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Full text of "Diez meses de mision a los Estados Unidos de Norte America como ajente confidencial de Chile"

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DIEZ  MESES 


DB  mSIOM 


A  LOS 


ESTAJ)OS  UNIDOS  DE  NORTE  AMERICA 


COMO  ÁJENTE  CONFIDENCIAL  DE  CHILE 


POS 


B.  flCülAHAGKEHNA 


(con  mas  de  doscientos  documentos  mÉoiTOsO 


•  «  ♦  I» 


TOMO  SEGUNDO  I  APÉNDICE. 


i^      » 


,C>  3ANT1160 

IMPRENTA  DE  LA  LIBERTAD 

OÁLLI  DE  LA.  GOMPAÑU,   MUM.    92  A. 

1^67 


35  X¥',  -^/íl. 


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e^c  'H.  ct.  >t  ;^  ¿^  ¿^ 


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DIEZ  MESES  DE  MISIÓN 

A  LOS 

A  LOS  ESTADOS  UNIDOS  DE  NORTE  AMERICA 


CAPITULO  XXVII. 

l.»  BflpAfta  1  loüEstodoü  VbMm  ba|«  el  ■UatoterU  S«ward« 

(Et  arbitraje  anericanoj 

ViajedeMr.  Sewardala  Habana— Brindis  que  pronunció  en  el  palacio 
del  capitán  jeneral  sobra  el  americanismo  de  España  i  la  perpetuidad 
do  su  dominación  en  las  Antillas^Reflecciones  sobre  esta  manifesta- 
ción—Llegan a  Nueva  York  en  pos  de  .Mr.  Seward  las  fragatas  de  |?ue- 
rra  españolas  Carmen  e  Isabel  la  Católica — Objeto  üostil  de  su  yíaje— 
Mr.  Seward  pone  sin  embargo  a  su  disposición  los  astilleros  de  go- 
bierno i  ofrece  reparar  aquellos  buques  de  cuenta  de  los  Estados 
Unidos.— Alegría  con  que  la  Crónica  de  Nueva  York  publica  es- 
tos escándalos.— Juicio  que  hace  sobre  ellos  el  ^era¿a.— Abnega- 
ción del  joven  chileno  don  Gabriel  Cueto.—Algunos  cubanos  se  one- 
cen a  volar  los  buques  españoles  pero  yo  rechazo  perentoriamente  ese 
proyecto.— Los  buques  españoles  se  hacen  repentinamente  a  la  mar 
a  virtud  de  una  estratajema  de  nuestra  ajen  cía.— Intimas  relaciones 

Sae  se  establecen  en  consecuencia  de  la  política  de  Mr.  Seward  entre 
spaña  i  Estados  Unidos.— Correspondencia  de  Madrid  en  que  se  re- 
veía la  sinceridad  i  ardor  de- aquellas  relaciones.— Audacia  gue  cobran 
con  este  motivo  los  españoles.— Abren  mis  cartas  en  la  estafeta  i  queja 
formal  que  interpongo  ante  el  administrador  de  correos  de  Nueva 
York,  a  consecuencia  de  un  aviso  de  don  A.  Rodríguez.— Reflecciones 
del  IVeuj  York  Herald  sobre  este  estado  de  cosas.— Magnitud  de  la  ciü- 
pa  i  ceguedad  de  Mr.  Seward.— Correspondencia  de  Madrid  sobre  este 

§  articular-Carta  que  escribo  con  este  mismo  motivo  al  gobernador  An- 
rews  deMassachussetts~En  estas  mismas  circunstancias  i  con  comple- 
to i  previo  acuello  con  el  gobierno  español,  Mr.  Seward  tiene  la  osa- 
día de  proponer  a  Chile  su  arbitraje.— Recibimos  por  el  telégrafo 
el  despacho  en  que  lo  solicita.-^omo  descubrimos  que  obraba  en  in- 
tima coneccion  en  aquel  negocio  con  el  ministro  español.— Viaje  a 
Madríd  i  regreso  a  Washington  del  comandante  Olañeta.  adicto  mili- 
tar a  la  legación  española  en  Estados  Unidos,  llevando  los  plie^QS  de 
aquella  combinación.— Comprobación  documentada  de  esta  revelación 
i  graves  reflecciones  a  que  so  presta.— Mr.  Seward  propuso  su  primer 
arbitraje  en  los  momentos  en  que  Fe  preparaba  para  dirijirse  al  te- 
rritorío  enemigo  i  el  segundo  cuando  tenia  noticia  positiva  i  oGcial  de 

Sue  Vadparaiso  iba  a  ser  bombardeado.— Notas  de  Mr.  Nelson  al  señor 
ovaiTuhias  sobre  el  primer  arbitraje  i  opinión  que  yo  di  sobre  su  re- 
chazo a  nuestra  Cancillería  desdo  Nueva  York— Prueba  auténtica  deque 
Mr.  Seward  sabia  el  bombardeo  al  tiempo  de  hacer  su  segunda  pro* 
puesta  de  mediación.— Comunicaciones  que  diriji  al  Jeneral  Prado  i  al 
ministro  Pacheco  del  Perú  sobre  el  carácter  i  antecedentes  de  esta  ce- 
lada diplomática. 


—  A  — 

« 

En  la  última  semana  de  1865  el  primer  ministro  de  los  Es- 
tados Unidos,  Guillermo  Enrique  Seward,  hizo  aprontar  en  el 
arsenjpil  de  Washington  el  magnífico  vapor  d^  guerra  Hernando 
de  Solo,  i  el  31  de  diciembre,  con  parte  de  su  familia,  se  hizo  a 
la  mar  en  una  escursion  que  se  dijo  era  de  recreo  i  de  salud/  co- 
mo quien  ya  a  hacer  a  un  amigo  de  la  vecindad  una  visita  de 
afio  nuevo. 

Adóndehabia  ido  con  aauel  tren  do  magnificencia  propia 
solo  de  los  sefiores  del  mundo,  el  primer  ministro  de  la  aus- 
tera patria  de  Benjamin  Flanklin  i  de  Jeremías  Taylor?  Nadie 
lo  sabia! 

Decían  algunos  que  sé  habla  dirijido  a  San  Thomas  para 
comprar  aquella  isla  postal  al  reí  á^  Dinamarca.  Asegurábase 
por  otros  que  su  propósito  era  adquirir  de  Santo  Domingo  su 
espléndida  bahía  de  Samaná,  enrojecida  todavía  con  la  sangre 
de  los  seides  de  la  España.  Otros,  por  último,  afirmaban  que  se 
habia  marchado  a  Yera-Gruz  para  celebrar  allí  una  conferencia 
privada  con  Maximiliano.  Toaos  los  comentadores  i  adivinos 
estaban  empero  en  error. 

Guillermo  Enrique  Seward,  primer  ministro  de  la  Gonfede- 
ración  Americana,  i  por  lo  tanto  su  mas  alta  representación  in- 
ternacional, el  mismo  eminente  hombí^  de  Estado  que  preten- 
día mantener  ilesa  a  toda  cos'a  (inclusa  la  de  la  honra]  la  dig^ 
nidad  de  las  leyes  de  su  patria,  i  que  tan  alto  preconizana  la  es- 
trictez inexorable  en  la  aplicación  del  estatuto  de  neutralidad, 
el  mismo  partidario  político  que  era  en  su  patria  el  campeón 
del  partido  que  se  llamaba  republicano,  se  habia  dirijido  (escu- 
chadlo bien  todos  los  que'ai^n  alberguéis  en  el  alma  una  ilusión 
por  la  política  de  los  grandes!)  se  habia  dirijido  al  territorio  de 
una  de  las  naciones  belijerantes,  i  allí  bajo  los  artesones  de  la 
colonia,  frente  al  retrato  de  Isabel  II,  huésped  de  uno  de  aque- 
llos capitanes  jenerales  que  compran  i  venden  por  oficio  la  car- 
ne del  hombre,  en  virtud  de  una  institución  por  la  que  el  mis- 
mo '  había  sido  aputialeado,  libando  con  ellos  la  copa  a  loa 
siervos  en  tierra  americana  i  a  los  tronos  en  la  patria  de  Plácido 
i  Heredia,  había  pronunciado  puesto  de  pié  i  en  medio  del  es- 
truendo i  del  estupor  de  los  cortesanos  estas  palabras  que  eran 
el  sarcasmo  i  la  negación  de  cuanto  habían  hecho  de  grande  sus 
antecesores,  desde  Jefferson  aMonroe,  desde  Adams  a  Enrique 
Glay: 

«Los  Estados  Unidos  no  tienen  otras  miras  i  deseos  en  estas 
«rejiones  que  el  adelanto  i  bien  estar  de  sus  pueblos,  siéndola 


—  5  — 

«INDIFERENTE  lo8  medios  O  la  forma  de  gobierno  que  le  sirvan  a 
«alcanzar  tan  nobles  ñnes.  La  Espafia  es  la  única  nación  europea 
«que  tiene  derecho  a  mantenerse  en  América,  porque  España 
«ha  sido  siempre  eminentemente  americana'  Posee  la  gloria  da 
«haber  descubierto  i  dotado  al  mundo  con  la  América,  i  de  ha- 
«ber  poblado  i  cristianizado  estas  vastas  rejiones.  Por  tanto, 
«deseosa  España  toda  suerte  de*digha  i  prosperidad  para  que 
«pueda  conservar  sus  posesiones  americanas  i  asegurarles  laa 
bendiciones  de  la  paz  i  todos  esos  bienes  con  que  Dios  recom- 
«pensa  a  los  pueblos  frugales  i  laboriosos.  Estos  son  los  deseos 
«1  únicas  aspiraciones  de  los  Estados  Dnidos.»  (1) 

Aquella  visita  a  la  Habana,  aquel  festin  eficial  del  capitán  ge- 
neral Dulce,  i  sobre  todo,  aquel  brindis  diplomático  pronuncia- 
do por  el  secretario  de  Estado  de  la  América  del  Norte  en  el 
territorio  del  enemigo  que  asolaba  por  esos  mismos  dias  nues- 
tras costas,  quemando  nuestra^i  naves  i  alistando  la  tea  con 
que  debia  incendiar  a  Valparaíso,  no  puede,  no  debe  co- 
mentarse. 

Nó.  No  debe  comentarse.  Debe  esculpirse  solo  en  la  portada 
del  código  internacional  délas  repúblicas  de  Sud- América  como 
una  tremenda  pero  saludable  advertencia  de  lo  que  tienen  que 
aguardar  de  la  lei  internacional  que  rije  a  los  pueblos  poderosos. 
Respecto  de  su  autor  nos  limitamos  solamente  a  consignar  aquí 
este  incidente  como  al  auto  cabeza  de  proceso  que  vamos  a  hacer  a 
nuestro  turno  al  hombre  grande  que  burló  la  fé  de  Chile  i  qui- 
so arrastrarlo  a  sus  pies,  disfrazado  con  la  careta  del  amigo,  para 
darle  el  perdón  de  su  gracia  o  el  golpe  aleve  de  su  nefanda  par- 
cialidad—Si.  Este  será  el  proceso  de  Guillermo  Seward  hecho 
en  este  rincón  del  mundo  por  ese  átomo  de  humanidad  que  se 


(1)  Son  tan  graves  las  sentencias  de  este  famoso  brindis  que  nos  pare- 
ce con^  emente  reproducirlo  en  infles  según  la  versión  que  de  él  hi- 
cieron todos  los  diarios  de  Nueva  York.  Dice  asi: 

«That  tte  United  States  had  no  other  views  or  desires  in  these  regions 
than  the  advancement  and  happiness  of  these  people;  it  being  a  mattbr 
OF  iNDiFFERENCE  by  what  means,  or  by  i^hat  lorm  of  government  they 
attained  those  lofty  onds.  He  offered  the  sentinient,  that  Spain  is  the 
only  Europeas  Power  that  has  án y  right  to  afootingin  América,  since 
Spam  had  alwavs  been  emtnently  American.  Shehas  the  glory  of  having 
discovered  aud  Destoweb  Amenca  upon  the  world,  and  of  having  peo- 
^\eá  BXiá  christianized  these  vast  regions.  He  therefore  wished  Spain 
iLL  KiND  OF  happiness  AND  PR0SPEBITY,  iu  order  that  she  might  be  able  to 
maintain  hur  American  possessionSí  and  bless  them  "with  peace;  and  al- 
thase;jifts  with  which  heaven  recompenses  a  fnigalandlabonous  peo 
pie.  That  these  were  the  ^ishes  and  only  aspiratioss  of  the  United 
States.» 


—  6  — 

llamó  en  las  riberas  del  Hudson  el  «Ájente  conñdencial  de  Chi* 
le»  i  que  hoi  es  un  ciudadano  libre  del  mundo  americano.  Las 
viclimas  alguna  vez  se  vengan  i  los  reos  alguna  vez  acusan.  To 
DO  podia  llevar  al  hombre  todopoderoso  que  gobierna  un  mun- 
do «con  8u  quijada  rota»  hasta  las  puertas  de  la  cárcel,  pero 
podia  sí  atarlo  a  la  picota  de  la  justicia  internacional  i  pedir  a 
todos  los  pueblos  de  nuestra  raza  a  quienes  llegue  alguna  vez 
el  eco  de  nuestra  voz,  que  le  juzguen  i  le  condenen  como  al  I^ 
carióte  de  la  guerra  que  ha  sostenido  la  América  española  con* 
tra  la  Europa  monárquica. 

Los  hechos  que  deberemos  narrar  en  este  episodio  i  en  el  que 
mas  tarde  consagraremos  a  Méjico^  serán  los  Principales  capí- 
tulos de  nuestra  solemne  acusación. 

Hemos  ya  visto  el  ardor  fabril  con  que  Mr.  Seward  se  habia 
puesto  a  perseguirnos,  apenas  regresado  de  la  Habana  en  los 
primeros  días  de  febrero  de  1866.  Pero  hasta  aquí  sus  propó- 
sitos ostensibles  se  limitaban  tanto  a  la  conservación  estricta  i 
exajerada  de  la  neutralidad,  (  en  el  hecho  parcialísima  a  Espa- 
fia  que  habian  decretado  él  i  Jos  suyos)  como  a  mantener  incó- 
lume la  dignidad  de  la&  leyes  de  su  patria.  I  preciso  es  confesar 
que  en  ambos  empeños  si  pudiera  hacérsele  algún  reproche  se* 
ria  solo  el  del  exesivo  rigqr  i  el  de  una  encubierta  aparcería  con 
el  enemigo,  mas  no  todavía  el  de  la  doblez  i  la  traición  a  sus  al- 
tos deberes. 

Una  mañana,  empero,  la  del  1 5  de  febrero,  amanece  an- 
clada en  la  bahía  de  Nueva  Yok  la  fragata  e^afiola  Isabel  la 
Católica f  de  16  cañones,  i  por  la  tarde  del  próximo  dia  echó  sus 
anclas  .  a  su  costado  la  de  igual  clase  Carmen^  de  40  cañones^ 
poniéndose  ambas  en  aquella  misma  noche  en  tan  estrecha  co- 
lisión por  la  ignorancia  de  sus  capitanes  en  la  maniobra  1  sobre 
la  marea  de  los  rios,  que  por  poco  ááibas  no  se  van  a  pique,  co- 
sa tan  usual  en  los  buques  de  S.  M.  C.  como  el  que  se  les  ba^- 
tize  con  el  nombre  de  santas  i  de  reinas,  a  falta  de  otros  que 
recuerden  glorias. 

A  qué  venian  esos  buques  de  guerra  a  las  aguas  americanas 
siguiendo  casi  la  estela  que  el  De  Soto  habia  deiado  en  su  viaje 
de  regreso  de  la  Habana  a  la  bahía  de  Chesapeake? 

Dejemos  esta  interrogación  i  su  respuesta  a  la  prensa  de 
Nueva  York,  porque,  lo  hemos  dicho  ya,  este  es  un  proceso,  i 
Cdhe  mejor  en  él  el  testimonio  de  los  estra&os,  de  los  parciales» 
de  los  enemigos  mismos  a  quienes  vamos  a  dar  en  seguida  pre* 
ferencia:  ' 


-  7  — 

«Con  qné  objeto,  se  preguntaba  en  efecto  el  inquisitÍTO  He^ 
raid  al  dia  siguiente,  cou  qué  objeto  ba  enviado  el  gobierno  es-» 
pafiol  dos  buques  de  guerra  a  este  puerto?  ¿No  es  probable  quo 
estas  dos  fragatas  hayan  sido  despachadas  para  acá  a  fin  de  vi- 
jilar  el  Meteoro^  detenido  actualmente  en  este  puerto  i  declarado 
como  corsario  chileno?  Tiempo  suficiente  en  verdad  ha  trascu- 
rrido desde  que  se  entabló  la  causa  contra  el  señor  Mackenna, 
ájente  chileno,  para  que  el  oónsul  espafiol  tuviera  lugar  de  co- 
municar esta  noticia  a  la  Habana  i  obtener  el  envío  de  los  bu- 
ques, de  los  que  uno  ha  llegado  ya  i  el  otro  está  por  llegar.  Es- 
te es  indudablemente  el  objeto  para  que  se  les  ha  enviado. 
Han  venido  aquí  como  fué  el  Kearsage  a  los  puertos  ingleses  i 
franceses  para  vijilajr  el  Alabama;  como  el  Niágara  i  el  Sacror-^ 
menlo  fueron  al  Ferrol,  Esj^afia,  para  vijilar  el  Stonewall:  con  un 
objeto  igual  pero  bajo  muí  diferentes  circunstancias.» 

I  siendo  asi,  como  era  en  realidad,  ¿cuatera  el  tratamiento  que 
en  virtud  de  las  leyes  de  neutralidad  debia  darse  a  aquellas  na- 
ves belijerantes  que  venian  a  una  verdadera  operación  de  gue- 
rra en  un  puerto  neutral,  pues  no  podia  considerarse  de  otra 
manera  el  propósito  de  impedir  con  la  fuerza  la  posibilidad  do 
todo  socorro  enviado  a  su  aaversario? 

Oigamos  aquí  la  deposición  del  enemigo,  de  la  nación  beli- 
jerante  con  tía  Chile,  de  los  españoles,  en  fin: 

«Hemos  sabido  con  particular  satisfacción,  decia  la  Crónica^ 
órgano  en  Nueva  York  déla  Legación  española  en  Washington, 
en  su  número  del  24  de  febrero,  hemos  sabido  que  por  orden 

DBL  GOBIERNO  DE  WASHINGTON   80  han  pUOStO  a  dispOsiciOU  do  IcS 

comandantes  de  los  buques  de  guerra  españoles  surtos  en  este 
puerto,  los  diques  i  varaderos  del  arsenaVde  Brooklyn^  para  que 
hagan  en  ellos   Uís  reparaciones  que  aquellos  n«cest(en,  siendq  de 

CUENTA    del    gobierno   FEDERAL    TODOS    LOS  GASTOS    QUE  POR  ESTE 

CONCEPTO  8£  ORiJiNEN*  También  sabemos  que  se  ha  enviado 
instrucciones  a  las  autoridades  locales  para  que  hagan  a  nues- 
tros oficiales  de  marina  benévolos  i  lisonjeros  ofrecimientos  i  los 
traten  con  la  mayor  deferencia,  i  se  les  ha  invitado  a  que  visiten 
tanto  el  antedicho  arsenal  de  Brookiyn  como  los  demás  esta- 
blecimientos del  gobierno. 

«Nos  complacemos  en  manifestar  ademas  que  las  citadas 
instrucciones  se  llevan  a  cabo  hasta  tal  punto,  que  al  embar- 
carse ayer'  en  Staten  Island  los  oficiales  de  nuestros  buques  en 
los  vapores  que  los  debian  conducir  a  esta  ciudad,  no  se  les  qui^ 
so  cobrar  cosa  alguna  por  el  pasaje  i  se  les  ofreció  gratis  el  uso  de 


—  8  — 

los  vapores^  manifestando  los  empleados  de  la  empresa  que  al 
obrar  así  no  hacían  m\o  cumplir  las  ordenes  gue  habían  reet* 
hido;  pero  nuestros  marinos  se  negaron  a  aceptar  este  ofre* 
cimiento. 

«No  habrán  dejado  de  contribuir  a  esto  las  atenciones  i  buena 
aeojida  que  de  ka  aiUorídades  i  del  pueblo  de  la  Habana  recibió  el 
distinguido  secretario  de  Estado  americano,  en  la  visita  que  aca- 
ba de  hacer  a  aquella  ciudad,  asi  como  \^9  cordiales  relaciones 
que  existen  entre  los  Estados  Unidos  i  España,  relaciones  que, 
con  sus  evelentes  dotes  diplomáticas,  rectitud  i  prudencia,  ha 
traido  al  estado  en  q^ue  hoi  se  encuentran  nuestro  representante 
en  Washington,  el  sefior  García Tassara.» 

Necesita  comentarios,  volvemos  a  preguntar,  el  escandio  in- 
ternacional que  contienen  los  párrafos  que  acaba  de  leerse  i 
cuya  exactitud  era  tan  evidente  como  la  tenaz  persecución  que 
se  me  hacia  a  mí  por  aquellos  mismos  dias?  (i )  No  ciertamente: 
que  tal  tarea  seria  pur  demás  ociosa  i  ya  otros  la  hicieron  apro- 
pi^amenie  por  nosotros.  (2) 

(1)  En  consecuencia  de  los  ofrecimientos  de  Mr.  Seward,  Ja  Carmen  i 
la  Isabel  la  Católica  se  preparaban  ya  para  entrar  a  reparar  sus  averias 
en  los  diques  federales  cuando  una  circunstancia  inesperada  las  hizo 
salir  precipitadamente  a  la  mar.  Debióse  esto,  como  se  recordará  por 
muchos,  a  una  carta  fínjida  eme  hic.mos  caer  en  manos  de  los  espías  es- 
panoles  i  ^en  la  cual  presentábamos  el  mar  de  las  Antillas  hirviendo  en 
supuestcs  corsarios.  Como  esa  carta  i  la  relación  minuciosa  del  inciden- 
te ocuparla  demasiado  espacio  en  una  nota^  la  consignaremos  en  el 
Apéndice  (letra  G).  Nos  bastaría  solamente  recordar  aquí  dos  hechos  no- 
tables que  no  fué  posible  publicar  entonces. 

Aludimos  a  la  noble  abnegación  con  que  el  patriota  joven  chileno  don 
Gabriel  Cueto  {que  por  esos  dias  habia  venido  de  Washington,  donde  vi- 
vía honorablemente  como  profesor  de  lenguas.,  a  agregarse  a  nuestra 
oficina  en  el  ]  uesto  humilde  de  escribiente)  se  prestó  voluntariamente  a 
inspeccionar  los  buques  españoles,  fínjiéndose  corresponsal  del  Sunday 
Mercuruj  entrando  por  este  medio  en  tan  estrechas  relaciones  con  los 
comandantes  mismos  de  aquellos,  que  ademas  de  frecuentes  regalos 
de  magníficos  habanos  i  sendos  tragos  de  jerez,  le  comunicaron  todo 
cuanto  necesitábamos  saber  sobre  el  objeto  de  su  viaje  a  Nueva  York, 
que  era  el  mismo  apuntado  por  el  Herald.  Al  hacer  este  servicio,  no  igno- 
raba el  señor  Cneto  que  descubierto  el  propósito  de  su  visita  e  identifi- 
cada su  nacionalidad,  los  comandantes  españoles  podían  atacarlo,  con- 
forme a  los  usos  de  la  guerra,  una  vez  que  se  encontrasen  200  millas  fue- 
ra de  las  costas  americanas. 

EJ  otro  hecho  fué  la  propuesta  que  nos  hicieron  algunos  refujiados 
cubanos  de  intentar  volar  las  dos  fragatas  españolas  por  medio  oe  tor- 
pedos, a  cuyo  bárbaro  fin  se  prestaban  por  dinero  algunos  de  los  muchos 
desalmados  que  viven  prófugos  de  las  Antillas  en  los  Estados  Unidos. 
Inútil  es  agregar  que  yo  rechazé  terminantemente  aquel  proyecto  tan 
aleve  como  espantoso,  i  si  lo  consigno  aquí  es  solo  para  dar  una  idea 
del  odio  implacable  con  que  los  hijcs  de  Cuba  miran  a  sus  dominadores. 

(2)  El  Aew  York  Herald  deU?  de  febrero  en  un  editorial  titulado  IS'eu- 


—  9  — 

Nos  limitaremos  únicamente  a  manifestar  el  grado  de  in- 
flaencia  qae  esos  acontecimientos  tuvieron  en  las  relaciones 
internacionales  entre  Espafia  i  los  Estados  Unidos,  i  la  manera 
como  esa  misma  situación  iba  a  obrar  sóbrela  guerra  que  en- 
tonces sosteníamos  contra  aquella. 

Recurriremos  otra  vez  al  testimonio  de  los  estrafios  i  en  esta 
esta  ocasión  será  precisamente  un  testigo  irrecusable  el  que  not 
hará  oir  su  voz.  Escuchémosle. 

«La  entente  cardiale  entre  Espafia  i  los  Estados  Unidos,  (dice 
el  corresponsal  norte  americano  en  Madrid  del  Herald  de  Nueva 
York,  en  su  correspondencia  del  13  de  abril,  siempre  mas  o 
menos  parcial  a  los  espafioles)  parece  descansar  sobre  una  base 
estraordinariamente  firme  i  segura.-  Jamas  ha  he  bido  en  el  mun- 
do un  pais  como  los  Estados  Unidos.  Su  politica  es  ilustrada^ 
jenerosay  noble,  casi  eelesUal.  Los  hidalgos  no  encuentran  pala- 
bras bastante  elevadas  i  eepresivas  para  describir  au  jubilo  acer- 
ca delaposfct  on  que  actuidmente  ocupa  nuestro  pais  respecto  a 
España;  i  cuando  un  español  no  acierta  a  encontrar  adjetivos 
con  que  espresar  sus  sentimientos  algo  mui  grande  se  ha  apode- 
rado de  él.  El  pais  es  presen  te  do  por  personas  oficulis  como 
un  modelo  en  todos  respectos,  i  es  estudiado'i  descrito  bajo 
todos  sus  aspectos,  solo  para  dar  lugar  a  nuevos  elojios  i  ala- 
banzas. El  contraste  entre  éste  i  otros  paises,  es  mui  marcado,  i 
a  todos  se  les  ocurre  la  idea  de  como  tales  naciones  pueden 
mirarse  i  tratarse  de  tal  suerte. 

tralidad  dudosa  analiza  en  efecto  aquellos  actos  en  los  siguientes  sensa- 
tos conceptos: 

•La  Crónica t  diario  español,  anuncia  que  el  gobierno  de  los  Estados 
Unidos  habia  dado  instrucciones  a  sus  ajenies»  para  que  pusieran  a  dis- 
posición de  los  comandantes  de  los  buques  de  guerra  españoles  existen- 
tes en  este  puerto^  los  diques  i  arsenales  de  Brooklyn,  siendo  de  cuenta 
del  gobierno  el  pago  de  los  gastos.  Esos  buques  ban  venido  a  nuestros 
puertos  con  el  pretesto  ostensible  de  impedir  la  salida  de  elementos  de 
guerra  para  Cbiie,  con  cuya  nación  la  España  está  actualmente  en  gue- 
rra. Se  nabian  recibido,  no  obstante,  órdenes  de  Madrid  dirijidas  al  capí- 
tan  jeneral  de  Cuba  para  hacer  comprar  en  este  pais  algunos  iron  clads, 
destinados  al  servicio  de  España. 

«Es  para  nosotros  bien  dudoso,  que  nuestro  gobierno  guarde  verdadera 
neutralidad  en  esta  cuestión  desde  que  vemcs  la  manera  como  favorece 
i  ayuda  a  la  España  por  una  parte,  mientras  que  por  otra  embarga  un 
buque,  a  pretesto  de  ser  sospechoso  que  trata  de  salir  como  corsario  i 
ordena  ef  arresto  de  uno  de  sus  njentes  por  creerse  que  trataba  de  com- 
prar bugues  para  el  servicio  de  su  país. 

«España  i  Chile,  en  nuestro  concepto,  están  en  la  misma  condición 
como  belijerantes  i  tal  creemos  que  deben  ser  considerados  por  nuestro 
gobierno.  ^Nuestras  simpatias>  dene  suponerse  que  estén  mas  bien  por  la 
república  de  Chile  que  por  la  España  monárquica.  Esta  es  por  lo  menos,  i 
no  tenemos  duda  en  asentarlo,  la  opinión  del  pais  sobre  este  conflicto.» 

2 


-  10  - 

«Ahora,  la  cuestión  de  mayor  interés  en  Madrid,  entre  los 

Sro&nos,  es— ¿qué  significa  todo  esto?  Indudablemente  han 
ebido  recibirse  seguridades  de  carácter  mui  positivo  para  crear 
este  nuevo  sentimiento  de  amistad  i  de  amor.  iHabrá  escrito  Mr. 
Seward  algún  despacho  al  Ministro  de  Relaciones  Esteriores,  ofre^ 
dendo  a  España  su  ayuda  o  apoyo  moral  en  sus  negocios  con  las 
repúblicas  de  la  América  del  Sur?  Declaraciones  de  tal  naturaleza 
han  tenido  que  recibirse  aguí  para  producir  todas  estas  protestas 
afectuosas  i  revivir  el  sentimiento  bélico  en  la  capital,  rositiva- 
mente,  el  olor  de  la  pólvora  es  ahora  mas  fuerte  de  lo  que  ha 
sido  por  mucho  tiempo.  Si  tiene  del  humo  bajo  el  cual  ha  de 
efectuarse  una  retirada,  yo  no  puedo  decir  tanto,  i  ademas  yo 
no  lo  creo.  ¿Pero  qué  seguridades  o  qué  promesas  han  podido  dar 
los  Estados  Unidos  a  Espa&a,  para  volverla  tin  belicosa  i  agra- 
decida? Aseguran  públicamente  aqui  los  que  aparentan  saberlo^ 
que  el  gobierno  español  ha  recibido  las  pruebas  mas  satisfactorias  de 

LAS    SIMPATÍAS    DE  LOS  EsTADOS   UnIDOS  EN  SU  GUERRA  OON  ChILE  I 

SL  Perú.  Gomo  quiera  que  sea,  es  lo  cierto  que  se  muestran  mui 
contentos  de  todo,  i  se  proponen  invitar  a  los  oficiales  de  la 
escuadra  americana  a  que  hagan  una  visita  a  Madrid  tan  luego 
como  lleguen  á  las  aguas  españolas  i  obsequiarlos  con  un  es- 
pléndido banquete  en  el  palacio  real— como  suena— en  el  pa- 
lacio recU,  como  una  distinción  especial  de  amistad  i  conside- 
ración.)» (1) 

(1)  A  propósito  de  esto  mismo,  el  corresponsal  en  Barcelona  del  Diario 
de  la  Marina  de  la  Habana  le  escribia  en  estos  mismos  dias  las  noticias 
que  siguen. 

«Asegúrase  que  algunas  personas  mui  conocidas  en  Madrid,  en  la  cre- 
encia mui  fundada  ae  que  venga  a  nuestras  costas  la  escuadrilla  de  los 
Estados  Unidos  que  se  anuncia,  tratan  de  estender  entre  varios  amigos 
la  idea  de  dirijir  a  lo^  jefes  de  la  escuadrilla  una  cordial  invitación  para 
que  vengan  a  visitar  la  corte  de  España,  donde  se  les  hará  una  obsequiosa 
ocojidüy  análoga  a  la  que  se  M  hecho  en  Barcelona  i  se  dispone  en  otras 
poblaciones  dd  litoral  a  la  tripulación  d£l  buque  norte  americano  que 
arribó  hace  pocos  dias  a  rtuesfras  playas.  De  este  modo  se  cree  correspon- 
der a  la  fraternal  acojida  que  se  ha  dispensado  en  su  pais  a  marinos 
compatriotas  nuestros;  i  se  contribuirá  a  estrechar  mas  i  mas  la  buena 
intetijencia  i  las  simpatías  que  existen  éntrelos  dos  países.» 

Cobraron  con  lo  que  pasaocí  tal  osadia  los  españoles  en  la  Península, 
en  Cuba  i  en  los  mismos  Estados  Unidoé,  que  llegaron  al  punto  de  abrir 
mis  cartas  en  el  correo  i  hacérmelas  entregar  con  el  sobre  roto  por  el 
cartero  de  mi  barrio.— Habíame  llamado  especialmente  la  atención  un 
despacho  del  señor  Carvallo  en  que  me  hablaba  del  empréstito;  pero 
venia  éste  con  la  cubierta  de  tal  manera  destrozada  que  llej;ué  a  per- 
suadirme era  efecto  de  algún  accidente.  Mas  al  poco  tiempo  recibí  del 
señor  don  Ambrosio  Rodriguez  el  siguiente  aviso  que  me  esplicó  lo  que 
pasaba. 

«A  propósito  de  empréstito,  me  decía  aquel  amigo  desde  Londres,  con 


—  11  — 

En  breve  hemos  de  ver  cuan  fundadas  eran  esas  especiativa  i 
cuan  merecidos  todos  esos  halagos  cortesanos,  cuan  ciertass» 

fecha  del  il  de  enero^  he  visto  en  la  Reforma,  periódico  español,  una 
correspondencia  de  Nueva  York,  en  que  dan  muchos  datos  exactos  acerca 
de  nuestros  paso&  i  dificultades  con  que  hemos  tropezado.  ¿Será  que  se 
haya  estraviado  alguna  carta  en  que  se  le  avisaba  algo  de  eso?  ¿Será  que 
alguien  ha  comunicado  al  corresponsal  esos  datos?  Creo  que  vaidria  la 
pena  de  averiguarlo  i  tomar  cuantas  precauciones  sean  posibles  para 
evitar  que  nuestros  enemigos  sepan  cuanto  hacemos.  Le  recomiendfo  la 
lectura  ae  esa  correspondencia,  porque  quizás  le  sea  fácil  juzgar  como 
han  sabido  todo  lo  que  en  ella  se  dice.» 

Inmediatamente  puse  una  queja  formal  ante  el  administrador  de  co- 
rreos de  Nueva  York,  por  medio  de  una  nota,  i  aunque  el  jefe  de  la  poli- 
cía especial  del  correo,  que  parecía  un  joven  animado  de  los  mejores 
deseos  hacia  nuestra  causa,  hizo  algunas  dilijencias,  nunca  se  pudo  ave- 
riguar de  una  manera  exacta  quien  había  cometido  aquella  violación. 
Bl  párrafo  que  dejo  copiado  de  la  correspondencia  del  seftor  Rodríguez 
demostraba  empero  claramente  que  loape'^petradores  del  crimen  hablan 
sido  españoles. 

La  nota  que  elevamos  al  administrador  de  correos  de  Nueva  York 
decia  asi: 

ÁJENTE  CONFIDENCIAL  DE  CHILE,  ETC. 

Nueva  York,  febrero  8  de  1866. 
Señor: 

Tengo  el  honor  de  hacer  presente  a  ÜS.  que  el  31  de  diciembre  último 
recibí  en  mi  habitación,  núm.  111,  calle  9>,  un  despacho  del  señor  don 
Manuel  Carvallo,  Ministro  Plenipotenciario  i  Enviado  Estraordinario  de 
Chile  en  Inglaterra,  datado  en  Londres  el  12  del  mismo  mes,  i  relativo 
al  empréstito  que  a  nombre  de  la  República  negocia  en  aquella  ciu- 
dad. 

Aquel  despacho  llegó  a  mis  ihanos  abierto,  habiendo  sido  roto  el  sello 
de  una  manera  escandalosa. 

Mi  primera  impresión  fué  presentar  a  ÜS.  una  gueja  formal  sobre  este 
atentado,  mas  ignorando  si  el  despacho  habia  sido  abierto  en  el  correo 
de  Londres^  en  el  tránsito  por  mar^  en  el  correo  de  esta  ciudad  o  en 
manos  del  cartero,  me  resolví  a  esperar. 

Mas  hoi  abrigo  la  convicción  de  que  el  despacho  ha  sido  abierto  en 
alguna  de  las  oficinas  de  correo  de  esta  ciudad^  por  algún  ájente  que  los 
españoles,  (con  cuyo  pais  el  mió  está  en  cuerra]  mantienen  en  aquella 
ofi!cina,  pues  todo  el  contenido  del  referido  aespacho  ha  aparecido  a  la  vez 
en  los  diarios  espailoles  de  Cuba  i  en  una  correspondencia  datada  en 
Nueva  York  de  la  Reforma,  periódico  también  español  que  se  publica  en 
Londres,  lo  que  manifiesta  claramente  que  el  delito  de  la  apertura  de 
aquel  despacno  público  ha  sido  cómetiao  en  la  oficina  de  esta  ciu- 
dad. 

Cumplo  pues  con  el  deber,  señor  administrador  de  correos,  de  poner 
en  conocimiento  d&ÜS.  hecho  tan  grave^  para  que  se  digne  practicar  las 
dilijencias  del  caso  a  fin  de  descuorir  al  delincuente  i  castigarlo  según 
la  leí 

Por  mi  parte  debo  manisfcstar  a  US.  que  abrigo  la  intención  de  perse- 
guir al  culpable  ante  los  respectivos  tribunales,  una  vez  que  US.  se  halle 
en  actitud  de  manifestarme  la  persona  que  se  nubiese  hecho  reo  de  tan 
indigno  crimen. 

Tengo  el  honor  de  suscribirme  de  US.  atento  i  seguro  servidor.     , 

B.  Vicuña  MA.CKENNA. 

Al  señor  administrador  de  correos  de  Nueva  Yorl-. 


11 


-  12  - 

eficaces  en  fin  esas  simpatías  manifestadas  par  los  Estadas  Uni- 
dos a  la  España  en  su  guerra  con  Chile  i  el  Perú,  i  por  ahora  será 
suficiente  al  propósito  de  acusación  comprobaaa  que  vamos  de- 
sarrollando en  el  presente  capítulo  el  trascribir  las  reflecciones 
ue  dio  a  luz  un  diario  de  Nueva  York  al  hacerse  cargo  de  aque« 
os  singulares  acontecimientos.  «Nuestra  correspondencia  de 
Madrid,  decia  el  fferaU  del  27  de  abril  en  un  editorial  titulado 
España— Chile — t  Seward^  depuea  de  la  estrafia  noticia  de  que 
en  la  capital  de  Espaúa  corre  mui  valido  el  rumor  de  que  O'Do^ 
nnellhahia  recibido  seguridades  de  Wasüiingion  de  ayudai  apoyo 
moral  enfavor  de  España  en  su  guerra  con  las  repúblicas  de  Sud 
America,  refiere  que  los  ciudadanos  americanos  residentes  en 
Madrid  son  tratados  con  la  mas  alta  consideración;  que  la  posi- 
ción que  según  la  opinión  ocupaba  este  pais  respecto  a  Espaüa 
en  sus  actuales  dificultades  era  por  su  naturaleza  acreedora  a  las 
mayores  cUabánzas  i  encomios.  Se  pensaba  obsequiar  a  los  ofi* 
cíales  de  nuestra  escuadra  en  el  Mediterreaüeo  con  un  gran 
banquete  en  el  palacio  real  a  su  llegada  a  la  corte. 

«¿Qué  se  debe  inferir  de  todo  esto?  ¿Ha  estado  alguien  hala- 
gando al  gobierno  espafiol  con  la  creencia  de  que  nosotros  va- 
mos a  protejer  una  guerra  contra  las  repúblicas  de  quienes  so- 
mos aliados  i  custodios  naturales — una  guerra,  ademas,  encen- 
dida con  los  mas  bajos  fines,  el  de  cojer  dinero?  ¿O  es  verdad 
que  Mr.  Seward  ha  estado  jugando  con  dos  barajas  en  la  cues- 
tión hispano-chilena?x> 

Tal  era  ]a  actitud  definitiva  que  a  los  seis  meses  de  declarada 
nuestra  guerra  tomaba  en  los  Estados  Unidos,  en  Espaüa,  en 
sus  colonias  mismas  el  hombre  ciego  i  culpable  a  quien  babria 
l>astado  levantar  un  dedo  de  su  mano  señalando  a  Cuba,  para 
evitarlal  (1} 

(1)  Estos  mismos  conceptos  hemos  sostenido  antes  al  hablar  de  la 
apreciación  injusta^  insolente  i  atrabilaria  gue  hizo  Mr.  Seward  de  nues- 
tra guerra  en  noviembre  de  1865.— Un  escritor  americano  confirmó  poco 
mas' tarde  esa  misma  manera  de  apreciar  las  circunstancias  i  la  influen- 
cia decisiva  de  los  Estados  Unidos  ea  aquel  momento  con  las  siguientes 
palabras  Uenas  de  verdad  i  de  franqueza.  «No  necesito  decir,  escribe  un 
corresponsal  americano  al  Herald  de  Nueva  York  desde  Madrid  con  fecha  1 
abril  de  t866,que  al  gobierno  español  ha  dado  alas  i  no  poco  aliento  en  sus 
medidas  harto  violentas  la  actitud  que  han  asumido  en  esta  cuestión  los 
ESTADOS  unidos.  Nuestro  pais  era  el  único  temido  por  España  en  este  con- 
flicto. Era  de  presumirse  que  nosotros  abrazaríamos  la  causa  del  repu- 
nlicanismo  en  Sur- América  lecharíamos  en  aquel  platillo  de  la  balanza 
toáo  dimenso  peso  de  nuestras  stmpatlas,yaque  no  de  nuestras  armas. 
Así  es  que,  de  al^un  tiempo  a  esta  parte,  la  política  manifiesta  de  la  Rei- 
na i  de  sus  consejeros,  es  la  de  mantener  relaciones  pacíficas  i  amistosas 
con  nosotros;  i  esa  razon^  fué  la  causa  porque  el  ano  pasado  se  dieron 


—  13  — 

Irritado  al  principio  contra  nosotros  porque  hicimos  mas  caso 
de  nuestra  honra  que  de  sus  consejos  de  cobardía  i  negoc'o,  se 
presentó  en  seguida  francamente  hostil^  como  todos  los  aconte- 
eimieqtos  narrados  hasta  aquí  lo  confirman  con  la  evidencia  de 
la  luz,  i  llegó  en  breve  a  hacer  traición  a  su  alto  puesto  de  ma*- 
jistrado  i  a  su  dignidad  de  hombre  i  gran  señor,  consintiendo 
ser  el  instrumento  de  la  perfidia  castellana,  so  capa  de  la  amis- 
tad i  de  la  misericordia  que  por  nosotros  abrigstba. 

Llega  aquí  el  momento  de  hacer  la  historia  del  famoso  ar(t- 
traje  que  propuso  a  Chile  Mr.  Seward^  i  al  narrar  los  incidentes 
de  este  negocio  vamos  a  comprobar  con  la  simple  relación  de  los 
sucesos  el  tremendo  cargo  de  encubridor  i  aparcero  que  acaba-  . 
mos  de  dirijirle  ante  la  América  española,  ante  su  /propia  pa- 
tria i  ante  el  mundo.   , 

Residía  por  aquella  época  en  Nueva  York  un  joven  coman- 
dante de  injenieros  del  ejército  espafiol  llamado  Olaúeta,  a  quien 
su  gobierno  habia  destinado  desde  la  Habana  hacia  tres  aüos, 
con  el  objeto  de  estudiar  las  invenciones  americanas;  i  tanto  se 
habia  aplicado  aquel  a  su  comisión  que  en  breve  se  casó  con 
una  linda  yankeesita,  pues  la  mujer  es  la  invención  que  los 
yankees  han  perfeccionado  mas  aprisa,  siendo  las  nacidas  en 
su  suelo,  por  lo  común,  los  seres  mas  admirables  entre  todas 
las  razas  humanas,  por  lo  mismo  que  se  deriban  de  la  mistión 
de  todas  ellas. 

Ahora  bien,  aquel  joven  oficial  fué  llamado  una  mañana,  del 
15  al  20  de  febrero,  precipitadamente  a  la  legación  de  Was- 
hington, en  la  que  servia  en  calidad  de  adicto  militar;  estuvo 
unas  pocas  horas  en  conferencia  con  el  ministro  Tassara,  re- 
gresó a  toda  prisa  a  Nueva  York,  tomó  aquí  al  siguiente  dia  el 
vapor  de  la  Habana  i  de  alü  se  embarcó  con  toda  celeridad  en 
uno  de  los  paquetes  bimensuales  que  corren  entre  aquel  apos- 
tadero i  Cádiz.  £í  16  o  17  de  marzo  llegó  a  Madrid,  petmaneció 
allí  solo  dos  o  tres  dias  i  regresó  inmediatamente  a  Estados  Uni- 
dos, llegando  a  Washington  el  17  o  18  de  abril.  De  esta  snerte 
su  misteriosa  romería  habia  durado  desde  febrero  dos  meses  ca- 
bales. 

Encontrábame  yo  a  mi  tumO;  que  no  habia  ido  en  demanda 

órdenes  de  suspender  las  hostihdadas  durante  tres  meses,  a  petición  de 
nuestro  gobierno,  a  fin  do  facilitar  los  medios  de  llegar  a  un  arreglo 
amistoso  antes  de  venir  a  un  rompim^nto.  Por  desgracia  el  arreglo  no 
se  pudo  realizar;  i  ahora  si  es  verdad  que  se  han  emitido  las  órdenes  do 
bombardear  a  Valparaíso,  la  paz  está  bol  mas  lejana  que  nunca. 


-  14  — 

de  invencionea  fenoeninas,  despachando  mi  correspondencia  ofi- 
cial para  Chile  a  las  once  de  la  noche  del  20  de  abril,  puesto 
que  el  vapor  de  Colon  salía  en  la  mafiana  del  21,  cuando  un 
empleado  del  telégrafo  me  entregó  un  pliego  que  acababa  de 
recibirse  de  Washington  con  calidad  de  urjente,  i  por  cuya 
trasmisión  supe  después  que  el  sefior  Asta-Buruaga  había  pa- 
gado no  menos  de  cincuenta  pesos,  pues  el  telégrafo  es  ezesiya* 
mente  caro  en  Estados  Unidos,  o  mas  propiamente,  es  tan  su- 
mamente barato  el  telégrafo  en  Chile,  qiie  las  tarifas  de  todos 
los  países  del  mundo  no  pueden  sufrir  la  comparación. 

¿Qué  contenia  aquel  despacho?  (1) 

Era  el  famoso  arbitraje  de  Mr.  Seward,  i  su  prisa  telegráfica 
tenia  el  mas  serio  significado  en  el  desarrollo  i  fin  de  nuestra 
guerra  con  España  porque  (poned  aquí  toda  vuestra  atención 
los  que  me  habéis  acusado  de  haber  sido  yo  la  cansa  primordial 
de  la  hostilidad  délos  Estados  Unidos  hacia  Chile!)  aquel  plan  de 
arbitraje  había  sido  concebido,  discutido,  enviado  a  Espafia, 
aprobado  por  el  gabinete  de  Madrid,  vuelto  con  esa  sanción  a  la 
legación  española  en  Washington  i  de  aquí  pasado  al  ministerio 
de  Estado  para  su  trasmisión  al  Perú,  a  Chile  i  las  otras  re- 
públicas de  la  alianza. 

El  misterio  del  viaje  del  comandante  Olafista  i  la  complicidad 
de  Mr.  Seward  con  la  Espafia  (i  fíjese  que  no  decimos  simple- 
mente alianza^  como  lo  declaró  el  presidente  Johnson)  a  virtud' 
de  su  intima  amistad  con  el  ministro  Tassara,  quedaron  a  la  vez 
de  manifiesto  con  todo  su  terrible  deseugaiXo  para  nuestros  pue- 
blos, salvados  ^olo  de  aquella  triste  asechanza  por  la  cautela  de 
sus  gobernantes. 

Cúmplenos  ahora  comprobar  con  las  fechas  i  los  sucesos  mis- 
mos la  triste  verdad  de  este  relato,  pues  la  Providencia  que  nos 
guardaba  la  prueba  porque  hoi  pasamos,  consintió  en  que  con- 
servásemos hasta  los  mas  triviales  documentos  de  nuestros  es- 
fuerzos por  llenar  cumplidamente  la  misión  qué  nos  cupo  en 
suerte. 

Sobre  el  viaje  de  Olafieta  a  Washington  i  su  inmediata  salida 

Sara  la  Habana  tenemos  a  la  vista  una  carta  del  patriota  cubano 
on  Juan  Manuel  Macias  en  que  con  fecha  25  de  febrerovuos  dice 
lo  siguiente: 

«Acabo  de  saber  por  conducto  fidedigno  que  en  dias  pasados 
llamó  desde  Washington  el  ministro  español  al  oficial  de  artí- 


(i)  Véase  ese  cuhoso  despacho  bajo  la  letra  H. 


-  15  - 

Ueiía  Olafieta  que  ha  residido  en  esta  ciudad  por  los  últimos  tres 
afios,  el  cual  voItíó  de  Washington  e  inmediatamente  se  em- 
barcó para  la  Habana  dejando  a  sa  esposa  i  familia  aquí.  Según 
me  aseguran  este  viaje  repentino  tiene  relación  con  los  buques 
españoles  que  están  en  este  puerto» 

Respecto  de  su  llegada  a  Madrid  tres  semanas  mas  tarde  i  en 
calidaa  de  emisario  de  una  gravísima  i  secreta  combinación  di- 
plomática, bé  aquí  lo  que  dice  la  Epoea  de  aquella  ciudad  del 
18  de  marzo. 

cHa  llegado  a  Madrid  el  señor  Olafieta  con  pliegos  importan- 
tes del  sefior  Tassaia,  nuestro  representante  en  los  Estados 

Unidos.» 

« 

Al  dia  siguiente  el  Times  de  Londres,  en  confirmación  de  ese 
anuncio,  publicaba  el  siguiente  telegrama: 

üMadrid^  marzo  \9  de  1866. 

«Se  han  recibido  en  el  ministerio  de  estado  despachos  mui 
importantes  del  ministerio  de  España  en  Washington.  Se  igno- 
ra el  contenido.» 

Por  ült¡mo,eI  siempre  bien  informado  corresponsal  del  Diario 
deBarcelona^  descornendo  un  tanto  el  velo  de  lo  que  pasaba  i 
con  una  exajeracion  de  esperanzas  que  no  era  del  todo  desauto- 
rizada, como  podrá  verse  por  los  antecedentes  que  dejamos  re- 
feridos, escribia  por  esos  mismos  dias  desde  Madrid  la  siguien- 
te versión  del  misterioso  peregrinaje  del  adicto  a  la  legación  es- 
pañola en  Washington. 

cHa  llegado  a  esta  Corte  el  agregado  militar  en  nuestra  li- 
ción en  Washington,  señor  Olañeta,  con  pliegos  para  el  gobier- 
no de  S.  M.  Poco  o  nada  se  ha  podido  traslucir  de  estos  plie- 
gos, pero  he  oido  decir  que  se  refieren  a  las  esperanzas  que  mues' 
ira  el  gobierno  de  los  Estados  Unidos  de  que  salgan  ¿el  poder  el 
Presiaente  actual  de  Chile  i  el  Dictador  del  Perú,  para  que  les 
reemplacen  personas  favorables  al  arreglo  de  la  cuestión  que  aque^ 
Uctí  repübliqas  tienen  con  España,  i  caso  de  que  así  no  suceda, 
proponer  una  mediación  de  los  Estados  Unidos,  Francia  e  In- 
glaterra en  la  cuestión,  mediación  que  si  no  la  aceptaban  los 
gobiernos  de  Chile  i  el  Peni  debia  imponérseles  forzosamente»  No 


—  te- 
sé si  esto  será  cierto,  pero  si  es  indudable  que  el  gabinete  de 
Washington  muestra  las  mejorts  dispotieiones  hacia  nosotros^  i 
que  desea  termine  lo  mas  pronto  posible  la  guerra  que  sostene- 
mos con  Chile  i  el  Perú.»  (1] 

Se  observará  talvez  por  los  incrédulos,  i  a  pesar  de  esta  prue- 
ba que  no  admite  la  coartada  de  la  lei  pues  tiene  una  rigurosa 
unidad  de  hechos,  de  perdonas  i  de  fechas,  se  observará,  decía- 
mos, que  en  esa  complicación  no  aparece  directamente  compro- 
metida la  personalidad  del  primer  ministro  de  Estados  Unidos. 
Pero  podia  ser  de  otra  manera?  Podia  aquel  político  avezado  a 
las  arterias  de  la  diplomacia  arrojar  el  manto  de  su  inmunidad 
i  de  su  perfidia  para  pedirnos  nuestra  fé  en  cambio  de  su  odio  i 
da  su  intelijencia  con  el  enemigo  a  quien  desde  el  primer  dia 

auíso  reconciliarnos  sacrificándonos?  No  bastaban  como  antece- 
entes  para  persuadirse^  de  su  participación  directa,  diré  mas, 
de  su  íntima^mancomunidad  con  el  ministro  de  España,  su  con- 
ducta con  todo  lo  que  era  relativo  a  la  América  antes  española, 
su  negativa  a  recibir  a  los  emisarios  de  Santo  Domingo  i  a  re- 
conocer a  los  republicanos  de  esa  isla  como  belijeramtes  contra 
España,  su  platónica  protesta  contra  el  trono  de  Maximiliano 
mientras  su  sobrino  Clarence  Sev^ard  se  hacia  el  campeón  os- 
tensible de  ese  trono,  su  desaprobación  §il  ministro  americano 
Robinson  por  haber  dado  asilo  a  Canseco  en  Lima  contra  Pezet  i 
su  desconocimiento  del  gobierno  de  Prado  vencedor  de  los  trai- 
dores? I  después  su  calificación  de  nuestra  guerra^  su  enfadosa 
insolencia  con  el  Encargado  de  negocios  de  Chile  al  comunicár- 
sela, su  circular  a  las  aduanas  contra  los  corsarios^  que  no  po- 
dian  ser  sino  de  Chile,  la  detención  del  MekorOy  el  mtento  de 
arresto  que  me  impuso,  su  viaje  a  la  Habana,  al  territorio  del 
enemigo  (pues  en  presencia  deí  derecho  internacional  lo  mismo 
era  la  Habana  que  Madrid),  i. por  último  la  escandalosa  acojida 
hecha  a  los  buques  de  guerra  españoles^  no  eran  otras  tantas 
pruebas  de  que  él  obraba  en  completo  acuerdo  con  la  España, 
fuera  de  la  antigua  e  intima  amistad  que  le  ligaba  a  su  repre- 
sentante en  Washington?  I,  por  otra  parte,  habriaeste  último 

(1)  Nosotros,  que  seguíamos  de  cerca  el  itinerario  del  porta-pliegos  01a- 
fieta  «estuvimos  perplejos  por  mucho  tiempo  sobre  el  verdadero  carácter 
de  su  misión,  i  con  este  motivo  publicamos  un  articuüto  en  la  Voz  de 
América  del  11  de  abril  con  el  titulo  de  Quesera?  Al  principio  creímos,  co- 
mo el  señor  Maclas^  que  el  viaie  repentino  de  Olañota  tenia  alguna  rela- 
ción con  la  súbita  partida  de  los  buques  españoles,  i  solo  cuando  recibi- 
mos por  el  telégrafo  el  despacho  de  arbitraje  de  Mr.  Seward  comprendi- 
mos la  realidad  de  lo  que  pasaba. 


—  17  — 

enriado  a  toda  prisa  desde  Washington  a  su  Corte  un  correo  de 
gabinete  con  pliegos  importantes  sin  haber  combinado  antes  con 
el  futuro  arbitro  los  puntos  esenciales  de  la  mediación  que  se 
meditaba,  solo  i  esclusivamente  en  el  bien  de  España  i  para  sa- 
carla del  atolladero  en  que  el  suicida  Pareja  la  habia  metido  en 
nuestras  aguas?  (i) 

Pero  de  buena  gana  consentimos  en  borrar^  como  si  estuvie- 
ran escritos  en  una  pizarra,  todos  esos  graves  antecedentes  de 
lo  que  podremos  llamar  un  verdadero  crimen  internacional  i 
vamos  a  probar  la  culpa  del  ministro  Seward  i  su  magnitud 

Eor  medio  de  pruebas  mucho  mas  claras,,  si  es  dable  que  las 
aya,  mas  (¡ue  Us  anteriores. 

fiemos  dicho  al  principio  de  esto  capítulo  que  Mr.  Seward 
se  embarcó  con  rumbo  a  la  Habana,  esto  es,  en  dirección  al 
territorio  enemigo,  el  31  de  diciembre  de  1866,  para  ir  a  brin- 
dar bajo  el  dosel  de  los  Borbones  sobre  la  perpetuidad  de  su 
dominio  en  la  tierrra  americana.  Pues  bien!  En  ese  mismo  dia  i 
antes  de  hacerse  a  la  vela  habia  enviado  órdenes  terminantes  a 
su  ministro  en  Chile,  el  honorable  Mr.  Nelson,  para  que 
reiterara  a  nuestro  desapercibido  gobierno,  por  la  segunda 
vez,  i  después  del  rechazo  que  habia  tenido  su  primera  pro- 
puesta (la  de  17  de  octubre,  desechada  terminantemente  por  el 
señor  Covarrúbias  al  dia  siguiente],  i  en  esta  ocasión  sin  duda  en 
términos  tales  que  Mr.  Nelson,  ignorante  posiblemente  de  las 
miras  secretas  del  primer  ministro,  llegó  a  hacer  ostensiva  su 
oferta  de  mediación  i  arbitraje  no  solo  a  Chile  sino  a  todais  laa 
repúblicas  aliadas;  i  no  contento  con  esto,  cuando  el  señor  Cova- 
rrúbias volvió  cuerdamente  a  rechazar  aqiella  insidia^  el  teso- 
nero representante  de  Estados  Unidos,  de  acuerdo  sin  duda 
con  sus  instrucciones,  dio  a  sus  ofrecimientos  el  carácter  de  per- 
manentes. (2) 

(1)  Al  tenor  de  estos  mismos  hechos  i  reflexiones  habíamos  dirijido 
poco  antes  al  eminente  político  Mr.  Andrews  (Gobernador  durante  la 
guerra,  del  Estado  de  Massachussetts,  el  mas  influyente  de  la  Union,  des- 
pués del  de  Nueva  York^  i  uno  de  los  nombres  designados  por  la  opinión 

gública  para  suceder  a  Mr.  Seward)  una  carta  confidenciau  en  que  con 
)da  franqueza  te  descubríamos  la  conducta  de  Mr.  Seward,  a  fin  de  que 
se  empeñara  en  modiñcarla  haciendo  valer  su  influencia  personal  con  el 
mismo  Mr.  Seward  i  con  el  presidente  Johnson  de  quien  era  especial 
amigo.  El  gobeiTiador  Andrews  hizo  todo  j enero  de  esruerzos  en  nuestro 
favor,  pues  siempre  se  mostró  un  noble  amigo  de  Chile,  pero  sin  éxito 
alguno.  En  el  Apéndice  bajó  la  letra  1,  se  rejistra  la  carta  a  que  hemos 
aludido  i  algunas  noticias  sobre  los  empeños  que  hizo  el  señor  Andrews 
en  obsequio  de  nuestra  cansa. 

(2)  El  segundo  ofrecimiento  de  mediación  hecho  por  Mr.  Nelson  fu- 

3 


-lé- 
pero tenemos  que  bacer  todavía  una  revelación  harto 
grave  i  de  un  carácter  verdaderamente  odioso  por  la  duplicidad 
i  mala  fé  internacional  que  ella  encierra,  i  ese  hecho  importan- 
tísimo por  la  historia  ae  las  relaciones  de  la  América  del  Sud  con 
los  Estados  Unidos,  es  el  que  el  primer  ministro  de  este  último 
pais  sabia  de  una  manera  positiva  ^ue  la  escuad^'a  española  iba  a 
bombardear  a  Valparaíso  (oidlo  bien!)  desde  mediados  de  febrero  de 
1866,  eslo  es,  mes  i  medio  anUó  de  que  se  consumara  aquella  ai  o- 
cidad^  i  lo  que  es  mas  tremendo  todavía^  que  él  supo  oficialmen- 
te la  orden  dada  en  Madrid  para  cometer  aquel  crimen ,  i  que  ét  la 
COMUNICÓ  A  NUESTRQ  cncargado  DE  NEGOCIOS  el  4  de  abf  t7,  esto  es^ 
(oidlo  otra  vez!)  dos  semanas  antes  de  escribir^  de  acuerdo  con  el 
ministro  de  España^[que  estaba  por  supuesto  en  todos  aquellos  Be* 
Cretos)  su  famoso  despacho  de  arbitraje. 

Ahora,  qué  habría  sucedido  si  nuestro  gobierno,  menos  cau- 
teloso o  menos  bien  servido  por  sus  ajenies  en  el  estranjero  hu- 
biese caido  en  aquella  celada  diplomática  fraguada  en  secre* 
to  i  desde  tan  lejos?  Lo  único  que  nosotros  habríamos  podido 
decir  en  ese  caso,  era  -que  las  palabras  de  Mr.  Sewarden  el  >pa- 
lacio  del  capitán  jeneral  de  Cuba,  no  habian  sido  un  brindis 
sino  una  sentencia] 

I  para  que  no  se  diga  que  nosotros  hablamos  ahora  influidos 
por  los  acontecimientos  ppsteriores  i  por  arrogarnos  el  titulo  de 
previsores  [pues  ese  don  se -concede  solo  a  los  diplomáticos  de 
oíicio)  permítasenos  reproducir  aquí  la  manera  como  enuncia- 
mos nuestro  juicio  en  una  comunicación  oficial,  breve  i  iranca, 
que  dirijamos  a  nuestro  gobierno  el  30  de  marzo  de  1860,  esto 
es,  cerca  de  un  mes  antes  que  recibiéramos  el  despacho  de  ar- 
bitraje del  19  de  abríl  de  que  nos  ocupamos. 

aEn  Washini^ton,  decíamos  al  seúor  Covarrubias,  a  doade 
de  trasnochada  fui  hace  dos  dias  para  hablar  con  el  señor  Asta- 
Buruaga,  (pues  tememos  aun  el  entendernos  por  cartas)  tuve 
ocasión  de  verlas  notas  en  que  US.  refiere  el  interés  desmedido 

vo  luffar  el  12  de  febrero  de  1866,  esto  es^  en  el  tiempo  preciso  para  que 
le  hiiDÍ£>sen  llegado  las  instrucciones  enviadas  por  Mr.  Seward  al  tiempo 
de  marcharse  para  la  Habana  el  31  de  diciembre  anterior.—Rechazado 
por  el  señor  Govarrúbías  su  ofrecimiento  el  17  de  febrero,  lo  reiteró  de 
nuevo  el  ministro  americano  el  23  de  aquel  mismo  mes  como  un  ofreci- 
miento permanente  «abierto  a  la  aceptación  de  V.  B. (decía  al  seuor  Cova- 
rrubias en  su  despacho  de  esa  fecha)  cuando  quiera  qun  en  su  opinión 
hubiese  llegado  el  tiempo  de  aceptarla**— Por  si  se  quiere  consultar  el 
empeñoso  despacho  del  señor  Neison  i  la  digna  respuesta  del  señor 
Covarrubias  insertamos  mas  adelante  ambos  documento8.^Apénáice, 
letra  J. 


—  19  — 

manifestado  por  los  ajenies  de  este  pais  en  Chile  para  que  se 
nombrase  al  gobietno  de  Washington  árbiíro  en  nuestras  cues- 
tiones. 

«Me  permitirá  ÜS.  manifestarle  mi  sincera  convicción  de  que 
esa  presión  repentina  es  solo  un  lazo  tendido  a  nuestra  buena 
féy  1  del  que  la  sagacidad  de  US.  ha  salvado  al  país.  Di^o  esto 
a  US.  porque  el  envió  de  las  instrucciones  a  que  sin  duda  obe- 
decía de  ))u«:ia  fé  el  sefior  Nelson,  coitmde  con  la  partida  4el 
stAorSewardparalaHahanay  donde,  como  US.  sabe^  vendió  en 
unbrindis  oficial  el  honor  i  la  justicia  de  la  América  a  la  potencia 
que  ahora  nos  hace  la  guerra  i  qué  61  apoya  con  todo  su  peso 
moral.  Si  el  gobierno  de  Washington,,  es  decir,  Mr.  Seward 
(que  es  omnipotente  en  todo  lo  rehtivoala  política  esterior) 
hubiese  sido  nombrado  arbitre  ¿no  es  verdad  que  habríamos 
sido  condenados  a  la  misma  humillación,  que  ahora  nos  está 
imponiendo  i  que  revela  su  mismo  famoso  brindis?  Por  otra 
parte,  ¿de  dónde  vino  tan  repentinamente  aJ  seüor  Seward  ese 
interés  por  nosotros,  cuaudo  en  el  mensaje  del  presidente 
que  acallaba  de  circular  no  aparece  siquiera  el  nombre  de 
GhUe? 

«Para  mi^  sefior  ministro,  isl  arbitraje  de  los  Estados  Unidos 
fué  un  convenio  acordado,  en  la  intima  confianza  que  exiHe 
entre  el  señor  Seioard  i  Tasjora  el  ministro  de  España  tn 
Washington.  La  influencia  de  éste  es  irresistible,  como  se  ve  en 
todos  los  actos  del  gobierno,  i  los  honores  que  ha  recibido  en 
España  confirman  esta  creencia.  Últimamente  ha  recibido  la 
gran  cruz  de  Garlos  III;  al  paso  que  todos  los  diarios  de  la  Pe* 
nínsula  se  desdiacen  en  elojios  «del  hombre  mas  grande  de  este 
continente,»  como  llaman  a  porfía  a  Mr.  Seward,  i  del  pueblo 
mas  noble  de  la  M erra^como  califican  Qste  pais  que  ayer  miraban 
como  el  volcan  del  fiíibusterismo. 

«Felizmente  esta  intriga  ha  fracasado,  lo  que  por  cierto  no 
<sambiará  favorablemente  hacía  nosotros  los  propósitos  de  la 
polínica  de  Washington.»  (i) 

I  para  que  se  confirme  por  los  que  no  me  quieran  bien  la 
lealtad  i  previsión  con  qué  hablamos  entonces  i  ahora,  citemos 


(t)  Con  motivo  de  abrazar  el  proyecto  de  arbitraje  a  las  repúblicas  alia- 
das escribí  estensas  cartas  al  presidente  del  Perú  i  a  su  ministro  de  rela- 
ciones esteriores,  haciéndoles  ver  a  uno  i  a  otro  mi  manera  de  eslimar 
el  arbitraje,  que  i's  la  misma  de  hoi  di^t  i  a  fin  de  que  fuese  mtis  fádll 
mas  rápido  el  acuerdo  en  Chile.— Pued»  verse  mi  carta  al  jeneral  Prado 
en  el  Apéndice  letra  K. 


—  28  — 

«otra Tez  ano^  nuestroB  despachos  de  aquellos  días  (febrero  28 
«de  1866)  OD-que  declames  al  sefior  Govarrubias  lo  siguiente: 

«Respecto  del  bombardeo  de  Yal paraíso  un  corresponsal  del 
señor  doD  Jorje  Hobson,  jefe  de  la  casa  de  comercio  de  Alsop, 
le  escribió  desde  Liverpool  que  por  el  vapor  dd2d^  febrero  hafña 
-ido  a  Méndez  la  orden  positiva  de  ejecutarlo.  En  consecuencia, 
decía  el  corresponsal,  se  iban  a  celebrar  meetings  en  Liverpool  i 
en  Londres  i  a  interponer  la  acción  del  gobierno  i  del  parlamea» 
to.  Pedia  que  se  hiciese  otro  tanto  aqqí,  i  el  ftefior  Hobson  en  el 
acto  mandó  la  carta  al  senador  Morgan  dando  la  alarma.  Este 
le  ha  escrito  boi  (febrero  28)  que  vio,  en  el  instante  de  i^ibirla, 
(hace  una  semana)  al  eefior  Seward  i  al  señor  Welles,  ministro 
^ae  marina,  i  añade  (yie  ambos  quedaron  de  contestarle,  lo  que 
no  han  hecho  todavía.  Esto  último  no  es  estraño,  i  al  contrario 
^está  mui  en  el  tenor  de  la  conducta  de  este  gobierno.»  (2) 

I  bien  pues,  si  Mr.  Seward  sabia  a  mediados  de  febrero  (del 
20  al  t2)  por  boca  de  un  senador  de  la  Union,  que  Val» 
paraiso  iba  a  ser  bombardeado,  i  si  mes  i  medio  mas  tarde  t 
cuando  ya  el  crimen  estaba  cometido,  esto  es,  el  4  de  abril, 
Uzo  mostrar  él  mismo  a  nuestro  Encargado  de  negocios  el  des- 
pacho orijinal  en  que  Mr  Perry  atiuaciaba  desd^  Madrid  de  la 
manera  mas  perentoria  que  la  orden  de  destruir  la  ciudad  em« 
porio  de  nuestro  comercio  habia  sido  enviada  de  una  manera 
irrevocable  ¿cómo,  volvemos  a  preguntar  con  asombro  a  todos 
los  espíritus  leales,  aquel  hombre  tan  altamente  caracterizado, 
•que  habia  desempeñado  un  papel  tan  culminante  en  una  de  las 
mas  grandes  revoluciones  de  la  humanidad,  cual  era  la  abolición 
de  la  esclavatura,  podia  prostituirse  hasta  el  grado  de  convertir- 
se en  el  mísero  aparcero  de  la  nación  villana  i  aleve  que  se  po- 
uia  de  rodillas  para  pedir  !a  paz  a  los  estraños  al  propio  tiempo 
que  mandaba  incendiar  las  poblaciones  inermes  de  su  enemigo? 
I  nótese  que  esta  circunstancia  era  tanto  mas  grave  cuanto  que 
«1  despacho  del  Encargado  de  negocios  en  Madrid  en  que  anun- 
ciaba el  bombardeo  coincidia  con  la  llegada  i  partida  del  oficial 

(2)  El  señor  Seward  contestó  algunos  días  mas  tarde  al  senador  Morgan 
qae  setenaria  muí  presente  su  avi^;  pero  ostensiblemente  el  asunto  no 

Í>asó  mas  adelante.  £1  digno  señor  Hobson  puso  en  mis  manos  los  orijina- 
es  de  aquella  notable  correspondencia  i  no  las  inserto  aquí  por  no  haber 
dejado  copia  de  ellas  al  remitirla  al  gobierno  de  Chile.  Será  mui  di«ma 
de  tenerse  en  consideración  la  circunstancia  de  que  Mr.  Seward  supiese 
que  el  bombardeo  de  Valiiarateo  iba  a  tener  lugar,  cuarenta  días  antes  de 

2ue  se  verifícase,  por  que  esto  hace  presumir  que  la  singular  conducta 
el  comodoro  Rcwers,  pudo  ser  influida  a  última  hoie  por  órdenes  preci- 
as recibidas  de  Washington. 


—  2*  — 

Olafieta,  el  emisario  de  aquel  singular  arbitraje  que  iba  a  leerse- 
por  los  chilenos  a  ]a  luz  de  sus  hogares  iucendiadosl..  Oh  diplo-^ 
mácial  Cuánta  podredumbre  oculta  tu  frac  negro,  luto  que  viste- 
el  hombre  moderno,  ségun  la  melancólica  espresion  de  De  Mu- 
sset,  por  el  pecado  de  la  mentira  que  hoi  devora  al  mundol 

Tal  era  entre  tanto  la  situación  con  la  que  teníamos  que  lu- 
char en  aquel  pais  estrafio,  verdadera  tierra  enemiga,,  a  la  que 
habíamos  sido  enviados  en  los  dias  de  la  ilusión  i  del  entusias- 
mo como  los  emisarios  de  láciles  triunfes  i  de  milagrosas  sim- 
patías I 

Fuerza  nos  es  pues  ya  volver  la  cansada  vista  a  otros  horizon- 
tes i  preocuparnos  de  cuestiones  menos  enojosas,  que  estas  mis- 
mas volverán  a  brotar  espontáneamente  en  nuestra  senda^ 
como  los  abrojos  en  el  surco,  tan  luego  como  hayamos  escojido 
de  su  huella  el  débil  fruto  que  cupo  en  suerte  %  nuestro&afanes.. 


^ 


m     >■ 


CAPITULO  XXVIll 


(MÉJICO  I  LA  REPÚBLICA  ARJENTINA.) 

.  Me  propongo  celebrar  una  conferencia  do  los  representantes  de  la  Amé^ 
rica  española  en  Estados  Unidos  para  uniformar  sus  opiniones  en  la 
cuestión  de  Chile.— Me  desanima  en  In  empresa  el  señor  Asta-Buruaga 
i  la  abandono.— Los  ministros  de  la  América  española  en  Norte  Améri* 
ca.— Atenta  carta  del  enviado  del  Brasil  señor  de  Zambuí  a.— Motivos 
porque  me  asocio  mas  estrechamente  con  elmmistro  de  Méjico  que  con 
el  deotrasrepubhcas.— El  ministro  de  Méjico  don  B%itias  Romero.— 
Servicios  mutuos.— Nota  de  agradecimiento  que  me  envia  el  gobierno 
drt  presidente  Juárez.— Intrigas  de  Santa-Ana  en  Nueva  York.— Mis  re- 
laciones con  el  ministro  de  la  República  Arjentina.— Su  adhesión  a  Chi- 
le,  su  colaboración  a  la  Voz  de  América  i  otros  servidos.— Temprano 
error  del  jeneral  Mitre  en  su  apreciación  de  nuestras  cuestiones  i  bue- 
na fé  con  que  lo  ha  sostenido.— Pasaje  de  su  correspondencia  de  1864 
en  que  se  deja  ver  su  juicio  «n  aquellas.— Ideas  de  este  ilustre  sud- 
americano sóbrela  funesta  guerra  del  Paraguay  antes  de  emprenderla 
i  su  falsa  apreciación  de  la  opinión  pública  de  Chile  en  aquel  particular. 
•^El  señor  Sarmiento  me  comunica  confidencialmente  documentos 
que  demuestran  las  simpatías  secretas  del  gobierno  arjentlno  por  la 
causa  de  Chile.- Documentos  inéditos  sobre  la  mediación  Arjentina  en 
Francia  en  la  cuestión  del  Pacifico. 

El  cansaneio  de  los  de8eDgatk)8  de  que  hemos  dado  prolija 
cuenta,  impulsaba  nuestro  fatigado  espíritu  a  buscar  la  verdad» 
la  justicia,  la  solidaridad  en  el  derecho  i  en  el  amor,  lejos  de 
aquella  tierra  estéril  en  la  que  el  único  roeio  del  cielo  que  cae 
sobre  sus  páramos  habitados  bajo  la  techumbre  de  espléndidas 
ciudades,  es  el  egoismol 

Mi  primera  idea  desde  las  mas  tempranas  horas  de  mi  resi- 
dencia en  Nueva  York  habia  sido  trabajar  en  el  sentido  de  uni- 
formar el  sentimiento  hispano-americano  respecto  de  la  cues- 
tión de  Chile,  provocando  con  ese  fin  la  reunión  en  Washington 
o  Nueva  York  de  los  representantes  de  las  repúblicas  de  nuestro' 
oríjen.  La  fundación  de  la  Voz  de  América  tuvo  aquella  idea  en- 
tre sus  impulsos  primordiales,  i  el  banquete  celebrado  en  Nueva 
York  había  dado  por  fruto  el  poner  en  contacto,  aunque  de  una 
manera  informal,  a  los  principales  ajentes  de  nuestros  paisas. 


-  23   — 

La  idea  no  me  parecía  de  difícil  reafizacioo,  apesar  dé  la  ti'** 
inidez  característica  de  los  diplomáticos  sud-americanos,  cir-> 
cuDstaDcia  de  la  que  no  tendremos  mucha  cuenta,  en  este  libro 
que  es  esencialmente  anti -diplomático. 

El  ministro  de  la  República  Arjentina,  que  lo  era  a  lá  sazón  el 
mui  conocido  i  poptrlar  publicista  don  D.F.  Sarmiento,  se  mos- 
traba, apesar  de  la  funesta  actitud  de  su  gobierno,  animado  de  los 
mas  jenerosoE  sentimientos  en  favor  de  la  causa  de  la  América 
eoutra  Espata  como  lo  manifestó  defendiendo  con  todo  el  brio  de 
BU  ilustrado  i  orijinal  talento  en  las  columnas  áeldLVozdeAmért- 
ea  algunas  de  las  cuestiones  mas  graves  de  política  internacional 

Srne  suscitara  la  guerra  del  Pacífico.  De  igual  espíritu  se  mani^ 
e8t.'tba  animado  el  ministro  de  Venezuela,  don  Blas  Bruzual, 
anciano  lleno  de  ardor  i  de  fó  en  la  libertad  cuyos  albores  viera 
brillar  al  lado  de  Bolívar/ i  aunque  en  menor  escala,  pero  de 
una  manera  sincera  i  eficaz  nos  ofrecia  las  simpatías  dd  su  pa- 
tria bácia  nosotros  el  joven  jeneral  don  Eustorjio  Salgar,,  mi^ 
ifistro  de  la  Nueva  Granada.  Aun  el  representante  del  Brasil  (1) 

(1)  El  mmistro  plenipotenciario  de,  este  pafs>  el  respetable  señor  de 
Zambuja  tomó  ta'i  vivo  interés  en  nuestros  asuntos,  no  sabemos  si  por 
mera  curiosidad  o  coi)  mejor  propósito,  que  a  la  semana  de  haber  llega- 
do nosotros  a  Nueva  York  nos  dirijió  la  siguiente  carta  que  traducimos 
del  portugués,  sin  omitir  su  propio  tratamiento,  pues  ¿por  qué  no  ho  diB 
ser  yo  Exelencia  alguna  vez,  aunque  sea  en  portugués? 

Nueva  York^  noviembre  26  de  1865. 
Mi  querido  señor:* 

Estuve  en  el  Hotel  Metropolitano  i  be  pasado  tres  veces  a  la  ca^a  núm- 
111,  west,,  9  th.  Street  en  que  reside  actualmente  V.  E.  con  la  esperanza 
de  encontrarle  i  presentarle  mis  cumplimientos. 

No  he  tenido  esa  fortuna,  i  como  deseo  mucho  conocer  el  verdadero 
estado  de  las  cosas  en  la  República  de  Chile,  que  llama  ahora  toda  la  aten- 
ción de  los  gobiernos  de  América,  me  permito  pedir  a  V.  E.  algunas  no- 
ticias o  informaciones  sobre  el  particular  para  elevarla^;  ale  onocimiento 
de  mi  gobierno  en  el  vapor  que  saldrá  de  este  puexto  para  Rio  Janeiro  el 
29  del  presente. 

Sírvase  V.  E.  disculparme  si  sol  importuno^,  p^ro  no  molestada  su 
atención,  si  no  fueran  para  mi  tan  interesantes  los  acontecimiento^  que 
ahora  tienen  lugar  en  el  Pacíñco. 

V.  E.  tuvo  la  Jbondad  de  ofrecerme  queme  daria  lectura  déla  nota 
der señor  Varnhagen  i  de  una.  interesante  comunicación  del  Cónsul  de 
Ital-a.  ¿Podría  ahora  V.  E.  enviarme  esos  documentos  con  el  porttdor  de 
la  presente,  que  es  de  confianza,  o  preferiria  que  yo  pasase  a  su  casapai^ 
recibirlos  i  gozar  un  momento  de  su  conversación?  En  este  último  .caso 
ruego  a  V.  B.  se  sirva  indicarme  labora  en  que  podría  encontrarle. 

Temo  que  V.  E.  se  vaya  pronto  a  Washington  prívándome  así  de  poder 
trasmitir  las  primeras  noticias  de  los  graves  sucesos  que  tienen  lugar  en 
Chile  a  mi  ffooiemo,  que  estoi  seguro  sabrá  apreciarlas  en  su  justo  valor» 

Si  este  gobierno  tan  severo  en  su  reserva,  hubiese  manifestado  algunas 


•      \ 


-  24  - 

nos  dio  algunas  tempranas  muestras  de  deferencia  por  Chile 
consintiendo  en  que  su  secretario  asistiede  al  banC[uete  republi- 
cano c[ue  ya  hemos  recordado.  De  los  demás  aientes  hispano- 
americanos, solo  nos  queda  por  recordar  a  don  Luis  de  Molioa, 
representante  de  Costa-Rica,  tímido  aunque  bien  intencionado,  i 
al  célebre  Irisarri  siempre  adusto  i  de  mala  índole.  En  cuanto  al 
representante  de  Méjico,  cuya  amistad  nos  era  por  razones  es- 
peciales particularmente  preciosa,  hablaremos  con  mas  osten- 
sión mas  adelante.  ' 

A  los  pocos  dias  de  mi  llegada,  comuniqué  pues  mi  pensa- 
miento an&cteónico  al  gobierno  de  Chile  (l);,i  sin  duda  que  ha- 
bria  trabaiado  con  tesón  por  llevarlo  a  cabo,  si  desde  la  iniciativa 
no  me  hubiese  desanimado  en  la  empresa,  i  no  sin  algunas  ra- 
zones merecedoras  de  tomarse  en  cuenta,  el  digno  S.  Asta-Bu- 
ruaga. 

disposiciones  signifícativas  sobre  esta  importante  cuestión^  estimaria 
mucho  a  V.  E.  se  sirviera  participármelo  reservadamente. 

El  Brasil  no  puede  permanecer  indiferente  en  este  asunto,  i  aliento  la 
confianza  que  ae  ello  estará  V.  E.  convencido  por  los  antecedentes  i  simpan 
tias  que  siempre  le  ha  merecido  la  república  ae  Chile. 

Esperando  las  órdenes  de  V.  E.,  tengo  la  honra  de  ser  su  mui  atento  i 
obsecuente  servidor  Q.  B.  S.  M.  ,  ^ 

*  (Firmado)— Joaquín  Mabia  Nascuentosdb  Zambuía. 

A  S.E.  el  S.  D.  B.  Vicuña  Mackenna^  etc.  etc. 

(1)  «Otra  de  las  ideas  que  me  ha  parecido  conveniente  llevar  acabo,  de- 
cía en  efecto  al  señor  Govarrubias  en  mi  primer  despacho  de  Estados 
Unidos,  fecha  noviembre  30  de  1865,  es  una  reunión  del  cuerpo  diplomá- 
tico hispan o-americano  en  Washington,  para  celebrar  un  acuerdo  jeneral 
sobre  los  sucesos  que  se  desarrollan  en  Chile.  El  señor  Asta-Buruaga  cree 
que  este  paso  no  daría  resultados  prácticos  de  importancia.  Sin  embar- 
o,  yo  me  propongo  tentarlo,  para  lo  que  deberé  ver  hoi  o  mañana  a  los 
ministros  Bruzuaí  í  Sarmiento,  que  están  aquí.  También  veré  al  minis- 
tro del  Brasil  que  se  ha  manifestado  mui  solicito  por  nosotros» 

Mas,  consultado  el  señor  Asta-Buruaga  sobre  el  particular,  nos  dirijió 
desde  Washinj^ton  el  13  de  setiembre  las  siguientes  obpervaciones. 

«Sobre  la  acción  que  üd.  me  habla,  debe  hacerse  sobre  este  gobier- 
no por  medio  de  los  representantes  de  Sud-América,  creo  que  poco  o  nin- 
aun^ecto  podrá  tener.  Después  dé  la  declaración  que  nos  ha  hecho  Mr. 
Seward  de  ser  indiferente  a  nuestra  cuestión,  nos  esponemos  a  que  nos 
dé'una  contestación  mas  desagradable  i  nos  ate  las  manos  para  cual- 
quier espediente  posterior^  cuando  el  país  se  pronuncie  mas  en  estos  ne- 
f  ocios,  1  cuando^  como  se  corre,  este  gobierno  entre  en  conflicto  con  la 
rancia  sobre  la  cuestión  de  Méjico.  Sin  embargo,  Ud.  vea  con  Sarmiento, 
que  es  hombre  de  juicio,  qué  alcance  pueda  tener  esa  representación,  i 
en  qué  -forma  i  cómo  parece  iniciarse.  Ahora,  si  solicilaipos  de  este  go- 
bierno, con  Seward  en  él,  auxilio,  apoyo,  i  simpatías,  lo  tomarían  como 
súplica  i  una  confesión  de  nuestra  debilidad  i  de  qtie  ellos  solo  pueden  pro- 
tiernos.  Yo  me  revelo  contra  esa  idea,  porque  asi  lo  creen,  i  no  debemos 
autorizarlos  a  que  digan  que  estamos  bajo  su  protección.  Üd,  lo  ^^- 
rá,  con  todo.» 


—  25  — 

AbandoDando  por  entonces  la  tentativa  de  un  llamamiento 
coleclivo'a  los  representantes  de  Sud  América,  procuré  poner- 
me al  habla  únicamente  con  el  ájente  diplomático  que  el  ojo  del 
vulgo  me  habria  sefialado  solo  como  un  amigo  peligroso.  Re- 
fiérome  al  ministro  plenipotenciario  de  aquella  república  va- 
lerosa e  infeliz  que  estaba  entonces  reducida  a  una  aldea  sobre 
las  fronteras  americanas  (San  Antonio  de  Béjar),  mientras  que 
el  imperio 'que  la  habia  absorvido,  se  enseñoreaba  de  todas  las 
ciudaaes  i  provincias. 

Era  don  Matias  Romero,  Ministro  Plenipotenciario  de  la  Re- 
pública mejicana  en  Washington  desde  1863,  nn  hombre  joven 
como  Saragoza,  Gonzales  Ortega,  Berriozabal,  Sanches  Ochoa, 
i  la  mayor  parte  de  los  caudillos  de  la  ardiente  democracia  de 
espada  i  de  injenio  que  ha  consumado  en  aquel  suelo  tres  in- 
mensas revoluciones  en  el  espacio  de  diez  aüos:  la  revolución 
de  la  teocracia  encausada  por  el  padre  Miranda;  la  revolución 
de  la  intervención  europea  encarnada  en  el  traidor  Almonte,  la 
revolución  de  los  tronos  encarnada  en  el  caballeresco  pero  mal 
aconsejado  nieto  de  Carlos  Y  que  espiró  en  el  cadalso  de  Queré* 
taro. 

Romero  era  hijo  deesa  revolución,  como  lo  era  Juárez,  na« 
tural  de  su  mismo  pueblo^  i  el  bizarro  Porfirio  Diaz,  su  com- 
pañero de  infancia  i  de  coíejio,  discípulos  ambos  en  gran  ma- 
nera del  ilustre  caudillo  de  la  república  que  se  ha  salvado 
salvando  a  la  América  de  común  arijen.  Desde  la  edad  de  20 
afios.  Romero  habia  seguido  las  banderas  constitucipnales  que 
amparaban  la  causa  del  presidente  Juárez,  sirviendo  como 
hombre  de  espada  bajo  Zaragoza,  que  era  su  capitán  en  1858, 
i  como  hombre  de  pluma  bajo  Ocampo,  secretano  universal  de 
Juárez  durante  el  famoso  sitio  de  Vera-Cruz  en  1860. 

Por  esa  época  habia  venido  a  Estados  Unidos  con  el  cargo 
de  secretario  de  legación,  i  su  talento^  su  incansable  actividad, 
su  espíritu  a  la  vez  luminoso  i  reflexivo  i,  mas  que  todo,  su 
inmensa  laboriosidad  (1),  lo  habian  recomendado  de  tal  ma- 
nera a  los  ojos  de  sus  conciudadanos,  que  en  1S63,  cuando  so- 
lo tenia  26  afios,  le  nombró  el  jeneral  Doblado,  Ministro  a  la 

(1)  Son  testigos  del  incansable  tesón  en  el  trabajo  del  ministro 
Homero  siete  gruesos  volúmenes,  a  lo  menos  de  mil  pajinas  cada  uno,  que 
se  han  publicado  basta  aqui,  conteniendo  su  correspondencia  oficial,  la 
que  jeneralmente  sostiene  de  su  propia  letra.  Bs  tal  su  contracción  al  ga- 
binete, que  por  lo  que  respecta  a  nuestras  relaciones  actuales  casi  pura- 
mente de  amistad,  aquel  digno  mejicano  no  ha  dejado  pasar  casi  un  solo 
vapor  desde  que  re¿,'resamos  a  Chile  sin  escribirnos  mar  o  menos  estén 
sámente. 


-  26  - 

sazón  de  reladones  esteriorta  de  Juárez,  con  ti  caricL^r  de  mi- 
nistro plenipotenciario  i  enviado  estraordinario  en  Washing- 
ton. Comprendí  70  desde  luego  que  la  amistad  de  aquel  ájente 
diplomático  no  podía  menos  de  producir  algunos  buenos  re- 
sultados para  los  fines  de  mi  misión»  i  la  franqueza  de  su  ca- 
rácter» su  juventud  i  esa  simpatía  misteriosa  del  corazón  que 
sirve  de  imán  i  de  base  a  las  amistades  duraderas  no  tardó  en 
ponemos  en  inmediato  contacto.  (1) 

«He  tenido  hoi  el  gusto»  me  decia  el  señor  Romero»  dando 
respuesta  a  mi  primera  comunicación,  de  recibir  su  nota 
oficial  de  30  de  diciembre  próximo  pasado,  a  la  que  con- 
testo en  la  misma  forma.  No  be  querido  limitarme^  sin  embar- 
go, a  establecer  relacioues  oficiales  con  Ud.,  i  le  pongo  estos 
renglones  para  que  las  abramos  personales  i  confidenciales.  He 
visto  con  mucbo  mteres  los  trabajos  de  üd.  en  favor  de  su  pais» 
i  deseo  que  sean  coronados  con  el  mas  completo  buen  éxito. 
Defendemos  nosotros  la  misma  causa  i  trabajando  para  uno  traba^ 
jamos  para  el  otro  y  deseando  el  triunfó  de  uno  deseamos  el  del  otro» 
Udes.  ban  comenzado  ya  de  una  manera  brillante  i  no- dudo 
gue  terminarán  de  la  misma  manera.  Nosotros  mejoramos  cada 
oñi  mas  i  el  resultado  definitivo  no  podrá  menos  que  sernos  fa- 
vorable.» 

Desde  aquel  instante  nuestra  amistad  estaba  sellada  i  sus  fru- 
tos recíprocos  no  lardaron  en  aparecer,  porque  si  bien  es  cierto 
que  la  Voz  de  América  (^)  fué  un  adalid  resuelto  de  aquella  re- 
pública que  ya  creia  alguien  estinguida  i  hoi  espanta  a  los  re- 
yes en  la  severidad  de  sus  castigos,  el  ministro  de  Méjico  se 
habia  constituido  por' su  parte  en  el  celoso  i  ardiente  personero 
'  de  Chile  entre  los  políticos  de  Wasbigton  i  en  especial  ante 
Mr.  Seward  de  quien  era  necesariamente  predilecto^ 

(1)  Sin  embargo  de  nuestra  adhesión  sincera  a  Méjico  1  de  que  le  consa*- 
arábamos  un  lugar  de  preferencia  en  la  Voz  de  América,  nunca  olvidamos 
lo  que  debíamos  a  la  Francia— «US.  se  habrá  fijado,  decíamos  al  señor  Go- 
varrúbiasel  20  de  marzo  de  1866,  que  aunque  nos  ocupamos^  mucho  de 
Méjico  i  seguiremos  ocupándonos  por  creerlo  así  un  debei:  de  solidaridad 
en  la  causa  americana,  lo  hacemos  siempre  sin  ofender  en  lo  menor  a 
la  Francia,  ciue  nos  ha  dado  muestras  aparentes  de  benevolencia  en 
nuestras  recientes  dificultades.^ 

{%)  El  ilustre  presidente  Juárez  tuvo  a  bien  enviamos  desde  los  de- 
siertos en  guo  entonces  habitaba,  (Paso  del  Norte)  como  el  sublime  pere 
grino  de  la  legalidad  i  de  la  c  epúbhca^  un  voto  de  aliento  en  la  empresa 
que  habíamos  acometido  Damos  lugar  aportuno  a  las  notas  en  que  se  me 
trasmitió  aquel  estimulo  i  que  llegó  hasta  mí  en  los  momentos  en  que 
Mr.  Seward  1  mid  paisanos,  estiraban  mi  cuero,  vto  Panamá  y  acusando- 
me  el  uno  porque  bacía  demasiado  i  los  otros  porque  no  hacia  nada 
Véase  esas  notas  en  el  Apéndice  letra  L. 


—  27  — 

«Cott  mucho  güsto  aprovecharé)  me  decía  aquel  bondadoBo 
amigo  en  la  época  de  mis  mayores  cuiUte  (abril  30  de  i863)i  laa 
oportunidades  que  se  me  presenten,  para  hacer  al  ministro  de 
Estado  las  recomendaciones  que  Ud.  me  indica  respecto  a  la 
cuestión  de  Chile.  La  hermandad  que  liga  a  nuestras  república» 
i  mis  sentimientos  persahalesy  me  estimulan  a  complacer  a  Ud. 
en  ese  particular,  i  esto  último  me  es  mui  satisfactorio.  Por  lo- 
mismo  no  perderé  oeasion  de  comunicar  a  Ud.  cualquiera  cosa  tn- 
ieresante  que  de  esa  cuestión  ttegasea  mi  noticia.  (1 ) 

(1)  Guando  las  dificultades  arreciaron  mas  adelante  i  se  abrían  impune- 
mente mis  cartas  en  el  correo  de  Nueva  York,  el  S.  Bomero  consintió  en 
que  todas  mis  comunicaciones  reservadas  al  S.  Asta-Buruaga  girasen  bajo- 
el  sello  de  su  Je^aci(>n,  Forvicio  que  dudamos  mucho  nos  hubiese  presta- 
do nmgun  otro  ájente  diplomático  en  presencia  déla  temible  actitud  de 
Ifr.  Seward^  que  por  aquellos  dias  se  manifestaba  mas  español  que 
O'Donneil. 

Pi^r  nuestra  parte,  no  perdíamos  ocasión  de  retornar  agüellas 
delicadas  atenciones;  Nuestra  posición  en  Nueva  YcM-k,  rodeados  siempre 
de  aventureros,  nosj)ermitíó  señalar  al  S.  Bomero  el  hilo  de  muchas  tra- 
mas contra  Méjico,  i  en  especial  la  que  había  puoFto  en  juego  aquel  coro- 
nel Maguerás,  nuestro  compañero  de  viaje  entre  el  Callao  i  Paita,  que 
se  habia  presentado  en  Nueva  York  como  el  lugar-teniente  de  Santa  Ana. 
Aquel  singular  aventurero  habia  traillo  por  engaño  desde  su  asi- 
lo de  San  Tbemas  al  aventurero  semi-rej[io  i  semi-loco  que  durante 
medio  siglo  ha  sido  el  azote  de  su  patna^^finjiéndole  notas  de  iMr.  Seward« 
a  quien,  no  contento  con  falsificarle  la  firma  le  falsificó  hasta  la  figura  ha- 
ciéndole creer  que  un  tuno  cualquiera, que  a  ello  se  prestó, era Mr.SBward, 
que  venia  a  congratularle  a  su  llegada  i  a  ofrecerle  30  millones  de  pesos, 
■ofrecimos  hablar  estensameíite  ae  estas  aventuras  al  ocupamos  de  Ma- 
2ueras  en  el  capitulo  X  de  estehbro,  pero  el  tiempo  nos  trae  en  demasía 

Eresurados  i  suprimimos  todo  lo  superfluo.  En  el  t*.  3*.  de  los  papeles  de 
tado  de  Méjico  publicados  por  el  gobierno  americano,  pajina  374»  pue** 
de  leerse  la  aventura  que  acaba  de  tener  su  desenlace  en  Sisal  con 
la  captura  de  su  protagonista.  En  otra  ocasioii  me  fué  dable  contribuir  a 
desbaratar  otra  intriga  de  aquella  naturaleza  en  la  que  represen taba,comQ 

Srincipal  jefe  de  tramaya,un  cornnel  Vidal  i  Bivas  que  se  decía  suegro  de 
anta  Ana  i  que  en  verdad  ló  era.  Contándole  la  visita  de  aquel  aventure- 
ro, en  carta  del  13  do  abril,  daba  al  señor  Bomero  los  siguientes  detalles 
sobre  la  empresa  que  acabamos  de  recordar. «Su  objeto  ostensible  (hablaba 
de  la  visita  de  Vidal  i  Bivas.  emisario  sin  duda  en  «sta  oca^-^ion  de  su  dig- 
no yerno)  era  manifestarme  un  p\¿n  áe  solidaridad  americana;  ip^ro  yo 
entendí  que  su  verdadero  proyecto  era  orientarme  de  un  plan  de  inva- 
sión encabezado  por  SantaAnaá  que^él  i  otrt  s  ajentes  preparaban  aquí.  Le 
dije  que  nada  quena  saber  de  sus  planos^  que  yo  tenia  demasiada  amistad* 
eon  Üd.  para  participar  en  asuntos  que  no  dependían  de  Ud.,  siendo  Ud. 
el  único  ájente  lejitimo  de  Méj  co  i  que  Santa-^na  daria  un  paso  funesto 
si¡entrára  a  Méjico,  sin  reconocer  previamente  la  autoridad  de  Juárez. 

tMe  contestó  que  tales  eran  las  intenciones  de  Santa-Ana,que  reconocía 
a  Juárez,  que  desaprobaba  la  conducta  de  Ortega  i  que  si*  no  le  habían  co- 
munií^aao  a  Ud.  todavía  los  planes  en  cuestión  era  porque  no  estaban 
madurados.  Que  en  tiempo  lo  hariaiji. 

«No  me  pareció  hombre  de  mucha  cuenta  el  señor  Vidal  i  Bivas,  pero 
Ud.,  que  aebe  conocerle,  sabrá  todo  lo  que  esto  vale. 
«Ud.  comprenderá  que  estas  visitas  no  me  son  muí  gratas,  en  medio 


-  28  — 

En  cuanto  a  mis  relaciones  con  el  representante  de  la  Repi)- 
blica  Anentina,  que  fué  a  la  par  con  el  de  Méjico,  el  que  ma» 
solicitua  manifestó  por  la  causa  de  Chile,  eran  aquellas  no  me- 
nos delicadas,  aunque  en  diverso  seiilido,  i  por  lo  mismo  las 
cultivaba  con  toda  la  lealtad  que  los  deberes  de  una  antigua 
aunque  por  el  momento  perturbada  fraternidad  nos  imponia. 

Mi  coneccioB  con  el  sefior  í^armiento  databa  de  muí  aniígtio. 
Le  habia  conocido  en  Chile  come  escritor,  i  admirado  en  mi  ni- 
ñez su  estraordinarío  talento  Fui  su  huésped  mas  tarde  en 
Buenos  Aires,  (1855)  i  confieso  que  pagué  con  escasa  gratitud 
sus  atenciones,  haciendo  en  mis  Viaj^  un  retrato  suyo  en  que 
las  sombras  habían  sidi»  exajeradas  sobre  la  luz.  Pero  el  seter 
Sarmiento  no  me  guardaba  por  ello  el  mas  leve  rencor,  porque 
su  espíritu  pertenece  a  e^  clase  que  olvida  i  que  perdona,  rara 
en  Sud-América^  en  que  la  política  se  traduce  por  feudos  de 
estado  a  estado,  de  provincia  a  provincia,  de  barrio  a  barrio,  de 
familia  a  familia,  al  paso  que  el  odio  que  aquélla  enjendra,  se 
arraiga  como  en  las  tribus  aboríjines,  haciendo  de  cada  uno  de 
nuestros  hombres  de  Estado  un  cacique,  i  de  cada  una  de  nues- 
tras nacionalidades  un  butaímápu. 

Guando  vino  a  Chile  en  1864,  de  paso  para  su  actual  misión 
en  los  Estados  Unidos,  echando  a  un  laao  con  sus  magníficos 
instintos  de  gaucho  de  las  Pampas,  toda  etiqueta  social  i  todo 
recuerdo  mezquino,  me  buscó,  i  con  la  confianza  do^un  antiguo 
amigo  me  puso  al  corriente  de  las  miras  de  la  política  anentina 
en  las  graves  cuestiones  que  se  habian  suscitado  con  la  España 
en  el  Pacífico. 

Comprendí  entónces-el  errado  camino  que  iba  a  tomar  el  go- 
bierno del  jeneral  Mitre,  pero  ni  por  un  momento  le  atribuí  la 
duplicidad  i  mala  fé  de  que  se  ha  hecho  tan  repetido  i  desconsi- 
derado cargo  contra  aquel  eminente  sud  americano.  El  mismo 
acusado  en  el  seno  de  la  amistad  habia  calificado  la  cuestión  del 
Pacifico  desde  la  primera  hora  como  ajena  a  la  misión  de  su 
política  en  las  riberas  del  Atlántico  i  habíase  limitado  siempre 
a  desear  una  solución  pacífica  i  diplom&üca  de  las  complicacio- 
nes suscitadas  por  Pinzón  i  Mazarredo  en  las  aguas  de  las  Chin* 

del  cúmulo  de  ocupaciones  que  me  agovia,  pero  esperando  que  algún 
bien  resultada  ellas  para  una  causa  que  miro  como  común,  paso  con 
gusto  por  esa  prueba.  Sin  embargo,  por  la  manera  como  recibí  alS.  Ri- 
vas  creo  que  no  me  volverá  a  ver. 

«Por  supuesto  todo  esto  es  confidencial  ipara  Ud.  solo.  No  me  gustan 
estos  negocios  por  la  jente  que  en  ellos  anda»  i  asi  le  ruego  que  mi 
nombre  sea  paraUd.  soío.i» 


—  29  — 

chas.  I  afluido  su  ánimo  por  el  prodijioso  desenvolvimiento  que 
traía  a  su  patria  la  influencia  directa  de  la  Europa^  arrastrada 
a  sus  playas  por  la  emigración,  en  su  mayor  parte  española,  i 
por  el  capital  jeneralmente  ingles,  no  le  era  fácil  hacerse  cargo 
de  la  política  puramente  americana  de  nuestras  repúblicas  occi- 
dentales mas  acostumbradas  a  vivir  de  sí  propias  i  a  las  que  les 
68  fácil  prescindir  del  contacto  político  con  la  Europa,  limitán- 
dose solo  al  de  la  industria  i  el  comercio.  Por  esto  la  guerra  con 
Espafia  parecióle  desde  el  primer  momento  mas  que  un  peligro 
común,  una  calamidad  local;  mas  que  una  necesidad  de  la  hon- 
ra i  del  derecho,  un  absurdo  de  la  falsa  posición  asumida  por 
los  gobienios  de  aquende  los  Andes. — «Pasando  ahora  a  la 
gran  cuestión  del  Perú  con  la  España,  nos  escribía  el  jeneral 
Mitre  el  10  de  setiembre  de  1864,  es  sensible  que  el  gobierno 
de  acuella  república  no  haya  estado  a  la  altura  de  las  circuns- 
tancias diliciles  que  creó  el  atentado  de  los  ajentes  españoles. 
Pasado  el  momento  oportuiío  en  que  debió  haber  obrado  enérji- 
camente,  i  reforzada  la  escuadrilla  de  Pinzón  con  los  buques  de 
guerra  que  al  efecto  se  han  despachado  por  el  gobierno  español, 
410  hai  probabilidad  de  que  el  buen  éxito  corone  tos  esfuerzos  de  los 
péncanos  si  tratan  de  resolver  la  cuestión  por  las  armas.  Así  es 
que  no  veo  otra  salida  qoe  la  negociación  pacífica^  i  aun  esto 
mismo  no  deja  de  ofrecer  aiGcultades,  vista  la  posición  en  que  se 
han  colocado  respectivamente  la  España  i  el  Perü,  reteniendo 
aquella  las  islas  hasta  obtener  las  seguridades  que  pide,  i  éste 
resuelto  a  no  tratar  sin  una  satisfacción  previa  por  la  injuria  que 
se  le  ha  inferido.» 

«En  el  interés  del  Perú  mismo,  a  quien  no  puede  convenirle 
ia  prolongación  de  un  estado  de  cosas  tan  violento,  seria  oportuno 
que  un  gobierno  amigo,  el  de  Chile  por  ejemplo,  tratase  de  aproxi-- 
morios  a  fin  de  que  se  entendiesen,  pues  aun  para  obtener  una  satis- 
facción previa  como  lo  desea  el  Perúy  es  indispensable  que  negocien^ 
pudiendo  esa  ser  la  base  de  un  arreglo  honorable  i  digno  tanto  para 
el  Perú  comopara  la  España  a  quien  tampoco  le  conviene  continuar 
en  una  situación  tan  irregular  e  indefinida  (1). 

S'  (1)  Por  esta  misma  época  el  jeneral  Mitre  nos  escribió  pronunciándose  de 
referencia  por  la  idea  de  aliansas  militares  de  nación  a  nación  en  casos 
ados  antes  que  por  la  mas  hermosa  aunque  mas  vaga  teoría  del  congreso 
americano,  m  se  manifestaba  dispuesto  desde  luego  a  celebrar  una  afian- 
za de  guerra  especial 4^on  Chile,  idea  que  me  corroboró  mas  tarde  el  mis- 
mo señor  Sarmiento.  LU  nunca  bastante  deplorable  guerra  del  Paraguay^ 
llevando  al  jeneral  Mitre  a  ingratos  i  lejanos  campos  de  acción^  puso  tér- 
mino a  aquella  comunicación  que  hubiera  dado  taWez  algún  fruto  de  ^er- 


—  30  — 

Tftl  era  la  manera  errónea  pero  leal  i  sincera  como  el 
^ente  Milre  comprendía  la  actualidad  de  las  cneiBtiones  ameri- 
canas del  Pa:^ifico,  i  no  paede  negarse,  que  por  una  desgracia 
común  a  ámbps  paisss,  no  ha  dejado  de  ser  consecoente  hasta 
la  postre  con  su  fatal  engaño.  Pero  de  esto  a  acnsar  de  pérfido  i 
traidor  a  uno  de  los  caracteres  mas  puros,  a  uno  de  los  mas 
nobles  soldados  de  la  gran  <causa  de  la  ilustración  i  de  la  liber- 
tad americana,  bai  un  abismo  que  no  es  la  amistad,  sino  la 
justicia,  la  sensatez,  ol  americanismo  mismo  bien  entendido, 
el  que  tiene  el  deber  de  aefialar  a  loe  censores  sin  cautela  i  a 

dad  i  de  buena  intelijencia  para  la  fraternidad  de  nuestros  países^  objeto 
digno  del  mayor  respeto  para  loB  buenos  arientinos  i  chilenos.  Respecto 
de  esa  misma  funesta  guerra  que  el  jeneral  Mitre  contemplaba  entonces 
solo  baio  el  aspecto  del  honor,  hé  aqui  como  nos  manifestaba  su  juicio  en 
oposición  al  que  nosotros  le  habíamos  hecho  presente. 

«Ya  me  había  apercibido  de  la  estraviada  senda  que  ha  adoptado  la  ma-. 
yoria  de  los  escritores  de  Chile, nos  decía  el  1%  de  feorero  de  1865, al  tratar 
de  los  asuntos  del  Rio  de  la  Plata,  i  de  sus  vecinos  éí  Brasil  i  el  Parasuay. 
La  cuestión  hispano-peruana  que  los  había  afectado  al  estremo,  dando  pá- 
bulo a  las  justas  alarmas  producidas  por  las  agresiones  de  testas  corona- 
das contra  Méjico  i  Santo  Domingo^  los  ha  ofuscado  de  tal  manera  que 
sin  examinar  las  causas  que  han  orijinado  la  guerra  entre  el  Paraguay  i 
el  Brasil,  les  ha  bastado  la  forma  de  gobierno  de  este  último,  para  pro- 
nunciarse contra  él,  considerando  a  estas  repúblicas  amenazadas  en  su 
existencia  independiente,  i  próximas  a  ser  devoradas  por  aquel  móns- 
trno,  colocándose  del  lado  del  Para^ay,  cuyo  presidente  es  el  represen- 
tante de  la  barbarie  i  de  un  absolutismo  que  deja  muí  atrás  al  del  Czar 
de  Rusia  en  sus  mejores  tiempos,  i  el  del  famoso  Rosasen  la  República 
Arjentina. 

«Siento  sobre  manera  verlo  a  Ud.  participar  de  esta  vulgar  preocupa- 
ción, tratando  de  justifícar  la  opinión  pública  de  Chile  con  palaoras  hue- 
cas, como  las  del  Imperio  csclavócrata,  .que  si  bien  prueba  que  es  malo 
el  que  en  el  Brasil  existan  todavía  esclavos,  como  es  malo  que  existan  en 
vanos  de  los  estados  repubhcanos  de  la  Union  Norte-americana,  no  pue- 
de probar  nada  contra  las  instituciones  brasileras  que,  aunque  adoptadas 
para  un  imperio,  en  liberalismo  dejan  muí  atrás  a  muchas  de  nuestras 
repúblicas,  siendo  una  verdad  incontestable  que  en  el  Brasil  se  goza  de 
una  libertad  que  no  es  mayor  en  la  República  Arjentina;  i  que  la  existen- 
cia de  ese  imperio,  rodead*)  de  repúblicas;  no  es  una  amenaza  ni  un  pe- 
ligro para  éstas,  i  que  pueden  continuar  viviendo  como  han  vivido  hasta 
ahora  en  santa  paz  i  fraternidad. 

«Felizmente,  en  los  momentos  en  que  escribo  a  Ud.  la  paz  acaba  de  res- 
tablece i  se  en  la  República  Oriental,  con  el  triunfo  completo  de  la  revolu- 
ción encabezada  por  el  jeneral  Flores,  i  ausitiado  por  tuerzas  brasileras 
que  tomaron  parte  en  la  lucha,  por  el  deber  imprescindible  en  que  Fe  ha- 
llaba su  gobierno  de  exij ir  garantías  para  las  propiedades  i  vidas  de  loq 
brasüeros  establecidos  en  la  campaña  oriental  i  que  eran  víctimas  de  la 
rapacidad  i  ferocidad  de  los  hombres  del  partido  blanco.  Las  fuerzas  bra- 
sileras, cumplida  ya  su  misión,  van  a  alejarse  del  territorio  oriental,  de- 
jando a  los  orientales  en  el  pleno  goce  de  s  is  derechos  i  de  la  indepen- 
dencia i  soberanía  de  su  pais;  i  este  es  el  mas  elocuente  testimonio  que 
puede  dar  el  gobierno  del  imper  o  de  la  sinceridad  de  sus  declaraciones 
al  entrar  en  la  lucha  con  el  gobierno  blanco,  i  de  que  no  ha  tenido  ni  la 
mas  remota  idea  de  conquistar  o  de  cambiar  la  forma  democrática  de  go- 


—  31    - 

loB  íojustOB  por lijereza  L  ardor  bélico.— Por  esto  fué  que  noto- 
tros,  aun  u  riesgo  de  ser  mal  comprendidos  i  acusados  de  fla- 
queza en  la  pasión  del  ataaue,  lanzamos  en  medio  del  ardiente 
bullicio  de  las  polémicas  oe  nuestra  prensa  contra  el  «César 
arjentinoo  el  eco  de  nuestra  voz  humilde  pero  patriótica  i  justí- 
sima.—c¿Por  qué  tan  tenaz  olvido  del  pasado?,  deciamos  en  la 
Voz  de  Antirica  del  10  de  marzo,  a  nuestros  colegas  de  la  prensa 
en  Chile  Por  qué  tanta  i  tan  amarga  ironía  en  los  juicios  del 
presente?  ¿Por  qué  esa  desconfianza  inexorable  de  los  que  nun- 
ca dejaron  de  ser  nuestros  hermanos,  a  despecho  de  lo  que 
pudiera  llamarse  boi  dia  mas  que  una  falta  de  los  hombres,  una 
Jatalidad  de  los  tiempos? 

«Prudencia,  justicia,  benignidad,  antes  que  la  propaganda 
de  &itricida  discordial  hé  ahí  la  bandera  de  la  América  ael  Sud^ 
Jonde  quiera  que  su  palabra  se  haga  oir  desde  el  Orinoco  al 
Rimac,  desde  el  Mapocno  al  Plata. 

Nemo  de  aquel  país,  de  lo  que  tan  seguro  estaba  yo,  por  compromisos 
solemnes  i  ueclaraciones  esplicitas  i  terminantes  que  recabé  del  gabinete 
imperial  con  oportunidad. 

«Quedan,  pues,  ahora  frente  a  frente  el  imperio  que  ninguna  ofensa  ha 
hecho  al  Paraguay,  i  el  presidente  López  míe  le  arrojó  el  guante,  consti- 
tuyéndose en  paladín  del  equilibrio  de  (as  Jtepúbficas  del  Plata,  i  en 
sosten  de  la  república  oriental^  que.nadie  atacaba  i  que  mientras  las  fuer- 
zas brasileras  llenaban  su  misión  en  )a  banda  oriental,  aquel,  con  una 
turba  de  paraguayas  a  que  llamaba  ejército,  se  lanzaba  a  mano  armada 
sobre  las  indefensas  villas  de  Matto  Grosso,  matando  i  robando  cuanto 
encontraba  a  su  paso^  i  cometiendo  actos  salvajes  de  toda  clase,  xon  es- 
candalosa violación  de  rodo  derecho. 

«I  no  es  esto  lo  peor.  Restablecida  la  paz  en  la  banda  oriental,  i  en  el  po- 
der el  partido  colorado,  ia  República  Or'ental,  aliada  del  Brasil,  acompasa 
a  éste  en  la  lucha  con  el  Patagua^,  de  manera  que  tiene  ahora  ademas 
contra  la  repiíblica  misma  cuya  independencia  fué  el  pretesto  de  sus 
hostilidades  contra  el  imperio. 

«En  medio  de  todos  estos  sucesos,  yo  be  observado  una  política  esen- 
cialmente arjentiua.  He  guardado  una  estricta  nuetralidad  en  la  guerra 
entre  n«:estros  vecinos,  me  era  la  que  me  aconsejaban  nuestras  verda- 
deras conveniencias;  neutralidad  que  hasta  el  n rósente  ha  sido  respeta- 
da por  todos  i  espero  lo  será  igualmente  ea  adelante;  he  salvado  la  paz 
de  la  república  i  con  ella  su  prosperidad  i  engrandecimiento  actual  i  su 
porvenir:  i  sin  faltar  a  los  compromisos  solemnes  que  tiene  la  Repúbli- 
ca Arjentina,  garante  de  la  indeptmdencia  oriental  en  unión  con  el  Bra- 
sil, he  cumplido  mis  deberes,  sin  herir  ni  desconocer  ningún  derecho 
lejítimo,  propendiendo-  constantemente  a  la  pacificación  de  los  ve- 
cinos. 

«Ahi  tiene  Ud.  a  grandes  razgos  trazado  lo  que  ocurre  en  estos  paises. 
Impuesto  de  ello^  no  dudo  que  abandonará  üd.  sus  preocupaciones  i  que 
aprovechará  su  puesto  de  escritor  público  para  ilustrar  la  opinión  de 
Chile,  revelándole  la  verdad  de  las  cosas,  e  inclinando  sus  simpatías  de 
parte  de  la  causa  de  la  civilización  i  de  la  humanidad^  representada  por 
el  Brasil,  contra  la  de  la  mas  odiosa  tiranía  i  absolutismo  a  cuyo  frente 
se  encuentra  el  presidente  Lopes  del  Paraguay.» 


—  32  — 

«Prudencia,  justicia,  benignidad,  hé  aquí  la  súplica  humilde 

?ero  ferviente  que  la  Voz  de  la  América  dirije  a  sus  colegas  del 
acífico  i  a  sus  colegas  del  Atlántico,  entre  los  que  no  vé  her- 
manos i  combatientes  en  una  causa  que  jamas  dejará  de  ser  la 
causa  de  todos  en  América. 

al  esa  súplica  debe  ser  creida  i  reconocida  por  sincera^  por- 
que la  Voz  de  la  América,  cuando  bajo  otro  nomore  i  otroscUmas 
lidiara  por  la  causa  que  hoi  mismo  lidia,  su  bandera  única  fué: 
Unionl 

«Esa  súplica  debe  ser  creida,  porque  la  Voz  de  la  América  red-' 
be  parte  de  su  propia  vida,  del  noble  ardimiento  de  tos  que  aquí 
representan  el  espíritu  de  aquellos  que  a  orillas  del  Plata,  presa 
del  vértigo  de  una  hora,  no  vuelven  ya  la  frente  sino  la  espalda 
a  esas  montanas,  mas  duraderas  que  las  rencillas  de  loa  hom- 
bres, i  que  San  Martin  llamó  el  baluarte  común  de  la  América. 

«Debe  ser  creida,  pprque  mas  de  una  vez  vié**on8e  estampa- 
das en  sus  columnas  los  cantos  en  que  el  hijo  del  que  llaman 
por  parodia  el  «César  de  la  apostasia»,  admira  las  glorías  de  la 

Satna  délos  que  acusan  i  niegan  la  gloria  de  su  propio  suelo  i 
e  su  propio  noicbre. 

«Debe  ser  creida,  en  fin,  porque  los  que  inspiran  la  Voz  de  la 
América^  en  esta  tierra  donde  la  América  fué,  tienen  también 
asida  contra  los  labios  la  copa  del  desengaño  i  la  apuran  alegres 
hasta  agotar  sus  heces,  porque  no  está  la  monta  en  dar  sueltas 
a  la  ira  i  arrojar  al  suelo  el  frájil  cristal  que  encierra  el  tósigo, 
sino  en  beber  éste  con  ánimo  sereno  i  ofrecer  la  amarga  libación 
a  aquella  para  la  que  todo  sacrificio  es  leve,  toda  gloria  insufi- 
ciente i  todo  deber  humilde:  a  la  patria,  que  yal  no  es  solo 
Chile  sino  la  América  entera  desde  el  Rio  Grande  al  Cabo  de 
Hornos.» 

I  a  la  verdad  que  nunca  tuve  motivo^pára  arrepentirme  de 
mi  manera  especial  i  casi  única  de  tratara  gravísima  cuestión 
que  que  iba  envuelta  para  nosotros  eñ  aquella  grita  de  odios 
contra  bs  hombres  i  la  política  del  Plata.  Junto  con  el  ministro 
de  Méjico,  elsefior  Sarmiento  fué  el  mejoi*  amigo  que  tuvo  Chile 
entre  los  representantes  de  la  América  española  en  la  del  Norte- 
América.  El  asistía  a  nuestros  meetings  en  su  carácter  oficial. 
Celebraba  como  propios  los  ecos  de  nuestros  triunfos  i  nos  au- 
siliaba  con  su  poderoso  injeoio  de  escritor  en  la  obra  de  propa- 
ganda que  perseguíamos  casi  solos  en  aquella  tierra;  al  paso  que 
sus  mas  íntimos  adeptoe,  como  su  distinguido  secretario  Bar- 
tolomé Mitre,  joven  lleno  de  intelijencia  i  de  elevaeion  de  alma, 


-  ss  -- 

•ra  el  compafiero  i  al  amigo  de  todas  nuestras  hoiw  4e  sDla^  i 
lie  trabajo. 

«hl  se<iorSarmieDto,dedainos  a  nuestro  gobierno,  a  propóMlo 
de  todo  lo  que  tlevamos  referido  de  sxx  actitud  i  de  las  mii'as  de 
•u  gobierno,  nos  ha  comunicado  una  caí  ta  privada  i  otra  confia 
deocial  del  seQor  EUsalde,  fecha  27  de  diciembre,  en  que  le  di- 
ce que  Yé  peligros  graves  para  la  América  en  las  agresiones  de 
la  Eapata  i  en  jeneral  de  la  Europa;  que  sondee  ú  mente  4e 
este  gobierno  sobre  eil  "particular,  a  añade  que  )os  ^rjeptinoa 
serán  neutredes  mientras  sea  .oomjxatibk  coft  $m  hofi^  i  segfirji^ad. 
Esta  frase  es  testuat  (1). 

«El  señor  Sarmiento,  cuyo  interés  por  Chile  es  sincero,  í  lo 
muestra  hasta  en  su  cooperación  a  la  Voz  de  América^  buscó 
con  ese  objeto  una  entrevista  con  el  setior  Seward  en  los  dias 
que  estuvo  éste  aquí.  Pero  la  ajitacion  en  que  se  encontraba 
ese  ministro  por  las  complicacioues  interiores,  que  estallaron 
de  una  manera  tan  violenta  el  22  de  lebrero  a  consecuencia  del 
veto  presidencial,  no  le  permitieron  obtener  ningún  resultado 
saiisfactorio  de  sus  dilijeocias.  Mi  opinión  es  que  en  ningún 
tiempo  atcanzaria  aquel  de  tal  hombre  de  Estado.  Por  lo  de- 
mas,  oja*á  fuera  posible  que  la  prensa  de  Chile  i  Buenos* Aires 


(1)  En  otra  ocasión  el  sefíor  Sarmiento  nos  comunicó  tambie.i  confí- 
dencialmente  i  para  la  trasmisión  a  nuestro  gobierno,  copia  de  la  in- 
teresante correspondencia  cambiada  entre  el  señor  Balcarce  Minis- 
tro de  la  República  Arjentma  en  Franciai  i  el  gobierno  imperial  sobre  la 
mediación  francesa  en  las  cuestiones  de  Chile  i  el  Perú.  Como  esos  do- 
cumentos son  de  sumo  ínteres,  i  presentan  una  faz  notable  de  la  no 
siempre  bien  comprendida  política  arjentina  i  se  mantienen  todavía  iné- 
ditos, según  tenemos  entendido,  los  damos  a  luz  en  el  apéndice  bajo  la 
Jelra  LL.— Haremos  notar  det-'de  lue^o  dos  puntos  salientes  de  esa  co- 
rrespondencia diplomática  Es  el  pinmero  el  vivo  mtores  desplegado  por 
el  digno  representante  del  Plata  en  París  don  Mariano  Balcarce,  en  obede- 
rimiento  de  sus  instrucciones,  para  traer  a  buen  fin  lascompl  caciones  de 
Chile  con  Espa«^a,  puf-s  sol>ita  a  la  vez  con  los  términos  mrs  eficaces  los 
buenos  oficios  de  la  Francia  i  de  la  Inf:latei  ra  i  \o>  propone  a  nombre  de 
su  gobierno  a  Bermudez  de  Castro.  Es  el  segundo  la  terquedad  absoluta 
del  gabinete  español  para  rechazar  en  noviembre  (antes  de  la  captura 
del  Covadonga)  toda  propuesta  de  mediación  por  inadmisible  en  ntngun 
caso  estando  vulnerada  fu  honra  de  España  (por  haber  entonces  don  Jo- 
sé Luis  Claro  levantado  la  bandera  de  Tavira  sobre  la  baranda  de  su  bal- 
cón para  que  no  la  apaleara  o  escupiera  el  pueblo)  i  por  inútil^  pues  ya 
la  cuestión  estaria  resuelta  en  esa  fecha  (13  de  noviembrede  1865).  Como 
fué  entonces  que  cuando  la  bandera  española  fué  arriada  a  cañonazos 
por  Williams  Rebolledo,  la  España  no  solo  declaró  admisible  sino  que 
solicitó,  rogó,  mendigóla  mediación  inglesa,  francesa  i  americana?  ¿O  fué 
que  la  captura  del  Cnvadonga  no  vulnei'ó  la  honra  de  la  España  o  que  la 
perdió  o  la  echó  en  olvido  después  de  ese  hecho  de  armas? 

¡Cosas  de  Espafia! 

5 


—  54  - 

no  ahondase  mas  la  funesta  división  que  entre  ambas  repúblicas 
se  ha  creado.  En  la  Voz  de  América  nosotros  hemos  seguido 
esta  política  que  creo  será  de  la  aprobación  de  US.» 

Tócanos  ahora  dar  cuenta  de  nu'^stras  relaciones  con  los  mi-* 
nistros  de  los  Estados-Unidos  de  Colombia  jeneral  Salgar  i  de 
Venezuela  seüor  Bruzual;  mas  cjmo  ha  llegado  ya  el  momento 
de  ocuparnos  de  uno  de  los  asuntos  mas  graves  del  presente 
libro,  la  cuestión  de  Guba  i  Puerto  Rico,  i  nuestra  conexión  con 
aquellos  representantes  está  intimamente  ligada  con  aquella, 
reservamos  para  el  próximo  capitulo  la  parte  que  les  debía 
caber  en  el  presente. 


CAPITULO  XXIX. 


Ijü  independencia  de  Cuba  i  Puerto  Rico  es  un  hocbo  necesario  e  inevi- 
table.— Pasmosa  riqueza  de  aquellas  posesiones —Su  emancipaciones 
éí  complemento  de  la  independencia  americana  S(*gun  Bolivar.— El 
poeta  cubano  Quintero  .—Hechos  que  confirman  la  provisión  de  aquel 
jénio.-  Fenómeno  complejo  que  presenta  la  independencia  ilo  Cuba  en 
un  sentido  internacional.-Por  que  estas  islas  han  de  pertenecer  a  los  Es- 
tados Unidos.— Jefferson,  Clay,  Polk,  SlideJl  i  el  manijiesto  de  Ostende.^ 
Insurrección  inminente  de  Cuba.-La  escuadra  i  el  ejército  español  que 
la  guarnecen.-Cómo  el  clima,  la  topogr.ifia,eI  odio  de  castas  i  la  despro- 

Sorcion  de  éstas  favorece  la  empresa  de  su  libertad  interna.— Horrores 
e  la  esclavitud  en  Cuba.-Sccieaade8  secretas.-Feli/.  Varela.-Heroismo 
escepcional  que  necesitan  los  cubanos.-Suplicios  en  Puerto  Prin^^ipe  en 
18*26.— Inmolación  de  Plácido  i  sus  conjpaneros  en  Matanzas.— Espedi, 
clones  de  Narciso  López  en  1850 1  1851— Suplicio  de  Armenteros  en  Tri- 
nidad i  de  Agüero  en  Puerl  o  Principe.— Conspiración  frustrada  de  la 
V%iella  i4¿¿v'o-Suplicio  de  Facetólo  en  la  Habana.-Intentos  de  Entrampes 
i  Pintó  i  su  castigo.— Carácter  individual  de  todos  los  levantamientos 
en  Cuba.— Carencia  de  un  jenio.— Influencia  de  los  últimos  aconteci- 
mientos políticos  de  América  en  la  situación  de  Cuba.-  Espedicion  espa- 
ñola a  Mejico.-Levantamiento  i  espulsion  de  Santo  Domingo  .-Gobierno 
der  jeneral  Dulce.— Abolición  de  la  esclavitud  en  los  Estados  Unidos. 
—Proyecto  de  concesiones  políticas  hecba  por  España.— El  contle  de 
Pozos  Dulces.— El  Siglo  i  el  Dtario  dte  la  Mo riña. '^Sociedad  republicana 
de  Cuba  i  Puerto  iíico.— Don  Juan  Manuel  Macias.— Diagrama  de  los 
partidos  políticos  de  CúbaL,— Los peninstUor es. —El  pirata  Marti.— Cosas 
de  EFpaña  i  cosis  de  Chile.— Los  concesionislas.'^LQS  anexionistas.— Los 
independientes.— Ohr^  previa  de  propaganda.— Servicios  que  en  este 
sentido  prestó  la  Voz  de  Amtrica  i  sumario  de  sus  artículos  —Las  tres 
grandes  causas  de  laesterilidai  de  nuestra  guerra.— Error  clásico  de 
nuestra  política  al  buscar  un  desenlace  de  aquella  en  el  Pacífico  i  no 
en  el  Atlántico.— Opinión  de  los  cubanos  a  este  respecto,— Falsa  base 
de  mis  instrucciones  i  de  las  espectativas  del  gobierno  —Me  adhiero 
francamente  al  partido  revolucionario.— Ofrezco  igual  cantidad  de  re- 
cursos a  la  que  apresten  los  cubanos. — Correspondencia  con  la  Socie- 
dad republicana  de  Cuba  i  Puerto  iftco.— Insinúo  la  necesidad  previa 
de  actos  positivos  para  empeñar  la  cooperación  de  Chile.— Dnscon fian- 
za de  los  cubanos  sobre  las  promesas  de  éste.—  Carta  del  doctor 
Bassora.— Tido  al  gobierno  instrucciones  positivas  i  la  cantidad  de  cien 
mílpesDs  para  entrar  en  acción,— Respues ti  7ue  racibo.— Fragme.itos 
de  mi  corresponí!encia oficial  relativa  a  los  asuntos  de  Cuba.— Efectos 
de  la  guerra  de  Chile  en  las  Antillas  españolas.— Ajitacion  en  Puerto 
Rico  1  bando  que  se  promulga  en  cocs3CuenciP..— El  capitán  jeneral 
Marchessi.— Circular  del  jeneral  Dulce  declarando  a  Cuba  en  estado  de 
guerra.— Persecución  de  la  Foz  cte  i4m^ica.— Levantamiento  de  Villa 
clara.— Nuevas  causas  que  aumentan  la  ajitacion.— Elecciones  de  la 


-  se  - 

junta  consultiva.— Triunfo  de  los  conceslonistas  sobre  el  partido  pe- 
ninsular.—Carácter  de  V6  prinoipales  elejídos.— Cuestión  ne  eman- 
cipados i  de  abolición  do  la  esf^lavatnra— DimiB'on  del  jeneml  Oul^'e.— 
Ilusiones  de  los  concesioiústas  delmenaféi  rsfuer/os  que  liacemcsen 
la  Voz  deAnurica  para  di8»'anecerlas.--Sn  tardío  desení^afio.— Cund  la 
ajitacion  rn  Cuba.— Duelos  a  muerte  entre  peninsulares  i  criollos  en  la 
Eaboni  i  Santiago  de  Cuba.— Tumulto b  ?*n  el  teatro  de  Tacón  .—Procla- 
mas clandestinas  pidiendo  el  eslerminio  de  los  espailolrs.— Momentos 
8upremi»s  de  la  acción.— La  Voz  de  iimfr/cwabaijdona  el  terreno  de  la 
discusión  razonada  i  Hanm  a  les  cubanos  a  Ins  armas.— La  aj  ilación  de 
Cuba  co'ncid'í  con  el  bombardeo  «le  ValparasD— Plan  que  en  conse- 
cuencia simeto  al  gobierno  de  Chile  Síbre  una  invasión  de  Cuba  con 
un -cuerpo  de  tmpjrs  peruano*rtiiIí»Tra'Vift  Paními4.-*8ometo  igual  idea 
al  j^íneral  Prado  i  estela  acepta.— Busco  la  realización  de  igual  empre- 
sa en  las  costas  de  V.^nezuela.— Correspondencia  que  con  este  motivo 
cambio  con  el  ministro  Bru'^ual  en  Caracas.— Esfuerzos  que  hago  en  el 
mismo  sentido  en  los  Estados  Unidos  de  Colomlii.—Carta  al  jencral 
t5utien*ez  i  su  entusiasta  contestación.— El  jeneral  Haez  o fVeí*e  sus  ser- 
vicios a  Chile  si  la  guerra  continúa  o  si  se  lleva  a  Cuba.— Nota  del  go- 
Irierno  de  Chile  gue  pone  término  a  mi  niisinn  .—En  ol  caráí  ier  de  sim- 
ple ciudadano  sigo  cooperando  a  la  insurrección  de  C  iba.--  Solicito  del 
encargaclo  de  nefrociíís  de  Chile  en  Washington  los  fundos  necesarios 
para  comprar  mil  fusiles  pero  sin  resultado. — Quinientos  painwdel  te- 
soro de  Chile  pira  la  libertad  de  las  Antillrs  españolas —Sucesos  pcs- 
teriorrs— Motm,  fusilamientf  s  i  suicidios  en  Puerto  Reo.— Persecu- 
ción de  ](  8  diputados  conr»/on/jAa$.— Inminencia  de  la  emancipación 
de  Cuba  i  Puerto  Rico  si  se  ks  presta  apoyo  desde  el  esterior 

La  independencia  de  Cuba  i  Puerto  Rico,  tema  de  tantas  re- 
.criminaciones,  de  tantas  ^^atradas,  i  de  tan  orjji nales  absurdos 
como  de  cargos  inconcebibles  en  nnestro  suelo,  constituye  uno 
de  los  fenóQienos  mas  complejos  a  que  sin  ninguna  duda  posi- 
ble e8t&  llamado  a  dar  definitiva  solución  el  siglo  en  que  vivi- 
mos. / 

La  independencia  de  las  Antillas  españolas,  -que  según  el 
pensamiento  profético  de  Bolívar,  era  el  complemento  indispen^- 
sable  de  la  emancipación  de  Jos  dos  continentes  del  nuevo  mun- 
do, bs  uno  de  esos  hechos  precisos,  inevitables,  fatales  que  se 
están  viendo  llegar  hora  por  hora  i  cuya  tardanza,  masque  una 
impaciencia,  es  una  sorpresa. 

Todo,  en  efecto,  conspira  a  formar  ese  presajio  irrevocable  . 
sobre  los  destinos  de  aquéllos  ült  mos  jirones  de  la 'vasta  mo- 
narquía castellana  dentro  de  cuyos  lindes  el  sol  no  tenia  ocaso. 
aL^  mas  bella  en  verdad,  decíamos  en  otra  ocasión  discurriendo 
aobre  estas  mismas  espectativas  ( i  ]« la  mas  rica,  la  mas  fuerte  de 
de  todas  las  secciones  de  ese  mundo  en  fragmentos  que  se  Ua*- 
noa  lajs  Antillas;  con  un  territorio  tan  vasto  como  el  de  la  n- 
glaterra  pflopia,  i  por  cierto  harto  .mas  fecundo. i  rinoan  produc- 

* 

f  1 }   I  ji  Vúz  de  América^  del  10  de  manco  de  1^66. 


-  *t  - 

tos;  con  un  clima  sin  lival  para  el  desarrólio  dé  los  culiivos  que 
feroian  el  lujo  de  los  consumos  entre  los  pueblos  cultos;  coa 
una  renta  nacional,  superior  a  la  de  muchas  repúblicas  próspe- 
ras con  o  las  del  Plata  i  Chile,  i  casi  igual  a  la  de  &mbas  reuni- 
das; con  un  comercio  superior  al  de  todo  otro  paifi,  una  vez  to-- 
naado  en  consideración  el  número  de  sus  habitantes  (1)  con 

(1)  La  riqueza  de  Cuba  es  verdaderamente  pasmona.  Aunque  su  área 
sea  solo  la  tercera  parte  de  la  de  Chile  (45,(00  a  146,000  millas)  a  cuyo 
país  tanto  se  asemeja  en  los  perfiles  de  su  topoprrafia  larga  i  estrecha,  su 
renta  anual  es  cerca  de  cuatro  vaccí  mayor,  pues  en  1864  pasó  de-SO  mi- 
llones de  pesos;  de  los  que  al  m  5nos  la  milad  es  el  patrimonio  liquido  de 
la  España.  Su  comercio  jen  eral- es  también  considerablemente  mayor  que 
el  nnsto  nuestro  aun  tomando  en  consideración  el  de  depósitos  i  el  de 
tránsito  que  propiamente  no  nos  pertenece.  En  1850  su  esportacion  su- 
bió a  3*2  millones  de  pesos  i  la  importación  alcanzó  casi  a  la  misma 
dfra,  por  manera  que  boi  sn  comercio  no  baja  de  80  millones  de  pesos. 

En  cuanto  a  su  renta  pública,  en  1857  solo  por  los  ramos  de  Aduana 
(10  495,858  pesos),  ile  contrüniciones  jenerales  {5  186,289  pesos)  i  de  lo- 
tería» (1 .681,410  pesos)  subió  a  17.363^558  pesos,  lo  que  era  un  aumento  de 
i.^73, 870  pesos  sobre  el  año  anterior.  Este  incremenUí  ha  venido  en  pro- 
porción aesde  entoncts,  pues  como  hemos  dicho,  ha  UeRado  en  1864  a  30 
millones  de  pesos,  lo  que  equivale  a  Jas  rentas  públicas  reunidas  del 
Plata,  Bolivia  i  Chile  i  aun  las  sol  repasas. 

El  siguiente  detalle  del  aúo  ílscal  de  1863-64  comprobará  aquella  cifra 
a  primera,  vista  fabulosa. 

impuestos  jdirectos  .  .  .  .  ps.  4.561,446 

Aduanas »  11.924^451 

Estanco »    1.086,670 

Loierla »    8.333,980 

Bienes  del  EstJido •    3.530,179 

Eventuales 491,911 

TotaL ps.    30.400,124 

El  detallo  de  esta  renta  maravillosa,  absorbida  casi  toda  por  la  msacia- 
Ue  España,  es  el  siguiente  en  el  año  64: 

La  sección  primera,  que  trae  la  contribución  temtorial  o  impuestos 
BObre  la  propiedad,  demuestra  que  estos  ascienden  a  ps.  2  962,276,  entre- 
estosps.  941, 5G0  de  las  alcabalrs  de  fincas,  ps.  441,700  de  la  de  esclavos 
P5. 1.459,900  de  la  renta  decimaJ,  ps.  157,020  del  dárecho  de  hipotecas, 
etc.,  eh\ 

Los  demás  impuestos  pertenecientes  a  es^ta  sección  sobre  industrial 
comercio,  sobre  ttulos  en  facultades,  ciencias,  artes  i  oficios,  impuestos 

Sorconceplo-iefpíciales.  etc.,  unidos  con  la  contribución  territorial  i 
iTmas  suman:  en  su  totalidad,  ps    4.561,446. 

Entre  esos  impuestos  observamos  que  el  dere»  ho  único  i  fiio  de  alma- 
cenes i  tiendas  prorluce  ps.  137,700  en  toda  la  isla,  el  consumo  de  ganados 
ps.  68-1,000,  las  alcabalas  de  remates,  ps.  132,395,  los  portazgos  ps.  90,500 
etc. 

Las  aduanas  forman  la  sección  segunda,  las  cuales  producen  al  fisco 
ensutotniidad  ps.  Ii.9i4,í51. 

Entro  los  ramos  de  arancel  que  dan  ese  n^sultado  vemos  ]  s.  8.047,630» 
del  dere'*lio  de  importación,  ps.  2.i88,8C0  dCi  de  esportacion,  de  tocela- 
4)Eisps.  1.111,300,  etc.,  etc. 

La  sección  tercera— de  rentas  estancadas.-^demuestra  qne  los  efectos^ 


-   38  — 

una  producción  escepcional  que  abraza  por  su  riqueza,  tesoro» 
que  hacen  recordar  el  antiguo  Ofir»  los  tabacos  esquisitos  de  sus 
vegas,  los  azucares  de  sus  mil  injenios,  sus  algodones  i  sus  co- 
bres disputados  por  la  Inglaterra,  sus  cafetales  capaces  de  com- 
petir con  los  mejores  de  Java  i  deCeylan,  las  maderas  preciosas 
de  sus  virjenes  bosques:  siendo  todo,  en  fin,  lo  que  produce  su 
tieira  noble,  rico  i  abundante,  ¿cómo,  aun  en  un  sentido  pura- 
mente material,  ese  vasto  i  opu!ento  teiritorio  puede  ser  la  eter- 
na presa  de  aquella  nación  rapaz,  ignorante  i  lejana,  que  jamas 
se  ha  mostrado  capaz  de  esplotar  siquiera  mediocremente  los 
ricos  bienes  que  la  Providencia  puso  al  alcance  de  su  mano? 


timbrados  dan  ps.  1 .080,670  del  modo  siguiente:  Papel  sellado,  pe.  334,800, 
documentos  dfi  jiro  ps.  124,520,  sellos  de  correo  ps,  331  ^SOu,  papel  de 
multas  ps.  71,750,  Pellos  judiciales  ps.  133,000^  bulas  ps.  9,940 ,  cédulas  do 
libres  de  color  ps.  59,100,  emancipados  ps.  12,400,  etc.,  etc. 

En  esta  misma  sec  *.¡on  se  presuponen  por  el  estanco  de  gallos  41,050 
ps.,  por  correos  ps.  89  525,  títc—Total  de  la  sección  tercera  ps.  1 .218,257. 

La  sección  cuarta.— Lotería— da  una  totalidad  de  producto  de  8.733,980 
pesos. 

í^  sección  quinta— bienes  del  Estado,— como  telégrafos,  bienes  mos- 
trencos>  réditos  de  censos,  temporalidades  de  jesuítas,  etc.,  produce  ps. 
3.530,079.  Nos  ha  llamado  la  atención  en  esta  sección  «las  ventas  de  tie- 
rras realengas»  i  edifícios  del  Estado  ps.  3.383,244  1 2,000  por  esportacion 
de  guano. 

La  sección  sesta— ingresos  eventuales,— da  por  total  producto  491,911 
pesos. 

En  resumen,  las  sus  secciones  demuestran  que  el  Estado  en  la  isla  de 
Cuba  percibe  en  el  presente  año  económico,  desde  julio  primero  de  1863 
al  30  ele  junio  de  1864,  ps.  30.460,124  de  contribuciones  e  impuestos, 
aduanas,  rentas,  estancadas»  lotería,  bienes  del  Estado  e  ingresos  even- 
tuales; cosa  en  verdad  maravillosa  en  una  isla  que,  si  bien  tiene  una  gran 
ostensión,  no  cuenta  apenas  un  millón  i  medio  de  habitantes. 

I  esto  sorprende  tanto  mas  cuanto  que  solo  una  vije'iima  parte  del  te- 
rritorio de  la  isla  está  cultivado,  con  caOa  de  azúcar,  arroz,  algodón,  ta- 
baco, forrajes,  etc» 

Debe  tenerse  también  presente  que  el  sistema  arancelario  que  rije  en 
las  Antillas  españolas  es  el  mismo  que  existia  en  nuestras  colonias.  Asi, 

Í5or  ejemplo,  la  harina  americana  paga  de  derechos  8.50  cts.  por  barril  i 
a  española  solo  2.50  délo  que  resulta  el  hecho  curioso  de  que  los  cubanos 
consumen  (tomamos  el  año  54  por  ejemplo)  2.677,791  pesos  en  las  malas 
harinas  de  la  Península,  acarreadas  de  una  distancia  de  mas  de  dos  mil 
millas  i  solo  29,830  pesos  de  la»  excelentes  harinas  americanas  que  están 
al  alcance  de  su  mano.  Con  este  sistema  los  Estados  Unidos,  que  repre- 
sentan la  tercera  parte  del  comercio  total  de  Cuba,  se  adeudan  cada  año 
en  10  i  hasta  20  millones  de  pesos,  por  las  valiosísimas  importaciones 
que  hacen  de  aquella  colonia. 

En  un  sentido  material,  como  es  sabido,  Cuba  se  halla  bastante  ade- 
lantada, tiene  al  menos  un  tercio  mas  de  ferrocarriles  que  nosotros  (en 
1857  poseía  397  milliis)  i  en  cuanto  a  telégrafos  los  inició  junto  con  nos- 
otros en  1852.— Según  el  censo  oficial  de  1862  hai  en  la  isla:  2185  hacien- 
das de  crianza,  1531  injenios,  690  cafetales,  8401  vegas  de  tabaco,  6055  po- 
treros, 31089  sitios  i  estancias,  415  colmenares  i  205  tejares,  cuya  renta 
total  asciende  a  ps.  38.032,502.  -  -.*i     .-    .    y    ü 


—  39  — 

«Por  otra  parte,  en  un  sentido  moral,  la  población  de  Cuba, 
la  raza  criolla,  americana,  que  los  burdos  i  groseros  peninsula- 
res afectan  despreciar  considerándola  incapaz  de  gobernarse  a 
si  misma,  tiene  una  superioridad  maniSesta  sobre  sus  imbéciles 
dominadores,  porque  es  sabido  que  los  climas  tropicales,  así 
como  desarrollan  a  un  grado  estraordinario  la  intelijenda  de 
los  naturales  o  de  las  rasas  estrsnjeras  una  vez  aclimatadas, 
enervan  i  degradan  los  temperamentos  exóticos,  postran  sus  . 
fuerzas  físicas  i  morales,  i  concluyen  por  poder  un  fin  prema- 
turo a  la  existencia  misma  de  los  que  vienen  de  fuera.  No  hai. 
quizá  en  la  especie  humana  un  contraste  mas  fuerte  de  vivacidad' 
i  de  intelijencia  que  el  que  ofrece  a  cada  paso  un  palurdo  pe- 
ninsular, un  gallego  o  un  aragonés,  por  ejemplo,  con  un^io- 
lio  de  Cuba,  aun  de  la  mas  ínfima  especie. 

«I  la  convicción,  anadiamos  mas  adelante,  de  lo  inevitable^, 
de  lo  fatal,  de  lo  imprescindible  que  es  aquel  desenlace  que 
pondrá  fin  al  dominio  europeo  en  el  nuevo  mundo,  al  me- 
nos como  sistema,  se  ahonda  i  se  hace,   si  es  dable,  mas- 
sólida  cuando  de  las  consideraciones  jenerales  de  que  nos 
hemos   ocupado  se  desciende  a  los  detalles;  cuando  se  vé  a 
aquella  infeliz  nación  sometida  al  capricho   de  un  soldadov 
suspicaz  o  codicioso  que  recibe  en  pago  de  un  rejio  cortejó  o 
de  una  intriga  de  cuartel  el  bastón  decapitan  jeneral  de  la  isla, 
título  que  reviste  mas  autoridad  política,  militar,  civil  i  aun- 
eclesiástica  que  el  de  ninguna  otra  forma  de  gobierno  uniper- 
sonal, cuando  se  vé  un  enjambre  de  descubiertos  aventurero» 
llegar  de  los  pajizos  cortijos  de  su  tierra^  i^atal  a  sentarse  en  los 
hogares  que  la  propia  patria  reserva  de  preferencia  a  sus  hijos;- 
cuando  se  observa  que  se  ha  arrebatado  a  la  comunidad  nacio- 
nal todos  sus  fueros,  sus  mas  lícitas  libertades  públicas  i  aan 
domésticas;  cuando  se  medita  que  aun  los  mas  humildes  distri- 
tos de  la  que  se  titula  la  madre  patría^  poseen  instituciones  i 
autoridades  propias,  salvaguardia  del  interés  común,  i  que  a 
título  de  la  lejania^  de  la  fidelidady  del  r^io  aimor  i  de  todas  esas 
mentiras  estereotipadas  en  el  lenguaje  de  los  cortesanos,  se  go-^ 
bierna  todo  el  pais  como  si  üaera  un  inmenso  presidio,  ponien- 
do en  cada  bahía  un  buque  armado,  en  cada  cmdad  una  forta- 
leza, en  cada  calle  un  cuartel,  en  la  puerta  de  cada  ciudadano 
nn  centinela  o  un  espía;  cuando  se  nota  a  los  aventureros  de> 
todas  las  jerarquías,  que'aun  antes  de  sacudir  la  mugre  de  sua 
trajes  peninsulares  i  la  insolencia  de  sus  almas  ignorantes,  in- 
sultan, befan  i  escamian  a  los  mismos  seres  jenerosos  que  les. 


—  *0  — 

dad  e)  pan  de  1«  hospitalidad;  euando  se  palpa  el  cúmok)  dé  in- 
jti^ticras,  de  sobornos,  de  adulaciones  i  de  perfidias  a  que  es  pre- 
ciso someterse  para  do  vivir  la  vida  de  lo»  parias  dentro  de  su 
propia  patria;  cuando  óada  uno  se  persuade  por  la  esperiencia  de 
cada  dia,  que  no  es  amor,  que  no  es  respeto,  que  no  es  siquiera  el 
vínculo  de  la  solidaridad  común  que  las  naciones  cultas  tiendenm 
crear  en  la  masa  de  sus  gobernaaos,  cualquiera  que  sea  la  posi* 
eifdnque  ocupan,  sino  la  sórdida  codicia  del  oro,  la  que  inspira 
únicamente  la  política  que  nos  abate,  cuando  se  descubre  un 
comercio  que  se  crea  i  se  alimenta  con  el  noble  sndor  de  los  hijos 
de  la  tierra  convertido  en  el  sucio  monopolio  de  los  estranjeros; 
cusíndo  se  hace  pagar  con  el  producto  de  las  fatigas  del  puebla 
a  loS' soldados,  a  los  marinos,  a  los  clérigos,  a  los  frailes,  a  los 
aduaneros,  a  los  espías,  a  esa  cohorte  escuálida  e  insaciable  que, 
como  una  marea  de  hambre  flota  entre  las  Antillas  i  la  Eepafia, 
renovándose  por  periodos  fijos  de  tres  en  tres  aíios,  i  cuando,  en 
fin,  todo  es  usurpación  de  estraf)os,  abatimiento  sistemático  del 
carácter  nacional,  concesiones  degradantes  mal  llamadas  de  li* 
bertad,  pues  ::iegan  ésta  para  dar  suelta  al  vicio  que  con  a» 
nombre  enc^ubren,  i  se  vé  la  mendicidad  espatiola  llevada  de  las^ 
encrucijadas  a  los  banquetes  publico»,  la  mordaza  de  la  autori- 
dad puesta  a  todos  los  labios,  el  látigo  suspendido  sobre  todaa 
las  frentes,  i  mas  allá  la  doctrina  i  el  recuerdo  del  patíbulo  como 
ultima  razón,  como  última  lei,  entonces  lo  que  admira  i  padma* 
el  espíritu  es,  no  que  esa  situación  exista,  sino  que  se  mantenga 
fodavia  en  pié  sin  que  la  justicia  del  cielo  i  la  fuerza  del  braao* 
de  los  hombres  baya  traidoal  smel'cf  ese  andamio  infiaiaie  dé  tanü; 
vHezai  de  tanta,  tan  inaudita  iniquidad.»  (1) 

(I)  No  hemos  leído  jamas  una  descripción  a  la  vez  mas  bella  i  masr 
exacta  de  la  situación  (te  Cuba  que  los  siguientes  versos  del  poeta  cubar 
no  Quintero  emigrado  en  Nueva  Orleans  donde  ejerce  el  pobre  oficio  de 
procurador  dé  pleitos,  siendo  que  su  estro  poético  podria  competir  con 
el  de  Heredia.  Gomo  esa  breve  composición  define  a  Cuba  esclava  con 
mano  de  maestro  i  pinta  a  la  vez  con  una  lastimera  intensidad  de  dolor 
el  sentimiento  moral  de  los  cubanos,  la  reproducimos  aquí  de  la  Vót 
&é  Amerita, 

—¿Qué  trabajas,  herrero?— ¡Una  cadena! 
—.Cadena  que  tafvez  Heve  un  hermanof 
—/Dónde  vas,  pescador?— La  mar  serena 
Mi  red  de  hermosos  peces  verá  llena  . . . 
x-Vé,  tráelos  al  banquete  del  tirano. 

r-¿Qííé^ras,  labrador?— La  tierra  dura  ' 

uoi)dd  florecen  el  cafe  i  la  cáftá 

—Vana  es  íú  industria,  ti»  al^ar  Uícurat 


-  41  — 

}  sin  embargo  de  lodo  esto»  que^  es-  una  Terdud  por  todos 
eompreadida,  el  hecho  de  la  indepen'leiicia  de  aquellas  colcnias 
eritá  sujeto  a  circunítaoFchis  peculiarísimas  que  aumentari  lo 
fenomenal  de  su  destino;  Tendida  en  e}  golfo  de  Méjico,  que  es 
«n  mar  esencialmente  .americano,  eomo  el  centinela  avanzado 
de  nuestro  continente  hacia  el  de  Europa,  sirve  a  éste  de  nece* 
saria  pñeita  en  sns  esciarsiones  i  de  etapía  obligada  a  so  desarro* 
Uo  f  a  sti  anhelo  de  usurpación  en  nuestro  iiemisferio.  De  aquí 
la  isspiracion  de  Bolívar  i  su  recordada  profecía.  I  a  la  verdad, 
lau  exacta  ba  sido  é»ta  que  los  soldados  qneibi^n  ayer  are- 
ccmquistara  Santo  Domingo  eran  soldados  oe  Cuba;  que  el  pa- 
fiado  de  invasores  con  c^e  el  jeneral  Cevallos  tomó  posesión  de 
Yeracruz  en  1861  (como  Bañada  la  había  tomado  de  Tampico 
en  1829)  eran  invasores  de  Cuba,  precursores  de  loe  de  Francia; 
ene  los  últimos  reclutas  enviados  a  defender  el  trono  ya  vacio 
06  MsQcimiliano  de  Austria  eran  reclutas  colectados  por  sus  ajen- 
ies en  la  Habana,  i  por  último,  por  lo  cue  respecta  a  nosotros 
mismos,  ¿de  dónde  se  aproximaba  ayer  a  nuestras  costas  la 
escuadra  apostada  ya  en  Aío  Janeiro,  sino  de  los  puertos  de 
Guba? 

ftodeada  así  en  toda  su  redondez  por  naciones  libre?  como 
Méjico,  i  la  antigua  Coloimbia  o  por  potencias  europeas  maríti^ 
ñas  i  comerciales  como  la  Inglaterra  i  la  Francia,  que  forman  a 
BU  derredor  una  cintura  de  contraluertes  con  sus  Antillas  meno^ 
jres,  tiene  sobre  su  frente  a  los  Estados  Unidos  qicV)  est&n  llama-» 
dos,  a  la  par  con  las  grandes  niicioues  marítimas  del  orbe  s 
regular  por  ahora  i  a  deci^lir  mas  tarde  sus  destinos. 

Que  Cuba  ha^e  pertenecer  en  época  no  lejana  a  los  Estadea 


iPara  ti  es  la  fatiga  i  la  amargura, 
El  oro  i  las  cosechas  son  de  Bepañait 

— ¿0"6  corta,  leñador,  tu  hacha  pesadaf 
— iArljoíes  dé  vigor  i  pompa  llenos! 
— iOetente,  qtie  la  patria  está  enlutada; 
A  cada  golpe  de  tu  mano  o^ada 
Hai  un  cadalso  mas  i  un  árbol  ménosr 

—Di,  ¿qué  meces,  mujer,  en  esa  cuna? 
—I Un  nifloi  en  él  mis  o^os  siempre  clavo. 
«•  Pese,  ioh  madre  infehzi  a  tn  rortima. 
Desvelada  te  i*ncuentra  sol  i  kina. 
I  al  fin  le  dan  al  déspota  otro  esclavat   • 

Debemos  añaJir  aqu-i  que  el  sefVor  Quintero  solicitó  ser  nombrado 
•óBsul  de  Chile  en  Nueva  Orleass  como  una  muestra  de  su  adhesión  a 
nise^tro  péis. 

6 


-  42  - 

liaidos  por  comora,  o  anexión^  por  conquista  o  $ufrajio  unit>ersal 
que  es  «tro  moclo  de  conquistar  puesto  hoi  dia  en  boga  por 
déspotas  hipócritas,  es  un  hecho  tan  necesario  e  imprescindible 
como  el  de  su  independencia  de  la  España  o  el  de  la  abolición 
de  la  esclavitud,  cosas  ambas  que  ban  de  correr  parejas  en  los 
encadenamientos  del  porvenir. 

Ya  hemos  visto,  en  efecto,  como  la  codiciaba  desde  1808  el 
sagaz  Jefferson,  i  el  lector  filósofo  se  babrá  fijado  que  aguel 
gran  inspirador  de  la  política  tradicional  de  Estados  Unido» 
consentía  entonces  en  dejarla  en  manos  de  la  Espafia,  a  true- 
que solo  de  no  verla  pa^ ar  a  las  de  la  Inglaterra  o  la  Francia. 

Por  estos  mismos  principios,  aun  el  ilustre  Enrique  Clay  tan 
favorable  en  su  política  a  las  ideas  de  independeneia  americana^ 
contrarió  de  frente  los  proyectos  de  Bolívar  para^emancipar  a 
Cuba,  i  aun  llegó  a  rogar  al  ministro  de  Colombia  Salazar,  co- 
mo consta  de  documentos  de  Estado,  el  que  se  aplazase  la  salida 
.  de  laespedicion  que  en  1824  i  1825  estuvo  alistándose  en  Gar- 
tajena.  (i) 

No  fué  tampoco  diferente  el  motivo  que  tuvieron  los  esclavé- 
cratas  del  sur  para  oponerse  en  el  senado  al  envío  de  Plenipo- 
tenciarios al  congreso  de  Panamá,  puestemian  que  apoderándose 
de  aquel  precioso  territorio  los  republicanos  del  Continente  del 
sud,  lo  hicieran  suvo  aboliendo  la  esclavitud,  como  ya  lo  habian 
hecho  en  la  Costa  nrme,  con  harto  mas  consecuencia  i  desinterés 
que  los  republicanos  del  Norte  que  para  su  castigo  dejaron 
subsistente  aquella  plaga. 

A  su  vez,  i  cuando  la  Espafia  desangrada,  empobrecida,  men- 
dicante eomo  ahora  í  como  siempre,,  solicitó  de  aquel  gobier- 
no tan  inapeablemente  adherido  a  todo  lo  que  considera  propio 
a  su  bienestar  i  engrandecimiento,  que  le  garantizase  la  pose- 
sión de  su  «siempre  fidelísima  isla»  de  acuerdo  con  la  Francia 
i  la  Inglate;ra,  que  le  habian  ofrecido  aquella  limosna,  contestó 
aquel  por  el  órgano  de  Enrique  Glay,  ministro  entonces  de  Esta- 
do del  segundo  Adams,  «que  no  le  gustaban  las  alianzas  enre" 
dosa&i»^  i  declinó  su  consentimiento. 

Obedecia  despueb  a  las  tradiciones  i  a  los  impulsos  de  esta 

(t)  «Guando  las  repúblicas  de  Sud  América,  dice  eljeneral  Banks  en  su 
informe  citado  sobre  revisión  de  las  leyes  de  neutrafidad  en  1866,  habian 
conquistado  su  independencia^  i  se  preparaban  para  emancipar  a  Cuba, 
Ips  Estados  Unidos  adiiiriéudose  fielmente  a  su  política  tradicional  i  ha- 
ciendo respetar  con  estrictez  las  leyes  de  neutralidad,  mantuvieron  la 
autoridad  de  España  {mantained  the  ai¿^/jor<¿y  o/ 5i>a<H)  aunque  de  otra 
manera  les  habría  sido  fácil  apoderarse  de  aquella  firtü  i  codiciada  <«/a.» 


-  43  - 

política  ¡n  ^quebrantable,  el  presidente  Polk  ofreciendo  en  1840, 
100  miUones  de  pesos,  que  entonces  tenían  desocupados,  antes 
de  emplearlos,  a  falta  de  otra  cosa,  en  pu  campaña  de  Méjico, 
para  comprar  la  isla  como  quien  compra  una  muía  o  una  vaca. 

No  tuvo  tampoco  otro  oríjen  el  célebre  «Manifiesto  de  Osten- 
de»  (1854)  fraguado  por  el  filibustero-diplomático  Pedro  Soulé 
i  sus  cómplices  Buchanan  i  Masón,  que  fueron  mas  tarde,  e) 
uno,  amparador  de  la  rebelión  del  Sud,  i  el  otro,  su  ministro  en 
Francia. 

La  última  de  estas  manifestaciones  fué  la  del  senador  Slidell, 
dq  Luisiana,"*  (célebre  después  como  Masón  por  el  asunto  del 
Trent),  quien  propuso  al  senado  en  1858  votar  una  suma  de  30 
millones  de  pesos  para  entablar  negociaciones  sobre  la  codicia- 
da isla. 

Por  manera,  pues,  que  los  Estados  Unidos,  mas  que  la  Espa- 
fia  misma,  han  sido  los  verdaderos  señores  de  Cuba,  consti- 
tuida así  en  un  feudo  vinculado  a  su  omnipotencia  i  a  su  vecin- 
dad. Durante  medio  siglo,  el  águila  del  Norte  contempla  desde 
los  sombríos  farellones  de  las  costas  de  Florida,  separada  de 
Cuba  solo  por  un  canal  de  50  leguas,  aquella  presa  de  su  codi- 
cia i  aguarda  con  sus  alas  desplegadas  solo  la  ocasión  propicia 
para  lanzarse  sobre  ella  i  anexarla! 

I  de  esta  posición  de  los  Estados  ^Unidos  respecto  a  una  pose- 
sión, que  es  la  sangre,  el  jugo  gástrico  i  el  quilo  de  la  España, 
pues  que  sin  ella  se  muere  sin  remedio,  venia  la  conclusión  que 
varias  veces  hemos  sostenido  en  este  libro,  de  que  habria  basta- 
do una  mera  insinuación,  un  jesto  de  los  ministros  del  Pre- 
sidente Johnson,  para  que  el  almirante  Pareja  hubiese  aferrado 
las  velas  de  sus  pesados  fragatones  i  dirijidose  a  todo  vapor  a 
los  puertos  de  la  Península  i  a  los  apostaderos  de  la  Habana  i 
Santiago  de  Cuba.  Así  es  que  la  satisfacción  del  duque  de  Te- 
tuan  debió  ser  tan  inmensa  como  inesperada  cuando  llegó  has- 
ta los  pies  del  trono  el  incienso  de  aquel  brindis  del  primer 
ministro  de  los  Estados  Unidos  bebido  en  honor  de  la  perpeíui^ 
dad  del  dominio  español  en  la  tierra  americana. 

I  aun  sobre  esto,  téngase  presente,  que  por  mui  fuertes  que 
sean  las  afinidades  políticas,  literarias,  vinícolas  (pues  el  jerez 
de  Tassara  tenia  fama  ep  todo  Washington)  de  Mr.  Seward  por 
la  España  i  sus  hombres,  hai  muchos  que  sospechan  que  su 
viaje  a  la  Habana  tovo  mas  de  la  escursion  del  zorro  gue  naja  de 
la  montaña  a  la  llanura,  que  la  del  águila  que  se  cierne  sobre 
las  nubes  indiferente  a  lo  que  pasa  en  todos  ios  planetas. 


-  44  - 

Pero  a  8u  vez,  lo8  Estados  Unidos  se  eocaentraa  coartados  eu 
sus  miras  antiguas  i  ambiciosas,  por  la  actitud  de  las  patencias 
marilimas  de  Europa  que  do  cousentirian  impasibles  en  el  apo- 
deramiento  o  cesión  de  aquellas  colonias  que  les  haría  pronto 
perder  las  suyas  por  absorción  o  desmembramiento.  I  de  aquí 
resulta  que  la  infeliz  Cuba,  por  ma9  envilecida  que  se  encuentra 
bajo  el  manto  de  armiúo  de  Isabel  II  i  bajo  la  bota  i  la  espue- 
la de  0*Donnell  i  Narvaez,  ha  tenido  hasta  aquí  que  encorbar  la 
cerviz  a  la  lei  de  los  destinos,  i  sofocar  en  su  seno  la  innata,  la 
irresistible,  la  santa  aspiración  do  su  independencia.  En  verdad 
Cuba  es  solo  un  vi>Ican  escandecente  que  no  arroja  su  lava  so- 
bfie  el  mundo,  porque  las  manos  de  todos  los  potentados  del  vie- 
jo i  nuevo  mundo  están  apiñadas  sobre  su  cráter  para  impedir 
su  erupción. 

Pobre  i  bella  cautiva  guardada  de  cerca  por  los  monstruos  de 
la  codicia  i  la  ambición  que  surcan  el  contorno  de  sus  aguas 
acechando  hasta  las  nubes  que  cruz-iu  sobre  su  diáfano  cielo  por 
temor  de  que  ea  repentina  borrasca  la  pierda  el  que  se  haya 
descuidado  en  la  custodia!  Pobre  Cubal — Fuérate  dado  al  me- 
nos en  castigo  de  tu  martirio,  el  que  nueva  Elena,  saliendo  de 
las  ondas  que  acaiician  blandamente  tu  regazo,  seas  un  dia  cau- 
sa de  que  desenvainen  sus  espadas  tus  propios  verdugos,  Im 
que  te  venden  i  los  que  ofrecen  paga  por  tos  hijos^  tus  monta- 
fias  i  tu  cielo,  i  en  el  fragor  de  sus  lideS;  te  salves  sola  i  vivas 
para  tí  libre  i  soberana! 

Todo  cuanto  llevamos  dicho  refiérese  a  la  cuestión  indepen^ 
deneia  de  Cu6a,  en  que  es  preciso  confesarlo  nuestros  escritores 
i  publicistas  han  charlado  a  su  sabor,  pero  mas  a  la  manera  de 
los  pintados  i  canoros  papagayos  que  pueblan  los  bosques  de 
la  perla  de  las  Antillas  antes  que  como  aquellos  sesudos  hijos 
de  Vizcaya  primitivos  pobladores  de  nuestros  cortijos  de  que  . 
habla  el  jesuita  Miguel  de  Olivares.' 

No  decimos  otro  tanto  de  la  cuestión  insurreccijn  de  Cuba  a 
la  que  este  capítulo  está  mas  especialmente  consagrado. 

No  es  tan  temible,  en  verdad,  el  poder  español  en  sus  Antl* 
lias  como  parece  ai  contemplar  por  la  vez  primera  aquellas  dos 
islas  (i  entiéndase  que  al  hablar  de  Cuba  nos  referimos  siempre^ 
aunque  en  menor  escala  a  Puerto^ BJco,  por  ser  ésta,  política  i 
jeogiáficamebte,  solo  un  apéndice  de  la  uran  Antilla)  abiertas  a 
todos  los  vientos^  surcadas  sus  aguas  por  una  flota  poderosa  i 
permanente  (1],  erizados  de  fortalezas  sus  puertos  de  mar  i  coa 

(t )  Por  la  ordenaasA  v^nte»  la  escuadra  do  los  aposiadecos  de  la  Hable 


-  45  - 

pesadas  guarniciones  eBtran  jeras  «US  principales  ciudades   me- 
diterráneas. 

Tero  des  le  luego  el  clima,  que  es  el  principal  vengador  de 
aquella  infeliz  tierra,  mata  al  soldado  peninsular  apenas  deja  el 
abrigo  i  la  sombra  de  sus  cuarteles  para  entrar  en  campada 
abierta,  como  con  terrible  estrago  lo  pri^bó  Santo 'Domingo,  se- 
parado de  las  dos  Antillas  que  intercepta  solo  por  un  estrecho 
canal  semejante  en  todo  al  que  lo  divide  de  la  Florida  (148 
-.millas). 

IjSS  condiciones  topogr¿6oas  de  la  isla  vienen  en  seguida  a 
ofrecer  campo  seguro  ¡de  acción  i  refujios  ca^i  inaccesiblee  a  los 
patriotas  que  empuúasen  las  armas  contra  la  metrópoli  estran- 
jera.  Tiene  Cuba  en  miniatura,  como  Chile  en  escala  jigantesca, 
su  vértebra  o  gran  espina  dorsal  que  la  divide  en  dos  mitades 
por  su  centro  corriendo  del  occidente  al  poniente  en  toda  sn 
Jonjitnd.  Bacía  aquella  estremidad  la  cadena  central  se  abate  en 
mesetas  secundarias  i  en  valles  fértiles  i  pintorescos  que  van  a 
morir  en  el  mar  ¡empapando  sus  rios  aquellas  vegas  de  la  Vuelta 
Abajo  en  que  crece  el  mas  fragante  tabaco  de  la  tierra.  Es  en 
esta  estreniedidad  donde  se  hace  sentir  |)or  el  influjo  de  la  in- 
dustria, la  vecindad  de  los  £stados  Unidos  i  la  inagotable  ri- 
.queza  de  los-//i;entos,  la  molicie  que  produce  el  perezoso  siste- 
ma colonial,  cuyo  centro  es  la  Habana,  odalisca  salida  del  mar 
i  guardada  como  por  ce'oso  eunuco  a  la  entrada  de  su  espléndi- 
da bahia  por  el  castillo  del  Morro. 

llaSy  hacia  el  naciente  la  cadena  central  se  reparte  en  diversos 
nudos  de  montaflas  que  Itiv^nlm  sus  azulados  picos  hasta  la 
altura  de  ocho  mil  p'és  i  encierran  las  mas  antiguas  ciudades 
de  la  antigua  Juana,  entre  lasque  Puerto  Príncipe  se  ostecta 
conservando  intacto  el  carácter  altivo  e  impetuoso  del  jénio 
criollo  americauj.  En  sus  vastas  estancias  consagradas  por  lo 
jeneral  ala  criaiza  de  ganados  habitan  los  valientes  guajirosy 
qoe  son  a  Cuba  lo  que  el  gaucho  a  las  pampas,  el  llanero  a  las 
selvas  i  el  ^uaso  a  unestras  montabas.  Aquí  no  hai  .mtfueza  pe^- 
ro  tampoco  hai  esclavo^,  siendo  sus  habitantes  por  lo  común 
ganaderos,  estoes,  bombies  libres,  montañeses  i  de  mediano  ^pe- 
ro independiente  pasar.  £sta  porción  de  la  isla  ;parece  así 

na  i  Santiago  de  Cuba,  que  son  las  dos  grandes  divisiones  roavitimas  de 
aquella  colonia,  debe  componerse  de  30  buques  destinados  ^  guardar 
1719  millas  de  costa,  i  ta  organización  de  aquella  debe  ser  la  sipuiente: 
1  navio, Z fragatas* 2  corbetas,  8. bergantines,  1  goletis^  4  pailebotes,! 
vapor  de  500  caballos,  3  de  300  a  400  caballos,  4  de  entre  cayos,  2  tras- 
portes, •  1  brijE  barca  i  3  goletas. 


-  46  - 

deslinada  a  servir  de  cuna  a  la  ioaurreccion  cubana,  sea  que 
])rct6  en  su  propio  seuo  como  a  la  voz  del  valeroso  e  infortunado 
Agüero,  (1851)  sea  que  ven^a  en  demandado  su  puerto  de 
Baracoa  al  norte,  cual  la  atrevida  espedicion  que  trajo  Estram- 
pes  en  1854,  o  al  mas  importante  de  Santiago  de  Cuba  al  sud, 
donde  el  jeneral español  Lorenzo  intentó  un  alzamiento  liberal 
en  1896. 

Por  otra  parle»  el  ejército  peninsular,  si  bien  es  ci<^to  que  se 
mantiene  en  un  pié  de  fuerza  que  no  baja  jamas  de  20,000 
hombres,  (1)  es  preciso  no  olvidar  que  sus  tercios,  siempre  en- 
flaquecidos por  la  enfermedades  están  destinados  a  guarnecer 
no  menos  de  46  mil  millas  cuadradas  de  un  territorio  acciden- 
tado con  bosques  primitivos  i  caminos  intransitables,  i*que  por 
lo  tanto  se  hallan  diseminados  en  no  menos  de  61  cuarteles  i 
33  fortalezas,  todas  las  que  han  sido  construidas  bajo  princi- 
pies enteramente  inadecuados  a  los  medios  de  ataque  de  la 
gueira  moderna. 

Las  proporciones  de  la  población  favorecen  en  otro  sentido 
úe  una  manera  alarmante  la  inclinación  innata  de  los  hijos 
del  pais  a  sacudir  el  yugo  estranjero.  Puede  decirse  que  en  el 
escaso  millón  i  medio  de  habitantes  (2)  que  pueblan  las  ciu- 
dades i  campiñas  de  Cuba,  la  Península  no  tiene  mas  sostene- 
dores naturales  de  su  lei  i  su  dominio  que  los  ochenta  mil 
catalanes  i  canaiios  que  vienen,  a  virtud  de  una  inmigración 
susceptible  de  renovarse  afio  por  afio,  a  esplotar  la  magnífica 
incuria  de  los  criollos,  señores  del  sueloi  i  el  sudor  i  la  sangre 
del  negro  que  es  por  lo  común  entregado,  a  virtud  de  la  indo- 
lencia del  amo,  al  látigo  del  capataz  europeo.  Fuera  de  aquellos 
i  del  ejército  de  línea  (pues  las  milicias  no  pasan  de  4  mil  pla- 
zas) puede  decirse  que  no  hai  éntrelos  700,000 blancos,  l«i8 
200,000  mulatos  emancipados  i  los  400,000  negros  esclavos 

(1)  Las  tropas  que  guarnecen  a  Cuba  están  distribuidas  por  lei  en  las 
tres  armas  en  la  lorma  siguiente: 

Fuersas  veteranas                   Hombres  Caballos. 

Infantería  16  tejimientos  de  línea  con  16,000  » 

B         3  id.  cazadores  .  .    3.000  » 

»*       1  id.  guardia  cívica     700  82 

Artillería    3              brigadas 1 ,825  320 

Jnjenieros  1             batallón 512  > 

Caballería,  2  rejimientos .  .  .    1,912  1,924 

Total 23,969  2,324 

(2)  Bl  censo  oñcial  de  1862  dio  por  resultado  t. 359,238  habitantes 


• 


—  47   — 


qae  componen  las  tres  grandes  categorías  sociales  de  la  isla, 
uno  solo  que  no  deteste  de  corazón  el  dominio  estranjero.  Por 
manera  qae  en  una  guerra  nacional,  los  españoles  po(Írian  a  lo 
mas  poner  sobre  las  armas  un  ejercito  elerojéneo  i  sujeto  al 
azote  de  lae  epidemias  i  del  clima  que  no  podría  nunca  llegar, 
contando  con  las  fuerzas  peninsulares,  a  mas  de  1 00  mil  hom- 
bres, mientras  los  criollos  solos  serian  dueños  de  presentar  en 
el  campo  un  número  doble  i  si  hubieran  de  armar  a  sus  escla- 
vos como  lo  hicieron  a  la  postre  los  rebeldes  del  Sur,  el  cuadru- 
plo de  aquel,  (i) 

Ahora,  lespecto  del  odio  innato,  profundo,  inestinguible^  que 
se  enciende -en  el  pecho  de  los  cubanos  contra  sus  opresores, 
fuera  de  la  animosidad  de  castas  tan  poderosa  en  aquellos 
climas  i  especialmente  en  aquella  isla,  que  no  sin  razón 
LordPalmerston,  llamó  centro  de  iodos  las  abominaciones  (2)^ 

(1)  Esta  proporción  está  basada  en  el  siguiente  cálculo. 

Hombres. 

Peninsulares  de  16  a  60  años 34,607 

Canarios        id.  id 40^111 

Total    r 74,718 

Hombres. 

Cubanos  blancos  de  16  a60  años. .    - 182,032 

id.     de  color  lib.  id.     id 55,107 

Id.      id.      escl.  id.     id 143,495 

ToUl 380,634 

(2)  Gomo  una  muestra  de  los  horrores  no  de  la  trata  ilicita  o  prohi- 
biaa  (i  que  sigue  sin  embargo  practicándose  con  el  permiso  de  una  onza 
par  cabeza  que  es  el  cohecho  regular  establecido  por  O'Donneli)  sino  del 
comercio  legal  i  diario  que  se  nace  con  el  hombre  en  Cuba,  vamos  a 
copiar  en  seguida  algunos  de  los  avisos  que  se  rejistran  en  un  número 
áeÍJHario  de  la  Marina  que  tenemos  ala  vista.  £1  nombre  pue3to  al  ftn 
del  aviso  es  el  de  la  calle  en  que  se  vende  la  mercadería. 

«En  ps.  525  se  vende  una  negra  achinada  como  de  24  años;  también  se 
vende  por  «tt  ajuste  su  k^o  de  un  año  i  cuatro  meses»  (San  José>  núme- 
ro 61.) 

«En  ps.  300  se  vende  una  negra  de  17  años  de  bonita  figuráis  (S.  Nicolás). 

«Una  preciosa  negrita  de  10  años^  mui  humilde,  no  sabe  de  calles.  Se 
vende  «?/a  o  con  ^  m^dr^  i  su  hermano  de  13  años,  por  ausentarse  su 
dueño  para  la  Península.»  (Manrique). 

•Junios  o  separadas,  se  venden:  una  negra  criolla  de  24  años  i  su  hija 
de  5  años^  mui  bonita  i  entendida  en  todo.»  (Escobar). 

«Una  negra  de  17  años,  mui  sana  i  robusta;  propia  juara  lo  que  se  quie- 
ra aplicarla, T»  (Cuba) . 

«&  permuta  un  negrito  de  14  años  por  una  negrita.»  (Obispo). 

«Negrosi  negros!  Se  hacen  cargo  para  suventa^  engrandes  i  pequeñas 
partióos^  pues  hai  muchos  pedidos.  Se  dan  hipotecas^  etc.»  (Obispo). 

«Una  negra  de  19  años,  cíe  40  dias  de  parida  con  su  cria.  Se  dará  muí 
en  proporción.»  (Animas), 

«Una  mulata  joven  costurera  i  Ájüpara  cuanto  quieran  aplicarla,  emba- 
ncada de  pocos  tneses]  coartada  en  ps.  400  i  los  derechos.»  (Cuba). 


—  «  — 

b&sla  solo  recordar  cual  fiió  la  inlensidad  de  esa  avereioii  in^s- 
tingiiible  en  la  ^uetra  cok  nial,  parlicuiarmeale  ea  los  paises 
fronterizos  a  Cuba  como  Méjico  i  Golouitiia,  aaonde  desde  la 
llegada  de  Murilío  ya  no  se  dio  cuartel.  «Preferimos  mil  veces, 
deciauQ colaborador  porto  riqaetio  de  la  Voz  de  América,  pre- 
ferimos vivir  en  loa  países  doode  se  cometen  asesinatos  (dado 
caso  que  éstos  sean  ciertos)  como  los  de  Talambo  i  Cneroavaca 
a  los  fusilamientos  de  Ataros,  a  los  cadalsos  de  Puerto  Principe, 
de  la  Habana  i  Trinidad;  a  ia  bárbam  tiranía  de  Tacón  i  Liopee 
Baíios,  al  desvergonzado  cinismo  de  O'Donnell,  ala  corrupción, 
ferocidad  i  lascivia  de  Concha,  al  vano  orgullo  de  Pezut^la,  a 
ios  vicios  soeces  de  Caúedo  i  Cotoner,  a  la  liviandad  del  marmies 
de  Espaüa^  a  la  presunción  do  Roncali,.a'la  bestialidad  deBu-^ 
oeta,  a  la  estupidez  de  Rivero,  a  la  ineptitud  de  Echague  i  Le-* 
meri  i  alfalsu  liberalismo  de  Sen  ano,  Mesina  i  Dulce.» 

La  historia  hasta  cierto  punto  secreta  de  las  conspiracio- 
nes de  Cuba,  está  allí  escrita  i  en  la  memoria  del  pueblo 
como  un  übro  de  lágrimas  i  de  sangre  para  poner  ec  evulencia' 
cuan  VIVO  e  indestructible  es  ese  sentimiento  de  indei>end«ncia, 
palanca  inmensa  que  sostuvo  la  guerra  de  16  años  de  la  Amé- 
rica española  con  ti  a  su  aborrecida  metrópoli,  i  que  al  fin  la  des- 
plomó toda  entera  sobre  la  última  con  to^o  el  peso  de  los  An- 
des en  las  faldas  del  Coadorcanqui. 

«Una  negra  crioUa  de  14  años,  mui  robusta,  sin  lugar  a  redibitoria 
par  sir  uso  del  dia.n  (Sitios). 

«Una  mulata  de  2¿  años,  jeneralísima  costurera,  con  una  prdciostsinri^ 
mulatica  de  Beis  meses  en  50  on'/as,  i  olra  mulntica  de  13  años,  bonita, 
sanitn,  cariñosa  con  los  niños,  en  ps.  650.»  (Gom póstela). 

«Una  negra  molla  de  17  años  con  su  hijo  de  seis  meseSvO-f'M  ^.Proce- 
de de  una  población  de  campo:  nocono'^e  his  calles  esta  ciudad.»  (Rida). 

«En  ps.  500  se  vendo  una  negra,  buena  lavandera,  sin  responder  a  n^- 
áOL por  necesitarse  el  dinero.»  | Domas). 

«Dos  negritos  para  cargar  canastos.— í^n  negro  viejo  en  cinco  pnzasá 
.una  mulatica.  Se  venden  varias  cosas  i  un  caballo.»  tVillogas). 

Se  vende  una  burra  de  abundanu.?  leche  con  su  cria.»  (Acosta). 

«Se  ha  fugado  de  la  casa  de  su  amo,  el  dia  4  de  f«te,  la  negra  Nteroed, 
ganga,  como  de  50  años,  alta^  robusta,  con  túnico  de  listado,  íe/aitan  doe 
éieníes  en  la  encia  de  abajo,  cara  de  hombre^  i  tiene  los  pies  \m  p  jco  hin- 
cÍ)ados.  Ser  i  gratificado  con  una  onza  de  oro  al  que  la  entregue,  haeión- 
doFO  responsable  el  que  la  abrigue.»  (Luna.  GO), 

«El dia  l.o  del  actual,  fugó  de  casa  de  su  amo  la  negra  Carabali  Mer- 
cedes Medina,  de  treinta  añosdee^ad,  lleva  vieetido  «sucio  deiistado^tes- 
íá  peluda  i  i/^coisa,  tiene  una  llagm  grande  en  un  tobillo  i  otra  cosi'Ce- 
rrada  aw  el  otro.  Se  gratificará  ol  que  la  en^riagué  <o  ibkffP  noti<cia  deflt|L 
de  €U<paradero.  haciendo  nespcnn^able  de  «dañas  i  perjuieíoa  laLque  la 
ocultare.»  (Fonda  i  cantina,  sita  en  el  pescaniís 'del rjlorro). 

^'v}stE>d¡e  todo  «svo,  ¿puede  >4)ega>se  ^e  «ea.esQqto  itíliteit*itite  di 
cho deloi«d'l^)mef«toefn,<ewa és^el ^eWroiég^Mtt fm aéimM^eéoñát^  *  ^ 


-.  49  - 

Ko  qoeremos  recordar  aquí  las  conjuraciones  de  las  socieda- 
des secretas  que  se  han  sucedido  desde  la  llamada  los  Soles  de 
BoliwiT  en  1823,  cuando  aquel  caudillo  meditaba  la  invasión 
de  Cuba,  i  cuyo  único  fruto  ostensible  fué  la  persecución  i  mar- 
tirio del  ilustre  Félix  Várela,  que  escapó  de  los  presidios  de  Ceuta 
para  morir  proscrito  en  la  Florida,  hasta  la  de  la  Estrella  solitaria 
organizada  en  1849  en  Nueva  York,  cuyo  carácter  era  esencial- 
mente anexionista,  i  que  dio  por  resultado  la  malhadada 
espedicion  del  valiente  jeneral  Narciso  López  a  las  Pozas  i  su 
suplicio  en  garrote  vil  en  la  plaza  de  la  Uabana  (agosto  16  de 
1851).  Formóse  también  en  Méjico  en  1824  otra  asociación 
secieta  con  el  nombre  de /tffito  jMtríóttca;  otra  se  organizó  en 
la  Habana  en  1828  bajo  el  titulo  anexionista  del  Águila  negra^  i 
actualmente  existe  en  vijencia  i  de  una  manera  descubierta  la 
que  se  denomina  Sociedad  republicana  de  Cuba  i  Puerto  Bieo, 
cuyo  asiento  existe  en  Nueva  lork^  con  ramificaciones  en  Fila- 
delfia  i  Nueva  Orleans. 

Pero  ha  sido  masque  el  espíritu  de  cuerpo,  el  brio  individual 
el  que  ha  acometido  empresas  de  redención  en  aquel  país 
cuna  de  m&r tires  ¿ntes  que  de  héroes,  porque  es  preciso  no 
olvidar  que  las  insurrecciones  en  Cuba,  por  todao  las  circuns«- 
tancias  que  hemos  recordado^  tienen  que  asumir  fonosamente 
un  carácter  escepcional  de  heroísmo  i  sacrificio.  Los  cubanos 
no  tienen  como  nosotros  pUra  nuestros  desastres  los  desHJade- 
ros  de  los  Andes  que  conducen  a  tierra  de  ¿alvamepto,  ni  las 
montañsLS  del  Táchira  Como  los  venezolanos,  ni  los  llanos  del 
Apure  como  los  granadinos,  ni  las  aguas  de  sus  ríos  como  los 
orientales  i  arjentinos.  Todo  lo  que  les  queda  al  empuñar  las 
ermas  es  la  victoria  a  fuerza  de  cuchillo,  o  el  verdugo. 

Así  vemos  que  en  1826  dos  hijos  de  la  ínclita  Puerto  Prínci- 
pe, don  Francisco  Agüero  i  Yelazco  i  don  Bernabé  Sánchez,  a 
quienes  los  cubanos  miran  como  los  primeros  mártires  del  ca- 
lendario de  su  libertad,  subieron  al  patíbulo  por  el  amor  de  su 
patria. 

Veinte  afios  mas  tarde  (junio  28  de  1844)  tocó  aquella  suerte 
triste  i  sublime  al  ilustre  mulato  que  cantó  las  delicias  del  Tu- 
murí  en  sus  días  de  bonanza  i  a  Dios  con  plectro  grandioso  al 
encaminarse  al  cadalso  con  diez  de  sus  compañeros  en  su  ciudad 
natal  de  Matanzas,  que  recuerda  con  su  solo  nombre  que  es  una 
ciudad  española.  Don  Leopoído  O'Donnell^  el  mismo  quemando 
8üs  buques  a  sanuear  las  costas  del  Pacifico  fué  el  inmolador  de 
l^Iácido  (Gabriel  de  la  Concepción  Valdes]  cuando,  como  eapi* 

7 


—  50  — 

tan  jeneral  de  Cuba  se  ocupaba,  a  medias  con  su  mujer^  «n 
saquear  aquella  tierra  que  le  diera  inmensos  i  malhabidos  cau-^ 
dales. 

Siguieron  después  las  dos  espediciones  de  López  [1850  i 
l^SlT  ala  que  respondieron  enbora  tardia  pero  heroica  el 
depoaado  Joaquin  Agüero  i  cincuenta  de  sus  deudos  ijparciales 
en  Puerto  Principe  i  el  coronel  Isidro  Armenteros  en  Trinidad. 
Ambos  pagaron  con  k  vida  su  civismo,  i  de  los  compafieros  de 
López  en  una  sola  hora  fueron  fusilados  51  al  pié  del  castillo 
de  Atares  por  don  José  de  la  Concha,  hoi  marques  del  Duero  i 
renegado  americano,  como  Osma,  Pezuela,  Zabala,  Pareja, 
Ros  ae  Olano  i  como  lo  habia  sido  el  mismo  jLopez,  «la  primera 
lanza  de  España»,  i  quien,  aunque  natural  de  Caracas^  llegó 
a  ser  mariscal  de  campo  i  senador  de  la  Península. 

Mas,  -el  espíritu  de  insurrección,  lejos  de  apagarse  con  aquel 
terrible  escarmiento,  volvió  a  aparecer  dos  afios  mas  tarde  en 
la  vasta  conspiración  llamada  de  la  Vuelia  abqjoy  que  pobló 
de  emigrados  las  ciudades  de  Estados  Unidos  i  uno  de  cuyos 
caudillos  habia  sido  el  célebre  Conde  de  Pozos  Dulces,  jefe  noí 
del  partido  concesionario  en  Cuba.  El  año  anterior  habia  sido 
ahorcado  en  la  Habana  el  joven  Facciolo  por  dar  a  luz  una  ho- 
ja secreta  [La  Voz  del  Pueblo)  i  en  el  aüo  subsiguiente  lo  fueron 
el  valiente  joven  Francisco  Estrampes,  de  orijen  francés,  que 
trajo  un  cargamento  de  armas  de  Nueva  York  a  la  costa  de  la 
Punta  j(marzo  4  de  1855)  siguiéndole  en  el  mismo  sitio  el  ca- 
talán don  Kamon  Pintó  (22  de  abril)  por  haber  intentado 
secundar  a  los  cubanos  en  su  propósito  de  ser  libres. 

Mas,  como  habrá  podido  verse,  todos  aquellos  intentos  atre- 
vidos eran  el  fruto  solo  de  espíritus  inquietos  1  osados,  a  los 
que  la  juventud  prestaba  su  jenerosa  savia;  pero  que  carecían 
siempre  de  la  madnrez,  de  los  recursos,  de  la  inspiración,  del 
jénio  de  un  gran  caudillo.  La  revolución  habia  producido  hasta 
aquí  solo  filósofos  como  Várela,  poetas  como  Heredia  i  el  in- 
feliz Plácido,  héroes  como  Hernández  i  Armenteros,  mártires  como 
Pintó.  Ninguna  habia  tenido  un  iniciador,  un  caudillo,  un  jónio, 
i  esto  es  lo  que  ha  faltado  a  Cuba  i  seguido  faltándole  hasta  el 
dia,  razón  por  la  aue  no  ha  sido  i  no  será  libre  hasta  que  como 
la  América  del  Sua  encuentre,  el  hombre! 

Sobre  este  último  particular  i  para  esplicar  los  sucesos  pos- 
teriores de  esta  relación,  me  será  suficiente  bl  anticipar,  que  el 
Iónico  caudillo  que  hoi  dia  representa  el  partido  revolucionario 
de  Cuba  es  un  modesto  comerciante  de  Nueva  York,  antiguo 


^  51  - 

eapkan  de  López,  hombre  lleno  dé  honor'i  de  virtudes  priva- 
das, de  qaien  en  breve  hemos  dé  hablav,  pero  qaren  sa  halla  mtií 
lejos  de  llevar  en  su  frente  el  sello  de  los  giandes  libertadores. 
Verdaderamente,  Cuba  no  será  libre  sino  Cuando  alguno  de 
sus  sultánicos  capitanes  jenerales  o  cabos  segundos,  sea  obli- 
gado a  esclamar  como  Pezuela,  al  saber  el  desembarco  del 
ejército  libertador  én  Pisco  en  1820«  «A  cada  cochino  gordo  le 
llega  su  5an^artffi/)» 

Pero  a  mas  de  aquellas  causas  antíguas  i  arraigadas  de  des-- 
^rontento  i  de  inquietud  en  la  población  criolla  de  Cuba,  serias 
novedades  habián  venido  desde  hacia  seisafios  avivando  su  in« 
tensidad  i  su  alarma. 

Era  la  primera  laespedicion  a  Méjico  en  1861  bajo  Prim,  con 
que  la  siempre  cie^a  i  olvidadiza  España  echóse  sobre  uno  de 
sus  flancos  mas  débiles  un  enemigo  que  guardaría  con  ella  la 
pasión  de  un  odio  eterno,  como  su  vecino  de  mas  al  norte  la 
asechaba  con  la  pasión*  no  menos  duradera  i  acaso  mas  vehe- 
men  te  de  una  etema  codicia. 

Era  la  segunda  el  levantamiento  de  Santo  Domingo,  ejemplo 
vivo  de  heroísmo. i  de  amor  a  la  patria  dado  como  en  espectácu- 
lo a  un  pueblo  que  tenia  iguales  agravios  que  ve&gar  i  mui  su- 
periores medios  a  los  de  aquellos  soldados  desnudos  que  han 
conquistado  tres  veces  su  independencia  a  fílo  de  machete. 

Era  la  tercera  la  libertad  de  los  negros^  como  desenlace  de  la 
guerra  de  Estados  Unidos,  en  la  que  la  Espaüa  había  estado 
abiertamente  por  los  rebeldes  i  la  conservación  de  la  esclava- 
tura. 

Era  la  cuarta  las  novedades  introducidas  en  la  administra- 
ción por  el  jeneral  Dulce,  que  rompiendo  con  las  tradiciones  de 
sus  antecesores  se  había  rodeado  de  la  aristocracia  criolla  d^l 
pais  representada  por  los  condes  de  Gañongo,  O'Reilly,  Romero, 
•Farneo  i  otros  varios,  echando  auti  lado  a  los  sucios  millona- 
lios  de  Cataluña  que  viven  de  la  carne  del  negro  i  del  tasajo 
de  Montevideo^  lo  que  habia  hecho  mas  honda  todavía,  si  dable 
era,  la  separación  éntrelos  peninsulares  i  los  criollos. 

lera,  por  último,  la  postrera  la  ajitacioii  política  puramente 
doméstica  que  habia  orijinado  la  formación  de  un  partido  nue- 
vo Uaifuado  con  las  diversas  denominaciones  de  liberal^  refarmis* 
la,  concesionisla  i  evolucionarlo^  este  último  en  contraposición  al 
de  revo/uetoftarto  con  que  antes  era  conocida  el  de  todos  los  de- 
safectos a  España. 
'  Hablase  puesto  a  lá  cabeza  de  este  partido  nuevo  i  de  medio 


—  52  — 

ticte  el  conde  de  Pozos  Dulces,  el  ^ismo  oue  hemos  visto 
proscripto  en  1853  como  uno  de  los  principales  fautores  de  la 
conspiración  anexionista  llamada  de  la  Vuelta  abajo. 

Este  patriota  cubano,  acaso  la  mas  alta  nombradla  política  de 
su  pais,  descorazonado  sobre  el  éxito  de  lia  revoluciones  arma- 
das^ habia  acaudillado  aquel  partido  medio  cuya  divisa  era  la 
reforma  legal  i  la  mejora  política  de  las  Antillas,  pero  por  I;i 
Espaüa  i  con  la  Espaíia.  Con  la  España  todo,  sin  la  España  nada^ 
era  su  falaz  divisa;  asi  como  el  tema  de  los  ultrapeninsulares 
es,  según  la  comprensiva  espresion  atribuida  al  jeneral  Concha, 
Cuba  o  española  o  afrtcanal 

Pozos  Dulces  babia  fundado  con  aquel  objeto  en  la  Habana, 
el  Siglo,  diario  redactado  con  indisputable  talento  i  no  menos 
timidez  i  desconcierto,  como  sucede  en  todos  los  casos  en  que  se 
adopta  un  partido  medio  en  cuestiones  irreconciliables.  En  la 
prensa  le  estaba  opuesta  de  frente  el  conocido  Diario  de  la  A/a- 
f-tna,  una  gaceta  pesada  i  estúpida  como  la  que  publicó  entre 
nosotros  el  padre  Torres  en  los  tiempos  de  Marcó  del  Pont.  En« 
tre  los  catalanes  de  la  i.^la  tiene  sin  embargo  aquel  papelón 
grave  autoridad  i  su  redactor,  un  tal  Ruiz  de  León,  un  solem* 
ne  majadero  comparable  solo  al  célebre  Ferrer  de  Counto  que 
dio  en  tierra  en  Nueva  York  con  la  antiquísima  Crónica,  pasa 
por  una  lumbrera  del  periodismo  cubano.  (1) 

(1)  Gomo  una  muestra  del  diarismo  peninsular  en  la  Habana  podemos 
dtar  el  Editorial  dd  Diario  de  la  Marina  del  7  de  abril  de  lS6o  que  co- 
mienia  con  estas  palabras  testuales! 

tDia$  hace  que  tenemos  en  esta  redacción  una  como  drevlar  al  público 
de  la  Habana  en  que  se  propone  a  los  vecinos  de  esta  población  el  riego 
de  las  calles  por  el  frente  de  las  res^pectivas  casas  de  aquellos  que  se  sus- 
Griban  al  proyecto;  i  hace  dios  que  pensábamos  también  hablar^  i  hubié- 
ramos hablado  ya  cíe  este  importante  asunto,  si  otras  atenciones  mas 
perentorias  no  lo  hubiesen  estorbado.» 

Él  Editorial  de  9  de  abril  empieza  con  estas  otras: 

«Muchas  son  las  causas  que  orijinan  esas  desigualdades  estraordinar 
rias  que  en  el  consumo  del  gas  observa  i  lamenta,  aqui  como  en  todas  par- 
tes (aunque  aqui  con  mas  motivo*  por  lo  que  veremos  mas  adelante)  un 
gran  número  sino  la  jeneralidad  de  los  suscritores  a  ese  modo  de  alumttra 
3o;  desigualdades  reales  i  efectivas  unsLS^^aparentes  o  imajinarias  oítbs; 
casi  inevitables  algunas  i  remediables  \sls  m^&.n 

£1  Editorial  del  6  de  abril  dice  lo  siguiente: 

«En  uno  de  nuestros  anteriores  números  ()rometimo8  a  nuestros  lecto- 
res tratar  con  especiaUdad  de  la  alimentación  del  caballo,  i  como  siempre 
hemos  tenido  el  cuidado  de  dilatar  lo  menos  posible  el  cumplimiento  de 
nuestros  compromisos^  hoi' saldremos  de  éste » 

Sobre  el  Editorial  del  día  8  el  Diario  publica  la  noticia  siguiente: 

«El  articulo  que  por  disposición  del  señor  censor  quedó  en  suspenso! 
no  pudo  publicarse  en  el  número  del  sábado^  ha  sido  definitivamente 
suproñidD  por  la  misma  autoridad.»  De  seguro  era  que  en  ese  malhadado 


-  53  - 

En  el  partido  que  reconocía,  pues,  por  jefe  ostensible  al 
Conde  de  Pozos  Dulces  habíanse  afiliado  en  consecuencia  la 
mayor  parle  de  los  criollos  de  fortuna  i  posición,  pues  aunque 
no  esperaban  sino  leves  e  insuficientes  concesiones  de  la  Espa-^ 
na,  estaban  resignados  a  recibir  sus  migaJLS,  ya  que  les  falta- 
ba la  entereza  necesaria  para  arrojarla  junto  con  sus  leyes  i 
sus  saqueos  de  su  privilejiacjp  suelo. 

Tomaban  en  cierta  manera  la  estrema  izquierda  de  este  bando 
de  transacción  los  antiguos  restos  del  partido  anexionitía^  esto  es» 
el  partido  de  López,  que  había  teniao  su  cuna  en  la  «Sociedad 
de  la  estrella  solitaria»  i  su  principal  asiento  en  Nueva  Urleans, 
cuna  a  su  vez  del  filibusterismo.  Este  partido  habia,  sin  em- 
bargo de  sus  tradiciones  que  le  acercaban  a  los  revolucionario^ 
fmros,-  modificado  sus  tendencias  en  vista  del  mal  éxito  de 
as  empresas  filibusteras,  i  se  limitaba  a  esperar  de  los  Estados 
Unidos  todo  lo  que  los  concesionarios  esperaban  de  la  Es* 
pana. 

Surjiá  de  aquí  que  el  partido  revolucionario  primitivo,  el  de 
Várela  i  Heredia,  el  de  Plácido  i  Acüerp;  el  de  López  i  Estram- 
pes  se  presentaba  débil,  desalentado,  habiéndose  pasado  mu- 
chos tránsifugas  al  campo  de  los  concésionhUu  i  otros  doblado 
del  todo,  por  la  vejez  i  por  el  desengaño,  que  es  la  vejez  prema- 
tura del  alma,  la  noja  de  sus  compromisos  con  el  pasado. 

No  quedaba  en  verdad  a  la  fé  i  a  la  acción  del  paitido  reiM)/»* 
etonarto,  opuesto  no  méiios  al  reformista  que  al  peninsular  i  al 
anexionista,  sino  un  cortísimo  número  de  adeptos,  la  mayor 
parte  emigrados  en  Nueva  York,  Nueva  Orleans  i  Filadelfia,  los 
que  por  lo  jeneral  se  hallaban  tan  faltos  de  recursos,  apest^if  de 
su  anuente  patriotismo,  que  en  los  siete  meses  que  duró  mi  mU 
sion  en  Estados  Unidos,  todo  lo  que  pudieron  reunir  para  en- 
viar ausilios  de  armas  a  su  patria,  fué  ana  suma  de  500  pesos, 
la  misma  que  gastaria  seis  veces  por  semana  en  una'  cena 
nocturna  o  un  paseo  de  campo  el  ménus  fastuoso  de  los 
millares  de  criollos  plantadores  de  azúcar  o  tabaco,  que  co- 
mienzan a  llegar,  con  el  deshielo  del  invierno,  por  bandadas  i  ^ 
Suisa  de  golondrinas  veraniegas,  de  los  bosques»  de  las  vegas  i 
e  las  ci  udades  de  Cuba . 

Aquel  grupo,  que  no  contaba  mas  de  diez  o  doce  afiliados, 
hfl^iase  constituido  en  Nueva  York  en  un  núcleo  de  ajitaoioo. 
QQQ  el  nombre  de  Sociedad  republicana  de  Cu6a  t  Puerto  Aico^ 

editorial  no  se  hablaba  ni  del  barrido  de  calle,  ni  del  alumbrdo  de  gas,  ni 
de  )a  aumentación  del  caballo» 


-  54  - 

cuyo  presidente,  el  patriota  cubano  don  Juan  Manuel  Maciafl^ 
era  el  tínico  que  de  una  manera  resuelta  daba  a  luz  sus  propo- 
sitó» i  respoiidia  con  su  nombre.  Los  otros  estaban  anliados 
sectetamente  porque  sabian  que  volviendo  a  Cuba  habían  de  ir 
al  palo,  como  corspiradores  contumaces,  sino  guanlaban  en 
sus  planes  i  aun  en  sus  simpatías  el  mas  absoluto  incógnita. 

Era  Macias  uno  de  esos  hombres  convencidos,  contantes, 
inmutables  qiie  van  siempre  fijos  á  un  objeto  dado  sin  quer  les 
arredren  obstáculos  grandes  ni  peque&os.  Tales  naturalezas  ne- 
cesitan un  infinito  acopio  de  paciencia,  de  fé  i  de  valor  civH,  i 
éstas  eran  en  efecto  las  cualidades  mas  notables  de  aquel  hom- 
bre de  alma  bella  e  injénua.  Macjas  amaba  a  Cuba  como  los 
buenos  católicos  aman  a  la  Vlrjen,  i  parecíale  que  llevando  en 
su  pecho  la  estrella  solitaria  que  siive  de  emblema  ala  indepen- 
dencia de  su  cautiva  patria,  seria  invencible  contra  sus  opreso- 
res como  se  cree  invencible  .el  soldado  que  entra  en  el  combate 
llevando  suspendido  a  su  cuello  el  escapulario  de  la  YXrjen  de 
sn  invocación.  Macias  tenia  de  común  con  los  antiguos  cruzados 
nn  valor  a  toda  pnieba  i  una  fé  relijiosa  igual  a  su  valor.  Si 
hubiera  nacido  en  los  tiempos  de  Tancredo  habría  ido  a  Jerusa- 
len.  Nacido  en  el  presente  siglo  impenitente,  su  Jernsalen  era 
Gtiba. 

Al  derredor  suyo  secundaban  sus  miras  algunos  viejos  pa- 
triotas, reliquias  de  las  juntas  antiguas  i  otros  pocos  jóvenes 
neófitos,  ansiosos  por  ofrecer  a  su  patria  el  tributo  de  sus  luces 
o  los  bríos  de  su  corazón.  Grato  nos  seria  descubrir  los  nombres 
de  aquellos  soldados  de  una  noble  Causa,  sino  fuera  que  con 
eÜo  entregaríamos  sus  nombres  a  los  fiscales  de  la  Habana,  para 
que  éstos  los  trasmitiesen  al  verdugo. 

En  resumen  la  actualidad  política  de  las  Antillas  españolas 
al  estallar  la  guerra  de  Chile  podia  resumirse  en  los  siguientes 
grandes  rasgos  que  formaban  los  diversos  matices  de  las  creen* 
ciás  i  dé^as  aspiraciones  de  sus  habitantes. 

1.**  Partido  peninsular  puro,  compuesto  de  los  españoles  resi- 
dentes en  aquellas  islas,  que  son  por  lo  común  catalanes  (en  las 
ciudades)  i  canarios  ^en  los  injenios).  Sobresalian  en  este  bando 
los  opulentos  plantadores  de  tabaco,  los  ajiotistas  de  la  Habana 
i  los  negreros  de  toda  la.  isla,  como  nn  don  Cipriano  del  Mazo, 
intendente  de  policía  de  la  Habana  i  famoso  en  ciertos  fraudes 
de  lo^téria;  ün  tal  ¿enavides  ex  comisario  de  ejército  gue  habiá 
resultado  alcanzado  en  cerca  dedos  millones  en aus cuentas 
de  la  guerra  de  Santo  Domingo,  un  O'FavriJ-,  consejero  íú- 


-  55  — 

timo  de  los  capíUnes  jenerales,  i  por  lütimo,  los  Sulueta»  Susiní 
i  otros  grandes  tabaqueros,  i  abominables  traficantes  en  hom- 
bres, eu  vicios  i  en  horrores. 

Su  principal  encarnación.»  era  sin  embarco,  un  forajido  cata- 
lán, «el  excelentísimo  seftor  Pancho  Marti»  (antes  Francisco 
Martínez)  un  desalmado  que  babia  sido  pirata  i  negrero,  que 
habia  comprado  en  seguida  el  teatro  de  Tacón  i  después  el  abasto 
de  pescado  en  la  Habana,  por  lo  que,  en  atención  a  su  inmensa 
fortuna  el  gobierno  espatiol  le  habia  conferido  la  cruz  de  una  de 
BUS  <}rdenes  i  el  título  de  excelenlisimo  señor.  Cosas  de  Espafiat' 
»  Este  mismo  partido  fué  el  que  en  una  sola  semana  i  en  una 
sola  ciudad  (la  Habana)  reunió  mas  fondos  obsequiados  a  la  Es^- 
pa&a  para  hacer  la  guerra  del  Pacifico,  que  lo  que  juntaron  nues- 
tros compatriotas  en  todas  sus  ciudades  i  campiñas  (incluso  el 
fondo  del  corsario  Atacama)  en  el  espacio  de  dos  afios...  Cosas 
de  Chile! 

3.^  Partido  concesionista  o  evolucionar ió, — P^rtenecian  a  este 
bando,  el  de  mas  voga  en  aquellos  dias  porque  era  el  mas  moder- 
no, la  mayor  parte  de  los  criollos  ricos  de  Cbba,  encabezados  por 
el  conde  de  Pozos  Dulces.  Los  marqueses  i  condes  de  Habana  se 
le  adherían  casi  en  masa  como  lo  hemos  dicho,  i  figuraban  ade- 
mas entre  sus  mas  influyentes  miembros  el  escritor  Echeverría, 
redactor  del  Siglo  junto  con  Pozos  Dulces,  i  un  habanero  Sedafto 
que  habia  sido  parte  principal  por  sa  habilidad  i  amaños  a  atraer 
el  ánimo  del  capitán  jeneral  Dulce  hacia  los  intereses  de  los 
orioUoe,  razón  por  la  qne  los  peninsulares  puros  le  profesaban 
una  odiosidad  profunda. 

3  ^  Partido  anexionista.  Era  este  un -término  medio  entre  Loa- 
evoliunonarios  que  querian  la  libertad  traida  pacíGcamente  de 
Espafia,  i  los  revo/iiütonartoj  que  aspiraban  esclusivamentea  lu 
independencia  de  Cuba.  Los  anexionistas^  querian  una  u  otra 
cosa  pero  importada  de  los  Estados  Unidos.  Figuraban  como 
representantes  ostensibles  de  este  bando  dos  cubanos  de  al- 
guna importancia  residentes  en  Nueva  Yoik^  un  señor  Iznaga, 
miembro  de  la  familia  criolla  mas  opulenta  de  Cuba  i  don  Do- 
mingo Groicuria,  soldado  de  fortuna  que  se  titulaba /enera/,  por 
haber  sido  uno  de  los  lugar  tenientes  de  Walker  en  Nicaragua,  i 
cuya  influencia  estaba  basada  en  su  osadia  personal  i  en  vas- 
tas relaciones  de  sangre  entre  la  aristbcrácia  criolla  de  la  Ha- 
bana. 

4.^  Partido  revolucionario  o  independiente^  Constaba  éste  solo 
de  poquísimos  adeplos^hombres  todoa  de  corazón  i  de  intelijenciai 


-  56  — 

i  por  lo  mismo  pobres,  i  ademas  intransijentas,  sin  querar  acep- 
tar ni  los  hombres  ni  las  aspiraciones  de  los  otros  bandos. 

Mi  posición  en  medio  de  aquella  situación  política  i  en  rista 
de  mis  instrucciones  que  me  encomendaban  el  esforzarme  por 
provocar  un  levantamiento,  una  ajitacion  seria  en  Cuba,  no  podía 
ser  ni  mas  clara  ni  mas  definida. 

Debia  acercarme  única  i  esclusivamente  al  partido  mas  dimi* 
ñuto,  mas  pobre,  menos  influyente  talvez,  pero  el  único  que  s^ 
prestaría  a  cooperar  a  ntiestras  miras  i  a  nuestros  intereses  pro- 
moviendo un  trastorno  en  las  posesiones  españolas.  Me  puse  por 
consiguiente  en  inmediato  contacto  con  los  miembros  de  la  So* 
ciedaa  republicana  de  Cuba  i  Puerto  Rico  que  encarnaban  aque* 
lia  tendencia. 

Careciendo  aquel  bando,  radicado  propiamente  en  suelo  es- 
tranjero  i  que  se  componia  esclusivamente  de  emigrados  en  Es* 
tados  Unidos,  de  un  influjo  directo  en  sri  pais,  hacíase  pre- 
ciso establecer  dentro  de  Cuba  i  Puerto  Rico  una  propa- 
ganda activa  que  trajera  secuaces  a  la  bandera  de  la  inde- 
pendencia que  debia  enarbolarse  resueltamente  como  la  en- 
sena del  partido  criollo  a  fin  de  atraer  a  ella  a  todos  loa  pa- 
triotas de  corazón,  restituyendo  al>part¡do  independiente  que 
Venia  ajitándose  desde  los  tiempos  de  Heredia  i  de  Boli var,  la  uni- 
formidad que  le  habia  arrebatado  el  partido  poltrón  de  los  con- 
sesionarios,  nacido  mas  de  las  intrigas  i  del  sistema  de  aplaza* 
mientos  que  el  gobierno  español  venia  persiguiendo  desde  las 
cortes  de  1837,  que  de  la  credulidad  de  mala  lei  de  los  cubanos. 
De  esta  necesidad  de  propaganda  i  a^rupamiento  de  conviccio- 
nes diseminadas  o  irresolutas  vino  la  mmediata  fundación  de  la 
Voz  de  América  que  denominamos  por  esto  «órgano  de  las  An- 
tillas españolas,  i»  (I) 

Por  último,  careciendo  el  partido  republicano  e  independiante 
de  todo  elemento  propio  (a  no  ser  un  poco  de  tinta  para  la  Vo;í 

(1)  Si  sirvió  o  no  a  aquellos  propósitos  (únicos  que  estaban  a  nuestro 
alcance)  la  Voz  de  América,  es  un  punto  que  podria  decidirse  en  vista  de 
lo  que  debemos  mas  adelante  referir  con  relación  a  Cuba.  Pero  desde 
luego  podriamos  anticipar  que  lo  que  nos  queda  por  escribir  del  presen* 
te  capitulo,  sería  casi  inoficioso,  pues  la  Voz  de  América  desde  elprímef 
número  en  que  se  publicaba  el  articulo  titulado  La  señal  está  dada  en 
diciembre  de  1S65  hasta  el  último  en  gue  se  llamaba  a  los  cubanos  a  las 
annas  en  junio  de  1866,  contiene  la  histona  i  los  documentos  de  aquella 
ajitacion  nacida  en  gran  manera  de  la  propaganda  que  por  sus  columnas 
incesantemente  se  hizo.  Para  demostrar  esto  de  suguna  manera  ^ubli* 
eamos  en  el  Apéndice,  letra  JIf*  un  sumario  de  los  centenares  de  articu» 
los  que  se  publicaron  en  aquel  periódico^  la  mayor  parte  de  los  que  se 
referían  a  las  posesiones  españolas  en  las  Antlila^. 


—  57  — 

de  América),  pedí  ámé^  el  primer  momento  de  mi  llegad»  « 
Nuera.  York  los  mediosv  materíalde  de  aosili^losi  es  decir,  el  oro, 
qoe  es  la  pólvora  de  las  guerras  modernas,  i  desgraciadamente 
jamas  lo  obtuve.  Todo  el  ausilio  material  que  nos  fué  dable  con* 
ceder  a  los  revolucionarios  de  Cuba  consistió»  como  se  referirá 
mas  adelante,  en  una  spma  de  500  pesos,  que,  reunida  a  otros 
500  juntados  entre  sus  pobrezas,  sirvieron  para  uoo^rar  unas 
pocas  carabinas. 

Soi  yo  de  aquellos  q^  absuelven  con  leal  corasen  a  nuestro 

gobierno  del  cargo  vulgar  que  se  le  ba  becho  por  no  haber  li- 
ertado  a  Cuba,  según  .las  promesas  puramente  de  estratejia  di* 
ploma  tica  del  Manifiesto  Govarrúbias,  puesto  que  ya  hemos  de* 
mostrado  que  la  independencia  de  Cuba  es  uno  de  los  fenóme* 
nos  mas  complejos  del  siglo,  «n  el  que  se  chocan  los  intereses  i 
las  aspiraciones  de  todas  las  grandes  potencias  marítimas  del 
orbe,  en  el  que  nosotros  poUticameute.hablando  figuramos  solo 
oomo  un  grano  de  arena,  i  porque  aquella  promesa  meramente 
diplomática,  pues  no  fué  dirijida  a  potencia  alguna  determinada, 
fué  hedía  bajo  una  hipótesis  racional  que  nunca  se  realizó;  tal 
era  la  concurrencia  de  Venezuela  i  Nueva  Granada  a  la  obra^«* 
ciada  por  Chile.  Pero  con  ese  mismo  leal  corazón,  no  }o  heinc» 
absuetto  nunca  del  error  de  su  política  que  noviera  antes  zíi  aho- 
ra en  las  aguafi  de  Cuba  sino  en  las  de  Chile  i  el  Perú  el  verdar* 
dero,  el  pronto,  el  mas  fecundo  i  el  mas  glorioso  desenlace  do 
la  guerra  a  que  nos  habia  provocado  la  España.  Cuba  es  el  ta- 
lón de  AquiUs  de  aquella  vieja  i  podrida  monarquia;  es  su  savia, 
sn  sangre,  su  vida.  Con  Cuba  la  Bspafia  vive  vieja  i  achacosa, 

£ro  vive,  como  aquel  rei  de  la  escritura  que  proloogaba  sus 
is  abrigando  en  su  leqho  a  la  mas  bella  virjen  ue  su  suelo.  Sin 
€nba  la  Espafia  es  un  cadáver  pútrido  i  hediondo.-  I  de  aqui 
viene  qne  el  único  peligro  que  hace  perder  la  cabeza  a  los  hom« 
bres  de  Estado  de  Espafia  es  el  peligro  de  perder  aquellas  pose- 
siopes,  i  por  esto  mism^  el  pensamiento  de  los  hombres  de  Esta- 
do de  la  Av^érica  del  Sud  debia  haber  sido  antes,  ahora  i 
siempre,  el  pensamiento  del  jenio  mas  vasto  de  nuestro  conti* 
nente  i  de  nuestra  ra^sa^  el  pensamiento  que  hemos  recordado 
de  Simón  Bolívar. 

I  no  de  otra  suerte  pÁ^nsan  los  cubanos  mismos.  «Haga  Ud« 
entender,  decia  una  carta  del  27  de  abril  escrita  desde  Matanzas 
al  patriota  Macias  por  ^no  de  sus  correlijiooarbs«  haga  Ud.  en* 
tender  al  ministro  de  Chile  por  medio  del  8ejQM)r  Mackenna  o  44 
quien  baya  lugar,  qoe  ^porcionar  a  Cuba  fiícilidades  para  su 

o 


-  58  — 

retolucton  «  herir  «  Empana  en  el  edratoñ^  eg  atacarla  per  el  'ftan^ 
eo  m€U  doloroso  idébil^  por  el  de  su  eomereio^  navegación  arique'- 
xa.  Ese  hecho  baria  moTer  al  país,  i  para  Chile  seria  una  victo- 
ria Cftcil  aunque  glorioeisima  por  su  trascendencia^  destructora 
pera  siempre  de  toda  influencia  espafiok  en  América.  Seria  un 
hecho  qoe  ezallaria  a  Chile  sobre  tedas  las  naciones  del  mundo. 
Un  ata4ne  a  Cuba  atraerá  a  la  carrera  la  escuadra  del  Padfico  a 
estas  aguas,  i  seria  para  Chile  mas  útil  que  llevar  para  allá  sus 
buques  blindades^  Yo  pienso  que  con  medio  millón  o  uno  de 
que  puede  saiir*  el  gobierno  cniteno  garante  i  que  Cuba  pagará 
de  buena  voluntad,  habrá  para  la  ejecumon  de  la  buena  obra,  i 
Chile  hará  mas  con  eso  que  con  gastar  por  sí  millones  en  bar- 
cos como  el  Hiiosear  í  el  Independencia.  Aquí,  aquí,  es  donde 
Espft&a  tiene  sucerebro  i  su  parte  mas  dolorida.» 

1  en  cuanto  a  nosotros,  humildes  sectarios  de  una  ¡dea  de  \m 
que  vivimos  convencidos,  tan  hondas  son  nuestras  creencias  que 
no  vacilamos  un  nK)mento  en  confesar  que  una  guerrilla  de 
cien  hombres  en  las  mentabas  de  Cuba  habría  sido  maseficas 
para  poner  término  a  la  guerra  que  todas  las  foersas  con  que  a 
cesta  de  miUones  acordonamos  nuestro  estenso  litoral;  i  en  este 
mismo  sentido  no  se  tenga  a  mal  que  creamos  que  la  Voz-dt 
América,  siendo  una  efímera  hoja  periódica,  causó  mas  alarma 
al  gobierno  espafiol  en  sus  posesiones  de  ultra- mar  que  la  que 
le  habría  acaso  producido  los  cañones  del  Meteoro  i  del  Dttfi'- 
derberg. 

Para  nosotros,  en  verdad,  la  gran  causa  de  la  esterilidad-da 
esta  guerra  que  se  muere  en  su  propia  cuna  de  consunción  i 
de  impotencia,  puede  establecerse  en  tres  hechos  diversos  i 
trscenden tales  que  fueron,  el  primero,  una  fatalidad,  un  error  el 
segundo,  i  el  último  algo  que  no  quiséramos  nombrar,  pero  que 
vamo»  a  consignar  aquí  con  toda  la  frinqueza  de  que  somos  ca« 
paces r— a  saber: 

1.^  £lqub  fueran  Mu.  Sbward  i  lord  ClítRendon  (políticos 
empapados  por  circunstancias  personales  en  mil  afinidades  es- 
pañolas) los  directores  de  la  política  internacional  de  los 
Estados  Unidos  i  de  Inolaterra.  Esta  fué  la  fatalidad*. 

2.^  El  que  se  hubiera  buscado  el  desenlace  positivo  de  la  gue- 
rra EN  el  pacifico  I  NO  EN  EL  BIAR  DE  LAS  AnTILLAS,  O  EN  B&  AT- 
LÁNTICO siquiera.  Este  fué  el  error, 

3.^  El  QUE   los    CmLENOS  hubiesen  QUEIUDO   HACER  LA  OVERRA 

ofrecusndo  todos  su  sangre  i  nínouho  su  DINERO,  i  oslo  08  lo  quo 
no  queremos  nombrar  porque  en  verdad  no  tiene  nombre. 


—  59  - 

fiatretanto,  ia  ardua  tarea  de  convicción  qaeaCometáinios,  co- 
mo todas  las  obras  de  propaganda,  debia  ser  lenta  i  progresiva; 
las  ideas  no  son  como  el'sol  que  alumbra  el  orbe  apena»  levanta 
su  disco  sobre  el  horizonte.  Aseméjanse  mas  bien  a  esas  islas  de 
coral  de  lento  crecimiento  que  en  ignotos  mtireB,  ora  señalan  al 
cauto  marino  la  senda  de  su  nave,  ora  ofrecen  pereeederoasilo  a 
atrevidos  esploradores,  'hasta  que  levantándose  mas  i  mas  por 
la  obra  de  millones  de  operarios  invisibles  se  pueblan  de  bos- 
ques i  de  valles,  reciben  ¿iudades  en  sus  campiñas  i  al  fin  se-in- 
eorporan  en  el  encadenamiento  de  los  siglos  a  los  tranquilos  i 
eternos  continentes  inmediatos. 

Hemos  ya  dicho  en  el  capítulo  IX  dé  este  libro  que  las  es- 
pectativas  en  que  se  habia  fundado  el  encargo  especial  que  re- 
cibiera en  mis  instrucciones  para  propenderá  un  levantamiento 
en  las  colonias  e«;pafiolas  del  mar  de  las  Antillas  habian  resul- 
tado enteramente  ilusorias,  pues  nada  era  menos  cierta  que  el 
que  hubiese  num^osos  re/v/fa(ja«  de  Cuba  i  Puerto  Rico  en  Es- 
tados Unidos  i  menos  cierto  era  todavía  que  tuviesen  acumulados 
fondos  €on$ideraMes  i  hubiesen  formando  asociaciones  numerosas 
para  obtener  la  libertad  ae  su  patria,  pues,  al  contrario,  aque- 
llos no  pasaban  de  una  docena  de  hombres  resueltos,  i  todos  los 
fondos  que  en  si^te  meses  pudieron  reunirse  no  alcanzaron  a 
quinientos  pesos  papel  moneaade  Estados  Unidos  como  lo  tene- 
mos ya  insinuado  (I)  Hallábame  pues  en  el  caso  de  emprender 
un  trabajo  previo  de  esploracion,  a  fin  de  sondear  i  conocer  el 
fondo  de  aquel  mar  ignoto  en  que  iba  a  embarcar  el  nombre, 
la  bandera  i  el  oro  ofrecido  por  Chile,  i  esto  fué  lo  (pe  emprendí 
poniéndome  en  contacto  oficial  i  por  escrito  con  el  patriota  Ma^ 
cías,  que  a  poco  de  mi  llegada  me  fué  presentado  por  él  señor 
Asta-Buruaga  como  el  delegado  de  la  Sociedad  republicana  de 
Cuba  i  Puerto  Rico  i  como  el  jefe  mas  caracterizado  del  partido 
independiente  de  Cuba; 

Exijió  aquel  bonradü  patriota  desde  luego  que  precisase  ya 
de  una  manera  formal  lanatüraleza  de  los  auxilios  que  Chile  se 


(l)  Mis  instrucciones  decian  a  esto  respecto  testualmente  como  sigue: 
«Según  loá  mformos  que  senos  han  proporcionado,  hai  en  Estados  üni; 
dos  nvmerosot  refujiados  de  Cuba  i  Puerto  Rico,  que  no  cesan  de  meditar  i 
acariciar  proyectos  de  emancipación  e  independencia  de  aquellas  islas. 
Parece  que  tienen  acumulados  con  tal  objeto  /ondas  considerables,  i  que 
han  formado  asociaciones  numerosas  Tratara  Ud.  dfe  entrar  en  relacio- 
nes con  esaj  asociaciones  para  ofreceries  el  apoyo  de  nuestros  corsarios 
de  las  Antillas  i  concurrir  a  «m  designios  por  los  demos  medios  que  estén  ai 
alcance  de  üd.n  ' 


-  68  - 

halliba  dupnesto  a  prestar  a  la  independencia  de  su  patria,  i 
conforme  a  mis  instrucciones  le  ofrecí  el  apoyo  de  nuestra 
bandera  y  si  conseguíamos  echar  corsarios  en  el  mar  de  las  An- 
tillas i  el  de  nuestro  oro  (pues  entonces  contábamos  con  el  em- 
préstito Garrallo)  dado  caso  qne  ellos  intentasen  una  espedicioa 
armada»  pero  con  la  condición  indispensable  de  que  los  patrio* 
tas  de  GuDa  contribuyesen  «n  efecUto  con  la  miad  de  Igs  gastos 
quft  aquella  demandase» 

Híceles  también  ver  con  una  circunspecta  reserva,  a  la  que 
me  esforcé  por  despojar  de  toda  sombra  de  desconfianza,  que 
si  Gbile  deseaba  de  corazón  la  independencia  de  las  Antillas,  como 
resultaba  de  mis  instrucciones  i  ael  manifiesto  del  seüor  Coja- 
rrubias,  era  necesario  para  lanzar  a  aquel  remoto  pais  en  la  arries- 
gada icostosaempresaqne  se  meditaba,  que  los  cubanos  manifes- 
taran antes  {)or  actos  positivos  la  voluntad  de  ser  libres.  «El  go-* 
bierno  de  Ghileí  decia  en  mi  primera  nota  al  Delegado  de  la  So- 
ciedad republicana  de  Cuba  i  Puerto  Rico,  el  10  de  enero  de 
1866,  se  complacería  altamente  en  contribuir  a  la  libei  tad  de 
Cuba  i  Puerto  Rico,  i  se  halla  dispuesto  a  prestar  a  aquellas  po- 
sesiones todo  el  auxilio  moral  i  materÜl  de  que  pueda  disponer, 
cuando  por  actos  positivos  manifiesten  sus  habitantes  el  deseo 
de  emanciparse.»  (1) 

Los  patriotas  cúnanos  refujiados  en  Nueva  York  comprendie- 
ron la  justicia  de  aquella  ezijencia  pero  por  su  parte  alegaron, 
con  igual  razón  a  mi  entender,  que  aquella  misma  susceptibi- 
lidad, asaltaba  su  espíritu  respecto  de  la  cooperación  del  va- 
liente pero  lejano  Chile.— «Nada  tenemos  que  esperar  de  Chi- 
le (me  decia  en  una  carta  llena  de  chispa  i  de  nerviosidad,  uno 
de  los  mas  hábiles,  si  es  que  no  lo  era  el  mas  de  todos,  entre 
los  intelijente8  colonos  délas  Antillas  españolas  (2),  a  prbpósibo 
de  mi  insinuación  sobre  la  conveniencia  de  demostraciones  posi« 
tivas  que  aguardábamos  de  sus  compatriotas)  el  dia  que  no  se 
vea  arrastrado  a  protejernos  por  sus  propios  males.  Seguramen- 
te que  la  última  república  del  mundo,  después  de  Suiza,  a  que 
ocurriríamos  en  circunstancias  normales  seria  a  la  de  Chile. 
iQué  intereses  nos  ligan?  ¿Cuántos  buques  han  ido  directamente 

(l)  Esta  comunicación  asi  como  toda  mi  correspondencia  oíicial  coa  el 
presidente  de  la  «Sociedad  republicana  de  Gul)a  i  Puerto  Rico,i  pnede 
V  erse  en  el  apéndice  letH  N. 

(^)  El  joven  médico  don  Juan  Francisco  Bassora,  natural  de  Puerto  Bi* 
ep  i  igente  conñdencial  de  la  Hepública  dominicana  enKuevaYor]^.— 
Véase  su  interesante  e  instructiva  carta  en  el  apéndice  letra  S. 


-  61  - 

de  Coba  o  Puerto  Rico  a  Chile?  Hasta  el  cobre  que  representa  un 
papel  tan  conspicuo  en  aquella  república,  se  encuentra  en  * 
abundancia  en  la  gran  Antilla,  i  azúcar  i  café  se  producen  en 
paises  mas  cercanos  a  Chile.  La  primera  vez  en  mi  vida  que  vi 
una  bandera  de  Chile,  fué  en  el  banquetea  que  me  hizo  Ud.  el 
honor  de  convidarme.  No  teniendo  pues  que  esperar  de  Chile 
mas  que  aquello  a  que  lo  obligue  la  palabra  empeñada,  ofrézca- 
nos algo  positivo  i  lanjibUy  i  si  es  b<ístanle  para  emprender  la 
revolución,  se  hará  inmediatamente, i» 

Otro  tanto  nos  aseguraba  oficialmente  el  comité  revoluciona- 
rio de  Nueva  York,  i  con  no  menos  franqueza  i  valentía.  «Si 
nosotros  tuviéramos  aquí  los  medios  (nos  decia  el  señor  Macias 
en  su  nota  del  12  de  enero,  contestaado  la  que  nosotros  le  ha- 
bíamos dirijido  el  dia  10,  pidiéndole  demostraciones  de  hecho], 
para  efectuar  un  desembarco  eu  Cuba  i  levantar  la  bandera  ae 
ÍB,  revolución,  no  nos  queda  la  menor  duda  de  que  lograríamos 
ealir  triunfantes  en  la  empresa,  i  si  por  lo  tanto  pudiera  Chile  fa* 
/  cilitamos  gestos  artículos^  con  nuestras  cabezas  responderíamos  de 
llevar  la  guerra  a  Espanai  ^^  Cuba  i  Puerto  fíieo^ 

Eu  estos  trabajos,  que  hemos  llamado  de  esploracioo,  se  pa- 
saron los  dos  primeros  meses  de  mi  residencia  en  Estados  Uni- 
dos, ]  a  falta  de  todo  otro  jénero  de  recursos  me  contentaba  con 
alimentar  con  osperanzas  las  esperanzas  de  tos  cubanos,  consti- 
tuyéndome a  la  vez  en  su  eco  ante  el  gobierno  a  quien  repre-^ 
sentaba.  (1) 

Pero  cuando  junto  con  sus  mas  apremiantes  solicitudes 
comenzaron  a  manifestarse  en  la  superficie  de  las  colonias  es-»- 
pafiOi'as  aquellos  síntomas  de  la  desafección  que  a  todos  era  evi- 
dente ardía  sofocada  en  el  corazón  de.  las  masas  i  de  los  mas 
.altos  círculos  sociales,  creí  llegada  la  hora  de.  solicitar  también 
dir3ctamente  del  gobierno  de  Chile  la  autorización  especial  que 
necesitaba  para  obrar  eficazmente  sobre  Cuba  (pues  los  encargos 
•de  mis  instrucciones  eran  en  este  punto  demasiado  jeneralesj  i 
a  pedirle  los  recursos  indispensables  para  iniciar  una  empresa 
formal  í  cuyo  minimun  fijaba  desde  luego  en  cien  mil  pesos.  (2) 

(1)  En  el  apéndice  letra  O  se  piibJican  diversos  fragmentos  de  mi  co- 
rrespondencia oficial  con  el  gobierno  de  Chile,  en  que  £e  observará  el 
éesarrollo  de  Jos  sucesos  que  se  refieren  en  este  capitulo,  hasta  la  época 
de  mi  regreso  a  Chile. 

(2)  El  gobierno  de  Chile  contestando  a  mi  despacho  en  que  establecía 
esa  sofadtud,  me  decia  el  2  de  mayo  lo  siguiente: 

«Me  limitaré  a  decir  a  üd.  que,  si  bien  desearíamos  fomentar  con  el 


>« 


—  62  — 

Los'  efectos  de  la  guerra  coa  Chile  i  de  la  lenta  pero  e&cas 
|)ropaganda  de  la  Voz  de  América ^  de  cayos  primerosmúmeros 
«e  repartían  ¿00  ejemplares  en  Cuba  i  Puerto  Rico»  merced  a 
mil  estratajemasy  comenzó  a  producir  sus  efectos  desd^  eoero* 
de  1866,  particularmente  en  la  última  isla,  cuyos  habitantes 
han  manifestado  siempre  mayor  impaciencia  que  sus  hermanos 
de  Cuba  por  sacudir  el  yugo  que  los  oprime. 

Bajo  el  protesto  de  la  vagancia  fque  pretestos  nunca  faltan  a 
loH  tiranos)  el  bnital  Marchesi,  capitán  jeneral  de  Puerto  Rico, 
el  mismo  que  hqi  riega  ,el  suelo  de  aquella  tierra  clásica  de 
crueldades  españolas  con  la  saugrede  los  patíbulos  políticos,  (1) 
comeDZó  desde  fines  de  enero  de  1866,  a  establecer  en  la  isla 
un  sistema  de  espionaje  i  persecución  qne  probaba  demasiado 
la  alarma <)ue  iba  apoderándose  de  su  espíritu  i  del  desús  amos 
en  la  Península.  (2) 

oro  de  Chile  la  insurrección  de  Cuba,  nos  hallamos  por  ahora  en  el  deber 
de  concentrar  todos  los  escasos  recursos  de  que  aisponem^  a  objetos 
de  maspremiosa  necesidad,  como  son  la  adquisición  de  una  escuadra  i 
la  creación  de  elementen  de  defensa  para  nuestras  costas.» 

(i)  En  una  correspondencia  de  Puerto  Rico,publicada  tjn  el  ^fercurioáQ 
Valpardiso  de  19  de  agosto  último,  encontramos  el  siguiente  retrato  de 
este  tiranuelo: 

«El  jeneral  Marches!  es  hombre  de  pocas  lucesr  concibe  difícilmente  i 
habla  como  concibe.  En  una  conjestion  cerebral  que  ha  sufrido  en  me* 
ses  pasados,  disnimuyó  notablemente  ese  caudal  de  ideas  que  era  ya 
tan  limitado.  Es  ademas  hombre  sanguinario:  por  simples  faltas  de  po- 
licía hizo  en  el  mes  de  junio,  en  el  espacio  de  tres  o  cuatro  dias,  fusilar 
cuatro  o  cinco  pardos  libres;  a  unos  íes  hizo  dar  ve  nticinco  latigazos; 
uno  de  ellos,  un  albañil  mui  intelijente,  recibió  cincuenta:  se  dice  jene- 
raímente  que  uno  de  los  castigados  murió.  Eti  la  isla  no  designan  al  se- 
fior  gobernador  bajo  otro  nombre  que«Marchesi  elfusilador».  Si  este 
nombre  pasa  a  la  posteridad  será  mui  merecido,  i  si  hai  un  fuerte  mo- 
tín en  Sa  capital,  no  hai  duda  que  el  gobci*nador  pasará  al  Instante  a  la 
posteridad.» 

(2)  En  efecto,  el  25  de  enero  Marchesi  dirijió  a  todas  las  autoridades  su- 
ba! ternas  de  la  isla,  la  siguiente  circular: 

«Por  desgraciase  encuentran  tDdavía  muchas  de  aquellas  personas  que 
léjosde  ser  útiles  asi  mismas  i  a  la  sociedad  en  jeneral,  están  constan- 
temente dando  ejemplos  funestos  con  sus  costumbres  desordenadas, 
esparciendo  no  pocas  veces  la  alarma  en  las  poMacioues^  por  medio  de  las 
ffocesqueen  diversos  sentidos  propalan  sin  fundamento  alguno  para  ello^ 
i  como  estoi  resuelto  a  no  tolerar  en  adelante  semejantes  abusos  que  inme- 
diamente  infectan  al  sosiego  público  de  la  isla;  he  creido  del  caso  recomen- 
dar a  Ud.  el  mas  exacto  cumplimiento  de  las  disposiciones  del  caso,  pro- 
curando tomar  (*uan  tas  medidas  estén  al  alcance  de  su  autoridad  para 
conseguir  quede  estirpado  de  una  vez  el  vicio  de  la  vagancia^  i  al  efec- 
to le  encargo  la  mayor  vijilanda  sobre  las  personas  que  carezcan  de  ocu- 
pación, ni  se  les  reconozcan  medios  decorosos  para  atender  a  sus  nece- 
sidades, a  las  cuales,  sin  contemplación  de  ningún  jénero,  les  aplicará  la 
lei  que  rije  en  la  materia.  Todo  lo  que  comunico  a  Ud.  para  su  conoci- 


-  65  - 

Eq  Cuba  la  actitud  d^  prudente  Dulce  (1)  era  alónos  des- 
•embozada;  pero  no  por  eso  dejaba  de  perseguirse  con   un 

miento  i  fines  coDsiguientes.-'Dios  guarde  a  Ud.  muchos  años.— Pu^o 
Rico,  25  de  enero  de  1866.— «Marchesi.» 

Señores  Gorrejidores  i  Alcaldes  de  los  pueblos  de  esta  isla. 

Poco  mas  tarde*  en  una  correspondencia  diriiida  desde  San  Thomas  al 
Svening  Post  de  Kuova  Yorkj  i  que  este  diario  dio  a  luz  el  8  de  marzo  de 
í866se  comunicaban  las  siguientes  noticias  sobre  laajitacion  creciente 
de  Paerto  Rico. 

•Los  oficiales  del  vapor  americano /í/iocíe /stom¿  (gue  ha  estado  últi* 
mámente  en  Puerto  Rico)  dicen  que  las  a^to^idades  es^pañolas  se  hallan 
en  un  estado  de  exitacion  febril'  can  motivo  de  los  nctuales  dificultades 
etUre  las  repúblicas  sud  americanas  i  España.  Todos  los  estranjeros.  i 
especialmente  los  que  llegan  de  Estados  Unidos,  son  vijilados  con  el  ma- 
Tor  empeño.  No  seles  permite  visitar  las  fortificaciones  del  Morro  de 
San  Juan,  i  se  dice  que  la  policía  secreta  tiene  orden  de  espiar  todos  sus 
movimientos,  cuando  van  al  interior  de  la  isla  a  visitar  las  naciendas  de 
caña  i' otros  lugares  de  interés  en  el  pais.» 

(1)  El  capitán  jeneral  de  Cuba  se  habia  limitado  a  declarar  la  isla  en  esta- 
do de  guerra  con  relación  a  laque  habia  estallado  entre  Chile  i  España- 
Hé  aoui  Ja  circular  que  habia  espedido  con  este  motivo: 

CIRCULAR. 

Habana^  febrero  3  de  1856 

«Declarada  la  guerra  entre  nuestra  nación  i  la  república  de  Chile,  te- 
Hiendo  noticia  de  que  esta  intenta  armar  corsarios  que  hostilicen  nues- 
tros buques  i  costas,  se  hace  necesario  adoptar  las  precauciones  conve* 
nientes  para  ovitar  una  sorpresa  i  los  daños  com;iguientes» 

•En  su  consecuencia,  i  de  acuerdo  con  el  exelen  tí  simo  señor  coman- 
dante jeneral  de  marina,  he  resuelto  que  hasta  nueva  orden  no  se  per- 
mita la  entrada  durante  la  noche  en  los  puertos  de  esta  isla  a  ningún 
buque  nacional  ni  estranjoro  incluso  los  vapores  costeros,  correos,  los 
de  cabotaje  i  los  de  guerra,  a  escepcion  únicamente  do  los  de  esta  última 
clase  nacionales,  previo  su  reconocimiento  por  las  autoridades  de  ma- 
rina, por  medio  de  las  señales  que  ordene  el  exelentisimo  señor  coman- 
dante jeneral. 

