  de  Salazar,  Roma,    19  de  Abril  de   1640:    (Congr.  67.  ff. 

193-193v). 

"Si  las  censuras  del  libro  del  P.  Antonio  de  Ayala,  de  las  excelencias 
de  nuestra  Señora,  le  son  favorables;  y  juzga  el  P.  provincial  de  Andalucía, 


748 


AYALA,  LORENZO  DE,  P. 


después  de  vistas,  que  seguramente  se  puede  estampar,  concedo  licencia  para 
que  luego  se  trate  de  su  impresión".  ( Alegre-Burrus  II,  673). 

Referencias  bibliográficas 

1  Alegre-Burrus,  Ernest  J.,  S.  J.,  Hist.       II,  Roma,  1958,  ff.  672-673. 

2  Arch.  Prov.  Méx.  (Isl.  ColL,  1935)  Vol.  V.  Mss.  Cartas  de  los  PP.  ge- 
nerales. 

3  BeristÁin,  Bibliot.  hispano-americana.  Amecameca,  1883,  t.  I,  Art.  Ayala. 

4  Congr.  67,  ff.  193-193v. 

5  De  Bagker,  S.  J.,  Bibliotheque  des  ecrivains  de  la  Compagnie,  I,  347. 

6  Degorme,  Gerardo,  S.  J.,  La  Obra  de  los  jesuítas,  México,  1941,  t.  I,  194. 

7  Sommervogel,  S.  J.,  Bibliotheque  de  la  C.  de  J.,  I,  709. 

8  SoTUELO,  ( South well)  Natanael^  Biblioteca  Scriptorum  S.  J.  Varesii, 
1676. 

9  ViTELLEscHi,  Mucio,  S.  J.,  Cartas: 

Al  P.  Prov.  Luis  de  Bonifaz,  Roma,  30  Octubre  1638. 

Al  P.  Prov.  Andrés  Pérez  Rivas,        Roma,  30  Octubre  1639. 


AYALA,  LORENZO  DE,  P. 
(1582-1635)  (t  53) 

Biografía 

1582  Natural  de  la  ciudad  de  Guatemala.  (Decorme)  (J.M.D.). 

Fue  su  padre  don  Femando  de  Ayala  que  residió  en  Guatemala,  con 
su  casa  poblada,  armas  y  caballo,  sirviendo  en  lo  que  se  ofreció  y  en  cinco 
corregimientos.  Y  su  bisabuelo  materno  fue  de  los  primeros  conquistadores 
y  pobladores  de  Guatemala".  (AGI  Arch.  Gen.  de  Indias,  Sevilla.  Ramo: 
Guatemala) . 

1586  "El  P.  Lorenzo  Ayala  nació  en  Guatemala  por  los  años  de  1586". 
(Burrus:  Hist.  II,  375). 


BIOGRAFIA 


749 


1592  "Ha  estudiado  Lorenzo  Ayala  Godoy  desde  la  edad  de  10  años  con 
aprovechamiento,  virtud  y  ejemplo".  (AGI:  Arch.  Gen.  Indias:  Ramo 
Guatemala) . 

1604  Valladolid  (España)  24  de  Mayo  de  1604.  (Tenía  entonces  22  años) 
Solicitud:  "La  chantría  de  la  iglesia  de  Honduras  esta  vaca  por  no 
haber  ido  a  servirla  el  Lic.  Gaspar  Díaz  Godino,  desde  el  año  de  1593  que 
fue  proveído  en  ella,  y  conviene  que  se  provea  en  otro. 

"Las  personas  que  se  ofrecen  son:  Don  Lorenzo  de  Ayala,  que  ha  es- 
tudiado desde  la  edad  de  10  años.  .  .  hijo  de  don  Fernando  de  Ayala,  con- 
quistador y  de  los  primeros  pobladores  de  Guatemala  que  en  todo  dio  bue- 
na cuenta;  y  por  el  lado  materno  es  biznieto  de  otro  de  los  conquistadores 
de  esta  tierra"...  (Arch.  Gen.  Indias.  Ramo  Guatemala). 

—       Respuesta:    "Fue  Lorenzo  de  Ayala  señalado  de  los  señores  del 
Consejo". 

1609  Solicitud  al  consejo  de  Indias:  Señor:  Don  Lorenzo  de  Ayala 
Godoy,  canónigo  de  la  catedral  de  Guatemala  y  visitador  en  aquel 
obispado,  dice:  "que  él  tiene  madre  viuda,  noble  y  pobre;  y  una  hermana 
doncella,  y  otros  hermanos  a  quienes  sustenta;  y  que  V.  M.  (Felipe  III)  le 
hizo  merced,  por  su  virtud,  servicios  y  calidades,  de  presentarle  a  la  dicha 
canongía,  y  al  presente  está  vaca  (libre)  la  dignidad  de  maestrescuela  de 
aquella  catedral. 

"Suplica  a  V.  M.,  pues  en  él  concurren  las  calidades  necesarias  (como 
de  sus  papeles  consta),  le  haga  merced  de  presentarle  a  la  dicha  dignidad 
de  maestrescuela  de  la  dicha  catedral  de  Guatemala,  para  que  con  ella  pue- 
da amparar  a  su  madre  y  hermanos,  que  en  ello  recibirá  merced". 

Respuesta:  "Lo  vio  el  tribunal  el  27  de  Enero  de  1610". 

(Arch.  Gen  de  Indias.  Ramo  Guatemala,  7). 

1610?  Hay  otro  memorial  en  que  solicita  lo  mismo,  pero  su  fecha  está  ile- 
gible, y  parece  leerse  "1610".  Por  este  memorial  consta  que  ya  era 
"canónigo  de  la  catedral  de  Guatemala,  provisor  y  vicario  general  en  su  obis- 
pado, por  la  sede  vacante". 

Nota:  Quedó  la  sede  vacante  en  1600,  en  que  a  mediados  de  año  tomó 
posesión  el  limo,  don  Juan  Ramírez,  dominico;  y  quedó  también  va- 
cante en  1609,  por  su  muerte,  hasta  que  en  1610  la  ocupó  el  limo, 
don  Juan  de  las  Cabezas  Altamirano. 

1617  Concesión  a  una  solicitud.  "En  la  iglesia  catedral  de  Guatemala  está 
vaca  la  chantría  por  muerte  de  don  Lucas  Hurtado  de  Mendoza,  y 
las  personas  que  el  consejo  juzga  por  a  propósito  para  ella,  son:  en  primer 


750 


AYALA,  LORENZO  DE,  P. 


lugar,  don  Sancho  Núñez  de  Varahona.  .  .  ;  en  segundo  lugar,  Don  Loren- 
zo de  Ayala,  que  ha  estudiado  algunos  años,  y  es  biznieto  de  don  Juan  Pé- 
rez de  Ardón,  que  fue  conquistador  y  poblador  de  Guatemala;  e  hijo  de 
don  Fernando  de  Ayala  quien  desde  el  año  de  1569  residió  en  ella  con  su 
casa  poblada,  armas  y  caballo,  y  habiendo  servido  en  algunos  corregimien- 
tos, y  dado  buena  cuenta  de  ellos,  viniendo  a  España  a  que  se  le  hiciese  mer- 
ced, murió  en  la  mar;  y  su  hijo,  Don  Lorenzo,  es  el  que  hace  esta  solicitud". 

Respuesta  dada  en  Madrid  el  21  de  Agosto  de  1617:  "De  los  cuatro  so- 
licitantes, que  eran  don  Sancho  Núñez  de  Varaona,  el  Dr.  Rodrigo  de  Vi- 
llegas el  Lic.  Jaime  de  Gordillo  y  nuestro  Lorenzo  de  Ayala,  S.  M.  eligió 
a  Sancho  Núñez  de  Varaona". 

1619  En  16  de  Marzo  de  1619  el  consejo  concedió  a  don  Lorenzo  de 
Ayala  la  chantría  de  la  catedral  de  Guatemala,  por  muerte  de  don 
Sancho  Núñez  de  Varaona...    (AGI.  Ramo  Guatemala,  I). 

1624  "Sus  arregladas  costumbres  y  suavidad  de  carácter  le  habían  granjea- 
do en  Guatemala,  el  aprecio  general  de  todos;  pero  esto  no  lo  libró 
de  la  persecución  de  una  persona  respetable  que  le  causó  algunas  pesadumbres. 

"Una  noche  estando  muy  afligido,  le  pareció  oír  una  voz  del  cielo  que 
le  ordenaba  abandonase  el  mundo  (Dice.  Univ.  que  lo  copia  de  Oviedo)  re- 
tirándose a  la  Compañía  de  Jesús,  y  esto  se  repitió  por  tres  veces". 

—  Versión  de  Oviedo:   "Desengañado  del  mundo  salió  de  Guatemala 
para  México,  con  el  fin  de  entrar  en  la  Compañía.  En  el  camino  y 

ya  en  México,  se  entibió  y  pretendía  pasar  a  España  a  buscar  dignidades". 
(Oviedo:  Menol.). 

—  Versión  de  Alegre  (II,  160)  :  "Don  Lorenzo  de  Ayala  que  ven- 
ciendo no  pocas  dificultades  y  despreciando  las  grandes  esperanzas  que 

su  sangre  y  las  riquezas  le  ofrecían,  salió  fugitivo  de  la  ciudad  de  Guate- 
mala, y  de  en  medio  de  sus  nobles  deudos,  para  venir  a  ofrecer  al  Señor  el 
sacrificio  de  sí  mismo  en  nuestro  noviciado  de  Tepotzotlán,  con  admiración 
del  excelentísimo  señor  virrey,  don  Rodrigo  Pacheco  y  Osorio,  marqués  de 
Cerralvo,  y  de  todas  las  personas  de  distinción,  que  lo  visitaron  en  México". 

—  Versión  del  Anua  de  1624,  fechada  en  México  el  20  de  Mayo  de  1625 
y  firmada  por  el  P.  Prov.  Juan  Laurencio:  "Entre  estos  sujetos  que 

se  han  recibido,  uno  fue  el  P.  Lorenzo  de  Ayala,  maestrescuela  que  actual- 
mente era  de  la  catedral  de  Guatemala,  cuya  entrada  en  la  Compañía  ha 
sido  de  muy  grande  edificación  en  todo  este  reino,  así  por  la  dignidad  que 
renunció,  como  por  ser  de  suyo  persona  muy  principal.  Vino  a  esta  ciudad 
de  México  desde  Guatemala,  que  dista  300  leguas,  y  estuvo  algunos  días  an- 


BIOGRAFIA 


751 


tes  de  ser  recibido,  por  huésped  en  nuestra  casa  profesa,  donde  fue  visitado 
de  los  oidores  de  ia  real  audiencia,  y  prebendados  de  la  catedral  y  otros  ca- 
balleros de  la  república.  Pasadas  estas  visitas,  y  besada  la  mano  a  su  exce- 
lencia el  virrey,  dándole  parte  de  sus  buenos  y  santos  intentos  con  general 
aplauso,  fue  enviado  al  noviciado  (de  Tepotzotlán)  donde  procede  con  muy 
grande  religión  y  edificación  de  todos,  y  con  grandes  esperanzas  para  en  ade- 
lante y  amor  de  su  vocación  extraordinaria  a  la  Compañía  nos  promete,  que 
fue  así:  habiendo  tenido  no  sé  qué  pesadumbre  con  un  prebendado  de  Gua- 
temala, tuvo  una  noche  una  gran  batalla  y  desasosiego  sobre  el  caso,  y,  es- 
tando despierto,  oyó  una  voz  que  le  dijo:  'Entra  en  la  Compañía  de  Jesús 
para  servir  a  Dios'.  Por  la  mañana  fue  a  nuestra  casa,  donde  empezó  a  tra- 
tar el  negocio  de  su  salvación;  mas  por  estar  muy  adelantado  y  emparentado 
con  honras  humanas,  se  emperezó  algo,  y  oyó  otra  voz,  que  decía:  'Dum 
lucem  habetis  ambulate.  .  .  ne  tenebrae  vos  comprehendant'.  Todavía  sen- 
tía dificultad,  y  oyó  otra  voz  que  le  dijo:  'Digitus  Dei  est  hic',  las  cuales  pa- 
labras interpretó  en  sentido  vigoroso,  como  que  Dios  le  había  de  dar  algún 
gran  castigo,  pues  esto  significa  a  las  veces  'el  dedo  de  Dios';  pero  le  fue 
del  cielo  explicado  el  sentido,  diciéndole  la  voz:  'Tu  septiformis  muñere, 
dexterae  Dei  est  digitus',  dándole  a  entender  que  era  otra  cosa  muy  superior. 

"Con  que  dejando  la  llave  de  su  casa  en  Guatemala  secretamente  a  un 
amigo  a  quien  únicamente  contó  su  determinación,  salió  de  la  ciudad. 

"El  demonio,  queriendo  todavía  vencerle,  le  asaltó  cerca  de  México,  per- 
suadiéndole que  se  fuese  mejor  a  España,  pues  era  el  tiempo  de  la  flota, 
y  con  eso  daría  también  color  a  su  llegada.  Mas  no  dejó  Dios  a  su  pere- 
grino, pues  con  gravedad  le  amenazó  con  la  voz  acostumbrada:  'Maledicti 
qui  declinant  a  mandatis  tuis'.  Con  esto  acabó  de  entregarse  a  Dios'."  (Anua 
de  1624). 

—  Versión  de  Pérez  Rivas:  (Crón.  II,  pp.  271-73).  "El  otro  sujeto  que, 
siendo  maestrescuela  de  la  iglesia  catedral  y  que  llamado  con  singu- 
lar vocación  del  cielo,  entró  en  la  Compañía,  fue  don  Lorenzo  de  Ayala, 
persona  noble  de  autoridad  y  muy  estimada  y  emparentada  en  la  república, 
cuya  maravillosa  vocación,  sucedió  de  esta  suerte:  acostóse  una  noche  el 
maestrescuela  con  desasosiego,  de  una  pesadumbre  que  se  le  había  ofreci- 
do con  otra  persona  de  autoridad,  y  estando  despierto  con  esa  inquietud,  oyó 
distintamente  una  voz  que  le  decía:  'Entra  a  servir  a  Dios  en  la  Compañía 
de  Jesús'. 

"Movido  con  aqueste  aviso,  luego  por  la  mañana,  sin  dilación  fue  a  nues- 
tra casa  a  tratar  del  negocio,  en  que  parecía  le  iba  su  salvación. 

"Pero  como  la  carne  y  sangre  (como  dijo  el  apóstol)  se  oponen  al  espí- 
ritu, y  el  maestrescuela  estaba  muy  emparentado  en  la  ciudad,  y  adelanta- 


752 


AYALA,  LORENZO  DE,  P. 


do  en  honras  humanas  y  con  esperanzas  de  estarlo  más,  se  comenzaron  a 
resfriar  los  buenos  propósitos  que  había  concebido  en  el  primer  aviso  del  cielo. 

"Pero  nuestro  Señor  que  es  constante  en  sus  misericordias,  le  envió  otra 
voz  que  decía:  'Dum  lucem  habetis  ambulate,  ne  tenebrae  vos  comprehendant*^ 
que  fue  lo  mismo  que  decirle,  que  siguiese  la  luz  que  de  presente  se  le  co- 
municaba del  cielo. 

"Con  todo,  ¡oh  pereza  humana!  hallaba  dificultad  el  maestrescuela  en 
poner  en  ejecución  las  voces  del  cielo;  pero  el  Señor  que  es  rico  en  mise- 
ricordias, perseverando  en  hacerlas  a  esta,  le  avisó  con  tercera  voz  que  de- 
cía: 'Digitus  Dei  est  hic',  que  el  dedo  de  Dios  le  señalaba  lo  que  había  de 
hacer.  En  sentido  riguroso  y  de  amenaza  interpretó  el  maestrescuela  estas; 
palabras,  paréciéndole  que  significaba  algún  castigo  que  Dios  le  quería  en- 
viar. Y  a  la  verdad  esas  palabras  se  dijeron  (como  refiere  la  Sagrada  Escri- 
tura en  el  Exodo)  cuando  castigaba  Dios  en  Egipto  la  obstinación  de  Fa- 
raón. Pero  el  Señor  que,  con  más  dulce  estilo  llamaba  a  don  Lorenzo  de- 
Ayala  a  la  Compañía  de  Jesús,  le  significó  que  el  dedo  de  Dios,  en  las  pa- 
labras que  había  oído,  lo  había  de  entender  en  el  sentido  en  que  la  Iglesia 
las  usa  en  el  himno  del  Espíritu  Santo :  'Tu  septiformis  muñere  digitus  paternae 
dexterae'  y  dándole  a  entender,  que  el  aviso  que  se  le  daba,  era  consejo  del. 
Espíritu  Santo. 

"Conociendo  ya  aquí  nuestro  maestrescuela  tan  claramente  la  vocación 
del  cielo,  sin  aguardar  más  se  resolvió  a  dejar  patria,  parientes  y  cuanto  le 
podía  impedir  el  ponerla  en  ejecución;  y  para  asegurar  más  esta  resolución,, 
un  día,  con  color  de  que  se  iba  a  holgar,  y  dejando  las  llaves  de  su  casa  ai 
P.  rector  de  la  Compañía,  con  quien  y  con  sólo  otro  amigo  comunicó  su 
determinación,  con  todo  secreto,  aunque  acompañado  de  algunos  criados,  se 
partió  para  la  ciudad  de  México,  300  leguas  de  camino,  a  cumplir  su  santo 
propósito,  habiendo  tratado  con  nuestro  padre  provincial  por  escrito,  lo  era 
el  P.  Juan  Laurencio,  solícito  y  consolado  caminó  nuestro  pretendiente  las 
más  de  sus  jornadas;  pero  llegando  ya  cerca  de  México,  el  demonio  (que 
no  andaba  menos  solícito  de  impedir  esta  santa  pretensión  del  maestrescue- 
la),  le  asaltó  con  otra  nueva  tentación,  persuadiéndole  de  que  pues  era  tiem- 
po y  ocasión  aquella,  en  que  la  flota  se  partía  para  España,  que  se  embarcase 
en  ella,  con  que  daría  color  a  la  partida  repentina  de  su  casa,  y  pasaría  a  la 
corte  a  pretender,  ya  que  él  había  estado  en  ella  cuando  volvió  a  su  tierra 
con  la  prebenda  de  su  catedral,  nuevas  mercedes  y  beneficios. 

"No  desamparó  la  Divina  Bondad  en  esta  ocasión  al  peregrino  que  ha- 
bía salido  de  su  patria  y  dejado  sus  parientes  por  irlo  a  buscar,  porque  ya 
aquí,  por  medio  de  la  voz  que  otras  veces  había  oído,  con  muestras  de  severidad 
le  animó  con  aquellas  palabras  del  salmo  de  David,  que  dicen:  'Maledicti 
qui  declinant  a  mandatis  tuis'.  Malditos  los  que  declinan  los  avisos  de  Dios.. 


BIOGRAFIA 


753 


"Aquí  con  mayor  resolución  nuestro  pretendiente  se  determinó  de  entre- 
garse a  Dios,  y  no  volver  atrás. 

"Prosiguió  su  camino,  llegó  a  México,  y  como  ya  se  consideraba  de  la 
Compañía  de  Jesús,  fue  derecho  a  hospedarse  a  nuestra  casa  profesa,  para 
disponer  aquí  con  el  P.  provincial  su  entrada. 

"Los  días  que  aquí  se  detuvo  fue  visitado,  como  persona  principal,  de 
los  prebendados  de  la  catedral  de  México,  y  de  otros  caballeros  de  la  ciu- 
dad, los  cuales  quedaban  edificados  del  maestrescuela  y  su  pretensión,  y  él 
se  halló  obligado  a  visitar  al  virrey,  y  darle  parte  de  los  intentos  con  que  ha- 
bía venido  de  Guatemala  para  entrar  en  la  Compañía,  a  donde  le  llamaba 
Dios,  que  también  el  virrey  quedó  edificado. 

"Finalmente,  habiendo  cumplido  con  estas  obligaciones,  y  recibiendo  la 
bendición  del  P.  provincial  (Arnaya),  con  orden  suya  y  con  gran  aplauso 
de  todos,  se  partió  para  nuestro  noviciado  de  Tepotzotlán,  que  está  a  cinco 
leguas  distante  de  México,  para  que  allí  recibiese  la  ropa  y  fuese  admitido 
en  la  Compañía.  Aquí  al  mudar  de  traje  y  vestiduras  de  seda  el  maestrescue- 
la, sucedió  una  cosa  de  edificación  y  demostración  bien  clara  de  cuan  de 
veras  renunciaba  los  bienes  y  honras  del  siglo.  Vistióse  de  una  ropa  de  paño 
pardo,  vieja,  como  la  traen  los  demás  novicios,  y  viéndole  con  ella  los  cria- 
dos que  consigo  había  traído,  desconociendo  en  su  amo  aquel  traje  le  dije- 
ron: 'Pues,  Señor,  ¿este  vestido  dan  a  usted?'  A  que  él,  que  venía  a  profe- 
sar la  pobreza  y  humildad  de  Cristo,  respondió:  'Aunque  en  lugar  de  esta 
ropa  me  hubieran  puesto  una  enjalma,  la  estimaría  más  que  cuantos  vesti- 
dos preciosos  tuviera  en  el  mundo'. 

"Muestra  también  de  humildad  fue  del  P.  Lorenzo  de  Ayala  que,  ha- 
biendo sido  persona  de  tanta  autoridad  y  siendo  ya  sacerdote,  y  de  más  edad 
de  los  que  ordinariamente  están  en  el  noviciado,  con  todo,  siguiendo  la  doc- 
trina de  Cristo,  de  que  nos  hiciésemos  pequeños  para  entrar  en  el  reino  de 
los  cielos,  así  se  acomodó  a  los  pequeños  del  noviciado,  que,  como  uno  de 
ellos  los  edificaba  con  su  ejemplo  de  humildad".  (Pérez  Rivas:  Crón.  II, 
pp.  271-273). 

1626  (Del  Catálogo)  :  "En  el  colegio  máximo  de  México,  P.  Laurentius 
Ayala,  Sacerdos  novicius  de  edad  de  40  años  (según  este  dato,  nació 
en  1586,  como  dice  el  P.  Burrus).  Goza  de  salud  y  fuerzas.  Repasa  filosofía". 
(Cat.  1626)   (ARSI)  (Méx.  4,  f.  270). 

—  "Habiendo  cumplido  su  noviciado  y  hecho  sus  votos  de  religioso,  pasó 
a  México  por  orden  de  la  santa  obediencia,  a  perfeccionarse  en  los 
estudios  de  teología.  En  este  tiempo  fue  ejemplo  de  toda  religión  y  observan- 
cia en  este  gran  colegio,  junta  con  la  apacibilidad,  prudencia  y  virtudes,  que 
en  él  resplandecieron".  (P.  R.). 


754 


AYALA,  LORENZO  DE,  P. 


1632  (Del  Catálogo)  :  "En  el  colegio  de  Guadalajara.  Tiene  50  años.  (Se- 
gún esto  nació  en  1582).  Su  salud  actualmente  es  mediana;  ya  es- 
tudió filosofía  y  tres  años  de  teología.  Ahora  es  operario,  y  se  ocupa  en  nues- 
tros ministerios".  (ARSI)   (Méx.  4,  f.  307). 

1633  Pareció  a  los  superiores  pasarlo  al  oficio  de  ministro  del  colegio  máxi- 
mo^ donde  tantos  sujetos  se  crían  en  letras  y  virtud".  (P.  R.). 

1635  "Allí  fue  nuestro  Señor  servido  de  llevarlo  para  Sí  con  una  santa 
muerte,  a  darle  el  premio  de  sus  grandes  ejemplos  de  religión  y  he- 
roicas acciones,  habiendo  vivido  nueve  años  en  la  Compañía".  (Pérez  Rivas, 
quien  pone  que  su  muerte  fue  en  1624,  fecha  que,  como  se  ve  por  los  datos 
anteriores  es  un  manifiesto  error) . 

—  Versión  de  Alegre:  "El  14  de  Enero  de  1635  murió  en  el  colegio  de 
México,  donde  actualmente  ejercía  el  cargo  de  ministro  el  P.  Loren- 
zo de  Ayala,  de  quien  arriba  dejamos  hecha  mención,  por  el  singular  desen- 
gaño, con  que  renunciando  la  dignidad  de  maestrescuela  de  la  santa  iglesia 
catedral  de  Guatemala,  y  muchas  otras  esperanzas  con  que  lo  lisonjeaba  su 
edad,  su  caudal,  su  literatura  y  su  nobleza,  se  consagró  a  Dios  en  la  humil- 
de y  trabajosa  vida  de  la  religión.  Consumó  dentro  de  pocos  años  su  sacri- 
ficio el  día  14  de  Enero  de  1635".  (Alegre  II,  202). 

—  Su  muerte  y  elogio  en  el  anua  de  1635.  (Méx.  15,  ff.  469,  470). 

Referencias  biográficas 

1  Alegre,  Francisco  Javier,  S.  J.,  Hist.  de  la  Prov.  de  la  C.  de  J.  en  N.  E., 
t.  II,  México,  1842,  pp.  120,  160,  202. 

2  Alegre-Burrus,  Ernest  J.,  S.  J.,  Hist .  .  .  ,  II,  Roma,  1958,  p.  375. 

3  Anua  de  1624,  1635. 

4  Arch.  Gen.  de  la  Nac.  (México).  Colecc.  Misiones,  t.  25. 

5  Arch.  Gen.  de  Indias.  Sevilla.  Ramo  Guatemala,  1,  7. 

6  ARSI:  Arch.  Rom.  S.  J. 

7  Catálogos  de  la  Prov.  Méx.  1626,  1632. 

8  Decorme,  Gerardo,  S.  J.,  Menologio  Ms.  1934,  p.  77.  Elogio  del  P. 
Lorenzo  de  Ayala.  En  la  edic.  ms.  de  1940,  p.  105. 

—  La  Obra  de  los  jesuitüs  mex.,  México,  1941,  I,  65. 

9  Florencia,  Francisco  de. -Oviedo,  Juan  Antonio,  Menologio  de  los 
varones  más  señalados  en  perfección  religiosa  de  la  C.  de  J.  en  N.  E., 
México,  1747.  Enero  14. 


BIOGRAFIA 


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10  J.M.D.  (José  Mariano  Dávila)  en  Dice.  Univ.  de  Hist.  y  Geograf., 
México,  t.  I  de  Apéndices.  Art.  Avala,  Lorenzo,  p.  300. 

11  Laurencio,  Juan,  S.  J.  (Prov.).  Anua  de  1624  fechada  en  México  el 
20  de  Mayo  de  1625. 

12  Méx.  4,  ff.  270,  307;  15,  ff.  469-70. 

13  Patrignani,  S.  J.,  Menologio  II,  324. 

14  Pérez  Alonso,  Manuel  Ignacio,  S.  J.,  Apuntes  Mss.  sobre  jesuitas  en 
Centroamérica,  1960. 

15  PÉREZ  RiVAS,  Andrés,  S.  J.,  Crónica,  t.  II,  México,  1896,  pp.  271-72. 


AYERBE,  FLORIAN  DE,  P. 

(1569-1647)  (t  78) 

Biografía 

Nota:  Acerca  de  su  nombre  el  P.  Pérez  Rivas,  lo  escribe  con  v,  Ayerve; 
y  el  P.  Sommervogel  lo  apellida  Ayerba. 

1568  El  P.  Sommervogel  dice  que  el  P.  Florián  Ayerbe  nació  en  Tarragona 
en  1568.  (Sommervogel,  I,  711). 

1569  "Nacido  en  Tarragona,  España,  hacia  1569".  (Burnis,  Hist.  II,  158) 
(Cat.  1604). 

—  "Nació  en  Tauste,  Zaragoza,  España,  hacia  el  año  de  1579".  (sic,  tal 
vez  por  error  de  imprenta,  por  1569)  (Lecina). 

1597  "Entró  a  la  Compañía  a  la  edad  de  28  años".  (Burrus,  Hist.  II,  158) 
(Cat.  1604). 

—  "Entró  en  la  provincia  de  Aragón  el  8  de  Marzo  de  1597,  de  edad  de 
18  años".  (Lecina).  Luego  no  fue  error  de  imprenta  el  año  de  1579, 

en  que  lo  hace  nacer  Lecina. 

—  Error  claramente  manifiesto  es  el  de  don  José  Mariano  Dávila,  cuando 
dice  que  por  el  año  de  1596  (sic)  entró  el  P.  Florián  de  Ayerbe 

hasta  lo  interior  de  la  sierra,  por  Baimoa,  con  los  PP.  Hernando  de  Santarén 
y  Alonso  Ruiz".  (Dice.  Univ.  de  Hist.  y  Geograf.,  t.  III  de  Apéndices,  p.  833). 
(Decorme,  La  Obra  de  los  jesuítas,  II,  108). 


756 


AYERBE,  FLORIAN  DE,  P. 


1599  Hechos  los  votos  del  bienio  estudió  latinidad.  (Lecina). 

1602  "Pasó  a  la  provincia  del  Nuevo  Reino  (Colombia)  a  donde  llegó  el  3 
de  Septiembre  de  1602".  (Lecina,  Bibliot.  de  escritores). 

1604  (Del  Cat.  Prov.  Méx.)  "El  P.  Florián  de  Ayerbe  en  el  colegio  de  Mé- 
xico. Vino  de  la  provincia  de  Tarragona.  Tiene  35  años  de  edad.  (Se- 
gún este  dato  nació  en  1569).  Lleva  7  años  de  Compañía.  (Luego  ingresó 
en  1597)".  "Ha  estudiado  3  años  de  filosofía  y  4  de  teología".  (Cat.  1604) 
(Méx.  4  f.  149). 

—  "Lo  hallamos  en  México  por  primera  vez  en  1604".  (Burrus,  Hist. 
n,  158). 

1605  Terminados  sus  estudios,  habrá  hecho  su  tercera  probación. 

1606  "La  venida  de  los  misioneros  (dice  el  P.  Gutiérrez  Casillas:  Santarén, 
p.  84)  debió  de  ser  entre  los  años  de  1604  y  1607".  Consta  claramen- 
te que,  respondiendo  a  las  urgentes  peticiones  del  P.  Hernando  de  Santarrén, 
demandando  ayuda  de  misioneros,  el  P.  provincial  le  mandó  para  el  otoño  de 
1606  a  los  PP.  José  Lomas,  Florián  de  Ayerbe,  Jerónimo  de  San  Clemente 
y  Diego  González  de  Cueto.  "The  four  missionaries  arrived  in  1606".  (Dunne, 
S.  J.,  Pioneer  Jesuits  in  Northern  México,  p.  66). 

—  "Instaba  el  P.  Hernando  de  Santarén  con  el  P.  provincial  de  la  Com- 
pañía en  México,  para  que  se  le  diese  ayuda  de  compañeros  en  su  misión, 
cuyos  principios  prometían  mucho  fruto  así  en  lo  espiritual  como  en  lo  tempo- 
ral, de  los  reales  de  minas  de  aquellas  serranías,  y  las  que  cada  día  se  iban  des- 
cubriendo, de  vetas  ricas  de  plata;  para  cuya  seguridad  importaba  mucho  el 
asentar  de  paz  la  nación  acaxée  en  cuyas  tierras  estaban. 

"Escribieron  también  los  españoles  al  virrey  de  la  Nueva  España,  sobre  las 
conveniencias  de  esta  causa,  para  que  su  excelencia  diese  orden  y  mandase 
que  fuesen  ministros  y  ayudasen  a  la  conversión  de  nuestra  santa  fe  de  aque- 
llas naciones  serranas,  que  tan  buena  disposición  mostraban  para  recibirla.  El 
virrey  recibió  con  gusto  la  propuesta;  trató  pues  con  el  P.  provincial  que  des- 
pachase a  la  nueva  misión  de  Topia,  algunos  padres  que  ayudasen  al  que  la 
había  comenzado,  mandando  juntamente  a  los  oficiales  de  la  caja  real  envia- 
sen algunos  ornamentos  a  los  ministros  e  iglesias  que  se  levantaban  en  esta 
nueva  cristiandad".  (Pérez  Rivas,  Triunfos;  HI,  pp.  28-31). 

Con  el  nuevo  refuerzo  por  Septiembre  de  1606  le  llegó  al  P.  Santarén, 
de  cuatro  padres,  siendo  uno  de  ellos  el  P.  Florián  de  Ayerbe. 

"The  more  northem  districts  of  Baimoa  were  taken  by  Santarén,  who 
was  given  charge  of  the  Sierra  de  Carantapa,  and  by  Floriano  Ayerbe,  who 
lived  at  Atotonilco,  northeast  of  Culiacán  and  far  distant  from  the  other 


BIOGRAFIA 


757 


Atotonilco  which  is  east  of  the  mountains.  Santarén  and  Ayerbe  orsranized 

o 

a  nevv  mission  unit  in  the  distric  of  the  new  mines,  at  Partido  de  Carantapa, 
which  included  the  three  Indian  villages  of  Tabanetu,  Tecuciapa  and  Bai- 
moa".  (Dunne,  Pioneer  Jesuitas  in  Northern  México,  p.  66). 

"La  dificuhad  de  esta  misión  es  de  haber  de  caminar  por  la  célebre  que- 
brada llamada  de  Topia  y  vadear  su  río  más  de  trescientas  sesenta  veces,  pa- 
ra pasar  una  sola  vez  la  quebrada.  Pues  ¿quién  podrá  contar  las  veces  que 
por  tantos  años  y  tan  frecuentemente  la  han  pasado  los  padres  de  esta  misión? 
¿y  más  si  les  sucede  cogerles  un  aguacero  en  ella;  que  no  es  pocas  veces,  y 
otras,  cuando  menos  pensaron,  una  o  muchas  noches? 

"Y  en  estas  ocasiones  lo  que  estos  siervos  de  Dios  han  padecido  y  hoy  pade- 
cen, lo  dirá  una  carta  que,  para  esta  ocasión  he  guardado  (dice  Pérez  Rivas), 
escrita  de  un  padre  grave  de  esta  misión,  donde  trabajó  por  tiempo  de  siete  años 
y  después  fue  provincial  en  las  provincias  del  Nuevo  Reino  y  Nueva  España, 
padre  Florián  Ayerbe  que  la  escribió  al  superior  que  entonces  tenía  (el  P. 
Alonso  Ruiz) . 

1607  "Cogióme  (dice)  el  cumplir  lo  que  V.  R.  me  mandó  escribir  de  lo  que 
pasa  en  esta  visita  y  partido,  en  puesto  cual  se  podía  desear,  para  que 
no  fuera  sólo  contar  cosas  pasadas,  sino  las  presentes,  y  que,  aunque  más  afli- 
gen el  cuerpo  aprovechan  al  espíritu. 

"Llegué,  mi  padre,  a  Colura,  después  de  apartados  de  nuestra  junta  (que 
tuvieron  en  Diciembre  de  1606),  y  visitando  aquellos  pueblos  acaxées,  con 
un  aguacero  o  temporal  que  comenzó  a  14  de  Diciembre  (1606),  y  es  ya  hoy, 
cuando  escribo  ésta  12  de  Enero  (1607),  y  casi  sin  parar,  sino  con  inter\^alos 
de  pocos  días,  dura  tan  en  su  punto  la  hondura  de  la  quebrada,  que  no  hay 
remedio  de  pasarla. 

"Estuve  el  día  de  pascua  de  Navidad  en  un  pueblo  donde,  por  falta  de 
hostias  y  de  vino,  no  dije  más  que  una  misa,  y  esa,  con  una  pequeña  forma. 

"El  día  de  año  nuevo  y  el  de  Reyes,  pasé  en  La  Angostura  todo  este  tiem- 
po sin  otro  sustento  que  el  de  unos  frijoles  y  una  tortilla  de  maíz,  ni  remedio 
de  poder  enviar  a  Topia  por  algún  socorro;  porque  aun  por  los  altos  venían 
las  quebradillas  con  agua,  de  monte  a  monte;  y  como  las  casillas  son  de  sólo 
paja  y  palillos,  estaban  hechas  una  agua,  que  me  obligaba  a  pasar  todo  el  día 
sobre  un  tabladillo,  por  no  poder  poner  los  pies  en  el  suelo,  y  en  el  techo  no 
haber  parte  que  no  se  lloviese,  y.  .  .  sin  consuelo  de  misa.  Pero  es  lo  muy  gran- 
de, que  a  esto  venimos  de  España,  y,  ahora  que  estoy  en  misiones  de  Indias, 
doy  mil  gracias  a  nuestro  Señor,  que  me  hace  hijo  de  la  Compañía. 

"Algún  fruto  quiso  nuestro  Señor  Dios  se  cogiese  de  lágrimas,  y  para  mí 
lo  ha  sido,  que  dio  una  enfermedad  a  estos  pobres  bárbaros,  que  casi  no  hay 
quien  se  escape.  Algunos  que  eran  cristianos,  después  de  confesados,  se  fue- 


758 


AYERBE,  FLORIAN  DE,  P. 


ron  al  cielo.  Fui  desde  La  Angostura  a  consolar  a  los  de  Aguas  Blancas,  por 
los  altos,  a  pie,  durándome  el  camino  de  dos  leguas  desde  las  siete  de  la  ma- 
ñana hasta  las  tres  de  la  tarde;  y  por  haber  tanta  yerba,  me  hallaba  obligado 
a  recogerme  dentro  de  la  sobre-ropa  y  dejarme  rodar  por  las  sierras  abajo,  y 
tres  de  los  indios  me  iban  abriendo  el  camino.  He  quitado  en  esta  enfermedad 
más  de  cincuenta  ídolos  y  muchas  supersticiones  que  tenían  muy  entrañadas. 

"Para  llegar  a  estos  puestos,  cuatro  o  cinco  veces  pensé  ahogarme,  porque 
llegaba  el  agua  sobre  las  ancas  de  la  muía  en  muchos  de  los  vados;  y  como 
V.  R.  sabe,  se  pasa  esta  quebrada  en  la  visita  de  estos  pueblos  más  de  trescien- 
tas y  sesenta  veces;  mojáronseme  los  librillos  y  perdí  los  papeles,  sin  poderlo 
remediar. 

"En  uno  de  estos  vados,  no  atreviéndose  a  pasar  los  indios  que  llevaba  de- 
lante, ni  a  pie,  ni  a  caballo,  yo  por  animarlos,  me  arrojé  delante,  al  agua;  y, 
al  primer  paso  se  hundió  conmigo  la  muía  en  lo  hondable  y  en  medio  de  él, 
entre  dos  grandes  piedras,  se  le  asieron  las  patas,  y  a  mí  me  cogió  una  pierna 
entre  una  piedra,  que  aún  hoy  la  tengo  bien  lastimada;  la  muía  hizo  tanta 
fuerza  que  salió  y  me  sacó,  y  si  acabara  de  caer,  fuera  fuerza  que  me  ahogara, 
si  Dios  no  me  ayudara. 

"Estando  en  Atotonilco  vinieron  doce  bárbaros,  desnudos  de  todo  punto, 
con  sus  arcos  y  flechas,  a  pedirme  fuese  a  un  pueblo  suyo  a  bautizarlos,  que 
querían  ser  cristianos,  y  luego  me  pusieron  por  dificultad  que  no  podría  entrar 
allá,  sino  por  una  parte  donde  se  estrechan  dos  rocas,  por  donde  se  baja  al  río 
que  va  a  parar  al  de  Humaya,  y  que  entonces  iba  muy  hondo  y  con  mucha 
corriente,  y  que  si  ahora  no  lo  pasaba,  no  lo  podría  hacer  sino  de  allí  a  tres 
meses.  Yo  les  respondí  que  ahora  iría,  y  que  dijesen  esto  a  los  de  su  pueblo  y  se 
volviesen.  No  quisieron,  sin  que  primero  los  bautizase,  y  con  tal  deseo,  tomaron 
el  aprender  la  doctrina  y  catecismo,  que  en  ocho  días  los  pude  bautizar,  y  pú- 
soles los  nombres  de  los  doce  apóstoles. 

"Fuéronse  muy  contentos,  y  cuando  yo  pude  ir  allá  fue  caminando  dos  días 
por  unos  montes  que  suben  al  cielo;  y  cuando  llegué  al  río,  hállelo  tan  hondo, 
que  fue  necesario  pasarlo  sobre  una  balsa  que  cuatro  indios  sobre  sus  cabezas 
llevaban,  que  tantico  que  uno  solo  torciera  la  cabeza,  concluía  conmigo. 

"Hallé  de  la  otra  parte  del  río  más  de  50  indios  que  me  aguardaban,  y  me 
guiaron  el  río  arriba  hasta  un  buen  llano  cerca  de  muy  altos  montes;  y  en  ese 
puesto  hallé  más  de  700  indios,  mujeres  y  niños  y  niñas  que,  en  cuatro  pro- 
cesiones, coronados  con  sus  guirnaldas  de  espadañas  y  palmas  en  las  manos, 
todos  de  rodillas  cantaban :  'Oneya  quevava  ni  Dios  nevincame'  'Creo  en  Dios 
Padre  todo  poderoso'. 

"Admiréme  de  verlos  y  mucho  más  de  oírlos,  y  preguntéles  ¿cómo  sabían 
aquello?  y  supe  que  los  doce  indios  que,  por  su  instancia  dije  que  bauticé, 
habían  sido  tan  buenos  temastianes  o  maestros,  que  les  habían  enseñado  a  to- 


BIOGRAFIA 


759 


dos  la  doctrina;  de  manera  que  en  breves  días  que  me  hallé  en  aquel  puesto, 
donde  hice  una  iglesia  de  prestado,  y  ellos,  más  de  cien  casas,  bauticé  482  per- 
sonas: recogí  los  indios  de  toda  la  quebrada  o  río.  y  dejé  hecho  un  pueblo  de 
mucha  gente. 