«En  los  pueblos  donde  existan  fuertes  que  defiendan  su  entrada,  se 
hará  el  servicio  con  toda  la  vijilancia  i  precauciones  que  previene  la 
ordenanza  a  fin  de  estar  en  actitud  de  repeler  un  ataque  i  de  impedir 
que  un  buque  enemigo  entre  en  el  puerto.  Donde  no  existan  fuertes 
armados,  se  adoptarán  por  las  autoridades  las  medidas  de  vijilancia  i 
seguridad  que  íes  permitan  los  recursos  de  fuerza  de  que  dispongan. 
Aun  cuando  me  dirijo  con  esta  fecha  al  exelentísuiio  señor  gobernador 
superior  civil  para  que  se  sirva  dar  los  oportunos  avisos  al  comercio  na- 
cional i  estranjero,  a  fin  de  que  no  intenten  sus  buques  ni  los  de  gue* 
rra  estranjeros  entrar  en  los  puertos  de  esta  isla  durante  la  noche,  po- 
drá suceder  que  alguno,  ignorando  esta  prevención  trate  de  efectuarlo; 
en  este  caso  se  le  hará  entender  esta  disposición  por  los  medios  usuales 
en  estos  casos,  i  solo  en  el  de  desoir  las  advertencias  que  se  le  hagan, 
se  le  considerará  como  sospechoso  empleando  los  medios  de  que  se 
dispongan  para  impedirle  realice  su  deseo.  Durante  el  dia  solo  deberán 
vijilarse  los  movimientos  de  los  buques  sospechosos  dando  pronto  avi- 
so a  las  autoridades  locales  para  que  se  adopten  las  procauciones  quo 
sean  del  caso,  pues  no  es  de  esperar  quo  se  intente  ataque  por  el  eñe-' 
migo  durante  esas  horas.» 

Dulce. 


-  64  - 

tesón  incansable  la  introducción  de  la  Vw  de  América^  que 
no  solo  era  enviada  con  diversos  disfraces  en  los  vapores  de  la 
carrera  de  Habana,  sino  en  los  pailebots  i  otros  buques  menores 
que  se  diriiian  a  puertos  subalternos  de  ambas  islas.  Habíase 
prohibido  la  circulación  de  este  periódico  con  la  pena  de  presi- 
dio al  que  se  encontrase  leyéndolo,  i  por  su  parte  los  diarios 
peninsulares  de  la  Habana  lehacian  una  cruda  guerra,  usando 
unas  veces  el  lenguaje  de  la  ira  i  otras  el  de  un  afectado  me- 
nosprecio (IJ 

En  medio  de  estas  precauciones  de  la  resistencia,  de  aquellos 
progresos  de  la  propaganda  i  de  la  ansiosa  espectativa  con  que 
comenzábamos  a  aguardar  recursos  e  instrucciones  mas  positivas 
de  Chile,  tuvo  lugar  en  Cuba  uno  de  aquellos  ocios  posüivos^  que 
nosotros  habiamos  ezijido  a  los  patriotas  de  las  Antillas,  como 
una  prenda  de  seguridad  anticipada  para  coadyuvar  de  lleno  i 
francamente  a  su  independencia. 

En  los  primeros  dias  de  marzo  una  cuadrilla  de  mozos  osados 
babia  dado  en  efecto  el  grito  de  la  insurrección  en  la  ciudad  de 
Villa  Clara,  76  leguas,  al  oriente  de  la  Habana,  i  a  la  voz  ¡Viva  la 


(1)  El  Diario  delaMarinüy  el  enemigo  mas  encarnizado  del  períódico 
que  se  hallaba  en  abierta  rivalidad  con  sus  pretensiones,como  órgano  po- 
utico  de  las  Antillas  españolas  en  Nueva  York,  decía  en  su  editorial  del  tO 
de  enero,  cuando  aun  no  se  había  dado  a  luz  el  tercer  número  de  aquella 
publicación,  que  se  veía  obligado  a  «condenar  en  nombre  de  los  leales 
servidores  de  aquella  isla  las  vul^ridades  i  patrañas  que  contiene  este 
nuevo  periódico  que  se  publica  en  ríueva  York,  con  el  titulo  de  la  Voz  de 
LA  America:!. 

Poco  mas  farde  el  viejo  diario  peninsular  adoptó  la  táctica  mas  inje- 
niosa  de  mancomunar  a  la  Voz  de  Amérira,  que  era  un  dL->rio  francamen- 
te revolucionario,  con  el  Siglo  de  la  Habaiía,  que  hemos  dicho  represen- 
taba simplemente  al  part'do  de  las  concesiones  españolas.  De  esta  suerte 
conseguía  alarmar  al  partido  peninsular  de  que  era  representante,  i  exi- 
tarlo  ala  vez  contra  todos  los  mat  ees  de  la  opinión  pública  en  Cuba— «El 
propósito  de  la  Voz  de  América^  decía  con  ente  motivo  en  un  largo  arti- 
culo del  14  de  marzo,  que  reprodujo  haciéndolo  suyo  \B.Crónica  de  Nueva 
York  del  24  de  aquel  mes,  ^e  atacar  por  su  base,  no  ya  solo  nuestras 
instituciones  smo  también  nuestras  costumbres,  propósito  que  se  traspa- 
renta  en  el  Siglo,  parece  claro  i  despejado  en  la  Voz  de  América.  Ambos 
diarios  siguen  propagando  entre  jentes  ignorantes  las  ideas  mas  absurdas, 
i  despertando  las  aspiraciones  mas  criminales.  Ésta  predicación,  lamenta- 
ble i  perniciosa  do  quiera,  es  aquí  doblemente  maiéflra  por  circunstan- 
cias aue  nadie  desconoce,» 

«No  queremos  decir  mas,  añadía  en  conclusión  aquel  articulo,  ni  quizá 
fuera  prudente  ser  mas  esplicitos.  Basta  lo  dicho ]para  que  cada  uno  de 
nuestros  lectores  vea  en  estas  palabras  el  espejo  de  su  pensamiento  in- 
timo, el  refleio  de  sus  bien  fundadas  aprehensiones;  para  que  comprendan 
al  nn  altos  i  bajos,  ricos  i  pobres  que  el  Siglo  i  sus  satóliti^s  son  ¿ementot 
contrarios  a  la  conservación  del  orden  público,  que  SU  existencia  es  ti»  ef- 
cándato  i  su  nombre  una  bandera  facciosa.^ 


independenm!  habían  atacado  con  sus  machetes  alas  bien  arma- 
das tropas  peninsulares  que  al  fín  lograron  dispersarlos  captu- 
rando gran  parte  de  ellos.  (1) 

El  humo  del  yolcan  mal  apagado  gue  arde  en  el  corazón  de  la 
Reina  dalas  Antillas  comenzaba  a  diseñarse  en  los  diáfanos  ho- 
rizontes  de  sus  montañas  i  el  descontento  presentaba  ya  el  sín- 
toma precursor  de  los  grandes  trastornos:  el  de  los  levanta- 
mientos parciales  i  temerarios. 

Dos  causas  diversas  i  nuevas  por  su  oríjen  venian  a  la  vez  a 
darse  la  mano  para  empujar  adelante  aquel  trastorno.  Era  la 
primera  de  aquellas  la  elección  que  comenzó  a  verificarse  en  el 
mes  de  abril  de  los  miembros  de  xxm.  Junta  consultiva  que  el  go- 
bierno español  habia  decretado  se  elijiese  por  los  ayuntamientos 
para  que  en  Madrid,  i  bajo  la  dirección  del  Ministro  de  Ultra- 
mar, se  discutieran  i  adoptaran  aquellas  refomas  políticas,  ad- 
ministrativas o  puramente  legales  que  se  viera  convenir  al  réji- 
men  de  las  posesiones  españolas^  tanto  en  las  Antillas  como  en 
las  Filipina». 

No  pasaba  aquella  Junta,  anómala  i  estrafalaria  como  era  en 
si  misma,  de  uno  de  los  ardides  con  que  la  metrópoli  aletarga  . 


(1)  Nunca  se  supo  con  certidumbre  la  suerte  de  estos  jóvenes  prisio- 
neros. Fue  mui  váfido  en  la  Habana  que  los  habían  fusilado  secretamen- 
te, pero  nunca  adquirimos  sobre  ese  partií^uJar  la  suficiente  certidumbre. 
Lo  que  está  si  fuera  de  discdusion  es  que  fué  un  alzamiento  político  i 
que  se  pusieron  a  lacabeza  de  él  jóvenes  de  corazón  i  de  familia,  tales 
como  Rossell,  Marzan,  Guerra,  López  i  otros  muchos  conocidos. 

Hé  agui  la  relación  que  publicó  el  New  York  Herald  del  15  de  marzo  i 
que  lo  fuédirijida  con  fecha  10  por  su  corresponsal  de  la  Habana. 

«Un  grupo  de  veintitrés  jóvenes  cubanos,  han  hicho  recientemente  un 
pronunciamiento  en  Villa  Clara  i  se  marcharon  al  distrito  deSapuala 
Grande.  En  su  camino  a  San  Juan  de  los  Remedios,  tmieron  un  encuen- 
tro con  las  tropas  españolas,  las  cuales  siendo  superiores  en  número, 
disciplina  i  armas  (puesto  que  los  cubanos  solo  estaban  annados  con 
machetes)  consiguieron  vencerlos  después  de  un  reñido  i'ombate,  captu- 
rando doce  de  ellos.  Los  otros  once  quedaron  libres  i  se  esperaba  a  última 
hora  aue  tratasen  de  rescatar  a  sus  compañeros  enrolando  mayor 
fuerza. 

«La  prensa  españi^la,  se  obstina,  por  cierto^  en  considerar  el  levanta- 
miento como  intentado  por  bandoleros  con  el  objeto  de  robar,  pero 
este  sistema  está  ya  mui  gastado  en  todos  los  pueblos  despóticos  contra 
los  movimientos  ael  patriotismo  Las  asociaciones  repubhcanas  de  Cu- 
ba i  Puerto  RicO;  de  quienes  recibimos  estos  ctetailes,  nos  aseguran  que 
conocen  a  esos  jóvenes  i  quie  pertenecen  a  la  mas  respetable  clase  social. 
— *La  prensa  española,  no  dice,  por  lo  demás,  como  i  cuando  han  robado 
i  esto  basta  para  hacer  sospechosa  su  declaración.  Su  grito  era  «Vívala 
independencia.» 

«Las  soledades  republicanas  de  Cuba  i  Puerto  Rico  conocen  los  nom- 
bres de  los  revolucionarios.  Bl  movimiento  es  una  manifestación  clara  i 
enérjica  del  estado  de  la  opinión  ]rública  en  4a  *siempreftel  í5te.» 

9 


-  66  — 

de  cuando  en  cuando  el  espíritu  inquieto  i  descontentadizo  áb 
los  criollos;  pero  aun  siendo  así  el  solo  hecho  de  tratarse  del  en* 
vio  de  delegados  ]K)pulares  a  la  madre-patria  ajitaba  vagamente 
a  los  cubanos  haciéndoles  entrever  mejores  perspectivas  para  su 
infeliz  patria.  El  Siglo^  como  el  órgano  del  partido  que  anhela- 
ba aquellas  reformas  i  que  creia  o  finjia  creer  en  ellas,  era  la 
principal  levadura  de  aquella  sorda  fermentación  (1). 

Era  la  segunda  causa  una  providencia  económiqa  dictada  ha* 
Cía  poco  por  el  Ministro  de  Ultramar  de  la  Península  i  que» 
aunque  justa  i  humana  (cosas  bastante  raras  siendo  españolas) 
rntroduciaii  una  seria  perturbación  en  los  intereses  de  la  aris- 
tocracia cubana,  que  se  compone  jeneralmente  de  plantadores 
cuya  industria  se  sostiene  con  el  trabajo  del  esclavo. 

Los  hechos  que  habian  dado  lugar  a  la  providencia  guberna- 
tiva que  acabamos  de  recordar  eran  ios  siguientes: 

.  (1)  Estas  elecciones  curiosas  por  su  forma  j  su  objeto  i  su  personal,  tu- 
vieron lugar  en  todo  abril  i  de  ellas  resultó  un  triunfo  considerable  del 
partido  concesionista  sobre  el  peninsular,  habiéndose  abstenido  total- 
mente el  bando  republicano  que  comenzaba  a  preocuparse  solo  de  las 
vias  de  hecho.  «Se  han  verificado,  decia  en  efecto  una  correspondencia 
déla  Habana  del  25  de  abril,  las  elecciones  de  los  individuos  que  han  de 
ir  a  Madrid  a  formar  la  célebre  j«n^a  consultiva  y  i  los  nombramientos  han 
recaído  en  hombres  dignos  de  tales  puestos.  Cienfuegos  ha  escoiido  a 
don  Tomas  Terry,  i  Santo  Espíritu^  a  don  José  Iznaga  del  Valle,  ambo» 
negreros  conocidos.  Guiñes,  a  don  Nicolás  Ascárate,  quien  ha  dicho  pú- 
blicamente que  es  español  por  orijen,  por  convicción  i  por  escuela.  Sa- 
gua,  al  conde  de  Vallellano,  un  anciano  destemplado,  de  quien  4ina,  por- 
que es  notorio,  sino  tuviera  la  cabeza  cubierta  de  canas,  que  carece  de 
todas  las  virtudes  cívicas  i  que  desde  muchos  años  atrás  lo  agobia  el  feo 
vicio  déla  embriaguez.  Duro  es  hablaren  estos  términos;  pero  la  prensa 
dúbe  ser  la  picota  en  donde  se  azoten  todos  los  vicios,  i  a  la  vez  el  esta- 
dio en  donde  triunfen  todas  las  virtudes*  Cuba  i  Bayamo  han  elejido  a 
Saco,  quien  se  espera  que  renuncie,  a  juzgar  por  ciertas  cartas  privadas 

?ue  ha  escrito  este  señor  sobre  la  materia  con  anticipación.  Remedios  i 
uerto  Principe  han  elejido  respectivamente  al  Fefíor  Morales  Lemus  i  a 
don  €alisto  Bernal;  el  primero  es  un  abogado  de  crédito^  hombre  hon- 
lado,  enérjico  i  canario  de  nacimiento;  el  segundo  es  un  joven  de  talen- 
to, educado  en  Madrid,  en  donde  reside  aun,  i  ambos  por  supuesto,  de- 
lirantes concesionistas.  Omitía  decir  que  Matanzas  ha  nombrado  ahmar- 
oues  de  Móntelo,  hombre  cargado  con  todas  las  debilidades  i  caprichos 
de  un  marques  ya  bastante  anciano.  No  sé  en  quienes  han  recaído  los 
otros  nombramientos;  pero  es  probable  que  hayan  dado  un  resultado 
semejante.  Sin  embargo,  España  puede  hacer  de  esto  una  deducción  muí 
oportuna;  se  disputaban  las  elecciones  dos  partidos^  el  español  i  el  con 
cesionista:  en  todjas  partes  ha  triunfado  la  candidatura  del  último,  es 
decir,  del  partido  liberal,  relativamente  hablando;  luego  el  partido  español 
está  vendió  porque  es  inferior  f  i  si  después  de  esto  se  considera  que  el 
partido  republicano,  que  permanece  en  el  retraimiento,  es  incomparable- 
mente mas  potente  i  numeroso,  puesto  que  se  compone  de  la  inmensa  ma- 
yoría de  los  cubanos,  ¿qué  se  deduce  respecto  a  la  suerte  del  poder  es 
pañol  en  estas  rej  iones,  el  dia  que  emprendamos  a  mano  armaaa  la  r^e- 
neracion  política  i  social  de  nuestros  hermanos?^ 


—  67  - 

A  títIcmI  de  los  pactos  qué  la  Inglaterra  arrancó  a  Espafia,  a 
fuerza  de  oro  i  de  amenazas,  para  suprimir  ía  trata  de  esclavos, 
ce  habia  dispuesto  que  todos  los  negros  confiscados  a  los  que 
los  importasen  de  África,  se  considerarian  libres  de  hecho  i  se- 
rian puestos  bajo  la  tutela  de  los  capitanes  jenerales  para  no 
ser  sometidos  ala  condición  servil.  El  número  de  estos  parias 
sin  amo  i  sin  derecbos,  pasaba  de  siete  mil  en  1867,  ape-  i 
sar  de  los  infinitos  abusos  i  cohechos  !que  se  cometen  en  la 
supresión  de  la  trata  en  las  costas  de  Cuba,  lo  que  prueba  sa 
estraordiuarío  incremento  calculando  en  no  menos  de  veinte 
mil  las  víctimas  que  en  cada  año  perecen  de  hambre,  de  desnu* 
dez  i  de  horror  en  aquel  nefando  tráfico  que  una  sola  nación 
en  el  mundo,  la  España,  piactica  i  proteje  recientemente  hoi 
dia. 

Aquella  clase  de  esclavos  semi-libres,  es  conocida  bajo  el 
nombre  de  emancipados,  i  el  gobierno  español  habia  dispuesto 
desde  mucho  tiempo  atrás  que  fuesen  remitidos  gradualmente  a 
8U8  posesiones  de  Femando  Po,  para  de  allí  ser  restituidos  a  las 
costas  de  África  de  donde  habían  sido  estraidos  por  la  fuerza. 

Mas  los  capitanes  jenerales  í  el  mismo  jeneral  Dulce  com- 

Erendiendo  la  gravedad  de  la  ejecución  de  aquella  medida  se 
abían  opuesto  a  dar  cumplimiento  a  la  real  orden  que  la  con?ig 
naba,  porque  el  ramo  de  emancipados  era  uno  de  los  mas  pin- 
gües recursos  de  sus  rentas  i  uno  de  los  mas  eficaces  resortes  de 
la  política  colonial.  Arrendaban  en  efecto  los  capitanes  jenera- 
les aquellos  infelices  a  los  plantadores  o  negociantes  de  su  ama- 
ño por  sumas  que  representaban  solo  la  quinta  o  sesta  parte  del 
trabajo  del  esclavo  [esto  es  3o  4  p.  siendo  que  el  trabajo  del  últi- 
mo está  calculado  de  17  a  20  pesos  al  mes,)  i  de  esta  suerte  lu- 
craban con  el  arriendp  i  con  la  gratitud  de  los  arrendatarios.  El 
ministro  Cánovas  del  Castillo  quiso,  sin  embargo,  poner  un  atajo 
definitivo  a  aquel  escándalo  i  ordenó  terminantemente  al  jeneral 
Dulce  promulgar  i  hacer,  cumplir  la  real  orden  en  que-  dispo- 
BÍa  la  traslación  de  los  emancipados  alas  costas  de  África.  Dulce 
hubo  de  ceder  apesar  suyoM  el  2  de  marzo  de  1866  promulgó  el 
decreto   que  prohibia  la  ocupación  i  arriendo  de  aquella  es- 

Secie  de  colonos.  Mas  fué  tal  la  grita  i  disgusto  de  los  planta- 
ones  criollos  entre  los  que  Dulce  se  habia  formado  su  círculo, 
i  aun  entre  los  peninsulares  que  le  miraban  de  reojo,  que  hubo 
de  volver  sobre  sus  pasos  i  revocar  una  semana  mas  tarde  (el  10 
de  marzo)  el  real  mandato  que  así  desobedecia.  Verdad  es  que 
el  jeneral  Dulce  envió  a  España  su  renuncia  en  esa  misma  co- 


--  68  — 

'yuntura  asegurando  que    por  ningún  concepto  continuaria  ilü 
dia  mas  al  frente  del  gobierno  de  Cuba, 

Dos  hechos  graves  surjian  de  esta  situación^  pues  por  una 
parte  la  España  iba  a  perder  un  mandatario  prudente  i  bien 
quisto  con  la  población  mas  inclinada  al  descontento,  i  por  la 
otra  salia  a^a  superñcie  la  mas  grave  de  las  cuestiones  que  ata- 
ñen a  Cuba  después  de  la  Jé  su  'independencia,  la  cuestión  de 
la  libertad  de  los  esclavos,  hecho  tan  inevitable  como  aquella  i 
que  han  de  marchar  de  consuno  o  precediendo  el  uno  al  otro  con 
corta^discrepancia  de  fechas  Tal  eia,  al  menos,  lo  que  habia  su- 
cedido en  Haiti  i  en  las  Antillas  francesas,  a  fines  del  pasado  si- 
glo; en  Francia  i  las  posesiones  inglesas  a  principios  del  presente 
i  tai  era  lo  que  en  escala  mucho  mayor  acababa  de  suceder  en 
Estados  Unidos.  La  abolición  de  la  esclavitud  tenia  en  Espafia 
misma  abogados  tan  celosos  como  Las  Casas,  i  uno  de  ellos,  (el 
señor  San  Komá)  en  una  reunión  pública  de  abolicionistas  ce- 
leDrada  en  el  teatro  de  Variedades  de  Madrid  el  domingo  10  de 
diciembre  de  1865  pronunció  estas  palabras  que  eran  una  sen* 
tencia  inapelable  para  la  esclavatura:  «Mantener  las  posesiones 
de  las  Antillas  españolas  en  su  presente  condición  es  un  impo- 

^SIBLE.» 

Todo  esto  que  era  nuevo,  estrafio,  inesperado  en  el  reposo 

f)rofundo  de  la  vida  colonial,  comenzó  a  influir  de  rebote  en 
as  aspiraciones  populares,  i  el  partido  de  la  acción  que  a  la 
iniciativa  de  nuestit>s  trabajos,  esto  es,  en  diciembre,  enero  i 
febrero,  habia  parecido  estar  reducido  al  círculo  de  los  emigra- 
dos en  Nueva  York,  comenzó  a  surjir,  en  la  Habana  misma, 
centro  i  cindadela  del  poderío  español  en  las  Antillas.  I  preciso 
es  confesar  que  si  el  partido  concesionista  hubiera  arrojado  a 
un  lado  en  esa  ocasión  su  timidez  i  sus  ilusiones,  algo  de  mui 
flérío  habria  podido  acontecer  en  las  posesiones  americanas  de 
la  Espafia.  Al  menos  habría  sucedido  que  los  prohombres  de 
ese  partido  se  habrían  ahorrado  el  viaje  infructuoso  i  ridículo 
que  hicieron  a  Madrid  para  ser  consultados  sobre  una  farsa  que 
jamas  se  tuvo  en  mira  llevar  a  un  término  cualquiera,  esceptu  tai- 
vez  el  de  un  mero  espionaje  de  la  opinión,  i  los  mas  notables 
de  ellos  como  Euiz  i  fietances.  de  Puerto  Rico  no  andarían  hoí 
prófugos  de  su  patria,  a  virtud  de  los  recelos  de  ios  mandones 
inconsultos  que  guardan  a  la  España  sus  preciadas  joyas  con  la 
puntado  las  bayonetas.- (1). 

(l)  Nosotros  nos  esforzamos  en  esa  época  en  colocar  bajo  su^erdadera 

\ 

I 

I 


-  69  - 

La  exitacion  cundía  entre  tanto  de  una  manera  visible  en^las^^ 
grandes  ciudades  i  aun  en  ios  campos  de  Cuba,  donde  el  odio 
a  los  opresores  del  suelo  se  manifestaba  por  esos  hechos  aisla- 
luz  Ja  actitud  del  partido  concesionista  en  Cuba  i  en  hacerle  ver  ios  peli- 
gros que  iban  a  acarrearle  su  mucha  credulidad  i  poca  cautela,  aconse- 
jándole en  consecuencia  que  optase  por  uno  u  otro  de  ios  dos  únicos 
caminos  que  tienen  que  seguir  los  partidos  político  a  de  Guba^  esto  es,  el 
de  la  sumisión  absoluta  a  España  o  el  de  la  independencia. 

tNada  hai  mas  digno  de  respeto  i  simpatías  para  nosotros,  decíamos  a 
aquel  propósito  en  el  editorial  de  la  Voz  de  América  del  31  de  marzo^ 
que  el  partido  liberal  de  Cuba.  Amamos  el  progreso  i  la  libertad  bajoto- 
das  las  formas  i  en  todos  los  climas.  Tenemos,  por  otra  parte,  té  en  la 
marcha  lenta  pero  irresistible  de  la  intelijencia  humana,  que  como  la  luz 
todo  lo  invade  i  lo  avasalla.  Creemos  por  esto  que  la  obra  paciente  pero 
valerosa  i  obstinada  de  los  patriotas  de  Cuba  para  alcanzar  gradualmente 
la  libertad  de  su  suelo  los  conducirá  a  la  larga  a  obtener  un  cambio  favo- 
rable de  la  tristísima  ¿ituacion  gue  sobre  ellos  pesa. 

»Tal  es  al  menos  el  orden  lójico  i  sucesivo  del  progreso  humano. 

■Pero  en  Cuba,  tomada  en  cuenta  su  situación,  su  riqueza^  su  lejanía  de 
la  metrópoli,  su  proximidad  al  foco  de  fuego  de  la  democracia  americana^., 
su  vecindad  a  todos  ios  continentes  que  la  rodean  en  un  semi-círculo  de 
repúblicas  libres,  i  sobre  todo,  valorizando  como  debe  apreciarse  la  índo- 
le de  Bspat^a,  su  lejislacion  colonial,  los  hombres  que  envía  a  plantearla, 
su  monopolio,  su  esplotacion  uinversal,  su  odio  de  raza,  el  menosprecio 
que  afecta  por  el  crtollo^  a  quien  cree  que  ha  conquistado  como  a  siervo, 
i  la  propia  impotencia  i  descomposición  que  la  trabaja  en  sus  entrañas ' 
mismas  i  la  exhibe  ante  el  mundo  como  un  colosal  pero  nutrido  cadáver, 
temando  en  cuenta  todo  esto,  decimos,  ¿puede  el  partido  concesionario 
de  Cuba  abrigar  una  política  propia?  puede  desarrollar  un  programa  de- 
terminado? puede  existir,  en  fin,  como  tal  partido^ 

•Nosotros  no  lo  creemos.  Al  contrario,  abrigamos  la  triste  pero  profun- 
da convicción  de  que  los  nobles  patriotas  que  se  han  puesto  ala  cabeza 
de  ese  movimiento  de  rejeneracion,  son  victimas  de  una  ilusión  óptica 
que  a  la  larga  ha  de  perderlos.  I,  en  efecto,  ¿cómo  podría  marchar  un  paso 
mas  adelante  si  su  existencia  no  pende  sino  de  una  simple  palabra  del 
capitán  jeneral  de  Cuba,  de  un  jesto  de  O'Donnell  o  de  warvaez  {según 
las  épocas],  de  un  decreto  de  la  policía  de  Habana  fijado  en  una  tira  de 
papel  manuscrito  en  las  murallas  del  Paseo  de  7acon?l  si  esto  no  es  aSÍ, 
preguntamos,  cóipo  hacen  su  propaganda  los  partidos  políticos  en  todo 
país  en  que  la  política  no  es  simplemente  una  síntesis  (conu>  lo  es  Cuba) 
sino  un  derecho?  Por  la  imprenta,  por  la  asociacicn^  por  la  tñbuna,  por  la- 
enseñanza^  por  la  discusión  pacínca,  en  fin,  pero  libre,  de  la  política  mis- 
ma que  tratan  de  encaminar  a  un  fin  determinado. 

»Pero,  ¿hai  uno  solo  de  esos  derechos  permitido,  tolerado  siquiera  en 
las  Antillas?  Burla  cruel  seria  asegurarlo;  porque  derecho  positivo  no  han 
tenido  los  cubanos  sino  uno  solo,  al  ocuparse  conforme  a  sus  conviccio- 
nes del  bien  de  la  patria,  es  decir  de  la  política:  el  derecho  de  morir;  mo- 
rir en  el  patíbulo  como  Kstrampes  i  Agüero,  o  morir  en  el  destierro  como 
Heredia. 

«Por  otra  parte  ¿qué  cor  cesiones  pueden  aguardar  los  liberales  de  Cuba 
de  la  España,  que  es  incapaz  de  hacérselas  a  sí  misma  i  donde  ser  liberal 
es  casi  ser  sinónimo  de  galeotel  ¿Cómo"  aguardar  representación  lejitima 
en  las  Cortes,  si  éstas  no  son  sino  las  antesalas  del  ministro  que  ímperaT 
¿Cómo  esperar  libertades  parala  imprenta  si  todos  los  editores  indepen- 
dientes de  Madrid  están  bajo  los  cerrojeos  del  Saladero?  ¿Cómo  soñar  con 
libertades  populares,  cual  la  de  asociación,  si  O'Donnell  duerme  cada  no- 
che con  las  Uaves  de  todos  los  clubs  políticos  bajo  de  su  almohada? 


—  7a  — 

dos  pero  sangrientos  i  terribles  que  son  'siempre  el  segura 
anuncio  de  los  grandes  sacudimientos. 

£n  Santiago  de  Cuba^  en  efecto»  el  mayor  de  plaza  que  era 
peninsular  de  nacimiento  mat'6  en  duelo,  i  a  consecuencia  de  ua 
altercado  por  las  elecciones  de  los  delegados  a  la  Junta  consul- 
tiva^ d^wndX^o^^áo  de  aquella  ci'dad,  joven  criollo  de  grandes 
esperanzas.  Hacia  fines  de  abril,  aquellos  desafíos  comenzaron 
a  sucederse  en  la  Habana  misma  con  una  frecuencia  alarmante 
entre  los  hijos  del  pais  i  sus  opresores,  ofreciéndose  todos  los 
dias  lances  sangrientos  como  los  que  tenian  lugar  en  la  Lom- 
bardia  i  el  Véneto  entre  los  austríacos  e  italianos.  En  uno  de 
estos  encuentros,  un  jóvf  n  liabanero  hirió  gravemente  a  un  ofi- 
cial del  ejército;  i  otro  mató  a  sablea  un  coronel  de  artillería  (1). 

*Jenprosas,  pero  tristes  i  funestas  ilusionesi  esclamábamos;  el  partido 
conresionieta  de  Cuba  se  alimenta  del  engaño  sistemático  con  que  los 
politicastros  de  Madrid  sueñan  tenerla  tranquila  i  sumisa. para  con  hol- 
ganza esplotar  a  laque  llaman  su  siempre  Jidelisima.  I  esta,  i  no  otra^ 
ña  sido  osa  stVie  de  mentiras,  de  j^romesas  i  de  farsas  indignas  sosteni- 
das desdelaajitarion'de  1837,-  esa  i  no  otra  es  la  única  instrucción  que 
se  da  a  los  capitanes  jenerales  al  venir  a  tomar  posesión  de  su  puesto; 
esa  i  no  otra  es  la  única  estratejia  puesta  en  juego  por  los  hombres  dejenio 
que  dominan  a  la  España  í  que  ellos  creen  llevar  aamirablemente  a  efecto 
alternando  ün  capitán  jenepal  qua  mienta  como  liberal  i  reformista 
con  otro  que  mienta  por  el  espíritu  esclusivista  de  la  conservación  i  del 
statu  qvo. 

ttEn  este  sentido  el  partido  reformista  de  Cuba  hace,  pues,  un  mel  po- 
sitivo a  FU  patria  retardando  la  hora  destinada  de  su  redención  i  debí* 
litando  en  cierta  manera  la  convicción  de  la  acción  inmediata  para  ob- 
tener aquella,  sujetándola  a  indefinidos  i  funestos  aplazamientos. 

«Pero  si  el  partido  reformista  dañado  esa  suerte  a  su  patria  i  6e<í0- 
loca  en  un  triste  antagonismo  con  el  partido  que  arrastra  las  masas,  la 
juventud,'"  todos  los  elementos  activos,  en  fin,  de  la  sociedad,  se  daña 
también  a  sí  mismo  i  se  suicida. 

i^Los  partidos  medios  son  siempre  víctimas  de  su  irresolución,  de  su 
fé  convencional,  de  sus  vacilaciones  para  escojer  la  hora  oportuna.  Lle- 
ga esa  hora,  i  acostumbrados  a  aplazarlo  todo,  encuéntrales  despreve- 
nidos, i  si  la  lucha  se  traba,  son  de  seguro  la  víctima  de  los  dos  elemen- 
tos (lue  se  combaten.  Esta  es  la  historia  de  todos  los  partidos,  i  en  Cuba, 
donde  la  cuestión  no  es  de  talo  cual  principio  sino  de  existencia,  de 
nacionalidad  i  de  independencia,  un  partido  no  es  solo  un  atsurdo,  es 
casi  un  crimen. 

»PrcciFo  es,  pues,  decíamos  en  conclusión,  que  el  partido  concesiona- 
rio de  Cuba  abra  los  ojosa  la  luz  i  arroje  a  la  frente  de  sus  implacables 
enemi^ros  el  manto  en  que  hasta  aquí  ha  ocultado  su  frente  marcada 
cada  dia  por  el  sello  del  insulto.  Preciso  es  que  asuma  el  puesto  que  por 
razón  de  su  importancia  está  llamado  a  ocupar.  Recuerde  que  la  aris- 
tocracia criolla  de  Sud-América,  fué  la  que  se  puso  a  la  cabeza  del  mo- 
vimiento dé  independencia  i  que  por  esto  no  solo  salvo  al  pueblo  sino 
que  se  salvó  del  pueblo  haciendo  causa  común  con  ól,  i  no  poniéndose 
como  una  muralla  de' resistencia  eníre  los  opresores  i  oprimidos  para  ser 
demolida  i  hecha  trizas  por  los  asaltos  que  entre  ella  üeben  darse.» 

(I)  Uno  de  los  mas  curiosos  lances  de  estos  fué  el  duelo  entre  un  cantor 


—  7t  - 

De  las  encrucijada,  la  ajitacion  pasó  en  breve  a  los  únicos 
aitios  en  que  es  dado  a  los  cubanos  en  su  misera  condición  po- 
lítica hacer  al^upa  leve  ostentación  de  sus  sentimientos,  esto 
es,  a  los  cafés  1  al  teatro.  «El  jueves  19  de  abril,  dice  una  corres^ 
pondenoia  déla  Habana,  publicada  en  Nueva  York,  el  i.  ^  do 
mayo  (2)  por  la  noche,  se  verificó  en  el  Gran.  Teatro  una  fun- 
ción a  beneficio  de  la  sefiora  viuda  e  hijos  de  un  sabio  escritor 
del  pais,  llamado  Ramón  Zambrana^  que  ha  muerto  recientor 
mente,  dejando  a  su  familia  en  suma  pooreza.  Gomo  estaba  dis- 
puesto en  el  programa,  salió  a  leer  unos  versos  un  joven  haba- 
nero llamado  Torroellat  i  a  la  conclusión  de  cada  estrofa,  los 
espafiolea,  de  las  altas  i  bajas  localidades,  empezaron  a  burlarse 
de  él  com  palabras,  risotadas  i  silbidos,  lo  cual  fué  suficiente  para 
que  1^8  hijos  del  pais  contestasen  con  aclamaciones  que  no  fue- 
ion  del  agrado  de  los  provocadores.  Ai!  amigo,  qué  gritosl  El 
teatro  se  convirtió  en  una  plaza  de  toros,  i  de  cuando  en  cuan- 
do se  oia  por  un  lado:  «{Viva  Cubal»  i  por  otro:  «¡Muera  Espa- 
IialD  Fué  sitiado  el  teatro  por  la  caballería,  i  los  salvaguardias 
i  otros  ajen  tes  de  policía  trataban  en  vano  de  contener  el  tu- 
multo. Entraron  los  jendarmes  con  sus  caballos  hasta  el  patio 
del  teatro;  pero  quiso  Dios  o  el  diablo,  gue  esta  vez  también  los 
peninsulares  se  retiraran  con  prudencia,  que  de  lo  contrario  es 
seguro  que  hubiera  corrido  la  sangre  con  abundancia.  En  las 
inmediaciones  me  consta  que  habia  mas  de  cien  hombres  ar- 
mados de  puñales  que  venian  de  los  barrios  de  Jesús  María  i  de 
San  Lázaro,  que  son  distritos  en  la  Habana  en  donde  no  habita 
mas  que  el  verdadero  pueblo. 

«Debo  decir  üd.  que  hubo  uno  que  se  atrevió  a  gritar:  «¡Vi- 
va Ghilel»  lo 'cual  en  cualquiera  circunstanda  es  aquí  cosa  en 
estremo  grave. 

«Apaciguado  el  motin  se  arreglaron  varios  desafíos  de  los 
'que  tengo  noticia  se  han  llevado  ya  a  cabo  algunos  i  están  por 
efectuarse  otros.  Uno  de  los  duelos  terminó  por  un  balazo  con 
que  un  hijo  del  pais  atravezó  el  homWo  a  un  oficial  del  ejército; 
otro  hizo  que  un  joven  del  pais  degollase  al  sable  a  un  sefior 
de  artillería.»  (S) 

catalán  Uamado  Boy  I  un  cronista- del  Siglo  por  haber  dicho  éste  en  su 
crónica  aludiendo  al  debut  de  Boy:  Si  cmnta  B<fyino  voii  Por  k)  que  el 
agraviado  le  pidió  satisfacción  i  se  la  di<)  aquel  de  tal  calidad  que  Boy  no 
volvió  a  cantar  en  muchos  meses.* 

(2)  Voz  de  América  número  13 . 

(3)  La  Cránica  de  Nueva  Yurk^  que  es  mas  española  que  el  mismo  Dto- 


« 


—  72  - 

La  efervesceDcia  tomaba  de  día  en  dia  un  carácter  mas  gra- 
ve i  se  hacia  mas  intensa  i  amenazante  a  consecuencia  de  la 
dimisión  del  sagaz  i  coDciliador  jenéral  Dulce,  cuya  renuncia 
habla  sido  aceptada,  i  en  el  que  los  criollos  perdian  su  mas  ro- 
busto pilar  i  los  coDcesionistas  el  ün'co  hombre  que  les  daba 
garantía  aun  en  su  limitadísima  propaganda.  La  imprenta  se* 
creta  comenzó  en  consecuencia  a  lanzar  a  las  masas  palabras 
terribles  de  esterminio  i^de  castigo,  que  en  aquellos  climas  i  en 
una  raza  que  se  compone  de  la  mezcla  de  españoles  i  africanos, 
no  era  difícil  ver  convertidas  de  repente  en  hechos  no  menos 
terribles.  «I  vosotres,  hijos  del  pueblo  (decia  al  concluir  una 
de  esas  hojas  clandestinas  circulada  bajo  el  mismo  título  que 
habia  llevado  a  lahorc»  al  valeroso  Facciolo  en  1854,  la  Voz 
del  pueblo)  despertad!  Abrid  los  ojos  i  no  os  dejéis  engafiar  por 
mas  tiempo:  las  repúblicas  de  América  del  sur  que  hoi  se  bailan 
en  combate  contra  vuestro  metrópoli^  os  abren  los  brazos  i  os 
prometen  seguro  ausilie;  no  penséis  que  os  halláis  forzados  a 
luchar  contra  un  coloso,  sino  contra  un  pdder  raquítico  que  ha 
lanzado  a  punta  pies  de  Santo  Domingo  un  puñado  de  valientes: 
nada  tenéis  que  esperar  ya;  esos  ricos,  esos  amos  de  injenios, 
esos  periodistas,  esos  reformistas,  esos  miserables  de  todo  jénero 

Íue  no  hacen  mas  que  hallar  buena  la  suerte  bajo  la  bandera  de 
spaña,  todos  esos  son  nuestros  enemigos,  son  unos  parias  que 
aspiran  a  gozar  del  dia  que  pasa,, i  nada  mas.  Vuestros  herma- 
nos murieron  en  los  cadalsos  por  redimiros  i  esos  mismos  detu- 
vieron la  revolución:  alejaos  de  ellos:  tened  fé  en  vuestra  causa;. 


rio  de  la  marinn  de  M  Habana,  confirmaba  con  gran  alarma  todas  aque- 
Uas  nuevas  publicadas  por  }a  prensa  americana,  i  pedia  nada  menos 
que  a  la  Reina  su  eficaz  remedio.  «En  la  Habana,  decia  en  su  número  del 
10  de  abril,  han  ocurrido  escenas  desagradares  en  el  teatro  de  Tacón  i  en 
cafe  do  Louvre.  Los  corresponsales  que  tienen  allí  los  periódicos  de  Nue- 
va York  les  dan  carácter  polificoj  i  a  nosotros  se  nos  figura  que,  desgra- 
ciadamente, no  van  equivocados. 

«La  Crónica  ha  recibido  de  estos  acontecimientos  algunos  pormenores 
poco  satisfactorios j  en  dos  cartas  inspiradas  por  diferentes  ideas;  resul- 
tando de  ambas,  sin  embargo,  ip  que  nuestros  lectores  saben  ya:  que  en 
la  isla  de  Cuba  hai  periódicos  que  se  empeñan  en  desviar  a  la  juventud 
nacional. 

«De  todos  modos,  empiezan  a  menudear  estas  cosas  en  la  isla  de  Cuba, 
bien  apesar  de  los  hombres  sensatos,  ora  sean  insulares  o  bien  hayan 
nacido  en  la  Península;  i  como  quiera  que  los  disturbfos  de  esta  cíase 
vain  derechos  a  cosas  peores,  llamamos  mui  formalmente  la  atención  del 
gobierno  de  S.  M.  para  que  estudie  prortto  i  mande  en  seguida  la  forma 
mejor  de  que  no  se  repeoduzcan.  Por  el  caso  en  cuestión  se  han  hecho 
VARIAS  PRISIONES,  i  había  algún  descontento  en  la  Habana  a  la  salida  del 
6!timo  vapor  que  ha  venido  de  allí.» 


-  73  — 

hijos  de  Puerto  Príncipe  i  de  YlUa  Clara;  cubanos,  blancos,  ne- 
gros, mulatos,  hombres  que  seáis  hombres,   tomad  las  armas, 
incendiad  ckslruidy  matada  ahorcad;  no  tengáis  miedo:  llegada  es. 
ya  la  hora  de  la  lucha,  del  sacrificio  i  de  la  venganza.» 

I  precisamente  en  medio  de  estas  azarosas  circunstancias  so- 
brevino una  novedad  de  un  carácter  terrible  i  atroz,  mui  pro- 
pia para  bacár  desbordar  el  cauce  de  tanto  dolor  comprimido, 
de  tanta  ira  sofocada,  de  tantos  agravios  antiguos  i  recientes 
que  vengar.  Tal  fué  la  nueva  del  bombardeo  de  Valparaíso,  que 
se  supo  en  Nueva  York  i  en  la  Habana  en  la  misma  semana  de 
su  ejecución,  por  haberse  comunicado  desde  Espafia  oficial- 
mente la  orden  perentoria  que  se  habia  enviado  al  Pacífico  para 
consumarlo. 

Fué  este,  en  nuestro  concepto,  el  momento  supremo  de  to- 
mar una  resolución,  pronta,  irrevocable,  sin  vacilaciones  ni 
aplazamientos  para  llevar  un  tremendo  i  súbito  castigo  a  los  in- 
cendiarios arrebatándoles  los  dominios  que  le  daban  vida  o  arra- 
sarlos en  caso  de  volver  la  espalda  a  su  propia  reden(;ion  con 
la  misma  tea  con  que  habian  incendiado  nuestras  poblaciones 
inermes  (1). 

(t)  Desde  luego  puBiinos  en  obra  nuestro  pensamiento  de  la  única  ma- 
nera que  nos  era  aable,  esto  es,  lanzando  la  Vo^  de  América,  que  hasta 
entonces  se  habia  mantenido  en  el  terreno  de  la  discusión  razonada  al 
ajitado  palenque  de  la  rebelión  abierta. 

Hé  aquí  algunas  muestras  del  lenguaje  que  empleó  aquel  periódico 
desde  que  llegó  a  Nueva  York  la  noticia  del  crimen  del  31  de  marzo,  de- 
biendo advertir  que  se  habia  triplicado  por  esa  fecha  el  número  de  ejem- 
plares que  se  remitia  a  ámbaS  Antillas. 
«¡Cubanos! 

■La  Providencia  puso  en  vuestro  seno  todo  lo  que  engrandece,  dilata  i 
hace  eternos  a  los  pueblos.  Os  dio  un  suelo  magniGco,  i  no.  os  concedió 
vecinos  que  os  envidiaran  ni  os  invadieran  a  son  de  conquista  o  de  botin. 
Os  aisló  en  el  medio  del  océano  para  mostraros  que  la  independencia  era 
una  de  vuestras  condiciones  naturales  de  existencia,  una  consecuencia 
jeográíica  de  vuestra  posición.  Os  colocó  a  la  entrada  del  golfo  que  sirve 
de  límite  común  a  la  mejor  parte  del  Nuevo  Mundo  democrático  i  libre, 
para  despertaros  con  el  ejemplo  alas  aspiraciones  del  porvenir  político 
-a  que  la  índole  nacional  os  arrastra  de  una  manera  irresistible.  I  por  últi- 
mo, puso  allá  en  un  rincón  de  Europa  esclava,  envilecida,  impotente  i 
maídfecida  por  sus  crímenes,  a  la  vil  n:  cion  que  os  ata  al  pié  el  grillete 
del  presidario  i  os  flajela  la  fi-ente  con  el  látigo  del  esclavo. 

«Así  están  marcados  con  caracteres  eternos  todos  los  emblemas  de 
vuestro  porvenir.  Estáis  aislados  para  ser  libres  como  la  Inglaterra  i  la 
antigua  urecia.  Estáis  cnn  el  rostro  vuelto  hacia  la  Union  del  ríorte  para 
ser  como  ella  una  qomunidadrfc/wocrtíííca  i  republicana.  Estáis,  en  fin, 
lejos  déla  España  para  romper  su  coyunda  en  rápidas  batallas  i  haceros 
independientes  de  ella  i  de  sus  cómphces. 

«iGubanos,  alas  armasi 

«Otros  pueblos  de  mas  alta  fama  que  vosotros  han  probado  al  munda 
que  eran  dignos  de  ser  libres,  produciendo  jeneraciones  de  héroes. 

10 


-  74- 

Tal  fué  en  consecueneia  el  plan  que  en  la  preTÍaion  de  aque^ 
lia  catástrofe  formé  sobre  una  invasión  de  Cuba  por  un  puüado- 
de  tropas  peruanas  i  chilenas  i  cuyos  detalles  constan  del  si- 
guiente despacho  enviado  oportunamente. 

Ájente  coNFmENCiAL  de  ghUíE  etc. 

(Muí  confldenciaJ) 
Núm.  22. 

Nueva  York,  abrinO  de  1867. 
Señor  Ministro  r 

En  la  intelijencia  de  que  lob  eepafioles  abandonen  la  guerra 
del  Pacifico,  de  la  misma  manera  qne  lo  hicieron  en  Santo 
Domingo,  después  de  haber  perpetrado  alguna  atrocidad  i  sin 
dar  ninguna  solución  a  la  cuestión  que  es  causa  de  esa  misma 
guerra,  voi  a  tomarme  la  libertad  de  sujerir  a  US.  algunaa 
ideas,  nacidas  de  mi  amor  por  mi  país  i  de  ciertos  oonocimien* 
tos  que  mi  posición  aquí  me  ha  becao  adquirir. 

En  mi  concepto,  tres  camines  quedarían  abiertos  a  Ghíie  i  a 
sus  aliados  del  Pacífico,  para  obligar  a  Espafiaa  una  reparación» 

«Vosotros  haheis  hecho  mas  que  esos  pueblos. 

•Vosotros  habéis  producido  jeneraciones  de  mártires. 

«¿Creéis  que  A^^üero  i  Estrampes,  López  i  Armenteros  descansan  en  sus 
tumbas?  Creéis  que  las  victimas  que  hoi  jimen  en  los  calabozos  de  Sagua 
la  Grande,  o  han  espirado  va  en  tenebrosos  patíbulos  duermen  en  el  re- 
poso  de  la  indolencia  o  de  la  nada? 

«íNói  iCubanosi  Esas  santas  cenizas  se  ajitan  en  sus  féretros  sangrien- 
tos^ esas  victimas  ilustres  sacuden  sus  cadenas,  i  os  pií'en  en  cada  hora, 
en  cada  ráfaga  del  aire,  en  cada  ra^^o  de  luz,  que  les  venguéis  de  los  que 
en  el  oprobio  del  cadalso  o  en  la  iniquidad  de  la  leí  los  condenaron  al 
castigo  de  los  malos,  i 

«íA  las  armas,  cubanos! 

«i La  hora  de  la  redención  ha  llegado  para  vosotrosi 

«(Levantaos  comcf  un  solo  homore,  i  seréis  solo  la  vanguardia  de  la 
Américaí 

«Ella  os  lo  ha  prometido,  i  ella  os  lo  cumphrái 

«Vuestra  insurrección  es  justa,  vuestra  independencia  es  vuestra  sal- 
vaoioii.  Dios  i  el  Universo  están  con  vosotros.  Dios  os  hará  libres  i  los 
pueblos  civilizados  de  la  tierra  os  acojerán  con  regocijo  como  a  un  nuevo 
miemhro  de  la  gran  comunidad  de  las  naciones  que  tienen  un  nombre, 
una  bandera,  una  vida  que  solo  a  ellas  pertenece  por  el  derecho  de  su 
heroísmo  i  de  su  gloria.» 


—  75  - 

O  castigarla  de  sus  crímenes,  una  vez  qae  su  escuadra  se  hubie^ 
se  alejado  de  esos  mares.  « 

Estos  pedios  son : 

1.^  Una  espedicioD  marítima  a  las  Filipinas. 

2.^  Un  ataque  a  los  puertos  de  E3pa&a.  i 

3.®  Una  espedicion  militar  enviada  a  Cuba» 

El  primero  de  estos  caminos  ofrece  la  ventaja  de  que  podemos 
realizar  la  empresa  con  nuestros  propios  medios  i  desdé  nues- 
tros propios  puertos»  siendo  dueños  de  ocultar  el  destino  de  una 
espedicion  cualquiera.  Por  otra  parte,  el  plan  es  realizable,  i  es 
el  mismo  que  Lord  Cochrane,  llevado  de  su  codicia,  propuso  al 
Director  0*Higgins  en  1822,  cuando  volvió  con  todos  los  bu- 
ques después  de  su  ultimo  crucero  en  las  costas  de  Méjico.  Tan 
posible  se  creyó  esto  en  Chile,  que  por  muchos  meses  so 
supuso  que  Cochrane  se  habia  ido  de  su  cuenta  a  aquellas  re- 
jiones. 

Pero  hoi  las  circunstancias  han  cambiado.  Las  Filipinas»  i 
principalmente  Manila,  que  es  su  emporio,  han  decaído  en 
manos  de  los  espaüeles.  Su  comercio  no  ]prospera  i  su  tesoro 
público  se  halla  en  bancarota.  Los  españoles  tienen  allí  ademas 
una  estación  naval  no  despreciable  i  el  ejército  con  que  han 
hecho  sus  últimas  espediciones  sobre  la  Cochinchina.. 

Pero  la  principal  objeción  seria,  a  mi  ver,  el  que  esa  empresa 
no  tendría  prestijio  en  el  mundo  ni  consecuencias  políticas  do. 
ningún  carácter,  pues,  se  la  consideraría  como  dirijida  solo  a 
un  objeto  de  despojo  i  de  botin.  La  población  de  esas  islas, 
siendo  casi  del  todo  asiática,  nos  seria  hostil  i  la  idea  de  la  in- 
dependencia le  parecería  completamente  incomprensible. 

El  segundo  pensamiento  de  castigar  a  Espaüa  en  sus  propias 
costas  es  de  mucho  mas  fácil  realización,  si  nos  halláramos  en 
actitud  de  gastar*  enormes  sumas  de  dinero.  Bastarla  que  nos 
vendiesen  eu  Inglaterra  o  en  este  pais  dos  poderosos  buques 
blindadps  para  reducir  a  cenizas  todos  los  puertos  de  España 
que  no  estuvieren  fortificados  como  Cádiz,  Barcelona  i  Cartage- 
na. Tan  cierto  es  esto,  que  el  Huáscar  i  la  índependeneia  pudie- 
ron de  pasó  haber  destruido  a  San  Sebastian,  la  CoTuüa  i  el 
Ferrol  i  haber  atacado  a  Cádiz  mismo,  sin  haberse  desviado 
mucho  de  su  itinerario  al  Pacífico.  En  la  última  ciudad  se  te- 
mió tan  positivamente  esto,«que  apenas  se  supo  la  salida  de  esos 
buques  de  Brest^.  se  puso  aquella  plaza  en  son  de  combate  i  se 
esperó  por  hot'as  un  ataque. 

Pero  este  plan  ofrece  también  el  inconveniente  de  que  no 


-  76  — 

tendria  consecuencias  ulteriores,  que  se  le  consideraría  como 
un  acto  de  venganza,  i  que  por  lo  tanto  nos  enajenaría  las 
simpatías  de  la  Europa^  que  vería  «n  ól  un. ataque  directo  con- 
tra ella  misma. 

Ninguna  de  estas  dificultades  ofrecería  la  tercera  indicación 
de  invadir  a  Cuba,  pues,  al  contrarío,  esa  no  solo  sería  una 
empresa  militar  que  ofrecería  perspectiva  de  buen  éxito,  sino 
que  como  una  combinación  política  daría  gloría  i  prestijio 
a  las  naciones  que  en  ella  tomaran  parte,  trayendo  por  conse- 
cuencia la  independencia  de  un  pais  que  aspira  a  ella,  i  que 
es  simpática  a  todas  las  naciones  de  Europa  i  especialmente  a 
la  Inglaterra,  no  menos  que  a  este  pueblo. 

Hasta  hoi  nos  habíamos  lisonjeado  con  la  idea  de  que  Nueva 
Granada  i  Venezuela  hubiesen  entrado. en  el  pacto  común,  i  que 
de  sus  costas  habría  podido  «alir  una  espedicion  suficiente  para 
levantar  las  dos  Antillas  españolas  i  hacer  sufrir  a  sus  domina- 
dores la  misma  suerte  que  han  encontrado  en  Santo  Domingo. 

Pero  el  egoísmo  i  la  impotencia  que  anonada  a  aquellos  pue- 
bips  no  permiten  pensar  en  que  sean  capaces  de  realizar  aque- 
lla mediante  una  invasión,  que  en  todos  sencidos  habria  sido  tan 
fácil,  desde  que  nosotros  hubiéramos  podido  auxiliarlos  con  di- 
nero. 

La  esperanza  de  que  esa  espedicion  saliera  de  Santo  Domingo 
o  de  esle  pais  debe  también  de  abandonarse.  Respecto  del  pri- 
mero porque  aquella  infeliz  república  de  200  mil  habitantes  se 
encuentra  otra  vez  asolada  por  una  guerra  civil  i  amenazada  de 
otra  guerra  esterior  con  Haití,  i  respecto  del  último  porque  el 
gobierno  de  Estados  Unidos,  como  US.  sabe,,  mantiene  estre- 
chas relaciones  con  Espafia,  i  ese  lado  de  la  lei  de  neutralidad  es 
el  que  se  propone  sostener  en  vigor,  pues  es  el  que  favorece 
sus  miras  respecto  de  Inglaterra  i  de  Francia. 

La  idea  por  consiguiente  que  me  permito  sujerír  mui  s(  la 
lijera  a  US.  es  el  de  una  espedicion  chileno-peruana  de  dos  mil 
hombres,  que  viniendo  por  el  Istmo  desembarcase  al  suddela 
isla  i  la  levantase. 

Este  plan  es  mucho  menos  difícil  de  lo  que  parece  a  primera 
vista.  El  Callao,  punto  necesario  i  estratéjico  de  partida  de  una 
empresa  de  ese  jénero,  no  está  a  mayor  distancia  náutica  de 
los  puertos  del  sud  de  Cuba  que  de  Valparaíso.  Bastarían  doce 
dias  o  dos  semanas  para  transportar  dos  mil  hombres  a  cual- 
quiera de  esos  puertos,  pues  en  un  viaje  directo  se  echan 
seis  dias  desde  el  Callao  a  Panamá,  uno  o  dos  dias  podian  eln* 


—  77  - 

plearse  en  el  paso  del  Istmo  (para  el  que  estrictamente  no  se 
necesitan  mas  de  ocho  horas)  i  de  dos  o  tres  dias  hasta  cualquie- 
ra délos  puertos  de  Cuba,  desde  Gienfuegos  en  el  centro  a  San- 
tiago de  Cuba,  en  la  estremidad  oriental  de  la  isla. 

El  paso  de  tropas  por  el  Istmo  es  tan  fácil,  que  los  rejimien- 
tos  de  Estados  Unidos  tansitan  junto  con  los  pasajeros  i  sin  em- 
barazo alguna  se  trasbordan  de  un  mar  a  otro  en  ocho  o  diez 
boras.  El  transporte  por  mar  en  el  Pacifico  se  baria  también  fá- 
cilmente, fletando  dos  o  tres  grandes  vapores  (si  no  hubiéramos 
de  servirnos  de  los  nuestros)  Otro  tanto  se  hará  en  este  otro 
mar,  alquilando  con  la  mayor  facilidad  el  número  correspon- 
diente de  vapores  de  comercio  en  los  puertos  de  este  pais. 

La  dificultad  mas  grave  que  podría  presentar  la  empresa  an- 
tes de  llegar  a  su  realización,  seria  tal  vez  la  resistencia  que  el 
gobierno  de  Nueva  Granada  pudiese  ofrecer  al  tránsito  de  tro- 
pas por  el  Istmo  i  las  jestiones  que  podría  hacer  con  el  gobier- 
no de  este  pais  en  contra  nuestra,  a  virtud  de  la  especie  de 
protectorado  que  los  Estados  Unidos  ejercen  sobre  el  Istmo. 

Esta  dificultad  podría  i  deberia  allanarse  previamente  con  el 
gibierno  local  de  Panamá  o  con  el  de  Bogotá,  según  la  disposi- 
ción que  manifestara  el  jeneral  Mosquera.  El  permiso  del  go - 
bierno  del  Estado  de  Panamá  sería  en  todo  caso  el  único  esen- 
cia/. 

Ahora,  sobre  las  perspectivas  de  éxito  que  ofrecería  una  es- 
pedicion  tan  escasa,  yo  tengo  la  convicción  ae  que  podria  alcan- 
zar, sino  la  independencia  de  Cuba,  resultados  políticos  de  gran 
trascendencia  en  el  que  podria  contarse  como  el  primero  de 
todos  el  que  la  España  aprenderia  a  respetarnos;  i  aunque  hu- 
biésemos de  sucumbir  en  la  cruzada,  no  seria  sin  inflíjirle  antes 
un  merecido  castigo  por  su  infame  cenducta. 

íio  dude  US.  que  la  isla  está  preparada  para  una  invasión,^ 
Yo  no  me  hago  ilusiones  sobre  lo  que  debemos  esperar  de  la 
poltrona  aristocracia  criolla  de  la  isla,  ni  tampoco  me  lisonjeo 
mucho  con  los  esfuerzos  que  hiciera  la  población  blanca,  mas  o 
menos  descontenta,  pero  al  mismo  tiempo  bien  hallada  con  su 
situación,  que  les  permite  vejetar  bajo  su  bello  cielo.  Pero  la 
verdadera  cuestión  grave  para  Cuba  es  la  de  abolición  de  la  es- 
clavitud, que  no  puede  tardar  en  suceder  de  un  modo  u  otro  i 
laque  ha  de  arrastrar  forzosamente  la  independencia  de  esa  isla, 
o  su  aniquilamiento  total,  por  medio  de  una  guerra  de  razas. 
En  Cuba  hai  setecientos  mil  negros  i  ochocientos  mil  blancos, 
4e  Ids  que  cien  mil  son  españoles.  La  lucha  está  ya  iniciada 


-  Í8  - 

entre  ambas  castas,  i  los  criollos  i  los  negros  están  mas  dis^ 
puestos  a  hacer  causa  coman  contra  los  peninsulares,  que  a 
destruirse  entre  si. 

Verdad  es  que  los  españoles  tienen  en  Cuba  un  ejército  de 
20  mil  hombres.  Pero  el  que  Pezuela  poseia  para  oponer  a  San 
Martin  en  el  Perú  era  de  23  mil,  i  aquel  emprendió  la  cam- 
paña con  cuatro  mil  soldados,  contando  con  los  mismos  elemen- 
tos en  que  ahora  se  apoyaria  una  espedicion  arenada  en  Cuba;  a 
saber,  el  descontento  de  los  criollos  i  la  libertad  de  los  esclavos, 
qué  fué  lo  que  dio  a  aquel  su  triunfo  definitivo  después  que  el 
ejército  habia  desaparee  do  en  los  hospitales  de  Huaura.  El 
jeneral  Lopoz  en  sus  diversas  espediciones  a  la  isla  nunca  llevó 
mas  de  500  hombres. 

Una  espedicion  que  fuera,  mas  bien  que  un  ejército,  una  escol- 
vt  suficiente .  para  llevar  veinte  mil  fusiles  al  corazón  de  la  isla; 
he  aquí  la  idea  capilal  que  en  mi  concepto  debería  estudiarse, 
si  es  que  el  pensamiento  en  globo  hubiera  de  encontrar  alguna 
aceptación,  linos  quinientos  voluntarios  chilenos  i  mil  quinien- 
tos peruanos  (pues  estos  son  soldados  mas  a  propósito  para  el 
clima  de  Cuba),  podrian  hacer  cambiar  la  balanza  de  la  guerra 
desigual  i  traidora  que  se  nos  ha  impuesto.  I,  aun  dado  caso 
qu6  ese  puñado  de  patriotas  hubiera  de  sacrificarse,  ¿no  seria 
ese  sacrificio  digno  de  nuestros  pueblos,  i  no  alcanzariamos  por 
él  un  alto  \prestijio,  no  solo  entre  las  naciones  de  Sud- América 
sino  del  mundo  todo?  Me  permito  recordar  a  US.  que  en  su 
Manifieslo  hizo  esta  promesa  a  las  naciones  a  que  se  dirijió,  i 
que  si  los  españoles  han  cometido  algún  acto  de  barbarie  en 
nuestras  costas,  el  presente  seria  el  mejor  momento  para  cum^ 
piirla. 

Un  gran  secreto,  una  gran  celeridad  serian  las  condiciones 
indispensables  del  éxito;  i  si  hubiese  de  realizarse,  yo  me  com^ 
prometería  por  mi  cuenía  a  que  la  parle  de  obra  que  |hub)era  de 
tocarme  en  este  lado  del  Atlántico,  se  cumpliría  om  toda  exacti- 
tud i  buen  resultado,  si  oportunamente  se  pusiese  aquí  la  suma 
necesaria  de  dinero,  pues  sin  este  requisiro  es  imposible,  de  todo 
punto  imposibley  cuanto  se  medite  respecto  de  este  pais. 

Naturalmente  a  nadie  be  comunicado  esta  idea  escepto  al  se- 
ñor Macias,  jefe  del  partido  cubano  independiente  en  Estados 
Unidos.  Este,  sujeto  digno  de  todo  aprecio,  ha  quedado  encar- 
gado de  presentarme  un  plan  detallado  de  las  operaciones  de  la 
espedicion  que  dejo  insinuada,  desde  que  pusiese  el  pié  en  la 
isla,  i  espero  mandar  a  US.  este  documento  por  el  próximo  vapor. 


—  79  — 

Por  ahora,  me  limito  a  esta  lijera  insinuación  sobte  la  idea 
*ta  jeneral,  la  que  US.  apreciará  en  lo  que  pueda  valer,  según 
las  circunstandas  de  la  guerra  i  miras  especiales  del  supremo 
gobierno  en  el  presente  tiempo. 

Dios  guarde  a  US» 

(Firmado)— B.  Vicuña  Mackenna. 


No,  contento  con  esto  i  cuando  pocos  dias  mas  tarde  recibi- 
mos la  confirmación  de  la  atrocidad  de/  Méndez  Nuf^ez,  tensando 
sobre  nosotros  solos  la  responsabilidad  de  las  consecueccias, 
sometimos  nuestros  planes  i  nuestras  miras  al  dictador  del  Perú, 
quien  por  su  poder  irresponsable,  por  su  mayor  proximidad  al 
teatro  ipediladío  de  las  operaciones  i  la  constitución  física  de 
los  soldados  que  formaban  su  ejército  podia  por  si  solo  u  acom- 
pañado emprender  aquella  cruzada  de  gloria  i  libertad. 

Eé  aquí  la  carta  confidencial  que  ^x>n  este  motivo  escribí  al 
jeneral  rrado. 

Señor  j£N£ral  don  Mariano  I.  Prado 

Nueva  York^  mayo  iO  dt  1866. 

Mi  distinguido  amigos 

El  crimen  de  Yalparaiso  clama  venganza,  i  ésta  debe  ser 
cumplida  en  la  parte  mas  sensible,  de  Espafia,  en  la  mas  vul- 
nerable, lá  mas  próxima,  la  mas  accesible  a  nosotros,  en  Cuba. 
Incluyo  a  Ud.  una  serie  de  documentos  que  le  ilustrarán  com- 
pletamente sobre  la  facilidad  e  importancia  de  combinar  una  es* 
pedición  chileno-peruana  que  dé  a  los  infames  su  golpe  de  gra^ 
cia.  Sin  Cuba  la  España  perece. 

Por  no  repetir  no  detallo  a  Ud.  mis  ideas.  Todo  lo  encentra- 
á  Ud.  en  las  copias  que  le  acompaño  i  cuyas  piezas  be  estado 
iirijiendo  a  Chile  desde  el  20  de  abril  en  que  envió  mi  primer 
plan.  Desde  mi  llegada  aquí  he  estado  insistiendo  sobre  este 
punto,  i  el  21  de  febrero  pedí  autorización  i  cien  mil  pesos  para 


t 


V 
/ 


-  80  - 

eaiprender  una  cruzada.  Ahora,  todo  lo  someto  a  Ud.  para  que 
lo  combine  con  el  gobierno  de  Chile,  Ud.  está  en  mayor  posini- 
lidad  de  verifícar  esas  empresas  gloriosas  i  darles  un  un  que  in- 
mortalice su  nombre. 

Mi  idea,  es  que  aunque  la  Nueva  Granada  se  opusiera  al  trán- 
sito por  el  Istmo,  se  podría  veriGcar  la  espedicion  embarcando 
.aun  en  hs  vapores  de  la  carrera  (si  no  tuviéramos  otros)  tres  o 
cuatro  batallones  como  pasajeros,  icomo  tales  hacerlos  transitar 
por  el  Istmo.  Armas,  vestuario,  municiones  i  hasta  banderas, 
todo  puede  enviarse  desde  aquf. 

No  tengo  esperanza  alguna  de  Nueva  Granada.  Me  aseguran 
que  lá  demora  de  Mosquera  en  Londres  ha  sido  por  traer  mer- 
ca¿erfa5  (íe su  cuanta  en  los  buques  de  guerra  que  ha  comprado 
Yea  Ud.  su  proclama  al  llegar  a  Santa  Marta  en  que  ninguna 
palabra  habla  de  Espafia  i  ¿olo  recuerda  las  glorias  del  Campo 
Amalial  No  es  mayor  mi  fé  en  Venezuela;  pero  algo  puede  es- 
perarse todavía,  ror  esta  razón  he  escrito  al  seüor  Bruzual, 
ministro  de  Venezuela  en  Estados  Unidos  que  ahora  ha  ido  a 
Caracas,  la  c^rla  de  que  incluyo  a  Ud.  cdpia.  Por  supuesto,  na- 
da le  digo  de  los  planes  del  Pacífico. 

Hemos  discutido  con  el  señor  Barreda  esta  empresa,  i  el  lo 
encuentra  el  inconveniente  de  no  tener  una  base  en  este  mar, 
lo  que  sin  duda  es  gravísimo.  Pero  si  tuviéramos  esa  base,  es 
decir,  si  Venezuela  i  Nueva  Granada  declarasen  la  guerra  a  la 
España,  no  necesitaríamos  tropas  del  Pacifico,  pues  ellas 
nos  la  darían. 

El  sefior  Barreda  cree  mas  conveniente  hostilizarlos  desde 
luego  por  mar  i  a  esto  contraemos  todos  nuestros  esfuerzos  has- 
ta no  recibir  de  US.  sus  ideas  sobre  una  espedicion  terrestre. 
Sin  duda  que  la  idea  es  magnífica,  i  es  la  que  deberiamos  ha- 
ber realizado  desde  el  principio,  si  hubiésemos  podido,  Pero  yo 
no  creo  que  esto  deba  contrariar  el  proyecto  de  una  espedicion 
que  vaya  a  ^.erir  a  Cuba  en  su  corazón.  Al  contrario^  una  i  otra 
cosa  se  dan  la  mano  i  pueden  combinarse  con  ventaja. 

La  opinión  del  selor  Barreda  es  que;  Cuba  no  está  preparada 
para  la  revolución  i  ni  aun  mecerse  su  independencia.  En  esto 
estamos  en  desacuerdo.  Yo  pensaba  ánles  como  él,  pero  he  se- 
guido paso  a  paso  el  desarrollo  de  los  sucesos  en  la  isla  i  estol 
convencido  de  que  hai  elementos  acumulados  para  un  gran  sa- 
oudimiento.  Vea  Ud.  todas  las  noticias  publicadas  en  los  suple- 
mentos de  la  Voz  de  la  América^  núm.  14  i  15,  en  particular 
el  del  último  que  va  ahora.  Ayer  ha  llegado  un  comisiónalo  d» 


—  81  — 

li  isla  de  comprar  armas  i  creo  que  se  las  daremos  para  que 
comiencen  las  operaciones. 

Pero  aun  suponiendo  que  Cuba  no  estuviera  dispuesta;  es 
acaso  esto  una  razón  para  no  atacarla?  Nó>  porque  el  dilema 
inevitable  es  éste. 

O  Cuba  quiere  su  independencia  de  la  Espafia;  i  entonces  la 
libertamos  como  a  nación  amiga. 

O  no  la  quiere;  i  entonces  la  consideramos  como  territorio 
eepatiol,  i  como  a  tal  i  el  mas  cercano  a  nosotros,  lo  invadimos. 

£1  señor  Barreda  quedó  de  manifestar  a  Ud.  sus  ideas  sobre 
el  particular  con  Id  franqueza  que  tanto  le  bonra,  i  yo  le  dije 
que  haría  otro  tanto  con  las  pobres  mias. 

En  todo  estamos  de  acuerdo,  escepto  en  que  ¿1  no  tiene  fó 
en  Cuba  i  yo  la  tengo.  Pero  como  la  cuestión  no  es  de  fé,  ni  de 
caridad,  sino  de  cuchillo,  yo  creo  que  el  gobierno  del  Peni  i  el 
de  Chi(e  deben  pensar  seriamente  en  esto. 

No  quiero  decir  yo  que  la  cosa  se  hagamafiana  o  dentro  de 
un  mes.  Tómese  el  tiempo  que  sea  preciso;  tres  o  cuatro  meses 
si  se  quiere,  pero  estudíese  el  negocio  i  búsquese  los  medios  de 
realizarlo  si  se  cree  que  ha  de  producir  buenos  resaltados.  Para 
lo  que  bai  que  hacer  en  este  lado  bastaría  tener  medio  millón 
de  pesos  en  efectivo . 

La  guerra  puramente  marítima  que  propone  el  sefior  Barre- 
da fatigará  sin  duda  a  la  Espa&a,  pero  no  la  matará.  Nosotros 
debemos  clavar  el  puftal  del  castigo  i  de  la  muerte  en  sus  en- 
trañas, que  son  Cuba.  No  crea  Ud.  que  esto  es  exaltación  de  es- 
pirita. Es  el  resultado  de  una  tranquila  reflexión  i  del  estudio 
ae  los  acontecimientos.  La  mejor  prueba  de  mi  convicción,  es 
que  estoi  dispuesto  a  ir  yo  mismo  én  cualquier  caso,  si  lleva- 
mos 20  mil  fusiles  i  2  mil  soldados-.  Solo  se  necesitaría  que  estos 
fuesen  escojidos  i  con  jefes  que  jamas  retrobediesen. 

No  deje  Ud.  de  tomar  este  negocio  entre  manos  i  combinarlo 
con  Chile.  Mire  Ud.  que  Cuba  está  a  diez  dias  del  Callao,  i  que 
las  grandes  cosas  se  van  reservando  en  este  mundo  para  la  fé, 
la  juventud  i  el  entusiasmo.  Merezca  Ud.  mi  querido  jeneral, 
el  nombre  del  «segundo  Bolívar»  que  le  dio  antes  de  conocer- 
lo un  hombre  que  sabe  ser  amigo  pero  que  nunca  fué  corte- 
sano. 

Todas  las  copias  que  le  incluyo  van  también  o  han  ido  a 
Chile.  Estoi  tan  recargado  dd  trabajo  que  no  tengo  tiempo  de 
repasarlas  para  ver  si  están  exactas.  Escuse  Ud.  cualquiera 
falta. 

11 


—  82  — 


Sírvase  decir  al  scüor  Pacheco  que  recibí  5u  amable  carlitai 
obraré  conforme  a  sus  indicaciones. 

Deseando  a  Ud.  toda  felicidad  i  un  dia  de  gloria  si  los  cobar- 
des asesinos  e  incendiarios  de  Valparaíso  se  han  presentado  en 
•  el  Callao,  me  suscribo  su  afectísimo  amigo: 

B.  YieuÑA  Mackenna..  (t) 


• 


La  respuesta  del  jeneral  Prado  no  pudo  ser  mas  satisfactoria^ 
i  ella  envolvía  la  aprobación  esplicita  de  la  idea  tal  cual  yo  la 
.proponia.  Sa  carta  en  contestación  a  la  que  acaba  de  leerse  es^ 
taba  en  efecto  concebida  en  los  términos  siguientes: 

l4ma,  •  3  de  junio  de  i  86&é 

SbAor  don  B.  Vicuña  Magxlenka. 

Mi  mui  estimado  amigo: 

Abundo  como  Ud.  i  como  el  que  mas  eñ  ardientes  desros  i 
propósitos  de  inferir  a  la  Espaüa  cuantos  males  nos  sea  posible 
mferirle,  a  trueaue  de  los  innumerables  desmanes  aue  ha  co- 
metido  en  el  Pacifico  desde  el  tristemente  célebre  14  de  abñl 
de  1864.  Ya  de  pronto  le  hemos  dado  una  severa  lección  i  un 
terrible  escarmiento  el  2  de  mayo  en  las  aguas  del  Callao,  de 
cuya  brillante  jornada  con  todos  sus  maB  heroicos  detalles  lo 
supongo  a  Dd.  mui  al  corriente.  En  este  mismo  camino  de  la 
victoria  me  prometo  que  conseguiremos  muchísimo  en  el  porvi- 
nir  contra  tan  inicuo  i  cobarde  contendor;,  i  no  dude  Ud.  por 
un  momento  que  procuraré  sacar  todo  el  partido  posible  de  las 
ideas  que  con  tan  buen  deseo  me  participa  Ud.  en  su  última 

(1)  Esta  comunicación  fué  remitida  abierta  a  nuestro  ministro  en  Lima 
f:et\or  Martínez,  i  a  ese  propósito  le  decíamos  en  la  misma  fecha  (mayo 
10)  lo  siguiente: 

«Te  incluyo  una  comunicación  para  el  jeneral  Prado  en  que  verás  la 
sustancia  de  todo  lo  que  ahora  nos  preocupa.  Es  preciso  traer  la  guerra 
a  este  océano.  Siempre  fué  esta  mi  convicción  i  mi  empeño  Has  valer 
toda  tu  influencia  si  aceptas  mis  idens,  como  lo  espera.  Luego  que  te 
impongas  de  todo,  ciei^a  el  paquete  i  llévaselo  a  Prado.» 


-^  83  - 

comunicación  fechada  en  Nueva  York  en  10  del  pasado  mayo, 
que  acepto  de  pronto  como  buenas  i  conducentes  al  importante 
objeto  que  nos  proponemos^  pero  que  no  será  de  mas  meditarlas 
con  detenimiento  i  ^examinarlas  mui  a  fondo  antes  de  ponerlas 
en  práctica,  a  fin  de  que  el  golpe  que  le  asestemos  sea  mas  cer* 
tero  i  mortal  i  de. que  no  tengamos  que  deplorar  mas  tarde  un 
caso  adverso,  sea  por  causado  impremeditación,  sea,  por  ezeso 
de  entusiasmo  i  fervor  americano, 

La  empresa  es  de  tan  alta  importancia  i  de  tan  grandiosas  cmi^ 
secuencias  pura  nuestras  repúblicas,  que  bien  merece  estudiarla 
canciensudamenie  i  no  escapear  arbitrio  ni  espediente  alguno  para 
su  mas  acertada. i  eficaz realizadan. 

En  vista  de  cuanto  Ud.  me  tiene  participado  i  de  cuanto  Ud. 
mismo  i  Barreda  me  participen  después,  podré  formar  un  juicio 
claro  sobre  el  particular;  i  llegado  ese  caso,  i  teniendo  en  cuen- 
ta lo  qoe  arrojen  las  circunstancias,  para  entonces,  me  pondré 
de  acuerdo  con  el  gobierno  de  Chile,  a  fin  de  que  en  las  operado^ 
nes  se  consulte  el  mejor  orden  i  la  mayor  armonía  posible. 

De  parte  de  las  repúblicas  de  Colombia  qae  aun  no  han  en- 
trado en  la  alianza,  no  espero  que  se  nos  presente  embarazo  al- 
guno para  poner  en  planta  tan  nobles  i  propicias  mirad;  pues, 
aparte  de  otros  mui  honrosos  antecedentes,  nos  ofrecen  hoi  el 
mui  bello  i  significativo  de  la  americana  actitud  que  han  toma- 
do al  tener  noticia  del  bombardeo  de  Valparaiso;  actitud  que, 
no  dudo  se  determinará  de  una  manera  mas  clara,  cuando  se 
sepa  allí  con  todos  sus  pormenores  el  espléndido  triunfo  alcan- 
zado por  nuestras  armas  sobre  las  españolas  en  la  bahía  del  Ca- 
llao. 

Deseando  se  conserve  Ud.,  etc.— Prado  (1} 


Pero  yo  ne  me  detuve  en  esto  buscando  de  todas  suertes,  en- 
tre todos  los  hombres,  bajo  todos  los  climas  la  reparación  de 

(i)  Con  fecha  21  de  junio,  i  en  el  mismo  día  en  que  yo  me  embarcaba 
de  regreso  para  GhUe  en  Nueva  York  el  jeneral  Prado  volvía  u  reiierarme 
su  espllcita  aprobación  de  mi  proyecto  i  su  ardiente  deseo  de  llevarlo  a 
cabo,  con  las  sigjjientes  palabras: 

«Tengo  mui  presente  las  importantes  ideas  que  ha  tení(V>  Ud.  a  bien 
comunicarme  sobre  la  empresa  de  Cuba,  i  no  viesma^o  en  el  estudio  de 
tan  grandioso  propósito,  a  fin  de  ponerlo  en  planta  bajo  los  m^ores  aus* 
pidos  posibles  i  can  la  mas  completa  seguridad  del  buen  éxito,* 


-  «4  ^ 

aqueDa  tfreuia  hecha  a  la  patria  i  la  realización  a  la  vei  de  loe 
planes  de  Ubertai  qm  aoe  era  grato  acariciar  como  la  obra  i  el 
«premio  de  tantos  eacrificios  i  iantaa  i  desconocidas  TÍjilias. 

El  ministro  de  Venezuela  en  Estados  Unidos  don  Blas  Bru^ 
toal,  de  cuyo  ardiente  americanismo  hemos  hablado  ya^  en  di-^ 
Tersas  ecaeíones»  se  habia  dirijido  a  sa  pais  a  conferenciar  con  el 
piesidente  Falcon  sobre  las  graves  caestiones  que  traían  ajitada 
i  discorde  a  la  familia  de  las  repúblicas  hispino-amerieanas,  i 
embaMádoee  en  Nneya  York  en  los  mismos  días  en  que  se  nos 
eomiuiicaba  oficialmente  que  on  gran  crimen  debía  haber  sido 
perpetrado  n  las  agnas  del  Paelfico  (4  de  abril  de  1866). 

Gomo  el  señor  Bruzual  era  ano  de  loa  mas  apasionadóe  ene- 
migos de  la  Eapafta,  no  solo  en  su  calidad  de  nación  sino  como 
vasa  de  hombres,  como  costumbres,  instituciones  i  aun  como 
nombre,  i  me  habia  ademas  escrito,  en  la  mitad  de  su  viaje 
(desde  San  Thomas  i  por  conducto  de  su  secretario  el  aprecíabie 
TeuQxolano  don  Florencio  Rivas)  que  el  gobierno  del  jeneraí 
Falcon  manifestaba  los  mas  ardienlea  simpatías  por  nui^tra 
•cansa,  resolví  proponerle  un  nuevo  plan  de  invasión  a  Cuba 
desJe  las  costas  venesolanas,  i  al  efecto  le  diriji  la  siguienite 
«arta,  que  es  la  misma  a  que  aludo  en  la  que  escribí  poco  des- 
pués (mayo  16)  al  jeneral  I^ado  i  que  ya  hemos  publicado. 

SMor  don  Blas  Brüzual. 

(Muí  reservada  i  estrictamente  confldeneial.) 
Nueva  York,  mayo  4  de  1866. 

Mi  distinguido  isonigo: 

Nuestro  amigo  el  señor  Rivas  ha  estado  hoi  a  verme  i  me  ha 
leido  conforme  a  su  bondadoso  encargo,  el  párrafo  de  la  car  ta 
que  Dd.  le  ha  escrito  desde  San  Tbomas  en  que  le  manifiesta 
sa  ooafianza  de  que  la  noble  Venesuela  baga  causa  común  con 
sus  hermanas  de  la  América,  acaudillada  por  el  valiente  i  pa- 
triota jeneral  Falcon,  su  digno  presidente.  Al  mismo  tiempo  be 
recibido  del  sefior  Matta  una  earta  incluyéudomie  las  bases  pro- 
puestas al  Congreso  venezolano  pata  declarar  la  guerra  a  Bs- 
pate. 

To  nunca  he  dudado,  mi  apreciado  amigo,  de  los  sentiicien^ 
tos  amanéanos  de  la  patria  de  Bolívar.  En  1846,  cuando  ?a  Es- 


-  85  - 

palla  qniBO  inradír  a  la  Afodrica  armando  la  espedicioa  do  Fio* 
res,  Venezuela  fué  la  primera  en  dar  la  alarma  a  la  familia 
americana.  Cuando  la  Espafia  toIvíó  a  descubrir  otra  vez  sus 
miras  de  dominar  con  la  espedicion  de  Pinzón,  YenezneH-^ 
la  fué  otra  vez  la  primera  en  invitar  a  Ta  confederación  jéne^ 
ral  de  la  Amérioa,  como  Ud .  lo  desBoetró  baca  poco  en  la  Vet 
de  Amérki^. 

¿Cómo  podríamos  pues  dudar  ahora  de  su  eoeperacipo,  man- 
do ella  sola  bastaría  para  mdinar  )a  balanza  en  iavor  M  trinnte 
i  de  la  gloría  de  la  América,  dando  a  Espafia  el  últmio  golp» 
que  la  euiaria  de  su  locura  i  de  sus  atrocidadesT 

Pkra  que  Ud.  se  persuada  de  lo  que  la  Améríea  tiene  que  espiK 
var  de  Espada,  lea  Ud.  en  el  ejemplar  de  la  Patria  de  Valparaiseí 
que  le  incluyo  loe  detalles  i  los  documentos  del  cobarde  e  inik^ 
me  bombardeo  de  Valparaíso,  qne  tuvo  lugar  el  M  de  marzo. 
La  «angre  hierve  en  el  corazón,  amigo  mió,  al  ver  tanta  atro- 
eidad  unida  a  tanta  cobardía,  i  es  imposible  que  la  América  en^ 
tera,  desde  el  Plata  al  Orinoco,  deje  de  contestar  con  un  grito  de' 
guerra  i  de  castigo  eontra  esos  villaBos  incendiarios;  asesinos 
de  DÍnos,  de  mujeres  i  de  enfermos. 

Un  atentado  tan  cobarde,  tan  injustificable,  tan  inútil  no 
puede  quedar  impune,  i  si  Chile  hubiese  de  quedar  solo,  solo 
sabrá  al  fin  encontrar  reparación.  Pero  yo  no  sé  poraué,  be  te- 
nido siempre  la  confianza  de  que  en  Venezuela  huíamos  do 
encontrar  nuestra  mas  leal  1  jenerosa  aliad;t. 

Recuerdo  que  al  estrechar  a  Ud.  por  últim»  vet  )a  mano  en  el 
▼aporquelo  C(mdujo  a  la  Guayra  hace  hoi  un  mes  cabal,  le 
dije  estas  palabras: --aC/^a  Ud.  aljeneral  Faieañ  que  ti  se  pone- 
a  ia  cabeza  de  una  división  para  imadif  a  Cuba  i  neceHla  un  ayu^ 
daníe  o  un  secreíario,  ya  esioi  dispuesto  a  servirle  en  el  puesto  que 
ét  me  designéis — Ahora  vuelvo  a  rogarle  que  le  haga  esteofre* 
cimiento  nacido  ds  lo  intimo  de  mi  corazón.  Por  qué  Venezuela 
se  dejar  ia  arrebatar  de  otras  repúblicas  la  gloría  de  ser  nuevo 
Uhertúdera  como  enI8t9ilS23TLo  que  elevé  a  Yenezoeláal 
colmo  de  su  fama  fué  la  libertad  sucesiva  de  Nueva  Granada', 
del  Ecuador,  delPiB|rúi  aun  de  Bolivia  que  ella  operó  eonfea^ 
aav^,  eon  sus  armas  i  conf  él  jenio  de*  Bolívar.  I^er  qué  no  b«^ 
Ma  hoi  dé  asumir  esa  misma  glú^iosa  empresa  rescatando  a 
€tíba  do  la  mano  de  sus  verdugos.  Esa  obra  foé  inieíada  por 
Bolívar  en  1823  i  nú  ha  oesado  de  maiebar  a  su  tértílino,  a  pe- 
sar del  cadalso  i  del  martirio  do  sus  mejore»  faijosí  Pbr  qué  no 
completar  la  empresa  ahora  que  ledo  convida  a  ella? 


—  86  — 

üd.  habri  yisto  por  la  Voz  de  América  (núm.  13  i  14)  la 
alarma  profunda  que  trabaja  a  Cuba,  ¡  yo  puedo  confirmarle  por 
mis  cartas  particulares  que  allí  se  aguarda  como  la  vida  el  que 
Tayamos  a  libertarlos.  El  paisentero  se  pondría  de  pié,  i  basta- 
ría darle  armas  a  los  negros  como  lo  hizo  Bolívar  i  San  Martin 
en  el  Perú,  para  tener  un  ejército  numerosísimo,  una  semana 
después  de  haber  desembarcado  con  dos  o  tres  mil  hombres^ 

Por  otra  parte,  una  guerra  que  tuviese  por  objeto  la  libertad 
de  una  .colonia  tan  rica  como  Cuba,  contaria  desde  su  iniciativa 
con  la  simpatía  moral  de  todas  las  potencias  europeas  i  espe- 
cialmente da  la  Inglaterra,  que  siempre  ha  visto  con  buenos 
ojos  la  libertad  de  las  posesiones  españolas  por  cuanto  abria 
nuevos  mercados  a  su  inmeneo  comercio.  No  dude  Ud.  que 
apenas  hubiese  organizado  una  autoridad  local,  en  el  puerto  de 
desembarco  por  ejemplo,  los  ingleses  concederían  derechos  de 
belijerantes  a  los  cubanos  i  les  prestarían  auxílio.A  sí  lo  iban  a 
hacer  con  los  dominicanos,  i  este  fué  uno  de  los  motivos  porque 
España  puso  término  vergonzoso  a  su  vergonzosa  guerra. 

En  otro  sentido,  una  campaña  emprendida  con  el  lema  liberíad 
de  los  esclavos]  en  el  último  sitio  del  mundo  en  que  aun  existe 
esa  abominación  no  podria  menos  de  ezitar  el  entusiasmo  i  el 
apoyo  de  los  Estados  Unidos,  que  acaban  de  derramar  torren- 
tes de  sangre  i  de  oro  para  conseguir  aquellos  mismos  fin^. 

Con  tales  prospectos  ¿por  qué  pues  no  emprende  Venezuela 
esa  cruzada  libertadora?  Yo  estoi  pronto  a  tomar  parta  en  ella  en 
d.  puesto  que  se  me  designe  aunque  sea  como  simple  soldado. 
.  Hable  Ud.  con  el  señor  jeneral  Falcon,  i  asegúrele  en  mí 
nombre  que  si  él  se  compromete  a  alistar  dos  o  ti*es  mil  hom- 
bres, yo  encontraría  aquí  los  medios  de  conducirlos  i  de  |equí- 
Krloa,  incorporándome  en  ellos  en  el  sitio  que  se  me  señalase, 
vando  ademas  diez  o  veinte  mil  fusiles.  La  declaración  hecha 
ültifMmente  por  este  gobierno  sobre  la  libre  esportácion  de  ar- 
mas para  los  belijerantes  favorece  mucho  nuestros  planes. 

Esta  insinuación  la  dejo  al  patriotismo  i  a  la  discresion  de  üd. 
paro  no  la  confianza  de  que  si  se  la  hago  as  porque  tengo  razonaa 
para  creer  que  podré  cumplirla  en  lo  que  me  toque.  Sírvase  Ud. 
conferenciar  sobre  esta  particular  con  el  jefe  de  la  nación  i  comu- 
nicarme el  resultado  a  la  mayor  brevedad  posible,  porque  yo 
me  preparo  ya,  en  la  intelijencia  de  que  la  invasión  de  Cuba 
ha  de  tener  lugar  de  todas  maneras  cualquiera  que  sea  el  clima 
an  que  hayan  nacido  los  soldados  que  debeii  llevarla  a  cabo. 

Dígnese  Ud.   también  comunicar  ésta  a  su  digno  hijo  el  ja- 


I 
I 


-  87  - 

neral  Brozual  i  a  nuosiro  amigo  Malta,  a  quien  ascriho  dos'pa- 
labras*  refiriéndome  para  el  asunto  príneipal  a  esta  carta. 

Bogando  a  üd.  me  esériha  pronto  por  el  conducto  del  sefior 
Rivas  i  ofreciendo  mia  respetos  a  su  amable  esposa  i  ahijada 
mia  (1)  me  suscribo  su  afectísimo  amigo  i  S.  S. 

B.VicuflA  Mackxnna. 


La  contestación  que  recibí  del  sefior  Bruzua^deja  ver  todo  cd^ 
j  oneroso  pensamiento  del  gobierno  de  Venezuela  en  contraste 
con  su  triste  e  incurable  impotencia  (2).  Decia  aquella  coma, 
sigue: 

(i)  Yo  babia  sido  padríno  de  casamiento  del  señor  Bruzual  en  Nueva 
York  con  una  señorita  americana  Miss  Homojinia  Clumb,  a  la  que  sirvie- 
ron de  maarinas  las  señoritas  Felicitas  i  Margarita  Juárez. 

(2)  No  era  otra  Ja  suerte  de  la  infeliz  Nueva  Granada,  i  asi  lo  habla  com- 
prendido yo  desde  mi  paso  a  través  del  Istmo.  Por  esta  razón  mis  rela- 
ciones con  el  ministro  de  aquella  república,  el  joven  ieneral  don  Eustor- 
jio  Salgar  hablan  sido  puramente  de  amistad  i  de  platónicas  simpatías 

Eolíticas.  Sin  embargo,  habiendo  tenido  ocasión  de  conocer  a  poco  de  mi 
egada  a  Nueva  York,  al  distinguidojeneral  don  Saja  tos  Gutiérrez,  la^mas.. 
alta  nombradla  militar  de  la  Nueva  Granada  (i  que  ahora  se  dirijiá  a  Eu- 
ropa para  dejar  tranquilo  el  puesto  de  la  presidencia  aljeneral  Mosquera» 
su  vencedor  en  la  urna)  i  persuadido  de  sus  sentimientos  americanos,  le 
liabia  escrito  con  anticipación  la  siguiente  carta  que  publico  con  su  res- . 
puesta,  como  la  única  conexión  de  guerra,  puedo  decir  así,  qjie  me  cu- 
po en  mis  relaciones  coa  los  hijos  de  la  patria  de  Santander  i  de  Marino. . 

Señob  jbneral  don  Santos  Gutiérrez. 

Paris. 

111  West  9  th  SL  llueva  YorM,  febrero  27  de  186(?. 

Mi  distinguido  j  eneral  i  amigo: 

Cuando  tuve  el  honor  de  conocer  a  Ud.  en  esta  ciudad  hace  tres  meses 
me  dijo  Ud.  que  su  coraaon  i  su  espada  pertenecían  a  la  causa  de  la  Amé- 
rica, significándome  que  tomaría  parte  activa  en  la  guerra  que  ha  inicia- 
do Chile  contra  la  España. 

Ni  un  solo  instante  he  olvidado  esas  palabras;  i  ahora  que  las  alianzas 
sucesivas  de  las  repúbhcas  americanas  llaman  a  todos  sus  hijos  a  alis- 
tarse en  una  causa  común,  he  creido  conveniente  recordárselas  i  pre- 
guntar a  tjd.  8i  estaría  dispuesto  a  servir  en  esa  causa  en  el  puesto  a  qué 
sus  antecedentes  le  dan  derecho. 

Tenemos  entre  manos  varias  empresas,  algunas  de  las  que  pueden 
traer  i)or  resultado  la  hbertad  de  Cuba.  ¿No  contribuñnaUd;  a  esta  em- 
presa gloriosa  dando  por  ella  cima  a  la  obra  comenzada  por  Bolívar? 

Sírvase  Ud.  contestarme  i  decirme  sus  pensamientos,  i  cuando  tendre- 
mos el  honor  de- verlo  a  Ud.  en  ésta.  El  señor  c<3nsul  de  Chile»  que  entre-- 


-88- 


S.  D.  BníJA¥iN  VicsoftA  Maigkbiqu. 


Caracas,  junio  26  dé  í  860. 


Mi  dÍ9tíngaido  amigo. 


fie  recibido  su  carta  del  4  del  {H*óximo  pasado,  i  al  leérsela  af 
presidente,  se  manifestó  complacido  i  aun  enta8Ía3mado.  Me 
mandó  darle  las  gracias  por  su  ofrecimiento.  El  está  animado  de 
los  mejores  deseos  en  favor  de  la  gran  causa  americana;  pero  lo 
detiene  i  aun  lo  arredra  nuestra  ¿EUciiva  situación.  No  tenemo» 
ni  un  solo  ca&on  que  sirva  para  algo,  ni  mas  elementos  de  gue* 

gara  a  Ud.  la  presente,  es  un  patriota  de  confianza  que  recomiendo  a  la 
amistad  de  lid. 

Espero  saber  pronto  de  Ud.  i  entretanto  ine  suscriba  su  afectísimo 
amigo  i  compatriota  en  la  América. 

B.  Vicuña  lÍACEEiaiá.. 

CONTESTACIÓN. 

Paris,  marzo  Í6  de  i966. 
SrD.  B.  VicuAa  Mackbnna. 

Vi  estimado  señor  i  amigo: 

Ha,  sido  en  mi  i)o.d6r,  aunque  con  mucho  retardo,  su  mui  estimable  de 
fechan  del  próximo  pasado  mes,  la  cual  tengo  el  placer  de  contestarle, 
con  la  pena  de  no  conocer  al  señor  que  desempeña  el  consulado  de  Chil^ 
en  esta  ciudad  por  no  haberme  dejado  su  dirección  con  la  carta. 

'  Mi  querido  amigo:  es  mui  corrriente  que  yo  manifesté  a  Ud.  i  tengo  los 
mejores  sentimientos  en  el  ataque  que  alevosa  i  sin  razones  justificati- 
vas ha  dirijido  la  Esp«iña  contra  la  heroica  república  de  Chile  i  sus  aliadas 
de  Sud-Améríca:  la  conducta  bárbara  i  cobarde  últimam'^nte  observada 
por  los  españoles  en  el  bombardeo  de  Valparaíso  hará  despertar  el  entu- 
siasmo de  los  gobiernos  sud* americanos,  i  no  dudo  ni  vacuo  un  instante 
en  creer  que  el  colombiano  desempeñará  cumplidamente  el  papel  que 
en  cincunstancias  difíciles  i  de  prueba  para  nuestra  emancipación  polí-^ 
tica  supo  desempañar.  La  nueva  Colombia  armará  fuerzas  i  hará  toda 
clase  de  sacrificios  para  ayudar  a  nuestras  hermanas.  Tanto  en  este  caso 
como  en  otro  cualquiera  que  ocurra  de  peligro  c  omun,  yo  seró^  mi  que- 
rido amigo,  el  primer  soldado  que  formará  para  ve  ñce  r  o  monr  al  lado 
del.  heroico  ejército  chileno. 

Mi  crecida  familia,  la  ausencia  de  ella'por  mas  de  un  año  ya>  me  privan 
del  placer  de  poder  ayudar  por  ahora  a  ud  i  demás  republicanos  en  tan 
grandiosa  i  noble  empresa.  Mi  corasen  es  naturalmente  republicano  i 
proft»ndi|mente  sufh)  por  no  poder  seguir  hoi  mismo  a  hacer  causa  oo- 
nHm*cdii  mis  partidarios* 

Éfi^}^  U¿  etc. 

&  GiiTittwie. 


-.Ba- 
rra que  algunos  malos  fusiles  de  piedra.  Nuestra  marma  está 
reducida  a  dos  vapore! to9  que  se  ganaría  con  quemarlos. 

Para  dar  un  paso  decisivo  en  la  cuestión  americaija,  es  in- 
dispensable fortificar  cuatro  puertos,  adquirir  veinte  mil  fusiles 
buenos,  cuatro  vapores  pequeños  mui  andadores,  i  uno  o  dos 
de  fuerza  mayor.  Sobre  líodo,  serian  de  absoluta  necesidad,  los 
Yapores  necesarios  para  movilizar  doce  mil  hombres.  Desde  mi 
Uegaja  estamos  pensando  en  los  medios  ele  proporcionarnos 
ocho  o  die^  millones  depeaos^  que  juzgamos  suficientes  para 
armamos,  i  no  encontramos  como  conseguirlos.  Delante  de  esto 
obstáculo  nps  hemos  detenido,  i  detenidos  estaremos  hasta  que 
se  consiga  esta  suma,  o  que  los  acontecimientos  nos  empujen  a 
la  arena,  a  la  que  bajaríamos  de  cualquiera  manera. 


Saluda  a  UdMetc, 


Blas  Bruzual  (1). 


(1)  Ya  el  señor  Bruzual,  cofi  fechas  de  mayo  me  babia  escrito  desde 
Caracas  «que  el  presidente  Falcon  estaba  bien  dispuesto  en  la  cuestión 
española.  Greo^  anadia  aquel  ardoroso  americano,  que  el  congreso  de- 
cretará  la  neutralidad  positiva  mientras  sea  posible  no  tomar  parte  en  la 
guerra.» 

Los  sentimientos  de  americanismo  eran  mucho  mas  ardientes  en  Ve- 
nezuela que  en  Nueva  Granada  i  aun  podia  decirse  que  eran  unáni- 
mes. El  jeneral  Paez  r^ue  residía  entonces  en  Nueva  York»  derrocado  por 
Falcon.  i  su  ministro  jeneraí  don  Pedro  José  Rojas,  desde  París,  contri- 
buian,  éste  con  sus  escritos  dirijidos  a  la  prensa  misma  de  Madrid  i  el  úl- 
timo con  sus  votos  i  aun  el  ofrecimiento  de  su  f^loriosa  ancianidad  (pues 
el  jeneral  Paeis  frisa  ya  en  ios  noventa  años)  para  servir  a  la  causa  ame- 
licana.  , 

Dispues  de  mi  regreso  a  Chile  el  último  eminente  venezolano  me  es- 
cribió en  efecto  una  larga  -arta  estimulando  a  nuestro  gobierno  para 
que  obrase  sobre  Cuba,  en  cuya  empresa  él  se  prestaba  a  tomar  la  parte 

3ue  le  cupiese,  ofreciendo  su  espacia,  que  llegó  a  ser  un  dia  émula  de  la 
e  Bolívar,  a  nuestra  patria.  Sentimos  no  dar  a  luz  esta  preciosa  manifes- 
tación por  haberla  confiado  a  un  amigo  a  quien  todavía  no  ha  sido  dable 
devolvérnosla.  Sin  embarco,  la  siguiente  esquela  podrá  dar  una  idea  de 
los  sentimientos  del  mas  ilustre  soldado  de  la  antigua  Colombia. 

S.  D.  Benjamín  Vicuña  Mackenna. 

Nueva  York,  junio  23  de  1866. 
MI  (|uerído  amigo: 

Mucho,  muchísim*)  he  sentido  no  darle  un  abrazo  antes  de  volverse  a 
su  Ixeroica  patria,  donde  espero  encuentre  Ud.  con  la  acojida  que  mere- 
cen los  grandes  servicios  que -le  ha  hecho  durante  su  permanencia  en  los 
Sstados  Unidos. 

Ágraaezco  sus  buenos  deseos  respecto  a  mi  pronto  re-greso  a  la  patria, 
si  bien  no  tengo  por  ahora  intenciones  de  volver  a  ella,  a  menos  que  lo» 
enemigos  de  Chile  no  escarmentando  con  las  lecciones  recibidas  en  el 
PacificOi  quieran  tami>i0ii  ptrobar  fortuna  en  las  costas  del  Atlántico. 

12 


-  90  - 

Sin  embargo,  todos  aquellos  esfuenos  de  mi  alma  empefiada 
como  la  de  todos  los  chilenos  en  la  venganza  de  los  ultrajes  de 
la  patria,  se  encontraron  súbitamente  detenidos,  por  un  inci- 
dente que,  debo  confesarlo  injénuamente^  venia  de  donde  me- 
nos lo  esperaba. 

En  los  momentos  mismos  en  que  le  manifestaba  al  gobierno 
de  Chile  el  deseo  de  sacrificarme  por  la  causa  a  que  todos  ser- 
víamos, me  dirijia  aquel  la  siguiente  nota  que  recioí  precisamen- 
te en  los  momentos  en  que  trataba  de  combinar  todo  mi  conato 
de  reparación  i  de  libertad  con  los  gobiernos  de  Venezuela  i  el 
Perú,  a  saber: 

Ministerio  de  relaciones  estbriores. 

Santiago,  abril  9  cié  1866. 

El  2  del  corriente  acusé  a  Ud.  recibo  de  sus  oficios  uúms.  16 
i  17.  La  respuesta  que  algunos  de  sus  capítulos  reclamarían,  ha 
llegado  a  ser  innecesaria  desde  que  el  gonierno  ha  resuelto  po« 
ner  fin  a  la  comisión  que  desempeñaba  Ud.  en  ese  pais. 

En  consecuencia  me  limito  a  encargar  a  Ud.  que  regrese  a 
la  República  con  la  posible  prontitud. 


Dios  guarde  a  Ud. 


(Firmado)  — ÍÍOiVaro  Covarrúbus* 


A  D.  Benjamin  Y.  Mackenna,  Ájente  confidencial  del  gobierno  de  Chile 
en  los  Estados  Unidos  de  Norte  América. 


Terminados  asi  con  un  golpe  de  hacha  mis  trabajos  sobre 
las  Antillas  i  mi  misión  a  la  vez,  no  incumbía  a  mi  deber  otro 
propósito  que  el  de  servir  de  intermediario  a  los  patriotas  cuba- 

En  casos  como  éste  no  sé  detenerme  i  aun  no  vacilaría  en  irme  al  Pa* 
cifíco  si  allí  se  me  creye&e  útil  contra  el  enemigo  de  la  América  con  quien 
medí  mis  fuerzas  en  los  años  de  mi  juventud. 

En  esta  ciudad  i  en  cualquier  punto  en  que  me  halle  cuente  uem- 
pre^  etc. 

Josii  Antonio  Paez. 


—  91   -^ 

nos  para  con  el  señor  Asta  Buruaga^  quien  asomiade  hecho  la 
representación  esclusiva  de  Chile.  Hicelor  asi  en  efecto  para  en- 
tregar por  su  orden  500  ps.  al  presidente  de  la  sociedad  repu- 
blicana de  Cuba,  a  fin  de  que  reunidos  a  otros  500  que  había 
colectado  aquella  institución  sirvieran  para  enviar  a  la  islacien 
carabinas  de  Sharp  que  se  pedian  para  armar  una  guerrilla.  (1) 

(1)  Hé  aquí  la  nota  en  que  el  señor  Macias*  de  acuerdo  con  las  prome- 
sas que  le  tenia  hechas  aesde  la  circular  anterior,  solicitó  de  mi  aquel 
miscrocópico  auxilio,  único  empero  que  diera  Chile  para  avudar  a  la 
emancipación  de  Cuba: 

Sociedad  republicana  ds  Cuba  i  Puerto  Rico. 

nueva  York,  Mayo  3  de  iS66. 
Señor: 

En  consecuencia  de  lo  que  me  ha  manifestado  sobre  la  disposición  en 
que  se  hallaban  los  ministros  de  Chile  i  del  Perú,  de  suministrar  a  la  So- 
ciedad Republicana  de  Cuba  i  Puerto  Rico,  los  fondos  que  se  fuesen  ne- 
cesitando para  la  compra  de  armas  i  pertrechos  de  euerra,  poniéndose 
de  parte  de  la  Sociedad  una  mitad  del  valor  que  emplee,  tengo  el  honor 
de  hacer  ¡frésente  a  L'd.  que  hemos  reunido  quinientos  pesos  con  el  ab- 
iete espresado^  i  me  hallo  por  consiguiente  en  e)  caso  de  suplicar  a  Ud. 
se  sirva  facilitarnos  una  suma  igual,  comprometiéndome  a  su  devolución 
en  el  caso  de  que  no  se  efectué  el  envió  de  las  armas  con  los  íincs  a  que 
se  destinan.— Dios  guarde  a  Ud.— J.  M.  Magias. 

Señor  Ájente  Confídencial,  etc. 

Las  razones  de  la  parsimonia  de  los  chilenos  están  dadas  casi  en  cada 
pajina  de  este  libro.  f{especto  de  la  de  Jos  cubanos,  hé  aquí  como  la  es- 
plicaba  una  carta  escrita  desde  la  Habana  por  uno  de  los  corresponsales 
secretos  de  la  Sociedad  Republicana  de  Cuba  i  Puerto  Rico: 

(estragto.) 

Habana,  abril  1S  de  1866. 

«No  sabe  Ud.  cuanto  siento  lo  que  Cd.  me  dice  sobre  el  mal  efecto  que 
ha  causado  en  la  América  del  Sur  el  que  de  aquí  no  se  mande  dinero  a 
Nueva  York.  Esto  es  cierto;  pero  no  es  una  razón  para  que  se  crea  por 
ello  que  pocos,  si  algún  cubano»  no  simpatiza  con  la  causa  de  aquellas 
Repúolicas  Sud-Americanas  en  quien  está  fija  hoi  toda  nuestra  esperanza 
i  por  lo  que  todo  cubano  que  tiene  siquiera  una  chispa  de  intelijencia 
hace  aqui  los  mas  fervientes  votos  por  su  triunfo. 

«Pero  amigo^  Ud-  se  ha  olvidado  de  que  los  cubanos  han  dado  muchos 
miles  de  pesos  que  remilieron  a  ese  país  al  consejo  i  ala  junta  cubana,  i 
que  aquel  dinero  se  volvió  sal  i  agua. 

•No  cree  Ud.  que  es  naturia!  esa  desconfianza?  I  esto  prescindiendo  de 
ofender  el  amor  propio  de  nadie,  ni  su  moralidad,  ni  sus  exelentes  in- 
tenciones. ,  ^ 

«A  los  amigos  de  Ud.  de  la  América  del  Sur,  que  duden  de  nuestros 
sentimientos  les  diría  yo  para  convencerlos  bástala  evidencia,  que  vinie- 
se uno  de  ellos  aqui  un  par  de  meses  para  que  esplorase  la  opinión  i  si- 
tuación de  los  cubanos  i  se  persuadirla  de  cuanto  he  dicho  antes,  i  aun 
puedo  asegurarle  a  Ud.  con  mi  pescuezo  que  si  Vicuña  Mackenna  (cuyo 
nombre  está  aquí  en  boca  'de  todos  los  cubanos)  viniese  aqui  i  tratase 
con  ios  mas  ricos  hacendados  i  propietarios  del  pais  para  conseguir  di- 


-  »2  — 

Mi  última  solicitud  en  favor  de  aquellos  patriotas  jenerosos^ 
cuyas  esj^eranzas  me  había  ya  acostumbrado  a  considerar  como 
las  mías  propias,  fué  dirijida  a  rogar  al  representante  de  Chile- 
en  Washington,  C'iando  yo  no  era  sino  un  simple  ciudadano, 
facilitase  a  la  «Sociedad  republicana  de  las  Antillas,!»  el  ausilio 
de  mil  fusiles,  que  a  última  hora  era  lo  único  qué  ezijian  para 
dar  el  grito  de  insurrección  en  los  distritos  montafiosos  d^  San- 
tiago de  Cuba,  Baracoa  i  Puerto  Principe  (1). 

• 

ñero  i  traer  una  eapedicion  de  cuatro  o  cinco  mil  hombres^  seguro  estoi, 
que  había  dt  reunir  en  pocos  dios  todo  el  dinero  que  se  necesitase  i  aun 
mns;  esos  mismos,  que  son  bien  contados  por  cierto,  que  han  figurado 
como  con  tribuyen  tos  en  la  suscricion  voluntaria  {/onosa)  abierta  por  el 
mismo  gobierno  para  favorecer  a  España  en  la  guerra  del  Pacifico,  da- 
rían diez  tontos  mas  si  creyesen  que  esa  suscricion  les  había  de  propor- 
cionar la  independencia,  ^o  se  puede  juzgar  rste  pueblo  por  lo  que  apa* 
rece  en  el  esterior;  para  conocerlo  es  preciso  venir  a  vivir  a  él  un  par 
meses, 

«Por  conducto  fidedigno  he  sabido  que  don  José  Ruiz  León  director  del 
«Diario  de'la  Marina»  don  Francisco  Duran  i  Cuervo,  don  N.lbaftez  i  otros 
que  no  recuerdo  han  presentado  una  denuncia  firmada  por  éstos  al  ca- 
pitán jeneral,  ponienno  en  conocimiento  de  éste  que  por  informes  exac- 
to? de  sus  amigos  de  Nueva  York,  saben  que  se  fragua  una  vasta  conspi- 
ración ahí  en  connivencia  con  los  de  a!qul  entre  los  cuales  estoi  yo 
i  otros  muchos.» 

(i)  La  nota  que  diriji  al  señor  Asta-Buruaga  decía  testualmente  asi 

(reservada.) 

Nueva  York,  mayo  30  de  1866. 
Señor  Encargado  de  Negocios: 

Tengo  el  honor  de  incluir  a  US.  copia  de  una  comunicación  conflden* 
cial  que  me  ha  enviado  anoche  un  ájente  recien  llegado  de  la  Habana  i 
de  la  cual  resulta  que  los  patriotas  de  aquella  ciudad  piden  solo  el  ausi- 
lio  d3  mil  fusiles  para  come.i'^^ar  en  la  isla  un  levantamiento  jeneral 
contra  ia  España. 

En  mi  opinión,  señor  Encargado  de  Negocios,  i  por  las  esphcaciones 
verbales  que  me  ha  dado  el  comisionado,  que  es  un  joven  de  las  mas 
distinguidns  familias  de  Cuba,  creo  que  no  deheriamos  vacilar  en  acceder 
a  esa  solicitud.  Por  hechos  recientes  que  están  en  noticia  de  US.;  por  la 
alarma  que  reina  en  España  sobre  la  situacu  n  de  las  Antillas;  por  las 
melidas  de  estremada  precaución  que  se  adoptan  en  la  isla,  i  mas  que 
todo,  por  el  descontento,  o  mas  bien  la  crisis  que  debe  producir  el  cam- 
bio del  gobierno  benigno  i  adicto  a  los  criollos  del  jeneral  Dulce  por  el 
del  jeneral  Lerzundi,  concebiílo  bajo  un  punto  de  vista  enteramente 
contrario,  creo  que  no  se  ha  presentado  hasta  hoi  una  oportunidad  mas 
propicia  para  emprender  i  llevar  a  buen  fin  la  insurrección  de  Cuba,  ob* 
jetii  tan  importante  de  la  misión  que  US.  i  yo  hemos  recibido. 

Por  otra  parte,  la  estremada  baratura  de  las  armas  menores,  municio- 
nes i  equipos  de  ejército  en  este  pais,  harían  que  el  espendio  de  dinero  no 
Í)asa.c  de  quince  a  veinto  mil  pesos, en  dar  satisfacción  a  los  deseos  do 
os  independiontesdo  Cuba.  Anemas,  los  jefes  del  movimiento  aquí,  mo 
han  indicado  quo  podiian  hacerse  las  compras  del  armamento  dando 
parte  en  dinero  i  parte  en  los  bonos  cubanos  que  so  han  impreso  i 


-  93  - 

Por  lo  qae  a  mi  persoDalmente  ataüia,  lo  único  que  me 
«quedaba  por  hacer,  después  de  recibida  a  fines  de  mayo  la  nota 
del  heiioi  Goyarrúbias  en  que  lue  llamaba  urjenlemente  a  Chile 
i  daba  por  concluida  mi  misión,  era  partir. 

I  en  efecto  desde  ese  mismo  instante  púsome  a  dar  remate  a 
todos  los  asuntos  que  se  hallaban  iniciados,  unos  para  dejarlos 
concluidos  por  mi  propia  cuenta  i  para  poner  los  otros  en  manos 
del  seüor  Asta-Buruaga. 

Entre  tanto  i  mientras  aguardaba  con  ansiedad  el  dia  de  mi 
regreso,  recibí  una  nota  posterior  del  gobit:rno  de  Santiago  en 
que  se  me  decia  con  relación  a  mis  planes  sobre  Cuba  estas 
palabras  cuyo  laconismo,  si  bien  satisfactorio^  nos  pareció  un 
pago  harto  pobre  de  cuanto  habíamos  hecho  por  llenar  el  en- 
cargo mas  importante  de  mis  instruccionea,  i  cuyos  sucesos  ig- 
norados basta  aquí  se  entregan  ahora  por  la  primera  vez  al  cri- 
terio público. 

Aquellas  palabras  escritas  por  nuestra  cancillería  el  2  de  ju- 
nio decian  simplemente  así: 

«Las  consideraciones  e  informes  contenidos  en  el  núm.  22  i 
relativos  a  Cuba  merecen  nuestra  especial  atencion.i$ 

Tal  era  el  pago  de  Cliilel 

Un  aílo  ha  transcurrido  ya  de  aquellos  sucesos  en  que  nos 
cupo  ser  actores;  i  escondidos  en  el  pecho  muchos  desengafios, 
«npaquetadas  en  nuestra  cartera  muchas  quejas  venidas  desde 
léjus,  solo  nos  queda  una  palabra  que  aíladir  sobre  esta  cuestión 
de  Cuba  i  Puerto  Rico  que  es  la  mas  grave  faz  que  ha  presenta- 
do, sin  esceptuar  el  bombardeo  de  Valparaíso,  la  guerra  de  Sud 
América  con  Espaíta. 

I  esa  palabra  no  es  nuestra.  Es  solo  la  copia  de  las  noticias 
qoe  se  han'  publicado  de  Cuba  i  Puerto  Rico  en  la  prensa  de 
Chile  i  que  nan  sido  dadas  al  público  casi  en  un  carácter  ofi- 
cial, pues  86  refieren  a  correspondencias  de  los  ajentes  de  Chile 
en  el  estranjero;  a  saber: 

Parts  Julio  16  de  1867, 

«Según  las  últimas  noticias  recibidas^  parece  que  en  Puerto 

remitido  a  Cuba  a  espensas  de  esta  Ajencia.  Por  mi  parte,  someto  a  US. 
estas  indicnciones  a  un  de  que  resuelva  lo  conveniente  en  tau  interesan- 
te  particular. 
Dice  guarde  a  US. 

(Firmado;— B.  Vicuíía  Magkenna. 


w  34  - 

Rico  ha  bábidt)  un  conato  de  sublevación  entre  los  soldados  de 
artillería  allí  acuartelados.  El  tal  conato  de  por  si  no  tendría 
mur.ha  importancia;  pero  lo  que  le  da  grandes  proporciones  es 
el  decirse  que  tiene  una  íntima  correlación  cotí  ciertas  mani- 
festaciones hechas  en  la  Habana  bajo  la  inspiración  de  la  parte 
mas  pudiente  e  influyente  de  los  hijos  de  la  tierra.  (1) 

«El  gabinete  Narvaez  que,  a  lo  que  se  trasluce  sabe  a  que 
atenerse  sobre  el  particular,  se  asegura  va  a  mandar  a  las  An- 
tillas a  la«  tres  fragatas  Villa  de  Madrid^  Lealtad  i  Blanca. 

«Según  se  dice,  la  conducta  que  habría  de  observarse  en  cir- 
cunstancias piobables  a  que  pudieran  dar  lugar  estos  sucesos, 
ha  sido  la  causa  a  cfue  el  jeneral  Ruvalcaba  i  el  sefior  €astro 
hayan  dado  su  dimisión.  Ambos  ministros  se  inclinaban  por 
las'  medidas  enérjicas  i  prontas,  mientras  sus  colegas  t)pinaban 
por  la  moderación,  diciendo  que  era  preciso  disimular  la  gra- 
vedad del  mal,  porque  reconocerlo  seria  dar  alas  a  los  enemigos 
de  la  Península  etc.,  etc. 

«La  entrada  en  el  ministerio  del  marques  Belda  i  del  señor 
Roncalí,  ambos  hechuras  de  Narvaez,  así  como  Marfori,  deja  a 
aquel  el  camino  espedito  para  hacer  i  deshacer  cuanto  le  plazca. 

(1)  El  intento  revolucionario  de  Puerto  Rico  (^stó  la  vida  al  coronel 
de  artillería  Cela  i  An  Jrade  que,  nuevo  Pareja,  se  suicidó  misteriosamen* 
te  por  el  descubrimiento  de  la  conspiración  i  castigo  de  los  ronjftrados. 
En  una  correspondencia  de  Puerto  Rico,  publicada  en  ei  Bltrcurio  de 
29  de  acrosto  pasado  se  dan  los  siguientes  pormenores  sobre  el  estado 
de  aquella  colonia  i  la  persecución  que  sufrían  bajo  el  cetro  de  hierro 
del  capitán  jeneral  Marcnesi  algunos  de  sus  mas  ilustres  hijos. 

«Fueron  en  el  espacio  de  «Hez  o  doce  dias  sucesivamente  espatríados 
cpn'24  o  48  horas  de  plazo,  cuya  prolongación  a  duras  penas  se  conse- 
guía, ademas  de  un  dominicano,  un  venezolano  i  un  mejicano,  para 
unos  ocho  hijos  del  pais,  entre  los  cuales  se  halla  don  Vicente  Quiñones, 
hacendado  i  juez  de  la  villa  de  San  Guzman;  don  Segundo  Ruiz,  hacenda- 
do i  abogado  de  Mayaguez,  el  doctor  Betances,  el  médico  mas  reputado 
de  la  misma  villa;  el  doctor  Romero,  facultativo  distinguido  de  la  ca- 

Sitali  sindico  del  ayuntamiento  en  el  año  de  66  i  secretario  de  la  socie- 
ad  económica  de  amigos  del  pais,  única  corporación  de  elección  popu- 
lar en  el  pais,  i  por  lo  tanto  mui  mal  vista  por  el  gobierno;  eñ  nn,  el 
doctor  Goyco-  Sabanetas,  facultativo  con  diploma  de  la  facultad  de  París, 
sindico  del  ayuntamiento  en  el  año  de  62  i  director  de  la  misma  sociedad 
económica  desde  el  año  de  54.» 

Ésta  correspondencia  concluyó  con  las  siguientes  palabras  que  parece 
hubieran  sido  escritas  como  un  apéndice  aíplan  que  yo  sometí  en  abril 
i  mayo  de  1866  a  los  gobiernos  de  Chile  i  el  Perú. 

«El  espíritu  público  de  las  Antillas  españolas  ya  predispuesto  contra 
España,  tantos  años  há,  es  hoi  completamente  decidido  por  la  indepen- 
dencia. La  inmensa  mayoriu  daría  la  preferencia  a  los  Estados  Unidos 
de  Norte-América.  pero  a  falta  de  éstos  recibiría  a  brazos  abiertos  a 
cualquiera  república  de  Sud  América.  Una  invasión  de  dos  o  tres  mil 
HOMBRES  en  cualquier  punto  de  la  isla  un  poco  distante  de  la  capital » con- 
taría a  los  cuatro  dias  con  mas  de  veinte  mil  soldados.» 


—  9^  - 

«La  caida  de  Mfidimiliano  i  el  tríanío  de  Juárez  lian  cxd-^ 
"sado  en  España  una  penosísima  impresión  en  los  ánimos  de 
todos,  sin  escepcion  de  partidos,  pues  lodos  creen  que  el  triun^ 
fo  de  la  república  de  Méjico  Ta  a  dar  alas  al  "partido  de  la 
«mancipación  que  se  ajita  en  las  Antil[as.  «¡Dtos  quiera  decía 
un  miembto  del  Senado  español^  que  no  tengafnos  cuanto  antes  qlte 
^pelear  en  el  golfo  de  Méjico^  i  empezar  una  campaña  coKniA  los 

NUESTROS  I» 

París,  julio  31  efe  1867. 

«Según  comunicación  que  he  recibido  de  España,  se  hacen 
aprestos  navales  con  toda  la  actividad  que  permite  al  gobierno 
español  la  estremada  penuria  del  erario  público,  pero  estos 
^aprestos  están  -destinados,  si  be  de  atenerme  a  lo  que  me  ase- 
guran personas  que  pueden  hallarse  mui  bien  informadas,  no 
a  continuar  la  malhadada  guerra  del  Pacifico,  sino  a  contener 
la  inrurreccion  que  se  teme  en  las  Antillas. 

«Uñ  periódico  de  Cádiz  al  anunciar  que  se  ha  mandado  alis* 
tar  el  vapor  Isabel  11  para  salir  a  la  primera  orden  del  gobierno» 
asegura  que  este  buque  va  a  Puerto  Rico  a  ponerse  a  las  órde- 
nes del  capitán  jeneral.  La  noticia  es  mui  cierta;  i  no  solo  irá 
-allí  el  Isabel  II,  sino  que  va  taYnbien  la  Villa  de  Madrid  cop 
tropas  escojidas  (600  hombres  de  guardia  civil^,  pues  el  go-' 
bierno  no  se  atreve  a  contar  con  la  guarnición  de  la  isla,  por 
mas  que  aparente  hacer  mofa  de  la  tentativa  de  insurrección  de 
que  hablé  a  Ud  en  mi  última  correspondencia.  Udes.  compren- 
derán mejor  el  peligro  qae  corre  la  tranquilidad  de  la  isla  i  la 
poca  fidelidad  de  las  tropas^  cuando  sepan  que  en  su  mayoría 
la  guarnición  se  compone  de  saldados  deportados  a  consecuencia 
de  los  aconlecimieutos  de  enero  i  junio  del  año  pasado. 

üSegun  dalos  que  tengo  por  sujetos  fidedignos,  las  Antillas  tspa* 
ñolas  están  minadas,  i  su  independencia  no  es  masque  una  cues- 
tión de  poco  tiempo j  de  un  año  a  lo  sumo.  Los  cubanos  i  puerto^ri^ 
queños  que  andan  por  estas  tierras  no  hacen  ningún  misterio  de 
"  las  esperanzas  que  abrigan,  i  dicen  en  alta  voz  que  quieren  su  in^ 
dependencia  i  que  la  cUcanzarán  de  un  modo  u  de  otro,  ( 1 ) 

(i)  La  última  noticia  llegada  a  Chile  de  Cuba  (octubre  26  de  1867)  és  la 
mui  grave  i  significativa  de  la  disolución  de  las  milicias  de  Santiago, 
Puerto  Principe^  Villa  Clara  i  Trinidad,  que,  como  antes  hemos  dicho, 
son  los  centros  naturales  déla  insurrección  de  Cuba.  Los  diarios  de  Chile 
han  publicado  también  el  Manifiesto  del  Comité  revolucionario  de  Puerto 
Rico  llamando  a  las  armas  a  todos  los  colonos  de  la  España. 


CAPlTtJLO  XXX 


1.a  e^MMMlrlll*  «e  ltol*d««  1JbM«0. 

Como  hemos  resuelto  las  cuatro  proposiciones  que  presentamos  en  el 
prefacio  de  este  libro  sobre  la  compra  de  buques  en  Estados  IJnidos-- 
Trece  reflexiones  jenerales  sobre  aquellas,  neffoeíaciones^Estracto 
completo  de  mi  correspondencia  oficial  con  el  f^obíerno  de  Chile  sobre 
aprestos  navales  después  de  la  detención  del  iWeícoro.—Estracto  de 
mi  correspondencia  con  el  señor  Asta-Buruaíra  i  el  gobierno  de  Chile 
sobre  compra  de  rafionei?  de  fírue-io  calibre  — riompí a  de  la  cañonera 
Porteas  i  minuciosa  correspondencia  del  capitán  Willson  sobre  los 
trabajos  que  fe  hicieron  en  ella  para  dejarla  (*n  un  perr**cto  estado  de 
guerra.— Carta  circular  dirijida  a  los  comandantes  de  buques  compra- 
Sos  en  Estados  Unidos  puliéndoles  una  resena  franca  i  completa  sobre 
Ja  condición  actual  de  aquellos.— Contestación  del  comandante  Agua- 
yo sobre  el  Poncas  i  documentos  con  que  la  ¡icompaña.— Carta   del  se- 
íior  Covarrubias  en  que  nos  pide  man  lemos  buques  i  cañones  a  todo 
trance.— Resolvemos,  en  consecuencia,  de  acuerdo  con  el  señor  Asta- 
Buruaga,  el  apartarnos  de   las  instrucciones  i  mandar  los   buques 
que  fuera  posible  comprar  a  crédito,  aunque  no  fuesen  propiamente 
de  guerra.— Estracto  de  la  correspondencia  del  capitán  WilNon  sobre 
sus  esfuerzos  infructuosos  para  encontrar  buques  euy  los  principa- 
les puertos  de  Estados  Unidos.— Estrac tos  de  la  corptíspnndcncia  del 
señor  Asta-Buruaga  con  el  lobierno  de  Chile  «obre  el  mis  no  asunto. 
—Compra  del  Isabella,  del  ¡Ve-Shaw-ybck,  i  del  C/í<^roc*ee.— Llega  de  Eu- 
ropa don  Feder  co  Barreda  como  ministro  áA  Perú  en  Estados  Uni- 
dos,—De  acuerdo  con  el  iiltimo  i  el  Fe'l^ir  Asta-Buruaga  prosigo  la 
negociación  para  comprar 'a  fragata  de  gu^F^'a  /í/a^o.— Carta  que  es- 
cribo a  ambos  sobre  el  particular.— Resuelven  >ífpl»zar  la  comprn    de 
aquel  buque.— Reflecciones  sobre  el  corso  i  los  coF^jr ios. —j<s tracto'  de 
mi  correspondencia  oficial  con  el  gobierno  de  CÍrí.le  sobre  la  misma 
materia.— Enviamos  a  l.hile  al  torpedisla  Fay,  i  maláMcojida  que  se  le 
hace.— Curicsa  propuesta  para  revelar  el  secreto  de  uíl^^^P®^*^  P^^*  *^ 
suma  de  ciento  cincuenta  mil  pesos. 

•  Enlaparle  a  que  hemos  llegado  en  la  relación  a  losV^ncesoa  de 
nuestra  misión  a  Estados  Unidos,  pareceria  ésta  haO^^  tocado 
a  su  fin,  puesto  que  hemos  recordado  la  orden  oficí^^?^®^® 
puso  término.  Pero  nos  queda  por  ventilar  todavía  un  sP*®  P^^ 
to,  el  mas  discutido,  i  talvez  por  esto  mismo  el  monos coV^P^^J" 
dido,  i  que  por  lo  tanto  vino  a  ser  la  causa  deteruiinaV^^®  ^® 
la  publicación  de  este  lihro.  * 

x7o8  referimos  a  la  cohipra  de  los  euatro  buques  trailF^^  ^^ 


/ 


/ 


L 


-  97  — 

Estados  Unidos,  míe  faeron,  por  el  orden  de  su  adquisición,  el 
Pancas  (hoi  Ñublt),  el  IsaMla  (doi  Concepción)^  el  NeShawNock 
(hoi  Araueo)  i  el  Cherokee  (hoi  Aneiki,) 

Vamos  pues  a  dar  cuenta  sincera,  tranquila,  completa  de 
esas  negociaciones  ya  que  la  niebla  de  las  pasiones  comienza  a 
disiparse  en  los  horizontes, 

Nuestra  relación  aparecerá  por  su  carácter  sumamente  modi* 
ficada  al  tratar  de  aqiiellos  negocios,  por  tres  causas  principales, 
a  saber: 

1 .  ^  Por  el  laconismo  propio  del  lenguaje  narratiyo, 
pues  se  trata  solo  de  hechos. 

2.  ^  Por  las  citas  de  documentos  ajenos,  pues  todos  esas 
neeociociaciones  fueron  dirijidas  por  un  intermediario  autori- 
zado; i 

2.  ^  Por  las  referencias  a  esplic&ciones  dadas  anteriormente 
en  esta  obra  sobre  los  mismos  objetos  a  que  se  refiere  el  pre- 
sente capítulo,  i  que  en  nuestro  concepto  han  sido  ya  mas  que 
suficientes  para  dejar  probados  i  resueltos  por  una  iomutd)le 
afirmativa  los  cuatro  puntos  capitales  que  ofreciamos  dejar  da- 
mostrados  en  nuestro  prefacio  i  que  son  los  siguientes: 

1/ ¿Existe  o  no  en  Estados  Guidos  o  en  Europa  otro  jénero 
de  buoúes  que  los  que  se  han  enviado  por  los  diversos  ajenies 
de  €híle  i  el  Perú  desde  qtie  estalló  la  guerra  con  Espaüa? 

2.*  ¿Es  posible  e  no  adquirir  naves  de  guerra  propiamente 
dichas  en  los  paises  neutrales? 

3/  ^Los  buques  de  guerra  adquiridos  en  Estados  Unidos, 
pertenecian  o  no  a  la  marina  de  guerra  de  esa  nación? 

4.*  ¿Se  compraron  o  no  esos  buques,  a  virtud  de  instruccio- 
nes i  de  órdenes  perentorias,  de  acuerdo  con  los  ajentes  diplo- 
máticos de  Chile,  por  sus  justos  piecios  i  mediante  las  precau- 
ciones mas  esquisitas  i  formales,  atendidas  las  circunstancias, 
1  sin  exajerar  jamas  de  una  manera  oficial  o  privada  sus  verda- 
deras cualidades  o  defectos? 

Mas,  antes  de  entrar  en  materia,  háqBse  preciso  fijar  a  la  H- 
jera  las  mas  importantes  'oon^ideraciones  jenerales  que  debe 
tenerse  presentes  en  el  juicio  de  cada  caso^  pues  el  influjo  de 
aquellas  se  hito  sentir  en  cada  operación,  i  ademas,  ellas  por 
sí  solas  forman  el  mejor  comentario  de  todo  lo  que  nos  fué  da- 
ble harer  por  nuestra  patria  en  peligro. 

1  .*  Que  todas  las  adquisiciones  de  buques  que  se  hicieron  tu* 
vieron  lugar  en  la  época  en  que  los  espaOoles  eran  dueños  ab- 
solutoe   del    Pacifico,    bloqueaban  i  bombardeaban  nuesiras 

13 


^  98  - 

puertos,  i  después  de  la  captura  del  Covaionga  que  iba  natural* 
mente  a  dar  mucho  TÍgor  a  las  operaciones  del  enemigo. 

2.*  Que  aquellas  compras  se  efectuaron  cuando  Ghil^  no  tenia 
mas  naves  que  la  Esmeralda^  casi  inútil  por  el  estado  de  sus 
calderas,  el  Maipo^  bttque  de  fierro  i  el  Independencia^  remolcador 
de  bahías. 

3.*  Que  aquellas  compras  se  efectuaix)n  cuando  el  gobierno 
de  ^Ghile  se  teia  ohllgaao  a  pagar  a  precio  de  oro  el  A  «ionio 
Varos, 'vapor  carbonero  en  nuestras  costas,  el  Fósforo  i  el  Árlu- 
rOj  que  eran  simples  falucbos  de  remolque,  i  cuando  garantiza- 
ba en  mas  de  cien  mil  pesos  el  Paquete  del  Maule^  embarcación 
cuyo  solo  nombre  revela  su  deslino  i  su  importancia. 

4.*  Que,  como  se  ha  demostrado  totes  hasta  el  cansancio, 
no  habia  buques  de  guerra  en  Estados  Unidos  escepto  el  Meteo^ 
ro  íque  no  era  nave  de  guerra  en  realidad  sino  un  crucero  ar- 
maao);  el  Dumderbergy  que  pertenecía  al  gobierno  americano,  se 
hallaba  inconcluso  i  valia  mas  de  dos  millones  de  pesos,  i  mas 
tarde  la  fragata  Idaho  que  estuvo  construyéndose  durante  la 
época  de  mi  residencia  en  Nueva  York  i  sobre  la  que  se  enta- 
blaron sin  fruto  las  negociaciones  de  que  mas  adelante  se  ha- 
blará 

5.*  Que  todas  esas  adquisiciones  se  hicieron  por  la  única 
persona  competente  que  estuvo  a  nuestro  servicio  (el  capitán 
Willson)^  quien  recibió  directamente  aquella  comisión  de  núes  > 
tro  Encargado  de  negocios  en  Washington,  pues  ha  quedado 
demostrado  que  yo  no  recibí  jamás  el  encardo  de  comprar  bu- 
ques, i  si  tomé  alguna  parte  en  esos  negocios  fué  voluntaria- 
mente, inducido  solo  por  mi  patriotismo^  i  como  delegado  del 
sefior  Asta-Buruaga  i  bajo  su  con8u{ta  i  aprobación,  conforme  a 
mis  in<«trucciones. 

6.*  Que  jamas  se  envió  de  Chile  un  solo  centavo  de  dinero  en 
efectivo  ni  en  libranzas,  ni  de  ninguna  manera  para  comprar 
elementos  de  guerra. 

•  7.*  Que  todas  las  compras  de  buques  i  cafiones  se  hicieron 
con  estas  tres  circunstancias  escepcionales.  1  .^  Al  crédito  de 
Chile,  entonces  desconocido  en  los  mercados  americanos;  2.^  a 
largos  plazos  i  a  ser  pagados  en  letras  sobre  Europa  i  3.®  to- 
mando los  vendedores  sobre  si  todos  los  riesgo  de  mar,  de  cap- 
tura i  detención,  salvo  en  la  compra  del  Ne-Shaw^Nock  en  que 
corrimos  el  riesgo  de  la  cuarta  parte  de  su  valor. 

8.*  One  aun  bajo  esas  condiciones  se  hicieron  aquellas  com- 
pras por  precios  tan  módicos  que  la  adquisición  de  tres  de  ellos 


-  99  — 

(el  Poneas,  el  habella  i  al  Cherokee)  costó  13,000  pesos  menos 
que  uno  solo  de  los  buques  comprados  en  Inglaterra  (el  VaJldma) 
^ae  fué  pagado  cU  contado^  enviado  a  Gbile  de  cuenta  i  riesgo  ck 
nuestro  gobierno  i  que  en  nada  era  superior  a  ninguno  de  aque- 
llas. (1) 

9/  Que  en  el  caso  de  dos  de  los  buques  comprados  (el  Poneos 
i  el  Cherokee)  entró  por  mucho  la  circunstancia  de  enviarse  en 
ellos  por  cuenta  de  sus  duefios  i  a  su  ofcIusívo  riesgo  varias 
baterías  de  cañones,  municiones  i  otros  artículos  navales  que  de 
otra  manera  no  babrian  podido  comprarse  ni  remitirse. 

10/  Que  en  el  caso  de  la  compra  de  todos  los  buques  se  tuvo 
mui  presente  el  peligro  inminente  de  detención  que  babia  para 
cada  uno,  por  manera  que  se  trataba  de  tener  siquiera  uno  o  dos 
seguros,  para  Ja  eventualidad  de  ser  detenidos  los  otros,  lo  que 
estuvo  a  punto  de  suceder  al  salir  cada  uno  de  ellos,  como  se 
verá  mas  adelante. 

11.*  Que  tres  de  los  buques  (el  Poneos,  el  Isabella  i  el  Chero^ 
kee)  babian  servido  en  la  reciente  guerra  civil  de  Estados  Uni- 
dos como  buques  de  guerra  (según  constaba  del  Rqistro  Navol 
d&  Estados  Unidos  de  1865)  el  Poneos  bajo  el  nombre  de  Sciota 
(echado  a  pique  en  la  bahía  de  Mobile)  el  Isabella  con  el  de 
Fort'Donnelson  (que  llevó  la  bandera  del  almirante  Lee)  i  el 
Cherokeey  que  sirvió  bajo  su  misma  denominación  de  buque- 
despacho,  cargando  cada  uno  de  cuatro  a  siete  cañones. 

12.*  Que  todas  las  negociaciones  que  se  llevaron  a  cabo  en 
los  Estados  Unidos  se  hicieron  siempre  con  jen  te  honorable  i 

(1)  EJ  Valdivia  costó  285,000  pesos^  según  la  cuenta  que  tuvo  la  bondad 
de  proporcioparme  el  señor  Ministro  de  Hacienda  i  que  yo  leí  en  la  se- 
sión de  la  Cámara  de  Diputados  de  27  de  junio  último  en  que  se  díacutia 
la  autorización  para  vendt^r  uno  de  los  buques  adquiridos,  en  Estados 
UDiJo8'(el  Isabella,  único  de  que  se  trataba  entonces,  i  para  cuyo  fin  ha 
sido  tasado  en  6*2,223  pesos  con  fecha  27  de  agosto.) 

Ahora  bien,  el  costo  de  los  tres  buques  noinbrados  fué  el  siguiente: 

Poneos Ps.    110,000 

Isabella »       85,000 

■•         Cherokee •       77^22« 

Ptt    272.  220 

Costo  áe\  Valdivia »  *285,b00 

Diferencia  en  favor  de  los  anteriores..  •      »      13,220 

Es  preciso  tomar  en  cuenta  para  mejor  apreciar  esta  circunstancia, 
que  los  precios  Ajados  en  uno  i  otro  caso  deben  aumentarse  al  menos 
con  un  5  por  ciento  por  el  cambio  de  nuestra  moneda  a  hbra?  esterlinas 
^n  Inglaterra,  circunstancia  que  favorece  el  caso  de  los  buques  america- 
nos^ pues  el  Valdivia  fué  pagado  con  el  onerosísimo  empréstito  Thomson 
fionard  i  los  otros  con  letras  compradas  en  Chile  sobre  Londres. 


—  100  — 

que  por  sus  antecedentes  oirecitai  garantías  de  honradez:  la  del 
Amnu  i  cationes  de  grneso  calibre  con  la  casa  de  Feudí  i 
Prenús,  de  New  Londres,  de  la  qne  era  socio  Hr.  Elias  F.  Mor- 
gan, antiguo  comerciante  americano,  avecindado  en  Talcabna- 
no  i  el  mismo  que  había  mandado  los  ca&ooes  del  Reléase;  la 
del  íkibella  con  los  señores  Bro^n  i  G.%  opulentos  banqueros 
de  Baltimore;  la  del  Ne-Shaw-Nack  con  una  rica  sociedad  de 
navietos  de  Filadelfia^  i  por  último  la  del  Cherokee  i  caüones 
menores  con  un  respetable  fundidor  de  Boston,  Mr.  Loring. 

13*  Que  ningún  ájente  de  Chile,  de  Nueva  Granada,  de  Ve- 
nezuela, del  Perú  ni  de  país  alguno  en  el  mundo  ha  comprado, 
aun  no  estando  algunos  ele  los  países  nombrados  en  guerra^ 
^Ira  clase  de  buques  que  los  adquiridos  por  Cfüle  como  lo 
prueba  el  vaper  Rayo^  comprado  para  la  Nueva  Granada,  i 
que  bajo  la  denominación  de  Cuyler^  rehusé  yo  comprar  come 
inservible  por  los  informes  dd  capitán  Willson;  como  lo  prueba 
el  caso  del  vapor  Vixen^  que  el  mismo  esperto  declaró  indeeen- 
fo  {indecent)  cuando  lo  examinó  en  Willmington,  como  luego 
.se  verá,  i  que  sin  embargo  fué  despachado  a  Méjico  por  el  je- 
néral  Sturm,  ájente  de  esa  república,  i  como  lo  prueba  mas  que 
todo  (fíjense  los  críticos  en  esla  circunstancia)  el  que  el  seftor 
Barreda,  ministro  plenipotenciaiio  del  Perú,  hombre  de  esira* 
ordinaria  influencia  política  en  Washington  i  de  considerable 
influencia  personal  en  el  mercado  monetario  de  Estados  Unidos 
por  su  fortuna  i  por  haber  sido  único  consignatario  del  guano  i 
que  mas  que  todo  esto,  habia  sido  el  único  que  había  obtenido 
en  Europa  los  tiNicos  recursos  de  importancia  venidos  hasta  en- 
tonces al  Pacifico  (las  dos  corbetas  i  los  dos  blindados  perua- 
nos], no  hizo  mas  qie  nosotros  sino  que  hizo  menos  porque 
«siquiera  nosotros  le  llevamos  la  preferencia  en  la  elecciob. 

Aquel  mismo  celoso,  intelijente  i  activo  funcionario,  te- 
niendo pues  a  su  disposición  i  en  sFecrivo  has  de  cinco  mi- 
llones DE  PESOS,  no  mandó  en  efecto  (escepto  el  Meteoro  que 
nosotros  también  compramos  sin  diñero)  smo  buques  inferió^ 
res  a  los  adquiridos  por  Gfaile;  de  suerte  que  éu  el  momento  de 
Herrar  al  Callao  han  sido  entregados  al  comerció,  i  respecto 
dol  único,  que,  según  tenemos  eutendido;  ha  conservado  el 
gobierno,  (el  Áíairo)  su  capitán  el  señor  Telleria  ha  hecho  dimi- 
sión de  ftu  puesto  aeclaraodo  que  el  buque  era  enteramente 
jtiútti  i  no  podia  responder  de  él. 

Cjon  ¿stas  trece  esplicaciones^^réti^  i  con  las  qué  ya  kexaps 
dado  en  las  loscapítulosXVI,  X^  i  XXI  de  este  libro,  noes* 


-   101   - 

tra  tarea^  reducida  ahora  a  la  simple  eaumeracioa  de  las 
operaeíones  hechas  para  adquirir  boques  i  csfiones,  se  ^a  a 
haeer  muí , sencilla  i  para  alcanzar  este  objeto  de  siuiplicidad, 
fuimos  de  propósito  minuciosos  hasta  el  cansancio  en  las  re- 
laciones comprendidas  en  aquellos  capitules.  Por  esto  nos 
bastará  recordar  ahora  que  todas  esas  prolijas  precauciones  i 
ese  lujo  de  documentos,  de  que  entonces  dimos  estensa  cuenta, 
fueron  estrictamente  copiados  en  cada  caso  posterior.  (1) 

Hemos  ya  referido  que  hasta  no  saberse  en  Nueva  York  la 
captura  del  C<n>ad<mga^  el  1  .*  de  enere  de  1866  no  nos  resolvi- 
mos en[consordo¡con  el  seüor|Asta;Buruagaa  estralimitar  las  ins- 
trucdoTifs  por  el  último  recibidas  sobre  compra  de  buques,  í 
hemos  dicho  también  qjie  después  de  esa  noticia  la  única  nego- 
ciación que  nos  resolvimos  a  emprender  fué  la  del  Meteoro,  imcé 
buque  que  de  alguna  manera  correspondia  a  esas  instrucdones. 

Frustrada  ésta,  conoo  $e  ba  visto,  no  había  pues  a  donde 
volverla  vista,  i  habríamos  desesperado  de  todo  intento  para 
ayudar  a  nuestra  patria,  si  la  notoriedad  misma  que  trajo  sobre 
nosotros  el  escándalo  de  la  detención  de  aquel  i  su  proceso,  no 
hubiese  despertado  el  espíritu  aventurero  del  pueblo  yankee. 
Sacamos  pues  aquel  fué  el  fruto  de  las  ingratas  persecuciones 
del  gobierno  americano,  i  en  esta  parte  debo  decir  que  si  fní 
enviado  solo  en  el  carácter  de  ajitaaor  de  la  América  del  Norte, 
ningún  acto  de  mi  désempeí^o  fué  jnas  meritorio  i  e6qa2  que 
el  de  mis  procesos,  fianzas  i  arrestos,  pues  nada  ajiió  mas  pro* 
fundamente  la  opinión  de  aquel  pais  que  esos  sucesos.  Lo  que 
loe  navieros,  fanricantes  de  caüones  i  especuladores  de  todo 
jénero  habian  rehusado  pues  ai  Ájente  confidencial  sin  dinero-^ 
se  lo  ofredan  primero  al  orador  dJe  ios  clubs  i  en  seguida  al  reo 
de  las  cárceles  de  Mr.  Seward.  Solo  después  de  mi  cuasi-arresto 
del  6  de  febrero  comensaroo,  ea  efecto,  a  presentárseme  loa 
recursos  que  ambos  en  vano  habíamos  solicitado  de  puerta  en 
puerta,  de  bahía  en  bahía,  desde  Boston  a  Alejandría.  Dos  o 
tres  dias  después  de  nu  proye^Uado  arresto  me  ofrecieron  i  oa. 
efecto,  los  respetables  eomerciantea  de  Nueva  Lóndves^  Mr. 
Fescfc  i  Preatis,  por  conducto  del  capitán  WtUsoq,  la  caftonera 

» 

it)  Sn  el  AfiíéndB^  iieftrá  P.)» Í9«de  daremos eabida  a  to<los  los  ctoeu- 
naentes  retativo»  a  eatos  necpieios^pari  deeoatgar  ei  testo  en  loiKiaiUe 
deattttMuralarideZftPed^v^rse  los  ^tractOe  de. mi  eocrsapondcDoia 
ÍMkeral  eoii  el  gobíenie  de€me  «otee  la  oampraáe  huquee  i  eaftooeS'  te 
cnanto  aeaáa  osmpra  en  particular  eoesagraiBvnefi  también  tm  Ki^ar 
por  separado  en  el  Apéndice. 


—  102  - 

Roncas  [ini^s  Seioia)  i  a  mas  tres  baterías  de  oaúonesde  a  100  z 
200  libra?,  sistema  Tarrot  (1),  todo  por  el  precio  de  210,000 
pesos  pagaderos  en  Chile  con  letras  sobre  Londres,  a  la  llegada 
del  buque  a  nuestras  costas. 

Bajo  la  fé  del  capitán  WiUson  i  después  de  haber  ido  éste  a 
inspeccionarlo,  dándome  por  escrito  un  informe  satisfactorio, 
cerré  el  trato  haciéndolo  todo  bona  fidé  i  sin  ningún  papel, 
atendidas  las  circunstancias.  El  capitán  WiUson  se  ofreció  tam- 
bién para  inspeccionar  personalmente  todos  los  trabajos  de  re- 
paración que  debería  hacerse  en  aqneila  nave,  que  habia  estado 
siimerjida  por  uno  o  dos  afios  en  el  fondo  del  ma?;  circunstan-. 
cía  que  se  me  aseguraba  ara  en  estremo  favorable  a  la  soli- 
dez de  sus  maderas,  como  se  habia  observado  en  eL casco,  del 
Apurímac  en  el  Callao 

Dos  meses  tardaron  aquellas  reparaciones;  trabajó  en  ellas 
con  tesón  incansablOyel  capitán  WiUson,  i  según  consta  de  su 
correspondencia,  -  sus  dueños  gastaron  mas  de  40,000  pesos 
en  dejarlo  espléndida  (son  sus  palabras)  i  mejor  que  la 
Vencedera,  e!  mas  sobresaliente  buque  menor  que  los  espafioles 
trajeron  a  las  aguas  del  Pacifico.  (2) 

(1)  En  el  Apéndice  publicamos  todos  los  dartos  relativos  a  las  negocia- 
ciones de  cañones  de  que  no  se  da  cuenta  en  el  documento  anterior. 

(i)  Por  abreviar  publicamos  en  el  apéndice  {letra  R)  la  correspondan- 
.c|a  del  capitán  WiUson  en  la  p  irte  que  se  refieren  a  este  buque  i  tam- 
bién los  documentos  oficiales  i  Jos  particulares  que  nos  ha  suministrado 
a  última  hora,  por  pedido  nuestro  el  comandante  de  este  buque.  Igual 
solicitud  establecimos  respecto  de  todos  los  demás  comanda^  tes  de  los 
buques  venidos  de  Estados  Unidos,  según  la  carta  que  vamos  a  copiar 
en  seguida  i  cuya  respuesta  respectiva  insertaremos  oportunamente  en 
cada  CB\ 

A  los  señores  comandantes  de  los  vapores  nacionales  J^ubU,  Concejh 
cion^  Arauco  i  Ancud. 

Santiago,  agosto  19  de  iS67. 
Mi  apreciado  señor: 

Habiendo  llegado  en  la  obra  que  publico  con  el  titulo  de  Diei  meses  de 
misión  a  Estados  Unidos,  a  la  parte  en  que  trato  del  buque. . .  antes  .  . . 
que  usted  manda,  me  hallo  en  el  caso  de  rogar  a  ustea,  en  interés  del 
buen  sarvicio  público  i  de  la  verdad  bistárica,  se  sirva  decTme  con  en- 
tera lealtad  i  franquesa,  i  sm  consideración  alguna  de  personas,  cual  es 
la  opinión  que  usted  abriga  sobre  el' buque  de  sü  mimdo,  cuales  sus 
condicioiiés/aus^ventajafs  mas  notables,  sus  defectos  mas  serios,  modo 
de  obylarlDSt  servicios,  que  hay^n  prestií.do  hasta  aqui,  refacciones  que^ 
selles  mui  herho;  rapidefe  de  su  marcha,  tonsunríór  oe' carbono 'í^tor.  etc. 
par^rt^^,  lo  que  estimaría  a  usted  inflnUO  lÉieraeomiañase  iricorporados 
en  sií  contestación  esitractos  del  diario  del  buque  asi  tomo  ite  dcktdocu- 
mientos  que  usted  haya  enviado'  al  «Departamento^  i  en  fin  toda  lo  que 
usted  considere  que  puede  ilustrar  el  juicio  de  la  opmion  sobre  el  men- 
ción ndo  buque. 


-  103  - 

La  adquisición  del  Poneos  ^staba  basada  ademas  de  todas  las 
consideraciones  anteriores,  en  dos  condiciones  que  la  justifica- 
ban completamente,  atn  en  vista  de  las  instrucciones  a  que 
entonces  <^decfamos,  porque,  por  una  parte,  era^  un  buque 
verdaderamente  de  guerra  i  porque,  en  otro  sentido,  iba  a  servir 
al  transporte  d«l  elemento  que  mas  se  necesitaba  en  Chile,  deis- 
pues  de  los  buques^  los  cañones. 

Mas  por  esta  misma  época  (principios  de  marzo)  lascosas  ane- 
ciaron en  Chile.  Los  españoles  levantaron  el  bloqueo  i  se  dirijie- 
ron  a  vengar  el  agravio  del  Papudo  en  Abtao,  donde  aquel  por  su 
evidente  cobardía  (3)  se  hizo  todavía  mayor;  i  como  el  peligro 
acreciese  dia  por  dia,  hora  por  hora,  el  gobierno  de  Chile  no 
cesaba  de  estimulara  sus  agentes  en  los  empe&os  por  enviaile 
inmediatamente  medios  de  defensa.  Por  esos  mismos  dias  en 
efecto  el  sefior  Covarrübias  en  carta  particular  que  nos  escribía 
con  fecha  2  de  marzo  ^cuando  la  Numancia  se  habia  dirijido  a 
Ghiloé),  después  del  rechazo  de  la  Villa  de  Madrid  i  la  Blanca 
el  7  de  febrero,  nos  decis  estas  terminantes  palabras.^ Lo 
que  ahora  NECBsrrAiros  son  buqxjss  i  CAfioms,  cuesten  lo  qub 
CUESTEN.  La  gutrra  actual  va  Umando  en  América  las  proporcio- 
nes que  deberíamos  esperar,  puesto  que  ha  de  decidir  desús  desa- 
tinos, , 

Recibimos  esta  comunicación  que  en  cierta  manera  revolu- 
cionaba nuestra  posición  oficial,  desatándola  de  trabas,  a  prin- 
cipios da  abril,  i  en  el  acto  nos  propusimos  darle  en  lo  posible 
cumplimiento  costase  h  que  costase,  i  a  la  verdad  que  harto  caro 
nos  ha  costado. 

«Conformándonos  a  las  instrucciones  orijinales  que  tenia 

Me  habría  sido  fácil  dar  a  esta  comunicación,  asi  como  a  la  respuesta 
que  me  permito  solicitar  de  usted,  un  (carácter  oñciaU  solicitando  esos 
documentos  por  medio  del  ministerio  de  marina,  pero  he  creido  mas 
conveniente  al  objeto  que  me  propongo,  el  hacerlo  directamente  a  fin 
de  qu«  I9  política  militante  no  Sitre  a  figurar  para  nada  en  un  negocio, 
que  hasta  aguí  ha  sido  casi  esclusivamente  de  su  dominio. 

Creo  de  mi  deber  jBl  manifestar  lealmeate  a  usted  que  me  propongo 
insertar  integra  la  respuesta  que  usted  se  sirva  darme  en  la  obra  meo- 
eionada,  pues  tal  es  el  objeto  con  que  la  pido  a  usted  etc. 

Con  este  motivo  saluda  a  usted  etc. 

B.  Vicoi^  MiexBMA. 

(3)  Bs  preciso  haber  visto  loque  sellama  el  Gamitde  Abtao  para  com- 
prender la  insiffne  cobardía  délos  españoles  en  aquel  encuentro.  Con- 
Cempbindo  aquellas  aguas  se  nos  ocurria  qtie  los  espafloles  habían  mani- 
festado valor  entre  nosotros  solo  para  dos  crímenes;  el  suicidio  i  el  in- 
'Cendiü, 


•I  Boftor  Asta-Burufiga  decíamos  oPcialmenie  al  gobierno  de 
Chile  coD  fecha  10  de  aquel  mes^  Bo\oe\  Meteoro  correspondía 
a  ellas,  i  por  esto  no  era  posible  comprar  otro  jént'ro  de  buques, 
Perootm  /o  qw  US.  nos  dice  úllimameníe^  no  debemos  ser  tan  exijentes 
i  estamos  dispuestos  a  enviar  todo  buque  que  sin  ser  de  prime^ 
ra  ealidady  pueda  sin  embargo  ser  útil  en  la  guerra  o  en  época 
depaz.ii^ 

rero  aun  en  tan  angustiosa  ütuacion  ¿dónde  estaban  los  bu- 
ques de  guerra  i  los  catones  que  los  chilenos  querían  les  enviá- 
semos a  trueque  de  su  egoismo  i  de  sus  alcancías? 

Ya  hemos  contado  en  o  o  menos  de  tres  capítulos»  como  era 
imposibk,  abiolutamente  imvosible  adquirir  buques  en  Estados 
Unidos  1,0  porque  no  los  nabia  i  2.^  porque  no  había  dinero 
eon  que  comprarlos,  caso  de  encontrarse.— «Crea  US.  decía* 
mos  al  seíior  Covarrúbías,  contestando  a  sus  últimos  premiosos 
encargoscon  fecha  de  20  de  abril,  crea  US.  que  es  algo  de  inila* 
groso  sacar  recursos  de  este  país  sin  contar  mas  que  con  lo  que 
aquí  se  llama  simpatía,)»  i  en  otra  carta  en  que  nos  era  dable 
^sar  esta  espansion  esclamábamos:  «Qué  idea  la  de  nuestros 

Sobiernol  Mandar  comprar  elementos  de  guerra  i  no  mandar 
mero  para  las  comprasl  Manda  tú  a  la  plaza  a  tu  cocinera  ein 
darle  el  con  qué  i  verás  qué  te  trae  en  la  canasta».  •  •  (1 ) 

Pero  por  si  no  se  nos  ha  creído  a  nosotros,  bajo  la  fé  de 
nuestra  palabra,  de  nuestras  revelaciones,  de  nuestros  sacrí- 
fioios,  escúchese  al  mismo  encargado  directamente  por  el  señor 
Asta-Buruaga  i  por  mí  de  dar  cumplimiento  a  las  órdenes  del 
gobierno. 

Los  siguientes  estractos  de  la  correspondencia  del  capitán 
Willson,  eácritos  todos  en  los  sitios  mismos  en  que  se  ejercita- 
ban los  esfuerzos  i  tenían  lugar  los  desengaños,  acaso  lo- 
gren persuadir  a  \q^  incrédulos  i  a  los  ilusoSi  que  se  imajinan 
que  sacar  un  buque  de  guerra  a  crusar  en  los  mares  es  como  ir 
ik  la  Pi^mpa  «9  lof  días  de  setiembre  a  lucir  un  potro  dis 
brazos. 

¿Oftien,  eiarss  83  d$  1866. 

«Ha  ütido  en  Myttic  (pequeño  puerto  de  Gonnecticut)  i  he 

■'  *- 

It),Cfirta  a  don  MarcUil  Martina?!,  Nueva  'York',  junio  10  de  1866^-^ 
El  sefior  Asta-Buruanai  por  esos  mismos  dias  me  de^ia:  "Si  créQráQ  é^ 
Chile  que  no  bal  mas  que  enviar  ajea  tes  para  liacer  prodijiosi» 


-  105  - 

visto  un  hermoso  buque  de  ochocientas  toneladas,  Pero  sus  due* 
fios  no  quieren  hablar  siquiera  del  negocio  sino  con  dinero  de  cún-- 
todo.  Asi  es  que  nada  podemos  hacer. 

Nueva  Londres^  mayo  25  (¿e  1866. 

«He  estado  en  Mistic»  en  Noant  i  be  recorrido  los  puertos 
principales  basta  Boston  sin  encontrar  un  solo  buque  que^  aun 
contando  nosotros  con  dinero^  pudiera  prestamos  algún  servieio  i 
creo  inoficioso  permanecer  por  mas  tiempo  en  este  punto.y^ 

Boston,  abril  1.""  de  1866. 

cMa&ana  voí  a  ver  otro  beque  i  daré  cuenta  a  üd.  del  resul- 
tadoi.  Mñ  siento  desalentado  porque  creo  que  nada  podremos haeer 
dn  tener  dinero  en  mano.n 

Boston,  la  misma  fedha 

cPasé  otra  vez  a  Mystic,  después  que  estuve  con  Ud.  i  pro- 
curó e  hice  lo  posible  para  atraer  a  los  propietarios  de  buques 
de  ese  lugar  a  algún  arreglo  conmigo,  pero  se  resisten  a  correr 
el  mfíior  riesgo  i  no  quieren  vender  sino  dinero  de  contado^n 

Nueva  Londres,  abril  4  de  1866 

«Aunque  tuviéramos  dinero,  fia  podríamos  comprar  buques 
aquí  porque  no  los  hai  en  etlos  puertos.  He  estado  a  visitar  algu- 
nos pero  na  podrían  servir  sino  de  cañoneras  o  para  cruceros 
contra  naves  mercantes.  Sin  embargo,  áuoque  deseo  volved 
pronto,  a  Cbile»  ai  presentándoae  alguna  buena  ocasión  i  se  ne- 
eesitasea  siempre  mis  senrícios,  debo  decir  a  Ud.  que  nunea  lo 
diaadoMré.ii 

Botton,  abril  tO  ob  i8M. 

«     -  -   ..      • 

«El  desenlace  de  esta  espectativa  (ta  de  un  naviero  de  Bos* 
lo»)  me  ba  desalentado  mucno  porque  tenia  espetwzas  de  po- 
der bacer  algo  con  esa  persona  que  me  habia  manifestado  bue- 
na voluntad  i  poiqne  después  ae  liaber  buscado  buques  i  pro- 


—  106  — 

curado  inclinar  a  loe  armadores  a  que  aceptaran  las  únicas  con-' 
diciones  qu^  podemos  ofrecer,  sin  éxito  alguno,  me  he  conven* 
^do  de  que  solo  teniendo  dinero  o  lomando  alguna  parte  de  riesgo 
sobre  nosotros  podremos  conseguir  algo^  pues  de  otra  manera  nadifi 
correrá  ningún  peligro  por  nosotros.  • 

«Cada  vez  me  encuentro  mas  deseoso  de  poder  hacer  algo 
por  nuestro  pequeúo  pais,  pero  a  la  verdad  que  no  descubro 
medio  alguno  de  conseguirlo.  Hai  aquí  unos  pocos  buques  que 
podríamos  ohlener  con  dinero  de  contado  i  que  prestarían  un  buen 
servicio  a  nuestra  causa,  pero  cuya  recomendación  es  para  mi 
aventurada.  Hai  muchos  viejos^  mui  usados^  barquickuehs  inútiles 
que  podrían  fácilmente  adquirírse  i  cuyos  dueüos  me  persiguen 
constantemente  para  que  los  recomiende  por  100,000  pesos 
cuando  no  valen  25,000.  Solo  de  esta  manera  se  me  presentan 
negocios  entre  la  diabólica  jenie  del  Este,  i  le  aseguro  que  estoi 
sumamente  cansado  porque  no  encuentro  hasta  aquí  uno  solo 
que  sea  perfectam'^nte  honrado. 

N^ueva  Londres^  mayo  il  de  1867. 

«Necesito  volverme  a  Chile  el  20  del  corríente;  estoí  cansado 
de  los  Estados  Unidos  i  nada  conseguiria  con  permanecer  por  nuss 
tiempo  aqui.  Necesito  sostener  a  mi  familia  i  lo  que  Ud.  me  pa- 
ga apenas  basta  para  mis  gastos  particulares^  sin  que  pueda  es- 
perar de  Ud.  algún  aumento  de  sueldo  a -que  no  accedería  su 
gobierno.  Ademas,  puedo  hacer  en  pocos  dias  lo  que  Ud.  podría 
exijir  de  mí  si  me  quedara  por  mas  tiempo.» 

Baitimore^  mayo  H  de  1866. 

«Vi  el  vapor  Visen  {1)  en  Willmington  i  me  bastaron  solo 
cinco  minutos  para  convencerme  de  gue  la  persona  que  hizo  el 
ofrecimiento  de  tal  buque  por  la  suma  que  Ud,  me  indicó  no  merece 
bajo  ningún  concepto  la  opinión  de  honrado  i  de  que  Ud,  haría  bien 
en  darle  con  laspuertM  en  la  cara.  Es  un  buque  miserable  de 
ruedcu,  débil^  indecente^  demasiado  bajo^sobre  fH  agua  e  inca- 
paz de  soportar  un  solo  canon. — Estoi  seguro  que  la  mayor  par* 
te  délos  que  nos  proponen  buques  en  venta lojí  simples  tadronest 

(1)  El  mismo  que  hemos  dicho  mandó  mas  tarde  a  Méjico  eijeneral 
SCürm 


—   107  — 

(1)  sia  ainguo  principió  decente,  i  la  repetición  de  estos  suce-< 
sos  me  inclina  a  crear  que  no  hai  en  Nueva  York  sino  mui  po- 
cos hombres  de  bien. 

«Puedo  asegurar  a  Ud.,  señor  Yicufia  Mackenna,  que  mis  in- 
formes son  honrados  i  sin  ninguna  consideración  de  provecho 
Eersonal.  Toda  mi  ambición  se  reduce  a  adquirir  para  el  go- 
ierno  de  Chile  buques  de  algún  valor  i  si  no  se  encuentran 
de  esa  condición  prefiero  no  recomendar  ninguno. )i 

I  por  último  resumiendo  nosotros  i  el  mismo  Willson  este 
cúmulo  de  trabajos  infructuosos  i  de  maldades  en  proyecto, 
decía  yo  en  uno  de  mis  despachos  (2)  al  gobierno  de  Chile  lo 
que  sigue. 

«Incluyo  a  US.  una  relación  que  me  ha  pasado  el  capitán 
Willson  sobre  los  esfuerzos  que  hemos  hecho  para  procurarnos 
buques  durante  cuatro  meses.  De  él  resulta  que  Willson  no  ha 
inspeccionado  menos  de  ciento  i  cinco  vepores  en  diez  o  doce  puer- 
tos diferentes  i  lo  único  que  ha  encontrado  aceptable  son  los  do6 
vaporirs  que  mandamos  (el  Poneos  i  el  Isabella)  i  los  mas  supe- 
riores, el  Meteoro^  cuya  historia  US.  conoce,  i  el  Ne-Shaw^Nock 
por  el  que  piden  360,000  ps.  papel  en  este  puerto  i  nos  lo  ven- 
derían por  400,000  ps.  en  Chile  si  tuviésemos  100,000  para  dar- 
los como  adelanto  aquí.  Ruego  a  US.  haga  traducir  el  informe  del 
capitán  Willson  i  se  imponga  del  enorme  trabajo  i  actividad  que 
se  ha  tenido  i  los  pocos  frutos  alcanzados,  apesar  de  las  exajera- 
das  ilusiooes  en  que  todos'vivímos  en  Chile  respecto  de  este 
pais.  Debe  US.  descansar  completamente  en  la  lealtad  de  ese 
mforme  porque  cada  dia  estoi  mas  satisfecho  de  la  honradez, 
patriotismo  i  desinterés  del  capitán  Willson,  honradez  que  ha 
sido  puesta  a  prueba  casi  en  cada  trato  que.se  nos  ha  insinuado 
pues  aquí  nada  hai  mas  corriente  que  ofrecer  un  fuerte  cohecho 
a  todo  hombre  cuyos  servicios  profesionales  se  necesiten  en  un 
negocio.» 

(1)  I  a  propósito  de  esta  negociación,^  debo  decir  aquí  que  me  fué  pro- 
puesta por  un  Juez  de  fa^  cortes  federales  de  Estados  unidos,  como  in- 
termediario de  un  opulento  naviero.  Con  motivo  de  estos  mismos  de- 
sengaños haciamcs  af  señor  Covarrúbias  (mayo  20)  las  esplicacioncs  si- 
guientes, que  confirman  cuanto  Wiil{;on  me  tenia  dicho. 

«Aquí  no  hai  sino  dos  clases  de  buques:  los  de  las  grandes  líneas  traS; 
atlán ticos,  i  éstos  por  nada  los  venden »  i  los  de  las  costas,  de  los  que  hai 
m  llares,  pero  ninguuo  sirve  para  nuestros  fines.  Siempre  tienen  algún 
defttctoi  esp^iálmeate  en  sus  calderos.  EscríJbi  a  US.  nace  un  ii^es  aue 
un  solo  naviero  respetable  me  habia  ofrecido  cinco  buques  exeUntes,  Los^ 
vio  todos  Willson  en  diferentes  puertos  i  resultaron  indeceníesi^sá 
es  en  nóvenla  de  cada  eiem»    >  ->  ■  -  '    i  \ 

(%)  Despacho  del  30  de  abril  de  tsee. 


-  lOt  - 

Ahora  se  comprenderá  6i  aoojimoso  no  coa  un  veidadero  i«« 
gcci JQ  el  ofrecimient;^  que  se  noe  hizo  por  #808  días  (a  mediados 
de  abril)  de  un  buque  que  aunque  era  de  fierro  i  de  ruedas,  ae 
habia  distinguido  durante  la  guerra  por  au  eatraordinaria  rápi- 
das, pues  había  sido  uno  de  loa  maa  famoaoa  corredores  de  blo* 
queo  {blockade^runners). 

Sé  hicieron  en  conseGnencía  todos  los  trabajos  previos  de 
inspección^  eiámen  de  peritos,  consultas  recíprocas  i  por  último 
quedó  concluida  la  compra  del  JiabtUa  por  la  suma  de  85,000 
pesos  puesto  en  Chile  de  cuenta  i  riesgo  de  los  duefios,  bien 
que  éstos  lo  hahrian  vendido  por  45,000  pesos  oro,  esto  es,  alg^ 
mas  del  importe  de  su  tasaci<m  actual  aun  deducidos  los  gastos  da 
reparación  que  ha  exijido  (prineipalmente  a  consecuencia  de  un 
accidente  que  sufrió  en  su  quilla  en  Montevideo)  i  que  subió  a 
la  suma  de  .16,955  ps.  69  cts.  (1) 

•  (1)  Sobre  estas  mismas  dificultades  para  la  adquisición  de  buques  i  efr* 

Íiecialmente  en  el  sentido  de  la  politica,  hé  aaui  algunos  notables  es- 
rdctos  de  la  correspondencia  oficial  del  señor  Asta-Buruaga  con  el  ge- 
^ieriM>  de  Gbile. 

Wa$hín$Umi  emero  31  de  1866. 

«Bi  seftor  Vicuila,  que  se  halla  aquf  por  alfmnos  días,  dará  a  US.  detalles 
de  sus  operaciones,  que  ejecuta  i  practica  con  todo  el  celo  i  patriotismo 
que  tanto  le  horran,  i  si  nada  mas  efectivo  se  realiza  es  per  los  incon- 
venientes que  opone  \^  política  que  adopta  hoi  este  gobierno^  en  consecuen- 
cia de  su  actitud  asumida  por  !a  cuestión  que  sostiene  con  el  gobierno  in- 
gles con  motive  del  armamento  de  corsarios  rebeldes. n 

Auera  York,  febrero  28  de  1866. 

tGoneaa  neutralidad  se  ha  embarazado,  la  adquisición  de  buques  i 
puéstose  embargo  a  uno  que  se  supuso  nuestro,  cuando  ya  había  yo  lo- 
grado conseguir  que  me  aceptasen  libranzas  sobro  Chile.  Ahora  se  hace 

Qn>OSIBI.S  SIN  EL  CONSENTIMIENTO  DE  ESTE  GOBIERNO,  COMPRAR  BUQUES  A.QKI, 

i  según  antes  he  representado  a  US\  tal  consentimiento  no  lo  dará,  por- 
que hoi  mas  que  nunca  desea  mostrar  a  la  Inglaterra  que  se  |)u^en 
hacer  observar  las  leyes  de  neutralidad  negativa  en  este  paifii  así  come 
pudieron  observarse  en  aquel,  e  impedir  que  los  corsarios  confedéranos 
saliesen  a  destruir  el  comercio  norte  americano.  En  esta  posición  está 
aferrado  el  señor  Seward,  i  miéotrüs  esa  cuestión  no  se  resuelva,  será 
inptisitorial  fa  vijifanc:a  de  este  gobierno  para  que  no  se  saquen  de  Qs- 
tos  puertos  buques  ni  armamenUns.» 

WaMn9$on  mano  iO  4o  IMfi' 

«Por  esto  se  ha  detenido  el  vapor  Meteoro  sin  prueba»  evíéentes  de  qve 
9e  destkiaba  a  eorsmriochilenOf  i  se  aetisa  al  sefior  Vicuña  1  al  eónsql  «q- 
gersde  tentativa  a  violar  la  neutralidad.  Esta  aetitud  del  ffobleme  m^e 
fmpií^e  pr^ourarmo  en  esiepais  buques  i  otros  olemeníos  como'aeseo,  perffue 
me  apercibo  que  por  un  simple  prohsto  90  soseitará  un  confiisto  óie  seria 
4e  ma)  efecto  para  Chile  i  nuestra  causa,  i  porque  «etualnieote  ne  ecff- 
$m  éP09  mmimaies^  cuya  adquiftieien  pudiera  contribuir  IñdispeBSAme- 
mente  a  sacarnos  triunfantes  en  I1  presente  lucha.  Creo  que  fai  énsfÉien- 
da  en  adquirir  aquí  esos  elementos  atada  ooata  i  a  def^echo  de  la  Ofio- 


—  109  - 

«láe  asdgafa  el  capitán  WíUbod,  escribía  yo  al  gobierno  el 
^0  de  abril  con  relación  al  habeUa^  que  solo  la  maquinaría  de 
este  buque  costó  1 40,000  pesos  en  ¿Msoda  i  que  está  en  per^ 
fecto  estado,  por  manera  que  si  o/  cabo  de  algún  tiempo  ha  de 
necesitar  que  se  le  muden  calderos,  quedará  como  nuero  i  útil 
muchos  afiob.»  (1) 

I  téngase  presente  que  al  hacer  la  compra  de  este  jénero  de 

buques  no  nos  dejábamos  arrebatar  solo  por  el  ardiente  deseo 

de  servir  a  Chile  en  la  empresa  de  su  guerra,  pues  meditaba - 

*  mos  aun  a  la  par  ea  las  ventajas  que  podia  sacar  el  país  de 

S aellas  naves  una  v&z  desarmados  i  reoucidos  al  pié  de  paz* 
i  se  adquieren  estos  buques  (decíamos  al  gobierno  el  20  le 
abril  hablando  del  Isabella  i  otros  vapores  de  ñerrof  puede  elgo*^ 
Memo  de$tinarU  a  «ses  de  paz  ma$  tarde  i  podría  tal  vez  vender  loe 
a  particulares  por  el  mismo  precio  que  aquí  kan  costado.  US.  en 
carta  particular  me  dice:  Mandemos  cañones  i  buques,  cuesten 
le  que  ^cuesten  i^  i  ese  es  el  deseo  que  yo  trato  de  llenar 
oon  todas  mis  fuerzas.  Si  mas  no  se  consigue  es  porque 
mas  no  es  posible  hacer  ni  a  la  voluntad,  ni  a  la  abnegación  ni 
al  sacrificio.  Ademas,  estos  boques  si  van  serán  por  precios 
equitativos,  pues  no  podría  resignarme  a  pasar  por  la  espióla- 
cion  infcua  que  aquí  se  trata  de  imponernos.» 

No  fué  menos  vivo  nuestro  interés  por  la  negociación  de 
Ne-Shaw'Nok^  que  coincidid  coa  la  noticia  del  bombardeo  de 
Yalparaiso:  i  no  se  eche  en  olvido  por  aquellos  que  creen  que  el 

sicloD  de  este  gobierno,  a  mat  de  que  no  existen  de  la  calidai  i  coneUcio- 
ne$  propiamente  aiecvaiaf  a  la  necesidad  que  se  siente.» 

Nueva  York,  abril  10  áe  1860. 

«Aquí,  aunque  tropezamos  con  muchos  inconvenienteSi  no  dejamos  de 
tentar  todos  los  cammos  por  donde  procuramos  elementos  como  US.  los 

Side.  Comprendemos  que  la  guerra  no  terminará  sino  por  la  füi^rza  de 
18  armas,  i  en  esa  idea  trabajamos  quizas  Con  alguna  esperanza,  solo 
Sue  no  se  pueden  acelerar  los  resultados  como  Jas  exijencias  lo  deman- 
an.  El  señor  Vicuña  dará  a  US.  algunos  detalles.» 

Washin^on,  abril  20  de  1866. 

«Mientras  tanto,  por  acá  nos  empeñamos,  en  cuanto  es  posible,  por 
efectuar  algunas  operaciones  que  sirvan  al  buen  éxito  de  nuestra  causa. 
De  esta  especie  son  la  compra  de  un  vapor  i  la  remesa  de  cdñones,  en 
otro  buque.  £1  vapor  aunque  de  fierro  i  de  ruedas,  puede  ser  de  mucha 
asistencia  en  compañía  de  otros:  es  de  buen  andar  i  será  llevado  baio  la 
le^ponsabilidad  de  los  'vendedores.  Los  oaflofies  son  de  grueso  calibre  i 
serán  tnui  útiles  cuando  lleguen  all&  como  lo  esperamos.»  , 

(1)  Bn  el  Apéndice  letra  S  se  encontrarán  todos  los  detalles  apetecibles 
sobre  este  buque  desde  que  se  compró  en  Baltnnore  ha«ta  el  ola  en  que 
su  comandante  me  anunció  su  actual  es!;ado. 


-  lio  — 

éxito  es  la  ánica  lójica  da  la  moral  humana  que  la  adqnisícioii 
de  ese  buque  no  me  fué  insinuada,  dí  ofrecida,  ni  menos  ttn- 
puesta,  sino  que  yo  la  solicité  con  lodo  mi  ahinco,  la  perseguí  du- 
rante dos  meses  rog%^,  insistí  i  padecí  ansiedades  sin  cuento  has- 
ta que  supe,  que  burlando  los  guarda  costas  apostados  en  la 
embocadura  del  Delaware,  habia  salido  de  su  ancladero  en 
Filadelfia  al  ancho  mar,  Ubre  del  triste  destino  que  se  habia  re- 
servado al  Meteoro.  * 

Mo  queremos  en  esta  parte  ser  prolijos  pero  en  el  correspon- 
diente lugar  del  Apéndice  (i)  se  encontrará  cuanto  dato  sea  pre- 
ciso para  formarse  juicio  cabal  sobre  este  buque  de  la  república 
desde  que  se  inició  su  compra  hasta  el  dia  que  corre.  Por 
ahora  nos  ftastará  reproducir  un  pasaje  de  nuestra  correspon- 
dencia oficial  en  que  decíamos  al  seüor  Covarnibias  el  20  de 
marzo  las  siguientes  palabras. 

«El  capitán  Wilison  afirma  que  en  una  semana  puede  con- 
vertirse el  Ne-Shaw-Nock  en  una  fragata  tan  poderosa  como  la 
Resolución  con  20  cañones  de  grueso  catíbre  en  sus  dos  puentes 
principalesi^  (2). 

'  I  no  se  crea  que  por  haber  cesado  en  nuestras  funciones  de 
ájente  confidencial  i  por- haber  adquirido  para  Chile  los  únicos 
cuatro  buques  que  en  seis  meses  se  habian  presentado,  descan- 
sase yo  un  instante  en  promover  el  armamento  de  nuestra  pa- 
tria. Habia  llegado  por  aquellos  dias  de  Francia  (a  principios 
de  mayo]  el  ministro  peruano  don  Federico  Barreda^  después 
de  haber  dejado  en  el  mar  con  increible  esfuerzo  de  perseve  - 
rancia  i  atrevimiento  los  dos  blindados  peruanos,  i  su  presen- 
cia nos  servia  como  dé  nuevo  estimulo,  ya  que  de  otra 
parte  no  venia.    No    es  este  un  lugar   a   propósito   para 

(!)  Letra  T.— En  este  documento  pourá  consultarse  ei  informe  pericial 
del  capitán  Wilison,  la  carta  que  escribí  al  ministro  de  la  guerra  i  al'se- 
fior  Amunátegui  sobre  la  polémica  que  se  suscitó  con  motivo  de  la  llega- 
da a  Chile  de  aquel  buque  i  otros  documentos  importantes. 

P)  Por  motivos  análogos  a  los  del  Pone  as  ^  esto  es,  por  el  mérito  del  bu- 
que en  si  mismo,  sin  relación  a  su  precio,  i  por  el  incentivo  de  una  bate- 
ría de  cuatro  cañones  rayados  que  trajo  a  su  bordo,  compramos  por  esta 
misma  époi  a  en  Boston  til  vapor  Cherokee,  que  fué  a  su  llegada  el  favori- 
to de  nuestros  marinos,  declinó  mas  tarríe  en  su  buena  fama  i  ahora  ha 
vuelto  a  recuperarla  de  una  manera  permanente,  según  se  podrá  ver  en 
los  documentos  relativos  a  esta  neíjociacion  que  publicamos  en  el  apén- 
dice letra  Ü  i  especialmente  en  la  carta  de  su  joven  comandante,  el  capi- 
tán López.  Bajo  la  letra  V  publicamos  también  una  reseña  mas  compren- 
siva de  las  adquisiciones  navales  hechas  en  Estados  Unidos  (buques  i  ca- 
fiones)  i  la  que  consta  de  una  suscinta  memoria  que  escribimos  en  agosto 
4e  1866  a  petición  del  señor  ministro  de  marina. 


-  lU   - 

tomar  cartas  en  la  ardiente  polémica  que  sobre  la  con- 
ducta de  este  funcionario  se  ba  suscitado  en  su  patria.  Pero 
ateniéndome  a  lo  que  yo  observé,  puedo  decir  con  la  franqueza 
del  hombre  honrado  i  del  caballero  que  mejor  servidor  que  el 
se&or  Barreda  no  ha  tenido  el  Perú  en  el  estranjerb.  Supríma- 
se en  efecto  la  misión  de  aquel  diplomático  en  Europa  i  Esta- 
dos Unidos,  i  búsquese  en  seguida  la  escuadra  del  Perü^  la 
escuadra  de  las  repúblicas  aliadas.  Bien  pueden  oponerse  los 
millones  gastados  a  esos  hechos;  pero  parece  que  en  el  Rimac 
como  en  el  Mapocho  hai  también  marinos  mediterráneos  que 
creen  que  los  buques  de  guerra  se  compran  en  arguenas  como 
las  manzanas  i  los  camotes. ... 

Bien  pues,  llegado  el  señor  Barrada,  identificada  su  niision 
con  la  del  seüor  Asta-Buruaga,  a  virtud  de  la  alianza,  i  termina- 
da ya  la  mia  por  la  nota  que  hemos  dado  antes  a  luz,  se 
acordó  por  ambos,  el  dejarme  aquella  misma  representación 
especial  que  se  me  prohibia  desde  Chile  (1^;  i  en  consecuencia, 
a  fines  de  mayo,  pude  someter  a  la  consideración  de  aquellos 
diplomáticos  una  negociación  que  habia  perseguido  paulatina- 
mente <lesde  mi  llegada  a  Estados  Unidos  i  qué  en  esa  éposa 
habia  llegado  a  su  madurez. 

Me  refiero  a  la  compra  de  la  friíg^ta  Idahd,  propiedad  de  uno 
de  los  señores  Forbes,  accionista  del  Meteoro,  cuyo  buque  aquel 
amable  i  obsequioso  caballero  me  habia  llevado  a  visitar  a  los 
pocos  dias  de  encontrarme  en  Nueva  York.  Como  en  el  Apén- 
dice letra  P  se  dan  considerables  detalles  sobre  este  buque  i  los 
esfuerzos  que  se  hizo  para  adquirirlo,  vamos  a  limitarnos  a  re- 
producir aqui^a  carta  en  que  exijíamos  a  nuestros  dos  comiteri- 
tes  por  una  pronta  terminación  del  asunto,  la  que  coincidió 
con  la  noticia  del  glorioso  djji  dos  de  mayo  (2). 

(1)  «Se  ha  convenido  decíamos  oficialmenie  al  sefior  Covarrubias  el  20  de 
marzo,  que  yo  siga  entendiéndome  con  todos  los  ajentes  que  se  ocupan 
d»  estos  nepfocios  (que  son  ocho  o  diez  diferentes,)  para  dar  unidad  a  los 
trabajos  i  por  tenerlos  yo  iniciados.  Sin  embargo,  por  motivos  que  me  son 
propios,  desearía  vivamente  exonerarme,  no  de  este  trabajo  que  hago 

con  gUStOjSinO    de    una    BBSPONSABILmAD   QüB  nunca   sabría   APRBCIATjSK 

BNLA  QüB  EN  REALIDAD  VALB.»  I  por  esto  i  otrospasajes  podran  verlos 
censores  de  Chile  que  la  locura  se  parece  mucho  a  IdLprevUion  i  aun  al  don 
de  adivinar. 

m  El  señor  Asta-Buruaga  se  manifestaba  a  la  vez  cauteloso  i  descon- 
fiado sobre  que  el  Jdaho  corriese  Ja  suerte  del  Meteoro.  «Por  aquí  se  su; 
surran  estas  ventas,  me  habia  escrito  hacia  dos  días,  (el  19  de  mayo)  i 
vo  creo  que  estamos  en  peligro  de  otro  golpe  como  el  pasado.  Bs  nece- 
sario d^ar  dormir  para  asegurar  mejor  los  planes.»  Yo  no  pensaba  asi, 


—  112  — 

SlftOA  DON  F1UMCI8GO  S.  AsTA-BimilAOA. 

Nuewt  York,  mayo^í  de  1866. 
M¡  querido  amigo: 

Hoi  ha  sido  un  dia  de  gloria  al  que  solo  la  muerte  del  po- 
bre Galvez  ha  bocho  sombra.  Aquí  ha  causado  una  gran  sensa- 
ción. La  muchedumbre  a  las  pbertas  del  Herald  i  el  Evening 
Posl  eran  inmensas  a  las  doce  del  dia.  Los  godos  con  la  cara 
larga.  ¡Viva  el  Perúl 

Amigo  mio^  es  preciso  que  nosotros  no  descansemos.  Yo  no 
Boi  de  opinión  de  parar  el  fuego  un  solo  instante.  Si  nos  des- 
cubren ¿qué  importa?  Me  pondrán  preso  o  me  espulsarán ,  pero 
esto  nada  significa.  El  negocio  áeiNe-Shaw-Noek  s\gue  acti- 
vamente i  le  incluyo  las  libranzas  para  que  las  firme  i  me  las 
devuelva.  En  cuanto  a  los  otros  no  creo  que  se  consiga  mas  de 
uno,  i  es  preciso  seguir  la  negociación,  porque  si  sucede  algo 
al  Ne-Shan-Nock  ¿qué  mandamos?  Le  acompaño  una  carta  di- 
rijida  a  Ud  i  a  Barreda  sobre  el  Idaho.  En  mi  concepto,  amigo 
mió,  debemos  tener  este  buque  de  cual((uiera  manera.  Seria 
Cíisi  un  crimen  que  teniendo  tan  brillante  oportunidad  de  hacer- 
nos de  up  buque  de  guerra  completo  lo  rehusáramos.  Que 
nuestros  paisanos  empeten  la  camisa,  si  es  preciso,  pero  sál- 
vese el  país.  Si  conseguimos  este  buque,  yo  me  embarco  en  él 
con  Wíllson  i  hacemos  una  barrida  de  godos  desde  la  Habana 
a  Cádiz  i  de  aquí  a  Montevideo.  Yo  he  dicho  a  F.  i  Ga.  que  pO' 
demos  dar  por  concluido  el  negocio  i  todo  lo  que  espero  de  Ud. 
es  una  carta  autorizándome  para  cerrar  el  trato.  Si  no  conse- 
guimos armas  del  gobierno,  G.  lo  mandará  a  la  Guaira  i  de 
abl  emprenderemos r  No  deje  pues  Ud.  de  mandarme  la  carta 

nn  embargo^  poj^e  no  tenía  como  nuestro  digno  Encargado  de  Ne:ifO- 
oíos  ni  soiíibíra  de  respeto  al  potentado  Seward  ni  de  temor  a  sus  uka- 
sea  imperiales.  ^Aunque  Mr.  beward  me  ponga  en  mil  cárceles,  escribía, 
en  efecto,  por  esos  días  a  un  amigo  de  Chile  (Carta  a  don  D.  Santa  Ma- 
ría, Nueva  York,  abril  10  de  1866),  be  de  seguir  quebrantando  la  neutra- 
Jktad  por  cuantos  caminos  me  atumbre  Dios,  pues  no  sé  por  qué  fio  le> 
tengo  miedo  a  estos  yahkees.  Talles  será  porque  té  que  con  100  i)eso8 
rké  salgo  de  la  prisión  mas  vijilada  en  que  me  pongan;  pero  lo  ciento 
if6  q«ie  lio  se  me  dan  nn  cuarto  todos  esoR  pitocesos  i  sus  farsas.  Al  eon- 
iférmi  los  CoMoooHio  ti^uaosparasegniraBDropagaiMUi  alay^ídai 
que  esto  vale  por  muchos  loNetos  í  qi^ehes  políticos.» 


-  118  — 

porque  no  debemos  perder  ni  minutos.  Este  baque  se  llainaT&  el 
Vengador  o  el  Valparaisol 

Tan  magDifíco  ha  sido  el  efecto  producido  aquí  por  la  noti- 
cia del  2  de  mayo,  que  M.  H...  m%  ofreció  hoi  voluntariamen- 
te los  30,000  pesos  que  necesitamos  i  aun  50,000  pesos,  mas  o 
menos  en  los  mismos  términos  que  el  empréstito  anterior.  Con 
esto  salimos  de  apuros,  i  ya  puedo  ]¡)agar  los  10,000  pesos  oro 
que  urjian.  Lo  demás  déjelo  Ud.  a  mi  cuidado  que  aa  arreglará 
a  aíu  satisfacción. 

£1  Vandervilt  no'  trajo  una  sola  letra  a  Panamá.  Por  lo  o'ue 
me  escriben  de  esta  ciudad  parece  que  la  Villa^  de  Madrid^  fué 
puesta  fuera  de  combate  antes  de  disparar  un  tiro  por  haberle 
reventado  una  bala  sus  calderas.  La  Berenguela  la  sacó  a 
remolque  fuera  de  los  fuegos  i  después  a  ella  le  abrieron  el 
costado.  La  Blanca  recibió  una  bomba  que  le  mató  40  hom- 
bres. Según  Rodgers  decia  en  Panamá,  la  escuadra  española  ya 
no  podria  batirse  i  si  ahora  le  caen  encima  los  blindados,  adiós 
España! 

Voi  a  dar  los  pocos  datos  en  un  suplemento.  El  viejo  Ben- 
net  estaba  hoi  mui  entusiasmado  i  furioso  con  Seward.  veremos 
lo  que  dice  mafiaua. 

Déle  mil  felicitaciones  al  sefior  Barreda,  etc. 

Deüd. 

B.  Vicuña.  Máguniu. 


La  resolución  de  los  ministros  de  Chile  i  del  Perú  sobre 
aquel  negocio  no  fué  del  todo  satisfactoria  para  mi  vehemencia, 
porque  era  un  aplazamiento. — «En  estas  circunstancias,  me  es- 
cribía el  seüor  Asta-Buruaga  en  nombre  propio  i  en  el  de  su 
colega,  el  21  de  mayo,  creo  que  conviene  no  hacer  dilijencias 
por  enviar  mas  buques  al  Pacifico,  siio  ver  como  hacer  para 
poner  alguno  en  las  Antillas  (1)  Con  el  señor  Barreda  veremos 

{{)  Por  no  recargar  mas  la  secarelacíGm  en  que  nos  vemos  compro « 
metidos,  nos  hemos  abstenido  de  apuntar  hasta  aquí  algunas  considera- 
ciones sol)re  la  cuestión  corsarios^  ademas  de  las  que  ya  inciden  fcalmen» 
te  hemos  hecho  a  propósito  del  famoso  Átoeama^  que  los  chileno^  cre- 
yeron saldría  a  hacer  destrozos  por  todos  los  mares  del  xinundo^sin  mas 
que  parecerse  en  el  nombre  ai  mas  famoso  de  los  corsaríits  moaernos. 


-.  il4  ^ 


(¡lie  plan  es  del  caso  adoptar  i  lo  comoDicaré  a  Ud.  Sobre  el  ba- 
que de  que  tó  me  habla  (el  Idaho)  no  haga,  pues,  nada,  sin 
abandonarlo,  sin  embargo,   basta  nueva  noticia  de  nuestra 
parte,  s 
La  negociación  del  lioho  en  que  yo  era  solo  intermediario 


Bl  cor80,en  verdad,  fué  uno  de  los  grandes  efectos  de  óptica  con  que  se 
inició  nuestra  Ruerra  de  grandes  mirajes. 

Habiendo  puDücado  los  diarios  las  instrucciones  dadas  a  los  corsarios 
chilenos,  se  creyó  esto  bastante  para  ver  todos  los  mares  hirviendo  en 
aguellos^  i  lo  único  que  resultó  de  esa  publicidad  fué  una  circular  del  Mi- 
nistro de  Marina  en  España,  declarando  que  se  trataría  como  a  piratas  a 
los  tripulantes  de  corsarios  chilenos  que  no  fuesen  nacionales. 

Habiéndose  Armado  centenares  de  patentes  de  corso  por  el  Presidente 
de  la  República,  i  espedidose  hasta  el  reglamento  de  uniformes  dé  las 
tripulaciones,  etc.,  aconteció  que  se  vendieron  aquellos  papeles  hasta  en 
las  pulperías  de  los  puertos  de  Estados  Unidos,  al  punto  que  el  señor 
Asta-Buruaga  dejó  perderse  en  el  correo  de  Washington  un  gran  paque- 
te de  ellos,  por  cuyo  franqueo  le  exijian  80  pesos. 

Por  último,  habiéndose  corrido  una  suscnpcion  para  armir  el  corsario 
iltocama,  se  embarcaron  en  él  todos  los  que  querían  hacer  el  corso  a  la 
Comisión  de  Empréstito  i  a  la  de  Subsidios  establecidas  en  Santiago,  i  a 
la  verdad  este  fué  el  único  corso  que  dejó  provecho,  porque  ocupados 
todos  en  tomar  acciones  en  esa  suscripción  que  no  produjo  en  Santiago 
(oidí)  ni  cien  pesos,  no  tuvieron  tempo  de  acercarse  a  las  mesas  de  aque* 
lias  comisiones  para  depositar  su  ofrenda. .... 

La  verdad,  sin  embiuvo^  en  materia  de  corso  desdo  lainvenciou  del 
vapor^  desde  las  cuatro  decliiraciones  del  Congreso  de  Paris,  i  particu- 
larmente desde  las  depredaciones  del'  Alabama),  i  áél  Shenandoah  (que 
destruyeron  junto  con  otros  pocos  ausiliares  283  buques  i  un  valor  de 
2b.516,000  pesos,  i  de  esto  9.535,000  pesos  solo  por  el  Alabama^  el  corso 
está  muerto  i  solo  puede  hacerse  revivir,  no  con  paquetos  de  p  itentes 
con  la  íirma  en  blanco,  sino  con  montones  de  oro.---Se  necesitan  bu- 

2ues  de  primer  orden  como  ^\  Alabama  que  costó  mas  de  medio  millón 
e  pesos,  i  tuvo  necesidad  de  la  complaciente  complícidail  de  la  Inglate- 
rra, i  esto  uno  o  dos  añfis  después  de  comenzada  la  guaira. 

En  el  Apéndice  (letra  W)  puede  leerse  algunas  ampliaciones  de  estas 
ideas  tomadas  de  mi  correspondencia  oñciai  con  el  gobierno  de  Chile. 
Kespecto  délos  torpedos,  que  como  el  corso,  es  uno  de  los  mas  podero* 
sos  recursos  de  las  naciones  inermes  o  débiles,  puede  decirse  que  corrió 
entre  nosotros  la  misma  suerto  (|ue  aquel.  Ya  hemos'  referido  el  mal 
éxito  de  varias  espedicíones  anteriores.  Sin  embargo  de  esto,  a  mediados 
de  febrero  enviamos  un  injeniero  llamado  Fay,  autor  de  una  especie  de 
torpedo  depreeisiún^  cuyos  espeñmentos  llamaron  mucho  la  atoncion  en 
Estados  Unidos.  Mr.  Fav  tenia  un  aspecto  venerable,  pero  no  se  hizo  ca- 
so de  su  invento  ni  de  la  fé  profunda  que  él  manifestajba  en  su  eficacia. 
— Bl  señor  Asta-Buruaga  envió  también  de  su  cuenta  al  torpedista  Me- 
rrian,  autor  de  un  bote  submarino,  pero  volvió  a  Estados  Unidos  desen- 
cantado de  la  acoiida  que  se  le  hiciera  en  Chile.  Decididamente  la  gue- 
rra naval  dol  Pacífico,  a  diferencia  de  los  Estados  Unidos,  ha  sido  una 
ffuerra  anti-torpedista.  En  el  Apéndice  (letra  X)  publicamos  la  relación 
oe  un  curioso  ensayo  del  torpedo  Pay  i  una  proposición  no  menos  <^u- 
riosa  de  tres  injemeros  de  Tejas  paro  revelar  el  secreto  de  un  torpedo 
marítimo  i  otro  continental  o  de  tierra-flrme  (i  éste  al  menos  habria  po* 
dido  servir  para  ciertas  jen  tes)  por  la  suma  de  Í50.0(X)  pesos  pagaderos 
•n  tres  porciones. 


I. 


*• 


—  115  — 

quedó  aplazada  desde  aquel  dia,  pero  poco  mas  adelante  volvió 
a  reaDuaarse  cómpráDdose  el  buque  para  Chile  en  700,000  pe-^ 
sos. — Deshizose  después  esta  venta;  mas  como  éstos  son  suce- 
sos posteriores  a  nuestro  regreso  a  Chile,  no  entran  ni  bajo  el 
ilommio  ni  bajo  las  intenciones  del  presente  libio  por  su  natu- 
raleza i  nuestra  desgracia  eminentemente  personal. 

Nos  queda  solo  para  cerrar  este  capitulo  el  mas  estéi^il,  pero 
el  mas  esencial  de  este  libro  de  buques,  el  poner  al  fin  de  él 
para  solaz  de  nuestros  lectores,  i  a  la  manera  de  los  hoteles  a 
sus  huéspedes  a  la  posta  .del  festiñ,  lo  que  es  mas -sustancial 
para  su  estómago  chileno»  es  decir,  la  cuental 

Hé  aqui  la  i.uestra  ppr  todas  las  adquisiciones  que  hice  en 
Estados  Unidos  tal  cual  las  sometí  al  que  por  deber  tenia  que 
someterlas,  es  decir,  al  seüor  Asta-Buruaga  en  nota  datada  des- 
de alta  mar  (1)  (que  esto  de  cuentas  es  bueno  para  el  tedio  de 
navegaciones),  a  saber: 

(1)  Bn  el  apéndice  letra  Y  publicamos  inte£[ra  esta  nota  escrita  a  bordo 
del  vapor  Aew  York  con  íecba  23  de  juniOi  i  que  remitimos  al  señor 
Asta-tnirua^  desde  Colon. 

También  injertamos  en  ese  mismo  lugar  notas  del  frobierno  de  Gbile 
después  de  mi  llegada  al  pais^  de  la  que  resultan  los  hechos  financieros 
siguientes. 

1.^  Que  el  gobierno  tuvo  a  bien  exonerarme  del  pago  de  1,339  pesos 
72  centavos  en  que  me  habia  alcanzado  en  mis  cuentas  por  sueldos,  fue- 
ra de  400  pesos  que  nos  prestó  don  Maximiano  Errtounz  en  Nueva  York 
para  pagar  parte  de  mi  pasaje  i  el  del  señor  Cueto,  que  venia  a  mi  car- 
go,! fuera  200  ]>s.que  me  prestó  el  capitanWUlson  para  continuar  mi  viaje 
en  Panamá;  pero  si  incluyendo  600  pesos  que  con  igual  objeto  me  pres- 
tó don  Marcial  Martínez  en  Lima,  de  todo  lo  que  resulta  que  mi  regreso 
*  de  Estados  Unidos  lo  hice  poco  menos  que  de  limosna. 

2.^  Que  el  abono  de  los  ocho  dias  anteriores  a  mi  nombramiento  de 
ájente  confidencial  con  4,000  pesos  de  sueldo  i  los  ocho  posteriores  a  mi 
llegada,  que  dispone  la  lei  de  ajentes  diplomáticos,  me  lo  hicieron  en  la 
tesorería  de  Santiago  no  conforme  a  mi  sueldo  de  ájente  (pues  no  fui  di- 
plomático) sino  simplemente  cx)mo  a  secretario  de  la  Cámara  de  Diputa- 
dos^ es  ilecir,  por  la  mitad  menos  i 

3.^  Que  habiéndose  pagado  en  Chile  a  mi  apoderado  tras  meses  de 
mi  sueldo  de  secretario  de  la  Cámara  de  Diputados»  esto  es  600  pesos,  se 
declaró  la  incompatibilidad  de  éste  con  el  sueldo  de  Árente  Confidencial, 
razón  porque  la  tesorería  jeneral,  me  tuvo  embargam  durante  un  año 
(oidlo  bien  vosotros  villanos  propaladores  de  villanas  mentirasi)  la  cuar- 
ta parte  de  ese  sueldo,  que  se  me  descontó  mes  a  mes  hasta  el  1.  ^  de 
julio  último.  Yo  apunto  estos  hechos  no  como  una  satisfacción  perso- 
nal que  no  necesito,  sino  para  que  los  necios  que  hablan  solo  porgue 
Dios  les  dio  lengua^  comprendan  como  se  manejan  los  asuntos  de  dine- 
ro en  nuestra  patria^  i  es  en  honor  de  ésta  i  de  sus  funcionarios  que  los 
apuntamos. 

'  No  queremos  volver  a  insistir  mas  sobre  el  antiguo  e  inagotable  tema 
de  la  carencia  de  dinero.  Tal  insistencia  asemejaria  este  libro  al  me- 
morial de  un  pordiosero.  I  sobre  este  particular  nos  bastará  publicar  en 
el  Apéndice  ( letra  Z)  do^  cartas  en  que  también  pedíamos  casi  de  rodi- 
llas no  solo  el  oro  de  Chile  sino  de  nuestr  \  aliada  del  Perú. 


V 


-  116  - 

I 

libs.  eet. 

Bateria  de  cuatro  cafiones  llevada  por  «I  bergan- 
lia  Ralease 3,000 

Importe  del  vapor  Poneos  (deducidos  10,000  pe- 
sos oro  pagados  en  Nueva  York) 20,000 

Baterías  de  diez  cafiones  de  100  i  200  que  llevó 
el  mismo 20,000 

Importe  del  vapor  IsabeUa  .  .  .  « 17,000 

Id.      del  id.  Ne'NoM>'Shawk 75,000 

Id.      del  id.  Cherokee .  15,444 

Id.  batería  ds  seis  cañones  de  a  30  que  llevó 

el  anterior 4,012 

Batería  de  diez  cafiones  de  a  100,  200  i  300  qoe 
lleva  ciipper  Fanfiy  Rockland  con  deducción  de 
1 0,000  pesos  oro  recibidos  en  Nueva  York .  • .  35,000 

Id.  de  cuatro  cafiones  de  a  30  que  lleva  la  ante- 
rior con  deducción  de  2,000  pesos  oro  paga- 
dos en  Nueva  York 2,707 

Suma 192,163 

O  sea  a  razón  de  5  pesos  por  libra  esterlina  .  .^  .    ps.  960,815 

Haciendo  pues  un  resumen  mav  comprensivo,  resulta  que  el 
dinero  empleado  por  nosotros  en  la  adquisición  de  cuatro  va- 
pores, 40  cafiones,  un  bote  torpedo,  el  envió  da  15  oficiales  i 
mec&nicoe,  los  gastos  de  prensa,  ausilios  a  Cuba,  juicios  soste-  ^ 
nidos  contra  las  autoridades  de  Nueva  York,  sueldos,  etc.  as- ' 
cienden  a  la  cantidad  de  1.065.490  en  la  forma  siguiente: 

Gastos  de  Nueva  York  m  adelantos  por  contiatas  etc.  en  papel-» 
moneda  según  mis  diversas  cuentas  .  .  .  ps.  '  9^0,675 

Diez  mil  pesos  oro  pagado  al  sefior  N.  por  ma- 
yor valor  del  vapor  Poneos  al  cambio  de  1 40 
porlOO ...  14,000 

Jirado  contra  el  gobierno  de  Gbile  en  libras  es- 
terlinas a  razón  de  5  pesos  por  libra 960«815 

Total ps.  1.065,490 


CAPITULO  XXXI. 
■I 


Regocijo  con  que  recibo  la  orden  de  regresar  a  Chile.— Carta  del  señor 
Govarrúbias  sobre  los  motivos  de  ésta^—Cartas  que  escribo  al  mitoio 
señor  Covarrúbias  i  al  presidente  de  la  república  sobre  las  verdaderas 
causas  de  esa  órden.'-Estado  de  la  política  americana  antes  de  mi 
regreso.— Efectos  sobre  la  opinión  pública  i  la  pronsa  del  bombardeo 
de  Valparai60.~£l  «honor  de  España»  según  la  Voz  de  América  i  ame* 
nazas  de  muerte  que  se  nos  dirnen  por  nuestros  oscritos.— ppinioii  del 
almirante  Farra^t  sobre  la  conauctaT  del  comodoro  Rogers  i  burlas  que 
la  prensa  hace  a  éste^-El  Congreso  Americano  rehusa  tomar  en  conside 

'  ración  los  documentos  oñciales  relatiTos  al  bombardeo  de  Valparai^O| 
]  aldia  siguiente  aprueba  por  unanimidad  un  voto  de  congratulación  al 
Czar  de  Rusia  por  naber  escapado  de  un  asesino.— Infructuoso  envío  de 
un  correo  de  gabineti^  a  Ghileí  a  virtud  de  los  avisos  tardios  sobre  el  bom 
bandeo  de  Vaiparaiso  de  Mr.  Seward .importancia  de  la  última  decía* 
ración  de  M.  Rouher  sobre  el  bombardeo  de  Valj^araiso.-^lgnominioso 
mensaje  del  presidente  Johnson  al  Congreso  pidiendo  autonzacion,  pa- 
ra tomar  medidas  coersitivas  sobre  el  Ecuador  por  un  cobro  de  diez 
mil  pesos. '^'El  Congreso  americano  pide  los  documentos  relativos  a 
la  deuda  de  Venezuela  con  igual  propósito.— La  doctrina  Monroe  se» 

.  gun  el  Federalista  de  Caracas  .^Efecto  de  la  noticia  del  dos  de  ma^ 
Ífo.-»Carta  del  jeneral  Prado  comunicando  este  hecho  de  armas.— La 
prensa  se  desencadena  contra  la  pólitica  de  Mr.  Seward  en  Sud  Amé- 
rica-—Artículos  del  Herald  i  de  la  voí  de  América  sobre  este  particular. 
—El  TimeSj  órgauo  de  Mr.  Seward,  protesta  por  la  primera  vez  contra 
la  barbarie  de  España.— Célebre  nota  de  Mr.  Seward  declarando  los 

Eríncipios  de  la  política  de  Estados  Unidos  con  respecto  a  las  repú- 
licas  hispano-americanas  i  en  completo  acuerdo  con  las  revelaciones 
de  este  libro.— Juicio  de  Mr.  Nelson  sobre  la  política  de  Mr.  Seward.— 
Curiosos  documentos  sobre  esta  misma  política  en  la  cuestión  mejica- 
na.—Verdadera  versión  de  la  doctrina  Monroe,— Convencimiento  que 
logro  infspirar  sobre  ella  a  los  hombres  de  Estado*  de  Chile.— Carta  de 
don  Federico  Errázuriz  a  este  propósito.— Desenlace  de  mis  ruidosos 
procesos.— Los  f en ianos  organizan  rejimientosenlas  ciudades  princi- 
pales de  Estados  Unidos  i  marchan  armados  sobre  el  Canadá.— Se 
propone  en  el  Congreso  abolir  las  leyes  de  neutralidad  en  obsequio 
de  Id  república  feniana— Humbugs  con  motivo  de  mi  visita  al  jefe  de 
ésta.— Manía  de  las  abreviaturas  de  nombre  en  Estados  Unidos.^-»Gar-A 
ta  que  escribo  a  mi  abogado  sobre  la  negativa  de  los  tribunales  par»^ 
seguirájuzgándome— Preparativos  de  viaje— Traspaso  la  propiedad  de 
la To2  de  América  a  los  patriotas  de  Cuba.— Folleto  que  pubnco  en  in- 
gles sobre  Chile.— Su  vasta  circulación  i  buenos  resultados.— El  comer- 
cio de  Estados  Unidos  con  Chile.— Regreso.-Nota  confidencial  al  go- 
bierno de  Chile  sobre  el  estado  político  del  Perú  en  junio  de  1866.^ 
Artículos  publicados  en  el  Comercio  de  Lima  sobre  la  afianza  con  CMle. 
— Suscrícion  para  el  monumento  de  Calvez  levantada  en  Nueva  Tork  i 
nota  que  cambio  con  este  motivo  con  el  gobierno  del  Perú.— Nota  en 
oue  doi  por  terminada  mi  misión.— Honrosa  contestación  del  gobierno 
ce  Ghile.-^uicios  benévolos  sobre  mi  persona.— Una  promesa  cum- 
plida.—Gonclasion. 


-  118  - 

Cerrado  el  libro  mayor  de  las  cuentas  de  mi  misión  i  apunta- 
dos  a  su  cargo  todos  mis  sacrificios  i  el  pago  que  a  ellos  die- 
ran en  éste  i  en  el  otro  lado  de  los  mares,  puesto  oficialmen- 
te fin  a  aquella  por  un  despacho  de  dos  líneas,  i  llegado  a  Nue- 
va York  como  mi  sucesor,  mi  digno  i  querido  amigo  Maximiano 
Errázuriz,  solo  me  faltaba  acomodar  mis  pobres  maletas  para 
emprender  el  regreso  a  la  patria.   (1) 

(i)  Hemos  publicado  ya  ianota  de  dos  T>alat>ra8  en  que  el  gobierno  tu- 
vo a  bien  poner  t4^rmino  ami  comisión;  i  si  bien  es  cierto  que  el  señor  Co- 
varrúbias  dulcificaba  en  una  carta  privada  la  terquedad  de  aquel  despa- 
cho, no  dobo  díRiroular  que  su  lectura  me  causó  bastante  estraftexa.— 
El  señor  Govarrúbtas  alegaba  en  su  caKa  bonrosas  razones  para  aquella 
med':da;  pero  yo,  que  no  gusto  de  las  posiciones  dudosas,  coloqué  la  cues- 
tión en  el  terreno  de  la  austera  verdad  sin  los  velos  dé  la  cortesía  ni  las 
escusas  déla  amistad  i  escribí  al  señor  Covarrúbias  i  ai  presidente  de  la 
república  con  fa?ha31  de  mayo( Apéndice  letra  AA)  dando  a  mi  separación 
de  aquel  puesto  su  verdadero  «dignificado,  que  no  era  otro  que  el  obedeci- 
miento oficial  ala  presión  constante  de  la  vulgaridad  presuntuosa  de 
nuestro  suelo  donde  en  corrillos  i  en  tertulias  se  juzgan  i  condenan  los 
actos  mas  difíciles  de  valorizar  desde  la  distancia.  La  carta  del  señor  Cova- 
rrubias  a  que  hemos  ¿ludido  estaba  concebida  en  los  términos  siguientes: 

Santiago  abril  17  de  1866. 
Estimado  amigo. 

Conozco  todo  el  patriotismo  de  que  está  Ud.  aminado,  i  sé  quees  mui 
capaz  de  sacrificar  su  tranquilidad  i  su  persona  por  servir  a  nuestro  pais. 
Mil  testimonios  nos  ha  dado  Üd.  de  todo  esto;  no  siendo  el  menor  el  que 
hoi  mismo  estamos  recibiendo. 

No  obstante  esto,  hemos  creído  que  debíamos  poner  fin  a  su  misión: 
1 .  o  porque  está  ya, satisrecho,  hasta  donde  era  razonable  esperarlo,  el 
objeto  de  ella:  2.  ^  porque  llamada  sobre  Ud.  la  atención  pública  por  una 
parte,  i  por  otra  la  vijilancia  de  nuestros  enemigos  i  la  mala  voluntad  de 
ese  gobierno,  tendría  Ud.  que  tropezar  con  mil  embarazos  para  hacer  al- 
go en  beneficio  del  pais,  i  los  resultados  no  podrán  corresponder  ni  a  los 
esfuerzos  que  Ud.  baga,  ni  a  los  sacrificios  que  se  iinponga.'  fis  ya  Ud. 
una  persona  sospechosa  sobre  la  cual  velaran  cien  ojos,  por  mas  que 
pretenda  revestir  su»  actos  de  todo  el  misterio  pokiblp. 

Me  duele  por  otra  parte  que  un  ájente  nuestro,  aunque  sin  carácter 
ninffuno  púolico  ni  diplomático,  sea  objeto  de  un  tratamiento  tan  desco- 
medido i  desatento  como  el  que  se  ha  empleado  con  Ud.  i  creo  ^ue.está 
en  la  conveniencia  personal  de  Ud.  i  en  la  dignidad  i  circunspección  del 
gobierno  el  retirarle. 

Debo  esta  manifestación  franca  al  amigo  que  aprecio,  al  patriota  abne- 
gado i  al  ájente  confidencial  que  ha  servido  a  nuestro  pais,  como  me 
complazco  en  reconocerlo,  con  todo  el  celo  i  buena  voluntad  de  oue 
es  capaz. 

Espero  que  Ud.  la  recibirá  como  una  prueba  de  la  sinceridad,  déla 
franqueza  i  del  aprecio  mui  verdadero  con  que  d^seo  corresponder  a 
la  noole  amistad  de  Ud. 

Salu4o  a  Ud.,  etc.    ' 

Alvaro  CovAB&tBUS. 

•  'i 

Otro  de  los  miembros  del  gabinete  (el  señor  Errázuriz)  se  espresaba 
también  en  carta  escrita  por  esos  dias  en  los  siguientes  benévolos  tér- 


^  -  119  _ 

En  verdad  mi  mibion  estaba  concluida,  i  ya  el  tedio  comenza- 
ba a  invadir  el  alma  empobrecida  por  los  aesengaHos,  arreba- 
tándole 8U8  últimos  bríos,  porque  el  desencanto  venia  de  todas 
partes  i  dp  ninguna  el  esiimulo,  ni  siquiera  la  justicia. 

Por  otra  parte,  aquel  pais  ingiato  i  fascinador  no  tenia  ya 
mas  que  ofrecernos  sino  nnevos  eugaüos  disfrazados  con  la 
pompa  de  falsas  doctrinas  o  de  una  protección  menguada  que, 
¡gracias  al  cielo!  nunca  felicitamos.  La  politice  de  Washington 
mantenia  so  impeituibiible  adhesión  a  la  causa  de  nuestros 
enemigos,  i  a  la  veidad  el  diiector  de  aquella  obraba  en  perfecta 
solidaridad^  con  el  representante  autorizado  de  aquellos,  como 
todos  los  hechos  de  esta  narración  lo  comprueban,  i  como  ellos 
mismos  mas  tarde  lo  confirmaron  por  declaraciones  solemnes 
i  oficiales.  (Discurso  de  despedida  del  prf  sidente  Johnson  al 
ministro  Tassara)  La  noticia  del  osado  crimen  cometido  en  las 
aguas  de  Yaiparaiso  a  presencia  de  una  flota  poderosa  del  pais 
que  se  decia  el  amparador  natural  de  las  repúblicas  del  nuevo 
mundo  i  que  abandon&ra  para  su  eterna  mengua  el  ancladeio 

minos,-  raro  i  por  lo  tanto  caro  homenaje  de  tantas  pruebas  sobrelleva- 
das sin  ninpnma  queja,  sin  ningún  murmullo:— oDos  palabras  antes  de 
despedirme,  para  recomendar-al  amigo  la  fortaleza  i  la  constancia.  La 
suerte  te  ha  colocado  para  servir  a  nuestra  patria  en  un  terreno  difícil 
i  cubierto  de  escollos.  La  ardiente  fé  de  tu  corazón  jamas  ha  decaído  an- 
te ninguna  clase  de  diñcuitades,  i  estui  seguro  que  no  has  de  desmayar 
en  esta  nueva  cruzada.  Eldesaliento  jamas  se  apodera  de  las  almas  de 
aquellos  que,  como  tú,  han  nacido  para  s  ?r  mártires  de  las  eauras  nobles 
i  jomírosas.» 

Por  lo  demás,  no  necesito  decir  que  el  día' en  que  me  vi  en  libertad  de 
regresar  a  Ctiile  fué  uno  de  los  mas  felices  de  mi  vida.  Jamás  me  ha  ens- 
tado  vivir  fuera  de  mi  patria,  i  sien  tres  ocas  ones  he  salido  de  ella,  i 
surcado  lejanos  mares  ha  sido  «rontra  mi  voluntad  i  mi  corazón.  Por  esto 
habia  aceptado  mi  misión  solo  como  un  sacrificio;  por  esto  había  mieri- 
do  ponerle  temprano  pero  honroso  tin,  regresando  del  Perú  a  bordo  de 
la  escuadra  peruana,  por  esto  desde  mi  llegada  a  Nueva  York  en  todas 
mis  cartas  privadas  al  señor  Covarrubias  no  habia  cesado  de  suplicarle 
me  llamase  en  la  primer  oportuniüad  al  seno  de  los  mios  í  por  esto,on  fin, 
habia  dado  yo  mismo  pur  terminada  oñcialmonte  mi  misión,  antes,  mu- 
rho  antes  deque  ello  se  me  no  ti  ficai'aolicial  mente  también  por  el  go- 
bierno de  Chile.  » 

Terminado  mi  último  trabajo  de  prensa  (el  folleto  sobre  Chile  de  que 
luego  he  de  hablar;  decia  en  efecto  al  señor  ministro  de  i-eiaciones  este- 
rtores en  mi  despacho  del 20  de  abrdque^ «consideraba  virtualraente  ter- 
minada mi  misión  de  propaganda»  i  en  el  subsiguiente  vapor  (abril  30) 
le  decia  testualmente  estas  palabras:  «Concluyo  maniftstando  a  US.  que 
creo  termmada  la  misión  especial  que  OS.  se  dignó  coniiarme  hace  siete 
meses.» 

En  vista  de  este  antecedente  se  comprenderá  si  era  o  no  sincera  mi 
impaciencia  por  dejar  un  pais  e*i  el  que  iiabia  apurado  las  mas  amargas 
heces  del  desengaño,  i  si  recibí  o  nó  como  un  don  de!  cielo  el  permiso  pa- 
ra abandonarlo. 


—  120  - 

3ue  ocupaba  a  fin  de  dejar  mas  espacio  i  holganza  a  los  inoen- 
iarios,  sacudió  durante  uno  o  dos  días  las  fibras  de  la  prensa 
de  aquel  pais  (1]  delante  de  la  inmensa  destrucción  de  merca- 

(t)  En  la  Voz  de  AmMca  dimos  a  luz  los  principales  artículos  sensado- 
nistas  de  la  prensa  americana  con  motivo  del  bombardeo  de  Valparaíso, 
nosotros  reproducimos  aquí  solo  nuestro  propio  juicio  sobre  el  acto  en  si 
mismo,  porque  el  haberlo  hecho  asi  nos  mereció  cartas  anónimas  en  que 
se  nos  amenazaba  con  la  muerte  si  continuábamos  infamando  a  la  £s- 

Saña^  amenaza  que  naturalmenie  desdeñé  aunifue  habitaba  en  una  ciu- 
ad  centro  de  crímenes  i  que  sirve  de  refujio  a  malvados  de  todos  los 
paises  i  especialment  de  España  i  de  sus  Antillas. 

«La  España,  ente  tanto,  aecíamos  a  propósito  de  su  honor  vengadora 
Valparaíso  ( Koz  de  América  del  11  de  mayo),  ab.ando  su  cabeza  prbsti 
tuida  del  lodo  i  de  la  sangre  en  qne  yace  sumerjida,  mancha  vil  de  to- 
dos los  vicios  i  de  todas  las  verp^uenzas,  i  sacudiendo  las  ropas  de  su  im- 
puro lecho,  dirá  al  mundo  por  la  boca  de  sus  amos;— «El  nonor  de  Es- 
paña está  vengado! 
«El  honor  de  Bspañal» 

«El  honor  de  Kspaña!»— Quién  lo  conoce?  quién,  lo  invoca? guien  r^ 
clama  ese  jirón  infame  de  una  gloria  ya  estinguida  que  se  llamo  el  «ho- 
nor d€  España?»  Preguntadlo  a  la  historia;  preguntadlo  a  la  política; 
preguntadlo  al  progreso;  peguntadlo  a  la  comunidad  de  las  naciones 
civilizadas  i  sabréis  que  ese  anacronismo  ha  pasado  ya  el  periodo  de 
la  fábula  i  de  la  leyenda. 

«El  honor  de  España!»  No  pagar  las  deudas  de  honra  en  los  mercados 
del  mundo  para  ser  estampada  ':on  el  sello  de  un  eterno  repudio:  eso 
es  «el  honor  de  España!»— vender  la  patria  al  estranjero  por  oro  i  por 
manos  de.sus  reyes;  i  volver  otra  vez  a  llamar  al  estranjero  para  desha- 
cer con  sanffre  de  otros  (no  la  propia),  el  trato  vil  de  sus  amos  i  señores: 
eso  es  «el  nonor  de  España!»  Sentar  en  el  trono  una  mujer  i  darla  por 
marido  un  muñeco  de  antesala  para  elevar  la  violación  del  decálogo  a 
la  categoría  de  los  delitos  que  ^O'/^an  de  réjia  inmunidad,  envolviendo 
el  escándalo  en  púrpura  i  armiño:  eso  es  «  el  honor  de  Espafla!»  Ir  a 
África  a  robar  sereí  humanos  i  venderlos  después  por  el  ministerio  de 
lalei,  amparando  todavía  un  crimen  horrendo  que  todos  los  pueblos  del 
mundo,  ron  la  escepcion  de  uno  solo-  (la  España)- han  condenadlo  i 
abolido  como  maldito;  ese  es  «el  honor  de  España!»  Entregar  la  suerte 
déla  patria  a  los  artiflcios  de  una  monja  impostora  i  hacer  de  sus  orá- 
culos impuros  las  leyes  que  gobiernan  al  pueblo  i  ios  escándalos  que  go- 
biernan a  los  cortesanos:  «eso  es  el  honor  de  España!»— Asesinar  a  una 
beldad  poroue  tejió  la  bandera  símbolo  de  una  idea,  asesinar  a  una  ma- 
dre porque  llevó  en  su  seno  a  un  enemigo,  matar  por  sistema  a  la  mu- 
.  jer  por  mano  del  verdugo:  eso  es  «el  honor  de  España!»— Hacer  una 
campaña  para  ir  a  robar  los  cofres  de  un  bei  avaro  i  dividirse  ilespues 
sus  dominios  en  títulos  propios,  relumbrones  mentidos  de  un  falso  he- 
roísmo, i  recojer  un  sequm  de  oro  por  cada  soldado  que  ha  muerto  en  la 
intemperie  o  en  la  fuga:  eso  es  «el  honor  de  España!»  Ir  en  consorcio 
mendigado  de  otras  naciones  a  merodear  en  tierras  que  recordaban  so- 
lo la  piopia  ruina,  i  ser  espulsados  de  ella  por  los  mismos  que  la  Ue-va- 
ron  como  aliacl^  eso  es  «el  honor  de  España!  «-Comprar  con  oro  aun 
miserable,  adueñarse  por  la  traición  de  otro  suelo  que  también  había  si- 
do propio,  i  abandonarlo  en  seguida  revolcados  los  estandartes  en  íango, 
comidos  sus  ejércitos  insep  ui  tes  por  los  puercos  salvajes  de  los  bosques, 
i  huir  recibif^do  en  la  espalda  la  contumelia  del  látigo,  del  mismo  que 
antes  habia  sido  subdito  i  esclavo:  eso  es  «el  honor  de  España!»— Apem- 
darse  a  sí  propios  héroes  i  pa^^dines^  «vindicadores  de  la  honra  ultrajada 


—  121   — 

derlas  que  habia  tenido  lugar;  pero  el  atentado  bárbaro  ¡  cobarde 
fué  declarado  un  hjitimo  hecho  de  armas  (revelación  de  M.Rouher 
en  la  Asamblea  üe  Franciaj  i  aprobada  la  conducta  del  marino 
fanfarrón  que  habia  dicho  le  bastarían  diez  minutos  para  echar 

de  la  patria  i  de  la  reina,»  i  rehusar  el  reto  caballerezco  do  los  débiles^ 
para  medirse  en  noble  palenque,  teniendo  por  jueces  sus  propios  amigos 
1  por  espectadores  a  todos  los  pueblos  cr  stianos  que  habrían  aplaudUo 
al  vencedor^  i  en  lucrar  de  e&to,  disculparse,  devolver  el  guante  arrojado 
ai  rostro  e  ir  a  quemar  i  a  matar  rompiendo  los  fuegos  homicidas  al  grito 
de  vira  la  reina]  como  para  poner  sello  a  su  infamia  haciendo  cómpli- 
ce d(4  crimen  a  una  mujer,  ya  de  sobra  acusada:  eso  es  «el  honor  de 
España.»   • 

«Ser  la  última  nación  en  la  jeografia  de  la  Europa^  pero  la  pr'mera 
en  la  de  África;  ser  la  última  sociedad  civilizada  de  la  comunidad  cris- 
tiana, escepto  en  los  cuadros  de  la  estadística  criminal  que  eleva  al  a 
nobleza  de  primera  clase  a  los  ladrones  i  a  los  incendiarios  i  en  los  de  la 
superticion  que  con(]ena  a  los  presidias  a  los  que  leen  los  libros  cantos 
sin  notas  españolas;  serla  última  raza  militaren  el  escalafón  de  la  mili- 
tarizada Europa,  al  punto  de  necesitar  tres  veces  en  medio  si^lo  vi  au- 
silio  de  bayonetas  estran jeras  para  conservar  la  sombra  de  Ta  propia 
vida;  ser,  en  fin,  la  última  de  las  potencias  que  tienen  derecho  a  la  do- 
liberacion  i  al  coneeio  de  las  congresos  europeos,  ant?  los  que  el  mismo 
brutal  soldado  que  noi  arrogante  impera  en  ella,  pidió  humildemente 
ona  declaración  gue  la  elevara  a  nación  de  primer,  orden,  sin  poderlo 
por  esto  conseguir:  eso  es  «el  honor  de  España f» 

Euviar  una  flota  a  tres  mil  leguas  de  distancia  para  encontrar  una  ciu- 
dad rica  i  brillante,  asiento  de  tesDros  reunidos  por  paciente  trabajo,  cu- 
nade  valientes  oue  no  viven  de  cómodo  pillaje,  i  elejir  para  blanco  de 
las  balas  una  colina  efi  la  que  se  habia  acumulado  las  riquezas  gue  la  ci- 
vilización enviaba  como  a  un  depósito  sagrado  para  ser  distribuidas  des- 
paes  en  la  mitad  de  un  mundo»  i  hacer  todo  eso  cuando  a  espaldas  de  las 
propias  colinas  de  la  patria,  frente  a  los  pueblos  mismos  de  donde  sus  na^ 
ves  hau  desplegado  sus  velas  de  piratas,  vese  flotar  al  aire^  mismo  de  que 
viven  sus  valles  i  sus  flores,  el  pendón  de  la  estranjera  conquista  i  ver 
eternamente  apuntadas  al  suelo  en  que  nacieron  i  en  el  que  descansan 
en  tumbas  no  vengadas  sus  mayores^  las  bocas  de  los  cañones  que  acu- 
san la  cobardía  i  Ja  impotencia  de  diez  jeneraciones:  eso  es  **el  honor  de 
España!,.— Ci¿)ra/^^r  i  Valpnraiso  serán  desde  hoi  las  columnas  de  Hér- 
cules de  la  moderna  España!  El  brazo  vengador  de  la  humanidad  escribi- 
rá en  ellas  delante  de  su  inflnita  barbarie:  nonpl^s  ultra\ 

«Pero  prosigamos! 

«No  tener  leyes;  no  tener  ideas;  no  tener  artes  ni  industrias;  vivir  con 
ks  manos  escuáhdas  tendidas  a  los  horizontes  para  recojer  en  el  espacio 
las  ráfagas  de  luz  que  vienen  de  otras  zonas  i  disipan  un  instante  el  ló- 
brego sopor  de  la  barbarie;  pedirá  sus  vecinos  sus  cinceles,  sus  paletas, 
sus  tipos,  sus  modas,  sus  teatros  i  su  lengua  misma,  el  alimento  diario, 
en  fín^  de  la  inteiijencia  aclimatado  por  la  asimilación  constante,  aunque 
difícil^  i  la  copia  torpe  i  servil:  eso  es  "el  honor  de  España!«  Tener  el 
privilejio  único  de  convertir  en  ruina  todo  lo  que  en  el  universo  entero, 
sin  eceptuar  las  selvas  misma  de  la  India,  significa  progreso,  espansion 
de  fuerzas,  multiplicidad  i  riqueza,  hasta  él  punto  de  hacer  de  los  fe- 
rro-carriles una  calamidad  pública:  eso  es  "el  honor  de  Espaúa!.,  No  te- 
ner bancos  que  den  alas  a  la  riqueza,  pero  fundar  loterías  reales  para  con- 
vertir la  nación,  desde  el  palaííio  a  la  cabana,  en  un  inmenso  garito,  eso 
«es  el  honor  do  España!»  Ño  tener  escuelas  para  enseñar  al  hombre  su 
misión  sublimé,  pero  rentar  en  cada  aldea  una  plasa  de  toros  para  en- 


—  122  - 

al  fondo  del  ca»r  la  •  capitana  blindada  de  ios  enemigos  de 
Chile  (!)• 

Ciet  lo  fué  que'  una  voz,  una  sola  voz  se  levauló  en  el  Con- 

señarles  la  profesión  de  los  bandidos:  eso  es  «el  honor  de  España!»  Que- 
mar las  bibliotecas  de  los  conventos,  derribar  sus  claustros^  obras  de 
un  arte  milagroso  pero  estraño,  degollar  en  sus  dinteles  a  los  custodios 
que  hablan  salvado  esos  tesoros,  i  convertir  en  ppsebres  sus  santas  her- 
mitas,  úmcos  restos  de  su  leyenda:  desde  la  gruta  de  Govadonga  a  la 
abadía  de  Cárdena,  donde  yace  confundido  con  los  óerdos  el  Cío  Gam- 
peador  i  su  Jimena:  eso  es  «el  honor  de  España!» 

«Tener  en  lugar  de  imprenta  la  censura  previa,  que  es  la  negación  de 
toda  verdad,  de  toda  enseñanza,  de  todo  progreso,  la  neijacion  misma 
de  la  vitalidad  de  un  pueblo;  convocar  con  el  titulo  apropiado  de  «Cói^ 
tes  del  Reino»  a  todos  los  cortesanos  del  pais  cebados  en  el  presupuesto; 
darse  por  amos  dos  soldados  corrompidos  que  se  alternan  en  la  supre- 
macía, haciendo  servir  en  lugar  de  una  idea  o  siquiera  de  una  tradición, 
el  taco  de  sus  botas  de  enseña  a  los  grupos  de  secuaces  del  éxito  que 
suelen  apellidarse  partidos;  mandar  sobre  un  pueblo  en  que  es  preciso 
hacerse  soldado  por  no  ser  mendigo;  eso  es  «el  honor  de  España!» 

«Hacar  de  la  nacionalidad  de  la  patria  un  enjambre  de  rivalidades  luga- 
reñas en  lenguas,  en  fueros,  en  costumbres;  levantar  como  xinioy  sím- 
bolo de  unidad  el  lecho  de  unainfeliz  mujer  a  quien  acusan  e  infaman, 
besando  por  el  suelo  la  orla  de  su  vestid  o^  mientras  allá  en  remotas 
zonas  se  cuelga  como  trofeo  el  pabellón  que  diera  sombra  a  la  gloria  de 
otros  siglos;  eso  es  «el  honor  de  España! «  I  por  último,  para  recuperar 
todo  esto^  escribir  en  una  tira  de  papel  a  un  mozo  cobarde  i  fementido 
que  huye  con  sus  buques,  que  ks  salve  de  los  riesgos  del  mar  i  del 
combate  i  que  queme  aquellas  de  las  ciudades  enemigas  que  ofrezcan 
menos  riesgos  al  pacho  del  soldado  i  mas  pábulo  a  la  pólvora  de  sus 
cañones;  eso  es  el  «honor  de  España!» 

(1)  La  prensa  en  leneral  condenó  el  bombardeo  de  Valparaíso  pero 
mP8  bajo  un  punto  ae  vista  mercantil  que  político  i  por  esto  la  Cámara 
de  Comercio  de  Nueva  York  yotó  las  gracias  al  jeneral  Kilpatrick  en  vir- 
tud de  los  esfuerzos  inútiles  que  éste  había  hecho  por  salvar  las  propie- 
dades americanas  del  incendio.  ^ 

Mr.  Seward  aprobó  la  conducta  del  ministro  americano  en  Chile  i  Mr. 
WeUes  la  del  comodoro  Bodgers,  i  en  esta  aprobación  hubo  unanimidad 
en  la  opinión  de  la  prensa  i  del  pais.  Se  dijo  solo  que  el  almirante  Farra- 
gut  se  habia  espri'sado  fuertemente  contra  su  colega,  esclamando  que 
«si  él  hubiese  estado  ese  día  en  Valparaíso  los  españoles  no  habrían  dis- 
«parado  un  solo  cañonazo  sino  por  encima  de  ku  pendón,  pues  en  aque- 
•lla  misma  bahía  i  como  ffuaraa  marina  de  la  Essex,  (echada  a  pique  por 
los  ingleses  frente  a  la  Cabrítería)  habia  aprendido  en  1813  a  ver  como 
«respetan  las  levos  de  la  neutralidad  las  naciones  poderosas  en  el  terri- 
«torio  de  las  déoiles.»  Tal  al  menos  fué  la  versión  que  dio  de  aquel  in- 
«cidente  el  Times  de  Nueva  York. 

El  Herald  publicó  también  un  artículo  burlesco  del  famoso  parte  ofi- 
cial del  comodoro  Rodgers  sobre  el  bombardeo  de  Valparaíso.— «Tío  temía 
el  comodoro,  decía  aquel  periódico  con  fino  sarcasmo,  a  la  escuadra 
española,  porque  sus  esperimeiitos  ai  blanco  le  daban  la  seguridad  de 
que  en  no  menos  de  30  segundos,  i  en  no  mas  de  30  miputos  la  echarla 
a  pique.»  Esta  particularidad  respecto  al  tiempo  es  muí  graciosa— «el 
Monadnoek  solo,  completamente  aesamparado,  no  dejaría  sobre  las  aguas 
mas  que  los  topes  de  los  mástiles  de  la  l^umancig^*  1  si  esto  era  asi,  ¿por 
qué  no  intervino  el  comodoro?  Dice  él  que  «una  nación,  testigo  de  un 
disturbio  entre  sus  hermanos,  no  debe  permanecer  absolutamente  im- 


—  12S  — 

gré^  americano  ^la  del  diputado  Blaine)  para  pedir  al  dia  st- 
guieDte  de  )á  noticia  del  crimen  (mayo  2)  únicamente  qae  se 
trajeran  a  la  sala  los  docomentv/S  que  existiesen  en  poder  del 
gobierno  i  que  pudiesen  dar  alguna  luz  para  apreciar  aquel  de- 
lito; mas  bastó  otra  voz  (la  del  diputado  Boutwell).  para  que 
aquella  jeneroea  iniciativa  de  una  protesta  puramente  moial, 
fuese  rechazada  sin  discusión,  sin  consulta  siquiera.  I  téngase 
presente  que  en  esa  sesión  habia  134  miembros  presentes,  i 
que  la  petición  de  Mr.  Blaine  no  fué  sostenida  por  un  solo  eco, 
i  al   contrario  condenada  por  el  silencio  de  todos.  Al  dia  si- 

fuiente,  (mayo  3]  sin  emnargo,  el  diputado  Tadeo  Stevess,  de 
ensilvania,  se  levantó  para  pedir  un  voto  de  congratulación 
al  Czar  de  Rusia*  el  amo  de  los  verdugos  de  Polonia,  que  habia 
escapado  el  16  de  abril  de  la  pistola  de  un  asesino  i  aquellas 
124  voces  republicanas  se  alzaron  en  coro  unísono  para  tributar 
homenaje  al  soberano  del  brolher  Empire.  £1  crimen  de  Valpa- 
raiso  quedó  impune»  quedó  desconocido^  ^uedó  consagrado. 
Pero  en  cambio  se  elijió  el  mas  espléndido  de  los  buques  de  la 
ünion,  el  monitor  Mianlinomoh^  para  llevar  al  moscovita  los 
homenajes  de  la  asamblea  de  la  patria  de  Monroe  (i). 

Íiasibleí  sino  intervenir  con  espíritu  de  sincera  neutralidad,  o  con  la 
uerza.  si  esn^yiesario,  para  mantener  las  operaciones  de  losDelijeran- 
tes,  por  lo  menos,  dentro  de  la  lei,  para  la  protección  de  las  personas  i 
propledadrs  neutrales.»  Si  el  cdmodoro  Rodgers  es  una  nación,  i  presu- 
mimos que  él  raciocinaba  a  la  luz  de  este  principio— su  argumento  es 
perfectamente  sólido— ¿Por  qué  no  lo  llevó  a  cumplido  efecto?  El  se  con- 
tentó con  argüir.  Después  de  probar  que  él  no  debia  consentir  el  bom- 
bardeo de  Yalparaiso,  se  mantuvo  impávido  i  tranquilo  viendo  sus  casas 
destruidas  i  sud  habitantes  asesinados.» 

(i)  La  declarac'on  hecha  en  el  parlamento  fnmces  por  el  Ministro  de 
Estallo  del  imperio,  M.  Rouher,  ha  venido  a  poner  en  trasparencia  toda 
la  miquidad  de  la  conducta  de  Mr.  Seward  respecto  de  Chile.  No  conten- 
to en  efecto  aquiü  singular  hombre  de  Estado  con  no  haber  evitado  la 
guerra,  pudiendo  (él  solo  en  el  mundo)  hacerlo  con  un  jesto,  no  contento 
con  privarnos  de  todo  recurso  mientras  los  ofrecía  al  enemigo  1  los  brin- 
daba a  mano  llena  a  los  Fenianos,  verdaderos  perturbadores  de  las  leyes 
que  él  invocaba  contra  nuestra  causa,  se»,  ne^ó  después  del  crin  en  de  val- 
paraíso  a  calificarlo  en  ningún  sentido,  haciéndose  sordo  a  las  exijencias 
mas  apremiantes  de  nuestro  gobierno.  Llegó  este  último,  cuerdamente 
en  concepto  nuestro,  a  poner  como  condición  indispensable  de  la  perma- 
nencia de  nuestro  encargado  de  negocios  en  Washington  el  que  el  go- 
bierno americano  hiciese  una  declar^^cion  esplicita  i  'rondenatoría  de 
aquel  acto,  pero  d  solapado  diplomático  mientras  esquivaba  la  cuestión 
en  el  fondo  i  daba  aun  a  entender  que  reprobaba  el  atentado,  declaraba 
delante  de  la  harto  mas  ienerosa  actitud  de  la  Francia,  cque  el  bombar- 
deo de  Yalparaiso  era  un  necho  lejftimo  de  guerra.»  / 

En  otra  parte  hemos  demostrado  que  el  anuncio  lardfo  que  se  dio  a 
Dueatra  legación  de  que  aquel  delito  mternacional  iba  a  consumarse,  no 
importó  mas  que  un  comeaimiento  de  farsa^  que  pudo  costar  a  ^nuestro 


-  1Í4  - 

I  cuando  vibraya  todavía  en  los  corazones  la  cuerda  de  la 
dignidad  humana  herida  por  el  salvaje  cañoneo  del  31  de 
marzo,  presentábase  ante  aquella  misma  asamblea  republica- 
na, que  asi  doblaba  la  frente  delante  de  los  principes  i  de  loa 
autócratas,  el  siguiente  mensaje  que  será  de  eterna  yargüen* 
za  para  sus  autores. 

QiAl  Senado  i  Cámara  de  Ilepreseníantesii^^ 

Trasmito  al  Congreso  copia  de  la  correspondencia  entre  el 
secretario  de  Estado  i  el  Encargado  de  Negocios  interino  de 
los  Estados-Unidos  en  Guayaquil^  república  del  Ecuador,  de 
la  cual  aparece  que  el  gobierno  de  esa  república  ha  faltado 
al  pago  ael  primer  dividendo  de  la  decisión  de  los  comisio- 
nados, conforme  a  la  convenciou  entre  los  Estados-Unidos  i  el 
Ecuador  de  25  de  noviembre  de  1862,  dividendo  que  debió 
enterarse  el  17  defeb*'ero  último.  Deudas  de  esta  naturale- 
za de  un  gobierno  a  otro  se  consideran  con  razón  como  de 
un  carácter  feculiarmenle  sagrado^  i  como  en  este  caso  no  psH 
rece  probable  que  tengan  mejor  suceso  ulteriores  medidas  di- 
plomáticas, se  somete  a  vuestra  consideración  el  recurso  de 
que  se  autoricen  otros  procedimientos^  en  el  evento  de  que  llegaren 
a  ser  tWtspen&abJes.»— Washington,  mayo  9  de  1866. 

(Firmado)— Andrés  Johnson. 

1  cual  era  el  monto  de  aquella  deuda  de  un  carácter  sagrado 
que  asi  se  reclamaba,  afrentando  ante  el  mundo  a  una  repúbli- 
ca independiente  i  mandando  a  sus  puertos  un  vapor  de  guerra 
(el  Mohongo),  compañero  de  los  que  habian  presenciado  impa- 
sibles el  bombardeo  de  Yalparaiso? 

El  monto  de  esa  deuda  sagrada  íoidlo  bien  pueblos  sud- 
americanos, vosotros  que  sois  los  eternos  deudores  de  los 
fuertes!)  era  de  10,533  ps  28  cts.,  i  el  atraso  de  su  pago  no 
llegaba  todavia  a  tres  meses  (desde  el  17  de  febrero,  último) 
plazo  mezquino,  que  concederia  no  una  nadon  en  cuyas  arcas 

• 

erario  20  o  30,000  ps.,  pues  coi)  ese  motivo  se  despachó  un  correo  de 
pabinete  de  Nueva  York  i  se  fletó  en  20,000  ps.  un  vapor  que  debia  salir 
de  Panamá  (dando  ademas  una  garantía  de  100,000  ps.  por  su  valor)  lo 
que  felizmente  no  llegó  a  realizarse.  Véase  sobre  este  apunto  el  docu- 
meato  del  Apéndice  letra  B.  B. 


—  126  — 

entian  dos  millonee  diaríos»  eino  el  mas  empedernido  usurero 
almas  misero  deudor.  (1) 

TaTe,  en  vista  de  tanto  escándalo»  uno  de  aquellos  (tfran* 
mes  que  en  nuestra  clásica  tierra  de  la  circunspección  estólida 
dicense  propios  de  loco^  i  fué  tomar  un  cheque  por  el  valor 
reclamado  íde  aquellos  mismos  que  aun  quedaban  del  gran 
meeting  de  Monroe)  i  mandárselo  en  un  sobre  a  mi  encumbra- 
do caneciere,  constituido  ahora  en  alguacil  de  las  «hermanas 
repúblicas  de  Sur* América.)»  Pero  como  los  señores  Barreda  i 
i  Asta-Buruaga  dieron  la  fianza  de  Chile  i  del  Perú  por  aque- 
lla,  quedó  el  negocio  arreglado  i  Mr.  Seward  en  paz  con  el 
Bcuador,  ya  que  no  con  su  dignidad.  (2) 

(1)  Por  estos  mismos  dias  el  Congreso  federal  tomando  ahora  ]a  ini- 
ciativa como  alguacil  de  cobranzas  por  indemniciaciones  de  bando- 
leros yankeed  o  de  mercaderes  (que  no  siempre  son  cosas  distintas  en 
aquel  país)  aprobó  una  resolución  pidiendo  al  gobierno  que  le  remitiese 
todos  los  antecedentes  relativos  a  reclamos  de  ciudadanos  americanos 
contra  Venezuela 

A  propósito  déla  conducta  de  los  Estados  Unidos  en  la  guerra  del  Pa- 
cifico i  aun  antes  de  que  llegase  a  Caracas  la  noticia  de  aquella  manifes- 
tación de  simpatía  del  Congreso  americano,  el  Federalista  de  aquella 
ciudad  66  espresaba  en  los  términos  simientes. 

•El  istmo  (fe  Panamá  qued'tba  tranquilo^  aunque  hostigado  su  gobier- 
no por  las  ex  ijencias  i  desmanes  del  yankeesmo,  que  es  la  sombra  ne^ra 
déla  vida  oficial  i  particular  de  aquel  Estado La  política  de  Washin- 
gton se  caracteriza  en  Panamá  por  la  insolencia  i  el  atrevimiento  mas 
insoportables.  Últimamente  han  aado  los  yankees  de  Panamá,  especial- 
mente su  prensa^  en  la  fk)r  de  ayudar  en  todo  sentido  a  los  servidores 
de  la  escuadra  española. 

•Siempre  hemos  pensado  que  Sud  América  no  debe  contar  sino  cou  sus 
propias  fuerzas:  que  en  el  caso  üe  necesitar  simpatías  i  apoyo  moral 
estranjero^  debe  buscarlos  en  Inglaterra,  pero  jamas  en  la  república  yan- 
kee.  Esos  romanos  modernos,  nos  desprecian  profundamente,  como  fru- 
to de  la  ignorancia;  i  su  raza  senii  selvática^  grosera,  materialista  i  emi- 
nentemente i/t^era^a,  jamas  podrá  simpatizar  con  la  electricidad  caba- 
lleresca, la  imajinacion  volcánica  i  el  vuelo  sentimental  de  la  Sur  Amé- 
rica.» 

(2)  Dando  cuenta  de  este  incidente  al  señor  Covarrúbias,  le  decíamos 
con  fecha  31  de  mayo  lo  que  si^e: 

^Incluyo  también  a  US.  un  ejemplar  del  ignominioso  mensaje  del  pre- 
sidente Jhonson  sobre  el  cobro  hecho  al  Ecuador.  Había  traducido  esa 
correspondencia  verdaderamente  infame  i  la  iba  a  publicar  en  la  Voz, 
de  América j  tratando  la  cuestión  en  la  indignación  que  merece,  pero  el 
señor  Asta-Buruaga  me  esbribi ó  a  última  hora  rogándome  que  suspen- 
diese esa  pubhcacion,  lo  que  he  hecho  muí  apesar  mío  pues  tanto  es- 
carnio ya  es  intolerable,  señor  Ministro. 

«Me  aseguraron  al  principio  que  el  cobro  era  solo  de  9400  pesos  i  yo 
escribí  al  señor  Asta-Buruaga  iniciándole  la  idea  de  pagarlo  por  cuenta 
del  Ecuador.  Acabo  de  recibir  una  carta  de  él  en  aue  me  dice  que  asi  lo 
resolvió  desde  que  tuvo  noticia  de  este  desagradahle  suceso^  i  que  está 
de  acuerdo  con  el  señor  Barreda.  Envío  otro  ejemplar  en  ingles  al  señor 
Hurtado  a  Quito^  i  le  dofcuenta  de  lo  que  ha  sucedido.» 


—  126  — 

En  esta  situación  da  las  cosas  llegó  inespenidaairate  oUa 
nolicia  que  volvió  a  empujar  hacia  nosotros  eti  son  de  aplauso 
las  corrientes  veleidosas  de  lo  que  se  llama  en  Estados  U oídos 
h  timpatia  pojHríar  i  que  hemos  visto  consiste. en  quemar  pólvo- 
ra en  las  plaxuelas  i  palmetear  las  manos  en  los  nieetiogs.  Tales 
fueron  las  del  glorioso  rechazo  de  los  espafiotes  el  2  de  mayo. 
1  como  aquellas  nuevas  -venían  revestidas  del  pr^»tijio  del  éiito, 
desencadenóse  en  contra  de*  la  politica  europea  de  Mr.  Seward 
la  prensa  que  le  ern  hostil  i  e^ecial  mente  el  Herald  (\),  Ann  el 

{{)  He  a:nji  la  entusiasta  carta  que  el  Dictador  del  Perú  nos  refería 
aquel  glorioso  suceso.  ^ 

S.  D.  B.  Vicuña  Makenna. 

Lima,  mayo  12  de  1866. 
Muí  estimado  amigo. 

Me  ha  sido  grato  recibir  su  estimable  carta  de  10  de  abril  último  que 
contesto,  participándole  los  últimos  acontecimientos  ocurridos  en  la 
(fierra  con  España,  después  del  bárbaro  atentado  cometido  en  Valpara- 
íso de  qué  tiene  Ud.  conocimiento. 

Bl  25  del  mes  pasado  se  presentó  la  escuadra  española  en  las  aguas  del 
Callao  i  el  27  paf«ó  su  nota  al  cuerpo  diilomático,  avisando  que  después 
de  cuatro  días  comenzuria  operaciones  sobre  el  Callao  i  £us  fortificacio- 
nes: al  mismo  tiempo  declaro  Méndez  Nuñez  establéenlo  el  bloqueo. 

El  1  del  corriente  ocuparon  la  bahia  a  las  12  i  un  cuarto,  después  rom- 
pieron los  fuegos  que  fueron  contestados  i  sostenidos  durante  cuatro 
ñoras  i  media^  dando  por  resultado  que  en  los  primeros  25  minutos 
fueron  puestos  fuera  de  combate  dos  fragatas  i  que  a  las  cuatro  i  tres 
cuartos  abandonasen  cobardemente  el  campo,  siendo  perseguidos  en 
'  su  retirada  por  nuestros  fuegos. 

Después  de  ocho  dias  de  constante  trabajo  de  reparación,  i  cuando  cre- 
íamos que  intentarían  un  nuevo  atague,  han  huido  délas  aguas  del  Perú 
previo  aviso  de  que  quedaba  suspendido  el  bloqueo.  Verdad  es  que  los  bu- 
ques españoles  han  sufrido  graves  daños,  que  han  tenido  mas  de  dos  cien- 
tos muerdos  i  que  llevan  cuatro  cientos  i  tantos  heridos,  lo  Cual  no  los 
ponia  en  buena  condición  para  recibir  el  ataque  de  nuestra  escuadra 

Jiróxima  a  llegar)  por  que  el  Huáscar  i  la  independencia,  arribaron  a  Rio 
aneiro  desde  el  5  del  pasado^  llevando  por  presa  dos  trasportes  espa- 
ñoles. 

La  mancha  que  pesaba  sobre  el  Perú  desde  el!  4  de  abril  ha  sido  lava- 
da^ los  daños  causados  en  Valparaíso  ban  sida  vengados  i  la  dignidad  de 
la  alianza  ha  sido  puesta  en  gran  predicamento.  Creo  haber  llenado  mi  mi- 
sión. 

Pero  en  ese  día  tan  fausto  hemos  tenido  (|ue  lamentar  la  pérdida  del 
Dr.  Galvez,  muerto  con  varios  jefes  distinguidos  i  otros  individuos  de 
tropa  por  un  incidente  casual.  Una  bomba  que  se  deslizó  en  los  mo- 
menUis  de  cardar  una  pieza  de  300  libras,  reventó»  incendió  cinco  saque- 
tes de  pólvora  i  produjo  una  esplosion  de  que  fueron  victimas  todos  los 
3 ue  estuvieron  en  la  torre  blindada.  «La  Merced,»  dejándonos  inutiliza- 
os por  entonces  dos  de  nuestros  mejores  cañones.  For  lo  demás,  los  da- 
ños recibidos  en  el  Callao  son  tan  insignificantes  que  estarán  reparados 
con  cuatro  mil  pesos. 

Complacido  siempre  de  sus  patrióticos  sentimientos  etc. 

Puado. 


—   127  - 

aTMso  TVmes»  órgano  oficioso  de  Mr.  Seward  en  la  prensa,  llegó 
a  sentirse  indignado  i  en  un  artículo  titulado  «Bombardeo  del 
Callao— Barbai'íe  española.,»  publicado  el  1.*^  de  junio,  se 
avansó  hasta  decir  estas  serias  palabras  que  revelaban  una  gra- 
ve mudanza  en  sus  sentímieutos  de  adhesioa  a  la  Península. 
«Queda  ahora  por  Terpe  hasta  qué  puutj  se  con^eutirá  que  Es- 

Sana  siga  pisoteando  las  regias  de  la  guerra  civilizada  i  castigan- 
o  a  sus  enemigos  con  ataques  contra  ceñiros  comereiiües  inde- 
fenso$.  Puede  que  no  esté  justificada  una  guerra  contra  España 
par  wa  de  ccutigo^  pero  indudablemente  hai  fundamento  f obrado 
de  parte  de  las  demás  naciones  para  levantar  una  protesta  que 
haga  entrar  en  razón  a  sus  despóticos  gobernantes^^  (t). 

Esa  PROTESTA,  sin  embargo,  fué  la  que  acaba  de  damos  a  co- 
nocer M  ñouher! 

Pero  mientras  los  ajentes  de  Mr.  Seward  en  Nueva  York  pu- 
blicaban en  su  diario  aauellas  bravatas  que  no  costaban  un  as- 
eado ni  un  grano  de  pólvora,  él  fraguaba  en  su  tranquilo  gabi- 
nete de  Washington  aquella  triste  nota  que  lleva  la  fecha  del 
dia  siguiente  de  ese  artículo  (2  de  junio)  i  que  él  nos  envió  por 
medio  de  su  ministro  en  Chile  (2)  (pues  a  ¡Dios  graciasl  no  fué 

(1)  En  el  ADóiidice  letra  D.  D.  pubüouinos  iot^gro  ase  notable  articulo 
diídicado  at  dios  Gxito. 

(2)  Kn  el  Api'ndice  letra  B-  K.  publicamos  íntegro  aquel  curicMo  docu- 
meoto  que  aunque  de  un  ¿arácter  diplomático  ofktce  ciértu»  puntos  de 
contacto  oon  eiaeeempefio  de  nuestra  misian.  Me  es  grato  en  esta  parte 

Cucar  el  juicio,  sobro  aquella  política  de  un  benemérito  americano  del 
^  amigo  sincero  de  Gtuie,  i  el  que  se  liaUa  contenido  en  la  siguiente 
carta  de  aespedida.  / 

WasMgíonJwUo  20  de  1866. 

Mi  querido  llackenna. 

.  Acatu)  de  saber  quemafiana  partiré  Td.  para  Santiago.  Siento  iutivá- 
to  que  no  me  bayasid  >  posible  verle  con  mas  frecuencia  en  Nueva  York 
i  que  se  vi.elva  Ü J.  a  Chile  sm  hat>erme  hecho  una  visita  en  mi  nueva 
residencia.  EsperalM  haber  tenido  la  satisfacción  de  corresponder  de  algu- 
na marera  a  fas  atenciones  i  cort^z  bosp  talidad  que  tan  jenerosamenW» 
me  dispensó  la  £unilia  de  Üd..  Esto  no  lo  olvidaré  nunca  i  mi  amor  por  ei 
pueblo  de  -  niiu  solo  terminará  con  mi  uRimo  aliento. 

Ha  conferenciado  Jargamente  con  los  miembros  d )  la  comisión  de  ^-ela; 
dones  esterinn^s  acerca  de  los  asuntos  de  Ghde  i  asi  mismo  coa  ei  I  res  i 
dente  i  el  secretario  de  Bstado 

Mr.  í^evfard  no  representa  la  verdadera  espresion  del  seniimiento 
americano  de  este  pais^  i  mientras  mas  pronto  se  retire  de  su  puesto 
tanio  mas  c  noenienie  será  para  e'  republicanismo  americano 

Pero  necoMto  ya  darle  mi  adiós.  ¡Que  la  p'-of  idencia  sea  en  todo  benig- 
na i  ftivorab*e  a  Ud.l  Mis  afectuosa;»  espresiones  a  todos  mis  amigos  üe 
Santiago,  i  no  olvide  dar  mis  recuerdos  al  Presidente  i  ai  Sr.  Covarru- 
biM. 

Deseando  que  pronto  nos  sea  dado  volvemos  a  ver,  me  repito  etc. 

,  (firmado)  Tomas  H.  Nelsok. 


—  128  - 

solicitada  por  nadie  que  llevara  el  título  de  chileno),  a  la  manera 
de  esas  placas  de  mendicidad  que  se  concede  a  los  pordioseros 
para  set  protejidos  en  su  horfandad.  ¿Quién,  entre  tanto,  había 
pedido  a  Mr.  Sewardque  reglamentara  de  esta  o  aquella  manera 
la  protección  moral,  que  se  decia  estaba  dispuesto  a  ofrecernos? 
Quién  había  solicitado  de  él  que  se  apartase  de  la  eterna  política 
fundada  por  Washington  i  que  bajo  el  disfraz  de  la  no-Ínter^ 
vención  oculta  el  indestructible  egoismo  de  la  raza  que  él  repre- 
senta? Quién,  por  último,  habia  solicitado  la  alianza  de  sa  pa- 
tria, sino  simplemente  su  e^uteíací  internacional,  para  que  nos 
recordase  que  los  Estados  Unidos  no  hacen  jamas  alianzas  em- 
barazosas [no  entangling  alliances)T  Por  lo  demás,  aquel  notabi- 
lísimo documento  de  infatuacÍ3n  política  no  carece^de  una  ruda 
sinceridad,  pues  los  principios  en  que  descansa  son  los  mismos 
que  nosotros  hemos  indicado  como  la  base  de  la  existencia  del 
pueblo  americano.  Esa  nota  célebre  i  poco  estudiada  es  cierta- 
mente la  negación  mas  esplícita  de  la  Doctrina  Monroe,  tal  cual 
se  ha  entendido  hasta  aquí  en  todos  los  pueblos  de  oríjen  es- 
pañol. 

'  Eñ  Tardad  de  verdades,  lo  que  hai  de  cierto  sobre  la  doctrina 
Monroe  es  que  los  yankees  se  ¡majinan  que  el  nuevo  mundo, 
todo  entero,  es  una  gran  casa  de  la  que  son  ellos  solos  propie- 
tarios i  nosotros  simples  inquilinos;  i  como  ellos  tienen  la  llave 
de  la  puerta  de  calle  (que  es  el  Istmo),  creen  que  a  medida  qae 
su  propia  familia  vaya  creciendo  nos  irán  desalojando  uno  por 
uno  para  acomodar  a  los  sujos.  Tejas  fué  el  primer  aposento 
así  desocupado,  (1836)  Galimrniaen  seguida,  (1846)  después 
Nuevo  Méjico  i  áanta  Fé  (1848)  después  el  valle  de  la  Mesilla 
(1854)  i  ahora  el  diputado  Steveos  pedia  (junio  de  18G6)  a  Chi- 
huahua, Sinaloa,  Sonora  i  la  Baja  California  como  hipoteca  es- 
pecial al  proyectado  empréstito  mejicano. 

«Dadme  cincuenta,  cuarenta^  tremta.afios  de  vida,  esclamaba 
Mr.  Seward  con  su  quijada  rota,  delante  de  Jos  masones  de  Bos- 
ton, un  aüo  mas  tarde,  (junio  de  1867)  i  he  coBipaoMETOA 

DAROS   POSESIÓN   DEL   CONTINENTE  AMERICANO  I  DOMINAREIS  SOLOS  EL 
MUNDOENTER0.fi) 

La  Única  diterencia  que  existe  en  la  aplicación  de  aquella 

(l)  Bn  el  \Déndicft  le^ra  F.  F;  publicamos  algimos  nuevos  datos  qae  ilus- 
tran la  cuestión  mejicana  taio  el  punto  de  vista  do  la  nolitica  de  irs  Es- 
tados  Uoid04,  (^sxass  que  corroboran  en  toda  su  estersíoa  la»  doctrinas 
que  hemos  sostenido  en  este  Ubro  sóbrela  asi Uamada  JDoc/rt'na— 1>— 
Fampima— Monroe 


—  129  — 

leoTía,  es  que  cuando  es  la  Rusia  la  que  posee  el  aposento  que 
necesitan,  la  familia  de  Mr.  Monroe  se  lo  compra  en  siele  millo'* 
nes  de  pesos.  Pero  cuando  no  e6  mas  monarquía  sino  una  «re* 
piiblica  hermana»  se  lo  quitan  a  palos  o  mandan  un  Walkér  de 
esplorador  a  Nicaragua,  o  al  Cyane  a  bombardear  a  tireytown 
o  el  Mohongo  a  ejecutar  por  diez  mil  pesos  a  la  tesorería  de  Guaya- 
qnil.  El  cielo  ba  de  querer  que  cuando  nos  toque  nuestro  tur- 
no, que  ha  de  ser  allá  por  el  siglo  nuevo  (que  ya  está  bien  cer- 
eal) han  de  encontrar  la  huéspeda  tan  crecida  que  no  han  de 
caber  los  dos  juntos  en  la  casa.... 

Esta  es  la  versión  mas  antigua,  mas  popular,  mas  ajustad?  a 
la  lójica  de  la  historia  i  a  la  rasa  americana  del  gran  principio 
llamado  Americans  for  Ae  Americans  i  que  cuya  traducción 
mas  fiel  es  esta: — América  para  los  yankees. 

Para  algo  sirvieron,  sin  embargo,  todos  nuestros  sufrimientos 
i  nuestras  indhcr edenes.  Ellas  llevaron  al  menos  al  ánimo  ilus- 
trado de  nuestro  gobierno  la  convicción  netai  precisa  de  lo  que 
nuestros  pueblos  debian  esperar  de  los  Estados  Unidos,  i  este 
solo  beneficio  me  repagaria  de  aquellos  sinsabores  i  constituiría 
todo  el  mérito  intrínseco  de  esta  obra  eminentemente  onlt- 
monrroeisia  porque  es  una  obra  de  buena  fé  i  de  verdad,  sí 
aquella  convicción  hubiera  de  hacerse  estensiva  a  todos  los  pue-< 
hlos  i  a  todos  Ios-gobiernos  de  nuestro  Continente. — ccTu  intere' 
sante  carta  del  28  de  febrero  Vdtimo,  nos  decia  a  e^te  respecto 
uno  de  los  pocos  políticos  de  Chile  que  han  comprendi- 
do la  verdadera  índole  del  movimiento  de  éspansion  de 
los  Estados  Unidos,  (1)  ha  venido  a  confirmar  mi  juicio  a 

■ 

(l)Don  Federico  Brrázuríz.  Carta  del  15de  abril  de  1866.  La  comunicación 
a  que  él  alude,  aunque  acago  se  re  siente  un  tanto  de  las  enojosaB 
impresiones  bajo  que  fue  escrita,  la  damos  a  luz  en  el  Apéndice  bajo  la 
letra  G.  G.. 

Fue  también  uno  de  los  resultados  de  las  persecuciones  que  sufrió  la 
causa  de  la  América  en  mi  humilde  nersona  el  que  se  tratase 'de  abrogar 
o  por  lo  menos  hacer  menos  sevt^ras  las  leyes  de  neutralidad  que  hemos 
recordado.  Aunque  el  objeto  verdadero  de  aquella  reforma  era  dirijido  a 
dar  alas  alos  Fenianos  i  lanzarlos  sobre  el  Canadá,  c^vao  una  represalia 
áeXAlabama,  se  tomó  al  menos  por  preiesto  ostens'ble  nuestra  causa, 
como  una  de  las  razones  en  que  aquella  se  fundaba. 

«f  A  abrogaron  de  estas  leyes  en  el  sentido  de  vuestra  comisión,  deda 
el  informe  de  la  comisión  de  relaciones  est*'riore8  del  Congreso  que  varias 
veces  hemos  citado  (capitulo  XXlll).  tendrá  una  influencia  en  la  conserva* 
don  de  la  paz  pública.  Su  actual  efecto  tienden  perpetuar  la  subyugación 
de  las  naciones  que  no  poseen  marina  al  dominio  de  pis  que  la  tienen  Po- 
dría  asegurarse  que  el  bomharaco  de  algunas  dudares  de  Sud  América 
por  la  España,  míe  ha  tenido  lugar  úUim  ¡mente  con  universal  reproba- 
ci(m,no  se  habría  venficado,  a  no  ser  por  lo  inflexible  severidad  de 

17 


—  130  — 

certa  de  lo  que  debemos  esperar  de  ese  gobierno  en  núes* 
tra  contienda  actual  con  la  España  i  en  cualquiera  otro  ca^ 
80.  El  procedimiento  tiránico  de  Mr.  Seward^  siempre  ins^d^ 
tante  o  despreciativo  para  con  nosotros  i  ntéestros  ministros^ 
la  ansiosa  solicitud  con  que  persigue  todos  los  pasos  de  és- 
tos i  su  manifiesta  parcialidad  por  la  España  revelada  en 
actos  repetidos;  todo  esto  me  habia  producido  un  triste  desen- 
canto i  me  habia  arrebatado  una  a  una  todas  aquellas  ilusiones 
que &ntes  tanto  nos  halagaban  i  a  laque  todos  nos  entregábamos 
con  la  mejor  buena  /e.  Pero,  por  grande  que  fuese  mi  desencanto, 
me  ha  producido  bastante  impresión  tu  carta,  que  pinta  tan  al 
vivo  la  situación  de  este  pais,  sus  tendencias  i  sus  pasiones,  i 
que  contiene  tantos  hechos  curiosos  que  confirman  tus  aprecia- 
ciones. La  convicción  que  nos  dejan  tantos  i  tan  fundados  antece- 
ikntes  es  por  demás  triste  i  desconsoladoira;  pero  vale  mucho  que 
abandonemos  toda  clase  de  espectaúyas  quiméricas,  i  que  se- 
pamos los  republicanos  de  Sud- América  que  nada  tenemos  que 
esperar  de  la  gran  república  del  norte  i  que  solo  debemos  contar  con 
nuestros  propios  recursos  i  esfuerzos.  Asi^  en  ves^  de  dejarnos  ador» 
mecer  con  falaces  i  vanas  palabrerías  desplegaremos  toda  nuestra 
actividad  i  enerjia  en  la  intelijeneia  de  que  marchamos  solos  i  que 
debemos  debérnoslo  todo  a  nosotros  mismos. 

Hemos  olvidado  por  un  memento  que  este  capítulo  llevaba  el 
titulo  de  El  regreso  i  que  por  lo  mismo  debia  ser  el  último  de 
este  libro  ya  en  estremo  voluminoso,  para  ser  solo  el  memorán- 
dum de  diez  meses  de  los  trabajos  x  penurias  de  un  humilde 
ájente  confidencial.  Tiempo  es  pues  de  apresurarse  i  de  poner- 
le Ifin. 

Fijé  definitivamente  el  21  de  junio  para  embarcarme  en 
Nueva  York  i  solo  tuve  que  ocuparme  (después  de  mis  arreglos 
de  cuentas  i  de  aprestos  navales  pendientes  con  el  seüor  Ástik- 
Buruaga)  en  transferir  el  dominio  de  la  Voz  de  Áméricay  a  ma- 
nos de  los  patriotas  de  Cuba,  (1)  publicándose  su  último  nú- 

nuestro  gobierno  en  manlener  los  pretextos  delaleide  neutraüdad.  Si  las 
repúblicas  de  Sud  América  bubit^sen  tido  provistas  de  los  a^ynndanlis  re-' 
cursos  navales  que  ofrece  este  pais,  la  invasión  de  Bspaña  en  sus  aguas  no 
selhabia  intentatio  siquiera»^ 

(l)  He  aqui  la  contrata  que  sobre  este  particular  celebramos  conelSr. 
llacias»  a  cuvo  cargo  estaua  aquel  periódico. 

J.  M.  Maclas  i  B  Vicuña  Mackenna  redactor  i  fundador  de  la  Voz  de  ¡a 
América  ban  convenido  en  el  siguiente  contrato. 

Articulo  !.<=>  1SI2.<3  cede  al  l.^eltitulo  i  propiedad  déla  VozdelaAme'. 
rtca  a  perpetuidad  i  se  obliga  ademas  a  dar  durante  dos  meses  una  sub- 


—  131  — 

taero  redactado  por  mi  el  mismo  dia  de  mi  salida,  i  en  repartir 
en  el  Congreso,  ios  ministerios  de  Estado,  las  oficinas  públicas, 
los  consulados  de  Chile,  en  loe  clubs  i  hasta  en  los  hoteles,  dos 
mil  ejemplares  de  un  grueso  folleto  jeográfico,  político,  co- 
mercial etc.  que  habíamos  confeccionado  en  las  veladas  del  in* 
▼iemo  con  la  cooperación  deljóven  Hunteo  «nuestro  secretario 
privados,  por  cuya  razón  lo  dimos  a  luz  bajo  su  nombre  (2) 

Terminados  estos  preparativos  nos  faltaba  solo  el  redimimos 
del  cautiverio  que  nos  tenia  impuesto  Mr.  Seward,  a  virtad  de 
tres  fianzas  de  5,000  pesos  cada  una  i  de  dos  procesos  formados 
en  nombre -de  la  dignidad  i  del  honor  de  los  Estados  Unidos.» 
Mas  sobre  este  grave  asunto  había  sucedido  que  el  melodrama 
habia  llegado  por  sí  solo  a  su  desenlace,  i  desvestíaos  de  sus 
disfraces  los  actores  que  habían  representado  aquel,  se  ocupa- 
ban ahora  de  exhibir  un  grotesco  saínete  delante  de  las  muche- 
dumbres. 

Habia  acontecido,  en  efecto,  que  desde  mis  procesos  de  febre- 
ro lop  presidentes  de  las  repúblicas  fenianas  Roberts  i  0*Maho- 
ney ,  que  tenían  su  casa  de  gobierno  con  sus  ministerios  de  Esta- 
do, etc.  en  la  plaza  de  la  Union,  es  dedr  en  el  mismo  corazón 
de  Nueva  York,  habían  resuelto  invadir  el  Canadá  a  mano  ar- 

vencloTí  de  quinientos  pesos  mensuales  a  nombre  del  gobierno  de  Chile 
bajo  las  siguientes  condiciones. 

Articulo  2.*=^  Maclas  se  obliga  a  continuar  la  redacción  del  penódico 
publicando  tres  números  mensuales^  conteniendo  cada  uno  de  ellos  un 
material  político  que  contenga  al  menos  sesenta  mü  m  tipográficas. 

Articulo  3.  ^  Macias  se  obliga  a  remitir  a  Sud.  América  i  a  Cuba  el  nu- 
mero de  ejemplares  que  consta  de  la  lista  acompañada,  pagando  SU 
transporte  i  franqueo  basta  la  cantidad  de  1^000  ejemplares. 

(2)  En  el  Apéndice  (letras  H.  H.)  podia  consultare  el  Índice  d^  las 
principales  materias  contenidas  en  aquella  publicación  i  otros  datos  so- 
Bre  su  circulación  i  resultados.  En  el  mismo  Apéndice  (letras  1. 1^  da- 
mos a  luz  algunos  articules  de  Ja  prensa  americana  sobre  las  relaciones 
mercantiles  entre  Chile  i  los  Estados  Unidos,  tema  importante  ai  que 
consagramos  no  pocos  esfuerzos  porque  nuestra  convicción  en  esta 
jmrte  es  la  misma  que  manifestamos  en  nuestro  Prefacio,  a  saber,  que 
asi  como  nada  tenemos  que  esperar  de  aquel  pais  en  un  sentido  pouti* 
co^  bajo  el  punto  de  vista  mercantil  es  un  campo  virjen  que  deberemos 
esplotar  acercándonos  maf^  i  mas,  para  libertarnos,  si  mas  no  fuera,  de 
la  tutela  financiera  en  qae  hemos  vivido  de  la.  «avara  Inglaterra»  desde 
los  tiempos  de  la  Independencia  como  antes  allá  lo  estábamos  de  la  tmu- 
griei:ta  España.» 

No  nos  jactamos  nosotros  de  haber  sido  causa  a  iniciar  esta  corriente 
de  crédito  que  puede  levantar  una  seria  competencia  al  capital  i  a  la  in« 
dustria  europea,  pero  es  racional  suponer  que  algo  contribuyó  a  abrirle 
cauce  nuestra  propaganda  i  nuestras  neffociaeiones  a  crédito  que  pasaron 
deunmülonoepesosi  fueron  fl^bnente  respetadas  por  el  go^emode 
ChUe. 


—  132  — 

mada;  i  con  este  fia  tenían  oficinas  públicas  de  enganche  en  el 
mismo  Broadway,  que  es  la  arteria  madre  de  aquella  gran  ciu* 
tiad;  alistaban  armas  en  todas  direcciones,  acarreándolas  en 
carretillas  por  las  veredas  de  las  calles  a  la  luz  clara  del  dia,  i 
enviaban  rejimien tos  organizados  en  trenes  espresos  a  la  frontera. 
Todo  esto,  empero,  no  era  contrario  a  la  lei  de  neutralidad  [enlista 
ment  act  o  lei  de  enganches)q\ie  se  me  aplicó  a  mi  con  tanto  rigor  por 
los  dos  torpedos  encajonados  del  cirujano  Ramsey.  I  la  dife- 
rencia de  las  aplicaciones  de  la  lei  i  de  la  equidad  estaba  en 
Se  los  di^  mil  fenianos  que  invadieron^  en  junio  de  1866  el 
nad¿  i  la  Nueva  Escocia,  eran  argumentos  en  pro  del  Alaba' 
ma  i  los  dos  cajones  que  yo  iba  a  mandar  a  Chile  por  el  Cabo 
de  Hornos  eran,  si  se  dejaban  salir,   argumentos  en  contra. 

Ahora  bien,  mis  perseguidores  se  encontraban  en  una  posi- 
ción harto  singular  procesándome  con  estrépito  i  dando  a  la  vez 
suelta  a  los  íenianos,  a  pesar  de  las  vivas  reclamaciones  del 
mihistro  ingles  Sir.  F.  Broce  en  Washington.  De  aquí  fué 
que  abandonaron  los  juicios  i  se  puso  fin  al  drama.  Mas  como 
yo  no  queria  dejar  pendiente  mis  fianzas,  insistía  en  ser  juzgado, 
negándose  a  ello  obstinadamente  los  fiscales;  i  de  aquí  fué 
que  nos  cupo  representar  a  la  postre  i  por  vía  de  saínete  el  apo- 
tegma áeLadrQfi  tras  de  la  justicia,  bien  entendido  que  Is^justi- 
da  en  aquel  caso  fui  yo  í  los  ladrones  el  fiscal  Gourtney ,  el  marshall 
Murray  i  su  jauría  de  mastines.  (1) 

(1)  Publicamos  en  seguida  la  carta  que  con  este  motivo  escribí  á  mi 
abogado  apremiándole  para  que  exijiese  mi  juicio. 

Seí^or  don  E.  W.  Stoüohton. 

Nueva  York,  mafzo  15  de  1866. 
Mi  apreciado  señor: 

El  sábado  22  del  presente  pasead  estudio  de  üd.  i  no  tuve  el  ^sto  de 
encontrarlo,  pues  su  sobrino  el  coronel  Stoughton  me  dijo  se  hallaba  Ud. 
en  Boston^  donde  permaneceria  algunos  dias  ocupado  de  un  pleito. 

MiobjetoalbaceraUd.  esta  visita  era  rogarle  (fiera  los  pasos  legales 
necesarios  para  activar  los  diversos  juicios  que  me  ha  promovido  el  fis- 
cal de  este  distrito  por  órdenes  del  secretario  de  Estado  i  los  que  están 
completamente  paralizados  desde  su  iniciativa  hace  tres  meses. 

El  señor  coronel  Stoughton,  sobrino  de  Ud.^  tuvo  la  bondad  de  ofrecer- 
se para  ir  él  mismo  en  representación  de  Ud.  a  hablar  con  el  fiscal,  i  hoi 
havenido  a  decirme,  que  por  lo  que  aquel  funcionario  manifiesta  debo 
creer  que  no  tiene  el  gobierno  intención  de  proseguir  esos  i  uicios^  i  aun 
añadió  que  mi  ñador  el  señor  Hobson,  que  se  marcha  para  Inglaterra  el 
30  del  presente,  podía  irse  libremente  sm  renovar  la  fianza  m  dejar  un 
sustituto  como  éste  lo  ha  ofrecido. 

Esto  me  confirma  en  la  idea  que  Ud.  i  yo  mismo  siempre  hemos  tenido 
de  que  estos  juicios  eran  solo  el  resultado  de  un  plan  político  aieno  a  la 
cuestión  entre  QMe  i  España^  i  en  la  que  yo  no  hacia  el  papel  de  r|o>  pues 


-  t33  - 

I  a  propósito  de  los  fenianos  i  de  los  cargos  que  96  dos  bicíé-^ 
ron  por  haber  bascado  su  alianza  (que  ojalá  lo  niciérainos  pues 
otra  hubiera  sido  nuestra  suerte  si  fenianos  hubiéramos  sido!) 
no  quiero  dejar  de  referir  aquí  uno  de  los  episodios  mas  carac- 
terísticos e  ilustrativos  de  lo  que  es  la  vida  diaria  en  Estados 

no  podía  hacérseme  ninguna  acusación  conforme  a  la  lei,  sino  de  victima 
saerijicada  a  ese  mismo  pian  politice. 

Por  otra  parte^  despuw  de  publicada  la  resolución  del  ministro  Speed 
en  virtud  de  la  cual  se  declara  legal  i  lejitima  la  esportacion  de .  armas 
paralosbelijerantes,  yono  sé  bajo  qué  principios  podian  acusarme  por 
el  intento  de  compra  de  ciertos  torpedos  <que  no  son  sino  una  arma  de 
guerra),  que  ni  aun  se  llegó  a  verificar. 

La  publicación  del  parte  oficial  del  capitán  feniano  Eillians  en  que  re- 
fiere todos  los  detalles  de  su  espedicion  al  Ganará,  la  recluta  de  la  tropa, 
su  armamento^  el  plan  de  la  invasión,  etc.  es  otro  documento  curioso- 
sobre  como  se  practica  la  neutralidaa\  i  yo  no  sé^  vuelvo  a  decir,  como 
podrían  perseguirme  en  vista  de  tales  actos,  por  la  acusación  de  haber 
querido  sacar  un  ¡maue  desarmado  para   Chile. 

Todas  estas  consideraciones  me  hacen  creer  que  se  tiene  la  idea  de 
abandonar  totalmente  esos  juicios  tan  infundados  como  injustos;  pero 
üd,  comprenderá  que  yo  no  puedo  ouedar  sujeto  únicamente  a  la  garan- 
tía de  lo  aueelftseal  me  envié  a  decir  dejpíUabray  pues  mañana  puede 
recibir  órdenes  contrarias  de  Washington,  i  yo  i  mi  fiador  podríamos  en- 
contramos en  una  posición  difícil. 

En  consecuencia,  ruego  a  Ud.  que  tan  pronto  como  regrese  a  ésta  enta- 
ble el  recurso  legal  que  crea  conveniente  para  que  se  ponga  fin  al  proce- 
so o  «em^/us^^  Mm«atofamen^e^  pues  yo  necesito  quedar  en  libertad  a 
la  mayor  brevedad  posible  para  ser  dueño  de  dejar  este  país. 

Gomo  he  tenido  el  honor  de  asegurar  a  Üd.  en  todas  ocasiones,  yo  no 
pretendo  hacer  ostentación  de  valentía  provocando  un  juicio,  en  el  que 
tengo  la  seguridad  de^  ser  absuelto,  si  soi  juzgado  por  un  jurado;  pero 
tampoco  quiero  aparecer  como  solicitante  de  ningún  favor  ae  las  autorí- 
dades  de  Sueva  York  o  de  Washington.  Todo  lo  que  exijo  es  iusticia  pron- 
ta i  cumplida^  pero  sobre  todo  pronta.  E  Aperando  que  Ua.  consagrará 
su  imoortante  atención  a  este  negocio  a  la  mayor  brevedad  posible,  me 
suscñbo  su  afectísimo  servidor  i  amigo. 

B.  Vicuña  Magksnma. 

Lo  que  sucedió  después  de  esta  carta  está  referido  en  el  sifpiiente  pa- 
saje de  mi  último  despacho  oficial  escrito  en  Estados  Unidos  (junio  10  de 
18S6.) 

«Al  fin  he  tenido  que  someterme  al  consejo  de  mi  abogado  el  señor 
Stoughton  de  dejar  morir  por  si  solos  los  juicios  de  pura  farsa  política 
que  me  promovió  Mr.  Seward.  Di^  el  señor  Stoughton  que  esta  es  la 
costumbre  aqui,  i  que  ahora  con  las  complicaciones  de  los  Fenianos^  que 
al  fin  se  lanzaron  sobre  el  Ganada,  hai  una  razón  mas  para  no  ajilar 
cuestiones  que  se  han  hecho  odiosas.  Los  fenianos  han  fracasado  com- 

eletamente  en  su  campaña  contra  el  Canadá,  pero  puedo  asegurar  a 
S.  que  no  ha  sido  por  la  acción  de  la  famosa  neutralidad  que  se  viola 
de  la  manera  mas  escandalosa.  En  la  calle  principal  de  esta  ciudad  hai 
oficinas  públicas  de  enganche,  en  las  que  se  aüstan  centenares  de  hoín- 
bres  cada  dia,  según  lo  veo  yo  mismo  cada  vez  que  paso  por  esa  calle. 
Ateniéndose  a  lo  que  dicen  los  diarios  de  hoi.  ayer  se  engancharon  i  ^000 
hombres,  1  US.  sabe  que  el  objeto  especial  de  la  leí  de  neutralidad  es  evi- 
tar el  reclutamiento  de  hombres,  por  lo  que  se  llama  Enlisíment  aet. 


—  134  - 

Unidos*  Me  refiero  a  una  TÍsita  puramente  de  curiosidad  que 
ice  al  heeni-eénter  o  cabeza  mibk  de  loe  fenianos  Mr.  Stephráa^ 
cuando  llegó  a  Nueva  York  a  principios  de  mayo  de  1866,  fu- 
jitivo  de  las  prisiones  de  Irlanda. 

Hé  aquí  el  caso  contado  según  una  versión  de  aquella  misma 
época. 

f  El  1 1  de  mayo  llegó  a  Nueva  York  el  célebre  Stephens,  jefe 
de  la  organización  feniana,  i  entre  las  muchas  personas,  que 
como  es  costumbre  en  esta  ciudad,  le  visHaron  el  domingo  sub- 
siguiente 13,  se  encontraban  los  señores  B.  Vicuüa  Mackenna  i 
Ruperto  Yergara,  de  Chile. 

«Bastó  esto  para  que  al  siguiente  dia  el  Herald  publicará  el 
siguiente  humbug. 

«El  domingo  por  la  tarde  visitaron  al  señor  Stephens  el  eón- 
sul  chileno  B.  Vicuña  Mackenna  i  don  Ruperto  Yergara.  Ambos 
tuvieron  una  larga  i  familiar  entretnsla  con  Stemphes  i  le  ma- 
nifestaron las  mas  ardientes  simpatías  por  el  éxito  de  su  causa. 
Los  repregenianles  de  las  repúblicas  de  Manda  i  de  Chile  se  ht** 
eieron  reciprocamente  Icemos  cordiales  manifestaciones,  I  en  ver- 
dad que  la<«  dos  repúblicas  tienen  motivos  para  simpatizar^pues 
¿mbas  luchan  con  estranjero  despotismo.  No  seria  for  esto  es— 
traño  que  el  primer  reconocimiento  de  la  república  irlandesa  fue^ 
se  hecho  por  Chile. i^  ^ 

£1  Word  del  mismo  dia,  i  bajo  el  epígrafe  de  chilenos  fenianos 
contaba  la  visita  de  los  dos  caballeros  chilenos,  haciéndolos  tres 
a  saber:  Mr.  Yicaña  Mackenna,  Mr.  Ruperto  i  Mr.  Vergora  (1). 


(1)  Gomo  la  tapeta  en  que  el  señor  Versara  anunció  su  risita  tubiese 
escrito  su  nombre  i  apellido  creyeron  los  corresponsales  de  la  prensa 
que  cada  uno  representaba  una  persona  distíntat  i  por  esto  duplicaron 
con  un  rasgo  de  pluma  Ja  personalidad  de  nuestro  amigo. 

Por  lo  demás,  es  tan  irresistible  la  propensión  de  abreviar  entre  l<>s  hi- 
jos del  pais  cuyo  lema  nacional  es  time  ts  ntoney.  que  nadie  es  conocido 
por  su  nombre  cristiano,  sino  por  su  apellido  o  a  lo  mas  por  sus  iniciales 
gue  se  pronuncian  en  este  caso  como  sílabas.  Asi,  siendo  las  mias  B.  (bi|  i 
V.  (vi)  me  llamaban  comumente  Mr.  Bivi  Maokenna,  a  Pedro  Pablo  Ortiz 

2ae  tenia  dos  P.  (pi¡  le  decian  Mr.  Apt  Ortizi  i  asi  a  los  demás  compa- 
eros.  escepto  a  Dommgo  Sarratea,cuyo  nombre  jamas  pudieron  pronun- 
ciar. A  un  escritor  americano  llamado  Barlow  se  Je  ocurió  ponerse  mu- 
ehos  nombres,  pero  los  hijos  del  time  U  monetfy  i  que  no  quieren  perder 
su  tiempo  ni  en  ei  almanak,  'se  los  borraron  todos,  poniéndole  el  mas 
comprensivo  i  carcteristico  de  AifabetOf  i  asi  es  solo  conocido  hoi  por  Mr. 
Alfabeto  Barlo'w, 

En  vista  pues  de  lo  que  decian  los  diarios  americanos  i  cuyas  mentiras 
sirvieron  para  nuevos  cargos  en  mi  induljente  suelo,  me  vi  obligado  a 
enviar  BlNew  York  Berald  la  siguiente  rectifieacion  que  aquel  publi- 
có en  su  número  del  15  de  mayo. 


j 


—  135  - 

En  fin,  libre  de  las  garra»  de  todos  aquellos  sicarios  (1)  i 

.  dando  «in  abrazo  de  despedida  sobre  el  puente  del  veloa^  vapor 

NemYífrk  a  unos  pocos  amigos  fieles  (Asta-Boruaga;  Barreda^ 

Señor  Rditor  del  New  Yobk  Herald. 

Ik'ueva  York,  mayo  14  de  1866. 

'  Señor. 

observando  que  en  vuestro  número  de  hoi  se  da  una  significación  po- 
Utícaa  una  visita  puramente  privada  que  tuve  el  honor  de  hacer  ayer  a 
Mr.  Stephens»  creo  de  mi  deber  colocar  esta  incidencia  en  su  verdadero 
punto  de  vista,  a  fin  de  que  no  se  hagan  falsas  interpretaciones. 

El  sábado  ^  por  la  noche  recibí  la  siguiente  atenta  carta: 

Fb ETERNIDAD  FENUNA. 

Departamento  de  Tesoro. 

Nueva  York,  maiyo  12  de  1866. 

Señor:  Tengo  el  particular  placer  de  manifestar  a  Ud.  que  el  Sr.  Ste- 

Shens  (H.  G^  T.  B.)  desea  tener  el  honor  de  recibir  una  visita  de  Ud.  ma- 
anaen  el  hotel  Metropolitan  a  lá  hora  que  Ud.  se  sirva  designar. 
£1  señor  Stephens  se  ha  complacido  en  saber  que  uno  de  los  mas  anti- 
guos nombres  célticos  se  halla  asociado  en  este  país  a  una  empresa  hos- 
til al  régimen  monárquico  i  diríjido  a  la  conservación  1  desarrollo  de  los 
principios  republicanos. 

Tengo  el  honor^  etc. 

J   GURLBY. 

Señor  don  6.  Vicuña  Mackenna. 

En  consecuencia  dé  esta  invitación  hice  al  dia  siguiente  una  visita  al 
célebre  ajitador  irlandés  en  compañía  de  mi  amigo  i  compatriota  don 
Ruperto  Vergara,  no  solo  por  aóceder  a  sus  bondadosos  deseos  sino  por- 
que se  me  habia  informado  que  antes  de  salir  de  París  habia  tenido  una 
entrevista  con  el  jeneral  Prim  sobre  la  situación  actual  d&  España,  asun- 
to en  el  que  yo  naturalmente  sentia  un  vivo  interés. 

Nos  recibió  el  señor  Stephens  con  la  mayor  amabilidad;  pero  solo  pudi- 
mos diríjirnos  mutuamente  algunas  corteses  palabras,  sin  tomar  asiento 
siquiera,  porque  su  salón  estaba  lleno  de  caballeros  al  parecer  mui  ocu 
pados. 

Alcance  sin  embarco  a  preguntar  al  señor  Stephens  sobre  la  verdad  de 
su  entrevista  con  el  jeneral  Pnm,  i  supe  que  no  era  efectiva^  pues  este 
último  habia  salido  ya  de  París  cuando  llegó  el  señor  Stephens. 

Antes  de  retirarme  tuve  el  placer  de  manifestar  al  señor  Stephens  mi 
simpatía  personal  por  sus  sutrimíentos  i  denuedo  i  de  hacerie  presente 
mis  votos  por  la  felicidad  de  Irlanda,  pues  siempre  habia  amado  este  pais 
como  la  cuna  de  mis  mayores. 

Mi  visita  al  jefe  de  la  Fraternidad  Feciana  no  tuvo  pues  nada  de  polm- 
€o,  solo  una  cortesía  de  sociedad  de  la  que  solo  tengo  motivo  para  estiMr 
en  estremo  complacido. 

Saludo  a  Ud.|  etc. 

B.  Vicuña  Magkbnma. 

(i)  Uno  de  los  mas  tristes  aspectos  que  presentó  la  intriga  política  que 
enroWian  amiellos  juicios,  fué  la  pretensión  que  insinuó  él  órgano  de 
Hr.Sewanl  leí  Times  del  is  de  marzo)  para  que  en  mi  caso  se  suprimiese 


—  Í36  — 

» 

Sarmiento»  Mitre,  Macias,  Mr.  Meiggs,  Snarez,  Bassora  i  otro9 
pocos  refujiados  de  Méjico  i  de  Coba)  enderezamos  el  rumbo  de 
la  patria  con  el  corazón  henchido  de  alegría  en  la  mafiana  inol* 
Tidable  del  21  de  junio  de  1866. 

Hacia  por  esos  mismos  dias  1 5  años  a  que  en  una  noche  os- 
cura  (4  de  julio  de  1851)  había  roto  por  entre  dobles  filas  de 
centinelas  r  con  el  disfraz  de  mujer  una  prisión  política  en  que 
guardaban  afanosos  carceleros  mi  juventud,  mis  esperanzas,  mi 
amor  por  la  gloria  i  por  la  fama,  i  confieso  que  al  respirar 
la  mafiana  siguiente  el  aura  de  \oa  campos  de  Pefiaelas  cubier- 
tos entonces  de  una  alfombra  de  verdura  i  galopando  sobre 
su  tapiz  con  la  embriaguez  de  la  libertad,  confieso  decia,  que  no 
sentí  ni  la  mitad  del  gozo  que  ahora  se  albergaba  en  mi  corazón 
al  dejar  aquella  inmensa  cárcel  de  oro  i  de  lodo  en  que  habia  vi- 
vido durante  siete  meses  en  la  espléndida  ciudad  de  Nueva  York 


Mi  viaje  hasta  Chile  no  ofreció  novedad  alguna  digna  de  no- 
tarse pues  recorría  el  mismo  itinerario  que  habia  llevado.  Detú- 
veme  en  Lima  unos  pocos  dias  i  serví  como  mejor  pude  la 
causa  santa  para  mis  creencias  de  los  dos  pueblos  (1). 


la  garantía  del  jurado  i  se  me  sometiese  al  fallo  de  los  tribunales  que  es- 
taban bajo  la  influencia  directa  de  Mr.  Seward. 

Hé  aquí  lo  que  decíamos  al  gobierno  de  Chile  en  nota  de  10  de  marzo 
sobre  esta  nueva  abominación  de  la  gran  República,  fiel  imitadora  en  es- 
to de  la  pequeña  pero  terrible  repúbuca  del  Adriático.  oYa  la  prensa  de 
Mr.  5eward  recomienda  que  no  naya  jurado  para  este  caso,  a  fin  de  que 
la  decisión  sobre  los  principios  sagrados  de  la  neutralidad,  no  se  vea  bo- 
metida  sl  la.  influencia  de  la  simpatía  popular  (lenguaje  testual  del  Times 
del  18  del  presente)  que  disfrútala  causa  a  que  yo  sirvo.  Pero  no  dude 
US.  que  yo  sabré  mantener  mui  alta  la  dignidad  i  el  derecho  de  mi  pais 

gues  lo  amo  tanto  como  miro  con  desden  i  sin  temor  a  estos  grandes  es- 
Ldistas  que  tan  en  menos  nos  tienen.* 

.  (1)  En  Nueva  York  habia  organizado  una  snscricion  entre  mis  amigos 
con  el  objeto  de  honrar  la  memoria  del  ilustre  americano  don  José  Galvez, 
tarea  en  la  que  nos  habian  secundado  jenerosamente  don  Bartolomé  Mi- 
tre i  el  entusiasta  joven  peruano  don  Federico  Elmore.  A  mi  paso  por 
Lima  puée  en  manos  def  señor  Pacheco,  mmistro  de  relaciones  esteno- 
res,  el  importe  de  aquella  que  ascendió  a  687  pesos^  cambiándose  entre 
ambos  las  notas  que  se  insertan  en  el  Apéndice  (letra  J.  J.). 

A  ruego  del  jeneral  Prado  (en  guien  encontramos  bajo  el  techo  de  los 
Pizarros  el  mismo  amigo  franco  i  afectuoso  que  habíamos  conocido  bajo 
las  tiendas  de  totora  del  campamento  de  Chincha)  escribí  también  algu- 
nos artículos  sobre  la  aüanza  peruano-chilena  gue  se  publicaron  anóni- 
mamente en  el  Comercio  de  Lima  de  l.°  de  julio.— En  el  Apéndice  letra 
K.  K.  los  reproducimos  por  ser  breves. 


—   137  — 

En  caaoto  a  lo  que  vimos  i  observamos  a  vuelo  de  ave  en  el 
seso  de  aquella  república  hermana  i  que  entraba  en  el  tercer 
periodo  de  su  crisis,  es  decir»  en  el  de  la  organización  política, 
después  de  la  guerra  civil  i  la  guerra  estranjera,  lo  contamos  en 
una  nota  conndencial  i  reservada  que  enviamos  a  nuestro  go- 
bierno (1),  i  por  último  navegando  con  propicios  vientos  echa- 
mos la  ancla  en  la  rada  de  Yaiparaiso  en  la  mafiana  del  27  de 
julio,  i  en  el  mismo  siláo  en  que  nos  habíamos  embarcado  in- 
cógnitos para  ir  a  desempeñar  en  Estados-Unidos  la  misión  que 
queda  narrada  a  toda  prisa,  pero  con  grande  acopio  de  indis- 
pensables comprobantes  en  las  pajinas  de  este  libro. 


Tres  dias  después  de  haber  pisado  el  suelo  de  la  patria  i 
cuando  sé  cumplían  diez  meses  justos^  de  haber  recibido  mis 
instrucciones  i  mi  nombramiento,  puse  en  manos  del  señor  Mi- 
nistro de  Relaciones  esteriores  la  siguiente  nota  en  que  daba 
aviso  oficial  de  que  quedaba  terminada  la  misión  a  que  aquellos 
documentos  servian  de  credencial. 


Santiago,  julio  30  <ie  1866. 


Señor  ministro: 


W'  Habienclo  llegado  a  esta  capital  el  28  del  presente,  i  quedan- 
do por  este  acto  concluida  mi  misión,  tengo  el  honor  de  ponélt*- 
lo  en  conocimiento  de  US.  para  los  fines  de  la  lei. 

Dios  guarde  a  US. 

fi.  YlGUÑA    MaCKENNA 


Dias  mas  tarde  recibí  en  contestación  la  siguiente  honrosa 
respuesta: 

(t)  Apéndice  letra  L.  L.. 

18 


-  138  - 


MlNI8T2RM>  OB  RBLaCIOMBB  BSTEBIOUS. 

SantíagOy  agosto  4  de  1866. 

Resaryándome  el  dar  a  Dd.  una  respuesta  por  separado  sobre 
las  diversas  comunicaciones  que  me  ha  dirijido  Ud.  reciente- 
mente i  con  las  cuales  ha  puesto  fin  a  su  millón,  me  apresuro 
a  Henar  las  instrucciones  que  he  recibido  de  S.  E.  el  presidenta 
de  la  república  para  manifestar  a  Ud.  nuestros  sentimieiitoa  en 
orden  a  su  conducta  en  el  desempeño  de  esa  comisión. 

Las  circunstancias  adversas  que  naturalmente  debian  rodear 
a  Ud.  en  el  estranjero  a  causa  de  su  carácter  de  ájente  de  un 
estado  belijerante,  fueron  reagrabadas  por  dificultades  enojo- 
sas e  imposibles  de  prevenir.  No  obstante  eso,  ha  coneegitido 
Ud.  popularizar  en  el  esterior  la  justicia  de  la  gran  causa  que 
hoi  sostenemos  con  las  armas,  i  proporcionar  a  nuestro  píais 
un  poderoso  coniinjente  de  elementos  de  guerra.  En  la  adquisi- 
ción de  estos  elementos  ha  desplegado  Ud.  la  mas  euscrupulosa 
economía  i  mediante  sus  esfuenos,  la  república  ha  obtenido,  a 
precios  relativamente  módicos  i  bajo  condiciones  ventajosas, 
un  considerable  material  de  artillería  de  grueso  calibre  i  cuatro 
naves  adecuadas  para  la  guerra. 

Semejantes  resultados  no  podian  alcanzarse  sin  la  actividad, 
iotelijencia  i  patriotismo  poco  comunes  que  distinguen  a  Ud. 

Nos  complacemos,  pues,  en  espresar  a  Ud.  nuestra  completa 
satisfacción  por  su  conducta  en  el  desempefio  de  su  comisión 
indicada. 

Dios  guarde  a  Ud . 

ÁLVABO  GOVARRÚBIAS. 

A  don  Benjamín  Vicufia  Mackenna,  Ájente  confidencial  del  gobierno  de 
Ghüe. 


Supe  al  mismo  tiempo  que  de  tarde  en  tarde  habian  llegado 
al  archivo  de  nuestra  cancillería  o  a  nuestra  prensa  voces  bené- 
volas o  acaso  justicieras  que  habian    reconocido  lo  arduo  do 


\ 


-  1J9  — 

mis  laligas,  lo  panoso  de  mis  sacrificios  i  (¿por  q^ué  vio  decirlo?) 
el  levantado  espíritu  de  abnegación  con  qoe  había  representado 
los  fueros  de  mi  patria....  I  esas  Toces,  que  apagaban  murmu- 
llos infames,  consolaron  mi  alma  haciéndome  esperar  que  por 
una  rara  ventura  mi  hfimilde  misión  iba  a  ser  esceptuada  de 
eea  inexorable  lei  de  retribución  que  se  llama  entre  nosotros 
El  pago  de  Chilel 

;  «En  el  vapor  de  n&alana  (había  escrito  en  efecto  el  señor 
Ásta-Buruaga,  testigo  i  jaez  de  todas  mis  pruebas,  al  sobiemo 
de  Chile,  i  en  la  víspera  de  mi  partida  de  Nueva  York)  (1) 
parte  ion  Benjamin  Yicuüa  Mackenna  para  Chile  i  yo  he  ve* 
nido  a  é^ta  ,  pa^a  despedirlo.  Con  este  motivo  creo  un  deber  in* 
formar  a  US,  para  la  debida  apreciación,  que  el  sefior  Yicuna, 
dorante  9u  permanencia  en  este  pais,  no  ha  cesado  de  dar  esplén- 
didas pruebas  de  su  patriotismo  por  servir  la  cau^a  de  nuestra 
repübica,  trabajando  sin  cesar  en  dirijir  la  opinión  hacia  el  mejor 
concepto  de  nuestra  importancia  como  pueblo  i  de  la  justicia 
que  nos  asiste  en  la  presente  guerra  con  Espaüa,  i  sin  evitar  mo- 
lestia i  privaciones,  ni  ahorrar  dilijenciás  para  procurar  los  ele- 
mentos i  demás  materiales  que  se  han  remitido  i  de  los  cuales 
dar&  US.  a  su  llegada  una  razón  circunstanciada.  Tengo  la  con- 
vicción de  que  sus  servicios  prestados  aquí  lo  hacen  merecedbr 
de  la  estimación  pública  i  de  la  de  nuestro  gobierno.  Por  mi 
parte,  me  complazco  en  reconocerlos  i  de  recomendarlos  a  la 
atención  de  US..)» 

«Cuanto  yo  pudiera  decir,  escribia  a  su  vez  en  esa  misma 
época  mi  digno  sucesor  i  amigo  de  infancia  Mazimiano  Errázu- 
nza  uno  de  los  altos  funcionarios  de  la  república,  deudo  suyo, 
sería  poco  sobre  lo  gne  Benjamin  Yicufia  Mackenna  ha  traba-^ 
jado,  i  sobre  la  acojida  que  merece  del  gobierno  i  del  pais,  a 
pesar  de  los  contrastes  que  sufrió  al  principio.  Verdaderamente 
estoi  sorprendido  de  lo  que  de  él  he  visto  i  sabido  i  no  diviso 
quien  banria  hecho  mas,  hallándose  en  su  caso.»  (2) 

I  por  último  un  diario  de  Chile  que  no  pedia  ser  parcial  ni  a 
mis  ideas  ni  a  mi  persona  (3)  habia  escrito  juzgando  mis  actos 
cuando  no  eran  todavía  sacríficios,  estas  palabras,  que  habrían 
sido  un  digno  epílogo  de  este  libro,  si  fuera  una  obra  de  bene- 


(l)J)es^acho  del  W  de  junio  de  1866— Arciüvo  de  ministerio  de  relacio- 
nes estertores. 

(2)  aRepüblica»  del  31  de  junio  de  1866. 

(3)  El  Independiente  de  24  de  enero  de  iS66. 


—  140  — 

Tolencia  i  do  de  estricta,  inmatable,  severa,  inapelable  justicia* 

«Cuando  el  historiador  trate  de  escribir  la  relación  de  la  gue- 
rra que  soFlenemos  contra  el  poder  de  España,  sin  duda  que 
dedicará  una  sentida  pajina  a  los  chilenos  gae  velan  por  Chile 
en  tierras  estraüas.  En  esa  pajina  estamos  ciertos  que  el  n<Hn- 
bre  deBenjamin  Vicuüa  Mackenna,  ocupará  un  lugar  distingui- 
do o  acaso  el  primero  de  todos.» 

^  BuUian,  sin  eúibargo,  en  la  huella  que  habia  dejado  mi  misión 
i  que  venia  pisando  con  sorda  planta  la  Envidia,  la  Ingratitud, 
i  la  Mentira,  tres  horribles  parcas  que  no  conoció  la  mitolojíá 
materialista  del  paganismo  antiguo,  porque  sus  hoces  no  sega- 
ban vidas  sino  almas,  bullian  rumores  viles  a  los  que  rehusó 
respqnder  debde  lo  alto  de  mi  conciencia  inmaculada. 

Bastábanos  por  entonces  aquellos  epitafios  i  dejábamos  que 
se  ajitara  dentron  de  la  bóveda  en  que  el  silencio  habia  sepulta- 
do mis  acciones,  los  gqsanos  que  roen  todo  lo  que  parece  caido 
'  o  que  ya  ha  muerto.   <  s. 

La  hora  de  la  verdad  no  habia  llegado  pero  debia  llegar.'  I  lo 
que  en  el  forzoso  intervalo  hacíamos!  hemos  hecho  eraBSPSRAR! 
«No  ha  llegado  el  tiempo,  decíamos  por  la  prensa  en  época  ante- 
rior a  nuestro  regreso  a  GIjile  (9),  no  ha  llegado  el  tiempo  en 
3ue  losn^s  humildes  servidores  de  la  patria  tengan  el  derecho 
e  decir  cuanto  ban  trabajado,  cuanto  han  alcanzado  i  sobre 
todo,  cuanto  han  perseverado  i  cuanto  han  sufrido.... 

«Mientras  ese  día  llega,  sigamos  adelante  por  el  áspero  sende- 
ro, i  UeguemofiTa  la  cúspide,  sea  cual  sea  el  dolor  i  las  espinas; 
sea  cual  sea  la  suma  de  constancia  que  deba  oponerse  al  desa- 
liento; sea  cual  sea  el  vigor  i  la  osadía  que  debe  contrarestar  a 
la  persecución  convertida  en  sistema;  sea  cual  sea  en  fin  la  pie- 
dra de  descanso,  de  flores  o  de  abrojos,,  en  que  el  peregrino  de- 
be reposar  su  fatigada  cabeza,  al  volver  a  pisar  las  playas  de  la 
patria,  al  ponerse  de  rodillas  bajo  su  inmaculado  cielo,  al  besar^ 
junto  con  los  que  aun  nos  aman,  su  santo,  su  puro  i  su  indul- 
jen  te  regazo. 

«I  el  presentarme  ante  ella,  anadiamos  al  concluir,  con  mi 
frente  limpia,  con  mi  conciencia  tranquila,  con  mi  deber  cum- 

Slidomas  allá  de  lo  que  era  de  esperarse  de  las  frájiles  fuerzas 
el  hombre,  esa  será  mi  vAmoAD,  el  dia  en  que  sea  llamado  a 
cuentas  por  miienes  tienen  derecho  a  ello,  i  cuando  sin  reti- 
cencias ni  somoras,  el  país  quiera  saber  lo  que  cada  uno  de  sus 

(9)  Carta  citada  a  A.  Nuñez. 


-  141  - 

representantes  en  el  esterior,  los  humildes  como  los  poderosos, 
hayair  hecho  para  dar  cumplimiento  a  sn  misioni 

« 

«HASTA  ENTONCES  APLAZO  MI  RESPUESTA  DEFINITIVA  A  MIS  ACUSA- 
DORES!» 

Este  libro  es  esa  promesa  cumplida. 

El  plazo  había  llegado! 

En  presencia  pues,  de  las  revelaciones  contenidas  en  las  pa- 
jinas de  aquel,  la  posteridad,  para  la  que  ha  sido  escrito,  pro- 
nunciará su  fallo  augusto,  cuando  las  pasiones  hayan  muerto  i 
no  quede  d^  los  hombres  que  hoi  se  ajitan  en  la  escena  de  la 
vida  sino  un  poco  de  polvo  en  solitaria  fosa  i  en  poco  de  luz  en 
la  memoria  de  las  jeneraciones  como  recuerdo  de  sus  hechos 
humildes  o  preclaros. 


FIN. 


\ 


J 


índice 


DE  LAS  MATERUS  CONTENIDAS  EN  EL  TOMO  SEG13NÜ0 


CAPITULO  XXVII.~La  españa  i  los  estados  unidos  bajk>  el  misis- 
TEHio  SBWÁ^D^fEl  arbitraje  americano)^\iaÍQ  de  Mr.  Seward  a 
]a  Habana— Brindis  gue  pronunció  en  el  palacio  del  capitán  je- 
neral  sobre  el  americanismo  de  España  i  la  perpetuidaa  de  su 
dominación  en  las  Antillas— Reñexiones  sobre  esta  manifesta- 
ción—Llegan a  Nueva  York  en  pos  de  Mr.  Sewai;d  las  fragatas 
de  guerra  españolas  Carmen  e  Isabel  la  Católica—Objeto  nostil 
de  su  viaje— Mr.  Seward  pone  sin  embargo  a  su  disposición  los 
astilleros  de  gobierno  i  ofrece  reparar  aquellos  buques  de  cuen- 
ta de  los  Estados  Unidos— Alegría  con  que  la  Crónica  de  Nueva 
York  publica  estos  escándalos— Juicio  que  bace  sobre  ellos  el 
i7era¿a— Abnegación  del  joven  chileno  don  Gabriel  Cueto— Al- 
gunos cubanos  se  ofrecen  a  volar  los  buques  españoles;  pero 
Íro  rechazo  perentoriamente  ese  proyecto— Los  buques  espafie- 
es  se  hacen  repentinamente  a  la  mar  a  virtnd  de  una  estrata- 
jema  de  nuestra  ajénela— íntimas  relaciones  que  se  establecen 
en  consecuencia  de  la  política  de  Mr.  Seward  entre  f  spaña  i 
Estados  Unidos— Correspondeucia  de  Madrid  en  gue  se  revela 
la  sinceridad  i  ardor  de  aquellas  relaciones— Audacia  que  co- 
bran con  este  motivo  los  españoles— Abren  mis  cartas  en  la 
estafeta  i  queja  formal  que  interpongo  ante  el  administrador 
de  correos  de  Nueva  York,  a  consecueucia  de  un  aviso  de  dan 
A.  Modriguez— Reflexiones  del  A^w  York  HeraX  sobreesté  esta- 
do de  cosa-i— Magnitud  de  la  culpa  i  ceguedad  de  Mr.  Seward— 
Correspondencia  de  Madrid  sobre  este  particular— Carta  que 
escribo  con  este  mismo  motivo  al  gobernador  Andrews  de 
Massachussets— En  estas  mismas  circunstancias  i  con  comple- 
to i  previo  acuerdo  con  el  gobierno  español,  Mr.  Seward  tiene 
la  osadía  de  proponer  a  Chile  su  arbitraje— Recibimos  por  el 
telégrafo  el  despacho  en  que  lo  solicita— Como  descubrimos 
que  obraba  en  intima  coneccion  en  aquel  negocio  con  el  minis- 
tro español— Viaje  a  Madrid  i  regreso  a  Washmgton  del  coman- 
dante Olañeta,  adicto  militar  a  ía  legación  española  en  Esta- 
dos Unidos,  llevando  los  pliegos  de  aquella  combinación- 
Comprobación  documentada  de  esta  revelación  i  graves  reflec- 
ciones  a  que  se  presta— Mr.  Seward  propuso  su  primer  arbi- 
traje en  los  momentos  ea  que  se  prep^iraba  para  dirijirse'al 
territorio  enemiffo  i  el  secundo  cuando  tenia  noticia  positiva! 
oficial  de  que  Vamaraiso  iba  a  ser  borabardeado-^Notas  de  Mr. 
Ñelson  al  señor  Govarrúbias  sc^re  el  primer  arbitraje  i  cminioB 
[ue  yo  di  sobre  su  rechazo  a  nuestra  canciUeria  desde  Nueva 
^ork-*?rueba  auténtica  deque  Mr.  Seward  sabia  elbomdardeo 


fo! 


/ 


-  144  — 

al  tiompo  de  hacer  su  segunda  propuesta  de  mediación— Go» 
municaciones  que  dirijí  al  jeneral  Prado  i  al  ministro  Pa'*,heco 
del  Perú  sobre  él  carácter  i  antecedentes  de  esta  celada  di- 
plomática          4 

CAPITULO  XXVIII.— Fbatebtíizacion  hispaño-americ an a. —(if€&7co  i 
la  República  Árjen'tina).^}¡Le  propong[0  celebrar  una  conferen- 
cia de  los  represeiíitantes  de  la  América  española  en  Estados 
Unidos  para  uniformar  sus  opmiones  en  la  cuestión  de  Chile— 
Me  desanima  en  la  empresa  el  señor  Asta-Buruaga  i  la  abando- 
no—Los ministros  de  la  América  española  en  Norte- América- 
Atenta  caria  del  enviado  del  Brasil  señor  de  Zambuja— Moti- 
vos porque  me  asocio  mas  estrechamente  con  el  mmistro  de 
Méjico  que  con  el  de  otras  repúblicas— Kl  ministro  de  Méjico 
don  Matías  Ríimero— Servicios  mutuos— Nota  de  agradecimien- 
to gue  me  envía  el  gobiernii  del  presidente  Juárez— Intrigas 
de  áanta-Anna  en  Nueva  York-Mis  relariones  con  el  ministro  de 
la  República  Arjentina— Su  adhesión  a  (Jliile,  su  colaboración  a 
la  Voz  de  Am':rica  i  t»tros  servicios— Temprano  error  del  jene- 
ral Mitre  en  su  apreciación  de  nuestras  cuestiones  i  buena  fe 
con  que  lo  h.i  sostenido— Pasaje  de  su  correspondencia  de  1864 
.  on  que  se  de]a  ver  su  juicio  en  aquellas— Ideas  de  este  ilustre 
sud-americano  sobre  la  funesta  guerra  del  Paraguay  antes  de 
emprenderla  i  su  falsa  apreciación  de  la  opinión  iiública  de 
Chile  en  aquel  particular— El  señor  Sarmiento  me  comunica 
conüdencialmentje  documentos  que  demuestran  las  simpatías 
secretas  del  gobierno  arjentino  por  la  causa  de  Chile— Docu- 
mentos inéditos  sobre  la  mediación  arjentina  en  Francia  en  la 
cuestión  del  Pacifico 251 

• 

CAPITULO  XXIX,— La  independencia  de  cuba  i  puerto-rico.— La  in- 
dependencia de  Cuba  i  P^uerto-Rico  es  un  hecho  necesario  e 
inevitable— Pasmosa  riqueza  de  aquellas  posesiones— Su  eman- 
cipación es  el  complemento  de  la  mdependencia  americana,se- 
gun  Bolívar— El  poeta  cubano  Quintero.— Hechos  que  confir- 
man la  prefvision  de  aquel  iénio— Fenómeno  complejo  qiie  pre- 
senta la  independencia  de  Cuba  en  un  sentido  internacional- 
Porqué  estas,  islas  han  óe  pertenecer  a  los  Estados  Unidos— 
Jefferson,  Clay,  Polk,  Slidefl  i  el  Manifiesto  de  Ostende-Ansu- 
rreccion  inmiuente  de  Cuba— La  escuadra  i  el  ejército  español 
que  la  guarnecen— Cómo  el  clima,  la  topografía,  el  odio  de  cas- 
tas i  la  desproporción  de  éstas  favorece  la  empresa  de  su  líber* 
tad  interna— Horrores  de  la  esclavitud  en  Cuba— Sociedades  se- 
cretas—Félix Várela— Heroísmo  escepcíonal  que  necesitan  los 
cubanos— Suplicio^  én  Puerto-Principe  en  1 826— Inmolación  de 
Plácido  i  sus  compañeros  en  Matanzas— Espedicíones  de  Narci- 
so López  en  1650  i  1851— Suplicio  de  Armenteros  en  Trinidad  i 
de  Agüero  en  Puerto-Príncipe— Conspiración  frustrada  de  la 
Vttelta  iá¿>a;o— Suplicio  de  Facciolo  en  la  Habana— Intentos  de 
Estrampes  i  Pinto  i  su  castigo— Carácter  inaividual  rie  todos  Jos 
levantamientos  en  Cuba— Carencia  de  un  jériio— Inflnencia  de 
los  últimos  acontecimientos  polUifeos  de  América  en  la  situa- 
ción de  Cuba— Espedí cion  española  a  Méjico- Levantamiento  i 
espulsion  de  Santo-Domingo— Gobierno  del  jeneral  Dulce— 
Abolición  de  la  esclavitud  en  los  Estados  Unidos— Proyecto  de 
concesiones  políticas  hechas  por  Kspaña— El  conde  de  Pozos- 
Dulces— El  Siglo  i  el  Diario  de  la  Marina—Sociedad  republicana 
de  Cuba  i  Pucrío-Zléco— Don  Juan'  Manuel  Macias— Diagrama  de: 
lo»  partidos  políticos  de  Cuba— Los  pen%nsuLare&^\  pirata 
Marti— €osa&  de  España  i  cosas  de  Ghiie^Los  concesUmUtas^ 


—  145  — 

Les  anexio^^tas^Loñ  independiente^^hm  previa  de  propa- 
ganda—Servicios  que  on  este  sentido  prestó  la  Voz  de  Aménca 
1  sumario  de  sus  artículos— Las  tres  grandes  causas  de  la  este- 
rilidad de  nuestra  guerra— Error  clásicode  nuestra  política  ai 
buscar  un  desenlace  de  aquella  en  el  Pacifico  i  no  en  el  Atlán- 
tico—Opinión de  los  cubanos  a  este  respecto— Falsa  base  de 
mis  instrucciones  i  de  las  espectativas  del  gobierno— Me  ad- 
hiero francamente  al  partido  revolucionario— Ofrezco  igual 
cantidad  de  recursos  a  la  que  apresten  los  cubanos— Gorres- 

f>ondencia  con  la  Sociedrd  republicana  de  Cuba  i  Puerto-Rico — 
nsinúo  la  necesidad  previa  de  actos  positivos  para  empeñar  la 
cooperación  de  Chile— Desconfianza  de  los  cubanos  sobre  las 
promesas  de  éste— Carta  del  doctor  Bassora— Pido  al  gobierno 
instrucciones  positivas  i  la  cantidad  de  cien  mil  pesos  para  en- 
trar en  acción— Respuesta  que  recibo— Fragmentos  de  mi  co- 
rrespondencia oficial  relativa  a  los  asuntos  de  Cuba— Efectos 
de  la  guerra  de  Chile  en  las  Antillas  españolas— Ajitacion  en 
Ruerto-Rico  i  bando  que  se  promulga  en  consecuencia— El  ca- 
pitán jeneral  Marchessi— Circular  &i  general  Dulce  declatando 
a  Cuba  en  estado  de  guerra— Persecución  de  la  Voz  de  América 
—Levantamiento  de  Villa  Clara— Nuevas  causas  que  aumentan 
la  ajitacion— Elecciones  de  la  junta  consultiva— Triunfo  de  los 
concesionistas  sobre  el  partido  peninsular— Carácter  de  los 

{)rmcipales  elejido&-^uestion  de  emancipados  i  de  abolición  de 
a  esclavatura— Dimisión  del  jeneral  Dulce— Ilusiones  de  los 
concesionistas  de  buena  fé  i  esfuerzos  que  hacemos  en  la  Voz 
¿6  i4mer¿ca  para  desvanecerlas— Su  tardío  desengaño— Cunde 
la  ajitacion  en  Cuba- Duelos  a  muerte  entre  peninsulares  i 
criollos  en  la  Habana  i  Santiago  de  Cuba— Tumultos  en  el  tea- 
tro de  Tacón— Proclamas  clandestinas  pidiendo  el  esterminio 
de  los  españoles— Momentos  supremos  de  la  acción- La  Voz ' 
deAwérica  abandona  el  terreno  de  la  discusión  razonada  i  lla- 
ma a  los  cubanos  a  las  armas— La  ajitacion  de  Cuba  coincide 
con  el  bombardeo  de  Valparaíso- Plan  que  en  consecuencia 
someto  al  gobierno  de  Chile  sobre  una  invasión  de  Cuba  con  un 
cuerpo  de  tropas  peruano-chilenas,  via  Panamá— Someto  igual 
idea  al  jeneral  Prado  i  éste  la  acepta— Busco  la  realización  de 
igual  empresa  en  las  costas  de  Venezuela— Correspondencia 
que  con  este  motivo  cambio  con  el  ministro  Bruzual  en  Cara- 
cas—Esfuerzos que  hago  en  el  mismo  sentido  en  los  Estados 
Unidos  de  Colombia— Carta  al  jeneral  Gutiérrez  i  su  entusiasta 
contestación- EljeneralPaezofrecesusserviciosaChile  si  la 

guerra  continúa  o  si  se  lleva  a  Cuba— Nota  del  gobierno  de 
hile  que  pone  término  a  mi  misión— En  el  carácter  de  simple 
ciudadano  sigo  cooperando  a  la  insurrección  de  Cuba— Sohci- 
to  del  Encargado  de  negocios  de  Chile  en  Washington  los  fon- 
dos necesarios  para  comprar  mil  fusiles  pero  sin  resultado— 
Quinientos  pesos  del  tesoro  de  Chile  para  la  libertad  de  las  Anti- 
llas españolas— Sucesos  posteriores— Motin,  fusilamientos  i 
suicidios  en  Puerto-Rico— Persecución  de  los  diputados  conce- 
«ionis/a5— Inminencia  de  la  emancipación  de  Cuba  i  Puerto- 
Rico  si  se  les  presta  apoyo  desde  el  esterior 35 

CAPITULO  XXX.— La  escuadrilla  de  estados  unuos.— Como  he- 
mos resuelto  las  cuatro  proposiciones' que  presentamos  en  el 
6 refació  de  este  übro  sobre  la  compra  ue  buques  en  Estados 
ilidos— Trece  reflexiones  jenerales  sobre  aquellas  negociacio- 
nes—Sstracto  completo  de  mi  correspondencia  oficial  con  el 
gobierno  de  Chile  sobre  aprestos  navales  después  de  la  deten-. 
cion  del  Meteoro^Esíracw  de  mi  correspondencia  con  el  señor 

19 


—  146  — 

Asta^Buruaga  i  el  gobierno  de  Chile  sobre  compra  de  cafiones 
de  grueso  calibre— Compra  de  la  cañonera  Poncas  i  minuciosa 
correspondencia  del  capitán  Willson  sobre  los  trabajos  que  se 
hicieron  en  ella  para  dejarla  en  un  perfecto  estado  de  guerra- 
Carta  circular  dirijida  a  los  comandantes  de  buques  comprados 
en  Estados  Unidos  pidiéndoles  una  reseña  franca  i  completa 
sobre  la  condición  actual  de  aquellos— Contestación  del  coman- 
'    dante  Aguayo  sobre  el  Poncas  i  documentos  con  que  la  acom- 
paña—Carta del  señor  Covarrúbias  en  que  nos  pide  mandemos 
buques  i  cañones  a  todo  trance-^Resolvemos  en  consecuencia^ 
de  acuerdo  con  el  señor  Asta-Buruaga,  el  apartamos  de  las 
instrucciones  i  mandar  los  buques  que  fuera  posible  comprar 
a  crédito,  aunque  no  fuesen  propiamente  de  guerra— Estracto 
de  la  correspondencia  del  capitán  Willson  sobre  sus  esfuerzos 
infructuosos  para  encontrar  buques  en  los  principales  puertos 
de  Estados  Unidos— Estractos  de  la  correspondencia  del  señor 
Asta-Buruaga  con  el  gobierno  de  Chile  sobre  el  mismo  asunto- 
Compra  del  IsabeUa^  del  Ne-Shayr-Aock  i  del  Cherokee— Lien,  de 
Europa  don  Federico  Barreda  como  ministro  del  Perú  en  Esta- 
dos unidos— De  acuerdo  con  el  último  i  el  señor  Asta-Burúaga 
prosigo  la  negociación  para  comprar  la  fragata  de  guerra  /&- 
%o— Carta  que  escribo  a  ambos  soore  el  particular— Resuelven 
aplazar  la  compra  de  aquel  buque— Reflexiones  sobre  el  corso  i 
los  corsarios— Estracto  de  nu  correspondencia  oficial  con  el 
gobierno  de  Chile  sobre  la  misma  materia— Enviamos  a  Chile 
al  torpedista  Fay.  i  mala  acojida  que  se  le  hace— Curiosa  pro- 
puesta para  revelar  el  secreto  de  un  torpedo  por  la  suma  de 
ciento  cincuenta  mil  pesos 

CAPITULO  XXXI.— El  regreso.— Regocijo  con  que  recibo  la  orden 
de  regresar  a  Chile— Carta  del  señor  Covarrúbias  sobre  los  mo- 
tivos de  ésta.— Cartas  que  escribo  al  mismo  señor  Covarrúbias 
i  al  Presidente  de  la  república  sobre  las  verdaderas  causas  de 
esa  órdun— Estado  de  la  política  americana  antes  de  mi  regre- 
so—Efectos sobre  la  opinión  pública  i  la  pronsa  del  bonü)ardeo 
de  Valparaiso.— El  «honor  de  Bspaña»  según  la  Voz  de  América 
i  amenazas  de  muerte  que  se  nos  diryen  por  nuestros  escritos 
—Opinión  del  alnürante  Farragut  sobre  la  conducta  del  como- 
doro Rodgers  i  burlas  que  la  pfensa  hace  a  éste— El  Congreso 
Americano  rehusa  tomar  en  donsideracion  floa  documentos  ofi- 
ciales relativos  al  bombardeo  de  Valparaiso,  i  al  día  siguiente 
aprueba  por  unanimidad  un  voto  de  congratulación  al  Czar  de 
Rusia  por  haber  escapado  de  un  asesino— Infructuoso  envío  de 
un  correo  degabineU^  a  Chile ^  a  virtud  de  los  avisos  tardíos  so- 
bre el  bombardeo  de  Valparaíso  de  Mr.  Seward.— Importancia 
de  la  última  declaracioi;i  de  M.  Rouher  sobre  el  bombardeo  de 
Valparaiso— Ignominioso  mensaje  del  presidente  Johnson  al 
Congreso  pidiendo  autorización,  para  tomar  medidas  coersiti- 
vas  sobre  el  Ecuador  por  un  cobro  de  diez  milpesos^El  Con- 
flreso  americano  pidp  los  documentos  relativos  a  la  deuda  de 
Venezuelacón  igual  propósito— La  doctrina Monroe  según  el 
Federalista  de  Caracas.— Efecto  de  la  noticia  del  dosdema- 
yo.— Carta  del  jeneral  Prado  comunicando  este  hecho  de  armas 
—La  prensa  se  desencadena  contra  la  política  de  Mr.  Seward 
en  Sud  América'— Artículos  del  Herald  i  de  la  Voz  de  América 
sobre  este  particular^El  Tim^,  órgano  de  Mr.  Seward,  protes- 
ta por  la  pnmera  vez  contra  la  barbarie  de  España—Célebre 
nota  de  Mr.  Seward  declarando  los  principios  de  la  política 
de  Estados  Unidos  con  respecto  a  las  repúblicas  l^spano-ame- 
ricanas  i  en  completo  acuerdo  con  las  revelaciones  de  este  ü- 


69 


—  147  — 

■ 

l)ro»*Juicio  de  Mr.  Nelson  sóbrela  política  de  Mr.  Seward.*- 
Curiosos  documentos  sobre  esta  misma  |)olitica  en  la  cuestión 
mejicana— Verdadera  versión  de  la  doctrinaMonroe— Conven- 
cimiento que  logro  inspirar  sobre  ella  a  los  hombres  de  Esta- 
do de  Chile— Carta  de  don  I^ederico  Errázuriz  a  este  propósito 
—Desenlace  de  mis  ruidosos  procesos.^— Los  feni«mos  organi- 
zan rejimientos  en  las  ciudades  principales *de  Estados  Unidos 
i  marchan  armados  sobre  el  Canadá.— Se  propone  en  el  Con- 

greso  abolir  las  leyes  de  neutralidad  en  obsequio  de  la  repú- 
lica  feniana— Humbugs  con  npotivo  de  mi  visita  al  jefe  de  ésta 
—Manía  de  las  abreviaturas  de  nombre  en  Estados  Unidos- 
Carta  que  escribo  a  mí  abogado  sobi*e  la  negativa  de  los  tribu- 
nales para  seguir  Juzgándome— Preparativos  de  viaje— Tras- 
paso la  propiedad  de  la  Voz  de  América  a  los  patrio t£^  de  Cuba 
—Folleto  que  publico  en  ingles  sobre  ChUe— Su  vasta  circula- 
ción i  buenos  resultados.— El  comercio  de  Estados  Unidos  con 
Chile.— Regreso.— Nota  confidencial  al  gobierno  de  Chile  sobre 
el  estado  político  del  Perú  en  j[ulio  de  1866— Artículos  publi- 
cados en  efCom«rdo  de  Lima  sobre  la  alianza  con  ChUe— Sus- 
cricion  para  el  monumento  de  Calvez  levan t<ada  en  Nueva  York 
i  nota  que  cambio  con  este  motivo  con  el  gobierno  del  Perú- 
Nota  en  que  doi  por  termmada  mi  misión— Honrosa  contesta- 
ción del  gobierne  de  Chile— Juicios  benévolos  sobre  mi  persona 
.-Una  promesa  cumplida.— Conclusión 118 


índice 


m  LAS  MATERIAS  CONTENIDAS  EN  EL  APÉNDICE  (1) 


DOCUMENTO  A. -Carta  de  B.  Víciiüa  Mackenua  al 
director  de  la  Época  de  Madrid,  don  Diego  Coello  t 
Ouezada,  sobre  las  causas  intimas  i  verdaderas  de 
la  guerra  entre  Chile  i  Espafia páj.  1 

Editorial  de  la  Época  del  10  do  diciembre  de  1865, 
comentando  la  cai'ta anterior ti 

DOCUMENTO  B.— Labepúblicá  de  chile.— Conferencia 
ante  el  Ctub  de  los  Viajeros  de  Nueva  York  sobre  la 
condición  presente  i  porvenir  de  Chile,  por  B.  Yi- 
cuQa  Mackenna.  (Traducida  del  Times  de  Nuera 
York  por  Bartolomé.  Mitre,  hijo,  secretario  de  la 
Legucion  de  la  República  Arjentina  en  Estados 
Unidos.) 14 


Peculiar  posición  jeográllca  de  Ciiile. 

lenidad  de  razas. 

Variedad  de  clima. 

Inmensa  cptension  de  costa. 

Bidiculez  del  bloqueo  español. 

Influencia  particular  del  Océano. 

Jeolojia  de  Chile. 

Los  tres  reinos  de  la  naturaleza* 

Minas  de  plata. 

Inmensa  producción  de  cobre. 

Su  riqueza  ^n  agricultura. 

La  sociedad  de  Chile. 

Santiago. 

Apuntes  históricos. 

Influencia  de  los  Estados  Unidos. 

Honores  a  Washinton  i  Lincoln. 

Gobierno  e  instituciones  políticas  dd  Chile. 


14 
15 
15 
15 
16 
16 
17 
18 
19 
20 
20 
21 
22 
22 
23 
24 
25 


(1)  El  Apéndice  tiene  distinta  faliacion  de  la  del  testo.  Se  advierte  esto 
para  la  referencia  a  la  tabla  de  materias. 


I 

—  150  — 

Leyes .  sobre  estraDjeros— «migración .  26 

El  ejército.  •  27 

Bstableclmientos  de  beneficencia.  27 

Principios  de  gobierno  popular.  27 

Periódicos.  27 

Educación  pública.  28 

Ferrocarriles.  2S 

El  Perú  ha  de  aliarse  con  Chile  en  esta  guerra  32 

Chile  nada  pierde  en.  una  guerra  con  España.  33 

DOGÜKENTO  C— Dos  cartas  a  don  Ai)elardo  Nufiez 

sobre  la  yanidad  humana  o  sea  Embajador  i  reo 35 

Carta  primera— El  embajador.  35 

Carta  segunda— El  reo.  41 

Comentarios  de  la  prensa  de  Nueva  York  sobre 
los  sucesos  anteriores.  ~      51 

I  Editorial  del  iV^w  York  Herald  del  3  de  agosto 

•    de  1866 51 

II  Defensa  de  las  repeblicas  de  Sud-América  con. 
Ira  los  ataques  de  los  corresponsales  de  los 
diarios  americanos.  (Carta  de  don  B.  Mitre,  se- 
cretario de  la  Legación  Arjentina  en  los  Esta- 
dos Unidos  al  editor  del  A'cw  York  Herald,) 53 

III  Carta  del  Dr-  Bogers,  ex-cónsul  de  Chile,  al 

Afew  York  Tribune  con  el  motivo  anterior 55 

IV  Articulo  déla  República  de  Santiago  del  13  de 
setiembre  de  1866  sobre  los  comentarios  ante- 
riores. ..:....: •  .  56 

V  Carta  al  editor  del  New  York  Herald,  Mr  James 
Gordon  Bennet.  sobre  Jas  publicaciones  dadas 
a  luz  sn  la  República  de  Santiago  del  14  de  se- 
tiembr^de  1866 58 

DOCUMENTO  D.— Comunicaciones  relativas  a  la  diver-  ^ 

{'encía  de  opiniones  que  hubo  entre  el  Encargado  de 
>^egocio8  de  Chile  i  su  Ájente  Confidencial,  con 
motiyo  del  intento  de  arresto  del  último.     ...        60 

I  Carta  del  señor  Vicufia  Mackenna  al  señor  As- 
ta-Buruaga  est)oniéndo]e  ios  hichos  que  moti- 
varon su  mtento  de  arresto 60 

n  Comunicación  del  señor  Vicuña  Mackenna  tí 
señor  Covarrúbias,  sobre  su  diverjencia  con 
el  señor  Asta-Buruaga 64 

III  Despacho  del  señor  Asta-Buruaga  al  señor  Co- 
varrúbias sobre  el  asunto  anterior 68 

IV  Despacho  del  señor  Covarrúbias  al  señor  Vi- 
cuña Mackenna  relativo  a  las  comunicaciones 
anteriores 69 

V  Despacho  al  señor  Covarrúbias  haciéndole 
algunas  observliciones  sobre  el  contenido  de 

la  nota  anterior .    •.  70 

DOCUMENTO  E.— Manifiesto  del  cónsul  de  Chile  en 

Nueva  York,  dou  Estévan  Rogers.     .....        72 

DOCUMENTO  F.— Correspondencia  del  ministro  espa- 


—   151  - 

fiol  en  Washington  don  Gabriel  Garda  i  Tassara, 
con  el  ministro  de  Estado  de  Washington  sobre 
yarias  de  mis  operaciones,  como  Ajenie  Confidencial 
de  Chile  en  los  Estados  Unidos 79 

DOCUMENTO  G.— Relación  publicada  por  el  New  York 
Herald  del  18  de  marzo  de  1866  sobre  la  estrataje- 
ma-que  dio  lugar  a  la  repentina  salida  del  puerto 
de  NueTa  York  de  las  fragatas  españolas  Carmen  e 
Isabel  la  Católica.    •     . 89 

DOCUMENTO  H.— Primer  despacho  de  Mr.  Seward 
ofreciendo  solapadamente  el  arbitraje  de  los  Esta- 
dos Unidos  en  la  guerra  con  Espaüa 95 

DOCUMENTO  1.— Cartas  ^ei-gobernador  del  Estado 
de  Massachussets,  Mr.  J.  A.  Andrews  sobre  la  po- 
lítica de  Mr.  Seward,  solicitando  su  influencia  per- 
sonal para  modificarla •     .        96 

I  Carta  en  que  refiero  al  señor  Asta-Buruaga  mis 
conferencias  con  el  gobernador  Andrews 101 

n  Estrado  de  un  despacho  al  señor  Govarrúbias 
del  9  de  marzo  de  1866  en  que  comunico  el  re- 
sultado de  ios  pasos  dados  por  el^obernador 
Andrews  en  Washington  con  el  objeto  de  mo- 
dificar la  política  hostil  de  Mr.  Seward.    ...         102 

DOCUMENTO  J.— Notas  diplomáticas  relativas  a  las 
proposiciones  de  mediación  i  arbitraje  hechas  por 
los  Estados  Unidos  en  febrero  de  1866,  antes  del 
viaje  de  Mr.  Seward  a  Cuba  i  en  abril  del  mismo 
alio,  después  de  saberse  oficialmente  en  Wasbing-* 
ton  que  Valqaraiso  iba  a  ser  bombardeado.     .     .       104 

I  Despacho  de  Mr.  Seward  ofreciendo  su  segun- 
da mediación  en  febrero  de  1866 104 

U  Conteitacion  del  señor  Govarrúbias  a  la  ter- 
cera proposición  dé  arbitraje 105 

DOCUMENTO  K.— Diversos  fragmentos  de  mi  corres- 
pondencia con  los  gobiernos  del  Perú  i  de  Chile  con 
motivo  de  la  mediación  i  arbitraje  propuesto  por 
Mr.  Seward  de  acuerdo  con  el  gobierno  espaüol, 
en  abril  de  1866 107 

I  Nota  con  (¡ue  trasmito  al  gobierno  del  Perú  co- 
pia autorizada  del  despacho  de  mediación  del 

•  19  de  abril 107 

II  Carta  particular  al  mismo  sobre  el  arbitraje...        IOS 
UI  Carta  particular  al  señor  Govarfúbias  sobre 

el  mismo  asunto.    ...........        110 

IV  Carta  particular  al  seflor  Asta-Buru«nga  sobre 
el  motivo  anteoor *.         112 

i 


—  152  — 

I 

V  Estractosdemi  corre^ondencia  oficial  sobre 

el  aii)itraje  de  Mr.  Seward tí? 

VI  Estracto  de  mi  despacho  de  10  de  mayo  de 
1866  al  grbierno  de  Chile  por  el  que  consta 
que  Mr.  Seward  sabia  ofícialmente,  antes  de 
ofrecer  el  arbitraje  del  19  de  abril,  que  Valpa- 
raíso iba  a  ser  bombardeado 115 

Carta  particular  al  jeneral  Prado  sobre  las  diver- 
sas mees  que  presentaba  el  arbitraje  propues*- 
to  por  Mr.  Seward 115 

DOCUMENTO  L.— Notas  relativas  a  los  servicids  pres- 
tados a  la  causa  de  Méjico  por  la  Voz  de  América...       119 

DOCUMENTO  Ll.-— Correspondencia  relativa  a  las  pro- 
posiciones de  mediación  hechas  por  el  gobierno 
arjentino  ante  los  gobiernos  de  Paris,  Madrid  i 
Londres,  con  motivo  del  conflicto  chiíeno-espafiol.       121 

DOCUMENTO  M.—Sumario  de  los  artículos  publicados  ^ 
en  la  Voz  de  América  en  la  serie  comprendida  entre 
el  21  de  diciembre  de  1865  i  el  21  de  junio  de  1866      128 

DOCUMENTO  N.— Correspondencia  con  la  Sociedad 

Republicana  de  Cuba  i  Puerto  Rico 138 

DOCUMENTO  Ñ. --Carta  del  Dr.  don  J.  F.  Batsora, 
sobre  la  cuestión  de  Cuba  i  Puerto  Rico  con  rela- 
ción a  Chile. .       14& 

DOCUMENTO  O.— Fragmentos  de  mi  correspondencia 
con  ei  gobierno  de  Chile,  relativos  a  las  Antillas 
españolas,  estractados  por  orden  croaolójico.     •     .       ISO* 

DOCUMENTO  P.— Estracto  de  mi  correspondencia  ofi- 
cial con  el  gobierno  de  Cbile  sobre  la  adquisición 
de  los  vapores  Porteas^  Isabella,  Ne-Shaw-^Nock  i 
CherokeCj  asi  como  de  las  diversas  baterías  de  ca- 
ñones, que  vinieron  en  el  primero  i  último  i  en  la 
barca  Fanny  Rockland,     ..,?-.•.. 

DOCUMENTO  O- — Estracto  de  mi  correspondencia  ofi- 
cial sobre  la  compra  de  cañones  Parrot.     .     .     .       184 

I  Nota  al  señor  Asta-Buruaga  sobre  cañones  en 
jeneral -         184 

II  Nota  al  señor  Asta-Bunia^a  sobre  la  compra  de 

los  cañones  c[ue  trajo  a  Chile  la  Fanny  Rockland        186 

III  Comunicaciones  al  gobierno  de  Chile  sobre 
los  cañones  de  la  Fanny  Rockland  i  envío  de 
artilleros 188 

DOCUMENTO  R. --Datos  relativos  al  vapor  Poneos  (hoi 

Nuble) 19a 

^         I  Correspondencia  del  capitán  WiÜson.    ...         190 


—   Í53  — 

n  Correspondencia  con  el  gobierno  de  Chile  so- 
bre la  negociación  del  Poneos 192 

m  Estracto  de  una  correspondencia  publicada 
en  el  Mercurio  de  Valparaíso  sobre  el  vapor 
J^uble  por  un  oflcial  de  marina,  i  leido  en  la  se- 
sión de  la  Cámara  de  Diputados  de  27  de  junio, 
con  motivo  del  proyecto  de  lei  sobre  venta  de 
buques •    .  ^.        194 

IV  Juicio  sobre  el  ífubie  de  la  Memoria  de  Marina 

/        de  1867  .    •    •    .    • i9i 

V  Memoria  del  comandante  del  Nuble  don  Mar- 
tin Aguayo  sobre  sus  cualidades^  defectos,  re-    '^ 
paraciones,  etc.,  escrita  en  contestación  a  la 
carta  circular  del  autor  publicada  en  el  capitu- 
lo KXX  del  testo.   *. 195 

VI  Documentos  a  que  se  refiere  la  memoria  an- 

terir.  .    ., :    .    .    .         199 

Vil  Carta  reciente  del  capitán  Willson  sobre  las 
acusaciones  que  se  le  han  diriiido  por  infideli- 
dad en  la  compra  de  buques  i  especialmente 
d^  vapor  Poneos  i  mi  contestación.    .    :    .    .        20^ 

DOCUMENTO  S.— Datos  sobre  el  vapor  Isabdla  (boi 

Coneepeion).  ..•.,.....••      20& 

I  Correspondencia  del  capitán  Willson.    ...        205 

II  Nota  al  señor  Asta-Buruaga  consultándole  so- 
bre la  compra  del  Jsabeua 207 

III  Noticias  dadas  por  la  Bepública  de  Santiago 
del  23  de  agosto  de  U66|  sobre  la  llegada  del 
Tsabella 208 

IV  Juicio  sobi^e  el  ísabella  de  la  Memoria  de  Ma- 
rida de  1867.    .    .  ' -    -         209 

V  Carta  del  comandante  del  vapor  IsabeUa  don 
Galvarino  Rivero  sobre  las  condiciones  del  bu- 
que de  su  mando 209 

DOCUMENTO  T.— Datos  sobre  el  vapor  Ne-Shaw-Nock 

[hoi  Arauco) 21t 

I  Correspondencia  del  capitán  Willson.    ...        211 

II  Despacho^l  señor  Asta-Suruaga  dándole  cuen- 
ta de  la  negociación  del  Ne-Shavf-Noek.    .    .    .        215 

ni  Primer  informe  sobre  el  vapor  Ne-Shaví'Noek,        217 

IV  Carta  al  señor  Ministro  de  Marina  sobre  el  va- 
por i\e'Shavv-iyock.  (De  la  República  de  Santiago 

del  11  de  agosto  de  1866.)    .......        218 

V  Carta  a  don  Miguel  Luis  Amunátogui  sobre  Ja 
polémica  que  se  suscitó  en  Santiago  i  Valparaí- 
so con  motivo  del  vapor  Ne-Shayi-iYock.    .    .    .    ,    222 

VI  Carta  del  capitán  don  Onofre  Costa  compro- 
metiéndose a  armar  suficientemente  el  JVe- 
iSAaw-A'ocA'y  publicada  en  la  República  del  18  de 
agosto  de  1865 •         235 

VII  Segundo  informe  sobre  el  \a,poTlíe-ShaW'Nock       235 

VIII  Carta  del  señor  Ministro  de  Marina  sobre  el 
primer  ensayo  del  AeShaw-Nock 237 

IXGarta  al  capitán  Willson  sobre  dificultades  que 
se  suscitaban  en  la  entrega  del  Ai0-k$Aúrw-^ocA.        239 

20 


—  154  — 

X  Juicio  sobre  el  vapor  Araueo  de  la  Memoria  de 
Marina  de  1867 240 

DOCUMENTO  U.— Datos  sobré  el  vapor  Cherokee  (hoi 

Aneud).     .     , 240 

'         I  Correspondencia  del  capitán  Willdon.    ...        240 

II  Comunicación  a  la  Eepublica  del  29  de  setiem- 
bre sobre  la  llegada  del  Cherokee  a  Valparaíso..        241 

ni .  Informe  sobre  el  estado  del  Cherokee  en  agos- 
to de  1867 242 

IV  Juicio  sobre  el  vapor  Cherokee  de  la  Memoria 

de  Marina  en  18^ 243 

V  Correspondencia  del  comandante  del  vapor 

^  Áncud  don  Juan  E.  López  sobre  la  condición  ^ 

actual  de  aquel  buque .  243 

VI  Juicio  sobre  la  condición  actual  de  los  bu- 
ques comprados  ;en  Estados  Unidos 245 

DOCUMENTO  Y.— Suscinta  memoria  presentida  al  Mi- 
nisterio de  Marina  sobre  las  adquisiciones  navales 
hechas  en  Estados  Unidos.     ••.....       246 

DOCUMENTO  W.— Estractos  de  mis  comunicaciones 

oficiales  con  el  gobierno  de  Chile  sobre  corsarios...       253 

DOCUMENTO  X. -Torpedo  Fay 256 

Propuestas  hechas  porelcoronelS.  E.  ForShey 
para  revelar  el  secreto  de  un  torpedo  subman- 
no  1  continental  por  la  suma  de  150,000  pesos.  .        258 

DOCUMENTO  Y.— NoUs  oficiides  relativas  a  cuentas..      259 

I  Nota jeneral  al  señor  Asta-Buruaga  sobretodos 
los  gastos  hechos  en  Estados  Unidos  para  ad- 
quirir elementos  de  guerra 259 

III  ríota  del  señor  Asta-Buruaga  al  gobierno  de 
Chile,  refiriéndose  a  las  cuentas  anteriores.  .  .        267 

m  Notas  del  gobierno  de  Chile  sobre  ahonos  de 
mis  sueldos,  gastos  de  viaje,  etc 26B 

DOCUMENTO  Z.—Cartas  al  jeneral  Prado  i  don  José 
Calvez,  solicitando  recursos  del  Parü  por  no  en- 
viarse de  Chile 271 

DOCUMENTO  A  A.-  Cartas  a  don  Alvaro  Covarrtíbias 
i  al  Exmo.  sefior  den  José  Joaquín  Pérez  sobre  los 
verdaderos  motivos  aue  pusieron  término  a  mi  mi- 
sión en  Estados  Unióos 273 

DOCUMENTO  B  B. —Comunicaciones  relativas  al  envió 
de  un  correo  de  gabinete  anunciando  las  órdenes 
terminantes  de  bombardear  a  Yalparaiso,  que  se 
comunicaron  a  la  Legación  de  Chile  en  Washing- 
ton por  el  Ministerio  de  Relaciones  Esteriores  el  4 


— .  155  — 

de  abril  de  1866,  esto  es,  cnatro  dias  después  d'h 
cofasumado  el  crimen ,      282 

I  Despacho  en  que  anuncio  al  señor  Covarrú- 
bias  aquellas  órdenes  junto  con  la  certidumbre 
de  que  el  ministro  Seward^  tenia  conocimiento 
de  ella  desdé  mediados,  ue'  lebrero,  esto  es, 
mes  i  medio    antes  de  la  consumación  del    ^ 

n  Carta  al  jefe  de  la  casa  de  Alsop  i  Ga.  rogándole 
fletara  un  vapor  en  Panamá  para  Uevar  a  Val- 
paraiso  el  anuncio  del  bombardeo '284 

Iir  Instrucciones  dadas  al  correo  de  gabinete 
Hunter  para  su  viaje  a  Chile 234 

rv  Carta  afjeneral  Praido  sobre  el  asunto  anterior        286 

V  Carta  al  ministro  de  Chile  en  lima  sobre  el 
mismo  asunto 287 

VI  Carta  al  intendente  de  Coquimbo  sobre  el 
anterior  negocio. 288 

VII  Artículos  de  los  diarios  de  la  Habana  i  Nueva 
York  comunicando  las  noticias  trasmitidas  por 
Mr.  Seward  en  los  mismos  dias  en-  que  éste  lo 

tiacia  ocultamente 2S^, 

DOCUMENTO  ce. —La doctrina  Monroe  en  presencia 

del  dos  de  ma^o 291 

I  Editorial  del  i^ew  York  Hétald  dell .  <=>  de  junio 
,      de  t866— «La  diplomacia  de  Mr.  Sewara  i  la 

doctrina  Monroe». 29i 

n  Editorial  de  la  Voz  de  América  Aq\  1.<=>  de  ju- 
nio dd  1866— «La  América  vencedora,  la  doc- 
trina Monroe  lia  Union  Ameri(|ana».  .  -   -  -        294 

DOCUMENTO  D  D.  —Editorial  del  Time»  de  Nneva  York 
,  del  1.^  de  junio  de  1866  con  motivo  de  la  noticia 
del  ataque  del  Callao  el  2  de  mayo 300 

DOCUMENTO  E  B.— Célebre  nota  de  Mr.  Seward,  es- 
crita a  petición  del  jeneral  Kilpatrick  para  desvane- 
cer los  malos  efectos  de  la  política  de  Wasbinton 
en  Chile  .     .     .     .     , 302 

DOCUMENTO  FF.— Datos  relativos  a  la  política  de 
Estados  Unidos  en  Méjico  durante  la  invasión 
francesa 304 

I  Dc^spacho  al  gobierno  de  Chile  sobre  envió  de 
armas  a  Maximiliano  con   aquiescencia  del 
gobierno  de  Washington. 304 

II  Articulo  de  la  Voz  de  América  anunciando  el 
hecho  a  que  se  refiere  el  despacho  anterior. . .        305 

ni  Discurso  do.l  diputada  Tadeo  Stevens  en  junio 
de  1866  apoyando  la  garantía  de  Estados  Uni- 
dos para  un  empréstito  de  30  millones  de  pe- 
sos cen  hipoteca  de  los  Estados  de  Sonora,  Si- 
naloa,  Chuiuiíhua  i  la  Baja  California.    ...        306 


é  f 


JV 


—  156  — 

Discurso  del  ieneral  Sturm,* ájente  militar  de  ^ 
Méjico  en  los  Estados  Unidos^  pronunciado  en 
una  serenata  que  le  ofrecieron  los  amigos  de 
iféjico  en  la  noche  del  1.  ©de  junio  de  1807.  .  .        307 

\\  Discurso  del  senador  Chandler  de  Michigan 

•   én  junio  de  1867,  con  motivo  de  la  ejecución 
de  "Maximiliano ,    :    .    .    .         30}i 

VI  Moción  del  diputado  Brook  en  julio  de  1867 
con  motivo  de  la  ejecución  de  Manmiliano.  .        3l>9 

Vil  Editorial  del  A'cw  York  ,Herald  con  el  título 
de  «el  reino  del  terror  en  Méjico,»  con  motivo 
de  la  ejecución  de  Maximiliano 309 

VIH  Articulo  del  Pájaro  Verde,  diario  de  Méjico, 
del  25  de  junio  de  1867,  trascrito  por  el  Mor- 
ning  CronicleáeV^Sishmgíon  del  15  de  julio 
sobre  la  manera  como  pra  apreciada  por  los 
mejicanos  la  política  del  gobierno  americano 
en  la  cuestión  franco-austriara 310 

IX  Discurso  pronunciado  gor  Mr.  Seward  en 
julio  de  1867  con  motivo  de  la  inauguración  de 

un  templo  masónico  en  Boston 312 

X  Editorial  del  Morning-Cronicle  de  Washington 
sobre  el  nombramiento  del  ministro  de  Esta- 

i  dos  Unidos  en  Méjico  hecho  en  la  persona  del 

aventurero  suizo  Otterbui^.    .    - 31 Z 

DOGUMENTO  GG.— Carta  confidencial  a  don  Federico 
Errázuriz  sobre  la  política  de  Estados  Unidos  res- 

Íecto  de  las  repúblicas  hispano-americanas.     .     •       313 
MENTÓ  H  H.— índice  de  las  materias  contenidas 
en  el  folleto  que  publicamos  en  Nueva  York  con  el 
iltulo  de  Chili.Spain  and  the  United  Stales  ...       319 

Estracto  de  mis  comunicaciones  oñciales  con'  el 
gobierno  de  Chile  sobre  la  circulación,  efectos, 
etc.  del  folleto  anterior i    •    •        ^^ 

DOCUMENTO  II.— Artículos-del  Evening-Posí  de.Nueva 
York  i  üel  Daily  Commercial  de  Baltimore  sobre  el 
comercio  de  Chile  i  de  los  Estados  Unidos.     .     .       324 

I  Editorial  del  Evening  Póst  del  27  de  febrero.  .  .        nk 

II  Editorial  del  Daily  Gomereial  de  BaltipQore  de 

24  de  febrero  de  1866 :VZ6 

DOCUMENTO  JJ.— Papeles  relativos  de  la  suscricion 
levantada  en  Nueva  York  en  honor  del  americano 
don  José  Calvez.     .     .     .     , 328 

I  Invitación  .    -    -    ' 328 

II  Al  señor  Ministro  de  Relaciones  Esteriores 
del  Perú  remitiéndole  el  importe  de  aquella 
suscricion ,..,..        329 

in  Contestación 330 

DOCUMENTO  KK. -Artículos  publicados  en  el  Comer- 


—   157  — 

do  de  Lima  del  14,  16  i  18  de  juUo  de  1866  oon  el. 
titulo  de  «La alianza  del  Perú  i  Chile.»     .     .     .  *    331 

I  Bl  pasado 331 

II  El  presente 337 

III  El  porvecir.  ' 

DOCUMENTO  LL.— Nota  confidencial  al  gobierno  de 
Chile  sobre  el  estado  político  del  Perú  en  julio  de 
1866  .     •     •     . 342 


■♦  ♦♦•  »■ 


APÉNDICE. 


DOCUMENTO  A> 

Curta  de  don  Benjamín  VlonftaMaokenna  al  director  de  la"Bpeoa** 
de  Madrid,  don  Diego  Goello  1  Qaeaada,  sobre  las  oansaé  intl« 
Blas  1  Terdaderas  de  la  gnerra  entre  Cblle  1  Bspafta* 

Señor  director  de  La  Epocax 

Abordo  dd  vapor  Pacífico,  en  ta  altura  de 
Panamá^  a  4  c2e  novieTnbre  de  186S. 

Muí  señor  mió:  Apenas  seria  dable  a  IJd.  concebir  la  repentina  i  de-» 
plorable  guerra  qne  se  ha  encendido  entre  España  i  Chile»  si  una  voz 
franca  no  fuera  desde  estas  lejanas  zonas  a  ilustrar  su  recta  ooncien- 
via  i  su  ilustrado  patriotismo  sobre  tan  inesperado  i  estraordinario 
acontecimiento.  Empero,  no  por  desconocida  i  humilde,  dejo  de  protes-^ 
tar  a  Üd.  que  esa  voz  es  la  de  un  hombre  honrado  i  la  de  un  sincero 
amigo  del  pueblo  español,  en  cuyo  s^no  tuve  la  fortuna  de  pa^ar  al- 
gunos de  los  dias  mas  felices  de  mi  vida.  La  manera  como  voi  a  te- 
ner el  honor  de  hablar  a  Ud. ,  será  la  mejor  prueba  de  los  nobles  fines 
que  me  mueven  a  escribir  a  Ud.  estas  dos  palabras  que,  aunque  desali- 
ñadas, se  refieren  al  negocio  mas  grave  de  que  pumeran  ocuparse  hoi 
día  un  buen  español  i  un  buen  americano. 

Después  de  cuarenta  años  de  paz  i  de  independencia,  la  América 
del  Sur  86  habia  reconciliado  profundamente  con  su  antigua  madre 
patria.  Chile  habia  firmado  un  tratado  de  paz  con  ella,  i  ese  pais, 
modelo  de  lealtad,  de  prudencia  i  de  eneijía  ofrecía  a  los  españoles  la 
mas  ilimitada  i  cordial  hospitalidad»  Podría  asegurarse  sm  engaño 
que  no  hai  un  solo  español  avecindado  en  Ohile,  que  no  haya  hecho 
itna  fortuna  mas  o  menos  considerable  i  que  no  nai  uno  sólo  que  no 


—  2  — 

'  tenga  hijos  chilenos.  No  me  propongo  citar  tsasos  especiales.  SSatérese 
Ud.  de  cualquier  español  nonrado  que  hava  yisiuido  nuestras  costas,  i 
si  ese  hombre  no  hace  ofensa  mal  intencionada  a  la  Terdad,  no  teme- 
re  un  solo  momento  el  ser  desmentido.  Al  contrario,  Chile,  por  su 
clima  benigno,  sus  producciones  análogas  a  las  de  la  Península,  el 
carácter  serio  de  sus  hijos,  sus  tradicciones  de  orden  i  de  respeto  a 
las  leyes,  so  habia  hecho  el  pais  favorito  de  los  que  desde  España  Te- 
nían a  estas  rej iones  a  buscar  un  hogar,  una  nueva  patria. 

¿Cómo  es  entonces  que  todo  esto  ba  desaparecido  en  un  instante  i 
que  hoi,  según  las  últimas  fechas  (octubre  17),  estuviese  en  Valpo- 
raiso  el  almirante  Pareja  amenazando  destruir  esa  ciudad  tan  rica 
como  espléndida;  i  que,  a  su  vez  se  agrupasen  en  Santiago,  bajo  la 
vijilancia  de  la  policía,  todos  los  españoles  queja  andan  dispersos, 
sin  techo,  sin  familia,  sin  fortuna,  en  todas  las  costas  del  Pacífico, 
para  servir  de  rehenes  a  las  consecuencias  de  un  ataque,  de  otra  ma- 
nera impune,  contra  ese  pueblo  indefenso? 

£sto  es  lo  que  csplicará  a  Ud.  el  periódico  de  Lima  que  tengo  el 
honor  de  incluirle^  en  el  aitículo  titulado  Bevitta  de  la  quincena,  i  lo 
que  yo  me  esforzaré  en  poner  mas  de  manifiesto  en  breves  palabras. 

Desde  que  se  anunció  la  venida  del  aimirante  Pinzón,  kubo  en 
Chile  i  en  el  Perú  un  vago  rumor  de  alarma.  Se  conocían  las  tenden- 
cias agresivas  del  mariscal  O'Donnell,  i  la  anexión  de  Santo  Domin- 
go, primera  amenaza  a  las  nacionalidades  americanas,  estaba  fresca. 
La  conducta  personal  del  almirante  1  la  llegada  del  comisario  Maza- 
rredo,  convirtieron  ese  rumor  en  una  sospecha.  La  ocupación  militar 
de  las  Chinchas  i  la  famosa  declaración  ae  reivindicación,  vinieron 
desgraciadamente  a  dar  razón  a  esas  dudas  i  a  esos  temores  i  a  con- 
vertir el  presentimiento  i  la  duda  en  un  escándalo  internacional. 

La  agresión  del  almirante  Pinzón  era  contra  el  Perú.  Pero  Chile 
no  podia  ser  indiferente.  Su  posición  jeográfica  i  comercial,  su  histo- 
ria, su  comercio,  su  seguridad,  su  porvenir,  todo  estaba  comprome- 
tido en  aquella  cuestión.  Figúrese  Ud.  al  Portugal  agredido  por  la 
Fraucia  i  declarado  el  derecho  de  consquista  u  otro  cualquiera  ofen- 
sivo a  su  nacion.'Uidad.  ¿Podria  el  gobierno  de  España,  sin  hacerse 
reo  de  traición  o  de  imbecilidad,  permanecer  indiferente  tan  solo  por- 
que el  ataque  no  era  directo  a  su  territorio? 

El  ejemplo  no  puede  ser  mas  exacto,  i  fué  precisamdfito  lo  que  su- 
cedió. Ud.  sabe  que  en  1820,  San  Martin  habia  venido  de  Chile  a  li- 
bertar al  Perú,  porque  la  independencia  de  este  pais  era  el  comple- 
mento de  la  nuestra.  Ud.  también  sabe  que  en  1839  otro  ejército  chi- 
leno derrocó  al  jeneral  Santa  Cruz,  Presidente  de  Bolivia,  que  habia 
anexado  el  Perú  a  ese  pais,  i  esto  también  porque  la  seguridad  del 
Perú  era  nuestra  propia  seguridad. 

Pero  ¿deque  manera  .manifestó  Chile  su  adhesión  a  la  cansa  del 
Perú?  He  aqui  la  cuestión  única  que  hai  que  resolver,  pues  en  ella  es- 
triban únicamente  también  todos  los  redamos  que  han  dado  lugar  a  la 


^  3  — 

gaerra.  £1  pueblo,  con  ados  puramente  moj^jUs  de  simpatía  i  de  entu- 
BÍasmo.  £1  Qobierno,  con  ningún  acto  que  no  fuera  en  todo  conforme 
%  la  lei  de  las  naciones.  Conozco  cuanto  se  ha  atribuido  falsamente 
al  pais  i  al  gobierno  a-  este  propósito.  Pero  ahí  están  las  notas  de 
nuestra  cancillería  i  el  arreglo  Tavira-Coyarrúbias  para  dar  satisfac* 
clon  amplia  de  lo  que  digo.  Avanzaré  una  observación  mas  todavia. 
Cuando  comenzó  la  guerra  de  Méjico  contra  el  Emperador  de  loa 
franceses,  se  hicieron  colectas  de  dinero  en  todo  el  país  i  se  enviaron 
fuertes  sumas  al  Presidente  Juárez  para  sostener  la  independencia  de 
su  país  contra  los  invasores  franceses.  ¿Podia  presentarse  un  caso  de 
mas  evidente  hostilidad  contra  la  Francia?  il  cuál  fué,  sin  embargo,  el 
agravio  inferido,  o  la  satisfacción  demandada  por  el  poderoso  i  sus- 
ceptible Gobierno  de  Napoleón  III?  Ninguna!  I  esto  sucede  porque 
los  Gobiernos  de  £uropa,  a  pesar  de  la  densa  niebla  de  errores  i  oa-  • 
lumnias  que  mancha  a  nuestras  repúblicas  delante  de  sus  ojos,  suelen 
comprender  que  estamos  sujetos  a  las  mismas  impresiones,  a  las  mis- 
mas alarmas,  a  las  .mismas  simpatías  que  sienten  los  pueblos  que  ellos 
gobiernan,  i  también,  por  consiguiente,  sqmetidos  a  los  misnios  de- 
beres i  a  idénticos  derechos.  I  en  este  mismo  sentido,  permítame  Ud. 
preguntarle:  ¿EEabria  la  Kusia  declarado  la  guerra  o  pedido  satbfac- 
oion  por  las  manifestaciones  públicas,  por  las  erogaciones  en  dinero, 
por  las  procesiones  populares,  poD  el  ataque  simultáneo  i  constante  . 
de  toda  la  prensa  en  Francia  i  en  España  en  favor  de  la  Polonia? 
¿Porqué,  entonces  habrá  de  mirarse  bajo  otros  conceptos  la  simpatía 
popular  de  Chile  para  con  un  pais  hermano  i  vecino,  violentamente 
asaltado  i  ofendido  en  su  honra  i  en  el  principio  de  independencia  que 
nos  era  común?  Juzgúese,  señor,  los  negocios  de  América  como  deben 
juzgarse  los  de  todos  los  países  civilizados,  i  entonces,  pero  solo  en- 
tonces, se  entrará  «n  el  terreno  de  la  razón,  de  las  conveniencias  mu- 
tuas i  de  la  civilización  misma. 

Pero  se  ha  dicho  que  hubo  insulto  real  a  la  bandera  española  í 
que  se  arrastró  en  el  lodo  de  la  difamación  el  nombre  de  Isabel  11;  i 
en  estas  dos  imputaciones  se  ha  colocado  la  cuestión  de  honor,  causa 
inmediata  i  eficiente  de  la  guerra.  Mas,  séame  lícito  asegurar  a  Ud. ,  a 
fe  de  hombre  de  honor  i  de  verdad,  que  el  primer  hecho  es  entera- 
mente falso.  Fui  testigo  presencial  del  suceso  el  I.'  de  mayo  de  1864, 
i  no  hubo  ni  la  mas  leve  afrenta  a  un  pabellón  entonces  todavia  ami« 
gq,  i  que  estaba  colocado,  como  sucede  siempre,  en  un  mástil  tan 
elevado,  que  nadie  habría  sido  dueño,  aun  habiéndolo  querido,  de 
tocarlo. 

Respecto  del  segundo,  debo  confesar  con  lealtad,  que  hubo  tristes 
i  menguados  desmanes  de  un  diario  oscuro  i  creado  para  especular 
con  el  escándalo,  a  virtud  de  una  situación  escepcional.  ¿Pero  acaso 
el  Gobierno  no  prostestó  contra  ese  diario,  ofreciendo  juzgarlo  con- 
forme a  la  lei?  ¿No  protesto  la  sociedad  condenándolo  al  desprecio? 
¿Qué  mas  se  querría  que  se  hiciese?  I  en  España  misma,  no  so  han 


publicado  diarios  en  alto  grado  ofensivos  al  Trono,  como  El  Guiri' 
gai  i  El  Tío  Camorra  entre  otros  machos?  ¿Qué  mucho  enténoes 
que  saliera  a  luz  El  San  Martin  en  un  pais  agraviado  i  receloso?  I 
El  Punch  de  Londres  i  El  Charivari  de  Paris  no  publican  ahora 
mismo  laminas  i  artículos  altamente  ofensivos  a  la  dignidad  de  los 
monarcas  españoles?  ¿I  habria  por  esto  derecho  para  pedir  reparacio- 
nes con  la  boca  del  cañón  i  declarar  la  guerra  a  esos  paises? 

No  ha  habido,  pues,  en  realidad  ofensa  alguna  al  honor  español 
que  dé  lugar  auna  guerra,  i  menos  la  justifique.  Si  los  españoles  han 
sido  tratados  siempre  con  cordialidad -i  benevolencia;  si  todos  ellos 
han  encontrado  bienes,  familia  i  consideraciones  sociales  como  Jos 
propios  hijos  del  pais,  i  con  preferencia  aun  sobre  los  estranjeros  de 
otras  nacionalidades;  si  en  cuarenta  años  de  paz  nunca  ha  habido 
ninguna  queja  mutua  entre  los  dos  paises,  ninguna  sombra,  ningún 
incidente  diplomático  siquiera;  si  el  tratado  de  paz,  vijente  durante 
mas  de  20  años,  jamás  ha  sido  violado;  si  muchos  de  los  altos  em- 
pleados del  Gobierno  en  la  república,  i  aun  en  su  cuerpo  consular  son 
españoles,  ;c6mo  entonces  puede  hacerse  la  guerra  para  alcanzar  de 
Chile,  tan  jeneroso  i  hospitalario,  la  reparación  de  agravios  que  ja- 
más ha  inferido?  ¿Cómo  se  pretende  reivindicar  el  honor  castellano, 
que  jamás  ha  siao  ofendido,  i  si  antes  al  contrario,  acatado  en  todo 
lo  que  en  realidad  vale?  A  la  verdad  que,  o  el  gobierno  español  ha 
querido  cegarse»  o  sus  aj entes  han  puesto  una  traidora  venda  en  sus 
ojos,  porque  de  la  guerra  que  emprende  no  cosechará  sino  calamida- 
des i  desastres,  en  cambio  de  los  bienes  que  una  paz  larga  i  honrosa 
le  habia  deparado. 

Mas,  otra  vez  volveré  a  preguntar: — lOómo  es  que  esa  guerra  exis- 
te i  amenaza  a  los  dos  paises  en  ella  comprometidos,  males  sin 
«uento? 

No  quiero  en  esta  parte  hacerme  cargo  de  los  sucesos  ostensibles 
áe  que  ya  se  ha  ocupaao  la  prensa  en  España  i  en  América,  i  que  han 
Israido  las  cosas  al  caso  deplorable  en  que  se  encuentran,  puesto  que 
por  lo.  mismo  son  ya  conocidos  i  han  sido  juzgados  en  lo  poco  que 
en  si  valen,  una  vez  que  se  haya  descartado  de  ellos  los  arrebatos 
jeniales  del  almirante  Pinzón  i  las  fábulas  temerosas  del  comisario 
Mazarredo.  Me  permito  solo  hacer  ver  a  Ud.  la  manera  como  en  lo 
relativo  a  Chile,  ha  podido  levantarse  de  causas  tan  pequeñas,  tan 
insignificantes,  tan  casuales  unas,  tan  desprovistas  de  intención  da- 
ñosa las  otras,  i  tan  indignas  todas  de  ocupar  mas  de  una  hora  la 
atención  de  dos  paises  cultos,  un  tumulto  tal  de  recriminaciones,  sin 
solución  posible  i  que  ha  de  arrastramos  a  una  guerra  funesta  para 
ambos. 

Voi,  pues,  a  poner  delante  de  los  ojos  de  Üd.  con  la  sinceridad 
propia  de  los  ánimos  hidalgos,  la  verdaüi,  la  triste  pero  austera  ver- 
dad, de  todo  lo  acontecido.  Lleno  en  esto  el  principal  objeto  de  es- 
ta carta  i  cumplo  la  promesa  q^uo  hice  a  Ud.  al  principio  do  ella  so- 


—  6  — 

bre  el  esolareoímientó  de  los  aoonteclnúentos  casi  &baloso8  que  se 
desarrollan  en  el  Pacífico. 

Por  desgracia  de  la  España  i  de  Chile,  existía  en  este  último  pais 
un  ájente  diplomático  de  aquella  cuyo  carácter  bondadoso^  pero  sin 
fibra  ni  sagacidad,,  se  hallaba  sujeto  a  las  influencias  de  todo  el  que  con 
tesón  i  maña  se  propusiera  comprometerlo  en  un  sentido  cualqiíiera. 
El  señor  Tavira,  con  cuya  amista4  personal  me  he  honrado,  tenia 
este  defecto  en  medio  de  sus  numerosas  prendas;  i  hubo  de  pecar  por 
él  para  su  desventura  i  la  ie  todos. 

Desde  los  primeros  dias  de  las  dificultades  de  Chincha  se  levantó, 
como  era  natural,  un  partido  exaltado  entre  los  españoles  residentes 
en  Santiago.  Componían  éste  principalmente  tres  médicos,  dos  de 
algún  mérito,  ambos  catalanes,  i  un  nomeopata,  que  no  sabemos  por 
qué  se  ha  hecho  dar  una  cruz  de  Carlos  Ul,  que  hoi  deberá  tener 
perdida,  merced  a  su  miedosa  adulación  a  los  chilenos,  desde  que  la 
guerra  fué  declarada.  Hacían  esos  hombres  cabeza  de  partido  i  se 
reunían .  noche  a  noche  de  tertulia  en  casa  de  un  librero,  también 
catalán,  que  no  tenia  sino  motivos  de  gratitud  i  de  respeto  pam  con 
un  pais  en  que  contaba  numerosos  amigos  i  en  el  que  había  necho  su 
fortuna. 

Ahora  bien,  de  aquel  círculo  i  por  medio  de  otros  intermediarios, 
se  aguijoneó  al  señor  Tavira  para  elevar  reclamos,  para  levantar 
<^&rgoSt  para  inventar  acusaciones,  para  soplar  el  odio,  en  fin,  entre 
los  dos  países  formando  séquito  a  estos  caudillos  por  medio  de  ac- 
tas, por  correspondencias  escritas  a  España,  por  combinaciones  con 
la  escuadra  española  surta  entonces  en  las  Chinchas  i  por  una  pro- 
paganda activa  entre  los  españoles  de  todas  las  jerarquías,  i  no  solo 
en  Chile  sino  en  todas  las  Repúblicas  del  Pacífico  i  aun  en  las  del 
Plata.  Esto  era  tanto  mas  estraño  en  los  caudillos  de  la  ajitaoion  en 
Chile,  cuanto  que  todos  ellos  eran  casados  con  chilenas  i  tenían  hijos 
en  el  pais^  Ahora  vagan  dispersos  i  anatematizados  como  ingratos 
por  un  pais  a  que  han  hecho  males  sin  nombre  en  pago  de  haberles 
dado  esposas,  hogar  i  respetos. 

Movido  por  estos  ardientes,  pero  bastardos  influjos,  el  señor  Ta- 
vira califico  la  situación  que  Chile  se  creaba  en  la  cuestión  peruano- 
española  de  una  manera  completamente  falsa,  exajerada  i. odiosa.  I 
Sermítaseme  aquí  reconocer  que  si  el  Gobierno  español  no  hubiera  tenÍT 
o  a  su  vista  para  formarse  cabal  concepto  de  lo  que  pasaba  sino  las 
notas  de  su  Ministro  i  las  pérfidas  comunicaciones  privadas  que  se 
han  escrito  a  Madrid  desde  el  Pacífico,  en  demanda  de  cruces  o  de 
lucro,  acaso  no  le  habría  cabido  formarse  una  opinión  distinta  de  la 
que  ha  manifestado,  ni  trazarse  una  línea  de  conducta  diversa  de  la 
que  ha  proseguido.  Pero  desde  que  junto  con  esas  acusaciones  i  recla- 
mos, a  veces  pueriles,  a  veces  insensatos,  i  siempre  infundados,  han 
ido  a  España  las  respuestas  de  nuestra  Cancillería,  era  preciso  cerrar 
intencionalmente  los  ojos  a  la  luz  para  no  ver  desvanecidas  todas  esas 


_  6  — 

imputaciones.  Tan  cierto  es  esto  qne  el  mismo  señor  Tavira,  volvien- 
do sobre  sus  primeras  impresiones,  formadas  por  ajenos  conceptos  i 
por  intrigas  escondidas,  ajustó  de  buen  grado  el  avenimiento  que 
lleva  su  nombre  i  cuya  violenta  condenación  ni  en  Ghile  ni  en  paia 
alguno  del  orbe  podra  comprenderse  ni  esplicarse,  pues  que  en  él  la 
cuestión  de  honor  recíproca  estaba  terminada  mas  allá  de  toda  sus- 
ceptibidad  imajinable.  Así  se  apresuraron,  al  menos,  a  declararlo» 
para  la  justificación  de  Chile  i  de  la  España,  todos  los  Gabinetes  a 
que  se  did  conocimiento  oficial  de  aquel  aif  eglo. 

I  sobre  este  particular  scame  dado  nacer  una  calorosa  protesta  contn 
una  de  las  calumnias  mas  indignas  que  se  han  forjado  por  malos 
españoles  contra  la  dignidad  de  Chile  i  de  la  España  misma.  Aludo 
al  rumor  sordo  pero  tenazmente  propalado  de  que  el  señor  Tavíra 
había  recibido  una  fuerte  suma  de  dinero  por  ajustar  el  arreglo  re- 
ferido. Tal  cargo  es  indigno  de  ser  discutido.  No  tiene  España  tan  vi- 
les hijos  que  vendan  su  honra  por  oro,  ni  es  Chile  tan  Vnenguado  que 
busque  su  ruposo  o  su  fortuna  en  el  cohecho.  Hubo  en  verdad  un  in- 
cidente traidora  mente  desnaturalizado  i  que  pudo  dar  oríjen  a  aque- 
lla impostura.  Cuando  el  1.^  de  junio  del  presente  año  el  Diputado 
Matta  objetó  como  exesiva  condescendencia  los  párrafos  de  cortesía 
destinados  en  ^1  mensaje  anual  del  Presidente  de  la  República  al  Gk>- 
biemo  de  España  i  a  su  Ministro  en  Chile,  dijo  en  su  discurso  "que 
talvez  esas  manifestaciones  eran  el  fruto  de  un  secreto  acuerdo  entre 
el  Enviado  español!  la  Cancillería  chilena".  Pero  ese  secreto  actur- 
do  sobre  las  frases  de  un  documento  publico,  ¿podia  jamas  interpretar- 
se como  una  sospecha,  como  una  alusión  a  un  innoble  fraude?  Dícese 
también  ahora  por  la  voz  pública  de  estos  países  que  los  partidarios 
de  la  guerra  están  interesados  en  la  negociación  de  la  deuda  injente 
que  la  España  reclama  al  Perú,  i  que  esta  es  lá  causa  de  su  agresión 
a  43hile  i  de  sja  política  a  todo  trance  hostil  a  la  América.  Pero  sea 
dicho  en  honor  de  la  raza  a  que  todt)s  pertenecemos,  tÉfes  calumnias 
son  solo  dignas  de  los  oscuros  aventureros  que  las  inventan  para  es- 
pecular. £1  último  hombre  público  de  Chfle  se  haya  mas  alto  que 
esa  imputación,  i  no  tenemos  motivo  alguno  para  creer  que  otro  tan-  . 

to  deje  de  suceder  en  España.  -^ 

Aquí  tiene  Üd.  trazada  brevemente,  pero  con  caballeresca  fideli- 
dad, la  historia  íntima  de  la  primera  parte  de  este  negocio  de  otra 
suerte  casi  incomprensible.  De  ella  aparece  que  hubo  intrigas  de  mal 
contentos  i  de  exaltados,  que  ellas  crearon  en  el  incauto  espíritu  del 
Ministro  español  en  Chile  una  borrasca  diplomática  imajinaria,  i  que 
después,  esa  tormenta,  desencadenada  por  malos  vientos,  por  manio- 
bras de  caracteres  inquietos  i  ambiciosos  en  la  escuadra  española, 
por  ac-tas  inconsideradas  que  se  firman  a  granel  i  }ior  puro  espíritu  de 
camaradería  o  paisanaje,  (i  quien  sabe  si  por  causas  menos  nobles!)  ha 
llegado  a  ser  nna  guerra  positiva  entre  dos  países  que  ayer  vivhtn  en 
la  mas  grata  i  fecunda  harmonía. 


.  ' 


—  7  — 

Ahora  permítame  Ud.  hacerme  eargo  de  la  Begimda  parte  de  eete 
lamentable  negocio,  o  mas  bien,  de  su  desenlace;  porqoe,  no  es  posi- 
ble casi  imajlnarse  que  causas  tan  nimias  bajan  podido  producir  un 
resaltado  desastroso,  sin  que  en  e^^e  mismo  desenlace  hayan  inter- 
venido circunstancias  igualmente  especiales,  i  no  menos  incomprensi- 
bles para  un  desapasionado  criterio  que  las  que  he  recorrido  a  la  tije- 
ra, ocupándome  de  la  inciatiya. 

Todo  en  este  desffraciado  conflicto  ha  sido  cuestión  de  caracteres. 
Como  en  el  punto  de  partida  dio  orQen  a  la  dificultad  la  índole  blan- 
da e  indecisa  del  señor  Tavira,  así  en  su  remate  ha  provocado  la  gue- 
rra la  terca  obstinación  del  Almirante  Pareja.  Fué  éste  el  mas  activd 
pronlotor  del  descontento  contra  el  arregb  Tavira-CoTarrúbias,  i  des- 
de que  llegó  a  las  costas  del  Pacífico,  en  que  él  había  nacido,  mani- 
festaba tal  aversión  a  Chile,  que  ha  dado  a  muchos  razón  para  creer 
3ue  le  mneve  en  sus  actos  la  singular  idea  de  vengar  la  muerte  de  su 
eudo,  el  Jeneral  Pareja,  que  sucumbió  en  la  guerra  de  la  indepen* 
dencia,  mandando  un  ejército  español  en  nuestras  costas,  hace  cin« 
cuenta  años  (1818.) 

Desaprobado  el  arreglo  Tavira  por  el  gobierno  español,  a  influjos,  de 
8u  almirante  en  el  Pacífico,  i  destituido  aquel,  cometióse,  en  efecto, 
el  desacierto  de  encargar  al  ultimo  la  reparación  del  yerro  cometido» 
i  de  subrogar  al  ministro  que  por  él  era  responsable.  Ya  esto  era  un 
signo  evidente  que  desde  Ii«paña  misma  quería  buscarse  a  sabiendas 
nn  conflicto  en  Chile.  Habíase  hecho  lo  mismo  que  ei)  el  Pera  respec- 
to de  las  violencias  de  Pinaon.  Se  habia  mandado  a  Mazarredo  para 
poner  a  raya  sus  desTÍos,  i  el  encargado  de  curar  el  mal  lo  habia  he- 
cho mas  hondo.  Tratábase  ahora  de  salvar  las  dificultades  snseitadaa 
Eor  el  convenio  Tavira,  i  se  enviaba  a  Chile  al  almirante  Pareja  que 
abia  sido  su  mas  amargo  censor,  i  que  por  lo  tanto  se  hallaba  intere- 
sado en  condenarlo  bajo  todas  sus  faces.  ¿Podía  dejar  de  producirse  el 
incendio  que  hoi  amenaza  abrasartios  a  todos,  si  desde  lejos  se  arri- 
maba el  combustible  i  el  fuego  a  la  hoguera  ya  antes  preparada? 

Pero  no  es'esto  todo.  Como  individualidad,  como  carácter,  el  almi- 
rante Pareja  ha  hecho  todo  lo  que  de  él  ha  dependido  para  aue  no 
haya  arreglo  posible.  Elijio  el  mismo  glorioso  dia  en  que  celeoramos 
el  aniversario  de  nuestra  independencia  para  llegar  a  nuestras  puer- 
tas; sin  insinuación  previa  de  ninguna  especie  tendeite  a  reanudar 
ks  negociaciones  diplomáticas,  que  ya  ni  rotas  estaban,  nos  envió  un 
idtUmatwn  perentorio  i  ofensivo,  que  no  tenia  otra  respuesta  que  la  de 
la  guerra,  i  de  hecho  comenzó  ésta  estableciendo  con  cuatro  buques 
el  bloqueo  de  loe  setenta  i  tantos  puertos  de  nuestra  costa,  sin  aviso 
anticipado  al  comercio  neutral,  echándose  sobre  todas  las  propiedad 
ésa  ehilenas  que  estaban  ál  alcance  de  sus  cañones»  i  burlando  leda 
lei  positiva  del  derecho  público  de  las  naciones,-  como  lo  han  faeelM 
ooMter  las  namerasas  i  unánime  protastaa  del  cuerpo  diploiñátioo  i 
coasdar  acreditados  eil  la  Kepublica.   ^ 


—  8  — 

Por  manera,  pnes,  que  han  sido,  no  loe  acontecimientos,  sino  los 
caracteres,  no  los  agravios  de  nación  a  nación,  sino  las  jestiones  aisla- 
das de  los  individuos,  no  las  conveniencias  mutuas,  ni  las  ezijencias 
del  derecho  de  las  naciones,  sino  los  defectos  personales  de  los  emisa- 
ríos  de  España  los  que  han  provocado  esta  dolorosa  prueba,  cujas  con- 
secuencias a  nadie  es  dado  prever.  La  debilidad  del  señor  Tavira  para 
improvisar  acusaciones  destituidas  de  todo  fundamento  i  la  violencia 
del  señor  Pareja  para  agravar  aquellas  con  hechos  injustificables,'  he 
aquí  la  única  causa  de  esta  guerra  de  individuos,  de  organizaciones 
imperfectas,  de  desacertadas  elecciones  del  gobierno  español,  tan  le- 
jos, por  desgracia  suya,  del  teatro  de  los  sucesos,  e  incapaz,  por  oon- 
siguiente,  de  comprender  el  verdadero  carácter  de  que  éstos  se  hallan 
revestidos. 

I  es  preciso,  señor,  que  tenga  Üd.  entendido  que  yo  hablo  aquí 
bajo  la  hipótesis  honorable  i  racional  de  que  todo  lo  que  España  busca 
en  Chile  es  la  reparación  de  un  agravio  imajinario,  i  que  tal  preten- 
sión se  haya  dirijida  por  la  mas  cumplida  buena  fé.  Porque  debo  ma* 
nifestar  a  Ud.,  con  la  moderación,  que  he  procurado  no  desmentir  nn 
solo  instante  en  esta  comunicación,  que  si  por  desgracia  la  España 
abrigase  miras  sobré  nuestro  sometimiento  moral  i  violento  a  sn  in- 
fluencia, o  de  agresión  a  nuestro  territorio,  o  de  pretensiones  aisladas 
o  en  combinación  con  otros  podei*es  europeos,  cualesquiera  que  éstos 
sean,  i  que  tiendan  a  alterar  en  lo  menor  nuestras  instituciones,  la 
España  i  sus  aliadas  tendrían  una  sola  cosa  que  esperar  ahora  i  siem- 
pre entre  todos  los  chilenos:  guerra,  eterna  guerra,  hasta  que  la  Re- 
publica  entera  fuera  un  montón  de  escombros  i  su  pueblo  en  masa  un 
inmenso  cementerio. 

Juzgue  Ud.  ahora,  señor,  redactor,  desapasionadamente  los  suce- 
sos, trayendo  a  la  vista  los  documentos  públicos  que  a  ellos  se  refieren; 
i  esta  suscinta  reseña  de  la  parte  privada,  o  si  se  quiero,  misteriosa  de 
ellos;  i  poniendo  su  mano  en  su  cor&zon  de  leal  i  honrado  español,  de- 
clare si  esta  guerra  tiene  razón,  protesto,  disculpa  siquiera  entre  dos 
pueblos  de  un  mismo  oríjen,  de  una  misma  sociabilidad,  de  una  mis- 
ma relijion. 

'    Entre  tanto,  no  me  cumple  a  mí  decir  lo  que  Chile  hará  en  esta 
contienda  a  que  sin  su  culpa  ni  su  deseo  ha  sido  provocado. 

Solo  me  permitiré  antes  de  concluir,  preguntar  simplemente,  i  una 
vez  evidenciado  el  hecho  de  que  esta  guerra  no  tiene  ninguna  rason 
de  ser,  ninguna  justificación  o  escusa  posible,  ipuál  eñ  d  <£jeio  que  en 
ella  va  a  perseguir  la  España? 

Comprendo  que  haya,  aun  en  esto  siglo,  guerras  nn  eattia,  ni  mo- 
tivo, i  sin  mas  títulos  que  el  abuso  de  la  fuerza.  Pero  aa  como  com- 
prendo esto,  señor  redactor,  no  me  es  dable  imajinar  que  exista  en 
estos  tiempos  una  guerra  sin  objeto.  ^ 

¿Qué  pretende  la  España?  ¿Ambiciona  conquistas,  franquicias  mer- 
cantiles, influencias  políticas  o  puramente  socialeB  oomo  las  fue  1»  In» 


•.  9  — 

riaterra  se  propone  arrancar  al  Japón  a  caaonasoe  i  la  España  i  la 
Fnmcia  unidas  a  la  Cochinohina?  No.  Nada  de  esto  tíene  sin  dada 
en  mira  el  gobierno  español;  porque  a  la  verdad,  seria  hacerle  un 
hondo  agravio  el  juzgar  que  por  tal  camino  se  propusiese  aquellos 
fines  en  el  presente  estado  de  la  civilización  i  del  derecho  de  los  pue- 
blos. La  España,  pues,  rindiendo  enteró  pleito-homenaje  a  su  buena 
fe,  se  propone  solo  la  reivindicación  de  iu  honra  i  d  respeto  de*  $its 
wúbditos  en  estos  lejanos  países. 

Ya  he  demostrado  de  la  manera  mas  evidente  que  esa  honra  no  ha 
•ido  lastimada  en  lo  mas  mínimo  i  que  ese  respeto  a  los  subditos  espa* 
ñoles  ha  sido  llevado  en  Chile,  no  por  temor  ciertamente  de  la  España, 
fsino  por  amor  innato  hacia  ella,  hasta  los  últimos  limites  de  la  mas 
benévola  hospitalidad. 

Pero  quiero  consentir  por  un  momento  en  que  Chile  fuese  reo  de 
una  i  otra  falta,  ¿era  por  esto  el  camino  seguido  por  Pinzón,  Maza- 
rredo  i  Pareja,  el  que  debia  conducir  a  una  solución  satisfactoria  de 
la  dificoltad,  a  afianzar  los  nobles  fines  que  tenia  en  vista  el  gabinete 
de  Madrid?  No,  ciertamente;  i  al  contrarío,  debia  acontecer  todo  lo 
opnesto  a  lo  que  se  pretendia.  Los  hechos  lo  están  probando. 

El  Sr.  Tavira,  en  notos  amenazantes,  pidió  esplicaciones  a  nuestro 
gobierno,  señalando  qpmo  razón  de  su  altivez  los  cañones  de  su  es- 
cuadra; i  sin  embargo,  el  gobierno  de  Chile,  sin  descender  de  su 
dignidad,  ni  en  sus  actos,  ni  en  su  lenguaje,  satisfizo  aquellas  ezijen  - 
da  diplomáticas  de  una  manera  cumplida  i  bajo  la  fé  del  mismo  go- 
bierno est)añol  por  medio  de  su  exijente  enviado. 

Ahora  bien,  rechazadas  esas  esplicaciones  como  insuficieates,  el 
almirante  Pareja,  en  lugar  de  exijir  otras  mas  latas,  como  parecía 
ordenárselo  sus  poderes  ostensibles  (esplicaciones  que  Chile  habria 
podido  todavía  dar  sin  mengua  de  su  honra)  le  envia  un  uUimatwm^ 
que  es  la  última  palabra  de  los  pueblos  antes  del  estrépito  del  ca- 
non.— ¿  Consiguió  con  esto  su  objeto?  Todo  lo  contrarío,  cómo  Ud. 
bien  lo  sabe. 

En  seguida  declaró  el  bloqueo  de  todos  "nuestros  puertos  por  via  de 
apremio  ¿Ha  adelantado  con  ello  en  sus  propósitos?  La  dedaraoion 
da  guerra  fué  nuestra  respuesta. 

Ahora,  ¿qué  mas  puede  hacer?  Bombardear  nuestras  ciudades»  co- 
mo vagamente  lo  insinúa  en  su  último  despacho  al  ministro  iiiglea 
•a  Chile.  Pero  a  tal  barbarie,  ¿habria  derecho  para  condenar  una 
inevitable  represalia  de  nuestra  parte? 

¿La  España  mandará  nuevos  buques?  ¿Enviará  tropea  de  desem- 
barco? ¿Agotará  su  tesoro  i  su  mejor  sangre  en  espediciones  mncho 
maa' remotas  que  las  de  Santo  Domingo?  ientre  tanto,  Chile,  que  de 
nadie  necesita  para  vivir  i  para  pelear,  se  mantendrá  de  pié  como 
tin  solo  hombre,  i  el  objeto  de  la  guerra  jamas  llegará  a  alcanzarse. 

JSé  aqni,  pues,  señor  redactor,  como  una  guerra  imposíbU  por  su 


—  10  — 

causas  i  que  apenas  habria  aatorizado  un  rompimiento  paramente  di- 
plomálioo,  ya  a  ser  imposible  por  su  objeto. 

I  a  propósito  de  la  debilidad  de  Chile,  para  el  que  Ud.  'mismo,  se- 
ñor redactor,  ha  pedido»  según  recuerdo,  sin  duda  con  la  mejor  in- 
tención, un  **  poco  de  compasión,"  permítame  decirle  una  palabra^ 
que  no  sera  ciertamente  una  jactancia. 

Hai  una  fuerza  relativa  i  otra  intrínseca  que  po9een  todas  las  na- 
ciones. En  aquellas  todas  las  ventajas  están  por  Chile,  por  la  distan- 
cia, los  mares  procolosos,  la  carestía  de  los  mantenimientos,  la  esca- 
ees  de  presas  en  sus  mares,  todas  las  prerrogativas,  en  fin,  naturales 
a  un  pais  que  hace  la  guerra  en  su  propia  casa,  contra  el  que  viene  a 
atacarlo  desde  tres  mil  leguas  de  distancia. 

Pero  Chilo  ciertamente,  cuenta  mas  consigo  mismo,  con  su  fuersa 
intrínseca,  que  con  esos  accidentes  que  en  cierta  manera  le  son^es- 
tranos. 

Cuenta  con  su  crédito  intacto  i  el  mas  altamente  colocado  en  Im 
mercados  de  Europa;  cuenta  con  la  homojeneidad  de  su  raza  i  la 
unión  política  de  todos  sus  habitantes;  Quenta  con  el  valor  siempre 
probado  de  sus  hijos;  cuenta  con  aquellos  fáciles  medios  que  el  dere^ 
cho  marítimo  autoriza  i  por  los  cuales  los  pueblos  mas  débil^  pueden 
llevar  al  seno  mismo  de  los  mas  fuertes  la  destrucción  i  la  ruina; 
cuenta  con  el  patriotismo  indomable  de  sus  hijos  que  en  cincuenta  a* 
nos  lo  han  levantado  de  la  mas  mísera  colonia  de  la  España  a  la  re- 
pública  mas  floreciente  de  esta  parte  del  Nuevo  Mundo,  i  cuei^  por 
fin«  con  la  justicia  de  su  causa  reconocida  de  la  manera  mas  csplícita, 
solemne  i  unánime  por  los  representantes  imparciales  de  todos  los  pai- 
sos  mutuamente  amigos  de  EÍspaña  i  de  Chñe,  i  tal  vez  mas  amigos 
de  aquella  que  del  último. 

Juzgue  Úd.  ahora,  señor  redactor,  si  el  almirante  Pareja  oonágui- 
rá  el  obj^o  de  esta  guerra  que  el  solo  ha  concebido,  i  que  él  solo 
imajina  llevar  a  cabo  por  el  derecho  de  la  fuerza. 

^Babe  Ud.  como  ha  contestado  esa  república  a  la  amenaza  de  gue- 
rra que  le  ha  intímado  Partja  con  sus  cuatro  buques?  Decretando  la 
prolongación  de  las  líneas  telegráficas  en  toda  la  República,  la  aper- 
tura ^Q  jigantescas  carreteras,. la  prosecución  de  cuatro  o  seis  líneas 
de  íérro-oarriles  en  actual  construcción,  la  abolición  de  todas  las 
aduaaas,  i  mas  que  todo,  rechazando  por  unanimidad  en  el  Congre- 
so en  que,  el  que  esto  suscribe  tenia  un  honroso  puesto,  una  leí  de 
confiscación  de  propiedades  españolas,  en  los  momentos  mismo  en 
que  los  buques  españoles  confiscaban  todas  las  propiedades  chilenas 
que  se  hallaban  a  su  alcance. 

Que  el  pueblo  español  medite  sobre  las  consecuencias  de  toda  lo 
que  pasa  en  estos  mares  apartados;  que  el  gobierno  abra  sus  ojos  a 
1a  los,  a  la  gran  luz  de  los  hechos,  i  no  a  la  opaca  i  engañosa  de  actos 
misteriosos  i  de  intrigas  solapadas,  i  verá  que  si  no  opera  un  oaaibi  o 
profundo  e  inmediato  en  su  política  con  estos  pueblos^'  caba  un  abis 


—  li- 
mo inmensurable  delante  de  su  porrenir.  No  es  esta  uno  amenaza, 
señor  redactor.  ¡Qniera  el  cielo  no  3ea  tampoco  una  fdnesta  profecía! 

Entre  tanto,  yo  he  cumplido  como  mejor  me  ha  sido  posible  la  pro- 
mesa que  hice  a  Ud.  al  principio  de  esta  carta  de  decir  solo  la  verdad 
en  esta  deplorable  cuestión. 

A  üd.  i  a  sus  colegas  de  la  prensa  que  a  yeces  ha  hecho  escasa 
pero  honrada  justicia  a  nuestros  pueblos,  corresponde  apreciarlas  en 
lo  que  crean  conreniente,  pues  no  por  leales  ni  bieti  intecionadi^s  pre- 
tendo yo  imponer  esas  reyelaciones  como  una  regla  de  conducta,  ni  a 
la  prensa,  ni  al  pueblo,  ni  al  gobierno  de  España. 

Con  sentimientos  de  distinguida  consideración,  me  suscribo  de  Ud. 
atento  i  seguro  serñdor. 

Q.  B.  S.  M. 

B.  Vicuña  Máckxnna. 


(Bditorial  de  la  «Bpooa»  del  10  de  diciembre  de  1P66,  comentan- 
do la  carta  anterior.) 

Insertamos  en  otro  lugar  una  comunicación  que  nos  ha  sido  diriji- 
da  por  el  señor  Mackenna,  Secretario  de  la  Cámara  de  Diputados  de 
Chüe  i  Enviado  Extraordinario  cerca  de  loa  Estados-Unidos  por  el 
Gobierno  de  aquella  República.  Sin  participar  por  completo  de  las 
ideas  del  ilustrado  escritor,  que  examina  la  cuestión  bajo  el  punto  de 
vista  mas  favorable  a  los  intereses  de  su  patria,  antes  bien,  disentiendo 
por  el  contrario  do  muchas  de  sus  apreciaciones,  creemos  no  obstante 
cumplir  con  un  deber  de  imparcialidad  dando  a  conocer  cuantos  do- 
cumentos importantes  se  publican  referentes  a  la  cuestión  que  preo-^ 
capa  en  estos  momentos  con  preferencia  la  atención  pública. 

jBs  exacto,  como  ya  en  otros  artículos  hemos  manifestado,  que  des- 
de el  tratado  de  paz  i  amistad,  por  el  cual  reconoció  España  la  inde- 
pendencia de  Chile,  nuestros  compatriotas  han  disfrutado  en  aquella 
Bepublica  los  beneficios  de  una  cordial  hospitalidad  sin  que  los  des- 
manes en  otros  puntos  de  América  ocurridos,  hayan  tenido  imita- 
dores. ' 

''Chile,  dice  el  señor  Mackenna,  se  habia  hecho  el  pus  favorito  de 
los  que  abandonaban  la  Península  en  busca  de  una  secunda  patria; 
casi  todos  han  adquirido  con  su  trabajo  considerables  bienes  de  for- 
tana;  muchos  tienen  hijos  chilenos;  las  relaci^es  entre  los  inmigran-^ 
tes  iios  naturales  del  pais  no  podían  ser  mas  francas  i  amistosas: 
¿cómo  ha  desaparecido  todo  esto  en  un  instante?' 

El  autor  del  artículo  á  que  nos  referimos,  trata  de  justificar  ,1a  ac- 
titud del  Qabinete  de  Santiago,  que  no  pndo  menos,  en  su  concepto, 
de  alarmarse  desde  que  la  presencia  en  el  Pacífico  de  la  escuadra 


—  12  - 

mandada  por  el  Jeneral  Pinzón,  en  ol  momento  en  qne  se  anexionaba 
Santo  Domingo  a  la  corona  de  España,  debia  infundir  recelos  a  los 
susceptibles  defensores  de  la  Independencia  Americana.  La  tenden- 
cia agresiva  que  se  suponia  al  Jeneral  O'Donell,  la  ocupación  mas 
tarde  de  las  islas  Chinchas  i  la  palabra  reivindicación  estampada  im- 
premeditadamente en  un  documento  solemne,  no  podia  menos  de 
contribuir  a  aumentar  i  sostener  viva  i  latente  la  jeneral  alarma. 

Chile  que  no  podia  mirar  con  indiferencia  la  suerte  del  Perú,  como 
no  podría  mirar  España  con  tranquilidad  el  establecimiento  en  Portugal 
de  una  gran  potencia  europea;  ¿de  qué  manera  manifestó  sus  simpa- 
tías? '*E1  pueblo,  dice  el  señor  Mackenna,  con  cíctos  morales:  el  Go- 
bierno con  ningún  acto  que  no  fuese  conforme  a  la  lei  de  las  na- 
ciones." 

En  esta  parte  el  escrítor  chileno  demuestra  una  parcialidad  mui 
natural  en  favor  de  su  patria;  el  pueblo  fué  en  sus  manifestaciones 
mas  allá  de  lo  que  habría  sido  de  desear  para  evitar  conflictos,  i  el 
Gt>biemo,  con  su  conducta  equívoca  tan  favorable  al  Perú  como  perju- 
dicial a  España,  dio  justo  motivo  para  que  se  le  exijieran  esplicacionea 
que  el  señor  Tavira  no  supo  sostener  con  bastante  ñrmeza  hasta  lle- 
gar a  una  transacción  honrosa  que  habría  evitado  posteríores  i  sensi- 
bles complicaciones.     ' 

La  debilidad  de  aquel  diplomático,  como  el  mismo  articulista  re- 
conoce, ha  sido  causa  de  que  la  cuestión  haya  tomado  proporciones 
estraordinarias;  amenazador  al'prineipio,  exaj erando  mas  tarde  el  sis- 
tema de  conciliación,  se  dio  por  satisfecho  al  fin  con  esplicaciones  insu- 
ficientes. ''En  el  avenimiento  Tavira-Covarrúbia,  dice  el  señor  Mac- 
kenna, la  cuestión  de  honor  quedó,  por  ultimo, '  resuelta  mas  allá  de 
los  limites  de  toda  susceptibilidad  imajinable."  No  estamos  conformes 
en  este  punto;  el  citado  convenia  no  satisfizo,  no  pudo  satisfacer  a 
España,  i  de  aquí  el  oríjen  del  conflicto  que  ulteríormente  ha  sobre- 
venido. 

Mas  acertado  está  en  sus  apreciaciones^  el  escritor  chileno  cuando 
deplora  que,  desaprobada  por  el  Gabinete  de  Madríd  la  conducta  de 
8u  representante  en  Santiago,  confiriese  al  Jeneral  Pareja  la  difícil 
misión  de  exijir  mas  esplicitas  i  satisfactorias  esplicaciones:  el  Al- 
mirante Plenipotenciario,  dice,  hizo  todo  lo  posible  para  no  llegar  a 
nn  arreglo,  principiando  por  dirijir  un  tdtimatum  apoyado  en  los  ca- 
ñones de  su  escuadra,  i  eíijiendo,  en  su  imprevisión,  para  comuni* 
cario  el  di  i  solemne  en  que  celebraba  Chile  el  aniversario  de  su  Li- 
dependencia. 

En  esta  parte  hemos  emitido  en  anteriores  artículos  apreciaciones 
análogas,  que  creemos  escusado  repetir;  hai  faltas  que  dificilmente 
pueden  escusarse,  i  el  Almirante  español,  en  su  exajerada  impacien- 
cia, careció  del  don  de  la  oportunidad  en  ciertas  ocasiones  indispensa- 
ble. Coloquémosnos  por  un  momento  en  la  situación  de  Chile  i  re- 
fleccionemos  cual  seiia  la  actitud  del  pueblp  de  Madrid,  de  la  España 


I 


--  13  - 

entera,  si  existiendo  complicaciones  con  Francia  elijiese  el  embajador 
del  Imperio  el  dia  2  de  mayo  para  trasmitir  a  nuestro  Gobierno  una 
nota  conminotoria.  Por  lo  mismo  que  somos  justamente  susceptibles 
cuando  se  trata  de  la  Independencia  patria,  debemos  llevar  hasta  la 
ezajeracion  el  respeto  hacia  todos  los  pueblos. 

Él  autor  del  artículo  a  que  nos  referimos  niega  que  existieran  mo- 
tivos suficiente»  para  provocar  la  guerra  en  las  manifestaciones  contra 
la  legación  española  i  en  los  insultos  dirijidos  a  una  persona  augusta 
por  un  periódico  de  escasa  importancia.  El  Gobierno,  dico,  protestó 
contra  semejantes  actos,  en  lo  que  no  tuvo  participación  directa  ni 
indirecta,  i  no  estaba  en  sus  facultades  contra  los  autores  de  infaman- 
tes libelos,  sino  con  arreglo  a  las  leyes,  allí  mucho  mas  espansivas 
que  en  España,  donde  a  pesar  de  todo  no  se  han  podido  impedir  ni 
castigar  escritos  no  menos  violentos  e  irrespetuosos;  pero  el  señor 
Mackenna  prescinde  por  completo  de  la  negativa  para  que  nuestra 
escuadra  del  Pacífico  se  proveyese  de  víveres  i  combustible,  i  este  es 
ya  un  acto  hasta  cierto  panto  hostil,  que  no  cabe  dentro  de  la  neu- 
tralidad absoluta  por  Chile  proclamada  i  que  pudo  poner  en  grave 
compromiso  a  las  fuerzas  españolas  durante  el  conflicto  neruano.  A 
nuestro  juicio,  esta  reclamación  es  la  mas  importante  de  todas  las 
pendientes. 

Atribuye  en  gran .  parte  el  articulista  el  mal  éxito  de  las  negocia- 
ciones amistosas  a  interesadas  maniobras  de  un  corto  numero  de  es- 
pañoles descontentos.  Ignoramos  hasta  que  punto  podrán  ser  exactas 
sus  aseveraciones;  pero  insistiremos  hoi  como  siempre,  en  recomen- 
dar a  nuestros  nacionales  en  América  la  mayor  prudencia,  i  al  Go- 
bierno que  proceda  siempre  con  mucho  tacto  para  no  defender  en 
ningún  caso  sino  aquellos  intereses  dignos  por  todos  conceptos  de  su 
alta  protección. 

Terminaremos  manifestando  que  no  participamos  de  las  patrióticas 
ilusiones  del  señor  Mackenna  sobre  los  grandes  medios  de  defensa  de 
la  República  chilena  i  su  tan  ponderada  riqueza  Si  ha  contestado  a 
la  declaración  de  guerra  con  un  decreto  mandando  abrir  nuevos  fe- 
rrocarriles, ampliar  las  líneas  telegráficas  i  acometer  grandes  obras 
públicas,  al  tratar  de  b  ejecución  de  semejantes  medidas  se  tropezará 
con  la  imposibilidad  de  realizarlas.  Las  fuerzas  no  son  iguales.  Espa- 
ña puede  imponer  su  voluntad,  i  por  eso  mismo  creemos  que  sin  des-' 
doro  para  su  honra  puede  manifestar  tendencias  conciliadoras  i  acep- 
tar los  buenos  oficios  de  naciones  amigas,  a  fin  de  obtener  lo  que  por 
la  fuerza  está  segura  de  conseguir. 


—  u  - 

DOCUMENTO  B. 

LA  REPÚBLICA  DB  CHILE. 

Qoaf «renda  anta  el  ''Club  de  loe  Tiajeros*'  de  Nneva  TorK  eóbre 
ia  oendtolon  preeente  1  porvenir  de  Gblle,  por  B.  Vlcafta  Makea* 
na,  (Tradnolda  del^^Timeede  Nneva  York**  por  Bartolomé  Mitre» 
hijo,  (secretario  de  la  Legración  de  la  República  ArjenUna  en 
Estados  Unidos.) 

Señoras  i  Caballeros: 

Temo  haber  emprendido  ana  tarca  superior  a  mis  faerzas  al  díriji* 
ros  la  palabra  esta  vez,  sobre  ol  presente  estado  i  porvenir  de  Chile, 
mi  amada  patria.  Si  bien  es  cierto  que  estol  acostumbrado  a  hablar 
ante  numerosas  reuniones,  también  lo  es  que  por  la  primera  vez  lo 
hago  en  presencia  de  señoras,  i  en  un  idioma  que  no  me  es  familiar. 
Pero  alentado  por  la  bondadosa  invitación  del  "Club  délos  viajeros", 
he  acometido  la  empresa  de  servir  a  mi  pais  de  la  mejor  manera  po- 
sible a  un  estranjero  en  un  suelo  hos:italario,  contando  con  la  bondad 
e  induljencia  que  acompañan  siempre  a  la  belleza  i  al  talento. 

Permitidme,  pues,  como  una  observación  preliminar,  señalaros  al- 
gunas de  las  mas  peculiares  faciciones  topográficas  de  Chile,  las  que 
espero  os  aclararán  muchos  hechos  i  rasgos  particulares  de  nuestra 
nación  como  pueblo  i  miembro  prominente  de  la  familia  de  las  Re* 
públicas  sud-americanas. 

PECULIAR  POSICIÓN    JEOObXfIOA  DE    CHILE. 

En  primor  IvLgkc,  Chile  tiene  sus  limites  marcados  como  por  la 
mano  de  Dios,  para  formar  una  sola  nación,  un'  pueblo  de  peculiar  i 
definido  carácter,  una  familia,  me  atrevo  a  decirlo,  de  buenos  i  nobles 
ciudadanos.  Chile  no  tiene  vecinos,  propiamente  hablando.  Sus  lími- 
tes son  casi  impracticables  a  todas  las  naciones.  Al  Este  los  elevados 
Andes,  cubiertos  de  eternas  nieves;  al  Norte  el  desierto  de  Ataoama, 
médano  solitario  de  seiscientas  millas,  donde  ni  el  hombre  ni  la  bestia, 
ni  aun  las  mas  raquíticas  plantas  pueden  vivir;  al  Sud,  los  ilimitados 
llanos  do  la  salvaje  i  desconocida  Patagonia,  i  al  Oeste,  su  único  lado 
vulnerable,  el  gran  Océano  Pacífico. 

A  esta  especial  i  casi  aislada  posición  jeográfica,  i  a  su  formaoion 
montañosa,  han  atribuido  a  la  par  los  historiadores  i  naturalistas,  el 
amor  a  la  libertad  e  independencia  que  muestran  sus  hijos,  senti- 
miento que  parece  común  a  los  pueblos  que  viven  por  si  mismos,  i 
para  si  mismos.  A  las  mismas  causas  debe  atribuirse  el  instintivo 
patriotismo  de  mis  conciudadanos,  tan  unánime  i  ardientemente  ma- 
nifestado el  dia  mismo  en  que  la  vieja  i  decadente  España  desplego 


—  la- 
ta bandera,  tantas  veces  abatida  por  nosotros,  con  afrenta  de  nne8tix> 
honor  i  poder.  (¡Bravol  ¡bravo!)  . 

UNIDAD  DK  RAZAS. 

En  segundo  lugar,  Chile  disfruta  del  gran  privilejio  de  la  unidad 
de  raza.  Lejos  de  los  climas  tropicales,  nos  hemos  salvado  de 
aquella  gran  calamidad  de  otras  poderosas  naciones,  la  esclavitaid. 
Los  Conquistadores  españoles,  encontrando  en  los  orgullosos 
i  bravos  Araucanos  i  Promaucaes,  aboríjenes  de  nuestro  suelo,  una 
raza  digna  de  su  valor,  se  mezclaron  con  ellos  de  tal  manera  que  en- 
contrar* hoi  dia  en  Chile  un  indio  o  un  negro  es  una  cosa  poco  mé-* 
Bos  que  imposible.  A  la  verdad  hoi  dia  se  llevan  de  Lima  negritos  a 
Santiago  para  emplearlos  en  las  grandes  casas  como  una  pieza  ornamen- 
tal del  menaje.  A  esto  se  debe,  que  aunque  somos  solo  dos  millones  de  al- 
mas, representamos  una  población  casi  tan  grande  como  la  de  Méjico, 
que  tiene  seis  millones  de  indios,  enteramente  inútiles  para  la  civiliza- 
ción, i  por  consiguiente,  mas  inclinados  a  combatirla  que  a  aceptarla. 

VARIEDAD   DEL    CLIMA.  ' 

En  tercer  lugar,  Chile  poséela  majorvariedad  de  clima  posible  desde 
los  calientes  i  semi-tropicales  valles  de'Copiapó  basta  la  helada  rejion  de 
el  Archipiélago  de  Chiloé.  Así  es  que  al  mismo  tiempo  florecen, 
bajo  una  pura  i  diáfana  atmosfera  el  plátano  i  la  pina  en  el  Norte, 
el  durazno  i  la  sandía  en  los  valles  centrales  i  el  piñón  en  los  eon« 
fines  del  Sud.  Es  sin  duda  a  estas  circunstancias  que  Chile  debe  el 
nombre  de  '  'Italia  de  Sud  América",  aunque  ha  sido  también  lia* 
luado  por  algún  bondadoso  viajero  deseoso  de  descifrar  el  nombre  de 
nuestro  principal  puerto,  'ValparaisD,  '* Valle  del  Paraíso".  Es  tam- 
bién cierto  que  las  beldades  de  Chile  creen,  como  en  materia  de  fe, 
que  están  viviendo  en  la  primitiva  mansión  de  Eva,  i  yo  debo  agre- 
gar, que  los  inmensos  bosques  de  manzanos  silvestres,  que  cubren 
nuestras  provincias  meridionales  dan  algún  carácter  de  verdad  a  esta 
romántica  creencia.  (Aplausos.) 

INBCSNSA  ESTEKSION    DE  COSTA. 

Heaquí  otra  peculiaridad  de  la  estructura  física  de  Chile,  fm  in- 
mensa ostensión  de  costa,  de  mas  de  dos  mil  millas  entrecortadas 
por  centenares  de  puertos  i  é»  bahias  que  ponen  al  pais  en  aptitud 
do  sostener,  en  su  vasta  ostensión,  un  provechoso  comercio  con  el 
resto  del  mundo.  A  la  verdad,  la  locomoción  interna  en  Chile  es 
casi  innecesaria,  estando  tan  cerca  los  Andes  de  la  costa,  que  un 
esoentiíco  crítico  venezolano,  el  tutor  de  Bolívar,   solift  decir  que 


—  16  — 

^'Clule  era  tan  angosto,  qne  sns  habitantes  se  veían  obligados  A 
aferrarse  oon  las  uñas  a  los  deelivee  de  los  Andes,  para  no  caer  al 
mar.'*  Hago  esta  observación,  solo  para  mostraros  cuan  ñcil  es  psra 
el  estranjero  penetrar  en  nuestro  pais  sin  gastos  casi  de  traslación 
interna  i  establecimiento,  i  hacer  al  mismo  tiempo  notar  la  espíen* 
dida  perspectiva  abierta  allí  a  la  emigración  estranjera. 

BiniCULBZ  DEL  BLOQUEO  ESPAÑOL. 

I  es  este  pais,  señores,  de  ilimitadas  costas,  que  el  almirante  es* 
panol  Pareja,  se  atreve  a  declarar  en  jeneral  i  completo  bloqueo  con 
cinco  viejas  fragatas,  cuando  está  en  la  memoria  de  todos  los  que  en 
este  recinto  me  oyen  que  no  necesitasteis  menos  de  cuatrocientos  se* 
senta  i  dos'  buques  para  sostener  un  bloqueo — no  siempre  efectivo 
—de  la  misma  estencion  de  costa  marítima,  durante  vuestra  última 
i  jigantesca  guerra.  Pareja  declaró  el  bloqueo  de  todos  nuestros 
puertos  habilitados  pararel  comercio  que  son  sesenta  o  setenta;  i  sa- 
béis como  el  Gobierno  de  Chile  respondió  a  esta  ridicula  amenaxa? 
Declarando  librea  i  accesibles  a  todas  las  naciones  sesenta  o  se- 
tenta mas. 

Pero  en  la  presente  edad;  cuando  don  Quijote  ha  muerto  i  yace  para 
siempre  enterrado  en  las  llanuras  de  la  Mancha,  junto  con  el  orgullo  i 
caballerosidad  de  los  viejos  castellanos,  la  invención  del  vap6r  parece 

;ne  ha  lanzado  a  aquellos  al  mar,  i  ahí  está  el  almirante  Pareja,  el  don 
Quijote  del  Pacífico,  intentando  cerrar  al  comercio  del  mundo  no 
menos  que  cien  puertos  con  una  flota  de  cinco  fragatas!  El  cuento  de 
los  molinos  de  viento  viene  a  la  memoria  de  todos!  (Risas.)  Pero 
tengo  ahora;  con  vuestro  bondadoso  permiso,  que  proseguir  el  hilo  de 
mi  discurso, 


INFLÜENCDk  PABTICÜLAB  DEL  OOBAMO. 

Hai  algo  todavía  digno  de  vuestra  atención  en  la  formación  ds 
Chile.  Encontrándose  espuesto  en  toda  su  ostensión,  i  enteramente 
abierto  a  la  influencia  directa  del  Océano  Pacífico,  su  suelo  obtiene 
de  sus  húmedas  brisas  una  sana  i  robusta  vegetación,  que  cubre  sus 
campos  con  alfombras  de  flores  i  vastas  praderas  de  verdura.  Esta 
peculiaridad  climatolójica  es  mas  sorprendente  cuando  9I  viajero  se 
acerca  a  Chile  por  los  Andes,  atravesando  aquel  Océano  patrificado 
de  tierra,  llamado  las  Pampas  aijentinas.  Por  aquel  lado  oriental 
de  las  encumbradas  montañas,  toda  huella  de  vejetacion  natnnd  de^ 
saparece,  somo  si  Chile  absorviera  para  si  solo  i  atrajera  a  su  seno 
la  humedad  do  la  superficie  del  Océano  que  hace  rióos  i  belloe  sus  yn^ 
Ues  i  faldeos  Se  supone  al  mismo  tiempo  que  la  elasticidad  de  la 
atmósfera  en  las  costas  de  Chile  tiene  una  influencia  en  el  espíritu 


-  17  — 

del  pueblo,  dobindo  de  una  intelijencia  mas  viva  a  los  que  viven  en 
la  vecindad  del  Océano,  que  a  los  que  residen  en  el  interior.  Esta 
era  al  menos  la  opinión  de  «un  antiguo  historiador  jesuita,  Miguel 
de  Olivares,  quien  probablemente  era'  oriundo  de  la  costa. 

JEOLOJÍA    VU  CHILB. 

Dedicaré  un  instante  a  daros  a  la  lijara  una  idea  jeneral  do  la  for- 
teaciqn  jeolójica  de  Chile.  Ningún  país,  auizá,  ofrece  mas  interés  al 
jéologo  moderno  que  sus  inesploradas  rejiones;  pero  con  escepcion 
del  viajero  alemán  Meyer,  del  eminente  naturalista  ingles  Darwin, 
i  nuestros  profesores  6ay  1  Pissis,  nadie  se  ha  dedicado  a  hacer  un 
estudio  aun  superficial  de  este  ramo  de  la  ciencia  en  nuestro  pais. 
Si  el  famoso  Lyell,  o  el  profesor  Agassis,  que  hoi  viaja  en  las  riberas 
del  Amazonas,  hubiese  visitado  nuestras  playas»  muchos  descubri*^ 
mientos  Importantes  habrían  de  seguro  enriquecido  esta  bella  ciencia 
moderna. 

Pero»  sin  embargo,  esta  demostrado  ^claramente)  por  lo  que  hasta 
aquí  se  sabe,  que  Chile  es  '  un  pais  comparativamente  nuevo.  En 
verdad,  viven  personas  aun,  puedo  decirlo  con  exactitud,  que  lo  han 
visto  crecer  i  salir,  como  un  jlgante  recien  nacido  del  fondo  del  mar. 
£1  fenómeno  del  levantamiento  gradual  de  las  costas  que  se  ha  ob* 
servado  en  Noruega  i  otras  partes  del  mundo,  es  palpable  en  Chile. 
£1  almirante  Fitz-Eoy  lo  vio  con  sus  propios  ojos  en  el  terremoto  • 
de  1836,  el  mas  fuerte  que  hemos  esperimentado  hasta  hoi  durante 
el  presente  siglo.  En  pocos  minutos  la  tierra  se  había  alzado  muchos 
pies  en  algunos  lugares;  una  pequeña  isla  apareció  en  la  bahía  de 
Talcahuano,  i  tan  uniforme  era  i  continúa  siendo  este  levantamiento 
gradual  de  la  tierra,  que  el  teatro  de  Valparaíso  está  hoi  en  un 
logar  en  que  treinta  años  antes  anclaban  los  buques. 

Estos  hechos,  prueban  en  mi  humilde  opinión,  que  Chile  es  un 
pus  comparativamente  mui  nuevo,  i  en  cuanto  yo  sepa,  no  se  ha  en* 
eontrado  en  sus  límites  huella  alguna  de  una  edad  anterior  al  período 
terciario.  La  opinión  jeneral  de  que  los  Andes  pertenecen  a  la  última 
época  de  la  formación  de  la  tierra  está  enteramente  corroborada  con 
el  sistema  chileno  do  estas  prodijiosas  montañas. 

I  sobre  esta  materia  permitidme  referiros  un  simple  hecho  que 
esplica  enteramente  por  su  propia  simplicidad  la  tremenda  revolución 
por  que  ha  pasado  aquella  parte  del  continente.  El  jeologo  Darwin 
encontró  en  1887,  en  el  paso  de  los  Piuquenes,  a  una  elevación  de 
auince  mil  pies,  un  tronco  de  pino  con  sus  raices  firmemente  adheri* 
oas  a  las  rocas,  i  saturado  con  sales  marinas,  e  incrustaciones  crus^ 
táoeas.  Este  tronco  fué  cortado  i  llevado  a  Inglaterra  i  el  análisis 
demostró  que  habia  estado  sepultado  en  el  mar  por  muchos  anos, 
quisas  siglos. 

Ahora  bien,   las  conclusiones  que  se  derivan  de  aquel  moderno 


o 


~  18  — 

descubrimiento  son  en  estremo  notables.  En  primer  lagar,  el  de- 
maestra  «que  el  árbol  había  existido  en  tierra  firme  en  la  caal  había 
echado  nuces,  que  en  seguida,  por  algún  cambio  estraordinario  de  la 
tierra  sacudida  por  la  acción  volcánica,  aquella  había  sido  someijída 
en  el  océano,  donde  el  árbol  se  babia  petrificado  con  sales  marinas;  ' 
i  por  último  que  éste  fué  de  nuevo  levantado  a  la  inmensa  altura  en 

ue  se  encontró.  Es  interesante  saber  también  que  aquella  especie 

e  árbol  no  existe  bol  día  en  esa  latitud. 

LOS  TEES  BJONOS  DB  LA  NATUBALKZA. 


I 


Desearía,  señores,  poder  ocuparme  largamente  acerca  de  las  be* 
llecas  i  maravillas  de  Chile,  i  sus  recursos  en  los  tres  reinos  de  lana- 
turaleaa,  desde  la  humilde  carceciartUy  una  flor  chilena  admirada 
por  todos  los  amantes  de  la  jardinería,  hasta  la  jiganto  palma  real, 
j'tíea  etpectaJbüis,  indíjena  de  Chile  i  digna  de  figurar  entre  los  mas 
altos  í  famosos  árboles  de  California  o  de  la  Nevada.  Pero  este  cami- 
no nos  llevaría  mui lejos  dd  nuestro  objeto  principal,  i  os  suplicóme 
.permitáis  pasar  por  estas  descripciones  pintorescas,  i  limitarme  wAo  a 
bosquejar  en  jeneral  su  territorio,  aunque  temo  fatigaros  con  la  aridez 
de  mi  discurso.  (No,  no,  adelante!) 

Llamaré  únicamente  vuestra  atención  a  la  facción  física  mas  pro- 
nunciada de  Chile,  a  fin  de  eaplicaros  mas  claramente  el  aspecto  je- 
neral del  país. 

Una  línea  perfecta  de  separación  divide  casi  por  su  centro  dos 
porciones  mui  distintas  de  su  territorio.  Esta  línea  es  el  hermoso  va- 
lle de  Aconcagua,  que  so  llamaba  propiamente  ''Chile,"  en  tiempo  de 
la  conquista  española. 

Al  norte  de  ese  valle,  el  terreno  se  compone  de  una  succesion  de 
altas  cadenas  de  montanas  formadas  de  granito  i  basalto  que  bajan 
toasversalmente  desde  los  Andes  hasta  el  océano,  i  se  hallan  entre- 
cortadas de  trecho  en  trecho  por  hondos  i  angostos  valles  que  rebo- 
san en  una  lozana  vejetacion  i  esconden  numerosas  poblaciones.  Tales 
son  eF  valle  de  Copiapó,  tan  afamado  por  la  inmensa  cantidad  de 
plata  que  produce,  en  seguida  el  valle  de  Coquimbo,  que  esporta 
acaso  la  mitad  del  cobre  que  llega  todos  los  años  a  los  mercados  del 
mundo;  i  los  valles  de  Choapa,  Ligua  i  Petorca,  conocidos  por  el  rico 
i  abundante  oro  que  de  ellos  se  sacaba  en  tiempo  de  los  españoles. 

No  puedo  presentaros  la  estadística  exacta  de  las  inmensas  riquesas 
que  yacen  ^sepultadas  en  aquellas  montanas  del  norte,  pero  algu- 
nos liechos  que  me  tomaré  la  libertad  de  citaros,  dentro  de  un  mo- 
mento, os  darán  unaidea  de  los  prodljiosos  provechos  que  esas  locali- 
dades ofrecen  a  la  industria  i  al  capital. 

Al  sur  del  valle  de  Aconcagua,  la  configuración  del  territorrio  va- 
ria enteramente.  Las  montañas  desaparecen  i  se  presenta  a  la  vista 
una  sucesión  de  magníficos  i  anchos  valles  que,  sía  duda,  fuerOft  ea 


-  19  - 

* 

tta  tiompo  groados  cstuarias  i  lagos  jeol^jicos,  i  ahora  editan  ooavcr^ 
tidos  en  verdaderos  jardines  de  ciütivo. 

£1  primero  de  estos  grandes  valles,  que  conservan  la  forma  de 
inmensos  lagos  desaguados  por  la  naturaleza,  es  el  del  M apecho  en  cuyo 
centro  se  levanta  la  hermosa  capital  de  Chile,  i  puedo  tener  doscientas 
millas  de  circuito.  Viene  después  el  de  Rancagua,  en  scsfuida  el  de 
Golchagna,  i  así  hasta  que  llegamos  al  caudaloso  Bio-^io,  que  es 
naveead9  por  vapores,  i  forma  el  límite  meridional  de  Chile  civilizado. 

A  los  Que  han  visitado  los  llanos  de  Lombardia  o  que  han  paseado 
BUS  miradas  sobre  el  valle  de  Méjico  desde  las  cumbres  ^c  la  Sierra 
Madre,  la  perspectiva  de  los  valles  de  Chile  les  traerá  a  la  memoria, 
BÍn  duda,  agradables  recuerdos  i  comparaciones,  pues  los  principales 
distintivos  del  paisaje  son  allí  infinitas  alamedas  i  una  vciüadera  red 
de  canales  de  regadío. 

I  aquí  nos  sale  al  encuentro  otro  rasgo  fisónomico  del  país;  las 
dilatadas  llanuras  de  la  Araucanía,  cuyos  bravos  i  valientes  hijos 
viven  i  mueren  montados  en  sus  lijeros  caballos,  i  que  por  su  intre- 
pidez i  el  amor  indomable  que  profesan  a  su  suelo  natal  son  todavía 
dignos  del  mejor  i  mas  bello  de  los  poemas  españoles — La  Aruiusarut 
Ilácia  la  estremidad  meridional  ao  estas  llanuras  principia  lo  que 
podemos  denominar  el  cuarto  sistema  de  la  topografía  de  Chile, 
las  montanas  vírjenes  que  jamas  han  sido  pisadas  por  la  planta  del 
hombre,  i  los  ríos  i  la^os  primitivos  que  la  ciencia  aui^  no  ha  esplo- 
rado. Presentan  la  ultima  perspectiva  del  pais  las  estériles  o  ili- 
mitadas llanuras  de  Patagonia,  que  se  estienden  desie  los  confines 
de  la  provincia  de  Llanquíhue  hasta  el  establecimiento  de  Punta- 
Arenas,  en  el  estrecho  de  Magallanes,  lugar  bien  conocido ^de  todos 
los  navegantes  americanos  que  prefieren  aquel  pasaje  entre  los  dos 
océanos. 

MIXAS  Di  PLATA. 

Ahora  permítaseme  hacer  una  rápida  escursion  por  el  interior  des« 
de  Copiapó  hasta  Valdivia,  a  fin  de  haceros  notar  algunos  de  los  ca- 
racteres mas  salientes  de  las  prítít*ipales  provincias  en  que  Chile  esta 
dividido,  el  número  de  las  cuales  es  catorce. 

Hace  ya  80  anos,  en  una  noche  helada  encendió  un  pastor  una  fo- 
gata para  abrigarse  en  las  montañas  de  Copiapó,  i  a  la  mañana  si- 
guiente vio  a  bus  pies  una  corriente  de  plata  que  el  calor  habla  de- 
rretido. De  este  modo  se  descubrieron  las  minas  de  Copiapó  que  en  el 
término  de  30  anos  han  producido  mas  de  100.000,000  de  pesos'. 
Por  ahora  están  en  decadencia;  pero  el  producto  del  ano  pasado  ha 
sido  1.038,272  pesos,  sumasi^rior  a  las  de  Guanajuato  i  Real  del 
Monte  que  Maxnniliano,  el  anónimo  i  siniestro  emisario  de  Napoleón, 
desea  esplotar,  contra  el  fallo,  terminante  del  antiguo  e  ilustre  presi- 
dente Monroc. 


—  20  — 


INMENSA  PROl)UCCION  DE  COBRE. 


VmiiQ  ca  seguida  la  provincia  de  Coquimbo,  cuja  capiUl,  la  hef« 
mosa  ciudad  de  la  Serena,  aparece  como  una  verdadera  Sirena  al  pié 
de  los  cerros  recostándose  en  el  mar,  i  conteniendo  una  población  de 
treinta  mil  habitantes  i  en  él  algunas  de  las  mas  bellas  entre  las  en* 
cantadoras  hijas  de  Chile. 

La  riqueza  de  esta  provincia  es  casi  indescriptible.  Hai,  en  efecto, 
una  montaña^  la  de  Tamaya,  formada,  puede  decirse,  de  puro  metal 
de  cobre%  El  valor  de  este  solo  producto,  en  la  parte  que  es  manu- 
facturada en  Chile  mismo,  fuo  en  i8G4,  de  9.506,957  pesos,  i  el  de 
los  ejes  de  cobre,  o  cobre  en  su  estado  mas  imperfecto,  fué  de 
4.716,912  pesos,  haciendo  en  su  totalidad  (i  sin  tomar  en  considera* 
cion  metales  en  bruto  mandados  a  Inglaterra,  i  que  valen  muchos 
millones)  la  inmensa  suma  de  14.221,849  pesos. 

Ahora  podréis  formaros  una  idea  de  la  profunda  alarma  que  cañad 
en  Inglaterra  la  noticia  de  haberse  ¿errado  al  comercio  i  a  las  premio- 
sas necesidades  del  mundo,  por  el  mas  perverso  i  cobarde  capricho 
de  m  marino  vulgar,  esa  fuente  de  un  artículo  tan  valioso  e  indis- 
pensable. £1  Tintes  de  Londres,  al  denunciar  a  todas  las  naciones 
civilizadas,  en  caloroso  i  elocuente  lenguaje  la  conducta  injustificable 
de  España  declara  en  su  artículo  de  rondo  de  19  del  corriente,  que 
de  498,780  quintales  de  cobre  manufacturado  e  importado  el  año 
último  en  Inglaterra,  304,380  quintales,  es  decir,  mas  de  las  dos 
terceras  partes,  vinieron  de  Chile,  i  que  de  25,000  toneladas  de  co- 
bre, en*  bruto  22,000  toneladas  o  casi  la  totalidad  vino  de  la  misma 
fuente. 

I  ahora  me  permitiré  preguntar  ¿podrá  un  pais  como  ese,  un  pata 
joven,  enérjico  e  industrioso,  que  manda  a  Europa  todos  los  anos  mas 
de  veinte  millones  de  pesos.,  en  solo  dos  artículos  principales,  po- 
drá ser  conquistado,  ser  humillado  por  la  Eispaña,  gobernada  como 
está  por  una  corte  corrompida,  sin  crédito  en  los  mercados  del  mun- 
do i  cuyo  nombre  está  perpetuamente  colocado  en  la  pizarra  negra  de 
los  deudores  sin  esperanza  i  sin  vergüenza,  a  la  hora  misma  en  que 
los  bonos  de  Chile  son  cotizados  a  una  tasa  mayor  que  los  de  cual- 
quiera otra  nación,  inclu.<)as  la  Inglaterra,  la  Francia  i  los  Estados* 
Unidos?  (Prolongados  aplausos). 

8U   RIQUEZA  CN  AGRICULTURA. 

Ahora  os  detendré  un  instante  en  Santiago,  la  c¡4>ital  de  Chile» 
porque  el  resto  del  pais  al  sur  os  úulcafflcnte  una  rica,  pero  monótona 
serio,  de  valles  i  llanuras  dedicadas  a  la  agricultura,  que  sustentan 
grandes  poblaeiono!*,  construidas  según  el  antiguo  estilo  español. 

Nos  parece  interesante,  sin  embargo,  consignar  el  hecho  de  que  esta 


—  21  — 

parte  del  país,  después  de  proveer  ampliamente  a  las  necesidades  del 
interior,  deja  un  8o))rante  de  harina  i  tri^o  del  valor  de  algunos  miño- 
nes de  pesos,  que  nos  son  pagados  por  el  Perú,  el  Brasil  i  aun  la  In- 
glaterra. El  informe  estadístico  del  año  pasado  manifiesta  una  espor- 
Ucion  de  dos  millones  trescientos  veintiún  mil  novecientos  pesos  en 
liarina  i  un  millón  treinta  i  nueve  mil  ciento  setenta  i  un  pesos  en  tri- 
go. £n  los  dias  dorados  del  descubrimiento  de  California  estos  valores 
ascendieron  a  muchos  millones  mas,  porque  fuimos  nosotros,  durante 
tres  o  cuatro  años,  los  únicos  proveedores  de  productos  agrícolas  en 
el  El  Dorado. 

LA.  S0CI£DAI)  DE  CHILE. 

Beflcansemos  ahora  durante  un  breve  momento  en  la  capital  de 
Chile,'  la  cara  tierra  de  mi  niñez,  en  donde  iMió  por  primera  vez  mi 
oorason  bajo  los  Cierno»  sentimientos  de  la  esperanza  i  e!  amor,  i 
donde  Dios  se  digna  todavia  alegrar  mi  hogar  con  la  presencia  de  todo 
lo  qoe  me  es  amado,  padres,  hermanos,  amigos.  (Aplausos). 

Pero  antes  de  avanzar  mas  en  la  consideración  social  de  mi  tierra 
natal,  llamaré  vuestra  benévola  atención  a  una  idea  mui  singular  que 
prevalece  en  este  pais,  i  en  casi  todaa  las  naciones  del  Atlántico 
•cérea  de  los  hábitos,  moralidad  i  condición  social  de  las  repúblicas 
sur  americanas.  Un  amigo  mió,  hombre  de  indisputable  superioridad 
en  este  pais,  me  preguntaba  el  otro  dia  on  Broadway ,  mirándome  con 
sorpresa  el  traje  que  llevaba,  si^estas  cosas  se  usaban  en  Chile  o  la» 
habia  comprado  en  Nueva- York.  (Grandes  risas). 

Pero  la  esplicacion  de  estos  curiosos  errores  está  en  el  hecho  de 
que  una  gran  mayoría  del  pueblo  americano,  forma  sus  ideas  oon  la 
lectura  de  novelas  i  libros  de  sensación,  i  cree  que  somos  puros  in- 
dios, oomo  los  descritos  por  la  pluma  maestra  de  Cooper,  o  caballeros 
por  el  estilo  de  aquellos  antiguos  oonquÍ8tadore8,del  Perú  i  Méjico,  tan 
admirablemente  descritos  por  Irving  i  Prescott,.  que  adoraban  solo 
éoa  cosas,  la  Inquisición  i  las  corridas  de  toros. 

Mas  la  vérdaa  es  que  vivimos,  vestimos,  comemos,  andamos,  nos 
movemos  i  gastamos  nuestro  dinero  de  la  misma  manera  que  vive, 
▼iste,  se  mueve  i  gasta  su  dinero  todo  hijo  de  la  hermosa  i  opulenta 
isla  de  Manhattan.  (Risas). 

La  única  diferencia  sustanciales,  debo  Confesarlo  es  que  allí  la  be- 
nignidad del  clima  nos  permite  usar  vestidos  mas  lijeros,  i  aunque 
la  crinolina  ha  impuesto  ja  su  despótica  lei,  las  señoras  de  Santiago 
no  llevan  todavia  ^anc/io«  ni  cascadas  (1).  (Riáas  i  aplausos). 

{1)  Sooksi  water  faUs.—Los  lipoks  son  unos  ganchos  con  que  las  señoras  se 
suspenden  las  faldas  del  vestido  sobre  las  enaguas  dejando  visíbii*  una 
parte  de  éstas.-^Se  daba  el  nombre  de  water-fall  a  una  especie  de  orinado 
mui  en  yoga  en  Nueva  York  i  por  el  cual  el  profuso  moMo  postizo  que 
usan  las  americanas  caia  hacia  el  cuello  en  forma  de  cateada. 


—  22  — 

Puede  ser  sin  embargo,  que  el  almirante  Pareja  les  Hiuninistro  al- 
gunos buenos  ganchos  de  su  vieja  fragata  capitana  la  VíUa  de  Madrid. 

SANTIAGO. 

Santiago  posee  un  teatro  que  os  considerado  como  el  tercero  del 
inundo,  después  de  los  de  San  Carlos  en  Ñápeles  i  el  de  la  Scala  en 
Milán,  por  sus  inmensas  proporcipnes,  habiendo  sido  construido  diez 
anos  há  con  el  gasto  de  cercado  400,000  ps;  i  menciono  esta  circuns- 
tancia solo  para  dar  una  pequeña  prueba  del  gusto  i  comodidades  de 
la  vida  en  aquella  capital  de  ciento  veinte  mil  habitantes,  que  contie- 
ne cuatro  mil  grandes  casas,  posee  mas  estatuas  de  bronce  de  sus 
héroes  nacionales  que  la  ''ciudad  imperial"  de  Nueva- York,  i  man- 
tiene en  lujoso  tren  un  número  de  iglesias  poco  menos  que  el  de  Koma 
misma.  Pero  señores,  sobre  este  asunto,  pareceme  hasta  una  mnece- 
saría  humillación  tratar  de  convenceros  de  que  soiros  una  comunidad 
civilizada,  i  al  mismo  tiempo  contradecir  los  necios  i  pueriles  cuen- 
tos de  \oÉ  viajeros.  Sobre  esta  clase  de  informantes,  duré  solo  que 
conozco  uno  solo  sincero  en  cuanto  dice  sobre  mi  pais;  me  refiero  al 
bien  conocido  viajero  alemán  Gerstaker,  antes  fogonero  en  un  vapor 
del  Míssissippi;  i  quien  habiendo  visto  algunos  de  los  grandes  patios  de 
nuestras  casas  en  Santiago,  pavizados  con  pequeños  huesos  formando 
bonitos  flibujos,  declara  solamente  que  el  vengativo  carácter  de  los 
chilenos  los  ha  llevado  hasta  empedrar  sm  casas  con  los  huesos  de 
hs  españoles  muertos  en  la  guerra  de  la  independencia,  (Risa^). 


APUNTES  HISTÓRICOS. 


AlK)m,  pasando  de  la  sociedad  a  las  instituciones  políticas  del  país, 
diré  solo  que  Chile  fué  descubierto  en  1589,  por  Diego  de  Almagro, 
medio  ^iglo  después  del  primer  viaje  de  Colon;  que  un  gran  soldado, 
Pedro  Valdiva,  conquistó  a  los  indios  del  Norte  del  Bio-liio,  en  una 
guerra  que  duró  mas  do  diez  años,  en  que  él  mismo  perdió  la  vida  i  por  * 
último,  que  desde  aquellos  dias  hasta  el  principio  del  presente  siglo, 
Chile  como  todas  las  colonias  españolas,  reposó  en  un  no  turbado  sue-  i 
ño,  largo,  mm  largo,  de  esclavitud,  oscurantismo  i  humillación. 

Durante  dos  siglos  en  verdad,  no  existió  mas  vida  en  aquellos  pai- 
ses  que  aquella  que  les  prestaba  la  misma  España  una  vez  al  ano, 
cuando  el  gtdeon  arribaba  con  la  provisión  de  jéneros  i  noticias  para 
los  siguientes  doce  meses.  £1  solo  recuerdo  histórico  de  aquellos  dias 
eé,  ora  el  de  alguna  disputa  entre  los  jueces  i  los  canónigos  sobre  la 
preferencia  de  aliento  en  la  fiestas  públicas  i  procesiones,  ora  la  quema 
de  un  rico  henaje  o  los  dias  de  preces,  señalados  por  la  debida  autori- 
dad, cuando  llegaba  la  noticiado  que  alguna  de  las  castas  princesas  o 
reinas  de  la  casa  Borbon  iba  a  dar  a  luz  un  príncipe  o  una  princesa.... 
(Risas). 


—  23  — 

I  es  a  aquellos  días  a  los  que  España  quiere  hacer  retroceder  a  sus 
iwüogrados  hijos  en  aquellas  aguas,  i  por  eso  ha  atacado  a  Santo  Do- 
mingo, Méjico,  Perú  i  Chile,  olvidando  que  tiene  una  hija  bella  i 
ya  crecida,  mas  cerca  de  nosotros  que  de  sí  misma  i  a  la  que  puede  ser 
que  en  dia  no  distante,  presentemos  nuestros  cumplimientos  al  reci- 
birla en  oportuno  tiempo  en  la  familia  común  de  las  repúblicas  ame- 
ricanas., a  cuyo  seno  ella  está  pronta  a  entrar.  (Prolongados  i  entu- 
siastas aplausos). 

Pero  este  estado  de  cosas  no  pesó  largo  tiempo  sobre  nosotros. 
La  inftaencía  de  la  rerolucion  francesa  de  89;  los  iriejos  errores  de  la 
España  para  con  nuestros  paise^;  el  secreto  apoyo  de  la  comercial  i 
emprendedora  Inglaterra,  i  sobre  todo,  la  presión  directa  de  la  inde- 
pendencia de.  las^  colonias  norte-americanas,  nos  lanzo  en  la  guerra 
con  España. 

AqueUa  guerra  duró  diez  i  seis  años ;  la  España  fué  batida  dia  a  dia 
en  todos  loe  mares,  en  todas  las  montañas,  en  todos  los  valles  de  Sur- 
América,  i  al  fin  Bolívar  i  San  Martin,  nuestros  dos  grandes  liber- 
tadores, cual  los  jigantes  de  los  Andes,  cortaron  para  siempre,  con 
la  espada  victoriosa  del  9  de  diciembre  de  1824,  en  los  campos  de 
Ayacucho,  la  aborrecida  cadena  del  vasallaje  colonial. 

INFLUENCIA  DE  L0&  ESTAI>OS-UNIIX)S. 

Acabo  de  observar  que  la  independenda  de  los  Estados-Unidos 
acarreó  consigo  la  nuestra  por  su  propia  fuerza,  i  se  me  permitirá 
sentar  como  un  hechd^  indisputable  que  el  prestíjio  de  las  instituciones 
americanas  (no  de  todos  sus  presidentes  i  gabinetes)  está  patentizado 
hasta  la  evidencia  en  toda  nuestra  vida  pública.  Madison  i  su  gran 
secretario  James  Monroe,  fueron  los  primeros  que  vinieron  a  nuestro 
ausitio.  El  ájente  diplomático  que  mas  temprano  se  presentó  entre 
nosotros,  fué  el  famoso  Jod  Poinseü,  de  la  Carolina  del  Norte,  que 
peleó  al  lado  de  nuestros  soldados. 

Luego  el  gobierno  de  los  Estados-Unidos,  pasando  de  la  simple* 
simpatía  de  principios  a  la  responsabilidad  de  una  doctrina  política, 
escribió  en  el  código  infalible  de  sus  instituciones  públicas  i  de  su 
propia  existencia  nacional,  estos  dos  preceptos  que  vivirán  tanto  co- 
mo vivan  el  honor  i  el  derecho  en  la  patria  de  Washington  i  de 
Abrahan  Lincoln.  Tales  son: 

Primero,  Los  continentes  americanos,  por  la  condición  de  libres  & 
independientes  que  han  asumido  i  mantenido,  no  serán,  de  aquí  eu 
adelante,  susceptibles  de  colonización  futura  por  ninguna  potencia 
europea. 

^*  Segundo,  Los  Estados-Unidos  consideran  como  peligrosa  a  iu 
paz,  tranquiUdc(4  i  seguridad  toda  tentativa  de  parte  de  las  naciones 
.europeas  para  estender  str  sistema  de  gobierno  a  porción  alguna  de 
este  hemisferio." 


-  24  — 


IIONORKS  A  WA8UIGT0N  I   LIN00L3Í. 


En  esta  parte  de  mi  discurso,  permítaseme  detenerme  un  instante, 
i  tomarme  la  libertad  de  leeros  un  corto  párrafo  del  disourao  proBim* 
ciado  por  mí  en  favor  de  los  intereses  de  los  Estados-Unidos,  en  1» 
víspera  del  4  de  julio  de  1864/en  el  Congreso  chileno,  del  coal  tengo 
el  honor  de  ser  miembro,  i  que  vol  a  traducir  literabnentet  panTas- 
presaros  todo  mi  pensamiento.   Dice  así: 

** Pero  al  menos  scame  lícito  recordaros  en  esta  cojuntura  que 
desde  que  los  Estados-Unidos  fueron  libres,  es  decir,  desde  que  de- 
jaron  de  ser  el  apéndice  de  una  monarquía,  nos  han  tendido  siempre 
la  mano.  En  1812  ellos  nos  enviáronla  primer  imprenta,  en  cuyes 
tipos  biilló  la  temprana  aurora  de  nuestra  libertad.  Ellos  fueron  loft 
primeros  en  acreditar  en  nuestro  suelo  un  ájente  diplomático,  el  cón- 
sul Poinssett,  que  se  alistó  como  voluntario  en  nuestro  primer  ejérci- 
to. Ellos  suministraron  al  jcneral  Carrera,  que  llegó  a  ans  playas  po- 
bre, proscrito  i  oscuro,  una  escuadrilla  que  valia  un  millón  dé  pesos. 
Todos  sus  grandes  hombres  fueron  amigos  de  la  América.  Adama 
reconoció  su  independencia,  Clay  se  unió  a  Bolívar,  para  echar  las 
bases  do  la  Union  Americana  en  el  congreso  de  Panamá  donde  la 
Inglaterra  no  tuvo  mas  representantes  que  sus  secretos  espías.  Monroe 
levantó  sobre  ambos  continentes  el  escudo  de  su  unión  i  de  su  fuersa 
cu  'su  famosa  doctrina;  i  por  último,  mientras  el  noble  lord  John 
Eussell,  el  altivo  scuor  de  la  justioia  internacional  inglesa,  nos  en- 
viaba como  argumentos  las  baterías  del  admirante  Kingcome,  el 
noble  Lincoln,  el  Presidente  leñador,  despachaba  mensajeros  amiga- 
bles a  cada  uno  de  los  paisesde  la  América  española  para  cortar  toda 
diferencia  pendiente. 

Séame  lícito  añadir  también,  que  cuando  llegó  a  mi  pais  la  doloro- 
sa  nueva  del  martirio  de  este  gran  majistrado,  yo  mismo  vi  machas 
lágrimas  correr  en  el  seno  de  Tos  mios,  muchos  semblantes  pálidos  i 
acongojados  que  daban  testimonio  de  cuan  puro  i  sincero  era  el  amor 
por  este  nuevo  redentor  de  la  humanidad.  Por  lo  que  respecta  a  mí, 
personalmente,  me  permitiré  decir  que  escribí  entonces  una  corta  bio- 
grafía de  este  eminente  hombre,  i  presente  ima  moción  en  la  Cámara 
de  representantes  concebida  en  estos  términos: 

Art.  1.*  Los  retratos  de  George  Washington  i  de  Abrahan  Lin- 
coln, el  primero  i  el  último  Presidentes  de  los  Estados-Unidos  de 
América,  costeados  por  la  nación,  serán  colocados  en  la  sala  de  recep- 
ción del  Ministro  de  Belacioncs  Esteriores  de  Chile,  como  un  tributo 
ofrecido  por  el  pueblo  chileno  al  de  los  Estados-Unidos,  oon  ocasión 
del  restablecimiento  de  su  j)az  interior  i  de  la  dolorosa  pérdida  que  ha 
esperimentado  con  la  muerte  de  su  primer  majistrado. 

Art.  2.^  £1  presente  proyecto  de  leí,  será  inscrito  en  un  emblema 
apropiado  al  pié  de  los  retratos  mencionados  i  se  comunicará  por  el 


—  25  ~ 

gobierno  de  Chile  a  los  Presidentes  del  Senado  i  de  la  Cámara  de  Re- 
presentantes de  los  Estados-Unidos,  como  la  esprcsion  de  los  senti- 
mientos  del  Congreso  chileno. 

Tales  6ran«los  sentimientos,  las  ideas,  las  simpatías,  entre  los  dos 
paisee,  euando  estalló  la  guerra  sobro  nosotros,  tomándo;ios  por  sor- 
{Hresa  i  desarmados.  Ahora  bien;  ¿cuáles  serán  estos  sentimientos  en 
mdelante?  Señores,  esta  es  una  cuestión  quo  no  me  corresponde  a 
mí  responder.  Hai  un  pueblo  poderoso  en  esta  nación,  hai  un  Con- 
greso en  el  que  tienen  un  puerto  todas  las  intelijencias  i  leales  co- 
laiones  que  posee  este  pais;  hai  un  noble  Presidente  que  es  dueño 
de  la  oonfíanza  i  voluntad  de  sus  conciudadanos,  i  a  ellos  toca  rcsol- 
estaverla  (1). 

Pefo  noto  que  me  he  separado  algo  de  mi  plan  orijinal  reducido  a 
demostraros  la  condición  de  Chile  i  su  porvenir,  i  vuelvo  ahora  a 
tomar  mi  verdadera  senda. 

OOBIESNO  E  INSTITUCIONES  POLÍTICAS  DE  CHILE. 

Chile,  después  de  asegurar  su  independencia,  adquirida  con  la  sangre 
de  sus  hijos,  se  consagro  a  las  fructíferas  labores  de  la  paz  i  de  la  in- 
dustria: se  dio  una  Constitución  basada  en  los  principios  jenerales 
de  un  gobierno  libre,  con  un  Presidente  elejido  cada  cinco  anos, 
una  Cámara  de  diputados  renovada  cada  tres,  i  un  Senado  de 
veinte  miembros  elejidos  cada  nueve  años.  Cada  distristo  electo- 
ral abraza  veinte  mil  habitantes  con  el  privilejio  de  enviar  un 
diputado  a  la  Cámara,  i  los  senadores, se  elijen  por  provincias.  El 
Presidente  gobierna  con  un  gabinete  responsable  de  cuatro  ministros 
i  un  consejo  de  Estado  nombrado  entre  las  personas  mas  distinguidas 
del  pais. 

Chile  es  probablemente  el  pueblo  que  paga  menos  contribuciones 
en  el  mundo,  correspondiendo  como  noventa  centavos  por  persona 
en  la  distribución  jeneral  entre  todas  las  clases  sociales:  i  sin  embar- 
go, estos  impuestos  se  votan  cada  diez  i  ocho  meses  por  el  Congreso. 

Los  derechos  de  aduana  son  subidos  solo  en  los  artículos  de  lujo, 
i  libres,  o  apenas  grabados  en  los  de  uso  jeneral.  Por  un  estudio 
comparativo  de  los  derechos  pagados  en  las  aduanas  de  Francia, 
Inglaterra,  Estados-Unidos  i  Chile,  preparado  recientemente  por  el 
eminente  economista  francés,  CourccUe  Seneuil,  los^  aranceles  de  Chile 
son  los  mas  liberales.  A  esta  liberalidad  de  la  tarifa  chilena  se  debe 
talvez  que  la  addana  de  Valparaíso  produjo  en  1863, 4.259,533  pesos. 

La  administración  de  justicia  está  organizada  bajo  la  misma  planta 
que  las  de  los  Estados-Unidos,  teniendo  una  Corte  Suprema  a  la 

(1)  Inútil  es  que  recuerde  aquí  que  este  discurso  fué  pronunciado  solo 
una  semana  después  de  mi  llegada  a  Nueva- York  i  cuando  las  ilusiones 
con  que  había  salido  de  Chile  se  ostentaban  en  mí  espíritu  con  toda  su 
engañosa  májia. 


—  26  — 

cabeza.  Existe,  empero,  nna  diferencia  snstancial,  en  cuanto  que  la 
Corte  8Qprema  de  Chile  no  tiene  poder  político  algnno,  i  sus  miem- 
bros son  nombrados  de  fior  vida  por  el  Presidente.  Tenemos  un  có- 
digo de  leyes  conforme  al  plan  del  código  Napoleón,  i  eódigos  espe- 
ciales de  comereio,  minas,  procedimientos  legales  i  leyes  eriminale». 
Todos  han  sido  formados  por  los  mas  eminentes  juristas  del  pais  du- 
rante los  diez  últimos  años,  i  son  de  gran  utilidad,  pues  ponen  ia  lei 
al  alcance  del  mas  humilde  ciudadano. 

En  la  administración  interior,  Chile  ha  adoptado  los  principios  de  la 
Francia,  el  pais  mejor  organizado  sin  duda  en  lo  que  respecta  a  las 
operaciones  de  la  viáquina  gubernatiya  sc»bre  la  sociedad.  Existe  una 
oficina  de  estadística  que  publica  anualmente  un  informe  sobre  el  pro- 
greso del  pais,  i  forma  caaa  diez  anos  el  censo  jeneral  de  toda  ia  re- 
pública. El  último  censo  se  levantó  el  19  de  abril  pasado,  i  se  cree 
por  los  datos  publicados  hasta  aquí,  que  el  número  actual  de  habitan- 
tes llegará  aproximadamente  a  dos  millones,  doblándose  así  la  pobla- 
ción cada  cuarenta  años. 


LEYES  SOBRR  RSTRAXJEROS — BMiaRACION. 


Las  leyes  de  Chile  son  las  mas  favorables  para  los  estranjeros, 
como  varios  de  los   repetables  caballeros  presentes  pueden  testis- 
ficarlo  por  csperiencia  personal.  Gozan  de  todos  los  privilejios  de  los 
naturales,  i  mas  que  eso,  están  exentos  de  toda  carga  i  contribución 
personal,  por  mas  trivial  que  sea.  Debido  a  esta  circunstancia  i  a  la  si- 
militud de  clima,  productos  i  cultivo  de  la  tierra  con  las  nac5Íones  de 
Europa,  Chile  ofrece  ventajas  i  alicientes  mui  marcados  para  loa  emi- 
grados de  todas  las  razas,  con  escepcion  del  degradado  asiático,  cuya 
introducción  en  el  pais  ha  sido  «negada  a  los  nuevos  mercaderes  en 
la  trata  do^sclavos  blancos  (chinos   o  polinesios)  en  el  Pacífico- 
Al  estallar  la^gijcrra  con  la  España,  el  gobierno  estaba  tratando 
do^  la  organización  d«^t3Pa  oficini  de  emigración  sobre  los  mismos 
principios  de  la  que  existe  aquí^f'^  SQ  habia  señalado  mas  de  me- 
dio millón  de  acres  en  la  fértil  provincí¿¿  ^^  Llanquihue  para  colocar 
en  ellas  a  los  emigrantes  estranjeros.  ActuaJP®^^  viven  allí  en  pros- 
peridad i  contentos  mas  de  dos  mil  alemane^Vp^**^""®  ^  censo  de 
1855,  habia  en  Chile  6,600  alemanes,  1,247  1*8^''»®^.  ^'^^^  ^'*°" 
ceses,  solo  769  españoles,  i  571   ciudad&nos  de  ife  í^**^^*'"^^^^®' 
como  20,000  estranjeros  en  todo.  Pero  en  los  diezV?^*^™^®  ^^^  ^®" 
be  haberse  doblado  este  número.  \ 

Hai  otra  reflexión  de  importancia  que  ocurre  con  Jfspecto  a  nues- 
tra población.  En  Chile  no  existen  clases  ociosas  o  improductivas. 
Todos  tienen  que  trabajar  para  vivir;  i  ciertamente  q«  se  ejercitan 
reciamente  en  las  profundidades  de  las  minas  de  cobre  C*  ®^  ,'^^^3®''" 
to  de  Atacama,  al  estremo  norte  de  nuestro  territorio  ^  ®^  ^^^  ^^' 


^    27   - 

gotables  depósitos  de  caiT)on   de  piedra  de  Loto  i  Coronel,  que  por 
su  eBtoDsion  i  riqueza  no  son  inferiores  a  los  de  Inglaterra  i  Francia. 

KL   KJÉRCITO. 

AI  mismo  tiempo  el  ejercito  de  línea  de  Chile  es  comparativa- 
mente pequeño,  i  so  ocupa  siempre  (como  el  vuestro  antes  do  la 
guen-a)  en  protejer  las  fronteras  contra  la  invasión  de  los  salva- 
jes. Sin  embargo,  poseemos  de  hecho  un  ejército  de  mas  de 
80,000  hombres  de  caballería  e  infantería,  en  los  rejistros  de  nues- 
tra guardia  nacional,  los  que  podrian  estar  en  campana,  como  lo  han 
hecho  hasta  cierto  punto  ahora,  al  primer  grito  de  alarma. 

¿STABLSCIMUENTOS  DE  BENEFICENCIA. 

Las  instituciones  de  caridad  pública  de  Chile  son  dignaa  do  estu- 
diarse, pues  manifiestan  la  jenial  disposición  de  los  chilenos  por  las 
virtudes  hospitalarias.  Mas,  a  fin  de  evitar  detalles  minuciosos  en  esta 
materia,  os  recomendaría  leer  el  capítulo  consagrado  a  ella  por  el  Dr. 
Baxley,  un  viajero  bien  intencionado,  que  visitó  a  Chile  dos  o  tres 
años  há,  i  acaba  de  publicar  un  interesante  libro  sobre  la  Ampríca 
del  Sur. 

PRINCIPIOS  DE  GOBIERNO  POPULAR. 

4 

m 

La  maquinaria  administrativa  propia  de  la  organización  del  gobier- 
no popular,  trabaja  con  tan  perfecta  regularídad  entre  nosotros  como 
la  que  patentizamos  en  este  gran  pais.  El  derecho  de  asociación,  la 
libertad  de  la  pi-ensa,  la  inviolavilidad  de  las  opiniones  espraaadas 
ipor  los  representantes  Vie  la  nación  en  el  Congreso,  la  libertad  de 
eoneiencia,  esta  última  conquista  del  progreso  i  de  la  justicia,' el  jui- 
cio por  jurado  en  materia  de  prensa,  cierta  especie  de  privilejio  de 
hahcascorpun,  i  de  hecho,  todas  las  garantías  i  franquicias^de  la  dtem«« 
eracia,  están  en  pleno  ejercioio  en  mi  patria. 


PERIÓDICOS. 


Respecto  de  la  prensa,  puedo  añadir,  que  aunque  no  tenemos  pe- 
riódicos tan  interesantes  como  los  de  Núeva-Tork;  sin  embargo,  pu- 
blicamos algunos  de  los  mas  grandes  i  mejor  redactados  diarios  de 
tSud-América,  i  algunos  de  ellos  de  los  mas  antiguos  que  se  impri- 
men en  el  continente  merídional.  Tales  son  el  Mercurio  do  Valparaiso 
i  algún  otro  de  un  carácter  político,  como  el  Ferrocarril  de  Santiago, 
un  escelente  diarío  sostenido  al  estilo  de  las  publicaciones  francesas. 


^  28  — 


EDUCACIÓN  PUBLICA. 


Chile  ka  tenido  un  constante  empeño  en  educar  a  su  pueblo,  coni' 
prendiendo  que  en  esto  consiste  la  verdadera  base  de  la  democracia  i 
del  gobierno  popular.  Su  Instituto  i  Universidad  son  eonsiderados  como 
los  mejores  de  Sud- América,  i  mas  de  una  docena  de  sabios  profesores 
de  Europa  han  sido  contratados  con  el  objeto  de  ditundir  la  instnxocbn 
en  los  mas  altos  grados  de  la  ciencia.  £1  gobierno  de  Chile  mantiene  un 
observatorio  nacional  que  ha  costado  hasta  aquí  mas  de  cien  mil  pesos. 
Es  el  único  que  existe  en  el  hemisferio  del  Sur,  i  ha  prestado  por  con- 
siguiente grandes  servicios  a  la  astronomía  moderna.  Existían  en 
1862,  según  los  últimos  datos  en  mi  poder,  5,  792  estudiantes,  prin* 
cipalmente  en  el  Instituto  Nacional  de  Santiago  i  en  los  liceos  pro- 
vinciales, pues  cada  provincia  posee  uno  de  estos  establecimientos. 
En  1810,  en  los  buenos  tiempos  de  la  madre  España,  habia  solo  dos 
escuelas  públicas  en  todo  el  reino,  i  en  1862  csie  número  habia  lle- 
gado a  933.  De  éstas,  588  pertenecian  al  sexo  masculino,  i  345  al 
femenino^,  conteniendo  23,563  alumnos  de  los  primeros,  i  12,4 J 2 
de  las  últimas  85,975  individuos  educados  a  costa  del  Estado. 
Chile  consagra  una  décima  parte  de  sus  entradas  a  la  instrucción 
pública  f prolongados  aplausos^ —  i  ha  habido  un  Presidente  elejido 
en  1851  cuyo  único  programa  político  fué  este  principio:  Educación 
popular  (fuertes  aplausos). 

FERROCARRILES. 

En  el  progreso  de  la  locomoción  por  vapor,  Chile  esta  tan  adelante 
que  08  sorprenderá  saber  que  hai  solo  cuatro  naciones,  los  Estados- 
Unidos,  Inglaterra,  Francia  i  Alemania,  que  lo  aventajen  en  la 
estension  de  sus  líneas  férreas,  si  se  toma  en  cuenta  su  respec- 
tiva área,  Chile  posee  actualmente  seis  líneas  principales  de  fe- 
rrocarriles. 

La  mas  líétentrional  liea  el  puerto  de  Caldera  con  las  rejiones 
minerales  de  Copiapó,  i  mé  la  primera  que  se  construyó  en  Sud- 
América  (1850),  antes  de  la  Panamá,  i  tiene  47  millas.  La  segun- 
da,^ del  Carrizal,  es  do  24  millas  de  largo.  Estas  han  sido  cons- 
truidas por  americanos  del  norte,  con  capital  nacional,  a  fin  de 
traer  a  lais  costas  los  ricos  metales  del  interior. 

I^  tercera  es  mucho  mas  importante  i  corre  al  Sur  de  la  Serena, 
capital  de  Coquimbo,  i  se  proyecta  llevarla  hasta  juntarse  con  la 
gran  línea  tronco,  de  Valparaiso  a  Santiago,  una  distancia  de  500 
millas  hacia  el  Sur.  Noventa  millas  de  esta  línea  están  concluidas  i 
otras  tantas  en  construcción. 

La  cuarta  es  la  famosa  línea  de  Santiago  a  Valparaiso,  pasando  p«r 


—  29  — 

enormes  mcntauos,  i  ha  costado  cerca  de  doce  millones  de  pesos.  El 
trazo  fué  hecho  por  el  eminente  injeniero  americano.  Alian  Camp* 
bell,  que  ocupa  ahora  una  distinguida  posición  en  esta  ciudad,  i  fué 
llevada  a  oabo  por  contrata  por  otro  americano  de  gran  enerjía  i  de 
Jcneroso  corazón,  Enrique  Mciggs.  Esta  línea  se  estiende  por  mas 
de  185  millas  en  un  terreno  montañoso  i  quebrado,  i  es  mirada  como 
una  de  las  mas  notables  i  sólidas  obras  en  su  jénero. 

La  quinta,  parte  de  Santiago  por  los  valles  interiores  i  por  terreno 
llano  hasta  San  Fernando;  la  distancia  es  igual  a  la  de  Yalparíso  i  San- 
tiago, pero  como  corre  por  un  una  planicie  bien  cultivada,  su  costo  fué 
solo  la  mitad  del  último.  IJn  distinguido  injeniero  americano,  el  co- 
ronel Walter  Evans,  residente  en  esta  ciudad,  fué  el  constructor  de 
este  ferrocarril.  I  ya  que  menciono  al  pasar  el  nombre  de  estos 
distinguidos  americanos,  permitidme  pagar  un  tributo  de  respeto  i 
afección  a  un  ciudadano  de  este  pais  tan  noble  como  intelijenté,  i  que 
puede  decirse  compendia  en  su  carácter  todas  las  cualidades  mas 
prominentes  del  pueblo  americano,  el  Honorable  Thomas  H.  Nelson,  el 
último  ministro  de  los  Estados  Unidos  en  Chile,  quien  se  ha  ganado 
la  afección  sincera  de  mis  compatriotas,  tanto  por  sus  méritos  per-  * 
señales  como  por  su  conducta  oficial. 

La  última  Lcjislatura  habia  concedido  cuatro  nuevos  privilejios 
para  otros  tantos  ramales  de  ferrocarriles,  i  la  línea  del  Sur  va  a 
ser  estendida  este  verano  hasta  Curicó,  aun  costo  de  1.500,000 
pesos. 

El  objeto  del  gobierno  es  construir  una  línea  central  entre  San- 
tiago i  Concepción,  en  las  máijenes  del  Bio-Bio,  una  distancia  de 
600  millas,  de  las  cuales  150  están  acabadas  i  el  terreno  ha  sido  es- 
plorado con  todo  esmero  en  toda  su  estension.  El  valor  actual  de 
fos  ferrocarriles  de  la  nación,  que  miden  como  500  millas,  Ue-. 
ga  a  30.000,000  de  pesos;  i  se  calcula  que  con  un  gasto  igual  a 
esta  suma  se  podría  habilitar  una  línea  completa  de  la  Serena 
hasta  Concepción  (mas  de  1000  millas)  en  el  curso  de  diez  a 
quince  anos. 

Guando  esta  grande  obra,  a  que  el  pueblo  i  el  Congreso 
prestan  el  mas  decidido  apoyo,  esté  terminada,  Chile  vendría  a  ser  " 
necesariamente  uno  de  los  paisca  mejor  organizados  i  protejidos 
contra  todos  los  enemigos  internos  i  estemos.  Líneas  do  telégrafos 
corren  paralelas  a  los  ferrocarriles.  El  mismo  dia  que  se  declaró 
la  guerra  contra  España  se  dieron  órdenes  para  estender  el  hilo 
magnético  de  una  estremidad  a  la  otra  de  la  república,  i  la  obra 
se '  está  ejecutando  cÓn  infatigable  enerjía.  Esta  ha  sido,  señores» . 
H  respuesta  de  mi  pais  al  pirático  asalto  del  almirante  español. 
£1  intentó  poner  una  mordaza'en  nuestros  labios,  cerrando  todas  las 
puertas  del  pais,  i  el  pais  le  ha  contestado  con  la  voz  inestinguible 
del  vs^or  i  la  electricidad,  encargando  a  ésta  do  llevar  hasta  sus 
mas  lejanos  confínes  el  eco  de  su  justicia,  de  su  dignidad  i  de  su 


^ 


~.  30  ^ 

tesplneion  fiablimo.  de  morir  mil  veces  antes  quo  humillarse  ante 
la  España. 

COMCRCIO. 

Deseo  íjjar  la  atención  de  los  hombres  pensadores  que  me  han  se- 
guido en  este  largo  i  molesto  discurso  sobre  la  Importancia  del 
comercio  de  Chile,  a  fin  de  mostrarles  lo  pooo  que  ha  hecho  el  pue- 
blo, i  aun  debo  decirlo,  el  gobierno  americano,  para  desenvolver  lotí 
intereses  de  esta  nación  en  aquellos  distantes  pero  ricos  países.  El 
valor  de  los  efectos  importados  en  Chile  en  1^64,  según  la  estadítica 
oficial,  fué  de  18.867,363  pesos;  i  ¿podría  nadie  oreer  qué  de  todo 
este  comercio,  (del  cual  podríais  vosotros  obtener  tan  buena  porción 
como  nación  alguna,  i  en  el  que  la  Inglaterra  figura  con  el  cuarefUa 
t  tres  j^  c/cji/o,)  el  emprendedor,  próspero  i  activo  pueblo  de  los 
Estados-Unidos,  con  sus  inmensas  e  innumerables  fabricas,  entra  solo 
con  una  proporción  de  un  cinco  por  ciento^  Pero  esto  es  un  hecho 
confirmado  por  datos  oficiales,  i  puedo  añadir,  que  por  mi  esperíencia 
personal  no  sé  que  existan  mas  que  tres  casas  fuertes  americanas  * 
entre  las  centenares  de  estranjeros  que  hai  en  Valparaiso.  Estas  son 
las  antiguas  i  respetables  firmas  de  Alsop  i  Ca.  la  de  Ilemmenwaj  i 
Ca.  i  Loring  i  Ca. 

Las  esportaciones  de  Chile  el  aiio  pasado  ascendieron  a  27.242,8^» 
dejando  un  balance  en  nuestro  favor  de  8.000,000  de  pesos. 

El  comercio  interno,  que  es  libre  a  todas  las  banderas  (oid!  oid!) 
ascendió  a  28.896,783  pesos,  lo  que  es  un  aumento  de  12.199,862 
sobre  el  de  1861,  i  en  toda  su  ostensión  abraza  una  suma  de 
75.000,000;  i  esto  sin  tener  en  cuenta  el  comercio  de  tránsito  a  la 
república  Arjentina,  Bolivia  i  el  Perú,  quo  sube  a  algunos  millones 
mas. 

FINANZAS. 

,  La  renta  pública  del  año  actual  se  calculaba,  antes  de  la  guerra,  en 
lp.000,000  de  pesos,  i  como  la  deuda  nacional  no  pasa  de  12.000,000 
de  pesos,  se  puede  decir  que  no  hai  pais  cuyas  finanzas  se  encuentren 
en  mejor  condición.  Si  tomamos  ^n  cuenta  ahora,  que  la  nación  es 
dueña  de  mas  de  la  mitad  de  sus  ferrocarriles,  i  puede  disponer  de 
esta  parte  libremente,  podría  mui  bien  añadirse  que  no  tiene  deuda 
alguna.  Debo  decir  también,  que  el  papel  moneda  era  desconocido 
en  Chile;  pero  la  guerra  ha  obligado  a  ios  bancos  a  emitir  billetes 
por  valor  de  4.000,000,  los  cuales  están  garantidos  por  mas  de  vein- 
te millones  en  metálico  i  otras  seguridades.  Nos  hemos  vistos  igu^' 
mente  forzados  por  la  guerra  a  pedir  un  emprcstito  de  seis  millones 
a  Inglaterra,  i  otra  cantidad  considerable  debia  colectarse  por  presta-' 
mos  voluntarios  dentro  del  pais. 

Tal  era,  señoras  i  caballeros,  la  condición  i  halagüeño  porvenir  de 


\ 
( 


^ 

I 


—  31   - 

Chile,  cuando  un  hombre,  de  quien  nadie  habia  oído  hablar  antes, 
8G  presento  una  mañana,  i  sorprendiendo  nuestra  buena  fé  i  abusan* 
do  cobarde  i  villanamente  del  estado  indefenso  do  nuestras  costas, 
ha  venido  a  detener  esa  marcha  maravillosa  de  progreso  i  a  trastornar 
ea  un  minuto  la  obra  de  tantos  aiioB  de  paciente  trabajo. 

LA  GU£RIIA  CON  ESPA5ÍA. 

Una  palabra  mas  sobre  la  cuestión  de  guerra,  i  he  concluido. 

¿Quien  comprende  las  causas  de  esta  guerra  entre  Chile  i  España? 
Ci*co  que  nadie,  ni  aun  yo  mismo,  pues  nunca  hubo  en  la  historia 
de  las  naciones  una  guerra  mas  sin  fundamento  i  mas  ridicula,  que 
la  que  nos  ha  promovido  la  España. 

Mas,  como  las  causas  de  la  disputa  nt'  han  sido  bien  comprendi- 
das, i  como  anteayer  solamente  uno  de  los  principales  i  mas  influyen- 
tes periódicos»  de  esta  ciudad,  El  Times,  espresaba  el  deseo  de  que 
no  se  nos  concediese  simpatía  alguna  por  razón  de  que  no  eran  cono- 
cidos los  hechos,  me  empeñaié  en  presentarlos  en  su  propia  luz,  soli- 
citando de  vosotros  un  momento  mas  de  paciencia. 

£1 14  de  abril  de  1863  es  un  dia  de  triste  recuerdo  para  América. 
£1  almirante  Pinzón  se  apoderó  aquel  dia,  a  nombre  de  España.'^e 
las  islas  de  Chincha  pertenecientes  al  Peni,  i  declara  en  un  manifies- 
to que  reivindicaba  la  propiedtid  de  España ^  pites  exisiia  sólo  un  cs^ 
lado  de  tregua  con  el  Pera  desde  el  armisticio  de  Ayacucho  de  1824. 

A  una  declaración  tan  cstraor diñarla,  toda  la  America  del  Sur  so 
levantó  alarmada,  i  como  un  solo  hombre  se  puso  del  lado  de  su  ofen- 
dida hermana.  En  esto,  os  verdad,  obraban  en  su  propia  defensa  a 
la  vez,  pues  de  un  momento  a  otro  podían  sor  todas  reiviiulicadas  i 
cspeciamente  Chile,  el  vecmo  mas  próximo  i  que  por  dos  veces  ante- 
riores peleó  junto  con  el  Perú  por  su  libertad  i  en  una  causa  común 
9  ambos. 

Un  ardiente  sentimiento  de  simpatía  so  despertó  por  consiguiente  en 
Chile  a  favor  del  Perú.  La  prensa  atacó  violentamente  a  España;  volun- 
tarios de  todas  partes  fueron  a  ofrecerse  al  Perú,  i  el  carbón  fuó  decla- 
rado contrabando  de  guerra  para  ambas  partes,  pues  era  imposible  pro- 
veer de  medios  ofensivos  al  mismo  enemigo  que,  como  un  salteador  de 
caminos,  estaba  cometiendo  depredaciones  en  nuestras  propias  costas.  I 
os  pregunto,  señores,  ¿que  pais  del  mundo  hubiera  obrado  de  otra  ma- 
nera? ¿Seriáis  vosotros?  ¿Reprimiríais  la  opinión  de  la  prensa  sobre 
los  asuntos  de  Méjico,  i  negareis  vuestras  simpatías  a  las  institucio- 
nes i  a  los  houibres,  que  en  cierta  manera  forman  parte  de  vosotros 
mismos  ?  Ademas,  como  tuve  ocasión  de  demostrarlo  estensamente  en 
un  discurso  que  pronuncié  en  *  Panamá,  i  que  muchos  de  vosotros 
habréis  leido  probablemente  en  el  Hcrdkl  de  la  semana  pasada,  no 
habia  fundamento  ninguno  no  solo  para  una  guerra,  ni  para  una 


I 

#• 


I 


—  32  — 

raptara  diplomática  sií^uiera,  aan  Intorpretando  del  modo  otas  eáírí^ 
to  el  derecho  de  jentes. 

KL  PBRU  HA  DB  ALIARSE  CON  C^Llfi  EK  ESTA.  GUEBRA. 

Mas  como  era  an  pretexto  el  qae  se  necesitaba,  tan  pronto  como  el 
Perú  so  entendió  con  España,  de  ana  manera  tan  indecorosa  qne  hiso 
salir  el  sonrojo  de  la  vergüenza  a  la  cara  de  la  nación,  Pareja  se  pro-> 
paso  pedir  esplicaciones  a  nnestro  gobierno  por  actos  perfectamente 
legales  i  por  la  inocente  simpatía  manifestada  hacia  nuestros  agrá-» 
viados  hermanos;  i  permítaseme  interrumpir  mi  narración,  para  in- 
formaros con  todo  el  contento  de  mi  corazón,  que  la  noble  reTolucion 
del  Perú  triunfó  por  virtud  de  la  fuerza  nacional,  a  costa  de  mui  po-< 
ca  sangre,  el  5  de  noviembre  último  en  las  puertas  mismas  de  Lima, 
según  se  nos  acaba  de  anunciar  por  el  vapor  recicn  Uceado  esta  mis- 
ma noche  de  Aspinwall. 

Gracias  a  Dios,  no  hai  mas  traidores  en  América;  i  me  cabe  decla-> 
rar  aquí,  como  amigo  de  los  jcnerales  Canseco  i  Prado,  el  Presiden-* 
te  j,  jefe  de  esta  gloriosa  protesta  contra  España,  que'  el  Perú,  esten- 
derá a  Chile  los  brazos  de  hermano,  i  le  devolverá  los  sacrificios 
hechos  por  su  causa.  Si,  señores,  me  siento  autorizado  para  decla- 
rar en  este  lugar  responsable,  que  el  nuevo  gobierno  del  Perú  esta 
obligado  por  los  mas  solemnes  compromisos  entre  las  naciones  a  de- 
clarar guerra  inmediata  i  activa  contra  España. 

Que  tal  es  el  hecho  a  esta  hora,  no  podéis  dudarlo,  pues  yo  vengo 
directamente  del  cuartel  jencral  del  ejercito  i  escuadra  del  Perú. 