''Estuve  con  mis  indios  bautizados  algunos  días;  hacíanme  a  menudo  pre- 
guntas a  su  modo,  que  no  eran  de  poca  sustancia:  una  de  ellas  era  que  cómo 
había  osado  a  entrar  solo,  en  tierras  tan  ásperas,  y  que  hasta  entonces  ningún 
cristiano  había  llegado  allá.  Y  ¿qué  sería  si  me  mataran  y  comieran?  Res- 
pondíles  que  me  había  llevado  el  deseo  de  llevarlos  al  cielo  donde  hay  mucha 
gloria,  etc.,  porque  no  se  condenasen  y  fuesen  al  infierno,  donde  hay  mucho 
trabajo  y  fuego  para  siempre;  y  que  pues  venía  a  cosa  de  tanto  provecho  y 
suyo,  y  de  tan  lejanas  tierras  y  mares,  que  ¿para  qué  quería  otra  compañía 
sino  la  de  Dios?  Que  si  me  mataran  yo  sería  muy  dichoso,  y  ellos  muy  desdi- 
chados, pues  Dios  les  castigaría,  y  los  crístianos  les  destruirían  sus  casas  y  se- 
menteras. Respondiéronme  que  eso  fuera  muy  justo,  pues  yo  no  quería  de 
ellos  sino  su  salvación. 

"Aquella  misma  noche,  a  la  media  de  ella  estaba  yo  con  mi  cuartana  (que 
todo  el  año  me  ha  durado),  y  oí  un  ruido  y  tropel  de  mucha  gente,  que  venía 
corriendo  hacia  mi  chozuela,  con  alto  alarido;  púseme  en  pie,  vestida  mi  so- 
tana, y  un  crucifijo  en  la  mano,  y  salí  a  recibirlos  a  la  puerta,  esperando  la 
muerte  que  creí  tenían  pensado  de  darme  desde  el  día  antes;  y  pusiéronse  a 
mis  espaldas  llorando  tiemísimamente  dos  niños  que  venían  conmigo  y  sers  ían 
en  la  iglesia.  Pasó  delante  de  mí,  con  todo  aquel  alarido,  la  tropa  de  gente  del 
pueblo;  y  desengañéme  echando  de  ver  que  se  quemaba  una  casilla,  y  como 
son  de  palma  y  paja,  temían  se  abrasasen  todas,  y  acudían  al  reparo  de 
aquélla. 

"Luego  otro  día  me  bajaron  mis  muchachos  una  cabeza  humana  con  una 
larga  cabellera  al  lado  de  mi  casilla,  puesta  en  una  red.  Pregunté  a  los  indios 
cuya  era.  Y  me  respondieron  que  de  sus  enemigos  y  que  la  guardaban  para 
bailar  de  noche;  díjeles  cuan  contrario  a  la  ley  de  Dios  era  aquello,  y  que 
no  lo  hiciesen  más;  ellos  me  la  prometieron  y  la  arrojaron  al  río. 

'*Por  mi  cuenta  hallo  que  en  el  pueblo  dicho  y  otros,  habré  bautizado  unas 
1400  personas,  acudiendo  ellos  con  mucha  puntualidad  a  saber  la  doctrina 
cristiana,  y  me  consuelo  de  verlos  hasta  muy  tarde  en  la  noche  y  antes  del 
día,  en  sus  ruedas  (o  grupos),  que  no  se  oía  por  todas  aquellas  quebradas,  otra 
cosa  que  el  credo  y  el  padre  nuestro  y  ave  maría. 

"Fui  después  a  la  villa  de  Culiacán,  como  Y.  R.  me  lo  ordenó;  llevé  con- 
migo muchos  indios  para  que  viesen  cómo  celebraban  los  crístianos  la  pasión 
de  nuestro  Señor  Jesucrísto;  fue  de  grande  importancia  el  haberlos  bajado 
a  la  villa ;  porque  habiéndoles  dado  el  vicarío  y  el  alcalde  mayor  el  mejor  lugar 
en  la  iglesia,  con  piedad  crístiana  de  acercar  esta  pobre  gente  al  crístianismo;  y 


760 


AYERBE,  FLORIAN  DE,  P. 


en  tal  día^  viéndome  a  mí,  dar  el  jueves  santo  la  comunión  al  pueblo  y  que  todos 
estaban  de  rodillas  y  solo  yo  en  pie;  y  hablando  yo,  todos  callaban  y  lloraban 
y  se  daban  en  los  pechos,  y  que  el  día  siguiente,  viernes  santo,  sólo  yo  hablaba 
desde  el  púlpito  oyendo  todos  los  del  pueblo,  de  esto  cobraron  tanto  concepto 
de  mí,  que  me  fue  necesario  deshacerlo  en  parte,  porque  cada  mañana  me 
aguardaban  a  la  puerta  hincados  de  rodillas  para  besarme  la  mano.  Pregunté- 
Ies  la  razón  de  aquella  acción,  y  respondiéronme  que,  pues  los  españoles  cris- 
tianos, que  son  tan  valientes,  lo  hacían  ¿por  qué  no  lo  harían  ellos? 

"Yo  les  enseñé  que  aquella  honra  no  la  hacían  sino  a  nuestro  Señor  Dios 
cuyo  criado  y  ministro  yo  era,  y  que  de  allí  adelante  bastaría  besar  la  mano  sin 
hincarse  de  rodillas. 

"Sucedió  a  los  nuevos  cristianos,  cuando  venían  a  Culiacán  por  mi  invita- 
ción, que  en  el  camino  se  les  deparó  un  mulato  que  les  persuadía  no  pasasen 
adelante,  sino  que  se  volviesen  a  sus  pueblos;  que  yo  le  enviaba  a  él  para  en- 
señarles la  doctrina  cristiana  aquellos  días,  y  mostrarles  una  imagen  de  la 
santísima  Virgen  nuestra  Señora.  Muchos  no  quisieron  volverse,  y  cuando  lle- 
garon a  mí,  me  avisaron  del  caso.  Entendiendo  yo  el  embuste  del  falso  mulato, 
envié  luego  indios  que  lo  cogiesen;  fueron  y  nunca  más  le  hallaron,  ni  pa- 
reció. 

"Publicóse  mucho  el  caso  en  la  villa,  y  corrió  fama  que  el  demonio  había 
querido  estorbar  a  los  indios  el  venir  el  jueves  santo  a  Culiacán;  cuyos  veci- 
nos quedaron  admirados  de  la  gente  que  allí  vieron  tan  bárbara,  y  por  otra 
parte  tanta  piedad  y  devoción  en  ellos  y  afecto  a  las  cosas  de  Dios  como  mos- 
traban. 

"Quité  en  esta  misión  más  de  trescientos  ídolos  que  ellos  de  buena  gana 
trajeron,  y  unos  hicimos  pedazos  y  otros  quemamos,  con  harta  admiración  de 
los  que  hasta  entonces  los  habían  adorado  como  Dios. 

"Todos  estos  pueblos  se  han  juntado  de  los  picachos  y  quebradas,  y  an- 
dándolos a  buscar,  he  hallado  escondidos  entre  cuevas,  viejos  que  estaban  ya 
para  morir,  y  dándome  sus  ídolos  y  bautizándolos,  pidiendo  ellos  el  bautismo, 
quedarse  muertos  entre  las  manos.  Uno  estaba  en  una  alta  cueva  donde  yo  no 
podía  subir,  y  enviándole  a  decir  que  bajase,  pues  se  moría,  y  se  bautizase,  res- 
pondió que  antes  si  le  bautizaba,  le  habían  dicho  moriría  luego.  Repliquéle 
que,  aunque  era  verdad  que  por  ventura  luego  se  moriría,  por  estar  ya  tan 
viejo,  pero  que  no  sería  por  el  bautismo;  antes  por  él  se  iría  al  cielo  y  se  sal- 
varía; y,  enviándole  juntamente  mi  rosario,  él  lo  besó  y  la  imagen  que  en  él 
iba;  y  finalmente,  haciéndole  bajar,  lo  catequicé  lo  que  pude  y  bauticé,  y  lue- 
go expiró. 

"Y,  como  éste,  hay  algunos  que  dejo  de  escribir,  porque  ya  temo  ser  largo". 
Florián  de  Ayerbe. 

(Pérez  Rivas,  Triunfos  III,  México,  1944,  pp.  28-31). 


BIOGRAFIA 


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—  Alegre  añade:  que  de  Baymoa  volvió  a  los  pueblos  de  Chaumayo,  Ba- 
tocomito,  Atotonilco  y  San  José".  "Y  que  hizo  un  pueblo  que  llamó 

Noriquito".  (Alegre  I,  458-9). 

—  (Del  Catálogo)  "En  la  misión  de  Topia.  Tiene  38  años  de  edad,  y  10 
de  Compañía.  Goza  de  buena  salud".  (Méx.  4  f.  180v.). 

1609  Roma,  lo.  de  Abril  de  1609.  (De  una  carta  del  P.  Aquaviva  al  P.  Prov. 

Martín  Peláez)  :  "Los  padres  Pedro  de  Hortigosa  y  Cristóbal  Bravo 
avisan  del  examen  ad  gradum  del  P.  Florián  de  Ayerbe". 

(Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll.  1934]  Cartas  de  los  Generales,  Mss.). 

1611  "Hizo  la  profesión  de  cuatro  votos  el  12  de  Mayo  de  1611  el  P.  Flo- 
rián de  A  YERBE,  que  fue  uno  de  los  fundadores  de  gran  parte  de  los 
pueblos  de  la  misión  de  Baymoa,  misionero  de  Topia  siete  años".  (Lecina). 

1614  (Del  Catálogo)  :  "En  la  misión  de  Topia.  Es  superior.  Nació  en  Ara- 
gón; tiene  46  años  de  edad  y  17  de  Compañía;  salud  firme;  hace  ocho 
años  está  en  las  misiones".  (Méx.  4  f.  204).  Dotes:  Ingenio,  juicio  y  pruden- 
cia, buenos;  de  no  poca  experiencia.  Aprovechamiento  en  letras,  bueno;  de 
carácter  colérico  tendiendo  a  melancólico.  Bueno  para  gobierno,  predicación 
y  otros  ministerios".  (Méx.  4  f.  223). 

1618  "El  P.  Florián  de  Ayerbe  a  quien  el  año  de  1618  se  había  enviado 
por  visitador  de  la  residencia  de  Granada,  Nicaragua  y  del  colegio  de 

Guatemala  había  sido  de  dictamen  que  no  podía  fundarse  ni  gobernarse  bien, 
un  colegio  tan  distante".  (Alegre,  II,  130). 

—  Lecina  se  contenta  con  decir:  "Visitador  de  la  residencia  de  Granada". 

1619  A  su  vuelta  de  la  visita  a  Granada,  su  compañero,  el  H.  Juan  de  Alda- 
na,  se  quedó  en  Guatemala. 

1620  El  P.  Ayerbe  no  aparece  en  los  catálogos  de  México,  ni  en  1620,  ni  en 
1626;  y  la  razón  es  que  anduvo  de  visitador  en  Centro  América,  y  lue- 
go "pasó  de  provincial  a  la  provincia  del  Nuevo  Reino  y  Quito,  y  lo  fue  hasta 
1627".  (Astráin)  (Burrus,  Hist.  II,  158). 

1621  Por  orden  del  P.  provincial  Nicolás  de  Amaya,  debido  al  dictamen  del 
P.  Florián  de  Ayerbe  y  de  otros  padres,  se  volvió  el  P.  Pedro  de  Ca- 
brera de  la  ciudad  de  Granada,  Nicaragua.  (Alegre). 

1622  "Una  de  las  buenas  determinaciones  del  nuevo  provincial  de  la  provin- 
cia del  Nuevo  Reino,  fue  establecer  un  noviciado,  y  se  fundó  en  Quito 

en  1622  por  don  Juan  de  Vera  y  Mendoza  y  su  mujer  doña  Clara  Juana  Nú- 


762 


AYERBE,  FLORIAN  DE,  P. 


ñez  de  Bonilla  con  un  capital  de  treinta  mil  pesos  y  que  fue  aceptado  en  23  de 
Abril  de  1622  por  el  P.  FloriÁn  de  Ayerbe^  provincial".  (Astráin). 

—  Roma,  11  de  Julio  de  1622.  (De  una  carta  del  P.  general  Mucio  Vi- 
telleschi  al  P.  provincial  de  Nueva  Granada,  FloriÁn  de  Ayerbe)  : 

"Mucho  me  dicen  que  han  cundido  por  allá  unos  tratados  de  los  padres  Juan 
de  Mariana  y  Hernando  de  Mendoza,  acerca  de  nuestro  instituto.  V.  R.  haga 
diligencias  y  procure  recogerlos  todos  y  quemarlos,  que  pueden  ser  de  mucho 
daño".  (Arch.  Prov.  Méx.  (Isl.  CoU.  1935)  Mss.  Cartas  de  los  PP.  Generales). 

1625  Roma,  16  de  Marzo  de  1625.  (De  una  carta  del  P.  Vitelleschi  al  P. 
provincial  de  México,  Juan  Laurencio)  :  ".  .  .Y,  porque  según  pienso, 

volverá  el  P.  FloriÁn  de  Ayerbe  en  acabando  su  oficio  de  provincial  del 
Nuevo  Reino,  a  esa  provincia  de  donde  salió,  V.  R.  envíe  trueque,  por  el  P. 
Francisco  de  Lugo".  (Ibid.). 

—  Roma,  8  de  Septiembre  de  1625.  (De  una  carta  del  P.  Vitelleschi  al 
P.  FloriÁn  de  Ayerbe,  provincial  de  Nueva  Granada  y  Quito)  :  "Los 

novicios  de  esa  provincia  del  Nuevo  Reino  que  se  han  recibido,  así  en  Santa 
Fe  (de  Bogotá),  como  en  Quito,  han  probado  tan  mal,  que  (según  V.  R.  y 
otros  padres  me  escriben)  se  han  malogrado  la  mayor  parte  de  los  que  se  han 
recibido  de  cinco  años  a  esta  parte,  y  de  los  pocos  que  quedan  ha  de  ser  me- 
nester despedir  a  algunos.  Esta  experiencia  me  obliga  a  encargar  y  ordenar,  no 
reciban  sino  muy  pocos,  y  éstos,  sean  bien  examinados  y  probados,  y  no  se 
admitan  hasta  que  hayan  cumplido  18  años  de  edad,  conforme  el  orden  del 
P.  Claudio,  de  buena  memoria;  y  los  que  en  el  noviciado  no  probaren  bien, 
despídanse  luego".  (Arch.  Prov.  Isl.  ColL,  1935). 

1626  Da  oficialmente  su  parecer  con  otros  ocho  padres  sobre  la  fundación  del 
colegio  de  El  Realejo,  Nicaragua,  fechado  en  Guatemala  en  1626. 

(Véase  bibliografía) . 

1627  Después  de  ser  provincial  del  Nuevo  Reino  de  Granada  (1621-1627) 
fue  nombrado  rector  del  colegio  máximo.  (Burrus,  Hist.  II,  158). 

1628  Roma,  2  de  Febrero  de  1628.  (De  una  carta  del  P.  Mucio  Vitelleschi 
a  San  Pedro  Claver)  :  "Al  P.  provincial  de  la  provincia  de  Nueva 

Granada,  FloriÁn  de  Ayerbe,  encargo  ahora,  que  no  se  vendan  ni  truequen, 
ni  quiten  a  V.  R.,  los  ocho  o  nueve  intérpretes  negritos  que  tiene,  pues  son  tan 
necesarios  para  hacer  como  se  requiere  ese  ministerio.  Espero  que  lo  cumplirá 
puntualmente". 

En  el  mismo  correo,  escribiendo  al  provincial  FloriÁn  de  Ayerbe^  le  en- 
carga "que  de  ningún  modo  se  quiten  al  padre  Claver  sus  negritos,  dejándose- 


BIOGRAFIA 


763 


los  para  que  le  ayuden  en  el  santo  ministerio  de  catequizar  a  los  esclavos". 
(Astráin) . 

1631  "El  25  de  Abril  de  1631  el  P.  general  Vitelleschi  con  patente  lo  designó 
provincial;  tardó,  según  parece,  en  llegar  esta  nominación  a  México, 
pues  el  7  de  Marzo  de  1632,  todavía  era  provincial  el  P.  Jerónimo  Díaz  (sic, 
por  Diez) .  El  P.  Ayerbe  quedó  en  el  cargo  hasta  1637,  por  no  haber  entregado 
hasta  entonces  al  P.  Luis  de  Bonifaz  la  patente  de  provincial  que  le  llegó  en 
1635".  (Burrus,  Hist.  II,  158-159). 

—  Noviembre  de  1631.  Lo  encontramos  en  la  undécima  congregación  pro- 
vincial celebrada  en  México,  bajo  el  No.  22,  y  era  rector  del  colegio 

de  México.  (Acta  de  la  Congregación). 

—  Versión  de  Astráin:  "Después  del  P.  Gerónimo  Diez  entró  a  gobernar 
el  P.  FloriAn  de  Ayerbe,  que  ya  había  desempeñado  el  mismo  oficio 

en  la  provincia  de  Nuevo  Reino  y  Quito,  y  estaba  muy  bien  acreditado  como 
superior.  El  superiorato  de  este  hombre  duró  cinco  años. 

Es  de  notar  que  desde  el  año  de  1628  había  empezado  el  P.  Vitelleschi  a 
nombrar  provincial  cada  trienio,  siendo  así  que  antes  lo  hacía  cada  seis  años. 
Habiendo  designado  el  año  1634  al  P.  Luis  de  Bonifaz,  sucedió  que  el  P. 
Ayerbe,  no  sabemos  por  qué  razón,  detuvo  dos  años  la  patente  de  su  suce- 
sor, hasta  haber  representado  sus  dudas  al  P.  general. 

Vamos  pues  a  explicar  este  suceso,  enteramente  inusitado,  que  no  sabemos 
si  hasta  entonces  se  había  visto  en  la  Compañía.  Es  el  caso  que  cuando  fue 
nombrado  para  sucederle  el  P.  Luis  de  Bonifaz,  al  recibir  esta  noticia  creyó  el 
P.  Ayerbe  que  había  graves  inconvenientes  en  entregar  el  gobierno  a  un  hom- 
bre que  le  pareció  defectuoso  y  poco  apto  para  el  oficio.  Consultó  sus  dudas 
con  un  consultor  de  provincia,  y  con  otro  padre  que  ignoramos  quién  fuese, 
pero  que  no  tenía  ciertamente  el  cargo  de  consultor.  Tras  esto  (prosigue 
Astráin)  resolvió  guardar  oculta  la  patente  de  su  sucesor  y  escribir  a  Roma, 
proponiendo  al  padre  general  que  nombrase  otro. 

"Mientras  iba  la  proposición  y  volvía  la  respuesta  se  pasaron  dos  años,  y, 
entretanto,  empezó  indirectamente  a  rezumarse  en  la  provincia  la  noticia  de 
que  había  otro  provincial,  y  aun  se  supo  ciertamente  quién  lo  era,  porque  en 
cartas  llegadas  de  Roma  a  rectores  o  padres  graves,  encomendaba  el  P.  Vi- 
telleschi que  consultasen  éste  o  el  otro  negocio  con  el  P.  Bonifaz  'que  ya  gober- 
nará la  provincia'  ". 

Terrible  fue  el  peligro  en  que  puso  a  la  Compañía  el  P.  Ayerbe,  pues  po- 
día haber  nacido  una  escisión  intestina,  que  costase  caro  a  la  provincia  de 
México. 

Por  la  bondad  de  Dios  no  sucedió  el  más  mínimo  desorden.  Los  padres 


764 


AYERBE,  FLORIAN  DE,  P. 


graves  que  entendieron  lo  sucedido  se  contentaron  con  escribir  al  padre  ge- 
neral, representándole  el  caso,  y  entretanto  todos  se  callaron  y  siguieron  obe- 
deciendo con  la  mayor  naturalidad  al  P.  Florián  de  Ayerbe_,  hasta  que  a  los 
dos  años  vino  la  resolución  del  P.  general. 

Este  mandó  que  al  instante  se  publicase  la  patente  del  P.  Luis  de  Bonifaz, 
y,  algún  tiempo  después,  deseando  enseñar  al  P.  Ayerbe^  le  dirigió  la  severa 
carta  que  vamos  a  transcribir.  Tiene  fecha  de  30  de  Octubre  de  1637.  "Con- 
fieso ingenuamente  a  V.  R.  que  no  quisiera  entrar  en  materia  de  superiores, 
porque  he  sentido  tan  vivamente  que  haya  suspendido  en  dar  la  patente  a  su 
sucesor,  que  no  lo  podré  fácilmente  significar  con  palabras,  ni  juntamente  lo 
que  ha  lastimado  a  no  pocos  padres  graves  de  esa  provincia,  de  quienes  he 
recibido  muchas  cartas  sobre  el  punto,  sobre  que  V.  R.  no  haya  publicado  al 
provincial  que  envié  nombrado;  y  si  bien  no  dudo  de  la  sana  intención  de 
V.  R.,  y  de  que  no  le  ha  movido  fin  de  proseguir  en  el  oficio,  ni  otro  afecto  de 
ambición,  sin  embargo  de  esto,  en  la  estima  y  amor  que  tengo  de  V.  R.,  en  el 
Señor,  y  por  la  caridad  y  verdad  que  debo  de  profesar  por  mi  oficio,  me  hallo 
obligado  a  decir  a  V.  R.  que  la  resolución  de  estancar  dicha  patente  y  oficio, 
fue  muy  errada  en  sustancia  y  modo.  En  aquélla,  porque  V.  R.  no  tenía  ju- 
risdicción para  lo  que  hizo,  ni  debía  de  entrar  en  lo  que  no  le  tocaba.  Las  ra- 
zones que  le  movieron  para  no  ejecutar  mi  orden,  no  son  de  peso,  pues  pudiendo 
presumir  que  siendo  cualidades  habituales  del  sujeto  nombrado,  tenía  yo  noti- 
cia de  ellas,  y,  con  todo,  lo  elegía.  Fuera  de  que  con  avisarle  V.  R.  de  lo  que 
yo  disponía,  cumplía  con  su  obligación  y  con  la  confianza  que  yo  hacía  de  su 
persona,  y  el  asignado  por  provincial  consideraría  si  tenía  que  proponer  y  re- 
conocer en  sí  algún  impedimento  para  no  ejercitar  su  oficio,  que  pudiera  ser 
que  no. 

"El,  y  no  V.  R.  y  los  dos  con  quienes  lo  consultó,  había  de  pensar  lo  que 
podía  y  le  estaba  a  cuento,  y,  por  lo  menos  se  debía  presumir  que  para  visitar 
las  casas  de  México  y  los  colegios  cercanos  hallaría  traza,  sin  contravenir  a  las 
obligaciones  de  su  oficio,  y  en  el  ínterin,  me  podrían  proponer  para  que 
nombrase  otro.  .  . 

"He  recibido  no  pocas  cartas  de  lo  mejor  y  más  sano  de  la  provincia,  en 
que  me  significan  que  la  tal  persona  es  de  los  más  a  propósito  que  hay  en  la 
provincia  para  provincial,  argumento  claro  de  que  no  estaba  tan  imposibilita- 
da para  ejercitar  su  oficio,  como  V.  R.  lo  hacía. 

"Pero  lo  más  errado  de  la  resolución,  y  lo  que  confieso  me  ha  dado  más 
pena,  es  el  modo  con  que  se  ha  procedido:  pues  cuando  se  dudara  si  se  había 
de  declarar  o  no  el  que  había  asignado  por  provincial,  no  lo  había  de  tratar 
V.  R.  con  solas  dos  personas,  y  una  de  ellas  no  consultor  de  provincia  de  los 
que  yo  tengo  nombrados,  pues  siendo  el  negocio  que  se  ofrecía  el  más  grave 
y  de  mayor  y  más  importancia  que  podía  haber  ni  suceder  en  la  provincia, 


BIOGRAFIA 


765 


razón  era  que  se  comunicase  con  todos  los  que  yo  tenía  asignados  para  seme- 
jantes casos,  excluyendo  a  la  persona  que  tocaba  el  negocio,  para  que  no  pre- 
sumiese alguno  con  malicia,  que  la  consulta  que  se  hacía  era  de  manga  y  mo- 
nopolio, que  no  pienso  tal  de  ninguna  manera. 

"En  ella,  siendo  consulta  plena,  se  podía  tratar  (caso  que  se  juzgase  no 
podía  entrar  en  el  empleo  el  nombrado),  el  corte  que  se  podría  dar,  y  si  era 
bien  abrir  la  nominación  secreta  'causa  mortis'. 

"En  conclusión:  notable  resolución  fue,  y  a  grandes  riesgos  se  puso  la  pro- 
vincia de  algún  alboroto,  y  de  que  alguno  dijese  que  V.  R.  no  era  provincial, 
ni  tenía  jurisdicción.  ¡Gracias  a  Dios  que  hay  en  ella  tanta  religión! 

"También  es  fuerza  que  V.  R.  se  halle  muy  embarazado:  porque  por  una 
parte  se  ha  empeñado  en  afirmar  que  con  el  nuevo  gobierno  no  fue  nombrado 
provincial;  y,  por  otra,  consta  claro,  que,  muchas  cartas  que  yo  le  he  enviado, 
en  virtud  de  lo  que  me  había  pedido  la  provincia  en  un  postulado,  a  saber, 
que  a  los  tres  años  se  mudase  de  gobierno,  y  en  particular  lo  deseaba  para  el 
oficio  de  provincial,  y  yo  ofrecí  lo  cumpliría,  como  lo  hice.  Y  así,  decía  a  unos 
que  iba  nuevo  provincial;  y,  a  otros,  que  le  informasen  de  ciertos  puntos,  y,  a 
otros,  que  cumplía  yo,  lo  que  la  provincia  había  representado.  Pues  fuera  jus- 
to que  se  atendiera  el  empeño  y  palabra  que  yo  había  dado,  la  primera  vez 
que  se  ofrecía  cumplirla;  y  el  caso  es  tan  público  y  cierto  entre  personas  graves, 
que  no  parece  puedan  dudar  de  él,  si  bien  me  c|uedo  muy  edificado  y  obligado 
de  la  prudencia  con  que  se  han  portado. 

"V.  R.  también  hizo  mal  en  no  manifestar  el  segundo  año  (ya  que  el  prime- 
•  ro  juzgó  convenía  no  hacerlo)  el  nombramiento  y  patente  de  provincial,  pues 
que  supo  las  varias  cartas  en  que  se  decía,  sin  nombrar  persona  y  era  fácil  dis- 
ponerlo con  buena  ocasión,  cual  era  la  venida  del  nuevo  despacho,  con  que  el 
yerro  pasado  se  doraba  y  disimulaba,  y  V.  R.  salía  de  una  gran  confusión  y 
embarazo,  con  el  cual  le  considero  muy  mortificado  con  este  borrón  que  ha 
echado  en  su  gobierno,  que,  aunque,  como  dije,  con  buena  intención,  pero  es 
fuerza  causarle  mucha  pena.  Yo  la  he  recibido  en  hallarme  obligado  a  hablar 
con  V.  R.  con  esta  claridad;  pero  ha  sido  necesario  para  atajar  en  semejantes 
ocasiones  tales  inconvenientes,  y  para  que  no  suceda  otra  vez. 

Y  juntamente  juzgo  que,  para  satisfacción  de  lo  hecho  y  de  la  provincia 
y  de  sus  consultores,  y  para  que  conste  a  todos  lo  que  se  debía  de  haber  dis- 
puesto, que  V.  R.  les  lea  esta  carta.  Así  se  lo  ordeno  lo  ejecute,  aunque  se 
mortifique  algo,  pues  la  razón  y  el  buen  gobierno  obliga  a  que  se  haga  esta  di- 
ligencia, ya  que  no  se  hace  en  público,  porque  aún  no  me  consta  lo  sea  en  el 
cuerpo  de  la  provincia".  (Orig.,  en  Isl.  ColL  Arch.). 

—       "No  estará  de  más  advertir  (dice  Astráin)  que  el  P.  Alegre  (II,  205) 
ha  vuelto  al  revés  este  hecho,  explicando  de  un  modo  absurdo  e  irra- 
cional la  retención  de  la  patente  que  vino  para  el  P.  Bonifaz.  Oigamos  sus 


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AYERBE,  FLORIAN  DE,  P. 


palabras:  'Había  ya,  según  parece,  desde  principios  de  este  año  de  1637,  to- 
mado a  su  cargo  el  gobierno  de  la  provincia  el  P.  Luis  Bonifaz,  habiendo  dado 
a  toda  ella  un  ilustre  ejemplo  de  moderación,  y  de  cuán  lejos  deben  de  estar 
de  toda  ambición  mundana  los  hijos  de  la  Compañía.  Fue  el  caso,  que,  con- 
forme al  postulado  de  la  antecedente  congregación,  nuestro  muy  reverendo  pa- 
dre general  Mucio  Vitelleschi,  luego  que  se  cumplieron  los  tres  años  del  pro- 
vincialato  del  P.  Florián  de  Ayerbe,  señalado  en  Roma  a  principios  del  año 
1632,  mandó  patente  de  provincial  al  P.  Luis  de  Bonifaz.  El  humilde  padre, 
sin  dar  a  persona  alguna,  noticia  de  su  patente,  dejó  correr  todo  el  año  de 
1635  y  36,  y  hubiera  dejado  pasar  el  de  37,  si  con  otro  motivo  no  se  hubiera 
sabido  de  Roma  su  asignación. 

"Descubierto,  hubo  de  rendir  el  cuello  a  yugo  tan  pesado,  con  notable  edi- 
ficación de  toda  la  provincia". 

"Mucho  nos  admira  (exclama  Astráin)  que  un  hombre  tan  sensato  como 
el  P.  Alegre,  admitiese  esta  patraña  pueril,  que  debió  de  inventarse  para  edi- 
ficación de  los  novicios  y  para  encubrir  el  hecho  del  P.  Ayerbe". 

Quisimos  poner  este  complicado  asunto  en  este  año  de  1631,  pero  que  se 
desarrolló  en  los  cinco  años  del  provincialato  del  P.  Florián  de  Ayerbe,  para 
no  romper  el  hilo  del  hecho  histórico.  Ahora,  prosigamos  año  por  año  el  curso 
del  provincialato  de  nuestro  biografiado. 

—  Roma,  25  de  Abril  de  1631.  (De  una  carta  del  P.  Vitelleschi  al  P.  pro- 
vincial Gerónimo  Diez)  :  "Si  el  H.  Gabriel  de  Espino  que  vino  de  la 

provincia  del  Nuevo  Reino  con  el  P.  Florián  de  Ayerbe,  se  quisiese  volver, 
lo  envíe  luego". 

—  "A  fines  del  año  de  1631,  el  3  de  Noviembre  se  juntó  en  el  colegio 
máximo,  la  undécima  congregación  provincial,  en  que  siendo  secreta- 
rio el  P.  Tomás  Domínguez,  fueron  elegidos  procuradores  a  Roma  y  Madrid 
el  P.  Florián  de  Ayerbe,  y  el  mismo  padre  Domínguez". 

Designado  el  P.  Ayerbe_,  provincial,  le  sustituyó  como  procurador  el  P. 
Domínguez.  (Burrus,  Hist.  II,  653). 

—  Entre  los  postulados  de  nuestros  domicilios,  llevaba  el  P.  Tomás  Do- 
mínguez, el  siguiente:  "El  P.  provincial  que  ahora  es,  Florián  de 

Ayerbe,  ha  concedido  al  colegio  de  San  Ildefonso  de  la  ciudad  de  los  Angeles 
(Puebla),  que  el  curso  de  artes  que  solía  ser  de  tres  en  tres  años,  se  comience 
'altemis  annis',  porque  de  esta  manera,  viendo  los  estudiantes  que  después  de 
haber  oído  un  año  de  humanidad  y  otro  de  retórica,  habían  de  esperar  otro 
para  la  lógica,  desamparaban  nuestras  escuelas  con  daño  de  todo  lo  que  en 
ellas  habían  aprendido;  y  así  aquella  ciudad  está  muy  agradecida  a  la  Compa- 
ñía, y  en  su  nombre,  y  en  nombre  de  todos  los  padres  de  aquel  colegio  y  de  los 


BIOGRAFIA 


767 


del  Espíritu  Santo,  pido  a  V.  P.,  P.  Vitelleschi,  confirme  lo  que  ha  hecho  el 
P.  Florián  de  Ayerbe^  provincial  que  es,  para  mucha  gloria  de  nuestro  Señor 
y  bien  de  la  juventud  de  aquella  ciudad,  y  también  para  que  se  ganen  mu- 
chos sujetos  para  la  Compañía  y  las  demás  religiones".  (Memorial  segundo  del 
P.  Tomás  Domínguez,  sobre  asuntos  de  colegios.  1631). 

1632  (Del  Catálogo)  "En  el  colegio  de  México.  Natus  in  civitate  tarraco- 
nensi.  De  63  y  36  (sic).  Ha  trabajado  en  los  ministerios".  (ARSI) 

(Méx.  4  f.  296). 

—  Dice  Vera  en  su  Tesoro  Guadalupano,  tratando  del  año  1632:  "Poco 
importa  saber  si  era  entonces  provincial  el  P.  Gerónimo  Diez  o  el  P. 

Floreano  de  Ayerbe,  su  sucesor" .  .  .  Cuando  menos  desde  Marzo  lo  fue  el 
P.  Ayerbe. 

—  Lecina  dice:  "El  P.  Florián  de  Ayerbe,  provincial  de  Nueva  España 
desde  principios  de  1632  hasta  1635".  Esto  último  no  es  verdad,  pues 

lo  fue  hasta  1637,  por  el  incidente  de  que  hablamos. 

—  Una  carta  del  P.  Alonso,  Díaz,  fechada  en  Guatemala  a  11  de  Fe- 
brero de  1632  dirigida  al  P.  provincial  Florl\n  de  Ayerbe,  en  que 

le  da  razón  de  que  el  alférez  don  Femando  Riquelme,  dejó  una  herencia  a 
aquel  colegio. 

(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  f.  173). 

1633  "VVhcn  Floriano  de  Ayerbe,  former  missionary  in  Topia,  became  Pro- 
vincial in  1633  (sic),  he  ordered  the  well-tried  Pedro  de  Gravina  to 

go  permanently  among  them.  (the  Humis)".  (Dunne:  Pioneer  Jesuits  in 
Northern  México,  p.  83 ) . 

—  "Por  este  tiempo  (dice  Alegre  II,  195)  había  ya  tomado  en  sí  el  go- 
bierno de  la  provincia  el  P.  Floriano  de  Ayerbe,  que  desde  luego  co- 
menzó a  dar  nuevo  calor  a  la  fundación  de  Tehuacán,  no  sabemos  por  qué 
motivo  detenida  hasta  entonces.  A  representación  de  dicho  padre  provincial 
los  fundadores  don  Juan  del  Castillo  y  doña  Mariana  de  Tuesta,  otorgaron 
nuevas  escrituras,  no  habiendo  tenido  efecto  las  primeras  en  el  señalado  pla- 
zo de  seis  años,  aunque  sin  culpa  alguna  por  parte  de  la  Compañía.  A  las 
segundas  se  les  dio  también  el  término  de  otros  seis  años,  que  venían  a  cum- 
plirse el  de  1639.  Sin  embargo  de  lo  mucho  que  deseaba  el  P.  Ayerbe  ver 
cumplida  en  ese  tiempo  aquella  fundación,  no  tuvo  efecto  por  entonces,  y, 
dilatada  para  tiempos  menos  calamitosos,  llegó  a  no  verificarse  jamás".  (Ale- 
gre: II,  195). 


768 


AYERBE,  FLORIAN  DE,  P. 


—  Siendo  provincial  recibió  en  la  Compañía  al  hermano  coadjutor  Fe- 
lipe del  Castillo,  aragonés,  para  la  provincia  de  México. 

(Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  College,  1935]  Vol.  VI  de  mss.). 

—  "Había  tomado  el  gobierno  de  la  provincia  el  P.  FloriÁn  de  Ayerbe, 
el  26  de  Mayo  de  1633,  según  los  documentos  que  hemos  podido 

consultar".  (Burrus:  Hist.  II,  427). 

S.  f.     (1633)  Una  representación  de  Juan  de  Aguado,  al  P.  provincial  Flo- 
RL\N  de  Ayerbe,  sobre  que  se  le  devuelvan  cuatro  onzas  de  plata,  que 
le  debía  el  colegio  de  San  Luis  Potosí. 

(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  f.  178). 

1633  Dos  pareceres  de  los  padres  consultores,  con  fecha  9  de  Julio  de  1633, 
sobre  el  asunto  antecedente,  en  que  expresan  no  deberse  satisfacer 

tal  plata,  al  citado  Aguado".  (Ibid.  f.  178). 

"Este  año  de  1633  el  P.  Prov.  Ayerbe  volvió  a  renovar  el  contrato  de 
la  fundación  de  Tehuacán,  por  otros  seis  años".  (Dec.  la  Obra.  .  .,  México, 
1941,  I,  85). 

1634  "A  la  mitad  del  año  1634,  por  orden  del  P.  provincial  Floreano  de 
Ayerbe  pasó  el  P.  Pedro  Gravina  a  doctrinar  a  los  Humis".  (Alegre- 

Burrus  II,  435). 

—  México,  Marzo  25  de  1634.  Carta  del  virrey,  don  Rodrigo  Pacheco 
y  Osorio,  marqués  de  Cerralvo,  al  P.  provincial  FloriÁn  de  Ayerbe, 

para  que  no  procediese  a  la  expulsión  de  un  hermano  coadjutor.  (Invent. 
Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  f.  70). 

—  Roma,  16  de  Enero  de  1634.  Con  esta  fecha  encontramos  una  carta 
del  P.  general  Mucio  Vitelleschi  al  P.  provincial  FloriÁn  de  Ayerbe, 

carta,  por  desgracia,  fraccionada  o  mal  colocada  en  el  volumen  sexto  de 
manuscritos  de  nuestro  archivo.  El  comienzo  de  esta  carta  se  halla  94  hojas 
más  atrás  de  la  hoja  inserta  en  el  contexto.  Dice  así: 

"De  particular  consuelo  me  ha  sido  el  saber  que  V.  R.  ha  comenzado 
a  ejercer  su  oficio,  que  de  su  mucha  religión,  prudencia  y  celo  santo,  espero 
ha  de  ser  para  mucha  gloria  de  Dios  nuestro  Señor,  y  bien  de  esa  provincia; 
y  de  mi  parte  suplicaré  a  su  Majestad,  ofreciéndole  algunos  sacrificios  y  ora- 
ciones, le  de  a  V.  R.  en  su  gobierno  el  acierto  que  deseo. 

"No  puedo  negar  a  V.  R.  que  en  la  provincia  del  Nuevo  Reino,  y  aun 
en  ésa,  después  que  tiene  su  oficio,  le  han  reparado  alguna  demasía  en  la 
ira  y  muestras  de  cólera,  cuando  le  dicen  y  proponen  algo  de  que  no  gusta, 
o  le  causa  disonancia.  A  V.  R.  ruego,  con  las  veras  que  puedo,  ande  con 
mucho  cuidado  en  esta  parte,  que,  con  su  buen  caudal  (de  inteligencia) 


BIOGRAFIA 


769 


que  tiene,  alcanzará  a  comprender  el  daño  que  causa  en  los  subditos  esta 
falta,  engendrando  en  ellos  desamor,  y  poco  recurso  a  su  superior;  y  mien- 
tras nuestro  Señor  le  ha  dotado  de  tantos  buenos  talentos,  es  conveniente 
que  ninguno  halle  en  V.  R.  un  pelo  en  que  tropezar. 

"Mucho  deseo  que  V.  R.  visite  las  más  veces  que  pudiere  toda  la  pro- 
vincia y  las  misiones  que,  con  su  presencia  se  consolarán  aquellos  padres  que 
tan  apostólicamente  trabajan;  y  le  pido  con  el  mayor  encarecimiento  que 
puedo,  aliente  todo  lo  que  fuere  posible,  el  ministerio  y  misiones  de  indios; 
y  a  los  padres  que  tienen  tan  santo  empleo,  me  los  acaricie  y  acuda,  como 
padre,  que  así  por  lo  que  ellos  merecen,  como  para  despertar  a  otros  a  este 
ministerio,  conviene  se  disponga  así,  y  para  que  V.  R.  lo  pueda  hacer  con 
más  alivio,  vengo  con  mucho  gusto  en  que  retenga  en  su  compañía  al  H. 
Gabriel  de  Ospino,  y  básteme  a  mí  para  concederlo,  su  consuelo  de  V.  R. 
a  que  acudiré  con  todo  cuidado,  y  no  será  necesario  enviar  en  su  lugar  a 
otro,  al  Nuevo  Reino".  (Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll.,  1935]  Vol.  6^). 

—  (Aquí  ponemos  la  parte  de  esta  carta,  que  faltaba)  : 

1)  Nueve  cartas  he  recibido  de  V.  R.,  de  1632  a  1633.  También  los  exá- 
menes e  informaciones.  Me  quejo  de  que  vengan  algunas  informa- 
ciones incompletas. 

2)  Agradezco  haya  enviado  el  perrillo  a  una  estancia. 

3)  He  enviado  la  asignación  de  superiores,  y  la  patente  de  V.  R.  con 
la  flota. 

4)  Sea  el  consuelo  de  todos  en  esa  provincia. 

5)  Sobre  la  muerte  y  negocios  del  P.  Avilés  y  del  hermano  Pozo. 

6)  Al  hermano  Juan  de  la  Cruz,  de  70  años,  despídasele,  o,  enmenda- 
do, póngase  en  seguro. 

7)  Digo  lo  mismo  del  H.  Benito  Alonso. 

8)  Apruebo  las  dimisorias  del  P.  Antonio  de  Medina  y  de  los  hermanos. 

—  Roma,  16  de  Enero  de  1634.  2a.  carta  de  esta  fecha: 

1)  Dése  gramática  a  los  otomíes  de  Tepotzotlán. 

2)  Concedo  una  misa  más  al  P.  Burgos  por  la  limosna  de  12,000  pesos. 

3)  Apruebo  que  el  P.  Burgos  dé  otra  cantidad  semejante  para  la  ca- 
pilla del  colegio  del  Espíritu  Santo,  de  la  Puebla. 

4)  Consuélese  al  P.  Antonio  de  Peralta. 

5)  Muchos  impedidos  se  mandan  al  colegio  del  Espíritu  Santo  de  Puebla. 

6)  El  P.  Diego  de  Cuéllar  desea  ir  al  Japón. 

7)  Si  se  pide  limosna  para  China,  toda  se  mande  allá. 

8)  Los  Padres  (Antonio  de)  Ayala  y  (Bernabé)  Cobo  desean  volver  al 
Perú;  no  se  les  conceda. 