Pero  continuemos.  El  hecho  solo  de  pedir  esplicaciones  do  nuestro 
gobierno,  era  de  por  sí  un  acto  insultante  de  parto  del  ájente  de  Es- 
paña, pues  nosotros  ésamos  los  ofendidos.  Mas  el  gobierno  de  Chile, 
dando  pruebas  de  su  prudencia  i  tolerancia,  dio  las  esplicaciones  re^* 
queridas,  de  una  manera  que  su  representante  mismo  declaró  a  nom- 
bre de  su  gobierno  por  un  despacho  público,  que  se  daba  por  plena- 
mente satisfecho.  ^ 

Esto  ocurría  en  mayo  último,  i  el  gobierno  i  la  nación  se  habían 
olvidado  enteramente  de  la  cuestión  fenecida,  al  parecer,  cuando,  de 
repente,  en  la  mañana  del  12  de  setiembre,  un  pequeño  vapor  fle- 
tado por  nuestro  ministro  en  Lima,  anclaba  en  Valparaíso,  llevando 
las  noticias  mas  estraordinarias.  El  gobierno  de  España  había  decla- 
rado insuficiente  la  satisfacción  aceptada  como  plenamente  scUis/acto^ 
ria  por  su  representante  público,  retiraba  a  éste  en  desgracia,  i  orde- 
naba  a  Pareja  (el  secreto  manipulador  de  todo  el  enredo)  qne  fuese 
con  su  escuadra  a  imponernos  la  humillación  i  la  vergüenza  de  abatir 
nuestra  bandera  ante  los  cañones  de  sus  naves.  Este  proceder  venia  a 
ser  mas  iasolente\  dosde  que  sabemos  que  Pareja  i  una  media  do- 
cena de  intrigantes  i  jcnte  perdida  que  lo  rodca^   habían   sido  los 


t 

instrumentos  para  conseguir  la  realización  de  este  villano  ataque  coü^ 
traChUe. 

Pareja  se  manisfestaba  enorgollecido  con  sos  viejas  fragatas,  prin- 
cipalmente cuando  nosotros  no  teniamos  ninguna,  i  escribió  a  su  que^ 
rída  Reina  que  en  menos  de  un  cuarto  de  hora  tcndria' arreglada  es- 
ta dificultad  con  Chile. 

Pero  el  pobre  Almirante  sé  engañaba  miserableniente.  Al  momen- 
^  tomismo  de  presentarse  en  la  bahía  de  Valparaiso,  el. pais  entero, 
pomo  un  solo  pensamiento,  una  sola  alma,  como  un  solo  brazo,  sé 
levantó  en  apoyo  del  gobierno,  i  ofreció  su  vida  i  &u  propiedad  para 
mantcmer  el  honor  de  su  patria  infame  i  cobardemente  atacada.  Por 
^  consigniente,  el  misnio  día  que  Pareja  declaraba  el  bloqueo,  i  se  apo- 
deraba violentamente  de  Unos  pocos  de  nuestro  buques  mercantes, 
<}ue  no  hablan  tenido  tiempo  de  cambiar  su  bandera,  ambas  Oáma- 
ras  del  Congreso  se  reunían  espontáneamente  el  2i  de  setiembre. 
Se  declaró  inmediatamente  la  guerra  contra  España  por  el  voto  uná- 
nime de  todos  los  miembros  presentes;  se  autorizó  ai  gobierno  para 
levantar  un  empréstito  de  20.000,000  de  pesos,  para  llamar  a  las  arJ 
mas  el  número  de  tropas  que  creyese  conveniente,  pard  aumentar  o 
mas  biea,  crear  una  marina  por  todos  los  medios  disponibles  i  co- 
menzar inmediatamente  operaciones  activas  contra  los  insolentes  in- 
vasores. 

Ahora,  señores,  os  pregunto  con  toda  buena  fé  i  sinceridad,  ¿ha- 
briais  vosotros,  como  miembros  de  un  pais  independiente  i  libre, 
obrado  de  otra  manera?  (Esclamaciones,  no!  no!) 

CHlIiB  NADA  PIBRDB     EN  UNA  GUERRA  COrT  ESPAÑA. 

De  esta  manera,  la  guerra  contra  España  es  de  honor  para  noso- 
tros, i  una  ostentación  ridicula  i  sin  objeto  alguno  de  parte  de  Es- 
paña. El  pueblo  ingles,  estimulado  sin  duda  por  sus  grandes  intereses 
en  el  Pacífico,  ha  coniprendido  la  posición  real,  el  oríjen  i  las  conse^ 
coencias  de  esta  controversia  singular  i  casi  cabalística  i  ha  condena- 
do severamente  a  la  España.  A  vosotros  toca  ahora  dar  vuestra 
^  Opinión,  i  sostenerla  en  el  interés  de  vuestras  ideas  i  de  los -viejos 
principios  de  vuestra  gloriosa  república. 

Antes  dé  cerrar  estas  observaciones  me  permitiréis^  señores,  decir 
que  aunque  como  pais  civilizado  lamentamos  esta  guerra  causada  por 
tan  frivolos  pretestos^  no  estamos  en  manera  alguira  asustados  con 
ella.  Lejos  de  eso.  Hemos  teñido  una  historia  i  gloriosos  antecesores 
qoe  nos  enseñaron  como  debíamos  pelear  i  como  debiámos  venclér. 
(Aplausos.)  Tenemos  una  posición  respetada  i  respetable  entre  las 
ñaoiones  del,  mundo,  i  este  respeto  no  es  impuesto  por  ejércitos  o 
escuadras,  sino  per  nuestras  instituciones,  nuestro  crédito  comercial 
i  nuestra  riqueza,  superior  a  la  de  muchas  monarquías  de  Europa,  i 
ciertamente  ala  de  la  merodeadora  i  arruinada  España'.  I  apesar  'de  todo/ 

5 


-  34  — 

f^cüore?,  la  guerra  con  hu  tren  de  horrores  i  calamidades  poseo  atttt 
grandes  ven  tujas  para  países  nuevos.  Nada  tenemos  que  perder  con 
ol  odio  de  España,  i  algo  que  ganar  con  él.  No  debemos  a  España  na 
solo  hombre  de  empresa,  un  centavo  de  cantal,  la  importación  do 
lina  sola  industria  nueva.  La  Inglaterra  representa,  como  queda 
dicho,  un  43  por  ciento  de  nuestras  importaciones,  Francia  el  20  por 
ciento,  Alemania,  el  O,  los  Estados- Unidos  el  5,  Perú  i  el  Brazil  el  3 
por  ciento,  España  absolutamente  nada !  (Risas).  Hai  actualmente  en 
Chile  700  Españoles,  casi  todos  mercachifles,  pues,  ninguno  pertene- 
t;e  a  las  profesiones  liberales,  ni  a  los  oficios  mas  humildes  siquiera. 

Permitidme  aquí  repetir,  sin  prestar  atención  a  consideraciones  de 
interés  local,  que  los  paiscs  nuevos  necesitan  darse  a  conocer  en  la 
gran  feria  del  mundo.  Vosotros  fuisteis  también  una  nacioü  pequeña  i 
no  teníais  defensprcs  entre  los  grandes  pueblos  del  globo  hasta  un  día 
en  que  jóvenes  e  inesperimentados,  poro  llenos  de  osadía  i  poseidos  de 
la  rectitud  de  vuestra  causa,  emprendisteis  la  guerra  contra  Inglate- 
rra en  1812.  Vosotros  salisteis  grandes  i  poderosos  de  esta  contienda, 
i  así  esperamos  salir  también  nosotros  en  este  conflicto  con  nuestra 
envilecida  madre  patria.  I  tened  entendido,  caballeros,  que  estamos 
jirontos  para  entrar  en  esta  guerra,  a  nuestro  riesgo,  con  nuestra  pro- 
pia sangre,  con  nuestro  propio  dinero,  i  sin  solicitar  de  nación  alguna 
ayuda  material  o  alianzas  peligrosas.  Lo  que  pedimos  es  justicia,  la 
plena  apreciación  de  nuestra  dignidad  i  derechos;  de  modo  que  no  se 
diga  que  aceptamos  esta  lucha  por  despreciables  sentimientos  de  or- 
gullo o  vanidad,  sino  por  nuestra  propia  existencia  i  nuestros  desti- 
nos futuros  como  nación,  obteniendo  así  el  respeto  i  las  simpatías  del 
ijHindo  civilizado. 

Me  restA  solo  ahora,  señoras  i  caballeros,  el  grato  deber  de  ofrece- 
ros mi  mas  sinceras  i  espresivas  gracias  por  la  bondad  que  rae  habéis 
manifestado  en  esta  ocasión,  i  os  las  doi  de  todo  corazón.  (Prolonga* 
dos  aplausos). 

Después  de  acabada  esta  lectura,  el  señor  E.  Gr.  Squier  hizo  una 
moción,  acompañ^a  de  algunas  observaciones  lisonjeras,  para  que  so 
diera  un  voto  de  gracias  al  orador,  la  cual  fué  apoyada  por  Mr.  J. 
8.  Mackie,  en  una  breve  pero  oportuna  arenga,  i  votada  oon  el  mas 
grande  cntusisamo. 


^33  — 


DOCUMENTO  C. 

i>06  cartas  a  don  Abelardo  Ntiftos  sobra  la   Taxiidad  hamaaa  d 

sea  ''Embajador  i  reo. 


I 
/ 


tf 


IMPItESAS  ISPBBSAMENTB    XN  NUWA  YORK  PARA  GIROULAOION 
PRIVADA   EN   SANTIAGO   DN    OQILB. 

OARTA  PBIMERA. 

I 

*'ElJ  EBtBAJADOR.'* 


Señor  don  Abelardo  Ñunez. 

^  Ifueoa  York,  10  de  marzo  tU  l86é. 

Mi  querido  Abelardo:  ^ 

He  tenido  el  gusto  de  recibir  tu  última  del  2  de  febrero,  la  qué 
ie  agradezco  tanto  como  tus  anteriores.  Tus  noticias,  como  bebidas 
en  buena  fuente,  son  para  mí  siempre  mui  interesantes,  i  en  la  au- 
sencia eres  mi  mejor  corresponsal,  como  en  la  patria  eras  mi  brazo 
derecbo  para  el  trabajo. 

Mucho  me  ha  divertido  lo~que  me  cuentas  de  lo  mal  que  ha  pare- 
eido  a  algunos  de  mis  paisanos  el  que  los  diarios  de  este  pais  i  de 
Europa  me  llamen  Embajador — '*SÍinistro  Plenipotenciario" — "En- 
viado Estraordiaario,".etc.»  etc.,  pues  solo  el  título  de  Gran  Vizir 
i  el  de  Oomisario  Rejio,  me  ha  faltado  tener.  Sin  duda  estarán  cre- 
yendo en  mi  tierra  (los  que  no  me  conocen)  que  yo  esioi  mui  hinchado 
00^  toda  esta  pompa  i  que  cuando  vuelva  a  Chile  con  esa  carreta- 
da de  títulos,  üo  voi  a  caber  en  la  Alameda  do  Santiago.  Pobre  em- 
lajadorl  Si  vieras  la  figura  del  magnate»  su  traje,  sus  habitaciones» 
BU  manera  de  vivir,  ¿qué  envidia  tendrías  por  su  puesto  a  su  alto 
oarácter? 

Figúrate  que  ese  gran  señor  vive  en  un  solo  cuarto  idondc  tiene 
BU  cama,  su  labatorio,  su  gabinete  de  trabajo  i  recibe  a  todos  los 
jenerales,  almirantes  i  colegas  de  la  profesión  que  le  honran  ooü 
sus  visitas. 

Figúrate  que  eso  gran  señor  no  tiene  ni  cocinero,  ni  mayordomo, 
ni  lacayos,  ni  siquiera,  como  en  Chile  un  rotito  de  Doñihue  o  de 
Quillota  que  le  escobille  el  paletot  i  le  lustre  las  botas;  que  ni  como 
en  su  casa,  sino  en  el  primer  restaurante  de  barrio;  que  no  rueda 
coche  sino  en  casos  estraordinarios,  i  no  recorre  esta  ciudad,  impo** 
sible  por  sus  distancias,  sino   en  el  democrático  ómnibus  o  a  pie, 


—  36  — 

fiobra  la  DÍeve  i  el  hielo  resbaladizo  Cío  que  al  menos  le  ha  proporcia« 
nado  la  ventaja  de  hacerlo  dueño  de  algunos  titíos  en  los  barrios  ma» 
valiosos  de  la  población,  como  Broadway  i  la  Quinta  Avenida)  i  por 
último,  que  en  los  primeros  meses  de  su  misión,  ni  a  teatros,  ni  a 
bailes,  ni  a  parte  alguna  pudo  ir  por  una  razón  importantísima  en  este 
pais  republicano  hasta  la  pared  de  enfrente,  es  decir,  porque  no  tenia 
frac! « 

I  todo  esto  no  sucede  porqn,}  el  ''Embajador  de  Chile'*  sea  un  avaro 
(que  ojalá  lo  fuese  para  tener  siquiera  esta  dignidad  propia  de  su  pues- 
to!), sino  porque  si  hubiese  de  vivir  como  eualquier  hijo  de  vecino  que 
vive  en  esa  buena  ciudad  de  Santiago ,  pagaría  1 ,  500  pesos  por  el  arríen- 
do  de  una  salita  amueblada  de  las  (fue  en  Paris  cuestan  500  francos  al 
año,  i  en  Chile  no  cuestan  un  oentavo;  porque  la  comida  en  casa  para 
dos  personas  te  costaría  en  un  mes  lo  que  en  Chile  paga  una  familia 
modesta  en  todo  un  año;  porque  un  sirviente  cuesta  aquí  el  mismo 
salario  que  en  Chile  se  paga  a  un  oficial  mayor  de  la  Cámara  de  di- 
putados, i  por  último,  porque  así  como  tú  pagas  diez  centavos  por  ir 
desde  la  Alameda  de  Mátucana  a  las  Cajitas  de  Agua,  aquí  la  tari& 
es  de  dos  pesos  para  subir  por  el  estribo  de  un  eoehe  i  apearse  por  el 
opuestOr  Pobre  embajador  si  hiciera  todo  esto!  Mi  cuarto  de  dormir 
me  cuesta  eerea  de  1,000  pesos  al  año,  i  en  Chile  tenb  lo  que  aquí 
se  llama  tcmz  casa,  í  pagaba  por  ella  15  pesos  al  mes,  i  por  este  estilo 
es  todo  lo  demás.  Cuando  el  embajador  come  sdo  ^i  tú  sabes  que  S. 
íi.  no  es  glotón)  la  cuenta  fluctúa  entre  tres  i  cuatro  pesos  por  tree 
o  cuatro  platos;  si  come  con  un  amigo  i  hai  consumo  de  vino,  lo  que 
aquí  se  hace  solo  por  pascua  florida,  el  híü  entonces  es  el  doble. 
¡Oh  tierra  de  Chile!  Si  estuviera  bajo  la  bóveda  de  tus  arboledas,  eon 
un  sacudón  haría  un  cerro  de  duraznos  de  Zaragoza,  i  aquí  un  duraz- 
no agrio  do  Pensilvania  vale  50  centavos,  cuesta  10  centavos  el  plata 
en  que  se  sirve,  otros  10  centavos  el  cuchillo  eon  que  se  pela  i  otros 
10  centavos  la  propina  obligada  del  mozo  que  os  lo  sirve.  jOh  tierra 
de  Chile!  Quién  poseyera  en  estos  páramos  de  hielo  i  de  oro  un  frag- 
mento de  tu  terrasgo,  donde  crecen  las  higueras  del  Salto,  o  las 
frutillas  de  Renca,  o  los  parrones  de  Gómez!  Un  racimo  de  uvas^  de 
aquellas  que  en  Chile  gritan  buen  medio  de  uvas,  vale  aquí  un  pea>  J 

la  libra,  i  las  naranjas  con  que  los  niños  juegan  a  la  chueca,  se  ven-  | 

den  ¿crees  tu  que  por  el  ciento?  por  la  docena?  por  la  pieza?  Nú^ 
por  cascoSy  i  a  diez  centavos  cada  uno, 

Pero  vamos  a  lo  del  embajador,  pues  parece  que  tú  haa  tomado  la 
broma  a  lo  serio. 

Panamaes  hoi  dia  clgran  mercado  de  las  noticias  para  el  mundo 
entero.  Si  tú  llegas  de  Chile,  i  alguien  en  el  muelle,  al  bajar  del 
vapor,  dice,  señalándote  con  el  dedo:  '*Eso  es  un  señor  que  va  de 
ájente,  de  enviado  especial,  o  de  embajador  a  tal  parte",  al  otro  dia 
tos  periódicos  del  Istmo  te  ponen  todos  estos  títulos  o  el  mas  sonoro 
de  ellos;  una  semana  después,  lo  repiten  todos  los  diarios  de  los  Es^ 


—  37  — 

• 

lados  Unidos,  i  otra  semana  mas  tarde  los  de  Europa;  i  ahí  tienes  tú 
qoe  Embajador  me  fecü.  Ahora,  lo  mismo  sucedería,  si  trayendo  un 
sinriente  negro,  nn  chino,  o  un  araucano,  dijese  algún  tuno  que  el 
«nriente  era  un  príncipe  de  Otahiti,  ^i  tú,  qu«  eres  su  patrón,  su  se- 
cretario o  BU  valet-de-pied,  pues  si  los  periódicos  de  Panamá  te  hac^n 
embajador  o  lacayo;  la  cosa  en  ambos  casos  es  igual,  porque  no  tie- 
ne remedio,  a  menos  que  tú  yayas  do  imprenta  en  imprenta,  con- 
tradiciendo el  rumor,  o  escribiendo  cartas  diariamente  a  todos  los 
corresponsales  que  se  entretienen  en  ponerte  sobrenombres. 

Los  diarios  de  Panamá  me  llamaron  pues  embajador ^  i  embajador 
soiiseré  hasta  la  consumación  de  los  siglos.   '*The  Chillan  em- « 
bassador,"  éomo  aquí  me  llaman,  será  un  título  tan  eterno  como  la 
Monroe  Doctrine,  la  Neuiraiity  Lato  i  el   ffambug  americano,  mal 
que  pese  a  todos  los  censores  de  mi  nueya  heráldica. 

Pero  no  es  esto  lo  mas  curioso,  i  yoí  a  contarte  lances  relativos 
a  mi  nueva  di^idad  que  te  harán  reir  de  buena  gana. 

Cuando  el  Ülub  de  Ion  Viajeros  me  invitó  a  sus  salones  para  dirijir 
un  discurso  sobre  ChUe  a  Velite  de  la  sociedad  de  ambos  sexos  de 
Nueva  York,  por  corresponder  a  la  cortesía,  envié  a  la  biblioteca  del 
Club  una  colección  de  todos  los  papeles  oficiales  que  saque  de  la  se- 
cretaria de  la  Cámara  la  víspera  de  mi  partida,  como  tú  debes  recor- 
dar, pues  fuisteis  mi  cómplice  en  este  despojo  que  tan  útilísimo  ha 
sido  a  mi  misión,  como  desde  entonces  lo  previ.  Entre  esos  papeles 
iban  las  memorias  de  los  ministerios,  el  boletín  de  las  sesiones  ae  la 
Cámara,  las  cuentas  de  inversión,  el  presupuesto  de  varios  años,  or- 
denanzas, reglamentos,  etc.,  en  fin,  un  cerro  de  libros,  junto  oon  unos 
po<M3S  volúmenes  de  los  que  yo  he  publicado. 

Ahora  bien,  al  tomar  mi  puesto  en  la  sala,  observé  que  aquel  cú- 
mulo de  papeles  (que  representaría  una  carga  de  muía)  había  sido 
colocado  sobre  lamosa.  '*Está  bien,  dije  yo,  aquí  voi  a  tener  docu- 
mentos a  que  referirme  en  apoyo  de  mis  revelaciones."  Pero  figúrate 
cual  seria  mi  asombro  i  mi  sorpresa  cuando  poniéndose  de  pié  Mr. 
Dumbar,  el  presidente  del  Club,  comensó  a  hablar  en  est9S  términos. 
"Tengo  el  grato  i  alto  honor.  Señoritas  i  Caballeros,  de  presentar  a 
Udes.  al  esclarecido  i  honorable  B.  Y.  M.,  embassador  from  CMle, 
"senador^'  de  la  república,  i  uno  de  los  escritores  mas  distinguidos 
í  fecundos  de  Sud- América  como  lo  prueba  este  montón  de  libros  qm 
aquí  tenéis  presente  todos  los  que  el  ha  escribo  i  obsequiado  jenerosa- 
mente  a  este  Club,** 

Ahora,  imajínate  como  quedarla  ya  en  aquel  paso  de  comedia.  Yo, 
el  autor  de  la  Cuenta  de  inversión,  de  los  Presupuestos,  de  los  discur- 
sos de  los  senadores  i  diputados,  de  todos,  los  avalúos  de  la  Aduana!.. . 
Pero  ¿qué  hacer?  Cómo  contradecir  aquella  barbaridad  sin  hacer  otra  - 
barbaridad  mayor?  Me  resigné,  pues,  a  pasar  por  enbajador,*  senador, 
i  el  escritor  mas  estraordinario  que  se  ha  visto  desde  la  formación 
del  mundo. 


_  38  —  ^ 

Segunda  peripecia. 

Me  invitaron  algunos  cabaDcros  a  ir  al  Club  de  la  ühum  League, 
el  mas  influyente  de  Nueva  York,  con  el  objeto  de  oír  una  lectura 
Bobre  el  telégrafo  al  rededor  del  mundo,  que  debia  hacer  el  autor 
de  esta  empresa,  Mr.  Collins.  Llego  a  la  antesala  del  Club,  en 
Union  Square.  Había  un  mar  de  fracs  nebros  i  de  corbatas  blancas. 
Yo  iba  con  el  simple  paletot  hourgems  del  nombre  que  se  muere  de 
frió.  Un  lacayo,  por  su  puesto  mucho  mejor  vestido,  i  mejor  mozo  que 
yo,  se  adelanta  i  mo  pide  que  deposite  el  paletot  en  el  vestuario  del 
Club. — **Pero  hombre,  le  dije  ¿quiere  üd.  dejarme  en  mangas  de 
*  camisa?  sino  tengo  mas  que  este  paletot  burdo  sobre  el  cuerpo!"  Me 
dejaron  entrar,  i  crei  qué  me  echariaa  a  un  rincón,  en'  castigo  de  mi 
triste  facha. 

Pero  nó,  señor!  Corrió  la  voz  de  que  el  inevitable  Chillan  «n- 
hassador  estaba  allí,  i  a  tirones  me  llevaron  hasta  la  mesa  del  presi- 
dente, i  allí  me  sentaron  a  su  lado,  en  un  sillón  de  terciopelo  encar- 
nado, que  debia  verse  descolorido  delante  del  bochorno  de  mi  cara. 
Pero  ojalá  hubiera  concluido  aauí  el  camino  del  Calvario! . . .  Apenas 
Mr.  Collins  hubo  terminado  su  discurso,  there  rises  one  oftke  \ice-m* 
sidentes  of  the  Club,  and  introduces  to  the  assemUy  the  Chüian  enwai" 
melar,  (*)  i  asegura  ademas  que  va  a  deleitar  a  su  auditorio  con  un  speeck 
sobre  Ch¡h5,  cosa  que  ni  por  la  imajinacion  se  me  faabia  pasado.  Pero  al 
fin  meacerdé  de  Quevedo,  del  Caballero  de  la  Tenaza,  de  Oil  Blas,  i  has- 
ta de  mi  paisano  *'Luquito",  i  salí  del  apuro  como  lo  habrás  visto,  con 
un  speech  cuya  sustancia  podría  traducirse  como  la  de  los  brindis 
dd  último.  ''Porque  la  estrella  de  la  felicidad  nunca  se  separe 
de  las  estrellas  de  la  Union,  ni  de  la  estrella  de  Ciiile,"  oon  lo  que 
quedé  mui  airoso,  me  colmaron  de  aplausos,  me  tributaron  los  hono* 
res  de  la  sesión  en  la  orden  del  dia  i  ordenaron  que  mi  admirable 
speech  pasase  a  la  posteridad,  impreso  a  espensas  del  Club,  lo  que 
han  llevado  a  cabo  sin  duda  tanto  como  la  libertad  de  Méjico,  la 

Sroteccion  de  las  repúblicas  del  Sud  i  todos  los  grandísimos  hupibvgs 
e  esta  grandísima  república. 
Vamos  a  otro  lance  del  Chüian  cinbassador  en  que  parezco  trans- 
figurado en  otro  embajador. 

Era  la  noche  del  22  de  febrero,  aniversario  del  natalicio  de  Was- 
hington, i  tenia  lugar  en  el  Cooper  Instituto  un  mass-meeting,  en 
el  que  estaban  apretados  como  sai'dinas  14,000  patriotas  para  oir  al 
gran  ministro  Seward,  el  mismo  amable  señor  que  una  semana  antes 
habla  dado  orden  que  me  alojasen  en  una  casa  menos  confortable 
que  la  que  aquí  ocupo,  en  honor  del  AUibama  i  do  la  Neutrality  Law, 
Pues  yo  fui  también  de  los  curiosos  con  mi  inseparable  compañero 
Luis  Aldunate;  mas  como  me  sofocase  en  la  apretura,  logré  entrar 
al  anfiteatro  destinado  a  las  comisiones  i  a  los  oradores.  Allí  mo 

*  Pre  scntacion  bombástica  i  humbógica  del  paciente  al  auditorio. 


j 


—  39  — 

conoció  Mr.  Pcter  Óooper,  el  ducuo  del  lastituto,  a  quiea  hahln 
sido  presentado  cuando  tuvo  lugar  cL  gran  nieeting  do  la  gran  doc- 
trina, que  de  puro  cansado  ya  no  «juiero  nombrar.  Mr.  Cooper  es,  sin 
duda»  un  grande  hombre,  pero  sabe  tanto  de  jeografía  como  tú  do 
bailar  scholtUh,  i  así  me  dijo: — Oh,  Mr.  Mackcnna,  yon  are  from 
•*Cile,"  are  younotV' — **  Yes,  Sir,  I  ain  írom  (7/íí7c,"  le  respondí. — 
**Well  then,"  me  contesto,  */came  and  have  a  chair.''  Llamó  a  uu 
empleado  i  le  dijo: — ''Give  a  chair^o  tliisgentleman,  yí\io  is  the  em- 
bassador  from  Cile."  ''En  hora  buena!"  dije  yo,  i  me  dejó  guiar. 
Pero  ¿qué  crees  tú  que  sucedió?  Que  el  empleado  sabia  mas  que  Mr. 
Cooper,  i  no  recordando  que  hubiese  en  el  mundo  ningún  pais  que  se 
liamaso  *'Cile,"  llegó  conmigo  al  estremo  del  anfiteatro,  donde  preci- 
samente estaba  sentado  Mr.  Seward,  i  en  alta  voz  dijo: — *'Gentlo- 
men,  be  kind  cnough  to  let  the  embassador  from  *'Sicily"  have 
a  Bcat."  (1) 

Aquí  me  tienes,  pues,  convertido  por  un  golpe  dcmajiaa  en  •*En»- 
bajador  de  Sicilia."  I  jcómo  decir  que  no?  Si  lo  hubiera  hecho,  me 
habrían  echado  para  afuera,  mientras  que  como  estuve,  vi  todo  a  las 
mil  maravillas,  gozando  do  mi  alto  privilejio  de  embajador  uni- 
yeraaL 

Ahora,  si  te  contase  los  mil  incidentes  de  mi  grandiosa  misión, 
mis  presentaciones  en  Washbgton,  a  los  jenerales  Orant,  Sherman, 
Thomas  i  Meade,  a  los  almirantes,  a  los  ministros  de  Estado,  a  los 
senadores,  a  las  mas  bellas  i  a  las  mas  feas  señoritas  del  Potomac, 
al  PresidoB te  mismo  de  la  Union,  delante  de  cuya  simpática  figura 
pasé  dando  el  brazo  a  la  amable  i  hermosa  Madama  Asta-Buruaga, 
mientras  el  Presidente  me  daba  dos  dedos  de  su  mano  derecha  a  mf, 
otros  dos  a  la  señora,  i  el  otro  se  lo  cojia  un  herrero  o  albañil,*  que 
también  habia  ido  al  besamanos;  si  te  contara  todo  esto,  tendrías  un 
verdadero  capítulo  de  las  aventaras  de  esos  embajadores  encantados 
que  figuran  en  las  Mil  i  una  noche. 

Mucho  también  to  divertirias  si  te  contase  las  trasfornificiones  que 
sufre  mi  nombre  en  el  dialecto  inglés  de  la  Yankicia.  He  de  escri- 
bir sobre  esto  a  Diego  Barros  para  que  consulto  a  la  Universidad  so- 
bre la  ortografía  oficial  de  mi  nombre,  pues  me  llaman  Yecuna,  Va- 
cuna, Mackena,  Mackeney,  Mackenum,  i  hace  pocos  dias,  éntrelos  cen- 
tenares do  cartas  que  me  dirijen  en  honor  de  la  memoria  de  Monroe  i 

(1)  Todos  estos  diálogos  quieren  decir  que  en  los  Kstados  Unidos  todog 
lofccn  jeografía,  quciel  nombre  do  Chile  es  mmconociilo,  i  que  por  lo  misino 
unos  lo  llaman  Vile,  i  otros  SicilUt,  rozón  por  la  cual  el  autor  do  í^stn  cartí 
estuvo  sentado  rodilla  con  rodilla,  con  el  "hombre  nrias  grande  de  los 
£iitados  Huidos,"  quien  felizmente  no  le  conoció,  pues  si  tal  hubiera  su- 
ciHÜdo,  quien  sabe  qué  acusación  habría  salido  de  esto  contra  la  famosa 
Ici  de  la  neutralidad  que  se  promulgó  en  Estados  ynidos  contra  los  in- 
tentos para  auxilifir  a  la  América  del  Sur,  i  en  favor  directo  de  h  España^ 
el  20  de  abril  do  1819,  esto  es,  dos  semana?  después  de  la  batalla  do 
Maipo. 


,       -  40  -        . 

címtralaiViltíraKíyZaw,  TeBiannarotnladaaMr.  VikinaMakina  ana 
el  diablo  sepa  si  soi  yo.  Bato  n>e  hace  «K.«lar  que  al  ien^a  SiSí 
le  daban  aqaí  todos  los  nomb««  del  mundo.  Lno  5  q^feS 

^n^J^";  n<,f,*»r"l"^°"P'«°y'  ««mpaSeroTiKi 
mi  abátelo  maUmo  (2)  lo  llamaba  en  toda«  sus  «¿tas,  Jft»  cA«^ 

£sír  bÜ!?^T'  ^'-  ^""^r^-  í«"^  "ombre  para  el  arisK 
señor  Dnmbar!)  lo  mismo  one  los  hnasos  de   PurutumUamaW 

^..da.  Nieto  Ife»2>^.„V,.^on  Dionisio  iVÓ^-/..,  Ído"^SK 

Ahí  tienes  tó,  puen,  la  historia  completa  de  mi  enbajada  mn  une 
Ja  cnenter  a  los  que  me  acusan  de  usurparme  prerogaíiy^  ^S  ^ 
oorwspden  i  deben  corresponder  en  un  p^s  tL.  íbmd"  mo  CW fe 
a  hmnbres  oomo  don  Mañano  EgaSa.  Don  í)iego  Benavente   DonF 

^^^\       "'^  *§«'''»".«»  de  nuestro  cuerdo  diplomitic¿. 

Entretanto  yo  que  declaré  e^anamá  púbU^mente  en  el  discurso 
que  pronuncie  que  no  era  sino  ^¡i^e^,  ¡  ,„«  aquí  no  he  ^ 
guido  ser  ni  secretano  del  Encar^a8<u  Negocios  de  ^üe  v^o 
asegurar  por  tu  conducto  a  mú  paisanosTW  si  ^n  ™¡.  jI-Ü-»'-  ^ 
por  títulos'i  necedades  que  no  valen  un  lS¿Vo  los  env£.«  T"" 
parte  de  los  millones  que  ahora  están  encerradtlln  T  "í'T»  ' 
de  sus  escritorios,  bajo  el  bloqueo  del  egoísmo  Ü^  Tllf  t™ 
que  el  de  los  godos,  no  andaríamos  en  las  que  nos  ^1,^^^^^" 
,  empero,  es  preciso  salir  airosos,  aun  cuando  nos  sZ,;!  uZ'  '^^'^ 
la  rida.  i  elfos  se  guarden  su  plata.  ^""^  "  <'*°'"" ' 

Los  otros  chismes  de  buques  comprados,  1  cuyo  trato  w  *-  j      i 
de  fklta  de  cordialidad  en  las  relaciones  íntimas  i  enw]ím^„í**^' 
tosas  que  mantengo  con  el  patriota  sefior  Asta-Buruaga    2„  ^"^ 
siquiera  la  pena  de  contestarse.   Lo  haré  tal  yez,  cmTndo  oj^  i 
cárcel  pueda  contar  a  mis  compatriotas  oomo  se  practica  la  iW  • 
Manroe  en  esto  país,  o  cuando  (si  ando  mas  felis)  los  españolT!!! 
alojen  en  Ceuta,  como  reo  entregado  a  su  saña  (que  no  es  pequ^!? 
conmigo)  en  virtud  de  la  «mta  neutralidad  que  es  con  aoi^T.    ■ 
de  Mo»roe)  la  pareja  que  tira  el  carro  de  U  política  sud-7mcricai. 
de  este  país,  en  derechura  al  infierno.  * 

Muestra  esta  carta  a  nuestro  jefe  común,  don  Manuel  Antonio 
Tocornal;  dile  que  seré  siempre  su  humilde  secretario  i  que  no  hai 
m  habrá  titulo  en  el  mundo  que  sea  mas  alto  para  mí,  que  el  de 
confianza  i  aprecio  que  me  dio  hace  dos  aSop  Ja  Camarade  Dinuta- 
dos,  casi  por  la  unanimidad  de  sus  votos,  i  que  eso  puesto,  en  el 
que  puedo  servir  a  mi  patria  lejos  de  todo  humbuff  i  de  toda  imt»!- 
*nra,  es  el  único  que  halaga  mi  descomunal  ambición. 

(2)  Cuando  escribí  esto,  en  marzo  pasado,  no  cabiá  nn»  »«.  ....^j.  j 
vanidad  nombrar  a  sus  abuelo».  iQue  aasacato!  ^"^  ^  P***"^"*  ^' 


/ 


t 

i 


41  — 


US  recaerdoB  a  loe  amigos,  one  se  actierden  de  mí,  pónme  a  las 
¿rdenes  de  tu  Emilia,  idiapop  de  tu  afectüñmo  amigo. 

B.  VICUÑA  MACKENNA, 


CARTA  SEGUNDA, 

EL   BEO. 

Señor  don  Abelardo  Nunez. 

.    Nueva  Tork,  6  de  nuiyo  de  1866, 

Hi  querido  Abelardo : 

Otra  carta  tuya;  i  otra  vez  una  pajina  de  iobumaua  crítica  sobre 
mi  pobre  humanidad.  Válgame  Dios !  ¿Qué  les  ha  dado  a  mis  paisa- 
D08  por  entender  al  revés  todas  las  cosas  de  esta  bendita  tierra,  o 
mas  bien  dicho,  por  no  entenderlas  ni  al  revés  ni  al  derecho?  Primero, 
me  acusaron  por  las  sublimes  pompas  de  mi  misión,  i  ya  sobre  esto  te 
escribí  a  mediados  de  marzo  una  carta  que  no  sé  si  habrá  visto  la  luí 

táblica,  pero  que  te  habrá  divertído  no  poco  a  tí  i  a  los  amigos  que  la 
ajan  leído,  \  que  me  conchan. 

Ahora,  al  contrarío,  me  picusan  por  mis  tribulaciones  i  por  la  ma« 
pera  como  be  sobrellevado  la  caida  de  mi  súbita  i  escelsa  grandeza. 
De  manera  ^que  no  hai  remedio  con  mis  desoontentadizoe  compatriotas. 
No  me  perdonan  por  andar  sobre  las  nubes,  ni  me  perdonan  por  re'« 
correr  ahora  el  sendero  ingrato  de  los  abismos.  Todo  ha  ado  vcunidad 
mía,  i  ya  tan  a  menudo  me  traen  las  brisas  del  mar  estas  pdabras  de 
mis  lares,  que,  a  pesar  de  mi  odio  al  latin,  me  Uevo  diciendo :  VanU 
ftuvanttots/queéstodp  lo  que  retengo  (sin  duda  por  aaalojías)  de 
aquella  bendita  lengua, 

Pero  vamos  al  caso,  que  hoi  es  domingo,  i  como  en  este  pais  no  es 
cosa  fácil  santificar  lae^  fiestas  de  nuestra  madre  iglesia,  conforme  a 
nuesfros  ritos,  voi  pues  a  contestar  al  sermón  sobre  la  vanidad  qnie 
me  ban  dirijido  mis  paisanos  con  una  bomüia  sobré  aquel  tema  di<» 
^0  que  dice;  *  'Perdónalos,  Señor,  por  que  uo  saben  h  qué  di^ 
ceii."  • 

Veamos.  ¿De  qué  me  acusan  ahora?  , 

De  la  declaración  por  escrito  que  presenté  a  la  Corte  de  los  Estados 
Unidos,  en  febrero  último,  cuando  reo  de  crímenes  invenlados  por 
una  triste  sofistería  política,  me  llevaron  entre  dos  esbirros  ante  el 
augusto  solio  de  la  Neutrality  LaWy  rQ3Useitada  espresamente  para 

6 


-  42  — 

mí,  después  de  cuarenta  años  de  profundo  olvido.  No  podría  yo  darme 
a  mí  mismo  cuenia  de  los  reparos  que  hacen  a  esa  declaración  pura- 
mente judicial ;  mas  por  lo  que  tú  me  dices  veo,  que  son  todos  los  si- 
Súentes:  1.^  Que  dije  que  era  nieto  de  jeneralos  i  presidentes;  2.^ 
ue  era  escritor  i  habia  publicado  muchos  libros ;  3.^  Que  era  miem- 
bro de  sociedades  científicas  en  este  i  en  el  otro  mundo ;  4.^  Que  era 
diputado,  i  que  habia  hecho  una  moción  para  honrar  la  memoria  del 
presidente  Lincoln ;  5.^  Qpe  el  gobierno  de  Chile  me  habia  enviada 
a  este  pais  para  sostener  en  la  prensa  i  ante  la  opinión  publica  la  jus- 
ticia de  nuestra  causa,  i  sin  haber  yo  solicitado  ni  insinuado  siquiera 
por  medio  de  amigos,  esta  honrosa  misión.  ¿Qué  mas?  Ah!  Que  era 
amigo  de  Mr.  Nelson,  i  que  éste  me  habia  dado  varias  cartas  de  re- 
comendación para  los  Grandes  hombres  deteste  pais  i  entre  otras»  una 
para  el  secretario  de  EsU^lo  Mr.  Seward,  la  que  me  habia  olvidada 
entregar,  etc.  etc. 

"¡Qué 'Cumulo de  vanidades  i  de  pretensiones  I  Cuánto  i  cuan  ne- 
cio orgullo  hai  en  todo  esto  I"  Hé  aquí  los  juicios  de  mis  induljen- 
tes  conciudadanos,  i  sin  mas  ni  mas  me  han  declarado  un  solemne 
mentecato. 

Pero  vamos  por  parte,  que  todo  esto  es  sumamente  cómico,  i  hai 
para  reírse  una  semana,  lo  que  no  nos  viene  mal  después  de  estos  diaa 
de  negro  horror  que  han  hecho  verter  sangre  del  alma,  al  contemplar 
los  crímenes  salvs^es  de  nuestros  enemigos.  En  este  sentido  tu  carta 
me  ha  venido  perfectamente,  después  de  los  despachos  i  noticias  so- 
bro el  cobarde  incendio  do  Valparaíso.  Ha  sido  el  saínete  después  de 
la  trajedía;  i  te  aseguro  que  lo  que  me  cuentas  no  nos  ha  divertido 
poco  a  Asta-Buruaga  i  otros  amigos  sobre  las  inocencias  de  nuestra 
querida  tierra. 

Vamos  por  parte. 

Primer  capítulo  de  la  querella.  Que  dije  que  era  nieto  de  mis  abue- 
los. ¿  I  de  quien  querían  en  Chile,  que  fuese  nieto  sino  de  los  padres  de 
mis  padres  ?  Querían  que  dijese  (estando  Migado,  a  declarar  mi  orí* 
jen  por  lei  i  costumbre,  oomo  lo  verás  en  breve)  que  habia  caído  de  la 
luna,  o  que  habia  nacido  en  la  calle  de  los  Haérfanosf  I  si  dije  que  a 
esos  abuelos,  de  quienes  me  honro,  les  ha];>ía  cabido  alguna  vez  el  ho- 
nor de  ceñirse  la  banda  del  poder  público,  ten  entendido  que  fui  cu 
estremo  modesto,  visto  lo  magno  del  aprieto;  i  te  juro  que  si  no  puse 
mas  abolengos,  fué  porque  no  me  acordé.  ¡Ai!  i  cuanto  siento  ahora 
no  haber  dicho  que  otro  de  mis  antecesores  tuvo  mitra,  i  que  otro»  el 
reverendo  padre  maestro  frai  Joaquín  Larrain,  fué  provincial  do  la 
Merced...  Caramba!  Haber  olvidado  todo  esto,  i  que  ademas  era  bis- 
nieto del  marques  de  Montepío,  cuando  en  mi  propio  camino  de  mi 
casa  a  la  Corte  por  ^l  centro  de  Broadway,  la  arteria  madre  de  esti 
gran  ciudad,  emporio  de  esta  infinita  democracia,  hai  sobre  un  lujoso 
taller  una  tabla  dorada  que  tiene  este  letrero.  Aquí  se  pintan  escudos 
i  amias  defarñilial  De  veras  que  me  arrepiento  de  mí  cscesiva  corte- 


■\ 


—  43  — 

dad  o  ñilta  de  memoria,  pues  en  el  caso  en  que  me  hallaba,  vuélvote  a 
asegurar  que  si  no  hubiera  tenido  una  heráldica  tan  rica,  me  habia 
hecho  cacique  i  declarado  delante  ^e  todos  los  tribunales  de  la  Union, 
que  era  hijo  del  Sol . . . 

Pero,  atribuir  a  vanidad  el  presentar  pergaminos  en  este  pais  donde 
no  bfti  familias  sino  individuos,  donae  no  bai  hogar  sino  hoteles, 
donde  no  hai  mas  parientes^  que  aquellos  que  tales  llaman  en  Chile  a 
título  de  préstamo  o  de  deuda!  I  decir  que  era  nieto  de  un  presidente, 
cuando  hai  presidentes  aquí  a  quienes  nadie  saluda  como  a  Buchanan, 
de  quienes  todos  se  rien  en  sus  barbas  como  Pierce,  ocupado  hoi  en 
adiestrar  caballos  en  Ilhode-Island,  o  que  como  Fillmore  viajan  con  su 
maleta  al  hombro  por  Europa,  mientras  que  su  padre  ara  con  su  yunta 
de  bueyes  su  cortijo  de  Buffalo !  Oh!  Ser  aquí  nieto  do  presidentes 
es  nna  vanidad  sin  nombrerque  da  al  feliz  mortal  quo  a  ello  tiene  de- 
recho un  prestijio  superior  al  de  las  testas  coronadas  de  Europa,  como 
Sudo  observarse  en  esta  gran  república  durante  la  memorable  visita 
el  príncipe  de  Oales,  en  que  toda  la  democracia  americana  se  arrodi- 
lló a  su  paso,  haciendo  su  fortuna  un  barbero  que  le  afeitó  el  novel 
bigote,  pues  desde  ese  dia  van  a  entregarles  sus  mejillas  hasta  los  mas 
indómitos  hijos  de  James  Monroe.  Oh!  qué  mal . . .  pero  abrevio  la 
palabra  i  me  contento  con  decir  ¡qué  inocencia  la  de  mis  paisanos!  Si 
nubiera  podido  alegar  en  vez  de  todos  esos  parentescos  ilustres  el  de 
que  mi  abuelo  era  el  * 'Banco  de  Yalparaiso''  i  mi  abuela  la  "Caja  hi- 
potecaria de  Santiago,"  que  era  primo  hermano  del  * 'Porvenir  délas 
familias"  i  sobrino  de  la  * 'Sociedad  del  Paquete  de  Maule,"  eso  sí  que 
me  habría  dado  realce,  tono  i  prestijio  en  esta  parte  del  mundo.—- 
Pero  lo  demás  ¡qué  bebería,  en  la  tierra  del  petróleo  i  bacalao,  de  la 
sarzaparrílla  de  Bristol  i  de  aquellas  pildoras  azucaradas  que  los  niños 
lloran  por  eUasl  Por  otra  parte,  acusarme  a  mí  áe  famüismo,  a  mí 
que  escribí  la  vida  i  la  gloria  de  los  Carrera,  qua  inmolaron  a  mis 
mayores;  a  mí  que  escribí  la  >**Vidade  Portales,"  el  perseguidor  sis- 
temático de  mis  deudos;  a  mí  que  por  aquella  carta  titulada  ''La  lle- 

pública  Carrilana,"  estuvieron  por  tirarme  las  orejas  en  mas  de 

a  mí  que Pero  basta  ya.  Prefiero  reírme  antes  que  indignarme 

de  ese  cargo  de  vanidad  de  abolengos  que  se  han  complacido  hacer 
mis  amables  paisanos  al  que  comenzó  su  carrera  pública  como  secre- 
tario del  grupo  núm.  6.^  de  la  *•  Sociedad  de  la  Igualdad,"  cuyo  pre- 
sidente era  el  honrado  sastre  don  Rudecindo  Rojas,  i  a  quien  sus  ami- 
gos i  parientes  llaman,  no  sin  cierta  mala  intención,  parecida  a  las  re- 
presalias, el  segtBidú  Fduca,  de  lo  que  por  cierto  siempre  me  honré, 
razón  por  la  que  tengo  en  un  marco  dorado  en  mi  propio  cuarto  de 
dormir  el  retrato  delprimer  Peluca,  mi  digno  antecesor. 

Por  lo  demás,  a  los  queme  acusen  de  aristócrata,  los  refiero  a  los 
habitantes  de  la  cárcel,  a  los  reos  rematados  de  la  Penitenciarias,  a  los 
solicitantes  de  ambos  sexos,  i  en  especial  a  los  de  Tnanton,  de  la  Cá- 
mara de  Diputados,  i  a  todos  ios  amigos  con  quienes  estol  a  visita 


hecha  i  a  visita  pagada  en  Santiago  de  Chile,  desde  Pedro  d  ciego 
hMtA  Alejo  Flaret 

I  a  este  propósito  viéaeme  a  la  memoria  qae  cuando  con  L.  A.  es^ 
estábamos  traduciendo  para  Jja  Voz  de  la  América  ^es&  misma  decla- 
ración judicial  que  ahora  me  tiene  reo  ante  la  barra  de  mis  conciuia- 
nos,  le  dije  riéndome: — '*Quanto  me  van  VLpdar  (perdone  la  cultura 
el  sacrificio  hecho  a  la  veracidad)  cuanto  me  van  a  pelar  en  Santiagp 
por  esas  lesuras!  Pero  no  importa,  dijimos  él  i  yo.  Salvemos  el  pellejo 
de  manos  de  los  godos  i  sus  cómplices,  que  allá  en  Chile  si  nos  sacan 
las  tiras  será  con  mano  amiga'\'r....  I  ^sí  ha  sido!  Mi  pronóstico  no 
era,  pues,  vano,  i  ja  veo  que  no  conozco  mal  las  uvas  de  mi  majuelo, 
aunque  me  hayan  salido  mas  agrias  que  lo  que  yo  me  imajinaba. 
Apostaría,  sin  embargo,  a  que  elj^rtmer  corte  (i  uno  basta  para  el 
contajio)  me  lo  dio  alguno  de  esos  compatriatás  míos  que  ha  sido 
bautizado  como  yo  en  la  pila  déla  Catedral,  i  que  está  creyendo  que 
las  cuatro  fronteras  del  mundo  son  San  Bernardo  i  el  Resbalón,  el 
Agua  de  la  Cañita  i  la  Cueva  del  Chivato! 

iPor  otra  parte,  no  sabes  tuque  esta  es  la  tierra  clásica  del  hunilmg 
^para  el  que  hai  un  museo  especial  en  Broadway),  de  la  ponderación 
i  de  los  títjilos  altisonantes?  No  sabes  tú  que  cada  ciudad  famosa  de  la 
antigüedad  está  aquí  rdpresentada  por  'algún  pasmoso  remedo;  i  que 
hai  tres  Romas,  dos  Troyas  i  muchas  Tébas,  Alejandrias,  Mentís, 
Atenas,  Babilonias  i  todas*  las  capitales  del  mundo,  inclusa  Lima, 
Yalparaiso  i  no  sé  si  hasta  la  Villa  del  Cobilf  No  sabes  tú  que  esta 
ciudad  (New- York),  se  llama  Empire  Citi/]  Boston,  * 'la  Atenas  de  la 
América;"  Baltimore,  tJie  monumental  city,  Washington,  the  city  of 
long  distfinces,  porsu  vasta  ostensión,  i  que  a  Nueva  Orleans,  no  te- 
niendo que  nombre  pon^le,  la  llaman  the  city  of  the  Jial/moon,  por  sa 
forma  de  rebanada,  la  Cincinnati,  Porcopólis,  porque  en  ella  se  ma- 
tan anualmente  dost" millones  de  puercos? 

I  no  ha  llegado  a  tus  oidos  que  cada  hombre  de  cara  blanca  i  que 
vista  levita  tiene  aquí  un  título,  i  que  el  mas  humilde  sacamuelas  es 
por  lo  menos  copfam?  En  1853,  cuando  navegaba  el  Mississippi,  me 
llamaban  coronel,  como  lo  conté  en  mis  Viajes;  ¿qué  mucho,  enton- 
ces, que  hoi  me  hayan  ascendido  siquiera  a  emhafador  después  de 
trece  años  de  carrera?  I  no  creas  tú  que  'aquí  emhassador  es  tan  gran 
cosa  como  suena  allá  al  pié  de  los  sonoros  Andes .  Aquí  emhassadar 
es  todo  el  que  lleva  un  viensaje.  Así  si  yo  soi  el  embassador  de  Chile, 
el  muchacho  con  quien  mando  las  pruebas  de  La  Voz  de  la  Améiica  a 
la  imprenta  es  mi  embassador  "o,  moi/'  Me  envidias  ahora  el  titulo? 
Pues  yo  te  hago  ahora  mi  emba^ssadm^  en  Chile  para  que  cuentes  a 
mis  paisanos  todas  mis  grandezas,  i  cuidado  con  que  revientes  de 
orgullo! 

I  no  creas  tampoco  que  yo  soi  solo  el  embajador  de  Cbile,  pues 
Asta-Burua^a  ya  tenia  este  título,  i  su  amable  esposa  i  señora  el  de 
*7a(¿^  Asta-Buruaga,"  de  lo  que  resultaba  que  nuestro  popular  i  mo- 


-45  -- 

desto  £acargado  de  Negocios»  había  sido  elevado  a  la  categoría  d^ 
Lord  por  la  gracia  del  hunibug.  Por  manera  que  si  no  se  hubiera  ido 
a  Europa  Luis  Aldunate,  (que  era  el  otro  enihassador  de  Chile)  esta-* 
ríámos  completos  los  tres  ret/es  magos ^  siguiendo  la  luminosa  estrella 
de  Chile  en  esta  tierra  santa  cuyo  Belén  se  llama  WdH  St,  o  la  callo 
délos  Bancos I  no  creas  tampoco  que  embassadoi^  sea,  mi  solo  tí- 
tulo, pues  el  zapatero  que  me  calza,  el  sastre  que  me  viste  i  el  librero 
queme  vende  plumas  me  llaman  ^oterTwr,  (gobernador  de  Estado)^ 
sin  duda  a  título  de  mis  canas,  i  estoi  seguro  que  si  me  afeitara  el 
bigote,  me  llamarían  obispo,  i  a  fe  que  no  andarían  descaminados,, 
pues  uno  i  otro  fui  cuando  goberné  a  Illapel  en  1851,  i  puse  i  quité 
.curas,  me  cantaron  misas  i  me  rociaroh  con  agua  bendita  a  la  puerta 
de  la  iglesia 

Pero  basta  ya  de  chanzas  (que  no  por  ser  chanzas  dejan  de  i^r 
verdades),  i  vamos  a  la  parte  sería  de  este  negocio  que  tan  poco  serlo 
sería  si  tú  no  me  asegurases  que  la  acusación  era  tan  jeneral  que  hasta 
en  el  Ferrecarrü  había  salido  a  los  cuatro  vientos  del  compás. 

Entremos,  pues,  de  lleno  en  el  examen  de  conciencia  i  en  la  confe- 
sión humilde  do  las  culpas. 

La  declaración  judicial  que  tanto  ha  subKtado  la  reconocida  mo^ 
destia  de  mis  compatriotas,  fué  redactada  en  la  forma  en  que  se  pu- 
blicó por  dos  razones  poderosas,  absolutas,  inevitables. 

Fué  la  primera  la  de  que  esa  era  la  forma  esencial  e  indispensable, 
la  pauta  fija  impuesta  por  la  lei  i  Ja  práctica  forense  a  documentos  de 
ese  jenero;  i  fué  la  segunda  que  yo  debí  hacerlo  así,  consultando  no 
solo  mi  propio  honor  sino  el  honor  del  gobierno  i  del  país  que  re- 
presentaba. 

Voi  a  esplioarmo. 

En  Chile  creen  algunos,  o  mas  bien  creen  todos  los  que  nunca  han 
salido  de  Chile,  que  las  cosas  de  las  otras  cuatro  partes  del  mundo  de- 
ben hacerse  como  se  hacen  en  Santiago,  en  Talca  i  en  Casa  Blanca, 
puesto  que  no  todos  sabemos  cómo  se  hacen  las  cosas  en  otra  parte;  i 
así  nádales  parecerá  mas  propio  que  en  el  ramo  judicial,  por  ejemplo, 
que  es  de  lo  que  estamos  hablando,  todos  los  abogados  se  parezcan  a 
don  Ensebio  Sepúlveda,  todos  los  escribanos  a  don  Jerónimo  Araoz  i 
todos  los  juicios  al  de  la  testamentaría  de  don  Antonio  Hermida  o  al 
oonourso  de  Silva  i  Kivas,  que  son  los  pleitos  nacionales  mas  antiguos 
i  recientes  de  que  tengo  en  este  instante  memoria. — I  como  en  nin- 
guno de  esos  juicios,  ni  ante  ninguno  de  esos  funcionarios,  se  ha  acos- 
tumbrado jamas  citar  a  sus  abuelos  ni  decir  que  se  ha  escrito  libros, 
han  sacado  todos  por  consecuencia  cpe  la  declaración  hecha  por  mí, 
no  es  sino  una  montaña  de  estupenda  vanidad. 

Pero  si  esos  mismos  paisanos  vinieran  a  esta  tierra  donde  desde  el 
sol  hasta  las  hormiga  son  distintas  del  sol  i  de  las  hormigas  de  nuestro 
suelo,  se  convencerían  pronto  de  que  lo  que  han  tomado  por  una  ne- 
da  petulancia,  no  ^s  sino  la  fórmula  legcd,  la  ratina  diaria  de  este  jé- 
ñero  de  asuntos* 


-.  46  — 

Üd  affidavUt  como  ss  llama  aquí  la  declaración  jurada  de  un  acá' 
gado,  es  la  esposicion  ñel  de  loa  anteoedentes  personales  del  reo  i  de 
todas  las  cirQunatancias  mas  minuciosas  relativas  a  su  jnieio;  i  esta 
declaración  se  hace  naturalmente  tanto  mas  prolija  cuanto  mas  rui- 
dosa es  la  acusación  i  cuanto  mas  difícil  se  hace  la  prueba  de  otra 
jénero  que  la  víctima  puede  ofrecer  para  justificar  los  antecedentes 
de  BU  persona. 

Así  fué  que  apenas. vi  a  mi  abogado,  el  distinguido  Mr.  Stoügbton, 
una  de  las  lumbreras  del  foro  de  Nueva  York,  se  encerró  conmigó 
en  su  gabinete,  i  quise  que  no  quise,  tuve  que  contarle  toda  mí  vida 
desde  qne  nací  en  la  calle  de  las  Agustinas  en  Santiago  del  Nuevo 
Estremo,  el  25  de  agosto  de  1831  hasta  que  puse  el  pié  en  el  muelle 
de  los  vapores  de  Panamá  en  la  calle  del  Canal  el  19  de  noviembre 
de  1865. 

Para  que  te  persuadas  cuan  escrupuloso  fué  sü  e3:ámen,  voi  acon- 
tarte una  incidencia  bastante  divertida  i  que  es  característíca  de  este 
pais.  En  el  curso  de  la  averiguación,  díjele  que  era  pariente  del  ac- 
tual Presidente  de  la  República,  i  ai  amigo!  al  oír  esto,  al  papel  fué 
el  dato,  porque  el  no  soltaba  la  pluma  para  redactar  su  memorándum^ 
costumbre  tan  universal  a4|uí,  como  es  en  Chile  el  olvidarse  de  todo 
lo  que  se  dice  en  una  conversación,  con  tal  que  no  sea  sobre  el  veci- 
no, o  en  un  alegato  en  estrados,  sobrC/  todo,  cuando  éste  es  de  intere- 
ses entre  parte. 

En  vano  fué  que  yo  me  opusiera.  El  abogado  habla  de  consignar 
aquel  hecho  e<encia¿  de  la  defensa.  **Ud.  es  un  estranjero,  me  decía, 
Ud.  está  acusado  por  el  gobierno  que  se  niega  a  reconocerle  todo 
jénero  de  inmunidades;  Ud.  aparece  como  un  impostor,  por  el  error 
de  las  comunicaciones  del  ministro  de  su  propio  pais  en  Washington! 
i  Ud.  debe  protejerse  no  solo  contra  la  justicia  sino  contra  la  opinión 
pública  con  todo  jénero  de  amparos,  puesto  que  se  ve  solo  i  como 
abandonado  de  amigos  i  de  estraños."  Mas  al  fin,  a  fuerza  de  porfía 
sobre  ese  punto  hubo  de  ceder  i  borró  el  precioso  dato  de  su  1716900* 
randum.  ¿Mas  crees  tú  que  se  resignó  por  esto?  No  señor. — ^Al  si- 
guiente dia,  al  presentarme  en  la  Corte,  señalándome  con  el  dedo  i 
sacudiendo  con  énfasis  su  cana  melena,  el  digno  abogado,  cuja  culpa 
profesional  yo  pago  ahord,  esclamó  con  voz  solemne.  '*Ahí  tenéis  al 
foftrino  del  Presidente  do  Chile!  I  pronunció  el  nombre  de  S.  E.  con 
tal  ortografía,  que  ni  tu  propio  padre,  que  fué  tan  buen  gramático, 
hubiera  jamas  entendido. 

Felizmente  la  relación  de  aquel  alegato  no  se  publicó  íntegra  por- 
que ¡ai  de  mí!  si  hubiera  salido  pariente  de  dos  Presidentes,  si  con 
serlo  de  uno  solo  la  he  pagado  tan  caro! 

Ahora,  encontraras  tú  sin  duda  racional  todo  cuanto  ha  pasado; 
pero  otros  no  lo  encontrarán  i  seguirá  la  tanda.  I  sin  embargo,  eso£l 
mismos  serán  los  que  eucuentren  mui  en  orden  las  famosas  informa- 
ciones de  vita  et  morihus,  que  se  hacen  en  la  Plazuela  de  la  Compa- 


-  47  - 

fita,  i  BCgun  la  cual  todbs  somos  unos  santos,  o  por  los  menos  hijos 
de  padres  conocidos  i  de  sangre  azul,  i  encontrarán  también  racional 
i  justo  que  se  llame  a  los  remates  tocando  a  la  carga  en  un  tambor  i 
que  sea  el  verdugo  el  que  le  hagala,buona  pro  al  comprador......  Un 

castigo  daría  yo  á  los  que  andan  mordiéndome  la  piel  en  mi  cara  pa- 
tria i  en  ausencia  mia,  i  sería  el  entregárselos  a  Topete,  no  para  que 
los  ensenara  a  hablar  ("pues  siempre  tendrán  la  lengua  mas  suelta  que 
61),  Bino  para  que  los  llevase  a  dar  la  vuelta  del  mundo,  a  fin  de  que 
fio  convenciesen  de  que  no  es  tan  cierto  como  se  cree  aquel  refrán  de 
nuestros  abuelos  (tengo  ya  miedo  de  decir  esta  palabra!]  que  decía: 
•*Todo  €l  mundo  es  Popayan." 

Ahora,  sobre  que  dije  que  hahia  escrito  libros,  (que  es  otro  de  mis 
grandes  pecados,  i  éste  no  lo  niego,  porque  los  escribí)  preguntaría  a 
los  que  me  acusan,  si  alguna  vez  no  han  pedido  algunos  de  esos  tomos 
al  vecino  o  a  mí,  o  a  cualquiera  que  no  sea  el  encargado  de  vender- 
los, i  les  preguntaría  ademas  que  harían  ellos  si  alguna  vez  acusados 
en  un  país  estranjero,  víctimas  de  las  intrigas  de  los  enemigos  de  su 
patría,  que  de  cada  silabado  sus  labios  se  esforzarían  por  sacar  un  ar- 

f  amento  contra  su  causa,   una  acusación   contra  su  persona,  que 
arian,  digo,  si  en  tal  caso  hubieran  de  decíaxnr  forzosamente  no  solo 
sn  orxjen,  sino  9>m  profesión,  i  todo  cuanto  a  su  persona  concerniese? 
¿Querrían  que  hubiera  dicho  que  era  un  zapatero  o  un  albañil?  ¿Que- 
rrían que  me  hubiera  presentado  como  un   vagamundo,  tal  cual  me 
anunciaban  los  españoles,  sin  familia,  sin  nombre,  sin   ocupación  co- 
nocida, para  que  al  día  siguiente  la  pedrada  del  escándalo  i  la  baba  do 
la  maledicencia  hubiesen   en\'uelto  a  la  vez  el  nombre  sagrado  de 
Chile  i  el  oscuro  mió  en  un  solo  oprobio?  No,  señores!  Si  eréis  que  no 
alumbra  a  los  hombres  otro  sol  que  el  de  Antequera,  o  el  que  sale 
cada  mañana  por  Apoquindo  i  se  pono  por  la  tarde  tras  de  los  cerros 
de  Pudahuel;  si  eréis  que  no  hai  otras  opiniones,  otras  costumbres,  otras 
exijencias  políticas  i  sociales,  otros  usos  forenses  i  legales  que  los  que 
ese  sol  alumbra,  vivís  muí  engañados,  i  si  hubierais  de  venir  aquí  a 
vivir,  a  trabajar,  a  defenderos  solo  bajo  los  colores  del  prisma  de  la 
tierra,  permitidme  deciros  que  os  estáis  mejor  en  vuestras  casas,  a  la 
orilla  del  apasible  fuego,   tranquilos,   felices,  opulentos,   haciendo  la 
autopsia  moral  do  aquellos  que  ausentes  i  olvidados  no   tienen  otro 
descanso  que  la  fatiga  misma  de  sus  esfuerzos  para  contribuir  ala  de- 
fensa i  a  la  gloria  de  su  patría,   luchando  cuerpo  a  cuerpo  desde  el 
primer  momento  de  la  iniciativa  con  dificultades,  previstas  todas  o  no 
previstas,  pero  que  en  vuestra  propia  mano  habría  catado,  (antes, 
ahora  o  mas  tarde)  obviar  en  parte  o  totalmente.  No,  señores!  Lo  que 
habéis  tomado  por  vanidad,  por  ridicula  i  pueril  vanidad,  de  esa  que 
aun  los  mafi  presumidos  dejarían  en  las  escaleras  del  muelle  de  Val- 
paraíso, al  embarcarse  para  lejanas  tierras,  no  es  sino  el   respeto  de 
si  mismo ^  atributo  propio  de  todo  hombre,  indispensable  a  todo  acxtsa-' 
do,  i  que  se  hace  una  lei  suprema  para  el  que  no  solo  tiene  la  rcprc- 


—  48  — 

^ntaoion  i  1a  responsabilidad  de  su  indiyiduo»\8Íno  que  algtíüa  vez  Íiá 
de  responder  a  su  patria  de  cuanto  ha  dicho  i  de  cuanto  ha  hecho  en . 
8u  nombre  o  por  su  causa.  El  presentarme  ante  ella  con  mi  frente 
limpia,  coh  mi  conciencia  tranquila^  con  mi  deber  cumplido  mas  allá  de 
lo  que  era  de  esperarse  de  las Trájiles  fuerzas  del  hombre,  esa  será  mi 
vanidad,  el  dia  en  que  sea  llamado  a  cuentas  por  quienes  tienen  dere* 
cho  a  ello^  i  cuando  sin  reticencias  ni  sombras,  el  pais  quiera  saber  lo 
que  cada  uno  de  sus  representantes  en  el  esterior,  los  humildes  como 
los  poderosos,  hayan  hecho  para  dar  cumplimiento  a  su  misión. 

Hasta  entonces  aplaco  mi  respuesta  definitiva  a  mis  acusadores! 

Entre  tanto,  i  volviendo  al  tema  del  buen  humor,  de  lo  que  debian 
admirarse  Verdaderamente  mis  poco  induljentes  paisanos  es  de  ia  ver- 
dadera modestia  i  parsimonia  de  esa  declaración  judicial,  que  tanto 
lia  escitadó  la  húmeda  membrana  de  su  silenciosa  larinje,  pues  según 
los  usos  Seculares  de  esta  tierra  peculiarísima  i  suü  generis  (otro  latín) 
en  toda  la  faz  del  orbe,  ya  no  es  posible  escribir  la  biografía,  qué  digo? 
dar  las  señas  de  un  hombre  sin  apuntar  en  el  inexorable  rTtemoron- 
dum  (i  esto  es  menos  que  un  affidavit)  el  nombre  del  pais,  de  la  pro^^ 
tincia,  de  la  ciudad,  del  barrio,  de  la  calle  i  del  piso  de  la  casa  en  que 
be  habita,  individualizando  las  facciones  del  individuo,  el  color  de 
sus  ojos,  el  tamaño  de  su  nariz,  su  estatura,  su  corpulencia  i  sobre 
todo  Bxxpeso^  que  sin  esto  no  hai  descripción  perfecta  de  alma  nacida. 
I  a  este  propósito  has  de  saber  que  hubo  el  otro  dia  en  el  Ohio  una 
feria  á» guaguas  gorda^y  en  la  que  se  adjudicó  el  premio  a  la  que  puesto 
desnuda  en  el  platillo  de  la  balanza  pesó  mas  que  sus  competidoras, 
i  aunque  yo  no  sea  como  el  crítico  español  Eerrer  del  Eio,  ni  como 
ninguno  de  los  héroes  de  Cornelio  (Nepote),  te  confieso  que  tembla- 
ría a  la  sola  idea  de  que  mi  mérito  físico  hubiera  de  analizarse  en  los 
diarios  de  Nueva- York  por  el  poso  fiel  de  la  romana,  como  si  fuese 
ilada  menos  que  un  costal  de  trigo  o  un  queso  de  Chanco.  . . .  Así  es 
Cuando  vi  en  la  Corte,  a  todos  los  reporters  (palabra  cuya  traducción 
te  encargo  pidas  a  nuestro  infatigable  amigo  Carmona,  a  quien  darás 
'  muchas  memorias )«  con  lápiz  en  ristre,  mirándome  de  hito  en  hito,  i 
tomando  apuntes  sobre  mis  facciones,  me  estremecí  de  horror  i 
tuve  la  debilidad  de  ofrecer  a  uno  un  *  *green  back"  de  cinco  p69o¿ 
por  que  no  me  pusiera  el  peso  en  la  relación  que  debia  salir  al  dia 
siguiente  .  . .  i  a  fé  que  el  picaro  ganó  honradamente  su  propina  pues 
al  otro  dia  el  World  i  otros  diarios  dijeron  que  Mr.  Mackenna  era  a 
vefy  handsome  man,  palabras  que  tampoco  quiero  traducir  para  que  no 
me  den  otra  carrera  de  baquetas  como  la  quo  me  dices  he  recibido. 

Salgo,  pues,  del  argumento  legal  i  entro  en  el  de  mi  propio  honor 
i  de  la  dignidad  del  pais,  que  estaba  en  todo  ligado  a  aquel,  por  cir- , 
eunstancias  que  yo  no  quiero  tocar  en  esta  carta  escrita  únicamente 
de  individuo  a  individuo,  i  que  tú  fácilmente  comprenderás. 
,    Por  una  mala  intelijencia  deplorable  a  que  se  presto  la  ambigüedad 
de  un  despacho  telegráfico  enviado  de  Washington  por  nú  excelente^ 


1  quenco  amigo  ÁAta-Baruaga,  aparecí  yo  al  Biguiente  clia  de  mi  en* 
jaiciamiento  bajo  el  inste  carácter  de  un  impostor  público»  de  un 
(Usarío  que  habia  tomado  el  nombre  de  su  gobierno  para  fines  que  no 
podían  ser  sino  indignos,  desde  que  pata  llevarlos  a  cabo  me  valia  de 
una  miserable  ustirpacion. 

Así  fué  que  a  la  mañana  siguiente  de  mi  intentado  arresto  salie-^ 
nm  todos  ios  diarios  de  Nueva  York  con  grandes  carteles,  como  es 
de  costumbre  en  casos  de  batallas,  estragos  del  colera,  escándalos» 
etc.,  al  frente  de  cada  Columna,  i  los  qne  decían  en  letras  mas  negras 
qne  las  sombras  que  entonces  descendían  en  torrentes  sobre  mi  cora* 
son,  estos  i  otros  cumplimientos. 

EL  SUPtTSS^O  AJCIfTK  Í>E  CHtLS 

DECLAKADO  IMPOSTOR  EN  WASHlGNTONü! 
U  FARSA  DEL  ENVIADO  DE  CHILE  PUESTA  EN  DESCUBIERTO« 

tL  MINISTRO  DE  CHILE  I  EL  MINISTRO  BE  ESTADO 

BEPUDMAUTEZ  ALPRETENDIDO  ÁJENTE. 

Agrega  ahora  a  esto,  que  mientras  al  cónsul  de  Ghilo  le  hablan 
«oviado  por  toda  orden  de  arresto  un  simple  recado  con  un  oficial  de 
nolieíf^,  se  lanzó  sobre  mí  con  una  jauría  de  esbirros  nada  menos  que 
la  mas  alta  autoridad  de  justicia  ejecutiva  del  Estado  de  Nueva  York» 
el  MxríkaU  Murray,  con  cinco  sub^marsJiaÜg,  quienes  hicieron  todo 
el  mido  por  despertar  el  escándalo,  i  agrega  que  los  espías  españoles, 
saboreando  su  triunfo  i  cantando  ja  el  de  profundis  a  La  Voz  de 
h  Amirica,  que  los  tiene  flacos  de  ira,  los  acompañaron  hasta  la 
puerta  de  mi  casa  para  verme  salir,  i  que  al  siguiente  dia  los  diarios 
todos  de  la  ciudad,  publicaron  hasta  cuatro  columnas  de  las  mas  es- 
tupendas mentiras  sobre  mi  arresto,  contando  hasta  los  latidos  de  mt 
corazón  i  las  estaquillas  de  mis  lapatos,  i  publicando  una  biograña 
mía  tan  Uetia  de  disparates,  que  a  ser  esto  cierto  yo  debería  ocupar 
una  de  las  primeras  gradas  del  templo  de  la  inmortalidad  entre  Pareja 
i  el  fdtógrafo  de  la  Espedicion  cientíñca.— ^(Q.  D.  G.) 

I  bien,  pues,  que  me  aconsejábala  prudencia,  la  dignidad»  el  deber 
tu  tal  aprieto,  víctima  indefensa  i  abandonada  por  el  cielo  i  por  la 
tierra? 

Un  solo  camino  tenia  trazado  delante  de  roí,  i  este  fué  el  que  seguí 
i  el  que  seguiré  basta  el  último  dia  'de  mi  vida,  sea  que  solo  tenga 
que  responder  de  mi  propio  humilde  nombre  o  del  sagrado  de  mi  pa- 
tria. Lo  que  tenia  que  hacer  i  to  que  hice  fué  levantar  mi  frente 
cuan  alto  pude,  contestar  al  reto  de  mis  perseguidores  con  altiva  mo- 
deración, decir  i  sostener  que  era  el  lejítimo  repi'esontante  de  ese 
país,  del  que  vivia  orgulloso  i  cuya  gloría  me  habia  esforzado  por 
aacer  conocer  por  cuantos  medios  estuvieron  a  mi  alcance  desde  quo 

7 


—  «)  — 

habia  pisado  esta  tierra,  donde  en  lagar  de  libertadores  enoontraba  car^ 
celeros;  i  probar,  por  último,  que  no  era  un  aventurero  8Ín  nombre  que 
babia  venido  a  sorprender  la  buena  fe  de  las  jentes  (oomo  tantos  otn» 
advenedizos  que  esplotan  este  pais  acostumbrado  a  vivir  de  lo  impre- 
visto,) sino  que  era  cierto  i  bonrado  cuanto  habia  dicbo  en  sus  clubs, 
en  sus  asambleas  i  en  sus  meetings  populares. 

Esto  fué  lo  que  biee  i  me  enorgullezco  de  haberlo  hecho,  porque 
creo  haber  representado  honradamente  el  nombre  i  el  espíritu  de  mi 
patria,  siempre  digno  i  templado,  pero  nunca  nías  altivo  aue  en  U 
hora  de  la  prueba,  i  me  enorgullezco  tanto  mas  de  haberlo  hecho 
cuanto  qu^  ese  espediente  puso  eficaz  remedio  al  peligro  i  termino 
oportuno  al  escándalo,  i  de  tal  manera  que  desde  ese  dia,  no  se  han 
atrevido  a  ujitar  una  sola  pajina  de  ese  proceso  d«  mengua,  negación 
completa  de  las  doctrinas  i  de  los  sentimientos  que  se  pretende  hacer 
creer  son  la  relijion  jxjlítica  (sic)  de  este  pais,  i  el  que  yo  mismo  ho 
de  menester  se  Heve  á  cabo,  i  bajo  mi  propia  responsabilidad  de  hom- 
bre i  de  patriota,  a  fin  de  que  la  América  del  Sud  sepa  al  fin  lo  que 
tiene  que  esperar  de  esta  así  llamada  **Gran  República/' 

I  para  poner  mi  conducta  bajo  su  verdadera  luz,  quiero  por  un 
momento  dar  por  sentado,  que  hubiera  seguido  una  senda  opuesta  a 
la  que  adopte.  Quiero  deeir,  que  me  hubiera  acobardado  delante  del 
atropello;  que  me  hubiera  puesto  en  la  boca  la  mordaza  de  una  falsa 
circunspección,  cuando  toda  la  prensa  ajitaba  sus  mil  lenguas  en  mi 
oprobio;  que  me  hubiera  en  fin  humillado  delante  de  este  titánico  go- 
bierno que  tan  temido  es  de  todos.  ¿Cuál  habría  sido  la  consecuen- 
ciaV  La  consecuencia  habría  sido  que  en  esta  gran  Jí^mUica^  en 
que  el  derecho  es  solo  una  teoría  i  el  éxito  es  la  base  de  la  justicia, 
de  la  gloria,  de  la  omnipotencia,  del  derecho  mismo,  yahabria  sido 
barrido  oomo  un  átomo  por  la  escoba  de  los  porteros  de  las  Cortes, 
que  se  me  habria  tratado  como  a  un  mísero  reo  i  que  el  menosprecio 
público  habria  caldo  sobre  mi  oscuro  nombre  i  sobre  el  augusto  de 
mi  patria. 

I  entonces  ¿qué  habrían  dicho  de  mi  los  chilenos?  Con  cuánta  jus- 
ticia habrían  acusado  mi  apocamiento,  mi  cobardía,  mi  humiUacionS 
Con  cuánta  verdad  habrían^  afirmado  que  habia  heehq  traición  a  los 
motivos  que  sin  duda  indujeron  al  GoDÍerao  a  enviaríne  a  este  pais, 
i  que  JO  entendí  eran  mis  pobres  aptitudes  para  trabajar  sin  dar  tre- 
guas al  tiempo,  ni  al  sueño,  ni  al  placer,  ni  al  egoísmo,  en  su  gloria 
i  en  su  poder,,  sin  reparar  en  obstáculos,  ni  en  peligros,  ni  menos  en 
las  vicisitudes  personales  que  a  mí  como  a  cualquiera  otro  pueden 
acontecerle  en  el  cumplimiento  de  una  misión  emprendida  bajo  aus- 
picios enteramente  ilusorios,  por  no  serme  permitido  darles  otro 
nombre. 

I  porque  hice  todo  eso  con  fe,  honradez  i  sin  miedo  (que  aquí  tam- 
bién bai  miedo  i  motivos  para  tenerlo,  porque  hai  cadalsos  polídcoSr 
l^euitenciarías  políticas,  procesos  políticos,  a  virtud  de  los  cuales  nof^ 


-él  - 

juzga  para  ser  encerrados  sin  juicio  por  auca  entoros  á  Iob  acusados  éñ 
ana  oscura  celda,  i  estradícionez  políticas,  a  virtud  de  las  cuales  sé 
entrega  a  la  España  sus  enemigos,  como  el  nombre  de  Argüell^isI  lo 
recuerda)  por  haber  hecho  todo  esto  i  algo  mas  que  f«.lgun  día  se  sa- 
brá, mis  compatriotas  me  acusan  i  deprimen  tan  solo  porque  invo^ 
que  en  un  papel  legal  i  do  mera  fórmula  el  nombre  honorable  de  mis 
mavoree.  .  .  .  ¡Oh  Repúblicas!  Quién  fué  el  que  dijo  que  ¿raid  la  mad 
bella  i  al  mismo  tiempo  la  mas  ingrata  de  las  patrias? 

Entretanto,  aun  no  ha  llegado  el  dia  de  los  esclarecimientos,  am- 
plioSj  luminosos,  4áompletoe,  ^tal  cual  la  opinión  de  la  América  los  ne« 
oesita  para  pronunciar  su  fallo  desapasionado  sobre  Uidas  las  grandes 
cosas,  las  grandes  cloctrinas,  i  las  grandes  esperanzas  que  se  funda- 
ban ea  la  mancomunidad  de  los  grandes  continentes  del  nuevo  muti- 
do.  No  ha  llegado  tampoco  el  tiempo  en  que  los  más  humildes  ser- 
vidores de  su  patria  tengan  el  derecho  de  decir  cuanto  han  trabaja'^ 
do,  cnanto  haii  alcanzado  i^obre  todo,  cuanto  han  perseverado  i 
cuanto  han  su&ido.  i  .  . 

I  mientras  eso  dia  llega,  bigamos  adelante  por  el  áspero  lindero,  i 
lleguemos  a  la  oúapidej  sea  cual  sea  el  dolor  i  las  espinas;  sea  cual  sea 
la  suma  4®  constancia  que  deba  oponerse  al  desaliento;  Sea  cual  sea 
el  vigor  i  la  osadía  que  debe  contrarrestar  a  la  persecución  converti- 
da en  sistema;  sea  cual  sea  en  fin  la  piedra  de  descanso,  cubierta  de 
flores  o  de  abrojos,  en  que  el  peregrino  debe  reposar  su  fatigada  cabe- 
ea,  ai  volver  a  pisar  las  playas  de  la  patria,  al  ponerse  de  i'odillas  bajo 
su  inmaculado  cielo,  al  besar,  junto  con  los  que  aun  nos  aman,  su  san- 
to, su  puro  i  su  indúljante  regazo. 

Para  ese  dia  aplazo  todo  lo  que  ahora  por  deber  silencio,  i  entrc^ 
Unto»  deseándote  toda  felicidad,  me  suscribo  tu  afectísimo  aniigo. 

»  B.  ViCTOA  Mackenna. 


OmentarloÉ  de  la  ptensa  de  Nueva  Tork  ilobre  las  ¿nostloñetf 

anteriores. 

t 

(Editorial  del  ^ev)  Yérk  Herald  del  3  de  agosto  dé  1866.) 

tAS  AVXNTtJRAS  DI  UN  DIPIiOMÁTlGO  CIIILBNO  EX  NUEVA  YORK. 

• 

Creemos  qué  nuestros  doctores  no  Se  habrán  preocupado  tanto  coii 
W  últimas  noticias  de  Europa,  Méjico  i  Nueva  Orleans,  o  con  el  ca- 
ble i  el  cólera,  que  hayan  dejado  de  leer  la  curiosísima  carta  de  Benja- 
mín Vicuña  Mackonna  a  sus  amigos  de  Chile,  cuya  traducción  publi^ 


—  M  — 

«amos  en  niiefltra  lición  duljuévee.  El  «caor  Maokeima,  como  tntt* 
clio9  otro«  e«traQJeros  que  ban  venido  antes  que  él,  fné  peifsctameate 
recibido  i  tratado  en  Nueva  York  i  nos  ha  pagado  esta  oortesía  tra- 
tando de  rídicuUzarnos.  No  tenemos  derecho  a  qaejarnos  de  seioejan* 
te  proceder  porque  a  la  verdad  lo  merecemos.  El  señor  Mackenna  ha 
seguido  solo  el  ejemplo  de  Marrjatt,  de  Dickens^  de  Mrs.  TroUope, 
de  JBuü  Run  Bussell  i  de  tantos  otros  distinguidos  injenlot  que  se 
imajinaron  que  nosotros  debíamos  ser  necesariamente  un  pueblo  da 
tontos  cuando  los  recibíamos  de  una  manera  tan  cordial  i  hospitala- 
ria. Semejante  lójica  tiene  un  gran  fondo  de  verdad,  i  nnestros  hué»* 
pedes  no  d^an  de  poner  alguna  gracia  al  observur  i  describir  nuea» 
tros  defectos.  Sin  embargo,  nadie  hasta  el  dia  noiMbia  sacitdido  tan 
recio  como  el  señor  Mackenna  ni  con  tan  buenas  intenciones  como 
él,  después  de  todas  las  atenciones  que  jecibio  en  Estados  Unidos, 
4obre  todo  de  parte  del  Martkal  Marray. 

£1  señor  Slackenna  refiere  a  sus  amigos  de  Chile  que  no  es  él 
quien  so  ha  dado  los  pomposos  títulos  de  Embajador,  Ministro  Pie* 
nípotenciario,  Enviado  Estraordinario  etc.  con  que  ha  figurado  en  loa 
diarios,  i  les  hace  creer  que  los  americanos  le  han  colgado  todos  esos 
distintivos  sin  su  consentimiento  i  a  despecho  de  sus  protestas  de 
modestia.  La  afición  de  los  americanos  a  los  títulos  hace  ya  tiempo 
que  es  proverbial.  Dickens  afirmó,   algunos  años  ha,   que  no  se  en- 
contraba en  este  pais  individuo  alguno  que  no  fuera  capitán,  coronel 
o  jcnecftl,  i  de  entonces  acá  no  hemos  creado  pocos  cabaÜerm^  ha- 
biendo también  formado  últimamente  el  Probidente  algunos  doctores 
en  teolojía.  Así,  pues,  no  es  estraño  que  el  señor  Mackenna  haya  sido 
víctima  de  esta  curiosa  manía  americana,  i  debe  por  consiguiente  ser 
mui  cierto,  como  lo  asegura,  que  habiendo  sido  llamado  embajador 
por  un  diario  de  Panamá,  era  todayia  embajador  hasta  la  fecha  de  su 
carta.  En  lo  que  estamos  perfectamente  de  acuerdo  con  el  señor  Em- 
bajador es  en  que  no.  vivia  de  una  manera  conforme  con  ese  rango. 
'  'Este  gran  embajador,  dice,  no  tiene  sino  una  sola  habitación,  donde 
duerme,  tiene  su  cuarto  de  vestir  i  su  escritorio;  sin  cocinero,  ni  ma- 
yordomo, ni  lacayos  ni  aun  un  negrito  para  acepillar  la  ropa  i  lus- 
trar las  botas;  coiñiendo  en  el  mas  ve«ino  rcstaurant;  que  no  anda 
en  carruaje  sino  en  las  grandes  ocasiones  i  recorre  esta  gran  ciudad 
a  pié  sobre  la  nieve  i  el  hielo  i  rehusando  asistir  a  bailes,,  teatros  o 
reunionee  privadas  porque  no  tiene  un  frac  que  ponerse"  Todo  esto  a 
la  verdad  ofrece  un  notable  contraste  de  severa  sencillez  republicana 
con  la  opinión  jeneral  de  su  aristocrática  misión  i  grandeza. 

£n  sus  visitas  a  los  diversos  clubs  de  esta  ciudad  oeurren  al  señor 
Mackenna  diversos  percances.  Habiendo  sido  invitado  a  pronun<»u: 
un  discurso  en  el  club  do  los  viajeros  reunió  algunos  eijeMpUuras  de 
1<^  ordenanzas  de  aduanas  i  presupuestos  del  Gobi^no  de  Ghiloy 
junto  con  los  disours>us  de  los  diputados  i  senadores  pajra  servirse  de 
dichos  documentos  en  euanto  a  estadística  i  otros  datos.  Todos  esos 


—  65  — 

Tolumenes  habían  sido  apilados  sobre  una  mesa  que  sa  eDcontraftfi 
débate  de  la  tribuna  en  que  él  debía  hablar,  pero  eoal  sería  su  asom- 
bro oaando  Mr.  Dnmbar,  presidente  del  elnb,  le  presentó  eomo  nno> 
de  los  mas  distinguidos  i  rocundoe  esorítores  de  Sud  Améríoa  como 
k>  manifestaba  esd  montón  de  libros  ''todoff  los  que  babia  escríto  el  se- 
idr  Maolcenna  i  obsequiado  jenerosamente  al  club"  £1  señor  DumbiA* 
Bevará  a  cmestas  esta  anMk)ta  toda  su  vida;  pero  le  tocará  también 
«n  parte  a  los  miembros  del  dtfb  de  la  liga  unioniíita  que  saludaron 
al  seoor  M aokenna,  sentándolo  en  xm  sillón  de  terciopelo  encamado 
al  lado  del  presidente  r  obligándolo  a  improrisar  un  discurso  (jue  se 
mandó  imprimir  a  espensas  del  eluk  Oon  tpdas  estas  cosas  muí  bien 
paede  reírse  el  señor  Mackennade  '4oe  grandes  ^um^u^rf  de  esta 
gran  República."  Asi  también  acaso  puede  justificarse  la  broma  que 
Mee  a  Mr.  Peter  Cooper.  Refiere  que  habiendo  asistido  al  gran  nte^- 
Ung  del  natalicio  de  Washington  se  encontró  con  Mr.  Cooper,  quien  le 
dijo:  "Oh,  señor  Mackenna,  Ud.  es  do  Chile,  no  es  veidad?" — **Sí, 
seior,'  replicó  Mackenna,  soi  de  Chile"  ''Bien,  entonces,  dijo  «Mr. 
Cooper,  pase  Ud.  i  tendrá  uo  asiento;  portero  una  silla  para  este  ea*- 
ballero  que  es  el  embajador  de  Chile. "^  condujo  al  señor  Mackenna  a 
la  parte  mas  elevada  de  la  plataforma  esclamó  con  voz  estentórea, 
''señores,  un  asiento  para  el  señor  Smbajador  de  Sicilia!" — Con  esta 
attécdota  concluye  Mr.  Mackenna  su  entretenida  carta  que  debería 
^arse  en  cada  club  para  enseñar  a  sus  miembros  cuid  debe  ser  su 
conducta  con  los  estranjeros  distinguidos  que  los  visiten.  Tal  vez  con 
esta  medida  no  seria  su  segundo  viaje  mui  agradable  para  el  señor 
Mackenna,  cuya  carta  es  el  documento  mas  injeniosb  que  haya  salida 
de  su  pluma. 


ir. 

nEVENSA  DI  tAfl  BEPC'I^LIOAd  DK  StlD    A&TÉBltíA  COirTRA  LOS  ATAQTTIS^   DB: 
LOS  CORHESPONSALIS    DE  LOS  DIARIOS  AMERICANOS. 

(Oilrta  de  don  Bartolomé  Mitre,  hijo,  secretirrto  de  la  Legación  ArJ«ntina  en 
los  Estados  Unidos  al  editor  del  JVeio  YwkHmtid.) 

Señor:  Pocas  Tsces  habrfin  rejistrado  las  columnas  de  su  mut  aiore- 
diladb  diario  una  defensa  mas  santa,  ima  protesta  mas  justa,  un  grito 
de  indignados  mas  noble  i  eneijico  <pie  eH  tas  etreuastaneias  actuales 
en  que,  en  nombre  del  honor  ofendido,  vengo  por  la  pi'ensa  en  de- 
mahida  de  justíoia  de  la  opinión  del  pueblo  de  tos  Estados  Unidos,  ya 
que  Bo  es  posible  obtenerla  de  las  Cortes  contra  la  conducta  vil  i  mez- 
quina de  la  mayor  parte  de  los  corresponsales  (][ue  tienen  onoargo  de 
suministrar  noticias  de  Sud  Aníérioa  a  los  diarios  de  este  pais. 

ÜBOS  corresponsales  parece  qtie  esperimentan  un  placer  en  dcmi» 


•^  54  -- 

mtr  al  pueblo  de  Sud  América,  a  sus  gobiernos  i  a  sus  hombres  pú- 
blicos, sin  el  menor  respeto  por  la  verdad  i  lanzando  en  medio  de  su 
impunidad  calumnias  anófiimas. 

El  Brasil,  laBepública  Aijentina,  la  República  Oriental  del  Uni- 
guai  han  tenido  que  sufrir  su  parte  en  los  rudos  i  virulentos  ataques 
de  los  corresponsales  norte  americanos  en  esos  lugares,  desde  que 

Í>rineipi6  la  actual  contienda  con  el  Paraguú.  Según  ellos  no  se  ha 
ibrado  una  sola  batalla  en  que  los  aliados  no  se  hayan  conducido  oo-r 
mo  unos  cobardes;  no  ha  habido  ningún  aoto  público  que  no  les  haya 
dado  materia  para  el  ridiculo,  ni  ha  cometido  ol  tirano  que  despotiza 
al  desgraciado  Paraguai  crimen  alguno  que  no  les  haya  mereoi* 
do  completa  induljencia  i  escusa,  ya  que  no  alabanzas  a  nomlnre  del 
mundo  civilizado. 

Chile,  el  Perú,  Bolivia  i  Ecuador  han  sido  también  victimas  de 
BU  terrible  vapula,  i  aunque  algunos  de  esos  corresponsales  no  se  han 
atrevido  a  sostener  abiertamente  losact^  de  barbarie  i  los  mmenes  de 
toda  clase  cometidos  por  la  España  en  el  Pacífico,  no  han  perdido 
oportunidad  alguna  para  hacer  cargos  a  los  gobiernos  de  ineptitud, 
de  debilidad  i  aun  de  barbarie,  ineptitud,  debilidad  i  barbarie  que, 
sea  dicho  de  paso,  han  triunfado  en  todas  partes  de  su  poderoeo  ene» 
migo,  humillando  el  arrogante  poder  de  la  España. 

Colombia,  Venezuela  i  las  RepúUicaa  de  Centro  América  no  avan* 
aan  un  solo  paso  en  la  senda  del  progreso  i  de  la  civiliíaoion  que  no 
sea  calificado  complacientemente  por  esos  señores  de  suspensión  de 
la  eterna  contienda,  del  sempiterno  desorden  i  barbarie. 

Cuba,  en  fíq,  Cuba  la  desgraciada  víctima  de  la  rapacidad  españa- 
la,  cuyo  martirio  contempla  la  humanidad  con  dolor,  no  merece  una 
sola  palabra  de  simpatía  do  esos  corresponsales  que  solo  pueden  llar 
marse  esoritores  porque  escriben. 

Yo  pregunto  ahora  ¿por  qué  tanto  rencor?  ¿por  qué  esa  rabia  contra 
un  pueblo  por  cuyos  intereses  han  recibido  hasta  cieirto  punto  la  mi- 
sión de  velar?  Suponiendo  que  algunos  de  los  hechos  "^{1^3  relacionaQ 
fuesen  verídicos,  no  seria  mas  justo,  mas  noble  i  mas  e*  arm®^** 
con  la  misión  de  paz  i  de  concordia  que  incumbe  a  la  gran  Iftepúblioa 
para  ooq  esos  países,  que  en  vez  de  ezajerar  los  hechos  se  oá^^^^* 
se  las  causas  que  dan  orQen  a  ellos,  señalando  donde  esté  el  mal^*^ 
poderlo  correjir  en  adelante?  Pero  no,  no  es  así  como  comprendül  ^ 
misión;  ¿pamqué  dar  consejos;  oon  que  fin  obrar  con  honradez  T 
blar  la  verdad,  cuando  haciendo  uso  de  los  insultos  i  de  las  cali 
nías  se  cumple  de  la  misma  manera  oon  el  fin  de  Henar  papel  i  llenal 
«e  los  bolsillos? 


—  55  — 

ra. 

Carta  d«l  Dr.  KogaFs.  ex-oónsul  da  ChUa  al   "Naw  Tark   T  rlb«- 

aa"  can  al  aaotlTO  «nteriar. 

S 

DON  benjamín  VIGUÑA    3IACKSNNA. 

Al  Editor  del  J^ew  York  Tribune, 

« 

Señor:  La  prensa  satánica  (d  Nexo  York  Herald),  fiel  a  sus  tra ' 
dlciones  e  inclinaciones  proverbiales,  ha  publicado  recientemente 
algunas  correspondencias  de  Santiago  .de  Chile  de  las  que  después  se 
ha  ocupado  en  términos  calculados  espresamente  para  desfigurar  do 
la  manera  mas  absurda  el  carácter  público  i  privado  de  don  Benja- 
mis  Yicuna  Mackenna,  i  habiendo  rehusado  rectificar  esas  aprecia* 
ciones,  como  fodo  diario  sensato  debiera  haberlo  hecho,  apelo  a  Ud. 
con  la>  esperanza  de  que  conservando,  como  siempre,  el  carácter  im- 
parcial  de  su  diario  de  oido  al  acusado. 

Las  cartas  escritas  por  el  señor  Mackenna  a  su  amigo  Abelardo 
Núñez  publicadas  en  el  diario  que  acabo  de  nombrar,  no  contienen 
en  manera  alguna,  un  sentimiento  adverso  a  nuestras  instituciones  ni 
a  nuestro  pueblo,  ni  podía  encontrar  un  juez  imparcial  semejante 
intención  ni  en  el  orijinal  ni  en  la  traducción.  Solo  fueron  escritos 
oomo  relaciones  de  sus  trabajos  en  este  i  en  otros  paises  para  que  ese 
amigo  pudiera  dar  a  conocer  en  Chile  la  razones  de  ciertos  equívo- 
cos producidos  por  los  diarios  que  llegaban  de  este  pais.  En  cuanto  a 
las  okitosas  anécdotas  de  los  chascos  snfridos  aquí  con  diversas  per- 
sonas, no  se  puede  negar  que  ellas  son  estrictamente  merecidas. 

Por  lo  que  respecta  a  sus  observaciones  i  juicios  acerca  do  ciertas 
práotioas  de  este  pais,  comunes  a  todas  las  clases  desde  Sotanas  (1) 
naata  Barnum  i  de  nuestra  diplomacia  con  respecto  a  las  Repúblicas 
de  la  América  del  Sur  mencionadas  por  el  señor  Vicuña,  él  no  ha 
hecho  sino  citar  a  nuestros  propios  diarios,  a  los  miembros  de  nuestro 
mismo  Congreso  en  el  significado  que  él  atribuye  a  la  palabra  Ifum- 
hiíff.  Por  consiguiente,  él  no  es  el  autor  de  la  idea,  i  debemos  en  juA- 
tieia  absolverlo  de  la  mala  intención  que  le  atribuye  el  corresponsal 
aludido,  así  oomo  sobre  todo  juicio  demasiado  severo  respecto  «de  la 
sociedad  de  Nueva  York  que  el  corresponsal  de  Santiago  pretende 
asignarle. 

Bespecto  a  las  indisoreciones  que  se  dice  haber  cometido  por  el 
señor  Vicuña  durante  su  viaje  a  este  pais  i  en  esta  misma  ciudad  es 
una  pura  calumnia  que  solo  el  JSeraM  ha  podido  imprimir.  Pero  lo 

U)  El  nombre  de  Satanás  es  aplicado  aquí  al  célebre  M.  Bennet  editor 
étí  ¡TenM.  Barnum  es  el  conocido  empresario  universal,  dueño  del  Museo 
d£  curiosidades  Nueva  York. 


—  56  - 

quQ  es  Terdadenmente  insopoftable  es  aqnella  parte  de  la  eorrep- 
pondencia  qne  ae  refiere  a  los  gastos  del  señor  Yicoña  Mackenna  en 
este  pais  i  yo  no  vacilo  en  calificarla  con  pleno  conocimiento  de  los 
keehos  sino  como  una  infame  mentira,  £1  señor  Vicaña  Mackenna 
no  debe  en  esta  ciudad  nn  solo  ¿entayo  en  su  car&cter  público  ni  pri- 
rado.  Por  consiguiente,  el  ájente  que  se  dice  viene  a  este  país  a 
arreglar  las  cuentas  del  señor  Mackenna  es  enteramente  imajinario. 
Respecto  de  la  condenación  del  Meteoro  basta  saber  que  ese  buque  ba 
sido  entregado  baj9  fianza  para  que  nos  creamos  obligados  a  desmentir 
la  participación  que  se  atribuye  al  señor  Vicuña  Mackenna  en  ese  ne- 
gocio. Me  bago  personalmente  responsable  al  declarar  que  toda  la 
correspondencia  referida  no  solo  es  mal  intencionada  por  lo  que  res- 
pecta al  señor  Vicuña  Mackenna,  sino  esencialmente  falsa.  Bes- 
pecto  de  la  aventura  en  el  club  de  los  viajeros,  puedo  certificar  como 
testigo  presencial,  que  la  relación  que  de  ella  bace  el  señor  Vicuña 
MacKenna,  es  enteramente  verdadera,  por  mas  que  esto  sea  poco  agra- 
dable al  Presidente  de  aquella  institución.  (1) 

Vuestro,  respetuosamente.  ' 

S.  ROOKBS. 


IV. 

ARTÍCULO   !>■   LA    REPÚBLICA   DI  SANTIAGO  BBL   18  DB  SBTIfeMBRB   Dm 
1866  SOBRE  LOS  COBfBNTARIOS    ANTERIORES. 

La9  carias  del  señor    Vicuña  Mackenna  en  Estados^Uhidos. 

Las  cartas  que  el  señor  Vicuña  Mackenna  dirijió  al  seior  NuS«z 
en  mayo  último  i  que  reprodujo  en  abundancia  la  prensa  de  Gbile» 
han  causado  considerable  ezitacion  en  el  periodismo  de  Nneva^Tork, 
A^n  se  observa  en  varios  artículos  de  JNew  Yorh^HerM,  del 
World,  la    Th'ibune  i  el  Courrier  des  Etats  Unis. 

El  primero  de  esos  diarios  publicó  una  traducción  de  esas  cartas 
en  su  número  del  1.^  de  agosto,  enviada  por  su  corresponsal  en  Sa&* 
tiago  i  acompañada  de  comentarios  que  nos  contentaremos  con  lla- 
mar pueriles,  pues  refieren  nada  menos  la  estupenda  noticia  cir calm- 
il) El  señor  Dumbar,  presidente  del  Club  de  los  viajeros,  pnblkó  «i^el 
Htrald  una  carta  furiosa  contra  nosotros  por  haber  contado  sa  inocente 
equivocación  en  la  lectura  dada  en  aquel  establecimiento,  i  por  esa  broma  el 
señor  Durobar  me  acusdde  ingrato.  Es  cierto  que,  desde  mi  llegada  a  Nue- 
va York  me  prodigó  muchas  atenciones,  lo  que  nod^aba  de  sorprenderme 
por  lo  que  tenia  du  desinterés.  Mas  luego  pretendió  (jue  le  pagara  aquellas 
aquel  buen  señor  enviándole  a  Chile  un  oiio  scroi  imbécil  como  oficial  de 
Buestra  marina,  que  es  donde  menos  tontos  debe  haber,  i  porque  no  lo  luce 
se  enfadó  terriblemente  conmigo.  De  aqui  su  carta  i  mi  ififjfratitud. 


•^*«i 


—  67  — 

da  en  Santiago  de  que  el  seuor  Vicuña  dejaba  en  Nueva- York  una 
deuda permmál  de  no  menos  de  medio  míUon  de  pesos.,,. 

La  publicación  de  esa  traducción  fué  la  señal  paramuna  granizada 
contra  el  pobre  ex-embajador  ausente. 

El  New  York  SeraJd,  sieippre  veleidoso,  lanzó  un  editorial  el  3 
de  agosto  con  el  títulp  de  Aventuras  de  un  díplomáttco  chileno  en  Neto 
York;  el  Courrier  des  Etats  Unís  le  siguió  con  otro  lleno  de  desver- 
güenzas. 

£1  altercado  se  suscitó  de  esta  suerte,  dando  lugar  a  algunas  nobles 
comunicaciones  en  favor  del  señor  Vicuña  Mackenna  enviadas  por  el 
ez»c6nsul  de  Chile  en  Nueva- York  Mr.  Rogers,  i  por  el  distingui- 
do secretario  de  la  legación  arjentina  don  Bartolomé  Mitre,  que  so 
publicaron  en  el  Hercdd,  i  en  la  Tríhune  de  Nueva-York  en  esos 
mismos  dias. 

Para  que  se  juzgue  del  tono  de  la  polémica  ciíla  prensa  americana, 
al  tratarse  de  esta  cuestiqíicillas  de  amor  propio  nacional,  tan  peculiares 
de  ese  gran  rmeUo,  vamos  a  traducir  algunos  fragmentos  del  edito- 
rial del  Hercdd  del  3  de  agosto.  Dicen  así: 

(jSe  omiten  esos  por  haberse  publicado  antes  integro  él  editorial 
dd  Herald  de  que  eran  tomados. ) 

El  Courrier  des  Etats  Unis  es  mucho  menos  benigno  que  el  He- 
rald, lo  que  se  comprende  desde  que  está  asalariado  por  la  legación 
española  en  Washington.  En  un  artículo   que  con  el  título  de    ün' 
fragmento  chileno,  publica  el  4  de  agosto,  vierte  los  siguientes  con- 
ceptos. 

<*Todo  el  mundo  recordará  a  cierto  aventurero  llamado  Mackenna 
que  hace  cinco  o  seis  meses  sstuvo  en  esta  ciudad  con  el  objeto  de 
atrapar  alguna  negociación  de  buques,  a  pretesto  de  hacerles  servir 
al  gobierno  de  Chüe,  de  quien  alegaba  tener  una  misión  secreta.  Este 
tal  Mackenna  fue  recibido  calorosamente  en  los  mas  altos  círculos  de 
Nueva- York,  lo  que  se  espliea  por  la  voga  en  que  estaba  entonces  la 
doctrina  Monroe.  No  habría  en  esa  época  ni  guerra  en  la  Europa, 
ni  cable  irasatláotico,  ni  cólera  para  ocupar  los  espíritus;  era  la  pro- 
tección de  las  repúblicas  hermanas  del  sud  lo  que  tenia  absorto  el  es- 
píritu de  los  americanos.  En  consecuencia,  Jü^aokenna  fué  alhagado. 
cortejado,  adulado,  abrumado  de  invitaciones:  Mackenna  por  aquí: 
Mackenna  por  allá;  no  había  fiesta  posible  sin  Mackenna.  Fué  aque- 
lla una  verdadera  Mackenalion.  Pero  llegó  el  dia  en  que  Mackenna, 
habiendo  sembrado  influencias,  quiso  cosechar  pesos  fuertes,  i  en- 
thmdo  en  negociaciones  de  guerra,  fué  a  parar  a  las  puertas  de  la 
cárcel. 

"Pero  he  aqui  que  el  hombre  se  ostenta  en  todo  su  esplendor  ba- 
jo una  nueva  faz.  En  los  Estados-Unidos  hace  ñasoo  como  embaja- 
dor, ministro  plenipontenciario  i  con  todos  los  títulos  con  que  un 
hombre  puede  revestirse  para  engañar  a  los  necios  i  sacarles  ventaja, 
p«ro  él  quiere  def^quitarse  en  su  país  i  se  presenta  como  un  republi- 

8 


_  58  - 

eano  estoico,  mal  vestido,  mal  alimentado,  mal  alojado  [Mira  atraerse 
ftimpatías  entre  los  sayos  i  reirse  de  los  que  le  han  dado  hospitalidad 
(en  la  cárcel);  pero  de  los  que  ya  nada  tiene  que  esperar.  I  en  verdad 
que  hace  todo  esto  con  una  desenvoltura  encantadora,  un  garbo  va- 
liente i  con  talento,  porque  es  preciso  confesarlo,  hai  talento  en  esas 
cartasl" 

.  Siguen  después  varios  estractos  de  las  cartas  i  el  escritor  conclu- 
ye ASÍ: 

''Francamente,  no  es  posible  burlarse  de  un  pais  con  mas  gracia  ni 
mas  briol  I  en  vista  de  esto  no  tendríamos  razón  en  quejamos  de  que 
el  señor  Mackenna  so  hubiese  puesto  de  frente  con  el  Courrier,  en  la 
Voz  de  América,  diario  que  él  fundó  en  Nueva- York  i  que  ha  des- 
aparecido con  su  ausencia.  Pero  hai  en  todo  esto  una  lección  que  el 
pueblo  americano  no  debe  echar  en  olvido,  i  es  la  de  que  las  repúblicas 
hermana»  son  una  triste  familia;  que  ellas  son  todo  miel  i  sumisión 
cuando  tratan  de  esplotar  a  la  hermana  mayor,  como  si  fuera  una  va- 
ca de  leche;  pero  están  mui  dispuestas  a  volverles  la  espalda  i  tirarle 
la  coz  del  asno,  desde  que  los  jes  tos  de  simpatías  que  aquella  les 
ofrece,  no  se  convierten  en  hechos  positivos  i  en  moneda  sonante." 

Por  no  hacer  mas  largo  estos  estractos  i  también  por  creerlos  del 
todo  innecesarios  en  Chile,  no  reproducimos  los  jenerosos  artículos  es- 
toritos  en  defensa  del  señor  Vicuña  Mackenna  por  varios  de  sus  nume- 
rosos amigos  en  Estados -Unidos  i  entre  loa  que  se  cuentan^  como  ya 
hemos  dicho  los  señores  Mitre  i  Rogers.  Se  nos  asegura  también  que 
los  señores  AstarBuruaga,  Errázuriz,  Barreda  (ministro  del  Perú), 
Homero  (ministro  de  Méjico),  i  otros  sud-americanos  distinguidos  se 
hablan  ocupado  do  este  rasgo  cariqsLsimo  de  la  susceptibilidad  ame- 
ricana, bien  que  tratándolo  con  la  irreverencia  que  merecen  las  cosas 
de  un  pueblo  que  es  en  todo  grande,  i  especialmente  en  sus  ntñerícu. 


V. 

Carta  al  «Altor  d«l  *'NewTork  Herald"  Mr.  James  Gordon  Bennet 
sobre  las  publlcaolones  anteriores  dadas  a  lok  en  la  **RepabU* 
ca"  de  Santiairo,  del  14  de  setiembre  de  1866. 

A  JAMES  OORDON  BENNBTT  ESQ.  EDITOR  DEL  NEW  YOB£  HERALD. 

Santiago,  setiembre  12  de  1866. 
Señor: 

Las  bondades  personales  que  debí  a  Ud.  i  a  su  estimable  familia 
durante  mi  residencia  en  Estados  Unidos,  asi  como  las  constantes 
pruebas  de  adhesión  del  New    York  Herald  que   Ud.  dirije,  por  la 


^  60  — 

oaasa  que  yo  representaba,  me  maneen  a  dirijir  &  Ud.  dos  palabras 
con  motivo  de  la  pablicaoion  que  sn  diario  ha  hecho  de  nnas  carias 
enviadas  por  mí  a  Chile  i  sobre  las  que  sos  redactores  han  hecho 
severos  comentarios  en  sus  editoriales  i  de  otra  snerie. 

Antes  de  todo,  debo  asegurar  a  Ud.  con  íranqoeza  que  no  tengo 
motivo  alguno  personal  de  gratitud  para  cxm  d  pvMo  ameHcano  en 
jeneral,  ni  minos  'con  su  gobierno.  Demasiado  evidentes  son  los  mo« 
tívos  que  abrigo  para  hacer  esta  revelación  i  no  necesito  insistir 
sobre  ellos.  Pero  aparte  de  esto,  recibí  honores  moi  especiales  de 
pocos,  pero  al  mismo  tiempo  honorables  i  distinguidos  ciudadanos  del 
Norte,  que  no  solo  me  honraron  con  su  amistad  sino  con  una  confian- 
za ilimitada.  n 

A  esos  nobles  espíritus  ya  dirijida  esta  respuesta,  pero  a  eUos  solos 
esdunvamenJte, 

Por  los  dignos  jefes  de  la  casa  de  Alsop  i  C*  señores  Hobson, 
Bilej  i  Pergusson;  por  los  ajentes  de  la  sociedad  mercantil  de  Fabri 
and  Chanoey/por  los  señores  Forbes  de  Boston  i  de  Nueva  York;  por 
los  señores  Mackej«  Meiggs,  Spinney,  Alian  Campbell,  Pluml,  &o- 
gers,  Squier,  Greeley  do  la  .Tribuno,  Frank  Seslby  i  los  directores^ 
del  Hebard  (como  el  digno  Mr.  Hudson  i  el  distinguido  hijo  de  Ud. 
i  otros  pocos,  si  es  que  ya  no  están  nombrados,  abrigo  gratitud  t 
conservaré  un  indeleble  recuerdo  de  sus  servicios.  A  los  demos  nada 
debí.  Si  de  algo  les  sea  deudor,  no  yo  sino  uñ  país,  era  de  un  míllon 
d^.pesos  que  ha  cubierto  leal  i  honradamente  el  Gobierno  de  Chile, 
dando  un  relijioso  cumplimiento  a  todos  mis  compromisos  i  aproban- 
do sin  reserva  mi  conducta,  como  lo  habría  podido  ver  Ud.  en  comu-> 
nicaciones  oficiales.  Si  estos  no  han  llegado  al  Herald,'  será  porque 
este  diario  no  tiene  en  estos  paises  corresponsales  fieles  i  cinoeros. 

De  todas  las  personas  que  me  honraron  con  su  amistad  en  Estados 
Unidos  solo  uno,  Mr.  Dumbar,  ha  salido  a  la  prensa  prodigándome 
insultos  i  acusándome  de  ingrato.  Solo  tengo  una  palabra  que  decir 
$  ^r.  Dumbar»  i  es  la  de  que  sino  envié  a  su  hijo  a  servir  en  la  mari- 
na de  Chile,  fué  solo  porque  le  encontré  enteramente  inepto  para  ese 
desempeño.  No  creo  que  se  haya  ofendido  por  el  lijero  equívoco  que 
de  él  refiero  cuando  me  introdujo  al  Cluh  de  los  viajeros^  equívoco 
del  que  todo  el  mundo  fué  testigo  como  lo  declara  el  señor  Rogers  en 
su  comunicación  a  la'  Tribune  que  nada  tenia  de  culpable.  Su  enco-» 
no  conmigo  fué  porque  no  di  despachos  d^  tenien^  de  marina  a  un 
mozo  incapaz  que  me  quiso  imponer  con  sus  convites  i  falsa  ama- 
bilidad. .  , 

Respecto  de  mis  censuras  do  los  clubs  de  Nueva  York  solo  dirá 
,que  no  he  sido  comprendido.  Yo  no  he  querido  burlarme  de  esas 
nobles  i  ho.spitalarias  instituciones,  que  me  prestaron  su  tribuna  i  su 
influjo.  Al  contrario,  las  respeto  i  conservo  un  grato  recuerdo  de  sus 
oortesias.  Lo  unieo  que  yo  he  querido  poner  en  evidencia  es,  1.*  la 
profunda  ignorancia  que  reina  om  los  Estados  Unidos,  aun  en  las  ola* 


"—  60  — 

sea  miks  elevadas,  de  todo  lo>elatiro  a  Sad  America,  i  2.^  la  profao^ 
da  ignora&cía  q«e  reina  en  estos  países  de  todo  lo  relativo  a  los  há- 
bitos i  prácticas  de  la  gran  República  del  Norte,  ignorancia  de  la  que 
JO  era  una  doble  víctima;  allí,  porque  tenia  que  luchar  con  todo 
jénero  de  errores  i  de  deseonfíanzaSr  i  aquí  con  las  ealumnias  o  las 
malas  intelijencias.  I  para  lealizar  este  objeto  elcrji  un  tono  festivo  i 
^fixmtó  mis  propias  aventaras;  haciendo  que  el  chiste  i  la  responsabili- 
dad de  estos  recajera  tanto  sobre  mis  huéspedes  eomo  sobre  ná 
mismo. 

Si  los  dignos  miembros  de  la  ünitm  League  Clvh,  si  el  venerable 
i  filantrópico  Mr.  Cooper,  si  el  directbr  del  C?«6  ie  h$  viajeros  se 
han  sentido  agraviados  por  esas  alusiones,  no  tengo  inconveniente 
alguno,  i  sí  al  contrario,  esperimonto  un  vivo  placer  en  enviarles  esta 
satisfacción.  Otro  tanto  hago  en  obsequio  de  todas  las  almas  j onero- 
sas que  me  prestaron  a3ruda,  consejos  o  recursos. 

En  cuanto  a  mi  conducta,  o  mas  bien,  a  mi  reciprocidad  oon  loa 
amerieanos  del  Norte  recidentes  en  Chile  antes  i  después  de  mi  regre- 
soj  dejo  a  ellos  i  a  los  corresponsales  del  Herald  en  ésta,  el  certificarla 
conforme  a  la  verdad  i  a  la  justicia. 

Repito  a  Ud.  que  no  halnia  escrito  estas  líneas  sino  orejera  tener 
obtigaeicnes  limitadas,  pero  profundas  i  sinceras  oon  cierto»  ciudada- 
nos de  Kstados  Unidos.  Para  ellos  i  para  Ud.  es,  pues,  esta  esplica- 
oioa.  Para  los  articulíataR  i  difamadores  de  la^prensB,  no  tengo  res- 
puesta alguna,  escepto  el  mas  completo  olvido. 

B.  Vicuña  HACRsvirA'. 


DOCUMENTO  D. 


Comunleaciones  relativas  a  la  diverjenoia  de  opiniones  que  hvlM 
entre  el  Bncargado  de  negocios  de  Chile  i  sn  Ájente  confldenctal 
doott  motivo  del  Intento  de  arresto  del  dltimo. 

I. 


CAVTA  DfEL   SCSoB  VlCtmA    MACRBffKA    AL    SENOft  ASTA- BdtirAO A 
IfléÑDOCK  TiOS  HSOfiOS  QTO  KOnvÁROlT  8ü  INTENTO  M  AltRESfO 


Sn.  D.  F.  S.  AsTA-BüRUAOA 

NueDa-  Y&tkJ^ero  T  (fe  1866. 
Mí  apreciador  amigo: 

J^or  los  diversos  telegramas  qi«e  desde  anoche  le  he  escrito,  habrá 
Ud.  sabido  la  sustancia  del  curioso  lance  en  que  nos  enoontramor  fi¿' 
caso  es  el  siguiente: 


1-^ 


-  61  - 

Becien  llegué  en  Boviembre,  el  Dr.  Rogers  me  habló  de  dos  In- 
dividuoB,  (el  cirujano  Ramsey  i  el  coronel  rerry)  que  querían  ir  a 
Chile  de  su  propia  cuenta  llevando  dos  botes  torpedos,  que  después  de 
usados  contra  los  españoles,  serian  vendidos  al  gobierno  de  Chile  por 
25,000  pesos.  Después  de  varias  modificaciones  firmé  el  contrato  el 
27  de  diciembre  por  duplicado,  i  envié  uno  a  Chile  quedando  el  otro 
en  poder  de  los  empresarios,  de  todo  lo  que  di  cuenta  al  gobierno. 

En  este  contrato  no  habia  compromiso  ni  infracción  de  la  neutrali- 
dad por  cuanto  yo  compraba  una  cosa  puetia  en  Chile  i  pagada  aüt, 
iin  ninguna  responsabilidad  de  mi  parte.  Ademas,  si  los  empresaríod 
no  salian  el  21  do  enero  el  contrato  quedaba  nido,  como  en  efecto  ha 
quedado. 

A  mediados  de  enero  los  empresarios  pidieron  a  Rogers  7,000  pesos 
para  completar  su  espedicion  a  lo  que  yo  por  supuesto  me  negué.  De 
aquí  i  de  su  miseria  o  maldad  ha  resultado  que  han  presentado  secre- 
tamente el  contrato  al  fiscal  de  los  Estados  Unidos,  (District  Attor^ 
ney.)  fisto  reunió  el  jurado  preliminar,  i  en  virtud  de  esa  pieza  i  de  la 
declaración  de  Ramsey  (1)  libró  un  decreto  de  prisión  contra  mí.  i 

Anoche,  estando  mui  tranquilo  en  casa,  se  presentó  eímarshaUie 
Estados-Unidos  con  cinco  de  sus  segundos,  i  me  intimó  el  decreto  de 
prisión.  Protesté  en  el  acto  que  no  lo  obe'decia,  que  estaba  protejido 
por  un  título  diplomático  i  qub  no  reconocía  la  jurisdicción  del  juex 
que  lo  firmaba. 

Al  principio  me  dijo  que  me  Uevaria  por  fuerza,  pero  después  fué 
a  consultarse  con  el  fiscal,  dejando  la  casa  en  custodia. — Yoivió  una 
hora  mas  tarde  diciéndome  que  podia  quedar  en  la  casa  o  ir  donde  me 
gtxstase,  acompañado  por  dos  custodias.  Lo  hice  así  i  fui  a  ver  a  Mr. 
Hobson  para  que  diera  fianza  i  al  abogado  Mr.  Stoughton  para  la  de- 
fensa. 

Este  me  aseguró  en  el  acto  que  no  podian  dar  un  paso  mas  contra 
mi,>  a  virtud  de  mi  título  de  la  legación  de  Chile  (que  le  presenté^  i 
qoe  al  contrario  el  juez  que  habia  firúiado  el  decreto  de  prisión  i  los 
oficiales  que  lo  habían  ejecutado,  estaban  sujetos  a  severas  penas  según 
las  leyes  que  me  leyó  i  que  protejen  hasta  la  servidumbre  de  las  lega- 
ciones! 

.  Con  esta  seguridad  fui  esta  mañana  a  la  Corte,  e  imajínese  Ud. 
cnái  seria  mi  sorpresa  al  recibir  su  telegrama  de  queUd.  no  me  con- 
sideren como  secretario  de  In  legación,  cuando  acababa  de  presentar 
ra  propio  título  firmado  por  Ud.,  refiriéndose  a  uu  decreto  supremo 
del  gobierno!  El  fiscal  habia  escrito  &'  Mr.  Seward  por  la  mañana,  i 
éste,  a  su  ves,  le  contestó  que  no  me  conocía  por  tal  secretario 

Ignoro  }a  qué  haya  pasado  entre  Ud.  i  Mr.  Seward,  pues  en  sus  te- 
legramas Ud.  no  me  dice  siquiera  que  lo  haya  visto;  pero  nuestra  lí- 
tieade  conducta,  la  suya  i  la  mia^  esta  claramente  marcada,  que  a  no 

(1)  En  esto  padecimos  fr)t>r  rn  consecuencia  del  misterio  de  la  persecn- 
rion.  Ratnsejr  jaiD'Js  reveló  nada  contrario  anosutros. 


—  62  — 

iser  el  que  Ud.  tenga  motivos  reservados  que  no  es  posible  coñfiai^  al 
telégrafo,  lo  que  Ud.  me  ha  escrito  hoi  me  parece  nn  enigma. 

£q  verdad  Ud.  tiene,  en  mi  concepto,  que  sostener  a  todo  trajucé 
el  título  de  secretario  que  he  presentado,  so  pena  do  pasar  Udi  por 
un  falsificador  i  yo  por  un  embustero,  dejando  al  gobierno  (que  en 
realidad  me  ofreció  aquel  título  como  he  dicho  a  Ud.)  en  la  mas  rídí^ 
bula  posición  4  Ud.  concebirá  la  penosa  posición  en  queme  encontré 
hoi  en  el  tribunal  asegurando  al  fiscal  que  era  secretario  de  la  lega- 
ción, en  el  momento  en  que  recibia  éste  un  telegrama  de  Ud.  dirijido 
ík  él  mismo,  en  que  le  dice  que  no  me  considera  como  tal.  El  único 
arbitrio  que  tuve  para  salir  de  este  conflicto  fué  echar  la  colpa  a  una 
inexactitud  del  telégrafo.  Por  otra  parte,  el  fiscal  parece  ser  un  exe* 
lente  hombre:  manifiesta  la  mejor  disposición  en  nuestra  causa,  di- 
ciéndome  que  lo  que  hace  es  en  cumplimiento  estricto  de  su  deber.; 

Pero  fuera  de  aquella  razón  de  honor  para  Ud.,  para  mi  i  para  el 
gobierno  que  representamos,  hai  muchos  otros  motivos  para  seguir 
aquel  único  damino  en  este  negocio. 

En  primer  lugar  ^  es  tiempo  ja  de  saber  lo  que  tenemoft  qae  esperar 
de  este  gobierno  i  de  este  pai».  Es  preciso  que  no  seamos  mas  tiempos 
víctima  de  una  infame  farsa  i  que  liuestra  posición  quede  definida.  Á 
üd,  puede  tocarle,  por  medio  de  este  inciáíefídey  el  honor  de  hacer  este 
eervicio  a  toda  la  América  dd  Sud,  poniendo  en  daro  la  verdadera 
política  de  estepais  i  dd  actual  gobierno. 

8i  Mr.  Seward,  por  mero  capricho,  se  niega  a  reoonooér  mi  título 
después  de  haber  sido  introducido  i  presentado  al  subsecretario  Hunter 
i  haber  sido  introducido  al  Presidente,  a  los  jenerales  Grant  i  Sherman, 
los  senadores^  diputados^  ministros  del  gabinete  etc. ,  como  miembro 
de  la  legación)  ¿no  es  evidente  que  lo  que  se  propone  es  hodtlizamoá 
de  frente,  én  obsequio  ele  la  España,  en  honor  de  cuyas  posesiones  ha 
bebido  en  Cuba,  i  en  apoyo  de  sus  rociamos  ^r  el  quebrantamiento 
de  la  neutralidad  de  Inglaterra  en  el  caso  del  Alabamal  ¿No  es  evi-^ 
dente  que  el  llevaria  con  gusto  la  persecución  hasta  ponerme  en  las 
''Tumbas,'^  como  un  holocausto  ofrecido  ala  Bolsa  de  Wall  St.?     . 

I  entonóos  ¿qué  nos  tocaría  hacer? — Se  quedaría  Ud^  impasible  «n 
Washington?  ¿Consentiría  Üd.  en  hacerse  cómplice  de  nuestros  enemi-' 
gos?  El  gobierno  de  Ohile  aprobaría  jy.mas  otro  caímino  que'  no  fuese 
él  de  la  mas  austera  dignidad  i  de  la  mas  incontrastable  eneijíia  coma 
dice  a  Ud. ,  el  señor  Covarrúbias  en  él  último  despacho  que  de  él  me 
envió,  aludiendo  precisamente  a  la  misma  enemistad  que  nos  profesa 
Mr.  Seward? 

Üd.  me  conoce  bastante  i  debe  crearme  que  por  lo  que  a  mi  toca,- 
Iniro  con  el  mayor  desden  cualquier  malestar  cualquier  sactificio  he- 
cho por  mí  en  la  causa  de  mi  patria.  Pero  al  mismo  tiempo  le  protes- 
to que  haré  cuanto  esté  de  mi  parte  por  no  esponer  en  mi  persona  a 
una  indignidad  al  Gobierno  de  Chile.  Mr.  Seward  no  me  hará  ser 
víctima;  no  me  gt^ardará  en  sus  prisiones. — He  idado  una  fianza  de 


—  63  — 

10,000  pesofi,  pero  bI  conozco  que  el  plan  de  los  políticos  en  Washing" 
ton  es  hacer  pagar  a  Chile  el  pecado  del  Alahama,  perderé  la  fianza 
me  iré  al  Canadá  i  de  ahí  a  Chile  o  Inglaterra  donde  todavía  podrá 
servir  al  pais.  Estol  seguro  que  el  gobierno  aprobaria  esta  conducta. 

Por  otra  parte,  .es  preciso  que  dejemos  de  ser  juguetes  de  esto^ 
''grandes  hombres."  Ayer  Mr.  Seward  daba  permiso  a  Mr.  Webb 
para  vendernos  el  Dnniderhfr^  porque  habia  algunos  centenares  de 
miles  de  pesos  que  ganar,  i  hoi  me  persiguen  sus  ajentes  por  un  pro-» 
yecto  de  contrato  con  dos  hombros  subalternos.  ¿A  qué  debemos  ate-^ 
nemoa?  Esto  es  lo  que  resultará  de  la  cuestión  que  debe  promover  sO" 
bre  la  validez  de  mi  título. 

Mi  opinión  es  que  hoi  mismo  debe  Ud.  dirijir  una  nota  al  señor 
Seward,  diciéndole  que  el  secretario  de  la  legación  de  Chile  ha  sido 
sujeto  a  un  mandamiento  de  prisión  i  que  oolo  esta  libre  a  virtud  de 
una  fianza;  que  ésta  es  una  violación  directa  de  las  leyes  de  Estados- 
Unidos  sobre  las  inmunidades  diplomáticas;  que  si  no  me  ha  presen-» 
lado  oficialmente  ha  sido  porque  ni  Mr«  Seward  ni  yo  hemos  -  estada 
en  Washington  i  que  sin  embargo,  Ud.  lo  hizo  presentándome  a  Mr. 
fiunter  (a  quien  yo  dije  terminantemente  estas  palabras.  /  am  Mr, 
^sUdmruagcüs  secretary)  i  por  último,  que  estas  presentaciones  son 
innecesarias,  pues  el  título  lo  confiere,  no  el  beneplácito  de  Mr.  Se- 
wardy  sin  el  nombramiento  del  gobierno  que  lo  espide.  Bebe  Ud. 
ademas,  en  mi  opinión,  reiterar  la  declaración  oficial  de  mi  nombra-* 
miento  para  que  se  me  considere  como  a  tal  en  adelante. 

Ahora  ¿cuál  será  el  resultado  de  la  posición  que  Ud.  «suma? 

O  cede  Mr.  Seward,  i  entonces  todo  queda  terminado. 

O  no  cede,  i  entonces  sabe  Ud.  i  sabrá  Chile  i  este  pais  mifiímo  lo 
que  es  la  política  de  Washington.  Ud.  seria  dq,eño  de  interrumpir  en 
el  acto  sus  relaciones  con  el  gobierno  o  pedir  instrucciones  a  Chile. 

Debo  añadirle  que  si  quedo  sin  la  protección  de  un  titulo  diplo-' 
mátioo  se  descuelg»>8obre  mí  una  lluvia  de  bribones  con  reclamos  fin- 
jidos  de  mil  jénero.  Ya  aquel  Smith  del  vapor  Cornuvia  ha  amena- 
zado  revivir  su  pleito  i  así  tendría  mil  otros  casos  que  no  se  verifica- 
rán  si  obramos  con  eneijía. 

Ha  llegado,  pues,  el  momento  en  que  Ud.  despliegue  su  carácter 
patri6tic<^i  enérjico  i  espero  que  entre  ambos  en  la  presente  como  en 
las  venideras  dificultades,  dejaremos  bien  puesto  el  honor  de  nuestra 
Chüe. 

Le  saluda  su  afectísimo  amigo, 

B.   Vicuña  Mac&bunA'' 


^im^mAmmumid 


-  64  ~ 


n. 


COMUNICACIÓN   DEL  SEÑOR  TICUNA  MACKENNA    AL    8EN0B  COTABRUBlA^j 
SOBRB    SU    DIYERjreNCIA    CON    EL      BENOB    ASTA-BUBUAQAs 


(Eb  tracto)* 

Nueva  Tordct^fArteto  9  c2e  1866. 


Señor  Ministro: 


En  mi  último  despacho  desde  Washington  me  ocnpe  de  dar  a  ü^. 
nna  idea  de  la  estraña,  incomprensible  pero  a  todas  luces  des&vora''  , 
ble  política  que  Mr.  SeVard  ha  seguido  con  Chile  desde  su  primer» 
i.b^usoa  entrevista  con  el  señor  Asta-Buruaga.  Ün  nuevo  incidente 
ha  venido  a  poner  enteramente  a  descubierto  la  verdadera  situación 
que  ocupamos  i  a  hacernos  ver  lo  que  tenemos  que  esperar  del  6o« 
biemo  do  este  pais»  mientras  aquel  singular  político  dirya  sus  relacio-» 
nes  estranjeras. 

La  copia  de  la  carta  que  con  fecha  7  escribí  A  señor  Asta^^Buruaga 
i  que  incluyo  a  US.  será  suficiente  para  dar  a  US.  una  idea  del  SU'^ 
oeso.  Solo  tengo  que  añadir  a  esa  relación  que  el  delator  Raqísej  (1) 
habia  hecho  un  contrato  semejante  con  el  señor  Sarmiento;  que  ei 
notable  abogado  que  hemos  tomado  a  nuestro  servicio  declara  que  la 
transacción  no  envuelve  una  ruptura  de  la  neutralidad,  que  por  la  lei 
di  caso  no  puede  ser  condenado  ;  que  aunque  hubiera  infracción,  no  , 
86  enoontraria  en  esta  ciudad  un  solo  hombre  capaz  do  firmar  un  ve- 
redicto desfavorable.  De  todos  modos  el  adunto,  que  no  es  sino  i^i^ 
far?a  política,  como  en  breve  manifestaré  a  US.,  no  pasará  de  nna  ' 
multa  nominal.  No  hai,  pues  motivo  alguno  para  inquietarse  por  esl^ 
lance  ni  ninguno  otro  del  mismo  jonero  que  ocurra.  Es  de  admirarse 
verdaderamente  que  en  no  menos  de  cincuenta  casos  de  transaccio- 
nes como  la  presente  i  en  muchos  de  los  que  se  ha  cambiado  corres^ 
pendencia,  propuestas  i  contratos,  no  haya  habido  hasta  aquí  sino  este 
caso  de  delación.  El  delator  asegura,  sin  embargo,  que  el  papel  cayó 
en  manos  del  fiscal  por  haberlo  perdido,  se  manifiesta  arrepentido  i 
i  pretende  contradecir  su  declaración,  pues  ve  que  el  verdadero  in- 
fractor de  la  decantada  neutralidad  es  solo  él.  Nosotros,  por  supuesto, 
hemos  tratado  sus  demostraciones  con  desprecio. 

Lo  que  dejo  dicho  a  US.  es  con  relación  al  caso  en  sí  mismo  que      , 
tiene  poca  importancia.  Pero  lo  que  es  interesante  es  ciarse  razón  da  -• 
cuáles  son  los  móviles  de  una  política  tan  misteriosa,  i  que  en  un  país 
centro  del  fílibusterismo  universal,  de  donde  se  provee  a  Maximilumo 

(l)  Volvemos   a  repetir  que  en  esto  hubo  error.   El  delator  fué  Ferryi 
Ramscy  su  víctima  i  ambos    de  Mr.  Seward. 


--  6í  -* 

éBtoáMsúB  recnMoá  de  gneita,  i  donde  al  mismo  tiempo  el  jaiérai 
Ortega  abna  hace  pooos  meses  oficinas  publicas  de  enganohe    Mr 
Sfwaid  se  muestra  ahora  Un  escrupuloso  vijilador  i  custodio  de  la 
iMitrahdad,  respecto  de  un  proyecto  oomparatiramente  insignificante 
itlsItTO  a  la  guerra  entre  España  i  Chile. 

De  dos  modos  se  esplicajeneralmente  esta  política. 

Unos  lo  atribuyen  al  deseo  ardiente  que  abriga  ol  sefior  Seward  dé 
sostener  a  todo  trance  la  legalidad  de  sus  recUmos  contra  Inriaterrá 
por  las  depredaciones  de  Álahamal. 

Otros  creen  vef  la  rason  de  todo  esto  en  Ia  estrecha  amitkíd  que 
ime  al  señor  Seward  con  el  señor  Taasara.  ministro  deBspaña,  raaotí 
OT  la  que  aquel  joven  i  orijinal  diplomático  ha  sido  conservado  cerca 
de^eii  anos  eb  sa  puesto.  Los  pomposos  elojios  que  el  señor  SeWard 
le  tnbutó  en  su  brindis  de  la  Habana  dan  razón  a  esta  creencia  aal 
«Mno  el  fpto  frecuenté  e  íntimo  que  mantienen  en  Washington.  ' 

In  mi  concepto,  bis  dos  razones  son  exactas  i  cooperan  al  mismo 
fin.  m  famoso  brindis  de  la  Habana,  que  envi6  a  US.  por  el  vapor 
Ulterior  el  señor  Aldunato  i  que  ahora  lo  reitero,  no  puede  ser  ea 
verdad  mas  escandaloso  por  sus  akbansas  a  la  España  monárquica  í 
«wlavóorata,  en  los  momentos  que  ésta  asalta  a  las  repúblicas  librea 
idwafía  la  famosa  doctrina  o  comedia  pdítica  llamada  de  Monroc. 
Croo  que  no  se  encontrará  ejemplo  de  un  ministro  de  Belaciones  Bs^ 
tenores  que  haya  ido,  no  a  un  país  distinto  del  suyo,  sino  »  uitA 
eotoia  negrera,  a  echar  el  peso  de  su  influencia  en  favor  de  uno  de 
loe  belijerantes,  i  esto  después  de  haber  hecho  matar  en  su  patria 
medio  millón  de  hombres  para  abolir  k  esclavitud  que  ahora  a  idq 

•  preconizar  en  Cuba.  I  asi  tiene  valor  el  señor  Seward  de  sostener 

•  todo  trance  laneutralidadl  Verdad  es  también  que  aseguran  el  he- 
dió de  que  su  hijo  (2)  i  sub-secretario  de  Estado,  es  el  abogado  de  la 
••Compañía  del  Espreso  Imperial  Americano"  que  es  elque  summistr« 

•  Maximiliano  todos  sus  elementos  de  guerra.  Verdad  es  también  que 
el  señor  Seward  se  hizo  el  apóstol  de  las  repúblicas  en  su  conferencia 
son  el  Presidente  do  Santo  Domingo,  como  lo  verá  US.  por  los  trosos 
«diarios que  le  incluyo,  i  aun  me  han  asegurado  que  en  Cuba  alentó 
eeeretamente  las  esperanzas  de  los  anexionistas.  Ahora  juzgue  US, 
per  todo  esto  de  lo  que  podemos  esperar  de  tal  hombrel 

Hago  todas  estas  reflecciones  previas  a  US.  para  llegar  al  punto  de 
»  dnoordanoia  de  opiniones  en  aue  nos  encontramos  con  el  digno  i 
petoriota  señor  Asta-Buruaga  i  de  la  que  paso  a  dar  cuenta  a  US. 

Creyendo  conveniente  estar  protejido  por  un  título  diplomático,  el 
mor  Asta-Buruaga  me  dio  el  que  acompaño  a  US.  en  copia,  i  convi- 
mmee  qne  en  el  caso  de  una  sorpresa  sobre  mi  persona  me  protejeri* 
«tt  sqnel  El  arreglar  este  fué  uno  de  los  objetos  principales  de  mí 
naje  a  Washington.   Lo  hecho  estaba  ademas  conforme  en  el  fondo 

W  Mejor  informado  mas  tarde  supe  que  éste  era  ?u  sobrino  Mr.  aarenca 
Seward. 

9 


ele  lo«  deseos  qtie  US.  me  había  manttetadd  al  sefiararme  (b  Ckils» 
i  de  todos  modos  era  preciso  tomar  aqaeUapreeaueicm. 

Mi  previsión  no  salió  fallida»  i  a  no  swporel  título  ro&ndo,  habrii 
pasado  la  noche  del  6  del  presente  en  una  earoel»  lo  que  si  bien  ea 
verdad  valia  muí  poco  oomo  incidente  personal,  habría  sido  de  muí 
perjudiciales  consecuencias  para  el  prestijio  de  nuestra  cansa.  Siauea<* 
tras  yo  sostenía  aquí  ese  papel»  el  señor  Asta-Burnaga  me  hubiese 
operado  resueltamente  teniendo  una  entrevista  oon  el  señor  Seward 
en  Washington»  me  atrevo  a  creer  que  este  incidente  halNria  tomado 
otro  rumbo  i  talvee  hubiese  sido  cortado. — ^Pero  elseñoi  AsU- 
Btnroflga  tomó  consejo  en  otro  sentido,  i  esquivó  la  ooestion  con  el 
sefior  Seward.  Esta  diveijeneiadel  plan  convenido»  me  poso,  poei, 
en  una  situaoion  bastante  crítica»  como  US.  verá  por  los  didios»  i  t 
la  verdad  que  he  neoesitado  toda  mi  enteresa  para  arrostrar  una  posi* 
cion  que  me  hacia  representar  un  papel  tan  falso  i  deshonroso.  Nc 
eulpo  al  seSor  Asta-Buruaga.  Él  sin  duda  obra  inspirado  por  el  mu 
puto  patriotismo.  Pero  mira  al  mismo  tiempo  la  cuestión  por  el  lado 
de  una»  en  mi  concepto»  excesiva  prudencia»  mientras  que  je  he  creído 
que  se  presentaba  la  oportunidad  de  obrar  oon  eneijía»  pues  esta  ser» 
H  ánioa  que  podrá  salvamos»  respecto  de  estos  países  aoostumbradoi 
a  mirarnos  con  el  mas  altanero  desprecio.  Estoi  seguro  que  Mr.  Se* 
ward  jamas  habría  mandado  perseguir  judidalmente  a  un  ájente  de 
Rusia»  de  España»  ni  del  Brasil  siquiera. — Suplamos,  pues,  me  he 
dicho  yo»  por  la  intrepidez  lo  que  nos  fiílta  en  fuerzas. 

Por  esto  he  insistido  hasta  lo  dltimo  en  que  el  señor  Aata-Bonuiga 
asumiese  la  posición  definida  que  el  caso  requería.  El,  sin  duda»  dará 
a  US.  las  razones  que  tenga  para  obrar  de  otra  manera.  Yo  todavía  las 
ignoro»  puee  hemos  preferido  no  comunicamos  por  carta,  habiendo 
salido  antenoche  para  Wa^ington  el  señor  Aldunate»  a  quien  espero 
de  regreso  mañana.  US.  sin  duda  aprobará  como  mas  pmdente  el 
camino  adoptado  por  el  señor  Asta-Buraaga.  Yo»  sin  embargo»  he 
obedecido  por  mi  parte  a  mis  convicciones,  porque  a  pesar  de  todo 
tengo  fe  en  la  opinión  pública  de  este  país.  Mr.  Sewara  no  es  eterno» 
i  el  odio  que  hai  contra  él  es  inmenso. 

Espero  que  US.  hará  a  mi  modesto  pero  sincero  patriotismo  una 
justicia»  i  es  la  de  que  al  pretender  el  que  asumamos  una  posioioa 
firme,  para  nada  ha  entrado  la  consideración  de  la  protección  que 
esa  actitud  pudiera  ofrecer  a  mi  persona.  Salí  de  Chile  movido  solo 
por  el  deseo  de  sacrificarme  en  bien  de  mí  pab»  i  esto  será  lo  que  en 
todo  caso  haré»  i  asilo  he  escrito  al  señor  Asta-Buruaga.  Sostendré, 
puea^  raí  inmunidad  diplomática»  solo  como  un  punto  ya  irremediaUe* 
mente  comprometido  de  dignidad  personal  i  pública,  i  una  vea  obtenido 
eeto,  como  estdi  seguro  de  obtenerlo»  descenderé  a  ser  W  simple  aoa* 
íado  i  como  tal  esporo  también  triunfar  arrastrando  la  opinión  del  pus 
ya  bastante  pronunciada,  sin  que  nuestras  relaciones  aiplomátioas  se 
vean  comprometidas  en  lo  menor.  Hago  con  gueto  este  sacrificio,  con- 


^6T  ^ 

foniftéatñi  caráolér,  i  eia  oaidtrme  de  Ijm  (XMisodueacks  (pie  jaiA<r 
espero  puedan  ser  desfarorables* 

fin  este  estado  está  la  eviestion  ila  resolución  dol  caso  déla  inmu-^ 
tiidad  ha  sido  aplazada  -pam  el  14  del  presente.  Tenemos  tíempo  pai^A 
itombinarlo  todo  i  marehapemos  en  perfecto  acuerdo  con  el  señor  Asta-» 

Por  loe  trocoB  de  diarios  que  incluyo  a  US.  i  mis  propias  publicado^ 
nes  en  la  Voziie  Amética  verá  U9.  los  pormenores  de  esta  ocurrencia 
que  no  tenia  aquí  precedente. ««--3Ie  parece  oportuno  advertir  a  US. 
que  entre  los*  documentos  que  se  presentarán  en  la  Corte,  iráorijinal 
la  carta  que  en  c6pia  incluyo  a  US.  dirijida  por  Mr.  Nelson  al  señor 
Seirard  en  obsequio  mió,  i  que  antes  no  había  querido  hacer  presente, 
pues  desde  la  entrevista  última  con  el  señor  Asta»Buruaga  no 
era  posible  acercarse  a  aquel  personaje  sin  desdoro  nuestro^  Otro 
tanto  ha  heoho  el  señor  Asta-Buruaga.^  ^ 

Inútil  es  diga  a  US.  que  la  opinión  entera  del  público  i  de  la 
lirensa  estén  en  nuestro  favor  en  este,  caso  como  en  todos.  Solo  el 
malhadado  telegrama  del  señor  Asta-Buruaga  que  US.  verá  publi-^ 
cado  ha  dado  higar  a  algunca  comentarios  denigrantes  que  solo  sobra 
teí  recaen.  Pero  en  todo  lo  demás  (osceptuando,  por  supuesto^  las  leíe^ 
rendas  inevitables  al  Alabamá)  el  sentimiento  jeneral  nos  favorece. 
Me  aseguran  que  este  asunto  irá  luego  al  Congreso  por  medio  de  una 
¡nterpélacbn.  Pero  de  todos  modos  debo  afirmar  a  US.  que  no 
dejare  pasar  esta  oportunidad,  brillante  en  sí  misma,  de  desarrollar  los 
¡Janes  de  propaganda  que  US.  me  tíene  encomendados^ 
Dios  guarde  a  US. 

B.  Vicuña  Mackbnna* 


p.  a 


Pebrero  10^ 


En  la  mañana  de  boi  he  recibido  de  Washington  la  comunieacion 
oficial  del  señor  Asta-Buruaga  para  ÚS.  bajo  el  nombre  del  ieneral 
KUpatrick,  la  que  en  el  acto  he  hecho  poner  en  el  correo  directa-* 
mente  para  Chile. 

Ineluyo  tambion  a  US.  una  carta  que  he  recibido  esta  mañana  del 
señor  Aldunáte,  única  espUcacion  quo  hasta  hoi  he  tonido  de  lo  que 
ha  ocurrido  en  Wasbineton.  Espero  esta  tarde  o  mañana  a  los  seño-» 
res  Asta-Buruaga  i  Aldunáte  para  arreglar  definitivamente  el  pro- 
cedimiento que  debe  adoptarse.  Ya  he  dicho  a  US*  que  estoi  dispues-* 
to  a  hacer  todo  en  el  mundo  en  obsequio  de  la  santa  causa  de  la 
patria,  i  aunque  yo  habría  preferido  una  conduota  clara,  decidida  i 
enérjioa,  no  por  esto  dejo  de  someterme  gustoso  al  procedimiento  en 
ni  ocmeepto  débil  quesera  adoptado.-  Una  vez  esclarooido  como  jo 
«era  el  punto .  do  que  yo  no  he  «ido  un  impostor,  entraré  en  la  lisa 
como  un  sijnple  individuo  i  no  dude  US.  que  saldremos  airosoa  i  con 


-^  68  — 

Tentaja  de  una  sittiaoioD  qoe,  baj^  el  punto  de  vista  de  proTooar  la 
ezitaclon  pública  i  arrastrar  al  Gobierno  i  el  Congresf^  aioia  noao/r 
'tio9,  no  podia  Ber  mas  fiivorable.  Ea  esto  participo  enteramente  de  la 
•pi&i(nDr  i  de  los  consejos  del  señor  A^ta-Bomaga  en  Washington. 
.  Incluyo  a  US.  en  un  sobre  por  separado  recortes  de  los  principales 
dianos  de  hoi.  Verá  US.  el  unánime  entusiasmo  i  adhesión  de  la. 
prensa  por  nuestra  causa  i  el  desprecio  que  todos  manifiestan  por 
España.  Solo  el  Times,  diario  de  IMh*.  Seward,  guarda  hoi  süenció. 

Verá  también  US.  una  contestación  que  el  JhrahaU  de  Estados 
Unidos  da  a  mi  cnrta  sobre  el  arresto.  Este  funcionario  hace  esas 
pequeñas  contradicciones  por  salvar  a  sus  subordinados  que  en  reali* 
dad  me  dejaron  libre  aquella  noche,  yéndose  a  sus  casas.  Ahora  que*  ■ 
rían  castigarlo  por  este  acto  de  confianza  i  han  contradicho  mi  veri* 
dSca  relación  en  esta  parte;  Haré  que  un  tercero  vefute  esta  ineza&* 
titud  sin  perjuicio  de  aquellos  oficiales.  To  me  reservo  solo  pacn 
kis  procedimientos  de  importancia. 

Abríffo,  señor  Ministro,  la  profunda  confiansa  de  que  mediante  Dios 
i  la  justada  de  nuestra  eausa,  Chile  ha  de  triunfar  de  ana  enemigos 
con  gloria  en  las  aguas  del  Pacífico,  i  que  nosotros,  a  pesar  de  este 
incidente,  sacaremos  aquí  ventajas  mucho  mas  considerables  que  las 
que  habíamos  obtenido  sino  hubiese  ocurrido. 
Dios  guarde  a  US. 


IIL 

BespAChe  <el  aeftor  Asta-Bvmaca  al  aeftor  Ovwmrrtblmd  aokre 

el  asunto  anterior. 

(estracCo*) 

Wahingtonr  febrero  9  de  I8M. 

El  señor  Ticuna,  a  quien  para  calvarlo  de  eontinjeneias  de  esta 
especie  i  de  que  le  molestasen  con  arrestos  por  algún  incidente  que 
soDreviniese  en  el  desenpeño  de  Uur  comisiones  que  hasta  aquí  ha 
ejecutado  con  el  mayor  celo  i  abnegación,  estaba  provisto  por  mi  de 
un  oieio  en  que  esponia  que  nuestro  gobierno  le  tenia  conferido  el 
empleo  de  secretario  de  esta  Legación.  En  el  momento  del  arreéis, 
opuso  la  eseepcion  de  privUejio  diplmn&tico,  presentando  ese  títnlsw 
Écke  valer  por  entonces,  al  dia  siguente  fué  tnddo  al  tribunal  i  altf 
se.  traté  de  comprobar  el  título,  i  al  efbetp  se  pregunté  por  ttUgt^ 
al  señor  Scvvard  si  el  señdr  Vicuña  era  secretario.  lia  respiteeta  fMr- 
qne  no  se  le  recoBocia  por  tal,  pues  que  en  el  departamento  no  ejút^ 


-6$  — 

tu  emMitanda  &lgtia&  de  ello.  Al  mismo  tiempo  que  el  WQX  YicuSa 
die  ftylfló  el  hecho,  me  pidió  ete  oonfirmacíon.  Como  el  acíuBto  se  me. 
pf«0entd  eomo  tendiendo  a  tomar  tina  gravedad  trascendental  para 
elgohiemo,  ocnrrf  en  el  momento  a  consultarme  con  un  abogado»  el 
aefior  Montffomerv  Blatr,  i  sn  consejo  fné  <jue  dijiera  al  señor  Yi- 
olrihi  qae  diera  fianza.  Después,  al  día  siguiente,  insistiendo  por 

Se  yo  le  afirmase  en  ese  carácter,  tuve  que  contestarle,  habiendo 
(es  pesado  en  lo  que  pude  el  caso  i  tomado  el  parecer  del  miamos 
dbogaao,  que  * 'podía  no  considerársele  como  secretario  de  legación" 
i  éste  mismo  telégratna  dirijí  al  ájente  fiscal  del  distrito  de  Nueva 
York.  Redactando  a^  ese  telegrama,  no  estahUcia  ^  no  era  iecrek¡ria^ 
dao  qae  podía  no  tenérsele  por  tal,  según  el  aspecto  que  el  oáso 
tomase  mas  tarde.  Pero  sin  cerrar  este  camino,  el  principal  motivo , 

2M  tavs  en  mira,  para  no  afirmar  positivamente  su  carácter  fuéjquel 
esde  luego  se  me  representó  que  en  tal  concepto  cualquiera  vioU- 
cíto  de  una  lei  de  este  país,  i  de  esta  neutralidad  que  hoi  está  ofaser*  . 
nbíáú  con  tanto  celo  él  gobierno,   se  echaria  sobre  Chile  como  una. 
ofensa,  i  a  tal  punto  oue  pjodria  producir  una  complicación  de  malim-. 
m%«fi90to  en  las  actuales  circunstancias.  Si  la  ofensa  era  hecha  por, 
un  particular,  no  comprometia  mas  qn6  a  la  persona  i  el  interés  del 
púa  no  Bufria.  Esta .  ha  sido  mi  posición.  Después  he  visto  al  señor 
Soward  i  me  dice  qué  debe  d^árse  el  caso  tal  como  está,  que  así  ño 
eonappomete  a  este  gobierno  a  investigaciones  que  trajeran  eompro- 
misos  a  Chile,  que  él  se  disponia  a  no  reconocer  al  señor  Yicuña« 
como  secretario  porque  antes  de  la  acusación  no  le  habia  sido  inwsen- 
tado  ninolificádose  al  departamento.  Con  todo,  me  dijo,  piense  Ud.  el 
tsunto,  pero  me  "parece  mejor  ese  camino.  Observare  a  US.  aquí, 
eaTMa  ocsMon  que  el  señor  Seward  se  me  ha  manifestado  mas  amistoso 
hacia  nuestra  causa  de  h>  que  en  su  política  de  preseindanoia  había 
antes  mostrado. 

Dios  guarde  a  US. 

F.  8.  AsTA*BUKÜAOA. 


lY. 

Daavaolio  del  sofl^r  Oevarrdblas  al  «eflor  Tleiifta  Maokaajia 
relativo  a  las  oomnnloaoloneB    anteriores. 

Santiago,  marzo  10  de  ISdti. 

Áeuso  a  Ud.  el  recibo  de  su  oficio  núm.  15,  de  fecha  9  de  febrero 
péümér^ssiido,  destinado pártíctdsarmente a iníbhnaiine deb jondea 
isaijifítisinisnto  a  que  Ud.  i  nuestro  cófaMil  el  séñoi^  Rogers  han  síds 
someiidoB  en  Nueva  York.. 


—  TO  — 

Sin  dada  qae  el  Incidente  en  sí  mismo,  aunque  mm  deMgiradakle» 
no  envolvería  grande  tnuoendencia^  oomo  Ud.  pM^s^»  uno  e^teviienii 
comprometidos  en  él  dos  funcionarios  de  la  República  i  si  en  las  aa* 
dienciasjudiciaks,  que  ya  habrán  tenido  lugar,  no  hubiera  de  haber 
figurado  el  deplorable  oficio  en  que  el  8e£k>r  Asta-Buruaga  oomuiMfla 
alJd.  el imajinario  nombramiento  de  secretario  de  U Legación^  Este 
oficio  contrapuesto  al  telegrama  de  nuestro  Encargado  de  NegodoB 
en  que  se  pone  en  duda  el  carácter  diplomático  de  Ud.  era  mú  pn»io 

Sara  comprometer  el  decoro  i  respetabilidad  de  los  ajentes  ofieiaiM 
e  Chile.  Nunca  lamentaremos  lo  bástente  que  Ud.  i  el  señor  Asta- 
Buruaga  ocurrieran  a  un  espediente  que  en  todo  caso  era  inneaesario. 
No  indicánlome  Ud.  ni  el  señor  Asta-Buruaga  el  jiro  definitivo 
que  iban  a  dar  al  negocio,  suspendemos  nuestra  ofánion  hasta  recilúr 
nuevos  informes.  La  carta  de  don  Lms  Aldunate  a  que  Ud.  alude  ea 
el  poil  tcrütim  de  su  oficio  no  ha  Uecado  a  inis  manos. 

En  la  carte  que  ha  dirijido  Ud.  id  New  York  Saráld  se  asue 
cierteaetitud  hostil  al  gobierno  de  los  Estados  Unidos  que  ^leseamos 
no  se  haya  reproducido  i  pronunciado  eñ  las  audiencias  judiciales. 

81  la  conducta  de  ese  Gobierno  nos  agravia  o  nos  es  desfavoiaUe, 
es  a  nosotros  mismos  a  quienes  corresponde  hacer  observaoioBes  eobie 
el  partieular,  por  los  órganos  autorizados.  La  posición  de  Vé,  en  ese 
pais  oomo  estranjero  o  como  ajenie  confidencial  del  Gobierno  de  Chile» 
es  poco  compatible  con  cualquiera  injerencia  en  la  politíca  interior  o 
exterior  de  los  Estados  Unidos. 
Dios  guarde  aUd. 

Alvjjko  CovAinmus. 

P.  S.«— La  carta  del  señor  Aldunate  se  habia  traspapelado»  per» 
queda  en  mi  poder,  no  obstante  fe  didio  arriba. 

CovanncBüs. 

A  don  Beqjamin  Vicufia  Mackenna,  Ájente  confidencial  del  Gobierno  de 
Chile  en  los  Eitados  Unidos  de  América.  - 


Despaebo  al  seftor  CoTarrúblaa  naciéndole  aisrnnaa  obaervaclonea 
.     .  sobre  el  eontadido  de  la  nota  anterior.        - 

(Estracto.) 

Nueva  York,  mo^o  10  de  1866. 

:•  Réstame,  señor  Ministro,  contestar  a  US.  el  despacho  del  16  de 
marzo,  respecto  al  mió  del  9  de  febrero  eiL  que  eomninlqué  a  US.  loa 
iniíidentes  de  mi  prisión  i  juicio. 


—  71  — 

iwltil  es  e&  6Bt08  mometttoB  oouparse  de  sucesos  desagradables  i  ciirn 
ne«ioria  no  contribuye  a  la  defensa  de  una  patria  que  a  mí  uie  están 
tfnértda;  pero  roe  permitirá  U8.  noanifestArle  que  el  título  de  secreta- 
rio fué  solo  una  inmunidad  buscada,  no  para  protejer  mi  persona,  sino 
para  salvar  el  boque  i  por  suplica  de  sos  dueños»  pues  estando  yo  sin 
e(  privilejio  diplomático  me  reía  obligado  a  declarar.  Mi  persona  va* 
tía-miti  poco  en  la  onestíon  i  ademas  confieso  a  US.  que  remotamente 
sapnsimos  entonces  que  se  cometiese  la  indignidad  de  un  arresto,  • 
haciendo  alarde  de  una'  lei  olvidada  de  todos,  escepto  del  gobier- 
no perseguidor  que  se  ocupaba  de  violarla  de  todas  maneras  en 
contra  i  en  pro  de  Méjico,  en  contra  i  en  pro  del  Canadá  i  de  los  fe- , 
nianos. 

Sn  cnanto  a  la  cenaura  de  113.  por  haber  becho  una  alusión  pu- 
ramente vaga  i  sin  alcance  político,  (pues  solo  era  una  queja  perso- 
nal) a  la  condnets  -de  este  gobierno  en  nna  comunicación  al 
Herald  de  Nneva  York  en  que  trataba  de  vindicar  mi  honor,  puesto 
en  duda  i  aun  ultrajado  por  ese  gobierno,  permítame  US.  abrigar 
la  ilusión  de  que  el  honor  de  los  funcionarios  de  la  República,  por 
humildes  que  sean,  está  de  tal  modo  ligado  el  honor  mismo  de^. 
pais,  que  el  detrimento  del  uno  ofende  álrectamente  al  del  otro. 

Esta  ha  sido  siempre  mi  manera  de  apreciar  mi  propia  reputación 
i  no  reconozco  puesto  alguno,  apesar  de  mi  natural,  aunque  mal 
comprendida  modestia,  oue  sea  superior  a  ella.  Estas  mismas  con- 
vicciones me  han  hecho  dar  a  la  prensa,  i  con  el  objeto  de  que  cir- 
culen solo  en  Chile,  las  dos  cartas  privadas  de  que  acompaño  a 
VS.  algunos  ejemplares,  esponiendo  mi  conducta  solo  en  aquello 
que  me  es  personalísimo  de  esod  incidentes,  i  sin  mencionar  siquiera 
las  fnnciones  que  US.  .ma  tiene  encomendadas.  He  reservado  la 
esplicacion  lícita  de  esta  última  parte  en  lo  que  no  atañe  a  mi  deber, 
paira  una  carta  enteramente  privada  al  señor  Santa  María,  a  quien 
roego  la  manifieste  a  US  si  abrigase  US.  personalmente  fügun 
deseo  de  ver  en  toda  au  claridad,  i  ver  las  reticencias  que  ezije  una 
nota  oficial,  la  situación  que  el  carácter  i  la  política  de  este  país  me 
ba  creado  desde  el  primer  instante  que  puse  mis  pies  en  sus  playas. 

Ignoro  como  apreciará  US.  estos  actos  dirijidos  a  cubrir  mi  ho- 
nor, víctima  de  acusaciones  injustas  i  casi  ingratas,  i  que  por  lo  mis- 
mo me  son  en  estremo  dolorosas.  Pero  cualquiera  que  sea  el  indul- 
jente  juicio  de  US. y  debo  concluir  manifestándole  que  nunca  tuVe 
apeffo  natural  a  ningún  puesto  público;  que  mi  ambición  única  es 
servir  a  mi  patria  con  desinterés  i. lealtad,  i  que  nada  me  complace- 
ría mas  que  el  saber  que  nunca  habijan  influiao  respecto  a  mi  perso- 
na en  loe  consejos  del  gobierno  de  mí  pais,  otras  consideraciones  que 
la  de  su  buen  servicio,  según  las  aptitudes  especiales  de  cada  indivi- 
duo': 

Dios  guarde  a  U.S. 


/ 


—  72  — 

Bq  definiüya  sobre  esta  cuestión,  no  sabríamos  deoir  ni  «1  gdbinv 
no  de  Chile  nos  di6  o  no  la  raxon,  ^n  ráta  del  aiguíenia  mmfo  mtt 
que  el  señor  Covarrúbías  da  fin  a  sn  oomonioscion  del  lo  de  abril» 
qne  dice  como  sigue: 

'*£n  vista  de  la  política  de  ese  gobierno  tan  pooo.  CaYOíabfe» 
nuestra  causa,  aun  dentro  del  criterio  Se  la  neutralidad,  hemoa  wácfkm- 
do  a  su  respecto  una  conducta  firme,  digno  i  prudente^  oooid  haM 
anunciado  a  Ud.  el  señor  Asfca-Buruaga." 


DOCUMENTO  E. 


Manifleato   áéí  cónanl^^de  Chile   en  NvaT*  TerlK»  áam 

Rogera. 

♦ 

La  causa  del  corsario  Meteoro ,  destinada  a  ser  celebre  por  la  oportu- 
nidad que  suministra  al  gobierno  de  probar  a  la  Gran  ¿retaña  au  ot- 
téntosa  determinación  i  aptitud  para  imponer  la  observancia  maa  es- 
tricta de  sus  leyes  de  neutralidad — i  para  esto  nada  mas — ^haembai|^ado 
el  tiempo  de  su  señoría  el  juex  Betts  durante  algunos  días,  así  como 
también  el  de  muchos  otros  letrados  intclijentes,  i  hasta  cierto  grado, 
escitado  el  interés  del  público.  Pero  si  bien  sus  caracteres  legales  i  po* 
líteos  puden  satisfacer  a  los  abogados  i  a  los  politicastros,  siempre  que- 
da al  ptiblicoel  derecho  de  conocer  a  fondo  la  verdad  i  los  miriloa  da 
las  pruebas  públicas  i  omitidas. 

He  aquí  la  relación  de  los  hechos: 

Se  concede,  primeramente,  que  hacia  el  20  de  enero  de  1866,  el 
Mtteor  se  despachó  para  Panamá,  con  un  manifiesto  de  "combusti- 
bles i  provisiones"  por  toda  carga  como  otros  muchos  vaporéalo  han 
hecho  antes.  El  público  sabe,  o  tal  vez  ignore,  que  muí  pocos  vapoie» 
en  el  mundo  podrían  llevar  algo  mas  en  un  viaie  tanlargo^  por  re-. 
querir  necesariamente  para  el  combustible»  el  lagar  destmido  a  la 
cársa.  Esto,  sin  embargo,  no  habría  llamado  muoho.la  atenoioa^  a 
no  haber  mediado  ciertas  circunstancias,  que  el  testigo  Ch.  S.  Wrighlb, 
corredor  de  buques,  en  la  callo  del  Sur,  esplica  en  cierto  modo,  líe 
sudeclaracion,  se  desprende  que  por  el  1.  ^  de.diciembre  de  1865»  «a 
individuo  llamado  Byron,  pidió  a  Mr.  Wríght  uña  lista  de  loa  vafMres 
de  venta;  que  el  mismo  llevó  a  los  testigos  Me  Nichols  i  Conklm,  i  se 
los  presentó  a  Wríght  como  sus  principales;  que  inducido  por  laa  spa- 
nifeetaciónes  de  estos  tres  hombrea,  trató  con  los  dueños  i  ajentea.del 
vapor  Táeteor  sobre  el  negocio  de  venta  i  precio;  i' finalmente^- que  eii* 
tenido  por  ellos  (Byron,  McNichols  i  Conklin)  de  qne  A  bnqu«  es- 
taba destinado  para  el  Óobiemo  de  Chile,  i  de  que  el  cónsul  dúleooc 


-  73  _ 

en  68ta  ofaidad  les  Labia  enoomendado  la  ncgociociotí,  se  dirijio  al  4)6n- 
«¿ríe  pregittto  hasta  que  potito  tenia  m  automación  todo  lo  que 
eitoalroiittdmdQOB  lé  habían  inanifestado.  £1  declara  qno  el  cónsul 
kUiO'mite&der  qiM»  las  |>arteB  que  se  le  habían  presentado  como  em- 
pleadofl  de  eete  fun'sionario  no  eran  tales  empleados  sujos  para 
-algn&a;  i  que  loa  había  considerado  como  personas  compíeta- 
í  HiresponMibles.  Aclarado  este  particular,  Mr.  Wrigbt  pro* 
ealáocesal  oónsul  el  negocio  del  ifó^r,  habiendo  él  mismo, 
üitícipadamente  a  esta  yisita,  solicitado  informes  por  medio  de 
cÉrlas,  telegramas  i  entrevistas  personales  con  los  ajentes  i  dueños 
respecto  al  precio,  etc.  Mas  adelante,  declara  llanamente,  que  en  esta 
primera  entreyista  con  el  cónsul,  se  le  dijo  que  desistiera  de  todo  es- 
merao  o  idea  de  vender  el  Meteor  al  gobierno  de  Chile;  i  que  on  tal 
virtud,  no  Volvió,  desde  luego,  ocuparse  del  asunto.  Peca  de  defeo- 
taoso  i  de  incorrecto  en  la  empresa  que  acomete  de  esplicar  las  raso- 
MsqiM.ledióel  cónsul  en  aquella  ocasión,  de  por  qué  seria  impropia 
la  venta  del  Meteor ^  o  la  tentativa  de  vendérselo  al  gobierno  cnileno. 
Este  mismo  testigo  declara  de  una  manera  evidente,  que  todas  sus  vi- 
sitas ulteriores  al  oónsul,  i  una  que  hizo  al  señor  Vicuña  MaokeBna# 
fÍB^n  o  de  pura  oortesfa,  o  relativa  a  asuntos  completamente  estranos 
ai  MetecT,  La  cadena  de  testimonios  que',  por  medio  del  cónsul  i  de 
Wright,  enlazan  al  gobierno  de  Chile  con  el  Meteor,  quedó  rota  para 
siempre  en  la  primera  entrevista.  Los  esfuerzos  hechos  por  losacnsa- 
dores  para  arrancar  a  este  testigo  la  confesión  clara  i  terminante  de 
qneel  cónsul  Bogers,  dijú  que  el  eolia  que  Vicu^  Mackcnna  había 
cemprado  d  Meteor,  frascasaron  poique  no  hai  hombres  íntegros  quit 
deeiaren  falsedades. 

Bl  Wrihfft  espone  que  Bogers  * 'creía  que  Machenoa  tenia  algo 
que  ver  pon  eso."  8i  los  aousadores  lo  hubiesen  deseado,  podrían  haber 
nfcído,  qiie  'no  xmtoofta  lo  que  Rogers  creyese,  él  jamos  tuvo  pruebas 
evidentes  do  que  el  Xeteor  hubiese  sido  vendido  id  gobierno  de  Chile 
pe^intermedio  de  Vicuña  Mackenna  o  de  otro  izante  cualquiera,  a  no 
se^  per  lo»  rumores  qud,  por  diversos  con^uctoSf  llegaron  a  su  noti- 
cia; i  éstos  de  carácter  tan  renioto  i  desautorizado*  que,  estol  s^guifo,. 
al  -lliiÉmc  &<ftiorable  Fitfoal  los  habría  rechazado.  No  se  ha  juzgado 
eoweÉiente  a  los  Estados-Unidos  ni  necesario  al  ifeteoiv  poner  ca 
eviifenda  la  ñilta  total  de  fundamento  en  las  diversas  declaraciones  de 
los  ^testigos  tocante  h  la  "c)*eencta,"  ^'representaciones^'  i  ''t^inionei* 
delééttsttl,  respecto  ala  coneceioa  de  Ticuna  Mackenna  con  el  Meteor^ . 
BheelÑ»,  pues,  se  cspdneaquí  solo  pora  edificaoion  de  los  intcfce- 
■adsi  en  el  asunto. 

K  Mismo  testimonio  de  Me  Nichols  i  de  Oonklin,  no  esbsstaJUe.  a . 
sQstéiiei»  lá  iBíanifeatacion  hecha  por  e^  Fiscal  de  distrito  al  írihun^, 
de  oifté  él  probAria  que  estas  personas  fueron  empleadas,  ^rel  cón- 
sal  Rogér¿  para  cotíseguir-buques  para  el  gobjerno  dé  Ohilé«  Ni  uno  , 
áí^pkíKh  d^  esos  testigos  declara  en  favor  de  somej:iiite  empleo,  sí  que 

10 


—  74  — 

por  el  contrario,  tesUfícan  claramente  que  jamas  les  fué  prometida 
comdsian  alguna,  ni  ofrecida  ninguna  paga  por  parte  de  H,  i  qne  no 
tenian  reclamaciones  de  ninguna  especie  que  haoer  contra  el  cónsul 
u  otro  cualquier  ájente  de  Chile  por  actos  desempeñados  por  ellos  u 
Otro  servicio  que  esperasen  prestar,  ^ara  todo  el  que  conozca  el  atre- 
vimiento, importunidad,  i  aun  impudencia  de  esa  clase  de  jentes  tH>^ 
nocida  bajo  el  título  de  * 'corredores  de  enganche"  **ajent€de  nego-^ 
cio$  militares  i  navales, ^^  ala  cual  pertenecen,  según  propia eonfeaon, 
Bjron,  Me  Nichols  i  Conklin,  será  fácil  entender  cómo  el  oónstd  an- 
dttTo  cauto  en  recibir  sus  proposiciones,  prometerles  políticamente  el 
verlos  i  contestarles,  escucnar  pacientemente  su  multitud  de  projee- 
tos,  tales  como  entregar  buques  ''fuera  de  Sandj  Hook,"  o  en  dife- 
rentes puertos  estranjeros,  embarques  de  armas,  etc,  etc.;  a  todo  lo 
que  dejaba  escapar  ana  señal  de  aprobación,  o  sujería  una  difioal- 
tad,  i  los  despedía  afectuosamente. 

En  vano  se  les  hizo  presente  que  él  no  tenía  autoridad  para  tra- 
tar del  asunto  que  ellos  les  proponían,  "algo  puede  suijir  de  repente 
i  nada  se  pierdo  con  oir  proposiciones."  Es  asombroso  ver  hasta 
dónde  llega  la  persistencia  de  esa  jeute  contra  todo  jénero  de  desa- 
liento. Es  la  jente  mas  rica  de  esperanzas;  gozan  en  grado  eminente 
de  sus  forjadas  riquezas,  i  muchas  veces,  aparentemente,  llegan  a 
creer  en  la  realidad  de  los  planes  imajinarios,  parto  de  su  propia 
fitntasía  .Este  rasgo  de  su  carácter  está  perfectamenie  ilustrado  en  el 
hecho  que  ellos  hablan  asegurado  a  Mr.  Wright,  que  el  MeUor  po- 
día ser  vendido  al  gobierno  chileno,  i  poco  les  faltó  para  convencerle 
de  la  verdad  de  sos  manifestaciones;  sin  embargo,  no  encontrando  de 
piu*to  del  cónsul  mas  estímulo  que  el  que  encontraron  lo9  otros, 
Wright  quedó  satisfecho  de  que  no  era  posible  hacer  nada;  cierto  e» 
qae  el  último  no  es  un  ''corredor  de  enganches.'' 

Si  se  hubiera  tratado  seriamente  de  descubrir  la  verdad  enr  ester 
proceso,  no  hubiera  sido  difícil  demostrar,  que  ninguna  de  hs  propo- 
siciones bochas  al  cónsul  o  a  Mr.  Wright  por  estos  testigos,  jama» 
llegó  a  manos  del  señor  Vicuña  Mackenna;  i  que  por  oonsignente« 
no  solo  en  el  caso  del  Meteor,  sino  en  otros  muchos  casos,  obraroft 
de  su  propia  cuenta,  i  sin  el  conocimiento  del  ájente  de  ObQe,  ftdtn 
pontivamente,  hasta  que  se  abrió  este  swnario,  ignoraba  su  exift$f^ 
rta.'Se  verá,  pues,  que  la  declaración  de  Conklin,  respeeto  a  que  et 
señor  Vicuña  Mackenna  "se  estaba  aprovechando  de  los  informes  que- 
él  i  sos  compañeros  le  habían  suministrado,  sin  una  correspondiente* 
retribución,"  fué  una  fábula  desprovista  de  todo  fundamento  así  como^ 
lo  de  que  el  señor  Vicuña  Mackenna  jamas  supo  nada  tocante  al  Meteor 
ni  a  otrobuque  cualquiera,  por  el  conducto  de  Conklin  i  su  compañía, 
de  sentirse  que  la  versión  española  del  testimonio  de  varios  do  estos 
E6  testigos,  publicada  en  La  Voz  db  la  Amébioa,  los  haga  aparecer 
como  declarando  ante  el  tribunal,  que  fueron  empUadm por  d  c6nsui 
porqjBie  en  este  puiño^  ninguno  de  ellos  dijo  la  verdad.  Debe  cbocmr 


^  75  —  \ 

alobBervador  mas  casual,  que  el  testiinonio  hasta  aquí  presentado 
por  loB  acosadores,  en  ningún  sentido  esta  ligado  con  el  Meteor  en 
la  época  de  su  propuesta  salida;  e  indudablemente  que  lo  mismo  es 
aplicable  a  un  gran  número  de  otros  vapores,  que  al  Meteor,  en 
cualquier  época. 

£1  testigo  Me  Nicbols  declara,  que  supo  por  Gonklin,  que  otra  casa 
habia  manifestado  deseos  de  querer  comprar  el  Meteor,  i  que  él  ha- 
bía acompasado  a  un  tal  Mr.  Éaverson  de  dicha  casa,' a  la  del  cónsul, 
a  fin  de  que  por  sí  mismo  pudiera  ponerse  bien  al  corriente  de  la  ne- 
gociación iniciada  ya  con  él  por  Conklin  i  Ca.  Sí  la  acusación  hu- 
biera querido  demostrar  cuan  del  todo  se  vio  engañado  i  msl  infor- 
mado este  Mr.  Kaverson  por  esos  atrevidos  corredores,  i  cuan  inde- 
pendientemente de  todo  ájente  del  gobierno  de  Chile,  se  le  abocaron 
para  tratar  del  negocio,  se  le  habria  llamado  a  la  barra,  pues  que 
se  hallaba  en  la  sala  en  cumplimiento  de  una  citación.  McNichola 
testifica,  ún  embargo,  que  ningún  resultado  tuvo  a  la  visita  de  Mr. 
Éaverson.  al  Cónsul  i  no  hai  lugar  a  suponer  que  Mr.  Éaverson  o  Con- 
klin jamas  se  avistaron  con  los  dueños  o  ajentes  del  Meteor,  Como 
se  dice  que  esta  entrevista  no  tuvo  lugar  sino  pocos  dias  dntes  del 
embargo  del  Meteor,  es  de  presumirse  que  fuera  la  última  entre  los 
pretendidos  ajentes,  corredores  o  corre- ve-i-diles,  concerniente  al  asun- 
del  Metecr  i  el  gobierno  de  Chile.  Por  lo  menos  fainguna  de  las 
to  i^uebas  aducidas,  habla  de  otra  alguna  posterior.  Por  tanto,  desde 
la  ¿poca  en  que  el  **corredor  de  enganches,"  Byron  se  presentó  en 
la  oficina  do  Mr.  Wright,  en  las  ce/canías  del  IP  de  diciembre  do 
1865,  hasta  el  .momento  en  que  el  respetable  Mr.  Éaverson  se  vio 
inducido  a  hacer  una  visita  al  cónsul,  hacia  el  20  de  enero  de  1866, 
todas  las  pruebas  presentadas  por  la  acusación  no  consiguen  poner 
en  claro  una  sola  transacción  entre  el  Meteor  i  cualquiera  ájente 
autorizado  e  desautorizado  de  Chile.  I  esto  ha  sido  el  resultado  de 
seguir  una  línea  de  argumentación  basioda  sobre  la  falsa  presunción 
de  que  el  cónsul  Begers  tenia  autoridad  para  actuar  por  la  República 
de  Chile  en  negocios  de  esta  naturaleza.  Mientras  que  el  tribunal 
sujiñó  la  oportunidad,  la  acusación  declinó  la  investigación  de*  este 
punto  inrignificante. 

No  debemos,  sin  embargo,  dejar  pasar  por  alto  la  declaración-  del 
testigo  Me  Nichols,  quien,  de  una  manera  susclnta,  pretende  relatar 
una  conversación  que  tuvo  lugar  entre  Rogers,  Wright  i  él, '  por  el 
tiempo  en  que  se  hizo  público  que  el  Meteor  iba  a  salir.  En  ella,  atri- 
buye al, cónsul  un  conocimiento  cabal  de  todos  los  detalles  relaeíona- 
dos  con  el  buque,  que  aun  esoede  con  mucho  al  conocimiento  que  de 
.ellos  tienen  en  la  actualidad.  Porcnfemplo,  dice  que  RogeirsólMMervó'quo 
,  suponía  que  Mackenna  creia  que  había  hecho  un  buen  negocio^  con  el 
Jatear^  porque  habia  conseguido  750  toneladas  de  carbou  adornas  del 
,  vapor."  Como  Rogers  nunca  oyó  hablarde  semejante  carbón  áut^del 
dia  en  que  se  dio  este  testimonio,  no  podemos  "hacemos  cargo/áeosta 


_  76  — 

ibfuadadadeolaraciott.  El  testigo  depone  que  Mr.  Forbe»  lea  dyo 
qae  el  buque  tenia  750  toneladas  de  carbón  a  bordo,  lo  qiue  arroja 
alguna  lus  sobre  el  misterio  de  la  idea  orijinal  que  despaos  TaoM 
servir  a  la  fabricación  de  las  observaciones  imputadas  a  Aogers.  De 
igual  naturaleza  es  la  observación  que  también  so  les  atribuye  a  So- 
gers»  de  que  él  creía  que  la  razón  por  qué  Mackenna  empleaba  otros 
corredores  que  Wrígbt,  era  porque  le  daban  una  oonision.  Ikto  «• 
MtAamenté  esfdfú  de  hecho  en  cuanto  concierne  a  Rogeré,  tino  lo  creo-' 
mos  infame  respecto  al  tenor  Vicuña  Mackenna, 

Es  de  pública  notoriedad  que  conre«iores  i  oorre*ye*ÍHdiIes  no  tieiien . 
idea  de  otro  móvil  que  el  de  una  cotnision.  Así,  puesi  las  ideas  qna 
este  testigo  atribuye  al  cónsul,  eran  indudablemente  comunes  a  él  i  a 
Wrigbt,  i  pueden  tal  vez  haber  sido  emitidas  en  su  presencia,  pero  . 
no  guarda  memoria  de  ello.  Pero  este  mismo  testigo  debe  reeordari  qm» 
sean  cuales  fuesen  las  razones  que  él  o  Wright  abrigasen  para  eq^ti- . 
carse  ol  por  qué  Mackenna  empleaba  otros  corredores  que  ú  ultimo; 
eflo  nadta  tiene  que  ver  con  el  Metan',  como  la  naturaleza  de  este  tes:?. 
timonia  lo  permite  ipferir,  sino  con  un  negocio  enteramente  distinl». 

La  entrevista  a  que  hace  referencia  esta  parte  de  su  testimonio,!  finé 
ooncemiente  a  un  asunto  completamente  estrano  al  Metéor  oomo  de* 
beria  necesariamente  inferirse  del  hecho  de  hallarse  presente  Mr^. 
Wright.  Imputa  igualmente  al  cónsul  una  declaración  positiva,  de 
que  el  Metror  debia  Salir  para  Panamá,  para  ser  entregado  allí  al|po* 
bierno  de  Chile,  i  llega  hasta  dar  el  nombre  del  comandante  que  iba  a. 
recibirlo.  Estando  ya  demostrado,  que  el  cónsul  no  tenia  oonoaim¡en« 
to  ni  aun  de  la  proyectada  salida  del  Meteor,  a  no  ser  de  oidaa  a  estos 
mismos  individuos,  dichas  observaciones  son  dacamente  una  simple 
patraña.  La  verdad  probablemente  era,  que  esto  testigo  manifestó  al 
cónsul*  oomo  dice  lo  hizo  también  a  Mr.  Forbes,  que  él  ereia  q«e  el 
Méteor  iba  a  salir  con  destino  al  gobierno  de  Chile,  i  que  le  serta  eU'» 
tregado  en  Panamá,  i  en  la  suposición  de  que  sus  sospechas  eran 
exactes,  le  prcgnntó  al  cónsul  quién  seria  el  comandante  desigaade 
por  el  gobierno,  i  este  mencionó  a  Juan  Williams  Rebolledo,  el  Cfh* 
mandante  en  jejfe  de  la  marina  chilena,  oomo  el  único  probable  o  pe** 
sible.  Este  seria,  pues,  el  valor  del  testimonio  de  Me  Nichols»  que  ae*- 
gU^meüte  n<5  nierCceria  el  espacio  que  le  hemos  consagrado,  a  no  áer 
por  el  estudiado  esfuerzo  que  en  él  se  hace  para  representar  al  eon- 
sül  como  personalmente  enterado  de  los  movimientos  del  Meteor,  i  la 
pi^pia  confesión  del  testigo,  de  una  queja  vulgar,  dada  por  él  en  per* 
sona  al  ^ñor  Vicuña  Mackenna,  como  la  de  haber  empleado  a  rabddm 
en  BU  lugar,  i  por  eso,  acusando  ñdsamente  a  este  calKillero  ooq  aotot» 
de  qtie,  ni  Mo  Nichols  ni  ningún  otro  testigo,  tiene  pruebas  de  mngn* 
tía  oíase.  Aparece  del  testimonio,  que  lo  mas  que  este  tal  Mo  NioMS 
llegó  a  conseguir  rospocto  a  colocación  al  servicio  de  Chile,  fue  ori* 
sinlple  pfomete  de  que  jfodria  c^enér  una  odooacion  que  la  híae  ak 
'^corredor  de  engandiefl,"  Byron.  Ahora  podemos  ya  comprender  la 


\ 


—  77  — 

eondacta  seguida  por  el  señor  Vicuña  Mackenna,  como  uno  de  los 
tMitiffOgeiií  este  proceso,  como  e\  principal  testigo  para  el  mérito  de  la 
pint€%a.  Sabia  que  el  cargo  que  se  le  hacia  por  armar  este  mismo  JUe- 
iet»  era  el  fruto  de  un  testimonio  fraguado  ad  Jioc;  pero  sobre  su  oar 
ráeter,  su  sutileza,  su  aparente  respetabilidad  o  qué  jiro  tomarla, 
hasta  dónde  podría  este  relacionarse  con  el  asunto  de  otra  acusación 
laosada  igualmente  contra  el  i  aun  con  otras ^o^fcía<2(i<  acusaciones, 
(porque  bai  que  tomar  en  cuenta  que  estaba  rodeado  por  sus  mas  acer* 
TOS  enemigos,)  ni  él  ni  su  abogado  tenían  la  menor  idea  o  insinuación* 
Por  esta  razón,  se  tuvo  por  lo  mas  conveniente  autorizarle  para  que 
rehusase  contestar  iñ-extenw  por  lo  menos,  hasta  ser  conoelda  la  aus« 
tanda  de  la  prueba  material  en  poder  del  gobierno;  un  modio  mui  jua« 
to  de  propia  defensa  porque  todos  deben  considerar  que  d  juicio  del 
Meteor  bajo  tales  circunstancias,  no  es  mas  que  un  incidente  a  suoausa 
pai^cular.  No  nos  cabe  la  mas  lijera  duda  que,  si  el  abogado  del  se- 
ñor Vicuña  Maekenna- hubiera  sabido  lo  ¡nsigni£canto  i  falto  de  mé- 
rito de  la  prueba  del  gobierno,  en  apoyo  de  los  cargos  contra  el  Me^ 
UoTy  no  habría  objetado  el  que  contestara -a  todas  las  preguntas  que 
se  lé  hideron.  No  debe,  por  consiguiente,  prejuzgarse  por  algunas 
de  las  respuestas  de  este  testigo,  que  el  contestar  a  las  preguntas  qa« 
M  le  dirigieron,  le  hubiera  implicado  ¿te  hecho;  óno  que  ante  el  tcsti*- 
moBio  desconocido  que  se  esperaba,  saliese  a  luz,  como  queda»  indica^ 
domas  arriba,  no  sabia  adonde  lo  conduciría.  Esto  dilucida  el  testi- 
monio del  señor  Vicuña  Maekenna,  i  confiamos  que  contríbuirá  a  co- 
rrejir  la  o|>inion  mui  jenoral  de  que  rehuso  responder  a  las  pregun* 
tas  del  gobierno  en  el  juicio  del  Meteor,  en  el  concepto  de  que  sus 
respuestas  tenderían  de  hecho  a  acríminai-le  mas  o  menos  para  con  su 
oausa  particular  del  JUeteor,  Esta  no  filé  la  razón  que  le  moyié  a  ne*- 
garse  a  contestar,  como  ya  es'  fácil  de  comprender. 

Bl  oéasnl  Rogers,  acusado  también  por  hallarse  comprometido  en 
el  armamento  del  Mettor^  bien  que  citado  por  el  gobierno  como  tea* 
tigo  a  este  proceso,  no  fué  llamado  a  declarar,  por  razones  que  son 
bien  eottocidas  a  loe  ministros  de  la  lei.  Si  hubiera  sido  llamado,  su 
eondiieta  hubiera  probablemente  sido  del  todo  contraría  a  la  del  señor 
VieitiSa  Maekenna.  No  habiendo  sabido  nunca  nada  concemi^ite  id 
JUefsor,  i  a  las  transacciones  relacionadas  con  él^  escepto  de  oídas  o 
por  conductos  en  ningún  sentido  ligados  con  la  Ajcncia  de  Chile;  no 
nablendo  ejecutado  jamas  un  acto  ilegal  que  f  enga  la  mas  remota  co- 
nexión oon  esto  vapor;  no  habiendo  jamas  tenido  ni  aun  siquiera  po-f 
der  para  haoerlo  se  habia  resuelto  decir  todo  lo  que  sabía  tocante  a 
cada  pregunta  que  se  hiciera,  sin  la  menor  reserva,  i  ppr  su  puesto^ 
sin  temor  do  acríminarse.  I  ademas,  tenia  confianza  en  todo  lo  que 
sabia  a  oeroa  del  negocio,  asi  como  de  IsAfuenies  del  testimonio  que 
se  presetitaría  en  apoyo  de  los  cargos  de  su  acusación.  Esto  lo  habia 
sando  por  medio  del  "corredor  de  enganches,^'  Byron,  el  mismo 
ddktot  (quien  se  le  acercó  inmediatamente  después  del  embargo  del 


—  78  — 

Méteor,  manifestando  eme  él  habia  dado  parte;  que  habla  implicado  á 
Wright,  Conklin»  Me  Nichols  i  otros,  así  como  también  al  señor  Yioaift 
Mackenna  i  al  cónsul;  i  que  había  sido  comisionado  por  el  secretario 
español  Potestad,  el  abogado  de  Potestad,  Mr.  Weoster  i  Mr.  Dh^ 
kinson^  el  Fiacal  del.  distrito,  para  informar  al  cónsul  que  iba  a  ser 
acusado,  i  su  exequátur  retirado,  arrestado,  eto. ,  pero  que  por  cierta 
consideración  le  evitarían  ese  disgusto  al  cónsul.  Está  demás  mani^ 
festar  que  el  cónsul  no  inquirió  cual  podria  ser  la  consideración,  sino 
que  despachó  sumariamente  al  comisionado  con  las  gracias  a  sos  pre* 
tendidos  amos. 

El  profundo  respeto  que  sentia  el  cónsul  hacia  el  yenerable  Fiseal 
del  distrito,  no  le  dejaron  titubear  por  un  momento  siquiera  en  de- 
clarar las  representaciones  de  aquella  jen  te,  en  lo  que  hacia  refereneís 
a  Mr.  Diokinson,  chismes  sin  fundamento  e  infames  calumnias. 

Es  digno.de  notarse,  que  la  acusación  no  ha  jusgado  conveniente, 
por  razones  que  sin  duda  le  asisten,  producir  durante  el  juicio  a  Bj- 
ron.  0«>mo  su  declaración  abrazaba  casi  todos  los  nombres  de  las  por^ 
sonas  que  han  hablado  con  el  cónsul  acerca  del  Meteor,  no  habia  di- 
ficultad en  comprender  todo  el  asunto  en  cuanto  a  él  se  refiere.  El^ 
por  consiguiente,  no  se  inquietó  en  lo  mas  mínimo  tocante  al  resol- 
tado, estando  siempre  dispuesto  a  decir  todo  lo  que  realmente  sabia 
sobre  el  Meteor  siempre  i  cuando  lo  tenga  por  conTemento  ¿1 
gobierno. 

Sometemos,  pues,  al  juicio  imparcial  de  nuestros  conciudadanos,  los 
hechos  siguientes.  1.^  Que  las  pruebas  del  proceso  en  el  caao  dd 
Meteor^  demuestran  sencillamente  que  mientras  una  partida  de  corre- 
dores irresponsables  i  completamente  desautorizados,  esteban  foh 
guando  planes  entre  sí  para  comprar,  vender  i  quizás  arrancar  al 
Meteor  j  sin  tratar  directemente  con  sus  dueños  o  ajentes  o  con  algún 
ájente  de  Chile  formalmente  autorizado,  unos  i  otros  realmente  igno- 
rantes de  la  existencia  de  ese  ájente,  de  sus  planes,  el  vapor  ae  halló 
un  dia  listo  para  salir  a  la  mar  a  instigaciones  i  por  órdenes  de  sus 
dueños,  con  destino  a  un  viaje  perfectamente  legítimo  i  2.^  Que 
viendo  desbaratarse  así  sus  castillos  con  el  aire,  i  sin  mas  prueba  de 
la  oriiikinalidad  del  buque  qm»  sus  propias  Yantasias,  uno  de  la  partí* 
da  ooocibíó  la  brillante  idea  de  inducir  a  las  autoridades  españolas  i 
rjgunas  otras,  a  embargar,  delatar  i  sí  era  posible  condenarlo,  idea 
que  pusieron  en  obra  inmediatamente,  sin  embargo  de  que  solo  doce 
nfies  de  Sharps  constituían  todo  su  armamento,  lo  que  no  pareció  al 
esperto  testigo.  Me.  Nichols  un  equipo  adecuado  a  un  buque  de 
guerra. 

Señaladnos  la  prueba  de  un  armamento  o  designio  de  armar  i  equi- 
par el  Meteor  por  parte  de  cualquiera  i  mucho  menos  por  parte  de  un 
ájente  de  Chile.  Entre  tanto  deberá  ser  confiscado  el  buque  de  nues- 
tro vecino  porque  «Mamoe  con  compirarlo  i  armarlo  para  destruir  el 
comercio  do  su  S.  M.  C?  o  porque  un   vagamundo  que  quizás  nun* 


—  73  - 

K»  VIO  el  bii(|ae  i  mucho  ménoB  a  los  dueuos,  halda  de  hacer  lo  inís« 
mo?  Nosotros  respondemos  sencillamente:  Jamás! 

£1  engaño  a  las  autoridades  está  patente  i  lo  mejor  que  pueden 
hacer  las  víctimas  es  sobrellevarlo  con  serenidad  de  ánimo.  Aoon* 
sejariamos,  sin  embargo,  a  aquellos  que  en  lo  futuro  no  se  dejen  arrastrar 
de  BU  celo  o  de  otro  móvil  cualquiera  para  verse  enredados,  por  fiarse  en 
representaciones  de  "corredores  de  enganches"  o  "estafadores  de  en- 
ganché*' {hounty'jumpers)  en  procesos  contra  nuestros  ciudadanos 
mas  activos  i  respetados;  i  entoflccs,  cuando  llegue  la  hora  de  la  ar- 
gumentación, no  se  espondrán  a  un  fracaso  tao  completo  que  sea  ne- 
cesario o  aun  conveniente  abandonar  el  proceso  o  pedir  a  los  abogados 
pagados  por  el  enemigo  de  los  acusados  que  dejen  el  negocio  de  sus 
manos. 

ESTKVÁK  SooiRS. 

232  W.,  34th  St.  Abril,  16  de  1866. 


DOCUMENTO  P 

I. 


GorreapoBdeitol»  del  ministro  Bapañoi  en  Washinipton  don  Ga- 
briel Gari-ia  i  Tascara  con  el  Ministerio  de  Estado  sobre  varías 
de  mis  operaciones,  como  Ájente  oonfldenoial  de  Chile  en  los 
Estados  Unidos. 

Lko ACIÓN  DE  España  en  Washington. 

Washington,  24iie  en«ra  de  18G6. 

El  infrascrito,  Ministro  Plenipotenciario  de  Su  Majestad  Católica, 
ha  tenido  el  honor  de  recibir  la  nota  ana  con  fecha  del  17  del  co- 
rriente se  ha  servido  diríjirle  el  honorable  Sooretarío  de  Estados  ad 
y\terim  en  conte£itacion  n  la  del  9  de  esta  legación,  sobre  los  serios 
¡ndicios  eme  cxistian  de  qne  ciertos^  cindadanos  de  este  país  estaban 
violándola  neutralidad^  que  ha  considerado  propio  declarar  el  gobier- 
no de  los  Estados  Unidos  en  la  gaerra  entre  Es^pana  i  Chile,  no  du- 
dando de  que  se  habrá  tomado  las  medidas  necesarias  para  asegurar 
la  o^ediencia  desdicha  neutralidad. 

Al  acusar  recibo  de  la  mencionada  nota, -i  como  otra  prneba  del 
fundamento  de  sus  sospechas,  el  infrascrito  debe  haber  saber  al  hono- 
rable Secretario  de  Estado  qne  segnn  las  noticias,  que  ha  redbido 
ayer  mismo,  i  en  virtud  de  un  cargo  estableoido  por  m  cónsul  de  £«• 
paüa,  se  ha  detenido  en  Nueva  York  el  vapor  MetcoTy  fabricado  hace 


—  80   - 

«Igim  tkmpo,  como  ei  público  i  notorio,  con  el  déterininado  objeto  dé 
persegnir  al  Alabama;  m  que  quede  la  menor  dada  de  que  Be  e&o* 
taará  la  detención  en  fuerza  de  la  prueba  que  existe  de  que  el  Mdear, 
estaba  destinado  para  ser  eormrio  en  contra  de  Bepana. 

El  infrascrito  aproTecha  esta  ocasión  para  reiterar  al  honorable 
Secretario  de  Estado  interino  la  seguridad  de  su  mas  alta  conude- 
ración. 

GaBRIBL  GaR^A  TaS8AB4. 

m 

Al  hoaonble  William   Hunter»  Secretario  de  Estado  ad  Ínterin  de  les  Ef 
lados  Unidos 


II. 
LnoACioM  DB  EePAÑA  BU  Wabbinqtoii 

WcuhxngUm,  25  Je  enero  de  1866. 

El  infrascrito,  Ministro  Plenipotenciario  de  Su  Majestad  Catj' 
lica,  debe  llamar  de  nuevo  la  atención  del  honorable  Secretario  de 
Estado  interino  respecto  del  negocio  del  vapor  Meteor,  dol  cual  hsr- 
bl6  en  su  nota  de  ayer,  con  tanta  mayor  uijencia  cuanto  mas  notorios 
fK)n  los  esfuerzos  que  se  han  hecho,  precisamente  a  causado  Isoonvi^ 
don  jeneral  que  existe  sobre  el  destino  del  Meteor  i  su  detención 
definitiva,  para  obtener  del  gobierno  de  los  Estados  Unidos  una  re- 
solución contrarís^  a  las  leyes  de  la  neutralidad. 

Como  debo  saberlo  el  honorable  Secretario  de  Estado  Ínterin 
no,  al  haberse  detenido  el  Meteor,  a  petición  del  cónsul  español,  por 
el  tribunal  ordinario  en  Nueva  York,  se  ha  comunicado  el  caso  al 
Departamento. 

Los  avisos  que  ha  tenido  hasta  ahora  esta  legación  i  que  probable* 
mente  se  corroboraran  i  ampliarán  por  otros  de  la  misma  naturaleza, 
son  que  el  Meteor  se  hizo  espresamente  por  susoríoiones  qtie  se  le« 
yantaron  principalmente  en  Boston  a  fin  de  perseguir  i  capturar  el 
AkAama^  combinando  todas  las  condiciones  díe  lijereza  i  fuerza  nece- 
sarias para  tal  objeto  i  se  pensó  cargarlo  con  tres  cañones  de  un  cali- 
bre de  sesenta  libras  los  del  costado,  de  ciento  el  do  proa,  i  otro  de 
a  treetentaa  a  popa;  que  terminada  la  guerra  del  Sud  se  proyeetf 
venderlo  al  gobierno  de'  los  Estados  Unidos  o  a  un  gobierno  estiraii* 
jero,  ñempre  en  la  creencia  de  que  debia  ser  considerado  como  uli 
formidable  barco  de  gnerraripodia  pasar,  sin  embargo,  comoverdade* 
ro  buque  mercante,  aun  a  la  vista  de  los  mas  espartos;  que  hal>iendo 
empezado  a  eontraterlo  hace  dos  meses  les  ajenies  de  Chue,  cerraron 
por  fin  el  negocio,  a  causa  de  la  Hilada  de  un  nuevo  ijente  chileno 


-  81  - 

))or  el  vap6r  de  Panamá  del  12  de  ru>t)iemhte  oqií  ¡os/undos  tiecenitírioí  , 
para  la  compra;  que  el  plan  era,  tan  pronto  como  saUera  del  país  des-  . 
pachado  para  Panamá  con  bandera  i  tripulación  en  parto  americana, 
tomar  artillería,  completar  su  jcute,  i  cambiar  de  bandera  en  un 
puerto  Tecina,  desde  dónde  procedería  desde  luego  a  emprender  ope- 
raciones no  solo  contra  barcos  mercantes  sino  también  contra  la  faer- 
la  naval  de  España;  que  entre  yarias  circunstancias,  que  aun  sin  estos 
antecedente,  bastarla  a  hacerlo  sospechoso,  so  contaba  la  de  haber 
oondueido  a  su  bordo  secretamente  i  durante  la  noche  el  carbón  de 
que  carecía,  ademas  da  cualquiera  provisión  qué  se  juzgase  nooeea- 
ría;  siendo  digno  de  particular  atención,  como  uno  de  los  avilas -maa 
importantes,  el  que  no  tenia  cargamento  alguno  que  indicase  un  tfá- 
fico  cualquiera;  i  por  último, — ^1  no  es  por  cierto  lo  menos  esencial, — 
0tie  en  d  momeTUo  de  $»  detención,  estaba  abordo  el  capüan  Wíüíams 
KeboUedoy  comandante  de  la  corbeta  chilena  Esmeralda,  d  cual  vino 
expresamente  a  encomendarse  de  su  mando  por  d  último  vapor ^  exis- 
tiendo la  dedaracion  jurada  de  un  oficicd  de  la  marina  de  loa  Estados 
Unidos^  de  que  era  él  el  que  debia  mandar  el  buque  interinamente  i 
confirma  el  hecho  oon  su  testimonio.  >. 

Estas  circunstancias,  sin  hablar  de  otras  que  menciona  la  prensa  de 
Nueva  YOrk,  pero  que  no  parecen  bastantes  a  esta  legaoion  para  ser* 
vil  de  pruebas,  son  a  juicio  del  infrascrito  sufioientes  a  constituir 
uno  de  los  caaos  mas  terminantes  a  que  se  refiere  literalmente  la  seo* 
cion  3.*  del  estatuto  de  neutralidad  de  1818,  a  saber,  el  caso  de  un 
buque  que  se  prepara  i  arma,  o  trata  de  salir  i  armarse,  a  procura 
haoerse  a  la  mar  i  armarse  con  intenciones  de  ser  empleado  en  el  ser- 
vicio de  una  potencia  belijerante  con  la  cual  están  en  paz  los  Estados 
Unidos,  como  actualmente  acontece  con  Elspana,  en  las  hostilidades 
que  se  ha  visto  abligada  a  entablar  en  contra  de  Chile,  i  siendo  tal 
d  oaso,  el  buque  debe  ser  confiscado  i  las  personas  que  tienen  que  ver 
con  el  castigadas  con  multa  i  prisión  conforme  a  las  cironnstaneias. 

Si  no  existiera  la  lei  de  los  Estados  Unidos,  siempre  existiñan  las 
prescripciones  de  la  lei  internacional  con  objeto  de  hacerla  efectiva  i 
reemplasarla.  Mui  lejos  de  ser  asi,  la  mencionada  lei,  con  objeto  dé 
hacer  mas  afectiva  la  ejecucian  de  las  prohibiciones  i  las  penas  que 
ella  establece,  autoriza  al  presidente  de  los  Estados  Unidos  para  de- 
tener el  buqne  que  pueda  hallarse  en  semejante  condición  i  pora 
echar  mano,  si  fuese  preciso  con  tal  propósito,  de  las  fuerzas  terres- 
tres i  marítimas,  así  como  de  la  fuerza  publica  délos  Estados  Unidos. 

Parece,  siu  embargo,  que  en  vista  del  tenor  de  estas  cláusulas  de^ 
finitiyas  de  la  loi  de  i^eutralidad,  los  esfuerzos  de  los  ajentes  chilenos 
se  dirijen  ajbot»  a-  tratar  de  deoidir  el  caso  del  Metoor  en  conformidad 
con  Ifi  secoÍQiii.lO  de  la.  misma  lei  de  neutralidad  que  permite  daE 
fianza-,  mas  o  menos  considerable  i  partir  con  su  buque  desde  el  terri- 
torio de  los  Estados  Unidos.  Mui  bien;  pero  el  honorable.  Seereterio 
dé    Esteido  eomprenderá  *  pcrfeetamente  que    en.  la  secoion    14)  es 

11 


—  82  — 

Bimplemente  una  medida  jeneral  de  precaución  respecto  de  cnales- 
quiera  buques  armados  pertenecientes  a  ciudadanos  de  este  país,  que 
tienen  que  salir  de  bus  puertos  en  tiempo  de  guerra  entre  dos  poten- 
cias que  se  hallan  en  amistad  con  los  Epatados  Unidos.  Esta  medida 
no  supone  ni  un  cargo,  ni  siquiera  una  sospecha  en  contra  de  los 
dueños  del  barco,  quienes,  sin  embargo,  están  obligados  a  prestar  la 
seguridad  de  que  obsenrarán  la  neutr&dad  nacional.  Por  tanto,  ma- 
lamente podría  haberse  referido  a  ella  en  el  caso  de  un  barco  como  el 
MetéOTy  en  contra  del  cual  existe  mucho  mas  que  una  sospecha;  que 
pertenece  por  esto  a  una  clase  diferente  i  respecto  del  cual  no  existe 
ni  existir  pudiera  requisito  alguno  en  virtud  del  cual  pudiera  permí« 
tírsele  haoeh»  a  la  mar  desde  estos  puertos  a  condición  de  prestir 
fianza. 

El  caso  toma  una  grovedad  mucho  mayor  cuando  se  considera  que 
de  conformidad  con  la  relación  a  que  se  da  crédito  en  Nueva  York, 
el  verdadero  objeto  no  es  otro  que  llevar  a  afecto  el  plan  primitivo 
sin  temor  a  quebrantar  abiertamente  las  mismas  presorípcionei  que  se 
han  invocado  i  de  conformidad  con  el  testo  de  las  cuales  el  proyeeto 
de  la  fianza  no  es  otro  sino  que  el  buque  embargado  no  lo  empleen 
sus  dueños  como  corsario  o  para  proceder  hostilmente  contra  los  sub- 
ditos, ciudadanos  o  propiedad  de  cualquier  príncipe  o  estado  estran- 
jero  con  el  cual  se  hallen  en  paz  los  Estados-Unidos.  Segun  las  indi- 
caciones a  que  nos  hemos  referido,  lo  que  se  tiene  a  la  mira  es  hacer 
frente  ala  fianza,  considerándola  como  un  esceso  de  desembolso  i  pe- 
der armar  buques  en  las  misma  condiciones  fuera  de  la  jurísdiccioa 
de  los  Estados-Unidos.  De  esta  manera  se  burlaría  la  buena  fe  dd 
gobierno  de  loa  Etados-Unidos,  i  la  lei  de  neutralidad  se  oonvertíria 
en  un  instrumento  para  una  empresa  sagas,  esencialmente  contraria 
al  fin  que  se  propusieron  los  legisladores. 

El  infrascrito  no  se  aventura  a  suponer  esto  i  por  su  parte  protesta 
en  contra  de  toda  gratuita  suposición;  j)ero  su  deber  le  obliga  ITdeoir 
lo  que  claramente  se  desprende  de  las  noticias  que  se  han  publicado 
sobre  el  asunto,  i  prevenir  al  honorable  Secretario  de  Estado  interino 
en  contra  de  las  eventualidades  que  se  presentan  aquí  como  posibles. 
No  bastaría — ni  en  este  caso  ni  en  otro  aun  menos  srave — recibir 
una  fianza  que  se  tratase  de  eludir  desde  el  príncipio  i  desde  luego 
como  si  no  se  tratase  mas  que  de  una  cuestión  de  dinero.  Ni  la  letra, 
ni  el  espíritu,  ni  la  construcción  de  una  lei,  pueden  en  ningún  tiem- 
po ser  tan  contrarías  a  la  idea  que  la  dictó,  i  la  lei  de  neutralidad  no  po- 
dría haberse  establecido  para  autorísar  el  que  se  quebrantase  su  ]K0- 
pósito.  La  fianza  en  ningún  caso  pasa  de  ser  otra  cosa  que  un  medio 
precautorío  para  estorbar  una  transgresión  i  no  esduye  íos  castigos 
que  se  aplican  a  la  transgresión  misma.  Así  por  lo  tanto>  si  el  Mtíenr 
caliera  ^el  puerto,  bajo  fiímza  i  luego  fuese  aripado  de  corsario,  inde- 
pendientemente de  la  suma  que  pudiera  haberse  depositado,  sus  dao« 
ños  eetanan  obligados  a  comparecer  a  juicio  ante  los  tribunales  de 


—  83  -^ 

esto  país.  El  gobierno  chileno,  desde  el  momento  que  izase  sd  baü« 
dera  seria  responsable  anj^  el  gobierno  de  los  Estados-Unidos  i 
el  gobierno  de  los  Estados-Unidos,  a  su  veí,  se  baria  responsable  ante 
el  gobierno  de  la  España.  Al  mismo  tiempo,  i  no  obstante  que  se 
cometería  tina  violación  de  la  lei  de  las  naciones  de  la  mayor  trascen-^ 
dencia^  tales  consideraciones  como  las  presentes  son  las  que  tuyo  a 
la  vista  el  Congreso  ameriéano  cuando  invistió  al  Presidente  con 
autoridad  para  sustituir  la  jurisdicción  de  los  tribunales,  ezijiondo  en 
semejantes  casos  mayores  garantías  que  la  fiansa  para  evitar  que  se 
viole  escandalosamente  la  neutralidad  del  gobierno  por  la  mala  fe  do 
los  ajéntes  belijerantes. 

El  infrascrito,  sin  embafgo.  no  puede  admitir  la  posibilidad  de  que 
él  Mettor  bajo  ningún  punto  de  vista,  debe  salir  de  Nuevar-York. 

A  los  hechos  indicados  hai  que  añadir  otro  que  es  de  mucho  peso, 
á saber;  la  conocida  eJtistencia  de  una  positiva  conspiración  en. contra 
de  España  que  se  trama  en  Nueva- York,  a  la  cabeza  de  la  cual  eátán ' 
ios  ajentes  cnilcnos,  quienes  dicen  hallarse  investidos  de  ^arátiter  ofi- 
cial i  acreditados  cerca  de  este  gobierno;  una  conspiración  cayas  de- 
mostraciones públicas  han  sido  tales  que  no  permitan  la  menor 
duda  sóbte  sus  operaciones  secretas;  una  conspiración,  por  dltimo,  res- 
pecto de  la  cual  llama  el  infrascrito  la  atención  del  gobierno  con 
tanta  mayor  confianza  cuanto  que  se  hace  mas  notorio  Iá  buena  fe  con 
que  la  España  ha  observado  con  los  EstadosTÜnidos  duranto  la  guerra 
que  acaba  de  tener  Ingdr.  Si,  en  fin,  fuere  preciso  acudir  a  otras  ra* 
iones,  mui  fácil  seria  encontrarlas  en  documentos  publicados  recién* 
temente  por  el  Departamento'  de  Estado  (los  del  JÍábamd)  i  que  de* 
terminan  cual  es  la  jurisprudencia  del  gobierno  de  los  Estados-Unidos 
en  este  asunto. 

Confiando,  pue^,  que  en  esta  ocasión  no  se  faltará  a  laá  leyes  de  una 
neutralidad  duyo  leal  cumplimiento  el  gobierno  español  se  ha  apre« 
sai^o  a  reconocer  en  este  gobierno  ^^m^  el  principio  de  la  cuestión 
de  Chile,  el  infrascrito  aprovecha  este  momento  para  reiterar  al  Se* 
cretarío  do  Estado  interino  la  seguridad  de  su  mas  alta  consideración. 

« 

Gabribl  Gaücia  Tassau^v. 

Al  honorable  Willíam  Huntcr,  Secretario  de  Estado  interino  de  los  Esta* 
dos  Unidos. 


III. 

Legación  db  España  en  Wasuikotok. 

Wasliiiigton,  28  de  enero  de  1866. 

El  infrascrito,  ministro  plenipotenciario  do  Su  Majestad  Católica, 
ha  tenido  el  honor  do  recibir  las  notas  del  21  i  27  del  Departamcu* 


-  84  ~ 

to  en  contestación  a  las  suyas  del  24  i  25  respecto  de  la  detencíoo 
del  Meteor, 

El  honorable  Secretario  de  Estado  interino  contesta  en  ambas  que 
se  prestará  una  pronta  atención  al  negocio,  i  el  infrascrito  espera  que 
esto  se  haga  con  la  urjencia  que  demanda  el  caso.  Al  mismo  tíempo, 
i  refiriéndose  a  su  nota  anterior  del  9  sobre  lo  que  se  dijo  en  el  World 
del  6  sobre  la  partida  de  dos  buques  armados  con  torpedos  para  Chile» 
el  infrascrito  se  cree  nuevamente  obligado  a  llamar  al  atención  del 
Departamento  a  una  correspondencia  fechada  en  Nueva- York  el  30 
de  diciembre  enviada  desde  Londres  i  publicada  en  el  Herald  i  que 
se  ha  reproducido  en  los  periódicos  de  este  país,  refiriéndose  precisa- 
mente a  los  mismos  hechos  que  han  visto  la  luz  ya  en  el    World. 

Siento  mucho  el  infrascrito  tener  que  verse  obligado  a  insistir 
sobro  semejantes  suposiciones,  i  repetir  aquí  la  seguridad  que  abriga 
respecto  de  las  altas  responsabilidades  que,  calumniosamente  a  no  du- 
darlo, envuelven  aquellas.  Cualquiera  que  sea  su  fundamento,  sin 
embargo,  i  por  estraños  que  sean  al  gobierno  de  los  Estados-Unidos 
actos  como  Ibs  mencionados,  su  trascendencia  es  tanto  mayor  cuanto 
en  el  parecer  ele  muchos  están  relacionados  con  hechos  tales  como  la 
csplosion  de  Taboga  (1)  i  prueban  mas  i  mas  los  movimientos  de  la 
conspiración  que,  a  la  sombra  de  la  neutralidad,  existe  en  este  país 
para  violar  esa  misma  neutralidad  con  perjuicio  de  la  España.  En 
presencia  de  sucesos  semejantes,  no  puede  permanecer  indiferente  el 
Gobierno  do  los  Estados-Unidos;  i  suponiendo  que  hai  ordenes  que  se 
han  dado  sin  duda  sobre  estos  asuntos,  e  investigaciones  aue  sobre 
ellos  se  han  practicado,  el  infrascrito  no  puede  menos  que  llamar  la 
atención  del  Departamento  sobre  la  necesidad  de  desaprooar  de  al^- 
na  manera  la  opinión  de  que  la  neutralidad  de  los  Estados-Unidos 
puede  ser  violada  públicamento  o  con  impunidad,  evitando  entre  otras 
cosas  que  circulen  sin  exactitud  noticias  tales  como  las  que  atribuye 
la  posibilidad  do  que  buques  de  la  marina  como  el  ariete  Dunder- 
Urg  que  se  halla  en  poder  de  su  fabricante  Mr.  Webb,  puedan  ven- 
derse u  los  QJentcs  del  gobierno  de  Chile. 

El  infrascrito  aprovecha  esta  ocasión  para  reiterar  al  Secretario 
de  Estado  interino  la  seguridad  de  su  mas  alta  consideración. 


Gabriel  G.  Tassaba. 

Al  Honorable  Secretario  de  Estado  interino  de  los  Estados-Unidos. 

(1)  Las  noticias  dadas  por  el  World  de  NuevaOfork  sobre  la  salida  de  do» 
buques  de  guerra  carados  de  municiones  que  me  habia  regaJíado  el  go* 
bierno  ck2  Estados-Unidos,  la  esplosion  de  unos  bañiles  de  sustancias 
químicas  que  se  dijo  habia  ocurriuo  en  Taboga,  eran  otras  tantas  patrafi&s 
fhumburgsj  que  su  habia  tragado  el  señor  lassara  apesar  de  su  delicado 
paladar  andaluz. 


—  85  — 

IV. 
Legación  db  España  bn  WASFriNOTox. 

Washinjton,  7  d^  fdtrero  de  1866- 

El  infrascrito,  Mialstro  Plonipotcnciario  do  Su  Majestad  Católica, 
considera  de  sa  deber  llamar  la  atención  del  Honorable  Secretario 
de  Estado  sobre  un  asunto  que  está  íntimamente  ligado  con  la  deten- 
ción del  corsario  chileno  Matear^  verificada  por  las  autoridades  de 
Nueva- York  i  con  la  conspiración  que  existe  en  este  pais  para  violar 
las  leyes  de  neutralidad  en  contra  de  España. 

Conforme  a  los  avisos  d^el  Cónsul  español  en  aquel  punto  i  que  se 
han  recibido  en  la  mañana  de  hoi,  aparece  que,  por  documentos  i 
puebas  de  verdadera  importancia,  el  gran  jurado  ha  espedido  un  acto 
de  acusación  en  contra  del  ájente  chileno,  señor  Vicuña  Mackenna, 
i  el  tribunal  había  dispuesto  ya  su  arresto. 

La  policía  procedió  ayer  por  la  tarde  a  ejecutar  esta  orden  i  el 
señor  V  icuña  Mackenna  rehusó  prestarle  obediencia  alegando  que 
estaba  colocado  en  el  rango  de  Secretario  de  una  Legación.  Los  ajen- 
tes  del  tribunal  respondieron  que  no  tenían  conocimiento  de  esto, 
pero  al  cabo  se  Ib  permitió  permanecer  en  hu  casa  con  una  guardia  i 
enviar  un  telegrama  al  Encargado  dé  negocios  de  Chile  en  la  capital 
con  objeto  de  obtener  del  Departamento  de  Estado  una  orden  para 
que  fuese  puesto  en  libertad. 

Hai  aquí  dos  cosas  de  la  mayor  notoriedad;  primera,  que  el  señor 
Mackenna  es  un  ájente  chileno;  i  segunda,  que  carece  de  un  carácter 
diplomático  i  por  tanto  no  disfruta  de  inmunidad  alguna.^ 

Que  el  señor  Mackenna  es  un  ájente  chileno,  que  está  trabajando 
activamente  para  violar  práctica  i  positivamente  la  neutralidad  de 
este  pais  en  contra  de  España,  es  un  asunto  que  el  mismo  ha  probado 
publicando  periódicos,  pronunciando  discursos  en  lugares  públicos, 
tratando  de  armar  espediciones,  i  exitando  los  ciudadanos  a  preparar 
corsarios  en  contra  de  España,  en  abierta  violación  de  la  misma  lei 
de  los  Estados-Unidos,  que  en  semejante  caso  los  decli^ra  ser  piratas  i 
sujetos  por  tanto  a  las  penas  de  la  piratería.  (Tratado  de  1795  entre 
España  i  los  Estados-Unidos.)  Si  esto  no  fuere  bastante,  su  carácter 
como  tal  ájente  parece  desprenderse  de  los  mismos  documentos,  en 
virtud  de  los  cuales  ha  sido  acusado  i  se  dispone  que  sea  arrestado  por 
el  tribunal  de  Nueva- York.  , 

Que  c-l  señor  Vicuña  Mackena  no  disfruta  tampoco  de  carácter  di- 
plomático i  en  consecuencia  no  puede  por  ello  escapar  del  proeedi- 
loiento  legal  ordinario  del  pais,  es  asunto  no  menos  probado  por  todos 
ios  hechos  i  todos  los  antecedentes  de  su  permanencia  aquí. 


—  86  — 

AI  llegar  a  Chile  el  señor  Mackenna  se  anunció  él  mismo,  o  fue 
anunciado  unas  veces  como  Ministro  o  comisionado  especial  en  este 
pais,  i  otra3  como  comisionado  no  solo  para  este  pais  sino  para  otroM 
naciones  de  Europa;  i  aunque  el  infrascrito  aludió  principalmente  a 
él  diciendo  en  su  nota  del  25  de  enero  que  "existia  en  Nueva- York 
una  conspiración  en  contra  de  España,  a  cuyo  frente  se  hallaban  ajen- 
tes  chilenos  que  se  decia  estar  investidos  con  carácter  oficial,  i  que 
estaban  acreditados  cerca  de  este  Gobierno/'  el  infrascrito  tuvo  cui- 
dado de  no  intimar,  sin  embargo,  nada  mas  sino  que  ^«se  decia  estaban 
investidos  de  dicho  carácter  oficial,"  pues  no  había  llegado  a  su  cono- 
cimiento respecto  del  señor  Vicuña  Mackenna  ninguno  de  aquellos 
actos  oficiales  o  formalidades  que  autorizan  o  dan  razón  para  suponer 
un  oiM^ácter  tan  marcado  como  es  el  de  Ministro  dipjlomátieo  cerca  de 
un  ffobiemo  estranjero. 

8i  tales  actos  han  tenido  lugar,  son  hasta  ahora  desconocidos  al  in- 
frascrito, i  el  mismo  hecho  de  que  el  señor  Vicuña  Mackenna  se  anun- 
cia por  sí  solo,  no  ya  con  el  carácter  de  un  Ministro  o  un  comisiona- 
do que  fué  el  que  sq  atribuyó  al  principio,  sino  con  el  de  Secretario 
de  Legación  que  no  ha  desempeñado  antes  ni  después,  prueba  n^ejor 
que  ningún  razonamiento  la  invalidación  terminante  de  aquel  o  cual- 
quier otro  nombramiento  que  pudiese  alegar  como  protección  en  el 
momento  de  la  ejecución  de  la  orden  de  arresto  pronunciada  en  contra^ 
de  él  por  un  tribunal  de  los  Estados-Unidos.  ÉL  objeto  no  puede  ser 
mas  claro  i  es  de  esperarse  que  el  Gobierno  no  permitirá  que  se  eluda 
la  leí  por  medios  tan  contrarios  a  todas  las.  reglas  estableoidas  tanto 
por  la  lei  civil  como  por  la  lei  internacioaal. 

Tan  evidente  es  esto,  que  no  puede  admitirse  ni  aun  por  un  ins- 
tante la  suposición  de  que  el  señor  Mackenna  puede  ser  considerado 
por  este  Gobierno  un  solo  momento  como  gozando  del  mas  mínimo  de- 
recho para  ser  tratado  de  otra  manera  sino  como  lo  seria  cualquier  otro 
residente  estranjero  que  fuese  acusado  de  violar  las  leyes  del  pais. 

Por  otra  parte,  es  tal  la  cuestión,  que  si  en.  realidad  nó  se  conociera 
ningún  acto  o  antecedente,  en  virtud  del  cual  el  mencionado  ájente 
pndiera  invocar  alguna  prerogativa  diplomática,  la  ofensa  de  que  apa- 
rece acusado  seria  solamente  de  mucha  mayor  gravedad  i  el  gobierno 
de.  los  Estados-Unidos  sabria  como  comportarse  con  un  individuo  que 
%  la  apmbra  de  una  inviolabilidad  siempre  cuestionable,  habría  com* 

£rom/etído  tan  notablemente  la  neutralidad  de  este  pala  respecto  de 
Ispaua. 

El  caso,  a  pesar  de  esto,  no  presenta  la  menor  probabilidad  i  lo 
que  ahora  se  cumple  es,  la  observancia  fiel  i  estricta  de.  las  leyea  de 
los  Estados-Unidos  sin  modificaciones  o  privilejios.  que  no  solamentQ 
crecen  do  fundamento  en  que  descansar  sino  que  dariaq  lugar  a  las 
oonsideraciones  mas  desfavorables.  Bebe  tamoien  tenerse  presente 
que  si  en  conformidad  con  el  espíiitu  de  la  época  i  loa  priQcipV>s.  ^ 
se  han  recpnocido  ya  formalmente  porl^  mayor  parte  de  Ia^  naciones 


—  87  — 

msrítima?,  se  fíiese  a  interpretar  ahora  Itá  antignaír  leyes  de  nentral^ 
dad,  esta  interpretación  seria  neceBarismente  en  sentido  restrictlyo 
re^ecto  de  los  corsacrios — que  cada  vez  se  aoeroan  mas  i  mas  a  la  pi^ 
ratería — sin  manifestar  lo  qne  se  adopcária  sobre  ciertos  psrticulareb 
tales  como  los  que  ocasionaron  a  la  esplosion  en  Taboga  i  compróme* 
terian  a  los  gobiernos  neutrales  a  reprimir  mas  i  mas  el  conffcrabando 
de  guerra. 

£1  infrasoríto  no  terminará  sin  itísistír  sobre  lá  necesidad  de  ipte 
esto  gobierno,  convencido  por  esta  prueba  flagrante  de  la  conspira* 
oion  que  existe  en  este  país  en  contra  de  España,  proceda  con  severi- 
dad i  enerjía  en  la  investigación  de  los  planes  revelados  hace  un  mes 
por  el  World  de  Nueva- York;  i  confiando  eadá  ditf  en  la^  bu^na  fe  de 
los  Estados-Unidos,  reitera  al  Honorable  Secretario  de  Estado  la  Se- 
guridad dé  su  mas  alta  consideración. 

Gabkiei.  G.  Tassara. 

Al  Honorable  William   Sswajid,  Secretario  de   Estado  de  los  Estados- 
Unidos. 


V. 


Legación  iw  España  bn  Wasionton. 


Woihvngíon,  10  de  wfarsío  <fo  1866^. 

Bl  infrascrito.  Ministro  Plenipotenciario  de  Sü  Majestad-  Oatólicií,. 
tiene  noticias  de  qne  los  dueños  del  Meteor  se  diríjieroil  ar^ér  al  tri- 
bunal ordinario  de  Nueva- York  solicitando  el  cíue'  fuese  pueMo  el 
buque  ea  libertad  bajo  fianea  i  qoe  el  lunes  12  del  c(^rienté  se  iba  » 
determinar  sobre  esta  petición. 

El  infrascrito  no  puede  rú6aio0  de  ereer  que  en  vista  de  k>»  cargos 
i  pruebas  que  existen,  el  tribunal  no  aeeederá  a  la  péti6ion'.  Espeiik 
que  Verán;  a  lo  menos,  que  «1  Gk>bierno  de  los  Botados-Uñidos,  esk 
la  esfera  de  sus-  atribueiones,.  dará  instruecione»  al  Fiscal  de  Nueva- 
York  para  oponerse*  a  ello,  confiando  en  que,  auof  en  el  oaaotde  qutf 
el  tribunal  acceda  a  la  proposición,  el  buque  no  será  entregado  a  su» 
dueños. 

El  infrascrito  debe  insistir  con  if ijeiMMa  tanto  nias  eft  este  asuntei;. 
cuanto  que  no  teniendo  el  Meteor,  como  es  notorio,  las  cualidades  de 
un  buque  mercante»  no  hai  rason  alguna  para  que  se  le  deje  salir 
por  ningún  aspecto,  i  teniendo  motivos  para  suponer  que  sus  dueño» 
de  acuerdo  con  los  ajentes  chilenos  están  dispuestos  no  simplemenle  a 
dJ^seáieñderse  de  la  fiamca  ea  cuestión  sino  a  burlar  cualquier  ofra 


,     _  88  —    •      ' 

* 

aegnridad  adietODal  qne  se  les  exija  para  servirse  del  buque,  una  vez 
que  80  enenentre  fuera  de  la  jurisdíccioii  de  los  Estados-Unidos»  i 
salir  como  corsario  en  contara  de  la  marina  mercante  i  del  comercio  de 
España;  se  sigue  de  a¿|ul  por  lo  tanto  que  la  causa  puede  oontinaarae 
'siempre  en  la  suposición  de  que  no  se  entregue  el  buque. 

Esperando  que  así  sea,  tanto  de  la  justicia  como  de  la  buena  fe  de 
los  Estados-Unidos,  el  infrascrito  aprovecha  esta  ocasión  para  reite- 
rar al  Honorable  Secretario  de  Estado  las  seguridades  de  su  mas  alta 
consideración. 

Gabriel  G.  Tassara. 

Al  Honorable  Williax  H.  Sewárd,  Secretario  de  Estado  de  los  Estados- 
Unidos. 


VI. 

Ligación  de  España  bn  Washington. 

Washington,  10  de  marzo  de  1866. 

Después  de  mi  carta  dé  hoi  por  la  mañana,  el  infírascríto  ha  recibi- 
do informes  de  que  la  petición  para  lograr  el  rescate  del  Meteor,  a 
que  me  he  referido,  se  funda  en  la  sección  89  de  la  lei  de  2  de  marzo  de 
1799  para  el  ajuste  del  cobro  de  derechos  de  importación  i  tonelaje. 

El  significado  de  esta  sección  de  una  lei  que  por  su  naturaleza  es 
puramente  municipal  i  limitada  al  asunto  de  la  recaudación  de  dere- 
chos, no  puede  evidentemente  aplicarse  a  un  caso  promovido  bajo 
una  lei  del  20  de  abril  de  1818  para  conservar  la  neutralidad  de  los 
Estados-Unidos,  i  el  infrascrito  se  considera  por  tal  motivo  aun  mas 
autorizado  para  suplicar  que  se  instruya  al  juez  de  primera  instancia 
para  que  se  oponga  a  la  petición. 

Si,  en  contra  de  esto,  permitiese  el  tribunal  -por  cualquiera  razón 
el  rescate  del  buque,  el  infrascrito  seguirá  insistiendo  para  que  se 
den  las  órdenes  de  ser  detenido  por  el  administrador  de  la  Aduana  de 
Nueva  York,  atendiendo  a  la  sección  11  de  la  lei  del  20  de  abril  de 
1818  que  es  iá  única  disposición  que  puede  en  justicia  aplicarse  al 
presente  caso. 

El  infrascrito  aprovecha  esta  ocasión  para  reiterar  al  Honorable 
Secretario  de  Estado  las  seguridades  de  su  mas  alta  consideración. 

Gabriel  G.  Tassara. 

Al  Honorable    Wílliak    Sewarw,   Secretario  de    Estado  de  los  Estados- 
Unidos. 


~  89  — 


DOCIJHENTO  G. 

BelaeloB  publicada  por  el  ^'New  Tork  Herald"  del  18  de  marzo 
de  1866,  sobre  la  estratajema  que  dl6  fugara  la  repentina  sa- 
lida del  puerto  4^  Nueva-Tork  de  las  fragatas  españolas  **  Ch- 
inen*' e  **  Isabel  la  Católica. 

ESTRATEJIA  CHILENA. 

0 

PBSADO  I    BURLESCO    CHASCO   DB   LOS  ESPAÑOLES — 30,000  PISOS  INVER* 
TIDOS  KN  DAR  CAZA  A  SUPUESTOS  OORSARIOS. 

Eipliccusion  de  la  repentina  partida  de  los  buques  de  guerra  eapañcileg 
de'  este  puerto. — Una  carta  finjida^  vn  desengaño  iuna  hurla ^ 
'^Fmtinuüafdes:' 

Se  recordará  que  ha  pocas  semanas»  dos  buques  de  guerra  españo- 
les, las  fragatas  Carmen  e  Isabel  la  Católica  vinieron  de  la  Habana 
a  este  puerto  con  el  objeto  de  acechar  la  salida  del  supuesto  corsario 
chQeno  Meteoro^  según  aseguraban  algunos,  o  bien  a  fin  de  repararse 
i  ponerse  en  estado  para  efectuar  un  viaje  a  ciertos  secretos  parajes. 
Las  autoridades  del  arsenal  de  Brookljn  obedeciendo,  según  se  dijo, 
las  órdenes  del  Departamento  de  Estado  en  Washington,  ofrecieron  a 
los  jefes  de  esos  buques  las  facilidades  necesarias  para  llenar  el  ob- 
jeto de  su  viaje,  i  esta  oferta  fué  censurada  en  aquel  tíemno  t  en  las 
columnas  del  Herald,  por  no  conformarme  con  los  deberes  ae  neutra- 
lidad i  por  ser  un  verdadero  contraste  con  la  coriducta  observada  por 
nuestro  gobierno  para  con  el  ájente  chileno. 

Empero,  en  lugar  de  irse  al  arsenal  do  Brooklyn  o  de  permanecer 
en  aoecho  del  Meteoro  o  de  otaros  supuestos  corsarios,  los  buques  es- 
panoles  se  marcharon  de  una  manera  tan  repentina  oomo  misteriosa, 
sin  que  nada  pudiera  traspirarse  que  esplicára  su  destino.  Durante  el 
tiempo  de  su  permanencia  en  Nueva- York,  los  oficiales  españoles  solo 
se  preocuparon  de  prepararse  para  las  fiestas  i  diversiones  que  inten- 
taban tener.  Uno  o  dos  dias  después  de  su  llegada,  principiaron  los 
arreglos  para  un  gran  baile  que  debia  darse  a  bordo  de  la  Carmen, 
Pero  las  espectativas  de  goces  que  se  prometían  los  jóvenes  marinos, 
mediante  su  chapurreado  ingles,  con  las  hermosas  señoritas  ameri* 
canas  en  medio  de  las  danzas  i  de  la  música,  estaban  destinados  a 
fracasar.  Poco  tiempo  después  se  recibieron  órdenes  de  dejar  el  puerto 
inmediatamente.  Los  oficiales  i  especialmente  los  jóvenes  se  contoa- 
ríaron  inmensamente  por  este  repentino  abandono  del  dalcefar  niente 
que  apenas  principiaban  a  gozar.  Ni  una  sola  palabra  pudieron 
arrancar  de  sus  jefes  que  esplicára  tan  violento  cambio  de  programa. 

Nada  habíase  vuelto  a  oir  de  los  buques  hasta  que  se  supo  por  una 

12 


—  90  — 

correspondencia  de  la  Habana  qae  la  Jtabd  i  la  Carmen  habían  arri- 
bado a  aquel  puerto. 

Finalmente  i  después  de  prolijas  averiguaciones,  el  hilo  del  negocio 
fué  descubierto  i  conocida  la  raion  del  misterioso  viaje  de  loe  buqaea 
que  tantas  conjeturas  había  creado. 

KI<    PLAN. 

Los  hechos  pasaron  como  sigue: 

Parece  que  los  ajentes  de  Chile,  tanto  aquí  como  en  Europa,  bao 
trabdjodo  con  tesón  por  crear  un  pánico  en  España  circulando  alar- 
mantes noticias  sobre  la  existencia  de  corsarios  en  todos  los  mares. 
Por  medio  de  hábiles  i  bien  combinadas  alarmas,  se  hizo  creer  que 
existían  cinco  formidables  corsarios  en  Valencia,  dos  en  Puerto  Rico 
i  varios  otros  en  el  golfo  de  Méjico  i  otros  parajes.  Esta  noticia  para- 
lizo al  comercio  español,  sus  buques  no  conseguían  ser  asegurados, 
los  trasportes  que  había  cargados  con  destino  a  diversos  puertos'fao- 
ron  detenidos,  las  compañías  de  vapores  suspendieron  su  carrera  i  no 
se  atrevían  a  salir  sino  eseoltados  por  fragatas  de  guerra;  alarmantes 
meetings  públicos  tuvieron  lugar  en  Cádiz  i  Barcebna,  i  por  fin  las 
cortes  contrajeron  su  alta*  atención  a  esa  materia. 

Uno  de  los  principales  instigadores  i  jefes  de  esta  maniobra  parece 
ser  el  señor  Álackennas  enviado  de  Chile  residente  en  esta  ciudad  r 
que  ha  aparecido  ante  el  público,  a  propósito  de  la  cuestión  del  jMr- 
teoro  como  uno  de  loa  mas  activos  ajentes  de  aquel  pais.   Obrando 
bajo  la  convicción  de  que  ''las  estratajemas  son  permitidas  en  cues- 
tiones de  ao&or  i  de  guerra,"  los  adictos  a  la  oficina  del  señor  Macke* 
nna  instigados,  según  se  dice,  por  uno  de  eQos,  señor  Domingo 
Sarratea^  inventaion  la  siguiente  farsa  para  burlar  a  los  futícíoDarios' 
españoles  de  esta  ciudad  o  da  Washington  í  hacer  salir  a  los  iticómo^ 
dos  buques  españoles  de  este  puerto.  Con  el  asentimiento  del  señor 
Mackenna,  eaeribienm  una  carta  al  ministro  chileno  en  Buenos  Ahrenr 
usando  el  papel  oficial  e  imitándole  con  prolijidad  su  firma.  He  aquí 
la  traducción  de  ese  documento; 


Ajenie  confldenctaii  ée  Chile  en  lo»  ttat&dOtt-TIttldoa  dé 

Nevte  Anérioa  ^ 

SsioR  wn»  ViCTOMiiO'LAtfraiiRia, 

MhriBtiKTdt;  Chile  eirta  Repi^Iica  Aijentiiui 

N'iteva'T<rrk,  fetiwo^l  di  1866. 
Mí  apreciado  amigos 

Con  mucho  sentimiento  be  leído  la  estimable  de  Ud;,  fsdM de 
Buenos  Aires,  en  que  me  comunica  su  desagraibUe  ruptura  eos  el 


-  91  — 

Gobierno  del  Uragiud.  La  mano  de  la  España  se  vé  patente  en  esU 
intriga  i  es  evidente  que  nada  tendremos  qne^esperar  nosotros  de  esa 
pequeña  república.  En  cuanto  al  Plata,  tengo  confianza  que  en  cuan- 
to termine  la  deplorable  guerra  con  el  Paraguai,  nuestro  antiguo  i 
escelcnte  amigo  el  jeneral  Mitre  sabrá  colocarse  respecto  de  la  cues- 
tión de  Cbile  a  la  altura  de  sus  antecedentes. 

Paso  a  darle,  como  de  costumbre,  una  lijeraidea  de  lo  que  ha  ocu- 
rrido en  nuestras  operaciones. 

Lo  mas  notable  que  ha  tenido  lugar  es  la  captura  de  un  vapor,  el 
MtUorOf  que  se  suponía  iba  a  salir  al  corso,  i  la  subsiguiente  venida 
de  dos  buques  de  guerra  españoles  de  la  Habana,  la  Carmen  de  40 
cañones  i  la  Isabd  la  Católica  de  16.  A  los  españoles  se  les  ha  pues- 
to aquí  que  aquel  buque  iba  a  hacer  el  corso  en  las  Antillas  i  han 
conseguido  detenerlo.  Ud.  comprenderá  que  este  incidente  no  nos 
ha  pesado,  pues  sin  tener  nada  que  hacer  con  el  tal  buque,  hemos 
conseguido  ocupar  aquí  con  solo  una  sombra  dos  buques  españoles. 

Esta  circunstancia  ha  sido  tanto  mas  felis  cuanto  ha  descuidado  la 
atención  del  enemigo,  de  los  puntos  verdaderamente  importantes. 
Según  dije  a  Ud.  en  mi  anterior,  nuestro  amigo  A.  M.  (1)  que  era 
aquí  ájente  confidencial  del  Perú,  antes  que  se  declarase  la  guerra., 
túvola  fortuna  de  alistar  varias  empresas  con  los  500,000  pesos  en 
ero  que  trajo,  i  ciertas  operaciones  sobre  consignación  de  guano  en 
que  nan  tomado  parte  hombres  culminantes  de  Washington  i  de  esta 
ciudad.  Yo  no  pude  asociarme  a  esas  empresas  por  dos  raaones  capi» 
tales;  1.*  por  este  fatal  principio  de  neutralidad  absótula  en  este 
pais,  que  tanto  nos  peijudica  i  que,  sin  embargo,  es  forzoso  respetar; 
1  2.^  porque  no  tenemos  dinero,  no  habiéndose  contratado  tadavia  el 
empréstito  en  Londres.  Mas,  como  la  causa  es  común,  lo  mismo  ea 
que  A.  hiciese  todo  lo  que  felizmente  ha  verificado. 

Terminada  sus  operaciones,  cuya  base  eran  los  puertos  del  Sur 

8>Qe8  los  del  Norte  están  mui  vijilados)  Alvares  se  embarcó  para» 
olon  el  21  de  enero,  llevando  consigo  el  célebre  capitán  C.  J.  que 
mandaba  el  Merrimack  en  el  famoso  combate  de  Hampton  Roads,  i  a 
tres  oficiales  mas  de  alta  graduación  en  la  maxina  confederada  i  en 
la  voluntaria  del  Norte. 

A  la  fecha,  pues,  J.  isus  compañeros»  que  aquí  se  creian  habían 
seguido  para  el  Callao,  deben  encontrarse  a  bordo  de  los  dos  corsarios 
armados  en  Savannah  i  en  Oalveston  (Tejas);  i  es  posible  que  a  h^ 
fecha  hayan  verificado  un  completo  destrozo  en  la  marina  mercante 
española  entre  Cuba  i  la  Península.  Según  los  planes  de  A. ,  J.  debe- 
ria  atacar  de  preferencia  los  vapores  bimensuales  entre  la  Habana  i 
Cádiz^  desembarcar  los  pasajeros,  a  quienes  debia^  tratar  con  toda  con* 
sideración,  en  áah  Thomas  o  Curazao,  i  despacharlos  en  seguida  al 

•(1)  Don  Mariano  Alvarez#-^Sus  iniciales  están  invertidas  para  finjirmas 
precaución. 


—  92  — 

Pacífico  con  las  armas  i  tripulaciones  de  repuesto  que  lleva  a  bordo,  o 
ponerlos  en  corso. 

TJltimamente  hemos  sabido  que  una  fragata  habla  salido  escoltando 
de  Cádiz  aquellos  vapores:  pero  suponemos  que  sea  solo  durante  algunos 
centenares  de  millas,  mientras  los  españoles  se  creen  amenazados  por 
ItíEagU,  que  como  üd.  sabe  manda  el  cuñado  de  Williams,  i  el  Con^ 
dor  que  también  tenemos  noticias  salió  de  Glasgow  en  dirección  a  bu 
(Canarias.  Pero  aun  en  el  caso  que  J.  encuentre  una  fragata,  la  atacara, 
pues  su  buque  es  magnífico  i  tiene  piezas  de  300  que  el  mismo  J.  oons- 
trujó  en  la  fundición  de  Selma,  a  orillas  del  Savannah^  cuando  él  din- 
jia  aquella  fábrica  en  tiempo  de  la  guerra  con  el  Sur. 

Ya  ve,  pues  amigo,  que  si  Ud.  en  Montevideo  no  ha  podido  despa- 
char los  corsarios  ni  jo  puedo  hacerlo  aquí  por  no  tener  dificulta- 
des con  las  leyes  del  pais  ni  con  el  gobieimo  que  tan  bien  dispuesto  se 
manifiesta  con  nosotros,  nuestros  aliados  los  peruanos  tuvieron  U 
suerte  de  hacerlo  todo  con  felicidad  en  el  tiempo  oportuno  i  sin  viola- 
clon  de  ninguna  lei.  ¡Oh,  amigo!  Si  nosotros  tuviéramos  las  islas  de 
Chincha,  cuantos  prodijios  hariamos? 

Al  mismo  tiempo  sabemos  que  nuestro  activo  e  injenioso  amigo  S. 
C,  (1)  ha  despachado  del  puerto  poco  vijilado  de  Cette,  en  el  Sur  de 
Francia,  un  buque  que  se  alistó  en  Tolón,  pero  que  no  pudo  aunarse 
en  esa  ciudad  por  temor  de  la  vijilancia  de  fas  autoridades  francesas, 
que  sin  disputa  simpatizan  con  el  gobierno  español. 

Según  N.  nos  ha  escrito,  ese  corsario,  que  es  sumamente  lijero, 
pues  tiene  una  máquina  de  primer  orden  construida  en  Glasgow  i 
una  arboladura  capaz  de  mucha  vela,  hará  destrozos  en  el  Mediterrá- 
neo i  después  se  irá  por  el  derrotoreo  de  los  Canarias  i  Montevideo  a 
Chile.  Parece  que  este  plan  es  mui  acertado  porque  no  conviene  que 
ese  buque,  que  ha  costado  cerca  de  millón  i  medio  de  francos  queda- 
se por  mas  de  un  mes  en  el  Mediterráneo.  Los  españoles,  franceses  i 
tjtl  vez  los  ingleses  le  darian  al  fin  caza.  Por  algunos  dias  hemos  es- 
tado creyendo  que  este  buque  era  el  que  se  le  habla  visto  cerca  de 
Valencia,  i  atribuíamos  el  que  se  creyese  blindado  a  una  lijera  plan- 
cha de  fierro  que  tiene  en  los  costados  de  la  máquina.  No  so  blindó 
mas  por  no  hacerlo  pesado. 

Estofes,  amigo  todo  lo  que  puedo  comunicarle  respecto  a  corsa- 
rios. Saorá  Ud.  pues  con  satisfacción  que  antes  de  seis  meses  el  co- 
mercio de  España  habrá  sido  destruido  en  el  mundo  i  así  pagará  el 
mariscal  O'Donnell  el  mal  que  ha  hecho  a  su  propia  patria,  que  por 
tantos  respectos  os  digna  de  mejor  suerte.  Aquí  nos  divertimos,  sin 
embargo,  con  las  alarmas  godas,  pues  según  los  diarios  de  España, 
los  mares  hormiguean  con  corsarios.  Entre  tanto  de  positivo  no  hai  si- 
no lo  que  digo  a  üd.  Puede  que  hayan  otros  que  yo  ignoro  lo  que  no 


(1)  Nombre  ímajinario. 


-T  93  — 

Aería  estrano  pues  se  repartieron  antes  de  mi  salida  de  Chile  120  pa^ 
teDtes  i  quien  sabe  cuantos  mas  se  alistan. 

Sé  también  que  los  chilenos  de  California  se  aprontaban  a  mandar 
dos  corsarios  a  Manila,  desde  Ilonolulo,  i  que  oon  este  objeto  había 
ido  de  Lima  en  diciembre  a  San  Francisco  el  capitán  Linch  que  vi- 
no con  Santa  María  de  Chile  en  el  mes  de  octubre.  Pobre  España! 
Qué  caro  ra  a  pagar  su  temeridad! 

Las  cosas  de  la  patria  van  bien  como  Ud.  lo  sabrá.  El  gobierno  nos 
eseríbe  que  no  hará  la  paz  sino  con  honra.  En  el  Perú  hai  mucho 
entusiasmo.  M . . . .  me  eseríbe  de  Caracas  que  se  hará  la  alianza  con 
Chile  i  seguirá  la  Nueva  Granada  a  donde  ha  llegado  Freiré,  mi- 
BÍstro  del  Perú.  Así  es  que  O^Donnell  tiene  que  cuidar  mucho  ahora 
a  su  tiempre  fiadísima,  en  la  que  se  nos  asegura  por  los  cubanos 
que  residen  aquí,  existe  un  profundo  descontento  que  no  tardará  en 
estallar.  R . . . .  nos  escribe  también  de  Paris  que  mantiene  un  exe- 
lente  expionaje  en  Madrid,  que  0*Donnell  está  desesperado  con  la 
guerra  i  ancioso  de  hacer  la  paz  a  todo  trance.  Así  lo  he  escrito  al  go- 
bierno de  Chile  por  el  vapor  que  salió  hoi.  Ojalá,  pues,  amigo  conclu- 
yéramos esta  guerra  tan  funesta  para  todos.  El  suicidio  de  Pareja 
podría  haberles  abierto  los  ojos  soore  esta  locura.  Los  males  que  nos 
han  hecho  hasta  aquí  son  sin  embargo  inmensos.  En  cambio  el  nom- 
bre español  no  volverá  a  oirse  en  Sud  América  ni  en  un  siglo. 

Le  envío  el  núm.  7  de  la  Voz  de  América.  En  el  próximo  nos  ocu- 
paremos de  su  cuestión  con  el  Uruguai. 

Mil  recuerdos  a  Quíllermo  Blest  i  a  Demetrio  i  disponga  Üd.  de 
su  afectísimo  amigo  i  discípulo. 

(Firma  imitada). — ^B.  Vicuña  Máckkmna. 

Los  espías  españoles  cayeron  en  la  trampa.  La  precedente  carta 
envuelta  en  un  sobre  oficial,  fué  entregada  a  una  persona  conocedora 
de  los  ajentes  españoles  i  de  sus  espías,  Este  actor  en  la  farsa,  espía 
una  oportunidad  i  dejó  caer  la  carta,  como  por  un  accidente,  en  une 
de  las  calles  contiguas  a  la  oficina  d^l  correo,  a  tiempo  que  dos  d6 
estos  espías  venían  tras  de  él  a  muí  poca  distancia.  Los  espías  la  re- 
cojieron  i  la  adquisición  les  pareció  espléndida  según  juzgó  el  ejente 
chileno  desde  un  edificio  del  lado  opuesto  de  la  calle  en  que  se  ha- 
bla escondido  después  de  haber  arrojado  su  "cebo"  (1) 

(1)  Esta  estratajema  fué  confiada  a  un  oficial  de  la  policía  secreta  dé  NVie* 
?a  York  llamado  Mailing. 

Me  había  sido  éste  recomendado  por  el  Jefe  de  la  policía  d»  la  admi- 
nistración de  correos  de  Nueva  York  M.  J.  Gayler,  estuvo  sirviéndonos 
con  el  nombre  supuesto  de  Jope  Green  en  contraminar  las  intrigas  de  los 
espías  españoles  por  el  espacio  de  mas  de  un  mes,  en  cuyo  tiempo  solo 
le  pagamos  hasta  100  pesos  papel  moneda. 

Su  carta  en  que  Mr.  Gayier  me  recomendó  a  Mailing  i  la  que  éste  roe 


Con  la  velocidad  que  le  permitieron  stts  pieruas  corrieron  a  la  ofl* 
*  oina  del  cónsul  español  Con  »  seguridad  de  llevar  un  importantísiino 
documento  i  quiza  un  plan  de  las  operaciones  del  enemigo,  i  juzgar 
por  la  persona  que  escribía  i  aquella  a  quien  iba  diríjida  la  carta, 
aparte  de  su  contenido.  Del  consulado  español,  el  importante  docn- 
mentó  fué  llevado  en  el  acto  a  la  oficina  del  marsball  de  los  Estados* 
Unidos,  después  de  haberse  enviado  una  copia  a  la  legación  de  Waa« 
hington.  Pinc  tiles  lacryme. 

De  aqut,  la  partida  de  los  buques  espanolesi 
La  miel  en  los  labios. 

La  carta  según  creemos,  está  bol  en  poder  del  District  Attornej,  A 
quien  ha  sido  llevada  como  una  corroboración  de  la  complicidad  del 
ájente  chileno  en  el  caso  del  Afeteor^  mientras  el  viaje  de  los  buques 
españoles  i  su  ridicula  salida  de  este  puerto  no  puede  haber  costado 
menos  de  80,000  pesos. 

Tal  es  la  verdadera  significación  de  la  feliz  farsa  del  '  'mordisco 
amargo"  {Thehílter  hite) 

Mientras  que  los  españoles  se  regocijan  de  su  buena  fortuna  i  del 
triste  castigo  que  aguarda  al  incorrejible  Mackenna,  este  sagaz  hi- 
jo de  Chile,  saboreará  tranquilamente  la  sensilla  manera  con  que 
se  consiguió  despedir  a  los  fastidiosos  buques  españoles  qa«  babum 
venido  a  espiarlo  i  no  tendrá  inconveniente  en  permitir  a  los  españo- 
les el  gusto  de  reir  primero,  si  es  quo  tiene  en  cuenta  aquel  refrán 
que  dice:  rira  bien  qui  rira  detnier, 

escribid  dándonos  cuanta  de  haber  acertado 'en  la  estratajema  del  despa^ 
cho  falsificado  dicen  así: 

Nueva  York,  febrero  10  de  1656.~Sieñor.  La  presente  será  puesta  en  ma- 
nos de  Ud.  por  Mr.  G.  S.  Mailing  oficial  de  la  policía  metropolitana  que 
en  confianza  puedo  recomendar  a  Ud.  como  muí  apropdsito  para  tomar 
parte  en  el  negocio  de  que  nos  hemos  ocupado  en  nuestra  «otrevista  de 
hoí.  Puede  Ud.  descansar  plenamente  en  su  dil^encia  i  fidelidad.  Soi  coa 
todo  respeto  etc.  etc.— (Firmado). ~J.  Gayler. —Ájente  especial  de  la  po- 
Mcía  de  cori-eo. 

Nueva  York,  27  febrero  de  1866.— Muí  señor  mío:— Su  carta  de  21  del 
Corriente^destinada  a  engañar  a  los  picaros  españoles  sobre  los  supuesto^ 
Corsarios  que  se  están  armando  para  salir,  fué  oejada  cerca  de  la  oficina  de 
correos  i  jó  seguí  al  tonto  que  creyó  haber  encontrado  una  valiosa  presa 
iuwta  que  lo  vi  entrar  a  casa  del  cónsul  español  de  donde  salió  a  toda 
prisa  en  dirección  a  la  oficina  del  VM/r$haü  de  los  Estados  Unidos  i  como 
se  ha  considerado  oficial  esta  noticia,  ella  ha  dado  lugar  a  la  precipitada' 
salida  de  los  dos  buques  españoles  que  estaban  aquí  reparándose,  que ;ya 
andarán  buscando  por  esos  mares  los  supuestos  coraarios  con  que  nos  ha 
aklo  tan  fácil  engañarlos.— De  Ud.  respetuosamente.  .>(FiTmado).— Jorje  , 

GR££If. 


—  95  — 
DOCUMENTO  H. 

Primer  dcvparho  de  Mr.    Seward  ofreciendo   solapadamente   el 
arbitraje  délos  Sstados-Unldos  en  la  guerra  con  España. 

DxPABTAMENTO  DE  EsTABO. 

Washinfftan,  obrü  19  efe  1866. 
Señor: 

El  Gobierao  de  S.  M.  Católica  ha  tenido  a  bien  significar  otra 
vez  al  Presidente  de  los  Estados-Unidos  de  Norte- América  que  estos 
Estados-Unidos  pueden  asumir  que  la  España,  en  la  presente  guerra 
en  que  80  halla  empeñada  con  el  Perú  i  otros  Estados  Sur  Ameri- 
canos, jamas  ha  aspirado  a  conquistas,  adquisición  de  territorio,  ni  a 
exclusiva  influencia  de  especie  alguna  en  esas  Repúblicas. 

El  Gobierno  de  S.  M.  ha  creido  también  del  caso  espresar  su  e^^ 
ptranza  de  que  estos  Estados-Unidos  querrán  usar  sus  buenos  oficios 
cerca  de  los  belijerantes  con  el  propósito  de  promover  la  restauración 
de  la  paz. 

El  gobierno  español  ha  espresadoj  así  mismo  a  los  Estados-Unidos 
su  buena  dÍ9p<mcwn  para  recibir  cualesquiera  sujestiones  hacia  tan 
importante  fin  que  el  Presidente  pudiera  considerar  oportuno  hacer. 

El  Presidente  no  se  halla  en  lAertad  de  dar  un  paso  en  negocio 
tan  delicado  i  que  afecta  a  tantas  partes,  por  las  cuales  los  Estados- 
Unidos  abrigan  la  mas  sincera  amistad,  sin  asegurarse  primeramente 
de  que  los  otros  belijerantes  mantienen,  oon  respecto  al  asunto,  la 
mtama  disposición  así  espresada  por  el  gotismo  de  España. 

Por  lo  tonto,  me  pernüto  preguntar:  1.°  si  con  relación  a  Chile,  os 
halláis  autorizado  i  preparado  para  decir  cuál  seria  la  disposición  de 
vuestro  gobierno  respecto  a  esta  materia:  2.^  si  estáis  autorizado  i  en 
aptitud  de  hablar  sobre  el  asunto  en  nombre  de  los  aliados,  el  Perú» 
Iktlivia  i  el  Ecuador. 

Al  dirijir  esta  comunicación,  juzgo  propio,  para  poner  a  salvo  todo 
falso  concepto,  decir  aue,  en  la  opinión  del  Presidente,  ni  por  la 
constitución  ni  loe  hánitos  del  pueblo,  norte-americano,  se  considera 
juicioso  el  que  por  parte  de  este  gobierno  se  entro  a  proponer  ni  aun 
a  aceptar  el  oficio  de  arbitra  entre  Estados  belijerantes^  ni  que  sea 
compatible  con  la  política  de  los  Estados-Unidoñ  indicarles  los  térmi- 
nos i  condiciones  definitivas  de  reconciliación.  Pero,  por  otro  lado, 
el  Presidente  es  de  opinión  que  con  propiedad  podrían  los  Estados- 
Unidos,  como  amigos  míUilos  de  los  Estados  belijerantes  y  sujerirles 
alguna  forma  o  modo  de  negociación  ^  cun  la  esperanza  de  que,  inicia» 


da  esta,  las  partes  podrían  por  sí  mismcu  condacirla  a  una/avoralle 
ifdiz  conclusión. 

Cualesquiera  que  pucdau  ser  las  medidas  que  se  adoptaren,  se 
estima  importante  el  que  cada  una  do  las  partes  oonteadientes  pueda 
tener  on  toda  ocasión  conocimiento  completo  i  exacto  de  lo  que  estos 
Estados-Unidos  disan,  con  relación  al  mismo  asunto,  a  cualquiera  de 
las  otras.  Así,  conu>rme  aoste  principio,  he  tenido  el  honor  de  some* 
ter  esta  nota  al  señor  Tassara,  Ministro  Plenipotenciario  de  España 
cerca  do  este  gobierno;  i  asi  también  dispondré  oue  su  contenido  se 
haga  saber  a  los  gobiernos  del  Poru,  Bolivia  i  al  Ecuador. 

Aprovecho  esta  ocasión  etc. 

(Firmado.) — Guillermo  H.  Sbwasd. 

Al  señor  F.  S.  Astaburuaga,  etc.,  etc. 
Washington. 


DOCUMENrO  I. 

Cartas  al  ez-gobernador  del  Estado  de  Massaohiissetts,  Mr.  JAi 
Andrews  sobre  la  politloa  de  Mr.  Seward  i  sollcltajido  su  in' 
fluencia  personal  para  modlflcarla. 

A  8ü  XXBLBNQIA  BL  8KN0R  DOU  JUAN  A.  ANDRSWS. 

Nueva-  York,  febrero  17  de  1866. 
Muí  senor'mio: 

De  acuerdo  con  nuestra  conversación  en  la  visita  que  tuvo  Ud.  la 
bondad  de  hacerme  ayer  i  lo  que  hablamos  mas  tarde  en  casa  de  Ud.» 
me  tomo  la  libertad  de  incluirle  la  carta  que  ofrecí  enviarle  a  Was« 
hington. 

Me  ha  parecido  que  Ud.  oonsideraria  mas  conveniente  que  le  ha- 
blace  con  lenguaje  franco  i  sincero,  sin  fórmulas  de  ningnna  especie^ 
i  así  lo  he  hecho.  Invoco^  pues,  la  conocida  induljencia  de  Ud.  por  si 
en  esa  carta  hubiere  alguna  espresion  que  pudiese  parecer  a  Ud.  poco 
diplomática.  Como  Ud.  sabe,  yo  no  tengo  ni  deseo  tener  este 
título. 

Si  en  mi  carácter  de  simple  biudadano  chileno  creyere  Ud.  oportu- 
no que  fuese  yo  a  Washington  a  esplicar  la  situación  de  Chile  i  de 
la  América  del  Sur  en  jenoral  a  sus  amigos  o  al  Presidente  do  Es- 
tados-Unidos, con  un  simplo  telegrama. de  Ud.  me  pondría  en  el 
aoto  en  camino. 

Saludo  a  Ud.  con  todo  respeto  etc. 

6.  Vicuña  Marbnna. 


lioi 


-9T- 

(TradacciOB.) 

A  BU  aXBUNOIA    JUAN  Á.    ANUBJiWS. 

lílueva-Tark,  federo  17  efe  1866. 


u  seaor  mío: 

Como  Úd.  se  ha  manifestado  siempre  tan  noble  i  Biooero  amlgí^ 
de  Chile»  me  tomo  la  libertad  de  dtnjirle  estas  pocas  lineas  para  ha** 
oerle  presente  la  deplorable  actitud  que  asume  la  polftica  inteniaoío<- 
ñalde  los  Estados-Unidos  respecto  del  continente  del  Swr,  en  BOfl 
oonfliotoB  con  la  España»  actitud  que  si  no  se  modifica  prontañiente 
acarreará  los  mas  funestos  resultados  para  la  seguridad  de  las  re-* 
¡públicas  sur  americanas  i  para  la  influencia»  el  poder  f üdco  i  los  in« 
tereses  mercantiles  de  la  Union  del  Norte. 

Me  permitirá  Ud.  hacerle  una  lijera  relación  de  o6mo  se  ha  de»* 
arrollado  la  política  de  Washington  en  el  sentido  que  dejo  indicado 
desde  que  llegué  a  este  país,  a  fines  de  noviembre  último. 

A  mi  paso  por  Panadiá  tuve  ocasión  de  leer  un  discurso  pro^ 
nunciado  por  el  señor  Seward  en  Auburn,  a  mediados  de  ootu-^ 
bre  del  año  pasado;  i  como  en  esa  ocadon  él  hiciera  votos  por 
la  suerte  de  las  repúblicas  del  sur  i  les  prometiera  eflcaa  ausáfio, 
llegué  a  este  pais  lleno  de  esperanzas  en  la  cooperación  qué  mi  paitia- 
debía  encontrar  en  su  justa  guerra  con  la  España. 

Pero  esas  esperanzas  no  fueron  de  larga  duración.  Los  sur  ameri^ 
canos  que  residían  en  Nueva- York  me  rodearon  i  me  aseguraron  que 
las  promesas  del  Secretario  de  Relaciones  Exteriores  eran  solo  una 
formula, de  la  política  interna.  Que  lejos  de  encontrar  apovo  na 
hallaria  siquiera  simpatías.  Que  la  esperienda  había  acreditaao  que 
Mr.  Seward  abrigaba  muchas  mas  afecciones  por  los  gobiernos  im« 
periales  de  Europa  que  por  las  repúblicas  del  §ur,  que  habían  na- 
cido sin  embargo  déla  existencia  de  esta  misma  forma  de  gobierna 
en  Estados-Unidos. 

Cada  uno  de  los  representantes  de  aquellos  países  citaba  algún 
hecho  en  apoyo  de  su  opinión. 

Los  ajentes  de  Santo  Domingo  aseguraban  que  el  señor  Seward  se 
había  negado  tenazmente  a  reconocer  al  jeneral  Pujol  en  su  carácter 
d^  ministro  do  aquel  pais^  durante  la  guerra  con  España  i  que  áufl 
no  había  consentido  en  recibirlo  como  individuo  jprivado. 

Los  ciudadanos  del  Perú  afirmaban  por  su  parte,  que  el  señor  Bo- 
bins(m  había  sido  separado  do  la  Legación  de  aquel  pais,  por  haboi^ 
dado  aÁlo  al  Yice-Presidente  Canseco,  el  caudillo  que  derfibó  al 
traidor  Pezet  aliado  de  los  españoles  en  el  Perú. 

Los  residentes  de  Centro  América  se  quejaban  de  la  aprobacióti 
que  Mr.  Seward  había  prestado  a  la  conducta  del  cénsul  americandr 

13 


—  98  - 

t 

en  Realejo  qoe  no  quiso  salvar  de  la  muerte  al  Presidente  del  Salva* 
dor,  jeneral  Barrios,  cubríemdo  su  persona  oon  la  inmunidad  de  la 
bandera  americana  que  había  enarbolado  la  goleta  Manuda,  Planat, ' 
en  que  aquel  caudiUo  hizo  una  espedioion  ooatra  lo»  usurpadores  de 
su  gobierno. 

Por  último,  los  chilenos  pocQan  alegar  como  síntomas  del  dislaYor 
de  Mr.  Seward  el  que  no  se  hubiese  permitido  al  almirante  Súapson 
6Í  construir  dos  buques  de  guerra  ni  aun  en  los  astilleros  privados  de 
hfc  Union,  durante  la  guerra;  el  que  no  se  hubiese  tomado  en  cuenta 
en  lo  menor  la  carta  de  condolencia  del  gobierno  de  Chile  al  de 
WasktDglen  por  el  faHeeijniento  del  Presidente  Lincoln,  la  que  no 
ae  haUa  pubucado  siquiera  en  el  periódico  oficial  donde  se  habia  da- 
do cabida  a  las  de  los  mas  pequeños  soberanos  de  £ur(^a,  i  por  nltámo 
lo  t[ue  parecia  mas  grave  de  todo,  que  se  hubiese  separado  de  la  le- 
gación en  Chile  al  señor  Nelson,  después  de  haber  solicitado  sa 
conservación  d  gobierno  de  Santiago  i  de  haber  prometido  el  señor 
Seward  que  le  mantendría.  Este  hecho  era  tanto  mas  significante  cnan- 
to que  se  decia  que  el  soñor  Nelson  era  separado  en  razón  de  su  ar- 
diente simpatía  por  la  causa  de  Chile. 

Todos  los  incidentes  anteriores  podian,  sh  embargo,  tener  alguna 
esplioacion  en  las  circunstancias  de  la  política  interna  de  este  país. 
Pero  k>  que  sin  duda  alguna  vino  a  poner  de  manifiesto  la  especial 
malft  voluntad  que  el  señor  Seward  aorígaba  contra  Chile  fue  el  re- 
mbiniento  írio  i  áspero  que  hizo  al  Ministro  de  Chile  cuando  éste  le 
comunicóla  noticia  de  la  declaración  de  guerra  entre  Chile  i  la  Espa* 
ña,  i  la  censura  «  priori  que  formuló  de  la  conducta  de  aquel  pais, 
conducta  que  el  Ministro  de  loa  Estados-ünide»  en  Chile  i  todat  lot 
represeiUan¿e9  Éuropeof  en  Santiago,  habían  aprobado  sin  em- 
bargo. , 

Poco  después-  do  estos  sucesos  que  tan  penosa  impresión  causaban 
en  nuestro  ánimo,  el  señor  Seward  se  ausentó  del  país  por  motivos 
de  salud.  Ahora  imajínese  Ud.  cual  seria  nuestra  sorpresa  al  saber 
ue  se  había  dirijido  alaHabana,  que  en  su  alto  carácter  de  Ministro 
e  Estado  habia  asistido  a  un  banquete  dado  por  el  capitán  jeneral  de 
Cuba,. i  que  siendo  España  uno  de  los  helijerantes  en  la  guerra  en 
Sud- América  había  brindado  por  la  gloria  de  España,  por  los  dere- 
«hos  que  ésta  tenía  sobre  la  América,  i  por  la  amistad  intima  que  le 
ligaba  con  el  Ministro  de  España  en  Washington  señor  Tassara.  En 
vista  de  estos  sucesos  de  ayer,  cuan  lejanos  parecen  estar  loa  tiempos 
en  que  Juan'Quincy  Adams  reclamaba  el  reconocimiento  de  la  in* 
dependencia  de  Sud- América  en  el  gabinete  de  Madíson  i  de  Món- 
i'oe,  i  cuando  el  ilustre  Claj  la  sostenía  con  su  admirable  elocuencia 
en  el  Congreso  federal! 

Todos  los  antecedentes  que  quedan  referidos  no  pueden  dejar  la  me^ 
ñor  duda  de  que  el  señor  Seward  mira  oon  especial  antipatía  a  las  re- 
qpttblicas  de  Sud- Amor i(*a,,  i  que  en  cierto  modo  obra  mas  eomo  el  aünr 


I 


—  99  — 

do  de  la  España  que  oomo  un  imparcial  administrado!*  de  la  justicia 
internacional  de  este  pais. 

Dos  sucesos  han  venido  a  confirmar  mas  todavia  entre  nosotros  esta 
creencia.  Tal  ha  sido  el  intento  de  arresto  que  yo  sufrí .  la  noche  del 
6  de  febrero  i  la  revocacton  del  exequátur  del  Cónsul  de  Ohile  en 
Nueva- York  el  dia  12  del  presente. 

Ud.  sabe  que  se  intentó  arrestarme  sin  la  menor  consideración  de 
£5rmula.ni  etiqueta.  Sabían  las  autoridades  federales  sujetas  a  Mr.  So- 
wardqueyo  era,  sino  un  empleado  diplomático,  un  ájente  confidenciajL 
por  lo  menos  del  ffobiurno  de  Chile.  Pero  sin  cuidarse  de  esto,  siu  averi- 
guar siquiera  la  identidad  de  mi  firma  en  el  papel  que  se  habia  pre- 
sentado para  acusarme,  se  intento  arrestarme  con  estrépito  i  atropella- 
miento.  I)udo  yo  mucho  que  si  se  hubiese  tratado  de  un  ájente  de 
Inglaterra,  de  España,  de  Portugal  siquiera,  se  hubiera  procedido 
de  esa  suerte. 

La  revocación  del  exequátur  del  Cónsul  de  Chile  es  mucho  mas 
grave.  Por  el  simple  denuncio  del  quebrantamiento  de  la  neutralidad, 
estando  recién  iniciado  el  juicio,  sin  pedir  una  sola  esplicacion  al  lyfi- 
nistro  de  Chile  en  Washington,  sin  darle  siquiera  un  simple  aviso 
de  cortesía,  aquel  funcionario  es  destituido,  anticipándose  así  al  fallo 
de  la  justicia. 

¿Quo  significa  este  cúmulo  de  hechos,  que  han  tenido  lugar  en  pil- 
cos meses,  sino  que  la  política  de  Washington,  es  descubiertamente 
hostil  a  las  repúblicas  agredidas  injustamente  por  la  España; 
que  las  promesas  antiguas  de  este  pais  de  venir  en  nuestro  ausilio . 
^  ]iaa  sido  un  engaño  falaz;  que  la  afamada  dodrina^Monroe  es  so- 
lo una  burla  cruel  que  debemos  detestar? 

Ahora,  señor,  Ud.  con  su  alto  talento  i  su  ardiente  republioanis* 
mo  {1)  saoará  las  consecuencias  de  este  funesto  sistema  político.  Si 
los  Estados-Unidos  nos  vuelven  la  espalda  en  la  hora  del  peligro, 
nosotros  combatiremos  solos,  pero  una  vez  triunfantes,  como  sin  duda 
lo  seremos,  volveremos  también  nosotros  la  nuestra  a  su  influencia,  a 
su  prestijio,  a  sus  intereses  i  a  su  propia  seguridad,  que  consiste  indu- 
dablemente en  la  unión  de  todos  los  pueblos  republioanos  contra  las 
monarquías  del  Viejo  Mundo. 

En  mi  concepto,  señor,  una  sola  palabra  de  Mr.  Seward,  dicha  al 

(1)  £1  señor  Andrews,  en  verdad  a  mas  de  ser  en  su  figura  i  modales  el 
tipo  de  un  cumpliJo  caballero  (caso  rarísimo- entre  las  potiticoi  en  los  Es* 
lados-Unidos)  se  habia  manifestado  siempre  un  noble  amigo  de  Chile.  El 
señor  Asta-Buruaga  tenia  completa  fe  en  él  i  a  tal  panto  que  hablándole 
aquel  funcionario  al  señor  Covarrúbias  de  los  mismos  objetos  de  esta  car- 
ta  le  decía  en  su  despacho  del  9  de  marzo  de  1866  las  siguientes  palabras. 
"Este  último  punto  Jo  tengo  encomendado  a  la  bondfid  de  mi  amigo  el 
ox-gobemador  del  Estado  de  Massachussetts,  señor  Andrews,  sujeto  de 
gran  habilidad  e  influencia  i  que  por  sus  antecedentes  i  principios  políti- 
cos es  respetado  por  el  señor  Seward  i  se  le  oirá  mas  que  a  cualquiera  r»- 
presentante  de  una  potencia  fuerte." 


—  100  — 

oído  de  la  España*  habría  bastado  en  noviembre  ultimo  pora  poiitf 
fin  al  conflicto  entre  Chile  i  aquel  pais.  Si  el  Ministro  de  Estado  hn* 
biese  dicho  resueltamente  al  gabinete  de  0*Donnell  que  no  consentid- 
ría  en  tolemr  mas  tiempo  sus  depredaciones  contra  las  repúblicas 
del  sur,  ¿se  habría  atrevido  el  arruinado  gobierno  de  España  a  soste- 
ner seis  días  mas  en  el  Pacífico  su  escuadra  i  sus  insensatas  preten- 
siones de  humillarnos? 

Pero  el  señor  Seward  no  ha  querido  elejlr  ese  camino,  i  una  gue- 
rra jeneral  va  a  serla  consecuencia.  Los  frutos  de  esta  política  no 
tardaran  en  recojerse. 

A  Ud.  pues  señor,  i  a  sus  amigos  les  toca  esforzarse  en  el  ínteres 
de  su  propia  patria  i  de  su  gloria  en  poner  remedio  a  un  mal  tan 
gravo  e  inmmente.  Los  Senadores  Lañe,  de  Indiana,  Conness,  de 
Callfomla,  Sumner  de  Massachussetts  i  los  dos  señores  Blair  hanma- 
nifestado  las  mas  ardientes  simpatías  por  la  causa  de  Sud-Améríca  i 
no  dudo  que  le  secundarán  en  su  noble  obra.  Otro  tanto  mo  parece 
que  deberla  esperarse  de  los  Oustres  jenerales  Grant,  Sherman,  de  los 
atmirantes  Farragut  i  Lee  i  en  jeneral  de  todos  los  ciudadanos  de 
la  Ünion,  i  los  miembros  del  Congreso  que  han  manifestado  no  estar 
en  nada  de  acuerdo  respecto  de  la  pdlítioa  seguida  por  el  señor 
Seward  en  nuestros  países. 

Yo  respeto  i  admiro,  señor^  vuestro  gran  pais  i  acato  a  raestros 
hombres  grandes,  ^ero  por  k)  mismo  me  he  permitido  hablar  a  Üd. 
con  entera  franqueza. 

Oon  los  sentimientos  de  mi  mas  alta  consideración  i  rogando  a  üd. 
cscuse  la  franqueza  sin  disfraz^  pero  comedida  de  esta  carta,  tengo  el 
honor  de  suscribirme  a  Ud.  atrito  i  seguro  servidor. 

B.  ViouÑA  Maokjrikju 


Me  permito  poner  en  noticia  de  üd.  que  ayer  han  llegado  a  Nnera 
•York  dos  fragatas  españolas  de  la  Habana,  i  que  su  visita  a  este  pais 
$0  mira  como  una  oonsecuencia  de  la  que  el  señor  Seward  hizo  a  las 
autoridades  de  Cuba. 

B.  Vicuña  Makxnna. 


^ 


—  101  — 


ni. 


CArta  en  que  refiero  al  seflor  Asta-Buriiaga  mis  oonterencias 

con  el  Gobernador  Andrews. 

S.  D.  F.    S.  ASTA-BUEÜAOA. 

Nvbtva-Yarky  fArero  16  dt   1886. 
Mi  apreciado  amigo: 

Por  la  carta  de  Aldnnate  se  impondrá  Ud.  de  nuestros  ascmtoe  por 
aeá.  En  ^ta -me  propongo  hablarle  solamente  de  una  entrevista  qna 
aeabo  de  tener  con  nuestro  excelente  amigo  el  gobernador  Andretra 
¿¡6  Boston,  quien  ha  venido  a  vernos  a  consecuencia  de  ios  oltimea 
saoeaoe  i  se  dirije  mañana  a  Washington. 

Oomenzó  por  preguntarme  ¿qué  era  lo  que  le  babia  dado  a  Mr. ' 
Sewardcon  nosotros?  ¿por  qué  nos  hostilizabar  ¿por  qni  se  poniadepar« 
te  de  los  enemigos  comunes  de  América?  etc.  Yo  aproveché  esta  ocasioii 
]iara  hacerle  ver  todos  los  antecedentes  que  nos  prueban  la  inoom- 
prenaible  i  nuda  voluntad  de  aquel  caballero.  Lo  referí  su  primera  i 
csM  insolente  entrevista  oon  Ud.;  la  separación  de  Mr.  Rooinaon  de 
la  legación  del  Perd  porque  habla  dado  asHo  a  Canseco;  su  deelara* 
cion  de  que  no  reconocería  al  gobierno  de  Prado,  la  sospechafanda'* 
da  de  que  habia  destituido  a  Nelson  por  ei  interés  que  tomaba  en 
favor  nuestro;  su  brindis  en  la  Habana  declarando  que  la  Bspana  ei« 
A  único  paii  europeo  que  tenia  derechos  lejitimos  sobre  la  América^ 
loe  elojios  que  hizo  en  esa  ocasión  de  Tassara  i  la  amistad  sntígna 
que  a  él  lo  liga;  el  ardor  que  habia  puesto  en  perseguimos  i,  por  ulti- 
mo, la  extraordinaria  i  casi  brutal  manera  como  ha  destituido  aRogers, 
sin  dar  a  Ud.  un  simple  aviso  siqmera,  lo  que  habia  motivado  la 
sensata  i  enérjica  nota  que  Ud.  le  habia  enviado  como  particular  i 
cuya  copia  acababa  yo  de  recibir. 

Díjele  también  que  en  la  voluntad  de  Seward  habia  estado  el  salvar 
al  mundo  de  una  guerra  desastrosa.  Que  una  sola  palabra  suya  dicha 
en  tiempo  a  la  España,  la  habría  hecho  ceder.  Pero  que  precisamente 
habia  tomado  el  camino  ^ue  ha  de  conducir  a  nuestras  repúblicas  a 
cambiar  su  respeto  i  admiración  por  este  paia  ea  «n  odie  kwta  mas 
jasto  i  tanto  mas  violento  euaato  era  el  fruto  de  nn  isespeüado  desen- 
gaño. Concluí  diciéndole  que  ya  este  mal  tomaba  ipuchocnerpO  $  que 
antes  de  dos  meses  comenzaríamos  a  recibir  de  Sur- América  fas  prue- 
bas de  la  mas  funesta  aversión  contra  este  pais.  Ud.  conoce  cuan  noble 
i  cuan  sincero  republicano  es  el  gobernador  de  Massachussetta,  i 
sus  obsexvaciones  fueron  en  todosatisfactorías.  Me  dijo  que  t^  conoóia 
bastante  a  Mr.  Seward  i  so  admiraba  mucho  de  lo  que  estaba  haden- 


—  102  — 

do;  que  en  su  concepto  desde  las  puñaladas  que  habla  recibido,  sa 
cabeza  se  había  debilitado  en  cstremo,  (Ud.  ,  sabe  que  ésta  es  aqai 
opinión  mui  comun,)i  que  era  preciso  poner  remedio  a  las  locura» 
que  estaba  haciendo,  pues  estaba  demente  (crOzy) 

Me  aseguró  que  se  proponía  ver  en  persona  al  Presidente  John- 
son i  esplicarle  detenidamente  todo  lo  que  ocurría;  me  pidió  el  folleto 
con  la  correspondencia  diplomática  i  me  dijo  que  se  lo  entregaría  en 
persona  al  Presidente.* Me  preguntó  también  si  habíamos  hablado 
con  el  señor  Blair  (padre),  i  después  de  haberle  referido  la  conyexsa- 
cion  que  tuvimos  con  él  en  Washington  i  las  ideas  que  nos  había 
manifestado  sobre  Mr.  Seward,  me  dijo  que  se  asociaría  con  él  para 
su  visita  a  la  Casa  Blanca,  la  que  tendría  lúgár  el  martes  o  miércoles. 
Me  dijo  también  que  movería  al  Senado  para  que  se  pusiese  de  nues- 
tra parte.  Ud.  comprenderá,  pues,  amigo,  lo  importante  que  es  el  que 
Ud.  vea  inmediatamente  al  gobernador  i  lo  fortifique  en  sus  nobles 
proyectos,  pues  se  manifiesta  mui  amigo  de  Ud.  i  de  nuestra  patria.* 
Llegó  hasta  decirme  que  el  mejor  remedio  que  tenía  la  situación  era 
trabajar  por  sacar  del  Ministerio  a  Seward.  Me  dijo  que  se  iba  ma- 
ñana a  Washington  i  que  se  alojaría  en  el  hotel  WüLards  o  en  casa 
de  Mr.  Emms,  el  abogado. 

La  destitución  de  Kogers  me  parece,  amigo,  el  acto  mas  escan- 
daloso de  la  política  que  dirijo  a  este  país;  es  un  prejuzgamiento  el 
mas  inaudito  del  fallo  de  la  justicia  i  ud  acto  de  ofensa  a  Chüe  i  des- 
cortesía aUd.,  que  solo  iñerecia  la  respuesta  qiie  Ud.  ensujenial 
modeincion  ha  sabido  darle.  Cuántas  veces  se  me  ocurre,  amigo  mió» 
la  idea  de  que  habría  sido  mas  conveniente  salir  de  frente  a  un  enemigo 
tan  declarado  i  hacer  ver  que  Chile,  aunque  pequeño,  desconocido  i 
dtipreciado  por  los  politicastros  de  Washington,  sabrá  hacerse  res- 
petar, no  solo  de  España,  sino  de  todo  el  universo! 
Le  saluda  su  afectísimo  amigo. 

B.  Vicuña  Mackbnna. 


IV. 

Bs  tracto  da  an  despaobo  al  seftor  Covarrúbias  del  9  de  marso  de 
18M.  en  <ine  oomnnloo  el  resaltado  de  los  pasos  dados  por  el 
ffoberaador  Andrews  en  Washington  con  el  objeto  de  modificar 
la  política  hostil  de  Mr.  Seward. 

,  NuevQL'Torkf  marzo  9  ¿fe  1866. 

^     Estamos,, señor  Ministro,  para  decir  la  palabra  exacta,  en  un  pai$ 
enemigo,  i  bajo  esta  consideración  debemos  obrar  en  todo.  El  gober- 


—  103  — 

nador  Andrews,  de  quien  antes  he  hablado  a  US.  ha  vuelto  de  Was- 
hix^gton,  i  sus  informes  son  de  que  Mr.  Seward  es  enteramente  hostil 
a  la  causa  de  Chile,  lo  que  resulta  también  de  todos  sus  actos.  Según 
el  señor  Andrews,  nadie  puede  esplicarse  un  fenómeno  tan  estraño, 
i  lo  único  que  colijen  es  que  Mr.  Seward,  empeñado  en  vengarse  de  la 
Inglaterra,  quiere  halagar  a  la  España  i  a  la  Francia,  para  aislar 
aquella  i  poderse  medir  con  ella  con  ventaja.  Así  esplican  su  viaje 
a  las  Antillas  i  a  la  Habana;  su  escandalosa  protección  a  los  Fenianos, 
que  ya  marchan  sobre  el  Canadá,  oomo  un  verdadero  ejército  orga- 
nizado en  las  plazas  públicas,  i  por  último,  todas  las  conseciones  he- 
chas a  los  españoles  en  este  pais« 

Por  otra  parte,  Mr.  Seward  sabe  que  la  Ingliterra  sufre  con  nues- 
tra guerra,  i  este  es  un  motivo  para  que  su  egoista  política  desee 
prolongarla.  Otro  argumento  en  contra  de  nuestra  causa,  i  este  es 
un  argumento  popular  aquí,  es  que  tenemos  las  simpadlas  de  la  In- 
gkterra.  En  éste  pais  singular  la  T^ostumbre  es  decir  i  hacer  precisa- 
mente lo  opuesto  de  lo  que  se  hdce  en  Inglaterra,  i  aunque  no. hu- 
biera otro  motivO)  seriáoste  suficiente  para  marcar  la  línea  de  conducta 
cae  ahora  se  sigue.  US.  podrá  valorizar  esta  política  i  darle  el  reme- 
dio que  merece.  Yo  por  mi  parte  no  encuentro  ninguno. 

£1  señor  Andrews,  con  quien  tuve  una  larga  conferencia  esta  no- 
che, me  dijo  que  el  Presidente  se  encontraba  mucho  mejor  dispuesto; 
pero  mientras  Mr.  Seward  fuese  su  Ministro  de  Estado  no  habia  na- 
da que  esperar  de  él. 

En  cuanto  a  la  persecución  obstinada  que  nos  haee  nada  se  ha 
traslucido  -últimamente  de  notable.  Pero  US.  no  deberá  esirañar  si 
algún  correo  venidero  le  llovíala  noticia  de  que  me  hallo  en  una  oarcel 
o  talvez  en  una  penitenciaria,  pues  el  señor  Seward,  como  he  dicho 
antes  a  US.  ^  dispone  de  mas  poder  que  el  Czar  de  Kusia,  i  como  se 
ve  todo  los  días,  la  vida,  la  fortuna  i  la  seguridad  de  los  ciudadanos 
es  para  él  materia  de  capricho.  Parecerá  este  juicio  exajerado  a  US. 
como  a  mí  me  habría  parecido  imposible  a  mi  llegada  a  este  pais.'  Pe- 
ro no  debe  US.  dudar  de  que  esa  es  la  triste  realidad  de  lo  que -en 
esta  República  sucede.  Por  lo  que  hace  a  mi  persona,  US.  no  debe 
ahumarse,  pues  no  diré  esos  sacrificios  que  preveo,  sino  mucho  majo- 
res  desearía  hacer  en  obsequio  de  mi  patria,  i  US.  debe  contar  con  que 
nunca  será  el  temor  ni  el  egoísmo  lo  que  me  detenga  en  el  cammo 
de  procurar  auxilios  a  Chile.  Lo  único  que  me  hará  detenerme  será  la 
absoluta  impotencia  o  las  órdenes  positivas  del  gobierno  que  US. 
representa. 

Dios  guarde  a  US. 

(Firmado)-BT  Vicuña  Mackbnxa. 


—  104  -^ 
DOCUMENTO  J. 

VQtSfi  diplomáticas  relativas  a  las  proposlelones  de  mediaolea 
1  arbitraje  hechas  poV  los  Estados -Unidos  ea  febrero  de  i$Q4, 
•Ates  del  Tlaje  de  Mr.  Seward  a  Cuba  1  en  abril  del  mismo 
afto,  desjpnes  de  saberse  oficialmente  en  "WasblniírtOB  que  Val- 
paraíso iba  a  ser  bombardeado. 

I. 

Despacho  de  Mr.  NéUon  ofreciendo  m  segunda  fnediaeicn  en  febrero 

de  1866. 

(Traducción.) 

Santiago  de  CAüe,  febrero  12  de  1866. 
Seuon 

El  gobiemo  de  loa  Estados-Unidos  ha  seguido  oon  el  maa  profao- 
do  interés  el  eurso  de  los  aoonteoimientos  subsiguientes  a  la  llegada 
a  Yalparaiso  de  la  escuadra  de  Su  Majestad  Católica,  en  setiembre 
ultimo,  i  ha  visto  con  profundo  pesar  la  existencia  de  hostUidadet. 
e&tre  dos  naciones,  respecto  de  las  cuales  abriga  una  sincera  amistad, 
cultivando  con  cada  una  de  ellas  las  relaciones  mas  cordiales.  Cre- 
yendo, oomo  cree  mi  gobiemo,  que  los  verdaderos  intereses  de  Chile, 
al  par  que  loa  de  España,  serian  promovidos  por  un  arreglo  pacifioo 
de  las  cuestiones  pendientes  entre  ellos,  me  ha  dado  de  tiempo  en 
tñmpo  instrucciones,  así  antes  como  después  del  principio  de  la&hos^ 
tUidades,  para  no  omitir  esfuerzo,  para  no  perder  oportunidad  favora- 
ble a  fin  de  traer,  ai  era  posible,  al  terreno  mas  tranquilo  del  arbi-* 
traje  la  discusión  de  tales  cuestiones. 

Bl  adoptar  en  estos  momentos  un  camino  tan  eminentemente  pru- 
dsttle  i  sabio  no  puede  en  manera  alguna  afectar  desfavorablemente 
los  iutecesee  de  ninguna  de  las  partes  belijerantes.  A  juicio  del  Go- 
bierno, que  tengo  el  hcmor  da^representar,  Chile  ha  mostrado  ja,  ea 
el  heohode  aceptar  la  guerra  i  eir-las  medidas  adoptadas  para  prose- 
gnirla»  uu  espíritu  tan  caballeresco  i  nacional,  que  se  ha  hecho  per- 
&ctameata  compatible  oon  su  honra  el  ofrecer  o  aceptar  negociaiuo- 
nes  tendentes  a  la  paz. 

En  consecuencia,  pedirla  al  Grobiemo  de  Chile,  en  nombre  del  de 
los  Estados-Unidos,  que  meditase  seriamente  si  no  seria  mejor  para 
los  intereses  de  la  República,  i  para  los  del  mundo  civilizado,  que 
cesase  una  lucha  perjudicial  a  ambos,  i  que  cualquiera  diferencias 
existentes  se  remitiesen  a  la  decisión  arbitral  de  alguna  potencia 
amiga. 

I  deseo  mauifestar  tadavia  mas  el  sincero  anhelo  de  mi  Gobierno 


\ 


—  105  — 

* 

por  la  paz,  ofredendo  a  OIiQe  sus  buenos  oficios  oomo  arbitro  en  el 
asalto. 

Desde  el  principio  del  presente  conflicto,  los  Estados-Unidos  han 
mostrado  un  interés  tan  profundo  en  la  prosperidad  de  las  dos  partes 
oontendiei|tes  i  han  mantenido  tan  estricta  imparoialidad,  (?)  que  no 
puedo  dejdr  de  alimentar  la  ardiente  esperanza  de  que  este  ofreci- 
miento sea  acojido  de  buen  grado,  así  por  el  Gobierno  de  Y.  E.  oo- 
mo por  el  de  Su  Majestad  Católica,  a  quien  confio  que  se  ha  hecho  o 
se  hará  pronto  una  proposición  análoga. 

Es  verdad  que  después  de  la  fecha  de  las  instrucciones  venidas  de 
Washington,  a  las  cuales  he  aludido,  han  surgido  nuevas  oomplioa- 
ciones,  que,  si  no  se  tomasen  ^i  cuenta  en  la  presente  comunicación, 
embarazarían  la  respuesta  del  Gobierno  de  Chile  a  esta  sujestion. 
Aludo  al  tratado  de  alianza  ofensiva  i  defensiva  entre  las  Bepúblicas 
de  ChUe  i  del  Perú,  que»  conforme  a  los  términos  de  él,  han  conve- 
nido en  prestarse  mutua  ayuda  para  la  prosecución  de  hostilidades 
contra  las  fuerzas  de  España.  La  solemne  ratificación  i  promulgación 
de  ese  tratado  hace  necesario  que  para  aceptar  la  oferta  de  arbitraje 
aquí  contenida,  sea  consultado  también  el  Gobierno  del  Perú,  e  in- 
elmdas  en  dicho  arbitraje  las  diferencias  entre  aquel  pais  i  España. 

Anticipándome  a  este  entorpecimiento  posible,  no  vacilo  en  abra- 
sar en  este  ofrecimiento  de  los  buenos  oficios  de  mi  Gobierno  oomo 
arbitro,  las  cuestiones  también  pendientes  entre  aqiella»  dos  na- 
eiones. 

El  Gobierno  de  Ohile,  cuyas  relaciones  con  el  mió  han  sido  siem- 
pre las  mas  cordiales,  al  aceptar  esta  proposición  dará  una  nueva 
satisfuctoria  prueba  d^  su  sincero  deseo  de  estrechar  esas  relaciones, 
dando  oidos  a  la  voz  amistosa  que  aconseja  abandonar  las  crueles 
medidas  de  la  guerra  i  recurrir  a  la  decisión  de  un  tribunal  justo  e 

fanparcial. 
Aprovecho  esta  ocasión  etc. 

(Firmado)— -Thom AS  H.  Nsison. 


n. 

Gentestaeioa  del  seftor  Govarrúbias  a  la  tercera  propoaloloa  de 

arbitraje.  * 

Santiago  f  Junio  1.^  de  1866. 

(extracto.) 

Por  la  nota  de  ÜS.  num.  1^1,  de  fecha  28  de  abril  último,  he  to- 
mado conocimiento  de  la  que  el  19  del  mismo  mes  dirijió  a  US.  S. 

14 


—  106  ~ 

E.  el  Secretario  de  Estado  de  los  Estados-Unidos,  participándole  la 
invitación  que  ese  Gobierno  habia  recibido  del  Gabinete  de  Madrid 
para  emnlear  con  los  belij erantes  sus  bnenos  oficios  a  fin  de  promoyer 
el  restablecimiento  de  la  paa  entre  las  Eepiiblicas  aliadas  i  España. 
El  señor  Seward  deseaba  saber  en  qué  disposiciones  se  bailaba  a 
este  respecto  Chile  i  sus  aliados,  i  aunque  el  Gobierno  de  la  Union 
no  juzgaba  confornie  a  la  Constitución  ni  a  los  hábitos  del  pueblo  nor- 
te americano  proponer  o  aceptar  un  arbitraje,  ni  tampoco  ereia  com- 
patible con  la  política  de  los  Estados- Unidos  indicar  términos  defini- 
tivos de  reconciliación  a  las  partes  belij  erantes,  podia,  a  su  entender, 
sujerirles  sin  inconveniente  la  forma  de  una  negociación  que  pudiesen 
ellas  condul:ir  a  feliz  término  por  sí  mismas. 

US.  ha  interpretado  fielmente  nuestros  sentimientos  en  la  respues- 
ta que  desde  luego  ha  dado  al  señor  Seward.  En  efecto,  hacemos  alto 
aprecio  de  la  amistosa  solicitud  de  ese  Gobierno  por  el  restableci- 
miento de  la  paz,  i  nuestras  disposiciones  han  sido  siempre  favora- 
bles a  un  avenimiento  que  consultase  la  honra,  la  seguridad  i  los  le- 
jítimos  intereses  de  Chile  i  de  sus  aliados. 

Por  desgracia,  la  perspectiva  de  un  arreglo  pacífico  de  esa  natura- 
leza se  ha  hecho  muí  remota  después  del  bombardeo  de  Valparaíso. 
Este  atentado,  con  que  el  Gobierno  español  ha  escarnecido  los  senti- 
mientos de  cultura  i  humanidad  i  violado  estérilmente  las  leyes  del 
derecho  internacional  i  de  la  guerra  civilizada,  ha  multiplicado  los 
agravios  de  que  España  debe  reparación  a  Chile  i  a  sus  aliados.  Las 
condiciones  do  tan  justo  desagravio,  ja  se  obtenga  éste  pacíficamente 
o  por  medio  de  las  armas,  no  pueden  dejar  de  ser  mui  estrechas,  si 
han  de  ser  proporcionadas  a  la  gravedad  de  la  ofensa.  Un  belijerante 
que  renuncia,  como  nuestro  enemigo,  a  los  fueros  de  nación  civilizada 
i  cristiana^  desconociéndolos  en  su  adversario,  no  debe  recobrarlos  sino 
a  costas  de  sacrificios  onerosos  i  mortificantes  para  su  orgullo  nacional. 
Es  de  temer  que  la  España  n,o  esté  dispuesta  a  tales  sacrificios,  a  juz- 
gar su  conducta  futura  por  la  que  ha  observado  hasta  aquí. 

Ni  el  Gabinete  de  Washington  ni  US.  eran  sabedores  del  bombar- 
deó de  Valparaíso  cuando  cambiaban  las  comunicaciones  a  que  he 
aludido  (1)  i  esta  circunstancia  explica  las  expectativas  de  buen  su- 
ceso que  han  podido  fundarse  por  una  i  otra  parte  en  una  negociación 
de  paz.  Poro  lo  que  no  acertamos  a  explicarnos,  lo  que  revela  una 
política  de  simulación  i  doblez,  lo  que  está  mostrando  la  ñilta  de  en- 
tereza para  sostener  las  consecuencias  de  aquel  atentado,  es  la  con- 
ducta del  Gabinete  de  Madrid  en  este  incidente.  ¿Cuándo  ha  ido  a 
solicitar  los  buenos  oficios  del  Gobierno  de  los  Estados-Unidos?  In- 
dudablemente,  pocos  dias  después  de  haber  enviado  al  Pacífico  la 

(1)  Kn  esta  parte  el  señor  Covarrúbias  sufría  una  natural  equivocación, 
pues  Mr.  Seward  sabia  las  di  denos  de  bombardear  a  Valparaíso  (hecho 
equivalente  ep  este  caso  al  bombardeo  mismo)  el  3  o  4  de,abril  i  su  pro« 
puesta  de  mediación  fué  hecha  el  19  de  ese  mismo  mes. 


—  107  — 

orden  de  bombardear  nuestro  primer  puerto  mercantil  Así,  pues,  no. 
han  sido  sentimientos  de  paz  i  conciliación,  imposibles  de  suponer  en 
UD  gobierno  que  ordena  la  ejecución  de  tan  excecrables  desmanes, 
los  que  han  impulsado  al  Gabinete  de  Madrid  a  buscar  un  arreglo 
pacffioo.  Sus  pasos  han  sido  guiados  esdusivamente  por  el  temor  a 
los  resultados  de  su  desatentada  política. 

Bien  comprenderá  US.  que  no  podriamos,  sin  justa  desoonñansa, 
entrar  en  negociaciones  con  un  enemigo,  en  cuya  lealtad  i  sincero  de- 
seo de  arenimionto  no  tenemos  razón  para  descansar. 

Nos  atrevemos  a  esperar  que  el  Gabinete  de  Washington  hará 
justicia  a  las  consideraciones  espuestas,  en  que  creemos  estar  de 
leierdo  oon  nuestros  buenos  aliaaos. 

(Firmado). — ^A.  CoyABBÚBiAs. 


DOCUMENTO.  K. 


DlTcrsoB  fragmentos  de  mi  correspondencia  con  los  gobiernos 
del  Perú  i  de  Chile,  con  motivo  de  la  mediación  i  arbitraje 
propneste  por  Mr«  Beward  de  aoaerdo  oon  el  Oobiemo  eapaAol 
en  abril  de  1866. 

I. 

Nota  con  que  trasmito  al  gobierno  del  Perú  copia  autorizada  del  cZm- 
«  ^  pacho  de  mediación  ddld  de  aírü, 

AjXNTB  O0K7IDSKCIAL  DE  ClIILB  KN  LOS   EsTADOS-UNinOS 

ns  NoBTifi-ÁMÉmoA. 

Hueva-YorJc,  abril  20  de  1866. 
Señor  Ministro: 

Tengo  el  honor  de  trasmitir  a  Y.  E.  la  fiel  traduoion  de  una  comu- 
nicación que  hoi  ha  recibido  el  señor  Asta-Buruaga,  Encargado  de 
Negocios  de  Chile  en  Washington,  del  señor  Beward  seofetario  de 
Estado  de  este  pais. 

El  señor  Asta-Buruaga  recibió  esa  comunicación  esta  tarde,  des- 
pués de  haber  puesto  en  el  correo  sus  comunicaciones  para  Chile, 
por  lo  que  me  la  ha  remitido  integra  i  orijinal  para  <]|ue  la  pueda  re* 
mitir,  como  lo  hago,  directamente  al  Gobierno  de  Chile« 

Pero  al  mismo  tiempo  he  tomado  sobre  mi  responsabilidad  el 
euTiar  a  Y.  E.  la  traducción  adjunta,  copia  fiel  de  la  que  remita  a 


—  108  — 

Chile,  atendida  U  importancia  de  esa  comunicación,  la  solidaridad 
de  nuestra  causa,  i  la  necesidad  de  anticipar  todas  las  combinaciones 
que  se  dirijan  al  fin  común  que  persiguen  el  Perú  i  Chile. 

Seria,  pues,  mui  oportuno  que  V.  E.,  en  vista  de  esa  comunicación, 
trasmitiese  las  ideas  de  su  Gobierno  al  de  Chile,  por  el  vapor  que 
continúa  su  viaje  a  Yalparaiso  a  fin  de  que  de  esta  suerte  se  ganase 
un  tiempo  tan  consideraole  como  precioso  en  llegar  a  cualquiera  so- 
lución. 

^fleservándomo  hacer  a  V.  E.  por  otro  conducto  las  reflexiones  qne 
me  sujiere  el  documento  a  que  me  he  referido,  tengo  el  honor  de  ser 
de  V.  E  etc. 

(Firmado). — B.  Vicníi.  Mackknna.. 
Al  Ministro  de  Relaciones  Esteriores  del  Perú. 


n. 

Carta  particular  al  missio  mohte  el  arbitraje. 

Señor  don  Toribio  Pacheco : 

Niteva-  York,  ahrü  20  de  1866. 
Mi  distinguido  amigo : 

Indujo  a  Ud.  en  mi  carácter  de  ájente  confidencial  de  Olnle,  una 
importantísima  comunicación  que  acabo  de  recibir.  Mi  intención  ha- 
bia  sido  acompañarla  simplemente  en  una  carta  privada;  pero  juigné 
que  podría  necesitar  üd.-  hacer  algún  uso  mas  atttorí2ado'  de  esa 
pieza  i  por  eso  la  remito  en  esa  forma,  dando  cuenta  al  Gobierno  de 
Chile.  ^ 

Verá  Ud. ,  pues,  amigo,  por  ella,  que  devorada  la  España  por  sa 
impotencia  i  su  absoluta  nulidad,  viene  ahora  a  mendigar  la  pas, 
que  ayer  tan  altanera  rehusó.  Esté  Ud  persuadido  que  esta  insinua- 
ción de  Mr.  Seward  (a  quien  se  le  da  un  comino  nuestra  suerte)  er 
obra  esdusiva  de  la  Bspaña  por  medio  de  su  ministro  en  Wasfaing^ 
ton,  Tassara,  íntimo  amigo  de  Sewurd  i  en  quien  tiene  una  influen- 
cia decisiva. 

Hace  un  mes  que  Tassara  envío  de  Washington  a  toda  pnsa  a 
Madrid  al  oficial  Olañeta,  agregado  militar  a  su  legación,  i,  compa- 
rando fechas,  estol  seguro  que  el  despacho  que  le  incluyo  es  el  resul- 
tado de  esa  combinación  hecha  toda  en  el  interés  de  España,  es  decir, 


—  109  — 

para  sacarla  del  mejor  modo  posible  del  pantano  en  que  se  halla  me* 
tida;  pues  Tassara  ha  sido  siempre  enemigo  de  esta  insensata  guerra. 
£s  bastante  curioso  lo  que  pasa  en  la  diplomacia  española. 
Por  el  rapor  anterior  enviamos  la  noticia  trasmitida  de  Madrid, 
por  el  Ministro  americano  Mr.  Perry  de  que  habían  salido  órdenes 
para  homhardear  a  Valparaíso  i  ahora  nos  vienen  con  que  al  mismo 
,  tiempo  están  ofreciéndonos  la  rama  de  oliva  con  la  sonrisa  de  la 
reconciliación  en  los  labios! 

No  sé  si  llamaré  también  la  atención  de  UcL  ala  manera  agria  con 
que  el  señor  Seward  ofrece  sus  buenos  oficios  exhibiendo  una  descor- 
tesía mui  impropia  del  que  quiere  hacer  el  papol  de  amigable  com- 
ponedor. 

Hago  a  Ud.  estas  reflexiones  solo  para  ponerlo  en  guardia  eontra 
cualquiera  perfidia  tan  propia  de  nuestros  enemigos. 

Por  lo  demás,  la  nota  de  Mr.  Seward  es  una  concesión  esplíoita  de 
impotencia  i  de  arrepentimiento  de  *  la  España  i  constituye  un  es- 
plendido triunfo  moral  de  nuestra  causa,  i  como  nuestra  posición  ha 
sido  puesta  en  tan  clara  luz  por  los  manifiestos  de  Ud.  i  del  sefíor 
Covarrúbias,  yo  creo  que  con  repetir  lo  que  estos  dicen  sabrá  el  señor 
Seward  todo  k>  que  quiere  saber.  Supongo  que  ésta  sea  la  base  que 
debe  servir  a  la  respuesta  del  señor  Astar-Buruaga. 

Ruego  a  TJd.  que  escriba  detenidamente  al  señor  Covarrúbias  so- 
bre este  particular,  i  así  se  adelantaría  mucho,  en  mi  concepto  en- 
viando  un  memorándum  que  pudiera  servir  de  base  a  un  arreglo  para 
que  viniendo  esto  aceptado  o  modificado  de  Santiago,  a  vuelta  de  va- 
por,  se  ganase  un  tiempo  considerable  en  acelerar  la  paz. 

Si  el  señor  Martínez  estuviese  todavía  en  ésa,  agradecería*  a  Ud. 
mucho  le  comunicase  todo  este  negocio.  Yo  no  lo  hago  directamente 
porque  presumo  que  se  ha  marchado  a  Chile. 

También  agradecería  a  Ud,  envíase  copia  de  esta  carta  confiden- 
cial al  señor  Covarrúbias,  pues  a  mí  ya  no  me  alcanza  el  tiempo  para 
hacerlo.  Antes  de  concluir,  me  permito  manifestar  a  Ud.  la  impe- 
ríoea  urjencia  de  que  cuanto  antes  tenga  el  Perú  un  representante 
diplomático  en  Washington. 

£1  señor  Barreda  ha  hecho  hasta  aquí  i  seguirá  haciendo,  hasta 
que  Uegue,  una  falta  grave,  pues  es  indudable  que  disfruta  de  bas- 
tante influencia  en  la  política  inmensamente  egoista  de  este  país,  en 
el  que  solo  el  oro  i  el  fuerte  tienen  poder. 

Snego  a  Ud.  salude  afectuosamente  al  digno  jeneral  Prado«  a  sus 
colegas  del  ministerio  i  en  cspeeial  a  los  amigos  Galvez  i  Quimpcr  i 
disponga  Ud.  etc. 

B.  Vicuña  Mageb^ka  (1). 

(1)  Contestándome  d  señor  Pacheco  el  20  de  mayo,  me  dice  lo  que  si- 
gue : 
''He  mandado  copia  de   la  carta  de  Ud.  al  señor  Covarrúbias.  Las  re- 


t 


_  11»  — 

I 

III. 

Cftjrtlk  pa^UcttlM*  ai  seftor  Govarrúbias  sobre  el  mismo  asunto. 

Señor  don  Alvaro  CJoyarr6bus. 

iV^Meca  'York,  abril  20  de  1866. 
Mi  mui  apreciado  amigo : 

La  estension  de  tía  despacho  oficial  do  me  deja  mas  lugar  que  para 
hablarle  dos  palabras  sobre  la  importante  oomunicacion  que  hemos 
recibido  del  señor  Asta-Buruaga  por  el  telégrafo  esta  misma  noche. 

A  mas  de  lo  que  le  digo  en  mi  despacho  sobre  ella,  volviendo  a 
leerla»  me  he  ^persuadido  que  todo  esto  ha  sido  acomodado  por  Taa^ 
sara  i  su  íntimo  el  señor  oeward,  a  mediados  de  febrero,  i  que  el  ofi- 
cial Olañeta,  enviado  en  esos  dias  a  Madrid^  fué  el  portador  del  plan 
i  las  fechas  coinciden  de  tal  manera,  que  precisamente  la  respuesta 
del  gabinete  español  ha  debido  llegar  solo  antes  de  ayer  a  Washing- 
ton. 

Si  Ud.  quiere  seguir  el  hilo  del  viaje  de  Olaneta  i  las  curiosas 
suposiciones  que  se  hacian  sobre  su  misión  i  los  pliegos  que  llevaba, 
lea  en  el  núm.  12  i  en  el  13  de  la  Voz  los  artículos  titulados  **iQi¿ 
éerai  **iSi  será  cierto?* 

Parece  también  que  el  despacho  enviado  por  Asta'^Buruaga  ha 
venido  esta  noche  por  él  telégrafo  del  Estado,  pues  venia  dirijido 
^oficialmente  a  L.  Aldunate,  como  secretario  de  la  Legación  de  Clule, 
en  papel  del  que  se  usa  en  las  secretarías  de  estado  fuera  de  que  el 
costo  para  Asta-Buruaga  habria  sido  de  mas  de  cien  pesos,  viniendo 
por  la  vía  particular.  Digo  a  Ud.  todo  esto  para  maq^ifestarle  la 
prisa  que  se  dan  esos  señores,  prisa  que  nace  toda  de  la  miserable 
condición  de  España  i  de  la  desesperación  en  que  se  halla  esa  infeliz 
nación.  ^  ^ 

Pero  a  nosotros  no  nos  importa  que  el  señor  Seward  se  comida  a 
ofrecernos  la  paz  por  su  interés  por  la  £3paua,  i  no  por  el  nuestro. 
Lo  cierto  es  que  ese  paso  revela  la  humillación  de  nuestra  soberbia 
enemiga  i  el  triunfo  de  nuestra  causa.  La  España  ahora  mendiga  de 

flexiones  que  contiene  son  mui  juiciosas  e  importantes  i  no  las  echaremos 
en  saco  roto. 

"En  el  barullo  de  fiestas  no  hemos  podido  discutir  esa  cuestión,  pero 
tendremos  que  hacerlo  en  laprdxima  semana,  pues  el  jeneral  Hoveydebe, 
por  órdenes  de  su  Gobierno,  pedirnos  que  nos  espliqueroos  sobre  la  mate- 
ria. Pero  ya  Ud.  comprenderá  que  después  del  2  de  mayo  las  cosas  han 
cambiado  mucho  i  supongo  que  asi  lo  comprenderán  a  estas  horas  en  la 
Casa  Blanca".  ' 


_  111  - 

cstraSos,  lo  qne  nosotros  jenerósamcute  lo  ofrecimos  I  ella  con  tanto 
desden  rechazó. 

Sapongo  que  TJd.  se  fije  en  la  forma  pedagójíca  con  que  el  seílor 
Seward  nos  habla,  tratándonos  como  a  niños  mal  criados  a  quienes  les 
previene  que  si  les  hace  un  servicio,  tengan  entendido  que  lo  hace 
solo  para  ponerlos  en  orden,  pero  de  mala  gana,  i  solo  para  que  la 
baUa  incomoda  no  continúe.  Esto  confirmará  a  Ud.  en  la  oj^inion  que 
va  varías  veces  le  he  manifestado  sobre  el  orgullo  de  este  '  'político 
unperial"  como  le  llaman  aquí  i  del  menosprecio  con  que  acostumbra 
tratar  a  nuestras  repúblicas. 

Pero  esto  es  solo  una  cuestión  de  forma  que  no  va}e  nada  en  el 
caso. 

Supongo  que  la  contestación  de  Asta-Euruaga  sea  bajo  la  base  del 
manifiesto  de  Ud.  i  de  el  del  señor  Pacheco  lo  que  no  conducirá  a 
gran  cosa,  pero  con  algo  es  preciso  comenzar  i  en  definitiva  eso  es  mas 
o  menos  lo  que  debemos  pedir,  cualquiera  que  sea  el  arbitro,  si  ar- 
bitro ha  de  haber. 

No  sé  si  Asta-Buruaga  se  anime  a  asumir  la  representación  de  las 
cuatro  repúblicas  aliadas  como  se  lo  pregunta  el  señor  Seward.  Yo, 
por  mi  parte,  lo  haria  i  así  se  lo  voi  a  escribir. 

A  Üd.  le  parecerá  Cbtrafalaria  esta  mi  opinión  ¡sobre  una  cuadruplo 
asunción  de  poderes  ¿pero  qué  hacer?  Yo  entiendo  la  diplomacia  solo 
por  las  grandes  leyes  de  la  verdad,  de  la  moral  i  del  bien  público,  i  si 
la  diplomacia  tiene  qtras  leyes  yo  no  quiero  aprenderlas. 

A  este  proposito  no  sé  si  helécho  bien  o  si  he  hecho  mal  en  man* 
dar  copia  de  la  comunicación  al  señor  Pacheco.  He  creido  consultar 
así  los  deberes  de  nuestra  alianza,  de  nu(;stra  solidaridad  i  btl  rez  de 
ganar  muchos  preciosos  dias  en  ahorrar  la  prosecución  de  los  desas- 
tres de  la  guerra.  Escribo  privadamente  al  señor  Pacheco  que  mando 
8Í  es  posible  un  memorándum  de  sus  ideas  a  Ud.  como  base  de  un 
acuerdo  común,  que  deberia  someterse  al  señor  Seward  en  .caso  que  el 
señor  Asta-Buruaga  se  limitase  a  pedir  instrucciones.  Así  podría 
venir  todo  a  vuelta  de  vapor.  De  otra  suerte  se  demoraría  un  mes. 

Todo  esto  me  ha  autorizado  ante  mi  propia  conciencia  a  dar  ese 
paso,  porque  por  lo  demás,  aunque  esté  profundamente  eonvencido 
que  Ud.,  el  señor  Presidente  i  los  amigos  que  tengo  en  el  gobierno 
harán  plena  justicia  a  mi  desinterés  i  al  mas  absoluto  desapego  que 
abrigo  en  mi  alma  por  títulos  i  patrañas,  le  confieso,  amigo,  que  deádé 
aquel  negocio  de  Panamá  le  tengo  mas  miedo  a  la  diplomacia  qne  al 
*'District  Attorney"  i  demás  perseguidores  de  oficio  de  ei^  oiudadr- 

Be  todos  Inodos  la  intención  me  salva,  i  si  he  de  merecer  uaa 
raspa  oficial  por  este  deseo  de  servir  bien  a  mi  pais,  le  mego  qne  no 
me  la  eche  pues  me  doi  por  recibido  de  ella. 

Nada  le  digo  de  mí  mismo. 

Como  desde  el  primer  iia,  suspiro  por  volver  a  mi  patria;  i  nada 
me  será  mas  dulce  que  el  recibir  la  orden  de  volverme.  Pero  no  por 


-  112- 

ésto  estol  menos  dispuesto  con  la  mejor  volantad  del  mmido  á  segoif 
remando  en  esta  tierra  maldita  contra  todas  las  comentes  para  ayudar 
a  nuestro  querido  Chile. 

Adiós,  amigo,  le  ruego  salude  mui  afectuosamente  a  sü  atü&tñe  se- 
fiora  ofreciendo  mis  particulares  respetos  al  señor  Presidente  i  su 
digna  familia,  cuando  tenga  ocasión  de  verla. 

Le  saluda  con  su  cordita  amistad  de  siempre,  su  afectísimo 

Bi  Ticuna  Mackbnka. 

Suplico  al  señor  Pacheco  e&vie  copia  a  tJd.  de  la  carta  priyadi 
que  le  envié.  To  no  tengo  tiempo,  pues,  estoi  thú.  solol 

Gomo  la  Providencia  parece  favorecernos  en  todo,  permitame  Üd. 
una  preocupación.  ¿Recuerda  Üd.  el  tiempo  fijado  para  la  llegada  del 
Meteoro  a  Lota?  (el  del  5  al  10  de  marzo).  Pues  bien,  ahora  he  visto 
por  las  noticias  de  hoi  que  habian  estado  en  ese  puerto  la  Numcm* 
cía  i  la  Blanca  apresando  cuanto  buque  pillaron  en  esos  mismos  dias. 
¿Se  les  habria  escapado  el  Meteorol 

B.  YicuÑA  Mageenita. 


IV. 

C&rt*  particular  «i  seftdr  Asta-Bnrua^a,  sobre  elaaoiiVo 

anterior. 

S.  D.  7.  S.  ASTA-BURUAGA. 

Nueva-Yarh,  ahrü  23  de  1866- 
Mi  querido  amigo : 

Cien  veces  he  buscado  al  señor  Barreda  i  no  le  he  encontrado.  El 
me  ha  buscado  i  me  parece  que  hemos  andado  jugando  a  las  escondi- 
das. Sin  embargo,  le  dejé  su  recado  por  escnto.  A  las  cinco  debo 
verlo  i  dejaré  ésta  abierta  hasta  áltima  hora  para  comunicarle  lo  que 
hable  con  él. 

Para  mí,  aquel  célebre  despacho  vale  mucho  mas  de  31  pesos 
porque  se  vé  patente  la  humillación  de  España,  su  desesperación  por 
la  pac  i  cómo  el  célebre  S...  está  haciendo  cuanto  puede  por  compla-^ 
oet  a  S.  M.  G.  o  por  lo  menos  sacarla  del  pantano  en  que  esta 
metida. 

Para  mí  yo  tengo  evidencia  de  que  todo  esto  os  acomodado  con 
Tassara.  Fíjese  Ud.  en  las  fechas  i  recuerde  la  partida  de  Olaneta  el 
22  o  23  de  febrero,  su  llegadi^  a  Madrid  con  importantes  pliegot  d 


—  113  — 

20  de  marzo  i  la  manera  como  el  pastel  ha  estallado  ahora  aquí.  Tea 
üd.  en  la  Voz  que  le  mando,  el  articulito  Sí  será  ciertof  relativo  a 
la  misión  de  Olañeta,  lea  el  otro  Como  la  España  trata  a  su  marina  i 
se  asoinbrará  que  aun  a  los  operarios  del  Ferrol,  a  los  que  están  echando 
al  agua  hace  tres  años  a  la  Tetuan  se  les  deben  tres  m^ses  de  sueldos  i 
que  en  siete  meses  do  guerra  la  España  no  ha  podido  mandar  sino  la 
TÍeja  fragata  Alnuinza,  i  esto  rctirand(í  los  fondos  que  tenia  en  la 
embajada  de  París  para  pagarla  en  dividendos  de  su  deuda.  Esto  lo 
probará  a  Ud.  la  horrible  condición  de  aquel  pais  i  su  desesperación 
por  hacef  la  paz  a  toda  costa. 

En  vista  de  todo  esto  yo  creo  que  Ud.  deberia  tantear  él  vado  \  ver 
modo  de  oiitwit  al  very  clcvcr  S..,  Yo  creo  que  poniéndose  üd.  de 
acuerdo  con  Barreda  pueden  representar  a  los  cuatro  repúblicas, 
pues  las  otras  dos  son  raeros  sjitéü tes  diplomáticos.  Yo  lo -escribí  a 
Oovarrúbias  que  así  lo  haria  yo,  sogun  mi  diplomacia  i  creo  quo  con- 
viene tantear  hasta  donde  vá  el  enredo  con  Tassara.  Yo  creo  que  üd« 
podria  decir,  sin  comprometerse,  quo  Chile  está  dispuesto  a  transar 
bajo  las  bases  del  manifiesto.  Lo  mismo  podria  decir  Barreda  del 
I>srú  i  ver  entonces  con  lo  que  sale  su  vecino  ¡por  la  via  del  foreign 
office,  como  dicen  en  Inglaterra. 

Yo  hice  una  traducción  del  curioso  despacho  en  que  nos  trata  como 
a  niños  inc^^modos  i  mandó  una  copia'de  ella  bajo  mi  responsabilidad 
a  Pacheco,  dándole  cuenta  a  Covarrúbi&s,  Mi  objeto  fué  evitar  la 
demora  do  un  mes  o  mas,  pu^s  digo  a  Pacheco  que  en  el  mismo  va- 
por puede  remitir  sus  ideas  i  aun  las  bases  de  un  acuerdo  a  Covarrú- 
bias,  i  a  la  vuelta  del  vapor  venir  todo  en  regla  Le  digo  que  esto  lo 
hago  porque  creo  hacer  bien  pero,  que  sino  es  conforme  al  formulario 
de  Wattel  que  no  me  eche  raspa  diplomática,  pues  me  doi  por  ro- 
cibido  de  eÜa. 


Estractos  de  mi  oorredpondencia  bfioial  sol>re  el]*arbitraj«  do 

Mr.  Seward. 

Nueva- York,  abril  20  de  1866. 

En  este  momento  (11  de  la  noche)  recibo  por  el  telégrafo  la  larga 
e  interesante  comunicación  que  el  beñor  Asta-Buruaga  ha  recibido 
del  señor  Seward  hoi  después  de  haber  puesto  su  correspondencia  en 
el  correo.  Por  la  traducción  que  he  hecho  apresuradamente  dé  ese 
documentóse  impondrá  US.  de  su  importancia. 

De  él  aparece  que  la  España  solicita  la  mediación  de  este  pais  en 
suB  cuestiones  con  las  caatro  repúblicas  aliadas,  que  esta  dispuesta  a 
arreglos  racionales»  i  que  Mr.  Seward  pide  a  Asta-Boniaga  manifieste 

16 


~  114  — 

eu^es  son  las  opiniones  de  'bu  gobierno  i  si  al  manifestar  éstas  puede 
hacerse  órgano  de  las  del  Perú,  Bolivia  i  el  Ecuador. 

El  señor  Asta-liuruaga,  sin  duda,  manifestará  a  ÜS.  lo  conve- 
niente, según  las  diversas  instrucciones  que  ba  recibido  de  ÜS.,  pero 
no  sé  si  podría  asumir  la  representación  de  las  otras  repúblicas,  nin- 
guna de  las  que  tiene  representante  en  Washington. 

En  tal  emcrjencia  i  considerando  que  solo  la  accioft  diplomática 
del  Perú  seria  indispensable  en  este  caso,  he  tomado  sobre  mí  mismo 
enviar  por  el  presente  vapor  una  copia  de  esa  comunicación  al  señor 
Ministro  de  Eelaciones  Esteriores  del  Perú,  pues  creo  que  as4  cumple 
a  nuestra  lealtad,  i  por  anticipar  combinaciones  que  también  podrían 
demorarse  de  otra  manera  muchos  preciosos  dias.  Kuego  al  señor  Pa- 
checo comunique  a  US.  sus  ideas  sobre  este  particular,  para  llegar  & 
una  inteligencia  común,  de  manera  que  este  despacho  alcanzará  a  ÜS. 
junto  con  el  do  aquel  Ministro  de  Estado, 

No  envió  esas  comunicaciones  a  nuestro  Encargado  de  Negocios  en 
Lima  porque  en  varias  ocasiones  el  señor  Martínez  me  ha  escrito  qne 
se  iba  a  Cnile  i  por  el  vapor  que  ha  llegado  hoi  no  he  recibido  comu- 
nicación de  él,  lo  que  me  hace  creer  que  se  haya  marchado.  , 
El  despacho  del  señor  Sevrard  me  pone  en  una  perplejidad  que  no 
puedo  menos  de  enunciar  a  US.   Si  la  España  ha  enviado  ordenes  de 
bombardear  a  Yalparaiso,  si  ell8  de  marzo  el  ministro Perry escribe 
desde  Madrid  que  en  esos  días  ha  salido  un  oficial  llevando   aquellas 
órdenes  al  Pac&co,  i  si  esto  se  anunciad  dia  5  del  presente  al  señor 
Asta-Buruaga  en  Washington  por  el  Ministerio  de  Estado,  ¿como 
dos  semanas  después  se  manifiesta  todo  lo  contrario  i  so  hace  alarde 
dé  las  benévolas  disposiciones  que  siempre  ha  manifestado  la  España? 
A  la  verdad,  señor  Ministro,  que  la  diplomacia  es  una  ciencia  aema- 
siado  oscura,  o  que  hai  en  todo  esto  inconsecuencias  i  perfidias  mas 
oscuras  todavía. 

Sin  embargo,  esto  no  haóe  sino  confirmarme  mas  i  mas  en  la  creencia 
que  manifestaba  a  US.  antes  de  recibir  esa  inesperada  comunicación 
sobre  la  absoluta  impotencia,  nulidad  i  degradación  de  la  España, 
que  viene  ahora  a  solicitar  humillada  lo  mismo  que  rehusó  Pareja  i 
que  ella  también  repudió. 

A  la  situación  miserable  de  la  España  en  el  interior  se  ha  añadido 
la  influencia  decisiva  de  la  alianza  americana  i  la  impresión  causada 
por  el  desastre  de  Abtao.  El  cobarde  i  ridículo  regreso  de  la  Nu- 
maneta  que  acabamos  de  saber  contribuirá  a  precipitar  la  caida  de 
O'Donnell,  i  si  el  bárbaro  bombardeo  de  Yalparaiso  tiene  lugar,  no  es 
entonces  el  ministerio  Español,  es  la  España  entera  la  que  cae  en  el 
abismo. 


—  115  — 


YI 


fifttraoto  de  mi  despacho  de  10  de  mayo  de  1866- al  Ooblenió  dft 
Chile  por  el  que  consta  que  Mr.  Seward  sa||^a  oflolalmente  antes 
de  ofrecer  el  arbitraje  del  19  de  abril  que  Valparaíso  Iba  a 
ser  bomliardeado. 

Señor  Ministro: 

Como  yo  no  quiero  tomar  parte  alguna  en  las  cuestiones  diploma-^ 
tica,  escepto  en  cuanto  aparecen  en  la  prensa,  escuso  seguir  hablando 
a  US.  de  este  particular.  Me  limitare  solo  recordarle  que  el  11  de 
febrero  Mr.  Hobson  (como  entonces  dije  a  US.)  escribió  por  medio 
del  senador  Morgan  al  señor  Seward,  diciéndole  que  Yalparaiso  iba 
a  ser  bombardeado,  i  que  no  se  le  contestó  sino  15  dias  después  di- 
ciéndole  simplemente  que  ae  atejiderta  a  suavÍ9o.  El  señor  Hobson 
escribió  lo  mismo  a  su  casa  de  Yalparaiso  i  su  carta  llegó  a  esa  ciu-^ 
dad  en  el  vapor  del  27  o  28  de  marzo. — ¿Acaso  sirvió  el  bien  inten^ 
'clonado  aviso  dé  Mr.  Hobson  destinado  a  salvar  a  Yalparaiso  para 
que  el  señor  Seward  enviase  órdenes  terminantes  de  abstenerse  i  esto 
fué  lo  que  motivó  la  conducta  estraña  del  comodoro  Rogers,  i  no  la 
negativa  del  almirante  ingles?  US.  determinará  la  verdad  de  estas 
dos  fechas,  así  como  la  que  nace  de  las  instrucciones  enviadas  por  el 
gobierno  ingles  en  ese  mismo  vapor,  pues  es  evidente  que  ese  go^ 
biemo  sabia  que  la  orden  perentoria  del  bombardeo  habia  salido  do 
Southarapton  el  2  de  febrero.  Así  lo  supo  el  señor  Hobson  aquí,  i  arf 
lo  supo  el  señor  Barreda  en  Londres.  Según  este  último,  el  gobierno 
español  llegó  hasta  a  dar  aviso  a  los  de  Francia,  Inglaterra  i  Estados- 
Unidos  de  que  iba  a  ejecutar  aquel  acto  salvaje. 


YH. 


Carta  particular  al]  Jeneral  Prado  sóbrenlas  diversas  faces  que 
presentaba  el  arbitraje  propuesto  por  Mr.  Seward. 

Sbñobdoh  Mabiano  Ignacio  Prado, 

Supremo  Jefe  del  Perd. 

Nweva-Tork,  ahrü  30  de  1866. 
Mi  distinguido  amigo : 

Por  el  vapor  pasado  envié  al  señor  Pacheco  la  traducción  de  una 
tiota  del  señor  Seward  hn  que  ofrecía  la  mediación  de  Sstados  Uni* 


—  116- 

do8,  (a  solicitud  de  España)  en  nuestra  actual  guerra;  ¡  annqtte  no 
tengo  ninguna  que  contestar  de  Ud«,  voi  a  peru^itirme  manifestarle 
mis  opiniones  con  la  franqueza  a  que  me  autoriza  mi  patriotismo  i  aa 
benévola  amistad. 

Seria  preciso  ser  cí<.»»o  para  no  reconocer  que  la  conducta  del  seüor 
Seward  La  .sido  escandaloEamente  bostil  a  la  América  del  Sur  i  par- 
cial a  la  Espuria  desde  ^ue  estalló  la  guerra.  Un  hecho  tras  otro, ha 
venido  ccnfinnáudolo,  i  pomo  per  prolijo  no  los  enumero  todos  aUd. 
pero  nje  bastará  recordarle  que  recibió  con  ascpereza  al  Encardado  de 
ríegocios  de  Chile  cuando  le  dio  parte  de  haberse  roto  las  hostilidades; 
que  le  pas-ó  en  seguida  una  nota  seca  i  terminante  declarando  qu« 
los  Estados-Unidos  nodcrian  a  las  repúblicas  del  Sur  ausilio  de  nin- 
guna especie  i  se  cerrarían  fus  puerto?  a  los  corsarios  i  but]ues  de 
guerra;  que  en  K^guida  pe  fue  a  la  Habana,  donde  bebió  a  la  salud  de 
Ja  reina  i  por  la  Icjitimidad  i  fcrpetiúiJad  de  los  derechos  de  la  Itlspa- 
La  en  la  América;  que  volvió  aquí,  i  mientras  deteuiasin  sombra  de 
pretesfo  el  vapor  Aletcor  i  me  mandaba  arrestar  con  estrépito,  ofrecía 
a  los  buques  de  guerra  espaíiolcs  el  uso  gratuito  de  los  arsenales  del 
Kstado  para  repararse;  i  por  último  que  ordenaba  no  solo  no  so  reco- 
nociese ix\  gobierno  nacional  quo  derribó  a  Pczot,  sino  que  encargo 
al  señor  Ilovey  abrogase  el  reconncin»ionto  prestado  por  el  señor  Ro- 
binson,  lo  que  era  ya  el  colmo  del  insulto;  i  a  este  propósito  aquí  es 
corriente  que  el  cambio  de  llobinron  i  de  Nclson  fué  a  conficcaencia 
de  las  simpatías  quencs  habicn  nianifcFitaüo. 

Añada  Ud.  a  todo  esto  quo  en  España  la  prensa,  el  gobierno,  las 
Cortes,  etc..  han  puesto  en  las  nubes  el  nombre  de  Mr.  Seward;  que 
te  han  dado  convites  a  los  mnrinos  españoles  en  Barcelona  i  se  les 
ha  invitado  a  Madrid,  i  que  a  Tassara,  ministro  español  en  Washing- 
ton, a  quien  se  lo  supone  inspirador  de  esta  conducta,  le  han  conferido 
últimamente  en  recompensa  la  gran  Cruz  de  Carlos  III.  Vea  Ud. 
en  el  trozo  de  una  correfpondcucia  de  Madrid  que  le  incluyo,  h 
jtroftinda  cov fianza  que  allí  se  manifiesta  en  que  los  Estados-Unidos 
serian  favorables  a  la  España  en  el  caso  que  ésta  ponga  sus  cuestiones 
con  nosotros  en  rus  manos. 

Añada  Ud.  que  mientras  en  los  mensajes  do  Napoleón  III  i  de  la 
reina  Yictoria,  a  pesar  de  su  estremada  brevedad,  se  consagraba  un 
párrafo  especial  a  nuestras  cuestiones,  en  el  Inensaje  del  Presidente 
de  Estados-Unidüs,  que  tenia  la  e.«toncion  de  un  libro,  no  se  deciauna 
palabra  ni  se  mencionaba  siquiera  el  nombre  de  nuestros  paiscs. 

Añada  Ud.  todavia  que  cuando  la  lo^laterra  i  la  Francia  ofrecieron 
su  mediación,  el  goLiorno  de  Washington  no  dijo  una  palabra,  i  si  lo 
hizo  mas  tarde  fué  solo  porque  comprendió  el  papel  desairado  i  de 
segundo  orden  que  su  abstención  le  hacia  representar  en  Sur- 
América. 

Al(»ra  bien,  vistos  todos  estos  anteccdent-cs  que  no  admiten  duda* 
ni  di.-cii?ion,  pncs  eon  h'fchos  que  h?.n  pasado  a  la  vista  de  todee  ^'Jé 


-UT- 

ralor,  que  ventajas,  qoéjuitiola  siqoiera,  podríamos  fispartr  dol  ar- 
bitraje ofrecido  por  el  mismo  Mr.  Soword? 

Esta  es  la  cuestión  qao  yo  descaria  qu3  Ud.  consultara  cou  muolis 
detención  dntes  de  resolverla. 

Para  mí  en  este  negocio  hai  dos  cuestiones  qu3  debsni'))  saparar 
oompleUimente  para  resolver  con  acierto;  a  sabor,  la  nudiacion  i  9I 
arbitraje  de  los  Estados-Unidos.  # 

La  mediación  es  en  estremo  importante  para  nosotros,  i  olla  im- 
plica, tal  cual  es,  solicit^ida  por  la  E.^paña^  uu  esploniido  triunfo  para 
Buestra  causa.  Recuerde  Ud.  qu3  hace  dos  moses  a  que  el  fanfarrón 
Bermúdtíz  de  Castro  dccia  en  plenas  Cortes  "que  la  Espaila  no  habia 
pedido  ni  necesitaba  la  mediación  de  nadie  en  sus  cuestionas  con  esai 
ingratas  repúblióas;"  i, vea  Ud.  ahora  como  vieno  a  huraillarso  anta 
el  mundo  pidiendo  con  insistencia  esa  misma  mQÜacion,  no  de  uu 
poder  europeo  i  monárquico  como  el  suyo,  sino  de  un  gobierno  ame- 
ricano i  democrático,  lleno  de  analojías  con  los  nuestros. 

Hast4i  aquí  la  mediación  importa,  pues,  una  gran  victoria  moral,  i 
es  excelente  cosa  que  el  señor  Seward  la  haya  aceptado,  a  pesar  do  la 
descortez  i  brusca  nota  en  que  la  propone.  Nosotros,  paréceme  a  mí, 
debemos  aceptarla  por  nuestra  parto  i  seguir  la  negociación  por  su^i 
pasos  cabales  hasta  ver  a  qué  resultado  nos  lleva.  En  esto  no  kai^ni 
anticipación  que  pueda  comprometernos,  ni  temores  de  uu  resultado 
que  pudiera  sernos  funesto  o  deshonroso. 

Pero  sucede  lo  mismo  con  un  arbitraje? 

Para  abrigar  ilusiones  sobra  esto  particular  seria  preciso  echar  en 
olvido  todo  lo  que  ha  hecho  Mr.  Seward  hasta  aquí,  o  imajinarse  qoÁ) 
en  virtud  de  un  poder  májico,  él  ha  cambiado  d3  improviso  todas  su3 
ideas  i  sentimientos  respecto  de  nosotros.  Porque  es  preciso  no  olvidar 
que  el  arbitraje  de  los  Estados-Unidos  seria  solo  el  arbitraje  personal 
de  Mr.  Seward,  «o  solo  porque  este  tiene  un  poder  inmenso  i  casi  dio- 
tatorial  en  el  pais,  sino  porque  el  Presidente  Johnson  le  deja  el  es- 
clusivo  manejo  de  loa  negocios  esteriores,  ocupándose  él  linicaiaento 
de  la  política  de  reconstrucción  de  la  Uniou»  que  és  el  uaico  asunto 
que  hoi  preocupa  seriamente  a  este  pais. 

La  manera  como  este  arbitraje  ha  sido  ofrecido,  lo  haría  todavía 
méiios  aceptable  a  nuestros  ojos.  Ha  nacido  en  Mr.  Seward  do  algún 
interés  hacia  nosotros?  No.  Todo  lo  contrario;  pues  ha  sido  ofrecida  a 
nombre,  por  instigaciones  i  en  el  intereg  directo  de  la  Espxna,  oom» 
lo  manifesté  en  mi  carta  anterior  al  señor  Pacheco,  siguiendo  el  hib 
de  lasjestiones  del  señor  Tassara  en  Washington  i  en  Madrid,  por  éí 
envío  a  esta  última  <3Íadad,  «a  mediados  de  febrero  última,  del  oficial 
Olaüeta. 

Si  el  señor  Seward  hubiera  tenido  el  mas  levo  interés  por  nosotros» 
•i  la  doctrina  Monroo,  no  fuera  una  de  las  grandes  farsas  de  est^ 
pÚB,  tiempo  sobrado  habla  temdo  en  seis  meses  para  demostrarlo  da 
alguna  manera,  pero  toa  lejos  ha  ostadp  de  pensarlo,  quo  si  »  la 


I 


—  118  — 

España  no  se  le  ocurre»   Cinduoida  por  la  aotítad  misma  de  Hr.  ^ 
Seward),  buscar  su  patrocinio,  no  ^habríamos  obtenido  de  él  el  paso 
que  ahora  ha  dado. 

Hai  personas  que  csplican,  sin  embargo,  la  estrana  e  incomprensible 
conducta  de  Mr.  Seward  (pues  no  se  t6  por  que  podría  favorecer  a 
España,  mas  allá  de  la  intima  amistad  personal  oue  le  liga  al  señor 
Tassara)  diciendo  que  todo  lo  ha  hecho  para  halagar  a  U  España  o 
atraerla  al  punto  en  que  hoi  se  ha  colocado.  Pero  yo  no  soi  de  los 
que  admiro  ni  apruebo  este  jénero  de  diplomacia,  caso  que  tal  hu-  ' 
Diera  sido  su  propósito,  lo  que  estoi  muí  lejos  de  imajinarme.  Lo  único 
que  ello  probaría  sería  torpeza  i  mala  fe.  Torpeza,  porque  ha  venido 
a  usar  de  este  recurso  después  que  la  guerra  se  ha  prolongado  por 
cerca  de  ocho  meses,  cuando  en  la  iniciativa  de  ella  una  sola  palabra 
suya  dicha  a  la  España  habria  bastado  para  contenerla,  i  mala  fe,  por- 
que no  me  parece  justo  engañar  a  un  pais,  fínjiéndole  amistad  para 
sacrificarlo  en  seguida.  Con  estos  principios  de  política  ¿qué  garantía 
tendríamos  nosotros  de  no  ser  los  sacrificados,  siendo  los  mas  débiles? 

Verdad  es  también  que  por  este  vapor  envia  el  señor  Seward  ór- 
denes de  reconoce!'  al  gobierno  del  Perú  i  al  de  Solivia.  Pero  este  es 
solo  para  facilitar  el  plan  que  él  mismo  se  propone,  pues  sin  ese 
reconocimiento  previo  ¿cómo  podria  ser  arbitro  en  las  cuestiones  en 
que  esos  países  son  parte?  Al  señor  Asta-Buruaga  dijo  también  en 
una  conferencia  que  tuvo  lugar  hace  ocho  días,  que  al  reconocer  al 
gobierno  del  Perú  hacia  un  gran  sacrificio,  pues  en  otras  circunstan- 
cias ni  en  veinte  años  de  poder  lo  habria  hecho,  lo  que  ciertamente 
no  significa  un  gran  cumplimiento  para  nosotros. 

En  virtud  de  todo  esto,  yo,  aceptando  la  mediación,  clejúria  en  úl- 
timo lugar,   entre  todos  los  grandes  poderes,  al  de  los  Estados-Uni- 
dos para  arbitro,  Al  menos  si  hai  un  juez  que  todo  lo  haya  prejvp" 
gado  contra  nosotros  es  Mr.  Seward,  es  decir,  e^  gobierno  de  esta 
pais. 

^  Hai  otra  razón  mas  que  alegar,  i  es  razón  de  pueblo,  no  de  go- 
bierno. Este  pueblo  es  el  mas  fatuo  de  la  tienra;  cree  que  el  mundo 
entero  está  postrado  a  sus  pies,  i  que  las  repúblicas  de  Sur-Améríoa 
no  son  sino  una  nebulosa  de  tercer  orden  en  el  firmamento  en  que  ellos 
solos  brillan  como  el  sol.  Incluyo  a  Ud.  un  editorial  del  Herald  de  hoi, 
que  siento  no  tener  tiempo  para  traducir,  i  en  el  que  verá  Ud.  la 
arrogancia  con  que  declaran  que  ellos  son  los  señores  naturales  de 
ambas  Américas,  i  que  por  título  de  su  poder  i  de  isu  orgullo  ellos 
únicamente  deben  zanjar  nuestras  cuestiones. 

;^Por  qué  habíamos,  pues,  nosotros  de  dar  razón,  amigo  mió,  a  la 
peligrosa  petulancia  de  esta  naeion  egoísta  pero  invasora,  sometiéndole, 
después  de  los  agravios  que  nos  ha  hecho,  nuestras  querellas?  Aun 
si  no  nos  asistiese  el  temor  de  un  fallo  parcial  i  adverso  a  nosotros, 
yo  oreo  que  por  la  consideración  que  acabo  de  apuntar,  no  deberíamos 
aceptar  sino  en  último  caso  el  arbitraje  de  este  pais. 


—  119  — 

Después  de  escrito  todo  lo  anterior  ha  llegado  de  Washington  el 
señor  Asta-Buruaga  i  en  una  conversación  que  acaho  de  tener  con  él, 
veo  que  acepta  enteramente  mi  manera  de  pensar.  El  se  inclina  de 
preferencia  a  obtener  el  arbitraje  de  Kusia,  gobierno  independiente, 
que  tiene  tendencias  a  popularizarse  en  América  i  con  cuyo  ministro 
ea  Washington  el  señor  Asta-Buruaga  tiene  íntimas  relaciones,  Ud 
i  sus  distingmdos  consejeros  podrán  meditar  los  inconvenientes  que 
este  camino  podria  ofrecer  en  un  pais  absoluto  i  tan  remoto;  pero  yo 
ciertamente  preferiria  el  arbitraje  de  San  Petersburgo  al  de  Was- 
hington. 

De  todas  maneras,  yo  reduciría  mi  poUtica  en  este  negocio,  si 
hubiera  de  someterse  a  arbitraje  ala  siguiente  í6rmul|: — ''Mediación 
de  los  Estados-Unidos  para  obtener  él  arbitraje  de  un  tercero.^' 

Apunto  a  Ud . ,  mi  distinguido  amigo,  estas  reflecciones  porque  así 
me  fas  sujiere  el  amor  que  tengo  por  nuestra  patria  común  el  Perú 
i  Chile.  Sin  embargo,  personas  mas  competentes  i  mas  al  cabo  de  los 
secretos  i  de  los  recursos  de  la  diplomacia,  como  el  señor  Barreda, 
alumbrarán  a  Ud.  con  mas  acierto  en  este  negocio. 

Concluvo  con  una  última  esplicacion. 

No  atribuya  Ud.  en  lo  menor  mis  prevenciones  hacia  la  política  de 
este  pais,  a  la  innoble  persecución  personal  que  me  ha  hecho  Mr. 
Seward.  Yo  creo  ser  superior  a  esos  pequeños  agravios  personales 
delante  de  los  grandes  intereses  de  mi  patria,  i  en  verdad  tan  lejos 
está  de  influir  en  mí  el  egoismo,  que  precisamente  éste  me  aconseja- 
ría congraciarme  con  aquel  potentado  que  me  tiene  bajo  su  férula 
con  dos  juicios,  que  por  cierto  él  no  se  sentiría  inclinado  a  abandonar, 
si  Chile  no  se  manifestase  dócil  a  sus  orgullosas  influencias. 
Rogando  a  Ud.,  etc. 

6.  VioulÍA  Mackinha. 


DOCUMENTO  L. 


notas  üelfttlTas  a  los  servicios  prestados  a  la  oansa  de  Méjico 

por  la  Vos  do  Amórlca. 

Legación  Mejicana  en  los  Estados  Unidos  de  Amjbjuca. 

Washington,  marzo  14  de  1866. 

Tengo  la  honra  de  acompañar  a  Ud.  copia  de  una  comunicación  que 
me  hadirijido  el  señor  don  Lebastian  Lerdo  de  Tejada,  Ministro  de 
Relaciones  £steríores  de  la  República  mejicana,  manifestándome  el 


—  120  ~ 

«precio  con  que  ha  visto  el  Presidente  de  dicha  Bepablica  los  dignos 
e  ilustrados  sentimientos  de  que  se  sirvió  Ud.  dar  una  maestra  al 
diríjirme  sa  comunicación  de  20  do  diciembre  último  con  relación  a 
la  Voz  de  Amériea, 

Con  tal  motivo  reitero  a  üd.  las  seguridades  de  mi  mui  atenta  ooq« 
fúderacion. 

M.  RonBo. 
kX  Keñor  don  Bei\¡amin  V.  Mackenna,  Ájente  etc,  etc. 


I 


(Copia.) 

MlNZSTEBIO  DE    RsLACIONES  ESTERIORES  I  GOBZENACIOX. 

Paso  dd  Korte,  febrero  13  de  1866. 

Con  la  nota  num.  4  do*  3  de  enero  último  me  envió  Ud,  copia  de 
la  comanicacion  que  el  señor  don  Beujamin  Y.  Mackenna,  ájente 
confidencial  de  la  Kcpública  de  Chile  en  los  Estados  Unidos  dirijió  a 
Ud.  de  Nueva  York  en  30  de  diciembre  anterior  mi^nifestando  a  üd. 
que  lo  envíaria  ejemplares  del  periódico  La  Voz  de  América  qua 
babia  fundado  en  dicha  ciudad  con  el  objeto  de  sostener  la  causa  de 
laa  Repúblicas  de  la  America,  antes  española,  contra  las  frecuentes 
e  injustificables  agresiones  do  la  Europa  monárquica,  i  ofreciendo  a 
Ud.  las  columnas  del  periódico  para  lo  que  quisiera  publicar  en  él. 

El  Presidente  ha  quedado  impuesto  de  la  nota  de  Ud.  estimando 
debidamente  los  difi^nos  e  ilustrados  sentimientos  del  señor  Mackenna, 
a  quien  se  servirá  Ud.  aprovecharla  ocasión  de  manifestárselo. 

rroteato  -a  Ud.  mi  suus  atenta  consideración. 

(Eirmado) — Lerdo  de  Tejada. 

JU  señor  C.  Matías  Romero,  enviado  cstraordinarío  de  la  Repúbl&ca  M^íei- 
na  ea  los  Ettadoa  Unidos  de  Norte  América. 


(Contestadon.) 


Ájente  Confidencial  sto. 


Nueva- York,  marzo  19  de  1866. 


Señor  Ministro: 

He  tenido  el  honor  de  recibir  k  distinguida  comunicación  de  Ud. 
fboha  del  17  del  presente  en  que  se  sirve  trascribirme  los  sentimien* 
to»  de  ai^eoio  qua  el  digno  Presidento  de  la  Bepablica  de  Hé»^ice  ha 


*  121  ~ 

tenido  a  bien  manifestar  hacia  mi  persona,  por  la  eooperacion  que  ho 
ofrecido  a  la  noble  causa  de  la  libertad  i  de  la  independencia  de  ^léjico, 
en  el  periódico  que  redacto  en  esta  ciudad  con  el  título  da  la  Vo»  de 
América. 

Tal  manifestación  es  en  estremo  honrosa  para  mí  i  como  tal  la 
acepto  rogando  a  US.  se  sirva  trascribir  al  Gobierno  que  tan  digna- 
mente representa,  mi  gratitud  por  ella  i  los  cinceros  yotos  que  hago,  en 
común  oon  todos  los  chilenos,  por  el  triunfo  de  la  santa  causa  de  la 
independencia  nacional.  < 

Con  sentimientos  de  la  mas  alta  consideración  tongo  el  honor  de 
suscribirme  de  US.  atento  i  respetuoso  serridor. 

B.  YzouÑA  AlACErarMA. 

Al  señor  Enivíado  Eatraordinario  i  Ministro  Plenipotenciario  de  Méjico 
en  los  Estados  Unidos.  « 


DOCUMENTO.  IX. 


Correspondencia  relativa  a  las  proposiciones  de  meAladoa  hecha 
por  el  gobierno  arjentlno  ante  los  gobiernos  de  París,  Madrid 
1  Londres  con  motivo  del  conflicto  ohlleno-espaftol. 

París,  diciembre  12  de  1865. 

LlOACION  ABJENTINA. 

Huí  señor  mió: 

■ 

Como  tuve  ya  ocasión  de  comunicarlo  a  Y.  E.  en  carta  particular, 
nuestro  Gobierno  me  encargó  oficialmente  de  ofrecer  su  mediación 
amistosa  en  el  conflicto  hispano-chileno  después  que  supo  la  desapro- 
bación del  gabinete  de  S.  M.  C.  al  arreglo  hecho  por  el  señor  Ta« 
Tira,  i  las  nuevas  instrucciones  dadas  al  almirante  Pa|;eja. 

BemiU»  a  y.  E.  en  copia  legalizada  las  notas  cambiadas  entré  esta 
Legación  i  el  Ministerio  de  Estado  de  S.  M.  C.  i  las  que  consideré 
conveniente  dirijir  a  los  Gobiernos  de  Inglaterra  i  de  Francia,  cuyos 
buenos  oficios  podrian  quizá  influir  en  evitar  una  guerra  desastrosa  a 
los  belijerantes. 

En  una  conferencia  que  tuve  con  Mr.  Bigelow,  representante  de 
los  Estados-Unidos,  me  fue  satisfactorio  oirque,  a  pesar  de  carecer  de 
instrucciones,  esperaba  que  su  Gobierno  no  seria  indiferente  en  om 
conflicto. 

La  4qnm<m  publica  u  manifietía  unánime  contra  Iqí  invsitadoe 
i  vidUfitíM  proced^ee  id  Qobitmo  e^paiki  qike  hoi  HjfHc  wnapiiüica 


•   1     ^ 


—  122  — 

fwnuta  respecto  a  Ghüe,  %  contraria  a  tut  verdaderos  intereses  en  toda 
la  America 

Como  estoi  persaadido  que  Y .  E.  habrá  dado  Ibs  pasos  qae  haya 
juzgado  oportunos  cerca  de  ese  Gobierno  para  coadyuvar  a  los  deseos 
del  nuestro,  le  incluyo  estos  antecedentes  cuyo  conocimiento  podrá 
interesarle.  Mucho  me  temo  que  mientras  permanezca  al  frente  del 
Ministerio  el  mariscal  O'Donnell  se  niegue  el  Gobierno  español  a  oir 
hablar,  de  avenimiento  pacífico,  poro  la  situación  interior  de  la  Espa- 
ña es  de  tal  naturaleza,  que  aun  prescindiendo  de  la  intervención  es- 
tranjera,  es  probable  que  un  cambio  de  Ministerio  produzca  los  re- 
sultados que  son  de  desear  en  la  política  española  en  el  Pacífico. 

Oon  este  motivo  me  es  grato  renovar  a  Y.  E.  las  seguridades  de 
mi  mas  distinguida  consideración  i  aprecio. 

(Firmado.) — ^M.  Balcabce. 

A  S.  E.  el  sefior  don  D.  F.  Sarmiento,  Ministro  Plenipotenciario  i  Enviado 
Éstraordinarío  de  la  República  Aijentina  en  Im  £.  U.  del  N. 

(Es  copia  fiel  del  orijiñal.) — Bartolomé  Mitre, 
# 
(Seeretaño  de  la  Legación  aijentina  en  los  Estados  Unidos  del  N.) 


Legación  Arjentina  en  Inglaterra, 
Italia,  Frangía  i  España. 

París,  noviembre  8  de  1865. 

AI  Exmo.  señor  don  M.  Bermudez  de  Castro,  Ministro  de  Estado  de  S.  M.  C. 

Ezomo.  señor: 

De  acuerdo 'con  las  instrucciones  que  acabo  de  recibir  de  mi  6o* 
biemo,  cumplo  el  honroso  deber  de  manifestar  a  Y.  E.  el  vivo  deseo 
que  anima  tanto  a  éste  como  al  jpvM)  arjentino  por  ver  pronta  i  sor 
tlsfactoriam^rUe  terminada  la  cuestión  que  por  desgracia  s\d>sitte  en- 
tre el  Gobierno  de  S.  M.  G,  i  la  República  de  Chile, 

Impuesto  mi  Gobierno  de  la  desaprobación  recaída  sobre  el  coa- 
venio  celebrado  por  el  Plenipotenciario  de  S.  M.  C.  en  Chile  •  i 
animado  del  sincero  deseo  de  evitar  una  nueva  i  desagradable  com- 
plicación entro  pueblos  amigos  con  quienes  cultiva  las  mas  estrechas 
relaciones  de  amistad,  me  ha  autorizado  a  ofrecer  sus  buenos-oficios 
RE^rovANDO  loe  que  tuvo  el  honor  de  soraeter  a  S.  E.  el  señor  Minis- 
uistro  Residente  de  S.  M.  C.  don  Cá^os  Creus,  i  al  Representante 


—  123  — 

d«  Ohilfi  cerca  de  la  República  Aijentina,  como  resulla  de  las  copia» 
adjuntas. 

Mi  G-obiemo  se  felicitaría  sobremauera  de  ver  aceptada  su  amis- 
tosa mediación,  coadyuvando  por  medios  reciprocamente  decorosos 
al  arreglo  de  las  diferencias  pendientes  entre  naciones  ligadas  por 
vínculos  mas  solidos  que  los  de  simple  amistad  o  el  interés  mercantil; 
i  al  dar  este  paso  mi  Gobierno  cree  ofrecer  con  él  un  nuevo  testi- 
monio de  las  buenas  disposiciones  que  desea  vivamente  acreditar  al 
Gobierno  de  S.  M.  C. 

Cumpliendo  asi  las  órdenes  que  be  recibido,  me  es  lisonjero 
asegurar  a  Y.  E.  que  nada  podría  serme  personalmente  mas  aati^ao- 
torio  como  trasmitir  una  aceptación  a  las  ofertas  del  Gobierno  que 
represento. 

Aprovecho  esta  ocasión  etc.,  etc.,  etc. 

(Firmado.) — Mariano  Baloaecb. 

Es  copia  de  la  copia  existente  en  esta  Legación. — Bartolomé  MUre. 

(Secretario  de  la  Legación  arjentina  en  los  Estados-Unidos  del  N.) 


Ministerio  de  Estado. 

San  Ildefonto,  noviembre  IS  de  1865. 
Muí  señor  mió : 

Tengo  el  honor  de  participar  a  US.  que  he  recibido  su  atenta  nota 
del  8  del  corriente,  en  la  cual,  después  de  manifestarme  el  vivo 
deseo  de  su  Gobierno  i  del  pueblo  aijentino  de  ver  pronta  i  satisfacto- 
riamente resuelta  la  cuestión  hispano-chilena,  me  ofrece  al  efecto 
los  buenos  oficios  del  Gobierno  de  la  Confederación. 

El  Gobierno  de  la  Reina,  que  agradece  sinceramente  los  amistosos 
deseos  que  animan  al  de  Buenos  Aires,  deseos  que  le  eran  ya  co- 
nocidos por  conducto  del  Representante  de  S.  M.  en  aquella  KepüblT- 
ea,  i  por  los  cuales  reitera  hoi  a  US.  las  gracias,  siente  infinito  no  po- 
der aceptar  hoi,  en  el  estado  a  que  han  llegado  las  desavenencias 
entre  España  i  Chile,  la  mediación  que  se  le  ofrece.  Ademas  de  ser 
esta  siempre  inadmisible  tratándose  de  la  honra  de  España  vvínera" 
da,  ahora  seria  inútil,  pues  para  esta  fecha  debe  estar  resuelta  la 
ettestion  de  «n  modo  u  otro. 


\ 


~  124  ~ 

Esto  no  impidd  que  el  Qobierno  de  S.  M.  aprecie  como  ae  me- 
recen los  ofrecimientos  que  le  ha  hecho  el  Gobierno  aijentino,  a 
los  pue  corres|k)nderia  gustoso  si  se  le  presentase  una  ocasión.     ^ 

Ileitcro  a  US.  la  seguridad  de  mi  mas  distinguida  consideración. 

(Firmado.) — M.  B^&mudez  ns  Castiko. 

Es  copia  fiel  de  la  copia  existente  en  esta  Legación. — Bartolami 
Mure. 

(Secretario  de  la  Legación  aijentina  en  loa  Estados-Unidos  del  N.) 


(Confidencia!.) 
Lio  ACiozf  Abjxntin  a  . , 

París,  noviembre  20  de  1865. 
Señor  Ministro. 

He  tenido  ocasión  últimamente  de  ocupar  la  atención  de  Y.  E. 
con  motivo  de  las  graves  complicaciones  que  amenazaban  surjir  en- 
tonces entre  Chile  i  la  España  como  igualmente  acerca  de  los  pasos 
dados  sobre  este  particular  -  cerca  del  gabinete  de  Madrid  en  virtud 
de  órdenes  de  mi  Gobierno. 

En  efecto,  mi  Grobierno,  ligado  por  vínculos  de  amistad  con  l& 
España  i  con  Chile,  estimando  en  toda  su  'estension  los  perjuicios 
materiales  i  la  funesta  improben  quo  esas  complicaciones  produci- 
rían en  la  América  del  Sur,  habla  ofrecido,  directamente  en  un  prin- 
cipio, i  por  mi  conducto  maa  tarde,  su  mediación  al  Gobierno  de  S. 
U.  Católica. 

El  gabinete  de  Madrid,  apreciando  con  toda  distinción  i  con  los 
sentimientos  mas  benévolos  el  ofrecimiento  del  Gobierno  arjentino, 
me  ha  contestado  recientemente  quo  no  cree  que  los  aconteci)níen- 
tos  ni  el  estado  de  los  sucesos  le  permitan  aceptar  la  mediación 
ofrocida. 

Asi,  pues,  esos  acontecimientos  han  adquirido  en  el  Pacifico  nn 
•aráoter  en  estremo  grave;  la  guerra  entre  España  i  Chile  ha  pasa- 
do del  estado  de  lo  posible  al  de  ser  una  realidad  i  por  el  paquete 
que  acaba  do  llegar  i  que  trae  la  noticia  de  estos  sucesos,  ta  me 
encarga  de  nuevo  ^ae  me  dirija,  a  nombre  del  <xobicmo  aijentíno, 
a  los  Gobiernos  amigos  cerca  do  los  qu«  tengo  el  honor  do  estar  acre- 
ditado i  onjos  intereses  oomereialea  no  pueden  menos  de  sentirse  afee- 
todos  por  esta  situación,  ya  sea  directamente»  ya  sea  ea  sa'  ^-^-^^ 


^  125  — 

o  en  las  propiededes  de  sus  nacionales,  para  com^cguír,  por  medio 
de  EU  influencia  i  acción,  impedir  la  continuación  de  la3  hostilidades, 
i  es  este  el  deseo  que  me  permito  reiterar  a  V.  E. 

Determinar  en  que  forma  podria  ejercerse  tal  acción,  es  punto  en 
que  por  ningún  título  me  corresponde  dar  opinión;  sin  embargo,  si  el 
gobierno  español  no  se  prestara  a  ninguna  mediación,  acaso  encontraría 
mas  conveniente  a  sus  intereses  i  a  su  dignidad  proponer  un  arbi- 
traje, teniendo  en  cuenta  sobre  todo  cuanto  es  lo  que  afectan  las 
medidas  coercitivas  que  se  bon  adoptado  a  los  intereses  internaciona- 
les enteramente  cstranos  a  las  causas  del  conflicto  como  en  distintas 
ocasiones  lo  lia  manifestado  el  cuerpo  diplomático  de  Santiago  ^ro- 
testaudo   contra  Jas  medidas  adoptados  por  el  almirante  Pareja. 

A  la  a|ta  penetración  de  V.  E,  no  pueden  ocultarse  los  deplora- 
bles resultados  que  semejante  lucba  ocasionaria,  si  no  se  consiguiesa 
evitarla  i  ponerle  termino  tanto  por  las  pérdidas  i  desgracias  quo 
serian  su  consecuencia  inmediata  i  palpable  cuanto  por  un  efecto, 
que  aunque  lejano,  no  es  menos  cierto,  a  saber,  la .  alteración,  del  es- 
píritu publico  de  los  ¡niebhs  Sur  •americanos  contra  la  Europa  lo 
([lie.  darUiHa  directamente  el  desarrollo  del  comercio  tnternacioncd  en 
perjuicio  de  intereses  de  la  mayor    importancia. 

Abrigo  la  esperanza  de  que  la  poderosa  i  amistosa  influencia  del 
Gobierno  de  S.  31.  el  Emperador  logrará  disponer  al  Gobierno  de 
S.  M.  Católica  a  proponer  o  aceptar  el  arbitraje  de  una  potencia  ex- 
tranjera, arbitraje  que  evitaria  a  la  España  el  orno  publico  i  jekr- 
Ral  que  va  a  escitar  i  despertar  en  la  Ameiica  dd  Sur^  a  Chile 
las  desgracias  que  le  amenazan  i  a  la  Europa  las  profundas  lesio- 
nes que  no  podrá   menos  de  sn/rir  en  su  comercio  intermicional. 

Sírvase  aceptar,  señqr  Ministro,  ctc,  eto,  etc. 

(Firmado) — M.  Ealgarcz. 

A  S.  K.  Mr.  Droüyn  de  Lhuj'B,  Ministro  de  Negocios  cstranjeros  de  B.  M. 
el  EmpetMlor. 


(Trad  acción.— Confidencial .) 


París,  22  de  noviembre  de  1865. 
Señor  Ministro: 

He  recibido  la  nota  que  mo  habéis  Iieoho  el  honor  de  dirijirme 
oon  fecha  20  del  presente  con  motivo  del  oonfiioto  que  acaba  de  anr- 
jir  entre  la  España*  i  Chile.  No  deplorames  menos  vivamente  qn« 
ol  Gobierno  de  la  Confederación  Atjenána  la  ruptura  que  ha  4^ 
brevenido  entre  dos  paiees  por  los  que  abrigamos  sentimientoi  igaal- 


—  186  - 

ttente  amistoflos.  Nuestros  rotos  son  los  mismos  que  los  dol  gk* 
bínete  de  Buenos  Aires  para  desear  que  una  pronta  conciliación  logre 
prevenir  el  desarrollo  de  las  hostilidades  cuyas  funestas  consecuen- 
cias no  seria  el  último  en  sentir  nuestro  comercio.  Así,  no  yuíSo 
en  aseguraros  que  el  Gobierno  del  Emperador  está  dispuesto  a  haoer 
cuanto  esté  en  su  poder  para  facilitar  cualquiera  intelijencia  entre 
los  gabinetes  de  Madrid  i  de  Santiago  si  juzgasen  qu9  a  ello  podría 
contribuir. 
Becibid  las  seguridades  eto,  eto,  etc. 

(Firmado) — Dboutn  db  Lhutb. 
Al  señor  Balearce,  Ministro  de  la  Confederación  Arjentina. 


LsoAGJON  Arjitina. 

Partid  noviembre  20  de  1865. 
Señor  Ministro : 

Las  probabilidades  délos  acontecimientos  que  han  snijido  en  el 
Pacífico  i  que  amenazan  dañar  a  tantos  intereses  habian  impulsa- 
do al  Gobierno  aijentino,  que  cultiva  relaciones  de  amistad  con  la  Es- 
paña i  Chile,  a  ofrecer  ya  directamente  o  por  mi  conducto  su  me- 
diación al  Gobierno  dea.    M.  Católica. 

Apreciando  con  sentimientos  de  benevolencia  el  Gobierno  español, 
cuya  respuesta  acabo  de  recibir,  la  oferta  del  Gobierno  arjentino, 
no  ha  oreido  que  la  situación  actual  pueda  permitirle  aceptar  la  me- 
diación propuesta. 

Así,  pues,  los  sucesos  han  tomado  un  carácter  de  mucha  gravedad 
en  el  Pacífico;  la  guerra  no  es  ya  posible,  sino  que  ha  pasado  a 
ser  un  hecho  i  junto  con  recibir  estas  noticias  por  la  vía  de  Panami 
me  han  llegado  por  el  paquete  del  Plata  órdenes  de  mi  Gobierno, 
— que  ya  conocía  estas  complicaciones  i  que  juzgaba  que  con  el  ul- 
timátum presentado  se  habia  separado  él  cdmiranU  Pareja  de  ívm 
instruccumes — para  dirijirme  a  los  Gobiernos  amigos  cerca  de  loe 
^  cuales  tengo  el  honor  de  estar  acreditado  i  cuyos  intereses  comer- 
'  oíales  afectará  profundamente  semejante  estado  de  cosas,  a  fin  de 
impedir  por  medio  de  su  influencia  la  continuación  de  las  hoeti- 
lidades. 

Este  es  el  deseo  que  hoi  me  permito  espresar  a  Y.  £.  En  cnanto 
a  la  forma  en  que  podría  ser  aceptado  i  realizado,  no  me  toca  a  mí« 
Milord,  prejuzgarlo  en  este  lugar,  pero  ¿isería  avanzado  esperar  que 
el  Gbbiemo  español  encontrase  conveniente  a  su  dignidad  i  a  su  es- 
píritu equitativo  proponer  un  arbitraje,  teniendo  sobre  todo  en  eaeo' 


—  127  — 

ta  cnanto  afeotarian  las  medidas  oonminatorias  tomadas  por  su  Plo« 
nípotenciario  a  los  intereses  internacionales,  estranos  a  las  cansas  áfl 
conflicto  i  mui  principalmente  las  consideraciones  qne  el  Cuerpo  Dt 
plomático  de  Santiago  ha  hecho  yaler  en  diversas  ocasiones  protes- 
tando contra  las  disposiciones  adoptadas   por   el  almirante  Pareja? 

A  la  alta  penetración  i  la  constante  solicitud  por  los  intereses  bri- 
tánicos que  anima  a  Y.  £.  no  pueden  ocultarse  los  deplorables  resul- 
tados de  una  lucha  semejante,  tanto  por  las  aminas  i  desgracias  qne 
serian  su  consecuencia  inmediata  e  infalible  cuanto  por  otro  resul- 
tado  no  tan  próximo  talvez,  pero  no  menos  efectivo,  a  saber:  la 
alteración  del  sentimiento  público  en  Sur- América  con  respecto  a  la 
Europa  q>ie  producirá  un  funesto  efecto  en  el  desarrollo  del  comercio 
europeo  i  én  todos  los  intereses  que  en  él  se  encuentran  comprome- 
tidas. 

Aliento  la  esperanza,  Milord,  de  que  la  poderosa  influencia  del 
Gtobierno  de  S.  M.  B.  conseguirá  disponer  al  Gobierno  español  a 
provocar  o  aceptar  el  arbitraje  de  una  potencia  estranjera,  medida 
oportuna  i  bienhechora  que  dará  el  triple  resultado  de  exonerar  a  la 
España  de  los  odios  que  va  a  suscitar  en  la  América  del  Sur,  a  Chile 
de  los  grandes  males  que  le  amfenazan  i  a  la  Europa  de  los  graves 
daños  a  que  no  podrá  sustraerse  su  comercio  internacional. 

Recibid,  Milord,  etc,  etc,  etc. 

(Firmado)  M.  Baloabcb. 


Señor  Ministro: 


(Traducción.) 
Foreign  Office,  Tioviembre  23  de  1865. 


Tengo  el  honor  de  acosar  el  recibo  de  vuestra  nota  de  20  del  co- 
rriente en  que  me  espresa  la  esperanza  de  que  el  Gobierno  de  S.  M. 
couseffuirá  inducir  al  Gobierno  español  a  que  someta  sus  diferencias 
con  Chile  al  arbitraje  de  una  potencia  amiga. 

£n  contestación  a  esa  nota  me  permito  informaros  a  üd.  que  oí 
Gobierno  de  S.  M.  no  ha  perdido  tiempo  para  comunicarse  con  el  de 
S.  M.  C.   sobre  este  particular  i  que  pondrá  cuanto  este  de  su  par-, 
te  para  facilitar  una  solución  a  las  desgraciadas  complicaciones  que 
han  surjido  con  Chile. 

Tengo  el  honor,  etc,  etc,  etc. 

(Firmado) — Clarxndon. 

A  Monsieur  Balcarce. 

Está  conforme. -~jB.  Mitre, 


128  — 


,,  DOCUMENTO.  M. 

Bnttarlo  d«  los  artículos  publicados  en  la  Vos  do  América  «fl 
la  serle  comprendida  entre  el  01  de  diciembre  de  1866  leí  21 
de  junio  de  1868. 

Núm.  1.° — dicicmhre^^l  de  1865.— La  Voz  déla  America  (pros- 
poeto) Chile  i  Es))aiia...La  España  por  dentro Caba  i  los  cu- 

Danoflt... Chile  i  los  Et^tados- Unidos  bajo  un  punto  de  vista  comercial. 

M.    de  Lamartine  i   la  América Kl    Cüurner  des  Etats-UnU  i 

la  doctrina  Monroe.... Méjico   i  Bóljica La  señal  está  dada 

Estados-Unidos El  Presidente  de  la  Ilcpública  de  Chile  i  sn  ga- 
binete  Los  comerciantes  de  Nueva- York  i  el  bloqueo  de  Chile.... 

El  manifiesto  del  gobierno  de  Madrid  en  la  cuestión  chileno-españo- 
la  Contra-manifiesto  del  Ministro»  de  Relaciones  Esterioresde 

Chile  sobre  la  presente  guerra  entre  la  República  i  España. 


Núm.  2.® — Diciemhrt  SO  de  1865. — La  España  moderna.  .Cuba 
i  Chile La  revolución  del  Perú  i  la  dictadura  de  Prado Méji- 
co  Estados-Unidos  |de  Colombia Estados-Unidos  de  Vene- 
zuela...  .Los  Estados  Unidos  i   Chile Banquete   ofrecido  a  los 

representantes  de  la  prensa  de  Nueva- York  i  a  los  miembros  del  cuer- 
po diplomático  de  Sur-América  residentes  en  esa  ciudüd La  cues- 
tión española  i  los  diarios  ilustrados. . .  .La  guerra  entre  Chile  i. Es- 
paña; s|i  verdadera  causa,  su  oríjen  i  su  objeto La  España  juzga* 

da  en  su  propia  casa Bermudez  de   Castro  i  Bsnavides Canto 

a  Chile Contra-manifiesto  del   Ministro  do  Relaciones  Esteriore» 

de  Chile  sobre  la  presente  guerra  entre  la  República  i  España. 


Núm.  ZP--EneTo  11  de  1866.— El  rolde  Chile  en  Sur-América.. 
Perú  i  España El  dictador  del  Perú. . .  .El  club  de  la  Liga  Unio- 
nista  Los  comerciantes  dol  Havre  en  la  cuestión  chileno-españo- 
la  El  combate  de  la  Covcidonga  i  la  EsYíuralda',  impresión  en  el 

pueblo  chileno Méjico Esclavatura  en  Méjico Como  Na- 
poleón i  Maximiliano  gobiernan  en  Méjico. . .  .La  barbarie  de  Es- 
paña i  la  magnanimidad   de  Chile El  capitán  de  navio  Williams 

1  el  teniente  Thompson. . .  .Documentos  curiosos Otra  vez  la  in- 
vencible armada.  . .  .Gran  meeting  en  honor  de  la  doctrina  Mooroe  i 
de  las  Repúblicas  de  Chiloi  Perú  i  Santo  Domingo. 


—  129  — 

Nam.  á^-^Éne/^  20  de  1866.— La  Espaua  i  la  America  áel 

Sur;  la  muerte  de  Pareja La  oaestioQ  cobano-portoriqaena.  É. . « 

£1  almirante  Pareja La  hacienda  española La  España  pro- 
tectora de  la  raza  latina El  Plata  i  Chile M^ico,  la  barbarie 

de  Maximiliano Los  mártires  de  Urapan Hechos  i  considera- 
ciones sobre  Cuba Chile  i  España,   '  'mal  rendida" El  solado 

a  la  bandera  española.. ««# .El  Times  de  Londres «La  cuestión  chi- 
leno-española juzgada  en  España La  guerra  hispano  chilena 

(Herald). . . . « .El  reverso  de  la  medalla La  España  en  agonías « 

£1  misterio  de  la  guerra  española Pareja  i  Tayira..4...La  Eepaña 

i  el  Brasil Los  diarios  ilustrados  i  la  guerra  de  Chile El/Ha^ 

rio  de  la  .J/an'na.. .•«.Consuelo Las  últimas  noticias  de  Cuba 

Proximidad  de  un  levantamiento El  manifiesto  del  señor  Cova- 

rrúbias.*... «.Cantos  a  Chile...... Rodríguez  Velasco,  Barra....... Son^r 

^the  SonsofMonroe La  España  juzgada  en  su  propia  casa  .... 

La  Remeta  ae  Ambos  Mundos. . « .  *  «La  cuestión  chUeno-española. 

Nñm.  b.^—^Enero  31  de  1866  — La  revolución  de  España.  •  *  .ül-» 
timas  noticias  de  la  revolución .La  independencia  de  Cuba  i  Puer- 
to-Rico --hechos  i  reminiscencias. . .  .La  diplomacia  española  en  lá 
América  del  Sur. . .  .Cuba  i  los  concesionarios.  • .  .£1  Congreso  dé 
los  Estados- Unidos  i  la  doctrina  Monroe. .  •  .Los  Estados-Unidos  i  la 
doctrina  Monroo.  •  •  .Los  Estados-Unidos  de  Colombia  i  Chile. . .  • 
Nueva  guerra  do  independencia . . .  Legación  de  Chile  en  los  Estados- 
Unidos  de  Colombia. . .  .Chile  i  ei  Pkta Suicidio  de  Pareja. . . . 

Las  finanzas  del  imperio  mejicano. . .  .Candor  de  la  Época. . .  .La 
£^M)ca  i  el  Perú... 4.. Rasgos  característicos  de  la  España. . .  .Nuevas 
tendencias  de  la  America  a  propósito  del  conflicto  hispano-americano 

Versos  improvisados  en  la  Habana  %on  motivo  del  banquete  del 

señor  Asquerino 1  I  a  prensa  de  los  Estados-Unidos  i  la  guerra  de 

Chile El  discurso  de  la  Reina. . .  .España i  Portugal. . .  .Hechos 

i  reflecciones  sobre  Cuba  i  Puerto-Rico  (II). . .  .Libertad  de  impren- 
ta en  España El  Diario  de  la  Marina Los  progresos  de  Es-* 

gaña. .  •  .La  agresión  de  España  contra  Chile;  folleto  de  Courcelle 
enneuil La  Espaua  juzgada  en  su  propia  casa  (II) La  Rc'* 

pública  do  Chile  (lectura  en  el  Club  de  los  Viajeros.) 


Núm.  6.* — Febrero  1.*  ds  1866. — La  España  otfa  ve<  en  gudriU 
oon  la  América;  alianza  ofensiva  i  defensiva  del  Perú  i  Chile. . .  «El 
Perú  i  Chile;  recepción  oficial. . .  .Influencia  de  la  América  sobre  la 

Europa.  • .  .Benito  Juárez. . .  .Méjico.  • .  .Méjico  i  España Bst- 

barie  de  los  imperialistas  en  Méjico.  • .  «Don  Juan  Prím. .  ...El  jene- 

17 


—  130  — 

ral  Prim  i  la  España Moralidad  del  ejército  eapaool .  •  • .  .Hotoí* 

ci^^  española. .  •  .Absurdos  españoles. . .-  Chile  i  España  (oonres* 

pondencia  diplomática) La  Isla  de  Cuba»  sus  recursos  parala 

independencia,  eto  .  • .  Cuba  levantando  el  telón... Filipinas  i  la  Ajiié* 
rica. .  •  .Literatura  Americana — Vida  de  Lincoln.  • .  .Primeras  notas 
de  Méndez  Nuñez. . .  .Chile,  partes  oficiales. . .  .Supuesto  envió  de 
una  espedicion  contra  los  dominios  de  la  reina  de  España. 


Num.  7.^ — Febrero  21  de  1866. — ^La  guerra  de  Sur-América  con 
España — últimas  palabras  de  Pareja. . .  .El  corso  contra  España, 
cuestión  de  derecho  internacional.... El  Perú,  manifiesto  del  señor 
Pacheco. . .  .Los  chilenos  en  California  i  Nevada. ..  .Conoesionistas, 
negreros  e  independientes. .  .La  raza  latina.  •  •  .Santo  Domingo... 
Cantos  a  Chile,  Matta,  Althaus,  Mitre.  • .  .La  revolución  de  Eroaña 
. . .  .Chile  i  Bolivia. . .  .Estados-Unidos  de  Venezuela. . .  «La  Italia 
i  la  guerra  de  Sur-América. .  .Los  asesinatos  de  Méjico... El  Honorable 
Tomas  H.  Nelson — Los  cubanos. . .  .Hechos  i reflecciones  sobre  Cuba 
i  Puerto-Rico  (IH). . .  .La  opmion  pública  en  Cuba  i  Puerto-Bico. 
...Don  Quijote  de  la  Mancha  i  la  víijen  de  Covadonga.  •  •  .Don  Cas- 
to Méndez  Nuuez. . .  .Labravura'goda  i  el  furor  ibérico. . .  .Profecía 
española  sobre  Cuba ....  Lójica  española.  •  •  •  Cosas  de  España.  • .  .Bi 

rei  de  España  i  su  guagua La  .£^poca Ratos  lúcidos iLa 

España  entrando  en  razón Juicio  ¿obre  el  suicidio  del  almirante 

Pareja Veracidad  de  la  prensa  española ..Juicio  por  quebran- 
tamiento de  la  lei  de  neutralidad  por  los  aj entes  de  Chile Corsa- 
rios chilenos Lo  que  piensan  los  comerciantes  de  Cádiz  de  U 

guerra  de  Chile Perú Brindis  en  el  banquete  del  señor  Saa- 

ta-María Los  traidores  del  Perú Fragmento  inédito  del  don 

Quijote  de  la  Mancha Alumbramiento  de  S.  M.  C /Meacul- 

pade  España Candidatos  para  el  Pacifico. ..  .Francia Últi- 
mas noticias  de  Cuba Manifiesto  de  k>s  motivos  que  han  indacido 

al  Perú  a  declarar  la  guerra  al  gobierno  ae  España. 


Núm.  8.* — ^^arzo  l,^de  1866. — Los  caudilbs  de'Espana,  O'Dob- 
nell,  Narvacz  i  los  renegados  de  América La  Inglaterra  i  la  Es- 
paña  Las  amistades  inglesas . .  Actitud  del  Emperador.  • . .  Ve- 
nezuela i  Chile — Gran  reunión  en   Caracas El  pueblo  arjentiaoi 

Chile Méjico,  correspondencia Independencia  de  M^ico— 

parte  de  Porfirio  Diaz La  esclavitud  de  los  negros  en  las  Aotillat 

españolas. .  •  •  ¡Alerta,  cubanos! ....  La  libertad  de  brindar  en  Caba. 
...Restauración  de  España.... La  España  en  disolución  (I).*«* 
Cortes  de  España;  interpelación  sobre  los  asuntos  de  Chile. . .  .Coor 


—  ISl  — 

testación  de  las  Cortes  ál  mensaje  rejio. . . .  Finesas  de  la  España  con 
Francia  e  Inglaterra. ...Acierto  diplomático  de  España.  ...Corso 
contra  Ohfle. . .  .Corsarios  chilenos. . .  .El  combate  de  la  Esmeralda 
i  de  la  Oovadonga-'^íiTU  de  F.  F.  Bodella. .  •  «La  carta-testamento 
del  jeneral  Pareja.  • .  .Como  se  ha  juzgado  en  Chile  el  suicidio  de 

Pareja. . .  «Herodes  iPilatos. — Narvaez  i  O'Donnell Antigüedad 

de  las  intrigas  españolas  en  América. .  •  .Trozo  sublime  do  clocneu'' 
cía... .Guerra  abierta. ...Guerra  inevitable  entro  la  Europa  lia 
América. . ;  .Manifiesto  de  los  motivos  que  han  inducido  al  Perú  a 
declarar  la  guerra  al  gobierno  de  España. .  •  .Cuestión  de  neutralidad 
(Eaald.) 


Núm.  9.®---ilferzo  1.*  efe  1866.— La  insurrección  de  Cuba.  .La 
alianza  de  Sur- América,  Chile,  Perú,  Ecuador,  Bolivia.  • .  .El  Pera 

i  Chile,  notas  diplomáticas Estados-Unidos  de  Colombia — D. 

HA.  Matta« .  ..Ruptura  diplomática  entre  Chile  i  el  gobierno 
oriental ...  «La  suerte  de  España  juffada  al  rocambor . . .  .Chile  i  los 
Estados- Unidos;  cuestión  mercantil ....  Cantos  a  Chile;  Guardia* 
Alemán ...  .La  opinión  del  mundo  sobre  la  guerra  de  Chile. . .  .La 
España  en  disolución  (II). . . .  Evolucionarios » . .  .Puerto-Bico. . . . 
El  DictTxo  de  la  Marina. . .  .Las  playas  de  Cuba. . . .  A  Cuba  libre.. 
La  España  inconsolable.. .  .Heroísmo  español;  incendio  de  las  na- 
vos. . . .  Otra  hazaña. . .  .Brutalidad  goda. . .  .Senado  español,  ínter-» 
pdacioa  sobre  los  asuntos  de  la  América  del  Sur. . ,  .¿Serán  siete?... 
£¡8tQpid«2  gallega. . .  .Noticia  fidedigna. . .  '.Alerta  a  los  marinos  de 
la  E9mcT€dda, . .  .El  brindis  del  Ministro  Seward  en  la  Habana. . . » 
El  arreato  del  enviado  chileno. . .  .La  libertad  parlamentaria  en  Es- 
paña. . . .  A  última  hora. . .  La  República  de  Chile-^(Lectura  en  el 
"Club  de  los  Vuyeros»   (II) ....  Aviso. 


Núm. — 10.  Marzo  21  de  1866. — ^Insurrección  en  Cuba» .  .La  re- 
volución en  Cuba  i  Puerto-Eico. . .  .La  esclavitud  de  los  negros  en 
las  Antillas  españolas  (II) . .  ^  .Las  mujeres  de  Cuba. . .  .Los  destinos 
de  Cuba..  .Incorporación  del  Ecuador  i  de  Bolivia  en  la  alianza 
Sttd-Amerioana ....  Tratado  de  alianza  entre  el  Perú,  Ecuador  i 
Chile. . .  .Ruptura  diplomática  entre  Chile  i  el  gobierno  do  la  Re-, 
pública  Oriental. ..  .El cobre  de  Chile  en  los  Rstados-Unidos;  mo- 
nopolio i  privilejio. . .  .Los  chilenos  en  California. . .  .La  cuestión  de 
Chile  i  la  prensa  belga. . .  .La  España  en  disolución  (IH) ....  O'Don- 
nell i  Vellido  Belfos. . .  .Otro  incidente  parlamentario. . .  .Otro  es« 
cándalo  en  las  Cortes. . .  .Empréstito  de  Chile  en  Londres. . .  «¿Cuál 
es  la  moral  del  cuento? ....  Tres  causas  de  la  guerra  de  Chile  con 
España  .  b .  Portentosa  habilidad  del  ex-comisario  rcjio  Salazar  i 


—  132  — 

Mastarredo.  • .  .El  corsario  Mat^or, . .  .Peripecias  de  la  guerra  eoXfé 

la  Amérioa  del  Sur  i  la  £spaña. . .  .Otro  incógnito Dudas. . . . 

(jaerra  inevitable  entre  la  Earopa  i  la  América  (II). . .  «Ia  Repúiiliai 
de  Chile— (Lectura  en  el  '^Club  de  loa  Viajeros"  (III). . .  .Aviao. 


Num.  11.— ATarz»  81  de  1866.— Los  partidos  en  Cuba. .  .El  Dí«- 
rio  de  la  Marina,  el  Siglo  i  La   Voz  de  la  América .  • . .  Noticias  de 

Cuba  {World),. .  .Escándalo,  uno  de  tantos Invocaeion de  Chile 

a  Cuba,  Barra Los  muj eres  de   Sur- América La  Rwitía 

IFispano- Americana Justicia  a  Venezuela La  disputa  entre 

Juaresi  Ortega. ..  .Albricias Combate  naval  en  las  aguas  de 

Chile. . .  .Setecientos  tiros  de  caiion. . .  .El  jeneral  Las  Heras.. . . 
Al  jencral  Las  Heras. . .  .Los  españoles  en  Chile  í  el  Peni.... El  pro- 
greso en  Chile  i  el  progreso  en  Espaíla. . .  .Los  españoles  en  el  Pa- 
cífico i  la  diplomacia  europea. .  .Como  los  chilenos  tratan  a  los  godos. 

...Noticias  del  Pacífico  {Herald) El«Presidente  del  Ecuador 

Declaración  de  guerra  de  Bolivia  a  España Olla  .podrid»  espa- 
ñola  Las  cortes  españolas;  inminencia  de  una  crisis  ministerial.... 

Actitud  del  Ministro  Seward  {Herald) Juicio  de  la  prensa  Sod* 

Americana  sobre  la  neutralidad  de  los  Estados-Unidos Carioso 

estado  de  los  negocios  en  nuestras  fronteras  (Herald) Neutralidad 

americana  (Panamá   Chronich) Canning    contra    Monroe 

Comercio  i  recursos  de  Chile  en  sus  relaciones  con  el  tráfico  de  Bal- 

iimore  (Daily  Commerciid  de  Baltimore) El  señor  Nelaon  según 

La  Patria Corsarios   chilenos Noticias  peninsulares  sobre 

Cuba El  capitán  Hartfícid La  prensa  de  Chile Edlee- 

ciones  sobre  Cuba  i  Puerto-Rico  (III) Puerto-Rico Ouem 

inevitable  entre  la  Europa  i  la  América  (III) Mediación  angl<H 

francesa  en  la  cuestión  hispáno-chilcna Chili,   Spain  and  the 

United  States,  folleto Méjico  ante  el  Parlamento  de  Francia. 


Núm.  12. — Ahrü  11  </«  1866  — La  revolución  en  Cuba;  otra  faf 

del  movimiento,  libertad  de  los  negros Cuba  en  pié  de  guerra.... 

Gravedad  de  la  crisis  política  de   Cuba Noticias  de  Cuba 

Habana;  correspondencia  especial  de  La  voz  db  la  AMSBiGA.«.*..La 

esclavitud  de  los  negros  en  las  Antillas  españolas  (III) Losde^ 

m ácratas  de  España  i  la  independencia  de  Cuba  i  Puorto*Rico...... 

Procacidad  española El  jeneral  Dulce jQué  será? Com- 
bate naval  de  Abtao ......  Versión  española .Triunfo  naval  de  los 

chilenos  (i/éraZeZ)... Manifiesto  del  Ministro  de  R.  E.  del  Perú  i  refu- 
tación de  Bcrmudes  de  Castro . .  Ecuador;  declaración  de  guerra  a  Es- 
paña...La  Béljica  neutral  entre  la  España  i  la  América  del  SuTM.Mé- 


—  133  — 

jioo,  oorrespondenoia. . .Situación  úe  Méjico las  cartas  de  don  Mar 

miio  Degollado  en  feívor  del  imperio  mejicano La  Italia  i  Espa- 

ia La  España  en  disolución  (IV) La  i6ena  i  la    Voz  déla 

Asn&rica Rivalidad  entre  España  i  los  Estados-Unidos. . . . .' .  Justa 

sorpresa Neutralidad;  España  i  los  Estados-Unidos El  último 

banquete  del  Secretario  Seward  (^m¿t¿) Ultimas  noticias  de 

España Veracidad  Española El  caso  del  MeUor  (^Herald),., 

£1  juicio  del  vapor  Meteor A  última  hora. 


Núm.  13. — Ahríl  21  de  1866. — Atrocidades  de  la  España;  órdea 

de  bombardear  a  ValparaÍ£0 Bombardeo  de  Valparaíso,  Herald.., 

Las  furias  de  la  Crónica  contra  el   Herald El  desastre  de  Abtao 

en  España. ..Lo  que  es  la  política  do  España-Revolución  permanente  en 
España... ¿Ha  concluidola  Revolución  en  España?.  ..La  simiente  espa- 
ñola..El  Perú  i  Chile;  recepción  diplomática..  .Chile  i  los  Estados-Uni- 
os de  Colombia... Los  Estados-Unidos,  la  Inglaterra  i  la  alianza  sud« 

americana... ¿Si  será  cierto? — Seward  i  O'Ponnell Sigue  el  eiUenie 

eordicde.., i,. Como  la  sagrada  Neidrality  ¿au?  puede  servir  al  áUnUg- 

hty  doUar Méjico  i  los  Estados-Unidos,   homenaje  a  la  señora 

Juárez  en  Washington La  situación  verdadera  de  Méjico Don 

Matias  Romero Adiós  España;  se  pasó  Ferrer  de  Couto Júpi- 
ter Couto......  Apuesta Otro  godo  ingrato Los  patriotas  de 

Cuba  en  Filadelfía Te  Deum  laudamus Como  se  roba  eu 

España Los  españoles  se  divierten Sabiduría  española 

Cómo  el  ffobierno  español  trata  su  marina  de  guerra ¿Qué  será? 

Movimiento  naval  de  España La  suerte  de  la  comisión  cien- 
tífica.  Las  vacas  flacas  i  las  vacas  gordas  de  Nabucodonosor 

Bombardeo  i  ocupación  de  Concepción  por  los  nspañoles Daniel 

Diokinson Siempre  la  diplomacia  española Los  últimos  mo- 
mentos de  0*Donnell La  libertad  de  brindar  en  Cuba— Embil. . . 

Situación  espantosa  de  la  prensa  en  España Situación  política  de 

España EU  juicio  del  Meteor Los  horrores  de  la  esclavitud  en 

Cuba... Porvenir  de  la  esclavatura  en  Cuba... A  Cuba  libre.... Resena 
histórica  de  la  espedicion  de  las  Pozas. 


Núm.  14. — Mayo  1.^  de  1866. — La  crisis  de  la  guerra  americo- 

española,  bombardeo  de  Valparaíso Cómo  se  juzga  en  España  la 

guerra  del  Pacífico. .  .La  guerra  hispano-americana(!^eraZ<¿)...... El 

apadrinamiento  de  la  causa  do   Chile Los  Estados-Unidos  i  la 

España  en  la  guerra  de  Sur- América Chile  i  los  Estados- Unidos; 

recepeion  diplomática El  bombardeo  i  el  comodoro  Rodgers 

Grave  eoestion  internacional  americana Chile  i  Boli vía El 


I ' 


—  134  — 

Ecoador  i  la  España... La  E&pana  i  el  Plala...M6jioo...]iiKjieo$«o- 

rrespondencia  de  Veracniz ¿Eso  no  es  Maxiiniüano  onaíeBte 

de  Napoleón  III? La  última  hora  de  la  España;  su  probtkle 

anexión  al  África Crímenes  i  miseria  espantosa  de  Espaía. 

Chascos  españoles Cosas  de  España MoYimientos  navides  en 

España Aprestos  navales  de  los  españoles  i  de  los  aliados  en  Euro- 
pa  El  parte  oficial  de  Méndez  Nnñec Los  godos  en  el  Picífi- 

co Cnba  i  Chile ¡Abtao! Progresos  de  Ouba  bi^eldo* 

minio  español Pólvora!  prensa  para  Caba A  los  cubanos  que 

sufren  en  el  destierro El  juicio  del  MUeor La  verdad  sobre  el 

Í'uicio  del  Meteor;  manifiesto  de  Kogers El  nonajésimo  oorsarío, 
a  Oriental Lalei  pareja  no  es  dura Un  buque  sospechoso  en 

alta  mar Patriotismo  i  sensatez  de  la  prensado  Chile PaM^ 

tísmo  i  osadía  de  la  prensa  de  Cuba Coqueterías  i  Terreces  de  U 

Crónica Couticidio El  último  folleto  sobre  Chile Loqve 

en  España  piensan  de  las  reformas  en  Cuba Militarización  de  Ób- 

ba El  aiarismo  en  Cuba O'Donnell  i  Rios  Rosas Ja  in- 
surrección de  Cuba;  inmensa  oscitación  en  la  Habana Las  refor- 
mas en  Cuba;  preguntas  i  respuestas... ¡Cubanos,  a  las  aranas!... Cu- 
cion  de  guerra  del  guajiro...  Confirmación  oficial  délos  disturbios  i 
'gravísima  situación  de  Cuba... El  gallo  de  Chile. 


Núm.  15,^-^Mayo  11  de  1866 — El  bombardeo  de  yalparaiso...El 
honor  de  España  está  venga()o... Versión  oficial... Versión  popular... 
Documentos  nacionales  sobre  el  bombardeo.'. Documentos  so- 
bre la  intervención  en  el  bombardeo Parte  oficial  del  como- 
doro Rodgers  sobre  el  bombardeo  de  Valparaiso...Lo8  ingleses  i  el 
Ministro  Thompson... Las  rabonas  de  las  neutrales... Perípe(nas del 
bombardeo... Valparaíso  en  sus  días  de  prueba  i  de  aflicción... A  Es- 
paña, bajo  el  reinado  de  Isabel  11... Soneto... Otro...  Amenaza  de  de- 
sembarco en  Valparaíso. .  .Duelo  naval  rehusado  por  Meiidez  Nuñei... 
La  cobardía  española  prendida  en  sus  propias  redes... El  bombudeo 
de  Valparaíso  en  el  estranjero,  Herald^  World,  Evening  Pott,  2W^- 
ne,  Ti7n€<.  .El  espíritu  del  gobierno  español  (Evening  jP(Ost)....El 
comodoro  Rodgers  sobre  el  bombardeo  de  Valparaíso  (^eraU)...Fa- 
rragut  i  Rodgers ....  Humboguiana. . . .  España  i  los .  EstadosUnidoe 
(correspondencia  de  Madrid  del  jET^roZcQ... España  Chile  i  Seward 
(Beráld),.JjK doctrina  de  Monroe,  Valparaíso  i  San  Petersburgo... 
La  Inglaterra,  la  Francia  i  los  Estados-Unidos  en  presencia  del  bom- 
bardeo de  Valparaíso. . .Los  españoles  convertidos  en  bandoleros... El 
Cónsul  de  Chile  en  Madrid.  .Levantamiento  en  Puerto- Príncipe. . . 
Ultimas  noticias  de  Cuba. .  .Parte  oficial  de  Méndez  Núñez  sobre  el 
bombardeo  de  Valparaíso. .  .Cuba esclava  en  presenciado  la  América; 
pueblos  de  America,  ¡a  las  armas!. .  .La  revolución  de  Ceba  reoono- 


135  - 

Sebaton  en/ duelo 
sundi..  ..Matan- 

«       «r  .  ^.^  _  ^^  ^®  '*  esclava- 

tara  en  Oaba.^.^di  '5  ^^^^^^spaña.  •  .Levantamiento  do  Puerto- 
Pfínoipe  (H). 


Nim.  16-Ufayo  21  cÍ0 1866.  ¡A  las  annas,  Onbanos.Reseña  biográ- 
fiea  del  jenera  L6pez..])ocumento8  para  la  historia  de  la  independencia 
de  Cnba.  .La  revolución  de  Cuba  anunciada  i  lejitiinada  en  España. . 
La  revolución  de  Cuba  i  el  periodismo*  .El  jeneral  don  Juan  Gregorio 
de  las  Hera8..Cuba;  correspondencia  de  la  Habana. .Matanzas;  corres- 
pondencia. ..Chile  i  Perú,  poesía.  .Chile  i  el  Uruguay.  .Chile  i  Bo- 
nvia. .  .El  Ecuador  i  Chile ...  El  eiército  del  Ecuador  en  campana. . . 
Chile  i  Venezuela. .  .Chile  i  Honduras. .  .Chile  i  la  Italia. .  .Benito 
Juárez  i  su  gabinete. .  .Filipinas. .  •  Coincidencias  réjias. .  «El  nom- 
bramiento de  Lerzundi. .  .A  las  ruinas  del  Diario  de  la  Marina. . . 
05mo  saben  la  jeografía  los  españoles. .  .Los  humbugs  de  Nueva- 
York.  .  .La  doctrina  de  Monroe  tal  cual  es. .  .Un  nuevo  rasgo  de 
la  doctrina  Monroe ...  Otro  rasgo..  .Una  nueva  faz  de  la  doctrina 
Monroe. .  .Movimientos  navales  en  España. .  .Lo  que  ha  sido,  lo  que 
es  i  lo  que  será  la  España. . .  La  España  en  agonía. .  «La  vida  de  ^ 
todos  los  dias  en  España. .  .Las  verdaderas  causas  de  la  guerra  del  * 
Pacífico,  correspondencia  del  Herald, .  .Impresión  del  Perú  al  saber- 
se la  noticia  del  bombardeo  de  Valparaíso. .  .Levantamiento  en  Puer- 
to-Príncipe (HE) . . .  Cuba,  poesía . . .  Espedicion  de  las  Pozas  (11) . . . 
Honor  al  Congreso  de  Venezuela. .  .El  parte  ofícial  de  Méndez  Nú-^ 
ñez. .  .Un  importante  documento  internacional. . .  .La  guerra  del 
Pacífico. .  .Indiferencia  i  degradación  del  pueblo  español;  correspon- 
dencia del  Herald n .  .Cantos  a  Chile,  (romez,  Soffia. .  .La  heroici- 
dad de  don  Casto. . .  ¡Querida  Cuba! ...  El  bombardeo  de  Valparaíso 
{Herald'), .  .Juicio  de  la  prensa  de  los  Estados  Unidos  sobre  el  bom- 
bardeo de  Valparaíso  (JLedi'és  lUustrated  newspaper,  Troy  Daüy  Ti^ 
mes,  Evening  Commerdal,  Boston;  Boxton  Journal.  Evening  Journal, 
Albany;  Morning  Chronicle,  Quebec;  Chicago,  Times,  PortUtnd 
Advertiser, .  .Progresos  intelectuales  de  Chile. .  .El  vinsigre  de  Chile  * 
i  la  quinina  del  Perú— La  tercera  derrota  de  los  españoles. .  .José 
Galvez...El  combate  (-HcroZcí). .  .Una  carta. .  .Llegada  del  Van- 
derbiU, .  .Cómo  la  prensa  de  Nueva-York  ha  recibido  la  noticia  del 
glorioBO  triuufo  del  Perú  (Herald,  Evening  Express,  Tribune .  • . 
La  noticia  de  la  victoria  del  Callao  en  Nueva  York. .  .El  2  de  majo. 
.  .¿Qué  dirá  ahora  la  España?. .  .Venezuela,  Nueva  Granada  i  Cuba 
. . .  A  los  cubanos,  poesía*.  •  .Cuba  esclava  id. . .  .Cortesía  internaoio- 
nal. .  .Espedicion  do  las  Pozas  CHI). 


i 


—  134  — 


Núra.  17.— J»nio    IMÉiflÉilllfci  el  Plata... M^)|^ 
doctrina  de  Monroe  i  la  Union-Amer^  no  es  Na|**<^     ^ 
Seward  i  la  doctrina  Monroe  (Eeraidy^rtí  de  >a''      ^ 
batalla  naval  del  Callao. . .  Parte  del  MÚ^'       -^ 
bate  naval  del  CaUao  bajo  un  punto  de  vista  vicuuneo. .  .(ij^uemlt 
España,  poesía. .  .Los  Kstados-Unidos  de  Colombia  i  los  Estados- 
Unidos  de  Norte- América. .  .El  ex-presidente  Manilo  i  la  cansa  d« 
la  América  del  Sur...  La  Francia  i  el  Ecuador. .  .Méjico;  protesta 
contra  Santa- Ana..  .Tributo  al  patriotismo...  Repúblicas  de  Cea^ 
tro- América. .  .Un  hurrah  al  Paraguay  republicano. .  .Un  voto  por 
el  jencral  Mitre . . , La  América  unida,   poesía. ..Ojo  a  la  Amériea 
antes  española. .  .Un  nuevo  aliado  de  la  España. .  .£1  Ministro  espa* 
ñol  en  Washington  en  la  cuestión  del  Met€or,,,lA  opinión  de  la 
América  del  Sur  sobre  el  bombardeo  de  Yalparaiso. .  .A  Yalpaniñ 
bombardeado  por  los  españoles,  poesía. .  .El  bombardeo  de  Valpuai- 
80  bajo  el  punto  de  visita  de  neutralidad  do  los  Estados-Uní^ 
(ffbrUí)...Jus(áfícacion  del  comodoro  Bodgers..  .Las  noticias  del 
bombardeo  de  Valparaíso  en  Europa. .  .¿Con  qué  pagará  la  EspaSa? 
. .  .La  campaña  de  las  nieblas. .  .El  alma  de  Pareja. .  .El  coiaarío 
chileno  l^nneMe.  ..Entrevista  con  el  Presidente  de  Chile  (iTeraU) 
. .  .¿Si  hubieran  sido  godos?. .  .El  mando  deljeneral Dulce. .  .Coafi- 
cidio. .  .Al  ilustre  patriota  don  José  Galvez,  soneto.  ..Monumento 
ál  ilustre  americano  don  José  Calvez . .  .Una  noble  protesta. .  .Perú 
i  los  Estados-Unidos...  La  Revista  Americana..  .Méjico;  atroci4a* 
des  i  zambardos  del  réjimon  imperial.. .Espedidon  de  las  Potas 
(IV) . .  .Independencia  de  Cuba  (Ésrald) . .  .Ultimas  noticias  de  Cu- 
ba (Far2cI)...Motin  en  la  Habana. .  .Proclamas  incendiarias  en 
Cuba. .  .Joaquín  Agüero  i  Agüero. .  .Dulce  en  viaje  de  regreso... 
Lerzundi  en  viaje  de  venida. .  .Cumplimientos  del  marques  de  la 
Habana  a  los  españoles  de  Cuba. .  .Reseña  biográfica  del  jenenl 
Iiópez  (II) ,  •  .Los  crímenes  de  la  esclavitud. .  .Canción  guajira. . . 
lias  posesiones  españolas. ,  .Situación  de  Cuba. .  .La  inquisición  en 
Cuba. .  .Vivan  las  reformas. .  .Las  Cortes  españolas... Ea  Diario  d^ 
Ja  Marina,  i  el  sudor  animal. ,  .«jSanto  Domingo!". .  ,La  revolu- 
ción permanente  en  España. .  .España,  corresponaenciadel  Heñid,» 
La  España  militar..  «Estabilidad  de  los  Gobiernos  de  España,  ..Ia 
moralidad  administrativa  en  España. .  .La  España ^dÍA  bandera. .  .Im- 
ponderable ignorancia  de  los  españoles. ,  .Esposicion^o  !&  Comisión 
Científica  en  Madrid . « .  Una  nueva  revolución  en  Espanil*  •  .Dietada- 
ra  del  jeneral  O'DonnelI. 


Nthn.  18 — Junto  11  de  1866.— La  gloria  del  Perd  i  la  fiV  ^^^ 
España. .  .La  fuga  de  los  Españoles,  segunda  edición  de  San^  ^ 
mingo . .  .El  Ecuador  en  presenoia  del  bombardeo  de  Valparai^*  *  * 


I 


—  13T  — 

I 

tQué  imbecilidad!  La  Espa&a  i  la  Francia  en  la  América  del  Sor. . . 
Una  carta  del  Cónsul  jeneral  de  OhUe  en  Francia...  El  almirante 
Denman. ..El  pro  i  el  cootra  del  suicidio. .  .Doonmentos  oficiales 
relativos  al  2  de  mayo. . . Jcsé  Galvex. .  .Oarta  del  señor  Romero, 
Ministro  de  Méjico  en  Washington. .  .La  doctrina  de  Monroe;  como 
ella  es. .  .La  doctrina  de  Monroe;  síntomas  de  resurrección. .  .La 
situación  de  Cuba  juagada  por  la  prensa  española.  •  .Los  americanos 
del  Norte  en  el  Callao. .  .Sigue  la  rovolusion. .  .Las  vergüenzas  de 
O'Donnell. .  .Para  franquezas,  los  españoles. .  .El  jénio  español.... 
rQué  brutos  son  los  españoles!.  ..Pasmosa  pobreza  do  España. «. 
Nuestra  guerra  con  España  i  la  libertad  de  Cfuba, .  .Un  espejo  para 
Cuba. .  .Una  protesta,  probable  venta  de  la  Isla  de  Cuba  para  depósito 
de  negros. .  .I4a  situación  de  las  Filipinas  juzgada  por  la  prensa  Es- 
pañola . .  .A  los  comisionados  qne  van  a  Madrid  (poesía) . . .  Otra  carta 
de  don  Mariano  Degollado . .  .Ultimas  noticias  de  Cuba  ( World). .  • 
Levantamiento  en  Puerto-Príncipe  (continuación).. .Un  paso  mas 
en  el  camino  déla  revolución. .  .Eeseña  biográfica  del  jeneral  López 
(conclusión) . .  .Interpelación  española  sobre  el  bombardeo  de  Valpa- 
núso. .  .Venezuela  en  presencia  del  bombardeo  de  Yalpardso... 
Couticidio. .  .Pasmosa  riqueza  de  la  Isla  de  Cuba. .  .Otro  descubri- 
miento español  .  «La  •paternidad  de  Lerzundi. .  .El  palo  de  Lerzundi 
. .  .Los  efectos  del  bombardeo  de  Yalparaiso  en  Francia. .  .La  gran* 
deza  de  primera  clase  en  España. .  .El  Ministro  mejicano  en  Was- 
hington i  la  Union  Americana  de  Santiago . ,  ,La  dietadura  de  O'Don- 
nell  i  la  guerra  del  Pacífico. .  .La  victoria  naval  del  Callao.,. Próximo 
bombardeo  de  la  Habana. 


Núm.  19. — Jimio  21  de  1866. — La  Voz  db  la  AmAiuca  (nueva 
forma).. .El  sentimiento  americano;  oportunidad  de  un  Congreso 
americano.  •  .Actitud  de  la  República  Aijentina. .  .Importantes  no- 
ticias de  Yenezuala. .  .La  oiromar  de  Bermudez  de  Castro. .  .Lo  úl- 
timo sobre  la  victoria  del  Callao  ...Fiestas  cívicas  en  el  Perú..  .El 
combate  naval  del  Callao, .  .El  Perú  i  los  Estados-Unidos  de  Colom- 
bia. .  .Americanismo  de  Solivia, .  .Recepción  del  Ministro  cbileno  en 
la  Paz... La  guerra  española  en  Solivia  ...Méjico..  .Un  fiasco  im- 
nerial. .  .Los  verdaderos  libertadores  de  M'^ico. .  .El  bombardeo  de 
Valparaíso  en  Francia. .  .El  bombardeo  en  España-— Coméntanos 
españoles  sobre  la  interpelación. .  .Sesión  de  las  Cortes. .  .Discusión 
en  el  Parlamento  ingles. .  .Opinión  de  la  prensa  inglesa  sobre  el  bom- 
bardeo de  Yalparaiso. .  .La  prensa  francesa. .  .Los  representantes  de 
los  Estados  Unidos  en  Chile. .  .La  neutralidad  de  los  Estados-Uni- 
dos. •  Jjos  dooe  cases  de  la  Dootrliia  Monroe. .  .Humillación  de  los 
EstadaahUnidos«..La  doctrina  Itfonroe  i  el  Om^reso.  ..Honor  a 
Movoe. ,  .La  doctrina  Monroe  en  Caráoas .  .^  A  Ic^  Amórioat  soné? 

18 


—  138  '^ 

tos. .  .Propaganda  repablicana. .  .Monografía  de  la  EspaSa. .  .Pak* 
bras  de  O'Donnell.  ..La  España  en  los  abismos... Salmos  de  la  mise- 
ria en  España... ¡Oh  vergüenza!... Yaya  una  verdad... La  relijionen 
España... Olfato  de  la  Época,, JuVk  esclavitud    de  los  negros.... A 

Sroporito  del  Sigh Cantos  a  la  heroica  Valparaíso Las  glorías 
e  don  Casto... Al  Perú,  cantos... A  Borda.... Lista  de  la  sosoricíou 
4o  Galves.. Apantes  biográficos.. La  independencia  de  Cuba. — ^Lidioe. 


DOCUMENTO  N. 


GorrMipondenola  oon  la  sociedad  republloana  da  Gaba 

1  Puerto  Rio  I». 

8.  Dj.  BBKJAHnr.y.  Magkexna,  etc. 

J^aeva-YorJc,  diciembre  27  de  1865. 
Muí  señor  mió : 

La  Comisión  ejecutiva  de  la  "Sociedad  Bepublicana  de  Cuba  i 
Puerto  Bico",  constituida  en  esta  ciudad  con  el  objeto  de  promover  los 
intereses  políticos  de  ambos  paises,  ha  delegado  en  mí  poder  suficien- 
te para  proceder  en  el  sentido  que  juzgue  conveniente,  entendiéndome 
con  todas  las  personas,  corporaciones,  naciones  o  representantes  de  ellas, 
que  quieran  i  puedan  ayudar  la  causa  de  la  independencia  de  ambos 
países  del  dominio  de  España,  i  considerando  yo  que  es  Ud.  una  de  las 
personas  a  quienes  debo  dirijirme  en  cumplimiento  de  mi  deber,  co- 
mo delegado  de  dicha  ** Comisión",  lo  hago,  suplicándole  me  fije 
tiempo  i  lugar  para  presentar  a  Ud.  mis  poderes  i  continuar  de  una 
manera  oficial  las  negociaciones  de  que  ya  nos  hemos  ocupado  priva- 
damente. 

Con  sentimientos  de  amistad  i  respeto  me  suscribo,  etc. 

J.  M.  Maoii». 


(Contestación..— Confidencial) 

Nueva- York,  diciembre  28  de  1865. 
Seiior : 

He  tenido  el  honor  de  recibir  la  carta  de  Ud.  fecha  de  ayer  en  que 
se  sirve  decirme  que  la  **Comision  ejecutiva  de  la  sociedad  repu- 
blicana de  Cuba  i  Puerto  Bico"  ha  tenido  a  bien  autorizar  a  Ud. 


—  139  — 

« 

para  acercarse  a  mi  persona  como  Ajeaie*  oonfídenoial  de  Chilo  en 
los  Estados-Unidos  de  Norte  América  con  el  objeto  de  promover  la 
libertad  de  aquellos  países  por  todos  los  medios  lejítimos  que  el  pa- 
triotismo o  la  lei  de  las  naciones  sujieren. 

En  consecuencia,  Ud.  me  pide  le  señale  un  dia  para  manifestarme 
los  documentos  que  hacen  a  su  misión,  i  conferenciar  sobre  los  arbi- 
trios que  podrian  tocarse  desde  luego  para  que  aquellos  dos  hermosos  i 
desgraciados  países  sacudan  el  yugo  odioso  de  la  España,  con  motivo 
de  la  injusta  i  alevosa  guerra  con  que  la  última  ha  provocado  a  la 
República  de  Chile. 

Deseando,  por  mí  parte,  contribuir  activamente  a  tan  noble  obje- 
to, i  conocedor  de  las  miras  jenerosas  i  americanas  de  mi  Gobierno, 
ruego  a  Ud.  se  sirva  oonourrifa  la  oficina  de  esta  Ajencia  el  viernes 
próximo  29  del  corriente  a  las  once  de  la  mañana,  a  cuya  hora  tendrá 
especial  placer  en  recibir  a  Ud.  su  atento  i  seguro  servidor 

B.  ViCüNA  Mackenna. 

Al  señor  don  J.  M.  Macias,  Delegado  especial  de  la  Comisión  Ejecutiva 
de  la  Sociedad  Republicana  de  Cuba  i  Puerto  Rico. 


NuevOf-Ycrk,  enero  ^  de  1866! 
Señor : 

Consecuente  con  lo  que  ofreci  a  Ud.  en  nuestra  última  conferen- 
cia convoqué  a  junta  estraordinaria  a  los  miembros  de  la  comisión 
ejecutiva  de  la  Sociedad  Bepublicana  de  Cuba  i  Puerto  Rico,  i  les 
comuniqué,  con  la  reserva  necesaria,  las  jenerosas  ofertas  que  Ud. 
so  ha  servido  hacerme,  como  Ájente  confidencial  de  su  Gk)bierno,  i 
acordaíon,  creyéndolo  conveniente  para  el  mejor  éxito  de  sus  traba- 
jos por  la  indenendeucía  i  libertad  de  aquellas  islas,  que  me  dirijiora 
a  Ud.  suplicándole  me  manifieste  oficialmente*  lo  que  he  tenido  el 
honor  do  oír  de  sus  labios  con  relación  a  las  mencionadas  ofertas, 
para  trasmitir  sus  propias  palabras  a  nuestros  amigos  en  aquellos 
países. 

Con  sentimientos  de  la  mas  alta  consideración  i  respeto  me  sus- 
cribo,, etc. 

J.  M.  Magias, 

Al  Señor  don  6.  V.  Mackenna,  Ájente  confidencial ,  etc. 


Señor: 


—  140  — 

(Contestación.) 
Xiteva--  York,  enero  10  de  1866. 


He  tenido  el  honor  de  recibir  la  distinguida  notado  IJd.  en  que  aa 
flirye  pedirme  ratifique  por  escrito  los  ofrecimientos  que  en  Tanas 
ocasiones  be  hecho  a  Ud  a  nombre  del  Gobierno  de  Chile,  diriji- 
dos  a  apoyar  los  planes  do  los  patriotas  de  Cuba  i  Puerto  Bico  para 
alcanzar  su  independencia  de  España.  Se  digna  Ud.,  ademas,  mani- 
,  festarme  que  me  pide  esa  satisfacción  en  nombre  del  Comité  patrió- 
tieo  de  quien  es  Ud.  delegado  i  con  el  objeto  de  hacerlo  presente  a 
k)6  habitantes  de  las  Antillas  españolas  que  deseen  sacudir  el  jvigi 
odioso  de  su  metrópoli.- 

£n  consecuencia,  me  complazco  en  reiterar  a  Ud.  formalmente  esos 
ofrecimientos,  en  todo  conformes  a  las  miras  fraternales  que  siempre 
han  dirijido  la  política  do  Cliile  respecto  a  las  demás  secciones  de 
América;  a  los  propósitos  que  el  Gobierno  de  la  Kepública  abriga  en 
BU  guerra  con  la  España  i  que  ha  manifestado  claramente  en  sa  3Ia- 
nifiesto  de  26  de  octubre  el  señor  Ministro  de  Relaciones  Esteriores 
de  ella,  i  por  último,  a  las  instrucciones  que  yo  mismo  he  recibido,  i 
que  en  esa  parte  he  tenido  ocasión  de  manifestar  confidencial,  pero 
francamente  a  Ud. 

El  (jiobiemo  de  Chile  se  complacerla,  pues,  altamente  en  contri- 
buir a  la  libertad  de  Cuba  i  Puerto  Rico,  i  se  halla  dispuesto  a  pres- 
tar a  aquellas  posesiones  todo  el  auxilio  moral  i  material  de  que  pueda 
disponer,  cuando  por  actos  positivos  manifiesten  sus  habitanteael 
deseo  de  emanciparse. 

No-^da  elinfraacrito  ni  por  un  momento  que  ese  ardiente  i  pa- 
tri6tico^Iéseo^xjfl|(^eÍíJ^'^^^^  ^^  corazones.  Pero  la  calma  al  fvt- 
ccf  profunda  auíi  r/»;-»r^  •«'»s  es  un  síntoma  un  tanto 

dewonsolador?        ^  ''''  •^"«^««  pM^JJ-u. 

Üd.  ha  tenido  n  K'      ^^  ^^"^^  '^sta  idea,  nacida  de 

la  observaron  sur^rSlíí"^"^.^'^  desvaneceNt  a  públicas  (únicas 
que  están  a  mi  ^Z^)]  ^l'  ^"^"5  '^'  ^«^  Botic^S¿k^  ÜS" 
vencerme  de  csta/eTe?,;;  !  ^*  ^^^^^  que  me  serXS}^^^ 
tíco,  de  que  es  Ud  Ll  1'  ^  ""^^  Propósito  robaría  «TÍ^  """  P^° 

•queUos  paise,,  lo^  r^Ss  maffr  ^^'^^^^  JaK^jfc 
la  cooperación  efectivTq^^  ^^"  que  cuenta  en  elSí^i 

'"criísTr-^''  "^°"™» -^"  "iKl 


^ 
■< 


—  141  — 

ría  ofrecer  Chile  en  vista  dd  los  recursoa  que  los  patriotas  de  CuIki  i 
Paerto  Rico  tuviesen  &  su  disposición. ' 

Sobre  este  particular  aguardaré  con  tanto  niayor  interés  la  res- 
puesta que  el  Comité  tuviese  a  bien  comunicarme,  cuanto  que  \¡a 
emerjenoias  de  la  guerra  en  que  Chile  se  encuentra  empeñado  coa 
España  pueden  llevar  a  aquel  a  hostilizar  las  posesiones  i  las  propie- 
dades mismas  de  los  cubanos  en  su  carácter  de  subditos  de  S.  M.  C. 
Doloroso  seria  este  recurso ;  pero  la  apatía  al  parecer  sistemática  de 
los  habitantes  de  las  Antillas  ¿no  autorizaría  a  creer  que  en  derto 
modo  hacen  ellos  causa  cOmun  con  su  metrópoli,  i  que  por  lo  tanto, 
pueden  considerarse  lejítimament^'  como  beligerantes  activos  en  nnes* 
tra  causa? 

Abrígo  la  consoladora  esperanza  de  que  el  patriotismo  i  los  sentí* 
mientes  americanos  de  la  población  do  las  Antillas,  no  solo  nos 
ahorrarla  aquellos  sacriñcios  que  pueden  hacerse  inminentes  por  el 
carácter  que  asume  la  guerra^  por  las  alianzas  que  se  preparan  en 
paises  vecinos  de  aquellos,  sino  que  tomando  uoa  noble  inieíativa 
harán  servir  a  los  fines  de  su  independencia  los  medios  que  hoi  alis«- 
tamos  i  que  mui  a  nuestro  peinar  podrían  contribuir  a  la  ruina  de  su 
comercio  i  de  sus  propiedades. 

Apovecho  esta  ocasión  para  rogar  a  üd.  oficialmente  ponga  a  dis* 
posidon  del  Comité  patriótico  trescientos  ejemplares  de  cada  nú- 
mero que  ae  publique  del  periódico  La  Vo%  dt  América,  Ha  sido 
oreado  éste  especialmente  para  servir  los  intereses  de  Cuba  i  Puerto 
Rico,  como  lo  espresa  su  propio  título  de  órgano  de  la$  JintiUas  m- 
paííclas.  Confío  en  que  el  Comité '  se  servirá  dar  Uib  olrdenes  neoesa** 
rias  para  la  mas  acertada  distribución  de  aquel  periódico,  H  que  asi 
mismo  sus  miembros  i  demás  distinguidos  ciudadanos  de  Cubfi  Tesi" 
dentes  en  esta  ciudad  honren  aquella  hoja  con  sus  ilustrados  esori- 
tos  sobre  su  tierra  nalal. 

Con  los  sentimientos  de  la  mas  alta  consideración»  me  busoribo  de 
Üd.  atento  i  obsecuente  servidor. 

(Firmado.). -^B.  Vicuña  Mickbiiná. 
AI  señor  Delegado  del  Comité  patriótico  de  Cuba  i  Puerto  Ríe»; 


Comisión  ejecutiva  de  la  sociedad 'republicana  de  cuba 
t  I  puerto  rico. 

I  esb  Nveva-York,  ewro  12  de  1886. 

dea*.  Señor: 

laego* 

¡obre  tí   He  comunicado  ala  Sociedad  Republicana  de  Cuba  i  Puerto  Rico 
\  nota  que  se  sirvió  dlrijirmc  con  fecha  de  10  del  córlente  I  se  acordé 
ira  nm 
ze  debe- 


-   142  — 

cti  júhta  celebrada  el  niísmo  dia,  que  se  coutestaae  con  toda  la  pfé* 
cisión  que  exijen  las  circunstancias  del  momento  i  que  al  miniio 
tiempo  se  diesen  a  Ud.  las  mas  cumplidas  gracias  por  ha  distinciones 
de  que  le  somos  acreedores,  i  so  le  rogara  trasmitiese  a  su  Gobiorno,  si 
lo  juzgare  oportuno,  la  espresion  del  agradecimiento,  con  que  los  cuba- 
nos i  portorriqueños  acojemos  sus  intenciones  fraternales  i  así  mismo 
de  la  admlr^ion  a  la  vez  que  tributamos  a  los  jenerosos  i  nobles  con» 
ciudadanos  de  Ud.  por  la  conducta  que  observan  en  la  laelia  que 
mantienen  contra  las  piraterías  de  España. 

No  debo,  señor,  hacerle  la  reseña  de  los  movimientos  revoluciona- 
rios que  han  tenido  lugar  en  Cuba  i  Puerto  Pico,  porque  una  per- 
sona tan  versada  como  Ud.  en  los  sucesos  de  la  historia  moderna,  no 
ha  de  ignorar  que  se  han  hecho  allí  algunos  esfuerzos  heroicos  que 
son  suficientes  a  esplicar  el  amor  que  sienten  por  la  libertad  los  opri- 
midos naturales  de  aquellas  colonias,  i  si  es  verdad  que  no  han 
•  tenido  aun  un  triunfo  decisivo,  no  ha  sido  por  la  inercia  de  que 
86  acusa  a  los  hijos  de  un  clima  que  una  falsa  teoría  ha  considerado  co- 
mo enervador  de  las  potencias  morales,  sino  porque  hai  razones  que 
esplican  estos  resultados.  La  forma  i  ostensión  del  pais,  fácil  para  que 
se  pueda  ejercer  una  vljilancia  moral  incesante  i  el  haber  acumu- 
lado el  dominador  en  aquellos  puntos  todos  los  recursos  militares  de 
que  puede  disponer,  han  encerrado  entre  cadenas  de  hierro  a  su  po^ 
blacion  que  no  se  ha  encontrado  jamas,  como  se  encontró  la  del  res- 
to de  las  que  fueron  posesiones  de  España,  en  térsenos  favorables 
para  promover  por  guerrillas  un  combate  a  muerte.  El  estar  cubier- 
to el  suelo  de  líneas  de  ferrocarriles  que  rivalizan  por  su  oonstrue- 
cion  i  largura  de  trayectos  con  las  de  la  mas  adelantada  nación,  acorta 
todas  las  distancias  i  permite  el  pronto  traslado  de  tropas;  la  profusión 
de  alambres  telegráficos  que  están  sometidos  a  la  esclusiva  dependen- 
cia del  Oobierno,  hace  que  tenga  el  déspota  en  su  mano  todas  las  vias 
mas  rápidas  de  comunicación;  el  establecimiento  de  milicias  rurales 
compuestas  en  su  mavoría  de  peninsulares,  se  apoderan  de  las  calza- 
das i  caminos  e  impiden  que  se  levanten  partidas  de  patriotas;  las 
fuerzas  veteranas  que  están  repartidas  en  los  campos  i  poblados  a  las 
inmediatas  ordenes  de  jefes  enemigos;  los  puntos  fortificados  que  se 
encuentran  en  los  lugares  mas  importantes  del  litoral,  entre  los  que 
se  pueden  enumerar  algunos  do  tan  colosales  defensas  como  la  Ha- 
bana, Matanzas,  Santiago  de  Cuba  i  otrajs,  i  ademas  la  organiza- 
ción del  espionaje,  el  abuso  de  la  fuerza,  la  prontitud  i  crueldad 
en  la  aplicación  de  los  castigos  i  los  inmensos  ausilios  que  propor- 
cionan los  millares  de  españoles  residentes  allí,  son  motivos  que, 
Ud.  comprenderá,  dificultan  cualquier  paso  de  hostilidad  armada  que 
se  quiera  dar.  Después  de  todos  estos  recursos,  de  los  cuales  nacen 
otros  muchos  del  mismo  jénero,  existen  en  aquellas  islas  inforCu- 
nadas  varios  elementos  disolventes  de  que  se  apodera  con  habilidad 
el  Gobierno  español;  i  así  la  corrupción  de  la  prensa  periódioa,  la 


~  143  — 

* 

instituoion  de  la  censura  previa,  la  limitación  de  facultades  en  la  ense- 
ñanza escolar,  la  heterojeneidad  de  las  razas,  el  sistema  de  esclavi-' 
tud,  la  perversión  de  costumbres  que  es  consecuente  en  toda  socie^ 
d&d  fondada  por  los  descendientes  de  Felipe  11  i  Torquemada, 
las  supersticiones  relijiosas  de  tan  perenne  caducidad  entre  nuestroíí 
mayores  i  varias  otras  causas  que  no  se  pueden  ocultar  a  la  penetra- 
ción de  Ud. ,  no  diremos  en  sentido  ab^íuto,  que  disculpan  el  com- 
portamiento de  los  cubanos  i  portorriqueños,  pero  sí  que  esplican  el 
estado  de  cosas  que  entre  ellos  se  ha  perpetuado  hasta  aquí. 

Pues  bien,  señor;  a  este  cuadro  horrible  que  lójicamente  no  debie- 
ra producir  sino  consecuencias  análogas^  podemos  presentar  otro  que 
cambia  por  completo  el  modo  de  ser  de  las  cosas,  i  nos  muestra  que 
en  medio  de  los  mavores  tormentos  i  de  las  borrascas  mas  insuperables, 
no  es  dado  a  los  despotas  ahogar  el  instinto  natural  de  la  virtud  i  el 
patriotismo.  En  Cuba  i  Puerto  Rico,  particularmente  en  la  primera 
de  estas  dos  islas,  se  han  llevado  a  caoo  hazañas  merecedoras  de  la 
mas  desapasionada  admiración,  i  no  por  envanecernos  de  los  actos 
gloriosos  de  los  nuestros,  es  loque  decimos  a  Ud.,  sino  porque  así 
corresponde  a  la  justicia  i  a  la  verdad.  Miles  de  emigrados,  centena- 
res de  perseguidos,  multitud  de  condenados  comieron  el  pan  de  la 
espatriacion,  llenaron  las  prisiones,  ^cargaron  cadenas  i  murieron  en 
los  presidios.   Jóvenes  dignos  de  los  tiempos  heroicos  subieron  las 
gradas  de  los  cadalsos;  soldados  iguales  a  los  mejores  de  la  antigüe- 
dad cayeron  en  los  campos  de  batalla;  mujeres,  niños,  ancianos,  fa- 
milias enteras  acojieron  la  idea  de  la  revolución,  i  dieron   por  la  pa- 
tria el  último  suspiro.  El  pensamiento  de  la  libertad  no  es  una  nueva 
semilla  que  va  a  caer  al  acaso  i  a  fructificar  ahora  en  los  surcos  lle- 
nos de  sangre  de  la  Reina  de  las  Antillas:  desde  que  nosotros  abri- 
mos los  ojos  a  la  luz  ya  estaba  resonando  un  canto  revolucionario  que 
halago  nuestros  oidos  en  la  cuna  i  que  nuestros  grandes  poetas  ha- 
brian  de  hacer  repercutir  por  todo  el  mundo  civDizado  en  notas  in- 
mortales. 

Hai  en  Cuba  i  Puerto  Rico,  señor,  tfn  partido  que  es  común  a  to- 
dos los  paises  de  la  tierra,  i  a  cuyos  amaños  i  torpezas  se  debe  el 
que  se  juzgue  desfavorablemente  al  pueblo  en  masa  de  aquellas  islas; 
pero  a  poco  que  un  observador  intelijente  averigüe  lo  que  acontece 
no  dará  importancia  alguna  a  lo  que  en  realidad  no  la  tiene.  Este 
partido  se  compone  de  ricos  i  pobres  acariciados  por  las  migajas  que 
deja  caer  de  su  mesa  de  vez  en  cuando  el  autócrata  colonial,  i  pusi- 
lánimes i  dudosos  del  éxito  de  la  revolución  aparentan  encontrar  sua- 
ve el  yugo  que  los  envilece,  pero  ninguno  de  ellos  es  enemigo  franco  de  la 
causa  de  la  independencia  i  bos  sorprende  que  se  les  tome  por  la  repre- 
sentación jenuina  del  pais;  pues  al  querer  damos  cuenta  de  este  error  de 
la  opinión  no  podemos  aü'ibuirlo  sino  al  simple  hecho  de  que  son  per- 
sonas visibles  i  nada  mas.  No  encierra  en  su  seno  a  toda  la  clase  rica^ 
como  hai  quien  lo  haya  supuesta,  pues  para  probar  lo  contrario,  basta 


_  144  — 

Ifeodrdav  que  en  los  auoa  que  corrieron  del  cincuenta  al  cincuenta  i  eítí-^ 
00  hubo  quienes  aprontaron  gruesas  sumas  de  dinero  qu^  se  invirtie* 
ron  en  planes  reyolucionarios  de  mas  o  menos  acierto,  que  si  no  die- 
ron el  resultado  apetecido,  cosa  es  esa  que  atañe  a  los  que  tomaron  la 
iniciativa,  pero  que  no  lastima  en  nada  la  honra  que  cabe  por 
sus  buenos  oficios  a  los  cubanos  favorecidos  de  la  fortuna.  Paréceme, 
señor,  que  lo  que  antecede  es  suficiente  para  sujerir  a  Ud.  un  juicio 
formal  sobre  la  verdadera  situación  de  Cuba  i  Puerto  Rico  i  pasaré 
a  tratar  lijeramente  de  los  otros  particulares  sobre  que  Ud.  ha  llamado 
nuestra  atención  en  la  nota  a  que  tengo  la  honra  .de  contestar  según 
las  inbtrucciones  que  he  recibido  de  la  Comisión. 

Desde  luego  puede  Ud.  asegurar  que  queremos  cooperar  6o  solo 
al  ausilio  de  Chile  con  nuestras  débiles  fuerzas,  sino  ir  derechamen- 
te a  b;iscar  la  libertad  de  una  patria  que  amamos  como  el  que  inas, 
valiéndonos  do  las  circunstancias  de  la  actualidad.  Dice  Ud.  que  su 
Gobierno  contribuirá  con  recursos  iguales  a  los  que  faciliten  los  cu- 
banos cuando  por  actos  positivos  demuestren  su  deseo  de  querer  .eman- 
ciparse. Aquí,  señor,  se  envuelven  dos  cuestiones:  primera,  la  de  de- 
jarnos solos  en  tanto  que  preparamos  organizaciones  i  solicitanH)8  di- 
nero, i  segunda,  la  do  persistir  en  la  idea  de  que  somos  un  puebla 
tan  inerto  que  no  inspiraremos  confianza  hasta  que^no  hayamos  co- 
menzado la  obra.  La  primera  de  estas  cuestiones  es  de  lenta  resolu- 
ción, atendiendo  a  la  perentoriedad  de  las  cmerjencias  que  están  sur-> 
jiendo,  i  permítame  Ud.  hacerle  la  observación  de  que  tanto  se  per- 
judica Chile  en  no  aprovechar  los  instantes  como  Cuba  i  Puerto  Rico. 
msotros  nos  ocupamos  ahora  do  los  preliminares  de  una  revolución 
que  aunque  está  siempre  latente  no  estaba  formada  i  por  lo  tanto 
esperamos  con  fe  obtener  los  medios  de  que  hemos  menester,  pero 
no  los  tenemos  a  la  ma^no,  como  tenia  que  suceder  por  no  estar  pre- 
venidos. La  segunda  cuestión  podria  interpretarse,  aunque 'la  Comi- 
sión no  es  de  este  parecer,  con  una  medida  de  hábil  diplomacia 
para  distraer  la  atención  de  ^España  de  las  aguas  del  Pacífico  i 
nacerle  fijar  la  mirada  en  las  dos  grandes  joyas  que  le  quedan  ea 
este  lado  del  mar,  i  ha  habido  ya  quién  manifiesto  que  si  efecti- 
vamento  existe  el  proyecto  de  dar  un  golpe  en  aquellas  posesionesj 
hasta  seria  mas  certero  acudir  a  planes  mas  secretos  i  misteriosos  que 
diafanizarlos  por  el  órgano  de  la  publicidad  con  que  cuenta  Chile  en 
Nueva- York  i  por  el  envió  de  cuyos  ejemplares  le  da  a  Üd.  la  Comi- 
sión los  mas  espresivas  gracias. 

Bien  conoce  Ud.  por  esperiencia  propia,  que  todo  pueblo  que  quie- 
re ser  de  veras  libre,  no  tiene  mas  que  dar  el  primer  golpe  contra  el 
tirano.  Nosotros  ya  hemos  dado  varios  i  esto  abona  que  daremos 
otros  hasta  conseguir  nuestro  objeto,  pues  si  hubiéramos  desespera- 
do de  la  independencia  final  de  nuestra  patria  infeliz,  o  no  existiéra- 
mos ya  o  nos  hubiéramos  colocado  en  las  filas  de  los  conceHOiUsUis. 
No  crea  Ud.  que  esta  es  la  opinión  do  la  minoría  de  nuestros  her- 


~  146  — 

túaBOs;  esta  es  la  opbion  de  todos  los  naturales  de  a(][iiellas  islas.  £1 
poder  español  allí  es  grande,  sus  recursos  son  infinitos,  como  que 
los  ha  concentrado  en  su  último  baluarte;  pero  todo  imperio  funda-  • 
do  en  la  fuerza  bruta  es  un  monstruo  con  pies  de  barro.  Allí  todo  hi- 
jo del  pais  sea  blanco,  mulato  o  negro,  es  enemigo  de  los  españoles, 
los  esclavos  no  son  de  nadie,  porque  están  muí  embrutecidos jpara 
tomar  lados  por  este  u  otro  partido. 

Guando  se  rompieron  las  hostilidades  entre  España  i  Santo  Do- 
mingo, con  motivo  del  alzamiento  del  pueblo,  nosotros  que  espera^ 
hamos  la  ocasión  de  anudar  los  hilos  rotas  de  la  última  revolución  de 
Oaba»  cuyos  resultados  nos  fueron  tan  funestos,  la  vimos  n^ui  pro« 
pida  en  aquel  suceso  i  comenzamos  de  nuevo  nuestros  trabajos  pre- 
paratorios. Hablan  pasado  diez  años  i  llego  el  momento  en  que  creía- 
mos dormidos  o  desalentados  a  los  patriotas,  pero  nos  engañábamos 
porque  todos  estaban  alerta.  Bepetimos  que  lid.  sabe  por  esperiencia 
lo  difícil  que  es  tender  los  hilos  de  la  trama  en  un  pab  que  se  encuen- 
tra en  las  circunstancias  de  Cuba,  mas  tal  cosa  no  lué  parte,  sin 
embargo,  a  arredrarnos.  En  esto  nos  hallábamos,  cuando  la  ilustre 
Ilación  que  Üd.  representa,  recojiendo  el  guante  que  le  arrojó  la  Es- 
pana,  Qos  abre  otra  vez  la  puerta  para  la  consecución  de  nuestros 
pues.  Como  los  hechos  se  precipitan,  i  puede  que  pase  de  nuevo  la 
ocasión^  ha  habido  que  apresurarlo  todo>  Nuestras  fuerzas  no  están 
alistadas,  ni  nuestros  recursos  reunidos,  .porque  la  obra  no  es  de  suyo 
neoesariamente  veloz.  Figúrese  Ud.  cuál  no  será  nuestra  ansiedad» 
cuál  nuestro  temor  de  que  pase  la  hora,  de  que  cese  el  estado  do 
guerra  entre  Ohile  i  España  i  no  podamos  probar  la  suerte  de  las  ar- 
mas en  nueva  campaña.  Bajo  la  fe  de  hombres  de  conciencia  que 
conocen  a  sus  compatriotas,  podemos  a  segurar  a  Üd.  que  si  ixosoíro9 
tuviératiios  aquí  los  medios  jpara  efectttar  un  desembarco  en  Cuba  i 
levantar  la  bandera  de  la  revolución^  no  nos  queda  la  menor  duda  de 
que  lograríamos  salir  triunfantes  en  la  empresa,  t  si  por  tanto  pudie^ 
ra  facilitamos  Chile  estos  arbitrios,  con  nuestras  cabezas  responde' 
fnos  de  llevar  la  guerra  a  España  en  Cuba  i  Puerto  Rico» 

Por  otra  parte,  señor,  como  Udes.*  son  ya  una  nación  constituida  i 
por  fortuna  acreditada  i  rica,  i  nosotros  carecemos  de  los  medios  que 
procura  la  alta  posición  ya  afirmada,  creemos  que  no  hai  mas  que  dos 
vías  que  escojer  en  estas  circunstancias  en  que  lá  cuestión  de  tiempo  os 
^  vital  interés.  Una  de  ellas  es  la  que  hemos  acabado  de  abrir  para  ir 
a  buscar  nuestra  redención  por  medio  de  nuestros  propios  efuerzos,  i 
la  otra  es  la  que  el  mismo  Chile  nos  puede  señalar  disponiendo  a  ¡a 
hora  que  guste  de  un  número  crecido  de  cubanos  i  portorriqueños 
residentes  en  los  Estados-Unidos  que  irán  a  unirse  a  sus  hemuims 
de  aquellas  idas  dispuestos  siempre  a  levantar  el  estandarte  dd  pro- 
greso i  de  la  libertad. 


19 


—  146  — 

So¡,  señor,  oon  la  mus  alta  consideración  de  respeto,  sa  afectísimo 
seguro  servidor  etc. 

(Firmado) — J.  M.  Magias. 
Al  leoor  don  B.  Vicuña  Mackenna,  ájente  etc,  etc. 


DOCUMENTO  Ñ. 

Carta  del  Dr.  don  J.  F.  Baasora,   sobre   la   cuestión  da   Cnba  I 

Puerto  Rico  con  relación   a  Chile. 

SxRoB  DON  B.  Vicuña  Mackeni7A. 

Enero  19  de  1W6, 

Me  preguntó  Ud.  la  otra  noche,  qué  pensaba  yo  de  la  reyoluoion 
en  Cuba  i  Puerto  Rico,  i  como  se  esplica  que  los  patriotas  de  aque- 
\l$B  islas  no  se  leyantaron  en  las  ocasiones  fayoraoles  que  les  ñau 
ofrecido,  la  guerra  de  Santo  Domingo,  los  sucesos  del  Poru  i  actual- 
mente lo  que  esta  pasando  en  Chile.  Ni  el  lugar  ni  el  tiempo  eran  a 
proposito  para  dar  a  Ud.  la  debida  contestación  i  por  esto  aprovecho 
ahora  un  rato  en  que  me  permiten  mis  ocupaciones,  manifestar  a  üd. 
mi  opinión  sobre  ex  particular,  con  toda  franqueza  i  lealtad. 

Creo  que  la  gran  mayoría,  si  no  la  totalidad  de  los  hijos  de  ambas 
islas»  están  resueltos  a  sacudir  el  odioso  3ru^o  de  su  metrópoli;  pero 
creo  también  que  esta  es  una  empresa  difícil  de  acometer  i  Ilerar  a 
cabo  con  feliz  éxito  por  varias  causas.  Los  elementos  heterojéneos 
que  forman  la  población,  la  esclavitud,  la  educación  española,  el  ais- 
lamiento, la  facilidad  de  las  comunicaciones  para  el  gobierno,  los  re- 
cursos con  que  éste  cuenta,  los  intereses  existentes,  etc.,  son  cosa^ 
todas  que  deben  tomarse  en  cuenta  al  lanzarse  de  nuevo  en  un  mo- 
vimiento que  desgraciadamente  ha  fracasado  ytk  diferentes  veces. 

Desde  1822  se  está  conspirando  en  las  dos  islas,  i  el  número  de  víc- 
timas que  han  subido,  al  cadalso  no  es  pequeño.  Sin  contar  a  Sanchos 
i  a  Agüero  ahorcados  en  Puerto  Principe  ^n  1826,  al  noble  Hemán<p 
dez,  cuya  terrible  imájen,  seguia  por  do  quier  al  poeta  Heredia  con- 
denado también  a  la  última  pena  i  muerto  en  el  destierro,  a  Peoli, 
Arangúren  i  Lémus,  al  ilustre  filósofo  padre  Várela,  a  Antonio  A. 
I^uaya,  uno.de  los  hombres  mas  ricos  de  Cuba  i  a  Alonso  Betancourt 
condenados  también  a  muerte,  pero  que  pudiefon  escaparse  i  acabar 
sus  dias  en  tierra  estraña;  recuerdo  ahora  sin  consultar  notas  ni  pa- 
peles, a  Placido  i  sus  once  compañeros  fusilados  en  1844,  a  Bemar- 
diño  Hernández  i  a  Montes  de  Oca,  muertos  en  garrote  vil  en  Cárdenas 
i  la  Habana  en  1850  i  51  respectivamente;  a  Agüero,  Bcnavides, 


--  147  — 

SSujAs,  BeUneotirt  i  Peitlomo fosUados  en  Puerto  Príneipeen  1851  i 
Arm^nt&roa,  F.  Hernández  i  Aréis  en  Trinidad  el  mismo  ano«  Fac- 
ciolo  fué  al  ^roto  en  1852  i  Oonsales  i  Cristo  perdonado»  al  pié 
del  patíbulo — ^El  jeneral  López  faé  ajusticiado  en  garrote  vil  el  1.* 
de  settembre  de  1851  i  el  capitán  López  fusilado  en  Matanzas.  £s- 
<7ampe8  i  Pinto,  son  los  últimos  que  recuerdo,  murieron  en  garrote 
1854.  En  Puerto  Rico,  Duvois  i  otros  fueron  pasados  por  las  armas 
en  1822  i  Ventura  Quiñones  asesinado  en  la  cárcel  en  1837. 

No  eitaré  los  60  fusilados  de  Atares,  aunque  algunos  eran  cuba- 
nos, ni  me  detendré  tampoco  en  el  sin  numero  de  desterrados  (muje- 
res entre  ellos^  i  condenados  a  los  presidios  de  Ceuta,  etc.,  en  cada 
ana  de  las  ocasiones  que  dieron  lugar  a  los  suplicios  referidos,  ni  en 
los  que  perecieron  en  los  campos  de  batalla.  Como  vé  Ud.,  la  lista, 
aan<}üe  inoompleta,  es  ya  respetable  por  su  número;  cafei  todos  esos 
patriotas  fueron  hombres  de  un  gran  mérito  en  varios  conceptos  i 
sobre  algunos  de  ellos,  como  Várela  i  Heredia,  ha  pronunciado  su 
juicio  ya  la  humanidad.  Casi  todos  los  cubanos  i  portorriqueños  estable- 
cidos en  los  Edtados-Unidoji  han  salido  de  su  pais  por  causas  políticas 
i  sobre  la  cabeza  de  algunos  de  los  que  conoce  Ud.  en  Nueva- York 
pesan  una  o  mas  sentencias  de  muerte.  En  las  exequias  del  jeneral 
liopez  '^1.^  de  setiembre  de  1852)  en  esta  ciudad,  se  hallaron  presentes 
mas  de  dos  mil  cubanos  casi  todos  proscritos.  ^Es,  pues,  de  estrañar 
que  después  de  tantos  cadalsos,  tantas  desgracias,  tantas  esperanzas 
¿mstradás  i  con  tantos  obstáculos  oue'  vencer,  seamos  ahora  oautos  i 
no  nos  lancemos  de  nuevo,  antes  ae  asegurar  el  éxito  hasta  el  punto 
que  es  posible  asegurar  las  cosas  en  este  valle  de  lagrimas?     ' 

Durante  la  guerra  de  Santo  Domingo  no  era  tan  fácil  como  parece 
a  primera  vista  el  levantamiento.  Al  menor  amago  serio  de  insurrec- 
ción en  Cuba  o  Puerto  Rico,  se  hubieran  vuelto  a  llevar  inmediata- 
mente a  una  u  otra  isla  las  tropas  de  Santo  Domingo  diatante  solo 
algunas  leguas,  como  Ud.  sabe.  Ademas  en  aquella  época  I4  atención 
de  ambas  islas  estaba  completamente  absorbida  por  la  tremenda  gue- 
rra de  esta  gran  república  i  un  pais  situado  a  80  leguas  de  la  Flo- 
rida con  cerca  de  un  millón  de  negros  en  su  seno,  me  parece  que 
debia  tener  algún  interés  en  ver  el  resultado  de  la  importante  cues- 
tión que  aquí  se  debatia,  antes  de  intentar  una  insurrección  que  pu- 
diem  serle  fatal.  Pero  dejémoslo  pasado  i  vengamos  al  momento  pre- 
sente que  es  el  que  mas  nos  interesa. 

¿Es  conveniente,  es  oportuno,  acometer  hoi  la  obra  revolucionanpi 
en  las  Antillas  españolas?  Permítame  Ud.  hablar  con  franqueza. 
Para  Chile  sí,  sin  anda  alguna,  para  ellas,  no  lo  veo  tan  claro. 

Bl  efecto  inmediato,  seguro,  de  una  insurrecdon  en  Cuba  o  Puerto 
Rioo  serla  la  suspensión  de  hostilidades  en  el  Pacífico,  ouizas  la  acep- 
tación por  EspaSa  de  una  paz  tan  deshonrosa  como  lo  ha  sido  su 
agresión,  i  la  caida  sobre  nosotros  de  los  aprestos  de  guerra,  desuna- 
dos  hoi  a  Chile,  i  no  hai  que  despreciar  mucho  esos  aprestos.  Bueno  es 


—  148  — 

1  jus(o  ridiculiKarlos  en  ia  Voz  de  Americathrietíú  es  burlarnos  de  lafl 
neis  flragatas  viejas  qne  no  se  bao  pagado  todavía;  pero  -cttatro  meses 
bace  ({ue  la  escuadrilla  española  está  bloqueando  los  puertos  i  para- 
lizando el  comercio  de  Chile,  sin  que  basta  abora  se  le  hajra  becho 
mas  daño  que  la  captura  de  la  Covadonga^  i  por  carambola  el  heroico 
suicidio  del  atrabiliario  almirante,  i  si  la  JVuman^ia  se  apodera  de 
las  Chinchas,  trabajo  costará  hacerla  soltar  la  presa. 

No  dudo,  por  supuesto,  que  serán  destruidos  o  apresados  esos  bn- 
qnes,  i  mas  que  vayan.  Enjambrados  los  talleres  e  hirviendo  h»  asti- 
ne'''Os  nacionales,  con  los  recursos  de  Chile  i  sus  activos  i  entendidos 
ajentes  en  el  estranjero,  pronto  tendrá  una  flota  suflciente  para  aca- 
bar con  la  de  su  enemigo.  No  se  ganó  Zamora  en  una  hora.  Tiempo 
se  necesita  i  grandes  recursos  para  las  grandes  empresas  >  Me  dijo 
XTd.  que  otros  paises  en  circunstancias  tan  difíciles  como  las  de  Cuba 
i  Puerto  Rico  habían  luchado  i  conquistado  su  libertad.  Podrá  ser; 
pero  en  la  historia  que  jo  he  leido  no  be  sabido  encontrarlo.  Una  cosa 
es  levantarse  un  oontínente  entero,  con  hombres  oomo  Miranda,  Bo- 
lívar, San  Martín,  Sucre  a  la  cabeza,  contra  una  nación  lejana,  ocu- 
pada en  una  guerra  interior  i  antes  del  descubrimiento  del  vapor  i 
del  telégrafo— i  otra  cosa  es  hacerlo  en  1866,  dos  islas  poco  pobladas 
{a  lo  meaos  la  que  mas  importa  que  lo  fuese)  con  elementos  peligro- 
sos en  su  seno  í  cuando  la  metrópoli  está  preparándose  para  una 
guerra  esterior  de  la  que  puede  desistir  cuando  mejor  le  parezca.-^ 
Creo  hacedero  i  hasta  fácil  provocar  inmediatamente  una  insurrec- 
ción; mis  amigos  de  Cuba,  Puerto  Rico,  Santo  Domingo  i  esta  ciudad, 
podrian  hacerlo,  pero  seria  prematuro  a  tai  modo  de  ver,  i  &tal.   No 
debemos  esponernos  a  un  nuevo  fracaso,  cuando  es  casi  seguro  que 
dentro  de  algún  tiempo,  estarán  a  nuestro  favor  todas  laa  probabilida- 
des de  buen  éxito.  Hemos  adelantado  mucho  desde  las  últimas  tonta* 
tivas.  En  la  cu  ostión  de  la  esclavitud  que  nos  habia  dividido  hasta 
abora,  estamos  ya  todos  conformes,  convencidos  los  unos  i  resignados 
los  otros,  no  bai  ya  quien  piense  en  Cuba  ni  en  Puerto  Rico  en  con- 
servar la  neíknda  institución.  El  partido  concesionista  aunque  defen> 
diendo  una  doctrina  que  cistoi  mui  lejos  de  aprobar,  ba  prestado  el 
servicio  de  ilustrar  a  las  masas  i  hacer  ver  el  mal  tan  claro,  que  el 
mifimo  gobierno  ha  tenido  que  confesarlo  i  prometer  remedio,  pero 
ningún  cubano  ni  portorriqueiio  cree  que  el  remedio  pueda  venir  de 
España.  Es  decir,  que  la  revolución  está  en  via  de  progreso,  pero  to- 
davía le  falta  tiempo  para  reunir  todos  sus  recursos  i  dar  el  golpe  con 
seguridad.  Este  tiempo  que  nos  falta  podria  suplirse  con  ayuda  este- 
rior. j  Puede  i  quiere  Chile  prestarnos  esta  ayuda?  That  iiihe  ^uetíiovt. 
Asegúrelo  con  hechos  positivos  i  tanjibles,  1  nos  tendrá  cuerpo  i  alma 
tín  la  lucha.  Si  no  a  lo  menos  por  mi  parte,  considerarla  oomo  un 
crimen  emplear  la  misma  influencia  de  que  pueda  disponer  en  preci- 
pitar un  movimiento  sin  mas  garantías  que  vagas  i  hermosas  proinesas 
de  hacerlo  todo  por  nosotros,  si  dantos  prueixis  positivas.  Hablemos 


—  149  — 

oUro,  uñaras  levaatcMlo  el  bloqueo  i  trariadada  la  guerra  a  .Huesee 
auelo»  ae  acordará  Chile  do  nosotros?  Con  sa  especio  de  dodrina  de 
Mmzó^  que  le  es  ^nropia,  se  aeordó  siquiera  de  que  existía  Santo  Do- 
miago»  durante  los  tres  añoe  de  au  heroica  contienda?  Qué  hizo  por 
el  Perú  el  ano  pasado?  Seguñ  el  mismo  señor  CoYarrubias,  nada  maa 

Sue  mantenerse  en  estricta  nwtrcdídad,  i  permítame  Ud.  obeeihrar 
epaso,  que  entre  los  absurdos  cariaos  del  gobierno  español,  el  noveno 
relativo  a  losbuquos  franceses  hostiles  a  Méjico,  es  el  único  que  tiene 
un  lijero  viso  de  razón  i  no  lo  contesta  tan  Tictoriosaitaente  como  loa 
otros  el  ministro  chileno.  No  estol  haciendo  cargos»  sino  exponiendo 
hechos:  si  mi  coraieoQ  no  jime  al  ver  las  desgracias  de  Chile,  si  Uo 
siento  como  cualquier  chileno  sus  reveses  i  no  me  regocijo  en  sus 
triuulba,  no  quiero  merecer  reí  titulo  de  hombre  honracb. — Redicho 
lo  que  antecede  para  probar  que  fuera  de  un  interés  platónico  de 
amor  a  la  libertad  i  a  las  instituciones  republicanas,  i  esta  rara  vez 
haco  obrar  a  las  naciones,  nada  tenemos  que  esperar  de  Chile,  el  dia 
que  no  se  vea  arrastrado  a  protejernos  por  sus  propios  males.  Segura- 
mente que  la  última  RepúbMca  del  mugido  después  de  Suiza  a  la  que 
ocurriríamos  en  circunstancias  normales  seria  la  d^' Chile.  ¿Qué  inte- 
reses nos  ligan?  Cuántos  buques  han  ido  directamente  do  CubfL  o 
Puerto  Hico  a'  Chile?  Hasta  el  cobre  que  representa  un  papel  tan 
conspicuo  en  aquella  República,  se  encuentra  en  abundancia  en  la 
grande  Antilla  i  aaúcar  i  cafe  se  {)roducen  en  paises  mas  cercanos  de 
Chile.  La  primera  vez  en  mi  vida  que  vi  una  bandera  chilena,  fué  en 
el  banquete  a  qu/e  mé  hizo  Ud.  el  honor  de  convidarme.  No  tráiíéndo, 

{mes,  que  esperar  de  Chile  mas  que  aquello  a  que  lo  obligue  la  pa» 
abra  empeñada,  ofrézcanos  algo,  positivo  i  taojible  i  $i  e$  battatUe 
para  emprender  la  revolución  ee  hitrá  {nmediutaanente. 

Pero  cesemos  de  perder  tiempo,  i  no  sigamoe  como  hasta  aquí^  por- 
que sino  el  uno  por  el  otro  dejaremos  la  casa  sin  barrer.  A  Ohile  le 
basta  la  revolución  en  Cuba,  con  i^\  que  sea  formal  i  duro  algún  tiem- 
po, nosotros  necesitamos  que  tenga  2men  éxito.  Si  por  cualquier  motivo 
no  le  parecen  a  üd.  a  propósito  para  el  caso,  los  cubanos  que  conoce 
Ud.  en  esta  ciudad^  diríjase  Ud.  a  otros  i  yo  le  respondo  a  Ud.  de 
que  el  amor  propio  de  ninguno  se  resentirá,  si  resulta  de  ello  el  bien 
ae  Cuba  i  de  GhUe.  Pero  en  el  nombre  del  sentido  común»  no  haga 
Ud.  caso  de  informes  de  miserables  eseritores  vendidos  a  los  intereses 
españoles,  porque  e6to  seri»  t»n  absurdo  como  hacer  alto  en  lo  qjie 
dígad  loe  Irisarri  o  hagan  loa  Peaet  al  tratarse  de  bis  oosas  del  Pa- 
cífico. 

Sí  Chile  no  quiere  entrar  de  Heneen  la  revolución  de  Cuba  i  Puer- 
to-Kíco,  si  para  sus  planes  basta  alarmar  simplemente  el  gobierno 
español,  fácil  es  haderlo  i  puedo  sujérirle  a  Ud.  varios  m^io«  que 
producirau  buen  efecto,  sin  da£ío  serio  de  nadie  i  que  cuestan  moi 
poco  dinero  i  no  gran  trabajo. 
Por  lo  demás  sí,  como  no  lo  dudo,  la  suerte  de  Cuba  i  Puerto 


n 


—  160  -- 

Rieo  le  inteYoM  a,Ud.  oomo  demóenta  i  como  amerioaiio,  dotmis 
Ud.  tranqtiilo,  porque  oon  ausiiio  estatior  oñnél,  eon<|!iÍ8laiin  m 
indepemdenoia  i  libertad  en  época  no  mvá  lejana.  Mas  ñcd  aeria  de- 
tener al  Niágara  en  stt  oorriente  qne  atajar  el  moyiniento  inoesmte, 
irresifltible  qne  se  está  operando  en  aquellas  isks. 

Perdone  iJd.  si  mi  lenguaje  le  ha  parecido  algo  nido  pero  debo 
confesar  que  la  insistencia  de  sus  pr^untas  de  Ud.  con  sus  puntas  i 
collar  de  incredulidad  i  apariencia  da  cargos  par  nveifra  apatía^  me 
tiene  nervioso  hace  dias. 

Oon  la  mayor  consideración  i  los  mas  smceros  deseos  por  la  prospé- 
TÍdad  de  Chile,  qnedo  de  Ud.  como  siempre  atento  amigo  i  serridor. 

(firmado) — J.  F.  BasaotA. 


«  ■  "I 


DOCUMENTO  O. 

Fraa;mentoa  de  mi  correapondenda  con  el  Ooblemo  de  Chile,  re- 
latiToa  a  las  Antillaa  eapafiolaa,  eatractadoa  por  orden  cro- 
nol^jico. 

^ueva-Yarkf  noviembre  30  de  1865. 

'^Respecto  de  los  encargos  de  US.  oon  relación  a  la  isla  de  Coba 
comienzo  a  ponerme  en  relación  con  personas  competentes.  Me  ase- 
gvran  que  no  hai  síntomas  de  alarma  en  aquel  país;  pero  algunos 
creen  que  podrian  nacer  si  la  guerra  se  llevase  a  cabo  i  durase  aleoa 
tiempo  en  Chile.  Varios  cubfuios  4e  importancia  se  han  acercado  a 
mí  i  espero  entrar  pronto  en  algunas  combinaciones  que  darán  algda 
resoltado  político". 


JNí»eva-Yark^  diciembre  10  de  1865. 

Las  combinaciones  sobre  la  isla  de  Cuba  han  marchado  hasta  aquí 
oon  bastante  rapidez.  Tuve  una  entrevista  con  varios  personajes  cul- 
minantes de  aquella  isla  desterrados  en  esta  ciudad,  quienes  delega- 
ron el  señor  don  J.  M.  Macias,  patriota  mui  respetado  aquí,  las  fa- 
cultades necesarias  para  procedei:,  de  acuerdo  conmigo,  en  un  plan 
de  insurreccionar  aquellas  posesionen.  Yo  les  he  ofrecido,  a  nombro 
del  Gobierno  de  Chile,  la  protección  de  la  bandera  para  la  «oapresa 
i  otro  tanto  de  los  fondos  que  dios  colecten  para  la  espedicion,  a  título 
de  empréstito.  Pero  desde  que  Ueg6  la  noticia  de*que  la  £q)a£ía  pa- 
recía dispuesta  a  entrar  en  razón,  era  preciso  aplazar  estos  planes 
i  es  lo  que  he  hecho.  Los  patriotas  cubanos  se  empeñan,  sin  embar- 


—  161  — 

M,  en  llevar  adelante  cualquiera  empresa  i  se  sienten  abatidos  eon  las 
iillunas  noticias;  i  apesar  que  me  hacen  las  promesas  mas  seductoras 
i  me  hablan  el  lenguaje  mas  eficaz  para  un  espíritu  como  el  mío,  no  he 
podido  menos  de  declararles  hoi  termiDantemente,  que  si  las  noticias 
'se  confirman,  a  nada  me  será  posible  proceder  para  ausillar  su  jeneroso 
pero  desgraciado  patriotismo  (1).  Si  la  guerra  continúa  sera  por  cier- 
to moitliferente,  pues  Cuba  es  el  punto  mas  vulnerable  de  la  Espa- 
ña,! atacarles  allí  es  el  mejor  medio  de  hacerles  abandonar  el  Pacífico. 
Sin  embargo,  como  ya  han  salido  algunos  comisarios  de  aquí  para 
trabajar  en  Cuba,  i  podrian  resultar  compromisos  de  vida  o  muerte 
nacidos 'de  estas  comoinaciónes,  sería  mui  conveniente  que  en  el  caso 
de  un  avenimiento  con  España,  se  salvase  toda  la  responsabilidad 
que  pudiera  recaer  sobre  los  patriotas  que  hubiesen  decidido  a  otros 
en  consecuencia  de  nuestras  sujestiones  o  del  solo  hecho  de  la  gue- 
rra. Hago  a  US.  esta  insinuación  en  obsequio  de  la  humanidad, 
conociendo  la  política  feroz  de  los  españoles  en  sus  colonias  i  también 
por  la  parte  jeneral  de  influencia  o  de  estímulo  que  me  hava  tocado 
a  mí  ejercer  en  esos  casos  i  en  desempeño  de  las  instrucciones  que 
recibí  de  US. 


NuevorTork,  diciembre  29  de  1865. 

La  salida  del  Meteoro  en  caso  de  ser  empleado  como  corsario  en 
las  Antillas,  puede  ligarse  fácilmente  con  las  operaciones  de  un  intento 
sobre  Cuba.  Ya  los  patriotas  de  esta  isla  se  han  organizado  aquí  i 
estamos  en  relaciones  semi  oficiales  como  lo  verá  ÜS.  por  las  copias 
núms.  2  i  8  que  le  acompaña.  Francamente,  nosotros  no  espera- 
mos gran  cosa  de  los  cubanos,  pero  siempre  los  alentaremos  como  si 
tuviésemos  plena  fe  en  el  resultado  de  sus  operaciones.  Consecuente 
a  lo  que  espresan  esas  notas  tuve  hoi  una  conferencia  con  el  señor 
Maclas,  delegado  de  los  cubanos  residentes  en  esta,  i  he  vuelto  a 
prometerle  todo  el  ausüio  moral  de  Chile  i  el  materíal  de  que  poda- 
mos disponer.  Según  el  delegado,  los  cubanos  se  proponen  organizar 
una  espedicion  libertadora  de  trescientos  hombres  i  reúnen  fondos  con 
este  objeto  tanto  aquí  como  en  Cuba. 


Nueva- York,  enero  8  de  1866. 

Respecto  de  mis  esfuerzos  para  despertar  el  espíritu  público  en 
Cuba  i  alarmar  por  lo  menos  los  recelos  de  España,  no  puedo  decir  a 
US.  hasta  aquí  nada  de  importante.  Hai  desinterés  sin  duda  en  aque- 

(I)  ^  alude  aquí  a  los  constantes  rumores  de  paz  que  prevaiccian  en  los 
Estados- Unidos  durante  el   mes  de  diciembre  de  1865. 


—  152  — 

lia  isla,  i  a  fomeDtarlo  se  ha  dirijido  especialmente  la  creación  del  pe- 
riódico mencionado  la  Voz  de  Amenca.  Pero  intenciones,  planeé 
mas  o  menos  resueltos'  de  insurrección,  no  creo  que  existan.  Los 
emigrados  aquí  o  son  ricos  i  poltrones,  o  pertenecen  a  las  ebuiefl  dd 
antiguos  perseguidos,  i  que  no  tienen  por  consiguiente  mas  efltíxkiii^ 
los  ni  mas  prestijio  que  un  impotente  patriotismo.  8in  embargo  dd 
esto,  se  han  organizado  en  un  comité  de  acción,  me  han  dirijido  noteb 
que  les  he  contestado  en  un  sentido  lisonjero  i  les  he  prometido  toda 
la  cooperación  posible,  bajo  la  base  de  que  a  ellos  cumple  el  demos- 
trar con  actos  el  que  quieren  ser  libres.  Últimamente  íne  han  pro^ 
metido  que  pronto  llegarán  a  mi  noticia  algunos  de  estos  actos.*  Aguar- 
damos. 


'Niieva-YorJc,  enero  19  efe  1866. 

Sobre  los  negocios  de  Cuba,  envió  a  US.  varias  cartas  orijibaies 
que  han  venido  de  aquella  isla  i  én  las  que  se  revelan  planes  nacien- 
tes de  insurrección.  Acompaño  a  US.  dos  documentos  que  he  re^ 
cibido  ayer  i  hoi,  también  sobre  aquel  pais.  El  primero  es  larespues* 
ta  que  ha  hecho  la  Junia  patriótica  de  Cuba  i  Puerto  Rico  al  oficio 
Que  remití  a  US.  en  mi  ultima  correspondencia,  i  el  cual  fué  conven!- 
ao  en  su  espíritu  i  redacción  (pues  lo  leyó  antes  de  ponerse  en  limpio) 
con  el  delegado  de  la  Junta  señor  Macias.  El  otro  es  una  carta  par- 
ticular que  he  recibido  hoi  del  doctor  Bassora,  joven  médico  de  Puerto 
Bico  que  obra  aquí  como  ájente  de  Santo  Domingo,  sumamente  oa- 
pai,  pero  ardiente  i  arrebatado  como  US.  lo  juzgará  por  el  tenor  do 
su  carta. 

Estos  dos  documentos  tienen  bastante  importancia  porqne  revefaoi 
cen  franqueza  los  sentimientos  i  las  miras  de  los  cubanos.  Ellos  quie- 
ren ser  libres  i  ven  en  nuestra  guerra  una  oportunidad  para  intentar- 
lo. Poro  por  una  parte  desconfían  de  nuestros  aüsilios  i  por  la  otra 
no  tienen  ni  los  recursos  ni  el  valor  suficiente  para  acometer  tma  esa- 
presa  que  en  realidad  es  ardua.  Les  fídta  antes  que  todo  un  candiUo 
a  quien  seguir,  i  la  prueba  de  esto  es  que  aquí  los  representa  un  co- 
merciante de  mediocre  posición,  aunque  al  parecer  patriota  i  hoürado» 
el  señor  Macias. 

La  propuesta  que  yo  les  hice  desde  el  principio  de  poner  otro  tanto 
de  los  recursos  que  ellos  juntaran  no  podia  ser  mas'  jenerosa,  i  a  ella 
me  refiero  cuando  les  pido  en  el  oficio  referido  que  por  su  parte  m.a- 
nifiesten  con  hechos  efectivos  su  deseo  de  ser  libres.  Hoi  vi  a  Baseora, 
después  de  recibida  su  carta,  petulante,  pero  franca,  i  le  dije  qae 
Chile  ofrccia  todo  lo  que  podia  ofrecer  una  nación  jenerosa,  sú  bande- 
ra i  su  oro;  i  que  ellos  hicieran  lo  demás.  Convino  en  que  era  pre— 
ciso  que  hubiese  equiparídad  en  los  aprestos.  Me  dijo  que  la  carta 
que  acababa  de  enviar  era  solo  en  desahogo,   pues  él  «ÉkUa  qae  mi 


—  163  — 

Bofta  habi&  sido  oonyanida  con  Maclas  anticipadamente,  i  que  por 
consiguiente  estaba  en  regla. 

Lo  que  los  cubanos  piden,  ea  que  nosotros  les  demos  el  dinero  ^ra 
una  espedicion,  i  ellos  se  comprometen  a  embarcarsa  en  ella.  A  Ü8. 
corresponde  deoidit  si  tal  empresa  debe  verificarse  en  esa  forma.  Por 
mi  parte,  yo  insistiria  en  que  no  hai  mas  plan  posible  que  el  insi- 
nuado. Si  en  Cuba  no  hai  patriotismo  para  juntar  cien  mil  pesos, 
^merece  ese  pais  su  libertad?  Ciertamente  que  nó;  i  en  tal  caso  lo 
q««  BOft  toca  resolver  es  si  en  un  sentido  puramente  estratfjxóo^  de- 
ítmoB  intentar  can  nuestros  propios  recursos  una  diversión  por  ese 
lado,  US.  resolverá  lo  convemente.  Aquí  entre  tanto  se  hará  todo 
como  hasta  hoi  bajo  la  idea  de  g^te  nos  encaminamos  a  una  gran  re- 

«O^UCIOfl. 


Nueva- York f  febrero  8  de  1866, 

Es  indudable  que  algo  se  prepara  en  Cuba.  Incluyo  a  TJS.  copia 
de  una  carta  que  me  ha  entregado  el  señor  Maoias,  jefe  de  los  patriotas 
cubanos  sobre  este  particular.  Tiene  este  sujeto  un  plan,  que  en  mi 
concepto  es  digno  de  la  mayor  atención  si  nuestra  guerra  se  prolonga. 
Su  base  está  en  una  de  las  islas  Bábanos,  firente  a  h,  Habana,  que 
posee  1UI  capitán  americano  arrendada  para  la  extracción  de  guano  i 
en  la  que  se  puede  organizar  secretamente  una  espedicion* — ^£1  sefior 
Macias  solo  exije  cien  mil  pesos  para  la  empresa,  i  yo  creo  que  sea 
felis  o  adverso  el  resultado,  seria  mui  importante  el  verificarla.  El 
talón  de  Aquiles  de  la  España  es  Cuba,  i  cuando  se  sienta  herida  o 
siquiera  amenazada,  soltará  su  presa  en  el  Pacifico,  si  ya  no  la  ha 
soltado. 

Bl  señor  Bruzual,  Ministro  de  Venezuela,  me  escribió  esta  mañana 
una  esquela,  diciéndome  que  tenia  algo  interesante  que  contarme 
cuando  nos  viéramos.  Fui  en  el  acto  a  verlo,  pero  no  lo  encontré. 
Sin  embargo,  su  secretario  me  dijo  que  el  señor  Bruzual  se  refeiia 
probablemente  al  entusiasmo  con  que  habia  sido  recibido  el  señor 
Matta  en  Venezuela,  i  a  la  convicción  que  ambos  tenian  de  que  el  Oo- 
biemo  seria  arrastrado  por  la  opinión  pública  a  la  guerra  con  España 
i  a  obrar  sobre  Cuba,  i&ta  impresión  la  comunicaban  cartas  ¡mpti- 
cularea  de  Caracas  i  entre  otras,  una  del  jeneral  Bruzual,  hijo  del 
Ministro,  i  joven  de  mucha  influencia  en  su  pais.  En  un  pequeño 
ensayo  que  a  ruego  mió  ha  escrito  el  señor  Bruzual  sobre  Venezue- 
la^ se  encuentra  el  fragmento  de  que  acompaño  a  US.  oopia  i  que  se 
refiere  a  la  actitud  que  tomará  Venezuela. 

A  su  paso  por  ésta  hace  tres  meses  el  jeneral  granadino  don  San- 
tos dutierrea,  éí  caudillo  mas  popular  de  Colombia,  me  dijo  que  per- 
nnalmente  estaba  pronto  para  espedioionar  sobre  Cuba.  Le  he  es* 


—  154  ~ 

eríto  a  París  de  aeaerdo  eon  el  sofior  Maclas  la  carta  de  qae  inchije 
a  ITS.  copia. 

Aquí  86  espera  al  jeneral  Mosquera,  a  quien  se  supone  mni  ardien- 
te en  esta  cuei^on.  Pero  yo  no  me  hago  muchas  ilusiones  sobre  este 
personaje  tan  oonocido  por  sas  inoonsecuencias.  Otros  aseguran  que 
ya  debe  haber  llegado  a  Noeva  Granada,  pues  desde  hace  unmes  lo 
espera  en  Santa  Marta  la  escolta  que  debe  oonduoirlo  a  Bogotá. 

£1  señor  Bassora,  ájente  de  Santo  Domingo,  médico  de  capacidad  i 
que.  muestra  mucho  patriotismo,  me  ha  dicho  que  en  un  mai  aias 
podría  estar  espedito  por  ir  a  aquel  pais  con  el  objeto  de  obtener  su 
puesto  para  el  establecimiento  de  un  tribunal  de  presas.  Nada  harian 
con  mas  gusto  los  dominicanos,  pero  si  no  podesoos  tener  eorsarios, 
no  veo  la  necesidad  de  aquel  recurso.  También  es  un  incouTeñiente 
la  proximidad  de  Santo  Domingo  a  Cuba.  Pero  como  la  cuestión 
seria  solo  gastar  500  a  600  pesos  (pues  el  señor  Bassora  solo  pediría 
sus  gastoBJ  para  obtener  una  demostración  favorable  a  Chile  i  ad- 
versa a  España,  en  un  terreno  tan  bien  preparado,  yo  creo  que  eon- 
vendria  el  que  US.  autorizara  esta  medida. 

Sobre  este  particular  i  sobre  el  fondo  de  cien  mil  pesos  para  esne- 
dioionar  sobre  Cuba,  sea  desde  aquí  o  de  las  costas  de  Yenesnela  i 
Nueva'^Granada,  ^o  que  talvez  es  preferible)  ruego  a  US.  mui  especial- 
mente me  dé  instrucciones  positivas,  pues  la  ansiedad  de  los  oabanos 
por  su  libertad  crece  cada  di|i,  i  yo  lee  he  prometido  que  por  mi  parte 
Baria  todo  esfuerzo  en  cooperar  a  sus  planes. 


Ntieva-York,  marzo  9  de  1866. 

<  Felizmente,  los  negocios  de  Cuba  i  Puerto  Eico  presentan  un  as- 
pecto favorable.  Perece  que  la  ajitacion  cunde  de  una  manera 
asombrosa.  Por  este  motivo  hemos  resucito  dupliear  el  tiraje  de  la 
Voz  de  América  i  dar  a  ésta  un  carácter  alarmante  i  beliocBO, 
como  lo  observará  US.  por  el  num.  9  que  este  períodico  g^jta  por 
días  una  oonsiderable  popularidad,  pues  es  indudable  que  tienen  una 
valiosa  oooperaeion.  En  Cuba  es  leido  con  verdadero  furor  i  en  Puer- 
to Báoo  parece  que  su  <»rcalacion  ha  dado  lugar  a  un  bando  alar- 
mante i  atm  a  prisiones.  Se  envían  a  aquellas  islas  cuatrocientos  ejem- 
pisares.  Desde  el  presente  numero  hemos  aumentado  a  núl  dosoí«n- 
tos  la  oantidad  de  los  que  se  imprimen.  El  tono  tranquilo  de 
los  anteriores  ha  ptrodneido  ya  el  efecto  de  la  conviodon.  De  lo  que 
ahora  vamos  a  tratar  es  de  herir  el  entusiasmo  i  la  abflegacion. 

Si  Nueva  Granadal  Venezuela  entraran  en  la  liga  americana.  Es* 
pana  sin  duda  perdería  sus  posesiones  antes  de  dos  años;  peio  ígnea- 
mente, yo  dudo  de  estas  dos  repúblicas.  Mosquera  ha  estado  recibiea- 
do,  como  Pezet,  convites  i  agasajos  en  las  Tullerías,  especialmente 


•      —  165  — 

de  la  Emperairiz  que  le  ha  reconocido  como  m  pariente,  i  US.  caribe  cuan 
grande  es  la  vanidad  personal  de  eete  caudillo,  paes  ella  ha  sido  siem- 
pre el  móvil  de  sn  política.  En  cuanto  a  Yeneznela,  el  señor  N.  N. 
me  ha  asegorado  que  el  jeneral  Goaman  Blanco,  que  es  el  verdadoK) 
Presidente,  no  es  sino  un  avaro  sin  cora\son  que  auena  con  enri* 
quecerse  para  vivir  en  Europa.  De  Matta  he  recibido  solo  una  esque- 
Uk  fecha  8  de  febrero  desde  Caracas,  i  me  dice  éolo  que  Blanco  no 
había  decidido  nada.  La  disposición  del  pueblo  no  podía  ser  mejor, 
an  embargo. 

La  idea  de  enviar  un  comisario  a  Santo  Domingo  me  parece  «clHla 
dia  mas  conveniente.  El  estado  de  guerra  no  ha  cesado  entre  ese  país 
i  U  España,  pues  solo  existe  una  suspensión  de  hostilidades,  i  por  lo 
que  me  aseguran  personas  competente^  no  seria  dificil  organizar  una 
espedicíoii  i  lanzarla  sobre  Puerto  itico,  donde  el  ardor  por  la  inde- 
pendencia es  mayor  que  en  Cuba.  Pero  para  todo  esto,  señor  Mi- 
fdttrot  necesito  autorización  i  dinero.  Si  d  gobierna)  confia  m  mi  cdo, 
queme  dé  poder  i  ekmentos  i  tabre  sacrificarme.  Espero,  pues,  que 
tlS.  me  dé  instrucciones  positivas  sobre  todo  esto,  porque  aunque  eli 
tiempo  de  guerra  es  preciso  tener  una  gran  amplitud  de  acción  >' 70 
no  me  atrevo  a  tomairme  mayop  que  la  asignada  en  mis  insttii<^ 
cienes. 


Nueva- Yorli,  marzo  20  de  1866: 

El  otro  acontecimiento,  ligado  en  cierta  manera  a  la  misión  oon 
que  U3.  me  honró,  es  un  levantamiento  parcial  ocurrido  en  Cuba  i 
eujos  pormenores  leerá  US.,  espero  que  con  alguna  satisfacción»  en 
la  Voz  de  América  acompañada. 

Es  indudable  que  una  profunda  ajitacion  trabaja  aquella  colonia*. 
La  Voz  de  America^  de  la  que  se  envían  mil  ejemplares  que  oiroulaKi 
de  una  manera  asombrosa,  ha  conseguido  exitar  las  masas,  la  juven« 
tud  i  la  jente  ilustrada  í  patriota.  Pero  otras  causas  han  sacudido 
también  el  letargo  en  los  altos  círculos  sociales,  i  puedo  decir  ahora 
que  toda  la  estructura  colonial  se  encuentra  reciamente  sacudida. 

Dos  causas  producen  especialmente  esta  efervescencia  en  las  dases 
ricas  e  influyentes  de  Cuba,  que  son  las  que  estlín  llamadae  a  ope«- 
rar  la  independencia  de  esta  posesión  española,  como  sucedió  en  las 
otras  colonias  de  ese  mismo  pais.  Es  la  primera,  el  espíritu  de  refor- 
ma ^ue  la  España  misma  ha  fomentado  i  de  la  que  ha  nacido  un  par* 
tido  político  militante  llamado  rtfcrmisUx^  en  el  que  está  afiliada  la 
mayor  parte  de  la  jente  de  la  aristocracia  criolla  de  Cuba  i  Puerto- 
Rico.  Este  partido  aborrece  secretamente  a  los  españoles  i  trabaja 
por  la  independencia  a  la  larga;  en  oposición  al  partido  revolucionario, 
que  se.  encuentra  particularmente  representado  por  loe  emigradoe  en 
este  pais. 


—  166  — 

H«0ta  estoB  últimos  días  ^1  gobLerno  español  hábia  abrumado  t 
ese  partido  con  promesas.  Pero  abtra  comienza  a  retirarlas,  i  de  aquí 
la  ajitaeion  i  el  descontento.  La  prensa  paramento  española  de  b 
Habana»  manoomuna  ahora  en  sus  anatemas  al  Si^lo,  órgano  del^xn^- 
tido  reformista^  i  a  la  Voz  de  América,  que  es  el  representante  je- 
nuino  delparticb  revolucionario  o  de  acción. 

Hai,  pues,  una  tendencia  mol  pronunciada,  a  asociarse  entro  estos 
dos  elementos  poderosos  de  la  independencia  de  Cuba,  qae  hasta  aqu 
hablan  estado  hondamente  separados,  i  es  Indudable  que  si  el  gt)bieaM 

3^ol  sigue  desarrollando  una  política  hostil  oontra  el  partido  Ube- 
,  que  solo  pide  reformaa  Interiores,   va  a  lanzarlo  ablertamante 
en  el  camino  de  la  Independencia. 

La  segunda  causa  de  la  ajitaeion  en  las  altas  clases  se  refiere  pria- 
oipalmente  ala  cuestión  gravísima  de  La  esclavitud.  Por  una  parte 
los  negros  envalentonados  con  la  libertad  que  han  obtenido  los  de  este 
país,  cobran  bríos  i  manifiestan  su  odio  a  sus  amos,  que  son  jenenl- 
mente  españoles»  por  una  serle  de  Incendios  que  van  desolando  las 
mejores  plantaciones  de  la  ,lsla.  Por  la  otra»  el  gobierno  eapaSoI, 

fuiado  sin  duda  .por  un  principio  honroso  pero  funesto  a  su  polítioa, 
a  tomado  una  resolución  que  suscita  en  este  momento  las  mas  gran- 
des Inquietudes  en  toda  la  colonia. 

Espondre  a  US.  mui  brevemente  este  caso. 

Hal  una  clase  numerosa  de  negros  llamados  emancipadoñ,  que  son 
aquellos  que  habiendo  sido  capturados  pÓr  los  cruceros  españoles  se 
declaran  ouena  presa  del  gobierno  i  se  emancipan  de  consiguiente  de 
«os  amos.  De  estos  hal  muchos  millares  I  viven  arrendados  por  el 
capitán  jeneral  a  los  plantadores  por  un  módico  precio  (tres  peeos  al 
mea),  alendo  que  el  trabajo  de  un  esclavo  está  representado  por  ana 
suma  seis  veces  mas  fuerte  que  ese  salario.  De  aquí  resulta  que  IO0 
ennancipadoé  son  los  esclavos  mas  cómodos  I  mas  productivos  para  los 
que  los  ocupan. 

£1  gobierno  español,  deseando  cumplir  sus  compromisos  sobre  k 
trata,  ordenó  hace  un  ano,  que  todos  esos  emancipados  se  recojiesen  i 
se  remitieran  a  la  Isla  de  Fernando  Poo  para  ser  devueltos  al  Afírict. 
So  levantó,  en  consecuencia,  una  oposición  formidable  en  la  isla, 
apoyada  por  el  mismo  capitán  jeneral  Dulce,  que  ha  tenido  por  tácti- 
ca sostener  a  los  cubanos  contra  el  partido  peninsular. 

De  ax|uí  surjió  una  sórie  de  vacilaciones  I  de  intrigas,  hasta  que 
por  último  a  mediados  de  febrero  el  Ministro  de  Ultramar  dio  ordeo 
terminante  al  jeneral  Dulce  de  cumplir  la  real  orden  en  que  se  dis- 
pon ia  la  devolución  de  los  emancipados. 