9)  Algunos  hermanos  coadjutores  son  inútiles  para  administradores. 


770 


AYERBE,  FLORIAN  DE,  P. 


10)  Al  P.  Alonso  de  la  Peña,  consuélesele. 

11)  El  H.  Toribio  Gómez  se  ocupa  demasiado  en  trabajos  de  seglares. 

12)  Los  hermanos  estudiantes  no  lean  gramática. 

13)  El  H.  Diego  Martínez  vuelva  a  los  estudios  si  es  para  el  caso. 

14)  No  se  dejen  las  cartas  anuas. 

15)  Al  P.  Juan  de  Ledesma,  agradecerle  lo  que  hace  por  los  indios. 

16)  Al  H.  Gerónimo  Sánchez,  se  le  aliente. 

17)  Que  el  P.  (Horacio)  Carochi  siga  su  vocabulario  otomí. 

18)  Al  P.  (Antonio)  Majuelo,  se  le  consuele. 

19)  No  se  ejerza  el  curato  en  una  hacienda  cerca  de  Tepotzotlán. 

—  Roma,  16  de  Enero  de  1634.  3a.  carta  de  esta  fecha. 

1)  Mucho  me  consolara  de  ver  y  comunicar  a  V.  R.  (P.  Ayerbe),  por 
la  estima  que  tengo  de  su  persona,  pero  pues  nuestro  Señor  dispuso 
que  sobreviniese  el  impedimento  de  su  oficio,  hágase  su  voluntad,  y 
agradezco,  como  es  justo,  a  V.  R.  las  cosas  de  esa  tierra  que  me  re- 
mite, por  medio  del  P.  asistente  (Diego  de  Sosa). 

2)  Juan  de  Herrera  y  Pedro  de  Reguera  debieron  de  haber  sido  castiga- 
dos antes  de  ser  despedidos. 

3)  Da  las  gracias  al  P.  Ayerbe. 

4)  Hizo  bien  en  no  dar  padre  compañero  al  P.  procurador  Tomás  Do- 
mínguez. 

5)  Confirmo  los  estudios  en  Campeche  y  Guatemala,  y  el  añadir  el  cur- 
so de  filosofía  en  Puebla. 

6)  Dichosa  muerte  de  los  Padres  Julio  Pasqual  y  Manuel  Martínez 
(tl632). 

7)  Agradece  el  empeño  de  desterrar  el  choc.  .  .  (mutilado)  (debe  de  ser 
el  chocolate). 

8)  Que  haya  orden  de  turnos  al  decir  misa. 
(Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll.,  1935]  VoL  VI  Mss.). 

—  Roma,  Marzo  10.  (la.  carta  de  esta  fecha). 

Confirmo  lo  que  el  P.  FloriÁn  de  Ayerbe  ha  dispuesto  en  el  colegio 
de  San  Ildefonso  de  la  Puebla,  a  razón  de  que  cada  dos  años  comience  un 
curso  de  filosofía,  cosa  que  había  aprobado  en  una  carta  de  16  de  Enero 
de  este  año.  (Arch.  Isl.  Coll.,  1934,  Vol.  VI.  Mss.). 

—  Roma,  Marzo  10.  (2a.  carta  de  esta  fecha)  : 
1)  Concedo  la  profesión  de  cuatro  votos: 

1-  Al  P.  Juan  Manuel  (sic). 

2-  Al  P.  Diego  de  Monroy, 

3-  Al  P.  Juan  de  Angulo, 


BIOGRAFIA 


771 


4-  Al  P.  Gerónimo  Soriano. 

5-  Al  P.  Juan  de  Tamayo. 

6-  Al  P.  Jacinto  Cortés. 

7-  Lo  del  P.  Gaspar  de  Contreras,  remito  al  provincial. 

2)  Concedo  al  P.  Agustín  de  Zavala,  el  grado  de  coadjutor  espiritual. 

—  Roma,  8  de  Septiembre  de  1634.  Carta  del  P.  asistente  Diego  de  So- 
sa al  P.  provincial  FloriÁn  de  Ayerbe.  Pax  Christi. 

"El  año  pasado  escribí  a  V.  R.  algunas  cartas.  Tuvieron  dos  trabajos: 
el  uno,  que  se  partió  la  flota  antes  que  nuestro  pliego  llegase  a  España;  y 
así  no  fueron  las  cartas  con  la  flota,  sino  debieron  de  ir  en  algún  aviso.  El 
segundo,  que  de  aquí  a  España,  el  correo  padeció  en  la  mar  borrascosa;  y 
los  pliegos  con  la  valija  cayó  en  el  mar,  y  llegaron  las  cartas  tan  malpara- 
das que  muchas  no  se  podían  leer,  y  no  sabemos  cuáles  y  para  quién.  Y  de 
las  mías,  no  sé  las  que  llegarían. 

"Este  año,  como  no  ha  venido  la  flota,  no  tenemos  cartas  de  ese  reino; 
ni  sabemos  cosa  de  él.  El  P.  Tomás  Domínguez  sabemos  que  llegó.  Lleva- 
ba nuevo  gobierno,  y  el  P.  Luis  de  Bonifaz  iba  por  provincial.  (Alegre- 
Burrus.  Hist.  II,  678). 

Diego  de  Sosa. 

—  Roma,  9  de  Noviembre  de  1634.  Carta  del  P.  asistente  al  P.  provin- 
cial FloriÁn  de  Ayerbe.  (Sobre  el  estado  pecuniario  del  colegio-no- 
viciado de  Santa  Ana) . 

"En  ésta,  sólo  trataré  del  noviciado  de  Santa  Ana,  cuya  fundación  va 
mal  encaminada.  El  fondo  de  un  noviciado  no  sólo  debe  dar  casa,  sino  ren- 
ta para  el  sustento  del  noviciado;  y  ese  de  México,  por  haber  consumido 
en  lo  poco  y  malo  que  está  edificado  y  en  sustentar  los  novicios,  los  36,000 
pesos,  que  ofrecieron  los  fundadores  por  fundación;  y  cuando  yo  visité  la 
provincia  de  México  en  1628,  no  les  quedaban  sino  5,000  pesos  de  funda- 
ción. Entonces,  por  nueva  escritura  la  señora  doña  Mariana,  su  fundadora, 
añadió  otra  cantidad,  hasta  llegar  a  44,000  pesos  por  todo,  y  esto  para  des- 
pués de  sus  días.  Esta  suma  de  44,000  no  se  puede  consumir  como  capital, 
por  ser  fundación.  Hanse  de  emplear  en  renta  o  comprar  la  hacienda  de 
Tiripitío,  pagando  con  ellos  la  parte  que  se  debe  a  quien  la  vendió  a  la 
Compañía,  que,  hasta  ahora,  no  tiene  en  ella  nada  el  noviciado;  y  confor- 
me a  lo  que  metiere  en  ella,  le  tocará  de  la  renta  que  de  ella  se  sacare, 
rata  por  cantidad.  Con  esta  renta  se  ha  de  comprar  el  sitio  que  falta  para 
casa  e  iglesia  de  manera  que  esté  holgada,  la  habitación,  y  lo  tocante  a  edifi- 
car la  casa  e  iglesia,  antes  que  entren  los  novicios  a  habitarla;  porque  si  una 


772 


AYERBE,  FLORIAN  DE,  P. 


vez  entran,  aún  no  hay  para  sustentarlos,  pues  de  44,000  pesos,  no  se  sa- 
carán en  limpio  3,000  de  renta,  que  será  a  ocho  por  ciento. 

"Lo  que  hay  mucho  que  considerar  es,  cómo  se  edifica,  porque  como 
va  edificado  lo  que  va  comenzado,  no  va  bien.  Aquella  entrada  no  es  de 
religión,  ni  lleva  claustro,  ni  cosa  que  se  le  parezca.  Y  todo  el  suelo,  si  no 
lo  quieren  hacer  de  nuevo  y  levantarlo  cada  año,  es  menester,  por  lo  me- 
nos, levantarlo  todo  más  de  dos  varas,  como  va  la  nueva  iglesia  de  Santa 
Clara,  y  aún  más;  y  por  ahorrar  ahora  un  poco,  después  les  pesará  si  no  lo 
hacen.  Pues  para  edificar  casa  e  iglesia,  esta  renta  no  lo  hará  en  cincuenta 
años,  y  comprar  sitio.  De  donde  se  sigue  que  en  cincuenta  años  no  pueden 
traer  los  novicios,  y  no  se  engañen  con  pensar  que  con  menos  se  hará;  y 
si  no,  póngase  a  contar  lo  que  costará  tomar  toda  la  hacienda  que  es  ne- 
cesaria, y  luego  la  iglesia,  mediana,  y  luego  sus  patios,  interior,  para  los  no- 
vicios solos,  y  exterior  para  los  seglares.  Levantar  el  suelo,  oficinas,  refec- 
torio, despensas,  cocina,  etc.,  que,  lo  que  ahora  hay,  está  lleno  de  agua,  y 
ha  de  quedar  enterrado  en  gran  parte,  traer  tierra  para  terraplenes,  etc. 

Sólo  esto  he  dicho  para  que  no  los  engañe  doña  Mariana  con  dos  la- 
grimitas,  pidiendo  que  le  traigan  sus  novicios.  Si  algo  quiere,  susténtelos  a  su 
costa  desde  luego,  buscándoles  casa.  Miren  que  se  arrepentirán.  Roma,  9 
de  Noviembre  de  1634.  Diego  de  Sosa. 

(Arch.  Prov.  Isl.  Coll.  [1935]  Vol.  VL  Mss.  Cartas  de  Roma). 

—       Roma,  19  de  Noviembre  de  1634.  (Carta  del  P.  asistente,  Diego  de 
Sosa,  al  P.  provincial,  Florián  de  Ayerbe)  Temas  de  la  carta: 

1)  Que  recibió  cuatro  cartas  de  él. 

2)  Que  se  huelga  tenga  salud. 

3)  Que  asistió  en  Roma  al  P.  procurador  Tomás  Domínguez. 

4)  Que  el  hermano  Ospino  se  quede  en  México. 

5)  Que  fue  buena  la  elección  que  el  P.  Ayerbe  hizo  del  P.  Sangüesa, 
por  ser  éste  m.uy  fiel. 

6)  Item,  del  P.  Gerónimo  Soriano. 

7)  Gracias  por  los  dos  regalos:  la  imagen  de  pluma  y  el  chocolate;  tam- 
bién por  los  rosarios. 

8)  Que  él  le  envía  agnus;  pocos,  porque  ha  poco  hubo  congregación  de 
procuradores,  y  se  llevaron  muchos. 

9)  También  envía  un  breviario  nuevo,  estampado  este  año,  con  todos 
los  santos  e  himnos. 

10)  Que  nuestro  Padre  Mucio  Vitelleschi,  admite  la  fundación  de  Gua- 
diana, aunque  el  que  escribe  (P.  asistente)  espera  poco. 

11)  Siguen  cinco  renglones  horriblemente  tachados.  En  el  reverso  dice: 
lo  del  P.  Guilelmo  (sic). 


BIOGRAFIA 


773 


12)  Que  se  huelga  esté  dando  algo  la  hacienda  de  Tiripitío,  pertenecien- 
te (en  parte)  al  colegio-noviciado  en  construcción,  de  Santa  Ana,  de 
México. 

13)  Que  el  rector  de  éste  no  lleva  título,  para  que  mejor  atienda  a  lo  de 
la  hacienda. 

14)  Que  no  espera  que  la  fundadora,  doña,  Mariana,  haga  nada  en  vida, 
por  la  casa. 

15)  Lo  del  nombramiento  del  provincial,  está  muy  confuso,  todo  vino  de 
esa  provincia,  muy  desordenado. 

16)  (Otras  dos  líneas,  terriblemente  emborronadas). 

17)  Cuando  se  nombra  viceprovincial  suplente,  es  sólo  para  la  consulta, 
y  resolución  de  los  casos  extraordinarios  y  que  urgen. 

—  Roma,  19  de  Noviembre.  2a.  carta  de  la  misma  fecha  del  P.  asistente 
al  P.  Prov.  Ayerbe: 

1)  Con  cuatro  de  V.  R.  me  hallo,  dos  de  Enero  y  Diciembre  de  1632; 
y  dos  de  agosto  de  1633. 

2)  En  todas  me  dice  tiene  salud,  de  que  me  alegro,  y  deseo  que  el  Se- 
ñor se  la  conserve  para  su  santo  servicio  y  bien  de  la  Compañía. 

3)  Harto  me  holgaría  de  verlo  por  Roma  y  servirle,  pero  llévolo  muy 
en  paciencia,  por  cuanto  le  importa  a  esa  provincia  que  V.  R.  la  go- 
bierne y  adelante  en  espíritu  y  en  todo.  (Diego  de  Sosa). 

—  Roma,  19  de  Noviembre  1634.  2a.  de  la  misma  fecha  del  P.  asistente 
Diego  de  Sosa  a  un  P.  que  no  nombra:  "Si  el  provincial  que  va  nom- 
brado, por  algún  caso  no  pudiere  entrar,  V.  R.  mire  a  quién  propone,  por- 
que de  fuera  de  la  provincia  no  podrá  ir  persona,  y  en  las  informaciones 
que  enviaron  venía  todo  tan  mal  ordenado,  que  no  parece  que  anduvieron 
a  estudiar,  sino  cómo  hacerlas  mal,  y  V.  R.  con  remitirse  al  P.  provincial  se 
quiso  escusar,  y  creo  contra  el  orden  que  obliga  a  los  consultores  a  decir  su 
parecer  de  cada  uno". 

—  Roma,  30  de  Noviembre  de  1634.  De  una  carta  del  P.  Gen.  Vitelles- 
chi  al  P.  Florián  de  Ayerbe:    (Temas  que  están  al  reverso  de  la 

carta)  : 

1)  Cómo  se  pueden  evitar  las  quejas  de  todos  acerca  de  la  cátedra  de 
moral,  que  se  pide  en  Guadiana. 

2)  Si  parece  conveniente,  se  vuelva  a  poner  la  escuela  de  San  Luis  Potosí. 

(Luego  hay  esta  nota:  "No  podemos  obligamos  civilmente  por  co- 
sas temporales  a  nuestros  ministerios,  ni  a  tener  cátedras"). 

3)  Que  señale  compañero  al  P.  procurador  de  la  provincia,  por  si  se 
muere  haya  quien  tenga  noticia. 


774 


AYERBE,  FLORIAN  DE,  P. 


(Temas  que  no  están  en  el  reverso  de  la  carta)  : 

1)  No  han  llegado  las  cartas  en  la  flota. 

2)  Se  congratula  de  la  visita  del  provincial  a  la  provincia,  y  de  la  obser- 
vancia que  halló  en  toda  ella. 

3)  Dios  dé  el  cielo  a  los  que  murieron  en  esa  provincia;  la  perseveran- 
cia a  los  que  entraron  y  su  gracia  a  los  nuevos  profesos. 

4)  Manifiesta  su  paternidad  que  de  todo  está  contento. 

5)  Del  P.  Tomás  Domínguez  y  del  H.  Gabriel  Hontoria.  (En  sus  fichas). 

6)  Del  P.  (¿Luis?  de)  Molina:  justo  es  que  predique  y  publique  lo  que 
está  preparando,  y  se  le  dé  permiso  de  que  meriende. 

7)  Se  añada  el  Ave  Maris  Stella  a  las  letanías. 

8)  Vuélvase  a  poner  la  escuela  de  niños,  en  San  Luis  Potosí. 

9)  El  P.  Francisco  Júdice  desea  ir  al  Japón. 

10)  Suspenda  su  viaje  al  Japón  el  P.  Diego  de  Cuéllar. 

11)  El  P.  José  Pasqual  desea  pasarse  a  Filipinas. 

12)  Dé  las  gracias  al  señor  mariscal  de  Castilla  don  Tristán  de  Luna  y 
Arellano  y  al  canónigo  don  Nicolás  de  la  Torre. 

13)  Dése  ayudante  al  hermano  Toribio  Gómez. 

14)  Infórmeme  del  gobierno  de  las  misiones. 

—  Roma,  30  de  Noviembre,  1634.  (La  2a.  de  esta  fecha,  del  P,  Vitelles- 
chi  al  P.  Prov.  FloriÁn  de  Ayerbe:  parece  repetición  de  la  anterior)  : 

"Ni  han  llegado  las  cartas  de  esa  provincia,  que  se  esperaban  en  la  flo- 
ta, y  así  sólo  responderé  a  una  de  V.  R.  de  Agosto  del  año  pasado,  y  junta- 
mente le  avisaré  de  lo  que  en  virtud  de  otras,  juzgo  que  es  bien  tenga  noticia. 

"Muy  agradecido  estoy  a  V.  R.  por  el  cuidado  que  ha  tenido  de  visitar 
el  primer  año  de  su  oficio,  toda  la  provincia;  y  me  ha  sido  de  consuelo  que 
no  haya  en  ella,  cosa  que  pueda  ocasionar  pena,  antes  haya  hallado  tanto 
bueno.  ¡  Sea  por  todo  alabado  el  Señor,  a  quien  suplico  eche  su  bendición 
para  que  crezca  con  nuevas  mejoras! 

"En  los  gobiernos  humanos  .es  inexcusable  evitar  los  superiores  las  que 
jas  de  todos,  ni  es  bien  que  éstas  los  rindan  para  que  dejen  de  disponer  lo 
que  conviene:  mirar  a  Dios  y  al  bien  de  la  Compañía,  y  a  lo  que  nuestro 
instituto  y  razón  enseñan,  y  ejecutar  lo  que  es  justo. 

"Nuestro  Señor  tenga  en  el  cielo  a  los  difuntos  de  esa  provincia,  y  dé 
perseverancia  a  los  que  han  entrado,  y  a  los  nuevos  profesos  su  gracia  para 
que  cumplan  con  la  obligación  del  nuevo  estado. 

"En  lo  demás  que  V.  R.  me  avisa  ha  dispuesto  en  la  provincia,  me  pa- 
rece ha  ordenado  lo  que  convenía".  (Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  ColL,  1934]). 

—  "El  6  de  Octubre  de  1634  entró  por  rector  del  colegio  de  Pátzcuaro  el 


BIOGRAFIA 


775 


P.  Nicolás  de  Estrada  nombrado  por  el  P.  provincial  Florzande 

AlERVE  (sic). 

(Ramírez,  Francisco,  S.  J.,  Hist.  del  colegio  de  Pátzcuaro  [Anón.])  (Bol. 
Arch.  Gen.  Nac.  [México,  1939]  t.  X,  N<?  1,  p.  67). 

1635  En  este  año  de  1635  llegó  la  patente  de  provincial  para  el  P.  Luis 
de  Bonifaz  de  Roma,  y  el  P.  Florián  de  Ayerbe  no  la  entregó.  (Bu- 

rrus  II,  159). 

—  Madrid,  17  de  Febrero  de  1635:  firmaron  todos  los  provinciales  de 
España,  por  sí,  y  en  nombre  de  los  provinciales  de  toda  la  asistencia, 

una  concordia  o  confederación  de  perpetua  paz  y  amistad  entre  las  sagradas 
religiones  de  la  Compañía  de  Jesús  y  los  carmelitas  descalzos.  Se  imprimió 
en  Madrid.  (Una  copia  hallé  en  el  Arch.  Prov.  Méx.  Isl.  Coll.  en  1934). 

—  Roma,  30  de  Diciembre  de  1635.  En  la  primera  carta  de  esta  fecha 
trata  el  P.  general  Vitelleschi  con  el  P.  Prov.  Florián  de  Ayerbe, 

sobre  el  adjudicar  la  hacienda  de  Tiripitío,  no  a  la  provincia,  sino  al  no- 
viciado de  Santa  Ana.  (Véase  íntegra  en  Gómez,  Toribio,  H.  C.). 

—  Roma,  30  de  Diciembre  de  1635.  En  esta  segunda  carta  de  la  misma 
fecha  amonesta  el  P.  general  sobre  el  defecto  que  se  va,  por  desgra- 
cia, introduciendo  "en  alguna  provincia  de  la  asistencia  de  España",  de  po- 
nerse varios  de  acuerdo,  para  escribir  a  los  superiores  de  Roma,  o  sobre  al- 
gún defecto,  o  en  abono  de  alguna  persona. 

1636  Roma,  14  de  Enero  de  1636.  "Ihs.  Mutius  Vitellescus,  Praepositus 
Generalis,  carissimo  fratri  in  Christo  Floriano  de  Ayerbe,  eiusdem 

Societatis  in  provincia  mexicana  Provinciali,  salutem  in  Domino  sempiternam. 

"Cum  nobis  constet  in  collegio  nostro  in  civitate  Guadiana,  Novae  Bisca- 
liae,  nuper  per  Nos  erecto,  habeatur  lectio  casuum  conscientiae,  in  magnum 
id  cleri  auxilii  et  animarum  salutem  vissurum,  idque  etiam  exoptet  Illustris- 
simus  Dominus  Franciscus  de  Rojas,  eiusdem  collegii  fundator:  Nos,  ne 
Divinae  Gloriae  ampliandae  desimus,  dicti  Illustrissimi  et  admodum  Re- 
verendissimi  Domini  Francisci  desiderio  responderé  volentes:  tibi  et  futuris 
in  ista  provincia  successoribus,  per  presentes  mandamus  in  futuris  perpetuis 
temporibus,  in  dicto  collegio  unam  lectionem  casuum  conscientiae  more 
Societatis  haberi  facías. 

"In  quorum  fidem,  has  litteras,  manu  nostra  subscriptas,  et  sigillo  nostro 
munitas  dedimus,  Romae,  14  Januarii  1636". 

Mutius  Vitelleschius. 

Hay  una  nota  al  reverso  de  este  documento,  que  dice:  "1636". 
"Manda  nuestro  padre  general  al  P.  provincial  que  en  el  colegio  de  Gua- 
diana se  lea  siempre  una  lección  de  casos". 


776  AYERBE,  FLORIAN  DE,  P. 

—  Roma,  8  de  Marzo  de  1636.  Carta  del  P.  Vitelleschi  al  P.  provincial 
FloriÁn  de  Ayerbe.  (Tema  único)  :  "Que  el  P.  Ayerbe,  o  su  sucesor,  im- 
pida la  correspondencia  que  tienen  el  P.  Bernardo  Rico  por  una  parte,  y  el 
P.  Tomás  Domínguez  y  el  H.  Gabriel  de  Hontoria  por  otra,  con  una  persona 
de  la  curia  generalicia"  (que  no  nombra).  Al  final  de  esta  carta,  el  P.  ge- 
neral añade:  "V.  R.  (P.  Ayerbe)  lea  esta  carta  a  su  sucesor,  para  que  eje 
cute  lo  que  en  ella  advierto.  Vitelleschi". 

(Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll.,  1935]  cartas  de  los  generales). 

—  Roma,  8  de  Septiembre  de  1636.  (Carta  del  P.  asistente  Diego  de 
Sosa  al  P.  provincial  FloriÁn  de  Ayerbe)  ,  .  . 

"El  P.  Tomás  Domínguez,  sabemos  que  llegó,  llevaba  nuevo  gobierno, 
y  el  P.  Luis  de  Bonifaz  iba  de  provincial. 

'^Las  informaciones  'ad  gubemandum'  vinieron  tan  sin  forma,  ni  con- 
sulta de  consultores,  y  las  más  por  parecer  del  P.  Jerónimo  Diez  y  del  P. 
Hernando  de  Fuenmayor,  su  compañero,  que  si  yo  que  conocía  a  los  suje- 
tos, no  me  hallara,  que  se  hubieran  hecho  grandes  hierros,  y  allá  se  hallaran 
bien  confusos. 

"Pensar  como  V.  R.,  que  de  acá  les  han  de  enviar  provincial,  es  cosa  de 
aire,  porque  están  las  cosas  muy  apuradas.  Vístanse  con  la  ropa  que  tienen  y 
lo  mejor  que  pudieren  y  consideren  que  no  hay  sujetos  por  faltar  acá. 

"Cuanto  a  la  fundación  de  Santa  Ana,  si  doña  Mariana  y  los  frailes  carme- 
litas nos  perdonasen  lo  que  nos  ha  dado  (que  todo  está  consumido  sin  tener  de 
renta  un  real,  y,  a  mi  ver,  el  edificio  errado  y  sin  traza),  yo  les  perdonara  lo 
que  tiene  obligación  de  dar  Dña.  Mariana,  que  son  los  40,000  pesos  de  la  es- 
critura, con  los  cuales,  apenas  se  pueden  poner  2,000  pesos  de  renta,  con  que 
se  podrán  sustentar  diez  sujetos;  y  más,  sin  sitio  bastante,  sin  iglesia,  sin  casa, 
etc.  Lo  demás  que  nosotros  hemos  comprado  en  Tiripitío,  no  es  de  la  funda- 
ción; y  siendo  tan  poca  la  renta  de  la  fundación  y  todo  lo  que  la  Compañía 
ha  puesto,  a  mí  me  pesaría  que  se  llevasen  tan  ingratos  fundadores,  la  honra  de 
lo  que  no  merecen;  y,  sin  ellos,  queda  la  Compañía  libre  para  tomar  otro 
fundador. 

"Ultimamente  V.  R.  por  amor  del  Señor,  haga  todo  el  esfuerzo  posible 
en  que  Tiripitío  se  desempeñe,  no  consintiendo  que  se  haga  fábrica,  ni  que  se 
compren  esclavos  más  de  los  que  tenía,  ni  puentes,  y  paréceme  que  del  ganado 
vacuno,  por  no  tomar  un  poco  de  trabajo,  no  se  aproveche  cosa  alguna,  mal 
hacen. 

No  me  puedo  alargar  más,  que  guarde  nuestro  Señor  a  V.  R.  como  deseo. 

Roma,  6  de  Septiembre  de  1636.  Diego  de  Sosa. 

(Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll.  1935]  Mss.  Cartas  de  Roma). 

—  Un  testimonio  en  cuatro  fojas,  dado  por  Diego  Ortiz  de  Seguida,  escri- 


BIOGRAFIA 


777 


baño  público,  en  14  de  Noviembre  de  1636,  de  la  escritura  de  fundación 
del  colegio  de  Oaxaca,  que  en  11  del  mismo  mes  y  año,  otorgó  Juan  Francisco 
Dutertu,  para  lo  cual  donó  20,000  pesos  que  tenía  dados  al  P.  FloriÁn  de 
Arcive  (sic,  por  Ayerbe),  provincial  de  la  Compañía,  que  con  la  cantidad  de 
13,000  pesos:  que  de  ellos  habían  comprado  la  hacienda  "La  Aragonesa". 
(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  f.  164). 

1637  Roma,  20  de  Marzo  de  1637.  (Al  reverso  dice,  por  error,  30  de  Marzo) 
(Carta  del  P.  Vitelleschi)  :  Tema  único:  Haya  en  cada  colegio  prefecto 
de  espíritu,  aunque  haya  nombrado  confesor". 

—  Roma,  15  de  Agosto  1637.  Carta  del  P.  General:  Tema  único:  "De 
promovendis  ad  gradum".  Concedo  la  profesión  de  cuatro  votos  a  los 

PP.  1 — Francisco  Argarza,  2 — Antonio  de  Salcedo,  3 — Juan  de  Albízuri,  4 — 
Francisco  de  las  Cuevas,  y  5 — José  de  Collantes. 

Según  lo  favorezca  el  examen  o  la  lengua,  el  P.  Roque  de  Morales. 

De  cuatro  votos  con  consulta:  1 — el  P.  Diego  Jiménez  y  2 — Diego  de  Sa- 
lazar. 

Esperen  un  año,  y  se  les  dé  entonces,  si  hubo  enmienda:  los  PP.  1 — Juan 
de  Fleredia,  2 — Francisco  de  Egurrola  y  3 — Pedro  Navarro. 
Cuatro  votos,  advertido:  el  P.  Francisco  Turices. 

—  Nueve  cartas  del  P.  general  Mucio  Vitelleschi  al  P.  provincial  de  Mé- 
xico, fechadas  todas  en  Roma,  30  de  Octubre  de  1637. 

—  la.  carta  de  30  de  Octubre  1637: 

1.  Agradece  la  limosna  a  la  casa  profesa  de  Alvaro  de  Lorenzana,  y  le  envía 
la  patente. 

2.  No  se  empeñen  en  fundaciones  tenues,  sino  la  de  Guadiana,  y  avisará  de 
la  de  Oaxaca. 

3.  Se  avise  lo  que  montará  la  donación  de  Riquelme  y  su  mujer  al  colegio  de 
Guatemala,  para  sufragios. 

4.  Lo  mismo  de  la  donación  de  Juan  de  Castro  al  colegio  de  San  Ildefonso 
de  Puebla. 

5.  No  parece  poco  haber  llevado  dos  reales  por  el  gasto  diario  de  cada  sujeto 
de  las  Filipinas,  cuando  pasan  por  esa  provincia. 

6.  Cambio  de  superiores. 

7.  Avisado  el  P.  (  )  Molina,  pudiera  haber  entrado  a  ser  consultor. 

8.  No  hay  tanta  falta  de  sujetos  en  esa  provincia,  que  sea  menester  traer  de 
fuera. 

9.  El  H.  Toribio  Gómez  acuda  a  pagar  al  procurador  de  Sevilla,  73,000 
reales. 

10.  Se  conteste  a  unas  cartas  que  encomienda  su  paternidad. 


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AYERBE,  FLORIAN  DE,  P. 


11.  Pague  la  casa  de  Veracruz  lo  que  debe  al  colegio  de  Utrera  de  unos 
vinos. 

12.  Se  anime  a  los  hermanos  coadjutores  a  trabajar,  y  se  aplique  a  algunos. 

—  2a.  carta  de  30  de  Octubre  de  1637.  "No  juzgo  a  esa  provincia  por  tan 
falta  de  sujetos,  que  sea  necesario  enviarle  de  fuera  provincial.  En  otra 

carta  avisaré  la  determinación  que  en  razón  de  él,  y  de  los  demás  superiores  se 
tomare. 

—  3a.  carta  de  la  misma  fecha: 

1.  Avisan  que  a  los  hermanos  coadjutores  se  les  podía  animar  más  a  trabajar, 
y  no  permitirles  tantos  mozos. 

2.  Que  tres  o  cuatro  hermanos  que  han  entrado  con  V.  R.  cuando  vino  de 
Nueva  Granada  y  Quito,  (deben  ser  los  HH.  Ospino,  Venegas  y  Sierra), 
hacen  con  su  ejemplo  no  poco  daño,  siendo  sólo  sobrestantes  de  los  mozos 
en  sus  oficios,  y  parece  es  fuerza  se  pegue  esta  flojedad  a  otros. 

3.  Que  se  repara  en  la  familiaridad  con  que  los  trata  V.  R.,  con  nota  de  los 
demás,  que  ven  que  se  les  concede  cuanto  quieren,  no  siendo  de  los  más 
adelantados  en  espíritu. 

—  4a.  carta  de  30  de  Octubre  de  1637.  (Tema  único:) 

Desde  el  presente,  todos  los  doce  de  Marzo,  ofrezcan  los  sacerdotes  el  santo 
sacrificio  de  la  misa,  y  los  hermanos  la  comunión  y  una  corona,  en  acción  de 
gracias  por  la  canonización  de  san  Ignacio  y  de  san  Francisco  Javier. 

—  5a.  carta  de  30  de  Octubre. 

1.  Ha  recibido  su  paternidad  18  cartas  del  P.  Ayerbe,  mas  las  informaciones. 

2.  Se  lamenta  que  los  informes  "ad  gradum"  hayan  ido,  por  primera  vez,  en 
castellano,  y  que  estuvo  a  punto  de  devolverlos.  Da  por  ello  penitencia. 

3.  Se  explica  en  qué  consiste  el  privilegio  que  su  paternidad  ha  concedido  a 
Castilla,  acerca  de  los  informes  "ad  gubernandum",  que  los  hagan  los  con- 
sultores de  provincia  y  no  los  otros  padres;  pero  que  ese  privilegio  no  lo  con- 
cede a  México. 

4.  Sobre  el  P.  Diego  Santicsteban,  que  ya  no  es  apto  al  presente,  por  su  edad. 
(Ese  año  murió  de  73  años). 

5.  Se  alegra  del  buen  espíritu  de  la  provincia  mexicana  que  el  P.  Ayerbe 
halló  en  la  cuarta  visita  que  hizo. 

6.  Sobre  el  asunto  y  cuentas  pendientes  que  dejó  al  morir  el  P.  Diego  de 
Cuéllar. 

7.  Se  consoló  al  leer  las  necrologías  de  los  PP.  Hernando  de  Villafañe,  Diego 
de  Torres,  Juan  Laurencio  y  Gerónimo  Mercado,  y  del  hermano  Antonio 
Montero. 

8.  Recibió  la  noticia  de  la  muerte  del  P.  Guillermo  de  los  Ríos. 


BIOGRAFIA 


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9.  Mayor  premio  habrá  recibido  el  padre  Pedro  Marcos. 

10.  Algunos  despedidos. 

11.  Apriétese  la  mano  en  el  admitir. 

12.  Acuérdense  de  la  ley  de  no  admitir  portugueses  fuera  de  su  reino. 

13.  Dificultades  de  un  colegio  pequeño. 

—       6a.  carta  de  30  de  Octubre  de  1637.  (Del  P.  Vitelleschi  al  provincial)  : 

1.  Nuestro  Señor  haga  muy  santos  a  los  novicios  que  se  han  admitido  y  dé 
su  espíritu  a  los  que  de  nuevo  han  recibido  el  grado. 

2.  No  sé  si  sabe  V.  R.  (P.  Ayerbe)  que  para  dar  el  grado  de  coadjutor  tem- 
poral fonnado  a  los  hermanos  coadjutores,  no  hay  facultad  en  los  provincia- 
les de  Indias,  porque,  aunque  el  P.  Claudio  (de  buena  memoria) ,  la  conce- 
dió en  un  tiempo,  él  mismo  la  revocó  después;  V.  R.  lo  advierta  para  ade- 
lante; y  que  es  necesario  para  dársele,  licencia  del  general,  y  que  procedan 
las  mismas  diligencias  e  informaciones  que  se  hacen  para  los  que  han  de 
ser  profesos. 

3.  Confirmo  la  aplicación  que  V.  R.  hizo  de  los  400  pesos  que  tenía  el  P. 
Salvador  Avilés,  y  de  la  legítima  del  P.  Ibala  (sic,  por  Irala,  Marcos). 

4.  Lo  que  V.  R.  dice  ha  hecho  para  alentar  las  misiones  y  misioneros,  envian- 
do nuevos  obreros,  aderezos  de  iglesia,  etc.,  lo  estimo  sobre  mis  ojos. 

5.  Con  esta  ocasión  ruego  a  V.  R.  con  el  mayor  afecto  que  puedo,  procure 
fomentar  tan  santo  empleo,  en  especial  a  los  misioneros  de  la  provincia  de 
Sinaloa,  socorriéndolos  con  crecido  número  de  ministros,  que  me  los  piden 
aquellos  padres  con  grandes  ansias,  porque  los  que  hay,  no  bastan  para 
tanta  mies,  y  más  con  la  multitud  que  de  nuevo  pide  el  santo  evangelio; 
así  se  lo  encargo  a  V.  R.,  y  que  ordene  que  de  las  casas  de  México,  Puebla 
y  otros  colegios  vayan  los  sujetos  que  no  fueren  precisamente  necesarios. 
También  le  pido  les  ayude  con  todo  lo  necesario  para  el  aliento  y  regalo 
de  sus  personas. 

6.  Bien  hizo  V.  R.  en  dar  la  patente  de  aceptación  del  colegio  de  Guadiana 
al  Lic.  don  Francisco  de  Rojas  y  Ayora,  y  en  ordenar  se  leyese  la  lección 
de  moral  en  la  forma  que  dice;  ya  aviso  se  le  digan  por  toda  la  Compañía 
los  sufragios  que  se  acostumbran  decir  por  los  fundadores;  verdad  es  que 
me  escriben  no  haber  convenido  admitir  esta  fundación  por  su  tenuidad; 
ya  está  hecha  en  virtud  del  informe  de  V.  R.  y  sus  consultores;  paciencia. 

7.  Con  ocasión  de  lo  que  V.  R.  me  dice  le  pasó  en  recreación  con  el  P.  Ge- 
rónimo Diez,  no  le  puedo  negar,  sino  que  he  recibido  buen  número  de 
cartas,  en  que  se  me  quejan  de  la  condición  de  V.  R.,  de  su  cólera,  ira  y 
primeros  ímpetus,  que  los  temen  mucho,  y  aun  me  avisan  que  las  palabras 
han  sido  algo  amargas  y  ásperas,  y  que  no  pocas  veces  no  se  atreven  a  pro- 
poner lo  que  conviene,  por  no  saber  cómo  se  ha  de  recibir;  sin  embargo 
me  consuela  que  V.  R.  ande  tan  sobre  sí,  pues  conoce  que  su  natural  es 


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AYERBE,  FLORIAN  DE,  P. 


vivo  y  eficaz,  y  que  ha  años  que  le  notan  esta  fogosidad,  y  que  no  le 
arguya  su  conciencia  haya  faltado  en  cosa  de  consideración  en  lo  dicho. 

8.  Es  verdad  que  las  cartas  que  remití  a  principios  de  1636  se  mojaron  mu- 
cho y  se  malograron  algunas,  y,  aunque  con  ocasión  de  lo  que  advertiré 
después  de  la  retención  del  oficio  de  provincial,  teme  alguno,  no  se  haya 
estancado  también  alguna  carta,  pero  juzgo  no  tiene  fundamento,  pues 
sabemos  la  causa  de  su  desgracia. 

9.  V.  R.  ha  hecho  bien  en  informarme  de  lo  que  siente  del  gobierno  y  des- 
cuido del  P.  Alonso  de  Yepes,  del  noviciado  de  Santa  Ana;  necesario  es 
advertírselo  con  el  mejor  modo  que  se  pueda,  lo  que  se  juzgare  por  con- 
veniente; lo  que  me  ha  causado  pena  es,  que  con  sus  palabras  disonantes 
y  ásperas,  haya  desazonado  a  la  fundadora,  de  manera  que  la  hayamos 
perdido.  No  dicen  ha  sido  pequeño  el  ruido  que  se  ha  ocasionado  con  el 
pleito  que  de  aquí  se  despertó,  de  si  fuera  válida  o  no  la  donación  de  los 
40,000  pesos.  Alégrome  que  la  primera  y  última  sentencia  haya  sido  tan  en 
nuestro  favor;  con  todo,  no  me  descontenta  lo  que  V.  R.  representa,  de 
que  tratásemos  de  componernos  con  ella,  dándose  un  buen  corte.  V.  R. 
haga  una  buena  consulta  de  sus  consultores  y  otras  personas  prudentes  y 
entendidas,  y  confieran  el  caso,  y  si  se  tuviere  por  conveniente,  dése  un 
tiento,  pero  de  manera  que  con  efecto  no  se  resuelva  nada,  hasta  darme 
plena  noticia  de  todo,  para  que,  consultado  con  los  padres  asistentes, 
pueda  determinar  lo  que  fuese  conforme  a  razón;  pero  advierto  que  siem- 
pre que  se  remitiere  algún  papel  o  memorial  que  sea  necesario  consultarlo, 
venga  en  latín. 

10.  Si  no  conviene  entregar  al  rector  del  noviciado  de  Santa  Ana  (lo  era  el 
P.  Alonso  Yepes)  la  administración  de  la  hacienda  de  Tiripitío,  y  lo  es 
que  prosiga  con  ella  el  hermano  Toribio  Gómez,  dispóngase  así  en  buena 
hora,  dando  a  dicho  rector  para  sustento  de  los  que  allí  viven,  lo  que 
pareciere  justo. 

11.  Si  no  se  descubriere  relevante  inconveniente  en  que  se  continúe  la  venta 
del  azúcar  en  la  profesa,  no  hay  sino  dejarlo  correr,  si  bien  con  estas  car- 
tas, me  toman  a  representar  la  disonancia  que  causa.  Si  V.  R.  halla  que 
a  la  dicha  profesa  la  defraudan  los  operarios,  de  las  limosnas  que  le  vinie- 
ren, si  no  las  aplicaran  para  sí  en  orden  del  uso  del  chocolate,  trate  del 
remedio  con  sus  consultores,  y  aplique  el  remedio  que  juzgare  conveniente. 

—       7a.  carta  del  P.  general,  de  30  de  Oct.  1637.  Señala  el  gobierno: 

1.  Diré  en  ésta  a  V.  R.  la  resolución  que  se  ha  tomado' en  razón  del  nuevo 
gobierno  de  esa  provincia,  después  de  considerado,  encomendado  a  nues- 
tro Señor  y  consultado. 

2.  En  el  oficio  de  provincial  sucederá  a  V.  R.  el  P.  Andrés  Pérez,  que  ahora 


BIOGRAFIA 


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es  rector  del  colegio  de  México,  cuya  religión,  prudencia  y  santo  celo,  me 
aseguran  cumplirá  con  sus  obligaciones,  llevando  adelante  lo  bueno  que 
hallare  en  la  provincia.  V.  R.  le  dé  luego  la  patente  y  carta  que  le  remito 
con  ésta,  para  que  comience  a  ejercitarlo,  informándole  del  estado  de  las 
cosas. 

3.  Prepósito  de  la  casa  profesa  sea  el  P.  Juan  de  Ledesma. 

4.  Rector  del  colegio  máximo  de  México,  sea  el  P.  Luis  de  Bonifaz. 

5.  Del  de  San  Ildefonso  de  la  Puebla,  el  P.  Juan  de  Sangüesa. 

6.  El  P.  Alonso  de  Yepes  (bien  advertido  de  lo  que  se  le  nota  en  su  infor- 
mación) lo  sea  del  colegio  del  Espíritu  Santo,  de  la  Puebla. 

7.  Del  colegio  de  Guadalajara,  lo  sea  el  P.  Nicolás  de  Estrada. 

8.  El  P.  Andrés  Tutino,  sea  rector  del  colegio  de  Oaxaca. 

9.  El  P.  Juan  de  Vallecillo,  sea  rector  de  San  Luis  Potosí. 
10.  Del  colegio  de  Zacatecas,  lo  sea  el  P.  Rodrigo  de  Vivero. 

IL  En  el  colegio  de  Tepotzotlán  y  oficio  de  maestro  de  novicios,  prosiga  el 
P.  Pedro  de  Velasco. 

12.  El  P.  Alonso  Diez  sea  rector  del  colegio  de  Guatemala. 

13.  Rector  de  Mérida,  el  P.  Hernando  de  Fuenmayor,  avisado  de  que  pro- 
cure adelantarse  más  en  lo  que  se  le  nota  ser  mediano. 

14.  El  P.  Pedro  de  Cabrera  sea  rector  del  colegio  de  Querétaro. 

15.  Del  de  Pátzcuaro,  el  P.  Pedro  de  Egurrola,  amonestado  de  lo  que  se  le 
nota  en  su  información. 

16.  El  P.  Juan  de  Avalos  rector  de  Valladolid,  advertido  de  lo  que  fuere 
necesario. 

17.  Del  colegio  de  Guadiana  sea  rector  el  padre  Pedro  de  la  Sema. 

18.  Para  superior  de  la  casa  de  Santa  Ana  de  México,  de  la  Veracruz,  de 
San  Luis  de  la  Paz,  de  los  seminarios,  de  Sinaloa  y  de  sus  misiones,  y 
visitador  de  ellas,  trate  V.  R.  con  su  sucesor  y  consultores  de  provincia, 
los  que  serán  a  propósito,  y  pónganse  los  que  lo  parecieren,  y  sean  tales 
que  los  pueda  confirmar. 

19.  Consultores  de  provincia  serán:  los  PP.  FloriÁn  de  Ayerbe.  Juan  de  Le- 
desma, prepósito  de  la  profesa,  Gerónimo  Diez  y  su  compañero  de  V.  R., 
que  será  juntamente  admonitor,  y  ambos  oficios  los  ejercitará  el  P.  Miguel 
Godínez,  que  espero  será  con  satisfacción. 

20.  Con  ésta  van  las  patentes  de  los  superiores  nombrados;  V.  R.  se  las  dé 
en  mi  nombre. 

21.  Advierto  seriamente  lo  que  suelo  en  ocasiones  semejantes,  y  es  que  no  se 
mude  ni  trueque  ninguno  de  los  superiores  que  van  nombrados,  sino  con 
urgentísima  causa,  y  a  vista  de  relevantes  inconvenientes  si  en  alguno  se 
reconociesen,  y  de  los  nombrados  fuese  alguno  muerto  o  impedido  física 
o  moralmente,  V.  R.  junte  a  los  padres  arriba  dichos,  y  a  los  que  hubieren 


AYERBE,  FLORIAN  DE,  P. 


sido  consultores  de  provincia^  y  confieran  entre  sí  los  que  serán  ajustados 
al  empleo,  con  advertencia  de  que  las  personas  sean  proporcionadas  a  los 
puestos,  de  manera  que,  si  el  colegio  es  de  los  mayores,  sea  también  el  su- 
jeto, que  por  eso  no  nombro  en  particular  a  ninguno,  y  encargo  que  antes 
se  lean  sus  informaciones,  y  se  eche  mano  de  los  que  se  presume  darán 
entera  satisfacción  en  religión  y  prudencia. 

2..  También  va  con  ésta  la  nominación  secreta  del  provincial  "casu  mortis". 
V.  R.  ordene  se  quemen  las  que  están  allá,  y  guárdese  la  que  ahora  re- 
mito, por  si  fuere  necesario  usar  de  ella. 

3.  V.  R.  entregue  a  su  sucesor,  éstas  y  las  demás  cartas  que  he  escrito  estos 
años,  para  que  cobre  noticia  de  lo  que  pide  remedio  en  la  provincia  y  para 
que  ejecute  lo  que  V.  R.  no  podrá,  por  dejar  el  oficio. 

\.  Pongo  fin  a  esta  carta  agradeciendo  a  V.  R.  lo  que  ha  trabajado  el  tiem- 
po que  ha  gobernado  esa  provincia,  de  que  estoy  con  el  debido  reconoci- 
miento, y  ruego  a  nuestro  Señor  sea  el  cumplido  premio  de  todo,  y  que 
guarde  a  V.  R.  en  cuyos  SS.  SS.  me  encomiendo. 
Roma,  30  de  Octubre  de  1637.  Vitelleschi. 

5.  Caso  que  el  que  va  nombrado  por  provincial  no  pueda  entrar  en  su  oficio 
o  porque  sea  muerto  cuando  llegue  el  nombramiento,  o  porque  esté  impe- 
dido por  algún  largo  viaje  fuera  de  la  provincia,  o  impedimento  seme- 
jante que  estorbe  entrar  en  dicho  oficio,  en  tal  caso,  declaro  que  se  han 
de  abrir  las  vías  que  remito  ahora.  Vitelleschi. 
(Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  CoU.  1935]  Cartas  de  los  generales). 

8a.  carta  de  30  de  Octubre  de  1637. 

1.  No  de  licencias  generales  el  provincial,  sino  con  urgente  razón. 

2.  Repara  se  les  quitase  cuatro  días  a  la  semana  el  chocolate,  y  se  disponga 
esto  según  la  necesidad. 

3.  Los  300  pesos  que  dio  al  P.  Tomás  Domínguez  el  P.  Andrés  Pérez  para 
una  dispensación  y  no  se  hizo,  se  paguen. 

4.  Sobre  lo  que  pasó  al  despedir  a  Juan  Muñoz  en  el  colegio  de  Guadalajara, 
y  sobre  la  casa  que  mandó  hacer  en  la  estancia  el  P.  rector  de  allí,  se 
averigüe  y  abone  en  las  cuentas. 

5.  Parece  pide  razón  don  Alonso  de  Rivera,  y  el  modo  como  se  podrá  com- 
poner. 

6.  Se  revea  el  libro  del  P.  Miguel  Godínez,  y  se  avise  de  la  aprobación. 

7.  Se  acomode  la  diferencia  de  las  dos  congregaciones,  mayor  y  menor,  de 
estudiantes. 

8.  Las  misas  que  se  han  de  decir  por  Alvaro  de  Lorenzana. 

9.  Se  averigüe  si  vive  un  hermano  del  P.  Juan  Petrucchi. 
(Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  CoU.  1935]  Cartas  de  los  PP.  generales). 


BIOGRAFIA 


783 


—  9a.  y  última  carta  de  Roma,  30  de  Octubre  de  1637. 

"Añaden  de  Guadalajara  que,  habiéndose  edificado  una  casilla  en  una 
viña,  con  licencia  de  V.  R.,  P.  Ayerbe,  no  quiso  pasar  la  partida  en  los  libros 
de  cuentas,  y  ordenó  se  pusiese  en  ellos,  se  había  hecho  sin  orden  del  provin- 
cial. No  siendo  sino  500  pesos,  y  gastados,  como  dicen,  con  licencia;  y  por 
■otra  parte,  habiendo  aumentado  lo  temporal  del  colegio  en  muchos  millares 
de  pesos  el  rector.  Pídese  se  borre  lo  que  se  ha  puesto  "que  se  hizo  sin  licen- 
cia", pues  fue  con  ella. 

Si  pasó  así,  parece  se  pide  justicia,  y  V.  R.  la  hará  a  quien  la  tuviere. 
(Vitelleschi  a  Ayerbe:  Roma,  30  de  Oct.  1637). 

—  En  el  mes  de  Noviembre  de  1637  tuvo  lugar  la  duodécima  congrega- 
ción provincial  en  México,  y  entre  los  nombres  de  los  cuarenta  profe- 
sos que  asistieron,  no  se  encuentra  el  del  P.  FloriÁn  de  Ayerbe.  Además,  en- 
tre los  postulados  enviados  por  la  provincia  a  Roma,  hay  varios  muy  tenden- 
ciosos respecto  a  la  falta  del  P.  Ayerbe  de  retener  la  patente  del  nuevo  pro- 
vincial. 

—  Astráin  dice:  "El  P.  general  Vitelleschi,  había  reprendido  con  acritud 
lo  hecho,  y  le  había  mandado  entregar  la  patente  al  P.  Luis  de  Boni- 

faz,  quien  por  esta  detención,  fue  provincial  solamente  el  último  año  de  su 
trienio". 

—  Conser\amos  otra  carta  del  P.  Vitelleschi,  también  de  30  de  Noviem- 
bre de  1637,  todavía  dirigida  al  P.  Ayerbe: 

1.  No  estuvo  bien  dejar  al  P.  Diego  de  Santiesteban  por  vice-provincial,  pu- 
diendo  serlo  el  prepósito  o  el  rector  del  colegio  de  México. 

2.  No  fue  cierto  lo  que  V.  R.  me  dijo,  que  cuatro  súbditos  del  P.  Melchor 
Márquez,  prepósito,  merendaron  en  un  convento  de  monjas,  y  es  nece- 
sario que  se  castigue  a  quien  lo  dijo.  .  .  que  fue  V.  R. 

3.  También  es  falso  el  que  el  P.  Gerónimo  Diez  buscase  los  primeros  puestos 
cuando  fue  vice-provincial,  y  tratase  llanamente  a  las  mujeres  y  mon- 
jas, que  hace  años,  ni  las  comunica,  ni  las  trata.  Pide  él  se  haga  infor- 
mación y  se  castigue  al  delator. 

4.  Cesen  las  nuevas  fábricas  de  los  colegios,  porque  se  adeudan  mucho. 

5.  No  se  reciban  novicios  sin  grande  elección;  me  dicen  que  no  la  ha  habi- 
do, y  que  han  recibido  ilegítimos. 

■6.  No  parecieron  bien  las  honras  que  en  su  entierro  del  P.  Guillermo  de  los 

Ríos,  le  hizo  el  marqués  de  Cerralvo. 
7.  Los  misioneros  de  Sinaloa  piden  se  les  asigne  un  procurador  especial  en 

México  que  les  envíe  lo  que  necesitan,  pues  el  de  provincia  está  muy 

ocupado.  Consúltese  y  provéase. 


784 


AYERBE,  FLORIAN  DE,  P. 


8.  Hágase  constar  bien  que  la  provincia  redimió  los  3,000  pesos  de  la  casa 
de  Veracruz,  para  que  después  no  se  los  carguen  a  ella.  Que  Veracruz 
tenga  colegio  incoado,  y  que  se  tome  a  abrir  la  escuela  de  niños. 

9.  Que  se  avive  el  negocio  de  la  compra  de  la  hacienda  para  el  colegio  de 
Valladolid,  que  ha  tres  años  que  ese  negocio  está  muerto. 

10.  El  P.  Antonio  de  Ledesma  vuelva  a  San  Luis  Potosí,  y  le  doy  licencia  de 
llevar  consigo  media  docena  de  libros. 

11.  Que  no  se  venda  como  quiera  la  hacienda  de  Zacatecas. 

12.  Procúrese  responder  pronto  las  cartas  de  los  misioneros.  Dicen  que  tardan 
un  año  las  respuestas. 

13.  Evítese  el  aulicismo  (o  cortesanía)  entre  los  de  México,  en  particular 
en  los  superiores. 

14.  Visítese  cuando  menos  cada  trienio  a  Guatemala. 

(Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  CoU.  1935].  Cartas  autógrafas  mss.  de  Roma). 

—  El  P.  Burrus,  S.  J.  en  la  Introducción  de  su  segundo  tomo  de  la  Histo- 
ria de  Alegre,  p.  5,  dice:  "No  hemos  dudado  en  sugerir  interpretación 

más  verídica  de  hechos  históricos,  que  la  presentada  por  nuestro  Alegre,  cuan- 
do los  documentos  de  que  disponemos  parecen  patentizarla.  Así  lo  hemos  he- 
cho en  el  incidente  AvERBE-Bonifaz". 

Y  en  la  página  445  de  este  mismo  segundo  tomo:  Alegre  (como  vimos) 
se  explica  así:  "Había  ya,  según  parece,  desde  principios  de  este  año  de  1637,, 
tomado  a  su  cargo  el  gobierno  de  la  provincia  el  P.  Luis  Bonifaz:  habiendo 
dado  a  toda  ella  un  ilustre  ejemplar  de  moderación,  y  de  cuán  lejos  deben  de 
estar,  de  toda  ambición  mundana,  los  hijos  de  la  Compañía. 

"Fue  el  caso,  que,  conforme  al  postulado  de  la  antecedente  congregación 
(la  del  3  de  Noviembre  de  1631)  nuestro  muy  reverendo  padre  general  Mucio 
Vitelleschi,  luego  que  se  cumplieron  los  tres  años  del  provincialato  del  P. 
FloriÁn  de  Ayerbe^  señalado  en  Roma  a  principios  del  año  de  1632,  mandó 
patente  de  provincial  al  P.  Luis  de  Bonifaz.  El  humilde  padre,  sin  dar  a  per- 
sona alguna  noticia  de  su  patente,  dejó  correr  todo  el  año  de  1635  y  36,  y 
hubiera  dejado  pasar  el  de  37,  si,  con  otro  motivo,  no  se  hubiera  sabido  de 
Roma  su  asignación.  Descubierto,  hubo  de  rendir  el  cuello  a  yugo  tan  pesado,, 
con  notable  edificación  de  toda  la  provincia".  (Alegre). 

—  Pone  ahora  una  nota  el  P.  Burrus,  que  dice:  "Concuerda  lo  que  aquí 
escribe  Alegre  sobre  los  provincialatos  de  Ayerbe  y  Bonifaz,  con  la 

carta  anua  de  1644  (año  de  la  muerte  del  P.  Bonifaz),  y  el  resumen  de  la 
misma  (Méx.  15  ff.  502-502v;  Méx.  19  f.  356v). 

Por  las  cartas  del  P.  general  Mucio  Vitelleschi  conocemos  estos  hechos: 

l.  El  30  de  Noviembre  de  1634  escribe  el  P.  general  al  P.  Ayerbe:  "En  el 
oficio  de  provincial  sucederá  a  V.  R.  el  P.  Luis  de  Bonifaz". 


BIOGRAFIA 


785 


2.  Ese  mismo  día  avisa  al  P.  Bonifaz:  "...  habiéndose  llegado  el  tiempo  de 
dar  sucesor  al  P.  Florl\n  de  Ayerbe  en  su  oficio  de  provincial,  hemos  de- 
terminado de  pedir  a  V.  R.,  como  por  ésta  lo  hago  que  se  encargue  del 
dicho  oficio.  .  .  ;  el  P.  Florl\n  de  Ayerbe  dará  a  V.  R.  la  patente  de 
provincial,  que  va  con  ésta" .  .  . 

3.  Muchas  veces  habla  el  P.  general  del  "nuevo  provincial",  por  consiguien- 
te, ya  no  lo  era  el  P.  Ayerbe. 

4.  Los  que  aconsejaron  al  P.  Ayerbe  no  entregara  al  P.  Bonifaz  la  patente 
de  provincial  fueron  los  padres  Juan  de  Sangüesa  y  Diego  de  Santiesteban; 

4.  (sic,  por  5).  El  30  de  Octubre  de  1637  el  P.  general  envía  una  severa 
reprensión  al  P.  Ayerbe  por  no  haber  entregado  la  patente  de  provincial 
al  P.  Bonifaz. 

5.  En  la  misma  carta,  a  pesar  de  que  el  P.  Ayerbe  pensaba  que  era  preciso 
enviar  uno  de  fuera  de  la  provincia,  nombra  provincial  al  P.  Pérez  de 
Rivas:  "No  juzgo  a  esa  provincia  por  tan  falta  de  sujetos,  que  sea  nece- 
sario enviarle  de  fuera,  provincial. 

6.  Varios  padres  de  la  provincia  se  reunieron  poco  antes  que  llegara  la  pa- 
tente que  señalaba  como  provincial  al  P.  Pérez  de  Rivas,  y  declararon 
que  el  P.  Bonifaz  era  provincial,  (cf.  Méx.  2  ff.  404-41  v.)  ( Alegre-Burrus: 
Hist.  II,  p.  445). 

—  Versión  del  P.  Decorme:  "Los  ideales  del  P.  Alegre,  como  los  del  P. 
Rivas  son  edificativos  y  constructivos.  Considera  las  faltas  de  los  supe- 
riores y  de  los  subditos,  como  detalles  ínfimos  de  una  batalla  de  avance  que, 
o  no  merecen  mencionarse  o  se  han  de  cubrir  con  pudor.  Esto  le  lleva  más 
de  una  vez  si  no  a  ocultar  la  verdad,  sí  a  falsearla  si  la  sabía,  como  en  el  caso 
escandaloso  de  la  continuación  en  el  poder,  del  provincial  FloriÁn  de  Ayerbe. 
Callando  el  pecado  y  obstinación  de  dicho  padre,  se  contenta  Alegre  con  ala- 
bar la  humildad  de  su  sucesor  el  P.  Luis  de  Bonifaz  en  ocultar  un  año  entero 
el  nombramiento  de  provincial  que  había  recibido.  Si  hay  que  excusar  a  Ale- 
gre en  un  punto  tan  grave,  es  preciso  confesar  que  no  conoce  a  fondo  la  cues- 
tión y  no  ha  leído  la  correspondencia  del  P.  general". 

(Decorme,  Gerardo,  S.  J.  La  obra  de  los  jesuítas  mexicanos.  México, 
194L  t.  I,  p.  206). 

Y  en  una  nota  de  la  p.  382  dice  Decorme:  "La  cándida  explicación  que 
da  el  P.  Alegre  de  este  hecho  muestra  o  que  no  conocía  el  archivo  secreto  de 
la  provincia,  o  su  falta  de  parcialidad.  Lo  peor  del  caso  fue  la  dificultad  que  el 
P.  FloriÁn  de  Ayerbe  puso  para  sujetarse,  y  los  títulos  colorados  que  exigía 
para  retirarse".  (Id.  I,  p.  382). 

1638  "En  1638  era  operario  del  colegio  de  Oaxaca".  (Burrus:  Hist.  II,  159). 

—  Mas  si  acaso  quedase  duda  del  disgusto  del  M.  R.  P.  general  y  de  la 


786 


AYERBE,  FLORIAN  DE,  P. 


gravedad  del  yerro  del  P.  FloriÁn  de  Ayerbe^  copiamos  los  párrafos 
siguientes  de  una  carta  del  P.  Vitelleschi  al  P.  Luis  de  Bonifaz,  fechada  en 
Roma  el  30  de  Octubre  de  1638.  Integra  se  puede  ver  en  la  ficha  del  P.  Bo- 
nifaz. 

"Dios  se  lo  perdone  a  quien  nos  ha  puesto  en  estos  peligros  y  dificultades. 
El  P.  FloriÁn  de  Ayerbe  hizo  (débese  presumir,  con  sana  intención)  un  re- 
levante yerro,  no  publicando  luego  que  recibió  el  gobierno  de  1634,  a  V.  R. 
por  su  sucesor,  sin  embarazarse  si  tenía  o  no  fuerzas  V.  R.  para  visitar  la  pro- 
vincia, que  esto  no  le  tocaba  a  él,  sino  al  que  iba  asignado,  considerando  si 
su  salud  le  daba  lugar  para  ejercitar  el  oficio,  proponiendo  o  no  lo  que  le  pa- 
reciese, etc. 

"Digno  es  de  una  seria  y  grave  reprensión:  ésta  le  di  el  año  pasado,  y  al 
presente  hago  lo  mismo  en  la  quinta  carta  de  las  que  mandé  al  provincial, 
con  orden  de  que  se  leyese  en  consulta,  para  que  se  diese  satisfacción  a  los 
consultores.  V.  R.  haga  se  ejecute  así;  y  ahora,  porque  el  negocio  es  público 
será  conveniente  se  dé  noticia  de  dicha  carta  a  los  consultores  de  provincia 
presentes  y  pasados  y  a  los  demás  padres  graves  que  residen  en  México,  por  que 
quede  enterada  lo  principal  de  ella,  del  justo  sentimiento  con  que  estoy,  y  de 
lo  que  en  tales  casos  se  debía  de  hacer. 

"Por  haberse  hecho  ya  esta  diligencia  no  hay  necesidad  de  ponderar  más 
la  acción,  si  bien  con  lo  que  últimamente  he  recibido  con  dos  o  tres  cartas  de 
1636  que  llegaron  para  V.  R.  con  sobrescrito  de  "provincial",  el  sentimiento  se 
ha  renovado  y  aun  crecido,  por  considerar  el  peligro  que  ha  habido  de  un 
grave  y  público  escándalo,  que,  aunque  los  inconvenientes  se  atajaron  presto, 
hubo  lo  que  basta  para  lastimar,  pues  llegó  el  negocio  a  ser  notorio  entre  los 
nuestros,  y  con  dos  provinciales  por  algunos  días,  cosa  tan  nueva  en  la  Com- 
pañía, y  quiera  Dios  no  haya  llegado  a  noticia  de  los  seglares,  que,  temo,  han 
sabido  más  de  lo  que  fuera  conveniente. 

"Sin  duda  que  V.  R.  guardó  el  debido  secreto  cuando  recibió  las  cartas, 
pero  luego  que  V.  R.  avisó  al  P.  FloriÁn  de  Ayerbe  de  lo  que  pasaba,  había 
al  punto  él  de  dejar  el  oficio,  despidiéndose  e  informando  a  V.  R.  por  una 
carta,  ya  que  el  tiempo  no  daba  lugar,  enviando  los  recaudos  con  su  compa- 
ñero el  P.  Juan  de  Sangüesa,  porque  no  era  necesaria  su  presencia,  ni  los  ocho 
o  diez  días  que  pidió.  Pero  ya  que  se  empeñó  en  ello,  confieso  agradeciera  (y 
he  sentido  que  no  se  haya  así  dispuesto)  que  los  padres  consultores  aconse- 
jaran a  V.  R.  se  los  concediera,  en  orden  a  que  las  cosas  se  acomodaran  con 
paz,  gusto  y  suavidad,  y  por  huir  el  cuerpo  a  los  graves  daños  que  se  habían 
comenzado  a  forjar.  Así  se  los  advierto  a  ellos,  y  que  realmente  siguió  mal  el 
negocio,  y  con  demasiada  apresuración. 

"La  misma  verdad  que  a  V.  R.  obligaba,  obligaba  necesariamente  al  P. 


BIOGRAFIA  787 


Ayerbe  a  que  lo  publicase  luego,  pero  como  él  sólo  sabía  el  caso,  fue  error 
suyo  no  hacerlo,  y  por  tal  se  lo  reprendo" .  .  . 

"Avisan  que  el  P.  FloriÁn  de  Ayerbe  cuando  dejó  el  oficio  pidió  ir  por 
visitador  a  Guatemala  y  Oaxaca,  y  aun  añade  una  persona  grave  'que  fue 
esto,  amenazando':  'que  si  no  se  hacía,  en  ninguna  manera  dejaría  el  oficio'. 
No  parece  creíble  de  hombre  de  las  obligaciones  del  P.  Ayerbe  y  que  tiene 
voto  de  no  pretender  superioratos.  Con  todo,  si  hubiese  pasado  así,  V.  R.  no 
había  de  haberlo  permitido,  a  no  ser  que  lo  hubiese  hecho  para  atajar  mayo- 
res males;  antes  él  era  digno  de  grave  penitencia.  Si  no  ha  dejado  ya  el  oficio 
de  visitador,  V.  R.  ordene  luego  alce  la  mano  de  él,  y  si  quiere  vivir  como  par- 
ticular en  alguno  de  los  colegios  dichos,  Guatemala,  o  Oaxaca,  sea  en  buena 
hora,  pero  sin  título  de  visitador. 

"Considere  también  V.  R.  si  los  compañeros  del  P.  Ayerbe,  son  dignos  de 
alguna  penitencia,  que  me  escriben  se  ha  padecido  con  las  libertades  del  her- 
mano Ospino,  agavillándose  con  otros  hermanos. 

"Al  P.  Juan  de  Sangüesa  le  notan  que,  por  no  dejar  sus  comodidades 
aconsejaba  al  P.  Ayerbe  no  dejase  el  oficio,  y  que  no  ha  cumplido  con  las 
obligaciones  de  él,  hablando  al  provincial,  pues  era  su  socio,  cuando  conve- 
nía, etc. 

Después  de  la  fecha  "Roma,  30  de  Octubre  de  1638",  pone  el  P.  Vitelles- 
chi:  "No  me  maravillo  le  haga  tanta  disonancia  a  V.  R.  el  recado  que  le  envío 
al  P.  Ayerbe:  de  que  no  se  abriese  el  pliego  de  gobierno,  temiendo  de  que  si 
no  venía  el  provincial  a  su  gusto,  tratase  de  poner  otro  a  su  antojo;  porque  la 
misma  disonancia  y,  quizá  mayor,  tengo  yo,  de  que  un  hombre  de  mediana 
noticia  de  nuestro  estilo,  diga  proposición  tan  fuera  de  camino. 

"Con  lo  que  dejo  ordenado,  queda  remediado  el  punto,  y  yo  al  P.  Ayerbe, 
digo  lo  que  pide  el  caso".  Mucio  Vitelleschi. 

—       En  otra  de  la  misma  fecha,  Roma,  30  de  Octubre,  dice: 

"El  año  pasado  (1637)  remití  con  mucho  gusto,  patente  de  participación 
para  Alvaro  de  Lorenzana,  y  advertí  lo  que  en  materia  de  misas,  parecía  con- 
veniente por  entonces.  Ahora  digo,  por  lo  que  V.  R.  añade,  que  no  hizo  bien 
el  P.  FloriÁn  de  Ayerbe  (y  dígaselo  en  mi  nombre),  en  ofrecer  a  ese  caballe- 
ro, procuraría  con  el  general  se  le  aplicasen  las  misas  que  se  acostumbran  de- 
cir por  los  fundadores  vivos  y  difuntos,  pues  no  podía  hacerlo,  ni  le  pertenecía 
por  su  oficio.  V.  R.  le  hable,  y  si  con  cortesía  y  suavidad  le  puede  reducir  a  que 
se  contente  con  los  sufragios  de  toda  la  asistencia  de  España;  en  avisándome 
se  le  dirán ;  pero  si  mostrase  grande  sentimiento  de  que  no  se  le  dijesen  por  toda 
la  Compañía,  en  dándome  V.  R.  noticia,  se  hará;  pero  otra  vez  no  suceda  lo 
que  se  ha  hecho". 

(Vitelleschi  a  Bonifaz.  Otra  carta  de  30  de  Oct.  de  1638)  (Arch.  Prov. 
Méx.  [Isl.  Coll.  1935]  Cartas  de  los  generales). 


788 


AYERBE,  FLORIAN  DE,  P. 


—  Sexta  carta  de  Roma  30  de  Octubre  de  1638:  "Echo  menos  que  V.  R. 
o  su  antecesor  el  P.  Ayerbe,  no  me  escriban  de  la  aceptación  de  funda- 
dor para  el  colegio  de  Oaxaca;  es  verdad  que  se  envía  la  escritura,  y  por  ella 
consta  que  el  P.  Ayerbe  la  admitió  con  las  condiciones  ordinarias,  aceptando 
por  fundador  al  dicho  Francisco  Dutertre,  por  los  20,000  pesos  que  ofrece". 

(Vitelleschi  al  P.  Luis  de  Bonifaz.  6a.  carta  de  30  Oct.  1638). 

—  (Del  Catálogo  de  1638)  :  P.  FloriÁn  de  Ayerbe  en  el  colegio  de  Oaxa- 
ca; de  69  a  42.  Ha  sido  predicador,  rector  dos  veces,  provincial.  De 

ingenio,  juicio  y  prudencia,  bueno;  de  mucha  experiencia;  aprovechado  en 
letras;  de  carácter  colérico  sanguíneo.  De  talento  para  cualquier  ministerio. 
(Méx.  4  ff.  326v,  344). 

1639  Roma,  30  de  Octubre  de  1639.  Primera  carta  de  esa  fecha  al  P.  Prov. 

Andrés  Pérez  de  Rivas:  "Me  remito  a  lo  que  se  resolvió  de  enviar  a 
Tepotzotlán  por  rector  y  maestro  de  novicios  al  P.  Francisco  de  Calderón, 
aunque  V.  R.  no  ignora  su  condición  y  dictámenes,  y  lo  que  en  la  acción  del 
P.  Ayerbe  dicen  se  mostró".  (Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll.  1934]  Cartas  de  los 
PP.  generales) . 

—  Roma,  30  de  Oct.  1639.  (2a.  carta  de  esta  fecha)  :  "Tengo  larga  y 
puntual  noticia  de  las  historias  del  P.  FloriÁn  de  Ayerbe,  y  de  los  in- 
convenientes que  se  siguieron  y  se  van  experimentando  de  su  primer  yerro. 

Me  escriben  también  mucho  de  lo  que  dicen  sucedió  en  Puebla  y  en  las 
visitas  de  los  colegios  de  Oaxaca  y  Guatemala  (si  bien  confieso  que  temo  no 
hay  algo  de  exageración  en  la  relación  que  de  allá  se  ha  enviado)  ;  en  fin, 
juzgo  que  lo  que  conviene  es  echar  tierra  a  estas  cosas,  que  será  nunca  acabar, 
y  se  ha  escrito  mucho  sobre  ellas. 

Pero  no  pretendo  con  esto  que  V.  R.  no  disponga  (en  razón  de  los  desór- 
denes hechos)  todo  lo  que  pidiere  la  justicia,  satisfacción  y  buen  gobierno.  .  . 

"En  razón  de  la  habitación  del  P.  Ayerbe:  que  no  viva  en  México;  y  que 
se  le  quite  del  lado  al  H.  Gabriel  de  Ospino,  su  compañero  (que  esto  me  pa- 
rece muy  bien)  ;  me  remito  a  V.  R.  que  ordenará  lo  que  fuere  justo.  Sin  em- 
bargo no  puedo  dejar  de  encargarle  (por  lo  que  se  debe  a  la  caridad)  que  en 
lo  que  se  ofreciere  en  otras  materias  de  su  consuelo,  se  lo  procure  dar,  com- 
padeciéndose de  él,  persuadiéndose  que  lo  que  hizo,  sería  con  sana  inten- 
ción. .  .  He  leído  con  no  pequeña  pena  las  cartas  del  P.  Miguel  Godínez 
contra  el  P.  FloriÁn  de  Ayerbe;  y  la  del  P.  Juan  de  la  Plaza  (el  segundo  de 
este  nombre)  contra  el  P.  Godínez;  y  este  sujeto  me  tiene  bien  cuidadoso;  acer- 
tado ha  sido  no  hacerlo  compañero  de  V.  R. 

"Nuestro  Señor  nos  saque  con  bien  de  sus  cosas,  que  trabajo  sería  que 
entrase  aquel  tribunal,  en  averiguación.  V.  R.  me  irá  avisando  de  lo  que  exa- 
minase y  entonces  veremos  lo  que  se  debe  disponer.  Es  verdad  que  me  infor- 


BIOGRAFIA 


789 


ma  luego  de  la  materia  y  de  otras  cosas  del  P.  Godínez  y  de  las  de  Oaxaca,  en 
especial  de  los  padres  Andrés  González,  Francisco  Carbonelli,  Gonzalo  de  Are- 
llano  y  FloriÁn  de  Ayerbe,  si  lo  que  refiere  tiene  fundamento,  trabajoso  es. 
Todo  lo  pongo  en  manos  de  V.  R.  y  que,  oído  uno  y  otros  ordenará  lo  que 
fuere  razón  y  justicia".  ( Vitelleschi  al  P.  Andrés  Pérez  de  Rivas,  provincial, 
Roma  30  de  Oct.  de  1639)  (Arch.  Prov.  Isl.  Coll.). 

1640  Roma,  30  de  Oct.  de  1640.  (De  una  carta  del  P.  Mucio  Vitelleschi  al 
P.  Prov.  Andrés  Pérez  de  Rivas)  :  "Todo  lo  que  se  ha  escrito  del  P. 
FloriÁn  de  Ayerbe,  ha  llegado  a  mis  manos,  como  le  habrá  constado  a  V.  R. 
de  las  respuestas;  y  así  tengo  por  conveniente  no  se  hable  más  de  la  materia. 

'^Lo  que  V.  R.  ha  procurado  acudirle,  estimo;  y  le  pido  que,  en  lo  que 
se  pudiere  sin  inconveniente,  atender  a  su  consuelo,  se  haga;  en  especial  en 
que  le  asista  el  H.  Gabriel  Ospino,  no  a  título  de  compañero,  sino  de  achacoso, 
que  necesita  del  socorro  de  dicho  hermano.  .  .  En  lo  demás,  aprobé  la  reso- 
lución de  que  no  viniese  a  México,  ni  fuese  consultor  de  provincia". 

Hasta  aquí,  y  ya  no  volvemos  a  saber  de  la  vida  de  nuestro  biografiado. 
El  P.  Mariano  Lecina  nos  asegura  que  no  ha  hallado  su  nombre  en  los  ca- 
tálogos de  los  difuntos,  que  ha  podido  consultar. 

1647  Allá  por  el  año  de  1647,  a  propósito  de  otro  caso  lamentable  y  sonado, 
el  P.  general  Vicente  Carafa,  dirigiéndose  al  P.  Juan  Bueras  en  carta 
de  30  de  Enero  de  1647,  le  dice:  "Mucho  peor  caso  ha  sido  el  dudar  de  los 
derechos  del  padre  visitador  y  provincial,  que  el  que  me  dicen  sucedió  en  esa 
provincia  por  los  años  de  635  o  636:  porque  aquel  fue  un  yerro  de  un  supe- 
rior aunque  tan  religioso  y  prudente  que,  mal  aconsejado,  suspendió  la  pu- 
blicación de  su  sucesor;  y  si  bien  puso  a  grande  riesgo  la  provincia,  de  un 
grave  escándalo,  pero  no  había  doctrinas  ni  dictámenes  de  donde  se  pudiesen 
seguir  graves  inconvenientes.  .  .  La  carta  del  P.  Vitelleschi  de  Septiembre  de 
1645  responde  al  postulado  segundo  de  la  congregación  provincial  duodécima, 
que  fue  prevenir  con  remedio  competente  el  fracaso  que  pudo  suceder  en  esta 
provincia  y  sobre  que  tanto  se  ha  escrito,  por  los  años  de  1635  y  36,  cuando 
se  ocultó  o  no  se  publicó  por  el  provincial  (FloriÁn  de  Ayerbe),  el  nom- 
bramiento de  su  sucesor  a  título  de  que  era  flaco  y  de  pocas  fuerzas,  y  que 
civilmente  era  como  muerto  (todo  sería  con  sana  intención),  y  que  para 
que  tal  resolución  no  se  diese  jamás,  ordenó  mi  predecesor  el  P.  Vitelleschi, 
que  si  el  que  va  nombrado  por  provincial  fuese  muerto  'civiliter,  moraliter 
vel  naturaliter',  si  ya  se  ha  cumplido  el  trienio  del  actual  provincial,  deje  lue- 
go el  oficio,  y  ábranse  las  vías  (Carafa  al  P.  Bueras,  Roma,  30  de  Enero 
de  1647)  (Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll,  1935]  Vol.  5^  de  Mss.  p.  123). 

—       La  Synopsis  Hist.  S.  J.,  Col.  555:  "Florianus  de  Ayerbe,  an.  1632 
ineunte  1635,  praepositus  prov.  Mexicanae".  Lo  cual  quiere  decir  que 


790 


AYERBE,  FLORIAN  DE,  P. 


Roma  nunca  asintió,  ni  siquiera  históricamente  a  aquel  mal  paso  dado  por 
el  P.  provincial  FloriÁn  de  Ayerbe. 

1652  Roma,  Junio  20,  1652.  (De  la  3a.  carta  de  esa  fecha,  del  P.  Gosvino 
Nickel  al  P.  provincial  Francisco  Calderón)  :  "La  respuesta  a  esa  pre- 
gunta la  dio  mi  predecesor  el  P.  Mucio  Vitelleschi  al  P.  FloriÁn  de  Ayerbe 
cuando  era  provincial  del  Nuevo  Reino". 

Referencias  biográficas 

1  Actas  originales  de  las  congregaciones  provinciales  en  México: 

De  la  undécima:  México,  Noviembre,  1631. 
De  la  duodécima:  México,  Noviembre,  1637. 

2  Alegre,  Francisco  Javier,  S.  J.,  Hist.  de  la  Prov.  de  la  C.  de  J.  en  N.  E., 
t.  I,  1841,  pp.  454,  457,  458,  459. 

3  Alegre-Burrus,  Ernest,  S.  J.,  Hist.,  t.  II,  1958,  pp.  5*,  155-6,  158-61, 
334,  417,  427,  434,  445,  653,  667,  678. 

4  Aquaviva,  Claudio,  S.  J.,  Carta  al  P.  Prov.  Martín  Peláez.  Roma,  1° 
Abr.,  1609. 

5  Arch.  Prov.  Méx.  (Isl.  ColL,  1934-35).  Cartas  de  los  padres  generales., 
Vol.  V.  Mss.  ff.  11,  122;  Vol.  VI.  Mss.  f.  272. 

6  Arch.  S.  J.  in  America  Centrali.  N.  E.  0034. 

7  AstrÁin,  Antonio,  S.  J.,  Hist.  de  la  C.  de  ].  en  la  Asist.  de  España,  t. 
V.  Madrid,  1916,  pp.  XI,  68,  309,  437,  476,  485,  714. 

8  Boletín  Arch.  Gen.  Nac.  (México,  1939)  t.  X  N"?  1,  p.  67. 

9  Carafa,  Vicente,  S.  J.,  Carta  al  P.  Juan  de  Bueras.  Roma,  30  Enero,  1647. 

10  Catálogos  de  la  Prov.  Méx.,  1604,  1614. 

11  Decorme,  Gerardo,  S.  J.,  La  Obra  de  los  Jesuitas  mexicanos,  México, 
1941.  I,  XV,  70,  85,  208,  380-3;  t.  II.  108,  109,  111. 

12  DÍAZ,  Alonso,  Carta  al  P.  Ayerbe,  Guatemala,  11  Febr.,  1632. 

13  Domínguez,  Tomás,  S.  J.,  Memorial  N-  2  al  P.  general.  Casas  y  colegios, 
N^  6. 

14  Dunne,  Peter  Masten,  S.  J.,  Pioneer  Jesuits  in  Northern  México, 
Berkeley,  California,  1944,  pp.  66,  68,  69,  70-1,  183,  191. 

15  FiGUEROA,  Gerónimo,  S.  J.,  Carta  de  edificación  del  H.  Felipe  del  Cas- 
tillo, 1678.  Dos  fojas  manuscritas. 

16  GoDÍNEZ,  Miguel,  S.  J.,  Cartas  contra  el  P.  FloriÁn  de  Ayerbe.  Gua- 
temala, 1638  (?).  Inéditas. 

17  Gutiérrez  Casillas,  José,  S.  J.-Santarén.  Guadalajara,  1961,  pp.  84, 
105,  107,  108. 


BIOGRAFIA 


791 


18  Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  (1767)  ff.  70,  164,  173,  174,  178. 

19  J.M.D.  (José  Mariano  DÁvila).  Dice.  Univ.  de  Hist.  y  Geograf.  t.  III 
de  Apéndices,  México,  1856.  Art.  Villaseca. 

20  JoNANEN,  José,  S.  J.,  Hist.  de  la  C.  de  J.  en  la  antigua  provincia  de 
Quito.  (Abarca  de  1570  a  1574).  (De  venta  en  la  librería  de  S.  Igna- 
cio, México) . 

21  Laurencio,  Juan,  S.  J.,  Anua  de  1625,  fechada  en  México  el  2  de  Jun, 
1626. 

22  Lecina,  Mariano,  S.  J.-Uriarte,  Juan  Eugenio,  S.  J.,  Biblioteca  de  es- 
critores de  la  C.  de  J.  en  la  antigua  Asist.  de  España.  Madrid,  1929-30. 

23  Marqués  de  Cerralvo,  Virrey,  Carta  al  P.  Prov.  FloriÁn  de  Ayerbe. 
México,  25  de  Marzo  de  1634. 

24  Méx.  2  ff.  404,  441v;  4  ff.  149,  204,  223,  326v,  344;  15  ff.  502-502v; 
19  f.  356v. 

25  Morales  Somano,  Fernando:  (Escrib.).  Testim.  Juríd.  Granada,  Nic. 
Enero,  1621. 

26  N.V.  (Nuestra  Vida)  Revista  Misional.  México,  1*?  Nov.,  1942. 

27  Nickel,  Gosvino,  S.  J.,  Carta  al  P.  Andrés  de  Rada.  Roma,  20  Jun.,  1652. 

28  Novi  Regni  Epistolae  Generaliurn.  1608-1632.  Cartas: 

Del  P.  Mucio  Vitelleschi  al 

P.  FloriÁn  de  Ayerbe,  Roma,  11  Jul.  1622. 

8  Sept.  1625. 
2  Feb.  1628. 

A  S.  Pedro  Claver,  „        2  Feb.  1628. 

29  PÉREZ  RivAs,  Andrés,  S.  J.,  Triunfos.  .  t.  I,  México,  Layac,  1944,  pp. 
28-31. 

30  Plaza,  Juan,  S.  J.,  Cartas  contra  el  P.  Miguel  Godínez,  en  defensa  del 
P.  FloriÁn  de  Ayerbe.  Guatemala,  1638  (?). 

31  Ramírez,  Francisco,  S.  J.  (Anónimo)  Hist.  del  colegio  de  Pátzcuaro.  Ms. 

32  Sommervogel,  S.  J.,  I,  711;  VIII,  1705. 

33  Sosa,  Diego  de,  S.  J.  (Visitador  de  la  Prov.  Méx.  y  Asist.  de  España) . 

Cartas:  Al  P.  FloriÁn  de  Ayerbe:    Roma,    8  Sept.  1634. 

9  Nov.  1634. 
19  Nov.  1634. 

8  Sept.  1636. 

34  Synopsis  Hist.  Soc.  Jesu.  Ratisbonae,  Pustet,  1914.  Col.  555. 

35  TiscAREÑo,  fray  Angel,  El  colegio  de  Guadalupe  de  Zacatecas,  México, 
1905  t.  I,  p.  132. 

36  Valencl\,  Alonso,  S.  J.,  Necrología  del  H.  C.  Juan  de  Aldama.  El  Rea- 
lejo, Nicaragua,  1625.  Abril. 


792 


AYERBE,  FLORIAN  DE,  P. 