£1  jeneral  Dulce  publicó  la  orden  el  2  del  presente  i  la  mando  cuio- 
pllr.  Pero  se  ha  levantado  tal  exltacion  en  todas  las  clases  propietarias» 
1  el  asunto  tomaba  un  aspecto  tan  serio,  que  ocho  djuia  después  el  capitán 
jeneral  se  resolvió  a  revocar  su  orden  I  a  suspender  la  provisión  real. 
£sto  ha  tenido  lugar  el  dia  10  del  presento,  i  tan  grave  es  el  negocio 


—  167  — 

que  el  capitán  jencral  ha  mandado  esc  mismo  dia  sn  rentincia  decía- 
modo,  que  se  acepte  o  no,  no  quedaría  un  dia  mas  en  el  puesto. 

£ste  suceso,  que  no  es  menos  grave  que  la  insurrección  dé  Prim,  ha 
coincidido  con  la  captura  do  un  cargamento  de  mil  qui'nientos  negros 
enJa  vecindad  de  la  Habana,  en  un  estado  tan  miserable,  que  ochen- 
ta de  ellos  murieron  al  desembarcarlos  en  la  playa,  i  con  el  levanta- 
miento político  de  Villa  Mar. 

De  este  último  suceso  no  tenemos  mas  noticias  que  las  que  envió  a 
U8.  publicadas.  El  señor  Macias  lo  atribuye,  a  la  dirección  de  un 
patriota  exaltado,  que  vino  a  esta  ciudad  hace  un  mes,  i  se  volvió  k 
Cuba  diciendo  que  de  todos  modos  iba  a  insurreccionarse  aun  cuando 
fuera  con  un  puñado  de  secuaces.  En  sí  mismo,  i  como  representa- 
ción de  fuerza  material,  este  movimiento,  cómo  todos  los  que  se  hagan 
en  Ouba  por  ahora,  no  tendrá  gran  importancia;  pero  su  influencia 
moral  en  España  no  puede  menos  de  ser  gravísima. 

La  convicción  jcneral  aun  entre  los  mas  exaltados  patriotas  cuba- 
nos en  ésta,  es,  que  la  base  de  una  insurrección  llamada  a  indepen- 
dizar a  Cuba  es  el  apoyo  de  una  espedicion  exterior,  que  no  puedo 
salir  sino  de  Nueva-G-rannda,  de  Venezuela  o  de  Santo  Domingo.  In- 
cluyo a  US.  fragmentos  de  cartas  de  personas  importantes  de  Cuba 
en  que  se  trata  esta  cuestión  i  se  maninestan  las  acertadas  ideas  que 
los  revolucionarios  de  la  isla  tienen  sobre  lo  que  deben  esperar  de  IO0 
Estados-Unidos,  cuva  política  conocen  a  fondo,  por  una  larga  i  do- 
lorosa  esperiencia  de  desengaños. 

En  ol  sentido  de  preparar  esas  espedioiones,  creo,  en  mi  humil- 
de juicio,  que  deberían  empeñarse  los  ajen  tes  del  gobierno  de  Chile 
i  del  Peru,  en  los  estados  de  Colombia.  Yo  por  mi  parte,  en  lo  que 
está  en  mis  alcances  ^ago  cuanto  me  es  dable  en  este  sentido.  Ya  he  . 
escrito  al  entusiasta  i  popular  jeneral  neo-granadino  Gutierres,  en 
este  sentido,  recordándole  sus  promesas  como  lo  veria  US.  en  la  co- 
pia que  le  envié  por  el  vapor  anterior.  He  puesto  también  el  mayor 
empeño  en  atraer  a  esta  idea  al  señor  Ferro  ( 1 )  que  se  ^rije  ma- 
ñana a  Bogotá,  i  otro  tanto  be  hecho  con  el  señor  Bruzual,  Ministro 
de  Venezuela,  quien  pasa  para  Caracas,  por  un  corto  tícmpo,  el  28 ' 
del  presente.  Esto  es  un  antiguo  i  exaltado  patriota,  i  me  asegura 
que  aunque  nada  espera  del  jeneral  Guzman  Blanco,  alma  de  la 
política  de  Venezuela,  pues  lo  suprme  ocupado  acia  de  actiniular 
cattdales,  tiene  confianza  en  el  jeneral  Falcon,  i  especialmente  en  sn 
hijo,  el  jeneral  Bruzual,  joven  de  mucha  influencia  en  el  pais.  £1 
señor  Bruzual  espera  también  mucho  del  jencral  Mosquera,  que 
debe  asumir  la  presidencia  en  Bogotá  el  1.^  de  abril.  Nada  sé 
sobre  las  intenciones  positivas  de  este  caudillo  inconsecuente.  Los 
diarios  de  Empañaban  publicado,  sin  embargo,  que  Colombia  está  ya 
unida  a  Chile  i  aquí  nos  ha  sorprendido  saber  por  los  diarios  que  un 

(1)  El  Ministro  de  Colombia  on  Chile  i  actualmente  Ministro  de  Hacien- 
da bajo  el  Presidente   A  costa. 


-  )l?8  - 

vapor  colombiano  llamado  el  Siríus  ha  sido  detenido  por  el  gobierno 
ingles  en  el  Támems.  No  atribuyo  gran  importancia  a  esta  ultima 
noticia  por  los  funestos  errores  que  padecen  aquellos. 


Nueva- York,  marzo  30  de  1866. 

De  Cuba  no  hemos  tenido  noticias 'posteriores  a  mi  última  i3oma- 
nicaoion.  Todo  lo  que  hai  a  este  respecto  lo  verá  ÜS.  en  el  núm.  11 
de  la  V<n  de  América.  La  guerra  entre  la  aristocracia  criolla  i  el 
partido  peninsular  se  hace  cada  día  mas  rlolenta,  i  al  mismo  tiempo 
la  juyentud  se  organiza  para  lo  que  pueda  suceder  de  un  momento  a 
otro.  Últimamente  se  han  mandado  bonos  para  rocojer  dinero  i  des- 
pachos provisorios  para  las  organizaciones  secretas.  De  estos  últimos 
indujo  a  US.  un  modelo. 

Reitero  a  US.  mi  súplica  sobre  instrucciones  i  fondos  para  fomen- 
tar una  espedicLon  armada  sobre  esas  islas,  que  son  verdaderamente 
la  parte  vulnerable  de  Elspaña  para  hacerla  soltar  su  presa  en  el  Pací- 
fico. 


NuevorYork,  ahrü  10  de  1866. 

:  La  situación  de  Cuba  se  hace  cada  dia  mas  grave.  Hai  allí  uíka 
^8ta  complicación  del  descontento  de  la  aristocracia  criolla  por  las  in- 
trigas déla  España  para  retirar  las  miserableli  concesiones~políticas  qae 
.  1^  había  prometido,  de  los  planes  de  los  patriotas  para  sublevar  la 
isla  i  por  último  de  los  negros  que  desde  que  fué  abolida  la  esclavi- 
tud en  este  país,  se  preparan  a  obtener  la  su  ja  a  su  modo.  Todos  estos 
elementos  no  pueden  menos  de  producir  una  conflagración  jeneral. 
£n  nosotros  estarla  acelerarla,  si  tuviéramos  elementos  para  atacar  a 
Ja  £spaña  en  su  corazón  mismo,  que  no  es  la  Península,  sino  sns 
Antillas.  Mientras  ese  tiempo  llega,  hacemos  uso  de  la  propaganda 
de  la  prensa  con  excelentes  resultados.  Indujo  a  US.  dos  fragmen- 
tos de  una  correspondencia  recibida  aquí  por  el  señor  Maclas.  La  una 
se  refiere  a  los  levantamientos  de  negros  que  han  tenido  lugar  últi- 
uaamente,  *i  en  la  otra  se  habla  de  un  corsario  que  estaba  listo  para 
salir  i  para  el  que  se  pedia  una  patente.  Esta  faé  en  el  acto,  i  si  iá 
empresa  es  cierta,  el  resultado  será  excelente.  Parece  qué  el  plan  era 
eeharse  sobre  uno  de  los  vapores  correos  de  España,  con  alguna  go- 
leta armada,  i  luego  poner  aquel  al  corso. 

Como  US.  verá  en  la  1^02;  la  isla  ha  sido  puesta  virtualmente  en  es- 
tado de  sitio,  i  se  han  restableddo  los  tribunales  militares  que  se  for- 
maron cuando  Bolívar  amenazo  invadir  a  Cuba  en  1821.  Esto  prueba 
que  hai  una  alarma  seria,  a  lo  que  se  añaden  los  disgastos  del  capitán 


—  Ifí9  — 

jenaral  Dalce  con  el  gobierna  español,  su  renuncia  i  el.  estado  de 
bancarrota  eompleta  en  que  se  halla  el  gobierno  de  las  dos  AniiHaa. 
Tal?ez  esta  es  una  de  las  principales  razones  de  la  prisa^que  juanifíestá 
el  gobierno  español  en  concluir  la  guerra  en  el  Pacífico. 

Vuelvo  a  reiterar  a  US.  mis  manifestaciones  de  combinar  algo  serio 
contra  Cuba.  No  es  posible  que  la  guerra  concluya,  como  pretenden 
los  españoles,  con  una  atrocidad  i  la  fuga^  i  nos  dejen  como  han  d^- 
do  a  Santo  Domingo,  sin  definir  la  posición  que  asume  i  quedando 
pendientes  las  hostilidades.  De  esa  manera  ellos  pueden  concluir  la 
guerra  para  sí;  pefo  ^la  daremos  nosotros  también  por  terminada  ain 
mflijirles  el  condigno  castigo?  Este  debe  caerles  donde  mas  sensible 
les  sea,  es  decir,  en  su  opulenta  Cuba,  centro  de  sus  recursos*  No 
importa  que  la  acción  sea  mas  o  menos  lenta  con  tal  que  reeiban  una 
lección  i  se  cumpla  la  promesa  que  US.  hizo  en  su  manifiesto.  Es  ci^- 
to  que  Chile  debe  cantar  solo  consigo  mismo  i  con  el  Perú  para  esta 
empresa,  pero  ellos  solos  bastarán,  pues  la  cuestión  es  únicamente  de 
dinero  para  secundar  los  esfuerzos  de  los  patriotas  de  las  Antillas. 


Nueva*  Tork,  abril  30  de  J  866.    .  . 

Paso  ahora  a  hablar  a^  US.  de  la  situación  de  Cuba  que  cada  dia  se 
haoe  mas  grave  i  alarmante.  Me  seria  necesaria  una  comunicación 
espeoial  sobre  este  punto  sino  fuera  que  en  la  Voz  ds  América  núm. 
14,  i  en  el  suplemento  especialmente  destinado  a  Cuba,  no  encontrase 
US.  todos  los  detalles  fidedignos  que  a  US.  pudieran  oomunigarse. 
Llamó  especialmente  la  atención  de  US.  a  la  correspondencia  publi- 
cada en  el  suplemento  que  se  dio  a  luz  cual  vino,  enviada  por  perso- 
nas mui  respetables. 

Todas  las  cartas  pintan  como  mui  violenta  la  situación,  particular- 
mente por  Ja  exaltación  de  la  juventud  contra  los  peninsulares»  Alga*- 
nos  patriofts  piden  que  se  invada  pronto  la  isla  aunque  sea  con  uu 
puñado  de  hombres  ofreciendo  levantarse  en  masa.  Aquí  se  están 
trabajando  banderas  a  pedido  de  ellos  para  organizar  partidas  i  i  sch 
gon  las  últimas  noticias  el  incendio  se  aumentaba  con  lasprisíonefli 
que  habian  tenido  lugar  en  la  Habana. 

Incluyo  a  US.  el  proyecto  de  invasión  que  ofrecí  enviarle  en  mi  an- 
terior comunicación.  Ha  sido'  trabajado  por  una  especie  de  trían vir8^ 
to  revolucionario  que  existe  aquí,  cuyos  miembros  están  dispuestos  a 
tomar  parte  en  la  empresa,  realizada  ésta  en  la  forma  que  ellos  indi- 
can. Vuelvo  a  reiterar  a  US.  mi  súplica  de  ^jar  la  atención  especial 
del  gobierno  sobre  este  particular.  Cuba  es  el  flanco  mas  débil  de  la 
España  i  no  dude  US.  que  uno  de  los  motivos  que  mas  apremian  al 
gobierno  de  Madrid'  a  buscar  la  paz,  es  la  nube  que  ve  levan- 
tarse en  sus  Antillas,  sin  las  que  la  España  muere  de  miseria.  Lidu- 


^  160  — 

yo  también  a  US.  ana  prueba  de  hm  bonos  qne  ee  han  tirado  tooí 
para  levantar  fondos  en  Cuba,  operación  de  la  que  ae  lisonjean  los 
patriotas  residentes  aquí  qne  sacarán  mui  buenos  resultados. 

La  eferveRcehoia  popular  va  a  tener  un  pábulo  nuevo  con  el  regreso 
a  la  península  del  capitán  jeneral  Dulce,  que  ha  gobernado  hali^^- 
do  al  partido  criollo,  i  con  el  nombramiento  del  jeneral  Lerzundi,  a 
quien  aborrecen  los  cubanos. 

Si  los  españoles  han  bombardeado  a  Valparaiso  i  se  han  alegado 
dd  Pacífico,  i  algo  ha  de  hacerse  para  castigar  sus  crímenes,  sin 
duda  que  ese  plan  seria  mui  realizable  con  las  condiciones  de  celeridad 
i  audacia  que  se  requieren.  También  seria  mui  importante,  pareceme 
a  mí,  el  envío  de  las  dos  corbetas  peruanas  a  este  mar.  No  tiene  US. 
idea  del  temor  de  los  españoles  a  loa  corsarios.  Ha  sido  una  desgra- 
cia grande  la  nuestra  no  habiendo  podido  poseerlos  sino  en  papel. 


Nueva- Forkf  mayo  31  de  1866. 

Bespccto  de  Cuba,  incluyo  a  US.  copia  de  una  comunicación  impor- 
tante que  he  recibido,  i  también  de  la  nota  con  que  la  acompañé  al 
señor  Asta-Buruaga  para  su  resolución.  Insisto  en  mi  creencia  de  que 
Cuba  está  madura  para  una  gran  empresa;  pero  desgraciadamente  el 
señor  Barreda  no  tiene  fe  en  el  carácter  de  los  cubanos.  De  otro  mo- 
do, mucho  podría  intentarse  desde  aquí,  i  cuando,  a  mi  paso  por  el 
Perú,  tenga  ocasión  de  ver  al  señor  Prado  le  reiteraré  mis  opiniones  a 
este  respecto.  Otro  tanto  espero  tener  el  honor  de  manifestar  a  US. 
yerbalmente.  Aprovechando  la  exitacion  que  produjo  aquí  la  esplén- 
dida victoria  del  GaUao,  conseguí  que  el  iteraidy  que  es  una  verdade- 
ra potencia  en  Cuba,  so  lanzara  en  la  cuestión  de  independencia,  apOr 
vándolA  con  todo  el  aparato  i  atrevimiento  que  es  propio  de  este  diario. 
En  consecuencia,  publicó  el  23  de  marzo  un  esténse  artícub  que  US. 
verá  impreso  en  el  mjjlefnento  de  la  Voz  i  que  produjo  aquí  una  ver- 
dadera sensación.  Incluyo  también  a  US.  respecto  de  Cuba,  copia 
de  una  carta  dirijida  por  el  s^or  Bruzual  al  secretario  de  la  legación 
de  Caracas  en  ésta  señor  Rivas.  En  ella  se  manifiestan  los  sentimien- 
tos del  Presidente  Falcon  en  la  causa  americana,  pero  yo  no  tengo  fe, 
como  he  dicho  siempre  a  US.  en  la  política  de  aquellos  países.  El  señor 
Brasual  ha  escrito  también  al  señor  M acias,  preguntándole  que 
fondos  podrían  reunirse  en  Cuba  para  enviar  desde  Venezuela  una  es- 
pedícíoB  de  diez  mil  hombres.  Me  inclino  a  creer  que  iesto  no  es  sino 
una  quimera  nacida  talvez  de  un  buen  deseo. 


—  161  — 
DOCUMENTO  P. 

Hstpaoto  do  sal  oorrespcuAenota  oficial  con  ol  ff oblóme  4o  Chllo 
sobro  la  adquisición  do  los  Tapores  ***Ponoa8**  ''Isabella'*, 
*'Ko-Sbaw-NoclL  1  "Cherokoe*'|  asi  como  de  las  diversas  bate- 
rías do  oaftonos,  que  Tínleron  on  ol  primero  1  último  1  en  la  bar' 
oa  Panny  Rockkind. 

(Estractoa). 

Nueva-York^  enero  20  de  1866. 

Camhú}  favorable  para  la  adquincion  de  humie$  comunes,  después 
de  la  detención  del  Meteoro, — ¿7  Georgia, — Lí  CojUinental — Ig^- 
res  en  el  Brasil» 

CoQ  respecto  a  la  adquisición  de  vapores  en  jeneral  comienza  a 
operarse  un  cambio  favorable.  Cuando  llegué  a  este  pais  hace  dos 
meses  el  precio  de  los  buques  era  mui  crecido  i  no  los  había  en  el 
mercado,  como  he  tenido  el  honor  de  hacerlo  presente  a  US.  La  ra- 
zón do  esto  era  que  con  la  cesación  de  la  guerra,  el  comercio  con  el 
sor  habla  tomado  un  desarrollo  repentino  i  considerable,  para  pro- 
veer mercados  desprovistos  durante  cuatro  años.  Pero  este  movimien- 
to ha  cesado  ya;  las  venias  de  vapores  por  el  gobierno  han  aumenta- 
do los  medios  de  trasporte  mas  allá  de  la  necesidad,  i  la  consecuencia 
es  que  los  buques  comienzan  a  no  encontrar  flete  i  a  venderse. 
^  ITai,  pues,  en  este  momento  no  menos  de  doce  buques  que  me  han 
sido  ofrecidos,  i  solo  desde  anoche  llevo  en  cuenta  siete  propuestas. 
Pero  desgraciadamente  carecemos  de  dinero,  i  por  otra  parte,  muí 
raros  son  los  buques  que  se  aproximan  a  los  que  necesita  el  pais.  Me 
sucede  que  voi  a  los  rios  de  la  bahía  i  visito  cuatro  o  seis  buques  al 
parecer  espléndidos;  pero  envió  al  dia  siguiente  al  injcniero  naval 
que  ocupo  en  los  reconocimientos  i  el  resultado  es  que  el  último  en- 
cuentra algún  defecto  insubsanable,  para  el  objeto  especial  a  que  nos- 
otros queremos  destinarlos. 

Hai  algunos  buques  aparentes  para  el  corso  i  no  para  combate; 
otros,  al  contrario  mui  fuertes,  pero  pesados;  i  como  no  podemos 
apartamos  de  la  pauta  trazada,  nos  es  forzoso  examinar,  entretener 
las  espectativas  de  los  vendedores  i  aguardar.  Para  el  gobierno  de  US. 
di)bo  solo  decirle  oue  coti  dinero  snjiciente  se  pueden  comprar  aquí 
na  artillería  cuantos  vapores  se  quiera  para  mandar  a  Chile  o  al  re- 
rú. — Sin  dinero  i  con  el  crédito  de  Chile  solo  se  nos  presenta  la  com- 
pra de  otro  buque  semejante  al  Meteoro,  Su  nombre  es  el  Georgia  i 
fué  construido  para  corsario.  Lo  venden  en  18, 000  £  bajo  las  mis- 
mas condiciones  que  el  Meteoro,  con  la  diferencia  de  que  con  algún 
sacrificio  de  muestra  parte  consegui riamos  armarlo  de  una  manera  su- 

21 


N        I 


—  162  — 

ficienta  para  el  corso.  En  todo  sentido  ^  un  excelente  buque,  i  sa 
único  defecto  para  enviarlo  a  Chile  i  hacerlo  servir  en  nuestra  ma- 
rina, es  su  construcción  de  fierro.  Si  US.  me  diese  orden  de  echaran 
corsario  al  mar  a  espensaa  de  la  República,  seria  este  buque  el  que 
para  ese  caso  prefíririamos. 

£1  dia  16  salió  de  este  puerto  para  California  el  vapor  Continental^ 
compañero  del  Montaña,  despachado  por  la  misma  compañía.  Lleva 
a  8U  bordo  75  muieres,  de  las  800  que  se  proponían  ir  a  poblar  el 
territorio  de  Washmgton  i  de  las  que  el  señor  Sarmiento  escribió 
que  iban  como  maestras  de  escuela,  según  se  publicó  en  los  diarios 
de  Chile. 

Este  buque  debe  tocar  en  Lota  a  principios  de  marzo  para  proveerse 
de  carbón.  Lo  vi  con  el  capitán  Willson  antes  de  salir  i  le  pareció 
excelente  para  transporte  militar,  aunque  sin  la  disposición  necesaria 
para  armarlo  convenientemente  en  guerra.  Me  he  empeñado  con  la 
compañía  que  lo  despacha  para  que  envié  un  poder  a  su  capitán 
Mr.  Windson  a  fin  de  que  pueda  venderlo  en  Chile  en  el  caso  que 
las  emerjencias  de  nuestra  guerra  lo  exijiesen.  Esta  cuestión  no  se 
ha  resuelto  todavía  por  no  haberse  reunido  el  directorio  de  la  oompa- 
nía;  pero  aguardo  de  un  momento  a  otro  que  su  resolución  sea  favo^ 
rabie  por  convenir  a  sus  intereses.  En  el  caso  de  comprarlo,  el  trans- 
porte de  las  viajeras  se  presentarla  como  el  mas  serio  inconveniente, 
pero  no  seria  insuperable,  i  tal  vez  convendría  al  país  que  aquellas 
quedasen  en  él,  pues  aunque  no  sean  propiamente  maestras,  sod 
emigrantes  honradas  i  podrían  ser  mui  útiles  en  la  República.  £1  ca- 
pitán del  buque  parece  un  sujeto  mui  tratable,  i  aun  dijo  que  no 
creia  hubiese  inconveniente  en  hacer  la  venta  de  que  he  hablado. 

También  se  me  han  ofrecido  dos  buques  en  las  costas  del  Brasil. 
El  San  Román  i  el  Ugar.  Ambos  fueron  a  venderse  aprovechando 
las  espectativas  de  la  guerra  en  el  Paraguai,  pero  no  han  sido  hasta 
hx)i  comprados.  He  dicho  a  sus  dueños  que  los  envien  de  su  cuenta  a 
Chile  o  por  lo  menos  a  Buenos  Aires.  En  el  vapor  que  sale  el  28 
para  este  úlúmo  puerto  escribiré  detalladamente  al  señor  Lastarría 
para  ver  qué  puede  hacerse. 


Nueva- York,  abrü  10  de  1866. 

Primer  anuncio  de  IcTcompra  de  cañones  (raidos  e^  la  Fanny  Rock- 
lad — Escasez  absoluta  de  buenos  httques.  Iniciativa  de  la  negocia- 
ción de  la  fragata  de  guerra  Idaho — Escasez  de  Dinero, 

El  capitán  Willson  me  escribe  de  Nueva  Londres  que  el  otro  bu* 
que  (el  Poneos^  está  ya  casi  terminado,  que  ha  quedado  magnífico, 
particularmente  como  puquc  fuerte  i  que  se  hará  a  la  mar  en  ocho  o 


—  163  — 

¿iei  dios  mas.  Lleva  los  diez  cañones  comprados  al  S.  M....que  espero 
llegarán  mui  oportunamente  a  esa  con  sus  cureñas,  municiones,  eto. 

Tratamos  con  el  mismo  contratista  que  despacha  el  buque,  do  man- 
dar cuatro  cañones  de  a  300,  cuatro  de  a  200  i  dos  de  a  100,  bajo  las 
bases  convenidas  de  un  50  por  100  sobro  el  precio  de  factura  del 
constructor  Parrot,  como  una  compensación  del  flote,  doble  riesgo 
aquí  i  en  del  Pacífico  i  del  lejítimo  provecho  del  negocio.  Calsulando 
que  esta  clase  de  cañones  seria  de  gran  importancia  para  Valparaíso  o 
Chiloé,  el  señor  Asta-Buruaga  ha  prestado  su  aprobación  al  negocio. 
No  está  del  todo  terminado,  i  los  cañones  no  estarán  en  Chile  antes 
de  cuatro  meses,  porque  los  compañeros  del  señor  M.  quieren  en- 
viarlos en  un  buque  de  vela» — Me  piden  también  que  se  fije  precio  a 
una  cantidad  de  artículos  navales  que  piensan  mandar  para  comple- 
tar el  cargamento  do  ese  buque,  i  les  he  contestado  que  talves  es 
mas  aceptable  para  qllos  el  que  esos  artíóulos  se  liberten  de  derechos, 
i  en  esto  estamos  pendientes.  Yo  procuro  ser  asequible  a  esta  casa  que 
se  ha  conducido  mui  bien,  porque  en  ese  puerto  puede  hacerse  todo 
jénero  de  transacciones,  contándose  con  la  complicidad  de  las  auto- 
ridades. Ademas  esa  casa  es  digna  de  toda  consideración  por  su  bue- 
na conducta,  pues  han  llevado  su  delicadeza  hasta  no  exijir  los  10,000 
pesos  adelantados  que  se  estipularon  sino  cuando  el  buque  hiy^a  sa- 
lido. 

Últimamente  he  recibido  propuestas  de  tres  navieros  mui  conside- 
rables en  ésta  para  vender  tres  diferentes  buques  a  Chile»  en  los  mis- 
mos términos  del  Meteoro,  i  aguardo  al  capitán  Wilison.  para  que  los 
reconozca  i  vea  que  se  puede  i  qué  se  debe  hacer. 

Conformándonos  a  las  instrucciones  orijinales  que  tenia  el  señor 
Asta-Buruaga,  solo  el  Meteoro  correspondía  a  ellas  i  por  esto  no  era 
posible  comprar  otro  jénero  de  buques  ademas  de  que  nadie  que- 
ría vender  sino  al  contado.  Pero  con  h  que  ÍW.  nos  dice  última- 
mente, no  debemos  ser  tan  exijentes  i  estamos  dispuestos  a  enviar  todo 
buque,  que,  aun  sin  ser  deprimirá  calidad,  pueda,  sin  embargo,  ser 
útil  en  ta  guerra  o  en  época  de  paü.  Hat  en  este  pais  millares  de  va- 
pores. Solo  el  gobierno  ha  vendido  centenares.  Pero  todos  son  inca- 
paces de  hacer  el  servicio  que  nosotros  necesitamos,  como  se  lo  pro- 
bará a  US.  el  que  va  de  Nueva-Londres,  en  el  que  ha  sido  preciso 
gastar  dos  tanto  dd  valor  en  que  se  compró  al  gobierno  para  ponerlo 
en  estado  de  servir  convenientemente. 

Uno  de  los  buques  a  que  me  refiero  (el  Ne-Sluivj^Nok)  me  ha  sido 
ofrecido  hoi  por  el  armador  mas  considerable  de  Nueva- York,  i  nos 
asegura  que  es  capaz  de  andar  16  millas.  Els  enteramente  nuevo,  aun* 
que  bastante  caro  (probablemente  de  250  a  300,000  pesos). — Está  dis- 
puesto a  venderlo  al  crédito  de  Chile  i  a  ponerlo  allí  todo  de  su  cuenta. 
Pero  el  negocio  dependerá  del  reconocimiento  que  haga  Willson  i 
de  otros  informes  prolijos  que  se  tomen. 

No  hai  para  que  particularizar  a  US.  los  otros  buques  ofrecidos, 


—  164  — 

porque  ííendo  rdoientes  los  ofreoimientoa  no  m  ha  U<^ado  a  nada  de- 
terminado. Todo  lo  que  puedo  decir  a  US.  es  que  uno  da  elloa,  al 
Idaho,  es  un  buaue  dos  veces  mas  grande  i  poderoso  que  el  Meteoro, 
que  acaba  do  salir  de  los  arsenales,  que  es  de  madera,  llera  8  cañonee 
de  a  100  i  2  de  a  200  i  que  talrez  se  consiga  mandarlo  armado  al  Pa« 
cífíco.  La  cuestión  grave  es  la  del  precio  pues  no  costará  menos  de 
800,000  pesos  i  talvez  100,000  pesos  masía  artillería.  Este  negocio 
se  madurará  convenientemente  i  está  en  manos  mui  respetables. 

Estoes  lo  que  por  ahora  se  ve  en  nuestro  horizonte,  i  aseguro  a TJS. 
que  me  desvivo  por  que  algo,  sino  todo,  se  realice,  mucho  mas  cuan- 
do comprendo  que  nuestros  enemigos  pueden  burlar  los  jeneroeos 
esfuerzos  de  nuestra  marina  en  esa  i  que  talvez  sea  preciso  buscar  la 
reparación  en  estos  mares. 

Persuádase  US.  que  este  es  el  pais  de  los  grandes  recursos  de  gue- 
rra, pero  que  para  ello  se  necesita  dinero,  mucho  dinero.  Si  hubié- 
ramos dispuesto  de  éste  se  habiia  hecho  todo.  Sin  él  no  hai  mas  que 
sufrir  i  trabajar  contra  toda  la  corriente.  Solo  ahora  comienza  a  ser 
conocido  el  nombre  de  Chile  i  su  crédito,  i  apesar  de  la  odiosa  con- 
ducta del  gobierno,  al  fin  haremos  de  este  pueblo  un  amigo  con 
nuestra  fortuna  i  nuestro  valor.  £1  negocio  del  Du$nderberg  ha  sido 
casi  abandonando  por  la  absoluta  carencia  de  dinero. — ^Vinoel  señor 
Alvares  i  no  trajo  sino  quejas.  Ahora  so  van  los  señores  Montero  i 
Pardo  de  Zela  de  la  marina  peruana  desesperados  de  no  hacer  nada, 
lo  que  JO  siento,  pues,  de  un  momento  a  otro  podia  presentarse  una 
ocasión  en  que  estos  oficiales  fueran  útiles. — Si  el  Perú  no  manda 
dinero,  no  tiene  mas  esperanzas  para  obtener  algunos  recursos  que 
la  venida  del  señor  Barreda,  como  su  ministro,  para  que  ejercite  su 
iníhienoia  entre  los  altos  deudores  personales  que  tiene  en  Was- 
hington. Felizmente  se  anuncia  que  él  estará  aqui  a  principios  de 
mayo. 


Nueva^York,  abrü  20  de  1866. 

« 

Iniciación  fie  la  compra  déla  Isahella  %  del  Ne-Shaw-Nock.  ün  iUo 
naviero  me  ofrece  cinco  buques  i  resultan  imerviblet. 

El  defecto  mas  jeneral  do  todos  los  buques  que  aqui  pueden  adqui- 
rirse para  la  guerra,  es  el  mal  estado  de  sus  calderos  a  consecuencia 
del  incesante  servicio  que  todos  ellos  prestaron  durante  la  rebelión. 
El  capitán  Willson  fué,  pues,  espresamente  al  puerto  donde  se  halla 
el  buque,  lo  «encontró  excelente,  según  el  informe  que  me  ha  pasado 
or  eHcrito,  escepto  los  calderos  que  estaban  algo  gastados,  pero  con 
OH  refuerzos  que  se  le  van  a  poner  los  dueños  garantizan  que  durarán 
por  tres  años  al  menos  en  perfecto  estado  do  servicio,  i  siendo  éste 
activo.  En  cuso  de  poco  ujso  durarán  mucho  mas,   siendo  según  el 


i: 


—  165  — 

capitán  WíIIbou,  cinco  años  el  término  ordinario  que  duran  los  cal* 
deroB  en  buen  estado. 

£n  cnanto  a  los  cañones,  el  capitán  Willson  se  ha  ido  ayer  al  puer- 
to donde  residen  los  contratistas  parii  cerrar  definitivamente  el  com- 
promiso, i  aguardo  por  momentos  aviso  sujo  de  quedar  todo  ter- 
minadlo. 

Si  esa  remesa  llega,  como  lo  espero,  con  toda  felicidad,  añadida  a 
la  que  lleva  el  buque  que  deberá  salir  en  tres  o  cuatro  días  mas,  me 
lisonjeo  con  que  el  gobierno  tendrá  toda  la  artillería  pesada,  de  la 
mas  moderna  invención  i  de  la  mejor  calidad,  para  defender  nues- 
tros puertos  principales  en  lo  venidero,  o  durante  las  peripecias  de 
la  presente  guerra,  i  para  armar  bien  nuestros  buques. 

Dije  a  Uo.  en  mi  última  comunicación  que  varios  armadores  se  me 
habian  presentado  ofreciéndome  considerable  cantidad  de  buqnes. 
Así  ha  sido  en  efecto;  pero  al  fin  hemos  tropezado  con  el  inconve- 
niente eterno  de  la  carencia  de  dinero. 

Durante  una  semana  me  he  lisonjeado  con  la  esperanza  de  hacer  una 
adquisición  de  un  buque  flamante  mas  grande  que  el  Meteoro,  (el  Ne- 
Sha^O'^ock)  lo  vendían  al  crédito,  casi  al  mismo  precio  que  aquel;  pero 
exijen  100,000  pesos  papel,  al  contado,  i  este  ha  sido  el  obstáculo  de 
la  negociación.  La  persona  que  sirve  de  intermediario,  i  que  es  de  to- 
da confianta,  espera  todavia  conseguirlo,  aunque  yo  debo  confesar  que 
lo  dificulto.  No  tiene  US.  idea  de  la  diferencia  que  hai  en  este  país 
entre  Uner  i  no  tener  dinero.  Como  todo,  todo  se  hace  exclusivamen- 
te por  este  aliciente,  el  que  lo  posee  es  dueño  hasta  de  lo  imposible. 
El  que  carece  de  él  vive  padeciendo  el  suplicio  de  Tántalo,  kl  exe- 
lente  capitán  Willson,  que  trabaja  con  el  mas  noble  tesón  i  un  des- 
interés i  honradez  a  toda  prueba  por  la  cansa  de  su  patria  adoptiva, 
ha  tenido  en  el  norte  mas  de  una  docena  de  ofrecimientos  de  buques 
mas  o  menos  aceptables;  pero  al  tratarse  del  ajuste  del  precio  (aun- 
oue  por  lo  común  convienen  en  dejar  una  gran  parte  a  crédito),  pi- 
den un  tanto  en  numerario  como  garantía,  i  esto  es  lo  que  nosotros 
no  podemos  hacer.  Crea  US.  que  es  algo  de  milagroso  sacar  recursos 
de  este  país  sin  contar  mas  que  con  lo  que  aquí  se  llama  stmjpa- 


Nueva-York,  mayo  20  de  1866. 

El  Gobierno  pone  término  a  mi  mieion. — Compra  del  vapor  ''iVc- 
ShaW'Nbck" — La  negociación dd  *'Jdaho''  qmda  en  manos  de  los 
ieñores  Atía-Bumaga  i  Barreda, — Opinión  del  último  6obre  los 
eor$arioe. — Delañez  $obre  cañones,  blindaje  i  municiones,^ 

El  12  del  presente,  al  dia  siguiente  de  haber  salido  la  (ittima  mala, 
recibí  de  vuelta  de  Washington  a  donde  habia  ido  la  correspondencia 


^  166  - 

del  señor  Asta-Baruaga  la  nota  de  US.  on  que  ae  sirve  dar  por  ter- 
minada mi  misión  en  este  pus  i  me  encarga  regresar  a  la  mayor  bre- 
Tedad  posible  a  la  república. 

Habria  dado  en  el  acto  cumplimiento  a  la  orden  de  US.  i  me  ha- 
bría embarcado  en  el  vapor  qne  lleva  esta  correspondencia,  sino 
fuera  que  como  US.  sabe,  ostoi  aquí  enjuiciado  i  bajo  una  fianza  de 
20^00  pesos,  lo  que  hace  incierta  la  época  precisa  de  mi  regreso,  a 
pesar  de  mis  vivos  deseos  de  verificarlo. 

Sin  embargo,  on  ese  mismo  día  busqué  a  mi  abogado  i  di  todos  los 
pasos  necesarios  para  acelerar  la  prosecución  del  juicio,  q|ie  parece 
enteramente  abandonado,  pues  nunca  pasó  éste,  en  el  concepto  de 
todos,  de  una  intriga  política  de  la  que  el  señor  Seward  me  eüjio  a 
mí  para  víctima,  o  mas  bien  para  pretesto.  Indujo  a  US.  (docu- 
mento núm.  1)  copia  de  la  carta  que  escribí  a  mi  abogado  sobre  ese 
asunto  en  la  que  US.  verá  el  aspecto  que  este  presenta  i  los  pasos  que 
he  dado.  Aguardo  pon  momentos  la  respuesta  de  aquel  i  aunque 
creo  que  el  juicio  no  seguirá  adelante,  las  dilijencias  judiciales  nece- 
sarias para  cerrarlo  tandarán  quince  dias  o  un  mes.  Mi  proposito  por 
ahora  (a  menos  que  una  circunstancia  estraordioaria  intervenga)  es 
embarcarme  pai*a  Chile  a  tíuxs  tardar  el  1.*  de  julio,  a  fin  de  estar  en 
esa  el  1.°  de  agosto. 

De  todas  maneras  mi  viaje  se  hará  entonces  indispensable,  pues,  de- 
biendo comenzar  a  volver  aquí  por  esa  época  las  noticias  de  haber 
llegado  los  recursos  que  se  han  enviado  i  seguirán  enviándose,  el 
ministro  español  no  tardaría  en  conseguir  con  su  influencia  que  me 
pusieran  en  una  prisión,  a  virtud  de  esos  hechos  que  no  necesitarian 
juicio  ni  prueba.  £n  el  próximo  número  de  la  Voz  de  América  publi- 
care la  correspondencia  del  señor  Tassara  con  el  señor  Seward  sobi'C 
el  Meteoro,  i  ahí  verá  US.  el  grado  do  animosidad  personal  que  revela 
aquel  diplomático  contra  mí,  i  podría  calcular  cual  será  su  resultado 
cuando  tenga  pruebas  evidentes  de  los  delitot  de  que  me  aous^  Chn 
todo,  si  aun  para  entonces  la  misma  persecución  que  aliora  sti/ro  hv^ 
biese  de  retenerme  aquí,  sufriré  gustoso  las  conseaiencias  en  cuanto  se 
refieran  a  mi  persona. 

Prevengo  también  a  US.  que  el  gobierno  no  tiene  ningún  compro- 
miso con  las  trípulaciones  de  los  buques  enviados.  Son  éstas  libres  de 
quedarse  o  ii*se,  debiendo  pagarles  el  capitán  los  dos  meses  de  sueldo 
adelantados  que  exije  la  Ici  americana. 

No  concluiré  esta  parte  de  mi  comunicación  sin  recomendar  a  US. 
de  la  manera  mas  sincera  el  celo,  desinterés  i  patriotismo  del  capitán 
Willson.  No  vacilo  en  afirmar  que  sin  la  cooperación  que  el  me  Jia 
prestado  ni  aun  este  ausilio  habría  jyodido  sacarse,  pues  sólo  su  cons- 
tancia ha  podido  vencer  tantos  obstáculos,  £1  desea  vivamente  regre- 
sarse a  (!hile  i  pedir  el  mando  de  cualquier  buque,  pues  sus  intereses 
sufren  i  aquí  no  obtienen  sino  la  mitad  del  salario  que  le  paga  la  ooip- 
pañía  de  vapores  en  el  Pacífico.  Pero  yo  hago  todo  lo  posible  por  re- 


-«  167  — 

tenerlo  hasta  que  pueda  llevar  él  mismo  uq  bttque  de  superior  calidad 
al  Paoífioo  o  las  Autillas,  lo  que  él  está  pronto  a  aceptar.  Creo  que 
US.  haría  un  acto  de  merecida  justicia  enviando  a  este  buen  chileno 
(pues  tal  lo  es  el  capitán  Willson  a  pesar  de  su  nacimiento)  una  nota 
en  que  el  gobierno  apreciara  sus  buenos  servicios. 

I¿  orden  por  los  cañones  de  grueso  calibre  se  ejecuta  con  vigor  por 
Mr.  Parrot,  i  a  esto  voi  a  consagrar  jjRirt&de  mis  esfuerzos.  Hasta 
aquí  se  piensa  siempre  en  enviarlos  en  un  buque  de  vela.  Pero  yo  voi/ 
a  ^aoer  todo  jénero  de  empeños,  a  pesar  de  la  desesperante  escasez 
de  recursos  en  que  nos  encontramos^  para  que  vayan  en  un  vapor 
bueno. 

En  varias  ocasiones  he  hablado  a  US.  de  un  gran  vapor,  el  Idaho, 
que  costaría  de  700  a  800,000  pesos,  i  ^hora  estamos  en  víperas  de  ha- 
cer la  negociación  bajo  buenos  auspicios,  pues  aceptan  el  crédito  de 
Chile.  Su  dueño  ha  ido  a  Washington  a  obtener  el  permiso  definitivo 
del  gobierno  en  cuyo  poder  está  el-  buque  recien  construido.  Es  mag-. 
nífíco,  pero  sumamente  caro,  aunque  su  precio  es  solo  lo  que  ha  cos- 
tado i  se  vende  solo  por  hallarse  en  circunstancias  exactamente  igua- 
les respecto  del  gobierno  que  el  Dumderberg. 

Hemos  tratado  largamente  este  asunto  con  los  señores  Asta-Burua- 
ga  i  Barreda  que  se  encuentra  aquí  i  todo  se  hará  con  su  intervención. 
La  idea  del  señor  Barreda  es  poner  un  par  de  buques  en  el  golfo  de 
Méjico  i  éste  podia  ser  uno  de  ellos,  mandado  por  Willson,  o  podia 
servir  para  la  combinación  de  planes  en  Aspinwall  sobre  Cuba.  Se 
hace  toda  dilijoncia,  i  han  convenido  en  que  yo  siga  entendiéndome' 
con  todos  los  ajen  tes  que  se  ocupan  de  esto  (que  son  ocho  o  diez  dife- 
rentes) para  dar  unidad  a  Los  trabajos  i  por  tenerlos  yo  iniciados.  Sin 
embargo,  por  motivos  que  me  son  propios,  dedearia  vivamente  exo- 
nerarme, no  de  este  trabajo  que  ejecuto  con  gusto,  sino  de  v/na  respon- 
sabilidad que  nunca  sabrá  apreciarse  en  lo  que  en  realidad  vale. 

Paso  a  ahora  a  esponer  a  US.  el  curso  de  las  operaciaciones,  que 
como  dije  a  US.  en  mi  anterior,  habían  puesto  en  mis  manos  los  seño- 
res Asta-Buruaga  i  Barreda,  í  a  la  que  espero  dar  feliz  conclusión, 
mediante  la  circunstancia  de  mi  forzosa  permanencia  en  este  país. 

Redúcense  aquellas  a  la  adquisición  del'  mejor  vapor,  üe^ShaW" 
Nbck  que  existe  en  este  pais  para  la  república,  a  cuyas  aguas  espero 
irá  navegando  el  8  o  4  del  entrante. 

Mi  carta  al  señor  Asta-Buruaga  (núm.  2)  i  la  descripción  técnica 
del  buque  (núm.  4)  me  ahorran  el  repetir  a  US.  detalles.  Me  bas- 
tará añadir  que -este  es  el  mismo  buque  que  dije  a  US.  hace  mes  i  me- 
dio que  me  ofrecian  por  300,000  pesos  puesto  aquí,  exijiendo  100 
mil  pesos  al  contado.  Desde  entonces  so  ha  trabajado  incesantemente 

Kr  allanar  esta  dificultad,  al  fin  lo  he  conseguido  por  medio  de  Mr. 
eiggs,  levantando  un  empréstito  en  la  casa  de  Fabri  i  Chauncey 
(asociada  a  la  de  Alsop  i  única  que  comercia  con  Chile  a  la  par  con 
ésta)  depoííltando  20,000  £  de  las  letras  del  pago  como  garantía. 


—  168  — 

Elbuqne  es  espléi&dido.  Fué  construido  eon  la  idta  de  haoerlo  de 
guelra  i  venderlo  al  gobierno;  pero  como  terminó  aquella  ae  le  poso 
«untuosas  cámaras  f  superiores  a  las  de  los  mejores  buques  del  Pacífioo) 
*ise  destinó  al  tráfico  entro  esto  puerto  i  el  de  Nueva-OrleaoB.  Pero 
como  los  negocios  del  Sur  no  ofrecen  ahora  perspectíTas,  sus  dueños 
lo  han  puesto  en  venta  desde  hace  dos  meses.  Pedian  275,000  pesos , 
por  él  al  contado  aquí,  i  mo  consta  que  reohasaron  270,000  peaos. 
Pero  como  bal  que  gastar  100,000  pesos  Qn  ponerle  cobre,   ana  pro» 

Sela  de  repuesto,  carbón,  seguro  de  mar  i  guerra,  etc.,  su  costo  ver» 
tKlero  aquí  habría  sido  de  370,000  pesos  papel,  teniendo  el  dinero  a 
nuestra  disposición.  Mas  no  teniéndolo  vamos  a  pagar  75,000  £  o 
cerca  de  375,000  pesos  oro. 

El  buque  ha  costado  mas  de  300,000  pesos  i  me  aseguran  que  se- 
gún el  importo  actual  del  trabajo  no  se  podría  haoer  por  400,000 
'  pesos.  Es  100,000  pesos  mas  caro  que  el  Meteoro ^  pero  es  macho  mas 
grande  i  mas  lijero,  afirmándose  que  es  el  buque  de  tomillo  mas  rá- 
pido que  hái  en  Estados-Unidos,  pues  en  su  viaje  de  ensayo  hiio  i6 
millas  por  hora,  lo  que  es  asombroso.  El  capitán  Willson  que  na 
visto  el  diario  del  buque  dice  que  anda  hasta  14  millas  en  tiempo 
ordinarío.  Dice  también  que  puede  jirar  de  redondo  con  mucha  ri^i- 
des,  lo  que  es  una  gran  ventaja  en  un  combate  para  hacer  eervir  sus 
dos  baterías.  El  capitán  Willson  afirma  que  en  una  semana  puede 
convertirse  en  una  vraqata  tan  podbrosa  como  la  ''Rbboluoion,'' 
con  20  cañones  de  mui  grueso  calibro  en  sus  dos  puentes  prin- 
cipales. 

El  documento  num.  5  es  un  cálculo  hecho  por  Willson,  de  los  gas- 
tos que  tienen  que  hacer  los  empresaríos  para  sacar  el  lauque. 

Todo  queda  ya  terminado  i  en  este  momento  el  representante  de 
los  duefios  me  trae  las  letras  por  las  56,000  £  restantes  para  en- 
viarlas a  Washington  a  donde  irán  esta  tardo. 

Las  letras  por  20,000  £  que  se  han  entregado  en  garantía  i  que 
deben  ser  pagodas  con  otras  a  noventa  días  sobro  ¿óndrea  a  los 
diez  dias  de  su  presentación,  irán  por  el  vapor  del  1.^  de  junio  o  sí 
lo  consigo,  para  el  del  1 1 ,  a  fin  de  dar  lugar  o  que  el  vapor  haya  sa- 
lido. Por  manera  que  US.  debe  estar  preparado  para  oubrirlaa  el  10 
de  julio  en  el  prímer  caso  o  el  24  en  el  segundo. 

En  cuanto  a  las  otras  55,000  £  irán  por  el  mismo  vapor  a 
cargo  del  encargado  de  recojer  los  que  se  le  deben  dar  en  ,pago 
sobre  Londres.  Si  el  víipor  sale  el  4  de  junio  debe  estar  en  Lota  ád 
23  al  80  de  julio,  i  allí  debe  encontrar  el  ájente  las  letras  sobre  Lon- 
dres para  hacer  la  entrega  del  buque. 

Considerará,  sin  duda  US.,  tirantes  estas  condiciones.  ^Pero  cbmo 
di8ipar  las  desconfianzas  de  estas  jentes  que  sdo  obedecek  a  los  impdsos 
de  su  interés?  No  crea  US.  que  haya  **simpatía^*  de  su  parte.  Siestas 
no  escístefí  aquí  en  el  munido  póUtioo  sino  amo  unafarsa,  endeO' 
mercial  son  sdo  una  quimera.  Este  6»^  lo  venden  porque  no  fi^aeii 


—  169  — 

tñ  qiáí  ocuparlo^  %  lo  mtimo  nxiede  con  loé  otrot.  EUot  creen  que 
arrieegan  eu  fortuna  en  e^a9  empresas,  porque  dicen,  i  no  sin  raion^ 
que  no  puede  hacerse  negocios  oon  países  sn  gusrra  i  sobre  todo  de 
tuques,  cuando  la  guerra  es  naval. 

En  el  presente  caso  ellos  corten  eí  riesgo  de  captura  por  dos  ter- 
cios del  Talor  del  bnque  i  nosotros  solo  por  las  20,000  £  anticipadas 
Habíamos  querido  que  no  corriésemos  ninguno,  pero  en  esto  no  han 
consentido,  i  como  yo  lo  creo  aquel  mui  problemático,  lo  he  aceptado. 
Recuerde  US.  que  en  el  caso  del  Meteoro,  nos  vimos  forzados  a  tomar 
todo  el  riesgo,  Pero  aun  en  el  caso  de  peligro  por  las  20,000!£,  como 
éstas  son  a  noventa  dias  plazo  podia  hacerse  cualquier  reclamo  en 
tiempo  oportuno  si  hubiese  lugar  a  ello. 

Respecto  de  las  55,000  £  no  hai  riesgo  alguno  pues  se  entregarán 
cuando  se  entregue  el  buque. 

Este  ha  sido  despachado  ayer  por  la  Aduana  para  otro  puerto 
donde  está  ya  el  dique  listo  para  recibirlo  i  ponerle  el  cobre  que  tam- 
bién se  ha  comprado.  Creen  que  en  diee  dias  saldrá  a  la  mar.  Sale 
con  destino  a  San  Francisco  para  servir  en  una  línea  entre  este  puer- 
to i  Vanoouver,  con  escala  en  Rio  Janeiro  i  en  Lota. 

Mi  deseo  es  que  el  capitán  Willson  se  vaya  en  él,  pues  está  impa- 
ciente  por  regresar,  i  los  dueños  le  ruegan  que  vaya  en  él  para  ayudar 
al  capitán.  Pero  este  punto  no  está  del  todo  resuelto. 

Cuando  haya  salido  el  buque  diré  a  US.  el  puerto  de  su  prooedenoia« 
lo  que  ahora  no  es  necesario  ni  prudente. 

En  cuanto  a  los  otros  tres  buques  de  que  habla  el  informe  del  ca- 
pitán WillBon  i  mi  carta  citada  al  señor  Asta-Buruaga,  nada  digo  a 
US.  de  definitivo  por  lo  incierto  que  es  aquí  este  jénero  de  negocios. 
Todos  presentan  buen  aspecto  i  el  dueño  del  que  está  en  Boston  (el 
Cherokee)  i  que  ofrece  venderlo  con  seis '  cañones,  ha  escrito  hdi  qtie 
acepta  la  propuesta  hecha  en  la  nota  del  capitán  Willson  de  que  in- 
cluyo a  US.  copia  (núm.  6). 

El  importe  de  estos  tres  buques  en  Chile  seria  mas  o  menos  de 
70  a  75,000  £  pero  talves  no  pueda  adquirirse  mas  de  uno  o  a  lo 
mas  dos.  Todos  son  escelentes,  sobre  todo  por  los  precios. 

Mi  carta  de  estamisnlSi  fecha  (num.  7)  a  los  señores  Barreda  i  Asta- 
Baruaga  impondrá  a  US.  de  otra  n^ociacion  mucho  mas  importante 
que  las  anteriores,  la  del  Idaho,  i  que  he  perseguido  incesantemente 
decido  hace  dos  meses.   (1)  Es    el  mismo  buque  que  dije  a    US. 

(1)  Esta  carta  decía  asi: 

Al  señor  don  F.  L.  Barreda  i  don  F.  S.  Asta-Buruaga. 

Nueva  York,  majo  28  de  1866.  — Mis  apreciados  amigos:  Hoi  he  tenido 
una  larga  conferencia  coh  Mr.  F.  que  llegó  anoche  de  Washington  i  el 
capitán  C.  sobre  el  vapor  Idaho, 

Como  ya  Uds.  están  instruidos  de  todas  las  circunstancias  del  baque  i 
de  acuerdo  sobre  su  adquisición,  yoi  solo  a  someter  a  la  aprobación  de 
Uds.  las  bases  en  que  hemos  quedado  de  cerrar  la  negociación,  i  son  las 
«goientes: 

22 


—  170  — 

en  nna  de  mis  comunicaciones  anteriores,  costa'ria  700  a  800,000 
pesos.  Vera  ÜS.  que  en  su  estado  actual  el  negocio  presenta  un  as- 
pecto mui  favorable,  i  si  se  realiza,  Chile  o  el  Ferú  (o  ambos)  ten- 
drán el  buque  de  guerra  mas  poderoso  de  este  país,  con  escepcion  de 
los  blindados.  Sin  embargo,  yo  dejo  la  resolución  del  asunto  de  tal 
magnitud  a  las  personas  a  quienes  sirvo  de  niero  ajenie.  Ellos  resol- 
verán lo  que  mas  convenga  según  las' circunstancias.  No  seria  sin  em- 
bargo desacertado  que  US.  previese  el  caso  de  un  jiro  tan  fuerte  como 
el  que  habia  que  hacer  respecto  de  esta  adquisición. 

De  los  otros  dos  buques,  el  5  i  el  9  (el  PonccLs  e  Isabella)  que  sa- 
lieron, no  hemos  tenido  noticias  i  supongo  que  vayan  navegando  con 
toda  felicidad.  Lo  último  que  supimos  del  Poneos,  fué  por  el  piloto 
que  lo  sacó  del  puerto  i  lo  dejó  a  cincuenta  millas  en  la  mar.  Iba  na- 
vegando perfectamente  a  nueve  millas  por  hora,  a  pesar  del  mucho 
peso  de  su  carga. 

Pocas  horas  después  de  su  partida  llegó  orden  de  Mr.  Seward  por 
el  telégrafo  para  detenerlo,  i  esto  manifestará  a  US.  las  ansiedades  que 
sufrimos  i  las  disposiciones  de  Washington  después  del  bombardeo. 
Fué  preciso  comprar  la^i  imprentas  i  oficinas  telegráficas  del  puerto 
en  la  hora  de  la  salida,  i  hubo  de  recurrirse  a  echar  a  bordo  tres  hom- 
bres  que  estaban  en  el  muelle  en  mangas  de  camisa,  mirando  salir 
el  buque,  porque  ñor  tres  Treces  se  sublevó  la  tripulación  cuando  reci— 
bia  el  adelanto.  Me  dice  el  capitán  Willson  que  centenares  de  perso- 
nas fueron  al  muelle  a  ver  salir  el  buque,  porque  todos  sabían  que  iba 
para  Chile.  ¿Cómo  evitar  que  entre  éstos  haya  espías? — ^Willson  co- 
noció a  uno  de  los  españoles  i  por  su  conducto  Tassara  pidió  que  se 
detuviera.  Después,  se  ha  hablado  libremente  hasta  en  los  diarios  de 

El  buque  se  armará  con  diez  cañones  de  a  100  (o  su  equivalente)  con  el 
objeto  ostensible  de  llevarlo  al  Japón  (para  cuyo  país  tiene  el  capitán  C. 
varios  buques  de  guerm  en  construcción)  i  lo  entregará  en  un  puerto  de 
Nueva-Granada  o  en  Venezuela,  según  las  circunstancias. 

Los  términos  de  la  negociación  serian  los  siguientes: 

Por  el  buque  140,000  libs.  est.  i  por  artillarlo  i  proveerlo  de  una  canti- 
dad considerable  de  muuiciones  20,000  líbs.  est.,  por  el  costo  de  sacarlo, 
carbón,  tripulación,  etc.— 10,000  libs.  est.    i  total  170,000   u  850,000   pesos 

De  esta  cantidad  el  señor  F.  consiente  en  tomar  las  140,000  libs.  est.  en 
letras  sobre  Chile,  de  30  días,  pagaderas  en  Inglatcira  a  90  días.  Pero  ei 
resto,  150,000  posos,  es  preciso  procurárselo  aquí,  lo  que  el  capitán  C.  se 
encarga  de  hacer,  negociando  las  mismas  letras  que  se  den. 

En  el  caso  de  que  se  envíe  el  buque  al  Pacífico,  el  costo  se  aumentaría 
a  cerca  de  10,000  lib.  est.  mas,  pero  nunca  pasarla  de  esta  suma. 

Si  hubiese  de  entregarse  en  el  Pacífico,  no  habría  ninguna  dificultad  sobre 
la  tripulación,  pues  se  cambiaría  la  que  llevase  por  una  chilena  o  francesa. 
Mas  en  el  caso  de  entregarse  en  Aspinwall  o  la  Guaira,  seria  preciso  pre- 
parar de  antemano  una  tripulación  del  paia,  o  hacer  venir  oportunamente 
»1  primero  de  esos  puertds  una  del  Perú,  pues  como  Uds.  saben  el  alista* 
miento  de  hombres  es  el  punto  mas  difícil  de  la  lei  de  neutralidad. 

Hl  armamento  del  i^uque  depende  esciusivamento  de  que  el  gobierno 
permita  hacerlo j)ara  el  Japón,  en  cuyo  caso  el  capitán  comprará  del  mismo 
gobierno  los  cañones,  i  podrá  poner  el   buque  en  la  mar  en  un  mes   de  la 


-^  171  — 

aquellos  paertOB,  i  los  españoles  han  adquirido  la  convicción  de  que  el 
buque  era  nuestro;  pero  felizmente  creen,  como  en  todos  loe  casos,  que 
es  un  corsario  i  están  sumamente  inquietos  por  este  motivo.  No  dudo 
que  en  este  momento  el  señor  Tassara  está  comprometido  en  una 
voluminosa  correspondencia  con  el  señor  Seward,  pidiendo  un  nuevo 
juicio  i  prisión  para  mí. 

A  propósito  de  corsarios  cada  dia  se  hace  tnaitf  ificil  su  armamento 
aquí,  porque  no  hai  como  en  Europa  puertos  inmediatos  entre  sí  i 
pertenecientes  a  dos  o  tres  naciones  diferentes,  para  sacar  de  una  los 
Duques,  de  otra  los  cañones,  tripulación,  etc.  El  señor  Barreda  ase- 
gura  que  él  jamas  habría  podido  sacar  la  Independencia  de  este  país, 
i  sostiene  que  corsarios  no  pueden  armarse  aquí  sino  en  Europa.  Solo 
teniendo  los  puertos  de  Venezuela  o  Nueva-Granada  podría  empren- 
derse ese  plan.  De  otra  suerte  para  armar  un  buque  es  preciso,  en  la 
condición  en  que  nos  encontramos,  enviarlo  a  Chile,  i  mucho  temo, 
que  en  caso  de  adquirir  el  buque  de  guerra  de  que  he  hablado  a 
lis.  sea  indispensable  hacerlo  así. 

Los  cañones  Parrot  están  ya  casi  del  todo  terminados  i  el  contra- 
tista me  ha  asegurado  que  el  5  de  junio  estarán  listos,-  mas  como 
es  preciso  llevarlos  a  un  puerto  del  Norte  antes  de  despacharlos, 
dudo  que  puedan  salir  sino  entre  el  20  i  el  30  de  junio.  Mucho  me 
he  esforzado  pof  que  los  mande  en  un  vapor  pero  no  lo  acep^  porque 
ha  quedado  mui  alarmado  con  el  peligro  que  corrió  el  Poncaa^  i  por- 
que dice  que  los  riesgos  son  mueho  minores  yendo  en  un  vapor. 

Le  he  pedido  también  que  a  mas  de  la  factura  que  US.  sabe,  ponga 
unos  seis  cañones  de  a  32  rayados.  Pero  aunque  él  convino,  no  lo$  hai, 
i  esto  probará  a  US.  cuan  grande  es  el  error  que  en  Chile  padecemos 
sobre  la  facilidad  de  procurarse  recursos  navales  en  estos  países;  solo 

fecha  en  q,ue  se  arregle  el  negocio  definitivaraente.  En  el  caso  de  que  el 
gobierno  rehusai-a  el  permiso  para  armarlo,  s«ria  preciso  i'enuncíar  al  pro- 
yecto de  cruzar,  i  enviarlo  al  Pacífico  desarmado.  £n  este  caso  el  costo 
sería  de  20,000  líbs.  est.  menos. 

Si  el  gobierno  diese  permiso  para  armarlo,  pero  rehusase  suioinistrar  los 
cañones,  seria  preciso  ordenar  su  construcción  a  Mr.  i'ur^ot,  lo  que  de- 
moraría dos  o  tres  meses,  pues  Uds.  saben  que  no  hai  un  solo  canon  de 
oüibre  disponible,  cscepto  n^andándolo  construir  i  pagándolos  al  contado. 

Kn  vista  de  esta  esposicion,  lo  (jueyo  necesito  de  Uds.  es  se  sirvan  re- 
solver la  manera  como  deba  continuar  la  negociación  i  ponerle  término, 
pues  es  preciso  proceder  con  la  mayor  actividad  i  sijilo,  a  íin  de  conseguir 
el  único  buque  íe  guerra  que  es  posible  adf|uirir. 

El  buque  está  todavia  en  manos  del  gobierno  i  se  espera  llegue  a  esta 
bahía  de  un  momento  a  otro,  después  de  haber  cruzado  entre  Saudy- 
Hook  i  la  boca  del  Delaware,  donde  está  haciendo  ensayos  sobre  su 
máquina  i  marcha. 

El  capitán  C...  cree  que  puede  ponerse  a  bordo  una  cantidad  de 
planchas  de  fierro  para  blindar  las  partes  mas  vulnerables  del  buque,  aun- 
que éste  ha  sido  construido  según  los  últimos  descubrimientos  para  pro- 
tejer  las  máquinas  i  calderos. 

Esperándola  pronta  respuesta  de  üds.,  me  suscribo,  etc. — B.  Vicuña 
Mackenna. 


—  172  — 

el  Gobierno  loa  {x>8ee  en  grande  esmU.  Todo  !o  qne  Mr.  Parroi  tiene 
a  venia  hoi  son  seis  cañones  de  a  32  de  ánima  lisa,  i  por  lo  tanto  no 
los  he  comprado.  Trataré  si  de  consegoir  que  el  contratista  de  los 
oañoneB  ponga  algunas  planchas  de  fierro  de  una  o  dos  pulgadas  pan 
protejer  las  m&quinas  de  los  buques  Lo  mismo  he  pedido  a  los  pro- 
pietarios del  que  acabamos  de  comprar  (el  Ne'ShaW'Nock)^  pero  va- 
cilan sus  dueños  por  temor  de  infundir  sospechas. 

Gomo  dije  a  US.  el  capitán  Willson  desea  irse  de  todos  modos  i  le 
he  prometido  que  no  lo  detendré  por  ningún  motivo  detraes  del 
vapor  del  11.  Me  asegura  que  ya  no  nai  un  solo  buque  que 
pueda  comprarse.  Aquí  no  hai  sino  dos  clases  de  buques,  como  lo 
escribí  a  US.,  los  de  las  grandes  líneas  trasatlánticas,  i  éstos  por  nada 
los  venden,  i  los  de  estas  costas,  de  los  que  hai  millares,  pero  ningu- 
no sirve  para  nuestros  fines,  porque  siempre  tienen  algún  defecto  espe- 
<»almente  en  sus  calderos.  Escribí  a  US.  hace  un  mes  que  un  solo  návie* 
i^  respetable  me  habia  ofrecido  cinco  buques  eocdentes,  los  vi6  todos 
Willson  en  diferentes  puertos  i  resultaron  indecentes,  i  así  es  en  no- 
venta casos  entre  cien. 

(Tomo  ya  no  hai  nada  mss  que  hacer  (a  m^oe  que  venga  dGnero 
para  armar  corsarios,  combinando  la  acción  en  este  pais  i  en  Ingla- 
teri*a  o  Venezuela)  le  dejaré  ir,  pues  este  hombre  excelente  i  honndo 
merece  toda  consideración.  Engañándonos  habría  podido  hacer  su 
íbrtuna,'  pero  se  va  mas  pobre  que  lo  que  vino,  habiendo  servido 
a  Chile  por  la  mitad  de  su  sueldo. 


Anuncio  de  la  Ufanea  dd  señor  Errázurk  a  Nu/eva-Tath, — Viuivo  a  ofro- 
eer  al  eapüan  Jones  una  eolocaeion  ventajosa  en  Chile. — Ensayo  desfa- 
voráhle  del  Idaho, — Mr,  Setoard  ordena  la  deteneion  dd  '^Poneos":  Pero 
su  orden  Üega  tarde.'-'Viaie  misterioso  del Musooota  a  la  Sabana. 

« 

Nueva  Yorkf  mayo  di  de  1866. 

Dos  dias  después,  de  haber  enviado  a  U.  S.  un  último  despaoho, 
Mr.  J.  M.  me  trajo,  con  el  objeto  de  traducírsela,  una  oopía 
de  las  instrucciones  que  se  han  dado  a  don  Mazimiano  Errázuriz, 
nombrado  por  el  Gobierno  de  Chile  para  desempeñar  el  puesto  que 
yo  ho  ocupado.  Aunque  esta  no  fuera  para  mi  una  notificación  ofi- 
cial, creí  de  mi  deber  suspender  toda  negociación,  aun  no  del  ledo 
terminada,  hasta  que  llegando  el  Señor  Errázuriz,  a  quien  espero  en 
el  vapor  de  hoi,  resolviese  lo  que  tuviese  por  conveniente.  Me  he 
limitado  en  consecuencia  a  dar  cuenta  a  aquellas  operaciones  sobre  las 
que  ya  habia  recaído  un  contrato  manteniendo  los  otros  en  perspectiva 
sin  abandonarlas  eñ  un  punto,  pero  sin  comprometerme  a  nada  defini- 
tivo. £1  señor  Asta-Buruaga  ha  aprobado  esta  resolución. 


~  173  ~ 

Eb  cozísecuencia  solo  tengo  qae  anunciar  a  US.  que  la  adquiflioion 
del  espléndido  vapor  Ne-SIuxM^Nock  marcha  con  toda  felieidad  i  espero 
que  el  3  o  4  del  próximo  se  haga  a  la  mar,,  pues  ya  están  concluidas 
todas  las  operaciones  que  necesitaba.  £n  cuanto  a  los  detalles  del  nego- 
cio» me  refiero  a  mi  nota  anterior  q^e  US.  recibirá  junto  con  ésta« 

La  del  otro  vapor^  también  comprado  ya,  {el  C/i^roket)  marcha 
prósperamente  i  espero  salga  a  su  destino  al  mismo  tiempo  que  aquel. 
Como  éste  lleva  seis  cañones  rayados  de  a  30,  ha  ocurrido  una  de- 
mora inesperada  para  proour«irse  cureñas  de  madeKa,  pues,  solo  es 
fiíoil  hallarlas  de  Jierro,  No  sé  si  al  fío  tendremos  que  aceptar  éstas 

ÜíT  la  taita  absoluta,  de  aquellas.  Sin  este  inconyenionto  (que  dará  a 
S.  una  idea  exacta  de  nuestras  ilusiones  sobre  la  asombrosa  abun- 
dancia de  elementos  bélicos  que  se  cree  hallar  disponibles  en  este 
país)  ya  el  buque  habria  salido.  Incluyo  a  US.  un  apunte  firmado 
por  el  vendedor  de  todos  los  acomodos  que  se  han  hecho  en  el  bnquie 
do  acuerdo  con  la  contrata.  El  precio  del  buque  es  85,000  pesos  oro. 
E)  de  los  cañones  será  de  25,000  pesos  mas  o  menos  en  papel 

Como  el  capitán  Wiilson  ha  resuelto  marcharse  a  Chile  en  el 
próximo  vapor  para  llegar  ahi  el  14  de  julio,  él  llevará  todos  los 
datos,  señales  i  demás  noticias  que  sea  preciso  sobre  la  partida  de 
estos  dos  buques  i  la  mtinera  como  debe  recibírseles. 

La  tercera  i  última  operación,  que  como  US.  sabe  tenia  ya  cerrada, 
es  la  de  los  cañones  que  &bñca  Mr.  Parrot  eu  su  fundición  de 
Wcet-Point.  Con  el  objeto  de  acelerar  la  obra,  de  manifestar  interés 
directo  al  señor  Parrot,  que  obraba  solo  por  modio  de  un  contratista, 
i  cerciorarme  de  la  buena  calidad  del  trabajo,  hice  una  visita  a  aquel 
establecimiento,  hace  tres  dias  acompañado  por  el  capitán  Jones, 
que,  como  US.  sabe,  es  considerado  aquí  como  el  primer  oficial  de 
artillería,  segundo  solo  al  almirante  Dahlgren,  aunque  algunos  los 
juzgan  ser  igual  i  aun  superior.  Encontróla  obra  mui  avanzada,  i  se 
ocupaban  ya  de  las  últimas  opeiTaciones  i  de  rayar  los  grandes  caño- 
nes. Me  aseguró  el  señor  Parrot  que  éstos  eran  magníficos,  i  que 
él  tenia  interés  en  acreditar  sus  armas  en  Sur- América.  Le  insinué 
vagamente  la  idea  de  que  podría  recibir  de  Chile  un  encargo  de^ 
oonsideracion,  con  el  objeto  de  estimularlo  i  se  manifestó  natural*- 
mente  mui  complacido.  En  una  semana  mas  estará  concluido  todo, 
con  las  municiones,  que  es  la  parte  mas  trabajosa;  i  espero  confiada- 
mente que  entre  el  20  i  el  30  del  presente  vayan  navegando  paia 
Chile  on  un  buque  de  vela,  único  medio  de  conducir  tan  pesada! 
valiosa  carga.  Me  dijo  el  señor  Parrot  que  ajentes  españoles  habían 
estado  a  comprarle  grandes  cañones  i  aun  le  habían  hecho  propues- 
tas mas  ventajosas  por  las  nuestras,  lo  que  él  había  rehusado,  di- 
ciéndoles  que  esperasen  su  tumo  i  los  hiuria  por  el  mismo  precio 
que  a  los  demás.  Loe  ajcntcs  españoles  no  manifestaban ,  sin  emoargo, 
saber  que  los  cañones  que  tanto  codiciaban,  fueran  para  Chile.  Su- 
ponían solo  que  fuesen  una  mercadería  ofrecida  en  venta. 


—  174  - 

Como  cKje  a  IlS.  en  mi  anterior,  se  trata  de  aumentar  esta  íactori 
oon  cuatro  cañones  de  a  30,  completos,  i  he  ofrecido  igi  50  por  cien- 
to sobre  los  precios  orijinales.  El  mismo  contratista  acepta  esta  pro- 
puesta, pero  me  exije  5,000  pesos  al  contado,  pues  me  asegura  qae 
todos  sus  fondos  i  los  de  sus  amigos  están  agotados  en  las  negocia- 
ciones ya  realizadas.  Yo  vacilo  porque  creo  que  al  fin  Jo  hará  aun 
sin  este  anticipo,  pero  a  última  hora  aceptaré,  pues  esa  clase  de 
cañones  noá  es  mui  necesaria  para  nuestros  buques  lijeros.  US.  sabe 
que  el  alcahce  de  todos  los  cañones  rajados  es  el  mismo,  siendo  la 
diferencia  solo  en  el  calibre  o  peso  del  proyectil.  Mr.  Jones  conoce 
a  Yalparaiso^  i  asegura  que  con  los  cañones  de  a  100  pueden  cruzarse 
los  fuegos  perfectamente  contra  los  almacenes  fiscales  i  el  Barón. 

La  negociación  del  Idaho  es  una  de  las  que  he  dejado  en  suspenso 
por  la  circunstancia  que  he  insin4iado  a  US.  Desgraciadamente  ha 
resultado  de  su  vi^je  de  ensayo  que  su  andar  medio  es  solo  de  8  i 
media  millas,  lo  que  lo  hace  inadecuado  para  nuestro  objeto.  Esto  lo 
averigüé  del  mismo  capitán  de  la  marina  de  Estados-Unidos  que  U 
mandó,  Mr.  Worden.  Por  lo  demás,  como  dije  antea  a  Us.,  el 
negocie  esta  en  manos  de  los  señores  Barreda  i  Asta^Buniaga,  quienes 
oon  el  concurso  del  señor  Errázuriz  podrán  resolver  lo  mas  acertado. 
En  uno  de  los  trozos  impresos  que  acompaño  a  US.  vera  una  descrip- 
ción del  viaje  de  prueba  de  este  buque.  La  opinión  jeneral  de  los 
marinos,  sobre  esta  fragata,  cuya  maquinaria  ha  sido  construida  bajo 
un  principio  nuevo,  es  que  ha  resultado  ser  un  grave  error.  Así  es  de 
creerlo,  cuando  el  Gobierno  de  Estados-Unidos  no  lo  toma  i  se  mani- 
fiesta tanto  interés  en  vendérmelo. — Otro  tanto  comienza  a  decirse  del 

£n  cuanto  al  Poneos^  no  hemos  tenido  otras  noticias  que  la  alar- 
ma en  que  se  hallan  los  españoles^  i  los  esfuerzos  i  auxilios  del  Qobier- 
no  de  Washington  para  calamrlas.  Todos  los  diarios  de  los  puertos  del 
norte  han  anunciado  su  salida  como  corsario,  i  los  españoles  por 
medio  de  sus  espías  han  levantado  una  información  en  Nueva  Londres 
déla  que  han  adquirido  esta  convicción.  Entre  los  recortes  impresos 
verá  US.  una  correspondencia  de  la  Habana  del  26  de  mayo  publi- 
cada por  el  Herald  de  hoi,  en  la  que  se  dice  que  el  vapor  de  guerra 
de  los  Estados-Unidos  Muacoota  llegó  a  la  Habana  el  23  del  presente 
desde  Cayo  Hueto,  el  puerto  de  los  Estados-Unidos  mas  próximo  a 
Cuba,  que  el  25  volvió  a  saUr  i  luego  regresó  para  ponerse  en  comuni- 
cación con  el  comandante  del  castillo  del  Morro ^  que  cierra  la  entrada 
de  la  bahía  de  la  Habana.  En  consecuencia  salieron  en  el  acto  a  la 
mar  la  Carmen,  la  Isabel  la  Católica  (los  mismos  buques  que  estii' 
vieron  aquí)  el  León  i  dos  mas. 

Para  mí,  i  en  vbta  de  todos  los  datos  recojidos  aquí  de  ante  mano, 
tengo  por  seguro  que  todo  esto  ha  sido  hecho  a  ruego  de  Tassara  i 
a  virtud  de  la  omnipotente  influencia  sobre  Mr.  Seward,  particular- 
mente en  tratándose  de  corsarios.  El  Moscoota  ha  sido  enviada  a  la 


—  175  — 

* 

Habana  a  dar  aviso  de  la  salida  del  Poneos  i  en  oonseouenoia  se  han 
hecho  a  la  mar  los  cinco  buques  mencionados  por  el  corresponsal 
del  Herald.  Pesado  chasco  volverán  a  llevarse!  Pero  entretanto  yo 
pregunto  i  dando  por  cierto  todos  los  hechos,  ¿obran  o  no  los  Estados- 
Unidos  como  los  aliados  de  la  £spaña? 


Mi  primera  conferencia  ean  dofi  M,  ürrásuriz — DifieuUaie»  msuperabks 
para  adquirir  buques. — La  escuadra  de  JSgiadoS' Unidos, — Visita  al 
astillero  de  Brookhfn, 

Nueva  York,  junio  10  de  1866. 

En  este  momento  me  avisan  que  ha  Uegado  el  vapor  i  que  viene 
en  él  el  señor  Errázuriz.  Suspendo,,  pues,  este  despacho  i  vuelo  a 
recibirlo. 

Continuo  esta  comunicación  después  de  haber  tenido  con  el  señor 
Errázuriz  una  larga  i  cordial  conversación,  como  era  de  esperarse 
de  nuestra  amistad  tan  antigua  como  la  vida.  Le  he  hablado,  como 
era  mi  deber,  con  entera  franqueza  sobre  los  hombres,  las  cosas,  las 
ilusiones  i  sobre  todo  el  dinero. 

Sobre  dos  puntos  naturalmente  concentra  el  señor  Errázuriz  su 
atención:  sobre  procurarse  dos  o  mas  buques  propiamente  do  guerra, 
sobre  todo  un  blindado. 

Me  permito  volver  a  manifestar  a  US.  mi  opinión  sobre  este  par- 
ticular, puesto  que  mis  observaciones  anteriores  no  han  alcanzado 
a  convencer  a  US.,  o  por  lo  menos  al  señor  Ministro  de  Marina,  de 
la  realidad  absoluta  de  lo  que  aquí  pasa  i  la  que  está  en  pugna  abier- 
ta con  nuestras  ilusiones. 

Aquí  hái  millares  de  buques,  como  lo  he  dicho  siempre  a  US. 
Pero  ¿de  que  clase  son? — Vapores  de  costas,  írájiles,  lijeros,  capaces 
'  de  entrar  en  los  numerosos  rios  que  se  vacian  en  las  costas  del  pais 
i  forman  sus  principales  puertos.  Con  estos  organizó  el  Gobierno  su 
ponderada  escuadra  durante  la  guerra,  que  no  fué  si  no  wna  escuadra 
de  remiendos.  Esos  mismos  buques,  abandonados  ahora  por  el  Gobier- 
no i  vendidos  en  remate  público,  son  los  únicos  que  existen^  i  de  éstos 
me  han  ofrecido  centenares,  Pero  ¿para  qué  nos  serviant  De  por  si  eran 
malos,  o  el  servicio  Violento  de  la  gufirra  los  había  echado  a  perder, 
dañando  principalmente  sus  calderos,  i  por  esto  lo  hemos  rehusado. 

Era  natural  que  el  Gobierno  solo  vendiera  los  malos  i  se  reservara 
los  de  buena*  calidad,  pero  aun  estos  mismos  ¿de  qué  valor  son?  US. 
laísmo  ha  podido  juzgarlo  a  la  vista  de  la  escuadra  americana  en 
Valparaiso.  Esceptuando  el  Monadnock,  ¿qué  importancia  tenian  los 
otros  buques,  comenzando  por  la  capitana,  el  célebre  VanderbiÜ,  un 
simple  vapor  cte  ruedas  qtie  habia  servido  eji  d  comercuñ  De  ruedas 


—  1T6  — 

enn  también  el  PovohaUín,  ol  Mohongo,  el  PavianM,  el  WaJkreet  i  el 
Saginatxr.  de  ruedas  en  yerdad  toda  Ui  escuadra  americana  del  Paeifi* 
00  con  la  esoepcion  de  tres  buques  pequeños,  (el  I^yae,  el  Ihucarora 
i  el  DacotaK)  que  son  de  tornillo. 

I  si  de  tales  elementos  se  compone  la  marina  del  Oobiemo  de  £fl« 
tados-Uüidos  ¿puede  creerse  que  se  encuentren  buques  de  primen 
clase  en  el  comercio?  I  ñjcse  US.  que  lo  mismo  que  en  el  Pacífico, 
sucede  en  todas^las  estaciones  navales  de  este  pais.  La  escuadra  de 
las  Antillas,  compuest^i  de  nueve  buques,  tiene  siete  de  ruedas  i  solo 
dos  de  tornillo.  La  de  Terranovade  siete  buques,  cinco  son  de  ruedas. 
La  del  golfo  de  Méjico  de  seis  buques  solo  uno  es  de  tomillo.  Aun 
el  famoso  buque  De  Soto  en  que  Mr.  Seward  hizo  su  escursion  por 
las  Antilli^  no  es  sino  un  buque  mercante  i  de  ruedas  acomodadas 
para  servir  de  guerra.  Si  US.  viera  los  dos  buques  que  van  ahoar 
a  oompletar  la  escuadra  del  Pacífico,  el  Lákawana  i  d  Pensacda 
(este  último  destinado  a  navio  almirante),  apenas  creeriaque  son  na- 
ves de  guerra.  Pero  a  sü  paso  por  Valparaiso,  que  será  pronto,  podrá 
eersiorarse. 

Solo  ahora  esta  formando  el  Gobierno  su  verdadera  marina  de 
guerra;  pero  ¿a  qué  costo?  He  visitado  en  el  arsenal  una  de  las  fraga- 
tas  modelos  que  están  construyendo  (la  Madawcukd),  i  aunque  de  me- 
diana proporción  i  mui  sencilla,  el  constructor  en  jefe  que  me  lo  mos- 
tró me  aseguró  (fue  costaría  dos  millones  de  pesos.  El  Idaho  es  otro 
de  los  buques  que  se  ha  construido  para  el  Gobierno,  pero  con  el 
éxito  que  US.  sabe,  i  ha  costado  ya  900,000  pesos. 

Por  mauera,  pues,  que  la  verdad  es  que  no  hai  buques  de  guerra 
i  en  el  caso  que  los  hubiera  seria  preciso  gastar  sumas  fahuloscu. 

Ahora,  respecto  de  los  buqués  blindados,  las  dificultades  son  nata- 
ralnmnte  mucho  mayores.  Yerbad  es  que  los  Estados-Unidos,  haoien* 
do  una  guerra  de  costas,  construyeron  unos  20  monitores,  principal* 
mente  para  el  uso  de  los  rios,  i  ahí  están  esas  baterías  baradas  en  el 
Pelaware  i  otr^s  enseñadas,  lo  mismo  que  el  Loa  i  el  TYctoria  en  el 
Callao,  pws  no  pueden  salir  diez  millas  a  i  la  mar.  De  todos  loe 
vwnitores  de  Estados-Unidos  solo  dos  existen  hoi  que  pueden  aven- 
turarse a  cruzar  el  Océano,  el  Monadnock  i  su  jemelo  Miaidinoviak, 
que  envían  ahora  a  lucirlo  a  Eusia.  Actualmente  eatan  construyen- 
do cuatro,  i  yo  he  visto  el  que  sirve  de  modelo  en  el  arsenal  de 
^rooklyen  (e^  Kalamazoo),  pero  su  costo^scrá  de  dos  %  medio  miüones. 
Solo  su  maquinaria  ha  sido  contratada  en  700,000  pesos  i  una  ar- 
quería de  fierro  batido  que  tiene  en  el  oentro  para  asegurar  sus  vigas 
i  que  yo  me  imajiné  importaría  10»000  pesos,  ha  costado  mas  de  100 
mU. 

Con  esta  situación  habrá  que  luchar,  pero  yo  no  dudo  que  con  pa- 
ciencia i  con  recursos  algo  de  importante  se  podrá  hacer.  £1  construc- 
tor del  Monádnok  Mr.  Hanscom  me  ha  visto,  i  desde  tiempo  atrás 
me  habla  propuesto,  por  medio  de  Willson,   construir  un  monitor 


—  17?  — 

tiiejor  qne  aquel  por  millón  %  medio  dt  pesoi  en  oro.  Le  lie  pedido  los 
piuMM  i  ha  quedado  de  mondáirmelee  coa  tiempo  para  romitirkM  por 
el  vi4K>r  del  14.  Por  medio  de  este  sujeto  se  ha  hecho  la  negoeiaoion 
de  Boston  lo  que  ha  sido  una  garantía  de  su  baeu  éxito,  pues  es 
persona  altamente  recomendada.  El  deseo  de  agradar  a  Chile  con  la 
esperanaa  de  hacer  un  trabajo  en  grande,  le  estimula  pura  ser 
vimos  con  celo  i  lealtad.  Lo  recomendaré  al  señor  Erráiuris 
oficasmente. 

También  recomendaré  como  merece  al  digno  capitán  Jones,  que 
se  encuentra  aquien  la  inacción.  Cada  dia  me  oonyeUEO  mus  del  mé- 
rito personal  i  científico  de  este  hombre,  confesado  ama  por  sus  ene^ 
migos,  i  considero  que  su  regreso  ha  sido  una  pérdida  para  el  Perú  i 
para  nosotros.  No  dudo  que  habría  sido  muí  a  propósito  para  mandar 
ías  escuadrafl  c(Mmbinadas  porque  es  sumamente  modesto  i  de  maaeras 
afables. 

El  soBor  Errásuris  manifiesta  mucha  ansiedad  por  mantener  la 
Mserva  de  su  posición.  Pero  le  he  asegurado  que  debe  perder  la  eapo* 
ranza  de  conservarla.  Hace  ocho  días  uno  de  los  corredores  de 
buques  mas  conocidos  aqui  me  anunció  9u  Uegada  diciéndosae  que 
venia  otro  ájente.  Aquí,  señor  Ministro,  la  publicidad  es  la  vida*  SI 
secreto  ha.posado  ya  a  la  categoría  de  lo^  fósiles.  Tales  son  los 
hábitos  del  paisl 

fie  fijado  .para  mi  seguro  el  21  del  presente  en  que  hé  terminado 
todos  lo0  arreglos  de  los  mentidos  procesos  que  han  formado  contra 
mí.  Licluyo  a  US.  la  traducción  de  la  contestación  que  me  diríjió  mi 
abogado  desde  Boston  donde  está  ocupadísimo.  Vino  por  un  dia,  lo 
vi  i  me  aseguro  que  no  tenían  intención  alguna  de  juzgarme  i  que 
podría  irme  donde  quisiese,  lo  mismo  que  mi  fiador  i  éste  se  ha  ido  ja 
en  consecuencia  a  Inglaterra.  Pero  yo  le  hice  presente  que  por  ná 
decoro!  el  del  Gobierno  eso  no  podía  quedar  así  como  si  se  tratase  de 
un  ree  a  quien  echaban  en  olvido  o  perdonaban,  i  que  necesitaba 
una  conetancia  escrita  de  la  cesación  del  juicio  que  me  sirviese  de 
satisfaocion  de  los  atropellos  i  maldades  que  se  habían  eometido. 
Sn  esto  estamos.  Si  no  se  consigue  esa  dedaraeioa  esplíeita,  me  re- 
ngnaté  a  aceptar  la  farsa  indigna  de  este  gobierno  que  relega  al 
olvido  un  juicio  eoa  el  que  hizo  tanto  al&rde  ante  el  mondo  por 
motivo»  de  un  miserable  eobro  de  pesos. 


23 


—  178  — 

Salida  del   ''J>re'-ShaW'J)roch'\—C(mpra  del  ''Cherokee'\-'Conr 
trato  para  enviar  un  oficial  i  artilleros  ^instructores. — Mi  regreso, 

Mieva-Yorhy  junio  16  de  1866. 

Señor  Ministro: 
» 

Tengo  la  satisfacción  de  anunciar  a  US.  qne  ayer  9  se  hizo  a  la 
vela  de  Filadelfia  el  vapor  NeShaw-Nock,  terminando  así  un  ne- 
gocio, causa  de  tantas  ansiedades  para  mí,  durante  los  dos  meses  que 
han  durado  las  negociaciones  para  adquirirlo  i  despacharlo. 

Su  capitán,  Mr.  Winchester,  se  lisonjea  con  que  llegará  a  Chile 
en  cuarenta  dias.  Pero  yo  creo  seria  prudente  contar  hasta  45  por 
lo  que  dehe  esperársele  en  Coronel  del  20  al  30  de  julio. 

Las  señales  convenidas  con  el  capitán  son  las  mismas  que  para  el 
Isábdla  i  el  Poneos,  es  decir,  que  se  pondrá  en  comunicación  con 
los  ajentes  que  el  Grobierno  designe  afuera  de  la  Punta  de  Lehu.  En 
ese  momento  tendrá  la  bandera  americana  en  el  tope  de  su  palo  de 
proa. 

Va  a  bordo  el  joven  abogado,  Mr.  B.  Vetterlein,  hermano  político 
de  uno  de  los  principales  dueños  del  buque,  con  el  objeto  de  cambiar 
las  letras  que  lleva  consigo  por  las  que  US.  debe  dar  sobre' Inglate- 
rra i  hacer  la  entrega  del  buque.  Por  lo  poco  que  he  conocido  de  él 
parece  un  joven  mui  apreciable  i  le  he  dado  cartas  de  recomendación 
personal  para  el  señor  Presidente  i  otras  personas. 

Pusieron  a  bordo  mas  de  mil  toneladas  de  carbón  con  el  objeU^  de 
evitar,  si  era  posible,  pasar  a  Kio,  i  hacer  el  viaje  mas  rápido.  Sí  el 
tiempo  les  es  favorable  talvez  consigan  ir  directamente.  De  otra  suer- 
te tendrán  que  tomar  mas  carbón  en  Rio. 

Incluyo  a  US.  una  lista  de  ciertos  artículos  que  rogue  a  los  arma- 
dores hicieran  poner  a  bordo,  i  entre  los  que  figuran  cien  toneladas 
de  planchas  de  fierro  de  tres  i  media  i  cuatro  pulgadas  para  blindar  # 
las  partes  mas  espuestas  de  nuestros  buques.  Ellos  tenian  desconfian- 
za de  poner  a  bordo  ese  material^  i  hasta  este  momento  (siendo  hoi  j 
domingo)  no  me  es  posible  saber  si  han  embarcado  o  no  algunos  o  to- 
dos esos  artículos.  De  toda  suerte,  US.  sabe  que  no  tendrá  que  pagv 
sino  80  por  ciento  sobre  el  precio  de  factura  de  aquellos  artículos  oue 
se  entreguen.  Las  facturas  orijinales  irán  por  el  próximo  vapor,  m 
el  caso  de  que  no  se  haya  embarcado  las  planchas  de  fierro  (que 
pueden  servir  también  para  las  fortalezas  de  tierra)  trataré  de  que 
lleve  una  cantidad  suficiente,  el  cUjrper  en  que  deben  embarcarse  los 
cañones. 

Por  este  vapor  recibirá  US.  las  letras  por  20,000  £  que  se  enaje- 
naron a  la  casa  de  F.  i  Ch...y  para  hacer  el  adelanto  a  los  due- 
ños de  NcShaic-Nock.  El  resto,  hasta  completar  las  76,000  £  im- 


—  1T9  — 

t^orfe  total  del  buque,  lo  lleva  Mr  Vetterloin,  con  dos  letras  una  do 
52,000  £.  i  otra  de  3,000  £. 

Me  falta  ahora  solo  despachar  el  vapor  Clierohec  do  Boston  i  los 
cañones  de  Parrot,  con  lo  cual  quedarán  del  todo  concluidas  mis  ocu- 
paciones aquí.   . 

Aquel  esta  pronto  ya  para  salir,  habiéndose  comprado  en  el  arse-* 
nal  del  gobierno  de  esta  ciudad  las  cureñas  de  madera  que  se  nece- 
sitaban para  los  seis  cañones  de  a  30  rajados  que  lleva,  i  que  era 
imposible  procurarse  en  otra  parte.  Con  el  objeto  de  apresurar  sá 
salida,  ha  ido  ayer  a  Boston  el  capitán  Willson  i  yo  deberé  ir  tam- 
bién mañana  con  ese  objeto,  i  por  ser  necesaria  mi  presencia  para  el 
arreglo  definitivo  de  las  libranzas  por  los  85,000  ^,  oro,  vador  del 
buque,  i  el  precio  de  la  factura  de  cañones  que  es  de  un  50  por 
ciento  sobro  su  costo.  Empero  que  este  buque  podrá  salir  el  14  o  15 
del  presente» 

En  cuanto  a  los  cañones  Parrot,  ha  habido  una  corta  demora  por 
haberse  fundido  de  una  manera  poco  satisfactoria  uno  de  los  cañones 
de  a  200.  Pero  todo  lo  demos  está  ya  terminado  i  el  buque  que  los  ha 
de  conducir  está  cargando  en  el  muelle  de  la  fundición  de  Mr.  Parrot. 
Una  vez  cardado,  será  llevado  a  remolque  a  Nueva-Londres  i  de  ahí 
se  despachará,  mediante  las  facilidades  que  US.  sabe,  entre  el  15  i 
el  25  del  presente.  Como  van  en  un  dipper^  espero  que  estarán  en 
Yalparaiso  a  fines  de  setiembre. 

A  la  factura  de  grandes  cañones  que  Ud.  conoce,  he  conseguido 
que  el  mismo  contratista  añada  cuatro  cañones  de  a  30  con  sus  cu- 
reñas i  ochocientos  tiros  do  bala  i  bombas  cónicas.  El  presupuesto 
del  precio  que  me  hizo  el  capitán  Jones,  con  el  aumento  de  un  50 
por  ciento  sobre  estos  cañones,  fué  de  15,640  ^.  Pero  los  he  conse* 
guido  por  15,000  ^  papel,  dando  2,000  $  adelantados  aquí  cuando 
salga  el  buque.  De  esta  suerte  solo  tendré  que  jirar  per  el  equiva- 
lente de  esta  suma  (12,000  ft)  en  libras  esterlinas. 
•  A  mi  paso  por  Nueva-Londres  en  mi  viaje  a  Boston  me  quedaré 
allí  algunas  horas  para  arreglar  definitivamente  todo  esto.  El  capitán 
Willson  SQ  encontrará  también  ahí,  pues  viene  a  reunírsemo  con  esc 
mismo  objeto. 

Mucht)  me  he  preocupado  últimamente,  señor  Ministro,  en  la  ad- 
quisición de  las  municiones  para  nuestros  cañones  rayados,  pues  nos 
son  en  estremo  necesarias,  i  por  otra  parte  sus  enormes  precios  nos 
inhabilitan  para  adquirirlas  en  grandes  cantidades.  Solicité  última-* 
mente  del  contratista  que  manda  los  cañones,  el  que  enviase  una 
cantidad  de  alguna  consideración,  ademas  de  la  del  contrato;  pero 
los  precios  que  ha  fijado  me  parecen  tan  excesivos  que  no  me  he  atre- 
vido a  aceptar.  Por  cada  tiro  (sin  pólvora)  para  los  cañones  de  a  300 
pide  59  $,  por  los  do  a  200  38  %,  27  $  por  de  a  100,  20  por  los  de 
a  60  i  12  por  los  de  a  30 .  Verdad  es  que  estas  cifras  están  basadas  en 
el  adelanto  de  dinero  que  es  preciso  hacer,  seguros,  etc.  Los  precios 


—  180  — 

oríjinales  de  Parrot  son  25  (^  por  las  bombas  de  a  800, 15  (  por  los 
de  a  ^00,  9  $  60  es.  por  los  de  100,  6  $  50  es.  por  los  de  66  i  8  $  25 
08.  por  los  de  80.  Los  contratistas  se  ofrecen  a  proporcionarlos  por  es- 
tos mismos  precios  pagándoles  5  por  ciento  de  comisión  i  40  {  por  to- 
nelada de  ñete;  pero  tcndriamos  que  desembolsar  el  dinero  para  pa- 
gar su  factura  a  Mr.  Parrot,  i  este  es,  como  en  todos  los  casos,  el 
escollo  de  la  negociación.  Esta  ruisma  diferencia  deprecias  dará  a 
ÜS.  una  idea  de  cuánto  mas  sencillo  i  barato  seria  todo  negocio  que 
se  hiciese  teniendo  aquí  dinero  efectivo  por  cuenta  de  Chile. 

Para  subsanar  tan  graves  inconvenientes,  me^he  esforzado -en  pro- 
curarme un  hombre  competente  que  fuese  a  Chile  i  fabricase  allí  esas 
municiones.  En  consecuencia,  el  capitán  Jones  escribió  hace  una 
semana  al  teniente  Minor,  uno  de  los  oficiales  confederados  que  mas 
temprano  me  ofreció  sus  servicios  i  que  Jones  recomienda  altamente 
por  su  carácter  moral  i  su  calidad  profesional.  En  consecuencia, 
anoche  estuvo  a  verme  Mr.  Minor,  i  aunque  ya  ha  encontrado  una 
ocupación  lucrativa  en  esta  ciudad,  no  desespero  de  inducirlo  a  que 
ee  yaya  a  Chile.  Le  he  ofrecido  que  le  costearia  su  viaje,  le  daría 
800  K  para  aprestos  i  me  comprometía  a  pagarle  su  pasaje  de  re- 
greso, en  el  caso  de  que  no  se  aviniera  a  las  condiciones  que  el  Go- 
bierno le  pondria  en  Chile.  Peso  que  sobre  estas  condiciones  yo  no 
queria  fijar  ninguna,  por  temor  de  que  no  descansara  en  una  base 
cierta.  Ha  quedado  de  contestarme,  i  tne  lisonjeo  en  que  pueda  irse 
en  el  próximo  vapor.  También  me  empeño  en  que  lleve  dos  hom- 
bres que  sirvan  a  la  vez  de  instructores  como  sarjentos  de  artille- 
ría i  oongtructorcs  de  municiones.  Mr.  Minor  está  dando  los  pasos 
necesarios  a  este  objeto  i  creo  que  podrá  conseguirlos. 

La  esperiencia  que  debemos  rcoojor  de  los  sucesos  del  Callao,  ea 
que  casi  todas  las  averias  fueron  causadas  por  la  poca  intelijenoia 
práctica  de  los  artilleros,  hace  indispensable  que  tengamos  bueaos 
instructores  en  esa  arma  que  es  del  todo  nueva  para  nosotros. 

Sabiendo  que  el  Gobierno  se  preocupa  intensamente  de  las  forti-* 
fícaciones  de  nuestras  costas,  me  he  empeñado  vivamente  eon  el  se- 
ñor Jones  porque  vuelva  a  aceptar  las  proposic^nes  qaa  le  bise  al 
principio.  Pero  desgraciadamente  su  ánimo  parece  haber  cambiaáo 
a  éste  respecto,  i  manifiesta  pocos  deseos  de  irse  a  Sud- América. 
Mi  intere's  por  enviarlo  se  aumentaba  con  motivo  de  saber  que  ae 
estaban  fundiendo  cañones  en  Chile,  lo  que  es  su  espeoiaKdad;  i 
como  he  visto  aquí  lo  complicado  de  las  operaciones  a  que  aquellos 
se  someten  cuando  son  de  gran  calibre,  he  creido  que  su  presendui 
podria  ahorrar  muchos  gastos  i  muchos  peligros. 

Otro  motivo  para  contratarlo  es  que  el  señor  Barreda  ha  ^viado 
al  Perú  para  que  mando  i  organice  su  escuadra  al  capitán  Tudker,  i 
era  natural  i  conveniente  que  nosotros  tuviésemos  otro  oácial  mná- 
logo,  con  la  ventaja  de  que  Jones,  aunque  mas  joven,  es  m^ho 
mas  conocido  que  Tucker.  Este  tiene  excelente  reputación,  i  cO^o 


t 

I 


—  181  — 

ÜS.  reoordara  vino  a  prestar  8U3  servicios  reeien  llego.  Un  hijo  suyo 
fué  con  el  señor  Sampajo  i  os,  entiendo,  ahora  maquinista  a  bordo 
de  nuestra  escuadra. 

Si  el  señor  Jones  no  se  resuelva  a  ir  en  virtud  del  prüner  contrato 
que  celebró  con  él,  no  dudo  lo  haría  si  US.  le  hiciese  una  proposi- 
ción directa  mas  ventajosa. 

He  dejado  definitivamente  mi  regreso  para  el  próximo  vapor  de 
modo  que  estaré  en  Chile  el  29  de  julio. 


Scdida  dd  ''CheroJcee'*  i  noticia  »ibre  los  cañones  qoñ  amdujo. —  Visita 
a  Boston  con  d  señor  Errázuriz, — /Se  renmva  la  negociación  del 
*' Meteoro.*^ 

JjÍ7na,  junio  12  de  1866. 

El  vapor  Cherokee  salió  de  Boston  el  15  de  junio  con  toda  felici- 
dad. Fué  denunciado  por  los  ajentes  españoles  en  el  último  momento. 
8e  dio  en  el  instante  orden  de  detenerlo,  i  las  autoridades  federales. 
Siempre  ecmiplacientes  en  tales  casos,  llegaron  hasta  enviar  un  vapor 
^e  guerra  en  su  persecución.  Pero  1a  conocida  lijereza  de  aquel  buque 
^hirló  estas  medidas,  i  como  fueron  públicas,  se  dio  cuenta  do  eUas 
por  el  telégrafo  a  todos  los  diarios,  causando  unajeneral  sensación  en 
aquel  pais  en  estremo  novedoso.  Con  este  motivo  se  habló  también 
de  la  salida  del  Ne^Shaw-Nock,  presentándolos  a  ambos  como'  oorsa- 
ríos;  esta  es  la  razón  por  la  que  los  diarios  de  Panamá  i  en  seguida 
los  de  esta  ciudad  han  dado  cuenta  de  la  espedioion  de  estos  dos  bu- 
ques, atribuyéndoles  el  carácter  de  corsarios.  Solo  a  los  señores  Pra- 
do, Pacheco  i  Martínez  he  espUoado  el  verdadero  objeto  de  estas  ad- 
quísieiones. 

.  Gomo  el  Cherokee  es  sumamente  rápido,  supongo  llegue  a  Chile  en 
los  primeros  dias  de  agosto.  £1  capitán  N.  de  la  marína  de  Estadoi?- 
Unidos,  a  quien  encontré  en  Colon  al  mando  de  la  estación  naval  ig 
las  Antillas,  me  aseguró  que  conocía  este  buque,  que  babia  hecho 
servicios  mui  importantes  por  su  estremada  rapidez  i  que  era  mui 
barato  por  el  precio  de  85,000  pesos  en  que  lo  habíamos  adquirido. 

Su  dueño  me  dijo  que  no  hacia  ganancia  alguna  en  el  buque  i  si 
solo  en  los  seis  cañones  rayados  que  lleva.  Las  cureñas  de  maóersL 
de  éstos  i  que  dije  a  US.  se  habían  adquirido  en  el  arsenal  de  Bfoo- 
klvn,  habiéndose  rehusado  su  entrega  en  este  establecimiento  por  los 
alborotos  de  los  fenianos,  fueron  hechas  a  toda  prisa  en  los  talleres 
de  Boston,  i  no  estando  del  todo  ooneluidas  van  a  bordo  dos  carpin- 
teros encargados  de  terminarlas.  Este  incidente  persuadirá  a  U8.  mas 
i  mas  de  lo  difícil  que  es  proporcionarse  artículos  navales  eú  paises 
en  que  se  creen  tan  abundantes. 


—  1S2  — 


Fui,  como  anoncié  a  US.  en  mi  anterior  despacho,  a  Boston  e 
introduje  al  señor  Errázuriz  al  señor  Forbes  dueño  del  Meteoro,  i 
quedaron  ambos  en  completo  acuerdo  sobre  el  modo  de  hacer  la  ne- 
gooiacíon  tan  luego  como  se  pronuncie  la  sentencia. 


Proyecto  para  construir  nn  monitor  exactamente  igual  al 

^^Monadnock" 

Santiago,  julio  30  de  1866. 
Señor  Ministro: 

Tengo  icl  honor  de  elevar  al  conocimiento  de  US.  una  propuesta 
hecha  por  el  constructor  naval  de  Estados-Unidos  Mr.  Hanscom  (el 
mismo  que  modeló  i  construyó  el  monitor  Monadnock  en  los  arsena* 
les  de  Estados-Unidos)  para  trabajar  un  buque  exactamente  igual  a 
éste  por  la  suma  de  millón  i  medio  de  pesos  i  con  las  condiciones  que 
detalla  en  su  propuesta. 

La  sustancia  de  ésta  es  la  garantía  de  hacer  un  monitor  cuja  su- 
periohdad  acaba  de  ser  reconocida  en  el  viaje  hecho  al  Pacifico  por  el 
Monadnock  comprometiéndose  el  constructor  a  trabajarlo  en  ocho 
meses,  no  exijiendo  anticipadamente,  bajo  las  respectivas  fianzas, 
sino  un  diez  por  ciento  del  total  de  la  contrata  i  bajo  la  base  de  que 
el  buque  será  entregado  libro  de  toda  intervención  del  gobierno  de 
Estados-Unidos  i  fuera  de  sus  aguas  (1). 

Estas  circunstancias,  así  como  la  de  la  indudable  competencia  del 
fabricante,  su  reconocido  injenio  i  su  honradez,  hacen  en  mi  hu- 
milde concepto,  digno  de  estudio  este  negocio  no  menos  que  las  con- 
sideraciones sobre  la  absoluta  dificultad  de  hacerse  de  buques  de  esta 
especie,  a  no  sor  mandándolos  construir.  La  misma  opinión  abrigaba 
el  señor  Errázuriz  quien  me  recomendó  vivamente  después  de*  con- 

(1)  La  propuesta  a  que  me  refiero  era  la  siguiente: 

Confidencial.— Bosion  (Mass),  febrero  12  de  1866.— Señor:  Habiendo  re- 
nanciado  recientemente  el  empleo  de  constructor  naval  de  la  armada  de 
los  Estados  Unidos,  me  dirijo  a  Ud.  para  manifestarle  que  me  encuentro 
en  disposición  de  contratar  la  construcción  de  buques  de  guerra  de  toda 
clase. 

La  esperíencia  que  he  adquirido  durante  los  doce  años  que  he  pasado 
al  servicio  del  gobierno  de  ios  Estados-Unidos,  en  cuyo  tiempo  he  cons- 
truido con  arreglo  a  mis  planos  i  diseños  el  monitor  de  dos  torres  JfoinMi- 
nock,  me  habilita  para  ofrecer  a  Ud.  que  los  buques  de  cuya  construcción 
me  encargue  tendrán  un  buen  resultado. 

Fuera  de  esto,  las  simpatías  que  roe  animan  por  el  gobierno  de  Ud., 
contribuirán  también  a  que  yo  me  felicite  en  poderle  proporcionar  los  me- 
dios de  rechazar  al  enemigo  que  amenaza  sus  puertos. 

En  cuanto  a  referencias  sobre  lo  que  dejo  espuesto  me  permito  recomen- 
dar a  Ud.  al  constructor  naval  del    astillero  de  IJi*ooklyn  B.  F.  Delano. 
Soi,  señor,  i'espetuosamente,  etc.   etc.— ^Firmado)— ÍK.  S,  i/avscow.— Al  se- 
ñor coronel  don  B.  Vicuña  Mackenna. 


_  183  — 

ferenoiar  con  el  señor  Hanscom  i  el  capitán  Jones,  hacor  yer  a  US. 
sus  miras. 

El  precio  fijado  por  el  señor  üanscom  es  sin  dada  mui  alto,  pero 
es  el  corriente  en  los  artilleros  de  Estados-Unidos  pora  las  oonsti*ac<* ' 
oiones  de  esa  naturaleza.  Sin  embargo,  me  ha  llamado  la  atención 
que  el  hecho  del  monitor  traido  de  Inglaterra  por  el  señor  Salcedo  ha 
costado  menos  de  la  tercera  parte  de  aquel  precio.  Acaso  debe  atri- 
buirse esta  diferencia  al  tamaño,  fuerza,  materiales,  etc.,  entre  el 
Huáscar  i  el  JtíbnadnocJs.  Cue^ion  es  esta  que  deberla  estudiarse 
antes  de  tomarse  una  resolución  definitiva.  Acompaño  a  US.  los  pla« 
nos  del  Monadnock  i  en  un  periódico  la  relación  de  su  yiaje,  hecha 
por  un  injeniero  en  jefe  que  podiria  servir  de  base  a  esta  compa- 
ración. 

Me  permito  advertir  a  US.  que  contraje  el  compromiso  de  devol- 
ver esoB  planos  directamente  al  señor  Hanscom,  en  el  caso  que  el 
gobierno  de  Chile  no  aceptase  la  negociaeion,  obligándome  ademas, 
a  no  someterlos  a  ningún  empresario  que  pudiera  sacar  alguna  ven- 
taja de  su  inspección  i  en  perjuicio  del  inventor. 

Por  mi  parte,  yo  me  limito  a  hacer  a  US.  esta  simple  esposicion 
persuadido  de  que  si  no  tenemos  la  fortuna  de  adquirir  el  Ihimder' 
terg  u  otro  buque  análogo,  Chile  necesita  indispensablemente,  como 
el  Perú,  un  buque  blindado  que  sirva  de  base  a  su  naciente  es- 
cuadra. 

Me  permito  también  acompañar  a  US.  algunos  informes,  reoono- 
cimientos  i  otros  papeles  relativos  a  los  buques  comprados  en  Esta- 
dos-Unidos i  que  solo  pude  procurarme  a  ultima  hora  antes  de  mi 
partida. 

Dios  guarde  a  US. 

B.  Vicuña  Mackimná. 


Obsequio  de  libros  sobre  defensas  militares,  fundición  de  cañones,  etc. 

SdiMago,  jidio  30  de  1866. 
Señor  Ministro:  - 

Tengo  el  honor  de  remitir  a  US.  una« colección  de  obras  funda- 
mentales i  enteramente  modernas  que  resuelven  todas  las  cuestiones 
sobre  defensa  de  costas,  fundición  de  cañones,  buques  blindados,  etc., 
que  hoi  preocupan  taii  fuertemente  al  pais.  Aunque  habia  hechQ  la 
adquisición  de  esas  obras  para  mi  propia  instrucción  en  pl  desem- 
peño de  los  cargos  que  he  recibido  de  US. ,  nada  me  oomplaoe  mas 
que  el  cederlas  por  el  conducto  de  US.  al  Ouerpo  de  injonieros  mili- 
tares encargados  de  la  defensa  de  la  Bepública. 
Dios  guarde  a  US. 

B.  Vicuña  MACKEuifA. 


t ' 


—  184  — 
DOCUMENTO  .Q. 

Sfltrfkoto  4e  mi  correspondeneln  oficial  sobre  la  compra  do 

caflones    Parrot. 

I. 

KOTA   AI.  SIÑOB  A8T4*]yUBÜAQA  SOBBE    CAKONXS  BV  JEIVSBAI. 

(Estraeto.) 

Nueva  Tork 'enero  S  de  1866. 

Riptame  solo  hablar  a  ÜS.  del  cuarto  objeto  de  mis  trabi^os  i  que 
be  ooneiderado  también  como  una  de  las  especialidades  de  esto  paii. 
Me  reífievo  ala  adquisición  de  cañones  de  calibre  safíciento  pan  de- 
fender nuestros  principales  puertos  i  especialmento  el  de  ValpanáBO, 

Pedia  realisarse  esto  objeto  de  dos  maneras.  O  bien  comprándolos 
CB&ones  fandidos  en  este  país,  o  bien  estableáendo  una  ftbríea  per- 
manentode  ellos  en  Cbile,  empresa  de  gran  importancia,  pues  en  el 
dia  puede  decirse  que  ningún  país  tiene  asegurada  su  independencia 
sino  posee  en  su  seno  los  medios  materiales  de  sostenerla.  A  ambos 
objetos  he  procurado  atender  ala  ves»  coneiliando  la  uijenoia  de  naes- 
tva  situación  i  nuestras  neceadades  posteriores. 

A  esto  fin  hice  llamar,  por  consejo  de  los  sefiores  H.,  que  se  han 
mostrado  tan  leales  amigos  de  Chile,  al  intelijento  i  esperimentado 
oficial  de  artillería  naval  Mr.  Catesbj  Jones,  hijo  del  comodoro  de 
esto  nombre.  Habia  yo  conocido  a  este  oficial  empleado  en  el  arsenal 
de  Washington  en  1853,  donde  dirija  el  ramo  de  artillería  bajo  las 
órdenes  del  capitán,  hoialmiranto,I)8Jilgren.  Habia  mandado  despnes 
el  Merrtmack  en  su  célebre  combato  de  Hampton  Boads»  i  por  úM- 
mo  establecido  en  Selma,  a  orillas  del  rio  Savanah»  la  única  flindi- 
cion  de  eainones  de  grueso  calibre  que  tuvo  el  Sur. 

Tal  oficial  me  pareció  por  oonsiffuiento  una  adquisidon  impovtante 
para  Chile,  i  de  acuerdo  con  US.  le  ofrecí  un  puesto  en  nuestra  ma- 
rina i  uft  suelde  de  cuatro  mil  pesos  con  el  objeto  que  se  dinjiese  a 
Chil$  a  establecer  en  el  pais  una  fundición  de  cañones  i  una  fahrisa 
á.%  anqfHks  menores.  £1  señor  Jones,  aeeptósok)  lo  últímo,  per  ne  estas 
91^  maestras  fapidtades  ofrecerle  el  grado  militar  a  que  el  se  evek  con 
derecho,  i  desde  ol  1.  ^  do  enero  del  presento  año  se  ba  oonaagrade 
een  ardor  a  estudiar  los  preliminaFes  áe  su  empresa. 

Con  el.  ol^to  de  eerciorarme  sobre  la  ca^ad  i  calibre  de  los  ca- 
ñones de  que  podríamos  disponer  desde  luego,  en  el  caso  de  tener  re* 
cursos  para  comprarlos  i  ¿icilidades  para  su  esportaoion,  ol  señor 
Jones^  por  enfsargo  mio>  se  dirijió  a  la  fabrica  del  conocido  constmc- 


—  186  — 

tor  de  oaSones  Mr.  Parrot,  situada  en  West  Point,  i  encontró  Ustoi 
IMira  ser  entregados  solo  oinco  cañones  de  a  10,  cinoo  de  a  80,  cuatro 
de  a 60,  oinco  de  a  100  i  desdo  a 200.  Estaba  construyendo  ademas 
tres  de  a  300  que  se  comprometía  a  entregar  en  dos  semanas.  Todos 
estos  cañones  carecian,  sin  embargo,  de  cureñas  pues  éstas  se  oons- 
truyen  en  otros  establecimientos. 

Los  precios  de  los  cañones  Parrot,  según  los  estractos  que  Mr. 
Jones  hizo  de  los  libros  de  la  fábrica  son  los  siguientes. 

Por  cañones  rajados  de  10  pulgadas  o  300  Ubras  5,600  pesos;  la 
cureña  2,750  pesos  i  400  proyectiles  completos  10,000  pesos;  total 
de  cada  cañón  18,350  pesos. 

Cañones  rayados  de  8  pulgadas  o  200  libras  3,000  pesos;  cureña, 
12,200  pesos;  proyectiles 6,000  pesos;  total  11,200  pesos. 

Cañones  rayados  de  a  6  pulgadas  o  100  libras,  1,800  pesos;  cureña 
1,800  pesos;  proyectiles  3,840,  total  7,440  pesos. 

El  precio  de  los  cañones  de  a  200  de  ánima  lisa,  con  600  tiros, 
seriado  7,000  pesos  correspondiendo  1,650  pesos  al  cañón,  1,500 
pesos  a  la  cureña  i  3,850  pesos  a  las  municiones. 

De  este  modo,  comprando  solo  40  cañones  para  la  defensa  de 
nuestros  puertos  necesitaríamos  la  enorme  suma  de  439,900  pesos  de 
la  manera  siguiente: 

10  can(Mies  rayados  de  a  300,  a  $18,350  cada  uno  |183,800 

10       "         ••          '*     200,  a    11.200     "     "  112,000 

10      *'        "          "    100,  a      7,440    '*     '*  74,100 

10      *'        ánima  lisa   200,  a     7,000    "     "  70,000 


Total $439,900 

Seria  pvedso  añadir  a  esta  suma  8,000  pesos  por  el  valor  de  hé 
municiones  usadas  en  las  pruebas  (10  tiros  por  eada  canon),  22,000 
pesos  en  estopines  i  2,000  pesos  en  miras,  total  32,000  pesos. 

Agregando  ahora  a  estas  cantidades  el  imp<»rte  del  flete,  seguro, 
etc.,  tendríamos  mui  cerca  de  medio  millón  de  pesos  de  nuestra  mo- 
neda. 

Quedarla  por  resolverse  la  cuestión  de  si  convendría  establecer  en 
Chile  una  fundición  de  cañones,  que  acaso  no  costaría  mas  de  aquella 
suma  o  comprar  los  últimos  en  este  pais  para  armar  de  una  manera 
permanente  nuestras  indefensas  bahías. 

Este  estudio  hace  actualmente  Mr.  Jemes  en  un  viaje  que  ha  em- 
prendido a  las  fundiciones  i  fábricas  de  armas  del  Norte  donde  tiene 
encargo  de  averiguar  los  precios  de  la  maquinaria,  la  mano  de  obra, 
el  material  i  todos  los  antecedentes  que  puedan  ilustrar  el  criterio 
del  gobierno  de  Chile  i  hacerlo  adoptar  una  resolución  concieniuda 
sobre  este  particxdar. 

El  señor  Jones  me  presta  una  valiosa  cooperación  aquí.  Pero  me 

24 


—  186  -^ 

ha  insinnado  la  conveniencia  de  visitar  a  Chile  ánies  de  proceder  a 
nada  definitivo;  i  en  consecuencia,  mi  deseo  es  que  se  trasporte  al 
Pacífi^co  a  la  mayor  brevedad  posible  con  el  objeto  indicado  i  para 
prestar  sus  consejos  profesionales  en  las  emerjencias  que  pueden  sur- 
jir  durante  la  guerra. 


n. 

yOTA  AL  SEÑOR  ASTA-BURÜAOA  SOBRE    LA  COMPRA  BE  LOS  CAÑONES  QUK 

TRAJp  A  CHILE  LA  **FANNEY  BHCKLAND." 

(Estracto.) 

NiunxL-York,  abril  4  cíe  1866. 

Como  la  casa  de  F.  i  P.  de  Nueva-Londres,  es  la  única  que  puede 
sacar  recursos  para  nosotros  sin  peligro  de  detención,  he  entrado  en 
un  trato  que  creo  de  mucha  importancia  para  que  mande  a  Chile  diez 
cañones  mas  de  los  de  mas  grueso  calibre. 

Al  principio  le  ofrecí  un  50  por  ciento  sobre  los  precios  fijos  del 
constructor  Parrot;  pero  me  contesto  que  no  podia  aceptar  puesto  que 
esto  le  dejariasolo  una  ganancia  precaria  de  un  15  por  ciento.  Vino 
a  Nueva- JTork  se  consultó  con  sus  asociados  i  me  ha  sometido  la  pro- 
puesta siguiente,  que  bien  estudiada  por  mí,  me  parece  mui  acepta- 
ble, a  pesar  del  crecido  valor  del  total  de  la  factura. 

Esta  se  compone  de  dos  cañones  de  a  800  libras — 4  de  a  200  i  4 
de  a  100  con  sus  respectivas  cureñas  de  primor  orden  i  doscientos  ti- 
ros a  bala  i  metralla  para  cada  uno  i  su  importe  es  de  87,000£ 
o  185,0U0  pesos  oro  de  Chile,  pagaderos  en  los  términos  conocidos 

por  ug^ 

Voi  a  descomponer  a  ÜS.  las  cifras  que  forman  este  total  para  que 
se  haga  mejor  cargo  de  la  operación. 

2  cañones  de  a  300,  con  cureña,  precio  Parrot  {30,400 

4       '*        de  a  200,             *'                  "  24,000 

4       **        de  a  100,              *'                  "  14,000 

2,000  tiros  (200  para  cada  canon) 30,000 

Embalaje  de  las  municiones 3,400 

Total :,..  $101,800 

101,800  es  el  costo  de  la  fractura  orijinal  de  Parrot,  de  modo  que 
según  mi  proposición  esta  costaría  colocada  en  Chile  150,000  pesos 
mas  o  menos. 


J 


« 


k 


~  1S7  — 

Pero  he  aquí  como  el  señor  P.  hace  el  resto  de  bus  cálculos: 

Trasporte  desde  la   fabrica  de  Parrot  hasta  el  puerto  de 

embarque  (mas  de  300  millas)  con  seguro,  etc ^13,000 

Flete  a  Chile 15,000 

Seguro  10  ^/*  sobre  el  buque  i  10  #/'  sobre  los  cañones. ,  18,000 

Comisión  del  5  ,/« 7,000 

ínteres  de  dinero  adelantado  durante  seis  meses 7,000 

160,000 
Importe  do  la  factura 101,800 

Total. 161,800 

Provecho  Kquido  en  la  negociación 024,000 

No  dudo  JO  que  los  cálculos  antei-iores  sean  hechos  bajo  un  aspecto 
favorable  al  armador,  pero  el  capitán  W..  (1)  no  los  considera  exajera- 
dos,  i  a  demás  es  preciso  tener  en  cuenta  que  aquel  necesita  comprar 
un  buque  de  vela  (que  le  costará  20,000  pesos)  para  ocuparlo  esclusi- 
vamente  en  el  envió  de  esta  carga. 

Pero  sea  como  sea,  lo  cierto  es  que  esta  casa  no  solo  es  honorable 
sino  la  única  que  está  en  aptitud  de  hacer  esta  negociación  con 
alguna  seguridad,  i  como  todo  el  riesgo  lo  toma  ella,  si  es  que  ha  de 
armarse  al  pais  do  la  manera  correspondiente,  yo  creo  indispensable 
aceptar  sus  propuestas. 

El  señor  P.  exijo  una  pronta  respuesta  porque  le  es  preciso  pre- 
pararse inmediatamente.  Los  cañones  nece^tan  treinta  dias  paca  estar 

(1)  El  capitán  Willsbn,  conin  intermediario  en  este  negocio,  me  lo  había 
propuesto  desde  el  1."  de  ebril,  sogun  aparece  de  los  siguientes  fragmen- 
tos  de  su  correspondencia  conmigo. 

''Nueva-Londres,  abril  1."  de  1866.— Me  inclino  acreer  que  si  Ud.  qui- 
siera doblar  el  pedido  de  cañones  a  Mr.  P...  o  de  cual<}uier  otro  artículo 
de  este  jénero,  s€l  podria  conseguir  en  los  mismos  térmmos  que  los  otros 
diezj  haciéndolos  luego  p&ra  enviarlos  en  d  buqué  que  Ud.  quiera.  Solo 
me  parece  que  seria  necesario  algún  anticipo  i  si  esto  merece  su  atención 
desearía  que  me  diera  pronto  aviso.» 

•*Nueva-L<5ndres,  aüiil  4  de  1866.— Por  loque  toca  al  otro  asunto  de  los 
cañones,  habló  a  Mr.  P. ..  i  me  dijo  que  no  consideraba  el  50  por  ciento 
sobre  el  precio  de  factura  como  un  aliciente  mu  i  poderoso  para  que  él  ni 
ningún  otro  entraran  en  el  negocio.  Según  me  hizo  presente  los  gastos 
serian  los  siguientes;  por  üete,  20  por  ciento,  seguro  10  por  ciento,  comi- 
sión 5  por  ciento,  es  decir,  por  lo  menos  35  por  ciento  en  todo  sobre  el 
valor  de  factura,  dejando  solo  un  provecho  de  16  o  cuando  roas  20  por 
ciento  lo  que  él  dice,  no  es  suficiente. 

^'Medi¿e  Ud.  sobre  el  particular  i  coroum'queme  su  resolución  porque  él 
no  acepta  la  oferta  que  Ud.  le  ha  hecho. 

**Los  cañones  podnan  enviarse  en  un  buque  de  vela  que  prestaría  allá 
algún  servicio.'* 


—  188  — 

ÜBtes,  el  boi^ie  ha  de  comprarse  inmediatamente  i  por  todo  esto 
pero  que  Ub.  me  dé  sa  respuesta  a  vuelta  de  correo. 

£1  señor  P.  ezije  ademas  como  condición  indispensable  un  adelanto 
de  15,000  pesos  oro,  i  yo  entiendo  que  esto  no  ofrecerá  dificultad. 
A  este  proposito  me  parecería  mui  conveniente  que  US.  escribiese'  al 

señor  H pidiéndole  un  nuevo  empréstito  con  las  mismas  condi-* 

cienes  anteriores,  pues  luego  se  ha  de  necesitar  algunas  sumas  para 
dar  fin  a  estas  operaciones. 

Tengo  entre  manos  un  asunto  de  mucha  mas  importancia  que  los 
precedentes,  (la  compra  dd  Ne-Sfuxw-Nok)  pero  no  daré  cuenta  de 
él  a  US.  hasta  el  momento  en  que  consultando  toda  precaución 
conveniente. 

Aguardo  la  inmediata  respuesta  de  US.  para  proceder. 
Dios  guarde  a  US. 

B.    YiCüNA  Mackxnva. 


III. 

COICUNICACIONBS   AL  GOBIERNO  I>B  CHILE   SOBRE   LOS   CAÑOKBS  BE  LA 
'*FANNY  ROCELAND"  I  ENVIÓ  BE  ARTILLEROS. 

(EstractoB.) 

Ahra,  30  de  18C6. 

'*La  negociación  considerable  sobre  cañones  de  gran  calibre  a  que 
se  refiere  la  nota  al  señor  Asta-Buruaga  que  en  copia  envié  a  US. 
por  el  correo  anterior  ha  quedado  terminada.  Ya  están  haciéndose 
esas  grandes  piezas  rajadas,  pues  del  calibre  de  200  i  300,  no  se 
pueden  obtener  sino  por  pedidos.  Espero  que  cuando  el  país  posea  toda 
esta  artillería,  propiamente  montada  i  servida  en  sus  costas  nada 
tendrá  ya  que  temer  de  aleves  enemigos.  En  treinta  o  cuarenta 
espero  que  irán  navegando  para  Chile." 


Lima,  jídio  12  de  1866. 

Respecto  del  cargamento  de  cañones,  fué  embarcado  eü  el  cllpper 
Fanny  RocUand,  i  é^  salió  de  la  fundición  de  Wost-Point  en  el 
Hiídson  el  20  de  junio  para  ser  despachado  con  dirección  a  Val* 
panoso  en  New-London  (donde  rije  el  arreglo  que  US.  sabe) 
el  dia  22.  Yo  mismo  fui  con  el  señor  Errázuriz  ü  West  Point  para 
cerciorarme  de  que  las  cosas  se  hacian  en  orden  i  también  para  pre- 


—  189  — 

sentar  al  señor  Errázuriz  al  fabricante  Parrot.  Estuve  presenciando 
el  embarque  de  los  cañones.  El  buque  es  una  barca  clipper  que  de** 
berá  llegar  a  Chile  en  noventa  días.  Ademas  de  los  cañones  que  US . 
sabe,  el  señor  Parrot  puso  de  su  cuenta  cinco  mas  de  diversos  cali- 
bres para  venderlos  en  Valparaíso  por  precios  convencionales  que  na^ 
turalmente  serán  ajustados  en  la  proporción  de  los  que  ya  se  han  ad- 
quirido. 

No  me  fué  posible  conseguir  que  el  señor  Jones  ni  el  oficial  Mi- 
ñor  se  prestasen  desdé  luego  a  venir  a  Chile  en  los  términos  que  yo 
pedia  ofrecerles.  Sin  embargo,  el  primero  quedaba  prestando  útiles 
servicios  al  señor  Errázuriz  en  virtud  de  su  contrata  que  consideraba 
vijente  hasta  el  1.*  de  julio  dia  en  que  se  cumplían  los  seis  meses 
porque  había  recibido  sueldo  anticipado,  negándose  a  recibir  otro  es- 
tipendio. Como  antes  he  dicho  a  tlS.  no  dudo  que  aquel  oficial  taa 
intelijente  como  pundonoroso  aceptaría  una  posición  entre  nosotros 
hecha  directamente  por  US.,  arrastrando  consigo  el  número  de  oficii^ 
les  que  se  le  pida. 

El  comodoro  Tucker  se  marcha  en  este  vapor  para  ocupar  su  puesto 
en  la  escuadra  aliada.  Es  un  sujeto  de  honorabilísimos  antecedentes, 
moderado,  prudente  i  hoi  me  ha  dicho,  aludiendo  a  los  celos  que 
aquí  se  han  suscitado^  que  él  jamas  se  pondrá  como  un  obstáculo  en 
esos  países,  i  que  está  pronto  a  retirarse  en  el  momento  en  que  se 
le  indique.  Un  hijo  de  este  jefe  que  se  hallaba  en  nuestro  servicio 
escribió  muí  abatido  al  señor  Jones  por  el  puesto  subalterno  que  se 
le  había  dado,  creyéndose  acreedor  a  uno  mas  elevado  como  injeniero. 
Su  padre  me  ha  rogado  hoi  que  me  esfuerce  por  obtenerle  un  puesto 
mejor  lo  que  no  dudo  resolverá  US.  si  así  fuere  consistente  con  la 
justioia. 

Se  maroha  también  el  capitán  Willson  en  el  presente  vapor,  des- 
pués de  ios  buenos  servicios  que  ha  prestado  al  pais.  EH  director  de 
la  compañía  de  vapores  lo  ha  reclamado  aquí  i  él  me  asegura  que 
deberá  volver  a  su  puesto  el  12  del  entrante  agosto.  Sin  embargo, 
como  el  Gobierno  es  mui  probable  necesite  sus  servicios  i  aun  acaso 
convenga  darle  alguna  comisión,  es  mui  fácil  obtener  de  la  compañía 
una  licencia  prolongada  para  esas  operaciones.  Me  reservo  dar  a  mi 
legada  informe  detallados  a  .US  sobre  el  señor  "VViHsou  i  de  lo  que 
en  mi  concepto  puede  esperarse  de  su  útil  cooperación. 


—  190  — 
«         DOCUMENTO    R. 

Datos  relatÍTos  al  vapor  ''Ponoas'*  (bol  Nuble)* 

I. 

OOBRISPONDINCIÁ  DEL  OAPITAN    WILSON. 

(Estractos.) 

Nwtoa  LÓTidret,  mayo  27  de  1866. 

Las  porsonu  con  quienes  debe  llevarse  a  efecto  el  negocio  son  de 
las  mas  honradas  i  rectas  que  he  encontrado  en  este  país,  i  por  las  re' 
laclónos  que  tienen  en  este  lugar  creo  que  el  buque  i  los  cañones  que 
Ileya  no  tendrán  el  menor  tropiezo  en  su  salida. 

Aun  no  les  he  entregado  los  diez  mil  pesos  porque  espero  que  el 
buque  eeté  mas  adelante  i  ellos  no  necesitan  todavía  esa  suma,  ^gon 
las  instrucciones  de  Ud.  no  haré  la  entrega  sin  que  se  me  den  un  re- 
cibo en  forma. 


Boston,  mayo  23  ¿le  1866. 

Las  dos  favorecidas  de  Ud.  de  19  i  20  del  corriente  han  llegado 
oportunamente  a  mis  manos,  i  debidamente  impuesto  de  su  contenido, 
daré  cumplimiento  a  su  encargo  acerca  del  recibo  de  los  10,000  pesos 
aunque  temo  que  Mr.  P . . .  me  objete  que  no  puede  proporcionar  otra 
seguridad  que  su  recibo  de  esa  suma;  pero  siempre  será  en  la  inteli- 
jencia  j^ue  tal  recibo  lo  dé  a  cuenta  del  valor  del  buque  i  de  su  carga. 
El  tenia  entendido  que  esa  suma  era  una  especie  de  prima  que  US. 
le  ofrecía  por  el  considerable  riesgo  que  corría  i  por  cuanto  en  el  caso 
de  detención  i  confiscación  del  buque  i  los  cañones  perderían  al  uA* 
nos  cien  mil  pesos,  en  cuyo  caso  no  me  pareceria  racional  exijir  la 
devolución  de  los  referidos  10,000  pesos. 


líueva  Londres,  abrüáde  1866. 


Después  de  la  partida  del  buque  (el  Poneos)  i  en  caso  de  que  no  se 

frésente  algo  de  mui  favorable,  deseo  volverme  a  Chile,  i  espero  que 
id.  no  me  detenga  por  mas  tiempo,  porque  sin  dinero  no  podemos 


—  191  — 

hacer  nada.  Yo  recibo  un  escaso  sueldo  i  prefiero  irme  pora  trabajar 
en  algo  que  pueda  serme  mas  ventajoso.  No  es  por  cierto  muí  agra- 
dable ocuparme  de  armar  buques  en  un  lugar  como  éste,  pero  tengo  la 
satisfacción  de  decirle  que  el  asunto  progresa  i  que  los  trabajos  se 
activan  en  cuanto  es  posible,  ocupándose  toda  la  jente  que  puede 
trabajar. 


Abra  7  de  1866. 


El  buque  adelanta  rápidamente  i  tenemos  en  la  obra  cuanta  jente 
pueda  trabajar  para  activar  su  terminación.  Será  una  nave  tan  pode- 
rosa como  pocas  de  las  que  han  salido  de  este  pais  i  estoi  haciendo  're- 
forzarla. Estará  lista  para  el  25  del  corriente  i  los  cañones  están  tam- 
bién prontos  pues  se  ha  trabajado  con  actividad.  Estoi  sumamente  fa- 
tigado en  este  lugarejo,  pero  como  mis  servicios  se  necesitan  aquí 
permaneceré  todo  este  tiehipo. 

Hemos  convenido  en  que  los  diez  mil  pesos  serán  entregados  cuando 
el  buque  haya  partido. 


Ahrü  21  de  1866. 


Escribí  a  Ud.  ayer  que  el  buque  estaba  listo  i  que  los  cañones  ha- 
bían llegado;  vengo  de  a  bordo  en  este  momento,  i  desearía  que  üd. 
lo  viese.  Aseguro  a  Ud.  que  está  espléndido  i  cada  dia  me  parece 
mejor.  Hemos  hecho  una  magnífica  compra.  Todo  se  hahecho  bajo 
mi  direcciariy  como  yolo  necesitaba  i  no  creo  que  tenja  que  sufrir  des^ 
pues  critica  alguna.  Parece  un  verdadero  buque  de  guerra  construi- 
do espresamento  para  ese  uso. 

Al  mismo  tiempo  tongo  la  satis&ccion  de  decir  a  Ud.  que  los  ca- 
ñones í  todos  sus  accesorios  se  encuentran  ya  a  bordo  habiéndose  he- 
cho todo  en  regla  sin  tropiezos  ni  sospecJuis,  Con  respecto  al  buque 
estamos  seguros  que  nada  lo  detendrá.  Puede  cargar  once  cañones  de 
calibre  i  no  habrá  un  buque  que  lo  aventaje,  ' 


Nueva^Lóndres,  mayo  8  de  1866. 


£1  buque  hizo  un  viajecito  de  donde  se  encontraba  a  este  lugar,  doce 
millas,  i  la  prueba  fué  admirable.  Anduvo  siete  millas  por  hora  te- 
niendo en  contra  un  fuerte  viento  i  con  un  solo  caldero.  Los  injenieros 
i  el  inspector  han  quedado  mui  satisfechos  de  la  prueba. 


—  192  -- 


El  buqae  va  qnedando  moi  bien  I  sera  tm  htt&a  adyersario  parak 
Vencedora  o  el  Marques  de  la  VictorCa;  Be  parece  macho  al  primero. 


Debo  decbr  a  Ud.  que  el  buque  de  aquí  se  parece  mucho  al  Maipú^ 
aunque  es  un  poco  mas  corto.  Pero  como  buque  de  madera  podría 
echar  a  pique  a  aquel  en  pocos  minutos,  porque  puede  cargar  mas 
cañones  i  de  mas  calibre. 


Valparaíso,  offosto  28  de  1866. 

El  Poncas  se  encuentra  en  el  mejor  estado  i  sus  calderos  han  He- 
gado  mucho  mejores  de  lo  que  yo  esperaba;  se  conservarán  perfecta- 
mente bien  por  espacio  de  tres  años  i  talrez  mas.  Todos  los  oficiales 
de  la  escuadra  están  encantados  (delíghted)  con  él  i  no  he  oido  a 
ninguno  que  se  esprcsára  de  una  manera  desfarorable  acerca  de  este 
buque  que  me  enorgullezco  en  haber  enviado. 

El  Poneos  se  encuentra  en  buen  estado;  su  casco  no  puede  ser 
mejor;  las  máquinas  funcionan  perfectamente  i  durarán  muchos  anos 
i  finalmente  los  calderos  que  están  mucho  mejor  de  lo  que  jo  esperaba 
se  conservarán  bien  por  tres  años  o  mas  con  lijeras  reparaciones  de 
tiempo  en  tiempo.  Este  buque  no  consume  mas  de  ocho  toneladas  de 
carbón  por  dia  i  por  fin  podría  venderse  en  el  acto  a  mejor  precio  del 
que  el  gobierno  pagó  por  él. 


n. 

QO&RESPONDENCIA   CON    EL  GOBIERNO  DB  CHILE  SOBRE    LA  NEOOCIACIOK 

DEL    "poncas." 

(Estracto) 
Nueva-Torh,  marzo  10  de  1866. 

Querría  evitar  el  dar  detalles  a  US.  de  la  negociación  que  he  cele* 
brado  con  Mr.  Morgan  (sobre  el  vapor  Poneets)  pues  en  el  grado  de 
hostilidad  abierta  en  que  se  manifiesta  este  gobierno  coa  laa  repú- 
blicas de  Sur- América  toda  cautela  es  poca.  Sin  embargo,  i  como 
resultado  de  la  espedicion  que  hizo  al  Norte  el  capitán  de  que  hablé 
a  US.  en  mi  última,  i  en  virtud  de  sus  datos  e  informes,  así  como 
por  el  conocimiento  práctico  que  yo  tengo  adquirido,  i  también  por 
la^  imperiosa  necesidad  en  que  nos  hallamos  de  hacer  algo,  he  cek« 


--  193  — 

brado  con  él  el  contrato  adjanto  i  a  mas  ho  comprado  el  buque  que 
debe  conducir  todo  ese  material  en  la  suma  de  110,000  pesos. 

El  buqne  no  es  por  cierto  como  el  que  antes  habíamos  creído  en* 
yiar,  pero  es  muí  efícas  para  el  servicio,  nuevo,  fuerte,  i  capass  de 
cargar  mui  pesada  artillería.  Todos  los  informes  sobre  él  son  exoe<* 
lentes.  Su  desventaja  especial  respecto  del  anterior  es  en  la  rápidos  i 
en  el  tamaño,  pero  por  esto  debe  contarse  también  la  disminución  en 
el  precio  que  es  la  tercera  parte  de  aquel. 

La  mayor  garantía  del  negocio  es  que  se  hace  todo  de  cuenta  i 
riesgo  de  loe  empresarios  hasta  no  entregar  los  objetos  en  Ohilo  a  la 
satisfacción  del  gobierno. 

Todo  ha  sido  sometido  a  la  aprobación  del  señor  Asta*Baruüga, 
pues  marchamos  en  todo  en  perfecto  acuerdo. 

Por  los  detalles  me  remito  al  mismo  señor  Morgan,  en  quien  eu- 
oontrará  US.  un  hombre  de  confianza  i  honorable.  Al  menos,  aflí  se 
ha  conducido  hasta  este  momento. 


Nueva^Yorhy    marzo  30  &  1860. 

El  buque  del  sefior  M..«  se  concluye  rápidamente  i  en  dos  semanas 
tne  aseguran  estará  listo  para  marcharse  con  su  precioso^  cargamento. 
£1  eapitan  W...  está  desde  hace  diez  dias  en  el  puerto  alistando  todo 
i  haciendo  que  los  últimos  trabajos  se  hagan  en  la  forma  debida. 

Por  los  informes  prolijos  i  repetidos  que  se  han  tomado  del  buque 
parece  que  será  mm  semejante  al  Covadonga,  Es  mui  fuerte,  tiene 
500  toneladas,  i  es  capaz  de  mui  pesada  artillería.  Durante  la  guerra 
llevo  7  cañones,  uno  do  ellos  de  120  libras.  Su  cargamento  será  siü- 
embargo,  la  principal  adquisición,  pues,  tanto  necesita  nuestra  marina, 
nuestros  puertos  i  aun  nuestras  costas  de  ese  recurso. 

Sus  dueños  manifiestan  gran  seguridad  en  que  no  habrá  entorpecí* 
miento  en  su  salida,  i  sin  duda  que  tienen  motivos  para  ello  porque  los 
f ancionarios  mismos  que  aquí  nos  persigue  por  óraen  de  Mr.  Seward 
Bon  allí  partes  en  la  empresa.  Sin  embargo  desdo  que  otro  bttque  fuo 
deteñido  en  medio  de  la  mas  plena  confianza  de  sus  dueños  nada  pue- 
de asegurarse. 


^ 


25 


—  194  — 


m. 


estracto  ds  uka  c0rbx8p0ndxncia  publicada  xn  xl  mxxcubio  dji 
Valparaíso  sobkx  bl  yapob  Ñublb  por  un  oficial  db  harina,  i 

LBIIX)  BN  LA   8XS10N  DB  LA  CXmARA  DB  DIPUTADOS  DB  27  DX  JUNIO 
CON  MOTIVO  DBL  PROTBCTO  DB  LBI  80BRB  TBIUTA  DX    BUQUXS. 

<<En  una  palabra:  el  baque  ha  quedado  tas  admirablemente  distri- 
buido para  las  exijiencias  de  la  guerra,  que  baria  honor  en  su  claae 
en  la  marina  mas  adelantada  del  mundo. 

<*Otra  de  las  ventajas  que  no  deben  perderse  de  vista  es  el  poco 
consumo  de  carbón  que  hace  este  buque,  con  relación  a  los  otros  ma- 
los cascarones  que  deben  venderse;  pues  al  paso  que  el  consuino  de 
combustible  en  cada  uno  de  jestos  no  baja  de  veinticinco  toneladax 
diarias,  en  el  que  menos,  el  STidHe,  apenas  gasta  ocho  toneladas;  de 
.  manera  que  las  cien  toneladas,  que  pueden  contener  sus  carboneras» 
le  darian  carbón  para  doce  dias. 

'*Si  reúne  todas  estas  ventajas,  se  preguntará  ¿cual  es  el  motivo 
que  existe  para  venderlo?  El  de  no  tener  una  verdulera  idea  de  sa 
mérito  como  buaue  de  guerra. 

<*Tambien  podria  asegurar  que,  reparadas  las  piezas  de  la  maquina 
en  Taboga,  seria  entonces,  si  no  lo  es  hoi  mismo,  un  buque  superior 
al  Cavadongaf  que  actualmente  no  tiene  mas  importancia  sobre  el  Au- 
Ue,  que  la  de  haber  sido  un  trofeo  de  guerra  adquirido  en  leal  com- 
bate; su  andar  es  hoi  mismo  i  será  entonces  mucho  mayor,  desde  que 
aquel  no  anda  sino  a  razón  de  siete  a  ocho  millas,  i  las  cualidades  de 
s^dez  i  fuerza  del  D'Me  son  mucho  mayores,  pudiendo  llevar  éste» 
por  consiguiente  artillería  de  mayor  calibre. 


IV. 

Juicio  sobrb  xl  Suble  dx  la  Mbhobia  db  Marina  dx  1867. 

I  Finalmente  el  vapor  ÑulUe  se  ha  incorporado  también  a  nuestra 

escuadrad  1.  o  de  junio  último.  Este  buque,  cuya  construcciones 
solida,  ha  recibido  reparaciones  de  importancia  que  le  ponen  en  esta- 
I  do  de  prestar  útiles  servicios  en  caso  de  un  combate.  Actualmetite 

se  practican  algunos  arreglos  en  su  aparejo  i  máquina  i  se  ejecutan 
pequeños  trabajos  de  detaüe  en  su  distribución  interior.  Su  artíllería 
se  compone  de  seis  cañones,  dos  de  los  cuales  son  de  a  30  rayados 
del  sistema  Parrot  i  los  cuatro  restantes  son  de  a  68  lisos.  Dos  üe 
estos  últimos  son  de  colisa. 


^  195  — 


V. 


Uemobia  del  comandante  d^l  Nuble  don  Martin   Aguayo  sotiitit 

sus  CUALIDADES,  DEFECTOS,  REPARACIONES  ETC.  ESCRITA  EN  CONTES- 
TACIÓN A  LA  CARTA  CIRCULAR  DEL  AUTOR  PUBLICADA  EN  EL  CAPi 
XXX.  DEL  TESTO.  (1) 

Señor  don  Benjamín  Vicuña  Mackenna. 

Muí  señor  miot 

■ 

£1  20  recibí  sn  mal  estimada  del  19,  la  qae  no  pude  contestar  por 
estarme  alistando  para  salir  a  la  mar  a  hacer  la  praeba  de  la  máqui-* 
na  del  buque  sobre  que  me  pide  datos.  Llegado  aquí  cal  enfermo  i 
no  he  podido  hacerlo  hasta  hoi. 

Consecuente  pues  a  sus  deseos,  le  mando  los  datos  que  me  pide,* 
i  aunque  vea  cambios  en  el  orden  en  que  Ud.  me  los  pide,  lo  hago 
para  su  mayor  intelijencia. 

Cuando  me  recibí  del  mando  del  IfMe^  en  setiembre  del  ano 
próximo  pasado,  lo  primero  que  hice,  como  era  natural,  fué  prínoi^ 
piar  por  hacer  un  reconocimiento  prolijo  de  él,  para  poder  juzgar  de 
BUS  comodidades  i  yer  lo  que  habia  que  hacer  para  ponerlo  en  disposi- 
ción de  que  prestara  el  servicio  de  un  buque  de  guerra;  porque  los 
acomodamientos  que  traia,  no  se  prestaban  a  ello. 

En  esta  inspección  noté,  que  en  la  escotilla  de  p*roa^  (entonces  des-^ 
censo  a  la  bodega j  habia  tres  baos  roto8,-no  de  pudricion,  ni  asuma- 
gacion,  sino  de  cedimicnto  de  la  madera,  por  efecto  de  algún  gran 
peso  o  algún  gran  golpe:  uno  de  dichos  baos  habia  sido  compuesto  do 
una  manera  muí  inperfecta  como  para  llenar  una  necesidad.  En  el 
combes»  sobre  las  calderas,  noté  una  parte  mui  baja  en  la  cubierta, 
que  a  mi  juicio  no  podia  ser  un  defecto  de  construcción  sino  un  cedi- 
miento  de  la  cubierta  por  alguna  xsausa  natural.  Cuando  se  deshuasó 
la  casa  que  habia  para  alojamiento  de  la  tripulación,  se  vio  perfecta- 
mente que  la  cubierta  habia  cedido  en  el  espacio  de  tres  baos,  en  todo 
el  ancho  de  las  calderas.  Pasando  al  departamento  de  la  máquina, 
encontré  a  k  primera  mirada  un  bao  podrido  de  una  manera  bastante 
visible  i  que  se  habia  tratado  de  encubrir  tapándole  con  maciUa  sus 

(1)  En  la  carta  circular  qne  diríj irnos  a  log  comandantes  de  los  buques 
traídos  de  HstadoS'^ Unidos  añadimos  esta  posdata  especial  al  capitán 
del  Poncat. 

"Servase  también  decirme  si  la  primera  vez  que  se  ensayó  la  máquina 
del  ÑubU  fué  sobre  la  rotación  de  su  hélice,  motivo  por  el  que  no 
se  movi(5  de  su  fondeadero,  i  si  los  baos  podridos  que  se  encontraron  es 
taban  tan  visibles  qne  pudieron  notarse  en  la  refacción  que  se  hizo  al 
buque  en  Estados-Unidos  o  4Ú  pudo  pasar  desapersibido  i  bona  fidi  este 
defecto  cuando  se  hicieron  esas  reparaciones.» 


—  196  — 

grandes  grietas,   causadas  por  la  asumagaclon  i  por  la  acción   del 
calor  do  los  fuegos  de  la  máquina. 

La  cubierta  la  encontréj[en  pésimo  estado,  llena  de  rumbos  mal 
colocados  i  por  consiguiente  esponiendo  a  enfermar  las  demás  maderas. 

Estas  son  las  partes  que  a  mi  juicio  han  podido  verse  cuando  el 
reconocimiento  i  compostura  de  que  Ud.  me  habla  se  hizo  en  Estados- 
Unidos,  pues  respecto  a  lo  demás  que  se  ha  encontrado  malo,  bien 
puede  haber  pasado  desapercibido  en  el  reconocimiento,  pero  no  en 
manera  alguna  en  la  compostura  qtie  se  hubiere  hecho  de  lo  malo,  pues 
al  sacar  las  tablas  para  componer  esa  parte,  indudablemente  se  había 
visto  lo  que  se  ha  encontrado  ahora,  pues  el  mal  en  los  baos  se  ha 
encontrado  en  la  cara  superior  donde  van  sentadas  i  clavadas  las 
tablas. 

Bespecto  de  la  máquina  se  le  encontró  en  un  estado  lamentable  de 
descuido,  en  primer  lugar,  i  rota  una  de  las  cigüeñas  del  eje  de  la 
hélice;  i  no  habia  una  sola  llave  en  buen  estado  i  no  pueden  darse  cuen- 
ta los  injeníeros,  cómo  ha  podido  venir  el  buque  a  vapor  con  ana  má- 
quina en  tal  estado.  Como  no  sol  competente  en  esta  materia,  no  me 
estenderé  sobre  este  particular. 

Entrando  a  las  reparaciones  ¿qué  le  diré?  Aunque  de  la  línea  de 
flotación  arriba,  el  baque  se  ha  encontrado  enteramente  bueno,  tanto 
en  sus  forros  osteriores  c  interiores,  como  así  mismo  en  el  cuadernaje 
i  demás  amarras,  se  ha  tenido  que  cambiar  i  componer  mas  de  las  dos 
terceras  partes  de  los  baos  i  cubierta.  Así  es  que  de  la  cinta  arriba,  el 
buque  hi  quedado  copio  nuevo  i  enteramente  tranformado,  pues  se  ha 
arreglado  un  entrepuente  para  alojamientos  de  los  marineros  i  oficia- 
les de  mar;  debajo  de  él  se  ha  trabajado  un  pañol  jeneral  de  pertre- 
chos, bodega  para  los  artículos  de  servicio,  pañol  para  las  yelas,  san- 
ta*bárbara,  despensa  de  víveres,  departamento  para  aguada:  se  hau 
ensancliado  las  carboneras,  se  ha  arreglado  sobre  cubierta  un  puente 
atalaja,  bi^jo  él  se  ha  hecho  cocina,  jardines,  pañol  para  el  piloto, 
para  el  condestable,  carpintero  i  herrero  i  cantina  para  los  cocineros. 
So  ha  arreglado  la  cámara  del  comandante,  de  oficiales  i  de  guardia- 
marinas;  pañoles  para  las  galletas  i  grauadas  i  despena  para  coman- 
dante, oficiales,  etc.,  etc. 

Con  estas  composturas,  arreglos  i  su  armamento,  el  buqu<»  ha  queda- 
do perfectamente  bien  dispuesto  i  conforme  a  la  mejor  cañonera;  sin- 
embargo,  le  ¿ilta  capacidad  para  muchas  cosas,  como  por  ejemplo, 
para  llevar  carbón,  pues  apesar  de  lo  que  se  ha  hecho  para  darle  ca- 
pacidad no  se  podrá  llevar  mas  de  75  toneladas. 

A  los  pocos  dias  de  haberme  embarcado,  se  nombró  para  el  buque 
un  ijojeniero  1.*,  el  cual  después  de  inspeccionar  la  m4q^iina  i  hacer- 
se cargo  de  su  estado  i  construcción,  creyó  deber  hacer  algunas  in- 
novaciones a  mas  de  la  compostura  del  eje,  que  era  una  detaai^da  im- 
periosa; a  proporción  que  se  iba  desarmando,  se  iba  encontrando  los 
efectos  del  gran  descuido  en  que  se  le  habia  tenido.  Después  del  ejt 


—  197  — 

i  cigüeña,  las  bálvalas  de  distribución  fué  lo  qué  en  maa  mal  esi¿ido 
íhe  encontró,  pnc?  estaban  oasi  en  la  imposibilidad  de  poder  foneiDnar 
debidamente.  Se  principió  la  reparación  de  esta  parte  importante  del 
boque,  dando  por  contrata  la  hechura  i  compostura  de  las  piezas  mas 
necesarias.  El  injeniero  fué  licenciado  antes  de  terminar  el  total  ar- 
mamento de  la  máquina,  quedando  ésta  por  falta  de  injeníeros  sopé^ 
riores,  en  poder  de  un  injeniero  tercero  i  uú  aprendiz  metóuico;  pero 
en  fin  la  máauina  se  armó. 

El  lunes  4  de  febrero  se  encendieron  los  fuegos  para  hacer  la  prue- 
ba al  ancla.  He  aqui  lo  que  dice  el  diario  a  este  respecto: 

"9h.  30m.  A.M.  se  encendieron  los  fuegos  para  hacer  vajior  i 
ptobar  la  máquina,  dio  por  resultado  el  no  poder  andar  ni  aun  mo- 
verse ésta,  por  estar  las  bálvulas  de  distribución  mal  colocadas.  Las 
bálvulas  de  seguVidad  de  la  caldera  de  estribor  en  péshno  estado;'  el 
condensador  na  formó  vacio.  Los  excntricos  mal  colocados;  una  de  las 
calderas  con  varios  tubos  rotos  i  la  otra  con  algunos  remadies*  flojo». 

Bien  pues;  se  trató  de  arreglar  como  se  pudo  estos  defectos,  i  el  9 
de  febrero  se  toIvíó  a  hacer  otra  prueba.  Veamos  el  diario: 

"Se  encendieron  los  fuegos  i  no  se  pudo  mover  la  máquina  hasta 
qne  no  se  desconcertó  el  eje  de  la  hélice." 

£1 11  de  febrero  después  de  haber  arreglado  lo  que  se  crejó  que 
causaba  inconyeniento,  para  moverse  se  volvió  a  intentar  moverla.  £1 
diario  dice: 

''Se  encendieron  los  fuegos  de  la  máquina,  se  pu.so  ^sta  en  morí*- 
miento  bajo  la  dirección  del  injeniero  Crochiel,  quedando  éste  satisfe- 
cho de  la  prueba."^ 

En  este  estado,  se  trató  de  salir  fuera  a  probarla  i  ver  el  andar  del 
buque.  £1  23  dejé  el  fondeadero.  Sin  embargo  de  acompañarle  copia 
del  parte  que  pasé  de  esa  prueba,  quiero  consignarle  aquí  lo  que  dice 
el  diario  a  este  respecto: 

''Se  salió  a  U  mar  para  probar  la  máquina;  dio  por  resultado  no  po- 
der forzarla  por  hallarse  floja  en  todas  sus  partes.'' 

De  ésta  a  las  últimas,  pasa  un  período  listante  largo. 

£1  23  de  junio  se  embarcó  un  injeniero  segundo  i  el  4  de  julio  ua 
injeniero  primero.  Desde  esta  época  comienza  la  vida  regular  de  la 
máquina;  porque  los  injeniéros  mencionados  son  mui  competentes. 
Empezaron  por  desarmar  todo,  limpiarlo  i  arreglarlo. 

Se  hizo  una  nueva  prueba  al  ancla  que  dio  un  mal  resaltada,  por- 
que se  encontraban  mal  colocadas  algunas  piezas  (que  después  de  la 
anterior  prueba  hablan  quitado  para  componerlas  i  vuelto  a  colocar:) 
porque  había  mucho  escape  de  vapor  por  las  bálvulas  de  seguridad  i 
algunas  infiltraciones  de  los  calderos  que  habisn  sido  desatendidos 
por  la  confianza  que  los  anteriores  injeniéros  les  hablan  inspirado  de 
su  buen  estado  i  han  encontrado  que  necesitaban  ser  calanteados  i 
ponérseles  algunos  parches. 

EemediíKlos  los  defectos  que  se  dejan  dichos,  el  12  de  agosto  se 


I 


/ 


—  198  — 

probó  al  ancla  i  dio  el  mejor  resaltado,  por  lo  qne  se  determmo  salif 
a  la  mar,  lo  que  yerlfiqué  el  22,  quedándome  fuera  cuarenta  i  tres 
horas;  durante  este  tiempo  la  máquina  trabaj6  bajo  diversas  circuns- 
tancias, pues  el  Tiento  sopló  recio  del  Norte  i  hubo  mar  bastante 
gruesa.  La  prueba  fué,  pues,  decisiva.  En  el  diario  se  encuentra  la 
siguiente  respecto  de  esíb; 

''Miércoles  22  de  agosto.  Se  salió  a  1»  mar  para  probar  la  máqui- 
na, dio  buenos  resultados.'' 

Como  verá  Ud.  en  el  parte  que  paso  a  la  Comandancia  en  Jefe  de 
la  Escuadra,  la  prueba  aunque  ha  dado  a  conocer  que  la  máquin» 
está  bien  armada  i  trabaja  con  regularidad,  no  ha  dado  el  resmtado 
que  se  esperaba  i  ha  puesto  en  evidei^oia  su  poca  fuerza,  pues  con  25 
libras  de  vapor,  20  pulgadas  de  vacio  en  los  condensadores  i  75  re- 
voluciones por  minuto  en  buenas  circunstancias,  el  buque  no  ha  an- 
dado mas  de  siete  a  siete  i  media  millas  por  hora,  lo  que  es  nn  andar 
mui  inferior  para  un  buque  de  guerra.  Posible  seria  darle  mas  presión» 
pero  el  estado  de  las  calderas  no  lo  permite  por  ahora,  pero  aunque  se 
le  diera,  creo  que  no  aumentaría  su  andar  en  mucho.        « 

La  máquina  no  construida  especialmente  para  el  buque,  sino  arre- 
glada de  piezas  de  otras  máquinas  de  diferentes  fuerzas,  (según  opi- 
nión de  los  injenieros)  i  armada  en  un,  espacio  mui  reducido,  no  ha 
debido  nunca  dar  mejores  resultados.  Por  la  confusión  de  Su  arma- 
mento i  aglomeración  de  fuerzas  en  tan  reducido  espacio,  seria  impo- 
sible hacer  en  ella  alteraciones,  que  cambiaran  sus  condiciones. 

Construido  el  buque,  en  unas  circunstancias  escepcionales  i  para 
navegar  en  ríos  mas  bien  que  en  alta  mar,  se  le  dio  mui  poco  puntal 
i  la  mayor  manga  posible  i  la  fuerza  correspondiente  para  que  pudie- 
se llevar  cañones  de  grueso  calibre;  esta  es  la  razón  de  la  poca  estabi- 
lidad en  mar  gruesa  i  lo  que  hace  incómoda  su  marcha  en  estas  cir- 
cunstancias, como  así  mismo  de  su  poca  capacidad  para  llevar  el 
combustible  suficiente,  para  hacer  una  navegación  de  altura  i  demás 
de  siete  dias,  lo  que  es  una  gran  desventaja  para  un  buque  de  guerra. 

En  el  curso  de  esta  relación  h  digo  a  Ud.  que  en  las  composturas 
i  arreglos  practicados  en  el  buque,  este  ha  quedado  casi  nuevo,  pero 
esto  debe  entenderse  de  la  línea  de  flotación  arriba,  pues  aunque» 
estuvo  en  el  dique,  no  se  han  reconocido  sus  fondos  de  una  manera 
escrupulosa.  Se  le  sacaron  algunas  planchas  del  forro  de  cobre  i  se 
encontró  ser  mui  demasiado  delgado,  i  por  consiguiente  de  poca  du- 
ra. No  se  sabe,  pues,  a  punto  fijo  el  estado  de  sus  fondos,  smo  en  lo 
que  se  ha  visto  en  los  forros  interiores  que  se  han  encontrado  en  mui 
buen  estado. 

Con  lo  espuesto  creo  haber  satisfecho  sus  deseos  i  dádole  en  todas 
sus  partes  los  datos  que  me  pide  en  su  estimada;  mui  difuso  he  sido 
en  mi  relación  pero  he  creido  deberlo  hacer  a^  para  su  mejor  inteli- 
jencia. 

£n  mis  partes^a  la  Comandancia  Jeneral,  i  fi  la  Comandaneia  en 


—  199  — 

* 

Jefe  de  la  Esouadra»  en  la  primera  i  segunda  praeba,  doi  mi  opinión 
sobre  las  cualidades  marineras  del  buque.  Creo,  pues,  escusado  re- 
producirlas aquí,  desde  que  le  mando  copia  autorisada  de  ellas,  me. 
falta  solo  hacerle  su  descripción  para  qae  Ud.  aprecie  en  todas  sus 
partes  sus  cualidades  i  defectos. 

El  buque  es  construido  todo  de  roble;  sus  forros  esteríores  son  de 
tablones  do  cuatro  pulgadas,  las  cuadernas  de  siete  i  media  pulgadas 
i  los  forros  interiores  de  tres  i  media,  lo  que  le  da  un  espesor  de 
quince  pulgadas.  Está  perfiBCtamente  amarrado,  las  cuadernas  uni- 
das i  a  una  distancia  de  tres  a  tres  i  media  pulsadas,  amarradas  con 
cimbras  diagonales  de  fierro  bajo  el  forro  interior.  Los  baos  son  de 
pino  de  ocho  pulgadas  en  cuadro,  sus  cabezas  están  aseguradas  ama- 
rrando al  mismo  tiempo  el  buque^  por  tres  ourbas  de  roble,  dos  hoñ- 
Eontales  i  una  perpendicular,  lo  que  lo  da  una  fuerza  i  solidez  ci^mo 

el  mejor  buque  de  guerra.* 

m 

Tiene  de  eslora 50,20 

De  manga 7,70 

De  puntal 8,60 

Mide 22Í  toneladas  métricas. 

Su  aparejo  es  de  goleta  i  en  las  alteraciones  efectuadas  en  su  ar- 
mamento ha  quedado  perfectamente  bien. 

Concluyo,  pues,  ésta  deseando  haya  en  ella  todo  lo  que  desea  agre- 
gándole que  es  la  verdadera  espresion  de  la  verdad;  puede  qtie  me 
equivoque  en  algunas  apreciaciones,  pero  en  ésta  no  entra  la  vo- 
luntad. 

Aprovecho  esta  ocasión  para  saludarlo  i  ofreoerme  de  tJd. 

S.  A.  S.  8. 

Martin  Aguato. 

NotA.— Kn  el  arqueo  total  del  buque,  dado  por  las  dimensiones  que 
se  apuntan,  se  ha  deducido  del  40  por  ciento,  que  es  lo  que  se  hace  siem- 
pre para  vapores,  por  la  capacidad  que  toma  la  máquina. 

Vale. 


VI. 

DOCUMXNTOB  A  QITX  SE  REFIBKB  LA  HXMOBIA  ANTSBIOB. 

Vcdjpcaraüo,  febrero  24  dó  1867, 

En  cumplimiento  de  la  orden  verbal  de  Ud.^  los  injenieros  que 
suscriben  pasamos  a  informar  del  estado  de  la  máquina  del  buque, 


«  200  — 

despoaa  de  Ui  21  liaras  qua  haesfafedo  en  moTÍaúento  i  en  Ub  ooaleí 
ben^oa  notado  lo  eiguiante: 

Que  dicha  miquiaa  h&  tvalMijado  dé  nn  modo  irregular  a  oonse* 
cuaacia  qae  sus  juntunis  i  piezas  moribles  no  se  encuentran  en  per- 
fecto estado  de  arreglo,  siendo  necesario  znoTerlas^  coa  k)  cual,  so- 
mos  de  opinión,  que  esta  máquina  es  bastante  fuerte  i  eapat  de  kacer 
andar  al  biHjue  mas  de  nueve  millas  por  hora. 

Los  calderos  se  encuentran  en  buen  estado,  tienen  la  buena  coalí- 
dad  de  hacev  Yapar  en  eorto  tiempo  i  consumir  poco  combustible. 

Efectuadas  estas  reparaciones,  que  a  juicio  de  los  iojenieros  son 
indispensables»  esta  máquina  quedará  entrámente  apta,  para  que  d 
buque  desempeñe  con  toda  confianza  cualquiera  comisión. 

És  cuanto  tenemos  que  informar  a  Ud. 

Dios  guarde  a  Ud. 

Manuel    Altamirano,   Injeniero  l.o — (JwLumifo  BjtowK, 
Injeniero  l.o  — Guillemo  Mouat,  Injeniero  2. o 


Vcdparaiso,  ago^o  23  de  1867- 

Los  que  suscriben  en  cumplimiento  de  la  orden  de  US.  tenemos 
el  honor  de  informar  a  US.  sobre  et  resultado  de  la  prueba  dje  la 
máquina  de  este  buque  durante  las  48  horas  que  ha  estada  en  mo- 
vioiiento. 

1.*  £1  estado  de  la»  calderas  es  inmejorable,  produciendo  bastante 
vapor  con  el  consumo  de  1^  toneladas  de  carbón  por  cada  24  horas. 

2.0  La  máquina  ha  heebo  de  55  a  75  revoluciones  por  minuto  sien* 
do  su  vaoio  de  25  pulgadas  con  una  presión  de  18  a  25  libras  de  va- 
por. 

Dicha,  máquina  se  encuentra  en  buen  estado,  con  solo  que  falta 
perfeocionaralgunos  ajustes  de  varias  piezas  eomo  son,  los  rozamien- 
tos de  bronces,  loe  cojinetes  del  eje,  etc.  ete.  . 

También  somos  do  opinión  que  deben  mudarse  l^s  tubos-  de  las 
bombas  de  la  bodega  para  impedir  la  introducción  de  carbón  u  otras 
sustancias  en  los  condensadores. 

Los  manómetros  de  las  caldecaa  se  encuentran  en  mal  estado  i  es 
de*necesidad  reemplazarlos. 

Es  cuanto  tenemos  que  decir  a  US. — (Firmado). —  Warren  Etom, 
— Manuel  AUamirano. — GiUermo  Brown. — Ricardo  Oten, — Secre- 
taría de  la  C<KnaDdaaoia  Jeneral  de  Marina. — Yaipamso,  agos* 
to  24  de  1867. 

J^aoopiacon&isie.-— S.  Campillo. 


—  201  — 

Vaiparai90y  a^otéo  24  c2f  186 
Señor  Mmutro: 

£1  Comandante  en  Jefe  de  k  Esonadra  de  la  Repúblioa  con  focha 
de  ayer»  lae  comaniea  lo  que  copio: 

£1  Comandante  del  Yapcnr  ÑubU  de  regreso  de  bu  viaje  de  prueba, 
me  dice  lo  que  sigue: 

'*Tengo  el  honor  de  poner  en  conocimiento  de  ÜS.  haber  fondeado 
eo  este  puerto  hd  a  las  10  h.  50  m.  A.  M.,  de  donde  salí  el  21  a  lad 
4  h.  45  m.  P.  M.y  con  el  objeto  de  hacer  la  prueba  de  la  máquina  del 
buque,  para  lo  cual  llevaba  a  mi  bordo  una  comisión  especial  de  in-* 
jenieros. 

* 'Franco  de  puntas,  después  de  arranchado  el  buque  i  tomadas  las 
precuacioncs  del  caso,  con  una  ventolina  del  sur,  de  mui  poca  fuerza, 
con  25  libras  de  presión,  20  pulgadas  de  vacio  en  los  condensadores, 
i  65  revoluciones  por  minuto  hice  rumbo  al  S.  O. 

''Se  comenzó  a  dar  mas  presión  a  fin  de  conocer  la  fuerza  de  la 
máquina  i  ver  lo  que  el  buque  eorreria;  pero  habiáido  sobrevenido 
la  noche,  la  comisión  fo6  de  opinión  do  no  apurar  la  máquina  hasta 
la  venida  del  dia,  para  ver  con  seguridad  como  trabajaba,  sus  cuali- 
dades, defectos,  i  apreciar  debidamente  to^as  sus  condiciones;  en  esta 
virtud  se  mantuvo  con  18  a  20  libras  de  presión,  de  15  a  20  pulgadas 
de  vacio  i  de  45  a  50  revoluciones  por  minuto,  lo  que  daba  al  buque 
Tma  carrera  de  5  a  5^  millas  por  hora. 

En  estos  términos  se  navegó  bástalas  3  h.  A.  M.,  que  me  puse 
de  la  vuelta  del  S.  E.  hora  en  que  comenzó  a  soplar  una  brisa  del 
norte,  la  que  refrescó  i  levantó  una  fuerte  mar,  que  fatigaba  mucho 
al  buque,  por  lo  que  fué  preciso  largar  las  velas  de  cuchilla  para  darle 
mas  estabilidad,  para  que  pudiera  defenderse  de  la  mar. 

"A  las  11  h.  A.  M.  del  dia  22  calmo  el  viento  i  bajó  la  mar, 
se  aferraron  las  velas,  i  se  dio  toda  la  fuerza  a  la  máquina,  resultando 
una  presión  de  26  libras,  23  pulgadas  de  vacio:  74.  revoluciones  por 
mÍButo  i  una  marcha  de  7.5  millas.  Con  miles  de  eventualidades  en 
la  máquina  se  repitió  esta  prueba  dapdo  siempre  el  mismo  resultado; 
BÍo  embargo,  el  injeniero  I.**  del  buque  es  de  opinión  que  puede  an- 
dar mas,  porque  la  máquina  adolece  aun  de  algunos  defectos  de 
armamento)  i  falta  do  algunas  piezas  que  se  hallan  en  mal  estado,  i 
CDja  reparación  es  indispensable,  tanto  para  el  mejor  trabajo  como 
para  la  mayor  veloeidad  del  buque. 

"El  informe  de  la  comisión  que  tongo  el  honor  de  adjuntar,  dará  a 
US.  un  exacto  conocimiento  de  la  prueba  efectuada,  i  por  ella  podrá 
US.  forBiarse  el  juicio  ezaeto  de  lo  que  prometo  el  boque. 

"El  resukado|de*eBta  prueba  no  na  cbdo  el  que  se  esfteraba,  i  no 
concuerda  con  el  que  se  obtuvo  en  la  otra  que  so  hiio  anleñormento, 

26 


—  202  — 

los  moÜTOS  de  esta  diferencia  no  se  cuales  puedan  ser,  siendo  así 
que  anteñonncnte  la  máquina  trabajo  con  mas  imperfección,  i  mas 
inoonyenientes,  a  parte  do  que  solamente  se  di6  en  aquella  prueba  20 
libras  de  presión,  con  las  cuales  corrió  el  buque  hasta  ocho  i  media 
millas  por  hora. 

^'Oon  respecto  a  la  parte  marina  no  se  ha  podido  hacer  mucho,  por 
razón  de  haber  habido  calma,  i  cuando  tuvimos  brisa,  no  se  pudo 
aprovechar  para  hacer  algunas  maniobras  por  la  mucha  mar  que  se 
levanto,  i  solo  pudimos  mantener  las  velas  que  eran  necesarias  para  dar 
la  estabilidad  que  necesitaba  el  buque.  Sin  embargo,  he  observado 
en  esta  parte  las  mjsmas  buenas  cualidades  que  noté  en  mi  primera 
prueba,  i  que  tuve  el  honor  do  poner  entonces  en  conocimiento  del 
señor  Comandante  Jeneral  de  Marina." 

Lo  trascribo  a  US.  para  su  conocimiento  con  inclusión  de  una  oomá 
del  informe  de  la  comisión  nombrada  para  presenciar  k  prueba  del 
mencionado  buque  de  que  se  hace  referencia. 
Dios  guarde  a  US. 

J.  Ramón  Lnu. 

Al  leñor  Ministra  de  Marina. 


VII. 


CARTA  REOIBNTE  DEL  CAPITÁN  WlLLSON  LOBRE  LAS  ACUSACIONES  QUE  SE 
LE  HAN  DIRIJIDO  POR  INPIDBLIDAI)  EN  LA  COMPRA  DE  BÜQÜBS  I  ESPE- 
CIALMENTE DBE  VAPOR  ^Toncas"  i  mi  contestación. 

ValjparoMO,  octubre  2  de  1861. 

Señor  don  Benjamín  Vicuña  Maokenna,  Santiago. 

Muí  señor  mió: 

A  consecuencia  del  golpe  que  sufrí  he  tenido  quepermanecer  en 
ésta  para  atender  a  la  curación  de  mi  brazo.  En  el  Hotel  Aubrj  he 
sabido  que  Ud.  está  escribiendo  un  libro  sobre  su  misión  a  los  Estados- 
Unidos  en  el  que  mo  hace  cargos  por  la  compra  de  los  buques.  Tengo 
la  esperanza  de  que  no  será  así,  porque  no  puedo  creer  que  sea  Ud. 
tan  injusto  conmigo  pues  lo  que  hice  fué  lo  único  posible,  i  Ud.  lo 
sabe  bien.  Mis  cartas  a  Ud.  manifiestan  bien  claramente  que  no  quise 
comprar  buques  viejos  i  los  únicos  que  se  adquirieron  lo  fueron  con 
su  consentimiento  porque,  según  Ud.  me  dijo,  el  gobierno  necesitaba 
buques  de  todas  maneras  i  que  lo  tánico  que  debíamos  hacer  era  esoojer 
lo  mejor  entre  los  que  se  encontrasen,  i  esto  fué  lo  que  hicimos. 

Mr.  Meiggsi  me  dice  que  por  lo  que  Ud.  me  censura  mas  fuerte* 


« 


—  2(í3  - 

mente  es  por  la  compra  del  Ftmetu;  pero  Ud.  olvida  que  el  príneipai 
objeto  de  la  adquisición  do  ese  buque  fué  para  enviar  en  él  oanones. 
Olvida  ademas  que  yo  obligué  a  los  dueños  a  gastar  40,000  pesos  en 
BU  re&ccion  i  que  su  oasd^  es  todo  nuevo  i  sólido.  Si  algunos  de  sus 
baoa  estaban  podridos,  yo  no  pude  verlos  porque  no  era  posible  sacar 
la  cubierta  desde  que  l/d.  me  apuraba  tanto  para  despacharlo. 

Loque  vo  hice  por  Ud.,  señor  Mackenna,  lo  hice  honradamente 
según  mis  facultades,  i  por  el  bien  del  pais,  sin  abandonar  a  Ud.  un 
solo  momento  desde  e^  principio  hasta  el  fin  de  sus  trabajos.  Me  hallo 
mas  pobre  que  cuando  me  dinjí  a  Estados-Unidos  i  puedo  asegurar  a 
Ud.  que  jamas  gané  en  esos  negocios  un  solo  centavo  de  una  manera 
ilegal.  Nadie  debia  saber  mejor  esto  que  Ud.,  pues  jamas  hubo  un 
centavo  en  dinero  de  qué  disponer. 

Por  otra  parte, .  insisto  en  que  el  Poneos,  a  pesar  de  cuanto  se  ha 
dicho,  es  el  mejor  buque  de  la  armada  chilena  i  en  cualquier  encuentro 
seria  capaz  de  tomar  a  cualquiera  de  los  otros  que  componen  aquella. 
Su  ma(]^uinaria  no  necesitaba  la  mas  leve  alteración  a  su  llegada  a 
Valparaíso;  pero  se  les  ocurrió  desarmarlo  a  los  injenieros  del  Gobierno 
i  lo  echaron  a  perder,  por  cuva  razón  no  ha  podido  funcionar  bien 
después.  Cuando  tome  el  mando  de  este  buque  al  llegar  a  Valparaíso 
andaba  nuevo  millas  por  hora  con  toda  facilidad  i  nunca  he  visto  una 
máquina  que  trabajase  en  mejor  orden.  Si  otros  lo  han  echado  a  per- 
der después  ¿qué  culpa  tengo  yo  de  esto? 

Por  todo  esto  nunca  creeré,  hasta  verlo,  que  Ud.  me  acuse  porque 
Ud.  sabe  demasiado  bien  lo  que  hice  i  las  circunstancias  en  que  lo 
hice  i  debe  recordar  ademas  que  yo  siempre  insistí  en  regresar  a 
Chile  abandonando  todos  los  negocios  que  Ud.  me  encomenao  como 
puedo  probarlo  con  cartas  de  Ud.  que  conservo  en  mi  poder.  ' 

Con  este  motivo  tengo,  etc. 

'  (Firmado).— ir.  E.  WilUon. 


(Conteitacion). 

Señor  don  W.  H.  Willson. 

Santiago,  octubre  5  de  1867. 
Mi  querido  capitán: 

Cuando  recibí  su  estimable  del  2  del  presente  me  encontraba  aco- 
metido de  uno  de  esos  fuertes  ataques  biliosos  que  Ud.  presenció  en 
Naeva-Tork.  Solo  hoi  me  han  permitido  los  médicos  leer  mi  corres- 
pondencia; pero  aun  así  no  puedo  escribirle^de  mi  letra  ni  en  inglés. 
No  podré  ser  largo  tampoco  por  ese  motivo.'* 

ifo  es  exacto  que  jo  censure  a  Ud.  en  mi  libro,  pues  al  contrario 
le  hago  toda  la  justicia  que  merece  su  patriotismo  i  honradez,  defen- 


—  204  — 

diéodolo  d«  1(13  cftlamnias  quéjente  torpeo  ingrata  han  forjado  ooutr» 
Ud.  raponiendo  que  me  «neañabaen  los  informes  qtiemedsba  sobre 
los  baques  oomipradofl  e&  Estados-Unidos.  Oportunamente  Ud.  Terá 
el  libro  i  se  con^onoerá  de  lo  que  le  digo. 

Lo  unieo  que  dije  a  Mr.  Meiggs  fué  que  los  inermes  de  Üd.  sobre 
el  Poneos  estaban  en  oposición  con  los  del  eomandaEnte  del  buque,  i 
que  éste  aun  dice  que  las  podredumbres  del  buque  estaban  enmaoillar- 
das  (plaitered  oser),  lo  quo  es  bastante  cbocante  en  yista  ée  que  la 
reparaeion  del  buque  se  hizo  personalmente  por  Ud.  i  se  gastaron  en 
ellas  por  euenta  óe  los  contratistas  mas  de  cuarenta  mil  pesos. 

Mi  libro  estará  publicado  en  quince  ó  veinte  dias  mas  i  entóneos 
Verá  Ud.  todos  los  puntos  de  la  cuestión,  i  si  a  Ud.  lo  parece  útil  pu- 
blicar entonces  algunas  rectificaciones  o  lo  que  crea  conveniente,  ten- 
dré mochó  gusto  en  ofrecerle  mi  pluma  pora  que  las  haga  sin  costo  al- 
guno en  los  diarios  de  esta  capital.  Por  ahora  yo  me  limitaré  a  publicar 
la  caTta  que  contesto,  junto  con  esta  respuesta  en  el  Apéndice  de  mi 
libro  para  que  no  quede  nada^por  esclarecer. 

Deseo  que  Ud.  se  mejore  cuanto  antes.  Yo  espero  estar  en  estado 
de  Salir  a  la  calle  en  tres  o  cuatro  dias  mas  i  entonces  me  pondré  a 
sus  órdenes  para  ouaufto  se  le  of resca  eA  ésta.  Enüre  tanto  le  salada 
su  afectísimo,  etc. 

B.  Tict7Í9i  Mackbnna. 


Concepción  y  26  de  setiembre  de  1866. 

El  Concepción  lia  resultado  ser  mucho  mejor  buque  que  lo  que  jo 
esperaba.  El  capitán  habla  mui  bien  de  él;  es  mui  fuerte  i  está  en 
perfecto  orden  con  su  batería  de  cañones  sus  almacenes  de  pólvora  i 
sus  portalones  i  correderas.  En  una  palabra,  se  encuentra  en  el  mis- 
mo estado  que  cuando  prestaba  servicios  al  gobierno  de  los  Estados- 
Unidos.  Nadie  podrá,  pues,  quejarse  de  él  i  en  realidad  es  mucho 
mejor  buque  que  el  Éenrieíte, 


p 


—  205  — 


DOCUMENTO  S. 

Datos  sobre  el  vapor  "Isabella"  (hol  Conccpoloa.) 

I. 

OOBBBSPONDSNCIA   DXI.  CAPITÁN  WlLLSOK. 

(Extracto.) 
BQltimore,  ahrü  10  de  1866. 

Con  respecto  al  vapor  Isábdla  de  Baltimore,  diré  a  Ud.  que  ayer 
lo  FÍsité;  es  un  gran  vapor  de  hierro,  no  mui  fuerte  pero  cj^ue  parece 
lijero.  • 

Su  precio,  puesto  en  las  costas  del  Pacífico  parece  aceptable  i 
puede  servir  como  trasporte  o  para  crucero  contra  los  trasportes  ene- 
migos, pero  sólo  en  esa  cotia  en  que  es  fácil  obtener  víveres  i  carbón» 
En  otras  mares  no  sería  posible  emplearlo  como  cruoero  porque  es 
vapor  de  ruedas  i  consume  mucho  carbón,  que  no  sería  tan  fácil  obte- 
ner. Como  he  dicho  antes,  podría  prestar  un  gran  servicio  en  U  costil 
del  Pacífico,  donde  se  puede  proveer  de  civrbon  Qon  facilidad,  porque 
es  lijero  i  el  enemigo  no  lo  alcanzaría. 


l^u^^va-Londres,  ajjrü  28  de  1866. 

Si  Üd.  me  necesita  iré  tan  pronto  como  me  dé  aviso:  pero  desearía 
que,  si  piensa  realizar  la  compra  del  IsabeUa,  no  diera  ningrm  paso 
hasta  que  yo  pueda  examinarlo  mas  detenidamente. 


Baltimore,  mayoZ  de  1866. . 

Xo  he  estado  en  el  buque  durante  el  dia,  pero  fui  anoche  i  lo  exa- 
miné detenidamente,  i  por  todo  lo  que  pude  ver  aseguro  a  Ud.  que 
se  encuentra  en  el  mejor  estado.  Los  injenieroa  me  garantizaron  que 
se  conservaría  bien  por  lo  menos  en  tre&  arios  i  tengo  también  el  cer- 
tificado de  los  inspectores  navales  que  es  mui  favorable. 


206  - 

(Telegrama.)  ^3  BSI 

BaUímor€t  mayo  5  de  1866. 

Mi  amigo  {d  Itábdla)  ha  partido  i  esta  ja  lejos,  yo  estaré  en  Noe- 
Va- York  a  media  nociie. 

W.  Santobd.  (1) 

—        / 

Vcdparatso,  agosto  23  de  1866. 

He  recibido  su  favorecida  de  ayer  i  celebro  con  Üd.  la  llegada  del 
Poneos  i  del  habeUa,  Me  Labia  yo  anticipado  a  los  deseos  de  Ud.  pan 
que  fuera  a  bordo  de  eass  buques  inmediatamente  que  llegaron  por- 
que vengo  en  este  momento  de  la  Isabdla,  i  me  comj^azco  en  decirle 
que  todo  ettaba  en  regla  hahiéntiome  también  manifestado  el  capitah 
qve  estaba  satisfecho  del  buque.  Confío  en  que  no  habría  dificoltai 
para  el  arreglo  del  negocio»  pues  el  buque  vale  en  la  actualidad 
20,000 pesos  mas  de  la  suma  que  el  GMerno  debia  pagar  por  él. 


Aseguro  a  Ud.,  señor  Mackenna,  que  veré  llegar  con  placer  el  dia 
en  que  hayamos  entregado  todos  los  buques  porque  cada  vez  lamento 
mas  haber  tomado  parte  en  su  envío  i  el  de  los  caSones.  Siempre 
temí  que  sufriéramos  algunas  dificultades  porque  estaba  convencido 
que  nunca  podríamos  llegar  a  satisfacer  completamente  los  deseos  dd 
este  pueblo. 

^     .       .       .       _ 

Ahora  que  los  buques  i  la  mayor  parte  de  los  cañones  han  llegado 
i  nadie  mejor  qne  Ud.  sabe  con  cuánta  constancia  i  honradez  he  tra- 
bajado en  favor  de  este  pais  a  fin  de  conseguir  buques  i  cañones, 
me  atrevo  a  esperar  que  el  Gobierno  podría  hacer  alguna  manifesta- 
ción de  reconocimiento  por  mis  servicios  aun  cuando  fuera. para cíh 
presar  que  está  satisfecho  de  mi  conducta»  porque  Dios  sabe  que  he 
trabajado  en  la  medida  de  mis  fuerzas  i  qne  me  he  sostenido  con  J 
una  renta  que  no  llenaba  los  gastos  que  me  ha  sido  preciso  haoer. 


Valparaíso,  agosto  28  de  1866. 

El  casco  i  máquinas  del  Isahdla  son  buenos  i  fuertes;  i  el  eapitaa 
Briggs  dice  que  los  calderos  se  encuentran  también  en  buen  estado, 
i  yo  creo  que  pueden  durar  bastante  tiempo  usándolos  con  cuidado. 

(1)  Este  era  el  nombre  supuesto  del  capitán  ^illson  adoptado  por  pre* 
caución.  Yo  usaba  en  mi  correspondencia  con  él  el  de  Sarratea/' 


—  207  — 


n. 


JIOTl  AL  8XÑ0R  AbTA-BuAUAOA  OONSULtInDOLX  80BBX  LA  COMPRA  DIL 

"ISABELLA." 

Meva-Tork,  ábrü  14  de  1866. 
Señor  Encargado  de  Negocios. 

Habiendo  llegado  algnnas  de  las  operaciones  que  me  han  ocnpado 
últimamente  al  ])unto  en  que  es  preciso  tomar  una  resolución  definitiva» 
paso  a  ponerlas  en  conocimiento  de  US. 

He  celebrado  una  compra  condicional  de  un  vapor  de  900  tonela- 
das de  fierro  i  ruedas  de  226  ^piés  de  largo,  26  de  man'ga  i  14  de  pun« 
tal  i  cuyo  andar  es  de  12  a  14  millas. 

Este  vapor  fué  construido  en  Escosia  en  1861  para  el  tráfico  entre 
Glasgow  i  Belfast,  i  por  su  rapidez  se  le  empleó  después  como  corre- 
dor de  bloqueo  entre  Nassau  i  Willmington,  hasta  que  fiíé  capturado 
Sor  los  federales.  Se  le  armo  entonces  en  guerra  i  llevó  pesada  arti- 
eria.  Fué  vendido  después  en  remate  público  i  puesto  en  la  carrera 
do  la  Habana  i  Nueva- York,  pero  no  teniendo  mucha  capacidad  para 
flete  se  han  resuelto  a  venderlo. 

Su  precio  es  de  109,000  pesos  papel  moneda  o  16,557£  mas  o 
menos  puesto  en  Chile  en  los  mismos  términos  que  US.  sabe.  Pero 
de  este  precio  exijcn  una  suma  de  20,000  pesos  por  separado  la  que 
será  jiradaen  una  letra  directa  contra  el  gobierno  de  Chile  para  nego- 
ciarla aquí  de  cuenta  de  los  vendedores.  For  manera  que  algo,  como 
13,000Jt,  serian  a  seis  meses  plazo  sobre  Inglaterra  i  8,507  a  pagarse 
en  Chile  a  diez  o  veinte  dias  de  presentación  de  la  respectiva  letra. 

Todo  ha  quedado  concluido  en  esta  forma,  sujeto  solo  a  la  aproba- 
ción de  US.  1  auna  inspección  del  capitán  W.  quien  debe  dirijirse  al 
puerto  donde  existe  el  buque  el  16  con  ese  objeto. 

Una  vez  obtenidos  estos  dos  requisitos  satíidTactoriamente,  como  lo 
espero,  el  buque  saldría  en  ocho  días  para  su  destino,  tocando  en  Rio, 
pora  donde  llevará  alguna  carga  solo  para  cohonestar  su  viaje. 

El  buque  pertenece  a  ricos  banqueros,  pero  la  persona  que  ha 
hecho  la  negociación  conmigo,  que  es  un  antiguo  capitán  amigo  de 
los  jerentes  de  la  casa  de  Alsop  (con  quien  negociará  la  letra)  i  con- 
/ducirá  él  mismo  el  buque,  lo  que  es  una  garantía  de  buena  fe  i  exac- 
to cumplimiento. 

El  buq^ue,  como  US.  verá,  no  es  de  primer  orden,  i  tiene  el  grave 
inconveniente  de  ser  de  fierro  i  de  ruedas,  pero  desesperados  ya  de 
tentar  de  mil  maneras  la  adquisición  de  esto  jénero  de  elementos,  que 
nadie  quiere  vender  sin()  al  contado,  nos  es  forzoso  aceptar  todo  lo  que 
nos  puede,  ser  útil,  que  tiene  un  precio  racional,  i  sobre  todo,  que  sa 


9 


—  208  — 

tiofl  entrega  bajo  la  responsabilidad  de  sos  dueños  i  con  un  larga 
plazo. 

No  digo  a  US.  el  nombre  del  buque  ni  el  puerto  donde  se  halla 
porque  en  nuestra  situación  presente  tbdo  esoeso  de  precaución  no  es 
inacccsario. 

Dios  guardo  a  ÜS. 

B.  Vicuña  ^Iackcxna. 


m. 


NOTICIAS  DADAS  POR  LA  "Rkp€bLTCA"  DE  SaNTTAGO  DEL  23  DÜ  AQOSTO 
DB  1866,  SOBRE  LA  LLEGADA  DFL  "ISABELLA.*^ 

(TelégramaB.) 

He  hablado  con  loa  que  Tienen  do  abordo  de  la  IsabeUa  i  ellos  con^ 
firman  el  -buen  concepto  que  nos  habíanwM  formado  de  este  buque. 
Aunque  de  fierro,  su  construcción  es  fuerte  i  mui  bien  puede  cargar 
cuatro  cañones  de  a  íiO  i  una  colisa  de  a  G8  o  100.  Antes  ha  lleTada 
dos  bomberos  de  nueve  pulgadas,  dos  cañones  Parrot,  4  de  a  30  ra- 
yados, 4  de  bronco  do  a  18  i  uno  de  a  20  sobre  el  castillo  de  proa. 
Con  mui  cortas  reparaciones  quedará  en  estado  de  servicio, 

Al  Foncas  lo  dejó  en  Lota  i  talvez  esté  luego  en  este  puerto. 


(A  las  6  hs.  P.  M.) 

El  vapor  JsdbéUa  no  ha  podido  ser  visitado  con  prolijidad  por  el 
estado  del  tiempo,  pero  el  oficial  do  la  capitania  del  puerto  que  lo 
recibió,  dice  ser  mui  bonito,  hallarse  listo  para  recibir  artillería  sin 
necesidad  de  hacer  ningún  gasto.  Todo  su  reparto  es  arreglado  para 
buque  de  guerra.  La  cubierta  es  despejada  i  el  costado  muL  raso, 
presentando  por  esta  razón  mui  poco  blanco  a  las  balas. 

Kl  capitán  dice  que  la  Isahellu  llevó  durante  la  guerra  nueve  cauo^ 
rxm,  siendo  dos  de  ellos  de  nueve  pulgadas,  o  sea  de  a  100.  El  capitán 
agrega  que  el  corte  del  casco  del  IsaheUa  es  mui  fino  i  elegante;  que 
la  baradura  que  sufrió  en  Montevideo,  donde  unprático  lo  ech6 
sobre  un  buque  que  habia  perdido  en  el  fondo,  exije  una  corta  repara- 
ción en- el  dique,  que  será  obra  do  dos  o  tres  dias. 

No  ha  llegado  el  IsaMla  ántos  por  babor  j)asado  a  Chiloe,  donde 
permaneció  seis  dias  detenido  por  temporalee. 

Luego  se  va  a  nombrar  la  comisión  para  examinarlo. 


-  200  — 

IV. 

JCIGIO    MBK>  Sil  "IbaBIUa"  DU  LA  MniOBIA   iw  Mabina  bB  1867. 

fl 

\  ElTspor  Concepcimí,  en  un  viaje  qae  hi«o  a  la  colonia  de  Maga- 
llanes, £a  manifestado  qne,  para  lograr  en  él  mejores  condiciones  dé 
andar  I  un  consumo  menor  de  combustíble  necesita  de  algunos  ntté* 
ríos.  La  artillería  de  este  buque  se  compone  de  cuatro  cañones  rayá^ 
dos  de  a  30  del  sistema  Parrot,  i  puede  aumentarse  en  una  cousa 
de  a  60  del  mismo  sistema. 

r.. 

CABTA  DEL  COMANDANTE  DEL  TAPOR  ^^IsaBELLa'^  DON    GaLTARTNO  Bf- 
TSBO   SOBRE    LAS  CONDICIONES  DEL  BUQUE  PE  SU   IfANDO  (1). 

■  *  « 

Señor  don  B.  Ticuna  Mackcnna.  ^        ^ 

TaljparaÍ90,  agosto  27  <U  1866» 
Muí  apreciado  señor :  ,     ,    ; 

Contestando  su  estimable  fecha  19  del  actual,  diré  «  Ud.  con  k 
franqueza  que  me  pide,  lo  siguiente: 

(I)  El  señor  RiTero  por  un  escrúpulo  que  le  honra  contestó  mi  carta  cir- 
cular, varías  veces  citada,  solicitando  la  autorización  necesaria  para  darme 
los  datos  que  le  i)fíd}a,  i  habiéndole  enviado  aquella  orden,  me  remitid  la 
carta  (jne  se  publica  en  el  testo.  Su  primera  carta  í  ladrden  que  ella  mo- 
tivó dicen  asi: 

Señor  don  B.  Vicuña  Mackcnna. 

Valparaíso,  agosto  21  de  1867.— Señor  de  todo  mi  aprecio;  He  tenido  el 
gusto  de  recibir  su  estimable  fecha  29  del  actual  i  a  un  de  no  retardar  a 
Ud.  en  sus  trabajos,  me  apresnro  a  contestarle,  rogándole  se  digne  soli- 
citar oficialmente  ios  datos  que  me  pide  respecto  del  vapor  Concepción.  Ac- 
cediendo a  sus  deseos,  como  ahora  me  lo  pide,  tendría  el  asunto  un  canlc- 
ter  nada  conforme  a  las  circunstancias  que  atravesamos;  pues  como  Ud« 
sabe  es  prohibido  dar  tales  noticias.  Vetdnd  es  que  el  Gobierno  ha  ordenado 
el  desarme  del  buque  i  hasta  se  asegura  iioe  será  vendido;  pero  esto  no  es 
lo  bastante  para  dejarlo  en  plena  iibertaJ  pai-a  dar  a  conocer  las  ventilas 
i  desventajas  de  ios  buques  de  la  escuadra. 

Como  presumo  que  el  Supremo  Gobierno  accederá  a  los  deseos  de  Ud., 
nie  ocnpo  de  su  tisbajo  para  espedirme  con  brevedad. 

Aprovecho  esta  ocasión  para  saludar  a  Ud.  etc.— Galvarino  Rivero. 

Ministerio  drMarii^á. 

Santiago,  agosto  23  de  1867.— Don  Benjamín  V.  Mackenna  ne'^esita  cono- 
cer dertos  datos  sobre  los  buques  Arauco^  Áncud^  Concepción  i  Nuble.  Puede 
US.  espresar  a  los  comandantes  de  los  buques  mencionados,  que  no  hai 
inconveniente  para  proporcionar  al  señor  Vicuña  Mackenna  los  datos  que 
tenga  a  bien  pedirles.— Dios  guarde  a  U$.->F£D£RXC0  Errázqriz.— Al 
comandante  jeneral  de  marina, 

2T 


I 


~  210  — 

Hi  opinión  respecto  del  yapor  Concepción  antes  ImbeUa,  no  es 
favorable  para  armarlo  en  guerra,  tanto  por  sa  casco  de  fierro  cuanto 
porqpe  es  a  ruedfis  i  su  aparejo  débil  i  peque&o  piara  haoer  yiajetf  a  k 
vela. 

-Sos  oondiciones  40  son  tampoco)  mui  halagüeñas  desde  que  a  pesar 
4^  Qu, lindo  corte  i  poder  de  máquina  suai^darno  pasado  siete  nilbili 
cofk  yieoito  i:  mar  en  contra  i  de  nueve  en  las  circunstancias  mas  (aVo- 
nobles;  pero  entiendo  que  tales  resultados  se  obtienen  por  tener,  aña 
ealdarp^  en .  mal  estado,  a  causa  dé  tener  ya  como  seis  años  de  serví* 
cío.  Por  consiguiente,  remediado  este  mal,  oreo  que  el  buque  volve* 
ría  a  tener  su  primitivo  andar  que  según  esposicion  de  muchas  perso- 
nas nunca  bajo  de  13  a  14  millas. 

Los  servicios  que  ha  prestado  hasta  ahora  han  sido  bien  pocos  por- 
ue  no  ha  habido  comisiones..  Hixo  un  viaje. a  Magallanes  trasportan- 
(ó  vivares  i  cojionos  i  la  navegación  fué  contrariada  no  solo  por  los 
tiempos  que  ésperimentamos,  sino  también,  por  la  poca  pericia  del 
injeniero  que  armó  la  máquina  i  la  mala  cantidad  .á¿í  combustible, 
pues  a  pesar  de  su  consumo  de  mas  de  1  i  1^2  toneladas  a  ia  hora  el 
Buque  no  andaba  -mas  de  7  milías.  Hoi  está  carenado  con  mas  cuidado 
i  en  el  viaje  de  prueba  que  últimamente  se  hizo,  anduvo  hasta  9  mi- 
Ueuií  si  Se  tiene  en  oonsidcrabion'  lo  sucio  de  siis  fondos,  pues  hace 
como  nueve  meses  que  no  se  limpian  i  betianán,  nadie  puede  dudar  áá 
que  8U  marcha  será  de  dos  millas  mas  a  lo  menos. 
.<  Hai.neeesidad'de  reparar  las  ornillás^de  los  calderos  constntyeiiáo 
«n  aparato  de  ladrillos  para  consumir  el  humo,  pues  es  sabido  ^oe 
nuestro  carbón  demanda  calderos  especiales  paia  alcanzar  las  ventajas 
del  carbón  ingles. 

Las' reparaciones  que  se  le  han  hecho  importan  la  suma  de  19,000 
pesos  i  ellas  han  si4o  demandadas  por  la  bacada  que  tuvo  en  Monte- 
video cuando  lo  encaminaban  a  este  puerto  i  demás  obras  necesarias 
para  su  armaiüento  en  guerra. 

Concluiré  la  presente  asegurando  fiUd.  que  el  vapor  Concepaum, 
teniendo  sus  calderos  en  buen  estado  i  sus  fondos  limpios,  podria  ser- 
vir oomo  buque  aviso  o  como  trasporte,  pues  logrando  su  primitiva 
marcha,  kio  tendría  d  gobierno  un  buque  mas  aparente  para  esos  ob- 
jetos, pero  debo  advertii.*  que  siendo  la, comisión  lejana,  no  llenarla  eL 
obj.eto,  pocque  sus  carboneras  no  pueden  contener  mas  oombostible 
que  para  siete  dias  a.toda  fuerza. 

'  Con  lo  que  dejo  dicho  creo  haber  dado  a  Ud.  una  idea  de  las  venta- 
ja» i  desventajas  del  vapor  Concepción, 

Con  esta  ocasión  tiene  el  honor  de  saludar,  etc. 


G-ALVAKiKt)  Rmñto. 


fr 


DOCUMENTO  T. 

,  I 

ttá;to«  sobr^  el  vapor  *'Né-Sbaw'N6clc,"  hol  '^Arauoo.'' 

■    ■  -I.-        ■      ■  .  ' 

CORaSSPONDBNdlA  DBll  ÓAHtAN  WILL80Ñ. 

* 

(B8traét08.y 

« 

BaUimore,  mayo  3  de  1867. 

Si  Ud.  piensa  comprar  algún  buque  i  puede  disponer  de  algún  di- 
nero, le  aconsejo  que  haga  idguna  propuesta  por  el  Ne^Shaw^Nock, 
pueSi  no  es  posible  encontrar  enparU  alguna  otro  mejor,  (1) 


r 

V<Ap(Xrai»9,  úgifOé  12  de  18^i 


He  sentido  oir  hablar  tan  mal  del  Ne^Shaw^Nbék^  este  buque  puede 
hacerse  mui  eficaz,  i  los  que  dicen  que  no  es  fuerte  ni  bien  ootastrtu-*    ^ 
do  no iaben  lo  que  en  im  buque,  la  nü  recomendé  trubcá  su  «4* 

3i^a'tíomo  la  dé  ün  buque  de  guerra,  pero  era  do  lo  ^ejor  que  pO« 
tianifos  encontrar. 


*  A  •  f 


Valparauo,  agosto  14  de  1866. 

He  recibido  sus  dos  tclé^amas  i  celebro  ver  por  el  último  qua 
80  principiaba,  a  reconocer  ^  vordiidero  mérito  del  Ne-Shaw^ock, 
Este  es  un  buque  bueno  i  fuerte;  con  poco  costo  puede  quedar  en 

(1)  ta  ne{^ociacion  del  Nt-Shaxo-^ock  no  fué  iniciada  sin  embargo  por  ^l 
capitán'  Wílhon:  Desde  mediados  de  abril  me  lo  había  propuesto  Sfr.  JVmn 
Melggs,  que.sirvid  4e  intermediaria  en  este  ne^^odOi  «éguá  resultada  la 
lesquaia  sig^úen^. 

.  Bvoolky,n,  abril  11  ds  1866. 

Querido  amifro  : 
Estuve  en  casa  de  Ud.  para  aaber  si  se  había  hecho  algo  én  ^-miiÉlto 
«del  Né'$hniD'>lMí.  81  no  se  ha  CDnae^nido  nada,:eitoi  dispuesto  axiliAener 
a  Ud.  el  buque,  pero  el  precio   será  bastante  subido  pa^  ha^  H^íila 
270,000  pesos,  aunque  creo  que  bajarían  hasta  '2é0,000  pcaosv  • 

Na  pcMÍré  salir  boi  de  casa  pot*  lo  que  estimaría  a  Ca.  sé.  dhtlera  átti- 
^inne  algunas  Iímis  a  mi  escritorio. 

Peí  Ud.  etc-^üahí  ilTi^^. 


—  212  — 

mugaíñco  estado  i  capas  de  lleyar  una  batería  mucho  mejor  que  el 
VanderhiU. 

En  el  momento  acabo  de  oir  qne  no  era  el  que  esperaban  sus  piusanos 
¿acaso  ignoraban  que  no  era  posible  encontrar  un  solo  buque  pro- 
piamente de  guerra  i  que  nunca  hemos  dicho  que  los  que  se  consi- 
guieron fueran  verdaderos  buques  de  guerra  sino  que  podrían  usarse 
o  adaptarse  como  tales? 

Siento  profundamento  haber  tomado  alguna  parte  en  el  envió  de 
cañones  i  buques,  porque  todo  esto  ha  tenido  el  resultado  que  jo 
anuncie  a  Ud.  cuando  le  decía  que  lo  quo  sus  paisanos  querían  eran 
buques  de  guerra  i  que  esto  no  era  posible  conseguirlos. 


Valparaíso  y  agotío  14  de  1866. 

Acabo  de  saber  de  buen  orQen  que  la  comisión  que  examino  el 
Ne'ShaW'Nock  no  bajó  a  los  fondos  del  buque  i  por  consiguiente  no 
ha  podido  apreciar  su  verdadera  fuerza  formando  su  opinión  solo  por 
)o  qne  vi6  en  el  entrepuente  donde  no  se  necesita  la  mayoi*  solides. 
Yo  mantengo  mi  primera  opinión  de  que  es  un  buque  fuerte  como 
pocos  de  los  que  so  habrán  construido  en  los  Estados-Unidos  para 
.(uqués  mercantes  i  que  se  puede  en  pocos  dio»  i  a  poco  costo  arre- 
glarlo para  recibir  una  batería  de  calibre. 

Ji^»  maderas  i  ligazones  de  este  buque  son  de  buen  roble  blanco  i 
los  Ijogs  i  cubiertas  del  mejor  pino  amarillo  que  dura  eternamente. 
La  jebte  ésta  aquí  disgusUida  porque  no  es  un  verdadero  buque  dLs 
guerra,  cosa  que  era  imposible  conseguir.  El  capitán  Pierson,  ins- 
pector del  Llojd,  ha  visto  el  buque  i  me  ha  asegurado  que  era  el 
vapor  americano  mejor  i  mas  fuerte  que  habia  visto  en  su  vida. 


Valparaíso,  (^osto  16  de  1866. 

Solo  en  este  momento  recibo  las  tres  apreciables  de  Ud.  dd  18, 

14  i  15,  de  9UJ0  contenido  me  he  impuesto  detenidamente. 

'  jUite  todo, sírvase  aoeptar  mis  sentimientos  de  sincera  gratitud 

por  la  defensa  que  ha  hecho  de  mí  en  la  prensa,  porque  solo  Ud. 

sabe  cuanto  he  trabajado  en  los  Estados^Unidos  para  poder  prestar 

,  algún  aervioio  a  nuestro  querido  Chile. 

■'  "Ayer  fui  a  bordo  del  Ne-Shaw^Nóck  a  ver  a  Costa  i  le  di  varios 

'  dalos  acerca  del'buque,  dejándole  bastante  convencido  de  su  buena 

ea^lidad.  Él  creo  que  en  poco  tleinpo  i  con  poco  costo  podra  habilitarlo 

para  recibir  veinte  cañones.   Hoi  volvoré  a  verle  con  el  objeto  Í0 

cumplir  oon  el  «ücargo  que  Ud.  me  hace  en  su  última. 


—  213  —    ^ 

El  comandante  Williams  i  machos  oficiales  manifiestan  mala  d¡8- 
posiciou  en  contra  mia  por  haber  reoomendado  a  Ud.  los  baques  lo 
que  no  hace  muí  agradable  mi  situación,  fuera  deque  el  Gobierno  no 
me  proporciona  lo  que  necesito  para  sostener  a  mi  familia.  Sin  em- 
bargo^ como  lo  he  repetido  a  Ud.  en  muchas  ocasiones,  ki  so  m^  creo 
útil  en  algo,  estol  dispuesto  a  trabajar  en  lo  que  me  sea  posible,  i  si 
algún  día  vuelve  la  escuadra  española,  será  uno  de  los  primaros  en 
preseptarme  a  ofrecer  mis  servicios.  No  retrocederé  nunca  cuando 
se  jae  necesite,  pues,  como  he  dicho  a  Ud.  no  es  la  ambición  de  di« 
ñero  la  que  puede  guiarme  sino  la  de  conquistar  algún  nombre  L 
crédito  para  mi  familia  i  pira  mis  hijos  que  concluirán  sus  dias  en 
este  país. 


Valparaíso,  agosto  17  de  1866. 

Este  afiunto  ha  sido  una  ruina  para  mí  porque  he  gastado  mucho 
maa  do  lo  que  he  recibido,  i  confío  en  que  cuando  el  Gobierno  so 
baja  satisfecho  de  mi  honradez  i  de  lo  que  he  trabajado,  no  se  olyi- 
dará  de  que  he  sufrido  bastantes  pérdida.s,  como  Ud.  bien  lo  sabe. 
Pero  de  cualquiera  manera  que  sea;  ya  se  me  abone  sueldo  o  nó, 
siempre  estaré  pronto  a  servir,  i  seria  para  mí  mui  satisfactorio  reci- 
bir alguna  manifestación  del  Gobierno  en  que  se  reconocieran  mis 
servicios  porque  a  la  verdad  mi  conciencia  me  dice  que  no  me  faltan 
títulos  para  recibirla. 


Agosto  19  de  1866. 

Ayer,  después  del  viaje  do  prueba,  envié  a  Ud.  un  telegrama 
diciéndole  que  todo  habla  marchado  bien;  procuraré  ahora  hacer  a 
Ud.  una  breve  dlscripcion  de  la  prueba. 

Ayer  a  las  11  A.  M,  fui  a  ver  al  señor  Intendente  i  le  participo 
que  todo  estaba  listo  para  el  reconocimiento  proyectado;  me  dirijí 
en  seguida  a  bordo  con  el  comandante  a  las  1 1 .  20  A.  M.  e  hizé  con 
mi  mano  el  pabellón  de  Chile  que  representa  a  nuestra  querida  patria 
i  protejo  nuestros  hogares.  A  las  12  .  40  llegó  el  bote  del  Intendente 
con  el  Ministro  Pinto,  los  comandantes  Seüoret,  Cabieses,  Rivero  i 
machas  otras  personas.  To  tomo  en  seguida  el  mando  del  buque 
para  la  prueba.  El  comandante  Lynch  con  los  señores  Costa,  Cabie- 
ses, Bynon  i  Kivero  atendían  a  examinar  la  corredora  i  la  distancia 
que  el  buque  corría,  mientras  que  dos  de  los  mejores  injenieros  del 
Gobierno  se  encontraban  en  el  departamento  de  la  máquina.  La 
prueba  duró  como  por  espacio  de  tres  horas  en  cuyo  tiempo  hizo  el 
buque  distintas  evoluciones;  teníamos  un  fuerte  viento  en  contra  i  el 
buque  tenia  tan  poca  carga  que  la  hélice  quedaba  fuera  del  agua  lo 


—  214  — 

qae  naturalmente  disminuía  considerablemente  su  rapidez,  pero  ape- 
Bar  de  todo  esto  los  oficiales  de  marina  dieron  testimonio  de  que  el  bu- 
que andaba  treco  nudo3  i  medio,  manifestándose  altamente  satisfe- 
chos i  complacidos  con  esa  carrera. 

Sin  embargo,  el  capitán  i  los  injenierosdel  J^e-Shaw-Noek  sostuvie- 
ron que  la  velocidad  del  buque  Iiabia  sido  en  eso  momento  de  14} 
nudos,  i  a  la  verdad  que  así  lo  creo  yo,  a  juzgar  por  la  distancia  re- 
corrida. No  pretendo  hacer  cuestión  sobre  el  particular,  pero  sí,  me 
permitiré  asegurar  a  Ud.  que  al  darle  mis  informes  acerca  de  los 
Duques  mas  bien  he  disminuido  su  valor.  Dicen  ahora  que  ni  un 
buque  mercante  podrá  hacerse  ÜíqX  J^e- Shaw-Xock^  mucho  .menos  de- 
jarlo apto  para  el  combate;  pues  bien  yo  declaro  que  puedo  i  me  com- 
prometo a  ponerle  tres  palos  con  poco  trabajo  i  gasto  i  que  en  cuanto 
a  artillería  puede  soportar  una  batería  de  calibre  como  que  fue  cons- 
truido para  ser  armado  de  esta  manera. 


Valparaíso t  ajosCo  2S  de  1866. 

Los  trabajos  del  ^e'Shair-jyock  adelantan  rápidamente  i  en  poco 
tiempo  mas  oirá  Ud. 'hablar  de  mui  distinta  manera  de  este  hermoso 
buque.  El  Poncas  podrá  cargar  ocho  grandes  cañones  i  una  colisa 
de  calibre  a  popa. 

En  conclusión,  señor  Mackenna,  por  última  vez  me  permito  ase- 
gurar a  Ud.  que  los  buques  que  Ud.  ha  enviado  son  todavía  mejores 
de  lo  que  yo  dije  en  mis  informes;  todos  ellos  podrán  prestar,  si 
alguna  vez  vuelve  la  escuadra  española,  servicios  mui  importantes  i 
yo  tendría  una  verdadera  satisfacción  en  demostrarlo  así  práctica- 
mente. 


Valparaíso,  agosto  30  cíe  1866, 

Por  lo  que  a  mi  toca,  sírvaso  Ud.  a(*eptar,  mi  estimado  amigo,  los 
sentimientos  de  mi  profunda  gratitud  por  la  benevolencia  con  que 
siempre  ha  atendido  mis  asuntos,  i  mientras  merezca  su  confianza  i 
amistad  me  consideraré  recompensado  de  todos  mis  trabajos,  rogando 
a  Dios  que  dé  siempre  a  Chile  hombres  como  Ud. 

Acabo  de  recibir  la  carta  del  señor  Ministro  Pinto  que  es  mas 
satisfactorio  para  mí  que  todo  lo  que  hubiera  podido  pagárseme.  No 
olvidaré  nunca  la  bondad  de  Ud.  i  la  gratitud  que  le  debp  por  esta 
manifestación. 

Hoi  estuve  a  bordo  del  I^^e-Shaio-XocJct  cuyo  trabajo  marcha 
rápidamente,  pues  el  comandante  Costa  entiende  la  obra. —  Permíta- 
me Ud.,  señor  Mackenna,  decirle  otra  vez,  que  apcsar  de  cuanto  se  ha 


—  215  — 

liablado  contra  este  bnque,  mi  oplnioa  es  qae  será  el  mejor  baque  de 
la  escuadra  i  que  podrá  prestar  servicios  mas  efectivos  que  la  misma 
Esmeralda,  pues  con  otro  palo  mas  puede  navegar  a  la  vela,  i  si  aho- 
ra estuviera  en  la  costa  del  Brasil,  causaría  mas  daños  al  comercio 
español  que  el  que  estos  hicieron  en  el  Pacífico. 


Agosto  31  de  1866. 

Mañana  partiré  para  Concepción  i  dirijo  a  Ud.  estas  líneas  para 
comunicar  que  todo  ha  terminado  satisfactoriamente.  Ayer  fui  a  bordo 
del  ForAaa  i  del  Isabella  con  el  señor  Lira  i  los  comandantes  Cabieses 
i  Rivero  i  después  de  mostrarles  los  dos  buques,  volvieron  a  tierra 
convencidos  de  que  ambos  eran  mui  buenos  i  mui  baratos. 


n. 

DESPAGIIO    AL  SEÑOR  AsTA-BuBUAOA  DÁNDOLE  CUENTA  DE  LA  NSOOGIA- 

CION  DEL  "Ne-ShaW-NocIe." 

Nueva^Fork,  mayo  18  de  1866. 
Señor  Encargado  de  Negocios: 

Tengo  la  satisfacción  de  poner  en  conocimiento  de  US.  que  al  fin 
la  negociación  sobre  el  vapor  que  US.  conoce  ha  sido  definitivamente 
cerrada  hoi,  después  de  mes  i  medio  de  esfuerzos  i  de  combinaciones, 
dirijidas  a  «allanar  las  dificultades  que  nacian  de  la  carencia  de 
dinero. 

No  necesito  hablar  a  US.  de  las  cualidades  de  este  buque,  pues 
US.  las  conoce,  i  me  bastará  recordarle  que  es  mucho  mas  grande  i 
mas  rápido  que  el  Meteoro,  aunque  no  ha  sido  hecho  espresamente 

Sara  objetos  de  guerra  como  éste.  Su  único  defecto  es  ser  demasiado 
ermoso,  pues  sus  suntuosas  cámaras  aumentan  su  precio  de  una  ma- 
nera improductiva  para  Dosotros,  puesto  que  parte  de  ellas  ha  de 
quitarse  para  convertirlo  en  un  buque  de  guerra  rigoroso.  Sin  em- 
bargo, calculando  el  costo  actual  del  buque  (300,000  pesos)  i  cere^  de 
100,000  pesos  que  deben  gastarse  hasta  colocarlo  en  nuestras  playas, 
me  parece  que  hacemos  esta  adquisición  en  los  mismos  módicos  tér- 
minos que  han  sido  hecho  los  anteriores,  por  la  suma  de  75,000  £ 
que  es  todo  lo  que  tiene  que  pagar  el  G-obiemo  de  Chile  en  letras 
a  60  diassobfe  Londres.  US.  sabe  que  al  contado  pedian  aquí  275,000 
pesos  i  han  rehusado  270,000  pesos.  Un  respetable  comerciante  ami- 
go nuestro  i  que  US.  conoce  (Mr.  M)  ha  conseguido  el  dinero  nece- 


—  216  — 

Bario  pira,  hacer  el  adelante  en  efectivo,  que  ha  sido  la  oondieion 
sine  qua  non  de  esta  negociación  desde  que  se  inició,  i  a  este  efecto 
incluyo  a  US.  nn  jiro  especial  por  20,000  £  que  van  a  servir  d& 
garantía  para  el  subministro  de  ese  dinero;  estas  letras  irán  por  el 
vapor  del  lunes  (si  US.  las  devuelve  con  tiempo)  i  las  pagará  el  go- 
bierno a  diez  dias  vistas  en  la  forma  espresada. 

El  otro  jbro  por  las  55,000  £,  restantes  lo  enviaré  a  US.  en  uno 
o  dos  dias  mas,  previniendo  a  US.  que  este  jiro  se  hará  a  la  viste, 
porque  los  dueños  del  vapor,  que  son  varios,  se  proponen  enviar  un 
ájente  en  el  mismo  vapor,  para  recojer  las  letras  sobre  Londres,  en 
cambio  de  las  que  lleva,  i  es  precisamente  la  entrega  de  esas  leti^is 
la  que  constituirá  la  venta  i  el  traspaso  del  buque,  pues  asi  lo  exijen 
los  dueños  i  ademas  es  una  precaución  demasiado  justa  de  su  parte 
i  de  la  nuestra.  Jirando  las  iibransas  a  la  vista  fcomo  ellos  lo  exi- 
jen) se  hace  mas  rápido  el  negocio  en  Chile,  pues  de  otra  suerte  de- 
tendrian  tantos  dias  el  vapor  como  tardasen  en  entregarle  las  letras 
sobre  Londres.  US.  sabe  que  es  una  obra  de  milagro  reducirá  estas 
jentes  a  aceptar  uu  negocio  simplemente  al  crédito. 

En  cuanto  a  los  detalles  del  buque,  US.  no  los  necesita,  pero  serán 
enviados  mui  prolijos  al  gobierno  por  el  vapor  del  21.  Apesar  de  la 
reputación  del  buque  i  de  los  informes  repetidos  del  capitán  Willson» 
yo  mismo  me  aventuré  a  visitarlo  esta  mañana  mui  temprano,  pues 
está  en  un  sitio  apartado,  i  aseguro  a  US.  que  {lunque  yo  no  sea 
juez  en  la  materia,  creo  que  no  hai  un  buque  semejante  en  el  pais,  i 
me  pareció  en  todo  concepto  superior  al  Meteoro,  escepto  en  su  apara- 
to para  navegar  a  la  vela,  que  era  lo  que  constituía  la  especialidad  de 
aquel. 

Inmediatamente  se  ha  pocedido  a  tomar  las  medidas  para  alistarlo 
i  se  cree  que  en  diez  dias  saldrá  para  su  destino.  Yo  dudo  se  haga 
con  esta  rapidez,  pero  no  desconfió  de  que  los  dueños  se  retracten  del 
negocio,  como  en  tantos  otros  casos,  desde  que  son  comerciantes  de 
resjpetabiUdad. 

Sírvase,  pues,  US.  devolverme  inmediatamente  las  letraei' ¡nclosas 
con  su  firma  i  sello  que  yo  les  pondré  el  respectivo  endoso. 

El  otro  excelente  buque  que  US.  sabe  i  cuya  negociación  está  pen- 
diente desde  hace  muchos  dias,  creo  al  fin  que  se  conseguirá  en  los 
mismos  términos  por  42,500  £.  Es  casi  tan  bueno  como  el  otro, 
pero  ha  servido  cinco  años  mientras  el  primero  solo  tiene  seis  meses 
de  coDstruccion  i  aun  no  está  del   todo  terminado. 

Si  realizamos  esta  compra  i  la  de  dos  vaporcitos  mas  por  uno  do 
los  que  hemos  estado  en  trato  por  12,000  £  i  otro  por  20,000 
£  con  seis  cañones,  creo  que  habremos  hecho  cuanto  hai  de  imajinable, 
pues  en  realidad  ya  no  hai  nada  mas  que  ver  ni  nada  mas  que  com- 
prar. El  número  de  vapores  examinados  hasta  aquí  por  el  capitán 
Willson  pasa  de  150,  i  solo  los  que  menciono  a  US.  son  acep- 
tables. 


—  217  — 

Ayer  tuve  una  entrevista  oon  el  contratista  de  la  factura  qae  US. 
sabe  i  parala  que  tengo  tanta  nijencia  de  los  10,000  posos  en  oro 
qae  he  pedido  a  US.  Me  asegura  que  la  .obra  hecha  es  espléndida  i 
que  estará  concluida  el  5  del  entrante.  ^En  ese  dia'  necesita  tener  el 
buque  listo  para  embarcarlos,  i  de  aquí  la  urjencia  ád  dinero. 

Dios  guarde  a  US. 

B.  ViOüÑA  MACkBHNA. 

Escusado  es  decir  que  el  señor  Asta-Buruaga  aprobó  en  todas 
partes  la  transacción  a  que  se  refería  el  negocio  anterior.  Con  fecha 
de  mayo  19  daba  cuenta  de  ello  al  gobierno  en  los  términos 
siguientes. 

"Los  esfuerzos  que  hacemos  aquí  para  obtener  buques  son  hasta 
donde  la  estricta  observancia  de  la  neutralidad  i  la  falta  de  dinero  nos 
lo  permiten.  Hemos  comprado  otro  buque  que  es  talves  mejor  que  el 
malhadado  Meteoro  por  medio  del  señor  Mcíggs  i  que  esperamos 
saldrá  en  diez  o  doce  dias  mas  para  ser  entregado  en  Chile.  Como 
parte  de  la  compra,  que  es  de  75,000  £,  he  j irado  sobre  US.  i  a  fa- 
vor de  don  Benjaroin  Y.  Mackenna  una  libranza  a  10  dias  vista  por 
20,000  £  pagadera  en  letras  sobre  Londres  a  noventa  dias  vista,  can- 
tidad que  servirá  de  garantía  para  el  adelanto  necesario  qué  requieren 
los  arreglos  del  buque. 


m. 

Primes  inpoeme  sobbb  el  vapob  "Ne-Sqaw-Nook.*' 
Señor  Comandante  Jeneral: 

La  comisión  que  suscribe,  en  cumplimiento  de  la  orden  espedida 
por  S.  S.  con  fecha  10  del  corriente,  ha  procedido  a  reconocer  el 
vapor  norte-americano  NeShaw-Nock  i  después  de  un  prolijo  exa- 
men efectuado  en  su  casco,  maquinaria  i  aparejo,  tiene  el  honor  de 
elevar  a  manos  de  S.  S.  el  informe  siguiente: 

El  Ne-Shaw^Nbck  es  un  vapor  do  madera,  forrado  en  metal  ama- 
rillo i  del  porte  de  1,443  toneladas  por  rejistro.  Sus  ligazones,  algu- 
nas de  sus  cintas  i  tablazón  csterior  son  de  roble  i  los  baos,  tranca- 
niles,  curvas,  forro  interior  i  cubiertas  de  pino  empernado  en  fierro. 
Es  un  buque  nuevo,  fuerte  i  mui  apropósito  para  paquete,  objeto  para 
que  ha  sido  construido.  La  maquinaria  también  es  buena,  pero  adolece 
del  defecto  notable  de  tener  un  solo  cilindro  i  de  encontrarse  éste  sobre 
la  línea  de  flotación,  otro  tanto  sucede  con  los  dos  calderos  igualmente 
cilindricos  que  tiene,  los  que  parte  de  ellos  también  se  encuentran 
sobre  la  linea  de  agua.  Su  máquina  está  construida  para  navegar  pu- 

28 


^  218  — 

rameóte  a  vapor,  circunstancia  que  no  permite  levantar  su  mariposa, 
la  que  es  de  cuatro  alas,  teniendo  a  mas  otra  de  respuesto  de  fierro. 

Según  el  espitan,  el  Ne-SIuno-Nbck  anda  basta  16  millas  con  35 
libras  de  vapor  i  consumiendo  40  toneladas  de  combustible,  pero  pa- 
ra que  la  comisión  pueda  garantir  esta  marcba  seria  necesario  pro- 
barla. • 

Habiendo  sido  construido  este  buque  para  conducir  pasajeros,  se  le 
ha  dado  en  consecuencia  la  distribución  interior  conveniente  para 
esto  objeto;  do  consiguiente,  es  imposible  arreglarlo  coa  alguna  ven- 
taja para  el  servicio  de  la  guerra,  puesto  que  se  tendría  que  entrar 
en  alteraciones  de  tal  naturaleza  que  debiiitarian  completamente  la 
solidez  de  su  casco,  aparte  del  injenfce  gasto  que  demandaría  su 
arreglo. 

La  comisión,  en  vista  de  las  razones  que  preceden  es  da  opinion'que 
el  Ne-Shaw-Nock  es  inadecuado  para  buque  de  guerra. — Valparaíso, 
agosto  11  de  1866. — J.  Williams  Rbbollbdo  — Manuel  2.°  Es- 
cala.— J.  Düprat. 


IV. 


Carta  al  señor  Ministro  de  Marina  sobre  el  vapor  '*Ne-Shaw- 
NoGK."  (De  la  *' República"  de  Santiago  del  11  de  agosto  de 
1866.) 

Señor  coronel  don  José  Manuel]  Pinto,  Ministro  de  Guerra  i  Marina. 


Santiago,  ago^o  10  de  de  1866. 


Mi  apreciado  amigo: 


En  contestación  a  su  estimable  de  hoi  en  que  se  sirve  pedirme  datos 
<)obre  las  calidades  del  vapor  Ne-Shaio-Nock,  llegado  ayer  a  Val- 
paraíso i  adquirido  por  mí  para  el  servicio  de  la  República  en  Esta- 
dos-Unidos, creo  llenar  mas  satisfactoriamente  sus  deseos  haciendo  a 
Ud.  una  breve  reseija  de  esta  negociación,  i  refiriéndome' a  las  co- 
municaciones oficiales  quo  durante  su  desarrollo  envié  al  señor  Minis- 
tro de  Relaciones  Esteriores  de  Chile. 

El  Ne-Shaw'I^ock  mo  fué  ofrecido  en  venta  a  principios  de  abril 
por  uno  do  los  armadores  mas  opulentos  de  Nueva  York  (omito  loa 
nombres  propios  por  motivos  de  prudencia),  i  en  el  acto  di  cuenta  de 
esta  iniciativa  al  señor  Covarrúbias^  en  los  siguientes  términos:  (1) 

(1)  Aunque  algunos  de  estos  detalles  han  sido  ya  impresos  en  el  docu- 
mento letra  P.,  por  ser  breve  i  por  consei*var  la  unidad  del  documento  no 
lo  suprimimos. 


—  219  — 

Abril  10. — **Udo  do  los  buques  a  que  me  refiero  me  ha  sido  ofre- 
cido por  el  armador  mas  considei'able  de  Nueva  York,  i  me  asegura 
que  es  capaz  de  andar  16  millas.  Es  enteramente  nuevo,  aunque 
bastante  caro  (probablemente  250  a  300,000  pesos,)  pero  el  negocio 
dependerá  del  reconocimiento  qtie  haga  el  capitán  W  .  .  .  i  de  otros 
informes  prolijos  que  se  tomen." 

Paralizada  la  negociación,  escribia  en  el  siguiente  vapor  como 
fiigue: 

Abril  20. — '*  Durante  una  semana  me  he  lisonjeado  en  la  esperan- 
za de  hacer  una  adquisición  de  un  buque  Samante.  Lo  vendian  a 
crédito,  pero  exijeron  100,000  pesos  ni  contado^  I  éste  ha  sido  el  obs- 
táculo de  la  negociación.  No  tiene  US.  idea  de  la  diferencia  que  hai 
en  este  pais  entre  tener  i  no  tener  dinero.  Como  todo,  todo  se  hace 
esclusivamente  por  este  aliciente,  el  que  lo  posee  es  dueño  hasta  de 
lo  imposible.  El  ?que  carece  de  él,  vive  padeciendo  el  suplicio  de 
Tántalo." 

Al  fin  de  mil  esfuerzos  se  consiguió  que  una  casa  amiga  de  Chile 
adelantase  los  100,000  pesos  que  eran  indispensables.  En  conse- 
cuencia el  20  de  mayo  (40  dias  después  de  iniciada  la  negociación  a 
que  no  se  daba  tregua  ni  de  dia  ni  de  noche)  escribia  al  señor  Co- 
varrúbias  lo  que  sigue: 

"El  buque  es  espléndido.  Fué  construido  con  la  idea  de  hacerlo 
de  guerra  i  venderlo  a  este  gobierno;  pero  como  terminó  «iquella  an- 
tes de  estar  concluido,  se  le  puso  suntuosas  cámaras  (superiores  a  las 
de  los  mejores  buques  del  Pacífico)  i  se  destinó  al  tráfico  entre  este 
puerto  i  de  Nueva  Orleans.  Pero  como  los  negocios  del  Sur  no  ofre- 
cen ahora  perspectivas,  sus  dueños  lo  han  puesto  en  venta  desde  ha- 
ce dos  meses.  Pedían  275,000  pesos  por  él  al  contado;  pero  como  hai 
que  gastar  cerca  de  100,000  pesos  en  ponerle  cobre,  una  propela  de 
repuesto,  carbón,  seguro  de  mar  i  guerra,  tripulación,  etc,  su  valor 
verdadero  aquí  seria  de  375,000  pesos. 

"El  buque  ha  costado  300,000  pesos  i  me  aseguran  que,  según  el 
importe  actual  de  los  trabajos,  no  podria  hacerse  por  400,000  pesos 
(ala  que  habria  que  agregar  100,000  pesos  por  su  conducción  a  Chile). 
Se  afirma  por  todos  que  es  el  buque  de  tomillo  mas  rápido  de  los 
Estados-Unidos,  puesto  que  en  su  viaje  de  ensayo  anduvo  dieziseis 
tnülait  por  hora,  lo' que  es  asombroso.  El  capitán  Willson,  que  ha 
visto  el  diario  del  buque,  dice  que  ha  andado  hasta  14  millas  en 
tiempo  ordinario.  Dicen  tambicil  que  puede  jirar  do  redondo  con 
mucha  rapidez,  lo  que  es  una  gran  ventaja  en  un  combate  para  ha- 
cer servir  sus  dos  baterías.  El  capitán  Willson  afirma  que  en  una 
semana  puede  convertirse  en  un  buque  tan  fuerte  como  una  de  laa 
fragatas  españolas,  con  veinte  cañones  de  mui  grueso  ca^bre  en  sus 
dos  puentes  principales. 

A  propósito  de  esto  último,  me  parece  conveniente  traducir  aquí  el 
informe  que  con  fecha  19  de  mayo  me  pasó  el  capitán  Willson 


—  220  — 

sobre  el  reconocimiento  prolijo  que  hizo  del  buque,  no  en  una,  sino 
en  tres  o  cuatro  ocasiones,  asociándose  con  otras  personas  competen*- 
tes,  (i  entre  éstas  un  eminente  oficial  de  la  marina  de  guerra  de  Es- 
tados-Unidos que  »ento  no  poder  nombrar),  informe  que  orijinal 
existe  en  el  Ministerio  do  Marina. 

Aquel  documento  dice  así: 

Nueva-York,  mayo  19  de  1866. 

He  examinado  ^otIa  tercera  vez  el  tsl^t  Ke-Shaw-Nbck  e  indujo 
a  US.  la  descripción  cientíñca  de  él  que  me  ha  sido  entregada  por  su 
capitán,  la  que  he  encontrado  exacta,  escepto  que  por  el  nuevo  siste- 
ma de  medir  su  capacidad  tiene  1,400  toneladas^  siendo  1,700  por 
el  antiguo.  Creo  también  que  su  andar  puede  estar  algo  exajerado, 
aunque  me  parece  que  no  será  menos  de  11  a  12  nudos  marítimos,  lo 
que  es  mui  rápido  para  un  buque  de  tornillo.  Hace  solo  ocho  meses 
a  que  fué  construido  i  ha  sido  trabajado  con  mucha  solidez  (very 
strong)  i  es  uno  de  los  mejores  vapores  de  comercio  que  he  examina- 
do, i  en  realidad  en  este  sentido  es  perfecto.  Sin  embargo,  con  pe- 
queSas  alteraciones,  que  no  emplearian  mas  de  cinco  dios,  puede 
convertirse  en  un  buen  buque  de  guerra  capaz  de  veinte  gruesos 
cañones  {good  tüiip  of  toar  to  carry  ticenty  hcavy  guns. ) 

"La  máquina  del  Nc-Sharb-Nock  no  fné  dispuesta  para  servir  en 
un  buque  de  guerra,  ni  es  del  todo  aparente  para  ese  servicio.  Pero 
nQ  hai  en  los  Estados-Unidos  un  solo  vapor  que  nosotros  podamos 
adquirir  i  que  tenga  máquina  a  proposito,  ni  tuvo  este  gobierno  otra 
clase  de  vapores  durante  la  guerra.  Ademas,  su  casco  fué  construido 
para  buque  de  guepra  i  como  ésta  termino,  se  la  convirtió  en  buquer 
de  comercio." 

W.  H.  WlLIfiOK. 

La  descripción  pericial  del  buque  i  que  existe  también  orijinal  en 
el  Ministerio  de  Marina,  contiene  los  siguientes  detalles: 

« 

Capacidad  1,700            toneladas. 

Clase  A.  I.                                 / 

Largo  240             pies. 

Manga    '  88                •* 

Puntal  26 

Calado  16 

Tiene  tres  puentes. 

Madera  la  mejor  encina  blanca  del  Delaware.  {The  hest  Ddaioare 
whiteoack.) 


—  221  — 

Háauina  Tortieal  construida  por  Neale  i  Lery'eon  cSindrot  4e  66 
pulgadas.. 

Caldera  del  mejor  fierro  {ckareoci  tren,)  ' 

Yelootdad  cerca  de  16  irados. 

Edad,  construido  el  18  de  octubre  de   1865,  en  Filadelfia. 

Mariposa  de  composición  de  14  pies  de  diámetro. 

Cámara  con  comodidad  para  200  personas. 

Tal  es  el  Ke-Shaw-Nock,  según  resulta  de  su  descripción  perieiaU 
de  los  informes  de  personas  competentes,  leales  e  interesadas  en  el 
seryicio  de  Chile,  informes  completos,  sinceros,  que  dicen  todo,  lo 
favorable  como  lo  adverso,  propios  de  hombres  de  bien  preocupados  do 
la.  honra  do  su  patria  i  do  la  propia  suya. 

£n  vista  de  estos  antecedentes  no  me  corresponde  a  mí  hacer 
comentarios  sobre  los  juicios  que  inedia  hora  después  do  la  llegada 
de  aquel,  ha  hecho  la  prensa  de  Valparaíso. 

S(»o  me  permitiré  decir  a  Ud.  que  de  los  doictento9  aetenfti  % 
i€¡nto$  vapores  que  se  examinaron  en  todos  los  puntos  de  Estados- 
Unidos  desde  Washington  a  Boston,  el  Ne-Shaw*Noch  era  el  níaa. 
sobresaliente  i  uno  de  los  poquísimos  aceptables  por  sus  condiciones, 
su  precio. i  sobre  todo  mi  venta  a  crédito;  que  cuando  este  buque 
salió  de  Filadelfia,  a  principios  de  junio,  la  prensa  toda  délos  Estados* 
Unidos  biso  los  mayores  elpjios  de  sus  cualidades  como  buque 
adaptable  a  la  guerra;  que  estas  cualidades  parecen  haber  sido  con- 
firmadas en  su  viaje;  que  reúne  los  dos  grandes  requisitos  de  toda 
nave  de  guerra  moderna,  celeridad  i  fuerza,  b,\o  que  se  agrega  que 
ea.enteramente  nuevo;  que  fué  comprado  por  menos  de.  txk  precio  de 
codo  (esto  es,  por  375,000  pesos);  i,  por  último,  que  ha  £Ído  puesto 
en  manos  del  gobierno  de  Chile^  corriendo  siie  dueños  el  entero  ries^ 
de  su  pérdida  i  captura»  (1) 

Por  otra  parto,  en  diversas  ocasiones  yo  he  manifestado  al  go- 
bierno de  Chile  con  el  rejistro  naval  de  los  Estados-Unidos  en  la 
mano,  que  al  m6nos  un  80  por  ciento  de  la  marina  de  guerra  de 
aquel  pais,  se  compone  o  de  buques  de  fierro  o  de  ruedas  (como 
pudo  verse  en  Yalparaiso  desde  el  VanderbUt^  la  nave  capitana^ 
abajo);  i  he  probado  así  quo  es  casi  un  milagro  adquirir  buques  de 
madera  i  de  tomillo  en  los  arsenales  particulares,  puesto  que  el 
gobierno  mismo  no  los  tiene. 

Si  se  critica  alguno  de  los  defectos  del  Ne^Shaw-Iíock  (como  lá 
suntuosidad  de  sus  cámaras^;  yo  no  sé  que  podrá  contentar  a  nuestros 
paisanos,  convertidos  por  la  gracia  dé  Pareja  i  Mendos  Nunes  en 
un  inexorable  tribunal  de  almirantazgo  de  tierra  firme.  Porque  tiene 
cámaras  espléndidas  i  dos  estatuetas  al  pié  de  una  escala*  lo  censuran; 
¿qué  dirian  si  no  las  tuviera? 

Un  diario  dice  que  es  pino  blanco;  otro  duplica  su  valor  r  aSad» 

(1)  Olvidó  al  decir  ésto  que  nosotros  corríamos  el  riesgo  por  las  20,006 
libras  esterlinas  anticipadií».  ' 


—  322  — 

por  ft^scücd  lOOmil  peisos mas^  ete.,  «te.  T<»saúéé ea eaeia^  iaim 
la.  culpa  que  tiene  en  esto  la  imprudente  exajeracion,  que  pred¡«pogKr 
los  espíritus  para  lo  estrtuiráinario^  «s  preciso  coofenr  que  siembre 
hai  demasiada  presunción,  sino  malicia,  eniiuestrosiftiiiiaiites*erítióoe^ 
navales.*  '      .  •   i  -:    .•   ■   '    •' 

Tres  buques  ma»  Tienen,  en  «amino  i  iodos  han  servido  env  crédito' 
len  la  guerra  de  Estaiod^^Unidos,  peleando  ea  Twnte  oombaAei^  Al 
Iñ^Shaíp^odp míe  tícnnsLyoT  bbt. nuevo  i  no  babor  rcotUdo  el  £bégo. 
Aloe  oíros  se  les  acusará  ae  haber  pasado  i  tener  las  señaies^  de  suS' 
batallas.'  Antes  el  clamor  era  porque  no  llegaban;  hoi  penque- 
JlegaroBv. 