36  Vera,  Fortino,  Pbro.,  Tesoro  Guadalupano,  II,  Amecameca,  1889,  pp. 
11-12. 

37  ViTELLEscHi,  Mucio,  S.  J.,  Cartas: 

A.  P.  FloriÁn  de  Ayerbe, 
Prov.  de  Nueva  Granada, 


Roma, 


Al  P.  Juan  Laurencio, 

Al  P.  FloriÁn  de  Ayerbe, 

Prov.  de  Nueva  Granada, 
A  S.  Pedro  Claver, 
Al  P.  Gerónimo  Diez, 
Al  P.  Florl\n  de  Ayerbe,  Prov., 


Respuesta  al  Memorial  del 

P.  Tomás  Domínguez, 
Al  P.  FloriÁn  de  Ayerbe  (Dos 

cartas  de  la  misma  fecha)  : 
En  latín: 


(Siete  cartas  de  esta  fecha), 
Al  P.  Prov.  Luis  de  Bonifaz 

(Cartas  4a.  y  6a.), 
Al  P.  Prov.  Andrés  Pérez  Rivas, 


Jul. 

Sept.  8 

Mzo.  16 

Feb.  2 


33 

Abr 


11,  1622. 
1625. 
1625. 


33 

25 

Ene.  16 
Mzo.  10 
Nov.  30 


Agto.  12 


Dic.  30 

Ene.  14 

Mzo.  8 

Mzo.  20 

Agto.  15 

Sept.  16 

Oct.  30 

Oct.  30 

Oct.  30 

Oct.  30 

Nov.  30 


1628. 

1631. 
1634. 
1634. 
1634. 

1634. 

1635. 
1636. 
1636. 
1637. 
1637. 
1637. 
1637. 

1638. 
1639. 
1640. 
1641. 


Bibliografía 


1607  Carta  del  P.  FloriÁn  de  Ayerbe  al  P.  Alonso  Ruiz,  superior  de  la  mi- 
sión de  Topia,  contándole  algunas  noticias  sobre  su  misión  de  Baimoa. 
(Véase  en  biografía,  año  1607)  (Alegre:  t.  I,  México,  1841,  pp.  457-8). 

1611  La  anterior  carta  fue  traducida  al  latín  en  Augsburgo  en  1611,  bajo 
el  título  de  "Epístola  ad  R.  P.  Ildephonsum  Ruiz,  superiorem  missio- 
nis,  de  statu  neo  conversorum  Baimoanorum  et  Carantagranorum"  4o.  (Egla- 
ner )  ( Sommervogel ) . 


REFERENCIAS  BIBLIOGRAFICAS 


793 


—  Se  tradujo  al  alemán  en  1611,  y  se  publicó  en  esa  lengua  en  la  obra: 
"Drey  neue  Relationes"   (Tres  relaciones  nuevas),  por  el  copilador 

Crisóstoto  Daberszzhofer  en  Augsburgo,  1611. 

(Dunne:  Pioneer  Jesuits  in  Northern  México",  p.  191). 

1626  Nueve  pareceres  escritos  de  los  PP.  Antonio  de  Grijalva,  Pedro  de  Ca- 
brera, Hernando  Mexía,  Diego  de  Santiago,  Gaspar  de  Carvajal,  Flo- 
RiÁN  de  Ayerbes  (sic)  y  Matheo  de  Obela  (sic),  con  fecha  año  1626,  escri- 
tas al  P.  provincial,  sobre  la  fundación  del  colegio  de  El  Realejo,  (Nicaragua) 
(Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  [1767]  f.  174). 

1632  Cuatro  cartas  al  P.  general  Mucio  Vitelleschi:  Dos,  de  Enero  y  dos,  de 
Diciembre  de  1632. 

(Sosa,  Diego  de,  S.  J.  Carta  al  P.  Florián  de  Ayerbe,  Roma,  19  Nov. 
1634). 

1632-1633  "Nueve  cartas  de  V.  R.  he  recibido  con  otros  papeles  varios  de 
exámenes  e  informaciones  "ad  gradum"  y  "ad  gubemandum"  que  me 
remite  su  antecesor  el  P.  Gerónimo  Diez,  si  bien  faltan  las  cartas  que  el  pro- 
vincial que  entonces  era,  y  los  demás  consultores  de  provincia,  debían  de  ha- 
ber mandado". 

(Vitelleschi  a  A  yerbe,  Roma,  16  de  Enero  de  1634). 

1633  Dos  cartas  del  P.  Florián  de  Ayerbe  al  P.  asistente  Diego  de  Sosa,  es- 
critas en  Agosto  de  1633. 

(Sosa  a  Ayerbe,  Roma,  19  de  Noviembre  de  1634). 

—  "Sólo  responderé  a  una  carta  del  año  pasado  de  1633). 
(Vitelleschi  a  Ayerbe,  Roma,  30  de  Noviembre  de  1634). 

1635-1636  "He  recibido  dieciocho  cartas  de  V.  R.  de  varios  meses  de  los 
años  1635  y  1636,  acompañadas  de  otros  papeles  e  informaciones,  a 
que  iré  respondiendo".  (Vitelleschi  a  Ayerbe,  Roma,  30  de  Octubre  de  1637). 

Referencias  bibliográficas 

1  Alegre,  Francisco  Javier,  S.  J.  Hist.  de  la  Prov.  de  la  C.  de  J.  en  N.  E. 
t.  I,  México,  1841,  pp.  457-8. 

2  Alegre-Burrus,  Ernest  J.,  S.  J.  Hist.  t.  H,  Roma,  1958,  p.  445. 

3  DuNNE,  Peter  Masten,  S.  J.  Pioneer  Jesuits  in  Northern  México.  Uni- 
versity  of  California  Press,  Berkeley,  1944,  p.  191. 

4  Eglaner  o  Eglanea,  Tres  novae  relationes.  Augsburg.  1611. 

5  Invent.  Arch.  Prov.  Méx.  (1767)  f.  174. 


794 


AZPILCUETA,  MARTIN  DE,  P. 


6.  SoMMERVOGEL,  S.  J.  Bibliothcque  de  la  C.  de  J.  I,  711;  VIII,  1715. 

7  Sosa,  Diego  de,  S.  J.  Carta  al  P.  Florián  de  Ayerbe.  Roma,  19  Nov, 
1634. 

8  Vitelleschi,  Mugió,  S.  J.  Cartas: 

Al  P.  Florián  de  Av-erbe:  Roma,  16  Enero  1634. 

"  30  Nov.  1634. 
"     30  Oct.  1637. 


AZPILCUETA,  MARTIN  DE,  P. 
(1594-1636)  (t42) 

Biografía 

"Jesuíta  ilustre  de  la  provincia  de  México,  pariente  muy  inmediato  de  S. 
Francisco  Javier,  celoso  por  la  conversión  de  los  gentiles".  (J.M.D.). 

1594  Nació  a  principios  de  Septiembre  de  1594  en  Monreal,  Navarra.  (Le- 
cina) . 

—  "El  P.  Martín  de  Azpilcueta  fue  natural  del  reino  de  Navarra,  de 
una  villa  noble  y  antigua,  que  está  a  tres  leguas  de  la  ciudad  de  Pam- 
plona, que  se  llama  Monrael  (no  Monreal) .  Su  padre  se  llamó  Rodrigo  de 
Larrangoz  de  Azpilcueta,  y  nació  en  el  lugar  de  Unsue,  junto  a  Barasoayn, 
patria  del  doctísimo  doctor  Martín  de  Azpilcueta,  navarro;  su  madre  se  lla- 
mó María  Juana  de  Urtubia.  Ambos  fueron  nobles,  virtuosos  y  bien  empa- 
rentados; y  así  por  lo  Azpilcueta  como  por  lo  Urtubia,  tuvieron  parentesco 
con  el  santo  Francisco  Javier.  Gozaron  de  una  medianía  en  cuanto  a  bienes 
temporales".  (Pérez  Rivas:  Crón.). 

"De  los  hijos  varones,  fue  el  segundo  el  dichoso  padre  Martín:  nació  el 
año  de  1594,  por  el  mes  de  Septiembre,  muy  cerca  del  día  de  la  Natividad  de 
Nuestra  Señora  (8  de  Sept). 

(Azpilcueta,  Juan  [hermano  de  Martín]  Relación  ms.). 

—  "Para  referir  aquí  la  vida  de  este  evangélico  misionero  (dice  Pérez 
Rivas,  Crón.  II,  498),  escribiré  aquí  dos  relaciones  de  sus  insignes  vir- 
tudes, que  vinieron  a  mis  manos,  de  personas  de  todo  crédito:  la  una  de  un 
hermano  suyo,  que  en  los  tiernos  años  de  su  juventud,  y  antes  que  entrara  en 
la  Compañía,  lo  tuvo  a  su  cargo;  la  otra  de  un  padre  de  nuestra  compañía 


BIOGRAFIA 


795 


(el  P.  Lorenzo  de  Cárdenas),  que  lo  tuvo  algunos  años  por  compañero  en  las 
misiones  de  Sinaloa,  y  le  comunicó  muy  familiarmente". 

"La  primera  relación  habla  de  las  virtudes  con  que  el  mancebito  Martín 
dio  muestras  harto  considerables  de  la  perfección  de  vida,  a  que  nuestro  Se- 
ñor lo  había  de  subir  en  sus  maduros  años. 

"La  segunda,  habla  de  las  virtudes  apostólicas  que  ejercitó  y  en  que  res- 
plandeció en  el  ministerio  de  misionero  evangélico,  doctrinando  y  bautizando 
no  poco  número  de  gentiles  y  muchos  cristianos  en  la  provincia  de  Sinaloa;  y 
trasladaremos  aquí  estas  dos  relaciones  en  la  forma  que  fueron  escritas,  sin 
mudarlas,  por  la  seguridad  que  de  su  verdad  tenemos". 

(Pérez  Rivas:  Crónica  II,  498). 

1596  "El  P.  Martín  Azpilcueta  nació  en  Pamplona,  España,  por  los  años 
de  1596". 
(Burrus:  Hist.  II,  442). 

1600  "Desde  muy  niño  mostró  muy  buenas  inclinaciones,  fue  compuesto  y 
obediente  a  sus  padres:  no  tenía  siete  años  cumplidos  cuando  decía  la 
misa  en  seco,  y  subiéndose  encima  de  un  escaño,  hacía  ademanes  como  quien 
predicaba,  con  que  entretenía  a  sus  padres,  hermanos,  parientes  y  amigos.  Te- 
nía aplicación  particular  a  las  cosas  de  la  iglesia".  (Azpilcueta,  Juan:  Rela- 
ción ms.). 

1605  "Siendo  de  once  años  estudió  gramática  en  la  Compañía  de  Jesús,  de 
la  ciudad  de  Pamplona,  hasta  entrar  en  las  clases  mayores".  (Ibid). 

1606  "Sirvió  en  la  dicha  ciudad  de  Pamplona  un  poco  de  tiempo  a  un  caba- 
llero muy  calificado  de  ella,  que,  aunque  era  casado,  tenía  sus  diver- 
timientos extraordinarios,  y  su  mujer  le  celaba  apretadísimamente ;  y  una  no- 
che salió  este  caballero  de  su  casa,  entre  las  ocho  y  las  nueve,  y  llevó  consigo 
al  dicho  Martín  hasta  cierto  paraje,  de  donde  le  dijo  se  volviese  a  casa,  el 
cual  se  quedó  en  el  mismo  puesto,  en  un  portal,  hasta  que  el  caballero  volvió 
a  su  casa,  a  más  de  la  una  de  la  noche,  por  el  mismo  sitio;  y  reconociendo  a 
su  amo,  se  le  puso  al  lado,  el  cual  se  asombró  de  verle,  y  diciéndole:  "Mucha- 
cho: ¿por  qué  no  te  fuiste  a  casa?",  le  respondió:  "Más  quise  estar  aquí  al 
frío  y  al  sereno,  que  no  que  mi  señora  me  estuviese  preguntando:  "¿A  dónde 
entra,  de  dónde  sale  tu  señor?" 

Lo  cual  ponderaba  mucho  el  caballero  después  y  su  suegro,  que  era  uno 
del  consejo  de  aquel  reino,  que  un  niño  de  doce  años,  hiciese  aquel  reparo". 

1610  "Sería  de  16  años  cuando  salió  de  Pamplona,  y  se  vino  a  la  corte  (Ma- 
drid) en  busca  de  un  hermano  suyo  mayor,  que  estaba  en  casa  de  un 
secretario  del  rey,  y  era  gran  ministro;  y,  cuando  llegó  a  Madrid  halló  que  su 


796 


AZPILCUETA,  MARTIN  DE,  P. 


hermano  estaba  en  Valladolid,  que  había  ido  a  cierto  negocio,  donde  le  dio  una 
enfermedad  de  tercianas  dobles,  que  le  duraron  seis  meses;  y  como  le  faltó 
el  abrigo  que  esperaba  tener  en  su  hermano,  se  acomodó  con  Juan  de  Unza, 
uno  de  los  secretarios  que  tenía  cerca  de  su  persona  el  duque  de  Lerma,  y  co- 
mo el  muchacho  era  bonito  y  razonable  escribano,  le  vistió  su  amo  de  un  ves- 
tido de  seda,  con  calza  entera,  como  entonces  se  usaba,  y  cuando  vino  su  her- 
mano de  Valladolid,  le  halló  a  Martín  muy  metido  en  palacio,  y  con  pocas 
ganas  o  ningunas  de  pasar  adelante  con  los  estudios. 

"Sabiendo  esto  el  P.  Martín  Escudero  de  la  Compañía  de  Jesús,  que  era 
religioso  de  muchas  partes  y  natural  de  Navarra,  le  redujo  con  mucha  suavi- 
dad, y  su  hermano  le  vistió  de  estudiante,  y  le  tuvo  en  su  cornpañía  cerca  de 
cuatro  años,  dándole  todo  lo  que  había  menester. 

1610-1614  "En  este  tiempo  dio  en  tener  oración  de  recogimiento,  y  hacer 
actos  de  humildad  y  mortificación,  con  edificación  de  muchos  y  en 
particular  de  los  religiosos  de  la  Compañía,  que  lo  notaban  diciendo,  que  los 
maestros  de  las  clases  afirmaban  que  hacía  tales  actos  de  humildad,  que  exce- 
dían a  los  que  podían  hacer  los  novicios  en  el  tiempo  de  su  probación. 

"Un  día,  de  los  tres  de  carnestolendas  asistió  toda  la  mañana  delante  del 
Santísimo  Sacramento;  y  como  los  oficios  en  tales  días  se  acaban  tarde,  vino 
a  comer  después  de  la  una;  y  su  hermano,  riñéndole  con  cólera,  como  le  die- 
se una  bofetada,  él  con  mucha  modestia  y  humildad,  muy  encendido  el  rostro 
de  vergüenza,  le  dijo:  "Señor,  ¿en  qué  le  ofendí  a  v.  m.  para  que  así  me  tra- 
te?"; y,  como  un  cordero,  bajó  las  escaleras  abajo,  y  se  volvió  a  la  Compañía, 
con  harta  edificación  de  su  hermano  y  dolor  de  haberle  dado  la  bofetada. 

"Después  de  haber  acabado  de  estudiar  la  gramática  y  retórica,  le  envió 
su  hermano  a  Alcalá  de  Henares,  donde  oyó  dos  cursos  de  artes  y  el  principio 
del  tercero".  (Azpilcueta,  Juan:  Relación  ms.). 

1615  "Entró  a  la  Compañía  de  21  años,  el  11  de  Abril  de  1615,  y  le  traje- 
ron a  tener  su  noviciado  en  Madrid". 

1616  "A  los  10  meses  del  noviciado  (por  febrero  de  1616)  le  llevó  el  P.  Ni- 
colás de  Arnaya  a  las  Indias  para  la  misión  de  Sinaloa,  sin  que  hubiese 

habido  en  el  dicho  Martín  la  más  mínima  repugnancia,  sino  diciéndole  si 
quería  ir  a  las  Indias,  decir  que  sí  y  ponerse  a  caballo,  todo  fue  uno,  como  lo 
afirmó  muchas  veces  el  dicho  padre  Nicolás  de  Arnaya". 

Hasta  aquí  la  relación  de  su  hermano  Juan,  que  por  última  cláusula  aña- 
dió: "Lo  que  hizo  y  padeció  en  obra  de  20  años  en  aquella  misión,  hasta  que 
murió,  que  habrá  ocho  o  nueve  años,  los  padres  de  la  Compañía  lo  sabrán  me- 
jor que  yo;  sólo  me  resta  por  decir  que  dos  años  antes  que  muriese  (1634) 
me  escribió  la  última  carta,  y  en  ella  me  decía  que  le  parecía  que  había  de  vi- 


BIOGRAFIA 


797 


vir  poco  (como  ello  sucedió),  alentándome  mucho  a  padecer,  exhortándome  a 
que  no  recibiese  pena  de  no  salir  con  aquellas  cosas  o  pretensiones  que  en  un 
momento  se  habían  de  acabar;  que  procurase  la  vida  eterna  y  con  perfección 
siguiese  la  virtud  y  la  santidad,  porque  ella  no  impedía  la  riqueza,  pero  la  ri- 
queza sí  podía  impedir  la  santidad.  Esto  es  lo  que  se  me  ofrece  decir  a  V.  P... 
a  quien  Dios  guarde.  Juan  de  Azpilcueta. 

1617  Prosiguió  su  noviciado  en  Tepotzotlán,  y  comenzó  a  repasar  sus  estu- 
dios. 

—  "Entró  a  la  Compañía  a  la  edad  de  20  años;  pasó  a  México  en  la  expe- 
dición del  P.  Nicolás  de  Amaya.  (Burrus:  Hist.  II,  442). 

—  Terminó  su  noviciado  en  Tepotzotlán,  de  donde  fue  preciso  sacarlo  por 
sufrir  allí  intensos  dolores  de  cabeza,  a  Pátzcuaro,  donde  aprendió  el 

tarasco,  y  empezó  a  acompañar  a  los  misioneros  en  sus  excursiones".  (Pérez 
Rivas) . 

1620  Por  esta  razón  de  su  enfermedad  se  vio  forzado  a  acortar  los  estudios 
de  teología.  (Pérez  Rivas). 

1621-25  "Luego  voló  a  sus  deseadas  misiones.  Estuvo  cuatro  años  en  una  an- 
tigua misión  de  los  yaquis,  instruyendo  con  grande  espíritu  a  aquellos 
indios,  afanándose  en  ganar  almas,  pues  tenía  el  presentimiento  de  que  viviría 
poco. 

En  todos  los  partidos  donde  estuvo,  celebraba  con  gran  solemnidad  la 
fiesta  del  Corpus  para  avivar  la  fe  en  este  misterio  entre  los  indios,  aunque  en 
la  administración  de  él  era  sumamente  circunspecto".  (P.  R.). 

—  "Desde  1623  estuvo  en  las  misiones  trabajando  con  los  indios,  casi 
siempre  en  Sinaloa".  (Burrus:  Hist.  II,  442). 

—  El  Anua  de  1624  nos  dice  que  el  P.  Martín  de  Azpilcueta  estaba  en 
la  misión  de  Tehueco  con  2567  neófitos. 

(Méx.  15  f.  427)  (ARSI). 

1625  Y  la  "Razón  y  minuta  de  los  indios  ya  bautizados  del  año  1625"  dice: 
"El  P.   Martín   de  Azpilcueta  tiene  2,567".  (Bandelier-Hackett: 
Historical  Documents.  .  .  II,  f.  152)  (Dunne:  Black  Robes  on  the  West  Coast, 
p.  219). 

—  "Bien  dirá  con  los  principios  de  la  vida  de  este  apostólico  varón,  la  re- 
lación que  ahora  se  seguirá,  escrita  del  P.  Lorenzo  de  Cárdenas,  que  en  las  mi- 
siones de  Sinaloa.  .  .  tuvo  por  compañero  al  P.  Azpilcueta  y  a  quien  trató 
con  muy  íntima  y  espiritual  comunicación.  Dice  así: 

"Comenzando  por  el  principio  y  fin  de  toda  la  perfección,  que  es  el  amor 


798 


AZPILCÜETA,  MARTIN  DE,  P. 


de  Dios,  digo  que  por  espacio  de  cuatro  años  que  comuniqué  al  P.  Martín  de 
AzpiLCUETAj  advertí  en  él  un  estudio  continuo  por  alcanzar  esta  virtud  con  to- 
da la  mayor  perfección  que  le  era  posible,  no  solamente  con  sus  pensamientos 
y  deseos,  significados  por  sus  palabras,  sino  también  y  mucho  más  sus  obras, 
procurándolas  hacer  puramente  por  amor  de  Dios,  y,  mientras  más  difíciles, 
daba  mayores  muestras  de  este  amor,  y  así  solía  prorrumpir  diciendo:  "Dicho- 
sas obras  que  tan  abonado  testigo  tienen;  Vos  lo  sois.  Señor  y  Dios  mío,  de 
que  el  único  fin  de  ellas,  sois  Vos". 

De  este  amor  de  Dios  brotaban  los  ansiosos  deseos  que  tenía,  de  su  muerte; 
y,  así,  por  espacio  de  estos  cuatro  años,  le  oí  decir  muchas  veces,  que  deseaba 
sumamente,  morirse,  solamente  por  evitar  ofensas  de  nuestro  Señor,  por  mí- 
nimas que  fuesen. 

Era  asimismo  señal  del  divino  amor  que  deseaba,  lo  que  le  oí  decir  algu- 
nas veces,  diciendo  que,  en  tanto  le  agradaba  algún  libro,  en  cuanto  trataba  del 
amor  de  Dios,  por  lo  cual,  cogiendo  alguno  entre  manos,  lo  primero  que  hacía 
era  leer  el  índice,  buscando  los  puntos  en  que  trataba  del  divino  amor,  y  así 
en  prueba  de  esto,  jamás  dejaba  de  las  manos  el  librito  de  oro  que  últimamen- 
te nos  vino  del  P.  Juan  Eusebio  (Nieremberg)  del  "Amor  de  Jesús",  del  cual 
librito  decía  que  el  propio  título  que  se  le  debía  de  haber  dado  era,  "Brasero 
del  amor  de  Jesús",  pues  no  tiene  una  palabra  que  no  sea  una  brasa  encen- 
dida del  amor  divino. 

"Estando  una  vez  los  dos  sentados  a  la  orilla  de  un  arroyo,  me  dio  el  dicho 
librito  del  'Amor  de  Jesús',  para  que  leyese  en  voz  alta  (porque  a  él  le  impe- 
día esto  los  continuos  dolores  de  cabeza  que  padecía)  el  primer  capítulo  que 
saliese,  y  abriendo  yo  el  libro,  acertó  a  ser  el  capítulo  25,  en  que  se  pide  a  Je- 
sús su  amor,  cuya  leyenda  le  inflamó  tanto,  que  parece  le  quería  reventar  el 
pecho;  y  así,  levantándose  de  donde  estaba,  me  cogió  el  libro  de  las  manos, 
diciendo  (al  modo  de  San  Francisco  Javier)  "Satis  est,  Pater  mihi,  satis  est". 
Y  dejándome  allí,  se  entró  solo  por  la  alameda  adentro,  donde  no  pudiéndole 
sufrir  el  corazón  (sin  reparar  en  sus  dolores  de  cabeza)  prosiguió  leyendo  el 
mismo  capítulo  tan  voz  en  cuello  y  con  tanto  afecto,  que,  con  estar  yo  distan- 
te a  la  orilla  del  agua,  me  encendía. 

"Para  fomentar  este  amor  divino,  era  muy  leído  en  la  exposición  del  P. 
Cornelio  (Alapide),  sobre  las  epístolas  de  San  Pablo,  y  tenía  tan  de  memoria 
todos  los  puntos  en  que  el  Santo  Apóstol  trata  del  amor  de  Jesucristo  nuestro 
Redentor,  que  todas  sus  pláticas  y  conversaciones  sustentaba  con  las  amplia- 
ciones tan  de  fuego  con  que  el  buen  P.  Cornelio  expone  los  puntos  del  amor 
de  Jesucristo,  enfervorizándose  tanto,  que  me  solía  decir  que,  más  fruto  sentía 
su  alma  en  una  conversación  espiritual  y  de  Dios,  que  en  la  oración. 

"De  este  amor  divino  nacía  el  celo  tan  grande  que  tenía  de  la  honra  de 
Dios,  sintiendo  muy  en  lo  vivo  de  su  corazón,  las  ofensas  contra  la  Divina  Ma- 


BIOGRAFIA 


799 


jestad,  usando  de  todos  los  medios  posibles  para  evitarlas,  oponiéndose  con 
notable  ánimo  y  celo  santo,  al  mismo  demonio  que,  mediante  sus  ministros 
usurpaba  la  gloria  debida  al  Señor  y  dueño  de  ella. 

"Una  vez  supo  cómo  unos  indios,  feligreses  suyos  de  los  más  principales  y 
recién  convertidos  a  nuestra  santa  fe,  retenían  y  conservaban  en  un  bosque 
fuera  del  pueblo,  un  cierto  sepulcro  en  forma  de  altar,  en  el  cual,  como  si  to- 
davía fuesen  gentiles,  proseguían  haciendo  sus  antiguas  supersticiones,  ofre- 
ciendo varias  ofertas  a  unos  huesos  antiquísimos  de  uno  que  había  sido  hechi- 
cero, a  quien  veneraban  como  a  una  cosa  divina,  creyendo  que  del  tal,  les  ve- 
nía el  beneficio  de  la  pluvia.  Pidióme  el  padre  un  día,  que  lo  acompañase  a 
esta  romería,  y,  sin  declarar  sus  intentos  a  los  indios,  de  propósito  llevó  consigo 
a  todos  los  cofrades  y  devotos  de  aquel  santuario  zancarrónico,  a  donde,  así 
como  llegamos,  comenzó  el  buen  padre  a  predicarles  (desde  la  muía  que  ser- 
vía de  púlpito),  afeándoles  por  una  parte  aquellas  abominaciones,  y,  por  otra, 
persuadiéndoles,  a  que  nuestro  Dios  era  el  verdadero  Señor  de  las  pluvias,  y 
de  todo  lo  criado 

Y  esto,  con  tanta  energía  y  eficacia,  que,  no  pudiendo  sufrir  más  dilación, 
diciendo  y  haciendo,  se  apeó  con  presteza,  a  coces  derribó  y  deshizo  el  sepulcro, 
y,  sacando  el  padre,  como  que  estaba  todo  hecho  fuego,  un  eslabón  y  pedernal 
que  llevaba,  pegó  fuego  a  toda  la  osamenta  y  ruinas  del  mahomético  sepul- 
cro, y  mientras  se  convertía  en  cenizas,  preparó  una  cruz  alta  que  luego  plan- 
tó en  aquel  lugar  para  santificarlo,  y  postrándose  todos  al  pie  de  la  santa 
cruz,  rezamos,  con  los  recién  bautizados  el  Credo  en  voz  alta,  y  fue  nuestro 
Señor  servido  que  resultase  de  este  fervoroso  hecho  del  padre,  tan  buen  efecto, 
que  los  neófitos  se  enmendaron  de  suerte,  que  jamás  han  vuelto  a  semejantes 
•supersticiones. 

"No  fue  pequeña  señal  del  amor  de  Dios  que  procuraba,  la  respuesta  que 
una  vez  me  dio,  porque  diciéndole  yo  le  tenía  gran  compasión  por  los  conti- 
nuos dolores  de  cabeza  que  padecía,  porque  le  impedirían  para  la  oración,  me 
respondió:  "La  verdadera  oración  es  amor  de  Dios  y  padecer  por  su  amor;  y, 
pues  con  estos  mis  dolores  de  cabeza  puedo  estar  amando  a  mi  Dios  padecién- 
dolos por  su  amor  y  conformándome  con  su  divina  voluntad  que  quiere  que 
los  padezca;  supuesto  esto,  no  me  aflijo  con  este  impedimento,  y  más  siendo 
involuntario". 

Su  amor  con  los  prójimos. 

"Sería  casi  proceso  'in  infinitum'  querer  apuntar  todas  las  muestras  que 
vi  en  el  buen  P.  Martín,  del  grande  amor  con  que  ardía  su  pecho,  por  la  sal- 
vación de  las  almas,  habiendo  sido  éste  el  principal  fin  que  le  trajo  de  España 
a  las  Indias,  donde,  después  de  haber  acabado  su  noviciado,  le  pusieron  (por 
falta  de  salud)  en  el  colegio  de  Pátzcuaro,  para  ver  si  la  mudanza  del  temple. 
Je  seria  más  saludable;  aunque  estaba  allí  con  título  de  enfermo  y  convale- 


800 


AZPILCUETA,  MARTIN  DE,  P. 


cíente^  con  todo  eso,  con  el  deseo  grande  que  tenía  de  ayudar  a  la  salvación 
de  los  indios,  aprendió  la  lengua  tarasca  hasta  saber  catequizar,  saliendo  algu- 
nas veces  entre  año  acompañando  a  los  padres  operarios  de  indios  de  aquel 
colegio,  cooperando  y  enseñando  con  notable  fervor  la  doctrina  cristiana  por 
los  pueblos  de  los  de  aquella  nación. 

"Y  después  de  ordenarse  de  sacerdote,  por  parecerle  que  en  aquel  colegia 
de  Pátzcuaro  estaba  bien  para  su  fervoroso  espíritu,  pidió  a  la  santa  obedien- 
cia pasar  a  las  misiones  de  esta  provincia  de  Sinaloa,  donde  después  de  haber 
aprendido  otra  lengua  con  eminente  cuidado,  con  menoscabo  de  su  salud  cor- 
poral, por  la  espiritual  de  las  almas  en  que  se  ocupó  por  espacio  de  ocho  años^ 
administrando  algunos  partidos  con  tan  grande  edificación  y  vigilancia  en  su 
oficio  de  misionero,  que  se  echaba  muy  bien  de  ver  el  celo  grande  que  tenía., 
de  la  salvación  de  las  almas,  por  el  grande  fruto  que  se  veía  en  las  de  sus  fe- 
ligreses. (Cárdenas,  Lorenzo:  Relación). 

Aunque  tenía  en  los  antiguos  partidos  que  administraba,  bastante  y  aun  so- 
brada mies,  respecto  de  su  flaca  salud,  con  todo  eso,  porque  tenía  un  espíritu 
imitador  del  de  San  Javier,  fervoroso,  le  parecía  que  era  poca,  y  por  esta 
causa  no  paró  hasta  alcanzar  de  los  superiores,  con  grande  instancia  y  perse- 
verancia en  ella,  que  le  enviasen  a  la  conversión  de  la  nueva  misión,  donde  al 
presente  estaba  doctrinando  con  tanto  fei'vor,  como  si  fuese  nuevo  misionero; 
y  con  tanto  cuidado  y  aplicación  que  parecían  sus  feligreses  bautizados  de 
muchos  años,  según  los  tenía  de  bien  enseñados  e  instruidos  en  los  misterios 
de  nuestra  santa  fe.  (Ibid.). 

"De  este  amor  espiritual  que  tenía  a  sus  prójimos,  procedía  el  celo  con 
que  ardía  su  pecho  por  la  salvación  de  los  demás  gentiles,  vecinos  a  su  partido, 
para  cuyo  fin  no  se  pueden  explicar  las  diligencias  tan  extraordinarias  y  efi- 
caces que  hizo,  para  alcanzar  nueva  doctrina  a  las  demás  naciones  de  gentiles; 
escribiendo  muchas  veces,  no  sólo  a  los  superiores  mediatos  e  inmediatos  y  a 
otros  muchos  padres  celosos  de  la  salvación  de  los  infieles,  sino  también  a  algu- 
nos personajes  seculares  de  poder  y  cabida  con  los  virreyes  y  gobernadores,  pa- 
ra que  procurasen  negociarla  con  los  virreyes,  informando  a  unos  y  a  otros  de 
la  infinidad  de  nuevas  naciones  de  gentiles  que  se  descubrían  hacia  el  norte,, 
confinando  con  las  del  Nuevo  México. 

"De  esta  caridad  nacían  los  extremos  grandes  de  sentimiento  que  hacía  el 
buen  padre  lamentándose  por  las  dificultades  que  se  ofrecían;  y  por  habérsele 
escrito  que  uno  de  los  impedimentos  era  la  penuria  tan  extrema  de  toda  esta 
tierra,  en  la  cual  si  se  hallasen  algunas  minas,  para  recompensar  en  parte  los 
inmensos  gastos  de  la  caja  real  en  sustentar  a  tantos  ministros  del  santo  evan- 
gelio, se  facilitaría  el  conceder  nuevas  doctrinas,  hizo  por  esta  causa  exquisi- 
tas diligencias,  mediante  los  nuevos  bautizados  y  gentiles,  para  que  hallasen 
algunos  metales,  solamente  para  tan  santo  fin  e  intento,  de  que  por  este  medio 


BIOGRAFIA 


801 


se  abriese  alguna  puerta,  y  entrase  el  santo  bautismo  en  tantas  naciones  de 
gentiles  que  perecen  sin  remedio". 

Efecto  era  de  este  santo  celo,  que  ya  que  no  podían  entrar  a  bautizar  a  los 
demás  gentiles  sus  vecinos,  los  enviaba  a  llamar  algunas  veces  al  año  a  su  par- 
tido, donde  les  hacía  varias  exhortaciones  a  bien  vivir,  explicándoles  siempre 
los  novísimos  y  las  obligaciones  que  tienen  según  la  ley  natural,  etc.;  y  de  esta 
continuación,  afabilidad  y  cariño  con  que  el  padre  los  trataba,  cogía  los  frutos 
que  intentaba:  el  primero  era  ganar  a  cuantos  gentiles  pudiese  como  de  facto 
ganó  algunos  que,  saliendo  de  su  tierra  con  toda  su  familia,  se  avecindaron  y 
bautizaron  en  su  partido;  el  segundo  era  disminuir  los  vicios  de  los  gentiles, 
en  los  cuales  se  veía  notable  mudanza;  el  tercero  era  el  aficionarlos  a  nuestra 
santa  fe  y  disponerlos  al  bautismo  para  ponerles  deseos  de  él,  como  lo  tienen, 
pidiéndoselo  con  instancia  al  padre.  Una  vez  le  envió  un  gentil,  distante  dos 
jomadas  de  su  partido,  una  embajada  con  dos  hijos  suyos,  diciendo  que,  aun- 
que nunca  lo  había  venido  a  ver  por  su  decrepitud,  pero  que  era  tanto  lo  que 
había  oído  decir  a  los  demás  gentiles  sus  parientes,  cuando  volvían  de  haber 
\  isto  al  padre,  contándole  cosas  nuevas  que  él  jamás  había  oído,  tocantes  a 
este  mundo  visible,  a  la  otra  vida  y  a  la  religión  de  los  cristianos,  que  le  habían 
puesto  deseos  del  bautismo,  y  que  así  se  lo  pedía  con  instancia,  rogándole  fue- 
se con  brevedad  a  bautizarlo  porque  ya  estaba  muy  al  cabo  de  su  vida. 

El  buen  padre,  ya  que  no  podía  ir  en  persona,  envió  a  un  indio  que  te- 
nía bien  instruido  en  la  doctrina  cristiana  y  diestro  en  catequizar  en  los  mis- 
terios de  nuestra  santa  fe;  y  porque  los  gentiles  se  mueven  tanto  con  apara- 
tos exteriores,  para  que  hiciesen  mayor  estima  del  fin  a  que  era  enviado  el 
catequista,  le  hizo  ir  el  padre  en  su  muía,  con  acompañamiento  de  otra  mu- 
cha gente  de  a  caballo,  todos  indios  bautizados,  los  cuales,  llegados  a  casa 
del  viejo  gentil,  hizo  su  oficio  de  catequista,  instruyéndolo  brevemente,  se- 
gún la  enfermedad  dio  lugar,  y  después  de  haberlo  bautizado  fue  nuestro 
Señor  servido  de  llevárselo,  dando  prendas  de  su  salvación,  de  lo  cual  me 
decía  después  el  buen  padre  que  había  sentido  en  su  alma  tan  grande  júbilo 
espiritual,  que  quisiera  primero  haber  pasado  cien  mares  llenos  de  peligros, 
por  sola  la  salvación  de  aquella  alma,  porque  aunque  una  vez  que  lo  pasó 
de  España  a  las  Indias  había  padecido  tan  grande  tormenta  y  peligro  de  la 
vida,  todo  esto  le  parecía  poco  y  no  equivalente  al  consuelo  grande  que  el 
Señor  le  había  dado  a  sentir  por  las  prendas  ciertas  que  tenía  de  la  salva- 
ción de  aquel  indio,  del  cual  hizo  el  padre  información  entre  los  gentiles  y 
averiguó  que  aquel  viejo  había  siempre  vivido  conforme  a  la  ley  natural,  no 
habiendo  tenido  en  toda  su  vida  más  que  una  sola  mujer,  sin  emborracharse 
jamás,  ni  haber  muerto  a  nadie;  por  lo  cual  no  acababa  el  padre  de  admi- 
rarse y  alabar  la  divina  Providencia,  premiando  aquel  gentil  con  tan  particu- 


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AZPILCUETA,  MARTIN  DE,  P. 


lares  trazas  y  espera  de  tantos  años,  hasta  que  recibiese  el  agua  del  santo 
bautismo". 

(Cárdenas,  Lorenzo,  S.  J.  Relación). 

"Del  celo  grande  que  tenía  de  la  salvación  de  las  almas  procedía  lo  que 
solía  decir  que  'daba  gracias  al  Señor  que  hubiese  cortado  el  hilo  de  sus 
estudios,  mediante  la  santa  obediencia  por  medio  de  sus  achaques,  porque 
con  este  atajo  había  alcanzado  más  en  breve  el  fin  que  le  trajo  de  España, 
de  emplearse  en  la  salvación  de  los  gentiles'. 

"Advertí  que  este  celo  que  tenía  lo  empleaba  también  con  los  soldados, 
haciéndose  amigo  de  todos,  con  tanta  prudencia  y  discreción  que  ni  excedía 
los  límites  religiosos,  ni  les  era  enfadoso,  ganándoles  de  esta  suerte,  primero 
las  voluntades,  para  con  más  suavidad  desarraigar  de  sus  almas  los  vicios; 
y  así  me  consta  que  con  esta  traza,  hicieron  muchos  soldados  confesiones 
generales  de  muchos  años,  con  el  padre. 

"Tenía  asimismo  grande  caridad  para  socorrer  a  sus  prójimos  en  las  ne- 
cesidades exteriores  que  tenían;  y  así,  en  viniendo  de  México  la  limosna  que 
le  cabía  del  rey,  solía  pedir  licencia  a  los  superiores  para  socorrer  con  los 
géneros  que  le  venían,  a  los  demás  padres  sus  vecinos,  enviándoles  la  memo- 
ria, para  que  según  ella,  viesen  los  géneros  que  hubiesen  menester. 

"En  todos  los  partidos  que  administró,  fue  siempre  el  padre  de  los  po- 
bres, huérfanos  y  enfermos,  de  los  cuales  tenía  hecha  la  lista  para  socorrerles 
en  todas  sus  necesidades,  repartiéndoles  con  grande  caridad,  no  solamente 
lo  que  le  venía  de  México,  vistiéndolos,  sino  también  de  todos  los  bastimentos 
que  tenía  en  casa,  de  que  hacía  gran  provisión  para  socorrer  a  los  pobres  en 
tiempo  de  hambres,  en  cuyas  personas  reconocía  siempre  con  gran  venera- 
ción la  de  Cristo  nuestro  Señor".  (Cárdenas). 

De  su  humildad. 

"Advertí  en  el  P.  Martín  que  era  verdadero  humilde  de  corazón;  y  así 
en  todos  los  años  que  le  comuniqué,  no  me  acuerdo  haberle  oído  jamás  ni 
una  palabra  que  redundase  de  ella  alguna  alabanza  propia,  pretendiendo 
siempre  en  todas  sus  obras,  se  diese  la  gloria  al  Señor.  Cuando  se  le  decía 
alguna  palabra  de  alabanza,  mostraba  disgusto  positivo;  y  en  cambio  miraba 
a  todos  como  mayores  y  superiores. 

"Estando  una  vez  conversando  con  dos  padres,  el  uno  de  ellos  que  era 
nuevo  misionero,  en  una  palabra  que  habló  en  la  lengua  que  aprendía,  co- 
metió un  yerro  de  gramática,  y,  aunque  el  P.  Martín  lo  advirtió,  pero  disi- 
muló. Después  estando  a  solas  le  dijo  el  otro  padre:  '¿Por  qué  V.  R.  no  co- 
rrigió  aquel  yerro,  siquiera  para  que  el  padre  nuevo  saliese  de  él,  y  hablase 
con  propiedad  en  la  lengua?'  Y  respondió  el  P.  Martín:  'No  me  atreví  a 
corregirle  por  estar  V.  R.  presente,  como  por  el  padre  nuevo,  que  no  sé  cómo 
llevaría  la  corrección,  que  de  suyo  lastima,  aunque  sea  cosa  leve'.  Donde  se 


BIOGRAFIA 


803 


echa  de  ver  su  prudencia  y  su  humildad,  ya  que  el  P.  Martín  era  nuestro 
maestro,  y  él  hizo  el  arte,  vocabulario,  catecismo,  y  traducido  toda  la  doc- 
trina cristiana  en  esta  nueva  lengua;  y  todo  cuanto  hay  escrito  en  ella,  se 
debe  a  la  industria  y  trabajos  del  buen  padre,  sin  haber  tenido  él  otros  pa- 
peles, ni  otro  maestro  más  que  un  indio  intérprete,  al  cual  sacó  de  otro  par- 
tido y  lo  tuvo  en  el  suyo  antiguo  por  espacio  de  seis  meses,  antes  de  entrar 
a  esta  nueva  misión,  aprendiendo  de  él  los  rudimentos  de  la  gramática  de 
la  lengua  que  por  acá  corre,  que  es  omnímodo  diversa  de  la  que  el  padre 
sabía".  (Cárdenas,  Lorenzo:  Relación). 