^.Qué  hacer,  amigo  mío,  para  contentar  a  todos?  Yo  no  encnentio' 
^aa4}ueim  remedio,  i  aunque  parezca  una  puerilidad,  se  io  voi  a 
-apuataof,  a  saber:  echar  a  piqué  todos  nuostros  actuales  bo^es  i  e&-» 
-cargar  nna  escuadra  al  cielo,  puesto  que  ésta,  que  se  ha  sacado  da 
líos  ñafiemos  mismos  de  nuestros  enemigos  o  de  «us  adietoe,  no  «placa 
kkiebré'nai^aldeiaépdoa,  deifde  que  cada  buque  no  viene  «risad<>  dd 
.ewoiies/  blindado  hasta  las  giwvias  i  scbro  todo  de  balde. 
.  -  Neio  ifue  me  wpwUi  del  objeto  de  mí  oontestaebn  i  rogando  m 
fli.esdBeia  precipitación  de  esta  respuesta  uijenite,  rae  smeariboHi 
itíottíúmoi  iomgo. 

B^jamui  y.  MAOKinniA.    . 

V.  .  . 


t  •> 


fltrstjifó  »M  Sáktiaok¿  i  Talpáraiso  eok  motivo  díd  ta^b  "Na- 
'  SHAif-Mocit. 

0 

"'   '  ÍOé  la  ReptÚMcA  dül   15  de  agosto  de  1866.) 

,    ,.      CnaSTION  ''NB-SHAW-NOCK.'* 

,    JUani^íi^  a  todos  los  marinos  chüenos  cíe  tierrc^  firme, 
fieSor  don  Miguel  Luis  Amunátegui. 

JShifUi^§Ot  agosto  14  efe  1867. 


jaSODgDt ' 

.     •  •       • 

Con  motivo  de  los  estraotos  de  mi  cocreapeadencta  oficial. '<|ue  ha 
.tBoaungado-;  a  liaoer  la  EqmUwa  i  de  laé^iaousícoes  que  se  hají  sus- 
^t^do  sobre  el  vapor  NeShatc-Nock,  te  prometí  ayer  una  nota  en 
vque  dejarla  correr  libremente  la  pluma  al  impulso  ae  mis  impresio- 


^ 


—  223  — 

ves,  de  uá^  argumentos,  talvez  de  mía  jusU»  agriirvioB.  Hoi  ofumpld^ 
esta  prome6&. 

Habría  sido  sin  duda  mas  cuerdo,  üiaa  noble  i  mas  patiiátko  gwa* 
dar  un  absoluto  silencio  sobre  estas  cuestiones  de  guerra,  puea  ai  el 
«nemigo  no  está  a  la  vista  do  nuestras  playas,  desplegue  todavía  bus 
TektB  a  nuestra  espalda,  amenazándoDos  con  una  nueva  i  formidable 
campaña,  Pero  las  chispas  de  las  pifiones  ha  incendiado  nueitrooafi»* 
pamento,  i  los  soldados  de  la  prensa,  perdida  la  magnánima  dkeiplina 
de  la  primera  hora,  se  entregan  a  una  cruel  algazara  de  'censura  i  d^ 
difiín^adLon  en  que  todo  párese  olvidarse;  el  peligro,  el  insulto  M 
vendado  todavía,  la  suerte  precaria  de  la  patria. 

^as,  al  mismo  tiempo  coqfiesoque  una  vez  roto  el  velo  de  los  min- 
terioa,  es  ]!»rcciso  no  quedarse  en  una  publicidad  a  mediaS',  maa 
dañosa  entonces  al  pais  que  la  divulgación  misma  por  entero,  poester 
que  por  lo  común  se  oculta  el  bien  en  la  sombra  ■  cuando  kfs  pasiones 
solas  se  hacen  oir  derramando  sns  tinieblas  en  los  espíritus. 

Pido,  pues,  con  mi  buen  derecho  de  hombre  de  í^nqueza,  de-ver* 
dad  i  patriotismo,  una  absoluta  publixúdad  sobre  estos  graves  asuntos,' 
i  comienzo  por  dar  qI  ejemplo  saliendo  yo  mtsmo  a  la  palestra  do  la; 
prensa  como  simple  escritor  público,  deseoso  de  llamar  '  a  cuentas  ti 
mia  antiguos  colegas  i  pronto  a  rendírselas,  cviando*  a  «u  *ves  óotf 
buena  fe  i  buena criansia  me  las  pidan.  '*      ') 

Podría,  es  cierto,  ampararme  oon  el  honroso  testimonio  de  apno^ 
bacion  que  por  mi  conducta  me  ha  ofrecido  esporntáne^monte  ol  QO'^  ' 
bierno  de  mi  patria,  i  dar  por  única  respuesta  a  mis  censores  ese^ 
documento.  Pero  no  obraré  de  esa  suerte.  Si  mi 'Silencio  a  mí  solo  kft« 
biera  de  beneficiarme,  siendo  dañoso  a  mi  pais,  por  esa  razón  dota 
lo  rompería.  Mas  como  después  de  todo  lo  que  se  ha  dicho  oreo  tbaa 
útil  el  provocar  una  discusión  leal  i  razonada,   asumo  mi  puesto  dé' 
voluntario  en  campaña  i  entro  en  materia  respecto  del  Ne-^Shaíé*^ 
Nock. — Con  relaciona  las  demás  operaciones  ya  les  irá  llegando  su 
turno  a  las  unas  en  pos  de  las  otras,  a  medida  que  los  buques  adqui- 
ridos por  mí  en  Estados-Unidos  vayan  echando  sus  anclaü}  en  Yal-^ 
paraíso. 

El  vapor  Kn'SThaw'-Kock  es,  en  mi  concepto  leal,  profundo  i  do-^ 
^interesado,  d  primer  hxique  que  tiene  la  RepiMica  i  el  primeto  tán/f- 
bien  que  (esceptuando  los  que  han  sido« construidos  ettpresantente  fíuta, 
la  guerra)  mrea  hói  las  aguas  del  Pacifico.  No  importa  oeiiatra  Ofirto 
la  condenación  de  la  prensa.  No  apaga  tampoco  en  lo  mas  mínimo  la 
fuerza  de  estu  convicción  el  informe  parcialmente  adverso  de  las.co^ 
niisiones  ya  nombradas  o  de  las  que  se  nombraren  en  adelante'.  Hai 
lieehos  indestructibles,  i  mientras  ellos  existan  subsistirán  tembien  las 
convicciones  que  ellos  enjendran. 

Sí  tal  no  fuera  mi  profunda  convicción,  yo. me  asilariia'en  los  fíierctt 
de  una  defensa  lejítima  echando  sobre  las  circunstaaicias,  sobre  el  '"áfíh 
hiernot  de  quien  dependía  i  que  ha  aprobado  mi  conducta, •  sobre  los 


—  224  — 

periim  i  fiav/eroi.qae  me  aervimn  dooonfiejo»  U  rcsponsablliclacl  cierU 
o  forjada  de  lo  que  ocurre.  Pero,  al  contrario,  jo  asumo  toda  esa 
itBponsabiUdad  sobre  mi  mismo,  i  es  a  virtud  de  .ella  ^ue  salgo  ala 

prensa. 

Las  ciVcufwfancúu' son  a  veocs  el  todo  para  los  hombres,  i  es  en 

vista  de  ellas  que  el  Qobiemo  i  el  país  han  declarado  que  cumplí  coa 
mi  deber  eomo  chileno  i  como  funcionario.  la  ese  propósito  me  bas- 
laria  decir  que  el  Ne^Shaw-Nock  i  todos  los  demás  buques  se  com- 
praron cuando  el  pais  pedia  casi  de  rodillas  que  le  enviaran  del  es- 
kaujero  «na  UxUa  en  que  pelear;  i cuando  el  patriota  Ministro  de 


do  no  habia  en  ninguno  de  los  arsenales  del  mundo  un  sdo  buque prth 
yiamente  de  guerra  que  comprar;  cuando  no  se  babia  mandado  por 
un  pais,  ahora  tan  rico  de  censuras,  un  solo  centavo  para  hacer  esss 
adquisiciones;  cuando  falsos  amigos,  aliados  secretos  del  enemigo 
común,  abrian  a  nuestra  desesperación  una  sola  puerta,  i  era  ésta 
Ifb  de  la  cárcel:  cuando  por  único  estímulo  al  alma  hecha  pedazos  del 
patriota*  llegaba  la  difamación  constante  de  los  que  habían  sido 
illiugos  i  en  m  ausencia  estaban  convertidos  en  implacables  fiscales,  i 
cuando  sobre  todo  esto  se  alzaba  por  todos  los  horizontes  la  humareda 
Has  llamas  del  incendio  de  nuestros  lares,  dejando  caer  en  el  fondo 
del  carazoa  la  pabeza  de  sus  cenizas! — No  digo  del  Ne-Shait-Nock; 
no  digo  loa  otros  buques;  no  digo  las  diez  o  doce  baterías  de  cañones 
Parrot  que  vienen,  en  camino  para  nuestras  naves  o  nuestros  fuertes 
i  que  se  fundieron  a  mi  vista  para  Chile;  una  libra  de  plomo,  la  boja 
de  un  cuchillo  de  abordaje,  una  talla  en  que  ¡nlearj  habríamos  com- 
pilado i  habríamos  cumplido  nuestro  deber,  nuestras  instrucciones,  i ; 
nuestras  órdenes  perentorias  en  tales  circunstancias. 

JSsto  por  cuanto  a  las  circunstancias  que  todo  lo  justifican. 
Oin  relación  a  los  informes  de  peritos  ocupados  en  el  servicio  de 
Q^íle,  i  que  bastarían  también  a  servirme  de  escudo,  conócelos  peí 
público  i  los  ha  conocido  desde  el  primer  dia  el  Oobicrno  que  basan* 
cioanado  mis  actos.  I  se  cree  por  esto  que  yo  voi  a  decir  ahora.  '*  Yo 
no. respondo  de  la  verdad,  déla  buena  fé  de  esos  consejos,  me  lavo 
las  manos  de  toda  culpa  i  salgan  a  responder  por  mí  loa  que  me 
ongaSaroBl"  No  mil  veces.   Nunca  fui  cobarde  ni  necesité,  como  ba 
dicho  un  diario  de   Yalparaiso,  cartas  de  inmunidad  para  llevar 
alta  mi  frente.  Mi  ¡nmuíiudad  es  mi  conciencia  i  no  ur  p^pel  de 
gobierno  por  honroso   que  éste  sea,  i  por  esto,  en   nombre  de  esa 
conciencia,  yo  declaro    que  los  consejos  profesionales   del  capitán 
W.  H.  Wiílson  fueron  siempre  leales,  honrados,  sinceros  i  desin- 
teresados, que  por  tales  los  tuve  i  los  seguí,  por  tales  los  tengo  i  los 
sostengo. 
El  capitán  Willson  tenia  una  brillante  posición  en  Chile.  Era 


I 


~  S25  — 

eApitaxi  «n  la  (íueft  da  vapOfes  de!  Pdclfioo  con  un  crecido  smldiif 
tenia  esposa,  hijos,  propiedades  en  es¿i  patria  que  llamaba  siijá» 
Desde  el  prímer  momento  qne  estaild  la  gne^ra  so  poso  de  parte  del 
pais  i  aun  comprometió  su  buque  (el  So»  CárUm)  por  sertirnos.  Fui 
en  ségaida  a  Nuevas  York  enviado  por  naos  otuuitos  patriotas  pam 
comprar  el  corsario  ÁJtacaTna  i  mandarlo.  Pero  llevó  cdns&go  solo 
20,CK)0  pesos*  Bnma  casi  ridicula,  i  no  padiendo  nsarla,  la  depositó  In- 
tacta en  la  casada  Alsop,  ponténdome  por  testigo  del  depósito^  naétaatie 
íntegra  la  devolvió  a  sus  dueños.  Quiso  volverse  desdo  el  prímer  aia> 
desde  el  primer  desengaño,  pero  por  mis  ruegos,  solo  por  mis  rsegos^ 
consintió  en  quedarse  para  ayodanne.  'llodos  los  dias  quería  Veaíirse  i 
sa  correspondencia  muestra  siempre  ana  impaciencia  febríi  porqoo  ia 
dejase  volver  a  Chile.  Pero  por  mis  ruegos  i  una  remuneración  Homi» 
nal  que  no  era  la  mitad  del  sueldo  que  tenia  en  el  Paoíáco,  coasenw 
tta  en  prolongar  sus  útiles  servicios  basta  que  llegamos  juntos.  Bu 
doscientos  casos  me  informó  con  sinceridad,  casi  con  indignación'  de 
la  mala  calidad  de  los  buques  que  se  ofreoian,  de  las  maniobras  s»* 
érelas  de  sus  duefi  38^  de  los  deicttetUai,  mismos  que  se  le  ofrecían  1  qmi 
rechasaba  con  un  constante  i  ahivo  desprecio.  Be  cerca  de  trescientos 
buques  qne  constaban  de  esta  inspección  solo  cuatro  me  aconsejó  com«> 

Srar.  Para  habilitar  uno  solo  de  ellos  (el  PancoM)  estuvo  nn  mes  vivien«> 
o  sobre  la  nieve  en  un  galpón  de  madera  que  mas  tarde  vi  )a  orSlas  dé 
nn  rio  desierto.  Podia  yo  desconfiar  de  tal  hombre?  pnedo  consentir 
en  que  se  le  aease  ahora?  puedo  abandonarlo  porque  es  estranjero  4 
las  iras  de  la  calumnia?  Oh!  Que  nunca  se  anide  en  mi  alma  temor 
tan  cobaHe,  i  parta  yo  eon  el  compañero  i  el  amigo  la  misma  suerte 
qne  una  ingratitud  prevista  i  mil  veces  de  antemano  disentida  nos  t»- 
nia  ya  preparada! 

Esto  en  cuanto  a  la  responsabilidad.  .... 

Por  lo  que  llevamos  dicho  podrá  echarse  de  ver  ^ae  la  Aiqnifteion 
del  Ne-'ShauhNock  está  completamente  justificada  por  las  circunstan^ 
cias  en  que  se  hizo,  por  las  ordenes  que  se  recibieron,  por  las  pi^eoott- 
eiones  de  prudencia  qne  se  adoptaron^  Bsto  bastaria'  a  mi  tranquilidad 
de  buen  servidor  del  pftis  i  a  mi  aprobación  por  ei  pais  mismo.  Péib 
la  cuestión  no  es  esa.  No  trato  yo  de  unadefbnsa,  de  una  vindicación. 
Es  nn  reto  que  hago  a  la  preocupación.'  Ni  se  me  ocurre  verme  aen-* 
sado.  Se  trata  de  convencer  al  pais,  al  G-obiemo,  a  los  escritores^  qne 
al  menos  estos  últimos  están  bajo  eV  influjo  de  nná  preooopacfion  que 
los  ciega  i  los  lanza  de  un  error  en  pos  de  otro  error.  La  publioaeion 
de  los  fragmentos  de  mi  correspondencia  oficial  que  hace  la  BepMúM 
realizará  en  parte  este  propósito  de  convicción  i  de  esclarecimiento. 
Pero  esta  carta  ha  de  obtenerla  sin  remedio.  ¿Quieren  eonvtenoerse 
los  chilenos  de  cuan  estraña  i  absorda  es  la  manía  de  crítioos  que  los 
aqueja?  Hoi  el  Ne-Shauhlíock  es  una  cáaóara  dé  nu$2S^  un  bu(J[tié  rí« 
dículo,  una  indecencia.  Pues  bien.  Hágase  llegar  un  éspresó  de  Men- 
dosa diciendo  que  los  buques  españoles,  con  la  Tétuan  por  capitanái 

29 


—  226  — 

>rieiMii  en  e«mno  a  doblar  el  Cabo,  i  entóikoes,  por  via  de  mlgia,  el 
JühJSiauyIfoek,  el  yapor  de  hélioemas  yeloz  qae  existe  hd  día  encl 
Pacifico,  quila  en  mar  alguno,  paaa  ala  categoría  do  una  nare  aalva- 
^ra,  de  un  prodíjio,  de  un  milagro.  Oh  humanidad!  Cuan  cerca  está 
tnempre  en  tus  arcanos  el  tenue  resplandor  de  la  cuna  i  la  lúa  ds  la 
raaon  cabal! 

I  en  verdad  que  cuando  se  juigue  de  lo  que  hoi  pasa  con  la  calma 
restablecida  en  el  espíritu;  cuando  se  eche  de  ver  que  los  sesudos  chi- 
leños no  son  ja  ni  abogados,  ni  labradores,  ni  mineros,  ni  escritores, 
ni  cronistas  siquiera,  sino  todos  a  la  vez  hombres  de  nuur  i  denauties; 
cuando  so  compare  lo -que  pedíamos  ajer  con  lo  que  rechasamoa  hoi; 
cuando  se  examine  todas  las  «osas  como  ton  i  no  como  guisisramot  ip$ 
fwsmí,  cuando  se  vea  todo  esto  en  plena  lus  habrá  de  reirse  alguien 
de  estos  alborotos,  añ  como  debieran  indignarse  muchos  de  las  caiuaB 
secretas  que  hoi  los  proTOcan. 

I  qué!  decimos,  a  les  que  hoi  alean  el  grito  de  la  condenacioo, 
koi  reprobáis  con  todo  al  enojo  de  vuestras  simas  lo  que  ayer  pedíais 
a  gritos  i  con  las  manos  levantadas  para  aplaudir!  Que!  Hoi  que  se 
es  trae,  a  virtud  de  supremos  esfuerzos  i  se  os  entrega  con  manos 
jenerosas,  sin  mas  participación  de  vuestra  porte  que  la  algazara  per* 
petua  de  vuestra  recriminación,  os  alzáis  para  poner  debajo  de  vuesp 
tros  pies  el  don  ja  maldito  i  al  que  ayer  erijíais  falsos  altares.  ¡Qué! 
Ayer  pedíais  tma  nave,  un  trasporte,  una  lancha  siquiera  i  hoi  que 
ancla  a  vuestra  vista  una  nave  poderosa,  la  miráis  c<m  el  desden  de 
un  huésped  importuno  i  decis  que  habríais  preferido  que  se  sepultase 
en  el  mar  o  pedís  algo  que  es  peor  i  casi  in£B.me,  es  decir,  que  no 
se  arme,  que  no  reciba  el  pabellón  de  la  patria,  que  se  venda  otra 
ves  al  estranjero  la  nave  misma  que  viene  del  esiranjero  a  defende- 
ros  

Santo  Dios !  ¿Dónde  esta  la  raion?  ¿dónde  el  deber?  ;dónde  la  leal- 
tad? jidónde  el  orgullo  de  que  tanto  nos  jactamos  haciéndonos  mode» 
los?  Escuchad  un  instante. 

£1  Perú  fué  agredido  a  tnúoion  como  lo  fuimos  nosotros  ¿i  qué 
hizo  el  Perú  delaiite  de  la  tnucion? — £1  Perú  sacó  del  fondo  del  mar 
una  fragata  sepultada  en  las  arenas,  i  así,  sin  mástiles,  sin  velas, 
oasi  sin  timón,  la  echó  al  mar  i  se  hiio  éíprimer  buqvs  de  su  étem' 

'  £i  Perú  compró  un  vapor  mercante,  sin  mástiles  tunbien,  de  ru^ 
dou  i  áeJierrOf  i  ese  vapor  por  el  que  pagó  mas  de  medio  millón  de 
pesos  le  ha  prestado  inminentes  servicios.  Aludimos  al  Chalaco, 
untes  el  Quito. 

£1  Perú  ordenó  que  uno  de  sus  buques  mas  veloces  i  fuertes  fneoe 
'rebajado,  cubierto  de  ríeles  i  c<Mno  una  batería  flotante  en  la  bahía 
•  d^  Callao,  i  esa  batería  hizo  prodijíiM  contra  el  enemigo  en  el  dia 
del  combate.  Aludimos  al  Loa. 


~22T  ~ 

I  Ba£d  cdii8tir&  que  eeto  te  hiciera,  i  si  habia  alguna  censara,  em 
«olo  porque  se  pedia  que  se  hiciese  mas. 

I  que  ha  hecdio  Chüe? 

Chile  envió  a  construir  dos  corbetas,  i  esas  corbetas  ñieron  em* 
bargadas  en  los  diques  mismos  donde  estaban  a  medio  hacer. 

Chile  envió  a  bascar  por  todo  el  mundo  ocho  buques  como  el 
AlabamOy  i  nadie  encontró  esos  buques  porque  o  no  los  habia  o  [no 
eaástia  su  valor  en  oro. 

Chile  espidió  centenares  de  patentes  de  corso  i  ninguna  nave  se 
amparó  en  ellas. 

Chile  pidió  oro  al  estranjero,  i  el  estranjero  le  volvió  la  espalda. 

Chile  pidió  oro  a  sus  hijos  i  sus  hijos  escondieron  su  oro  aebajo 
de  la  tierra  que  insultaba  el  enemigo. 

I  en  medio  de  todo  esto,  durante  un  ano,  no  se  ha  oído  desde  Ata* 
cama  hasta  Chiloé  sino  un  grito  desaforado  que  pedia  boques,  corsa- 
rios, oro,  vengansa,  i  porque  todo  no  llegaba  de  tropel  i  en  la  hora 
primera,  se  maldecía  al  Gobierno  i  se  le  quería  derribar  con  la-mas 
terrible  de  las  armas :  la  del  desprecio  publico. 

1  bien  pues,  cuando  sin  oro,  sin  estímulos,  sin  esfuerso,  casi  sin' 
derecho  do  obtenerlo  se  ve  venir  lo  que  tanto  se  ansiaba  ¿quó  sucede? 
Se  maldice  otra  vez  i  se  condena  mas  alto  la  consecución  del  mismo 
bien  que  antes  se  imploraba  casi  de  rodillas.  Ayer  blasfemaban  del 
Gobierno  porque  no  habia  comprado,  sin  pararte  en  precio,  d 
Jíontana,  buque  que  es  solo  un  remedo  del  M^e^Skavo'-J^ock  i  bol  lo 
censuran  porqué  por  su  jutío  precio  ha  comprado  el  J>re^Shato-'^ock 
diez  veces  superior  al  Montana,  Dónde  volvemos  a  decir,  ¿esta  la 
lealtad,  la  consecuencia,  la  buena  fe?  "" 

Este  contraste  es  la  única  respuesta  que  damos  a  los  que  han  mal- 
decido la  llegada  a  nuestras  playas  del  primer  buque  (cualesquiera 
que  sean  las  condiciones  de  éste)  que  ha  venido  de  lejos  a  prestar* 
nos  un  ausilio,  o  damos  una  vela  con  que  esplorar  nuestros  mares, 
una  tabla  en  que  poner  el  canon  de  la  venganza. 

Pero  hai  otra  comparación  mas  que  sacar  a  luz  como  una  ense- 
ñanza para  los  que  necesiten  ser  enseñados. 

Vino  sobre  un  gran  país  una  guerra  repentina  i  tremenda.  ¿I  qué 
faiio  ese  país?  No  pidió  un  átomo  de  oro  a  nación  alguna,  i  al  contra* 
rio  puso  el  timbre  del  impuesto  hasta  en  los  átomos  de  su  luz.  De 
esa  manera,  creatido  una  contribución  de  tres  «lil  millones  do  pesos 
zanjaron  los  Estados-Unidos  la  cuestión  financiera.  La  guerra  era 
de  tierra,  i  zanjaron  la  cuestión  de  guerra  abriendo  sepultaras  para 
un  millón  de  sus  hijos.  La  guerra  era  también  de  mar  ¿  i  cómo  la 
sanjaron? 

Ésto  es  lo  que  decimos  que  es  una  gran  enseñanza. 

Buscaron  todas  las  viejas  quillas  que  habia  á  flote;  desenterraron 
todos  los  cañones  enmohecidos;  remendaran  todos  los  velámenes  ro- 
tos; prendieron  todas  las  calderas  que  podrían  enjendrar  un  soplo  de 


-.228  — 

yn^r,  I  en  dos  anos  oreiuroii  una  escuadra  de  setedentos  bn^es, 
de  los  que  al  menos  seiscientos  habian  sido  antes  pobres  embarca*- 
oiones  en  las  costas  o  en  los  rios.  Allí  nadie  pidió  miíagros  i  mtls- 
'Siro9  haraiOB,  apesar  de  que  todos  daban  su  sangre  i  su  ord.  El  pri- 
mer buque  formidable  de  esas  creaciones  portentosas  (el  ISonadnok) 
se  di6  a  la  mar  cuando  ya  babia  sonado  el  ultimo  eañonaxo  de  la 
guerra.  El  segundo  jigante  (el  Dumderberg)  aun  no  está  cbnolaido. 
TTodo  aquel  serTÍcío  prodijioso  de  cuatro  años  se  .biso,  puede  decÍTM 
así,  con  cuatro  tablas  amarradas  a  toda  prisa  i  en  la  que  se  ponía  an 
canon,  i  si  no  babia  canon,  se  ponia  una  caja  llena  de  pólvora  oon 
el  nombre  de  torpedo. 

Pero  Tamos  aun  maa  lejos.  Ese  gran  poder  así  improvisado,  al 
fin  triunf6,  i  después  de  su  victoria  se  ba  proclamado  a  ú  propio  el 
peder  marítimo  mas  fuerte  del  orbe. 

Nosotros  vamos  a  ver  en  qué  conñste  ese  inmenso  poder  i  de  él 
obtendremos  la  enseñansa  que  buscamos. 

Escojamos  un  ejemplo  que  podemos  llamar  casero. 

Los  Estados-Unidos  tienen  on  las  costas  del  Pacífico  la  mejor  da 
éHB  escuadras.  Compónese  Ósta  de  catorce  naves  agrupadas  al  derre- 
dor de  dos  blindados,  de  los  cuales,  sí  el  uno  es  un  problema,  el  otro 
«•  una  quimera,  el  Monaélmock  i  el  Comanehe,  anclado  inmóvil  ea  b 
ría  de  Sun  Francisco. 

Yeamos  la  composición  de  esa  escuadra. 

Tres  pequeños  buques  de  h6lic3*-'^l  ^aCi  de  ocbo  cañones  en 
San  Francisco,  el  Dacdah  de  otros  ooho  en  el  Callao^  el  Tu$eainraát 
dies  en  Yalparaiao. , 

I  los  otros  qué  son! — Fijémonos  bien  en  esto,  tres  vapores  de  tor- 
nillo en  una  escuadra  de  ccttorce  buques  i  los  restantes,  vapores  de 
rueda,  vapores  de  comercio,  vapores  de  máquina  sobre  la  superfide 
del  tfgua,  vapores  de  fierro,  vapores  de  esos  que  una  sola  bala  echa  a 
pique:  a  saber 

£1  Vanderhüt  (la  capitana),  buque  de  ruedas,  que  foé  decomcráo, 
tpie  tiene  su  máquina  no  solo  sobre  la  línea  de  flotación,  sino  enci- 
ma de  la  cubierta,  mas  arriba  de  su  obra  muertay  casi  a  la  altara  de 
sus  mástiles,  i  en  seguida  el  Saguinavo,  el  Saaranac^  el  Powatm^ 
el  ¡chongo,  el  Swanec  i  el  fVateree  todos  los  buques  de  ruedas. 
No  contamos  entre  éstos  el  Fredonia  i  el  Fardlmes  que  son  tras- 
pintes (store^ships)^  ni  la  Syane  i  la  8aint*Mary,  míseros  esquifes 
de  vela. 

I  bien,  pues,  esa  es  la  composición  de  la  gran  marina  ameríeaoa, 
esa  es  la  escuadra  del  Pacífico,  esa  es  la  armada  que  todos  bemoa 
visto  con  nuestros  propios  ojos,  la  misma  que  (sea  dicbo  de  paso) 
tuvo  miedo  a  Méndez  Núñez  i  oedió  su  ancladero  a  su2  viUanos 
lugar-tc^nientes  para  que  hicieran  mejor  sus  punterías. 
^  I  Chile,  en  vista  de  esto,  que  no  es  un  ejemplo,  sino  un  espec- 
táculo pues  todos  lo  vieron,  que  pide  parasíf-^Ubile  no  dá  nada,  ni 


—  229  —  • 

•tt  ora,  ni  vi  fe,  ni  su  aplauso^  ni  su  indaljencia,  pero  alil  en  e«ki»<^ 
bio  de  todo  esto,  quiere  que  pongan  a  sus  píes  todo  lo  que  tieneso  dd- 
maa  podM^>80  i  mas  preciado  las  opulentas  naciones  a  las  que  anviat 
«misarios  sinmas  poder  quo  una  credencial  en  blanco 

I  aquí  llegamos  a  la  cuestión  del  día,  al  juicio  público  sobce  el  ra- 
por  Nc'-Shaw-'Nock  i  a  los  informes  que  sobre  61  han  dado  BoestKOa 
narínos. 

£1  líe-ShatD-Ifock  era  uno  de  los  mejores  buques  de  la  marliia- 
mitrcante  de  Estados-UniJos,  i  marcamos  la  palabra  mertante  porme 
cb  esa  marina  solo  se  podia  humanamente  esperar  algún  recurso,  iia 
narinade  guerra  de  la  Union, £i  en  algo  se  ocupaba  para  eou  Chile,  ora 
de  perseguir  los  buques  mercantes  que  se  escapaban  de  sos  puertos  pura-^ 
▼é airen  suausUio.  El  Ne-Shccm-Nbck  era  un  vapor  nuevo^  tan  nuevo 
que  ni  cobre  tenia  en  su  quilla,  con  una  máquina  poderosa,  do  úb 
andar  estraordinario,  escepcional,  nunca  visto  en  buque  de  su  claaa^ 
no  era  de  ruedas  sino  de  hélice;  no  exsiáe  fierro  sino  de  la  nu^'/fr  .ma" 
dera  de  construcción;,  no  era  de  una  sola  cubierta  sino  que  tenia  <9^ 
ptienüs'^  por  último,  en  ves  de  las  sucias  bodegas  de  los  vaporea  do 
tráfico  tenia  una  espléndida  cáinam. .  Pero  mas  que  esto.  Este  buqiid 
había  costado  mas  de  300  mil  pesos  i  lo  vendían  'por  mémm  ddpjreai^ 
de  coito.  Tenia  uña  docena  de  dueños  i  se  pudo,,  con  eternos  esfuenoi^ 
Ikannonisar  a  todos  en  una  sola  voluntad..  Pedían  un  adelanto  dé  Ii)Ó 
mil  pesos  i  un  amigo  de  Chile  hizo  el  adelanto..  Se  necesitaba  pi^gav 
el  restOA  crédito  i  se  admitió  como  bueno  el  crédito  de  Chile.  Salió  al 
fin  €tl  b«que  por  entre  mil  peligros,  seguido  de  cercan  por  una  ntm 
do  guerra  do  su  nación,  como  lofueron  los  otros  tres. adquiridos.  CnuaS 
al  Océano  cokuo  unaflecha.En  veintidós  días  recorrió^^maade  cinooiail 
millas  entre  Fíládelfía  i  Kio  Janeiro;  en  treoe  días  mas  Ilógé  a  Vidpa- 
raiao  en  los  momenins  en  que  las  grandes  fragatas  españolas  entrobail> 
de  regreso  de  este  puerto  en  cuarenta  diae,  dojando^una  atrás  ^éado^ 
se  a  pique.  En  el  estredio  de  Magallanes,  cea  la  corriente  a  su  fi^ror, 
onda  diez  i  ocho  millas  i  llega  por  fin-  a  un.  puerto  de  Chile  en  niodÍQ< 
éú  regocijo  de  todos,  sin  haber  jugado  una  sotla  vez  susbombaa  OOB- 
ira  el  agua  i  con  450  toneladas  de  combustible  aoibranto  oa  sua  bo- 
degas. 

Pero  alguien  había  dicho  que  pronto  llegaría  a  nuestras  plajrao  4Mia  v 
serie  de  naves  formidahlea  i  un  diario  repitió  que  éste  cargaba  vointo 
oaSones,   i  hé  aquí  que  apenas  llega  el  buque  inocente  i  •  bien-  • 
heehor,  i  tan  solo  porque  no  es  formidable  como  lo-  haUa^diobo  la 
pandcaracion  i  la  charlarlo  acusan  i  lo  maldicea,  i  acuaait'i^ttialdiootí  a 
loa  que  lo  compraron,  a  los  que  lo  trajeron  i  aun  aconoc^aoM^  réoí--. 
birlo  i  hasta  venderlo  perdiendo  un  torció  de  su  valor.  CuáailannÍNw. 
ría  i  cuánto  escaro io! 

Concretándonof  ahora  a  loe  puntos  esenciales,  no  defendemos  eli 
NeShaw^Nock  por  las  cVrcututoncúzH,  por  las  ordenee^  por  loo  is^c 
wetf  bajo  los  que  se  compro^  Lo  defendemos  por  lo  que  el  ^h^ho 


—  230  — 

en  $í  mismo  i  vamos  a  probar  que  es  el  primer  baque  que  boi  poae» 
la  República. 

To  no  sol  marino  ni  pretendo  serlo.  Nací  al  pie  de  la  cordillera,  al 
pié  de  ella  me  be  criado  i  probablemente  al  pie  de  ella  me  darán  se- 
pultura. Los  buques  son  para  mí  como  panteones  flotantes  i  cada 
camarote  me  bace  el  efecto  de  un  féretro  en  el  que  los  bombres  se 
mueren  i  resucitan  a  voluntad  del  capitán  i  de  las  olas.  Estas  no  som 
sátiras.  Es  una  confesión  de  toda  mi  ciencia  maritima  a  pesar  de  ba- 
bor bablado  cien  veces  con  las  eminencias  del  arte  naval  desde  el  al- 
mirante Farragut  al  comodoro  Tucker  i  desde  Mr.  Webb,  al  «cons- 
truotor  del  Dvmderberg  a  Mr.  Parrot,  el  inventor  de  cañones,  que  ha 
fundido  diez  baterías  para  Chile. 

Pero  el  sentido  común  es  mi  maestro  i  éste,  la  lectura  i  lo  que  he 
visto  por  mis  propios  ojos,  me  han  enseñado  que  la  gran  revolueion 
operada  en  los  últimos  años  en  el  arto  naval,  particularmento  por  la 
influencia  i  jénio  americano,  consiste  en  hacer  que  las  naves  moder- 
nas de  guerra  solo  sirvan  como  simples  cureñas  para  llevar  grandes 
cañones  i  en  los  que  el  vapor  reemplázala  lijereza  del  caballo,  que  en 
las  batallas  de  tierra  arrastra  las  piezas  al  punto  vulnerable  del  ataoue. 
Sn  consecuencia  los  americanos  lo  sacrifican  todo  a  la  rapidez.  íjob 
contratos  de  los  navieros  con  el  gobierno  tienen  siempce  por  base  la 
celeridad.— *La  primera  condición  porque  un  inarino  pregunta  boi  día 
es  el  andar  del  nuque.  £1  Dundtmherq  debe  tener  por  contrato  una 
inarcha  de  quince  millas.  Si  tiene  menos,  el  gobierno  no  lo  recibe  o 
disminujo  su  precio  en  una  cantidad  enorme  por  cada  milla  que  pier- 
da, así  como  se  abona  injentes  sumas  por  cada  porción  que  aumente 
««marcha  sobre  el  mínimum  fijado.  En  realidad  el  Dundemherg  es  un 

Srojéctil  de  6,D00  toneladas  de  peso.  Tiene  máquinas  desde  la  popa 
asta  la  proa  i  necesita  sesenta  maquinistas  i  600  tripulantes.  La  pól- 
vora que  lo  dispara  es  la  inmensa  masa  de  vapor  que  enjendran  sos 
innumerables  calderos.  Otro  tanto  sucede  en  el  Puritana  gran  moni- 
tor easi  abandonado  en  el  arsenal  de  Brooklyn,  porque  no  anda  bas- 
tante, aunqie  ha  costado  mas  de  millón  i  medio  de  pesos. — ^El  JUb- 
nmdnoch  es  el  orgullo  de  la  marina  de  los  Estados-Unidos,  solo  por 
su  andar.  En  cuanto  a  sus  otras  cualidades  no  se  conocen  todavía, 
porque  no  han  sido  puestas  a  prueba  escepto  en  el  bombardeo  de  Fort- 
^isher. 

Pero  me  detengo  porque  estos  ejemplos  son  inoficiosos.  El  distin- 
guido capitán  Williams  de  nuestra  marina  que  ha  informado  poco  .favo- 
rablemente sobre  el  Jñ'Saw-Nock,  habia  hecho,  antes  de  ir  a  su  bordo 
i  sin  presentirlo,  su  mejor  elojio. — ^En  un  artículo  publicado  en  la  Por 
tria  i  que  reprodujo  el  Ferrocarril  de  ayer,  el  capitán  Williams  dice 
estas  palabras  verdaderas  como  su  espada. 

'*I>OB  condiciones  se  requieren  para  que  un  buque  pequeño  presen- 
te las  veiitajas  que  de  el  se  puede  sacar,  estas  son:  ancUar  rápido  t 
licwice  de$uartülería,  no  importa  que  este  última  se  encuentre  iimi- 


—  331  — 

teda  A  ÜNÁ  o  HAS  PIBZA8,   8IEMPRB    QÜB  8BAN  '  9B    ORÜISO    OALIBRI  ** 

Ahonbien!  Reúne  estas  dos  condiciones  el  JVé*iSfAato-iVoeX;f'8f, 
decimos  nosotros,  i  vamos  a  probarlo. 

No  necesitamos  aquí  la  descripción  técnica  del  ITe-Sliaw-Notk, 
pues  ya  ha  sido  publicada. 

Tampoco  necesitamos  probar  su  marcba  verdaderamente  prodijiosa. 
£1  capitán  Williams  no  la  niega,  porque  hai  bechos  que  no  pueden 
negarse,  i  ademas  él  i  sus  asociados  no  probaron  el  buque  sobre  sü 
máquina,  pues  se  limitaron  a  una  simple  inspección  superficial.  Aho- 
ra^ respecto  de  su  segunda  condición,  su  resistencia  para  cargar  ocho, 
seis,  cuatro,  dos  grandes  cañones,  ¿podria  esto  negarse  de  buena  & 
a  la  vista  déla  magnífica  calidad  de  las  maderas  del  buque,  sus  íher-^ 
tes  amarras,  sus  pernos  i  la  condición  de  ser  todos  sus  trabajos  do 
ayer?  El  mismo  informe  del  capitán  Williams  dice  que  el  buque  es 
fuerte  en  su  condición  actual,  i  si  es  fuerte  i  nuevo  ¿como  no  podria 
ponérmele  cañones  de  gran  calibre,  cuando  los  ha  tenido  hasta  de  120 
el  Cherokee^  el  Poneos  i  el  Isábdla,  buques  mucho  mas  débiles, 
comparativamente,  de  mayor  edad  i  que  no  solo  los  han  tenido  ñno 
que  han  peleado  con  eUos  en  el  fuerte  Fisheri  contra  las  baterías  de 
laMobüa?  ' 

Seamos  francos  como  cumple  a  hombres  de  honor  i  digamos  \m 
verdad  cual  place  a  soldados. 

El  oficio  de  veinte  renglones  que  el  capitán  Williams  envió  con  su 
firma  i  la  de  sus  dos  asociados,  no  es  un  informe  de  peritos:  es  el  ^ 
letin  de  un  desengaño.  Se  dijo  a  Williams  que  llegaba  un  buque  for«» 
midable,  i  apenas  ech^ aquel  sus  anclas,  el  captor  del  Cbvaákmga,  que 
suspiraba  por  una  nave  eapas  de  castigar  a  los  enemigos  de  Ghue, 
voló  a  admirarlo.  Mas  cuanda  puso  su  pié  en  la  cubierta  i  vi6,  en 
lugar  del  sitio  preparado  ya  para  los  cañones,  cámaras  en  que  el  éba*' 
no  rivaliza  con  el  oro,  bajo  esta  impresión  súbita  i  mortificante  pro- 
nunció su  fallo.  El  capitán  Williams  ha  tenido  la  noble  franqueza  d» 
decir:  gue  desde  la  primera  mirada  condenó  el  buque. 

No  es  así,  empero,  como  se  hace  el  examen  de  lieus  naves*  en  el  pair 
donde  el  Ne-Shauhífockfúé  comprado.  Yo  mismo,  cuando  lo  vi'  por 
la  primera  vez,  recibí  la  impresión  de  que  era  un  lindo  paquete  de 
comercio  i  nada  mas.  Pero  cuando  el  capitán  Willson  me  mostró  todóií 
los  detalles  i  me  hizo  ver  el  sitio  que*  debia  ocupar  cada  canon»  r  des- 
pués vi  esto  eonfirmado  por  cien  opiniones,  creí  en  el  mérito-  del  b«i- 
que,  en  su  adaptabilidad  para  la  guerra,  i  después  de  cuarenta  dtat 
dé  discusiones  i  consultas  lo  compre  i  fué  un  dia  feliz  en  mi  vida  tf^ei 
en  que  recibí  un  telegrama  simulado  anunciándome  que  habia  salida 
al  mar  burlando  a  nuestros  enemigos. 

Cosa  singular  pera  propia  de  los  accidentes  en  mi  vana  vichi  En 
Nueva- York  c^ebramos  los  sur-americanos  i  los  representantes  de  la* 
Bepúblicas  aliadas  casi  como  un  triunfo  la  salida  del  Ne^Shaw^Nbck' 
i  al  llegar  a  Yalparaiso  como  un  ausilio  oportuno,  como  una  espe  raa 


s^  i)eftUi^a«  oowa  e^  brazo  del  oastígo,  le  canUa  aua  Amérales! 

Verdad  tñ  iambieii  que  un  infbrme  concebido  ea  medi^  hova  se  ha 
Contradicho  la  obra  escrupolosa  i  oowpeUnte  de  cuarenta  diasl 

Qlie  el  buqiie  tiene  defectos,  que  carece  de  algunas  de  la»  condicio- 
nes accesorias  pero  importantes  de  los  buques  de  guerra,  nadie  lo 
oculta.  Acaso  había  negado  el  capitán  Willson  que  su  n^áquinji  ecta* 
fiera  w  poco  descubierU^  aunque  fuera  fácil  blindarla?  ¿Acaao  lo  jg* 
noraba  el  Oobieruo?  £ra  por  ventura  el  f^e-SJiaW'Kock  un  hugm  d$ 
guenral  Habla,  pork»  cielosl  posibilidad  dentro  do  lo  humano  de  ob- 
^ner  ^sta  olaae  de  nave^f 

Haja  pues  cason,  baja  justicia,  haya  verdad  cuando  se  tratada  U 
patrifi.  Todo  el  defecto  del  J^c-ShavhNock,  es  no  ser  xin  buque  for-> 
9(idable  po?  bu  faeraa,  aunque  sea  /orwidaUe  por  su  andar.  Peio 
aeaao  d^  yo  alguna  vea  que  lo  era?  lo  d\jo  el  capitán  WTillscM)?  lo 
dijo  alguno  de  lea  que  me  ayudaron  a  comprarlo  en  NuevarYork?  Jus- 
ggtse  ^  buqiio  en  lo  que  es  ^n  «{  i  se  verá  que  es  la  niaa  magnffioa  i 
()|)ortUDa  adquisición  que  ha  podido  hacer  la  Repúbliost 

En  cuanto  a  la  esposicion  de  su  maquinaria  sobro  1a  línea  de  flota- 
eíoA,  merlo  es  que  es  un  inconveniente.  Pero  por  ventura  desootto* 
ciamos  ésto?  No  reconoce  terminantemente  el  capitán  Wilkon  en  an 
lipoma  i  bien,  intencionado  informe,  si  bien  yo  omití  al  publicarlo  que 
en  ese  mismo  informe  se  espresaba  el  medio  de  obviarlo? 

Por  otra  parte,  el  buque  está  ahora  sin  lastre  i  por  cQOsigumte 
nmi  levantado,  lo  que  hace  aparecer  mas  descubierta  su  máquina  de 
lo^qiie  es  en  realidad, 

Slaa,  oaeremos  conceder  el  defecto  por  entero.  Es  éste  acaao  ana 
íalfiA  insubsanable?  puede  exijirse  que  Duques  que  no  son  de  g«ienra 
^9gfa<  iBk  maquina  del  todo  cubierta?  I  recuérdese  que  «i  Iiubier» 
d^  i^ohaswse  un  buque  ñor  ese  jénero  de  inconvenientes  serÍA  preciso 
suprimir  de  la  marina  todos  loa  buques  de  rv£da,  pues  una  sola  bala 
^  éstas  bast^ia  a  rendirlos;  recuérdese  que  con  un  simple  blindaje 
se  hicieron  monitores  i  arietes  (rami)  de  los  buques  de  rio  del  JUiflsia- 
aippi  que  Uevan  sus  máquinas  de  alta  presión  a  manera  de  torres 
spbr'e  sus  cubiertas;  recuérdese  que  los  mismos /#rrj^  huats  de  Nueva» 
York,,  cuya  máquina  toda  está  a  descubierto  pelearon  oca  veata|»  en 
íbii^Fisher;  reciiérdeae  qiie  el  Kearsa^e  tenia  su  naáquina  blindada 
coa  cadenas  i  echó  a  pique  en  vn  cuarto  de  hora  al  Alahana  que 
teiuia  la  sqya  bajo  de  U  Únea  de  agua;  recuérdese  por  último  que  la 
YHin  d$  JMríd^  a  pesar  de  su  inmeuaa  resistencia,  tuvo  su  máquina 
i^i^k  j^l  primier  disparo  de  cafian  en  fes  fuertes  del  Callao.  ' 
,  |W)  vi^os  todavía  a  los.  detallies.  Se  dice  que  Ua  cámaraa  aon 
magníficas.  ^I  acaso  es  este  un  defeclo  del  buque?  No  prueba,  esia 
q^ífma  inagn^cncia  que  el  boque  por  sus  ouaJidades  merecía  que  se 
gafta^  un  caudal  en  su  bqIo  adorno?  Defecto  había,  pero  no  era  con 
T^lac^A  al  buque  sino  a  su  preoio,  al  Erario  d£  Chile,  puesto  que  se 
^  l^acia^pt^aj'  por  uiia  co^a  que  debería  destruirse,  i  a  oste  propo»- 


—  233  — 

to  tengase  entendido  que  si  esas  cañaras  pueden  talvarae  aliora, 
aiu>rrlndose  al  menos  la  mitad  de  los  diéz  o  doce  mil  peaon^  i  nada 
maa,  que  importaron,  cuando  se  compró  no  tenía  tal  idea,  pnes  el 
pisa  ara  hacerlos  pedazos  en  Lota  con  hachas  de  trozar  lona,  para 
meter  sus  cañones  por  el  cristal  de  sns  espejos  i  hacer  proyectiles  de 
su»  mimiMu»  estatuas  de  bronoe,  (otro  de  los  crímenes  del  buque)  pues 
eatáiMmos  ahí  para  ayudar  a  defender  la  honra  de  la  patria  i  a  Ten- 
garla,  i  no  era  .un  puñado  de  oro  mas  o  menos  el  que  dehia  arredra- 
nos  en  la  empresa. 

Otro  de  sus  defectos  eyidentcs  son  sus  mástiles,  que  se  juzgan  de- 
masiado bajos;  ¿pero  acaso  hai  nada  mas  fácil  que  levantarlos,  coma, 
se  ha  hecho  en  mil  casos  sehiejantes,  i  reforear  sus  yergaa,  como  bai 
quien  lo  haga  en  una  semana  de  trabajo? 

I  aun  suponiendo  que  el  buque  tuviera  todos  estos  defectos  i  no  nr- 
viera  sino  por  su  rapidez,  ¿quien  ha  dicho  que  tales  buques  no  son 
preciosos  en  la  marina  de  un  paLs?  Cuánto  ha  servido  el  Chalaco 
(que  costó  casi  el  doUe  i  es  de  fierro  i  de  ruedas)  &  la  marina  del 
Perú?  No  acaba  de  hacer  un  servicio  eminente  a  su  gobierno  i  debi- 
do solo  a  su  espedicion  en  el  andar?  Los  españoles  tenían  tres  buques 
eselusivamente  ocupados  de  la  movilidad,  i  uno  solo  de  éstos,  la  Co- 
vadf»^,  no  costó  culos  astilleros  mismos  de  España  menos  da 
400>000  pe^os  a  su  gobierno. 

Volvemos  a  repetirlo,  hai  en  todo  esto  algo  de  triste  i  <{ue  afii^d  a 
loe  ápimosjenerosos.  Se  ha  tratado  al  Né^Shaw-Noek  eon  una  es- 
pecie do  ira  vehemente,  dándole  vida  como  si  fuese  una  parte  inte* 
graoAe  (un  subdelegado  o  algo  así)  déla  admimstracion  que  rija  al  país. 
¿Que  aoonsG^ba  a  los  censores  un  sincero  patriotismo?  ezajenur  o 
díamiQuir  los  defectos  del  buque  para  que  el  enemi,go  no  se  aprovechase 
de  ellos?  Que  re^Kmdan  aquellos  que  han  señalado  el  punto  mismo 
al  que  el  enemigo  debe  dirijir  sus  punterias  para  mejor  dofi^ruirlo! 

Henos  sestenAdo  el  n^rito  del  buque  en  lo  absoluto,  eu  sus  candil 
cienes  escenciales. 

Queremos  ahora  defenderlo  bajo  otros  puntos  de  vista  inií^.iirtautes» 
su  precio  i  su  adaptacitm  a  las  instrucciones  djol  gobieriio. 

Alguien  ha  dicho  que  el  Ne-S^t/ac-Noek  es  caro.  Xa  queremos 
oevparar.  Que  se  tase  el  buque  por  lo  que  es  en,  si  raismo^  j  luego 
que  se  añada  a  esta  tasación  sus  costos  de  viije,.  con  una  tripolaeioa 
doeineuenta  hombres,  con  un  consumo  de  l.dOO  toneladas  de  car- 
bón, algunas  de  ^as  que  so  han  pagado  a  27  pesos  en  MeAtavideo  i 
añádase  a  éstos  los  peligros  de  la  salida,  los  de  captura,  detención  o 
pérdida  en  el  viaje,  los  fuertes  seguros  de  mar  i  guerra  i  el  riego  ex- 
clusivo da  lo9  dueños,  i  dígase  si  es  caro. 

El  Henrietie  costó  280,000  pesos  al  contado,  i  vino  por  cuenta  i 
riesgo  de  Chile,  tripulado  a  sus  espensas  i  con  sus  propios  oficiales  o 
con  otros  a  quienes  se  habia  ofrecido  altos  rangos. 

£1  Ne-Shaw-Iítxk  ha  costado  poco  mas  do  cien  mil  pesos,  sobre  el 

30 


—  234  ~ 

precio  de  aquel  i  cempareiie  ano  i  otro  baaac.  I  entiéndase  qne  noao- 
fcros  no  llAmamos  caro  el  Henriette,  Si  hubiera  dependido  de  mí,  yo 
habría  pasado  300»000  pesos  por  la  HenrieUe  en  enero;  i  por  el 
Ne'ShaW'-N'ock  habría  pagado  medio  millón,  si  tal  se  me  hubiera  exi- 
jido  el  dia  que  salió  de  Filadelfía.  iDirá  alguien  que  esto  revela  un 
ájente  terrible?  Así  será,  pero  la  pnmera  condición  de  mis  operacio- 
nes que  ha  merecido  la  benévola  alabanza  del  Gobierno,  es  mi  acru" 
púlota  economía. 

Tocamos  el  ultimo  punto,  el  de  las  instrucciones. 

Nadie  había  comprendido  mejor  las  necesidades  de  nuestra  marina 
que  el  malogrado  secretario  de  marina  don  Demetrio  Rodrigues  Peña, 
cuya  pérdida  nunca  será  bastante  lamentada,  por  roas  qne  se  le  haya 
encontrado  su  apto  sucesor.  Pues  bien,  hé  aquí  las  instrucciones  tal 
cual  las  espidió  el  patriota  i  modesto  coronel  Pinto,  cuando  estall6>  la 
(uerra. 

(Siguen  la»  inrimccumes  para  la  compra  de  hííque$  *pMicadat 

en  d  tettoJ) 

Ahora  véase  si  el  Ne-Stuiu^Nock  corresponde  o  no  a  estas  instmc' 
eiones,  particularmente  en  las  partes  que  aparecen  ,  tarjadas  i  que  son 
las  etcenciales,  i  se  podrá  decir  si  hemos  o  no  cumplido  nuestro  deber 
8  satisfacción  del  Gobierno  i  del  pais. 

Una  última  reflexión  debo  hacer  antes  de  concluir,  i  ella  es.  hija 
de  mis  mas  profundas  convicciones  i  de  mi  sinceridad  inquebrantable. 
Nuevas  comisiones  se  han  nombrado  para  reconocer  prolijamente  el 
"ÑC'Shaw'Nbck  i  hacer  su  verdadero  examen,  pues  hasta  aquí  solo  se 
ha  tratado  de  una  simple  vit/ta  de  ojo,  i  yo  no  dudo  que  oyendo  a  las 
partes  i  tomando  en  cuenta  todos  los  hechos,  al  fin  se  pronunciara  un 
veredicto  favorable,  por  manera  que  antes  de  un  mes  se  verá  fiotar  en 
ysQB  mástiles  la  bandera  del  Papudo  i  la  insignia  de  nuestro  almiran- 
te, llevando  con  orgullo  el  nombre  de  la  mas  heroica  de  nuestras  cí»- 
dades. 

Pero  si  el  fallo  definitivo  de  esos  espertes  hubiera  de  condenar  de- 
finitivamente al  buque,  porque  no  es  ün  perfecto  buque  de  guerra,  yo 
sostendría  que,  eon  sus  condiciones  actuales,  es  el  prímer  buque  íot 
Pacífico,  i  condenado,  añadiría  una  nueva  espina  a  mi  humilde  coro- 
na i  diria,  de  él  como  el  astrónomo  de  Florencia,  viéndolo  surcar 
veloz  como  el  viento  en  nuestras  aguas:  Epur  fe  muovet 


Sol  todo  tuyo. 


BbKJAUIN  YlCtJNA  MáCKimCA. 


—  235  — 

VI. 
Carta  del  capitán  don  Onofrb  Costa  oompromstiíndosk  a  armas 

.  aUPlCIENTEMENTB  EL  "  Nb-ShaW-MoK,  "  PUBLICADA  EN  LA  "  REPÚ- 
BLICA" DEL  18  DE  agosto  DE  1866. 

(Estracto.) 
ValparaxWf  ag(aío  15  de  1866. 

Para  no  equivocarme,  me  hice  acompañar  de  don  Nicolás  Tíedje^ 
dueño  del  dique  flotante  Valparaíso  i  constructor  probado  como  muí 
competente.  De  nuestro  examen  dedujimos  que  no  es  menos  fuerte  que 
la  antigua  Chüe,  que  llevó  por  tanto  tiempo  cuarenta  caHones,  iki  me- 
nos tampoco  que  las  corbetas  peruanas  ühion  i  América;  que  seria 
Dosible^abrirle  veinte  portas,  i  que  éstas  soportarian,  apuntalándo- 
las, cañones  de  grueso  calibre  de  68  a  80  rajados,  i  talvez  dos  o  tres 
eoUsas  de  miyor  calibre.  En  fin,  que  se  puede  hacer  de  él  un  buque 
tan  fuerte  i  capaz  de  trasportar  mucho  n>as  jente  que  la  EsmnaUdos^ 
i  que  las  dos  corbetas  ya  citadas. 

Yo  me  comprometo  a  entregarlo  completamente  armado^  i  listo  para 
emprender  cualquier  viaje  por  la  canHaad  de  quince  müpesot.  (1) 


vn. 

SecTÜNDO  INFORME  SOBRE  Bl'vAPOB  "Ne-Sha W-NoCK»'* 

Señor  Comandante  Jeneral: 

Después  de  dar  cumplimiento  al  superior  decreto  de  S.  S  en  que  se 
le  ordena  reconocer  el  vapor  NeShaw^Nock  en  su  casco,  arbolada* 
ra,  maquinaria,  condiciones  de  marcha,  inconvenieirtes  i  ventajas  que 
tiene  para  armarlo  en  guerra,  como  así  mismo  la  ciudad  de  armamen- 
to i  número  de  piezas  que  puede  llevar  a  bordo  en  cualquier  situación 
marina  en  que  se  halle,  la  comisión  que  suscribe,  oído  el  informe  de 
cada  uno  de  sus  miembros  en  sus  especialidades,  ha  acordado  el  in- 
forme que  sigue: 

Casco, — Sus  cuadernas,  tablazón,  forros,  baos  i  curbas  no  son  ta& 

(1>  El  señor  Costa  contestd  a  nuestra  carta  circular  refiriéndose  a  los 
docnmentos  que  se  publican  en  el  texto.  Anadia  en  su  corta  esquela  que 
el  Arauco  poaia  trasportar  cómodamente  a  cualquier  ^punto  de  la  costa 
oriental  def  Pacífico  tres  mil  hombres,  es  decir,  un  número  casi  iinial  de 
tropas  al  que  llevaron  los  jeneraleg  San  Martin  i  Búlnes  (1820  i  183a;  cu 
una  numerosa  flota  de  trasportes. ' 


-  236  - 

gruesas  como  si  se  hubiese  construido  espresamente  para  la  guerra ^ 

Sero  le  sobra  solidez  para  sostener  el  peso  i  acción  de  una  artillería 
e  fuerte  calibre.  Bastará  para  ello  apuntalar  debidamente  el  puen- 
te en  que  se  coloquen  los  cañones.  El  Nt-Shaw-Nock  tiene  tres  cu- 
biertas obstruidas  actualmente  por  cámaras  i  otros  acomodos  apropia- 
dos al  trasporte  dé  pasajeros.  La  altura,  entre  la  superior  i  la  del 
medio,  es  de  ocho  pies  i  entre  ésta  i  la  inferior  de  seis  i  medio. 

En  su  nuevo  destino,  la  cubierta  superior  ha  de  servir  de  toldo  a 
la  segunda  en  que  se  ha  de  establecer  la  batería,  i  la  tercera  ha  de  ser 
el  entrepuente.  Al  efecto,  es  necesario  despejarlas  por  completo,  es- 
oeptuaudo  la  parte  de  la  cámara  situada  a  popa  del  puente  de' la  bate- 
fia  que  se  podrá  destinar  al  comandante.  Se  aprovecharán  los  mate* 
riales  de  las  cámaras  deshechas  para  forrar  otras  en  la -parte  del  en- 
trepuente situada  entre  la  pop^  i  la  máquina  para  alojamiento  da 
oficiales. 

£1  buque  armado  ha  de  tei^er  mayor  calado»  su  forro  ha  de  aumen- 
Urse  OOQ  dos  hileras  de  cobre. 

ulrtoíoJura.^-fie  halla  en  buen  estado,  i  la  comisión  no  oree  que 
«e  deba  hacer  innovación  en  ella,  a  bo  ser  qUe  el  buque  ac  d^tine  a 
largas  navegaciones:  en  este  caso  convendría  aparejarlo  de  barca. 

mapLÍnarÍQ,,'^léfk  maquinaria  i  calderos  se  hallan  en  excelente  es- 
tado i  capaoes  de  emprender  cualquiera  viaje;  su  fuerza  no  baja  de 
quinientos  caballos  nominales  Aunque  la  mariposa  no  es  sucepti- 
ble  de  levantarse  fuera  del  agua,  se  le.  puede  -desconcertar,  de  mane- 
ra que  ofrezca  poca  resistencia  a  la  marcha  del  buque,  cuando  tenga 
que  navegar  a  la  vela. 

La  máquina  i  calderos  ofrecen  a  primera  vista  el  inconveniente  de- 
tener algunas  de  sus  partes  fuora  de  U  línea  de  flotación.  Este  de- 
fecto se  puede  remediar  regula#mente  por  medio  de  carboneras  esta- 
blecidas a  sus  costados,  i  desaparecería  radicalmente  si  fuera  posible 
ohtener  el  material  necesario  para  blindar  las  partes  vulneraoles:  a 
juicio  de  la  oomiaíon,  esta  blindadura  es  sumamente  importante. 

Chndicitmeidemarclha, — En  la  prueba  que  se  ha  presenciado,  el 
iVe-)SAafo-iVóc¿  ha  tenido  un  andar  medio  de  13 1  millas  con  vien- 
to i  mar  regular  en  contra;  la  distancia  se  ha  medido  con  corredera 
á»  patcmte  del  vapor  Mcupú.  La  presión  del  vapor  no  ha  pasado  de 
las  29  a  30  libras  con  que  acostumbra  navegar,  i  se  ha  hecho  nota- 
ble a  la  comisión  la  suavidad  de  la  acción  de  la  maquinaria  sobre  las 
partes  posteriores  de  la  nave. 

Cl  buque  ha  navegado^  sin  embargo,  con  circunstancias  desf?\vo- 
rables  a  su  marcha,  faltándolo  carga;  su  hélice  se  hallaba  demasiado 
a  flor  de  agua  para  datle  todo  el  impulso  de  que  es  capaz,  i  es  pro- 
bable que  a  no  ser  así,  el  andar  hubiese  parado  de  14  millas;  de  todos 
modos  las  condiciones  de  marcha  del  A^c-Sluru^-Noci  son  indisputable- 
mente sobresalientes  i  se  le  puede  considerar  como  uj^a  de  las  aavea 
mas  veloces  que  surcan  el  Pacífico. ' 


—  237  — 

Inconvenientet  para  armarlo  en  guerra.'^Se  han  apuntado  ya  en 
"el  curso  de  este  informe  los  inconvenientes  que  presenta  el  estado  ao* 
tual  del  buqne  para  armarlo  en  guerra  i  manifestando  los  medioa  de 
salvarlos. 

Ventajas  que  tendrá  armado. — Armado  con  piezas  de  fuerte  calibre 
i  gran  alcance  i  ayudado  por  su  superior  andar  i  buen  goláerno»  po« 
drá  luchar  con  ventaja  con  toda  clase  de  buque  que  no  reúna  estas 
condiciones. 

Calidad  del  arvuwienJto, — Se  ha  de  artillar  oou  dies  oananes  de  a 
100  rajados  en  batería,  una  coliza  de  200  a  |Hroa  i  una  de  a  70  a  popa 
0a  comisión  hubiera  preferido  que  las  colizas  fueran  de  igual  calibn». 
pero  para  no  debilitar  su  popa  he  creído  que  el  de  esta  parte  debia 
ser  colocada  sobre  el  puente  superior,  i  por  lo  tanto  de  oránoe  peso). 
Al  efecto  se  abrirán  tres  portas  de  cada  lado  a  popa  de  la  máquina,  i 
otra«  tres  a  proa  para  los  cañones  de  a  100,  Isa  que  se  neeesitaii  a 
proa  para  la  coliza  i  se  reforzara  la  cubierta  a  popa  para  el  que  se  ha 
de  colocar  en  aquel  lugar. 

La  comisión  no  cree  deber  entenderse  sobre  A  anaameuto  menor, 
número  de  tripulantes  i  acomodos  interiores  por  no  juzgarlo  de  su  in- 
cumbencia. 

Yalparaiso,  agosto  18  de  1866. — X.  Senoret. — Patricio  Lynch, 
capitán  graduado  de  fragata. — A,  M,  Co9ta,  capitán  de  corbeta.— 
Tnomson  Borroicman, — i?.  F,   Tiedje. 

Nota. — Al  firmar  el  presenta  informe  los  señores  Ljnch  i  Costa 
declaran  que  habiendo  podido  llegar  a  examinar  los  fondos  del  buque 
lo  consideran  tan  sólido  como  el  mejor  buque  de  guerra  hasta  la  línea 
de  flotación. — Patricip  Lynch,  capitán  graduado  do  fragata. — A,  M, 
Costa, — Participo  de  la  misma  opmion.^Z.  Señoret, 


vni. 


CiETA  DBL  8BÑ0&  MlNISTBO  Bl  MaRINA  BOBEH  BL  rBIlEBa  BMSAXO  BHi 

^  ''Nb^Shaw-Nock." 

Valparaíso,  agosto  19  de  186& 

Señor  don  Benjamín  V.  Mackenna. 

Querido  amigo: 

Ajier  estuve  a  bordo  del  JVe'Shaw-Niyck  con  el  objeto  de  preeen« 
eiar  la  prueba  de  su  andar,  i  he  quedado  mui  complacido  de  ver  que* 
eontra  viento  i  marea  hizo  una  marcha  de  13  |  millas.  Dia  por  dta 
se  irán  disipando  las  malas  impresiones  que  contra  este  buque  se  ha- 


/, 


^  238  -- 

liian  formado,  al  mismo  tiempo  que  el  pais  tendrá  un  baen  vapor  de 
guerra,  en  el  cual  se  hayan  podido  reunir,  el  andar  i  poder  de  su  a^ ^ 
tillería  que  son  en  el  dia  las  primeras  cualidades  que  exije  la  guerra 
marítima. 

Pronto  conocerá  el  público  el  informe  déla  naeva  comisión  i  él  se* 
rá  el  testimonio  mas  elocuente  del  esmero  i  patriotismo  con  que  XJd.  i 
las  personas  que  le  han  acompañado  se  han  conducido  en  este  negocio. 
Por  lo  jeneral  nuestra  pobre  humanidad  es  lijera,  pero  la  justicia  que 
nunca  puede  ser  ofuscada  por  las  malas  pasiones  al  fin  vence  i  la  tor— 
menta  pasa.  En  fin,  amigo,  reciba  mis  felicitaciones  con  el  cordial 
sentimiento  de  que  Ud.  conoce  soi  capaz. 

El  Comandante  Costa  está  hecho  cargo  interinamente  del  Ne-Shauh 
Nock^  interruelvo  a  Santiago  para  darle  entonces  su  nombramiento 
en  propiedad.  Este  jefe  es  mui  entendido  en  su  profesión,  al  mismo 
tiempo  que  es  un  caballero  i  buen  patriota,  por  lo  que  es  justo  man* 
áe  el  buque  sobre  el  cual  se  han  fulminado  tantos  anatemas  que  él  ha 
conjurado. 

Cnai&do  mande  el  informe,  será  bueno  se  publique  también  el  de  la 
primera  comisión,  así  se  lo  escribo  al  amigo  £Irrázuriz  i  espero  que 
Ud.  lo  exija  igualmente.  ^ 

Madana  telvez  se  den  principio  a  los  trabajos  del  Ne-Shaw^Nóck^ 
salvo  el  caso  que  alguna  otra  circunstancia  lo  impida. — ^Le  saluda 
■ete. — J.  M,  Pinto. 


La  RejpvHÁlca  ddld  de  agosto^  dando  cuenta  de  la  primera  prueba 
de  este  vapor,  insertaba  d  siguiente  telegrama. 

Come  a  las  tres  ha  vuelto  a  fondear  el  Ne^Shaw-Nbck.  Momentos 
después  ha  desembarcado  el  señor  Ministro  de  la  Guerra/ el  oficial 
mayor  del  Ministerio  de  Marina,  el  contra-almirante  Tucker  i  algu- 
nos otros  paisanos  que  quisieron  asistir  a  la  prueba  de  dicho  buque. 
El  resultado,  como  se  esperaba,  ha  sido  satisfactorio,  porque  ha  an- 
dado 13  }  millas  con  30  libras  de  vapor,  pudiendo  haoer  uso  hasta 
35  libras.  El  buque  tiene  buena  estabilidad  i  su  ventilación  no  deja 
que  desear.  No  ha  desmentido  las  espectativas  que  todos  tenían  res- 
pecto del  andar.  En  eso  no  ha  habido  ninguna  discrepancia. 

Parece  que  en  la  próxima  semana  empezarán  los  trabajos  para  ar« 
marlo  en  guerra.  Se  dice  que  en  cuarenta  dias  estará  listo  con  un  gas- 
to de  15,000  pesos. 

Aun  no  sabemos  qué  se  haya  resuelto  sobre  la  calidad  de  artillería 
que  va  a  cargar:  si  serán  los  20  cañones  de  a  100  o  20  de  a  68:  ni 
tampoco  si  lo  guindarán  de  fragata,  barca  o  bergantín.  En  suma  sino 
tendremos  una  formidable  fragata,  poseeremos  uno  de  los  muchos 
buques  de  guerra  por  el  estilo  de  los  que  tiene'  la  marina  de  guetra 
de  loe  Estados-Unidos. 


—  239  — 


IX. 


GáBTÁ  ÁL  capitán  WiLLSON  80BBS  DIFIC5UETADB8  Qül  BB  BüClTABAK 
XM  LA  ENTBXQA  PBL  Nk-ShAW-NoOK. 

(Tiaduocion.) 

Santiago^  agosto  24  c/«  1866. 
Señor  capitán  W.H.  Willson. 

Mi  querido  Capitán: 

He  recibido  su  carta  i  me  admira  saber  que  Mr.  Vetterlein  pre- 
tende que  se  le  pague  el  valor  de  la  hélice  de  repuesto  que  compre 
junto  con  el  buque,  según  lo  que  mil  veces  fue  declarado  entre  Mr. 
Meiggs,  el  mismo  Mr.  Vetterlein  i  yo.        •  ^        •        ur 

No  es  para  mi  menos  sorprendente  que  Mr.  Vetterlein  quiera  obli- 
gar al  gobierno  a  comprarle  la  harina,  artículo  que  abunda  tanto 
en  este  pais  i  del  que  jamas  hable  a  aquel.  Lo  que  encargué  a  Mr. 
Vetterlein  que  trajera  abordo  fueran  artículos  navales  i  planchas  de 
hierro,  lo  que  nunca  hizo.  El  30  por  ciento  será  pagado  puntualmen- 
te conforme  a  lo  estipulado  pero  ¿cómo  puede  pretender  Mr.  Vetter- 
lein que  se  le  paguen  esos  objetos  a  mayor  precio  que  el  que  tienen 
en  tierra,  aun  después  de  pagados  los  derechos  de  aduana? 

XJd.  me  conoce  bien,  i  le  suplico  que  haga  entender  a  Mr.  Vetter- 
lein que  así  como  le  he  hecho  justicia  i  le  he  conseguido  letras  a  60 
días  vista  en  vez  de  90,  estoi  también  resuelto  a  no  pasar  por  ningún 
arreglo  que  no  sea  legal  i  de  estricta  buena  fe. 

El  gobierno  está  al  cabo  del  asunto  i  el  Intendente  de  Valparaíso 
obrará  en  con^cuenoáa. 

Disculpe  la  claridad  i  franqueza  con  que  me  he  espresado  acensa 
de  este  asunto,  porque  aseguro  a  Ud.  que  ha  causado  mui  mala  impre- 
«on  la  conducta  de  Mr.  Vetterlein,  a  quien  siempre  he  tratado  ooik 
las  consideraciones  debidas  a  un  caballero. 

De  üd.  etc.  ,_ 

(Firmado).—  B.  Vicuíca  Makbnita.  (I) 

(1)  La  carta  anterior  fue  remitida  abierto  e  inclusa  ai  comandante  je- 
neral  de  marina  en  la  siguiente  esquela.  .««^-:.^^ 

Señor  Don  Ramón  Lira.~Sant¡ago,  agosto  24  de  1866.- Mi  apreciado 
amigo:-lncIuyo  a  üd.  uua  carte  para  el  Capiton  Willson  que  siento  no 
poder  traducir.  Pero  impóngase  üd.  de  ella  i  haga  ej^^«^^}\^^^f' 
Me  ha  indignado  la  pretensión  de  Vetterlein,  sobre  todo  en  el  negocio  de 
la  propeia,  i  sobre  ésto  üd.  no  debe  transiguir.    ,       ,      ..        ^  «„.-#•* 

iQue  le  parece  a  Ud.  la  doctrina  Monroe  como  la  ejercitan  en  Buesum 
propia  casa!- Le    saluda   su   afectísimo,   amigo.- (Firmado)  B.  vxciyifA 

MACKEMXfA. 


—  240  — 

iinCtO  «OBBBBL  VAPOK  ABAUOO,  DI  LA  MJS^OBÍA  DB  MA&IVA  PB  I8tf7. 

£1  vapor  Arauco  se  ha  incorporado  a  la  Escuadra  a  principios  de 
abril  ultimo,  de  haber  hecho  en  él  los  arreglos  que  mandaba  para 
ser  armado  en  guerra.  Estet  buque,  que  actualmente  monta  cuatro 
cañones  de  a  Í00  del  ttstema  Parrot,  ha  manifestado  buenas  oondi" 
eiones  marineras  i  tiene  un  andar  que  no  baia  de  11  millas. 


DOCUMENTO  V. 

1 

Batos  sobre  elrapór  "Cheroke6,**(  bol  Jkxicttd)« 

I. 

OORISSPONDBNCIA  DEL  CAPITAX   WlI<t80X. 

(Bstractos). 
«  BosUní,  ábríl  10  de  1860. 

Vine  ayer  a  este  lugar  para  ver  a  una  persona  que  ofreeia  un  buen 
buque  de  600  toneladas  i  de  un  andar  de  13  nudos  por  hora  i  apropó- 
sHo  para  el  servicio  que  nosotros  necesitamos.  En  oonsecuencia  ms 
trasladé  en  el  momento  a  ésta  i  vi  el  buque  que  es  de  híerrOf  de  ceros 
de  000  toneladas,  bastante  lijero  i  que  na  prestado  un  sorvioío  ana- 
lago  al  que  nosotros  podríamos  darle.  Piden  por  él  90,000  pesos  puesto 
en  el  lu||ar  qtte  se  quiera,  pero  cuando  llegué  a  decir  a  los  vendedo- 
res las  uȒeas  oondicioces  bajo  las  cuales  parlamos  comprarlo,  me  di- 
jepDB  q«e  no  pensaban  en  correr  riesgo  de  ninguna  clase,  a  menos  que 
no  se  les  hiciera  un  adelanto  considerable,  por  lo  menos  dé  30,000  pe* 
sos.  P<vr  consiguiente,  como  no  he  podido  hacerles  iBomejante  oferta 
no  hemi)s  adelantado  nada. 


J^uev(i*L6ndre9j  inayo  13  áe  1866. 

Sebe  ITd.  recordar  que  hace  algún  tiem]^  le  hablé  de  un  vapor 
que  se  ma  habia  ofrecido  en  venta.  Es  de  fierro,  de  hélice,  de  una  ra* 
pidos  que  no  baja  de  12  nudos  i  del  porte  de  600  tonelada^  haee 
seis  años  que  fué  construido  i  sus  calderos  hxn  sido  renovadcM  ím  en^ 


citentran  en  htien  estado.  Cuando  efituvo  en  el  servicio  de  los  Estados-* 
Unidos  cargaba  seis  cañones  i  conserva  todavía  algunos  de  loa  accQ-^ 
sorios.  Lo  ofrecen  por  90,000  pesos  puesto  donde  se  quiera  en  los 
mimos  términos  que  los  otros,  solo  que  exijen  un  adelanta  al  conta- 
do de  15,000  pesos  con  una  fianza  de  que  esta  suma  será  devuelta 
si  el  vapor  no  saliese. 

Conviene  también  el  armador  en  poner  abordo  seis  cañones  de  a 
32  con  balas  i  granadas  por  un  cineuenta  por  ciento  sobre  el  valor 
de  factura,  lo  que'  puede  hacer  fácilmente  porque  cuenta  con  todo  ese 
material,  .  ^  . 

Espero  que  Ud.  refleccione  sobre  esta  propuesta  i  me  participo 
lo  que  acuerde  en  el  pax tlcular. 

Este  buque  no  «»  una  nava  cíe  guerra,  pera  ^n  Hiddio  i»  tttut  0ft* 
ouadra  puede  prestar  el  gervioio  de  un  verdadero  buque  de  guerra  6  ift* 
comodar  basMtnte  al  enemigo  con  sus  sei&'eanones,  dugb  éste  do  eaesít» 
oonmngUDo  c^e  pudiera  darle  alcance»  Considero  barato  el  buqua  po1^ 
ese  precio  i.ma  parece  muí  apropósito  para  hacer  el  erucero  deilat  eocK 
ta  contra  los  trasportes  enemigos  pero  no  en  otras  aguas  por  d  ithV 
wu>  inc^vemoiie  que  se  observa  en  todos  los  voj¡>9ree  de  Estados^  Uní-* 
dos  que  no  Jian  sido  construidos  para  eawgat  nMeJta  vd^pyf»* 


díUm 


ti 

CoMUNXOACtON  A  LA  Repvbuga''  dsl  29  j>K  B:0Ti¿aiSE«^  wnm  LA 

LLEGADA  DEL    C^EBiOKSB  A   VALFAAAjaO. 

Hoi  ha  venido  poco  menos  que  encantada  la  comisión  <|ii6  fué  a 
Ireconocer  el  Ch^rokee,  porque  se  ha  encontrado  con  un  buque  mu-» 
cho  mejor  de  lo  que  hasta  qui  todos  se  hafoiaa  figurado*  Así  «r  qiié 
d  informe  va  a  ser  mui  favorable^ 

El  Cherokee  es  un  buque  fuertemente  reforzado  en  la  parte  que 
.  lleva  la  artillería.  No  es  solo  de  fierro  como  so  habia  dicho;  En  su  in- 
terior tiene  un  forro  de  madera  i  el  fierro  es  mas  grueso  que  el  da 
los  otros  buques  que  tenemos.  Su  máquina,  a  juzgar  por  lo  que  se  h» 
visto,  está  en  mui  buen  estado  i  dicen  que  tiend  suficiente  íoerza 
para  un  andar  de  13  a  14  millas.  Ademan»  tiene  la  inapreciable 
ventaja  de  estar  btmÁqmna  bajo  línea  de  flotación* 

Sus  distribuciones  están  bien  hechas  i  se  cree  que  no  l^SMá  <fa» 
hfteer  eaaí  ningún  gasta  Podrá  llevar  8  caioiies  dea  801  dolí  ba#niis 
colisas 

Como  üd.  ven,  el  CKerolteAy  el  buque  maspeqii«io  1  mas  malé  d« 
lo»  quo  hemos  estááifo  esperando,  ha  resultado  cotopafatitaiiienU^  s** 
perior  a  todos*  Lsuitima  que  no  sea  mas  grande. 

31 


-.242  — 

m. 

IMfOftMJi  SÓBRK  IL  XSTADO  DEL  "ChKBOKXS^^  SM  AGOBTO  DI  1867. 

Parte  del  comandante  del  Ancud  a  tu  receto  en  Coquimbo. 

(Estracto.) 
Valjparaiio,  agosto  17  de  Í867. 

"Debo  prevenir  a  U.  8.  do  la  necesidad  que  tiene  este  buqne  de 
limpiar  sos  fondos,  pnes  hacen  ya  mas  de  nueve  meses  que  lo  biso  i 
fué  de  tan  mala  calidad  la  pintura  de  que  se  usó,  que  es  una  rasen 
mas  por  la  cual  se  encuentran  tan  sucios;  influyendo  de  un  modo 
considerable  en  la  rapidez  da  su  andar,  a  pesar  de  los  mui  buenos 
resultados  que  ha  dado  la  reparación  hecha  de  su  máquina  i  cal- 
deros. 

"El  buque,  a  pesar  de  las  circunstancias  ja  citadas,  ba  andado  con 
mar  gruesa  i  viento  regular  por  la  proa  hasta  nueve  millas  ñendo  las 
revoluciones  que  hacia  la  máquina  las  suficientes  para  hacerlo  andar 
once  millas  con  sus  fondos  limpios.  £1  poco  consumo  de  carbón  del 
cual  tiene  ya  conocimiento  la  Comandancia  Jeneial,  no  ha  sufrido 
cambio  ninguno  con  las  últimas  reparaciones. 

'  'Adjunto  a  US.  los  estados  jenerales  de  entradas. 

"Lo  trascribo  a  U.  S.  para  su  conocimiento,  coa  incluáon  de  un 
ejemplar  del  estado  jeneral  do  entrada." 

Dios  guarde  a  US. 

J.  Rámom  Lula. 
Al  sefior  Ministro  de  Marina. 


Valparaíso,  agodo  17  de  1^667. 
Señor  Ministro: 

El  Inspector  Jeneral  de  máquinas  del  Estado,  con  esta  fecha  me 
dice  lo  que  siffue: 

"Tengo  el  honor  de  informar  a  US.  sobre  el  estado  de  la  maquina 
del  vapor  Ancud,  después  de  su  último  viaje  al  norte. 

"Dejó  a  Valparaíso  el  9  del  presente  a  la  1  h.  A.  M.  Hixo  el 
viaje  a  Coquimbo  en  veintisiete  horas.  La  máquina  trabajó  con  faci- 
lidad. El  baque  estaba  mui  sumeijido  de  pona  i  sus  fondos  mui 
sucios.  Carbón  coneumido  en  el  viaje  de  ida  i  vuelta  veintiuna  to- 


—  243  — 

t 

bdaclas  ocho  quintalefi,  el  andar  faé  de  ocho  i  media  millas  por  hora» 
con  viento  fuerte  por  la  proa.  Presión  de  vapor,  doce  libras.  Vacio, 
doce  libras.  Revolncioties  del  hélice  por  minuto,  noventa.  La  máqui» 
ba  treinta  i  cinco  revoluciones  por  mmuto» 

"La  máquina  esta  en  buen  estado,  con  la  escepoion  quo  uno  de 
los  remaches  de  ésta  que  filtraba  un  poeo,  pero  que  quedará  com'- 
puesto  hoi.  Todos  los  fuegos  han  estado  en  operación  durante  el  viaje. 

*  'Este  buque,  estando  debidamente  lastrado  i  con  los  fondos  ]impio8> 
hará  diez  i  media  millas  por  hora  con  un  consumo  de  diee  i  siete  to- 
neladas de  carbón  en  veinte  i  cuatro  horas. 

"Usando  una  baja  presión  de  vapor  como  la  que  se  ha  usado  aho- 
ra, sol  de  opinión  que  los  calderos  durarán  por  largo  tiempo,  lo 
mismo  que  la  máquina  por  no  ser£lcil  una  descompostura  en,  ella.** 

Lo  trascribo  a  IJS.  para  su  conocimiento. 

J)ios  guarde  a  US. 

J.  Ramón  Lim. 
Al  sefio)'  Minfstro  de  Marina. 


IVv 

JUICIO  SOB&E  ELTA^OR  ChEROKBS  DB  la  memoria  í)t  MARtKA  SK  1867% 

El  vapor  Áncud,  uno  de  los  que  han  estado  sirviendo  en  la  esplo- 
)*acion  de  la  costa  i  rios  de  la  Araucanía,  monta  un  canon  do  a  18 
rajado  del  sistema  Blakey»  Tiene  buenas  cualidades  para  trasporte^ 


V. 

tORRESPONDEirGlA  Dfet  COMAlrt)AKTlS  DíL  VA^OH  "AnCUD"  DON  JUAN  É» 
LÓPEZ  SOBRE  LA  ACTUAL  CONDICIÓN  DE  AQUEL  BUQUB% 

Señor  don  Benjamin  Y.  Mackenna. 

ValjTorai'ío^  xxgotío  21  tic  1867. 
Mi  apreciado  señor: 

He  recibido  su  jcarta  fecha  19  del  actual  i  con  el  mayor  placer  paso 
a  darle  los  datos  que  en  ella  me  pide. 

La  opinión  que  me  he  formado  del  buque  de  mi  mando  es  la  8Í'> 
guíente:  como  aviso,  como  trasporte  i  para  esploraciones  en  las  costas 
ucl  sur>  06  excelente,  tanto  por  su  andar  i  su  poco  consumo  de 


—  244  — 

oombnstiblc,  quo  no  pasa  do  l'i  toneladas,  siendo  del  país,  coaato 
por  las  comodidades  qao  ofrece  para  conducir  en  nuestras  costas 
doscientos  a  trescientos  hombres  con  todo  su  equipa  i  a  cubierto  de 
la  intemperie.  Sus  espaciosos  panoles  para  víveres  i  pertrechos,  sus 
carboneras  que  le  permiten  llevar  200  toneladas  de  combustible,  sus 
bien  ventilados  puentes»  hacen  del  Ancud  un  buques  propotóto  para 
lar^i^ss  espediciones. 

Si  por  el  material  de  que  esta  construido  no  se  le  considera  eomo 
un  perfecto  buque  de 'guerra,  el  espesor  de  las  planchas  que  forman 
sus  costados,  que  por  lo  jeneral  tienen  cinco  octavos  de  pulgada 
i  los  arreglos  que  so  lo  han  hecho  aquí  i  en  Norte- América,  lo  han 
convertido  en  un  buque  de  hierro  tan  fuerte,  que  estol  por  creer  que 
no  surca  estas  aguas  uno  de  su  clase  que  lo  aventaje  en  este  sentido. 
La  parto  do  la  cubierta  do  la  batería  destinada  a  soportar  los  cañones 
fué  prolijamente  reforzada  en  Estados-Unidos,  colocando  entre  bao  i 
bao  de  hierro  uno  de  madera  de  roblo,  dejando  esa  cubierta  bastante 
resistente  para  llevar  los  seis  t^auones  de  32  con  que  se  le  artRló  al 
llegar  a  Chile,  u  otros  tantos  de  distinto  sistema  de  un  peso  mas  o 
menos  igual.  El  castillo  i  la  toldilla  están  suficientemente  reforzados 
para  llevar  dos  piezas  iguales  a  los  de  la  batería. 

El  casco  está  dividido  por  mamparas  de  hierro  a  prueba  de  agua 
en  siete  secciones  trasversales,  de  modo  que  si  por  un  accidente  cual- 
quiera llegare  a  penetrar  el  agua  en  una  de  ellas,  no  puede  pasar  a 
.ías  adyacentes;  disminujoQdo  esta  disposición  las  probalidadea  da 
que  el  buque  se  va  ja  a  pique. 

£1  andar  del  buquo  es  una  prueba  que  hice  entre  Talcahnaao  i 
Tomó  llegó  por  momentos  hasta  doce  millas;  pero  oon  sus  fondos  ea 
regular  estado  de  aseo  i  algunas  circunstancias  desfi&vorablea,  U  mar- 
cha será  siempre  de  nueve  i  media  a  diez  millas.  En  el  viajo 
que  he  hecho  últimamente  a  Coquimbo,  el  andar  alcansó  a  nueve 
luillas  con  viento  fresco  i  mar  por  la  proa,  i  los  fondos  tan  sucios 
como  deben  estarlo,  habiendo  trascurrido  nueve  meses  desde  qne  se 
limpiaron. 

£1  gobierno  del  buque  no  deja  nada  que  desear.  Los  d^sctoa  mas 
serios  de  que  adolece  el  Ancud  son:  1.*  el  que  su  oasco  sea  de  hierro; 
2.0  el  tener  parte  de  su  máquina  sobre  la  línea  de  flotación;  3. o  el 
no  tener  aparejo;  4. o  el  no  poder  levantar  su  hélice.  I  finalmente  el 
que  tanto  su  casco  como  maquinaria  son  ya  de  media  vida. 

Los  arreglos  i  reparaciones  que  se  han  hecho  son  las  siguientes: 
Aclarar  la  bateria  de  algunas  mamparas  que  la  abstruían,  hacer 
paColcs,  arreglar  la  cámara  de  guardia  marinas  componer  provisional- 
mente la  calikra  i  el  eje  de  la  hélice  i  limpiar  los  fondos.  Después  de 
la  cspedieion  a  la  costa  de  la  Araucanía,  que  duró  dos  mesesi,  duraa- 
te  los  cuales  estuvo  el  buque  en  continua  actividad  se  hizo  necesarío 
cortar  el  fondo  de  la  caldera  i  practicar  algunas  repai'aciones  en  b 
mcquiua  la  cual  aur.que  do  construcción  antigua  es  de  excelentes 
materiales. 


En  la  actualidad  ésta,  el  casco  i  las  calderas  se  encueotrao  eu 
muí  buen  estado  i  el  buque  listo  para  salit  a  lá  mar. 

Siento  infinito  no  poder  remitir  a  US.  las  copias  de  los  documentos 
oficiales  referentes  al  buque  de  mi  mando»  por  no  creerme  autoritado 
para  disponer  de  ellos;  pero,  si  como  Ud.  me  di^e;  puede  hacer  que 
se  me  pidan  por  el  Mmisterio,  tendré  el  mayor  gusto  en  satisfacer 
aüd. 

Puedo  Ud.  hacer  el  uso  que  le  contenga  de  mi  carta  i  disponer  de 
S.  A.  i  SS. 

JuA^f  E.  Lópxz. 


VI. 

juicio  s0br8  la  condioion  actual  de  los  buques  comprados  en 
•  Estados-Unidos. 

(^Dd  Boletín  del  día  de  la  ^'RcpúUica**  ddl  de  novícnibre  de  1837.) 

Los  cuatro  buques  que  se  han  comprado  efi  Estado^Unidos  no  son 
blindados,  pero  en  cambio  han  prestado  i  están  prestando  tei'vicio» 
importantes.  El  Anead  ha  hecho  cuatro  o  cinco  viajes  a  la  costa  de 
Arauco,  conduciendo  pertrechos  i  víveres  para  las  tropas  qué  han 
efectuado  la  ocupación  de  aquel  litoral.  El  Arauco,  que  es  un  mag^^ 
nífíco  traaporte,  ha  estada  llevando  i  trayendo  soldados  de  Caldera, 
Ancu^  i  otros  puntos  apartados  de  la  República.  Es  el  único  buque  que 
puede  con<^ucir  a  su  bordo  un  (tresl)  batallón  con  la  comodidad  nece- 
saria. El  SCMe,  se  encuentra  actualmente  en  Mejillones,  sirviendo 
de  depósito  a  los  pagos  que  se  lifcen  por  la  espor^ion  del  guano, 
i  su  guarnición  es  la  que  cuida  el  orden  en  las  faenas  de  mas  de  mil 
hombres  que  se  emplean  en  la  esplotacion  de  las  guaneras. 

Estos  buques,  que  tienen  a  su  bordo  artillería  rayada  de  grueso 
eaKbre,  pueden  prestar  mui  buenos  servicias  en  tiempo  de  guerra, 
defendiendo  nuestras  costas,  que  fué  elobjelo  con  que  ^e  le  adquirió. 
En  aquel  tiempo  las  espedidones  lejanas  no  estamn  en  moda.  So 
trataba  ánicamente  de  la  defensa  nacional. 

£1  cuarto  buque  que  se  ba  comprado  en  Estadoe-Unidos,  el  Con* 
cepdony  no  ha  correspondido  a  las  esperansas  que  en  él  se  fundaban. 
Su  andares  tardío  i  consume  mucho  carbón.  Por  esto  se  va  a  ena- 
jenar. 


« 


—  246  — 


DOCUMENTO    U. 

•naelnta  memoria  prcMuteda  al  Mlnlatarlo  d«   KarlaasoltMlaa 
adqaUloloaes  naTal*»  lieohaa  «a  Bstad«**UBid«M. 

Santiago,  agoUo  \i  de  1866 

Aunqae  existen  en  este  Ministerio  todos  los  doonmentos  qne  acre- 
ditan los  grandes  trabajos  practicados  por  US,  en  Elstados  Unidos, 
en  su  carácter  de  Ájente  confidencial  del  gobierno,  para  proveer  de 
buques  i  de  elementos  de  guerra  a  la  República,  juzgo  mas  acertado 
pedir  a  US.  una  reseña  de  ellos  para  consignarla  en  la  Memoria  de 
Marina  que  debo  presentar  este  año  al  Congreso. 

Los  mencionados  documentos  contienen  noticias  mui  relacionadu 
con  otros  asuntos  que  no  hacen  al  caso  i  que  seria  difícil  desligar, 
circunstancia  que  hace  preferible  una  relación  especial  de  US.  sobre  la 
materia,  que  la  exhibición  de  hechos  estraños  id  objeto. 

Confiando  en  la  decidida  voluntad  de  US.  por  el  buen  servicio 
público  i  en  la  conveniencia  que  resulta  de  dejar  perfectamente  tea- 
timoniada  esta  interesante  parte  de  su  comisión  en  aquel  pais,  mego 
a  US.  tenga  a  bien  trasmitirme  cuanto  antes  dicha  narración. 
Dios  guarde  a  US. 

(Firmado). — J.  Mantel  Pinto. 


Alex-Knviado  confidencial  de  la  República  en  Estados- Unidos  don  Benja- 
mín V.  Mackenoa. 


Santiago,  agodo  25  de  1866. 


Señor  Ministro: 


Tengo  el  honor  de  dar  respuesta  a  la  distinguida  nota  de  Y.  S.  fe- 
cha 13  del  oorriente,  en  que  Y.  S.  se  sirve  pedirme  compendie  les 
trabajos  qne  he  emprendido  durante  los  siete  meses  de  mi  residencia 
en  Estados-Unidos,  haciendo  la  eaposioion  de  aquellos  de  una  ma- 
nera en  que  aparezcan  desligados  de  la  masa  de  oomunicaoionee  (jae 
han  sido  trascritas  al  ministerio  de  Y.S.  por  el  de  Relaoionea  esteno- 
ros  de  que  yo  dependía. 

Ai  cumplir  oon  el  deber  de  hacer  a  Y.  S.  la  relación  indicada,  creo 
conveniente  hacer  presente  a  Y.  S.  que  la  limitaré  solo  a  aquellos  ne- 
gocios que  han  tenido  un  resultado  práctico,  presindiendo  de  tomar 
en  cuenta  las  mil  tentativas  que  se  hiio  con  el  objeto  de  procurar  a 
la  República  elementos  de  guerra  i  las  que  casi  siempre  anortaron  o 
bien  por  la  carencia  de  dinero,  o  bien  por  la  hoetilidad  no  disfirasada 
del  gobierno  de  Estados-Unidos,  o  bien  por  la  apatía  propia  de  les 


—  247  - 

países  lejanos,  cuando  no  se  trata  de  cuestiones  en  que  no  estén  afec- 
tados directamente  sus  intereses.  Pasaré  también  en  silencio  aquellas 
operaciones  todavía  pendientes  i  sobre  las  que  habría  algún  peligro 
de  ocuparse. 

Desde  el  primer  dia  de  mi  llegada  a  Nueva* York  (el  20  de  no- 
viembre de  1865),  comprendí  que  la  jigantesca  guerra  que  acababa 
de  terminar  en  la  república  del  norte,  nabia  introducido  considera- 
bles alteraciones  en  el  arte  militar,  principalmente  por  el  invento  de 
los  buques  blindados,  los  torpedos,  los  cañones  de  grueso  calibre,  los 
arietes  de  mar,  ote,,  i  que  por  lo  tanto  era  preciso  aprovecharse  de 
esos  adelantos  ^n  la  mejor  manera  que  estuviera  a  nuestros  al- 
cances. 

En  consecuencia  me  dediqué  a  esplotarlos  en  el  orden  de  su  mayor 
facilidad  para  adquirirlos  i  enviarlos  con  espedicion  a  nuestras  oostas. 
Bajo  este  punto  de  vista  i  el  de  la  escasez  de  recursos  en  dinero  o  cré- 
dito de  que  podíamos  disponer,  aquellos  elementos  aparecían  clasifi- 
cados en  el  orden  siguiente: 

1.  s>     Torpedos. 

2.  ^     Cañones  de  gran  calibre. 
3«  ^     Buques  de  madera. 

4.  ^     Buques  blindados. 
De  cada  uno  de  estos  puntos  impondré  a '  US.  susointamente,  a 
fin  de  llenar  el  objeto  que    US.  ha  tenido  en  vista  al  pedirme  el 
presente  informe: 

TOBPXDOS, 

Los  torpedos  habían  figurado  en  gran  escala  en  la  guerra  de  los 
Estados-Unidoff,  particularícente  como  medio  de  defensa  en  sus  nu- 
merosos rios,  cerrando  sus  embocaduras  sobre  el  mar.  En  esta  línea 
habían  producido  resultados  estraordinarios,  pues  a  muí  poco  costo  i 
sin  peligros  se  había  estorbado  la  acción  de  escuadras  poderosas  i 
aun  de  buques  blindados. 

Como  medio  de  ataque  eran  reputados  menos  eficaces,  pues  de- 
pendían mas  de  la  audacia  del  operante  que  del  mérito  de  la  máqui- 
Ba  de  destrucción,  la  que  consistía  por  lo  común  en  un  casco  de  fie- 
rro lleno  de  pólvora,  al  que  se  aplicaba  ignición  por  medio  de  la 
electricidad  o  por  la  desoomposicion  química  de  ciertas  preparar 
cienes. 

La  destruc'úon  de  la  fragata  confederada  ÁrhermoHe  por  el  te- 
niente federal  Cushing  había  exaltado  estraordínariamente  i  auii 
exajerado,  en  mi  concepto,  la  importancia  de  esta  nueva  arma. 

Pero  sea  como  quiera;  los  torpedos  eran  los  elementos  mas  pron^ 
tdd,  mas  baratos,  mas  aoequíblesí  i  mas  fáciles  para  trasporte  que 
podíamos  procurarnos  i  en  oonseeuencia  consagré  a  ellos  mi  primara 
atención. 

Conseguí  organizar,  no  sin  algunas  dificultades,  una  espedicion  de 


—  248  — 

c^jitro  o&ialeB  confederados  espertos  en  el  oso  de  los  torpedos,  pnee 
vBti^  inrendon  habU  nacido  en  el  sur,  i  después  de  haber  &)>ricado 
algunos  de  aquellos  i  procutádose  ciertos  utensilios  indispensables, 
partiecon  el  21  d^  diciembre,  veinte  días  después  de  mí  llegada,  al 
cará)  del  inieniero  GíUey  que  me  Labia  acompaSado  Yoluntañamen- 
te  OQsde  CJ^LÜe  con  el  objeto  de  servir  al  pais  con  bu  capacidad  in- 
dividual, i  según  entiendo^  bajo  el  patrocinio  del  benemérito  ciu- 
diulano  americano  del  norte  don  Enrique  Meiggs.  Acompañaban  a 
tfftk  comitiva  un  exelente  mecánioo  Mr.  Ewen,  i  un  herrero  esperto 
en  nu  oficio,  Mr.  Hailaday.  Los  oficiales  ie  marina  eran  Ips  tenien- 
tes Reed  i  Álason  i  los  injenieros  navales  Hall  i  Triggs. 

El  envió  .de  esta,  espedicion  hasta  ser  puerta  en  lo^  puertos  de  Chile 
costó  sdo  cinco  mil  pesos,  i  si  no  dip  todos  los  f rotos  que  se  esperaba  do 
ella,  fa6  en  parte  porque  no  se  creyó  prudente  usar  tornedos  céntralos 
buques  españoles  ¡  en  parte  por  haber  pretendido  los  oficiales  mencio- 
nados ^umir  una  posición  distinta  de  la  que  en  realidad  adquirieron 
por  su  contrata,  pues  se  presentaron  como  "contratistas  de  torpedos,'' 
'siendo  que  solo  venian  como  oficiales  de  mar  para  nuestra  escuadra, 
a  cuyo  fin  había  dado  a  unos,  títulos  provisorios  de  tenientes  prí-> 
meros  i  a  otros,  de  injenieros  navale?, 

Despachado  con  felicidad  aquel  primer  ansilio  i  sin  haber  escitado 
|a  eospecha  de  las  vijilantes  autoridades  de  Nueva-York,  empeñadas 
en  sostener  una  rigurosa  neutralidad  i  a  despecho  del  n amoroso  es- 
pionaje que  mantenía  en  todos  los  puntos  la  legación  esftsAdia  de 
Washington,  creí  oportuno  enviar  elementos  mas  apropiados  para  los 
servicios  a  que  iba  destinada  aquella  comisión,  pues  habia  tenido  oca- 
feíien  sdo  -de  llevar  consigo  torpedos  trabajados  mai  a  la  lijera, 

En  eonseouencia  se  compra  un  bote  torpedo  en  10,^00  pesos  papel 
«AOBcda;  se  construyeron  diez  i  ocho  magníficos  torpedos  a  niBOo  ée 
60  pesos  cada  uno  i  se  adquirió  una  batería  eléetrioa  oon  eos  raSUn 
áe  alambre  Apropieéo,  pagándose  a  rason  ^e  600  pesos  la  milla.  Todos 
estos  elementos  se  remitieron  por  el  vapor  que  sidíó  de  Vueva^Tork 
cA  1 1  de  «ñero  a  cargo  éé  Mr..  JDo^,  otro  de  los  lentes,  <iue  habia  en- 
yUtáo  a  Estados  Unidos  el  aetivo  i  dilijen  te  señor  Meiggs.  Pero  ^ea- 
graeiadamenfce  no  se  saeó  todo  el  fruto  de  etloB  por  una  de  las  rafottes 
ye,  espuestas  sobre  «I  uso  de  los  torpedos  i  per  haber  sido  preciso  des- 
iMratar  el  bote  en  razón  4e  haberse  opuesto  la  eom^aüa  <ie  vapores 
a  su  trasporte  por  el  Istmo.  Solo  la  maquinaria  pudo  ser  remitida  « 
^alparaisQ,  donde  «e  adaptó  a  uno  de  ios  botes  torpedos  que  en 
aquel  puerto  se  pusieron  eu  estado  de  obrar. 

Híee  también  «n  esta  Knoa  i  mediante  la  intervenáon  del  eonsul 
de  -Ghüe  ea  Nueva- York,  Mr,  Bogers,  úb.  eotrtrato  por  dos  botes 
tof^edos,  que  dos  individuos  llamados  Bamsey  i  Perry  (i  que  se  pfe- 
soatabao  el  uno  eomo  órajaoo  i  el  otro  oomo  coronel)  se  comprometían 
a  pondr  de  su  cuenta  en  las  costas  de  Chile  i  hacerlo  funcionar  du- 
rante w^aSo  a  0«e  ei^ensas,  no  Tocábmdo  en  retribución  sino  veinti- 


—  249  — 

eioeo  mil  pesos  ti  oabo  de  ese  aiio.  Por  perrersidad  n  otros  motivosi 
estos  individnos  donunoisron  esta  negooiacioii  a  las  autoridades  espa« 
nolas^  después  de  haber  tratado  infruotuosamente  de  arraDearme  al-* 
gun  dinero  adelantado.  Este  denuncio  fué  causa  del  amago  de  ]»rision 
que  sufrí  i  del  subaguiente  juicio  promovido  por  los  autoridades  fede- 
rales de  Nueya-Yons,  siempre  en  estremo  complacientes  oon  todo  lo 
que  les  era  exijido  por  los  representantes  de  la  España. 

Por  último,  i  para  agotar  la  adquisición  de  este  ramo  de  guerra 
fueron  enviados  a  Ohile  los  injenieros  de  torpedo  Mr.  Fay,  autor  de 
un  descubrimiento  notable  llamado  torpedo  de  tiempo,  i  Mr.  Merrian, 
constructor  de  un  bote  submarino.  Al  primero  se  le  dio  por  toda  re- 
muneración mil  pesos  para  costear  su  viaje  de  venida  i  regreso.  El 
segundo  fué  enviado  directamente  por  noestro  Encargado  de  Ne* 
gocios. 

CAÑONES. 

En  Estados-Unidos  se  conocen  solo  dos  grandes  categorías  de  caño- 
nes navales:  los  cañones  Dalilgren  i  los  cañones  Parrot.  Los  primeros 
son  los  jeneralmente  usados  por  la  marina  americana  i  se  conocen  por 
su  forma  a  manera  de  botella  de  champaña,  aumentándose  gradual- 
mente el  espesor  del  metal  desde  la  booa  hasta  la  culata.  Los  según- 
dosy  inventados  recientemente,  tienen  el  refuerzo  del  metal  principal- 
mente en  la  parte  que  corresponde  a  la  cámara  del  canon,  i  se  obtiene 
este  resultado  no  solo  en  la  fundición  sino  por  un  -refuerzo  de  fierro 
batido  que  seles  aplica  esteriormenté  cuando  ya  están  fundidos.  Los 
cañones  Dahlgren  i  Parrot  se  distinguen  ademas  en  que  los  primeros 
8<m  de  ánima  lisa  i  los  segundos  rayados. 

Esta  ultima  circunstancia,  el  crédito  que  habia  adquirido  esta  ar- 
ja%  durante  la  guerra  i  su  simplicidad,  que  la  hacia  mas  a  propósito 
para  nuestro  servicio,  así  como  la  consideración  mas  grave  aun  de  quo 
los  cañones  Dahlgren  eran  un  privilojio  del  gobierno  de  los  Bstados- 
UnidpSj  mientras  que  los  otros  son  manufactiurados  por  una  empresa 
particular,  me  hizo  deoidihne  por  la  adquisición  esclusiva  de  los  úl- 
timos, en  lo  que,  ademas,  obedecja  estrictamente  ala^  instruocioneB 
espedidas  por  ■  el  Ministerio  de  US.  en  que  so  encargaba  hae4r  la 
«ompra  solo  de  artillería  rayada. 

Antes  de  proceder  en  esta  via  creí  conveniente  adquirir  para 
nuestro  servicio  un  oficial  oompetente,  no  solo  en  el  conocimiento  i 
manejo  de  esta  arma,  sino  en  su  fundición  i  equipo  Tuve  en  conse- 
cuencia la  fortuna  de  contratar  al  capitán  Catesby  Jones,. sin  dispu- 
ta el  oficial  de  artilleria  mas  distinguido  de  la  marina  americana  sin 
esoeptuar  talvez  al  almirante  Dehlgren,  í  después  de  ilustrarme  con 
sus  consejos  i  de  haber  recorrido  las  principales  fundiciones  de  armas 
de  la  Union,  se  embarco  para  Chile  el  21  de  enero,  con  el  objeto  do 
establecer  una  fundición  de  cañones  i  presidir  a  su  colocación  en 
nuestras  fortificaciones  de  costa.  Los  oportunos  servicios  de  este  oficial 

32 


—  250  — 

tan  dUiinguIdo  como  honorable,  se  malograron  en  parte  por  haber 
regresado  de  Lima  a  Nueva- York,  a  consecuencia  de  haber  sido 
cedida  su  contrata  al  gobierno  iú  Perú. 

Como  no  existiesen  cañones  de  gran  calibre  fundidos  en  los  Esta- 
dos-Unidos, escepto  en  los  arsenales  del  gobierno,  que  eran  por  mi- 
puesto  inaccesibles  a  nosotros,  i  ademas  fuese  preciso  construir  cure- 
ñas i  municiones  apropiadas  para  cada  calibre,  hísose  preoiso  ocnpar 
la  fundición  de  Mr.  Parrot,  el  inventor  de  los  cañones,  durante  cuatro 
meses,  pues  teniendo  a  la  yez  otros  pedidos,  no  le  era  posible  imtra-- 
gar  fundidos  mas  de  diez  oañones  por  mes. 

El  número  de  los  cañones  que  se  han  fundido  i  enviado  en  TÍrtad 
de  las  contratas  que  se  celebraron,  aperados  con  sus  respectivas  core- 
ñas  i  municiones  en  número  de  doscientos  tiros  fmitad  proyectiles 
sólidos  i  mitad  cóncavos)  por  cada  pieza,  es  el  siguiente: 


Cañones  de  a  800  libs. 

2 

de  a  200 

6 

de  a  100 

9 

de  a    70 

3 

de  a    60 

1 

do  a    30 

11 

de  a    20 

2 

Total 

4 
•  •    •   • 

34 

El  valor  total  de  estas  treinta  i  cuatro  piezas  es  de  doscientos 
ochenta  i  cinco  mil  pesos  puestos  en  Chile  de  cuenta  i  riesgo  de  los 
Tendedores,  según  aparecen  de  los  detalles  enviados  por  mí  al  Minia- 
torio  de  Belaciones  Esteriores*  i  según  lo  que  resulta  que  se  ha  pa- 
gado aleo  -como  dos  tercios  sobro  el  precio  fijado  de  la  ñu^tura,  ea 
razón  del  anticipo  del  dinero,  oombiones,  plazos,  fletes,  seguros,  ries- 
gos de  detención,  etc.,  etc. 

Cuatro  de  los  cañones  indicados  llegaron  en  el  bergantín  ReUoie  a 
principios  de  julio  pasado,  diez  en  el  vapor  Poneos;  seis  vienen  en  el 
vapor  Cherokee  i  el  resto  en  el  clipper  N.  N.,  que  salió  de  nn  poerto 
de  los  Estados-Unidos  el  27  do  julio  último,  i  debe,  por  consiguiente, 
llegar  aquí  a  fines  de  setiembre. 

Debo  advertir  a  US.  que  en  el  número  especificado  de  cañones 
no  se  comprenden  tres  de  a  150  libras  cuja  adquisición  hice  a  mi 
paso  por  Panamá  i  cujo  yalor  cubrió  nuestro  Encargado  de  Negocios 
en  Lima,  i  cinco  mas  que  vienen  en  el  clipper  mencionado  para  ser 
vendidos  por  cuenta  del  fundidor  Mr.  Parrot.  Con  estos  últimos,  el 
número  de  cañones  adquiridos  por  el  que  suscribe  llega  a  cuarenta  i 
dos. 


r-     251      — 


BUQUES   DE    MADERA. 


Los  Estados-Uoidos,  propiamente  hablando,  no  han  tenido  nnnea, 
como  la  Inglaterra  i  la  Francia,  marina  de  guerra.  Lisonjeados  con 
loe  resoltados  de  las  compañas  marítimas  de  la  guerra  con  la  Gran 
Bretaña  en  1812,  en  que  debieron  todo  el  éxito  a  sus  corsarios,  han 
preferido  el  sistema  de  hacer  que  sus  armadores  construyan  los  buques 
de  comercio  con  ciertas  condiciones  de  fuerza  i  rapidez  que  los  hagan 
adaptables  a  la  guerrra,  i  en  esto  sin  duda  han.  obtenido  una  inmensa 
economía,  pero  a  espensas  do  su  respetabilidad  como  poder  marítimo. 

Así  sucedió  que  cuando  estallo  la  guerra  de  separación  en  1861  no 
tenia  el  gobierno  americano  sino  setenta  i  seis  buques  mas  o  menos 
insignificantes  i  repartidos  en  todas  las  estaciones  navales  del  orbe. 

Fuéle  preciso  por  esto  echar  mano  de  cuanto  buque  mercante  exis- 
tía en  sus  costas,  en  sus  puertos  i  aun  en  sus  rios,  con  lo  que  al  cabo 
de  tres  años  logró  reunir  una  escuadra  de  mas  de  setecientos  buques 
improvisados  en  guerra. 

Concluida  aquella,  fueron  estos  mismos  los  que  quedaron  en  dispo- 
nibilidad i  comenzaron  a  venderse  en  remate  público  por  precios 
comparativamente  bajos.  Pero  la  condición  de  estos  buques  era  por 
lo  jeneral  deplorable,  particularmente  en  su  maquinaiia  por  el  activo 
servicio  que  hablan  prestado  durante  una  campaña  de  cuatro  años. 
Por  otra  parte,  estábamos  forzados  a  sujetamos  a  la  letra  de  las  ins- 
truociones  de  US.  que  nos  prescribía  la  adquisición  solo  de  cierto 
jénero  de  buques. 

Mas  la  carencia  absoluta  de  éstos,  al  punto  de  que  no  hubiese  uno 
solo  que  correspondiese  a  ellas  (incluso  el  célebre  Meteoro,  buque  solo 
adaptable  al  corso  pero  en  el  que  no  se  habia  adquirido  toda  la  rapidez 
apetecible),  las  ezijencias  apremiantes  de  la  guerra,  que  se  hacia  en 
el  Pacífico  i  la  escasez  de  dinero,  añadidas  a  las  circunstancias  de  per- 
secución i  vijilanoia  a  que  nos  veíamos  sometidos,  nos  obligaron  a 
aceptar  aquellos  buques,  que  sin  ser  de  primer  orden,  ofrecían  venta- 
jas para  ser  armados  en  guerra  i  podían  ser  entregados  de  cuenta  de 
sus  propios  dueños  i  sin  ninguna  responsabilidad  para  nuestro  erario 
en  los  puertos  de  la  República. 

Bajo  tan  diñciles  condiciones  se  loffro  obtener  la  posesión  de  cuatro 
baques  de  vapor  elejidos  entre  mas  de  doscientos  que  se  inspecciona- 
ron con  ese  objeto,  i  que  no  se  consiguieron  por  la  influencia  de  algu- 
na de  las  circunstancias  ya  referidas. 

De  esas  cuatro  naves  dos  son  de  madera  i  dos  de  fierro,  siendo  tres 
de  ellas  de  hélice  i  una  de  ruedas. 

Paso  a  hacer  a  US.  una  sumarísima  descripción  de  ellas,  omi- 
tiendo detalles  que  ya  son  conocidos  de  US.  por  mis  comunicacio- 
nes trascritas,  informes  de  peritos,  etc. ,  etc. 

El  vapor  Ne-Shaio-Nock  es  un  buque  de  1,800  toneladas  (1,400 


—  252  -^. 

por  rejistro)  de  hélice,  arboladura  de  bergantín,  máquina  vertical  de 
mas  de  500  caballos  de  fuerza,  enteramente  nuevo,  de  una  marcha  de 
catorce  a  quince  millas  por  hora  con  treinta  libras  do  vapor  i  capaz  de 
ser  convertido  en^un  buque  de  guerra,  artillado  con  cañones  de  grue- 
so calibre  a  muí  poco  costo  i  en  breve  tiempo.  Este  buque  salió  de 
Filadelfia  el  9  de  junio  i  llegó  a  Víilparaiso  el  10  de  agosto  i  ha  cos- 
tado 375,000  pesos,  entregado  en  esto  puerto  de  cuenta  i  riesgo  de 
sus  dueños. 

El  Foncat  es  una  cañonera  de  guerra  construida  por  el  gobierno  d$ 
Estados-Unidos  con  el  nombre  de  Sciota  en  1861,  al  co3to  de  65,000 
pesos.  Es  un  buque  de  507  toneladas,  de  hélice,  de  construcción  mui 
fuerte  Icepaz  de  una  gruesa  artillería.  Su  andar  es  de  ocho  a  nueve 
millas,  pero  tiene  fuertes  masteleros  capaces  de  cargar  mucha  vela. 
Este  boque  salió  de  NuevarLóndres  el  9  de  majo  i  llegó  a  Lota  el  18 
del  presente,  habiendo  sufrido  considerables  retardos  en  Pernambuco 
i  Rio  por  falta  de  oombustible. 

Su  preelo,  bajo  los  mismos  términod  que  el  anterior,  es  de  110,000 
pesos. 

El  lasheUa  es  vin  buque  de  fierro  i  de  ruedas  de  700  tonelad&í>, 
construido  en  Glasgow  en  1861  bajo  el  nombre  de  Girafe  i  empleado 
en  la  guerra  de  los  Estados-Unidos  como  corredor  de  bloqueo  de  los 
puertos  del  sur  con  la  denominación  del  Jeneral  Lee,  on  lo  que  ganó 
macha  reputación  por  su  lijercza,  habiendo  conseguido  burlar  el 
bloqueo  no  menos  de  doce  veces.  Capturado  al  fin,  fué  armado  en 
guerra  por  el  gobierno  federal  i  con  el  nombre  de  Fort  DonnAson  hizo 
varias  campañas  i  particularmente  la  del  fuerte  Fisher.  Este  buque 
salió  de  Baltimore  el  4  de  mayo  i  llegó  a  Valparaíso  el  22  de  agosto. 
Su  precio  ha  sido  de  85,000  pesos, 

El  Ckerokee  es  un  buque  de  fierro,  do  hélice,  de  606  t^meladas  i 
muí  notable  por  sus  cualidades  marineras  i  por  su  andar,  su  máquina 
es  también  de  primer  orden.  €!omo  los  dos  anteriores  estuvo  armado 
en  guerra  i  sirvió  con  mucho  crédito  llevando  seb  cañones.  Salió  de 
Boston  el  15  de  junio  i  debe  llegar  a  nue&tros  puertos  en  una  fecha 
mui  próxima.  Su  precio  es  el  do  77,220  pesos. 

£1  total  de  los  elementos  de  guerra  enviados  al  país  aacieiíOen  mas 
o  menos  a  un  millón  sesenta  mil  pesos  (1.060,000  ps.)  pagaderos 
en  letras  sobre  Londres  a  noventa  dias  i  después  de  recibidos  los  obje- 
to«  sobre  que  debe  recaer  el  pago,  lo  que  proporciona  al  Erario  un 
plazo  al  menos  de  seis  meses  desde  el  dia  en  que  se  oerró  cada  nego- 
ciación. 

La  marina  de  Estados-Unidos  carece  todavía  de  buques  que  pue- 
dan llamarse  con  propiedad  blindados  como  el  Warrior  de  la  marina 
inglesa,  la  CRoire  de  la  francesa  i  el  Ré  GáUintuomo  de  los  italianos. 
Hasta  aquí  el  gobierno  americano  solo  se  ha  ocupado  do  hacer  cons- 
truir en  sus  astilleros  la  clase  de  naves  conocidas  con  el  nombre  de 
fnanitores  que  inventó  el  isjeniero  sueco  Erickson  en  1862,  i  que  no 


—  353-* 

son  propiamente  bnqncs  sino  botorías  blindadas  para  ladefoiisa  de  sha 
costas;  tiene  de  éstas  una  flota,   pero  naturahnente  son  taaekciiadaa 

Eira  nuestro  serricio;  aun  n^  podrían  trasportarse  al  través  del  océano, 
os  únicos  monitores  capaees  de  esa  clase  de  naregaeioB  <]^ae  poseen 
los  Estados^Unidos  son  el  Monadnok  quo  se  encuentra  ahor»  en  Sao 
Francisco  a  donde  ha  sido  llevado  eo»  mil  precauoóones»  i  sa  jepcielo 
el  Míant(momo?í(p.e  ba  sido  enviado  a  Rusia. 

Resulta  de  esta  Hjera  esposicion  que  no  exigen  en  Estades-TJnídoa 
los  buques  blindados  i  que  si  se  puede  darse  este  nombre  a  alguno» 
monitores  o  rams  ^buques  de  tiriete)'  como  el  Puritan  i  el  Dwkdcm^ 
herg,  no  es  posible  adquirirlos  fácilmente  por  pertenecer  al  gobierno 
americano. 

Estas  circunstancias  i  el  carácter  reservado  de  las  negociaciones  que 
se  ban  emprendido  sobre  este  jénero  de  buques,  de  uno  de  los  cuales 
acompañé  a  US.  los  planos  detallados  i  propuestas,  mo  hacen  poner 
término  a  este  breve  resumen  que  me  atrevo  a  esperar  satisfará  en 
parte  tos  deseos  que  ban  movido  a  ÜS.  a  dirijirme  la  nota  que  tenga 
el  honor  de  dejar  contestada. 

Aproveeho  esta  oportunií&d  pava  ofrecer  a  US.  los  sentimientos 
de  mi  mas  alta  comsideracion. 

B.  YiCüii.  MaosBüna. 
AI  señor  Afiniátr^  die  Marina. 


DOCUMENTO  "W. 


£stractos  de  mis   comtinicaclones   eficiftlee  ooa  «1  CkiMemo  <to 

Cbil«  WQhT%  OOTHkriOS. 

Nueva'Yorky  noviernlfre  3ft  de  18fi7. 

• 

Hasta  hoi  no  ha  sido  posible  obtcnei  la  salida  de  ningim  coraarío^pof 
cuenta  de  terceros.  La  razón  mas  jeneral  es  que  no  teniendo  puertos 
en  que  vender  las  presas,  i  debiendo  hacerse  éstas  con  todas  las  fes- 
trícciones  del  derecho  moderno,  ofrece  mui  pocos  alicientes  de  prove- 
cho. En  segundo  lugar  se  teme  la  vijfla&cia  del  gobierno  i  ks  re^fxuH- 
sabilidades  que  caerían  sobre  los  empresarios  por  reclamo»  de  perjui- 
cios de  naciones  amigas  o  neutrales.  US.  sabe  que  en  esto  momento 
los  Estados-Unidos  ejecutan  a  la  Inglaterra  con  un  reclamo  grave 
de  indemnizaciones.  Por  esto  este  gobierno  tiene  un  particular  tttte^ 
res  en  mantener  la  mas  estricti  neutralidad  respecto  de  operaeiones 
marítimas,  eon  el  objeto  de  reforzar  su  demanda.  Ademas,  los  ajen- 
tes  de  Francia,  temerosos  aquí  do  que  se  armen  ospedicionei  con  bau.* 


—  254- 

^dera  mejicana  ejercen  una  gran  T^lancia  en  el  poerto.  Otroianto 
harán  loa  españoles  ahora.  Desgraciadamente  recibieron  patentes  d« 
corso  en  Chüe  algunos  indiridaos  que  haü  hecho  pésimo  oso  de  ellas. 
Un  tal  B^fes,  que  me  dioen  fue  recomendado  del  coronel  Villalon, 
Tino  desde  el  Callao  haciendo  gran  algaaara  con  dos  patentes  que  le 
dieron,  ofreciendo  venderlas  o  negociarlas,  planes  que  prosiguió  aqui 
abiertamente  hasta  hacer  preciso  quitarle  los  papeles  que  están  ahora 
en  mi  poder.  Este  individuo^  otros  han  dado  la  alanna  aquí.  Feliz- 
mente los  diarios  de  moto  propio  han  desmentido  estos  rumores 
como  lo  yerá  US.  en  los  trozos  impresos  que  le  incluyo. 


Nueva-Yark,  diciemíre  20  de  1867. 

Respecto  de  corsarios  nada  satisÜMstorio  puedo  decir  a  US.  Aqni 
hai  muchos  prontos  para  la  empresa  i  es  tal  su  afluencia,  que  real-» 
mente  el  libertarme  de  ella  es  una  de  mis  mayores  &tigas.  En  una 
ciudad  tan  rica  i  mercantil  como  ésta  i  rebosando  de  ayentureros, 
todos  quieren  salir  a  la  mar,  pero  todos  piden  dinero  i  en  grandes  pro^ 
porciones.  No  he  encontrado  todavia  entre  centenareg  una  sola  perso- 
na de  quien  fiar  completamente,  ni  á  quien  dar  una  patente.  Todos 
hablan  de  las  leyes  de  la  neutralidad,  pero  es  solo  para  pedir  centena- 
res de  miles  de  pesos  por  el  peligro  de  quebrantarlas,  peligro  imigina^ 
rio  del  que  solo  se  hace  un  argumento  de  especulación.  Esto  ha  sido 
el  resultado  de  todos  mis  planes  á  este  respecto,  i  todavía  no  hai  nada 
resuelto.  Mi  idea  es  que  lo  que  podrá  hacerse  de  mas  fácil  es  el  en- 
vió de  uno  de  estos  buques  a  Cuba  en  la  forma  que  detallé  a  US.  en 
mi  anterior  comunicación.  Cuando  la  guerra  asuma  su  verdadero 
•arácter,  es  posible  también  que  cambie  el  aspecto  de  este  negocio,  que 
ahora  nadie  mira  aquí  fino  como  una  especulación  a  la  gruesa  venta* 
ra,  particularmente  desde  la  declaración  del  Ministro  de  la  Marina 
española  en  que  amenazó  tratar  como  a  piratas  a  los  que  se  embar.- 
quen  en  estas  empresas.  El  señor  Asta-Buruaga  iba  a  hacer  una 
protesta  enéijica  sobre  esto  (1.) 

(1)  El  Encargado  de  Negociot  de  Chile  en  Washington  pi'olettó  en  efecto  contra 
aqueüa  declaraeion  bárbara,  es  decir,  eipañola  en  lot  iérminot  tiguientei.—  Le* 
gacion  de  Chile. —Washington,  diciembre  27  de  186fi.— Habiendo  el  go- 
bierno español  dado  instrucciones  a  sus  cruceros  de  tratar  como  piratas 
a  los  corsarios  chilenos,  cu^a  tripulación  no  conste  en  su  mayor  parte  da 
chilenos;  el  gobierno  del  infrascrito  protesta  solemnemente  contra  esas 
arbitrarías  prescripciones,  i  está  resuelto  en  caso  de  llevarse  a  efecto,  a 
tomar  en  vindicación  las  mas  severas  represalias.  El  ffobiemo  de  Chile 
protejerá  por    todos  los  medios  posibles,  taPto  a  los  oficiales   como  a  la 

Suarnicion,  equipaje  de  los  corsarios  i  naves  públicas  de  Chile,  aun  euan> 
o  sean  estranjeros,  los  cuales,  mientras  permanezcan  a  su  servido^  go« 
zan  da  todos  los  derechos  i  privilejios  de  ciudadanos  chilenos.— (Firmado) 
«^F.  S.  AsTA-BCRUAGA,  Encargado  de  Negocios  de  Chile. 


—  255  — 

Sin  embargo,  apesar  de  todo  lo  que  tengo  dicho  a  US.  «Ortre  estar 
particular,  la  verdadera  causa  que  nos  retajrda  i  nos  embarass  en  todo 
e«  el  absoluto  silencio  que  guardan  para  con  nosotros  hasta  hoí.  todos 
los  ajentes  del  ^biemo  en  Europa.  En  un  mes  que  estoi  aquí  ni 
Asta^Bururga  ni  yo  hemos  recibo  una  sola  esquela,  ni  siquiera  el 
anuncio  de  que  habrá  dinero.  ^C6mo  establecer  combinaciones  con  tal 
sistema?  ¿Cómo  evitar  la  repetición  de  un  mismo  negocio  hecho  a  \» 
vee  aquí  i  en  Earopa?  ¿Cómo  llevar  a  cabo  nada  en  esto  pais  sin  di- 
nero desde  que  lo  que  menos  piden  por  darle  a  cuenta  del  crédito  del 
gobierno  los  comerciantes  mas  amigos  de  Chile,  como  A. .  .  es  un 
80  por  ciento?  Esperamos  con  ansia  cada  vapor  a  este  respecto,  pero 
nada  nos  llega  todavia  i  nos  hemos  visto  obligados  a  consumir  ya 
20,000  libras  de  las  30,000  que  US.  autorizó  a  jirar  contra  Baring 
al  señor  Asta-Buruaga  para  gastos  de  la  legación.  Pero  este  fondo 
se  agotará  en  pocos  dias  i  entonces,  sino  vienen  avisos  de  Europa, 
será  preciso  empeñar  el  crédito  del  pais,  o  cruzar  los  brazos,  lo  que  no 
quiera  Dios  suceda. 


Nueva^York,  enero  8  de  1866, 

En  cuanto  al  alistamiento'  de  corsarios  por  cuenta  de  particulares 
en  este  pais,  proyecto  que  me  babia  lisonjeado  como  de  una  fácil  i 
eficaz  realización,  comprendimos  luego  que  habiamos  caído  en  error 
Parece,  en  efecto,  que  este  sistema  de  hacer  la  guerra  ha  caido  va 
en  completo  desuso  i  aun  en  universal  descrédito.  La  influencia  del 
eomercio  entra  por  tanto  en  la  existencia  actual  de  las  naciones  que, 
ademas  de  las  declaraciones  i  tratados  de  éstas,  hai  una  especie  de 
sentimiento  tácito  i  jeneral  entre  los  individuos  que  repele  aquel  me-  * 
dio  de  destrucción  mucho  mas,  cuando  ya  no  se  permiten  tribunales 
de  presas,  i  las  limitaciones  que  impone  la  propiedad  neutral  dis- 
minuyen naturalmente  el  interés  de  los  especuladores.  En  compro- 
bación de  esto  puede  ^Qitarse  el  hecho  significativo  de  que  en  cinco 
míos  de  guerra  con  la  Francia  no  se  tiene  noticia  de  ningún  corsario 
armado  con  bandera  de  Méjico  i  que  aun  la  confederación  del  sud, 
contando  con  todo  el  auxilio  secreto  pero  poderoso  de  Inglaterra  i  de 
Francia,  solo  pudo  armar  en  cuatro  años,  a  espensas  de  su  oro,  cinco 
corsarios,  incluso  el  Stone  Waü  que  no  alcanzó  a  hacer  ningún  crucero. 
La  posición  especial  en  que  la  diplomacia  de  este  gobierno  habia 
puesto  la  cuestión  de  los  corsarios  respecto  de  sus  reclamos  con  In- 
glaterra por  los  daños  del  Alahama  i  el  Shenandoah,  era  otro  motivo 
no  menos  poderoso  para  confirmamos  en  la  convicción  de  que  no 
era  posible  conseguir  este  recurso  peligroso,  ni  aun  con  un  fuerte 
auxilio  en  dinero  de  nuestra  parte. 

Lo  que  sucedió  en  Estados  Unidos  aconteció  también  en  Ve- 
nezuela,  en   Nucva-Oranada,  en  California  a  donde  mandé  va- 


^256  — 

rtas  patentes  solintiuiafi  por  chSenos,  eü  Europa  i  en  todas  pariétf. 
* 'Nadie  e&  Europa^  nos  escribía,  el  señar  Oarrallo  el  15  de  enero  de 
1866,  hft  querido  aceptar  patente  de  corso  por  no  tener  Cüife  tuL  solo 
puerto  amigo  en  e^  Atkaitico  que  recibk  sas:  presa».  Baeno»- Aires; 
ríueya-Oranada,  Venesuela,  Estados  Unidos,  todos,  todY)s  son  anos; 
Entretanto  la  España  se  alarma  cada  día  con  Las  fimtasma»  de  ecrsa'» 
ríos  qm  divisan  los  rijías  de   Cadizl" 

''Sobre  eorsarios,  decia  poco  mas  tarde  (febrero  29)r  a  nnestro  go- 
bierno^ el  señor  Asta-Buniag^k,  ya  no  ae  piensa  porque  no  baá.  inte- 
resados en  esto,  desde  que  ren  incierto  i  riesgoso  ei  lucro  de  estas  em- 
presas. Con  todo,  sostendremos  aquí  la  idea  del  apresto  de  eUos  per 
el  efecto  moral  qne  produce  manteniendo  la  alarmik  en  el  comercio 
español." 

I  nosotros  a  nuestro  tumo  decíamos  (despax^bo  dell  ^ ,  de  junio)  qne 
los  corsarios  solo  podían  salir  de  los  puertos  de  Cbile  '*por  que  en  e»^ 
te  pais  (los  Estados  Unidos)  o  en  ningún  otro  del  Atlántico,  despue» 
del  temor  qUe  va  inspirando  a  estas  naciones  comerciantes  el  crueero 
del  Alabama  i  del  Sli^nandoah^  es  imposible,  de  todo  punto  imposi^ 
Ue  armarlos." 

I  de  estas  tijeras  notas  nosotros  sacamas  las  siguientes  deducciones, 
por  si  alguna  vez  se  nos  ocurfe  echar  mano  de  este  poderosísimo  ele- 
mento de  guerra  de  las  naciones  débiles. 

1.  ^ — Que -per  puro  est>iritu  de  vanidad  oficial  i  europeismo  jmp 
adherimos  a  los  principdos  europeos  oomo  el  de  las  cuatro  declaraciones' 
del  Congreso  de  Paris. 

2.  ^  Que  los  corsarios  del  dia  no  son  como  los  qne  armaron  en  Bua^ 
nos- Aires  en  1815  i  16  Bucbard^Brown  i  el  cura  Uribe,  sino  que 
se  necesita  para  usarlos  con  éxito,  poderosos  vaporea  de  primer  órdon, 
construidos  espresamente  para  su  objeto  i  por  lo  tanto  costosísimos. 

8.  ®  Que  si  no  queremos  echarnos  encima  las  redamaciones  i  todas 
las  potencia»  marilimas  del  orbe  los  corsarios  deben  amarse  en  los 
puertos  beUjerantes  i  como  verdaderas  naves  de  gnerra.  £1  Alaba^ 
ma  mismo  i  el  Skenandoah  estaban  mandados  por  oficiales  Confe- 
derados 'f  eran  verdaderos  buques  de  guerra  del  gobierno  de  Bkdi- 
liiond,  puestos  en  corso  con  la  debida  autorización. 

Fuera  de;  esto,  todo  lo  demás  es  pura  charla  i  fantasmagoría  oamo 
la  del  famoso  Atacama,  verdadero  oasis  óptico  del  Desierto  que  le 
diera  nombre. 


DOGltBSEMTO  X. 

Torpedo  ira.]r. 


No  habiéndose  aceptado  en  Chile  los  servicios  del  profesor  i'«y(  que 
consintió  en  v^nir  a  Chile  sin  mas  renumeracion  qne  la  de  1,000  pesos 


—  257  — 

par&  sü  viaje  de  veuida  i  regreso)  i  habiendo  laA  autoridades  mili^ 
tares  de  Yalparaiso  rehusado,  seguu  se  dijo  entonóos,  el  permití 
que  hicieran,  sus  esperimentos  en  aquella  bahía,  por  no  venir  la  so* 
licitud  en  que  asi  se  pedia  en  papd  selUtdo,  creemos  conveniente  re- 
producir aqüi  de  un  periódico  de  New  Bedford  la  siguiente  des- 
cripción del  torpedo  de  precisión  de  Mr.  Fay  que  se.resula  como  una 
máquina  de  reloj  i  puede  hacerse  reventar  a  una  hora  i  minuto 
dados,  aun  pasados  muchos  dias  i  semanas »  ^ 

Aquella  descripción  dice  asi: 

Esplosioit  de  torpedos. 

"Millares  de  personas  cubrían,  ayer  en  la  tarde,  las  dársenas  i 
malecones,  desde  la  calle  del  Estado  hasta  cerca  de  la  punta  Holan- 
desa, con  el  objeto  de  presenciar  la  esplosion  del  torpedo  sabmarino 
de  Mr.  Fav.  El  momento  fijado  de  antemano  para  la  esplosion  fué 
las  7  h.  10  minutos  P.  M.  Precisamente  a  ese  tiempo  tuvo  lugar  la 
esplosion,  lanzando  una  gran  masa  de  humo  i  de  Vapor  a  una  altura 
de  algunos  cuarenta  piee;  en  esa  masa  se  perdían  completamente  los 
maderos  de  la  balsa  que  hizo  saltar  al  torpedo. 

De  en  medio  de  la  nube  do  vapor  suijio  una  columna  de  agua,  a 
manera  de  chorro  de  una  fuente»  hasta  una  altura  como  de  ochenta 
pies.  El  espectáculo  }}ue  entonces  presenciamos  fué  magnifico.  Ase- 
mejábase al  que  presentan  los  geiser  o  fuentes  calientes  de  Islan- 
dia,  con  la  diferencia  de  que  fué  en  mayor  escala. 

La  balsa  fué  lanzada  al  aire  rota  en  mil  pedazos. 

Sé  empicaron  para  la  esplosion  150  libras  de  pólvora  colocadas  en 
el  fondo  del  rio,  a  una  hondura  de  10  o  12  pies. 

Una  escena  animada  i  hermosa  tuvo  lugar  inmediatamente  des* 
pues  de  la  esplosion,  tal  fue  el  agolpamiento  de  la  jente  en  botes  al 
lugar  en  donde  ocurrió  la  esplosion.  El  rio  estaba  cubierto  de  em* 
barcaciones  de  toda  especie,  incluyendo  alguno  de  los  finos  i  elegan- 
tes botes  corredores  de  lo§  clubs,  i  en  las  grandes  olas  que  produ- 
jo la  conmoción,  los  botes  bailaban  i  se  sacudían  como- las  yerbas 
marinas  en  las  reventazones  de  la  costa. 

Las  maderas  de  la  balsa,  según  hemos  sabido^  fueron  reducidas  to- 
das a  fragmentos  por  la  esplosion." 

A  propósito  de  este  mismo  asunto  de  torpedos  i  como  un  contraste 
con  las  modestas  pretenciones  de  Fay,  me  parece  curioso  insertar 
aquí  las  siguientes  bases  de  contrato  que  me  propuso  uno  de  esos  co- 
rondes  de  Estados-Unidos  que  si  vivieran  en  Ohüe  tendría  sin  duda 
la  Penitenciaria  por  cuartel.  ^ 


33 


—  258  — 

Propuestai  huhas  por  el  carond  S,  G.  Farzkéy^  lujeniero  tivü  t 
multar  por  n  miwio  i  en  representación  del  comodoro  II.  S  l/ub- 
hock  i  del  capitán  E,  C.  Singer,  todo$  cíudadanoñ  del  Estado  de 
Tejas,  al  señor  B,  Vicutta  AíacJeenna,  cónsul  de  ChUe  en  los  Etta- 
dos- Unidos, 

Señor: 

El  infrascrito  tiene  el  honor  de  proponer  respetuosamente. 

I. 

Descubrir  al]  representante  del  gobierno  de  Chile  el  método  de 
construcción  i  uso  de  la  terrible  arma  de  guerra  conocida  con  el  nom- 
bre de  torjyedos  de  ¡Singer  i  Forshe¡/,  tan  estensa  i  brillantemente 
usada  por  los  confederados  del  sud  contra  buques  de  guerra  i  trenes 
de  ferrocarril.  La  propiedad  de  estos  torpedos  pertenecerá  perpe- 
tuamente a  Chile  bajo  las  condiciones  que  se  estipulan  mas  adelante. 

n. 

Preparar  el  número  de  aquellas  máquinas  de  guerra  que  indique 
el  S.  Vicuña  Mackenna  i  encajonarlas  de  modo  que  puedan  traspor- 
tarse a  Chile  o  a  cualquiera  otro  pais. 

ni. 

In<ipeccionar  por  medio  de  uno  de  los  tres  proponentes  la  cons- 
trucción de  las  citadas  máquinas  en  Chile  o  en  otra  parte,  a  la  volun- 
tad del  Gobierno  de  Chile  en  la  presente  guerra  con  España  i  al  me- 
nos por  el  término  de  un  año  i  a  suminbtrar  el  número  de  operarios 
qu3  el  injeniero  director  requiera. 

En  remuneración  de  los  anteriores  servicios  prestados  al  Gobierno 
de  Chile,  el  señor  Vicuña  Mackenna  se  compromete  a  pagar  las  si- 
guientes sumas: 

1.  ^  Por  descubrir  el  secreto  tanto  del  torpedo  marítimo  como  del 
torpedo  territorial  i  la  concesión  de  su  privilejio  permanente  a  Chile, 
50,0000  pesos  en  moneda  chilena. 

2.  ^  En  el  momento  de  concluirse  cualquiera  de  las  mencionadas 
máquinas  de  guerra  o  de  la  partida  do  algunos  de  los  injenieros  se 
pagarán  otros  50,000  petuw. 

.  8.  ^  A  la  espiración  de  los  primeros  seis  meses  i  continuando  la 
guerra  i  los  servicios  de  los  citados  injenieros,  so  pagarán  otros 
50,000  pesos. 

4.  ^  En  el  asmo  de  que  la  guerra  termine  antes  de  hacerse  uso  de 
los  citados  torpedos  se  omitirá  el  pago  de  los  últimos  50,000  pesos  de 


^  2S9  — 

ma&era  que  ol  precio  (ot&l  del  privilejio  i  secreto  tnptrpdw^  será  de 
100,000  pesos.     . 

5.  ^  Todos  loe  coatoe  de.  trasporto  de  materiales  i  pasajes  de  obre;* 
ros  sepa  de  ouenta  del  Oobierno  de  Chile. 

6.  ^  Los  salarios  de  los  injenieros  i  operarios  que  se  empleen  serán 
pagados  desde  el  día  en  qne  entren  al  servicio  de  Chile  i  se  les  darán 
despachos  a  fin  deque  sean  tratados  como  prisioneros  de  guerra  en 
caso  de  captura. 

7.  ^  En  el  caso  de  que  la  guerra  se  prolongue,  los  proponentes 
Remitirán  la  suma  de  50,000  pesos  de  los  150,000  pesos  esüpuladosi 
recibiendo  en  pago  los  premios  que  se  den  por  la  destrucción  de  bu- 
ques u  otras  propiedades  del  enemigo. 

CáUib  G.  FarBhey, 


DOCUMENTO  Y- 

Notas  ollolales  relativas  a  cuentas* 

I. 

KOTA   JUNSRAL    al  SGÑOtt   ASTA-BüRUAGA  SOBBB  TODOS  tOS  <}AST0S  HX- 
CHOS  £N  ESTADOS-UNIDOS  PARA    ADQUIRIR  ELEMENTOS  DE  GUERRA. 

A  bordo  dd  vapor  New- York,  junio  23  de  1866. 
Señor  Encargado  de  Negocios: 

Tengo  el  honor  de  acompañar  a  US.  para  su  examen  i  aprobación 
la  cuenta  documentada  de  la  suma  de  46,535  pesos  papel  moneda  de 
Estados-Unidos  que  US.  so  ha  servido  poner  a  mi  disposición  en  di- 
versos créditos  desdo  que  con  fecha  6  de  abril  último  remití  a  US.  la 
cuenta  respectiva  del  crédito  anterior  por  20,000  pesos  de  la  misma 
moneda. 

Observará  US.  que  mas  de  dos  tercios  de  la  suma  de  que  paso  a 
dar  cuenta,  esto  es  32,187  pesos  50  centavos  han  sido  empleados  en 
anticipos  por  cuenta  de  las  contratas  a  crédito  que  S3  han  hecho  ji- 
rando  contra,  el  Gk)biemo  de  Chile.  Así,  la  primera  partida  de  13,987 
pesos  50  centavos  corresponde  a  los  10,000  pesos  oro  que  debíamos 
pagar  a  Mr.  Prentis  el  contratista  do  los  diez  cañones  Parrot  de 

fran  calibre,  por  su  factura  de  £  37,000.  En  consecuencia  el  jiro  se 
a  hecho  solo  por  £  35,000.  El  cambio  de  138  ^/g  a  que  fué  preciso 
comprar  el  oro  el  día  que  se  hizo  el  pago  (mayo  25)  aumentó  la  suma 
de  10,000  pesos  a  la  de  13,987jpesos  50  centavos,  como  puede  U3' 
verlo  en  la  cuenta  de  jiros  presentada  por  la  casa  de  Alsop  que  acom- 
paño i  a  la  cual  me  refiero  para  todos  los  cambios  de  oro  que  haya  si- 


—  260  — 

do.  preoi»)  hacer  o  rice- versa  para  las  oonTersiones  de  papel  en  oro. 
pncB  el  préstamo  hecho  por  esa  casa  fué  en  papel. 

De  los  otros  14,000  pesos,  mas  de  3»000  pesos  se  han  gastado  en 
los  últimos  ocho  números  de  la  Voz  de>  la  América,  incluyendo  1,000 
p«>B06  adelantados  al  señor  Macias  por  la  subvención  anticipada  de 
dos  meses  que  US.  ha  creído  conveniente  conceder  para  su  continuar 
oion;  800  pesos  se  han  invertido  en  auxilios  de  armas  para  Cuba  con- 
forme a  las  instrucciones  do  US.,  siendo  esta  suma  una]  mitad  de  la 
que  la  ' 'Sociedad  republicana  de  Cuba"  ponia  por  sa  parte;  1,000 
pesos  se  adelantaron  al  abogado  Stoughton  por  los  juicios  promovidos 
contra  el  que  suscribe  i  cónsul  Rogers;  1,000  pesos  so  dieron  al  se- 
ñor Hunter,  portador  de  pliegos  para  costear  su  viaje  a  Chile  i  oerca 
de  1,000  pesos  se  ha  pagado  al  capitán  Willson  por  sus  sueldos  i  gas- 
tos de  viaje  hasta  el  21  del  presente  en  que  se  embarcó,  incluyendo 
en  esa  suma  125  pesos  importe  de  su  pasaje  hasta  Aspinwall;  1,000 
pesos  se  ha  pagado  al  señor  Cueto  por  sus  sueldos  desde  el  10  de 
abril  hasta  el  27  de  julio,  dia  en  que  se  supone  debe  llegar  a  Chile» 
incluyendo  también  la  gratificación  de  50Q  pesos  oro  que  lo  corres- 
pondia  por  la  mitad  de  su  sueldo  al  concluir  su  destino,  i  por  último 
algo  mas  do  3,000  pesos  he  tomado  yo  mismo  por  cuenta  de  mi* 
sueldo. 

Las  demás  pequeñas  partidas,  como  US.  verá,  se  refieren  a  oljetos 
varios  del  servicio  de  la  comisión  que  he  desempeñado  i  su  inversión 
consta  de  sus  respectivos  recibos.  Por  separado  acompaño  a  US.  el 
recibo  de  350  pesos  que  quedó  pendiente  en  la  cuenta  anterior  de 
dinero  recibido  por  el  capitán  Willson  i  que  éste  no  me  envió  en  tiem- 
po por  sus  frecuentes  ausencias  de  Nueva- York. 

Siendo  ésta  la  última  cuenta  que  debo  rendir  a  US.  de  las  sumas 
puestas  a  mi  disposición  en  los  siete  meses  corrido^  desdo  fines  de  no- 
viembre hasta  el  20  de  junio  fecha  del  último  crédito  abierto  por  US., 
ereo  de  mi  deber  i  consulto  al  mismo  tiempo  mi  propia  satisfacion,  ' 
ofreciendo  a  US.  un  resumen  jeneral  pero  comprensivo  de  la  inver- 
sión que  se  ha  hecho  de  esa  suma  por  mi  conducto,  pero  siempre  con  la 
consulta  i  aprobación  de  US.,  suma  que  ascendió  a  90,675  pesos  en 
papel  moneda  según  los  créditos  siguientes: 

17,000  pesos  oro,  crédito  del  banco  de  loa  señores  Bigea  i  Ga, 
abierto  en  tres  partidas  de  9,000  pesos,  6,000  pesos  i  2,000  pesos 
que  vendidos  al  142  por  ciento  (término  medio)  son,  en  papel  mone- 
da 24,140  pesos.  ' 

20,000  pesos  papel  (crédito  de  enero  18  i  marzo  16  en  la  casa 
de  ALsop.) 

46,535  pesos  créditos  do  abril  9  (5.000  pesos)  mayo   29  (30,000 

Sesos)  junio  15  (10,000  pesos)  i  junio  20  (1,000  pesos  oro)  que  ven- 
idos al  153  '/,  produjeron  1,535  pesos. 

Echando  una  ojeada  sobre  las  diversas  cuentas  que  he  presejutado 
a  US.  i  a  la  presente^ observará  US.  en  globo  que  algo  mas  de  un  ter- 


—  261  — 

cío  dd  toted,  esto  es,  32,000  pesos  (omito  las  frácoioDes  para  hacer 
mas  oomprensiya  la  cuenta)  se  han  invertido  en  anticipos  sobre  his 
diversas  contratas  a  plazo,  que  se  han  celebrado,  cuyos  valores  se 
han  deducido  en  consecuencia  do  los  jiros  que  se  ha  hecho.  Otro 
tercio  (30,000  pesos)  se  han  gastado  en  elementos  de  guerra  oom* 
prados  para  Chile,  i  en  el  envío  de  oficiales  i  mecánicos,  compren- 
diendo la  adquisición  que  hizo  el  señor  £vans  de  un  bote  torpedo  en 
10,000  pesos  i  los  sueldos  anticipados  i  precio  de  pasaje  del  capitán 
Jones  i  de  doce  personas  mas  que  fueron  enviadas  en  diversas  épocas 
oon  los  señores  Cilley,  Dow  i  Sampayo. 

De  los  30,000  pesos  restantes  cerca  de  15,000  se  han  empleado  en 
sueldos  del  que  suscribe,  del  capitán  Willson,  i  de  loa  señores  Aldu- 
nate,  Cueto,  Hunter  i  Sarratea  que  han  ausiliado  en  diversos  puestos 
los  trabajos  de  esta  Ajencia. 

En  los  objetos  especiales  de  mi  comisión,  esto  es,  en  promover  la 
opinión  pública  por  medio  de  la  prensa  do  Nueva- York  i  la  ajitacion 
de  Cuba,  solo  se  ha  gastado  una  silma  de  7,000  pesos  de  los  que 
5,000  pesos  coresponden  a  la  **  Voz  de  la  America'*  i  varios  folletos 
publicados  en  Nueva- York,  1,000  pesos  en  el  meeting  de  la  Doctrina  . 
Monroe  que  tuvo  lagar  el  6  de  enero,  1,500  pesos  al  abogado  que 
ha  defendido  los  juicios  promovidos  por  el  gobierno  de  Washington  i 
800  pesos  en  ausilios  para  remitir  armas  a  Cuba. 

Creo  conveniente  advertir  a  US.  que  no  he  hecho  uso  de  la  au- 
torización que  recibí  del  gobierno  i  de  US.  para  subvencionar  la  ^ 
prensa  americana  sino  hasta  la  cantidad  de  300  pesos  dados  en  tres 
períodos  de  a  100  pesos  al  redactor  encargado  de  la  parte  sur- 
amerícana  del  li,  i\r.,  ademas  de  300  pesos  qud  se  gastaron  en 
un  banquete  a  la  prensa.  Respecto  del  meeting  del  6  de  enero  para 
el  que  US.  me  autorizó  hasta  para  gastar  3^000  pesos,  soló  se  in ver- 
tieron 1,300,  pesos  i  respecto  de  los  auxilios  a  Uuba  solo  se  haí  dado 
800,  pesos  entendiéndose  que  los  patriotas  de  Cuba  ponian  otra  su- 
ma igual . 

Debo  también  advertir  a  US.  que  en  las  cuentas  presentadas 
figura  una  partida  de  500  pesos  que  presté  al  señor  capitán  de 
navio  D.  Lizardo  Montero  para  su  regreso  al  Perú  i  los  que,  según 
me  ha  escrito  el  señor  Martínez,  le  iban  a  ser  cubiertos  en  Lima;  £1 
señor  E..,  ha  quedado  también  de  realizar  la  venta  del  bote  tor- 
pedo cuya  maquinaria  llevó  a  Chile  el  señor  Dow  i  me  ha  diclio  que 
espera  obtener  1,000  pesos  por  él,  los  que  pondrá  a  disposición  de  US. 
luego  que  verifique  su  venta.  De  todo  esto  dejé  un  memorándum  es- . 
pecial  a  US.  En  él  también  le  hago  presente  que  es  preciso  conti- 
nuar hasta  segunda  orden  el  pago  de  la  pensión  que  disfrutan  las 
esposas  de  los  mecánicos  Ewen  i  Halladay  que  están  al  servicio  de 
Chile.  La  del  primero  ha  ascendido  en  6  meses  a  cerca  de  1,000 
pesos.  La  del  segundo  se  ha  hecho  por  cuenta  especial  de  US.  en  el 
panoo  de  los  señores  Biggs  i  compañia. 


—  262  — 

Obflerrará  ÜS.  qno  los  gastos  de  oficina  de  esta  ^encia  ascienden 
en  filete  meses  a  poco  mas  de  2,000  pesos.  La  mayor  parte  de  esta 
sama  está  representada  por  el  arriendo  de  una  oficina  aue  ha  variado 
entre  70.  80  i  100  pesos,  segnn  la  localidad  en  que  la  hemos  tenido; 
por  la  susoricion  a  periódicos  tanto  de  Sur- América  ^mo  de  Euro- 
pa i  en  especial  de  España:  por  el  franqueo  de  jla  correspondencia 
que  se  recibia  i  despechaba  i  particularmente  por  la  distribución  en 
toda  la  América  de  2,000  ejemplares  de  la  **  Voi  de  la  América^, 

Esta  sola  partida  habria  absoryido  por  si  sola  la  mayor  parte  de 
la  suma  que  figura  como  gastos  de  ofícma  sino  fuera  que  por  la  adop- 
ción del  envió  por  conducto  de  los  ministros  diplomáticos  de  Sur- Amé* 
rica,  de  los  ajentes  de  Cuba  i  especialmente  por  medio  de  viajeros 
particulares,  se  ha  hecho  siempre  un  ahorro  considerable. 

Observará  también  US.  en  las  cuentas  detalladas  de  los  diversos 
empleados  de  la  •  ajencia,  que  figuran  algunas  partidas  pequeñas 
por  gastos  de  ómnibus  i  comidas  extras.  Debo  advertir  a  US.  aue 
esas  partidas  se  refieren  solo  a  esos  empleados,  pues  era  justo  abo- 
narles los  gastos  de  locomoción,  que  nacian  en  una  ciudad  de  tan 
,  colosales  distancias,  lo  mismo  que  el  desembolso  que  alguna  ves 
han  hecho  al  comer  fuera  de  sus  casas,  estando  empleados  en  esas 
ocasiones  en  el  servicio  del  gobierno.  En  cuanto  a  mí  mismo,  yo  no 
hago  ningún  cargo  por  este  jénero  de  espendios,  aunque  US.  com- 
prenderá es  el  mas  voluminoso  do  mis  cuentas  personales,  siendo  5 
pesos  el  término  medio  del  precio  de  lar  comida  de  un  individuo 
fuera  de  su  caip.,  sin  contar  con  los  frecuentes  gastos  extraordinarios 
en  esta  línea,  atendidos  los  hábitos  del  pais  i  la  posición  un  tanto 
espectable  que  me  ha  tocado  asumir,  circustancias  que  son  demasia- 
do conocidas  a  US.  pues  por  sí  solas  absorven  al  menos  una  cuarta 
parte  de  su  propia  renta  de  empleado  público.  Yo  no  he  cargado 
sino  la  comida  que  di  a  la  prensa  de  Nueva- York  que  costó  no  menos  de 
300  pesos  i  otra  a  los  navieros  contratistas  de  Nueva-Londres  que  no 
alcanzó  a  50  pesos.  La  cuenta  de  carruaje  es  pequeña  i  la  de  ómnibus 
que  es  mucho  mayor,  por  ser  la  frecuentada  todos  los  días,  no  la  he 
cargado.  Observará  también  US.  que  en  mis  gastos  de  viaje,  que  no 
llegan  a  200  pesos,  solo  he  cargado  al  gobierno  el  costo  estricto  de 
los  pasajes  i  hotel. 

Debo  advertir  también  a  US.  que  de  los  útiles  de  escritorio  que 
habla  adquirido  por  cuenta  del  gobierno  una  parto  dejé  en  poder 
del  señor  Errázuriz  i  otra  en  manos  del  cónsul  Bogers  con  en- 
cargo de  remitirlos  a  US.  Entre  estos  figuran  cuatro  cajas  de  enveiopes 
de  oficina  que  contenian  cerca  de  2,000  de  aquellas. 

Paso  ahora  a  hablar  a  US,  de  las  cantidades  que  he  tomado  por 
cuenta  de  mi  sueldo.  Estas  han  sido  las  siguientes. 


—  263  — 

En  diciembre  21  i  enero  16  $603 

oro  al  cambio  de  142  son ft  874^38  cts. 

Abril  6 de  1866  $  2,145  al  140..  -  3.003  95 

Junio  20  en  papel  moneda "  3,165  82 

$  7.044  25 

Reduciendo  esta  última  suma  a  oro  al  cambio  de  la  última  cantí-* 
dad  que  es  el  mas  ventajoso  para  mi.  esto  es,  a  168  en  Ingar  de  14Q 
i  142  resultaría  una  suma  de  4, 192  pesos  72  etc.  i  siendo  mi  sueldo 
en  los  diez  meses  corridos  desde  el  30  de  setiembre,  día  de  mi  nom- 
bramiento, hasta  el  30  de  julio  en  que  debo  llegar  a  Chile  de  3,833 
pesos  oro  (&  razón  de  4,000  pesos  por  ano)  resulta  un  déficit  en  mi 
contra  de  859  pesos  72  cts.  oro. 

Yo  no  dudo  que  el 'gobierno  consentirá  en  que  haga  la  adjudica- 
clon  del  oro  de  mi  sueldo  al  cambio  mas  favorable  que  haya  podido 
^obtener,  pues  si  en  realidad  hubiera  reservado  el  hacer  esa  adjudi- 
cación para  la  conclusión  de  mi  destino,  habría  sido  dueño  de  fijar  esa 
proporción  habiendo  subido  el  oro  hasta  169  i  aun  mas  arriba  en  los 
mismos  días  en  que  dobla  hacer  mi  ajuste.  No  parece,  pues,  justo  quo 
JO  sufra  este  perjuicio  por  la  circunstancia  de  haber  ido  haciendo  apli- 
caciones parciales  a  mi  sueldo  a  medida  que  rendía  a  US.  cuenta  por 
los  diversos  créditos  que  me  abría  i  en  épocas  en  que  el  oro  estaba  su- 
mamente bajo,  iáin  que  por  esto  se  disminuyeran  en  un  ápice  los  costos 
verdaderamente  enormes  dé  la  vida  mas  modesta,  como  consta  a  U8. 
ha   sido  la  mía. 

A  este  propóáito  supongo  que  US.  haya  rectificado  el  pequeño 
error  que  padeció  según  me  dijo  verbalmente  al  tiempo  de  partir,  di- 
ciendo al  Gobierno  que  la  cotización  del  oro  era  de  154  en  lugar  de 
168,  error  que  nació  de  haber  tomado  US.  el  precio  del  oro  del  bole- 
tín del  20  de  junio  cuando  aquel  ya  habla  declinado  do  alto  precio 
que  alcanzó  en  los  dias  anteriores.  El  señor  Errazuriz  compró  en 
esos  mismos  días  papel  del  que  el  Gobierno  tenia  depositado  en  la  ca- 
sa de  Alsop  a  160  por  una  suma  de  2,000  pesos  oro  que  fueron 
los  mismos  que  se  pagaron  a  Mr.  Frontis  por  adelanto  do  una  factu- 
ra de  cuatro  oañones. 

En  cuanto  al  déficit  do  859  pesos  72  centavos  quo  resulta  contra 
mí,  el  Gobierno  resolverá  lo  conveniente,  sea  que  consienta  en  adju- 
dicármelos como  gastos  de  viaje  en  mi  regreso  para  mí  i  el  señor  Cueto 
(que  solo  ha  podido  pagar  su  pasaje  hasta  Aspiíiwall),  sea  que  me 
exija  su  devolución,  en  cuyo  ca.so  deberé  verificarla  a  mis  propias 
espensas,  tomando  sobre  mí  los  gastos  del  señor  Cueto  que,  como  US. 
sabe,  carece  absolutamente  de  recursos. 

Debo  advertir  a  US.  que  en  mis  cuentas  no  figura  el  crédito  es- 
pecial do  10,000  pesos  oro,  que  US.  me  abrió  en  la  casa  do  Alsop 
para  pagarlos  al  señor  Prentis  por  el  adelanto  de  10,000  pesos  sobre 


—  264  — 

el  vapor  Poneos,  pues  de  esta  cantidad  remití  a  US.  recibo  por  a^ñ» 
rado,  habiendo  servido  yo  solo  de  intermediario  para  la  transferencia 
del  crédito  al  señor  Preutis. 

Me  resta  ahora  solo  compendiar  a  US.  el  monto  de  las  cantidades 
j iradas  contra  el  Grobiemo  de  Chile  los  que  en  su  totalidad  son  las 
siguientes,  en  números  redondos  i  en  fibras  esterlinas,  moneda  en 
que  se  ha  hecho  el  jiro. 

m 

Batería  de  cinco  cañones  llevada  por  el  bergantín  Edeace,  £  3,000 
Importe  del  vapor  Poneos  (deducidos  10,000  pesos  oro 

pagado  en  Nueva- York) *'  20,000 

Batería  de  diez   cañones  que  llevó  el  mismo "  20,000 

Imi/orte  del  IsaheUa ^ *•  17,000 

Id.     id.  Ne-SJiaw'Nock ^ , "  76,000 

Id.     id.  Cherokee ...  •'  15,444 

Id.  batería  de  seis  cañones  que  llevó  el  anterior /'  4,012 

Batería  de  diez  cañones  que  lleva  el  clipper  Fanny  Rwh 

Idandj  con  deduecion  de  10,000  pesos  oro  recibidos  en 

.Nueva- York **  85,000 

Id  de  cuatro  cañones  de  a  30  que  lleva  el  anterior,  con 

deducción  de  2,000  pesos  oro  pagado  en  Nueva- York.  ''  2,707 


% 


£  192,163 
O  sea  a  razón  de  5  pesos  por  libra  esterlii^ik ^  960,815 

Haciendo,  pues,  un  resumen  mas  comprensivo,  resulta  que  el  dinero 
empleado  por  esta  ajénela  en  la  adquisición  de  cuatro  vapores,  cuarenta 
cañones,  un  bote  torpedo,  el  envió  de  quince  oficiales  i  mecánicos,  los 
gastos  de  prensa,  auxilios  a  Cuba,  juicios  sostenidos  contra  las  aa- 
toridades  de  Nueva- York,  sueldos  etc.,  ascienden  a  la  cantidad  de 
1.065,490  pesos  en  la  forma  siguiente: 

Gastado  en  Nueva- York  en  papel  moneda....: ^  •   90,675 

Diez  mil  pesos  oro  pagados  sJ  señor  Prentis  por  mayor 

valor  del  vapor  Poncas^  al  cambio  de  140  por  ciento.  **  *  14,000 
Jirado  contra  el  Gobierno  de  Chile  en  libras  eiterlinas 

agrazón  de  5  pesos  por  libra "     960,815 

Totol $  1.065,490 

Debo  prevenir  a  US.  que  en  esta  cantidad  no  está  incluido  el  va- 
lor de  ciertos  artículos  sobrantes  que  deben  entregarse  en  Chile  por 
los  capitanes  de  los  diversos  buques  enviados  i  el  importe  de  cinco  ca- 
ñones Parrot  que  el  fabricante  manda  vender  por  su  propia  cuenta  en 
la  Fanny  Rockland,  Con  la  presente  cuenta  acompaño  a  US.  los  re- 
cibos provisionales  por  las  libranzas  j iradas  a  cuenta  del  valor  de  los 


—  265  — 

vapores  Poneos,  Ne-Shavo-Nbch,   i  Cherókec  habiendo  remitido  y» 
antes  el*  del  vapor  IsdbeUa  i  el  de  los  cauones  del  Rektese  i  Poneos. 

En  cuanto  a  las  dos  facturas  de  cañones  que  lleva  la  barca  clipper 
Fanny  RocMand,  las  libranzas  jiradas  por  ÜS.  por  £  35,000  i  £  2,707 
han  quedado  en  poder  del  seiior  Errázuriz  para  entregarlas  al  señor 
Prentis  cuando  éste  le  presente  la  constancia  suficiente  de  haborsc 
dado  a  la  vela  dicho  buque,  según  consta  de  la  carta  recibo  del  señor 
Errázuriz  que  también  acompaño. 

Tal  es  señor  Encargado  de  Negocios,  el  resumen  de  las  operacio- 
nes financieras  que  he  emprendido  para  procurar  recursos  a  nuestro 
pats  bajo  las  difíciles  circunstancias  en  que  nos  hemos  visto  colocados. 

Recordará  US.  que  al  tratarse  xle  las  primeras  negociaciones  el 
crédito  de  Chile  era  tan  vagamente  conocido  en  Estados-Unidos  que 
esa  circunstancia  fué  la  causa  de  la  demora  de  cerca  de  dos  jneses  en 
cerrar  el  trato  del  Meteor,  pues  desde  el  principio  no  quisieron  ven- 
derlo sino  al  contado  o  en  letras  garantidas  sobre  Londres,  a  cuenta 
del  empréstito  que  entóneos  el  Gobierno  se  esñ)rzal>a  en  levantar  en 
esa  ciudad  i  que  desgraciadamente  no  se  consiguió,  dañando  a  ese 
mismo  crédito  en  los  mercados  americanos,  donde  se  habia  anunciado 
como  seguro.  Ilustra  también  esta  penosa  situación  el  hecho  de  no 
haber  querido  la  casa  de  Alsop,  la  mas  rica  i  la  mas  antigua  empresa 
ailiericana  en  Chile,  prestar  dinero  al  Gobierno  sino  en  dos  créditos 
de  50,000  pesos  cada  uno,  ofreciendo  el  segundo  solo  cuando  estaba 
pagado  el  primero.  Las  otras  casas  americanas  lelacionadas  con  Chi- 
le, como  la  de  Hemenway  i  Ca.  se  negaron  perentoriamente  a  todo 
arreglo. 

Pero  mediante  la  activa  publicidad  i  propaganda  que  oportuna- 
mente se  emprendió,  el  benéfico  influjo  que  tuvo  el  eco  de  la  captara  • 
del  Covadanga  i  el  rechazo  de  los  españoles  en  Abtao,  el  levanta- 
miento del  empréstito  parcial  que  realizó  el  señor  Carvallo  i  el  ade- 
lanto de  100,000  pesos  que  en  dos  parcialidades  hizo,  como  acabo  de 
recordar,  la  casa  de  Alsop,  o  mas  bien  sus  antiguos  jerentes  don  Jor- 
je  Hobson  i  don  Teodoro  Rilej,  agradecidos  a  Chile,  junto  con  las 
noticias  del  horrible  crimen  de  Valparaíso,  que  despertó  la  indigna- 
ción del  mundo,  i  del  justo  i  glorioso  castigo  que  sus  perpetradores 
sufrieron  en  el  Callao,  fueron  causa  principsd  para  desarrollar  ese  cré- 
dito o  mas  bien,  para  crearlo,  al  punto  de  que  ya  se  nos  ofrecía  libre- 
mente todo  lo  que  al  principio  se  nos  habia  negado,  escepto  sobre  di- 
nero al  contado  o  sobre  garantías  positivas. 

I  a  propósito  del  poco  dinero  disponible  con  que  hem/os  contado 
(17,000  pesos  oro  He  los  30,000  pesos  que  el  Gobierno  puso  a  dispo- 
sición de  US.  para  gastos  estraordinarios  i  100,000  pesos  papel  pres- 
tados por  la  Casa  de  Alsop),  la  posecion  de  una  suma  que  equivale  solo 
al  10  por  ciento  de  lo  que  se  ha  gastado,  ha  puesto  claramente  en  evi-  ' 
dencia  ante  mis  ojos  dos  hechos  de  gran  importancia  para  nuestras 
futuras  operaciones  i  sobre  los  que  me  permito  llamar  la  atención  cs- 

34 


—  266  - 

pecial  de  US.  a  saben  1.*  que  no  hai  un  sistcmn  msia  barato  para  ba- 
oer  adquisicioDes  económicas  quo  el  coloaiT^/ondos  anticipados  en  las 
plazas  donde  se  va  a  negociar,  pues  basta  el  aliciente  de  un  10,  20 
o  30  por  ciento  adelantado  en  efectÍTO  para  inducir  a  los  negociantes 
a  operaciones  Tcntajosísimas  i  en  grande  escala,  siendo  que  por  la 
común  se  niegan,  i  en  mi  concepto  con  razón,  cuando  no  se  les  pre- 
senta una  base  real  o  por  lo  menos  un  lijero  bálago  para  los  negocios; 
i  2."  que  el  pais  mas  apropósito  para  bacer  negociaciones  en  grande 
escala  sobre  materiales  de  guerra  o  de  otra  especie  o  en  negociacio- 
nes puramente  do  crédito  es  la  Union  del  Norte  por  el  carácter  es- 
traordinariamente  emprendedor  de  sus  babitantes  i  las  facilidades 
estraordinarias  del  pais  para  bacer  con  rapidez  todo  jenero  de  ne- 
gocios. 

No  corresponde  ciertamente  al  que  suscribe,  señor  Encargado  de 
Neffocios,  el  valorizar  la  importancia  de  las  adquisiciones  que  se  ban 
becbo  bajo  las  diñciles  circunstancias  de  encontrarnos  en  una  guerra 
imprevista,  le  que  jeneralmcnte  afecta  el  crédito  de  un  pais;  con  la 
hostilidad  desembozada  de  un  Gobierno,  guiado  solo  por  los  cálculos 
de  sus  relaciones  i  reclamos  pecuniarios  respecto  de  Europa,  con  la 
escasez  misma  de  los  elementos  de  guerra  que  necesitábamos  i  que 
una  falsa  ilusión  nos  babia  ponderado  sobre  manera,  con  la  natural 
indeferencia  de  los  bombres  de  comercio,  pues  las  simpatías  políticas 
(si  las  bai)  no  es  posible  encontrarla  en  los  navieros,  en  los  fundido- 
res i  en  jeneral  entre  los  industriales  en  cuyas  manos  aquellos  ele- 
mentos existen  por  lo  jeneral;  con  la  falta  inesperada  del  empréstito 
ingles  quo  iba  a  servir  de  base  a  una  guerra  que  por  su  naturaleza 
debia  ser  toda  de  dinero,  pues  era  guerra  marítima  i,  por  último,  con 
la  carencia  aun  de  aquellos  cortos  recursos  en  efectivo  que  la  riqueza 
do  nuestro  pais  bubiera  podido  remitirnos.  Pero  si  yo  no  estoi  llama- 
do a  apreciar  esas  circunstancias,  puedo  sí  asegurar  a  US.  quo  todas 
las  compras  se  ban  becbo  con  celo  vijilunto  i  estricto  para  evitar  que 
el  dinero  de  la  Hepública  fuese  en  un  ápice  malgastado;  que  se  ba 
tomado  en  este  sentido  todojénero  de  precauciones,  consiütando  en 
todos  los  casos  a  las  personas  competentes,  que  no  se  ba  invertido  un 
solo  maravedí  en  el  arbitrio  mas  usado,  sin  embargo,  cu  este  jenero 
de  casos,  es  decir,  en  el  cobecbo;  quo  todas  las  compras  se  ban  becbo 
a  largos  plazos,  ps^ra  ser  cubiertos  por  un  medio  cómodo  i  aun  venta- 
joso i  sobre  todo,  sin  niogun  riesgo  para  el  tesoro  nacional,  pues  éste 
no  está  obligado  a  desembolsar  un  centavo  hasta  que  no  se  pongan  en 
su  poder  en  lafi  costas  i  puertos  do  Chile  los  buques  i  las  armas  com- 
pradas i  que  por  último,  no  aparece  en  mis  cuentas  una  sola  partida 
de  gastos  secretos,  a  no  ser  que  se  considere  tal  una  suma  de  IQO 
pesos  mas  o  menos  pagada  a  un  ájente  de  la  policía  secreta  de  Nue- 
va-York con  el  objeto  de  contranimar  las  operaciones  de  los  ajentca 
españoles  que  prodigaban  el  oro  en  este  jenero  de  trabnjos. 

En  conclusión,  señor  Encargado  de  Negocios^  debemos  lisonjeamos 


—  267  — 

con  la  esperanza  del  qae  el  crédito  de  OhUe,  ap&ias  conocido  antes 
de  la  guerra  en  Estados-Unidos,  por  lo  estraordinariamente  limitado 
dé  su  comercio,  descansa  ahora  en  bases  sólidas  i  vastas,  i  coando 
todos  los  jiros  hechos  sobre  el  Gobierno  hayan  sido  relijiosamente 
cubiertos,  como  indudablemente  lo  serán,  ese  crédito  tomará  las 
proporciones  suficientes  para  indemnizar  a  nuestro  pais  del  monopo- 
lio de  los  capitalistas  ingleses,  údíco  arbitrio  con  que  en  sus  dias  do 
prosperidad  o  de  prueba  ha  contado  hasta  hoi  la  Kepública. 
Dios  guarde  a  US. 

B.  Ykvña  Mackbnna. 


II. 

KOTA  nXL  8XÑ0B  ASTA-BUBÜAGA  AL    GOBUSRNO  DE  GHILX    B£ri]UÍNn08£ 

A  LAS  CUENTAS   ANTERIO&ES. 

Wathin^n,  julio  21  de  1866. 
Señor  Ministro: 

Tengo  el  honor  de  pasar  a  US.  para  los  efectos  consiguientes,  tres 
cuentas  con  sus  respectivos  recibos  justificativos,  de  gastos  hechos 
con  motivo^de  la  guerra  con  España  por  el  Ájente  confidencial  en  este 
pais  don  Benjamín  Vicuña  Mackenna,  en  los  cuales  hemos  procedido 
de  acuerdo,  i  después  de  considerar  que  esos  gastos  eran  indispensa- 
bles i  no  podian  menos  de  hacerse  en  obediencia  a  las  necesidades 
del  buen  servicio  público  i  a  las  instrucciones  de  US. 

Estas  tres  cuentas  montan  a  la  suma  de  17,000  pesos  en  moneda 
de  oro  de  esto  pais  i  a  mas  20,000  pesos  en  papel  moneda.  Una  cuar- 
ta cuenta  por  la  suma  de  46,535  pesos  ha  debido  poner  en  manos  de 
US.  el  mismo  ájente  señor  Vicuña  con  los  documentos  i  esplicaciones 
necesarias,  como  van  las  anteriores. 

Para  cubrir  estos  gastos,  he  hecho  entregar  al  señor  Vicuña  Mac- 
kenna las  cantidades  siguientes: 

En  oro  por  conducta  de  la  casa  de  los  señores  Riggs  i  compañía  do 
Nueva- York  17,000  pesos  en  cuatro  partidas  de  4,000,  5,000, 6000. 
i  2,000  pesos. 

En  papel  o  moneda  corriente  de  este  pais,  por  conducta  do  los  so- 
noros Hobson  i  Fcrgusson  las  sumas  de 

$     15,000  enero  18  de  1866. 

5,000  marzo  16  de  id. 
12,887^50    ($  10,000  oro)  marzo  22  de   1866. 

4,000  abril  9  de  66. 

30,000  mayo  29  de  id. 

10,000  junio  15  de  id. 

1,500  .        ($1,000  oro)  junio  20  de  1866. 

Suma.  79,687  50  cts. 


-^  268  — 

Como  he  dicho,  estos  gastos  so  hallan  esplleados  en  las  notas  oriji- 
nales  con  que  el  seSor  Vicuña  acompaña  dichas  cuentas  i  el  mismo 
señor  podrá  dar  otras  esplicacioncs  que  se  estimen  necesarias,  i  no 
dudo  que  US.  se  servirá  aprobar  toda  la  inverñon  referida,  protes- 
tando a  US.  que  en  ella  se  ha  observado  la  mayor  economía  i  eseru- 
puloaidad  compatibles  con  las  exijencias  del  servicio  i  con  las  cir- 
cunstancias especiales  en  que  se  ha  hecho. 

Advertiré  por  fin  que  estos  gastos  son  bs  en  que  esclusivamente 
ha  intervenido  el  señor  Vicuña,  con  el  celo  i  patriotismo  que  le 
honran,  pero  sin  incluir  las  libranzas  a  su  favor  jiradas  contra  US. 
para  la  compra  de  buques,  cañones  etc.  i  que  esta  Legación  ha  hecho 
directamente  otros  de  que  pasará  a  US.  oportunamente  la  respectiva 
cuenta. 

Dios  guarde  a  US. 

F.  S.  ASTA-BURUAQA 


IIL 

IfOTAS  nXL  GOBIERNO  DB  CniLB  SOBBS  ABONOS    DB  MIS  SUELDOS,  GASTOS 

DB  VIAJE,  BTO.  ETC. 

tSaiUia^o,  agosto  4  de  1866. 

€on  esta  fecha  S.  E.  el  Presidente  de  la  Bepublica  ha  decretado 
lo  que  sigue: 

Visto  el  oficio  núm.  80  de  fecha  26  de  julio  próximo  pasado  diríji- 
do  al  Ministerio  de  Relaciones  Esteriorcs  por  el  Ájente  confidencial 
del  Oobierno  en  los  Estaidos-Unidos  don  Benjamín  Vicuña  Mackenna, 
del  cual  resulta,  que  este  funcionario  ha  recibido,  en  razón  de  su 
sueldo^  de  don  Francisco  S.  Asta-Buruaga,  Encargado  de  Negocios 
de  Chile  en  aquella  nación,  la  cantidad  de  7,044  pesos  25  centavos 

?apel  moneda,  que  al  cambio  de  168  hace  la  cantidad  de  4,192  pesos 
2  centavos  i  ademas  ha  percibido  de  don  Marcial  Martínez,  Ministro 
Plenipotenciario  de  Chile  en  el  Perú,  l|k  cantidad  de  600  pesos  mo* 
neda  boliviana  o  sean  480  pesos  moneda  corriente  en  Chile  i  con- 
siderando: 1.'  que  la  referida  suma  total  de  4,672  pesos  72  centavos 
escedo  en  1,330  pesos  72  centavos  al  importe  de  los  sueldos  que  ha 
desvengado  dicho  Ájente  desde  el  30  de  setiembre  de  1865  hasta  el 
fin  de  julio  próximo  pasado,  que  ha  durado  su  comisión;  i  2.*  que 
en  atención  a  los  crecidos  gastos  personales  que  le  ha  irrogado  el 
desempeño  de  ella,  según  esponen  él  mismo  i  el  referido  Encargado 
de  Negocios,  no  es  equitativo  obligarlo  al  reintegro  del  exceso 
indicado. 
He  acordado  i  decreto: 


~  269  ~ 

"l.<*  No  Ferán  de'cargo  al  Ájente  confidenoial  don  Benjamín  Vicnna 
Mackenna  los  mil  trescientos  treinta  i  nueve  pesos  setenta  i  dos  cen- 
tayos  que  ba  percibido  sobre  el  importe  'de  su  sueldo,  los  cuales  se 
cargarán  a  título  de  gratificación  concedida  *al  mismo,  en  la  cuenta 
de  la^presente  guerra  con  España. 

''2.'  Serán  de  abono  a  don  Francisco  S.  Asta-Buruaga,  Encargado 
de  Negocios  de  Chile  en  los  Estados-Unidos  de  Norte- América,  loe 
cuatro  mil  ciento  noventa  i  dos  pesos  s setenta  i  do»  centavos  en 
oro  o  sean  7,044  pesos  15  centavos  en  papel  moneda  de  los  Estados- 
Unidos  que  lia  entregado  por  razón  de  sueldos  a  dicho  Ájente  con* 
fídcncial. 

'*3.*  Serán  de  abono  a  don  Marcial  Martines,  Ministro  Plenipoten- 
ciario de  Chile  en  el  Perú,  los  cuatrocientos  ochenta  pesos  moneda 
chilena,  o  sean  600  pesos  moneda  boliviana  entregados  al  mismo 
Ájente  confidencial  por  dicho  Ministro. 

'  'Refréndese,  tómese  razón,  comuniqúese  i  anótese." 

Lo  trascribo  a  US.  para  su  iutelijencia  1  demás  Jines. 
Dios  guarde  a  US. 

Alvabo  Covarr^bias. 

A  don  Benjamín  Vicuña  Mackenna,  Ájente  confidencial  del  Gobierno  en 
los  Estados-Unidos  de  Korte-Aménca.  ' 


Santiago^  agosto  4  de  1866. 

He  recibido  los  oficios  de  'Ud.  núm.  30,  31,  32  33  i  34  de  fechas 
26  i  30  de  julio  próximo  pasado,  i  antes  de  la  llegada  de  Ud.  a  Chile 
había  recibido  sus  anteriores  núms.  28  i  29  de  que  no  le  acusé  recibo 
sabiéndole  ja  en  camino,  pero  cuyo  contenido  respectivo  trasminen 
BU  mayor  parte  al  señor  Ministro  de  Marina  por  referirse  a  adquisi- 
ciones de  naves  i  de  artillería. 

Como  verá  Ud.  por  otro  oficio  de  esta  fecha,  el  gobierno  ha  toma- 
do en  cuenta  las  razones  con  que  Ud.  pide  que  so  le  abonen  los 
1,059  pesos  50  centavos  que  ha  gastado  en  su  regreso,  i  encontrán- 
dolas muí  fundadas,  ha  dispuesto  que  po  sean  a  Ud.  de  cargo  los 
1339  pesos  72  centavos  a  que  asciende  el  exceso  entre  las  cantidades 
recibidas  por  Ud.  de  los  señores  Asta-Buruaga  i  Martínez  i  el  monto 
de  sus  sueldos  devengados. 

En  cuanto  a  la  revisión  i  aprobación  de.  las  cuentas  que  Ud.  acom- 
paña i  de  las  que  supone  trasmitidas  ya  por  el  señor  Asta-Buruaga, 
quien  no  me  las  ha  enviado  todavía,  diré  a  Ud.  que  unas  i  otnuí 
están  subordinadas  a  la  jeneral  que  debe  presentar  aquel  funcionario, 
la  cual  es  la  única  que  puede  someterse  al  examen  de  la  Contaduría 
mayor.  Mientras  tanto,  se  conservarán  depositadas  en  este  Ministerio 


'  é 


—  270  — 

las  remitidas  por  Ud.,  como  ya  lo  he  preveiiido  al  Bcnor  Adia- 
Baruaga. 

He  leído  oon  ínteres  ^  oficio  reservado  de  Ud.  núm.  31,  destina'» 
do  a  darme  noticia  de  la  situación  del  Perú. 

Oportunamente  he  trasmitido  al  señor  Ministro  de  Marina  el 
contenido  del  oficio  núm,  32  con  los  planos  i  demás  documentos 
anexos  al  mismo. 

Igual  trasmisión,  hice  del  contenido  del  oficio  núm.  33  i  de  los 
libros  que  por  él  obsequia  Ud.  al  cuerpo  de  injenieros  militares;  yb^ 
lioso  presente  por  el  cual  doi  a  Ud.  las  mas  cumplidas  gracias  del 
Gobierno. 

Dios  guarde  aUd* 

AlTABO  CoyAEBÚBlA8# 


Santiago,  utiembre  26  de  1866. 

(3on  fecha  4  de  ayer,  S.  E.  el  Presidente  de  la  República  ha  de-* 
cretado  lo  aue  sigue: 

''Visto  el  oficio  de  fecha  31  de  agosto  próximo  pasado  dirijido  ad 
Ministerio  de  Relaciones  Exteriores  por  el  ex* Ájente  confídendal 
del  Oobierno  en  los  Estados-Unidos  de  Noi:te- América,  don  Benja- 
min  Vicuña  Mackenna  i  lo  informado  respecto  a  su  contenido  por  los 
Ministros  de  la  Tesorería  Jeneral,  de  todo  lo  cual  resulta  que  en  el 
ajuste  de  sueldos  que  se  hizo  a  dicho  Ájente  por  la  comisión  especial 
que  desempeñaba  se  le  dedujo  el  valor  de  diez  i  seis  dias  que  le  cor- 
responde como  Secretario  de  la  Cámara  de  Diputados,  i 

**  Considerando  quej  los  términos  en  que  esta  concebido  el  nombra» 
miento  de  dicho  Ájente  confidencial  i  los  del  decreto  espedido  en  4  de 
agosto  próximo  pasado  con  relación  al  ajuste  de  los  sueldos  referidos 
no  son  aplicables  en  este  caso  las  disposiciones  de  la  leí  de  13  de  ju- 
lio de  1852,  he  acordado  i  decreto: 

"Los  Ministros  de  la  Tesorería  Jeheral  pagarán  a  don  Benjamiu 
Vicuña  Mackenna,  ex- Ájente  confidencial  del  Gobierno  en  los  Esta- 
dos-Unidos de  Norte -América,  el  importe  de  diez  i  seis  dias  del  suel- 
do que  le  corresponde  como  Secretario  de  la  Cámara  de  Diputados,  , 
de  los  cuales  ocho  dias  son  anteriores  a  su  viaje  a  Estados-Unidos  en 
comisioti  del  Gbbierno  en  30  de  setiembre  del  año  próximo  pasado  i 
ocho  posteriores  a  su  regreso  de  aquel  pais  al  fin  de  julio  último. 
;    * 'Refréndese,  tómese  razón,  comuniqúese  i  anote." 

Lo  comunico  a  Ud.  para  su  intelijencia  i  en  respuesta  al  oficio  de 
Ud.  de  fecha  30  de  agosto  próximo  pasado. 

Dios  guarde  a  Ud. 

Alvaro  CovarbCbias. 


—  27f  — 
DOCUMENTO  Z. 

Cartas  al  Je^eral  Prado  1  d^n  José  GalveB.solloltando  recur- 
sos del  Perd,  por  no  enviarse  de  Chile. 

SEÑOR   JENEBAL    DON    MARIANO   lONACIO  PRADO,    PRS8IDENT9 

DEL  PERÚ. 

Nueva-Yorh," marzo  10  de  1866. 
Mi  distinguido  amigo: 

He  tenido  el  placer  de  recibir  su  í^rata  del  11  de  febrero,  que  me 
apresuro  a  contestar,  asegurando  a  Üd.  que  nada  me  será  mas  satis- 
factorio que  servir  al  Perú  como  a  mi  propia  patria.  Ud.  que  conoce 
mis  sentimientos  por  la  América  i  la  sincera  amistad  que  me  liga  a 
Ud.  i  a  los  nobles  patriotas  que  le  acompañan,  debe  estar  persuadido 
que  no  hai  en  el  mundo  sacrificio  al  que  no  este  dispuesto  gustoso  en 
obsequio  de  nuestra  causa  común. 

Esperamos  con  ansiedad  mañana  o  pasado  al  digno  señor  Alvarez. 
Entre  tanto  vivimos  aquí  con  Montero  i  Pardo  de  Zela  con  la  frater- 
nidad de  viejos  amigos;  i  no  dudo  Ud.  que  lo  que  yo  pueda  hacer 
junto  con  ellos  por  Chile,  lo  haré  también  por  el  Perú. 

Voi  a  permitirme  hacer  a  Ud.  dos  observaciones  que  creo  esen* 
ciales.  ^ 

1.*  La  política  de  este  país  para  con  nuestras  Bepúblicas  no  pue- 
de ser  mas  estraña  ni  mas  infame.  Pero  con  el  oro  conseguiremos 
todo  lo  que  necesitamos,  puesto  que  la  opinión  pública  esta  fuerte- 
mente decidida  en  nuestro  favor  i  nos  apoya.  Es  preciso,  pues, 
amigo,  hacer  la  guerra  como  la  hizo  San  Martin,  i  que  paguen  sus 
costos  primero  los  enemigos  i  después  los  amigos,  comenzando  por  los 
mas  egoistas  i  los  mas  avaros.  No  podia  Ud.  juntar  tres  o  cuatro 
millones  confiscando  las  propiedades  de  todos  los  godos  en  el  Perú? 
No  se  podría  reunir  otros  tantos  millones  con  contribuciones  forzosas, 
comenzando  por  la  testiimentaría  de  Cándame? 

Amigo  mío.  En  otros  siglos  la  guerra  se  hacia  con  la  punta  del 
acero  en  !os  palenques  cerrados  de  valientes  adalides;  pero  hói  solo  hai 
una-  pólvora,  un  bronce,  una  sangre  para  pelear;  el  oro.  Enríenos. 
Ud.  oro,  i  la  América  se  salvará  por  la  América.  Sino,  nó! 

La  otra  indicación  es  sobre  la  importancia  que  tendría  el  que  re« 
presentare  al  Perú  en  este  pais  en  cualquier  carácter  al  señor  Barre- 
da. Este  caballero  tiene  mucha  influencia  en  Washington,  porque  ha 
gastado  allí  mucho  dinero  i  le  deben  mucho  dinero,  i  ésto  aquí  es  el 
apojeo  de  la  influencia  Ojalá  consigan  [pues  Uds.  hacerle  venir  aquí 
a  la  mayor  brevedad  posible. 


—  272  — 

Entre  tanto,  no  desmayamos  en  ningnn  trabajo,  i  aunque  el  Minís^ 
tro  Seward  desee  llevarnos  a  la  horca,  no  eesaré  un  instante  de  tra- 
,  bajar  por  la  América  con  tanta  mayor  fe  i  decisión  cuanto  sean   ma- 
yores los  obstáculos  que  se  nos  presentan* 

Sé  que  a  Ud.  alienta  igual  espíritu  en  su  barto  i  mas  alta  i  difícil 
misión.  Dios  hadado  a  Ud.,  amigo  mió,  un  rol  privilejiado  en  la  yida 
americana,  i  no  ha  de  querer  abandonarle  en  la  mitad  tan  brillante- 
mente recorrida  de  su  noble  carrera.  No  desmaye,  pues,  corone  la  obra 
o  sucumba  en  ella,  que  la  gloria  i  la  posteridad  le  aguardan  mas  alia 
de  esta  perecedera  arena  en  que  nos  ajitamos. 
^  Rogando  a  Üd.  salude  afectuosamente  a  sus  amigos,  que  también  soq 
kw  mioSf  me  suscribo  su  afectísimo  etc. 

B.    Vicuña  Mackknna. 


Señor  don  José  Oalvez. 

Nueva-  York,  marzo  10  de  1866. 

« 

Mí  muí  apreciado  amigo: 

« 
Tuve  el  gusto  de  recibir  su  estimable  del  12  de  febrero,  junto  oon 

las  dos  comunicaciones  inclusas  que  conservo  en  mi  poder  i  que  en- 
tregaré a  sus  rótulos,  si  hai  oportunidad.  Yo,  sin  e^argo^  dudo  que 
ésta  se  presente,  pues  aquí  no  tenemos  idea  que  vengan  los  buques. 
Según  las  noticias  llegadas  últimamente  de  Europa,  la  Independencia 
i  el  Buaecar  se  habían  reUnido  en  Brcst;  i  estamos  aquí  oon  la  camisa 
que  no  se  nos  pega  al  cuerpo  de  temor  que  Napoleón,  o  mas  bien,^  la 
emperatrÍE  haga  alguna  de  esas  que  saben  hacer  los  gobiernos  de 
Buropa  para  privarnos  de  ese  eficacísimo  auxilio.  Dios  quiera  que 
ya  vayan  en  franca  marcha  para  el  Pacífico! 

Aquí  aguardamos  con  impaciencia  a  Alvares.  Mucho  tiempo  se 
ha  perdido  bajo  la  falsa  impresión  de  que  aquí  se  hacían  las  cosas  por 
simpatías,  por  principios  i  otros  siíenos  de  que  todos  hemos  participa* 
do.  Aquí  no  hai  mas  Dios,  ni  mas  canon,  ni  mas  pólvora  que  el  oro. 
Sobre  ésto  escribo  al  señor  Prado  i  también  sobre  la  importancia  de 
que  viniese  a  este  país  el  señor  Barreda.  So  que  Ud.  no  es  afecto  a 
este  caballero.  Pero  la  verdad,  amigo  mió,  es  que  el  único  ministro 
de  Sur- América  a  quien  se  hace  un  poco  caso  en  Washington,  en  ho- 
nor del  dinero  que  ha  gastado  i  del  que  esperan  siga  gastando. 

Cuando  nos  separamos  ofirecí  a  Ud  que  trabajaría  con  todo  mi  co- 
razón por  la  causa  del  Perú,  i  así  lo  he  hecho  en  cuanto  depende  de 
mis  débiles  fuerzas.  Así  lo  haré  en  adelante  en  cuanto  Uds.  me  juz- 
guen útil.   Ud.  me  hace  justicia  cuando  me  consideró  capaz  de  todo 


sacrificio  ea  ohscqma  da  uaa  cansa  ta»  justa  i  tan  santa  oomo  la 
nuestra. 

Sírvase  saludar  al  señor  Pacheco  i  decirle  que*  reprodujimos  inte- 
g«)  en  la  Voz  de  Amértca  bu  interesante  manifiesto.  Lo  mismo  haoe- 
IDM  coa  todo' documento  o  publicación  que  interesa  al  Per». 

Saluda  a  Üd.  cordialmeato  su  afectísimo  amigo. 


B.  VlCüNÁ  líkOKXStíík. 


DOCUMENTO  A.  A. 

Garta^   ^  don  Ahraco  Covarrúblaa  I   al  Exemo.  aeftor  don  joMá 

Joaquín  P«res  sobro  loa  verdaderos  motivos  que  Dnsiaron 

t^rmAno  a  aU  mlalon  en  Batad08..uaidoB. 

Señor  don  Alvaro  Cóyamibias: 

Mem^Tarh,  manso  31  de  ISm. 
Mi  muí  apreciado  amigm 

Bf  tenido  el  gusto  de  recibir  su  estimable  da  16  de  abril  en  qua 
Be  sirve  hacerme  algunas  reflecoion  es  sobre  los  motivos  qiio  han  in- 
ducido  al  gobierno  a  poner  fin  a  la  comisión  que.  desempeñaba  en 
este  país.  ^ 

^  Muí  justas  son  esas  reflecciones;  i  permítame  Üd.  agradecérselas 
smceramente  pues  nunca  he  dudado  de  la  leal  i  bondadosa  amistad 
que  üd.  me  ha  profesado.  Mas,  en  obsequio  de  esa  misma  amistad  i 
de  la  franqueza  '  que  siempre  ho  creido  ha  sido  en  n^í  uij  título  pam 
merecer  aquella,  voi  a  tomarme  con  üd.  una  libertad  que  se  enco- 
mienda anticipadamente  a  su  induljencia.  Esa  libertad  es  k  de  m^ 
nifestarle  que  no  son  las  razones  que  Üd.  por  bondad  me  apunta, 
aino  ot^as  de  diversa  naturaleza,  las  que  han  determinada  al  gobierna 
a  tomar  esa  resolución.  ^ 

En  una  caorta  particular  que  por  la  primertf  vez  escribo  al  seilor 
Presidente  le  insmuo  con  franqueza  las  causas  de  aquella,  i  par  la 
mismo  quiero  recordarlas  a  Ud.  con  ;mas  claridad,  pues  tengo  una  & 
sincera  en  su  noble  carácter  i  en  la  benevolencia  con  que  siempre  me 
ha  tratado,  i  cuja  reciprocidad  ea  mí  ha  sido  una  imperturbable 
amistad. 

Yo  he  sido  víctima,  amigo  mió,  de  dos  circunstancias  caai  insepa- 
rables de  nuestra  manera  de  ser  como  sociedad,  como  pueblo,  como 
administración.  Los  errores  en  que  vivimos  de  lo  que  es  la  vida  la 
sociedad,  el  pueblo,   los  gobiernos,  todo  en  fin  en  otros  países  i' las 

35 


—  274  — 

calumnias  que  de  esos  errores  o  de  una  intención  dañada  natural- 
mente se  desprenden. 

Por  esto  no  so  ha  comprendido  mi  posición  aquí,  atribuyendo  a 

Í>uerLlidades  incomprensibles,  lo  que  era  sino  una  necesidad  de  los 
anees  en  que  me  veía  envuelto.  Por  esto,  cuando  esos  lances  han 
ocurrido,  la  calumnia,  siempre  ávida  para  lanzarse  sobre  los  que  caen 
o  siquiera  tropiezan,  se  ha  cebado  en  mi  reputación  de  hombre  de 
cordura  i  aun  de  simple  sentido  común. 

Yo  sé,  mi  apreciado  amigo,  todo  lo  que  ha  pasado  i  tengo  bastante 
filosofía  para  comprenderlo  i  bastante  superioridad  de  espíritu  para 
perdonarlo.  Yo  sé  que  en  Chile,  pais  en  estremo  grave,  formal  i  so- 
bre todo  caUado,  yo  tengo  sentada  la  reputación  de  hallador  y  es  decir, 
de  obedecer  siempre  en  los  actos  de  mi  vida  a  esa  espontaneidad  i 
franqueza  que  son  dotes  naturales  de  los  caracteres  sinceros  i  comnni- 
cativos.  Cuando  me  vieron  e^cribir  en  todas  las  prensas,  i  hablar  en 
todos  los  meetings,  mis  paisanos  me  aplaudieron  i  me  encontraron 
en  mi  elemento.  Pero  apenas  llegó  la  noticia  de  que  habia  tenido  ijp 
solo  contratiempo  en  la  adquisición  de  los  elementos  de  guerra  que 
debian  hacerse  aquí,  ya  saltaron  atribuyendo  a  las  mismas  prendas 
que  antes  elojiaban  el  presente  fracaso.  Los  que  ayer  habian  llamado 
actividad,  lo  llamaban  ahora  petulancia;  lo  que  ayer  era  patriotismo 
era  ahora  vanidad;  lo  que  ayer  era  elocuencia  ahora  solo  era  indis- 
creción. 

I  sobre  todo  esto  ponga  XJd.  encima  la  obra  de  la  calumnia  de  los 
malquerientes  i  de  los  impacientes  que  todo  lo  censuran,  i  verá  cómo 
habrá  podido  quedar  mi  pobre  nombre  entro  tan  sensata  jentc. 

Renuncio  a  justificarme  de  los  cargos  de  carácter  que  me  atribu- 
yen. Ud.  que  ha  leido  todos  mis  despachos  oficiales,  escritos  siempre 
con  la  franqueza  i  sinceridad  que  forma  la  esencia  de  ese  mismo  ca- 
rácter, sabe  que  jamas  nada  he  comprometido  por  lijereza  ni  indis- 
creción, i  si,  antes  bien,  que  la  única  contrariedad  (la  detención  del 
Mefeor)  en  que  pudo  atribuírseme  esa  falta,  fué  precisamente  el  exceso 
de  lo  contrario,  el  exceso  de  reserva,  lo  que  comprometió  el  buque, 
(si  es  que  este  no  estaba  ya  comprometido  de  mil  maneras  por  la  di- 
vulgación anterior  a  mi  llegada),  pues  si  el  cónsul  de  Chile  hubiese 
sabido  por  mi  indiscreción  la  verdadera  negociación  que  yo  habla 
hecho  (negociación  que  padie  ha  descubierto  jamas,  lo  digo  en  honor 
de  mi  calumniada  lengua)  no  habria  habido  lugar  al  denuncio,  que 
fué  todo  un  tejido  de  mentiras  pagadas  por  los  españoles,  o  por  lo 
menos,  so  habria  tomado  alguna  medida  para  evitarlo. 

Una  indiscreción  confieso,  ccn  mi  injenuidad  siempre  puesta  a 
prueba,  he  cometido;  pero  no  fué  en  el  caso  del  Meteor,  sino  en  ha- 
ber puesto  fé,  o  mas  bien,  en  haber  cedido  a  los  empeños  incesantes 
del  cónsul  de  Chile  en  firmar  un  contrato  con  personas  que  no  co- 
nocia;  poro  que  el  me  garantizaba.  Me  refiero  al  negocio  de  los  tor- 
pedos en  que  no  oculío  anduve  crédulo  i  precipitado.  Pero  cuan- 


—  275  — 

áo  ptieda  mostrar  a  Üd.  lod  documentos  íaümos  de  esta  negoclacioiit 
fie  persuadirá  Ud.  que  cedí  solo  a  una  presión  que  al  fin  me  fatigo 
Arrancándome  un  consentimieuto  que  antes  siempre  habia  negado. 
Puera  de  ésto,  protesto  que  nadie  tiene  derecho  para  hacerme  un  re- 
proche, i  ahí  están  los  hechos  i  resultados  de  mis  trabajos  que  habla- 
rán por  mí.  Yo  no  sé  con  certidumbre  quiénes  sean  sus  autores.  Me 
han  dicho  que  Mr.  E . .  ^ .  ha  escrito  a  Chile  hablando  de  buques 
"que  él  no  compró  por  mi  causa  o  de  otros,  que  habiéndolos  com- 
prado, yo  di  lugar  a  que  no  se  adquirieran  para  Chile."  Ignoro  si 
tan  crasas  calumnias  sean  obra  de  este  caballero.  Yo  le  he  tratado 
€on  toda  la  cortesía  posible  i  él  me  ha  correspondido  de  la  misma  ma- 
nera. Pero  desde  mi  llegada  el  señor  A ....  me  previno  en  su  contra, 
me  advirtió  que  no  me  fiara  de  su  buena  fe,  i  como  a  poco,  sin  con- 
sultarme siquiera,  compró  en  10,000  pesos  un  bote  torpedo,  del  que 
no  sirvió  sino  la  maquinaria  (caso  único  en  que  tengo  la  conciencia 
de  que  se  ha  malbaratado  el  tesoro  nacional)  me  confirmé  en  que  los 
consejos  del  señor  A. .  ^ .  i  de  otras  personas  eran  sanos.  El  señor 
E. , ,  •  tenia  ademas  desde  Chile  la  reputación  en  cstremo  afecto  al 
dinero,  habiendo  reñido  con  todos  los  que  emplearon  sus  servicios, 
esoepto  el  señor  Y . . .  Hé  aquí  la  esplicacion  jenuina  de  una  de  las 
calumnias»  sí  la  ha  habido. 

Me  han  asegurado  también  que  el  señor  S . . » .  ha«6Ído  otro  de  los 
quQ  se  han  ensañado  contra  mí.  No  tenia  motivos  ^ra  apreciar  mu^ 
oho  a  este  caballero^  pero  le  traté  con  toda  la  cordialidad  propia  de  mi 
carácter  i  le  hablé  con  períecta  franqueza  sobre  las  quimeras  de  que 
venia  imbuido»  pretendieüdo  armar  corsarios  con  20,000,pesos,  cuan- 
do cada  uno  de  los  tres  o  cuatro  que  armaron  los  confederados  les  ha*^ 
bia  costado  al  menos  medio  millón  de  posos  i  la  complicidad  descu- 
bierta de  la  primera  nación  marítima  del  mundo,  de  la  Inglaterra. 
No  sé  si  fué -por  esto  ofendido  o  solo  desengañado»  Pero  me  han  di-^ 
cho  que  me  hace  también  acusaciones.  Ignoro  a  qué  puedan  éstas 
referirse  desde  que  jamas  le  dejé  ni  traslucir  siquiera  mis  operaciones. 
Pero  me  dicen   también  que  hace  cargos  al  honrado  i  caballero  ca« 

Eitan  Willson  por  la  inversión  de  los  20,000  pesos  que  trajo.  Ahora 
ien,  me  consta  que  TVillson  ha  depositado  las  letras  de  ese  dinero  en 
poder  del  señor  A. . . .  desde  el  dia  de  su  llegada,  i  que  ningún 
centavo  ha  salido  de  eso  depósito,  manteniéndose  con  lo  que  ha  re- 
cibido de  mí.  La  noticia  de  esta  calumnia  infame  ha  amargado  el  áni- 
mo de  Willson  i  es  la  causa  determinante  de  su  viaje.^  Yo  he  tenido 
an  poco  de  mas  filosofía.  Las  calumnias  de  un  hombre  como  E . . . . 

pueden  servir  por  llegar  de  tan  lejos:  las  de  un  hombre  como  S 

no  me  alcanzan  a  ofender. 

Ahora,  en  cuanto  a  las  demás  calumnias  chicas  o  grandes,  desem- 
bozadas o  anónimas  que  han  creado  la  atmósfera  que  al  fin  ha  su- 
bido hasta  los  salones  de  la  Moneda,  desde  la  calle  pública,  no  me 
quejo  ni  las  relato.  Conozco  demasiado  el  flaco  corazón  humano  para 


/  '  ~  376  — 

ird.mirarme  de  esto.  Basta  ana  palabra,  un  jcsto,  nn  BÜguo  de  les 
ojos  en  un  hombre  para  arrastrar  por  el  sendero  de  la  inaleToleiuua 
a  todos  los  demás,  i  si  en  ese  sendero  hai  otro  hombre  por  acaso  caldo 
(cojno  lo  estuve  yo  por  el  negocio  de  mi  prisión),  en  vea  de  levan- 
tarlo,  como  habria  sido  noble  i  justo,  todos  pabaA  sobre  él  i  le  pisan 
hasta  que  lo  revientan.  Ya,  empero,  soi  algo  duro  para  quebranne 
con  eso  peso. 

El  injlujo  de  todo  esto,  mi  apreciado  amigo,  %  la  dificultad  de  dar- 
se  wví  cuenta  exacta  de  las  diferentes  faces  que  asume  un  negocio 
desconocido  i  en  un  pais  estrano,  junto  c^n  la  terquedad  propia  ds 
to<Io  gobierno  en  su  relación  con  sus  ajentes^  han  sido  las  ysiidadeílas 
CAUSAS  de  la  resolución  que  Ud.  en  sus  bondadosos  sentimientos  para 
conmigo  se  esfuerza  en  disfrazar  con  un  velo  simpático,  que  jo  mni 
do  veras  le  agradezco.  • 

Muí  largo  podría  discurrir  sobre  esto,  pues  estoi  en  vena  de  con- 
fianza, o  de  indiscreción  con  Ud'.  Pero  quiero  dejar  a  los  hechos  el 
cuidado  de  justificarme  i  de  ganarme  algún  crédito  como  Jumifrre  dis- 
creto entre  mis  discretísimos  paisanos.  Cuando  comiencen  a  Uegar  los 
recursos  que  casi  por  milagro  he  conseguido  comenzarán  a  decir: — 
**  En  fin,  Vicuña  no  es  tan  indiscreto  como  lo  decian."  leñando  yo 
les  cuente  que  hablando  por  demás  i  haciendo  uso  de  gruesas  indis- 
creciones he  engañado  a  los  godos  en  casi  todos  los  casos,  distrayendo 
así  su  atención  de  donde  estaba  el  peligro,  comenzarán  adeein — 
"En  fin,  hi  indiscreción  bien  manejada  es  también  un  bnen  arbitrio 
en  la  guerra";   i  concluirán,   si  Dios  quiere,  por  reconocer  que  mi 

indiscreción  ha  sido  mas  útil  a  Chile  que  la  inmensa  reservado 

o  de  mi  buen  tío  don  Javier  Rosales. 

Esta  es  la  historia  de  la  caida  de  este  gran  embajador  de  Chile, 
cuya  asombrosa  historia  corre  ya  impresa.  En  cuanto  a  las  oonse- 
eucncias  de  su  caida,  permítame  invocar  de  nuevo  mi  mas  pura  in- 
jciiuidad  para  decirlo  que  se  la  agradezco  en  el  alma.  Mi  cansanoio 
en  este  pais  tocaba  ya  a  la  desesperación.  No  estoi  enfermo  del  cuer- 
po f  pues,  al  contrario,  he  engordado  algunas  libras)  pero  tengo  el 
nlma  lastimada  con  el  espectáculo  de  tant-a  infamia,  de  tanta  i  tj^n  vil 
codicia,  de  tanto  repugnante  materialismo.  Este  pais  tiene  el  cólera 
morbus  del  oro.  Hasta  el  aire  que  respiro  me  emponzoña,  i  aun  klu« 
del  cielo  es  amarilla  i  parece  tener  quilates  como  las  onzas  españolas. 
Siento  asco  en  el  espíritu,  i  deseo  respirar  otros  aires,  abrazar  a  los 
que  saben  amar  i  me  recuerdan,  servir  a  mi  patria  donde  hayan  sol- 
dados i  no  donde  hayan  solo  mercaderes,  ladrones  i  espías.  Todo  esto 
pe  lo  digo  con  toda  el  alma,  i  Ud.  debe  creerlo  porque  se  lo  he  dicho 
casi  desde  el  dia  que  llegué.  Sabe  Ud.  el  sentimiento  que  me  ins- 
pira el'pobre  Maximiano,  mi  amigo  casi  desde  la  cuna,  a  quien  quiero 
con  todo  el  corazón)  el  de  la  lástima!  Por  esto  estoi  resuelto  a  ayu- 
darle con  todo  mi  celo  en  el  breve  tiempo  en  que  me  vea  forzado  a 
demí  raime  i  hacer  por  él  lo  que  no  hace  un  embajador  caido  por  su 


—  277  — 

BiioeBor  triutifaQte  sino  lo  que  hace  an  hermano  aféótnodo^por^un  her- 
mano reciou  llegado. 

Por  otra  parte,  aun  a  riesgo  de  parecormo  a  estas  jentes,  debo  de- 
cir a  Ud.  que  mi  posición  aquí  me  está  arruinando  hora]|por  hora 
i  haciéndome  mas  pobre  de  lo  que  siempre  he  sido,  si  darse  cabe.  £1 
sueldo  que  tengp  no  me  alcanza  n>vterialmente  para  los  necesidades 
de  la  Tida,  i  al  fin  tendré  que  reponer  en  Chile  lo  poco  en  que  salga 
alcanzado  con  mi  sueldo  de  secretario,  que  me  dicen  también  han 
netenido,  después  de  tenerlo  ya  ganado.  Si  esto  es  así  bien  puede 
Ud.  dar  orden  para  que  me  alojen  en  la  cárcel  porque  llegaré  a 
Chile  poco  menos  que  en  camiso. 

He  escrito  a  Ud.,  amigo  mió,  una  hora  entera,  i  no  sé  loque  le  he 
dicho.  Lo  único  que  sé  es  que  todo  lo  que  le  he  dicho  es  la  verdad, 
o  al  menos  así  me  parece  a  mí.  Como  tal  estímela,  pue»,  Ud.,  en  lo 
que  valga  o  por  lo  menos  mírela  con  indulj  encía. 

Esperando  tener  el  gusto  de  ver  a  Ud.  mui  en  breve,  i  rogándole 
salude  afectuosamente  a  la  beñora  i  familia  me  suscribo,  'su  afectí- 
simo i  sincero  amigo. 

B.  Vicuña  MackbNiVa. 


Señor  don  José  Joaquín  Pérez,  Presidente  de  la  Ropúbltca  de  Chile. 

Nueva-York^  mayo  31  de  1866. 
Señor  Presidente: 

Desde  mi  partida  de  Chile  no  habla  tenido  el  ^hdnor  de  escribir  % 
V.  E.  porque  me  hice  una  regla  invariable  de  conducta  en  el  des- 
empeño de  la  misión  en  que  Y.  £.  me  honró,  no  dirijir  fuera  demib 
oomunicaciones  oficiales,  sino  una  lacónica  carta  a  ¡coi  familia  aaua- 
cíondo  la  condición  de  mi  salud.  Sabia,  señor  Presidente,  que  en  mi 
paib  personas,  que  no  disciernen  entre  el  carácter  individual  deunhom- 
ore  leí  que  le  imponen  sus  deberes  públicos,  podrían  atribuir  amlíVan- 
queza  jenial  cualquier  contratiempo,  i  por  lo  tanto  me  encerraba  mu 
i  mas  en  un  estricto  silencio  i  en  especial  cuando  sabia  que  algunas  de 
esas  mismas  personas  tenían  un  asiento  en  los  consejos  de  gobierno. 

Mas  hoi  que  mi  misión  ha  concluido,  cesan  también  los  metlvos  d« 
mi  sijilo,  i  me  atrevo  a  dirijirme  a  Y.  E.,  confiado  no  solo  en  la 
bondad  personal  que  siempre  me  ha  dispensado,  sino  en  que  sú  hon- 
radez de  majistrado  me  hará  justicia  reconocieado  que  Y.  E.  no  6a 
engañó  demasiado  al  confiarme  el  honroso  cargo  que  en  este  páis  he 
desempeñado.  ^ 

Seré  mui  breve  por  no  molestar  la  importante  atención  de  Y.  E. 


—  278  — 

Me  envió  el  Gobierno  do  V.  E.  a  loe  Elstados-Unidos  bajo  la  lejí- 
tima  ilusión,  participada  por  iodos  i  mas  que  nadie  por  mí  mismo,  de 
que  en  medio  de  este  pueblo  eneontraria  Chile  i  las  Kcpúblicas  de 
Amérioa,  simpatías,  auxilios,  fraternidad  en  una  causa  común,  o  por 
lo  menos,  la  honra  Ja  reciprocidad  que  teniamos  derecho  a  esperar  de 
gobierno  a  gobierno  por  la  lealtad  i  noble  proceder  del  nuestro.  He- 
chos constantes  i  dolorosos  han  probado,  sin  embargo,  que  se  habia 
padecido  un  grande  error,  i  que  jo  no  habia  sido  sino  la  víctima  ele- 
jida  por  el  destino  para  poner  a  aquel  en  evidencia  ante  mi  país  i  el 
mundo. 

En  lugar  de  un  gobierno  amigo  hemos  encontrado,  a  h,  verdad, 
un  ministro  omnipotente  i  hostil;  en  lugar  de  una  nación  jenerosa, 
convencida  de  nuestra  justicia,  adicta  a  nuestra  causa,  solo  hemos 
hallado  un  pueblo  desmoralizado  por  la  grandeza  misma  de  sus  inte- 
reses materiales  e  indiferente  a  todo  lo  que  no  fuera  el  incremento 
de  esos  mismos  intereses. 

Mi  misión  se  encontró,  pues,  desde  el  primer  momento  de  su  ini- 
ciativa, colocada  sobre  una  base  enteramente  diversa  de  aquella  que 
habia  servido  para  concebirla,  i  yo,  en  consecuencia,  personalmente 
cspuesto  a  todas  las  necesidades,  a  todas  las  responsabilidades,  a  to- 
das las  censuras  que  el  desengaño  iaspira  i  que  son  tanto  mas  vivaces 
i  amargas  cuanto  mayor  es  la  ilusión  que  se  ha  perdido. 

¿Pero  me  desalentó  por  esto?  Nó,  señor  Presidente.  Al  contrario, 
tomando  fuerzas  de  las  mismas  contrariedades,  de  los  mismos  peligros, 
de  los  mil  lazos  que  en  todas  direcciones  se  me  tendian,  me  lance  a 
la  empresa  de  servir  a  mi  patria  sin  dur  treguas  al  placer,  al  egoís- 
mo, al  temor,  ni  siquiera  al  lejítimo  descanso  de  un  esfaerzo  jamas  in- 
terrumpido. 

y.  E.  sabe  que  no  me  movia  ninguna  ambición  al  venir  a  este 
pais,  i  que  solo  obedecí  a  sus  órdenes  sin  haberlas  jamas  solicitado. 
V.  ]^.  sabe  que  aun  en  la  primera  jornada  de  mi  viaje  renuncié  el 
honor  ele  aquella,  en  el  Perú,  ofreciendo  en  cambio  mi  vida  a  la  causa 
de  mi  patria.  Y.  E.  sabe  que  desde  que  pisé  esta  tierra  he  rogado 
constantemente  a  los  secretarios  de  Y.  E.,  en  mi  calidad  de  amigd 
personal  de  ellos,  que  a  menos  de  juzgar  mi  residencia  aquí  indispen- 
sabie,  me  llamasen  a  otros  deberes  mas  modestos,  pero  de  mas  eficacia, 
según  mis  aptitudes,  en  la  empresa  santa  i  gloriosa  en  que  estamos 
comprometidos. 

Pero  no  son  mis  sentimientos  íntimos  los  que  yo  deseo  manifestar 
a  Y.  E.,  pues,  me  lisonjeo  con  que  ellos  son  conocidos,  así  como  vivo 
persuadido  de  que  ningún  ciudadano  ni  ningún  funcionario  público 
de  mi  patria,  ha  dudado  jamas  do  su  pureza  i  de  su  desinterés.  Mi 
objeto  único  es  hablar  a  Y.  E.  de  mi  misión  i  manifestarle  como  en 
medio  de  dificultades  sin  cuento  la  he  llenado. 

Me  envió  Y.  E.  a  poner  de  parte  de  la  causa  de  Chile  la  prensa 
política  de  este  pais,   i  aunque  ésta  era  la  parte  mas  sencilla  de  mi 


—  279  -. 

ttfeá,  ha  podido  juzgar  Y.  E.  por  el  jiro  de  aquella  en  su  forma  orí* 
jinal  i  en  las  traducciones  en  español  que  con  frecuencia  he  enñado 
al  Ministerio  de  Relaciones  Elsteriores  que  no  hal  hoi  dia  en  este  pais, 
con  solo  dos  escepcioues,  un  solo  diario  que  no  haga  justicia  a  nues- 
tra causa,  no  aplauda  nuestros  triunfos  i  no  nos  estimule  en  la  pro- 
secución de  la  obra  que  hemos  emprendido  de  castigar  a  la  España 
i  de  vencerla.  Las  escepciones  a  que  he  aludido  son  los  periódicos  la 
Crónica  de  Nueva- Yorck,  órgano  de  la  capitanía  jeneral  de  Cuba,  i 
«1  Times  de  la  misma  ciudad,  órgano  del  ministro  Seward,  o  por  me- 
jor decir,  el  ministro  español  en  Washington,  señor  Tassara. 

Md  envió  Y.  E.  adespertar  simpatías  en  la  opinión  pública  do  este 
pais,  preocupado  solo  de  sí  mismo,  i  Y.  Ü.  ha  visto  que  no  he  perdido 
una  sola  ocasión  de  ponerme  en  contacto  con  el  pueblo  hablándole  en 
BUS  clubs,  en  sus  asociaciones  políticas  i  en  sus  meetings  populares 
aquel  lenguaje  que  deberia  despertar  eco  simpático  en  los  espíritus 
mas  cultos  de  la  sociedad  i  en  los  corazones  de  la  muchedumbre. 

Me  envió  Y.  E.  a  hacer  conocer  el  prestijio  i  el  derecho  de  Chile 
en  un  pais  en  que  apenas  su  nombre  era  conocido  i  Y.  E.  ha  visto  que 
mediante  una  serie  de  publicaciones  no  solo  políticas  sino  comerciales, 
i  de  todo  jénero  se  han  esparcido  noticias  fidedignas  i  estadísticas  de 
aquel  hasta  en  los  mas  remotos  confines  de  este  continente. 

Me  envió  Y.  £.  a  cooperar  con  otros  funcionarios  en  la  adquisición 
de  elementos  de  guerra  para  Chile,  i  Y.  E.  sabe  (i  no  porque  yo  lo  soli- 
citara) que  habiéndome  cabido,  i  apesar  mió,  la  entera  responsabilidad 
de  este  desempeño,  mil  circunstancias  adversas,  la  hostilidad  abierta 
del  gobierno,  la  circunstancia  de  que  la  adquisición  de  aquellos  en 
^ran  manera  dependia  del  mundo  comercial  que  no  se  sentía  afectado 
1  del  poco  conocido  de  nuestro  crédito  financiero  i  la  escasez  estra- 
da de  esos  mismos  elementos,  que  por  un  error  mas  estraño,  i  toda- 
vía no  curado  creían  encontrar  en  inagotable  abundancia,  i  en  par- 
ticular la  irremediable  i  absoluta  carencia  de  dinero  en  una  guerra 
que  era  mas  de  interés  que  de  heroismo  i  en  un  pais  que  es. todo  de 
dinero  la  hacian  en  estremo  difícil,  peligrosa  i  casi  insuperable,  & 
menos  de  suplir  en  el  estímulo  de  la  fe  a  la  falta  de  estimules  mate*- 
ríales,  de  oponer  una  constancia  inquebrantable  a  todos  los  desalientos 
i  sobre  todo,  una  audacia  a  toda  prueba  a  los  peligros  i  a  la  maligni- 
dad oficial  de  que  en  mi  propio  aislamiento  dobia  verme  rodeado. 

A  Y.  E.  constan  ahora  estos  esfuerzos  i  sus  frutos.  i\Ias  de  un  millón 
de  pesos  do  valor  en  artículos  de  guerra  se  han  enviado  ya  o  e&tün 
ft  punto  de  partir.  Cuatro  vapores,  tres  de  ellos  excelentes  i  uno  do 
primer  orden,  talvcz  como  ningún  otro  de  suchuie  en  este  pais;  cerca 
de  cuarenta  cañones  hasta  de  los  mas  fuertes  calibres  conocidos  i 
provisto  de  tsus  aperos  i  municiones;  pólvora,  torpedos  en  infinita  varie- 
dad; hombres  capaces  para  su  construcción  i  su  manejo;  oficiales,  de 
mar,  que  habrían  servido  si  se  les  hubiera  colocado  en  los  puestos- a  que 
lo  daban  lugar  sus  contratas  i  no  .sus  pretensiones,  i  entre  ellos 


—  280  — 

Ha  jefe  de  aitareputaoimí  en  la  zoarma  de  eetc  paú  i  cuya  aiue&iiia 
áe  nuestras  pl^as,  después  de  haber  llegado  a  ellas,  'paréoe&os  wlo 
naa  falaüdad.  Tal  es,  señor,  lo  que  se  ha  emprenéÜdo  i  lo  que  se  ka 
lleTado  acabo  en  medio  de  tantos  ñesgos,  de  tantas  eontroriedades 
i  de  tantas  amargaras,  estando  rodeado  de  enemigos  poderosos,  vijila- 
do  por  enjambres  de  espías,  i  sometido  a  juicios  invenltados  no  por 
pli  culpa,  sino  por  una  politioa  mezquina  i  cobarde,  empeñada  en 
baeer  de  nuestro  honor  un  argumento  legal  en  los  pleitos  merca&tiles 
que  sostienen  con  otras  naciones,  como  lo  ha  probado  el  abondoae 
completo  de  esos  mismos  juicios  por  el  Ministro  Seward,  una  vez  que 
se  hubo  servido  de  ellos  pani  sus  especiales  i  mezquinos  fines. 

Así,  señor  Presidente,  sin  recibir  un  centavo,  he  enviado  cenftenares 
de  miles  de  pesos.  Eodeado  de  la  rapacidad  de  un  pueblo  insaciable, 
pe  he  comprometido  coíi  im  eolo  centavo  el  tesoro  de  la  nación.  Coa 
faeultades  omnímodas  para  hacer  ndgociadones,  no  he  celébraée 
ninguna  de  éstas  sino  dentro  de  los  límites  mas  estrictos  de  la  eooao- 
0áa  publica,  rehusando  Mempre  aventurar  el  buen  nomhrs  del  país 
isa  reconocido  celo  por  la  parsimonia  en  los  gastos  publioos. 

jPcdia  otro  hombre  hacer  en  circunstancias  tales  mas  de  io  que  yo 
be  hecho?  Dejo  ala  elevada  conciencia  de  Y.  &.  el  resolverlo. 

Me  envió  por  &  V.  £.  a  desempeñar  el  papel  de  ajitador  en  las 
Antillas  españolas,  dando  aliento  al  espíritu  revolucioaario  de  que 
€e  suponía  animado  a  Cuba,  i  Y.  E.  ha  podido  cerciorarse  de  ooaa 
lojos  se  ha  ido  en  este  camino  que  nos  ha  conducido  a  las  puertas  de 
ana  revolución  inminente  en  esa  iala.  Desde  los  primeros  días  de  mi 
llegada  he  estado  enviando  el  Gobierno  de  Y.  E.  cartas,  copias  de 
cOmunicacioBes  oficmles,  periódicos,  planes  de  invasión  i  todo  jcDera 
de  documentos  que  ponían  de  manifiesto  el  estado  de  cooiagraeion 
jenerál  de  aquellas  posesiones  ansiosas  por  saoudir  el  yugo  de 
mí  Qomun  enemigo,  i  ahora  solo  debo  esponer  que  según  la  opb- 
itton  de  todos  i  en  especial  la  del  gobíemo  español,  que  así 
lo- ha  manifestado  ^n  documentos  oficiales,  esa  situación  ha  sida 
casi  esclusivamente  creada  por  una  publicación  periódica,  a  ]a 
4|Ue  he  consagrado  todo  el  resto  de  mi  eneijía  i  mi  trabajo,  i  que  no 
rao  ha  servido  a  la  ajitacion  de  un  pueblo,  que  yacia  sumido  en  un 
completo  sopor  político  sino  para  llevar,  mediante  una  fi^iz  distribu- 
ción postal  i  diplomática,  ia  palabra  de  Chile,  de  «u  defensa  i  su 
gloria  hasta  los  mas  remotos  confines  de  la  América  española. 

Así  he  llenado,  señor  Presidente,  la  misión  que  debí  al  concepto  de 
celo  i  patriotismo  en  que  sin  duda  me  ímyo  Y.E.  al  confiármela,  dando 
cima  a  todo  esto  en  el  solo  término  ae  seis  meses.  He  sido  víctíma 
len  su  desempeño  de  una  sola  asechanza  i  de  la  constante  persecución 
de  un  gobíemo  desconocido,  pero  por  ellas  he  sufrido  yo  solo  -sin 
«otiseíniír  por  esto  en  abatírme  ni  en  abatir  el  nombre  de  mi  patria, 
antes,  al  contrario,  sacando  de  esos  mismos  contrastes  recursos  pa'ia 
adelantar  mi  empresa  i  de  tal  manera  que  yo  do  sé  si  habría  sido  mas 


--281  - 

ütíl  provocar  aquellos  espresamente»  (pnen  solo  a  virtud  de  la  notorie- 
dad, que  su  mismo  escáldalo  produjo»  comenzaron  mis  afanes  antes 
casi' inútiles,  estrellándose  siempre  en  la  cooiicia  o  en  la  desconfianza) 
para  ser  coronados  de  algún  éxito.  Espíritus  ib ezquinos  han  crecido 
ver  en  mi  afán  por  exaltar  la  fama  de  mi  suelo  a  la  cumbre  'de  su 
gloria  un  propósito  neoio  de  dar  ales  a  una  vanidad  pueril'  que 
nunca  se  anido  en  mi  alma.  Otros  ban  atribuido  a  petulancia 
e  indiscreción,  lo  que  en  mi  no  era  sino  una  táctica  casi  siem- 
pre feliz  para  desconcertar  los  planes  de  mis  enemigos,  sustítu- 
vendo  al  disimulo  (que  pugna  con  mi  índole),  las  arterias  mismas  do 
la  franqueza,  redes  en  que  mas  fácilmente  caen  los  incautos.  Muchas  i 
mui  amargas  censuras  se  me  han  prodigado  por  esto.  Ningún  estímu- 
lo oficial  ni  aun  los  de  la  amistad  los  han  mitigado.  Pero  no  impor- 
ta!— Ni  aquellas  ni  las  últimas  eran  necesarias  a  mi  corazón  consa- 
grado todo  entero  al  culto  de  mi  patria  a  la  que  con  satisfacción,  casi 
con  regocijo,  hago  este  sacrificio,  que  espero  no  sea  el  último  de  una 
vida  que  ha  podido  ser  calumniada,  pero  jamas  sujeta  a  mancilla 
alguna,   porque  a  e^  habría  preferido  morir. 

No  habría  fatigado,  señor  Presidente,  la  benévola  atención  de  Y.  E. 
como  le  he  hecho,  sino  creyera  un  deber  mió  el  hacer  ver  »y.>E.  de 
una  manera  fie),  aunque  compendiosa  como  he  desempeñado  el  cargo 
que  debí,  a  la  honrosa  confianza  de  Y.  £.  Debo  esta  satídfacmon 
a  esa  confianza,  parque  sé  que  aunque  el  espíritu  de  Y.  ^.  Babe 
colocarse  a  una  altura  a  oue  no  alcanza  la  sombra  de  laa  pasiohes^ 
ana  relación  simple,  el  solo  recuerdo  de  los  hechos  bastarla  para  ins- 
pirarle la  convicción  de  que  Y.  E.  no  anduvo*  del  todo  errado  id  ' 
designarme  para  el  puesto  que  he  tenido  en  este  pais.  No  tengo  la 
jactancia  de  decir  como  Jean  Bart  a  su  rei  cuando  lo  hizo  $ii 
almirante  Sa  Magesté  a  hien  faü\  pero  usando  el  lengu^e  de  un  re- 
publicano, puedo  decir  a  Y.  E.  con  orgullo,  por  lo  mismo  que  lie 
sido  jufigado  injustamente,  que  al  conferirme  el  modesto  título  de  ^ijeit- 
te  confícíencial  de  Chile,  Y.  £.  no  se  engañó,  en  cuanto  q«e  jarnaa 
jne  he  hecho  indigno  de  la  confianza  de  mi  patria. 

I  esta  última  satisfacción  me  cabe,  pues  si  no  he  logrado  lleüar  las 
miras  del  Gobierno  de  Y.  E.  en  toda  su  latitud,  el  pais,  cuando  se  per- 
suada de  la  verdadera  posición  en  que  me  he  visto  colocado,  habrá  de 
absolverme  en  justicia  i  acaso  recibiré  de  Buinduyencia  un  galardón 
que  no  ambiciono^  pero  que  me  recompense  con  el  aprecio  de  mis 
conoiudadanos  los  dias  de  labor  i  de  amargura  que  a  su  bien  i  a  su 
gloria  he  consagrado. 

Saluda  a  Y.  E.  con  altas  consideraciones  de  re^to  su  afectísimo 
i  seguro  servidor. 

BUNJAMIK  YlCUNA  MACKJfrNNA. 


36 


—  282  — 
DOCUMENTO  BB. 

Comnnleaclones  relatiTa.8  al  envío  de  an  correo  de  ir&blnete 
a&anolando  las  órdeites  terminantes  de  bombardear  a  Valpa- 
raíso, que  se  comanioaron  a  la  Lesaclon  de  Chile  en  l^asbUig- 
ton  por  el  Ministerio  de  Relaciones  Exteriores  el  4  de  abril  de 
1866,  esto  es,  cuatro  días  despnas  de  consumado  el  crimen. 

I. 

DESPACnOB  HV,  QUE  ANUNCIO  AL  SEÑOR  COTARRUBtAS  AQUELLAS  ÓRDENES 
JUNTO  CON  LA  CERTÍDUMBRE  QUE  EL  MINISTRO  SeWARD  TENIA  CONOa- 
MIENTO  DE  ELLAS  DESDE  MEDIADOS  DE  FEBRERO,.  ESTO  ES,  MES  I  MEDIO 
InTES  de  la  CONSUMACIÓN  DEL  CRÍMEN. 

(Estracto). 

N^ueva-York,  abrü  10  de  1866. 
Señor  Ministro: 

Por  las  comunicaciones  del  señor  Asta-Buruaga  se  impondrá  US. 
de  las  importantes  noticias  que  se  han  recibido  oficialmente  de  Madrid 
en  Washington  i  que  se  envían  a  Chile  con  la  mayor  celeridad  posible. 

Ademas  de  la  seguridad  oficial  que  se  da  en  ese  despacho  sobre  la  exac- 
titud de  la  noticia,  'nosotros  no  abrigamos  duda  de  que  ese  sea  el  pro- 
posito de  nuestros  cobardes  enemigos,  pues  es  la  única  salida  po- 
sible que  tienen  en  la  guerra  a  que  nos  han  promovido.  Kl  lamentable 
estado  de  la  España,  por  una  parto,  i  el  aspecto  en  estremo  alarman- 
te que  toman  los  negocios  de  Cuba  (sobro  lo  que  refiero  a  US.  al  nú- 
mero 12  de  la  Voz  de  América  que  acompaño),  no  le  permiten  conti- 
nuar un  solo  dia  mas  la  guerra.  Pero  hai  otras  razones  todavía  que 
confirman,  en  mi  concepto,  la  idea  de  que  esta  guerra  ha  llegado  a  se 
crisis  i  que  los  españoles  tienen  que  tomar  una  resolución  suprema. 
El  invierno  está  ya  encima,  i  ellos  no  pueden  mantenerse  en  el  Pací- 
^co  sin  numerosos  sacrificios.  Esto  esplica  la  precipitación  con  que 
ñe  ordena  a  1&  escuadra  dirijirse  a  Montevideo.  En  segundo  lugar, 
éste  es  el  grito  unánime  de  la  prensa  de  todos  los  colores  políticos  en 
España.  Todos  piden  venganza  del  desastre  del  Covadonfja  i  el  inrae- 
íliato  regreso  de  la  escuadra  a  España.  Los  trozos  de  la  J^poca  i  de  1» 
Crónica  de  estíi  ciudad  que  so  supone  inspirada  por  el  señor  Tassara, 
que  incluyo,  confirmarán  a  US.  en  esta  opinión.  Hai  otro  hecho  mas 
que  ha  llamado  mi  atención  sobre  este  particular.  A  principios  do 
marzo  los  periódicos  do  España  hablaron  ínucho  de  un  viaje  misterioso 
que  habia  hecho  el  brigadier  de  marina  Izquierdo  de  Cádiz  a  Madrid, 
a  donde  habia  sido  llamado  precipitadamente  por  el  telégrafo.   Talrez 


—  283  — 

es  este  el  mismo  ofioial  enviado  al  Pacífico  do  que  habla  el  señor 
Perry  en  su  despacho  a  Washington.  Pero  de  todos  modos,  su  yiaje  a 
Madrid  coincide  con  la  partida  del  oficial  que  se  asegura  lleva  la  or- 
den de  bonbardear  inmediatamento  a  ValparaÍBO. 

De  todító  maneras  la  orden  de  ejecutar  este  acto  de  atrocidad,  pro- 
pio de  la  España,  i  que  acabará  (si  es  posible  que  so  lleve  a  efecto)  de 
consumar  su  eterna  ruina,  no  ha  podido  salir  de  Southampton  sino  en 
ol  vapor  del  17  de  marzo,  de  modo  que  el  oficial  portador  no  llegará 
a  Yalparaiso  sino  el  29  o  30  de  abril.  Cuando  el  portador  de  nues- 
tras comunicaciones  llegue  a  Panamá,  ya  aquel  habrá  salido  de  ese 
puerto,  i  este  aviso  no  podría  llegar  a  Chile  sino  el  14  de  mayo.  Por 
esta  razón  el  señor  Asta-Buruaga  ha  resuelto  flotar  un  vapor  oon  el 
objeto  de  que  el  aviso  seguro  llegue  a  US.  entre  el  3  i  5  de  mayo, 
pues  no  es  posible  que  antes  de  este  último  dia  estén  conolnidos  loa 
preliminares  que  el  derecho  de  jentcs  exije  en  el  caso  de  un  bom- 
bardeo. Tenemos  noticia  que  el  Chalaco  estaba  casi  listo  en  Panamá, 
i  en  este  caso  el  señor  Montero,  que  se  regresa  en  el  presente  vapor, 
se  ha  comprometido  a  hacerle  salir  en  el  acto  para  Coquimbo,  i  se 
ofrece  él  mismo  a  tomar  su  mando.  Mui  ventajosa  sería  esta  circuns- 
tancia por  la  mavor  celeridad  i  ahorro  de  dinero. 

Yo  dudo  mucho  que  los  jefes  de  las  estaciones  navales  de  Inglaterra 
i  Estados-Unidos  i  los  Ministros  de  estos  paises  permitan  que  se  eje- 
cute aquel  acto  de  barbarie.  El  jeneral  Kilpatrick,  influido  conve- 
nientemente, es  hombre  para  estorbarlo,  a  pesar  de  que  las  órdenes 
que  se  le  envian  de  Washington  son  solo  para  protejer  los  intereses 
de  sus  nacionales.  El  comodoro  Rodgers  es  también  un  bravo  i  caba- 
lleroso marino,  i  el  beñor  Fox,  sub-sccretario  de  marina  en  Was- 
hington dijo  al  señor  Asta-Buruaga  que  ese  jefe  habia  escrito  a  su 
mujer  que  nada  le  sería  mas  agradable  que  recibir  ordenes  para  echar 
a  pique  a  la  ^amancia  con  el  Monadnock,  para  lo  que  le  sobrarían 
cinco  minutos.  La  disposición  moral  de  los  jefes  de  las  estaciones  na- 
vales no  podrá  ser,  pues,  mejor  para  evitar  la  destrucción  de  una 
ciudad  indefensa  i  con  el  solo  título  de  la  venganza. 

Hemos  elejido  al  señor  Hunter  para  llevar  estos  despachos  por  ser 
un  joven  mui  discreto,  ardiente  partidario  de  Chile  i  que  nos  ha  ser- 
vido con  mucha  dedicación  i  lealtad.  El  va  a  las  órdenes  de  US.  las 
que  ejecutará  con  gusto.  Su  deseo  es  establecerse  en  el  pais,  pero  si 
el  Gobierno  no  hubiere  de  necesitarle,  será  justo  que  le  provea  de 
fondos  para  su  regreso,  una  vez  que  concluya  su  comisión.  De  acuer- 
do con  el  señor  Asta-Buruaga  le  he  dado  800  pesos  oro;  de  los  que  250 
son  para  aprestos  de  su  viaje  (como  se  ha  hecho  con  todas  las  perso- 
nas que  han  marchado  a  Chile)  i  lo  demás  para  gastos  de  viaje  de  lo 
qne  deberá  dar  cuenta  documentada,  según  el  duplicado  del  recibo 
que  incluyo  a  US. 


—  2S4  — 


Ji'ueva-York,  aLfH,,  30  de  1866. 

Dije  a  US.  en  mis  anteriores  que  Mr.  Seward  sapo  con  tiempo  el 
bomi>ardeo  de  Yalpandso  para  mandar  int<trucciones,  i  ahora  incluyo 
a  IJS.  los  documentos  quo  comprueban  csla  aserción.  Por  la  copia 
núm.  8  do  oartas,  que  orijinales  conservo,  verá  US.  que  por  condaoto 
de  Mr.  Hobson  supo  el  Ministro  la  orden  del  bombardeo  el  13  de  fe- 
brero, de  modo  que  pudo  escribir  por  el  vapor  del  ^,  llegando  ks 
órdenes  a  Yalparaiso  el  27  de  marzo.  Fíjese  US.  que  su  respuesta  es 
del  27  de  febrero,  es  decir,  dos  semanas  después  de  recibir  el  aviso,  i 
que  86  contenta  con  decir  que  lo  prestara  particular  atenóion,  U8. 
estará  en  aptitud  de  saoar  las  consecuencias  de  lo  ^ue  haya  en  esto. 
Mi  objeto  68  solo  manifestar  a  US.  que  el  señor f Seward  supo  eou 
tiempo  la  verdad,  i  hago  esto  porquoi  aquí  se  ha  dicho  que  envió  or- 
den de  no  evitarlo.  Al  menos  estas  fueron  las  órdenes  que  envió  por 
el  vapor  del  11  de  abril  cuando  se  lo  avisó  al  señor  Asta-Buruaga 
del  bom'bardeo  dos  semanas  después  de*  ejecutado. 


n. 

CA&1*A  AL   JlSPl  nS  LA  €ASA  DB   AL80P    I    C*.    ROOANBOLE     FLKTAiEA    ÜIC 
VATOR  fiN    PA.YAMA    PARA    LLEVAR    a    VALPARAKO   BL  ANUNCIO  DKb 
*  BOMBÜRDEO. 


\ 


Señor  don  Jonje  Hobson. 

Jfueoa^Fork,  abril  9  dt  1866. 

Muí  señor  mió: 

Buego  a  Ud.  •se  sirva  obtener  de  algún a^de  las  compañías  que  po^ 
«een  vapores  en  Panamá,  el  ñetamomto  de  uno  de  éstos  que,  a  la  lle- 
gada de  ia  mala  que  sale  de  este  puerto  el  lindel  presente,  conduzca  al 
puerto  de  Coquimbo  un  mensajero  quo  envió  con  importantes  comu- 
nioaciones  para  el  Gobierno  de  Chile. 

£1  Gobierno  pagará  en  Santiago  la  suma  que  se  estipule   i  al  ñus- 
mo  tiempo  yo  me  hago  responsable  para  con  Ud.  del  arreglo  que  üd. 
oelebre. 
*  Saluda,  etc. 

B.  Vicuña  Mackxnna. 


-  285  — 


m. 