Preguntándole  una  vez  que  me  dijese  "amicabiliter"  qué  grado  de  paren- 
tesco tenía  con  nuestro  santo  padre  Javier,  porque  había  oído  decir  le  era 
deudo  cercano,  me  respondió  con  un  semblante  encogido  y  humilde  diciendo: 
"Por  este  título  particular  me  siento  por  una  parte  tan  obligado,  y  más  que 
ninguno  de  toda  la  Compañía  a  la  perfecta  imitación  de  nuestro  santo  Ja- 
vier; y  por  otra  me  hallo  (por  mi  tibieza)  tan  lejos  de  imitarle,  que  me  es 
causa  de  perpetua  confusión  en  mi  alma. 

'Tor  esta  su  grande  humildad,  solía  decir  que  para  mayor  confusión  suya 
traía  siempre  en  las  manos  el  librito  de  oro  del  P.  Juan  Ensebio,  conside- 
rando que,  habiendo  sido  ambos  connovicios,  había  salido  él  del  horno  del 
noviciado  hecho  un  carbón,  y  el  P.  Eusebio,  hecho  una  brasa  encendida. 

"De  esta  grande  humildad  procedía  el  desengaño  verdadero  que  tenía 
de  las  vanidades  del  mundo,  que,  oírle  hablar  un  rato  del  digno  desprecio 
de  ellas,  era  oír  un  capítulo  del  Contemptus  mundi.  A  este  propósito  solía 
decir  que  en  ninguna  ocupación  se  echaban  de  ver  mejor  los  naturales  de 
los  sujetos,  como  en  las  misiones;  porque  en  los  colegios,  llevando  la  vida 
regular  de  comunidad,  de  clausura  y  observancia  religiosa,  no  tienen  tantas 
ocasiones  para  descubrir  sus  pasiones;  pero  en  las  misiones  hay  más  peli- 
gros".  (Cárdenas,  Lorenzo:  Relación). 

"Por  su  humildad  solía  decir  que  deseaba  morir  entre  los  indios  y  desam- 
parado de  todo  socorro  humano  como  el  santo  Javier  murió  en  las  islas  de 
San  Chan  (sic)  ;  y  por  poco  se  le  cumplieran  sus  deseos,  si  un  mes  antes  de 
su  muerte,  no  le  hubiera  mandado  el  supeiror  se  recogiera  al  colegio  don- 
de murió". 

1626  Hizo  los  votos  de  coadjutor  espiritual  formado  el  25  de  Marzo  de 
1626  (Lecina) .  Una  fórmula  auténtica  de  estos  votos  se  halla  en  el  Arch. 
Prov.  Méx.  Merid.,  pero  con  fecha  26  de  Marzo  de  1626. 
De  su  pureza  y  castidad. 

"No  quedará  encarecida  sino  muy  bien .  significada  la  vigilancia  con  que 
el  buen  P.  Martín  guardó  esta  santa  virtud,  con  decir,  en  suma,  que  la  pro- 
curó alcanzar  con  la  perfección  que  nuestra  regla  manda,  procediendo  siem- 


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AZPILCUETA,  MARTIN  DE,  P. 


pre  en  todas  sus  acciones  con  tal  recato  y  circunspección  y  con  tanta  gra- 
vedad y  seriedad  religiosa,  que  todas  sus  costumbres  olían  a  pureza". 
Su  religiosa  pobreza. 

"Fue  notable  la  afición  grande  que  el  P.  Martín  tuvo  siempre  a  la  san- 
ta pobreza,  y  así  la  procuraba  ejercitar  en  su  persona  y  en  todo  lo  demás 
que  estaba  a  su  cargo.  Traía  una  sotana  tan  vieja  y  remendada,  que  me  obli- 
gó a  decirle:  'Está  ya  tan  andrajosa  esa  sotana  para  andar  entre  indios,  que 
es  indigna  de  traerse'.  Respondió:  'Antes  ahora  es  más  digna  sotana  y  pro- 
pia de  quien  ha  hecho  voto  de  pobreza,  que  no  cuando  nueva'.  Y  por  esto 
repugnó  tanto  en  recibir  una  nueva,  hasta  que,  a  pura  instancia  mía  le  man- 
dó el  superior  que  la  admitiese,  y  era  la  que  llevó  puesta  a  la  villa  de  Sinaloa. 

"Acostumbraba  remendar  él  mismo  sus  vestidos,  y  diciéndole  yo  una  vez 
que  había  en  este  partido  un  indio  medio  remendón  que  pudiera  hacer  aquel 
oficio,  respondió  que  tenía  particular  consuelo  y  gusto  en  remendarla  con 
sus  propias  manos,  porque  le  parecía  que  ejercitaba  mejor  la  regla  de  la  po- 
breza que  dice  que  'a  sus  tiempos  sientan  algunos  efectos  de  ella'. 

"Solía  decir,  cuando  venía  a  verme  a  este  partido,  que  sentía  consuelo 
los  días  que  vivía  en  estos  aposentillos,  diciendo  le  olían  a  pobreza,  por  ser 
todavía  pequeños  e  incómodos,  a  lo  primitivo  de  misión. 

"Solía  decir  que  tenía  santa  envidia  a  las  misiones  del  Japón,  porque 
allí  hay  que  buscar  'ostiatim'  el  sustento". 

Su  obediencia  a  los  superiores. 

"Notable  fue  la  edificación  que  siempre  me  dio  el  P.  Martín  con  la 
exacción  con  que  ejercitó  esta  santa  virtud  de  la  obediencia,  no  solamente 
en  ordenaciones  de  monta,  sino  también  en  cosas  mínimas  en  que  sentía  in- 
clinada la  voluntad  del  superior,  aunque  no  se  la  significasen  expresamente. 
Solía  decir  que  no  solamente  se  consolaba  de  que  se  le  mandasen  cosas  di- 
fíciles y  repugnantes  a  su  gusto,  porque  fuera  del  mérito  de  la  obediencia, 
había  otro  en  vencerse  y  mortificar  su  voluntad;  sino  que  también  daba  gra- 
cias al  Señor,  por  haber  inspirado  al  superior  le  mandase  cosas  difíciles  y  de 
mayor  merecimiento.  Y  me  consta  que  prácticamente  lo  ejecutó  en  algunas 
ordenaciones  a  que  tenía  naturalmente  gran  repugnancia".  (Cárdenas,  Lo- 
renzo: Relación). 

Su  continua  paciencia. 

"En  las  demás  virtudes  se  ejercitó  el  buen  P.  Martín  con  varios  actos; 
pero  en  la  paciencia,  con  un  ejercicio  'per  modum  habitus',  por  haber  te- 
nido una  continua  ocasión  en  ejercitarla,  que  fueron  sus  achaques  perpetuos 
aun  antes  de  que  entrase  en  la  Compañía,  los  cuales,  con  la  edad,  se  le  fue- 
ron aumentando,  hasta  que  finalmente  le  acabaron,  padeciéndolos  siempre 
con  tanta  paciencia,  como  si  no  tuviese  mal  alguno,  y  con  tanto  consuelo  y 


BIOGRAFIA 


805 


conformidad  con  la  voluntad  divina,  que  antes  él  mismo  consolaba  a  los  que 
nos  compadecíamos  de  los  dolores  que  padecía. 

"En  otras  ocasiones  que,  'ab  extrínseco'  se  le  ofrecieron  en  que  ejercitar 
la  paciencia,  fueron  dignas  de  admirar  e  imitar  las  victorias  que  el  buen  pa- 
dre Martín  alcanzó  de  sí  mismo,  con  tanto  mayor  mérito,  cuanto  fue  ma- 
yor la  fuerza  que  se  hacía  en  vencerse,  por  ser  naturalmente  de  complexión 
colérico-sanguínea,  y  de  nación  vizcaíno;  y,  por  eso,  solía  decir  que  los  co- 
léricos y  vizcaínos  podían  hacer  pleno  concepto  de  la  heroica  hazaña  que  se 
cuenta  de  nuestro  padre  S.  Ignacio,  venciendo  tanto  su  natural  colérico,  que 
lo  juzgaban  por  flemático".  (Cárdenas,  Lorenzo:  Relación). 

Su  oración  y  mortificación. 

"El  aprecio  grande  que  el  padre  tenía  del  ejercicio  santo  de  la  oración, 
se  echaba  de  ver  no  sólo  en  el  recurso  o  por  mejor  decir,  habituación  que 
tenía  de  acudir  en  todos  sus  negocios,  por  mínimos  que  fuesen,  sino  también 
en  las  continuas  muestras  que  daba  de  'hombre  interior',  pues  traía  siempre 
presente  a  nuestro  Señor. 

"Una  vez  le  dijo  uno  de  los  nuestros  que  por  qué  no  usaba  de  ampo- 
lleta (reloj  de  arena)  para  la  oración;  y  respondióle  'Porque  con  ninguna 
ampolleta  se  puede  medir  aquel'  'sine  intermissione  orate';  y  pues  no  ha  de 
haber  intermisión,  ¿para  qué  ha  de  haber  medida  de  tiempo? 

"Advertí  siempre  en  el  P.  Martín  una  perseverante  y  santa  codicia  de 
granjear  nuevos  merecimientos,  mediante  la  virtud  de  la  mortificación,  pro- 
curándola ejercitar,  no  solamente  en  la  perfecta  guarda  de  los  sentidos,  con 
que  los  refrenó,  sino  también  en  la  vigilancia  en  la  comida  y  bebida,  en  el 
pararse  y  sentarse,  y  en  otras  cosas  leves. 

"Aunque  por  causa  de  tener  la  salud  tan  quebrantada  con  dolores  con- 
tinuos de  cabeza  y  opilaciones  en  el  estómago,  no  podía  ajustar  con  peniten- 
cias corporales  sus  fervorosos  deseos,  y  en  esto  solía  decir:  'Por  un  mal  de- 
seo consentido  castiga  Dios  con  pena  eterna,  como  por  un  buen  deseo,  premia 
con  premio  eterno,  ¿por  qué  no  hemos  de  procurar  tener  infinitos  buenos 
deseos  para  alcanzar  infinito  premio? 

"Supuesta  esta  verdad  digo  que  deseó  más  de  mil  veces  cada  día  efica- 
císimamente,  hacer  más  penitencias  de  ayunos,  cilicios,  y  disciplinas,  que  las 
que  hacen  los  más  austeros  anacoretas  de  los  yermos.  Aunque  tenía  tan  ma- 
la salud,  que  no  podía  por  todo  el  año  ejercitarse  en  penitencias;  con  todo 
eso,  cuando  se  llegaban  las  fiestas  de  sus  santos  devotos,  procuraba  recabar 
de  su  confesor  le  concediese  el  poder  hacer  alguna  particular  penitencia  por 
su  santo  devoto;  principalmente  cuando  llegaba  el  mes  de  Agosto,  a  que  lla- 
maba el  mes  santo,  por  las  muchas  fiestas  de  sus  santos  devotos  que  se  cele- 
braban en  él.  Y  por  eso  solía  decir:  'Ya  se  llega  nuestro  Agosto,  en  que  co- 
jamos frutos  dignos  de  penitencia'. 


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AZPILCUETA,  MARTIN  DE,  P. 


"La  penitencia  grande  que  hizo,  aún  siendo  secular,  fue  causa  de  haber 
perdido  la  salud,  según  él  solía  referir,  diciendo  que  cuando  era  estudiante 
en  Madrid,  le  deparó  el  Señor  un  confesor  de  los  nuestros,  de  espíritu  rígido 
y  austero,  que  con  facilidad  le  concedía,  cuantas  penitencias  le  dictaba  su 
fervor,  aunque  indiscreto,  pues  fue  causa  de  que  Martín  le  callase  el  daño 
que  con  tanto  rigor  recibía  su  salud". 

De  sus  devociones. 

"Sobre  todas  las  devociones  del  P.  Martín,  la  que  tenía  en  primer  lugar 
era  la  del  Santísimo  Sacramento,  mostrándola,  no  solamente  en  la  continua 
meditación  de  este  amoroso  misterio,  sino  mucho  más  en  la  preparación  con 
que  procuraba  celebrar  el  santo  sacrificio  de  la  misa.  Haciendo  aparte  ante 
todas  cosas  las  diligencias  posibles  para  llegar,  con  la  mayor  pureza  que  pu- 
diese, menudeando  muchas  veces  la  confesión  y  ganando  varias  indulgencias, 
y  aparte  también  el  gastar  muy  largos  ratos  en  la  sacristía  y  en  su  aposento 
en  la  acción  de  gracias:  cuando  había  concurrencia  de  otros  padres  en  su 
partido,  procuraba  oír  todas  sus  misas,  para  comulgar  espiritualmente  en 
ellas.  Y  de  esta  cordial  devoción  que  tuvo  al  Santísimo  Sacramento,  nacía  el  ce- 
lebrar todos  los  años  en  los  partidos  que  administró,  la  fiesta  del  Corpus, 
como  dijimos.  Para  aumentar  esta  devoción  al  Santísimo  Sacramento,  no 
paró  hasta  comprar  una  pequeña  custodia  de  plata,  un  tabernáculo  dorado, 
un  sagrario  y  una  lámpara  de  plata,  con  cantidad  de  aceite,  privándose  para 
comprar  todo  esto,  de  la  limosna  que  el  rey  le  daba  para  su  vestido  y  susten- 
to. Y  así,  los  quince  días  que  estaba  de  visita  en  el  pueblo  donde  tenía  este 
recaudo,  ponía  en  la  custodia  el  Santísimo  Sacramento,  en  cuya  presencia 
gastaba  muchas  horas  de  día  y  de  noche,  a  puertas  cerradas,  teniendo  todos 
los  ejercicios  espirituales  de  oración,  exámenes,  lectura  espiritual  y  horas  ca- 
nónicas en  la  iglesia,  delante  del  Santísimo  Sacramento,  viviendo  tan  regu- 
lar y  devotamente,  como  si  estuviera  en  algún  colegio. 

"La  devoción  que  tenía  a  la  santísima  Virgen  fue  muy  afectuosa,  mos- 
trándola en  lo  más  sustancial,  que  es  en  no  desagradar  a  su  santísimo  Hijo, 
y  en  la  imitación  de  sus  virtudes,  principalmente  en  la  humildad,  castidad 
y  amor  cordial  que  le  tenía,  valiéndose  de  su  protección  y  amparo  con  gran- 
de confianza,  y  así  lo  favoreció  la  santísima  Reina  y  Señora  nuestra  en  to- 
das sus  aflicciones,  dándole  muy  prósperos  sucesos  en  los  negocios  arduos  que 
se  le  ofrecían. 

"Por  el  filial  y  tierno  amor  que  tenía  a  la  santísima  Virgen  (me  decía) 
que  desde  que  tuvo  uso  de  razón  la  había  constituido  por  su  tesorera  y  depo- 
sitaría de  todos  sus  méritos  y  buenas  obras  que  hiciese  por  toda  su  vida,  para 
que,  ofrecidas  por  sus  divinas  manos  fuesen  más  agradables  a  su  santísimo 
Hijo,  y  que  ella,  como  su  limosnera,  las  aplicase  a  las  almas  del  purgatorio 
más  necesitadas  y  desamparadas,  en  lo  cual  se  echaba  de  ver  su  ardiente  ca- 


BIOGRAFIA 


807 


ridad,  pues  ni  del  valor  de  las  misas  y  demás  obras  meritorias  reservaba  para 
sí  algo,  por  socorrer  con  todo  a  las  almas  del  purgatorio,  diciendo:  'para  la 
mía  el  Señor  la  proveerá,  mediante  la  Reina  del  cielo,  pues  es  mi  Madre  y 
riquísima  limosnera. 

"La  devoción  interior  que  tenía  a  la  santísima  Virgen,  procuró  mostrarla 
tam.bién  en  lo  exterior,  celebrando  por  todo  el  discurso  del  año  sus  festivi- 
dades con  toda  la  solemnidad  posible,  predicando  a  todas  estas  naciones  las 
prerrogativas  y  méritos  grandes  de  esta  divina  Señora,  moviéndolos  a  tenerla 
estima  y  devoción,  entablando  la  del  rosario  no  solamente  en  traerlos  todos 
al  cuello,  hasta  los  niños  de  pecho,  sino  también  en  rezarlo  en  la  iglesia, 
enseñados  y  acompañados  del  mismo  padre,  que  rezaba  con  ellos".  (Cárde- 
nas, Lorenzo:  Relación). 

"Por  no  interrumpir  por  mucho  tiempo  la  devoción  de  las  misas  cantadas 
de  nuestra  Señora,  salves  y  letanías  (que  siempre  acostumbró  en  los  anti- 
guos partidos),  trajo,  cuando  entró  a  esta  nueva  misión,  un  maestro  de  ca- 
pilla de  voces,  con  que  prosiguió  su  antigua  devoción,  y  con  el  cuidado  y 
asistencia  del  padre,  dentro  de  breve  tiempo  se  formió  dicha  capilla  de  vo- 
ces, celebrándose  por  todos  los  sábados  del  año  y  fiestas  de  la  Virgen  santí- 
sima, a  quien  para  sellar  últimam.ente  la  devoción  y  amor  cordial  que  le  te- 
nía, le  edificó  en  este  postrero  año  que  vivió,  una  iglesia  con  título  de  la 
Asunción,  muy  suntuosa,  con  su  torre,  y  tan  curiosa  y  capaz,  por  ser  de  tres 
naves,  que,  en  cualquiera  villa  de  españoles,  pudiera  ser  muy  lucido  templo; 
y  para  aumento  del  mérito  debido  por  la  edificación  de  la  iglesia,  no  parece 
sino  que  nuestro  Señor  renovaba  la  licencia  antigua,  concedida  al  demonio 
para  el  ejercicio  del  santo  Job,  para  que  con  la  misma,  probase  ahora,  la 
paciencia  y  virtud  del  padre,  como  tan  siervo  suyo,  mediante  algunos  estor- 
bos, con  que,  por  espacio  de  un  año,  le  procuró  el  demonio  estorbar  el  edi- 
ficio de  la  iglesia,  sirviéndose  por  instrumento,  de  los  cuatro  elementos  de 
la  tierra,  levantando  en  la  de  los  gentiles  nuevos  alborotos  y  guerra  conmi- 
natoria contra  los  cristianos,  con  que  los  dividió  por  algunos  meses,  tenién- 
doles siempre  con  cuidado  de  'philistheum  contra  nos':  del  agua,  llevándole, 
con  la  avenida  de  un  arroyo,  cantidad  de  madera  que  cerca  de  él  tenía  cor- 
tada; del  fuego  quemándole  algunas  maderas  que  tenía  desbastadas  en  un 
campo,  hasta  donde  llegó  el  incendio,  prendido  muy  lejos  de  allí;  y  final- 
mente se  sirvió  del  aire,  porque  no  obstante  (como  todos  lo  estábamos  vien- 
do), que  ya  la  iglesia  estaba  cubierta,  levantó  una  noche  un  huracán  tan 
deshecho  y  furioso,  que  derribó  la  mitad  de  la  iglesia;  lo  cual  pudiera  ser 
causa  para  que  otro  cualquiera,  se  melancolizara  y  desistiera  del  todo  de  reedi- 
ficar el  templo,  y  más  habiendo  pasado  y  padecido  muy  grandes  dificultades 
e  inmenso  trabajo  para  llegar  a  poner  la  obra  en  el  punto  en  que  estaba. 
Pero  el  padre  no  solamente  no  se  melancolizó  ni  turbó,  quedando  con  tanta 


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AZPILCUETA,  MARTIN  DE,  P. 


paz  y  conformidad  con  la  voluntad  del  Señor,  como  el  santo  Job  después  de 
otro  huracán,  que,  antes  se  animó  tanto  e  indignó  contra  el  demonio,  que 
me  escribió  estas  palabras:  'Hasta  aquí  prosigue  el  vizcaíno  espiritual  (que 
así  llamaba  al  demonio),  en  porfiar  en  que  no  se  haga  la  iglesia  de  nuestra 
Reina  y  Señora;  pero  digo  que  yo  soy  más  vizcaíno  que  él;  fuera  de  esto, 
tengo  de  mi  parte  la  gracia  del  Señor  y  favor  de  la  reina  del  cielo  (que  lo 
uno  y  lo  otro  no  le  faltaba),  con  que  pienso  proseguir  mi  santa  porfía  y  sa- 
lir con  la  mía,  a  pesar  de  todo  el  infierno  junto'.  Y  así  lo  cumplió,  con  el 
favor  del  Señor;  de  suerte  que,  en  espacio  de  cuatro  meses,  después  de  la 
ruina,  acabó  la  iglesia,  con  toda  la  perfección  que  ahora  tiene.  (Cárdenas). 

1630  Alegre  nos  dice  en  este  año  de  1630:  "No  fue  a  los  principios  tan 
pacífica  y  tan  feliz  la  entrada  que  hicieron  a  los  albinos  y  batucos,  el 
P.  Martín  de  Azpilgueta  y  el  P.  Lorenzo  de  Cárdenas.  Esta  nación  había 
pedido  algunos  años  antes,  con  grande  ansia  y  fervor,  el  bautismo.  Con  la 
m.uerte  del  capitán  Diego  Martínez  de  Hurdaide,  y  trato  con  algunos  ne- 
bomes  que  huyeron  hacia  aquellas  partes  después  de  la  muerte  que  intenta- 
ron dar  al  P.  Vandersipe,  se  enfriaron  algún  tanto,  en  su  primer  fervor,  y 
parecieron  recibir  con  poco  gusto  a  los  misioneros".  ( Alegre-Burrus:  II, 
412-13). 

"Un  caso  bastantemente  raro  que  aconteció  luego  que  se  comenzó  a  dar 
principio  a  la  instrucción  y  bautismo  de  los  adultos,  enajenó  mucho  los  ánimos, 
e  iba  a  causar  la  ruina  total  de  aquella  nueva  cristiandad.  Eran  en  aquel 
país  muy  temibles  las  tempestades,  y  frecuentes  los  rayos.  El  espanto  de  los 
indios,  como  suele  suceder,  había  degenerado  en  superstición. 

"Tenían  en  una  pequeña  bóveda  de  barro,  encerrado  el  cuerpo  de  uno 
de  sus  principales  caciques,  que  había  muerto  de  un  rayo.  Estaba  sentado 
el  cadáver  y  allí  concurrían,  en  el  tiempo  de  las  lluvias,  a  ofrecerle  sus  vo- 
tos, y  hacerle  súplicas,  para  no  morir  de  un  modo  tan  violento.  Sabido  el 
engaño,  procuró  el  padre  convencerlos  de  su  error.  A  las  palabras  añadió  las 
acciones.  Fue  a  la  cueva,  sacó  el  cuerpo  de  aquel  infeliz,  arruinó  la  bóveda, 
y  no  dejó  señal  alguna  de  aquella  abominable  idolatría".  (Alegre). 

"Comenzó  a  pocos  días  los  bautismos;  y  estando  apuntando  en  los  libros, 
de  una  pequeña  nube  se  disparó  repentinamente  un  rayo  que  mató  a  una 
dichosa  india,  dejando  viva  la  criatura  que  tenía  en  los  brazos.  Este  suceso 
desconcertó  todas  las  medidas  del  misionero.  Los  hechiceros  y  los  ancianos 
clamaron  altamente  contra  el  santo  bautismo  y  contra  la  irreligión  y  la  im- 
piedad de  quien  se  había  atrevido  a  profanar  el  ídolo  antiguo  y  tutelar 
del  país.  .  . 

"Sin  embargo  pudieron  más  las  razones  del  padre  para  contener  la  mul- 
titud que  vacilaba,  y  se  confirmó  más  en  la  fe,  viendo,  pocos  días  después, 
que  un  indio,  ya  enteramente  desahuciado,  había  comenzado  a  mejorar,  y 


BIOGRAFIA 


809 


en  breve  estuvo  sano,  después  de  haber  recibido  el  bautismo".  (Alegre-Bu- 
rrus,  II,  413). 

"Debemos  advertir  (añade  Alegre)  que  el  P.  Andrés  Pérez  de  Rivas,  atri- 
buye estos  casos  al  P.  Francisco  Oliñano,  el  primero  que  alumbró  con  la  luz 
del  evangelio,  estas  regiones.  El  equívoco  pudo  estar  en  que  el  dicho  padre 
administraba  otros  pueblos  vecinos  de  los  nebomes.  Nosotros  (continúa  Ale- 
gre) hemos  señalado  por  el  primer  misionero  que  administró  de  asiento  a 
esta  nación  al  P.  Lorenzo  de  Cárdenas,  sobre  el  testimonio  de  una  carta  fe- 
cha en  3  de  Diciembre  de  1630  que  al  P.  Ignacio  de  Zavala,  ahora  ya  difunto, 
escribía  el  P.  Martín  de  Azpilcueta.  En  ella  da  su  autor  una  circunstanciada, 
relación  de  su  entrada  a  los  batucos:  'Son  (dice)  gente  de  lindo  natural, 
casi  de  una  lengua,  no  difícil  y  parecida  mucho  a  la  de  Ocoroni.  Nunca  sien- 
ten hambre,  que  llueva  o  no;  porque  cuanto  siembran,  es  de  regadío;  que 
sus  milpas  parecen  todas  huertas,  con  tantas  sacas  de  agua,  y  eras  tan  bien 
dispuestas,  como  de  hortaliza.  Gente  vestida  y  de  policía,  así  en  su  habla, 
como  en  sus  casas,  que  las  tienen  siempre  muy  limpias,  con  las  cocinas  aparte 
y  las  despensas  para  el  maíz  y  provisión  de  casa.  Ellas,  grandes  tejedoras  y 
de  vergüenza,  que  hablan  siempre  con  los  ojos  bajos,  sin  mirar  al  rostro. 

"Es  tierra  en  que  se  puede  coger  abundancia  de  trigo  y  vino;  pues  las 
parras  se  dan  de  sí,  sin  sembrarlas,  bien  que  la  uva  es  algo  agria. 

"Toda  la  gente  que  sigue  hacia  el  norte  y  el  oriente,  es  como  ésta,  y, 
mientras  más  adentro,  en  mayor  número;  de  suerte  que  no  tenemos  que  en- 
vidiar a  los  religiosos  de  San  Francisco,  la  mucha  mies  que  tienen  en  el  Nue- 
vo México;  sino  su  solicitud  y  cuidado  en  cultivarla".  "Estas  son  pala- 
bras del  P.  M.ARTÍN  de  Azpilcueta.  Añade  que,  sin  embargo  de  tan  bellas 
prendas,  los  batucos  lo  recibieron  con  algún  desdén,  sin  arcos,  ni  enrama- 
das, ni  quien  le  llevara  su  pobre  equipaje.  Negábanle  los  alimentos,  y  la  ma- 
dera para  fábrica  de  la  iglesia,  y  aun  los  pár\'ulos  para  el  bautismo. 

"Una  conducta  tan  irregular  hubiera  amedrentado,  desde  luego  a  otro 
ánimo  que  al  del  P.  Azpilcueta.  Persuadido  que  a  los  gentiles  se  había  de 
tratar  como  a  los  niños,  no  hizo  caso  de  sus  desdenes.  Con  cuentecillas  de 
vidrio,  con  pinturas  toscas  y  figuras  que  él  mismo  formaba,  y  otras  cosillas 
de  otro  género,  los  comenzó  a  atraer  blandamente.  Hallando  cariño  y  en- 
trañas de  padre  en  su  ministro,  luego  fueron  pareciendo  los  pár\-ulos  ocul- 
tos, y  se  bautizaron  como  trescientos. 

"Los  adultos  se  dieron  mucha  prisa  en  instruirse,  sin  embargo  de  las  per- 
suasiones de  algunos  cristianos  apóstatas  y  de  otros  pueblos,  que  pretendían 
apartarlos  de  tan  piadoso  propósito.  Descubiertos,  el  uno  de  ellos  se  ahorcó 
por  su  mano,  y  su  muerte  y  castigo  sir\  ió  de  antídoto  a  la  mortal  ponzoña 
que  había  pretendido  propagar  entre  aquellos  catecúmenos. 

"Esta  doble  persecución  venció  el  misionero  con  la  paciencia.  Otra  ma- 


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AZPILCUETA,  MARTIN  DE,  P. 


yor  desbarató  poco  después  con  la  industria.  Los  indios,  vecinos  del  valle  de 
Sonora  y  Babiácora,  se  conspiraron  a  deshacerse  de  un  vecino  incómodo  que 
bautizados  los  batucos,  quería  luego  entrar  a  sus  tierras.  Unos  indios  fieles 
dieron  al  padre  noticia  de  la  conjuración  que  se  formaba  contra  su  vida.  El 
padre  conociendo  su  debilidad  les  mandó  decir,  con  los  mismos  mensajeros, 
que  se  diesen  prisa,  que  los  aguardaba  con  arcabuces  y  con  buenos  mache- 
tes, para  cortarles  las  cabezas  y  darles  (sic)  si  los  padres,  como  ellos  decían, 
eran  mujeres,  porque  andaban  con  ropas  hasta  los  pies,  y  no  sabían  matar 
a  nadie". 

Dicho  esto  mandó  sacar  algunas  hachas  y  machetes  que  llevaba  para 
repartirles,  como  cosa  que  ellos  mucho  aprecian;  y  disparó,  también  en  su 
presencia,  un  arcabuz  de  un  mozo  español  que  lo  había  acompañado.  El 
fuego,  el  humo,  el  estallido  de  una  arma,  para  ellos  nunca  vista,  hizo  for- 
mar a  los  batucos,  llenos  antes  de  temor,  un  altísimo  concepto  de  su  minis- 
tro, como  de  un  hombre  invencible. 

Los  mensajeros  partieron  con  diligencia  a  contar,  llenos  de  admiración 
lo  que  habían  visto.  Sin  embargo,  el  padre  tomó  prudentemente  todas  sus 
medidas.  Puso  en  seguridad,  cuanto  el  lugar  permitía,  a  las  mujeres  y  a  los 
niños.  De  los  indios  de  arco  y  flecha  dejó  alguna  parte  para  defensa  del 
pueblo  y  de  la  iglesia.  Los  demás  mandó  a  tomar  los  pasos  estrechos,  por 
donde  debían  pasar  los  enemigos.  El  con  algunos  indios  de  Zuaque  y  Mayo, 
que  había  tiaído  consigo,  estuvo  toda  la  noche  en  vela,  y  encomendando 
muy  de  corazón  a  San  Francisco  Javier  (a  quien  había  consagrado  la  mi- 
sión) el  éxito  de  aquel  negocio. 

Los  indios  que  se  habían  enviado  a  la  guarnición  de  los  pasos  estrechos, 
viendo  que  amanecía  y  aún  no  se  dejaban  ver  los  enemigos,  determinaron 
avanzar  a  buscarlos.  A  distancia  de  una  legua,  hallaron  en  un  valle  areno- 
so, huellas  de  innumerable  gente;  y  por  cinco  sendas,  bastantemente  anchas, 
que  allí  se  juntaban,  pisadas  recientes  de  hombres  que  huían.  Hallaron  tam- 
bién algunas  flechas,  macanas  y  una  especie  de  chuzos.  Cogieron  cinco  pri- 
sioneros; el  uno  huyó;  los  cuatro  trajeron  al  padre,  según  la  orden  que  les 
había  dado  que  no  matasen  alguno.  ( Alegre-Burrus:  II,  414-16). 

Puestos  en  su  presencia,  muertos  del  susto,  el  padre,  llevando  adelante 
su  fábula,  les  dijo  que  no  tuviesen  temor,  que  él  no  había  de  manchar  sus 
manos  en  la  sangre  de  unos  cobardes  y  mujeres  como  ellos,  que  no  habían 
tenido  siendo  tantos,  valor  de  verle  la  cara.  Hizo  luego  disparar  el  arcabuz, 
y  ellos,  con  las  manos  en  la  cabeza,  cayeron  por  el  suelo  aturdidos.  "Id, 
prosiguió,  y  decid  a  vuestros  parientes,  que  el  padre  que  está  con  los  batu- 
cos, tiene  con  qué  matar  mucha  gente  a  un  tiempo;  y,  que  si  no  os  ha  cor- 
tado las  cabezas,  es  porque  no  tiene  mal  corazón  como  ellos;  que  esperen, 
breve,  en  su  tierra,  al  capitán  de  los  españoles;  que  no  tendrá  de  ellos  la 


BIOGRAFIA 


811 


piedad  que  yo  he  tenido  de  vosotros".  Dicho  esto,  los  despachó  a  su  tierra 
escoltados  de  algunos  indios  fieles;  porque  no  les  quisiesen  dar  muerte  los 
batucos. 

Esta  generosidad  mudó  los  ánimos  de  aquellas  naciones,  que,  algunos 
años  después,  se  vieron  correr  con  ansia  a  las  fuentes  del  bautismo,  y  formar 
una  cristiandad  que  dará  mucha  materia  a  esta  historia. 

(Alegre-Burrus:  Hist.  II,  414-16). 

—  ''El  P.  Martín  de  Azpilcueta  fue  misionero  insigne  de  los  albinos 
y  batucas  (sic)  y  hombre  de  rara  expedición  y  actividad  para  cual- 
quier género  de  empresas  de  la  gloria  de  Dios  y  conversión  de  las  almas". 
(Lecina) . 

—  "Fue  el  primero  que  anunció  el  evangelio  a  las  tribus  de  batucos.  en- 
tre los  tarahumaras,  y  fue  singular  su  modo  de  atraer  a  las  tribus  sal- 
vajes, a  saber,  mostrándose  valiente".  (J.M.D.). 

1632-1636  "Aunque  siempre  procuró  el  P.  Martín  esmerarse  en  la  devo- 
ción que  tenía  a  nuestro  santo  padre  Javier,  pero  mucho  más  la  afec- 
tó en  estos  últimos  cuatro  años  que  gastó  en  esta  nueva  misión  que  admi- 
nistraba, considerándose  en  ella  solo,  como  el  santo  Javier  en  la  misión  de 
la  Pesquería;  y  así  procuró  con  todas  sus  fuerzas,  y  en  cuanto  sus  achaques 
le  daban  lugar,  como  quien  adivinaba  y  aun  decía,  lo  poco  que  le  quedaba 
de  vida,  la  perfecta  y  exacta  imitación  del  santo,  no  solamente  en  la  imita- 
ción de  sus  virtudes  para  la  propia  perfección,  sino  también  para  el  fervor 
y  celo  para  la  salvación  de  las  almas,  procurando  poner  en  práctica  todos 
los  medios  que  el  santo  Javier  usaba,  y  las  instrucciones  que  daba  a  los  de- 
más misioneros  para  enseñar  y  doctrinar  a  los  nuevamente  convertidos. 

"Era  admirable  la  confianza  con  que  el  P.  Martín  acudía  a  valerse  de 
la  protección  y  amparo  del  santo  Javier,  en  fin,  como  patrón  y  abogado  de 
toda  esta  nueva  misión;  y  así,  no  solamente  jamás  mostró  temor  a  los  gen- 
tiles enemigos  de  los  cristianos  y  sus  vecinos,  sino  antes  siempre  les  causó  a 
ellos  muy  grande  admiración  y  aun  miedo,  viendo  que  no  lo  tenía  el  padre 
en  las  ocasiones  que  se  le  ofrecían:  no  menos  que  llegar  dos  veces  los  ene- 
migos a  la  vista  del  pueblo  donde  el  padre  estaba,  para  acabarlo,  juntamen- 
te con  los  vecinos  de  él;  pero  el  santo  patrón  y  apóstol  San  Javier,  le  libró 
siempre  milagrosamente,  arredrando  y  amilanando  interiormente  los  corazo- 
nes de  los  enemigos,  para  que  ellos  mismos,  como  impíos  huyesen,  'nemine 
persequente'."  (Cárdenas,  Lorenzo,  S.  J.  Relación). 

Y  por  la  cordial  devoción  que  tenía  al  santo  Javier,  y  por  la  sensible  pro- 
tección y  evidente  amparo  que  habían  experimentado  de  tal  patrón,  le  edi- 
ficó en  acción  de  gracias,  al  segundo  año  de  su  misión  nueva,  una  iglesia 
con  título  de  San  Javier,  la  cual,  así  como  es  la  primera  que  se  ha  edifi- 


812 


AZPILCUETA,  MARTIN  DE,  P. 


cado  al  santo  en  toda  esta  tierra,  así  en  la  perfección  no  es  de  las  últimas 
que  en  ella  hay,  pues  por  ser  muy  capaz,  con  tres  hermosas  naves  y  muy 
suntuosa  con  dos  torres,  pudiera  cualquiera  ciudad  honrarse,  teniéndola  por 
parroquia".  (Cárdenas). 

"En  lo  natural,  fue  el  buen  padre  Martín  de  vivo  y  agudo  ingenio,  aun- 
que por  mortificarse  y  por  su  humildad  lo  reprimía;  en  la  condición  era  un 
ángel:  suave,  agradable,  apacible  para  todos,  y  solamente  rígido  para  sí. 

"Tenía  don  de  prudencia,  mostrándola  en  los  acertados  consejos  y  pare- 
ceres que  daba  a  quien  lo  consultaba;  era  naturalmente  blando  y  compasivo, 
aun  de  los  animales  irracionales. 

"Tenía  un  ánimo  noble,  generoso  y  agradecidísimo,  por  el  más  mínimo 
beneficio  recibido.  Era  hombre  de  su  palabra,  cumpliéndola  infaliblemente, 
aunque  quebrantase  su  salud  y  gusto;  su  trato  era  siempre  fundado  en  toda 
verdad,  sin  género  de  doblez,  y,  aunque  era  de  tan  pequeña  estatura,  pero 
era  todo  corazón  y  ánimo,  dando  muestras  de  él  en  los  mayores  aprietos,  que 
se  le  ofrecieron;  y  aunque  por  una  parte  era  tan  humilde  en  su  estimación, 
pero  por  otra  era  de  altos  y  generosos  pensamientos  en  servdcio  de  nuestro 
Señor,  intentando  siempre  y  aspirando  a  gloriosas  empresas,  para  las  cuales 
era  muy  considerado  y  prudente  en  los  medios,  pero  eficacísimo  en  la  eje- 
cución de  ellas".  (Cárdenas,  Lorenzo:  Relación).  Y  termina  así: 

"Estos  son  algunos  puntos  de  edificación  que  he  podido  acordarme,  de 
la  religión  y  perfecta  vida  de  mi  santo  compañero  el  padre  Martín,  no  ofre- 
ciéndoseme otros  extraordinarios  milagros.  Pero  ¿qué  mayor  milagro  de  quien 
vivía  de  milagro  con  tan  corta  salud  y  procediese  tan  milagrosamente  en  toda 
su  vida  con  tanta  perfección  como  si  fuese  de  muy  robusta  salud,  y  con  tan 
gran  perseverancia  y  tesón  en  las  obras  de  virtud,  que  echaba  de  ver  la  so- 
lidez con  que  estaba  fundado  y  habituado  en  ella? 

"Todo  lo  cual  apoya  el  justo  y  debido  sentimiento  que  me  ha  causado 
su  muerte,  pues  con  ella  he  perdido  un  ángel  por  compañero  y  un  espejo 
de  toda  perfección,  aunque  me  consuela  la  consideración  de  que  está  go- 
zando en  el  cielo  del  premio  de  sus  gloriosos  trabajos". 

(Cárdenas,  Lorenzo,  S.  J.  Relación  ms.  de  la  vida  y  muerte  del  P.  Mar- 
tín de  Azpilcueta)  . 

—  Hasta  aquí  (dice  Pérez  Rivas)  la  relación  del  P.  Lorenzo  de  Cárdenas, 
que  se  ha  empleado  muchos  años  y  con  mucho  fruto  en  la  conversión 
de  las  naciones  de  Sinaloa  y  trató  muy  de  cerca  y  con  mucha  familiaridad 
con  el  P.  Martín  de  Azpilcueta;  y  aunque  no  nos  hizo  particular  relación 
de  su  dichosa  muerte  por  no  haberse  hallado  presente  a  ella;  pero  otro  que 
asistía  en  el  colegio  de  Sinaloa  cuando  el  P.  Azpilcueta  murió,  y  se  halló 
en  ella,  la  escribió  brevemente  diciendo,  que,  apretado  de  una  ética  calen- 
tura que  le  fue  consumiendo,  dio  felicísimo  fin  a  sus  gloriosos  trabajos  y  mi- 


BIOGRAFIA 


813 


nisterio  apostólico,  muriendo  con  palma  y  corona  de  virgen,  como  se  en- 
tendió. .  . 

"La  paciencia  en  los  últimos  achaques  de  su  última  enfermedad,  el  si- 
lencio, la  memoria  de  nuestro  Señor  y  valor  de  ánimo  hasta  la  última  bo- 
queada, todo  fue  como  de  varón  santo". 

Otro  padre,  que  ha  sido  maestro  de  novicios  en  nuestra  provincia,  y 
en  España  fue  connovicio  del  P.  Martín,  que  entonces  era  hermano,  afir- 
ma de  él  que  lo  tenía  por  santo,  aun  antes  que  entrara  en  la  Compañía,  se- 
gún era  su  virtud  y  que  se  admiraba  de  ella  el  padre  que  fue  maestro  de 
entrambos  en  el  noviciado. 

Y  con  este  sentimiento  haré  el  que  mostró  nuestro  insigne  predicador  pa- 
dre Gerónimo  de  Florencia,  que,  cuando  el  hermano  Azpilcueta  se  despedía 
de  él,  para  venir  a  las  Indias  (en  1616),  con  ser  padre  tan  grave,  no  pudo 
contener  las  lágrimas  de  sentimiento  de  que  se  privase  su  provincia  de  un 
mancebo  de  tan  gran  virtud  y  esperanzas. 

Pero  teníalo  Dios  destinado  y  escogido  para  el  glorioso  empleo  de  las  mi- 
siones de  Sinaloa,  donde  tanto  había  de  trabajar  y  tan  abundantes  frutos 
había  de  coger  en  la  viña  del  Señor. 

Murió  este  su  siervo  el  año  de  1637  (los  demás  autores  ponen  que  en 
1636)  siendo  de  edad  de  poco  más  de  40  años,  habiendo  vivido  en  la  Com- 
pañía unos  20,  con  el  ejemplo  de  santidad  que  queda  dicho.  Está  enterrado 
en  nuestro  colegio  de  Sinaloa.  (Pérez  Rivas:  Crón.  II,  pp.  501-13). 

—       El  Anua  de  Sinaloa  de  1636,  nos  hace  el  siguiente  resumen:  El  P. 

Martín  de  Azpilcueta,  ocupa  el  segundo  lugar  entre  los  cuatro  que 
murieron  en  Sinaloa  entre  1636  y  1637.  Fue  navarro  de  nación,  del  esclare- 
cido linaje  de  nuestro  padre  San  Francisco  Javier,  muy  propio  imitador  de 
su  celo  y  fervor  en  la  conversión  de  los  indios,  a  que  acudió  tan  de  corazón 
que,  aunque  fue  siempre  su  salud  muy  corta  y  su  flaqueza  mucha,  ocasionada 
de  una  opilación  continua  y  antigua,  que  apenas  tenía  más  que  los  huesos, 
era  tantazo  (sic)  su  ánimo  para  el  empleo  de  este  ministerio,  que  todo  el 
mundo  era  corto  a  su  mucho  fervor,  de  donde  provino  que  no  contento  con 
el  ordinario  y  continuo  trabajo  de  esta  provincia,  siendo  tal  que  cada  padre 
operario  tiene  que  hacer  más  que  en  un  mediano  colegio,  pasó  a  la  con- 
versión de  unos  gentiles  en  la  frontera  de  esta  provincia  de  Sinaloa;  y  ha- 
biéndolos bautizado  y  probado,  edificó  casas  e  iglesias  muy  buenas,  donde 
les  administraba  en  su  nueva  lengua,  que  ya  había  deprendido. 

"Apretado  de  una  ética  calentura  que  le  iba  consumiendo,  dio  felicísimo 
fin  a  sus  gloriosos  trabajos  y  ministerios  apostólicos,  muriendo  con  palma  y 
corona  de  virgen".  (Anua  de  Sinaloa  de  1636,  publicada  en  1637). 

(Arch.  Gen.  Nac.  [México]  Historia  t.  15,  paquete  30,  ff.  159-160). 


814 


AZPILCUETA,  MARTIN  DE,  P. 


—  (Lecina)  :  "Murió  en  el  colegio  de  Sinaloa  el  año  de  1634  (sic).  Era 
de  la  familia  de  San  Francisco  Javier". 

—  (Sommervogel)  :  "Murió,  tal  vez  el  año  de  1634". 

—  (Alegre:  II,  204)  :  "El  año  de  1636  murió  también  el  P.  Martín  de 
AzpiLCUETA,  hombre  de  rara  expedición  y  actividad  para  emprender 

asuntos  de  la  gloria  de  Dios  entre  las  naciones  bárbaras.  Fue  primer  misio- 
nero de  los  batucas,  de  la  nobilísima  familia  de  San  Francisco  Javier,  y 
grande  imitador  de  sus  trabajos  en  la  conversión  de  los  gentiles,  y  no  menos 
en  la  pureza  virginal,  que,  según  el  testimonio  de  confesores,  conservó  hasta 
la  muerte".  (Copia  este  párrafo  J.M.D.  en  Dice.  Univ.  de  Hist.). 

1638  (Alegre-Burrus:  Hist.  II,  442)  :  Según  el  catálogo  de  20  de  Junio 
de  1638,  residía  en  Durango;  lo  que  indica  que  la  noticia  de  su  muer- 
te, no  había  llegado  todavía  a  la  capital. 

Referencias  biográficas 

1  Alegre,  Francisco  Javier,  S.  J.  Hist.  de  la  Prov.  de  la  C.  de  J.  en  N.  E. 
t.  II,  México,  1842,  pp.  120,  185-8,  204. 

2  Alegre-Burrus,  Ernest  J.,  S.  J.  Hist.  de  la  Prov.  t.  II,  Roma,  1958,  pp. 
412,  414-16,  442. 

3  Anónimo.  (Un  padre  del  colegio  de  Sinaloa)  :  Relación  de  la  muerte  del 
P.  Martín  de  Azpilcueta.  Ms.  1637. 

4  Anónimo.  "Razón  y  minuta  de  los  indios  que  se  administran  en  las  pro- 
vincias de  Nueva  Vizcaya,  por  los  vicarios,  beneficiados  y  religiosos  de 
San  Francisco  y  la  Compañía  de  Jesús,  que  hoy  están  bautizados".  1625. 

5  Anuas  de  la  misión  de  Sinaloa:  la  de  1636-37;  la  de  1648-49. 

6  Anua  de  la  Prov.  Méx.  S.  J.  1624. 

6  bis  Arch.  Prov.  Méx.  Merid.  (1960)  APA-G  (1492). 

7  Arch.  Gen.  Nac.  (México).  Ramo  Historia  t.  15,  Paquete  30,  ff.  159-160. 

8  ARSI:  Arch.  Román.  Soc.  Jesu. 

9  Azpilcueta,  Juan  de  (Hermano  del  P.  Martín).  Relación  ms.  acerca  de 
los  tiernos  años  de  su  hermano  Martín,  S.  J.  Escrita  ocho  o  nueve  años 
después  de  su  muerte.  (Por  1644-45). 

10  Azpilcueta,  Martín  de,  S.  J.  Carta  al  P.  Ignacio  de  Zavala.  3  Dic. 
1630. 

11  Bandelier  Hacket.  Historical  DocumentSj  II,  f.  152. 

12  CÁRDENAS,  Lorenzo,  S.  J.  Ms.  Relación  de  algunos  puntos  de  edificación, 


BIBLIOGRAFIA 


815 


notados  en  la  religiosa  vida  del  P.  Martín  de  Azpilcueta,  de  su  amor 
para  con  Dios.  1637. 

13  Decorme,  Gerardo,  S.  J.  Menologio  Ms.  1934.  Elogio  de  los  padres  con- 
tagiados de  1635.  Elogio  del  P.  Martín  de  Azpilcueta.  Ed.  ms.  de  1940 
pp.  106,  116.  La  obra  de  los  jesuítas  mexicanos.  Méx.  1941,  I,  p.  415. 
II,  pp.  IX,  150,  356,  358-9,  474. 

14  DuNNE^  Peter  Masten^  S.  J.  Pioneer  Black  Robes  on  the  West  Coast, 
Berkeley,  Calif.  1940,  ff.  217-219. 

15  GuiLHERMY^  S.  J.  Menologio.  España,  III,  p.  472. 

16  J.M.D.  (José  Mariano  Dávila)  Dicción.  Univ.  de  Hist.  y  Geograf.  t.  I 
de  Apéndices.  México,  1855.  Art.  Azpilcueta^  Martín  pp.  305-6. 

17  LecinAj  Mariano,  S.  J.-Uriarte,  S.  J.  Biblioteca  de  escritores  de  la  C.  de 
J.  en  la  antigua  asistencia  de  España,  t.  II,  Madrid,  1929-30,  p.  113. 

18  Méx.    4  ff.  247,  284v.,  311,  333v. 

15  ff.  427,  473v. 
19  f.  348. 

19  PÉREZ  RivAS,  Andrés,  S.  J.  Crónica,  t.  II,  México,  1855,  pp.  498-9,  501-13. 

20  SoMMERVOGEL,  S.  J.  Bibliothcque  de  la  C.  de  J.  I,  742:  VIII.  1720. 

Bibliografía 

1625  ?  "Escribiendo  muchas  veces,  no  sólo  a  los  superiores  mediatos  e  in- 
mediatos, y  a  otros  muchos  padres  celosos,  sino  también  a  algunos  per- 
sonajes seculares  de  poder  y  cabida  con  los  virreyes,  informando  a  unos  y  a 
otros  de  la  infinidad  de  nuevas  naciones  de  gentiles". 
(Cárdenas,  Lorenzo,  S.  J.  Relación  ms. .  .  .  1637). 

—  Sin  duda  a  esto  mismo  se  refiere,  J.M.D.  cuando  dice:  ''Escribió  car- 
tas al  virrey  y  personas  influyentes".   (J.M.D.  Dice.  Univ.  de  Hist. 

I,  306). 

1629  "El  P.  Martín  de  Azpilcueta  era  nuestro  maestro  en  la  lengua  de  los 
batucos,  y  él  hizo:  "El  arte,  vocabulario,  catecismo  y  traducido  toda 

la  doctrina  cristiana,  y  todo  cuanto  hay  escrito  en  ella".  (Cárdenas:  Relac). 

1630  Carta  de  3  de  Diciembre  de  1630,  describiendo  su  primera  entrada  a 
los  batucas.  (J.M.D.). 

—  Una  carta  en  castellano  dirigida  con  fecha  de  Diciembre  de  1630,  di- 
rigida al  P.  Ignacio  Zavala.  (Alegre  II,  186-187)   (Véase  íntegra  en 

Biografía  año  1630)  La  cita  Bolton:  Berkeley  Library  of  Calif.  Jesuítas, 
Vol.  25. 


816 


AZUAGA,  DIEGO  DE,  P. 


1634  "Cosa  de  dos  años  antes  que  muriese  me  escribió  su  última  carta,  y  en 
ella  me  decía  que  había  de  vivir  poco". 

(Azpilcueta,  Juan  [hermano  seglar  del  padre  Martín]:  Relación  de  su 
niñez) . 

(Pérez  Rivas:  Crónica.  II,  pp.  500,  503,  506).  (Cárdenas:  Relac). 

1635  Carta  al  P.  Lorenzo  Cárdenas,  su  compañero  de  misión,  dándole  a  co- 
nocer la  ruina  de  su  iglesia  en  un  huracán,  y  la  tenacidad  "vizcaína"' 

con  que  él  iba  a  levantarla  de  nuevo".  (Cárdenas:  Relac). 

Referencias  bibliográficas  ■-<' 

1  Alegre^  Francisco  Javier,  S.  J.  Hist.  de  la  Prov.  de  la  C.  de  ].  en  N. 
t.  II,  México,  1842,  pp.  186-8. 

2  Bolton:  Berkeley,  Library,  Calif.  Jesuítas.  Vol.  25. 

3  Cárdenas,  Lorenzo,  S.  J.  "Relación  ms.  de  las  virtudes  del  P.  Martín 
de  Azpilcueta".  (La  trae  impresa  Pérez  Rivas). 

4  J.M.D.  Dice.  Univ.  de  Hist.  y  Geograf.  t.  I  de  Apéndices.  Méx.  1855,  p.. 
306. 

5  Pérez  Rivas,  Andrés,  S.  J.  Crónica,  II,  pp.  500,  503,  506. 

6  SoMMERVOGEL,  S.  J.  Biblíothcque  de  la  C.  de  J.  I,  742;  VIII,  1720. 


AZUAGA,  DIEGO  DE,  P. 
Biografía 

1646  Roma,  18  de  Diciembre  de  1646.  (De  una  carta  del  P.  Vicente  Carafa 
al  P.  Prov.  Juan  de  Bueras)  : 
"De  los  padres:  1.  Juan  de  Peralta, 

2.  Nicolás  de  Barreda, 

3.  Francisco  de  Uribe, 

4.  Andrés  de  Cobián, 

5.  Diego  de  Azuaga,  y 

6  Francisco  Medrano,  no  se  halla  en  este  archivo  su  exa- 
men "ad  professionem",  o  sólo  hay  el  parecer  de  uno  de  los  examinadores. 


REFERENCIAS  BIOGRAFICAS 


817 


Todos  son  para  la  profesión  de  cuatro  votos,  cumplidos  33  años  el  tercero, 
el  cuarto  (si  es  que  no  los  ha  cumplido),  y  el  sexto,  por  la  virtud;  pero  véase 
si  por  la  doctrina,  tienen  una  de  las  dos  cosas  dichas  al  principio,  a  saber, 
doctrina  o  lengua  índica,  y,  si  la  gozan,  "promoveantur  ad  quatuor";  si  no, 
"formen  tur". 

(Carafa  a  Bueras,  Roma  18  de  Dic.  1646)  (Arch.  Prov.  Méx.  [Isl.  Coll. 
1935]  Vol.  V.  Mss.  p.  119v.). 

Referencias  biográficas 

1  Arch.  Prov.  Méx.  (Isl.  Coll.  1935).  Vol.  V.  de  mss.,  pp.  119v.,  127. 

2  CarafAj  Vicente,  S.  J.  Carta  al  P.  Prov.  Juan  de  Bueras.  Roma,  18  Dic. 
1646. 


INDICE 


De  personas,  sitios  y  tópicos  más  principales  de  este  tercer  tomo. 
Los  números  se  refieren  a  las  páginas. 


Acacio,  Juan,  P.,  5,  21-7,  71,  342,  483, 
627 

Acaxées,  28,  29,  30,  211,  346,  625,  677 

Acevedo,  Diego,  P.,  5,  23,  24,  27-41,  71, 
211,  483,  531,  537,  625,  626,  652,  653 

Acevedo,  Francisco,  ?.,  5,  41 

Acosta,  Antonio  (padre  de  cinco  jesuí- 
tas), 44-5 

Acosta,  Bcrnardino,  P.,  5,  41-60 

Acosta,  Cristóbal,  H.,  42 

Acosta,  Diego,  P.,  42,  44,  46 

Acosta,  Gerónimo,  P.,  43 

Acosta,  José,  P.,  42 

Acosta,  Manuel,  H'  Nov',  5,  60,  685 

Acuña,  Juan,  H.C.,  5,  60,  61 

Adame,  Lorenzo,  P.,  5,  61-77,  121,  399, 
483 

Agricultura,  248,  251,  261-2 
Aguayo,  Bartolomé,  H.C.,  5,  77-8 
Agüero,  Alonso,  P.,  5,  78,  79,  156 
Aguiar  y  Seitjas,  Francisco,  Arz*^  de  Mé- 
xico, 396 

Aguila,  Juan,  limo.  Ob'  de  Lugo,  90 
Aguila,  Vicente,  P.,  5,  65,  79-129,  422, 
482 

Aguilar,  P.,  5,  129-130 
.\guilar,  Bartolomé,  H.C.,  5,  130 
Aguilar,  Damián,  P.,  5,  130-1 
Aguilar,  Diego  de,  P.,  5,  131-3,  282 
Aguilar,  Esteban,  P.,  5,  133-9,  247,  334 
Aguilar,  Hernando  de,  H-.  Esc,  5,  139-40 
Aguirre,  Francisco,  P.,  5,  140-3 


.A-guirre,  Juan  de,  P.,  5.  143 
Aguirre,  Martín,  H.  Esc,  556 
Ahomes,  10,  81 

Ahumada,  Juan  de,  P.,  5,  143-5 
Ahumada,  Luís  de,  P.,  5,  145-9,  400.  596, 

643,  680,  725 
.Aibínos,  10,  88,  89,  652,  653 
Alanzón,  Juan  de,  P.,  5,  149-51 
Alarcón,  Gabriel,  P.,  5,  23,  151-4,  649 
Alarcón,  José,  P.,  78,  154-7 
Alavés,  Esteban,  158-9 
Alavés,  Francisco  (regidor  de  Oaxaca), 

158 

Alavés,  Luís  de,  P.,  5,  57-195,  535,  536, 
539,  542,  572,  612-3,  618,  626,  705, 
706,  707,  709,  712 

.Mavés,  Melchor  (padre  del  P.  Luís), 
158,  159 

.Mbano  o  Arbano,  Mateo,  H.C.,  5,  195-8 
Alberto,  Floríán.  P.,  198-208,  399 
.Mberto,  José,  P.,  5,  155,  208,  399 
.Albia,  Juan  de,  H.C.,  5,  208-9 
Albízuri,  Juan  de,  P.,  5,  28,  209-26,  492, 
777 

Albornoz,  Bernardino  de,  P.,  5,  226-35 
Albornoz  (sus  antepasados),  226-9 
Alburquerque,  Fr.  Bernardo  de,  Ob'  de 

Oaxaca,  158 
Alburquerque,  Domingo,  P.,  5,  235-9 
Alcalá  de  Henares,  79,  80,  90,  360,  514, 

554,  555,  796 
Alcalá,  Juan  de,  H.C.,  5,  239 


819 


820 


INDICE  ONOMASTICO 


Alcalá,  Manuel  de,  P.,  5,  239-46 
Alcántara,  Alonso  de,  P.,  5,  246-7 
Alcaraz,  Juan,  P.,  5,  133,  247-8 
Alcázar,  Juan,  H.C.,  5,  248-52,  256 
Alcázar,  Luis,  P.,  252-3 
Alcocer,  Diego,  P.,  5,  253 
Aldana,  Bartolomé  de,  P.,  5,  253-4 
Aldana,  Juan  de,  H.C.,  5,  254-62,  761 
Aldricio,  Juan  Bautista,  H.C.,  5,  262-6 
Alegre,  Francisco  Javier,  P.,  passim 
Alejandro,  Diego,  P.,  5,  262-6 
Alejandro  VII,  321,  352,  689 
Alemán,  Bartolomé,  H.C.,  5,  267-8 
Alemán,  Pedro,  H.C.,  5,  268 
Almazán,  Francisco  de,  P.,  5,  240,  242, 
268-9 

Almazán,  Nicolás,  P.,  5,  269 
Almerique,  Francisco,  P.,  5,  269-77 
Almonacir,  Diego  de,  P.,  388,  683,  684, 
685 

Almonacir,  Juan,  P.,  5,  277-9 
Alonso,  Benito,  HvC,  5,  279,  769 
Alonso,  Ginés,  H.C.,  5,  279-80,  641 
Altamirano,  Hernando,  P.,  6,  280-1 
Altamirano,  Tomás,  P.,   132,  253,  277, 

281-99,  397,  400,  440,  696 
Alvarado,  Andrés  de,  H.C.,  6,  299-313, 

399 

Alvarado,  Ignacio  de,  P.,  6,  313-4 
Alvarado,  Lorenzo  de,  P.,  6,  314-34 
Alvarez,  Esteban,  P.,  6,  334-5 
Alvarez  de  Toledo,  D.  Fernando,  6,  335-6 
Alvarez,  Francisco  de,  H.C.,  6,  336 
Alvarez,  Juan  de,  P.,  6,  22,  244,  245, 
337-46 

Alvarez,  Nicolás,  H"  Nov^  6,  346-7 

Alvarez,  Tomás,  P.,  6,  347-8 

Alvear  y  Salazar,  D.  Gaspar,  Gobernador 

de  Durango,  23,  162,  165,  168,  170, 

182,   187,  342,  536,  540,  544,  606, 

614,  619,  627,  735 
Alzina,  Francisco  Ignacio,  P.,  6,  348-9 
Amaya,  Cristóbal  de,  H.C.,  349-50 
Ancieta  o  Anchieta,  Juan,  P.,  6,  350-1 
Andrada  o  Adrada,  Ambrosio  de,  P.,  6, 

351-5,  691 
Andrada,  Pedro,  P.,  6,  355 
Andrade,  Benito  de,  P.,  6,  355-7,  398 


Andrade,   Francisco  Nicolás  de,   P.,  6, 
357-9 

Andrés,  Juan,  H.C.,  6,  359-60,  656 
Angel,  Cristóbal,  P.,  6,  360-72 
Angel,  Juan,  P.,  6,  372-3 
Angeles,  Teófilo  de,  P.,  6,  373-4 
Anguiano,  Pedro  de,  H.C.,  6,  353,  374-7, 

397,  691 
Angulo,  Jorge  de,  P.,  6,  377 
Angulo,  Juan  de,  P.,  6,  377-9,  382 
Angulo,  Juan  de,  H.C.,  6,  379-83 
Angulo,  Nicolás  de,  H.C.,  6,  383-4 
Angulo,  Pedro,  P.,  770 
Animas  del  Purgatorio,  462 
Anónimos  de  personas,  6,  383-9 
Anónimos  bibliográficos,  6,  389-467  (van 

por  orden  alfabético) 
Antonio,  Damián,  H.C.,  6,  467-8 
Antonio,  Ramiro,  H.  Esc,  6,  468-9 
Anuas,  390-2,  464,  473 
Anua  de  1628,  6,  469-73 
Anzures,  Pedro  de,  P.,  6,  473 
Añuel  o  Añuez,  Juan  de,  P.,  6,  473-5 
Aquaviva,  Claudio,  P.,  21,  28,  53,  145, 

275,  383,  409,  557,  728  et  passim 
Aragón,  Antonio  de,  H.C.,  6,  475 
Arámburu,  Bernardo  de,  P.,  6,  475-6 
Aranda,  P.,  6,  476 
Araoz,  Antonio,  P.,  42-3 
Araujo,  Juan  de,  P.,  6,  476-8 
Arbano,  Mateo,  H.C.,  Vide  Albano 
Arce,  Juan  de,  H.C.,  6,  478-80 
Archilles,  Juan  Andrés,  H.C.,  6,  480 
Ardeñas,  Juan  de,  P.,  6,  13,  35,  71,  83, 

480-9 

Arellano,  Diego  de,  H.C.,  6,  489-90 
Arellano,  Gonzalo  de,  P.,  6,  490-1,  789 
Arenillas,  Martín  de,  H.C.,  6,  491-2 
Arganza  o  Argarza,  Francisco,  P.,  6,  210, 

492,  777 
Arguiñano,  José,  P.,  6,  492-4 
Arias,  Antonio,  P.,  6,  494-512 
Arias,  Gregorio,  P.,  6,  512-3 
Aríndez  de  Oñate,  Melchor,  P.,  6,  513-6 
Arista,  Francisco,  P.,  6,  21,  23,  33,  169, 

178,  516-53,  558,  560,  606,  611,  705 
Armano,  Angelo,  H.  Esc.  6,  553-4 
Amaya,  Nicolás  de,  P.,  6,  13,  22,  23, 


INDICE  ONOMASTICO 


821 


26,  31,  33,  38,  146,  148,  152,  158,  159, 
162,  169,  175,  178,  181,  342,  359,  519, 
522,  528,  542-3,  554-628,  705,  706, 
707,  753 

Arragoces,   Juan  José   de,   H.   Esc,  6, 
682-4 

Arrásate,  Esteban,  P.,  16 
Arrevillaga,  José  de,  H.,  6,  684-5 
Arrillaga,  Basilio,  P.,  434 
Arrióla  hermanos  (bienhechores),  10 
Arrivillaga,  Alonso,  P.,  398,  695,  696 
Arroque,  José,  H.  Nov.,  6,  60,  685 
Arroyo,  Alonso  de,  P.,  6,  685-6 
Arroyo,   Alonso,   P.    (distinto   del  ante- 
rior), 6,  686-7 
Arteaga,  Francisco,  P.,  295,  398 
Arteaga,  Juan,  P.,  6,  687 
Arteaga,  Manuel  de,  P.,  6,  353,  354,  355, 

358,  461,  687-95 
Ascanio,  Sebastián  de,  P.,  6,  292,  695-6 
Assín,  Joaquín,  P.,  6,  696-7 
Astráin,  Antonio,  P.  (autor),  13,  passim 
Astudillo,  Gaspar  de,  P.,  7,  697-90 
Atondo  y  Antillón,  Isidro,  almirante,  11, 
433 

Aulicismo  (evítese),  784 

Avalos,  Juan  de,  P.,  7,  178,  181,  182, 

542,  544,  698-72-6,  781 
Avellaneda,  Diego  de,  P.,  100,  495,  554 
Avendaño,  Cosme,  P.,  7,  726-33 
Avendaño,  Diego,  P.,  7,  733-5 
Avila,  Esteban,  P.,  7,  139,  735 
Avila,  Francisco,  P.,  7,  544,  735-6 
Avilés,  Ignacio  de,  P.,  7,  399,  736-41, 

769 

Avilés,  José,  H.,  7,  741-2 
Avilés,  Salvador,  P.,  7,  742-4,  779 
Ayala,  Alonso  o  Antonio  de,  P.,  7,  744-8, 
769 

Ayala,  Lorenzo  de,  P.,  7,  748-55 
Ayerbe,  Florián  de,  P.,  7,  12,  24,  255, 

379,  491,  643,  719,  720,  745,  755, 

774-94 

Ayuso,  Félix,  P.  (autor),  passim 
Azada,  Nicolás,  P.,  7 
Azpeitia,  Ignacio,  P.,  689,  690 
Azpilcueta,  Juan  (autor),  794,  796,  797, 
816 


Azpilcueta,  Martín  de,  P.,  7,  83,  88,  482, 
794-816 

Azuaga,  Diego  de,  P.,  7,  816-7 
Azúcar.  (Su  venta  en  la  Profesa),  780 

Babiácoras,  810 
Bacapa,  32,  38 
Baimoas,  31,  755,  756 
Balestra,  Juan  Angelo,  P.,  71,  482,  483, 
487 

Baltodano,  Gerónimo,  Ob.  de  Nicaragua, 

644 

Bancroft  Collection,  passim,  680,  681 

Bandelier-Hackett  (autor),  ^3 

Barba,  José,  P.,  244 

Barli,  Juan  Bautista,  P.,  398 

Barillas,  Juan,  H.C.,  398 

Barreda,  Nicolás,  P.,  816 

Barrera,  Antonio,  H.C.,  730 

Barrionuevo,  Francisco,  P.,  398 

Barrios,  Domingo,  H.C.,  400 

Básile,  Jácome  Antonio,  P.,  11 

Basilio,  Tomás,  P.,  482,  654 

Batucos,  89,  811 

Beltrán,  Vicente,  FL,  556 

Benítez,  Luis,  P.,  336 

Berencia,  Juan  de,  H.C.,  13 

Bermudo,  Pedro,  P.,  324,  329 

Betancor,  Juan,  P.,  313 

Beudín,  Cornelio,  P.,  1 1 

Bibián,  Nicolás,  P.,  317 

Bobadilla,  Diego  de,  P.,  13 

Bocanegra,  Matías,  P.,  695 

Bonifacio,  Alonso  de,  P.,  78,  79,  155, 

297,  320,  378,  397,  429,  474,  689 
Bonifaz,  Luis  de,  P.,  24,  34,  71,  141,  162, 

169,   173,  218,  315,  336,  400,  475, 

483-4,  626,  720,  745,  763-6,  771,  787 
Bonilla,  Bartolomé,  H.C.,  67 
Boranga,  Carlos,  P.,  12 
Borja,  Francisco  de,  P.,  42,  43,  45,  47, 

426 

Boruhradsky,  Simón,  H.C.,  13 

Boursin,  Francisco,  P.,  12 

Bravo,  Cristóbal,  P.,  22,  497,  556,  557, 

704,  761 
Bravo,  José,  P.,  244 
Bravo  ligarte,  José,  P.  (autor),  15 


822 


INDICE  ONOMASTICO 


Bueras,  Juan  de,  P.,  315,  318,  332,  669, 
789 

Bula  de  la  Cruzada,  326 

Burgos,  Antonio,  H.C.,  683,  684 

Burgos,  Juan,  P.,  476,  769 

Burrus,  Ernest  J.,  P.  (autor),  27,  35,  37, 

130,  370,  378,  455,  487,  560,  654,  745, 

753,  756,  passim 

Caballero  y  Osio,  D.  Juan  (bienhechor), 
358 

Cabello,  Alonso,  H.C.,  147 
Cabeza  de  Vaca,  Alonso  Núñez,  99 
Cabredo,  Rodrigo  de,  P.,  62,  45,  384, 

412,  641,  657,  673 
Cabrera  Ipiña,  D.   Octaviano  (bienhe- 
chor), 69 

Cabrera,  Pedro,  P.,  260,  601,  602,  643, 

705,  761,  781,  793 
Cahuamctos,  10 
Cajina,  Juan  Bautista,  P.,  556 
Calderón,  Francisco,  P.,  146,  315,  397, 

401,  474,  489,  490,  568,  669,  788,  790 
California  (Universidad),  16 
California,  11,  12,  456 
Calvo,  Juan,  P.,  83,  482,  651 
Camacho,  Francisco,  P.,  691 
Cambio  de  nombres  de  PP.  y  HH.,  12,  13 
Campeche,  325,  770 
Campos,  Agustín,  P.,  13 
Canal,  Francisco  de  la,  P.,  688 
Cano,   Agustín,   P.    (autor),   495,  496, 

570 

Cano,  Juan   (bienhechor),  9 
Canto,  Luis  del,  P.,  278,  279,  399,  736, 
741 

Carafa,  Vicente,  P.,  315,  319,  398,  417, 

491,  688,  789 
Carbonelli,  Francisco,  P.,  322,  396,  690, 

789 

Cárdenas,  Lorenzo,  P.,  795,  797,  798, 
800,  802,  803,  805,  808,  811,  812,  815 

Cardoso,  Joaquín,  P.  (autor),  288,  293, 
691 

Carlos  II,  410,  433,  692 
Caro,  Juan,  H.C.,  641 
Carochi,  Horacio,  P.,  72,  401,  770 
Carriedo,  Andrés,  P.,  48 


Carvajal,  Antonio,  P.,  400 
Carvajal,  Francisco,  P.,  396,  397 
Carvajal,  Gaspar,  P.,  436,  508,  511,  569, 

643,  656,  793 
Casa,  Francisco  de  la,  H.C.,  556 
Casas,  Bartolomé  de  las,  P.,  313 
Casoni,  Juan  Bautista,  P.,  336 
Casos  de  moral,  402 
Castañeda,  Francisco,  P.,  78,  408 
Castañeda,  Pedro,  H.C.,  560 
Castaño,  Bartolomé,  P.,  122,  247 
Catedral    de    México     (dedicación  de 

1656),  134 
Castilla,  Miguel  de,  P.,  383 
Castillo,  Diego,  P.,  132,  282 
Castillo,  Felipe  del,  HvC,  399,  760 
Castillo,  Rodrigo,  P.,  78 
Castillo,  Pedro,  H.C.,  263 
Castini,  Pedro  Juan,  P.,  82,  83,  482,  647 
Castro,  Agustín,  P.  (autor),  24,  36,  352, 

353,  354 
Castro,  Francisco,  H.C.,  102,  216 
Castro,  Ildefonso  de,  P.,  13,  145,  219, 

258,  338,  364,  679,  699,  724 
Castro,  Juan,  (bienhechor),  315,  777 
Castroverde,  P.,  476 

Catecismos  de  la  doctrina  cristiana,  395, 

396,  577-8 
Cavero,  Hernando,  P.,  24,  26,  327,  329, 

352,  354,  690 
Cazorla.  Andrés,  P.,  400 
Cehay,  Francisco,  P.,  396 
Cervantes,  Juan,  limo.,  365 
Cisneros,  Bernardo  de,  P.,  162,  166,  177, 

181,  182,   186,   192,  528,  534,  539, 

542,  572,  607,  611,  619,  624,  705, 

707,  712 

Claver,  Pedro  (San),  762-3,  791,  792 
Clemente  VIII,  401,  408 
Clerici,  Alberto,  P.,  82,  482,  604,  606 
Cobián,  Andrés,  P.,  224,  282,  354,  400, 

690,  816 
Cobo,  Bernabé,  P.,  745,  769 
Cocomaricopas,  1 1 
Colegio  de  S.  Nicolás,  Mich.,  412 
Colima  (misión  en),  240-1 
Collantes,  José  de,  P.,  210,  492,  777 
Conchos,  171,  532,  626 


INDICE  ONOMASTICO 


823 


Conde  de  Monterrey,  virrey  D.  Gaspar 
de  Zúñiga,  520,  560,  649,  652,  653 

Confederación  de  la  Asistencia  de  Espa- 
ña con  los  Carmelitas  descalzos,  775 

Congregación  de  El  Salvador  (Profesa), 
420,  470 

Congregaciones  marianas,  328,  389,  393, 
419,  420,  423,  434-5,  440,  454,  462, 
511,  584-6,  587-8,  590,  739 

Consultas  anónimas  diversas,  404-7 

Contreras,  Francisco,  P.,  145,  633 

Contreras,  Gaspar,  P.,  148,  680,  771 

Coomans,  P.,  144 

Copart,  P.,  11 

Coripas,  89 

Correa,  José,  H"  Nov.  Esc,  399 
Cortés,  Ignacio,  P.,  184,  685 
Cortés.  Jacinto,  P.,  171 
Costumbres  de  la  provincia,  434 
Cotta,  Simón,  P.,  321,  512 
Covarrubias,  Baltasar,  limo..  365,  705 
Covarrubias,  Lorenzo,  P.,  385,  686 
Covarrubias,  Pedro,  P.,  282 
Cruz,  Diego  de  la,  P.,  83,  482,  603 
Cruz,  Juan  de  la,  H.C.,  769 
Cruz.  Mateo  de  la,  P.,  282 
Cuadernos  anónimos.  412-4 
Cues,  97,  109,  116-7 
Cuatro  Ciénegas,  520,  564 
Cuéllar,  Bartolomé,  P.,  78,  156,  330,  397, 
398 

Cuéllar,  Diego  de,  P.,  149,  706,  725,  769 
Cueto,  Diego  de,  P.,  (Cf.  González  de 

Cueto),  715,  756 
Cuevas,  Francisco  de  las.  P..  200.  492, 

777 

Cuevas,  Mariano,  P.  (autor),  424,  passim 

Chavarría    de    Valera,    Juan  (bienhe- 
chor), 291,  428,  437 
Chiametla,  539,  621 
Chiapas,  9,  289,  290,  692,  693 
Chicoratos,  278.  653 
Chieca,  Sebastián,  P.,  643-4 
China,  461,  769 

Chínipas,  10,  11,  107.  459,  645,  647,  652 

Chirino,  Pedro,  P.,  279,  511 

Chocolate,  12.  324,  649,  770,  772,  782 


Dávila,  Fernando,  P.,  78,  155,  397 

Decorme,  Gerardo,  P.  (autor),  14-15, 
168,  683,  785,  et  passim 

Delgado,  Juan,  P.,  62 

Delgado,  Juan,  H.C.,  130 

Desagüe  de  México,  364,  369,  451 

Devoción  a  nuestra  Señora  la  Virgen  Ma- 
ría, 86,  87,  310,  311,  337,  338,  494, 
495,  498,  499,  502,  503,  508,  512,  514, 
517,  580,  590,  644,  646-7,  665,  678, 
721,  722,  726,  740,  747,  774,  802,  807 

Díaz,  Monseñor,  Vicario  general  de  La 
Habana,  16 

Díaz,  Alonso,  P.,  767,  781 

Díaz,  Francisco,  P.,  324 

Díaz,  Juan,  P.,  48,  51 

Díaz,  Miguel,  H.C.,  683 

Díaz,  Pedro,  P.,  21,  47,  48,  49,  54,  264, 
270,  362,  495 

Díaz,  Pedro  Antonio,  P.,  320,  321,  329, 
430,  689 

Diez,  Gerónimo,  P..  400,  468.  763,  766, 

779,  783,  793 
Diezmos,  12,  329,  389,  394,  414-18,  476- 

7,  645,  691 
Domínguez,  Tomás,  P.,  83,  621,  633,  668, 

679,  766,  770,  771,  772,  774,  776,  782 
Dunne,  Petar  Masten,  P.  (autor),  23,  28, 

521,  654,  et  passim 
Durán  de  Loaisa,  Juan,  P.,  48 
Durán,  Juan,  P.,  284 
Durango  o  Guadiana,  9,  170-2,  178,  192, 

219,  439,  459,  461,  463,  466,  528,  530, 

533,  536,  543,  554,  557-8,  561-2,  566, 

572,  604.  620,  660,  665,  724,  772,  773, 

775,  777 

Dutertre,  Juan  Francisco  (bienhechor), 

448,  720,  725,  777,  788 
Echagoyan,  Pedro  de,  P.,  13,  299,  300. 

313,  398,  399,  690 
Eckar,  Jorge,  P.,  12 
Echavarría,  Hernando,  H.  C,  512 
EgHs,  Ignacio  de,  P.,  398,  690 
Egurrola,  Francisco  de,  P.,  777 
Egurrola,  Martín,  P.,  71,  483 
Egurrola,  Pedro,  P.,  781 
Ejercicios  de  S.  Ignacio,  361.  421,  502, 

676 


824 


INDICE  ONOMASTICO 


Enfermería,  306-7 

Enríquez,  Martín  (virrey),  158 

Epidemias,  1 1 

Escañuela,  fray  Bartolomé,  Ob^  de  Du- 

rango,  294,  438,  463,  695 
Escobar,   Nicolás    (su   testimonio  sobre 

Palafox),  445 
Escudero,  Hernando,  556 
Ecudero,  Martín,  P.,  796 
Escuela  de  Cristo,  302 
Espinosa,  Juan  Agustín,   ?.,   517,  526, 

560 

Estanislao,  San,  328 

Estatutos   del  colegio  de   S.  Ildefonso, 

México,  628-33 
Estrada,  Juan,  P.,  381 
Estrada,  Nicolás  de,  P.,  223,  224,  397, 

706,  775,  781 
Estrada,  Sebastián,  P.,  375-6,  395,  434 
Estrella,  Agustín  de  la,  H<?  Esc,  381 
Estrella,  Francisco,        Esc,  380,  381 
Evia,  fray  Diego,  Ob'  de  Durango,  12 
Expediciones  de  Europa,  13,  328,  418, 

423,  427 

Fajardo,  Pedro,  P.,  397 

Falcón,  Alberto,  H.  C,  400 

Faria,  Francisco  Javier  de,  P.,  156 

Parías,  Alonso  (bienhechor),  599 

Fes  de  bautismo,  424-6 

Felipe  III,  36,  352,  514,  599 

Felipe  IV,  25,  71,  298,  317,  402,  483, 

721,  722,  726 
Fernández,  Alonso,  P.,  231 
Fernández  Pasos,  Amaro  (Vic.  Gen.  de 

Durango),    185,   187,   712,  713, 
Fernández,  Domingo,  H.  C,  297,  397 
Fernández  Cabrero,  Juan,  P.,  288 
Fernández,  Juan,  H.  C,  61,  263 
Fernández  de  Santa  Cruz,  Manuel,  Ob^ 

de  Durango,  288,  291 
Fernández,  Martín,  P.,  51 
Figuera,  Gaspar  de  la,  P.,  403 
Figueroa,  Gerónimo,  P.,  397 
Figueroa,  Guillermo,  P.,  398,  399 
Figueroa,  Juan,  P.,  476 
Filipinos   (en  México),  327,  437,  440, 

456,  777 


Florencia,   Francisco  de,   P.,   330,  353, 

399,  465 
Flotas  (llegada  de  las),  13 
Fonte,  Juan  de,  P.,  161-9,  173,  181,  185, 

535,  536,  537,  542,  572,  612-3,  618, 

626,  705,  707,  709,  712 
Franco  y  Luna,  Alonso,  Ob'  de  Durango, 

25,  34,  71,  214,  222,  483 
Franco,  Agustín,  P.,  298 
Froidmont,  Guilles,  P.,  13 
Fuenmayor,  Hernando  de,  P.,  628,  781 
Fuente,  Miguel  de  la,  H.  C,  686 
Fuentes,  Sebastián,  P.,  474 

Gallardo,  Nicolás,  H.  C,  363 
Gallego  Ximénez,  Antonio,  H.  C,  263 
Gamboa,  Juan  Manuel,  P.,  398 
García,  Andrés  Javier,  P.,  295 
García,  Diego,  P.,  363,  497,  557 
García  Guerra,  Ob''  de  México,  364 
García,  Nicolás,  P.,  78,   156,  397,  399 
Gardoqui,  Domingo,  H.  C,  398 
Gila  (río),  11 
Gilg,  Adamo,  P.,  11 

Godínez,  Miguel,  P.,  83,  482,  491,  782, 

788,  789,  790 
Godoy,  Bernardo,  P.,  397 
Gómez,  Cristóbal,  P.,  638-9,  679 
Gómez,  Gaspar,  H.  C,  363 
Gómez,  Pedro,  H.  C,  730 
Gómez,  Toribio,  H.  C,  24,  770,  777, 

780 

González,  Amador,  H.  C,  475 
González,  Andrés,  P.,  270,  363,  491,  713, 
789 

González,  Baltasar,  P.,  133,  247,  397 
González  de  Cueto,  Diego,  P.  (véase  en 

Cueto),  219,  715-18 
González,  Francisco,  P.,  336 
González  de  Cossío,  Francisco  (autor), 

passim,  y  494,  495,  506,  555,  633,  655 
González,  Tirso,  P.,  388,  683,  684,  685, 

741 

González,  Tomás,  P.,  138,  476 
Goñi,  Pedro  Matías,  P.,  11 
Granada,  Nicaragua,  9,  644,  656,  761 
Gravina,  Pedro,  P.,  216,  626,  767 
Gregorio  XV,  36,  352 


INDICE  ONOMASTICO 


825 


Grijalva,  Antonio  de,  P.,  793 
Grijalva,  Juan,  Cap.,  28,  128,  219,  349 
Guadalajara,  Nicolás  de,  P.,  291 
Guadalajara,  Tomás,  P.,  1 1 
Guadalajara  (ciudad  de),  9,  10,  14,  54, 

363,  364,  384,  429,  466,  470,  472, 

572,  597,  715,  739,  783 
Guadalupe   (Nuestra  Señora),  50,  435, 

693 

Guadiana  (véase  Durango) 

Guanaceví  (mineral  de),  161,  162,  163, 

170,  173,  176,  177,  185,  186,  190-1, 

615-6 

Guapixuxe  (minas),  216 
Guasabas  o  Guazave,  104,  217 
Guatemala,  9,  14,  21,  147,  255,  284, 
292,  298,  325,  422,  429,  452,  466, 
470,  472,  479,  543,  545,  549,  570, 
572,  598,  602,  656,  668,  700,  736, 
748,  749 

Guazaparis,  10,  11,  459,  645,  698,  770 
Guerrero  y  Luna,  Agustín  (bienhechor), 
51 

Guerrero  y  Villascca,  Alonso,  P.,  146, 

147,  643,  679 
Guerrero  y  Villaseca,  Juan,  146,  679 
Guet,  Manuel,  P.,  438 
Guinea,  Wifredo,  P.,  15 
Gutiérrez,  Bernabé  Francisco,  P.,  692 
Gutiérrez,  Diego,  P.,  397 
Gutiérrez  Casillas,  José,  P.  (autor),  29, 

756,  790 
Gutiérrez,  Pedro,  H.  C,  397 
Guzmán,  Diego,  P.,  82,  391,  482,  647, 

653 

Habana,  Cuba,  321,  322-4,  413,  452, 
456,  474,  659,  662,  682-3,  684 

Haciendas  (de  la  provincia),  428-30 

Henry,  John,  Hv.  C,  13 

Heredia,  Juan  de,  P.,  777 

Hermanos  coadjutores,  332,  412,  657, 
769,  778,  779 

Hermosa,  Hernando  de  la,  P.,  217 

Hermosillo,  Gonzalo  de,  Ob'  de  Duran- 
go, 543,  707,  708,  714,  724 

Hernández,  Blas,  H.  C,  149,  400,  643 

Hernández,  Martín,  P.,  48 


Herrera,  Francisco  de,  H.  C,  475 
Herrera,  Juan,  H.,  770 
Herrera,  Manuel,  P.,  691 
Hidalgo,  Tomás,  P.,  78,  155,  156 
Híos,  10 