INSTRUCCIONES  A  QüB  DEBERÁ  60MBTERSK    DON  D.iNIBL    T.  HONTEB 

EN  SU  VIAJE  A  CHILE. 

!.•  Tan  luego  como  llegue  a  Paoívmá,  tratará  de  efmbarcarse  di* 
rectamente  para  el  puerto  de  Coquimbo,  aprovechando  cualquiera  de 
los  conductos  {siguientes  en  el  orden  epf  que  se  enumeran: 

1."  El  vapor  Chalaco ,  si  el  señor  Montero  consigue  ponerlo  a 
su  disposición  dentro  de  las  primeras  cuarenta  i  ocho  horas  de  su 
llegada. 

2.*  Un  vapor  de  guerra  americano  si  Hubiese  de  salir  para  el  sur. 
Tratará  de  embarcarse  en  él,  haciendo  valer  si  es  preciso,  su  título  de 
portador  de  pliegos  de  la  Legación  de  EstaíSos-Unidos.  Si  no  consi- 
gue embarcarse  enviará  la  corrcspoudenoia  bajo  el  sobre  del  Minis- 
tro de  Estados-Unidos  en  Chile. 

3.®  Enca.H0  de  faltar  los  dos  conductos  anteriores,  se  embarcará  Ud, 
en  el  vapor  que  la  Compañía  del  Ferrocarril  de  Panamá  pondrá  a 
FU  disposición,  siempre  que  este  saltea  ánles  del  2í¿  de  abril  i^ued/i 
llegar  a  CoquinÚK^el  ^  al  7  de  mayo.  La  carta  que  se  le  entrega  pa- 
ra el  secretario  de  la  Compañía  señor  M^Nider  será  suficiente  docu- 
mento para  su  embarque,  i  en  tal  caso  se  presentará  comb  ájente  de  la 
casa  de  Aísop  i  Ca. 

4.*  En  el  caso  de  no  poder  emprender  su  viaje  por  ese  medio,  m 
dirijirá  al  Callao  en  el  vapor  de  la  carpera  que  sale  el  25,  i.  una*  ve» 
Hegado  a  Lima  se  pondrá  a  la  disposición  del  Encargado  de  Negooio» 
de  Chile  para  que  se  instruya  de  las  comunicaciones  I  acelere  en  lo 
posible  su  viaje. 

6.*  Una  vez  llegado  a  Coquimbo,  hará  presente  al  capitán,  dei 
puerto  que  necesita  hablar  en  el  acto  con  el  Intendente  de  la  pro^ 
vincia,  señor  Larrain,  e  instruirá  a  ésto  del  objeto  de  su  comisipn 
para  que  lo  trasmita  en  el  acto  por  el  telégrafo  a  Santiago. 

6.*  Una  vez  concluida  sü  comisión  en  la  Serena  se  dirijirá.  a  San- 
tiago donde  se  pondrá  a  las  órdenes  del  señor  Ministro  de  Relacione^ 
Exteriores. 

7.*  Esta  delicada  misión  se  conña  al  celo  i  discreción. del  señoD 
Huntcr.  No  dirá  a  j;>er8ona  alguna  durante  su  viaje  ni  después  de  su 
llegada  a  Chile  el  objeto  que  le  lleva,  cuidando  de  no  esparcir  lavoa 
en  Lima  ni  en  Coquim'bo.  Se  presentará  solo  como  un  ájente  de  nego- 
cios, sin  ninguna  conexión  en  el  servicio  público  de  Chile,  i  si  es 
posible  no  hablará  español  durante  su  viaje,  espocialmenfce  en  el.  Pa* 
cífíco. 

8.*  Si  en  el  caso  de  dirijirse  a  Chile  en  un  vapior  fletado  en  Panamá 
se  encontrare  en  peligi'o  inminente  de  que  se  rejistrase  oí  buque  i  se 
aprehendiese,  tratará  de  arrojarlas  comunicaciones  alimai;;  pero^aoloeD 


-  2tí6  — 

la  ultima  estremidad  pues  se  esforzará  siempre  por  llevarlas  ocultan. 
Se  le  recomienda  una  gran  precaución  en  esta  parte,  porque  en  caso 
de  captura  del  buque  hai  que  pagar  una  fuerte  indemnización. 

9.*  En  cualquiera  dificultad  el  señor  Hunter  alegará  su  calidad  de 
ciudadano  americano  i  el  título  de  portador  de  despachos  de  la  Lega- 
ción de  los  Estados-Unidos  que  lleva  consigo. 

Nueva-York,  abril  10  de  1866. 

B.  YicirÑA  Mackbnna. 


IV. 

CARTA  AL  JSNJBBAL  PtlADO  SOBRfi    EL  ASUNTO  ANTERIOR. 

Señor  don  Mariano  I.  Prado. 

jytíeva-York,  ohríl  10  d$  1866 

Hi  distinguido  amigo: 

El  señor  Martínez  comunicara  a  Ud.  graves  noticias,  propias  del 
bárbaro  i  cobarde  enemigo  que  tenemos  en  las  costas  de  nuestra  pa- 
tria común.  La  corte  de  Madrid  se  imajina  que  con  destruir  a  Yal- 
paraíso  su  honor  va  a^  quedar  salvo  i  la  guerra  terminada.  Pero  ni 
aquel  se  limpiará  de  su  infamia  con  otra  mayor,  ni  ésta  ha  de  con-* 
cluir  como  ella  lo  desea.  Al  contrario,  amigo  mió,  si  los  piratas 
vuelven  al  Atlántico  es  preciso  venirlos  a  buscar  a  sus  propias  guarí» 
das,  en  Cuba,  en  Puerto-Rico,  en  España  misma.  llaga,  pues,  Ud. 
esfuerzos  supremos  por  acopiar  elementos.  Con  dinero  somos  irresisti- 
bles. Sin  él  solo  daremos  lástima.  Alvarcz  vino  sin  medio  cuando  lo 
esperábamos  como  un  Mesías.  Montero  i  Pardo  de  Zela,  se  regresan 
desesperando  de  obtener  nada.  Yo  les  encuentro  razón  como  a  solda- 
dos do  honor.  Pero  habría  deseado  que  al  menos  Pardo  se  quedase  al- 
gún tiempo  mas,  pues  estamos  al  conseguir  (al.  crédito  de  Chile)  ele- 
mentos de  alguna  importancia,  i  necesitamos  jente  de  confianza  a 
quien  entregarlos. 

A  pesar  de  las  infamias  sin  nombre  de  este  Gobierno,  nuestra  cau- 
sa  gana  terreno  i  al  fin  encontraremos  apoyo  en  el  pueblo,  por  lo 
mismo  que  Mr.  Seward  favorece  directamente  ala  Eíipaua. 

Celebro  muchísimo  el  próximo  íirribo  del  señor  Barreda,  Me  ase- 
guran todos  que  tiene  mucha  influencia  en  Washington,  i  es  la  opi- 
nión jencral  que  solo  él  puedo  componer  las  cosas  en  estos  endiabla- 
dos mundos. 

Entre  tanto,  tenga  Ud.  la  porsuacion  de  que  si  nosotros  estamos 
contrariados,  la  España  lo  está  cinco  veces  mas  i  cada  día  se  precipi- 


~  287  — 

ta  mas  adentro  en  el  abismo  de  su  ruina.  O'Donnell  daria  un  braso 
por  terminar  esta  guerra  insensata  de  cualquiera  manera,  i  esto  es  lo 
que  ahora  intenta  hacer  bombardeando  como  un  salvaje  a  Yalparaiso. 
No  tema  Ud.  que  yayon  a  tentar  la  misma  hazaña  en  el  Callao,  pues 
ahí  hai  cañones,  i  si  hubiera  de  éstos  en  las  Chinchas  ni  aun  allí 
irian  a  pesar  de  su  codicia. 

Cada  dia  me  complace  mas  ver  la  justicia  que  hacen  a  Üd.  en  mi 
patria  i  en  todos  los  paises  civilizados.  No  me  llame  Ud.  mal  profeta, 
si'aun  antes  de  conocerlo  le  escribía  en  Pisco  ''que  ningún  hombre 
estaba  mas  cerca  de  las  glorias  de  Bolívar  que  el  coronel  Pra* 
do."(l). 

Con  mil  recuerdos  para  los  amigos  etc. 

B.  Vicuña  Máceenna. 


V. 

CARTA   AL    MINISTRO  DE  CHILE  S5  LIMA  SOBES  EL    MISMO  ASUNTO. 

SeEíor  don  Marcial  Martínez. 

Nuevor-Tork,  a5n7  10  efe  1866. 
Querida  amigo: 

£1  5  del  presente  llego  a  Washington  un  despacho  del  Ministro 
americano  en  Madrid  escrito  al  señor  Seward  con  fecha  18  de  marzo  i 
que  dice  lo  siguiente: 

'*En  estos  últimos  días  ha  salido  para  el  Pacífico  un  oficial  porta- 
dor de  importantes  despachos.  El  contenido  de  éstos  se  reduce  auna 
*  orden  para  bombardear  inmediatamente  a  Valparaíso  i  en  seguida  vol- 
ver con  la  escuadra  a  Montevideo. 

*  *Puede  US.  estar  seguro  que  esta  noticia  es  perfectamente  exacta." 

En  el  acto  que  Asta-Buruaga  recibió  copia  confidencial  de  este 
documento  se  vino  aquí,  i  hemos  resuelto  mandar  directamente  con 
las  comunicaciones  al  señor  Hunter,  joven  americano  muí  circuns» 
pecto'que  me  ha  servido  desde  que  llegué  como  secretario  parti- 
cular. 

Se  ha  hecho  aquí  por  medio  de  la  casa  de  Alsop  el  ñetamento  de 
un  vapor  de  la  Compañía  del  Ferrocarril  de  Panamá  para  que  lleve 
directamente  al  señor  Hunter  a  Coquimbo  (si  es  que  el  Chalaco  no 
puede  ir)  pero  yo  dudo  mucho  que  se  consiga  este  medio  de  trans- 

(1)  Esta  carta  llegó  a  Lima  la  víspera  del  2  de  mayo  de  1866. 


—  288  — 

|>orte  con  U  rapidez  necesaria,  i  lo  mas  probable  es  que  Hnnter  eigá 
por  la  via  ordinaria  i  llegue  junto  con  e3ta  al  Callao.  En  este  casa 
trata  de  aliierar  en  lo  posible  su  marcha. 

El  oficial  portador  de  la  orden  (que  entiendo  es  nú  brigadier  de 
marina  Izquierdo,  que  irá  probablemente  disfrazado)  debe  luíber  sali- 
do de  Southampton  el  17  de  marzo  i  llegará  por  consiguiente  el  29 
de  abril. 

La  noticia  llegará  un  poco  tarde,  pero  como  no  han  de  proceder 
al  bombardeo  inmediatamente,  puede  que  llegue  en  tiempo  para  pre- 
venir o  mitigar  los  males,  de  esto  acto  tan  atroz  como  cobarde  de  que 
solo  los  españoles  pueden  cometer  en  el  presente  siglo. 

Por  lo  demás,  aquí  haremos  esfuerzos  supremos  por  vengar  a 
nuestra  querida  patria.  Los  a3untos  de  Cuba  presentan  un  aspecto  alar- 
mante, como  veras  por  la  Voz  núm.  12,  i  ahí  está  el  talón  de  AquSea 
de  la  España.  Luego  saldrá  un  vapor  i  cañones  i  espero  (si  el  diablo 
de  Mr.  h'eward  no  se  mete)  que  pronto  irán  dos  o  tres  buques.  (Es- 
to por  supuesto  reservado. ) 

Es  desesperante  que  nos  tengan  sin  plata.  Que  mal  se  han  portado 
en  esta  parte  las  jentes  de  Chile  i  el  Perú!  Felizmente  el  crédito  de 
Chile  comienza  a  ser  conocido  i  haremos  todo  con  ese  prestij^o. 

En  este  sentido  los  juicios  que  nos  siguen  han  producido  este  esce- 
lente  resultado.  Los  autos  son  maa  espresivos  que  las  obras  de  Mr. 
Gay.  Alienta  a  los  amigos.  No  te  desalientes  tu,  i  cuenta  con  que 
aquí  quemaremos  el  fikipio  cartucho. 

Tuyo  afectísimo. 

B.  Vicuña  Magkhkna. 


VI. 

CARTA   AL    INTBMDXNTB  DS  COQUIMBO    SOBRE    BL  ANTUtRIOft    KSaOCIO*' 

Señor  don  BruQO  Larrain. 

Nueva- York,  abi-ülO  de  1866. 
Ml'qjierido  amigo : 

Por  la.copifr  inclusa  de  carta  que  esoribo  en  este  momento  a  H. 
^lautinez  se  impondrá  Ud.  de  la  gravedad  i  de  la  urjencia  de  la  noticia 
4o  que  es  portiidor  el  señor  Huntcr,.  q.uien  entregará  a  Ud.  ésta» 

Quiera  Dios  que  este  mensaje  llegue  a  tiempo  para  evitarla  obra 
infamo  do  esos  cobardes  piratas. 

No  dude  Ud.  que. la  notieia  ea  cierto,  pues  adcm^aa  del  aviso  ofieial 
que  80  ha  tenido,  todo  contribuye  a  confirmamos  en  su  veracidad. 


-  289  — 

trasmítala,  pues,  en  el  aoto,  al  Qobierno  por  el  telégrafo,  i  ai  hú* 
biese  alguna  interrupción  en  éste  por  propios  sucesivos. 

El  Presidente  de  la  compañía  de  Panamá  que  ha  hecho  aquí  e^ 
netamente  del  vapor  con  la  casa  de  Alsop  para  llevar  al  señor  Hun- 
ter,  no  ha  consentido  en  que  el  buque  siga  hasta  el  Papudo,  pues 
temen  lo  apresen,  i  en  este  caso  tendríamos  que  pagar  nosotros  100 
mil  pesos  por  indemnización  (fuera  de  los  •  20,000  que  cuesta  el 
flete): 

Una  vez  desembarcado  el  señor  Hunter,  sírvase  dirijir  una  carta 
oficial  al  secretario  de  la  compañía  ddferrotarr'd  de  Panamá  anun-^ 
ciándole  que  el  buque  ha  llegado  i  llenado  su  misión.  Est^  aviso  ser- 
virá para  que  la  casa  de  Alsop  haga  aquí  el  pago  del  flete. 

Aquí,  amigo  mió,  con  un  G-obiema,  enemigo,  sin  dinero,  rodeado 
ele  los  ajentes  i  del  oro  de  España,  cuja  influencia  es  poderosa  en 
Washington,  acusado  civil  i  criminalmente  por  los  fiscales,  etc.,  se^ 
finimos,  sin  embargo,  sosteniendo  con  todas  nuestras  fuerzas  la  causa 
de  la  patria  seguros  de  su  triunfo  i  de  su  gloria. 

Si  los  chilenos  comprendieran  que  esta  guerra  deberla  hacerse  solo 
eon  dinero,  la  España  se  hundiría  para  siempre.  Pero  pin  ese  ele-* 
mentó,  qué  podremos  hacer? 

He  visto  con  placer  cuanto  debe  Chile  a  su  patriotismo. 

Sírvase  saludar,  etc* 

B.  YiCüÑA  Mackbnna. 


VII. 


kOTlOlAS  D¿  LOS  DIARIOS  DB  LA  HABANA  I  NUKVA-TORK  COMUNICANDO 
LAS  NOTICIAS  TRASMITIDAS  POR  MR.  SBWARD  XN  LOS  MISMOS  DÍAS  Qim 
iSTB  LO  HACIA  OCULTAMENTE 

El  anuncio  hecho  por  Mr.  Seward  al  Encargado  de  Negcksios  á<s 
Chile  sobre  la  inminencia  del  bombardeo  de  Valparaíso,  anuncio  que, 
aunque  confidencial,  so  revistió  de  toda  la  pompa  de  un  verdadero 
servicio  internacional,  era  tan  atrasado  que  hacia  cerca  de  un  mes 
(marzo  \b)  lo  habla  comunicado  al  Diario  de  la  Marina  de  la  Ha- 
bana su  corresponsal  de  Cádiz.  Bn  esa  correspondencia  publicada  en  la 
Habana  el  6  de  abril  se  lee  lo  que  sigue: 

"Según  las  instrucciones  que  al  sabefse  la  muerte  del  jeneral  Pa« 
reja  i  la  captura  de  la  Covadímga,  se  comunioaron  al  brigadier  Mén- 
dez Nuñez,  éste  ha  debido  ocuparse  en  perseguir  a  los  buques  enemi- 
gos, i  una  vez  alcanzados  i  batidos,  retirarse  con  la  escuadra  a  Monto- 
video.  En  d  caso  de  que  pasado  un  mes  no  haya  logrado  encontrarlos, 
ha  debido  bombardear  a  Vcdparaiso  i  el  Codlao  i  castigadas  así  las 
ofensas  que  se  han  inferido  a  nuestro  país,  venirse  también  a  Monte^ 

3T 


—  290  — 

vídeo  i  espsrar  allí  órdenes  dd  Gobierno,  Todo  esto  lo  Be  por  mtA 
buen  conducto." 

La  Crónica  do  Nueva- York  publicó  también  el  1 1  de  abril,  es 
decir,  el  mismo  dia  en  que  salió  el  vapor  que  llevaba  a  Chile  al  señor 
Ilunter  con  los  comunicaciones  anteriores  las  líneas  siguientes  que 
no  podían  ser  mas  espHcitas: 

*  'Suponemos  que,  logrado  cualquiera  de  ambos  fines,  a  saben  la 
toma  de  dichos  buques  o  su  absoluta  inamovilidad  del  puerto  donde 
se  han  metido,  las  naciones  aliadas  habrán  pedido  o  aceptados  la  par, 
si  alguien  se  la  ha  propuesto,  o  sufrirán  acto  continuo  d  bombardeo 
d$  sus  niejoi'es poblaciones  situadas  en  ¡as  costar.  JVb  duden  nuestros 
lectores  do  que  esto  será  así,  porque  según  nos  escribe  de  España 
qnien  debe  saberlo  bien,  al  comandante  jeneral  de  nuestra  esciiadra 
se  le  ha  ordenado  obrar  de  aquella  manera,  i  ja  deben  estar  en  su 
poder  las  correspondientes  instrucciones/' 

En  vista  de  todos  estos  antecedentes  públicos  conseguimos  del 
complaciente  editor  del  Uendd  que  publicase  en  su  numero  del  12 
de  abril,  el  siguiente  editorial: 

J^Tuticias  importantísimas  de   España, — Bombardeo  de  Ycdpartdsoi 
ahandvno  de  la  guerra  contre  Chüe  i  sus  aliados. 

El  último  vnpor  de  Southampton  nos  ha  traído  noticias  de  la  ma- 
yor importancia  para  las  repúblicas. del  Pacífico  aliadas  en  guerra  con- 
tra España  i  del  mas  alto  interés  para  el  mundo  civilizado. 

F.l  17  de  marzo  un  oficial  de  la  marina  española,  que  se  supone  ser 
el  almirante  Izquierdo,  salió  de  Southampton,  con  órdeu  espresa  de 
bombardear  a  Valparaiso,  i  en  seguida,  recalar  sobre  Montevideo,  i 
abandonar  como  infructuosa  la  guerra  contra  los  aliados.  Un  correo 
de  Gabinete  del  Gobierno  chileno  salió  de  este  puerto  en  el  vapor  del 
11  para  Aspinwal,  llevando  la  interesante  nueva  a  las  autoridades  de 
la  llepública. 

Los  españoles  penetrados  de  su  impotencia  para  llevar  adelante  la 
guerra  en  el  Pacífico,  i  rabiosos  con  los  repetidos  reveses  que  ya  ha 
csperimeutado  su  escuadra  insuficiente,  piensan  ahora  apelar  a  este 
medio  aleve  i  bárbaro  de  concluir  la  guerra  inútil  que  ellos  mismos 
Jocamente  fomentaron.  El  bombardeo  de  Valparaíso  como  medida  de 
simple  venganza  sería  un  acto  no  solamente  impolítico  i  salvaje,  sino 
criminal  en  sumo  grado.  La  ciudad  no  tiene  defensas,  ni  un  solo  canon 
que  |a  proteja  pero  se  la  considera  la  mas  importante  de  la  costa  del 
8ur  del  Pacífico,  pues  cuenta  con  una  población  de  60,000  naturales 
i  10,000  estraujcros,  i  es  al  mismo  tiempo  el  **rtmporio"de  la  Amé- 
rica central  del  Sur.  La  mayor  parte  de  la  ciudad,  llamada  el  Puerto, 
es  propiedad  de  estranjeros,f principalmente  do  ingleses,  alemanes  i 
americanos,  i  el  palacio  de  la  Intendencia,  la  Bolsa,  el  Correo  i  los 
almacenes  de  la  Aduana^  están  todos  a  la  merced  do  loa  fuegos  de 


r^ 


btialqüicr  baque  qnc  se  sitúe  en  la  bahía,  i  en  caso  de  un  bombaHed 
no  pneden  dejar  de  ser  destruidos  junto  con  tres  o  cuatrocientoB  mi* 
Uones  de  propiedad;  a  la  vez  que  el  sacrificio  de  vidas  seria  incalcu-' 
lable,  porque  la  mitad  do  la  población  no  podria  salir  de  la  ciudad. 

Estos  datos  revisten  a  la  indicada  noticia  de  toda  la  importancia  a 
que  es  acreedora  de  parte  nuestra!  do  la  de  las  dema$  potenciáfl  neu- 
trales, i  ponen  mui  de  manifiesto  la  necesidad  de  intervenir  en  esta 
cuestión.  Resta  por  ver,  sin  embargo,  si  los  jefes  de  la  escuadra  ame"" 
tícana  e  inglesa  consentirán  la  pei'potracion  de  ultraje  tan  Villano  i 
tan  feroz.  El  comodoro  Kodgers,  jefe  de  la  escuadrilla  especial,  i  el 
comodoro  Pe&rson  Jefe  de  la  escuadrilla  del  Pacífico,  se  hallan  actual^ 
mente  en  las  cercanías  de  Yalparaiso,  i  poca  duda  nos  cabe  de  que 
ámboá  no  soTo  prostestarán,  sino  que  impedirán  la  ejecución  de  eso 
crimen.  Se  corre  que  el  comodoro  Rodgers  ha  escrito  a  uno  de  sus 
amigos  én  Washington,  que  nada  le  serla  tan  grato  como  el  recibir 
órdenes  de  echar  a  pique  la  Nnmancia\  asunto,  agrega,  de  poca 
monta  i  de  pocos  minutos  para  el  Moruidnock,  De  cualquier  modo,  se- 
mejante comportamiento  de  parte  de  España  no  quedaría  impune  por 
mucho  tiempo;  pues  que  él  solo  serviría  para  inflamar  las  pasiones  de 
ios  aliados  i  determinarles  a  llevar  la  guerra  a  tierras  españolas; 
mientras  que  el  comercio  do  España  presto  seria  barrido  de  la  super- 
ficie del  mar  por  los. corsarios  chilenos,  construidos  en  los  puertos 
neutrales  de  naciones,  cuyas  simpatías  se  declararían  desde  luego  i 
con  justicia  en  su  favor.  Esta  felonía  no  serviría,  pues,  a  España  mas 
que  para  acabar  de  perder  no  solo  el  poco  respeto  que  aun  se  le  de- 
muestra tener,  sino  que  la  colocarla  de  seguida  fuera  del  gremio  de  las 
nacionca  civilizadaa. 


DOCUMENTO  00. 

La  Doctrina  Monroe  en  presencia  del  dos  de  mag^o. 

I. 

Jn)IT0BIAL    DHL    "nUEVA  YORK    HEKALD'^  DEL  1.  ^   Dfl    JUNIO    DE  1866. 

La  diplomacia  de  Mr,  Seward  i  la  Doctrina  Monroe, 

¿Cuál  era  la  posición  de  los  Estados-Unidos  respecto  do  las  Repú- 
blicas  del  Sud-  América  en  su  hora  de  prueba?  Las  simpatías  del 
pueblo  de  los  Estados-Unidos  están  completamente  del  lado  de  ellas 
i  de  los  republicanos  de  Caba  así  como  de  16s  de  Méjico.  Las  formas 
de  Gobierno  que  hoi  tijen  en  equellos  paises  están  basadas  en  el  nues- 
tro, i  sus  instituciones  domesticas  son  en  todos  respectos  idénticas  a 


—  293  — 

Im  noesfcras.  Nosotros  oonslderamoB  a  esos  CK)bieni08  como  oopÍM 
del  mismo  nuestro,  i  a  sos  ciudadanos  republicanos  como  nosotrof. 
Nuestras  simpatías  están  enteramente  con  ellos  en  la  actnal  contien- 
da, i  mal  comprende  el  espíritu  de  este  pueblo  todo  el  que  aupongí 
lo  contrario.  Parece,  sin  embargo,  que  Mr.  Seward,  nuestro  secreta- 
rio de  Estado,  se  halla  en  esa  triste  situación;  i  algo  peor  todavia, 
parece  que  por  ignorancia  o  de  intento  (i  ambas  cosaa  en  este  caso 
son  criminales),  ha  colocado  al  psds  bajo  la  ñJsa  luz  de  haber  repu- 
.diado  la  Doctrina  de  Monróo  como  aplicable  a  las  renúblicas  de  om- 
América  (1)  i  de  las  Antillas.  No  es  posible  que  esto  naya  sido  heclK) 
a  instigaciones  de  Mr.  Johnson,  que  es  conocido  como  un  abogado 
ardiente  i  celoso  de  la  doctrina  ae  Monroe.  De  todos  modos,  aun 
cuando  tenga  en  su  favor  la  autoridad  de  Mr.  Johnson,  no  obra  coa 
la  suprema  autorización  del  pueblo,  i  Mr.  Seward  debe  tener  por  t^ 
ffuro  que,  o  él  renuncia  a  su  actual  diplomacia,  o  el  pueblo  le  repu- 
diará. Sus  ofensas  sobre  esto  particular  presenta  ja  un  carácter 
demasiado  grave  para  merecer  el  perdón.  £1  se  negó  decididame&te  a 
reconocer  el  Grobierno  de  Prado,  el  Presidente  del  Perú«  que,  no 
importa  bajo  qué  circunstancias  ascendiera  al  poder,  es  digno  de  consr 
sideración  i  de  respeto,  por  cuanto  so  ha  mostrado  atrevido»   saga;», 

(1)  El  NeW'Yok  Berald  había  sido  desde  el  principio  de  la  cuestión  hispa- 
no-americana  el  mas  severo  censor  de  la  |)olítica  de  Mr.  Seward.  i  ya  en 
marzo,  con  la  franqueza  ruda  i  peculiar  de  la  prensa  americana,  le  aconse- 
jaba en  uno  de  sus  editoriales  (el  de  25  de  marzo)  que  abandonase  sa 
puesto.  Hé  aquí  aquel  breve  pero  notable  artículo: 

Actitud  del  Ministro  Seward.— Jfarxo  31.— El  Ministro  Seward  faa 
durante  la  última  guerra  el  brazo  derecho  del  afable  i  bien  intendonado 
Presidente  Lincoln.  De  una  manera  u  otra.  Mr.  Seward  consiguió  salvar  la 
política  de  Mr.  Lincoln  de  la  obligación  de  hacer  mas  de  una  ^erra  a  la 
vez.  Bien  es  verdad  que  oí  obrar  de  esta  manera  i  para  libertamos  de  una 
complicación  internacional,  Mr.  Seward  permitid  a  las  naciones  estranje- 
ras  hacer  cuanto  les  ocurrió ^  como  lo  hizo  la  Inglaterra  en  el  caso  de  Jfasoit 
i  en  el  de  Slidelí  i  la  Francia  con  Méjico.  Sin  embargo,  queremos  considerar 
esto  como  pasado  i  admitinos  que  Mr.  Seward  es  un  grande  hombre.  Hoi. 
pues,  que  sus  laureles  están  frescos  i  sin  marchítaraej-et  tiempo  que  aban- 
done el  Gaírin^^  porque  ahora  no  puede  continuar  la  politica  de  coneilia- 
eion  que  siguió  durante  la  guerra  i  es  ademas  incapaz  de  competir  con  Naj¡0' 
león  en  el  terreno  de  la  diplomacia  i  de  la  intriga.  Le  aconsejamos,  por  con- 
siguiente, que  abondone  voluntariamente  su  puesto  con  todo  el  honor  que 
ha  adquirido  antes  quo  Napoleón  lo  enrede  en  sus  intrigas  i  lo  derrote.  El 
país  necesita  un  Ministro  de  enerjxa,  que  dirija  nuestras  Kelaciones  EstcriO' 
res  de  la  manera  franca  i  honrada  que  caracteriza  la  policíica  americcma  i 
que  sepa  hacer  n^spetar  i  poner  en  práctica  aqueUas  doctrinas  que  forman 
parte  de  nuestra  relijion  nacional.  Mr,  Sewardno  es  el  hombre  a  propósito  pa- 
ra  llenar  este  programa.  Le  ha  ocurrido  que  debe  seguir  a  Napoleón  en  U 
via  de  la  diplomacia  i  el  resultado  no  puede  ser  otro  que  el  que  aquel 
esperimentado  i  sagaz  político  que  ha  vencido  eueae  terreno  a  los  roas  res- 
peta bles  diplomáticos  europeos,  juegue  con  él  comocon  un  niño.  Conténtese, 
pues,  el  secretario  Sewsra  con  la  posición  a  que  ha  llegado,  que  es  bas- 
tante halagüeña  para  cualqni«*r  hombre  de  Estado,  i  evite  por  medio  de  1» 
renuncia  de  su  puesto,  que  el  curso  de  las  cosas  venga  a  derribarlo  d«  la 
altuia  en  que  hoi  está  colocado. 


1 

i 


—  2d3  - 

rsfoto,  hamuio  i  emprendedor.  Hr.  Sowatd  Be  l^dla  en  este  momento 
en  abierto  antagonismo  con  los  Bentimientos  i  deseos  del  pueblo  ame- 
ricano, con  va  eondnc^  para  con  la  República  del  Ecuador,  actual- 
mente empefiada  en  una  guerra  de  vida  o  muerte,  i  por  tanto  dema- 
alado  apremiada  para  poder  pagar  el  primer  dividendo  de  las  adjudi- 
caciones ajustadas  por  la  comisión  mista  de  1862,  cuando  hubiera 
debido  asegurar  a  dicho  pais  que  el  pueblo  americano  podia  concederle 
una  espera.  Mr.  Seward,  ademas,  es  responsable,  como  ya  lo  tenemos 
manifestado,  del  ultraje  cometido  por  los  españoles^contra  Valparaíso. 
Si  el  bombardeo  de  aquella  ciudad  es  injustifícablo  para  Nuñe2  i  su 
Gobierno,  ¿cuánto  mas  no  lo  es  la  falta  de  Mr.  Seward  i  de  este 
Gobierno  en  no  impedirlo?  El  derecho  internacional  es  mui  esplícilo 
en  delarar  que  un  bombardeo  es  solamente  legal  cuando  la  ciudad 
atacada  está  fortificada  o  de  otra  manera  defendida,  o  cuando  se  há 
hecho  culpable  de  actos  criminales  cuya  reparación  rehusa  terminan- 
temente. Núñez  bombardeó  a  Yalparaiso,  violó  las  leyes  i  compro- 
metió la  vida  de  migeres  i  niños  desamparados;  pero  Mr.  Seward, 
oon  un  Ministro  i  una  escuadra  testigos  del  atentado,  con  todo  jénero 
de  estímulos  para  intervenir,  ha  ultrajado  a  la  humanidad  i  mancha- 
do el  honor  i  dignidad  de  la  nación,  i  se  ha  hecho  cómplice  del  iais- 
mo  perpetrador,  ordenándoles  el  mantenerse  espectadores  pasivos. 
Nuñez  salió  de  aquel  deshonroso  lance  con  alguna  sombra  de  respeto; 
Mr.  Seward — con  ninguna. 

Pero  estos  no  son,  bajo  ningún  concepto,  los  actos  más  vergonzosos 
de  Mr.  Seward  en  su  repudiación  de  la  doctrina  Monroe.  Esta 
doctrina  fué  premeditadamente  enunciada  por  el  Ck)ngreso  america- 
no inmediat£unente  después,  i  puede  decirse  que  fué  inspL^ada  por 
las  victoriosas  revoluciones  de  Simón  Bolívar  en  1823,  i  con  el  fin  de 
ser  aplicada  precisamente  a  esos  Estados  que  hoi  forman  la  liga  bajo 
circunstancias  idénticas  en  todo  a  las  que  las  rodeaban  en  aquella 
época.  Entonces,  acababan  de  conquistar  eü  independencia;  hoi  aca- 
ban de  repeler  a  su  antigua  enemiga  i  agresora  i  se  disponen  a  ayu- 
dar a  sus  normanos  oprimidos  de  Cuba.  Entonces  Mr.  Monroe  declaró 
i  el  Congreso  resolvió  que  *  'los  Continentes  americanos,  debian  ser 
enteramente  libres  de  toda  influencia  europea." 

Ahora,  que  estos  Estados,  en  circunstancias  iguales,  luchan  por 
el  mismo  principio  que  antes — la  libertad — Mr.  Seward  declara  lo 
contrario.  Pero  el  Congreso  americano  no  se  atreve  a  resolver  ni  el 
pueblo  americano  no  resolverá,  que  se  repudie  dicha  doctrina.  N» 
liace  dos  meses  que  Mr.  Seward  declaró  en  un  banquete  público  que 
le  dieron  las  antoridadts  de  la  Habana,  la  negación  absoluta  do  todos 
los  principios  fundamentales  de  la  doctrina  Monroe. 

Estos  no  son  los  sentimientos  de  esta  nación;  Mr.  Sewaíd  no  es  el 
representante  del  pueblo  americano,  i  Mr.  Jhonson  deberla  repudiar 
o6cialmente  esos  sentimientos  i  esc  hombre.  Ciertamente  que  es  una 
cuestión  de  la  mas  alta  importancia  para  los  Estados-Unidos  la  forma 


—  294  — 

de  gobierno  sostenida  en  esto  continente  perlas  potenoias  de  Europa; 
i  nosotros  hemos  declarado  i  reiterado  de  la  manera  mas  precisa  nues- 
tra hostilidad  a  todo  restablecimiento  de  monarquías  en  América.  Es- 
pana  no  es  positivamente  la  potencia  europea  con  mas  derechos  en 
América.  Por  el  contrario,  ella  es  la  que  tiene  menos  derechos  que 
cualquiera  otra:  por  ser  la  mas  atrasada  de  todas  las  naciones  cristia- 
nas. Mr.  Seward  declara  que  España  es  eminentemente  americana! 
Si  esto  no  fuera  ridículo,  seria  insultante.  Mr.  Seward  es  el  único 
hombre  en  América  de  quien  sospecharíamos  que  desea  sinceramente 
a  Espina  toda  suerte  de  prosperidades,  *  'a  fin  de  que  pueda  conser- 
var" su  despotismo  en  América;  i  al  decir  que  ''tales  eran  los  deseos 
i  únicas  aspiraciones  del  pueblo  de  los  Estados-Unidos"  Mr.  Seward, 
espresándonos  lo  mas  suavemente  posible,  debió  pensar  burlarse  de 
la  candidez  de  su  auditorio  español. 

El  Presidente  Jhonson  deberla  repudiar  a  ese  hombro.  Su  ofensa 
es  capital.  Se  le  deberla  intimar  que  saliera  en  seguida  del  Ministerio. 
Las  ofensas  de  los  demás  intrigantes  domésticos  de  su  gabinete,  cujas 
palabras  no  son  de  ningún  peso  fuera  de  su  partido,  pueden  causar 
poco  daño  al  pais,  por  mas  que  pueda  tolerarlas  Mr.  Jhgnson.  Pero 
las  tendencias  de  las  infames  declaraciones  de  Mr.  Seward  es  revolu- 
cionar completamente  nuestra  política  esterior  i  colocar  al  pais  en  una 
posición  tan  despreciable  como  falsa.  No  es  una  cuestión  de  partido 
sino  de  política  nacional  lo  que  está  envuelta  aquí,  i  deberla  pedírsele 
a- Mr.  Seward  que  se  retirase.  La  tares^  de  la  guillotina  política  no  po« 
dria  empesiar  con  una  víctima  mas  adecuada  i  meritoria. 


BDITOBIAIi    DE  LA  "vOZ  DX  AMÍKIGA"  DEL  1.0  DE  JUNIO    DB  186& 

La  América  vencedora, — La  doctrina  Monroe  i  la  Union  Americana, 

La  América  del  Sur  ha  recibido  una  lección  grande  i  sublime:  la 
dri  martirio  en  su  dignidad. 

Pero  la  América  del  Sur  ha  dado  al  mundo  una  lección  mas  gran- 
de i  mas  sublime  todavía:  la  de  sus  victorias  por  ella  sola  conquis- 
tadas. 

Fastuosos  hombres  de  Estado,  cuya  ignorancia  dora  solo  el  oropel 
da  sus  altos  puestos;  novelistas  disfrazados  de  v¿ijeros;  escritores  vul- 
gares, i  también  tiranos  estranjeros  servidos  por  infames  ajentes  do- 
mésticos, han  tenido  a  tarea  durante  el  medio  siglo  que  lleva  corrido 
de  vida  independiente  la  América  del  Sur,  el  pintarla  como  un  en- 
jambre de  pueblos  degradados  en  los  que  la  República  era  solo  uns^ 
quimera  i  la  patria  una  espcQulacion. 


—  293  — 

Por  esto,  cuando  el  canon  de  la  Ernieraldu  tronó  en  las  a^uas  de 
Chile,  trayendo  al  suelo  el  pabellón  de  una  potencia  europea,  hubo  un 
grito  de  asombro  en  el  Viejo  Mundo.  Por  esto,  cuando  se  ha  visto  en 
seguida  al  Perú  i  a  Chile  unidos,  o  solo  cada  uno,  ocupar  dignos  i 
altivos  el  puesto  del  honor,  pelear  como  héroes  i  vencer  en  todas  par- 
tes, la  admiración  delosestraños  ha  crecido  de  punto  i  ya  aplauden 
con  las  mismas  manos  con  que  ayer  nos  echaban  al  rostro  el  lodo  de 
la  difamación. 

Esas  son  las  verdaderas  i  grandes  victorias  que  hoi  obtiene  la  Amé- 
rica desconocida  i  calumniada:  las  victorias  de  su  aislamiento,  de  su 
pujanza  propia  por  nadie  sostenida,  escepto  por  su  sangre  i  su  he- 
roísmo. La  Europa  la  vé  ahora,  no  a  la  luz  opaca  de  teas  incendia- 
rías que  acusan  discordias  de  hermanos;  vela  salir  pura,  radiosa,  do- 
minadora, invencible,  por  entre  el  humo  i  el  estruendo  de  combates 
dignos  de  la  historia,  i  comienza  a  saber  lo  que  tan  aprisa  habia 
olvidado:  comienza  a  recordar  que  esos  pueblos  son  naciones  i  no 
tríbus;  que  esos  pobladores  del  hemisferio  Sur  son  ciudadanos  bajo 
la  lei  igual  i  no  rebaños  de  hombres  bajo  un  cetro  de  oro. 

¡La  América  ha  estado  sola! 

Pero  ese  aislamiento  constituye  su  grandeza  i  revela  al  mundo  el 
secreto  poder  que  lato  en  sus  entrañas,  i  que  va  a  lanzarla  como  un 
joven  jigante  a  la  cabeza  del  mundo. 

¿Quién,  en  verdad,  la  ha  ayudado  en  su  conflicto? 

¿Quién?  ¿La  Inglaterra?  Creíase  que  lo  hiciera  a  cuenta  de  sus  ne- 
gocios. Pero  la  Inglaterra  era  una  monarquía  europea— era  amiga  do 
la  España,  era  aliada  de  la  Francia,  i  era  para  el  mundo  en  jencral, 
cosa  nunca  vista  en  la  historia  inglesa,  neutral ^  tratándose  de  su  oro. 
La  Inglaterra  cruzó,  pues,  los  brazos  i  vio  impasible  desde  el  puente 
de  sus  navios  arder  sus  inmensos  depósitos  de  algodones  i  de  brea. 

¿Quién?  ;La  Francia?  Pero  la  Francia  no  era  solo  una  aliada,  una 
vecina,  una  amiga,  una  inspiradora;  era  mak  que  ^so  de  la  España:  era 
un  cómplice! — Apenas  se  habia  apagado  el  estruendo  do  los  cañones 
que  bombardearon  a  la  infeliz,  pero  republicana  Acapulco,  en  el  Nort^ 
del  Pacífico,  cuando  rompían  sus  fuegos  sobre  la  que  se  ha  llamado 
reina  del  Sur  los  cañones  de  la  Europa,  manejados  ahora  por  viles 
esbirros  españoles. 

¿Quién  mas?  ¿La  Italia?  Pero  la  Italia  no  tiene  todavía  un  brazo 
para  herir.  Solo  laten  en  su  corazón  jcneroso  i  rcsuscitado  aquellas 
emociones  de  simpatía  I  de  comunidad  propia  de  los  pueblos  cuyps 
horizontes  se  abren  a  nueva  vida. 

¿La  Alemania?  ¿La  Rusia?  ¿Los  Estados  de  segundo  orden? — Ha- 
gamos justicia. — íío  era  posible  esperar  eficaz  socorro  en  el  conflicto 
sino  de  dos  poderes  continentales  del  viejo  mundo,  porque  son  pode- 
res marítimos  i  a  la  vez  en  cstremo  comerciales:  la  Francia  i  la. 
Inglaterra.  Todos  los  demás  solo  tenian  simpatías  o  reprobación,  i 
unos  a  sabiendas,  porque  se  han  penetrado  del  crimen,  i  otros  por  ina- 


—  296  — 

tinto,  diciron  aquellas  a  la  agredida  América,  i  oondeaaron  dos  Tecct 
a  la  España  por  sa  brutal  aoometida. 

Pero,  ¿i  los  Estados-Unidos? 

Los  guardianes  naturales  de  las  Repúblicas  de  ambos  Oontiaenies; 
los  depositarios  de  los  santos  principios  de  Monroe,  que  tendió  nna 
frontefa  artificial  sobra  el  Océano  entre  ambos  mundo,  ponieiido  a 
aquella  su  propio  nombre;  los  esforzados  sostenedores  de  la  unidad 
doméstica  como  principio  de  fuerza  interna  i  de  espansion  hioia  la 
Europa  invasora  en  Méjico  i  las  Antillas;  los  soldados,  en  fin,  que 
▼enian  todavía  con  el  fusil  al  brazo  de  pelear  las  batallas  de  la  fideli- 
dad a  la  democracia  contra  la  oligarquía,  estaban  llamados  a  sostener 
sus  doctrinas,  a  reparar  la  brecha  labrada  en  sus  instituciones  mas 
queridas  por  el  odio  estranj^ro,  a  completar  en  fin  su  obra  de  tanto 
orgullo  i  de  tanta  gloria  cumpliendo,  oomo  leales,  promesas  antiguas 
que  nunca  hasta  esa  hora  hablan  llenado. 

Talvez  lo  habrían  hecho  en  la  hora  primera,  i  acaso  el  natural 
impulso  de  las  masas  fué  no  echar  las  espadas  en  cofres  de  oro  i  de 
petróleo,  sino  sostener  el  principio  de  todos  queridos,  dando  anzilio 
al  hermano  asaltado  por  aleves. 

'  'Mas  quiso  el  mal  destino  de  la  América  del  Norte  que  influyera 
en  sus  destinos,  ya  para  siempre  ^nublados,  un  hombre  que  ha  sido 
el  verdadero  jénio  del  mal  para  los  pueblos  de  raza  diversa  que  pue- 
blan ambos  Continentes  en  el  nuevo  mundo.  Ese  hombre  es  Guiller- 
mo Enrique  Seward,  Ministro  de  Kelaciones  Esteriores  do  los  £stados 
Unidos,  o  mas  bien  el  arbitro  absoluto  de  su  poder  en  el  esterior  (1). 

'  'Ese  hombre  de  Eistado  en  dias  de  conflicto  i  casi  de  agonía  para 
su  patria,  prometió  no  solo  una  vez,  sino  mil  veces  a  los  representan- 
tes de  la  América  del  Sur,  que  ofrecían  el  concurso  de  sus  simpatías 
i  de  sus  actos,  que  concluida  la  discordia  interna  les  prestaría  su 
poder,  para  espulsar  a  los  invasores  que  en  escarnio  su  jo  venian  a 
]>rovocario,  derribando  instituciones  santas,  porque  eran  copiadas  de 
las  de  su  propio  suelo. 

''Pero  después  de  tal  promesa  en  manera  alguna  cumplida,  ese 
hombre  de  Estado  por  tantos  títulos  eminente  i  sin  disputa  una  de  las 
lumbreras  de  su  patria,  ha  parecido  tener  el  corazón  i  los  ojos  cerra- 

{1)  Los  párrafos  marcados  con  comillas  ñieron  suprimidos  al  tiempo  de 
tirarse  el  periódico,  por  ruegos  especiales  de  los  señoivs  Asta-Buruaga  i 
Barreda,  que  en  esos  momentos  se  encontraban  en  una  negociación  amistosa 
con  Mr.  SeTrard  para  el  arreglo  de  la  indecente  cobranza  de  10,000  pesos 
hecha  al  Rcuador.  Harto  nos  costó  el  no  quitar,  la  careta  rn  su  propio 
rostro  a  aquel  politicastro  funesto  que  tantas  muestras  dio  de  odio  a  la 
República  en  América  como  de  deferencia  a  los  tronos  europeos.  Pero 
quise  dar  esa  prueba  mas  de  mí  espíritu  de  concordia  i  de  prudencia,  o 
"de  reserva  i  sensatez,**  como  se  dice  en  Chile,  respetando  n>  los  granJes 
hombres  de  la  tierra.  Esto  no  rae  valió  sin  embargo,  mucho  para  con 
Mr.  Seward  cuya  ira  furiosa  jamas  temí,  pues  se  quejó  en  esos  días  amar- 
gamente do  mí  atribuyéndeme  todo  el  encono  que  respiraba  la  prensa 
americana  i  especialmente  el  SewYork  fferald  contra  su  poltrona  conducta. 


áoñ  a  loe  grundes  intereses  de  la  Amoriea  Republicana,  o  maa  \Ám 
ba  tenido  su  corazón  i  sus  ojos  vueltos  hacia  los  tronos  del  otro  lado 
del  Océano,  a  los  que  ha  prestado  mano  poderosa  en  loe  momentos 
mismos  en  que  en  arengas  públicas  les  echaba  en  rostro  9a  criminal  i 
desatentada  ambición. 

'*Asi  él  ha  visto  impasible  regarse  de  sangre  los  campos  de  Méjico 
haciendo  brillar  un  dia  para  los  que  se  baten  i  mueren  por  el  derecha 
de  su  patria  la  luz  de  una  esperanza  bajo  el  nombre  de  íiUervmcum, 
i  echando  otra  i  otra  vez  sobre  la  frente  exánime  de  la  víctima  el 
Telo  de  ese  inmenso  i  torpe  egoismo  que  se  llama  la  neiUralidad,  dis^ 
£raz  del  miedo  o  de  la  intriga. 

'  'Así,  él  tuvo  un  voto  de  aprobación  para  los  inmoladores  cobardes 
del  campeón  de  Centro  América,  el  ilustre  Barrios,  que  pudo  salvarse 
bajo  los  pliegues  de  la  banderado  las  estrellas»  como  a  la  sombra  de  un 
palio  internacional;  pero  de  la  que  la  diplomacia  hizo  su  sudario» 
aprobando  la  conducta  del  ájente  que  negó  a  la  goleta  Moñuda  Pía," 
flUM  la  inmunnidad  del  derecho  americano. 

'*Así,  él  ha  mantenido  en  una  especie  de  feudo  hipotecado  el 
tesoro  de  los  £stado-Unidos  de  Colombia  por  una  serie  ae  reclamos 
injustos  o  ezajerados  que  han  llegado  hasta  a  amenazar  la 'indepen- 
dencia del  Istmo. 

''Así,  él  ha  infamado  ante  el  mundo  el  buen  nombre  de  una  Re* 
pública  noble,  pero  empobrecida,  porque  no  concurria  al  pago  de  una 
deuda  insignificante  en  el  dia  prefijado,  llegando  hasta  pedir  al  Con- 
greso la  autorización  de  medidas  estremas  contra  el  Ecuador. 

*'Así,  él  se  obstinó  en  no  reconocer,  el  probo,  el  patriótico,  el  po- 
pular gobierno  deljoneral  Prado  en  el  Perú,  levantado  sobre  el 
pecho  i  los  brazos  de  todos  los  peruanos  que  habían  arrojado  con  sus 
pies  fuera  de  su  noble  patria  a  los  traidores  cuya  legalidad  in£ftme  se 
pretendía  hacer  buena. 

"Así,  en  fin,  ha  puesto  su  voluntad  i  su  mano  omnipotentes  delan- 
te de  toda  esperanza  lejítima,  delante  de  todo  auxilio  no  ve<"^do  que 
el  pueblo  de  Chile  tenia  derecho  a  esperar,  no  de  un  poder  amigo  sino 
de  un  neutral  justo  i  encerrado  en  el  recinto  mas  estrecho  de  las  do 
SUJO  elásticas  leyes  internacionales, 

"Así,  en  fin,  desde  el  golfo  de  Cortés  al  cabo  de  Hornos,  la  Amo- 
riea del  Sur  se  ha  visto  insultada,  desconocida,  inmolada  por  órdenes 
espresas  salidas  de  Washington. 

"I  así,  mientras  hacia  todo  esto,  el  estadista  del  Norte  volvía  aira- 
do la  espalda  sin  dejar  do  proclamar  por  esto  sus  caras  doctrinas,  iba 
¿a  dónde?  ;  A  una  potencia  libre?  ¿N6;  a  una  monarquía?  ¿A  'un  país' 
neutral?  Nó;  a  un  Estado  bclijcrante.  A  una  nación  independiente 
siquiera?  No;  a  una  colonia  esclava.  Iba  a  Cuba,  i  allí  libanao  la  copa 
de  los  reyes  i  do  sus  satélites,  saludaba,  no  al  porvenir  de  los  pueblos 
libres  de  la  América,  sino  al  pasado  del  poder  ominoso  que  los  tute 

38 


^  29S  -. 

darsnte  trescientos  anos  sumidos  en  cadenas  i  en  error,  i  que  ahor* 
los  ioBolta^^s  ataca  i  los  saquea."  (1) 

La  America  ha  sido  dejada  pues  sola,  i  sola  se  ha  hatido,  sola  ha 
triunfado,  sola  Tivirá  en  la  admiración  de  las  edades,  i  en  el  aplauso 
mismo  del  mundo  que  la  abandona  a  su  suerte. 

Pero  la  América  del  Sur  ha  hecho  maa  todavía.  Ella  ha  salvado  del 
desprecio  del  mundo  i  revindicado  para  sí  esas  doctrinas  inventadas 
en  otras  zonas,  pero  acojidas  por  ella  como  el  emblema  de  su  propia 
salvación;  esas  doctrinas  de  no  intervención  europea,  i  de  no  acepta^ 
Otón  de  réjimenes  monárquicos  que  oreó  James  Monroe,  i  que  en 
medio  de  una  vanal  algazara  de  periódicos  i  de  clubs  han  repudiado 
sus  propios  descendientes. 

¿Quién  se  ha  batido  hasta  aquí  por  Ja  doctrina  Monroe? — ¿Quién 
bá  dicho  a  la  Europa  con  la  boca  del  canon  cual  es  el  verdadero  de- 
recho americano? — ^¿Quién  ha  rechazado  a  la  Francia?  ¿Quién  ha  im- 
puesto respeto  a  la  Inglaterra? — jQuién  ha  hundido  len  el  polvo  a  la 
España? — ¿Ha  sido  la  América  del  Norte  o  ha  sido  la  América  del 
Sur? — ^¿Ha  sido  el  Presidente  Johnson  i  su  secretario  Seward,  el  Con- 
greso do  Washington,  las  lejislaturas  de  los  Estados,  o  ha  sido  Jua* 
rez,  PercK,  Prado,  Carrion,  Melgarejo  i  los  congresos  que  les  han 
marcado  su  lei  de  conducta?  ¿Han  sido,  en  fin,  los  jenerales  de  cien 

(1)  Resumiendo  los  diferentes  aspectos  c^uc  había  presentado  la  doctrina 
Monroe  durante  los  siete  meses  que  había  durado  mi  residencia  en  los 
Estados-Unidos  catalogábamos  sus  hechos  en  el  último  número  de  la  Vojs 
de  América  (junio  21  de  1866)  en  la  siguiente  enumeración. 

Los  DOCE    CASOS    DE    LA    DOCTRINA  MONROE    EN  LA   6CKRRA    DE  SüR 

América. —Contar  los  aitículos,  los  discursos,  los  despachos^  los  telégrs* 
mas,  las  palabras,  en  fin,  pronunciadas  en  los  Estados-Unidos  sobre  la  doc- 
trina Momoe,  seria  tan  difícil  como  contar  las  arenas  del  mar. 

No  8U«ede  así  con  los  hechos.  "Estos  son  tan  cortos  como  significativos. 

No  queremos  aquí  hablar  de  la  conquista  de  Méjico,  de  la  invasión  de 
Nicaragua,  de  la  especUcion  al  Paraguay ^  de  las  opera/ñones  milHaret  sobre 
el  Itsmo.  Todo  esto  os  ya  antidiluviano. 

QueiFiDOs  solo  recordar  una  docena  de  hechos  recojidos  al  acaso  en  la 
última  época.  Su  simple  enumeración  constituye  toda  su  elocuencia. 

Primer  hecho,— Ovácii  a  todos  los  administradores  de  aduana  de  los  Es- 
tados-Unidos, al  saber  la  declaración  de  guerra  de  Chile»  de  no  admitir  a 
ninguno  de  sus  buques  sino  en  caso  de  avería  del  mar  o  temporal. 

Seoundo  /»ec/»o.— Desconocimiento  oficial  del  Gobierno  popular  del  coronel 
Prado,  sustituido  en  el  Perú  al  del  infame  traidor  Pezet,  aliado  de  los  es- 
pañoles. 

Tercer /lecho.— Sustitución  délos  representantes  americanos  en  Chile  i  el 
Perú,  a  consecuencia  de  sus  decididos  sentimientos  en  favor  de  esos 
paises. 

Cuarto  Aec/io.— Detención  arbitraria  e  indefidida  del  vapor  de  comercio  JTe- 
teor^  a  títiflo  de^  un  denuncio  de  los  españoles. 

Quinto  hecho.— Ordf'ii  de  detención  del  vapor  de  rio  La  Oriental  i  de  otros 
buques  por  el  simple  ruego  del  Ministro  español  en  Washington. 

Sesto  hecho.— Visita  de  Mr  Sewai*d  en  su  carácier  de  Ministro  de  Estado  a 
la  Habana,  capital  de  uno  de  los  belijerantes,  i  su  brindis  oficial  ñor  "la 
eternidad  del  poder  español  en  América,  n 


—  299  — 

TÍotoríafi,  Grant  i  Sherman,  o  esos  nobles  soldados,  orgullo  de  la 
América,  i  cuyos  nombres  corren  ya  en  la  posteridad  desde  Saragoia 
a  Oalvez? 

¡No!  La  América  del  Sur  no  escribo  doctrinas  en  libros  sino  en  el 
campo  de  batalla. — ¡No!  La  dootrina  que  significa  la  Bepublioa  éter*  ^ 
na,  la  democracia  eterna,  la  libertad  eterna  en  el  mundo  de  Colon 
debo  cambiar  de  nombre  i  de  Patria. 

La  doctrina  Monroe  es  una  impostura  del  pasado  o  una  farsa  plata- 
forma del  presente. 

La  doctrina  nueva  de  la  Union  Americana  es  la  ensena  del  por* 
venir. 

La  Doctrina  de  Monroe  ha  muerto.  La  dootrina  de  la  Union  AmC' 
ricana,  es  el  oodigp  de  salvación,  de  gloria  i  de  respeto  de  la  Amé- 
rica del  Sur  contra  la  Europa,  i  si  el  dift  llega,  contra  esa  otra  Amé* 
rica,  que  pretende  ser  lasóla  patria  i  aun  el  solo  nojnbre  del  continen- 
te americano. 

Sétimo  hecho.— Revoc&cion  del  exequaiyfr  del  cónsul  de  Chile,  antes  de  ser 
juzgado. 

Octavo  hecho,— Ornen  de  arresto  contra  un  ajento  de  Chile  por  la  simple 
denuncia  de  un  contrato  de  torpedos  <municiODes  de  guerra)  en  los  mo- 
mentos en  ^  que  los  fenianos  compraban  i  armaban  baterías  de  cañones  en 
Nueva-York. 

Nono  heclio.— Ofrecimiento  gratis  alas  fragatas  Isabel  la  Católica  i  Cám\eny 
buques  de  guerra  belijerantes.  de  los  arsenales  del  Estado,  para  repararse. 

Décimo  hoc/io.^Negatlva  del  Congreso  de  los  Estados-Unidos  a  examinar 
loa  despachos  oficiales  sobre  el  bombardeo  de  Yalparaiso,  en  los  momentos 
en  que  se  votaba  por  unanimidad  una  felicitación  solemne  al  Czar  de 
Busia. 

Undécimo  AccAo.— Mensaje  del  Presidente  Johnson  al  Congreso  pidiendo 
autorización  para  tomar  medidas  hostiles  contra  el  Ecuador  por  su  dilación 
de  pocos  dias  en  hacer  un  pago  de  10,000  pesos. 

Duodécimo  /tec/io.— Resolución  aprobada  por  el  Coligreso  para  que  se  eje- 
cute a  Venezuela  por  varios  cobros  de  dmero. 

Todo  esto  es  la  obra  de  seis  meses .  ^ 

Calcule  ahora  la  América  del  Sur  lo  que  tendrá  que  esperar  de  |a  Doc- 
trina Monroe  en  el  tiempo  venidero 

Este  catálogo  podia  aumentarse  considerablemente  con  hechos  relativos 
a  Méjico  i  Santo  Domingo,  cuya  República  los  Estados-Unidos  Jamas  ha- 
bían querido  reconocer  hasta  1866  e  ignoramos  si  lo  haya  hecho  todayia,  a 
pesar  de  las  promesas  de  Mr.  Seward  al  Presidente  Baez  en  su  visita  a  la 
isla  (enero  de  1866).  Podría  también  compIetai*se  con  hechos  anteriores  ya 
recordados  en  este  libro  o  en  algunos  posteriores,  pero  nos  concretamos  so- 
lo a  los  sucesos  que  tuvieron  lugar  en  el  tiempo  da  nuestra  misión  o  con 
relación  a  ellas. 


—  300  — 
DOGX7MENTO    DD. 

BBITOBUL  DIL  ^^TIUIS"  DB  NüWA  TOKS  DEL  1.0  DI  JUNIO  DI  16^, 
CON  UOTITO  PX  LA  NOTICIA  DBL  ATAQUH  DBL  CALLAO  EL  2  DI 
MATO. 

El  bombardeo  del  CaU<M. -^Barbaridad  eipanola. 

España  ha  obrado  desde  el  prínciqío  de  sus  querellas,  con  Las  Re- 
públicas Sud- Americanas,  en  oposición  con  los  sentimientos  de  todo 
el  mundo  civilizado.  Las  causas  de  la  diferencia  no  eran  tales  como 

1>ura  justificar  una  guerra,  al  menos  hasta  no  resultar  ineficaces  todos 
os  e^uerzos  de  mediación  p  de  arreglo.  I  cuando  el  Oobiemo  español, 
con  característica  arrogancia  rompió  las  hostilidades  i  rechazó  la  -in- 
tervención pacífica  ofrecida  por  Inglaterra  i  Francia,  las  simpatías  de 
las  demás  naciones  se  pusieron  inmediatamente  del  lado  do  lasRepú- 
bticas  aliadas.  La  opinión  se  exalto  con  el  ataque  de  la  indefensa  ciu- 
dad comercial  de  Valparaíso  por  la  escuadra  española;  i  crecerá  en 
intensidad  con  los  detalles  ya  publicados  con  referencia  al  bombardeo 
del  Callao. 

Las  circunstancias  de  los  dos  puertos  al  tiempo  del  bombardeo  eran 
eompletamente  distintas.  Para  alejar  todo  pretesto  al  ataque  de  Val- 
paraíso, el  gobierno  de  Chile  habla  desmantelado  sus  fuertes,  retirado 
sus  cañones,  i  reducídola  bajo  todos  aspectos  a  la  simple  condición  de 
una  ciudad  mercantil.  Sus  comerciantes  eran  estranjeros;  sus  almace- 
nes estaban  llenos  de  mercaderías  estranjíeras;  toda  su  importancia  se 
redttria  a  su  posición  de  emporio  comercial.  Este  hecho  debió  mirarse 
siempre  como  la  mas  fuerte  garantía  contra  su  destrucción.  El  caba- 
Uerezoo  NuÑcz,  sin  embarco,  no  lo  vio  sino  como  una  buena  oportuni- 
dad de  mostrar  con  poco  riesgo  el  grado  de  su  valor;  i  aunque  la  po- 
blación de  Valparaíso,  casi  en  su  totalidad,  salió  ilesa  del  conflicto,  el 
daño  eausado  a  los  edificios  públicos,  a  la  Aduana,  i  a  otros  almacenes 
de  depósito  de  artículos  de  importación,  fué  indudablemente  conside- 
rable. £1  Perú  siguió  una  oonducta  enteramente  opuesta.  Las  dcfen- 
Éas  del  Callao,  en  vez  de  ser  destruidas,  fueron  reforzadas;  se  monta- 
ron cañones  de  grueso  calibre;  i  cuando  NuÑez  intentó  su  ataque  fue 
para  reconocerse  al  punto  como  vencido  i  no  como  vencedor.  Dos  de 
sus  buques  quedaron  inutilizados  a  los  pocos  minutos  de  principiado 
el  combate;  pronto  se  les  siguieron  el  tercero  i  el  cuarto  maltraídos  i 
en  retirada;  i  alas  dos  horis  Ñoñez,  con  el  resto  de  sus  buques,  se 
puso  fuera  de  tiro — el  almirante  herido  do  gravedad  i  el  prestijio  de 
España  como  potencia  marítima  echada  a  rodar  por  los  valientes  pe- 
ruanos. Incapaces  de  luchar  contra  los  fuertes  del  Callao,  todos  sus 
buques,  aptos  todavía  para  el  servicio,  volvieron  entonces  sus  fuegos 
contra  el  barrio  mercantil  déla  ciudad,  i  repitieron  sobre  ella  la  des- 


—  301  — 

honrosa  escena  de  Yalparaiso.  La  ciudad  faé  bombardeada  ain  misc' 
rioordia  i  sus  principales  establecimientos  mercantiles  dañados  consi- 
derablemente, sin  otro  objeto  aparente  que  la  satisfacción  de  una  ven- 
ganza salvaje  (a  savase  vengeancé),  i  un  ejemplo  mas  de  la  manera 
como  gusta  la  hidalga  i  cristiana  España  de  hacer  sus  hostUidadeSé 

Bajo  este  aspecto  es  como  debe  considerarse  la.  conducta  de  España 
tocante  a  los  puertos  del  Perú  i  de  Chile.  La  seguridad  de  las  ciuda- 
des comerciales  contra  todo  acto  hostil  es  una  de  las  reglas  mejor 
establecidas  del  arte  de  la  guerra  moderno  entre  las  naciones  que  se 
llaman  civilizadas.  Embarazos  al  comercio,  como  una  consecuencia  de 
las  hostilidades,  es  cosa  inevitable;  pero  la  perpetración  cobarde  i  sin 
fundamento  {wanton  and  ttseless)  de  pueblos^ae  importancia  puramente 
comercial,  es  contraria  a  la  humanidad  i  civilización.  Aunqueln- 
glaterra  no  puede  jactarse  de  una  conciencia  pura  en  este  puticular, 
como  la  historia  de  sus  operaciones  en  China  i  Japón,  i  mas  rccien* 
temente  en  Cabo  Haitiano,  lo  demuestran  claramente,  se  debe  recor- 
dar en  honor  suyo,  que,  durante  la  guerra  de  Oriente,  su  escuadra  ani- 
da a  !a  Francia  se  abstuvo  de  causar  ninguna  pérdida  o  daño  al  puerto 
de  Odessa.  I  cuando  el  Rei  do  las  Dos  Sicilias  intentó  bombardear  & 
la  ciudad  comercial,  pero  insurrecta,  de  Messina,  un  buque  de  guerra 
ingles  se  ][uso  de  por  medio  e  impidió  el  cumplimiento  de  la  amenaza. 
I  esto  es  lo  que  pasa  en  todas  partes.  La  guerra  es  ja  demasiado  mala 
de  por  sí,  i  el  instinto  común  de  la  humanidad  se  revela  contra  ataques» 
dirijidos  simplemente  a  destruir  sin  objeto  vidas  i  propiedades.  £spa« 
ña  es  la  única  entre  todas  las  naciones  del  nuindo  que  se  atreve  a  de- 
safiar la  opinión  pública  i  hacer  la  guerra  conforme  al  barbarísmo. 
España  es  la  ünica,  en  efecto^  que  osa  declarar  qtie  d  comercio  no  u 
ha  de  respetar  j  qiie  la  civilización  ha  de  ponerse  a  un  lado^  i  que  ¡os 
pxLeUos  cristianos  pueden^  en  nuestros  ¿ios,  Uevar  a  cabo  sus  hottilida' 
des  de  acuerdo  con  las  ideas  favoritas  dd  rei  de  Dahomey, 

Las  demás  naciones  difícilmente  pueden  permanecer  por  mad  tiempa 
mudos  espectadores  de  esos  ultrajes,  que  afectan,  de  la  manera  majv. 
íntima^  los  derechos  de  sus  propios  ciudadanos  i  subditos,  i  el  senti- 
miento unánime  del  mundo.  La  nación  que  reviviese  hoi  el  tráfico  de 
esclavos,  o  iniciara  en  su  provecho  usos  repugnantes  a  la  humanidad» 
merecería  probablemente  el  título  de  una  pUaga  (nuisanee)^  i  seria. 
tratada  déla  manera  correspondiente.  E)  esclusivismo  bárbaro,  cooko> 
sucede  con  el  Japón,  se  considera  hoi  como  un  agravio,  contra  el  cual, 
se  protesta  i  se  lucha  por  destruir.  Queda  ahora  por  ver  hasta  cüanbo 
se  consentirá  que  España  siga  pisoteando  las  reglas  del  arte  do  la 
guerra  civilizada,  i  castigando  a  sus  enemigos  con  ataques  contra, 
centros  comerciales  indefensos.  Puede-  que  no  esté  justificada  una 
guerra  contra  España  por  via  de  castigo,  pero^  indudablemente,  fíat- 
funclamento  sobrado  de  2>(irte  de  las  demás  naciones  para  levaniktr  una 
protesta  que  haga  entrar  en  razón  a  sus  despóticos  gnhemantes» 


« 


—  302  — 
DOCUMENTO  EE. 

Célebre  nota  de  Mr.  Seward  escrita  a  petición  del  Jeneral  ¿lliMU 
trlok  para  desvanecer  los  malos  efectos  de  la  política  de  VTas. 
liinirtoa  en  Chile. 

Dbpartambnto  db  Estado. 

Washington,  junio  2  de  1866. 

A  Jadaon  Kilpatríok  Esq. 

Señor: 

He  recibido  el  despacho  de  tfd.  de  2  de  mayo  núm.  9.  Aprecio  b 
ioHcittid  de  Ud.  para  que  la  línea  de  conducta  que  este  Gobierno  ha 
seguido  con  respecto  a  la  guerra  entre  Chile  i  Espaiía,  sea  compren- 
dida i  apreciada.  Quizá,  sin  embargo,  la  dificultad  en  la  manera  de 
apreciarla  proviene  de  las  circunstancias  peculiares  de  Chile. 

Es  natural  que  sus  hombres  de  Estado  i  su  pueblo,  como  los  hom- 
bres de  Estado  i  pueblo  de  todos  los  paises,  interpreten  no  solo  los 
dereohos  de  esa  República,  sino  las  facultades  i  deberes  de  qtros  Es- 
tados, a  la  luz  de suspr opios  intereses  i  deseos. 

La  política  de  los  Estados-Unidos  con  respecto- a  los  diversos  Esta- 
dos hispano^amcricanos  es,  i  debe  ser  ahora,  bien  conocida,  después 
del  desarrollo  que  ha  recibido  durante  los  últimos  cinco  anos. 
/  Nosotros  evitamos  en  todo  caso  dar  estímulo  a  espectativas  que,  en 
el  curso  variable  de  los  acontecimientos,  pudiéramos  encontramos  en 
la/ incapacidad  de  cumplir,  i,  mas  bien  que  faltar  a  nuestros  compro- 
misos, deseamos  que  se  conozca  qw  hacemos  mas  de  lo  que  prome- 
temos. 

Por  otra  parte,  sostenemos  e  insistimos  en  ellos,  con  toda  la  deci- 
non  i  enerjía  que  es  compatible  con  nuestra  neutralidad  existente,  que 
el  sistema  republicano  que  es  aceptado-por  el  pueblo  eu  cualquiera  de 
esos  Estados  no  será  arbitrariamente  atacado  i  que  tú)  será  obstruido 
oómo  fin  de  una  guerra  lejítimay  por  potencias  europeas.  Así  damos 
a  esas  Repúblicas  el  apoyo  moral  de  una  amistad  sincera,  liberal,  i 
B^nn  oreemos,  que  apareceit  útil. 

No  podríamos  reclamar  de  los  Estados  estranjeros  concesiones  a 
nuestros  principios  e  intereses  políticos,  morales  i  mat-eriales,  si  no 
sujetásemos  nuestros  procedimientos,  en  las  necesarias  relaciones  con 
Estados  estranjeros,  a  las  justas  reglas  de  la  Ici  de  las  naciones.  Por 
lo  tanto,  concedemos  a  toda  nación  el  derecho  de  hacer  la  paz  o  la 
guerra,  por  las  causas  que  crea  justo  i  prudente,  no  siendo  causas  poli- 
tioas  o  oe ambición.  En  las  guerras  que  se  hacen  entro-naciones  que 


-  3.03  — 

edtan  en  amistad  con  nosotros,  si  no  son  Uevadas,  como  la  guerfa 
/rancesa  en  Méjico,  al  punto  político  antes  mencionado,  nosotros  no 
intervenimos,  sino  que  quedamos  neutrales,  no  concediendo  nada  a 
uno  de  los  helijeranfes  que  no  concedamos  al  otro,  i  no  permitiendo 
nada  a  «n  heltjerante  que  no  permitamos  al  otro,  (T) 

Toda  queja  puesta  por  los  ajen  tes  de  Chile  sobre  tentatívas,  de 
parte  de  Espaüa,  de  violar  la  neutralidad  de  los  Estados-Unidos,  ha 
9Ído  cuidadosa  i  benéodameiUe  investigada  (!)  i  hemos  hecho  lo  mis* 
mo — ni  mas  ni  menos — (!)  con  respecto  a  las  quejas  entabladas  contra 
la  nentralidad  de  los  aj entes  de  Chile. 

Creímos  ciertamente  que  fué  un  acto  de  amistad  de  nuestra  parte 
el  haber  obtenido  de  la  España,  en  el  principio  i  en  otros  períodos  de 
la  presente  guerra,  seguridades  de  que,  en  todo  evento,  sus  hostilida- 
des contra  Chile  nx>  se  üevarian  mas  allá  de  los  limites  que  antes  he 
indicado. 

Creemos  estar,  ahora  i  de  aquí  en  adelante,  prontos  a  hacer  que 
la  España  se  sujeto  a  este  convenio  si,  contra  nuestras  actuales  espe- 
ranzas, se  encontrare  necesario.  Pensamos  que  en  esto  estamos  na- 
ciendo un  papel  que  ciertamente  no  es  de  enemistad  para  Chile.  Se 
creyó  que  era  un  acto  de  amistad  el  emplear  nuestros  buenos  oficios 
cen  an^as  partes  para  impedir  la  guerra.  Hemos  creido  que  desem- 
peñábamos un  papel  amistoso  empleando  los  mismos  buenos  oficios 
para  asegurar  un  convenio  de  paz,  sin  deshonra,  ni  aun  perjuicio  pa- 
ra Chile. 

Los  que  creen  que  los  Estados-Unidos  podrían  entrar  como  aliados 
en  toda  guerra  en  que  se  ve  envuelto  un  Estado  republicano  amigo, 
en  este  Continente,  olvidan  que  la  paz  es  el  interés  constante  i  la  po- 
lítica fija  de  los  Estados-Unidos.  Olvidan  la  frecuencia  i  variedad  de 
las  guerras  en  51/^  se  comprometen  nxiestros  amigos  de  este  hemisferio 
enteramente  independientes  de  toda  autoridad  o  consejo  de  los  Esta^ 
dos-Unidos.  Nosotros   no  tenemos  ejércitos  con  la  intención  de  gue- 
rras agresivas,  no  ambicionamos  el  carácter  de  reguladores.  Nuestra 
Constitución  no«s  una  Constitución  imperial  i  no  permite  al  Gobierno 
ejecutivo  comprometerse  en  la  guerra  sino  después  de  una  resolución 
bien  considerada  i  detenida  del  Congreso  de  los  Estados -Unidos.  Un 
Gobierno  federal  que  se  compone  do  treinta  i  seis  estados  iguales  que, 
bajo  muchos  respectos,    so  gobiernan  por  sí  mismos,  no  puede  ser  fá- 
cilmente llevado  por  sus  representantes  a  guerras  estranjeras,   sean 
de  simpatías  o  de  ambición.  Si  hai  alguna  cosa  característica  de  los 
Estados-Unidos,  i  que  es  mas  prominente  que  cualquiera  otra,  es  que, 
desde  el  tiempo  de  Washington,  se  han  adherido  a  los  principios  de 
no  intervención,  i  han  rehusado  con  perseverancia  el  buscar  o  contraer 
embarazosas  alianzas^  aun  con  los  Estados  mas  amigos.  El  Gobierno 
de  los  Estados-Unidos  se  complacerla  en  saber  que  el  Gobierno  i  pue- 
blo de  Chile  han  arribado  a  una  concepción  exacta  sobre  nuestra  ac- 
titud i  sentimientos  para  con  ellos.  No  tememos  tampoco  que.  falsos 


~  304  — 

eoftflepios  perjttdicialaé  paedan  preraleoer  por  müoko  tiempo  wm,  tí 
ilustrado  i  aiünioso  paeblo  da  ese  Estado. 
8oii  senor^  su  atento  servidor. 

(Firmado)— WitLUM  H.  SswabDí 


DOCUMENTO  FF. 


IM^tos  f^latl^os  a  la  política  de  Bstados-lTnidoa'eii  Bftéjieo  da- 

raate  la  InTaaion  ftaaceaa. 

Aunque  en  la  mayor  parte  de  los  capítiilos  de  la  presente  obra  sé 
ha  heeho  alusiones  a  la  política  del  Qobiemo  americano  en  la  cues* 
tion  de  Méjico,  como  esto  asunto  es  de  una  importancia  yital  para 
comprender  en  todo  su  alcance  las  verdaderas  tendencias  de  la  doctrí* 
na  Monroe,  vamos  a  reproducir  en  seguida  una  serie  de  fragmentoaf 
artículos,  discursos,  mociones  lejislativas,  etc.  que  pondrán  bajo  su 
terdadera  luí  aquella  cuestión. 


I. 

l^aSPACHO    AL    GOBIERNO  DS  OHILS    SOBRE   BNVIO  DX   ARMAS  A   MAZl-' 
HKLIANO  CON    AQÜIESCBNCIA   DEL   GOBIERNO    DB    WASHINGTON. 

(Estracto.) 


Kueva-YorJcy  marzo  30  de  1866. 

A  propjñto  de  neutralidad,  be  sido  informado  por  el  cónsul  de  Mé- 
jico en  ésta  que  el  24  del  presente  han  salido  para  Maximiliano  cin- 
co mil  fusiles,  vía  Sabana,  i  que  antes  habían  ido  diez  i  siete  mil  con  % 
el  mismo  destino^  con  lapeculiaridad  de  que  habiendo  sido  rechazados 
por  su  mala  calidad  en  Y  era-Cruz  fueron  devueltos  a  Nueva-  York, 
.  cambiados  aquí  i  vueltos  a  mandar.  Esto  se  hace,  por  su  puesto,  con 
evidente  connivencia  de  las  autoridades,  i  ésta  es  la  manera  como  el 
señor  Seward  i  sus  ajentes  llevan  a  cabo  esa  miserable  farsa  con  que 
ensangrientan  nuestros  pueblos  i  que  llaman  la  Doctrina  Mbnroe. 
Puede  US.  estar  tan  seguro  de  que  este  pais  jamas  quemará  un  car- 
tucho por  la  libertad  de*  Méjíco>  que  seria  mas  posible  el  que  3íaximi- 


—  sos  — 

liano  kvantase  tta  cjiroito  meroenario  (1)  en  esta  gran  Repáblíe» 
para  aoBtener  su  trono  imperial  contra  loa  mejicanoa  miamos* 
Dios  guarde  a  US. 


fi.  Ticuna  Máokbnna* 


n. 


ÁUnicülO   Dit  ¿A    "TOZ  DE   AMÉrICA^^   DKNUNOIAKDO  XL  HaCHO   ▲ 
QU8  6B   RBFIBBE  KL  DESPACHO   ANXX&IO&. 

,  Un  niieüo  rasgo  de  la  Doctrina  Monroe^  ' 

fil  New^Torh-ñeraid  del  Vt  det  presente  anuncia  que  habían  He* 
gado  a  Maximiliano  una  gran  óantidad  de  armas  enyiadas  desde  Nue* 
va- York  a  Vera-Cruz,  cuya  noticia  hatraido  el  vapor  Nocturno^  Ue* 
gado  ayer  del  ultimo  puerto,  tna  ITahana.  * 

Estas  son  las  mismas  armas  que  se  embarcaron  a  bordo  del  vapor 
Manhattan  el  25  de  marzo  último,  con  consentimiento  espreso  de  las 
autoridades  de  Nueva-York  i  de  Washington,  i  a  pesar  de  los  recla- 
mos de  los  señores  Navarro  i  Romero  en  ambas  ciudades,  según  re- 
sulta de  documentos  que  tenemos  a  la  vist«,  i  que  publicaremoa  en 
breve. 

Todo  esto  nada  tendría  de  particular,  pues  es  sabido  que  la  mayor 
parte  del  material  de  guerra  con  qne  Forey  tom6  a  Puebla  le  fué  en- 
viado de  los  Estados -Unidos,  i  es  sabido  también  que  Maximiliano 
ha  seguido  armando  i  equipando  su  ejército  con  recursos  del  mismo 
país.  ' 

Señalamos  solo  la  coincidencia  de  que  mientras  se  hadan  estos  em- 
barques de  armas  para  el  imperio  de  Méjico  se  perseguia  judioialmento 
a  los  ajentes  de  la  Eepública  de  Chile  por  la  simj^^  sospecha  de  que 
guerian  enviar  armas  a  Chile. 

(1)  Díganlo  8i  no  los  Vengadores  de  Maximiliano.  Verdad  ea  que  enCbíla 
solo  la  Jente  que  no  habla  tiene  el  don  de  la  profecía. 


39 


-396- 

.  III. 

PISGD&SO  DSL  DIPUTADO  TADEO  STSYBNS  EN  JUNIO  DE  1866  APOYANDO  LA 
GARANTÍA  DE  ESTADOS-UNIDOS  PARA  UN  EMPRÉSTITO  DE  80  MILLONES 
DE  PESOS  CX)N  HIPOTECA  DE  LOS  ESTADOS  DE  SONORA^  SINALOA,  CHJIírA- 
HITA  I  LA  BAJA  CALIFORNIA. 

0 

(Estracto.) 

"Me  parece  que  ha  llegado  el' momento  en  que  los  Estados  paeden 
inquirir  con  calma»  si  esa  declaración  de  política  conocida  con  el  nom- 
bre de  la  Doctrina  de  Monroe^  que  era  juzgada  L  se  juzga  tan  im- 
portante i  tan  varonil,  está  destinada  a  ser  una  idea  práctica,  o  una 
simple  bravata.  Mientras  estuvimos  empeñados  en  la  guerra  civil,  fué 
ciérUimente  cuerdo  el  no  provocar  una  guerra  con  una  gran  potencia, 
por  mas  que  tenga  presente  la  atrevida  política  de  Koma,  que  la  llevó 
a  declarar  la  guerra  a  una  nación  poderosa  i  a  lanzar  contra  ella  una 
lejion  para  vengar  un  insulto  cuando  Aníbal  golpeaba  a  sus  mismas 
puertas...."  "Sino  se  intenta  mantener  la  doctrina  de  Monroe,  se  la 
debe  abandonar  dignamente  como  un  error  inconsiderado.  Si  se  cree 
importante  a  la  salud  i  al  pais,  entonces  no  bai  por  qué  ceder,  por  qué 
esperar,  por  qué  seguir  una  política  pusilánime.  A  mi  juicio,  es  un 
principio  vital  a  la  salud  de  esta  República,  e  interesa  a  nuestro  ho- 
nor que  se  mantenga  inviolable.  Los  principios  de  gobierno,  como 
ciertas  enfermedades,  son  contajiosos.  Las  monarquías  de  Europa  se 
ligan  para  ahogar  en  todas  partes  las  revoluciones  democráticas,  por 
temor  de  que  se  difundan  i  traigan  la  calda  final  de  los  gobiernos  ab- 
solutos. Así  debiéramos  nosotros  cuidar  de  que  ningún  gobierno  des^ 
potico  se  alzara  en  nuestros  límites,  no  sea  que  la  lepra  se  propague 
€  infeste  todo  el  continente.  De  ahi  la  sabiduría  de  la  declaración  qué 
ninguna  potencia  estranjera  habia  de  establecer  un  trono  en  este  con- 
tinente contra  la  voliptad  del  pueblo.  El  seudo  imperio  de  Méjico  es 
un  fraude,  en  cuanto  se  refiere  al  consentimiento  del  pueblo  mejicano. 
Esa  República  ha  sido  oprimida  por  bavonetas  estranjeras.  Los  meji- 
'oanos  que  sostienen  el  gobierno  imperial  son  los  separatistas  de  su 
pais.  A  mas  de  ser  una  monarquía,  el  imperio  es  un  gobierno  bárba- 
ro. El  decreto  que  ordena  que  todo  hombre  que  se  encuentre  peleando 
por  su  patria  sea  inmediatamente  pasado  por  las  armas,  i  que  se  ha  lle- 
vado a  eumplido  efecto,  imprime  sobre  ese  gobierno  el  sello  del  salva- 
jismo, de  la  barbarie,  i  lo  pone  fuera  de  la  lei  del  mundo  civilizado. 
Es  mucho  peor  que  los  antiguos  gobiernos  de  Trípoli,  Túnez  i  Alger, 
Inirados  por  los  cristianos  como  un  nido  de  piratas  i  enemigos  del  jéne- 
ro  humano.  Dado,  pues,  que  el  empréstito  no  podría  ser  una  causa  jus- 
ta de  guerra  con  ninguna  potencia  estranjera,  ¿conviene  concederlo? 
Claro  está  que  sin  la  ajuda  esterior,  el  republicanismo  c|i  9;Iéjico  tic- 


—  3or  - 

B6  que  perecer  i  establecerse  ana  monarquía.  Juárez  se  ha  sostenido 
cen  un  valor  i  una  fortaleza  sin  ejemplo  en  la  historia  moderna.  No  se 
nada  que  pueda  comparartse  con  eso,  si  no  es  la  incontrastable  enerjía 
i  fe  de  G-uillermo  de  Orange.  Pero  en  medio  de  una  horda  de  traido- 
res, sostenidos  por  una  de  las  naciones  mas  poderosas  de  Europa,  los 
recursos  del  desgraciado  Méjico  necesariamente  se  tienen  que  agotar. 
Yo  creo  que  hoi  el  Presidente  Juárez,  bien  que  con  hombres  suficien- 
tes a  su  serTicio,  se  halla  casi  exhausto  de  material  de  guerra;  i  a  no 
ser  con  el  aasiliodeun  empréstito  estranjero,  no  sé  como  pueda  man- 
tener en  pié  un  ejército  respetable.  Veinte  millones  de  pesos  se  le  po- 
dría avanzar  fócilmente  con  la  hipoteca  de  la  Baja-California,  Sonora, 
Sinaloa  o  Chihuahua,  que  lo  dejaría  perfectamente  seguro.  Si  esto 
diera  oríjen  a  una  guerra  con  Maximiliano,  me  parece  que  nadie  se 
sentirla  alarmado.  Eso  suministrarla  a  la  gran  Kepública  una  bella 
oportunidad  para  vindicar  su  honor,  tan  pálido  desde  que  nos  rije  la 
política  micawberíana  de  nuestro  Secretarío  de  Estado.  Vindicando 
pse  honor,  aumentaríamos  i  consolidaríamos  la  fuerza  de  la  nación. 
Tengo  la  confianza  de  que  nuestra  ilustrada  Comisión  de  Negocios 
Estranjeros  no  tardará  en  tomar  alguna  resolución  decisiva  sobre  esta 
importantísima  cuestión." 


IV. 
jDiscxr&so  niSL  jsnv^al  stürm,   ajents  Hilitar  db   mjkjico  en  los 

ESTADOS-UNIDOS  PRONUNOIADO  EN  UNA    SERENATA    QUE    LE   OFRECIE- 
RON LOS  AMiaOSDB  MÉJICO  EN  LA  NOCHE  DEL  1.0  DE  JUNIO  DE  1867. 

(Estracto.) 

''Cuando  Maximiliano  asesinaba  a  los  patriotas  mejicanos,  Mr. 
Scword  no  creyó  d  asunto  digno  de  mas  atención  que  la  de  una  sim- 
ple qiieja  a  Napoleón,  i  siendo  burlado  por  éste^  como  siempre  lo  ha 
sido  en  estos  últimos  años  por  la  Inglaterra  i  otras  potencias,  se  guar- 
do tranquilamente  el  insulto  i  no  jazgó  conveniente  adelantar  mas  en 
el  negocio;  pero  ahora  que  Maximiliano  está  preso  i  que  tSu  Majest<td 
el  Emperador  de  Austria  le  pide  salve  la  vida  de  su  hermano,  se  apre- 
sura a  enviar  en  el  acto  un  mensajero  con  una  fuerte  nota  al  Presi- 
dente Juárez  esperando,  según  en  ella  le  dice,  que  el  Gobierno  meji- 
cano tratará  a  Maximiliano  con  humanidad  i  como  prisionero  de 
guerra;  es  decir,  insultando  al  Gobierno  mejicano  como  sino  tuviera 
bastante  intelijencia  i  humanidad  para  tratar  a  sus  prisioneros  con- 
forme a  los  usos  de  la  civilización  i  a  lo  que  exije  la  justicia.  I  aquí, 
señores,  permitidme  observar  que  es  una  desgracia  nacional  que  nos- 
otros, qae  nos  vanaglariamos  de  haber  prestado  a  Méjico  nuestro  apo- 


—  308  — 

yo  moral  dur&nte  la  contienda,  no  tengamos  todavía  un  representanto 
cerca  de  ese  Gobierno;  porque  aunque  hace  mucho  tiempo  que  ae  hs 
acreditado  un  Ministro  jmra  el  Gobierno  de  Juárez,  todavía  se  permite 
fu  permanencia  en  Nueva  Orleans  bajo  la  fútil  escusa  de  que  no  le  es 
))08Íble  encontrar  al  Gobierno  mejicano,  i  durante  el  tiempo  en  quv* 
mas  han  necesitado  nuestros  nacionales  los  servicios  de  un  Ministro 
en  ese  país  no  ha  sido  posible  contar  con  tal  representante.  Los  oo- 
iTCsponsales  de  periódiéos  i  muchas  personas  particulares  han  encon- 
trado ya  al  Gobierno  mejicano  i  hasta  el  mensajero  de  Mr.  Campbell  lo 
ha  enoouirado  también  sin  mucho  trabajo,  pero  él  no  lo  ha  podido  con* 
seguir.  ¿Manifiesta  esto  acaso  interés  o  simpatía  por  Méjico?  No  prc^ 
tsndo  hacer  cargos  a  Mr.  Caiiipbell  que,  no  lo  dudo,  obedece  simple-* 
niento  las  órdenes  de  un  superior;  pero  debo  confesar  que  aunque  el  - 
Presideite,  eljeneral  Grant  i  otros  miembros  del  Gabinete  han  sido 
amigos  verdaderos  de  I^léjico  durante  sus  desgracias,  Mr.  8ewanl  no 
he  ha  manifestado  hiun  amigo  ni  de  Méjico  ni  de  otra  RepúUica  del 
contijientt. 

En  cuanto  ahanzftn  mis  conocimientos  y  no  creo  a  Méjico  Migado 
para  con  nueMro  Gobi^nmopor  ninguna  agnda  directa  qite  haya  reci- 
bido de  nosotros,  i  si  algo  se  ha  hecho  en  su  favor,  ha  sido  toio  por  ;»er- 
sonas  jyiiiicidareSf  mientras  que  por  atraparte  se  reunían  varios  acau» 
(hltfd>s  i  notahles  ciudadanos  rfc  este  pais,  entre  los  que  se  coniaba  a 
Mr.  Clarcnce  A.  Seioará  Sfjbrino  del  secretario  de  Méjico  i  otros  amigos 
Íntimos  de  Mr.  Seioard  para  formar  compañías  i  otras  empresas  pret 
paradas  bajo  loS  aus/nciosdd  titulado  Emperador  de  Méjico  i  con  /r/-" 
que  debía  darse  no  solo  socorros  materiales  sino  apojfo  moral  a  ^  camms 
del  Impario  contra  la  RepvMica, 


V. 

laSCÜRSO  DJBL  SVNADOR  OIAMDLVK  DK  MTOUGAN  %TX  Jüt.IO  DE  1867,  COTf 
MOTIVO  DK  LA  KJECVCION  D£  MAXIMILIANO. 

<Estr8c¿o.) 

*'Iia  conducta  del  Gobierno  de  Rstados-Unidos  oon  respecto  a 
3Iéjtoo  ha  sido  cobarde.  £1  secretario  de  Estado  ayudaba  a  Ma- 
ximiliano dando  permiao  para  comprar  armas  i  municiones  en  los 
Ksfeados  Unidos,  mientras  que  negaba  s^  los  mejicanos  la  salida  do  un 
buque  cargado  con  unos  pocos  tusiles  lisos  que  nos  eran  inútiles  i  de 
niifguu  valor/' 


~  309  — 

I 

VI. 

KOGIOK    DXL  OXPUTJkDO    BROOK    KN  JUUO  DX    1807^   OON    MOTITO  DI  LA 

£JKCUCXO.N  DB   MAXIMIUANO. 

Se  resuelve: 

Que  los  Gobiernos  i  pueblos  que  ojocuton  a  sangre  fría  a  loa  prisio* 
Deros  de  guerra  que  deben  ser  tratados  con  arreglo  a  las  leyes,  de  la 
guerra  han  violado  de  tal  manera  los  grandes  principios  del  dcreoho  ¿a 
jcntes,  i  los  del  cristianismo  i  humanidad  qua  no  merecen  de  ios  Est:^- 
doS'Uuidos  ninguno  de  los  derechos  que  la  lei  do  neutralidad  acuerda 
a  losbelijerantes  i  que  la  comisión  de  Relaciones  l^steriorcs  de  la  Gil- 
mará  i  del  Senado  debe  formular  un  proyecto  de  lei  para  derogar  en 
este  punto  las  leyes  de  neutralidad  que  prohiben  la  organizaoion  en  la^ 
Estados* Unidos  de  espediciones  a  otros  paises,  con  el  objeto  do  prote« 
jer  i  asegurar  el  restablecimiento  del  Gobierno  de  Méjico. 


VII. 

«MTOaiAt.     DBIi    ''NBW-TORK-HERALn''    CON    th  TÍTULO   BK  ^'KL    RIIKO 
0BL  TBRROR  BN  HSJIOO/'  CON  IfOTTVO    DE  LA    BJBOUCION    Dñ   MAX! 
MILIANO. 

(Bactracfco.) 

Qai  personas  que  dudsn  de  la  autenticidad  de  la  carta  de  Escol>edo 
^n  que  se  anuncia  la  inauguración  de  un  reinado  de  terror  en  Méjico. 
Nosotros  no  vemos  rason  alguna  para  semejante  incredulidad.  La 
carta  en  cuestión  está  enteramente  de  acuerdo  con  todos  los  actos  con 
que  Jnarez  ha  señalado  el  triunfo  de  la  llamada  causa  liberal.  En  el 
día  hai  mas  inseguridad  en  Méjico  para  la  vida  i  la  propiedad  que 
desde  hace  mas  de  cuarenta  años.  Esa  república  se  encuentra  ahora 
]»rocisamente  en  la  misma  situación  que  la  Francia  durante  ei  choque 
de  los  jacobinos  i  jirondinos.  Los  liberales  mejicanos  han  dispuesto  de 
Maximiliano  lo  mismo  qne  los  jacobinos  dispusieron  de  Luis  XVi. 
Será,  pues,  perdida  toda  la  indignación  qne  seinojante  condncttC'  no 
podrá  menos  que  inspirar  1  no  ejercerá  mayor  efecto  en  los  perpetra- 
dores de  esas  atrocidades  que  el  quo  tuvo  en  los  jacobinos  el  sentimien- 
to público  de  la  Europa.  Lo  mejor  quo  puede  hacerse  por  Méjrco  es 
dejar  que  riñan  i  se  despedacen  entre  ellos  mismos.  No  habrá  pu'iS  para 
ese  pais  hasta  que  los  caudillos  de  los  bandos  se  hayan  «Itimado  todos. 
Entonces  la  voz  del  sentido  común  i  de  la  humanidad  se  dejará  mt 


—  310  — 

iqtroduciendo  algún  orden  en  eae  caoB.  Si  tal  esperania  restdtare  fk- 
llida,  nuestro  Cíobierno  no  tiene  sino  un  camino  que  seguin  el  de 
salvar  a  los  mejicanos  contra  dios  mismos.  Ya  la  opinión  publica  de  la 
Europa  pmIo  nuestra  intervención.  Sin  embargo^  laépoea-d&la  lo* 
ter?encion  no  ha  llegado  todavía.  Cuando  nosotrvis  nos  resolvamoa  a 
ese  paso  que  envuelve  tan  serias  conseouencias,  será  solo  el  día  en 
que  se  haya  perdido  toda  esperanza  de  ver  rejenerado  por  sí  precio 
a  ese  pueblo  abandonado  déla  mano  de  Dios. 


VIH. 


ARTÍCULO  DEL  ^^FAJABO  VBRDB/^   DIARIO  DE  HBJICO  DEL  25  DB  JUNIO  BE 
1867)  TRASCRITO  POR  EL  ^^MORNING-CRONIGLE"  DE    WA8HINOTON   DEL 
15  DB  JULIO  SOBRE  LA  HANBRA  COMO  ERA  APRECIADA    POR  LOS  MBJP^ 
.  CANOS  LA  POLÍTICA  BEL  GOBIERNO    AMERICANO  EN  LA  CUESTIÓN  TRAN- 
CO-AUSTRÍACA. 

(Estracto.) 

*  'A  la  verdad  ¿qué  es  lo  que  nosotros  debemos  a  las  naciones  civili- 
zadas? ^ 

¿Dónde  estaba  el  Gobiemoude  los  Estados- Unidos  i  que  hacia  para 
mitigar  el  castigo  de  los  prisioneros^  cuando  eran  bárbaramente  ase- 
sinados los  republicanos  do  Méjico  durante  la  guerra,  por  aquellos 
mismos  en  cuyo  favor  implora  ahora  ese  Gobierno  nuestra  clemenciat 

La  verdad  es  que  no  estaba  entóneos  en  relaciones  con  el  imperio. 
Pero  ¿no  discutia  al  mismo  tiempo  ciertas  medidas  con  el  Emperador 
de  Austria,  hermano  del  usurpador,  o  con  el  Elmperador  de  los  finn- 
ceses,  su  señor  i  tutor? 

Ah!  el  Gobierno  de  Washington,  con  todo  su  poder,  con  toda  su 
fuerza  i  todo  su  prestijio  no  hizo  nada  en  favor  de  esta  República  már- 
tir i  permitió  que  se  llamara  bandidos  a  sus  héroes  i  honibres  ilustres 
a  sus  verdugos.  I  ahora  que  esa  valerosa  República  se  ha  levantado 
sobre  la  conquista,  ahora  que  sus  hazañas  i  patriotismo  han  puesto  en 
sus^  manos  a  los  piratas  i  traidores,  ahora  que  la  justioia  nacional,  la 
moralidad  i  la  injuria  inferida  a  la  nación  exijen  que  caiga  un  jnsto 
castigo  sobre  ehos  hombres  a  quienes  nuestros  soldiulos  pueden  verda- 
deramente calificar  de  bandidos;  ahora  se  invoca  nuestra  clemencia  en 
su  favor,  hcbos  U^tma  crueles,  se  empeñan  Lossentinúentoe  de  la  hu- 
manidad i  se  pide  la  impunidad  para^esos  aventureros  europeos,  merce- 
narios do  un  déspota  cuya  única  misión  era  la  de  asesinar  mejicanos! 
.  Nos  piden  que  entreguemos  abierto  el  santuario  de  nuestra  jusücia 
\  un  majistrado  americano  para  que  tome  asiento  en  él,  deponiendo 
nosotros  a  sus  pies  nuestra^  sagradas  leyes.   Entonces  este  majistoido 


—  311  - 

americano,  que  no  sabe  lo  que  nosotros  hemos  tenido  que  sufrir, 
pondrá  en  lil^srtad  a  los  filibusteros  i  a  quinientos  traidores  a  su  pus 
<¿ue  han  inundado  en  sangre  la  tierra  que  les  dio  vida.  ' 

£sto  no  es  ya  un  absurdo,  es  ridículo,  i  si  nuestras  viotorias  nos 
han  dado  un  lugar  tan  dto  en  la  opinión  de  todo  el  mundo  civilizado, 
un  solo  acto  de  debilidad  de  este  jénero  nos  lo  haria  perder. 

£1  castigo  de  los  culpables  es  un  derecho  particular  e*  inalienable 
de  la  nación.  [In  materias  de  lejislacion  interior ^  no  puede  concederse 
a  otros  sean  hermanos  o  amigos,  el  ejercicio  do  ningún  derecho.  , 

¿Que  diria  el  Gobierno  de  los  Estados-Unidos  si  le  pidiéramos  la 
ejecución  de  Jefíerson  Davis  i  de  sus  cómplices  fandándonos  en  que 
los  separatistas  reconocieron  el  imperio,  simpatizaron  con  los  invaso- 
res europeos  e  hicieron  la  guerra  a  los  republicanos  de  Méjico?  Desca- 
rtamos ver  la  respuesta  que  daría  Mr.  Seward. 

Todos  saben  bien  que  la  única  protección  que  los  norte-amerícanos 
nos  han  ofrecido  ha  sido  la  influencia  moral.  Todos  sabemos  el  resul- 
tado que  en  la  vecina  Bepública  ha  tenido  cada  meeting,  cada  sesión 
del  Congreso  i  cada^aoto  del  gobierno  acerca  tle  lá  cuestión  mejicana; 
cabemos  que  el  jencral  Forey  no  podía  haber  march^o  sobre  Puebla 
sino  se  hubiera  procurado  en  los  Estados-Unidos  los  miles  de  muías 
que  necesitífba  para  arrastrar  sus  bagajes  i  trenes  de  municiones; 
sabemos  que  por  mucho  tiempo  se  prohibió  en  esa  nación  hermana  la 
esportacion  de  armas  para  los  que  combatian  por  la  República,  mien- 
tras que  el  Gobierno  americano  concedia  esta  franquicia  al  Gabinete 
de  las  TuUerías,  i  que  si  mas  tarde  so  obtuvo  permiso  para  sacar  armas, 
fué  mediante  el  pago  de  considerables  sumas  de  dinero  reunido  a 
costa  de  inmensos  sacrificios:;  sabemos  que  después  de  la  caida  de 
Richmond  i  de  la  derrota  del  Sur,  el  Gobierno  americano  no  perdió 
un  momento  para  declarar  que  no  tomaría  una  parte  activa  en  la  solu- 
ción de  la  cuestión  mejicana  porque  primero  debía  ocuparse  de  la  re- 
construcción de  sus  propios  estados;  sabemos,  por  último,  por  cuan 
largo  tiempo  i  con  que  heroico  valor  ha  tenido  que  luchar  el  partido 
republicano  de  Méjico  abandonado  de  todo  el  mundo.  Por  todo  esto 
podemos  sostener  con  orgullo  i  por  el  hoif  or  del  país  que  hemos  triun- 
fado Con  nuestros  propios  recursos;  que  los  abandonados  hijos  de  Mé- 
jico han  vencido  a  la  intervención  europea  i  que  no  deben  su  tríunfo  a 
tropas,  armas  o  recursos  de  sus  vecinos. 

Debemos  gratitud  por  los  discursos  que  buenos  amigos  de  la  Repú- 
blica han  pronunciado  en  nuestro  favor,  por  las  resoluciones  aproba- 
das en  algunas  reuniones  populares,  i  no  han  dejado  de  traemos  algún 
consuelo  las  Mgtimat  de  tinta  que  se  han  vertido  a  la  noticia  de  al-, 
guna  de  las  derrotas  que  hemos>  sufrido,  a  los  gritos  de  indignación 
lanzados  por  algunos  escritores;  sin  embargo,  no  podemos  menos  que 
declarar  que  todas  estas  demostracknes  no  venían  dd  Ck^etm  %  que 
fiínffunainjlíiencia podían  ejercer  en  una  lucha  cuyos  eUnientoseran^ 
/úsiles,  espadas  i  muntciones't  lafeila  resducion  que  sostenían  a  los 
guerreros  i  que  nunca  fiaqttearon  en  sus  ncUes  pechos. 


—  313  — 
IX. 

AISCUASO  FBOXDNOIADO  POB  MB.  8BWABD  £N  JULIO  BB  1867  COK  XOTITO  . 
DB  tA  INAUQDBACION  DB  UN  TBMPLO  MASO^ilCO  BN  BOSION. 

(Estracto.) 

"Ahora  bien,  yo  se  lo  que  va  a  saccder,  i  que  va  a  suceder  mu% 
pronto.  Yo  he  visto  la  tierra  i  los  cielos  llenos  d»  elementos  de  fertili- 
dad, de  salud  i  de  vigor;  i  he  visto  en  la  Carolina  del  Norto  creoer 
el  algodón  que  ha  de  suplir  el  año  próximo  las  manufacturas  de 
Masaachusetts.  Yo  he  visto  en  Nueva- York  crecer  el  trigo  que  ha  de 
suplir  el  pan  a  las  Indica  vceidentalei  i  los  estados  del  sur.  Yo  ^ 
que  la  naturaleza  ha  designado  que  todo  este  continente, — no  sim- 
plemente los  treinta  i  seis  estados — sino  el  gontinbntb  entebo  ha  de 
estar,  mas  tarde  o  mas  temprano,  dentro  del  májico  círculo  d$  la 
Union  Americana " 

"Aun  deseando  que  no  vuelva  haber  rebeliones  contra  nin^wi 
presidente,  anadió,  "dadme  entonces  cincuenta,  cuarenta  o  treinta 
"anos  de  vida  i  me  comprometo  a  daeos  posesión  del  continente 
"americano  i  dominareis  sobre  el  mundo  entero.'* 


X. 


BDITOBIAL  DEL  "UORNING-CUBO NICLE     DE  WASHINGTON    80BRB  EL  NOSI-    • 
BBABIIBNTO  DEL  HINISTRO  DE  ESTADOS -UN  IDOS    EN    MÉJICO  HBOHO  EN 
LA  PEB30NA   DEL  AVENTUBBBO  SUIZO  OTTEKBURO. 

"Parece  que  este  sujeto  es  un  hombre  de  tanta  importancia  que  el 
Presidente  ha  cometido  otro  acto  de  señalada  usurpación  para  rete- 
ner BUS  valiosos  servicios  en  Méjico.  Siendo  austriaoo  i  judio  por  creen- 
cias, sus  simpatías  por  estas  repúblicas  deben  ser  indudablemente  bioi 
BÍnoeras  i  con}o  ha  estudiado  el  arte  de  la  diplomacia  vendiendo  ci- 
garrillos al  menudeo  en  Milwaukie  i  como  ájente  do  una  compañía 
ambulante  de  cómicos,  es  de  suponer  que  se  haja  perfeccionado  nota- 
blemente en  esa  ciencia.  El  hecho  es  que  ha  servido  como  Ájente  de 
Maximiliano  o  que  por  lo  menos,  como  tal  ha  sido  pagado,  i  que  a  no 
dudarlo  esto  también  contribuirá  a  caracterizar  mejor  al  representan-  . 
te  de  los  Estados-Unidos  cerca  del  Presidente  Juárez.  Asi  es  que 
para  o^ue  la  gran  República  no  pierda  el  beneficio  de  sus  distingoidoA  « 
servicios,  ha  continuado  prestándolos  en  virtud  de  una  orden  espacial 
del  departamento  del  Senado,  aprobada  por  el  Presidente,  apesar  de 
que  pu  comisión  espiraba  según  el  precepto  constitucional,   el  úUip&o   . 


—  313  — 


di»  de  la«  lesionefl  del  Congreso.  Eate  nombraniie&io  ilegal  e  ineons- 
titoeioiud  es  pareoido  al  del  Secretario  del  Interior  designando  a 
Bogj,  el  comisionado  de  indíjinas  destituido,  paraseryir  de  ájente  de 
oonipras  con  diei  pesos  diarios,  sueldo  equivalente  al  de  un  ano  en  la 
oficina  de  que  había  sido  despedido.  Pero  si  tales  ilegalidades  se  oo- 
metea  en  los  casos  de  Otterbourg  i  Bogj  ¿qué  no  se  podrá  esperar 
en  los  demás  ramos  de  la  administración  con  la  complicidad  del 
Senado? 


DOCUMENTO  GG. 

Cavia  eonfldencial  a  don  Federleo  Xirásnrla  «obre  la  poUttea  d« 
Bstados-Unidoa   respecto  de  las   RepdbUoas  hlvpano-ameri- 

ejtnas. 

(Confidencial  • 

Señor  don  Federico  Errazuriz. 

Nueva-  York,  jtixo  28  &  1 866. 

Mi  querido  amigo; 

.  Deseaba  desde  hace  tiempo  escribir  a  Chile  a  algún  amigo  de  con- 
fianza para  trasmitir  mi  pensamiento  entero»  sin  sujeción  a  ninguna 
formula  oficial  sobre  lo  que  posa  en  este  pais  i  lo  que  es  este  país,  a 
fia  de  que  sepamos  a  qué  debemos  atenemos  en  adelante,  i  esto  es 
lo  que  voi  a  hacer  contigo  en  la  presente  carta.  Echo,  pues,  completa- 
mente en  olvido  que  eres  Ministro  de  Estado,  i  como  si  hubiera  llega- 
do en  persona  a  Santiago  i  estuviese  sentado  en  tu  escritorio  de  la 
AlamcNia^  voi  a  hablarte  con  toda  la  espansion  propia  de  mi  ca- 
rácter. , 

Debo  anticiparte  que  ninguna  opinión  es  mas  sincera  ni  mas  con- 
reneida  que  lamia,  porque  jo  he  sido  siempre,  como  tu  sabes,  un  ad- 
mirador político  de  este  pais.  Mi  primera  visita  en  1858,  cuando  tenia 
todas  las  ilusiones  de  los  veinte  anos,  me  dejó  una  gran  impresión  que 
conservé  hasta  mi  llegada  aquí  en  noviembre  último.  Pero  ahora  las 
he  perdido  todas.  La  grandeza  de  esta  República,  si  alguna  le  queda  es 
para  ^la  sola.  Para  el  resto  del  mundo,  si  algo  tiene,  es  solo  des- 

S recio  o  envidia,  ignorancia  o  miedo.  A  la  Inglaterra  le  temen,  envi- 
ian  a  la  Francia,  i  a  nosotros  nos  miran*  con  el  mas  superior  despre- 
cio. Todas  sus  grandes  doctrinas  son  simples  farsas  políticas  para 
manejar  sus  intereses  particulares  e  internos.  La  doctrina  Monroe, 
la  espulsion  de  los  franceses  de  Méjico,  el  sostenimiento  de  1» 
demoeraeia  en  el  Nuevo-Mundo,  todo  esto  no  es  sino  un  aparato  esp- 

40 


—  314  — 

cdiit<*o  do  ^ue  se  valen  loe  polftioos  para  obtener  paeitos  pidbUeos, 
misiones  diplomáticas  i  iodo  jénero  ¿o  ventajas  perscmaks,  poro  qm 
ni  por  el  pensamiento  se  proponen  sostener  en  la  práctica,  oom«  la 
liaz  de  ir  viendo  en  el  curso  de  loe  sucesos. 

Todo  ésto  te  parecerá  horrible  i  vergonzoso.  Lo  mismo  me  ha  pa- 
recido a  mí.  Pero  todo  tiene  una  esplicacion  fácil  i  esto  es  lo  q«e 
voi  a  tratar  de  darte. 

La  últíma  guerra  ha  producido  aquí  dos  fenómenos  estraordinaríos. 
El  1.*  es  la  creación  de  un  capital  de  tres  mil  miUonesdepesotiixie  ha 
hecho  nadar,  se  puede  decir,  al  Norte,  en  un  verdadero  raudal  de  oro. 
Figúrate  a  Santiago,  que  de  la  noche  a  la  mañana  se  encontrase  oon  dos- 
cientos o  trescientos  millones  de  pesos  repartidos  entre  sus  vecinos,  te 
ternarias  una  idea  de  la  riqueza  fisntásttoa  de  este  pais,  i  de  la  sed  de  go- 
ces, i  de  especulaciones  que  esa  posesión  inesperada  de  tanto  tesoro  ha 
despertado.  Pero  el  secreto  de  la  situación  no  está  en  eso,  ni  en  la  abun- 
dancia del  oro,  sino,  al  contrario,  en  que  siendo  todoess  capital,  papel 
moneda,  cuyo  único  valor  depende  del  crédito  del  Gobierno  i  de  la  ren- 
ta pública,  hai  una  fiebre  secreta  en  todas  las  clases  por  conservarle  a 
toda  costa  ese  valor.  Así  es  que  el  pensamiento  de  una  guerra  estran- 
jera,  el  ausiliojeneroso  de  otro  pueblo,  la  cncrjía  misma  que  pueda 
emplearse  en  sostener  una  teor.a  internacional  por  parte  oel  €k)bier- 
no,  espanta  a  todo  el  mundo.  Añade  a  esto  el  natural  i  profundo 
egoísmo  de  esta  raza  i  la  tradicional  política  de  abstención  de  este 
pais^  i  .comprenderás  que  ni  remotamente  pasa  por  la  imajinacion  de 
ningim  hombre  de  Estado  el  hacer  el  menor  caso  de  nuestras  dificul- 
tades ni  menos  el  prestaroos  ningún  jencro  de  ausilio. 

Esta  cuestión  es  la  única  que  impera.  El  pais  está  inmensamente 
Hco,  pero  solo  que  lo  estará  mientras  haya  paz.  I  comct  la  guerra 
equivaldría  a  la  pérdida  inmediata  de  estos  millones  de  fortma  un 
provisada  que  está  precisapicnte  en  manos  de  los  Diputados,  Senado- 
res, Ministros  de  Estado,  jenerales  del  ejército,  banqueros  i  comer- 
ciantes de  iníiuenoia  política,  es  evidente  que  jamas  harán  la  guerra 
por  motivo  alguno,  escepto  el  de  ganar  mas  dinero. 

El  otro  fenómeno  que  ha  despertado  la  guerra  es  la  mas  asombrosa 
tiranía  política  i  administrativa.  Mr.  Seward  es  ahora  mas  ^despótico 
que  el  Czar  de  Kusia,  i  su  voluntad  se  obedece  aun  con  mayor  respeto. 
La  horca  i  la  confiscación  en  el  sur,  como  armas  políticas,  han  creado 
esta  situación  qne  pasará  mucho  tiempo  antes  de  ser  cambiada.  Mr. 
Seward  ha  sido  fiicuipre  arbitrario  por  carácter,  pero  ahora  su  arrogan- 
cia no  conoce  límiteH.  Al  sur  de  Potomac  no  hailei  alguna.  Al  nort^ 
hai  una  sola  lei,  la  voluntad  de  Seward.  El  Presidente  (que  hasta  aquí 
no  ha  desarrollado  una  política  propia  sino  en  sus  polémicas  con  los 
radicales  sobre  la  cuestión  de  los  negros  libres  de  qué  hablaré  mas 
adelante)  parece  dejar  todo  el  manejo  de  In  cosa  pública,  al  Secretario 
a  <j[uien  debe  la  presidencia,  pues  fue  Mr.  Seward  quien  lo  hizo  elejtr 
Yice-Presidcnte  en  1865. 


—  315  — 

Colocada  entro  OBtas  dos  corrientes^  el  pánico  del  oro,  i  el  pánico  de 
liv  persecución,' ¿qué  puede  esperarse  de  lapoUtica  de  este  pais?  En  je- 
seral  nadie  paede  ni  debe  esperar  nada.  £n  particular  nosotros  debe- 
mos esperar  menos  que  nadie. 

Te  asombraría  la  ignorancia  que  reina  sobre  nuestra  condición, 
nuestra  jeograña,  com<Hrcio,  instituciones,  i  aun  sobre  nuestro  nom- 
bre. Aquí  muchos  creen  que  Valparaiso  es  el  pais  i  Chile  la  capital. 
A  mí  me  han  presentado  con  todo  jénero  de  títulos  absurdos  incluso 
el  de  Ministro  de  Sicilia,  pues  hai  hombres  públicos  que  ignoran  qt^e 
Chile  existe,  i  por  inducción  croen  que  yo  no  he  podido  venir  sino  de 
Sioilia. 

.  Yo  te  confieso  que  llegué  aquí  bajo  la  influencia  de  un  singular 
error.  Creia  que  Chile  era  perfectamente  conocidp,  al  menos  en  Was- 
hington donde  hemos  tenido  Ministro  por  mas  de  treinta  años;  creia 
que  tMiiamos  aquí  un  créditcfinancioro  igual  al  menos  al  de  Inglate- 
rra i  creia  que  el  comercio  de  este  pais  equiyalia  siquiera  al  que 
Francia  mantenía  con  nosotros.  Pero  cual  seria  mi  desengaño,  al  ver 
ios  ridículos  errores  que  hasta  las  personas  mejor  educadas  cometían 
sobre  las  cuestiones  mas  triviales  de  Chile;  cuando  me  aseguraron 
que  el  buen  nombre  del  Gobierno  de  Chile  como  una  firma  honorable 
en  las  transacciones  financieras  era  del  todo  desconocido,  i  cuando  por 
el  estudio  de  loe  documentos  oficiales  que  traje  do  Chile  descubrí  yo 
mismo  que  el  comercio  délos  Elstados-tlnidos  con  nosotros  solo  repre- 
sentaba el  5  por  ciento  del  total  de  nuestras  importaciones! 

Ahora  bien,  el  comeróio  es  el  único  vehículo  por  el  cuál  los  países 
^e  Europa  llegan  a  conocernos  i  a  apreciarnos.  Nunca  han  dejado  de 
miramos  como  remotas  factorías  de  comercio  como  las  de  la  India  o 
la  isla  de  Java.  Nuestras  instituciones  i  nuestra  condición  social  les 
importan  un  bledo.  Lo  único  que  preguntan  es  por  el  clima,  por  las 
frutos,  por  las  mujeres,  por  los  caballos.  Pero  sobre  gobierno,  princi- 
'pioe,  adelantos  morales,  etc.  no  se  cuidan,  porque  creen  que  no  tene- 
ntes  nada  de  eso,  o  no  les  importa  que  lo  tengamos.  Lo  único  que 
les  importa  es  que  seamos  buenos  consumidores  i  que  tengamos  re- 
tornos para  pagar  los  consumos. 

La  Inglaterra  es  el  pais  que  mejor  nos  conoce  i  algo  nos  aprecia, 
porque  la  mitad  de  nuestoo  comercio  «sterior  le  pertenece  i  le  paga- 
mos fielmente^  los  intereses  de  su  deuda.  En  Francia  x^os  onpontra- 
mos  en  un  cuso  semejante  aunque  no  en  menos  escala  i  por  eso  nos  han 
servido.  En  Alemania  solo  conocen  de  Chile  la  colonia  de  Llanqui- 
•hue,  por  lo  que  escriben  los  emigrantes,  i  no  serán  pocos  los  que 
crean  que  la  colonia  es  Chile  i  el  pais  todo  se  -llama  Llanquihuo  o 
Puerto-Montt. 

Esta  es  la  estricta  verdad  de  lo  que  acontece  i  lo  que  yo  he  espe- 
rimentado  siempre  en  mis  largos  viajes,  empleados  por  lo  comuu  en 
averiguaciones  a  que  se  .presta  mi  carácter  comunicativo  i  preguntón. 
En  parte  es  natural  que  ubí  sea,  pero  valemos  todavía  poco  para  lia* 


—  316  — 

mar  la  atención  del  mando.  Mas  yo  culpo  también  a  dos  errores  pade- 
cidos crónicamente  por  nuestros  Gobiernos.  La  mala  elección  ^e 
nuestros  Ajenies  diplomáticos,  en  lo  que  se  ba  buscado  siempre  la 
corteza  i  nunca  el  fondoj  i  que  por  lo  tanto  no  han  becbo  smo  tIvít 
como  príncipes  a  costado  sus  rentas  i  de  sus  rendimientos  a  las  corten 
ante  fas  que  ban  sido  acreditados.  £1  otro  error  es  la  economía  d^ 
no  gastar  unos  pocos  miles  de  pesos  anualmente  en  una  vasta  publi- 
cidad en  los  diarios  notables  i  en  las  reyistaa  populares  de  cada  paisL 
£1  Brasil  nos  ba  sacado  en  esto  una  ventaja  inmensa.  Se  le  cree  el 
único  país  de  Sur- América,  porque  su  Gobierno  ba  tenido  el  talento 
de  sostener  un  brillante  Cuerpo  Diplomático  espléndidamente  remu- 
nerado i  bien  elejido,  i  porque  gasta  muchos  miles  en  bacerse  conocer 
i  ponderar  por  todos  los  órganos  de  la  prensa. 

A  propósito  de  esías  reífecciones  te  incluyo  mui  reservada  copia  de 
una  carta  espansiva  que  me  escribió  E^  Kodella,  un  entusiasta  serví* 
dor  de  Chile.  Coincido  con  él  completamente  en  todo  lo  que  dice  de 
nuestros  grandes  diplomáticos,  porque  jo  también  be  sido  testigo 
ánt^s  i  ahora  de  su  petulante  orgullo  i  de  su  ociosa  grandesa. 

Bespecto  de  nuestra  posición  comercial  con  £stado6'Unido8  te 
incluyo  también  un  artículo  que  be  hecho  publiciar  en  el  Evening 
Post  de  ayer,  basado  sobre  un  cuadro  estadístico  del  comercio  de 
1865  que  recibí  de  Valparaíso  por  el  último  vapor.  Verás  allí  coa 
asombro  que  entre  los  18  a  20  millones  de  nuestras  importaciones  los 
£8tados-Unidos  nos  ban  enviado  solo  unos  ^  130  oro  en  azúcares  i 
otros  pocos  artículos  que  en  todo  no  llegan  a  $  200  oro.  Es  apénaa 
circible,  pero  en  todo  el  ano  no  salen  de  este  puerto  sino  cinco  o  seia 
buques,  que  cada  dos  o  tres  meses  despacha  la  casa  de  Alsop. 

Ahora  te  esplicarás  tú  la  serio  de  desaires  i  de  escándalos  porque  et 
Gobierno  do  este  pais  de  mercaderes  nos  ha  hecbo  pasar.  A  la  larga 
lista  de  éstos  hechos  que  mencioné  en  mi  carta  al  Gi)bemador  Andrew» 
i  de  la  quo  fué  copia  en  el  vapor  anterior,  debo  añadir  ahora  el  ciaa 
escandaloso  quo  consta  del  párrafo  de  la  Crónica  de  Nuevs^York  que 
te  incluyo  i  por  el  cual  se  pinta  al  Gobierno  do  Washington  en 
abierta  alianza  con  el  de  Madrid. — Otros  dos  incidentes  han  ocurrid» 
también  en  estos  dias  i  voi  a  esplicarlos. 

£1  respetable  comerciante  Mr.  Hobson,  que  tantas  afeodonea  mani- 
fiesta por  Chile,  recibió  una  carta  mui  alarmante  de  un  corresponsal 
de  Liverpool  en  que  le  decía  que  j>or  el  vapor  del  2  de  febrero  nabiaa 
salido  instrucciones,  de  Southampton  para  destruir  a  Valparftiao  i  le 
pedian  moviera  sus  influjos  en  Washington,  en  combinación  con 
los  esfuerzos  que  iban  a  hacerse  en  Londres,  para  evitar  aquella  bar- 
barie. En  el  acto  Mr,  Hobson  escribió  a  Washington  al  senador  d« 
este  Estado  Mr.  Morgan,  apremiándolo  sobre  aquel  peligro  e  inclu- 
jéi^dolo  la  carta  de  Liverpool.  Sabes  cuál  ha  sido  el  resultado  de  este 
empenof  El  que  en  quince  dias  no  ha  contestado  una  palabra  el  üe* 
nador  Morgan,   lo  que  tiene  justamente  indignado  al  señor  HobsocL 


—  317  - 

Otro  heohoi  '  "      . 

tíarmiento  recibió  ciertos  encargos  de  su  Gobierno  de  que  hablé 
oficialmente  i  solicito  una  audiencia  de  Mr.  Seward  en  los  días  que 
estuvo  aquí.  Pues  bien,  Mr.  Seward  lo  recibió  con  el  sombrero  en  I» 
mano  significándote  la  prisa  en  que  se  hallaba  i  laentrerista  se  redujo 
a  un  saludo  o  mas  bien  a  una  descortesía. 

Otro  hocho  mas  fresco  con  Méjico : 

El  cónsul  déla  República  de  Méjico  (que  es  hoi  la  favorita  aquí) 
dejn  el  archivo  del  consulado  de  la  Habana  en  manos  del  cónsul  de 
Kstados  Unidos.  Ahora  el  cónsul  imperial  pidió  ese  archivo.  Lo  negó 
el  cónsul  de  los  Estados -Unidos  hasta  no  consultarse..  Se  opuso  aquí 
Homero,  pero  Mr.  Seward  ordenó  que  se  entregase  el  archivo  al  cón- 
sul de  Maximiliano;  poniendo  así,  en  manos  del  enemigo,  quién  sabo 
qué  secretos.  I  si  esto  hacen  co;i  Méjico,  ¿qué  harán  con  nosotros? 

Pero  aun  hii  mas  que  decir  sobre  la  manera  de  consideramos  pú- 
blicamente en  este  pais.  Es  indudable  que  hai  un  antagonismo  mar- 
cado con  Europa,  mas  por  razones  de  riqueza  i  mercantilismo,  en  mi 
concepto,  que  por  diferencia  de  instituciones.  Ahora  bien;  tú  sabes 
que  en  Chile  nu3Stros  cazadores  de  leones  llevan  en  sus  cspediciones 
entre  sus  mejores  sabuezos  uno  o  dos  quiltros  para  tirárselos  alleon, 
i  mientras  se  entretiene  en  despedazarlos,  darlfc  ,el  golpe.  Esa  es  la 
única  mira  que  tienen  sobre  nosotros.  Quieren  tenernos  listos  para  el 
caso  de  una  pelea  con  Inglaterra,  por  ejemplo,  animarnos  sobre  ella  a 
nombre  de  Monroe,  i  después  de  dejarnos  en  las  garras  de  la  fiera, 
sacar  ellos  su  ventaja.  Esto  es  lo  que  ha  ido  hacer  Mr.  Seward  a 
Santo  Domingo,  a  quien  ha  llamado,  xm  puesto  avanzado  de  esta 
••gran  República.*'  Inmediatamante  la  prensa  acojió  la  idea,  i  el 
Herald  publicó  un  mapa  de 'la  América  del  Sur  con  todas  las  Bepú* 
blicas  i  un  gran  letrero  que  decia.  **Hé  aquí  nuestros  cífn¿>o<  o  con- 
tra fuertes."  I  esto  entretanto  lo  decia  ^  con  la  major  sinceridad  i 
como  un  gran  honor  que  nos  hacen. 

'  Ahora  ¿qu!^  remedio  tocar  a  esta  situación  cuya  base  ra  tan  honda 
en  los  hábitos  i  en  la  condición  del  pais? 

Jja  prensa?  « 

Pero  estaba  hecho  todo,  al  menos  como  forma,  pero  en  el  fondo 
nada  altera,  porque  la  prensa  no  tiene  mas  poder  aquí  que  el  re- 
flejo de  la  opinión  i  la  opinión  es  la  que  yo  te  he  descrito. 

La  prensa  nos  es  favorable  porque  nos  es  favorable  la  opinión» 
Pero  en  qué  nos  esfavorablel  En  qué  la  prensa,  dice — •*Chile  tiene  ra- 
zón porque  es  República  i  porque  la  España  no  lo  es;"  pero  de  aquí  no 
pasa  éi  favor,  a  menos  que  intervenga  el  oro. 

lia  diplomacia? 

'  Yo  creo  que  algo  podia  hacerse  por  este  camino,  i  en  esto  estamos 
en  desacuerdo  con  Asta-Buruaga.  Este  es  un  excelente  patriota!  i 
mejor  hombre  i  amigo.  Conoce  el  pais  i  conviene  en  la  justicia  de 
nuestras  cspUcacíoncs,  pero  por  una  parte  es  tímido  i  por  la  otra  cree 


—  318  — 

• 

que  una  actitud  enorjica^scria  mas  funesta,  pues  seria  mayor  la  osteii* 
tacion  del  desproeio. 

Mas,  JO  digo,  con  el  camino  de  blandura  seguido  por  Asta-Bunta- 
ga  i  au  esoesivo  respeto  personal  por  Mr.  Ssward  (de  lo  quejo  ni  en  lo 
mas  mínimo  participo)  pu^de  ser  mejor  esc  menor  desprecio,  esa  escan- 
dalosa hostilidad?  No  me  parece  que  puede  irse  mas  lejos.  I  entoneefl 
;.qué  se  pierde  con  el  camino  contrario?  Qué  será  lo'  mas  que  suceda? 
Que  envien  sus  pasaporte  al  Minitro  de  Chile  o  éste  los  pida?  I  acaso 
un  desenlace  de  este  jénero,  no  es  preferible  a  la  humiHacion  sistemá- 
tica de  la  impotencia?  No  valdría  la  pena  este  sacrificio  para  abrir  los 
ojos  de  la  América  del  Sur,  ciega  hasta  aquí  en  sus  ideas  i  esperan- 
zas sobre  este  pais? 

Este  será  un  punto  que  Uds.  deberán  meditar  i  resolver  conforme 
al  interés  de  nuestra  patria.  £1  dilema  de  la  cuestión  por  decidir  es 
simplemente  éste,  en  términos  familiafes.  Nos  conviene  o  no  semir 
haciéndonos  los  le^os  para  que  en  Europa  crean  que  los  Estados-Uni- 
dos son  nuestro  baluarte,  o  nos  conviene  romper  violentamente  el 
velo  de  la  impostura  i  confiar  solo  en  nosotros  agarrándonos  coa  nues- 
tras propias  unas? 

Si  Uds.  deciden  lo  último,  estol  seguro  -que  Asta-Buruaga  sabrá 
llenar  su  deber  apesar  de  la  estrema  deferencia  que  tiene  por  Mr. 
Seward  i  la  tolerancia  anjelical  con  que  (como  todos  los  ministros  de 
Sur-Au^erica)  escucha  las  ragpaa  que  aquel  gran  señor  se  complace 
en  echarle  en  cada  conferencia,  a  titulo  de  representante  de  la  Atfr- 
fuana  mayor, 
.  El  Congreso? 

Hé  aquí  otro  do  los  remedios  que  podria  haberse  tocado  para  neu- 
tgraliaar  la  hostilidad  de  Mr.  Seward,  i  así  lo  pensé  cuando  llegué  a 
este  país.  Pero  el  Congreso  se  ha  envuelto  en  una  tremenda  cuestión, 
merienda  de  negros  acaudillados  por  dos  fanáticos  (por  Stevens  en  la 
Cámara  de  Diputados  i  Sumner  en  el  Senado),  i  esto  dá  lugar  a 
complicaciones  internas  que  podrían  mui  bien  traer  otra  vez  la 
guerra  civil  a  este  pais,  con  la  diferencia  que  esta  guerra  sería 
ahora  entre  los  Estardps  al  Norte  del  Potomac,  pues  los  del  Sur 
están  muertos  i  no  podrían  pelear  sino  dentro  de  sus  sepulturas.  Los 
acontecimientos  del  22  de  febrero,  aniversario  del  natalicio  de  Was- 
hington, i  cu  JOS  pormenores  sabrás  por  los  diarios  han  sido  terribles 
en  su  significación.  El  Presidente  estuvo  hecho  un  Marat  en  el  Club 
de  los  Jacobinos.  Dijo  a  la  muchedumbre  que  Sumner  i  Stevens  que- 
rían su  cabeza,  i  en  cambio  él  pidió  al  pueblo  la  de  sus  enemigos, 
nombrándolos  por  su  nombre  por  lo  que  hubo  de  haber  una  de  Cho* 
pitea,  como  la  del  tiempo  de  los  Carreras  en  1813. 
,  ¿Qué  esperar,  pues,  del  Congreso  respecto  del  esterior  cuando  solo 
svieüan  sua  miembros  en  el  sufrajie  de  los  negros,  para  tener  ouatro 
millones  .  de  votos,  con  qué  balancear  los  de  los  demás  partidos  que 
combaten  la  facción  radical  que  ellos  representan? 


—  319  — 

.   El  oro? 

He  aquí  el  gran  remedio.  Si  Carvallo  Uabics»  levantada  el  ompres* 
tito,  o  Asta-Buruaga  lo  conHÍgaiese  aq*:í,  entonces  todo  obstáculo  des- 
npareceria  i  Chile  tendria  mas  razón  que  todas  las  Espacias  juntas, 
llistctha  sido  mi  clamor  constante  I  la  posición  qno  esa  carencia  nos  ha 
creado,  no  podía  ser  mas  desagradable.  Si  hai  guerra  es  preciso  que 
haya  dinsro,  i  como  hai  guerra  el  que  no  tengamos  recursos  es  reaU 
mente  vergonioso.  Aquí  mandan  a  Wilson  con  $  20,000  oro  para 
igrmar  un  corsario,  i  todos  aquellos  a  quienes  le  ha  propuesto  esa 
suma  como  base  do  la  empresa,  se  han  reido  en  sus  barbas. 

Veinte  mil  pesos  aquí,  donde  un  cuarto  con  una  cama  importa  el  ab- 
quller  $  1,000  anuales,  es  una  patarata.  Willson  ha  pedido  mas  dinero 
a  Chile,  i  le  han  contestado  que  nadio  quiere  dar  un  centavo.  ¿Sa 
portad  pais  así  con  el  Grobiemo?  Pues  entonces  o  dan  con  qué  hacer 
la  guerra  o  le  entregan  el  pais  i  el  Gobierno  a  la  Numaneia, 

Dispensa  esta  carta  a  calzón  quitado.  Es  solo  para  tí,  para  tu  juicio 
intimo.  A  otro  no  se  la  babria  escrito.  En  cuanto  a  mí,  se  me  da  un 
bledo  del  juicio  farsaico  que  me  siguen  por  hacerle  cacAito  alos  ingle- 
ses, i  creo  que  todo  quedará  en  nada  o  en  poca  cosa. 

Por  cierto,  detesto  vivir  entre  estas  jentes,  peroestoi  cadadia  mas 
convencido  de  la  necesidad  de  tener  aquí  ajentes  activos,  vijilantes  i 
sobre  todo  que  no  tengan  miedo  al  gran  Seward. 

Si  nosotros  no  estuviéramos  aquí,  los  españoles  serian  oapoces  da 
llevarse  el  Capitolio  de  Washington  con  Mr.  Seward  i  todo  pata  ir  a 
echárnoslo  encima.  Pero  mientras  jo  ten^a  lengua  i  piernas  no 
sacarán  un  alfiler  sin  que  se  sepa  cómo  i  por  mflujo  de  quién  lo  sacan.. 

Mil  recuerdos  a  los  amigos  i  al  señor  Presidente  i  de  tí  se  suscribe 
afectísimo  amigo  quien  siempre  lo  ha  sido  mui  sincero. 

(Firmado). — B.  Vicuña  Mackbiika. 


DOCUMENTO  HH. 


Indico  a  las  materias  contenidas  en  el  folleto  qne  pnblíccunos 
•n  Kii0va-Tork  oon  el  titnlo  de  '*GbÍlÍ,  Spa|n  and  the  United 
States." 

(De  la  Voz  de  América) 

I. 

Con  el  título  anterior  se  ha  publicado  en  ingles  en  la  imprenta  del 
señor  Hallet,  en  Nueva- York,  un  folleto  de  doscientas  pajinas,  desti- 
nado a  ilustrar  la  opinión  pública  en  los  Estados-Unidos  sobre  la 


—  320  — 

guerra  escancialosa  qoo  la  España  ha  promovido  a  Chile,  i  que  esta 
^pública  tan  noblemente  i  con  tanta  feliddad  ha  sostenido  haata 
aquí. 

El  folleto  está  dividido  propiamente  en  dos  partes. 

La  primera  es  una  descripción  jeográfica,  histórica,  política,  mer- 
cantil, etc.,  de  Chile,  i  según  lo  espresa  su  autor  (Mr.  Daniel  Hun- 
ter),  está  destinada  para  el  uso  de  los  emigrantes,  que  de  los  ESstadoi 
Unidos  deseen  dirijirse  a  Chile. 

p]sto  objeto  ha  sido  realizado  en  el  folleto  de  una  manera  satiafae- 
toría,  pues  contiene  no  solo  cuanta  noticia  pudiera  apetecerse  para 
formar  un  concepto  suscinto,  pero  cabal  del  país,  sino  que  esas  noti- 
cias son  todafi  oficiales  i,  ademas  tiene  la  ventaja  de  comprender  haata 
las  úUinuu  fechas  (diciembre  de  1865). 

Un  exclente  mapa  dibujado  por  Colton,  i  en  el  que  por  la  primera 
vez  figura  la  nueva  provincia  de  Curicó  acompaña  al  bosquejo.  Se 
notan  también  en  él  todas  las  líneas  de  ferrocarriles  va  construidos, 
el  trazo  de  las  proyectadas  i  el  territorio  especial  destmado  a  la  oolo» 
nizacion  f  n  el  sur  de  la  República.  La  limpieza  i  precisión  con  qus 
los  litógrafos  americanos  dibujan  sus  mapas,  hace  de  este  pequeño 
trabajo  uno  de  los  n;ias  interesantes  que  conozcamos  entre  las  diver- 
sas,  perojeneralmente  inexactas,  cartas  jcográfícas  de  Chile. 

La  segunda  parte  so  rcSero  especialmente  a  la  guerra  que  hoi  existe 
entre  Chile  i  España,  i  consiste  en  una  colección  de  discursos,  aren- 
gas públicas,  cartas,  piezas  judiciales  i  otros  documentos  relativos  a 
la  cuestión  chilcno--e8paúola  examinada  bajo  un  punto  de  vista  nor^ 
te-americano. 

A  esta  segunda  parte  va  anexo  por  via  de  postcriptum  un  estraoto 
del  juicio  preliminar  que  con  asombro  universal  ha  ordenado  el  Q*- 
bínete  de  Washington  se  siga  a  los  ajentes  de  Chile  por  denuncios 
de  los  ajentes  de  España  de  quebrantamiento  de  la  hi  de  neutralidad 
cuja  lei  se  ha  exhumado  con  este  motivo,  después  de  medio  siglo 
que  yacia  olvidada.  . 

No  nos  proponemos  hacer  un  análisis  de  esta  obra  ni  pronunciar 
un  juicio  sobre  ella.  Pero  para  dar  una  idea  mas  exacta  de  su  conte- 
nido, estractamos  en  seguida  el  índice  que  le  acompaña  i  que  forma 
un  resumen  aproximativo  de  su  contenido,  a  saber: 

/'riWraf>arte.--l.*  Posición  i  límites  de  Chile. — 2.*  Clima.— 
3.*  Topografía. — 4.^  Jeolojía. —  5  *  Hidrograña. — 6.*  Costas  e  islas, 
—  7.*  Botánica  i  zoolojía. —  8.®  Historia. —  9.^  Gobierno. —  10  Tra* 
'  ta!doA  con  naciones  estranjeras. —  11.  Rentas.— 12.  Comercio. — 13. 
Progresos  de  la  navegación  a  vapor. — 14.  Agricultura.*— 15.  Mi^ 
ñas. — 16.  Minas  de  carbón  de  piedra. — 17.  Caminos  i  ferrocarriles. 
— 18.  Manufacturas. — 19.  Postreros  progresos  de  Chile. — ^20.  Emi« 
graoion  i  colonización. 

Seaunda  parte.'^En  esta  sección  el  folleto  que  analizamos  com- 
prende varios  trabajos  políticos  o  simplemente  de  propaganda  en 


y 


—  321  — 

^ápojo  dd  la  cansa  de  Chüo  contra  España,  i  Tamos  a  apuntar  lijeraU 
mente'  su  contenido. 

1.  ®  Discurso  pronunciado  en  él  Chih  de  los  viajeros  de.  Ifueva-Tork 

por  un  ájente  de  Chile.  • 

Este  trabajo  comprende  los  siguientes  párrafos: — 1.**  Peculiari- 
dades de  la  jeografía  de  Chile. — 2.®  Unidad  de  su  raes, — 3.°  Va- 
,riedad  de  clima. — i.  ®  Dilatada  estonsion  de  costas. — 5.  ^  Influencia 
especial  del  Pacífico  ei  el  clima.  — 6.  ^  Peculiaridades  de  la  joograJ 
.fía  de  Chile. — 7.  °  Los  tres  reinos  de  la  naturaleza.— 8.  ^  "Riquezas 
de  sus  minerales  de  platas. — ^9.  *  Va.sta  producción  de  cobre. — 10. 
.Riqueaa  agrícola. — 11.  La  sociedad  de  Chile. — 13.  Santiago. — Apun- 
tes históricos.— 14.  Influencia  do  los  Estados-Unidos.— 15.  Honores 
tributados  a  Lineóla. — 16.  Gobierno  e  instituciones  políticas. — 17. 
Leyes  relativas  a  los  estranjcros. — 18.  El  ejército. — 19.  Beneficencia. 
— 2-3.  Principios  populares.— 21.  Diarios. — '22.  Educación  pública. 
— 23.  Caminos  de  hierro. — 24.  Comercio. — 25.  Finanzas.— 26.  Jui- 
cio sobre  la  guerra  coa  Espaua. — 27.  Juicio  del  Eosning  Post  sobro 
el  anterior  discurso. 

2.  ®  Piscurso  en  una  reunión  popular  en  Panamá  por  d  mismo  ajen» 

te  de  Chile, 

En  esta  pieki  se  analiza  especialmente  la  guerra  de  Cbilo  en  sud 
relaciones  con  la  política  jencral  i  la  alianza  de  las  demás  KepúbUcai 
sur-americaDiis. 

3.  ^  Carta  del  mismo  ájente  ala  ** Época  de  Madrid,'* 

En  e8¿e  documento  la  cuestión  esta  presentada  bajo  su  aspecto  ín- 
timo, analizándose  las  causas  i  móviles  secretos  que  la  produjeron  i 
la  nulidad  absoluta  de  los  fines  a  quo  va  dirijida  por  parto  de  la 
España. 

4.®  Relación  del  gran  meefing  que  tuvo  lugar  en  el  ^*Cooper  Ins» 
tit¿^  €71  ho'iwr  de  hi  doctrina  Mfjn  roe  i  en  apoyo  de  las  liepuUiccu 
americanas  agredidas  por  Europa. 

Esta  relación  rpjistra  cartas  do  seis  Senadores^  doce  Diputados^ 
varios  Jcneraltís  i  ex -Ministros,  do  Kstado,  etc.,  en  apoyo  de  la  doc" 
trina  de  Monroe  i  de  adhesión  a  la  causa  de  Chile.  Comprende  tam- 
bién los  discursos  pronunctiados  en  esa  ocasión  por  el  ilustre  poeta  Ca- 
llen Bryant,  Icfs  señores  Squior,  Tomlison,  Fox  i  otros,  así  como  Iúb 
resoluciones  quo  se  adoptaron  on  obsequio  de  Chile* 

41 


—  322  - 

5.  ^   Relación  de  nn  hanquete  ofrecido  a  la  preíaa  de  NvevchYork  i 

<d  cutrpo  diplomático  sur-americano  rendenie  en  esta  ciudad. 

Este  capítulo  8e  refiere  solo  a  la  manifestación  'de  sentimientos 
americanos  hecha  por  los  concurrentes  a  aquel  banquete,  en  el  que 
estuvieron  representadas  todas  las  llepúblicas  de  la  América  española 
desde  Méjico  hasta  el  Plata. 

6.  ®  Observaciones  sobre  el  proyecto  de  vn  telégrafo  al  rededor  dd 

mundo  i  la  parte  que  toca  a  Chile  en  su  realización. 

Es  otra  descripción  breve  do  algunas  observaciones  hechas  sobre 
aquel  particular  en  una  reunión  publica  en  Nueva- York. 

7.°    Elojio  de  Ahraham  Lincdn  bajo  un  punto  de  vista  svr -ame- 
ricano. 

El  objeto  de  esta  publicación  ha  sido  únicamente  poner  de*  mani- 
fiesto los  sentimientos  de  *  adhesión  a  la  causa  do  la  libertad  i  de  la 
unión  que  imperaban  en  Chile  con  ocasión  de  la  guerra  que  desolaba 
a  los  Estados-Unidos. 

8.  °   Moción  en  el  Congreso  de  Chile  sóltre  honores  postumos  al  Presi- 
dente Lincdn. 

Antes  que  se  supiese  en  aquella  Rcpúblioa  las  manifestaciones  que 
todos  los  parlamentos  de  Europa  hicieron  oon  motivo  del  asesinato 
del  .Presidente  Lincoln,  se  presentó  un  proyecto  de  lei  análogo  en  el 
Congreso  de  Chile,  pero  no  alcanzó  a  considerarse,  i  se  ha  publicado 
ahora  como  una  confirmación  de  las  ardientes  simpatías  abrigadas  en 
Chile  hacia  el  pueblo  de  los  Estados-Unidos. 

9.  ®  Fostsañptum. 

Este  es  simplemente  un  estracto  de  los  preliminares  del  juicio  por 
quebirintamiento  de  la  neutralidad^  que  se  siguió  a  los  ajen  tes  de  Chile 
en  Nueva  York,  i  forma* un  singular  contraste  con  todas  las  piezas 
anteriores,  en  que  se  exhiben  las  mas  jcnerosas  simpatías  por  los  que 
ahora  se  han  constituido  en  perseguidores  de  aquella  Kepublica  i  que 
sirven  con  el  mayor  e{?mero  todos  los  intei^eses  de  la  EspaSa. 

•  Esta  sección  comprede,  en  consecuencia,  solo  una  corta  relación 
del  intento  de  prisión  que  tuvo  lugar  en  Nueva- York  sobre  la  persona 
de  uno  de  los  ajentes  de  Chile,  la  declaración  previa  de  este  ájente  en 
la  corte  dd  circuito  de  los  Estados-Unidos,  i  una  carta  de  introduc- 
ción del  Ministro  de  los  Estados-Unidos  en  Chile,  señor  Nelson,  al 
Ministro  de  RclacioBcs  Eatcrioi^es  señor  Scward,  acreditando  al  mismo 


—  323  — 

ájenle;  despachos  del  seuor  Seward  no^andoíte  &  recoüooer  a  esté 
ninguna  inmonidad  diplomática,  i  por  último,  un  juicio  sobre  estos 
sucesos,  tomado  do  uno  de  los  diarios  de  Panamá. 

Ta)  es  la  sustancia  de  ésta  publicación  cuya  oportunidad  no  puodo 
ser  mas  evidente. 

Sabemos  que  so  han  repartido  gratuitamente  dps  mil  ejemplares  en 
todos  los  Estados  de  la  Union,  cabiendo  una  buona  parte  al  Congreso 
i  funcionarios  públicos  de  Washington,  a  los  gobernadores  de  los 
£stados,  a  los  editores  de  los  principales  diarios  en  toda  la  República, 
a  las  sociedades  de  emigración,  i  especialmente  entre  las  poblaciones 
del  sur  en  las  que  la  emigración  abestranjero  se  desarrolla  hoi  de  una 
manera  considerable. 

El  objeto  de  la  publicación  parece  pues  doble:  el  ilustrar  al  público 
sobre  la  cuestión  de  actualidad  la  guerra  que  hoi  se  ventila  entre  va- 
rias repúblicas  de  América  i  la  España,  i  sembrar  para  el  porvenir 
la  semilla  que  la  paz  debe  fructificar,  haciendo  conocer  aquella  lejana 
pero  valerosa  Eepública,  cuyo  nombre  era  casi  ignorado  en  este  pais 
(tampoco  al  cabo  de  todo  lo  que  se  refiere  al  continente  meridional  da 
la  América)  hasta  en  los  mas  remotos  pueblos  de  su  dominio. 

Esperamos  que  ambos  objetos  se  consigan,  i  que  Chile  puedan  reco* 
jor  bien  pronto  los  beneficios  de  su  cuerda,  noble  i  esforzada  conducta. 


n. 

kSTRACTOS  DB  MIS  COMUNICACIONES  OFICIALES  CON  tí*  GOBIBfiMO  t>É 
CHILE  SOBBB  LA  CIBOCLAGION,  XFBGTOS,  ETC»  DEL  FOLLBTO  AN* 
TBBIOB. 

NuevorYork,  marzo  30  de  1866. 

Envío  a  ÜS.  por  el  presente  vapor  un  ejemplar  del  voluminoso 
folleto  que  varias  veces  le  he  anunciado  me  ocupaba  de  preparar  i  que 
creo  será  bastante  útil  en  este  pais,  no  solo  para  ilustrar  la  opinión 
sobre  la  guerra,  sino  para  hacer  conocerá  Chile  i  llamar  la  atención  de 
los  emigrantes  hacia  el.  Se  han  impreso/dos  mil  ejemplares,  de  los  que 
trescientos  se  han  repartido  con  una  carátula  apropiada  a  los  miem- 
bros del  Congreso,  cuatrocientos  han  sido  distribuidos  entre  los  dia- 
rios de  toda  la  Union,  cien  han  sido  enviados  a  Europa,  i  el  resto  se 
irá  colocando  aqui  ventajosamente,  especialmente  en  las  ciudades  del 
sur,  donde  se  pronuncia  en  el  dia  una  fuerte  em ^ración  de  desconten- 
tos hacia  nuestro  continente  i  en  especial  al  Brasil.  En  la  Voz  de 
América  aparece  un  resumen  del  contenido  do  este  folleto,  que  IJS. 
puede  ver,  si  se  estravía  el  ejemplar  que  le  acompaño.  No  he  puesto 
mi  nombre  en  él,  por  creerlo  así  mas  conducente  al  objeto  a  que  so 
dirijo. 


—  324  — 


Ahueva-  York,  itltiZ  20  de  1866. 


Aunqne  mi  niis-icn  especial  de  propagaüda  parece  Tirtualmenio 
concluíüa,  me  ocupo  en  ilustrar  la*  opinión  por  todos  los  medios  po^i* 
bles.  Verá  US.  mis  diversas  comanicacionca  a  la  prensa  sobre  los 
errores  que  ella  comete  o  las  mentiras  e  intrigas  de  les  ajentes  espa- 
ñoles. Jíc  lisonjeo  también  en  la  esperanza  de  que  la  vasta  circula- 
rion  del  folleto  que  últimamente  lie  publicado  i  del  que  he  enviado  a 
US.  varios  ejemplares,  haya  contribuido  a  dar  mejor  dirección  a  la  opi- 
nión pública  en  nuostro  favor.  A  esto  atribuyo  principalmente  lo» 
diversos  oñ'eciniientcs  que  he  recibido  i  basados  todos  en  la  confianza 
C[ue  inspira  el  Gobierno  de  Chile. 


^''ueva'rork,  alnl  oO  de  1866. 

^  Concluyo  m.in'fcFfando  a  US.  quo  croo  terminada  la  misión  espe- 
cial que  US.  se 'dignó  confiarme  hace  siete  meses.  La  circulación  del 
folleto  último  publicado  sigue  produciendo  exelentes  efectos.  Por  me- 
dio de  avisos  pncsíos  en  los  diarios  en  que  se  ofrece  remitirse  a  los 
que  lo  deseen  sin  mas  gravamen  que  el  franqueo,  se  distribuyen  con 
pTofuMon  los  pocos  ejemplares  que  ya  i^ucdan.  La  prensa  sigue  dan- 
do también  cuenía  do  sucontrinuo  hasta  en  las  aldeas  mas  remotas,  i 
en  este  momento  llega  a  mis  manos  un  artículo  publicado  en  el  territo- 
rio de  Yowa  en  la  cstremidad  norte  do  este  pais. 

'  Por  medio  de  los  cónsules  do  Chile  so  han. distribuido  algunoe,  se- 
gún Terá  US,  por  las  copias  acompañadas. 


DOCUMENTO  IL 


Artlcalos  del  «^venlng  Fostii  de  Nueva-TorKlAelaDallj^Commer' 
clal»  de  Baltimore  sobre  el  oomcrcio  dd  Chile  1  de  los  Estados- 
TTnldos. 

I. 

BDTTORIAL   DEL  ''EVESING   POST"  DEL   27   DK  FEBREBO. 

* 'Hemos  recibido  de  segura  fuente  el  siguiente  cuadro  de  la«  ím- 

{>ortaciones  i  esportacioncs  de  Chile  durante  los  anos  de  1864  i  1865. 
)os  consideraciones  se  desprenden  do  ose  cuadro.  Es  la  primera,  que 
las  esportacioncs  de  Chile,  en  vez  de  disminuir  por  el  bloqueo  de  sují 
puertos,  han  tenido  durante  el  año  último  un  considerable  aumento, 


—  325  — 

i  la  segunda,  que  nuestro  comercio  con  aquel  pala   os  tan  insignifi* 
ióante  que  pudiera  decirse  no  lo  tenemos. 

£sportacioMé  cU  lo$  principales  productos  agrícola»  de  CkHe  en 

1864  i  1865. 


1864. 


1865. 


Cebada 15.462,á93  kilos. 

Charqui 313,778 

Fréjoles 735,219 

Maíz 162,791 

Harina 24.168,63*8 

Trigo 5.210,124 


«^ 


ti 


<c 


<< 


(  ( 


20.728,743  kUói. 
484.213 

2.348,208 

2.371,242 
36.878,041 
13.763,316 


Importa(íones    estranjeras   durante  los  mismos  arios. 


Arroz 

Azúcar  molida  blanca  i  pinta. 

Azúcar  refinada.... 

Carbón  de  piedra 

Casimires....^ 1... 

Cerveza •  • . 

Driles  de  algodón 

Jéneros  blancos  de  algodón.... 

Id.  do  lana  i  algodón 

Surtidos  para  sacos 

Chales  do  lana 

Paño 

Quimones 

Ropa  hecha 

Sacos  yacios 

ombreros  do  paja 

ocujros ^.... 

Terba-mate. 


1864. 


$ 
10íi,I59 

664,027 

958,746  1 

84,695 

311,452 

135,316 

394,736 

966,83311 

44^,203 

335,686 

383,139 

177,841 

688,767 

232,818 

258,967 

173,419 

419,276 

535,177 


1865. 


Í5p:rt  por  C^ 
í.-lí. 


1 


41,781 
614,f>64l 
.312,026 
156,802 
804,053 
132,865 
378,540 
.021,397 
395,124 
339,474 
107,826 
182,941 
599,693 
161,159 
236,364 
143,640 
394,329 
343,459 


464i 

1,652 

184,904 

240 

236 

nada. 

id. 

id. 

id. 

id. 

id. 

id, 

id. 

id. 

id. 

id. 

id. 

id. 


**Si  nuestros  comerciantes  dejan  este  inmenso  comercio  de  Chilo 
en  manos  de  los  ingleses,  probarán  que  son  menos  entendidos  i  mé^ 
nos  emprendedores  que  lo  que  se  les  cree  jeneralmente.  No  hai  razón 
alguna,  teniendo  nosotros  puertos  en  el  Pacífico,  para  que  no  mono- 
policemos todo  el  comercio  oon  Chile,  con  la  certidumbre  d«  poder 


~  326  — 

cuadruplicarlo  en  dos  o  tros  anos  mas  i  estrechando  ademas  nuestras 
relaciones  con  un  país  que,  como  ya  lo  hemos  demostrado,  es  uno  de 
los  mas  prósperos  do  la  América  del  Sur." 


n. 

EDITOIlLiL   DEL  ^'DAILT    GOMHERCIAL"    DE  BALTIMORE   DEL  24  DE 

FEBRERO    DE    1866. 

La  guerra  entre  Chile  i  España  ha  hecho  fijarse  la  atención  del 
público  en  el  primero  de  estos' países  de  una  manera  tal,  que  a  no  ser 
por  el  conflicto,  nos  hubiéramos  mantenido,  hasta  cierto  grado,  Igno- 
rantes respecto  a  su  carácter  i  a  sus  recursos.  Ocupados  últimamente 
de  nuestras  propias  complicaciones  i  querellas,  todo  lo  que  nos  intere- 
saba saber  era,  que  la  denodada  i  pequeña  República^se  atrajo  la  ren- 
ganza  de  España  por  haberse  decidido  a  hacer  causa  común  oon  su 
Kepública  hermana,  Perú,  contra  la  política  agresora  de  España,  la 
cusd  haciendo  del  embargo  insultante  de  las  Islas  de  Chincha  la  ten- 
tativa de  prueba,  neciamente  se  propuso  la  subyugación  de  sus  anti- 
guas posesiones  en  el  Nuevo-Mundo. 

Aunque  no  es  de  temer  que  el  desunido  i  ruinoso  poder  que  en 
tm  tiempo  rijió  los  destinos  de  la  Europa,  llegue  a  realizar  nada  im- 
portante en  su  espasmódica  tentativa  para  imitar  en  este  continente 
el  papel  de  Luis  Napoleón,  la  señal  de  guerra  dada  con  el  bloqueo  de 
los  puertos  chilenos,  ha  llamado  nuestra  atención  sobre  el  carácter 
i  recursos  comerciales  de  Chile,  lo  que  no  dejará  de  serle  de  inmensa 
ntilidad,  especialmente  en  las  nuevas  vias  qne  abrirá  a  su  comercio. 
Bustrado  i  atento  a  sus  propios  intereses,  ha  sabido  aprovecharse  del 
ejemplo  dado  por  este  pais  durante  la  guerra  revolucionaría,  envian- 
(do  a  Franklin,  Laurens  i  otros  al  estrai^ero  para  ilustrar  a  los  demás 
gobiernos  tocante  a  los  montos  de  la  lucha,  i  despertar  la  simpatía  i 
'obtener  ausilios  para  la  prosecución  de  nuestra  guerra  defensiva. 

Encargado  de  misión  tan  noble  e  importante,  la  Bepúblioa  ha  en- 
jViado  a  este  pais,  en  clase  de  Ájente  confidencial,  al  señor  Yicuñn 
Mackenna,  un  escritor  público  de  Chile,  i  uno  de  los  hombres  mas 
espertes  con  <}ue  cuenta  para  guiarla  i  ayudarla  en  medio  de  las  nue- 
Vas  complicaciones  que  la  rodean  i  aflijón.  í  aunque  este  caballero^— al 
'juzgar  por  las  apliriencias — arrastrado  por  su  patriótico  celo  i  deseoso 
de  ser  útil  a  su  nación,  ha  logrado,  en  cierto  modo,  hacerse  sospe- 
choso a  las  leyes  destinadas  a  hacer  cumplir  por  nuestra  parte  la  mas 
estricta  neutralidad,  también  ha  conseguido,  en  verdad,  hacerse  apre* 
ciar  de  nuestro  pueblo  por  sus  miras  elevadas  i  su  ardiente  deseo  por 
crear  relaciones  de  comercio  mas  estrechas  entre  Chile  i  los  Estados* 
Unidos. 


„  327  — 

En  conexión  oon  el  objeto  de  su  misión  en  este  país,  el  jeuor 
Maokenna  pronuncio  tres  meses  ha,  en  el  '*Club  de  los  Viajeros"  en 
Nueva- York  i  en  prosepoia  de  un  brillante  e  intelijente  auditorio,  uu 
disci^rso  sobre  **la  condición  actual  i  el  porvenir  de  Chile,"  i  favore- 
cidos con  la  lectura  de  ese  trabajo,  no  recordamos  haber  gozado  jamas 
tanto  con  narraciones  de  igual  naturaleza,  ni  sentídonos  mas  impre- 
sionados al  hablarse  de  las  ventajas  que  pudiera  obtener  nuestro  pais, 
estimulando  i  favoreciendo  toda  especie  de  relaciones  con  los  puebloa 
estranjeroB.  Privados  del  espacio  suficiente  para  hacerlo,  siquiera 
fuese,  un  asomo  de  justicia,  hai,  sin  embargo,  algunas  cuestione» 
que  nos  proponemos  tratar  en  nuestro  periódico .  satisfechos  de  que- 
las  sujestiones  contenidas  en  la  referida  producción  pueden  ser  de  gran 
importancia  para  Baltimore,  especialmente,  para  estender  el  tráfico 
de  nuestra  ciudad  con  la  costa  de  Sur- Amé  rica. 

El  orador  principia  con  una  pintura  dé  Chile,  describiéndolo  .como 
un  psds  remoto,  limitado  hacia  el  norte  npr  desiertos  que  se  estienden 
por  espacio  de  seiscientas  millas,  i  en  donde  ni  animales  ni  plantas 
pueden  vivir,  al  este  lo  guardan  los  Andes  cubiertos  de  perpetuas 
nieves,  i  al  sur  las  llanuras  inmensas  de  la  salvaje  Patagonia,  que- 
dándole el  océano  solamente  como  medio  de  comunicación,  con  el  mun- 
do en  jeneral.  Dotado  de  un  suelo  fértil  i  los  climas  de  todas  las  zo- 
nas, en  él  se  produce  todo,  desde  el  melocotón  i  la  sandía  hasta  la  pi- 
na i  la  naranja;  i  no  habiendo  nunca  dominado  allí  la  esclavitud  de 
los  negros,  posee  una  ''unidad  de  raza,"  debida  a  su  aislamiento, 
tal  como  no  la  posee  ningún  otro  país  de  la  América  del  Sur. 

Luego  a  las  facilidades  suministradas  a  un  estenso  i  valioso  comer- 
cio, reúne  una  costa  de  dos  mil  millas  de  largo,  tan  bien  provista  dfe 
puertos  i  bahías,  que  en  su  conjunto  no  bajarán  de  ciento;   de  modo 
que  la  pretensión  española  de  bloquearla  con  unas  pocas  fragatas  es  la 
farsa  mas  completa.  Comprendida  en  una  estrecha  faja  de  tierra  que 
se  estiende  a  lo  largo  de  la  costa,  cortado  por  ricos  i  hermosos  valles, 
Chile  cuenta  ademas  oon  la  ventaja  de  poseer  algunos  de  los  depósi- 
tos minerales  mas  ricoa  del  universo,  el  valle  de  Gopiapó  tan  célebre 
por  su  inmensa  producción  de  plata,  i  el  de  Coquimbo,  que  dicen  pro- 
ducir "la  mitad  qmzas  de  todo  el  cobre  que  se  presenta  en  los  mer- 
cados del  mundo;"  mientras  que  los  demás  valles  de  Huasco,  Ligua  i 
Petorca  fueron  fiémosos  allá  en  loa  tiempos  de  los  españoles  por  su^ 
criaderos  de  oro.  Desde  el  descubrimiento  de  las  minas  de  plata  d^ 
Copiapó,  ahora  treinta  años,  se  calcula  que  han  producido  ma^, 
de  J  100.000.000. 

^  Hemos  hecho  alusión  al  interés  que  los  Estados-Unidos,  i  especial- 
mente nuestra  propia  ciudad  de  Baltimore,  debieran  tomar  ^n  fo-i> 
mentar  su  comercio  con  Chile;  i  teniendo  presente  el  negocio  tan  con- 
siderable que  aquí  representa  la  fundición  del  cobre,  nos  ocupai'cmos^ 
con  preferencia  del  ramo  de  minas  i  manufacturas.  I  esto  no  nos  sería 


_  328  — 

posible  hacerlo  con  mas  claridad  i  exactitud  que  lasiiel  mismo  ondor. 
(Sigtw  tina  larga  cita). 

'  Esto  no  es  mas  que  una  ojeada  rápida  i  parcial  sobre  los  cuantiosos 
recursos  minerales  de  Chile;  comercio  en  el  cual  Duestra  plaza  tieno 
un  interés  vasto  i  directo;  i  si  una  esposicion  como  la  presento  liaoe 
que  nuestros  comerciantes  tomen  a  empeño  aumentar  el  tráfico  mez- 
quino que  en  la  actualidad  existe  con  aquella  República,  el  Enviado 
chileno  en  este  país  no  habrá  hablado  cu  vano.  Nos  proponemos  con^ 
ünuar  en  el  prósimo  número  la  relación  ya  comenzada. 


DOCUMENTO  JJ. 


Papeles  relMltros  da  la  suscripción  levantada  en    NaeTa-Tork 
honor  del  americano  don  José  Galves. 


I. 
(Invitación.) 
Comüé  del  Monumento  al  Ilustre  Americano. 
Don  José  Galvbz. 

Nueva»  York,  mayo  31  de  1866. 
Señor  don 


•  • 


La  muerte  gloriosa  del  ilustro  pate-iota  Don  José  Gtalyxz,  ha  pues- 
to el  sello  a  su  noble  vida.  Su  gloria  pertenece  al  Perú;  pero  su  nom- 
bre i  la  ñima  de  sus  preclaras  virtudes  es  una  herencia  común  de  la 
América  que  boi  le  llora. 

Foresto,  los  sur-americanos  residentes  hol  en  Nueva- York  han 
resuelto  erijir  a  su  memoria  un  pequeño  pero  digno  tributo  que  re- 
cuerde a  las  jeneraciones  venideras  los  grandes  hechos  que  están 
probando  cuan  digna  es  la  América  de  boi  de  la  América  de  1810. 

Habiendo  tenido  el  honor  los  infrascritos  de  ser  (^csignadoa  para 


^  229  — 

recolo«tat  los  fondos  i  llevar  a  cabo  la  ejecución  de  la  obra,  snplicaa 
a  Ud.  se  sirva  egpresar  al  pié  de  esta,  en  caso  de  adherirse  al  proyeo^ 
to  teférido,  la  suma  con  que  tuviere  a  bien  susóribirse. 
Saludan  a  Ud.  sus  atentos  S.  S. 

Juan  Marwel  Maciat,  de  Ciiba. — Jorje  Sqnieryáe^ucva-Torfc. — 
Bartdonié  Mitre ^  de  la  República  Arjentina. — Gabriel  Cueto,  de 
CMh. 

Nota.— Sírvase  V.  enviar  su  respuesta  a  J.  M.  Macias,  40  Broadtraj, 
o  G.  Cueto,  232  West  31  th  Stieet.,  que  son  las  personas  encargadas  da 
colectar  el  dinero  i  doi*  los  recibos. 


II. 

AL  ss5o0  Ministro  otf  Eelagiones  Exteriores  del  Perú  remitían- 

DOLE  EL    IMPORTE  DE  AQUELLA    SUSCRIPCIÓN. 

/  Lima,  junio  9  de  1866. 

Señor  Ministro: 

A  nombre  de  la  "cornisón  del  monumento  americano  a  la  memoria 
del  ilustre  patriota  don  José  Galvez"  tengo  el  bonor  de  incluir  a 
Y.  E.  una  letra  por  triplicado  de  la  casa  de  Fabri*  i  Chauncej  do 
Nueva- York  sobre  Inglaterra  por  la  suma  de  88  £  7*  6^  que  mo 
permito  endosar  en  blanco  para  quo  Y.  £.  dé  a  su  valor  el  destino 
correspondiente 

Esta  cantidad  es  el  producto  de  la  suscripción  colectada  por  esa 
comisión  en  la  ciudad  de  Nueva- York  basta  el  2 1  de  junio  último  i 
cujo  monto  total  de  682  pesos  25  centavos  consta  detalladamente 
de  la  lista  nominal  que  acompaño. 

La  libranza  representa  solo  la  suma  de  656  pesos  que  era  la  can- 
tidad colectada  hasta  el  dia  en  que  se  hizo  el  cambio  de  papel  mone* 
da  de  Estados-Unidos  a  libras  esterlinas,  por  lo  que  me  permita 
iKSompañar  también  en  moneda  peruana  la^suma  de  80  pesos  corres- 

Sondiente  a  31  peso  25  centavo^  papel  moneda  que  se  colectó  antea 
e  mi  salida  de  Nueva-York  i  después  de  comprada  la  letra  mendona* 
da.  Acompaño  también  orijinal  la  carta  de  la  casa  de  Alsop  i 
coropania  en  que  se  espresán  los  términos  en  que  se  ha  heclio  el 
camoió. 

La  comisión  se  propone  remitir  directemente  a  Y.  E.  las  nuevas 
cantidades  que  colecta  especialmente  en  Cuba,  pues  aguardaba  da 
esta  isla  así  como  de  Puerto  Eico  una  erogación^  aunque  secreta, 
eonsidarablo. 

42 


—  330  — 

No  es  cuantiosa  la  sama  qne  envío,  señor  Ministro,  pero-  la  cir- 
cunstancia de  ser  la  oblación  de  una  ciudad  estranjera  i  particular- 
mente la  de  que  figuren  en  ella  los  nombres  de  los  representantes  t 
nacionales  de  todas  las  repúblicas  de  Sur- América,  de  Méjico,  de 
Cuba  Puerto  Rico  i  de  muchos  notables  ciudadanos 'de  los  Estados- 
Unidos  de  Norte- América,  dan  a  este  pequeño  tríbulo  el  noble  sig- 
nificativo de  que  la  virtud  i  la  gloria  santificadas  por  un  sublime 
martirío  saben  asociar  en  una  ofrenda  común  a  todos  los  espírítns 
elevados  sin  distinción  de  climas  ni  naciones. 

Aprovecho  esta  ocasión  para  ofrecer  a  Y.  E.  los  sentimientOB  de 
mi  alta  consideración. 

Benjamín  V.  Mackxnna. 

Al  señor  Ministro  de  Relaciones  Esteriorcs  de  la  República  del  Peni. 


ra. 

Contestación. 

Lima,  julio  9  de  1866- 
Señor  don  Benjamín  V.  Mackenna. 

Con  la  mui  estimada  nota  de  Ud.  de  esta  fecha  he  tenido  el  ho- 
nor de  recibir  una  libranza  por  la  suma  de  seisoientos  cincuenta  i 
seis  pesos  i  ademas  treinta  pesos  moneda  peruana  equivalente  a  trein- 
ta i  un  pesos  dos  centavos  papel  moneda,  producto  de  la  suscripción 
hecha  en  Nueva- York  para  t)ontribuir  a  la  creación  del  monumento 
que  debe  perpetuar  la  memoria  del  2  de  mayo  i  la  gloriosa  muerte 
del  señor  Secretario  de  la  Guerra  den  José  Galvez. 

Aprovecho  esta  oportunidad  para  dar  gracias  a  las  personas  que 
han  contribuido  a  reunir  esa  cantidad  i  a  Ud.  que  era,  sin  duda»  la 
persona  mas  a  proposito  para  servirles  de  órgano. 

Con  esta  fecha  remito  a  la  Secretaría  de  gobierno  la  nota  de  Ud. 
i  la  mencionada  suma. 

Sírvase  Ud.  aceptar  etc. 

T,  Pacheco. 


—  331  — 
DOCUMENTO  KK. 

Artículos  publicados  en  el  * 'Comercio  de  Lima*'  del  14,  16  i  18 

de  Jnlio  de  1866  con  el  titulo  de 

La  alianza  dsl  Peeú  i  Chile. 

ARTÍCULO  I. 

{El  pcisado,) 

La  nattmleza,  la  jeografía,  la  diversidad  de  climas,  el  cambio  de 
producciones»  la  sociabUidad,  la  historia,  la  vida  misma  de  las  Repú- 
blicas hermanas  del  Perú  i  de  Chile,  todo  lo  que  es  su  ser  i  su  por- 
venir ha  contribuido  a  formar  de  estos  dos  paises  un  solo  pueblo,  de 
nna  i  otra  República  una  sola  potencia. 

La  única  valla  aparente  que  las  separa  i  que  sirve  de  raya  divisoria 

Sero  no  de  frontera  moral  a  sus  intereses,  a  sus  afecciones,  a  su  solí- 
aridad,  (el  mar  Pacífico)  lejos  de  constituir  un  atajo  a  la  espansion 
mutua  que  las  acerca,  es  precisamente  la  ancha  senda  labrada  por  la 
Providencia  para  su  activa  i  fecunda  comunicación. 

La  propia  discrepancia  natural  en  hábitos,  en  caracteres,  en  las 
preoctí]paciones  mismas  que  caracterizan  a  los  pueblos,  han  seryido 
siempre  de  estímulo  i  de  equilibrio  al  bien  i  al  progreso  del  uno, 
coloeado  por  una  venturosa  variedad  de  suelo,  de  clima  i  topografía 
en  la  necesidad  de  apoyarse  en  su  vecino  i  de  vivir  ambos  en  estrecho 
contacto.  El  Perú  i  Chile  se  completan  el  uno  por  el  otro. 
•  Chile,  país  de  montañas  fríjidas,  aunque  de  escondida  riqueza,  de 
valles  dilatados  i  de  llanuras  fértiles  en  cosechas  i  en  ganados,  fué 
por  esto  desde  los  primeros  años  de  la  conquista  española  el  granero 
del  Perú,  al  paso  quó  éste,  con  sus  tesoros  naturales  i  el  monopolio 
del  comercio  europeo,  que  llegaba  entonces  a  la  América  solo  por  la 
vía  de  Portobello  i  Panamá,  se  hizo  el  emporio  i  el  dispensador  de  la 
fortuna,  del  progreso  i  del  bienestar  mismo  de  la  vecina  colonia.  £1 
Perú  ún  Chile  era  el  hambre,  Chile  sin  el  Perú  era  la  desnudez. 
.  Esta  reciprocidad  de  necesidades  que  hasta  hoi  mismo  i  por  siglos 
todavía  se  hará  sentir,  es  la  esplicacion  natural  i  lójica  de  los  rasgoa 
distintivos  del  carácter  nacional  de  uno  i  otro  pais,  rasgos  que  si  a 
los  ojos  del  vulgo  pasan  como  tendencias  contrarías  de  sociabilidad, 
son,  estudiados  en  su  esencia,  verdaderos  vínculos  de  amor  i  de  uni- 
dad entie  ambos  pueblos.  El  peruano,  mas  flexible,  mas  cspanávo, 
mas  pronto  en  recibir  impresiones  i  por  lo  mismo  menos  tenaz  en 
conservarlas,  ofrece  solo  un  contraste  de  forma  con  el  chileno,  agrí-* 
cultor,  industríal  i  soldado  mas  parco  en  las  manifestaciones  de  su 
índole,  de  sus  sentimientos  i  de  sus  pasiones  mismas. 


-.  332  — 

Tan  cierto  es  esto,  qno  las  diversidades  que  se  notan  entre  ambo» 
países  son  solo  un  efecto  de  óptica.  De  lejos,  abúítanse  aquellaa,  m 
exajcran  i  llégase  hasta  a  prestárseles  una  vivacidad  parecida  al  an* 
tagonisQio.  Pero  acerqúese  un  pueblo  al  otro,  sea  en  las  relaciones 
puramente  sociales,  sea  en  las  domésticas,  sea  en  las  políticas  i  aun 
en  las  difíciles  i  peligrosas  de  la  guerra,  i  se  verá  que  esas  masas  de 
sombras  que  parecen  acumularse  sobre  los  lindes  comunes  de  ambas 
naciones,  scmejantesa  las  nieblas  matinales  que  se  arrastran  por  su 
suelo,  se  di-slpan  con  el  primer  calor  de  la  .afección,  con  la  primera 
luz  de  la  verdad.  La  unión  do  Chile  i  el  Perú  es  sólida,  grande  i 
eterna  «orno  los  Andes  que  escudan  a  ambas.  Las  discordia  es  solo  un 
vapor. 

L%  sociabilidad  do  uno  i  otro  pueblo  está  allí  con  su  vida  de 
todos  los  dias  para  darnos  razón  de  lo  quo  decimos.  La  historia  de 
cada  emigración  polrticn,  de  esta  o  de  nquclla  República  ha  sido  la 
historia  de  su  mutua  i  jencrosa  hospitalidad,  de  sus  alianzas  de  san- 
gre, del  cambio  de  lares,  de  dichas  i  do  nobles  lenitivos,  constaatea 
testimonios  siempre  de  la  bondad  real  que  so  anida  en  el  corazón  de- 
todos,  como  en  el  seno  de  una  sola  familia. 

Ahí  está  la  historia  para  confirmar  en  cada  ana  do  sus  faces,  en 
éada  una  de  sus  peripecias,  aun  aquellas  quo  las  pasiones  humanas 
han  empapado  con  el  acíbar  de  sus  oncenas,  la  profunda  rerdad  filo* 
é6&(sa  que  venimos  analizando. 

Chile  no  fué  nunca  libre  sino  cuando  el  Perú  fué  libro  tambico. 
El  Perú,  a  su  vez,  no  alcanzó  la  plenitud  de  su  poder  como  naoion 
0ino  cuando  la  independencia  de  Chile  estuvo  asegurada.  Sus  peligróa, 
sus  dolores,  su  gloria,  todo  les  ha  sido  oomun.  £1  mar  Paoifioo,  como 
un  inmenso  espejo  ha  reflejado  siempre  la  existencia,  el  pensamiento/ 
el  alma  de  los  pueblos  que  se  dilatan  desde  el  Tumbes  al  Loa  en  la 
eiistencia,  en  el  pensamiento,  en  el  alma  de  los  pueblos  que  habitanr 
doflde  'el  Salado  al  Calle-Calle. 

I  es  un  hechp  digno  de  llamar  profundamente  la  atención  de  Io# 
hombres  de  pensaipicuto  i  de  gobiemo,  levantados  sobre  el  vulgo,  el 
de  quo  la  unión  do  las  dos  Bepúblicas  nunca  ha  sido  mas  poderosa' 
que  en  las  épocas  felices  en  que  cada  una  de  ellas  ha  manifestada 
con  mayor  suma  de  enerjía  su  nacionalidad.  Nadie  puedo  negar  que 
Oamarra  fué  un  corazón  eminentemente  peruano^  puesto  que  lavo 
todcs  BUS  faltas  muriendo  gloriosamente  por  su  patria.  Ahora  bien, 
durante  las  diversas  administraciones  de  aquel  turbulento  candiüe 
las  relaciones  de  Chile  i  el  Perú  viven  en  el  mas  perfecto  acuerdo. 
De  esas  relaciones  datan  los  mas  liberales  tratos  de  comercio  entre 
ambos  páises. 

Otro  caso,  otra  época.  Salavcrry  encarnó  en  1835  la  nacionalidad 

Seruana  pisoteada  por  el  estranjero  i  murió  en  el  cadalso  proclaman-'  - 
o*el  martirio  i  la  independencia  «del  Perú.  Ahora  bien,  Salaverry  fué 
un  entusiasta  amigo  do  Chile  i  sus  emisarios  en  éste,  todos  los  quo 


_  333  — 

encontraron  mas.tarde  asilo  i  venganza  en  su  snela,  estrecharon  con  sti 
pueblo  aquellos  vínculos  qud  nad^  ha  roto  i  que  puestos  en  acción 
nioieron  de  la  historia  del  país  un  solo  drama  i  de  sus  triunfos  una 
sola  gloria.  Desde  Socabaju  a  Yungaj,  Cliilo  i  el  Perd  formaron  una. 
6oJa  familia. 

I,  hoi  dia  en  que  la  nacionalidad  del  Perú  vaclvo  a  ostcntirse  en 
todo  su  vigor,  en  toda  su  grandczn,  cneumúudoso  en  el  alma  de  un 
joven  soldado,  honra  i  foiHuna  del  pueblo  que  le  sigue  como  a  un 
vengador  i  le  aplaude  como  a  una  espcr^unzn,  obsérvase  otra  vez  la 
tendencia  histórica  que  hemos  visto  apurcccr  en  ttxlus  hs  horas  80« 
lemnes  do  la  existencia  común  de   his  Bepdblicas  aliadas. 

I  nótese  Umibicn  que  esa  encarnación  do-  la  idea,  del  sentimiento, 
de  la  aspiración  popular,  ha  correspondido. siempre  a  una  gran  figura 
nacional  en  cada  pnis.  ^  G¿imarra  correspondió  O'lliggins,  en  cuja 
amistad  íntiivta  vivió  aquel,  siendo  el  último  hasta  su  muertt',  bajo  el 
cielo  de  uua  noble  hospitalidad,  el  órgano  i  el  intérprete  do  los  inte- 
reses i  de  las  necesidades  recíprocas  quo  ambos  representaban.  A  Sa- 
laverr}',  arrcbatiulo  pero  patriota  i  vaíicute,  correspondió  Portales,  que 
pereció  como  él  víctima  de  una  empresa  de  esclusivo  nacionalismo. 
Al  brillante  i  prestijioso  soldado  de  Arequipa  ha  correspondido  hoi  el 
patriota  i  sensato  presidente  de  Ciiile,  que  ha  sabido  en  mas  de  una 
ocasión  reasumir  en  sí  una  de  las  mas  nobles  i  jcnuinas  formas  del 
carácter  chileno:  la  del  heroísmo  en  la  dignidad. 

I  obsérvese  también  que  solo  los  enemigos  sistemáticos  do  Chile  i 
del  Perú,  desde  Santa  Cruz  a  Vivanco,  son  los  que  áe  han  enipcüado 
siempre  en  fomenta/ disensiones  entre  ambos  países,  como  si  hubiera, 
do  ser  evidente  que  la  separación  de  ellos  debiera  ser  solo  la  aspiración 
i  la  obra  de  malos  jen  ios,  devorados  por  la  ambición  o  por  la  ingra- 
'titud. 

I  bien  pues;  si  esta  es  la  enseñanza  del  pasado,  si  este  es  el  mag- 
niñeo  espectáculo  que  alumbra  cada  dia  el  boI  que  se  alza  en  nuestros 
hoirisQntes,  reflejándose  sobre  nuestros  pabellones  izados  a  un  solo 
mástil,  ¿a  qué  queda  x educida  loda  esa  obra  escondida,  sin  fé,  sin 
icncrosidad,  sin  honra  que  pretende  de  vez  en  cuando,  aprovechando 
incidentes  leves,  acaToramientos  de  la  mocedad,  los  dolores  m i «^mos  de 
la  patria,  soplar  entre  dog  pueblos  hermanos  el  viento  del  odio,  quo 
es  un  crimen,  do  la  desunión  que  es  un  abismo^  de  las  rivalidades  que 
son  una  quimera  o  una  ponzoña? 

Esos  conatos  de  almas-  mezquinas  i  que  solo  han  podido  descu- 
brirso  allá  en  algún  artículo  de  diario,  es^crito  con  la  bilis  de  los  des- 
engauod  políticas,  i  aquí  en  algún  pasquín  anónimo  i  por  lo  tanto 
cobarde,  no  tienen,  pues,  mas  significado  que  el  do  un  desahogo  indiñ- 
dual,  no  tienen  u;as  alcance  que  el  de  uno  de  e&^s  chismes  de  corrillo 
que,  á  la  manera  ¿e  los  candiles  que  alambran  las  conspiraciones 
culpables,  den  pábulo  al  descontento  o  a  las  maquinaciones  de  una 


-  334  - 

hora  I  86  eBÜaguen  en  seguida  entre  las  sombnis,  sin  dejar  ínafi  hoellat 
que  su  fétida  pavesa. 

La  unión  de  Chile  i  del  Perú  es,  pues,  un  hecho  fundado  en  ha 
aspiraciones  mas  nobles  del  corazón  humano;  en  la  naturaleza,  que 
confundió  su  cielo,  su  clima  i  su  mar;  en  las  tradiciones  mas  glorioeu 
de  su  existencia  en  que  sus  banderas,  su  nombre  i  su  sangre  aparecen 
siempre  unidas,  en  su  honra  que  se  ostentan  siempre  una  e  indivisi- 
ble, en  su  gloria  en  fin,  distinta  acaso  en  la  hora  o  en  la  forma,  pero 
siempre  alta,  brillante  e  inmaculada  en  su  esencia,  ora  sea  la  gloría 
del  treinta  i  uno  de  marzo,  en  que  los  chilenos  ostentaron  la  subli- 
midad del  sacrificio,  ora  sea  la  gloria  del  dos  de  mayo  en  que  los  pe- 
ruanos proclamaron  ante  el  mundo  una  epopeya  de  heroísmo . 

En  presencia  de  esas  fechas  de  ayer,  pero  ya  inmotarles,  los 
cuchichees  que  suelen  oirse  en  ofensa  de  la  santa  alianza  del  Perú  i 
de  Chile  son,  pues,  únicamente  un  crimen  contra  la  patria,  contra  la 
América  i  una  complicidad  infame  o  insensata  con  el  enemigo  oomun 
a  quien  solo  ahora  vamos  a  hacer  la  guerra. 


ARTÍCULO  II. 

XL   PRB8SNTE. 

Es  la  aliaza  de  Chile  i  del  Perú  un  hecho  casual,  imprevisto;  es* 
traordinario? 

,  No;  ya  hemos  visto  que  esta  basada  en  los  mas  caros  intereses  que 
establecen  la  mancomunidad  do  los  pueblos  i  en  las  mas  nobles  tra^ 
dicionos  que  forman  su  historia. 

Por  esto  es  que  esos  sentimientos,  que  a  veces  sufren  un  puajero 
letargo  o  salen  de  su  cauce  natural  a  influjos  de  un  vértigo  repentino, 
se  ostentan  en  todo  su  vigor  i  en  toda  su  virtud  desde  que  los  hiere 
la  chispa  májica  del  patriotismo. 

La  primera  palabra  de  la  alianza  que  hoi  une  a  las  dos  Repúblicas 
mas  poderosas  del  Pacífico  fué  aquella  insensata,  pero  osada  esclama- 
cion  de  Mazarredo  cuando  su  cómplice  Pinzón  arriaba  de  los  maste- 
leros do  la  Iquique  la  bandera  bicolor. — Reuíndícacíon  i  tregua! 

I  si  esa  palabra  no  se  convirtió  en  hecho  en  el  momento  mismo  en 
que  el  telégrafo  trasmitía  su  eco  a  la  Moneda  de  Santiago,  fué  por 
nue  la  llevo  un  despacho  diplomático  en  lugar  del  estrépito  del  canon, 
bi  Valle-Riestra,  en  vez  de  desceñirse  su  espada,  hubiese  contes- 
tado a  la  intimación  de  los  piratas  con  el  grito  áe/uegol  lanzado  al 
puñado  de  fusileros  que  le  acompañaba,  la  unión  de  Chile  i  el  Perú 
nabría  nacido  en  el  peñón  de  Chincha  el  14  de  abril  de  1864,  ano  i 
medio  antes  de  que  se  consumara  en  el  palacio  de  Lima. 

Quisiéramos  apartar  los  ojos  de  una  época  de  mengua.    Vengados 


-  335  — 

lioi  los  ultrajes  de  la  patria,  castigados  los  traidores  por  Itf  fu^,  el 
desden  i  aun  puede  decirse,  que  por  la  magnánima  clemencia  propia 
siempre  del  pueblo  peruano,  que  nunca  vio  patíbulos  erijidos  en  su 
suelo  sino  por  estranjora  mano,  restituido  al  solio  de  la  patria  el 
pabellón  que  la  cobija  después  de  haber  flotado  al  viento  de  esplén- 
didas victorias,  se  haco  ya  innecesario  i  casi  odioso  recordar  todos 
aquellos  incidentes  de  innoble  memoria  que  introdujeron  como  un 
contajio  maléfico  la  perplejidad  i  la  duda  en  el  ánimo  de  los  amigos  i 
de  los  vecinos  del  Perú.  Si  Chile  no  se  decidió  en  la  hora  de  la  ame- 
naza fué  por  que  el  hielo  de  la  desconfianza  iba  en  derechura  al 
espíritu  de  su  gobierno  enviado  por  aviesos  emisarios  de  aquel  gobier- 
no criminal  que  empicó  toda  su  existencia  i  todos  sus  tesoros  en  des- 
honrar a  su  patria.  Hubo  solo  un  momento  de  confianza,  pero  disi- 
póse junto  con  haber  nacido.  Súpose  en  Chile  casi  a  la  vez  que  el 
Ministerio  Costa  había  emprendido  lavar  la  afrenta  de  las  islas  de 
Chincha,  i  que  ese  Ministerio  vengador  habia  caido. 

Solo  el  grito  del  campeón  de  Arequipa  reanimó  los  espíritus  i  oo- 
mpuzó  a  arrancarlos  del  sopor  de  la  inO-edulidad.  Ya  su  proclama  de 
Tacna,  al  saber  el  crimen  de  Pinzón,  habia  hecho  fijar  en  su  nombre 
una  esperanza  i  convertido  su  espada  en  el  emblema  del  ^castigo.  Esa 
proclama  era  una  lágrima  de  sangre  escapada  al  alma  del  joven  sol- 
dado delante  del  baldón  impune  de  la  patria!  Chile  lo  comprendió  así 
i  desde  entonces  tuvo  fe  en  el  que  es  hoi  el  Jefe  Supremo  del  Perú, 
i  el  firme  soldado  de  la  causa  americana,  i  que  era  entonces  solo  el 
ignorado  jefe  de  un  cantón  militar. 

Esa  fé  fué  la  que  lanzó  a  Chile,  cuando  la  hora  del  conflicto  sonó 
para  los  sujos,  en  demanda  del  joven  soldado  que  se  habia  hecho  el 
símbolo  de  la  nacionalidad  peruana,  puesto  que,  habia  desenvainado 
la  espada  por  su  honra,  i  sin  honrk  ningún  fragmento  de  la  tierra, 
limitado  o  grande^  es  una  nación.  El  Perú  bajo  Pezet  era  otra  vez 
una  colonia  de  Bspaña.  Era  algo  peor,  una  sucursal  del  tesoro  exhaus- 
to de  Madrid,  i  que  la  traición  habia  abierto  a  todas  las  manos  im- 
puifas  de  los  huéspedes  i  de  los  albergadores,  nos  gastaban  cincuenta 
millones.  Los  otros  pedian  desde  lejos  casi  el  doble. — Pareja,  que  era 
solo  un  intermediario  entre  ambos,  enfardeló  tres  de  su  cuenta.  Oh! 
se  necesitaba  el  glorioso  canon  de  Mayo  para  desinfestar  la  atmósfera 
de  tanta  infamia  acumulada! 

Se  ha  dicho,  empero,  que  Chile  en  su  primera  sorpresa  abrigó  una 
tardía  esperanza  en  el  G-obiemo  que  habia  firmado  los  tratados  de 
enero,  i  que  solicitó  su  auxilio  por  medio  de  emisarios  sijilosos.  Esa 
creencia  es  solo  una  calumia.  Los  emisarios  de  Chile  fueron  todos 
al  cuartel  jeneral  de  Chincha.  Lo  que  se  hizo  en  Lima  no  pasó  de  una 
diversión  diplomática  para  cumplir  con  deberes  de  formula.  No  era 
la  pluma  de  Yivanco,  era  la  espada  de  Prado,  lo  que  Chile  necesitaiba 
i  lo  que  Chile  quería. 

I  esa  espada  la  encontró  pronto,  en  el  instante  mismo  de  la  de- 


-^  336  -• 

manda,  ofrecida  al  primero  que  sondeo  la  voluntad  del  joven  caudillo* 
al  primero  que  golpeó  su  corazón  con  los  ecos  del  gran  principia 
smoricano,  la  unión!  ¿Qué  decimos?  Aun  antes  de  que  esa  petición 
06  hiciera,  por  el  solo  rumor  de  que  Cliile  se  hallaba  en  peligro,  el 
caudillo  de  Arequipa,  inspirándose  en  el  joven  ejército  que  íioi*  le 
íirve  de  columna,  en  los  nobles  ciudadanos  que  le  rodean  con  su 
consejo,  (i  en  el  qu3  poIo  falta  ai!  el  que  ^entónocs  ci*a  su  lum- 
brera) de  motu  propio  ofreció  en  prenda  anticipada  de  c^a  aüanta', 
la  escuadra  que  entonces  constituía  la  mitad  de  las  fuerzas  de  la  re- 
volución, la  mitad  de  su  prcstijio,  la  mitad  de  sus  espcct^tivas  de 
triunfo.  Si  en  esos  momentos  el  coronel  Prado  hubiese  creído  necesa,- 
rio  su  ejército  lo  habría  prestado  taiirbien.  p]l  camino  de  Lima  era 
entonces  mas  largo  por  la  via  de  Chile,  pero  era  el  mas  hermoso,  i* 
este  fué  el  que  su  patriotismo  le  aconsejó  tomar,   i  a  este  propósito 

Íjodcmos  citar  ahora  sus  palabras  testuales  puesto  que  ya  pertenecen  a 
a  historia  i  tal  cual  fueron  trasmitidas  al  Gobierno  chileno  en  esa 
coyuntura.  **Bien  conozco,  dijo,  que  yo  rifo  de  esta  manera  la  sucrto 
de  la  revolución,  de  que  soi  caudillo.  Pero  no  importa',  cnu  tal  quo 
el  pueblo  cliileno  sopa  que  hai  en  el  Peni  corazones  que  comprenden 
i  agradecen  su  heroica  conducta.  Si  triunfamos,  la  gloria  será  divi* 
dida  entre  hermanos.  Si  sucumbimos  la  gloria  será  siempre  de  chile- 
Icnos  i  peruanos.'' 

Sus  votos  se  han  cumplido!  Quién  podría  dividir  hoi  sin  cometer, 
un  crimen,  la  gloria  del  Perú  i  de  Chile  consagrada  por  el  cañón  de 
Abtao? 

Tal  es  el  presente  de  la  alianza.  Tal  es  la  obra  hasta  aquí  realizada. 
Tales  son  las  esperanzas  hasta  aquí  cumplidas.  Podía  cxijirse  roas? 
No.  La  alianza  que  había  nacido  como  una  condición  esencial  délos 
dos  pueblos  desde  los  primeros  días  de  su  existencia;  que  había  rejido 
oomo  lei  suprema  a  todas  sus  grandes  crisis;  quo  era  la  tabla  de  sal- 
vación en  la  hora  de  un  naufrujio  inminente,  esa  alianza  ha  sido  san- 
tificada mas  tarde  por  la  sangre  de  un  recíproco'  hcroismo.  ha  BÍdo 
unjída  como  un  altar  común,  ofrenda  de  la  gratitud  de  los  pueblos 
al  Dios  do  las  victorias.  ¿Qué  mas  podía  verificarse  en  el  trascurso 
de  unos  pocos  ajitadí>s  di  as? 

A  nuestros  padres  co.stó  dieziscis  años'  do  inmensos  sacrifiéios  en 
vidas  i  haciendas  el  arrc^jar  de  nuestras  tierras  i  de  nuestros  mares  el 
estandarte  i  las  velas  de  Castilla;  i  para  consumar  esa  obra  (téngase 
eíto  presente)  diéronsci  cita  a  todos  los  brazos  capaces  de  empuílar  un 
fusil  en  la  ostensión  de  la  Ainérica  desde  el  Plata  al  Orinoco.  Hoi 
dfeziseis  meses  han  bastado  para  echar  de  la  tierra  de  Taramona  i  de 
Gal  vez  i  de  su  mar,  cuna  i  tumba  de  Noel  i  de  los  Cárcamos,  a  los 
bandidos  agresores  i  a  sus  cómplices. 

Podía  humanamente  hacerse  mas? 

Que  los  hombres  de  corazón  i  de  conciencia  pronuncien  su  fallo 
iipp&reial  sobre  una  situación  tan  aprisa  i  tan  gloriosamente  creada,  i 


-^337  *. 

• 

ilo«brigamo8  dada  de  quo  esa  veredleto  tora  de  eterna  honra  para  lot 
{pueblos  i  los  gobiernos  del  Perú  i  de  Chilei 

I  entretanto  qne  esa  sentencia  so  pronnncia  i  se  consagra  por  el 
sufrajio  libre  de  los  ciudadanos  (oomo  debe  apresurarse  a  ponerlo  en 
obra  el  sensato  Gobierno  del  Perü),  solo  tenemos  una  palabra,  o  mas 
bien,  un  recuerdo  que  hacer  a  esas  almas  juveniles  i  violentas  que  se 
dejan  Impresionar  por  arrebatos  de  una  ira  4njasta  o  de  una  malque* 
rencia  mal  aconsej«^da. 

Cuando  en  1820  Lord  CoQhrane,  aliñirante  de  Chile,  i  Guise,  que  lo 
fué  en  seguida  del  Perú,  se  retaron  a  muerte  por  una  cuestión  de 
etiqueta  en  la  ría  de  Guayaquil,  no  se  apuntaron  al  pecho  espadas 
homicidas,  sino  que  aplazaron  su  encuentro  para  el  alcázar  de  la  JSs- 
meralda^n  la  memorable  noche  del  5  de  noviembre.  Allí  se  enoon-* 
traron,  i  el  buque  fué  su  palenque,  su  prosa  i  su  gloria 

Hoi,  oomo  en  aquellos  inmortales  dias,  no  hal  otra  arena  de  honor 
para  los  hombres.qué  llevan  una  espada  aí  cinto  i  una  bandera  frater- 
nal en  sus  manos,  que  el  puente  de  los  buques  enemigos,  do  las  fra^ 
Í^atas  blindadas  de  la  España.  Eso  es  el  presente  de  la  alianza  de  ChU 
eidelPerúl 

ABTICÜLO  irt. 

JBziste  en  Chile,  en  el  Perú,  en  todas  las  secciones  de  la  Ameríoa 

2ae  antes  fué  española  cierta  escuela  do  hombres  pesimistas  que  don-* 
e  quiera  que  muren  no  ven  sino  sombras,  donde  quiera  que  mar-» 
chen  no  encuentran  sino  abismos*  Para  ellos  el  pasado  es  todo.  £1 
presénteos  ün  oaos.~^El  porvenir  una  quimera  o  un  dolor.  Cpmo  los 
reprobos  del  Dante,  están  condenados  siempre  a  no  mirar  sino  para 
atrás.  El  desencanto  que  se  anida  en  sus  propias  almas  lo  comunican  a 
todo  lo  que  ven,  i  a  fuerza  de  sentir  extinguida  su  fe,  de  no  desean-* 
Bar  sino  sobre  su  propia  impotencia,  concluyen  por  forjarse  la  melan^ 
célica  creencia  de  que  viven  en  un  mundo  de  miserias,  de  deoepóio* 
Des,  de  desengaños  i  sobre  todo,  de  impotencia. 
•  Ahora  bien,  es  esa  misma  secta  infeliz,  pero  por  desgracia  prestí- 
jiosa^todavia,  la  que  se  complace  en  augurar  desastres  i  un  desenlace 
funesto  a  la  noble,  a  la  santa  alianza  celebrada  entre  Chile  i  el  Perú  i 
que  ya  han  ratificado  con  elevado  patriotismo  las  ICepúblicas  de  Bolivi% 
i  Ecuador. 

Para  dar  cabida  a  tales  temores,  o  mas  bien,  a  tamaños  absurdos,  es 
preciso  desconocer  intenoionalmente  la  índole,  el  oríjen^  \o%  propósitos 
mismos  de  esa  alianza,  que  se  calumnia  ya,  al  siguiente  dia  de  haber 
ádo  coronada  por  el  éxito  i  por  la  fraternidad  en  la  ¿rloria. 

,  ¿Hánse  acaso  lisado  Chile  i  el  Perú  para  emprender  una  conquista 
de  territorio,  con  u  mira  de  dividirse  mas  tarde  la  presa  o  el  botín?— 

43 


—  338  — 

Propónense  sus  gobiernos  inmiscuirse  en  la  organizacnon  ioterior  de 
mi8  vecinos  i  'suplantar  ana  administración  hostil  a  sus  intereses  por 
otra  de  su  amaño?  Es  por  ventura  ol  pacto  de  diciembre  un  oompro* 
pliso  de  ambición,  de  recelos,  de  escondidas  i  secretas  rivalidades? 

No  ciertamente;  pues  si  hai  un  acto  Verdaderamente  noble  i  digné 
del  respeto  de  propios  i  de  estraños  en  la  existencia  actnal  do  la  Amé- 
rica, es  esa  alian sa  misma  que  se  desconoce  i  que  se  acusa  solo  por 
los  móviles  escondidos  do  un  descontento  culpable  o  de  una  ambiejon 
mas  culpable  todavia. 

La  al  i  onza  do)  Perú  i  de  'Chile  es  un  compromiso  de  honor;  es  una 
prenda  do  fraternidad  ofrecida  i  aceptada  mutuamente  en  la  hora  de^ 

{peligro  i  de  la  prueba;  es  la  consagración  mas  honrosa  i  mas  pura  de 
a  lealtad,  de  la  confíanza  i  sobre  todo,   del  desinterés  de  dospuebloa 
que  no  forman  sino  una  sola  familia. 

Qué  ha  pedido  Chilo  al  Poní?  Una  sola  cosa: — su  bandera.  Qué  a 
pedido  el  Perú  a  Chile?  Su  bandera  también,  i  por  esto,  unidas  hoi  en 
un  solo  emblema  de  reparación  i  de  triunfo,  se  pasean  ufanas  on  un 
mar  que  ambas  han  libertado;  por  esto  váralas  tal  vez  mañana  otro 
mar  rempto,  teatro  de  nuevas  glorías  i  de  nuevos  triunfos,  ducvos  q 
inquebrantables  vínculos  también  de  esa  misma  fraternidad  todavía  en 
Oiemes. 

'  Dichosamente  no  se  ven  hoi  las  repúblicas  del  Pacífico,  comprome- 
tidas, como  otras  mucho  monos  afortunadas  del  Atlántico,  envueltas 
en  una  empresa  malhadada,  desangrando  a  una  nación  americana  coa 
la  espada  i  con  el  cetro  para  destrozarla  después  i. acaso  preparándose 
para  destrozarse  a  sí  mismas,  on  el  repartimiento  de  loe  despojos. 

¿Por  qué  se  rompería  entóneos  la  solidaridad  proclamada  por  d 
Perú  i  por  Chile,  si  ésta  descansa  s.>]o  en  principios  jenerosoa  i  no  en 
flanes  escondidos;  si  es  una  liga  de  honra  no  de  despojos;  si  es  nn 
j>acto  de  familia,  cuyo  sello,  sin  embargo,  no  ha  sido  puesto  por  la 
fnano  do  un  dc.^ota  en* obsequio  de  otro  déspota,  sino,  al  contrario, 
por  la  sangre  de  dos  pueblos  libres  i  hermanos,  en  pro  de  su  existan* 
cia  i  de  su  honor  común . 

' '  Por  otra  parte  ;cnándo  las  República»,  aliadas  han  descendido  do  la 
altura  de  sus  deberes  aun  en  las  épocas  mas  difíciles  de  su  existencia 
^a  pesar  del  in6ujo  de  las  intrigas  do  loa  malos,  de  las  conspiracionos 
mismas  de  sus  enemigos  de  fuera? 

-  ¿Hubo  ruptura  entibo  el  Perú  i  Chile  después  de  las  campañas  de 
fian  Martin,  que  se  hicieron  sin  previo  concierto  i  sin  mas  ostipnlacio* 
nes  que  la  de  vencer  como  hoi  al  enemigo  común? 

.  No  a  fe;  porque,  al  contrario,  la  unión  de  ambos  paises  nació  pro- 
éísamet^to  de  esas  campañas  i  astableció  su  ^lutao  equilibrio,  su  mu- 
tua seguridad,  su  mutuo  respeto.  San  Martin  regresó  con  sus  huestes 
rencf^doras  llevando  por  únio^^  trofeo  de  su  sublisne  orgullo,  orgullo 
<i«  lib<»t*tador,  mal  comprendido  solo  por  los  cómplices  del  enemigo 
que  kabia  derrocado,  el  glorioso  i  molesto  estandarte  do  los  Pizarroe. 


-    839  — 

"  Vino  la  restaarácton  de  1339,  i  si  bien  habo  desgracias  tmprofii-^ 
tos  o  poraniente  casuales  (pues  tal  lo  faé  el  enoueutro  de  Gaia  oomOi 
Ift  liistoria  se  onoargará  en  brevo  de  probarlo),  una  victoria  comua 
retempló  Las  almas  eufriadas  p3r  un  pasajero  agravio  i  el  ejército  alia* 
do  separóso  quedando  los  peruanos  custodiando  su  terriiorio  libre  de 
•stranjeros»  i  regresando  Los  chilenos  a  sus  hogares  con  el  galardón 
ofrecido  a  sa  denuedo,  i  que  ostentaban  sus  pechos  en  una  cinta  pren<* 
duda  por  la  mano  del  camarada  i  del  hermano.  Una  medalla:  hé  aquí 
todo  el  botín  de  aquella  guerra. 

.  Los  arreglos  do  cuentas  pendientes  do  esas  empresas  casi  improvi- 
sadas, se  ejecutaron  mas  tarde  por  simples  comisionados,  que  supieron 
hacer  honor  al  desinterés  i  a  la  lealtad  de  los  países  comprometidos. 
£iktre  las  adCas  naciones  de  Europa,  esos  arreglos  acaso  habrían  ter-* 
minado  en  una  gusrra,  como  la  que  talvcz  cu  este  momento-  azoU  a 
todo  el  viejo  continente.  Para  Chile  i  el  Perú  el  finiquito  do  sus 
eaentas  fué  una  prenda  mas  de  su  amistad. 

I  no  88  olvide  que  en  esos  ejemplos  citados  solo  por  vía  de  contras^ 
te  se  cruzaban  intereses,  paciones  i  peligros  de  una  naturaleza  no 
solo  diferente  sino  opuesta  a  la  liga  actual,  dirijida  toda  esclusiva- 
mente  al  osterior,  i  tendente  solo  a  propósitos  de  honra,  de  reparación 
i  nombradla,  sin  que  cu  lo  menor  figuren  las  instituciones,  los  partí-* 
dos,  las  exij encías  estrechas  pero  inevitables  de  la  vida  domestica, 
puede  decirse  así,  do  la  familia  aliada.  El  verdadero  teatro  *de  U 
idianza  americana  no  está  en  las  orillas  del  llimao  ni  del  iSíapocho. 
Está  en  el  ancho  océano;  en  el  Pacífico  desde  Guayaquil  a  Manila, 
en  el  Atlántico,  desde  Valparaíso  a  la  Habana. 

Qué  peligros  hai,  por  otra  parte  en  la  gloria?  Aquel  grito  de  Nej 
eñ  Elchinguen  la  gloire  pe  se  díoide  pas,  es  solo  un  arranque  de  la 
embriaguez  de  la  pólvora.  Harto  mas  sublime  fué  el  lié  Godantuomo 
en  Palestro  apeándose  de  su  caballo  i  díciondo  a  los  zuavos.  11  y-a 
id  de  la  gloire pour  tousl-^l  qué!  No  habrá  en  la  ostensión  de  dos 
océanos  bastante  gloria  para  las  escuadras  nacientes  d>el  Perú  i  dd 
Chile?  I  quél  Habrían  de  disputarse  sus  pueblos,  a  guisa  de  mendi- 
gos o  de  españoles,  el  bien  de  unas  cuantas  presasll  No;  el  oro  de 
ellas  será  para  los  que  las  conquisten  con  su  sangre.  La  patria  solo 
ks  pedirá  unas  cuantas  varas  de  lienzo  rojo  i  amarillo  para  oolgarLo 
en  sus  templos  en  recuerdo  i  ejemplo  para  las  jeneraeiones. 

No  haiy  pues,  sombras,  no   baí  peligros  posibles  en  U  alianza  de 
Chile  i  el  Perú,  del  Ecuador  i  Boliv ia.    La  historia  los  desmiente.  ]¿i 
•presente  los  condena*   El  porvenir  los  rechaza  como  una  in&mia  o 
nna  maldición. 

Hai,  al  contrario,  infinitos  bienes  que  serán  mañana  la  recompensa 
.del  heroísmo  do  sus  marinos  i  de  sus  soldados,  de  ia  sensatez  do  sus 
pueblos,  del  patriotismo  de  sus  gobiernos.  I  esos  bienes  están  rem-» 
sentados  por  el  desarrollo  mutuo  de  su  comercio,  de  su  sociabilidad^ 
de  sus  intereses  morales  i  políticos»  de  su  equilibrio  como  las  potea^ 


—  340  — 

cias  mas  vigorosas  del  occidente  de  la  America,  i  sobre  todo,  4e  su 
respeto  anto  el  estranjero,  ja  para  siempre  carado  de  su  noiania  de 
reclamos  i  de  amenazaSi  al  propio  tiempo  qtte  aquel  nos  ha  curado  a 
nosotros  de  nuestra  vieja  enfermedad  de  imprevisión  i  de  eonfianta  en 
los  cstraños. 

Terminada,  en  efecto)  la  gnerra,  como  no  podrá  menos  de  termi- 
nar antes  do  un  ano,  satisfecho  el  castigo  como  ya  lo  está  Is  honra, 
encontrando  aquella  su  fin  por  su  propia  virtud,  mas  no  por  pMtos 
que  jamas  deberian  firmarse  con  la  alevosía  i  el  crimen,  terminada 
militarmente,  como  decimos,  una  empresa  que  la  Providencia  ha  am- 
barado de  una  manera  indudable  hasta  el  presente,  el  Perú  i  Chile 
envainarán  la  espada,  i  tendiéndose  mano  de  amigos  ilufitradoe  se 

fondrán  a  la  obra  de  esttechar  mas  i  mas  su  felis  unión  con  las  irtes 
los  prograsos  i  de  la  paz.  Este  es  el  porvenir,  la  mies,  la  verdadera 
gloria  de  esta  alianza  de  pueblos,  encaminada  por  la  mano  de  Dios. 

Hoi  solo  bullen  los  proyectos  i  se  hallan  apenas  en  jérmea  maflu* 
flcas  esperanzas.  Pero  mañana  ¿qué  estorbará  el  que  cada  una  de  olas 
iea  una  magnífica  realidad? 

Durante  la  guerra,  Chile  se  ha  ocupado  de  esl^der  sus  telégrafiM 
hacia  el  Norte.  La  palabra  de  su  Gbbierno  i  los  mensajes  de  sus  pla- 
tas mercantiles  so  han  acercado  ya  doscientas  leguas  hacia  el  asiente 
del  gobierno  i  de  los  mercados  del  Perú.  El  ministerio  del  nltku), 
previsor  i  patriota,  preocupado  por  igual  ambición  se  prepara  para 
mlirle  al  encuentro,  i  destruir  así,  por  medio  de  una  corriente  majioa 
e  invisible  esas  fronteras  de  arena  o  de  granito  que  laa  pasioiies  mei- 
quinas  de  los  hombres,  mas  que  la  avaricia  de  la  naturalesa  ha  le- 
vantado entre  los  pueblos.  Desde  hoi  aquella  finmosa  artería  de  comu- 
nicación que  corriendo  desde  Tumbes  hasta  el  Biobio  formó  la  gria 
'lenda  administrativa  i  política  de  un  vasto  imperio  con  el  nombre  átH 
camino  dd  Inca,  no  será  reconocido  por  el  matiz  opaco  de  los  abrqjoa 
'que  los  cubren,  como  la  señal  de  las  ruinas,  sino  por  el  rumbo  del 
alambre  vivificante  que  haga  palpitar  el  corazón  de  Chile  i  el  corasen 
del  Perú  en  una  sola  vida,  en  una  sola  pulsación. — ^Puesto  en  obra  el 
decreto  sobre  telégrafos  del  Gobierno  dictatorial,  no  quedará  pen- 
diente para  completar  el  sistema  amerícano  de  comunicaciones,  sino 
mn  trozo  de  alambre  marítimo  a  lo  largo  del  desierto  de  Ataoamai  otro 
trozo  por  la  ribera  del  Guayáis  desde  Tumbes  a  Guayaquil.  ¿No  ha- 
rán esos  trozos  de  la  obra,  Solivia  i  el  Ecuador  contribuyendo  al  edi- 
ficio comuna 

'  I  hemos  preferido  hablar  del  telégrafo  solo  como  el  emblema  mas 
apropiado  i  de  mas  rápida  consecución  en  los  beneficios  que  la  alianñ 
'debe  feportáf  a  los  pueblos  que  la  han  firmado;  porque  esos  beneficios 
etftán  representados  en  una  variedad  infinita  de  raormas,  de  trahajoe, 
de  empresas  comunes,  que  estriban  todas  en  la  eooperaoiou  reeíproea 
de  los  pueblas — ^La  navegación  a  vapor,  hoi  tan  estrechamente  ser* 
vida,,  puesto  que  es  un  monopolio,  hijo  de  la  incuria  o  del  fiívor  de 


-.  341  - 

Gobiernos  anfeeriores;  el  sistema  de  aduanas,  que  adolece  de  los  tíoíos 
i  de  los  recelos  que  creó  la  Espaua  cuando  Chile  i  el  Peni,  siendo 
.'  sns  colonias  serrian  como  un  solo  mercado,  o  mas  bien  como  una  qpla 
TÍetima,  ala  estúpidos  i  a  la  ignorancia  de  su  política  mísera; la  comu- 
nicación postal,  que  solo  ahora  comienxa  a  romper  la  ligadura  do  la 
▼Sotima  para  acercar  a  los  pueblos  prefiriendo  los  grandes  intereses 
morales  a  la  mezquina  ganancia  de  una  renta  opresiva  i  siempre  de- 
ficiente; la  condición  civil  de  los  ciudadanos  que  tiende  a  hacer  sus 
derechos  iguales  con  relación  a  su  mérito  i  a  su  profesión  i  no  al  acaso 
de  la  pila  bautismal;  el  derecho  de  la  propiedad  literaria,  que  aunque 
naciente  hoi  es  ya  un  triste  contrabando  ae  país  a  pais,  i  sobre  todo 
esto,  la  adopción  d^  un  código  internacional  que  defina  claramente  el 
derecho  americano  ante  las  naciones  de  la  Luropa,  haciéndole  saber 
que  estemos  dispuestos  e  sostenerlo  con  el  canop  i  con  la  espada  oon- 
.  ¿ra  sus  usurpaciones,  sus  crímenes  i  aun  sus  desvarios,  he  aquí  una 
parte  del  magnífico  programa  que  se  abre  en  el  porvenir  al  trabajo, 
a  la  sensates,  i  a  la  unión  de  los  pueblos  hoi  coaligados  por  las  azi- 
jencias  de  una  guerra  santa  en  su  oríjen  i  en  sus  fines. 

I  parfw  conseguirlo  en  toda  su  plenitud  hácese  precisa  una  sola  con* 
dicion:  la  féI 

Tengan  los  pueblos  fe  en  sí  mismos;  tengan  los  gobiernos  fe  en  sui 
imeblos,  \  una  nueva  edad  de  grandeza  i  de  poder  queda  abierta  para 
.    la  América. 

Al  dia  siguiente  de  las  victorias,  no  mas  dicteduras! 

Al  dia  siguiente  de  la  paz,  o  en  su  víspera  misma,  un  Congre» 
americano,  hé  aquí  el  gran  deber  de  la  América,  la  gran  conquista 
de  sus  soldados,  la  gloria  mas  inmarcesible  do  sus  mandatarios. 


f 


DOCUMENTO  L  L. 


Nota  «1  aeftor  Gorairúblas  sobra  el  eat&do  político  del  PorA 

en  jnllo  de  1866. 

*  (Confidencial). 

A  lerdo  dd  vapor  Santiago,  j\dio  26  de  1860. 

Señor  Ministro: 

« 

Ia  eiroonstanoia  de  haber  recorrido  en  los  ultimoe  dias  las  costas 
^1  Perú  en  toda  en  estensioD,  desde  Paita  baste  Iqnique,  i  habiendo 
encentrado  en  los  principales  -puestos  públicos  de  Lima  a  amigos 
m  quienes  había  oonooido  inies  en  la  franqueza  de  la  proscripción  o 
del]  estudio,  me  pone  en  el  caso  de  someter  a  la  consideración  do 


^  343   •- 

US.  OH  brcTO  jálelo  sobre  la  sitaocion  que  atrayiesa  eafca  -  BopáUm 
hermana  cuyos  destinos  están  íntimamente  ligados  a  los  nucslros»         ; 

f^ara  hacer  mas  sencilla  i  útil  esta  tarea  que  coDoeptúo  do  oportu- 
nidad, me  permitirá  discutir  osa  situación  bajo  tres  oonceptos  intere- 
santes i  cercanos  a  nosotros,  a^saber: 

1.*^' La  dictadura, 

2.°  La  alianza. 

8.^  La  guerrra. 

£1  Gobierno  del  coronel  Prado  es  mucho  mas  solido  que  lo  quo  U 
condiciou  jencral  del  Perú,  la  fluctuación  creada  por  la  última  revela* 
oion  i  las  cxijencias  de  la  guerra  pudieran  hacerlo  creer. 

Pero  es  evidente  también  que  ese  Gobierno  táeiTe  terribles  i  Quao*- 
rosos  enemigos. 

Entre  los  primeros  ^eben  contarse  los  viejos  jenerales  que  no  pae* 
den  perdonar  a  un  joven  soldado  su  gloria  ni  menos  su  poder.  A  U 
cabeza  de  estos  descontentos  está  cljeneral  Castilla,  insaciable  todavía 
de  influencia,  apesar  de  su  decrepitud  que  le  acerca  ya  a  la  demen- 
ta. Vitio  de  Europa  resuelto  a  crear  estorbos  al  Gobierno.  El  capi- 
t«a  Bloomfíeld  del  vapor  de  la  carrera  Linveña^  me  ha  manifestada 
una  carta  de  aquel  jefe  escrita  a  bordo,  pidiendo  la  ampliación  de  sa 
pasaje  hasta  Valparaíso,  porque  tomia,  según  sus  palabras,  "que  Pra- 
do le  pusiera  preso  a  su  llegada  al  Callao,"  lo  que  prueba  sus  escondi- 
dos reoclos  i  su  aversión  al  actual  Gobierno.  Ahora  se  halla  en  Iqoi'- 
fue,  que  es  su  provinoia  nativa  i  de  donde  se  ha  lanza^ti  siempre  sosa 
empresas  de  rebelión . 

Todos  los  otros  jenerales,  Echeñtque,  Lafuente,  Vargas  Maohvoa 
etc.,  so  encuentran  desafectos  i  uno  de  ellos,  el  jeneral  Lavalle,  coji- 
do  dos  veces  en  flagrante  conspiración,  ha  sido  desterrado  últimamen- 
te a  Giiayaquil,  donde  seguirá  conspirando  con  Mendiburu  i  Frisan- 
oho  que  también  se  encuentran  en  esa  ciudad.  Tan  universal  es  el 
descontento  de  los  viejos  militaros,  acostumbrados  a  ver  en  el  Perú 
solo  un  patrimonio  de  su  espada,  que  de  los  tres  jenerales  que  se  aso- 
ciaron a  Prado  en  la  revolución,  solo  Bustamante  está  a  su  lado  como 
Ministro  de  la  Guerra,  Buendia  se  halla  disgustado  i  sin  servioio  en 
Lima,  Vargas  Machuca  i  Canseco  en  Arequipa.  Do  estos  dos  últimos 
80  ha  dicho  que  conspiran  en  favor  de  sus  candidaturas,  aunque  se  les 
oonsidera  impotentes  por  haber  caido  en  el  ridículo. 

En  segundo  lugar  f^on  enemigos  de  Prado  los  antiguos  caadilloa 
políticos  de  Lima  entre  los  que  hacen  cabeza  dos  jueces  de  la  Corte 
Suprema,  el  señor  Mariátegui,  su  presidente  i  don  José  G.  Pas -Sol- 
dan,  presidente  que  fué  del  Congreso  Americano. 


•  •  •  • 


Estos  adversarios  son,  emperO)  acaso  menos  importantes  qua  loa 


~  343  — 

^éjos  militares,  pues  el  país  los  ha  olridado  i  su  ediid  los  La  rediícido 
a  la  nulidad. 

Maa  terrible  que  ellos  es,  en  mi  concepto,  un  enemigo  solapado  i 
oculto  aunque  con  careta  de  aliado  que  tiene  el  Gobierno  de  Prado. 


«El tercero  de  los  enemigos  de  alguna  cuenta  de  la  administración 
actual  es  el  partido  llamado  do  los  caídos  en  que  figuran  al  menos 
tres  mil'de  los  cuatro  mil  ofícialcs  que  nombró  Pezct.  Fistos  individuos 
ee  han  desparramado  por  los  pueblos  de  su  nacimiento  en  todas  lasr 
provincias  del  Peni  i  allí  tratan  die  fomsntar  la  desafección  por  el  Go- 
oierno  que  triunfó  de  la, traición  el  6  de  noviembre  i  del  egoísmo  po-* 
<!afi  semanas  mas  tarde.  La  intentona  que  tuvo  lugar  en  Arica  a  fines 
de  julio  último  debe  atribuirse  a  las  maniobras  de  estos  descon- 
tentos. 

El  tema  de  todoS  los  desafectos  es  la  * 'Dictadura."  Dicen  que  es  uns 
vergüenza  que  el  pais  para  defender  su  honor,  se  vea  condenado  a 
perder  todas  sus  libertades,  conlosi  estas  no  fuesen,  como  en  Chile, 
la  primera  condición  de  ese  honor.  Nada  hablan  de  la  persona  ni  da 
las  intenciones  del  coronel  Prado,  ni  de  su  digno  Ministerio,  pero 
acusan  su  política  i  piden  con  cxijencia  la  pronta  cesación  de  este  es- 
tado de  cosas. 

^  En  esti  alarma  que  puede  decirse  es  bastante  jeneral  hai  dos  puntos 
de  vista  diversos  que  tomar  en  cuenta. 

El  descontento  con  la  **D¡etadura**  es  bastante  considerable  i  ere- 
^oienfce  en  cuanto  esta  es  un  principio  o  un  sistema.  En  cuanto  al  Go- 
bierno que  la  representa,  ese  descontento  es  mucho  menor,  pues  se 
hace  justicia  a  su  patriotismo,  a  su  honradez  i  a  su  mérito  personal. 
Los  perunnos  esturian  sumamente  satisfechos  si'  pudiesen  tener  un 
dictador,  pero  sin  la  Dictadura  en  la  forma.  Están  acostumbrados  a 
I  loa  congresos  de  Castilla  i  de  Pezet,  que  aunque  meros  instrumentos 
de  sus  caprichos  o  do  su  merccnarismo,  eran,  sin  embargo,  cuerpos 
constitucionales. 

En  último  lugar  tiene  la  '^Dictadura"  por  adversario  el  espirita 
lugareño  del  Perú  que  la  topografía  escepcional  de  esto  pais  hace 
mucho  nias  fuerte  que  entre  nosotros.  Figura  como  el  mayor  peligro 
ét!  este  sentido  la  siempre  turbulenta  Arequipa,  descontenta  etemar 
mente  i  conspiradora  por  temporüdas,  que  nunca  pasan  de  dos  o  trea 
anos.  Este  paeblo,  enteramente  aislado,  es  una  especie  de  feudo  do 
ciertas  familias  como  la  de  los  Gamios,  Cornejos,  Canseoo  eto,  i 
ahora  mismo  es  el  cuartel  jeneral  de  los  caídos,  razón  por  la  qué  se 
han  hecho  allí  algunas  prisiones  de  antiguos  jefes  del  ejército  de 
Pezet. 

En  el  mismo  Lima,  cuidad  que  en  su  espíritu  conserva  mucho  do 
los  caracteres  de  una  antigua  corte,  Lai  celos  provinciales  en  la  ad- 


—  344  — 

mlnisiraclon  i  apeaos  perdonan  a  ésta  qae  de  su  oinoo  teoretanoá 
(Pacheco,  Tejada,  Quimper  i  Bastamante)  sean  arequipeños  i  qii9 
rrado  sea  un  modesto  hacendado  de  Huanaco.  Solo  el  Ministro  de 
Hacienda,  Pardo,  pertenece  a  la  susceptible  arístocraoia  limeña,  hi 
misma  que  olevó  a  Riva- Agüero,  a  Salaverry,  a  Vivanco  porque  ha^ 
bian  tenido  el  honor  do  nacer  dentro  do  sus  murallas ^vioe-reales. 

Sin  embargo  do  la  existencia  evidente  de  estos  elementos  de  diso^ 
lucion,  el  Gobierno  del  seuor  Prado  es  mucho  mas  fuerte  i  popular 
de  lo  que  el  que  solo  ojera  a  los  políticos  de  Lima  pudiera  creerlo. 
Lo  sostiene  el  pais  entero,  descartadas  las  escepciones  de  círdalo  que 
he  apuntado.  La  masa  de  la  población,  el  ejército  que  él  ha  creado, 
la  juventud,  los  hombres  sensatos,  el  comercio  extranjero  en  masa, 
toda  la  clase  a gri cultora,  la  sustancia,  en  fin,  sana  del  país,  tanto  mas 
robustA  cuanto  mas  se  aloja  de  las  poblaciones  de  la  costa,  están  de-> 
cididas  a  sostener  un  Gobierno  que  les  ha  dado  honra  i  honradez,  los 
mayores  bienes  a  que  podría  aspirar  el  Perú.  Por  esto  no  vacilo  en 
creer  que  el  señor  Prado  será  elojido  Presidente  de  la  Repáblica  por 
una  inmensa  mayoría,  sobre  todo  si  desaparece,  como  va  a  suceder  ea 
breve,  la  nube  de  la  "DictAdura"  que  entristece  a  muchos  sinceros 

K iotas,  pues  la  suponen  innecesaria  desde  el  glorioso  2  de  majo. 
eñor  Prado  me  asegura  que  en  pocos  días  mas  iba  a  convocar  an 
Congreso  Nacional  al  que  entregaría  sus  facultades  omnímodas. 

£1  segundo  punto  de  que  ofrecí  hablar  a  US.  es  la  condición  aoti^J 
de  la  alianza  entre  el  Perú  i  Chile. 

No  temo  engañarme  un  ápice  al  asegurar  a  US.  que  nunca  ha  sido 
mas  firme  i  sincera  la  unión  que  liga  a  los  dos  pueblos  que  en  los  pre- 
sente días.  La  fuga  de  la  escuadra  española  i  el  combate  del  Callao  ea 
que  los  peruanos  se  batieron  con  un  denuedo  verdaderamente  sublime 
(1  que  solo  podrá  apreciarse  por  los  que  vean  las  así  llamadas  fortifi- 
oacíones  en  que  combatieron)  ha  inspirado  a  esta  nación  naturalmenta 
modesta,  benévola  i  simpática,  un  espíritu  varonil  que  tiende  fuerte- 
mente a  identificarla  con  nosotros  en  la  empresa  común  que  hemos 
acometido.  Antes  de  ese  dia  los  peruanos  (hublo  como  nación)  mira- 
ban con  cierto  recelo  i  desconfianza  a  sus  aliados;  pero  dueños  ahora 
de  un  título  que  los  coloca  a  la  altura  del  carácter  marcial  que  se  atri- 
buye a  los  últimos,  se  creen  aliados  ahora  en  el  espíritu,  como  antes 
lo  estaban  solo  en  el  hecho.  Como  el  peruano  no  es  fanfarrón  ni  tiene 
disposición  para  el  orgullo,  no  se  ha  necho  petulante  ni  despreciatÍTO 
con  su  ff loria,  i  en  mi  concepto,  i  juzgados  los  acontecimientos  desde 
oietta  altura,  el  2  de  mayo  ha  sido  el  verdadero  nudo  de  esa  alianza 
de  dos  pueblos  tan  estrechamente  unidos  antes  por  la  naturaleza  i  por 
la  historia. 

Verdad  es  que  hai  suseeptibilidades,  celos  i  quejas,  pero  todo  es- 
to no  pierde  su  carácter  individual.  Son  conocidísimos  en  Lima  los 
enemigos  sistemáticos  de  Chile  i  el  círculo  que  les  hace  coro,  oomo  el 
de  Paz  Soldán,   Echeñique,   Mendiburu  i  el  mismo  Castilla.  La  alta 


—  345  — 

aristocracia  de  Lima  no  sos  catan  poco  afecta  por  las  tradiciones  de 
una  superioridad  que  ja  vé  eclipsada,  pero  fuera  de  esto,  el  pais 
simpatiza  con  nosotros,  nos  aprecia  i  aun  pnedo  decir  que  nos 
respeta. 

Dos  son  las  qnejas  mas  jenerales  qne  he  oído  hacer  contra  nos- 
otros i  les  doi  importancia  porque  me  las  han  hecho  con  franaueza 
amigos  antiguos,  n9Í  altamente  colocados  i  con  el  proposito  de  depu- 
rar de  toda  sombra  ]a  cordialidad  que  nos  liga. 

La  primera  es  el  tratamiento  que  dicen  recibieron  sus  marinos  en 
Ohiloc,  donde,  dicen,  no  tuvieron  rdpa,  sueldos,  ni  aun  alimento, 
mientras  que  los  chilenos  gozaban  de  otras  comodidades.  La  segunda 
os  la  conducta  de  los  chilenos  residentes  en  Lima  i  el  Callao  el  dos 
de  mayo,  pues  se  manifestaron  anárquicos  i  soberbios  aunque  indivi- 
dualmente combatieron  heroicamente  en  las  baterias,  muriendo  ocho 
o  diez  de  ellos, 

Ignoro  lo  que  haya  de  verdad  sobre  el  primer  cargo  cuya  culpa 
principal  hacen  gravitar  sobre  el  carácter  personal  del  bizarro  capitán 
Williams.  Pero  sobre  el  segundo  me  es  doloroso  decir  que  por  lo  que 
yo  mismo  he  observado  las  quejas  están  fundadas  en  razón. 

Son  los  chilenos  por  carácter  fuera  de  su  pais  altivos  i  arrogantes, 
pero  en  ninguna  parte  lo  son  mas  que  en  el  blando  i  hospitalario  Pe- 
rú. Durante  mis  diversas  residencias  en  este  pais  he  tenido  ocasión 
de  conocer  esta  desagradable  verdad.  En  el  campamento  de  Chincha 
^  los  soldados  chilenos  eran  los  mas  apreciados,  pero  al  mismo  tiempo  los 
mas  temidos  por  su  insubordinación.  El  jeneral  Buendia  que  los 
mandaba  se  empeñó  f  arias  veces  con  nosotros  para  que  los  aquietáse- 
mos, por  lo  que  el  señor  Santa-María  les  liabló  i  yo  visité  sus  cuar- 
teles en  varias  ocasiones.  Otro  tanto  puede  decirse  de  los  fleteros  del 
Callao,  de  los  emigrados  de  Lima^  de  toda  la  población  flotante  en 
fln  que  de  nuestras  costas  viene  a  las  de  este  pais.  En  sus  conversa- 
ciones, en  sus  juicios  i  sobre  todo  en  sus  comparaciones  de  república 
a  república,  su  tendencia  mas  marcada  es  herir  el  sentimiento  na- 
cional del  pais  que  les  abriga  i  a  la  verdad  que  es  penoso  ser  a  cada 
paso  testigo  de  ejemplos  de  una  arrogancia,  sino  siempre  desautori- 
zada, siempre^  ingrata  i  funesta. 

Si  hai,  pues,  lances  parciales  de  desavenencia,  puede  decirse  que  es 
a  los  chilenos  i  no  a  los  peruanos  a  quienes  debe  atribuirse  la  culpa 
llegando  ciertamente  la  lenidad  de  los  últimos  hasta  no  hacer  cargos 
sino  con  mucha  moderación  por  los  agravios  que  reciben.  Los  perua- 
nos llevaron  su  espíritu  de  fraternización,  aun  puede  decirse,  de  mag- 
nanimidad, a  pesar  de  la  anarquía  que  promovieron  los  chilenos  en 
su  propio  seno  en  lesbias  del  conflicto  del  Callao,  hasta  confiar  el  man- 
do inmediato  de  las  dos  torres  que  eran  su  principal  defensa  a  dos 
Jóvenes  chilenos.  El  capitán  Salcedo  murió  gloriosamente  al  lado  del 
ministro  Galvez  (cuya  pérdida  es  irreparable  para  el  Perú)  en  la 

*  44 


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torre  de  la  Merced  i  el  tiro  qae  puso  faera  de  combate  a  la    Vüla  de 
Madnd  fué  disparado  por  el  capitau  Sayago  on  la  tcHre  de  Junin. 

Pero  el  mas  firme  sostenedor  de  la  alian  xa,  el  mas  empapado  en 
«ufo,  en  su  porvenir,  en  su  sinceridad  es  el  mismo  iniciador  de  ella, 
el  coronel  Prado, de  quien  puedo  asegurar  que  jamas  dejara  de  aer  el 
mas  ardiente  amigo  de  Chile,  pues  por  su  carácter,  sus  hábitO0|  bu 
compleccion,  su  cuna  misma  i  su  educación  entre  las  montanas, 
tiene,  puede  decirse  así,  todas  las  afinidades  de  nuestra  exíÉteaíM 
nacional.  El  coronel  Prado  es  un  chihno  nacido  en  las  cierras  de 
Huánuco  i,  según  él  asegura;  su  familia  es  orijinaria  de  nuestro 
pais. 

El  señor  Prado,  en  la  amistad  verdaderamente  cordial  con  que 
me  lionra  i  de  la  que  me  ha  dado  constante  prueba  manteniendo  una 
correspondencia  íntima  conmigo,  me  recibió  a  mi  regreso  de  Nueva- 
York  con  la  misma  espansion,  con  la  misma  franqneza  i  sobre  iodo 
con  las  mismas  injénuas  espresiones  de  afecto  a  Chile  que  me  ma^ 
nifcstó  cuando  rae  le  acerqué  por  la  primera  vez  en  Chincha,  i  cier- 
tamente que  debo  creerle  aquellas  como  las  últimas,  pues  las  apoya 
con  pruebas  tan  evidentes.  En  todas  sus  conversaciones  me  ha  hecho 
ver  su  corazón  enteramente  adicto  a  nuestra  causa  i  lleno  de  gra- 
titud por  los  testimonios  de  aprecio  que  le  ha  hecho  nuestro  país  i 
que  él  tanto  merece.  Apenas  llegué  me  rogó  con  solicitud  escribiera 
on  la  prensa  de  Lima  para  disipar  toda  sombraNcn  nuestra  unión, 
indicándome  lo  hiciera  de  preferencia  en  el  * 'Comercio  de  Lima" 
para  que  no  se  atribuyera  a  su  influencia.  Así  lo  hice  publicando  loa 
trp.s  artículos  que  en  recortes  acompaño  a  US.  i  que  obtuvieron  su 
calorosa  a  probación , 

Aunque  parecería  superfino  decir  que  la  señora  del  coronel  Prado 
participa  de  su  afección  a  Chile,  no  lo  estimo  tal,  desde  que,  esa  afec- 
(non  se  manifiesta  en  ella  con  un  entusiasmo  injenuo  i  ardiente. 
A  veces  llegué  a  temer  que  las  demostraciones  de  afección  que  hacia 
])or  nuestra  patria  en  presencia  de  muchas  personas  caracterizadas 
i  jefes  del  ejército,  llegase  a  herir  la  susceptibilidad  de  éstos. 

De  los  ministros  del  Perú,  el  señor  Pacheco,  que  es  el  mas  impor- 
tante de  todos  i  alma  del  gabinete,  me  contentaré  con  repetir  a  US. 
las  palabras  que  me  dijo  al  despedirme  refiriéndose  al  Presidente 
de  la  República,  a  US.  i  a  los  señores  presidentes  i  vice  de  la  Cámara 
de  Diputados  **Dígalesquesoitan  chileno  coma  todos  ellos."  Iguales 
sostenimientos  parece  abrigar  el  señor  Tejeda  i  el  valiente  jeneral 
Jiustamante.  De  los  señores  Pardo  i  Quimper  ignoro  cuáles  sean  sus 
verdaderas  afiecciones,  pero  me  atreverla  a  suponer  que  no  son  muí 
fuertes  en  ambos  i  especialmente  en  él  último. 

Estas  son  las  ideas  que  a  la  lijera  puedo  sujerir  a  US.  sobre  los 
principios  morales  en  que  descansa  la  liga  actual  de  los  dos  países  i 
que  le  sirven  de  garantía  para  el  porvenir. 

Me  resta  solo  decir  a  US.  dos  palabras  sobre  las  ideas  que  hs 


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obserrado  respecto  de  la  guerra  en  todas  laa  olases  de  la  sociedad 
alas  qae  he  procurado  acercarme  espresamente  durante  los  pocos 
días  que  he  residido  en   el  país. 

Confieso  a  US.  que  el  resultado  brillante  del  combate  del  Callao  i 
la  retirada  de  la  escuadra  española,  en  gran  parte  provocada  por  el 
desastre  que  sufrió  en  eso  hecho  de  armas,  me  inspiraba  antes  de  mi 
llegada  a  Lima,  el  temor  de  que  los  peruanos,  no  teniendo  que  ven- 
gar tan  horrendo  crimen  como  el  bombardeo  de  Valparaíso  se  diesen 
por  satisfechos  de  sus  agravios  i  se  inclinasen  a  dejamos  solos  en 
la  lid. 

Pero  tan  injusto  temor  quedó  desvanecido  desde  el  primer  momen- 
mcnto  que  pisé  las  playas  del  Perú,  i  al  contrario  abrigo  la  profunda 
convicción  de  que  esta  república  ni  por  un  momento  dejara  de  co- 
rrer nuestra  suerte,  hasta  que  hayamos  impuesto  a  la  España  el  con- 
digno castigo  de  sus  crímenes.  Puedo  asegurar  a  US.  que  el  Perú 
solo  respira  guerra.  Este  es  el  sentimiento  nacional  sin  escepciones. 
En  esto  no  hai  diverjencias  de  partidos.  Lo  mismo  piden  los  soldados 
de  Pezet  que  los  de  Prado.  Los  viejos  jenerales,  en  cuyo  contacto 
diario  he  estado  en. Lima  por  mi  afección  a  estudios  históricos,  como 
los  jóvenes  de  los  colejios  i  las  mujeres,  tan  influyentes  siempre  en  los 
sucesos  diarios  del  Perú,  todo  el  mundo  esta  por  la  guerra  hasta 
quitar  a  Cuba  a  los  españoles. 

Aunque  yo  guardé  una  absoluta  reserva  sobro  este  punto,  aun 
con  el  gobierno  del  Perú,  pues  teníamos  ahí  un  ministro  que  se 
entendía  en  estas  materias,  varias  veces  el  señor  Prado  me  habló  con 
entusiasmo  sobre  esta  empresa.  Quiero  citar  sus  palabras  testualcs. 
''Ira  Cuba  es  mi  sueño,  mi  delirio,  me  decía.  Quisiera  dividirme 
en  dos  para  tener  esta  gloria.  Dígale  Ud.  al  señor  Pérez  que  yo  ja- 
mas retrocedo,  que  viva  seguro  de  quíj  el  Perú  estará  hasta  el  último 
momento  al  lado  de  Chile..."  I  esto  con  mucha  efasion  i  estrechándo- 
me en  sus  brazos.  Otro  tanto  me  dijo  el  señor  Pacheco.  **Diga  Ud. 
a  los  amigos  que  no  tenemos  otra  garantía  para  el  porvenir  ni  otro 
desquite  contra  los' bandidos  que  quitarles  a  Cuba  i  completar  la 
independencia  americana." 

Estos  son  los  puntos  principales,  señor  Ministro,  sobre  que  me 
he  permitido  llamar  la  atención  de  US.  no  ciertamente  por  una  pre- 
tensión de  sagacidad  diplomática  que  dejo  a  otros,  sino  a  influjos  del 
modesto  patriotismo  que  impulsa  todas  mis  acciones.  El  haberse  reali- 
zado las  apreciaciones  que  en  diversas  ocasiones  me  permití  hacer 
a  US.  sobre  los  sucesos  que  debían  desarrollarse  en  la  política  de  Bo- 
livia  i  del  Perú  así  como  de  la.  Nueva-Granada,  Venezuela  i  Estados- 
Unidos  será  talvez  una  escusa  a  los  ojos  de  US.  de  lo  que  pudiera 
parecer  una  pretensión  de  mi  parte,  pero  que  no  es  sino  la  forma  mas 
adecuada  que  podría  trasmitir  a  US.,  mi  humilde  juicio. 
Dios  guarde  a  US. 

B.  Vicuña  Mákenná. 


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