Hontoria,  Gabriel  de,  H.  C,  774,  776 

Hortigosa,  Pedro  de,  P.  (véase  en  Or- 
tigosa ) 

Huexotitlán,  1 1 

Humanes,  Alonso,  P.,  139 

Humanidades  (estudio  de),  423,  426, 
427,  428,  492-3 

Humayes,  10 

Hurtado  de  Mendoza,  Lucas,  Chantre  de 
Guatemala,  699 

Ibáñez,  Francisco,  H.  C,  491 

Ibarra,  Francisco,  gobernador  y  capitán, 
100,  649,  653 

Illcscas,  Mateo,  H.  Esc,  727 

Indehé,  186,  539,  et  passim 

Informaciones  de  candidatos  y  postulan- 
tes, 431-2 

Iniesta,  Salvador,  H.  C,  399 

Inmaculada  Concepcin  (fiestas  a  la),  458 

Inocencio  X,  155,  320,  326,  441,  444 

Inquisición,  315-6,  328,  353,  364,  374, 
455 

Interrogatorio  sobre  los  padres,  muertos 
por  los  tcpehuanes,  178-81,  534-5,  544, 
552 

Inundaciones  (de  México),  369 

Irala,  Marcos,  P.,  137,  147,  779 

Islas  Marianas,  144,  373,  393,  395,  401, 

419,  697 
Ixmiquilpan,  49,  50 
Izaguirre,  Nicolás,  H.  Esc,  398 

J.  M.  D.  (José  Mariano  Dávila)  (autor), 

56,  80,  227,  343,  755,  et  passim 
Jalostotitlán   (Nuestra  Señora  de),  462 
Janos,  1 1 

Japón,  401,  455,  685,  769,  774 

Jatino,  Leonardo,   P.,  80,  83,   91,  95, 

482,  541 
Javier,  Carlos,  P.,  13 
Jerez  de  la  Frontera,  324 
Jiménez,  Diego,  P.,  777 


826 


INDICE  ONOMASTICO 


Jiménez,  Francisco,  P.,  287,  288,  320, 

350,  400,  401,  691 
Job,  Julio,  H.  Esc,  12 
Jorge,  Mateo,  H.  C,  399,  475 
Juárez,  Bartolomé,  Cap.,  530,  531,  538, 

et  passim 
Jubileos,  456,  578,  579,  596-7,  601 
Júdice,  Francisco,  P.,  774 

Kino,  Francisco  Eusebio,  P.,  11,  12,  193, 
375,  395 

Laguna  (misión  de  la),  519,  520,  523, 

544,  563,  625 
Laguneros,  171 
Laínez,  Diego,  P.,  262,  263 
Landívar,  Rafael  de,  P.,  21 
Langarica,  Antonio,  P.,  294 
Lara,  Jorge,  P.,  336 
Larios,  Diego,  P.,  400 
Larios,  Martín,  P.,  706,  713 
Laris,  Francisco,  P.,  133,  247 
Laris,  Nicolás,  H.  Esc,  380,  381 
Laurencio,  Juan,  P.,  23,  34,  147,  150, 

253,  317,  346,  391,  400,  476,  496, 

569,  651,  654,  655,  656,  661,  668, 

679,  725,  742,  750,  752 
Leal,  Antonio,  P.,  432 
Lecina,   Mariano,   P.    (autor),   27,  36, 

698,  719,  755,  789,  et  passim 
Ledesma,  Antonio,  P.,  706,  784 
Ledesma,  Diego,  P.,  396 
Ledesma,  Juan,  P.,  639,  770,  781 
Legaspi,  Luis,  P.,  282 
Leiva,  Agustín,  P.,  313 
Lemuggi,  Juan,  P.,  12 
Lenguas  indígenas,  12,  78,  145,  517,  518, 

520,  523,  544,  554,  557,  559,  729 
León  Martín  de,  P.,  209,  219,  541 
Leroy  Gálvez,  Luis  F.  Doctor,  16 
Letanías,  580,  774 
Levarlo,  Juan,  H.,  490 
Liaño,  José,  H.  Esc,  399 
Lidia  de  toros,  135 

Loaisa,   Juan  Durán   de,   P.    (véase  en 
Durán) 

Lobera,  Gerónimo,  P.,  155,  320,  697 
Lobo,  Manuel,  P.,  242,  298 


Lomas,  José  de,  P.,  219-22 
Lopetegui,  León,  P,   (autor),  56 
López,  Andrés,  P.,  71,   148,   178,  483, 

542,  613,  626,  680 
López  de  Santa  Anna,  Antonio,  P.,  15 
López  de  Abarca,  H.  C,  284 
López,  Diego,  P.,  158,  727 
López,  Eugenio,  P.,  330,  398,  696 
López,  Ven.   Gregorio,  423,  497,  498, 

511 

López,  Gregorio,  P.,  495,  497,  536 

López,  Juan,  P.,  191,  536 

López,  Lorenzo,  P.,  722 

Lorencillo  (el  pirata),  10 

Lorenzana,    Alvaro    (bienhechor),  464, 

777,  782,  787 
Loreto  ( Misión ) ,  12 

Loreto    (Devoción    a   nuestra  Señora), 

580,  588 
Losa,  Eugenio  de  la,  P.,  321-3 
Loyola,  Pablo,  H.  C,  425 
Luna,  Diego  de,  P.,  263 
Luque,  Rodrigo,  P.,  313 

Llanos,  Bernardino  de  los,  P.,  508,  556, 
706 

Macotela,  Nicolás,  P.,  432 
Madariaga,  Francisco  Javier,  H.,  431 
Madrid,  324-5 

Máez,  Virgilio,  P.,  316,  317,  690 
Majuelo,  Antonio,  P.,  770 
Maldonado  Zapata,  Juan,  432 
Maldonado,  Melchor,  P.,  633 
Mallén,  Juan,  P.,  713 
Mancilla,  Baltasar,  P.,  299 
Manckei,  Andrés,  P.,  12 
Mancuso,  Luis,  P.,  13 
Marco,  Melchor,  H.  C,  556 
Marcos,  Pedro,  P.,  779 
Marín,  Antonio  (candidato),  425 
Marineóla,  Luis,  P.,  226 
Mármol,  Pedro,  434 

Marqués  de  las  Amarillas  (virrey),  420 
Marqués  de  Cadereita  (virrey),  34,  71, 
483 

Marqués  de  Cerralvo  (virrey),  411,  470, 
471,  490,  768,  791 


INDICE  ONOMASTICO 


827 


Marqués  de   Guadalcázar    (virrey),  29, 

33,  463,  541,  616,  633-9,  652,  653 
Marqués  de  Jalves  (sic)    (virrey),  654 
Marqués  de  La  Laguna   (virrey),  433, 

438,  460 
Marqués  de  Leiva  (virrey),  328 
Marqués  de  Mancera  (virrey),  148,  426, 
433,  680 

Marqués  de  Montesclaros  (virrey),  117, 

506,  650,  652 
Marqués  de  Salinas  (virrey),  364 
Marqués  de  Villamanrique  (virrey),  232, 

248,  249,  254-5 
Marqués  de  Villena   (virrey),  137,  390, 

402,  446 
Márquez,  Melchor,  P.,  400,  783 
Marras,  Daniel  Angelo,  P.,  277,  284-8, 

398,  399,  400 
Martín,  Benito,  H.  C,  22 
Martín,  Ch.,  P.   (autor),  15 
Martín,  Enrico,  364 
Martín,  Luis,  432 
Martín,  Sebastián,  431 
Martínez,  Cristóbal  Manuel,  431 
Martínez,  Diego,  P.,  359,  541 
Martínez,  Diego,  H.  C,  432,  770 
Martínez  Aguirre,  José  de  Jesús,  P.,  14 
Martínez,  Manuel,  P.,  101 
Martínez  Castellanos,  Pedro,  425 
Martínez,  Pedro,  297,  432 
Martínez,  Pedro  Estanislao,  425 
Martínez,  Roque,  431 
Martínez  de  la  Parra,  Juan,  P..  295 
Martínez  de  Torralba,  Juan,  432 
Martínez  Aguirre,  Salvador.  limo,  de  la 

Tarahumara,  14 
Martínez,  Sebastián,  P.,  355 
Martínez,  Tomás  R.,  425,  432 
Martínez  de  Urdaide,  Diego,  Cap.,  28, 

29,  32,  33,  38,  64,  97,  104,  105,  108. 

111-27,  128,  151,  649-64 
Martínez  de  Urdaide  Juan,  hijo  del  Cap., 

608 

Mártires  de  la  provincia,  328,  436 

Matapé,  387 

Mateo,  José,  H.,  426 

Maya,  José,  H.,  432 

Maya,  Pedro,  H.,  432 


Mayorga,  Antonio  Ignacio,  425 
Mayos,  10,  86,  112,  113,  372-3,  439,  440, 
810 

Máximo   (colegio),   14,   146,  327,  379, 

380,  393,  394,  407-9,  421,  429,  433, 
440,  465,  470-1,  572,  586-9 

Mazariegos,  Francisco,  P.,  431 
Mazatlán,  10 

Medina,  Alonso,  P.,  313,  769 
Medina,  Antonio,  P.,  769 
Medina  del  Campo,  41-2 
Medina,  Diego,  P.,  295,  425,  789 
Medina,  Domingo,  431 
Medina,  Juan  Casimiro,  P.,  380,  381,  426 
Medrano,  Diego,  P.,  155,  739 
Medrano,  Francisco,  P.,  284  285,  432, 
816 

Medrano  o  Menano,  José,  H.  Esc,  380, 

381,  426 

Meléndez,  Antonio  Martín,  431 

Melgar,  Francisco,  431 

Meló,  Marcial,  431 

Menán,  Pedro,  H.  C,  633 

Meneos,  Antonio,  426 

Méndez,  Cristóbal,  Hi.  Esc,  381,  387 

Méndez  Hidalgo,  Francisco,  425 

Méndez,  José,  254,  431 

Méndez,  Luis,  H.  C,  130,  431 

Méndez,  Pedro,  P.,  63,  71,  83,  107,  119, 

216  482,  483,  603,  647,  650,  652,  653 
Mendoza,  Antonio  de,  P.,  51,  53,  255, 

363,  495,  556,  557 
Mendoza,  Lucas,  424 
Menéndez,  Antonio,  P.,  277,  285,  286, 

287 

Meneses,  José,  432 

Meneses,  Juan,  425 

Mercado,  Gerónimo,  P.,  676,  778 

Mercado,  José,  432 

Mercurián,  Everardo,  P.,  47,  263-4,  270, 
et  passim 

Mérida,  9,  14,  149,  150,  352-3,  391, 
393,  452,  466,  470,  570,  633 

Merlo,  D.  Juan,  provisor  de  Puebla,  155, 
442,  443 

Mesa,  Francisco  de,  426 

Mesa,  Miguel,  H.  Esc,  462 

Mesa,  Pedro  de,  432 


828 


INDICE  ONOMASTICO 


Mexía,  Hernando,  P.,    400,  793 

Mexía,  Pedro,  H.  C,  263 

Miguel,  Domingo,  P.,  683-4 

Miranda,  Fernando,  425 

Miranda,  Juan,  431 

Misioneros  extranjeros,  12,  13,  463 

Misiones  entre  gentiles,  82-3,  84-9,  97- 
128,  225,  326-7,  389,  401,  419,  420, 
432,  436,  438,  439,  451-2,  455,  457, 
460,  470,  481,  592,  620,  637,  639,  640 

Misiones  rurales,  10,  11,  84-9,  390,  413, 
435,  457 

Molina,  P.,  777 

Molina,  Basilio,  431 

Molina,  Diego,  P.,  66,  70,  72,  76,  398, 
399,  400 

Molina,  Luis  de,  P.,  400,  680,  747,  774 

Molina,  Miguel,  424 

Molina,  Roque,  P.,  78,  156 

Monroy,  Diego,  P.,  13,   146,  319,  320, 

397,  408,  628,  770 
Monroy,  Juan  de,  P.,  13,  131,  291,  398, 

697 

Monroy,  Sebastián,  P,,  144 
Montemayor,  Hernando,  556 
Montenegro,  Juan  Antonio,  426 
Montero,  Antonio,  P.,  778 
Montero,  Francisco,  P.,  282 
Monterrubio,  José,  432 
Montes  de  Oca,  Gerónimo,  425 
Montes,  José,  H.,  425 
Montiel,  Juan,  378-9,  431 
Montmorency,  Florencio,  P.  (Vic.  Gen.), 

318,  669 
Monzalve,  Diego  de,  P.,  561,  706 
Mora,  Diego  Felipe,  P.,  294,  432 
Mora,  Francisco  Javier,  P.,  425 
Mora,  Juan  Antonio,  P.,  425 
Morales,  Diego,  P.,  686 
Morales,  Pedro  de,  P.,  47,  473 
Morales,  Roque,  P.,  777 
Morales,  Salvador  de,  P.,  132,  397, 
Moranta,   Gerónimo   de,   P.,    161,  164, 

166,   173,   177,   181,   182,   185,  186, 

192  535-37,  542,  572,  612-3,  618,  626, 

705,  707,  709,  712 
Morantes,  Pedro,  425 
Moreno,  Baltasar,  352 


Moreno,  Diego,  253,  425 

Moreno,  Francisco,  P.,  313,  431 

Moreto,  Maximiliano,  P.,  13 

Moro,  Gaspar,  P.,  48,  363 

Mota,  limo.  D.  Alonso,  Ob'  de  Puebla, 

397,  422,  453,  458,  591 
Moya,  Agustín,  425 
Moya,  Nicolás  de,  425 
Moya  de  Contreras,  Pedro,  limo.  Arz'  de 

México,  229,  231,  et  passim 
Munguía,  Juan,  425 
Muñiz,  José,  431 
Muñoz,  Alonso,  P.,  155,  321,  647 
Muñoz,  Bartolomé,  431 
Muñoz  Guerrero,  Francisco,  431 
Muñoz  y  Luna,  Francisco,  arcediano  de 

Guatemala,  699 
Muñoz,  Juan,  425,  432,  782 
Muñoz,  Martín,  H.  C,  61,  397 
Muñoz  de  Castro,  Pedro,  425,  691 
Muñoz,  Sebastián,  425 

Nadal,  Gerónimo,  P.   (autor),  43,  58 
Nájera,  Gaspar  de,  P.,  23,  29,  32,  33, 

71,  218,  483,  537 
Nájera,  Tomás,  P.,  690 
Navarrete,  Juan,  P.,  313 
Navarro,   Gonzalo,   P.,    156,   277,  285, 

286,  287,  350-1,  691 
Navarro,  Pedro,  P.,  777 
Nazas  (río  de  las),  520,  523,  526-8,  544, 

562,  564,  624 
Nebomes,  89,  et  passim 
Nicaragua,   255,   260    (véase  Granada; 

Realejo) 

Nickel,  Gosvino,  P.,  78,  79,  134,  155, 
224,  239,  319,  352,  396,  474,  489, 
688,  689 

Nicolás,  Juan,  H.  C,  411 

Nieremberg,  Juan  Eusebio,  P.  (autor), 
798 

Nieto  y  Le  Roy,  doctor,  16 
Nobas,  Miguel,  H.  C,  491 
Novicios,  387,  783,  et  passim 
Noyelle,  Carlos  de,  P.,  422,  et  passim 
Nuestra  Señora  de  los  Remedios,  385-6, 

465,  494,  498,  503 
Nueva  Granada,  761-2 


INDICE  ONOMASTICO 


829 


Nueva  Vizcaya,  395,  420,  459 
Nuevo  México,  800,  et  passim 
Número  de  sujetos  de  la  provincia,  13, 

14,  570,  572 
Núñez   de   Miranda,   Antonio,   P.,  198, 

207,  294,  387,  395,  397,  399,  426, 

434,  438,  462,  495,  510 
Núñez,  Francisco,  P.,  399 
Núñez,  Juan,  H.  C,  398 

Oaxaca,  10,  14,  53,  54,  156-8,  255,  410, 
413,  448,  462,  466,  470,  516,  546, 
572,  596-7,  719,  725,  728,  729,  777, 
788 

Obela  (sic),  Mateo  de,  P.,  793 
Ochoa,  Juan,  P.,  284,  298,  398 
Odón,  Ambrosio,  P.,  355,  357,  363,  379, 

380-2,  395,  398 
O'Gorman,  Edmundo  (autor),  457 
Olavarría  (u  Olavarrieta) ,  Juan,  P.,  290, 

295 

Olavarría,  Juan,  H.  C,  399 
Oliñano,   Francisco,    P.,   83,  481,  482, 
809 

Oliva,  Juan  Pablo,  P.,  289,  291,  298, 

314,  320,  396,  691,  693 
Olivas,  Martín,  Cap.,  28-9,  33,  38,  464, 

529,-530,  611-2,  622,  652 
Oliver,  Jacinto,  P.,  291-2 
O'Neill,  Laurence  M.,  P.,  14 
Opas,  1 1 

Ordaz,  Pedro  de,  P.,  722 

Orozco,  Diego  de,  P.,  162,  166,  177, 
181,  182,  186,  187,  192,  528,  534, 
539,  542,  572,  607-11,  619,  705,  707, 
709 

Ortega,  Antonio,  H.  Nov.,  60 

Ortigosa,  Pedro  de,  P.,  22,  47,  53,  80, 

495,  704,  761 
Ortiz  de  Foronda,  Juan,  P.,  1 1 
Ortiz  de  Zapata,  Juan,   P.,    148,  290, 

293,  395,  680 
Ortiz,  Lorenzo,  P.,  398,  690 
Osorio,  Diego,  P.,  329 
Ospino,  Gabriel,  H.  C,  769,  772,  778, 

788,  789 
Ottón,  Guillermo,  P.,  83,  482 
Ovalle,  Pedro,  H.  C,  469,  471 


Oviedo,  Juan  Antonio  de,  P.  (autor), 
28,  29,  et  passim 

Páez,  Esteban,  P.,  21,  196,  560,  728 
Páez,  Melchor,  P.,  313 
Palacios,  Juan  de,  P.,  244,  294,  388,  389, 
741 

Palafox,  limo.  D.  Juan  de,  12,  132,  155, 
315,  316,  317-8,  320,  332,  333,  415, 
440,  448,  457,  721,  722 

Palliola,  Francisco,  P.,  12 

Palma,  Hernando  de  la,  H.  C,  727 

Pamplona,  794-5 

Papasquiaro,  530,  533 

Pardo,  Bernardo,  P.,  294,  319,  320,  351, 
375,  377,  387,  691 

Pareceres  de  varias  consultas,  448-9 

Paredes,  Blas  de,  P.,  82,  88,  482 

Parra,  Diego  de  la,  H.  Esc,  730 

Parral,  11,  460 

Parras,  10,  11,  14,  145,  298,  393,  401, 
457,  458,  466,  517-20,  522-4,  526, 
530,  544,  562,  572,  604,  621,  622-6, 
645 

Pasqual,  José,  P.,  313,  774 

Pasqual,  Julio,  P.,  10,  570,  668,  770 

Pastrana,  José,  P.,  313 

Patiño,  Leonardo,  P.,  401 

Pátzcuaro,  14,  22,  151,  224,  419,  466, 

470,  491,  571-2,  597-8,  727 
Payo  de  Ribera,  Arz''  de  México,  438, 

439,  452 
Pedraza,  Julián,  P.,  319 
Peláez,  Martín,  P.,  28,  62,  80,  103,  104, 

149,   151,  216,  281,  383,  384,  508, 

556 

Peña,  Alonso,  P.,  770 

Peña,  Luis,  P.,  336 

Peralta,  Antonio,  P.,  769 

Peralta,  Juan  de,  P.,  816 

Pérez,  Agustín,  P.,  132,  282 

Pérez  Rivas,  Andrés,  P.,  13,  34,  63,  71, 
72,  81,  107,  108,  118,  146,  219,  239, 
361,  371,  447,  472,  475,  476,  481, 
483,  487,  507,  542,  652,  657,  699, 
724,  760,  780-1,  782,  785,  788,  789, 
809,  812 


830 


INDICE  ONOMASTICO 


Pérez  Cabrera,  Dr.  José  Manuel  (autor), 
16 

Pérez  de  la  Serna,  Juan,  Arz''  de  México, 

515,  581,  680 
Pérez,  Martín,  P,  101,  128,  216-7,  458 
Pérez,  Mateo,  H.  C,  475 
Perusino,  Domingo,  H.  C,  270 
Piccolomini,  Francisco,  P.,  688 
Piccolomini,  Teófilo  de  Angeles,  P.,  13 
Pimas,  1 1 

Pimentel,  Luis,  P.,  322 
Pimería,  11,  395,  413,  432,  450 
Pineda,  Juan  de,  395 
Pío  IV,  352,  642 
Pistoya,  Gerónimo,  P.,  458 
Platería  de  México  (su  fiesta),  135 
Pláticas  doctrinales  anónimas,  450 
Plaza,  Alonso  de  la,  H.  C,  61,  318,  397 
Plaza,  Bartolomé,  431 
Plaza,  Juan  de  la,  P.   (Prov.),  270,  et 
passim 

Plaza,  Juan  de  la,  P.  (distinto  del  ante- 
rior), 132,  282,  788 
Pleitos,  450-1 

Poblete,  D.  Juan  de.  Chantre,  137 
Polanco,  Juan  de,  P.,  44,  46 
Polanco,  Pedro,  P.,  78,  156,  207,  381, 
387 

Porras,  Francisco,  H.  C,  61 

Porras,  José  de,  P.,  298 

Porrcs,  Francisco,  P.,  692 

Portilla,  Enrique,  P.,  15 

Portugueses  (no  se  admitan  en  la  pro- 
vincia), 779 

Pozo,  Juan  del,  P.,  397 

Pozo,  Juan,  H.  C,  769 

Prat,  Raimundo,  P.,  48,  270,  272,  274 

Prefecto  de  espíritu  (haya  uno  en  cada 
colegio),  777 

Privilegios  concedidos  a  la  Compañía, 
435 

Privilegios   concedidos   a   los  misioneros 

en  Indias,  463 
Proceso  sobre  los  PP.   muertos  por  los 
tepehuanes,  533-7,  636-7 
Procuradores  a  Roma,  462 
Profesa,  13,  35-6,  55,  364-7,  386,  388, 

393,  469,  470,  576-86 


Prólogo,  9 

Provincia  de  México,   12,  393,  469-73, 
778,  784 

Puebla,  Colegios:  Del  Espíritu  Santo, 
154,  316,  321,  375,  377,  407,  409, 
465,  469,  472,  572,  591-5,  769 
De  S.  Ildefonso,  9,  14,  325,  363,  383, 
429,  430,  449,  452,  453,  458,  465, 
469,  472,  770,  777 
De  S.  Ignacio,  10 

De  S.  Jerónimo,  14,  386-7,  466,  472, 
572 

Capilla  de  S.  Miguel,  321 
Puente,  Salvador  de  la,  P.,  398 
Pueyo,  Nicolás,  P,,  13 

Quebrada  del  diablo,  220-1,  539 
Querétaro,  9,  14,  413,  466,  473 
Quesada,  Alonso,  Cap.,  161,  183,  187-91 
Quesada,  Jerónimo  (hijo  del  Cap.),  189 
Quintana,  José  Miguel  (autor),  146 
Quiroga,  Domingo,  P.,  382 
Quiroz,  Agustín  de,  P.,  400,  480,  648, 
655-7,  657 

Rada,   Andrés   de,   P.,    132,    155,  224, 

318,  408,  489,  669,  688 
Ramales,  Martín  Carlos,  P.,  355,  375, 

395 

Ramírez,    Esteban,    Pbro.    (autor),  66, 
81,  729 

Ramírez,  Francisco,  P.,  22,  48,  396,  491, 
775 

Ramírez,   Gerónimo,   P.,   21,  400,  556, 

698,  699,  700-4 
Ramos,  Alonso,  P.,  284,  397 
Ramos,  Pedro,  P.,  324,  397 
Real,  Juan  del,  P.,  239,  336,  490,  689 
Realejo,  Nicaragua,  9,   147,  255,  256, 

259,  269,  436,  656,  762,  793 
Rccalde,  Andrés,  H.  C,  399 
Receputo,  Carlos,  P.,  12 
Reguera,  Juan  de  la,  H.,  770 
Reguera,  Pedro  de  la  (bienhechor),  641 
Reinoso,  Diego,  P.,  282 
Reinoso,  Francisco,  P.,  282 
Reliquias,  49 
Rentero,  Francisco,  381 


INDICE  ONOMASTICO 


831 


Retórica,  460,  461 

Reyes,  Gaspar  de  los,  H.,  346,  399 

Rico,  Bernardo,  P.,  776 

Rincón,  Antonio  del,  P.,  227 

Río    de    Losa,    Rodrigo  (gobernador), 

102,  558,  649 
Río,    Marcos   del,    P.    ( Vanderbecken) , 

285,  316 

Ríos,  Guillermo  de  los,  P.,  28,  62,  80, 
151,  251,  657,  675,  679,  726,  730, 
732,  778,  783 

Riquelme  (Bienhechor  en  Guatemala), 
777 

Rivadeneira,  Antonio,  P.,  297,  400 

Rivadeneira,  Juan,  P.,  401 

Rivera,  Alonso  (bienhechor),  782 

Róbinson  Bours,  Francisco,  P.,  16 

Robles,  Juan,  P.,  298 

Robles,  Sebastián,  471 

Rogcl,  Juan,  P.,  158 

Rojas,  Alonso,  P.,  745,  746 

Rojas,  Antonio  de,  P.,  398 

Rojas  y  Ayora,  Francisco,  Ob''  de  Du- 

rango,  775,  779 
Rojas  Garciducñas  (autor),  31 
Rolándegui,  Bernardo,  P.,  254 
Roma,  326-9 
Romano,  Pedro,  P.,  697 
Romero,  Francisco,  H.  C,  719 
Roo,  Agustín  de,  P.,  398 
Rosas,  Francisco  de  las,  H.  C,  399,  692 
Rosel,  José  de,  P.,  399 
Rubio,  Antonio  de,  P.,  495,  560,  561, 

566 

Rulz,  Alonso,  P.,  755,  792 

Ruiz,  Antonio,  Cap.,  128,  et  passim 

Ruiz,  Bartolomé,  H.  C,  396 

Ruiz  Colmenares,  Juan,  Ob*^  de  Gua- 

dalajara,  726 
Ruiz  de  Feria,  Juan,  P.,  538 
Ruiz  de  Ahumada,   Pedro  (bienhechor 

de  Tepotzotlán) ,  147 

Sabaripas,  89 
Sabatcnipas,  349 
Sáenz,  Aarón,  Lic.  D.,  16 
Sáenz  de  Mañozca  y  Zamora,  D.  Juan, 
Arz'  de  México,  316,  456 


Sáenz  de  Mañozca  y  Murillo,  Ob''  de  La 
Habana,  298,  316,  321,  323 

Saeta,  Francisco  Javier,  P.,  11,  13 

Sagadc  de  Bugueiro,  Mateo,  Arz'-'  de  Mé- 
xico, 329 

Saggin,  Lorenzo,  P.,  15 

Sahuaripas,  277,  285 

Salas,  Miguel,  P.,  683 

Salazar,  Diego,  P.,  314,  315,  777 

Salazar,  Gonzalo  de,  Ob'''  de  Durango, 
24,  130,  315,  316 

Salcedo,  Antonio  de,  P.,  210,  777 

Saldaña,  Bartolomé,  P.,  231 

Salvatierra,  Juan  María,  P.,  11,  358, 
682 

Sánchez,  Alonso,  P.,  48 

Sánchez,  Juan,  H.  C,  475 

Sánchez,  Juan,  H.  Esc,  589 

Sánchez  Baquero,  Juan,  P.,  157 

Sánchez,  Jerónimo,  H.,  770 

Sánchez,  Manuel,  P.,  211 

Sánchez,  Mateo,  556 

Sánchez,  Pedro,  P.,  47,  49,  71,  227,  229 

Sánchez  García,  Ramiro  (autor),  16 

Sandoval,  Diego,  H.  Nov.,  60,  685 

Sangrius,   Carlos,   P.    (Vic.   Gen.),  35, 

36,  et  passim 
Sangüesa,  Juan  de,  P.,  706,  772,  787 
San  Andrés  (Col*'),  465 
Sanclemente,  Gerónimo,  P.,  756 
San  Gregorio   (CoP),  427,  428,  436-7, 

471,  589,  590,  729 
San  Ignacio  (el  Santo),  31,  84-5,  264, 

366,    367,    384-5,   451,   459,  564-6, 

575-6,  580,  589,  661,  778,  781,  785 
San  Ignacio  (misión),  88,  439,  463 
San  Ignacio  (Col*^),  10 
San  Ildefonso  (Col'  de  México),  14,  39- 

40,  158,  209,  210,  349,  426 
San  Ildefonso   (Col"'  de  Puebla,  véase: 

Puebla) 

San  Javier  (el  Santo),  288,  311,  328, 
365,  439,  455,  459,  465,  645,  778, 
794,  800,  810,  811,  813 
San  Javier  (misión  de  Topia),  11,  89 
San  Javier  (misión  de  California),  12 
San  Javier  (La  congr.  de),  403 
San  José  de  Topia,  213,  291 


832 


INDICE  ONOMASTICO 


San  Luis  Gonzaga,  386,  459 

San  Luis  de  la  Paz,  14,  80,  81,  461,  466, 
470,  534,  559,  560,  572,  602,  660, 
729,  731,  781 

San  Luis  Potosí,  9,  14,  67,  181,  294, 
295,  368,  403,  423,  448,  449,  466, 
470,  472,  773,  774,  784 

Sanmartín,  Lorenzo,  H.,  425 

Sanmiguel,  Juan  de,  P.,  328,  691,  692 

San  Salvador,  C.  A.,  10 

Sansebastián,   Hernando,  556 

Santarén,  Hernando,  P.,  28,  104,  162, 
165,  181,  182,  186,  215-7,  219,  220-22, 
226,  330,  459,  463,  469,  471,  535, 
539,  542,  562,  564,  590,  613,  614, 
628-35,  652,  653,  705,  707,  709,  712, 
755-6 

Santa  Ana  (CoP-Nov',  México),  9,  14, 
316,  326,  469,  471,  771-3,  776,  779, 
781 

Santa  Lucía  (Hda.  del  CoP  de  Méx''), 

411-4,  428 
Santiago,  Diego,  P.,  22,  793 
Santiesteban,  Diego,  P.,  28,  39,  62,  645, 

656,  778,  783,  785 
Santos,  Bernardo  de  los,  H''  Esc,  399 
Sanz,  Pedro,  H.,  684-5 
Sarmiento,  Diego,  P.,  133,  247 
Sarriá,  Agustín  de,  P.,  556 
Sauceda,   La,    170,    528-30,   536,  611, 

612,  622 
Sauras,  Diego,  H.  Esc,  639 
Segura,  Gregorio,  H.,  490 
Seris,  1 1 

Sermones  anónimos,  433-4 
Sermones  anónimos,   sobre   los  ángeles, 
461 

Serna,  D.  Fernando  de  la,  9,  322,  393, 

415,  442,  464 
Serna,  Pedro  de  la,  P.,  781 
Sevilla,  323-4 
Sierra,  H.  C,  778 

Sierra  de  los  Pinos  (Hacienda  del  Col'' 

de  S.  L.  P.),  67 
Siles,  Juan,  P.,  244 
Sinaloa  (CoP),  28,  470,  603 
Sinaloa  (Misión  de),  10,  14,  80,  81-3, 


97-128,  394,  451,  457,  458,  470,  544, 
572,  644,  666,  692,  797,  813,  814 

Sisibotaris,  645 

Sobaibos,  10,  211 

Sobaipures,  1 1 

Sobas,  1 1 

Sola,  Magino,  P.,  324 
Solano,  Miguel,  P.,  319 
Solchaga,  Francisco  Javier,  P.,  244 
Sonnemberg,  Julio,  P.,  12 
Sonora,  11,  458  (véase  Pimería) 
Soriano,  Gerónimo,  P.,  315,  771,  772 
Sorones,  88 

Sosa,  Diego  de,  P.,  743,  771-3,  793 
Sosa,  Luis,  P.,  133,  247 
Sotomayor,  José,  H.  Esc,  400 
Spinelli,  Luis,  P.,  12 
Steinhauser,  Adolfo,  P.,  12 
Stroback,  Agustín,  P.,  13 
Suárez,  Alejandro,  H.  C,  22 
Suárez,  Antonio,  P.,  277,  285,  286,  287, 
684 

Suárez,  Clemente  (hermano  del  P.  An- 
tonio), 286-7 
Suárez,  Francisco,  P.,  465 
Suárez,  Hernán,  P.,  49,  270,  273 
Suárez,  Luis,  P.,  317 

Tamayo,  Juan,  P.,  400,  771 

Tamazula  (misión),  210,  212,  222,  223 

Tapia,  Gonzalo,  P.,  15,  101,  102-4,  216, 

225,  458,  556,   558,  559,  604,  649, 

655,  661,  666,  677 
Tapia,  José,  P.,  277 
Tarahumara,  10,  11,  440,  et  passim 
Tardá,  José,  P.,  11,  381 
Tazoni,  Juan  Bautista,  P.,  282 
Tccuchiapa,  28,  29,  219-22,  537,  542, 

653,  654 

Tehuacán  (CoP  frustrado),  9,  768 
Tehuecos,  10,  63,  65,  82,  97,  112,  117, 
799 

Tejado,  Juan,  H.  C,  470 
Tejeda,  Fructuoso,  H.  C,  61 
Téllez,  Nicolás,  P.,  155 
Témoris,  10,  459 

Tepahues,  10,  64,  65,  98,  109,  110,  119, 
120-3,  418,  463,  470,  528-30 


INDICE  ONOMASTICO 


833 


Tepehuanes,  10,  22,  23,  31,  89,  394, 
531-3,  544,  571,  573,  604-20,  645,  652, 
653,  724 

Tepotzotlán,  9,  21,  145,  248,  325,  327, 
353-5,  375,  393,  403,  427,  434-5,  466, 
470,  554,  559,  566-9,  571-2,  595-6, 
637-8,  658,  660-1,  667,  680,  689-90, 
753,  769,  797 

Tequixtlán,  Oax.,  158,  168 

Tercero,  Francisco,  P.,  48 

Tilpe,  Juan,  P.,  13 

Tiripitío,  Hacienda,  428,  452,  773,  776, 
780 

Toledano,  Bartolomé,  P.,  213,  219 

Toledo,  Gaspar  de,  P,,  48 

Topia,  22,  28,  29,  247,  340-1,  350,  463-4, 

521,  573,  604,  625,  645 
Toroacas,  o  Torovacas,  110,  111 
Torres,  Antonio  de,  P.,  48,  49,  51 
Torres,  Diego  de,  P.,  48,  778 
Torres,  Nicolás,  Cang'  bienhechor,  774 
Tostado,  Simón,  P.,  282 
Tovar,  Hernando  de,  P.,  160,  162,  163, 

166,  181,   182,  192,  528,  534,  542, 

571,  606,  609,  610,  617,  619,  626, 

705,  709,  712 
Tovar,  Juan,  P.,  231 
Trejo,  Juan  de,  P.,  338 
Tristán  de  Luna  y  Arellano,  Mariscal 

de  Castilla,  bienhechor,  774 
Trujillo,  H.  C,  15 
Trujillo,  Manuel,  P.,  313 
Turices  o  Torices,  Francisco,  P.,  777 
Tutino,  Andrés,  P.,  541,  613,  625,  713, 

781 
Tzoes,  10 

Ugarte,  H,  102 

Ulúa,  571,  575 

Urbano  VIII,  319,  328 

Urbina,  Domingo,  P.,  298 

Urbina,  Francisco,  570 

Urdiñola,    Francisco,    gobernador,  453, 

616,  et  passim 
Ureña  Uribe,  Enrique,  P.,  168 
Ures,  89 

Uribe,  Francisco  de,  P.,  132,  816 
Urroz,  Mateo,  P.,  282,  722 


Urrutia,  Bernardo,  P.,  706 
Utrera,  Domingo,  Cap.,  111 

Váez,  Francisco,  P.,  51,  54,  61,  196, 
232,  264,  338,  339,  519,  522,  556, 
560,  561,  569 

Vah,  Ignacio,  P.,  13 

Valencia  Alonso,  P.,  255 

Valencia,  Pedro,  P.,  298,  313,  314,  321, 
351,  449,  687 

Valladolid,  Yuc,  150 

Valladolid  (Morelia),  14,  223,  403,  413, 
466,  472,  598,  719-20 

Valle,  Andrés,  P.,  683,  684 

Valle,  Juan  del,  P.,  161,  162,  164,  166, 
168,  169,  171,  173,  176,  177,  181, 
182,  185,  187,  190,  535,  536,  539, 
572,  612,  613,  618,  626,  705,  707, 
709,  712 

Vallecillo,  Juan  de,  P.,  72,  781 

Vallejo,  Juan  de,  P.,  353,  374,  399, 
691 

Valtierra,  Fernando,  P.,  426 
Valtierra,  Juan  (bienhechor),  9 
Vandcrvecken,  P.  (P.  Marcos  del  Río), 
13,  316 

Van  der  Zype,  Jacques,  P.,  13,  481,  482, 
808 

Vancgas,  Gonzalo,  H.  C,  61 
Várela,  Gaspar,  H.  C,  61,  88,  128,  647 
Várela,  Juan,  P.,  83,  88,  225,  391,  481, 
482 

Vargas,  Francisco,  Cap.,  185,  187 
Varohios,  10,  11,  459 
Vasco,  don,  22 
Vázquez,  Hernán,  P.,  48 
Vázquez,  Juan  Bautista,  H.  C,  146 
Velasco,  Juan  Bautista,  P.,  109,  216,  218 
Velasco,  Luis,  virrey,  122,  365,  649,  651 
Velasco,   Pedro  de,   P.,   13,    111,  155, 

223,  225,  236,  237,  238,  316,  318, 

336,  378,  447,  457,  474,  475,  531, 

541,  604,  688 
Vélez,  Tomás,  H.,  683,  684 
Venegas,  H.  C,  778 
Vera,  Francisco,  P.,  448,  570,  571 
Vera,    Santiago    de.    Presidente    de  la 

Audiencia  de  Filipinas,  270,  428 


834 


INDICE  ONOMASTICO 


Veracruz,  9,  10,  14,  23,  24,  33-4,  151-2, 

322,  466,  572,  602-3,  659,  668,  683, 

778,  781,  784 
Verdín  de  Molina,  D.  Francisco,  Ob'  de 

Guadalajara,  417 
Vergara,  Cristóbal  de,  H.  C,  490 
Vibero,  Rodrigo,  P.,  34,  781 
Victoria,  Alonso,  P.,  277,  285,  286,  287, 

292-3 

Vidal  Figueroa,  José,  P.,  397,  399,  434 
Vidal,  Pedro,  H.,  48 
Vides,  José,  P.,  145 
Villabona,  Manuel,  P.,  13,  194,  299,  397, 
399,  475 

Villacorta,  Juan  Antonio  (autor),  21, 
26 

Villafañe,  Hernando,  P.,  66,  104,  110, 
173,  217-9,  279,  391,  531,  556,  643, 
653,  654 

Villalta,  Cristóbal,  P,  107-9,  117,  343, 

482,  542,  647,  651 
ViUanuño,  Pedro,  P.,  282 
Villaseca,   Alonso,  bienhechor,  49,  50 
Vinerías,  Gaspar,  P.,  430,  455 
Visitas  de  los  provinciales,  465-7 
Vitelleschi,  Mucio,  P.,  23,  35,  133,  336, 

359,  475,  476,  480,  485,  569,  635-6, 

648,  720,  742,  787 
Vocaciones  extraordinarias,  227-30,  362, 

514-5 

Weibel,  Domingo,  P.,  12 
Werdier,  Juan,  P.,  13 
Willaert,  L.,  P.,  16 
Woods,  Juan,  H.  C,  13 


Ximeno,  Ignacio,  P.,  239 

Xiximes,  10,  22,  211,  342,  604,  625 

Xuchimanga,  Hacienda,  422,  430,  433 

Yamoribas,  10 
Yanhuitlán,  Oaxaca,  159 
Yaquis,  10,  89,  97,  110-6,  482,  653,  654, 
789 

Yecoratos,  10 

Yepes,  Alonso,  P.,  780,  781 
Yucatán,  438-9 
Yumas,  1 1 

Zacatecas,  9,  14,  22,  283,  284,  365,  411, 
417,  436,  449,  452,  458,  466,  470, 
472,  517,  518,  526,  554,  572,  597, 
635,  718,  729,  731,  742-4 

Zaldívar  y  Mendoza,  Vicente  (bienhe- 
chor), 628,  635,  742 

Zamora,  Santiago  de,  P.,  382 

Zanzini,  José,  P.,  12 

Zappa,  Juan  Bautista,  P.,  398 

Zapata,  Francisco  Javier,  H.  Esc,  380 

Zape  (El),  163-4,  168,  169,  173,  174, 
182,  183,  186,  187,  189,  533,  536, 
539,  606,  613,  618 

Zapopan  (Nuestra  Señora  de),  462 

Zarfate,  Francisco,  P.,  559 

Zavala,  Ignacio,  P.,  82,  482,  809,  815 

Zavala,  Juan  (bienhechor),  366,  368, 
369 

Zepeda,  Mateo  (bienhechor),  35 
Zepeda,  Nicolás,  P.,  148,  322,  680 
Zuaques,  10,  97,  100-2,  105,  108,  112, 
810 

Zubillaga,  Félix,  P.  (autor),  455,  et 
passim 


Acabóse  de  imprimir  el  día  31 
de  mayo  de  1963  en  los  Ta- 
lleres de  la  Editorial  Jus,  S.  A. 
Plaza  de  Abasólo  14,  Col.  Gue- 
rrero, México  3,  D.  F.  El 
tiro  fue  de  1,000  ejemplares. 


I